1 No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes

Transcripción

1 No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No tienes qué me dar porque te quiera,
pues aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
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Rvdo. Sr. Arcipreste de Dos Hermanas y Cura Párroco del
Ave María y San Luis.
Sr. Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Real y
Antigua Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos
del Santo Cristo de la Vera Cruz, María Santísima del Mayor
Dolor y Asunción a los Cielos y San Sebastián Mártir.
Representaciones de las distintas hermandades de Dos
Hermanas.
Querida representación sonora de mi Agrupación de
Valme con su maestro al frente.
Estimado y apreciado amigo presentador.
Amigos de la Cruz de Mayo de la calle Guadalajara y del
resto de las cruces nazarenas.
Familia y amigos todos.
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1.- dios en la cruz
Eh aquí el centro del cristianismo. La base sobre la cual
poder entender a Dios y así alcanzar su Gracia. Él se nos
presenta en el Cristo de la Vera-Cruz dolorido, maltrecho,
crucificado, muerto.
¿Cómo podemos acercarnos a Él y pedirle por nuestra
salud o por la de nuestras familias, si lo vemos impotente.
¿Acaso no es Todopoderoso? ¿No es el Dios de la Gloria?
Dios no se nos quiso mostrar así en Jesucristo. Él lo negó en
las tentaciones. “Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan.” o “…sálvate a ti mismo, si eres Hijo de
Dios y baja de la cruz” ¿Si Él aceptó su dolor, por qué nosotros
no podemos hacer lo mismo?
No seremos realmente cristianos hasta no tomar su dolor
como nuestro y el de toda la humanidad como suyo propio,
“porque no es Dios el que tiene que evitar nuestro dolor, sino
que somos nosotros los que tenemos que evitar el suyo”
El verdadero creyente no es aquél que cuando sufre se
pregunta -¿qué he hecho yo para merecer esto?-, sino que lo
afronta viendo en el sufrimiento la mano de Dios, porque Él
estuvo y sigue estando en la Cruz.
El Dios revelado en Cristo crucificado es un dios a merced
de la voluntad del hombre. No cedió a las tentaciones de
poder y fuerza y lo encontramos humillado esperando que le
ayudemos. Se ha unido a nuestro destino y queda afectado
por nuestra situación compartiendo nuestro dolor en la vida.
Este es su mayor regalo: la entrega de Sí mismo en el Hijo
por Amor.
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Y ante esta muestra de amor, ¿qué es lo que nos mueve
al acercarnos a sus pies? ¿Cómo nos dirigimos a Él?
No sé si os habrá ocurrido que al acercarse al sagrario o a
alguna Imagen con la intención de rezar, a la hora de la
verdad, se queda uno ahí clavado sin saber qué decir
permaneciendo en silencio durante un tiempo.
A mí por lo menos si me ha pasado, pero en ese
momento, si esperas y olvidas que te has acercado a pedirle,
rezarle o simplemente saludarle, comienzas a notar su
presencia. Sientes estar con Él y sientes rezar con tu silencio.
Cuando me presento al Cristo de la Vera-Cruz, al igual
que al Cristo de las Misericordias de mi Hermandad de Santa
Cruz de Sevilla, tras recitar en mi interior el soneto al Cristo
crucificado con el que he abierto la exaltación, tengo esa
misma sensación.
Encuentro sosiego en el silencio y recapacito lo escrito en
sus versos. El anónimo autor nos niega los premios o los
castigos como medios de acercamiento a Dios y es ante la
contemplación del dolor y la muerte de Cristo, ante su
humanidad, cuando comienza a valorar el gesto de entrega
al hombre, dejándonos una de las mayores muestras de amor
a Dios que se hayan escrito nunca en la historia del
cristianismo: “…pues aunque cuanto espero no esperara, lo
mismo que te quiero, te quisiera”
Amor y gratitud sin esperar nada a cambio. Así nos
enseñó muy probablemente San Juan de la Cruz a
acercarnos a Dios a través de la figura de Jesús crucificado; y
así hemos de acercarnos al Cristo de la Vera-Cruz y a su
hermandad: dando siempre las gracias de antemano y
ofreciéndonos para lo que ellos dispongan.
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Pero no podemos decir, y hablo en nombre de muchos
jóvenes de Dos Hermanas, que no hayamos recibido nunca
nada por parte de la hermandad. Al contrario, y no sólo por
abrirnos hoy las puertas de su capilla, sino por cada vez que
nos hemos acercado a pedir algo y siempre se han brindado
a estar ahí y a ofrecernos su ayuda. Gracias de todo corazón.
