3 D RICARDO Fue Ricardo quien expuso de manera sistemática la

Transcripción

3 D RICARDO Fue Ricardo quien expuso de manera sistemática la
3
D
RICARDO
Fue Ricardo quien expuso de manera sistemática la teoría
de las ventajas comparativas, en la que en último término
descansa toda la teoría "pura" del comercio internacional14
Como se observará, dicha teoría remite en Ricardo directamente
a su concepción sobre el funcionamiento de la ley del valor
y a la escogencia del trabajo como su medida. Cabe entonces
preguntarse, cómo es que habiendo sufrido un rechazo tan
definitivo la teoría clásica del valor por parte de los economistas
no-marxistas, hayan sido éstos quienes se hayan valido de la
teoría de las ventajas comparativas para desarrollar toda una
rama teórica de su pensamiento, en tanto que los marxistas
sostengan hoy una discusión sobre el "intercambio desigual"
que implica no tanto un rechazo como un desconocimiento
de las ideas ricardianas sobre el ámbito de vigencia de la ley
del valor?
Valor y Comercio Internacional
El famoso capítulo de los "Principios" sobre el comercio
exterior comienza diciendo:
"Ninguna extensión del comercio exterior aumentará la suma de
valor que posee un país, aún cuando contribuirá en gran medida
14En comercio internacional, se habla de teoría "pura" como la relativa a tos movimieritos reales - no financieros - entre países.
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a a u m e n t a r la masa do bienes y. por consiguiente, la suma tic disfrutes. Como el valor de todos los artículos extranjeros se mide
por la cantidad de productos de nuestra tierra, y de nuestra mano
de obra, que a cambio de estos bienes se entregan, no tendríamos
un valor mayor aún el caso de que, en virtud del descubrimiento
de nuevos mercados, obtuviésemos el doble de la cantidad de bienes
extranjeros a cambio de una cantidad dada de los nuestros".15
Para Ricurdo ía ley del valor que opera al interior de la economía no se altera cuando se toman en cuenta exportaciones
e importaciones, puesto que estas son obtenidas por el país
.1 cambio de la exportación de otras mercancías cuyo valor
se determina de ¡¡nial manera que para cualquier mercancía.
Para desarrollar osle punió debemos detenernos en dos cuestiones; por que las fronteras de una economía delcnninan a
su ve/, los límites dentro de los cuales opera la ley del valor, y
que implica esta limitación en las demás variables rícardianas.
Una respuesta relativamente sencilla al primer problema consiste
en aceptar que los "factores" no tienen movilidad a nivel
internacional. Lo que conviene aclarar para precivir esta respuesta es cómo relaciona Ricardo unos "factores" con otros
y cómo se d e t e r m i n a n sus respectivos niveles de ingreso. C'on
r e l a t i v a independencia podemos t r a t a r primero el salario, como
precio del trabajo. Según Ricardo su nivel se fija de acuerdo
con las necesidades de subsistencia de los trabajadores. Ciertos
autores intentan deducir de aquí que Ricardo pensaba en un
nivel "universal" del salario y que por t a n t o solo interesaba
la relativa movilidad del capital 16 , desconociendo la siguiente
advertencia:
"Esto no quiere decir que el precio natural de la mano de obra,
aún estimado en alimentos y productos necesarios, sea absolutamente fijo y constante. Kn un mismo pai's varía en distintas épocas,
15 Ricardo, IX, Principios ile Economía Política y Tributación, FCK, 1976, Capítulo Vil, p. 98.
16 Véase K muí arme I, A., E! Intercambio Desigual, Siglo XXI, Mt'xico, 1969, p. 34.
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y difiere cuántiósiúncntc de^un país a otro. Dopeafc'esencialmente
de los hábitos y de las costumbres de la gente".
De otra parte, y como será señalado más adelante, aún
una misma tasa natural de salarios expresada en bienes puede
estar representada en dos países según cantidades de dinero
muy diferentes, en proporción a la cantidad de industrias
de cada país1*
Por consiguiente, de acuerdo con Ricardo, la "movilidad"
del trabajo no borraría las diferencias nacionales en la determinación de los salarios.
Parecería que estas dificultades no existen si hablamos
del capital y que sería suficiente su movilidad para que la
tasa de ganancia se igualara en todos los países. Recordemos
sin embargo el significado ricardiano de la tasa de ganancia.
Como el valor de las mercancías resulta no de una suma de
componentes, cómo serían salarios, rentas y ganancias, sino
de la totalidad del trabajo empleado en producirlas; una vez
fijado él salario, ganancias y rentas representan un residuo.
