El nuevo significado del cuerpo y la imagen por

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El nuevo significado del cuerpo y la imagen por
Moda Documenta: Museu, Memória e Design – 2015
El nuevo significado del cuerpo y la imagen por el vestido de novia
Ressignificação do corpo e imagem pelo vestido de noiva
BURATTO, Giseli Cristina Caldeira; (Yeva Lingerie)
[email protected]
FORNASIER, Cleuza Bittencourt Ribas; (Universidade Estadual de Londrina)
[email protected]
Resumen: El artículo discute los aspectos subjetivos de la elección del uso de un vestido de novia,
por medio del levantamiento histórico. Se discute también cual es el deseo del consumo de la
novia a través del análisis de imágenes retiradas de blogs, cuales son las influencias de la Era
Victoriana para la elección del modelo y por fin, se presenta un estudio de la relación del consumo
del vestido de novia con el cuerpo y la imagen deseada.
Palabras clave: Consumo, Comportamiento, Cuerpo, Vestido de novia.
Introducción
El vestido de novia, diferente de otro traje social de lujo preparado para ocasiones
especiales, tiene un significado relevante para la vida de las mujeres. El rescata pedazos de
cultura, de religiosidad y de la historia de la humanidad. “Muy probablemente el vestido de novia
será la ropa más cara que una mujer irá a vestir en su vida – y, créese lo habrá usado apenas una
vez. Su novio nunca la vio vestir nada parecido y probablemente nunca lo verá de nuevo.”
(WORSLEY, 2010 p. 12)
Delante de esta lectura, se presupone que las novias desean estar como en sus sueños,
una “princesa”, no considerando solamente el sentido literal, e independiente de su tiempo o de
su estilo de vida que lleva en el momento. El deseo de perfección va más alla de la elección del
vestido de la novia, es que este también hace parte del universo del casamiento.
Así, el objetivo de este artículo es estudiar los aspectos de la elección de un vestido de
novia, para esto verificaremos cual es el deseo de consumo que la novia posee durante esa
época de encantamientos, cuales son las influencias de la Era Victoriana para la elección de su
vestido de novia y finalmente, analizar la relación del vestido de novia con el cuerpo y la imagen
deseada, transmitida en el día del casamiento.
Para tanto, realizaremos una investigación bibliográfica al respecto de los aspectos
teóricos para este abordaje, relacionados a la historia de la moda, comportamiento del consumo y
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las relaciones del cuerpo y de la imagen con la novia. Después de realizar los análisis comparativos
de imágenes de los estilos de la Era Victoriana con imágenes de novias brasileñas actuales.
Historia del vestido de novia
Cuando el casamiento o la unión civil surgió, aun no presentaba la característica de lo
sagrado resultante del nacimiento del cristianismo, sin embargo Worsley (2010) afirma que esos
eventos sucedían con frecuencia y, así siendo respetaba los aspectos de la tradición romana. Las
madrinas tenían la función de ayudar a la novia, a colocar el velo muy fino de lino, llamado de
flammeum, y con el cabello que era arreglado con una guirnalda de flores. Para Worsley (2010)
las flores, para los romanos, representaban la fertilidad. Podemos creer que el uso del velo fue el
primer traje usado para el casamiento, pues, el libro de Genesis de la Biblia Sagrada, capitulo 24,
versículo 65, cuenta que Rebeca se cubrió con un velo cuando se aproximaba de su futuro marido
Isaque.
Cuando la Reina Victoria se casó con su primo, el príncipe Albert, en 1840, ella endosó el
vestido blanco como símbolo de estatus para novias ricas.” (WORSLEY, 2010, p. 12). Para esa
época la reina era una mujer romántica y moderna, considerando que se casó por amor y no por
un contrato de la aristocracia, su vestido adornado por encaje, fue considerado simple para una
integrante de la familia real.
En la década de 1920, el vestido de novia blanco ya se había vuelto un padrón para las
novias, pero de forma irónica, ver que en ese periodo las mujeres empezaban a luchar por sus
derechos iguales y en la moda cambios drásticos sucedieron, entretanto el vestido blanco de novia
se volvió símbolo de la pureza y del ideal romántico del casamiento. “Las tendencias para vestidos
de novia tienen mucho más que ver con la historia de los trajes de que con la moda: […]. Si por
un lado el matrimonio representa la planificación del futuro, por otro las novias solían recurrir a
estilos del pasado, en un interesante paradojo. (WORSLEY, 2010, p. 154).
