INTRODUCCIÓN Es un hecho sabido por todos que, a lo largo de la
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INTRODUCCIÓN Es un hecho sabido por todos que, a lo largo de la
INTRODUCCIÓN Es un hecho sabido por todos que, a lo largo de la historia, las lenguas cambian. Y lo hacen profundamente, en muchas ocasiones. Casi todas las palabras que hoy usamos provienen de formas distintas que ya usaron nuestros antepasados y que, merced a numerosas causas, procesos y factores, fueron evolucionando (sin prisa pero sin pausa, como se suele decir) hacia los estadios en los que hoy las conocemos y usamos. La mayoría de esos factores que inciden en la evolución de las lenguas responden, curiosamente, a cuestiones extralingüísticas. Por ejemplo: Factores socioculturales: la evolución de una variedad lingüística determinada puede depender, muy profundamente, de su prestigio social. Hay variedades lingüísticas que son usadas por grupos social o culturalmente dominantes, y estas formas suelen llegar a imponerse sobre las demás. Son aquellas que todos quieren imitar, dejándose, por el camino, las suyas propias, peor consideradas. Factores políticos: también pueden ocurrir cambios cuando se establecen normas legales que tienen por objetivo regular el uso y funcionamiento de las lenguas. El hecho de que un gobierno prohíba el uso de una lengua, o la limite al ámbito privado, o establezca, por el contrario, que sea una lengua en concreto la que deba usarse por la administración, por los tribunales, por la universidad, etcétera, tiene una incidencia muy importante en la evolución de la misma. Por eso todas las normativas gubernamentales relacionadas con la lengua suelen encontrar una profunda polémica. Factores históricos y geográficos: esta es, quizá, la más importante de todas. Los mecanismos por los cuales unos pueblos se relacionan con otros, a través del comercio, de los intercambios culturales, de la política, o incluso a través de invasiones y conquistas militares, marca profundamente no sólo la lengua que en ellos se habla, sino qué variedad de esa lengua y qué visión se tiene de ella. Al fin y al cabo, si en la mayor parte de Europa se hablan lenguas derivadas del latín se debe precisamente a la conquista romana, y si en la mayor parte de América Latina se habla castellano fue, precisamente, debido a la conquista española. La mejor manera de discernir la evolución de las lenguas es conocer muy bien el devenir de la historia. CAMBIO Y EVOLUCIÓN EN EL LENGUAJE Las lenguas cambian, generalmente muy lentamente, a veces muy rápidamente. Existen muchas razones por las que una lengua puede cambiar. Una razón obvia es la interacción con otras lenguas. Por ejemplo, si una tribu de gente realiza intercambios con otra, empezarán a utilizar palabras específicas y frases para los objetos de intercambio. Si una tribu pequeña, pero poderosa, subyuga a una tribu más grande, se observa que la lengua que habla la elite a menudo muestra la influencia de la constante interacción con la mayoría, mientras que la lengua de la mayoría importa vocabulario y estilos de habla de la lengua de la elite. A menudo una o la otra desaparece, dejando atrás a un profundamente alterado "vencedor". Un ejemplo de este suceso es el Inglés: el Francés Normando de los conquistadores desapareció hace bastante tiempo, pero no sin antes cambiar el Anglo-Sajón en un Inglés altamente afrancesado. Si un grupo de gente se encuentra aislado en islas o montañas su lengua puede cambiar, aunque por cierto muy lentamente; pero de todas maneras cambia. Por ejemplo, en las tierras altas de Papua Nueva Guinea hay muchas docenas de lenguas, cada una bastante diferente de la de sus vecinos. Pero son aparentemente el resultado de un aislamiento por largo tiempo, más que de una influencia mutua. Lo mismo ha ocurrido en las montañas Caucásicas entre Rusia, Turquía e Irán. Los mecanismos más lentos de cambio parecen incluir la “batalla” entre simplicidad y expresividad: queremos que nuestros idiomas comuniquen tanta información como sea