El Orientalismo de Eça de Queirós y sus Cartas de Inglaterra (PDF

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El Orientalismo de Eça de Queirós y sus Cartas de Inglaterra (PDF
MONOGRÁFICO
El orientalismo de Eça de Queirós
y sus Cartas de Inglaterra
Eça de Queirós’ Orientalism, with Attention
to His Letters from England
CÉSAR LASSO*
RESUMEN: José Maria Eça de Queirós, el gran novelista portugués del siglo XIX, viajó en 1869
para presenciar la inauguración del Canal de Suez y conservó hasta el fin de sus días un particular interés por los asuntos árabes, tema que trasluce de vez en cuando en sus obras y, de modo
muy especial, en su libro de crónicas Cartas de Inglaterra. El presente artículo se propone dar a
conocer esa faceta del Sr. Queirós y situarla en el contexto de su época.
PALABRAS CLAVE: Eça de Queirós, Egipto, orientalismo, Realismo, Romanticismo.
SUMARIO:
ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS
EL JOVEN ESCRITOR
EL AMBIENTE CULTURAL EN LA ÉPOCA DE EÇA
LA GENERACIÓN DEL 70
EÇA, DIPLOMÁTICO
EÇA, CIMA DEL REALISMO PORTUGUÉS
MEDITERRÁNEO Y GEOPOLÍTICA EN LA ÉPOCA DE EÇA
EL VIAJE A EGIPTO
CARTAS DE INGLATERRA
ALGUNAS PROPUESTAS DE LECTURA
ABSTRACT: José Maria Eça de Queirós, the great Portuguese novelist of the 19th century, travelled in 1869 for the inauguration of the Suez Canal and maintained until the end of his days
a particular interest in Arabic affairs, an issue that shows every now and then in his works and,
* Licenciado en Filología Árabe por la Universidad Complutense de Madrid; posgraduado en Interpretación y Traducción por la Universidad Alfonso X el Sabio; bibliotecario de Shelfari (www.shelfari.com);
[email protected].
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very especially, in his book of «chronicles» Letters from England. The purpose of this article is to
raise awareness of that aspect of Queirós’ work, and place it in context for his time.
KEY WORDS: Eça de Queirós, Egypt, orientalism, Realism, Romanticism.
SUMMARY:
SOME BIOGRAPHICAL INFORMATION
THE YOUNG WRITER
THE CULTURAL ATMOSPHERE AT THE TIME OF EÇA
THE GENERATION OF ‘70
EÇA, THE DIPLOMAT
EÇA, THE EPITOME OF PORTUGUESE REALISM
MEDITERRANEAN AND GEOPOLITICS AT THE TIME OF EÇA
THE VOYAGE TO EGYPT
ADDITIONAL READING
No pretendo hacer un estudio académico sobre algún aspecto de la obra de
Eça de Queirós; entre otras razones, porque no soy especialista en la literatura
portuguesa, con la que apenas empecé a tomar contacto cuando me instalé
en Oporto en 2004. En realidad, me formé en Estudios Árabes y la mitad de
los títulos de mi biblioteca se refieren a literatura y material de referencia en
esa área.
No obstante, es mi condición de arabista, combinada con mi interés por la
literatura lusófona, lo que me llevó a descubrir por pura casualidad al gran
escritor. Para quien lea en portugués resulta muy fácil acceder a su obra, pues
buena parte de la producción queirosiana se encuentra disponible para descarga gratuita en diversas páginas web. Y quiso la suerte que lo primero que
descargara fuese las Cartas de Inglaterra, una recopilación de crónicas que Eça
escribió mientras ejercía funciones de cónsul ante la Gran Bretaña.
Al curiosear el índice, varias de sus crónicas captaron mi atención: «Afganistán
e Irlanda», «Israelismo», «Los ingleses en Egipto». Y así, me animé a averiguar
todo lo posible sobre tan curiosos títulos y, tal vez, a escribir un artículo sobre
el tema. Y aquí está el resultado de mis investigaciones1.
1
En la Unión Europea, así como en muchos otros países, rigen leyes según las cuales los derechos de
autor prescriben transcurridos setenta años después del fallecimiento. Esas obras entran en situación
de dominio público. Puede descargarse un magnífico PDF de la edición digitalizada de 1905 desde Open Library (http://openlibrary.org/works/OL10342380W/Cartas_de_Inglaterra). Da la impresión de estar viendo
el ejemplar real, pues el PDF abre a doble página como si de un libro se tratara. También encontrarán la obra
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EL ORIENTALISMO DE EÇA DE QUEIRÓS Y SUS CARTAS DE INGLATERRA / MONOGRÁFICO
Caricatura de Eça de Queirós realizada por Rafael Bordalo Pinheiro (1846-1905)
ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS
José Maria Eça de Queiroz (o «de Queirós», en ortografía moderna2) nació
en 1845 en Póvoa de Varzim, una pequeña ciudad a unos 38 km al norte de
Oporto. Sus padres se llamaban José Maria Teixeira de Queirós y Carolina
en The Project Gutemberg: allí, siempre es posible copiar la versión HTML a formato Word. Para quien desee
leer la obra en español, al final de este artículo incluiré una breve bibliografía.
2
La lengua portuguesa ha sido objeto de varias reformas ortográficas en los últimos cien años. Los
curiosos sobre el tema podrán obtener informaciones introduciendo «reforma ortográfica del portugués»
en el buscador de la Wikipedia en español. Merece especial atención el primer apartado de esta entrada,
titulado «Antecedentes del Acuerdo Ortográfico de 1990». Las informaciones son incluso más completas en
la Wikipédia em português; en esta, la búsqueda «reforma ortográfica» remitirá a las diferentes reformas en
entradas separadas.
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Augusta Pereira de Eça. Deseo alertar a los lectores españoles poco familiarizados con el mundo de la lusofonía sobre el sistema de apellidos portugueses, que quizás comente con más detalle en un futuro artículo. El apellido
paterno, que de alguna forma se considera el «importante» si se opta por simplificar el nombre y mencionar uno solo (tal como en España), es el último
(nosotros lo ostentamos antes del materno); se le antepone el de la madre. En
consecuencia, si desean ustedes consultar las obras disponibles para descarga
en el catálogo de la Biblioteca Nacional Digital (de Portugal), deberán buscar
el autor por la Q de Queirós3.
Una curiosidad: el recién nacido fue bautizado y registrado como hijo natural del Sr. magistrado Teixeira de Queirós y de madre desconocida, una
fórmula habitual en la época para proteger la identidad de mujeres de clase
alta cuando no había por medio matrimonio. El joven Eça fue criado por los
abuelos paternos hasta los diez años y, después, ingresó en un internado en
Oporto para completar su educación escolar; una vez acabada aquella, se fue a
Coimbra para estudiar Derecho. Aunque sus padres se casaron cuando el niño
tenía cuatro años, nuestro autor no vería plenamente legitimados sus apellidos
hasta los cuarenta, poco antes de desposarse con Emília de Castro Pamplona,
hermana de su amigo el conde de Resende. Estas irregularidades debían de ser
relativamente frecuentes en la época4 y no implicaban necesariamente falta
de afecto familiar: finalizada la licenciatura, el joven letrado se instala con sus
padres en el domicilio familiar de la plaza del Rossio, en Lisboa.
EL JOVEN ESCRITOR
Eça inició su actividad literaria como periodista en la Gazeta de Portugal, escribiendo artículos no directamente relacionados con la actualidad noticiosa
inmediata. Estos folletines serían reunidos póstumamente en el libro Prosas
bárbaras5 (1903) y son de lo más heterogéneo y ecléctico: relatos breves,
3
No obstante, es frecuente referirse al autor cariñosamente por «Eça», incluso en publicaciones académicas.
4
La poetisa Florbela Espanca (1894-1930), registrada como hija de padre desconocido, se crió con el
mismo. Solo fue reconocida e inscrita en el Registro Civil a título póstumo, 18 años después de su suicidio.
5
Puede descargarse un excelente PDF a doble página, como si de un libro físico abierto se tratara, en
Open Library (http://openlibrary.org/works/OL10342372W/Prosas_bárbaras). Se trata de una edición portuguesa de 1912.
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alguna incursión poética, ensayo… Influidos por un Romanticismo en ocasiones satanista y de muy variadas inspiraciones (Poe, Victor Hugo, Hoffman,
Baudelaire…), suponen ya un punto de viraje contra el Ultrarromanticismo
portugués en boga por aquellos tiempos6.
Pocos meses vivió con sus padres: en 1867 parte para Évora donde funda y
dirige, como redactor exclusivo, el periódico de oposición Distrito de Évora.
Pocos meses asimismo duró su estancia en Évora. Nuestro joven escritor
regresa a la capital y participa activamente en la tertulia el Cenáculo7, iniciada
informalmente en las noches de desordenada bohemia de Coimbra y que,
ganando disciplina en Lisboa bajo la dirección del poeta Antero de Quental,
tendrá proyección pública con la organización, en 1871, de las Conferencias
del Casino8.
