No alcanzan los juegos preliminares
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No alcanzan los juegos preliminares
No alcanzan los juegos preliminares Escrito por Uzi Benziman Los términos y lineamientos del acuerdo definitivo con los palestinos ya son conocidos por todos. Lo que falta es voluntad política, tanto del gobierno como de la sociedad. El nuevo término en el léxico político israelí es "acuerdo de estante". El presidente George Bush urgió a Ehud Olmert y a Mahmud Abbas a que intensifiquen sus esfuerzos para elaborar el esquema de un acuerdo definitivo, y ambos sonaron como quienes tienen reales intenciones de cumplir con la misión. El punto de partida en la base del nuevo esfuerzo es que, aun si hallan la fórmula redentora y se alcanza un entendimiento en todos los temas en disputa, el acuerdo no será firmado, debido a las dificultades políticas que pesan sobre ambos líderes en sus propias comunidades, sino que será colocado sobre el estante para que esté disponible cuando lleguen la hora y la voluntad. De todas maneras, la jugada es considerada significativa, y logra despertar la oposición en la derecha israelí. La verdad más simple es que las líneas del acuerdo definitivo ya son sabidas y no hace falta un año entero para volcarlo sobre el molde de un documento de estado bien pulido. No son fórmulas lo que faltan sino la audacia y la predisposición a cambiar la realidad creada en Judea y Samaria desde junio de 1967. Bush mismo, en sus presentaciones públicas en su visita aquí, demarcó las líneas básicas del único acuerdo posible entre Israel y los palestinos: retirada casi total hasta las líneas del '67, fin de la ocupación y creación de un estado palestino que rija en la Margen Occidental y en la Franja de Gaza con continuidad territorial entre ellas, resolución del problema de los refugiados sin concresión del derecho al retorno, y una solución práctica de la demanda palestina de una soberanía palestina sobre parte de Jerualem. El esquema ya fue debatido en la cumbre de Camp David en julio de 2000 (y fue rechazado por Yasser Arafat), y fue reelaborado y ajustado en la versión propuesta por el presidente Clinton en diciembre de ese mismo año. La iniciativa de la Liga Árabe no está muy lejos de dichas propuestas y, como se recordará, el premier Ehud Olmert habló de ella en tono positivo. En otras palabars, no se esperan sorpresas resonantes en las posiciones de las partes en las 1/2 No alcanzan los juegos preliminares Escrito por Uzi Benziman negociaciones por el acuerdo definitivo; sus principios son sabidos ya desde ahora y lo que hace falta es, ante todo, disposición y audacia para alcanzarlo. El conformarse con juegos preliminares y el temor de llegar a la meta no son sólo de las conducciones israelíes a nivel histórico (con las excepciones de Itzjak Rabin, que perdió la vida por ello, y Ehud Barak, que perdió el gobierno), sino de toda la sociedad. Cuando Julio César cruzó el Rubicón, rompió un tabú; introdujo su ejército a un área prohibida, que debía proteger a la república romana. Desde entonces se convirtió su acto en el símbolo de un paso sin retorno. La sociedad israelí, en cambio, teme cambiar desde su base la realidad que creara en Judea y Samaria. Las encuestas publicadas el fin de semana señalan que la sociedad sigue prefiriendo el status quo, que su modificación: según el estado de ánimo social actual, el campo de la derecha es significativamente más grande que el del centro-izquierda (74 escaños para la derecha contra 46 para el centro y la izquierda, según la encuesta de "Dialogue"-Haaretz; 68 para la derecha y 48 para el centro e izquierda según "Dajaf-Yediot Ajaronot). En otras palabras, la sociedad israelí no presiona a sus líderes para llegar a un arreglo con los palestinos. Cuando los gobiernos empastan los entendimientos que teóricamente fueron alcanzados con los palestinos, cuando se desentienden de sus promesas, cuando eluden ocuparse de las cuestiones centrales del conflicto, están acertando en las tendencias de la gente. Y todavía no fue hallado el líder que conduzca al pueblo en una nueva dirección, que lo lleve a cruzar el Rubicón local. Por eso, la nueva meta declarada -la preparación de un "acuerdo de estante"- suena más como una cohartada que como una meta que traerá consigo una acción real. Desde esta perspectiva, es posible que no sea diferente de las excusas israelíes anteriores, que sirvieran para eludir el momento de la verdad en los contactos con los palestinos: "No hay con quién hablar", "un pollo que no sacó plumas", "una entidad incapaz de gobernar". No es que no sean ciertas estas aseveraciones sobre las capacidades de todos los líderes palestinos surgidos hasta el momento, ni sobre la situación de base de la sociedad que ellos encabezan, pero ello no exime a la sociedad israelí de su responsabilidad por la perpetuación de la situación actual: todavía no se formó en su seno una corriente subterránea lo suficientemente fuerte y amplia para demandar con voz clara a sus líderes el firmar el acuerdo definitivo, cuyos lineamientos ya son conocidos por todos, e implementarlo. Fuente: Haaretz - Povesham - 13/1/2008. 2/2