ceguera y deficiencia visual: aspectos generales.
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ceguera y deficiencia visual: aspectos generales.
CEGUERA Y DEFICIENCIA VISUAL: ASPECTOS GENERALES. 1. - Introducción. 2. - Definición. 3. - El impacto de la ceguera. 4. - Implicaciones psicosociales de la ceguera. 4.1. - Implicaciones sociológicas. 4.1.1. - Cd inmadura y egocéntrica. 4.1.2. - Aislamiento y abandono. 4.1.3. - Pasividad y dependencia. 4.1.4. - Modelos inadecuados de roles sociales. 4.1.5. - Actitudes estereotipadas. 4.2. - Implicaciones psicológicas. 4.2.1. - Conceptualización. 4.2.2. - Habilidades y logros. 4.2.3. - Rasgos de personalidad. 4.2.4. - Proceso de adaptación. 4.2.5. - Autoestima. JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 1 CEGUERA Y DEFICIENCIA VISUAL: ASPECTOS GENERALES. 1. - Introducción: Atención Temprana con Ciegos y Deficientes Visuales. Entendemos por Atención Temprana con Ciegos y Deficientes Visuales al conjunto de actuaciones sobre niños de 0-3 años y su entorno socio-familiar encaminadas a dar respuesta a las necesidades socioeducativas especiales derivadas de la falta o disminución de uno de los sentidos a distancia, la vista, buscando eliminar o limitar ciertos efectos incapacitantes inherentes a la ceguera y deficiencia visual. Desde este planteamiento, hay que diferenciar Atención Temprana de Estimulación Precoz, considerando dicho programa, momento crucial dentro del marco de la Educación Infantil, como un conjunto de actividades incardinado en el área de Servicios Sociales que acomoda los presupuestos de la L.O.G.S.E. concernientes a esta etapa (Capítulo I, Artículos del 7 al 11, Plan de Actuación y Orientación Educativa, y Documento de Atención a la Diversidad) El objetivo de un Programa de Atención Temprana con Ciegos y Deficientes Visuales debe ser ayudar al niño y su entorno socio-familiar a encontrar fórmulas válidas de adaptación y aceptación del déficit que posibiliten un desarrollo armónico integral de las potencialidades del sujeto afectado. Para ello, partimos de la consideración de que todo niño tiene posibilidades reales de desarrollo, siendo éste el resultado e las interacciones entre el niño y su entorno, mediatizadas por la dotación de ambos. Así, el bebé ciego carece en su programa biológico de la visión, responsable en las primeras etapas de vida de: * llevar a cabo la función sintetizadora de la experiencia (frente a la función analítica inherente al tacto y la audición) * ser receptora de información. * ser en sí misma fuente de estimulación y de contacto con el medio. * posibilitar mecanismos válidos de control sobre el entorno. Aceptando lo anterior, ante un bebé ciego habrá que buscar una alternativa consistente en realizar las adaptaciones necesarias sobre el sujeto y su entorno que posibiliten cursos eficaces de desarrollo, siendo ésta una responsabilidad de los adultos cercanos al bebé. En este proceso se debe evitar centrarse exclusivamente en la deficiencia, recordando que ante todo el bebé ciego es un niño con posibilidades de desarrollo, teniendo que soslayar tres dificultades fundamentales: la falta de formación/información, la carencia de materiales y, sobre todo, el bloqueo emocional que impide el establecimiento de vínculos afectivos estables que garanticen una adecuada puesta en marcha de las adaptaciones necesarias. Si ésto no se logra, encontraremos un proceso de desarrollo inadecuado con manifestaciones patológicas en el bebé y el entorno JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 2 próximo (ansiedad, paralizaciones, alternativas ineficaces, sobreprotección y rechazo más o menos encubierto) En resumen, se plantea como objetivo prioritario favorecer la plena manifestación de las potencialidades del bebé ciego, buscando una adecuada adaptación a la realidad propia, con tres áreas básicas de intervención: sujeto, entorno familiar y entorno socioescolar. En este sentido, planteamos dos grandes bloques de reflexión que pasamos a describir: desarrollo cognitivo y desarrollo afectivo. La visión proporciona la posibilidad de constatar una realidad continuada en el tiempo que permanece