Por aquellos tiempos aparecen publicados en el periódico Revolução de
Setembro los primeros poemas «satánicos» de Fradique Mendes, personaje
inventado por varios miembros del cenáculo para quien crearon, asimismo,
una obra poética escrita entre todos ellos. Queirós incluirá al personaje en
varias de sus obras posteriores9.
A finales de 1869 ocurre algo fundamental para este artículo que el lector tiene
en sus manos: nuestro autor es invitado por su amigo el conde de Resende a
un lujoso viaje para asistir a la inauguración del Canal de Suez. Partieron el
23 de octubre de 1869 y regresaron el 3 de enero de 1870. Descontado casi
un mes entre ida y vuelta por mar, les quedaron 43 días para conocer Egipto,
Palestina y la región siro-libanesa. Fueron días casi frenéticos, en los que Eça
6
Véase la entrada Ultrarromantismo em Portugal de la Wikipédia em português (http://pt.wikipedia.org/
wiki/Ultrarromantismo_em_Portugal).
7
Consúltese la entrada Cenáculo (grupo de intelectuais) en http://pt.wikipedia.org/wiki/Cen%C3%A1culo_
(grupo_de_intelectuais).
8
Ver la entrada Conferências do Casino en la Wikipedia portuguesa (http://pt.wikipedia.org/wiki/
Confer%C3%AAncias_do_Casino).
9
Fradique Mendes aparece brevemente en la primera novela escrita por Eça (en colaboración con su amigo Ramalho Ortigão, otro miembro del Cenáculo): El misterio de la carretera de Sintra (publicada en español
por Acantilado Editorial). Posteriormente, le dedicará una original novela epistolar: La correspondencia de
Fradique Mendes (Destinolibro, 1995; o Mondadori, 2008). Esta tuvo una continuación: Cartas inéditas
de Fradique Mendes (no he encontrado traducción. Existe algún PDF en portugués de la «Correspondencia», descargable, que incorpora al final las cartas inéditas). En 1997, el escritor angoleño José Eduardo Agualusa publicó
Nação crioula (Nación criolla, Alianza Editorial), novela en la que retoma el personaje como protagonista.
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tomó cuantiosas notas de viaje y leyó todo lo que pudo para documentarse.
La experiencia marcaría una buena parte de su obra posterior.
Los libros donde más claramente recoge esa experiencia son:
— Cartas de Inglaterra (crónicas escritas a principios de los ochenta años y
reunidas por primera vez en un libro póstumo de 1905).
— La reliquia (novela publicada en 1887).
— La correspondencia de Fradique Mendes (1900).
Otras vivencias de aquel viaje fueron aprovechadas en su primera novela, El
misterio de la carretera de Sintra, escrita en colaboración con su amigo Ramalho
Ortigão y cuya acción se desarrolla durante un buen trecho en Malta, escala
del viaje a Oriente Medio.
Por otra parte, uno de sus hijos reunió y combinó las notas de viaje con los
artículos publicados a su regreso, para lanzar O Egipto veintiséis años después
de la desaparición del gran novelista10.
EL AMBIENTE CULTURAL EN LA ÉPOCA DE EÇA
El Romanticismo, que había surgido en Inglaterra y Alemania a finales del
siglo XVIII, domina el panorama cultural europeo de la primera mitad del XIX.
Característica del romántico es su hastío y afán de huida, que pueden materializarse en la rememoración de un pasado (supuestamente glorioso)11 o en la
fuga espacial, a través del viaje en busca del exotismo. El siglo XIX es el tiempo
de los grandes viajeros y exploraciones. Escritores y artistas se lanzan hacia
Oriente que, por albergar culturas ajenas al etnocéntrico europeo, presentan
un aura de misterio e inspiración. En 1786, la novela gótica, tan en boga en
Inglaterra, crea un nuevo icono con la publicación de Vathek, de William
Beckford. A los elementos habituales de aquella estética (la traición, la lujuria,
10
Descarga gratuita de la versión portuguesa en grafía actualizada: www.megaupload.com/?d=7J4EJ7F4.
Estoy convencido de que Visiones de Oriente, publicado en México en 1940, es su traducción española (véase
ficha de este libro en Open Library: http://openlibrary.org/works/OL846532W/Visiones_de_Oriente), aunque no he podido confirmarlo.
11
Podemos recordar, en este apartado, las novelas de Sir Walter Scott.
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la avaricia, la magia y lo sobrenatural) se incorpora el escenario pintoresco.
En el subtítulo se refiere: An Arabian Tale… Los europeos acaban de descubrir
las Mil y una noches a través de recientes traducciones. Lord Byron, en 1813,
publica su poema «The Giaour» (‘El infiel’)12…
Los franceses no les van a la zaga en esa búsqueda de Oriente: Delacroix,
Flaubert13, Nerval…14.
La carrera para el reparto colonial estimula las grandes exploraciones y el interior del África subsahariana empieza a ser penetrado por europeos. El polifacético Sir Richard Burton, militar, científico, lingüista, es apenas uno entre una
interminable lista de insignes y valientes aventureros.
Portugal está postrado en este periodo por una combinación de factores entre
los que destacaré las invasiones napoleónicas, el abandono de la corte, que
se trasladó a Brasil entre 1807 y 1821, y las guerras civiles posteriores. Por
ello, no encontramos creaciones arquitectónicas destacables en esos años.
No obstante, sí llegó el movimiento al terreno de las letras, que es el que nos
interesa.
Una consecuencia de este movimiento será el interés por la historia nacional,
que se materializa en una doble vertiente: el desarrollo de la historiografía
y la reconstrucción literaria a través de la ficción histórica. De todos modos,
en mi modesta opinión, la historiografía portuguesa está dominada por una
ideología cristiana nacionalista que desvirtúa acontecimientos como la invasión árabe de la Península.
Hacia mediados de siglo, el movimiento literario toma un derrotero portugués original, el Ultrarromanticismo que, como su nombre indica, consiste
en la exacerbación de todo cuanto había caracterizado el gusto romántico.
Se llega a extremos exagerados y la calidad con frecuencia no acompaña el
relato, puesto que se desarrolla una novelística con tal sucesión de crímenes
Giaour es un término despectivo que los turcos utilizaban para referirse a los no musulmanes.
El viaje de Gustave Flaubert se materializó en la documentadísima novela histórica Salammbô, que
reconstruye el esplendor de la antigua Cartago.
14
Véase reseña Viajeros románticos a Oriente: Delacroix, Flaubert y Nerval en el número anterior (15) de
esta revista Hesperia.
12
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violentos que podríamos hablar de una literatura de «navajazo y palangana»15.
Esta corriente fue moda durante un par de décadas. Dos de los escritores que
han sobrevivido al ceñudo crítico que supone el paso del tiempo son el poeta
Soares de Passos y el novelista Camilo Castelo Branco16.
A mediados de siglo comienza desde el poder una cierta preocupación por
el desarrollo e inversión en infraestructuras que, lentamente, irán sacando al
país de la prolongada parálisis en la que había estado postrado durante
al menos cinco décadas.
En Europa, el Romanticismo evoluciona hacia nuevas corrientes como el
Parnasianismo y el Simbolismo, en Francia, al tiempo que se desarrolla un
nuevo movimiento literario opuesto por su ideología y características formales al Romanticismo: se trata del Realismo, con cultivadores insignes como
Balzac, Stendhal y Flaubert. En el terreno de las ideas políticas, asistimos a la
difusión del pensamiento socialista y a la elaboración del marxismo y el anarquismo, representado en Francia por Proudhon. El Realismo, en este contexto,
se va radicalizando y deriva en el Naturalismo de Émile Zola, de la misma
generación que nuestro Eça.
Curiosamente, cuando asistimos a estos desarrollos en Francia, y el
Romanticismo en España empieza a moderarse con Bécquer y Rosalía, abandonando excesos anteriores, el Ultrarromanticismo portugués está en pleno
auge. Nuestro Eça de Queirós, joven inquieto y culto, ávido lector y atento a
las realidades culturales de fuera del país, discute lo que ve con sus amigos
del Cenáculo.
LA GENERACIÓN DEL 70
Las modernas ideas de socialismo, el pensamiento de Proudhon y la pretensión de dinamizar a la sociedad ya habían aflorado entre los compañeros de
Véase la entrada Ultrarromantismo en la Wikipedia portuguesa: http://pt.wikipedia.org/wiki/Ultrarromantismo.
16
He leído, recientemente, Amor de perdição de este último escritor. Se trata de una especie de versión
lusitana de Romeo y Julieta. Me ha sorprendido lo bien escrito que está. Es facilísimo descargarlo gratuitamente en el original portugués. En español, Amor de perdición ha sido publicado por Espasa y por Alianza,
entre otras editoriales.
15
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Eça en los tiempos de la Universidad, y enfrentaron a los apasionados estudiantes con los intelectuales ultrarrománticos del momento en la famosa cuestión conimbricense de 186517. En aquella ocasión, Eça se mantuvo al margen de
la polémica, pero una vez acabada su licenciatura empieza a dar muestras de
ardor combativo. Ya hemos mencionado su labor de oposición desde el periódico que fundó en Évora. Habieno regresado de su viaje a Egipto, se integra
plenamente en el grupo del Cenáculo, dinamizado con una mezcla de pasión
y disciplina por el poeta y pensador Antero de Quental. Los integrantes de
dicho grupo sienten la necesidad de transformar la sociedad. Se está formando
el núcleo de lo que acabará por conocerse como la Generación del 7018. En la
primavera de 1871, deciden dar un nuevo paso al frente y organizan las célebres Conferencias del Casino Lisbonense19 con el objeto de debatir los males
de la sociedad y la necesidad del cambio.
