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CRECIMIENTO INTERIOR
Los chacras o centros
de energía
EL PRANA
Todo es energía. La energía es la
materia prima para ser elaborada
en una flor, un movimiento o una
emoción. La energía vital disponible en la naturaleza y adaptada
a cada forma se ha denominado
“prana” por los hindúes, y tiene
múltiples denominaciones en
diferentes culturas. Cada ser
vivo recibe prana, lo utiliza y
lo emite transformado en otra
variedad de prana que combina
la energía entrante con su propia
vibración. Todo se comporta en
la gran corriente de la vida como
portador de energía. La irradiación de cada ser vivo es su atmósfera energética: el aura, biocampo
o campo energético vital.
EL BIOCAMPO
El cuerpo con todos sus átomos se
recambia y seguimos manteniendo
nuestra personalidad, nuestra memoria, nuestra identidad. Hoy cada
vez más es evidente, en términos
estrictamente científicos, que la
memoria no está en la materia,
aunque se expresa a través de ella
y que nuestra inteligencia no es
una mera derivación de la cantidad
de neuronas y sus conexiones.
40 VIVO SANO
Hay algo en el vacío entre las moléculas, algo en el campo de energía,
que parece ser la clave de la memoria y las funciones superiores.
En medicina hace tiempo que
sabemos que en las grandes lesiones cerebrales
la pérdida de memoria es menor
de la esperada
para el tamaño
de la lesión. El
neurólogo británico John Lorber
ha descrito casos
extraordinarios de
personas con un
cociente intelectual
normal a pesar de que
tenían menos del 10%
de la corteza cerebral
de una persona normal.
Sin acceder a la noción
del campo neuronal como
una clave para explicar el
procesamiento de información, no podríamos comprender
estos fenómenos.
Los campos que emite nuestro
cuerpo van unos metros más allá
de la piel. El electrocardiograma
y el electroencefalograma, y las
actividades eléctricas de nuestros
órganos se asocian a un campo
magnético correspondiente con el
que podemos dialogar en el len-
LA LUZ, EL SONIDO Y LOS
CAMPOS MAGNÉTICOS DE
MUY BAJA INTENSIDAD
PUEDEN SER UTILIZADOS
POR SU POTENCIAL
TERAPÉUTICO
guaje de frecuencias electromagnéticas. La resonancia magnética
funcional nos permite activar o
desactivar distintas partes del sistema nervioso, con lo que cada
vez conocemos mejor su función.
Hoy sabemos también que procesos complejos como la regeneración tisular suceden gracias a corrientes eléctricas de un potencial
infinitesimal. Ya no tenemos duda
de estar tanto envueltos como interpenetrados por un campo, que a
nivel celular se manifiesta en ese
campo electrónico activado que
conocemos como citoplasma. La
materia es la hipótesis, la realidad
es el campo.
En la antigua tradición del yoga, el
cuerpo etérico es una red de finos
canales de energía, que constituyen el molde o arquetipo sobre el
que se precipita la estructura física
densa. Constituye un campo de recepción, transformación distribución e irradiación de energía cualificada por cada vida. De la calidad
de la circulación del prana depende la vitalidad del cuerpo físico.
La red de hilos de luz, denominados “nadis”, forma torbellinos o
vórtices de energía según la densidad del tejido y el entrecruzamiento de los diferentes canales.
La estructura de este campo etérico está caracterizado por centros
de diferente gama de vibraciones
y entrecruzamiento de líneas de
campos, que son conocidos como
centros de energía o chacras. Los
nadis o trayectos energéticos se
asocian a los trayectos neurales y
vasos sanguíneos mayores, como
la médula espinal y la aorta, por
ejemplo. El biocampo, los chacras, los nadis, las glándulas, el
sistema vascular y el sistema nervioso forman un sistema integrado
que en sintergética denominamos
“sistema energético vital”.
LA DESMATERIALIZACIÓN
DEL CUERPO
Hoy podemos estudiar estos campos de energía alrededor del cuerpo, predecir condiciones internas
e interactuar con ellas sin necesidad de medidas intervencionistas.
VIVO SANO 41
Podemos registrar la respuesta del
organismo en tiempo real frente
a estímulos electromagnéticos de
frecuencias e intensidades críticas.