Por su parte, el nivel de ganancias no se determina arbitrariamente, sino que es el residuo "máximo" en aquellas producciones que no generan renta. Lo anterior representa que la
ganancia depende de la productividad agrícola en las tierras
de menor calidad que se encuentren produciendo, puesto
que la limitación natural que implica la cantidad y calidad
del suelo determina qué porción del producto debe ser pagada
al trabajador y qué porción resta para ser apropiada por el
capitalista. De tal forma, la igualación de las tasas de ganancia
entre países no sólo exigiría la movilidad de los capitales sino
la igualación de las productividades agrícolas en las peores
tierras de cada país.
17 Ricazd'o, D., o?. cit>, Cap. V, p. 73 - 4
18 (I. HVIÍIC, D., cp. cit. ó Cap. i de éste trabajo.
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En síntesis, entre naciones no podría esperarse reunir tales
condiciones que nos permitieran creer que las diferencias de
precios representan diferencias proporcionales en trabajo, tal
como puede inferirse al interior de cada nación1?
Observemos ahora las implicaciones de esta limitación de
la ley del valor a un ámbito exclusivamente nacional. Empecemos por indicar algo en lo que Ricardo es'enfático: el comercio
internacional no podría afectar la tasa general de ganancias, a
menos que permitiera modificar la productividad de las tierras
marginales. De un lado, tal cosa podría suceder si el comercio
induce modificaciones en el tipo de tierras utilizadas, que impliquen cambio en la productividad de las tierras marginales y,
en consecuencia, afecten la tasa de ganancia. Este caso se
daría cuando los bienes agrícolas forman parte del comercio
internacional. En las circunstancias de Inglaterra, Ricardo
estimaba que la libertad de comercio obligaría a abandonar
la producción de tierras de inferior calidad, dado que el trigo
sería importado de países con ventaja comparativa en su producción. Tal cosa, como es sabido, conduciría a una elevación
de la tasa general de ganancia estimulando la acumulación.
Pero, de otra parte, el comercio internacional también podría
modificar la tasa general de ganancia reduciendo el costo de
los salarios reales mediante la importación de bienes de
subsistencia manufacturados o agrícolas no producidos por el
país. Como los salarios reales se consideraban homogéneos en
todas las actividades económicas, una disminución de su costo
elevaba igualmente la tasa de ganancia en la agricultura y en
la manufactura sin que necesariamente se afectara el nivel de
utilización de las tierras. En última instancia, bien se tratara
de bienes agrícolas o manufacturados, el comercio internacional
elevaría la tasa general de ganancia siempre y cuando lograra
1.9.Más adelante señalaremos que Ricardo toma el trabajo como "medida aproximada" del valor, dado su fracaso en encontrar una "mercancía patrón" que estuviera
exenta de algunas influencias que afectan los precios de las mercancías.
En un contexto marxista es aún más sencillo comprender que la ley del valor no
tenga vigencia a nivel internacional, puesto que a través de ella se explica la forma
como cada economía distribuye su trabajo abstracto.
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reducir el costo real de subsistencia obrera. En ambas circunstancias la productividad marginal de las tierras debía corresponder a dicha tasa genera! de ganancia pero, mientras que
mediante la importación de bienes agrícolas se modificaba el
nivel de utilización de las tierras sin afectar la productividad de
las tierras que permanecían en producción, mediante la importación de otros bienes salario cambiaba la productividad general
ce las tierras, sin afectar necesariamente su nivel de utilización.
Tratándose de bienes que no formaran parte del consumo
obrero, el comercio internacional no podría afectar la tasa
general de ganancias, como lo pretendía Adam Smith. Si en un
momento dado el comercio exterior conseguía elevar las ganancias de un sector particular, los capitales fluirían hacia él haciendo regresar su tasa de ganancia al nivel general. El comercio
internacional tampoco podría modificar el nivel de empleo, a
menos que diera lugar a modificaciones en la masa de capital
de la cual dependía según Ricardo, ni elevar o reducir el valor
total del producto obtenido por una cantidad de trabajo dada.
Sin embargo, aún sin modificar la tasa general de ganancia y
permaneciendo en consecuencia inalteradas todas las magnitudes en valor, el comercio internacional aumenta el volumen
físico del producto, como se deducirá de la explicación de la
ley de las ventajas comparativas.
Las Ventajas Comparativas (en Ausencia de Dinero)
Los neoclásicos han señalado repetidamente que la explicación de las ventajas comparativas hecha por Ricardo deja de'
lado a la tierra y al capital como factores de producción generadores de costo y que se limita solamente a compararlos costos
del trabajo incurridos en la producción de las mercancías71!
