En las noches resuena en tu emisora una alegre aunque triste

Transcripción

En las noches resuena en tu emisora una alegre aunque triste
Sonetos 2
En las noches resuena en tu emisora
una alegre aunque triste melodía.
Una dulce canción, la sinfonía
más hermosa que existe y más canora.
Escucharla es vivir y, hora tras hora,
llegará de ese modo el nuevo día.
Esos sones, repletos de alegría,
a mi lado han de estar hasta la aurora.
Despertar a tu lado es bello sueño…
¡Maravilla que al alma del poeta
conmociona sin fin! Pues ser el dueño
de tu encanto sin par es hoy su meta.
Por llegar hasta allí pondré mi empeño.
¿Lograré conseguirlo? Eso me inquieta.
Pero usaré una treta
si necesario fuera por lograrte.
Pues no logro, mi bien, dejar de amarte.
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Sonetos 2
No he de negar, mi bien, mi desaliento
sabiendo que otro amor hay en tu vida;
daré toda esperanza por perdida,
no he de esperar la noche con contento.
Te quise de verdad y, no te miento,
pensé que ganaría esta partida
haciéndote volver arrepentida,
pidiéndome perdón por tu tormento.
Mas soy un jugador aventajado
y sé reconocer cuando he perdido;
encajo la derrota con agrado,
sin gestos de dolor ni un alarido.
Por dentro, reconozco que me enfado;
mas pierdo raramente el buen sentido.
Caballero he nacido...
El genio mantendré, cual la figura,
al fondo de mi misma sepultura.
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Sonetos 2
No es triste mi existencia, es indolente
cansino deambular; sin más fortuna
que versos escribir, mirar la Luna
y ver alrededor viviendo gente.
No ceso de pensar cómo en mi mente
se forjan ilusiones, si ninguna
alcanzo a realizar; aunque hubo alguna
que casi conseguí. Seré un demente...
Mas locos debe haber en abundancia
y todos han firmado algún acuerdo.
Un pacto que les sume en la ignorancia,
fingiendo que el cerebro tienen cuerdo.
Han hecho en sus magines una estancia
que aloja de sus penas el recuerdo.
Quizás seré muy lerdo,
y nunca he de entender esta comedia.
Mas pienso que al final será tragedia.
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Sonetos 2
No es posible que vivas una vida
tan lejana del ser que ayer quisiste,
ignorante hasta de si aún persiste
su cariño por ti o si te olvida.
¡Qué fácil para ti fue la partida!
Hiciste el equipaje y en tren fuiste.
Ni miraste hacia atrás siquiera triste,
no te noté en el gesto compungida.
No he de tornar al alba ya a buscarte.
No suena ya mi móvil como antaño,
queriendo qué he comido hasta enterarte,
tan sólo para ti soy ya un extraño.
Mas aún hoy para ti forja mi Arte
un poema de amor y desengaño.
Tu cumpleaños es hoy. Yo te deseo
que seas muy feliz, aunque no creo,
pues si es cierto llegaste a amarme tanto,
apuesto a que en tus ojos aún hay llanto.
Y ese llanto de amor, amada mía,
lo hará eterno surgir mi Poesía.
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Sonetos 2
No es bueno recordar de tu pasado
las malas o las buenas experiencias,
mejor es mantener las apariencias
que bien te fue fingir y así olvidado.
¿Por qué mirar atrás ni aun con agrado
y menos retornar a las vivencias
amargas que sufriste? En sus conciencias
les debe de pesar si hubo pecado.
Dirige tu mirada hacia el futuro
y déjate de vanas ilusiones.
Un hecho ya dar debes por seguro:
Aquello es el ayer. Y no hay razones
que obliguen al recuerdo. Es inmaduro,
llegando hasta a dañar los corazones.
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Sonetos 2
No entiendo tu postura, compañero,
por más que pude errar. Mas di mi mano,
pues tengo mis errores como humano,
pidiéndote perdón cual caballero.
Mi gesto de amistad, noble y sincero,
parece que fue inútil. Todo en vano.
Supongo que estarás feliz y ufano
de ser así de altivo y altanero.
Pues quede todo así, que es tu problema.
¿No sabes perdonar? ¡Cuánto lo siento!
Te puedes encontrar en un dilema:
Quedarte sin amigo, tan contento,
y ser la autoridad suma y suprema
o muestras darme al fin de tu talento.
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Sonetos 2
No encuentro la razón de esa existencia
que vives a mi lado y ya estoy harto.
Compartes mi vivienda, el mismo cuarto,
sintiendo hacia mí sólo indiferencia.
Colmaste en abundancia mi paciencia.
Cansado y aburrido del reparto
que has hecho de los bienes hoy te encarto
y exijo abandonar la convivencia.
Yo quise construir y has conseguido
por tierra derribar mis ilusiones.
¡Idiota que soñó formar un nido
y sí que lo logró, mas de ladrones!
Te irás o marcharé, pero no olvido
el robo que me has hecho de millones.
Explica tus razones
y dime para qué volviste a casa.
Debiste de pensar: - A ver qué pasa... -.
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Sonetos 2
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Sonetos 2
No dejes de inspirarme, sigue hablando
a ver si con tal tono prodigioso
capaz soy de escribir el más hermoso
poema nunca escrito. ¡Lo demando!
No es orden que te dé, te estoy rogando
que alientes un soneto primoroso
que lean y que exclamen: - ¡Prodigioso!
Se nota que el amor lo fue inspirando. –
Amor no he de llamarte todavía,
precisa es para hacerlo larga espera;
no puedo enamorarme ya en un día,
mas sí pensar que acaso compañera
consiga alguna vez hacerte mía..
¡Depende de la Suerte y lo que quiera!
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Sonetos 2
¡No dejes de cantar, ave canora!
Si nunca en el amor tuviste suerte
prosigue tu canción, que hasta la muerte
no cese tu romanza ensoñadora.
Quizás, a su compás, una señora
te quiera conocer y venga a verte.
Tú canta hasta que el pecho quede inerte,
entona sin cesar hasta esa hora.
Tu cántico se eleve hasta los cielos
y llame la atención de alguna bella.
Transmítanla tus sones los anhelos
de hallarte alguna vez cercano a ella.
Momento ya llegó que de los suelos
levantes y te alumbre buena estrella.
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Sonetos 2
No cantes al amor, canta a la vida.
Que amar es simplemente un sentimiento.
Vivir es pura acción y en un momento
te arrastra a un frenesí que no se olvida.
Apura hasta el final tu copa y cuida
que quede bien vacía. ¿Aburrimiento?
No existe tal palabra, lo lamento.
Mi léxico contempla DIVERTIDA.
Cuestión, pienso, será de Diccionarios.
Algunos estarán algo obsoletos
y antiguos tras de muchos calendarios,
de términos ancianos muy repletos.
El mío es juvenil, aunque haga varios
trienios que escribiera mil sonetos.
Di fin a los tercetos,
completa y acabada está la estrofa.
Faltaba el estrambote que apostrofa.
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Sonetos 2
No busco la rencilla ni el insulto
ni menos el crearme un enemigo;
que me llenen de elogios no persigo,
reconozco también que no soy culto.
Mas digo si un poema no me agrada,
lo firme hasta el mismísimo Cervantes,
que existen mil maneras elegantes
de excusar un error. No pasa nada.
Comprendo que inventaron las licencias
para ocultar los fallos de un escrito;
pero yo, la verdad, estudié Ciencias
y a la prueba del nueve me remito:
Si al oírlo me suena a melodía
indica que hay belleza y armonía.
Mas si suena discorde algún acento
entonces no me sirve ya el invento.
Acepto no admitir la floritura
al ser vulgar y llana mi escritura.
Empleo aquel lenguaje que yo escucho,
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Sonetos 2
por eso en artimañas no soy ducho.
Escribo como surge de mis mientes,
con términos audaces y valientes,
cantando con ardor penas y sueños.
Los críticos jamás serán mis dueños.
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Sonetos 2
No busco con mis versos ser famoso,
ni ansío ya siquiera hallar la gloria;
de poco ha de servir dejar memoria
a quien vivió de modo borrascoso.
El tiempo ha transcurrido y ya borroso
contemplo aquel soñar, aquella euforia
que tuve, siendo joven, de en la Historia
hacerme con un hueco. ¡Sueño hermoso!
Mas torpe es el pensar en utopías
sabiendo que la muerte está cercana.
Es hora de olvidar las fantasías
y ver de aprovechar cada mañana;
gozar hoy con afán los breves días
que restan por vivir, con gusto y gana.
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Sonetos 2
No acabo de entender... ¿Soy masoquista?
¿Acaso es que me agrada el sufrimiento?
Parece ser así y que el lamento
me gusta por ser propio de un artista.
¡Pues pude, sin dudar, tener más vista
y obrar con rapidez y no tan lento!
¡Un ápice tener más de talento
y resultar más listo que ella lista!
¡Maldigo yo a la avispa que he aplastado
y el dedo me dejó cual papa frita!
La vida le arranqué, pero clavado
dejó bien su aguijón la muy maldita.
La próxima ya sé, que hacia otro lado
la vista volveré y la mate Rita.
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Sonetos 2
Nereo era inmortal. Y su Nerea
también tiene que serlo, por lo visto.
Quisiera un gran amor, como Calixto,
vivir junto a esta nueva Melibea.
Que es bella, deslumbrante y hermosea
el triste panorama donde existo;
me dé el arcano fuerzas, me haga listo,
de modo que consiga tal presea.
¡Hermosa criatura de los mares
varada por azar en estas playas
por suerte para mí y mis aladares,
canosos de lidiar en mil batallas!
¡Permíteme alcanzar esos lugares
secretos, no me opongas más murallas!
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Sonetos 2
Muy tarde paz me pide, caballero,
cuando yo ya he firmado el armisticio
y no queda en mi pecho ni resquicio
del rencor que creó en mí por embustero.
Mi mano se la entrego yo al primero
que me brinda amistad, pero ese vicio
que tiene usted, causado por su oficio,
me obliga a no fiarme, soy sincero.
Usted puso la vista en mi secreto,
lo cual es de por sí grave delito;
no tuvo para mí el menor respeto,
leyendo cual ladrón lo que había escrito.
¿Y hoy quiere que me fíe de su oferta?
Lo único que haré es estar alerta.
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Sonetos 2
Muy solo en mi ilusión y en mi tristeza,
revela el corazón paz y armonía.
Lejano ya se encuentra el triste día
que tuve un avispero en mi cabeza.
Llevado del hastío y la pereza
mi vida derroché; y hoy, ya, vacía
de tanta desazón y fantasía,
intuyo que una etapa nueva empieza.
¿Será que es el final? No lo presiento.
Más pienso que me queda mucha guerra.
¿Poemas que escribir? Un testamento
con versos en que exprese cuanto encierra
mi mente en su alborozo y su contento.
¡Me queda por hacer mucho en la tierra!
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Sonetos 2
¡Murió la inspiración, se fue la Musa!
Acaso desde tierras valencianas
pudiera retornar, mas tan lejanas
están que me parece un ansia ilusa.
Tan lejos te contemplo y tan difusa
que pienso que a través de esas ventanas
del chat siempre engendré esperanzas vanas,
abriendo el corazón a alguna intrusa.
Bien poco me duraron los amores
que tuve por tal medio, lo confieso;
me dieron gran placer e igual dolores,
del sueño y la ilusión estuve preso.
Espinas muy punzantes esas flores
tuvieron y temor siento por eso.
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Sonetos 2
Murió el cruel dictador. ¡Dios sea loado!
La muerte le libró de la Justicia.
Espero que otro Juez con más pericia
sentencie riguroso su pasado.
Tremendo fue sin duda su pecado.
Lanzó contra su pueblo a la milicia,
matando sin piedad; y su codicia
sus arcas reventó sin más cuidado.
Yaciente está en su lecho mortuorio,
cruzado de la Historia ha ya la puerta;
la gente disfrutó con gran jolgorio
sabiendo que la bestia estaba muerta.
No hay llanto ni dolor; su velatorio
lugar es de alegría no encubierta.
¡No gritéis, que despierta!
Dejadle reposar eternamente,
no sea que retorne nuevamente.
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Sonetos 2
Mujeres, sois crisoles de la vida;
hermosa fundición que gesta el mundo.
Maestras de un saber hondo y profundo,
doctoras de una ciencia no aprendida.
Al regalar amores, la existencia
donáis con generoso sufrimiento;
brindáis con el placer dulce contento
y en pago os pedirán tengáis paciencia.
Que el hombre no resulta buen “pagano”,
los hijos suelen siempre ser morosos
y el pago lo obtendréis parco y lejano.
Soñad y gozaréis sueños hermosos
que os colmen de alegría y de ventura,
soñando que cobrasteis la factura.
¡Si no la presentasteis ni siquiera..!
Ignoro qué aguardáis en vuestra espera.
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Sonetos 2
Mujeres que al pasar andan deprisa,
incluso sin mirarte tan siquiera;
mujeres de abundante cabellera,
que lucen en su rostro una sonrisa.
¿Adónde vais corriendo, acaso a Misa
o puede que un amante es quien espera?
Entrar en sus cerebros bien quisiera
y ver a dónde van con tanta prisa.
¡Misterios de la vida, indescifrables,
que sabe cada cual y no los cuenta!
¡Enigmas del amor, gestos amables
o poses de desdén que una se inventa!
El caso es que al final, igual que sables,
producen en el alma herida cruenta.
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Sonetos 2
Mujer que vas airosa por la vida
luciendo esa hermosura tan turgente,
mujer que eres de veras diferente,
mujer que hay que olvidar y que se olvida.
Ignoro si es que existe una medida
que distinga a una hermosa en imponente,
pero sé que al mirarte algo se siente,
dejándote la mente conmovida.
El molde lo rompieron, de seguro,
pues no he visto jamás otra tan bella.
¡Qué pena no ser joven todavía
y poderte poner en un apuro!
Se fue la juventud y fue con ella
la fuerza y el vigor y el energía.
Mas queda en mí pasión para brindarte
mi plena admiración usando el Arte.
Por ello este soneto ahora te escribo.
Podré ya ser mayor, pero estoy vivo.
23
Sonetos 2
Mujer que con la risa en tu mirada
te enfrentas al dolor y al sufrimiento;
que ríes, aun llorando, con contento
al verte por la muerte amenazada.
Mujer que prometiste una llamada,
la aguardo con deseo; y bien lamento
tu voz no percibir ni el dulce acento
que sirva de elixir a mi alma ajada.
Un sueño tuve anoche y encendido
mantuve el celular, por si un acaso
lo hacía realidad con su sonido;
mas veo que soñé sólo un fracaso.
Amarga realidad es ver que has sido
lucero que alumbró sin más mi ocaso.
24
Sonetos 2
Mujer que afirmas ser tan santurrona,
¿qué buscas en el chat, matar el rato?
Pues deja de buscar tres pies al gato,
que puede que te llamen lagartona.
¿Te aburre tu marido? Pues, perdona,
si a un hombre que es cabal, fiel y sensato
obligas, por jugar, que pague el pato
lo mismo hasta se venga y te “corona”?
Soy viejo y tengo todo ya muy visto.
Relatos como el tuyo de memoria
conozco. No se trata de ser listo,
es sólo que viví la misma historia.
Comienzas asentada y, ¡vive Cristo!,
das vueltas al final más que una noria.
25
Sonetos 2
Mujer cuya turgencia desafía
a emergente Afrodita en la mañana;
mujer, mi dulce bien, venezolana,
que inspiraste en mis venas Poesía...
Cuando miro tus senos, vida mía,
me arrebato de ardor. De buena gana
comería, glotón, de esa manzana
sabrosa mas letal, cual ambrosía.
Porque un breve bocado que comiera
me haría volver loco, de seguro;
si alcanzo a devorarte toda entera
moriría sin duda. ¡Cuán impuro
conviertes mi pensar, cartagenera!
Mejor ya no mirarte en lo futuro.
Pasaré de venderte más cupones,
pues todo es al final sólo ilusiones.
26
Sonetos 2
Morir entre tus brazos bien quisiera,
sintiendo tus entrañas palpitantes;
gozar con tu placer unos instantes
y dar por concluida mi carrera.
Que tu risa ilumine la postrera
visión de mi mirada, que anhelantes
mis ojos te devoren; y, así, antes
de la muerte vivir la primavera.
Si mi cuerpo ya es viejo, siento el alma
tan joven como fue a los veinte años.
Es cierto que la edad el ardor calma,
mas siento cruel dolor si noto engaños.
¿Me mientes, vida mía? Di: - No es cierto. –
Que si tu amor es falso ya estoy muerto.
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Sonetos 2
Moribunda está el alma, que el dinero
es veneno fatal cuando escasea.
Y si sobra también, porque malea
al más sano, jovial y pinturero.
Fue apodado de grande caballero,
siendo indigna de tal su vil ralea;
mas, si todo su brillo lo hermosea,
al más noble transforma en embustero.
Es verdad que su falta causa apuro,
pues vivir sin tenerlo es una ruina
donde toda esperanza de futuro
tan oscura se ve como una mina.
Sin embargo, la luz, a su conjuro,
la mayor de las sombras ilumina.
Mas también origina,
si te sobra, el pesar en abundancia.
Porque es causa de horrible petulancia.
28
Sonetos 2
Misterio que te ocultas en lo ignoto,
lejano de mí estás; mas adivino
aquello que me encubres. Mi buen tino
jamás se equivocó. Corazón roto,
¿vendrás o no vendrás? Algo sí noto
que dice que ya emprendes el camino,
volando hacia mi lado y mi destino
será de tu cariño ser devoto.
Mujer que has despertado un sentimiento
difícil de expresar, ¡ven a mi lado!
No temas ni vaciles ni un momento,
olvida tus desdichas del pasado.
Los miedos deja atrás, pues lo que siento
me suena a adoración de enamorado.
Tu voz me ha enajenado
oyendo su armonía cantarina.
¡Alegra mis pesares, mallorquina!
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Sonetos 2
Mis gatas ronronean enlazadas,
durmiendo a mis espaldas feliz sueño.
Seguro que no piensan que su dueño
forjando está en su mente mil baladas.
Mil versos, mil quimeras, que alumbradas
con fuerza, con vigor y con empeño,
llenando van la noche de un ensueño;
lo mismo que ocurrió más madrugadas.
¡Poetas en la noche cavilando,
buscando hallar la rima consonante!
