Número 8 de la revista TÁN@TO`S de la Sociedad Española e
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TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología 1 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología SUMARIO DIRECCIÓN Editorial. Pág. 3 Alfonso Miguel García Hernández SUBDIRECCIÓN Pedro R. Brito Brito COMITÉ ASESOR NACIONAL Sara Darias Curvo Martín Rodríguez Álvaro Roberto Guedes Barreto José J. Cabello García COMITÉ ASESOR INTERNACIONAL Mario Guerra Rojano. México DF Javier A. Rojas Elizondo. San José. Costa Rica Janet Ferrari Wanseele. Dinamarca Rosa M. Pietrani. Santa Fe. Argentina Myrna Zaya-Báez. San Juan de Puerto Rico Mª Luisa Álvarez Corado. Uruguay Mª Ignacia del Río Silva. Chile Cristina Vargas Moreno. Guadalajara, México Susana G. Uribe Ramírez. Morelos, México Claudia Sánchez Treviño. Morelos, México Edwin J. Mora Guevara. San José. Costa Rica CONSEJO DE REDACCIÓN Sara Darias Curvo Martín Rodríguez Álvaro P. Ruymán Brito Brito Roberto Guedes Barreto José J. Cabello García El proceso tanatológico en pacientes con cáncer en fase terminal y aquellos con posibilidades de curación. Ana Virginia Pérez López. Pág. 6 Pasión y muerte en el trabajo. La concepción del trabajo en los obreros del salitre entre 1899 y 1910 en el norte de Chile. Miguel Ángel Mansilla Agüero. Pág 18 La vivencia del duelo. Pauta para el acompañamiento pastoral a las personas con enfermedad terminal y a sus familiares. Edwin José Mora Guevara. Pág 29 Propiciar el perdón desde la espiritualidad. Edwin J. Mora Guevara. Pág.37 Violencia contra las personas sufrientes: el caso de quienes padecían enfermedad en tiempos de Jesús. Abordaje desde la espiritualidad cristiana. Edwin Mora Guevara. Pág 42 Cementerio general de San José de Costa Rica. Recorrido por su historia reciente. Alfonso García. Pág. 60 DISEÑO Y MONTAJE José J. Cabello García TAN@T0’S. Revista de difusión de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología. SUSCRIPCIONES: Santa Cruz de Tenerife. C/ San Martín 63, 38001. Teléfono 922 240 389. España. http://tanatologia.org/seit/suscripcion.html Revista impresa: ISSN: 1579-8887 Revista on-line: ISSN: 1579-8879 http://tanatologia.org/seit/revista.html Imprime Fotocopias Mateo La Dirección de la Revista no se hace responsable de los contenidos vertidos en los artículos. El teléfono de la Esperanza. Entrevista a cargo de Roberto Guedes Barreto. Pág. 67 Entrevista al Prof. Francisco Diez de Velasco dirigida por Martín Rodríguez Álvaro. Pag. 75 Entrevista a la Prof. Olga Herrero Esquerdo dirigida por Martín Rodríguez Álvaro. Pág. 77 Noticias en el tiempo. Pág. 80 Cine. Los tres entierros de Melquíades, Estrada y Omagh. Pág. 81 Citas y sentencias para meditar. Pág. 84 2 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología EDITORIAL Recientemente tuve el placer de asistir al 1er Congreso de psicología del dolor y cuidados paliativos organizado en San José de Costa Rica, coordinado por el magnífico profesional de la psicología D. Javier A. Rojas Elizondo, en el que se desarrolló un temario amplio y diverso en torno a las diversas dimensiones que comporta “la lucha contra la muerte, el morir, las pérdidas y el duelo”, lo que se ha entendido como un fin esencial de la medicina, y en las que se mantuvieron un sano conflicto con el deber de la medicina de aceptar la muerte como el destino de todos los seres humanos, y el tratamiento psicológico, médico, de enfermería, espiritual y social, que debería ofrecerse de forma que se fomente, y no de forma que amenace, la posibilidad de una muerte tranquila. Los profesionales de la psicología más cercanos a individuo y su familia y amigos son conscientes de que lamentablemente, con demasiada frecuencia, la medicina contemporánea considera la muerte como una enemiga importante: mediante la prolongación de la vida en ocasiones más allá de toda noción de beneficio para el ser humano y la lamentable desatención de una asistencia humanitaria a los moribundos, como si el paciente que está muriendo hubiera perdido su derecho a recibir la atención, la presencia humana y el alivio eficaz de la medicina. De modo implícito, en el congreso referido, la noción de muerte “prematura” estuvo presente en los distintos debates, pues dicha noción depende de las circunstancias históricas y culturales, de las tecnologías, las técnicas y los conocimientos médicos disponibles. Ya que la muerte “prematura” se da cuando una persona muere antes de haber tenido la oportunidad de experimentar las principales posibilidades que ofrece un ciclo de vida característicamente humano: la oportunidad de buscar y adquirir conocimientos, de establecer relaciones cercanas y afectivas con otros, de ver a los hijos u otras personas a su cargo llegar a adultos y hacerse independientes, de poder trabajar o desarrollar los talentos individuales de otras maneras y perseguir las metas en la vida de uno y, en general, de tener la oportunidad y capacidad de desarrollarse como persona. Dentro de un ciclo de vida individual, una muerte puede ser prematura si, incluso a una edad avanzada, la vida pudiese preservarse o alargarse sin acarrear grandes problemas para el individuo o la sociedad. Este y otros aspectos del morir fueron abordados acertadamente por los profesionales Ivonne Beirute Rojas y David Avalos Chacón del Centro Nacional Control Dolor y Cuidados Paliativos CCSS, un claro, sincero y desgarrador ejemplo del trabajo realizado en pro de los pacientes y sus familias que nos hizo creer aun más en los cuidados al final de la vida multidisciplinar. Vaya desde aquí nuestro más sincero agradecimiento a ambos profesionales. La busca de una muerte tranquila ha de ser una meta, dado que la muerte nos llegará a todos. La medicina ha de considerar una prioridad la creación de unas circunstancias clínicas que favorezcan una muerte tranquila, entendida como una muerte en la que el dolor y el sufrimiento se reduzcan mediante unos cuidados adecuados, que no abandonen ni descuiden el paciente y en los que los cuidados se consideren igual de importantes para los que no vayan a sobrevivir como para los que sí. Por supuesto que la enfermería, la medicina y la psicología por si solas no puede garantizar una muerte tranquila ni responsabilizarse por lo que las personas traen consigo a su lecho de muerte. Pero lo que sí pueden evitar es considerar la muerte como un accidente biológico evitable o un fracaso médico, ya que más tarde o más temprano, la muerte es, como ha sido siempre, el resultado inevitable incluso del mejor tratamiento médico. En toda vida humana llegará un momento en que un tratamiento de soporte vital será inútil; se llegará al límite absoluto de las capacidades de la medicina. Pasando a ser el objetivo o responsabilidad principal de la atención la gestión humanitaria de la muerte, y probablemente la más exigente desde el punto de visto humano, y del 3 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología médico-sanitario, que está obligado a reconocer en su paciente tanto su propio destino como las limitaciones inherentes a la ciencia y arte, cuyos objetos son seres mortales, no inmortales. La retirada de tratamientos de soporte vital es otro de los grandes dilemas y caballos de batalla de los cuidados a quien muere, como sombra de la transitividad, ya que en lugar de simplificar la muerte, la ha convertido en un problema más complejo. Ante el progreso médico y una tecnología que cambia constantemente, todas las sociedades tendrán que establecer unos patrones morales y médicos para la retirada de tratamientos de soporte vital en enfermos terminales, y en la medida de lo posible, pacientes y familiares deberán desempeñar un papel importante en tales decisiones, debiendo estar entre los criterios para su retirada, los que supongan problemas en el tratamiento para el paciente, los posibles beneficios que pueda tener para el mantenimiento de un tipo de vida aceptable para el paciente, y la disponibilidad de recursos para tratamientos agresivos en cuidados de agudos. Los cuidados al final de la vida deberán sopesar inexcusablemente las necesidades e integridad médica del paciente y facilitar una muerte tranquila, fomentando su bienestar, manteniendo la vida cuando sea posible y razonable, y reconociendo que la muerte como tal no ha de tratarse como enemiga. Alfonso M. García Hernández 4 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Se consolida el Master Universitario en Cuidados al Final de la Vida (Tanatología) por la Universidad de La Laguna, Tenerife, con la recién iniciada 4ª edición en su modalidad semipresencial y con alumnos de variada procedencia y nacionalidad. CURSOS MONOGRÁFICOS ONLINE: PÉRDIDA Y DUELO CUIDADOS AL FINAL DE LA VIDA Y NOCIONES DE TANATOLOGÍA Matriculación abierta y permanente a lo largo de todo el año. Estudia a tu propio ritmo. Inscríbete y comienza hoy mismo. Acreditados por la SEIT - Sociedad Española e Internacional de Tanatología en colaboración con el Departamento de Enfermería de la Universidad de La Laguna, Tenerife, correspondiente a las 100 horas (10 créditos) de formación. 5 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología EL PROCESO TANATOLÓGICO EN PACIENTES CON CÁNCER EN FASE TERMINAL Y AQUELLOS CON POSIBILIDADES DE CURACIÓN Ana Virginia Pérez López.1 Universidad Iberoamericana El objetivo de la presente investigación fue conocer las diferencias o similitudes que existen entre pacientes con cáncer en fase terminal y pacientes con posibilidades de curación ante la muerte y el proceso de morir, de una muestra de 10 mujeres con cáncer terminal y 10 mujeres con cáncer con altas posibilidades de curación, a través del Hospital General de México. Se utilizó la Escala Revisada Collett-Lester de Miedo a la Muerte y al Proceso de Morir. Se encontró que las pacientes con cáncer en fase terminal tienen una mejor tendencia a afrontar la muerte y el proceso de morir. Descriptores: cáncer, fase terminal, muerte, proceso tanatológico, cuidados paliativos, familia, médicos. The objective of the present investigation was to know the differences or similarities that exist between patients with cancer in final stage and patients with high probabilities of treatment before the death and the process of dying, a sample of 10 women with terminal cancer and 10 women with cancer with high possibilities of treatment, through General Hospital of Mexico. Using the Reviewed Scale CollettLester of the fear to the death and the Process to die, results found show that the patients with cancer in final stage have one better tendency to confront the death and the process to die. Keywords: cancer, final stage, death, palliative cares, family, tanatology process, doctors. Introducción La presente investigación, se enfoca a valorar el proceso tanatológico en pacientes con cáncer terminal. El proceso tanatológico consiste en ayudar a que el paciente con una enfermedad en fase terminal que está pasando por distintas etapas, acepte su padecimiento y logre mantener o mejorar su calidad de vida para afrontar el tema de la muerte con tranquilidad. (Preston, 2001) El cáncer en su fase terminal, es la presencia de una enfermedad avanzada, progresiva e incurable, a la que le faltan posibilidades razonables de respuesta a un tratamiento específico observándose numerosos síntomas multifactoriales y cambiantes que probablemente generan un impacto emocional en el paciente y en su familia, relacionado con la presencia explícita o no, de la muerte. (Velasco, 1999) De acuerdo a las estadísticas del Hospital General de México, (2002), el cáncer constituye la segunda causa de muerte en nuestro país. En los hombres, los principales tipos de cáncer que los llevan a la muerte, son en primer lugar el de pulmón con 1.8% con 4536 muertes al año, seguido del cáncer de próstata con un 1.7% equivalente a 4218 muertes al año, por cada cien mil habitantes, mientras que en las mujeres se encuentran en el primer lugar el cáncer cérvico uterino con 1 Ana Virginia Pérez López estudió la Licenciatura de Psicología en la Universidad Iberoamericana, Campus Ciudad de México. Para cualquier comunicación con la autora favor de contactarla en [email protected] o en [email protected]; número de teléfono en la ciudad de México: (55) 5579-0504, dirección: Ruben M. Campos #2801 Colonia Villa de Cortés, Código Postal: 03530, Delegación Benito Juárez, México, D.F. 6 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología un 2.1% equivalente a 4,323 muertes al año y luego el cáncer de mama con un 1.9% equivalente a 3837 muertes por cada cien mil habitantes. Por lo tanto, el tema de investigación tiene su justificación en indicadores sociales anteriormente expuestos que señalan que cada año el porcentaje de muertes se vincula con algún tipo de cáncer terminal, ( entre el 1.7 y 2.1% por cada cien mil habitantes,) Al respecto se debe indicar que se ha incrementado considerablemente la tasa de muertes por cáncer terminal, por lo que es necesario que existan más profesionistas interesados y enfocados en tratar el tema de la muerte, en pacientes con cáncer terminal ya que cuando médicamente existe un pronóstico reservado el paciente puede sentirse abandonado y angustiado por el destino que le espera, además de que sus familiares no cuentan con herramientas para enfrentar adecuadamente la situación, puesto que existe un absoluto desconocimiento sobre un proceso tanatológico. Los objetivos de la presente investigación radican en la valoración de los componentes del proceso tanatológico y del conocimiento del significado de muerte en personas con cáncer terminal y aquellos con posibilidades de curación, con la finalidad de poder proponer elementos para la intervención efectiva en el término del ciclo vital del ser humano. Método El presente estudio se llevó a cabo a fin de conocer las diferencias o similitudes que existen entre pacientes con cáncer en fase terminal y pacientes con posibilidades de curación ante la muerte y el proceso de morir, con una probabilística simple de n=20, de las cuales 10 son mujeres con cáncer en fase terminal y 10 son mujeres con algún tipo de cáncer que tiene altas probabilidades de curación con un tratamiento de Quimioterapia, Radioterapia, Cirugía o la combinación de éstas. El tipo de muestra es no probabilístico intencional, su enfoque es cuantitativo y su diseño es pre experimental ex post-facto transversal; las edades de las participantes fluctúan entre los 40 y 50 años de edad, de clase media baja y todas fueron contactadas a través del Hospital General de México en el área de Oncología. Previamente a realizar el estudio, se obtuvo un consentimiento informado de las participantes. Para el estudio, se utilizaron como instrumentos la Historia Clínica de las pacientes, a fin de conocer los criterios diagnósticos y el pronóstico de la enfermedad, lo cual sirvió para configurar el muestreo y se aplicó la Escala Revisada Collet-Lester de Miedo a la muerte y al proceso de morir. La escala está subdividida en cuatro áreas que son: el miedo a la propia muerte, el miedo al propio proceso de morir, miedo a la muerte de otros y miedo al proceso de morir de otros, cada una con ocho reactivos. (Neimeyer, 1997) Para realizar la presente investigación se consultaron fuentes primarias y secundarias sobre el cáncer poniendo énfasis cuando se encuentra en una fase Terminal y del Proceso Tanatológico para mantener una adecuada perspectiva y consistencia lógica en la sustentación teórica. Se establecieron las hipótesis, el tipo de estudio y el método de investigación con base en la revisión bibliográfica. Se realizó una fase preliminar en situación piloto donde se aplicó La Escala Revisada Collet-Lester de miedo a la muerte y al proceso de morir a 8 pacientes, 4 del primer grupo (con cáncer en fase terminal) y 4 del segundo grupo (con cáncer y tratamiento). 7 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología En los anexos se adjunta el instrumento utilizado, cuyo nombre es Escala Revisada Collet-Lester de Miedo a la muerte y al proceso de morir. Resultados En la presente investigación, el análisis cuantitativo de resultados, se llevó a cabo con base a los siguientes cuatro factores: tu propia muerte, tu propio proceso de morir, la muerte de otros y el proceso de morir de otros, cada uno de los cuales consta de ocho reactivos. Se utilizó el programa SPSS Windows y se aplicó la prueba no paramétrica de U Mann-Whitney en muestras independientes para valorar la presencia de diferencias significativas entre las muestras de la investigación debido a que la muestra (n=20) era menor a 30 casos por grupo y a que la selección no era aleatoria; mediante esta prueba se obtuvo 0.676>0.05 en el rango de tu propia muerte, 0.762>0.05 en el rango de tu propio proceso de morir; 0.818>0.05 en el rango de la muerte de otros y 0.137>0.05 en el rango de el proceso de morir de otros en la significancia asintónica bilateral, aceptándose la hipótesis nula debido a que no existen diferencias estadísticamente significativas entre el proceso tanatológico y pacientes con cáncer en fase Terminal, como tampoco existen diferencias significativas entre el proceso tanatológico y pacientes con cáncer con altas posibilidades de curación. En la Tabla 1 se muestra cómo se realizaron los rangos. Grupo tu propia muerte N el proceso de morir de otros Suma de rangos superable 10 11.05 110.50 terminal 10 9.95 99.50 Total 20 10 10.90 109.00 terminal 10 10.10 101.00 Total 20 superable 10 10.20 102.00 terminal 10 10.80 108.00 Total 20 10 12.45 124.50 terminal 10 8.55 85.50 Total 20 tu propio proceso de morir superable la muerte de otros Rango promedio superable 8 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología En la Tabla 2 se muestran los resultados obtenidos de la prueba U deMann-Witney tu propio proceso de morir tu propia muerte la muerte de otros el proceso de morir de otros U de Mann-Whitney 44.500 46.000 47.000 30.500 W de Wilcoxon 99.500 101.000 102.000 85.500 -.418 -.303 -.230 -1.487 .676 .762 .818 .137 .684(a) .796(a) .853(a) .143(a) Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. exacta [2*(Sig. unilateral)] En la gráfica con respecto a tu propia muerte, la significancia de la asintóta bilateral es de 0.676>0.50 por lo que se acepta la hipótesis nula, no existen diferencias estadísticamente significativas entre pacientes con cáncer en fase Terminal, como tampoco existen diferencias significativas entre y pacientes con cáncer con altas probabilidades de curación. 9 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología En la gráfica con respecto a tu propio proceso de morir, la significancia de la asintóta bilateral es de 0.762>0.50 por lo que se acepta la hipótesis nula, no existen diferencias estadísticamente significativas entre pacientes con cáncer en fase Terminal, como tampoco existen diferencias significativas entre y pacientes con cáncer con altas probabilidades de curación. En la gráfica con respecto a la muerte de otros, la significancia de la asintóta bilateral es de 0.818>0.50 por lo que se acepta la hipótesis nula, no existen diferencias estadísticamente significativas entre pacientes con cáncer en fase Terminal, como tampoco existen diferencias significativas entre y pacientes con cáncer con altas probabilidades de curación. 10 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología En la gráfica con respecto al proceso de morir de otros, la significancia de la asintóta bilateral es de 0.137>0.50 por lo que se acepta la hipótesis nula, no existen diferencias estadísticamente significativas entre pacientes con cáncer en fase Terminal, como tampoco existen diferencias significativas entre y pacientes con cáncer con altas probabilidades de curación. 11 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Discusión. Los resultados obtenidos en la presente investigación se encuentran relacionados con el tamaño de la muestra a quien se les aplicó la Escala Revisada de ColletLester de (10 mujeres con cáncer en fase Terminal y 10 mujeres con cáncer en tratamiento y con altas probabilidades de curación; muy probablemente si la muestra hubiera sido mayor, la hipótesis nula se hubiera rechazado y se hubiera podido comprobar las diferencias estadísticamente significativas entre el proceso tanatológico en pacientes con cáncer en fase Terminal y el proceso tanatológico en pacientes con cáncer con posibilidades de curación. Sin embargo, debido a que la muestra se tomó del Hospital de México, especialidad Oncología, se estuvo sujeto al número de pacientes del que se podía disponer además de su consentimiento en participar para que contestaran La Escala Revisada de Collet-Lester. Por medio de la prueba U de Mann-Whitney se puedo observar que el grupo de mujeres con cáncer en fase terminal fue ligeramente más homogéneo, que las mujeres con cáncer con altas probabilidades de curación, sin llegar a ser estadísticamente significativo. Esto se puede deber a que conforme la enfermedad va avanzando, el paciente se da cuenta de que pocas probabilidades de que su problema pueda tener curación y llega a la fase de Depresión, en la que la persona entra en un estado de duelo preparatorio donde se lamenta de las pérdidas pasadas, las cosas que no hizo, los errores que cometió. Y finalmente, el paciente acepta la muerte inminente en una actitud tranquila. (Kübler Ross, 2003) Mientras que el grupo de pacientes con cáncer con altas probabilidades de curación, la primera reacción ante este tipo de enfermedad es la negación, es posible que estas mujeres se encuentren racionalizando la situación por la que están pasando, con el fin de mantener un equilibrio en su vida sin embargo, es frecuente que ante la noticia de tener cáncer, el diagnóstico se asocie con muerte, ansiedad, desesperación y preocupación en torno a la familia y al futuro que les espera. Finalmente, en lo que se refiere a investigaciones sobre el Cáncer Terminal y el Proceso Tanatológico, hay pocos estudios que relacionen estas dos variables, porque “para la mayoría de las personas, la muerte no resulta un tema fascinante y son pocos los jóvenes que entran en el campo de la Psicología para involucrarse como clínicos o investigadores sobre el tema.” (Lester y Templer, 1992-1993. pp. 239) Sin embargo, actualmente, las investigaciones que se han dado en torno al cáncer terminal y al proceso tanatológico, se han enfocado principalmente en tres áreas: “Miedo a la Muerte y Género, Miedo a la Muerte y Edad y Miedo a la muerte y Estado de Salud”. (Tomás-Sábado, J. y Gómez-Benito, J., 2003) En lo que se refiere a los estudios sobre el miedo a la muerte y género, la gran mayoría de los estudios realizados han utilizado la Escala de Ansiedad ante La Muerte (Death Anxiety Scale: DAS) de (Templer, 1970) como instrumento de evaluación, y muestra diferencias significativas de puntuaciones (DAS) entre hombres y mujeres, dando como resultado que las mujeres presentaban una ansiedad ante la muerte superior a la de los hombres. En otros trabajos, se han relacionado las diferencias por género en las puntuaciones (DAS) con otras variables como son las actitudes ante la muerte, el sexo y el estado marital, donde se halla que los hombres que viven solos presentan puntuaciones (DAS) significativamente más altas que las mujeres que viven solas. (Cole, 1978-1980) (Chiappetta, Floyd y McSeveney, 1977; Sadowski, Davis y Lothus-Vergari, 1979) Utilizando otros métodos de evaluación, los resultados llegan a unas conclusiones similares. Como por ejemplo, (Thorson y Powell, 1996) aplicaron la escala revisada de ansiedad ante la muerte (RDAS) por sus siglas en inglés, a una muestra de estudiantes y adultos con un rango de edad de 16 a 60 años, obteniendo puntuaciones medias significativamente más altas en las mujeres. No obstante, lejos de aceptar, de entrada, que las mujeres experimentan una mayor ansiedad 12 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología ante la muerte que los hombres, se ha intentado encontrar una explicación posible a esta disparidad. La hipótesis más aceptada es la que se plantea desde un punto de vista expresivo-emocional, es decir, que las mayores puntuaciones observadas simplemente reflejan una mayor facilidad de las mujeres a admitir y expresar los sentimientos de preocupación. (Stillon, 1985 en Neimeyer, 1997) Con respecto a los estudios de Miedo a la Muerte y Edad, se concluye que la relación entre la edad y las preocupaciones ante la muerte parece no ser lineal. Los resultados de un estudio realizado por (Gesser, Wrong y Reker, 1987; en TomásSábado, J. y Gómez-Benito, J., 2003) indican una relación curvilínea entre la edad y el miedo a la muerte y al morir, puesto que éste era relativamente alto en los jóvenes, máximo en la edad media y mínimo en los ancianos. En las investigaciones relativas a las relaciones de la ansiedad ante la muerte y el estado de salud, (Neimeyer, 1997) concluye que una mayor incidencia de problemas físicos y psicológicos son predictores de niveles más altos de ansiedad ante la muerte en personas mayores. No obstante, existe un debate en cuanto a la anterior afirmación pues (Lucas, 1974, en Tomás-Sábado, J. y Gómez-Benito, J., 2003) concluye que el hecho de padecer una enfermedad grave no necesariamente supone un aumento de la ansiedad ante la muerte. Asimismo, (Robbinson y Wood, 1984 en Tomás-Sábado, J. y Gómez-Benito, J., 2003) compararon puntuaciones del (DAS) y la Collet-Lester en tres grupos: personas con buena salud, personas sometidas a chequeos rutinarios y personas con cáncer y no encontraron diferencias significativas entre la ansiedad ante la muerte y la salud física en una muestra de ancianos de 66-99 años. La explicación que se da es que “la relación entre la ansiedad ante la muerte y el estado de salud física parece ser el resultado de un uso intenso de la negación. Esta negación puede ser tanto adaptativa como desadaptativa”. (Tomás-Sábado, J. y GómezBenito, J., 2003) Escala Revisada Collett-Lester de Miedo a la Muerte y al Proceso de Morir. ¿Hasta qué punto te inquietan y te ponen ansioso(a) los siguientes aspectos de la muerte y del proceso de morir? Lee cada ítem y responde rápidamente. NO pienses tu respuesta demasiado. Queremos tu primera impresión de lo que piensas en este momento. Pon un círculo en el número que mejor represente lo que sientes. Mucho Algo Nada Tu propia Muerte. 1) El aislamiento total de la muerte. 5 4 3 2 1 2) La brevedad de la vida. 5 4 3 2 1 3) Perderlo todo después de la muerte. 5 4 3 2 1 4) Morir Joven. 5 4 3 2 1 5) Cómo debe ser estar muerto. 5 4 3 2 1 6) No volver a pensar o experimentar. 5 4 3 2 1 7) La posibilidad de sentir dolor o castigo después de la muerte. 5 4 3 2 1 8) La desintegración de tu cuerpo cuando mueras. 5 4 3 2 1 1) La degeneración física que implica. 5 4 3 2 1 2) El dolor implicado en el proceso de morir. 5 4 3 2 1 Tu propio proceso de morir 13 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología 3) La degeneración intelectual de la ancianidad. 5 4 3 2 1 4) Que tus habilidades se verán limitadas mientras te estés muriendo. 5 4 3 2 1 5) La incertidumbre respecto a la valentía con la que afrontarás el proceso de morir. 5 4 3 2 1 6) Tu falta de control sobre el proceso de morir. 5 4 3 2 1 7) La posibilidad de morir en un hospital lejos de la familia y los amigos. 5 4 3 2 1 8) El dolor de los otros mientras te estás muriendo. 5 4 3 2 1 1) Perder a alguien cercano a ti. 5 4 3 2 1 2) Tener que ver el cuerpo muerto de esa persona. 5 4 3 2 1 3) No poder comunicarse con esa persona nunca más. 5 4 3 2 1 4) Arrepentirse de no haber sido más agradable con esa persona cuando estaba viva. 5 4 3 2 1 5) Envejecer solo, sin esa persona en cuestión. 5 4 3 2 1 6) Sentirse culpable por considerarse liberado porque esa persona en cuestión ha muerto. 5 4 3 2 1 7) Sentirse solo/a sin esa persona en cuestión. 5 4 3 2 1 8) Envidioso de que la persona esté muerta. 5 4 3 2 1 1) Tener que estar con alguien que se está muriendo. 5 4 3 2 1 2) Que esa persona quiera hablar de la muerte contigo. 5 4 3 2 1 3) Ver sufrir a la persona en cuestión por el dolor. 5 4 3 2 1 4) Tener que ser él/la que le diga a esa persona en cuestión que se está muriendo 5 4 3 2 1 5) Ver la degeneración física del cuerpo de esa persona en cuestión. 5 4 3 2 1 6) No saber qué hacer con tu dolor por la pérdida de esa persona cuando estás con ella. 5 4 3 2 1 7) Ver el deterioro de sus habilidades mentales. 5 4 3 2 1 8) Que te recuerden que tú también vas a sufrir esa experiencia algún día. 5 4 3 2 1 La muerte de otros. El proceso de morir de otros. Clave de Corrección: En la Escala Revisada de Collett-Lester, todos los ítems tienen el mismo valor, tiene un sistema de 5 puntos (1-5), para simplificar la puntuación, donde: 1= Totalmente en Desacuerdo. 14 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología 2= En Desacuerdo. 3= Indecisa. 4= De Acuerdo. 5= Totalmente de Acuerdo. Además de que la escala tiene el mismo número de ítems en cada subescala (8). Referencias bibliográficas Anonymous (2003) Information from your family doctor: grieving: facing illness, death and other losses. American Family Physician. Vol. 67 (5), 1053-1054. Ardila, R. (2003) Calidad de vida: una definición Latinoamericana de Psicología. Vol. 35 (2) 161-164. integradora. Revista Breitbart, W. (2000) Depression, hopelessness, and desire for hastened death in terminally ill patients with cancer. JAMA. Vol. 284 (22), 2907-2911. Bronfman, M. 