Las cinco conferencias que efectivamente se llegaron a pronunciar se han perdido, salvo la segunda, impartida por el propio Antero y titulada: «Causas de
la decadencia de los pueblos peninsulares»20. Así empezaba:
Señoras y señores:
La decadencia de los pueblos de la Península en los tres últimos siglos es
uno de los hechos más incontestables, más evidentes de nuestra historia:
puede incluso decirse que esa decadencia, siguiéndose casi sin transición
a un período de fuerza gloriosa y de rica originalidad, es el único gran
hecho evidente e incontestable que en esa historia aparece a los ojos del
historiador filósofo. Como peninsular, siento profundamente tener que
afirmar, en una asamblea de peninsulares, esta desalentadora evidencia.
Pero… si no reconociéramos y confesáramos francamente nuestros yerros pasados, ¿cómo podríamos aspirar a una enmienda sincera y definitiva? El pecador se humilla delante de su Dios, en un sentido acto de
Consúltese Questão coimbrã en la Wikipedia portuguesa: http://pt.wikipedia.org/wiki/Quest%C3%
A3o_Coimbr%C3%A3.
18
Sobre la misma, un artículo muy breve en la Wikipedia portuguesa: http://pt.wikipedia.org/wiki/
Gera%C3%A7%C3%A3o_de_70. Podemos considerar como «núcleo duro» de esta generación a Antero de
Quental, Eça de Queirós, Guerra Junqueiro, Ramalho Ortigão y Oliveira Martins (http://pt.wikipedia.org/
wiki/Casa_da_Pedra).
19
Puede accederse a un excelente esquema de las mismas en www.citi.pt/cultura/literatura/romance/
eca_queiroz/conferencias_casino.html (en portugués).
20
Puede descargarse gratuitamente el PDF en portugués desde Open Library: http://openlibrary.org/
works/OL1206971W/Conferencias_democraticas. En español, solo existe una versión impresa publicada
por el mejicano Fondo de Cultura Económica: (www.fondodeculturaeconomica.com/librerias/Detalle.
aspx?ctit=044025R).
17
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contrición, y solo así es perdonado. Hagamos nosotros también, ante el
espíritu de la verdad, el acto de contrición por nuestros pecados históricos, porque solo así nos podremos enmendar y regenerar.
Las últimas palabras de este primer párrafo reflejan perfectamente el propósito de este grupo de jóvenes intelectuales idealistas: corregir y transformar la
sociedad21.
Eça impartió la cuarta conferencia: A Literatura Nova ou o Realismo como Nova
Expressão de Arte. Aunque el texto original se perdió, quedan abundantes referencias, incluso del propio Queirós, y su contenido ha sido reconstruido por
António Salgado Júnior22.
Hubo una conferencia más la semana siguiente de la proclama que Eça hizo de
una nueva literatura. Pero no pudo concluirse el ciclo: el Gobierno, inquieto
por las ideas sospechosamente revolucionarias de estos jóvenes intelectuales,
prohibió su continuación y ordenó el cierre del Casino Lisbonense.
EÇA, DIPLOMÁTICO
En medio de toda esta actividad intelectual23, el joven escritor no descuidaba
su futuro profesional. En 1870 había ingresado en la administración pública,
donde fue nombrado administrador de la ciudad de Leiría24. En septiembre
de ese mismo año, se presentó a concurso para cónsul y quedó clasificado
en primer lugar. No obstante, sus actividades intelectuales y las malhadadas
Conferencias del Casino parece que perjudicaron su posición: no recibió
nombramiento hasta dos años después, y eso gracias a una reordenación
Llama la atención el símil de la contrición mencionado por Antero. Él era el más espiritual y ferviente
cristiano en una generación que, si no tanto como atea, se mostraba marcadamente anticlerical. Como nota
curiosa, varias de las obras de Eça se encuentran en una lista de libros prohibidos por el Opus Dei (www.
stagger.net/books/opus_dei_banned.htm)
22
Matos, A. Campos (org. e coordenação), Dicionário de Eça de Queirós, Lisboa, Caminho, 1988, s/ed.,
pág. 127.
23
El mismo mes de las Conferencias salió el primer número de la revista de crítica social As farpas (los
desgarros), fundada por Eça de Queirós y su amigo Ramalho Ortigão. Eça solo colaboraría en los números
de 1871 (descarga gratuita desde la Biblioteca Nacional Digital de Portugal, en portugués).
24
A raíz de este nombramiento, Eça tuvo la oportunidad de conocer de cerca la vida provinciana. Sus
observaciones quedarían plasmadas en la primera gran novela del realismo portugués: El crimen del padre
Amaro.
21
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ministerial que removió a alguno que otro ministro conservador. Eça se
referirá al incidente con ironía:
Porque… en fin, yo no puedo ser cónsul por haber pronunciado una
conferencia. Si esa conferencia fue la condenación del Romanticismo, se
deduce que yo no puedo ser cónsul por haber condenado el Romanticismo. Ahora bien, yo no sabía que para ser cónsul era necesario un «Certificado de que el aspirante recita todas las noches, a la luz de la luna, el
Noviazgo del sepulcro, del difunto Soares de Passos»25. […] Ay, ahora veo,
infeliz realismo, que me obstruyes una carrera. Ay… Para ser cónsul en
Pernambuco, ¡quién tuviera el corazón de Romeo!26.
Aclararé que los intelectuales ultrarrománticos contra quienes Eça se rebelaba
estaban muy bien situados en el poder y dominaban el panorama político.
Pero no hay mal que cien años dure y, a finales de 1872, tenemos a Queirós
como cónsul en La Habana. Parece que ese destino no era muy del agrado de
Eça, que tenía miedo del clima tropical por motivos de salud27 y prolongaba
sus vacaciones y permisos al máximo. Aprovechó la oportunidad para viajar
por Canadá, los Estados Unidos y América Central.
La actividad de Eça en Cuba aumenta mi admiración por su talla humana.
Eran tiempos de fuerte presión para abolir la esclavitud. El proceso estaba
en curso en la isla y, como su economía productiva era dependiente de esta
situación, los cubanos habían encontrado una serie de artimañas legales por
las que, en la práctica, reducían a este régimen a supuestos trabajadores contratados en China. Ahora bien, los chinos embarcaban a Cuba desde Macao,
territorio portugués. En la práctica, esa situación equivalía a considerar que el
reino de España reducía a una situación denigrante a súbditos portugueses. Eça
luchó incansablemente por mejorar las condiciones de esta sufrida comunidad, objeto del desprecio y el racismo de los cubanos de entonces, y presentó
innúmeras propuestas para corregir las leyes y evitar la aplicación de tales
artimañas. Aunque no fue un auténtico filántropo (cobraba a los chinos por
liberarlos de la esclavitud), su actuación fue considerada brillante en Portugal
y la comunidad oriental se sintió lo suficientemente agradecida como para
25
Esta referencia me llevó a descargar el libro Poesias de Soares de Passos, de la Biblioteca Nacional Digital de Portugal. Su poema O noivado do sepulchro me pareció el colmo de la cursilería ultrarromántica.
26
Eça de Queiroz Diplomata. Archer de Lima, Portugália Editora, Lisboa, 1946.
27
Al parecer, una amebiasis contraída durante su viaje a Egipto lo llevaría a la tumba años más tarde.
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hacerle caros regalos al final de su mandato. Eça conservó con orgullo hasta
el final de sus días un lujoso bastón que los chinos le ofrecieron.
Al tiempo que avanza en la redacción de El crimen del padre Amaro, Eça consigue huir del clima que tanto temía cuando obtiene el consulado de Newcastleupon-Tyne, en Inglaterra. Y nosotros podemos muy bien pasar a otro capítulo
sabiendo que nuestro joven intelectual, mientras inicia una prometedora
carrera literaria, es también un respetable diplomático.
EÇA, CIMA DEL REALISMO PORTUGUÉS
Émile Zola nació en 1840; Benito Pérez Galdós, en 1843 y Eça de Queirós, en
1845. El francés y el español ya son dos escritores populares cuando Eça lanza
por entregas, en 1875, la primera versión de El crimen del padre Amaro. Hubo
una cierta polémica de plagio porque ese mismo año Zola había publicado
una novela con ciertas similitudes, empezando por el título: La faute de l’abbé
Mouret (El pecado del abate Mouret). En mi opinión, la coincidencia de temas
se trata simplemente de eso, una curiosa coincidencia. El anticlericalismo,
la crítica social y los amores ilícitos son objetos muy queridos del realismonaturalismo y, en España, Galdós está recogiendo por aquellos años esa
misma temática en sus novelas de tesis28. Sea como fuere, Eça no quedó muy
convencido del resultado: al año siguiente lo publica por primera vez en volumen, con muchas alteraciones, y la edición definitiva de la obra que levantó
ampollas no vería la luz hasta 188029.