En vez de descansar en lecho blando
se afanan en soñar con esa amante
que lejos se pregunta cómo y cuándo
de estar juntos los dos será el instante.
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Sonetos 2
La manera mejor de disculparme
no es otra que escribir este soneto;
al juicio de la gente me someto
sabiendo que hasta pueden insultarme.
No pretendí jamás ser el gendarme
de nadie y a las normas me sujeto;
si mi sangre se altera estaré quieto,
lo mismo que me irrito sé calmarme.
Ya sé que me pasé, pero el asunto
está en reconocer la propia culpa,
no quiero que me sirva de disculpa
decir que me cegué, pero me apunto
a la excusa que ha dado el compañero.
Podré ser un patán, mas soy sincero.
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Sonetos 2
Mirándome esta tarde en el espejo,
me vi larga perilla, cual Quijote,
y dije para mí: - ¡Vaya un pegote!
Extraño no es que piensen que soy viejo.-.
Muy triste y preocupado ese reflejo
dejó mi corazón, porque el bigote
de joven ya lucí; siendo el azote
de mozas, pues me daba un gran gracejo.
Mas ésta, al parecer, barba de chivo
es cierto que a mi rostro le avejenta;
y, calvo como soy, no es de recibo
parezca anciano ser más de la cuenta.
Raparla debo hacer, por el motivo
que piensen que no paso de cincuenta.
¡Lo que la gente inventa
con tal de aparentar! No le preocupa
ponerse, si es preciso, hasta peluca.
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Sonetos 2
Mirando en mi interior, piensa mi mente:
¿Merece de verdad, siendo sincero,
la pena amar a nadie? Sólo quiero
tener una respuesta convincente.
Al cabo es el amor un accidente,
un trance y un instante pasajero;
un rato de pasión muy placentero
en tanto se desea, solamente.
Acaso es que jamás he conocido
en tantas y abundantes aventuras
personas que en verdad me hayan querido,
o pueden del cerebro ser locuras.
Me amaron, mas se fueron al olvido;
dejándome en mi noche solo, a oscuras.
¡Veletas criaturas
que cambian de opinión en un segundo!
¡Feliz el que amor halle en este mundo!
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Sonetos 2
Ministra tan añorada
no habrá como usted, señora;
España entera la adora,
la llaman La Deseada.
Lo mismo que a aquel Fernando
que ocupara el puesto siete,
más cabrón que cabroncete,
Señor del ¡Ordeno y mando!
¡Lástima de gobernantes
que siempre tuvo esta tierra!
Siempre al pueblo dieron guerra.
¡Vagos, falsos y mangantes!
Pero muerto el hi de puta
dejó en usted, Magdalena,
una discípula buena
que siguió su misma ruta.
¿Que nieva y cierran Barajas?
¡Ya pagará algún cualquiera!
¡Ir a usted de tal manera
por un quítame esas pajas!
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Sonetos 2
Usted siga en su poltrona
con el ojo siempre en vela.
Con razón la Manda tela
te llaman, so lagartona.
Dicen de Chaves que quiso
librarse de tu presencia.
¡Pues vaya con Su Excelencia!
¡Mejor te comprara un piso!
Mas no quiso del Erario
tocar ninguna peseta.
Nos hizo así la puñeta,
dándote cargo y salario.
Y a Zapatero, el gran bobo,
se la clavó en un momento.
¡Mira que darte Fomento!
¡El Ministerio del robo!
Bajo tu “insigne” mandato,
repleto de incompetencia,
se ha colmado la paciencia
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Sonetos 2
del español que, insensato,
votó al Presidente un día
para que hiciera un Gobierno.
¡Por Dios que formó un Infierno,
lleno de horror y agonía!
Buscando la paridad
de hembras llenó el Gabinete.
No tuvo en cuenta el zoquete
si tenían calidad.
Y así le ha salido el tiro
por detrás, por la culata.
No pilota una azafata
ni un anticuado autogiro.
Pero tú sigue tranquila
gozando de tu prebenda,
pues eres la mejor prenda
de un gobernante tan lila.
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Sonetos 2
Mi vida jugué toda en una apuesta,
pensando que era fácil la partida;
hoy pienso que la misma está perdida
y así ya he de vivir lo que me resta.
Mejor será pasarlo en una siesta
eterna y sin pensar en la honda herida
causada por mi error. Mal elegida
tomé una decisión y fue funesta.
No sé por qué siquiera me lamento,
si fue libre elección del alma mía.
Merezco, sin dudar, un escarmiento:
Vagar y envejecer sin compañía.
¡Y yo que imaginé vivir contento..!
Fue loco mi soñar, fue una utopía.
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Sonetos 2
Mi vida ha transcurrido en un momento,
atado a mi terruño; mas llegado,
quizás, es el instante que a otro lado
emprenda mi camino en loco intento.
No puedo sufrir más este tormento.
Erré, sin duda alguna, y quien ha errado
si es sabio ha de evitar que su pasado
le agobie y es mejor cambie de viento.
Aquí lo tengo todo ya perdido.
Tan sólo puede atarme una persona:
Mi nieta. Pero tiene ya su nido
y en él es la princesa con corona.
Oyéndola reír ha conseguido
mis penas aliviar la muy bribona.
38
Sonetos 2
Mi vida fue un pasar sin importancia,
un juego del azar; o fue un capricho
que tuvo la Fortuna. Como el dicho:
De todo debe haber en abundancia.
Mi rumbo se torció en mi tierna infancia.
Aquel niño que pudo ser redicho
tornóse sin motivo en raro bicho,
según alguien dijera en su ignorancia.
Mi voz se encontró rota, entrecortada;
mil burlas padecí de compañeros.
Los críos no respetan casi nada,
son crueles e insensibles majaderos;
hiriéndome de forma despiadada,
pues duelen esas puyas como aceros.
Mas luego verdaderos
amigos me sacaron de mi enojo,
pues hablo cuanto quiero y a mi antojo.
39
Sonetos 2
Mi verso es un aguijón
puntiagudo e infectado
que, sin piedad, se ha clavado
dentro de tu corazón.
Allí, y como por traición,
su veneno ha destilado.
Así lo dispuso el Hado
y no tiene solución.
Déjate, pues, conducir
hacia una muerte segura
en brazos de la aventura
puesto que amar es morir.
Pero con ansias procura,
mientras que puedas, vivir.
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Sonetos 2
Mi verso es el retrato de la vida.
Por tal, puede tildarse de ordinario.
Recurro a la amargura y al mal fario
de forma machacona y repetida.
Mas miro alrededor y en la medida
que juzgo nada observo extraordinario;
escucho siempre el mismo comentario
e idéntica es también cada partida.
Los machos de la hembra a la conquista,
las hembras a fingir ser vergonzosas;
no quieren de su ardor dar ni una pista
pues buscan con pasión llegar a esposas.
Parece no les guste ser “la amante”.
No tienen con tal término bastante.
Mas luego muchas buscan la aventura...
Por ello escribo así de tal locura.
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Sonetos 2
Mi ser rudo se ha vuelto. Es maravilla
pensar en conseguir amor de nuevo;
me llena un miedo atroz y no me atrevo
siquiera ni a pensar que en la celdilla
más honda de mi pecho una luz brilla.
No siento la pasión como un mancebo,
mas siento que piqué con gusto el cebo
lo mismo que el moscón va a la bombilla.
¿Será el postrero amor, otra quimera
igual que las de antaño? ¿Otra locura?
Será lo que el Destino mejor quiera;
un sueño, una ilusión, otra aventura.
Le pido solamente ser sincera,
al resto no le temo ni me apura.
La fruta está madura.
Acude sin tardanza, amada mía,
a darme ya el dulzor de tu ambrosía.
42
Sonetos 2
Mi pluma quedó seca de repente
pensando en que podías haber muerto.
Por suerte, el pensamiento no fue cierto...
¡Tu voz hoy he escuchado nuevamente!
¡Maldigo a mi Destino y a mi mente!
¿Por qué debo soñar si estoy despierto?
¿O sueño por soñar? ¿Por qué no acierto
a hallar explicación, seré un demente?
Te quiero y tú me quieres... ¿Tan sencilla
y fácil de encontrar es la respuesta?
Parece más que nada maravilla,
mas es una conducta deshonesta.
Amor es que baldona y nos mancilla.
Responde si a tal mancha estás dispuesta.
43
Sonetos 2
Mi mente, cuando niño, se alegraba
jugando a los soldados en la guerra;
en plena madurez, pies en la tierra,
pregunto: - ¿Este conflicto cuándo acaba? -.
La paz no se consigue, hay mucha traba
que impide que se firme. A mí me aterra
el odio que en el alma el hombre encierra
al prójimo al que insulta y menoscaba.
Batallas infantiles... No eran cruentas,
el muerto nuevamente revivía.
Tenían más bien poco de sangrientas,
pues todo era ilusión y fantasía.
Mas hoy, ya muy cabal y echando cuentas,
no entiendo la razón de mi alegría.
Por ser niño, sería,
que al ritmo del tambor de la victoria
soñaba con afán lograr la gloria.
44
Sonetos 2
Mi mente es un crisol de Poesía.
No sé si mala o buena, eso es lo malo.
Algunos pensarán en darme un palo
y habrá quien me dedique una elegía.
De igual forma a los dos con simpatía
las gracias les daré por su “regalo”;
mas pienso con razón, pues me lo calo,
que a algunos no les guste la obra mía.
Y tengo gran temor, pues una tunda
sufrida con mi edad será la muerte.
Espero que con otro se confunda
o si me pega a mí no pegue fuerte
y en vez de usar la porra use la funda.
¡A ver si se equivoca y tengo suerte!
45
Sonetos 2
Mi Madrid no es Madrid, es cosa extraña.
Ya no existe el castizo madrileño
que de calles y plazas era el dueño,
apreciado y querido en toda España.
Chulapón y gentil con buena entraña,
embozado en su capa y franco el ceño,
en su mente albergaba un noble empeño:
Acabar con la chusma y su calaña.
Es distinto ya todo, se han perdido
las costumbres de antaño. Ser galante
no se lleva ya más, se fue al olvido.
Ser discreto tampoco es elegante.
Beneficia mejor ser un bandido
que honradez demostrar. Es más flamante.
46
Sonetos 2
Mi jefa es algo gafe. No quisiera
tenerlo que decir, mucho lo siento.
Entro yo a trabajar y me accidento.
Colocan una joven y hoy se opera.
No sé lo que tendrá mi compañera,
la enfermedad que tenga la lamento,
mas habré de pensar que un elemento
es la jefa en cuestión. ¡Vaya manera
de quitar a la gente de su asiento!
Estás sano y, ya ves, a la primera
te marchas sin querer a tomar viento.
¿Será su vocación ser enfermera?
Tendrá que ser así. Pues bien lo siento,
de cobaya no tengo yo madera.
47
Sonetos 2
Mi amor se me murió, ¡qué tontería!,
después de aquella noche. Ya se sabe,
saciada la pasión, qué duda cabe
que el amor es tan sólo una utopía.
Un sueño tan fugaz que dura un día,
una dulce ilusión que arriba suave,
que luego desarbola nuestra nave
con su loco furor y su energía.
Y una vez el deseo satisfecho,
se acaba tan deprisa como vino.
Es la dura verdad, pero es un hecho:
Cada cual marchará por su camino.
A veces queda siempre algún recuerdo,
mas las más si te he visto no me acuerdo.
48
Sonetos 2
Mi amigo Germinal, es insensato
quien presta sus secretos a cualquiera,
pues siendo honrado él de igual manera
confía en los demás el mentecato.
Aprende, camarada, que el recato
es siempre necesario y más si era
aquella en quien fiaste traicionera,
aunque tú no supieras ese dato.
En fin, que hay que aprender, está ya visto;
que luego te la pegan con astucia.
Por más que tú te pienses que eres listo,
más lista es quien actúa en forma sucia.
Cultiva tu honradez pero, te insisto,
líbrate de la trampa y de la argucia.
49
Sonetos 2
Mi amiga ser ofreces solamente
después que sucediera lo ocurrido.
Total, que nuestro tiempo fue perdido
en juegos y en hablar inútilmente.
¿Qué fuerza poderosa hubo en tu mente
que al hombre ya agotado dio sentido,
alzando con vigor lo que dormido
tenía por leerte únicamente?
¿Y brindas amistad al que en invierno
se hallaba y se encontró en la primavera,
condenas nuevamente a horrible infierno
a aquél que te soñó por compañera?
No entiendo tu actitud y no discierno
por qué fingir de amor ser prisionera.
Ya sé que era quimera,
un sueño irrealizable e imposible;
mas hoy me encuentro solo y es horrible.
50
Sonetos 2
Mentir tiene patas cortas
y más cortas que las tiene
si el que miente no se aviene
a confesar que le importas.
Luego dirán que te portas
como a nadie le conviene,
a verte a ti nadie viene
pero bien te dan de tortas.
Y no es que a mí me preocupe,
que el buey solo bien se lame,
lo malo es que luego escupe
su veneno. Quien me llame
no ha de decir que no supe
no ser fiel al que me ame.
51
Sonetos 2
Me voy a ir a Marbella a ver si pillo
un poco del botín de la alcaldesa;
quizás así me encuentre, por sorpresa,
relleno de repente mi bolsillo.
No exijo un fortunón. Con un piquillo
de tanto que ha robado la tía ésa
me llena la cartera, que está tiesa,
dejándome comer un solomillo.
Mas dicen que es un círculo cerrado
pues dejan sólo entrar a los ladrones.
Me temo que el pasar me esté vedado,
no tengo para el robo condiciones.
Mi abuela lo decía y fue muy sabia:
- ¡No sé de qué te sirve tanta labia!
Ser pobre y ser honrado es un fracaso,
ni Dios ni tan siquiera te hace caso.
52
Sonetos 2
Me va a venir la Bibiana
a enseñar que con la miembra
puedo sembrar a una hembra...
¡Pues no se me viene en gana!
Y no es porque en la mañana
no tenga ganas de siembra.
Es que el miembro se desmiembra
ante idiotez soberana.
Una panda de ignorantes
quieren cambiar el idioma,
la lengua que habló Cervantes;
habrás que tomarlo a broma,
pues palabras malsonantes
habrá si en serio se toma.
53
Sonetos 2
Me tienes sorbido el seso
y no entiendo todavía
por cuál razón, o manía,
de tus redes me vi preso.
Pero este duende travieso,
lleno de fe y alegría,
espera que llegue el día
en que pueda darte un beso.
- Pronto... -, me dices. Mas veo
que el tiempo pasa y no llega
ese tan mágico instante.
¿Ha de llegar? Así creo.
Tú no me engañes, gallega.
¡Ya me engañaron bastante!
54
Sonetos 2
Me sentí junto a ti como en el Cielo;
o el Olimpo, no importa. De alegría
totalmente repleto, era ambrosía
el café que bebimos. Y tu pelo
con mi mano rocé, como el que un velo
acaricia de seda; mas, impía,
te marchaste muy pronto. Dime el día
que calculas querer ser mi consuelo.
En tu seno apoyé mi torpe brazo
y noté un tremebundo escalofrío;
quise darte, mi bien, un dulce abrazo
y corrió por mis venas como un río
de pasión y deseo. Yo te emplazo
a decirme: - ¡Mi amor, ven y sé mío! –
Si tardas, quizás frío
mi volcán hallarás y mis pasiones
convertidas tan sólo en ilusiones.
55
Sonetos 2
Me quieres amargar, ¡maldita sea
la vez que te hice caso! No sabía
la trampa en que yo solo me metía,
de riesgo tan fatal no tuve idea.
No pienses que de miedo se marea
mi bravo corazón. Mi valentía
capaz es de vencer tu felonía,
mi espíritu se crece en la pelea.
Mas deja de incordiar por un momento,
recobra la razón y la cordura;
aquello que fue bello es hoy lamento,
no sigas adelante en tu aventura.
Si un día yo te amé, bien me arrepiento;
mas puedes más perder tú en la aventura.
56
Sonetos 2
Me preguntas, amor, si quise a alguna
igual que a ti te quiero. ¿Y qué contesto?
¿Te digo una mentira o un pretexto?
De ambas cosas hacer, mejor ninguna.
La mentira jamás es oportuna
y el andar por las ramas es molesto;
es igual que guardar agua en un cesto,
sin dudar perderás una fortuna.
La verdad te diré: Sí, tuve amores
muy galantes que guardo en mi memoria;
recorrí otros jardines y otras flores
arranqué de su tallo. Mas la euforia
que sentí con su aroma y sus colores
hoy en día ya sólo son historia.
¡Gira loca la noria
que realmente es el mundo! Y en sus giros
los recuerdos se lleva y los suspiros.
57
Sonetos 2
Me podrás amar mucho, más presiento
que jamás has de estar entre mis brazos;
pues atada tú estás por unos lazos,
que te impiden romper tu juramento.
Pero vuela feliz mi pensamiento
al soñar que, quizás, con mis abrazos
hasta llegue a lograr hacer pedazos
ese santo y sagrado Sacramento.
Seré iluso tal vez, pero es posible
que consiga triunfar en esta empresa.
Sólo existe en el mundo algo imposible:
Que de amar yo dejase a mi princesa.
Lo demás sí ha de ser siempre factible
para aquél que en su esfuerzo nunca cesa.
58
Sonetos 2
Me miente por mentir, es engañosa
cual víbora que espera un movimiento,
con ansias de morder en un momento
y luego retirarse silenciosa.
Mentira que resulta prodigiosa,
pues puede convertirse en un lamento
si aquél a quien se miente es muy violento
y agota su paciencia poca cosa.
Por suerte, puede ver que soy paciente.
Quizás, hasta lo he sido demasiado.
Pues llega de ese modo a mí un cliente
y sale, sin dudarlo, mal parado.
Confunde muy a menudo mucha gente
el miedo con ser fino y educado.
59
Sonetos 2
Me medio despertó la melodía
sonora de tu voz e, ilusionado,
momentos recordé de mi pasado
repletos de pasión y de alegría.
Quisiera recobrar esa energía
que el tiempo, con su paso, se ha llevado;
brindarte ese placer que no te han dado
y exige tu persona, vida mía.
Tu cuerpo de mujer pide emociones,
mas temo ya ser viejo como amante.
No supo del cariño las pasiones
hacerte disfrutar ese ignorante
que tienes por esposo y de tus dones
disfruta a su capricho en un instante.
60
Sonetos 2
Me lo acabas de decir,
no me lo puedo creer.
¿Tanto me quieres, mujer?