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Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología PASIÓN Y MUERTE EN EL TRABAJO LA CONCEPCIÓN DEL TRABAJO EN LOS OBREROS DEL SALITRE ENTRE 1899 Y 1910 EN EL NORTE DE CHILE Miguel Ángel Mansilla Agüero2 Resumen Reflexionar sobre la muerte no es sólo pensar en espacios como los cementerios, unidades de tanatología y obituarios, sino también hay que buscarlos en tiempos y espacios, en donde aparecen referidos, relacionados y representados. Uno de estos lugares es el trabajo. La época del salitre (1880- 1930) ha sido la historia negra del trabajador y el empresariado en Chile, en donde los obreros, no sólo se les negó todo tipo de derecho (descanso, horarios, vacaciones, indemnizaciones, etc.), sino su dignidad como ser humano, ya eran tan ignominiosa su condiciones de trabajo que el obrero consideraba la fábrica como un verdadero cementerio y los trabajadores eran cadáveres andantes. Mientras los beneficios los recibía la burguesía, la oligarquía y los empresarios extranjeros, y cuando los obreros se decidieron reclamar sus derechos, los espectros de la muerte, ya no fueron simbólicas ni diferidas, sino reales. La sangre se impregnó en las calles. La muerte se llevaba a los obreros por decenas. Palabras claves: trabajo, muerte, muerte real, muerte diferida. Abstract Reflecting on death is not only thinking about places like cemeteries, morgues and obituaries, but those places should be searched in times and places where they appear referred to, related and represented. One of these places is work. The saltpeter period (1880- 1930) has been the black story of the worker and the managers in Chile, where the workers were not only denied all kinds of rights (breaks, schedules, holidays, severance pays, etc) but their dignity as human beings, their working conditions were so disgraceful, that the worker considered the factory an actual cemetery and the workers as walking corpses. Whereas the bourgeoisie, the oligarchy and the foreign investors received the benefits, when the workers decided to claim for their rights, the ghosts of death were no more symbolic or delayed but real. Blood pervaded the streets. Death took workers by the dozen. Key words: work, death, real death, delayed death. 2 Sociólogo, magíster en Ciencias Sociales Universidad Arturo Prat (Iquique. Chile) y Universidad de Marc Bloch (Estransburgo. Francia) Alumno del doctorado de Antropología de la Universidad de Tarapacá (Arica- Chile). 2006- 2010. Becario del MECESUP Universidad de Tarapacá (UTA) y Universidad Católica del Norte (AntofagastaChile) Email: [email protected], [email protected] 18 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Introducción El trabajo fuera de sus condiciones esclavizantes pareciera ser el más noble, humano y ético. Sin embargo con la incorporación del capitalismo en su fase liberal las condiciones del trabajo no fueron tan humanizadotas, por el contrario se transformó en una nueva forma esclavizadota que le negaba al obrero su humanidad, libertad, y aún pero su vida digna. Algunos estudios que se han realizado en Chile, tienen que ver con los cementerios, su arquitectura o bien sobre el suicidio; por otro lado se ha escrito bastante sobre las características explotadoras del salitre, sus líderes, marchas y utopías, pero no hay estudios que evidencien las representaciones del trabajo con la muerte, bajo las condiciones de explotación. Por ello nuestro objetivo en este ensayo es manifestar las asociaciones de trabajo y muerte que expresaban los obreros, no por su rechazo al trabajo mismo, sino por las condiciones explotadoras del mismo, que hacía que el trabajo se transformara en una muerte lenta. Esta interpretación se concentrará en una sería de poesías escrita entre los años 1899 y 1910 por los obreros del salitre en el norte de Chile, recopilado por los autores Sergio González, María Illanes y Tomás Moulian. Este poemario se edita en 1998, sólo como exposición de cientos de poemas, escrito en esto 12 años, sin análisis por parte de los autores. El trabajo como generador de vida Cuando se analiza la situación de los trabajadores, se recurren a distintos mitos: “los trabajadores son flojos”, “los trabajadores siempre quieren ganar más y trabajar menos”, “los trabajadores son pobre, porque son flojos”, etc. Sin embargo cuando observamos la concepción de trabajo que tenían los obreros del salitre, nos encontramos, que nunca concibieron una sociedad sin trabajo, su motivo de lucha no estaba en función de la eliminación del trabajo. Para ello en realidad el trabajo es parte de la naturaleza humana, trabajar es humano, es vida y realizador. Estaban en contra de las condiciones mortíferas del trabajo; ya que éste es visto como redención y promesa paradisíaca. Porque la ociosidad te quita aliento vivir sin trabajo… eso no es vida; y vivir es el continúo movimiento del que busca la tierra prometida (González, Illanes y Mulian pp 73) El problema se presenta cuando unos trabajan y otros se dedican al ocio y justamente los que trabajan son prisioneros de la miseria, mientras que lo que se dedican al ocio desarrollan los valores de libertad y de ciudadanía. Trabajo es sinónimo de pobreza; es considerado como una actividad denigrante y embrutecedora propio de las personas serviles como los esclavos. Por ser obreros estaban recluidos al ámbito fabril por carecer de atributos conspicuos que caracterizaba la actividad pública que estaba reservada para los ilustres ciudadanos que hacían uso de la razón y que por ende podían dedicarse a divagar acerca de la teología, la inversión y la política. Como señala Mccarthy (1987: 35-61), esta sería una concepción similar a los griegos antiguos en donde el artesano estaba dedicado a la techne, basado en las experiencias adquiridas y habilidades que éste podía desarrollar y los filósofos y políticos a la teoría que implicaba el ideal contemplativo. 19 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Todos los capitalistas Militar, curas y frailes Y esa punta de braguales Que viven sin trabajar Si consumen, que produzcan Como lo hace el leal obrero Y entonces el mundo entero Gozará de libertad (González, Illanes y Mulian pp 75) Por lo cual en esta unidimensionalidad del trabajo y su posterior alienación, los hombres se dividen también en dos. El animal laborens, solamente es un servidor de la naturaleza y de la tierra. Mientras que los dueños del salitre son vistos como un homo faber, significa que actúa como dueño y señor de la tierra. Su productividad se eleva a la categoría de dios. El trabajo como animal laborens, es un esfuerzo doloroso y agobiante. Mientras que como homo faber es una actividad atractiva y plenificante, capaz de dar al hombre la felicidad. Es un demiurgo creador, que se constituye en un dios creador. Así el homo faber vive en los campos Eliseo y el animal laborens vive en los espacios ergástulos. Hay hombres que aunque trabajan Mucho en la vida social, Ven, con semblante lloroso, Su trabajo arrebatar… ¡El hombre… tú no lo sabes, Es un terrible animal; Pues a su propia raza Se goza de atormentar! (González, Illanes y Mulian pp 113) Trabajo- vida y ocio- muerte, son las representaciones que conciben los obreros como valores fundamentales; pero la realidad salitrera era, trabajo- muerte y ociovida. A pesar de todo, ellos prefieren trabajar, porque la herencia colonial ya les había señalado, que el trabajo es sufrimiento: “ganarás el pan con el sudor de la frente”. Yo prefiero que caven la tierra, Y que ganen con pena su pan, ¡que desgracia si un día los viera Con los vicios del hombre holgazán. Al trabajo, mis hijos queridos Crueles penas no llegué a llorar, Ya que todos estáis advertidos Que el trabajo os debe guiar (González, Illanes y Mulian pp 116) La vida no es una tragedia ni un absurdo, lo que le da sentido y significado aún en estas condiciones crípticas, es la familia, llegar a ellas en el atardecer en sí misma implica descanso. Así la noche, será para el obrero lo que fue para Prometeo, porque en el día será torturado por el águila-trabajo, que los dioses han enviado para su extenuación y tortura eterna. -¡Dios mío! Cansado estoy Aunque muy bien dormido; A mi trabajo me voy, A mi trabajo querido (González, Illanes y Mulian pp 160) 20 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Aquí podemos ver, que los obreros del salitre, nunca rechazaron el trabajo como tal, antes bien luchaban en contra de las condiciones esclavizantes y deshumanizadora. Sino que rechazaron las condiciones del trabajo. Pensando que recién hasta el año 1916, es cuando aparecen las primeras leyes laborales. En 1916, ley sobre accidentes de trabajo e indemnización a las víctimas; en 1917, sobre la obligación de destinar salas en las fabricas para que las obreras amamanten a sus hijos y sobre el descanso dominical. Antes de eso el obrero trabajaba de lunes a lunes y de enero a enero, sin descanso. Matarse trabajando Marx (1987; 199- 208), fue uno de los autores que más denunció las condiciones del trabajo en la empresa como una antesala del sepulcro, los hombres son verdaderos “esclavos blancos” son lanzados a la tumba a fuerza de trabajo y agonizan y mueren en silencio. La jornada de trabajo, no conduce solamente al empobrecimiento de la fuerza humana de trabajo, produce además, la extenuación y la muerte prematura de la misma fuerza de trabajo. Alarga el tiempo de producción del obrero durante cierto plazo a costa de acortar la duración de su vida. Boudrillard (1993:52- 53), señala que la fuerza de trabajo se instaura en la muerte. Hace falta que un hombre muera para llegar a ser fuerza de trabajo. Esta muerte es lo que cobra en el salario; en realidad el salario es como signo de muerte. De esta manera el salario y la fuerza de trabajo suponen la muerte del obrero. Esta muerte no es violenta ni física, es la conmutación indiferente de la vida y la muerte, la neutralización respectiva de la vida y la muerte en la supervivencia o la muerte diferida. El trabajo es una muerte lenta. Esto se entiende generalmente en el sentido de la extenuación física, pero hay que entenderlo en otra forma: el trabajo no se opone, como una especie de muerte, a la realización de la vida, el trabajo se opone como una muerte lenta, a la muerte violenta. Esta es la realidad simbólica. El trabajo se opone, como muerte diferida, a la muerte inmediata del sacrificio. El trabajo se inspira por lo tanto, en todas partes en la muerte diferida. El trabajo es la muerte diferida. Lenta o violenta, inmediata o diferida, el compás de la muerte es decisivo. Es lo que diferencia radicalmente a dos tipos de organización: la de la economía y la del sacrificio. Vivimos irreversiblemente en la primera, que no ha cesado de arraigarse en el “aplazamiento” de la muerte, el escenario no ha cambiado nunca. El que trabaja sigue siendo aquél al que no se le ha dado muerte, al que le es rehusado ese honor. Y el trabajo es en primer lugar, el signo de esa abyección de no ser juzgado digno de muerte. ¿El capital explota a los trabajadores a muerte? Paradójicamente, lo peor que les inflinge es rehusarle la muerte. Es de diferir su muerte de lo que les hace esclavos y los destina a la abyección indefinida de la vida en el trabajo. El poder del amo proviene siempre, en primer lugar, de ese suspenso de muerte. El poder no es nunca, por tanto, a la inversa de la que nos imaginamos, el de dar muerte sino, todo lo contrario, el de dejar la vida; una vida que el esclavo no tiene el derecho de devolver. El amo confisca la muerte del otro, y conserva el derecho de arriesgar la suya. Por lo tanto al esclavo se le deja sin expiación posible. Al arrancarle a la muerte, el amo arranca al esclavo de la circulación de los bienes simbólicos; es la violencia que le hace, y que aboca al otro a la fuerza de trabajo. Trabajo, explotación, producción, no serán más que uno de los avatares posibles de esta estructura de muerte. En Chile, esta sensación del trabajo como espacio de muerte y muerte diferida, lo vivieron los mineros del salitre. Las fábricas producían numerosas y variadas mercancías; todas ellas, además, modelaban a los sujetos dóciles y obedientes que el Estado necesitaba. De esta manera la gente sin empleo era gente sin patrón, gente fuera de control: nadie los 21 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología podía vigilar, ni los supervisaba ni se sometían a disciplina alguna o una rutina regular. La población masculina, producto del trabajo centrado en la fuerza muscular, fue sometida a esta dictadura mecánica del trabajo fabril y a la vez ésta fue una de las formas para reproducir el orden social, transformando al hombre como cabeza del hogar, como capataz de una familia fuerte y estable, con el hombre empleado, como proveedor, como jefe absoluto e indiscutible, era su complemento necesario. De esta manera la autoridad del padre/esposo, dentro de la familia, conducía las presiones disciplinarias de la red del orden y, en función de ese orden, llegaba hasta las partes de la población que las instituciones encargadas del control no podían alcanzar (Bauman 1999: 35- 36) El trabajo como espacio de muerte se evidenció en una de las masacres obreras en 1903 con los estibadores de Valparaíso. Como respuesta a la represión gubernamental se desencadena un amotinamiento popular que culmina en el incendio del edificio de la Compañía Sudamericana de Vapores. Nuevas masacres se consumaron contra los trabajadores de Antofagasta en 1906, en la Plaza Colón. El pretexto fue reprimir a los obreros del salitre, portuarios y ferroviarios que estaban en huelga. El Ejército y la Armada hicieron la represión junto con una "guardia blanca" o tropa para-militar. Tras los primeros enfrentamientos, el Teniente Adolfo Miranda ordenó disparar. Al mismo tiempo, el crucero Blanco Encalada bombardeaba la ciudad y desembarcaba tropas de marinería. Fueron muertos y heridos innumerables obreros. La violencia más conocida por parte del Estado hacia grupos de obreros, fue la Matanza de la Escuela Santa María en Iquique el año 1907, según cifras oficiales fueron ciento treinta muertos y la misma cantidad de heridos; sin embargo cifras extraoficiales señalan más de dos mil muertos. Este holocausto obrero marcó la historia chilena como una de las más sangrientas que se expresa en los escritos de los propios obreros. Clamando contra el infierno de la explotación mezquina más salvaje y asesina, el obrero ante el gobierno reclamó contra su ruina, y éste los mató en montón con más saña que una fiera, probándoles que es tontera ampararse en la razón (González, Illanes y Mulian pp 414) Aquí encontramos cómo los obreros definen su condición social, un infierno, un lugar de sufrimiento, opresión y fuego; el lugar por antonomasia del castigo, donde son arrojados los malhechores. Los obreros, a su vez ven al Estado como redentor de este averno, pero en realidad, a través de su brazo armado, que es el ejército, lo infernal dejó de ser una simbología y se transformó en una realidad para los trabajadores y su familia. Así el Estado, más que un dios redentor de los débiles, se transformó en un Hades raptor de los obreros. El general sanguinario con saña y alevosía, hizo la carnicería entre el pueblo proletario, probándole no existía constitución ni derecho, ante la razón de Estado de proteger al malvado; por lo cual quito mi pecho ¡adios! País desgraciado. (González, Illanes y Mulian pp 414) 22 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología El Estado, sólo protege a los poderosos, sólo a ellos resguarda su vida, mientras espera que los obreros vivan en el silencio su opresión, como verdaderos ilotas, objetos de toda ignominia. El reclamo de los obreros significa el hospital o cementerio; por ello se transforman en verdaderos cadáveres embozados que trabajan en el silencio oscuro y tabernario. Y, amparado en la Carta Nacional, se creyó con derecho el pobre roto, para unirse en legión y pedir coto, al abuso si ley del capital… ¡Y tú, Gran Capitán (sin impudicia) al país defendiste en tu batalla y colmaste de gloria a la milicia que inconsciente ahogó con la metralla, la razón, el derecho y la justicia del reclamo que hacía “la canalla”… (González, Illanes y Mulian pp 415) Le es impuesto al hombre el determinismo providencialista, el espacio del trabajo será un ergástulo, un espacio de disciplinamiento, condena y domesticación de su voluntad, por lo cual el trabajó será punitivo y torturante. Aquí el pan, no se gana sólo con el sudor de la frente, sino con gotas de sangre. El obrero va al taller En busca de su pan diario Estando allí su calvario ¡pues allá va a perecer (González, Illanes y Mulian pp 338) Las condiciones en las que se desenvuelve todo ello conlleva que el trabajo no ofrezca al obrero las posibilidades para que desarrolle libremente sus energías físicas y espirituales, no se realiza en el trabajo sino que se niega, experimenta una sensación de malestar más que de bienestar, no desarrolla libremente sus energías mentales y físicas sino que se encuentra físicamente exhausto y mentalmente abatido. El trabajador sólo se siente a sus anchas, en sus horas de ocio, mientras que en el trabajo se siente abyecto. Su trabajo no es voluntario sino impuesto, es un trabajo forzado. Esto conlleva que el trabajador sólo realice el trabajo sus capacidades animales, es decir: comer, beber y engendrar. En este sentido lo animal se convierte en lo humano y lo humano en animal (Marx 1987). Por ello es que en el trabajo muere su humanidad, y vive su animalidad. El animal por antonomasia que representan en estas condiciones son los topos. Nosotros bajamos muy hondo, muy hondo, por entre tinieblas al seno mortal De la tierra ardiente, Por senda escabrosa, quebrando las rocas con fúnebres afán. El cuerpo encorvado, las manos sangrientas, cual negro espectro en la oscuridad, audaces rompemos las duras entrañas, y afuera sacamos el virgen metal. Y así…? respiramos de esta suerte Entre la vida y la muerte! (González, Illanes y Mulian pp 353) 23 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología La fábrica es vista como necropolis, un espacio tartáreo, lugares luciferinos, marcado por el infausto, son cuerpos lapidados y estigmatizados por las huellas de la miseria. Las personas dejan de Ser, se transforman en fantasmas y espectros como memoria de un pasado humano. Trabajar es sufrimiento, ignominioso, abyecto, caliginoso y sombrío. Esta concepción del trabajo, en donde se enfrenta las condiciones mortíferas del trabajo, la principal característica es el desierto y yermo, del que sólo se cuenta con la ayuda de la Divina Providencia. La vida en sí misma es como tierra de oscuridad, lóbrega, como sombra de muerte y sin orden, y cuya luz es como densas tinieblas, pero es visto como algo mejor que la muerte física. Es una brega la vida del hombre sobre la tierra, en donde la vida del jornalero, suspira por la sombra, y que esperan el reposo de su trabajo, así muchas veces se viven meses de calamidad, y noches de trabajo y ni siquiera el estar acostado satisface. Porque al acostarse, se desea levantarse, mas la noche es larga, y se está lleno de inquietudes hasta el alba. Y los días se tornan más veloces que la lanzadera del tejedor, y fenece la esperanza y ahí recién se reflexiona que la vida es un soplo, ya que por el duro trabajo, las esperanza de vida del hombre son muy cortas. Yo te bendigo, la suerte es conmigo generosa, Dios te manda nube hermosa a librarme de la muerte; joven soy, morir no quiero, de tu bondad confío una gota de rocío por piedad que me muero (González, Illanes y Mulian pp 355) La vida y el trabajo son similares ya que ambos son como ajenjo, porque el hombre nacido de mujer, es corto de días, y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece; ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses están cerca de fenecer; los límites son férreos, de los cuales el trabajador no pasará, y si osara abandonar su trabajo, morirá su familia; entre tanto deseará, como el jornalero, el ocaso del día. Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo, al percibir el agua reverdecerá, y hará copa como planta nueva. Mas el trabajador no tiene esperanza, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Como las aguas se van del mar, y el río se agota y se seca, así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño, por lo cual por miserable y mortífera que sea la vida, mejor es la vida que la sepultura. ¿Qué más esperas pueblo soberano Que estás herido y sin embargo callas Temes acaso molestar a tu “tirano” ¿O tienes miedo a sus sables y metrallas? Es verdad que la lucha será cruel Por tener que matarnos entre hermanos… A nosotros nos quedan dos caminos Morir de hambre o emplear la dinamita (González, Illanes y Mulian pp 357) A pesar de lo absurdo que pueda parecer se enfrenta al destino con sus crines ondulantes, desafía el espanto y con ímpetu y furor se enfrenta a su condición inmediata, pero ahora con la fuerza y del valor de la utopía, que en medio de su 24 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología angustiosa situación asume su libertad, como un vértigo que surge la libertad echa la vista hacia el horizonte, que son los derroteros de su propia posibilidad, agarrándose entonces de la infinitud, para sostenerse y caminar aún con movimientos yertos, pero con una actitud segura. La muerte es más fuerte, la única forma de librarse de la muerte, es matando a los sayones. Suprimamos la frontera Que a los pueblos hace arteros, Enemigos y extranjeros No están fuera; están aquí ¡Guerra al reino de la muerte! El derecho del más fuerte Necesario abolir (González, Illanes y Mulian pp 414) Es el hombre encerrado en la “jaula del trabajo”, encerrado y preso de su condición social, como carnero escogido para el sacrificio de los dioses, en donde los sacerdotes, ya han destinado su rol holocáustico. Por lo cual debe vivir como “ciervo que brama por las aguas”, esperando serena, caliginosa y bregamente los momentos de sus sacrificio final, bajo las elegíacas condiciones laborales, como “pelicano en el desierto”, como “búho en las soledades” o “pájaro solitario sobre el tejado” y que a pesar de su realidad grullada, no escapará, aunque intente cubrir su vida con melodías de los aforismo utópicos. La sentencia ya está, los dioses lo han determinado, ha nacido para el sacrificio. Lo único que debe hacer es esperar su turno de la muerte, al parecer sufriente, con el desliz de la fría lágrima como un héroe trágico se autodesigna para comprender aquel viaje regio extraordinario al monte Moriah, que representaban los cerros salitreros. Hacer pactos es ruindad. El rescate del trabajo De sus hijos provendrá; O al trabajo darán honra O en la lucha morirá (González, Illanes y Mulian pp 414) El trabajo es una guerra, en donde el obrero se encuentra solo, abatido, anubado, exánime e inerme. Aquí nos encontramos ante una forma esclavizante que tiende a negarle al obrero toda humanidad, a hundirla en la nada por el camino del sombrío yermo. Esta vida es entendida como una vivencia con intrascendente, aunque suene como una nadería y disimulo bostezo, pero Dios premia, señalan los sacerdotes, al trabajador que acepta silenciosamente su destino esclavizado y martirizante, en donde la única víctima holocáustica es el obrero. Mártires del trabajo alzad la frente con actitud magnánima y sublime, que todo el que es esclavo y lo consciente del déspota burgués no se redime. (González, Illanes y Mulian pp 429) La muerte como compañía; la noche negra e infame; condenados de Dios; castigos infernal, etc., son las expresiones que evidencian la condición espectral y espeluznante del trabajo. Sin embargo muchas veces los seres humanos deben huir de su realidad, absortos en el éxtasis de la libertad soñada, auque negada en este mundo, pero se aferran a ésta con una actitud baladí, y pronto se convierten en nadería y abandonando fantasmagóricamente por la cruda realidad. Sólo resta pensar en que fueron arrojados a esta tierra para sufrir y sufrir de holocaustos para los poderosos. 25 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Las dos de la mañana apenas son, y bajo el soplo del invierno helado, a su faena se encamina el peón… baja la frente, con la ¡Muerte al lado! ¡Silva el “pampero” por la noche negra!... ¡cada paso retumba en los salares!... ¡La ilusión de ser libre solo alegra esas almas preñadas de pesares! I en medio de la noche infame y larga!... parecen los obreros, trabajando… condenados que Dios, por suerte amarga, tuviera en el infierno, castigando! (González, Illanes y Mulian pp 430) Las únicas compañeras del trabajador son las féminas fáusticas: la miseria, las deudas, la soledad y la angustia, como fieles compañeras del destino persiguen caliginosamente al obrero “maldito por los dioses”. Estas divinas féminas, se traducen en la fantamasgórica y eterna compañía hasta la muerte real. El campamento que el obrero asila vieja prisión de miserables natos… produce la impresión en pupila… de un Cementerio trajinado a ratos… Todo es ahí mortificante y gris… ¡Nada produce novedad alguna!.. La maquinaria poderosa y fuerte! Y los cachuchos de insaciable boca… Donde hervir hasta el vapor la Muerte Al desgraciado que su turno toca! (González, Illanes y Mulian pp 430) Resignación, renuncia, “cansancio de la vida”, abdicación, dimisión, “pérdida de la esperanza”, derrotismo, etc., son características de una individualidad menoscabada y deteriorada, propia de una “cultura de la muerte” donde la vida se aprecia como un “hado inelectuble”, que con una difidencia actitud, se enfrenta a un destino como “masa inerte”, ante el cual sólo se puede tomar una actitud evasiva o bien de abandono; donde, como un deseo escapista se presenta la posibilidad del suicidio, pero ello significaría conducir su familia por los cadalsos. Así los años por su frente bajan, Sin que su noble corazón se aflija! Cuando sus huesos, de crujir se rajan… En el suicidio su ilusión se fija! Mientras el rico salitrero lleva Los grandes barcos de salinos grano… I ve juntarse, si afán ni pena De libras un millón en cada mano (González, Illanes y Mulian pp 431) Entre la muerte diferida y la muerte real, la última sería como una noche eterna, en donde se descansa de las manos de los opresores y del águila- trabajo. Mientras que la vida es una cansancio constante, porque ni siquiera existe el derecho a la jubilación. 26 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Al pampino que es cauto y es ducho, El peligro lo acecha, al caer En el fondo de hirviente cachucho O en la mina que estalla doquier El minero, que al monte se fía Sea cancha, barreta o apir, En subterráneo abismo sin día Solo llega a triunfar al morir (González, Illanes y Mulian pp 440) El obrero en realidad vive cada día la muerte, es un muerto viviendo, un espectro que siempre ha tenido que enfrentar el puro sufrimiento y negación, como conviviendo con el “aguijón de la muerte” antes de la sepultura. El obrero es en última instancia, el testigo de su propio velatorio, cava su propia tumba cuando trabaja. Ante la existencia pestilencial y angustiosa, la vida pestífera y el desagrado como ingredientes habituales, recuerdan la tonalidad de ver triunfar a sus verdugos, que como verdaderos dioses, crean instituciones religiosas con estómagos tan grande que devoran países enteros, sin el menor empacho, tiñendo el mundo de sangre. Sus construcciones no son “ex nhilo”, sino que parten de la premisa que para construir se necesita destruir; las mejores edificaciones son sus templos, mientras que las escuelas son sólo enramadas; luego premian a su casta sacerdotal como los centinelas de la ortodoxia. Estos dioses como han sido creados a imagen y semejanza de los verdugos, construyen su reino en este mundo, enriquecen a sus apólogos rodeándolo de oro áureo, blanco o negro, mientras que a las masas le dan migajas en esta tierra y como recompensas diferidas, tortas en los campos elíseo. Elaboran mitos constitucionales para salvaguardar la exclusividad y oficialidad del Estado y excluyendo las libertades de marcha, de conciencia y el libre albedrío, consideradas como ideas infernales que pueden conllevar a la anarquía social. En estos mitos constitucionales, los hombre son libres hasta donde sus cadenas le permiten, pero jamás la posibilidad de elegir individualmente su propio destino. Reyes, papas, generales. Señores de horca y cuchilla Fueron azotes del pueblo Engendros de la crueldad; No tuvieron una fibra De piedad ni compasión; Ayer tuvieron la hoguera, Hoy la metralla infernal! (González, Illanes y Mulian pp 441) En la fase final del gobierno, Alessandri, uno de los que se presentó como mesías de los obreros, quien retornó al poder el 20 de Marzo de 1925. Poco antes de terminar su gestión, consumó dos masacres: la de Marusia y la Coruña. Los trabajadores iniciaron en Marzo de 1925 una movilización para que se agilizara un Pliego de Peticiones que habían presentado a la Compañía, dueña de la Oficina Salitrera "Marusia", situada a pocos kilómetros de la zona precordillerana. La masacre de Marusia fue cometida por 300 soldados, dirigidos por el coronel alemán Pedro Schultz, educado en la escuela del general Emilio Körner. Un grupo de obreros cobró venganza, haciendo explotar paquetes de dinamita, con un saldo de 36 militares muertos y 64 heridos en medio de la noche pampina. Fue una de las primeras ocasiones que "los trabajadores opusieron la fuerza a los masacradores y se defendieron con las armas en la mano. Dos meses después, el 3 de Junio de 1925, el gobierno de Alessandri se despidió con otra masacre en La Coruña. Los trabajadores estaban en huelga porque los empresarios no cumplían los convenios firmados, ni querían abolir el sistema de "ficha-salarios" y los "vales" y menos las 8 27 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología horas de trabajo. Ciento treinta oficinas se plegaron a la huelga. Las fuerzas represivas dispararon. En estas refriegas los partes del gobierno dijeron primero que sólo hubo 30 muertos, después el general de la Guardia manifestó que había encontrado 59. Y esto que se bombardeó con artillería las oficinas (Vitale 2000). Conclusión Siempre había pensado que la realidad que vivieron los trabajadores del salitre lindaba en la alborada del estío explotador, cuando en realidad es una verdadera noche polar de una dureza y una oscuridad glacial, que nada tiene que ver con la dignidad humana. Por ello es justificable su odio a todo lo que tiene que ver con el orden: sacerdote, militar y empresario, porque para ellos fueron símbolos de opresión, explotación, miseria y muerte. Nada tienen que ver los mitos del trabajador como flojo, comunista y anarquistas, sino por el contrarios estos trabajadores anhelaban una sociedad con leyes más justa para ellos. Los espacios de trabajo se transformaron en verdaderos espacios mortuorios y las fábricas, fueron sus ataúdes; ya que muchos trabajadores morían en los procesos de trabajo, sin ningún tipo de reivindicación par ala familia. Los empresarios eran vistos como espectros mortales que sacrificaban a los obreros como verdadero holocausto ante la divinidad del capital. Bibliografía Bauman, Zygmunt (2000). Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Editorial Gedisa. Barcelona España. Boudrillard, Jean (1993). El intercambio simbólico de la muerte. Editorial Monte Ávila Latinoamérica. Caracas Venezuela. Cassirer, Ernest. 2003. Antropología filosófica. Fondo de Cultura Económica de México. Gortz, André. (1998). Miserias del presente, riqueza de lo posible. Editorial Paidós. Buenos Aires. González, Sergio; Illanes, María y Moulian, Tomás (1998). Poemario popular de Tarapacá 1899- 1910. Editorial Lom. Santiago de Chile. McCarthy, Thomas (1995). La Teoría Crítica de Jurgen Haberlas. Editorial Tecnos. Madrid. España Marx, Carlos (1987). El capital. Crítica de la economía política. FCE. México. Robins, Nicholas (1997). El mesianismo y la rebelión indígena. La rebelión de Oruro en 1881. Editorial Hisbol. La Paz. Bolivia. Vitales, Luis (2000). “Intervenciones militares y poder fáctico en la política chilena (de 1830 al 2.000)”. Consultado el 3 de agosto del 2006. En ttp://mazinger.sisib.uchile.cl/repositorio/lb/filosofia_y_humanidades/vitale/obras/sy s/bchi/j.pdf 28 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología LA VIVENCIA DEL DUELO Pautas para el acompañamiento pastoral a las personas con enfermedad terminal3 y a sus familiares Edwin José Mora Guevara4 Introducción La palabra “duelo” (del latín dolus), significa literalmente “dolor”. Estar en duelo es sentir dolor, en muchas ocasiones intenso. Esto depende de muchos factores intrapersonales y externos a la persona que sufre. Se siente dolor por la pérdida de alguien o de algo, o bien por la anticipación de esa pérdida. Ese sufrimiento se expresa en todas las dimensiones constitutivas del ser humano: emocional, social, cultural, espiritual y física. Los procesos de duelo consisten en la elaboración de las pérdidas. Las continuas muertes o micro-muertes, así como los “nacimientos” son parte del devenir humano que está sometido al cambio constante. Lo que para una persona puede representar una pérdida significativa, para otra no. De manera que la percepción del duelo y la resolución adecuada o inadecuada del mismo está mediada por elementos subjetivos y por el proceso de socializacióneducación que brindará a cada persona pautas para reaccionar frente al dolor de las pérdidas en la vida. Es necesario que quienes ofrecen acompañamiento pastoral a los personas con enfermedad terminal y a sus familias,5 es decir, quienes brindan este soporte espiritual específico, conozcan los procesos de duelo, sus etapas, las reacciones que las personas podrían manifestar en cada etapa y la resolución adecuada del mismo, así como lineamientos sobre las acciones recomendadas desde el área de la espiritualidad. Además, reconocer cuando una persona no está resolviendo sus duelos en forma adecuada y saber qué hacer al respecto, son destrezas importantes en la calidad del soporte espiritual en esta situación. En este artículo se proponen algunos conocimientos básicos sobre las teorías del duelo necesarios para el acompañamiento pastoral a la persona con enfermedad terminal y a su familia. También se brindan algunas pautas sobre el procedimiento 3 La enfermedad terminal es aquella que tiene una serie de características que en concurrencia, llevarán a la persona que la padece a la muerte en un pronóstico de vida inferior a los seis meses (Secpal 2001).Estas características son: • • • • Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva, no curable aún. Falta de posibilidades razonables de respuesta al tratamiento específico. Presencia de numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes. Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la presencia, explícita o no, de la muerte. • Pronóstico de vida inferior a los seis meses. 4 El autor de este artículo es costarricense, de origen metodista, profesor del área de Teología Pastoral de la Universidad Bíblica Latinoamericana, San José, Costa Rica. Es Licenciado en Psicología, Teología y Educación. Tiene dos maestrías académicas una en Ciencias Teológicas con la Universidad Bíblica Latinoamericana y otra en Drogodependencias con énfasis en Tratamiento, en convenio con la Organización de Estados Americanos y la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. Actualmente cursa un Ph.D. en Psicología en la Universidad Autónoma de Centro América. Desde 1999 es asesor del área de Espiritualidad del Centro Nacional de Control del Dolor y Cuidados Paliativos, San José, Costa Rica. 5 Este acompañamiento pastoral o soporte espiritual se entiende en este artículo como aquel conjunto de acciones pastorales específicas para dar apoyo, sostén, firmeza, auxilio a las personas que sufren, (en este caso enfermedad terminal). Este soporte se realiza de una manera constructiva y afirmativa del sujeto, con el respeto de sus pensamientos y sentimientos especialmente en relación con la espiritualidad. 29 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología de acompañamiento en cada etapa. Aunque el artículo se inscribe dentro del soporte espiritual a la persona con enfermedad en etapa final y su familia, las pautas son aplicables a los diversos duelos que como seres humanos elaboramos constantemente. Definición de duelo El duelo es “la respuesta emotiva y natural a la pérdida de alguien o de algo. Se manifiesta en el proceso de relaciones que siguen a una separación. (Fonnegra 1999, 3). Los procesos de duelo nos acompañan durante toda nuestra vida, desde el nacimiento (primer ruptura) hasta la muerte (última ruptura). Esta última ruptura cuando se da con relación a allegados y seres queridos, se considera la más aguda y causante de traumas. “El duelo por la muerte de un ser querido es el más agudo y el más difícil de superar” (Martínez 2000, 73). El suceso de la muerte de un ser querido también influye en la percepción del duelo de distintas formas. El tipo de muerte podría tener que ver con la intensidad con la que se experimente el duelo. No es lo mismo una muerte trágica, que la que sigue a una enfermedad que permitió la preparación emocional y espiritual para iniciar la elaboración del duelo de forma anticipada. De igual forma, el duelo anticipado que hace la persona cuando se le ha anunciado la proximidad de su muerte mediante la comunicación de un diagnóstico de difícil pronóstico vital, puede tener esas mismas características señaladas anteriormente: esto es, agudo y difícil. La edad de la persona que muere también influye en la percepción del dolor de quienes le sobreviven, así como muchos otros aspectos. En los procesos de duelo se entrecruzan pérdidas tangibles y simbólicas a la vez (Martínez, 2000). La separación, el divorcio, la pérdida de un trabajo, de un sueño no realizado, de un ser querido, de la salud, la amenaza que significa enfrentarse a la propia muerte, son pérdidas que implican elementos tangibles pero que entrañan una serie de simbolismos y significados para las personas afectadas. Por ejemplo, el caso de una enfermedad crónica o terminal que puede cortar sueños no realizados aún. Otro ejemplo es el hecho de no poder participar en plenitud del crecimiento emocional y social de los hijos por no convivir con ellos o ellas. Se trata de una pérdida tangible y simbólica a la vez que experimentan por lo general los padres separados o divorciados que no tienen la custodia de sus hijos o hijas. Cada persona vive la intensidad del duelo de diferente manera. “La intensidad de la pérdida será igual a la intensidad del amor o de la afectividad que se tenga en lo que se está perdiendo o está perdido” (Martínez 2000, 75). Cuanto más intensa sea nuestra relación afectiva con alguien o con algo que perdimos, mayor será el dolor experimentado ante la situación. Cuando la familia enfrenta la noticia de que uno de sus miembros padece una enfermedad terminal, se comienza a vivir el duelo, desde la comunicación misma de la noticia. El estilo adecuado o inadecuado de comunicar esta noticia influirá fuertemente en el afrontamiento de la situación y en el curso normal del duelo. Esta experiencia dolorosa a su vez, permite elaborar un proceso de duelo anticipado. Además, la manera de afrontar las pérdidas inculcadas en el seno de la sociedad y de la familia influirán en la intensidad del duelo. Frente a la muerte de un ser querido la unidad y los lazos de solidaridad de la familia serán fundamentales para afrontar el duelo. Si esta familia se inserta en una cultura abierta a tocar los temas sobre la muerte y el dolor y no evadirlos, la resolución del duelo será positiva. De ahí la importancia de educar a la sociedad a afrontar estos temas difíciles. Martínez lo expresa así, Si la cultura en la cual nosotros nos desenvolvemos está empeñada en camuflar y escondernos el dolor y el sufrimiento, cada vez que éste llegue a afectar nuestras vidas, será visto como azaroso e inesperado; pero si, por el contrario, la cultura nos 30 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología educa y nos familiariza con estos temas en forma cotidiana, entonces llegaremos a ver la muerte... como un eslabón más de la realidad humana. (Martínez 2000, 72). Es necesario que en nuestras sociedades se reflexione más sobre el afrontamiento de las pérdidas en la vida. Esto no significa llegar a ver las manifestaciones del sufrimiento como algo normal a lo que nos debemos conformar. El dolor y el sufrimiento siempre estarán para ser tenazmente combatidos (Boff en Sobrino 1990) y no para acostumbrarnos al mismo. Los grupos de apoyo tanto de familiares, de allegados y los grupos organizados con fines terapéuticos, también son recursos en el afrontamiento del duelo para la familia. En la elaboración del duelo ante la inminente muerte de un familiar, se debe tener presente que el individuo con todos sus recursos es su máximo apoyo. “La elaboración positiva de un duelo más que de cualquier otro factor, depende del propio individuo, de su carácter, edad, sexo, autoestima, estado económico, condición social... de todo su patrimonio personal (Martínez 2000, 78). El duelo en las personas con enfermedad terminal La resolución del duelo frente a la enfermedad irreversible, las micro-pérdidas que se van presentando y el desenlace de la muerte, pasa por diversas etapas. Aunque ante una crisis las personas reaccionamos de maneras diferentes, los investigadores y las investigadoras del duelo han identificado etapas o estadios por los que generalmente atravesamos frente a una pérdida. La Dra. Elizabeth Kubler-Ross (1978 / 1997), identificó cinco etapas por las que atraviesan la mayoría de las personas con enfermedades irreversibles.6 Es importante mencionar que estas etapas no se presentan en forma continua, sino durante el curso de la enfermedad. Además, no se manifiestan únicamente en la persona afectada, sino en cada miembro de su familia o allegados, de forma e intensidad distinta. Por otra parte, estas mismas etapas se pueden manifestar en las personas frente a otras pérdidas importantes en la vida. Las presentamos a continuación. Negación Se trata de un mecanismo de la persona para defenderse del impacto de la noticia. Funciona como un amortiguador ante las noticias no esperadas y sorprendentes o amenazantes. La negación permite a la persona impactada por una noticia de este tipo, acumular y con el tiempo movilizar “defensas menos radicales” (Nolan y Bohner 1983, 479). A nivel de discurso, la persona en negación verbaliza pensamientos tales como: “No, no puede sucederme esto . . . debe haber algún error. . . no es cierto. . . llamaremos a un médico mejor”. En el ámbito de comportamiento la persona puede presentar una serie de conductas tales como no hacer más exámenes, o dejar de visitar al médico, o no comprometerse en tratamientos. La negación por lo general es temporal y sustituida por una aceptación parcial (Kubler-Ross 1978). Las personas en estas circunstancias también pueden entrar en la “evitación”, que es una forma sutil de negación. En este caso, la persona en proceso de morir evita hablar de la situación. Cuando se le visita, habla de todo menos de lo que sucede. Quienes asisten al paciente y la familia, también pueden participar de la evitación. 6 Como dato interesante señalamos que los trabajos de la Dra. Kubler-Ross tienen el apoyo del Seminario Teológico de Chicago. Así aparece consignado en la nota de agradecimientos en uno de los libros de la autora (Cf. Kubler Ross 1997). 31 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología “Este juego de evitación se produce cuando el personal, la familia y el paciente conocen la gravedad de la enfermedad pero se niegan a hablar de ella” (Nolan y Bohner 1983, 479). Los y las agentes de acompañamiento pastoral identificarán esta etapa y respetarán el tiempo que la persona necesite para asimilar la situación, antes de que pueda hablar sobre la misma. Acompañará con imágenes afirmativas y constructivas sobre Dios, siempre partiendo de la espiritualidad de la persona. En esta etapa la confrontación podría producir ira y alejamiento por lo que no es del todo recomendable. Poco a poco la persona irá asumiendo la realidad. En este proceso es de vital importancia que la persona se sienta acompañada y respetada. Cólera Una vez que la negación y la evitación ya no se pueden sostener, se sustituyen por sentimientos de ira, rabia, cólera, envidia y resentimiento (Kubler-Ross 1978). Algunos pacientes mostrarán abiertamente estos sentimientos a sus familiares, allegados o cuidadores. Otras los encubren por miedo a perder el apoyo asistencial y familiar. Estos sentimientos se expresarán encubiertamente mediante quejas por todo, convirtiéndose en el “paciente difícil”. Ante estos pensamientos, sentimientos y conductas hostiles la persona puede sentirse incómoda por esta reacción y además sentirse culpable. Este sentimiento de culpa hace que muchas personas consideren "su enfermedad como un castigo a sus anteriores pecados, aunque con frecuencia no puedan decir que hayan hecho de malo” (Nolan y Bohner 1983, 483). De nuevo se presenta un sentimiento encubierto. El sentimiento de culpa no es tanto por acciones en el pasado, sino por la hostilidad que están sintiendo. Los y las acompañantes pastorales estarán en la disposición de escuchar a la persona, con el fin de que pueda expresar sus sentimientos y disminuir la tensión emocional que provoca la ira. Colaborará en revisar aquellas ideas distorsionadas sobre Dios (que le asignan como responsable de la enfermedad y el sufrimiento humano), y sobre la culpa y la enfermedad (Varone 1988). Brindará imágenes constructivas sobre Dios. Ofrecerá soporte para que la persona maneje y canalice la hostilidad. En este proceso, estarán emocionalmente preparados ante la posibilidad de ser también blanco del enojo, y comprender las dificultades emocionales por las que pasa la persona. Se trata de darle un giro positivo a las resistencias que nos manifiesta la persona y evitar ser contestatario a su enojo. Es decir, permitir que el enojo se exprese, fluya para que disminuya su carga emocional negativa, sin engancharse con el mismo, ni tomarlo en el plano personal. Antes bien, es necesario mostrarse tolerante, comprensivo o comprensiva, respetuoso o respetuosa. Negociación Durante esta etapa, las personas con enfermedad terminal pretenden posponer su dolor o bien la muerte, ofreciendo una buena conducta a cambio (Kubler-Ross 1978). “La mayoría de estas negociaciones se hacen con Dios y suelen ser guardadas en secreto o solo mencionadas de forma implícita” (Nolan y Bohner 1983, 484). Desde un punto de vista psicológico, muchas de estas promesas podrían manifestar sentimientos de culpa. Algunas promesas pueden ser: “Si Dios me deja vivir, iré a la iglesia cada día de mi vida” o bien, “solo quiero ver a mis hijos e hijas graduarse en la universidad y valerse por si mismos o por si mismas” (Nolan y Bohner 1983, 484). En esta etapa se busca a toda costa el milagro que revierta la situación. Los y las agentes de acompañamiento pastoral respetarán los sentimientos religiosos de la persona y de su familia, así como sus esperanzas. Le acompañarán 32 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología en el sentido de no vaciar la esperanza de realismo. Esto es, no espiritualizar el sufrimiento. Ayudará a la persona a construir y mantener una relación con Dios centrada en el amor, la gracia y la obtención del milagro de la paz espiritual para el afrontamiento de la situación. Sentido de pérdida y depresión La persona que padece enfermedad irreversible llega al punto en el que no puede negar más la enfermedad, por el aumento de los síntomas. La negación, evasión, cólera y negociación, son sustituidos por un profundo sentimiento de pérdida y depresión (Kubler-Ross 1978). La depresión que se presenta puede ser reactiva a las pérdidas que va sufriendo. En este caso la persona querrá comunicarse con los demás y verbalizar su tristeza. También puede tratarse de depresión preparatoria o bien de ambas. La depresión preparatoria se da como antesala de la inminente pérdida. Se trata de una depresión silenciosa, en la que la persona no desea verbalizar sus sentimientos. Este silencio es difícil de aceptar para la familia que desean animar a la persona enferma. Los y las agentes de soporte espiritual deben respetar este silencio y ayudar a la familia a respetarlo también. “Nada puede ser más contraproducente que los triviales esfuerzos de personas con buena intención por hacer reír a aquellos que están a punto de dejar este mundo. Estos esfuerzos son frágiles disfraces de la ansiedad que les acecha” (Nolan y Bohner 1983, 479). Los acompañantes pastorales estarán dispuestos y dispuestas, atentos y atentas, a escuchar a la persona cuando desee hablar de sus sentimientos de aflicción. Le brindarán gestos de apoyo, afecto, cariño y respeto. Ofrecerán acompañarle en prácticas de espiritualidad tales como la oración, la lectura de la Biblia, las visitas de otras personas, los sacramentos entre otras, siempre y cuando la persona lo desee. Aceptar o Asumir La aceptación no es una situación feliz como se podría creer. Actualmente se habla de asumir más que de aceptar. Esta es una etapa que pareciera estar vacía de sentimientos (Kubler-Ross 1978). La persona enferma no se siente ni deprimida, ni ansiosa por su destino. “Cuando el paciente en trance de muerte haya paz y aceptación, disminuye su gama de intereses… la comunicación pasa a ser más no verbal que verbal.” (Nolan y Bohner 1983, 484). Algunas veces las personas suelen mantener la posibilidad de una curación hasta que llega el final. “Es este rayo de esperanza una forma de negación temporal y parcial, lo que les mantiene a través de largos períodos de sufrimiento.” (Nolan y Bohner 1983, 484). Quienes acompañan el proceso de aceptación lo harán desde el fortalecimiento de la paz espiritual y la confianza en Dios. Mostrarán imágenes constructivas, afirmativas y asertivas de Dios, como amigo, Madre - Padre incondicional, entre otras. Respetarán profundamente las manifestaciones de fe del paciente y de sus familiares y les acompañarán al encuentro con el Dios de gracia. El duelo en la familia Ante la comunicación de un diagnóstico de enfermedad terminal en uno de sus miembros, todo el sistema familiar y de allegados se verá afectado. Cada persona de esos sistemas entrarán en procesos de duelo, con reacciones particulares. Es importante conocer cuales reacciones se consideran parte del proceso, y cuales son inadecuadas y requieren la referencia a ayuda psicológica profesional. 33 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Reacciones que se consideran parte del duelo Las personas en duelo pueden expresar diversas molestias físicas tales como opresión gástrica, toráxica y de garganta, hipersensibilidad al ruido, falta de energía y aire, debilidad muscular, resequedad en la boca, pérdida del apetito, falta del deseo sexual, dolores de cabeza entre otras. Estas son las reacciones físicas de un estado de depresión (Berkow y Fletcher 1999). Los sentimientos que se experimentan en el curso de un estado de duelo son tristeza, ira, culpabilidad, autoreproche, ansiedad, soledad, desesperanza, bloqueo mental, frialdad, depresión, miedo y negación, entre otros. Las fechas significativas tales como navidad y otras similares agudizan los sentimientos de tristeza. La persona doliente también puede autoculparse por acciones realizadas a la persona que falleció o aquellas no realizadas. También se pueden presentar sentimientos de duda frente a la propia vida y frente a la propia muerte, confusión, dificultad para concentrarse, alucinaciones de la presencia del la persona fallecida y temor a perder la razón (Martínez 2000, 79). Las reacciones referidas a la espiritualidad se reflejan en el percibirse un ser con finitud, en pensar en la inmortalidad y en la importancia que se concede a la relación con Dios en esos momentos. La persona en duelo también puede sentirse "castigada" por Dios, en especial si sostiene la imagen de un Dios severo, cruel, intransigente en contraposición al Dios de amor y gracia que nos develó Jesús. Muchas veces las relaciones sociales se ven afectadas cuando una persona está en duelo. El estado depresivo puede hacer que la persona en duelo se aísle de los demás. La persona puede sentirse excluida de la relación con otros y otras. Se considera que el proceso de duelo comienza a elaborarse naturalmente, es decir, de forma adecuada, cuando la persona toma consciencia de ese aislamiento que se ha auto provocado y comienza a superar su actitud con nuevas energías, retos y tareas de afrontamiento. Cuando se logran estos nuevos retos se puede decir que el duelo se está elaborando. La persona continuará con su vida y reintentará nuevas relaciones o proyectos. Los recuerdos de la personas fallecida serán parte de su patrimonio personal y le acompañarán siempre, pero no le obstaculizarán continuar viviendo. Reacciones que se consideran poco adecuadas en el duelo Cuando un duelo sigue un curso que no es el del afrontamiento y la superación del mismo se tiende a volver crónico. Cuando una persona ha pasado más de dos años en duelo y continúa mostrándose con excesiva vulnerabilidad ante las pérdidas, o con hiperactividad (actividad excesiva), o temor desmedido a la muerte, idealización excesiva de la persona fallecida, alcoholismo o drogodependencia con relación al duelo, se considera que se está ante un duelo no resuelto. Estas personas requieren ayuda psicológica profesional. Los y las agentes de acompañamiento pastoral harán las coordinaciones necesarias para derivar a la persona a este tipo de ayuda. Martínez (2000) consigna los tipos de duelos inadecuados que se presentan con más frecuencia: Veamos: Duelo anticipado: Es el duelo que se da en forma anticipada cuando se conoce el desenlace de una situación, por ejemplo cuando se sabe que el ser querido o uno mismo padece una enfermedad terminal. Permite a las personas involucradas en el duelo expresar sus sentimientos y prepararse frente a la pérdida. Se consigna como duelo anormal porque no es común que el duelo se de anticipado a la pérdida, sino solo cuando se conoce cual va a ser el desenlace final. Aunque este tipo de duelo es muy doloroso, tiene la ventaja de que nos permite prepararnos emocional, espiritual y legalmente frente a la pérdida. 34 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Duelo retardado: Este se da generalmente en las personas que frente al dolor de una pérdida se meten en la hiperactividad para no detenerse a considerar lo sucedido. Con este tipo de duelo, los demás tienen la impresión de que la persona dolida lo está superando, pero solo está enmascarando el dolor reprimiendo sus sentimientos. Los mismos tarde o temprano se manifestarán. El duelo crónico: La persona dolida se ve obsesionado por recuerdos y es incapaz de integrarse a las relaciones sociales. La persona dolida se petrifica en el pasado. Vive literalmente de las relaciones con la persona que ya falleció. Refiere que habla con esa persona y viste siempre de luto. La casa se mantiene tal y como era cuando vivía la persona fallecida. Siente mucho miedo de pensar el futuro y renuncia al presente. Una persona en duelo crónico requiere ayuda psicológica profesional. El duelo patológico: Este tipo de duelo se expresa con agotamiento nervioso, con síntomas hipocondríacos, identificación con la persona fallecida, drogodependencia o alcoholismo. Ante esta situación la persona requiere ayuda psicológica profesional y muchas veces ayuda psiquiátrica. Tareas recomendadas para la elaboración del duelo en los familiares Se considera que son cuatro los grandes grupos de tareas fundamentales para la elaboración del duelo, que se realizan naturalmente con el fin de no obstaculizar el propio crecimiento como persona. Estas son, a. Aceptar la pérdida, b. Experimentar el dolor, c. Adaptarse al ambiente en donde la persona que falleció o se fue, o lo perdido ya no está presente y c. Reinvertir la energía emocional en otros proyectos o relaciones. Veámoslas brevemente. Aceptar la pérdida: Es importante para aceptar la pérdida que la familia vea el cuerpo de la persona una vez fallecida. “Que se despida del difunto, que constate que es él y no otra persona”(Fonnegra 1999, 7). Esto ayudará a las personas a aceptar la pérdida y a no caer en la negación de la misma. El proceso de aceptación es personal y nunca puede ser forzado. Poco a poco la persona en duelo va a ir saliendo de la negación frente a la pérdida. Experimentar el dolor por la pérdida: Se debe ayudar a las personas dolidas a permitirse llorar y verbalizar sentimientos frente a la pérdida sufrida. Cuando la persona dolida no experimenta el dolor de la pérdida lo encubre con euforia o deseos de evasión manifiestos muchas veces en el deseo de viajar y en la aparente ausencia de dolor por lo sucedido. Adaptarse al nuevo ambiente: El nuevo ambiente se da por la no-presencia de la persona fallecida. La persona en duelo en esta etapa debe construir nuevas formas de vida. Esto se puede manifestar en el aceptar vivir sola o solo, hacer cambios en la casa y tomar nuevas decisiones para aceptar los nuevos desafíos. Reinvertir las energías en otros proyectos: Sölle (1972), señala que en esta última etapa del afrontamiento del duelo el desafío es “no preguntarse ¿de donde me viene esta tragedia? sino ¿a dónde me puede guiar? (p. 80). En esta etapa la persona dolida camina hacia la redefinición de su identidad. Los recuerdos de la persona amada fallecida o de la pérdida significativa permanecerán con ella, pero no serán obstáculo para su autocrecimiento y para continuar con su vida. Conclusión El conocimiento sobre los procesos emocionales por los que pasa la persona que padece enfermedad terminal y su familia, frente a las micro-muertes y a la muerte misma, por parte de los y las agentes de soporte espiritual, es de gran importancia en la tarea de brindar acompañamiento pastoral. Esto es, conocer las etapas de 35 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología elaboración del duelo con el fin de aportar elementos en su resolución, desde la espiritualidad. Los soportes médico, emocional, social y espiritual a quienes enfrentan la vivencia de la enfermedad irreversible y el proceso de morir, tienen como propósito la búsqueda de la calidad en la vida de la persona y su familia, en esa etapa final y en quienes sobreviven a la persona. Es importante considerar que la enfermedad terminal de un miembro de la familia implica procesos de duelo no solo para la persona que la sufre, sino para sus familiares y allegados. Cada persona atravesará este proceso de forma diferente. Desde el soporte espiritual se acompañará pastoralmente a las personas escuchándolas activamente, posibilitando la expresión de sus sentimientos, animándolas a encontrar de nuevo sentido y horizonte, siendo signos de esperanza, fortaleciendo la fe en el Dios de gracia y amor incondicional. Todo ello con el fin de posibilitar niveles de calidad en la vida o dignidad ante la muerte. Bibliografía Berkow, Robert y Andrew Fletcher, (Eds.) (1999). El Manual Merck de Medicina. Barcelona: Océano. Fonnegra de Jaramillo, Isa. (1999). De Cara a la Muerte. Bogotá: Intermedio Editores. Haber, Judith, Anita M. Leach, Sylvia M. Schudy y Barbara Flyn Sideleau. (1983). Psiquiatría: Texto básico. Traducción del inglés por Jorge Vigil. Barcelona: Salvat. Kübler-Ross, Elizabeth (1978). To Live until we say good-by. New York: Fireside Books. Kübler-Ross, Elizabeth (1997). On Death and Dying. What the dying have to teach doctors, nurses, clergy, and their own families. New York: Touschtone Books. Martínez, Juan Diógenes (2000). “Visión antropológica, psicológica, teológica y pastoral del duelo”, Franciscanum, Revista de las ciencias del espíritu. 124: 71117. Mercé, Claros (ED.) (1993). Enciclopedia Mosby de Medicina y Enfermería. Barcelona: Océano. Mora, Guevara Edwin José (2002). Pautas para un Soporte Espiritual Asertivo para personas con enfermedad crónica dolorosa, no curable aún y/o terminal. San José: Tesis de posgrado Maestría en Ciencias Teológicas. Universidad Bíblica Latinoamericana. Nolan, Thomas y Maryann Bohner (1983). “El proceso de la muerte” en Haber, Judith, Anita M. Leach, Sylvia M. Schudy y Barbara Flyn Sideleau. 1983. Secpal (2001). “Definición de enfermedad terminal” disponible en:http://www.secpal.com/guía/definicion.html Fecha de acceso: 23 de noviembre, 2005 Sobrino, Jon y otros/as (1990). Teología y Liberación, Escritura y Espiritualidad. Ensayos en torno a la obra de Gustavo Gutiérrez. Lima: CEP- Instituto Bartolomé de las Casas. Sölle, Dorothee (1972). Teología Política. Salamanca: Sígueme. Sölle, Dorothee (1978). Sufrimiento. Salamanca: Sígueme. Varone, Francois (1988). El Dios Sádico. ¿Ama Dios el sufrimiento? Traducción del francés. Santander. 