Y es que no podía ser de otra forma: Cristo crucificado
como la referencia cristiana en la juventud de nuestro pueblo.
Niños y ya no tan niños que muestran su orgullo cristiano
paseando sus cruces por mayo.
Mes en el que por otro lado, la Iglesia Cristiana Ortodoxa
celebra la festividad de Santa Elena. Ella fue la que descubrió
la verdadera cruz en la que fue ejecutado Jesús.
Encontramos quizás en este dato, el origen de la festividad,
tan arraigada en Andalucía, de estas Cruces de Mayo.
Cruces tan vacías y a la vez tan llenas. Muchas veces
formadas simplemente por dos tablas de palé y montada
sobre una caja de frutas, pero paseadas con gran sentir
costalero al ritmo de una radio que suele llevar un padre con
la sonrisa de oreja a oreja, mirando como disfrutan los críos.
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2.- JUGANDO A SER
Aún guardo en la memoria cuando de la mano de mi tía
Gloria fui a ver una cruz de mayo que sacaban mis primos
mayores. Por aquel entonces, Antoñito, un servidor, no
superaba los cinco o seis años y recuerdo perfectamente la
fascinación que me despertó ver a unos niños un poco más
grandes que yo, sacando tan magnifica procesión. ¡Cuánto
varía la mirada de un niño a la de un adulto!
¿Cómo miran los mayores estas procesiones?
- ¡Mira!, Ya están otra vez jugando a los pasitos los niños.
O una variante:
- Oye, ¿no son mu mayores esa gente pa seguí jugando a
los pasos?
Hace ya unos meses, me llevaron a ver una exposición al
Museo de Arte y Costumbres Populares del parque de Mª
Luisa. “Jugando a ser” se llamaba. Recogía la muestra, una
colección de juguetes que niños de distintas generaciones
han ido utilizando en su infancia: libros con desplegables en
relieve, muñequitas con diversos vestidos recortables, una
pica, una peonza, un futbolin, una nintendo de las antiguas…
Se agrupaban por temática y épocas, pero ¿por qué se
llamaba “Jugando a ser”? ¿A ser qué?
Paseando por el museo, no pude resistirme a escuchar las
distintas conversaciones de niños y mayores cuando se
acercaban a las vitrinas y veían los juegos con los que habían
disfrutado sus ratos de ocio.
Coincidí con un abuelo y su nieto. Éste, intentaba
explicarle al niño como se divertía de pequeño clavando las
picas en la tierra.
- Ofú abuelo, qué aburrío, ¿no?
- ¡Calla niño!, aburrío tú, tó er tiempo delante del
ordenador.
Qué formas tan distintas de diversión, ¿verdad?
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Vi que esto prometía y seguí con ellos un ratito más. Sí
compartieron sonrisas y experiencias ante unos cochecitos,
unos mecanos, una pelota, una espada, un casco de
bombero… Ambos comprendían el disfrute del otro.
Continuando el itinerario de la sala, de repente, llegamos
a un rinconcito en el que se podía observar un trapo reliao a
modo de costal, un paño renegrío haciendo de faja y una
pequeña silla de anea. Tras unos segundos de extrañeza,
observé en ellos la misma sonrisa y el mismo brillo en sus ojos.
La ilusión de uno era la añoranza del otro.
Fue maravillo. Qué alegría me dio. En aquel momento,
me convertí en ese niño que de la mano de su abuelo iba
recorriendo ese camino de inocencia compartida.
Recordé cuando mi abuelo era mi mejor amigo y me
contaba tantas y tantas historias fantásticas: las de
Fumanchú, las de su coche volador, las de Curro en la
Maestranza, las de los armaos…
- Abuelo, ¿tú fuiste un armao?
- Claro Antoñito, ¿tú quieres un casco de armao?
Y ahí que se apresuraba él a prepararme en un
santiamén con cartón, papel y mucho arte mi casco de
romano. Pero los de la Basílica ¡eh!, que los de la Canina
decía mi abuelo que tenían mucho malaje. Cuando se
cansaba de tanto casco y tanta muleta con montera y
espada, me preguntaba:
- Niño, ¿tu quieres ser costalero?
-Ofu abuelo, pero eso pesa mucho, ¿no?
- ¡Anda ya!, no me seas mariquita, que yo te voy a
enseñar a ser costalero y de los buenos.
Ahí ya apuntaba Antoñito maneras de artista.
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La escena era “pa” verla. Con el trapo reliao en la
cabeza y con silla de anea a cuestas. Andaba al ritmo de la
marcha que mi abuelo tatareaba al compás de sus nudillos
sobre la mesa. Cuántas “levantás” al cielo y cuántas
“chicotás” por el salón y el pasillo bajo la voz de mi eterno
capataz. Todo esto volví a vivirlo mientras mirababamos esa
estampa tan sevillana de la exposición. Todo en ese instante,
como pudiera suceder en un cuento de Borges.