Así no puedes vivir.
Que no se puede sentir,
ni natural es tener
más de un sincero querer
si a uno no quieres mentir.
Así que, puesta a escoger,
hazlo con cuidado y tino.
Después ya será el Destino
quien diga lo que ha de ser.
Pues todo en manos de Dios
al final habrá de estar.
Él debe dilucidar
lo que ha de ser de los dos.
61
Sonetos 2
Me llamaste, insolente, en un privado,
diciendo que a tu amor yo pretendía.
Antes de ser tu amiga lo era mía
y jamás empañé su nombre honrado.
Mil venablos soltaste muy alterado,
en tanto que al oírte sonreía.
¿Te encelas porque lee mi Poesía?
Aprende tú a hacer versos de igual grado.
- Es que lee tus poemas y te adora
y yo sé tu talante aventurero.
Si juntos estuvisteis una hora,
de amores le hablarías; sé sincero.
- Pues claro que lo soy. Que a una señora
le requiero de amor, no a un caballero.
Mas no seas celoso, buen Faustino:
Se marchó tan entera como vino.
Confía más en ella, que con creces
te brinda una pasión que no mereces.
62
Sonetos 2
Me importa la cobertura
de mi riqueza en dinero.
¡Menos mal que Zapatero
ha dicho que está segura!
Ante la firme postura
de tan gentil caballero
saldré del atolladero,
pues que un platal me asegura.
Si a los ricos les promete
que han de cobrar de seguro,
me va a poner en un brete,
a mí que no tengo un duro.
Viniendo de ese zoquete
miedo me da, lo aseguro.
63
Sonetos 2
Me hundiste en la miseria, mas peores
momentos atraviesa mucha gente;
por ello no me quejo, solamente
suspiro al meditar mis sinsabores.
Por más que me esforcé y vertí sudores
no he sido, en realidad, inteligente;
luché con ilusión, pero mi mente
no supo superar a tus errores.
Y hoy pienso que por qué me he equivocado
queriendo corregir mi desatino.
Querría ser conmigo cruel el Hado
o escrito estaba todo en mi Destino.
Mis fuerzas con el llanto se han mermado
y apenas si ya andar logro el camino.
Bien lo dijo el vecino:
- ¡Vigila y sé prudente, compañero! -.
No supe hacerle caso. ¡Adiós, dinero!
64
Sonetos 2
Me han dicho que en Marbella hay un cotarro
armado que supera mil millones;
dinero sustraído a borbotones,
un turbio y cavernoso despilfarro.
Quería la alcaldesa no ver guarro
el baño donde lava los calzones
del menda del momento y mil doblones
gastóse; y, además, le compró un “carro”.
De mármol la bañera, el inodoro.
Parquet de puro ébano en trastero.
Los grifos, por supuesto, son de oro;
y estatua hay en la puerta de Botero.
¡Aquí yo trabajando alegremente,
en tanto hay quienes roban a la gente!
Quien roba por comer, roba por tonto.
Los listos de la cárcel salen pronto.
Había, ya lo sé, rimas sonoras;
mas quise ser correcto, que hay señoras.
65
Sonetos 2
Me hablaba esta mañana un conocido
de “gente de nivel”, por su dinero.
Repuse en tono firme y hasta fiero
que yo por su riqueza a nadie mido.
Que suele estar el rico corrompido
y puede un pobre ser más caballero
usando vieja boina y no sombrero,
pues todo no depende del vestido.
¿Es cierto cuanto dije o me equivoco?
Quizás, en mi pasión, me pasé un tanto;
o acaso puedo estar bastante loco,
mas tengo más razón que tiene un santo.
Que muchos de señores tienen poco
y el saldo de su cuenta te da espanto.
Que a la Virgen un manto
la viste y la engalana; mas, no obstante,
que fue Madre de Dios es lo importante.
66
Sonetos 2
¿Me engañas ocultando tu hermosura
o es verdad que no existe esa belleza
que creó la ilusión en mi cabeza,
soñando al comenzar esta aventura?
Cuál sea en realidad, si se me apura,
prefiero una mujer que por mí reza,
que consigue mi amor con sutileza,
a una Venus de mármol, fría y dura.
Has juzgado fatal mi pensamiento,
tú crees que mi mirada me traiciona;
y que no, yo te juro y no te miento,
aunque vieras mi risa tan burlona.
Curiosidad, quizás. Y hubo un momento
en que, es cierto, dudé. Niña, perdona.
67
Sonetos 2
Me enfrento a mi Destino, aquí en Granada,
sabiendo de antemano cual tarea
me aguarda y que es difícil la pelea;
quizás, para al final, no lograr nada.
Mas poco lograré si, envenenada,
mi mente se rebela y devanea
con mis miedos de ayer. ¡Maldita sea,
con bríos triunfaré de esta jornada!
Que las penas detrás ya se han quedado,
que el futuro y la gloria están delante,
que el esfuerzo es vital y se me ha dado
la suerte de encontrar, como un diamante,
el tesoro cuantioso de un amigo
que regala su tiempo y es mi abrigo.
Sin miedo y sin temor, ¡vamos al tajo!
Veremos si realizo mi trabajo.
Y ya que al Tajo digo, al Genil miro
mientras brota en mis labios un suspiro.
68
Sonetos 2
Me encuentro tan desierto y tan vacío
que no sé en realidad cómo me siento;
el caso es que en mi boca no hay lamento
y no sufro tampoco, incluso río.
¿Por ventura será que ya el estío
se pasó de mi vida y es momento
del otoño infeliz, del sufrimiento,
de la vejez, del loco desvarío?
Mas joven yo me siento todavía,
con fuerzas y vigor como era antaño;
aunque no tiene mi alma ya alegría,
se nota que la edad va haciendo daño.
Se acabará al final la vida mía
y luego ya dirán: - Hoy hizo un año...
69
Sonetos 2
Me encontré con la Musa, ayer de noche;
y me dijo su nombre, que es Alicia.
Le expliqué que rimaba con delicia;
con un beso al encuentro puso el broche.
De galana y gentil hizo derroche,
demostró al escribir su gran pericia;
todavía su verbo me acaricia...
Buscaré ese placer, aunque trasnoche.
¿Soñaré solamente? En mi garita
hoy mi Musa no estuvo. Siempre digo,
y quizás no sea cierto, que allí habita
o enojada quedó quizás conmigo.
Mas presiento que acudirá a la cita,
su presencia me inspira. ¡Soy su amigo!
Sin ella no consigo
escribir una sola poesía.
¡Sé más presta en llegar, querida mía!
70
Sonetos 2
Me enamoro de ti... ¿Qué pasaría?
Que espero que llegases tú a quererme;
por lo cual es preciso conocerme,
no basta con leer mi Poesía.
Que el poeta es un hombre, no utopía;
un ser como cualquiera, no has de verme
como un bicho especial. Que come y duerme,
bebe y fuma y no exhala ambrosía.
También hiede a sudor si no se lava,
no exhala de su boca olor a flores;
al final de la tarde, cuando acaba
su labor especial y busca amores
es un hombre normal que bebe cava
o cerveza o, quizás, cosas peores.
Quiérele tal cual es, olvida el sueño.
Porque luego se duerme como un leño.
71
Sonetos 2
Me emborraché esta tarde con tu boca
y su dulzor quemó como un incendio
de mis “hazañas” tontas el compendio
que tanto atormentó mi mente loca.
Pesaba sobre mí como una roca
cubriendo mi honradez de vilipendio;
he pagado con gusto el estipendio,
que al que peca pagar siempre le toca.
Ya me encuentro feliz y descansado,
mis locas aventuras di al olvido,
ya es inútil pensar en el pasado,
aquello que ocurrió ya ha sucedido.
Lo importante es el día de mañana;
lo demás ya no importa, toledana.
72
Sonetos 2
Me duele el corazón, pero soy fuerte.
Supongo que podré llevar mi carga.
No sé si mi andadura será larga
mas llegaré al final, si tengo suerte.
A punto de rodar al suelo inerte,
tan grande es esta pena que me embarga,
estoy que no me importa ni me amarga
si al fin de mi camino está la muerte.
No debe de ser mala compañera,
por mucho que se tema y se maldiga;
si tengo que morir, cuando me muera
espero que haya alguno que me diga
que mal no me porté sobremanera
y tenga junto a mí una mano amiga.
Del resto no me intriga
lo que pueda pensar si yo, contento,
me encuentro con mi Dios en tal momento.
73
Sonetos 2
Me dijo, allá en Sevilla, una gitana
que amores sevillanos gozaría.
Estaba con mi esposa. Buena gana...
Pensé que era una solemne tontería.
Al cabo de dos años, de mañana,
el tren iba rodando por la vía
en busca de una hermosa sevillana
que en menos de tres horas ya era mía.
Pasaron unos meses. La galana
que tanto me adoró se fue un mal día;
se ve que su ilusión fue cosa vana,
caprichos que causaron mi agonía.
No tuvo caridad o es que una insana
mentira le contaron. Mas mi hombría
muy pronto reaccionó y esa desgana
tornó con brevedad en alegría.
Mi barba emblanqueció, ya es toda cana.
De Huelva se olvidó mi Poesía,
que allí estaba su hogar y fue su hermana
quien puso cruel final a mi porfía.
74
Sonetos 2
Mas quiero recordarla cuando ufana
cruzaba casi entera Andalucía,
tomando un autobús en tan lejana
ciudad para encontrarme a mediodía.
Son ganas de soñar; pero se afana
la mente en revolver la que ya fría
memoria me quedó de una manzana
que, alegre en su bailar, ella comía.
75
Sonetos 2
Me dijo una mujer: - Decir lo siento
es el fin del amor. Siempre procura
no decirme esa frase, suena dura
y es preludio final de un sentimiento. -.
Yo le juré, infeliz, que nunca miento,
que mi afán por su amor no era aventura
pues la amaba con fuerza y con locura
y ocupaba en total mi pensamiento.
Pero, al cabo, la dijo ella un mal día:
- Tu momento tuviste y ha pasado. –
Me dejó, de verdad, anonadado;
pues lo dijo en tanto se reía.
En dichos de mujer traidora y fría,
¿cómo pude fiar tan alocado?
76
Sonetos 2
Me dijo una gitana que una vida
viví con el Cortés como apellido;
no pienso que tal haya sucedido,
mas nada que yo sepa hay que lo impida.
El caso es que mandando una partida
de locos de mi talla, fui atrevido
y al rico Moctezuma de su nido
saqué con gran penar de su guarida.
Sudor y mucha sangre castellana
costó la Noche Triste; mas, no obstante
la ayuda de una bella mexicana,
Malinche, gran mujer y hermosa amante
condujo mi bandera capitana
al éxito total sobre el gigante.
Por ello, allí delante
de toda mi mesnada, fue mi esposa;
pues mucho de mi honor debí a la hermosa.
77
Sonetos 2
78
Sonetos 2
¿Me dijiste verdad o fue una broma?
Resultar puede ser sólo un engaño
por placer de mentir y de hacer daño.
Ya no sé qué pensar, linda paloma.
Escuché tantas veces ya ese cuento
que no acierto a saber si son mentira
tus palabras de amor, o si delira
mi cerebro agobiado en cruel tormento.
Pero quiero creer que eres sincera,
que no mientes. ¿Por qué, si no hay motivo?
Y un poema de amor por ello escribo
para ti, con mi pluma pinturera.
Que te agrade, ¡ojalá!, mi Poesía
y me digas de nuevo que eres mía.
79
Sonetos 2
Me dicen que no sé más que sonetos
de corte triste y grave componer.
Quizás, pero en mis obras del ayer
hay muchos de alegría bien repletos.
Es lógico, pensando en los secretos
que oculta en su interior mi viejo ser,
me esfuerce con tesón en esconder
los goces y placeres obsoletos.
Pasada es la alegría de la vida,
la enérgica y radiante juventud;
el tiempo de reír pronto se olvida,
llegando la temible senectud.
Amarga es la experiencia padecida.
He visto demasiada ingratitud.
80
Sonetos 2
Me aturulla la gente. ¡Vaya espanto
con tanto ir y venir tan de repente!
Semeja que un incendio, velozmente,
hubieran de apagar. ¡No corran tanto!
Deténgase un instante, que les canto
un aria, una romanza, dulcemente,
con mi voz afinada mas potente,
repleta de matices y de encantos.
Mas hacen caso omiso en mi locura,
no escuchan de cántico el buen trino.
La vida, por desgracia, está muy dura,
no hay tiempo para el Arte. Es el Destino,
que nos fuerza a seguir la singladura
sin dejarnos gozar en el camino.
81
Sonetos 2
Me alejé de tu amor, fui muy prudente
pues tan sólo disgustos y gran pena
lograría con él y está muy llena
ya el alma de dolor. Ya es suficiente.
En verdad que de forma inteligente
me evitaste sufrir esta condena.
Dice bien el refrán que en casa ajena
sabe menos el cuerdo que el demente.
No ganó ni perdió nadie en el juego;
o lo hicimos los dos. Poca importancia
deberá de tener, pensando luego
que venció no el amor sí la distancia.
No triunfó la pasión ni el amor ciego,
mas supimos romper con elegancia.
82
Sonetos 2
Me alegro de verdad, amigo mío,
de hacerte ya en tu casa más contento;
parece, según tú, que de momento
ganaste de la Parca el desafío.
El júbilo me abruma y hasta río,
alegre el corazón latir bien siento.
¡Qué vaya y que se busque otro elemento
pues tienes que vivir, que hay mucho tío!
Celebra la noticia con Jumilla,
mas poca cantidad; o una cerveza,
no sea se te suba a la cabeza
y digas que le den mucha morcilla.
Habrás de respetarla, su guadaña
da el tajo criminal que nos apaña.
83
Sonetos 2
Mataron por la espalda nuevamente
sin causa ni razón, con cobardía;
borrachos de impiedad y alevosía,
lo hicieron por deporte alegremente.
Impide su temor maten de frente,
pues ello un “gran” valor demostraría;
mas, llena su actitud, de felonía,
ignoran lo que indica el ser valiente.
¿Y piden libertad? ¡Vaya manera
de hacer su petición, asesinando!
¡Malditos descendientes de ramera!
¿Así buscan la paz? ¿Cómo ni cuándo?
La sangre de su víctima postrera
se juzgue exige un hecho tan nefando.
84
Sonetos 2
Matar por matar... ¿Cabría
perdón para el asesino
mostrar, si tomó el camino
de la violencia baldía?
Con acierto y energía,
pues él marcó así su sino,
debe juzgar con buen tino
el crimen Su Señoría.
No existe pena de muerte
ni en España ni en Europa.
En eso sí tienen suerte
los criminales. Tal tropa
merece un castigo fuerte,
no gozar viento de popa.
85
Sonetos 2
Matar han intentado mi armonía
sacándome de quicio con sandeces.
Lo digo cual lo pienso: Hay muchas veces
que impulsan a olvidar la Poesía.
Rebelde es por natura el alma mía.
No suele desistir, sino con creces
devuelve los denuestos; pero preces
elevaré al Señor por quien porfía.
Que noble es respetar al enemigo
que tienes derrotado de antemano;
ya lleva en su demencia cruel castigo,
mejor es no cebarse y como a hermano
tratarle con piedad y como amigo.
Brindándole, si quiere, hasta la mano.
Mas sé que será en vano:
Inmerso en su torpeza y su locura,
difícil que recobre es la cordura.
86
Sonetos 2
Matar es un asunto delicado
que exige de quien mata ser demente,
ya sea en ese instante solamente
o tenga su cerebro desquiciado.
Merece gran clemencia al ser juzgado
quien mata a un semejante y se arrepiente;
a aquél que se hace el chulo e insolente
que el código más duro sea aplicado.
El juez debe cumplir su cometido,
estando predispuesto a la clemencia;
dictando el veredicto con sentido
y máxima equidad en la sentencia.
Tendrá que ser Txapote sometido,
no inspira su actitud benevolencia.
87
Sonetos 2
Marbella se llamaba y era blanca.
Tan blanca que lograba los dineros
ganados por ladrones y embusteros
lavar entre las togas y la Banca.
La lavandera fichada no era manca,
que han sido los notarios los primeros
en afirmar que lucen cual luceros
los billetes lavados. ¡Buena tranca
les daba yo a esos golfos, no el presidio!
Porque en él vivirán como marqueses,
con buenas comilonas y hasta orgías.
No crean, que hasta a veces les envidio,
que acumulan cuantiosos intereses
sin trabajar y a vivir, que son dos días.
Y mientras tanto aquí uno haciendo el primo
por no haber aprendido a dar el timo.
Ya lo dijo mi abuela: - El verdadero
ladrón es el cubierto por sombrero.
El que usa gorrilla es un granuja,
mas es al que si agarran se le estruja.
88
Sonetos 2
Así operan los jueces, sí señores,
que dicen que no entienden de colores;
pero al cabo se muestran más clementes
con ricos, poderosos y pudientes.
Cada cual arrima el ascua a su sardina.
Dígame la verdad: - ¿Usted qué opina?
¿Llevo o no la razón en lo que he dicho
o se piensa quizás que soy un bicho? -.
89
Sonetos 2
¡Machada de verdad! Como leones
heridos combatió la escuadra hispana.
De gloria se cubrió y en la mañana
que son, diremos todos, campeones.
Lograrlo han de poder, pues peleones
sí son nuestros muchachos. ¡Cuán ufana
la gente gritará y en su ventana
banderas colgará, no más crespones!
Italia mordió el polvo. El trasalpino
equipo marrullero derrotado,
ya Rusia nos aguarda en el camino
que lleva a la final. ¡Ya está chupado!
Se gana y nos liquidan la hipoteca.
Se dice que asó el tonto la manteca...
90
Sonetos 2
Luchando con tesón y valentía
me tengo que centrar en mi victoria,
preciso es que conserve en la memoria
los logros alcanzados otro día.
Aquél en que escribí la poesía
más bella que soñé y en que la euforia
reinó en mi corazón. ¡Toqué la gloria!
¡Qué mágica y qué hermosa sintonía!
Mas pronto tuve un nuevo desaliento,
de poco me sirvió lo ya ganado;
el éxito se fue cual se va el viento,
volvieron las derrotas del pasado.
¡Maldigo sin cesar aquel momento!
¡Perdí sin darme cuenta lo logrado!
91
Sonetos 2
Los días van corriendo de seguido,
pasando así ligera nuestra vida.
Atrás ya se quedó, muerta y perdida,
tantísima ilusión que fue al olvido.