separada del sujeto, permite la aprehensión global de esa realidad, siempre en términos relativos (función integradora de los datos), y facilita el aprendizaje por imitación. El bebé ciego obtiene a información a través del tacto y el oído, pero encuentra frecuentes problemas. El uso del tacto implica necesariamente que el objeto de conocimiento esté en contacto permanente con el sujeto, obligando a retener los datos y proceder después a sucesivas integraciones hasta configurar un concepto más o menos globalizado de la realidad exterior. Por su parte, el oído permite obtener información a distancia posibilitando el conocimiento de una realidad exterior independiente del sujeto, si bien al carecer de lenguaje sólo proporciona información referente a los atributos de los objetos. Las posibles interferencias en el desarrollo del bebé ciego van a venir derivadas de esta dificultad para percibir, procesar y explorar de forma continuada. En este sentido, las adquisiciones afectadas van a ser básicamente las siguientes: * Noción de objeto permanente (indispensable para reconocer la realidad como una entidad separada de uno mismo) * Organización de estructuras espaciales. * Comprensión de los procesos de causalidad. * Comprensión de realidades dinámicas. * Identificación de objetos grandes o inalcanzables a la percepción táctil. * Imitación directa y diferida. * Coordinación visomotora. * Identificación de juguetes y su uso como símbolos. * Integración de roles sociales. JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 3 Se ha comentado con anterioridad que el desarrollo global es fruto de las interacciones del sujeto con su entorno socio-familiar, mediatizado por la dotación de ambos, siendo el punto de partida las respuestas conductuales reflejas, primero como patrones primitivos, que posibilitan atender, controlar interactuar con el entorno cercano. Desde este planteamiento, la primera interacción queda configurada por la relación afectiva madre - hijo (Teorías de Brazelton y Bowlby) En este proceso, que va de la dependencia del adulto hasta la individuación, pasando por la independencia afectiva, el primer recurso se concreta en los vínculos a través de la mirada, que no sólo controla las interacciones, sino que también fomenta esta relación al ser expresión de necesidades, estados de ánimo y sentimientos de ambas partes. En condiciones normales, los padres están preparados para dar respuesta al bebé, desencadenando este proceso relacional que conlleva además un incremento de la seguridad y satisfacción de ambas partes. Pero, ¿qué sucede ante un bebé ciego?. En este caso, el bebé no incita la participación de los padres, lo que es vivenciado por éstos como falta de interés o atención. La madre no se siente reconocida, hallando dificultades para asumir su rol (responsable de iniciar el proceso ante la pasividad, dependencia y escasez de iniciativa del bebé) Por otra parte, al bebé le resulta complicado integrar en un todo los datos parcelados referidos a la madre como realidad externa y objeto global. La consecuencia es un impacto emocional del déficit del bebé en los padres que origina un proceso inadecuado de interacción con sentimientos de culpa, ansiedad y rechazo ante la ruptura de expectativas, crisis afectivas y conductas inadecuadas. Todo ello va a suponer un proceso de reelaboración el rol paterno y una búsqueda desesperada de asesoramiento. Con todo, el bebé ciego cuenta con recursos que pueden facilitar un correcto proceso de vinculación. Así, se pueden señalar los siguientes: * la sonrisa, que comienza a la misma edad que en bebés videntes, si bien se caracteriza por ser menos frecuente y por requerir mayor consistencia del estímulo para generarla, como confirmación a la madre de que el bebé comprende y desea el contacto con el exterior y en particular con su figura de apego. * el llanto. * y el gorjeo, vocalizaciones y conductas prelingüísticas como fomento del apego y base de la comunicación (importancia de los tiempos de silencio para potenciar la atención y las respuestas prelingüísticas) Este "descubrimiento" pueden realizarlo los padres por sí mismos durante el