Revista en Línea No. 37 - Academia Nicaragüense de la Lengua

Transcripción

Revista en Línea No. 37 - Academia Nicaragüense de la Lengua
lengua
Revista de la Academia Nicaragüense de la Lengua
2a época, núm. 37
1523
Managua
Julio, 2013
4
Lengua / Revista de la Academia Nicaragüense de la Lengua
Consejo Editorial:
D. Jorge Eduardo Arellano (coordinador),
D. Sergio Ramírez Mercado, D. Francisco Arellano Oviedo,
D. Pedro Xavier Solís Cuadra, D.a Rosario Fiallos de Aguilar,
D.a Isolda Rodríguez Rosales, D. Julio Valle-Castillo
Diagramación:
Lydia González Martinica. PAVSA.
Cubierta: Fachada y entrada principal de la Real Academia Española (RAE)
Contracubierta: Escudo y lema de la RAE
Managua, julio, 2013
El contenido de los artículos firmados representa
únicamente el punto de vista del autor.
5
ACADEMIA NICARAGÜENSE DE LA LENGUA
Director
Subdirector
Secretario
Subsecretario
Tesorero
Bibliotecario
Fiscal
:
:
:
:
:
:
:
D. Francisco Arellano Oviedo
D. Alejandro Serrano Caldera
D. Pedro Xavier Solís
D. Erick Aguirre Aragón
D.a Gloria Elena Espinoza Padilla
D. Róger Matus Lazo
D.a Ana Ilce Gómez Ortega
Miembros de Número
(Por orden de precedencia)
D. Felipe Rodríguez Serrano
D. Enrique Peña-Hernández
D. Eduardo Zepeda-Henríquez
D. Fernando Silva Espinosa
D. Guillermo Rothschuh Tablada
D. Carlos Mántica Abaunza
D. Jorge Eduardo Arellano
D. Emilio Álvarez Montalván
D. Francisco Arellano Oviedo
D. Carlos Tünnermann Bernheim
D. Róger Matus Lazo
D. Carlos Alemán Ocampo
D. Pedro Xavier Solís
D. Rosario Fiallos Aguilar
D. Julio Valle-Castillo
D. Alejandro Serrano Caldera
D. Sergio Ramírez Mercado
D. Ana Ilce Gómez Ortega
D. Isolda Rodríguez Rosales
D. Gloria Elena Espinoza de Tercero
D. Erick Aguirre Aragón
D.a María Auxiliadora Rosales Solís
D. Luis Armando Rocha Urtecho
Miembros correspondientes
D. Jaime Íncer (Nicaragua)
D. Mario Hernández Sánchez-Barba (España)
D. Noel Rivas Bravo (España)*
D. Ricardo Llopesa (España)*
D. Günther Schmigalle (Alemania)
D. Nicasio Urbina (EE.UU.)*
D. Steven White (EE.UU.)
D.a Nydia Palacios (Nicaragua)
D.a Conny Palacios (EE.UU.)*
D. Armando Íncer (Nicaragua)
D.a Claire Pailler (Francia)
D. Horacio Peña (EE.UU.)*
D.a Gioconda Belli (EE.UU.)*
D. Naohito Watanabe (Japón)
D. Francisco de Asís Fernández (Nicaragua)
D.a Gloria Guardia (Panamá)
D. Guillermo Menocal Gómez (EE.UU.)*
D. Jorge Eduardo Argüello Sansón (EE.UU.)*
D. Julio Ortega (Perú)
6
ACADEMIA NICARAGÜENSE DE LA LENGUA
Miembros correspondientes
D. Pilar Llull Martinez de Bedoya (España)
D. Jorge Chen Sham (Costa Rica)
D.a Rocío Oviedo Pérez de Tudela (España)
D. Mario Antonio Sandoval Samayoa (Guatemala)
D. Jorge Luis Castillo (EE.UU.)
a
* Nicaragüenses en el extranjero.
Miembros honorarios
D. Ernesto Cardenal Martínez (Nicaragua)
D. Óscar Acosta (Honduras)
D. Alberto Cañas (Costa Rica)
D. Ian Gibson (España)
D. Víctor García de la Concha (España)
D. Gregorio Salvador Caja (España)
D. Humberto López Morales (Puerto Rico)
D. Iván Escobar Fornos (Nicaragua)
D.a Christina María van der Gulden (Holanda)
D. Rodolfo Sandino Argüello (Nicaragua)
D. José Joaquín Quadra Cardenal (Nicaragua)
D. Carlos Mejía Godoy (Nicaragua)
D. Róger Mendieta Alfaro (Nicaragua)
D. José Moreno de Alba (México)
7
SILLAS DE LA ACADEMIA
A: Mons. José Antonio Lezcano y Ortega (1865-1952), fundador; Dr. Julio Ycaza
Tigerino (1919-2001), ingresó el 5 de enero de 1954; Dr. Alejandro Serrano Caldera (1938), ingresó el 10 de junio de 2002.
B: Dr. Francisco Paniagua Prado (1861-1932), fundador; Dr. Fernando Buitrago Morales
(1894-1979); Lic. Francisco Arellano Oviedo (1941), ingresó el 26 de mayo de 1995.
C: Dr. Manuel Maldonado (1864-1945), fundador; Dr. Andrés Vega Bolaños (18901896), ingresó el 8 de agosto de 1948; Dr. Emilio Álvarez Montalván (1919),
ingresó el 27 de enero de 1995.
Ch: Dr. Diego Manuel Chamorro (1901-1971), ingresó el 19 de agosto de 1948);
D. Carlos Mántica (1935), ingresó el 28 de abril de 1971.
D: Consagrada a la memoria de Rubén Darío. Dr. Alfonso Ayón (1858-1944), fundador; Dr. Rafael Paniagua Rivas (1916-1994), ingresó el 22 de agosto de 1957.
Lic. Carlos Alemán Ocampo (1941), ingresó el 10 de marzo de 1998.
E: Pedro Joaquín Chamorro Zelaya (1891-1952), fundador; Ernesto Mejía Sánchez
(1923-1985), ingresó el 26 de junio de 1955; Dr. Carlos Tünnermann Bernheim
(1933), ingresó el 30 de agosto de 1995.
F: Carlos Cuadra Pasos (1879-1964), fundador; Dr. Jorge Eduardo Arellano (1946),
ingresó el 8 de septiembre de 1989.
G: Consagrada a la memoria de Don Enrique Guzmán. Dr. Luis H. Debayle (18561938), fundador; D. Pablo Antonio Cuadra (1912-2002), ingresó el 26 de julio de
1945; D. Sergio Ramírez Mercado (1942), ingresó el 15 de mayo de 2003.
H: Ing. José Andrés Urtecho (187?-1938), ingresó el 7 de junio de 1929; Dr. Emilio
Álvarez Lejarza (1884-1969), ingresó el 23 de diciembre de 1941; Dr. Felipe Rodríguez Serrano (1920), ingresó el 9 de septiembre de 1955.
I: Pbro. Azarías H. Pallais (1884-1954), ingresó el 20 de diciembre de 1929;
Dr. Enrique Peña-Hernández (1922), ingresó el 28 de mayo de 1961.
J: Consagrada a la memoria del Dr. Edgardo Buitrago Buitrago. Dr. Santiago
Argüello (1871-1940), ingresó el 29 de enero de 1931; Dr. José H. Montalván
(1904-1964), ingresó el 20 de octubre de 1948; Dr. Edgardo Buitrago (1924-2009),
ingresó el 23 de septiembre de 1962; D. Erick Aguirre Aragón (1961), ingresó el
28 de julio de 2010.
K: Don Pablo Hurtado (1853-1936), ingresó el 19 de julio de 1933; Gral. José María
Moncada (1871-1945), ingresó el 5 de septiembre de 1940; Dr. Ramón Romero
(1880-1964), ingresó el 8 de julio de 1948; Dr. José Sansón Terán, ingresó en
1954; Don José Jirón Terán (1916-2004), ingresó el 30 de septiembre de 1993;
D.a Ana Ilce Gómez Ortega (1945), ingresó el 12 de julio de 2006.
L: Don Pedro Joaquín Cuadra Chamorro (1887-1956), ingresó el 19 de julio de 1933;
Don Eduardo Zepeda-Henríquez (1930), ingresó el 7 de julio de 1963.
M: Dr. Rodrigo Sánchez, ingresó el 20 de enero de 1942; Dr. Julio Linares (19021971), ingresó en 1962; D.a Rosario Fiallos de Aguilar, (1938), ingresó el 21 de julio de
1999.
N: Dr. Salvador Castrillo Gámez (1873-1950), ingresó el 8 de noviembre de 1942;
Don Adolfo Calero Orozco (1899-1980); ingresó en 1956; Lic. Róger Matus Lazo
(1943), ingresó el 26 de junio de 1996.
Ñ: Prof. Carlos A. Bravo (1885-1975), ingresó el 13 de marzo de 1949; Don Guillermo Rothschuh Tablada (1926), ingresó el 10 de abril de 1970.
O: Consagrada a la memoria de Don Pablo Antonio Cuadra. Dr. Santos Flores
López (1878-195?), ingresó el 14 de octubre de 1942; Ing. Ernesto Gutiérrez
(1929-1988), ingresó el 3 de agosto de 1967. Lic. Pedro Xavier Solís Cuadra
(1963), ingresó el 5 de mayo de 1998.
P: Dr. René Schick Gutiérrez (1909-1966), ingresó el 30 de abril de 1966; Dr. Fernando
Silva (1927), ingresó en 1968.
Q: Consagrada a la memoria de D. Quijote. Lic. Julio Valle-Castillo (1952), ingresó
el 18 de mayo de 2001.
R: D.a Isolda Rodríguez Rosales (1947), ingresó el 10 de julio de 2007.
S: D.a Gloria Elena Espinoza de Tercero (1948), ingresó el 29 de noviembre de 2007.
T: D.a María Auxiliadora Rosales Solís (1960),ingresó el 21 de agosto de 2012.
U: D. Luis Armando Rocha Urtecho (1942), ingresó el 15 de noviembre de 2012.
9
Contenido
I. Pluma invitada. ............................................................... 11
. La Real Academia Española, 300 años después
/ .
José
/ Manuel Sánchez Ron............................................ 13
II.Discursos de ingreso. ..................................................... 19
. Pronunciación de /s/ en el español hablado
.
en América Central / Auxiliadora Rosales Solís............ 21
. La pronunciación del sonido alveolar, fricativo, sordo
.
/ Francisco Arellano Oviedo.......................................... 47
. “La libertad de nuestra libertad” / Luis Rocha Urtecho.... 58
. El oro de la libertad / Sergio Ramírez Mercado................ 74
III.Ensayos y artículos........................................................ 83
. Las lenguas del Caribe nicaragüense
.
/ Carlos Alemán Ocampo............................................... 85
. El espanglish, ¿una necesidad comunicativa de los
.
inmigrantes hispanos? / Róger Matus Lazo................... 97
. Nuevo elogio de la gastronomía nicaragüense
.
/ Jorge Eduardo Arellano............................................ 113
. El amor como un ritual sagrado en la poesía
.
de Ana Ilce Gómez / Isolda Rodríguez Rosales........... 128
. La balada del campanero ciego de Julio Valle-Castillo
.
/ Erick Aguirre Aragón................................................. 137
. El Ramírez Mercado que yo conozco
.
/ Francisco Arellano Oviedo....................................... 142
. Metapa, Olominapa y el nacimiento de Rubén
.
/ Eddy Kühl................................................................. 151
. El valor de la x en la lengua española
.
/ Hilda Baltodano Reyes............................................. 159
. Semblanza de Franco Peñalba Cara
/ .
Gilberto
/
Lacayo Bermúdez........................................ 167
10
IV. Poesía
.
Diez poemas / Francisco Pérez Estrada........................ 171
V. Documenta rubendariana............................................ 183
.
Darío hace cien años / Carlos Tünnermann B............... 185
.
Darío: el novelista que intentó ser
.
/ Jorge Eduardo Arellano............................................ 190
.
Darío y Borges: lectores agradecidos de las mil
.
y una noches / Noel Rivas Bravo................................ 215
.
La edición crítica de las crónicas de Rubén Darío:
.
problemas, soluciones y hallazgos
.
/ Günther Schmigalle.................................................. 228
.
La recepción de Darío en Nicaragua vista por Erick
.
Blandón Guevara / José Clemente Carreño Medina...... 250
VI.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Homenajes. ................................................................... 257
Actividades conmemorativas del centenario de PAC........ 259
Cortez florecido. De árbol a mujer................................. 261
Nuestros ochenta años de Carlos Tünnermann B.......... 268
Personaje de dos siglos.................................................. 271
Agradecimiento a la Asamblea Nacional
de Nicaragua............................................................... 275
Medalla de oro de la Asamblea Nacional
de Nicaragua al poeta Francisco de Asís
Fernández Arellano..................................................... 284
VII.Reseñas y notas............................................................ 291
I
PLUMA INVITADA
D. José Manuel Sánchez Ron, bibliotecario y encargado de la
exposición “La lengua y la palabra: trescientos años de la Real
Academia Española”.
Pluma invitada
13
LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA,
300 AÑOS DESPUÉS
José Manuel Sánchez Ron*
La Ilustración, el Siglo de las Luces, fue un período
histórico maravilloso. Animados por la confianza que depositaron en la capacidad humana para comprender y utilizar la naturaleza, los ilustrados creyeron que era posible
construir una sociedad más racional, más justa y menos
indefensa ante la naturaleza. Comenzó entonces lo que se
vino en denominar “modernidad”.
En España, uno de los mejores productos de aquel esperanzado espíritu fue la creación, en 1713, de la Real Academia Española para, como se lee en la Real Cédula del 3 de
octubre de 1714, con la que el rey Felipe V la aprobó, “lograr
el fruto de ponér la lengua Castellána en su mayór propiedad,
y pureza”. No es sorprendente, por consiguiente, que en su
escudo (aprobado en abril de 1715), rodeando a un crisol en
el fuego, aparezca la ahora célebre leyenda “Limpia, fija y
da esplendor”.
Trescientos años después celebramos su tercer centenario. Y lo celebramos con el orgullo de poder mirar al pasado, a esos tres siglos, sin vergüenza, con la seguridad de que
se trata de una institución que ha ofrecido mucho a todos
aquellos cuya lengua es el español. Comenzando por el gran
________________________
* José Manuel Sánchez 63.Ron ocupa el sillón G de la Real Academia Española, de la que actualmente es bibliotecario.
14
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el
verdadero sentido de la voces, su naturaleza y calidad, con
las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y
otras cosas convenientes al uso de la lengua, conocido como
Diccionario de autoridades, cuyo primer tomo —contenía
las letras A y B— apareció en 1726 (el último, y sexto, se publicó en 1739). Sorprende y maravilla la rapidez, elegancia
y propiedad con que aquellos académicos (14 nombrados en
1713, 8 en 1714 y 2 en 1715) compusieron semejante obra.
Todavía hoy puede uno gozar sumergiéndose en sus páginas,
en sus bellas definiciones y en los ejemplos “de autoridad”
que las ilustran.
Desde entonces, han sido muchas las obras que ha compuesto y publicado la Real Academia Española. Por supuesto,
diccionarios (en 2001 apareció la vigésima segunda edición
y en 2014 verá la luz la vigésimo tercera), gramáticas (la primera de 1771, la última, una monumental Nueva gramática
de la lengua española, dividida en dos partes, “Morfología”
y sintaxis” y “Fonética y fonología”, publicadas, respectivamente en 2009 y 2011), y ortografías (la primera es de 1741,
la última de 2010). Pero no solo este tipo de obras: entre las
muchas otras que ha preparado es obligado recordar la espléndida edición del Quijote publicada en cuatro tomos en la
imprenta de Ibarra en 1780; los grabadores más afamados de
entonces volcaron su arte en sus ilustraciones y se fabricó un
papel especial para la edición.
El español, patrimonio compartido
Cuando se creó la Real Academia Española, hacía ya
mucho que el español no era patrimonio único de España:
había atravesado el Atlántico, instalándose por las tierras del
continente americano. Y allí tuvo que competir con otras lenguas, poseedoras también de sus propias y largas historias.
Pluma invitada
15
Ahora bien, la Corona española no impulsó una política que
intentase hacer del castellano una lengua única, monocorde.
“No parece conveniente apremiarlos [a los naturales de las
tierras conquistadas]”, decretaba en 1573 Felipe II mediante
una cédula, “a que dejen su lengua natural, más [bien] se
podrán poner maestros para los que voluntariamente quisieren aprender la castellana, y se dé orden […] en no proveer
los curatos sino a quien sepa la [lengua] de los indios”. Fue
sobre todo con los procesos de independencia, y para favorecer la unidad de las nuevas naciones cuando el español se
fue imponiendo como lengua americana. No hay, en efecto,
mejor lazo de unión para una comunidad que una lengua común. El colombiano Rufino José Cuervo (1844-1911), junto
al chileno Andrés Bello (1781-1865) uno de los grandes estudiosos americanos del español, expresó bien ese valor de una
lengua común en sus Apuntaciones críticas sobre el lengua­
je bogotano (1872): “Nada en nuestro sentir simboliza tan
cumplidamente a la patria como la lengua: en ella se encarna
cuanto hay de más dulce y caro para el individuo y la familia,
desde la oración aprendida del labio materno y los cuentos
referidos al amor de la lumbre hasta la desolación que traen
la muerte de los padres y el apagamiento del hogar”.
La Real Academia Española entendió esa dimensión del
objeto de su amor y de su estudio, y en la sesión que celebró
el 24 de noviembre de 1870 aprobó establecer un marco para
la creación de academias correspondientes en América. El
10 de mayo de 1871, animados por la iniciativa de Miguel
Antonio Caro, Rufino José Cuervo y Marco Fidel Suárez,
doce hombres fundaron en Bogotá la primera academia americana: la Academia Colombiana de la Lengua. Se iniciaba
de esta forma un proceso que condujo, poco a poco, al establecimiento de un total de veintiuna academias, americanas todas —incluyendo una en Estados Unidos, fundada en
1973— salvo la Filipina (1924).
16
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Era natural que en algún momento se plantease algún
tipo de actividad común entre todas esas academias. En 1951
se celebró en México el Primer Congreso de Academias de la
Lengua Española. Todas las academias existentes entonces,
diecinueve (la de Puerto Rico se fundó en 1955 y tampoco
existía, como acabo de señalar, la de Estados Unidos), asistieron. Todas con la excepción de la Española, por razones
políticas evidentes (México solo reconocía a la República,
no al régimen del general Franco). Pero esto es agua pasada.
La Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) que se acordó crear en aquel congreso, está formada hoy
por las veintidós academias de nuestra lengua. Especialmente a partir de la dirección de don Víctor García de la Concha,
la Real Academia Española se ha esforzado en que las obras
que prepara cuenten con la participación de todas las academias. El español, es una obviedad recordarlo, no es solo de
España. Así, los contenidos de obras como la ya citada Nue­
va gramática de la lengua española, o el espléndido Diccio­
nario panhispánico de dudas (2005), han sido revisadas y
aprobadas por todos los miembros de ASALE, que a su vez
es responsable de libros como el Diccionario de americanis­
mos (2010) y una serie de ediciones conmemorativas de los
grandes escritores de nuestro idioma (El Quijote, Cien años
de soledad, La ciudad y los perros, Antologías de Neruda y
de Gabriela Mistral, y La región más transparente)
Una Academia del siglo XXI
Para producir obras como las anteriores, la Real Academia Española tuvo que adecuarse a los tiempos, introducirse
en el tan poderoso como complejo mundo de la informática.
La revolución que a lo largo de, sobre todo, el último tercio
del siglo XX se llevó a cabo en el almacenamiento y tratamiento electrónico de textos, ha permitido a la Academia
preparar una serie de bases de datos otrora inimaginables, así
Pluma invitada
17
como poner en funcionamiento páginas web con conexiones al Diccionario, que recibe cada día más de un millón de
visitas. Bases como el CORDE (Corpus Diacrónico del Español), un corpus textual de todas las épocas y lugares en
que se habló español, desde los inicios del idioma hasta
el año 1975, y el CREA (Corpus de Referencia del Español
Actual), que se ocupa de los años posteriores, que reúnen
cientos de millones de textos.
“La lengua y la palabra”:
La exposición del III Centenario
Para celebrar tan larga vida y tantos logros, la Real Academia España decidió organizar una gran exposición que tendrá lugar, a partir del próximo septiembre, en la Biblioteca
Nacional, con doña Carmen Iglesias y quien escribe estas líneas como comisarios. Estará compuesta esta exposición por
unas 250 piezas artísticas o históricas de diferentes épocas:
pinturas, grabados, joyas bibliográficas y tesoros incunables,
objetos y muebles de diferentes tipos, documentales gráficos
y periódicos que, junto a un diseño museográfico y montaje
punteros, ilustrarán trozos significativos de nuestra historia y
los avatares comunes de la lengua, de sus hablantes —a uno
y a otro lado del Atlántico—, de la Academia y de los ciudadanos de cada momento histórico. Sin olvidarnos, claro está,
del presente y del futuro; esto es, de las nuevas tecnologías y
los soportes electrónicos que hacen, como he señalado, que
la Real Academia Española sea, trescientos años después de
su fundación, una institución que participa plenamente del
siglo XXI.
II
DISCURSOS DE INGRESO
Incorporación a la Academia Nicaragüense de la Lengua de
doña María Auxiliadora Rosales Solís como académica de
número
Discursos de ingreso
21
Pronunciación de /s/ en el español
hablado en América Central
(Discurso de ingreso como
académica de número, 21 de agosto de 2012)
María Auxiliadora Rosales Solís
Señor director de la Academia Nicaragüense de la
Lengua, señoras y señores académicos, invitadas e invitados:
Me honra enormemente ingresar a la Academia Nica­
ra­güense de la Lengua, conformada por ilustrísimos poetas, escritores, filósofos, humanistas, filólogos e hispa­
nistas, personas de las que tengo muchísimo que apren­
der. Agradezco profundamente a su director, D. Francisco
Arellano Oviedo y a D.a Gloria Elena Espinoza por haber
propuesto mi candidatura y a los académicos que me dieron su voto de confianza.
Mi ingreso para ocupar la silla correspondiente a la
letra T, que no tiene predecesor, surge en un contexto favorable para los estudios dialectales, porque las academias han venido trans­formándose al reconocer y aceptar
los fenómenos de la variación lingüística del español de
América como parte esencial y natu­ral de esa diversidad.
Por lo tanto, son válidas todas las deno­minaciones que
utilizamos los hispanoamericanos para nombrar la realidad circundante, al igual que el uso del voseo como
for­ma de tratamiento de la segunda persona del singular,
desgra­­ciadamente discriminado por los propios hablantes
22
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
(según un estudio realizado recientemente sobre las actitudes de los nica­ragüenses frente al voseo por Ane Cristhiansen, 2012),1 y a nivel fonético, el debilitamiento de
/s/ que al igual que el voseo ha estado estigmatizado en
la literatura salvadoreña y nicaragüense, es decir que la
literatura ha reflejado este sonido como registro de los
grupos sociales marginados e incultos (Lipsky, 1998).2
A criterio de Gimeno (2012) tanto el voseo como la
aspiración de /s/ son normas lingüísticas que se deben incorporar en las comunidades de habla.
Esta heterogeneidad de la lengua es la que destaca
Pilar García Muton (2001) cuando comenta:
Antes de hablar del español de América, hay
que conocerlo. No es una simple extensión del
español de España, sino una lengua con carac­
terísticas propias que hay que describir, clasificar y respetar. Ese conocimiento de las variedades americanas resultará fundamental a los dos
lados del océano, cuando se trate de mantener,
implementar y difundir una lengua común que
aspire a una cultura mejor que la actual.
________________________
1. Según la lingüista noruega, el 51% de los hablantes entrevistados muestran actitud negativa frente al voseo, a pesar del uso
cotidiano en la comunicación diaria. Uno de los factores es “debido a la invisibilidad en la escuela y en todo el lenguaje escrito” (Christiansen, 20012: 57).
2. A este respecto, Lipsky (1998) basa su apreciación principalmente en las transcripciones que aparecen en la literatura de
tipo costumbrista donde los escritores representan esta alófono
en los diálogos sostenidos por los peones, campesinos y personajes de poca instrucción. Para ilustrar el caso de Nicaragua
tomó ejemplos de Cosmapa, la novela de José Román y cuentos
de Fernando Silva. De manera general, concluye que no aparece mucho esta variante en la literatura porque es un fenómeno
arraigado en todas las capas sociales.
Discursos de ingreso
23
La lengua española está formada por dos grandes
superdialectos, según Montes Giraldo: el americano y el
europeo. Ambas variedades son focos de irradiación con
características lingüísticas propias y su unidad no se puede organizar a partir únicamente de una región. Dialectólogos hispanistas, como Manuel Alvar (1996), Juan Miguel Lope Blanch (2012) Gregorio Salvador (1987), entre
otros, han enfatizado que una variante dialectal es parte
de un mosaico que conforma una lengua y cada dialecto posee un color que le da vistosidad y lo diferencia de
los otros dialectos. De esta manera, lo que en una región
puede ser válido y reconocido, en otros lugares puede ser
rechazado.
Actualmente la Real Academia Española, consciente
de estos hechos lingüísticos, ha venido realizando cambios
que se reflejan en la publicación de cuatro grandes obras:
La Nueva gramática de la lengua española (2009)
que toma como norma el modelo panhispánico sin imponer un ideal de lengua monocéntrico ni la modalidad de
un país determinado o región, aunque todavía el voseo
nicaragüense no ha sido descrito con toda la pertinencia
del caso. Entiendo que se ha debido a los pocos estudios
que en ese campo ha habido en Nicaragua, pero en general procura recoger las particularidades del uso en los
distintos países de habla hispana.
Otro extraordinario trabajo, dirigido por Humberto
López Morales con la participación de las 22 Academias
de la Lengua Española, es el Diccionario de america­
nismos (2010) que recoge 60 828 entradas y, aproximadamente, unas 120 000 acepciones y donde Nicaragua
aportó unos 4000 lemas. Este es un diccionario con un
enfoque descriptivo que recoge las variantes dialectales
de manera diferencial, usual, descodificador y actual.
24
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Los otros dos textos están enfocados en el aspecto normativo: el Diccionario panhispánico de dudas
(2005) y la Ortografía de la lengua española (2011),
esta última relaciona por primera vez la fonología, la
morfología y la sintaxis para dar una descripción de la
evolución de los sonidos con el fin de prescribir y unificar la escritura.
Dichosamente, quedó atrás aquella institución dogmática y prescriptiva que ilustrara Jorge Eduardo Arellano, cuando relata que en 1892 el académico y literato
peruano Ricardo Palma (1833-1919) —en ocasión del IV
centenario de la conquista de América— llevó una lista de
350 americanismos para que ingresaran al Diccionario de
la Real Academia Española y en esa ocasión no se aceptó
ninguno (Arellano, 2001 11-17).
Así, era el pensamiento del siglo XIX que defendía
el pionero de los estudios lingüísticos del habla nicaragüense, Juan Eligio de la Rocha, al manifestar:
Preciso es que en Centroamérica se le dé im­
pulso a la mejora del idioma de nuestros pa­
dres con un estudio positivo de él, pues los Es­
tados y ciudades nuestras que hacen alarde de
hablar mejor el español que sus vecinos, están
equivocados. Arcaísmos que causan náuseas,
resabios incorregibles, provincialismos pro­
cedentes de lenguas aborígenes inferiores, vo­
cales omitidas, silabeo, el hablar articulando
apenas la consonante que hiere, acento false­
te y de asonancia nasal, tomados de los anti­
guos nahuales, quichés, lencas, mangues, etc.,
abundan en Guatemala, El Salvador, Hondu­
ras, Nicaragua y Costa Rica (De la Rocha
1858/2001: 39-40).
Discursos de ingreso
25
Estos prejuicios lingüísticos se manifiestan hoy en día,
aunque con mayor sutileza, en algunas columnas perio­
dísticas que presentan ejemplos del habla popular como
formas incorrectas, peyorativamente denominadas barbarismos o vicios; y brindan serias recomendaciones sobre
el “buen hablar” porque históricamente las variedades
americanas han sido consideradas como poco correctas
respecto del registro del español peninsular. Considero
que estos “guardianes del lenguaje” no distinguen entre el
uso popular y los términos malsonantes o vulgares.
Sapir decía: “Todo mundo sabe que la lengua es variable, sin embargo, a lo largo de la historia de la lingüística, los lingüistas han tendido a actuar como que no lo
fuera” (en Chambers & Trudgill, 1980:185). Ha sido un
camino largo, pero paulatinamente a partir de Saussure
hay más estudiosos que se inclinan por el reconocimiento
y respeto de la variabilidad. Está demostrado que la variabilidad no afecta el principio de la unidad y que en la
evolución de todas las lenguas, son los hablantes quienes
la norman y no las instituciones. Este pensamiento queda
resumido en las palabras de José Manuel Blecua, actual
director de la Real Academia Española, quien afirma: “No
se puede hacer una gramática, una ortografía o un diccionario sin la participación de América”.
En Nicaragua los estudios dialectológicos han tenido
un terreno fértil, sobre todo en el nivel léxico, en la última
década la Academia Nicaragüense de la Lengua confeccionó el Diccionario de uso del español nicaragüense (DUEN)
y el más reciente y completo diccionario elaborado hasta la
fecha por Francisco Arellano, el Diccionario del español
de Nicaragua (DEN) que ya va por su tercera edición. Este
diccionario se fundamenta en una planta propia como la
del Diccionario de americanismos y la del DRAE.
26
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Dado el prestigio y el trabajo que ha venido desarrollando la Academia Nicaragüense de la Lengua, mi incorporación me exige grandes retos, como son contribuir a
la identidad lingüística del español nicaragüense, trabajar
por elevar la autoestima de nuestra variedad, definir lo
que es la norma culta en Nicaragua e incidir en la divulgación de esa norma culta, sin menoscabo del uso del registro popular y, finalmente, crear espacios de difusión de
las lenguas indígenas habladas en nuestro país.
Y en mi interés por destacar los fenómenos dialectales característicos del español de Nicaragua y de los demás países de América Central, expondré la articulación
de uno de los rasgos fonéticos que mayormente nos caracteriza y a su vez nos diferencia de los demás dialectos
de español hablado en el resto de América, en general: el
fonema fricativo alveolar sordo /s/, en el contexto centroamericano.
En el terreno de la fonética el habla
hispano­americana se mantiene inconmo­
vible en un solo cambio el seseo. Esa s
no solo diferencia al habla hispanoame­
ricana de la española, sino que presta su
modalidad específica al habla de cada
región… Más bien parece que hay que con­
siderar el seseo, salvo casos individuales,
como un hecho consumado.
Rosenblat. A.3 (1990: 248).
De acuerdo con Samper (2001) para la lingüística hispánica el estudio de la variación del fonema /s/ es relevante porque favorece la diferencia de las dos macronormas,
________________________
3. Filólogo, ensayista e hispanista venezolano de origen polaco.
Discursos de ingreso
27
entre el español europeo y americano; establece líneas
imaginarias o isoglosas que ayudan a delimitar claramente zonas dialectales. Desde la perspectiva pragmática, es
una variable que presenta las características ideales que
debe cumplir un fenómeno para convertirse en objeto de
estudio, dado que es un elemento de elevada frecuencia
en el discurso. Socialmente, es una variable que se muestra con un alto grado de estratificación asimétrica, puesto
que la variación que se observa en los estilos seminformales y espontáneos escapa al control consciente de los
hablantes.
Desde el punto de vista gramatical, la aspiración y
pérdida de /s/ puede afectar la distinción entre las marcas
de plural y de segunda persona verbal. Por ejemplo, en
el habla rápida y espontánea puede no distinguirse entre
decir las aves y la sabes, las untas y las juntas; sin embargo, esta ausencia de /s/ se resuelve gracias al contexto
extralingüístico y lingüístico.
1. Origen del seseo
En esta ocasión, referiré brevemente uno de los
pro­­cesos más complejos en la evolución fonológica del
español denominado la “revolución de las sibilantes”,
pues seis fonemas medievales sordos y sonoros (dentales
africados/ʦ/ y /ʣ/; alveolares fricativos/ s/ y /z/ y palatales fricativos, /ʃ/ y /ʒ/, al transformarse resultaron en
solo dos fonemas sibilantes; en el centro-norte de España
se produjo s y z; y uno solo, s, en la región meridional y
las Islas Canarias. Estos fonemas se desfonologizaron, es
decir, se eliminaron los rasgos que los diferenciaban: los
dos sonidos, sordo y sonoro, se fundieron en la variante
sorda /s/ fenómeno que ya se había impuesto en el momento de la expansión del español por territorio americano.
28
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
De tal forma que parejas de palabras como casa/ caza;
coser/ cozer; se convierten en homófonas y solo contrastan en la ortografía.
Este proceso de reducción de sibilantes ya había tenido lugar en Sevilla y otras zonas de Andalucía occidental a finales del siglo XV. Según Frago & Figueroa
(2003:100) la ese americana comparte el mismo origen
con la ese andaluza, es decir, históricamente, la fricativa
apicoalveolar /s/ castellana tuvo poco uso en el Nuevo
Mundo, sustituida por la /s/ andaluza, fricativa predorsal,
resultado del proceso del seseo. Esto se debió a que en los
primeros cuarenta o cincuenta años de la colonización de
América, casi la mitad eran andaluces y es la época cuando se fundaron los principales núcleos urbanos en el Nuevo Mundo como México, Lima, Cartagena de Indias y
Panamá que posteriormente fueron focos de irradiación.
2. ¿Cómo se articula el fonema /s/ en el
español de Nicaragua y resto de Centroamérica?
Gracias a los atlas lingüísticos que ya se han venido elaborando de los siete países que conforman el istmo
centroamericano se tiene ahora una visión más objetiva
y sincrónica del español hablado en estos países: Guatemala (Utgård, 2006), Nicaragua (Rosales, 2008); Costa
Rica (Vargas, 2000; Quesada, 2010a), El Salvador (Azcúnaga, 2010), Belice y Panamá (Cardona, 2010) y Honduras (Hernández, 2010).4 Asimismo, los mapas facilitan la
comparación entre la realización de otras variantes con el
resto del español hablado en América.
________________________
4. Estos atlas se han elaborado bajo la coordinación de Miguel
Ángel Quesada Pacheco.
Discursos de ingreso
29
Para el caso que nos ocupa, Centroamérica, se analizó la realización de /s/ en 17 entornos: en posición inicial
absoluta como en la pronunciación de sol, entre vocales,
masa, ante pausa y en posición final, en los ojos; ante
oclusivas sordas, /p, t, k/ aspecto, gesto, asco; ante oclusivas sonoras /b, d, g/, en el contexto fónico de los besos,
los días, los gatos; ante nasales, /m, n/ asma, asno y ante
líquidas, /l, r / isla, las rodillas.
Del análisis de este material, se destacan más de diez
alófonos de /s/, de los cuales agrupo los más frecuentes
tomando en cuenta los siguientes criterios articulatorios:
reforzamiento pleno de /s/ (con tendencia a la sonoridad,
dentalización y nasalización); inestabilidad que se manifiesta por la alternancia de variedades), debilitamiento
que va desde la aspiración, asimilación y finalmente, pérdida.
En el siguiente esquema se muestra el continuum
dialectal de los alófonos de /s/ recopilados en los atlas
que conforman América Central.
/s/
plena
[s]
Inestabilidad
[Ɵ ]
[z] [sn] [s~Ɵ] [s~z] [s~h] [h~Ø]
debilitamiento asimilación
[ʔ]
[h]
CC
pérdida
[Ø]
A continuación describo los alófonos que predominan en los siete países en estudio.
30
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
2.1. [s] alveolar fricativa sorda
En América la realización de [s] fricativa predorsal
sorda es la más extendida. De manera general, los siete
países centroamericanos muestran un alto porcentaje de
pronunciación de /s/ plena sobre todo en posición inicial como en [‘sol] sol, [sa’kaɾ] sacar. Panamá presenta
el 100% de esta realización, seguido de Nicaragua y Honduras con el 99%. Se conserva s plena en Belice, Guatemala y Costa Rica (80%) y El Salvador presenta el menor
porcentaje de uso con un 64 %.
Cuando /s/ va en posición intervocálica, como en la
pro­nunciación de casa, los porcentajes bajan significativamente, se presentan otras variantes alofónicas en el
español centroa­mericano. Según los datos consultados,
Guatemala reduce su presencia en un 50%, porque opta
por la pronunciación polifónica. Es decir que se escucha
[kasa∼ kaza]; Nicaragua y Costa Rica comparten datos
similares arriba del 80%. Belice, El Salvador y Honduras
igualan en los porcentajes (79%). Panamá es el único país
que presenta porcentaje arriba del 90% de conservación
en esta posición.
En el caso de Honduras, llama la atención estos resultados, pues Lipsky (2000:75) afirma que en Honduras
y en El Salvador la aspiración se presenta con mayor frecuencia en posición inicial de palabra y sobre todo después
de vocal; por ejemplo: se escucha, [sinkwentahen’taβos]
cincuenta centavos, [elhalba’ðor] El Salvador, y señala
que es en El Salvador donde se dan los procesos más avanzados de aspiración en posición inicial e intervocálica, sin
embargo, estos datos no se corresponden con las últimas
encuestas realizadas para la confección del atlas de Honduras, pero sí se confirman en los mapas de El Salvador
(Azcúnaga, 2010:97), donde se testimonia la aspiración
Discursos de ingreso
31
inicial e intervocálica como en salud se escucha [ha’luØ],
de Santa Ana [dehan’tana], la Sandrita [lahan’drita].
En posición final y ante pausa, como en la pronunciación de los ojos o Estados Unidos los datos se modifican
conside­rablemente. El país que muestra mayor retención
de /s/ plena es Guatemala, seguido de Costa Rica y Belice. El resto de países, El Salvador, Honduras, Nicaragua
y Panamá, reducen su presencia, principalmente, estos
dos últimos muestran un porcentaje inferior al 50%, Nicaragua porque opta por la aspiración y Panamá por la
elisión.
Variables de /s/ en posición intervocálica
2.2. [z] fricativa alveolar sonora
A continuación identificamos otra variante de /s/ que
se articula sonora [z] como en la pronunciación de [‘izla]
isla, [lazro’diʝas] las rodillas, [laz’benas] las venas y
[loz’gatos] los gatos.
Los atlas testimonian este alófono en Guatemala,
par­ti­cu­larmente en el altiplano occidental, en Puerto San
32
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
José, Zacapa y Petén, su uso domina en un 54% y afecta a
los distintos estratos sociales, por lo que se ha convertido
en un norma lingüística.
En Belice este sonido tiene un bajo porcentaje de
realización, se presenta sobre todo ante sonidos oclusivos
sonoros y se eleva un poco ante sonidos nasales y vibrantes, como en la articulación de buenos días.
En el resto de países de América Central la sonora
aparece en porcentajes bajísimos, favorecida por la posición ante m y ante l, como en la articulación de [‘azma]
asma e [‘izla] isla.
2.3. [Ɵ] dentalizada (fricativa posdental
sorda)
El tercer alófono que se testimonia es la s dentalizada
en la articulación de entornos como [al’mweɾƟo] almuer­
zo, [de’Ɵiɾ] decir, [motoƟi’kleta] motocicleta.
A este hecho no se le ha acabado de prestar toda la
atención que merece: se trata de la dentalización de la
s prevocálica, Alvar (1996:I203I, en Quesada, 2000:76)
afirma que “la bibliografía de este rasgo va siendo muy
abundante y considera que hay que replantearse la historia del seseo en Canarias e Hispanoamérica”. Lapesa
(1959) registra la /s/ ciceante en Honduras, El Salvador
y Nicaragua. Por el contrario, Canfield (1962) indica
que las únicas regiones americanas donde se escucha la
s dentalizada, son en El Salvador, Honduras, Nicaragua y
Costa Rica. Sin embargo, según los atlas de los países de
América Central, este sonido está fuertemente marcado
en el habla de Guatemala donde alcanza iguales porcentajes que la /s/ plena, particularmente cuando va en posición inicial. Es decir que esta variante fonética es más
Discursos de ingreso
33
frecuente escucharla en Guatemala que en el resto de países mencionados.
Particularmente en Centroamérica se articula este
sonido cuando va en posición intervocálica, presenta porcentajes variados en el Salvador (6%),5 Honduras (28%),
sobre todo en la pronunciación de estados [[eθ’taðos], y
Nicaragua (3%), En Costa Rica esta variante se registra
a lo largo del litoral del Pacífico, específicamente en el
noroeste y la zona sur del país. (Quesada y Vargas, 2010:
162). La ciceante no se registró en Belice ni Panamá.
2.4. [sn ] fricativa, sorda nasalizada
El cuarto alófono de /s/ se escucha, por ejemplo,
en la pronunciación de [aðjosn] adiós, [pwesn] pues,
[dihe’ɾamosn] dijéramos. Este fenómeno no ha sido estu­
diado detalladamente.
Pocos dialectólogos han señalado el fenómeno de la
nasa­lización en Hispanoamérica. Particularmente Lipsky
(2000) la reconoce en El Salvador, Sin embargo el atlas
lingüístico de este país no recoge esta variante. Rosales
(2008) la testimonia en Nicaragua cuando va al final ante
pausa, por ejemplo, [en’tonsesn] entonces, pronunciado
por dos informantes de zonas rurales de Juigalpa y Puerto Cabezas.
________________________
5. Lipsky (2000) destaca que estos países se presenta la aspiración
en posición intervocálica y afirma que en El Salvador se presenta la s dentalizada, en el habla rural. A pesar de su formación
sociolingüística, este lingüística basó sus criterios en las fuentes
literarias de tipo costumbrista y no en el habla oral y viva, tal
como lo reflejan los datos recopilados para el atlas de Centroamérica. Igualmente, Lemus, (2008-143), reconoce el ceceo en
Costa Rica, Venezuela y Paraguay. Además en las zonas rurales
de El Salvador, el ceceo es parcial y s y θ están en variación
libre con la articulación aspirada y la elisión.
34
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
2.5. /s/ polimórfica: inestabilidad
en la realización
El quinto alófono corresponde a la alternancia que
realiza un mismo hablante al articular dos variedades de
/s/ lo que manifiesta una inestabilidad con tendencia al
dominio de una de estas.
La inestabilidad de /s/ tiene altos porcentajes de articulación en el español centroamericano, principalmente la alternancia entre s y sonido interdental predominante cuando
va en posición intervocálica en Guatemala, en una relación
porcentual de 46% y 56%, respectivamente y Costa Rica
(11%). Alterna [s~z] en Belice y Guatemala; El Salvador,
Honduras, Nicaragua, Costa Rica; [s~h y perdida].
Este polimorfismo como se conoce a la inestabilidad
de un sonido tiende hacia el debilitamiento de /s/. Dentro
ese proceso encontramos la glotalización [ʔ], la aspiración [h], la asimilación y la elisión de /s/.
2.5.1. Oclusión glotal [ʔ]
La sexta variante es la oclusión glotal, la escuchamos cuando se pronuncia [laʔ’onse] las once, [laʔ’otʃo]
las ocho. [djoʔ’mio] Dios mío.
La articulación de este sonido se produce un obstáculo
total en la salida del aire. Esta pronunciación es diferente
a la aspiración que es un breve ruido de fricción producido
en la glotis. La oclusión glotal tiene un valor fonológico
en muchas lenguas indígenas americanas, por lo que muchas variedades del español de América, por influencia del
contacto con esas lenguas aparecen antes de vocales o después de consonantes (DRAE, 2011: 141). Hara (1989, en
Valentín-Márquez, 2006:326) considera que esta variante
alofónica se debe a un condicionamiento fonológico, por
Discursos de ingreso
35
el debilitamiento de la /s/ en final de sílaba, cuyas realizaciones aspiradas favorecen la geminación de la consonante
siguiente y crean el ambiente propicio para la articulación
oclusiva glotal. A diferencia de la pérdida o aspiración de
/s/ la presencia del rasgo oclusivo no permite la ambigüedad
léxica como en el caso de la pronunciación de dos y doce;
o las aves y las sabes (cuando se retiene la s; las untas y las
juntas (con la variante aspirada) y unas ideas y una idea (en
caso de elisión) porque cuando el entorno varía, tal es el
caso de la pronunciación de los anillos, se puede presentar
la aspiración como en los hanillos o la resilabificación que
impide la variación de s como en lo-sa-ni-llos.
La oclusión glotal ha sido documentada en variedades hispanoamericanas (Canfield 1981, Granda 1988,
Thon 1989, Lope Blanch 1993, Quesada Pacheco 1996,
McKenzie 2001). De acuerdo con los atlas, en Centroamérica, la oclusiva glotal sorda se testimonia únicamente en Belice (Cardona, 2010), un caso en Sayaxché
(norte de Guatemala (Utgård, 2010), Nicaragua y la zona
de Guanacaste, Costa Rica, particularmente en la zona
fronteriza con Nicaragua (Lipsky, Quesada, y Rosales,
2009).6 Tanto en Nicaragua como en Belice se presenta
en posición final de palabra ante pausa y ante vocal tónica del segmento siguiente, como en la articulación de
[loʔ’ohos] los ojos; [loʔ’indjos] los indios. Según Lipski
(1994:314) en Nicaragua el corte glotal no presenta ninguna variedad geográfica significativa. Sin embargo, el
mapa n.o 26 de ese país refleja un punto de vista opuesto a
sus planteamientos, pues esta variante representa el 21%
________________________
6. Los ejemplos que presenta Quesada (2000:76) son los otros
[loʔ’otroh]; las once [laʔ’onse] y ante sonora: mismo [‘miʔmo],
pero en el caso de la realización de [lohani’maleh] los animales
no se presenta la glotal sino la aspirada porque no sigue una
vocal tónica.
36
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
de realización y aparece principalmente en la zona Norte
y en el pacífico Central.
2.5.2. El heheo o aspiración
El séptimo alófono es la aspirada más o menos sorda
que se escucha en la articulación de palabras como [‘ehta]
esta, [no’hotroh] nosotros, [eh’taðo] estado. Tradicionalmente en la literatura se representa con la letra jota.
Quillis (1999:276) afirma que la aspiración de /s/ incluye a toda Centroamérica y está condicionada por factores lingüísticos y sociales. Sin embargo, no llega a especificar las condiciones extralingüísticas que favorecen
la aspiración.
La aspiración es un rasgo marcado en la pronunciación en el occidente y centro de El Salvador. En Nicaragua es la variante con mayor porcentaje de realización,
aparece en los entornos ante oclusivas sordas con un porcentaje del 55% y se incrementa ante sonoros con un total
del 74% (Rosales, 2008). Por el contrario, Belice no es un
país que aspire o elida la /s/ (Cardona, 2010:36).
2.5.3. Asimilación
La octava realización es la asimilación que se produce cuando el segmento /s/ pierde algunos o todos los
rasgos que lo caracterizan y toma los de la consonante
siguiente. Alvar (1980:266-267) registró en el altiplano
occidental de Guatemala el fenómeno de la geminación
como en la articulación de dod días o dog gallinas, no
obstante, el atlas de Guatemala no documenta ningún
caso en esa región. (Utgard: 2006, 65).
En Panamá se registra la asimilación sin llegar a la
geminación como en el Caribe que se escucha [‘kappa]
Discursos de ingreso
37
caspa ante /p/, en este país el fonema p asimila el rasgo
fricativo de la /s/ dando como resultado la pronunciación
de [‘kasɸa] Nótese que en estos casos la s se conserva
plena. (Cardona, 2010:195).
2.5.4. Elisión de /s/ o cero fonético
El noveno alófono es la elisión que se presenta generalmente en interior de palabra o al final de una palabra
polisílaba. Por ejemplo: [a’ðjoØ] adiós, [‘pweØ] pues,
[no’fwimoØ] nos fuimos,
En las hablas de América Central, a excepción de
Guatemala donde generalmente retiene /s/ en posición final, se encuentran pocos casos de pérdida en ambas zonas
costeras, En el habla salvadoreña, la elisión representa el
21% , sin embargo, no llega a tener los valores elevados
de la aspiración. El cero fonético se presenta en posición
absoluta y alcanza máximos niveles ante vibrante y en sonidos oclusivos sonoros, igual entorno se da en Honduras
y Nicaragua. En Honduras se muestra en porcentajes menores y en el contexto fonético cuando preceda a la nasal
/n/ como en [bwenaØ’notʃes] buenas noches.
Un ejemplo relevante de pérdida de /s/ lo tenemos
en Panamá, donde Cardona observó que la elisión se presenta en todo el país, tanto en interior de palabra, principalmente ante /ɾ/ (55%), ante /t/ (51.3%) y en posición
final (42%), a excepción de Tolé, David y Changuinola,
ubicadas en el occidente del país.
3. Clasificación dialectal de América Central,
según realización de /s/
Este estudio ha permitido establecer zonas dialectales a nivel de América Central y determinar que existen
38
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
diferencias dialectales marcadas por el fonema /s/. Tradicional y errónea­mente se ha incluido a Centroamérica
dentro del español caribeño junto con Cuba, Puerto Rico,
República Dominicana, zonas costeras de Venezuela y
Colombia (Henríquez Ureña, 1921; Rona, 1964; Honsa,
1975; Resnick, 1975; Zamora, 1979-1980 en Araus 2005:
92-132; y Moreno, 1993:117-168). Sin embargo, conforme avanzan los estudios dialectales se observa que esta
región presenta un perfil lingüístico diferente. Los resultados del presente trabajo muestran clara diferencia de la
clasificación simplista que divide el español americano
entre tierras altas y tierras bajas que no sigue criterios
lingüísticos sino climáticos.7
De acuerdo con el análisis realizado a los atlas fonéticos de Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá durante la primera década del
siglo XXI, se advierte una clara separación en tres zonas
dialectales, que va de la conservación-aspiración y elisión
de /s/. Estos cambios son determinados por factores fonéticos, frecuencia de uso, factores geográficos, sociales
como la edad, sexo, nivel de escolaridad, el prestigio, la
conciencia y actitud lingüística de los hablantes.
Los hablantes del español centroamericano de las zonas urbanas principalmente se mueven en un continuum
de variación que va desde la realización plena de la sibilante [s], inestabilidad fonética, hacia el debilitamiento de
________________________
7. Fonéticamente, las tierras bajas se caracterizan por el debilitamiento de las consonantes y reforzamiento de las vocales.
Estas características se le atribuyen al dialecto andaluz, pues
sostiene que estos colonos buscaron un clima similar a su región
de origen. Los españoles procedentes de regiones altas y frías
emigraron hacia las zonas montañosas del interior Esta zona
se caracteriza por debilitamiento de las vocales y articulación
plena de las consonantes.
Discursos de ingreso
39
/s/, en donde predomina la aspirada [ h] hasta llegar a la
elisión o pérdida total.
Siguiendo la clasificación de Samper (2001) y de
acuerdo con el comportamiento de las isoglosas en la articulación de /s/, América Central se clasifica en tres zonas
dialectales que se corresponden con hablas conservadoras
que preservan los rasgos de la lengua madre, intermedias
o de transición e innovadoras que provocan procesos de
modificación.8
a. Dialectos conservadores donde predomina la retención de /s/ en la mayoría de los entornos estudiados. En este grupo se observa un predominio de
la sibilante; En el primer continuum:9 sibilancia >
aspiración -> elisión. Belice, Guatemala y el Valle
Central de Costa Rica. En este último país se establece una clara división pues se observa afianzamiento del debilitamiento en la zona noroeste del
país y la zona sur, frontera con Panamá (Cfr. Quesada y Vargas, 2010: 165) pero en la zona central se
desacelera el potencial avance del uso de la variante aspirada.
b. Dialectos intermedios, zonas donde mayoritariamente se presenta los índices: (aspiración -> sibilancia
-> elisión) las realizaciones son cada vez más relajadas o debilitadas, puede ir de la aspiración a la pronunciación plena o sibilancia en una pronunciación
________________________
8. En cuanto a Nicaragua, la variada articulación de /s/ permitió
establecer zonas dialectales que diferencian el Pacífico, la zona
central y el Atlántico.
9. Un continuum dialectal o dialecto área constituye una gama de
dialectos que se hablan en algunas áreas geográficas que difieren muy poco entre las zonas vecinas.
40
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
más esmerada, hasta la pérdida total. En el segundo
proceso, (aspiración -> elisión -> sibilancia) puede
darse la aspiración, como articulación predominante, pasando por la elisión y en menor porcentaje la
realización plena. A este grupo pertenecen El Salvador, Honduras y Nicaragua.
c. Dialectos más avanzados, donde la elisión ocupa
los porcentajes más elevados: elisión -> aspiración
-> sibilancia. Como se podrá notar, de acuerdo con
esta clasificación, la elisión es más dominante en
Panamá.
Conclusiones
Según los resultados del presente estudio, el fonema
/s/ continúa presentando nuevas áreas de interés dialectal
y sociolingüístico, tanto en el español de Nicaragua como
en el resto de Centroamérica.
Las variables de s según el modo de articulación son
de las más significativas: predominio de /s/ plena solo en
Belice y Guatemala muestra un alto porcentaje de articulación polifónica: (alterna s plena con la ceceosa, sin
llegar a perder la consonante) y el Valle Central de Costa
Rica en menor proporción.
Si bien se observa que en Honduras, El Salvador y
Nicaragua hay un buen porcentaje de pérdida de /s/ en
posición final, no obstante la aspiración mayor se presenta en Panamá.
En los entornos analizados se demuestra que existe
un condicionamiento articulatorio que favorece el debilitamiento hasta la pérdida de /s/, pues la tendencia a nivel
de todo Centroamérica en a mantener la sibilante en posición explosiva o inicial de palabra, pero ante sonidos
Discursos de ingreso
41
oclusivos sonoros y nasales /n/, aumenta el número de
aspiración y articulaciones alofónicas variadas.
En resumen, este análisis demuestra que es innegable
el proceso de variación de /s/ hacia su debilitamiento creciente en la región centroamericana, debilita tanto un centroamericano culto como un semianalfabeta. No obstante,
faltaría determinar cuáles son las causas que facilitan estos procesos, pues pueden obedecer a factores fonéticos
como sociales y estos últimos pueden ser diferentes en
cada lugar. Los atlas actuales poseen estos datos, habrá
que continuar analizando para dar respuestas a estas interrogantes.
Todos sabemos que la lengua no solo es un vehículo
de comunicación social sino que constituye un elemento identitario y así como la población seseante de origen
andaluz y canario resistió victoriosa al uso de la zeta castellana y al final en América se impuso la no distinción
entre s y zeta, quizá no por una razón lingüística, sino de
conciencia de pertenecer a un grupo social de los criollos
en América. Para ilustrar este hecho, Guitarte (1991:101)
refiere que Don Miguel Antonio Caro decía: “Hemos oído
contar que alguna vez el soldado español descubría al insurgente americano porque este, como nosotros hoy en
día, pronunciaba la z como s”.
Entonces, quedará por ver si en la región centroamericana el debilitamiento de /-s/ se afianza y va alcanzando
prestigio como un rasgo que reafirme la identidad nacional del español hablado en Nicaragua y el resto del istmo
hasta llegar a constituir una norma culta o estandarizada,
o si sigue siendo objeto de prejuicios por parte de otras
comunidades de hablantes. Y como es un principio en lingüística, la respuesta únicamente la tienen sus usuarios.
Océano Pacífico
Zona de mayor
debilitamiento
de /s/
Océano Atlántico
Retención
de /s/
Zona de aspiración de /s/
Mayor retención
de /s/
MAPA DIALECTAL DE AMÉRICA CENTRAL
(según realización de /s/)
42
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Discursos de ingreso
43
Bibliografía
Alvar. M. Manual de dialectología: el español de Améri­
ca. Madrid: Ariel. 1996.
Aráus, C. Manual de Lingüística Hispanoamericana.
Tomo II, Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. 2005.
Arellano. J. Nuestro español: área dialectal y fonética.
Consultado el 4 de julio de 2012. Archivo la prensa.
com.ni/ archivo/2005/enero/02/opinión-20050102-05.
html. 2005.
Azcúnaga, R. Fonética del español salvadoreño. M. A.
Quesada Pacheco (ed.). El español hablado en Améri­
ca Central. Nivel fonético. Frankfurt: Vervuert; 2010,
pp. 83-114.
Canfield, D. La pronunciación del español en América.
Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. 1962.
Canfield, D. L. Observaciones sobre el español salvadoreño. Filología 6; 1960, pp. 29-76.
Carcía, P. La división dialectal del español de América:
reflexiones y propuesta de trabajo. Congreso de Valladolid.
http://congresosdelalengua.es/valladolid/
ponencias/unidad_diversidad_del_espanol/2_el_espanol_de_america/garcia_p.htm. 2001.
Cardona, M. Fonética del español en Belice. M. A. Quesada Pacheco (ed.). El español hablado en América
Central. Nivel fonético. Frankfurt: Vervuert; 2010, pp.
83-114.
Cardona, M. Fonética del español en Panamá. M. A.
Quesada Pacheco (ed.). El español hablado en América
44
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Central. Nivel fonético. Frankfurt: Vervuert; 2010, pp.
83-114.
Chambers, J. K. y Trudgill, P. La dialectología. Madrid: Visor Libros. 1980.
Christiansen, A. Creencias y actitudes linguisticas
acerca de las formas de tratamiento en Nicaragua.
Bergen: Universidad de Bergen Editores. 2012.
Frago, J. & Figueroa, F. El español de América. 2.a ed.
Cádiz: UCA. 2003.
Gimeno, F. A propósito de lengua y dialecto: el estándar.
Consultado el 4 de marzo de 2012. http://ifc.dpz.es/
recursos/publicaciones/26/50/072gimeno.pdf.
Guitarte, G. Siete estudios sobre el español de América.
Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. 1991.
Hernández, R. Fonética del español de Honduras. M. A.
Quesada Pacheco (ed.). El español hablado en Améri­
ca Central. Nivel fonético. Frankfurt: Vervuert; 2010,
pp. 115-136.
Herranz, A. El español hablado en Honduras. Tegucigalpa: Guaymuras S.A. 1990.
Herranz, A. Formación histórica y zonas dialectales del
español en Honduras. II Congreso Internacional de
la lengua española. Valladolid. Tomado de http://cvc.
cervantes.es/. 2001.
J. Rivarola. Sobre los orígenes y evolución del español
de América. En Lengua y
Lemus, J. Fonología. San Salvador: Universidad Don
Bosco. 2008.
Lipski, J. Fonética y Fonología del español de Honduras.
Tegucigalpa: Guaymuras, S.A. 1987.
Lipski, J. El español que se habla en El Salvador y su importancia para la dialectología hispanoamérica. Científica, Universidad Don Bosco, año 1, número 2; 2000, pp. 65-88.
Discursos de ingreso
45
Lope Blanch. En torno al polimorfismo. (12 de marzo
de 2012. http://cvc.cervates.es/literatura/aih/pdf/05/
aih_05_2_018.pdf.
Montes, J. Dialectología General e Hispanoa­mericana.3,a
ed. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. 1995
Moreno, J. La pronunciación del español en México.
México: Colegio de México. 2002
Navarro, T. El español en Puerto Rico. Ríos de piedra:
Editorial universidad de Puerto Rico. 1948.
Quesada, M. Atlas lingüístico-etnográfico de Costa Rica
(ALECORI). San José: Editorial de la Universidad de
Costa Rica. 2010a.
Quesada, M. (ed.). El español hablado en América Cen­
tral. Nivel fonético. Frankfurt: Vervuert. 2010b.
Quesada, M. El español de América. Cartago: Editorial
Tecnológica. 2000.
Radke, E.; Thun, H. Nuevos caminos de la lingüística románica. Akten des Symposiums zur empirischen Diale­
ktologie. Kiel: Westensee Verlag; 25-49. 1996.
Real Academia Española. Nueva gramática de la
lengua española. Fonética y fonología. Madrid: Espasa- Calpe. 2011.
Rosales, M. Atlas lingüístico etnográfico de Nicaragua.
Nivel fonético. Análisis geolingüístico pluridimensio­
nal. Managua: PAVSA S.A. 2008.
Rosenblat, A. Estudios sobre el español de América.
Tomo III. Monte Ávila. 1990.
Samper, J. La variación fonológica: los estudios hispánicos sobre -/s/ implosiva. Consultado el 8 de julio de
2012. http://congresosdelalengua.es/valladolid/ponencias/unidad_diversidad_del_espanol/1_la_norma_hispanica/samper_j.htm. 2001.
46
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Silva, Corvalán. Sociolingüística y Pragmática del espa­
ñol. Georgetown: sociedad en el mundo hispánico.
University. 2001.
Utgård, K. Fonética del español de Guatemala. Análisis
geolingüístico pluridimensional. Universitetet i Bergen,. Tesis de Maestría. 2006.
Utgård, K. El español de Guatemala. M. A. Quesada Pacheco (ed.). El español hablado en América Central.
Nivel fonético. Frankfurt: Vervuert; 49-77. 2010.
Valentín-Márquez, W. La oclusión glotal y la construcción lingüística de identidades sociales en Puerto
Rico. Consultado el 12 de mayo de 2012. http://www.
lingref.com/cpp/hls/9/paper1390.pdf. 2006.
Vaquero, M. El español de América I. Pronunciación.
Madrid: Arco/libros, S.L. 1998.