Cada vez más se nos desmaterializa el cuerpo y se disuelve en ese
campo vital o biocampo, que tiene
las llaves para explicarnos la respuesta del organismo completo
frente a estímulos que no son de
tipo químico. Esa desmaterialización de la materia, incluida la de
nuestros cuerpos físicos, nos revela que todo está compuesto de partículas subatómicas en constante
interacción con el vacío cuántico.
Desde tiempos inmemoriales la
noción del campo etérico —una
noción equiparable a la del campo cuántico—, explica interacciones energéticas que trascienden
la biología molecular. Ya desde
mediados del siglo pasado, Harold Burr, investigador de la Universidad de Yale, dedicó más de
cuarenta años a objetivar la exis-
tencia de este campo, al que denominó “campo L”.
Nos encontramos así en Occidente un sustrato para la antigua concepción del campo o doble etérico
que caracteriza todos los organismos, y que en otras tradiciones se
asocian al llamado Laya Yoga, la
antigua ciencia de los centros de
energía o chacras.
Durante tres décadas hemos explorado la reacción del campo L
o biocampo a estímulos sutiles
como la luz coherente de muy baja
intensidad, soft láser. Miles de experiencias clínicas durante más de
tres décadas, nos llevan a considerar que este campo sutil es un
receptor, procesador y distribuidor
de energías e informaciones que
entran en contacto con el organismo. Los estímulos sutiles que el
biocampo procesa selectivamente
son transferidos por la vía de sistemas de conducción de señales
biológicas propias del organismo,
a toda la red de receptores en el
cuerpo.
El estudio de estos centros de energía ubicados en el biocampo que
rodea el organismo, nos ha llevado a sistematizar sus propiedades
e interacciones, comprobando su
utilidad para expandir el campo de
las terapias que en medicina terminaban en la biología molecular.
Hoy ya sabemos que esta no es el
límite y que la luz, el sonido y los
campos magnéticos de muy baja
intensidad pueden ser utilizados
por su potencial terapéutico.
La nueva farmacopea partirá de estímulos biofísicos. La luz, el sonido, estímulos electromagnéticos de
baja intensidad y frecuencias selectivas y la propia energía humana
serán, sin duda, aspectos importantes en la terapéutica del futuro.
EL LAYA YOGA Y LA
CIENCIA DE LOS CHACRAS O
CENTROS DE ENERGÍA
Es sorprendente comprobar la
exactitud con la que los antiguos
yoguis describieron un tejido sutil de redes y centros de energía
en el seno del campo energético
humano. Encontramos en el Laya
Yoga —el método de yoga que
trata de los centros de energía— la
descripción de todo un sistema de
finos circuitos integrados con sus
conexiones precisas, digno de las
modernas ciencias de sistemas.
El estudio clínico de la posibilidad
de la existencia de estos sistemas
distribuidos en siete centros de
procesamiento o chacras mayores
y su posible correspondencia con
los conocimientos de la medicina
occidental, dio pronto sus frutos
en el terreno de la sintergética. En
la visión sistémica de este método,
la asociación de chacras, plexos
nerviosos y glándulas endocrinas
ha sido de crucial importancia
para el diseño de su propuesta
integrativa. Con los años fueron
surgiendo con claridad, patrones
de frecuencias y correlaciones
precisas para el desarrollo de una
metodología clínica que permite
su abordaje integrado al de todos
los sistemas orgánicos.
VIVO SANO 25
LOS CHACRAS REFLEJAN
SOBRE EL CUERPO
CÓMO ADMINISTRAMOS
LA INFORMACIÓN, EL
PENSAMIENTO O LA
CONCIENCIA
LOS CHACRAS Y NUESTRA
SALUD
Estos centros de energía que no
vemos, que no tocamos, y que ni
siquiera hemos podido fotografiar
con las más sofisticadas tecnologías, son desde el punto de vista
sintergético, el aspecto más importante de la estructura energética humana. Los chacras pueden
ser reconocidos por su influjo real
y permanente sobre la energía en
todo nuestro cuerpo; a través de
ellos fluyen energías de múltiples
frecuencias que caracterizan nuestros estados de ánimo; la función
de los chacras explica el influjo de
las emociones sobre la energía y la
fisiología del corazón.