Se llora nada más recién nacido
y nada habrá jamás que el llanto impida.
Hay ratos de placer, pero enseguida
terminan y es mayor lo que has sufrido.
Es ése el transcurrir, quiera o no quiera,
del hombre y su tragedia en este mundo:
Luchar con gran tesón hasta que muera,
yacer tras su existencia en un inmundo
cobijo, con gran suerte de madera,
haciendo así el terreno más fecundo.
92
Sonetos 2
Los días sin historia son muy largos.
Sus lances no nos dejan en la vida
memoria, o es tan leve que se olvida.
Por sosos, sin dulzor, sin ser amargos.
Son horas que nos sumen en letargos,
momentos que reloj no hay que los mida;
instantes en que el alma se descuida
y paga por hacerlo enormes cargos.
Ha sido en un principio la jornada
temprana y de trajín, demoledora;
mas luego ha transcurrido descansada,
sin algo en qué pensar ni ensoñadora.
Y así toda la tarde, tan sin nada,
que apenas pareció más de una hora.
93
Sonetos 2
Los días lentamente van cayendo,
iguales todos son en apariencia;
mas cuéntame la voz de la experiencia
que siempre son distintos y así entiendo.
La misma mercancía siempre vendo,
usando toda vez la misma ciencia:
Sonrisas y simpática prudencia.
Que suele el comprador venir mintiendo.
Confía, mas sé cauto en tu negocio
que muchos por robarte están al tanto;
procura siempre ser tu propio socio,
o acaso sufrirás un desencanto.
Le gusta al sinvergüenza mucho el ocio
y emplea de sirenas, bello, un canto
94
Sonetos 2
Lograste recobrara la energía
que antaño poseyera siendo mozo.
Si enorme fue el dolor, mayor el gozo.
Tembló todo mi cuerpo de alegría.
Romántica brotó mi Poesía,
que estaba sumergida en negro pozo.
El alma me inundaste de alborozo
y vi nacer la luz de un bello día.
¿Qué no podrás lograr si es que se empeña
tu hermoso corazón en conseguirlo?
¡Si sólo con tu hablar ya eres mi dueña
y no siento pudor de así decirlo!
¡Alegre es mi mañana madrileña,
pensando que en ti hallé mi blanco mirlo!
95
Sonetos 2
Lo tuyo suena a chiste o a historieta,
a cuento o a pensar que soy idiota.
El caso es, sobre todo, dar la nota,
haciéndome la misma jugarreta.
Lo mismo con el euro y la peseta,
has sido descuidada y manirrota.
Me explico ya por qué en la bancarrota
me puso esa nefasta papeleta.
Me río, pues de risa es tu gracejo.
La faz ésa que pones de inocente.
Mas sabes que soy sabio, por ser viejo,
e inútil es que mientas falazmente.
Atiende, por favor, a mi consejo:
Engaña con tus trucos a un demente.
Por suerte está mi mente
muy lúcida y despierta todavía.
¡No vuelvas a mentirme, “vida mía”!
96
Sonetos 2
Lo primero es probar la consonancia,
que vienen las palabras asonantes
y el soneto se queda con bastantes
defectos; solamente por vagancia.
Lo segundo es pensar que la fragancia
de una hermosa mujer, igual que antes,
enerva la pasión de los amantes.
Todo ello, eso sí, con elegancia.
Bien dicen del ladrón que siempre piensa
que todos a su clase pertenecen;
con ello quiere hallar la recompensa
a su torvo actuar. Mas se merecen
esos versos, es cierto, amigo mío,
un aplauso risueño y te lo envío.
97
Sonetos 2
Lo mismo que presumo de nobleza,
valor sinceridad y señorío,
admiro a las mujeres de tronío
que pueden presumir de su entereza.
Descubro humildemente mi cabeza
y pienso que el honor ha sido mío.
Tu amor no se merece un gesto frío.
Achácalo, sin duda, a mi torpeza.
Vendrás o no vendrás, pues que respeto
si quieres poner fin a la aventura;
a cuanto tú decidas me someto,
no quiero ser razón de mi locura.
Me amaste y yo te amé y este soneto
te ofrezco con cariño y con ternura.
98
Sonetos 2
Lo malo de los bienes gananciales
es eso del reparto del dinero.
Prepare la cartera, caballero,
que el viernes ya comienzan los Mundiales.
El fútbol causa, amigo, muchos males;
divorcios a porrillo si el portero
rival para la bola al delantero
y encima otro canal brinda seriales.
La esposa se sulfura y el marido
prefiere ver el juego que la serie.
Posible es que sus ansias de partido
le obliguen a soñar a la intemperie.
Por eso los celebran en verano:
Dormir bajo la helada es poco sano.
99
Sonetos 2
Lo dije y lo repito: ¡Esto no es cuesta!
Febrero, siendo corto, es gran pendiente.
Canina se conoce está la gente
y a gasto en loterías no dispuesta.
Vacía y por llenar tienen la cesta;
mandado es el comer, pues no es prudente
pasar hambre y jugar. De algo caliente
debemos realizar mínima ingesta.
Y dicen que la cosa viento en popa
funciona sin parar... ¡Quién lo diría!
Torreznos echaremos en la sopa,
pensar en poner carne es tontería.
Ya marzo llegará. Mientras, la boca
cerrada debe estar; que no hay tu tía.
100
Sonetos 2
“Lo ancho para mí y a ti lo estrecho”.
Nominan esa ley, Ley del embudo.
Conmigo ésta no rige, no soy mudo;
no callo bajo el agua ni en el lecho.
Es más, y lo diré, muy satisfecho
estoy de ser así. Aunque a menudo
me salga caro serlo, mas no dudo
que duran las molestias corto trecho.
Al cabo, lo que vale es muy tranquilo
dormir; con la conciencia bien serena.
Tener en paz el sueño, nunca en vilo;
sin lloros ni lamentos de alma en pena.
Pensando en quien me acusa bien cavilo:
¿Son celos o es temer la dicha ajena?
Temerme... ¡Qué faena!
Me dejan la conciencia ya intranquila.
Los celos tienen cura, tomen tila.
101
Sonetos 2
Llorarás por mi amor, te lo aseguro.
No sabes el cariño que has perdido.
Solitaria estarás, cuando en tu nido
se podría albergar sincero y puro.
Has jugado con fuego y contra un muro
sin pensar en sufrir te has dirigido;
sin razón, sin saber y sin sentido,
no pensando en que el golpe era muy duro.
Se acabó, cruel refrán, lo que se daba.
¿De los dos quién perdió? Tal vez ninguno.
Echa cuentas si quieres, pero acaba
de sumar; no te olvides que hubo alguno
que te dio el corazón sin mayor tasa,
sin pedir nada más que lo oportuno.
102
Sonetos 2
Llegué buscando paz y no la guerra,
tan sólo a regalar mi Poesía.
Podrán juzgar, si quieren, que es muy fría
o cálida o muy mala, no me aterra.
Ilusa es la que quiere darme tierra
e, incluso, ha señalado hasta qué día:
El viernes. Pues que traiga compañía,
que a mí por ella sola no me entierra.
Es loca, esquizofrénica y chalada,
es carne de psiquiatra y peligrosa.
No piensen que exagero. ¡De eso nada,
que sueña con cavarme una honda fosa!
Y todo por sentirse desdeñada,
por ser mala persona y poco hermosa...
103
Sonetos 2
Llegó al final tu amor, tenlo por cuenta.
Procura no alargar tu sufrimiento,
pues sólo lograrás pena y tormento:
Dos cosas con valor mas corta renta.
Acúsame tú a mí y un cuento inventa
echándome la culpa. Así el lamento
habrá de ser menor, pero ese cuento
no debes de ponerlo nunca en venta.
Que sabes que, en verdad, no soy culpable
pues nunca te he mentido. Y soy sincero.
Jamás te dije nada deleznable,
contigo siempre he sido un caballero
gentil, con buen humor y gesto amable.
En nada nunca he sido un embustero.
104
Sonetos 2
Llegarán otros tiempos y otros seres
a ocupar nuestro espacio. Nuestras horas
habrán ya concluido y sin demoras
habremos de partir, sin más enseres
que un fúnebre sudario. Cuando mueres
no puedes ya llevarte a donde moras
los bienes y riquezas que atesoras
e, incluso, ni siquiera los quereres.
El polvo vuelve al polvo, así está escrito.
Si acaso, algún recuerdo en la memoria
de aquellos que nos aman. Finiquito.
Conclusa para siempre está tu historia.
Por ello con afán busco la gloria;
dejar alguna huella necesito.
105
Sonetos 2
Llegar a la vejez es algo grato;
quedarse, duele más, en el camino.
¿Quién marca de los hombres el Destino?
¿Un Dios que se divierte y pasa el rato?
No es malo el pensamiento, pero trato
de ver el lado bueno y me empecino
pensando que ese Dios, por ser divino,
no puede con nosotros ser ingrato.
Es libre la persona en su albedrío.
Si elige a su placer, está contenta;
si debe obedecer, comienza el lío:
Por todo está afligida y se lamenta.
Se queja del calor, de si hace frío;
si el cielo está nublado o si hay tormenta.
Al cabo te das cuenta
que nadie está conforme con su suerte.
Y en esta estupidez, viene la muerte.
106
Sonetos 2
¡Lindísima Noelia, mi alegría,
pizpireta nariz como tu abuelo,
de todas mis tragedias gran consuelo,
tu cara mi alma inunda de armonía!
Me diste la manita, niña mía,
y ansioso, entre mis brazos, desde el suelo,
queriéndote estrechar con dulce anhelo,
ligera te elevé. ¡Dichoso día!
Sentada en mi regazo, tres cupones
vendiste a una señora que: - ¡Princesa! -,
te dijo: - ¿Vas a darme los millones?
¡Siquiera si tú sabes cosa es ésa!
Querría que jamás lo descubrieses,
que nunca en tu existir tengas reveses.
De fijo los tendrás, eso es seguro.
Mas yo sabré ayudarte, ¡te lo juro!
107
Sonetos 2
¿Hablar del dictador? ¡Una locura!
Relatar las verdades del barquero,
ser leal a tu sentir y ser sincero
semeja que es meterse en aventura.
¿Clamar en el desierto? Un caradura.
¿Llorar por el que sufre? Un plañidero.
Que opinen lo que quieran, que yo quiero
cantar mi realidad pobre y oscura.
La situación de muchos es distinta,
no intento compararla con la mía;
la envidia no me tienta si la tinta
no falta para hacer mi Poesía.
Comprendo que mi casta ya esté extinta,
el oro la condujo a la agonía.
Ofertas bien me hicieron de ser rico
a cambio de tener cerrado el pico,
más no busqué jamás ser millonario,
preferí de recuerdos ser glosario.
Mi verdad contaré siempre alta y fuerte,
¡libertad de expresión hasta la muerte!
108
Sonetos 2
Leyendo aquellos versos casi viejos
recuerdo esa mañana tan frenética.
La apuesta realmente era esperpéntica,
mas quise no hacer caso de consejos.
Dijeron: - No podrás llegar tan lejos.
Tal cosa conseguir es hipotética.
No sigas tu actitud bastante histérica,
no dejes que te enrede en sus manejos. -.
Me dije para mí: - ¡Venga, adelante!
Demuestra que en verdad tienes valía
al memo de ese tonto vigilante
que afirma que es un sabio en Poesía. -.
Sin folios me quedé pero, no obstante,
las hojas del periódico tenía.
109
Sonetos 2
¡Levanta, corazón!¡Brinca en un salto
que alcance ilusionado adónde espera
la Musa que ha tornado en primavera
el frío que, invernal, hiela el asfalto!
¡Dispón tu voluntad para un asalto,
en busca de esa grata compañera
que enciende tu pasión como una hoguera
tan mágica que luce en lo más alto!
¡Mil besos te dará su boca hermosa,
que es bella como bello lo es su nombre!
Espinas sí tendrá, pero no es cosa
que a nadie le sorprenda ni le asombre;
pues linda es esa flor llamada rosa,
capaz de enardecer a cualquier hombre.
110
Sonetos 2
¡Lejana juventud, recuerdo grato
de tiempos que se fueron al olvido!
¡Volver quiero a vivir lo ya vivido,
aun siendo doloroso y hasta ingrato!
Tornar a ser un mozo sólo un rato,
errores solventar que he cometido...
No es mucho, en realidad, lo que a Dios pido,
mas cosa es de buscar tres pies al gato.
Que sé que es imposible ese retorno
y acaso a equivocarme volvería.
Ayer estuve envuelto en otro entorno
distinto al que me envuelve en este día.
La vida que llevé fue diferente:
Fui rico, tuve amigos... Fue otro ambiente.
111
Sonetos 2
Le dije que era hermosa, que quería
cantarle una romanza quedamente.
Mirándome gentil y sonriente,
me dijo preferir la Poesía.
El alma me vibró con alegría
Pues, si en notas aún quiero ser valiente,
prefiero en unos versos, frente a frente,
mostrar mi admiración y simpatía.
Que los años se fueron ya del canto,
que hoy ya ronca resuena mi garganta;
aquella voz de ayer perdió su encanto,
su fina melodía ya no es tanta.
No es que quiera decir que cause espanto,
mas seguro que mucho ya no encanta.
112
Sonetos 2
Le dejé a un compañero mi tarjeta
pensando me trajese algún dinero.
Decir como quedé mejor no quiero
cuando vi que no había una peseta.
La verdad es que me hizo la puñeta,
pero más que la plata, y soy sincero,
me dolió conocer que el verdadero
amigo tan leal sólo era un jeta.
Desde entonces mil cosas he aprendido,
mas de todas acaso la importante
es no fiarme de nadie que galante
se preste a hacer favor que no he pedido.
Bien dicen de los gatos escaldados
que hasta del hielo escapan aterrados.
113
Sonetos 2
Las voces del pasado, persistentes,
atruenan mis oídos clamorosas.
Recuerdos del ayer, de tantas cosas;
de tantos devaneos, tantas gentes.
No cabe en mi cabeza ni en mis mientes
que amarme hayan podido mil hermosas.
O miento y fueron menos las que rosas
me dieron con espinas bien hirientes.
Alguno pensará que es que exagero
diciendo cantidad tan abultada.
Si digo fueron doce, en el tintero
seguro que me olvido alguna amada.
En quince lo dejamos y así espero
la cuenta no me salga descuadrada.
Mas suena otra llamada.
De fijo lo que ocurre ya sabéis:
Que corto me quedé, son dieciséis.
114
Sonetos 2
Las vacas de Madrid se notan raras,
a gusto no se ven sobre el asfalto.
El ruido les produce sobresalto,
que llena de temor sus mansas caras.
No ven a mayorales con sus varas
ni mozos cabalgar, garrocha en alto,
probando que un novillo ante su asalto
carezca de valor o tenga taras.
Extrañas, como pulpos en garaje,
se sienten agobiadas por la gente
que no muestra temor sino coraje
sabiendo que son piedras solamente.
¿Qué pintan en el cívico paraje?
Servir de tosco adorno únicamente.
Nacidas de la mente
de un hábil negociante pseudo artista,
¡mejor que las quitaran de la vista!
115
Sonetos 2
Las tropas ya caminan por las calles
de la ciudad cercada y sin recurso.
En tanto, el mandamás larga el discurso,
cuidando sus modales y detalles.
Le ordena a su soldado: - Que ametralles
a la manada hostil. Es un concurso.
Serás el vencedor. -. Y sigue el curso
de la guerra feroz. - ¡No te desmayes,
que luchas en el nombre de la Gracia!
No importa que masacres inocentes,
contaremos después que fue falacia.
La tierra del petróleo, con sus gentes,
debemos conquistar. ¡Viva la audacia!
Mis marines, son tontos mas valientes.-
Y el loco emperador vive contento
en tanto que a los cielos va el lamento.
116
Sonetos 2
Las rosas de las tierras valencianas
sin duda son del mundo las más bellas,
las duerme el resplandor de sus estrellas
y luego se despiertan más ufanas.
Igual que el Cid hiciera, me entran ganas
de andar a su conquista. Sin querellas,
sin armas y sin rayos ni centellas;
tan sólo con mis rimas más galanas.
Pudiera regalarte mil collares
de versos que cotizan más que el oro;
hacer con las palabras malabares,
que nunca se agotara mi tesoro.
Mas lucen canos ya mis aladares
y al ver tu juventud la mía añoro.
117
Sonetos 2
Las cosas regaladas con desprecio
apenas si dan ganas de aceptarlas.
Las cosas que se dieran hay que darlas
con ganas, con respeto y con aprecio.
Yo nunca a mi cariño puse precio.
Jamás las que doné pensé cobrarlas.
Las di de corazón sin apuntarlas;
debí de ser entonces tonto y necio.
¿Cómo voy a pedir lo regalado
si no lo tuve en cuenta tan siquiera?
Para mí no era deuda, lo había dado;
pensé que mi deber aquél sí era.
Pequé de ser quizás muy descuidado,
de no apuntar el debe en la sesera.
118
Sonetos 2
Lamentos emitidos por el alma,
angustia existencial que me atormenta,
¡dejadme ya de lado que la cuenta
pagada está de sobra y quiero calma.
Fantasmas del pasado insatisfecho,
¡quitaros de mi vista raudo y pronto!
No quiero nunca más hacer el tonto.
¡Volved a dormitar en vuestro lecho!
Hoy quiero revivir mi primaveras,
dejando el triste otoño en el olvido;
gozar de sus caricias placenteras,
quedándome en sus brazos consumido.
Termina ya mi angustia y mi querella
y canto con placer. ¡La vida es bella!
119
Sonetos 2
Lamento de verdad ser tan maduro
y no poderte dar lo que deseo.
Pasada está la edad de mi himeneo
y, ¡encima!, siendo pobre y sin un duro.
No tengo esclarecido mi futuro,
al pronto se presenta amargo y feo;
mas no quisiera sólo un devaneo
ni un rato de placer, te lo aseguro.
¿Y qué puedo ofrecerte, en consecuencia,
con tal de conseguir que fueses mía?
¿Un dulce y tierno amor, mi inteligencia?
Si sirven, mi honradez, mi Poesía.
Será pobre la dote. La experiencia
me dice que es mejor llena alcancía.
120
Sonetos 2
La vida se va y viene con los días,
uno tras otro en tanto el Sol alumbre.
Así, no ha de perderse la costumbre
de pasar ese tiempo entre alegrías.