Es común encontrar influencias de la Era Victoriana en el vestido de novia de hoy. El
modelo vencedor en la preferencia de las mujeres del occidente es el usual vestido de corsé justo
y falda con volumen y rodado, adornado con encaje, bordados, perlas y cristales.
Desde la época de la Reina Victoria, el traje nupcial ha sido copiado o inspirado en el
pasado. Ejemplos: Princesa Grace Kelly, Jacqueline Bouvier Kennedy, Lady Diana, Sandy, Juliana
Paes, Carol Trentini e a Princesa Kate Middleton, que fue aclamada usando una relectura del
vestido de Grace Kelly, que ya fue muy copiado por famosos y anónimos.
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Figura 1: Grace Kelly
Fuente: chic.uol.com.br
Figura 2 e 3: Carol Trentini y Kate Middleton
Fuente: constanzezhan.com
Considerando ese deseo de las mujeres en tener una referencia de famosas de suceso y
estéticamente consideradas un ejemplo de belleza, somos incitados a estudiar los aspectos
subjetivos de ese deseo de consumo de compra del vestido de novia.
Aspectos subjetivos del consumo
El aspecto subjetivo del consumo son acciones transmitidas a partir de imágenes y
mensajes indirectas, a través de los sinos y de los códigos estilísticos, que es el símbolo de
lenguaje usado para atraer la atención e incitar el deseo de compra.
Por lo tanto, los aspectos subjetivos del consumo son fruto del comportamiento estético.
La estética tiene como sentido el estudio de la naturaleza de la belleza y del arte trayendo la
percepción de los sentidos, sin embargo con muchos desdoblamientos. Ella puede despertar el
sentido de la belleza por algo o alguien y hasta sensaciones más profundas. Siendo así, un
producto puede proporcionar al consumidor un confort psicológico, satisfacción y seguridad,
delante el medio en el cual él quiere ser incluido.
El comportamiento del consumo subjetivo, puede ser la manera objetiva de un análisis de
la estética, una noción concreta de sus peculiaridades. El comportamiento estético es éticamente
apropiado, con comodidad, lujo y ocio fruto de las elecciones y de las satisfacciones de
necesidades y de intensificación de experiencias y placeres. “La creación, en sus diversas formas,
nacerá de una dinámica renovada y siempre plural. Las diversas situaciones sociales, los modos
de vida, las experiencias son múltiples expresiones de un vitalismo poderoso.” (MAFFESOLI,1996,
p.28)
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A partir de esto, un producto deseable puede proporcionar al consumidor el bien estar
psicológico, de forma inconsciente, en el sentido de aumentar la satisfacción, y su seguridad
delante de la identificación con los miembros de la sociedad en que viven o que desean vivir.
El ápice del consumo de un vestido de novia “[…] no es el valor signo diferencial, pero el
valor experiencial, el consumo “puro” no valiendo como significante social, pero como conjunto de
servicios para el individuo” (LIPOVESTSKY, 2007, p. 27). Actuando como aspecto subjetivo en
este contexto, el consumo emocional permite que la novia consumidora viva experiencias
afectivas, imaginarias y sensoriales, y de forma lúdica trayendo nostalgia para el momento de
decisión de la elección de compra, además de destituir el mayor bien estar subjetivo, el consumo.
La creciente complejidad de la oferta supera el sistema fundamentado en la cultura y en
las motivaciones privadas, que superan las finalidades distintivas Lipovetsky y Villaça (2005 e
2010) llamaban a la sociedad de hiperconsumo. La consumidora del vestido de novia no busca
solamente un traje, y si algo para ser “la novia”, para sentir la emoción, el sueño de lo lúdico, para
vivir el momento, como si fuera un bien al servicio de ella.
Una gran cantidad de noticias sobre casamientos aparece, principalmente en forma de
blogs. Son informaciones, sugestiones, propagandas y modelos de vestidos de novia. Una raridad
es encontrar informaciones sobre el matrimonio en sí y sus relaciones. En los tiempos actuales,
se puede decir que el regreso de la tradición del casamiento está extrapolada por los significados
del consumo. Los novios invierten muy alto para sentir la emoción de esa vivencia y transformar
el sueño no apenas en una realidad, y si, en un espectáculo.