proceso de vinculación o bien requerir de asesoramiento y apoyo de Profesionales JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 4 específicos. En este último caso resulta fundamental el respeto de los tiempos que cada unidad familiar requiere, planteando en determinados casos una intervención a nivel clínico con los padres buscando lograr una aceptación del bebé, facilitar el mutuo entendimiento de los estados emocionales y enseñar a interpretar los signos e intencionalidad del bebé ciego. Por último, reseñar que a nuestro juicio son dos las áreas básicas de intervención con los padres: * área formativa - informativa destinada a ayudarles a conocer las necesidades específicas del bebé ciego y a cómo ir implementando el desarrollo y conocimiento del niño. * área emocional, buscando la aceptación del déficit y del bebé en su globalidad. 2. - Definición. La ceguera se define funcionalmente como la pérdida, total o parcial, de uno de los sentidos a distancia: la vista. El establecimiento de la ceguera se realiza en base a dos parámetros básicos, considerados aislada o conjuntamente: la agudeza visual, hace referencia a la habilidad para discriminar claramente detalles finos en objetos o símbolos a una distancia determinada, admitiéndose que el ojo normal tiene una agudeza de 1/1, o sea, que es capaz de diferenciar dos líneas paralelas cuya separación respecto al ojo forma un ángulo de un minuto. El campo visual normal tiene unos límites en su parte externa o temporal de 90º, en la parte interna o nasal de 60º, en su parte superior de 50º y en la parte inferior de 70º. Con estos criterios, es ciego en nuestro país quien no consigue tener con ninguno de sus dos ojos, ni siquiera con lentes correctamente graduadas, la agudeza visual de 1/10 en la Escala de Wecker, o quien sobrepasando la presente una reducción del campo visual por debajo de 35º. A la hora de realizar una clasificación de los sujetos con DV, estableceremos las siguientes categorías (1): - Ciegos Totales: Sujetos que tienen sólo percepción de luz, sin proyección, o aquellos que carecen totalmente de visión. - Ciegos parciales: Sujetos que perciben bultos, colores... y que pueden servirles a nivel funcional. - Sujetos con baja visión: Sujetos que mantienen un resto visual que les permite ver objetos a pocos centímetros. - Sujetos con visión límite: Sujetos que ven objetos y caracteres impresos con ayudas ópticas, iluminación correcta o adaptaciones (reducción/ampliación) JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 5 3. - El impacto de la ceguera. Desde un punto de vista metodológico debemos entender el impacto de la ceguera desde dos perspectivas: por un lado, desde la perspectiva de las adaptaciones necesarias en el estilo de vida que surgen como resultado directo de la pérdida, parcial o total, de visión; por otro, hay que entender el impacto dentro del contexto de las actitudes predominantes en el marco social de referencia. Así, el concepto de sí mismo y autoestima de la persona con limitaciones visuales es producto de su interacción con el entorno físico y social. Se pueden describir dos puntos de vista polarizados sobre el impacto de la ceguera, manteniendo la mayoría de las personas ciegas unas posiciones intermedias entre estos dos extremos. Por una parte, hay quienes piensan que la ceguera es virtualmente un desastre, acentuando las limitaciones físicas, psicológicas y sociales asociadas a la ceguera y considerándola como una desgracia fatal que nunca podrá superarse completamente sin una habilidad superior y/o unas circunstancias particulares favorables en su entorno. Desde esta postura se contempla a la persona ciega como esencialmente diferente de la persona vidente. En el polo opuesto, están quienes evalúan la ceguera como una molestia física o inconveniente de carácter práctico, postulando que los problemas tradicionalmente ligados a la ceguera son, casi por completo, producto del perjuicio social y la discriminación, considerando que la ceguera es en sí, a lo sumo, una incapacidad menor. La primera postura tiende a ser pesimista y derrotista, promoviendo entre los ciegos que la mantienen una