Y así me divertía de niño con mi abuelo: jugando a ser
Curro, armao o costalero. Fue entonces, cuando comprendí
el por qué del título de la muestra: “Jugando a ser”. Jugando
a ser héroe, bombero, astronauta, futbolista, torero, armao,
costalero… jugando a ser hombres.
Todos hemos aprendido a ser hombres jugando a ser
como tales y decidme ahora a qué juegan los niños por
mayo.
Unos quince años hace
que están los niños jugando
por las calles de su barrio.
Ya se vislumbraba el arte:
pasos como los de ayer
con flores de papel;
un pellizco y un requiebro
hacían de ellos, clavel.
Unas tablas de palés
para formar el madero
y unas cajas “pal” costero.
¡Ay Dios mio! ya lo ves;
que no hay paso más coqueto
ni hecho con tanto cariño
que el pasito de un niño
que juega a ser costalero.
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3.- XV ANIVERSARIO. “SEMPER IN AMICITIA”
Quince años. No es un lustro, ni unas bodas de plata ni
tan siquiera diez años. Son quince. ¡Vaya aniversario extraño!
pero ¿Qúe se celebra y por qué?
Lo digo, porque cada vez que se da alguna efeméride,
siempre me ha interesado conocer no solo el acontecimiento
que da origen al aniversario sino lo que se quiere conseguir
con los actos organizados. Me acuerdo por ejemplo de la
Expo 92. Se celebraba el 500 aniversario del descubrimiento
de América, pero con la organización de la Muestra se quería
relanzar una nueva imagen de España en el mundo. Todo
ello, trajo consigo un bien común para todos, en urbanismo,
comunicación, comercio…
Hace quince años un grupo de chavales decidieron
montar una cruz de mayo. Como tal hecho, no creo que
tuviera mayor relevancia como para estar celebrándolo hoy,
pero lo que no sabían esos niños, es que se convertirían en
fundadores de algo más importante.
Desde el principio, los que iniciaron esta cruz de mayo
nacida en la calle Guadalajara, tenían muy claro una serie
de valores que han ido madurando poco a poco con la
ayuda de todos los que nos hemos ido incorporando hasta la
fecha de hoy, forjando así una identidad propia.
El principal valor que tomaron fue el de la Amistad, como
así reza el lema que podemos ver en el escudo de la
corporación junto con los símbolos de la Pasión de Cristo.
“Semper in Amicitia” Siempre en Amistad.
Pero este valor ni se buscaba ni se imponía. Ya lo decía el
anuncio del coche: éste era lo único que podíamos elegir
porque los amigos se encontraban y la novia… la novia más
de uno anda todavía esperando a que lo elija.
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En la vida, siempre vamos encontrando nuevas
amistades, pero con los años, me he dado cuenta que hay
algo especial en ésta que comenzó a unirnos hace tantos
años como los que cumple esta cruz de mayo. Conmigo unos
menos, ya que llegué algo más tarde. Venía de Cádiz y ellos,
como buenos cicerones, me guiaron y me enseñaron como
nadie a conocer y querer a Dos Hermanas.
Pero con el tiempo, algunos hemos ido separándonos de
la convivencia diaria en torno a la cochera, aunque cada
último viernes del mes de mayo, hemos ido cumpliendo
religiosamente con nuestro rito primaveral, ya sea viendo
algún revirao de esta particular procesión de gloria como
recorriendo al lado del paso una calle o gran parte del
itinerario.
Aun viéndonos pocas veces durante al año, siempre
hemos vuelto a hablar como si hubiésemos retomado una
conversación mantenida del día anterior. El “decíamos ayer”
de Fray Luis de León.
Qué raro se me hace ver papá a Manu, Quinta, en unos
meses Joselito; a Manolo, Fran o el Coriano casados, a
Alberto en capilla. A Manolito tocando en Triana, a Antoñito
buscando piso, a Alvarhi de profesor de filosofía. Oscar
disfrutando ahora de su viaje de novios…
Ui Oscar… aprovechando que no está aquí, voy a
recordar algunas cosas de nuestro querido amigo. Y es que él
merece un apartado especial.
A su ya célebre frase “vamos a ir pagando las cuotas”
Oscar ha ido soltando numerosas perlas para el recuerdo. Por
ejemplo, para imponer su respeto a la hora de mandarnos
callar, él, firme y serio se imponía:
-¡o se calláis o… se lo digo a mi padre!O si no, cuando no le gustaba una broma…
-Illo, eso sobra.