Decir que Ricardo olvidaba las rentas y las ganancias como parte
de ios costos de producción es tanto corno afirmar que Marx 1
-
*-..
21 A modo de ejemplo vézvt Ellsv/críh, cp. cit., p. 65 ss 6 Kindleberger, Ch,,
Iníet-aat fonal Econcrncz, Picher! Irv.-ir-, 4-th Editien, 1968, p. 22.
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olvidaba la plusvalía como componente del valor. Cierto es que
la aceptación .de tales costos por parte de Ricardo no está
asociada a su contribución física al producto, siendo ésta la
forma neoclásica de ver la formación del valor, desechada concientemente por Ricardo, para quien el trabajo es su única
fuente. Pero es que¿ como desarrollaremos en este capítulo,
no tiene por que hablarse de lo mismo en una teoría de las
ventajas comparativas del comercio y en una teoría de los costos
comparativos, si bien la de Ricardo es ambas cosas.
La crítica formulada a Ricardo puede deberse a que sus
ejemplos comparan cantidades de trabajo dedicadas en cada país
a la producción de los bienes que entran al intercambio. Pero
el uso del trabajo como medida de comparación tiene en Ricardo una razón de ser. Se recordará que para Ricardo el trabajo
utilizado en la producción de cada mercancía es el principal
determinante de su valor o, como él lo señalaría más adelante,
su "medida aproximada"2? Lo anterior de ninguna forma
quería decir que Ricardo no considerara las posibles diferencias
en las proporciones en que capital y trabajo podían combinarse
en las diferentes producciones. Sí implicaba en cambio suponer
.idénticas las composiciones temporales del capital, asunto que le
preocupó largamente. De igual manera, aceptar que las relaciones de precios se identificaban con la proporción de trabajo
empleado no permitía considerar la posibilidad de cambios en
los salarios y recíprocamente en las tasas de ganancia. Ricardo
trató de superar estas deficiencias mediante la búsqueda de una
"mercancía patrón" invariable a tales cambios. No habiéndola
encontrado, utilizar tiempos de trabajo como expresión del
valor podía pensarse en Ricardo como algo provisional, aunque
no por ello ajeno a la inclusión de las rentas y las ganancias
en los costos, las que, simplemente a modo de simplificación,
podían tomarse como una proporción constante en cada país
con respecto al costo total pasado y presente del trabajo.
22 Para una discusión de este punto véase Dobb, M., Teoría del Valor y de la Distribución desde Adam Smith, Siglo XXI, Argentina, 1975, p. 88 y «s.
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De allí que si se habla de la teoría ricardiana del comercio
como una teoría de "costos comparativos", debe tenerse en
cuenta que dichos costos incluyen no solo los del trabajo,
sino también los del uso de las tierras y del capital. Sin embargo,
s; la teoría ricardiana se interpreta como una teoría de las
"ventajas comparativas", dichas ventajas remiten únicamente
a comparaciones con respecto al trabajo, dejando de lado las
"productividades" del capital o de la tierra. Si a esto último es
a lo que hacen referencia los neoclásicos cuando observan que
Ricardo no tuvo en cuenta más que un factor, desaparecería
toe!?, discusión. Sin embargo, lo que mencionan insistentemente
los neoclásicos es que la teoría ricardiana como teoría de los
costes comparativos es incompleta porque solo considera costos
del trabajo, dado que los costos de la renta no intervienen en
la producción agrícola marginal y que el capital se combina en
una proporción fija con el trabajo, equivaliendo ambos a un solo
factor" Antes de dar una explicación más exhaustiva de la ley
de las ventajas comparativas y de su expresión a través de los
"costos", es pertinente señalar la falacia del argumento anterior.
Es cierto que, según Ricardo dadas ciertas circunstancias en un
país, en una industria determinada, cada hombre requiere una
cierta cantidad de capital, pero esto no se extiende a la misma
industria de otros países. Así mismo, puesto que las tasas de
ganancia no son iguales entre países, aún suponer una misma
"combinación factorial" en ambos países para cada industria,
no equivale a considerar un solo factor. De otra parte, considerar que la renta no está interviniendo en la formación del valor
porque no existe en la producción de la tierra marginal implica
desconocer el mecanismo de fijación de las tasas de ganancia en
Ricardo y tomarlas como un componente adicional e independiente del "valor", propio de la visión neoclásica, más no de la
ricardiana en la cual el valor no es un agregado, sino una unidad.