Discursos de ingreso
47
La pronunciación del sonido
alveolar, fricativo, sordo
a
(Contestación de discurso
D.a María Auxiliadora Rosales Solís)
Francisco Arellano Oviedo
La Academia Nicaragüense de la Lengua está de fiesta y plural es nuestro gozo: recibimos en esta ocasión a
D.a María Auxiliadora Rosales Solís, laureada por el éxito
de sus investigaciones lingüísticas. En nombre de los colegas académicos, aquí presentes, le abrimos las puertas
de nuestra Casa y le damos la bienvenida; el gozo plural
se debe también al 84 aniversario de nuestra Academia,
cumplido recientemente, el 8 de agosto; nos embarga la
alegría porque este año estamos conmemorando el centenario del nacimiento de Pablo Antonio Cuadra, el más
grande humanista de este país durante el siglo XX y quien
fuera director de nuestra Casa desde 1964 hasta su deceso, el 2 de enero de 2002; otro acontecimiento que nos
llena de gozo este año es el premio Reina Sofía para nuestro querido colega, padre Ernesto Cardenal Martínez; y
finalmente la fiesta, durante todo este mes, del 70 aniversario de vida y 50 de escritor de nuestro colega don Sergio
Ramírez Mercado.
En la historia de los trabajos asumidos por los académicos que han ingresado a nuestra Casa, es la primera
vez que se aborda un tema de fonética y nada menos que
la pronunciación del fonema alveolar, fricativo, sordo, representado en la escritura de nuestra lengua común por
48
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
la grafía s. La articulación de este sonido da origen a un
rasgo característico de la lengua diferencial de Nicaragua. Es tan interesante este tema como el fonema nasal,
palatal, sonoro, representado en el español con la grafía
ñ, que constituye otro rasgo propio de todas las lenguas
romances. Digo esto no por simple erudición, sino porque muchas veces se ha especulado que la ñ va a salir del
alfabeto y, aunque ahora las cosas cambian con mucha rapidez, tendremos ñ por mucho rato para escribir España,
Ñaméndez, Ñurinda, ñato, “ñeto” y “ñoca”.
Me alegra muchísimo que usted, doña María Auxiliadora, comprenda muy bien que ingresar a la Academia
más que un honor significa un compromiso de trabajar
por el don más preciado de nuestra cultura: la lengua común de los pueblos hispanos, que contiene el sustrato indígena y el superestrato hispánico y veo la claridad de su
compromiso cuando manifiesta estar dispuesta a:
1.Contribuir a la identidad lingüística del español
nicara­güense.
2.Trabajar por elevar la autoestima de nuestra variedad.
3.Definir lo que es la norma culta en Nicaragua.
4.Incidir en la divulgación de esa norma culta, sin
menoscabo del uso del registro popular.
5.Crear espacios de difusión de las lenguas indígenas habla­das en nuestro país.
Todos sus retos, señora, constituyen un extenso programa de acción que, por su importancia, ya han sido incluidos en la agenda de Asociación de las veintidós Academias de la Lengua Española, pero es evidente que en
lo que respecta al español de Nicaragua, requerimos de
nuevos planteamientos y renovados entusiasmos. En esta
Discursos de ingreso
49
Casa, en la medida de lo posible, trataremos de brindarle
el apoyo y la compañía que requiera para la conformación de un equipo idóneo a fin de acometer una tarea
así de vasta como urgente e impostergable. Sobre norma
culta y autoestima, es notorio cómo muchos de los usuarios de nuestra lengua común cuando escriben no usan el
vos con la misma espontaneidad que lo utilizan cuando
lo hablan. Y sobre nuestras lenguas indígenas, más allá
del territorio donde se hablan, no existe la universidad
ni el instituto especializado que promueva la enseñanza
y la investigación sobre las mismas. Sabemos que esta
tarea es difícil y que implica conjuntar muchos recursos,
esfuerzos y voluntades. Este año, ya nuestra Academia
acordó celebrar en lo sucesivo el 17 de abril como Día
de las Lenguas Indígenas en Nicaragua, porque mantener su presencia y fomentar su desarrollo es parte del
patrimonio e identidad de la nación.
Doble es el quehacer de la Academia: velar por la
unidad de la lengua estándar y fomentar el estudio y el
desarrollo de la lengua diferencial o dialecto nicaragüense. Pero aclaro, cuando decimos dialecto ya no nos referimos a aquellas lenguas de uso minoritario, sin escritura o literatura; menos aún a la connotación peyorativa de
atraso o pobreza de sus usuarios. Cuando hablamos de
dialecto de un país, de acuerdo con la moderna ciencia
de la lingüística, que es precisamente la dialectología,
nos referimos a las particularidades, entiéndase riqueza,
que una lengua presenta en un país determinado. Estas
características pueden ser en el nivel del sistema léxico-semántico, morfosintáctico o fonético. Así, el voseo
y el seseo, sin ser privativos de Nicaragua, son rasgos
diferenciadores del español americano ante el español
europeo, del español de Nicaragua frente al español de
sus vecinos de la región.
50
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Usted, apreciada colega, se ha referido a un rasgo
particu­larmente diferenciador entre el español caribeñoatlántico y el español trasatlántico. Esta diferenciación,
como bien lo ha seña­lado usted, tiene su origen en la Andalucía del siglo XVI y por los andaluces que vinieron y
se radicaron, en aquellos días, en los puntos de enclave
del dominio español. El tercer tomo de la Nueva Gra­
mática de la lengua española, dedicado a la fonética y
fonología, que vio la luz en diciembre de 2011, describe
el fonema alveolar, fricativo sordo, que nosotros representamos en la escritura con la grafía s, como obstruyente
porque la salida del aire se ve dificultada y se produce
una fricción, de aquí la característica de sonido fricativo;
por el punto de articulación, este sonido se produce con
el ápice o punta de la lengua que se acerca a los alvéolos
o cavidades en que están encajados los dientes incisivos
en la mandíbula superior, por eso el término alveolar; y se
considera un sonido sordo porque las cuerdas vocales no
vibran al producirlo. De esta manera, la descripción del
fonema de la tradición castellana o norcentral de España
es ápico-alveolar, fricativo, sordo.1
En cambio, y usted lo explica muy bien, el fonema
americano se produce no juntando la punta de la lengua
a los alvéolos, sino el predorso de la lengua a estos. Esta
pequeña diferencia en el punto de articulación da origen
a un fonema interdental, fricativo, sordo, que representamos con la grafía z. En América carecemos de este último
fonema y por eso pronunciamos de la misma manera z, s
y c, fenómeno que se denomina seseo.
________________________
1. Cfr. Real Academia Española y Asociación de Academias de la
Lengua Española. 2011. Nueva Gramática de la lengua españo­
la: fonética y fonología. España: Espasa Libros S. L., p. 178.
Discursos de ingreso
51
Entre los apodos afectuosos que los nicaragüenses
hemos recibido en la región, se destacan dos: nicas y
pinoleros; a estos se suman otros dos: “mucos” y “chochos”, ambos peyorativos, que nos dicen loj jondureñoj
y loj halvadoreñoj, en clara alusión a la manera de hablar
de los nicaragüenses. Nos dicen “mucos” porque, en términos generales, se piensa que no pronunciamos el fonema alveolar, fricativo, sordo; estimación que no es exacta porque en Nicaragua, como lo demuestran las últimas
investigaciones fonéticas, el fonema alveolar, fricativo,
sordo se debilita en forma de aspiración y elisión en posición final de sílaba o palabra. Por ejemplo: laj bejtiaj,
por las bestias, y loj sojtenej por los sostenes. Y nos dicen
“chochos” porque, según ellos, exageramos en el uso de
esta interjección: ¡Chocho, qué chochada!
Si bien los estudios fonéticos han esclarecido este
rasgo particular de nuestra habla, es bien claro observar
que este fenómeno ya lo habían abordado nuestros narradores, aunque no con la propiedad científica de esta disciplina. Así lo hicieron José Román en la novela costumbrista Cosmapa;2 Alberto Ordóñez Argüello en el teatro
La novia de Tola ;3 y Juan Aburto, maestro de la narrativa
nicaragüense contemporánea, en su obra Prosa narrati­
va.4 Veamos algunos ejemplos.
En el diálogo entre Juana Corrales y Mercedes Gúnera, José Román, en Cosmapa, dice:
________________________
2. Cfr. José Román. Cosmapa. 7.ª ed. Nicaragua: Libros Especializados, S. A. 1978.
3. Cfr. (s. a.). Tres obras teatrales de Nicaragua. Managua: Ediciones Distribuidora Cultural.
4. Cfr. Juan Aburto. Prosa narrativa. Managua: Ediciones Primavera Popular. 1985.
52
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
“—Puej loqués yo no pienso ir a la fiesta—…” (p. 8).
“—Bueno, pero vamoj´a ver. ¿Por qué carajo no vir
usté a la fiejta?—” (p. 8).
“—Mire Primá, ¡Yo le apuejto un chelín que usté
viene conmigo! (p. 8).
“…¿Y qué le parece puej de una tort´e güevo con
arroji frijole y queso frito en tortilla caliente”. (p. 9).
En los ejemplos, José Román ilustra casos de aspiración del fonema predorso-alveolar, fricativo, sordo al final
de sílaba y de palabra; y también se encuentran ejemplos
de elisión del mismo fonema en final de palabra.
Alberto Ordóñez Argüello, en La novia de Tola; diálogo entre La Trigueña y don Juan:
“La Trig.—...Ta bien,señor, ta bien… Hay que cumplir con el deber. Cuestión de plata… (Reclamándole) Pero… ¿y mi honra? ¿No vale a se mismo plata?
¿Mi querer es nada pa usté?” (p. 8).
“¿Y pa adónde es que lo iremos?” (p. 14).
(Diálogo entre la Moza y la Trigueña)
“La Trig. — Entonce aguardémolo pa mañana…”
(p. 10).
“La Moza.— Tate quieta, te digo. Vos no la pondrás
más que en tu presencia, pues el embrujo lo hará
todo, todo… Quedate como que ni sabés, pero dirte
no me digás ni palabra… ¿Oyte?” (p. 12).
En los ejemplos de Ordóñez Argüello encontramos casos de elisión de la sílaba “es” en inicio de palabra y seguida
por un sonido dental, oclusivo, sordo, representado por la
grafía t; cambio del pronombre nos por los, ambos terminados con el sonido alveolar, fricativo, sordo, que lo representamos por la grafía s, en este caso este sonido se elide, y elisiones del sonido representado por la s en final de palabra.
Discursos de ingreso
53
Con menos insistencia que los narradores anteriores,
Juan Aburto nos ofrece ejemplos de elisión del fonema
predorso-alveolar, fricativo, sordo en posición final de sílaba, en Prosa narrativa:
“—¡Yas tuvo!—” (p.58).
“—Ta bueno que le pase por mal agradecido…—”
(p. 146).
“—Ai ta! Ai ta! Ya va entrando, siga, siga!” (p. 263).
Más tarde, narradores contemporáneos, como nuestra colega Gloria Elena Espinoza en la novela La casa de
los Mondragón5 y Pedro Avellán en Balastro6 retoman y
reafirman la característica. Veamos algunos ejemplos.
“—¡Machalá, machalá! ¡Ave María Purísima! ¡San
Miguel Arcángel amarrá´tuj animalej! —decía la
nana que iba pasando…—” (p. 15).
“—Y para qué quiere agarrarloj niña, si ya el
pencazo`e gente se loj martajó toditoj, son dijuntoj
todoj” (p. 32).
“—No puej, si tengo un poco´hermanoj, somoj diejisey, yo soy tres para llegar al último, el cumiche
ejtá bien tiernito, mamando tuavilla” (p. 58).
“La enfermedá viene en el aire, en el mal aire viene
el mal ezpíritu. Y zi el mal ezpíritu enzuzia a laz
perzonaz hay que limpiarlaz y ezo ez lo qui´ago yo.
Silbaba al hablar por la falta de dientes y usaba la
zeta para pronunciar la ese y la ce” (p. 60).
________________________
5. Cfr. Gloria Elena Espinoza de Tercero. La casa de los Mon­
dragón. 2.a ed. Managua: Centro Nicaragüense de Escritores.
2008.
6. Cfr. Pedro Avellán Centeno. Balastro. Managua: Centro Nicaragüense de Escritores. 2006.
54
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Doña Gloria Elena refleja la aspiración del sonido
representado por s en final de sílaba y de palabra; y la
pronunciación interdental, fricativa, sorda de los sonidos
representados por las grafías de s, c y z, mediante la cual
se evita el seseo, que es la norma culta en Nicaragua.
Pedro Avellán Centeno en Balastro, Diálogo entre
Cundano Pérez y un mozo:
“—¡Ta bien, patrón!— exclamó Atiliano—si usted
lo dice es cosa suya, yo solo cumplo con decirle—”
(p. 35).
Diálogo entre el chofer de un bus y su ayudante:
“—Ahitá hom— dijo el ayudante—, agora se le va a
meter un palo al neumático—” (p. 150).
En Avellán Centeno vemos nuevamente la elisión de
la sílaba “es” ante sonido dental, oclusivo, sordo en ambos casos.
En los escritores mencionados no se registra una
descrip­ción científica ni sistemática del fenómeno, ellos
lo representan desde su perspectiva de creadores literarios
que, de alguna manera, intentan reflejar particularidades
en el habla de sus personajes. Estos narradores marcan la
aspiración y la elisión del fonema alveolar, fricativo, sordo
mediante la sustitución de la grafía s, unas veces, por la grafía
j y, otras, por la grafía h. Ninguno de ellos recurre al alfabeto
fonético internacional, como lo haría un lingüista al registrar
las singularidades del hablante, varón o mujer, de una región
determinada o de un estrato social específico.
Además del fonema predorso-alveolar, fricativo, sordo, encontramos en la novela citada de José Román el
cambio del fonema alveolar, vibrante múltiple, sonoro,
representado por la grafía rr, por el fonema alveolar,
Discursos de ingreso
55
lateral, sonoro, representado por la grafía l; fenómeno
que recibe el nombre de lambdacismo. Casos de yeísmo
los encontramos en la novela Los conquistadores7 de José
Román. Otras percepciones, como el cambio de acento,
corrido a la última sílaba, particularmente en los nombres
propios de personas, lo registra don Fernando Silva, el autor más representativo en el uso de voces nicaragüenses,
y sería injusto silenciar en esta ocasión los aportes que en
el campo teórico sobre el español de Nicaragua nos han
dado académicos, como D. Pablo Antonio Cuadra, D. Julio Ycaza Tigerino, D. Carlos Mántica, D. Jorge Eduardo
Arellano, D. Enrique Peña Hernández, D. Carlos Alemán
Ocampo, D. Róger Matus Lazo y otros, entre estos quien
les habla, disculpen la inmodestia.
La lingüística moderna tiene su auge en la primera
mitad del siglo XX, cuando tiene origen nuestra Academia. Ya entonces se consideraba como una necesidad la
elaboración de un “Diccionario de la Lengua” para atender al estudio de términos regionales nicaragüenses por su
uso general y constante, pero el desarrollo de la lingüística
como tal se empieza a conocer en nuestro país hasta en los
años 60. Los maestros Fidel Coloma González, Julián Corrales Munguía y Reina García son los primeros en dar a conocer el Curso de lingüística general de Ferdinad de Saussure, publicado por los alumnos de este: Charles Bally y Albert
Secheaye. Este libro es tan importante para comprender la
lingüística como Azul… para entender el modernismo.
En nuestros días, la lingüística es un universo profundo y extenso, solo asomándonos a ese mundo nos damos
cuenta de que es más lo que se desconoce de la lengua que
lo que en realidad dominamos. Alguien podría preguntar:
________________________
7. Cfr. José Román. Los conquistadores. Madrid: Ediciones Centro. 1966.
56
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
¿para qué sirve la lingüística, si hasta el siglo pasado la desconocíamos y siempre hubo comunicación, novelas, poesía,
crítica, oratoria…? La pregunta es como interrogar ¿para qué
sirven los rayos x o el tomógrafo en la medicina, si siempre
han existido los médicos que son quienes dan los dictámenes de las enfermedades que aquejan a los humanos? En la
actualidad, el médico apoya con mayor certeza su dictamen
sobre un paciente ayudado de la imagenología, de la misma
manera que el especialista en la lengua describe los comportamientos de esta ayudado por la lingüística moderna.
En el pasado se elaboraron muchos diccionarios sin
el rigor científico que tienen los actuales. No hay duda de
que ese trabajo fue valioso para su tiempo, pero ahora resulta una tarea difícil de lograr sin el auxilio de las nuevas
herramientas que facilita la lingüística.
En nuestros días, consultar un diccionario y, más
aún, su elaboración implican el dominio de la lexicografía, la ciencia que se ocupa de los diccionarios, la gramática
para determinar las categorías gramaticales de los lemas y
las locuciones; es importante, además de saber redactar, tener dominio de la semántica para determinar la cantidad de
acepciones y sus significados; es necesaria la sociolingüística para el uso de marcas referidas a un lugar, las diatópicas;
las referidas a la categoría del usuario según el nivel sociocultural de este, las diastráticas; y las diacrónicas si se considera el tiempo. Por esto, resulta difícil emprender cualquier
estudio de análisis o crítica sin el auxilio y la interacción de
las diferentes ciencias que conocemos como lingüística.
Su colaboración, D.a María Auxiliadora, dada su especialidad, sus calidades humanas y la energía dinámica que propicia la juventud, es importante, ¡más todavía,
imprescindible! para el desarrollo y cumplimiento de la
agenda de la Academia.
Discursos de ingreso
57
Es notorio que en la lista de los fundadores no se
otorgó a nadie la letra CH, actualmente eliminada del
alfabeto en la Ortografía de la lengua española (2010).
Ahora, le hemos asignado a usted, apreciada colega, la
silla T, de la cual usted viene a ser la fundadora. Muchos
términos emblemáticos consigna el diccionario con esta
letra: talento, tea, tesón, tertulia, tesoro, texto, tiempo,
tierra, trabajo, tributo y triunfo. Permítanme ya concluir
esta intervención con dos sintagmas estructurados con las
palabras enunciadas: María Auxiliadora, que su talento
sea tea resplandeciente más allá de la tertulia, en el
coloquio y diálogo de nuestro trabajo.
Si el tedio y la tristeza le exigen tributo en esta tierra, su tesón y su talante la recompensen con el triunfo.
En espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua.
Managua, 21 de agosto de 2012
58
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
LA LIBERTAD DE NUESTRA LIBERTAD
(Discurso de ingreso como
académico de número, 15 de noviembre de 2012)
Luis Rocha Urtecho
Excelentísimo señor director de la
Academia Nicaragüense de la Lengua.
Honorables señores académicos.
Amigas y amigos aquí presentes:
Honorable jurado, infalibles doctores: Son las doce. /
Hora de saludar vuestros bigotes. / Buenos días, señores.
¿Estáis sentados hace rato? No importa. / Ese es viejo oficio
de doctores. / No os levantéis, señores. / Guardad la com­
postura y distinguida / línea que os proporcionan vuestros
cargos. / Alzad la frente sabia y entendida/ para juzgar el
arte, y de corrida / pronunciad juicios agrios y amargos,
dice Joaquín Pasos en su “Oda a los literatos de mi tierra”. Y
Rubén Darío, en su “Letanía de nuestro señor Don Quijote”,
escribe: Ruega generoso, piadoso, orgulloso, / ruega casto,
puro, celeste, animoso; / por nos intercede, suplica por nos,
/ pues casi ya estamos sin savia, sin brote, / sin alma, sin
vida, sin luz, sin Quijote, / sin pies y sin alas, sin Sancho y
sin Dios. /… / De tantas tristezas, de dolores tantos, / de los
superhombres de Nietzsche, de cantos / áfonos, recetas que
firma un doctor, / de las epidemias de horribles blasfemias /
de las Academias, / líbranos, señor.
Así, como Joaquín y Rubén veían a las academias
y a los literatos, veía yo la Academia en mi adolescen-
Discursos de ingreso
59
cia hasta que conocí y aprecié a Pablo Antonio Cuadra,
—cuyo centenario de nacimiento, un 4 de noviembre de
1912, continuamos celebrando hoy— y quien con su esbelta figura de hidalgo cacique, siempre llevó intrínsecas
tolerancia y generosidad. Fue un padre para nuestra literatura y para muchos de nosotros, vanguardista, custodio
y propagador del pensamiento vivo de Rubén Darío. Precisamente en su discurso de incorporación a la Academia
Nicaragüense de la Lengua, el 26 de julio de 1945, titulado “Introducción al pensamiento vivo de Rubén Darío”,
refiriéndose a las iniciales contradicciones “académicas”
entre don Enrique Guzmán y Rubén Darío, Pablo Antonio Cuadra desde entonces, premonitoriamente, me estaba induciendo a ser académico, conciliando tradición con
liberación: Es decir, don Enrique y Rubén —escribe Pablo
Antonio— vienen a formar, a través del tiempo, una sola
unidad en la vida gloriosa del castellano. Don Enrique
es el pasado que se defiende para no sucumbir. Rubén es
el futuro que batalla briosamente por no abortarse. Am­
bos acaban uniéndose. Ambos acaban formando una sola
tradición, un solo caudal de riqueza para la raza hispa­
na y para la expresión ecuménica…Enrique Guzmán es el
académico. Rubén Darío es el antiacadémico, el que hizo
todo el daño posible —según sus propias palabras— al
anquilosamiento académico. El uno salvaba a la Acade­
mia luchando por su conservación. El otro salvaba a la
Academia luchando por su libertad.
Esa misma lucha por la libertad fue una constante en
la vida y obra de Pablo Antonio Cuadra, el principal de
los académicos por haberse iniciado antiacadémico, en lo
estético, y en lo ético contrario a cualquier tipo de dictadura que quisiera oprimir a nuestro pueblo. “Sin ética
no hay estética” dejó escrito, en latín, en el pizarrón a
sus alumnos el también muy nuestro escritor extremeño,
60
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
—descrito por José Coronel Urtecho como el “muchacho
olivar José María”— Valverde, cuando los más insignes
catedráticos españoles ya no podían soportar la dictadura
de Franco y marchó al exilio. De Pablo Antonio ahí están
sus “Escritos a Máquina” e innumerables poemas y ensayos antidictatoriales para corroborar mi afirmación. Toda
su obra proclama su rebeldía ética y estética, y a la vez
su nicaraguanidad, universalizada en y con Rubén Darío.
Fueron él y mi padre, Octavio Rocha, amigos y compañeros a la hora de editar juntos la Página de Vanguardia, que
les había cedido mi abuelo, Carlos Rocha, en El Correo,
periódico granadino de su propiedad, y quiero agradecer
al destino, que treinta años después yo relevara a mi padre
en tantas aventuras de publicaciones en que acompañé a
Pablo Antonio. A él y a José Coronel les debo España, y
si a Coronel le debo todos los raudales de la literatura y
el imborrable recuerdo de su magistral locuacidad, sobre
todo a Pablo Antonio le debo Nicaragua, y el sentido misericordioso de vivir la vida.
Precisamente por ese sentido misericordioso de vivir
la vida, no quiero obviar aquí el hecho de que en la década de los 80 nos quisieron robar la esperanza a quienes
compartimos entre otras cosas la Teología de la Liberación, queríamos que todo nuestro pueblo fuera salvado
por la esperanza. Fuimos muchos los amigos temporalmente colocados en posiciones antagónicas, entre ellos
Pablo Antonio y yo. Es lo que Ernesto Cardenal llama
“La Revolución Perdida”. La revolución robada a quienes
actuamos de buena fe, y si nos equivocamos, lo hicimos
por caridad. Caridad que en este caso significa entrega y
servicio. No nos robamos nada y nos traicionaron. Lo hermoso es que todos hemos vuelto, vivos y muertos por la
libertad, a estar donde estábamos. Cuando a Theodor W.
Adorno le tocó vivir circunstancias parecidas en los años
Discursos de ingreso
61
20, explicó que en aquel momento “todo estaba eclipsado
por la ideología”. Diría hoy que ya pasó el eclipse y hemos aprendido a distinguir mejor entre el bien y el mal.
Fe, esperanza y caridad pueden presentarse en ocasiones
como senderos que se bifurcan. Pero tarde o temprano
vuelven a converger en una sola verdad histórica.
No sabía qué título darle a este discurso que lograra
precisar la pretensión de ser una aproximación a mi forma de entender, como escritor, la palabra, depositaria y
gestora de verdad y libertad, y que este a la vez fuera una
simple reflexión sobre mi concepción de ella. ¿Prisionera
o revolucionaria? Creo que Pablo Antonio Cuadra nos da
la clave de ser lo segundo, y por ello el título es de Pablo
Antonio, pues concuerdo con él en que toda palabra es
esencialmente verdadera y que, en cuanto se la despoja de
veracidad, deja de ser libre, deja de ser palabra, no tiene
música ni vuelo, es tan solo un sonido gutural, algo que se
asfixia o ahoga. Juan el evangelista relata, citando a Jesús
en el capítulo 8, cómo el Maestro, hablándole a los judíos,
asocia libertad y palabra: Si os quedáis en mi palabra,
seréis de veras discípulos míos, y conoceréis la verdad,
y la verdad os hará libres. Como escritor sé que las palabras tienen conciencia y que por lo mismo no puedo
perder mi libertad callando o mintiendo. Me doy cuenta
de nuestra enorme e ineludible responsabilidad para con
las palabras. Los escritores debemos ser cuidadosos de
nuestra expresión dotando a nuestros escritos de palabras
precisas y verdaderas, y no ser manipuladores de la lengua o de nuestra habla, pues entonces, peligra hasta la
palabra escritor.
Elías Canetti, en La conciencia de las palabras, pregunta: ¿Qué puede esperarse hoy en día de un escritor,
cuando sabemos lo poco que nosotros mismos hemos
hecho? ¿Podría alguien que empiece ahora, recuperar
62
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
el sentido de esa palabra, aparentemente destruido? El
cuestionamiento continúa en su discurso “La profesión
del escritor”, donde afirma: He dicho que solo puede ser
escritor quien sienta responsabilidad, aunque tal vez no
haga mucho más que otros por acreditarla a través de
la acción individual. Es una responsabilidad ante esa
vida que se destruye, y no debiéramos avergonzarnos de
afirmar que dicha responsabilidad se alimenta de miseri­
cordia. Misericordia, ética y solidaridad son, pues, otros
atributos de la palabra. Porque las palabras tienen alma.
Bien sabemos que lo dijo Rubén Darío en sus Palabras
liminares a Prosas Profanas: Como cada palabra tiene un
alma, hay en cada verso, además de la harmonía verbal,
una melodía ideal. La música es sólo de la idea, mu­
chas veces. Y se me antoja que tan grande afirmación, es
complementada por Víctor Hugo: El alma tiene ilusiones,
como el pájaro alas; eso es lo que la sostiene. Y refrendaría Rubén: Una sed de ilusiones infinita.
En su “Introducción al pensamiento vivo de Rubén
Darío”, escribe Pablo Antonio: Ahora comprendo que al
fundar la Antiacademia en mis primeros años juveniles,
fundaba, sin saberlo, mi propia Academia; la continua­
ción viva y sin interrupción de una tradición de libertad
y fidelidad, que es el doble carril por donde corre glorio­
samente nuestra lengua. Me explico una vez más, por tan
hermoso reconocimiento a la libertad, que es gracias a
Pablo Antonio Cuadra que estoy aquí para apoyar el concepto de una Academia ajena a solemnidades, sarcófagos
y pompas fúnebres, teniendo a la lengua como prioridad y
entregada a dar libertad a las palabras como quien suelta
bandadas de palomas. Como quien instala una orquesta y
llena los recintos del mundo con notas musicales que son
palabras. Las millones de palabras con alma y música
que escritores como Rubén Darío y Pablo Antonio Cua-
Discursos de ingreso
63
dra nos legaron. Al respecto la investigadora alemana
Erika Lorenz, en su libro Rubén Darío. Bajo el divino
imperio de la música, dice de Rubén: En lo más hondo,
su pensamiento artístico gira en torno del misterio de lo
musical y su obra está penetrada de nociones venidas de
ese campo.…Vista esa perspectiva, parece fácilmente com­
prensible aquella confesión de Darío: He querido ir hacia
el porvenir siempre bajo el divino imperio de la música.
Concluye Rubén: música de las ideas, música del verbo,
y en estas Dilucidaciones para El canto errante, Darío
había escrito poco antes: No gusto de moldes nuevos ni
viejos… Mi verso ha nacido siempre con su cuerpo y su
alma, y no he aplicado ninguna clase de ortopedia.
Para mí que la palabra tiene música y si es verdad
que es sonora, también puede ser muda o desentonada
adrede. Puede la palabra ser “un arma cargada de futuro”,
piedra, caricia y suavidad. Puede conducirnos al cielo o
al infierno. Y pueden, en plural de poesía, ser Barro en
la sangre, título del primer poemario de Fernando Silva,
quien en La lengua nuestra de cada día nos entrega esta
ejemplar y pedagógica apreciación de lo que es habla, sonido, palabra, en fin, la lengua nuestra: Para pelar una
naranja, quitándole la cáscara, lo hacen cortando con el
cuchillo trocitos de la cáscara en pequeños cortes, igual
a como se hace cuando se está tajando un lápiz. En con­
creto, estos fenómenos, a mi manera de ver, cuando el
sonido de la voz de la palabra es sustituido por la acción
del gesto, pudiera decirse que si se ve el gesto que hacen,
de alguna manera se estaría oyendo lo que no se dijo
hablando. ¿Está implícita en el gesto la palabra que no se
oye? Es obvio.
Entiendo por habla el uso individual que se hace del
lenguaje y que acepta por única norma, la forma normal,
frecuente y habitual de expresarse, de modo que la regla
64
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
es resultado de la costumbre y no de una reglamentación
convencional. Eso mismo que escribe y entiende Carlos
Mántica, entiendo yo, y con él, el que un “rimero” de
palabras configuran nuestra historia. Luego la palabra es
historia, y si bien me siento incómodo al no dar el lugar
preponderante que se merecen diccionarios y estudios relativamente recientes sobre y de nuestra lengua y habla,
como entre otros los de Róger Matus Lazo y Francisco
Arellano Oviedo, que como dijo este último: descubren,
difunden y defienden el ingenio de los nicaragüenses de­
mostrado en sus palabras, me doy por muy satisfecho,
por razones de espacio y tema, con El habla nicaragüense
de Carlos Mántica, porque lo que citaré de Carlos abona
a mis propósitos de revolver las palabras y encontrarles,
además de lo que de libertad y verdad encierran, su importancia en nuestra historia: Reviso mis escritos, los leo
una y otra vez y me pregunto qué significado tienen estas
páginas monótonas y áridas. Diccionarios: Rimero de
palabras inconexas, palabras extrañas, palabras solas…y
sólo palabras. Palabras y sin embargo, nuestra única his­
toria. Fuimos un pueblo sin libros. Un pueblo sin histo­
riadores y en ese sentido, un pueblo sin historia. Nuestra
historia es hablada y el habla es nuestra historia.
Todas las cosas hablan. La historia habla en las cosas. La palabra que no se oye, se puede escuchar en su
silencio. No hay nada en el mundo sin expresión, porque
hasta las piedras hablan. El Hno. Hildeberto María (Joaquín Matilló Vila), tituló su libro sobre Arte Rupestre
Estas piedras hablan. En el Prólogo, el inolvidable profesor Dr. Ricardo Paiz Castillo, escribe: El autor lo ha
titulado con el sugestivo nombre Estas piedras hablan,
porque los grabados rupestres, son como otros tantos
documentos cincelados o pintados por nuestros indios en
las peñas y rocas, y porque en sus pétreas páginas pode­
Discursos de ingreso
65
mos contemplar y leer la vida y costumbres de los prime­
ros forjadores de nuestra nacionalidad. Y Pablo Antonio
Cuadra, en su prologo al libro del mismo autor, “Ometepe, isla de círculos y espirales”, dice: la gran biblioteca
pétrea va entregándonos infinidad de mensajes y signos
cifrados. Vemos dioses, creencias, símbolos religiosos,
objetos de culto, altares, sacrificios, danzas, armas, ritos
culturales, ritos de cacería, animales, astros, probables
signos astronómicos, utensilios, ceremonias de la vida
agrícola, vestidos, adornos, máscaras “cabos sueltos de
un enorme texto de historia y de vida, páginas rotas de un
vasto poema del pasado.
Hablan las piedras y habla la tierra en la voz de sus
poetas, y la nuestra habla muy especialmente en la voz
nacional de Pablo Antonio Cuadra, así como en Azarías
H. Pallais encontramos “Palabras evangelizadas”, la palabra como ministerio para encontrar siempre el camino de
la libertad. Lo dice Pablo Antonio en sus “Palabras para la
segunda edición”: Ahora que lo recordamos con la pers­
pectiva del tiempo y que volvemos a leer sus sermones,
sus glosas, y sus Palabras evangelizadas vemos que no
era una figura del pasado, sino un precursor,… un revolu­
cionario de Cristo…que abrió en Nicaragua el camino de
la Iglesia de los pobres,…que daba un sentido al ministe­
rio de la Palabra, que tenía una sensibilidad evangélica
a flor de piel para preferir al humilde, para descubrir
siempre el fariseísmo, para encontrar siempre el camino
de la libertad,…
Sobre la voz nacional de Pablo Antonio Cuadra, escribió Ernesto Cardenal: Desde su libro inicial se nos re­
vela como el más nicaragüense de todos nuestros poetas
Cualquier nicaragüense…reconocería aquí (en su poesía)
inmediatamente a Nicaragua,… Porque su poesía es una
tierra que habla. Su voz es nacional. Y Pablo Antonio, co-
66
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
rroborando lo anterior, su poema “Mayo” lo finaliza: Y el
corazón del niño se apresura escribiendo/ en su cuaderno
una palabra ¿Libertad?/ ¿o Muerte?...¡No lo interrum­
pas!/ ¿No ves que el niño está aprendiendo a escribir una
República?/ En Mayo las palabras caen en los surcos./
En Mayo comienzan a conjugarse los verbos. Habla así
nuestra tierra con voz nacional.
Siempre me ha apasionado la libertad que contiene
cada palabra y la libertad que nos es inherente a todos. Infunde respeto y clama por no ser desvirtuada en la mediocridad o la charlatanería. Precisamente este es el reto que,
ante la palabra y su libertad, tiene todo escritor, y tiene
todo académico de la lengua española que por lo demás
debe de ser cervantino. El entrañable escritor y académico
español Luis Rosales, quien mientras vivió tan amigo fuera de todos los escritores nicaragüenses, comenzando por
José Coronel Urtecho y Pablo Antonio Cuadra, inicia el
primero de sus Ensayos de filosofía y literatura diciendo:
La libertad, entendida de modo castizamente universal, es
la capacidad de hacer lo que queremos. En el arranque
de la filosofía moderna, Descartes llamaba acción libre a
toda acción deliberada y voluntaria. Y en Cervantes y la
libertad, escribe: Difícil es poner de acuerdo a muchos, y
por ello no es cosa sólita y frecuente entre los cervantis­
tas reconocer que la libertad es el núcleo vivo y central
del pensamiento de Cervantes. Sin embargo, la relación
entre la vida y la obra del más genial de nuestros poe­
tas debía de ser indudable. La libertad, por la cual puso
su vida en riesgo en tantas ocasiones, tiene que haber
dejado una huella profunda en su creación artística…El
pensamiento de Cervantes igual que el de cualquier autor
necesita expresarse en el texto y en la conducta de los
personajes, a estos dos medios conjuntamente es preciso
atender para entenderle.
Discursos de ingreso
67
Y para atender y entender el por qué la libertad es
el núcleo vivo y central del pensamiento de Cervantes,
al final de ese libro, Rosales nos obsequia “Algunos textos cervantinos sobre la libertad”, de los que seleccionaré
uno solamente, que abona con creces a mi propósito:
La libertad, Sancho, es uno de los más precio­
sos dones que a los hombres dieron los cielos;
con ella no pueden igualarse los tesoros que
encierra la tierra, ni el mar encubre: por la
libertad, así como por la honra, se puede y
debe aventurar la vida; y por el contrario, el
cautiverio es el mayor mal que puede venir a
los hombres.
En su libro Libertad bajo palabra, dice Octavio Paz:
Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, liber­
tad que se inventa y me inventa cada día. En su poema
“Las palabras”, Paz pide guerra: Dales la vuelta,/ cógelas
del rabo (chillen, putas), / azótalas, / dales azúcar en la
boca a las rejegas, / ínflalas, globos, pínchalas, / sórbeles
sangre y tuétanos, / sécalas, / cápalas, / písalas, gallo
galante, / tuérceles el gaznate, cocinero, / desplúmalas,
/ destrípalas, toro, / buey, arrástralas, / hazlas, poeta,/
haz que se traguen todas sus palabras. Desde otro ángulo, Joaquín Pasos, en “Por, en, sin, sobre, tras… las
palabras”, tras ellas se va diciendo: Escribamos palabras
sencillas, / de buen corazón, y adornemos con azul de
cielo/ nuestra expresión. / … / ¡Y los niños que juegan!
Las palabras / con calzones bombachos. / Todas ingenuas
palabras abejas / palabras arenas, palabras Mombachos.
/ De todo hay en mi cielo: las palabras / que retozan en
el Parque Infantil, / y las que sueltan junto a los labios
rojos / la melodía sin fin. / Llamad a los niños / de buen
corazón, / y pongámosle calzones bombachos/ a nuestra
expresión. Y cierro esta selección poética sobre la y las
68
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
palabras, con este contundente verso de Alfonso Cortés:
Por eso, mis palabras son silencio hablado.
Cuando el Dr. Edgardo Buitrago, con su discurso
“Perspectivas de la Lengua Española”, hizo su ingreso
a esta Academia, dijo al inicio estas palabras que, en su
memoria, quiero hoy hacer mías: Sean las primeras pala­
bras que pronuncie, en esta para mí dichosa ocasión, de
profunda y sincera gratitud para vosotros, señores aca­
démicos, por el señalado honor que me habéis conferido
al llamarme a formar parte de esta ilustre Corporación.
Y permitidme que os exprese así toda mi emoción, con
la sencillez y simplicidad de esta sola palabra: “gra­
cias”, para resguardarme, precisamente en su sencillez
y su simplicidad, de todo peligro de afectación o de fal­
sa modestia, y asegurarme plenamente en mí mismo de
la autenticidad con que quiero presentarme. No fueron
las suyas mis primeras palabras, pero las siento propias,
como una oración o invocación al Espíritu de la palabra:
el verbo.
Compartida esta invocación, continúo diciendo que
me animaron a este ingreso la perspectiva de la alegría
iconoclasta de las palabras; el tener tantos y tan buenos
amigos, que de tan buenos ni parecen académicos; el que
quien contestará mi discurso, no por casualidad ocupando el sillón que fuera nada menos que de Pablo Antonio
Cuadra, sea mi viejo amigo y compañero Sergio Ramírez
Mercado, a quien nunca imaginé académico, de la misma manera que siempre vi como tales, pero de los magníficos, a los doctores Carlos Tünnermann y Alejandro
Serrano Caldera; y el recuerdo del espíritu libérrimo de
Pablo Antonio Cuadra, quien siendo director de la Academia Nicaragüense de la Lengua no solo permitió, sino
que propició y disfrutó de que Fernando Silva hiciera su
ingreso silbando, un hecho insólito en cualquier Academia
Discursos de ingreso
69
del mundo, que da la medida de un Pablo Antonio no solo
tolerante, sino que cómplice del humor que siempre será
una forma de amor. La libertad, que en poesía es amor
escribe él mismo.
Soy consciente de que estoy ingresando a esta Academia a una edad apta para salir de este mundo —si nos
atenemos al promedio de vida de los nicaragüenses—,
pero creo que en lo de útil que le quede a mi vida, sobrado
tiempo tendré para seguir revolviendo las palabras y buscando la libertad que tanta falta nos hace. Libertad para
hablar, escribir, proclamando así la realidad de lengua y
espíritu que equivale a vivir. Al ingresar a esta Academia
Nicaragüense de la Lengua, pienso en no pocos ejemplos
de académicos como Guillermo Rothschuh Tablada y no
académicos como el poeta Francisco Pérez Estrada, que
directa o indirectamente, entre muchísimos, hicieron de
esta una Academia de la lengua nicaragüense. Al ingresar,
lo imagino con orgullo, lo hago flanqueado en espíritu
por dos académicos que no lo fueron formalmente, pero
cuyas personalidades de por sí fueron academias al mejor
estilo de Platón. Me refiero a D. José Coronel Urtecho,
académico de la palabra, y al Dr. Mariano Fiallos Gil,
académico de la libertad.
Por supuesto no estoy afirmando que uno u otro tuviera la exclusiva de esos términos: virtudes vitales propias
de ambos, y siendo como casi siempre son las síntesis,
incompletas, y más cuando se trata de semejantes personalidades, he querido emplear por justas aunque breves,
esas dos caracterizaciones. José Coronel Urtecho decía
que Ante la literatura hay que ser humilde como ante el
mar. Me quedé sin palabras, dice mucha gente ante la inmensidad. Y precisamente respecto a las palabras —que
junto con la libertad son mi tema de fondo—, decía Coronel: Todo está en la lengua. No solo las palabras son
70
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
cosas, sino que todas las cosas son palabras. El silen­
cio es la esencia más íntima de la lengua, su invisible
substancia, su espacio y su sostén. Por su parte el Dr.
Mariano Fiallos Gil, de “humanismo beligerante”, “Padre
de la Autonomía Universitaria” y creador del lema “A la
Libertad por la Universidad”, lo explica así: Pensamos
que la Universidad es el sitio ideal para adquirir este
conocimiento y de irradiarlo al pueblo, agobiado por la
miseria, las enfermedades, la ignorancia y la tristeza…
En la Universidad queremos formar una juventud capaz
de comprender y emprender estas cosas, para liberar a
nuestra Nicaragua, tan malherida por tantos dioses y
tantos siglos.
Palabra, libertad y verdad en la Academia: Sí existen. En su citada “Introducción al pensamiento vivo de
Rubén Darío”, Pablo Antonio concluye su primera parte
con esta conciliación que me abarca, persuade y seduce,
y que dio título a este discurso: Rubén Darío había ex­
clamado también: ¡De las Academias, líbranos Señor!,
y ahora él es un tesoro de la Academia; es, como he di­
cho, una libertad más que hemos incorporado a nuestro
enriquecido verbo hispanoamericano, libertad a la que
negamos la libertad de perderse y para lo cual la Aca­
demia se impone la vigilante obligación de conservarla.
Guardadas las distancias —distancias casi infinitas— lo
que yo puedo significar aquí es, también, otra libertad.
Libertad muy pequeña. Libertad que una hormiga puede
acarrear sobre su espalda. Pero libertad que vosotros,
indulgentemente, habéis querido conservar. Libertad, en
fin, que viene a probarnos, por contradicción, que no es
posible —¡Oh, querido Rubén Darío!— libertarnos de la
Academia, porque ella, vencedora de cualquier carrera
sobre el tiempo, nos da alcance y se toma la libertad de
nuestra libertad.
Discursos de ingreso
71
Incorporación a la Academia Nicaragüense de la Lengua de don Luis
Rocha Urtecho como académico de número. De izquierda a derecha:
don Francisco Arellano Oviedo, don Luis Rocha Urtecho, don Pedro
Xavier Solís Cuadra y don Sergio Ramírez Mercado
Es así, por lo tanto, cómo la Academia nos da alcance para alcanzar la libertad, porque lo más valioso que
tiene un escritor es su palabra. Palabra de Honor. Palabra
que lleva implícita la libertad de nuestra libertad, y que
cuando es amenazada, quema, como hoy “Me quema la
palabra”. Finalmente, que la libertad de nuestra libertad
sea entre todos nosotros, más libertad, es, gracias a Pablo
Antonio Cuadra, mi ideal de Academia. Les doy mi palabra.
72
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Bibliografía
Adorno, Theodor W. Theodor W. Adorno, Walter Benja­
min, correspondencia: 1928-1940. Madrid: Editorial
TROTTA. 1998.
Buitrago, Edgardo. Perspectivas de la lengua española.
Discurso de ingreso a la Academia Nicaragüense de la
Lengua. Managua: Ediciones de la Academia Nicaragüense de la Lengua. 1962.
Canetti, Elias. La conciencia de las palabras. 3.a impresión. México: Fondo de Cultura Económica. 2001.
Cardenal, Ernesto. La revolución perdida. Managua:
Anamá Ediciones. 2003.
Cardenal, Ernesto. Nueva poesía nicaragüense. Madrid: Instituto de Cultura Hispánica. 1949.
Coronel Urtecho, José. El Pez y la Serpiente nº 17.
Homenaje a José Coronel Urtecho. “Anotaciones”.
Verano. Managua. 1976.
Cortés, Alfonso. Alfonso Cortés. Selección de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal. Poema “Yo”, 2009, p.
58. Managua: Centro Nicaragüense de Escritores.
Cuadra, Pablo Antonio. Poesía I. Managua: Colección
Cultural de Centroamérica. Serie Pablo Antonio Cuadra n.o 1. 2003.
Cuadra, Pablo Antonio. Torres De Dios. “Introducción
al pensamiento vivo de Rubén Darío”: Discurso en
su recepción como académico de número de la Academia Nicaragüense de la Lengua, el 26 de julio de
1945. Managua: Ediciones de la Academia Nicara-
Discursos de ingreso
73
güense de la Lengua, a cargo de Pablo Antonio Cuadra. 1958.
Darío, Rubén. Obras completas. Cinco tomos. Madrid:
Afrodisio Aguado, S.A. 1950-1953.
Darío, Rubén. Letanía de nuestro señor don Quijote. Edición conmemorativa. Madrid: Afrodisio Aguado. 1966.
Fiallos Gil, Mariano. A la libertad por la Universidad.
Managua: Editorial Nueva Nicaragua. 1994.
Lorenz, Erika. Rubén Darío. “Bajo el divino imperio de
la música”. Managua: Ediciones de la Academia Nicaragüense de la Lengua. 1960.
LOS CUATRO EVANGELIOS. Traducción de José María
Valverde. Madrid: Editorial Guadarrama. 1968.
Mántica, Carlos. El habla nicaragüense. Cuarta Edición.
Managua: Editorial Hispamer. 1994.
Matilló Vila, Joaquín (Hno. Hildeberto María). 1965.
Estas piedras hablan. León: Editorial Hospicio,
_________________. Ometepe, Isla de Círculos y Espira­
les, Managua: Publicaciones UCA. 1973.
Pallais, Azarías H. El libro de las palabras evangeliza­
das. Managua: Ediciones El Pez y la Serpiente. 1968.
Pasos, Joaquín. Poemas de un joven. Edición cuidada por
José C. Vásquez y Augusto Monterroso. México: Fondo de Cultura Económica. 1962.
Paz, Octavio. Libertad bajo palabra. Primera reimpresión,
México: Fondo de Cultura Económica. 1970.
Rosales, Luis. Obras completas. Volumen 2. Cervantes y
la libertad. Madrid: Editorial Trotta. 1997.
_________________. Obras completas. Volumen 4: Ensayos
de filosofía y literatura. Madrid: Editorial Trotta. 1996.
Silva, Fernando. La lengua nuestra de cada día. Managua:
Academia Nicaragüense de la Lengua. 2005.
74
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
EL ORO DE LA LIBERTAD
(Contestación de discurso a D. Luis Rocha Urtecho)
Sergio Ramírez
Quien primero me habló de Luis Rocha fue nuestro
poeta bucólico Octavio Robleto, eterno estudiante de derecho en la Universidad de León. Corría el año de 1960,
Fernando Gordillo y yo habíamos publicado ya los primeros números de la revista Ventana y cuando conocí a
Luis en uno de mis viajes de fin de semana a Managua,
empezamos a ser amigos de quedarme a dormir en casa
de su padre, Octavio Rocha, en las vecindades de la vieja
Nunciatura, un lugar para entonces bastante extramuros
en aquella capital provinciana.
Octavio Rocha, uno de los fundadores y partícipes
del grupo de vanguardia en Granada, tal como Luis lo
ha recordado en su discurso, veía ahora la poesía, y los
desplantes de su adolescencia literaria, con silencioso
desdén, y se había convertido un hombre de negocios establecido esquina opuesta a la Casa Liliam, dedicado a
la distribución de películas de las que se exhibían en los
cines de Nicaragua, y al comercio de todo lo que tenía que
ver con aquello, proyectores, equipos de sonido, carbones
voltaicos, carretes, devanadoras y demás.
Yo le tenía tanto miedo como el que le tenía Luis, por
su severidad siempre a punto del regaño, y lo eludía, hasta
que una mañana en que él se preparaba para irse a su trabajo, mientras nosotros no dejábamos la cama, lo oí dar
Discursos de ingreso
75
a la cocinera unas órdenes perentorias, en su mismo tono
terminante de siempre, mientras le entregaba seguramente unos billetes: “tome, compre un lomo de dentro y todo
lo demás que se necesite y me les hace a estos muchachos
un buen almuerzo”.
Entonces entendí la naturaleza de aquella severidad y
el por qué, por fin, dejaría a Luis ir a correr su aventura literaria a Madrid, disfrazado de estudiante de medicina, para
que hiciera de su vida lo que él no había hecho y siguiera
siendo aquel joven rebelde que él había dejado de ser, y
que aún era cuando escribió su trilogía de los Cisnes.
El Cisne Aristocrático:
¡Zas! ¡Zas! Pomposamente
se sacude las alas
el cisne aristocrático;
es bello y blanco
pero muy orgulloso
Usa pañuelo de seda roja
bajo el albor del ala
y lo emplea cuando se moja
el pico.
El cisne burgués:
Bajo y obeso,
obeso y bajo,
así es, así es,
majo y sin seso
sin seso y majo,
¡cisne burgués!
El cisne de barrio:
Sucio y flaco el cisne de barrio
tiene frío.
76
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Él puede ir al lago y a la fuente
donde no hay nada que comer.
Y en el campo no hay estufas
y en la ciudad sólo estafas.
Se busca, bajo el ala algún centavo
para comprarse tortillas y carbón,
pero sólo se encuentra su osamenta,
su osamenta y su dolor.
El Cisne de barrio, flaco y sucio
se está muriendo de hambre,
tan sucio, que parece
Cisne de barro; y tan flaco
como esos cisnes de gabinete
de historia natural.
José Coronel Urtecho, su compañero de extravagancias y experimentaciones literarias y capitán del grupo de
vanguardia, dice sobre él: “Fuera de sus más próximos familiares y amigos, deben ser pocos los que lo recuerden,
puesto que él mismo, cuando empezaba apenas a darse a
conocer como escritor y periodista literario, inesperadamente se empeñó en desaparecer de la literatura, que él
más que nadie había contribuido a remover. Más todavía
que a remover, a renovar”.
Qué buen poeta de tan rebeldía nos perdimos. Un
poeta que desapareció de la poesía, para reaparecer en el
hijo a quien hoy recibimos en esta Academia, en lo que
nuestro Rubén llamaba metempsicosis, una rencarnación,
una manera de prolongarse, y de sobrevivir. Y estas palabras iniciales sirvan como homenaje para el poeta que
desapareció, callándose, pero solo para darle la palabra a
quien tan buen uso ha hecho de ella a lo largo de su vida.
Luis se fue a España en aquellos años sesenta en
que Madrid era la meca literaria nicaragüense, como para
Discursos de ingreso
77
otros latinoamericanos esa meca era París. Por allí de julio de 1964 pasó por León Carlos Martínez Rivas y el
doctor Mariano Fiallos Gil me invitó a que fuéramos a
la casa de Edgardo Buitrago para encontrarnos con aquel
poeta ya para mi legendario, a quien me extrañó ver de
saco y corbata. Se iba para Madrid como diplomático. De
allá había vuelto Coronel Urtecho, otro extravagante diplomático, y también se irían Rolando Steiner, Horacio
Peña, Jorge Eduardo Arellano, Francisco de Asís Fernández, Julio Cabrales, Beltrán Morales, subido a un barco
de carga de la Mamenic Line: “Para serte franco, aquí
solo Franco es…”, dice Beltrán en uno de sus poemas de
entonces, pasado por el agua regia.
En mis cartas a Luis, tiempos aquellos en que se usaba escribir cartas, y existían las estampillas, y los sobre
y el papel aéreos, leves para que no pesaran tanto en la
balanza postal, yo solía escribir su dirección: “Altamirano 8, 5º, extrema izquierda”, hasta que él, alarmado,
me llamó la atención, era exterior izquierda, no extrema
izquierda, mención aquella que podía costarle cárcel en la
España franquista.
A finales de julio de 1964 lo visité en Madrid, mi
primer viaje a Europa, y me recibió en el aeropuerto de
Barajas junto con el poeta gaditano Fernando Quiñones.
Esa noche hicimos una ronda de tascas acompañados de
un cuarto personaje, Jesús Aguirre, que entonces vestía
la sotana de sacerdote jesuita, y así, con sotana y todo, le
dio el amanecer a nuestro lado en la Cueva de Luis Candelas, ante la admiración de los parroquianos de ver a un
cura encendido de vino, jurando y vociferando, locuaz,
ingenioso, irreverente, ya para entonces miembro en secreto del Frente de Liberación Popular. Luego que dejó la
sotana, este profundo filósofo, doctorado en teología en
Múnich, y compañero de banco del cardenal Ratzinger, se
78
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
hizo editor, y fundó la editorial Taurus, y luego se casó con
doña Cayetana Fitz-James Stuart, la mismísima duquesa de
Alba, con lo que pasó a ser el Duque Consorte de Alba hasta su muerte; ella, aunque todavía lo llora, volvió a casarse, pasados los ochenta, con un novio de apenas cincuenta
y ocho. Qué personaje para don Manuel del Valle-Inclán,
este que nos deparó aquella tan lejana noche madrileña.
Luis volvió a la sierra de Guadarrama junto con
Fernando Quiñones, donde pasaban ambos las vacaciones del verano, y donde los esperaba Nadia, la esposa de
Fernando, y Mercedes, quien pronto se casaría con Luis,
y se trasplantaría para siempre a Nicaragua desde Badajoz, extremeña como es, y por eso mismo, la finca donde
ahora viven en Masatepe se llama Extremadura, a la que
se llega, tal como alguna vez lo he contado, siguiendo
la dirección que da Luis, y en la que unos borrachines
consuetudinarios que siempre están en el camino sirven
como referentes seguros, salvo que se cambien de lugar.
Hace poco, cuando acompañé al fotógrafo franco
argentino Daniel Mordzinski, que quería hacerle a Luis
unas fotos, Daniel comentó, en presencia de Mercedes,
acerca de la grave responsabilidad que sobrellevaba Luis,
hecho cargo de todos aquellos cultivos de cítricos, plátanos, aguacates, piñas, y el poeta Carlos Alemán Ocampo,
miembro de número de esta augusta corporación, me ha
comentado recientemente que piensa Luis, de manera temeraria, agregar un apiario de abejas africanas. Un poeta
capaz de escribir un tratado de agricultura, como Horacio,
insistió Mordzinski, y entonces Mercedes, ante aquella
afirmación tan atrevida, solo se rió, con una sonora y cortante carcajada que lo decía todo, como se hubiera reído doña María Kautz si alguien hubiese alabado las artes
agrícolas de su esposo, el poeta José Coronel.
Discursos de ingreso
79
Mercedes, algo callada, pero no tan sumisa como
su esposo el poeta la pone, es la musa omnipresente de
Domus Aurea, ese hermoso libro de poesía amatoria, de
iluminada dimensión doméstica: domus, domesticus, el
poeta domesticado en la casa de oro; el poeta es el rusti­
ca conjunx, el cónyuge rural en el que se asumía Coronel,
y Luis se asume en las palabras que, como en las Odas
Elementales de Neruda, describen la experiencia cotidiana y sus elementos naturales que esas mismas palabras
nombran, mesa, silla, plato, pan, lecho, cuna:
La mesa. La maravillosa y dócil
Única mesa de mi pequeño hogar
En donde a duras penas, ya, el amor alcanza
(aún cuando la casa fuera infinita)…
Pero no hay que equivocarse con la mansedumbre
conyugal de este poeta, a veces cascarrabias como su padre, y a veces no, quien, cuando nos conocimos, venía ya
de correr lances revolucionarias al lado de Carlos Fonseca y de Germán Gaitán, participante de la conspiración
de Casa Colorada, cuando la lucha contra la dictadura se
hallaba en sus albores, y quien, desde entonces, no separó
a la palabra de su sustancia de compromiso con el arte,
pero tampoco separó a quien escribe esas palabras de su
compromiso con las verdades de la vida, y con la justicia,
y con las consecuencias inevitables que trae luchar por la
justicia, por la equidad y por la democracia.
Lo demostraría luego en su participación en la lucha
por la libertad académica en la UCA en los años setenta,
desde el Sindicato de Escritores Cristianos, desde el semanario cristiano Testimonio, que editó junto con Tito
Castillo, al lado de su fidelidad a la literatura, al lado
de Pablo Antonio Cuadra, en La Prensa Literaria y El
Pez y la Serpiente, y, más tarde, en El Nuevo Amanecer
80
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Cultural. Las palabras encantadas, y decantadas, en esa
alquimia en la que siempre es necesario dar a Dios lo que
es de Dios, y quitar al César lo que nunca ha sido del César, porque lo ha usurpado.
Quien ingresa esta noche a nuestra Academia, y
quien le recibe, nacieron el mismo año, nacimos, y sin
apenas darnos cuenta hemos llegado ambos a lo alto de la
cuesta desde la que es posible contemplar el paisaje que
va quedando atrás. Es un paisaje a veces luminoso, y a
veces desolado. Pero, atreviéndome a hablar por los dos,
tanta amistad hay de por medio a lo largo de tantos años,
diría que seguimos viendo a Nicaragua como empezamos
a verla cuando entramos en la edad de la razón y de los
sueños, y que aquello en lo que creímos entonces sigue
intacto en lo hondo de esa lejanía brumosa, como el puñado de luces que señalan una ciudad lejana. La ciudad
del sol, que no es otra cosa que la visión nunca engañosa
de la libertad.
Por eso celebro que al ingresar a esta Academia, Luis
dedica su discurso a la libertad. La libertad de la libertad,
que es como colocar un espejo frente a otro, y obtener
entonces una sucesión de planos infinitos que reflejan el
tiempo vivido y el tiempo por venir, y nos reflejan, porque
la libertad está colocada en el primer plano y también en
el último. Existe la libertad mientras se penetra en esa
galería sin término para buscarla, como quien va abriendo
puertas transparentes, una tras otra.
Existe mientras se cree en ella, mientras se la busca,
mientras uno no da por agotada esa persecución en la que
nos va la vida, y sin la cual la vida perdería todo sentido.
Nunca ceder nuestro derecho a pensar, esa es la esencia
de la libertad. Nunca aceptar que otros busquen la verdad en nuestro nombre y que nos entreguen las verdades
Discursos de ingreso
81
digeridas, masticadas. En nuestra identidad individual,
dueños del universo, somos el todo. Y es una identidad
que nunca deberemos ceder a ningún caudillo, a ningún
partido, ni al estado, ni a ninguna ideología.
En mi generación tuvimos la suerte de disfrutar de un
triple magisterio: José Coronel Urtecho, Pablo Antonio
Cuadra y Mariano Fiallos Gil. Hoy me asombro de esa
coincidencia de astros en nuestro cielo juvenil. Luis los
ha citado a los tres, cada uno en los suyo, pero en los tres
hubo siempre imaginación, rigor, sentido de la libertad.
Mariano Fiallos nos dio el mandato de revisar siempre lo que otros han aceptado como verdad, porque la
insistencia en la certeza es ya la caída en el error, las semillas del dogma generando la mentira. Toda verdad absoluta, sobre todo si se convierte en un sistema de ideas
capaz de generar poder, ha conspirado siempre contra la
integridad del hombre, única medida de todas las cosas,
según Protágoras. La negación, pues, de la falsedad.
Saber nada más que no se sabe nada, como Sócrates, en ejercicio permanente de rigor con uno mismo; que
nada de lo que es humano nos es ajeno, como Terencio
en El verdugo de sí mismo. Y como Erasmo, que no hay
humanismo sin tolerancia, y que son los intolerantes, dueños de la verdad absoluta, los que siempre acusan de herejes a quienes no piensan igual; así lo explica, entre risas
sosegadas, en su Elogio de la locura. Es lo que Luis ha
venido a reafirmar esta noche delante de nosotros.
Los temores sobre la verdad absoluta son hoy más
modernos que nunca, cuando todas las preguntas de la
filosofía regresan a buscar el verdadero sentido del humanismo, que es el ser humano, soterrado antes bajo el
culto del estado, y ahora bajo el culto del mercado o del
populismo, viejos dogmas en odres nuevos.
82
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
El pensamiento de Mariano Fiallos, tan contemporáneo, nos llama siempre a apropiarnos de la libertad crítica
y a rechazar todas las imposiciones que pesan sobre el ser
humano, “entidades abstractas que se llaman sociedad,
estado o clase, y peor aún, sacrificándolo a ideas absolutas denominadas la justicia, la verdad, la belleza o el
bien” escribió.
Bienvenido, entonces, poeta, desde su casa de oro, su
casa iluminada por el fulgor del hogar doméstico, a esta
casa de la lengua, que es la casa de la palabra, y por eso
mismo, de la libertad.
Managua, 15 de noviembre de 2012
III
ENSAYOS Y ARTÍCULOS
Carlos Alemán Ocampo
Ensayos y artículos
85
LAS LENGUAS DEL CARIBE NICARAGÜENSE
Carlos Alemán Ocampo
DE ACUERDO con la Constitución vigente de 1987, las
lenguas indígenas de los grupos étnicos deben ser protegidas; además, pueden ser oficiales en situaciones jurídicas.
Con la Revolución Sandinista, surgió la recuperación de
algunos elementos identi­ficadores: la educación bilingüe,
el respeto a la cosmovisión de sus hablantes, la medicina
tradicional y la tendencia a valorar sus tierras comunitarias. También, se llevó a cabo el proyecto de Autonomía Regional, de mayor trascendencia, que no termina de
consolidarse.
El artículo 11 de la Constitución, título II, específica:
“El español es el idioma oficial del Estado. Las lenguas
de las comunidades de la Costa Atlántica de Nicaragua
también tendrán uso oficial en los casos que establezca
la ley”. En el artículo 121 se aborda el derecho a la educación de los nicaragüenses en su propia lengua, en el
artículo 180 se definen las formas de autonomía a través
de la organización de sus propias formas tradicionales y
en el artículo 181 se especifican los órganos que preservarán las formas de la autonomía: los consejos regionales y
la coordinación del gobierno regional. El coordinador es
llamado popularmente gobernador.