posible, y además hacerlo de manera económica. Queremos que nuestros idiomas sean ricos, pero concisos. ¿Cuantas preposiciones o casos necesitamos? ¿Cuántas es mucho? ¿Cuántas formas verbales necesitamos, y cuántas filtra el cerebro? ¿Cuántos sufijos, prefijos e irregularidades pueden los niños aprender antes de que comiencen a simplificar? ¿Qué combinaciones de sonidos son fácilmente pronunciados y fácilmente entendidos?, etc. Un aspecto sorprendente del cambio y evolución de las lenguas es la influencia de la moda, e incluso de idiosincrasias individuales. A pesar de que la historia es apócrifa, algunos dicen que la pronunciación de la z en el español de Castilla se debió a que los cortesanos imitaban el ceceo de un joven rey. En mi propia familia, nos referimos a Navidad como wikis, por la incapacidad de uno de los niños de decir Navidad (Christmas). Imagina que somos parte de un pueblo tribal estrechamente unido; si a estos les hubiese gustado tanto el cambio como nos gustó a nosotros, ¡la palabra Christmas se transformaría a Wikies dentro de una generación! Esto ha ocurrido probablemente millones de veces en la historia humana. VEAMOS AHORA UN EJEMPLO REAL DE UNA GENTE MUY INFLUENCIABLE Alrededor del 5000 AC, entre el valle del río Danubio y las estepas de lo que ahora corresponde a Ucrania, vivían pequeñas tribus de granjeros primitivos que hablaban la misma lengua. Cultivaban centeno y avena, y criaban cerdos, gansos y vacas. Pronto se convertirían en la primera gente de la tierra en amansar caballos salvajes, un logro que los convertiría en una importante parte de la historia por miles de años, y su proximidad a la culturalmente avanzada gente de Asia Menor – lo que ahora es Turquía – les permitiría aprender el trabajo en metales inventado ahí, comenzando con el cobre. Empezando el 3000 AC, esta gente se esparciría en Europa y en las estepas rusas. Alrededor del 1500 AC continuarían hacia Persia e India, incluso tan lejos como el occidente de China. Luego, en los últimos 500 años, se esparcirían hacia las Ameritas, Australia, las Islas del Pacífico y partes de Africa. Ellos llevarían su idioma con ellos, aunque gradualmente mutaría en cientos de lenguas mutuamente ininteligibles, incluyendo Inglés, Alemán, Francés, Español, Ruso, Persa, Hindi y muchos más. Al examinar los antiguos ejemplos de lenguas modernas y clásicas tales como el Griego, Latín y Sánscrito, los lingüistas han podido reconstruir una elaborada suposición de cómo era la lengua de esta antigua gente. Llamaron a esta lengua Proto-Indo-Europea. El trabajo hecho en esta reconstrucción del Proto-Indo-Europeo llevó a realizar esfuerzos por reconstruir otras lenguas prehistóricas también. Para ilustrarte cómo estos lingüistas lo hicieron, comencemos con un ejemplo simple: el Italiano, Español, Portugués, Francés y Rumano provienen del Latín, del cual aún existen muchos registros. Palabras con –ct- al medio en Latín cambiaron de un modo sistemático, tal como sigue: Latín__Italiano__Español__Portugués__Francés dicto____detto____dicho____dito________dit lacte____latte_____leche____leite_______lait lecto____letto_____lecho____leito_______lit nocte___notte_____noche___noite_______nuit Perdón la chotez de los cuadritos espero que se entienda igual no encontre otra forma de que queden. Así, una regla podría ser que una combinación “difícil” de letras como -ct- cambie de ciertas formas para llegar a ser más “simple”. En la mayoría de las lenguas descendientes, sólo se convirtió en -t-; en Español se convisrtió en –ch-. Otro ejemplo: las palabras que comienzan con pl-, cl-, o fl- en Latín también cambiaron de una manera sistemática. En este caso, las combinaciones de consonantes iniciales se “simplificaron” de diversas formas en Italiano, Español y Portugués, pero permanecieron igual en Francés. En Italiano, la l se convirtió en i, en Español se convirtió en ll, y en portugués se convirtieron en ch (pronunciada como sh): Latín__Italiano__Español__Portugués__Francés pleno__pieno___lleno_____cheio______plein