23EIlsworth, P. T. op. cit., pp. 74 y ss.
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Hemos dicho en el párrafo anterior que, tomada como
teoría de los costos comparativos, la teoría ricardiana del
comercio tiene en cuenta todos los factores y que, considerada
como teoría de las ventajas comparativas, remite exclusivamente
a comparaciones sobre el trabajo. Empezaremos explicando la
segunda parte de esta afirmación mediante la tradicional ejemplificación del principio ricardiano.
Dentro de cada país, el trabajo puede ser tomado como la
"medida aproximada" de cambio entre mercancías. Este supuesto, cuyas limitaciones ya fueron señaladas, permite presentar
la ley de las ventajas comparativas desprendiéndose de los
problemas que implica considerar el dinero, los cuales observaremos más adelante. De tal forma, si el País A produce trigo y
paño mediante el uso de 4 y 12 horas de trabajo por unidad de
uno y otro respectivamente, la relación de intercambio de esas
mercancías será necesariamente de 3 unidades de trigo por cada
unidad de paño. De igual forma, si en el País B las cantidades
de trabajo utilizadas en obtener las mismas unidades de trigo
y paño son, respectivamente, 6 y 24 horas, la relación en que
uno y otro se intercambiarán en el mercado doméstico del
País B antes de comercio será 4 unidades de trigo por una de
paño. Para saber de qué manera se puede efectuar comercio
entre los dos países de nada serviría comparar entre sí el tiempo
de trabajo que en cada uno se gasta para producir la misma
mercancía. De hecho, si de ello se tratara el País A revelaría su
mayor capacidad productiva al obtener ambas mercancías con
menor tiempo. Sin embargo, puesto que la ley del valor no
opera más allá de las fronteras nacionales, no es válido hacer
tales comparaciones tomando como base trabajo en dos países
distintos. Lo que se ha de comparar entonces son las relaciones
de trabajo para las dos mercancías dentro de cada país, lo que
necesariamente se expresa en las relaciones de intercambio.
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CONDICIONES DE PRODUCCIÓN Y P O S I B I L I D A D E S DE
INTERCAMBIO ENTRE LOS PAÍSES A Y B
MERCANCÍAS
PAISA
lloras tic Trabajo en
Producir una U n i d a d
PAISB
Horas de trabajo
Producir una l ' n u l i u !
Trigo
4
(>
Paño
12
24
Relación domestica de cambio
3 T - 1P
41"
|P
ó
T = 1/3P
T - 1 4P
Asi. el paño os más barato en el País A. donde se cainbi.i
por 3 u n i d a d e s de t r i g o , en t a n t o que en el País B se cambia
por 4 u n i d a d e s . Pero esla " b a r a t u r a " expresa t a m b i é n un usn
r e l a t i v a m e n t e m e n o r de t r a b a j o en el País A que en el País U
para la producción de una u n i d a d de trigo. Y a Ui inversa,
el trigo es más b a r a t o en el País B. implicando r e l a t i v a m e n t e
n>uios uso de trabajo en ese país para !a producción del triyo
que en el otro país.
De e n t r a r a comerciar ¡os Jos países los mercaderes
del País A encontrarían beneficioso llevar el paño al País
B y t r a e r de vuelta trigo, puesto que por unidad de paño
ncibirún en e! País B más trigo que el que pagarían en su
propio país. Pero al buscar esta forma de beneficio, los comerciantes estarían actuando a favor de un mejor uso del
trabajo en su país, dado que al comprar cada vez mas paño
y ofrecer cada ve/ más trigo estimularían el desplazamiento
de los recursos de la producción de ésta hacia la de paño.
A un mismo tiempo, lo contrario estaría sucediendo en e!
otro país, conduciendo los recursos hacia la producción del
tiigo, donde comparativamente se obtiene una mayor produc33
ción. No obstante, los comerciantes del País B solo estarían
obteniendo alguna ganancia si han conseguido vender el trigo
a un precio mejor que el vigente dentro de su país para, de
esta forma, hacer posible que la producción de trigo se eleve
a costa de la de paño. Esto quiere decir que, para que el comercio se regularice, el trigo del País B tiene que ser pagado
a algo más que un cuarto de unidad de paño, pero a lo sumo
hasta un tercio de unidad, ya que a partir de este punto el
intercambio dejaría de ser benéfico al país A. O sea que la
relación de intercambio entre países habrá de situarse en algún
punto entre las dos relaciones domésticas de cambio antes
de comercio internacional, punto que Ricardo no entró a
desarrollar con mayor detalle.