Para entonces, ya había publicado una segunda gran obra y primer rotundo
éxito en vida del autor: El primo Basilio, novela que nuevamente provoca escándalo por su fuerte crítica de la sociedad burguesa y su temática de adulterio.
La publicación de El primo Basilio definitivamente revolucionó el panorama
literario portugués y relanzó el interés por El crimen del padre Amaro, que hasta
entonces había pasado, escándalos aparte, un tanto desapercibido. Entretanto,
desde Newcastle, había escrito una obra que se quedaría en los cajones perso-
28
Ni siquiera debieron de incomodar las sospechas al propio Zola, quien consideró a Eça muy superior
a Flaubert (http://www.juggle.com/jose-maria-eca-de-queiroz).
29
Descarga de la edición portuguesa de 1889: http://purl.pt/226.
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nales del escritor durante más de un siglo, cuando ya había pasado claramente
a dominio público: La tragedia de la calle de las Flores. Hay quien considera que
se trata de un ensayo para otra de sus obras más famosas, Los Maia, libro con
el que comparte la temática del incesto30. Desde luego, comparando ambas
novelas, Los Maia parece una versión edulcorada de La tragedia, y es tal vez su
crudeza y el escándalo que habría provocado en la época lo que decidió su
no publicación.
En la Wikipedia portuguesa hay un artículo muy dudoso sobre la Generación
del 7031 en el que se declara que sus miembros no consiguieron ninguno de
los objetivos que se habían propuesto y que acabaron por considerarse «los
vencidos de la vida». No será por Eça, que había asestado el golpe de gracia
al Romanticismo. No será por el ambiente de libertad de expresión que yo
intuyo por aquellas fechas, en un país que fue regido por una monarquía
absoluta hasta hacía cincuenta años, que luego conoció guerras civiles entre
absolutistas y liberales (muy en paralelo con nuestra propia historia), y que
en 1871 había decretado el cierre de las Conferencias Democráticas y había
preterido el nombramiento consular de nuestro escritor. Veamos cómo critica
Ramalho Ortigão una desafortunada decisión del soberano desde la revista As
farpas, que él mismo dirigía32:
El servilismo del soberano al dominio de espíritus tan probadamente
nulos y tan perfectamente soporíferos como los que le asesoraron en
el centenario de Camões son prueba de que el cerebro de la dinastía se
encuentra tocado por las fatalidades atávicas inherentes a un organismo
por cuya masa encefálica circula la sangre del Sr. D. Jõao VI33.
De todos modos, Eça tiene cierto tacto al abordar la temática: los personajes (madre e hijo en La tragedia
y hermanos en Los Maia), han sido separados desde el nacimiento e ignoran la naturaleza de su relación.
31
http://pt.wikipedia.org/wiki/Gera%C3%A7%C3%A3o_de_70.
32
Las farpas. Crónica mensual de la política, de las letras y de las costumbres. Revista fundada conjuntamente por Queirós y Ortigão en 1871, aunque Eça solo colaboró el primer año. Después, quedó bajo el
exclusivo quehacer de Ramalho, aunque siguiera figurando en su portada el nombre de Eça.
Farpa significa punzón; astilla; banderilla; rasgadura o desgarro; y, en portugués coloquial —aunque
probablemente no encuentren este significado en el diccionario—, ¿cómo lo diría finamente? …ventosidad
(ejem). El nombre de la publicación sugiere su carácter satírico y agitador de conciencias.
33
As farpas, 1882. Ramalho Ortigão. El soberano actual era descendiente del referido D. João VI (17671826), que había dejado muy mal recuerdo en Portugal (entre otros datos, fue durante su reinado cuando
se separó el Brasil). Mezcla de soberano absoluto con detalles bonachones y tics grotescos, su figura no
obstante ha sido revalorizada en tiempos recientes. Lean, si no, Empire Adrift (versión portuguesa, Império à
deriva), del australiano Patrick Wilcken, o 1808, del brasileño Laurentino Gomes.
30
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
179
CÉSAR LASSO
O no será por el tono de modernidad que intuyo en la historiografía de
Oliveira Martins, otro destacado miembro de la Generación, cuyas obras
rompen claramente con el espíritu del historiador romántico Alexandre
Herculano34.
Eça, repito, ha asestado el golpe de gracia al Romanticismo. El ultrarromántico Camilo Castelo Branco, que vive de su pluma, ya no puede ignorar la
situación:
Si comparo el Amor de perdición, cuya quinta edición me parece un éxito
fenomenal y extralusitano, con El crimen del padre Amaro o El primo Basilio, confieso, voluntariamente resignado, que para el esplendor de estos
dos libros ha sido necesario que el Arte se ataviara de los primores labrados en el transcurso de dieciséis años. El Amor de perdición, visto a la luz
eléctrica de la crítica moderna, es una novela romántica, declamatoria,
con bastantes cursilerías líricas y unas ideas perversas que llegan a rayar
en el desaforo del sentimentalismo35.
Camilo Castelo Branco. Grabado de Francisco Pastor.
Camilo, viviendo de lo que escribe y vende al peso, vacila en el camino a
seguir. En 1879 publica Eusébio Macário, una novelita en la que parodia todos
los tics del naturalismo y cuya grotesca historia continuará el año siguiente
en La gentuza (A corja). No obstante, dos años después publica La brasileña de
34
Curiosamente, me parece que este último le ha dado nombre a muchas más calles portuguesas (en
Lisboa, Oporto, Cascais…) que Oliveira Martins.
35
Amor de perdição, prefacio del autor a la edición de 1879.
180
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
EL ORIENTALISMO DE EÇA DE QUEIRÓS Y SUS CARTAS DE INGLATERRA / MONOGRÁFICO
Prazins, una historia de amor frustrado ya profundamente influida por el realismo y sin la intención satírica de los dos títulos mencionados. Se considera
su última gran novela. Ocho años después, arruinado y quedándose ciego, tras
una vida sentimental agitada y un paso por la prisión por cierto escándalo
amoroso, Camilo se suicida como el romántico que era: descerrajándose un
tiro en la cabeza.
MEDITERRÁNEO Y GEOPOLÍTICA EN LA ÉPOCA DE EÇA
La esclavizada raza de Mahoma se asfixia bajo el peso de la libertad europea.
(José María de Pereda, Escenas montañesas)
La frase anterior, segunda con que Pereda inicia sus Escenas montañesas (1864)
¿constituye un ejemplo de retórica que declara la «aplastante superioridad»
de nuestra civilización o encierra una fina ironía? Si me permiten imaginar, la
idea popular que en España tendríamos de nuestros vecinos del Sur no sería
por aquel entonces muy simpática. Nos acabábamos de batir en una guerra
marroquí (1859-1860) que Pedro Antonio de Alarcón describe en su Diario de
un testigo de la guerra de África y, en la madrileña carrera de San Jerónimo, la
entrada al edificio de las Cortes exhibía sus dos flamantes leones, cincelados
sobre el bronce fundido de los cañones que en dicha guerra arrebatamos al
enemigo.
…«Se asfixia bajo el peso de la libertad»… Sí, de todos modos, debe de haber
alguna sutil ironía, en una Europa cuyas aspiraciones coloniales llevan décadas afilando cuchillos. El breve párrafo que la precede y con que el escritor
cántabro abre las Escenas montañesas es «Las plantas del Norte se marchitan
con el sol de los trópicos»36.
Portugal, aparte de crear un imperio allende los océanos y sus extenuantes
luchas con ingleses y holandeses en el Atlántico occidental y sobre todo en
Asia, había hecho un esfuerzo considerable por ocupar la franja atlántica
marroquí entre los siglos XV y XVIII. El lucro que ese esfuerzo en territorio
36
Lectura gratuita de Escenas montañesas en Wikisource: http://es.wikisource.org/wiki/Escenas_
monta%C3%B1esas.
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
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CÉSAR LASSO
norteafricano pudiera producir siempre fue objeto de debate. En 1769, el
marqués de Pombal decidió abandonar la última plaza que nuestros vecinos
ocupaban en la costa atlántica: Mazagão, la actual El Jadida.
Según el profesor António Dias Farinha, las consecuencias de esa decisión
fueron positivas:
El fin de la presencia militar portuguesa en Marruecos abrió una nueva
época en las relaciones entre los dos países, que normalizaron sus contactos diplomáticos, desarrollaron el comercio y protegieron la navegación.
Se sucedieron las embajadas entre ambos Estados y la confianza creció de
tal forma que, en 1780, una parte del tesoro de Marruecos fue depositada
en Lisboa bajo la custodia de la reina portuguesa. Los estudios de árabe
conocieron notable incremento gracias a Fray João de Sousa, al estímulo
de D. Fray Manuel do Cenáculo y a la «escuela» del Convento de Jesus37.
Al menos, las relaciones entre lusitanos y magrebíes atravesaron una fase de
simpatía, y Portugal pudo concentrar su atención en otros problemas que
enturbiaban su horizonte vital, y en la agitada historia que desde el inicio del
siglo siguiente sacudirá el panorama europeo.
De algún modo, en Portugal podría haber ocurrido un cierto olvido de su
histórica interacción con el islam durante las primeras décadas del siglo XIX.