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¡Qué grandes frases ha dejada para la historia del martillo
y las trabajadoras! ¿Recordáis?
- ¡Los cuatro costeros a tierra por igual!- precisión
alemana del muchacho pa nivelar la bajada.
- Los de alante que bajen… y los de atrás también- qué
dominio de la retórica costalera.
- ¡Derecha adelante, izquierda atrás!- diréis qué tiene esto
de raro; simplemente que el revirao era al contrario y los
costaleros ya sabíamos para donde teníamos que girar y
a mitad de la faena, saltaba: - ¡Bueno, ya me habéis
entendido!
Comprendimos que de casta podía llegarle algo, cuando
un año, a la salida del Callejón Cruz, se le brindó el honor de
realizar la llamada a su padre Lucas. Tras el toque de martillo
exclamó:
- ¡Ole que treinta corazones más grandes tenéis!- abajo
nos dimos cuenta que se pudo liar un poco, porque en el
antiguo paso cabíamos quince costaleros y haciendo
cuentas no sabíamos que grandeza era la que quiso resaltar.
Bromas a parte, Oscar, tomando la acepción más
familiar, ha ejercido de nuestro hermano mayor durante todo
este tiempo; servicial como el que más, de largo el más
responsable y siempre pendiente de todos los detalles. Nunca
imponía su opinión y hacía que todos fuéramos partícipes de
cada actividad o proyecto.
Como diría su hermano Lucas, el muchacho es muy
tranquilo, pero con un corazón muy grande. Muchas gracias y
un saludo Oscar.
¡Cuántos momentos vividos! Por nuestra edad, a ninguno
nos llamaron a filas y es por ello que no tenemos batallitas
que contar de la mili. Pero sólo de la mili, porque batallitas de
la cruz de mayo hay para dar y regalar.
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Imaginaos a Antoñito con 15 años, a Quinta debajo del
paso cuando no podía estar serio, ese paso derrapando en
las “mudás” de vuelta a nuestro particular templo; esos
bocadillos congelaos, ese Cazorla alelao, al Jordan
escuchando rap mientras ensayaba, a Lucas chuleandonos
en el pin pon o en el futbolín; esos ratitos con Alberto a la
guitarra cantando alguna que otra serenata
Esos ensayos en los que no salía bien nada, esa radio con
los “40 Principales”, -da igual, con eso se anda-; esa misma
radio en la cochera escuchando al Caja si quedaba segundo
o primero, ese día tan agridulce unos animando al Sevilla y
otros al Oviedo… ¡Cuántos ratitos ha dado esa radio! ¡Qué de
alegrías o desengaños!, pero todos siempre juntos a su
alrededor escuchándola.
Ella nos ha ido marcando el ritmo y aunque sólo fuera por
un momento, todos la hemos llevado, al laito del paso,
pendientes de darle al play y de arrimarla al costero para que
se escuchara bien.
¡Ay, la radio! Que recuerdos guardo de ella…
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Tiene un sitio en mi memoria
esta radio tan trianera
con alma callejera
guardando tantas historias.
Te quise como a una novia.
Siempre estuviste a mi vera
al “lao” de la parihuela.
Mis besos eran izquierdos,
de vez en cuando un costero
o un pasito trianero.
¡Ay amor, cuánto te quiero!
mas ya no soy el que te hablo.
Ya no mando los cambios.
Pero yo seguro estoy que
Tomas, Manolito o Pablo
estarán pendientes de ti…
Y es que en este mes de abril
ella cumple quince años.
De vez en cuando también le fallan las pilas en los
ensayos, pero vamos… que a una novia se le perdona to.
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4.- FORMACIÓN Y AUGE CRUCES DE MAYO
Me acuerdo que entre nosotros discutíamos todo cada
vez que había algo qué decidir. Normalmente exponíamos
sólidos argumentos como “esto lo vamos a hacer así porque
es como lo hacemos en el Cautivo” “No no, esto es de este
modo porque es cómo se hace en Oración y será así porque
nosotros tenemos más antigüedad y somos una hermandad
de centro”
Discusiones a parte, no se ha dado mayor “ateneo
cofrade” en nuestro pueblo como el que fue y sigue siendo
esta Cruz de Mayo. Cada uno queríamos experimentar lo que
estábamos aprendiendo en nuestras hermandades, en cada
Grupo Joven, y como diario de nuestras vivencias y
conocimientos, éstos han quedado reflejados en el paso.