En que consisten entonces los beneficios del comercio
según Ricardo? Existe la tentación de decir que el beneficio
obtenido por cada país es un "ahorro" de trabajo, dado que
las mismas producciones se obtienen ahora con menor cantidad
de tiempo de trabajo. Sin embargo, tal observación no es de
manera alguna consistente con la teoría Ricardiana, que según
hemos visto considera invariables las magnitudes de capital,
empleo o valor del producto al establecerse el comercio. Los
beneficios del comercio solo se consiguen en cuanto se utilice
el trabajo en la producción de aquella mercancía en la que
se tiene ventaja comparativa, o sea paño en el caso del país A
y trigo en el caso del País B. Como el valor total del producto
y el nivel de empleo permanecen sin cambio, el beneficio
obtenido no puede medirse en valor, sino en volumen de mercancías. Tomemos por caso que el precio de intercambio
internacional de los dos productos se fija en un punto medio
entre un tercio y un cuarto de unidad de paño por cada unidad
de trigo, o sea dos séptimos de unidad de paño por cada unidad
de trigo (o viceversa). El País B ganaría así la diferencia entre
este precio y su relación de intercambio doméstica, o sea
dos séptimos menos un cuarto de unidad de paño, es decir
un veintiochoavo (2/7 - 1/4 = 1/28) de unidad de paño por
cada unidad de trigo intercambiada. En el caso del País A,
la diferencia se establecería entre siete medios y tres, siendo
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estas las cantidades Je trigo en que cambiaría antes y después de
comercio una unidad de paño. El beneficio resultaría en media
unidad de tritio por cada unidad de paño intercambiada
17/2-3= I.'2).
Según los cálculos que se acaban de hacer el beneficio
que cada país obtiene del comercio queda expresado en [orminos del bien importado. Lo anterior, por supuesto, no india
que en cada país a u m e n t e exclusivamente el volumen de mercancías de importación y que permanezca sin cambio el volumen disponible de mercancías de producción nacional. Cómo
se distribuya el beneficio entre unas y otras mercancías es alyo
que depende de los patrones de consumo y de la versatilidad
de los recursos. Al respecto es interesante discutir dos implicaciones que los teóricos del comercio suelen extraer de la exposición de las ventajas comparativas de Ricardo. Se t r a t a , de una
parte, de deducir que Ricardo disponía perfecta movilidad
de les recursos, o mejor, de su "único factor", el trabajo.
De otro lado, se infiere que Ricardo solo tuvo en cuenta ki
existencia de rendimientos constantes en el uso de los factores.
de lo cual se obtiene como corolario la necesaria especialixación
de los países que intervienen en el comercio. Ambas deducciones
pueden ser discutidas conjuntamente acudiendo a los argumentos de Ricardo sobre los posibles efectos de "cambios
repentinos en los canales de comercio"24.
Ricardo observaba que los efectos del comercio libre
sobre el precio del grano (y por tanto sobre la tasa de utilidades) eran independientes del hecho de que el capital pudiera o no ser retirado de la agricultura hacia otras actividades
ya que esta circunstancia obligaría a los capitales inmovilizados a percibir una tasa de ganancia inferior a la medía pura
ajustar el precio del grano en las tierras marginales al precio
al cual sería importado de existir perfecta movilidad de los
recursos. Naturalmente que si esta situación inhibía el comercio
24 Ricardo, IX, Op. í'it., Capt. XIX.
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no podría obtenerse inicialmente ningún beneficio, pero presionaría e! gradual retiro de la agricultura de los capitales marginales dando lugar a un comercio igualmente creciente hasta homogenizar la tasa de ganancia de los capitales dentro del país. Se
advierte entonces que para Ricardo lo fundamental era la movilidad de capital, la cual determinaba la movilidad de la tierra y
del trabajo. Se advierte también que Ricardo era muy consciente
de las limitaciones de recursos para conseguir la tan trajinada
"especiali/ación total". La imposibilidad en conseguir la cspeeialización total no afecta las conclusiones de la teoría en
cuanto hace a beneficios del comercio, solo que los limita a
aquella parte de los recursos que gozan de movilidad y que,
por tanto, mantienen sus retribuciones acordes a la situación
inedia existente.
La afirmación de que la teoría de las ventajas comparativas en su forma clásica solo considera la posibilidad de rendimientos constantes de los factores casi no merece discusión.
Tal afirmación carece de fundamento cuando se considera,
como se ha hecho en las páginas anteriores, que dicha teoría
de las ventajas comparativas no puede sustraerse de la explicación sobre el valor, en la cual la productividad de las tierras
marginales ocupa un lugar predominante.