En España, me parece que el interés fue mayor: nuestros románticos fisgan y
rebuscan leyendas morunas del pasado nacional (consulten, si no, las obras
del duque de Rivas, de Antonio García Gutiérrez o de ilustres hispanistas
como el romántico estadounidense Washington Irving).
En este hilo de pensamiento, tengo la impresión de que, cuando el historiador
portugués (y eminente poeta, novelista y dramaturgo) Alexandre Herculano
lanza en 1844 su novela histórica Eurico el presbítero, la postura defendida es
que había existido una gloriosa civilización cristiana y que, ante la «salvaje»
invasión de un pueblo bárbaro, los héroes visigodos se debatirán por reestablecer la justicia y la superioridad moral de la fe en Cristo.
La preocupación por el espíritu democrático y el rechazo del salvajismo parece
dominar la segunda mitad del siglo XIX portugués. En este sentido, detecto con
37
António Dias Farinha, Os Portugueses em Marrocos. Lisboa, 1999. Descarga gratuita del PDF desde
Biblioteca Digital Camões.
182
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
EL ORIENTALISMO DE EÇA DE QUEIRÓS Y SUS CARTAS DE INGLATERRA / MONOGRÁFICO
frecuencia cierto desprecio por las culturas del África subsahariana, así como
un rechazo de la figura del marqués de Pombal que, si bien había pretendido
modernizar el país en la segunda mitad del siglo XVIII, representó el perfecto
ejemplo del líder ilustrado: todo para el pueblo, pero sin el pueblo. El propio
Camilo Castelo Branco nada simpatizaba con la figura del marqués, a quien
dedicó un libro. Ramalho Ortigão, desde su revista As Farpas38, escribirá en
1882:
La personalidad de un estadista de la escuela del marqués de Pombal
representa la negación expresa de todas esas libertades, representa el renacer del antiguo despotismo monárquico, la coerción del hombre sobre
el hombre, cuando lo que todos nosotros pedimos desde Danton a esta
parte, en nombre de la dignidad de la especie, rehabilitada por la ciencia
en posesión de sí misma, es el libre ejercicio de la acción del hombre
sobre la naturaleza.
Los únicos pueblos del globo que todavía hoy aceptan, no diremos que
con los regocijos de un triunfo sino simplemente sin discusión, sin protesta o sin revuelta, el principio de la autoridad representada por el arbitrio de un individuo, son los salvajes; son los ashanti cuyo rey, heredero
único y forzado de todos sus súbditos, tiene 3.333 mujeres y un número
proporcional de hijos, con derecho de saqueo sobre toda su comunidad; son los kafungas del valle del Níger, donde nadie se aproxima al
soberano sino con las manos en el suelo y la cabeza arrastrada sobre el
fango; son los abisinios, que nacen todos esclavos del rey su dueño; son
los melanesios, cuyo jefe tiene el tratamiento de Dios; son, finalmente,
los cafres, los botocudos, los tupinambaes, los patangonios [sic] y los
esquimales.
En Europa, ya no hay de eso.
En 1888, Carlos Testa, capitán de navío39, publica un librillo titulado Portugal
y Marruecos ante la historia y la política europea. Tras hacer un repaso de la aventurera historia marítima de Portugal, el militar Testa sugiere que quizás no fue
tan acertado el abandono de Marruecos y que, en un contexto de expansión
colonial, la presencia portuguesa en el norte de África estaría más que nunca
justificada por derechos históricos, estratégicos y por la legitimidad que
supone acabar con un régimen bárbaro.
Véase nota 32.
Para el rango de capitán de navío, consúltense las Wikipedias inglesa, portuguesa y española (esta
última es la más sucinta en detalles): http://es.wikipedia.org/wiki/Capit%C3%A1n_de_nav%C3%ADo.
38
39
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CÉSAR LASSO
Para el capitán Testa, la necesidad de que Europa domine el norte de África
resulta obvia:
Ya había transcurrido un cuarto del siglo XIX y todavía la margen africana del Mediterráneo yacía sujeta en toda su amplitud a los sectarios
de un oscurantismo invencible y de un fanatismo intransigente con la
nueva ley de las naciones; y las regencias berberiscas de Trípoli, Túnez,
Argel y el imperio marroquí constituían, en su conjunto, la vergüenza
de los Estados cultos, ya que estos consentían que aquel mar, que había sido desde otras eras el centro de las relaciones entre los pueblos
marítimos, todavía se mantuviese como campo de depredaciones sistemáticas, área de la más autorizada o tolerada piratería, flagelo de la
navegación pacífica, y objeto constante de fatigosa lid para la vigilancia
y para la acción represiva de las potencias marítimas y fronterizas de
este lado del mar40.
El capitán de navío no duda en llamar a Marruecos «bárbaro Estado» y
califica su sistema de gobierno de «vejatorio y repugnante a las leyes de la
humanidad». Tras mencionar las buenas relaciones también referidas por el
profesor António Dias Farinha, sugiere que Marruecos debería ser repartido
entre España y Portugal, de manera que la primera dominara la zona mediterránea, y la segunda, la atlántica; así se establecería un equilibrio perfecto
en el reparto de las naciones europeas, pues Francia ya dominaba Argelia y
previsiblemente acabaría por dominar Túnez, la expectativa de que Trípoli
acabaría siendo concedida a Italia como compensación por Túnez era más
que fundada, e Inglaterra ya controlaba su ruta hacia Suez y la India a través
de pequeñas plazas como Gibraltar y Malta.
Los ingleses, en la década de los años sesenta, están muy atentos a la construcción del canal de Suez, que facilitará enormemente la conexión de la metrópoli con el subcontinente indio, la «joya del imperio». Y, en África, sueñan
con un continuo británico que una Ciudad del Cabo con Alejandría bajo la
bandera británica. Este proyecto, por cierto, choca frontalmente con la aspiración portuguesa de unir las posesiones atlánticas en la costa angoleña con
Mozambique, en lo que los ideólogos nacionales esbozaron como «el mapa
rosado».
40
Carlos Testa, Portugal e Marrocos perante a historia e a politica europea, 1888. Lectura gratuita en portugués con grafía decimonónica desde The Project Gutemberg.
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EL ORIENTALISMO DE EÇA DE QUEIRÓS Y SUS CARTAS DE INGLATERRA / MONOGRÁFICO
O mapa cor-de-rosa (fuente: Wikipedia)
EL VIAJE A EGIPTO
Ya estamos en contexto. Permítanme ahora volver a 1869, retrocediendo para
avanzar, como si mi artículo fuera las laberínticas callejuelas de una medina.
Eça, el joven ilusionado que barrunta ajusticiar el Romanticismo, embarca
ávido de nuevas experiencias rumbo a Oriente. Es su primer gran viaje al
extranjero.
Ansía descubrir nuevos paisajes, nuevas geografías, viejas culturas, otras razas;
y anota minuciosamente todo lo que encuentra:
La raza parece haber degenerado de la antigua belleza vigorosa de la gente andaluza. Los rostros tienen más bien un cierto aire fatigado e inexpresivo. Solo de vez en cuando, raras veces, se encuentran las fisionomías
finas, románticas, altivas y vigorosas del antiguo tipo; pero, en general, se
siente la invasión de la vida moderna.
Lo anterior es una impresión fugaz de la gente de Cádiz, primera escala de
su travesía a Egipto. La palabra raza será una constante en Eça. Darwin ya ha
planteado sus teorías sobre la selección natural y la evolución de las especies,
y el filósofo francés Gobineau ha lanzado sus más que dudosas concepciones
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
185
CÉSAR LASSO
raciales referentes a la especie humana; pero Eça, hijo de su época, tiene al
menos una visión más simpática y se deja encandilar por la diversidad:
Allí está diseminada la multitud pintoresca y original de los que siguen
la universidad. Lo que allí se enseña es apenas el Corán y la gramática,
las lenguas, el viejo árabe y el persa. Los que estudian vienen de todas
partes: del Magreb, de la Nubia, de la Abisinia musulmana, del Hiyaz, de
las ciudades santas, de la Alta Siria, de la Mesopotamia. Rostros negros,
bronceados o cobrizos, pálidos rostros de Siria y del Cáucaso, los perfiles
duros de los magrebíes, las fisionomías regulares, los grandes ojos de
los árabes, la nariz curvada de los habitantes del Hiyaz —todas las razas
que leen el Corán están allí—. El desierto envía a sus beduinos, Persia a
sus poetas, las ciudades de La Meca y de Medina a sus santos y profetas.
Están allí todos, con sus indumentarias diferentes y las actitudes de sus
razas41.
Al tiempo que el joven Eça tiene muy presentes estas preocupaciones cientificistas de la época, la resonancia romántica de Las mil y una noches acude con
frecuencia a su pluma42. De las mezquitas de El Cairo dice:
En todas ellas, abandonadas, arruinadas o pobladas de fieles, hay maravillas de arquitectura. En unas, es la gracia del minarete esbelto, saliendo
del pesado muro de la mezquita, con una elegancia, una armonía, un
imprevisto, una fantasía de las que nada puede dar idea; ni las agujas
góticas, ni la elegancia de las columnas griegas: aquello se destaca, brilla,
reluce en el profundo azul con una intensidad de imaginación y de poesía que hace pensar en un sueño de Las mil y una noches.