Esta organización regional ha generado diferentes
pro­yectos que, efectivamente, están transformando la región. Entre estos proyectos, el más importante en el orden
estra­tégico es la creación de la Universidad de las Regiones
86
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense, URACCAN, que le ha otorgado gran impulso a los programas
de educación bilingüe desarrollados por el Ministerio de
Educación. Y para las carreras tradicionales, como Administración y Derecho, se creó la Bluefileans, Indian and
Caribbean University, BICU, con sedes en Bluefields y
Puerto Cabezas (Bilwi).
Estos nuevos fenómenos dieron un impulso definitivo a las lenguas minúsculas que estaban en decadencia
y mayores niveles de estudio y conocimiento teórico a
las fuertes, como el miskito. La educación bilingüe, además de los aspectos identificadores culturales, también
tiene implicaciones peda­gógicas en relación al proceso
del aprendizaje en general, lo cual tiende a promover el
crecimiento económico y el desarrollo intelectual. Gurdián y Salamanca han presentado un análisis sobre los
“Orígenes de la situación lingüística actual de Nicaragua”
(Wani, enero-abril, 1991).
Junto con los ingleses arribaron los esclavos de origen africano. Ellos provenían de etnias distintas, carecían
de una lengua común y adoptaron el inglés; esto dio origen al inglés criollo, hablado actualmente en la franja del
Caribe de Nicaragua. Como consecuencia de ese dominio
inglés más relajado, en la costa no se practicó directamente y por largo tiempo una política deliberada de exterminio
ni de promoción de las lenguas indígenas. Indirectamente, sin embargo, varios cosas ocurrieron: el sometimiento
de otros grupos indígenas al régimen de semiesclavitud
impuesto por los miskitos (instigados por los ingleses) iba
en la dirección de un exterminio cultural y físico y, por
ello, algunos de estos grupos desaparecieron.
Además, el prestigio asociado con los ingleses, verdaderos amos de la región, se extrapolaba a esa lengua
Ensayos y artículos
87
el hecho de que los ramas, por ejemplo, parecen haber
adoptado muy tempranamente el inglés; los garífunos y
algunas comunidades mískitas han seguido el mismo proceso. Otra consecuencia de la situación imperante es que
el miskito adquirió un rol prestigioso en el área dominada
por este pueblo. La tendencia, seguramente antigua, de
las comunidades sumos a adoptar el miskito a cambio de
su idioma original puede observarse en algunos pueblos
como Karawala o Wasakín. La lógica de todo esto tiene
su origen en una jerarquía étnica promovida por fuerzas
económicas y políticas hegemónicas en la zona. Desde
mediados del siglo antepasado (s. XIX), estas fuerzas
fueron las compañías extranjeras, especialmente norteamericanas. En los tiempos de las compañías, la jerarquía
imperante se comportaba de la siguiente manera: norteamericanos / criollos / mestizos/ miskitos / sumus / ramas
/ garífunas.
Es mucho más completo el análisis sociolingüístico
que hace Guillermo Mc Lean (1995) sobre la estratificación de las lenguas en función de las oportunidades de
trabajo y de destacamento social, el cual determina el orden de las lenguas que necesita saber una persona para
estar en la cumbre de una posición económica y social:
El hablante de español no necesita hablar ninguna
de las otras lenguas para desempeñarse con éxito en cualquier puesto que ofrezca el Estado, como principal empleador. El criollo necesita hablar español, el miskito necesita hablar español o inglés según el cargo y la empresa
que lo ofrece; el sumo necesita hablar miskito para poder
ir a la escuela y aprender a leer, después tiene que aprender español, si intenta optar a un cargo y más aún si intenta estudiar. El rama necesita hablar inglés y español, el
garífuna igualmente necesita hablar inglés y español. De
tal forma que se conforma una pirámide de exigencias de
88
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
conocimientos de lenguas en donde los pueblos indígenas
más débiles tienen mayores exigencias de conocimiento.
La presencia religiosa también impuso un sistema
estra­tificado. Al llegar, los moravos —el principal grupo
religioso— usaron la lengua miskita como instrumento
de penetración. En los cantos religiosos, aparecen influencias africanas y caribeñas, las cuales se extendieron
a grupos que nunca habían visto el mar y que tampoco
habían tenido contacto con grupos criollos o sambos en
un período anterior.
A comienzos del siglo XX, se produce un fenómeno
cultural trascendental para los pueblos sumos. El reverendo
moravo Carlos Bregenzer, todavía recordado en las canciones y leyendas de los sumos, se establece en Musawás,
donde lleva a convivir con grupos de diferentes dialectos
como los panamahka y twahka. Un poco después se funda
Karawala con grupos panamahka y ulwas, incluyendo población miskita encargada del servicio religioso.
Los únicos sumos que no se movieron fueron los ulwas
de las riberas del río Mahogany, quienes siguen hablando
su lengua, venden cocos en Bluefields y quizás, por estar
olvidados y aislados, son el grupo que ha conservado con
mayor firmeza su identidad y lengua. No obstante, se preveía que podían sucumbir ante el empuje de los mestizos
que comenzaban a convivir con mujeres sumos.
Ubicación geográfica
Una ojeada rápida al mapa de Nicaragua podría ubicar, en forma más o menos aproximada, los lugares donde viven actualmente los pueblos indígenas y los grupos
étnicos. Los miskitos están asentados a lo largo del litoral norte y el llano, desde la laguna de Wounta hasta
Ensayos y artículos
89
prácticamente el río Tinto en Honduras, cubriendo toda
la sabana de pinos desde el llano entre Puerto Cabezas y
el río Coco, a lo largo del río Prinzapolka y el litoral hasta el río Grande de Matagalpa; luego en el litoral hasta la
entrada a Laguna de Perlas y los asentamientos menores
de Raitipura y Kakabila en Laguna de Perlas. Los panamakas están en Bocay y Bonanza, donde su principal
asentamiento es Musawás y las márgenes del Waspuk; los
twahkas se ubican principalmente en Rosita, los ulwas
en Karawala y un grupo olvidado que vive en Caño Negro y el río Mahogany, que posiblemente también sean
ulwas. Los creoles se encuentran en las islas del Caribe,
la bahía de Bluefields, Laguna de Perlas e importantes
asentamientos en Puerto Cabezas, un poco menores en
Rosita y Siuna, además del litoral al sur de Bluefields y
San Juan del Norte. Los garífunas están asentados en la
parte noroeste de Laguna de Perlas.
Bernard Nietschmann publicó un pequeño folleto
titulado La distribución de los indios miskitos, sumos y
ramas en el este de Nicaragua (1971), siendo su trabajo
el primer intento moderno por ubicar los diferentes pueblos indígenas. Pero Nietschmann no tomó en cuenta a
los grupos étnicos garífunas y criollos.
En 1977, el autor de este artículo presentó una segunda distribución lin­güística que toma en cuenta todas
las diferentes lenguas. Por primera vez, se planteó en Nicaragua la existencia de los caribes negros o garífunas y
se ubicaron todos los lugares de habla inglesa y el estado
en que se hallaban los hablantes. Posiblemente el principal defecto de esta investigación era su escasa bibliografía. Pero implicó un exhaustivo trabajo de campo.
De hecho, constituyó el primer intento de un nicaragüense por visitar todas las comunidades lingüísticas
90
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
con fines de estudio. El único lugar omitido fue el de los
sumos de Mahogany por falta de información. En sus páginas trata de explicar la ubicación geográfica, la cantidad
de hablantes y perspectivas de la lengua. El trabajo quedó
incompleto, porque no se lograron publicar todos los estudios lingüísticos y étnicos elaborados en cada lugar. Por
primera vez, se planteaban las diferencias estructurales
del sumo y las variantes entre twahka, ulwa y panamaka;
se llegó a la conclusión de que se trataba de diferentes
lenguas. De inmediato surgieron versiones contrarias que
pretendían demostrar que se trataba de una misma lengua
y que el panamahka y twahka eran solo variantes dialectales. Estudios posteriores y el reclamo de los twahkas han
dado la razón al autor y a su clasificación como lenguas
diferenciadas.
Con el ulwa la variante es mucho mayor, en donde
se presentan variantes léxicas y estructurales. Este tema
tiene trascendencia para los indígenas por la elaboración
de las cartillas en la lengua materna.
En agosto de 1991, Danilo Salamanca publicó un
trabajo sobre “Las lenguas de la costa: estudio y documentación”, ignorando los dos trabajos anteriores; por lo
menos sus citas bibliográficas no se separan mucho de
la “Distribución de las lenguas” del autor, ni de La dis­
tribución de los indios... de Nietschmann; pero sí aporta
algo más a la información sobre los trabajos específicos
que se están elaborando sobre cada lengua. El trabajo es
precisamente la presentación de lo que paralelamente a la
educación bilingüe y en gran parte motivada por ella, se
ha venido desarrollando en Nicaragua: la investigación
científica sobre los idiomas de la costa Caribe. En el presente ensayo presentaremos un breve resumen del trabajo
impulsado por el Cidca (...) Presentaremos el trabajo de
Ensayos y artículos
91
cada lengua por separado. En cada sección ofreceremos
también datos demográficos lingüísticos.
Lo más importante del trabajo de Salamanca no son
los datos demográficos y los criterios históricos y geográficos, donde encontramos algunos puntos con los cuales
disiente el autor, pero sí es valiosa la información sistematizada que indica las acciones realizadas en cada comunidad, por lo menos durante la Revolución Sandinista.
Fue durante esa época cuando se incorporó el estudio de
las lenguas indígenas a nivel oficial, cumpliendo el mandato constitucional del estudio de las lenguas indígenas.
El Cidca y el Ministerio de Educación llevaron adelante
este proyecto. Seguiremos el desarrollo del trabajo, de
acuerdo con la presentación de Salamanca:
El miskito: dependiendo de la localización
geográfica de las diferentes comunidades, los
miskitos hablan, además de su propia lengua,
español (sobre todo hacia el norte de la costa)
o inglés (sobre todo hacia el sur), reflejando
esto sus contactos históricos e interacción con
las otras comunidades del país.
El miskito fue utilizado por la Iglesia morava
para su trabajo proselitista entre los indígenas
miskitos y sumos desde el siglo pasado. Por
esta razón, esa lengua fue objeto de estudio de
los misioneros moravos [...]. Entre los traba­
jos de esta tradición se destacan, particular­
mente, la Gramática (1927) y el Diccionario
(1961) realizados por el misio­nero George
Reinke Heath, el segundo libro en colabora­
ción con el también misionero W. G. Marx (...).
El antropólogo alemán Walter Lehmann y su
discípulo luxemburgués Edouard Conzemius
92
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
con­tri­buyeron, a su vez, a enriquecer los tra­
bajos pione­ros de los moravos, en los que se
basaron para sus diversos escritos. En parti­
cular, el monumental e influyente Zentral Amerika, publicado en Berlín por Walter Lehmann
en 1920.
El programa de alfabetización del río Coco
Después, siguen otras publicaciones de los moravos: el diccionario trilingüe (inglés, miskito, español) de
Adolfo Vaugham bajo el patrocinio de la Iglesia católica
en 1962 y una buena cantidad de manuales para el aprendizaje de la lengua miskita, dedicados a misioneros, catequistas y maestros. Aunque Salamanca no lo menciona,
en los años de publicación de estos diccionarios, la región
de los miskitos, principalmente el río Coco, estuvo bajo
el influjo del programa de alfabetización en el río Coco,
iniciado en 1955, que tuvo como sede central Waspán y
significó la presencia de miles de maestros armados de
cartillas en español españolizando en el río Coco. Ello
culminó en la fundación del Instituto de Secundaria y de
la Escuela Normal 11 de Septiembre. Allí se preparaban
maestros miskitos para impartir clases en el río Coco, en
el llano y en los litorales. A este centro llegaron incluso
miskitos de Honduras a prepararse como maestros normalistas para las escuelas públicas. Actualmente, existe
una normal en Puerto Cabezas con la visión de preparar
maestros bilingües.
Fonética y ortografía del miskito
En 1980, al inicio de la Cruzada Nacional de Alfabetización, el autor y Hazel Law trabajaron en el inventario de la fonética miskita y establecieron por primera
vez las reglas ortográficas que se usarían en la Cartilla de
Ensayos y artículos
93
alfabetización en miskito. Este mismo inventario, a nivel metodológico, sirvió de base para el sumu. Salamanca
continúa diciendo:
A partir de 1982 y bajo el impulso transfor­
mador de la revolución popular sandinista, el
Cidca inició una investigación científica sobre
la gramática de la lengua miskita. [...] Como
resultado se publicó una primera gramática de
esta lengua, Mískitu bila aisanka, y un año des­
pués un Diccionario elemental... La investiga­
ción ha continuado, produjo incluso una tesis
doctoral, Elementos de Gramática del Miskito
(Salamanca, 1988), que resume los avances
hechos en estos años.
Durante el período revolucionario se editaron numerosos trabajos de diferentes investigadores, pero lo fundamental fue el inicio de la educación intercultural bilingüe.
Con relación al sumo, Salamanca continúa: Existen hoy en
Nicaragua esencialmente dos dialectos diferenciados del
sumo: el twahka-panamahka o sumo meridional (RAAN)
[...] y el ulwa hablado o sumo septentrional, hablado so­
bre todo en Karawala, comunidad de la RAAS.
Aquí habría que agregar los sumos de Mahogany y
río Negro, afluentes ambos del río Escondido y cercanos
a Bluefields que, aunque algunos hablan inglés, están recibiendo la embestida de pioneros mestizos hablantes de
español. Su situación es dramática porque no aparecen
en ninguna de las listas de los organismos oficiales de investigación lingüística, aunque sí figuran en las listas del
Consejo Supremo Electoral, bajo la denominación grupo
étnico no determinado.
Con relación al rama, Salamanca explica que “solo
quedan unos pocos hablantes de la lengua materna. El
94
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
programa educativo vigente para esta comunidad es el
programa criollo. La mayoría de los hablantes nativos del
rama que todavía quedan vive en tierra firme en un lugar
llamado Cane Creek, cerca de Punta Gorda”. Lehmann y
Conzemius también estudiaron esta lengua. Colette Craig,
de la Universidad de Oregon, y Nora Rigby son las investigadoras que avanzaron más en el estudio del rama. Actualmente, se hacen esfuerzos para revitalizar la lengua,
termina diciendo Salamanca con relación al rama.
Sobre los estudios del inglés criollo, Salamanca
señala el de John Holm como el más importante hasta
1978: Desde 1986, el lingüista norteamericano Wayne
O’Neill ha venido realizando, en colaboración con téc­
nicos y maestros del programa bicultural bilingüe criollo
con el apoyo del Cidca, estudios tendientes a esclarecer
las propiedades lingüísticas básicas de esta variedad del
inglés.
Con relación al garífuna, Salamanca aporta datos de
po­bla­ción e indica que “se ha venido impartiendo un curso sobre la lengua en la escuela de Orinoco, según el modelo de lo que se venía haciendo sobre el rama en Rama
Key”. En Orinoco y La Fe, los dos poblados garífunas
por excelencia, ha sido muy importante la colaboración
de garífunas beliceños y hondureños para las clases de
recuperación de la lengua.
Preponderancia de los miskitos
La historia de los pueblos de la costa Caribe de Nicaragua en gran medida ha sido definida por los miskitos; el
grupo más numeroso, de mayor contacto con el exterior
y de mayor participación política y militar en diferentes
situaciones. Sin embargo, cada grupo conserva sus propias
características y sus elementos diferenciados y contradic-
Ensayos y artículos
95
torios entre ellos, con dife­rentes historias, diferentes lenguas, diferentes ámbitos de aspi­ración hacia un destino
mítico. Aunque actualmente se entrelazan algunos grupos, todos luchan por conservar su propia identidad. La
autonomía no es solamente de cara a las autoridades del
Pacífico, sino hacia la solución de los conflictos interculturales para aceptarse unos a otros con sus propias características.
La comunicación entre ambas costas sigue siendo escasa, la comunicación con el resto del Caribe es precaria.
Si en siglos XVII y XVIII abundaron piratas y corsarios
enfrentados a los colonizadores españoles, ahora es el
narcotráfico con todas sus secuelas el que intenta asentarse. Esto significa un azote enfrentado a los esfuerzos
de los nativos por el desarrollo de las culturas propias, el
conocimiento de una nueva tecnología a partir de sus tradiciones y el mejoramiento de las condiciones de vida en
esa zona, donde en algún momento de su historia se ubicó
el Río de los Perdidos.
[Tomado de la obra Colón y la Costa Caribe de Cen­
troamérica. 2002. Managua: Fundación Vida. pp. 151156]
96
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Bibliografía
ALEMÁN OCAMPO, Carlos. “Distribución de las lenguas
habladas de Nicaragua”, en Boletín Nicaragüense de
Bibliografía y Documentación, núm. 26, noviembrediciembre, pp. 25-30. [Datado en Recinto Universitario
“Rubén Darío”, Managua, noviembre, 1977]. 1978.
____________________. “Etnias y lenguas del Caribe nicaragüense” en Jaime Íncer, Ed.: Colón y la Costa
Caribe de Centroamérica. Managua: Fundación Vida,
2002, pp. 132-156.
NIETSCHMANN, Bernard. La distribución de los indios
miskitos, sumos y ramas en el este de Nicaragua. Managua: Instituto Geográfico Nacional, 1971, 12 p.
SALAMANCA, Danilo. “Las lenguas de la Costa: su estudio y documentación”, en Wani, núm. 10, mayo-agosto
de 1991, 1991, pp. 60-66.
Ensayos y artículos
97
El espanglish, ¿una necesidad
comunicativa de los
inmigrantes hispanos?
Róger Matus Lazo
DE ENTRADA, como el antipasto —ese aperitivo de la
culinaria italiana que se sirve como preludio al banquete, aunque aquí se trate de un simple gallopinto o, para
decirlo en términos más oportunos, “rice and frijoles”—
queremos presentar algunas consideraciones previas, con
el objeto de exponer en forma sencilla y didáctica cuestiones relacionadas con la lengua, evitando en lo posible
el uso de una terminología técnica, propia de los grandes
especialistas de la lingüística.
Consideraciones previas
1. La lengua es un “sistema de signos”, como la concibe Saussure,1 o un “sistema de reglas”, como la reformuló Chomsky,2 que viene a constituir —como se define en
términos “cristianos”— un instrumento de comunicación
entre los seres humanos. Se trata de un “contrato colectivo”, agrega Dubois,3 una convención social, un convenio
o, para emplear una palabra de moda en nuestros días,
__________________________
1. F. Saussure. Curso de lingüística general. Traducción, prólogo y
notas de Amado Alonso. 12.ª ed. Buenos Aires: Editorial Losada,
S. A. 1973.
2. Citado por J. Dubois y otros. Diccionario de lingüística. 4.ª reimpresión. Madrid: Alianza Editorial, S.A. 1994.
3. Íbid.
98
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
un “pacto” establecido entre los miembros que forman
parte de una comunidad, sea esta una nación, un país o
una región. ¿Qué importancia tiene este “acuerdo” entre
los grupos humanos? Entenderse entre sí, porque todos y
cada uno de ellos han convenido en dar a determinados
signos determinados valores o significados específicos,
cuyo intercambio entre unas personas y otras hace posible
la vida en común. La lengua, entonces, va íntimamente
vinculada con el vivir en sociedad, porque la sociedad
solo es posible gracias a la existencia de la lengua.
2. La lengua que habla una comunidad es un sistema
organizado de signos que todos aceptan como medio de
comunicación, pero que cada uno en particular emplea
de manera parcial. El uso que cada uno de los hablantes
hace de la lengua es el habla. La lengua, entonces, es “un
producto social”, mientras que el habla es un “acto individual”. Pero no pueden concebirse separados. Ya lo dice
Manuel Seco: “Si no existiera la lengua, no existieran las
hablas individuales; si no existiera la lengua, no existiría
el uso que de ella hace cada hablante”.4
3. La lengua, como el idioma español, hablada en un
espacio geográfico más o menos delimitado, Nicaragua,
por ejemplo, experimenta —por diversas razones— “variaciones” con respecto al uso de la lengua estándar, considerada como variedad ampliamente difundida y, en general, entendida por todos los hablantes de la lengua. Estas “variaciones” suelen ser propias de la pronunciación,
el vocabulario y en menor grado de las construcciones de
las frases y oraciones. Se trata de variedades o dialectos,
como el español de Nicaragua, que se diferencia de otras
__________________________
4. Manuel Seco. Gramática esencial del español. 4.ª ed. Madrid:
Espasa-Calpe, S. A. 1996.
Ensayos y artículos
99
variedades, como el español de Costa Rica, de México o
Argentina, pero que son mutuamente comprensibles. Por
eso, como afirma Hockett, una lengua es “un conjunto de
dialectos más o menos similares o inteligibles”.5
4. Todo dialecto, como variedad regional de una lengua, tiene su propia dignidad y validez. Ningún dialecto es superior o inferior a otro. Toda persona habla uno
u otro dialecto, y ninguno puede ufanarse de que habla
una variedad considerada “correcta”. Incluso el “haiga”
(haya) común en nuestros campos y aun en algunas zonas
urbano marginales, tiene una explicación natural dentro
de la historia de la lengua.6 El verbo “vide” (vi) y los
adverbios “agora” (ahora) y “enantes” (antes), hoy voces
anticuadas, los encontramos en nuestros grandes escritores y poetas del siglo de oro español. Si algunos jóvenes
de Jinotega dicen “jacar” por sacar y otros en Juigalpa
dicen “jutbol”,7 no es más que un fenómeno fonético, una
forma de pronunciar determinadas palabras que nos dicen
de una realidad que debe estudiarse no desde la perspectiva de la gramática, sino dentro del campo de la dialectología.
5. Las lenguas, como los grupos humanos que las
hablan, no viven aisladas. Y tarde o temprano, entran en
contacto con otras enriqueciéndose mutuamente a través de
palabras prestadas. Charles Bally8 afirma que el préstamo
__________________________
5. Charles F Hockett. Curso de lingüística moderna. 2ª. ed. Buenos Aires, Argentina: Editorial Universitaria. 1972.
6. Rafael Seco. Manual de gramática española. Revisado y ampliado por Manuel Seco. Madrid: Aguilar S. A., Ediciones. 1980.
7. María A Rosales. Atlas lingüístico pluridimensional de Nicara­
gua: nivel fonético (análisis geolingüístico pluridimensional).
Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua. 2008.
8. Charles Bally. El lenguaje y la vida. 4.ª ed. Traducción de Amado Alonso. Buenos Aires: Editorial Losada, S. A. 1962.
100 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
juega un papel significativo en la lengua y en la sociedad.
Este gran discípulo de Saussure escribe: “No hay sistema
lingüístico por más aislado y compacto que sea, que se
libre completamente de las influencias que le vienen, ya
sea de afuera, ya de los subgrupos o de los individuos,
porque las comunidades socia­les más cerradas no viven
del todo en el aislamiento y no son nunca completamente
homogéneas”. Rosenblat afirma:
Se opera hoy en todos los ámbitos del español
una multiforme acción interlingüística, como
expresión de un mundo cada vez más abierto
al movimiento de pueblos y al desarrollo uni­
versal de la cultura.9
Así surgen, justificados o no, los vocablos prestados de
otros idiomas pues —como afirma el padre Feijoo10— “no
hay idioma alguno que no necesite del subsidio de otros,
porque ninguno tiene voces para todo”. En verdad, cuando
se produce un silencio en el vocabulario, la lengua echa
mano del recurso que viene a llenar el vacío producido en
el sistema. Por tal razón, afirma Lázaro Carreter11 que “el
préstamo es un extranjerismo incorporado al sistema” de
una lengua que lo toma “bien adoptándolo en su forma
primitiva, bien imitándolo y transformándolo más o menos”. Jakobson dice al respecto:
__________________________
9. A. Rosenblat. ‘Actual nivelación léxica en el mundo hispánico’,
en la Biblioteca Ángel Rosenblat, vol. III, Estudios sobre el es­
pañol de América, Venezuela: Monte Ávila Editores. 1990.
10.Benito Jerónimo Feijoo. Discursos y cartas. 5.ª ed. Madrid: Ed.
Clásicos Ebro. 1965.
11. Fernando Lázaro Carreter. Diccionario de términos filológicos,
8.ª Reimpresión, Madrid: Editorial Gredos, S. A. 1990.
Ensayos y artículos
101
Todas las lenguas sirven para expresar cual­
quier experiencia de orden intelectual, sea
cual sea la clasificación de la realidad que la
subyazga. Cuando se produce algún hueco en
la terminología, esta puede adaptarse y ampli­
ficarse mediante el uso de préstamos, calcos
semánticos, neologismos, adaptaciones se­
mánticas o de circunloquios.12
Por eso, se habla de situaciones de lenguas en contacto cuando lo establecen dos o más lenguas cualesquiera en una situación cualquiera.13 En la misma España, el
español ha tomado a lo largo del tiempo algunos términos
del gallego (morriña), del catalán (cantimplora) y del vasco (chatarra). Un caso muy cercano a nosotros es el contacto del español con las lenguas amerindias. Canoa fue la
primera palabra indígena que llegó a España y se asentó,
con toda su dignidad, en el Diccionario de Nebrija.
Pero el español —mi lengua materna, porque la
aprendí de mi madre, mi primera maestra— contiene voces de lenguas diversas, originarias de los cinco continentes. Algunas se derivan de lenguas tan familiares como el
inglés (líder) o el francés (carné) o el italiano (coliseo);
tan sorprendentes como el alemán (búnker) o el islandés
(géiser), tan interesantes como el noruego (esquí) o el
malayo (orangután), tan desconocidas como el indostánico (caqui) o el urdu (sandía), tan extrañas como el turco (caviar) o el tártaro (mamut), tan inimaginables como
el checo (robot), tan aisladas geográficamente como el
australiano (canguro) o el polinesio (tabú), tan antiguas
__________________________
12.Roman Jakobson. Ensayos de lingüística general. Barcelona:
Editorial Ariel, S. A. 1984.
13.F. Moreno. Principios de sociolingüística y sociología del len­
guaje. Madrid: Ariel. 2008.
102 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
como el egipcio (faraón), tan milenarias como el hebreo
(rabí), tan misteriosas como el sánscrito (rajá) o el persa
(momia), tan lejanas como el chino (pequinés) o el japonés (yudo), tan cercanas como el quechua (llama) o el
náhuatl (pepenar).
Es de tal magnitud el enriquecimiento de nuestro idioma con palabras prestadas, que a veces es difícil rastrear
la cadena de orígenes de un vocablo. Orgía, ese “festín en
que se come y bebe inmoderadamente o se cometen excesos de actividad sexual”, viene del francés (orgie), que lo
tomó del latín (orgia), que lo tomó del griego (órgia), que
lo tomó del indoeuropeo (worg). Y el mostacho (bigote)
el español lo tomó del italiano (mostaccio), este del latín
tardío (mustaceum), este del griego tardío (moustákion),
este del griego dórico (myístak) y este, finalmente, del indoeuropeo (menth).14
Tanta “prestadera” llevó a un investigador a afirmar
que hablamos en ciento cuarenta lenguas distintas; y otro,
más “aventado”, se voló la cerca: si quitamos todos los
préstamos y dejamos solamente nuestras palabras patrimoniales, nos quedaríamos hablando por señas.
El espanglish, ¿una variedad, resultado
del contacto entre el español y el inglés?
Un contacto entre lenguas genera un cambio lingüístico como fenómeno inevitable en la evolución constante
que experimenta la sociedad humana. Así es la vida de la
lengua, aspecto fundamental de la realidad y de la esencia
__________________________
14.Guido Gómez de Silva. Breve diccionario etimológico de la
lengua española. 2.ª ed. México: Fondo de Cultura Económica.
1998.
Ensayos y artículos
103
humana. La historia de la lengua es la historia de la humanidad y sus contingencias: vencedores y dominados,
invasores y sometidos, conquistadores y colonizados, migrantes y desplazados. Algunos puristas pueden mostrarse reacios a la innovación, como el rechazo que sufrió en
un comienzo el galicismo ‘asamblea’ o el anglicismo ‘implementar’; pero nuestro Darío15 entendió mejor que las
ideas nuevas que necesitaban expresarse comenzaban por
la introducción de voces, no solo creadas (nefelibata), recreadas, resemantizadas o redivivas (prosa profana), sino
prestadas (como el galicismo azur o el anglicismo esplín,
hoy asentados en nuestro idioma) como fenómeno necesario del enriquecimiento del idioma. Y es que la historia
de las lenguas nos enseña que el uso prolongado de determinadas palabras, trátese de préstamos o de neologismos,
vienen finalmente a aceptarse y a adoptarse en la lengua
de todos.
Es preciso enfatizar que el préstamo, como lo señala
Dubois, es “el fenómeno sociolingüístico más importante
en todos los contactos de lenguas”.16 En efecto, cuando dos
lenguas entran en contacto, es probable que en una de ellas
o en ambas se produzcan modificaciones, ora en el plano
del habla, ora en el de la lengua. El rasgo que se imita es el
modelo de la “lengua prestadora”, y la lengua que adquiere
el rasgo nuevo en el proceso es la “prestataria”. La palabra
alberca, por ejemplo, es un préstamo del árabe (al-birka, el
estanque), resultado de más de siete siglos de permanencia
de los moros en la Península Ibérica. El árabe es la “lengua
prestadora” y el español la “lengua prestataria”. Lo que se
__________________________
15.Guillermo L. Guitarte. Siete estudios sobre el español de Amé­
rica, México: UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas.
1983.
16.Dubois, op. cit.
104 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
toma en préstamo, dice Hockett, “no se devuelve ni hay que
devolverlo; la lengua prestadora no realiza sacrificio alguno
y no es necesario tampoco obtener su permiso. En realidad,
nada cambia de dueño: el prestador continúa hablando como
antes y únicamente se modifica el habla del prestatario”.17
Si no existe contacto directo, el préstamo llega a través de una lengua que sirve de intermediaria. Por ejemplo, el vocablo brasier es un galicismo de pura cepa, pero
anglicismo al fin porque vino a nosotros a través del inglés. Y lo mismo podemos decir de pijama, de origen indostano (paejama), de donde la tomó el inglés (pyjamas)
y del cual pasó finalmente al español.
Cuando los hablantes de una lengua —el español, en
este caso— entran en contacto con hablantes de otra lengua —el inglés, en este caso también— de la cual tienen
un dominio limitado, es normal —incluso inevitable—
que se produzcan modificaciones del habla con la incorporación de palabras y, aunque en menor grado, de estructuras gramaticales de otra lengua. ¿Por qué ocurre esto?
Porque se trata de un hablante inmerso en un mundo cultural y lingüísticamente complejo que está respondiendo
por medio de su comportamiento verbal a las necesidades
comunicativas de ese contexto. Estamos aludiendo a un
comportamiento lingüístico universal, porque todos los
seres humanos somos pluridialectales y en muchos casos
plurilingües, porque adaptamos nuestras posibilidades expresivas a las circunstancias en que nos encontramos.18
__________________________
17.Hockett, op. cit.
18.Amparo Morales. “Tendencias de la lengua española en Estados Unidos”, en El Español en el Mundo: Anuario del Instituto
Cervantes 1999. Madrid: Círculo de Lectores / Plaza & Janés
/ Instituto Cervantes, 1999, pp. 242-272; disponible en línea:
<http://cvc.cervantes.es/obref/anuario/anuario_99/morales/>.
Ensayos y artículos
105
Es lo que ha ocurrido con ese fenómeno lingüístico
conocido como “espanglish”, término acuñado por primera vez por el humorista puertorriqueño Salvador Tio
en su columna titulada “Teoría del Espanglish”, publicada originalmente en el periódico El Diario de Puerto
Rico el 28 de octubre de 1948, diez años antes de que un
crítico francés, Etieble, hiciera lo mismo en París con el
“franglais”.19
Tio definió el “espanglish” en forma difusa y bastante confusa como “la españolización del inglés”. Sin
embargo, para los angloparlantes estadounidenses, especialmente en las zonas con una gran población de habla
hispana, la denominación “spanglish” es dada o al uso de
palabras españolas —o con este origen, pero morfológicamente “anglificadas”— en frases de idioma inglés, o
bien, formas jergales, como ocurre en California, Florida, Nuevo México, Texas y los barrios latinos de Nueva
York, y otras ciudades. El doctor Humberto López Morales, secretario de la Asociación de Academias de la Lengua Española afirmó, en su intervención en el Segundo
Seminario del Idioma Español celebrado por el Instituto
Cervantes de Nueva York en marzo de 2001, que el “espanglish” es una estructura comunicativa, particularmente en el plano léxico, un medio, darle categoría de lengua
o dialecto sería peligroso. Lo único cierto —agregó el
director del Instituto Cervantes en Nueva York, Antonio
Garrido— es que “nadie sabe a ciencia cierta qué es exactamente el espanglish y no lo sabremos hasta que alguien
nos lo aclare desde el punto de vista científico.20 El mismo
Ilán Stavans, con quien conversé en Managua hace tres
__________________________
19.http://es.wikipedia.org/wiki/Spanglish
20.http://lab.chass.utoronto.ca/rescentre/spanish/PDF/El_Spanglish.pdf
106 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
años, erigido el más entusiasta y propagador del “espanglish”, tiene una cátedra en una universidad de Massachussetts y ha elaborado un breve lexicón, pero no nos
ofrece todavía una explicación científica.
El término mismo es lingüísticamente impreciso,
según algunos, porque agrupa sin un criterio común al
empleo de préstamos lingüísticos, normal en el desarrollo
de la lengua, con muy raros casos de código lingüístico
frecuente entre hablantes bilingües o en las jergas profesionales, con criterios de pureza estilística que carecen,
en rigor, de fundamento científico. El término “espanglish”, lógicamente, no está incluido en el Diccionario
de la lengua española, aunque hay escritores que ya tienen obras en esta variedad como las puertorriqueñas Ana
Lydia Vega y, sobre todo, Giannina Braschi con su novela
“Yo-Yo Boing!” que tiene muchos ejemplos del “espanglish”. El doctor Stavans, por su parte, ha traducido al
“espanglish” algunas páginas del Quijote.
Pero, ¿qué se puede decir del “espanglish”, considerado una realidad lingüística en el habla de los hispanos residentes en Estados Unidos y otras partes, incluso
Australia, cuando no existe un estudio científico de este
fenómeno? Nosotros, a ojo de buen cubero, solamente
nos vamos a referir a este fenómeno lingüístico que se
abre paso entre más de la mitad de los cuarenta millones de los inmigrantes hispanos, a las variaciones léxicas,
fundamentalmente, que vienen a constituir una destreza
lingüística —resultante del contacto entre el español y el
inglés— empujada por una necesidad comunicativa.
Conformémonos con una muestra del vocabulario.
Comencemos con el verbo “resetear” ¿Qué se ha hecho?
Tomar del inglés, específicamente de la informática, la
palabra (reset) con la misma morfología y significado de
Ensayos y artículos
107
la lengua de origen y se ha construido un verbo siguiendo
la norma del español. ¿Quién no ha dicho alguna vez entre nosotros “resetear”, en lugar de “reiniciar la computadora”? El procedimiento se repite en muchos casos como
“clickear” (to click, hacer clic), incluso en otros aun cuando no pertenezcan a la informática como “enjoyar” (to
enjoy, disfrutar), “mopear” (trapear, lampacear; de mop,
fregona, lampazo).
“Emailiar”, enviar un “imeil” (to e-mail, enviar un
correo electrónico) es un caso exactamente igual a faxear
(“enviar por fax”) incluido ya en el Diccionario de la len­
gua española,21 como lo está también chat y el derivado
chatear. Y tarde o temprano veremos también el sustantivo “chateo”.
De blog, ese ‘sitio electrónico personal, actualizado
con mucha frecuencia, donde alguien escribe a modo de
diario o sobre temas que despiertan su interés, y donde
quedan recopilados, asimismo, los comentarios [¡y qué
comentarios!] que esos textos suscitan en sus lectores’,22
el Diccionario panhispánico de dudas propone —como la
“copia de seguridad o respaldo” en sustitución del anglicismo back-up o backup— el uso del larguísimo “cuaderno de bitácora” que ya empiezan a emplear algunos, sobre
todo en España. Pero el inmigrante hispano no se complica la existencia y construye el derivado “bloguero”, como
se dice roquero, un adjetivo hispanizado, incorporado a
nuestro idioma, derivado de rock, voz inglesa que se usa
como abreviación de rock and roll.
__________________________
21.Real Academia Española. Diccionario de la lengua española,
avance de la vigésima tercera edición. Disponible en http://
www.rae.es/rae.html.
22.Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. Diccionario panhispánico de dudas. 2005. Bogotá: Santillana.
108 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
“Jaiwey” (de highway, autopista) es una voz que el
inmigrante hispano ha adaptado casi en su totalidad a la
escritura española siguiendo la pronunciación inglesa. Lo
mismo podemos decir de “microwey” (de microwave, microondas). ¿A quién de nosotros no se nos ha salido en algún momento el “microwey” cuando estamos calentando
el “lonch” en el microondas?
Los “espanglishados” “jaus” (de house, casa), “bildin”
(de building, edificio) y “jaiskul” (High School, escuela secundaria) son ejemplos de una perfecta “hispanización”:
la escritura española está adaptada totalmente a la pronunciación inglesa. Ahora, díganme ustedes, ¿quién que es no
se ha sentido estresado con esta exposición “espanglishcista”? Y si no está, se va a estresar con lo que viene, más estresante todavía. ¿De dónde nos vienen estos vocablos? De
estrés (stress), una voz inglesa que nosotros acomodamos
conforme a la pronunciación en su lengua de origen, pero
eso sí: vino a llenar un vacío en nuestro idioma.
“Lonche” (de lunch, comida, almuerzo) es igualmente
una “hispanización”, como sucede con “carpeta” (de car­
pet, alfombra) y “marqueta” (de market, mercado). ¿No
decimos acaso casete (de casset) incluido en el DRAE?
Y muchas otras también incorporadas a nuestro idioma:
boicot (boycott), baipás (by pass), bazuca (bazooka) y champú (shampoo). ¿No decimos acaso “boicotear”, “baipasear”, “bazucazo” y “champusear” aun cuando no figuren
todavía en el diccionario académico? Pero anglicismos
perfectamente hispanizados en nuestro idioma tenemos
más: bluyín (blue jean), bistec (beefsteak), bléiser (blazer),
tique (ticket), búmeran (boomerang) y, sobre todo, blúmer
(bloomer), más romántico que el bayunco calzón.
De “lonche” (lunch), los inmigrantes hispanos dicen
“lonchar” (to lunch, comer, almorzar). ¿No se dice acaso
Ensayos y artículos
109
adecuadamente en nuestro idioma breque (brake) y brequear (to brake) o cheque (chek, comprobación) y chequear (to check) o, como dicen los mexicanos, checar?
“Aplicar” con el sentido de solicitar (especialmente
por escrito) y “aplicación” por solicitud son calcos semánticos o léxicos del inglés to apply y application, respectivamente. El hablante adopta el significado extranjero para una palabra ya existente en la lengua. El DRAE lo
define como la “adopción del contenido semántico de una
palabra o expresión extranjera, traduciendo su significado mediante unidades lingüísticas propias de la lengua de
recepción”.23 Un caso muy conocido en nuestro idioma es
“jardín de infantes”, calco del alemán kindergarten. Pero
los calcos del inglés abundan en nuestro idioma. Uno de
los más recientes es “empoderar (se)”, de to empower, que
“se emplea en textos de sociología política con el sentido de ‘conceder poder [a un colectivo desfavorecido socioeconómicamente] para que, mediante su autogestión,
mejore sus condiciones de vida’. El verbo “empoderar”
ya existía en español como variante desusada de apode­
rar. Su resucitación con este nuevo sentido tiene la ventaja, sobre “apoderar”, de usarse hoy únicamente con este
significado específico”.24
También es típica del “espanglish” la confusión de
significados entre palabras españolas y otras inglesas que
suenan de forma parecida, como la llevada y traída frase
“vacunar la carpeta” (de vacuum the carpet) en lugar de
“aspirar (el polvo) de la alfombra”. Son los falsos amigos
que John Lyons25 denomina —incluyendo los calcos—
__________________________
23.RAE y ASALE. 2005, op. cit.
24.RAE y ASALE. 2005, op. cit.
25.John Lyons. Introducción al lenguaje y a la lingüística. Barcelona: Editorial Teide. 1993.
110
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
fenómeno de traducción literal o “calco de traducción”, el
cual implica “el trasvase de las partes constitutivas de una
palabra o frase de otra lengua” que suponen ciertos cambios en la estructura léxica del cambio lingüístico”. Un
ejemplo característico de un falso amigo en portugués es
la palabra embaraçado, que significa ‘avergonzado’. Según una anécdota, el presidente de Portugal dijo en España: «¡Estoy embarazado...!» y todos los españoles se rieron, hasta que se explicó el malentendido. Otro ejemplo
es la palabra “chingada”. Se dice que el príncipe WillemAlexander de Holanda en una visita oficial en México y
para identificarse con los presentes, dijo en un discurso:
“Camarón que se duerme se lo lleva la chingada”, con lo
que los mexicanos se rieron porque, por variedad lingüística chingada significa para ellos, entre los diferentes sentidos, “rejodida”.26
Pero algunas voces ya sean anglicadas o “espanglishadas” andan también por casa y aun fuera de ella. Porque
las palabras “niu” (new, nuevo) y “pípol” (people, gente)
—totalmente “hispanizadas” por los inmigrantes hispanos— las registro igualmente en el libro sobre el habla de
los adolescentes.27 Lo mismo puedo decir de “wachar”
(to watch, observar) que aparece exactamente igual en su
morfología y significado: “Vamos a wachar a aquellos tipos”. Del “muvi” (movie) de los inmigrantes hispanos,
el pandillero en Nicaragua dice “move”: “Bato, hacete Alka-Seltzer rapipús del move que los titiles te andan
buceando”.28 De nerd (persona estudiosa), el inmigrante
__________________________
26.Renaud Richard, coordinador. Diccionario de hispanoamerica­
nismos no recogidos por la Real Academia Española. 2.ª ed.
Madrid: Cátedra. 2000.
27.Róger Matus Lazo. Cómo hablan los adolescentes en Nicara­
gua. Managua: Matus Lazo Ediciones. 2004.
28._____________. El lenguaje del pandillero en Nicaragua. Managua: CIRA. 1977.
Ensayos y artículos
111
hispano lo usa con una ligera variante morfológica: “nerdio”. Nuestros adolescentes dicen “nerdo”, con el mismo
significado pero matizado con una connotación peyorativa. Y el espanglishado “wachimán” es una adaptación
(de watchman, vigilante) que ha llegado hasta nosotros
con una ligera variante morfológica (“guachimán”) y semántica (“cachimbero”). Otra más: “nais” (nice, bueno,
bonito), se pasea por casa como uno de nuestros invitados
favoritos. Un establecimiento de servicio a clientes “emparejados” anunciaba por televisión hace algunos años
su servicio de esta manera: “Un lugar nais para la gente nais”. Pero no era tan “nais” porque lo cerraron poco
tiempo después.
Tomar palabras y frases de otra lengua —crudas,
adaptadas, calcadas o traducidas— no es una estrategia
nueva, sino muy antigua. Una práctica que adquiere más
vigencia que nunca en la actualidad con el intercambio
lingüístico y cultural empujado por las continuas migraciones, el gran desarrollo de la industrialización y hasta
la presencia o ausencia de la enseñanza bilingüe. El “espanglish” es una variedad resultante de este proceso. No
tengo motivos para dudar de su realidad como fenómeno
lingüístico; y de su desarrollo y perdurabilidad futuros
solo podrán decirlo y decidirlo sus usuarios. Para entonces, tendremos seguramente los estudios científicos que
hoy estamos demandando.
Quiero terminar con lo que me ocurrió como hispano
monolingüe, no inmigrante en Estados Unidos, sino turista en Londres. Después de un rápido tránsito por la capital
de Inglaterra y ya de regreso hacia la estación del velocísimo Eurostar rumbo a París, vimos con mi esposa a la
orilla del río Támesis una inmensa rueda, como la “rueda
Chicago”, que giraba lentamente, mientras los turistas tomaban fotografías del paisaje y podían apreciarse, desde
112
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
su parte más alta, los “bildins” más altos y más “tuanis”
de la “city”. Como disponíamos de dos horas solamente
para abordar el tren, nos fuimos a la oficina donde vendían los tiquetes para preguntar por el tiempo que tardaba
“El Ojo de Londres” en dar la vuelta entera. El escueto
diálogo fue así:
—Plis, may lov, ¿cuánto taim “El London Ey”? (y
tracé con el dedo índice un círculo en el aire acompañándolo con un prolongado chiflido).
Ella sonrió discretamente y me respondió en un español mejor que el mío:
—Media hora, señor.
Ensayos y artículos
113
NUEVO ELOGIO DE LA
GASTRONOMÍA NICARAGÜENSE
Jorge Eduardo Arellano
“Y QUÉ capítulo por escribir será el de la cocina nicaragüense —acotó Rubén Darío—, que viene de seguro
de aquellos platos profusos y maravillosos que se hacían
servir el emperador mexicano Moctezuma y de los que
hablan Cortés, Gómara, Díaz del Castillo”. Y tenía razón:
la base primigenia de la gastronomía de su país natal pertenece al ámbito de la cultura indígena, o más bien, mesoamericana. El maíz, los frijoles, la calabaza o ayote (Cu­
curbita pepo) eran tres de sus productos, que llegaron a
integrarse a los aportados por el legado culinario español,
especialmente las carnes de cerdo y ganado vacuno.
El nacatamal, el “bajo”,
el vigorón y el indio viejo
Así, en la época colonial, surgieron bocados sustanciales como el suculento nacatamal, el “bajo”, el vigorón y el indio viejo. La masa de maíz y otros elementos
americanos —achiote (Bixa orellana), papa, tomate— se
acompañan de los europeos —carne porcina, cebolla,
pasa, alcaparra, aceituna— para constituir el nacatamal,
cuyo consumo es regla los domingos por la mañana. La
carne en vaho —una comida familiar— consiste en cecina de res y yuca, plátano verde, plátano maduro medio
encerrado en su cáscara y ensalada de repollo y tomate
114
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
que, cocidos en su hoja de plátano al vapor, adquieren un
color y sabor particulares.
El vigorón contiene también yuca, chicharrón, vinagre y ensalada con chile congo; mientras más suave la
yuca y carnoso el chicharrón, será mejor este plato típico
del país y emblemático de Granada, cuyo nombre se tomó
—a principios del siglo pasado— de un famoso reconstituyente. El vigorón es un alimento completo. La grasa la
suministra el chicharrón, los hidratos de carbono la yuca
y los minerales la sal. El sabor se lo da el vinagre y las
vitaminas —A, B, C y D— van en la ensalada.
Para los granadinos, el chicharrón debe ser tostado,
sin llegar a grasoso. En cuanto al vinagre, ha de ser de
guineo cuadrado maduro, nada de esencias extranjeras,
ni métodos exóticos de echarle tabasco o salsa inglesa.
Tampoco hay que desnaturalizar el vigorón colocándolo
en platillos o ensartándole palillos a la yuca. “Se ha de comer con los dedos y en hojas de chagüite, como lo venden
en los quioscos del parque Colón de Granada”.
Por su lado, el indioviejo combina carne cocida y
guiso de maíz, achiote y yerbabuena. En Chontales se llama macho cansado y en Carazo masa de cazuela. Una
variante es el picadillo diriambino que se obsequia en las
fiestas de san Sebastián y cuyos ingredientes, para diez raciones, comprenden dos libras de masa de tortillas, media
de queso seco, una naranja agria, dos tomates, diez semillas de achiote, una libra de filete de res, un cuarto de litro
de aceite vegetal, una cebolla, tres chiles redondos y sal.
El gallopinto y su carácter urbano
Otro plato habitual del nicaragüense es el gallopinto:
arroz —introducido por los españoles— mezclado con el
frijol rojo nativo (Phascolus vulgaris). Una vez fritos por
Ensayos y artículos
115
separado el arroz y los frijoles, se refríen en manteca o
aceite. Según Jaime Wheelock Román, el origen es urbano, enseñoreándose como plato de todos los días y contiene elementos básicos de la dieta: los carbohidratos proporcionados por el arroz, la proteína por los frijoles y las
grasas por el aceite o la manteca. Arroz y frijoles aportan
además una aceptable dosis de vitaminas y minerales.
Solución alimenticia práctica, el gallopinto se ha exportado a otros países de Centroamérica, donde lo preparan muy húmedo, perdiendo su aspecto y buen sabor. El
gallopinto suele acompañarse de otros elementos procedentes de España: huevo, crema, queso, cuajada o chorizo
y se come también con tortilla caliente.
La tortilla —compañera aborigen del pueblo—
y los derivados del maíz
De origen precolombino, la tortilla de maíz —además de bastimento, sirve de plato y cuchara— reina en las
comiderías populares. De hecho, se derivan del maíz interminables comidas y bebidas. Entre las primeras figuran
los tamales —el tamal pisque (simple y verdoso moreno,
acompañado de queso o cuajada), el tamal paco (dulce
pero no relleno), el tamal tigre, el yoltamal, el relleno—,
las enchiladas —tortillas dobladas y rellenas de arroz con
carne en hilachas y especias ruborizantes—, las güirilas,
yoltascas, viejitas u hojuelas, el perrerreque, las rosquillas,
etc.; y, entre las segundas el atol, el atol agrio, el atolillo,
el chilate, el motas de atol —con frutas, por ejemplo de
los piñuelares de Sutiava—, el posol, el tibio, el chingue
y diversas, múltiples clases de chicha, como la de color rosado de Granada, la chicha monimboseña o ciliano, la chicha bruja, la calavera de gato, la cususa —especialmente la
morir soñando de Juigalpa— y la chicha de maíz negrito,
116
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
repartida a los devotos de san Benito de Palermo el Lunes
Santo en León.
La sopa borracha y otros postres “de muerte”
El marquesote —una suerte de maíz molido con
huevo, especias y tratado al horno— es consumido en
Navidad y Año Nuevo como sopa borracha, es decir,
mezclada con mieles y aguardiente. A este postre se
suma otro no menos delicioso: el dulce de tres leches
—nacido en el exilio de Miami durante los años 80—
que consta de tres variedades de leche: entera, evaporada y condensada. Pero si este postre se ha proyectado
internacionalmente, el famoso curbasá —de rigor en la
Semana Santa— continúa restringido al país; se trata de
una verdadera fiesta de frutas tropicales —mango, jocote, papaya, marañón, mamey, grosea— y de una orgía de
sabores, a pesar de la predominante miel de fondo.
En la rica dulcería nicaragüense sobresalen las cajetas de leche y de leche rellena, las de coco —negra,
blanca y rosada—, de naranja agria, coyolito, frijol y
batata, los piñonates de coco y de papaya, la toronja, los
icacos, los nancites encurtidos, los jocotes cocidos, los
tomates y los limones en miel, la chiricaya, la cuznaca
—o jocotes machacados—, la melcocha, las hojuelas, el
manjar, las roscas bañadas, el maduro en gloria —¡oh
glorioso maduro!—, los pasteles de queso dulce, la lecheburra, el arroz con leche, la torta de pan, la torta de
yuca, las pupusas de harina, el garapiñado, los turrones
de trigo, los bollos de ajonjolí, los buñuelos de yuca, y
los de yuca y arroz, los buñuelos de ayote, los alfajores
o gofios, las tortas de elote, las espumillas, los suspiros,
los enmantecados, los polvorones, los huevos chimbos
y el pío V.
Ensayos y artículos
117
Dentro de esta lista no podían faltar los buñuelos de
viento leoneses, elaborados con harina y arroz y endulzados con miel de azúcar quemada y canela. Los venden el
día de los difuntos en el panteón de Guadalupe en medio
del ajetreo de quienes limpian de monte las tumbas, del
grave rumor de los responsos y del olor a lirios, corozos
y demás flores. Su sabor es un poco salado y se ven exageradamente grandes, pero el primer mordisco da fe de lo
bien puesto de su nombre. Se desintegran en la boca.
El tiste —monarca local— y las bebidas
En cuanto a las bebidas más frecuentes, es inevitable referir el pinol —maíz tostado y agua— y el pinolillo
—mezcla de cacao, maíz, canela y clavo de olor—, además de puntualizar que el tiste —masa de pinol y cacao
batida en agua y azúcar— los superó a partir de la introducción del hielo. Batido en jícara —vaso de origen precolombino— produce espuma y un chingaste, o residuo,
grato al paladar. En Nagarote y La Paz Centro, el tiste
—que, según Levy, debería llamarse la bebida nacional
de Nicaragua— contrae maridaje con el quesillo enrollado en suave tortilla de maíz crujiente, con cebollas cocidas en vinagre y rociados de fresca y espesa crema.
Durante mucho tiempo, el tiste más sabroso y peculiar era el leonés; “el de ahora —escribió Alejandro
Cuadra en 1946—, además de ser bien batido, debe tener
mucho hielo para poderlo menear con la mano derecha,
mientras con la izquierda se sostiene la cosa de horno,
que viene a ser el complemento obligado de una buena
jícara de tiste”. El mismo Cuadra no olvidaría nunca un
tiste sin azúcar, con rosquillas y curbasá, que le obsequiaron una Semana Santa en casa de una muchacha leonesa.
¡Cómo sabía a gloria!
118
Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Otras bebidas habituales, llamadas frescos, son la semilla de jícaro con leche, el cacao con leche, la cebada,
la chía con limón o tamarindo, las chichas de coyolito y
garrafón —cremor, jengibre fresco, pelado y martillado,
pimienta de Chiapas, clavos de olor, azúcar y agua—, los
refrescos de granadilla, calala (o maracuyá), pitahaya, tamarindo, mandarina, jamaica, linaza con limón, mamón,
melón, marañón, zanahoria, piña licuada y ensalada de
frutas.
En León se beben la chicha de cohombro —roja y
refrescante— y la de piña (la cáscara de la piña se observa
en el recipiente donde se sirve la chicha) con jengibre y
dulce de rapadura; es una chicha de fermentación rápida, llegadora; ¡parece cerveza! Otra de mucho respeto es
la chicha de coyol, abundante en Chontales. El referido
Alejandro Cuadra describió su elaboración: “Se bota un
palo de coyol. Se le abre en el tronco del tallo una canoa
pequeña y se tapa. A los tres días aquella canoa ha recogido la savia del palo, llenándola, entonces, con un carrizo
de papaya —que tiene en una de las puntas un colador de
crin de caballo— uno pone la rodilla en tierra y se sorbe aquella canoíta entera. El primer día es un refresco; a
los cinco, un licor y después…, después una dinamita!”.
En una de las coplas del atabal granadino, esta bebida ha
quedado perennizada: “Trago de aguardiente, / chicha de
coyol / trago de aguardiente / chicha de coyol…”.
Nuestras frutas comestibles
Como se ve, nuestra tierra es pródiga en frutas comestibles. No solo ha producido cuarenta variedades de
guineo, sino catorce de jocotes —como el dulce, el rojo,
el tronador, el guaturco—, y a las exquisitas numeradas
anteriormente, que no son pocas, habría que añadir veinte
Ensayos y artículos
119
más, tomadas del clásico libro del francés Gérard Barbeau: Frutas tropicales de Nicaragua (1990): aguacate,
almendra, anona, caimito, carao, guanábana, lima, limoncillo, melocotón, membrillo, mimbro, naranjilla, níspero,
olosapo, papaturro, pejibaye, sandía, zonzapote, tigüilote
y zapote.
El mondongo y otras sopas célebres y celebradas
Entre las sopas vale la pena destacar la de mondongo, consumida tras unos tragos de ron o de guarolija en
ambientes fiesteros. De mucho color, lleva pata y suficientes trozos de librillo —los cuales, muy bien cocinados, se mezclan con una buena tortilla y chile— y cantidad de verduras y tubérculos: yuca, chilote, elote, algunos
pedazos de plátano, achiote, mucho chile y muy caliente.
“¡Tanto que saque lágrimas de tan caliente y mocos de
enchilado!”. Es la sopa por excelencia de los ebrios y las
de Masatepe han alcanzado el mayor prestigio.
En Granada, Masaya y Managua hicieron época algunas mondonguerías. En la de Las Dormes, de la capital,
era cliente fijo Mr. Cranshaw, de quien se hizo famosa la
anécdota cuando su mujer le sirvió mondongo en su casa
y después de saborearlo, exclamó: —“No es lo mismo,
Chabelita”.
Otras sopas célebres y celebradas, herederas del puchero español, corresponden a las de res, de albóndigas
—con carne de pollo o gallina— y de queso. Ingerida durante los viernes de Cuaresma, esta se prepara con tortas
de queso chontaleño y maíz, fritas aparte, vertidas sobre
la sopa y su recado —molido en metate— de achiote, ajo,
chile, chiltoma, tomate, cebolla y una porción de crema.
Sin duda, cumple con las exigencias de los días de ayuno.
En Granada se le conoce como sopa de rosquilla.
120 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
“Sopas honradas y verdaderas, realmente populares
pero sin nada que envidiar a las mejores de cualquier parte
—acota José Coronel Urtecho—, eran y siguen siéndolo
las de Nicaragua, principalmente la sopa de frijoles [rojos] y la de gallina, la de pescado y la de cangrejo. Cada
una de ellas con un toque especial que no permite confundirlas con las de otros países, aunque lleven los mismos o
parecidos elementos”. Pero este autor olvida cuatro menos comunes: la sopa de sardinas de San Marcos, la sopa
rivense de cachetes de garrobo isleño —tan buena para
los parturientas—, la de urraca, que dicen suelta la lengua
de los tartamudos, y la de frijoles blancos con costillas de
cerdo.
Su receta consiste en una taza de queso rallado —parmesano o amarillo—, una cucharada de azúcar, seis ajos,
una cebolla, un tomate, una chiltoma, un repollo mediano
—de corte fino—, media libra de papas grandes, una cucharada de mostaza, otra de salsa inglesa, sal, pimienta
y chile, sumados a una libra de queso de espinazo o de
aguja, a otra libra de frijoles blancos y a dos de costillitas
de cerdo sin mucha gordura.
El chancho con yuca de León
Y es que el cerdo ibérico se adaptó muy pronto al
trópico. En 1528, el cronista Oviedo registraba la crianza
de cerdos que había iniciado Diego de Mora, en sociedad con un Avilés, cerca de Granada; su producción era
tal que abastecía a la ciudad. Los cerdos, cuidados por
perros negros tigreros, “comían infinito pescado” y “parábanse muy gordos”. En 1873, Pablo Levy aseguraba:
“Los chicharrones y otras partes grasosas, cuyo uso debe
ser muy moderado en los países calientes, son a veces,
en Nicaragua, el único alimento animal de una familia
Ensayos y artículos
121
durante semanas enteras”. Al respecto la carne de chancho está presente en numerosos platos, entre ellos la lengua fingida, el lomo de cerdo, el pebre —la cabeza y las
pezuñas en caldillo del animal doméstico—, la chanfaina
—revoltijo masoso con la misma cabeza y las entrañas o
menudo—, el arroz con chancho —tema de una canción
anónima en su honor— y el chancho con yuca de León.
Pariente del vigorón granadino, el último es servido
también en hojas de chagüite y adobado con achiote, engalanando los pedazos de la reventada y blanca yuca. Su
ensalada —con menos adornos que el vigorón— se limita
a repollo, tomate y cebolla; y no lleva incorporado el chile, que se sirve aparte al gusto del cliente.
El churrasco nicaragüense
Introducido por Pedrarias Dávila, el ganado vacuno
proliferó durante la época colonial. No en vano el país
ofrecía condiciones óptimas para la cría y el engorde. Nicaragua produjo más reses que todas las restantes provincias juntas del reino de Guatemala, a las cuales proveía;
de manera que entre sus exportaciones ocupaba los primeros lugares con el cacao y el añil. Los productos derivados de la res —sebo, cueros, carne salada y quesos— se
exportaban menos, siendo más bien de consumo interno.
Lo anterior explica nuestra tradición pecuaria de la
que podemos ufanarnos, en primer lugar, con la carne
asada —presente en los almuerzos durante el siglo XIX,
como lo refiere el mismo Levy— y que, junto al gallopinto, la cebolla picada y la tortilla conforma una de las más
populares y sustanciales comidas típicas. Al mismo tiempo, explica la presencia de la carne vacuna en muchos
platos ya referidos y en otros como el ya olvidado ajiaco o
carne de res —cecina seca salada— con hojas de quelite,
122 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
masa de maíz, costillas de cerdo, plátanos, jocotes, piña,
dulce de rapadura y otros aderezos. La misma carne de
res al horno constituye una deliciosa comida, al igual que
el lomo asado, el lomo de costilla, la carne deshilachada,
las tortitas de carne, el salpicón, el bistec de hígado, el
corazón a la plancha, los sesos y riñones. ¿Y la ubre? ¿Y
las criadillas o huevos de toro, toda una delicatessen? ¿Y
la excelsa lengua en salsa?
Para concluir este aspecto de la cocina nica aportado por el ganado criollo, muy apreciable en restaurantes
nicaragüenses del extranjero —sobre todo en los de Miami—, es necesario enaltecer nuestro churrasco que nada
tiene que envidiar al argentino. De carne blanda y gustosa, se acompaña de arroz blanco, papas fritas, pan con ajo
y chimichurri.
Pescados y mariscos
Al contrario de la costa Caribe, la región del Pacífico
no ha explotado la riqueza de sus peces y mariscos, como
en otros países. En 1873, Levy apuntaba: “El pescado no
es tan común como pudiera creerse al considerar las disposiciones hidrográficas del territorio”. Con todo, León
—por su cercanía con Poneloya— conserva platos muy
apetecibles.