Otro punto que debe subrayarse antes de continuar con la
exposición del funcionamiento de la ley de las ventajas comparativas cuando interviene el dinero es acerca de la validez del
concepto de "intercambio de trabajo". Debe ser bastante claro
en este momento que la teoría ricardiana no da lugar a comparar trabajo entre países y tampoco, por lo tanto, a considerar
el intercambio de mercancías entre países como intercambio
de trabajos materializados en ellas. De ahí que no tenga sentido
decir que en el comercio un país explota a otro al cambiar
productos de menor cantidad de tiempo de trabajo por productos de mayor cantidad de tiempo de trabajo. En nuestro
ejemplo el País A explotaría al País B; pero que querría decir
tal "explotación" cuando todas las magnitudes de valor en
ambos países permanecen sin cambio y aún se dispone al final
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de mayor volumen de productos? Si el presupuesto ricardiano
sobre los límites de validez de la ley del valor es aceptado por'
el marxismo, lo que debe preguntarse es si a través del comercio
las clases capitalistas refuerzan su explotación sobre las clases
trabajadoras de su propio país. Esto no significaría desconoce;
múltiples posibilidades de explotación de las clases trabajadoras
de un país por capitalistas de otros países, especialmente si se
trata de capitales transnacionales; únicamente desecharía el
comercio como medio de explotación entre naciones.
Hemos afirmado que si se habla de la explicación ricardiana del comercio como referente a ventajas comparativas, se hace
solamente mención a ventajas en términos de trabajo; en tanto
que si se habla de costos comparativos se están incluyendo tanto
los costos del trabajo como las ganancias y las rentas. La primera parte de esta afirmación ha sido explicada en las páginas
anteriores. Qué quiere decir la segunda? Una vez más, observemos que las cantidades de trabajo empleadas en producir diferentes mercancías se reflejan en sus relaciones de intercambio
dentro de cada país, pero no entre países. Puesto que los niveles
de salarios, ganancias y rentas no corresponden entre países,
como ya lo hemos observado, tampoco se dará entonces tal
correspondencia entre relaciones de intercambio y trabajos
empleados. Pero, podrían entonces comerciar entre sí dos países
cuyas situaciones de costos son extremadamente diferentes,
siendo finalmente en un país más costosas todas las mercancías
en términos momentarios?
El Rol del Dinero en el Comercio de Mercancías
Tomemos por caso que en el País B, dada la relación
doméstica de cambio de 4 unidades de trigo por cada unidad
de paflo, según nuestro ejemplo, los precios monetarios son de
$12 para el trigo y $48 para el paflo. En el País A, con una
relación de intercambio entre trigo y paflo de 3 a 1 los precios
nominales son $7 para el primero y $21 para el segundo. Debe
notarse que 'os precios siguen indicando las cantidades relativas
de trabajo utilizadas en cada país en la producción de cada
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mercancía, pero ahora ocullan las cantidades absolutas del
trabajo. Sabemos, en efecto, que las proporciones de trabajo
u t i l i / a d o se reflejan en las relaciones de intercambio domésticas, pero nada ya puede decirnos cuánto trabajo contienen las
mercancías. Obsérvese también que sería aventurado afirmar
que el trabajo sea más o menos caro, ni en que proporción en
cada país. Todo c u a n t o sabemos, y eso sí mantiene su videncia,
es q.ie el País A tiene ventaja comparativa en la producción de
paño y el País B en la Je trigo.
IVro veamos que sucede con los precios que hemos supuesto, aceptando su expresión con respecto a una misma moneda 25 .
Ln t a l caso el País A estaría en capacidad de vender al País B
las dos únicas mercancías consideradas, de modo que el País li
e n f r e n t a r í a un déficit en su balanza comercial que tendría que
cubrir mediante remesas de metálico hacia el País A. Aceptemos
que antes de comercio la cantidad de moneda en circulación en
cada país era de $3.000.oo. Y supongamos que la remesa que se
efectúa e q u i v a l e a $300.oo. o sea un 10 por ciento de cambio en
cada país. Como reacción ante esta modificación los precios en
el País A subirán y en el País B bajarán; pero si lo hacen en la
misma prorpocíón del 10 por ciento, el País A seguirá siendo
sus precios $7.7 y $.23.1 frente a los del País B que habrían
bajado a $10.8 y $43.2 para trigo y paño respectivamente.