36 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología PROPICIAR EL PERDÓN DESDE LA ESPIRITUALIDAD M.Sc. Edwin J. Mora Guevara7 INTRODUCCION Los actos de perdonar, auto-perdonarse y ser perdonados, son actos de vital importancia en la cotidianidad de todo ser humano. El perdón - ya sea ofrecido, recibido o auto administrado - tiene el poder simbólico de liberar, dejar ir, o soltar todos aquellos obstáculos que nos imposibilitan una vida con calidad. El presente artículo se desarrolla en el marco del trabajo en el campo del Soporte Espiritual para personas que padecen enfermedad dolorosa crónica, no curable aún y/o en etapa final. En todas las circunstancias de la vida, pero en las señaladas en especial, el auto perdonarse, el perdonar y el ser perdonados cobra dimensiones capitales en la tarea de lograr mayor calidad de vida en esos momentos. Se revisará la importancia de no tener deudas emocionales pendientes, los significados del perdón, el perdón como necesidad vital humana, Jesús como modelo de perdón y el perdón como punto de partida para reconstruir relaciones. Finalmente se brindarán algunas pautas o recomendaciones para quienes ofrecen soporte espiritual. De esta forma, no solo se espera brindar un aporte a quienes ofrecen apoyo espiritual a las personas sufrientes8, sino a todos los lectores y las lectoras. Todo ser humano puede disfrutar de los beneficios emocionales y espirituales que ofrece el perdón. No tener deudas emocionales pendientes El perdón y la consiguiente reconciliación son puntos medulares en la espiritualidad cristiana que se fundamenta en la gracia de Dios9 y en el seguimiento a Jesús. La necesidad del perdón está relacionada con el logro de la paz espiritual. Para vivir plenamente en paz se requiere no tener deudas emocionales pendientes, con uno mismo, o con los y las demás. Algunas personas se sienten en deuda también con Dios. Fourez (1987), destaca la centralidad del perdón en el mensaje del cristianismo, que presenta la imagen de un Dios perdonador, El mensaje del cristianismo gira en torno a esta necesidad del perdón. Jesús presenta la imagen de un Dios que perdona e invita a los seres humanos a hacer lo mismo. El Reino que Jesús proclama no tiene nada que ver con la fría justicia, sino que se sitúa en el marco de la cálida ternura de quienes se sienten aceptados con una gratuidad que trasciende toda medida… El cristianismo no es una religión de justos, sino de perdonados10 (Fourez 1987, 199). Cuando guardamos resentimientos contra nosotros mismos o contra otras personas, damos pie al sufrimiento no solo emocional, sino también espiritual. Las personas que sufren una enfermedad crónica dolorosa, no curable aún, o las que se 7 El autor es costarricense, profesor de Teología y Psicólogo en la Universidad Bíblica Latinoamericana, San José, Costa Rica. Es Licenciado en Educación y Docencia universitaria de la Teología, Licenciado en Psicología, Master en Ciencias Teológicas y Master en Drogodependencias con énfasis en Tratamiento. Es asesor del área de Espiritualidad del Centro Nacional de Control del Dolor y Cuidados Paliativos en Costa Rica, desde 1999. Actualmente realiza un Doctorado Académico en Psicología de la Universidad Autónoma de Centro América, en Costa Rica. 8 En este caso se entiende por "personas sufrientes" a aquellas personas que padecen enfermedad crónica o en etapa final. 9 Esto es, la libre intención de Dios de acercarse y amar al ser humano por puro amor, no por sus méritos, independientemente de las limitaciones y errores humanos. 10 El énfasis es nuestro. 37 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología encuentran en la etapa final de la misma, requieren los beneficios emocionales y espirituales de perdonar y de sentirse perdonados o perdonadas. Perdonar y perdonarse es un acto de amor hacia los demás y hacia uno mismo. Para ejercer este acto de amor se requiere de la voluntad, de la intención de llevarlo a cabo, del cambio de actitud, y de la aceptación de sus beneficios en lo emocional y en lo espiritual. Para poder perdonar al otro [y a uno mismo], es preciso tener intención y decidirse a perdonarle, convencidos de las ventajas del perdón y de las desventajas del no perdón. Una vez vencido el posible bloque de la voluntad para tal paso, es preciso asumir la apuesta y el riesgo de rememorar el pasado asumiéndolo, y de encontrarse con el otro [y con uno mismo] acogiéndolo en positivo, por encima de la culpabilidad que se le atribuye11 (Borobio 1993, 1021). Perdonar es acogerse a uno mismo y a los demás positivamente Auto - perdonarse y perdonar a otros es como lo señala Borobio (1993), “acogerse [a uno mismo y a los demás], en positivo” (1021). Es decir, reconocer que los conflictos con otros, con otras y con nosotros mismos nos hacen daño internamente y de ahora en más, relacionarnos positivamente. Tal vez esos conflictos han sido tan fuertes que se nos dificulta olvidar. Fourez (1987), nos presenta un punto de vista interesante sobre el perdón. Refiere el autor que perdonar (o perdonarse) no se trata de olvidar "mágicamente" el dolor de lo sucedido, como algunas personas pudieran creer. Señala que perdonar es ante todo reconocer que no podemos continuar más viviendo con ese dolor de no poder encontrarnos a nosotros mismos, con otros o con otras, por el antagonismo que tenemos con otras personas, o por el conflicto interno que nos produce el no perdonarnos por alguna situación dolorosa. Menciona que perdonar “significa, ante todo reconocer que en los conflictos nos hacemos daño mutuamente" (Fourez 1987, 200). Con la petición de perdón por consiguiente, le solicitamos a la otra parte que nos “reconozca” a pesar de la situación. Esto significa "confesar que jamás tenemos toda la razón” (Fourez 1987, 201). En cuanto al autoperdón - desde este punto de vista que presenta Fourez - cuando nos lo concedemos, nos auto-reconocemos como seres valiosos y con dignidad a pesar del conflicto o la situación que nos lleva a sentir dolor y vergüenza ante nosotros mismos. La señal visible de autoperdonarnos y de perdonar será la paz que nos produce. El perdón no es un acto parcial El acto del perdón no es parcial. Sölle (1972), señala que no se perdona solamente esta o aquella conducta y otras se dejan en reserva sin perdonar. Se perdona a una persona, en su totalidad. Sobre el perdón Sölle puntualiza que es un acto totalizador. El acto de perdón sólo es pensable como un acto personal totalitario. Dios no perdona unos pecados si y otros no, sino que perdona los pecados de los seres humanos. . . . El perdón nunca se puede realizar bajo un aspecto determinado, prescrito de antemano por el rol, el perdón se destruye a si mismo cuando se realiza parcialmente. Quien perdona algo y algo no, éste realmente no perdona y está negando el nuevo comienzo. . . . El perdón parcial mantiene preparada una posterior humillación para el culpable y 11 Los paréntesis y el énfasis son nuestros. 38 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología quita de delante las reservas que tenga contra él únicamente para sacarlas de nuevo en el momento oportuno12 (Sölle1972, 109). Por otra parte, es probable que alguna conducta de otra persona nos afectó en algún momento. Sin embargo, ello no descalifica a la persona como tal, en su dignidad humana. Es necesario enfocarnos en la conducta que nos molestó y trabajar nuestros sentimientos al respecto. Esto es, no generalizar la molestia a la totalidad de la persona. Lo que se debe generalizar es el perdón cuando este es genuino, como un acto totalizador, que nos permite continuar relacionándonos. Necesidad vital del ser humano El perdonar y ser perdonados son necesidades vitales para los seres humanos. Se trata de una necesidad "ineludible . . . que puede siempre obtenerse con la oración, con tal de estar dispuesto a perdonar a otros (Mt. 6. 12-14) (Villapadierna 2001, 992)" No se trata de humillación y rebajamiento, sino de necesidad de la paz interior con uno mismo y con los y las demás. Más que ser humillación y rebajamiento, el perdón es necesidad y grandeza. Necesitamos permanentemente perdonar y pedir perdón. La actitud de perdonar y estar necesitado de perdón pertenece a la urdimbre de la persona humana. Querer perdonar y estar dispuestos a recibir el perdón es contar con la posibilidad de enmendar la vida, de reconstruir la propia historia, de cambiar a mejor la dinámica de las relaciones humanas. Por eso mismo el perdón es también posibilidad humana de realización (Borobio 1993, 1020). Jesús, modelo de perdón Jesús nos mostró la imagen de un Dios perdonador, restaurador de nuevas relaciones (cf. Lc. 15. 11-32). Su mensaje estuvo centrado en el perdón. Villapadierna (2001) nos ofrece un aporte significativo sobre la relación de Jesús con el perdón, Un dato significativo sorprende a quien lee los evangelios sinópticos: Jesús habla muy poco del pecado. Pero sorprende aún más que siempre habla del perdón, por ejemplo en la curación del paralítico (Mc. 2. 5-10), en la escena de la pecadora que unge los pies de Jesús (Lc. 7. 36-50) (991). En los evangelios el perdón de los pecados se recibe como un acto de gracia de parte de Dios. Sin embargo, requiere del arrepentimiento como condición previa, y de la reparación en lo posible de la ofensa, como acción posterior. El arrepentimiento implica conversión, esto es modificar las actitudes negativas y potencializar las positivas. El perdonar "supone un movimiento, es la imagen de un ser humano que desanda el camino. Supone un cambio de orientación en toda la manera de vivir" (Villapadierna 2001, 993). El perdón: punto de partida para reconstruir relaciones El perdón permite la reconstrucción de relaciones. Posibilita el reencuentro y la creación de nuevos lazos allí donde dejaron de existir. Cuando el perdón es genuino, se recupera la alegría en la relación y se vuelve a celebrar el vínculo. La celebración implica lo simbólico porque simbólicamente "dejamos ir" los 12 El énfasis es nuestro. 39 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología resentimientos. El ser humano es hacedor de símbolos.13 Mediante el perdón se posibilita la reconstrucción de relaciones y de los aspectos simbólicos que contienen. Las palabras más usadas en los evangelios para indicar el perdón de los pecados son "afiemi" (hacer ir, dejar ir, permitir, soltar, perdonar) y "aferis" (remisión, liberación, perdón) (Villapadierno 2001, 991) Cuando nos perdonamos y cuando perdonamos simbólicamente "dejamos ir" aquello que nos obstaculiza una relación de espiritualidad con nosotros mismos y con las demás personas. !Y ello produce paz! CONCLUSIONES La búsqueda de la paz espiritual para posibilitar y ayudar en el afrontamiento de una situación adversa como lo es la enfermedad crónica dolorosa, no curable aún y/o en etapa final, es de capital importancia. Tener deudas emocionales tales como resentimientos, ira, y enojo hacia uno mismo y hacia otras personas añade mayor sufrimiento a las personas que padecen las situaciones señaladas y obstaculizan el logro de la calidad de vida. El perdón se nos presenta como una necesidad vital del ser humano. Requiere la capacidad de "acogernos" en positivo. Esto es, aceptar nuestros errores y los de las demás personas, sin menoscabo de nuestra propia dignidad como seres humanos ni de la de los demás. Quien perdona y se dispone a recibir el perdón cuenta con la posibilidad de enmendar la vida en aquellos aspectos en los que se falló. Se trata de vislumbrar la posibilidad de cambiar, y reconstruir aquellas relaciones afectadas por los resentimientos y la ira. Por eso el perdón no puede ser un acto parcial, sino un acto totalizador, capaz de transformar todas las condiciones de relación con sigo mismo y con las demás personas. El seguimiento a Jesús implica la disposición al cambio, al arrepentimiento y al perdón. Jesús nos mostró el rostro de un Dios perdonador, capaz de acoger al ser humano en positivo y ofrecerle la transformación de sus días en espacios de calidad de vida. El agente o la agente de soporte espiritual14 requiere saber detectar - mediante el diálogo con la persona y la escucha activa - el resentimiento y la agresividad hacia si mismo o hacia otros u otras. El resentimiento se instala en la vida de las personas, y sobreañade más sufrimiento del que ya aporta la enfermedad que se padece. Es necesario que el agente y la agente del soporte propicien el perdón con una actitud de tacto y respeto. Es importante extender esta intervención pastoral a la familia de la persona cuando así se requiere. 13 La palabra símbolo "según su etimología proviene del griego symballein que literalmente significa "poner juntas las cosas", "reunir lo disociado". Originalmente se refería a una moneda partida a la mitad. Ambas partes de la moneda eran llevadas por aparte. El valor de la moneda estaba en permanecer unidas una parte con la otra. Símbolo es según su etimología "un signo cuya función indicativa tiene su origen en el hecho de que la determinada configuración permite reconstruir la parte del todo que le corresponde (="reunir lo disociado"). En su sentido amplio símbolo es un ente que remite a otro sobre la base de una semejanza con él" (Lebon en Araya 1981). 14 Agente de Soporte Espiritual es aquella persona que acompaña desde la Espiritualidad transformadora a personas (en este caso con padecimientos crónicos dolorosos, no curables aún y/o terminales). Las pautas sobre el perdón ofrecidas en este artículo se pueden aplicar para el acompañamiento pastoral en otras situaciones tales como, el divorcio, la separación, la pérdida de un ser querido entre otras. 40 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología RECOMENDACIONES Las siguientes recomendaciones - en relación con este tema- son para quienes ofrecen soporte espiritual a personas con enfermedad crónica o en etapa final: 1. Permita que la persona tenga espacios de desahogo emocional. Es necesario expresar los sentimientos de ira que se guardan hacia otras personas o de autoagresión, con el fin de desahogarlos. Escuche activamente a la persona cuando desea contarle al respecto. 2. Converse con la persona sobre los beneficios del perdón, tanto al darlo y al recibirlo, como al autoadministrárselo. 3. Ayúdela a perdonarse a si misma, acuerdo al caso. solicitar el perdón o a brindarlo de 4. Contrarreste con respeto la idea que tienen algunas persona que padecen enfermedad, de que la misma es un castigo enviado por Dios. Revise con la persona el origen de estas creencias. 5. Refiérase a Jesús y a Dios como modelos de perdón, siempre tomando en cuenta el respeto a las ideas religiosas de la persona. 6. Colabore con la persona y con la familia a establecer o re-establecer lazos de perdón y cercanía, con aquellas personas con quienes lo desee o con Dios si así lo solicita. 7. Recuerde que todas las pautas anteriores se enmarcan en un proceso personal que nunca debe forzarse. 8. Propicie espacios de espiritualidad con la persona (la visita, la oración, la lectura bíblica, el abrazo, el canto, la devoción), en donde se vivencie y se celebren los beneficios del perdón. BIBLIOGRAFIA Araya, Victorio. (1983). El Dios de los pobres: el misterio de Dios en la Teología de la Liberación. San José: DEI-SEBILA. Barobio, Dionisio. (1993). “Perdón”. En: Floristán y Tamayo 1993. Floristán, Casiano y Juan José Tamayo, editores. (1983). Conceptos fundamentales de Pastoral. Madrid: Cristiandad. Fourez, Gerard. (1987). 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Actualmente se utiliza el término “excluídos y excluídas” para referirse a aquellas personas marginadas por el racismo, sexismo, carencia económica, enfermedad y/o limitaciones funcionales. También se considera a las grandes mayorías excluidas del mercado por la ideología manifiesta en la economía globalizada. (Tamez 2000). Como se denota, si tomamos en cuenta las diferentes variables sociales que conforman la realidad latinoamericana y caribeña, el cuadro de rostros concretos a los que la teología y la pastoral, y en específico la cristología latinoamericana urgen responder, se amplifica. Uno de los rostros personificadores del pobre lo constituye la fisonomía singular de la persona que padece enfermedad.15 Aunque la enfermedad, el dolor y la muerte no distinguen posición económica y social, sus estragos pueden ser agudos para las inmensas mayorías empobrecidas de América Latina y el Caribe. En este hecho encontramos una similitud con la situación de las muchedumbres de pobres de Palestina en la época en que Jesús llevó a cabo su ministerio. Las creencias que la cultura judía tenía con relación a la enfermedad y el dolor, generaban un clima de hostilidad contra la persona sufriente. Con base en ellas, la 15 Tradicionalmente en nuestra cultura occidental a quienes padecen enfermedad se les ha llamado “pacientes”. El uso de este término ha contribuido a encubrir relaciones desiguales de poder entre quienes poseen la salud o bien, “el arte de la medicina” y quienes sufren enfermedad y dolor. Lo anterior porque el término alude a una actitud pasiva, haciendo referencia al papel que la sociedad asigna a quien padece enfermedad (Kennedy 1983). El término “paciente” es definido como aquel o aquella “que sufre y tolera los trabajos y adversidades sin perturbación del ánimo, que padece física y corporalmente, el enfermo, sujeto que recibe o padece la acción de la gente” (Gisper 1999, 451). Este calificativo también ha servido en muchas ocasiones para negar los derechos de las personas sufrientes. Otros/as, con el fin de buscar una alternativa a “paciente” intentando superar la conexión del vocablo con “enfermedad”, utilizan otros términos tales como “usuario” o “cliente”. Estos últimos nos parece que denotan más una relación de tipo comercial. Nos resultan poco adecuados para designar a quien está sufriendo. También consideramos inadecuados los términos “enfermo, enferma” o los disminutivos “enfermito, enfermita” o “pacientito, pacientita” que se utilizan. Los mismos podrían evidenciar una actitud sobreprotectora no conveniente o bien calificativos que se han vuelto “etiquetas” para señalar y sin necesariamente proponérselo, descalificar a las personas sufrientes. Nosotros preferimos utilizar el término “persona” o “persona sufriente” indistintamente. El pensamiento semítico considera a la persona como un “todo” integrado en sus dimensiones “visibles, invisibles, somáticas, psíquicas y espirituales” (Bogaert 1993, 343). El término “alma” en el pensamiento semítico incluye todas esas dimensiones y designa al “todo”, esencia del ser humano. Con la influencia del pensamiento filosófico griego, se introdujo en la mentalidad occidental el dualismo alma-cuerpo. Producto de esta polaridad hizo su aparición el término “persona” con el fin de tener una designación que se refiriera al ser humano como un todo, tal como era el caso de “alma” en el pensamiento semítico. (Bogaert 1993). El término “persona” se refiere a aquel o aquella sujeto/a que independientemente de su género, edad, clase social, raza o creencias, orientaciones, tiene dignidad como ser humano y poder de decisión. Las mismas son características inherentes a su naturaleza. Estas cualidades se mantienen en todo momento, aún en medio del sufrimiento, las crisis de la vida y la enfermedad o el afrontamiento de la muerte. En este artículo aparecerá el término “paciente” solamente en las citas bibliográficas directas. 42 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología sociedad estigmatizaba a la persona y obstaculizaba de esta forma el afrontamiento de estas situaciones. Con el anuncio del reinado de Dios, validado por su práxis solidaria, Jesús nos revela la cercanía amorosa de Dios. Esta cercanía invita a la reflexión y al cambio de actitudes. Consideramos que la revisión de algunas creencias - que se daban en tiempos de Jesús- con relación a la enfermedad, su actitud inclusiva y las acciones pastorales que realizó para responder a esa realidad social, pueden brindarnos pautas para el acompañamiento y soporte de aquellas personas que hoy día padecen enfermedad. Esto con el fin de fortalecer los ministerios dirigidos a las personas en esta situación. Enfermedad y creencias religiosas a. Enfermedad en tiempos de Jesús Para las mayorías empobrecidas de Palestina en el tiempo de Jesús, el estado de salud era deplorable (Descalzo 1992). A esta situación pudo contribuir la alimentación, el clima y la falta de higiene. En la Biblia se muestran casos de enfermedades intestinales por aguas contaminadas (cf. Ex. 23.25), de fiebres (cf. Jn. 4. 52) - este término designa varios tipos de enfermedades- y afecciones de la vista (Descalzo 1992), entre otras. Sin embargo, “de todas las enfermedades la más frecuente y dramática era la lepra (Lc. 17.12, Mt. 8.2; Mc. 1. 40). . . . Sobre esta enfermedad pesaba una gravísima reglamentación legal que daba al leproso por infinitamente perdido para la sociedad (cf. Lev. 13. 45-46)” (Descalzo 1992, 454). Contra las personas con lepra se ejercía violencia. Se les etiquetaba y se les aislaba de la sociedad. Lo que hoy en día se conoce como “lepra” no designa a la serie de dolencias de la piel a las que se les llamaba así en tiempos de Jesús (Schifter 1998). “Un hombre con cualquier tipo de enfermedad que pudiera hacerle exteriormente impuro era conocido como un leproso. En la antigüedad, la lepra era un término genérico que abarcaba todas las enfermedades cutáneas, incluidas las úlceras y los sarpullidos” (Nolan 1994, 37). El término hebreo Tsará ath que se traduce generalmente por lepra, significa literalmente "castigo de Dios" (Breneman, Hanks, Foulkes, Roberts y Huffman 1977, 375). Actualmente se diferencia entre la lepra y el grupo de enfermedades de la piel cuya mención en la Biblia, ha sido traducida como “lepra”. Sobre esto es interesante el aporte de Schifter cuando advierte que, Es totalmente equivocado traducir la palabra griega “lepra” por “lepra” en español. Lo que hoy llamamos lepra es causado por el Mycobacterium leprae, un bacilo descubierto en 1868 por Gerard Hansen. Esta enfermedad era conocida en tiempos bíblicos pero se llamaba elefas o elefantiasis. La antigua “lepra” era en realidad psoriasis, eczema o cualquier hongo en la piel16 (Schifter 1998, 147). En tiempos de Jesús, las causas de las enfermedades eran atribuidas a la impureza (como los casos que designaban como “lepra”), o a los malos espíritus (como en el caso de algunas dolencias emocionales). Aunque la persona que sufría de lepra no era descrita como alguien que estuviera bajo el dominio de un espíritu del mal, se le consideraba corporalmente impuro. La enfermedad se percibía como castigo de Dios (cf. Lc. 13. 1-5), ya sea por sus propios pecados o por los de sus antepasados 17 (Nolan 1994). 16 Este señalamiento también se hace en Freedman (1992). El artículo sobre la "lepra" en este diccionario señala que los mismos tipos de enfermedades de la piel denominadas "lepra" en el Antiguo Testamento, aparecen caracterizadas de esta forma en el Nuevo Testamento. Agrega también que algunos escritores médicos griegos de la época asignan el término "elefantiasis" o "elefas" a la enfermedad de Hansen (conocida hoy día como lepra). 17 Cf. Juan 9.2 43 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Tener “lepra” en aquellos tiempos significaba estar contaminado. Esta contaminación simbólica no solo afligía la piel (cf. Lev.13. 1-45, 14. 1-32), sino también se figuraba en la ropa (cf. Lev. 13. 46-59), y en la casa (Lev. 14. 33-53). Las pertenencias tanto materiales como sociales se veían agudamente afectadas. Al respecto Schifter menciona que, El leproso no es una persona que atemoriza por su capacidad de contagiar a los demás, como se ha dicho, sino por su contaminación simbólica… La marginalidad era el resultado. Tener psoriasis (“lepra”) no era cualquier cosa. La persona que la padecía era expulsada de la sociedad y su familia humillada 18 (Schifter 1998, 147). El ambiente de contradicciones sociales, violencia y pobreza en el que Jesús desarrolló su ministerio, generó el incremento de la enfermedad en las mayorías empobrecidas. Las enfermedades a las que se enfrenta Jesús no son solo físicas, sino también emocionales o mentales. “En los enfermos que Jesús ha descubierto en su camino inciden también otros factores, de carácter psíquico, social y psicológico" (Pikaza 1990, 137). Como hemos mencionado, las enfermedades mentales en el tiempo de Jesús eran atribuidas a la posesión por espíritus del mal mientras que las enfermedades físicas como la lepra eran atribuidas a la posesión del pecado que se expresaba en contaminación física y social. Algunos males físicos y psicosomáticos también eran considerados obra de un mal espíritu. Por ejemplo, - La mujer encorvada que se hallaba “poseída por un espíritu de debilidad” (cf. Lc. 3. 10-17), - Espíritus de sordera y mudez (cf. Mc. 7. 35, 9. 18-25, este parece un caso de epilepsia), - La fiebre que tenía la suegra de Pedro (cf. Lc. 4. 39), entre muchos otros. Los cambios no habituales en el comportamiento de una persona -que hoy en día podrían reflejar desde un desajuste emocional hasta la presencia de severas psicopatologías- eran significados señalando a la persona como poseída por un demonio o espíritu del mal. Al respecto Nolan refiere que, Para los judíos. . . el cuerpo es la morada de un espíritu. Dios insufla en el hombre un espíritu que le haga vivir. En el momento de la muerte, ese espíritu abandona el cuerpo. Durante su vida, otros espíritus pueden también habitar el cuerpo de una persona, ya se trate de un espíritu bueno (el Espíritu de Dios) o de un espíritu malo e impuro, un demonio. Esta circunstancia sería observable en la conducta de la persona. Siempre que una persona no era ella misma, siempre que se hallaba fuera de sí y manifestaba haber perdido el control de sí misma, se consideraba evidente que algo había entrado en ella (Nolan 1994, 36). La valoración del comportamiento de la persona llevaba a la conclusión sobre si se trataba o no de la posesión de un espíritu del mal. De este modo, el extraordinario comportamiento y los inhabituales arrebatos de un profeta (especialmente en caso de trance) serían conceptuados como posesión por el Espíritu de Dios; mientras que la conducta patológica de los mentalmente enfermos habría de ser conceptuada como posesión por un espíritu malo. (Nolan 1994, 36). Durante su ministerio, Jesús se encontró con muchas personas que eran marginadas tanto por las afecciones en la piel y el cuerpo, como por las afecciones en las emociones y el espíritu. A todas ellas les brindó soporte y les ofreció sanidad integral. Más adelante veremos como la salud que Jesús ofrece no restituye solamente lo corporal, sino también incide en lo social, en lo emocional y en lo espiritual. Se trata de un soporte integral. 18 El paréntesis es nuestro. 44 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Además de la gravedad que se imponía sobre la salud de los contemporáneos de Jesús por las contradicciones sociales de pobreza y miseria, las personas con enfermedad cargaban con el estigma de ser impuras o estar poseídas por espíritus malos. Las creencias de la cultura judía con relación a la enfermedad generarán hostilidad hacia las personas sufrientes. En el siguiente apartado revisaremos algunas de estas creencias. b. Creencias sobre la enfermedad y cambio en Jesús Tal como lo hemos indicado, los contemporáneos y contemporáneas de Jesús consideraban que la enfermedad, el dolor y el sufrimiento eran castigos divinos por el pecado propio, o bien de los antepasados y antepasadas (Breneman, Hanks, Foulkes, Roberts, Huffman 1977). Con respecto a la enfermedad y el dolor, la idea de la retribución negativa continuaba vigente en tiempos de Jesús. 19 Nolan lo detalla así cuando afirma que, Todos los infortunios, enfermedades y otros desórdenes constituían el mal. Eran calamidades enviadas por Dios como castigo por el pecado de uno mismo, o de alguno de la propia familia, o de los antepasados. “¿Quién tuvo la culpa de que naciera ciego, él o sus padres? (Jn. 9.2, véase también Lc. 13. 2-4). . . Dado que se imputaba de un modo tan mecánico el pecado, la vinculación de éste con el castigo y el sufrimiento tenía necesariamente que ser concebida de un modo igualmente mecánico. Tenemos aquí un campo abonado para la superstición (Nolan 1994, 38). El evangelio de Juan nos relata el encuentro de Jesús con un hombre que era ciego de nacimiento. Los discípulos le preguntaron a Jesús “¿quien tiene la culpa de que esté ciego, él o sus padres?” (9. 2). Esta interrogante se encuentra en la lógica de la retribución, cuyos efectos - según se creía - podían extenderse hasta la tercera y cuarta generación.20 Los fariseos sostenían esta creencia y la enseñaban. Ante la interrogante Jesús responde: No hubo pecado, ni de él ni de sus padres. Pero su caso servirá para que se conozcan las obras de Dios. Mientras sea de día tengo que hacer el trabajo que mi Padre me ha encomendado. Ya se acerca la noche cuando no se puede trabajar. Pero mientras yo esté en el mundo, Yo soy la Luz del mundo. Al decir esto, hizo un poco de lodo con tierra y saliva. Untó con él los ojos del ciego y le dijo: “Anda a lavarte a la piscina de Siloé (que quiere decir el enviado). El ciego fue y se lavó y cuando volvió veía claramente (Juan 9. 1-7 NBL). Definitivamente en su respuesta –que implica gestos o acciones en favor del hombre del relato- Jesús fue luz para este ciego, para sus coetáneos y para nosotros quienes todavía continuamos leyendo sus palabras en el testimonio evangélico. Era difícil llevar a cabo el trabajo que le encomendó el Padre en medio de tanta oscuridad. Es preciso lavarse bien la cara, quitarse el lodo de tanta ignorancia sobre Dios y ver claramente hacia la luz que resplandeció en este mundo “para alumbrar a quienes se encuentran entre tinieblas y sombras de muerte” (Lc. 1.79). 19 Schmid (1981) señala que de la aplicación rígida de la teoría de la retribución o remuneración como explicación del dolor en el mundo se deduce la consecuencia de que el dolor es señal absoluta de mal comportamiento, de pecado, mientras que la prosperidad es señal inequívoca de vida justa. Sin embargo esta teoría no se puede sostener frente a las experiencias de la realidad misma, realidad compleja que no encuentra explicación en una relación causa-efecto como ya se ha señalado. También menciona Schmid que “el judaísmo tardío hizo suyas las ideas del AT” (1981, 333), sobre el dolor y la retribución. Jesús reprueba la doctrina farisea de que todo dolor tenga carácter de retribución. (Schmid 1981). 20 cf. Ex. 20. 5-6, 34. 6-7, Nm. 14.18, y Ez..18. 2-20 en donde se desarrolla el tema de la retribución individual y no colectiva. Cada persona aparece como responsable por su propia conducta. Se refuta la responsabilidad de un hijo o de una hija sobre los actos de su padre. 