Que ya vendrán las noches y en sus frías
tinieblas llenarán de pesadumbre
los sueños que tuvimos en la cumbre
de transformar el mundo en poesías.
La vida es como es y lo que importa
es intentar hacerla llevadera.
Nunca sabemos qué cuece en la retorta
el Mago que la forja a su manera.
Aunque parezca larga siempre es corta,
que no dura la eternidad entera.
121
Sonetos 2
La vida no son versos solamente,
el vate tiene un don extraordinario
y opina que es un tanto estrafalario
su modo de pensar bastante gente.
Bien puede ser así, mas como siente
un soplo singular, diverso y vario,
no influye en su versar lo monetario.
Es cierto que el poeta es diferente.
¿La vida es Poesía? Por supuesto
que poca tiene o puede que ninguna.
Mejor es ajustar el presupuesto,
que hacerle tantos versos a la Luna;
mas pienso que si Dios tal me ha dispuesto
no pudo cometer errata alguna.
No piensan los demás de igual manera,
-De locos es soñar con fantasías,afirman sin cesar todos los días. -.
-debieras olvidar tanta quimera. -.
Podrían acertar... Mas, ¿cómo fuera,
si el mundo no leyera poesías?
Las noches en verdad fueran más frías
y al alba acaso ya ni amaneciera.
¿Nacer, vivir, morir, es que eso es todo?
¿Trabajo sin descanso ni esperanza?
Me niego y mejor canto una romanza.
Son sueños de otro loco que a su modo,
distinto, nos legó sus sentimientos,
sus gozos, sus placeres y lamentos.
122
Sonetos 2
123
Sonetos 2
La vida hay que vivirla cual viniera.
Luchar de poco sirve, del valiente
escribe las hazañas – pero miente –
aquél que halló refugio en la trinchera.
- El héroe que murió por su bandera
luchando con afán, no es conveniente. –
Opina el cobardón, mientras su mente
cavila en el trabajo que le espera.
- Alzarle un pedestal cuesta dinero
- según el escultor - mas siempre es caro.
¡Ya pudo el valeroso caballero
quedarse de los muros al amparo!
¡Que hacerse el macho quiso el puñetero!
¡Se ve que era un gachó la mar de raro! -.
124
Sonetos 2
La vida es un pasar de día en día,
surtiendo de dolores y placeres;
Los hombres van detrás de las mujeres,
presumen al decir: - ¡Ésta fue mía!
Recela la mujer de tal manía
y lucha por mandar en los quereres;
por mucho que te afanes y te esmeres,
ganar sabrá la dama en la porfía.
Así siglo tras siglo siempre ha sido
y siempre ocurrirá en los venideros.
El cebo del amor está servido:
- ¡Acudan a picarlo, caballeros! Adán comió con ansia la manzana
y todo es similar cada mañana.
125
Sonetos 2
La vida es un marchar sin esperanza,
un hórrido viajar a algún destino,
un torpe deambular, un desatino;
de un Cielo imaginario la semblanza.
Allá donde se mira, donde alcanza
la vista más audaz, sigue el camino
envuelto entre la niebla, áspero y pino,
rompiendo la ilusión de aquél que avanza.
Y un día y otro día, suspirando
por ver que ya se acerca la frontera;
que habrás por fin descanso... ¡Una quimera!
El lecho en que al fin yazcas nada blando
será para tus huesos, caminante.
Mas debes proseguir siempre adelante.
126
Sonetos 2
Las lenguas viperinas son sutiles,
mas temo mucho más al que hace caso
de tanta falsedad; porque al fracaso
te arrastra, por creer hechos tan viles.
Parece que enemigos tengo a miles,
que nunca cara a cara dan un paso;
mas vierten su veneno en fino vaso
que el jefe apurará, los muy serviles.
Es éste el más simplón, por ser tan bobo
dejándose engañar por tal serpiente.
¿Acaso es que no sabe que es un lobo
el hombre para el hombre el inconsciente?
¿Jamás comprenderá que el que hace un robo
dirá que del delito es inocente?
Cobarde ni valiente,
afirmo mal no hablé de un compañero.
Lo afirmo, lo aseguro y lo asevero.
127
Sonetos 2
La vida es Poesía, es sentimiento;
acordes de guitarra, canto y risa.
No debes de vivirla muy deprisa,
apura hasta el final cada momento.
No quieras enturbiar con ronco acento
la música canora, que no hay prisa;
Aprecia cuánto vale una sonrisa,
que tiempo ya tendrás para el lamento.
Los músicos actúan a mi vera.
Por sólo unas monedas dan al alma
hechizos y frescor de primavera,
consuelo a la ansiedad, sosiego y calma.
Mi voz ha acompañado sus canciones,
llenando de ilusión los corazones.
128
Sonetos 2
La vida es devenir, día tras día,
de un tiempo que parece ilimitado;
mas tiene su final y es un osado
quien busca en este mundo la alegría.
Nacemos y comienza la agonía.
Crecemos y tenemos ya un pasado.
La culpa fue de Adán y del pecado.
¿Orgullo fue quizás o qué sería?
No importa lo que fuera. El resultado
tenemos a la vista: La energía
del joven cuando es viejo se ha gastado,
no puede presumir como solía.
Castigo, a mi entender, desmesurado
que indica que soñar es utopía.
129
Sonetos 2
La verdad ante todo, amigo mío;
que ocultarla es vileza y cobardía,
torpeza, insensatez y felonía
y demuestra muy poco poderío.
De quien miente y traiciona no me fío
aunque escriba muy bella Poesía,
si no sabe sufrir una ironía
ni respeto le tiene a mi albedrío.
¡Vaya pronto al Infierno y quede preso
para siempre en el mismo, confinado!
Muy bien escribirá, pero confieso
que su verso jamás fue de mi agrado.
Sí, un léxico genial; mas sólo eso.
Al cabo es un sepulcro blanqueado.
130
Sonetos 2
Por la espalda le hundieron el acero
y quizás fue quien menos esperaba.
La sangre a borbotones le manaba
y, aún herido, le dijo al compañero:
- ¿Por qué me heriste tú, si fui el primero
que nunca en tu carrera puso traba
a cuanto me decías? No esperaba
que dejaras jamás de ser sincero.
Le cercaron el resto y, de repente,
otra daga causó otra cruel herida;
la tristeza adueñóse de su mente
y no pudo evitar ya la caída.
Es la muerte de César, evidente;
pero muchas así hubo en la vida.
131
Sonetos 2
La tapa posterior de mi cuaderno
sirvió para un poema haber escrito.
Lleguemos al final del manuscrito;
que puede resultarnos, si no, eterno.
Escribo en la anterior y, si discierno
con lógica y razón, convierto en mito
la hazaña que según un “erudito”
carece de valor. ¡Vaya al Infierno!
Me llenan de pavor los fantasmales
poetas que en un libro han estudiado.
Mil términos, quizás gramaticales,
no tornan en maestro consagrado.
Mas pienso si se encuentra en sus cabales;
por ello le perdono y no me enfado.
No estoy equivocado.
Genial es el poeta si la Musa
le brinda con amor la Ciencia Infusa.
132
Sonetos 2
La Suerte es caprichosa y con cualquiera
puede irse del brazo cualquier día;
espero que muy pronto me sonría
y justito se venga aquí a mi vera.
Viviría una eterna primavera,
inmerso en Ilusión y Poesía,
oyendo una sonora melodía
que al alma resultase placentera.
Pero Suerte y Azar son compañeros
que apenas si se alían raramente;
el segundo es quien brinda los dineros,
la primera los quita de repente.
De los dos son los hombres prisioneros,
muriendo en esa cárcel malamente.
133
Sonetos 2
La suerte en aventuras y en amores
es de aquél que la busca. La Fortuna
es cosa diferente; no hay ninguna
manera de ganarse sus favores.
Al cabo todo queda en sinsabores,
aunque siempre se diga que hay alguna
razón para reír. Sólo sé una:
Contemplar de Noelia los candores.
Por primera ocasión la han disfrazado,
vestida de Noel... ¡Qué maravilla!
Con gorrillo de lana colorado,
en sus ojos la luz reluce y brilla
Como faros que llevan a buen puerto.
¡Ojalá me recuerdes tras de muerto!
134
Sonetos 2
La salud y el amor, con el dinero,
son los tres alicientes de la vida;
los tres juntos la harán bella y florida
pero, si hay que elegir, más el primero.
Pues que siendo el señor del mundo entero,
o teniendo a la moza más garrida,
no podrás disfrutar de la partida
si tu voz sólo es llanto lastimero.
El amor y el dinero van unidos,
a pesar de que digan lo contrario.
Poco aguantan esposas y maridos
cuando es pobre y escaso el numerario
y se escuchan constantes los gemidos.
Disfrutar de salud es necesario.
Que no existe un calvario
más terrible que amar sin esperanzas
de gozar de tu amor y tus finanzas.
135
Sonetos 2
La rusa va vendiendo La Farola.
Hambrienta, necesita del dinero.
El frío la traspasa, traicionero;
estoica lo soporta. Está muy sola.
La gente pasa rauda. Va a su bola.
No para ni siquiera el caballero
orondo y satisfecho. Es el primero
que piensa que se trata de una trola.
María, cual la Madre del buen Cristo.
María, de la estepa o sabe dónde.
Seguro que ahora llega cualquier listo
hablándole de amor, mientras esconde
tan sólo torpe afán y villanía.
Mas venta de su honor no hace María.
136
Sonetos 2
La pregunta me hicieron y sonrío,
pues la risa me dura aún en la mente.
¿Respondí de manera conveniente?
La verdad es que pienso y me hago un lío.
- ¿Te ves como poeta? – Y quedé frío.
La respuesta es difícil, ciertamente.
- Yo diría que sí. Mas, solamente,
considero que el serlo es tema mío.
Supongo que a ninguno más le importa
lo que soy o no soy. Si es Poesía
lo que escribe mi pluma; si ésta es corta
o más larga que, hambriento, se hace un día. –
Escuchó mi respuesta y quedó absorta;
pensativa, opinando que mentía.
- Perdona que me ría.
Ser poeta no es sólo engendrar versos:
Es vital concebir mil universos. -.
137
Sonetos 2
No por buscar una rima consonante
puedes poner al azar cualquier palabra.
No deberás escribir por tanto cabra
si de quien quieres hablar es de un rumiante.
Se deberán distinguir poco y bastante,
y también al sembrador y aquél que labra,
la ceremonia feliz y la macabra,
no es igual el ir atrás que el ir delante.
Lo cabal es que la rima sea coherente,
que ese poema se ciña a un argumento,
no colocar las consonantes fácilmente,
como Dios dé a comprender, sino con tiento,
para lograr conseguir que nuestra mente
no se concentre tan sólo en un acento.
138
Sonetos 2
¡La Musa sea gentil y en la memoria
del mundo grabar logre yo con maña
el éxito total de vuestra hazaña,
los ecos de tan épica victoria!
¡Gigantes de estatura y más de gloria,
supisteis con fatigas, para España,
triunfar con gran valor, empeño y saña,
pasando vuestros nombres a la Historia!
Muy poco os importaron los dineros,
no hablasteis de riquezas ni millones;
supisteis, como nobles caballeros,
lidiar sin cavilar en los doblones.
No habrá quien os discuta o ponga peros,
pues sois en buena lid los campeones.
139
Sonetos 2
La Musa por la mañana
no se levanta temprano.
No hay clamor ni grito humano
que despierte a esa holgazana.
Y el poeta se devana
los sesos, pero es en vano;
no escribe rauda la mano,
por más que le ponga gana.
¡Ay, Musa..! ¿Dónde te has ido,
abandonando a tu amante?
Le has dejado en el olvido
como mujer inconstante.
Acude pronto a mi nido,
¡déjate de andar errante!
140
Sonetos 2
La Musa en mi garita baila inquieta,
cual niño sin pudor y sin respeto;
por más que lo deseo, no someto
su alegre travesura pizpireta.
Le pido, por favor, que se esté quieta
mas quiere que le escriba otro soneto;
veremos si acabando este cuarteto
en otro cavilar no se entrometa.
Mas, ¡quiá! Que al acabar, dando la lata
prosigue con afán; es un azote
que quiere que al final meta la pata,
pidiendo sin cesar un estrambote.
Termino los tercetos o me mata,
mas dejo de escribir por más que bote.
141
Sonetos 2
La mujer desdeñada es peligrosa
pues exige que llenen de alabanza
su belleza, si existe, y nunca alcanza
a entender que el amor es otra cosa.
Considera por ser, si es que es, hermosa
un esclavo al varón y que su “lanza”,
al compás que ella marque en una danza
alocada, se yerga ante la diosa.
Pero es simple mortal y, por lo tanto,
sometida al dolor y a la miseria;
es verdad que su cuerpo es un encanto
mas, celosa, se sume hasta en la histeria.
Su dulzor se transforma en puro espanto
y su risa se torna en mueca seria.
Cuentan todos la feria
dependiendo según les haya ido.
La mujer desdeñada da un graznido.
142
Sonetos 2
La Muerte no conoce a quién se lleva,
si jóvenes, si niños o mayores;
no entiende ni de insignias ni colores,
de edades ni de sexos en su leva:
Ancianos con edad harto longeva,
cansados de vivir los sinsabores
que prestan a menudo los amores;
o, incluso, una gentil bella manceba.
A nadie diferencia en su camino.
Elige así, al azar, porque le place.
Escrito cada cual en su Destino
fatídico ya lleva el desenlace.
No hay nadie que se esconda a su buen tino
y allí donde le alcanza es donde yace.
143
Sonetos 2
144
Sonetos 2
La manera mejor de disculparme
no es otra que escribir este soneto;
al juicio de la gente me someto
sabiendo que hasta pueden insultarme.
No pretendí jamás ser el gendarme
de nadie y a las normas me sujeto;
si mi sangre se altera estaré quieto,
lo mismo que me irrito sé calmarme.
Ya sé que me pasé, pero el asunto
está en reconocer la propia culpa,
no quiero que me sirva de disculpa
decir que me cegué, pero me apunto
a la excusa que ha dado el compañero.
Podré ser un patán, mas soy sincero.
145
Sonetos 2
La lluvia ya cesó, pero hace un frío
que hiela el corazón; mas se calienta
pensando en que tú duermes tan contenta,
soñando en el querer y el amor mío.
La vida es un eterno desafío,
un largo combatir, una lid cruenta;
el hombre con valor un cuento inventa,
a fin de soportar tal desvarío.
Inventa su magín, con gran talento,
la forma de triunfar en esas luchas;
a veces logra el éxito en su intento,
mas sufre la derrota en otras muchas.
Aguardo ser feliz cuando mi cuento
te agrade, ¡vida mía!, si lo escuchas
146
Sonetos 2
La lluvia va cayendo lentamente.
la madrileña calle, entristecida,
se encuentra solitaria; que, aterida,
refugio en el hogar buscó la gente.
Sentado en el umbral se halla, paciente,
pidiendo caridad, ¡así es la vida!,
mi amigo el marroquí; aquél que anida
donde encuentra un lugar que esté caliente.
Mastica con sus muelas un bocado
y alivia de las tripas el cruel grito.
Un cigarro de postre le he brindado,
lo fumará teniendo “el vientre ahíto”.
En el bar se atiborran de cerveza...
¡Qué cosas atormentan mi cabeza!
¡Mil voces de furor y rebeldía,
clamando que del pobre llegue el día!
147
Sonetos 2
La lluvia me ahuyentó la clientela,
el tiempo no incentiva al paseante;
no para el comprador, sigue adelante.
Mojarse no querrá ni tiene “tela”.
Mas debo proseguir mi centinela,
pues cobro por estar; pero, no obstante,
- se venda o no un cupón - es importante
velar y mantenerme con cautela.
Que pueden endosarme algún billete
más falso que un traidor por vender uno.
Es listo el maleante y te lo mete
pensando que el instante es oportuno.
Que viendo que no vendes, arremete
y prueba tu ambición pues es muy tuno.
148
Sonetos 2
La lluvia empapa el suelo y a la gente.
A salvo me refugio en mi garita.
Enciendo el radiador y se me quita
el frío y la humedad. Hace relente.
Inquieta y alocada está mi mente.
Retumba en su interior algo que agita
mi calma y mi quietud. Abro la espita
del genio creativo y velozmente
alumbro este poema en un momento,
tornando mi ansiedad en gran descanso.
Parece que versar es buen ungüento
que sume al escritor en un remanso
de paz y de alegría, de contento;
que incluso al más feroz convierte en manso.
149
Sonetos 2
Ansioso el corazón, tiemblo en la espera
soñando con que suene tu llamada.
Ya tardas demasiado y desespera
el alma que te aguarda enamorada.
Sonó por fin ya el timbre y he escuchado
tu voz llena de encanto y primorosa
cruzando todo el mar, de lado a lado,
salvando la distancia presurosa.
Tranquila queda el alma en un instante.
Bastó con escuchar la melodía
que emite tu garganta palpitante
diciendo dos palabras: - ¡Vida mía! -.
Ya pronto has de venir y aquí te espero
con ansias, con afán y pasión loca.
¡No tardes en llegar! ¡Tu caballero
desea con ardor besar tu boca!
150
Sonetos 2
La libertad del rico me embelesa...
Poder con tu dinero cuanto en gana
le venga a tu deseo en la mañana,
sin nada que te pille de sorpresa.
Mas pienso si es verdad que me interesa
el goce solamente. La galbana
el alma torna débil y no es sana;
está de la fortuna siempre presa.
Si el pobre sufre angustias por dinero,
el rico puede hacerlo por amores;
que todo no se compra y el sincero
cariño no se vende. Mas, señores,
confieso - y con ustedes soy sincero – :
Mejor quiero un caudal que más favores.
151
Sonetos 2
La justicia del rico es injusticia,
la justicia del pobre mala suerte,
el que tiene dinero se divierte
y al que no se le roba con codicia.
Pecado capital es la avaricia,
de los siete quizás es el más fuerte
pues lleva al pecador hasta la muerte
y su mismo dinero le ajusticia.
Al pobre le condenan con descaro,
no tiene defensor que le defienda;
pagar un abogado sale caro,
el rico tiene miles en su agenda
que le pueden brindar su fiel amparo,
que pueden defender su rica hacienda.
Saquemos moraleja de este cuento:
El que inventó el dinero fue un portento.
Aquél que no lo tiene es miserable;
en cambio, quien es rico es admirable.
152
Sonetos 2
La joven tan gentil pasó a mi lado.