Manteniéndose hasta el momento las relaciones de intercambio
domésticas entre mercancías dentro de cada país, líegará un
punto en que el trigo del País B sea más barato que el del País
A, por ejemplo cuando la tercera parte de la moneda en circulación haya fluido hacia el País A y los precios en ambos países
se hayan modificado en una tercera parte, entonces los precios
de! País A serán $9.33 y $28 y los del País B S8 y $32. AI empezar a exportar trigo el País B, se irá inclinando hacia esta
producción y lo contrario sucederá en el País A que mtensifica-
25 Kstando imphVitit una pandad fija entre las monedas, tomo cabe entenderlo en un
contexto clásico. Si las monedas tuvieran tasa variable sin restricción alguna e! desajuste se reflejaría no en lambíos en pn-t io como será visto ahora, sino en cambios
trn la tasa de cambio entre Lis dos monedas.
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rá st producción de paño a costa de la de irko. Al final, y ur
ve/ cstahíli/ado el comercio, los precios de las mercancías si
harán uníales en los dos países, fijándose por tanto una nueva
relación de intercambio cíitre ellas (que para mantener las nnv
mas condiciones de nuestro ejemplo sin dinero suponemos en
3.5 unidades de irigo por unidad de paño), hn fin de cuentas,
los cambios en la masa monetaria de los países habrán actmulo
en los respectivos niveles de precios para hacer posible el comercio, independienlemente de cuales sean las cantidades absolutas
de trabajo empleadas en cada país en producir los diferentes
artículos, pero sujetándose a las proporciones relativas de trabajo, las i|ue permanentemente se están expresando en las
relaciones domesticas de precios.
CAMBIOS EN LA CANTIDAD DE DINERO Y EN LOS PRECIOS
AL ESTABLECERSE COMERCIO ENTRE LOS PAÍSES A Y B
PAÍS A
PAÍS B
S3.000
S3.000
A M I : S D I : Í oMikí 10
Moneda 011 Circulación
Precios:
Trigo
Paño
7
12
48
CON coMi-Rcio i-;\ I T N SOLO SENTIDO
(el País B ya puede empegar a exportar)
Moneda en Circulación:
Precios:
Trigo
Paño
EESPUES DI: COMERCIO
Moneda en Circulación:
Precios:
Trigo
Paño
39
$4.000
9.33
28
S2.000
8
32
S4.000
S2.000
8
28
8
28
Valiéndonos de nuestra información sobre el m'imeio de
horas de trabajo en cada país podríamos deducir que una hora
de trabajo en el País A equivale a $2.33, en lanío que una llora
de irabajo en el País B equivale a SI.33 (basta con dividir el
precio de cada mercancía S2& el paño y $K el trigo « poi las
horas en que es producida cada una en el respectivo país 12
horas por unidad de paño en A y 6 horas por unidad de trigo
en B ). LsUis cuantías indican que el valor monetario de una
mercancú que contiene una hora de trabajo es de $2.33 en el
primer país y de SI.33 en el segundo, lo que corresponde a
decir que el dinero vale menos en el primer país, que es el más
productivo, v más en el segundo, donde la productividad es
menor, hslos precios no son. sin embargo, los precios del salario
en los respectivos países. Si el nivel de consumo de subsistencia
de los obreros de ambos países fuera idéntico y compuesto por
alguna combinación de trigo y paño los salarios serían necesar i a m e n t e iguales, de forma que las ganancias y las rentas ocuparían la diferencia por cada hora de trabajo, siendo por lanío
mayores en el País A que en el País B. Por t a n t o considerando
los precios como expresión de los costos, se encuentran en ellos
incluidos, y toman papel activo al determinarse las condiciones
del comercio, tanto salarios como rentas y beneficios, siendo
fijados estos dos últimos no como una proporción fija de los
costos salariales, tal como pretenden criticar los neoclásicos,
sino en diferentes formas según las condiciones de la tierra y el
capital en cada país.
Argumentos contra la Protección
Demostrados los beneficios que provienen del comercio
libre está implícitamente demostrado que la protección no es
conveniente puesto que supone sacrificar algún volumen de
mercancías que se habría producido de regir libremente las
ventajas comparativas de cada país. De igual manera, si se ha
observado que el libre comercio no puede alterar el valor de
las variables económicas, excepto que afecte la tasa de ganancia,
la protección tampoco afectará la magnitud de valor de salarios,
40
renta;-. ;>eneficio> o producto total, excepto que indu/ca eainj
bios ni las condiciones de productividad de la tierra de másliaa
fertilidad puesta en producción. Como lo argumentaba Ricanlo)
los lerralenientes abobaban por la protección a la producciór
agrícola con miras a elevar las rentas al entrar en producciói
tierras de interior calidad, con el resultado de que los salario
tenderían a elevarse en valor (a absorber una porción más alli
del producto t o t a l ) y la tasa de ganancias a disminuir. I:n síntesis, la prolección demandada por los terratenientes se convcrlil
en un;: fuer/a retardataria del progreso económico, puesto
fivnab.i la acumulación. J u s t a m e n t e , dentro de la visión
f u t u r o del capitalismo que tenía Ricardo, el comercio Nbr
ofrecí;) la posibilidad de retrasar la llegada del nivel estacionario.