El primero es el pargo, ofrecido no solo en restaurantes de Poneloya y Las Peñitas, sino del barrio de Sutiava.
Allí pargos de regular tamaño y boca colorada se acompañan de arroz blanco bien volteado y tortillas recién sacadas del comal. Otro plato leonés es el de las conchas
negras llamadas vírgenes, las cuales se consumen rociadas de limón —que hacen retorcerse al molusco— junto
a cervezas bien frías.
Ensayos y artículos
123
Pero el plato de mayor personalidad es el punche
relleno, elogiado por Rubén Darío. De acuerdo con una
receta de Pinita Gurdián de Vigil, para cuatro raciones se
requiere una docena de punches. La carne que resulte de
sus patas y tenazas dará la medida para el arroz del relleno. Si salen, fuera el caso, dos tazas de carne, se pone una
taza de arroz ya cocinado.
¿Y los camarones empanizados de Bilwi? ¿Y los apiñados? ¿Y los calamares de Corinto, los más deliciosos
que Fidel Castro probó en su vida? ¿Y los todavía aceptables pescados sin espina de Tipitapa, procedentes de
Tisma y Malacatoya, bocones, copetudos y carnosos de
lomos? ¿Y los guapotes —o guaposaurios— entomatados
de Granada?
Platos de nuestra costa Caribe
En la costa Caribe se impone el guabul (wabul): plato cotidiano obtenido cociendo el plátano o el pejibaye
en un caldero hasta que se ablandan. Luego se bate para
convertirlo en puré, se le añade agua o leche de coco rallado y se pone a hervir. El resultado es un sabor que no se
repite en ninguna otra comida que lleve coco, por ejemplo el rondón (rum-down). Este se logra con una cantidad
equivalente a dos litros de leche de coco: una vez hervido,
se vierte en ella quequisque, yuca y banano verde. Los
pescados se fríen aparte y, ya dorados, se depositan sobre
las verduras, para que el pescado les impregne sabor. Se
agrega mantequilla, chiltomas, cebollas y tomates, y queda listo para servirlo después de un nuevo hervor.
Donovan Brautigam-Beer especifica que hay variedades de rondones, de tortuga, etc., pero el rondón por antonomasia es el de pescado; y ofrece las recetas de otras
comidas costeñas: pescado escabechado y coctel de ostras
124 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
(ostiones); del condi­mento fruta de pan (breadfruit), comible hervida, asada y frita; del postre pudín de coco y
de la bebida de jengibre (ginger beer). A ellos habría que
agregar rice and beans —frijoles rojos, arroz lavado, leche
de coco, cebolla, chiltoma, aceite y una pizca de sal—, los
chacalines o camarones diminutos que, una vez secados al
sol, se preparan para acompañar tragos de ron; dos cosas de
horno —el pastel de banano y la torta de quequiste—, más
el patí (patee), o sea, una pequeña empanada de harina que
envuelve una masa de carne con chile cabro.
La tortuga y las carnes de monte
Si en el Pacífico la carne de tortuga constituye otro
bocado capital —me refiero a las del Gran Lago—, siendo
famosos los guisos de Ometepe y Granada, además de los
huevos de paslama durante la Cuaresma y Semana Santa,
en el Caribe tiene un permanente consumo. Diversas son
la formas de preparación, dependiendo de las partes extraídas de la misma. Lonjas de carne se cocinan al estilo
bistec. Trozos grasosos se desmenuzan y de las patas traseras de la tortuga se deriva la llamada sopa de aletas.
Pasando a las carnes de animales silvestres, o de monte, no se han extinguido del todo. Al menos figuran en los
recetarios el ayiaco y el pinol de venado de Jinotepe y Diriamba, el salpicón de cusuco de San Jorge y el caldo de
armadillo en albóndigas de Sébaco. ¿Y la deliciosa iguana
en pinol o pinol de iguana? ¿Y el garrobo en caldillo? ¿Y el
garrobo en semilla de ayote de Mozonte y Totogalpa?
El cabayobayo
Finalmente, en las zonas Pacífico y Central se ha
conso­lidado, durante las últimas décadas, el cabayobayo:
Ensayos y artículos
125
una variedad de cazuelas —sostenidas por quemadores—
conteniendo carne desmenuzada, trocitos de moronga
—la morcilla nicaragüense—, chorizo criollo, frijoles
molidos, guacamol, chicharrón también molido, maduro, cerdo y queso fritos, crema, queso rallado, tortillas
calientes, etc. Concebida para bufé, se sirve en plato de
barro sobre una hoja de chagüite.
Nuestra cocina: estimulante,
contundente e imaginativa
A Gloria Rodríguez de Reparaz, una de las autoras del
libro Cocina nicaragüense: un descubrimiento gastronó­
mico (Madrid, 2002) se le debe esta valoración: “Nuestra
cocina es parecida, pero diferente del resto de las cocinas
centroamericanas; es condimentada pero no picante como
la mexicana. A lo dulce siempre se le agrega un puntito de
sal; para resaltar el sabor, a lo salado se le añade una chispa de agrio para matar el chicuis o tufillo del pescado o de
las carnes de monte. Es estimulante como un buen vaso o
trago de un ron añejo, contundente como un nacatamal o
una sopa de mondongo; tiene el ardor de la canela en los
buñuelos de yuca, el picorcillo del clavo de olor de sus
rompopes y ponches. Es imaginativa como lo demuestra
el indioviejo, la carne en vaho o el ajiaco donde lo dulce,
lo salado y las especias se mezclan magistralmente. Pero
también puede ser tierna, como un yoltamal de crema,
un dulce de guayaba o una espumilla que se funde en la
boca”.
126 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Bibliografía
AA.VV. Cocina nicaragüense: un descubrimiento gastróno­
mico. Madrid: Asociación de Amistad Hispano-Nicaragüense. [Coordinación: Gloria Elena Rodríguez de
Reparaz; colaboradores: Angélica Vivas de Ubagón,
Elisa Salvador Zuloaga, Nelly Habed López, Violeta
Chamorro, Thesalia Baltodano Gutiérrez, Mary Carmen Santander de Sotomayor y Ricardo Callejas Batres]. 2002.
BRAUTIGAM-BEER, Donovan. “Comidas costeñas”, en
Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Documen­
tación, núm. 26, noviembre-diciembre, 1978, pp.
71-72.
CORONEL URTECHO, José. “Elogio de la cocina nicaragüense”, en Reflexiones sobre la historia de Nicaragua.
(De Gaínza a Somoza). I. Alrededor de la independencia. León: Editorial Hospicio, 1962, pp. 128-143.
CUADRA, Alejandro. “Lugares, Tipos, Usos y Costumbres.
/ El Tiste y la Chicha” / “El Mondongo”, en Los Lunes
de la Nueva Prensa, 25 de noviembre y 24 de febrero,
1947. 1946-1947.
LEVY, Pablo. “Alimentación”. Notas geográficas y econó­
micas sobre la república de Nicaragua. París: Librería
Española de E. Denné Schmitz, 1973, pp. 267-272.
LÓPEZ GUZMÁN, María Esther. Cocinando con María
Esther / Cocina nicaragüense y algo más… 7.a ed. Managua: Ediciones Mundo S. A. (s.a.)
SILVA, Fernando. Bocados capitales. Managua: Academia
Nicaragüense de la Lengua. 2011.
Ensayos y artículos
127
VIVAS, Angélica. Cocina nicaragüense. Managua: Editorial Vanguardia. 1991.
WHEELOCK ROMÁN, Jaime. La comida nicaragüense.
Managua: Hispamer. 1998.
ZAMBRANA, Armando. “La cocina nicaragüense”, en Nues­
tras comidas. San José, C. R.: Coordinadora Educativa
y Cultural Centroamericana, 2011, pp. 199-221.
128 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
El amor como un ritual sagrado
en la poesía de Ana Ilce Gómez
Isolda Rodríguez Rosales
PARA OCTAVIO Paz, el poema es un objeto de lenguaje,
una constelación de signos, capaz de proyectar al lector
a la experiencia de la poesía, que es reencuentro con la
unidad original de la que ha sido expulsado el hombre.
El tiempo primordial encarna en un instante y entonces la
sucesión, en la que el hombre está atrapado, se convierte
en un presente puro que lo alimenta y transmuta. Por otra
parte, si la experiencia poética es eminentemente individual, simultáneamente es colectiva, si se toman en cuenta
sus orígenes: la fiesta y sus relaciones con lo sagrado. La
experiencia poética sucede dentro de la comunidad que,
en sus ritos, repite los mitos fundadores; pero sucede también de una manera personal, como una experiencia religiosa. Lo sobrenatural, la religión, el amor y la poesía
permiten al ser humano salir de sí mismo y ser otro.
Ana Ilce Gómez escribe sus versos como una ceremonia sagrada, en la que dialoga con sus ancestros y se
interroga a sí misma sobre los grandes temas de la vida.
Dialoga incluso con sus poemas, los que parecen cobrar
vida propia y salen por el mundo en busca de lectores. Al
leer Las ceremonias del silencio se le percibe como una sacerdotisa, oficiando el rito del amor y dejando al viento el
desamor que ha marcado sus rituales antiguos. Poema clave es “Piedra de sacrificio”, el cual —desde el título mismo— está lleno de connotaciones que implican la vida:
Ensayos y artículos
129
Yo di vida a este canto,
Y heme aquí reducida a polvo.
Desvencijada,
rota,
hambrienta.
Yo lo tuve dolorosamente
Le di la vida y me mata,
como cuervo me saca los ojos.
Al final me llevará
a la piedra
al sacrificio
donde he de soportar el hierro
que merezco.
He aquí una visión y actitud sacrificial, donde la poeta oficia una ceremonia en la que ella misma es víctima
propiciatoria y que ofrece, resignada, un final funesto.
Ella es paridora del canto, de la poesía, pero este acto
creativo y engendrador solo la conducirá a la piedra del
sacrificio, que ella acepta: donde he de soportar el hierro
/ que merezco. Hay una terrible actitud que sobrepasa el
estoicismo y recuerda las doncellas indígenas prestas a
ofrecer su corazón palpitante a Quetzalcóatl u otra deidad
del panteón nativo.
En el poema “Ama del día”, la poeta devela ese ser
suyo como oficiante ceremonial remontada a sus ancestros más lejanos: por ustedes canto y oficio / la liturgia
estremecida del poema, / sabias mujeres que me sucede­
rán luego / descabelladas… (Poemas de lo humano coti­
diano, 2004: 84).
En el poema “Regresión” de este mismo poemario,
Gómez dibuja una ceremonia de encuentro con sus abuelos, en un rito sagrado de viaje por el tiempo, donde lo
130 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
irreal se convierte en real y los sueños en verdades concretas:
Sosteniendo esta vasija de barro,
sobando su superficie depurada
tersa como la piel de un niño de dos años,
descubriendo sus colores frugales
que nacen de la tierra y de los árboles,
sintiendo su olor a lodo macerado
a arcilla, a limo legendario,
de repente comenzaron a nublarse mis ojos
temblando mis manos se adentraron
en los territorios sagrados,
mis pensamientos se vieron sumergidos
en un profundo remolino aún no creado
descendí sin saberlo hacia el círculo
donde se abren los milagros
y llegué hasta el fondo del abismo primario.
Así conocí por un instante a mis mayores
a mis abuelos de barro.
Este poema, de herencia surrealista, contiene varios
elementos que es preciso destacar, porque es una declaración identitaria con sus raíces indígenas, las que busca y
rescata en esta ceremonia, de carácter, se diría, iniciática.
La poeta sostiene no un cántaro, ni una vasija cualquiera,
sino una de barro, el barro con que los abuelos náhuas
elaboraban las cosas cotidianas. El cántaro, símbolo femenino, de fecundidad, que recibe, se llena de vida, es
a su vez urna funeraria, que quizás resguarde del tiempo
los restos sagrados de los abuelos. Pero no solo la alza,
sino que también la “soba” en un acto ritual, como para
dar vida, rescatar a los padres de la progenie humana: So­
bando su superficie depurada / tersa como la piel de un
niño de dos años, / descubriendo sus colores frugales /
que nacen de la tierra y de los árboles, / sintiendo su olor
Ensayos y artículos
131
a lodo macerado / a arcilla, a limo legendario, versos que
contienen una ceremonia sutil, lenta, sin prisas, sintiendo
el olor a tierra, a la naturaleza toda, porque es un acto telúrico, un encuentro con los hijos del barro.
En un momento casi alucinante, la sacerdotisa tiembla, se desliza por un torbellino y llega al fondo de un
abismo increado y allí se da el encuentro con los abuelos
de barro. Es un poema de una gran belleza lírica que otorga categoría mítica al ceremonial telúrico y divino, es una
búsqueda de sus raíces y un homenaje grandioso a esos
abuelos de barro.
Paz ubica al poeta entre el mago y el místico. Del
primero toma su conocimiento del principio de la analogía y rechaza su afán de dominio; del segundo recoge
su espíritu de comunión, desechando su búsqueda de la
soledad. En esa ubicación, Gómez es maga-mística, con
voces llenas de augurios y clarividentes. En Poemas de
lo humano cotidiano, un poema define esta actitud visualizada por Octavio Paz; es el poema “Ella”, que revela
un desdoblamiento del yo, para encontrar “la otra” ella
misma, quien es la dueña de la voz poética:
La que escribe no soy yo, sino la otra.
Esa que viene del pasado
Asediada y urdida
Por sus fieles demonios
y sus lívidos ángeles.
No soy yo sino ella la que canta
la que elige el azar y la clarividencia
ella la que dicta las palabras y deshila
los símbolos
la que gira en la rueca y desmenuza el hilo.
Ella contiene las palabras
Yo cumplo su destino.
132 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Tal pareciese que ese desdoblamiento permite a la
poeta percibir su sombra, la parte oculta y secreta que
todos llevamos, y que es esa su otro yo, su alter ego,
atormentada por demonios y ángeles, la que alza la voz,
decodificando símbolos. He ahí el sentido de lo señala
por Paz en relación al poema como una constelación de
signos. De gran belleza semántica con las imágenes “dicta las palabras y deshila”, “gira en la rueca y desmenuza
el hilo”, denotando el estricto sentido del lenguaje como
lo definiera el lingüística francés Ferdinad de Saussure,
como un sistema de signos. Son versos construidos con
esos hilos sacados de la rueca lingüística nutrida en su
identidad de mujer que amó y fue amada: ¡Ah! Pero yo
fui una chica de 20 años que / plácidamente soportaba el
amor y el tiempo.
A lo largo de sus dos poemarios se encuentran repetidas alusiones a la mujer-poeta que hilvana, deshila,
maneja la rueca —evocando la pintura “Las hilanderas”
de Velázquez— y es que escribir un poema es hilvanar de
forma estética, las palabras que reconstruyen la idea, el
sentimiento: la estancia de una mujer / que hilvana rea­
lidad o eternidad / con los retazos que la vida / le ofrece
(“Ecuación perfecta”, Gómez, 2004: 81) Y transmutándose en Penélope, dice:
He tejido esta tela
y la he destejido mil veces
esperándote.
Si tú lo merecieras,
si tú me merecieras
por esperarte agotaría
todos los telares de la tierra.
(“Ítaca”)
Ensayos y artículos
133
Ese símbolo de la mujer-poeta tejiendo, hilando,
aparentemente muy doméstico, está lleno de connotaciones referidas al oficio escritural, porque el poema se construye a fuerza de escrituras y reescrituras textuales, borrando, puliendo, volviendo a escribir, porque escribir un
poema es como planear un crimen perfecto, como decía el
gran CMR. Los poemas aparecen como “mecanismos de
significaciones sucesivas”, dentro de una concepción poética, según la cual “el poema no significa pero engendra
significaciones: es el lenguaje en su forma más pura”.
El tema del amor-desamor es una constante en la
poesía de Ana Ilce Gómez, tanto en Las ceremonias del
silencio, como en Poemas de lo humano cotidiano, sus
dos poemarios publicados. En “Reloj de arena” dice: Así
cumplí con el amor / si me llega la hora no sabré / si es
mi llegada / o mi partida / solo sé que sin treguas en la
vida / pagué lo que el dios del fuego / me cobró”. Hay un
concepto moral en estos versos, porque la poeta revela
una visión del amor como una transgresión que requiere
un castigo, y es el dios del fuego el que cobra el “haber
cumplido con el amor”. El fuego, en todas las culturas
religiosas tanto orientales como occidentales e indígenas,
es el elemento purificador, el que limpia las culpas o desmanes amorosos, en este caso.
En el poema “Esta tarde”, la poeta revela ese afán
por disfrutar el amor, a pesar de los riesgos que pueda
traerle:
Esta tarde en que la lluvia cae
mis huesos crujen.
Mi carne espesa,
ciega de alegría
husmea sobre pálidas hierbas
la cercanía del amor.
134 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Escucha su llamado
rompiendo con violencia el aire,
mientras en la agotada tarde
mi húmedo corazón espera.
Es un poema amatorio pero que expresa de manera muy original, sin cursilerías romanticonas, sino que es
una mujer bien plantada, pasional: “mis huesos crujen”
“mi carne espesa”…; es un amor que rompe con violencia el aire y hace temblar a la mujer que ama con toda
intensidad. De gran belleza son las metáforas mientras en
la agotada la tarde, en una humanización del tiempo, y
mi húmedo corazón espera. La humedad como opuesto a
reseco, árido, es decir, es un corazón fértil, regado por los
ríos amorosos de la tierra.
Los prosemas
En Las ceremonias del silencio, Gómez dedica el
apartado “Vida viva” a una serie de prosemas, esto es,
poemas escritos en prosa. Esta forma poética, inaugurada con éxito por el poeta y ensayista, también de Masaya, Ernesto Mejía Sánchez, alcanza gran acierto en este
poemario, donde aborda temas filiales, con gran ternura
y buen manejo del lenguaje. En “Vida viva”, hablando
del nacimiento de su hijo, revela una ternura de madre
hacia su vástago: Así toma en pequeños sorbitos el azú­
car amanecido en mis manos. El sustantivo diminutivo
sorbitos connota el afecto, el amor, así como el hecho
de guardarlos amanecidos en sus manos. “Ella, la recién
nacida” es de una belleza impresionante. Con brevedad y
hermosas metáforas, Gómez habla de la muerte de su madre, hecho en sí doloroso, pero que ella sabe apartar de la
tragedia, y otorgarle categoría estética: En el ocre silen­
cio de la tarde, unidos los corazones por el amor antiguo
Ensayos y artículos
135
de la sangre, comenzamos el
rezo, mientras ella, ajena ya
a los rumores de la vida, yace
sumida en el reino de la luz…
Es una imagen de dolor contenido, de aceptación y fe en
que con la muerte no termina
todo: Ella… yace sumida en
el reino de la luz.
En “Letra viva” se plantea una actitud existencial
expresada con palabras certeras y sencillas: Venimos de
un punto harto verdadero a
errar sobre esta calle imagi­
naria… que al fin y al cabo,
nuestro único dominio será
esto: El horror a la fosa co­
mún, la espalda inadecuada
para el golpe que nos ha de
partir, con claras evocaciones
del poema dariano “Lo fatal”:
la tumba que aguarda con sus Ana Ilce Gómez Ortega
fúnebres ramos. En este prosema se percibe también la huella de Vallejo, ante el dolor
humano.
Son, pues, estos prosemas de un gran acierto en forma
y contenido. Con ellos, la poeta experimenta una forma
nueva y constituyen uno de sus logros poéticos. Ana Ilce
Gómez ha dejado su impronta en la poesía nicaragüense
al escribir versos en los que desnuda su alma, su ser. Son
poemas que hablan de cosas cotidianas, del amor, los hijos, los padres, el amor que se fue, la ilusión y también de
la muerte que, como dijo RD, “es de la vida inseparable
136 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
hermana”. Pero Ana Ilce enuncia sus poemas con naturalidad, sin aparataje melodramático ni cursi, más bien signado por la impronta de su herencia indígena que asume
con orgullo y dignidad. La poeta se yergue con lentitud
en sus ceremonias y rituales alcanzando una estatura de
diosa mítica, porque para ella: El poema es una puerta
por donde se cuelan / adioses aguaceros testamentos / del
amor rencores tiernos /. El poema puede ser un abismo
/ Un racimo de espadas / Una medusa amenazante en el
fondo / de su mar. Solo hay que saber cuándo adueñarse
de esa luz / O quedar ciegos para siempre (“El poema
es”, de Las ceremonias del silencio, 1987: 147).
Bibliografía
GÓMEZ, Ana Ilce. Las ceremonias del silencio. Managua:
Ediciones El Pez y la Serpiente. 1975.
_______________. Poemas de lo humano cotidiano. Managua, Anide. 2004.
_______________. Las ceremonias del silencio. 2.a ed. Managua: Editorial Vanguardia. 1989.
Ensayos y artículos
137
La Balada del campanero ciego
de Julio Valle-Castillo
Erick Aguirre
DESDE MUY joven, cuando apenas empezaba a publicar algunos perogrullos en los periódicos, me acerqué con
admiración y espíritu inocentemente crítico a la obra poética de Julio Valle-Castillo. Siempre admiré su erudición
literaria, especialmente su profundo conocimiento de la
literatura hispana, particularmente la española, mexicana
y nicaragüense. Llamaban mi atención sus ademanes profesorales y la seguridad con que decía lo que sabía cada
vez que alguien le consultaba, fuera un amigo, periodista
o estudiante.
Mucho tiempo después fui su alumno en un curso de
posgrado en Literatura en la Universidad Centroamericana, creo que por el año 2000 o 2001. Y ahí corroboré sus
enormes conocimientos no solo de la literatura sino de
la gran pintura española del Renacimiento. En un curso
sobre el Barroco nos hizo una exposición extraordinaria y
para mí inolvidable (por la pasión y la facilidad con que
identificaba y conocía los detalles) del “Entierro del conde de Orgaz” de El Greco.
Pero, como decía, yo ya me había acercado desde
muy joven a su poesía. Empecé por lo que primero tuve
a mi alcance: Materia jubilosa (1986), pero después tuve
oportunidad de acercarme más a otras vastas áreas de su
poética, hasta el último de los libros que conforman ese
libro de libros que tituló Con sus pasos cantados (1998),
138 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
que contiene, además de Materia…, Las armas iniciales
(1972), Las primeras notas del laúd (1977), Formas mi­
gratorias (México, 1979), junto a otros volúmenes hasta
entonces inéditos.
La poesía de Valle-Castillo, sin embargo, es como
una serpiente que se muerde la cola. El lapsus entre Las
armas iniciales y Con sus pasos cantados dio paso luego
a una especie de retorno a sus —valga la redundancia—
verdaderas armas iniciales, a su poesía primigenia. Por
otra parte, Lienzo del pajaritero (2003) y Memento de
vivos y difuntos (2008) no son más que un regreso, una
vuelta a las herramientas poéticas originales, y no es extraño que en ambos libros haya poemas escritos en esos
tiempos y que permanecieron tanto tiempo inéditos, mezclados con otros poemas nuevos, escritos recientemente,
pero que se corresponden y asumen su parentesco, su
consanguinidad, con los que forman parte de esas armas
poéticas iniciales.
En ambos libros, la forma en que están construidos
los poemas, tanto los “viejos” como los “nuevos”, parece
de nuevo corresponder a esa espontaneidad de su poesía,
que ya he mencionado en otro artículo, al acabado preciso
que siempre termina por darles la memoria. La estructura de cada poema parece también corresponder, como
ya he dicho, a la evocación emocional-figurativa de cada
recuerdo.
Lienzo del pajaritero es también, a su vez, un primer
esbozo de lo que se nos representa ahora en este nuevo
libro, aún inédito, de Valle-Castillo: Balada del campane­
ro ciego, ganador del Premio Internacional de Poesía “Pablo Antonio Cuadra” 2012. Tanto los del Pajaritero como
los del Campanero son poemas gráficos, como casi toda
la poesía de Julio; poemas casi cinemáticos: imágenes y
Ensayos y artículos
139
evocaciones visuales, a veces inmóviles, a veces vertiginosamente en movimiento, aunque históricamente concretas.
Es en el fondo un solo poema largo, sostenido, pero con
pausas obligadas por la necesidad de enfocar los propósitos
de cada evocación.
Son evocaciones atávicas, casi arqueológicas, de la
historia de su infancia y juventud, de sus entornos, de lo
que algunos llamarían la Masaya o la Nicaragua “profunda”, pero —y esto es algo quizás más importante— del
contexto no solo histórico, sino profundamente humano,
cultural, que rodeó esa infancia y juventud, y, por supuesto, todo lo que eso significa. Como entes catárticos, tanto
el Pajaritero como el Campanero ciego son figuras concretas, de un entorno cultural, aunque complejo e inasible, también concreto, pero son figuras también creadas
literariamente, entes evocadores de la memoria, no solo
de la memoria del poeta, sino de la memoria colectiva, de
esa intrahistoria que solo puede constatarse en las vidas
y azares de todos esos seres en apariencia comunes que
conforman la cultura de Masaya, León, en fin, Nicaragua.
Memoria mestiza, mixturizada en su factura poética y en su esencia. La palabra poética como instrumento
de preservación de una cultura, de una herencia humana e histórica que desde las epifanías personales aflora y
se transforma en epifanía total, en la reconstrucción de
una identidad sociológicamente indefinible, antropológicamente inasible, políticamente irrepresentable, a la que
solo la palabra poética puede dar cuerpo, como algo que
ocultamos con celo en el hueco de las manos para luego,
de pronto, mostrarlo a todos como una maravilla.
Balada del campanero ciego es el texto que encabeza
y en buena manera da sentido a este nuevo libro de Julio.
140 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Pero, si la balada como tal fue en un tiempo una forma
artística, textual y musical de expresarse en las cortes
europeas de la Edad Media, finalmente devino y deviene también, inevitablemente, en poesía, y en el caso del
Campanero ciego de Julio Valle, en leit motiv poético. El
campanario ciego de la catedral de León viene a azuzar
los recuerdos, la conciencia o la inocencia rotunda del
poeta siempre niño de Masaya, que se pregunta quién es,
de dónde es, de qué vecindario, de qué mesón, de qué
ronda o de qué hondo zaguán ha llegado hasta el centro de
esas antiguas torres a tirar de los cordeles de la campana
mayor, de la campana de San José o la de San Antonio.
Ciego que nada ve pero que todo lo mira y que, sin
ver o quizás mirando, sigue amando su oscuridad, viéndonos a todos desde el oído. Su ceguera lo convierte en
prefigura del poeta, del que mira lo que no ve el hombre,
del que escucha el concierto entero y le sonríe a la muerte
y aspira todos los olores de la vida.
Pieza fundamental entre toda la obra poética de Julio,
Balada del campanero ciego es solo uno de los muchos
poemas extraordinarios que conforman este libro. Particularmente, me han impresionado “Apertura del testamento
de Mama Cha” y “Balada de las casas esquineras”, en los
que insiste en reconfigurar con emoción inagotable la memoria de la provincia, de sus lugares entrañables por los
que a veces no pasa el tiempo y se pueblan de espíritus, de
muertos vivos y vivos muertos, como en Comala. Sitios y
espectros provincianos, visiones y recuerdos de experiencias primarias enraizadas en el centro y los contornos de
la provincia, o más bien de la memoria.
Entrecruzamiento de tradiciones, teatro y poesía
o teatro-poesía, el poema al pie del lecho de muerte de
Rubén Darío, la puesta de las rosas alegóricas en la losa
Ensayos y artículos
141
enternecida que
guarda a la décima musa de sor
Juana Inés de la
Cruz y el “Retrato abstracto de
Gilberto Owen”
son más bien
como puestas en
escena logradas
únicamente con
Julio Valle-Castillo
el poder evocador de la palabra
y el aguzamiento extremo de la memoria.
Los poemas “Espejo”, “Amantes sobre el mundo”,
“Canción para una muchacha que se tarda en ser madre”
y “Cordero de Dios” —dedicado a su hijo— son textos
de un dramatismo inquietante, elaborados como en casi
toda su obra con una forma de expresión siempre emotiva, con un lenguaje desnudo, abierto, y una versificación
multiforme e irregular, a veces engañosamente libre o libérrima, construida sin ninguna inhibición de tipo formal,
con un tono entre coloquial y evocativo capaz de transmitirnos con naturalidad, desde las emociones más sublimes
hasta las escenas y expresiones más procaces.
Entre casi toda la obra poética de Julio Valle-Castillo, Balada del campanero ciego encuentra una expresión
distinta que, pienso yo, podría calificarse de superior.
142 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
El Ramírez Mercado que yo conozco
Francisco Arellano Oviedo
1. El periplo creador
Por haber vivido parte de mi niñez, la adolescencia
y dos lustros de la juventud fuera de mi Nicaragua natal,
tardíamente descubrí a Sergio Ramírez Mercado. Era yo
estudiante de Filosofía y Letras de la Universidad de San
Carlos, Guatemala, cuando uno de mis maestros me habló
de este paisano. El maestro era Guillermo Putseys Álvarez, el editor de Tiempo de fulgor, la primera novela de
este narrador de la Nicaragua que, en su Canto general,
Pablo Neruda llamó “garganta pastoril de América”.
Después, otros intelectuales guatemaltecos y nicaragüenses en el exilio, me hablaron maravillas del joven
escritor. Ya había leído y comentado en Prensa Libre de
Guatemala Los cachorros, de Mario Vargas Llosa, cuando
vino a mis manos Tiempo de fulgor, la edición príncipe
editada en colección Los últimos de la Universidad de San
Carlos. Una obra que disfruté con la nostalgia de quien
recuerda páginas de historia y lugares de la patria cuando se está lejos de ella. Yo, que hasta entonces había leído más a los poetas que a los narradores, admiré aquella
prosa de Ramírez que despertaba más imágenes y mayor
imaginación a través de las palabras —que no eran las de
los versos, pero se introducían en mí— produciendo una
sensación de gozo capaz de borrar el tedio o los sinsabores de un día desafortunado.
Ensayos y artículos
143
Cuando regresé a Nicaragua, Sergio Ramírez ya se
había marchado a Costa Rica a trabajar al CSUCA. Fue
a mediados de los años setenta cuando, en calidad de docente universitario, asistí a un congreso de español en el
país vecino del sur. En esa ocasión conocí a Sergio Ramírez, aunque ya había leído mucho de su obra —particularmente la producción ensayística, la biografía de Mariano
Fiallos Gil y De tropeles y tropelías—. En el caso de esta
última obra, una afabulación magistral y maravillosa sobre la tentación mayor de los políticos latinoamericanos:
la de convertirse en dictadores una vez que alcanzan el
poder.
Ramírez llegó a la clausura del evento y entregó a los
participantes un pequeño diploma por asistencia al congreso. Todavía conservo este diploma que ostenta la firma
de este formidable narrador de la lengua española. Poco
tiempo después, no puedo precisar la fecha exacta de ese
1978 —la dictadura de Somoza estaba en su ocaso— cuando se formó el Grupo de los doce y entraron, una tarde,
procedentes de Costa Rica para fortalecer la lucha contra
el dictador. La guardia pretoriana trataba de detener a la
gente por las calles, pero no se daban abasto. Mientras
culeteaban a alguien, otros avanzaban al encuentro de los
doce. Así pude llegar hasta el camión, que en Nicaragua
no es el autobús mexicano sino un automotor de carga,
que en su plataforma traía a los doce. Hasta entonces saludé con efusividad a Sergio Ramírez. Mi entusiasmo por
él nada tenía que ver con el político, sino con el escritor.
Ramírez Mercado iba más allá de la denuncia en las páginas de un libro en su lucha contra la opresión. Asumía el
riesgo de enfrentar la rabia del dictador que se traducía en
amenazas, garrote, cárcel, tortura y muerte.
En el nuevo gobierno revolucionario, una de las
tareas que asumió Ramírez Mercado fue la educación.
144 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
En aquellos años que siguieron al derrocamiento de Somoza, se realizó la Cruzada Nacional de Alfabetización
muy eficaz para combatir la ignorancia. Se crearon talleres de poesía y de pintura para las clases populares;
se recomendaba, a manera de crítica, que no había que
llevar la cultura al pueblo sino el pueblo a la cultura. Se
estructuró un esquema de educación que articulaba los diferentes subsistemas, hasta entonces dispersos: educación
preescolar, educación primaria, educación técnica-básica,
educación secundaria, educación superior y educación
técnica-superior. Se amplió la cobertura educativa, pero
debido a la crisis económica, en aquellos días de guerra,
disminuyó la calidad de la educación. Aumentó considerablemente la matrícula femenina en la secundaria y en la
universidad; pero hubo gran deserción de los varones.
Sin embargo, lo más significativo en la vida del escritor mencionado es que no se dejó atrapar por la política
ni dejó de escribir en aquellos días de dirigente político.
Obras de aquella época son El alba de oro, Siglo XXI
Editores, México, 1983; Estás en Nicaragua, Muchnik
Editores, Barcelona, 1985; Balcanes y volcanes, Editorial
Nueva América, Buenos Aires, 1985; y, particularmente,
Castigo divino, Mondadori, Madrid, 1988. Esta última
fue llevada a la televisión por RTI de Colombia y de ella,
Carlos Fuentes ha escrito: “Entre la plenitud de la comedia y la inminencia de la tragedia, Sergio Ramírez ha escrito la gran novela de Centroamérica, la novela que hacía
falta para llegar a la intimidad de sus gentes, para viajar a
la frontera misma entre sus tradiciones persistentes y sus
posibilidades de renovación”.
Castigo Divino no fue una novela convencional sino
controversial, basada en un acontecimiento real que dividió a la sociedad de León. El juicio que siguió a los
Ensayos y artículos
145
hechos del personaje histórico, modelo del protagonista
de la novela, despertó el interés de los nicaragüenses de
los años treinta. La novela presenta muchos planos y numerosos personajes, algunos de la época y otros de nuestros días que nada tuvieron que ver con la vida ni con
los crímenes cometidos por Oliverio Castañeda, pero que
el autor los introduce en la obra con sus nombres verdaderos. La maestría del novelista radica no solo en la
capacidad de romper diacronía y sincronía, sino también
en articular de tal forma la trayectoria de los hechos con
el efecto anecdótico. Es admirable observar la capacidad
imaginativa y creativa de los personajes, así como el lenguaje tan preciso, tan plástico y tan dinámico que el lector
devora las páginas y percibe los hechos como si estuviera
viendo una animación en serie.
Ramírez Mercado inicia, en los años noventa, una
fase más intensa y brillante de su producción creativa:
era de esperarse, ¡cuánto tiempo le quitó el político al escritor! ¡Cuánto tiempo ganó Vargas Llosa perdiendo las
elecciones frente a Fujimori! ¡Bendita contradicción que
nos devolvió al productor de cultura a cambio de privarnos de un gobernante que pudo caer en la tentación de ser
un ocioso y odiado dictador!
Obras representativas de la década de los noventa son Confesión de amor (testimonio), Tálasa, Madrid,
1992; Clave de sol (cuentos), Cal y arena, México, 1992;
Un baile de máscaras (novela), Alfaguara, México, 1995;
Margarita, está linda la mar (novela), Alfaguara, Madrid,
1998; y Adiós muchachos (memoria de la revolución sandinista), Aguilar, México, 1999. Si de Castigo divino dijo
Tomás Eloy Martínez que era una epopeya de la conciencia, de Margarita, está linda la mar, premio Alfaguara de
1998, Rafael Azcona dijo, en Madrid: “…cincuenta años
146 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
de historia latinoamericana narrados en un doble plano
temporal, donde todo encaja con la implacable precisión
de un aparato de relojería”; Milo J. Krmpotic dijo en la
revista Qué leer: “Margarita, está linda la mar tiene categoría de gran novela, de las grandes de verdad”; y Antonio Perdomo dijo en el diario Canarias 7: “…Sergio
Ramírez crea una obra que, por pura dilación histórica, es
tributaria de las grandes novelas hispanoamericanas”.
Así, pues, se cerró el siglo XX dejando en el habet de
las letras españolas la consagración de un maestro; paisano de Rubén Darío, Salomón de la Selva, Pablo Antonio
Cuadra, Ernesto Cardenal..., pero no poeta como ellos,
sino maestro en el arte de fabular, narrar testimonios y
crear odiseas y hasta Mentiras verdaderas…
Inicia el siglo XXI y pasa la primera década, el nicaragüense Sergio Ramírez nos presenta Catalina y Ca­
talina, Alfaguara, México y Madrid, 2001; Sombras nada
más, Madrid, 2002; Mil y una muertes, Alfaguara, Madrid,
2005; El reino animal, Alfaguara, Madrid, 2007; Tambor
olvidado, Aguilar, San José, 2007; El cielo llora por mí,
Alfaguara, México, 2008; La fugitiva, Alfaguara, Madrid,
2011. En este nuevo milenio, las publicaciones de Ramírez Mercado se intensifican. Nuevos y contemporáneos
temas son abordados en sus obras: la droga, el narcotráfico y la investigación policial. En El cielo llora por mí se
analizan estos problemas sociales presentes en la humanidad de nuestros días. Otra manifestación que ha aflorado
dentro de la sociedad actual es la libre opción sexual y,
particularmente, el de la transgresión de lo normado por
la cultura. Amanda Solano, protagonista de La fugitiva,
es quien elige a los hombres que desea y no la elegida
por los hombres. Las obras de Ramírez Mercado rebasan el medio centenar. Su último libro Flores oscuras,
Ensayos y artículos
147
publicado este año por Alfaguara ya fue presentado por el
autor en Madrid, Buenos Aires, México y Managua.
2. Universalidad de su obra
La obra de Sergio Ramírez Mercado es universal, no
porque haya sido publicada en España (12 obras), México (11 obras), Nicaragua (7 obras), Costa Rica (4 obras),
Venezuela (3 obras), Guatemala (2 obras), Puerto Rico (2
obras), El Salvador (1 obra) y Argentina (1 obra); tampoco es universal por haber recibido el comentario positivo
de consagrados maestros como Carlos Fuentes, Tomás
Eloy Martínez, Ernesto Cardenal, Julio Cortázar o Mario
Benedetti…, ni por haber recibido significativos premios
como el latinoamericano de la revista Imagen, el internacional Dashiell Hammett, la orden Carlos Fonseca, el
Caballero de las Artes y de las Letras, el internacional
Alfaguara, el Laure Bataillon, el José María Arguedas;
el Metrópolis Azul de Montreal, Canadá; la medalla presidencial Pablo Neruda de Chile; el premio José Donoso
de Chile; la obra de Ramírez Mercado es universal porque
presenta creativamente los problemas, conflictos y pasiones del ser humano de todas las culturas y de todas las
latitudes.
Bajo distintos géneros: el ensayo, el cuento, la novela, el testimonio, el artículo periodístico —en alguno
de estos, como es el caso de la novela, se hace gala de
subgéneros como la carta, la crónica, la poesía, el informe y otros textos técnicos del campo de la medicina
y del derecho—. El autor observa al hombre y a la mujer
con sus hábitos, vicios y virtudes. Ramírez Mercado examina la debilidad humana, no la grandeza de los héroes ni
la virtud de los santos capaces de conseguir milagros. Sus
personajes son hombres y mujeres de estas tierras, algunos
148 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
de ellos tienen sus modelos en personajes históricos; pero
todo lo que dice, a través de sus personajes, despierta la
empatía del lector porque existe una dosis equilibrada de
humor que da sabor al escrito, como la sal a los alimentos
o el azúcar a la bebida.
Este escritor nicaragüense debe su gran éxito a muchos
factores: los tópicos abordados, la documentación utilizada, los personajes que interactúan, el estilo de su prosa, la
capacidad de influir en los estados anímicos del lector…
Así, el autor aborda los temas universales: el amor,
capaz de desencadenar la virtud y las pasiones; el poder
por el cual muchos de los políticos latinoamericanos pierden la razón y se creen imprescindibles e insustituibles
—los dictadores son especialistas en crear aduladores y
personajes despreciables que alimentan el poder del tirano—; no omite el autor considerar la problemática de
la mujer emancipada ni la libre elección sexual en uno y
otro género. En su obra también encontramos el planteamiento de la violencia generada, particularmente, por el
narcotráfico y la situación de injusticia en amplios sectores sociales; el deporte que, con sus sublimes momentos
de suspenso, contagia a las multitudes en los estadios y a
quienes están más allá de estos, observando el desarrollo
de un partido en el propio hogar, en plazas o restaurantes.
Ramírez Mercado escribe sobre beisbol y boxeo, los dos
deportes que hacen vibrar el corazón de los nicaragüenses.
La documentación que utiliza Ramírez Mercado es,
particularmente, prolija. Así cuando habla en La fugitiva del
cementerio en que fue enterrada Amanda Solano, reproduce
los rostros, los gestos, las palabras, los utensilios de los sepultureros, describe los estilos y detalles de las bóvedas, la
cantidad de ángeles sobre estas y los incontables instrumentos que ejecutan estos pequeños seres alados para asegurar
Ensayos y artículos
149
el gozo y tranquilidad de aquellos que se han “desnacido”.
Hábil en recrear ciudades y lugares que el tiempo ha transformado, Ramírez Mercado recurre a los periódicos, revistas
y costumbres de la época que describe y siempre consigue
ambientes exactos y pertinentes.
La gran mayoría de los personajes principales de sus
obras están basados en un modelo histórico. Tal es el caso
de Amanda Solano, en La fugitiva; Alirio Martinica, en
Sombras nada más; el inspector Dolores Morales y el
subinspector Bert Dixon, en El cielo llora por mí. Incluso,
algunos de ellos aparecen en sus novelas con el nombre
verdadero, como Oliverio Castañeda, en Castigo divino.
Muchos de los personajes secundarios suelen ser personajes de la vida real. El autor describe sus retratos y adecua
el lenguaje al papel de cada uno. Todo lo que el autor dice
lo dice a través de sus personajes y eso facilita no solo la
conexión del lector con lo narrado, sino la participación
del lector en la narración.
La prosa de Sergio Ramírez es plástica, vivaz, comprensible, atractiva y atrayente. Posee una fluidez natural
y mezcla hábilmente vocablos cultos con términos del
lenguaje diferencial de un país o de una región. El humor
y la ironía, a la vez que iluminan y dan gracia al texto, lo
eximen de explicaciones innecesarias. A veces, el estribillo de una canción parece ser el fondo ideal de un texto
que nos llena de ilusión, fortaleza, nostalgia, rubor, descontento y otros estados anímicos.
3. Magisterio
El magisterio de Sergio Ramírez Mercado no se asegura solo con la docencia que hace desde la cátedra universitaria o desde el taller literario a un grupo de jóvenes,
desde la página de un periódico ni tampoco desde la página
150 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
electrónica del blog o desde las redes sociales Facebook
o Twitter. Su magisterio está dado por su obra, particularmente, por su novedad y calidad. La obra de Ramírez
Mercado representa a una región, la mesoamericana. Por
esto, no es extraño que escenarios de sus obras sean ciudades de Nicaragua, Costa Rica, México o Guatemala.
Sergio Ramírez, a través de su prosa, lidera a escritores
de su generación y de generaciones posteriores en el área
centroamericana.
¿Por qué Ramírez Mercado es novedoso y seguido por
muchos? Es un autor consistente y consecuente. Aunque ya
hemos señalado que su documentación es prolija, habría
que añadir que no solo se goza con la lectura de su prosa,
sino que el lector aprende con mucha facilidad sobre política, economía o sobre el medioambiente, sin necesidad de ir
a tratados complejos y miopes y no solo eso, la versatilidad
de este escritor ofrece un abanico de temas y recursos para
públicos de diferentes edades, gustos e intereses.
Ramírez Mercado es un autor actualizado y renovador, ambas dotes le permiten estar bien informado de la
sensibilidad de los lectores y, a la vez, estar cerca de estos
a través de los poderosos medios de la comunicación masiva. Poder interactuar con su público desde las páginas
del periódico, de la televisión y desde las redes sociales
virtuales, como él lo hace, permite que su magisterio se
sustente y se aumente por la vía directa.
Por su obra, diversa y meritoria, por sus cualidades
humanas y actitudes consecuentes, por su fe en el ser humano y en el futuro de este, por su capacidad creativa y
creadora, por su lucha contra los poderes dictatoriales y
totalitarios, por su creencia en la razón y en la distribución justa de los recursos, Ramírez Mercado merece el
elogio cívico y el reconocimiento de las instituciones.
Ensayos y artículos
151
METAPA, OLOMINAPA
Y EL NACIMIENTO DE RUBÉN
Eddy Kühl Aráuz
Metapa (“lugar de piedras de moler”) fue poblado en
1623 por el misionero mercedario español fray García de
Loysa con indios sacados de las montañas. Loysa escogió este bonito paraje con melodioso nombre en lengua
populuca-matagalpa para ubicar a indígenas de la región
llamada Taboabaca, convertidos por fray Juan de Alburquerque en 1608, al este del actual pueblo de Muy Muy,
a orillas del río Ucumulali (río Grande). Este río pasaba
a orillas de este poblado de Metapa, y en épocas terciaras desembocaba en el Pacífico, mas fuerzas catalíticas
levantaron la muralla llamada Totumbla, obligando al poderoso río desviar su curso en 180 grados, ahora hacia el
mar Caribe. De Loysa dedicó dicho pueblo al fundador de
su iglesia llamándolo San Pedro de Metapa.
En abril de 1752 Metapa fue visitado por el obispo fray Agustín Morel de Santa Cruz, quien encontró un
pueblo organizado de españoles, ladinos e indios, con 120
casas, “de clima templado y aguas suaves” y una iglesia
de tres naves con techo de tejas. En su jurisdicción había
59 haciendas de ganado, 66 trapiches y gran número de
chacras.
Metapa se ubica en las faldas orientales de la sierra
Totumbla con su elevado pico de nombre Güisisil. Desde
la cima del Güisisil se abarca una vista magnífica de la
región del Pacífico de Nicaragua. Desde allí se divisa el
152 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
volcán San Cristóbal y el Cosigüina, pretérita tierra de los
chondales o matagalpas. También, se divisa la cordillera
volcánica de los Maribios y al suroeste, la meseta de la
Manquesa, tierra de los mangues-chorotegas, hasta el volcán Concepción en tierra de los nahuas.
El pueblo de Metapa (Ciudad Darío desde 1920) se
encuentra a 22 leguas de León y a 9 leguas de Matagalpa;
tiene una altitud de 433 metros sobre el nivel del mar, lo
que hace que la temperatura media sea de 26.6 °C. La
población actual es de 42 000 habitantes, en su mayoría
rural.
A cinco leguas al sureste de Metapa eligió Josefa
Sarmiento instalar su puesto de comercio en un sitio llamado Olominapa, nombre indígena formado por las palabras “Olomín”, una especie de pescado —lo dice fray
Fernando de Espino, primer nicaragüense que escribió un
libro, en 1667—, “apa” significa “peñón” en lengua indígena matagalpa. A esos pescados ahora les llaman “gulominas”.
A 28 leguas de la ciudad de León, Metapa había sido
hasta 1858 parte del departamento de Segovia, pero desde
ese año se constituyó en municipio del departamento de
Matagalpa, dependiendo siempre eclesiásticamente de la
Diócesis de León.
Camino de León a Metapa y Olominapa
El camino de las carretas de comercio de Josefa Sarmiento pasaba entre los volcanes Rota y Cerro Negro;
luego por los poblados Las Pilas, Malpaisillo, Calle Real
de Tolapa, Zarzas, Junquillo; cruzaban el río Sinecapa
llegando al Madroñal, San Antonio y El Jicaral. Aquí hacían “sesteo”. El gancho de camino, el de la izquierda, se
Ensayos y artículos
153
dirigía a Sébaco, y el de la derecha conducía a Metapa.
Para llegar a este pueblo se tomaba un camino más angosto que iba rumbo “este franco” pasando por El Rodeo
y Tierra Blanca. Aquí terminaba el departamento de León
y comenzaba el de Matagalpa. Las carretas subían cuestas
que las llevaban de los 200 metros a los 430 metros de
elevación. Al sur se aprecian los hermosos picos de la sierra de Totumbla (sierra de los alfareros en lengua lencamatagalpa) con su pico Güisisil (cerro de los güises), y
pasando por El Barco llegaban a Metapa.
En este pueblo, Rosa Sarmiento tuvo los dolores y
en cuestión de horas le sobrevino el parto. De parte del
mismo Rubén se tiene las siguientes menciones de su
nacimiento en Metapa. Una, en su discurso en el Teatro
Municipal de León, el 22 de diciembre de 1907, en ocasión de su retorno a su patria después de quince años de
ausencia: “Yo vine en un momento en que era precisa mi
intervención en el porvenir del pensamiento español en
América. Yo soy un instrumento del supremo destino; y
bien pude haber nacido en Madrid, corte de los Alfonsos;
en Buenos Aires, tierra de Mitre; en Bogotá o en Caracas,
el que nació en la humilde Metapa”.
Otra mención en su Autobiografía, dictada en Buenos Aires, en 1912: “El matrimonio de Manuel García,
diré mejor de Manuel Darío —y de Rosa Sarmiento— fue
un matrimonio de conveniencia, hecho por la familia. Así,
no es de extrañar que a los ocho meses más o menos de
aquella unión forzada y sin afecto viniese la separación.
Un mes después nacía yo en un pueblecito, o más bien
aldea, de la provincia, o, como allá se dice, departamento
de la Nueva Segovia, llamado Chocoyos y hoy Metapa”.
Con el transcurso del tiempo, Rubén confunde la antigua jurisdicción de Segovia, con la nueva de Matagalpa
154 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
desde 1858. Acerca del nombre “Chocoyos”, nunca fue
nombre oficial del pueblo, sino un apodo muy generalizado.
Cuarentena en Olominapa
Pero aquí viene la novedad, pues dos de los autores
que más conocen de su origen, Edgardo Buitrago y José
Jirón Terán, mencionan que Josefa llevaba a su sobrina
Rosa a dar a luz en su casa en el vallecito de Olominapa,
para cuidar al niño y a Rosa con más tranquilidad que en
León. Siendo norteño, me llamó la atención ese dato, y
averigüé dónde queda Olominapa; visité ese vallecito, hablé con sus habitantes y encontré que algunos conservan
la tradición de que Rubén pasó allí sus primeros días.
La mención de Olominapa figura en el ensayo del
doctor Edgardo Buitrago “La casa de Rubén Darío”.
Acerca del drama del matrimonio de Manuel García y
Rosa Sarmiento, Buitrago escribe: “Con lo que no resulta
nada extraño que, en una mañanita de diciembre, la futura
madre acongojada marcha con su tía Josefa, hacia el valle
de Olominapa (adelante del pueblo de Metapa, en donde
Josefa había establecido un pequeño negocio)”.
El dariísta Jorge Eduardo Arellano escribe: “A los
nueve meses y siete días —el 18 de enero de 1867— nacía el primogénito en Metapa, poblado de la zona central
del país correspondiente hoy al departamento de Matagalpa. ¿Su nombre? Félix Rubén García Sarmiento. La
madre, decidiendo huir de su cónyuge en compañía de
su tía Josefa, había tomado el viejo camino carretero de
Las Segovias hacia el valle de Olominapa, en donde la
mencionada tía era dueña de un pequeño negocio. Mas la
gravidez de Rosa, no permitiéndole avanzar, la obligó a
dar a luz en la pobrísima vivienda de Cornelio Mendoza,
Ensayos y artículos
155
amigo de la familia”. (“La trágica vida de Rosa Sarmiento”, El Nuevo Diario, 5 febrero de 2011).
Al respecto el también dariísta Carlos Tünnermann nos
dice: “Aunque don Edelberto Torres afirma que el destino
del viaje de Rosa Sarmiento con su tía Josefa Sarmiento
era Metapa, existe el testimonio de María Ester y Rosario
Inocentes Mendoza, que yo incorporé a mi libro Darío
Siempre (Hispamer) que el tren de mulas y carretas en
que iba doña Rosa Sarmiento se dirigía a un lugar, adelante de Metapa, cuyo nombre no menciona, donde doña
Josefa Sarmiento tenía su negocio de abarrotes y pulpería.
Podría ser el valle de Olominapa. Parió en Metapa porque
le agarraron los dolores del parto” (CTB, correspondencia
electrónica con este autor el 13 de enero de 2013).
El estudioso dariano Alfredo Barquero dice: “Josefa
Sarmiento fue propietaria de un modesto negocio de ropa
y abarrotes en la localidad de Olominapa, ubicado a unos
veinte kilómetros hacia el sureste de Chocoyos… Ocho
meses después de celebrado el matrimonio y en avanzado estado de embarazo… Rosa Sarmiento parte hacia el
caserío de Olominapa en compañía de su tía Josefa Sarmiento” (Alfredo Barquero Brockmann, folleto de su
conferencia en Matagalpa el 20 de septiembre de 2011:
“Vida, pasión y muerte de Rubén Darío”, pp. 4.5).
Otro dato significativo es que en Metapa, desde que
nació el niño, su madre Rosa empezó a llamarlo con el
nombre “Rubén”, es decir lo llamaba Rubén en Olominapa antes de ser recogido por su tío político don Félix
Ramírez. No fue sino hasta su bautizo, mes y medio después, en la ciudad de León, el 3 de marzo, que lo nombraron Félix Rubén.
El investigador Jaime Íncer Barquero, en su crónica “El
viaje figurado de Rubén”, imagina a don Félix, acompañado
156 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
por el indio Goyo y dos sirvientes más, a cargo de una
recua de mulas con mercancías que el coronel Ramírez
llevaba consignadas a Sébaco, y luego de entregarla bajaron a Metapa (más bien a Olominapa) a recoger a Rosa y
al recién nacido para llevarlos a León.
Por su parte, el dariísta José Jirón Terán refiere que
doña Bernarda Sarmiento envió suministros para ayudar
al parto de Rosa Sarmiento con el sirviente de un señor
Altamirano de Matagalpa, que viajaría desde León a Matagalpa pasando por Metapa y Olominapa.
En mi criterio ese señor debió ser Perfecto Altamirano, hombre importante en Matagalpa, quien había sido
jefe de Armas de Matagalpa durante la guerra nacional
y luego fue prefecto del departamento. Tenía fincas, una
mina de oro por San Ramón y hacía comercio con León.
Lo cita Froebel y el historiador Jerónimo Pérez. En los
archivos de la catedral de Matagalpa aparece como padrino de bautismo en 1860 y 1865. Perfecto Altamirano era
amigo de mi bisabuelo Matías Baldizón Morales, ambos
habían sido prefectos del departamento de Matagalpa.
Nacimiento de Rubén Darío
El alumbramiento de la madre de Darío se realizó en
casa de Cornelia Mendoza (casa-cuna actual) y fue atendido por la partera Agatona Ruiz de Gutiérrez, originaria de
la sierra de Totumbla. Pudo haber ocurrido que la parturienta tuviera un feto de gran tamaño y fuese necesario,
según la costumbre, colgar una cuerda de la solera para
que aquella se sujetara mientras expulsaba la criatura;
mientras tanto, la partera tomaba un trago de cususa, entre puje y puje para reanimarse. Posteriormente le daban
a la parturienta mistela, que según el DEN (Diccionario
del español de Nicaragua), es un cocimiento hecho de
Ensayos y artículos
157
manzanilla, clavo de olor, pimienta de chapa, miel de jicote, canela, café y guarón, que servía para desinflamar
el vientre; al recién nacido se le aplicaba en el ombligo
camíbar, aceite de brea de árbol, curativo, con propiedades cicatrizantes y de olor penetrante, que servía para que
al recién nacido no le diera moto o tétano. Según me ha
referido la doctora Juana Méndez, quien nació en una comarca cercana a Metapa que, por ser ella muy grande, su
madre usó la cuerda y por eso le decía que esa era la forma de parto que debió sufrir doña Rosa Sarmiento. Ocho
días después del nacimiento de Darío, el 25 de enero, la
parturienta y su tía Josefa siguieron camino hacia Olominapa, donde los recogió el 26 de febrero su tío político el
coronel Félix Ramírez Madregil, para llevar a Rosa y al
niño a León. Allí lo bautizaron el 3 de marzo de 1867.
Además de la cita de Olominapa por Buitrago, pensamos por lógica que si Josefa andaba en cosas de comercio
debió llevar al menos dos carretas: una ocupó para llevar
a Rosa con ella (almohadas, colchas, petates, porras de
comida) y la otra para sus artículos de comercio (telas,
agujas, sal, trastos, etc.).
Al atrasarse en Metapa por el parto, una de las carretas debió seguir camino a Olominapa y la otra debió esperar para proseguir después del parto. A los ocho días de
un parto normal acostumbraban las mujeres salir de sus
casas. Así, ellas debieron proseguir a su destino en Olominapa, que estaba a tres horas de carreta. Allí pudieron
las dos mujeres y el niño descansar por 30 días antes de
ser recogidos por el tío político quien, según José Jirón,
también hacía comercio con Matagalpa.
Don Félix los habrá llevado a León, saliendo de Olominapa. Esta vez viajaban en mula, Rosa en montura “galápagos” (asiento de lado) y Rubén, de cuarenta días, en
158 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
un canasto con su tío Félix. Les tomaría máximo dos días
llegar a León, o sea el 28 febrero. Luego tendrían tres días
para preparar el bautismo. Esta familia quería bautizarlo
pronto y debieron tener contacto con la Iglesia, con el
padre Ocón tenían, pues, las puertas abiertas.
¿Dónde está Olominapa?
El poeta metapeño Marcos Antonio Orozco me dio
indicaciones de cómo llegar al sitio. Olominapa es un pequeño caserío ubicado adelante de Puertas Viejas, en el
límite entre los municipios de Darío y Tipitapa, al costado este de la carretera Panamericana cuando se va hacia
Managua. Está a un kilómetro y medio a orillas del camino que va a Ispangual. La entrada está en El Madroño,
kilómetro 44 y ½, por donde venden artesanías hechas de
bejucos de madera.
Conclusión
Este niño, nacido en la humilde Metapa, dio gloria a
Nicaragua. A pesar de sus cortos 49 años de vida, vivió
y viajó por el mundo occidental dejando obras y amigos
en treinta países: Centroamérica y Panamá, México, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia, Cuba, España, Francia, Bélgica, Holanda, Italia, Alemania, Austria,
Hungría, Inglaterra, Argelia, Canadá y Estados Unidos.
A su regreso definitivo de Europa, realizó una campaña tratando de salvar al mundo de una guerra y vino a
morir en su patria, en León de Nicaragua, el 6 de febrero
de 1916.
Ensayos y artículos
159
El valor de la x en la lengua española
Hilda Baltodano Reyes
La x es la vigésimo quinta letra del moderno alfabeto español.1 Proviene de la letra “xi” (ξ) del alfabeto griego,
ha representado los sonidos /k+s/ desde su inclusión en
el alfabeto latino —y no de “ji” (χ) que se transformó en
/k+h/ pronunciándose como la moderna j española­—. Se
adecuó su nombre a “ix”, porque no existía el sonido doble al inicio de palabra en latín; su denominación, ahora,
“equis” es una posible adaptación de los sonidos que caracteriza más la combinación de las vocales respectivas.2
Esta grafía posee una simbología muy valiosa. Es el
popular signo de lo incógnito, misterioso y secreto en expresiones como X persona, factor X, rayos X3 o sala X4.
Se cree que esta significación es por influencia del árabe,
en este s de sai significaba cualquier cosa desconocida y
se transformó en el castellano antiguo en x, que entonces
caracterizaba un sonido similar,5 el del fonema sibilante
__________________________
1. Real Academia Española y Asociación de Academias de la lengua española (2010). Ortografía de la lengua española. España:
Espasa Libros, p. 63.
2. Id., p. 68.
3. Wilhelm Röntgen descubrió los rayos X en 1895 y los nombró
así porque desconocía la naturaleza de estas ondas electromagnéticas; a pesar de los posteriores descubrimientos conservó el
mismo nombre.
4. Cine en el que se presentan películas pornográficas (DRAE).
5. Etimología de la letra x en etimologías.dechile.net/?x, consultado el 5 de junio de 2013.
160 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
prepalatal fricativo sordo parecido al de la sh inglesa o ch
francesa.
También la x es la conocida representación del diez
en numeración romana y en este caso, según la Ortogra­
fía (2010), debe emplearse en mayúscula “X” —solo se
empleaban mayúsculas al inicio en el alfabeto latino—,
especialmente en los nombres propios: X Simposio y Alfonso X; se convierten en excepciones de esta regla el
uso de los “romanitos”6 en numeración de apartados o
elementos de una lista y el uso de versalita por razones
tipográficas. Otro empleo importante, especialmente para
los estudios lingüísticos, se encuentra en el Alfabeto Fonético Internacional (AFI), en el que la x caracteriza el
sonido del fonema fricativo velar sordo /x/, equivalente al
de la “j” en ja, jo, ju y “g” en ge, gi del español actual.
Se debe considerar, además, otras aplicaciones tradicionales para la x como el notable uso para marcar la
casilla de un formulario, una firma de alguien que no sabe
escribir, un lugar determinado en un mapa o escrito e incluso la temida respuesta incorrecta en la valoración que
realiza un maestro en el examen de un alumno.
Pero la evolución que ha tenido la x es la respuesta
al interesante y, aún más, complejo valor que tiene en la
lengua española; especialmente, cuando se analiza desde
los enfoques léxicos, fonéticos y ortográficos, expresados
ya sea en la escritura de un representativo vocabulario
indígena o en la variada pronunciación de esta grafía.