Datos de una investigación de la página de noticias IG, apuntan que en el año 2013 los
novios brasileños gastaron 16 billones de reales en fiestas de casamiento. Otra investigación
publicada en la página de la revista Exame, dice que 50% de las parejas, gastaron más de lo
previsto, según Dionatan Boeger “Muchos se permiten gastar más de lo esperado con la
justificativa de que la fiesta es un momento único. Ellos son llevados por la emoción que envuelve
el evento”.
Dos costumbres que vivimos hoy, el hedonismo, la competición por la excelencia y la
urgencia del momento matrimonial están conduciendo la vida de las novias y la elección de su
vestido. Vemos que la apariencia de la demostración de poder de superación es cada vez mayor
entre ellas. Como ejemplifica el texto de Lipovetsky (2007, p. 96):
Durante más de dos siglos, el moderno proceso de emancipación del individuo
se realizó por el derecho y por la política, por la producción y por la ciencia; la
segunda mitad del siglo XX prolongó esa dinámica por el consumo y los medios
de comunicación masivos. Destrucción de las prácticas tradicionales,
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alienación y descreencia, vida a la carta, inversión excesiva del goce privado:
se organiza una nueva cultura, en la cual el consumismo, los cultos al cuerpo
y del psicologismo, las pasiones por autonomía y realización individuales
hicieron de la relación consigo mismo una dimensión llena de un relieve
excepcional. Narciso es una figura emblemática.
El factor emocional como consumo subjetivo es empleado cada día más en función de
fines, de codicia y de criterios individuales y puede ser abordado como un nuevo medio de tener
prestigio y sufrir influencia. Tenemos como objetivo principal de vida, la busca de sensaciones
variadas y de bien estar personal, por esto que las identidades y las diferencias van asumiendo
un nuevo papel y lo que nos satisface queda cada vez más distante.
El consumo de construye a partir de una voluntad de: pertenecer a un grupo social, tener
estatus, disfrutar de un valor de uso, de tener el poder de consumo para ser único y, además,
existe el factor emocional del consumo, que es el concepto principal para un estudio de las
influencias de la compra de un vestido de novia. “En realidad, a medida que el consumidor se
muestra menos obcecado por la imagen que ofrece al otro, sus decisiones de compra son más
dependientes de la dimensión imaginaria de las marcas.” (LIPOVESTSKY, 2007, p. 29)
La experiencia emocional de compra es una forma válida para explicar el consumo,
principalmente para el traje de un evento importante como el matrimonio. El mercado estimula el
consumo emocional, pues se trata de una fecha única, supuestamente como la vida que la novia
pretende llevar, dejando las decepciones del cotidiano que vivió hasta aquel momento. “[…] el
consumo ejerce su influencia apenas en la medida en que tiene la capacidad de aturdir y de
adormecer, de ofrecerse como paliativo a los deseos frustrados del hombre moderno.”
(LIPOVETSKY, 2007a, p. 37)
Así, el consumo emocional no puede ser considerado fútil, ya que, en la vida social la
afectividad es visible en varios momentos de la historia, sin embargo poco valorizado. La acción
política del mercado desemplea un papel importante, estimulando y acompañando ese proceso,
pero se sostiene en el factor emocional. Según estudios de Mafesoli (1996, p.83) “[…] el consumo
emocional [es] el primer motos de todos los grandes acontecimientos, sin lo que no sería posible
comprender un desarrollo histórico.”
Igualmente como las emociones, las épocas vividas, como la Victoriana, son motivos de
influencia para la elección del vestido de novia, el consumo emocional de algo que la novia no
vivió, y el nuevo significado y la reprobación de la apariencia del icono de esa era de gloria y
riqueza cultural, abren innúmeras alternativas de consumo para un vestido de novia.
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La influencia de la Era Victoriana
La Era Victoriana corresponde al reino de la Reina Victoria de Inglaterra, entre 1837 a
1901 y como afirma Harris (1995). […] el consumo y la burguesía crecían debido a la Revolución
Industrial. Un punto a destacarse es que hasta ese momento, Francia era inspiradora en el traje
femenino, a pesar de muchos esfuerzos de Inglaterra para cambiar ese hecho.
La británica usaba capas de corsé, enaguas y miriñaque que fue adoptado ya con la Reina
Victoria, los vestidos con muchos metros de tejido y aún con accesorios, podrían llegar a pesar 15
quilos. Los colores de las ropas eran claros, la silueta tenía hombros más estrechos, la cintura
levemente baja y el corsé puntiagudo, la falta tenia forma de campana y los vestidos de noche
eran descotados hasta los hombros, decorados con encaje, lazos y pliegues.