Su argumento giraba alrededor del hecho de que las reñías]
tenderían a absorber una porción cada ve/ mayor del producloj
al ha :erse necesaria la utilixación de las porciones menos pro-]
duclivas de las tierras para ofrecer los alimentos y malcrías
prhn.is requeridas al ampliarse el sistema. A lo largo de este proceso las ganancias irían perdiendo participación en el producto
y d i s m i n u y e n d o su tasa hasta un punto en el que se detendría
toda acumulación por desaparecer el incentivo de reinversión '
de 1; s ganancias. De esta tesis ricardiumi podría deducirse que
clase terrateniente y protección al comercio eran sinónimo Je
conservador y retardatario, en tanto que capitalista y libertad
de comercio lo serían de progreso y bienestar, tsta asociación
podría ser correcta dentro de la concepción ricardiana para el
dso de los países relativamente poblados e industrializados,
mas no para aquellos donde la disponibilidad de tierras fuera
mayor o más elevada su productividad. Hn tales países —como
se deduce de las explicaciones de páginas anteriores - convendría ,i los terratenientes la ampliación y liberación del comercio.
gracias al cual podría intensificarse el uso de las tierras y elevarse la? rentas, en tanto que sería contrario a los intereses de los
capitalistas quienes abogarían por el mantenimiento de sus niveles de ganancia y por los bajos salarios (en valor, no en términos
reales). Si el proceso de acumulación al interior de cada país
dependía exclusivamente de la generación a nivel doméstico de
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valor convertible en capital por parte de los capitalistas, y no
de fuer/as externas (dado que el comercio no cambiaría las
magnitudes del valor producido sino, eventualmenle, su distribución entre las clases), entonces el comercio internacional,
habría sido una fuer/a propulsora y dinámica de la acumulación
en los países de escasas tierras o baja productividad aerícola, en
t a n t o que aparecería como un lastre en el proceso de acumulación y expansión de las economías donde existía una mayor
disponibilidad de tierras. í:n estos países el comercio internacional estimularía el uso de tierras, elevándose las rentas y
reduciendo la tasa de ganancia de los capitalistas, es decir,
retrasando el ritmo de la acumulación. De esta forma las políticas "tercermundistas" de protección a la industria y de restricción a las exportaciones de bienes agrícolas deberían ser reconocidas por el liberalismo clásico, del cual formaba parte Ricardo,
como medidas de avan/.ada en estos países, si bien necesariamente contrarias a los intereses de los países "desarrollados".
Y. a su turno, el conflicto entre las clases terratenientes y capitalistas augurado por Ricardo al interior de cada país, en
un mundo compuesto por varios países desembocaría necesariam e n t e en un conflicto de intereses entre países de tierras
a b u n d a n t e s y países de recursos naturales escasos. Cierto es
que. según las teorías ricardianas. al aplicar la protección
o la restricción al comercio en los países de abundantes tierras
se estaría sacrificando la disponibilidad adicional de bienes
que resultaría del comercio libre. Mientras que en los países
desarrollados el comercio libre podría aparecer en sí mismo
exento de contradicciones, no sucedía así en los países de
abundantes tierras donde era inevitable elegir entre mas elevado ritmo de acumulación o una mayor disponibilidad inmediata de bienes.
Surgen pues, a partir de la teoría de Ricardo, una serie
de interesantes puntos de análisis y discusión si se adopta
un enfoque que articule el desarrollo de los diferentes países
entre sí superándose el trasplante más o menos automático
de sus teorías "domésticas" al caso de países con condiciones
diferentes a las de la Inglaterra de su tiempo. Puede ser signi42
ficalivo que en la actualidad son j u s t a m e n t e los países de maytl
desarrollo los que aplican una diversidad de políticas proteo»
nistas a su producción agrícola mientras propenden por la IH
beración en el comercio de bienes industriales, en t a n t o que los)
país.-s de menor desarrollo demandan de aquellos libertad Je
comercio para los bienes agrícolas al tiempo que son
mente proteccionistas en el campo industrial.
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