orientación improductiva hacia la pasividad, resignación y dependencia infantil de los videntes. Del otro lado, la segunda posición implica un grado poco realista de optimismo ya que ciertos efectos incapacitantes de la ceguera simplemente se niegan o ignoran (2) Hay que reconocer que resulta difícil definir la naturaleza del impacto, su extensión y su fuente, ya sea por los efectos directos más realistas de la limitación de la visión o por las consecuencias menos realistas socialmente determinadas. En un punto hay coincidencia generalizada: la ceguera marca o altera el estilo de vida de la persona a la hora de enfrentarse con las demandas prácticas del vivir cotidiano. Las necesidades de las personas con limitaciones visuales son las mismas que las del resto de la gente, y muchas de ellas se satisfacen de la misma forma. Sin embargo, hay casos en que se afrontan algunas de estas necesidades empleando técnicas y métodos diferentes (adaptaciones), siendo esta distinción la que puede llegar a dañar la propia autoestima. Dadas las condiciones adecuadas un/a niño/a ciego/a puede convertirse en una persona independiente, responsable y con funciones libres (3) No obstante, hay áreas potencialmente problemáticas que dificultan el logro de la competencia. Lowenfeld (4) describe tres limitaciones básicas que la ceguera impone sobre el individuo: - Limitación en la habilidad para manejarse. JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 6 - Limitación en el control del entorno. Estas limitaciones básicas tienen amplio impacto en la vida de la persona y son: - Implicaciones para el manejo personal y en el hogar. - Implicaciones para la marcha. - Implicaciones para la lecto-escritura. - Implicaciones vocacionales. - Implicaciones recreativas. Una persona con limitaciones parciales o totales de la visión precisa cierto grado de acomodación a las áreas anteriormente descritas. Como norma general, cuánto mayor sea la pérdida de la visión más amplias y más variadas tendrán que ser las técnicas necesarias para una adaptación satisfactoria. 4. - Implicaciones psicosociales de la ceguera. No hay una psicología especial de la ceguera, ni una personalidad única de las personas ciegas (5) Los rasgos de personalidad y los patrones de adaptación a la vida son tan diversos entre las personas con problemas visuales como entre los videntes. El impacto psicológico de la baja visión y la ceguera puede comprenderse mejor dentro de un marco de referencia sociológico: las personas con problemas visuales (DV) suelen tener más dificultades para establecer su identidad personal debido a su rol ambiguo y poco definido dentro de un mundo vidente. 4.1. - Implicaciones sociológicas. La calidad y características de la interacción social entre el DV y el vidente están determinadas por las características y capacidades de cada uno, así como de las interacciones de ambos con su entorno. En primer lugar hay que considerar algunas consecuencias sociales de la ceguera, entre las que cabe citar: 4.1.1. - Conducta inmadura y egocéntrica. Los DV tienden a ser más inmaduros socialmente y a permanecer más egocéntricos que sus compañeros videntes. A menos que se compense, la confinación a estímulos no visuales inhibe al desarrollo de la habilidad para ver el JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 7 mundo desde otra perspectiva. La preocupación por los numerosos ajustes y los problemas para enfrentarse con el entorno origina la deficiencia visual impiden que los DV tiendan la mano a los demás. A menudo, los DV comentan que se sienten permanentemente observados, lo que los pone violentos. En todo caso, sentirse violentos puede ser el resultado de haberse dado cuenta de que, como DV usan ayudas especiales y habilidades para funcionar, casi nunca pueden mezclarse con el grupo si quieren permanecer en el anonimato. 