Durante 20 años de reinado la Reina Victoria dicto la moda, aunque a partir de 1861, con
la muerte de su marido el Príncipe Albert, los ingleses usaban solamente negro durante el duelo
como era de costumbre y la reina hasta el fin de su vida por opción. Fue de esa forma que los
colores oscuros entraron en la vida de las mujeres que imitaban a su reina.
En 1866 finalmente el miriñaque fue sustituido por la falda enagua, sin el molde artificial.
Boucher (2010) dijo que, desde 1858 la Reina Victoria quería abandonar esa costumbre y que la
Emperatriz Eugenia de Montijo empezó a orientar la moda en esa época, introdujo a Europa el
costurero Worth, un inglés radicado en Francia, que fue el primer a preparar una colección para
presentarla a su clientela.
Cerca de 1870, se inició un cambio de falda, un forro hecho de pliegues o de pequeños
miriñaques arqueados llamados de toumures, un visual que causó furor, pues mostró más las
formas del cuerpo femenino.
En el año 1880, el miriñaque gradualmente desapareció de las ropas femeninas. Las
faldas eran menos armadas, las blusas tenían cuello alto con pliegues de encaje y tul. Boucher
(2010) afirma que en 1885 el conjunto de blusa justa o la pequeña chaqueta con falda doble pasó
a llamarse conjunto de tailleur. En el fin de la Era Victoriana próximo a 1900, la falda era en forma
de campana con poco volumen, la cintura marcada con manga larga y justa y cuello alto. Todo
esto para simplificar, ya que en la época las mujeres llevaban una vida más activa.
Fue con la Reina Victoria que el vestido blanco se estableció y “diferente de la mayoría de
los miembros de su familia real, Victoria se casó por amor, en 1840, con un romance idealizado y
afirmando el derecho de la mujer de elegir su proprio marido” (MELLINGER, 1993 p.24). Hasta los
días de hoy, ningún otro casamiento influencia tanto los rituales matrimoniales y de él nace el
vestido hecho con encaje, unanimidad en los casamientos actuales.
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Los volúmenes y formas de la moda de la Era Victoriana también influenciaron los vestidos
de las princesas Grace Kelly y Kate Middleton; la actriz Juliana Paes, usó una relectura de 1875,
hoy el vestido con escote hombro y el romanticismo de la corona de flores en el cabello, como el
de la Reina Victoria, está presente en los vestidos de novia de la actriz Fernanda Souza, de la
princesa Madeleine, de la actriz Fiorella Mattheis y Thalia Ayala y de la cantante Thaeme.
Además de toda suntuosidad del vestido de novia, aun vemos la relación del
comportamiento de la novia con el cuerpo y con la imagen en el matrimonio, al final, queda claro
que la apariencia de perfección inclusive en los detalles es lo que induce la novia para el consumo
de todo evento nupcial.
El cuerpo y la imagen
Históricamente el cuerpo es instituido de acuerdo con su aspiración y conjetura de su
cultura y de una época vivida. “Parte del sistema moderno de pensamiento emergente entre los
siglos XVI y XVII en Europa, se basaba en la idea de que el cuerpo no es apenas aquello que se
es, pero, también, aquello que se tiene”. (SANTANA, 2005, p.123)
La belleza del cuerpo es el grande motivo de múltiples cuestiones simbólicas. En especial,
la novia desea un cuerpo joven y saludable desde que eso no sea visible, comunicable e
intercambiable en el campo de valores simbólicos. Esa dimensión simbólica transforma el cuerpo
para que por medio de él, haya una nueva sociabilización, un contacto de presentación y de
comunicación con el otro. Toda influencia adquirida por la novia, molda una identidad cultural
individual, que está inscripta y se manifiesta en el cuerpo, que produce sentido continuamente a
través de la imagen. Con eso, la relación del consumo con el cuerpo y su imagen se vuelve trivial,
porque “[…] los sujetos quieres elegir su humor, controlar su experiencia vivida cotidiana, volverse
señores de las vicisitudes emocionales […]” (LIPOVETSKY, 2007, p.35).