45 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Ni el no-vidente ni sus padres eran culpables de la ceguera. Este caso definitivamente serviría para obtener un nuevo conocimiento sobre Dios y sus obras como el que obtuvo Job. Esto es, las obras y gestas de Dios para con el ser humano son de luz, de amor, de claridad. Jesús no vincula mecánicamente pecado-culpa con sufrimiento-castigo, como si lo hacía la corriente farisea para la cual estaba vigente “el principio de que no hay ningún dolor que no sea castigo, y ningún castigo sin culpa, pudiéndose medir en la magnitud del castigo la de la culpa misma que lo provoca" (Schmid 1981, 331). Los evangelios presentan constantes polémicas entre los fariseos, saduceos, ancianos, sacerdotes y Jesús. Los fariseos y saduceos realizaban lo que Stamateas (1995) llama “interpretaciones obsesivas de las escrituras” (204). Esto es, rígurosas y legalistas. Stamateas realiza una lectura del tipo de personalidad de estos grupos religiosos y afirma que, Estos creían que casi todas las cosas (¿y personas?) estaban contaminadas a nivel espiritual y para poder llegar a Dios, debían separarse de “lo impuro” para no contaminarse. La teología farisaica, se caracterizó por el olvido de los aspectos terapéuticos de las Escrituras interpretándolas como ritos compulsivos que se debían cumplir al pie de la letra para evitar todo juicio divino. . . De esta manera la ley se transformó en una pesada carga difícil de llevar (Mt. 23: 1, 2. 13). Además a estos ritos debían sumársele las oraciones, sacrificios y oblaciones, ya que si no eran realizados generaban en ellos angustia y culpa porque creían que Dios los castigaría. (Stamateas 1995, 204) Jesús se muestra libre ante esos legalismos y rigurosidad religiosa revelándonos la imagen de un Dios que no puede ser encasillado en las obsesiones humanas. Por eso su conducta de libertad resultó escandalosa en medio de un mundo situado entre la violencia, el temor y el ritualismo obsesivo. De ahí que sus acciones crean conmoción pues representan un giro, un cambio total, una novedad en el tratamiento al ser humano y en particular a la persona enferma o sufriente. Con relación a los sacerdotes, éstos eran los únicos con competencia social para diagnosticar la temida “lepra”, verificar su cura y llevar a cabo los ritos respectivos de purificación. El sacerdote tenía el poder de declarar impuros o impuras a quienes estuviesen afectados y afectadas por alguna enfermedad en la piel, informándola públicamente como “lepra” y haciendo caer todo el peso de la ley, la violencia y la marginación de la comunidad sobre estas personas (cf. Lev. 13 y 14). De tales acciones se distancia Jesús, no sin combatirlas con su acercamiento y actitud hacia las personas con “lepra”. Al respecto Schifter aporta que, Las acciones de Cristo no podían haber sido más revolucionarias. El no aceptaba que un sacerdote. . . determinara que el leproso era impuro. Tampoco tenía miedo de tocarlo y reincorporarlo al mundo de los limpios. Mucho menos de dejarles saber a los sacerdotes que ello no tenían el monopolio de la verdad… Su manera de curar a los enfermos cambiaba las reglas del juego de la sociedad; abogaba por sus derechos, terminaba con su aislamiento, cuestionaba a los sacerdotes. (Schifter 1998, 148). Es importante destacar que algunos elementos que se señalan en la cita anterior caracterizan el soporte asertivo de Jesús hacia la persona sufriente. Esto es, Jesús abogaba por los derechos de las mismas y da fin al aislamiento social que se les ha impuesto. Envía a los marginados por la “lepra” a los sacerdotes para que estos certifiquen la reincorporación social a quienes habían destituido –en nombre de Dios- de la comunidad y la familia. A estas personas el soporte o acción asertiva de Jesús les había ofrecido verdadera restitución (cf. Mt. 8.1-4) expresada en todas las dimensiones constitutivas del ser humano. Es decir, en lo físico, en lo emocional, en lo social y en lo espiritual. Como hemos señalado, la evidencia evangélica testifica que la actitud de Jesús fue inclusiva y asertiva, por lo tanto el soporte, relación y trato de Jesús para las personas sufrientes, reviste estas características. Las mismas llevan a Jesús a acciones concretas con las personas con enfermedad, tales como hacer uso del 46 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología lenguaje gestual-corporal para comunicarse con ellos y ellas, aunque esto fuese considerado también impuro y escandaloso. Villamizar lo detalla de la siguiente manera, Su forma de tratar a los enfermos fue en verdad revolucionaria en su época. Su trato directo y personal con ellos, implica un cambio radical de mentalidad respecto al Antiguo Testamento, que consideraba la enfermedad como la consecuencia inmediata de un pecado personal, aunque éste hubiese sido cometido en una generación anterior a la del enfermo... y el tratar con ellos, el tocarlos, es un acto de impureza con la cual se adquiría aquella “mancha” que impedía al israelita acercarse al Templo a ofrecer sus sacrificios y elevar a Dios sus oraciones 21(Villamizar 2000, 19). En el desarrollo de la asertividad está implicada la capacidad de comunicarse afirmativamente. El soporte asertivo entraña la capacidad de respetar, defender y garantizar la dignidad humana del sujeto de la acción pastoral. Lo anterior se ve fomentado en una relación constructiva, creadora, edificante y afirmativa con las personas. La actitud inclusiva de Jesús se manifestó en toda su práxis pastoral. Fue una actitud de lucha en medio de un mundo de hostilidad y exclusión. A continuación reflexionamos sobre la misma. La actitud inclusiva de Jesús en un medio de hostilidad La práxis pastoral de Jesús,22 nos revela su actitud inclusiva con sujetos específicos. Esto es, con aquellos diversos grupos de hombres y mujeres que personifican al pobre en la sociedad judía y que son sujetos de violencia. Sobrino señala que para Jesús los pobres se caracterizaban en una doble línea. Veamos, Pobres son todos los que tienen una necesidad real, los hambrientos y sedientos, los desnudos, forasteros, enfermos y encarcelados, todos los que están agobiados por alguna dura carga, para quienes vivir es tarea difícil. Pobres son también los despreciados de este mundo, los pecadores de acuerdo a la ley, publicanos, prostitutas, los pequeños, los que son tenidos por menos que otros y para quienes la religiosidad vigente no ofrece esperanza, sino condenación. (Sobrino 1983, 486). a. El mundo de los violentados y violentadas Como hemos mencionado, las contradicciones sociales de Palestina en aquella época generaban enfermedad. Además las creencias sobre la enfermedad provocaban hostilidad hacia quienes la padecían. Nolan nos ofrece una descripción del entorno hostil en el que Jesús desarrolla su tarea salvífica. Veamos, Este era el mundo de los pisoteados, los perseguidos y los cautivos (Lc. 4. 18, Mt. 5.1). Hoy día se les llamaría los oprimidos, los marginados o los desheredados de la tierra; la gente que no cuenta para nada. Pero constituían la abrumadora mayoría de la población de Palestina, las muchedumbres o multitudes de los Evangelios. La clase media era muy reducida y la clase alta lo era mucho más. . . Lo más 21 El énfasis es nuestro. 22 La vía de la práxis de Jesús para conocer el Reino de Dios, consiste en prestar atención especial a la actitud y conducta de Jesús expresada en gestos (curaciones, exorcismos, actitud inclusiva, comidas, parábolas). Según Floristán (1999), esta es la vía elegida por cristologías ascendentes o inductivas. Señala Floristán que esta vía se fundamenta “en una teología positiva, una exégesis renovada de la Biblia y un aprecio de la evolución de la historia y de los problemas de la sociedad. Estas cristologías son sensibles a la dimensión social y política de los relatos evangélicos. Cristo se entiende desde el Padre y desde el Reino. El punto de arranque es la humanidad de Jesús o el Jesús histórico para llegar a su resurrección o hasta Dios a quien revela. Importa conocer la vida concreta de Jesús a partir de su humanidad y de su propia historia humana. Se estudia el Reino como símbolo.” (Floristán 1999, 39-40). Otras vías sugeridas por Floristán son: el Reino como concepto y la vía de los destinatarios y destinatarias. Nos parece que las tres vías propuestas nos ofrecen elementos para comprender la actitud de Jesús hacia las personas sufrientes y enfermas y a vislumbrar al Padre revelado en Jesús, pero en especial la vía de su práxis de amor. Esto por tratarse de los gestos concretos de Jesús en donde se devela su actitud inclusiva en medio de una sociedad excluyente. 47 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología sorprendente de Jesús es que. . . se hizo marginado voluntariamente, en virtud de una opción. (Nolan 1994, 39). El entorno en el que Jesús impulsa su misión presenta grandes contradicciones sociales, económicas, políticas y culturales. La hostilidad y la violencia están muy presentes en ese medio. Esta condición acrecentaba la incidencia de la enfermedad tanto física como emocional, en las mayorías empobrecidas. Pikaza alude a esta situación cuando indica que, La enfermedad tiene un aspecto social que es evidente. Contradicciones de tipo cultural, económico y político crearon un ambiente irrespirable en Palestina. Sólo podían resistir los fuertes, los aprovechados y algunos otros muy capaces de aguantar con dignidad el sufrimiento. Los demás se hallaban sin defensa. En esas condiciones se habían multiplicado las enfermedades que algunos llamarían hoy psicosomáticas: dolencias de la piel (lepras), de la motricidad (cojos, mancos, paralíticos), de la sensibilidad externa (ciegos, sordos, mudos) y sobre todo de la mente (psicosis, presentadas como posesión diabólica)23 (Pikaza 1990, 137). La impronta de las contradicciones sociales se presenta como campo propicio para que el ser humano se afecte no solo en la salud física, sino también en la mental. Las creencias que había en el tiempo de Jesús sobre la enfermedad reforzaban esta situación. Lo que hoy llamamos enfermedad mental, en aquel momento fue percibido como la acción de malos espíritus o demonios. Los empobrecidos y empobrecidas de Palestina estaban a voluntad no solo de los poderes políticos que les oprimían, sino también de los religiosos, que les sumían en una serie de creencias elaboradas para reforzar el temor y la amenaza. “Aquél era un mundo de locura generalizada: un mundo en que gran parte de la gente se negaba a vivir o vivía en la frontera de la propia fragilidad, del miedo y de la represión” (Pikaza 1990, 137). Nolan resalta estos sentimientos de temor, contradicción, dominación y miedo a los que se veían sometidos y sometidas, los y las más humildes de Palestina. Veamos, Era un mundo oscuro y temeroso en el que el individuo desamparado se veía amenazado por todas partes por espíritus hostiles y por hombres no menos hostiles. Estaban a merced de los malos espíritus que, en cualquier momento, podían castigarles con la enfermedad o la locura, e igualmente estaban a merced de los reyes y tetrarcas que les poseían como una propiedad que podía ser adquirida, usada y vendida según lo requiriera la política del momento (Nolan 1994, 38). b. Actitud y acción transformadora Es en este contorno social, cultural y político, que se inscribe la actitud y la acción pastoral de Jesús. La praxis transformadora de Jesús se fundamenta en la gran noticia del reinado de Dios. 24 “Jesús ha introducido su “anuncio de reino” como una invitación a la vida. . . (Pikaza 1990, 137). En ese sentido, Jesús precisó su misión con las palabras de Isaías citadas en Lucas, cuando afirmó que, El espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar Buenas Nuevas a los pobres, me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos... (Lucas 4. 18-19 SBRV95). 23 El énfasis es nuestro. 24 Nos parece importante la distinción que hacen la mayoría de los exégetas al traducir el término griego basilea por “reinado” y no por “reino”. Floristán (1993), señala que reinado alude a la acción de reinar, mientras que reino da la idea de territorio. La expresión “reinado de Dios” expresa mejor el sentido dinámico del gobierno de Dios como realización de la justicia y esperanza presente y venidera. Aunque existe cuantiosa bibliografía sobre el reinado de Dios, recomendamos la consulta al capítulo 2, “El Reino de Dios” que aparece en la obra: Floristán, Casiano. 1999. La iglesia comunidad de creyentes. Salamanca: Sígueme. El autor sintetiza algunas características del Reino y vías para conocerlo. 48 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Al comprender el entorno en el que Jesús desarrolló su misión, entendemos por qué las palabras de Isaías delinearon su ministerio. Este se impulsó fundamentado en el anuncio del reinado de Dios y en una actitud activamente inclusiva, amorosa y cercana con los violentados y violentadas, desposeídos y desposeídas de salud, de valía y de toda clase de recursos. Esta actitud se convirtió en acciones concretas hacia los grupos marginados y despreciados, tales como: hablar con ellos y con ellas, comer juntos, visitarles, escucharles, bendecirles, tocarles, mirarles, sanarles, instruirles, y en especial validarles afirmándoles en su dignidad. La actitud que Jesús tomó a lo largo de toda su vida fue la de servicio y disponibilidad ante toda persona que se acercaba a él, mostrando predilección por los más pobres y necesitados, por los pecadores y los enfermos, los excluidos del sistema político religioso de su época (Villamizar 2000, 30). La actitud inclusiva de Jesús revela su opción por la persona sufriente. Sus acciones pastorales se orientaron al afrontamiento del dolor y de la miseria. Veamos, Curaba a los enfermos (Mt. 4. 23-24), consolaba a los afligidos (Mt. 11. 28), alimentaba a los hambrientos (Lc. 9. 10-17), liberaba a los hombres de la sordera (Mc. 7. 32-35), de la ceguera (Lc. 18. 35-43), de la lepra (Lc. 17. 11-17), del demonio (Mc. 1. 21-28) y de diversas disminuciones físicas (Jn 5. 2-18). Su existencia estuvo totalmente orientada a aliviar el dolor ajeno a tal punto que a veces no le quedaba tiempo para descansar (Mc. 6. 31), ni siquiera para comer (Mc. 3, 20). Recibía y escuchaba a la gente tal como se presentaba, sin importar quién era o lo que de El se decía, buscando ayudar a cada uno a partir de su realidad… Llevaba esperanza a los que vivían sin esperanza, haciéndoles ver el amor que Dios les tiene y su propio valor de hombres e hijos de Dios (Villamizar 2000, 20). 49 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología El siguiente cuadro compara la actitud excluyente de la que eran objeto diversos grupos sociales de Palestina y la actitud inclusiva de Jesús para con los mismos. ACTITUD EX-CLUYENTE ACTITUD IN-CLUSIVA En tiempo de Jesús eran excluidos y excluidas: Jesús actúa inclusivamente de la siguiente manera: • Las personas con “lepra” por considerarse impuros. Las personas con enfermedades mentales pues se consideraba que poseían demonio o malos espíritus (cf. Lc. 17. 12, Mc. 1.32). • Cura a las personas con “lepra” y libera a otras de su enfermedad mental (cf. Mt. 8. 2-4, Lc. 11. 14-22, 17. 14, Mc. 1. 25-26). • Las mujeres eran excluidas de la vida social y se les trataba como inferiores (cf. Mt. 14. 21). • Se hace acompañar de un grupo de mujeres en el desarrollo de su ministerio (cf. Lc. 81-3) • Ellas eran consideradas impuras durante el tiempo de su menstruación y se les exigía un sacrificio en el Templo después de dar a luz (cf. Lc. 2.22). • Jesús tiene amistad con Marta y con María (cf. Lc. 10.38). Las mujeres no podían ser testigos en los tribunales. • Las mujeres fueron las primeras testigos de su resurrección (cf. Mc. 16. 1-18) • Los niños y las niñas aunque eran considerados y consideradas una bendición de Dios, no eran tratados o tratadas como personas, sino como inferiores (cf. Mt. 15.38). • Jesús enseña que “quien no se hace como un niño, no entrará en el Reino de Dios” Mt. 18. 2-5. • Muchas personas en la sociedad judía eran despreciadas por su profesión que tenía que ver con personas o cosas consideradas sucias o impuras. Eran apartadas de la vida social y llamadas “pecadoras” (cf. Mt. 9.11). • Jesús eligió a Mateo, uno de sus apóstoles, entre el grupo de las personas llamadas “pecadores”. Además come con “publicanos” y “pecadores” (cf. Mt. 9.10). • Los samaritanos y las samaritanas eran excluidos y excluídas por ser considerados y consideradas impuros e impuras. • Jesús conversa con samaritana (cf. Jn. 4.7). • Los y las pobres eran despreciados y despreciadas. • Jesús les llama dichosos y dichosas y señala que el reino de Dios es de los y las pobres, esto es, el reinado de Dios es preferencialmente para hacer justicia al pobre (cf. Lc. 6.20). una mujer • Pone a los samaritanos como ejemplo de amor en algunas parábolas (cf. Lc. 10.33). • Jesús alaba a Dios por haberse revelado a los humildes, a los pobres (Mt. 11. 25-26), Acción Católica Obrera 1992) 50 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Para percibir el reinado de Dios que proclama Jesús hay que profundizar cuatro aspectos del mismo presentados por los evangelios, según lo señala Moltmann: “las parábolas como enseñanzas del Reino, las curaciones como milagros del Reino, las comidas con pecadores y publicanos, marginados del reino; y las bienaventuranzas como ley fundamental del Reino” (Moltmann en Floristán 1999, 40). Más adelante reflexionaremos sobre los milagros de Jesús y su relación con el mensaje del reinado de Dios. Estas dimensiones de análisis que propone Moltmann, contienen un elemento común: la actitud inclusiva. c. La inclusión como un valor del reinado de Dios Los valores del reinado de Dios generan nuevas actitudes. Asumir una actitud implica tomar una postura frente a algún aspecto de la realidad. Esto conlleva una disposición del ánimo con manifestaciones exteriores en el lenguaje, en los gestos y en el comportamiento o conducta. Una actitud denota disposiciones internas. El ser inclusivo o inclusiva – al igual que sucede con toda actitud - se expresa en los ámbitos simbólicos, de pensamientos (lenguaje y discurso), emocional (sentimientos) y al nivel de acciones (comportamiento o conducta) (Johnson 1993). La utopía del reinado de Dios y sus consiguientes valores – como proyecto en la historia humana - de la que se nutre el mensaje proclamado por Jesús, son los elementos que producen en él, esa toma de postura, esa actitud de inclusión hacia todas aquellas personas excluidas que son simbolizantes del pobre. No es posible entender la actitud inclusiva de Jesús si se la escinde del mensaje que proclamó sobre el reinado de Dios. Todo lo contrario, Jesús nos revela un reinado de Dios inclusivo, y lo que es más importante aún, un Dios inclusivo. Sobrino lo expone de la siguiente manera: Para comprender a Jesús hay que comprender aquello que fue lo último para él. Jesús no se presenta predicándose a sí mismo, pero ni siquiera tan solo a Dios, sino el reino de Dios. … Jesús aparece, por lo tanto, al servicio de algo que es distinto de si mismo… Reino de Dios es un símbolo utópico de esperanza… que expresa el deseo de una nueva historia y una nueva realidad… como fin de las calamidades y triunfo de la justicia. (Sobrino 1983, 485). Esta esperanza de que Dios mismo gobernará con justicia y equidad aparece en la historia del pueblo de Israel. Fue expresada de muchas formas como superación de la miseria y el dolor mediante el reinado de la justicia de Dios. El libro de Isaías contiene referencias a esa esperanza. La misma fue significada en Isaías 65. 17 como “nuevos cielos y nueva tierra.” La misión de Jesús fue proclamar esa novedad tan singular, validada por sus actitudes y acciones. En Jesús, el acto de hablar sobre Dios no se desentiende del anuncio de su reinado. Este mensaje enfatiza “la inmediata cercanía o llegada del reinado de Dios junto a la conversión que Dios exige para que dicho reinado se ponga en práctica” (Floristán 1993, 42). Mediante la llegada del reinado de Dios, se potencia una relación estrecha de este con los seres humanos. La conversión a los valores del reinado de Dios es punto de partida en la relación de Dios con el ser humano. Así lo señala el evangelio de Marcos cuando dice, “Hablaba de esta forma: el plazo está vencido, el reino de Dios se ha acercado, tomen otro camino y crean en la Buena Nueva” (Mc. 1.15).25 Jesús nos acerca al proyecto del reinado de Dios y en esa aproximación nos revela a Dios mismo. Al respecto Araya advierte que, Jesús no anunció simplemente a “Dios”, así de manera universal y abstracta. No se puede mencionar a Dios simplemente. Hay que hacer una afirmación dual: Dios “y” reino, Dios “y” cercanía, Dios “y” su voluntad salvadora, Dios “y” paternidad amorosa. La razón por la cual Jesús no anuncia simplemente a “Dios” es que Jesús hereda y se inscribe en una rica tradición (del éxodo, de los profetas, apocalípticas y sapiencias) 25 Ver también Mt. 4.17. 51 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología según la cual no es nunca Dios-en-sí-mismo, sino Dios en relación con la vida y la historia de los seres humanos. Es por lo mismo que, al ser el reino de Dios el centro y marco de la predicación de Jesús, no podemos separar a Dios del reino (Araya 1998, 72). El anuncio de Jesús sobre el reinado de Dios integró proclamación y signos de bienestar e inclusión para quienes sufren. Tanto en su mensaje como en sus acciones transformadoras encontramos un particular acercamiento misericordioso a las personas sufrientes. Sobrino lo señala así cuando dice que: La práctica de Jesús incluye su predicación acerca del reino… Jesús realiza además una práctica que hace presente el reino… son prácticas en favor de la justicia; el acercamiento misericordioso a todos los que sufren distanciamiento y desclasamiento social y religioso es superación de divisiones y antagonismos opresores 26(Sobrino 1983, 487). d. La conversión como re-planteamiento de actitudes En su predicación se escucha un claro llamado a cambiar de actitudes (cf. Mt. 1.15). Esto requiere una profunda transformación no solamente interna, sino también social. Ante el reinado de Dios se requieren “dos exigencias fundamentales: conversión de las personas y re-estructuración de todo su mundo.” (Boff 1981, 95). La invitación a la conversión es para todos y todas. “Conversión significa mudar el modo de pensar y actuar en el sentido de Dios, y esto supone una revolución interior” (Boff 1981, 96), así como un re-planteamiento de las relaciones sociales. La conversión supone el re-planteamiento de las actitudes, tanto sociales como personales. La modificación de una actitud consiste en la inversión de esta cuando es negativa o en la intensificación de la misma cuando es positiva (Johnson 1993). Cuando las personas decidimos escuchar la invitación de Jesús, nuestras actitudes (en las cuales se implica pensamientos, sentimientos y conducta), se ven modificadas. El mundo también se ve modificado, pues el reinado de Dios significa en palabras de Boff, “liberación del legalismo, de las convenciones sin fundamento, del autoritarismo y de las fuerzas y potencias que subyugan al hombre” (Boff 1981, 103). El Reino de Dios demanda conversión. Esto es, cambio y opción por una nueva forma de relacionarse con uno mismo, con el entorno, con los demás y con Dios. e. La inclusión como modelo de relación La forma de relacionarse de Jesús con las personas y grupos de su época fue desprejuiciada. Jesús no rechaza a quien se le acerca. Así lo expresa cuando dice, “yo no rechazaré al que venga a mi” (Juan 6. 37). Boff lo caracteriza así cuando dice que Jesús, Acoge a todo el mundo; a los pecadores con quienes come (Lc. 15.2, Mc. 9. 10-11), a la vieja encorvada (Lc 13. 10-17), al ciego mendigo a la vera del camino (Mc. 10. 46-52), a la mujer que se avergüenza de su menstruación (Mc. 5. 21-34), a un conocido teólogo (Juan 31.1ss)… En su modo de hablar y actuar, en el trato que tiene con las distintas clases sociales nunca encuadra a las personas con esquemas prefabricados… su reacción es sorprendente, para cada uno tiene la palabra exacta o el gesto correspondiente…. Los evangelios refieren muchas veces que Cristo callaba. Escuchar al pueblo y sentir sus problemas es una forma de amarlo (Boff 1991, 121). De este modo, la evidencia evangélica nos muestra que la actitud excluyente es inadecuada y ajena a los principios fundamentales del reinado de Dios y de la 26 El énfasis es nuestro. 52 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología espiritualidad cristiana basada en el seguimiento de Jesús. El desarrollo de una actitud inclusiva y desprejuiciada que se fundamente en el amor y la cercanía con el otro y la otra, se inscribe dentro de los valores del reinado de Dios. Esta actitud es vital en el acercamiento a la persona sufriente y es modelo de nuevas relaciones con los y las demás. El soporte asertivo de Jesús27 a. Preferencia por las personas sufrientes y no por el dolor La novedad con la que Jesús trata a la persona sufriente está estrechamente ligada a la primicia del anuncio del reinado de Dios que él hace (cf. Mt. 4. 17) y a sus destinatarios/as, los marginados y marginadas. Su trato hacia las personas sufrientes y desposeídas crea conmoción. Se inscribe en la revolución que plantea el mensaje del Reino de Dios. De esta forma ante las normas religiosas, Jesús antepone a la persona y su calidad de vida. Su actitud y conducta serán consideradas incitantes para los líderes religiosos. Pone a la persona como lo más importante rechazando todo aquello, incluidas las normas religiosas, que los marginaban, negándoles el respeto, el amor y la atención que necesitaban. Por esto acepta a quienes eran considerados y rechazados como pecadores (Mt. 9. 10-13), no niega su ayuda a los extranjeros (Mt. 8. 5-13); cura los sábados (Mc. 3. 1-5) y con especial interés busca acabar con la marginación de que eran objeto los enfermos de la lepra acercándose a ellos, tocándolos, curándolos y reintegrándolos de nuevo a la sociedad que los había rechazado. (Lc. 5. 12-14). (Villamizar 2000, 21). Jesús amó profundamente a las personas sufrientes. Mostró una inmensa compasión por ellos y por ellas. Sin embargo, esto no significa que amó el dolor o el sufrimiento. Su amor por las personas fue tan grande que lo llevó al compromiso de entregarse hasta las últimas consecuencias. Esto es, su propia muerte. Arias lo expresa así, Cristo no vino a elevar el dolor a categoría de bien; no vino a bendecir ni a santificar el dolor. Si acaso vino a enseñarnos que el dolor no debe llevarnos a la desesperación porque existen valores tremendamente más importantes que ni el dolor es capaz de eliminar. Por eso decía a sus discípulos que no temieran siquiera a quienes podían quitarles la vida del cuerpo. . . Cristo no nos ha dicho “sufrid como yo he sufrido”, sino “amaros como yo os he amado”. Y el amor es fuente de gozo. . . canonizar el dolor es no haber aceptado a Cristo. Es querer crucificarle otra vez (Arias 1976, 159-165). En el seguimiento de Jesús no podemos santificar el dolor, el sufrimiento y la muerte. La muerte se significa en la cotidianidad en todos aquellos elementos del anti-reino o anti-reinado de Dios. Coincidimos con Arias cuando en la cita anterior afirma que encomiar el dolor es no haber aceptado a Cristo. Tampoco habremos comprendido la práxis de Jesús. Santificar el dolor es espiritualizarlo, es sumirse en 27 El soporte se define como apoyo o sostén. Se define también como apoyo moral, protección. sustento, y como el acto de mantener firme algo, prestar apoyo o auxilio (Real Academia 1995). Se trata de un acompañamiento pastoral con características muy específicas, tales como el compromiso, la lealtad, la colaboración, la escucha activa, el diálogo entre otros. La asertividad tiene que ver con el desarrollo de la capacidad de comunicación en donde se respeta profundamente los pensamientos y sentimientos propios y de los demás. Esta capacidad conlleva a la pérdida del miedo a comunicarse. La comunicación asertiva supera a la comunicación pasiva que encierra inseguridad y a la comunicación agresiva, que encierra miedo. (Glosario de Psicopedagogía 2001, 1). De esta forma, soporte asertivo se entenderá como aquel conjunto de acciones pastorales específicas para dar apoyo, sostén, firmeza, auxilio a las personas que sufren, (en este caso enfermedad dolorosa, no curable aún y/o terminal). Este soporte se realiza de una manera constructiva y afirmativa del sujeto, en el respeto de sus pensamientos y sentimientos especialmente en relación con la espiritualidad. 