clave__chiave___llave_____chave______clef flamma_fiamma_llama_____chama_____flamme Muchos lingüistas creen que es difícil reconstruir una lengua más allá de 5000 años, incluso con un buen número de vocabulario sobre el cual trabajar. De hecho, muchos sugieren que desde 10.000 años, los cambios que ocurren son tan profundos que no se puede establecer ninguna conexión clara entre dos lenguas que se separaron esa cantidad de tiempo atrás. ¡Pero decir que algo es imposible nunca antes nos ha detenido! Algunos otros lingüistas han hecho el salto y han usado algunas herramientas estadísticas especializadas para proyectar retrospectivamente una Lengua que (supuestamente) es el ancestro no sólo del Proto-Indo-Europeo, sino que también de los grupos lingüísticos Afro-Asiáticos (Ej. Árabe, Hebreo y Egipcio Antiguo), Urálicos (Ej. Finés y Húngaro), Altaico (Ej. Turco y Mongolés), Dravídico (las lenguas del sur de la India), Coreano, Japonés, las lenguas orientales de Siberia y ¡las lenguas Eskimo-Aleut! LA MORFOLOGIA DE LA LENGUA Las lenguas del mundo difieren enormemente en su complejidad morfológica. Nociones como el tiempo, el aspecto, la negación, la evidencialidad o la estructura de eventos se pueden expresar por medios morfológicos o simplemente de manera léxica. Lupyan y Dale (2010) han realizado un estudio estadístico de más de 2000 lenguas en el que encuentran un alto grado de correlación entre la complejidad morfológica de una lengua y factores demográficos como el número de hablantes, su extensión geográfica o su grado de contacto lingüístico con otras lenguas. Estos resultados apuntan a la relevancia de factores socio-culturales en la explicación de la estructura gramatical de las lenguas. Las lenguas difieren en el grado de complejidad morfológica: mientras que en español, el futuro se expresa por medio de un morfema insertado en la palabra (cantaré), en inglés se expresa por medio de una palabra independiente (I will sing); mientras el latín expresaba la información sobre la estructura de eventos (quién hizo qué a quién) con las declinaciones de nominativo o acusativo (canis hominem mordet, “el perro muerde al hombre”), el inglés lo hace simplemente poniendo las palabras en un determinado orden (ordenando sujeto > verbo > objeto, dog bites man). Otros dominios que pueden ser expresados con un morfema agregado a una palabra o bien como una palabra independiente (es decir, léxicamente) incluyen el tiempo verbal, la negación, la pluralidad, el aspecto y las expresiones de probabilidad. Tipológicamente, a las lenguas que tienden a expresar la información de manera léxica se las conoce como “aislantes”. Pues bien, un estudio reciente (Lupyan y Dale, 2010) ha llevado a cabo un análisis estadístico de 2236 lenguas en el que han encontrado una correlación estadísticamente muy clara entre “factores lingüísticos relacionados con la complejidad morfológica y factores demográficos y socio-históricos, tales como el número de usuarios de la lengua, la extensión geográfica y el grado de contacto lingüístico” El método seguido consistió en la construcción de una tabla en la que se incluyeron los mencionados factores demográficos y una serie de variables gramaticales (las relacionadas más estrechamente con la expresión morfológica), que se extrajeron del World Atlas of Language Structures (WALS), que recopila propiedades estructurales de las lenguas del mundo. Al separar las lenguas en “lenguas con gran número de usuarios” frente a “lenguas con un número de usuarios reducido”, sus resultados mostraron que las lenguas de grupos grandes tenían una tendencia muy superior a ser del tipo “aislante”, es decir, a utilizar estrategias léxicas en vez de morfológicas para expresar un gran número de dominios. Para cada lengua, los autores calcularon un “índice de complejidad morfológica” sumando el número de rasgos gramaticales para los cuales una lengua utiliza una codificación léxica en vez de morfológica. Se encontró una correlación muy significativa entre este índice de complejidad y el tamaño de la población de