Estando en el otoño, primavera
sembró en mi corazón cuando a mi vera
dejó todo el ambiente perfumado.
Gocé su caminar embelesado.
Mujer es sin dudar, mas de pantera
semejan ser sus pasos en la acera.
Tan leve es su pisar, tan delicado.
Chiquilla que ahora llenas de consuelo
al viejo que ya acaba su andadura,
¡permite por lo menos que tu pelo
contemple y me consuma en la amargura
de un triste recordar con dulce anhelo
el trágico final de una aventura!
153
Sonetos 2
La injusticia del hombre es inaudita,
no conoce el amor al semejante.
Llegará de dar cuentas ya el instante
ante Dios y su Cólera Infinita.
Él no tendrá piedad de aquél que quita
a otro su alimento. Lo importante
es dar y no rezar sin dar delante
de su altar, colocando una velita.
Que con velas a Dios no se le gana
sino dándole al prójimo alimento.
En Su sermón lo dijo esa mañana.
Mas si al Hijo de Dios dieron tormento
de manera perversa e inhumana,
comprendo que no sirva mi lamento.
Si siendo Dios supieron darle muerte,
¿cómo puedo quejarme de mi suerte?
154
Sonetos 2
La gente va a Rebajas todavía,
en busca de la ganga. No hay dinero.
Es Marzo y esa cuesta de Febrero
dejó ya la cartera muy vacía.
Está fresca la tarde, acaba el día...
Un día frío ha sido, y ventorrero.
Al menos no ha caído el aguacero.
Ayer sí que llovió. ¡Cómo caía!
La lluvia afecta en forma diferente.
Febril clama por ella el campesino;
se queja el del comercio, pues la gente
no sale de su casa y del vecino
aguanta con paciencia estoicamente
los gritos, las peleas y el mal vino.
155
Sonetos 2
La gente quiere hablar con el que sea,
que en esta sociedad tan avanzada,
con tanto DVD, cinta grabada,
no se habla con Dios ni aunque se vea.
Tanta televisión y radio es que estropea
la tertulia de antaño, la velada
que hacía del extraño un camarada
y tornaba en hermosa a la más fea.
¡Inconvenientes del siglo veintiuno,
de su eficaz y febril tecnología!
Que lo que ayer era nuevo y oportuno
ha envejecido de pronto en sólo un día.
Son bromas muy sutiles de la Ciencia:
Se inventan aparatos sin conciencia.
156
Sonetos 2
La gente pasa y pasa, mira y mira,
lo piensa, se decide y sigue andando.
Se ve que la cartera va menguando,
que del mes el dinero ya no estira.
Son muchos ya los gastos, no se tira
el dinero en el juego aunque, soñando,
todos nos vemos ricos, pero cuando
ve vacío el bolsillo se retira.
La suerte no se encuentra de repente,
hay que saber buscarla con paciencia;
aquél que la desprecia se arrepiente
al comprobar la lista. Es una ciencia
que aprendí de mi padre. Fue paciente
y un día le tocó. ¡Buena experiencia!
Supo comprar el número premiado
en el instante preciso y acertado.
Si no juegas, no sueñes que te toque;
pero juega con tino y buen enfoque.
157
Sonetos 2
La gélida mañana no convida
a andar tranquilamente al paseante.
El viento azota el rostro cual cortante
cuchilla de afeitar. ¡Qué puta vida!
Morimos de calor en el verano,
de frío penetrante en el invierno;
a gusto nunca estamos y un infierno
padece por el clima el cuerpo humano.
Si llueve está contento el campesino
y triste el vendedor, pues poco vende.
Alguno de los dos está mohíno
si el Sol con su fulgor el suelo enciende.
A gusto no podemos estar todos,
mas hemos de aguantar de todos modos.
158
Sonetos 2
La gélida mañana de este invierno
congela las ideas de mi mente.
Preciso es que el cerebro esté caliente.
Si no, los pensamientos no discierno.
Por suerte, este frescor no será eterno
y en breve primavera nuevamente
será; luego verano e, insolente,
el Sol abrasará como un infierno.
Así siglo tras siglo siempre ha sido,
pues tras de los inviernos los veranos
en tanto el mundo rueda han existido.
Tan sólo son distintos los humanos
pacientes de estos mismos sinsabores:
Idéntica comedia, otros actores.
159
Sonetos 2
La farsa y la comedia van unidas,
como indica su nombre, aunque es distinto:
La farsa se practica por instinto,
la comedia es reflejo de las vidas.
Se pueden confundir mas, si no olvidas
que varía lo rojo de lo tinto,
podrás adivinar que aquí te pinto
dos cosas diferentes parecidas.
¿Qué distingue al Azar de la Fortuna,
qué distancia los sueños de la muerte?
Mirándolo de lejos, no hay ninguna;
mas no es igual morir que tener suerte.
¿A que visto de cerca sí hay alguna?
Ya te di qué pensar... ¡A entretenerte!
160
Sonetos 2
La fama y el honor son las razones
que tengo en más estima en esta vida.
Prefiero perecer a que, perdida,
me encuentre con la honra en los talones.
Amigo no fui nunca de blasones,
tampoco de alabanzas que no pida.
Y, al no pedirlas nunca, es bienvenida
aquella que no ponga condiciones.
No ansío la fortuna, si me alcanza
a hacer lo que preciso meramente.
Tampoco necesito la alabanza.
Decir que soy honrado es suficiente.
Pues vale más tener buena semblanza
que, rico y triunfador, ser mala gente.
Bondadoso y clemente
con todo aquél que venga con nobleza.
Quien llegue con doblez... ¡Ay, su cabeza!
161
Sonetos 2
La fama es pasajera. Por lo tanto,
efímera, caduca y transitoria.
Los hechos que conmueven hoy la Historia
mañana perderán todo su encanto.
Puede ahora hasta el Papa hacerte santo,
pasando al Santoral, mas esa euforia
que señala el papel no hará memoria;
el tiempo en el recuerdo hace quebranto.
Habrá gente en el siglo venidero
que al ver tu nombre inscrito se pregunte:
- ¿Qué méritos logró este caballero?
¿Fue tan bueno en verdad o es que hubo “unte”? -.
Porque ya es conocido que el dinero
obliga hasta a San Pedro a que te apunte.
Prefiero ir satisfecho donde vaya
que me cuelguen del pecho una medalla,
que estando yo feliz con mis acciones
no necesito saludos ni ovaciones.
162
Sonetos 2
En la vida y en la venta
hay que andarse con cuidado
pues si no, y al más pintado,
le engañan sin darse cuenta.
¡Hay que ver lo que se inventa
el estafador taimado!
Por dos cupones me han dado
un billete de cincuenta.
Puesto sin duda en un brete,
cambio, dije, no tenía
sin ver siquiera el billete.
Pues uno ya no se fía
y pudo darme un mal día
si doblada me la mete.
163
Sonetos 2
La existencia de Dios no es discutible.
Es cuestión de la fe, lo demás cuentos.
Que se dejen de alardes y de inventos,
pues misterio es al hombre inaccesible.
Tanto yerra quien dice que es posible
y se basa en falaces argumentos,
como aquél que al negarla hace aspavientos
de que es loco quien piensa que es creíble.
Cada cual que asevere lo que quiera
y que actúe según lo que vislumbre.
Lo importante es que, en guerra carnicera,
no dé muerte al rival como es costumbre.
Si al final, en verdad, Dios existiera
al ateo Su Luz tal vez deslumbre.
164
Sonetos 2
La esquina de mi calle se halla oscura,
tan sólo una farola la ilumina
con luz más que apagada mortecina
que apenas si permite la lectura.
Un pobre mendicante, en su locura,
debajo de una vieja marquesina
se abriga con su ajada gabardina.
Mañana seguirá con su aventura.
Absorto lo contemplo y no imagino
qué pueda estar rodando en su cabeza.
Quizás ha de pensar por qué mezquino
afán no le brindaron la riqueza.
O acaso ya ni piensa y con el vino
en sueños se sumerge de grandeza.
165
Sonetos 2
La espera se hace larga del cliente,
sentado en el sillón de mi garita;
la Musa, siempre alegre, me visita
y presta a mi labor gran aliciente.
No deja en derredor de pasar gente,
mas toda va a lo suyo. ¡Ya me irrita
la pérdida de tarde tan bonita
tan sólo por un sueldo insuficiente!
Condena del humano es el trabajo.
¡Y todo por comer de una manzana!
Dan ganas de mandar a Eva al carajo
por tonta, por estúpida y liviana.
¡Ya pudo el torpe Adán, con su badajo,
calmar tanta ansiedad y tanta gana!
166
Sonetos 2
La espera se hace eterna cuando sabes
que en ella va implicado tu futuro.
¡Qué pena que a mis años, bien maduro,
me encuentre que quemé todas mis naves!
Rebuscando de mi alma en los enclaves
recónditos, lugar negro y oscuro,
estudio dónde pudo ir tanto duro
mas no llego a toparme con las claves.
Una vida tirada, una fortuna
perdida por tener mala cabeza,
gastar con desatino y con torpeza
para luego los versos a la Luna
cantar sin claridad ni voz alguna,
dejándome llevar de la pereza.
167
Sonetos 2
La enorme soledad en que me hallo
haría doblegar a otro más tierno.
Rodeado de gente... Es un infierno
que susurra y murmura mientras callo.
No debe de sufrir ningún desmayo
mi recia voluntad. Nada es eterno.
Han de acabar las penas de este Averno,
no pueden durar siempre; y, si no fallo,
empuñaré la espada triunfadora,
rodando mis cabezas a su filo.
Sé que pronto veré llegar la hora
de sentirme sereno y muy tranquilo.
Y si nunca llegara tal momento,
tampoco exhalaré ningún lamento.
No importa en esta vida la victoria,
mejor es que perdure tu memoria.
168
Sonetos 2
La edad, mi distinguida señorita,
es como un muro a veces importante
cuando se ve una flor despampanante
y la mirada de uno está marchita.
La observas y ni un ojo se la quita,
pero la flor se yergue tan fragante,
indiferente al verso del amante
anciano que su amor le solicita.
La juventud, el sexo y el deseo
son males que los años van curando.
Sin embargo, en el fondo yo no creo
que el seso de verdad va madurando,
o al menos en mi caso no lo veo,
es sólo que la edad lo va secando.
169
Sonetos 2
- La edad se me pasó de la aventura -,
me digo en mi interior pero prosigo
en ella el deambular; soy poco amigo
de un lento envejecer pleno en cordura.
Obrar de forma así será locura,
no pienso discutir; mas si consigo
al cabo mi ilusión colmar contigo,
será que no fue en vano mi postura.
Pasada ya la edad del devaneo
no busco más amores que el preciso,
no corro sólo a impulsos del deseo
pues debo al corazón pedir permiso;
tratándole con mimo y no ajetreo,
no sea que a latir se haga remiso.
Jamás me dio un aviso,
mas puede que lo hiciera si cuidado
no tengo y si lo esfuerzo demasiado.
170
Sonetos 2
La cuesta terminó, viene el repecho
de Marzo que es peor por ser más largo.
Mas tiene una ventaja, sin embargo;
ya queda del invierno sólo un trecho.
La savia del amor inunda el pecho,
despierta el corazón de su letargo;
mas, siendo ya maduro, me hago cargo
que tengo ya a jugar poco derecho.
Que un juego es el amor y he consumido
mi tiempo reservado a esa partida.
No sé si la perdí, mas ha partido
y nunca volverá más a mi vida.
Preciso es olvidar, pero el olvido
no es fácil; siempre habrá quien te lo impida.
Cerrada está la herida,
mas quedan cicatrices en el alma.
Habrá pues que esperar y tener calma.
171
Sonetos 2
La charla terminó. Se acerca el día
que habré de sostenerte entre mis brazos
cubriéndote de besos y de abrazos;
besándote con ansias, vida mía.
No sé qué sentirás, pero diría
que miedo de que rompa en mil pedazos
tu vida y tu ilusión. Sin más rechazos,
entrégate a mi amor con alegría.
¡Temor de enamorada casta y pura!
¡Recato inmemorial de las mujeres!
Recelas que yo busque una aventura,
por ello no confiesas que me quieres.
Mas pronta ya a caer, fruta madura,
te empuja tu destino a mis placeres.
172
Sonetos 2
La carta que escribiste fue la llave
de un loco pero hermoso desvarío,
de un sueño inalcanzable; y fue aquél mío
hermoso sin igual, qué duda cabe.
Ignora el alma mía si así acabe,
tan sólo en un soñar triste y sombrío;
o acaso mi ilusión encuentre el río
que lleva hasta tu amor en veloz nave.
Es lástima que tarde hayas llegado,
cruzarse antes debieron los senderos;
mas todo lo tenía escrito el Hado,
dormido se debió quedar Eros.
¿Podré tenerte un día aquí a mi lado?
Ignoto es el vagar de los viajeros.
Pues somos pasajeros
de un barco que navega a la deriva
sin nunca conocer adónde arriba.
173
Sonetos 2
Jugaste con mi amor, fue un devaneo,
una historia fugaz, sólo un capricho,
un sueño que me puso en entredicho
dejando traslucir torpe deseo.
Como quiera que fuese y aunque reo
de un pecado mortal, que fui mal bicho,
tras guardar mi torpeza en negro nicho,
que alguno opine así no me lo creo.
Que pecar por amor nunca es pecado
aunque finjas querer y sea mentira;
no es tan malo engañar ni eres malvado,
peor y más maldad es mostrar ira.
Prosigue por tus tierras tu camino,
yo sigo con mi afán y mi Destino.
Jamás he visto haber tal diferencia
de pobres a pudientes que hoy en día;
me asombro del saber y de la ciencia
que tiene el ministril de Economía.
Los más sobrevivimos con paciencia
174
Sonetos 2
y mientras para algunos una orgía
constante y placentera es la existencia,
repleta de contento y de alegría.
Veremos si lo aguanta la inocencia
o estalla furibunda cualquier día;
si cargas por demás la resistencia
se funde y, sin calor, la casa fría.
Mas bien funciona todo, dice el tío...
Escucho sus sandeces y me río.
175
Sonetos 2
Jamás has de cambiar, lo tengo claro.
Te gusta la aventura, el devaneo;
te entregas a un insulso coqueteo
sin miedo, sin temor y sin reparo.
Te juzgas una diosa y, con descaro,
juzgando tu belleza en su apogeo,
ignoras el respeto al himeneo
y puede que al final lo pagues caro.
Que sepa, ya has deshecho tres parejas;
acaso alguna más puede haber sido,
que ignoro de tu vida cosas viejas
y todas tras marcharte de mi nido.
El caso es que, sin duda, te asemejas
a un barco que navega sin sentido.
Intento echar a olvido
lo tanto que te quise y me quisiste,
mas viéndote actuar me pongo triste.
176
Sonetos 2
Inútil es el llanto que derrama
aquella que a su amor no le ha pagado,
limosna le pedía y no le ha dado
siquiera la que un pobre le reclama.
Ilustre, señorial, coqueta dama,
se tiene que pagar por lo comprado
y el tiempo de un poeta es tan sagrado
que tiene más valor que tú en la cama.
Juguete soy de nadie y no me gusta
ser mono de atracción de una señora.
Tan sólo un pasatiempo. Y me disgusta
me tomen por el pito del sereno.
Pues mucho asegurarme que me adora
y luego bien vivir, mientras yo peno.
177
Sonetos 2
Intranquilo me tienes. Y es bien cierto
porque aprecio tu vida cual la mía.
Si pudiera, con gusto la daría
pues quizás valga más estando muerto.
Que mi vida será sólo un desierto
si me faltan tu amor y tu alegría,
no me asusta sufrir cruel agonía
si en el Cielo a tu lado me despierto.
¡Cuídate, porque no quiero perderte!
¡Necesito que estés siempre a mi vera,
pues deseo besarte, amarte y verte
y vivir una nueva primavera!
Lucharé, si es preciso, con la Muerte.
¡Soy capaz de afrontar su calavera!
Ignora qué le espera
esa vieja feroz y despiadada...
¡Hasta puede salir descalabrada!
178
Sonetos 2
179
Sonetos 2
Intento al despertarme darte un beso,
mas siempre estás dormida o estás mala;
el tiempo ya ha pasado y mi zagala
no tiene aquel carácter tan travieso.
Tampoco soy el mozo que, poseso,
del talle te tomaba en la antesala,
queriendo le brindara su chavala
al nido del amor un dulce acceso.
Pasada está la edad de las pasiones,
de tanto frenesí y de loco amar;
mas todo está en las mismas condiciones,
idéntico se encuentra ese lugar
en donde, poco a poco, mis razones
vencieron a tu miedo secular.
Mañana, al despertar,
un beso como antaño quiero darte.
¿No puedes poner algo de tu parte?
180
Sonetos 2
“Intento adivinar por qué es tu risa,
muchacha que, sentada de mi frente,
te agitas toda alegre y sonriente
como el alma feliz cuando la brisa
sin pausa, muy despacio, muy sin prisa,
la colma de delicia felizmente.
Mas siendo portentosa ésta mi mente
en eso de crear, está indecisa.
No alcanzo a cavilar si es de algún chiste
o quizás de algo cómico que viste.
Sé sólo que tu risa no hace daños,
que no ríes de nada, son tus años.
¡Feliz la juventud que ríe por nada!
Mas yo vivo en eterna carcajada.”
A la joven que hiciera este soneto
se lo leí y en la frente, con respeto,
un beso puso amable y cariñosa.
¡Qué mala es la vejez y qué asquerosa!
Porque si joven yo fuera todavía
el beso de otra forma me daría.
181
Sonetos 2
Insistes, Germinal, en que la hache
a huevos corresponde y tal no es cierto.
Tendré que suponer no estás despierto
o metiste la mente en hondo bache.
¿Verdad que no hay manjar que no te empache
si abusaras de él hasta caer muerto?
Pues más malo es sufrir, y en esto acierto,
que el hambre te convierta en cachivache.
Así que eso tenían los pastores
que fueron a por oro y por comida:
Cruel hambre en la barriga y mil ardores
por ver una mujer poco vestida.
Elige, pues, de forma airosa,
si es de hambre, de hembra o de otra cosa.
182
Sonetos 2
Inmensa multitud va caminando,
despacio o decidida, por la acera.
Un joven angustiado desespera;
presume que un plantón ya le están dando.
Las horas transcurriendo... ¿Cómo y cuándo
al hombro he de ceñirme la cartera?