53 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología una actitud dolorista que solo nos llevará al fatalismo. Nada más opuesto a la actitud de Jesús. Fue una actitud de esperanza, de fe, de lucha constante frente al dolor y la muerte presentes en su pueblo. En esa lucha se inscribe su actividad sanadora. Nolan refiere que: El éxito de la actividad curativa de éste hay que verlo como el triunfo de la fe y la esperanza sobre el fatalismo. Los enfermos, que se habían resignado a su enfermedad como si se tratara de su destino en la vida, se vieron animados a creer que podía e iban a ser curados. . . La fe era una actitud que se aprendía de Jesús a través de su contacto con él. . . La fe no podía ser enseñada, sino captada. . . Allá donde la atmósfera generalizada de fatalismo había sido reemplazada por una atmósfera de fe, comenzaba a producirse lo imposible (Nolan 1994, 46). Jesús no tuvo predilección por el dolor sino por las personas que sufren. A estas les comunicó fe y esperanza. Sus curaciones serán “signo de la curación global o redención que él nos ofrece” (Davanzo 1991, 562). Ante esta revelación se requiere de nuestro compromiso en su proyecto, para ser sus seguidores y seguidoras. b. Las curaciones de Jesús (1) Reacciones actuales Señala Floristán (1993), que los 34 milagros que nos narran los evangelios hoy día provocan al menos tres reacciones. En primer lugar, aceptación. El autor menciona que son muchas las personas que aceptan los milagros como tales, como hechos extraordinarios de Dios. La segunda reacción referida por el autor es el rechazo. Esto es, no se aceptan los milagros como tales, sino como relatos que quieren mostrar al verdadero milagro, Jesús. La tercera reacción que menciona Floristán es una nueva valoración de los mismos. Es decir, se reconoce que los milagros constituyen un género literario en los evangelios, 28 por lo cual no se deben interpretar fuera de su contexto. “En todo milagro hay un “hecho bruto” (la ruptura de las leyes naturales) y un “signo” cuyo sentido percibe la fe en orden a la edificación del reino” (Floristán 1993, 47). En este sentido, se valora los milagros como signos y anticipos del reinado de Dios “que profetizan la vida definitiva en un mundo amenazado por las sombras de la muerte” (Floristán 1993, 47). Consideramos que aunque los relatos de los milagros tengan ese carácter simbólico, no es contradictorio con ello, que los mismos reflejen experiencias reales y curaciones (González 1993). Lohfink lo percibe de la siguiente manera, Es ya hora de que hablemos de la atención de Jesús a los enfermos. Tocan a su fin los tiempos en que la crítica bíblica ponía sordina a las sanaciones milagrosas obradas por Jesús o les negaba todo valor histórico. Y se ve con claridad creciente que no existe incompatibilidad teológica entre la actividad sanante divina y los efectos curativos psicógenos (sigue vigente la antigua sentencia: la gracia presupone la naturaleza y la perfecciona). Por consiguiente, no hay razón alguna para que no tomemos completamente en serio las milagrosas sanaciones neotestamentarias… no cabe sino ver las sanaciones milagrosas de Jesús en el contexto más amplio de su proclamación del Reino de Dios29 (Lohfink 1998, 22). (2) El re-establecimiento del equilibrio En cuanto a los milagros, consideramos que más importante que determinar lo que realmente sucedió, es visualizar lo que esta experiencia generó en el pueblo y lo que en ella Jesús revela acerca de como él y su Padre entienden la enfermedad. En 28 Para profundizar en este tema referimos a la obra de, Bonilla, Plutarco. 1978. Los milagros también son parábolas. San José: Caribe. 29 El énfasis es nuestro. 54 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología efecto y como hemos señalado, Jesús “no considera la enfermedad como castigo, sino como desequilibrio del organismo y del espíritu, carencia de la libertad, la armonía y la paz que toda persona necesita” (González 1993, 183). En este sentido, los milagros son signos del Reino, gestas de Dios que restituyen el equilibrio en el ser humano y en la creación, allí donde el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte lo han puesto en peligro. Desde ese punto de vista la paz espiritual y emocional cuando se afronta una enfermedad, un dolor o la muerte, puede ser considerada un regalo, un don, un milagro, una gesta de Dios. Los milagros nos revelan que la actividad sanadora y restauradora de Jesús supone una visión global del ser humano. Esto es, cura al ser humano de todo mal que le afecte como persona. Por esto, a las curaciones físicas se añaden los exorcismos y el perdón de pecados. Los exorcismos permitirán desterrar el mal que en aquellos tiempos era atribuido a la acción demoníaca, mientras que el perdón de los pecados permitirá a la persona sufriente encontrar paz espiritual en medio de una sociedad que concebía una relación estrecha y mecánica entre enfermedad y castigo. (3) Las curaciones leídas desde la actitud de Jesús Concordamos con Villamizar cuando señala que en los milagros presentados por los evangelios se visibiliza la actitud permanente de Jesús hacia la persona sufriente. Los evangelistas, al presentar los milagros de Jesús, buscaban, ante todo, hacer ver la actitud permanente de Jesús hacia los que sufre, hacia los enfermos, los pobres, los pecadores; una actitud de permanente servicio, solidaridad, misericordia y reconciliación. Estos milagros están presentes a lo largo de la actividad mesiánica de Jesús formando parte, haciendo visible, el inicio del reino por él instaurado. (Villamizar 2000, 22) Sobrino por su parte apunta que “no se puede dudar históricamente de que Jesús haya hecho milagros en la primera gran etapa de su vida. . . La conclusión es que Jesús realizó curaciones que fueron asombrosas para sus contemporáneos” (Sobrino 1994, 114). (4) La fe dinamiza a la esperanza y al gozo Pikaza señala que la vida actual no se encuentra exenta de milagros. Nos invita a no caer en un supranaturalismo que espere milagros en todos los momentos de la vida (Pikaza 1990), pero menciona la importancia de mantener la fe y la esperanza en el afrontamiento del dolor y la muerte. Nolan también indica que “el mundo está lleno de milagros para aquellos que tienen ojos para verlos. Si no somos capaces de asombrarnos y maravillarnos más que cuando se contradicen las llamadas leyes de la naturaleza, entonces realmente nos hallamos en una situación bien triste” (Nolan 1994, 47). Ambos autores advierten la fe como un elemento vital en los relatos de los evangelios. La fe dinamiza a la esperanza y al gozo que produce la credibilidad en el reinado de Dios. La verdadera raíz de los milagros es la fe en el Dios que actúa por medio de Jesús y transfigura, de profundidad a la existencia de los seres humanos, haciéndoles capaces de vivir allí donde la vida parece condenada. . . vivir desde muy adentro y dejar que allí la vida de Dios nos transfigure, nos anime, nos conforte (Pikaza 1990, 141). (5) Las curaciones como gestas dinámicas de Dios En la Biblia un milagro es un acontecimiento destacado como un acto poco habitual de Dios, como una de sus grandiosas obras. Estos actos de Dios tienen la capacidad de asombrarnos. “En este sentido la creación es un milagro, como lo es también la gracia, o el crecimiento de un enorme árbol a partir de una minúscula semilla de mostaza, o la liberación de los israelitas de Egipto; y un milagro será también el reino de Dios” (Nolan 1994, 47). 55 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Así, los milagros son obras dinámicas que muestran la poderosa acción salvífica de Dios (Sobrino 1994, 114). No se refieren tanto a la ruptura de las leyes de la naturaleza, como a los gestos de Dios en favor de su pueblo. Por eso en los relatos evangélicos los milagros se significan ante todo como signos y obras que entrañan actos de poder salvífico. Al respecto Sobrino nos ofrece distinciones lingüísticas importantes, en los relatos evangélicos nunca se usa para describirlos el término griego tercas, que apunta al aspecto extraordinario de un hecho incomprensible (en el NT sólo aparece en He. 2. 4), ni el término trauma, que sería el equivalente griego al término milagro (aunque sí se menciona que el pueblo se admiraba y sorprendía). En su lugar se usan los términos semeja (signos, con lo cual se atribuye el acontecimiento a Dios), dynamis (actos de poder) y erga (obras, las de Jesús) (Sobrino 1994, 114-115). Este señalamiento lingüístico también lo menciona Floristán cuando dice que, “el término milagro no está en los evangelios, donde se habla de “obras poderosas” (dinameis) “acciones (erga) o “signos” (semeia) del Padre o de Jesús, percibidos por los testigos como intervenciones de Dios que les producen admiración” (Floristán 1999, 41). De ahí que no es pertinente desligar las curaciones que Jesús realiza de los signos del reinado de Dios que proclama. Villamizar señala que, Los milagros de Jesús eran ante todo una señal del Reino que acompañaban su mensaje de liberación y salvación dirigido a los más pobres, a los que más sufrían la carga del pecado, el dolor y el desamor, a los más pequeños de la tierra. Son un grito de protesta frente al pecado que somete y esclaviza, un grito por la libertad de los oprimidos. Jesús no acepta que la opresión y la enfermedad se adueñen del hombre y por eso ha comenzado a liberarlos para, con ellos, dar inicio a su Reino de justicia, libertad y amor… Jesús cura desde el Reino que se acerca y presenta este Reino desde sus propias curaciones como un reino de perdón, de misericordia, de justicia, de libertad30 (Villamizar 2000, 26). (6) Las curaciones como lucha contra el anti-reino Estos signos “benéficos y liberadores” -como les llama Sobrino (1994)- del reinado de Dios, producen gozo precisamente por lo benéficos que son. También producen esperanza por su carácter liberador en la lucha contra el anti-reino. De esta forma, los milagros no solo son señales que significan al reinado de Dios, sino signos liberadores de lucha contra el anti-reino. Así lo informa Sobrino, Los milagros, como todas las actividades y praxis de Jesús, no deben ser comprendidos sólo desde el reino, sino también, dialécticamente, desde el anti-reino. Por ello, hay que recalcar su aspecto liberador en contra de alguien o de algo. . . negarse a ellos era negarse a la cercanía misericordiosa de Dios en estos signos (Sobrino 1994, 115). Esta última comprensión sobre los milagros que nos aporta Sobrino es importante. Los milagros son signos contra el anti-reino. Esto es, señales de lucha contra todo lo que se opone y obstaculiza al reinado de Dios y su justicia. Son signos benéficos porque defienden y producen vida. Son signos de esperanza en tanto gestos de Dios que afirman su reinado de vida. Conclusiones a. En el devenir de todas las personas se presentan el dolor, la enfermedad y la muerte. La práxis de Jesús nos muestra que el amor, el servicio, la cercanía, la disposición, la solidaridad, la compasión, la inclusión y la opción por quienes sufren, son valores del reinado de Dios que traen liberación y esperanza con el fin de potenciar la calidad de la vida en los momentos más difíciles de la misma. Por ello Jesús se nos muestra como camino de salud, de revelación histórica del Dios tierno, compasivo, solidario y cercano. Estos valores que reflejan a Dios, se convierten en fortalezas para afrontar la enfermedad. 30 El énfasis es nuestro. 56 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología b. Jesús desarrolla su ministerio de sanidad en un medio hostil hacia las personas con enfermedad. La sanidad de Jesús no solo tiene que ver con el aspecto físico. En la afirmación del reinado de Dios, Jesús genera y promueve salud integral para el ser humano. Esto es, la salud que brinda Jesús abarca todas las dimensiones que constituyen a la persona: corporal, emocional, social y espiritual. "Sus curaciones. . . se dirigían a producir un ser humano sano en todo sentido, a restaurar un orden originario de armonía" (Villamizar 2000, 27). c. Esta praxis sanadora integral se denota en las siguientes acciones de Jesús, - Nos ofrece la imagen de una Madre-Padre Dios cercana y cercano, solidaria y solidario, tierna y tierno, compasiva y compasivo. - Propone una nueva relación con Dios mediante el perdón de los pecados (cf. Mc. 2, 5; Lc. 7, 36-50; 15. 1-31; Jn. 8. 2-11) - Propone nuevas formas de relación con los demás a través del amor y la solidaridad. (cf. Mt. 5. 3; 25. 31, Lc. 10. 29-37) - Restituye al enfermo ya sanado en su familia, en la sociedad (Mt. 8. 1-4, Lc. 17. 11-19). d. De esta forma Jesús proporciona un soporte asertivo integral a la persona sufriente, que incluye la recuperación no solo de la salud física, sino de la salud emocional, y de la paz espiritual, así como la reinserción en la vida familiar y comunitaria. e. La práxis de Jesús, su actitud inclusiva, el soporte asertivo que dirigió a las personas sufrientes, sus gestos y su revelación de Dios, nos permiten acceder a un Dios cercano, amoroso, compasivo y tierno que no nos envía enfermedades y dolor como castigo o como medio de aprendizaje. Todo lo contrario, está dispuesto a ofrecernos su apoyo para afrontar estas situaciones. f. En la práxis de Jesús y en el Padre-Madre que nos revela, la esperanza se hace permanente. Casaldáliga y Vigil nos recuerdan que, “Nadie ha “practicado” plenamente a Dios en la historia excepto ese su Hijo histórico. Seguir a Jesús es, pues, en última instancia “practicar al Dios de Jesús” (Casaldáliga y Vigil s/f, 152). En ese seguimiento, se hace necesario que desarrollemos en nosotros las actitudes de Jesús para con las personas sufrientes, a fin de superar toda marginación, hostilidad y violencia contra las mismas.31 31 Schifter (1998), advierte que al inicio de la epidemia del sida, muchas personas sufrientes de esta enfermedad fueron excluidas, marginadas e incluso maltratadas por las sociedades occidentales que se confiesan cristianas. Muchas personas no recibieron la atención sanitaria, psicológica, social y pastoral adecuada. Muchas fueron víctimas de hostilidad y violencia. No faltaron los que señalaron esta enfermedad como un castigo de Dios. De esta forma se actualizó la lógica de la retribución negativa al culpar a las personas sufrientes y aislarlas. La desatención a las necesidades de las personas con sida obedeció a una serie de prejuicios. Es válida la pregunta sobre ¿cuál hubiera sido la actitud de Jesús y sus acción en esta situación? 57 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología BIBLIOGRAFIA A. Biblias La Nueva Biblia Latinoamericana, 3er edición. (1972). Traducción bajo la dirección de Bernardo Hurault y Ramón Ricciardi. Madrid: Paulinas, Verbo Divino y Editorial Alfredo Ortells. Santa Biblia, Reina-Valera, Revisión de 1995. Edición de Estudio. (1995). Traducción bajo la dirección de las Sociedades Bíblicas Unidas. Bogotá: Sociedades Bíblicas Unidas. B. Diccionarios Bogaert, Pierre-Maurice, editor. (1993). Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Barcelona: Herder. Breneman J., Mervin, Tomás Hanks, Ricardo Foulkes, Dayton Roberts y Juan Huffman. Editores. (1977). Diccionario Ilustrado de la Biblia. Miami: Caribe. Farmer R., William, Armando J., Levoratti, Sean McEvenvey y David L., Dengan. Editores. (1999). Comentario Bíblico Internacional. Navarra: Verbo Divino. Freedman, Noel David. Editor. (1992). The Anchor Bible Dicctionary. New York: Doubleday. C. Libros Araya, Victorio. 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El Panteón General de San Juan de Dios, que nació paralelamente al Hospital San Juan de Dios, respondía a la necesidad de dotarlo de rentas fijas, de conformidad con el Decreto de creación del 3 de Julio de 1845, perteneciendo anteriormente, precisamente en 1818 el mismo a la Iglesia Católica, y que en sesión de la Junta de Caridad del 17 de enero de 1856, el Supremo Gobierno, manifestó la necesidad de trasladar el cementerio del hospital al sitio que está al Oeste del General, o enfrente del mismo, en el medio de la calle. Para tal efecto se nombró al tesorero como encargado de medir la citada calle, frente al panteón general, para ver si da las dimensiones correspondientes. Ya el 16 de mayo de 1858, se reitera la imperiosa necesidad de la construcción de un Cementerio capaz y con la decencia que demanda una obra de esta naturaleza, acordándose que al no haber fondos se exigiese al Excelentísimo Gobierno suplicándole sirviese facultar a la Junta para que realizara una rebaja de los derechos de mausoleos y nichos a quien quiera adelantar el pago de ellos, con el fin de recoger las sumas necesarias para subvencionar los gastos para tal efecto, comisionándose a los señores vocales de la Junta, a que inspeccionases el terreno y fijasen el punto y área en que debería levantarse. Pasado los años, se demostró que el terreno donde se construyó el Panteón no era propicio para realizar inhumaciones, debido a los niveles de humedad del mismo, mandando el Gobierno a la Junta a escoger un lugar apropiado para levantar el Cementerio y trasladarlo del de San Juan de Dios. Para eso dispuso el Gobierno, mediante comunicación ministerial gubernativa, el 6 de Julio de1858 vender una faja de tierra situada en la Calle que conduce a Mata Redonda, (específicamente calle Este oeste, que va del panteón al llano de Mata Redonda) y que bajo la base de 400 pesos y en subasta pública venda dicha faja de tierra y que el producto de la venta se destinase una parte para construir los muros del panteón general y la otra para el de mausoleos del hospital. En la sesión del 18 de Noviembre de 1858, el señor Presidente de la Junta, da cuenta con los planos de los muros y portada para el panteón del hospital y bases para el contrato de trabajo del mismo panteón, los cuales ya han sido aprobados por el Supremo Gobierno. Se acordó llevar a cabo el contrato en mención. Para 1862 se procedía al traslado del campo santo al lugar que ocupa hoy día y a rodearlo de una muralla de cal y canto, estableciendo un impuesto de sepultura en aquel cementerio, a favor de la Junta de Caridad de San José, y para 1864, en acta del 14 de febrero se conoce que existe interés por comprar un cañalito, ubicado en el solar, que servía de panteón al hospital, dando por entendido, que ya se iniciaba 60 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología la labor del traslado del panteón del hospital al nuevo espacio. Además en el acta de 4 de abril de ese mismo año, se toma el acuerdo de colocar el portón de hierro, una vez reparado, que tenía el panteón del Hospital, en el Panteón General, acordándose el 31 de Julio de 1864, realizar las gestiones necesarias, ante la Curia Metropolitana, para construir una ermita en el Panteón General, al igual que realizar plantaciones de árboles dignos del lugar para formar dos calles en el panteón. Para tal efecto en la Sesión del 18 de septiembre de ese año, se comisiona al vocal Don Alejo Jiménez, para que se entienda con la plantación de los árboles de acuerdo con el plano levantado por el Ingeniero Don Francisco Kurtze. Sobre el asunto de la ermita, se acuerda que en vista del plano levantado por el citado ingeniero, para la edificación de una Capilla en el Panteón, se suplique al señor Obispo de la Diócesis se digne conceder la licencia necesaria para la edificación y fundación de la misma, con la denominación de Capilla de las Ánimas, destinando fondos de diversos señores miembros de la Junta, para llevar a cabo esta edificación, tan importante para la Junta y para las familias dolientes. Revisados los libros de defunciones del Cementerio General, encontramos registros a partir de 1870, mediante los cuales se demuestra la venta de los primeros mausoleos. El 4 de mayo de 1879, fue enterada la Junta de Caridad de una donación hecha por don Juan Bonnefil, por sí y a nombre de los herederos de don Alejo Jiménez, finado, que ofrece hacer de la porción de tierra que les pertenece en la esquina N.O. exterior del Panteón General, parte del Cementerio General, así como de las condiciones que imponen para dicha cesión. Consecuentemente se aceptó la donación, así: cerrando tal terreno con arreglo a la verja que resguarda el panteón exterior de mausoleos y reservando a perpetuidad doce varas en cuadro para dos mausoleos de doce varias en cuadro cada uno o doble, si se constituyese uno solo. Hoy día es conocido este sitio como el Panteón Bonnefil. Según manifiesta el Dr. Teodoro Mangel, esta faja de terreno dentro del Cementerio General, fue otorgada por el Supremo Gobierno, como agradecimiento por el hallazgo y entrega del cadáver de don Juan Mora Fernández. En 1883 se divide en cuatro sectores o cantones dicho Campo Santo: una de norte a sur (entrada), otra de Este a Oeste. El de Noreste se llamó "Cuadro del Carmen", el de Sureste "de Mercedes", y el Sudoeste "de Dolores". Regulaba el cobro de 12.80 pesos por cada vara cuadrada que se vende para mausoleos, siendo la dimensión de ellos de 3 x ½ varas y la mitad para cuando sean niños, que se ubican únicamente en el cuadro de "Los Ángeles". Los nichos no pueden venderse a propiedad perpetua, sino que se alquilan o arriendan por cinco años y con el valor de 25 pesos y 2 pesos adicionales por tapa y materiales empleados, que se pondrán por cuenta del cementerio. Con este reglamento se pretendía regular el buen funcionamiento del Cementerio. 61 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología El 3 de junio de 1833 la Junta de Caridad emitió un proyecto para publicar el primer reglamento del Cementerio General, y mediante el Acuerdo CLXXXVII, de 29 de junio de ese mismo año se aprueba la normativa mencionada. El 19 de Julio de 1884, mediante Decreto XXIV, se dicta la Ley de Secularización de los Cementerios, y aunque el Panteón General no pertenecía a la Iglesia, por tratarse de algo relacionado con el Panteón General que administra la Junta de Caridad se hace mención de la misma. Por disposición del mes de Noviembre de 1884, se ordenó la venta, en pequeños lotes, del terreno del Cementerio Católico, que daba al frente del jardín, para construir en él monumentos de primera clase. El señor Ingeniero don Miguel Ángel Velázquez, generosamente se prestó a levantar el plano de ese nuevo Cementerio. El 10 de octubre de 1934 se colmaba, al fin, una de las mayores aspiraciones de la Junta: la de tributar el justo homenaje póstumo al Presbítero Cecilio Umaña, con la erección de un mausoleo en el Cementerio General, en donde guardar para siempre sus venerables restos. Fue él quien instituyó como único heredero suyo, al Hospital San Juan de Dios, permitiéndole contar con una renta fundamental por varias décadas. Siendo hasta 1938 que por acuerdo del 11 de mayo de 1938, la Junta de Protección Social de San José, lo reconoce como benefactor y/o bienhechor del Hospital San Juan de Dios y la Junta de Caridad, construyéndole un mausoleo y colocando una placa al pie del mismo, en el Cementerio General, con sus restos. En la sesión Nº 43 del 20 de diciembre de 1977, se acuerda autorizar la ejecución de las obras de remodelación del Cementerio General, construyendo aposentos en la casa de los guardas, servicios sanitarios, acondicionando dicha casa, con una cocina y mobiliario adecuado, asfaltado de las calles, construcción de un basurero y un quemador, construcción de casetas para que las personas se protejan del sol y la lluvia. Las obras de mejoramiento de este establecimiento no han cesado, en pro del ornato y embellecimiento del mismo. En la sesión del 9 de mayo de 1979, se presenta la sugerencia de construir capillas de velación y oficinas para la Administración del Cementerio General y un estacionamiento en el lote que en ese momento ese momento estaba alquilado a Acueductos y Alcantarillados. Se pretendió que las capillas fueran similares a las de la Funeraria Polini. Lo anterior considerando que estas obras podrían significar una buena inversión para la Junta. El 5 de diciembre se solicitó al Arquitecto José Luis Chasí, Gerente de la empresa Consultora Hospitalaria Ltda, la elaboración de un anteproyecto para la construcción de capilla funerarias, un estacionamiento, un edificio para la administración del Cementerio General y una 62 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología bodega de materiales en el Cementerio General. Para 1980 queda aprobado el proyecto en mención, quedando aprobados también para septiembre de ese año los planos y especificaciones técnicas. Ya en octubre queda aprobado el presupuesto para dichas obras que fueron entregadas en mayo de 1981. El 12 y 19 de Noviembre de 1980, se conoce y aprueba el anteproyecto de construcción de un Osario en el Cementerio General y se adjudica la obra a la empresa G&W S.A., obra que fue entregada el 27 de agosto de 1982, con lo que se procede a desalojar las tumbas del Cementerio General que se encontraban abandonadas. La administración del Cementerio General, se rige en la actualidad por el Reglamento para la administración de cementerios a cargo de la Junta de Protección Social de San José. En este Cementerio General de San José, se encuentran sepultadas personajes que han destacado en la vida social y política de Costa Rica en diversas profesiones y disciplinas de los que destacamos: Don Juan Mora Fernández. Primer Jefe de Estado. Benemérito de la Patria (gobernó de1824 a 1833), quien el 7 de junio de 1826 firma el Decreto XCVIII que ordena la creación de un Hospital General de San Juan de Dios, el cual fue abolido el 12 de mayo de 1830. Sus restos fueron traídos al Cementerio General el 23 de marzo de 1896; José Rafael De Gallegos. Segundo Jefe de Estado, quien gobernó Costa Rica en dos oportunidades (1833 a 1835 y 1845 a 1846). Sus restos fueron traídos y depositados en el Cementerio General el 26 de enero de 1872; Francisco María Oreamuno, quien murió en 1856, a consecuencia de la peste del cólera; José María Castro Madríz, último Jefe de Estado y Primer Presidente de la República, quien gobernó de 1847 a 1849 y de 1866 a 1868. Nació el 1° de septiembre de 1818 y murió el 4 de abril de 1892, siendo sepultado en el Cementerio General el 6 de abril de 1892. Fue declarado Benemérito de la Patria el 2 de octubre de 1847. Su esposa Pacífica Fernández Oreamuno, diseñó y confeccionó nuestra actual bandera tricolor, la cual se izó por primera vez el 12 de Noviembre de 1848, en el Parque Central; Juan Rafael Mora Porras, (Juanito Mora P.) "Nació el 8 de febrero de 1814, el 13 de Noviembre de 1847 fue designado como vicepresidente del gobierno del Dr. José María Castro Madríz, cargo que desempeñó por poco tiempo. Al producirse la renuncia de Madríz, fue llamado nuevamente al gobierno, esta vez para ocupar la presidencia. Fue el segundo presidente de Costa Rica, quien gobernó desde 1849 a 1859." Durante su gobierno, se construyó el Hospital San Juan de Dios, totalmente de ladrillo, además en su gestión tuvo que enfrentarse a los filibusteros comandados por William Walker. Fue declarado Benemérito de la Patria, el 25 de junio de 1850. Fue asesinado en Esparza, el 30 de septiembre de 1860. Sus restos fueron trasladados de Puntarenas donde fue sepultado el 13 de enero de 1885; Aniceto Esquivel Sáenz, quien gobernó por más de dos meses, en el 1876. Murió en 1898 y fue sepultado en la bóveda propiedad de Isaura Carranza Peralta; Bruno Carranza Ramírez, fue Presidente de la República por más de tres meses. Murió el 25 de enero de 891 y sepultado ese mismo día. Fue Presidente de la Junta de Caridad en 1877-1878; Próspero Fernández Oreamuno, Presidente de la República de 1882 a 1885. Firmó el Decreto XXIV sobre la Secularización de los Cementerios, de 19 de Julio de 1884; Bernardo Soto 63 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Alfaro, Presidente de la República de 1885 a 1889. Falleció el 28 de enero de 1931, siendo sepultado ese mismo día en la bóveda propiedad de Marcelino Orozco; Carlos Durán Cartín, quien ejerció el poder de la República en calidad de designado del 7 de Noviembre de 1889 al 8 de mayo de 1890, aspirando nuevamente, sin éxito, a la presidencia de la República en 1913, ocupó puestos como diputado y ministro. Fue Presidente de la Junta de Caridad en el período 1882-1884, de 1885 a 1888 y de 1890 a 1891. Nació el 12 de Noviembre de 1852 y murió el 23 de Noviembre de 1925 y fue sepultado en el Mausoleo de su propiedad, "Organizó el Hospital San Juan de Dios y fundó el Asilo Chapuí, creó la primera escuela de enfermería de Costa Rica y se empeñó en la construcción del Sanatorio para tuberculosos, que llevó su apellido por muchos años, en las faldas del Volcán Irazú. Declarado Benemérito de la Patria, el 21 de Noviembre de 1949. Al cumplirse el centenario de su nacimiento el 12 de Noviembre de 1952, la Junta de Protección Social de San José y el Colegio de Médicos y Cirujanos de la República, colocaron una plaza conmemorativa en la residencia donde murió el prócer, la cual se ubicaba frente al edificio del Ministerio de Educación Pública (antigua Embajada Americana)"; José Joaquín Rodríguez Zeledón. Presidente de la República de 1890 a 1894. Falleció el 30 de Noviembre de 1917 y sepultado el 30 de Noviembre en la bóveda de Cruz Alvarado; Vicente Herrera Zeledón. Gobernó en 1876, por un período de 14 meses. Fue gobernador de San José, diputado, regente de la Corte Suprema de Justicia, cofundador, secretario y presidente de la Junta de Caridad, durante el período 1865 a enero de 1869. Murió el 10 de Noviembre de 1888 y sepultado al día siguiente en una bóveda de su propiedad; Rafael Iglesias Castro. Nació el 18 de abril de 1861 en la ciudad de San José. Presidente de la República de 1894 a 1902. Estableció en 1896 como moneda la que actualmente se utiliza en Costa Rica (El Colón). Durante su gobierno se iniciaron las obras del Ferrocarril eléctrico al Pacífico, la construcción del Teatro Nacional, el establecimiento del patrón oro y la reforma monetaria. Murió el 10 de abril de 1924. Sus restos permanecen en el mausoleo de su propiedad, Cleto González Víquez. "Nació en la villa de Barva, Heredia, el 13 de octubre de 1858".Gobernó de 1906 a 1910 y de 1928 a 1932. Murió el 24 de septiembre de 1937. Fue declarado Benemérito de la Patria el 6 de octubre de 1944 y está sepultado en el mausoleo de su propiedad. Formó parte de la Junta de Caridad en 1897 y en el período de1899 a 1901 fungió como Presidente de la misma. En el período de 1927-1928 de nuevo ocupa este cargo, siendo declarado Benefactor de la Junta, debido a sus eficientes y desinteresados servicios prestados. Un busto escultórico de don Cleto González, se encuentra en los jardines internos del Hospital San Juan de Dios; Ricardo Jiménez Oreamuno. "Nació el 6 de febrero de 1859 en la ciudad de Cartago. Presidente de la República en tres oportunidades (1910-1914, 1924-1928, 191932-1936), Presidente del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia. Falleció el 4 de enero de 1945 y sepultado en el mausoleo propiedad de Jesús Jiménez. Fue declarado Benemérito de la Patria el 4 de Julio de 1942; Federico Tinoco Granados. Presidente de la República en 1917. Murió el 7 de septiembre de 1931. Sus cenizas fueron traídas al país el 7 de Noviembre de 1960 y colocadas en el mausoleo obsequiado por el Supremo Gobierno en 1905; Francisco Aguilar Barquero. Fue Presidente de la República durante ocho meses, a partir del 2 de septiembre de 1919. Falleció el 11 de octubre de 1924. Fue sepultado el 12 de 64 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología octubre de 1924 y sepultado en el mausoleo de su propiedad; Julio Acosta García. "Nació en la ciudad de San Ramón de Alajuela el 23 de mayo de 1872”. Electo Presidente de la República en 1920. Falleció el 6 de Julio de 1954 y sepultado ese mismo día en la bóveda propiedad de Zulay Acosta Gallegos. Fue