Los faroles de los Negritos, Las Hermanas en la cartela
trasera como los respiraderos del Cautivo, los guardabrisas
centrales como Gran Poder, los frisos de lirios como en
Oración, antaño el color de la cera, “que si blanca porque el
rojo es sacramental, que si roja porque el blanco es pal cirio
pascual… pues ni pa ti ni pa mi; color tiniebla como los cirios
de Santa Cruz, ea.” No sé quién lo diría.
Cada reunión, cada charla, ya fuese en la cochera, en el
bar del instituto o en el cercanías de Sevilla era un autentico
foro de opiniones del que todos aprendíamos. Igualito que
otro foro que hay ahora que ni es foro ni se aprende ná.
Conocimos las costumbres y modos de funcionar de las
hermandades de Dos Hermanas y ya no sólo en esta cruz de
mayo, sino en todas las que sin estar vinculadas
expresamente a ninguna hermandad, han ido surgiendo en
estos quince años.
Desde luego, estas asociaciones o grupos de amigos,
-como queráis llamarlo- han funcionado como conexión y
convivencia entre los Grupos Jóvenes, mejor que cualquier
campeonato de futrito organizado para tal fin.
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Entre estas asociaciones hay un grupo de amigos con los
que compartimos formación en la Parroquia del Ave María.
Ellos también celebran este año su X Aniversario. Felicidades.
Estoy seguro que habrán tenido parecidas vivencias de las
que he citado antes y de igual modo espero que tomen
también como suyo este humilde pregón.
Les mueven los mismos intereses que a nosotros, tienen las
mismas virtudes y defectos, entienden también la amistad
como un valor primordial y desde hace un año, vamos
caminando juntos, como aquellos dos discípulos camino
hacia Emaús a los que Jesús se mostró.
A parte de tantas historias que puedan guardar, La Cruz
de Mayo de los Ángeles muestra en su paso, dos bellísimas
alegorías que ayudan a que podamos comprender su
sensibilidad y compromiso con la verdad de los símbolos.
Brota de su Cruz un ángel como fruto de vida. Ellos son los
que mejor nos recuerdan la leyenda de Santa Elena. De las
tres cruces que encontró, fue sólo una, la Vera-Cruz, la que
pudo revivir a un fallecido al que acercaron. No sacan por
tanto una cruz vacía, sino una llena de Vida, llena de Amor
llena de Resurrección.
Y como buenos navegantes nazarenos, para espantar los
demonios de sus viajes, Valme en la proa de su barco. ¿Quién
mejor que Ella para guiarlos y protegerlos en su travesía?
Desde luego, nunca podrán navegarán mejor. Siempre con
Valme delante y siempre con Valme detrás.
De nuevo, felicidades y sigamos caminando juntos de la
mano.
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Muchos de nosotros estamos poniendo en practica hoy
día, todo lo aprendido estos años atrás: unos perteneciendo
a las juntas de gobierno de sus hermandades, otros sacando
a sus titulares como capataces, a unos nos ha dado por
montar una banda, pero sobre todo, esta Cruz de Mayo ha
sido cuna de costaleros de este pueblo. Aprendieron con
nosotros y se doctoraron algún día de nuestra Semana Santa.
Para ello tuvieron que pasar seguro por la primera
“igualá” en su hermanad con la vergüenza de ser novato y
niño entre tanto hombre, pero con la seguridad y la fuerza
de saber de donde procedía.
Así, cuando te pregunten:
Niño, ¿tú de donde vienes?
¿Qué experiencia tienes?
Que esto no es un juego,
aquí si duele el cuello
y no con lo que tú sacas.
Tú di que vienes con ganas,
que ya llegó tu momento
y aprendiste a ser costalero
en la calle Guadalajara.
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Hay ahora otra nueva escuela de costaleros que viene
de atrás arreando fuerte, con ganas de innovar y trabajar
bien. Son Jóvenes y Cofrades. Ellos van paseando con orgullo
su “costero largo” siempre a los sones de buena agrupación
musical.
Son para mí, como el hermano pequeño que se separa
del mayor para tomar su propio camino y sentirse
independiente y capaz por sí mismo de enfrentarse a la vida.
De hecho, nos unen lazos de amistad e incluso familia con
muchos de ellos. Los miro y me veo reflejado cuando nosotros
empezamos, salvo en los costales de colores y esa forma tan
peculiar de ir mirando a la gente, que parece que se les haya
descoyuntado el cuello.
Como generación que nos sigue, ellos son mucho más
vitalistas, más espontáneos, más listos y viendo como está la
juventud hoy, y ya me voy pareciendo a mis mayores, da
gusto ver como un grupo de chavales demuestran tener la
capacidad, responsabilidad y constancia para hacer lo que
están haciendo e ir creciendo poco a poco cumpliendo
todas las metas que se han ido marcando.
