yM18MAR08CORDOBA : Especial 20Especial 20

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yM18MAR08CORDOBA : Especial 20Especial 20
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MARTES 18 DE MARZO DE 2008 ●
el Día de Córdoba
| COFRADÍAS |
Semana Santa
Vía Crucis
Luto y contraste en La Trinidad
La Hermandad de Penitencia del Vía Crucis impone la diferencia del Lunes Santo con sus
tambores roncos, el tañir a muerto de las campanas y el absoluto silencio de sus penitentes
C
Fotos
José
Martínez
L. Chaparro
De la bulla exagerada y animosa al silencio. De la luz de la
tarde a la espléndida oscuridad de la noche. Es el turno de
la Hermandad de Penitencia
del Vía Crucis, que con su desfile procesional impone uno
de los mayores contrastes del
Lunes Santo en Córdoba.
Las peticiones de silencio
son constantes y los fieles responden. El silencio en la Plaza
de la Trinidad sólo se rompe
por culpa del crujir de los que
comen pipas y alguna que otra
llamada al móvil. La oscuridad
se hace en esta parte del centro
de la capital. La luz del templo
se apaga y el silencio desaparece para hacer hueco al sonido de cuatro tambores roncos
en su interior.
Sin lujo ni ostentación, hasta la emoción está contenida.
La bulla enmudece cuando se
abren las puertas de la iglesia.
Las campanas tañen. Doblan a
muerto, una y otra vez. Una y
otra vez. Es continuo. Dolor y
misericordia.
La Cruz de Guía abre el vía
crucis. No ha habido llamada
al portón en la iglesia de la plaza que preside Luis de Góngora. Un nazareno. Zapatillas de
esparto y un rosario por cíngulo. Dos nazarenos, dos cirios.
Cuatro tambores. Hasta el aire
frío que sopla en La Compañía
se detiene un instante. Todo en
negro. Negro. Luto por el Cristo de la Salud, custodiado por
cuatro hachones de color amarillo tiniebla, que portan tres
penitentes. Las campanas funerarias del templo imponen
también su silencio. Es de noche en la plaza, algo que no
ocurrió el año pasado. Ayer,
las estrellas sí que encontraron
su hueco para guiar al cortejo y
a sus penitentes vestidos de riguroso luto.
“Toda la vida es un camino
que nos lleva a Dios y hay que
encontrar un horizonte en la
cruz de Jesús porque Él es la vida”. Así comienza el rezo del
vía crucis en la parroquia de
San Juan y Todos los Santos.
Bajo el arco barroco de la iglesia de la Trinidad, su párroco,
José Juan Jiménez, insiste en
la necesidad de “huir de la falsedad y también de la mentira”. “Sólo una sociedad que se
construye sobre la verdad progresa”, incide. Recuerda a los
fieles que el Cristo de la Salud
sale cada año el Lunes Santo a
la calle “para que sanen todos
Los tres nazarenos que portan el Cristo de la Salud, a su salida del templo.
Cruz de Guía de la Hermandad del
Vía Crucis.
Penitentes entre el incienso de los turiferarios de la cofradía.
los que sufren en silencio”. Y el silencio vuelve a La Trinidad. Los
tambores roncos ya están en la calle Blanco Belmonte en el camino
de algunas de las vías más angostas de Córdoba. El cortejo enlutado prosigue en la noche fría del
Lunes Santo. Todavía restan trece
estaciones de penitencia, doce
caídas, para que la hermandad
concluya el vía crucis. Hasta que
vuelva al templo de la Trinidad
después de una noche en la que el
silencio se impone y en la que las
oraciones y plegarias se suceden
una tras otra. Como las campanas,
como el golpe hueco del tambor.

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