Principalmente en la sociedad occidental, las novias suelen preparar el cuerpo de forma
contundente en la época del evento matrimonial, que hace parte de un comportamiento corporal
representativo de una trayectoria bien sucedida, por lo tanto, importante para el día de una mujer.
La valorización de la vanidad al cuerpo joven y saludable que se comenta, no es un
fenómeno nuevo; “La segunda década del siglo XX fue crucial en la creación de un nuevo ideal
físico, teniendo a la imagen cinematográfica interfiriendo significativamente en esa construcción.”
(CASTRO, 2005, P.137). El nuevo significado del cuerpo a través de la forma y volumen. Los
cuidados con el cuerpo e imagen dejo de ser una experiencia pasajera y relacionada
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principalmente a una determinada edad de la vida, son actitudes impositivas hasta volverse
derechos y deberes de la sociedad.
En relación a la belleza ideal para una novia, observamos a través de los medios de
comunicación, un aumento y un culto al cuerpo delgado y atlético, el cual desde la Antigüedad
demostraba que diseño muscular era sinónimo de fuerza y agilidad. Hoy tener un cuero musculoso,
delgado, largo, piel lozana, cabellos largos y brillantes, dientes perfectos hacen parte de lo ideal
deseado por las novias.
De esta manera ya que, la vestimenta ganó poder de consumo popular, el cuerpo precisó
asumir destaque para volverse único y estar en evidencia en la sociedad, por eso el nuevo
significado de las formas y volúmenes de la mujer es el diferencial actualmente. “El cuerpo entró
en su periodo áureo, todos los focos están dirigidos a él. Así, se presencia diariamente en el
contexto de las sociedades occidentales industrializadas, la frenética e intensa importancia dada
a la imagen corporal y a la moda;” (TRINCA, 2008, p. 128)
Para una decisión justa se debe hacer la relación del cuerpo y la imagen con la compra
del vestido de novia, y es ponderado, que ese traje representa un pasaje en la vida de la novia y
un gran cambio en las relaciones sociales. La fantasía de la belleza del cuerpo es la versión
moderna de un reflejo social, en vigor desde la entrada de la mujer en el mercado de trabajo. A
medida que las mujeres se vuelven independientes, el mito de la belleza toma cuenta y se vuelve
indispensable, asumiendo su tarea de control social. “Cuanto más numerosos eran los obstáculos
legales y materiales vencidos por las mujeres, más rígidas, pesadas y crueles eran las imágenes
de belleza femenina impuestas.” (WOLF, 1992, p.11)
Análisis de imágenes
La metodología utilizada fue inicialmente la investigación bibliográfica, que se basó
científicamente los asuntos, así conseguimos definir criterios de elecciones de imágenes de la Era
Victoriana, que muestran cambios de la forma y que representaban épocas distintas. Después a
través de blogs conectados al asunto casamiento, relacionamos más de 100 fotografías de
vestidos, ceremonias y conmemoraciones, con ejemplos de novias que huyeron de los padrones
vigentes de tendencia, donde el vestido tenía coherencia con su personalidad contada en el
histórico de los novios y que visiblemente no sufrieron influencias de agentes o familia. A seguir
catalogamos las imágenes con las formas de la Era Victoriana, empezando por el vestido de la
Reina Victoria.
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Cuadro 1: Reina Victoria X Camila – Recife PE
Fuente: constancezahn.com
La imagen del vestido de la bloguera pernambucana Camila Coutinho, segunda fotografía
del cuadro 1, tiene muchas semejanzas con el de la Reina Victoria, primera foto del cuadro 1. La
silueta con cintura marcada, el escote de hombro a hombro y el encaje como adorno en el cuerpo
del vestido, tiene las mismas características, sin embargo la manga del vestido de Camila no tiene
volumen y es más corta, considerando la adaptación por el clima del país. La forma en punta del
corsé también es una adecuación moderna, entretanto la falda del vestido en forma de campana
presenta tejidos diferentes, pero, tiene el mismo volumen. Percibimos que inclusive el peinado de
la novia brasileña es parecido con el de la Reina Victoria.
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Cuadro 2: Vestido de Tafeta X Mariana – Sao Paulo SP
Fuente: vestidadenoiva.com
La referencia es de una época de mucho exagero y en el vestido, primera fotografía del
cuadro 2, utilizado como comparación ese exceso es visible. El vestido de Mariana, segunda
fotografía del cuadro 2, es bien marcado en la cintura, probablemente por un corsé, con escote de
hombro a hombro, el volumen de la falda revela el uso de la enagua dejando la forma redonda.