Os digo como a los Ángeles; haced vuestro también este
pregón y dejaros guiar para ir avanzando en vuestro propio
camino. Seguid así.
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Como ya he dicho, no llevo viviendo aquí ni quince años,
pero mis cicerones particulares me contaron que ya antes,
salían otras cruces de mayo por Dos Hermanas como la del
Amparo o la antigua de la Borriquita.
Pero en este tiempo que llevo aquí y de manera más
intensa en estos últimos cuatro años por mi condición de
músico “jartible”, he podido conocer casi todas las que
procesionan en la actualidad.
Me gustan mucho las cruces de mayo que sacan las
hermandades, algunas hasta con sus velaitas, dándole un
carácter más alegre y colorido, con toda la chavalería
disfrutando de un día especial para ellos dentro de la vida de
su hermandad.
Dicen que ahora vivimos un auge de estas procesiones.
También dicen que, si no lo impiden los mercaderes, aquellos
que Jesús expulsó del templo, o un venerable sanedrita, este
año salen siete cruces de mayo a la calle y dicen que cuatro
son de hermandades.
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Dicen que por mi pueblo
san llevao deseando
una mijita de años
no tener que mirá al cielo
po podé salí del templo.
Y que abril fuera junio
o mayeara por marzo,
que la Amargura de unos
es la pena de tantos.
Y cuando llegaba el mes
que yo estoy pregonando,
celebraba todo el barrio
ver al menos el sudario
que los jóvenes sacaban
soñando con el milagro
de un Viernes Santo sin agua.
Dicen que por mi pueblo,
igual que Cristo cayó
y luego se levantó
con la ayuda de un cirineo,
hay un grupo de fieles
que en mayo su juventud
cargan de nuevo la cruz
que su Cristo sostiene.
Yo le pido al Arcipreste
que en ellos vea la virtud
de quererse levantar
y así poder caminar,
dejándose siempre guiar
para traernos su Paz
siendo por fin, Hermandad.
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Dicen que por mi pueblo
pasean con mucho arte
chiquillos con sus costales,
saliendo por el centro:
de la calle Melliza
o de Anibal Gonzalez.
Dicen que por mi pueblo
unos niños diseñaron
y en su paso labraron
unos respiraderos
que en su día fueron sueño
de malla, oro y bordado.
Ellos muestran su belleza
y con orgullo la pasean.
Da igual que sea mayo
o un Domingo de Ramos,
si en verdad ellos sueñan
que la cruz que están llevando
es su Virgen de la Estrella.
Dicen que por mi pueblo
salen de nuevo a la calle
cirios, varas y estandartes,
ahora sin nazarenos,
ni pañuelos ni puñales.
No busquéis entre los muertos
al que vive ya en los cielos,
ni lloréis por una Madre
que ha encontrado consuelo
de la mano de un ángel;
el mismo que envió el Padre
cuando el Hijo oró en el huerto
de rodillas en el suelo
colmando el cáliz de sangre.
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5.- HEMOS CRECIDO
Tras un tiempo sin pasarme por la cochera, me acerqué
por la primera igualá de este año. Vi que todo permanecía
inalterable: el tablón de las cuentas, los recortes de
periódicos, el paso al fondo con Manolito y Quinta hablando
de las reformas que se harían este año; a Cepi intentando
hacer de Alvari imponiendo cordura y a Oscar con las cuotas.
Vi mucha gente nueva y muchas viejas glorias. Lo vi todo
tan igual y a la vez tan distinto. Me preguntaba dónde
estaban los niños, porque los que recordaba ya eran hombres
o más bien jóvenes ejerciendo de adultos. Todo era más serio.
Las bromas, los juegos, las sonrisas como diría Martínez
Ares, estaban en las paredes. En las paredes de esa cochera
que nos ha visto crecer, nos ha visto reir, llorar, correr, jugar,
enfadar… esas cosas tan típicas de amigos. Esas paredes se
han impregnado de algo tan sagrado como es la verdadera
amistad de quiénes hemos compartido los mejores años de
nuestras vidas. Es por ello que siempre la consideraré un
santuario más de nuestro pueblo, porque Dios habita y reside
allá dónde dos o tres estén reunidos en su nombre.
Pero yo miraba con añoranza, con la misma sonrisa
condescendiente con la que el abuelo miraba el costal y la
silla de anea en el museo. Está claro, ya no soy un niño. Ya no
lo somos ninguno.