Dos horas más, aún. Larga es la espera.
Por suerte es mi sillín cómodo y blando.
“El último” resuena en mi cabina.
“Amor” cantó Boccelli anteriormente.
Supongo que después vendrá Sabina
con versos de cubatas. ¡Vaya ambiente!
Pasó con gran clamor la Policía
y acaba de pasar la Poesía...
183
Sonetos 2
Indicar la estructura de un soneto
es difícil, es arduo; no es sencillo.
El refrán de que tiene su librillo
cada cual es la norma y la respeto.
En verdad es ponerme en un aprieto,
aunque algunos me llamen “maestrillo”;
mas parir unos versos con gran brillo
es labor que a explicar no me someto.
Los cuartetos ya están. Voy adelante,
con esfuerzo tenaz y algo de ciencia;
es preciso encontrar la consonante
que no tenga ninguna diferencia.
No me rima ninguna en asonante.
¡Los catorce ya están! Tuve paciencia.
Les diré que - en conciencia aunque suelo ponerles estrambote,
considero que el tal es un pegote.
Que un soneto catorce versos lleva
y con ellos es más que suficiente;
184
Sonetos 2
mas la pluma a menudo se subleva
y preciso es hacer que sea obediente.
Pueden ver que a propósito un regalo
de once versos les puse. Están de sobra;
ya valían catorce. Eso es lo malo,
he querido explicar, de cualquier obra.
185
Sonetos 2
Incierto el porvenir, vivo del juego.
Sin gastarme mi plata, con él gano,
pues pasa la Fortuna por mi mano
y a regalar millones no me niego.
Jugando sin jugar, tengo el sosiego
de no apostar dinero nunca en vano
y a fin de mes cobrar; lo cual es sano,
aun siendo el jornal corto desde luego.
Pues siempre del salario haremos queja
por grande que sea éste, amigo mío.
Al pobre escasamente llena el cazo
y al rico bien menguado le asemeja.
Por tal, aunque de todo desconfío,
me jugaré esta noche un Cuponazo.
186
Sonetos 2
Incierto el porvenir, se hace preciso
un golpe de timón dar a mi nave;
buscar un nuevo nido, amable y suave,
mi mágico y soñado Paraíso.
No tengo que pedir ningún permiso.
El alma tengo libre como el ave
que vuela adonde quiere y donde sabe
habrá de ser feliz, pues Dios lo quiso.
Tendré que navegar, ya lo presiento,
en busca del amor de mi morena;
mi rostro ha de azotar sin duda el viento,
mas luego no tendré llanto ni pena.
Mis lares dejaré sin sentimiento,
tus playas me verán pisar su arena.
187
Sonetos 2
Implacable es la Parca y un buen día,
ignorando ser noche de festejo,
se llevó de su mano a aquel pendejo
al que, incluso lejana, ella quería.
¡Qué suerte algunos tienen, madre mía!
Haber sido un pendón, llegar a viejo
y tener el salero y el gracejo
de que sientan dolor en tu agonía.
No importa que con otro ella se encele
y goce su pasión pronto a su lado.
Lo caro es que esta noche ella te vele,
estando en tu ataúd amortajado.
El divorcio pidió pues fue preciso,
mas pese a tu traición siempre te quiso.
188
Sonetos 2
Igual que te olvidé, tú me olvidaste.
Ahora es tiempo tan sólo del recuerdo,
ya no vale decir que si me acuerdo
de aquel placer inmenso que mostraste.
No fue poco ni mucho, pero baste
recordar tus gemidos. Y estoy cuerdo,
no loco, mas hay noches en que muerdo
los labios que con ansia me besaste.
Y recuerdo tu voz medio llorando,
anhelosa, febril y suplicante:
- ¡No te duermas, mi amor, te estoy amando! -.
Pero yo me dormía en un instante.
Tú te quedabas despierta. ¿Cómo y cuándo
podía yo decir que era bastante?
189
Sonetos 2
Igual que acecha el tigre en la espesura
la carne de la pieza codiciada,
aguarda el vendedor a la llegada
de aquél que va a jugar. Cansada y dura
tarea es esperar, mas la amargura
termina cuando enhebra la jugada.
Se para el comprador y en su mirada
reluce la ambición. Presa es segura.
Jugar para ganar es insensato.
Se pierde normalmente, pues la casa
perder puede fingir. Mas, como el gato,
se burla del ratón. Y siempre pasa
que acaba con su vida. Es lo que ocurre,
cansado de jugar; cuando se aburre.
190
Sonetos 2
Ignoro qué me pasa en estos días,
estoy harto de todo. ¿Aburrimiento?
¡Es lógico! Volando el pensamiento,
dejé se imaginase fantasías.
Quimeras son mis sueños, pero mías.
Por serlo es la razón que los consiento.
Henchido el corazón de un sentimiento
soñé que, por soñar, de mí serías.
Percibo que este sueño ha terminado,
la triste realidad se hace presente.
A tres en vilo tuve y me he quedado,
por no decir total, casi impotente.
Y solo, como siempre en el pasado,
no encuentro compañía entre la gente.
- ¡Aparta de tu rostro esa careta! –,
me he dicho alguna vez ante el espejo.
- ¿No ves que ya el momento de ser viejo
llegó, que a nadie el tiempo le respeta? -.
191
Sonetos 2
De poco te sirvió fueras poeta.
Tus versos, al final, como un pellejo
de vino que se rompe o un consejo
no valen ni una mísera peseta.
Ya sabes el futuro que te espera
por fatuo, por incauto y mentiroso.
Aquél que de ser noble presumiera
al cabo resultó ser un tramposo.
Por ello es que una caja de madera
es todo tu futuro esplendoroso.
Y no digas que no, porque has mentido
a muchas a lo largo de tu vida.
Lo sabes, pues tu mente no se olvida
por más que echarlo quieras al olvido.
Hoy día, tu misión ya se ha cumplido.
Podrás escribir versos con medida.
¡Mas siempre el mismo son! Y, repetida,
la música de ayer cansa al oído.
192
Sonetos 2
No sales de tu ritmo y tu cadencia,
de idéntico argumento. Es un fracaso.
Podrás tener muchísima experiencia,
mas ésa no es la senda hacia el Parnaso.
Así que, haciendo examen de conciencia,
confiesa que al final fuiste un payaso.
193
Sonetos 2
Idiota y cabezón es quien teniendo
en casa solomillo busca fuera
la carne de pescuezo aventurera,
y acaba sus errores padeciendo.
Error fatal, sin duda, es y tremendo
buscar en nuestro otoño primavera;
pensando en mejorar de compañera,
ridículo espantoso se está haciendo.
Más vale lo ya bueno conocido
que aquello que aún está por conocer.
Te sueles percatar de que has perdido
el tiempo y el dinero; y con placer
retornas a tu casa y a tu nido,
en busca del amor de tu mujer.
194
Sonetos 2
Hoy vamos a la fiesta de mi hermano.
Pasó ya medio siglo de su boda.
Casarse no se encuentra ya de moda;
se estila más juntarse, que es más sano.
Costumbres de los tiempos; pues, no en vano,
a todo la persona se acomoda.
Ayer mandó la Iglesia y era toda
tenaz y poderosa. Larga mano
tenía en aquel tiempo su influencia.
Casar hasta la muerte y aún más lejos
y más que a bendición suena a sentencia.
No basta soportarnos siendo viejos,
incluso tras morir hay penitencia
pues siguen recordándote allá lejos.
¿Existe otra existencia?
Pues denme mujer nueva, no cascada,
que bese con pasión en la alborada.
195
Sonetos 2
Hoy me estaba aguardando desabrida
la Musa en la garita de otras veces.
Muy seria, me ha espetado: - ¡Te mereces
que no vuelva a esperarte ya en la vida!
Te inspiro sin cesar sin que lo impida
ni el ruido ni el calor, ¿y qué me ofreces?
En vez de agradecérmelo con creces,
te empeñas en peleas. Ya aburrida
me tienes, trovador. No das descanso
a tu lucha tenaz. ¿Tanta importancia
le das a ese infeliz que fue mi amante
mas, cansada de verle siempre manso,
le dejé su finura y su elegancia,
pues su voz resultaba altisonante? -.
La tomé con furor entre mis brazos,
apretando hasta hacerla mil pedazos.
Y mil versos surgieron de mi mente
al calor de su beso tan ardiente.
196
Sonetos 2
Hoy hace ya tres años del momento
que las aves tumbaran los gigantes,
frenéticos y trágicos instantes
del cual sólo quedó sordo lamento.
Esa tarde soplaba muy buen viento
para cruzar los mares cuanto antes,
alejarte de mí y de mis amantes...
¡Cuánta obsesión vivió mi pensamiento!
Los muertos con los muertos ya se han ido,
del pasado no queda apenas nada.
Tú en tu nación ya tienes otro nido
y yo tengo en mi casa ya a mi amada.
Te agradezco en verdad que me has querido
mucho más que me quiso esa malvada.
197
Sonetos 2
Hoy es San Valentín, “santo importante”
que Areces elevó hasta el Firmamento
mostrando con tal acto gran talento
y ser un avispado comerciante.
En Roma sacerdote, fue ignorante
del César que impedía el casamiento;
por ello sometido fue a tormento,
subiendo así al altar en un instante.
Por nadie conocido, llegó el listo
patrón de unos inmensos almacenes,
hambriento de ganar buenos ducados
y hallando su negocio desprovisto
de ventas en Febrero, de sus sienes
brotó lo del Patrón de enamorados.
Ganó la mar de bienes
haciendo de los tales este día.
Cerebro tuvo el genio y osadía.
198
Sonetos 2
Hoy descansó mi pluma enamorada,
la Musa trabajar ya más no quiso;
a veces oportuno es, y preciso,
que cese en sus requiebros a mi amada.
Mas hubo de repente una llamada
y di por terminado ese permiso.
Airosa despertó porque mi aviso
la puso en movimiento, aunque enfadada.
Es bueno descansar, pero el momento
llegó de retornar a la faena;
quisiera no alarmarte, pero siento
que puedes aun dormida estar en vena.
Así que, por favor, haz un intento
y escríbele un soneto a mi morena.
Cumplió. Valió la pena
haberla de su sueño despertado.
Observen, si no es cierto, el resultado.
199
Sonetos 2
¡Hermoso es el vivir día tras día
sintiéndote capaz de cualquier cosa!
¡Hermoso es ver pasar a tanta hermosa
mujer que hace brotar nuestra alegría!
¡Hermoso es percibir la Poesía
que bulle en derredor cual mariposa,
dejando el vivo aroma de una rosa
al son de su armoniosa melodía!
¡Repleto estoy de dicha al ser poeta,
poder a los demás decir qué siento!
Escribo hoy con fulgor, como un cometa;
mañana exhalaré, quizá, un lamento.
Así es el trovador: Como veleta
se muestra según sopla y viene el viento.
200
Sonetos 2
Hermosa poesía me ha enviado
un poeta de lujo, de primera;
la estrofa no era nada lisonjera,
mas a pesar de todo me ha agradado.
Que en el verso el lirismo sí es un grado
y su métrica en verdad era certera.
Confieso que no vi en mi vida entera
un poema tan culto e inspirado.
Mas no es sólo esplendor la Poesía,
que a veces en los versos más vulgares
resuenan la pasión y la armonía
no fáciles de hallar por estos lares.
Admiro, pues, su obra, mas la mía
a veces cruza alegre hasta los mares.
201
Sonetos 2
Hermosa desconocida
que mi noche has alumbrado,
¡vuelve de nuevo a mi lado
y te entregaré mi vida!
La vida de un viejo loco
que en verso escribe a la Luna,
al amor y a la Fortuna.
Tal vez te suene a muy poco.
Pero puedo asegurarte
que, para honrar tu belleza,
sabe muy bien mi cabeza
escribir versos con arte.
Y no existirá diadema
más rica ni más tesoro
que el pronunciar un: - ¡Te adoro! -,
en un hermoso poema.
Pues la riqueza perdura
lo que depare el Destino.
Él te cruzó en mi camino,
¡ven a vivir la aventura!
202
Sonetos 2
Pues sabe que te prometo
un caudal de Poesía.
¡Ven a mí con alegría
y te regalo un soneto!
Pensarás que en mis cabales
no debo estar si comparo
con el diamante más caro
unas octavas reales.
Mas tiene - te lo aseguro más valor en el balance
la armonía de un romance,
pues queda para el futuro.
Como sea, y si te invita
un poeta enamorado,
accede y, de muy buen grado,
acude rauda a la cita.
Pues solamente Dios sabe
hasta dónde todo llega
y a aquél que al amor se niega
203
Sonetos 2
siempre la duda le cabe.
204
Sonetos 2
Herido en mi ilusión y mi esperanza,
aguardo con afán días mejores;
no quiero ya tener más sinsabores,
sacar debo del alma más pujanza.
Que vibre en mi garganta una romanza
que alabe su belleza y sus amores.
Soñar con ilusión y sin temores,
dejar todo mi miedo en lontananza.
Y ser lo que ya fuera: Un hombre bueno,
que canta su ilusión con alegría.
Dejar de consumir este veneno
que priva a mi existencia de energía.
Sentir mi corazón otra vez lleno
de amor y de cariño noche y día.
El alma está vacía
y quiero que se encuentre bien repleta
de ganas de vivir, de ser poeta.
205
Sonetos 2
Herido el corazón, en ti confío
que vengas a sanarlo, vida mía.
Espero con afán que llegue el día,
cercano, en que comience ya el estío.
Con él has de venir y bien me fío
que acudas a prestarme tu alegría,
trayendo de tu tierra la armonía
que preste buen compás al vivir mío.
Después ya no te irás, aunque te vayas.
Tus besos en mi boca habrán quedado.
No importa que te alejes a tus playas,
sabré yo ir a buscarte y a tu lado
por siempre he de vivir; si es que soslayas
y olvidas, compasiva, mi pasado.
Muy grande fue el pecado,
mi vida cantidad de sinsabores.
Mas todo han de endulzarlo tus amores.
206
Sonetos 2
Henchido el corazón, siento alegría
acaso por vivir únicamente,
que opino que es razón ya suficiente
el ver amanecer un nuevo día.
Repleta de ilusión y fantasía,
sin otra explicación, está mi mente.
Cualquiera pensará que soy demente
si escucha de mi voz la melodía.
Me ha dado por cantar, costumbre sana
que aleja los temores y la pena.
Así, con mi canción, va la mañana
haciéndose más breve y más amena.
Brindar quiero homenaje a una galana
y espléndida mujer, honrada y buena.
207
Sonetos 2
Henchido el corazón de sufrimiento
un Sol ha iluminado mi ventana,
brindándole ilusión a mi mañana
en tanto que alivió mi sufrimiento.
Alegre tengo el alma y ahora siento
un ansia de luchar que vi lejana.
Por ti yo venceré, venezolana.
Tu risa en mis dolores me dio aliento.
No sé lo que me espera en el futuro.
Intuyo que, a tu lado, la alegría,
amor y compañera. De seguro,
un dulce despertar a cada día.
Me veo ya a tu lado y me aventuro
al sueño del placer de hacerte mía.
208
Sonetos 2
He tirado al azar y ese disparo
es posible que llegue a su destino.
Por lo menos marqué bien su camino,
el que alcance su meta ya es más raro.
De Cupido el cartucho cuesta caro
y apuntar debe hacerse con gran tino.
Que no tiemble la mano por el vino,
te acompañe la suerte y dé su amparo.
La respuesta, si llega, que sea grata.
Y si no, tan tranquilo has de quedarte;
porque nunca escuché que a nadie mata
un mensaje cortés, dicho con arte.
Si contesta a tus textos esa “gata”
de la lid ya ganada tienes parte.
209
Sonetos 2
He pensado en mi muerte, y no es en broma,
pues no siento en mi pecho un aliciente
que me impulse a la vida ni se asoma
una idea al cerebro consecuente.
Cavilé, hasta inclusive, la manera
de quitarme de en medio con sigilo;
sin que nadie molestias por mí hubiera,
sin hacerles tener el alma en vilo.
Mas pensé, con razón, si es que existía
un motivo de hacer tan gran locura.
Agobiado sí estoy, mas todavía
no tan negra es mi noche aun siendo oscura.
Su conciencia ha de hablar, pero si calla
no seré yo quien pierda esta batalla.
210
Sonetos 2
He pasado la tarde sopesando
cómo debo decirte a tu llegada.
Vida mía, cariño, dulce amada...
Pero, dime, ¿decirlas podré cuándo?
Que preveo, mi bien, y estoy temblando
de temor que mi sueño quede en nada;
menos mal, dulce bien, que tu mirada
no contempla mi faz, que estoy llorando.
Es un sueño, lo sé, ¡mas tan hermoso
que prefiero, mi amor, no estar despierto!
Preferible es soñar que no borroso
contemplar mi futuro tan incierto.
Lo quisiera ignorar, mas el acoso
de mis deudas de ayer tendré tras muerto.
211
Sonetos 2
He pasado la tarde conversando
con mis hijos de temas familiares.
Al fin hemos sabido los lugares
donde vivió mi abuelo, cómo y cuándo.
Las fechas del ayer así casando
nos han hecho llegar a nuestros lares,
comprobando al final que muy dispares
sus vivencias lo fueron de mi blando
pasar por esta vida y diferentes
sus formas de enfrentarse a los asuntos.
Distintos son los tiempos y las gentes
mas todo rueda igual. Que los difuntos
descansen en sus tumbas. Su memoria
sabremos ensalzar en una historia.
212
Sonetos 2
He mirado esos ojos almendrados
que lucen en tu cara tan preciosa,
la boquita gentil, como una rosa,
los labios entreabiertos y rosados.
Los párpados se abrieron y asombrados
tus ojazos buscaron una cosa,
alguna maravilla, mas tu hermosa
mirada se fijaba en todos lados.
Me viste y esbozaste una sonrisa,
un gesto cariñoso, entre risueño
o de estupor acaso. Quedó quieta
tu mirada en la mía y ya sin prisa
te envolvió nuevamente el dulce sueño.
Y yo quedé abobado con mi nieta.
213
Sonetos 2
He comenzado el día satisfecho.
Un timbrazo mi afán ha contentado,
aquél que tantos días he esperado.
Por fin vino la cosa por derecho.
Ya sé que todavía habrá buen trecho
hasta tener el puesto asegurado,
mas, al menos, por fin ya me han llamado,
el contacto primero ya está hecho.
Ahora mismo depende de la suerte
y ésta nunca me vino muy de cara.