El viaje es intenso y acelerado. En 43 días, intentará ver y absorber todo lo
posible. Sus emociones saltan de un extremo a otro: desde el deslumbramiento ante la belleza del paisaje hasta la decepción por el abandono o la
degeneración de los escenarios con que había soñado. Hay pasajes verdaderamente graciosos:
Junto al patio, a la salida, los árabes muestran una maravilla. Son dos columnas que asientan sobre un mismo pedestal. Entre ellas hay un espa-
O Egipto, cap. VII: Al-Azhar, la espléndida. Solo la palabra raza, en singular o plural, aparece 41 veces
en el relato… sin contar con todas las palabras que puedan aparecer como sinónimos para evitar cansinas
repeticiones: trazo, carácter, nación… Y, como comprobamos en la muestra, las minuciosas descripciones
fisonómicas o de color de la piel.
42
Aparte de expresiones como «una fantasía árabe», «un cuento árabe», las Mil y una noches son expresamente mencionadas una docena de veces en su O Egipto.
41
186
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
EL ORIENTALISMO DE EÇA DE QUEIRÓS Y SUS CARTAS DE INGLATERRA / MONOGRÁFICO
cio estrecho: sirve para evaluar a los pecadores. Quienes consigan pasar
entre las dos columnas son inocentes de toda culpa: Mahoma les sonríe
y pasarán sobre el puente de el-Siratí; si, por el contrario, algún pecador
intenta atravesar, las columnas se aprietan y el cuerpo no pasa. Nuestro
dragomán, que nos contó esta leyenda, subió al pedestal y pasó, riendo,
entre las columnas, con la satisfacción alegre de su inocencia. Mi compañero también pasó. Yo lo intenté, pero enseguida me convencí de que
las columnas estaban al corriente de mis pecados: ¡percibiendo quién
era yo, se apretaban! El caso es que no lo conseguí. Algunos árabes alrededor, viendo un castigo tan manifiesto, se apiadaron de mí, intentando
consolarme bondadosamente.
Nuestro escritor es un joven de veinticuatro años admirador de Baudelaire. Si
bien condujo a lo largo de su vida una línea equilibrada de dignidad y trabajo,
en Egipto también está para divertirse y no quiere privarse de los paraísos artificiales descritos por el autor de Les fleurs du mal:
Fuimos apenas una vez al bazar de las drogas: buscábamos haxix.
¿Haxix? —nos dijo Jonas Ali [el intérprete]— pero… ¡está prohibido!
Pero debe de haberlo… ¡sobre todo, estando prohibido!
En primer lugar —respondió él gravemente— hay tres cualidades de
haxix: hay haxix en pastillas…
¡Pues que vengan las pastillas!
Hay haxix en pastel…
¡Pues que vengan los pasteles!
Hay haxix en jalea…
Entonces, ¡venga la jalea!
Jonas Ali se encogió de hombros —y la mirada que nos lanzó estaba llena de un infinito desdén—.
Castamente, el fragmento anterior es fin de capítulo y no tenemos descripción
de su noche de farra. Pero a la mañana siguiente él y su amigo el conde van
a un baño turco y quizás les duraran los efectos, porque solo hay que leer su
alucinada descripción del hammam.
Un aspecto que llama la atención de nuestro joven occidental es el diferente
ritmo de vida en Oriente. Con frecuencia, nos habla de indolencia oriental,
una afirmación que, en nuestros días, ha llegado a irritar a algún académico
musulmán portugués. De todos modos, Eça es un joven deslumbrado y hay
que leer sus afirmaciones en contexto. Sus descripciones están llenas de
opuestos del tipo «indolente actividad», «fanatismo bondadoso», «lúgubre por
el exceso de luz». Y juzguen ustedes mismos si, desde luego, no habría una
diferente actitud ante el tiempo entre uno y otro pueblo:
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
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CÉSAR LASSO
Por lo demás, los ferrocarriles egipcios no tienen una velocidad fija. Van
al capricho del maquinista que, de vez en cuando, para la máquina, se
apea, enciende la pipa, ríe con algún viejo conocido del camino, sorbe
lentamente su café, vuelve a subir bostezando y hace partir distraídamente el tren. Ese día, sin embargo, el aire estaba nublado, lluvioso; el maquinista nos llevó rápidamente a Alejandría.
Desde luego, Queirós no parece inventarse nada. Yo he oído testimonios de
que un siglo más tarde, la línea entre El Cairo y Alejandría no había cambiado
todavía mucho esa forma de funcionar. Y aún recuerdo las interminables filas
que debía soportar frente a la central de correos en Rabat para poder usar
un teléfono público, en 1987. Mi impaciencia en la cola contrastaba con la
despreocupación y buen ambiente de los marroquíes que me rodeaban: ya
llegaría su turno… (nueve años después, la situación de unos pocos teléfonos
públicos dando servicio a toda la capital había cambiado radicalmente. En
cualquier esquina de cualquier ciudad marroquí proliferaban las boutique du
téléphone).
Consideraciones sobre la grandeza del Egipto faraónico, sobre la enormidad
de la empresa del canal de Suez, sobre la diversidad cosmopolita de El Cairo,
sobre la religiosidad, arquitectura, tipos raciales, observaciones sobre las
mujeres… Nada que no pudiera comentar cualquier otro viajero europeo.
Sin embargo, ya en estos tempranos apuntes aparece también un elemento
nuevo: una cierta conmoción ante la crueldad de la realidad que observa. En
esta crueldad, se alían los intereses del gobernante de Egipto con los de los
europeos, a los que el pachá está vendido. Eça denuncia la facilidad arbitraria
con que el campesino puede perder casa y tierra, el abuso de los impuestos,
muchas veces arbitrarios, los castigos físicos e injusticias de todo tipo:
¡El fellah no es feliz! Realmente, sus viviendas son cuchitriles. La mayor
parte de los hijos se le mueren. Le obligan a trabajar en las obras del pachá… Se lo llevan a Nubia, a Asuán, al Sudán: la familia se dispersa; los
viejos expiran al abandono. Vienen a buscarlo a la aldea, se lo llevan y,
una vez en destino, le pagan en géneros.
Vaya, por ejemplo, a las fábricas de refinado de azúcar: le prometen veinte parás por día; pero los veinte parás se los dan en melaza, tasada a un
precio extravagante, y el fellah tiene que venderla a bajo precio, comérsela
o dejar que se estropee.
La descripción de este cruel sistema llega a relatos que no son aptos para estómagos delicados:
188
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
EL ORIENTALISMO DE EÇA DE QUEIRÓS Y SUS CARTAS DE INGLATERRA / MONOGRÁFICO
El impuesto es el terror del fellah, tanto más cuanto que se trata de un
impuesto solidario. Cuando el jeque debe un cierto impuesto, toda la
aldea queda obligada. Por lo demás, si el jeque no presenta la suma completa, lo apalean hasta que la consiga. Antiguamente, al jeque que no
saldaba su cuenta de impuestos lo clavaban a una ventana por las orejas
y allí quedaba colgando, custodiado por dos soldados que, de vez en
cuando, le humedecían con unas gotas de agua los labios, hasta que la
aldea acudiese a rescatar la falta. Ahora bien, como el jeque es siempre el
más viejo, el más rico, el que protege, el que casa, el jefe, ¡la aldea corría
a salvar las orejas de su jeque!
Y los europeos son una chusma de chulos que se ríen de la dignidad y paciencia de un pueblo al que han ido para chuparle la sangre…
[Alejandría] es una ciudad bajamente mercantil. Las colonias que la habitan, griegos, italianos, marselleses, están allí de paso: oprimen, absorben,
engordan, adquieren esclavas en el Fayum, y las encierran en sus casas
pretenciosas, llenos de comida, de usura y de sensualidad […] El interés,
la aspereza del lucro, el estado de colonos expoliadores, confieren un aspecto de brutalidad y de avidez a aquella población; aquí el griego pierde
su perfil correcto, agradable y penetrante; el marsellés ya no tiene una
fisonomía cálida, expresiva, sutil y aventurera, ni el italiano sus trazos
voluptuosos y plenos. Tienen todos facciones combativas y aguzadas de
explotadores ávidos.