4.1.2. - Aislamiento y abandono. El deficiente visual no siempre puede elegir su compañía para conversar, necesitando a menudo esperar a que le hablen en primer lugar. Del mismo modo, encuentran dificultades para saber cuando se están dirigiendo a él en un grupo, o no es capaz de observar las sutilezas no verbales (metalenguaje) de la interacción social. Con todo, muchas veces el aislamiento es el resultado de la incertidumbre del vidente para acercarse al DV. Como sucede con otros problemas que se mencionarán a continuación, hace falta ingenio y planear por anticipado para esquivar el problema. Las dificultades implicadas en la superación del aislamiento social pueden ser tan desbordantes que el DV simplemente abandona y se encierra físicamente. La tentación del encierro físico, social y emocional contribuye a potenciar activamente una vida fantástica que está alejada del mundo real. 4.1.3. - Pasividad y dependencia. El DV tiende a ser más pasivo y menos asertivo. Incapaz de percibir de forma inmediata cursos de acción alternativos, como por que puerta entrar en un edificio desconocido, se ve generalmente limitado a usar la primera que halla. A menudo las decisiones se toman por él sin consultarle, privándole de la oportunidad de desarrollar y practicar su habilidad para tomar decisiones. Con frecuencia, no puede observar o anticipar las situaciones que le permitirían iniciar o ejercitar la cortesía social, tales como recoger algo que se le ha caído a alguien. Por último, con menor capacidad para percibir las condiciones de la conducta correcta o errónea y no queriendo cometer ningún error el DV puede aceptar la norma de que no hacer nada es mejor que equivocarse, encerrarse es mejor que hacer una estupidez. Por otro lado, el DV se ve colocado con más frecuencia en la posición de tener que depender de los demás. Esto interfiere profundamente con el deseo de autosuficiencia y autonomía, el deseo de estar en igualdad de condiciones con los demás. Además, muchos DV que han desarrollado un patrón de aceptar ayuda comienzan a confundir "aquellos que ayudan" con "amigos". Su razonamiento es que sus amigos debieran ayudar y, por ello, quienes les ayudan son sus amigos. 4.1.4. - Modelos inadecuados de roles sociales. JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 8 Dado que las conductas y actitudes sociales se aprenden por observación e imitación, el DV halla muchas dificultades para imitar los modelos de roles que tiene disponibles. El número, gama y variedades de observaciones es más limitado y las oportunidades para participar en situaciones sociales más restringidas. El DV tiene pocos puntos de comparación y, por ello, no se dan cuenta de que algunas de sus conductas son socialmente inaceptables. Algunas de ellas son manierismos autoestimulantes que, al ser extinguidos, han de ser reemplazados por conductas más aceptadas socialmente. Además de la disminución de oportunidades para modelar la conducta social la deficiencia visual limita el número de personas deficientes visuales disponibles como modelos adaptativos de conductas de enfrentamiento. Pero a pesar de conocer la conducta socialmente aceptada hay veces que el DV se halla en situaciones embarazosas o violentas; algunas pueden predecirse y evitarse, pero esto no pasa con todas, ya que hacerlo implicaría mayor aislamiento y despego. Es mucho mejor aprender a reírse de una situación embarazosa que está fuera del alcance del propio control. 4.1.5. - Actitudes estereotipadas. Podemos encontrar una amplia variedad de actitudes predominantemente negativas hacia la ceguera (6) Muchos de los errores preconcebidos tienen un efecto deprimente sobre la autoestima del DV, especialmente si dichas actitudes las mantienen los padres, educadores y amigos. Estas actitudes comunes se agrupan en varias creencias sobre el DV: - Inferior, subhumano, sin esperanza e inútil. - Digno de piedad, desdichado y desgraciado. - Digno de temer, evitar y rechazar. - Emocional y sexualmente inadaptado. - Asociado con la muerte. - Castigado por un pecado anterior, inmoral y diabólico. - Digno de ser ridiculizado por su estupidez, dificultades de comprensión e incapacidad. - Imposible darle empleo. - Inaccesible de una manera cómoda o fácil. - Viviendo en constante oscuridad. - Hay que tolerarlo, ser indulgente o excusarlo. JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 9 - Sobrehumano o dotado de poderes especiales. - Digno de solidaridad, compresión y respeto. - Competente y capaz. Estas actitudes hacia el DV son manifiestas y ayudan a determinar la conducta de un sujeto frente a un DV. Cuando éste interpreta e internaliza la conducta de los demás, amasa y da forma a su autoconcepto. El concepto que tiene de sí mismo no sólo determinará su conducta, sino que también incidirá en las actitudes de quien le observa. 