Así como la textura del tejido son elementos semejantes de la época, el encaje y los bordados
también tienen la misma característica del modelo de 1854. La mayor diferencia es la manga, con
cortes distintos, pero plausible para la época que vivimos.
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Cuadro 3: Vestido con cola X Luciana – Marilia SP
Fuente: constancezahn.com
En el cuadro 3, el vestido de Luciana, tercera fotografía del cuadro 3, presenta
características del año 1867. Con el corsé, enaguas, falda proyectada para atrás, la cola como
continuación del proprio vestido, de acurdo con la primera fotografía del cuadro 3, el volumen de
la falda, el romanticismo del encaje y bordados está de acuerdo con la de la segunda imagen del
cuadro 3. El tejido de los modelos comparados, mismo siendo diferentes, manifiestan el mismo
efecto. Considerando que la manga larga y justa del vestido de Luciana está distante de la
comparación, corta, con volumen y pliegues, podemos afirmar que el vestido es una relectura de
la época.
Cuadro 4: Vestido de noche X Fabiane – Londrina PR
Fuente: acervo personal
La semejanza entre los vestidos comparados es grande. Fabiane, en la segunda
fotográfica del cuadro 2, tiene una falda con estructura de armazón, dejando la parte de atrás con
volumen, muy característica del año de referencia, y sobre la falda pliegues, diferente de la sobre
falda entera de la primera fotografía del cuadro 4, pero con el mismo efecto y en los dos vestidos
los adornos son de encaje y pliegues. El uso de corsé y el amplio escote también aparecen en el
vestido de Fabiane, favoreciendo el busto como en la foto de 1885. Otra diferencia es la manga,
no existe en el vestido actual siguiendo una tendencia de moda, y en la referencia tiene tamaño
mediano y justa.
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Cuadro 5: Vestido Garden Party X Fabiana – Londrina PR
Fuente: elianazanini.blogspot.com.br
En el final de la Era Victoriana, la mayor particularidad era la silueta arqueada y el corsé
más largo, característica que aparece en el vestido de novia de Fabiana, segunda fotografía del
cuadro 5, sin embargo más suave que en el vestido de 1904, primera fotografía del cuadro 5. La
cintura marcada, el encaje, los pliegues y la fluidez también están de acurdo, el escote cerrado
aparece en el vestido, actual sin forro y en el vestido de la primera imagen del cuadro 5 llegando
hasta el cuello y todo forrado. Otra comparación es la falda de los vestidos, con poco volumen y
presencia de bordados. Percibimos la mayor diferencia apenas en la manga, larga e hinchada que
para el vestido actual de Fabiana es corto y sin volumen, una adaptación del clima del país y de
la época.
Consideraciones finales
En la investigación bibliográfica, sobre la historia del vestido de novia verificamos que la
influencia del factor emocional como un aspecto subjetivo, hace con que las novias pasen el valor
del rito de generación en generación, se vincule a él señales de romanticismo, de apariencia de
perfección y las realizaciones de los sueños como el casamiento. Creemos que el momento de la
elección de un vestido de novia, se vuelve un consumo cubierto de sentimientos y deseos y no, el
simple hecho de la compra, porque será único y presente en su memoria por toda una vida. Los
hijos que ella puede tener o nuevos amigos sabrán de la historia de la familia a partir de la imagen
de ese vestido. Como la novia de la imagen del cuadro 1, que eligió un vestido moderno, pero con
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características literales del traje de una reina poderosa que se casó por amor en el siglo XIX, bien
exitosa y feliz. De esta manera la cultura enraizada o adquirida de la novia sirve de base para la
reapropiación de la apariencia de la Reina Victoria que fue un icono de la era investigada.
Durante la busca de imágenes, conocimos la historia de una pareja que pudo ser usada
como ejemplo. Prontos para el matrimonio, iniciaron los preparativos para el evento y se depararon
con las dificultades de una ciudad cosmopolita, con una posible fiesta para 400 personas, cuando
sería imposible dar atención a todos, la novia siendo impulsada a usar un vestido que no era de
su gusto, pero si a la altura de la conmemoración y con la disputa de ego de los proveedores. En
este momento de alto estrés, decidieron cumplir todos los rituales, pero en la isla de Fernando de
Noronha con 70 invitados indispensables para la conmemoración. Pensando de esta manera, “la
cuestión central no es más ser como los otros, pero, “Qué elegir?” en la oferta pletórica del
mercado: el principio de la autonomía se volvió la regla de orientación legitima de las conductas
individuales. (LIPOVESTSKY, 2007, p. 72). En la actualidad las novias tienen el poder de elegir,
desde que el ritual y el vestido estén presentes por decisión propia.