Escuchaba a uno decir que querían ser hermandad y
pensé:
-vaya tela las ganas de pasitos tienen esta gente todavíaPero también oí que realizaban obras de caridad, que
recibían catequesis de confirmación, que iban a los oficios,
que ayudaban a D. Antero…
Más de uno habrá que piense que ya le tienen que gustar
a esta gente los pasitos, para querer sacar una hermandad y
tragar con to lo que tienen que tragar.
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Claro, claro que los habrá. Los habrá que piensen que
todo esto lo hacen con el fin de salir en Semana Santa y
utilicen al cura de turno para convertirse en pro-hermandad.
Bueno, puede ser verdad, pero ¿no se os ha ocurrido
pensar que de la misma manera, cualquier hermandad
durante el año sólo cumple por cumplir y que la vida es una
semana y ya no más? ¿Y ahora qué?
¿No creéis que pueda ser Dios quién nos utilice por medio
de las hermandades y que con el premio capillita de sacar los
pasos a la calle, nos esté acercando a la Iglesia? ¿O que nos
empuje a ir a los asilos, a ayudar a Cáritas, a tener horas
santas, a promover campañas de recogida de alimentos, a
peregrinar al Rocío, a dar culto al Santísimo…?
¿Conocéis a más jóvenes implicados en la Iglesia que no
sea por medio de las hermandades?
Sí los habrá, pero eso será
de Despeñaperros “parriba”,
porque aquí en Andalucía
se nos ha enseñao a queré a Dios
por medio de una Hermandad.
Hace unos cuantos años por medio del “Informe Cíngulo”,
se analizó entre otras cosas, los motivos que nos movían a salir
de nazareno en Semana Santa.
“A mí porque me sacaban mis padres de chiquitito”, “yo
es que soy mu capillita” “yo por la tradición de aquí”…
Anda que con estos argumentos le dejarían salir a uno en
la Madre y Maestra del Silencio. ¡Casi ná!
Volvemos a lo mismo. La pregunta está mal enfocada.
Vamos a darle de nuevo la vuelta a la tortilla. ¿Qué hubiera
pasado si en vez de ello, se hubiera preguntado: ¿Qué has
vivido saliendo de nazareno?
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– Pues recordé a mi abuelo que en paz descanse que
siempre me lo encontraba en la misma esquinita todos los
Martes Santos-; -yo la verdá es que me acordao de to lo que
he hecho mal;- po mira, he pensao que a lo mejor voy un
diíta a misa-; habrá los que juren que han rezado treinta
rosarios y también estará el pasota que diga: -yo qué sé, con
lo que me dolían a mi los piesSí, pero todos repiten. Todos vuelven a salir cada Semana
Santa y seguro que un Padrenuestro y un Avemaría se les
escapan aunque sólo sea por aburrimiento.
Algo habrá que les mueva
para poder soportar
la carga del cirio o la cruz
y volverse a enfrentar
año tras año a los miedos
de la amarga soledad
que aguanta un nazareno
debajo del antifaz.
Ya sea como instrumento celestial o como excusa terrenal
del Homo-capillita, las hermandades creo pueden llegar a ser
un buen medio para poder acercarnos a Dios.
¿Recordáis lo que os comenté hace un rato de la Expo y
sobre qué celebraba esta Cruz de Mayo de la Calle
Guadalajara?
Pues celebramos que hemos crecido. Como ya confesara
San Agustín, influido en la lectura del dialogo “De Amicitia”
de Cicerón, nosotros también hemos encontrado en la
Amistad el medio de conocernos y llegar a Dios, teniéndolo
siempre presente desde nuestro comienzo: en esa cruz de
palés, en esa radio, en las partidas de futbolín, en los ensayos,
en las comidas, en las risas, en los faroles… Porque Dios no
sólo está en el templo, sino que también está en los detalles.
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La Amistad, como el Amor, se fundamentan en el
conocimiento de las virtudes de quiénes la compartimos y de
la misma forma que podemos apoyarnos en ella para llegar
al Matrimonio, nosotros queremos dar un paso más en nuestro
particular camino y dirigirnos a Dios desde la hermandad.
Queremos ser Hermandad.
En este tiempo, hemos comprendido que ya no somos
esos niños que sólo jugaban a los pasitos y que nuestro
itinerario, no sólo se recorre a base de chicotás, sino que de
vez en cuando toca arriar e ir de la mano de la Iglesia,
porque la respetamos y nos reconocemos en Ella.
Todos somos Iglesia.
A Jesús hemos seguido
siempre en la amistad,
en la infancia o pubertad
porque así Dios lo ha querido.
Este es nuestro destino:
antes en la cochera
y ahora en la iglesia,
da igual cambiar de sitio.