declarado Benemérito de la Patria el 28 de mayo de 1954; León Cortés Castro. "Nació en la ciudad de Alajuela el 8 de diciembre de 1882. Asume la Presidencia de la República en 1936, destacándose su gobierno por la gran cantidad y variedad de infraestructura edificada en todo el país. Se construyeron carreteras, caminos, puentes, cañerías, edificios escolares, palacios municipales e instituciones de beneficencia y salud pública. Su obra enriqueció el actual patrimonio histórico-arquitectónico de Costa Rica". Falleció el 23 de marzo de 1946 y sepultado al día siguiente en el mausoleo de Julia Fernández Rodríguez viuda de Cortés, siendo trasladados al monumento León Cortés el 27 de marzo de 1955. Dicho monumento tiene un estilo tradicional en la arquitectura funeraria neoclasista, que fue importado desde Pietrasanta, Italia, por la marmolería Villalta hacia 1950; Rafael Angel Calderón Guardia. "Nació en San José, el 10 de marzo de 1900 en el hogar formado por el Dr. Rafael Angel Calderón Muñoz y Ana María Guardia Mora. Fue electo Presidente de la República en 1940 y declarado Benemérito de la Patria el 17 de abril de 1974". Murió el 10 de junio 1970 y sepultado el 11 de junio de ese mismo año; Francisco José Orlich Bolmarcich. "Nació en San Ramón de Alajuela, el 10 de marzo de 1907. Presidente de la República en los comicios de 1962. Murió el 29 de octubre de 1969. Sepultado el 31 octubre de 1969; Daniel Oduber Quirós. Presidente de la República. Murió el 13 de octubre de 1991 y sepultado en el mausoleo de su abuelo Justo Quirós; Santos León Herrera. Presidente en ejercicio en la época de Teodoro Picado. Fue sepultado el 8 de mayo de 1950; Joaquín García Monge. Uno de los grandes escritores de Costa Rica falleció el 31 de octubre de 1958, sepultado en la bóveda propiedad de su esposa en ese momento y en la actualidad de su hijo Eugenio García Carrillo; Alejandro Aguilar Machado. Escritor nacional. Sepultado en la bóveda de Alejandro Aguilar Mora, el 14 de Noviembre de 1984; Aquileo J. Echeverría. Escritor nacional. Murió en Barcelona, España. Sus restos fueron traídos al Cementerio General el 19 de marzo de 1915 y depositados en el mausoleo de su propiedad, la cual le fue donada al Supremo Gobierno el 26 de marzo de 1915. Miguel Obregón Lizano. Benemérito de la Patria. Falleció el 24 de Julio de 1935 y sepultado ese mismo día en el mausoleo de Ramón Loría Vega; Nazario Toledo Murga. Primer presidente de la Junta de Caridad de 1845 a 1848, que se disolvió la Junta Directiva, siendo vocal en 1884 y suplente en 1887 y 1892. Murió el 11 de mayo de 1924 y sepultado en bóveda de su propiedad; Johnn Meiggs. Keith Faulkner. Presidente de la Junta de Caridad de 1909 a 1927. Norteamericano, murió el 13 de octubre de 1927 y sepultado en el mausoleo propiedad de Rosa González; Gerardo Castro Méndez. Presidente de la Junta de Caridad de 1884 a 1885. Murió el 26 de octubre de 1927, siendo sepultado en bóveda de su propiedad; Domingo Rivas Salvatierra. Presidente de la Junta de Caridad en 1876. Murió el 26 de abril de 1900 y fue sepultado en la bóveda 65 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología de Elías Rivas S. Trasladado sus restos posteriormente a la bóveda de doña Dolores Rivas; Federico Tinoco Iglesias. Presidente de la Junta en 1875. Murió el 15 de mayo de 1915 y sepultado en la bóveda de su propiedad; Concepción Pinto Castro. Presidente de la Junta de Caridad de 1869 a 1872. Murió el 16 de abril de 1898 y sepultado en la bóveda de su propiedad; Bruno Carranza Ramírez. Presidente de Costa Rica, durante un período de tres meses. Presidente la Junta de Caridad en 1877. Sepultado el 25 de enero de 1891 en un mausoleo donado por el Supremo Gobierno; Alberto Echandi Montero. Presidente de la Junta de Caridad de 1928 a 1944. Fue Sepultado al momento de su muerte, en la bóveda de doña Pepa Jiménez Rucavado, viuda de Echandi, según acuerdo de la Junta de Protección Social de San José, de 29 de septiembre de 1944. Declarado Benemérito de la Patria y propulsor del Tratado limítrofe con la República de Panamá, cuando se encontraba ejerciendo el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores; Alfredo Echandi Jiménez. Presidente de la Junta de Protección Social de San José de 1955 a 1976 y de 1979 a 1984, hijo de Alberto Echandi Montero. Murió el 1° de agosto de 1982 y sepultado en la fosa en que se encuentran los restos de su padre; General José Joaquín Tinoco Granados. Ministro de Guerra cuando su hermano Federico Tinoco, fue Presidente de Costa Rica. Murió asesinado el 10 de agosto de 1919 y sepultado en el mausoleo propiedad de Federico Tinoco Iglesias, quien fue su padre y Presidente de la Junta de Caridad en 1875; General Federico Valverde Hernández. Falleció el 25 de febrero de 1899 y sepultado el día siguiente en la bóveda de su propiedad; General Juan Volio Llorente. Murió el 27 de Noviembre de 1889, y sepultado en el Cementerio General. Dueño del mausoleo # 5, que le fue obsequiado por el Supremo Gobierno, por medio del Ministro de Fomento, el Dr. Carlos Durán Cartín; General Teniente Coronel Alejo Biscauby. Falleció el 27 de abril de 1870, ocupando su puesto de primer comandante del Cuartel de Artillería. Sepultado en la bóveda de Juan Bonnefil, en el Panteón Bonnefil; General José María Cañas. "Nació en 1909 en El Salvador" Héroe de la Campaña Nacional de 1856, al lado de don Juanito Mora Porras, resolvió el problema de límites con Nicaragua (cañas-Jeréz). Murió fusilado el 31 de septiembre de 1860, un día después de haber sido fusilado don Juan Rafael Mora y el General Ignacio Aranciba. Fue sepultado en Puntarenas, siendo trasladados sus restos al Cementerio General el 14 de septiembre de 1881 y colocados en el mausoleo propiedad de Rafael Cañas M.; Presbítero José Cecilio Umaña. "Nació en Villanueva (hoy San José), el 1° de febrero de 1794. Fue Cura de San José, constituyéndose en una de las figuras más bondadosas y distinguidas de la Patria. Al morir legó su fortuna al Hospital San Juan de Dios y a otras instituciones de beneficencia. En honor a su labor, en el Hospital San Juan de Dios, se bautizó con su nombre uno de los salones de servicio. Aunado a esto, la insignia de las enfermeras graduadas, lleva la efigie del Presbítero Umaña como símbolo de respeto y agradecimiento para quien tanto hizo por el primer centro hospitalario del país". Bienhechor del Hospital San Juan de Dios y benefactor de la Junta de Caridad de San José. Murió el 13 de mayo de 1871. Fue sepultado en bóveda de su propiedad y luego trasladado a un monumento construido por la Junta de Protección Social de San José, en 1938, según acuerdo tomado en el artículo V, de la Sesión Nº 3 del 11 de mayo de 1938. 66 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología EL TELÉFONO DE LA ESPERANZA Entrevista a cargo de Roberto Guedes Barreto ¿Qué es el Teléfono de la Esperanza y cómo quedaría definido, para hacernos una idea ante todos los que nos están leyendo, de su campo de actuación de cara a un usuario que solicite sus servicios? El Teléfono de la Esperanza es una organización no gubernamental que ofrece, de manera gratuita, anónima y especializada, un servicio permanente de ayuda por teléfono o presencial para apoyar a las personas que se encuentren en situación de crisis emocional, y que asimismo proporciona una serie de recursos para promover la mejora de la calidad de vida emocional de las personas y de las familias. Está integrada como miembro de pleno derecho en la Federación Internacional de Teléfonos de Urgencia (IFOTES), y a través de la misma, en la Organización Mundial de la salud (OMS) y en la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP). En el Teléfono de la Esperanza destaca su servicio de intervención en crisis, caracterizado en primer lugar por el servicio de orientación por teléfono, que como le decía, funciona 24 horas todos los días. Está atendido por orientadores y orientadoras especialistas en la escucha. De esta forma, la persona que decide marcar el teléfono se encuentra al otro lado del hilo a otra persona dispuesta a escuchar y a estimular sus capacidades de afrontamiento, en un contexto de respeto a la autonomía y libertad del llamante. El 60% de los/las llamantes ven satisfecha su demanda de ayuda a través de la orientación por teléfono, al que pueden recurrir cuantas veces lo necesiten. Si los llamantes lo desean se les puede remitir a otros servicios existentes en el medio social donde viven o a otro de los servicios que presta el Teléfono de la Esperanza con el fin de que puedan abordar más profundamente la crisis. Explíquenos esos servicios complementarios que presta el Teléfono de la Esperanza. Como le decía, una parte importante de las personas que contactan con nosotros por teléfono, solicitan también ser atendidas en entrevista personal que, igualmente, se presta de forma anónima y gratuita y se imparte dentro del marco teórico de la terapia breve. En general, los departamentos más solicitados son los de psicología – psiquiatría, orientación familiar y asesoramiento jurídico. Para ello, las sedes del Teléfono de la Esperanza están habilitadas con las dependencias necesarias para atender a las personas en entrevistas individuales o en grupo. Además, cada vez dedicamos más esfuerzos a organizar actividades de promoción de la salud emocional a través de cursos, talleres y grupos de autoayuda. ¿Nos podría comentar cómo fueron los orígenes y motivos creación de esta organización? que originaron la Bueno, el Teléfono de la Esperanza tiene ya una larga historia, desde aquel 1 de octubre de 1.971 que consideramos como fecha de inicio en Sevilla. El impulsor de esta idea fue Serafín Madrid, persona creativa y emprendedora, que anteriormente se había distinguido por la creación de otras obras sociales de vanguardia en España y en Suramérica. 67 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología El marco en el que surgió el Teléfono de la Esperanza fue la ciudad de S. Juan de Dios, en Alcalá de Guadaira (Sevilla), creada también por Serafín, con un planteamiento totalmente progresista en el ámbito de la formación y rehabilitación de disminuidos físicos, psíquicos y sensoriales. Junto al personal especializado en instituciones de rehabilitación, Serafín Madrid integró un grupo amplio de especialistas en Psicología, Trabajo Social, Psiquiatría, Psicopedagogía y Psicoterapia, algo novedoso e incluso controvertido en aquellos tiempos. Además de las funciones de rehabilitación, desarrolló todo un sistema de psicoterapia individual, terapia de grupo, tratamiento familiar y contacto con el medio social con un enfoque distinto del seguido en aquella época por otras instituciones asistenciales. Durante dos largos años, Serafín Madrid se dedicó con algunos profesionales de la Ciudad de S. Juan de Dios a visitar las ciudades españolas más importantes para detectar los problemas psicosociales más acuciantes, y tomar contacto con los organismos e instituciones existentes. Paulatinamente fue delimitando la problemática social más candente: la intervención en crisis en una sociedad en cambio. Fruto de esta reflexión, Serafín comenzó el servicio telefónico en el marco de la Ciudad de S. Juan de Dios, con la colaboración de los profesionales y voluntarios del Centro. Estimulado por los resultados, en junio de 1.971, reunió y presidió una comisión integrada por profesionales de diferentes ámbitos. El objetivo de aquellas jornadas de trabajo fue analizar los problemas humanos más graves de la sociedad, evaluar los prometedores resultados obtenidos a través del nuevo servicio por teléfono y seleccionar los métodos más adecuados de acción eficaz y renovadora de cara al futuro. El resultado fue el compromiso de Serafín Madrid de consolidar la experiencia creando una red asistencial, integrando el teléfono como instrumento preferente de ayuda, pero sobre la base de un concepto total y radicalmente nuevo; no se trataba sólo de un servicio de ayuda a través del hilo telefónico, como existía en otras partes del mundo. Debería atender la problemática psíquica, familiar y psicosocial más acuciante, de modo técnico y especializado, tanto a nivel de la escucha por teléfono como en entrevistas personales con profesionales especialistas, cuidando también la mentalización y la prevención social. El día de la inauguración oficial del Teléfono de la Esperanza, con la nueva perspectiva, fue el 1 octubre de 1971. Inmediatamente se pudo apreciar un fenómeno que siguió produciéndose con mucha celeridad en días y meses posteriores: las llamadas procedían no sólo del área de Sevilla, sino que trascendían los límites de sus fronteras, y se recibían llamadas desde Valencia, Coruña, Zaragoza, Murcia y, sobre todo, desde Madrid. Con el propósito de responder a esta demanda creó la Asociación Española del Teléfono de la Esperanza (ASETES), que rápidamente empezó a extenderse por toda la geografía nacional. Su fundador, sin embargo, falleció en accidente de tráfico unos días antes de que el Teléfono de la Esperanza cumpliera su primer aniversario, asumiendo las riendas de la entidad su hermano Pedro Madrid que con gran entusiasmo y dedicación se dedicó a consolidar y extender la Asociación por todo el territorio nacional. En la actualidad, 35 años después, el Teléfono de la Esperanza mantiene un alto ritmo de crecimiento, intensiva y extensivamente, y cuenta con sedes tanto en España como en otros países, fundamentalmente de Iberoamérica. La asociación 68 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología tiene 21 Centros en diferentes ciudades españolas, así como seis más en proceso de formación o inminente inauguración. Además, desde los años 90 se está expandiendo el Teléfono de la Esperanza por Latinoamérica. Actualmente existen Centros del Teléfono de la Esperanza en San Pedro Sula (Honduras), Quito (Ecuador), Bogotá y Medellín (Colombia), Cochabamba y La Paz (Bolivia), Chillán (Chile), y Buenos Aires (Argentina). Se están preparando también nuevos Centros en Tegucigalpa (Honduras) y Cali (Colombia). Asimismo, en Portugal se está consolidando el Centro del Teléfono de la Esperanza de Oporto. También se está prestando una atención particular a la problemática de los hispanohablantes residentes en otros países de cultura diferente. Desde el l5 de octubre de 2005 está funcionando el Teléfono de la Esperanza de Zürich (Suiza) para hispano-hablantes, con presencia especial de iberoamericanos. También hay grupos interesados en abrir nuevos Centros del Teléfono de la Esperanza destinados a hispanohablantes en Londres, Bruselas, París, Atlanta, etc. ¿Hay alguna diferencia de actuación que particularice el Teléfono de la Esperanza con respecto a otras organizaciones que en el resto del mundo ejercen una labor parecida? Creo que lo más destacado de Teléfono de la Esperanza en comparación con otros servicios de atención telefónica para crisis emocionales es la amplitud de los servicios que presta. La mayoría de entidades sólo ofrece atención telefónica, remitiendo en su caso a los usuarios a otros servicios comunitarios. Sin embargo, las personas que llaman al Teléfono de la Esperanza pueden ser atendidas en caso necesario en sede por especialistas, participar en grupos que tratan crisis específicas (separación afectiva, aprendiendo a vivir con la enfermedad, elaboración del duelo, etc), o participar en las numerosas actividades de promoción de la salud emocional que organiza Teléfono de la Esperanza, como son los grupos y cursos de autoayuda, cursos para mejorar la forma de relacionarnos con los demás, ser autónomos afectivamente, mejorar nuestras habilidades como madres y padres, etc. La atención prestada por ustedes a la labor del voluntario como agente de ayuda lleva una filosofía encubierta de cara a la actuación ante el dolor y el desamparo ¿Qué ventajas tiene que esta relación de ayuda establecida entre ustedes y el usuario que contacte con ustedes sea llevada por ellos? Bien, en Teléfono de la Esperanza buena parte de nuestro trabajo tiene que ver con sostener el dolor y la angustia del otro, como bien indicas. Esto se refleja en el plan de formación de los colaboradores del T.E. Este plan comienza con el Programa Agentes de Ayuda, de un año de duración y compuesto a su vez por tres cursos intensivos de 35 horas, seguidos cada uno por 10 sesiones semanales de trabajo en grupo. Este programa busca principalmente facilitar el desarrollo personal y emocional del posible Agente de ayuda, a través de un trabajo personal serio que permita al participante conocerse mejor, descubrir su estructura de personalidad, familiarizarse con sus emociones, sus propias dificultades y oportunidades de crecimiento, sus patrones relacionales, sus motivaciones auténticas para ser agente de ayuda, etc. De esta forma, puedes plantearte tu ayuda desde un profundo respeto a los procesos del otro, así como integrarla como una oportunidad de crecimiento propio. Una vez completado este programa, las personas que desean integrarse a los equipos del Teléfono de la Esperanza, y que a su vez hayan pasado el proceso de selección, realizan el Seminario de Intervención en Crisis y Relación de Ayuda. Es un curso de cuatro meses de duración, cuyo fin es preparar técnicamente al aspirante a Agente de ayuda para que sepa establecer y llevar a cabo una Relación 69 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología de ayuda eficaz. A partir de aquí, y tras un periodo de práctica guiada y supervisión, se incorporan como agentes de ayuda. De esta forma, los orientadores y orientadoras son personas que conocen los procesos de la relación de ayuda no sólo desde un punto de vista técnico, sino también vivencial, una persona que se ha asomado a sus luces y sus sombras antes de entrar en contacto con el sufrimiento del otro. Para mí esto es muy importante, porque muchas veces nos tropezamos con personas que ejercen roles de ayuda que se saben muy bien la teoría, pero no conectan con el otro porque a lo mejor tienen miedo a sentir y entonces interponen una pantalla de resistencias y proyecciones sobre el otro, o al contrario, no pueden escuchar a la otra persona sin verse atrapados por su angustia… y claro, esto no se aprende solo en los libros o en las clases magistrales. ¿En qué otros casos la ayuda ha de ser profesionalizada? Supongo que te refieres a la atención en sede. Esta puede darse porque la persona lo solicite explícitamente, o bien porque el orientador/a que la esté atendiendo por teléfono en ese momento se lo recomiende. Atendemos en sede preferentemente a personas que tanto por la naturaleza de su crisis como por su intensidad, hacen recomendable un abordaje especializado, con mayor profundidad y con posibilidad de seguimiento. Pero volviendo a tu pregunta, me gustaría aclarar que no compartimos la dicotomía ayuda voluntaria vs ayuda profesional. Nosotros preferimos hablar de especialistas en la atención por teléfono vs otros especialistas (psicólogos, etc.). Si no, podemos caer en el error de fomentar una visión desfasada del voluntario como alguien no cualificado, en contraposición con los profesionales (entiéndase remunerados) que sí lo estarían. Para nosotros, el único criterio válido de distinción del voluntario, es que actúa por altruismo, desde una sensibilidad y compromiso social, sin recibir compensaciones materiales. Y en esta categoría entramos tanto los que atendemos por teléfono, como los que llevamos consultas en sede o conducimos grupos y cursos. ¿Existe un perfil de usuario? En lo que se refiere a la atención por teléfono, nos llaman un 71,30% de mujeres frente a un 28,70% de hombres, de edades sobre todo entre 28 y 52 años. El estado civil soltero es el más abundante, con un 42,70% de los llamantes. Este dato destaca especialmente si tenemos en cuenta que en la población española son mucho menos numerosas las personas solteras en la franja de edad citada que las casadas. De resto, el 32,3% de los llamantes están casados, el 14,3% separados o divorciados y 6,4% viudos. Si sumamos solteros, divorciados / separados y viudos, nos dan el 63,4% de los llamantes, y todos ellos representan sectores de la sociedad que viven más o menos solos. Sin embargo, el grupo de los casados, que es el más numeroso en la sociedad entre los 18 y los 67 años, sólo representan el 35% de las llamadas al T.E. En cuanto al problema motivo de la llamada, y dentro de la categoría de problemas psicológicos y psiquiátricos (50,2%), destacan la soledad e incomunicación (27,4%), estado depresivo (22,9%), trastornos psíquicos (19,7%) y problemática de suicidio (5,5%). Los problemas familiares y relacionales abarcan el 27,3% de las 70 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología llamadas (problemas familiares, crisis de pareja, malos tratos, etc.). Un 4,8% de los llamantes solicitan atención jurídica o asistencial, y un 12,5 % lo hacen por otros problemas. Con este panorama resulta muy interesante saber que la principal demanda de los llamantes es “hablar con alguien” (41,49%), muy por delante de los que solicitan orientación (16,76%), consulta por teléfono (14,99%), entrevista en sede (8,53%) o incluso que le den una “solución inmediata” a su problema (3,6%). Quiere decir que las personas que usan el Teléfono de la Esperanza lo hacen principalmente para satisfacer su necesidad de hablar con alguien, desahogarse y recibir apoyo y calor humano en un momento de especial dificultad en su vida. Por lo que vienes comentando parece que el Teléfono de la Esperanza no sólo cumple una función de intervención ante los diferentes problemas emocionales individuales sino que va más allá e intenta hacer una prevención terciaria, esto es educando y formando a la población ¿Qué programas lleva actualmente el Teléfono de la Esperanza en Gran Canaria? Tienes razón. En nuestro centro, y siguiendo la línea de la asociación, estamos impulsando el desarrollo de actividades formativas de mejora de la salud emocional, con un claro carácter preventivo. Actualmente tenemos en marcha cursos de autoestima y desarrollo personal, cursos “aprendiendo a vivir – I” y cursos “Aprendiendo a vivir – II”. Todos ellos son talleres de 10 sesiones semanales de trabajo en grupo conducidos por un/a coordinador/a que persiguen la puesta a punto de determinadas habilidades de manejo personal. También tienen bastante aceptación unos cursos de Asertividad y Relaciones Humanas, que trabajamos de forma intensiva durante un fin de semana y con grupos de seguimiento y profundización durante seis semanas, con un enfoque muy práctico. Si recuerdas, decíamos que un porcentaje importante de llamadas tienen que ver con problemas familiares y relacionales. Este programa ofrece una alternativa para el manejo de situaciones conflictivas en este ámbito. Y por supuesto, está el Programa Agentes de Ayuda. Antes te comentaba que persigue el desarrollo personal y emocional del futuro agente de ayuda, y que es parte de la formación inicial de los colaboradores del T.E. A lo largo de los años, ha demostrado ser una experiencia muy valiosa para cualquier persona, independientemente de su ámbito de actuación. Por esta razón, y cumpliendo uno de los fines sociales del T.E., está abierto a aquellas personas que deseen realizarlo, aunque no tengan como meta formar parte de los equipos del Teléfono de la Esperanza. De hecho, en los diez años de Teléfono de la Esperanza en Canarias, muchas personas han recorrido este itinerario formativo y se han convertido en elementos de cambio y desarrollo no sólo de sus propias vidas, sino de sus entornos familiar, social o profesional, especialmente personas vinculadas a otras instituciones sociales de ayuda. Además, Teléfono de la Esperanza intenta promover a nivel social actitudes y valores positivos que influyan para crear una sociedad más humana. Destaca la celebración del Día Nacional de la Escucha (30 de noviembre), que persigue concienciar a la sociedad sobre la importancia de la “cultura de la escucha” y su repercusión en todos los ámbitos de la vida social. La experiencia cotidiana de cada uno nos dice que la escucha de calidad en las relaciones interpersonales no suele ser frecuente, y sin embargo muchas personas de nuestro entorno están atravesando alguna situación difícil, y necesitan ser escuchadas. 71 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología En esta línea de sensibilizar a la sociedad, publicamos una revista bimensual que pretende acercar a los lectores contenidos de actualidad a través de artículos y opiniones que suscitan la reflexión y el análisis personal. Centrémonos en la intervención en crisis ¿Qué entendemos por ella? Si te parece, hablemos primero de qué entendemos por crisis. Slaikeu la definía como “un estado temporal de trastorno y desorientación, caracterizado, principalmente, por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo”. Nos referimos entonces a personas que se enfrentan a situaciones que les resultan gravemente amenazantes porque ponen en peligro sus sistemas de equilibrio. Esto puede ser debido a una irrupción brusca de circunstancias externas que son amenazantes a la persona (crisis circunstanciales) y, otras, a la exigencia interna del propio desarrollo del sujeto (crisis de desarrollo). La persona se siente desestructurada porque encuentra una gran desproporción entre la importancia del obstáculo y los recursos que encuentra en sí misma para afrontarlo. Hablamos entonces de un trastorno con límites en el tiempo. Caplan defiende que la crisis típica se resolverá generalmente en un período inferior a las 6 semanas. Quiere decir que en menos de mes y medio tendemos a elaborar una estructura más estable, en una dirección de crecimiento o por el contrario de estancamiento y cronicidad. Durante este periodo de crisis, se produce un fenómeno muy relevante de cara a la ayuda que podemos ofrecer, que es la mejor disponibilidad del sujeto a aceptar nuevos planteamientos. En los periodos de inestabilidad, la persona está más dispuesta a aceptar nuevas conceptualizaciones que le ayuden a explicar los nuevos datos de su experiencia, y le permitan entender qué le pasó o qué le está pasando. De este modo se prepara a introducir reestructuraciones profundas en el propio sistema, ya que la crisis presente le ha demostrado que es inconsistente. A esto se une que el individuo al sentir rota su coraza, experimenta una intensa necesidad de ayuda, la solicita más fácilmente y está mejor dispuesto a aceptarla. La Intervención en Crisis sería la estrategia terapéutica a utilizar durante este periodo de desorganización. Es un abordaje muy útil para prevenir los riesgos inherentes a la crisis, así como para evitar que la persona se instale en esquemas disfuncionales de mayor dificultad de abordaje a posteriori. En general, comparte algunas características: Es un tipo de intervención con objetivos limitados, centrados en recuperar el equilibrio perdido, pero con un nivel más alto de funcionamiento como resultado de la elaboración positiva de la crisis, y aminorando los riesgos y amenazas que conlleva la desorganización de este periodo. Destaca también por ser un tipo de intervención con una duración limitada, que ha de ser de fácil acceso para los posibles beneficiarios y capaz de ofrecer disponibilidad inmediata del servicio. La intervención en crisis requiere esquemas flexibles de actuación y un especial respeto a la persona y a sus valores éticos, si tenemos en cuenta la especial vulnerabilidad de las personas en estas situaciones. Cada llamada será particular en su hecho de sus circunstancias pero… ¿existe un “protocolo” por así decirlo de cara a su atención? Como bien indicas, cada llamada es única, como lo son sus participantes. Nosotros trabajamos con un modelo de relación de ayuda que ofrece un esquema general de actuación, muy flexible para adaptarlo a las especiales circunstancias de la llamada que se está produciendo. De entrada, distinguimos dos procesos simultáneos, el 72 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología proceso del encuentro personal y el proceso de resolución del problema objetivado, y dentro de este último, etapas como la comprensión del problema objetivado, la reestructuración de los presupuestos del problema y la etapa de cambio de comportamientos; cada una con sus propias estrategias e intervenciones. En estas circunstancias tan difíciles me imagino que sucederán llamadas desesperadas tales como intentos de suicidio ¿Es así? ¿Ocurre con frecuencia? Sí, como te comentaba al principio, un 5,5% de las llamadas están referidas a problemática suicida en diferente grado, desde aquellas personas que refieren ideas de suicidio insertas en el relato de su problema “y es que se me está pasando por la cabeza…”, pasando por aquellas personas que manifiestan de forma explícita y central en la llamada el deseo de suicidarse y aquellas otras que llaman tras tomar un bote de pastillas o aferradas a un arma… ¿Cómo se engancha a un usuario a un sentido del vivir en situaciones de un acto suicida en curso para que continúe viviendo? Bueno, depende del tipo de llamada. Lógicamente, aquellas con un “suicidio en curso” (la persona ha ingerido fármacos, por ejemplo) requieren una actitud más directiva, en la que pedimos a la persona que nos autorice a movilizar los dispositivos de emergencia de la comunidad para que acudan a su domicilio, a la vez que le garantizamos que si lo desea, podrá ser atendida en sede desde que se recupere. En el resto de casos, procuramos actuar con calma, y casi destacaría lo que evitamos hacer: Por ejemplo, “pasar de largo”, es decir, no escuchar los mensajes encubiertos que nos lanza el comunicante del tipo “no sé qué llegaría a hacer…” Hay que tener en cuenta que el suicidio es un tabú en nuestra sociedad, y no es fácil para muchas personas hablarlo francamente. Por lo que muchos llamantes casi nos “piden permiso” para hablar de ello. Si a esto le sumamos que es un tema puede producir una gran angustia en el agente de ayuda, podemos entender la tentación inconsciente de cambiar de tercio y pasar de largo: “me decía usted que está casado…” Por el contrario, angustiarnos con el llamante tampoco resulta de ayuda. Debemos mantener una distancia que permita mostrar cercanía y calidez, pero sin fusionarnos con la vivencia de la persona. Otra de las cosas que no hacemos es caer en el error muy extendido de intentar convencer a la persona de que no tiene “razones” para suicidarse: “pero hombre, con el trabajo que usted tiene, sus hijos…” Es curioso, pero en la vida cotidiana, muchas veces hacemos frente a manifestaciones suicidas con argumentos de este tipo, que al final descalifican la vivencia de la persona. El resultado es un gran desfase entre una vivencia dolorosa de querer morir, y una batería de argumentos en contra, que al final transmiten a la persona que “no tiene derecho a sentirse así”. Esta posición no sirve para desmontar la idea suicida. Al contrario, en muchas ocasiones tiene un efecto paradójico que consigue reforzarla aún más, ya que empuja a la persona a “defender” sus motivos para suicidarse… y al final, ¿quién soy yo para decirle que no tiene motivos para querer morir? Al final, el camino correcto no es la razón, sino la emoción y el afecto. Se trata entonces de crear un clima de comprensión y tolerancia, que permita llegar a las motivaciones profundas de la ideación suicida. Transmitir, en cierta forma, que entendemos que lo esté pasando tan mal como para llegar a pensar en suicidarse. Esto no es “darle la razón”, sino validar su experiencia y restablecer un vínculo a través nuestro. Aquí no son tan importantes las razones como las actitudes de escucha y comprensión. A partir de aquí, sí pueden abrirse otras perspectivas. También resulta muy útil poder ofrecer a la persona atención en sede a posteriori, de forma que se sienta acompañada en este trance. 