[…]
¿Los extranjeros? Se lucran con esta situación. ¿Quiere saber cómo se
viene procediendo en Alejandría, bajo la protección de los consulados? Un francés alquila la casa de un árabe, pero no le paga el arrendamiento; el árabe intenta entablar proceso, y tiene que ser interrogado
por el cónsul. Mientras tanto, el francés realquila la casa a un griego. El
pobre árabe, cuyo pretendido proceso iba a llevarlo el cónsul francés,
grita por Alá, y va a renovar el proceso e incurrir en nuevos gastos ante
el cónsul griego. Pero resulta que el griego, a esas horas, ya ha pasado
la casa, hábilmente, a un italiano. Y el desesperado propietario árabe,
ahogado en autos, jadeando de desesperación, anula su proceso con
grandes pestes en nombre del Profeta… y ahí va de nuevo a volver a
empezar ante el cónsul italiano. Pero en ese momento, el negocio ya
está confiado al cónsul inglés. Y como hay dieciocho consulados en
Alejandría…
Y, mientras los árabes sufren y los europeos rapiñan todo lo que pueden, los
niños sobreviven, juegan, aprender a rezar o duermen, desnutridos y con sus
heridas asediadas por las moscas, insecto cuya aparición en el libro no me he
molestado en recontar, pero que con frecuencia acompaña a los miserables:
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
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CÉSAR LASSO
…Algunos niños duermen, con los ojos llenos de heridas, y los enjambres de moscas se agrupan sobre ellas en grandes manchas negras…
CARTAS DE INGLATERRA
Diez años han pasado desde aquel viaje y nuestro Eça ya no es el joven redactor casi desconocido de periódicos locales, sino un respetado cónsul que ha
prosperado en la vida, finalmente establecido en Bristol: allí había conseguido
ser transferido desde Newcastle, ciudad que no le gustó.
Al mismo tiempo, es ya un escritor de renombre. La publicación de El primo
Basilio (1878) lo ha consagrado definitivamente y ha favorecido la edición
definitiva de El crimen del padre Amaro (1880), la obra con que estableció definitivamente el realismo en el panorama literario portugués.
Es curioso que Eça mantuviera separadas ambas actividades. Al tiempo que
cultivaba la amistad con diplomáticos europeos acreditados en Inglaterra,
ocultaba su faceta de escritor. Su amigo, el cónsul sueco conde de Bancow,
con quien Eça comió todos los días durante años en el mismo restaurante y
con quien compartió innumerables veladas y pequeñas escapadas a Londres y
a París, solo se enteró de aquella actividad literaria un año después del fallecimiento del escritor, y no podía creérselo. Tuvieron que enseñarle una postal
de la estatua que le habían dedicado en Lisboa43.
En Bristol, Eça inició su colaboración como cronista con una publicación de
Río de Janeiro, la Gazeta de Notícias. Allí fue publicando la colección de crónicas que, cinco años después de su muerte, aparecerían recogidas en libro con
el título Cartas de Inglaterra44.
43
Información procedente de «Eça de Queirós, cônsul e escritor» por José Calet de Magalhães in revista
Camões n.º 9/10, 2000. Acceso al PDF desde: http://cvc.instituto-camoes.pt/component/search/E%25C3%2
5A7a%2Bde%2BQueir%25C3%25B3s.html?ordering=&searchphrase=all.
44
Increíblemente, la portuguesa Fundação Eça de Queiroz tiene el dato equivocado en su página web
(www.feq.pt/eca_de_queiroz.html), donde se afirma que Eça habría publicado las Cartas en un periódico de
Oporto llamado A Actualidade entre 1877 y 1878. Este dato es imposible porque las Cartas describen acontecimientos que tuvieron lugar unos años más tarde, a principios de los ochenta. Envié a la Fundación un email
razonado el 14 de mayo de 2011, que nunca obtuvo respuesta. El dato continúa equivocado en esa página.
Dicho error parece ser debido a que las Cartas de Inglaterra han sido publicadas conjuntamente con
unas Crónicas de Londres por la editora Livros do Brasil, y existe un PDF gratuito de esa edición conjunta al
190
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
EL ORIENTALISMO DE EÇA DE QUEIRÓS Y SUS CARTAS DE INGLATERRA / MONOGRÁFICO
Marco Temático de las Cartas de Inglaterra
Los datos que he mencionado apuntan hacia un cuadrilátero noticioso:
1. Inglaterra y los ingleses, de los que el diplomático era un observador privilegiado.
2. Brasil, constituido en aquel tiempo en imperio, un país en expansión que
Eça no conoce personalmente, pero cuyo potencial admira. Allí se encuentran
los destinatarios iniciales de esta serie de crónicas.
3. El mundo árabe e islámico, que ocupaba por aquel entonces buena parte
de la actualidad informativa.
4. Portugal (en trasfondo), como país que siempre había estado entre las
preocupaciones intelectuales del autor.
Marco Temporal de las Cartas
Desgraciadamente, las crónicas incluidas en Cartas de Inglaterra no están fechadas. Mis sospechas apuntan al desfase entre la redacción de unos acontecimientos inmediatos y la recepción en Río de Janeiro de las mismas. Eça escribe
a principios de los años ochenta. El telégrafo consiguió unir los extremos del
Atlántico entre Irlanda y las costas de Terranova, por primera vez, en 1866, pero
quizás su extensión transatlántica fuera todavía bastante limitada quince años
después. Dudo que hubiera barcos capaces de recorrer esa distancia en menos
de dos semanas, a lo que se suma el hecho de que las partidas no serían diarias
y habría que esperar una próxima travesía. Probablemente, el escritor, consciente de estos desfases, prefirió no fechar los acontecimientos que describe
para que el atraso en las fechas no desluciera su interés informativo.
No obstante, los sucesos descritos nos dan una idea bastante aproximada para
situar las Cartas. Referiré los tres que he conseguido identificar sin esfuerzo,
correspondientes a otras tantas crónicas de las doce que componen el libro:
que se puede acceder desde http://it.kat.ph/obras-integrais-autores-portugueses-varios-t2232505.html. Curiosamente, según he podido constatar en el PDF, el orden en que se presentan las Cartas es distinto del de
la edición de 1905. Las Crónicas de Londres, a diferencia de las Cartas de Inglaterra, están fechadas, y fueron
inicialmente publicadas entre los referidos años de 1877 y 1878.
HESPERIA, CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO / MAYO 2012
191
CÉSAR LASSO
1. El fallecimiento de Disraeli, el político británico, que es el asunto de la
crónica titulada «Lord Beaconsfield», se produjo en 188145.
2. La invasión británica de Egipto descrita por Eça tuvo lugar en septiembre
de 188246.
3. La broma al prestigioso periódico Times, a la que las Cartas dedican una
divertidísima crónica, tuvo lugar en enero de 188247.
Menciono estos tres acontecimientos según el orden de aparición en la edición de 1905. De las fechas deducimos que esa edición no presentó las crónicas por orden cronológico.
Estilo, información y denuncia de la obra
Ágil, cautivador, entretenido, irónico… Las cartas, que quizás no figuren entre
los grandes hitos por los que Portugal recuerda a su Eça de Queirós, han sido
mi descubrimiento de un escritor, y me gustaría que también fuera el de ustedes. Eça, que tanto provocó en sus obras, resulta verdaderamente divertido
en estas Cartas, que se leen por su buen humor y diversidad de temas en un
abrir y cerrar de ojos. Pocas veces encontrarán una denuncia tan clamorosa del
egoísmo occidental acompañada de tanta gracia y salero, y salpicada de datos
y noticias que por otra parte declaran el amor a la vida y a la sociedad en que
a uno le ha tocado vivir. Se van ustedes a reír de los ingleses a quienes Queirós
declara amar profundamente:
Es, sobre todo, en este momento, desde el inicio de la guerra de Egipto,
que quienes, como yo, amamos a Inglaterra, sufrimos por verle estos modos extravagantes de valentón de novela picaresca…
¿Les parece un estereotipo el tema del inglés y su té de las cinco? Leamos a
Eça, que denuncia que los ingleses, en su afán imperial de proteger (extender)
los límites de sus dominios en el subcontinente indio, se han metido en el
avispero afgano:
45
46
47
Según Eça, el 19 de mayo. Según la Wikipedia española, el 19 de abril de 1881.
Véase el artículo «Egypt» de Arturo E. Campo en la Encyclopedia of Islam, Nueva York, 2009, p. 212.
http://en.wikipedia.org/wiki/Harcourt_interpolation.
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EL ORIENTALISMO DE EÇA DE QUEIRÓS Y SUS CARTAS DE INGLATERRA / MONOGRÁFICO
El general sitiado, que en esas guerras asiáticas siempre puede comunicar,
telegrafía al virrey de la India, reclamando con furor refuerzos… ¡té, y
azúcar! (Esto es textual; fue el general Roberts quien soltó hace días este
grito de británica delicadeza; el inglés, sin té, combate flojito). Entonces,
el gobierno de la India, gastando millones de libras como quien gasta
agua, manda a toda prisa fardos informes de té reparador, blancas colinas
de azúcar, y diez o quince mil hombres.
¿Fuerte, el sarcasmo? Lean su artículo «Sobre libros», el segundo en las ediciones que yo he manejado, y verán que si Eça se recochinea de algo, es de la
impresionante variedad editorial con que el mercado y la producción literaria
británica hacían sus delicias. Deberán detectar el amor que un portugués sintió
por Inglaterra entre las líneas de su constante denuncia del imperialismo del
momento. Uno de los temas que ocupaba el panorama noticioso era Irlanda,
de la que no faltan noticias (la primera crónica enlaza el imperialismo en
Afganistán con la ocupación inglesa de la «Verde Erín»):
Hay también otra cosa que se entiende bien, y es que la población trabajadora de Irlanda se muere de hambre, y que la clase propietaria, los terratenientes, se indignan y reclaman el auxilio de la policía cuando los trabajadores manifiestan esta pretensión absurda y revolucionaria: ¡comer!