Pero oid bien lo que os digo:
si Dios es como Roma
donde llegan los caminos,
la Iglesia es su escolta
con su cohorte pretoria.
No hay desprecio ni mofa
que salga de mi boca.
Lo digo alto y claro:
Que hay que llegar a Roma
con el cirio en una mano
y el Evangelio en la otra.
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6.- AGRADECIMIENTOS Y DESPEDIDA
Ya va llegando el pregón a su fin y aprovecho ahora y no
al principio para dar las gracias para que éstas no queden
como mero formalismo.
Doy las gracias de corazón, empezando como no, por mi
abuelo, amigo profesor y capataz de mi vida.
A mi madre. Ella fue la que desde niño me enseñó a ser
sensible y ver las cosas desde otro punto de vista.
A mi padre no sé si le tengo que dar las gracias o pedirle
perdón por tantas horas de trabajo perdidas.
Al resto de mi familia por aguantarme.
A ti, Paula, por ayudarme a recordar y volver a vivir
bonitos cuentos del pasado.
A Benito. Fiel compañero de viaje en estas dos últimas
semanas.
Al resto de mis niños del Cautivo y Dos Hermanas.
A mi Banda y a su maestro Mena.
De nuevo a la Hermandad de Vera-Cruz.
A ti, Pablo. Gracias por esa bellísima presentación. No te
digo que seguiremos creciendo porque ya no sé donde nos
íbamos a meter, pero si te digo que espero seguir trabajando
a tu lado, tanto en la Cruz de Mayo como en nuestra
Agrupación de Valme. Y sigamos viendo la vida de color
Verde Esperanza.
Al resto de mis amigos y los aquí presentes por compartir
conmigo este buen ratito.
Y por supuesto, a quienes me habéis permitido que hoy
pueda estar aquí jugando a ser pregonero.
A todos, muchas gracias.
No sé ni quiero terminar este pregón. Lo dejo abierto. No
diré “He dicho” porque serán los niños los que irán diciéndolo
año a año en miles de pregones de amistad, ilusión e
inocencia. Ellos irán renovando esta bella alegoría que se nos
presenta cada primavera en Dos Hermanas. Niños
celebrando la Resurrección de Jesús en mayo sacando sus
cruces a la calle.
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Como ya se dijo una vez en otro atril… - Y ahora, la feria-.
Pero no viene ella sola. Y es que en este mes que entra,
podemos disfrutar de muchas más cosas:
Mes de mayo nazareno,
mes de amigos y familia,
de montaje de casetas
farolillos y alegrías.
Mes de mayo nazareno,
mes de glorias a María,
de Pentecostés gozoso,
cohetes y romería.
Mes de mayo nazareno,
de niños tomando a Cristo
en Santísimo Sacramento.
Niños vestidos de blanco,
de novias y marineros.
Niños que están rezando
en el interior del templo
de la mano de sus padres
y quieren ser como ellos.
También hay niños en las calles
vestidos de costaleros,
montando su propia cruz
con un par de maderos.
Ellos la van paseando
con su andar sobre el izquierdo,
Tres pasitos “palante”
y ahora un costero a costero.
Mes de mayo nazareno,
mes que todo lo cambia:
la calle se hace Iglesia
Apostólica y Romana.
Híspalis, Onuba y Gades
ya están evangelizadas
y la mora Al-Andalus
jamás fue tan cristiana;
ni la extensa Castilla,
dejando atrás Ciudad Real,
pasando por Salamanca,
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Ávila, Soria o Burgos. Y
cerca de Guadalajara
estableció allí su reino
Carlos I de España
y de casi todo el mundo.
Y quiso tomar por Puerta
para llegar a intramuros
no un angosto callejón,
sino un Arco del Triunfo.
Y traspasada la muralla
erigió un monumento
a una Inmaculada
que aquí en este pueblo
es Valme Coronada,
protectora de las almas,
sinergia de nuestras vidas,
Ella siempre inmarcesible,
ni su rosa se marchita.
Siempre ejerciendo de Madre
la vemos como vigila
ayudada por un arcángel
a los niños de Melliza
o de Anibal Gonzalez
y ya por Lope de Vega
se escribe el desenlace
de este último poema
de mi diario de viaje,
pero este joven que juega
a exaltar como los grandes
quiere darse la vuelta
y ser el niño que era
sin que los años pasen.
Que sea lo que Dios quiera,
pero ojalá yo alcance
vivir lo que todos sueñan
y escuchar decir al Padre:
¡Niños!, abrid ya las puertas
que nos vamos “pa” la calle.
Amén.
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