73 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología Hablemos del duelo y la soledad implícita que conlleva ¿Cómo se atiende a una persona que su sentido por la pérdida se está tambaleando (es un proceso como sabemos de reconstrucción de nuestra identidad acomodando roles y emociones que conlleva tiempo)? Si nos referimos a la atención por teléfono, en líneas generales se sigue el mismo esquema que en lo relativo a otros problemas, aunque teniendo especial atención a las peculiaridades de este tipo de circunstancias. Es importante destacar que la accesibilidad del teléfono permite que la persona tome contacto con nosotros en cualquier momento que lo necesite. Dependiendo de la etapa en la que se encuentre la persona, se facilita en general el desahogo emocional del llamante, se le invita a hablar de la persona fallecida y de sí misma en relación, normalizamos las reacciones que pueda tener de duelo no complicado, etc. En caso de que el proceso que esté llevando la persona sea muy costoso para ella, o que esté dando indicios de que se está complicando el duelo, podemos remitirla a consulta en sede o derivarla a otras asociaciones especializadas en ayudar a superar la pérdida de seres queridos. En otras sedes del Teléfono de la Esperanza organizamos grupos de autoayuda para afrontar y elaborar adecuadamente la situación de crisis que surge tras la pérdida de la persona querida, los llamamos “Taller de elaboración del duelo” y están teniendo resultados francamente buenos. En nuestro caso, en Canarias, contamos afortunadamente con la colaboración de Acoduel, la asociación que usted dirige y que nos permite dar respuesta a estas personas sin duplicar servicios ya existentes en la comunidad. Antes nos explicó cómo es la formación de los agentes de ayuda en Teléfono de la Esperanza. Me gustaría acabar si usted lo tiene a buen ver hablando de los requisitos para participar en el Teléfono de la Esperanza, por si algún lector está interesado en ello. Por supuesto. Como explicaba con anterioridad, Teléfono de la Esperanza dispone de un plan de formación que tiene dos fases diferenciadas. La primera de ellas se corresponde con el Programa Agentes de Ayuda, de un año de duración, y al que pueden acceder aquellas personas que estén interesadas en formarse como tales. La segunda etapa, es exclusiva para las personas que desean incorporarse a los equipos del T.E. Para colaborar con el Teléfono de la Esperanza se requiere personas con una motivación sana de ayuda a los demás, con disponibilidad para dedicar al menos 22 horas al mes, con un cierto nivel cultural que permita la asimilación del programa formativo y con una actitud de compromiso hacia la puesta al día de mis propias capacidades para desarrollarme como persona. En nuestra página web tienen más información acerca de las sedes del T.E. y las actividades y cursos: www.telefonodelaesperanza.org. Yo con mucho gusto informaré a las personas que me lo soliciten de los detalles, especialmente de Canarias (por cierto, tenemos en proyecto la creación de una sede en Tenerife y nos gustaría contactar con personas interesadas en participar en su creación). Si vd. está interesado y reside en otro lugar, le pondré en contacto con la persona adecuada. Muchas Gracias 74 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología ENTREVISTA AL PROFESOR FRANCISCO DÍEZ DE VELASCO Dirigida por Martín Rodríguez Álvaro Profesor, en estos tiempos parece que el mundo de la religión está más revuelto (si cabe) que nunca. La radicalización de algunos sectores de determinadas religiones trae en jaque al planeta. Acciones como el 11-S y el 11-M siembran angustia en el mundo occidental, sobre todo por la fuerza que les da el escaso temor a la muerte que practican sus autores. Según su parecer, ¿Se ampara está inmunidad al temor a la propia muerte en sus profundas creencias religiosas? Habría que analizar caso por caso para no plantear generalizaciones. Pueden servir quizá ejemplos del pasado para reflexionar sobre el hecho de que no es solo el convencimiento religioso el que puede desencadenar el complejo proceso interior que puede llevar a una persona a optar por el terrorismo suicida. Hubo entre grupos anarquistas de hace un siglo comportamientos de desdén hacia la propia vida (y por supuesto la de los demás) que podrían compararse con los que encontramos en el islamismo actual y que nada tenían que ver con la religión. Esta sería mi contestación a una pregunta de carácter general. La casuística individual puede ser variada y la religión puede cumplir un papel también diferente. De todos modos también hay que decir que no podemos desdeñar en muchos casos actuales de terrorismo suicida la fuerza del componente religioso y la seguridad moral que implica y la fuerza del rol de mártir en algunos modelos de entender el mundo. La religión ofrece un marco general en torno al que se entrelazan muchos factores psicológicos que otorgan fuerza al convencimiento. De todos modos los perfiles de este tipo de mártires no dejan de analizarse bien si los enmarcamos dentro de la psicología o la sociología del suicidio, y no solamente dentro de la psicología de la religión. Citándole a usted mismo en INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES (Editorial Trotta - 3ª Ed. 2002 - ISBN84-8164-564-B - Pág. 580): (…) los conflictos religiosos no surgen de exclusivas rivalidades de fe, teología o liturgia y no se explican por sí mismos. Tras este tipo de enfrentamientos se ocultan razones de índole económica, política o general de geoestrategia. Aunque la religión ofrece un marco para que los conflictos muestren un radicalismo que quizá no alcanzarían sin la presencia de ese componente (…). ¿Cuál es su opinión de los últimos acontecimientos en el mundo islámico tras la publicación de aquellas viñetas del profeta Mahoma, y del posterior (y absurdo a mi juicio) debate occidental acerca de la libertad de expresión y la libertad de creencia? Creo que es necesario que pase un poco de tiempo para que tengamos suficientes elementos de análisis para calibrar qué factores geoestratégicos hay que tener en cuenta para explicar tanto la reacción a las caricaturas como la propia historia de la difusión de las mismas. Podría quizá resultar interesante cotejar los picos en las protestas con el descenso en el precio del crudo en los mercados internacionales, por ejemplo. Parece que en nuestra sociedad, la muerte sigue siendo por excelencia el tema tabú, el GRAN tema. (…) En muchas ocasiones por mecanismos de ¿autodefensa? olvido que esta vida terrenal se caracteriza por ser finita y, al intentar describirla, me encuentro con la paradoja de que Tú eres mortal lo que te llevará a la desaparición más absoluta; pero Yo, querido amigo, soy diferente y esa cosa (La Muerte) difícilmente me alcanzará (¿o sí?). Mi muerte para mí no es por tanto la muerte de alguien, sino que es una muerte que trastorna al mundo, una muerte inimitable, única en su género 75 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología y que no se parece a ninguna otra. ¿Cómo negar entonces que la cláusula egocéntrica de la primera persona sea una cláusula irónicamente esencial? (Jankélévitch, V. 2002: 34). Y es que Nos horroriza el rostro de la muerte en nuestros seres queridos pero lo admitimos en los rostros ajenos porque nos decimos: “eso sólo le pasa a los otros”. Con esta idea alejamos la muerte de nuestro entorno pero no a los muertos (Allué, M. 2002: 194)[1]. Desde su perspectiva, ¿por qué cree que tenemos tanto miedo a la desaparición absoluta? ¿Es este miedo el fundador de la religión, el que me obliga a la búsqueda de algún significado? El miedo a la muerte ha sido probablemente más fuerte y mas desasosegado con la instauración de los sistemas de producción industrial. El humano-máquina como estereotipo tendría un final parecido al del artefacto obsoleto. Por eso nos resulta tan atractiva la posibilidad de remendarnos por piezas y se invierte tanto en el tipo de investigaciones que permitan la reparación o sustitución de nuestros órganos estropeados. Pero no podemos menos que revolvernos contra esta inconsecuencia de la modernidad, tratarnos como a máquinas de las que quedaría únicamente la memoria de lo que fuimos cuando se decomponga el cerebro. Entre estos intersticios de la modernidad se ha colado la religión con una fuerza inusitada en la época post-industrial, una fuerza que no radica en legitimar el poder o los privilegios, como antes de la modernidad, sino en ofrecer experiencias de una temporalidad diferente a la que configura una curva de decrepitud tras la plenitud de la adolescencia y la juventud. Frente al miedo a la desaparición, a la aniquilación, las religiones prometen vislumbrar espacios diferentes en los que habría un sentido que redimensionaría la muerte. Esa propuesta personal, que intimiza el ámbito de la experiencia religiosa parece atraer a muchos vástagos de la época post-industrial. Paul Lazarfeld adjudica a los medios de comunicación las funciones de conferir prestigio, reforzar las normas sociales y la disfunción narcotizante. ¿Cree que se están convirtiendo los medios de comunicación en la religión de nuestro tiempo? Son demasiado públicos para cumplir ese tipo de función. Como le decía antes, lo que caracteriza, desde mi punto de vista, a la religión actual es su individualización, su carácter experiencial. Los medios de comunicación parecen tener otros ámbitos de manifestación. Permítame hacer un giro a la entrevista. El próximo 26 de mayo de 2006 se celebrarán en la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de La Laguna las IV JORNADAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA E INTERNACIONAL DE TANATOLOGÍA FORMACIÓN EN LA VIDA VERSUS FORMACIÓN EN LA MUERTE (http://www.tanatologia.org/seit/jornadas.html). ¿Cree usted que el fenómeno de la muerte y el proceso del morir están incluidos suficientemente en los currículos de formación (oficial y oculto)? No lo creo, como tampoco lo están los estudios no confesionales sobre la religión y las religiones. Exigen una inversión demasiado fuerte en educación en actitudes y valores para que un sistema tan atento a la educación en procedimientos y en contenidos como el nuestro se permita tal inversión. 76 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología ENTREVISTA A LA PROFESORA OLGA HERRERO ESQUERDO Dirigida por Martín Rodríguez Álvaro Parece que en nuestra sociedad, la muerte sigue siendo por excelencia el tema tabú, el GRAN tema. (…) En muchas ocasiones por mecanismos de ¿autodefensa? olvido que esta vida terrenal se caracteriza por ser finita y, al intentar describirla, me encuentro con la paradoja de que Tú eres mortal lo que te llevará a la desaparición más absoluta; pero Yo, querido amigo, soy diferente y esa cosa (La Muerte) difícilmente me alcanzará (¿o sí?). Mi muerte para mí no es por tanto la muerte de alguien, sino que es una muerte que trastorna al mundo, una muerte inimitable, única en su género y que no se parece a ninguna otra. ¿Cómo negar entonces que la cláusula egocéntrica de la primera persona sea una cláusula irónicamente esencial? (Jankélévitch, V. 2002: 34). Y es que Nos horroriza el rostro de la muerte en nuestros seres queridos pero lo admitimos en los rostros ajenos porque nos decimos: “eso sólo le pasa a los otros”. Con esta idea alejamos la muerte de nuestro entorno pero no a los muertos (Allué, M. 2002: 194)32. Desde su perspectiva, ¿por qué cree que tenemos tanto miedo a la desaparición absoluta? La muerte implica la amenaza de la no existencia (como ya afirmaba Heidegger) y darnos cuenta de esta futura “no existencia” genera ansiedad en los seres humanos. Sin embargo, esta ansiedad no alcanza los mismos niveles en todos. De hecho, parece ser que esta ansiedad ante la muerte está estrechamente vinculada con la autorrealización como ya han señalado algunos autores, entre ellos, Neimeyer y Chapman (1980). Según estos autores y en palabras de Tomer (1997), “una persona que ha realizado en gran medida sus proyectos vitales centrales es menos probable que esté ansiosa ante la muerte que una cuyos proyectos permanecen incompletos” (p. 20). Es decir, hablar de la muerte es hablar de la vida; tener miedo a la muerte seguramente dependa de tener miedo a vivir la vida. Creo que el mejor trabajo con una persona que tiene miedo a la muerte (y que no está enferma ni en un proceso de enfermedad terminal) tiene que ver con ayudarla a vivir su vida de modo satisfactorio y gratificante; disfrutando de la misma. Si la persona siente que su vida tiene sentido, un significado, probablemente sentirá menos ansiedad o miedo ante la idea del “no ser” en un futuro. Prevenir la ansiedad ante la muerte pasa, pues, por vivir la propia vida de forma plena. No hacerlo, parece correlacionar con el miedo a la muerte. En una persona con una enfermedad terminal, enfrentando su propia muerte, la forma cómo haya dado sentido a su vida contribuirá a la experiencia de mayores o menores niveles de ansiedad y miedo. También es cierto que las personas con creencias religiosas, que creen en otra vida después de la muerte, experimentan menos sensación de amenaza que las que no creen en esta otra vida después; esto es así puesto que, para las primeras, la muerte significa un cambio menor en términos de constructos nucleares; en términos kellianos, la sensación de amenaza tiene que ver con “la conciencia de un cambio inminente en las propias estructuras nucleares” (Kelly, p. 489) y la ansiedad con “el reconocimiento de que los acontecimientos a los que uno se enfrenta están fuera de la gama de conveniencia del sistema de constructos del sujeto” (Kelly, p. 490). La muerte es un buen ejemplo de acontecimiento que se encuentra fuera de la gama de conveniencia del sistema de constructos y, por 32 EXTRAÍDO DE: DUELO. EXPERIENCIA HUMANA INIGUALABLE. Ruymán Brito Brito, Martín Rodríguez Álvaro y Alfonso M. García Hernández (Nº4 de TÁN@TO’S ISSN 1579-8879 http://www.tanatologia.org/seit/revista.html) 77 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología tanto, las personas experimentan ansiedad al enfrentarse a ella, con grado mayor o menos dependiendo del significado atribuido a la misma y del significado atribuido a la propia vida. Bibliografía recomendada: Neimeyer, R.A. (comp..), Métodos de evaluación de la ansiedad ante la muerte. Barcelona: Piados. Neimeyer, R.A. y Chapman, K.M. (1980). Self/ideal discrepancy and fear of death: testing an existencial hipótesis. Omega, 11, 233-240. Tomer, A. (1997). La ansiedad ante la muerte en la vida adulta: perspectivas teóricas. En R.A. Neimeyer (comp..), Métodos de evaluación de la ansiedad ante la muerte. Barcelona: Piados. Cualquiera que vea su formación y producción bibliográfica lo sabrá pero ¿podría decirme de manera breve cuál es la aportación fundamental de la psicología constructivista al entendimiento del proceso del duelo? La aportación del constructivismo tiene que ver, ligado con lo que comentaba anteriormente, con el trabajo con el significado. Las teorías tradicionales del duelo, tal y como ha afirmado Neimeyer en numerosos trabajos, se han centrado mucho más en la descripción y el trabajo con el contenido en los procesos de duelo (es decir, las emociones); el constructivismo se centra mucho más en los procesos que en el contenido; en estos procesos, el significado que la persona atribuye a la pérdida es uno de los determinantes más significativos a la hora de pronosticar un duelo normal o un duelo complicado. Esto es así puesto que la pérdida afecta a nuestro sistema de creencias y a nuestra forma de construir el mundo y a nosotros mismos en relación con el mundo. En este sentido, la pérdida afecta a nuestro sentido de identidad que debe ser reconstruido a la luz de nuevos significados; en mi opinión, ésta es una de las principales aportaciones del constructivismo a los procesos de duelo. Bibliografía recomendada: Neimeyer, R.A., Keesee, N.J., & Fortner, B.V. (1997). Loss and meaning reconstruction: Propositions and procedures. In S. Rubin, R. Malkinson and E. Wiztum (Eds.), Traumatic and non-traumatic bereavement. Madison, CT: International University Press. Ha tenido la suerte de trabajar codo a codo con el carismático Profesor Neimeyer, ¿cuál cree que ha sido su mejor enseñanza? ¡Es difícil mencionar sólo una enseñanza! El Dr. Neimeyer ha sido una de las personas que más ha contribuido a mi formación como psicoterapeuta en el ámbito de los procesos de duelo desde una perspectiva constructivista. Sus investigaciones me han enriquecido como profesional de la psicoterapia y como investigadora y su amistad ha hecho que valorase a la persona que hay en él. Si debiera destacar algo de él sería, además de su inteligencia, su humildad. Esta humildad que le permite conciliar el hecho de ser una figura internacional y a la vez una persona que se relaciona con los demás desde la proximidad, la ternura y la amabilidad. Esta humildad de la que él es un ejemplo me parece la mejor actitud como psicoterapeuta. 78 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología El próximo 26 de mayo de 2006 se celebrarán en la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de La Laguna las IV JORNADAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA E INTERNACIONAL DE TANATOLOGÍA: FORMACIÓN EN LA VIDA VERSUS FORMACIÓN EN LA MUERTE (http://www.tanatologia.org/seit/jornadas.html). ¿Cree usted que el fenómeno de la muerte y el proceso del morir están incluidos suficientemente en los currículos de formación (oficial y oculto)? Creo que no. De hecho, éste fue el motivo para que Concepció Poch y yo misma escribiéramos el libro “La muerte y el duelo en el contexto educativo”, publicado por Paidós en 2003, donde precisamente sugerimos formas de trabajar el tema del dolor y de la muerte con los niños y adolescentes, en las escuelas, como forma de contribuir a una pedagogía de la muerte que derive también en una pedagogía de la vida desde el propio contexto educativo. Educar para la muerte, en nuestra opinión, es educar para la vida. Bibliografía recomendada: Poch, C. y Herrero, O. (2003). La muerte y el duelo en el contexto educativo: Reflexiones, testimonios y actividades. Barcelona: Paidós. En asesoramiento en el duelo, sobre todo en modelos tradicionales, se suele adoptar la postura del que sabe, del experto, el diálogo vertical,… ¿Qué opinión tiene al respecto? ¿no le parece más apropiada la postura del “no saber” para ayudar a la construcción de ese mundo de significados que se ha visto amenazado por la pérdida? Sí. Me parece más adecuado ver la relación de ayuda como una relación de experto a experto tal y como proponen Botella y Feixas (1998). Esta relación de experto a experto consiste en que el profesional es experto en su ámbito, en este caso, en el funcionamiento de los procesos psicológicos en general y en el duelo en particular, mientras que el cliente/paciente es experto en su propia vida. De este modo, es necesario el trabajo conjunto, en equipo, entre el profesional y el cliente/paciente teniendo cada uno de ellos un rol específico en esta relación de ayuda. El psicoterapeuta, entonces, parte de la posición genuina del “no saber” en términos del significado que su cliente/paciente da a los acontecimientos. Bibliografía recomendada: Botella, L. y Feixas, G. (1998). Teoría de los constructos personales: Aplicaciones a la práctica psicológica. Barcelona: Alertes. Por último agradecerle su amable atención y esperamos verla por canarias en los próximos talleres presenciales del Master Universitario en Cuidados al Final de la Vida: Tanatología. 79 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología NOTICIAS EN EL TIEMPO P. Ruymán Brito Brito 06 de febrero de 1862. SECCIÓN: CRÓNICA ISLEÑA. Periódico EL GUANCHE 80 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología CINE Los tres entierros de Melquiades Estrada Dirección: Tommy Lee Jones. Países: USA y Francia. Año: 2005. Duración: 116 min. Género: Drama. Interpretación: Tommy Lee Jones (Pete Perkins), Barry Pepper (Mike Norton), Julio César Cedillo (Melquiades Estrada), Dwight Yoakam (Belmont), January Jones (Lou Ann Norton), Melissa Leo (Rachel), Levon Helm (Anciano ciego), Mel Rodríguez (Capitán Gómez), Cecilia Suárez (Rosa), Ignacio Guadalupe (Lucio), Vanessa Bauche (Mariana). Guión: Guillermo Arriaga. Producción: Michael Fitzgerald, Luc Besson, PierreAnge Le Pogam y Tommy Lee Jones. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Chris Menges. Montaje: Roberto Silvi. Diseño de producción: Merideth Boswell. Dirección artística: Jeff Knipp. Vestuario: Kathleen Kiatta. Melquiades Estrada es un inmigrante mexicano que cruza la frontera de los Estados Unidos en busca de una mejor vida en un pueblo de Texas donde conoce a un capataz llamado Pete Perkins , pronto comenzará una fuerte amistad que será el hijo conductor de la película en contraposición a un patrullero de fronteras, Mike Norton como una triangulación en torno al tema de redención de la culpa y la maduración personal. El comienzo de la película nos trae en su primera parte el primer enterramiento, en el lugar del crimen, y en el segundo, anónima, en el cementerio del pueblo tejano, donde nada puede escribirse y recordarse de quién fue, reflejo de una sociedad hedonista e intolerante cuyos frutos violentos corresponden a una soledad larvada, en contraposición de la búsqueda de un pueblo allende las fronteras de México en la que Melquiades expresa su deseo de ser enterrado y del que su amigo le promete su cumplimiento, tomando Pete Perkins como brújula una foto que condensa la identidad, enclavada en ese lugar acompañado de su “familia” en un camino no sólo físico sino interior en medio de un paisaje desértico. La búsqueda homérica de este lugar hace de redención en una lección moral a Mike Norton despojándolo en un primer momento de los indicativos de su profesión e identidad al ponerse de una manera obligada las ropas de Melquiades y utilizar sus utensilios haciéndole cargo del difunto. Comienza un aprendizaje de quién fue recorriendo en sentido inverso el viaje de este inmigrante ahora muerto por él y siempre presente, ya sea al compartir montura y ser testigo de su descomposición pero también de respeto por parte de su amigo encontrándose situaciones donde hay pequeñas lecciones sobre el perdonar, el compartir (la de un anciano ciego solitario que implora que le maten ya que su hijo no vuelve enfermo éste de cáncer, o la curación por parte de una inmigrante en una clara y esclarecedora 81 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología simetría del destino, el encuentro con una serie de hombres que comparte la comida... ) cambiando su visión del mundo y de las personas ante el arrepentimiento de la naturaleza de su acción. Pete Perkins es fiel a lo compartido por su amigo en las confesiones mantenidas en el trabajo y del que se forja su intimidad. Los hechos de su personalidad (Melquiades) que se va encontrando en su búsqueda los va asimilando honorando lo dicho e incluso acomodando a nuevas revelaciones que parece contradecir la imagen creada pero que finalmente tomará un sentido integrador, cerrando en sí mismo un capítulo de su vida tras el perdón como venganza para dar a otra nueva donde tiene cabida el amor y el compromiso. Ambos personajes sufren una transformación interior que después de la finalización de su trayecto harán que sus vidas tomen una dirección diferente como la búsqueda de un hogar que los arraige (no necesariamente físico) en una nueva compresión de la vida Omagh Dirección: Pete Travis. Países: Irlanda y Reino Unido. Año: 2004. Duración: 106 min. Género: Drama. Interpretación: Gerard McSorley (Michael Gallagher), Michèle Forbes (Patsy Gallagher), Brenda Fricker (Nuala O'Loan), Stuart Graham (Victor Barker), Peter Balance (Mark Breslin), Pauline Hutton (Sharon Gallagher), Fiona Glascott (Cathy Gallagher), Kathy Kiera Clarke (Elizabeth Gibson), Clare Connor (Caroline Gibson), Gerard Crossan (Hugh), Ian McElhinney (Stanley). Guión: Guy Hibbert y Paul Greengrass. Producción: Ed Guiney y Paul Greengrass La película está basada en un atentando de una facción disidente del IRA, llamado IRA Auténtico opuesto al referéndum sobre el Acuerdo de Paz del Viernes Santo entre el gobierno británico y los grupos terroristas irlandeses en un pueblo llamado Omagh del norte de Irlanda. La cifra de muertos fue de 31 con cientos de heridos. Hay dos planos al comienzo de la película que se superponen, la caravana de la muerte y la vida cotidiana de una familia y del entorno donde se producirá el atentado, nada presagiará el final dado…, y con ello la brutalidad del resultado. Janoff Bulman definía un elemento traumático como una alteración del mundo asumido, en su construcción personal, los cimientos donde se basa la identidad: en la benevolencia (del mundo y de la gente), el significado (la justicia, el control, la predictividad) y la valía y de todo ello será partícipe y testigo Michael Gallagher tanto en la creación de un grupo de apoyo a las víctimas como en la confrontación con la política y cuerpos de seguridad. 82 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología El director busca y ahonda en el dolor de las familias, tanto en la lucha por encontrar un sentido a lo sucedido a través de la justicia depurando responsabilidades (con falta de consenso a la hora de abordar los asuntos teniendo confrontaciones donde sería lugar de consuelo y apoyo en el grupo de supervivientes) como en su dinámica interna ante distintas sensibilidades y formas de expresión en cada una de las familias (cuando mujer e hija le piden al protagonista que las olvida a ellas en su intento para que la justicia no olvide el nombre de su hijo). Es interesante señalar la aparición de Gerry Adams y el diálogo mantenido con Michael Gallager, peones para él en un juego de ajedrez que tienen que ser sacrificados en pos de una finalidad mayor llamada patria o cualquiera otra abstracción y a su vez como los medios gubernamentales teniendo información pertinente permite bien en algunos casos por negligencia manifiesta y otros por intereses ocultos. En una entrevista expresa Pete Travis: "Es cierto que todo el mundo desea la paz y que ésta exige un precio. Pero, ¿son las víctimas quienes deben pagarlo? ¿Por qué no pueden conseguirse ambas cosas, paz y justicia? Los políticos no quieren responder a eso, pero debe haber un camino para satisfacer ambas cosas". Y en ello está el concepto de re-vicitimización en que el propio proceso judicial perjudica al superviviente en pos del agresor en un sentido de impotencia ¿Es Michael Gallagher una nueva Antígona frente al Estado/ rey de Tebas? El grupo de duelo de Omagh se encuentra en: www.omaghbomb.co.uk/ 83 TÁN@TO’S. Número 8. Octubre de 2006 Revista de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología CITAS Y SENTENCIAS PARA MEDITAR Estar libre de miedo a la muerte no significa que en algunos momentos uno no crea estremecerse ante ella y no saber afrontar la prueba. Quien no conozca por experiencia propia el poder de la meditación seria y prolongada, no puede imaginarse que historias sobre nosotros mismos nos permite lograr. Quien domina la vida y la muerte está libre de todo temor, a tal punto, que ya no es capaz de experimentar la sensación de miedo. Eugen Herrigel. Maestro de Kyudo Estoy a punto de emprender mi último viaje; voy a dar el gran salto en la oscuridad. T. Hobbes. Sus últimas palabras (1679) Es un espectáculo singular que el hombre, que conoce el acabarse de toda vida a su entorno y hacia el pasado más lejano como ley suprema e inexorable, encuentre tan difícil someterse personalmente a ello. Le parece insoportable el pensamiento de que este enorme mundo subjetivo que lleva en sí y que en esta forma sólo vive una vez, simplemente haya de ser borrado, insoportable tener que hundirse simplemente a un lado del camino, mientras los otros siguen andando, conversando, como si no hubiese pasado nada... se burla de cualquier lógica. Alfred E. Hoche. Biografía No me alabes ahora la muerte por consuelo, esclarecido Ulises más quisiera ser labrador y servir a otro, un indigente, carente de recursos, que dominar sobre todas las sombras. Homero. Habla la sombra de Aquiles a Ulises, que ha bajado al Hades Es horrible morir y llegar con ese poco de polvo nuestro para pagar el Sumo Acreedor. T. Hood, Bianca’s Dream Nacido como un sueño en este sueño de un mundo. Que tranquilo me siento, yo, que desapareceré como el rocío de la mañana. Uno reza por la vida del mañana a pesar de lo efímera que puede ser. Esta es la costumbre de la mente que murió ayer. La naturaleza Original significa no-nacimiento, no-distinción. Así sabed que la ilusión es nacer, morir, renacer. Maestro Zen Ikkyu Sojun. Siglo XV 84