4.2. - Implicaciones psicológicas. En este apartado hay que considerar las siguientes áreas: aprendizaje de conceptos, habilidades y logros escolares, rasgos de personalidad y proceso de adaptación a la ceguera. Las necesidades cognitivas y afectivas de las personas DDVV son iguales a las de todo el mundo y se satisfacen del mismo modo. Un niño ciego es, ante todo, un niño, y su desarrollo y crecimiento sigue el mismo patrón que el de los niños videntes, aunque puede haber una tasa más lenta de desarrollo en algunas áreas (7) La ralentización en el desarrollo se pone de manifiesto, fundamentalmente, en las dificultades que se observan en la conceptualización. 4.2.1. - Conceptualización. Las propiedades y atributos de la gente, objetos y acontecimientos se aprenden mediante la interacción con el propio entorno físico y social. En este proceso, la visión juega un papel predominante, por lo que, como norma general, cuanto mayor sea la pérdida visual, menor será su dependencia de los datos sensoriales visuales y mayor su dependencia de la integración de información procedente de otros sentidos, principalmente táctil y auditivo. Mientras la visión sin problemas permite que la persona perciba primero el todo, luego sus partes componentes y la relación entre componentes y el todo, el proceso auditivo-táctil requiere que, una vez examinadas las partes, la persona las integre en un todo (función sintética/analítica) Este proceso analítico de conceptualización es menos eficiente, más lento y más susceptible de crear concepto erróneos o incompletos. Más aún, la conceptualización sin visión tiene algunas dificultades inherentes. Así, algunos acontecimientos y objetos son demasiados lejanos (eclipse solar), demasiado peligrosos (un incendio), demasiado grandes (el mar), o demasiado pequeños (una ameba), o demasiado rápidos e inesperados (accidente de coche) como para permitir una cuidadosa observación no visual. Las formulaciones y posterior refinamiento de los propios conceptos precisan una gran variedad y repetición de experiencias, ya sean directas o indirectas. Las oportunidades para JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 10 experimentar una gama similar de acontecimientos queda muy limitada por las personas ciegas y suele requerir una cuidadosa planificación (Napier, 1973, recomendaba el uso de objetos reales, modelos tridimensionales, e ilustraciones en relieve bidimensionales acompañadas de adecuadas descripciones verbales) Las descripciones verbales aisladas aportan una base inadecuada para la formación de conceptos. Los DV que oyen palabras y luego las usan sin tener una base de experiencias adecuadas para su comprensión cometen "verbalismos" (8) La mayoría de la gente usa algunos verbalismos (fisión nuclear, paseo lunar, panes de oro...), pero aquellos DV a quienes no se ha animado explorar e interactuar con su entorno tienden a usar estas verbalizaciones con más frecuencia. 4.2.2. - Habilidades y logros. Debe quedar claro que la ceguera no incapacita de por sí la habilidad innata para procesar o manejar intelectualmente la información sensorial. El factor limitador es que la escasa amplitud de las experiencias de interacción con el entorno resulta empobrecedora, lo cual inhibe la habilidad de la persona ciega para recoger la mayor cantidad de información sensorial alternativa posible (la visión es un medio transmisor del input de información pero no un medio indispensable) (9) Con respecto a los logros académicos, parece que hay un mínimo retraso entre edad y curso si el rendimiento escolar se mide mediante pruebas especialmente adaptadas para las personas con problemas visuales. Aunque la lectura es algo lenta, la compresión se mantiene (10) Se puede concluir que los niños ciegos tienen pocas dificultades para el aprendizaje mecánico que implican las medidas del rendimiento escolar, en tanto que el retraso en razonamiento abstracto reflejan las escasas oportunidades de interacción con su entorno de solución de problemas y de toma de decisiones. 