Sin el torbellino de energía que canaliza la vibración del amor hasta
las glándulas a través de finos canales o nadis, serían imposibles el
encuentro, el sexo, eros, la pasión,
la supervivencia. En uno de esos
torbellinos de energía puede haber
quedado estancada la inmensa fuerza de las emociones reprimidas, o
la ruptura energética ocasionada
por las emociones desbordadas. A
cada instante, los chacras reflejan
sobre el cuerpo cómo administramos la información, el pensamiento o la conciencia. Su vibración y
su actividad están determinadas
por la forma en que usamos o abusamos de nuestra conciencia.
LOS SIETE CHACRAS
MAYORES
Tenemos siete centros primarios,
que son los puntos nodales con una
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mayor densidad de cruces energéticos, veintiún centros secundarios
asociados y entretejidos a los primarios según un diseño geométrico preciso, y multitud de centros
menores, de los cuales el sistema
de meridianos de acupuntura forma parte. Este complejo sistema
entretejido permite, en el interior
de cada canal, la circulación de
cinco tipos diferentes de prana
descritos por la tradición oriental.
Es como si cada pista energética
tuviera cinco carriles destinados
al tráfico de energías de diferente
velocidad y frecuencia.
Cada uno de los centros ha sido
asimilado a un loto con un diferente número de pétalos. Podemos comprenderlo mejor a través
de una analogía: La conciencia es
como una flor que en su evolución
se va expandiendo; el número de
pétalos es proporcional al nivel
evolutivo de la conciencia. Al florecer se expande y revela el potencial del fruto y sus semillas contenidos en el centro o cáliz de la flor
de loto. Así, el loto con sus pétalos
constituye un símil para referirse
al tipo de energía y de frecuencia
que puede procesar cada chacra,
de tal manera que del primero al
séptimo las energías van aumentando de frecuencia o de número
de pétalos.
En el ser humano estas energías se
ordenan por rangos de frecuencia,
siguiendo el ordenamiento del espectro cromático, desde el espectro de frecuencias más bajo al más
alto. En la medida en que se incrementa la frecuencia de los centros,
tenemos un nivel mayor de información. El sistema de chacras mayores representa así siete niveles
de conciencia creciente: a mayor
densidad de información hay una
mayor conciencia. Este sistema
de ascenso en el nivel de frecuencias puede entreverse en la correlación de la banda de frecuencias
del espectro electromagnético del
color y de los centros: rojo para el
primero de frecuencia más baja y
violeta para el séptimo, la frecuencia más alta.
De la misma forma, y a una escala
de frecuencias inferiores, tradicionalmente se han relacionado los
centros con las notas musicales.
Así, se va conformando un sistema de resonancias armónicas de
los centros, que abarca una escala
que va desde las vibraciones más
densas, como las del sonido, a
las más sutiles, como las del color, hasta frecuencias superiores
LA FUNCIÓN DE LOS CHACRAS EXPLICA EL INFLUJO
DE LAS EMOCIONES SOBRE LA ENERGÍA Y
LA FISIOLOGÍA DEL CORAZÓN
VIVO SANO 23
relacionadas con los planos emocional y mental. Todo lo anterior
puede reducirse al mínimo común
denominador de los diferentes
grados de conciencia que determinan el espectro de resonancia de
cada centro.
Todos estos centros de energía son
puntos nodales dentro de un bello
y complejo tejido tridimensional.
Los siete centros primarios se conectan con veintiún centros secundarios que representan los puntos
de anclaje o de soporte de la energía. Todo este sistema de frecuencias armónicas se precipita en un
patrón vibracional más lento y en
última instancia se condensa en
los nervios, los vasos sanguíneos
y la matrix celular. Este sistema
de correspondencias establece relaciones de interdependencia entre
sistemas orgánicos e inorgánicos,
energías densas y sutiles, colores,
sonidos, formas, órganos, emociones, pensamientos, y patrones de
orden más sutiles o arquetipos.
Cada centro de energía resuena
con una parte del espectro que
también se corresponde por resonancia con la glándula endocrina,
los órganos y los sistemas nutridos energéticamente por el mismo
centro.
JORGE CARVAJAL POSADA

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