En cuanto al léxico generalizado que se escribe con
x inicial, el Diccionario de la Real Academia Española
__________________________
6. Números romanos en minúscula.
Ensayos y artículos
161
registra pocos vocablos, los cuales son de origen griego, entre los que se describen los cultismos derivados de
xeno- ‘extranjero’: xenofobia y xenófobo, relacionados
con el odio hacia los extranjeros, xenoglosia que es lenguaje inteligible y don de lenguas; xero- ‘seco’ o ‘árido’:
xerófilo y xerófito, relacionados con las plantas que se
adaptan a climas secos, xeroftalmia, que es la sequedad
en los ojos y xerografía, más conocida como fotocopia;
también se encuentran de xilo- ‘madera’: xilórgano, instrumento musical de madera y el más pintoresco, xilófono, presente en los abecedarios infantiles ilustrados.7
Sin embargo, existe una cuantiosa cantidad de vocablos con el empleo de la x dentro de los mismos, especialmente si se reconoce la productividad del prefijo
ex-, ‘fuera’ y ‘privación’, en exesposo y exánime; extra-,
‘fuera de’, en extraterrestre; maxi-, ‘muy grande’, maxifalda; flex-, ‘curvatura’ en flexible; sex-, en ‘sexo’; tax-,
‘ordenación’, en taxi y sintaxis, etc…8
Pero existe una gran riqueza de términos que se escriben con x inicial y está registrada en el Diccionario
de americanismos. Son 170 lemas, la mayor parte de
ellos proviene de las lenguas indígenas maya y náhuatl.
Se pueden identificar lemas adaptados al español como
xaca (del maya xac) y significa canasta y metafóricamente, vulva; xalnene (del náhuatl) que es arena volcánica
negra, y xiote (del náhuatl xiotl), enfermedad; también
se distinguen voces no adaptadas como xaan (del maya
yucateco) que es una planta de la que se extrae una fibra
para hacer escobas y sombreros, y xconclé (voz maya)
__________________________
7. Diccionario de la Real Academia Española, en lema.rae.es,
consultado el 6 de junio de 2013.
8. Ortografía de la lengua española, p. 156.
162 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
que es el conocido guarumo, cuya madera se emplea para
las artesanías.9
El Diccionario del español de Nicaragua señala,
además, en la letra x, 4 términos de origen indígena como
xalteva, indígena de la esa comunidad; xilonem, diosa
del maíz; xochitl, flor natural; y xulo, perro precolombino apreciado por su carne.10
Las toponimias en Nicaragua y otras regiones son
parte del patrimonio lingüístico que dejaron los indígenas
con palabras que inician con x, así se reconocen en este
país Xalteva, poblado de Granada, significa “en la piedra
arenosa”;11 Xiloá, laguna-cráter en la península de Chiltepe en Managua, significa “agua de los chilotes” (según
Valle) o “laguna de Xilonem” (según Dávila Bolaños); y
Xolotlán, nombre del lago de Managua, este era un personaje mítico con cara de perro, gemelo de Quetzalcoalt.12
Pero se debe tomar en cuenta que gran parte este
léxico se escribe con x pero se pronuncia no solo como
/k+s/ sino como /j/, /s/ y /sh/. Esta es una de las mayores interrogantes actuales sobre la letra x, incluso para los
mismos hablantes del español: la pronunciación múltiple
que presenta esta grafía, particularmente, en vocablos de
origen indígena.
__________________________
9. Asociación de Academias de la Lengua Española (2010). Dic­
cionario de americanismos. Madrid: Santillana.
10.Francisco Arellano Oviedo. Diccionario del español de Nicara­
gua. Managua: PAVSA. 2007.
11. Rafael Urtecho. “Raíces náhuatl en el idioma nicaragüense” en
Revista Conservadora, sn., en bibliotecageneral.enriquebolanos.
org/coleccion_RC/714.pdf‎, consultado el 6 de junio de 2013.
12.Jaime Íncer. Toponimias indígenas de Nicaragua. San José:
Asociación Libro Libre, 1985, p. 427.
Ensayos y artículos
163
Esto es debido a las transformaciones que ha tenido
la x y las modificaciones de su uso en los diferentes períodos históricos. En un inicio, al integrarse al alfabeto
latino, la x solo tenía el valor /k+s/; pero fue evolucionando constantemente. Una síntesis de este desarrollo es que
“en el castellano medieval la /k/ implosiva vocaliza en [i]
y palatiza la /s/ dando lugar al nuevo fonema [∫] —equivalente a sh inglesa o ch francesa—, que se seguirá representando con la misma letra -x- durante siglos a pesar de
su diferente valor. A finales del siglo XV o comienzo del
siguiente, /∫/ (…) se velarizó y dio lugar al actual fonema
/x/ escrito g, j:
MATAXA > /mataisa/ > madexa > madeja
ANNEXU > /anéisu/ > anexo > anejo, junto al cultismo anexo”.13
A partir del siglo XVI, entonces ya la x tenía diferentes valores fónicos que se prestaban a diversas confusiones; estos fueron restringido al inicial de /k+s/ en
1815; de esta manera, todos los términos escritos con x en
representación de /j/ pasaron a escribirse con j: exemplo >
ejemplo. En la Colonia, los españoles transcribieron con
x el fonema /sh/, característico de las lenguas indígenas;
pero este experimentó la misma evolución hasta /j/.
Puntualizando en la vacilación sobre la pronunciación de la letra x, la nueva Ortografía de la lengua espa­
ñola expone claramente los valores fónicos de esta grafía, dependiendo de su lugar en el vocablo. Así, la x, en
posición intervocálica, posición final de sílaba (seguida
de consonante) y final de palabra constituye los fonemas
/k+s/, como examen [eksámen], mixto [míksto] y relax
__________________________
13.María Torrens Álvarez. Evolución e historia de la lengua espa­
ñola. Madrid: Arcos Libros, 2007, p. 66.
164 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
[rreláks]; aunque en España es frecuente pronunciar relajada la x en el segundo caso [místo]. En cuanto a la
posición inicial de palabra representa el fonema /s/ como
xenofobia [senofóbia], esto es debido a que en el español
esta articulación doble no es natural al inicio. En algunos
nombres arcaicos o de procedencia indígena la x conserva
el valor del fonema /j/ o el de /sh/ que poseía en el español
medieval,14 como en los antropónimos Ximena (Jimena),
Xavier (Javier) o Xalteva (Jalteva).
Mántica, en los estudios que ha realizado sobre el
habla nicaragüense, aclara sobre este aspecto lo siguiente:
“La X inicial se convierte en j o ch: Xicotl-jicote, Xipalli-jipato, Xaltepan-Jalteva, Xima-chimar, Xilotl-chilote;
dándose el caso de que una raíz dé origen a ambas formas,
como Xocotl-agrio, del que se derivan jocote y choco.
Excepciones: Xolotlán que se pronuncia Solotlán”.15 También Urtecho señala: “la X suena como la S inglesa. Así:
Xalli (arena), Xicalli (jícara;) Xolotlán; al españolizarse
esa X suena como J. Así: Xalteva (Jalteva) Jilinjoche palabra compuesta por Xilin (Campanilla) y Xochitl (flor);
Jocote de Xocotl”. Íncer agrega xulo (sulo); xilonem (silonem); Xalapa (Jalapa): Tierra arenosa; xochitl (sochil):
Cinco Flor Dios del Fuego; Xolotlán: Solotlán.16
Entre los términos discutidos por su pronunciación se
encuentra México, el cual es [méjiko] y no [méksiko] sin
cambiar totalmente su grafía a j, presentándose la doble grafía
México/Méjico; aunque realmente al inicio se pronunciaba
la x como sh. Sobre este punto, algunos investigadores
presentan la vehemente carta de fray Servando Teresa
__________________________
14.Ortografía de la lengua española, pp. 153-157.
15.Carlos Mántica. El habla nicaragüense y otros ensayos. Managua: Hispamer, 1998, p. 38.
16.Rafael Urtecho, Ib.
Ensayos y artículos
165
Mier como referencia: “Por eso pronunciaron los españoles México (Méjico), aunque los indios no pronuncian
sino México (Mescico) con la letra hebrea scin. Y es un
dolor, mexicanos, que italianos, franceses, ingleses y
alemanes pronuncien mejor que nosotros el nombre de
nuestra patria, pues nadie fuera de nosotros, pronuncia
México con letra gutural. En todo caso, paisanos míos, sigamos a escribirlo con x, o para llegar con el tiempo, si la
nueva ortografía predomina, a pronunciar como se debe
este y los demás términos mexicanos, o para no echar en
olvido enteramente una de nuestras mayores glorias. Si,
México con x suave como lo pronuncian los indios significa: donde está o es adorado Cristo, y mexicanos es lo
mismo que cristianos”.17
Otros topónimos conocidos que también conservan su
grafía en x son Oaxaca y Texas. La Ortografía enfatiza que
se deben pronunciar [oajáka] y [téjas]. También se conserva en vocablos autóctonos el fonema prepalatal fricativo
sordo como mixiote [mishióte]: plato mexicano que consiste en un saquito hecho con carne envuelta en la membrana que recubre la penca del maguey, cocido al vapor.18
Se puede concluir que el valor de la letra x en la lengua española es excepcional, no se limita a la escritura de
palabras sino que, además, contiene una apreciable simbología en diferentes áreas como la matemática, lingüística y la práctica, así se determina esta grafía para el diez
romano, el fonema fricativo velar sordo, lo misterioso y
desconocido y hasta para tachar una respuesta incorrecta.
__________________________
17.Carta de despedida a los mexicanos, en www.biblioteca.org.
ar/libros/70879.pdf y es.wikipedia.org/wiki/Toponimia_de_
México‎, consultados el 6 de junio de 2013.
18.Ortografía de la lengua española, pp. 157-159.
166 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
En cuanto a la escritura, aunque son pocos los términos de uso general que se escriben con x inicial como
los cultismos griegos xenofobia, xerófilo y xilófono; en la
Conquista fue fundamental su empleo para la trascripción
de vocablos indígenas, principalmente de origen náhuatl
y maya, así se usa en toponimias como México, Xolotlán
o antropónimos como Xochitl y Xilonem.
La forma en que se pronuncia esta grafía ha sido una
duda muy común entre los usuarios del español, debido a
la vacilación entre los sonidos /k+s/, /j/, /sh/ y /s/ que tiene la x, producto de las transformaciones que ha sufrido
en diferentes momentos históricos. Sin embargo, la Or­
tografía de la lengua española (2010) describe una pronunciación de ese signo gráfico: /s/ al inicio de palabra,
/k+s/ en final de sílaba seguido de consonante y final de
palabra, sh/ en voces indígenas y /j/ en términos que no
variaron su grafía a j; sin embargo se debe considerar la
variante dialectal que presenta la pronunciación de esta
grafía tanto en España como Hispanoamérica.
Pero más que una dificultad, tanto el uso gráfico
como la pronunciación de la x debe ser, para el usuario,
un maravilloso descubrimiento en el que se puede apreciar la historia, costumbres, flora, fauna, paraísos reales,
mitología, gastronomía, en fin, todos los posibles aspectos culturales que identifican a los pueblos que han estado
unidos por una misma lengua: el español.
Ensayos y artículos
167
Semblanza de Franco Peñalba Cara
Gilberto Lacayo Bermúdez
Franco Peñalba Cara (Anticoli, 1946- Managua,
2013) vivió signado por la gran tradición del arte pictórico, al que se entregó con persistente afán de continuar lo
que en el seno familiar inició su padre, Rodrigo Peñalba,
maestro generacional de pintores nicaragüenses.
Franco, consciente de lo difícil que resulta admirar
a los maestros sin imitarlos, resolvió un día desertar de
la cámara fotográfica, sin dejar de ser fotógrafo, para refugiarse en el lienzo y los colores, que luego prodigarían
una obra original con la que hoy nos habla. Obra en la
que encontramos reiteradamente cuerpos humanos, temas
paisajísticos, bodegones, cosas que le modelaron para
convertirse, con su magisterio, en objetos estéticos, recreados por su ingenio mediante la luz y el cromatismo.
Logros de quienes se apropian de lo sustantivo que hay
en todo lo que nos rodea, imperceptible para quienes no
están poseídos por los demonios del arte.
Incursionó en la fotografía, sacó partido del claroscuro, congeló imágenes entrenando su visión para penetrar en lo misterioso de los objetos, lo que posteriormente
le permitió dibujar con el color, dar vida y movimiento a
esas imágenes que la cámara fotográfica congela.
Sabía que en la naturaleza no hay líneas, sino intersecciones de volúmenes. Las superficies eran relieves tratados como fronteras de aquellos, buscaba la sensación
de profundidad, para lo que siempre mantenía limpias sus
168 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
puertas de percepción. Sumergido en el placer estético,
logró penetrar en la profundidad del espíritu, en búsqueda
de todo lo animado que hay en la naturaleza. Para el creador de obras de arte pictóricas, no hay naturaleza muerta,
todo recobra vida cuando sublimado por el arte se nos
ofrece tal cual es, bello e infinito. Por eso F. Bacon nos
dice: Ars est homo additus naturae.
Mediante su pensamiento dotado de una pupila educada para ver, se entregó a la comprensión del mundo,
para hacerlo comprensible. La obra de Franco nos ofrece una muestra de la riqueza cromática de nuestra flora,
la voluptuosidad de las frutas —muchas de ellas tratadas
con rasgos femeninos—, árboles floridos posando en la
fuga de un camino rural, inundado de luz matutina, donde aún no asoma el paisaje urbano. Abundan en su obra
rasgos identificables de nuestra nicaraguanidad, elevados
a esa categoría de universalidad mediante la sublime misión que solamente el arte ofrece a los hombres. Fue un
pintor capaz de vivir emociones contemplativas y placeres estéticos, de amar y trabajar sus obras hasta la extenuación, vibrando con vitalidad ante cada partogénesis.
No le interesó la fama que suele poner en peligro la intimidad del autor con su obra. En ese sentido, Franco fue
un solitario a quien le interesó, por encima de todas las
miserias humanas y apologías comerciales, su compromiso de esteta, su capacidad de ser hombre fiel a su misión
creadora. Por ello, la obra que ha legado a la posteridad
luce despojada de todo lo asimilable a lo que se hace por
encargo, para decorar salones y satisfacer gustos baladíes
de gente brutal. Sabía como Darío que “El arte es el glorioso vencedor”, eso le bastaba.
A veces, su hedonismo saturado por tanta belleza
contemplativa, la que sabía no era posible asir en su totalidad, le hacía exclamar pidiendo piedad como Cansinos
Ensayos y artículos
169
Anssens: “Dios mío, no permitas que haya tanta belleza
en este mundo”. Sabía que la belleza inundaba el mundo,
por eso decidió ir a su encuentro, a pesar de saber que
vivimos en un mundo brutal, indiferente, en una sociedad
desdeñosa, huérfana de meditación y contemplación, a la
que poco le importan las verdades profundas, los planos
trascendentales del ser.
Franco prosiguió su propósito con firmeza e inquebrantable honestidad, recorriendo el sendero que sabía le
permitiría realizar su misión. Su tenacidad silenciosa lo
llevaría al sitio eminente e impoluto, donde sin mecenas
de operetas, ni promotores de salas comerciales, lograría realizar su cometido. Su obra, casi ignota y dispersa,
entraña la autenticidad de un artista que, lejos de buscar
el triunfo, se descubrió en el oficio de pintor. No se expuso al desequilibrio interior producto de cualquier éxito
inventado por la publicidad, sabía, al igual que los antiguos, que toda forma de éxito podía desatar la envidia de
los dioses. Los hombres somo libres en la superficie, mas
no en las esferas de lo más profundo. Su único sentido
del éxito habitaba en las profundidades de su anhelo estético, como vehículo para liberarse de tantas banalidades
insustantivas en esta edad decadente, de hombres vacíos
a quienes ya se les ha extirpado el alma. “Ningún artista
tolera lo real”, dice Nietzsche. La creación de obras de
arte exige unidad y rechazo del mundo, a pesar de que
ningún artista puede prescindir de la realidad, rechaza el
mundo por lo que le falta, mas no por lo que a veces es.
Camus admite que “el arte debería ofrecernos una última
perspectiva sobre el contenido de la rebeldía”.
El genio creador rehace el mundo por su cuenta: “Creo
cada vez más que no hay que juzgar a Dios por este mundo.
Es un estudio de él poco acertado” escribe Van Gogh. La
fuerza de crear fue la motivación profunda de Franco.
170 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Antes de ser artista, hay que ser hombre, es el mensaje testamentario que Rodin dejó a las generaciones de
artistas que le sucederían. Quienes tuvimos el privilegio
de haber gozado de la amistad de esta singular persona
podemos afirmar que fue hombre y artista, en el sentido
que Rodin refiere.
Condujo su vida guiado por el amor, oficio de hijo,
esposo, padre, hermano y amigo, con imperturbable firmeza y calidez humana. Lo vimos regar su jardín sumergido en el éxtasis de la creación, hizo suyo “El cántico de
las criaturas” del poeta de Asís. Lo vimos aventurar sus
dones de hombre sensible ante la vida, en todas las manifestaciones que le fueron ofrecidas. Vivió inmerso en
el paisaje de su Nicaragua que tanto amó y cantó en sus
obras. Amigo leal de una sola pieza, firme en “el arte de
la amistad” como la firmeza de sus obras sobre el lienzo.
Fue siempre un amigo dotado de sabia sencillez y franqueza, haciendo de su nombre su atributo característico.
Por la calidad de ser que fue Franco, debemos sentir
orgullo y alegría, sus hijos, hermanos y amigos que disfrutamos de las virtudes prodigadas en su tránsito por la
vida, de esta noble persona que pasó por el mundo para
enriquecerlo con el prodigio del color que dejó marcado
con su huella imperecedera.
Séneca le recordó que Ars longa, vita brevis. Por ello
no dio tregua, sabía que el tiempo huye, que somos el
río heraclitiano fluyendo sin cesar. Entonces del blanco
lienzo, con su ingenio creador y la acumulación de múltiples instantes de vida, debieron surgir los prodigios de
coloridas formas que hoy constituyen el otro Franco, el
que perdura y sigue hablándonos a través de sus obras
pictóricas y fotográficas, las que gracias al milagro del
arte lucen vivas.
Granada, junio de 2013
IV
POESÍA
Francisco Pérez Estrada: Antropólogo —con estudios
en Argentina, México y España—, indigenista, investigador
del folclor nacional y poeta fue Francisco Pérez Estrada, quien
nació el 20 de mayo de 1913.
Por tanto, en conmemoración de su centenario de nacimiento, publicamos una selección de su poemario Chinaste
(Managua, Ediciones Nacionales, 1975) que tuvo tres ediciones.
Diez suman los poemas reproducidos, todos ellos marcados por la indagación en el ser nicaragüense. Así, lo sugiere
Chinaste: semilla, siembra, cultivo de ese mismo y que no puede ocultar su transfondo indígena, esencia popular y sensiblidad telúrica.
Pérez Estrada falleció en Granada el 17 de octubre de
1982 / JEA.
Poesía
173
DIEZ POEMAS
Francisco Pérez Estrada
La llegada de los mexicanos a Nicaragua
DESDE Tula venimos.
Desde Tula, la de espléndidas pirámides.
Desde Tula, donde las manos esculpieron la dureza.
Desde Tula, la espléndida, cuyo corazón dijo
[en piedra
su fe.
No fue un sol. No fue una luna.
Navegamos muchos soles de hambre,
navegamos muchas lunas de sed.
La sequía asolaba el Anáhuac.
No teníamos agua;
no teníamos maíz.
Los pájaros morían,
caían de las ramas;
las flores se tronchaban en los tallos.
No había cantos,
no había flores.
Se pararon las aguas del cielo
por la cólera de Tláloc.
174 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Se hundieron las aguas en la tierra.
Se secaron las acequias
por la cólera de Tláloc.
Los sacerdotes echaron suerte al maíz,
observaron el vuelo de las aves,
las entrañas de diversos animales;
los dioses callaban un silencio seco.
En vano le ofrendamos a Xilonem
mariposas azules, mariposas rojas;
los mejores pájaros: chichiltote, cenzontle;
libélulas de alas iridiscentes.
Ni las lágrimas calientes de las mujeres
ni el llano angustiado de los niños
ni la tristeza de los guerreros,
todo fue en vano.
Los dioses ordenaron partir… y partimos.
Ahora hemos llegado.
“Nican náhuatl: Nicaragua”.
“Hasta aquí los nahuas”.
Somos toltecas de rostro claro,
de recto corazón.
Por fin hemos llegado
y traemos un canto.
Poesía
Poronga
Manos precolombinas dieron forma a la sed,
modelaron el agua primitiva.
Fue después de la jícara,
fue después del huacal.
Las mujeres congregaron el barro
en la plaza lo juntaron:
barro rojo, como el oriente rojo;
barro negro, como el oeste negro;
barro blanco, del color del norte;
barro amarillo, del color del sur.
Recorriendo la sed para buscar la forma.
Amasaron el barro,
lo redondearon,
lo cocieron.
La poronga trajo el río a nuestras casas,
Recogimos el invierno con guizpal.
La virgen quiché
Por amor concibió Izquic;
por amor y por magia.
De un árbol de jícaro,
del espíritu de los árboles.
Virgen quedó Izquic
después que parió a Hunapuh,
después que parió a Ixbalanqué.
El corazón de Ixquic
[1955]
175
176 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
perfumó la cólera de su padre.
La creía ramera,
su padre, Cuchimaquic;
los amigos de su padre:
Hun Camé y Vacub Camé;
ramera la creían,
las gentes de Xibalbá.
Ella era una mazorca tierna.
Virgen, su corazón virgen.
Virgen, su cuerpo virgen.
Rosa mística.
¡Castísima!
¡Torre de marfil!
¡Inmaculada!
De quién es el hijo que tienes en el vientre,
hija mía; y ella contestó:
“No tengo hijo, señor padre,
aún no he conocido varón”.
Cuchumaquic, su padre, no sabía;
Hun Camé no sabía
ni los de Xibalbá sabían.
Nadie sabía.
Solo el Corazón del cielo lo sabía.
Solo el Espíritu de todas las cosas lo sabía.
Los búhos fueron encargados de sacrificarla.
Cuatro fueron los que llevaron la jícara,
para traer su sangre,
para traer su corazón.
Pero se condolieron de Ixquic
y en vez de su sangre,
en vez de su corazón,
llevaron la sabia del Árbol rojo de grana.
Poesía
177
Cuando los Señores quemaron la sangre de Ixquic,
la sangre que llevaron los mensajeros,
la que llevaron los búhos,
“comenzaron a sentir el olor los de Xibalbá,
y sentían muy dulce la fragancia de la sangre”,
porque en realidad era virgen Ixquic.
[1967]
Fray Antonio Margil de Jesús
Fray Antonio era veloz.
Se trasmitía en árboles:
pochote, madroño, guachipilín.
Por sus hojas,
por sus raíces se trasmitía.
Los indios oían sus sandalias en el tronco
[de los árboles.
Fray Antonio era veloz.
Se trasmitía en mineral:
basalto, mármol, porcelana.
Los indios oían sus sandalias en las piedras,
en los cerros las oían.
Su amor era velocidad de alabastro.
Fray Antonio era veloz.
Se trasmitía en alas,
en cantos se trasmitía:
cenzontle, chichiltote, gorrión.
Los indios oían sus sandalias en el canto
[de los pájaros.
Su amor era velocidad de pájaro.
[1968]
178 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
El entierro de un pobre
Solo,
abandonado del calor,
con los músculos extinguidos,
llegó Manuel Guillén a la comarca.
Fue un árbol más en Caña de Castilla.
Pulía tomates con la paciencia de los años,
daba color a las berenjenas con su puro
[innumerable
y nadie negó que su barba se convertía en chayote
ni que sus dedos sermentosos fuesen antiguas
[raíces.
Era indefinible como los pobres
y generoso como ellos,
su muerte fue anónima como él.
Lo confesó el padre Argüello,
el alcalde dio la caja,
lo acompaña el juez de Mesta.
Los corazones de los pobres lo acompañaron;
los músculos de los pobres cavaron su sepultura
que se fue llenando de silencio y de sombra.
Estaban alegres los pobres
con su triste alegría de guaro.
Se burlaron de la tristeza,
de la humillación que es la muerte,
de ser tan pobres como eran.
Poesía
179
Yo, dijo uno,
lo hago porque soy cristiano.
Yo, dijo otro, porque Dios me ve.
Yo comenté:
¡Qué pobres son los pobres!
Lo enterramos de noche y en Diriomo,
éramos doce, con el muerto.
[1949]
La María Martínez
Era hermana de árboles.
Niña,
se dormía de sol entre la milpa,
cuando volaba pájaros su grito.
Un día subió la savia en ella y reventó mujer.
Sus pasos olían a madroño,
sus pechos llenaron la comarca.
Su sexo se oyó en todos los caminos
cuando los indios dijeron: está buena, está buena.
Las ramas secas se asomaron en renuevos verdes,
el día que subió la primavera;
los monos cara blanca le tiraban ramitas,
cuando iba a traer agua a la vertiente.
No duró mucho su verdor,
maduró en nueve lunas
de barro y de madera.
180 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Fue vientre numeroso.
Sus hijos sembraron músculos
en Coajtepe, La Fuente, El Guapinol.
Ahora, anciana,
es solo una pregunta
de piedra, de silencio, de sombra.
[1954]
Nocturno en Granada
Nuestra casa duerme
en la calle de Morazán
del barrio de Cuiscoma.
Es la casa modesta
de una antigua familia,
sin pretensiones, pero sin rebajamientos.
Duerme el padre, romántico luchador proletario;
—mi madre se convirtió en violeta
para la Virgen de Dolores
porque era muy sencilla—
duerme la vieja tía que enciende las mañanas;
las hermanas que bordan las horas
en hilo de colores.
Mi contemporáneo compañero, el jazminero,
sostiene una blanca competencia con los luceros;
un gallo canta claridades lunares.
Bienestar, alegrías, tristezas,
todo lo hemos vivido,
sin pretensiones, ni rebajamientos.
Poesía
181
Está segura esta casa en su silencio;
toda la familia duerme su convicción burguesa,
solo yo vigilo una inquietante estrella roja.
Matrimonio
Llegué a ella,
como se llega a casa,
habitualmente.
La habité sin prisa,
como esperando lo conocido,
o
conociendo lo esperado.
Después,
nos hemos entregado sin reservas:
el gesto, la mirada, el sexo
y una esperanza renovada.
[Noviembre, 1969]
Catalino
¿Qué dirá la montaña,
los árboles, las hojas?
¿Qué dirán
del hijo de Guayacán Inmaculado,
del hermano Níspero Rebelde,
del amigo Guachipilín airoso?
¿Qué dirán los senderos
de sus pies caminando libertad?
182 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
¿Qué dirán los cerros
de su pecho aspirando justicia?
¿Qué dirán los volcanes
de Catalino Cóndor?
[Noviembre, 1974]
Flor y canto
Creí en la eternidad del canto
y el viento se llevó tu nombre.
Creí en la eternidad de la flor
y la sombra se llevó tu rostro.
[1971]
V
DOCUMENTA RUBENDARIANA
Rubén Darío
Documenta rubendariana
185
DARÍO HACE CIEN AÑOS
Carlos Tünnermann Bernheim
SI BIEN 1912 fue para Rubén Darío un año apoteósico
por los múltiples homenajes y reconocimientos que recibió durante su periplo por Barcelona, Portugal, Brasil,
Uruguay y Argentina para promocionar las revistas Mun­
dial y Elegancias, también fue un año de sensible deterioro en su ya resentida salud.
El siguiente, 1913, lo pasó casi todo en París y fue
para Darío un año difícil, no solo por sus continuos quebrantos de salud sino también por las cada vez más frecuentes contradicciones con los hermanos Alfredo y Armando Guido, dueños de las revistas de las que Darío era
director literario.
Sin embargo, el estro poético de Darío lejos de secarse, y pese a los excesos que minaban su salud, mantenía
su potencia. Tan es así que durante ese año Darío escribió
varios notables poemas que demuestran que su canto no
había perdido altura. Baste mencionar “La canción de los
osos”, “La Cartuja” y el tan popular “Los motivos del
lobo”, poemas que en 2013 cumplen cien años de haber
sido escritos.
Los hermanos Guido no quedaron satisfechos con
los resultados del viaje para promocionar las revistas. Las
suscripciones no se incrementaron como ellos esperaban,
lo que los llevó a reducir erogaciones y demorar el pago
de los honorarios de los colaboradores, causando serios
186 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
problemas a Darío en su condición de director literario.
Hasta el sueldo de Darío resultó afectado, todo lo cual
enfurecía a Rubén al sentirse reducido a la condición de
figura decorativa.
“La Canción de los osos” se publica en el n.o 24 (abril
de 1913) de la revista Mundial. En este poema, afirma Jaime Torres Bodet “reaparece el artista de Prosas profanas
y, por momentos, el poeta de Cantos de vida y esperanza.
El metro elegido es de dieciséis sílabas, con pausas de
ocho y en ocasiones de cuatro”… “Exhibirse es función
de osos –ay, y también de artistas”… “Y el poeta descubre, en los animales que canta, una triste fraternidad con
su desventura”. Y es que los hermanos Guido no dejaban
en paz a Darío, llevándolo de banquete en banquete para
promocionar las revistas, al extremo de organizar banquetes por suscripción, donde cualquier bisoño escritor
latinoamericano recién llegado a París podía codearse con
el príncipe de la poesía en español. “Los mejores restaurantes de París vieron desfilar la sombra del poeta rodeada
de admiradores y explotadores, en marcha triunfal hacia
la muerte”, dice su biógrafo Arturo Torres Rioseco.
Fastidiado de tanto ajetreo, debilitados su organismo y su ánimo, Rubén acepta en el mes de octubre la
invitación de su amigo Juan Sureda para pasar una temporada de descanso en Valldemosa, Mallorca. “Libre de
las garras de hechizo de París, escribe el propio Darío,
emprendí camino hacia la isla dorada y cordial de Mallorca”, donde el poeta esperaba que la gracia virgiliana del
ámbito mallorquín le devolvieran “paz y santidad”.
Rubén ansía encontrar en esta nueva visita a Mallorca la serenidad de espíritu y el vigor de su cuerpo que la
isla dorada le había proporcionado en 1907. El anfitrión
de Rubén en Mallorca habita en el castillo de Valldemosa,
Documenta rubendariana
187
construido por el rey Sancho en el siglo XIV, y que luego
fue monasterio de los frailes cartujos.
El ambiente es propicio para la reflexión y el recogimiento. Rubén inicia la redacción de su novela El oro
de Mallorca, donde el protagonista, Benjamín Itaspes, es
el propio Rubén quien en actitud confesional desnuda su
alma, a tal punto que se trata más bien, como dice Torres
Bodet, de una “autobiografía de su conciencia”. Desafortunadamente, la novela quedó inconclusa.
Rubén abriga sinceros propósitos de enmienda y pasa
días sin consumir alcohol. El catolicismo de su anfitrión
Sureda lo mueve a leer La imitación de Cristo; va con
frecuencia a misa; se confiesa y hasta viste el hábito de
los monjes de San Bruno, que Sureda se ha confeccionado
para que le sirva de mortaja. Una fotografía de Rubén,
vistiendo el hábito, servirá más tarde de inspiración para
el célebre retrato al óleo de Rubén como monje cartujo,
de Daniel Vásquez Díaz. Sin embargo, todo era que lo
visitara algún amigo para que Rubén volviera a las andadas.
Visita el monasterio de la Cartuja y un “aliento místico lo posee”. Es entonces que escribe uno de sus últimos
grandes poemas: “La Cartuja”. Admira a los “callados hijos de San Bruno” que
mortificaron con las disciplinas
y los cilicios la carne mortal…
……………………………………………………
¡Ah! fuera yo de esos que Dios quería,
y que Dios quiere cuando así le place…
…………………………………………………………..
Y al fauno que hay en mí, darle la ciencia
que al Ángel hace estremecer las alas
188 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
por la oración y por la penitencia,
poner en fuga a las diablesas malas…
Según Edelberto Torres, el gran crítico español Marcelino Menéndez y Pelayo consideró este poema como
una verdadera joya poética de la poesía religiosa, aunque
no mística.
A Valldemosa dedica también un bello poema:
Vago con los corderos y con las cabras trepo
como un pastor por estos montes de Valldemosa
y entre olivares pingües y entre pinos de Alepo
diviso el mar azul que el sol baña de rosa.
En diciembre de 1913, la revista Mundial publica
“Los motivos del lobo”, probablemente escrito en París
ese mismo año, antes de su viaje a Mallorca. Es una prueba de que su númen poético mantenía vivo. Será uno de
sus poemas más difundidos y declamados. Este hermoso poema, cuyo trasfondo filosófico es la lucha entre el
bien y el mal, junto con “La Cartuja”, “La Canción de los
osos”, “Valldemosa”, “Pequeño poema de carnaval”, “La
Rosa niña” y “Gesta del coso” fueron incorporados más
tarde a la primera edición de Canto a la Argentina y otros
poemas, que apareció en mayo de 1914.
Los últimos días de Rubén en Palma de Mallorca estuvieron marcados por constantes reincidencias alcohólicas, pese a los solícitos cuidados de Juan Sureda y su
esposa Pilar Montaner. Los propósitos de enmienda de
“La Cartuja” quedaron en eso: meros propósitos. El 26 de
diciembre de 1913, Sureda lo rescata de una de sus peores crisis y lo embarca con rumbo a Barcelona, de donde
regresará a París para continuar su vida de dificultades y
anhelos no cumplidos.
Documenta rubendariana
189
Días después de la partida de Rubén, Sureda escribe
a Julio Piquet, amigo leal de Darío en París, una carta en
la que describe la tragedia del gran poeta: “¡Gran dolor,
inmensa pena me causa Rubén! Tantos talentos, tanta excelsa alma enfangados. He podido convencerme hasta la
evidencia que cuando mejor juzga, cuando mejor escribe,
es cuando se halla lejos del alcohol”.
(Managua, enero de 2013).
190 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
DARÍO: EL NOVELISTA QUE INTENTÓ SER
Jorge Eduardo Arellano
CUATRO INTENTOS de novela emprendió, sin éxito,
Rubén Darío en el siglo antepasado. Emelina (1887), perteneciente a su juvenil período chileno, fue la primera y
vio la luz en libro, al contrario de las otras tres: Caín,
El hombre de Oro y El secreto de Lázaro, desarrolladas
durante su fecundo período argentino (1893-98). Pero no
pudo acometerlas como lo hubiera deseado, ya que Rubén
—en el fondo— albergaba un novelista. Sin embargo, diversas circunstancias literarias y extraliterarias le negaron
ese destino. Mayores aproximaciones al género —y logros hasta cierto punto—, constituyeron En la isla de oro
(1907) y El oro de Mallorca (1913), como se verá.
La autoría de Emelina fue compartida por Darío, recién llegado a Chile de 19 años, con su amigo y periodista Eduardo Poirier (1860-1924). Escrita en julio de 1886
durante diez días, para un certamen del diario La Unión,
de Valparaíso, la remitieron firmada con los seudónimos Pílades y Orestes. ¿Quién eligió los pseudónimos?
Rubén Darío sin duda —se pregunta y contesta un estudioso nicaragüense.1 Pílades (Darío) era amigo de Orestes (Poirier), hermano de Electra con quien aquel se casó.
__________________________
1. Orlando Cuadra Downing. “Seudónimos nicaragüenses y chilenos en la vida y obra de Rubén Darío”. Revista Conservadora,
núm. 14, 1961, p. 7.
Documenta rubendariana
191
Pílades —con su ardiente fantasía— y Orestes —con su
clara visión y tranquilidad fina— hacían un buen dúo.
Emelina no obtuvo el premio, ganado por la novela
Dos hermanos, de Enrique del Solar. Tampoco mereció
una reseña crítica. Solo dos parrafitos en La Época, de
Santiago. Uno firmado por Gil Pérez, seudónimo de José
Gregorio Ossa (1860-1897), el 22 de noviembre de 1887,
tras dar cuenta de otros libros: “en el prólogo de esta novela sus autores se han encargado de darnos una ligera
apreciación de su mérito. Darío nos dice en una carta a su
colaborador que Emelina es una novela del género espeluznante de las de la escritora inglesa que se firma Ouida
[…], una novelita de lectura entretenida que nada enseñará al lector, pero que en nada puede dañarlo”.2 El otro,
anónimo y significativo, del 2 de noviembre de 1888, decía: “La vida social moderna palpita y centellea en las
páginas de Emelina, constituyendo su mayor atractivo y
novedad”.
Sus autores recurrían a frecuentes comentarios sobre
el desenvolvimiento de la novela, los cuales señalaban lúdicamente la convencionalidad y el anacronismo del género folletinesco. Poirier era experto en la materia, pues
había traducido varios folletines ingleses para el diario El
Mercurio; sin embargo, reconoció en el prólogo el aporte de Darío: “mi querido amigo, autor de los más bellos
capítulos de Emelina”.3 En efecto, el nicaragüense mejoró el núcleo narrativo de Poirier, según Francisco Contreras, editor de la segunda edición de Emelina, treinta
__________________________
2. Citado en Raúl Silva Castro. Rubén Darío a los veinte años.
Madrid: Gredos, 1956, pp. 26 y 27.
3. Eduardo Poirier y Rubén Darío. Emelina. Valparaíso: Imprenta
y Litografía Universal de Chaigneau y Castro, 1887, p. vii.
192 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
años después, en París.4 Suyos fueron el apellido del protagonista (el joven pobre Marcelino Gavidia, abnegado
teniente de la tercera compañía de Bomberos de Valparaíso) y el nombre de la protagonista: Emelina Darlington,
hija de un noble inglés; la figura del “pavo real de Venezuela” Antonio Guzmán Blanco —entonces presidente de
su país— y la intromisión de un secretario de la Legación
de Nicaragua en Bélgica: don Joaquín Ortiz.5 Redactó,
al menos, cinco capítulos completos. Raúl Silva Castro
los enumera: el I, II, V, VIII y IX de la tercera parte.6 No
hay duda de que también los pasajes de ecos parnasianos,
alusiones mitológicas, sensualidad y referencia al mármol
correspondieron a la pluma de Darío. Un buen ejemplo es
el siguiente, cuando el conde francés Ernesto de Vernier
(casado con Emelina por dinero), contempla a su joven
esposa:
Era rubia como una espiga, blanca como la
leche, y sus azules ojos parecían dos zafiros
medio encerrados en broche de oro. Sus labios
frescos y rojos como dos pétalos de clavel pro­
vocaban al beso, y su casi desnudo seno, que
subía y bajaba a impulsos de su respiración,
__________________________
4. Eduardo Poirier y Rubén Darío. Emelina. Novela en colaboración con Eduardo Poirier. Estudio preliminar de Francisco Contreras. París: Agencia Mundial de Librería, 1927, p. xxii.
5. Raúl Silva Castro. Rubén Darío a sus veinte años, op., cit., p.
26. El apellido Gavidia, desconocido en Chile, era el del mejor
amigo centroamericano del poeta: Francisco Gavidia (18631955); Emelina, el segundo nombre de Rosario Emelina Murillo (1871-1953), su primer amor apasionado y, a partir del 8 de
marzo de 1893, su segunda esposa.
6. Ibid., la mitad del capítulo nueve fue incluido, como ejemplo
de la prosa dariana de Emelina, en la antología compilada por
Donoso, Armando. 1927. Obras de juventud de Rubén Darío
[…] Santiago, Chile: Editorial Nascimento, pp. 177-178.
Documenta rubendariana
193
parecía el nido de pulido mármol de las dos
plateadas tórtolas de Cíteres.7
La imaginaria descripción de París en el capítulo IX
(“Tito Matey”) de la segunda parte, asimismo, se le ha
atribuido a Rubén. La narración se aligera y el estilo cambia notablemente. La novela exhibe “una lengua rápida,
nerviosa, abigarrada, llena de exabruptos y esmaltada en
palabras exóticas”.8 He aquí uno de sus párrafos: Las lar­
gas filas de coches no cesan de pasar en rápida sucesión.
Aquí un elegante landó que luce corona ducal, lleva lin­
dos palmitos; allí una victoria conduce a un banquero, o
a un diplomático; y esto se sucede a cada instante; hom­
bres, mujeres, niños, niñas, de todos tamaños; morenas,
rubias, cabellos claros, cabellos oscuros, cabellos canos.
Cada mujer es un bello estuche de pedrería. Sin que sea
prosaico el símil. Los militares portan vistosos uniformes;
los amigos del sport van caballeros en bien aperados bru­
tos, con el latiguito en la enguantada diestra, mientras el
animal caracolea en caprichosas corvetas o trota que se
las pela, haciendo sonar el hierro de sus cascos.9
Los personajes son estereotipados: buenos y malos.
En un gigantesco incendio de Valparaíso, dos bomberos
rescatan de entre las llamas a Emelina y a su dama de
compañía Sara Springfield. Emelina había arribado a Valparaíso huyendo de su marido, miembro de la Cofradía
del Guante Rojo, banda de criminales y ladrones. Al final, su consorte Ernesto de Duvernier pierde la vida en
__________________________
7. Citado en Ramón Luis Acevedo. La novela centroamericana.
Desde el Popol Vuh hasta los umbrales de la novela actual. Río
Piedras, Puerto Rico: Editorial Universitaria, 1998, p. 186.
8. Raúl Silva Castro. op., cit., p. 26.
9. Transcrito por Francisco Contreras. “Rubén Darío y su primera
novela”, en Emelina, 1927, p. xxvi.
194 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
un duelo, celebrado en Bruselas, con José María Vergara,
compañero bomberil de Gavidia y pretendiente de Sara
Springfield. En consecuencia, Emelina Darington y Marcelino Gavidia contraen matrimonio. Lo mismo hacen
José María y Sara.
Pese a su carácter puramente libresco y a la típica
trama folletinesca, Emelina tiene alguna importancia dentro de la evolución de la prosa literaria de Darío. No solo
algunos pasajes anticipan el aristocratismo esteticista de
Azul…; también se emplean en ella varios procedimientos narrativos como el collage, la inserción de cartas y la
técnica teatral en el manejo del diálogo con acotaciones.
En fin, a estos elementos —que le confieren a la narración
cierto aire de modernidad— habría que agregar el jugueteo irónico de sus constantes llamados al lector, señalado
por Allen W. Phillips. “Sirven para romper la ilusión de
verosimilitud, y así la lectura de la obra es divertida, si
uno piensa que los autores novelan de modo irónico, en
un contrapunto entre convenciones prestadas y notas más
modernas, parodiando con frecuencia un género convencional y periodístico”.10
Un curioso dato adicional: en el capítulo III de la
cuarta parte se transcriben dos conversaciones telefónicas (una entre míster Darington —padre de Emelina— y
Marcelino); la otra entre este y aquella. Nicasio Urbina lo
señala.11 Sin duda, la introducción de este recurso tecnológico resulta pionero en la novela centroamericana.
__________________________
10.Allen W. Phillips. “Nueva luz sobre Emelina”, citado en Ramón Luis Acevedo. op., cit., 1974, p. 184. El estudio de Phillips
puede consultarse en Temas del modernismo hispánico y otros
estudios. Madrid, Gredos, pp. 13-42.
11. Nicasio Urbina. La estructura de la novela nicaragüense, Managua: anamá Ediciones, 1995, p. 132.
Documenta rubendariana
195
En cuanto a la opinión de los coautores, Darío redactó la siguiente dedicatoria en un ejemplar de la primera edición: “A un buen amigo, esta novela que pide
excusas”.12 Y Poirier escribió, años más tarde, que Eme­
lina había consistido en una “novela ingenua, romántica,
cinematográfica y terrorífica que hoy es una simple curiosidad bibliográfica”.13
[Antes de la aparición de Azul…, Rubén planeó escribir La carne, una novela. Anunciada en su libro de 1888,
nada tenía que ver con Emelina. Pero ni siquiera la inició.
Solo alarmó en España a don Juan Valera, inquietado por
“el tufillo a pornografía” que su título emanaba.]
Caín y El hombre de oro:
truncos intentos modernistas
Dos novelas más, como ya dije, intentó Darío en la
última década del siglo XIX. Caín (1895) y El hombre de
oro (1897) fueron sus títulos. Ambas, fragmentariamente
difundidas en publicaciones periódicas de Buenos Aires,
respondían a una voluntad renovadora. Pero no pasaron
de ser truncos intentos modernistas. La primera fue rescatada por el uruguayo Roberto Ibáñez.14 Reducida a un
fragmento sobre la vida bonaerense de su autor, el relato
deja entrever antecedentes y sugiere posibles desenlaces
que el poeta —identificado con un pintor: Álvaro Blanco— no pudo acometer.
__________________________
12.Fotocopia de ese ejemplar en posesión del autor.
13.Citado por Víctor Rojas Farías. Ed. Emelina, 3.ª ed. Santiago:
Ril Editores. 2007.
14.Roberto Ibáñez, comp. Páginas desconocidas de Rubén Darío.
Montevideo: Biblioteca de Marcha, 1970, pp. 135-141, procedente de El Diario (Buenos Aires, 29 de junio de 1895).
196 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
El fragmento tiene muchos rasgos de roman-clé.
Aparte de los personajes bonaerenses identificados en
una nota de Ibáñez (el general sería Lucio V. Mansilla,
Portel el novelista: máscara por rima, de Julián Martel;
el extranjero: Paul Groussac), el triunfo del pintor Álvaro
Blanco en París puede leerse como una versión idealizada
de la primera estancia de Darío en la capital francesa (seis
semanas: junio y julio de 1893). Así —observa Günther
Schmigalle—, Fachinoso y Sorivo —intelectuales argentinos que ayudaron a Blanco para lograr su triunfo— aluden sin duda a dos amigos que le dieron apoyo en París:
Enrique Gómez Carrillo y Alejandro Sawa. Y agrega:
Parisina (una rubia encantadora, una pari­
siense), que había llegado a Buenos Aires —se
da a entender— como esposa legítima del pin­
tor, es la imagen idealizada de la cortesana
Marion de Lorme, amante de Darío en París.
Marion de Lorme, además de muy bella, tenía
aspiraciones literarias (escribió una obra de
teatro)… Que Álvaro Blanco sea llamado ca­
riñosamente Caín por sus camaradas puede
sorprender a primera vista, pero el infame fra­
tricida se había revalorizado en Francia du­
rante el siglo XIX. León Bloy le había puesto
el nombre de Cain Marchenoir al protagonista
de su novela Le Desesperé, publicada en 1887
y admirada por Rubén Darío.15
La segunda incursión, más pretenciosa, parte de
modelos franceses [Thais (1889) de Anatole France y
Aphrodite (1895) de Pierre Louys] y tiende a reconstruir
estéticamente un prestigioso pasado con el que Darío se
__________________________
15.Comunicación de Günther Schmigalle del 11 de marzo de
2012.
Documenta rubendariana
197
identifica: Roma, en tiempos del emperador Tiberio César, poco después de la muerte y resurrección de Jesucristo. “La obra —dice Ramón Luis Acevedo— contrapone
dos mundos: el mundo pagano o sensual, refinado y decadente del imperio romano y el mundo incipiente, intenso
y austero, del cristianismo primitivo”.16 Tampoco quedó
completa, solo se publicaron tres de sus capítulos en la
revista La Biblioteca (mayo, junio y septiembre, 1897).
También “La fiesta de Roma”, pieza narrativa que apareció en El Tiempo (20 de septiembre de 1898), parece
haberse destinado a formar parte de dicha novela.17
Realmente, debió haber correspondido a un capítulo
posterior de la novela, cuyo tema central sería la simultánea atracción del espíritu y la carne, o mejor dicho por
su autor, “entre la catedral y las ruinas paganas”. En el
primero de los capítulos, Darío narra una reunión de cristianos, de noche, dentro de una casucha situada en una de
las callejuelas de Roma. Se comparte un ambiente fraternal y un hermoso recogimiento. Todos esperan a Lucila,
muchacha que suele reunirse con ellos; pero ella no llega,
y deciden proceder a la lectura de una epístola de San
Pablo. Quien preside la reunión es un viejo fuerte y recio.
Tiene una cicatriz en el cuello y le falta la oreja izquierda.
Es Malco, el centurión romano herido por Pedro en el
huerto de los Olivos y que Jesús sanó. Está, precisamente,
dando testimonio de su conversión para luego leer la epístola. La lectura se interrumpe bruscamente, cuando entra
“una joven, casi una niña, blanca, desmelenada, trémula,
gritando: —¡Socorro! ¡Favorecedme, por Nuestro Señor
__________________________
16.Ramón Luis Acevedo, op., cit., p. 188.
17.Es la opinión de Erwin K.Mapes, quien la rescató en sus Es­
critos inéditos de Rubén Darío. (Recogidos de periódicos de
Buenos Aires). New York: Instituto de las Españas, 1938, pp.
193-196.
198 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Jesús! Todos exclamaron: —¡Lucila! / Al mismo tiempo
las lujosas togas de dos caballeros romanos aparecieron,
sobre las cuales dos rostros encendidos por el vino: de la
boca de uno de ellos, un hombre entrado en edad, salió
una gran risa. Y el otro dijo: —¡Buen fauno!”.
En el segundo capítulo el ambiente es distinto. Se
describe otra reunión: en la granja de Quinto Flavio, “el
más alegre, el más gentil, el más derrochador, el más
mundano de los jóvenes de la alta sociedad romana”. Los
invitados son Axio, joven centurión recién llegado de Judea; Lucio Varo, poeta y compañero asiduo del anfitrión
sibarita, y Acrino, “el más joven de los tres, efebo de ponderada belleza y raro intelecto, de madre griega y padre
romano”. La conversación recae en temas que Darío ha
tratado en cuentos y poemas: el placer como máxima aspiración humana, la belleza natural del retiro bucólico, la
juventud como única etapa plena y feliz en la vida, la triste condición del artista: hombre superior incomprendido
igualmente por el vulgo y por los ostentadores de riqueza.
Luego hablan del Hombre de Oro, excéntrico vecino de
Quinto Flavio y para quien el juego, las mujeres y el vino
son sus únicos atractivos sobre la tierra. En los últimos
días se ha prendado de una joven del pueblo que ve en la
calle. Quinto Flavio ha prometido ayudarle a conseguirla.
El nuevo invitado llega y da inicio la cena, dentro de un
ambiente sensual y refinado.
Los comensales prosiguen la conversación. Quinto
Flavio presenta a su querida, Hostilia, la lirista. Ella, Acrinio y Lucio interpretan un texto de Horacio.18 El Hombre
__________________________
18.Al respecto, Juan Loveluck. anota que en El hombre de oro se
respira, a lo largo del texto, “la maciza presencia de Horacio
y de su obra, convenientemente citado…”. “Rubén Darío y el
modernismo en La Biblioteca”. La Torre, núms. 55 y 56, enerojunio, 1967, p. 238.
Documenta rubendariana
199
de Oro, que apenas habla, se queda dormido. Dos horas
más tarde, guiados por la confidencia de una vieja alcahueta, Quinto Flavio y el Hombre de Oro persiguen a la
muchacha que ha deslumbrado a este. Ella corre, penetra
violentamente a una casucha y grita: “—¡Socorro! ¡Favorecedme, por Nuestro Señor Jesús! […]”. Se entrelaza,
pues, con el primer capítulo. Pero aquí Darío agrega un
brevísimo desarrollo que hace culminar dramáticamente
la narración. Malco sale a ver quién persigue a Lucila.
“—¿A quién buscáis? —preguntó. / La luz dio de lleno en
el rostro del Hombre de Oro. El anciano lo contempló fijamente; y en ese instante su faz se tornó pálida y su gesto
cinceló una máscara de asombro. La lámpara de arcilla
cayó de sus manos. El Hombre de Oro retrocedió un poco
y se cubrió el rostro con la toga. Y Malco dijo con voz de
espanto: / —¡Judas de Kariot!”. Por tanto, Judas Iscariote
(“El Hombre de Oro”) no se había suicidado: era uno de
los ricos de Roma después de haber vendido a Jesús.
El tercer capítulo Darío lo dedica totalmente a Lucio
Varo, el poeta: un desdoblamiento del propio Darío, subyugado por los dos pensamientos que dominan su espíritu: el amor y la muerte. También, recuerda que una vez
sintió curiosidad de oír el canto de las sirenas y que un
hombre, al parecer simple, lo había invitado a subir a su
barca de pescador con ese objetivo. El hombre lo condujo
a un lugar donde un grupo de mujeres, vestidas de blanco,
cantaban el arribo y el triunfo de un dios nuevo. En medio
de tan extraño culto, escuchó el nombre de Cristo. Cayó
la noche y, durante el regreso, el barquero le habló de una
nueva hermandad que estaba naciendo en Roma y de un
hombre extraordinario que la predicaba con elocuencia
y sabiduría. Su nombre era Pablo. Llegando perturbado
a su casa, Lucio decidió visitarlo. El predicador lo inquietó aún más al hablarle de los padecimientos de los
200 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
desheredados, de los vicios y lujos imperiales costeados
con los sufrimientos del pueblo, de la fraternidad que debía existir, al amparo de Dios, entre los hombres. Lucio,
atraído por la nueva religión del maestro de Galilea, se
siente incapaz de asumir una moralidad austera. A Pablo
le confiesa: “Yo soy un poeta, señor, y vuestro Dios, os lo
confieso, si me quita los labios de las mujeres y los cálices de las rosas, me da tristeza y me da miedo”. Mientras
evoca su encuentro con Pablo y medita, llega su amigo
Axio para recordarle un compromiso previo: acompañarlo a una fiesta del César en la villa de Capua. El capítulo
concluye dejando al lector en estado de expectación.
En “La fiesta de Roma”, Lucio Varo y Pablo navegan en una pequeña barca. Lucio se detiene a contemplar
Roma, a la que elogia y exalta en versos como el último
de sus dioses. Ha perdido la fe en las creencias de sus mayores, pero aún sustenta su paganismo. Pablo lo interrumpe en dos ocasiones para señalar que el desfallecimiento y
la inquietud del poeta provienen de su hambre de Dios y
destaca que, sobre el triunfo del imperio romano, él anuncia al Dios del verdadero triunfo venidero. No obstante,
Lucio reafirma su creencia en la grandeza e inmortalidad
de Roma.
Según su propio testimonio, Darío descontinuó
El hombre de oro abrumado por el éxito de Quo Vadis
de Henryk Sienkiewicz (1846-1916). “Yo le respondí
—cuenta Ángel Estrada—, que al contrario, eso debía
estimularlo teniendo en cuenta sus calidades artísticas
muy superiores a las del escritor polonés”.19 Al parecer,
ya en Madrid la había continuado y planeaba darla a luz,
__________________________
19.Ángel Estrada. “Rubén Darío” en Nosotros, año X, núm. 62,
febrero, 1916, p. 178
Documenta rubendariana
201
de acuerdo con información adscrita a su folleto Castelar
(1899). Por su parte, Juan Loveluck apunta la posibilidad
de que la súbita interrupción de La Biblioteca, dirigida
por Paul Groussac, afectara el proyecto de Darío.20 El
mismo Loveluck señala que la reelaboración del mundo
romano, desde “el realismo de la actualidad”, Darío la
ejecuta con “precisión y sabiduría, escondiendo toda exhibición arqueológica”.21
El secreto de Lázaro: novela oral de Darío
Antes de concluir el siglo XIX, Darío concibió un
cuarto intento de novela. Esta vez quedó a nivel oral, resultando definitivamente fallido; pero, al menos, revela
una vez más su vivo interés novelístico. Se trata de El se­
creto de Lázaro, cuyo argumento refirió a su amigo Ángel
Estrada en Buenos Aires. “En un restaurante subterráneo
de la calle Piedad —transcribo el testimonio de Estrada—
me contó elocuentemente, entre sus pausas características
y con gran lujo de detalles, El secreto de Lázaro. Cuando
acabó, impresionadísimo, su relato, tuve que romper mi
silencio, que correspondía a su emoción: me había dejado
entrever una novela magistral”.22
Y continúa Estrada: “Empezaba el libro con la conversión de Magdalena y la intimidad de su familia con Jesús; y después de capítulos diversos de caracteres en torno del martirio del maestro, que tanto había contribuido
el milagro de Lázaro, este veíase asediado en el templo,
en las ciudades, en los campos, por las gentes que empleaban mil ardides para arrancarle su secreto. Todos le
__________________________
20.Juan Loveluck. “Rubén Darío, novelista”, en Diez estudios so­
bre Rubén Darío. Santiago de Chile: Zig-Zag, 1967, p. 226.
21.Ibid., p. 227.
22.Ángel Estrada, art. cit., p. 188.
202 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
miraban sabiendo que era el único hombre vuelto de la
tumba a la vida… Omito mucho, deseando abreviar; pero,
por ejemplo, un sátrapa se le presentaba al frente de opulenta caravana; venía expresamente a ofrecerle la mitad de
su fortuna. Otra vez un mago le echaba sus filtros con la
esperanza de que se traicionase en el sueño, pero un ángel
sellaba al dormido los labios. Renunciaba a su tetrarca,
como había renunciado a la fortuna; y lo sostenía su amor
a Jesús, puesto que Jesús le había prohibido hablar, amor
que daba también fuerzas a Magdalena y a Marta para no
interrogarle. Llega a Jericó una famosa cortesana: Lázaro, de paso en la ciudad, cae en sus redes; todo el mundo
se la disputa sin éxito, pero ella en un festín lo amenaza
con entregarse a un patricio. Cuando él le ofrece lo que
tiene y mucho más, se le responde que no necesita de eso
quien es amado, que solo se le exige una respuesta a una
pregunta y la mujer se inclina a murmurársela… Lázaro
siente su aliento, sus labios, su perfume, olvida a Jesús, y
va a contar, y la cortesana da un grito: ha quedado muerto
sobre el triclinio”.23
En la isla de oro: germen de una posible
novela primaveral
Pasando a la quinta tentativa de Darío, correspondió
a En la isla de oro (1907), elaborada a raíz de su inicial
estada en la isla de Mallorca, archipiélago de las Baleares,
en el Mediterráneo. Pero no pasó de configurar el germen
de una posible novela limitándola a seis capítulos, aparecidos en el diario bonaerense La Nación.24
__________________________
23.Ibid., p. 189.
24.Se publicaron allí, en 1907, con los títulos de “Divagaciones”
(5 de abril), “Jardines de España” (7 de abril), “George Sand y
Chopin” (8 de julio), “Todavía George Sand” (14 de julio), “El
Documenta rubendariana
203
Por eso se toma en cuenta aquí como material novelesco en potencia. En efecto, el uruguayo Roberto Ibáñez
afirma que En la isla de oro su autor logra una “visión del
paraíso mallorquín laxamente novelada”.25 Y el colombiano Luis M. Fernández Ripoll, quien la estudió a fondo,
percibe “que la estructura de la narración y su hilo argumental se ciñen al relato de viajes, muy de acuerdo con la
tradición inaugurada en el siglo XIX por los románticos y
que tanta fascinación ejerce sobre los modernistas”.26
El propio Rubén decidió incorporarse a la tradición
de quienes habían escrito páginas narrativas inspiradas en
sus visitas a Mallorca. El ejemplo más notable era Un
hiver á Majorque (1841) de George Sand (1804-1876).27
Pero conocía otros tantos autores. Así indica: “Pongamos,
señora, nuestra parte de oro sobre el oro, nuestra parte de
mirra sobre la mirra, nuestra parte de incienso sobre el
incienso. Yo, por mi parte, he traído a revolar sobre esta
agua y entre estas flores a mi cisne familiar”.28
__________________________
imperial filósofo” (23 de julio) y “Sollor: azul, velas, rocas” (25
de julio). Uno de sus capítulos debió publicarse en Nicaragua,
pues hay constancia de que Darío durante el retorno a su patria
(noviembre, 1907-abril, 1908) dejó en poder de Santiago Argüello el original de En la isla de oro y de que este había dado
a luz dicho capítulo antes del 12 de enero de 1909 (Saavedra
Molina, Julio. 1946. Bibliografía de Rubén Darío. Edición de
la Revista Chilena de Historia y Geografía, Santiago de Chile,
p. 103).
25.Roberto Ibáñez. “Prólogos”, en Páginas desconocidas de Rubén
Darío. Montevideo: Biblioteca de Marcha, 1970, p. 22.
26.Luis M. Fernández Ripoll. Los viajes de Rubén Darío a Mallor­
ca. Palma de Mallorca: José J. de Olaneta, 2001, p. 53.
27.La traducción que leyó Darío, Un invierno en Mallorca (1902),
se le debe a Pere Estelrich (1845-1912) y lleva prólogo de Gabriel Alomar, a través del cual el poeta accedió a un ejemplar de
esa obra.
28.Luis M. Fernández Ripoll, op. cit., p. 181.
204 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
El poeta —héroe de la estética modernista— y
Lady Perhaps —una inglesa cosmopolita y políglota—
son los personajes centrales. El primero es el mismo
Darío y la segunda una heroína que encarna la mujer
maternal, confidente y amante del arte, o sea, una de
las utopías femeninas de los modernistas. Ambos mantienen un fluido diálogo erudito a través del cual se revelan noticias y sucesos de la primera visita a Mallorca
de su autor.
La narración se interrumpe al concluir el cuarto capítulo y los dos últimos contienen descripciones de la
isla, mejor dicho, de su impresionante paisaje. Aunque
concebida como crónica, En la isla de oro se mezcla la
divagación literaria con la impronta del diario intimista.
Más aún, deja abierta la posible solución amorosa que
Darío otorga a la narración, como también lo hará en El
oro de Mallorca: ante las desilusiones de la vida, siente
el amor como única vía de redención.
