21º El color de las nubes.

Transcripción

21º El color de las nubes.
Porque a últimas horas de la tarde, con el calor de los deseos
de buenos sueños, las nubes se muestran rojizas y azuladas...
21º El color de las nubes.
Como la nieve ha cubierto los campos arados, los montes, los tejados, las calles
y los huertos, los hielos han convertido a los charcos en espejos donde se miran las
nubes para que se peinen.
A veces con las prisas de acudir a los compromisos, olvidan su aseo.
Las nubes son como sombrillas coquetonas que no acaban de decidir cuál es su
más bonito rostro.
Unas veces tapan al sol de lleno, otras se dejan perfilar en un contraluz absoluto,
también guiñan reflejos del mismo, y hasta se atreven a dejarlo asomar por unas rendijas
alargadas y estrechas.
Lo extraño de las nubes es que siempre le dan la espalda o lo miran de soslayo.
Nunca le dan la cara abiertamente.
¿Será por eso que constantemente evolucionan y cambian sin encontrar su
belleza?
Las nubes se miran en las balsas y en los pilones de las fuentes, en las lagunas y
en los hielos que las acristalan, pero sólo ven los algodones con que se espolvorean para
colorear la hora del atardecer.
Porque a últimas horas de la tarde, con el calor de los deseos de buenos sueños,
las nubes se muestran rojizas y azuladas… Aparecen como colchas que cubren los
horizontes donde se duermen las noches…
Las nubes, hoy como ayer, tienen compromisos de boda a los que siempre llegan
tarde por no decidir cómo embellecerse… Con tanto algodón maquillador no logran
contemplarse en los espejos de hielo que los inviernos les ponen delante.
Los enamorados, cuando las nubes no cumplen con la invitación, ni lloran, ni
lagrimean… ¡se alborozan, y cantan y ríen y…!
Las bodas son de los enamorados.
A los enamorados no les importa mirar al sol cara a cara porque su otro, su otra,
también es como el sol.