4.2.3. - Rasgos de personalidad. No hay una Psicología exclusiva del ciego, ni se necesita un conjunto único de principios psicológicos para comprender la conducta de las personas que, da la casualidad, de que son ciegas. No obstante la ceguera tiene un impacto en la necesidad de algunas adaptaciones personales, sociales y emocionales. La ceguera tiende a agravar o exacerbar rasgos de personalidad latentes (11) Cuanto más dependiente es el sujeto, más probable es que se use la ceguera para racionalizar una mayor dependencia; quien sea más independiente, puede decidir hacerlo por si mismo o pasarse sin ello, con lo cual culpará a la ceguera de las restricciones autoimpuestas; una persona poco conformista usará la ceguera como excusa de sus excentricidades; una persona que está a la defensiva usará la ceguera como chivo expiatorio de fracasos personales o conductas inadecuadas que no están relacionadas con la ceguera (12) JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 11 4.2.4. - Proceso de adaptación. El proceso de adaptación a la ceguera y al impacto psicológico de la misma, sigue el mismo curso que el proceso de adaptación a cualquier trauma severo o cambio significativo en la vida (13) Las fases o estados son secuenciales no jerárquicos, con muchos solapamientos entre una fase y la siguiente. Aunque la naturaleza de la crisis del/a ciego/a congénito/a puede parecer distinta al trauma experimentado por la persona con ceguera tardía, el proceso de acomodación sigue la misma secuencia de acontecimientos. Las personas con cualquier restricción de la visión experimentan traumas que son directamente atribuibles a su limitación visual y, después de cada trauma, al buscar la autoaceptación y autoestima, atraviesan en mayor o menor medida cada una de las fases descritas. TRAUMA FISICO O SOCIAL. El trauma físico o social es el acontecimiento o las circunstancias que precipitan la necesidad de adaptación. Para el/a ciego/a congénito/a puede ser darse cuenta de que es ciego/a, de que es diferente. Para el/a ciego/a tardío/a, puede ser el comienzo de la ceguera a causa de un accidente o enfermedad. Para ambos, puede ser un encuentro recurrente con el estigma social de la ceguera. "SHOCK" Y NEGACION. Los sentimientos de que no es real, de despego y de no poderlo creer son expresados son expresados frecuentemente en esta fase. El shock es como una anestesia psíquica que permite que la persona incorpore posteriormente, paso a paso, el significado pleno del impacto traumático. Evitar el pleno significado del trauma también puede lograrse mediante la negación de que la fuente del trauma existe. DOLOR Y ENCIERRO. Durante esta fase, el individuo se duele o lamenta la pérdida global de la visión, o el reconocimiento general de que es "diferente". Habitualmente es el tiempo de la auto-compasión, cuando uno/a se aleja de la familia y las amistades; un período de soledad. SUCUMBIR Y DEPRESION. El individuo comienza a analizar, una a una, las pérdidas o incapacidades percibidas sin tener en cuenta si son, o no, reales. Esta es la fase de "no puedo". Aunque son frecuentes los sentimientos de malestar y duda, las reacciones emocionales de esta fase pueden dar como resultado una severa depresión en casos extremos. REEVALUACIÓN Y REAFIRMACIÓN. Un nuevo examen del significado y propósito de la vida suele iniciar la recuperación. A veces la reevalución precipita una revisión de los propios valores y metas, dando como resultado la reafirmación del yo y de la vida. JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 12 ENFRENTASE Y MOVILIZARSE. El despertar del deseo de vivir la vida plenamente y de forma tan independiente como sea posible precisa del desarrollo de técnicas y estrategias para enfrentarse con las demandas de la vida siendo ciego/a. Hay una voluntad de identificarse a sí mismo/a como ciego/a y un deseo de enfrentarse con las realidades de la ceguera. 