Yo voy a soñar esta noche: un barco extraño
que lo mismo va con su quilla reluciente sobre
las aguas que sobre la tierra… Yo estoy a bordo,
en compañía de Ella —¿cuál? ¿quién? ¿cómo
es? ¿cómo será?—. En mí existe aún la prima­
vera, una primavera que quisiera renovarse. El
barco pasa por Buenos Aires, por un pueblo de
Nicaragua, por Londres, por un país que tan
solo he conocido con los ojos cerrados… y en
ese viaje fatal me pregunto apenas cuál es el
punto señalado por la llegada. Sobre una roca
alta y horadada, aparece san Raimundo de Pe­
ñafort en compañía de una ninfa… A lo lejos
se divisan torres extraordinarias, en una ciudad
babilónica, de visión de opio. Y me despertaré
con una vaga angustia, a la luz de la lamparilla
Documenta rubendariana
205
que vela mi sueño, siempre lista para el efecto
de los malos sueños.29
Cuatro ediciones ha tenido En la isla de oro: a cargo
de Alberto Ghiraldo en 1937, del uruguayo Roberto Ibáñez en 1970, del español Luis Maristany en 1978 y del
colombiano Luis M. Fernández Ripoll en 2003. Respectivamente se publicaron en Santiago de Chile (Zig Zag),
Montevideo (Biblioteca Marcha), Barcelona (J. R. S.) y
Palma de Mallorca (José J. de Olañeta, editor). Ghiraldo se acreditó el mérito pionero con El oro de Mallorca,
señalando en el prólogo que merecía “figurar entre las
mejores de sus páginas, por la observación, la emoción,
la sinceridad y el sello personal con que han sido concebidas y escritas”. Finalmente, al norteamericano Carlos
D. Hamilton le correspondió denominarla —antes que los
tres restantes editores citados— “apuntes autobiográficos
seminovelados”.30
El oro de Mallorca: autobiográfica,
existencial, moderna
De El oro de Mallorca, su sexto y último intento novelístico, Darío publicó seis capítulos en el diario bonaerense
La Nación, entre el 4 de diciembre de 1913 y el 13 de marzo de 1914. Años más tarde, Allen W. Phillips los compilaría.31 Posteriormente, Iván A. Schulman rescataría un
__________________________
29.Ibid., p. 215.
30.Roberto Hamilton D. “Rubén Darío en la isla de oro” en Cuadernos
Hispanoamericanos, núms. 212-213, julio-agosto, 1967, p. 568.
31.Allen W. Phillips. “El oro de Mallorca: textos desconocidos y breve comentario sobre la novela autobiográfica de Darío” en Revista
Iberoamericana, núm. 65, julio-diciembre, 1967, pp. 449-492.
206 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
capítulo más, aparte de revalorar la obra.32 De hecho, El
oro de Mallorca constituye un maduro ejemplo de autobiografismo existencial e intimista. Darío se identifica con
un músico, Benjamín Itaspes, quien navega de Marsella a
la isla mediterránea de Mallorca, para pasar una temporada de reposo y terapia en casa de un amigo. Caracteriza a
Itaspes, describe paisajes, retrata a los anfitriones, resume
la historia de la mansión donde se hospeda —alcázar, castillo, monasterio—, refiere lecturas y transcribe conversaciones sobre los amores que allí vivieron Chopin y su
mujer George Sand… Anderson Imbert anota:
En las últimas líneas del capítulo IV parece
que, por fin, la novela va a empezar, con la
llegada de un automóvil en el que vienen amigos, entre ellos una elegante dama parisiense:
la escultora Margarita Roger. Pero el capítulo
V, que es una exposición de los antecedentes
de Margarita y su divorcio, termina cuando
Margarita e Itaspes se citan para comer juntos. Itaspes cuenta a Margarita su primer
amor, su desencanto y su alejamiento a otras
tierras, etc. Termina la primera parte [capítulo
VI] de El oro de Mallorca cuando Itaspes besa
a Margarita, pero ella prefiere que sean amigos, no amantes, y entonces Itaspes llama un
coche y se va a la Cartuja.33
__________________________
32.Ivan A. Schulman. “El oro de Mallorca: ¿novela inconclusa?”,
en El proyecto inconcluso / La vigencia del modernismo. México: Siglo XXI Editores, pp. 193-206, reproducido en Boletín
Nicaragüense de Bibliografía y Documentación, núm. 124,
julio-septiembre de 2004, 2002, pp. 13-20.
33.Enrique Anderson Imbert. La originalidad de Rubén Darío.
Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1967, p. 175.
Documenta rubendariana
207
Margarita Róger es una chueta, es decir, descendiente de judíos conversos, a quienes se discrimina en Mallorca. Había conocido en París a un joven español de
apellido “Toronjí”, mallorquín para más señas, “de cierto
talento, de excelente carácter y bastante adinerado, que
supo primero jugar al amor con ella, y luego casarse (…)
La separación había venido, no por incompatibilidad de
carácter, ni por heridas, ni razonamientos de amor propio,
sino por ir a vivir a su ciudad natal, Palma de Mallorca,
en donde su mujer había de pasar momentos de angustias,
de vergüenza, de sufrimiento”.34
El primer capítulo de la tercera parte, rescatado por
Schulman, supone la redacción de la segunda —cuyas páginas desaparecieron— y varios hechos, entre ellos la ida
de Margarita de Mallorca. Los días siguientes fueron para
Itaspes de relativo descanso. Se dedicaba a la música, a
pasear, a observar a los valdemosinos en sus faenas cotidianas. Un día se encuentra con el padre Merz, su amigo
y “médico del alma”. Alternan profundamente. Itaspes retorna a su cuarto en la mansión donde se aloja. Se dirige
hacia la biblioteca y toma, al azar, un libro: el texto de
las páginas donde lo abre le impresiona: “una manifiesta
advertencia de lo invisible… Estaré, pues, condenando a
volver a la lucha de las miserias entre las manadas de
los lobos sociales. Habré de seguir soportando el contacto de viscosas alimañas. Tendré que defenderme de mis
propios nervios con su habitual droga funesta, que a su
vez continuará siendo la más temible de las enfermedades. Sufriré el horror de la muchedumbre, la tiranía del
rostro humano, los efluvios hostiles que se desprenden
de cada bípedo lobo que pasa cerca de mí. Atacará mi
__________________________
34.Allen Phillips, art., cit., p. 484.
208 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
sensibilidad olfativa el demoníaco odor di fémina y seguiré obsesionado por toda suerte de fantasías carnales y
pecaminosas, yo que a cada instante estoy tentado a creer
en la no existencia del pecado…”.35
Si El hombre de oro corresponde a la etapa triunfal
del modernismo, El oro de Mallorca al posmodernismo:
al Darío angustiado, acosado por pasiones conflictivas
y preocupaciones religiosas y metafísicas. Por tanto, se
concentra en el autoanálisis psicológico y sentimental
que hace Itaspes de sí mismo, de sus dolencias físicas y
espirituales, de su propia vida. Al respecto, Ramón Luis
Acevedo apunta: “La novela no sugiere solución alguna
del dilema planteado y el protagonista, héroe plenamente
moderno, queda preso de sus contradicciones”.36
En realidad, El oro de Mallorca no fue una novela
inconclusa. El testimonio de Francisco Huezo sobre las
confesiones preagónicas del propio Darío da la impresión
de que se trataba de una obra concluida.37 Mucho antes del
hallazgo de su último capítulo conocido, Mario Cajina Vega
la estimaba un proyecto suficientemente acabado; opinión
ajena a las de sus ocho editores: desde el primero, Alberto
Ghiraldo, hasta el último, Luis M. Fernández Ripoll.38 En
ese sentido, comparto la valoración de Schulman: “Novela
__________________________
35.Ivan Schulman, art., cit., pp. 204-205.
36.Ramón Luis Acevedo. op., cit., p. 197.
37.Francisco Huezo. Últimos días de Rubén Darío. Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua, p. 44: “Minutos después me
pidió [Darío] los originales de su novela El oro de Mallorca
que días antes me diera para conocerla. Y se la devolví. Es una
novela original, de trascendencia, del género romántico con
su bravo héroe Benjamín Itaspes, artista genial y de sangre”.
1962.
38.Alberto Ghiraldo (Santiago de Chile, 1937); Allen W. Phillips
(Pittsburg, 1967); Enrique Anderson Imbert (Buenos Aires,
Documenta rubendariana
209
fragmentada en que, sin embargo, podemos leer los signos irruptivos de una primigenia vanguardia enunciada en
la estrategia del discurso: la inestabilidad narrativa, los
cambios abruptos del escenario, la movilidad del protagonista y la hibridación de técnicas ficticias que ensanchan los límites narrativos. Por espacios ampliados, mediante procesos textuales reservados históricamente para
el diario, el tratado filosófico, el ensayo de especulación
religiosa, el documento médico o la crónica de viaje, se
filtra, racionalizada, la experiencia del sujeto traumatizado y alienado por las contradicciones de la experiencia
moderna”.39 Agrega el scholar norteamericano: “Novela
orquestada en tres partes, de las cuales solo hemos podido
conocer la primera hasta la fecha; narración heterodoxa,
anárquica, en consonancia con la caótica vida finisecular: cortes, suspensiones, superposiciones e incursiones
intertextuales”.40
El oro de Mallorca es la única novela de Darío traducida a otro idioma: el alemán.41 Recientemente ha sido
estudiada por Ignacio Campos Ruiz en su tesis doctoral.
Para el catedrático nicaragüense, El oro de Mallorca plan__________________________
Marymar, 1966); Luis Maristany (Barcelona, La novela corta, 1978); Antonio Piedra (Madrid, 1990); Arturo Ramoneda
(idem, 1991); Carlos Meneses (idem, Devenir / El otro, 1991)
y Luis Fernández Ripoll (Palma de Mallorca, Terra incógnita,
2001). En cuanto a la crítica más reciente, cabe citar los trabajos de Campos Ruiz, Ignacio. 2004. “El cronotopo del camino
a la expiación: entre el miedo, el gozo y la gloria en El oro de
Mallorca” (Lengua, núm. 28, febrero, pp. 118-131) y Rodríguez
Rosales, Isolda. 2004. “Intertexto y angustia existencial en El
oro de Mallorca”. Boletín Nicaragüense de Bibliografía y Do­
cumentación, núm., 124, julio-septiembre, pp. 105-114.
39. Ivan. A. Schulman, art., cit., pp. 193-194.
40.Ibid., p. 194.
41.Rubén Darío. Das Gold Mallorcas. Phillipp Reviam Jum, Leipzig: Verlag, 1983, pp. 5-48.
210 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
tea el dilema del personaje que entre el cruce del
siglo XIX al XX experimenta la necesidad de encontrarse espiritualmente,
mientras se debate con los
problemas de identidad
entre el hombre profano
y el religioso. “Al entrar
en tensiones con la sociedad moderna, opta por su
aventura personal y primordial. Este aserto pone
de relieve el valor mítico
del viaje como aventura
Jorge Eduardo Arellano
del héroe, pese a que de
lograr algún placer, dicho
placer no deja de ser melancólico”.42
__________________________
42.Ignacio Campos Ruiz. Ficcionalización auto(biográfica) de
Rubén Darío […] Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua, 2011, pp. 156-172.
Documenta rubendariana
211
Bibliografía
ACEVEDO, Ramón Luis. La novela centroamericana. Des­
de el Popol Vuh hasta los umbrales de la novela ac­
tual. Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Universitaria.
1982.
ANDERSON IMBERT, Enrique. La originalidad de Rubén
Darío. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. 1967.
DONOSO, Armando [comp.]. Obras de juventud de
Rubén Darío, Santiago de Chile, Editorial Nascimento. 1927.
CAMPOS RUIZ, Ignacio. Ficcionalización auto­(biográfica)
de Rubén Darío […] Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua, 2011, pp. 156-172.
CUADRA DOWNING, Orlando. “Seudónimos nicaragüenses y chilenos en la vida y obra de Rubén Darío”. Re­
vista Conservadora, suplemento, núm. 14, noviembre,
y núm. 15, diciembre. 1961.
DARÍO, Rubén. Emelina. Valparaíso: Imprenta y Litografía
Universal de Chaigueau y Castro, [Eduardo Poirier figura como coautor antes de Darío]. 1887.
______________. Emelina. Novela en colaboración de
Eduardo Poirier. Estudio preliminar de Francisco Contreras. París: Agencia Mundial de Librería. 1927.
______________. Emelina. Novela en colaboración con
Eduardo Poirier. En Obras completas. Tomo IV. Cuentos
212 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
y novelas. Madrid: Afrodisio y Aguado, 1955, pp. 219372.
______________. Emelina (4.a ed.) Con la colaboración de
Eduardo Poirier. Prólogo de Víctor Rojas Farías. Santiago: Ril editores. 2007.
______________. “En la isla de oro”, en El hombre de oro
(novela inédita). Prólogo de Alberto Ghiraldo. Santiago de Chile: Zig Zag, 1937, pp. 49-94.
______________. “En la isla de oro”, en Roberto Ibañez
[comp.]: Páginas desconocidas de Rubén Darío. Montevideo: Biblioteca de Marcha, 1970, pp. 146-179.
______________. “En la isla de oro”, en Fernández Ripoll,
Luis M. Los viajes de Rubén Darío a Mallorca. Seguido de La isla de oro y El oro de Mallorca. Prólogo
de Cristóbal Serra. Palma de Mallorca, 2001, pp. 173225.
______________. “La isla de oro”, en La isla de oro / El oro
de Mallorca. Edición, prólogo y notas de Luis Maristany. Barcelona: La novela corta, pp. 19-71; “El oro de
Mallorca”, 1978, pp. 227-280.
______________. “Oro de Mallorca” (sic) en Rubén Darío:
Autobiografía / Oro de Mallorca. Introducción de Antonio Piedra. Madrid, Mondadori, 1990, pp. 133-178.
DONOSO, Armando, comp. Obras de juventud de Rubén
Darío […] Santiago de Chile: Editorial Nascimento.
1927.
ESTRADA, Ángel. “Rubén Darío”. Nosotros, año X, núm.
62, febrero, 1916, pp. 171-181.
FERNÁNDEZ RIPOLL, Luis M. Los viajes de Rubén Darío
a Mallorca. Palma de Mallorca: José J. de Olañeda.
2001.
Documenta rubendariana
213
HAMILTON, Roberto D. “Rubén Darío en la isla de oro”.
Cuadernos Hispanoamericanos, núms. 212-213, julioagosto, 1967, pp. 556-573.
HUEZO, Francisco. Últimos días de Rubén Darío. Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua. 1962.
IBÁÑEZ, Roberto [comp.]. Páginas desconocidas de Rubén
Darío. Montevideo: Biblioteca de Marcha. 1970.
LOVELUCK, Juan. “Rubén Darío y el modernismo en La
Biblioteca”. La Torre [San Juan, Puerto Rico], núms.
55 y 56, enero-junio, 1967, pp. 229-251.
______________. “Rubén Darío, novelista” en Diez estu­
dios sobre Rubén Darío. Santiago de Chile: Zig Zag,
1967, pp. 119-242.
MAPES, E. K. [comp.]. Escritos inéditos de Rubén Darío
(recogidos de periódicos de Buenos Aires). New York:
Instituto de las Españas. 1938.
PHILLIPS. “Nueva luz sobre Emelina”, en Temas del mo­
dernismo hispánico y otros estudios. Madrid: Gredos,
1974, pp. 13-42.
RODRÍGUEZ ROSALES, Isolda. “Intertexto y angustia
existencial en El oro de Mallorca”. Boletín Nicara­
güense de Bibliografía y Documentación, núm. 124,
julio-septiembre, 2004, pp. 105-114.
SAAVEDRA MOLINA, Julio. Bibliografía de Rubén Da­
río. Santiago de Chile: Edición de la “Revista Chilena
de Historia y Geografía”. 1946.
SILVA CASTRO, Raúl. Rubén Darío a los veinte años. Madrid: Gredos. 1956.
SCHULMAN, Ivan. “El oro de Mallorca: ¿novela inconclusa?” en El proyecto inconcluso / La vigencia del
214 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
modernismo. México: Siglo XXI Editores, 2002, pp.
193-206.
URBINA, Nicasio. Estructura de la novela nicaragüense.
Managua: anamá Ediciones. 1995.
Documenta rubendariana
215
Darío y Borges: lectores
agradecidos de Las mil y una noches
Noel Rivas Bravo
RUBÉN DARÍO y Jorge Luis Borges leyeron en su niñez, con pasión y asombro, Las mil y una noches. En su
Autobiografía Darío cuenta que en un viejo armario encontró los primeros libros que leyera. Eran, entre otros,
Las mil y una noches, Don Quijote y la Biblia. “Extraña y ardua mezcla para la cabeza de un niño”, comentó.
También recuerda su buena amistad en su viejo León con
la ¨vieja cigarrera” Manuela, que, mientras manipulaba y
enrollaba sus tabacos, le contaba los cuentos del príncipe
Kamaralzamán y la princesa Badura, del Caballo Volador,
de los genios orientales, de las invenciones maravillosas
de Las mil y una noches. Es casi seguro que las versiones
y traducciones de los cuentos que leyó y escuchó nuestro
poeta fueron las del orientalista Antoine Galland, el primer traductor de la obra al francés, publicada a principios
del siglo XVIII, entre 1707 y 1717, y casi las únicas que
circulaban en español en ese tiempo. Veamos la importancia que Borges le atribuyó a esta traducción: “Doscientos
años y diez traducciones mejores han transcurrido, pero
el hombre de Europa o de las Américas que piensa en
Las 1001 noches, piensa invariablemente en esa primera traducción”. Y en otra parte dice Borges: “Palabra por
palabra, la versión de Galland es la peor escrita de todas,
la más embustera y más débil, pero fue la mejor leída.
Quienes intimaron con ella, conocieron la felicidad y el
asombro”.
216 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
De igual modo, en el recuento que hace Borges de
sus primeras lecturas en el libro de memorias Un ensayo
autobiográfico, la versión inglesa de Las mil y un noches
de Burton ocupa, junto a las obras de Stevenson, Dickens
y Don Quijote, un lugar privilegiado, hasta el punto de
tratarse de una lectura hecha en la clandestinidad debido
a su contenido nada moralizante, para la mentalidad del
momento. De ahí que Borges recuerde que “el Burton,
lleno de lo que entonces se consideraba obscenidad, estaba prohibido y yo tenía que leerlo escondiéndome en
el altillo. Pero en ese entonces me dejé llevar tanto por
la magia que no reparé mucho en las partes objetables”.
Y desde entonces su devoción por esta obra llegó a tanta
estima que cuando se divorció de su primera esposa, Elsa
Astete, casi a los setenta años, lo único que le pidió de
todos sus bienes es que tuviera la gentileza de entregarle
Las mil y una noches en la traducción de Lane.
No es extraño, por consiguiente, que Las mil y una
noches aparezca en citas, alusiones, reminiscencias,
referencias, creaciones y recreaciones en las obras de
ambos escritores. Tanto Darío como Borges le dedicaron sendos ensayos a las traducciones canónicas de esta
obra. Darío a la francesa del doctor Mardrus en “Las mil
noches y una noches”, incluido en Parisiana y Borges
a los traductores franceses, ingleses y alemanes en “Los
traductores de Las mil y una noches” incluido en Discu­
sión. Ambos reconocen también como más apropiado el
título de la traducción literal del árabe: Alf lailah oua lai­
lah, Las mil noches y una noches, “que es como debe decirse”, afirma el nicaragüense, y no Las mil y una noches,
que es como se conocen tradicionalmente. Y tanto Darío
como Borges conceden legitimidad al epíteto “miliunanochesco”, al que nos referiremos más adelante y que,
según Sánchez Castañer, es un neologismo incorporado
Documenta rubendariana
217
por Darío a la lengua española. Como dice Borges, no
debe decirse milyunanochero, porque adolece de la falta
de criollismo, ni mucho menos milyunanocturno porque
adolece de la falta de divergencia.
En la poesía de Darío encontramos varios poemas
de reminiscencias orientales, como los muy conocidos
“La cabeza del rabí”, “Alí”, “Divagación”, “Pórtico”,
“Elogio de la seguilla”, “Sonatina”, “A Margarita Debayle”, y dos inspirados concretamente en Las mil y una
noches: “El soneto de trece versos”, de Cantos de Vida
y Esperanza y “La hembra del pavo real” de El canto
errante. En el primero, escrito en versos eneasílabos,
el poeta evoca su infancia inocente e identifica su canto y su vida con un cuento oriental inacabado. Poema
sumamente curioso si tomamos en cuenta la valoración
que hace Darío sobre el mismo en la Historia de mis
libros: “El “Soneto de trece versos”, cuyo sentido incomprendido ha hecho balbucir juicios distantes a más
de un crítico de poca malicia, es un juego a lo Mallarmé,
de sugestión y fantasía”:
¡De una juvenil inocencia
qué conservar sino el sutil
perfume, esencia de su abril,
la más maravillosa esencia!
Por lamentar a mi conciencia
quedó de un sonoro marfil
un cuento que fue de Las mil
y una noches de mi existencia…
Scherezada se entredurmió…
El visir quedó meditando…
Dinazarda el día olvidó…
Mas el pájaro azul volvió…
218 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Pero…
No obstante…
Siempre…
Cuando…
Y en el segundo, también escrito en versos eneasílabos, el yo lírico contempla extasiado y sensual la imagen
de una bella mujer desnuda en medio de un jardín exótico,
personificación de la “hembra del pavo real” que le hace
evocar escenas eróticas orientales propias de las grandiosas narraciones árabes. En palabras, que debemos subrayar, de Francisco Contreras, este poema “es la realización
más cabal del alma miliunanochesca de Rubén Darío, que
era, acaso, con su alma tropical la más personal que había
en él”:
En Ecbatana fue una vez
O más bien creo que en Bagdag…
Era en una rara ciudad,
bien Samarcanda o quizá Fez.
La hembra del pavo real
estaba en el jardín desnuda;
mi alma amorosa estaba muda
y habló la fuente de cristal…
La desnuda estaba divina
salomónica y oriental:
era una joya diamantina
la hembra del pavo real…
Era una voluptuosidad
que sabía a almendra y a nuez
y a vinos que gustó Simbad…
En Ecbatana fue una vez,
o más bien creo que en Bagdad…
Documenta rubendariana
219
En las gemas resplandecientes
de las colas de los pavones
caían gotas de las fuentes
de los orientes de ilusiones.
La divina estaba desnuda.
Rosa y nardo dieron su olor…
Mi alma estaba extasiada y muda
y en el sexo ardía una flor.
En las terrazas decoradas
con un gesto extraño y fatal
fue desnuda ante mis miradas
la hembra del pavo real.
Asimismo en la poesía de Borges encontramos diversos temas y alusiones a Las mil y una noches reconociéndola como una obra inmortal y de influencia decisiva
en su vida y en su obra. Así, en el poema “El pasado” recogido en El oro de los tigres, rememora algunos grandes
episodios del pasado perdido y entre ellos recuerda, en
versos endecasílabos blancos, a
un persa que refiere la primera
de Las mil y una noches y no sabe
que inicia un libro que los largos siglos
de las generaciones ulteriores
no entregarán al silencioso olvido…
Otros versos acerca de la perennidad de Las mil y
una noches los encontramos en el poema “Ariosto y los
árabes”:
De un rey que entrega, al despuntar el día.
Su reina de una noche a la implacable
cimitarra, nos cuenta el deleitable
libro que el tiempo hechiza, todavía.
220 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
y en el soneto “On his blindness”, de la misma obra,
y cuyo título proviene de Milton, Borges, ya ciego, lamentándose del abandono de las cosas visibles, reconocía, sin embargo, la íntima y salvadora presencia de
…Las mil noches y una
que abren mares y auroras en mi sombra.
Igualmente, en el “Otro poemas de los dones”, de El
otro, el mismo, enumera, agradecido todas aquellas cosas
que le han dado sentido y felicidad a su vida y evoca:
… aquel sueño del Islam que abarcó
mil noches y una noche.
Y en el poema en prosa “Alguien”, recogido en la obra
Historia de la noche, Borges recrea el ambiente y el lugar
que dieron origen a estos cuentos, mitificando al anónimo
narrador árabe, descendiente del linaje de los confabula­
tores nocturni, “de los rapsodas de la noche, que Alejandro Bicorne congregaba para solaz de sus vigilias. No sabe
(nunca lo sabrá), dice Borges, que es nuestro bienhechor.
Cree hablar para unos pocos y unas monedas y en un perdido ayer entreteje el libro de Las mil y una noches.”
También en el poema “Metáforas de Las mil y unas
noches”, incluido en la obra antes mencionada, encierra
una poética y una teoría de la metáfora. El escritor argentino consideraba Las mil y una noches como un libro
infinito, semejante al universo, poblado de cifras mágicas
y simbólicas y cuya lectura es infinita.
Dicen los árabes que nadie puede
leer hasta el fin el Libro de las Noches.
Las noches son el tiempo, el que no duerme.
Sigue leyendo mientras muere el día
Y Shararazad te contará su historia.
Documenta rubendariana
221
Otros aprovechamientos encontramos en la obra en
prosa de ambos escritores, viajeros impenitentes que algunas veces sintieron bajo sus plantas el influjo de Simbad. Para Darío fue un motivo recurrente en muchos de
sus cuentos y crónicas y, principalmente, en estas últimas, que reunió en Tierras solares, durante su recorrido
por Andalucía, Gibraltar y Tánger (diciembre de 1903 y
mayo de 1904), porque en algunas de estas ciudades le
pareció revivir el mundo mágico, exótico y maravilloso
de los cuentos orientales. Como es de todo conocido, Darío, aquejado de una fuerte bronquitis, por recomendación
de su médico, viajó a Málaga, en busca de un clima benigno, para paliar sus padecimientos, y desde esta ciudad
emprendió una gira por el sur de España hasta llegar a
Tánger, en Marruecos, en el norte de África. El entusiasmo, la exaltación, la felicidad del nicaragüense al visitar
estas tierras, “con ese sabor de Arabia que ha quedado
flotando en el aire”, como diría Alejandro Dumas, no tiene límites. Su orientalismo desborda sus sentimientos, su
imaginación, sus amables lecturas de los viajeros románticos, creadores del mito de Andalucía, como una ciudad
luminosa, poblada de toreros, bandoleros y bailarinas. Y
aunque el poeta va más allá de los tópicos al uso sus explosiones y sus inspiraciones líricas le van brotando paso
a paso, como agua de manantial. En el pasado de Andalucía, en su historia, en sus monumentos, en sus personajes,
en sus lugares, el poeta va encontrando el trasunto, la
reproducción, la imagen, la imitación de la vida y de la
sociedad de los maravillosos cuentos árabes.
Así durante su visita al Alcázar de Sevilla alude a la
semejanza entre el rey don Pedro el Cruel, aquel raro
monarca que comprendía la belleza morisca y que tenía mucho de oriental, con el sultán Harum al Raschid
de Las mil y una noches, porque ambos acostumbraban
222 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
salir disfrazados, vagando en la noche para conocer las
vidas de sus súbditos y hacerles justicia.
En Córdoba, ciudad abuela, foco, en un tiempo, de
la sabiduría universal, Darío reconoce que fueron los islamitas quienes la elevaron a su más alta potencia y que
leer su historia era penetrar en su vida cuasi fabulosa de
capital imperial, de un imperio, dice nuestro poeta, de
cuento miliunanochesco. Aquí, en efecto, en Córdoba,
permanecen aún las ruinas de Medina Azahara o Ciudad
de la Flor, llamada así en honor de la favorita del Sultán,
Aderramán III, quien la mandó a edificar. Y aquí, precisamente, evocando la grandeza, el lujo y el arte de estas ruinas, descubre el nicaragüense un escenario ideal no solo
para revivir la famosa historia de “Camaralzamán y la
princesa Badura, la luna más bella entre todas las lunas”,
que fue, sin duda, su historia preferida de Las mil y una
noches, sino también los míticos amores del rey Salomón
y la reina de Saba.
Su identificación con este mundo mágico y encantador de la cultura árabe es, diríamos, total, hasta el punto
de evocar, de creer oír, la voz de Dinarzada, diciéndole a su hermana Scherezada, con palabras tomadas literalmente de Las mil y una noches: “Hermanita, quieres
contar uno de los hermosos cuentos que tú sabes”. Para,
a continuación, hacer un elogio del glorioso pasado arquitectónico cordobés, incomparable con las obras modernas y que solo podemos vislumbrar, apreciar, valorar
en la lectura de los interminables cuentos árabes. De este
modo comenta: “De tales mansiones no se gloría hoy la
más soberbia de las testas coronadas y solamente pueden
contemplarse, con ayuda de la imaginación, en las renombradas narraciones que he citado y que ha sacado a la luz
y al arte moderno la sabia voluntad y el talento admirable
del doctor Mardrus”.
Documenta rubendariana
223
En la ciudad de Granada, el paraíso moro, nuestro
poeta se siente poseído por amables imaginaciones y ha
pensado, dice, en visiones miliunanochescas. Había leído
a Gautier, quien decía que conocer Granada y la Alhambra era el sueño de todo poeta. Se siente poseído por lo
que él denomina ¨tartarinismo sentimental”, en referencia a la actitud del protagonista de la novela Tartarín de
Tarascón de Alfhonse Daudet que se sumía en lecturas
novelescas, fantásticas, buscando, como el inmortal Don
Quijote, alas en sus sueños para sustraerse a la despiadada
realidad. De ahí que durante su recorrido por el palacio
de la Alhambra, antigua fortaleza árabe, “piense en los
novelescos guerreros y amadores que vinieron del África
cercana a anticiparse en este país espléndido un poco del
cielo mahometano. Nadie ha vivido la poesía como esa
misteriosa y pensativa raza de hombres tristes de amor
y fatalidad. Su arte labra esas mansiones de recelo y capricho con talento de abejas. La decoración viene de la
naturaleza misma, de las líneas florales, de las geometrías
de la clara del huevo batido o de los cristales de la nieve.
Su arco diríase imitado de las herraduras de sus caballos;
sus columnas de los datileros o de los tallos de las azucenas. Y hay algo de inaudito y de fantástico en todo esto,
de tal manera, que vienen al pensamiento esas moradas
ilusorias en que habitan los inmortales príncipes de los
cuentos que cuenta la prodigiosa Scherazada”.
Pero fue en Tánger, la ciudad pintoresca de Marruecos, en el norte de África, donde Darío tuvo la oportunidad de conocer y acercarse un poco al verdadero mundo
oriental. Como se sabe, nuestro poeta tuvo el propósito,
la intención, el anhelo de visitar el Extremo Oriente: “Yo
iré mañana al Japón o a la India, si La Nación me envía, o
si deseos me vienen de entenderme con la Agencia Cook”,
escribió. Y llegó a tal extremo su deseo de conocer el
224 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Oriente que en algún momento confesó haber conocido
en sueños alguna de estas ciudades: “Yo he visto también
en sueños, con una exactitud de la realidad, una ciudad de
la India, Delhi, que conozco y que, Dios mediante, he de
confrontar algún día con la ilusión o visión de mis sueños”. Desgraciadamente estas aspiraciones del poeta no
se cumplieron ni enviado por La Nación de Buenos Aires
ni mucho menos valiéndose de sus propios recursos. Por
eso su llegada a Tánger fue para él de una importancia reveladora, iniciática: “Confieso —dijo— que es para mí de
un singular placer esta llegada a un lugar que se compadece con mis lecturas y ensueños orientales”. Y más adelante: “El aspecto de la ciudad es completamente oriental.
Me siento por primera vez en la atmósfera de una de mis
más preferidas obras, las deliciosas narraciones que han
regocijado y hecho soñar mi infancia, en español, y complacido y recreado más de una vez mis horas de hombre
en la incomparable y completa versión francesa del doctor Mardrus: Las mil noches y una noche”.
Creo importante señalar que Rubén no olvida trazar
ciertas diferencias entre la cultura occidental cristiana y
la cultura oriental musulmana, anteponiendo esta última a
la primera. Para él los orientales son espíritus creyentes y
fatalistas, llenos de ferocidades, de noblezas, de arrojos,
de vicios y de virtudes naturales, y, en cambio, los occidentales estamos llenos de artificialidad, de sequedad y
de desencanto víctimas del progreso y de la civilización.
“El desdén inmenso —dijo— que estos hombres sienten
por nosotros tiene su base principal en el concepto distinto de la vida que hay en su cerebro. Ellos no guardan,
como los que somos cristianos, ciertas ideas del pecado
que hacen dura y despreciable la vida terrestre, y en su
inmortalidad teológica, no esperan ni premios ni castigos
que vayan más allá de nuestra comprensión”. Es decir,
Documenta rubendariana
225
que, para Darío, en el Oriente se vive la vida con plenitud
y naturalidad mientras que en Occidente las represiones
de carácter religiosas y las filosofías racionalistas hacen
más inauténticas y alienantes nuestras vidas.
Según parece, Darío recordaba de memoria o llevaba
consigo Las mil y una noches, porque al finalizar el viaje
por Tánger escribió: “Y al partir y al despedirme de ese
lugar y de este país… vuelve a mi memoria el libro maravilloso, el libro glorioso, a quien se debe tanta magia,
tanto color, tantas sanas alegrías y visiones interiores, el
adorable Alf lailah oua lailah-Las mil y una noches”.
Por otra parte, en la obra en prosa de Borges la presencia de Las mil y una noches es constante, recurrente.
Sin lugar a dudas, es el escritor en lengua española que
más se ha ocupado y aprovechado de este libro. Realizó y
publicó antologías, ensayos, traducciones y recreaciones.
En la introducción de “El informe Brodie” llegó a decir:
“No soy, ni he sido jamás, lo que antes se llamaba un
fabulista o un predicador de fábulas y ahora un escritor
comprometido… Mis cuentos como los de Las mil y una
noches, quieren distraer o conmover, no persuadir”. Y en
la conferencia “Credo de poeta” afirmó: “Cuando pienso
en Las mil y una noches, lo primero que tengo es una
sensación de libertad… encontramos —en este libro—
hombres perversos y hombres buenos, recompensas y
castigos, anillos mágicos y talismanes”. Tal como señaló
Juan Goytisolo, el escritor argentino encontró en Las mil
y una noches ese sueño del cuento “circular e infinito”,
de cajas o muñecas rusas que resumió en aquellos versos
memorables:
El sueño se disgrega en otro sueño
Y ese en otro y en otros, que entretejen
Ociosos un ocioso laberinto.
226 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Mencionemos algunos de ellos: “Historia de los dos
que soñaron”, “El espejo de tinta”, “El tintorero enmascarado Hákim de Merv”, “El acercamiento de Almotasin”
y “El zahir”, entre otros. Y en el cuento “El hombre en el
umbral” aspira a recrear y rememorar el tono y el estilo de
los inigualables relatos árabes: “Mi texto será fiel: líbreme
Alá de la tentación de añadir breves rasgos circunstanciales o de agravar, con interpolaciones de Kipling, el cariz
exótico del relato. Este, por lo demás, tiene un antiguo y
simple sabor que sería una lástima perder, acaso el de Las
mil y una noches”.
Ahora bien, como un ejemplo de uno de sus textos
preferidos de Las mil y una noches no olvidemos que el
escritor argentino recogió en la sección “Museo” de los
Anales de Buenos Aires, el “Juramento del cautivo” que
pertenece al cuento “El pescador y el efrit”. En él se refiere a la curiosa historia de un genio que desesperado
después de miles de años de permanecer encerrado en una
botella por haberse rebelado contra Soleimán jura que a
quien le dé la libertad lo matará. “Juré —dice el genio—
por el Nombre Muy Alto: a quien me dé la libertad yo
lo mataré. Prepárate a morir, oh mi salvador.” Y a este
mismo cuento, Borges cultivador de reiteraciones, alude
en dos versos del poema “Metáforas de Las Mil y Una
Noches”:
el genio confinado en la vasija
de cobre por el sello salomónico.
Me parece oportuno reproducir aquí el párrafo con el
que inicia Borges la conferencia “Las mil y una noches”,
que incluyó en su libro Siete noches, y donde manifiesta
su acendrado orientalismo identificado con el amor y el
culto a los imperecederos y maravillosos cuentos árabes:
“Un acontecimiento capital de la historia de las naciones
Documenta rubendariana
227
occidentales es el descubrimiento del Oriente. Sería más
exacto hablar de una conciencia del Oriente, continua,
comparable a la presencia de Persia en la historia griega.
Además de esa conciencia del Oriente —algo vasto, inmóvil, magnífico, incomprensible— hay altos momentos
y voy a enumerar algunos. Lo que me parece conveniente,
si queremos entrar en este tema que yo quiero tanto, que
he querido desde la infancia, el tema del libro de Las mil
y una noches, o, como se llamó en la versión inglesa —la
primera que leí— The Arabian Nights: Noches árabes.
No sin misterio también, aunque el título es menos bello
que el libro de Las mil y una noches”.
En definitiva, Darío y Borges, desde su niñez, fueron
fervientes y agradecidos lectores de Las mil y una noches;
se nutrieron de sus recursos literarios y retóricos, como la
poética, el ambiente, los personajes y el marco del relato;
mucho aprendieron de ella sobre la vida y la cultura del
Oriente exótico y mágico que tanto les atrajo y sedujo; la
consideraron como una de las grandes obras canónicas de
la literatura universal; y, sobre todo, disfrutaron en sus
páginas, cuento a cuento, narración tras narración, el deleite apasionado de la lectura.
228 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
La edición crítica de las crónicas
de Rubén Darío: problemas,
soluciones y hallazgos*
Günther Schmigalle
CUANDO LA crítica textual o ecdótica surgió en el siglo
XIX, sus objetos preferidos fueron los textos clásicos de
la edad antigua, la Biblia, las epopeyas de la Edad Media,
y algunos de los grandes poetas nacionales, como Shakespeare, Goethe o Cervantes. La Iglesia se opuso un buen
tiempo a una práctica que parecía convertir la palabra
de Dios en un tejido de tradiciones manuscritas y orales,
de copias, errores, coyunturas, palimpsestos y enmenda­
ciones. En el siglo XX, la crítica textual se extendió para
abarcar también a los grandes poetas y escritores modernos, buscando siempre la forma ideal, original, o por lo
menos la más auténtica posible, de sus obras. Tenían que
ser poetas grandes y obras signifi­cativas, para justificar la
gran inversión en tiempo y trabajo intelectual que implica
la elaboración de una edición de ese tipo: cuando un teólogo y escritor británico propuso aplicar la crítica textual
a los cuentos de Sherlock Holmes, lo hacía en un plan
humorístico1 (Hoy, esa edición existe).2
En el caso de Darío, si las ediciones críticas de sus
grandes libros de poesía ya fueron aceptadas hace buen
__________________________
* Ponencia enviada al Congreso Internacional “Rubén Darío: archivos y revistas del modernismo en la era digital”. Madrid,
Universidad Complutense, 29 y 30 de noviembre de 2012.
1. Knox, 1928.
2. Doyle, 2005-2006.
Documenta rubendariana
229
tiempo por los expertos y por el público académico, con
la ecdótica aplicada a sus crónicas nos encontramos todavía en un campo marginal, pero, creo, en un campo muy
fértil. Sea como sea, buscar la versión más auténtica de
las crónicas darianas no parece demasiado difícil. Los
manuscritos de las crónicas de Darío se consideran como
perdidos y la principal fuente de variantes es la existencia,
en muchos casos, de una versión publicada en periódico y
otra en volumen. Y todavía cuando la versión en volumen
se debe al mismo Darío, como es el caso de sus libros
en prosa desde Los raros hasta Todo al vuelo, las variantes no son problemáticas; es suficiente registrarlas en la
edición crítica. Un problema mayor son los volúmenes
compilados después de su muerte por diversos editores.
Entre ellos había poetas, amigos y familiares de Darío,
pero ningún filólogo. En muchos casos se empeñaron en
mejorar los textos darianos y sus versiones mutiladas o
tergiversadas fueron retomadas por editores posteriores,
creando filiaciones poco auténticas. En estos casos el trabajo del editor crítico se parece a una vuelta a los orígenes o también a un trabajo de limpieza. “Para Housman,
la crítica textual fue en primer lugar una empresa moral.
Porque el crítico de texto está comprometido con la busca
de la verdad y el destierro del error. … La perpetuación y
multi­plicación de errores durante la transmisión de textos
a largo plazo es una buena imagen o paradigma del engaño y de la deterioración humana en general: decimos
sobre textos, como sobre hombres o de ideas, que se corrompen. Determinar qué escribió realmente un autor antiguo es, de una manera limitada pero significativa, volver
a poseer una certitud perdida, volver a ver las cosas como
son en realidad”.3 Vamos a poner unos ejemplos.
__________________________
3. Page, 1983: p. 165.
230 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Estableciendo el texto auténtico: Mimí Pinson
En 1902, el periodista francés Adolphe Brisson publicó una especie de novela documental, basada en una
investigación sobre el ambiente de los obreros en Montmartre. Le puso como título Florise Bonheur, nombre
(aparentemente auténtico) de una muchacha costurera
con la cual hizo amistad y que le facilitó el acceso a ese
mundo todavía bastante desconocido del público lector,
a pesar del naturalismo y de las novelas de Émile Zola.
Darío leyó el libro y redactó una reseña que se publicó
en La Nación, el 13 de abril de 1902, bajo el título “Las
transformaciones de Mimí Pinson”. Mimí Pinson es una
griseta, protagonista de un poema de Alfred de Musset
publicado en 1840. La reseña de RD se concentra en la
obrerita, la cual trata de ubicar entre la tradición literaria
(aparte de Musset, se refiere también a la obra de Murger, Escenas de la vida de bohemia) y la actualidad, agregando observaciones, impresiones y experiencias propias
y comparando las grisetas de antaño con las adineradas
cortesanas de la actualidad.
“Las transformaciones de Mimí Pinson” pertenece,
cronológicamente, a la época de La caravana pasa, pero
por algún motivo que ignoramos, Darío no incluyó esta
crónica en este libro. Alberto Ghiraldo la rescató en 1925.
Al incluirla en el volumen “Impresiones y sensaciones”
de su edición de Obras completas, hizo algunos cambios
al texto, principal­mente para hacer desaparecer todas las
referencias al libro de Adolphe Brisson y ocultar el hecho
de que se trataba de una reseña. Borró párrafos enteros del
texto de Darío e introdujo algunas frases que no existían
en el texto dariano. Su objetivo: aparentar que se trataba
de una especie de poema en prosa, surgido del cerebro de
Darío bajo la inspiración la musa. Le puso además una
Documenta rubendariana
231
fecha equivocada: 1900.4 Las Obras completas de la editorial Afrodisio Aguado, cuyo editor no tuvo acceso a La
Nación, reprodujeron la versión de Ghiraldo.5 Nosotros,
en nuestra edición de Crónicas desconocidas, presentamos el texto tal como apareció en La Nación, tratando
de hacerlo accesible como producto de lecturas y experiencias de Darío, como un texto surgido en un contexto
histórico específico.6
Estableciendo el texto auténtico: En la isla de oro
De los dos viajes de Darío a Mallorca (el primero de
noviembre de 1906 a marzo de 1907, el segundo de octubre a diciembre de 1913) surgieron dos series de crónicas
publicadas en La Nación: la primera, bajo el título “En la
isla de oro”, publicada en seis partes, entre abril y julio
de 1907; la segunda, bajo el título “El oro de Mallorca”,
publicada también en seis partes, entre diciembre de 1913
y marzo de 1914. Esta segunda serie se puede caracterizar
como novela inconclusa, con personajes ficticios y una
trama esbozada; su interés principal reside en las confesiones del protagonista Benjamín Itaspes, que arrojan luz
sobre la vida íntima de Darío, mucho más que su Autobio­
grafía. La primera serie, “En la isla de oro”, también suele
clasificarse hoy como intento de novela, lo cual es más difícil de justificar, ya que se trata más bien de una serie de
impresiones de viaje, de conversaciones y divagaciones
entre el poeta y sus amigos mallorquines, agregando un
solo personaje ficticio, una dama inglesa llamada “Lady
Perhaps”. Contiene también muchos recuerdos de lectura, opiniones sobre Santiago Rusiñol, sobre Ramón Llull,
__________________________
4. Darío, 1925: 83-95.
5. Darío, 1950-1953: 1, pp. 789-797.
6. Darío, 2006: pp. 131-142.
232 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
sobre el archiduque Luis Salvador, y una larga polémica, única en la obra dariana, contra George Sand, mujer
emancipada y “martirizadora de poetas”. En fin, novela o
no, lo que nos preocupa aquí es la historia de ese texto.
En la isla de oro fue rescatada, como muchos otros
escritos darianos, por el incansable Alberto Ghiraldo,
quien la publicó junto con otra novela inconclusa, El
hombre de oro.7 Y como era de esperar, se esmeró en mejorar el texto:
a) Cambió el título “En la isla de oro” en “La isla de
oro”.
Cambió en título del primer capítulo de “Divagaciones” en “Introducción” (ça fait plus
b) Borró los cuatro primeros párrafos del primer capítulo, de manera que el relato ya no comienza
por “Vea usted —me dijo la rubia dama inglesa
de ojos extraordinarios y de boca de fruto” (¿comienzo demasiado frívolo?), sino por “He aquí la
isla en que detiene su esquife el argonauta del inmortal ensueño” (ça fait beaucoup plus sérieux!).
En 1970, 33 años después de Ghiraldo, Roberto Ibáñez, en sus Páginas desconocidas de Rubén Darío, incluyó una versión correcta de En la isla de oro, basada en
una transcripción directa del diario La Nación.8 A partir
de esta fecha, los editores de la primera narración mallorquina de Darío tenían la posibilidad de escoger entre el
texto de Darío transcrito por Ibáñez, y el texto de Darío
mutilado por Ghiraldo. Curiosamente, que yo sepa, todos
han preferido la versión de Ghiraldo. Ejemplo: el libro
__________________________
7. Darío, 1937: pp. 49-94.
8. Darío, 1970.
Documenta rubendariana
233
de Luis Miguel Fernández Ripoll, publicado en 2001 y
basado en su tesis doctoral del año 1986. Después de una
excelente introducción donde describe los viajes de Darío
a Mallorca e interpreta detenidamente sus obras mallorquinas, el autor presenta una edición muy bien anotada
de las dos “novelas”. Solamente, en el caso de En la isla
de oro presenta la versión de Ghiraldo…9 Y sin embargo,
una nota a pie de página (p. 175) demuestra que el autor conoce perfectamente la historia del “doble rescate”
de En la isla de oro. No es posible que no se haya dado
cuenta de las diferencias substanciales entre la versión de
Ghiraldo y la de Ibáñez. ¿Por qué no trató de averiguar
cuál de las dos versiones es la más auténtica? Ignoramus
et ignorabimus.
Estableciendo las fechas correctas:
la visita de Darío a Lourdes
La dramática vida de Rubén Darío de Edelberto Torres sigue siendo la más completa, la más detallada, la
insuperada y quizás insuperable biografía del poeta. La
octava edición, publicada en Nicaragua hace dos años
gracias a los esfuerzos de Myrna Torres, hija del autor, y
del editor Melvin Wallace, da testimonio de su actualidad.
Torres tuvo la inmensa ventaja de contar con la colaboración de contemporáneos y amigos de Darío que aún vivían.
Era un gran buscador de materiales y un buen estilista. Su
narración tiene un hilo rojo que fascina al lector: la guerra
implacable que le hizo a Darío su cuñado y cruel enemigo,
Andrés Murillo, que logró destrozar para siempre la felicidad anhelada por el poeta. Y sin embargo, hoy tenemos
acceso a materiales que no estaban al alcance de Torres.
__________________________
9. Fernández Ripoll, 2001: pp. 175-225.
234 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Apoyándonos en la edición crítica de las crónicas darianas,
podemos corregir y mejorar algunos datos de su gran libro.
Está, por ejemplo, la visita a Lourdes. Torres afirma
que a inicios de 1900, Darío, como corresponsal de La
Nación, después de recibir la orden de trasladarse de Madrid a París para “cubrir” la Exposición Universal, visitó
el santuario de Lourdes como peregrino. Desde la primera
hasta la cuarta edición del libro de Torres, el 11 de febrero Darío estaba de rodillas “ante la virgen blanca esculpida en mármol”.10 ¿De dónde salió este 11 de febrero? No
lo sabremos nunca, ya que en las primeras ediciones de
su biografía, Torres no indicaba sus fuentes. En ediciones
posteriores, el 11 de febrero desaparece sin explicación
alguna, y la peregrinación de Darío ocurre “un buen día”,
pero sin fecha exacta.11 Aquí sí Torres indica su fuente:
se trata de una crónica que apareció primero en el tomo
VIII de las Obras completas editadas por Ghiraldo, y después en el tomo IV de las Obras com­pletas de la editorial
Afrodisio Aguado, bajo el título “Diorama de Lourdes.
Bernadette”.12
Ese texto, a medio camino entre el poema en prosa
y la impresión de viaje, contiene algunos detalles que parecen indicar la presencia del autor en el lugar de los hechos, es decir la presencia de Darío en Lourdes. No lleva
fecha. Lourdes, se sabe, queda en los Pirineos, a medio
camino entre Madrid y París; Darío redactó su última crónica madrileña el 31 de marzo de 1900, y su primera crónica parisiense el 20 de abril de 1900. Tuvo tiempo, pues,
para visitar el santuario, aunque no en febrero, sino en
__________________________
10.Torres, 1952: pp. 235-236; Torres, 1982: p. 230.
11. Torres, 1980: 461; Torres 2010: p. 429.
12.Darío, 1924: 145; Darío, 1950-1953: 4, pp. 470-484.
Documenta rubendariana
235
abril. Y la idea poética de que Darío fue a Lourdes para
fortalecerse en la fe de sus antepasados, antes de entrar en
el infierno decadente de París, fue aceptada y repetida por
numerosos apreciables dariístas: “Parte para París haciendo una visita al santuario de Lourdes”.13 “Parte para París
y hace una visita al santuario de Lourdes”.14 “En 1900
estuvo el poeta en Lourdes y su impresión es positiva”.15
“En el otoño viaja por Italia y con motivo del Año Santo
visita al papa León XIII. Estas experiencias, sumadas a su
visita al santuario de la Virgen en Lourdes, lo conmueven
profundamente”.16 “Parte hacia París en donde hace una
visita al santuario de Lourdes”.17 “Visita el Santuario de
Lourdes, en Francia”.18 Se nota que algunos autores creen
que Lourdes es un barrio de París, pero que ninguno cuestionó la fuente de la supuesta peregrinación de Darío.
Sin embargo, una lectura atenta del texto tal como
apareció en las Obras completas de Ghiraldo y de Aguado, despierta algunas dudas: ese texto pinta un paisaje de
verano, y no un paisaje de abril. En abril, la nieve cubre
todavía los Pirineos, y los peregrinos y enfermos prefieren quedarse en su casa. Avanzamos un paso más y consultamos la cronología de las crónicas de La Nación, establecida hace algunos años por Susana Zanetti: veremos
que “Lourdes” fue publicada el 21 de marzo de 1894, bajo
el título completo: “Diorama de Lourdes – Bernadette –
Impresiones – Zola y su nueva novela”.19 No puede, pues,
reflejar una visita que tuviera lugar en 1900.
__________________________
13.Valle-Castillo, 1992: 528; Valle-Castillo 2000: p. 203.
14.Valle-Castillo, 1993.
15.Montero, 1997: p. 133.
16.Rossi de Fiori, 2004: p.254.
17.Valle-Castillo, 2010: p. 22.
18.Rivera Montealegre, 2012: p. 409.
19.Zanetti, 2004: p. 142.
236 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
En fin, si tenemos la suerte de ubicar un ejemplar de
La Nación y leemos la crónica original, vemos que el texto consta de doce párrafos, numeradas en cifras romanas
de I a XII, y que en Ghiraldo y Aguado estamos frente a
una versión mutilada, de la cual fueron eliminados los
párrafos IX, X, XI y XII. Las referencias en estos párrafos permiten ubicar la crónica en su contexto. El mundo
intelectual, en Francia, estaba dividido entre los adeptos
del naturalismo, del materialismo, del darwinismo, cuyo
protagonista principal era Zola, por un lado; y los partidarios de las corrientes neocristianas y neorreligiosas,
por el otro. El anuncio de Zola, en 1891, de que su próxima novela trataría del tema de Lourdes despertó grandes
expectativas; se hablaba de curar el cisma, se vaticinaba
una conversión del gran escritor, seguida posible­mente de
su admisión en la Academia Francesa, a la cual se había
aplicado vanamente... En marzo de 1894 se anunció que
Lourdes se publicaría por entregas en La Nación, lo cual
provocó una animada discusión en las páginas del diario, bajo el lema “¿Cree Zola en el milagro?”. Algunos
lectores atacaron ferozmente a Zola, apoyándose en los
argumentos de Max Nordau; otros, que lo habían leído,
lo defendieron, entre ellos el general Lucio V. Mansilla,
amigo de Darío. El 14 de abril La Nación publicó un resumen del debate en el cual la redacción del diario, con una
franqueza hoy inconce­bible, tildaba a algunos lectores de
“pobres de espíritu”. El 15 de abril comenzó la publicación de la novela por entregas. En fin, la crónica de Darío
forma parte de esta discusión y fue quizás su punto culminante. Otros puntos culminantes del asunto, independientemente de las discusiones en La Nación, fueron el
19 de septiembre de 1894, día en que la novela fue puesta
en el Índice por la Iglesia, prohibiendo su lectura a los
católicos creyentes, y el 26 de enero de 1895, día en que
el anatema cayó sobre toda la obra de Zola.
Documenta rubendariana
237
No hubo, pues, visita o peregrinación de Darío a
Lourdes, al menos que, durante su primera estancia en
París, entre el 15 de junio y el 3 de agosto de 1893, haya
viajado de París a Lourdes en el sleeping-car del Pyré­
nées-Express, como lo hiciera Zola el año anterior… Pero
eso no es probable: si lo hubiera hecho, hubiera mencionado esta visita en su segunda crónica sobre Lourdes, la
que fue incluida en el primer libro de La caravana pasa.
Pero se sabe que el único que habla en esta crónica es
Gonzalo Núñez, el famoso músico y ocultista puertorriqueño, amigo de Darío y de Amado Nervo; su conclusión
es: “No creo que esos milagros sean hechos por Dios, y
si no lo son, son obra de su enemigo”.20 Concluimos por
nuestra parte que “Diorama de Lourdes” es un texto de
ficción y que Darío nunca visitó la pequeña ciudad donde
la Virgen apareció a Bernadette Soubirous.
Comentando los textos: el abate Claude
Además de averiguar la forma auténtica y la fecha
correcta del texto, la edición crítica suele brindar también
un comentario para facilitar la comprensión del mismo.
Simplificando un poco, se pueden diferenciar dos tipos
de comentario, que llamaremos el comentario escueto y
el comentario amplio. El comentario escueto se mantiene subordinado al texto y se conforma con aportar informaciones para aclarar dificultades puntuales que el lector
puede encontrar en él. El comentario amplio acompaña al
texto, mantiene un diálogo con él, lo recontextualiza y lo
interpreta. Para poner un ejemplo, si Darío en una crónica
narra su desencuentro con Verlaine, el comentario escueto
apunta que Paul Verlaine era un poeta francés nacido en
__________________________
20.Darío, 2000-2005: 1, p. 187.
238 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
tal fecha, muerto en tal fecha, y que sus obras principales
se llaman así y así. El comentario amplio pregunta si el
desencuentro tal como lo narra Darío es plausible, si existen otros testimonio sobre el mismo, cómo era la vida de
Verlaine en la época en la cual Darío lo conoció, cómo fue
su trato con otros poetas franceses y extranjeros, etc.21 El
comentario amplio podría llamarse la conciencia crítica
del texto. En el caso de textos clásicos como el Quijote o
de la Destruición de las Indias,22 encontramos a veces un
comentario amplio estructurado en dos partes: una combinación de notas breves al pie de página que facilitan la
lectura y unas notas finales extensas para el lector que
quiera profundizar en algún tema. En el caso de los clásicos, el comentario amplio suele presentar un resumen de
la recepción crítica de la obra, de manera que el lector,
con respecto a cualquier párrafo del Quijote o verso de
Hamlet, puede verificar cómo tal párrafo o verso fue interpretado en el transcurso de los siglos. Tratándose de las
crónicas de Darío, cuya recepción crítica hasta la fecha ha
sido casi nula, el énfasis del comentario amplio no puede
hacer hincapié en la recepción de estos textos, sino en su
génesis.
Como el comentario amplio tiene mucha afinidad
con la investigación de los textos y con su interpretación,
llega a veces a hallazgos inesperados, que permiten enriquecer hasta la biografía de Darío. Vamos a poner dos
ejemplos.
El 9 de abril de 1906 apareció en La Nación la crónica “El general y el abate”.23 Su prota­gonista principal es
__________________________
21.Schmigalle, 2011.
22.Cervantes, 2001; Las Casas, 2009.
23.Darío, 2006: pp. 492-499.
Documenta rubendariana
239
un abate francés que dejó los hábitos y se puso a recorrer
el mundo; se enamoró locamente de una mujer en una
ciudad de provincia de la Argentina; tuvo varios hijos con
esa mujer, que luego lo abandonó; se entregó al alcoholismo; y vivió un tiempo en Buenos Aires, formando parte
de los círculos literarios a que pertenecían Darío y Eugenio Díaz Romero y de quienes Darío ha dicho: “Se comprende que la sobriedad no era nuestra principal virtud”.24
Su alcoholismo empeoró; el general Mitre lo salvó en una
situación muy difícil; al fin resolvió volver a Francia, pedir perdón, hacer penitencia y reintegrarse a la Iglesia,
con la ayuda de un cardenal pariente suyo. Darío, después
de ser su amigo en Buenos Aires, lo fue nuevamente en
París. Además de la crónica mencionada, le dedicó un capítulo de su autobiografía.25 Otros literatos, como Rufino
Blanco Fombona, lo entrevistaron también, por recomendación de Darío.26
En la crónica citada, Darío abrevia el apellido del
abate con la letra C…, en su autobiografía dice que su
apellido fue Claude, de una tarjeta postal conservada en el
Seminario Archivo deducimos que su nombre completo
fue Charles Marie Claude. En los Archivos Históricos de
la diócesis de París hemos encontrado algunos datos sobre
él: nació el 28 de marzo de 1853 en Rambervillers (Vosgos), fue ordenado como sacerdote en Saint-Dié (Vosgos)
el 23 de mayo de 1876, se desempeñó como profesor en
el colegio de Rambervillers de 1876 a 1880 y luego como
preceptor en la casa del señor Farcy, 22 bulevar de los Capuchinos, Paris (II.o), fue nombrado vicario de la iglesia
Saint-Pierre de Montrouge el 23 de noviembre de 1881,
__________________________
24.Darío, 1915: p. 167.
25.Darío, 1915: pp. 187-189. Cf. Jirón Terán, 1999: p. 47.
26.Blanco Fombona, 1903: pp. 177-179.
240 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
y de la de Saint-Pierre du Gros Caillou el 4 de enero de
1889, y abandonó la diócesis de París en junio de 1889.
Ya en mayo de aquel año el consejo arzobispal lo
amena­zaba con retirarle su celebret. Todavía no hemos encontrado documentos sobre su vida en Argentina, ni sobre
su retorno a Francia y al redil de la Iglesia. La “Cartuja en
una isla cerca de Niza” a la cual, según Darío, se retiró, se
puede identificar: se trata de la abadía de Lérins, en la isla
de Saint-Honorat, cerca de Cannes más bien que de Niza.
La postal que el abate envió a Darío el 2 de diciembre de
1906 trae una foto de ese claustro, que parece fortaleza
o cárcel. La tarjeta, dirigida al departamento de Darío en
el número 3 de la rue Marivaux, “frente al costado de la
Opera Cómica”,27 fue redirigida “chez Mme de Montfort, 2
de mayo, 10 Villa ‘El Terreno’,28 Palma de Mallorca (Baleares)”. El texto de la postal, corto pero bilingüe, dice:
“Muchos recuerdos!!! Amitié, félicité --- Charles Marie
Claude” (2-XII-1906. Carpeta 78 / n.° 4479).29 En cuanto
a su paren­tesco con un cardenal, mencionado también por
Darío, pareciera que el abate Claude fue hijo de una de
las numerosas tías del cardenal François-Désiré Mathieu
(1839-1908), escritor pro­digioso, muy identificado con
el papa León XIII. Por medio de la correspondencia de
este purpurado se podrían sin duda verificar algunos de
los detalles más rocambolescos que Darío refiere sobre
su amigo. También sería interesante localizar las “inéditas homilías” del abate, admiradas por Darío. En cuanto
al contexto histórico, los libros de Albert Houtin brindan
una abundante documentación sobre los sacerdotes que
__________________________
27.Contreras, 1930: p. 96.
28.No “El Torrero” (Torres 1980: p. 565; Torres, 2010: p. 525).
29.Villacastín, 1987: p. 476.
Documenta rubendariana
241
abandonaron la Iglesia, para siempre o por un tiempo, en
aquellos años de crisis modernista.30
Comentando los textos: una amante
“Mi esposa es de mi tierra; mi querida, de París”,
dice Darío en el prólogo a sus Prosas profanas. El poeta tuvo varias queridas en París, pero una de ellas tiene
nombre y apellido: su “nombre de guerra” o seudónimo
de artista fue Marion de Lorme. Darío la conoció cuando
llegó a París en el verano de 1893, con “una buena suma
de sueldos adelantados” del presidente de Colombia,
Rafael Núñez.31 Un biógrafo la llama “cierta hetaira de
coturno”,32 ya que sus amores fueron gratos, pero no gratis. Cuando se conocieron, Darío tenía 26 años; ella tenía
24. La menciona en varias crónicas, entre ellas en las famosas “Reflexiones del Año Nuevo parisiense”, donde la
rubia Marion figura con la Bella Otero y Liane de Pougy
entre las mujeres más fatales del fin de siglo.33 Pero hasta
en 1912, cuando dicta su autobiografía, cuenta brevemente la historia de su relación y manda un nostálgico saludo
a su amante de antaño.34
Marion de Lorme pertenecía a una categoría de hetairas a quienes se les pagaba “con cuadros, con estatuas
o con libros recién publicados”.35 Su mansión, llena de
obras de arte, se en­contraba en la avenida Víctor Hugo,
no muy lejos de la casa donde vivió y murió el gran poeta
de Francia, cerca de la pastelería del señor Gagé, donde
__________________________
30.Houtin, 1908; Houtin, 1910.