hablantes (p < 0.00005): las lenguas con más hablantes tienen más posibilidades de utilizar estrategias léxicas (en vez de morfológicas) para codificar distinciones sintácticas y semánticas. La razón de estas diferencias hay que buscarla en la llamada “hipótesis del nicho lingüístico”. Esta hipótesis distingue dos situaciones en las que las lenguas se aprenden y se hablan: los nichos “intragrupales” y los “intergrupales”. Las lenguas de nichos intragrupales son aquellas habladas en comunidades pequeñas, entre miembros de un mismo grupo social que comparten una cultura y un ambiente, donde todos tienen un conocimiento general de la comunidad y sus actividades. En ese contexto, no hace falta ser absolutamente explícito sobre hechos y prácticas conocidos por todo el mundo, y la comunicación hace uso de esa base de conocimientos, que se da por sabida. En cambio, una lengua de nicho intergrupal es aquella que posee un gran número de hablantes, con una gran variedad entre ellos. En estas lenguas existe una mayor presión comunicativa para que la lengua sea entendida y adquirida fácilmente por aprendices externos (por colonización o migración). El resultado es que estas lenguas simplifican su morfología e incrementan la productividad de sus patrones gramaticales, con ese objeto de ser más fácilmente aprendibles. El inglés, el suahili o el hindi serían ejemplos de lenguas intergrupales (hoy en día tan sólo el 30% de los hablantes de inglés son hablantes nativos). El malayo es un caso aún más extremo: tan sólo el 15% lo hablan como su primer idioma. En el otro lado de la balanza, están idiomas como el galés o el yupik, un idioma esquimal de Siberia que no tiene hablantes no-nativos. Wray y Grace (2007) explican algunas posibles razones de esta diferencia en estrategias comunicativas. En resumen, relacionan las lenguas intra-grupo con los hablantes primigenios, quienes seguramente vivían en grupos bastante pequeños de individuos con una alta relación genética, individuos que compartían actividades, metas y cultura en un espacio sociocultural único y relativamente estable. Estas lenguas utilizaban ese alto grado de complejidad semántica y gramatical como medio de cohesión grupal, para perpetuar la integridad del grupo, y como barrera contra los extraños. En cambio, las lenguas de uso intergrupo deben reducir esa complejidad para hacerse más sencillas de aprender, especialmente por adultos. Esto hace que estas lenguas favorezcan los rasgos más transparentes, fáciles, regulares, lógicos y fonológicamente simples. Esta clara relación entre la estructura social que sustenta una lengua y la estrategia comunicativa adoptada por dicha lengua no deja de ser un concepto controvertido en la ciencia cognitiva actual. Existe actualmente una tendencia a intentar encontrar explicaciones a la estructura y funcionamiento del lenguaje desde una perspectiva puramente cognitiva y en último término, biológica. Sin embargo, estos resultados apuntan a la posibilidad de que lo que algunos lingüistas toman como universales lingüísticos de base biológica sean en realidad productos añadidos por las culturas, es decir, tengan su origen en presiones comunicativas específicas de un tipo de sociedad. Todos estos aspectos pueden en realidad conciliarse si se concibe el lenguaje como un “sistema adaptativo complejo” (Beckner y cols., 2009) en el que interactúan distintos sistemas dinámicos (p.ej., la evolución biológica, la transmisión cultural y el aprendizaje individual). CONCLUSION El lenguaje es similar a un ecosistema, donde diferentes seres vivos (LENGUAS) viven, conviven, luchan, se influencian, maduran y mueren. Y es también el vehiculo que utilizamos para comunicarnos todos los dias y hasta el final de los mismos. Hay quienes critican a los jovenes actuales por (supuestamente) destruir el lenguaje. Pero no lo destruyen menos que quienes los precedieron. Y hay que ver que es destruir y a que se llama destruir cuando es una creación. Si leyeron todo el POST estoy seguro que les interesará saber más sobre el tema.