Entendemos que es común la influencia de la época Victoriana, como en la imagen del
cuadro 4, cuando la novia se dispone en pleno verano brasileño, a usar muchos metros de tejido
y corsé para realizar su deseo de tener un vestido glamuroso, como los de los años 1885, donde
existía estructuras rígidas, como el miriñaque, cola y mucho volumen. Sin embargo, es de
esperarse que la novia no busque informaciones sobre la historia de la moda, ya que de la
tendencia del momento ellas extraen apenas los modelos de escotes posibles, pues, la
reapropiación de la apariencia, la forma y adornos, vienen atravesando generaciones y siguiendo
tradiciones como la del vestido blanco y todo el ritual del casamiento. Las novias desean pasar por
los rituales, pues la vida de casada será un nuevo periodo, mismo que una novia vanguardista,
que idealiza su casamiento de forma diferente.
Es hecho que el encaje y bordados son piezas indispensables en la elección del modelo
ideal del vestido de la novia actual. La gran mayoría de los modelos analizados tienen esos
adornos, considerando modelos tradicionales o actuales, casamientos modestos o lujosos, en el
campo o en clubs, lo que nos hace entender lo que la novia desea, romanticismo, elegancia y
belleza estética. El consumo emocional domina, dejando de ser comandado por la inquietud con
el otro, para volver realidad los sueños individuales de la novia, como podemos verificar en los
vestidos actuales del cuadro 2 y 3 demuestran romanticismo, con escotes amplios hasta los
hombros, cintura ligeramente baja, encaje, lazos y bordados, y con una belleza que pasa una
imagen de cuentos de hada, mismo de formas distintas, nuevamente reapropiándose de la
apariencia de la Era Victoriana.
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La forma del cuerpo y la imagen de la novia son colocadas en un rincón devastador del
mercado “casamentero”, ese propone una serie de rituales estéticos, pre evento, incentivando a
darle sentido al cuerpo a través de tratamiento como: exfoliación, hidrataciones de piel y cabello,
masajes modeladoras y relajantes, limpieza de piel, peelings, lifting y Botox.
La novia del cuadro 5 utilizo todos los artificios de adornos como encaje, lazo, bordado en
su vestido, pues la relación de la belleza del cuerpo y de la imagen, transmitida con la elección del
vestido, crea un compromiso explícito de diferenciación, estatus, placer, poder, amor y felicidad
para sí, para ser la mujer de sus propios sueños, única y deslumbrante. Las novias se reconocen
en la afirmación de WOLF (1992, p76) “Los hombres miran a las mujeres. Las mujeres se observan
siendo miradas. Esto determina no solo la relación entre los hombres y las mujeres, sino que
también la relación de las mujeres consigo mismas.” Además, el cuerpo ideal y la imagen a ser
transmitida, deben estar de acuerdo con el evento, ese culto al cuerpo muestra una preocupación
en darle significado a su imagen delante la nueva vida que se iniciará, principalmente por medio
del vestido de novia. De esta manera tenemos motivación para utilizar las innúmeras imágenes de
las novias reales analizadas en los blogs, como descubrir el movedor de poca inspiración en los
años 1920m que es de la misma forma relleno de símbolos de riqueza, elegancia y poder.
Referências

Livros:
BOUCHER, François. A história do vestuário no ocidente: das origens aos nossos dias. Edição
ampliada por Yvonne Deslambres. Tradução: Andre Telles. São Paulo: Cosac Naify, 2010.
BUENO, Maria Lucia; CASTRO, Ana Lúcia (orgs.). Corpo, território da cultura. São Paulo:
Annablume, 2005.
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LIPOVETSCK, Gilles. A felicidade paradoxal: ensaio sobre a sociedade de hiperconsumo.
Tradução: Maria Lucia Machado. São Paulo: Companhia das Letras, 2007.
___________ e CHARLES, Sebastien. Os tempos hipermodernos. Tradução: Marcio Vilela. São
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ISSN: 2358-5269 Ano II - Nº 1 - Maio de 2015
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