31.Darío, 1915: pp. 141-142.
32.Contreras, 1930: p. 77.
33.Darío, 1901: p. 152.
34.Darío, 1915: p. 156.
35.Guzmán, 1893: p. 65.
242 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
“se dan y se reciben citas para las intrigas y pasatiempos
lúbricos”,36 y cerca del “hôtel” de su colega y rival Liane
de Pougy.37 A parte de las intrigas amorosas propiamente
dichas, la bella Marion, que utilizaba para su correspondencia un lujoso papel de cartas con el lema “Me abro de
noche”,38 tenía otros ingresos: en enero de 1893, su nombre surge en el contexto del escándalo de Panamá. Como
Émilienne d’Alençon y otras de su medio, había cobrado
fuertes cheques de los constructores del canal, por haber
convencido a sus clientes más pudientes a invertir sus
fondos en la fraudulenta compañía. Se les amenazaba a
las damas con un juicio por corrupción, que, según parece, no se concretizó.39
En una entrevista con el escritor Victorien de Saussay, la rubia belleza ha contado su vida.40 Después de una
infancia dramática e infeliz, debutó a los diecisiete años
como cantante en el Alcázar del Invierno. Teresa y Paulus
fueron sus maestros, y el público aplaudía su actuación
y su voz de soprano en piezas como Manon, la Cagnotte
y Un bébé. Se retiró del teatro (en 1886 según parece)
para vivir tranquila con un hombre amado, lo cual no se
logró: más bien cuenta con mucha emoción la historia de
los jóvenes que se han matado, o han querido matarse
por ella, por culpa (por supuesto) de los padres. Anuncia —punto culminante de la entrevista— que volverá
pronto a las tablas, sin dar más detalles. En junio de 1893
—Darío llega a París el 15 o el 16 de este mes— Marion
figura entre las acusadas del famoso escándalo del baile
__________________________
36.Guzmán, 1893: p. 60.
37.Chalon, 1994.
38.Buffet, 1930: p. 38.
39.Fin de Siècle, 24 de enero de 1893.
40.Fin de Siècle, 11 de febrero de 1893.
Documenta rubendariana
243
de las Cuatro Artes, pero es absuelta.41 A continuación,
se mantiene en los titulares por medio de los pequeños
incidentes habituales: en julio de 1893 (Darío está todavía
en París), cuando una tribu de indígenas de la Costa de
Marfil es instalada en una exposición antropológica en el
Jardín de Aclimatación, Marion decide averiguar “cómo
son los Paï-Pi-Bri enamorados” y queda encantada con su
aventura.42 Un poco después le roban su billetera, pero la
logra recuperar.43
Durante una carrera de caballos, anuncia su próximo
traslado a una mansión de la avenida de Wagram,44 más
suntuosa todavía que la de la avenida Víctor Hugo.45 En
diciembre se resfría durante un baile, sufre de pleuresía,
pero se recupera.46 Un artículo nos lleva al segundo piso
del pequeño hôtel estilo Renaissance, donde Marion, al
terminar su dura jornada, es desvestida por su criada, antes de precipitarse en “su famosa cama de palo de rosa
incrustado con maravillosas porcelanas de Sèvres, donde la fantasía de un artista ha pintado unos remolinos de
amores y ha reproducido, para evocar el gran siglo de la
pasión, los rasgos de la duquesa de Lamballe”.47 Todos
los años, en la primavera, los reporteros enume­ran las bellezas que desfilan en sus carruajes en las avenidas del
Bosque de Bolonia o asisten en las carreras de caballos de
Longchamp. El nombre de Marion no falta, pero siempre
__________________________
41.Gazette des Tribunaux, 24 junio de 1893 y 1. ° de julio de
1893.
42.Fin de Siècle, 30 de julio de 1893.
43.Fin de Siècle, 17 de agosto de 1893. RD partió de París el 2 o el
3 de agosto.
44.Fin de Siècle, 15 de abril de 1894.
45.Bonnefont 1895.
46.Fin de Siècle, 21 de diciembre de 1894.
47.Fin de Siècle, 25 de diciembre de 1894.
244 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
va incluido en el grupo de las semimundanas, nunca sube
al grupo más alto de las “artistas”, donde figuran Émilienne d’Alençon, la Bella Otero, o Liane de Pougy. El éxito
de esta última, que además de hetaira es actriz y bailarina,
y pronto será escritora, molesta mucho a Marion, y el reportero menciona discretamente que “cierta belleza rubia,
una de las joyas de Citera, ya no duerme bien por causa
de los éxitos de la bella Liane. Bien pronto buscará en un
escenario de bulevar los aplausos de los parisienses, y seguramente su bella sonrisa sabrá conquistar aun a los más
difíciles”.48 En fin, en julio de 1896, en su mansión de la
avenida de Wagram, durante una fiesta con sus allegados
más íntimos, se escenifica la pieza escrita por Marion,
en la cual ella misma desempeña el papel principal: El
hombre del mundo, pieza autobiográfica y además “pièce à clé”, “donde se ponen en la escena unos personajes
muy reales y muy conocidos del mundo parisiense”.49 La
pieza, que pudo haberse llamado “Aquel joven que quiso
matarse por mí”, no llegó nunca a una representación pública; tampoco se ha publicado el texto. La amante parisiense de Darío fue una actriz y escritora frustrada…
Conclusión
Averiguar la forma auténtica y la fecha correcta de
un texto, acompañarlo con un comentario adaptado a sus
características, facilitar el acceso por medio de índices
completos son ele­mentos de una edición crítica que no solamente permiten una mejor comprensión de las cró­nicas
de Darío, sino también contribuyen a su interpretación,
a la investigación dariana y pueden llegar hasta corregir
__________________________
48.Fin de Siècle, 26 de abril de 1894.
49.Fin de Siècle, 5 de julio de 1896.
Documenta rubendariana
245
y profundizar nuestro conocimiento de la biografía del
poeta.
Para terminar, una sugerencia práctica. Darío publicó sus textos en numerosos perió­dicos de muchos países,
pero aproximadamente un 70 por ciento de sus crónicas se
publicaron en un solo diario: La Nación de Buenos Aires,
de la cual fue colaborador durante 26 años (1889-1915).
A partir de 1899, como su corresponsal en España y Francia, La Nación le pedía 4 correspon­dencias mensuales.
Tenemos la buena suerte de que este diario todavía existe.
En la calle Bouchard de Buenos Aires tiene sus oficinas
y un buen archivo histórico. Allí compré una parte de los
microfilmes de La Nación; otra me mandaron de la Biblioteca del Congreso de Washington, donde la colección
comienza en 1906. El precio no fue exorbitante. Pienso
que toda institu­ción especializada en Rubén Darío debería hacer un esfuerzo para adquirir la versión histórica de
ese diario, ya sea en microfilme, ya sea (como corresponde a la edad de la telemática) en forma digitalizada, para
ponerla a la disposición de sus lectores. De esa manera
se facilitaría el acceso a los originales de muchos textos
darianos, se evitarían algunos de los errores que hemos
tenido que analizar en esta ponencia, y se podrían leer sus
crónicas no solamente en su forma original, sino también
en su contexto histórico, ya que muchos de los amigos,
maestros y contemporáneos con quienes Darío mantuvo
un diálogo permanente, publicaron también en las páginas de La Nación.
246 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Bibliografía
BLANCO-FOMBONA, Rufino. Más allá de los horizon­
tes… Prólogo de Enrique Gómez-Carrillo. Madrid:
Viuda de Rodríguez Serra. 1903.
BONNEFONT, Gaston. Nos belles mondaines: Marion de
Lorme. Paris: Ernest Flammarion. 1895.
BRISSON, Adolphe. Florise Bonheur. Dessins de Geo Dupuis. Paris: Ernest Flammarion. 1902.
BUFFET, Eugénie. Ma vie, mes amours, mes aventures.
Confidences recueillies par Maurice Hamel. Paris:
Eugène Figuière. 1930.
CONTRERAS, Francisco. Rubén Darío. Su vida y su obra.
Barcelona: Agencia Mundial de Librería. 1930.
CHALON, Jean. Liane de Pougy. Courtisane, princesse et
sainte. Paris: Flammarion. 1994.
DARÍO, Rubén. Peregrinaciones. Paris: Viuda de Charles
Bouret. 1901
______________. La Vida de Rubén Darío escrita por él
mismo. Barcelona: Maucci. 1915.
______________. Poemas en prosa (Obras Completas, ordenadas y prologadas por Alberto Ghiraldo, VIII).
Madrid: H. Hernández y Galo Sáez. 1924.
______________. Impresiones y sensaciones. (Obras Completas, ordenadas y prologadas por Alberto Ghiraldo,
XII). Madrid: H. Hernández y Galo Sáez. 1925.
______________. El hombre de oro. [Título de solapa: La
isla de oro y el hombre de oro.] Prólogo de Alberto
Ghiraldo. Santiago de Chile: Zig-Zag. 1937.
Documenta rubendariana
247
______________. Obras completas. I. Crítica y ensayo. II.
Semblanzas. III. Viajes y crónicas. IV. Cuentos y nove­
las. V. Poesías. Madrid: Afrodisio Aguado. 1950-1953.
______________. Páginas desconocidas de Rubén Darío.
Recopilación y prólogo: Roberto Ibáñez. Monte­video:
Biblioteca de Marcha. 1970.
______________. La caravana pasa. Libros I-V. Edición
crítica, introducción y notas de Günther Schmi­galle.
Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua /
Berlín: Edition Tranvía. 2000-2005..
______________. Crónicas desconocidas, 1901-1906. Edición crítica, introducción y notas de Günther Schmi­
galle. Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua
/ Berlín: Edition Tranvía. 2006.
DE CERVANTES, Miguel. Don Quijote de la Mancha. Ed.
Francisco Rico. Barcelona: Crítica. 2001.
DE LAS CASAS, Bartolomé. Brevísima relación de la des­
trucción de las Indias. Ed. José Miguel Martínez Torrejón. Barcelona: Galaxia Gutenberg. 2009.
DOYLE, Arthur Conan. The new annotated Sherlock Hol­
mes. 3 tomos. Edición, prólogo y notas de Leslie S.
Klinger. Introducción de John le Carré. New York:
Norton. 2005-2006.
FERNÁNDEZ RIPOLL, Luis Miguel. Los viajes de Rubén
Darío a Mallorca. Seguido de La isla de oro y El Oro
de Mallorca por Rubén Darío. Palma de Mallorca:
José J. de Olañeta. 2001.
GUZMÁN, Gustavo. En París. Novela de costumbres. Granada (Nicaragua): Librería Española. 1893.
HOUTIN, Albert. La Crise du clergé. Paris: Émile Nourry.
1908.
______________. Autour d’un prêtre marié. Histoire
d’une polémique. Paris: chez l’auteur, 18, rue Cuvier, V°. 1910.
248 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
JIRÓN TERÁN, José. Por los caminos de Rubén Darío. En­
sayos. Managua: PAVSA. 1999.
KNOX, Ronald. “Studies in the Literature of Sherlock
Holmes”, en id., Essays in Satire. London: Sheed
and Ward, 1928, págs. 98-120.
MONTERO, Manuel. “¿Era masón Rubén Darío?” En:
Rubén Darío: la creación, argumento poético y ex­
presivo (Revista Anthropos, 170/171). Barcelona:
Proyecto a Ediciones, 1997, pp. 128-133.
OVIEDO PÉREZ DE TUDELA, Rocío. “Biografía de Rubén
Darío desde el Archivo (1898-1916)”, en: Rubén Da­
río. Las huellas del poeta. Madrid: Ollero y Ramos /
Universidad Complutense, 2008, págs. 47-92.
PAGE, Norman. A. E. Housman. A Critical Biography.
London: Macmillan. 1983.
RIVERA MONTEALEGRE, Flavio. “Breve cronología de
la vida del Padre del Modernismo y Príncipe de las
Letras Castellanas”, en: Francisco Contreras, Rubén
Darío. Su vida y obra. Edición corregida y aumentada por Flavio Rivas Montealegre. Bloomington, Indiana: iUniverse. 2012.
ROSSI DE FIORI, Iride María. “Tabla auxiliar I: Biobibliografía”, en Rubén Darío, Poesías. Edición facsimilar y con variantes compilada de I. Rossi de Fiori
y otros. México: FCE, 2004, pp. 249-258.
SCHMIGALLE, Günther. “Rubén Darío y algunos poetas
franceses de su tiempo: Paul Verlaine, Jean Moréas,
Auguste Villiers de l’Isle-Adam”, en: Anuario de Es­
tudios Atlánticos 57, 2011, pp. 563-599.
TORRES, Edelberto. La dramática vida de Rubén Darío.
Guatemala: Editorial del Ministerio de Educación
Pública. 1952.
______________. La dramática vida de Rubén Darío.
(Quinta) edición definitiva, corregida y ampliada. San
José de Costa Rica: EDUCA. 1980.
Documenta rubendariana
249
______________. La dramática vida de Rubén Darío. La
Habana: Arte y Literatura (corresponde a la cuarta
edición, México 1966). 1982.
______________. La dramática vida de Rubén Darío. Managua: Amerrisque. 2010.
VALLE-CASTILLO, Julio. “Cronología”, en Rubén Darío,
Poesía. Managua: Nueva Nicaragua, 1992, págs. 488553.
______________. “Cronología”, en Rubén Darío, Cuentos
completos. Managua: Nueva Nicaragua, sin paginación. 1993.
______________. “Cronología”, en Rubén Darío, Cartas
desconocidas. Compilación general: José Jirón Terán.
Introducción, selección, notas: Jorge Eduardo Arellano. Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua.
2000.
______________. “R.D.: Cronología básica”, en Repertorio
dariano. Compilador: Jorge Eduardo Arellano. Managua: Academia Nicaragüense de la Lengua, 2010, pp.
13-30.
VILLACASTÍN, Rosario M. Catálogo-Archivo Rubén Da­
río. Madrid: Universidad Complutense. 1987.
ZANETTI, Susana. Rubén Darío en La Nación de Buenos
Aires, 1892-1916. Buenos Aires: Eudeba. 2004.
250 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
La recepción de Darío en Nicaragua
vista por Erick Blandón Guevara1
José Clemente Carreño Medina
University of Missouri-Columbia
LA CONSTRUCCIÓN de la identidad latinoamericana
ha sido quizá uno de los temas centrales más debatidos
entre nuestros intelectuales desde el siglo XIX. De ahí la
actualidad de este nuevo estudio de Erick Blandón que
analiza los Discursos transversales que en Nicaragua han
moldeado como única, uniforme y monolítica la figura
de Rubén Darío. El autor demuestra que estos discursos
obedecen a los intereses de la élite letrada ―particularmente los vanguardistas encabezados por Pablo Antonio
Cuadra― que se empeñó en construir una comunidad
homogéneamente mestiza, hispano hablante y católica,
excluyendo a las otras etnias, lenguas, y culturas que conforman la realidad heterogénea de Nicaragua.
Este libro da continuidad al análisis crítico que desde
el 2003, con Barroco descalzo, el autor ha venido desarrollando en torno a la supuesta identidad nicaragüense construida por esa élite, la cual usó al personaje principal del
teatro colonial El Guegüense como prototipo, y a Rubén
Darío como símbolo del mestizaje racial y cultural.
__________________________
1. Versión editada de reseña aparecida en La Habana Elegante 52.
Otoño-Invierno. (2012): www.habanaelegante.com del estudio
de Erick Blandón Guevara. Discursos transversales: la recep­
ción de Rubén Darío en Nicaragua. Managua. Banco Central
de Nicaragua. 2011.
Documenta rubendariana
251
Discursos transversales sigue la ruta teórica iniciada por Aimé Cesaire y Franz Fannon, así como por la de
investigadores hispanoamericanos como Enrique Dussel,
Santiago Castro-Gómez y Aníbal Quijano. Bajo este marco epistemológico descentralizador, Blandón cuestiona la
crítica literaria, que basándose exclusivamente en su poesía, construyó y consolidó la imagen que hoy prevalece
de Rubén Darío como pasatista, esteticista y ajeno a los
problemas de su tiempo.
Una espada con una cruz por empuñadura representa
en la cubierta la violencia epistémica que, según el autor,
estaba en el horizonte de expectativas fascistas de quienes
en su primera juventud fueron parte del movimiento de
vanguardia, y más tarde hicieron la recepción de Rubén
Darío en Nicaragua. Es por eso que, desde una perspectiva deluzeana, Blandón fagocita el concepto de heterogeneidad de Antonio Cornejo Polar, al igual que la teoría de
la recepción de Hans Robert Jauss, para analizar la visión
homogeneizadora de los letrados vanguardistas que leyeron e institucionalizaron a Darío.
El cómo y porqué la ciudad letrada nicaragüense
ocultó la subjetividad múltiple y contradictoria del poeta
para hacerlo devenir figura monolítica es quizás uno de
los aportes principales de Blandón para abrir una brecha
inédita en los estudios darianos. El autor trabaja sobre los
diferentes géneros literarios y periodísticos que Darío frecuentó, con especial énfasis en las crónicas, muchas de
las cuales provienen del libro Crónicas desconocidas que
recién editó el investigador alemán Günther Schmigalle.
El libro, prologado por Leonel Delgado Aburto, investigador y profesor nicaragüense en la Universidad de
Chile, está dividido en seis capítulos, más un anexo con
textos casi desconocidos de Darío. Delgado Aburto, en el
252 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
prólogo, destaca el giro que Blandón ha dado con su crítica a los estudios tradicionales sobre Darío al resaltar su
singularidad ambigua y contradictoria, y agrega que este
análisis deslocalizador restituye lo moderno en Darío por
encima de lo nacional, que fue en lo que hizo énfasis la
recepción conservadora nicaragüense.
El capítulo I, “Máquinas al asedio”, es una introducción que explora por qué Rubén Darío es visto en Nicaragua como un símbolo racial, además de “orgullo nacional” junto a Augusto C. Sandino. Son estudiadas en esta
sección las distorsiones y torsiones de que ha sido objeto
la figura y obra de Darío por las distintas corrientes ideológicas que se han disputado el poder desde 1916 hasta la
fecha.
En el capítulo II, “Silencios y olvidos”, Blandón reflexiona sobre los efectos de la tan anhelada modernidad
que no solo Nicaragua, sino en toda Latinoamérica, se
buscó sin éxito después de las independencias del siglo
XIX. El intento de europeizar racial y culturalmente al
país fue una constante de la élite nicaragüense que demandaba el olvido y el desprecio de todo lo que no fuera español y católico. La tensión interétnica que azotó a Nicaragua durante los llamados “Treinta años conservadores”
(1858-1893) tuvo su clímax en 1881 con la matanza de
los indígenas en Matagalpa y con la expulsión del país a
los miembros de la Compañía de Jesús. Blandón reflexiona sobre la posibilidad de que esos hechos históricos, que
fueron la expresión de la lucha de la “civilización contra
la barbarie” en Nicaragua, incidieran en la formación del
joven Darío. Lucha en la que el poeta se manifestó a favor
de la “civilización” asumiendo las posturas liberales en
las que perseveró a lo largo de su vida. La matanza de los
indios, así como la expulsión de los jesuitas, fue un episodio que tanto la élite, Darío incluido, intentó borrar de
Documenta rubendariana
253
la memoria de la nación mediante los silencios y olvidos
que Blandón enuncia en esta parte.
En el capítulo III, “Espectador y náufrago”, a partir
de una aplicación creativa del naufragio como metáfora
de la existencia del filósofo alemán Hans Blumenberg,
Blandón hace un relato trágico del manoseo que la clase
gobernante de Nicaragua infligió a Darío, usando como
primera fuente el “diario” personal en el que Rubén Darío describe las desventuras y frustraciones de su viaje
a México para la celebración del centenario de la Independencia. La caída del presidente José Madriz impulsada por Washington más la intervención de los Estados
Unidos en los asuntos de su país abrieron una hendidura
en la vida nacional de la que Darío no logró recuperarse;
pero a la que tampoco se resignó, aunque ello lo llevó al
naufragio en los últimos años de su vida.
Por otro lado, Blandón también expone cómo, a pesar de que los discursos nacionalistas que han convertido a Darío en “prócer de la independencia cultural” (67)
por el rechazo del poeta a la intervención estadounidense,
su visión ante el poderío norteamericano es ambivalente.
Ciertamente ve en los yanquis una amenaza a la herencia
cultural grecolatina de Nicaragua y Latinoamérica, pero
también los ve como un modelo a seguir en muchos aspectos como el periodismo. Según Blandón: “Defendió
‘el lujo del arte’ como necesidad en un país donde abundaba la riqueza y vio en el ‘triunfo del gran periodismo’
el primer gran indicio significativo de ese nuevo estado
de abundancia” (68). El libro nos muestra a ese Darío
contradictorio al que se ha querido negar para presentarlo
coherentemente antimperialista; y agrega que su lejanía
física de Nicaragua no le impidió, a través de sus crónicas periodísticas, estar al tanto y participar de la vida
política de su país, como se ha insistido con frecuencia.
254 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Esto, explica el autor, puede atribuirse a “su indeclinable
voluntad de oponerse a la ocupación extranjera […]” (70)
y puede ser también “el origen de la ansiedad letrada que,
contra las evidencias, sostiene que Rubén Darío no intervino en política porque fue exclusivamente poeta” (71).
En el capítulo IV, “El cuerpo devorado”, Blandón
analiza el montaje que el gobierno conservador y la Iglesia católica llevaron a cabo para apropiarse de la imagen
y prestigio internacional del poeta durante su agonía y
después de su muerte en 1916. Esta interpretación resulta iluminadora si se pretende leer de manera crítica
el discurso con que se enterró a Darío como Príncipe
de la Iglesia, obviando sus prácticas heterodoxas. Aquí
también se escudriña el episodio obsesivo de Rosario
Murillo, la esposa con quien fue forzado a casarse, pero
con quien casi nunca convivió. Obsesión que encontró
apoyo de la Iglesia y del gobierno impuesto por la intervención norteamericana, con la finalidad de convertir a
Rubén Darío en un símbolo cultural hispano-católico,
ajeno a su propuesta modernizadora. En este mismo capítulo, el autor desentraña la recepción conservadoranacionalista que de Darío se hizo a partir de la década
de 1930. Según el autor, ese es el momento histórico
en que se hace “[u]na lectura que transforma a Rubén
Darío en falangista […]” (88). Asegura que se trataba
de ponerlo en consonancia con el espíritu pasatista y regenerador de la generación del 98 en España, lugar de
enunciación que no había sido cuestionado en Nicaragua
antes de Blandón.
En el capítulo V, “Poética del mestizaje”, deconstruye el discurso normativo del mestizaje que los exvanguardistas desarrollaron como fórmula de blanqueamiento de
los múltiples cruces raciales existentes en Nicaragua, a fin
Documenta rubendariana
255
de crear la identidad nicaragüense a partir de “un devenir
otro —español o blanco— purificado por la occidentalización” (117). De esta manera, todo lo que no era tocado
por la limpieza de sangre blanca o española era considerado como un obstáculo para el desarrollo cultural del país.
La lectura e interpretación de Pablo Antonio Cuadra fueron cruciales en la estructuración y difusión del discurso
del mestizaje. Ese discurso estaba en consonancia con el
falangismo que pretendía reconstruir en las Américas el
antiguo imperio español para dar continuidad al exterminio inconcluso de la barbarie. Un discurso aparentemente
terso que encubría la violencia epistémica, que sirvió para
justificar la instauración de una dictadura personal en
Nicaragua. Así hicieron hablar a Darío desde un lugar de
enunciación ajeno a sus propuestas modernizadoras, derivando de su poesía una poética del mestizaje, que devino discurso nacional, el cual atravesaría transversalmente lo que realmente dijo, escribió y pensó Darío. Según
Blandón, ese discurso da por sentado que la identidad
mestiza ha sido asumida por el inconsciente nacional, lo
cual deviene una aporía, si se advierte la heterogeneidad
étnica y racial constitutiva de Nicaragua. Por eso, hace
énfasis en la genealogía eurocéntrica de corte falangista de ese pensamiento, cuando dice: “Los vanguardistas
definieron a la literatura nicaragüense como grecolatina,
católica y mestiza; y monumentalizaron a Darío como
su origen, además de orgullo racial del mestizaje” (101).
Tal concepción, añade, se estrella con un problema fundamental: los ancestros africanos de la mayoría de los
nicaragüenses, incluido Darío y la mayoría de los mismos exvanguardistas. La construcción y manipulación
llevada a cabo para ignorar el ancestro africano es uno
de los debates mejor elaborados por Blandón para actualizar la crítica sobre el pensamiento de Darío.
256 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Finalmente, el capítulo VI, “Salida del museo”, es
una invitación a desmitificar la figura de Darío y el discurso eurocéntrico, y propone una recepción, otra, no colonial. La lectura unilateral letrada, vigente, lejos de acercar a los nicaragüenses al mejor conocimiento de la vida
y obra de una de las máximas figuras literarias de nuestro
continente, provoca que el nombre de Rubén Darío sea
“un constructo letrado vacío de significado para un 65%
de la población […]” (126), según datos que arroja la encuesta que llevó a cabo el autor en su investigación para
este libro. Esta es talvez la importancia de la propuesta de
Blandón: hacer una relectura y relaboración más allá de
los discursos transversales que petrificaron la imagen de
Rubén Darío vaciándolo de significado.
En suma, Discursos transversales es un planteamiento que rejuvenece los estudios de la obra de Rubén Darío,
poniendo en el centro su pensamiento, casi siempre ignorado por la crítica que privilegió las novedades métricas y
musicales de su poesía.
VI
HOMENAJES
Homenajes
259
Actividades conmemorativas
del centenario de PAC
4 de noviembre 1912-2012, se cumplió un siglo del
nacimiento de don Pablo Antonio Cuadra Cardenal, el
humanista más importante de Nicaragua durante el siglo XX, poeta, dramaturgo, narrador, ensayista, pintor,
periodista; ingresó a la Academia Nicaragüense de la
Lengua en 1945 y fue director de esta desde 1964 hasta
el día de su deceso, el 2 de enero de 2002. Varias instituciones culturales del país celebramos su centenario en
2012. En lo que respecta a nuestra Academia las cinco
publicaciones programadas para ese año fueron dedicadas a la celebración de su centenario, así como todas las
actividades públicas de nuestra Casa. Formamos parte
del comité central creado para este propósito y de esta
manera participamos en importantes actividades calendarizadas: exposición fotográfica, bibliográfica, de manuscritos y pinturas, concurso de poesía a nivel latinoamericano, simposios y paneles, etc.
Entre las múltiples actividades de la ANL, se destacó
la edición de dos obras Libro de Horas —traducido al
inglés por Sarah y Mathew Hornsby— y el volumen de
autores múltiples Llaman poeta al hombre que ha cum­
plido. El 4 de noviembre colocó una ofrenda floral en la
tumba de PAC, en el cementerio de Granada; se hizo un
recital en su memoria en la que participaron familiares y
amigos.
260 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
La Academia consagró la silla O con su nombre, instituyó cada 4 de
noviembre una misa por
los académicos difuntos
y el 13 de noviembre le
dedicó una sesión solemne, en la que el subdirector don Alejandro Serrano
Caldera tuvo a su cargo el
discurso oficial. Además,
académicos de número
participaron en actos públicos entre ellos, don
Róger Matus Lazo el 8 de
marzo con su lección inaugural, “Pablo Antonio
Cuadra y su aporte a la
Pablo Antonio Cuadra
poesía católica de América Latina”, en la Universidad Católica “Redemptoris Mater”; don Pedro Xavier
Solís y don Jorge Eduardo Arellano el 23 de noviembre
en el panel sobre PAC y la hispanidad, desarrollado en el
Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica; el director
don Francisco Arellano Oviedo, el secretario don Pedro
Xavier Solís y don Armando Zambrana, catedrático de la
UAM, realizaron un panel en la biblioteca que lleva el
nombre del poeta en esta Alma Máter.
Homenajes
261
Cortez florecido
Me llamó el árbol
y fui.
Pero no me dijo —no,
su secreto.
Qué mandato
qué cifrado mensaje
ordenaba
a la madera
transformar su tejido
suavizar su corteza
pasar del duro palo al ramo
de oro.
¡Lástima!
Buscaba su código
para dárselo a tus labios
y pasar
de tus duros reproches
al ramo de besos.
Pablo Antonio Cuadra
262 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
De árbol a mujer
Rosa Amanda Mairena Uriarte
El análisis siguiente tiene el propósito de identificar
el proceso de transfiguración de árbol a mujer referido
por el yo lírico en el poema “Cortez florecido”, del nicaragüense Pablo Antonio Cuadra, del poemario Canciones
de pájaro y señora y otros poemas. Para realizar este estudio se recurre únicamente a la organización formal del
poema, entendido como discurso, sin inclusión del contexto socio-histórico ni alusión a la vida del escritor.
En principio, en “Cortez florecido” pueden identificarse dos actantes: “yo” y “él”. El “yo” es el que relata
una experiencia pasada, lo cual se manifiesta formalmente en el uso de verbos en pretérito perfecto en los dos
primeros versos: “Me llamó el árbol / y fui”. Asimismo,
la presencia del pronombre “me” del primer verso refuerza la identificación del “yo” como partícipe sobre quien
recae la acción: “Me llamó”.
Del mismo modo, en este verso se identifica la intervención del otro actante: “él”, que está representado
formalmente por “el árbol”, el cual, aunque se trata de un
objeto inanimado, es considerado un ser vivo, que es parte de la naturaleza, al igual que el ser humano, y ese rasgo
semántico de “ser vivo” permite que “el árbol” adquiera
las características propias de los humanos, como el habla,
facultad expresada mediante el verbo “llamar”: “Me llamó el árbol”. En este caso, “el árbol” es el sujeto activo
del enunciado y, por ende, se trata de una personificación.
Homenajes
263
Por su parte, el pronombre “me”, de primera persona del
singular, funciona como objeto directo.
De igual manera, en el segundo y tercer verso continúan manifestándose las intervenciones de ambos actantes: “él” y el “yo”. En el segundo verso, el verbo intransitivo en pretérito perfecto determina que la acción llevada
a cabo por el “yo” ya concluyó y es posterior al llamado
que le hizo “él”, es decir, “el árbol”, por tanto esa convocatoria fue atendida:
Acción 1: “me llamó el árbol” (v. 1) → Acción 2: “y
fui” (v. 2)
Por su parte, con la expresión “pero no me dijo —no”
del tercer verso, al ser la conjunción “pero” el elemento
tematizado del enunciado, se señala que hay una contraposición a la idea anterior. Por tanto, los versos 1, 2 y 3
son secuencias de la experiencia comentada por el “yo”.
De la misma forma, aunque en el tercer verso no está explícito y, por ende, hay una elipsis del sintagma nominal
“el árbol”, según la flexión verbal el pronombre “él”, la
tercera persona del singular, es el sujeto de la oración: “el
árbol no me dijo”. Además de estos elementos gramaticales, en el tercer verso existe una reduplicación del adverbio negativo “no”, lo cual indica una reiteración y énfasis
en la negación: “pero no me dijo —no”.
Respecto al cuarto verso, este está conformado por
un sintagma nominal: “su secreto”, sin embargo, este
cumple la función gramatical de ser el objeto directo de
la oración “no me dijo” del tercer verso, lo cual evidencia
el mecanismo de concatenación. Llama la atención que
sustantivo “secreto” está modificado por el pronombre
posesivo “su”, el cual indica que se trata de la tercera
persona, es decir, “él” o “el árbol”.
264 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Por su parte, al inicio de los versos cinco y seis se
reitera el pronombre interrogativo “qué”: “qué mandato /
qué cifrado mensaje”, es decir, hay una anáfora. También,
puede hablarse de tematización de ese pronombre, la cual
puede tener el propósito de resaltar el cuestionamiento, la
duda y la incertidumbre del “yo” ante el secreto que no le
fue revelado por “el árbol”.
De igual manera, hay que destacar que desde el verso cuarto hasta el sexto existe una relación de equivalencia semántica entre las palabras “secreto”, “mandato”
“mensaje”, que comparten la misma categoría gramatical:
sustantivo. Sin embargo, uno de los sustantivos, “mensaje”, está modificado por “cifrado”, que es un adjetivo
antepuesto, el cual permite asociar el lexema “mensaje”
con los semas “información”, “código” y “secreto”, por
lo cual hay una reiteración del contenido semántico del
verso cuarto “su secreto”.
Al igual que en los cuatro primeros versos, desde el
verso quinto hasta el duodécimo existe un mecanismo de
concatenación, donde el verbo que rige ese enunciado es
“ordenaba”, que está conjugado en pretérito imperfecto,
que se encuentra en el verso séptimo, y que, como ya quedó señalado, tiene por sujeto dos sintagmas yuxtapuestos en
equivalencia: “qué mandato / qué cifrado mensaje”, que se
encuentran en los versos quinto y sexto, respectivamente.
En ese sentido, aunque no se explicite en el poema
estos sintagmas deben complementarse con el sintagma
preposicional “del árbol” para precisar el sentido: “qué
mandato del árbol / qué cifrado mensaje del árbol”, ya
que el verdadero sujeto activo de la oración es “el árbol”,
quien “ordenaba”, porque como queda detallado previamente, se le atribuyen cualidades propias de los humanos
mediante una personificación.
Homenajes
265
Por su parte, el objeto indirecto de la oración, en
otras palabras, a quien se le ordena algo, es “la madera”,
que forma parte de un “árbol”, por lo cual se establece
una relación metonímica. En este caso, “ella”, es decir,
“la madera” o “el otro árbol”, es un tercer actante: y está
en oposición a “él” o “el árbol”.
Hay que señalar que en este enunciado concatenado
desde el verso cuarto, el objeto directo o lo que se “ordenaba” está representado por tres elementos en yuxtaposición: “transformar su tejido / suavizar su corteza / pasar
del duro palo al ramo / de oro”, donde hay equivalencia
semántica y sintáctica o coupling, porque estas construcciones en infinitivo tienen la misma posición y función
gramatical. Además, las tres comparten el sema de “cambio de forma” y “modificación de estado”.
Sin embargo, puede apreciarse que aunque hay equivalencia en las estructuras señaladas, existe una gradación
de lo que sufre ese cambio o modificación, es así que en el
verso noveno: el “tejido” representa lo interior o la esencia
del ser; en el verso décimo: la “corteza” representa lo superficial o el aspecto externo, y se asocia con el sentido del
tacto, el cual se vincula con la forma de tratar a los demás;
en el verso undécimo: el “duro palo”, puede relacionarse
con el “rama sin florecer” y, por tanto, asociarse a lo seco y
también puede vincularse al sentido del tacto y relacionarse con una actitud desapacible. Como se pudo apreciar, esa
gradación va de lo interior hacia lo exterior:
“transformar su tejido” (v. 9)
“suavizar su corteza” (v. 10)
→ interior
↓
→ exterior
“pasar del duro palo” (vv. 11 y 12)
→ exterior
266 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
En relación con lo expuesto, en los versos undécimo
y duodécimo se señala que el estado al que se pretende
hacer llegar a “la madera” es al de “ramo / de oro”, expresión que constituye una metáfora de “flores amarillas”,
como las de un cortez, árbol que se caracteriza por su
madera dura y por su floración breve en el verano, que es
un verdadero espectáculo de belleza natural, y es precisamente de estos versos de donde se obtiene el título del
poema: “Cortez florecido”.
Es importante señalar que el cambio de estado o
transformación de “la madera” hasta “ramo de oro” implica que se trata de un proceso natural, que se manifiesta en
etapas y, por ello, puede asociarse con el sema de “cambio”, por tanto, redunda en la idea de la “modificación de
estado”, que debe hacerse patente o visible para “él” o
“el árbol”. Del mismo modo la imagen “ramo / de oro” se
asocia con lo sublime y lo bello de la naturaleza.
Por su parte, en el verso décimo tercero hay una exclamación, que desde el punto de vista pragmático enuncia una intención comunicativa de lamento, por lo tanto
vincula el pasado (las acciones que no llegaron a concretarse) con el presente, ya que el “yo” no pudo comprender
el secreto de “él”, es decir, “el árbol”, que ha hecho posible la transformación o cambio en “ella”, “el otro árbol”
o “la madera”. Por tanto, el “yo” se entristece, porque
no pudo conocer ese misterio que tenía que ofrecerle “el
árbol”.
Más adelante en el poema, en el verso décimo cuarto, se observa claramente cuál era el propósito del “yo”
al acudir a ese llamado que le hizo “el árbol”: “buscaba
su código”, donde “código” permite la asociación con el
lexema “mandato”, que aparece en el verso quinto. Llama la
atención que el verbo utilizado está en pretérito imperfecto,
Homenajes
267
lo cual evidencia que la acción fue reiterada o durativa:
“buscaba” insistentemente. En el verso décimo quinto se
explicita la finalidad de esa acción realizada por el “yo”
mediante un sintagma preposicional: “para dárselo a tus
labios”, donde “labios” es una parte del cuerpo, y establece una relación metonímica con “persona”, en este caso
“vos”, que es el cuarto actante del poema y está en relación con el “yo”.
Asimismo, desde el verso décimo sexto al décimo
noveno continúa la concatenación de la finalidad del yo
al acudir al llamado del árbol, mediante la coordinación:
“y pasar / de tus duros reproches / al ramo / de besos”.
Nuevamente se emplea el verbo “pasar”, que reitera el
sema “cambio de estado”, siendo el estado inicial “tus
duros reproches”, donde el adjetivo “duro” tiene el rasgo
semántico de “resistencia” o de “poner dificultad”, hasta
el estado final, que es convertirse en “ramo / de besos”,
donde “ramo” se asocia con el sema “conjunto” y “besos”, que representa la manifestación o exteriorización
del amor.
Finalmente, como se ha indicado, el “yo” pretende
seguir el ejemplo de “él” que logra transformar el interior
y exterior de “ella”, “la madera”, en un ser sublime para
mostrárselo al “vos” y lograr que cambie su actitud. Del
mismo modo, los actantes “él” o “el árbol” y “ella” al
estar personificados se humanizan y entre ellos se puede
distinguir una relación amorosa de hombre y mujer, la
cual es el modelo que el actante “yo” retoma para intentar
que su amada, a “vos”, que es a quien se dirige el yo lírico
en este discurso poético.
268 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Nuestros ochenta años
de Carlos Tünnermann
Luis Rocha Urtecho
Un sOlo poema de Carlos Tünnermann basta para ubicarnos en el drama y la esperanza de ser nicaragüense:
Soñé con una patria de lectores /no lo logré. /Soñé con
un país sembrado de/ escuelas. /Sigue siendo un sueño.
/Soñé con una universidad /henchida/ de humanidades
y de ciencias. /¡Inútil empeño! /Al menos estos sueños /
dieron sentido a mi vigilia. Este es el testimonio de sus
frustraciones, pero a la vez la frustración es derrotada por
la vigilia y quedan latentes la fe y la esperanza.
Si yo tuviera que, en primer lugar, felicitar a alguien
con motivo de los ochenta años recién cumplidos, el 10
de mayo, por Carlos Tünnermann Bernheim, no lo felicitaría a él sino a la patria, porque ha sido Nicaragua la
beneficiada con el cumplimiento de una hermosa y épica trayectoria vital, que resume entereza, ecuanimidad y
honestidad. Porque en Carlos esos tres calificativos alcanzan su justa dimensión ética, estética y pedagógica.
Él es, en sí mismo, “humanismo beligerante”.
Hoy, por ejemplo, la honestidad, además de devaluada ha sido prostituida por los políticos en general y
por los gobernantes en particular. Su verdadero concepto lo rescata Carlos con el ejemplo de su propia vida,
porque la honestidad es en él un principio sin fin. Sin
otra interpretación que la que tiene y obliga incluso al
Homenajes
269
sacrificio. Carlos es honesto —decoroso, razonable y
justo— y es honrado por lo anterior, y porque es íntegro
y honorable, cualidades que brillan por su ausencia en
nuestro medio, donde para algunos el oportunismo es
sinónimo de pragmatismo. Porque la honradez es antónima de la corrupción, es que José Martí escribió para
los oportunistas y corruptos de todas las épocas: “La pobreza pasa, lo que no pasa es la deshonra”.
Es además, Carlos, un hombre justo “que obra según justicia y razón”, y que como cristiano se indigna
—como indignan los mercaderes del templo de todos los
tiempos— porque en nuestra patria siempre estén pagando justos por pecadores. Porque ser justo no es ser
masoquista, y menos cuando los pecadores que amasan
fortunas se nos quieren hacer pasar por justos. Sin embargo todas las virtudes de Carlos aquí señaladas, no me
hacen felicitarlo con motivo de sus ochenta años. Me felicito yo, eso sí, en todos los patriotas que sobrevivimos
gracias a su ejemplo, pues somos beneficiarios de lo que
él es. Me felicito por su amistad y me felicito porque su
persona reivindica la nicaraguanidad. Da gusto ser un
nicaragüense como él, que con su vida nos dice que se
puede ser.
Pero, claro que no tengo más remedio que felicitar
a Carlos, y lo felicito, con gusto infinito, por su esposa Rosa Carlota. Los felicito a los dos por el amor que
los hace inseparables. Nunca habrá nada que los separe,
pues solo el odio y el desamor separan. El odio es la
única y verdadera muerte. El amor, como el que ellos se
tienen, es vida eterna. La pareja, me consta, es unidad,
y saberlo no es para cualquiera. En “Pequeña biografía
de mi mujer” lo dice José Coronel Urtecho: Solo yo la
miraba exactamente como era. /No todo el mundo puede,
270 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
en el momento dado, reconocer /a su mujer y casarse
con ella. ¿Carlos hasta en eso acertó o Rosa Carlota le
permitió acertar? Con el pretexto de los ochenta años
del patriarca en su familia, felicito a esa república del
amor.
Carlos Tünnermann Bernheim
Homenajes
271
Personaje de dos siglos
Francisco Arellano Oviedo
Personaje del siglo XX y del siglo XXI, don Carlos
Tünnermann Bernheim se aproxima a los 80 años y, en
imagen pastoril —acaso de las Geórgicas de Publio Virgilio Marón—, lo veo venir con sus alforjas henchidas que
cuelgan sobre sus hombros. No, él no carga en ellas atrás
sus defectos y adelante sus virtudes como el personaje de
la fábula. En su caso, las alforjas llevan en el depósito trasero que cae sobre sus espaldas las obras realizadas como
estudiante disciplinado y aventajado; sus lecciones de joven
maestro y secretario general de la Universidad; su labor de
rector en tres períodos de aquella Alma Máter, ahora bicentenaria; su trabajo como ministro de Educación, que organiza y pone en marcha la Cruzada Nacional de Alfabetización,
el acontecimiento y movimiento educativo más relevante y
participativo de la juventud nicaragüense en la historia educativa de todos los tiempos, y aparecen en ella también sus
realizaciones como diplomático, como conferencista itinerante al servicio de su país y de instituciones humanísticas
internacionales.
En el depósito delantero de la alforja encontramos
otras obras, las que están frente al futuro, las obras del escritor que investiga y expone sobre la educación, particularmente sobre el papel de la Universidad en el desarrollo
de América Latina; las obras de investigación dariana que
le permitieron formular una tesis: La “paideia” en Rubén
Darío, y su obra poética, breve pero reiterada, revelan,
272 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
más que su espíritu, su espiritualidad en comunión con el
amor a Cristo, al hombre, a la familia y a ese sentimiento
común de todos los presentes que se llama amor por Nicaragua.
Sería incitante comentar en esta ocasión su poesía,
hacer un análisis semántico de poemas como aquel que
dice:
Soñé con una patria de lectores
no lo logré.
Soñé con un país sembrado de
escuelas.
Sigue siendo un sueño.
Soñé con una universidad
henchida
de humanidades y de ciencias.
¡Inútil empeño!
Al menos estos sueños
dieron sentido a mi vigilia.
¡Cuánto altruismo, amor por Nicaragua y optimismo
en el nicaragüense encierran estos versos!
En verdad, en sus alforjas hay materia abundante e
importante para hablar sobre el doctor Carlos Tünnermann Bernheim, pues en ellas encontraremos elementos
imprescindibles para definir su legado; yo quisiera comentar brevemente esta vez dos rasgos inmanentes de su
personalidad y no tanto las obras que han salido de su
persona.
Es motivo de gozo encontrarse, en un mundo decadente —del cual la mayoría nos quejamos—, con personas íntegras en su fuero externo y en su fuero interno. La
palabra íntegra en su raíz viene del término latino inte­
ger, que describe “lo que está sano en todas sus partes”,
Homenajes
273
como el mármol de Carrara, de una sola pieza. Hablando del mármol integer, los latinos decían “mármol sine
cera” porque cuando el mármol salía fallado lo curaban
rellenando sus oquedades y partes dañadas con cera; de
ese mármol íntegro viene la palabra sincero y su variante
femenina sincera, aplicable a la persona recta en su actuar
y en su decir. Conozco al doctor Tünnermann Bernheim
desde hace muchos años, desde cuando él era rector y
yo estudiante, y no recuerdo que él cambiara su discurso por conveniencias coyunturales, lo bueno para él ha
sido lo bueno para los demás y lo malo para él ha sido lo
malo para los demás, igual que los colores, lo blanco es
blanco y lo negro es negro. Talvez quienes hasta ahora lo
conozcan desconfíen de esta afirmación y quizás algunos
de los lectores puedan decirme que no es bueno meter las
manos al fuego por nadie, pero estimo e intuyo que detrás, al lado, delante, arriba, abajo, en fin, cualquiera sea
la preposición que coloquemos para introducir la función
de este personaje, nos encontraremos con su fe cristiana,
que lo ilumina y lo fortalece paso a paso. Hay, pues, en
él una actuación motivada por una fe en Cristo y no solo
iluminada por la ética natural.
Asimismo, otro don importante de la perso­nalidad de
Carlos Tünnermann Bernheim ha sido su franca amistad
disponible para ortodoxos y heterodoxos. Así, él ha sido
afectuoso para nacio­nales y extranjeros, para católicos y
no cató­licos, para los de su ideología y para sus opositores, para ricos y pobres… Es, pues, la amistad de don Carlos Tünnermann Bernheim una amistad universal, desinteresada y disponible que muchos de nosotros, de hecho,
hemos aprovechado y así, ganado su sabiduría, bondad y
consejo.
En los escritos y virtudes de don Carlos Tünnermann
Bernheim, los nicaragüenses tenemos un hermoso y grande
274 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
tesoro que amén tiene la característica de no devaluarse
como las pensiones del seguro o como las cuentas de los
bancos.
En esta ocasión, la Academia Nicaragüense de la Lengua presenta el libro conmemorativo de los ochenta años
de vida y cincuenta y cinco años de trayectoria académica de don Carlos Tünnermann Bernheim; todos debemos
leerlo detenidamente, a fin de que los más jóvenes conozcan y valoren la obra de este nicaragüense ejemplar, para
que los mayores recuerden y reafirmen la excelencia de su
quehacer, para que todos nos felicitemos de tener un paisano y amigo como él, para que todos le demos las gracias
y lo aplaudamos con estruendos de ovación.
Managua, abril de 2013
Homenajes
275
agradecimiento a la Asamblea
Nacional de Nicaragua
Francisco de Asís Fernández Arellano
Presidente del Festival Internacional
de Poesía de Granada
Honorable Junta Directiva de la Asamblea Nacional:
Excelentísimo señor presidente de la Asamblea Nacional, hermano René Núñez Téllez, amigo y compañero por
más de cuarenta años. Honorables señores diputados de
la Asamblea Nacional. Honorable jefe de bancada, amigo Edwin Castro. Honorable jefe de bancada, doctor Luis
Alberto Callejas. Honorable licenciado Daniel Ortega
Reyes, vicepresidente del Parlamento Centroamericano.
Honorable diputado Jaime Morales Carazo, mi querido
pariente y presidente honorario emérito del Festival Internacional de Poesía de Granada, que siempre ha tenido la
voluntad de ser un ángel tutelar de la cultura en Nicaragua.
Honorable diputado, amigo Wálmaro Gutiérrez, presidente de la Comisión Económica de la Asamblea Nacional, que siempre vela con cariño por la débil salud del
Festival Internacional de Poesía de Granada. Magistrada
de la Corte Suprema de Justicia, Alba Luz Ramos, esposa
de mi primo hermano Leónidas Arellano, y mi amiga Magistrada Yadira Centeno. General de Ejército Julio César
Avilés, amigo mío, amigo de la poesía y amigo del Festival Internacional de Poesía de Granada y su representante,
general de brigada Adolfo Zepeda. General René Darce,
director del Hospital Militar, amigo que me ha salvado la
vida varias veces.
276 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Amiga Anneli Molina de Santos, esposa y representante del ministro Samuel Santos, amigo mío por cincuenta
años, gracias a una valiosa amistad heredada de nuestros
padres. Ministro Fernando Martínez y señora Nidia de
Martínez, mis amigos y compañeros de tantos años. Amigo José Pintor, representante del embajador de España mi
gran amigo, Sr. León de la Torre, presidente honorario
de nuestro Festival. Amiga Gloria Fonseca, apoyo importantísimo a nuestro Festival en la Embajada de España.
Honorable doña Julia Mena, alcaldesa de la Ciudad de
Granada
Compañeros de la Junta Directiva del Festival: poeta Gioconda Belli, poeta Nicasio Urbina, poeta Blanca Castellón, poeta Gloria Gabuardi, arquitecto Fernando López y
poeta Pedro Xavier Solís.
Queridísimo amigo y maestro, poeta Rodolfo Sandino
Arguello. Licenciada Irene Arévalo. Poeta Luz Marina
Acosta. Ingeniero Benjamín Lugo. Doctor Fernando Somarriba, asesor jurídico. Amigos de toda la vida Carlos
Mejía Godoy y Luis Enrique Mejía Godoy.
Señores miembros del Consejo Asesor: licenciado Dieter
Stadler, licenciado Juan Pasos Lacayo, poeta Luis Rocha,
licenciado José Adán Aguerri, presidente del COSEP,
licenciada Lucy Valenti, doctor Melvin Wallace, poeta
Daysi Zamora, licenciado Julio Francisco Báez, licenciado René González, presidente del INCH, artista plástico
Ramiro Lacayo Deshón, poeta Julio Valle-Castillo, licenciado Roberto Stuart, licenciada Esilda Montiel y doctor
Roberto Sánchez.
Señores miembros del Comité Organizador del Festival
Internacional de Granada:
Homenajes
277
Poeta Anastasio Lovo, presidente del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE). Instituto Nicaragüense de Turismo. Instituto Nicaragüense de Cultura. Cancillería de la
República. Licenciado Carlos Cuadra Cuadra. Señor rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua
en Managua, Bayardo Martínez Saravia, señor Salomón
Alarcón, poeta Héctor Avellán, poeta Víctor Chavarría,
arquitecto Horacio Navas, poeta Álvaro Rivas, licenciada
Carol Bendaña, licenciado Arnulfo Agüero, poeta Marta
Leonor González, licenciada Letzira Sevilla, poeta Madeline Mendieta y pintora Yomi Amado.
Alcaldías de Rivas, Nandaime, Diriá, Diriomo, Niquinohomo, Catarina, Masaya, Nindirí, San Marcos, Masatepe,
Jinotepe, Diriamba y León.
Amada familia mía, mi esposa, poeta Gloria Gabuardi,
mis hijos Enrique Faustino y su esposa Gisele, Camilo
René y su esposa Nadia, Gloria Marimelda, Blanca Fernanda y su esposo Camilo, Mis nietos Andrés Alejandro,
Francisco de Asís, Andrea Camila y Paula Sofía. Mi tía
Marta Arana de Arellano. Primos Jaime Arellano y Nelly
Harding de Arellano, Marta Arellano e Iván Villa, Patricia Arellano y Fernando Morales, María Luisa Arellano y
Alejandro Ramírez, Alejandro Sequeira e Isabel Mejia de
Sequeira, Thelma Ximénez, Arturo Cruz Sequeira, Sheila
Arellano, Jorge Eduardo Arellano y Telma Arellano.
Amigos queridos, doctor Daniel Rivas Bravo y doctor
Jaime Rivera, coronel Pedro Martínez, doctor José León
Talavera, doctor Augusto Montealegre. Amiga Egda Vélez, Amiga Isabel Turcios. Amigos queridísimos que hoy
me acompañan.
Este es el más alto reconocimiento que mi país le da
a mi obra poética y a mi dedicación apasionada al Festival
Internacional de Poesía de Granada, a mi inmenso amor
278 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
a la poesía, a mi inmenso amor a Granada, a mi inmenso amor a Nicaragua, a mi inmenso amor a Darío. Y me
siento absolutamente honrado por esta distinción y por
esta valoración que hoy hace la Asamblea Nacional de mi
obra literaria, y me siento inmensamente honrado de que
esta sea la primera vez que la Asamblea Nacional impone
esta condecoración por méritos culturales.
Y siento que este homenaje es para toda la poesía
de Nicaragua, para la obra poética de mi padre que me
enseñó a escribir, que me enseñó a amar la poesía, que me
enseñó a amar a Granada; siento que este es un homenaje
para la obra poética de todos mis maestros; y siento que
este homenaje es para toda la Directiva del Festival Internacional de Poesía de Granada, para el Comité Asesor y
para el Comité Organizador del más grande e importante
acontecimiento cultural que realizamos los nicaragüenses
en el mundo para homenajear las pasiones del hombre
sobre la faz de la tierra, para homenajear la libertad de
pensamiento, la libertad de la palabra y para celebrar con
los poetas del mundo el prodigio de la creación de Dios
que nunca hizo en el mundo dos seres idénticos.
Con esta Medalla de Honor en Oro que hoy me entrega la Asamblea Nacional, el Poder Legislativo de Nicaragua, le está diciendo a los nicaragüenses y a los poetas del
mundo, que hoy está condecorando la obra poética de un
hombre libre que ama la libertad de la palabra, la libertad
del pensamiento, a un hombre que ama la poesía porque
expresa las grandes pasiones del hombre y transforma a
los seres humanos en seres sensibles y capaces de vivir
en sociedad.
Hoy, la Asamblea Nacional le está diciendo a los nicaragüenses y a los poetas del mundo, que se siente orgullosa de sus poetas, orgullosos del Festival Internacional
Homenajes
279
de Poesía de Granada, y que asume la responsabilidad de
tener en Nicaragua una inmensa y significativa fiesta de
la palabra, un festival tan grande que ya es el Festival de
Poesía más grande del mundo, que cada año reúne a más
de cien poetas de cincuenta o sesenta países. Así las cosas, los nicaragüenses tenemos el privilegio de recibir, en
muchos idiomas, el informe anual del estado de la poesía
en el mundo.
El Festival Internacional de Poesía de Granada es la
más grande puesta en escena de la poesía del mundo en un
escenario de América, el Festival Internacional de Poesía
de Granada es un proyecto independiente, manejado por
poetas independientes, que le da mucho prestigio a Nicaragua, es un factor de desarrollo, contribuye grandemente
a crear una imagen positiva de Nicaragua, pone a Nicaragua en la agenda cultural del mundo contemporáneo, promueve a Granada como un importante destino turísticocultural, es el producto nicaragüense más conocido en el
exterior, y beneficia la vida cultural de los nicaragüenses.
Nuestro Festival es la más grande institución de la vida
espiritual de los nicaragüenses.
Y ese milagro lo hemos logrado porque no hemos
politizado nunca nuestro Festival. Nosotros invitamos a
poetas de izquierda y a poetas de derecha, nosotros solo
vemos la calidad de su poesía. Somos libres para invitar,
al mismo Festival, a poetas de Israel y a poetas palestinos,
a poetas cubanos que defienden a la Revolución cubana
y a poetas cubanos que viven en los Estados Unidos, y
nuestros invitados son libres para leer sus poemas que dicen siempre lo que la libertad les permite.
Nosotros aprendimos esa lección, como todos los
nicaragüenses, amando la poesía de Darío, amando la
poesía de Salomón de la Selva, de Alfonso Cortés, Aza-
280 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
rías Pallais, José Coronel Urtecho, Joaquín Pasos, Pablo
Antonio Cuadra, Luis Alberto Cabrales, Enrique Fernández Morales, Francisco Pérez Estrada, Carlos Martínez
Rivas, Ernesto Mejía Sánchez y Ernesto Cardenal. Nosotros aprendimos la belleza de la poesía, en poetas que no
tenían nada que ver con la izquierda, pero que sí tenían
que ver con la gran calidad de su poesía.
Una vez en 1973, Bayardo Arce me regaló el libro
Fuera del Juego del gran poeta cubano Heberto Padilla
que había sido obligado por la revolución a hacerse una
autocrítica terriblemente humillante y vergonzosa. Bayardo me lo regaló diciéndome que a Heberto Padilla había
que leerlo porque era un gran poeta, aunque ya no tuviera que ver nada con la revolución. Muchos años después
conocí y me hice muy amigo de Heberto y le conté esa
anécdota que involucra a un dirigente de la Revolución
Sandinista.
Y me acuerdo también de Ricardo Morales Avilés,
quien me visitaba diario en mi cama de enfermo en Granada, que una vez llegó con un tomo de la Editorial Ruedo
Ibérico con la obra de Trotski sobre la cultura, los poetas
y la revolución, y me dijo: léete a este hombre extraordinario que tiene una visión magnífica sobre el arte y la
cultura en un proceso revolucionario.
Y José Coronel Urtecho, el maestro de todos los
poetas de Nicaragua, en su “Mea culpa”, publicado en la
Revista Conservadora, dice: “yo antes era de derecha, y
ahora, sin moverme de sitio, estoy en la izquierda”.
Y así podría relatar cientos de historias, anécdotas y
cuentos, que nos enseñaron que el canon de la literatura
nicaragüense, que el canon de la poesía universal no tiene
nada que ver con los asuntos de las ideologías y que los
Homenajes
281
nicaragüenses aprendimos a leer en los libros de la gran
poesía nicaragüense escrita por poetas que Stalin con mucha alegría hubiera mandado a fusilar.
Permítanme ahora darles algunos datos del Festival
Internacional de Poesía de Granada:
a) Al Festival han asistido 1106 poetas de los cinco
continentes y todos o casi todos los poetas nicaragüenses.
b) 100 países del mundo han estado representados en
los 9 festivales: Argentina, Alemania, Australia, Austria,
Angola, Bahamas-Nassau, Bangladesh, Barbados, Bélgica, Bolivia, Brasil, Benín, Bulgaria, Canadá -Quebec,
Camerún, Chile, China Continental, Colombia, Costa
Rica, Corea, Congo, Cuba, Croacia, Dinamarca, Ecuador,
Egipto, El Salvador, Escocia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Finlandia, Filipinas, Francia, Isla
Guadalupe, Guatemala, Grecia, Gales, Groenlandia, Honduras, Haití, Holanda, Uruguay, Hungría, India, Irlanda,
Islandia, Israel, Irak, Italia, Líbano, México, Malawi,
Malaysia Marruecos, Macedonia, Nicaragua, Noruega,
Nueva Zelanda, Nigeria, Jamaica, Jordania, Japón, Panamá, Paraguay, Palestina, Perú, Portugal, Polonia, Países
Bajos, Puerto Rico, Reino Unido, República Dominicana,
República Checa, Rumanía, Rusia, Lituania, Luxemburgo, Reino de Bahréin, Santa Lucía, Senegal, Serbia, Siria,
South- África, Suecia, Suiza, Sri Lanka, Turquía, Taiwán,
Tailandia, Uruguay, Uganda, Ucrania y Venezuela.
c) 495 000 personas aproximadamente han asistido
a las 9 ediciones del Festival.
d) En los 9 festivales hemos tenido, 120 000 entradas
a la Internet, en las redes sociales como Facebook,
Twiter, Youtube, y la página web del Festival.
282 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
e) El Festival tiene un costo de un poco más de
US$900 000.00 El Festival es un motor que mueve e inyecta la economía de Granada (hoteles,
restaurantes, bares, comiderías, puertos, coches,
etc.).
f) El Festival realiza un proyecto titulado “El Autor y su Obra” y ya llevamos 4 años consecutivos
realizándolo, lo que nos ha permitido tener, en la
propia voz de los poetas, una exposición ordenada
de la experiencia creadora de los poetas nicaragüenses, de la generación del cuarenta a la época
actual. Y hemos publicado ya veintidós plaquets
de este proyecto.
g) Sobre el Festival se han escrito más de 350 000
páginas en el mundo en sus 9 ediciones.
h) Hemos creado en Granada el Parque de la Poesía,
y ya hemos puesto en ese parque las esculturas
de los poetas Salomón de la Selva, Alfonso Cortés, Azarías Pallais, Joaquín Pasos, José Coronel
Urtecho, Pablo Antonio Cuadra, Francisco Pérez
Estrada, Enrique Fernández Morales, Carlos Martínez Rivas, Claribel Alegría y Ernesto Cardenal.
Y este año pondremos en la calle La Calzada una
bella escultura en bronce de nuestro Rubén Darío,
de la magnífica escultora Maruca Gómez.
Pero esta bella y valiosa historia de éxitos del Festival Internacional de Poesía de Granada tiene su drama
secreto, que se repite cada año dejando consecuencias
sumamente dolorosas: a mí me corresponde también
conseguir el patrocinio necesario anual para realizar el
Festival y hace tres años sufrí un derrame cerebral y hace
dos años sufrí un derrame en el ojo derecho. Los dos
Homenajes
283
derrames fueron graves, pero el derrame
cerebral me mantiene minusválido y
con unos dolores per­
manentes y terribles
que ni la medicina ni
el llanto ni el cuido
amoroso de mi esposa, la poeta Gloria
Gabuardi, logran mitigar. Y es que no es
fácil conseguir a los
patrocinadores, y es
endemoniadamen­t e
difícil no angustiarse
cuando ya viene el El presidente de la Asamblea Nacional,
felicita al académico Francisco de Asís
Festival y todavía an- Fernández Arellano
damos tocando puertas y ventanas que no quieren abrirse para nosotros.