Entre artículos que incluso demuestran ternura, como el dedicado a una fiesta
de niños ingleses de la nobleza a la que Queirós asistió, la nota dominante
que encontrarán es la de denuncia. Verán ustedes ejemplos de hipocresía que
claman al cielo y en los que Eça utilizará una ironía como la de la cita anterior.
Puede que nuestro autor llegue a mencionar que al árabe le dan patadas en el
culo, y puede que les impresionen los argumentos que nuestro autor utiliza.
Pero incluso le verán utilizar un lenguaje delicado: «Un puntapié en la anatomía posterior del árabe».
En cuanto a los judíos, verán ustedes una actitud ambivalente: también
aparecen crónicas dedicadas a los mismos en las que encontrarán sarcasmo,
admiración y, en alguna frase clarísima, un profundo rechazo hacia cualquier
invitación a perseguirlos. La crónica que dedica a Lord Beaconsfield se refiere
al político de orígenes semíticos que hoy conocemos mejor por Disraeli.
Las Cartas de Inglaterra no destacan por sus menciones expresas a Portugal,
pero el lector inteligente siempre encontrará a ese pequeño país en el trasfondo. Cuando Eça habla del reparto colonial y de los países en los que la
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codicia invasora podría recaer, hay una velada alusión frecuente al hecho de
que quien no sea fuerte, puede ser el siguiente. Y, por dejar constancia de
alguna cita, veamos como Eça se refiere al pueblo portugués:
Esto es tanto más atroz cuanto que el niño portugués es excesivamente vivo, inteligente e imaginativo. En general, nosotros, los portugueses,
solo empezamos a ser idiotas cuando llegamos a la edad de la razón.
Se me ocurre que el señor Queirós fue un perfecto caballero que, curiosamente,
tuvo la capacidad de irritar a la Iglesia anglicana, al Opus Dei, al judaísmo y al
islam. Y es curioso que él, sin oponerse nunca a la necesidad de ser espiritual,
siempre se enfrenta a clericalismos. Una de las primeras declaraciones que me
pusieron alerta sobre este aspecto estaba ya en las Cartas de Inglaterra:
Mahoma, en sus mezquitas, Cristo, en nuestras capillas, van singularmente
envejeciendo; nuestro Mesías se va cubriendo poco a poco del polvo que
levanta el fuerte arado de la razón, labrando un mundo nuevo; y el profeta
del islam, habiendo perdido la fuerza de su unidad, subdividido en mil
profetas menores que presiden mil sectas diferentes48, mal puede resistirse al lento avance de la civilización occidental. Y con Cristo y Mahoma,
que eran los principios militantes y vivos de sus religiones, desaparece lo
que en esas religiones había de vivo y de militante. Queda Dios, queda
Allah. Sublimes abstracciones, incapaces de inspirar amor o heroísmo.
Si Eça «ataca a Dios», también ataca la arrogancia de las civilizaciones:
La complicada abundancia de nuestra civilización material, nuestras
máquinas, nuestros teléfonos, nuestra luz eléctrica, nos han hecho intolerablemente pedantes: estamos dispuestos a declarar despreciable a
cualquier raza, si es que no sabe fabricar pianos Erard; y si en algún lugar hay un pueblo que no posea como nosotros el talento de componer
óperas cómicas, lo consideramos ipso-facto abocado para siempre a la
esclavitud…
Resulta que quería hablarles del orientalismo de Eça de Queirós y que, quizás,
no me haya metido mucho en el tema… Sé que ese presunto orientalismo ha
sido atacado por algún académico musulmán49. Yo, por mi parte, recuerdo
48
Eça ha conocido un islam, por decirlo de alguna manera, «en horas bajas»: no consigue unirse en un
bloque político que se oponga a la expansión europea, y ha tenido noticia del movimiento chií babista,
perseguido en Persia y del que se desgajaría la religión bahaí. De los babíes, hará curiosas referencias en una
obra posterior: La correspondencia de Fradique Mendes.
49
«Eça de Queirós e o Islão: questões do Oriente / questões do Ocidente» por AbdoolKarim Vakil in
revista Camões n.º 9/10, 2000. Acceso al PDF desde Centro Virtual Camões: http://cvc.instituto-camoes.pt/
component/search/E%25C3%25A7a%2Bde%2BQueir%25C3%25B3s.html?ordering=&searchphrase=all.
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un amistoso chat con mi amiga Edell de Wisconsin. De repente, me dijo: «Jo,
cómo os pasasteis los españoles en la conquista de América». Se me ocurrió
pensar que los anglosajones aprovecharon inicialmente la hospitalidad de
los indios para acabar robando su territorio. Se me ocurrió pensar que, como
español, me gustaría identificarme con lo más honrado de nuestra raza:
Bartolomé de las Casas, o exploradores de la talla de Núñez de Balboa o Álvar
Núñez Cabeza de Vaca. Pero me callé.
Un tercio de las Cartas de Inglaterra, su crónica más extensa, está dedicado a la
invasión británica de Egipto en 1882.
Hay árabes que nos critican con amargura, y hay occidentales que desprecian
a los árabes. Vean cómo un portugués que amó a Inglaterra grita al cielo por
aquella invasión. El joven Eça, en poco más de un mes por tierras del Oriente
Medio y a través de lecturas escritas por europeos, mal ha llegado a conocer
la civilización árabe. Del elegante líder egipcio que se rebeló contra el pachá
y pretendió dignificar el país, dice que, como árabe, era hombre de una única
lectura: el Corán; pero, estereotipos o clichés aparte, Eça pondrá su fina ironía
al servicio de desenmascarar el egoísmo y la hipocresía de Occidente. ¿Quién
es más amigo de un árabe? ¿Quién es más amigo nuestro? ¿El que, conociendo
lo más íntimo de nuestra alma, no mueve un dedo por ayudarnos o el que, sin
acabar de entendernos plenamente, nos guardará para siempre un rinconcillo
en su corazón y denunciará a nuestros enemigos?
Disfruten con la lectura de las Cartas de Inglaterra. Tienen frescura, son entretenidas, y quizás descubran que el Sr. Queirós, aparte de gran escritor y buen
diplomático, también tenía una venilla brillante como analista político.
ALGUNAS PROPUESTAS DE LECTURA
Si bien Eça de Queirós despertó mucho interés en la España de la Generación
del 98, les prevengo contra las traducciones de aquella época y, de forma
muy especial, contra las realizadas por nuestro genial Valle-Inclán. De todos
modos, los genios también tienen que comer, las traducciones estaban mal
pagadas y Valle-Inclán, en las prisas por acabar, no investiga datos: un plato
portugués lo sustituirá por unas suculentas chuletitas con patatas fritas, que es
lo que al traductor le podría apetecer en ese momento, saltará párrafos enteros
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y tendrá la genialidad de sustituir los significados que no ve claros por invenciones personales que no desentonen demasiado. A poco que investiguen en
internet, descubrirán algún documento titulado De como Eça foi assassinado em
Espanha. Este hecho ha sido sobradamente investigado.
Publican a Queirós, entre otras editoriales, Alianza, Pre-Textos y, sobre todo,
Acantilado. Esta última tiene ni más ni menos nueve obras del autor portugués. Además de las Cartas de Inglaterra, encontrarán ahí Ecos de París, otro
libro de crónicas destinadas a los lectores brasileños de la Gazeta de Notícias,
escritas diez años después desde su nuevo puesto consular en París. De esta
nueva obra, hay una crónica que hará las delicias del lector español, donde
se trata de nuestra errática política internacional del siglo XIX bajo una visión
de «España de pandereta» y la ágil y fina ironía del Sr. Queirós. Dicha crónica se centra en la cuestión marroquí. Aunque no he leído nunca nada de
Acantilado, tengo la mejor impresión de dicha casa. Imagino que son ediciones interesantes, porque reciben subvenciones de la Dirección del Libro y
Archivos del Ministerio de Cultura portugués.
Quien se aventure a leer a Eça en portugués con grafía decimonónica, encontrará docenas de obras amablemente puestas a disposición para download
gratuito. Filones para posibles descargas son la Biblioteca Nacional Digital (de
Portugal), Open Library y The Project Gutemberg. Encontrarán, por otra parte,
muchos artículos y bibliografía relacionada con Eça y su época en el Camões
Virtual del Instituto Camões.
Una rotunda crítica al supuesto orientalismo de Queirós se encuentra disponible para descarga en ese último sitio: «Eça de Queirós e o Islão: questões
do Oriente/questões do Ocidente» por AbdoolKarim Vakil in revista Camões
n.º 9/10, 2000. Es la tercera opción disponible desde el siguiente enlace:
http://cvc.instituto-camoes.pt/component/search/E%25C3%25A7a%2Bde%
2BQueir%25C3%25B3s.html?ordering=&searchphrase=all. El planteamiento
de dicho artículo es opuesto al que yo ahora he escrito y, por ello, su lectura,
cómo no, será un complemento interesante. El autor, Dr. AbdoolKarim Vakil,
pertenece a la familia que fundó la Comunidade Islâmica de Lisboa y organizó la pacífica y positiva convivencia que dicha comunidad viene aportando
desde hace medio siglo a este Portugal multicultural.
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