4.2.5. - Autoestima. Con la confianza que da la competencia, la persona comienza a desarrollar o a recuperar la autoestima como persona con dignidad y valía. En vez de verse a sí mismo como una persona ciega, se ve como una persona con muchas características y rasgos, entre ellos el de la ceguera. Se siente cómodo consigo mismo, se gusta a sí mismo y ha adquirido o recuperado su auto-aceptación y su autoestima. Hay varios factores que influyen en este proceso de adaptación: la edad de comienzo, el grado de visión, el apoyo de personas relevantes, la disponibilidad de servicios profesionales... La adaptación a la ceguera no es una condición estática, sino un proceso dinámico y fluido que nunca acaba. Esta adaptación, aunque puede ser difícil, es, a pesar de todo, posible (14) Más aún, de acuerdo con los resultados de últimos estudios no hay diferencia significativa en cuanto a adaptación, entre los adolescentes ciegos y los videntes (15) Otro hallazgo significativo es que hay una elevada correlación entre la comprensión, las actitudes de aceptación por parte de las personas relevantes, sobre todo de las madres, y la adaptación positiva de los adolescentes deficientes visuales. Uno de los ingredientes claves para una buena adaptación es un saludable concepto de sí mismo o autoestima positiva (componente afectivo del autoconcepto) Tuttle (16) y Welsh (17) creen que el autoconcepto es importante para la rehabilitación o proceso de adaptación de dos maneras: es un predictor válido de muchos conceptos de la conducta y correlaciona con muchas otras variables (sentimientos, actitudes, conducta interpersonal, salud mental...) que pueden afectar la ejecución del sujeto en la rehabilitación. JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 13 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS. (1).- BARRAGA, N. (1986): "Textos reunidos de la Dra. Barraga". O.N.C.E., Madrid. (2).- TUTTLE, D.W. (1974): "Autoconfianza y adaptación a la ceguera: el proceso de respuesta a las demandas de la vida". (3). - NORRIS, M., SPAULDING, P.J. y BRODIE, F.H. (1957): "Blindness in Children". University of Chicago. (4).- LOWENFELD, B. (1981): "Effects of blindness on the cognitive functions of children". New York: American Foundation for the Blind. (5).- DEL'AUNE, W.R. (1977): "Speech comprenssion personality correlaties of seccessful use". Journal of Visual Impairment and Blindness. (5).- SOMMERS, V.S. (1944): "The influence of parental attitudes and social environment on the personality development of the adolescent blind". New York: American Foundation for the Blind. (5).- LOWENFELD, B. (1981): "Effects of blindness on the cognitive functions of children". New York: American Foundation for the Blind. (5).- SCHULTZ, P.J. (1977): "Reaction to the loss of sight". Springfield: Psychiatric problems in ophthalmology. (5).- FOULKE, E. (1970): "Non-visual communication VIII: reading by touch". Foundation for the education of the Visually handicapped, 2. (6).- LUKOFF, I. (1972): "Attitudes toward blind persons". New York: American Foundation for the Blind. (7).- SCHOLL, G.T. (1986): "Foundations of education for the Blind and Visually Handicapped Children and Youth. Theory and Practice". New York: American Foundation for the Blind. (8).- CUTSFORD, T.D. (1951): "The blind in school and society". New York: American Foundation for the Blind. JOSÉ ANTONIO BELMONTE GÓMEZ. PSICÓLOGO O.N.C.E. - GRANADA 14 (9).- KLEE, K. (1985): "Group training in basic orientation, mobility and hearing skills". Journal of Visual Impairment and Blindness. 79. (10).- LOWENFELD, B., ABEL, G. y HATLEN, P.L. (1967): "Methods of teaching braille reading". San Francisco. (11).- COWEN, E.L. et al. (1961): "Adjustment to Visual Disability in Adolescence". New York: American Foundation for the Blind. (12).- WRIGHT, B. (1960): "Physical Disability: a Psychological Approach". New York: Harper and Row. (13).- SCHULTZ, P.J. (1977): "Reaction to the loss of sight". Springfield: Psychiatric problems in ophthalmology. (14).- BAUMAN, M.K. y YODER, N.M. (1966): "Adjustment to Blindness ReViewed". 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