Y no hay mejor ocasión que esta, honorables y queridos diputados de la Asamblea Nacional, no hay mejor
ocasión que esta, en la que ustedes me deslumbran al entregarme la Medalla de Honor en Oro de la Asamblea Nacional, por los méritos de mi poesía y por los méritos de
mi aporte al Festival Internacional de Poesía de Granada,
para pedirles, para rogarles, que no dejen morir a esta extraordinaria fiesta universal de la poesía, que tanto bien le
hace a Nicaragua y para pedirles que no me dejen morir
a mí que amo tanto a la poesía, que amo tanto a Granada,
que amo tanto a Nicaragua.
Managua, 11 de junio de 2013
284 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Medalla de Oro de la Asamblea
Nacional de Nicaragua al
poeta Francisco de Asís
Fernández Arellano
Jaime Morales Carazo
Exvicepresidente y diputado
Agradezco, honrado y complacido, la especial deferencia con que me ha distinguido la Junta Directiva al
comisionarme para dirigir unas palabras, en este acto especial de reconocimiento al poeta Francisco de Asís Fernández Arellano (Chichí), destacado y apreciado ciudadano por su trayectoria, valiosa contribución a la cultura y
proyección de nuestro país a nivel internacional.
Mi saludo cálido y fraterno al querido poeta, al amigo, al emprendedor de obras excepcionales, como es el
prestigiado Festival Internacional de Poesía de Granada,
y al cercano pariente. Reconocimientos y afectos extensivos a su esposa, también poeta, al igual que factor esencial y compañera insustituible en la ejecución de trabajos
inéditos y de titanes doña Gloria Gabuardi, aquí presente
en este hemiciclo parlamentario, con quien el laureado
comparte logros y méritos.
Ella ha estado detrás, adelante, en la vanguardia, a la
par y corazón con corazón y mano a mano siempre juntos,
dándole aliento, apoyo, constancia e inspiración.
Doy testimonio de ello cuando siendo vicepresidente
de Nicaragua y presidente honorario de esta admirable
Homenajes
285
obra, aprecié, durante cinco años, como ambos salían incólumes y avantes del oscuro laberinto de circunstancias
adversas, salvando escollos que parecían insalvables, tanto de orden económico como de otra índole, que mejor
dejemos en el olvido.
Todo ha ido quedando atrás, allanándose gradualmente el camino, aunque afrontando todavía angustiosas
limitaciones financieras, auxiliadas con paliativos, gracias
al mecenazgo generoso y visión de algunas personas y
empresas del sector privado, ocasionalmente también por
ciertas entidades del Estado y otras entidades de la cooperación externa; pero siempre con el apoyo de la Asamblea
Nacional, que ha venido, en años recientes, bajo la presidencia del ingeniero René Núñez Téllez, reconociendo
y exaltando valores nacionales, exclusivamente por sus
méritos cívicos y contribuciones al acervo cultural, espiritual e histórico de Nicaragua.
Así, hemos visto asombrados la continuada excelencia y sobrevivencia del Festival, hazaña harto difícil
de darse en nuestros medios. Es algo ejemplar por su tesón y constancia, viéndole sortear negros nubarrones de
incertidumbre económica, estando próximo a celebrar su
décima edición ininterrumpida en febrero de 2014, en homenaje al padre de la poesía nicaragüense: el universal
Rubén Darío, quien junto con el general Sandino son íconos sagrados de nuestro pueblo.
A este merecido reconocimiento que reviste tanto
significado y simbolismo, convergen en nuestro personaje, a mi parecer, tres grandes caudalosas y enriquecedoras
corrientes, que han sido valoradas para hacerle acreedor
al mismo:
La primera, la de fibras sensible y sentimentales, de
amores, sueños, pasiones, visiones y temores, que es la
286 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
vital, permanente y sustancial que más ama y que acompañará al poeta a lo largo de su fecundo andar —es la
mágica veta de los iniciados que lleva en los genes de su
padre—, el también destacado poeta granadino Enrique
Fernández Morales (Quico).
La casona de Quico —como le llamaban— pletórica de libros, obras de arte y antigüedades, era foro y
oráculo, abierto, libre, seguro, sin horario ni calendario,
como puerto acogedor de poetas, artistas e intelectuales
de todas las corrientes. Esa fue la cuna y hábitat en donde
nace, se nutre y crece, respirando poesía y amando entrañablemente a su Granada encantadora, tan nicaragüense
y andaluza, bordada por mano divina a la orilla del Gran
Lago de Nicaragua o Cocibolca, llamado por los conquistadores españoles “la Mar Dulce”, con su imponente volcán Mombacho, padre de los centenares de bellísimas y
exóticas isletas —y centinela alerta de esta primera ciudad colonial nicaragüense—.
Se dice, de mucho tiempo atrás, que por los misteriosos muros de Xalteva circula una leyenda, rumor o maldición gitana, que vaticina que se desatará la terrible furia,
dormida silenciosa en las profundas entrañas de este colosal
guardián, cuando una mano extraña se atreva a vulnerar la
apacible y bucólica naturaleza del lago de Cifar, exponiéndolo a irreparable contaminación que lo lleve a su eventual
extinción y a la pérdida de la dulzura de sus aguas…
Desde muy temprana edad empieza a escribir prosa y poesía de calidad, publicadas en Nicaragua, España,
México y Estados Unidos. Todas ellas recibidas elogiosamente por la crítica literaria.
Por profano o simple lector que aprecia la cultura y a todos quienes la cultivan en sus diversas bellas
Homenajes
287
manifestaciones, me limitaré a mencionar de las decenas
de sus libros, tan solamente uno de los primeros y el más
reciente, ellos son A principios de cuentas y La traición
de los sueños, cuya portada fue diseñada por el notable
maestro de la pintura Omar de León.
La segunda vertiente es la del académico, profesional
y revolucionario, que en apretada síntesis es la siguiente:
hace estudios de Literatura en la Universidad Central de
Madrid y de Teatro, en el Teatro Estudio de Madrid, continuando en la Universidad de Puerto Rico y luego en la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Imparte clases en la Universidad Nacional Autónoma de
Nicaragua (UNAN) y en la UNAM de México, siendo
también director de publicaciones de la Facultad de Filosofía de esta última, y fue director de Literatura en el Instituto Nacional de Bellas Artes de México. En Nicaragua
es miembro correspondiente de la Academia Nicaragüense de la Lengua, habiendo representado a nuestro país en
múltiples congresos y eventos internacionales.
A partir de 1980, desempeña posiciones gubernamentales de importancia, inclinando sus preferencias hacia las áreas culturales y de fomento turístico. Su espíritu
libertario y de rebeldía lo expresa el matiz revolucionario
que se destaca desde 1974, cuando funda en México el
primer comité de solidaridad de apoyo a la lucha contra la
dictadura de los Somoza, logrando convocar a conocidos
intelectuales, poetas y políticos, como Carlos Pellicer,
Juan de la Cabada, Jaime Labastida y otros muchos más.
Esta labor de apoyo y promoción sandinista la continuará
activamente al triunfo de la revolución en 1979.
La tercera corriente es la del mágico emprendedor
y realizador de un sueño que parecía imposible, que es
el de crear, desarrollar, consolidar y mantener vivo y en
288 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
crecimiento un proyecto quimérico, iniciado junto con un
pequeño grupo de poetas y escritores, siendo él su principal inspirador y promotor, acompañado de su alter ego:
Gloria. Esta gran tarea digna de Hércules rompe con el
mito de que los poetas, como escogidos de los dioses viven únicamente en el Parnaso, tañendo la lira y cantando
versos y odas, rodeados de musas, faunos, ninfas y alegres bacantes, libando continuamente el néctar y la ambrosía sustraídos por Baco del Olimpo, mientras ofician
irreverentes en el sacro altar del rubicundo Apolo. Obviamente, nos referimos al Festival Internacional de Poesía
de Granada, del que Chichí es su patriarca, mentor, su
más dinámico motor y fuente permanente de motivación
y proyección hacia lo interno y hacia el exterior. Impulso
que catapulta a Granada como “capital mundial de la poesía” y a Nicaragua como un atractivo y original destino
turístico, que combina su deslumbrante y exótica belleza
natural con el arte y la cultura, a lo que se suma la alegría
y hospitalidad única de su gente —de “almario abierto”—
como la llamó el gran poeta Pablo Antonio Cuadra, profundo conocedor del alma y carácter del nicaragüense.
El promedio anual de poetas extranjeros asistentes
a los nueve festivales que se han celebrado es de 133, de
más de 50 diferentes nacionalidades, elevando en el período su número en cerca de 1200 panidas de reconocido
prestigio. Como referencia en 2012 asistieron 200 de los
que 120 provenían de 59 países. Agreguemos a los numerosos poetas, intelectuales y artistas nacionales, que junto
a millares de turistas y de nuestro pueblo, siempre campechano y alegre, inundan como un tsunami —para escuchar poesía, atentos y respetuosos— las plazas, atrios de
las iglesias, calles, zaguanes, parques y balcones, acompañados de veladas y procesiones llenas de colorido,
folclor, atabales, gigantonas y pregones que desbordan
Homenajes
289
chispeante humor y
sátira que culmina en
el celebrado “carnaval
de poesía”. Cabe destacar algo insólito en
un país tan politizado
o polarizado como el
nuestro, que el Festival es totalmente ajeno a toda ideología y
partidarismo, sin permitir ninguna contaminación.
Finalmente, las
tres corriente señala- Jaime Morales Carazo
das concurren o desembocan fluidas, armoniosas, vigorosas y transparentes
en el alma noble e iluminado númen del poeta Francisco
de Asís Fernández Arellano (Chichí), a quien esta mañana
la Asamblea Nacional de Nicaragua, en sesión especial,
reconoce y honra otorgándole la alta presea de la Medalla
de Honor en Oro, por sus méritos ciudadanos y aportes
invaluables a la cultura nacional.
Managua, 11 de junio de 2013
VII
RESEÑAS Y NOTAS
Reseñas y notas
293
Erick Aguirre. 2012. Diálogo infinito. La poesía
nicaragüense y sus prolongados coloquios en el tiempo.
Managua: Centro Nicaragüense de Escritores, 355 p.
Este nuevo libro de Erick Aguirre me recuerda el
cuarto volumen, Prosa crítica (1989), del poeta y académico cubano —nacido en Madrid— Eugenio Florit.
Numerosas reseñas, publicadas entre 1941 y 1964 en la
prestigiosa Revista Hispánica Moderna, contiene ese volumen donde han quedado interpretadas —a través de una
cálida y serena vibración existencial— múltiples voces
poéticas de España e Hispanoamérica.
Pues bien, Aguirre realiza una similar tarea, aunque
de dimensión local, en Diálogo infinito: un libro organizado (¡no orgánico!) sobre la poesía nicaragüense a partir
de la vanguardia granadina, incluyendo la producción de
la última década del siglo XX y de la primera del XXI.
Una revisión y una reflexión que culmina con el ensayo
“¿Ha muerto la poesía en Nicaragua?”.
En las 355 páginas de Diálogo infinito se encuentra
la respuesta a esta pregunta y a otras planteadas por Aguirre en su extenso prólogo ilustrativo; el más completo resumen y el más actualizado texto sobre la materia; no en
vano abarca desde el parteaguas de la poesía en lengua española que significó Rubén Darío hasta el suicidio como
performance de Francisco Ruiz Udiel, ejecutado el 31 de
diciembre de 2011.
La obra, dividida en cuatro partes, comprende 33 recepciones críticas. No sin un fiel y espléndido “Retrato
294 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
del joven vanguardista”, la primera trata de Pablo Antonio Cuadra (una visión totalizadora), del “Misterio indio”
de Joaquín Pasos, de la recóndita religiosidad de Carlos
Martínez Rivas, de Ernesto Cardenal (otra visión totalizadora), del genuino mundo indígena de Francisco Pérez
Estrada, de los indios postrados de Mario Cajina Vega,
del lirismo nostálgico de Eduardo Zepeda-Henríquez y
del merecido homenaje que se le tributó a Claribel Alegría en la séptima edición del Festival Internacional de la
Poesía de Granada.
La segunda parte tiene de sujetos a Edwin Yllescas y
los laberintos de su memoria; a Iván Uriarte y su poética
del apocalipsis; a Francisco Valle y su solitaria travesía
poética; a los “náufragos y polizones” de los años sesenta (Julio Cabrales, Beltrán Morales, Donaldo Altamirano,
Fanor Téllez, Ana Ilce Gómez y “Chichi” Fernández y su
eterna celebración); a Jorge Eduardo Arellano, historiógrafo literario y poeta; al espíritu en zozobra que fue Raúl
Orozco, y a Gioconda Bella y su más alto erotismo.
En la tercera parte, Aguirre diserta sobre Álvaro Urtecho (“Tiempo de canto y cenizas”), sobre Erick Blandón (“Todo vive en la realidad del poema”), sobre Julio
Valle-Castillo con sus pasos contados, sobre Juan Carlos
Vílchez y sus paisajes humanos, sobre Santiago Molina
Rothschuh (“Gastado por las estaciones”), sobre Daisy
Zamora y En limpio se escribe la vida, sobre Jorge Eliécer Rothschuh (“Provincia y trashumancia”), sobre Guillermo Rothschuh Villanueva y su Amor errante, y sobre
Tito Leyva y su Puerta sin brújula.
En la cuarta parte los privilegiados de la recepción
de Aguirre —abierta y generosa— son Manuel Martínez,
Carlos Calero, Juan Chow, la generación poética de los
ochenta (Félix Navarrete, Armando Zambrana, Bosco
Reseñas y notas
295
González, Silvio Páez, Xavier Quiñones, entre otros), las
mujeres poetas del final del siglo XX (Yolanda Blanco,
Blanca Castellón, Alba Azucena Torres, Carola Brantome, Helena Ramos, Milagros Terán), la poesía y los poetas en los años noventa y los del nuevo siglo.
He ahí con claridad conceptual —y en prosa transparente— este nuevo libro de Erick Aguirre: producto de un
tarea única y admirable —solo Álvaro Urtecho competiría
con él—, la de cronista literario; tarea que ahora se aprecia mucho más en su verdadero valor y trascendencia.
Jorge Eduardo ARELLANO
Jorge Chen Sham. 2011. Nocturnos de mar inacabado.
San José, Costa Rica: Editorial Fundación
Interartes. Colección: Creación literaria, 60 p.
El alma sensible ante la belleza, el amor, ante lo que
admira o duele o siente no puede quedar quieta, tan solo
analizando, escrutando. Se transforma en ella cuando el
sentimiento no cabe en sí mismo.
Eso ha pasado con Jorge Chen Sham: no podía nadar solamente en tantos mares disímiles. Escribió libros,
críticas literarias exhaustivas sobre muchos autores e interpretó sus palabras como un director de orquesta. Pero
hubo un momento cuando ese río sentimental dejó de surcar los meandros de la duda, de la indecisión, del apretado
academicismo, del análisis de lo que otros y otras habíamos escrito, para desembocar en su propio mar.
Estoy segura de que tuvo que existir un desgarramiento en su vida. El desgarramiento que a veces necesita el
296 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
alma para trascender, que necesita para sacar de sí aquello que la abrasa, que la tortura o le duele hasta tal profundidad que explota. El alma sensible puede expresarse
de muchas formas. Sin embargo, cuando el dolor penetra
hasta herir, tiembla; de tal suerte que las palabras salen en
boca de personajes ficticios, de mundos extraños, de otras
realidades inventadas por el alma torturada. Se crea otro
espacio, otra dimensión. Esa realidad que ha surgido del
dolor florece en la palabra y el creador es sorprendido por
su misma creación.
Supongo que Jorge ha tenido esa sorpresa, y que los latidos de su corazón pueden ser los mismos, pero tienen otro
significado para su vida. Ahora, Jorge sigue siendo creador,
porque cuando escribía sobre la creación de otros, también
creaba y se recreaba. Pero la explosión del creador es fructífera. El dolor del creador produce criaturas. Hoy tenemos la
primera de ellas: el poemario Nocturnos de mar inacabado.
Y heme aquí, después de haber sido estudiada y analizada
por él, convirtiéndome en escudriñadora de su palabra, de
sus sentimientos, de esa creación que me ha conmovido.
Desde el comienzo el poemario señala lo inconcluso,
algo que seguirá fluyendo, formando su propio delta, que
une su vida al mar. Y digo formando, porque está depositando palabras que organizan poesía y prosa. Este, como
dije, es su primer poemario, pero ya existen dos novelas
en proceso de publicación.
Siendo nocturnos de mar, inicia con fuego. Esto
me hizo pensar desde el comienzo que Jorge se había
encontrado a sí mismo en los opuestos. Quiero decir con
esto que, si bien el nocturno es aquello que nos acerca a
la noche, que nos lleva de la mano con los “andantes” de
Edvard Grieg o de los “lento sostenuto”, “andantino”, de
los Nocturnos de Chopin, el fuego nos acerca al “apassionato” de sus expresivas notas y matices.
Reseñas y notas
297
Entonces busqué en el pensamiento del filósofo
Gaston Bachelard ese tipo de encuentro, en donde pude
descubrir que para construir un instante complejo, para
anudar sobre ese instante simultaneidades múltiples es
por lo que el poeta destruye la continuidad simple del
tiempo encadenado. Es entonces que se me revela que
el instante poético es una relación armónica entre dos
opuestos.
Por eso, aunque su poemario es esencialmente mar;
siendo mar, en el prólogo, que es la antesala, lo que introduce al mar, es la llama, la hoguera lo que abrasa…
Veamos lo que dice en sus dos primeros versos:
La hoguera despedaza la última palabra
para que sea combustión certera.
Su fuego es hoguera, algo que consume. Acercándonos a la simbología de Chevalier, el fuego simboliza las
pasiones, especialmente el amor y la cólera. También el
espíritu, que es el aliento, el conocimiento intuitivo. Para
Bachelard el amor es la primera hipótesis científica para
la reproducción objetiva del fuego, y antes de ser el hijo
de la madera, el fuego es el hijo del hombre.
Me doy cuenta, también, de que hay dos tipos de fuego: el de frotamiento y el de percusión. En este caso, tendríamos el de frotamiento que es el fuego sexual.
En el primer verso el poeta no suaviza, sino que imprime dureza al usar el verbo despedazar:
La hoguera despedaza la última palabra.
Y es que el fuego, en este caso, varios fuegos juntos
que forman una hoguera son puestos como lo más eficaz
para despedazar la última palabra.
298 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Entonces, podemos observar que, aunque es el principio porque es el prólogo, lo que está abriendo para descubrir el corpus poético está señalando el contrapuesto de
principio, cuando dice la “última palabra” con determinación por medio del adjetivo “certera” del segundo verso,
que viene a ser sinónimo de eficaz, seguro y cierto.
Siendo en esencia el instante poético una relación armónica entre dos opuestos, como afirma Bachelard; por el
encanto, el éxtasis, las antítesis se contraen en ambivalencia que podremos observar dentro, entre los versos.
Continuando en el prólogo, encontramos que el poeta da poder a la palabra de forma contundente; es mandato. Tendrá el poderío, ya que es necesario que una causa
sentimental, íntima, se convierta en una causa formal para
que la obra tenga la variedad del verbo, la vida cambiante
de la luz que no solo servirá para aclarar oscuridades, sino
para esclarecer las aguas que nunca estarán quietas porque
están vivas, convirtiéndose a cada instante en una metamorfosis continuada, según sea de alegría o de pena.
Dice el poeta:
Que la palabra extinga nuestros cuerpos
[enlazados
para que no haya más simulación de ofrendas
[sempiternas.
Observamos que no existe la perennidad, ni siquiera la de los amantes que desean perpetuar el instante de
amor. La palabra obtiene de él todo el poder para extinguir algo que es una simulación. Desde ese momento nos
induce a pensar la manera en que se desenvolverán sus
instantes. Destruirá la continuidad simple del tiempo encadenado. Y es que el instante poético tiene una perspectiva metafísica. Por eso, nos ha conducido a la esencia
Reseñas y notas
299
del instante poético que es, repito, una relación armónica
entre dos opuestos.
En el poema “La pausa de meditado nocturno” poetisa su historia marina. En los nueve primeros versos dice:
De luz, arena;
de mar, arrullos;
de sones, tu voz.
de mañanas, conchas;
de palmeras, caricias;
de melodías, tu cuerpo.
de tardes, horizonte:
de brisas, aromas;
de calypsos, tu compañía…
Si seguimos la cadencia musical, forman una danza
ondulante y seductora. Al mismo tiempo que dan la sensación de ser versos condicionales que al final continúan
su ondular con los puntos suspensivos. Dichos puntos, en
este caso, sirven como un calderón, figura musical que
desea perennizar la nota final para que quede como un eco
en el sentimiento.
Pero esta sucesión y tal eco se cortan con un verso.
Y es que Jorge es dariano, tiene la influencia del genio,
no ha podido sustraerse a ella. Con ese verso vuelve a la
realidad. Deja el eco y dice:
Me faltás vos...
Y aunque sucede como si cayera en cuenta de pronto
y por eso usa los puntos suspensivos, otra vez, para dejar
el eco; siguen los puntos suspensivos que dan continuidad a la danza ondulante, quizás imaginada. Ese “faltás
vos”… es como si la sorpresa le infundiera, en vez de seguridad, esa disminución de cadencia, un disminuyendo
300 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
que es susurro, más bien. Un disminuyendo que quedará
en un suspenso de casi pregunta, casi duda, casi suspiro.
Y concluirá:
De noches, silencios;
de espuma, el lecho.
De dramas…
Otra vez los puntos suspensivos para denotar quizás
algo que se extingue, algo que no se acaba de definir. Pero
es algo que tiene tintes fatales, tristes, que devienen “De
noches y silencios”.
Entonces, el suspiro que podría quizás traducirse en
un leve llanto en los puntos suspensivos da lugar a otro
verso solitario; también dariano; quizás con ese dolor que
el poeta en versos tristes expresaba. En donde Jorge resume y esclarece lo que no se puede esclarecer, lo que deja
entrever, lo que esa musical figura puntual y los puntos suspensivos denotan, como la figura musical del calderón.
Confirma la relación armónica de los opuestos, porque en un último verso, afirma un convencimiento doloroso. Ya no hay duda, ya no hay sorpresa, ya no hay más
que afirmación:
Esa es nuestra historia.
Continúo dando someros ejemplos de esta armonía que sucede en los instantes opuestos en el poema:
“Afectos insalobres”. Dice:
El silencio de tu inconmovible gesto,
las horas de miradas ausentes;
de eso se llena el ambiente.
Podemos sentir en la primera estrofa la ausencia
dentro de la compañía. El silencio, las miradas ausentes
Reseñas y notas
301
tienen lleno el ambiente. Y hay dos compartiendo. Es un
sentimiento que podría ser recíproco y no lo es; más que
para poner la ausencia, el silencio. Toda esa ausencia que
llena, pero de vacío. Este verbo lleva a comprimir, a cargar, a atiborrar de esas miradas que no están ahí, llegan
hasta lo hondo del sentimiento al poner mayor ausencia
que si no estuviera, porque esa mirada ausente nos conduce a la huida, al deseo de lejanía, de desprenderse del
otro. Es, pues, una dolorosa separación implícita, dolorosa por no deseada.
Sin embargo, la segunda estrofa entraña una justificación, una estrofa que podría también ser solitaria, seguida de una sucesión de si condicional en cada verso que
denota una aseveración, más que una duda. También, el
si en estos casos toma carácter distributivo en su repetida
contraposición:
Solo quería amarte…
Si no fuera por la noche,
si no fuera por la tristeza de mi mano,
si no fuera por el dolor que se abroga en el deseo.
Para caer de nuevo en la levedad de la presencia al
decir:
El gesto de tus pasos mariposas,
el espacio de afectos insalobres;
de eso se inunda el mundo…
Vuelve lo insalobre. Sabemos que la sal es la que proporciona sabor. Si los afectos son insalobres, es insípido el
amor que, para colmo, inunda el mundo. Y eso está con
puntos suspensivos que dan sensación de dejar pensar, de
dejar que se disipe aún más, que la inundación se propague por todos los puntos cardinales. La inundación es
colmar, de ahí, también los puntos suspensivos que desbordan.
302 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
“Pasos mariposa” son de levedad. Hay una etérea
disposición de las palabras que dan esa sensación de esa
levedad que se diluye más con los puntos suspensivos.
Esa levedad da por sentado que todo es tan liviano que
vuela, está en el aire, los puntos suspensivos no son antojadizos, en modo alguno, sino que perennizan todo lo
etéreo del espacio.
Otro si condicional, igual a los de la segunda estrofa comienza la última. Este condicional estará confirmado
con el recuerdo y se deshace porque está en la imaginación
que apabulla. Es la imaginación la que ayudará, quizás, a
resistir todo el peso de lo que viene en el corpus poético:
Si te quise así,
todavía lo recuerdo
en la inconmovible imaginación que apabulla.
Todo lo demás en el poemario es intenso. Les dejo
ante sus ojos de lector, ante sus sentimientos, para que se
identifiquen con el poemario de mi amigo Jorge.
Gloria Elena ESPINOZA
Jorge Eduardo Arellano. 2013. La poesía nica en
166 antologías (1878-2012). Managua: Academia
Nicaragüense de la Lengua, 173 p.
Esta obra, única en nuestra bibliografía, es mucho
más que un recuento de antologías. Las entradas contienen nóminas completas de antologados (con dos excepciones), extractos de prólogos y comentarios sobre las
antologías y observaciones de Arellano. Esto nos da una
Reseñas y notas
303
visión, a vuelo de pájaro, del desarrollo de nuestra poesía
que nos permite apreciar mejor de dónde viene, dónde
está y hacia dónde va.
En una carta a Darío, Octavio Rivas Ortiz tildó de
“la más ridícula colección de tontos que se dicen poetas”
a los nicaragüenses (él mismo junto con líricos respetables como Manuel Maldonado, Ramón Sáenz Morales,
Lino y Santiago Argüello y Juan de Dios Vanegas, entre
otros) colocados por su medio hermano Alberto Ortiz a
la par de Darío en Parnaso nicaragüense (Barcelona,
1912). La actitud de Rivas preconiza la de miles de nicaragüenses que resienten ver a compatriotas promocionados como poetas, por considerar que el traje de Rubén
les queda a todos demasiado grande.
Reflexiones preliminares
Muchos podrán preguntarse qué condiciones permiten que una antología pueda tener valor más allá de la subjetividad del autor. En su prólogo, JEA cita al inglés Harold
Bloom (catedrático de la Universidad de Yale), según el
cual, el antólogo debe identificar y seleccionar textos caracterizados por el “dominio del lenguaje metafórico, la
exuberancia en la dicción, el poder cognitivo y sobre todo
la originalidad” (entendida como el estilo personal de un
escritor que ha encontrado su propia voz).
Las herramientas del antólogo son sus conocimientos (lo leído, lo aprendido), sus experiencias (como escritor, como ser humano) y una sensibilidad literaria
madurada que le permita alcanzar el más alto grado de
objetividad posible. Sus principales enemigos son los
gustos y prejuicios, el amiguismo y el “enemiguismo”,
y los compromisos (políticos, laborales, tribales o familiares).
304 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
El propósito es contribuir a un proceso de creación de
espacios (en el que participan los directores de publicaciones literarias, los eruditos, los educadores y el público lector) necesarios para “consagrar textos y autores como modelos dignos de ser estudiados”. Sin esta labor mediadora,
la literatura sería un conjunto impreciso de obras, entre las
cuales cada lector seleccionaría sus lecturas al azar.
Antologías básicas
El primer intento serio por crear en Nicaragua una
antología canónica fue 100 poemas nicaragüenses (1963),
la hasta entonces (en palabras de JEA) “más rigurosa selección de la lírica nacional contemporánea a partir de
Rubén Darío”. Con 30 poetas fue publicada en el número
4 de la revista El pez y la serpiente (dirigida por Pablo
Antonio Cuadra).
Además de nombres fundamentales, esta antología
incluyó poemas igualmente fundamentales como “Canto de guerra de las cosas” de Joaquín Pasos, “Retrato de
dama con joven donante” de Carlos Martínez Rivas y
“Hora cero” de Ernesto Cardenal.
La misma revista había presentado (1962) la primera muestra (con aguda visión de futuro) de los poetas
que constituirían la llamada generación del sesenta (Octavio Robleto, Horacio Peña, Fernando Gordillo, Edwin
Yllescas, Luis Rocha), algunos en plena adolescencia
(Beltrán Morales, Julio Cabrales y Francisco de Asís Fernández).
La selección de los 100 poemas nicaragüenses se
enriqueció con nuevos poemas y nombres (“Pequeña
biografía de mi mujer” de José Coronel Urtecho, David
McField, Jorge Eduardo Arellano, Vidaluz Meneses, Gio-
Reseñas y notas
305
conda Belli y Leonel Rugama), a la Nueva antología de
la poesía nicaragüense (1972), reedición aumentada del
citado n.o 4.
Complemento importante de la labor canónica de El
Pez y la Serpiente fue Poesía nicaragüense de Cardenal
(editada originalmente en Cuba, en 1973), que arranca
con los tres grandes (Azarías Pallais, Alfonso Cortés y
Salomón de la Selva) e incluye básicamente los mismos
autores, algunas adiciones de jóvenes (Iván Uriarte, Michèle Najlis, Carlos Rigby) y otros poemas fundamentales: “Alejandro Hamilton–Sonata” de Salomón de la Selva
y “Pequeña biografía de mi mujer” de Coronel Urtecho.
Hay dos antologías extensas y bien cuidadas que amplían las anteriores: Antología general de la poesía ni­
caragüense de JEA (1984/1994); y El siglo de la poesía
en Nicaragua (2005) de Julio Valle-Castillo (el cual se
autoexcluyó, práctica poco frecuente entre nuestros antólogos).
La depuración más refinada de estos intentos de crear
un canon es Soles de eternos días (1999) de Anastasio
Lovo y Erwin Silva, con 28 textos poemáticos de 11 poetas, rigurosamente escogidos por “su belleza formal, densidad significativa y trascendencia”. Con extensos comentarios de sus autores (el de Lovo a “Memoria para el año
viento inconstante” de CMR, es modelo de profundidad
y erudición), se inicia con Darío y llega hasta Ana Ilce,
única voz femenina (Claribel Alegría, salvadoreña, contemporánea de Cardenal y oriunda de Estelí, Nicaragua,
no había sido incorporada oficialmente a nuestras letras).
Dos décadas de poesía joven nicaragüense de JEA,
publicada en el Boletín Nicaragüense de Bibliografía y
Documentación n.o 61 (1989) es una primera muestra de
306 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
lo que podría ser un canon de poemas de la generación del
sesenta. Algo similar hicieron Marta Leonor González y
Juan Sobalvarro con respecto a la siguiente promoción en
Poesía de fin de siglo (2001).
Menos cantidad, más calidad
En 1948, María Teresa Sánchez publicó la primera
edición de Poesía nicaragüense. Su “apertura exhaustiva,
democratizante” abarcó 165 poetas (en su mayoría poetastros, afirma JEA), de los cuales unos 25 siguen vigentes (Sánchez omitió a José Santos Rivera, cuyo poema a
su padre fue rescatado recientemente por la revista Poesía
Peregrina).
Esta obra demuestra que el fenómeno de la profusión
de poetas no es nuevo (como dijo Yllescas: “La poesía en
Nicaragua es una de las ciudades más pobladas del mundo.
Bélgica, París, Nueva York, Londres, Río, le quedan chiquitas”) y que el tiempo es implacable en su trabajo de valoración, selección y eliminación (sobre todo esto último).
Pero en el pasado, el público lector podía distinguir
con más claridad a los poetas con oficio, de los poetas
“caseros” (semejantes a los pintores domingueros).
Como secuela de la burocratización de la cultura en
los ochenta, el mundo polémico y beligerante de los cafés
literarios de antes de la revolución, fue reemplazado, después de la revolución, por un entorno de organizaciones
culturales (estatales y no estatales) con oportunidades de
reconocimientos, publicaciones y cargos administrativos
(mayoritariamente ad honorem) para las personas dedicadas a las letras.
Esto ha creado un ambiente de mutua dependencia
con ausencia de apreciaciones críticas (excepto a sotto
Reseñas y notas
307
voce) y exceso de alabanzas (entre los de la misma tribu) para desconcierto del lector potencial, sin orientación
ante una oferta lírica en constante proceso de renovación,
que supera con creces la demanda. (El literato nacional
tiene que competir con los clásicos, los autores de moda,
los entretenimientos electrónicos y la escasez de tiempo,
por un público lector no muy acostumbrado, con las excepciones de rigor, a pensar en términos de literatura nicaragüense contemporánea).
Leer más, escribir menos
En el presente siglo se advierte una tendencia cada
vez más generalizada, especialmente con respecto a los
miembros de la generación del sesenta y siguientes, usualmente breve, a los más recientes, de mayor extensión y
madurez creativa.
Algunas ofrecen notas biográficas rigurosamente documentadas, pero las selecciones, más de poetas que de
poemas, dan una idea muy devaluada de la calidad general de nuestra poesía. Son verdaderas «latas de sardinas»,
como titulara Yllescas el prólogo de su propia antología,
Los hijos del minotauro, publicada por la revista chilena
Trilce en 2009 (con autoexclusión del autor y apenas sesenta nombres).
Un ejemplo de esta tendencia es la recién publicada antología Nicaragua: el más alto canto (2012, Fondo
Editorial Instituto Nicaragüense de Cultura) de Héctor
Avellán, “la más equilibrada e incluyente antología elaborada por un poeta joven”, nos dice JEA.
En esta voluminosa colección (111 antologados, un
75% de los cuales son poetas vivos) brillan por su ausencia poemas verdaderamente paradigmáticos como “El
308 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
espectro de la rosa” (Julio Cabrales), “Elegía a la muerte
de mi padre” (Ligia Guillén), “Darío en la gran cosmópolis” (JEA), “Un beso sobre la tumba es vida” (Rosario
Murillo) y “De lo urbano y lo sagrado” (Yolanda Blanco),
entre muchos otros, por lo que no podemos decir, junto
con su autor, que incluya los poemas imprescindibles de
cada poeta (aunque en algunos casos sí los incluya).
Desconcierta en esta antología, con muestra lúcida
de poemas sociales, dos textos políticamente comprometidos infaltables en trabajos similares anteriores: “Son los
muchachos” de Mario Santos (q.e.p.d.), miniatura (digna
de Fra Angélico) del combatiente de montaña y “A ese
muchacho” de Fernando Antonio Silva, quizá el poema
mejor logrado entre los ambientados dentro del servicio
militar obligatorio.
Todos los grandes movimientos artísticos cumplen
su ciclo vital (y pocas veces se reproducen). Cuando
concluye ese ciclo, es difícil advertirlo. Es posible que
la gran poesía nicaragüense del siglo XX haya llegado
hasta Cardenal. No obstante, continúan surgiendo poetas jóvenes (y en nuestro medio esta categoría llega
hasta los 55 años) con voz y visión del mundo propias
(Santiago Molina, Érick Aguirre Aragón, Marta Leonor
González, el mismo Avellán, Yaoska Tijerino, Alejandra
Sequeira…). Pero solo el tiempo, juez implacable, dirá
qué voces seguirán siendo escuchadas dentro de cien o
quinientos años (¿cuántos poetas del Siglo de Oro puede
nombrar el lector?). Probablemente un puñado. O talvez
(como dijo Salomón), solo Darío, Darío únicamente…
Franklin CALDERA
Reseñas y notas
309
Academia Nicaragüense de la Lengua. 2013.
Valoración múltiple de la obra educativa y literaria
de Carlos Tünnermann Bernheim. Managua:
Academia Nicaragüense de la Lengua, 441 p.
La Academia Nicaragüense de la Lengua ha publi­
cado, en su serie Homenajes, un volumen que, bajo el título
Valoración múltiple, recopila opiniones sobre la obra educativa y literaria de su miembro de número y exsub­director,
doctor Carlos Tünnermann Bernheim. El prólogo lo suscribe el actual director de la Academia, licenciado Francisco
Arellano Oviedo, y se titula “Personaje de dos siglos”.
El libro comprende cuatro secciones. La primera sección, “Semblanzas y reconocimientos”, incluye 18 escritos
de autores como Pablo Antonio Cuadra, Ernesto Cardenal,
Sergio Ramírez y Juan B. Arríen, así como los discursos de
ofrecimiento de los rectores de las Universidades que en
Nicaragua, República Dominicana, México y otros países
han otorgado al doctor Tünnermann el doctorado honoris
causa. Asimismo, en esta sección se incorporan los reconocimientos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo,
el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA); el Sistema de las Naciones Unidas y la Unión de
Universidades de América Latina (UDUAL). Esta última
le otorgó al doctor Tünnermann el Premio “Dr. Carlos Martínez Durán” por sus aportes al desarrollo y transformación
de las universidades de América Latina y el Caribe.
La segunda parte incluye 17 opiniones acerca de las
obras publicadas por Tünnermann Bernheim sobre Educación Superior, que es su especialidad. Sobresalen los
juicios críticos de Edelberto Torres Espinosa, Eduardo
Avilés Ramírez, Luis Manuel Peñalver, exministro de
Educación de Venezuela, exrector de la Universidad de
Oriente; Xabier Gorostiaga; Luis Yarzábal, exdirector del
310 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
IESALC de la Unesco; Francisco López Segrera, de la
Unesco; Alejandra Fernández y Víctor Morles, de la Universidad Central de Venezuela; el doctor Hugo Aboites,
de CLACSO; y el máster Cefas Asensio Flores.
La tercera sección está dedicada a los escritos que
valoran la obra histórica y literaria del homenajeado. Figuran en ella trabajos de Ricardo Llopesa, Guillermo Rothschuh Tablada, Jorge Alvarado Pisani, Anastasio Lovo,
Nydia Palacios, Isidro Rodríguez Silva y Erwin Silva,
entre otros.
Finalmente, la última parte reproduce poemas dedicados a Tünnermann por Federico Mayor Zaragoza,
Carlos Martínez Rivas y Francisco Arellano Oviedo. El
libro, de más de cuatrocientas páginas, cierra con un cuadernillo de fotografías de distintas etapas de la vida del
homenajeado.
Reproducimos, a continuación, tres opiniones extraídas de los textos del libro:
1. “La obra educativa del doctor Carlos Tünnermann Bernheim se ha extendido a numerosos
países de América Latina y el Caribe, tanto por
la difusión de sus obras sobre la problemática
de la universidad latinoamericana, como por
su constante participación, de más de medio siglo, en cursos, seminarios, congresos, etcétera,
en todo el continente, donde casi siempre dictó
conferencias magistrales”. Consejo Ejecutivo de
la Unión de Universidades de América Latina al
otorgarle el premio continental “Carlos Martínez
Durán”.
2. “El doctor Carlos Tünnermann Bernheim, por
haber comenzado su vida académica tan joven,
Reseñas y notas
311
pertenece a una generación de hombres lúcidos e
íntegros, que durante la segunda mitad del siglo
pasado fueron decisivos al darle forma al desarrollo de la Educación Superior centroamericana
que hoy conocemos. Conocedores de su fructífera trayectoria en la Educación Superior de Nicaragua, de Centroamérica y de América Latina, lo
descri­bimos como un hombre muy inteligente,
de sóli­dos principios y valores éticos, honesto,
visio­nario, emprendedor, sistemático, meticuloso, y un trabajador incansable, donde quiera
que se ha desempeñado”. Efraín Medina Guerra
Secretario General del Consejo Superior Universitario Cen­troa­mericano (CSUCA).
3. “Carlos Tünnermann reúne las cualidades del
maestro e intelectual dedicado a explorar las posibilidades educativas en nuestro continente, con
un objetivo primordial: la construcción de una
sociedad más próspera, justa y solidaria, basada
en un modelo de desarrollo humano sustentable
que fortalezca las identidades culturales, favorezca la cohesión social y promueva una cultura
de paz”. Dr. Enrique Agüera Ibáñez. Rector de la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla,
al otorgarle el doctorado honoris causa de dicha
Universidad.
Hilda Baltodano Reyes
312 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Fátima Villalta. 2011. Danzaré sobre su tumba. Managua: Centro Nicaragüense de Escritores, 169 p.
Dieciséis años de existencia humana dieron como resultado en Fátima Villalta una visión real —no patética—
de la vida, concentrada en esta novela, cuyo título refleja
la genialidad de su inventiva: Danzaré sobre su tumba,
que deja a cualquiera con los pelos de punta y con las
manos en la boca. Su trama nos recuenta la prehistórica
guerra del varón y la mujer; revelándonos la inhumana lucha por estar uno encima del otro. Lucha, no por el amor,
sino por la posición del género.
A su corta edad ha creado un monstruo de tentáculos
psíquicos que pueden perturbar al lector no avisado. La
historia de una longeva psicópata y trastornada desde la
infancia, lo atrapa sin remedio, y lo sumerge en un mundo
perverso donde reina el odio, la apatía, la envidia y el rechazo. Las manifestaciones de una mente esquizofrénica,
de momentos maníaca y en ocasiones depresivas, son reflejadas de manera magistral en dos únicos protagonistas,
comunes en cualquier parte del mundo.
La condición de hermanos, en sus personajes centrales, es una clara alusión a los primeros habitantes del
planeta, descendientes de un padre único, pero también
desconocido por estos protagonistas, y de una madre encuartelada en un manicomio de emociones, que a la vez
hereda a sus vástagos, y en el que vivirán hasta el final de
sus días.
Hablando un poco sobre María Eugenia (personaje
que narra la historia) es una fémina que jamás —en toda
la novela— logra superar el complejo de Electra. Condición, según Freud, tiene su origen en la inevitable experiencia que toda niña sufre de la llamada “envidia del
Reseñas y notas
313
pene”, y es preciso que se supere para que, en la etapa
genital y ya adulta, la mujer pueda dirigir adecuadamente su libido hacia los varones. La manifestación de este
complejo es el amor de la niña hacia su padre y hostilidad
y celos hacia la madre.
Dado que Ma. Eugenia ha vivido sin padre, extrapola
sus sentimientos hacia Eduardo, quien para ella funge implícitamente como un padre, pero sin perder de vista que
son hermanos.
Que más representativo que este párrafo:
Desde que tengo memoria, la idea de ser hombre ha
sido tentadora, maravillosa. Ese fue uno de los grandes
motivos por los cuales odié a mi madre desde la infancia.
¿Por qué Eduardo nació hombre y yo no? Me resultaba
injusto, no comprendía el azar de la lotería genética. (...)
Un simple pene, un par de testículos, un pantaloncillo de
mezclilla. ¿Era mucho pedir?
En este párrafo, Fátima deja claro que la lucha por la
posición vuelve contranatural los pensamientos de cualquiera de los dos únicos géneros existentes. En este caso
fue explícita, no así con Eduardo, que es implícita en su
manera de actuar. Quizá siente repulsión hacia las mujeres. Sus andanzas y la forma de tratar a su esposa resulta un
acto de venganza contra el género contrario. Espectacularmente, ha podido la narradora, ocultarle al lector la repulsiva
homosexualidad de Eduardo mediante el comportamiento
machista de este personaje.
Uno de los pasajes que me llamó la atención fue
cuando, a todas luces, tanto María Eugenia como Eduardo se vuelven cínicos e hipócritas con tal de no perder la
batalla. Muestra ínfima, pero notable, la encontramos en
el siguiente diálogo:
314 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
—Señorita María Eugenia, usted se ve simplemente
espectacular. Hasta diría que mejor que yo.
Reí ante su ocurrencia, lo último que dijo no era cierto, pero decidí seguirle la corriente.
—Siempre me veo así, Jorge Eduardo, lo que pasa es
que usted no lo nota.
No dejo de imaginar la posición corporal que hubo
de haber tomado el muchacho: inclinado hacia delante, tomando su mano izquierda, con el rostro diabólico y la mirada maquiavélica, a la expectativa de cualquier gesto en
la joven que le revelara algo de debilidad femenina cuando
están siendo agasajadas. Oportunidad que no esperaba desperdiciar para humillarla, como eran sus pretensiones.
Aunque el libro esté retratado en la época de los años
sesenta, no deja de ser el informe global y acertado de
la condición humana prevaleciente, con herramientas y
técnicas más sofisticadas, que puedan permitirle ganar al
bando contrario y de manera eficaz, la asquerosa guerra
iniciada por Adán y Eva.
Estoy seguro de que hay muchas María Eugenia y
muchos Jorge Eduardo deambulando como ratas en las
calles de cualquier país del mundo, pero Fátima Villalta
solo hay una, con un Danzaré sobre su tumba debajo del
brazo, para exorcizar a los idiotas moralistas.
Luis MASIS
Reseñas y notas
315
Francisco Arellano Oviedo. 2013. Entre piadosos
ronda el diablo. Managua: PAVSA, 76 p.
Esta vez el laureado poeta y lexicógrafo, Francisco
Arellano Oviedo, se nos muestra como un hábil narrador. Nos presenta un breve libro de cuentos, con un título
sugestivo que nos insinúa parte del contenido: el mundo
religioso, que él conoce muy bien. Aunque breve, esta
es una obra cargada de líneas llenas de humor, picardía
e incluso irreverencia. Son cuatro cuentos que rescatan
una de las funciones de la literatura: el entretenimiento,
pero este no es ocioso, ya que va de la mano con la crítica
social, especialmente con la de la doble moral.
En estos relatos, el lector puede sentirse identificado y reconocer en cada personaje a algún conocido de su
barrio, ya sea por su inocencia o por las bandidencias y
zanganadas que realiza a escondidas o públicamente. Y
es que los nicaragüenses somos pícaros por naturaleza,
en todo vemos malicia, y de esta manera es como se nos
presentan los protagonistas: como cualquier ser humano
con sus propias virtudes, con sus problemas y contradicciones, en esa lucha interior, en la constante búsqueda de
su identidad.
Escritas en tono coloquial, estas anécdotas nos remiten de inmediato a nuestro entorno, a cualquier ciudad
de Nicaragua y a algunas partes de Centroamérica. Nos
llevan de paseo por las festividades religiosas de Managua y por Tola para contarnos la leyenda sobre Guacalito
de la Isla. Asimismo, estos cuentos evocan otras tradiciones y nuestra historia, particularmente los años 70.
También, se evidencia en la obra la intertextualidad de
algunos clásicos, entre estos el Decamerón, obra del italiano Giovanni Boccaccio y la Biblia, con sus parábolas
aleccionadoras.
316 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Esta obra ha tenido una excelente acogida en el público, especialmente entre los lectores jóvenes. Se agotó
en menos de sesenta días, sin dar tiempo a que su autor
organizara su presentación. Sin embargo, para quienes se
quedaron con ganas de leerla, Francisco Arellano Oviedo
prepara una segunda edición con nuevos relatos.
Rosa Mairena Uriarte
Ritomar Guillén. 2012. 360 grados.
Managua: Sociedad de Jóvenes Escritores, 84 p.
Decía el poeta y crítico Álvaro Urtecho que es difícil
encontrar en la poesía nicaragüense, después de Ernesto
Mejía Sánchez, a un autor capaz de monologar o dialogar desde una perspectiva en la que el fenómeno poético mismo se revele ante el lector; es decir, vislumbrar el
proceso de generación del poema desde el balbuceo de
las primeras palabras, de forma que ese mismo fenómeno
pueda percibirse desde el propio misterio de las cosas:
desde el génesis de un proceso en el que las cosas vistas
o imaginadas, soñadas o contempladas empiezan a cobrar
forma de palabras, luego forma de versos, hasta que los
contornos del poema cobran una dimensión definitiva.
Para Urtecho, pues, era difícil encontrar entre nosotros a un poeta que desde el poema mismo reflexione sobre su propio proceso creador, o bien, hacer que el poema
reflexione o monologue sobre sí mismo, sobre su propio
sentido existencial. Sin embargo, conozco a algunos poetas contemporáneos, y aun a algunos muy jóvenes que lo
intentan, uno de ellos es Ritomar Guillén, específicamente
en la sección (titulada significativamente “Poemas en la
mente”) de su primer poemario, 360 grados. Esa sección
Reseñas y notas
317
contiene a su vez un fragmento titulado “Conversación”,
que da la impresión de ser un largo poema dividido en 16
partes, o bien 16 poemas que componen en su conjunto un
solo gran poema. Y en ese gran poema de Guillén podemos leer, por ejemplo, estos versos:
Las palabras no dichas eran la abstracción /de
un diálogo consigo mismo. /Asumió el control
del guión /y cada palabra debía decir /lo que
no pudiera esperar y rebatir el otro; /cada pa­
labra exponía /un atributo de ingenio y locua­
cidad del Explorador. /Distintas retóricas que
se purgaban en la cautela del argumento…
No solo ese párrafo, sino casi todo el largo fragmento
titulado “Conversación” me ha recordado la quizás caprichosa insistencia de entender o percibir en la tradición
poética nicaragüense, incluyendo aun sus prolongaciones
en este nuevo milenio, un largo y sostenido diálogo con
ella misma. Un diálogo o una tradición visionaria que
despegó con Rubén Darío. Tales son los “poemas en la
mente” que poco a poco Ritomar Guillén va pergeñando y
evocando a través de otros poetas y otras poéticas en esta
primera parte de su libro.
Es una alegoría en la que no se puede dejar de recordar
al Borges dictador, el poeta ciego que atrapa en el ensueño
y la oscuridad de la ceguera, en el oscuro caos de la memoria, las palabras precisas que poco a poco van dando forma
a una obra precisa a un pequeño universo que otros podrán
después leer y también imaginar. No pueden dejar de evocarnos, estas alegorías de Guillén, a ese escritor que, precisamente por su condición de ciego, tuvo que echar mano de
las imágenes mentales; el escritor que fue capaz, durante
sus últimos años de vida, de dibujar la escritura desde los
difíciles y a veces oscuros retruécanos de la mente.
318 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Pero Borges tuvo, obligadamente, que aprender a
escribir desde la mente, con la ayuda de un escriba. Y
Guillén más bien nos propone, en la primera parte de su
libro 360 grados, emprender deliberadamente —no por
obligación o necesidad— el esfuerzo mental de Borges
y potenciar ese proceso que Álvaro Urtecho añoraba en
nuestra prolongada tradición poética: el de ver germinar y
florecer al poema dentro del poema mismo; fluctuación de
imágenes y palabras que se encuentran y desencuentran,
se alinean, se entroncan, se unen o confabulan para después dejar ver el todo terminado; el poema cuyo proceso
de corrección empezó desde el mismo momento en que la
mente concibió sus primeras palabras. En fin, reescribirse, como Borges, desde antes que las palabras estén definitivamente escritas o puestas en el papel o en la pantalla
del ordenador.
Hay también otra característica interesante en este
primer libro de Guillén: la tendencia o vocación por el
llamado “poema de largo aliento”. Escojamos apenas uno
de tantos intentos en el libro. Por ejemplo “América”, que
no estoy seguro si es una sección de un poema aún más
amplio y extenso o si es un poema autónomo. Se trata, en
todo caso, de un llamamiento erótico a la seducción de un
continente descubierto: mujer como alegoría de territorio;
ente femenino a quien se le habla como a alguien a quien
seducir o cazar; voluptuosa Circe que, según sugiere el
poema, ha embrujado al idioma y lo ha transformado en
algo extraño.
Podría decir otras cosas interesantes de este poemario de Guillén. Por ahora solo habré de mencionar su
voluntad o su quizás excesiva y juvenil ambición de erudición, al punto de recrear el procedimiento académico
de las notas que introdujo a la poesía moderna, hace ya
Reseñas y notas
319
tiempo, T. S. Eliot en The Waste Land. Así, Guillén nos
va informando al pie de página de sus extensos poemas,
que Vesterbygd, por ejemplo, fue una de las dos áreas de
asentamiento nórdico en Groenlandia; que el verso que
canta “Tú, nuestra antigua tierra”, es parte del Himno Nacional de Groenlandia. También nos informa o nos anota
el origen intelectual de muchos de sus poemas (Góngora, García Lorca y su Romancero sonámbulo, la Carta
de creencias de Octavio Paz, entre otras muchas anotaciones eruditas, y frecuentemente innecesarias, al pie de
los poemas).
Difícil no descubrir la ineludible influencia de Carlos Martínez Rivas en el tono de muchos de los poemas
de este joven, cuya tesis de graduación en Literatura fue
precisamente acerca de la obra del poeta nicaragüense fallecido en 1998. También está convocado aquí Joaquín
Pasos con sus Poemas de un joven que no ha viajado nun­
ca, especialmente en “El río Lena”, “El legado del jueves en Nordkapp”, “Isla de monólogos en Barbeau Peak”
(escrito en prosa) y “Los grandiosos espejismos en los
desiertos de África”. Son poemas que revelan el proceso
mental de un viajero imaginario, afanoso lector y poeta de
imaginación vivaz.
Luego hay otros ejercicios textuales como “Página
blanca”, “Ejercicio de la escritura”, “Silencios”, entre
otros que confluyen finalmente en el torrente de nuevos
poemas sueltos, breves, aunque no del todo epigramáticos, como “Enunciación de vida”, “Peón”, “Razón de
ser”, “Lustrador”, “El peregrino”, “El payaso o protagonista del sepelio”, además de otros que también revelan
cierto tipo de conciencia ecológica como “Diosa Madre
del mundo” o “Solidaridad líquida”, que integran la sección titulada “Contornos de un paisaje”; lo mismo que
320 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
los poemas contenidos en la última sección titulada “Una
región transparente”, que no precisamente es evocadora
de la obra prima del novelista mexicano Carlos Fuentes,
sino más bien de la desolación presente y futura que crece
hasta en el más desconocido rincón del planeta.
360 grados, primer poemario de Ritomar Guillén, no
es pues un simple balbuceo más, sino un nuevo e interesante eslabón en esa cadena de voces dialogantes que
conforman la tradición poética nicaragüense.
Erick AGUIRRE ARAGÓN
Jorge Eduardo Arellano. 2012. La novela
nicaragüense: siglos XIX y XX. Tomo I.
(1866-1959). Managua: JEA/Ediciones, 322 p. il.
Todo lo que llega a mis manos, procedente de Nicaragua, tiene tanto valor como el trozo de una piedra
volcánica salida del corazón de la tierra. Para sorpresa
mía, después de su estudio analítico sobre 116 antologías,
me llegó una nueva obra de Jorge Eduardo Arellano. Es la
historia, en estado de pureza, salida de los sueños de los
narradores, titulada “La novela nicaragüense: siglos XIX
y XX”. Se trata del primer volumen, cuyo recorrido parte
de 1876 y concluye en 1959.
Felicito al autor, porque el tema da para mucho.
Cuando concluya el segundo tomo la obra será la lectura pormenorizada de alrededor de 240 novelas, una a
una analizadas con rigor, aun aquellas que no existen, y
a las que ha llegado a través de referencias y testimonio
de otros. El trabajo es sorprendente. Arellano ha tenido,
como fray Blas del Castillo, la osadía de entrar en lo más
Reseñas y notas
321
profundo del corazón humano, y desempolvar la memoria
histórica de Nicaragua, que nunca debemos olvidar. Más
que osadía es su veta volcánica por desenterrar la historia
de la nación.
La estructura de este libro-joya es lineal. Las novelas
se suceden unas a otras, cronológicamente, mientras el
lector contempla planos que se cambian o entrecruzan, a
través de una temática de épocas que se suceden, hasta el
punto de parecernos otra novela que cuenta la historia. Y
no es más que la descripción de las ideas de esas novelas
nicaragüenses. En este punto, la obra me parece poliédrica, porque al mismo tiempo es libro de lectura, viaje
a través de la historia, antropología, sociología o manual
de psicología. Casi me atrevería a decir que es un compendio del pensamiento nicaragüense a través del hilo de
la historia.
Para mí es más interesante el análisis de las novelas,
que las novelas mismas. He tenido la fortuna de haber
leído algunas de aquella época pasada, que se daban por
buenas. Pero insisto en darle la razón a Enrique Guzmán,
a propósito de Lucila, del masaya Carlos J. Valdez, cuando
escribió que la novela es “género tan difícil en todas parte y
tan descuidado aquí”. Fueron las suyas palabras proféticas.
Ni siquiera Rubén Darío pudo indicar el camino a seguir,
de la manera que lo hizo con la fundación del cuento moderno, el poema en prosa, la prosa poética, el microrrelato
y el prosema.
Hemos tenido un problema. Para que exista novela
es imprescindible la crítica literaria. Sin crítica el novelista se siente frustrado, falto de dirección moral e intelectual. Es como el corredor sin agua o el conductor sin
gasolina. El novelista es un crítico, feroz e intransigente;
por tanto, necesita del crítico para ver con cuatro ojos.
322 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
La explicación pormenorizada de cada una de las novelas, sin excepción, más breve o más extensa, bien vale
una copa de vino. Sin la necesidad de recurrir a teorías de
autores extranjeros, a lo que somos tan dados por extranjerizantes, Arellano arremete con la objetividad propia del
intelectual, dibuja el escenario y describe ideas y personajes con la mirada de cada momento histórico.
Los años de la novela nicaragüense que van de 1876
a 1959 están llenos de vacío narrativo. Las pocas excepciones son las escasas sorpresas. Esta narrativa confirma
la pobreza y la aridez que sustentó la teoría de Luis Alberto Sánchez. No hay novelistas, solo novelas salidas
por azar. Y las pocas, en mi opinión, son tres: Sangre en
el trópico (1930), Cosmapa (1944) y el esfuerzo poético
de Ilustre familia (1954).
Sus autores son Hernán Robleto (1892-1968), José
Román (1906-1993) y Salomón de la Selva (1893-1952),
respectivamente. Las dos primeras constituyen una rica
contribución al conocimiento de la realidad ética y estética de Nicaragua. En cambio, la novela de Salomón de
la Selva significa un legado de modelo estilístico, una isla
poética sin continuidad.
Sangre en el trópico, como dice Arellano: “significó
el primer esfuerzo de un nicaragüense por captar, al menos en parte, la compleja realidad del país. Una novela a
la altura de su tiempo y la más valorada hasta entonces,
fuera de las fronteras” (p. 171). Cosmapa es la gran novela, la cumbre que describe el ímpetu psicológico de las
distintas capas sociales, desde el poder hasta la obediencia. Es la obra por excelencia de la narrativa. Finalmente,
hay que reconocer en Ilustre familia el enorme esfuerzo
poético que domina en la obra, pese al alejamiento de la
realidad y el rigor narrativo.
Reseñas y notas
323
Con esto acabo. En su lista de las novelas nicas de
1876 a 1999 se le olvidó alguna de la última década del
siglo XX que, sin duda, tratará a fondo en el segundo volumen.
Ricardo LLOPESA
La poesía nicaragüense
en Santa Bárbara, California
Un curso de primavera fue impartido en la Universidad de California (UCSB) por el profesor, crítico y
miembro correspondiente de la Academia Nicaragüense
de la Lengua Jorge Luis Castillo. Titulado “Fundadores
de la moderna poesía nicaragüense”, consistió en un estudio panorámico desde la impronta fundacional de Rubén
Darío y sus tres grandes sucesores (Azarías H. Pallais,
Alfonso Cortés y Salomón de la Selva), pasando por los
avatares de la Vanguardia en la lírica de José Coronel
Urtecho, Joaquín Pasos, Pablo Antonio Cuadra y Carlos
Martínez Rivas, para concluir en la poesía exteriorista de
Ernesto Cardenal.
Esta es la segunda exposición (la primera impartida
por este Stefan Baciú en 1970) sobre la materia desarrollada en una Universidad de los Estados Unidos. Bien
documentado, Castillo eligió 90 poemas de los autores referidos para comentarlos con sus alumnos durante el curso. Este lo complementó nuestro académico de número,
Pedro Xavier Solís, quien el 20 y el 22 de mayo, respectivamente, tuvo a su cargo dos conferencias magistrales:
“La poesía nicaragüense de Pablo Antonio Cuadra” y “Un
vistazo a la poesía nicaragüense”.
Jorge Eduardo ARELLANO
324 Lengua, ranl, 37, julio, 2013
Última novela de Rosario Fiallos
Doña Rosario Fiallos de Aguilar, mejor conocida en
el mundo literario como Rosario Aguilar, es académica de
número y publicó, en julio de 2012, su última novela Mi­
raflores cuando se cumplieron 48 años de haber aparecido
su primera novela, Primavera sonámbula (1964), a la que
han seguido ocho novelas más y otros relatos y biografías
de familia. Casi toda la narrativa de Rosario Aguilar ha
sido traducida al francés y algunas de sus obras han sido
traducidas también al alemán y al inglés. Rosario Aguilar
es considerada la primera novelista mujer con éxito de
Nicaragua. La marginación de la mujer en el quehacer y
la cultura, la psicología femenina y el lenguaje poético
caracterizan la narrativa de esta escritora, que ha obtenido
galardones nacionales y extranjeros. El 7 de octubre de
ese año el director de nuestra Casa, don Francisco Arellano Oviedo, presentó la obra de Rosario Aguilar en el
paraninfo de la bicentenaria Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-León). En esta fecha concurrió el XLVIII aniversario del deceso del rector magnífico, Mariano Fiallos Gil, progenitor de la escritora y quien
lleva el título de Padre de la Autonomía Universitaria en
Nicaragua.
Francisco Arellano Oviedo

Documentos relacionados

Revista en Línea No. 35 - Academia Nicaragüense de la Lengua

Revista en Línea No. 35 - Academia Nicaragüense de la Lengua Don Eduardo Zepeda-Henríquez (1930), ingresó el 7 de julio de 1963. M: Dr. Rodrigo Sánchez, ingresó el 20 de enero de 1942; Dr. Julio Linares (1902-1971), ingresó en 1962; D.a Rosario Fiallos de A...

Más detalles

rtn57 - APROUCA

rtn57 - APROUCA Biografía de la profesora Ana María Alfaro Calvo.............................................................................221 MSC Francisco-Ernesto Martínez

Más detalles