Homilía preparada por el Diacono Bill Jones

Transcripción

Homilía preparada por el Diacono Bill Jones
Eleventh Domingo, Día del Padre 2013
Homilía preparada por el Diacono Bill Jones
Hoy quisiera comenzar deseando a todos los padres que están con nosotros aquí ,
a todos aquellos que quizá se encuentran lejos y a todos lo que se han reunido
con nuestro padre del cielo, un muy feliz y bendecido día del padre. Me gustaría
compartir una bella historia, que leí recientemente acerca de un padre. Esta es
del libro titulado “Luz guiadora, alimenta mi alma” Del Fraile Joe Robinson, un
sacerdote en la arquidiócesis de Cincinnati. Dice así. “Había un sacerdote llamado
O’Reilly quien se encontró con la señora Donovan , quien se había casado con el
señor Donovan algunos años atrás. El padre O’reilly le pregunto cómo han
estado? Y ella le contesto: todo bien, excepto por una cosa muy triste en sus
vidas. Ellos no podían tener hijos. El padre O’reilly le dijo que él se dirigía hacia
roma y que prendería una veladora por ellos a Dios para que los bendijera con
hijos. Algunos años después, el padre O’reilly se volvió a encontrar a la señora
Donovan y le pregunto que cómo estaban las cosas y si ellos habían tenido hijos?
Ella le contesto que si y que Dios los había bendecido con Diez hijos, incluyendo
tres pares de gemelos. El padre O’reilly dijo “Gloria a Dios!”y como está el señor
Donovan y donde está ahora? Ella le contesto,” Se acaba de ir a Roma a apagar
esa eficaz veladora.” “ Dios es bueno, todo el tiempo….Todo el tiempo Dios es
bueno!”
En la lectura del evangelio que hemos leído hoy, podemos ver que tan
bueno, amoroso, compasivo y piadoso es Dios, nuestro padre del cielo. En la
primera lectura del segundo libro de Samuel observamos como Dios perdona al
Rey David del pecado que cometió en contra de Urias, habiéndolo asesinado
intencionalmente, para poder tomar su esposa. Pero cuando el profeta Natan se
reúne con el rey David, hablando en las palabras de Dios, acerca de cómo David
había sido escogido por Dios para ser rey y de todas las cosas con las que Dios
nuestro Señor lo había bendecido, David ve lo equivocado de sus actos,
admitiendo que él ha “pecado en contra del Señor” y no trata de defenderse,
Natan le ofrece la compasión y perdón de Dios a David.
Esta es una lección para David y para todos nosotros también, que la compasión,
misericordia y perdón del Señor están disponibles para los pecadores, para todos
nosotros.
Nosotros nuevamente vemos ejemplos de amor, misericordia y el perdón
de Dios cuando escuchamos del evangelio según San Lucas. Observamos a la
muer que lavo los pies de Jesús. Ella era una conocida pecadora y una mujer con
una mala reputación, ella no era una mujer de virtud pero ella estaba allí
arrepentida en frente de Jesús, y ella fue perdonada.
Entonces de estos dos ejemplos lo que podemos tomar es que no se trata
de sus pecados, o de nuestros pecados , lo que es verdaderamente importante es
acerca del perdón y amor de Dios para ellos y para cada uno de nosotros.
Nosotros necesitamos aprender a aceptar el perdón de Dios y no
quedarnos en nuestros errores del pasado. Cuando pedimos por su perdón y
somos absueltos de nuestros pecados a través del Sacramento de Reconciliación,
debemos de confiar que Dios no ha perdonado, aceptar su perdón y continuar
con nuestra vida. Tratando de ser la persona que Él creó y que quiere que
seamos.
Si nosotros continuamos viviendo con la vergüenza y culpa de nuestros
pecados, estamos actuando como si no confiáramos en el perdón del Señor, y
nuestra vida de fe y de amor a la cual hemos sido llamados llega a estancarse. No
existe maldad o pecado que podamos cometer que Dios no nos perdone, si
nosotros nos arrepentimos ante El y pedimos por su perdón.
Si continuamos viviendo en nuestro pasado, no aceptando su perdón, estaremos
ignorando nuestro presente y futuro y no estaremos dispuestos a crecer en
nuestra relación de amor con El.
Si continuamos viviendo en el pasado, sin aceptar el perdón de Dios, sin estar
dispuestos a perdonarnos nosotros mismos, entonces como podremos nosotros
llevar la misericordia, amor y compasión de Dios a los demás? Después de todo,
no es esta la misión a la que Dios nos ha llamado a cada uno de nosotros
también?
Dios perdona por amor, no amor solo por nosotros los pecadores, pero amor por
todo lo que Él ha creado y nosotros todos somos llamados a llevar ese amor a
todos incluyéndonos nosotros mismos.
Yo lo sé, en mi propia vida he tenido complicaciones con esto, tiempo
atrás en mis días de alcohólico. Cause demasiadas heridas y dolor a mucha gente
que me amaba. Cuando Dios me bendijo con la virtud de la sobriedad, ellos
estuvieron dispuestos a perdonarme mucho antes de que yo pudiera
perdonarme. Pero no pude verdaderamente superar esos momentos hasta que
no aprendí como aceptar su perdón, el perdón de Dios y sobre todo perdonarme
a mí mismo.
Aprendí que el perdón de Dios está allí para cada uno de nosotros debido a su
amor incondicional hacia nosotros. Una vez que acepte esto, yo pude comenzar a
dirigir mi vida por la que El me ha creado y llamado a seguir. Esa vida para mi es
el de llegar a ser el mejor esposo, padre, abuelo, amigo y diacono que pueda ser.
Y solo puedo lograrlo aceptando su amor y perdón, ayudando a compartir este
amor y perdón a todos aquellos con los que tenga contacto.
Como padre y hablando a todos los padres aquí presentes en este día, que gran
oportunidad tenemos para buscar a nuestras familias y pedir perdón por algo
que hicimos y que causo daño o hirió nuestras familias, o quizá podemos buscar a
nuestros seres queridos en una forma especial y ofrecerles el perdón por algo que
nos hayan hecho, que causo división en nuestras familias, es nuestra
responsabilidad enseñar con el ejemplo. Esto es de lo que se trata ser Padre y
esta es la lección que Dios nos da. Esto es por lo que Dios nos ha creado a cada
uno de nosotros. Es un camino en el que cada uno estamos y necesitamos
ayudarnos unos a otros en este camino al reino de los cielos.
En la segunda lectura que escuchamos hoy de la carta de San Pablo, el les dice a
los Gálatas y a nosotros “Yo vivo por la fe en el hijo de Dios que me ha amado y
se ha dado a sí mismo por m.” Es así como debemos todos de vivir y llevar este
mensaje como nuestra misión. Todos necesitamos aprender a vivir con la fe, que
Dios nos perdona a todos por haber dado a su hijo por nuestra salvación, debido a
su amor incondicional por cada uno de nosotros pecadores todos. Qué gran reto
para todos nosotros, especialmente hoy para todos los padres, aprender a amar y
perdonar, como nuestro padre celestial lo hace.
Mis hermanos y hermanas que el amor, la misericordia, paz, y perdón de Dios
este con todos y cada uno de ustedes en todos los días de su vida.

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