Habré de atar mis machos, pues, muy fuerte,
sujetándolos bien, a ver si para
la racha pertinaz de la desgracia.
Dura ya mucho tiempo y no hace gracia.
214
Sonetos 2
He apostado a una carta mi futuro.
El escrito se encuentra en su destino.
Ya veremos qué ocurre y qué camino
les parece tomar, nada es seguro.
¿Jubilarme, quizás? No me aventuro
ni siquiera a pensarlo, mas no atino
a saber si mi loco desatino
me pudiera poner en un apuro.
¿Desatino por qué, si es mi derecho?
Y no es loco, en verdad, ni por asomo.
Me he dejado la piel, estoy maltrecho
de luchar por la empresa con aplomo.
He dejado en sus arcas buen provecho,
su lacayo no soy ni el mayordomo.
215
Sonetos 2
He acordado vivir en la cordura,
dejarme de gabelas y memeces.
Ya sé que esto es difícil muchas veces
pero no es más sencilla la aventura.
Viví una vida llena de locura
y de errores que ya pagué con creces,
pero pienso, mi amor, que tú mereces
que mi mente se muestre más madura.
Se acabó el flirtear y las reuniones
a espaldas de tus ojos, vida mía.
No merecen la pena esas traiciones
que logran perturbar nuestra armonía.
Se acabaron esas locas pasiones,
se acabó para mí la tontería.
216
Sonetos 2
Hay mujeres de todos los colores.
Me refiero a sus almas, no a sus pieles.
Por haberlas las hay que hasta son fieles;
no le dan a cualquiera sus favores.
Otras pródigas sí son en sus amores
y regalan sus besos y sus mieles
por capricho. Después, cuan en burdeles,
de una noche son sólo bellas flores.
¿Y tú cómo serás, de las primeras?
¿Las que sienten amor hasta la muerte?
¿O quizás las de un día, eso con suerte,
casquivanas, coquetas y ligeras?
Lo sabré cuando vea tu sonrisa.
¡Vuele el tiempo y que vuele muy deprisa!
217
Sonetos 2
Hay algunos que por formar un pareado
se piensan en verdad que son poetas.
Por lograr unas métricas concretas
se piensan que la gloria han alcanzado.
Pero ésta está al alcance de muy pocos,
aquellos que el Destino haya elegido,
no por alumbrar un ripio bien pulido.
Poeta es ser también un poco locos.
Vivir en el ahora, no en mañana,
sintiendo el transcurrir del día a día.
Arrancarse las penas, la desgana,
rasgando con vigor, con energía,
las hojas de papel, en tanto mana
del corazón vivaz la Poesía.
Lo demás es soñar una quimera,
creerse emperador y ser obrero.
No hay oficio más vil ni más rastrero
que mofarse de otro a la primera
y decirle que es fatuo y rimbombante
218
Sonetos 2
sin conocer de cerca su obra entera.
Al menos a leerla un poco espera,
después prueba a juzgar con buen talante.
Pues yo sí te he leído y ahora opino,
mas mi opinión la guardo como mía.
No tengo que enseñarte yo el camino;
ése se aprende solo, sin un guía.
Tan sólo te diré que un cruel destino
te enseñó a parir solamente medianías.
219
Sonetos 2
Han callado la voz de mi inventiva,
han puesto cortapisas a mi mente,
han querido cegarme fieramente
de forma desleal y vengativa.
Pero no lo han logrado. Me incentiva
el verme así acosado, torpemente.
Me río hasta con ganas de la gente
que quiso despeñarme. Y sigue viva
la luz de mis poemas, blanca y pura,
luciendo bien potente, altisonante.
No logran convertir en noche oscura
el día que un gran sol hace radiante.
Dejemos que prosiga la aventura.
Con hacer caso omiso ya es bastante.
220
Sonetos 2
La tierra se quebró, la Muerte vino,
el suelo se deshizo en mil pedazos.
La Parca se cansó de dar mazazos...
¡Qué trágico es a veces el Destino!
Con ansias sin igual y afán mezquino,
el monstruo - con enormes coletazos –
partió sin compasión piernas y brazos,
dejando un gran sepulcro en su camino.
Haití tembló de horror y esta condena
no hay versos que consigan describirla.
Mas debo superar mi enorme pena,
no tengo más remedio que escribirla.
¡Maldigo sin cesar ese momento
y más, para narrarlo, mi talento!
221
Sonetos 2
Haciendo Poesía por el mundo,
en pos de la ilusión y la quimera,
agota su existencia aventurera
el pobre y miserable vagabundo.
Magín, a su pesar, fértil, fecundo,
parece que ha nacido en otra era,
hallarse desplazado en esta esfera,
pues es su cavilar hondo y profundo.
En esta sociedad en que hoy vivimos,
carente de hermandad, de sentimiento,
abundan más los golpes que los mimos,
la envidia y la maldad más que el contento.
Y el pobre caminante se halla extraño,
ajeno a la malicia y al engaño.
222
Sonetos 2
Habré de confesar, y no me importa,
que hay versos no entiende mi cabeza.
Seguro que se debe a mi torpeza
o a que Dios me creó con mente corta;
el caso es que los leo y queda absorta,
intentando entender. Mas la pereza
me obliga a abandonar. Y, con certeza,
me dejo lo mejor que en la retorta
el mágico alquimista concibiese.
Que el poeta es un brujo que transforma
en bella melodía el pensamiento,
mas para mí que dudo que lo hiciese
rebuscando los modos y la forma
de que nadie comprenda su lamento.
Afirman los maestros en tal Arte
que esta ignorancia atroz y bien supina
es la que reina en mis versos y domina
en mi obra vulgar. Punto y aparte.
Que no ser, es distinto, adicto a Marte,
223
Sonetos 2
que admitir lo que un tonto necio opina.
Bien lo dijo Machado: - Se camina
para acabar muriendo en cualquier parte. -.
Mas mientras que se marcha por la senda,
procura marcar honda tu pisada.
Al menos, por favor, haz que se entienda
el poema que escribes a tu amada.
Al magín no le dejes suelta rienda.
Porque yo, de verdad, no entiendo nada.
224
Sonetos 2
Hablemos en metáfora. Oportuno
estilo de evitar que de insolencia
te puedan acusar, pues la clemencia
es raro la practique apenas uno.
No hablemos de soberbia; pues alguno
se pone a hacerse examen de conciencia
y sueña, en un alarde de demencia,
ser santo y más decente que ninguno.
Así que contaré la extraña historia
que anoche relatara una maestra:
Soñaba una persona ser bien diestra
en Arte y en Saber, pero a una noria
uncida la tenían. Tal demuestra
que todo su postín es vanagloria.
Caprichos de la gloria:
Elige, cual mujer, quien es su amante.
Al fatuo le da fama y ya es bastante.
225
Sonetos 2
¿Hablar del dictador? ¡Una locura!
Relatar las verdades del barquero,
ser leal a tu sentir y ser sincero
semeja que es meterse en aventura.
¿Clamar en el desierto? Un caradura.
¿Llorar por el que sufre? Un plañidero.
Que opinen lo que quieran, que yo quiero
cantar mi realidad pobre y oscura.
La situación de muchos es distinta,
no intento compararla con la mía;
la envidia no me tienta si la tinta
no falta para hacer mi Poesía.
Comprendo que mi casta ya esté extinta,
el oro la condujo a la agonía.
Ofertas bien me hicieron de ser rico
a cambio de tener cerrado el pico,
más no busqué jamás ser millonario,
preferí de recuerdos ser glosario.
Mi verdad contaré siempre alta y fuerte,
¡libertad de expresión hasta la muerte!
226
Sonetos 2
Hablando de la gente... No es sencillo
hallar caras idénticas, gemelas.
Existen, sin embargo, paralelas
“hazañas” realizadas por un pillo.
Plutarco lo escribiera y con gran brillo,
bastante más que el dado por dos velas;
sacando a relucir las entretelas
de mucho gerifalte muy listillo.
La Historia se repite día a día,
los golfos han vivido en cualquier era;
el timo, el estafar, la picardía,
han sido en abundancia por doquiera.
Diógenes buscaba un hombre honrado...
No sé si en tantos siglos lo habrá hallado.
227
Sonetos 2
Ha pasado esta tarde por mi vera
una joven hermosa. He dicho: - ¡Guapa! -.
Es extraño si alguna se me escapa
sin decirle una gracia pinturera.
Es costumbre de siempre y no quisiera,
por mis años, perderla en esta etapa;
aunque sé que no puede ya mi capa
envolverlas cual joven sí lo hiciera.
Esa escena preciosa de aquel coro
que cantaba, de Doña Francisquita,
lo decía en su letra. ¡Cómo añoro
tal romanza ayer bella y hoy marchita.
Apagado ya está el timbre sonoro,
ya mi voz se quebró y tan sólo grita.
228
Sonetos 2
Ha muerto Superman, no me lo creo.
Y esta vez no le han puesto criptonita,
de la muerte temprano fue a la cita
después de pelear con ajetreo.
Caballero del cine, en su apogeo,
fue víctima infeliz de una maldita
caída de un caballo y fue infinita
su lucha por vencer al caduceo.
Mas los héroes sucumben como todos
aunque sepan al resto dar ejemplo
con su ardor de luchar, con buenos modos,
con su valor sin par. Su valentía
admirado y atónito contemplo,
cantando hoy su bondad mi poesía.
229
Sonetos 2
Gente soberbia de afrentoso porte,
que ni gasta en limosnas ni en sonrisas,
que unas veces despacio, otras con prisas,
ignora a los demás sin que le importe
el piropo gentil de un caballero,
el amable saludo de un amigo.
Ella va a su negocio y va consigo,
encerrado en su bolso, el mundo entero.
¡Lo poco que supone un gesto amable,
devolver, cariñosa, algún saludo,
reírse en ocasiones, ser afable,
tornar en simpatía el rictus rudo!
Mas sí debe costarle algún imperio
y así ha de morir, con gesto serio.
230
Sonetos 2
Gasté mi juventud sin darme cuenta,
inmerso en la bebida y la aventura.
Hoy vienen a pasarme la factura
y temo no poder pagar la renta.
Por más que mi magín cuentos inventa,
no logro resolver la cuadratura
del círculo. ¡Terrible coyuntura!
Muy negro mi futuro se presenta.
Lo quise resolver, pero fue en vano;
pues, pese a mi ilusión, lo han impedido
los locos desatinos de la mano
que tuvo que ayudarme y que me ha hundido.
Se suele equivocar el ser humano.
Cualquiera, por error, tiene un descuido.
231
Sonetos 2
Gasté mi juventud en el trabajo,
buscando un bienestar imprevisible,
pensando que perder era imposible.
Luché por ir arriba desde abajo.
También gasté salud en otro tajo
que debiera callar: Logré, invencible,
triunfar en el ambiente más temible
de chulos, prostitutas; y, a destajo,
las botellas sequé de mil licores,
hallando en la locura y en la orgía
pagados y satánicos amores;
uno nuevo y más caro cada día.
Mas digo en mi favor que mil favores
presté sin conocer a quién lo hacía.
En suma, que he vivido y me arrepiento
de mis muchos pecados; mas contento
me enfrento a este final de mi aventura,
pensando en que me trate con dulzura
la bondad de un Señor, Grande y Eterno
que, piadoso, me libre del Averno.
232
Sonetos 2
Ganar mi libertad me costó caro,
de casa me han echado mis “amigos”.
De tales Dios me libre, que a enemigos
sabré yo frente hacer sin más reparo.
Vileza vi jamás con más descaro...
¡Hacerme a mí culpable de castigos!
¡Venirme a suplicar, como mendigos,
que tuerza mi saber como un ignaro!
Lo siento y sentiré, pero esta afrenta
a nadie le perdono. La honra mía
está sin mancillar y no está en venta.
¿Me expulsan de su grupo? ¡Qué alegría!
Ignoran cuanto el alma se “lamenta”
de hallarse sin su ingrata compañía.
No existe la ironía
en esta letra escrita, lo aseguro.
Mejor es estar solo, es más seguro.
233
Sonetos 2
Furioso se encontraba el caballero
creyendo en los pellejos ver gigantes,
cien tajos les lanzó, mas no sin antes
escuchar, ignorando, a su escudero.
- Mirad bien lo que hacéis, señor, primero,
que esos chorros que brotan abundantes
no parecen de sangre. Semejantes
son al vino que sirve el posadero. -.
Don Quijote no oyó tales razones,
siguiendo acuchillando con su espada.
el ventero bajó y en los riñones
le atizó con fiereza endemoniada.
Y así acaba la lid con los pellejos,
por no oír del buen Sancho los consejos.
234
Sonetos 2
Funesta amaneció la madrugada
de ese día de abril. Como agorero,
el cielo descargó gran aguacero
cual símbolo de llanto y, apenada,
tembló la multitud. Triste el concierto
que se entonó al saberse la noticia:
La Muerte, con su fúnebre caricia,
ha vencido al final. El Papa ha muerto.
Un hombre al fin y al cabo es lo que era,
que alumbró una mujer, igual que a todos,
que había de morir como cualquiera
al igual que nació. De todos modos
me rebelo ante el hecho, ya que hay gente
que debiera vivir eternamente.
235
Sonetos 2
Fueron muertos sin más, ya ni me acuerdo;
su nombre para mí, desconocido;
seguro que es verdad que han existido,
dejando en sus familias un recuerdo.
No acierto a adivinar, y no soy lerdo,
la razón sin razón de lo ocurrido.
Un crimen tan brutal y sin sentido...
Por más que en ello pienso es que me pierdo.
Un año ya ha pasado y su memoria
ha estado muy presente esta mañana
en la mente de todos. La tristeza
ha reinado en las calles y en la Historia
han grabado esta fecha, aún cercana,
para que no se borre jamás de la cabeza.
236
Sonetos 2
Fingir que se es muy niña, siendo vieja,
no es cosa de mujer de gran talento;
lo suyo es en la vida estar contento,
a gusto cada cual con su pelleja.
Aquél que a su figura oponga queja
muy mal lo ha de llevar y un sentimiento
de pena, de dolor y de tormento
por siempre albergará entre ceja y ceja.
Que penas tengo vistas en el mundo
mayores que la edad, que es alegría.
La vida, al transcurrir, deja un fecundo
caudal y una mayor sabiduría.
¿Por qué disimular, si en un segundo
nos pueden descubrir? Es tontería.
237
Sonetos 2
Final de temporada... ¡Vacaciones!
La cifra que soñé no fue alcanzada
por culpa de una sórdida jugada
de un jefe que no quiso dar razones.
La envidia de un patán mis ilusiones
romper supo con saña. Y, no es por nada,
pudiera trabajar en su jornada
en vez de arrebatarme los doblones.
Existe, sin dudar, la consonante
propicia y conveniente a tal momento.
Pensé que habiendo damas por delante
mejor a mi lenguaje estar atento.
El término soez, siendo elegante,
lo guardo en mi interior para otro evento.
238
Sonetos 2
¡Fin de mes, fin de mes, cuánto has tardado!
Te has hecho de rogar el mes de enero.
Contigo llegarán sueldo y dinero,
facturas que pagar... y liquidado.
El camino en verdad era empinado;
la cuesta se subió, llega febrero.
Al ser corto este mes, por fin espero
que nos llegue más amplio y más holgado.
Que el pasado semeja que fue eterno
con Rebajas, con Reyes, tanto gasto,
tornándose al final en un infierno,
que el sueldo de un obrero no da abasto.
Pero no nos quejemos sin motivo:
Lo importante es luchar y seguir vivo.
239
Sonetos 2
Enfrentarse a la muerte es más sencillo
que luchar con la vida cada día,
igual que es más terrible la agonía
que morir de repente. El estribillo
que anuncia de la Parca el cruel cuchillo
es fúnebre y tremenda melodía,
una trágica y horrible salmodía
que anuncia que prepares el hatillo.
Mas prefiero ese son a hacerle frente
al trabajo aburrido, ése diario,
a saber que tan sólo estoy a veinte
y que lleva treinta y uno el calendario.
Resulta que mi cuenta no es corriente,
ni normal tan siquiera. ¡Es un calvario!
240
Sonetos 2
¡Feliz aquél que tiene valedora
capaz de defenderle hasta la muerte!
Los hay que ya al nacer nacen con suerte
y tienen una fan que les adora.
Amiga fiel tener es lo que implora
mi alma con fervor, que sepa, fuerte,
luchar por mi razón. Ven, que con verte
sabré reconocerte, defensora.
Mas sé que mi carácter riguroso
me lleva a no tener muchos amigos.
Si digo lo que siento soy odioso
y no es mi afán tener más enemigos.
Procuraré por tanto ser afable
y aunque observe un error seré agradable.
241
Sonetos 2
Fatal fue, definiste, mi Destino.
Mi vida fue por senda tenebrosa:
Sin hijos, sin dinero y sin esposa
me encuentro en el final de mi camino.
Marcado cada cual lleva su sino
y debe ser así, que así es la cosa:
Escrito de la cuna hasta la fosa,
no puedes alterarlo con buen tino.
Buscando a la mujer que sí pudiera
un giro de timón dar a mi vida
si fuese mi anhelada compañera
me encuentro con la plaza ya vendida.
Y es fiel a su deber y no quisiera
que deje de cumplirlo, aunque lo pida.
242
Sonetos 2
¿Fantasmas? ¿Ilusiones? Mal pensada
mi mente sí acertó en su desvarío.
De incendio fortuito yo me río:
El hombre alimentó la llamarada.
Venganza o sabotaje... Ya en la nada
la torre se quedó. Todo baldío,
esfuerzo y sacrificio. Mal impío
causado por persona enajenada.
Las pruebas han quedado en la retina
de una cámara que fue mudo testigo
de tamaña cobarde y asesina
acción que se merece un cruel castigo.
La técnica actual es infalible
y encontrar al culpable sí es posible.
Mas veremos si pasan largos meses
y vencen al final los intereses,
que aunque el caso merezca un vil desprecio
para todo secreto existe un precio.
Y si el precio ofrecido es suficiente
resulta que es que estaba mal la lente...
243
Sonetos 2
Fantasma del ayer, ¡deja el presente!
Si nueva inesperada me ha llegado,
no quiero retornar a aquel pasado;
mas claro es que perduras en mi mente.
En medio de una charla intrascendente
tu nombre me dijeron y alocado
latió mi corazón. Mas no hay cuidado,
no quiero hacer el loco nuevamente.
Un día me dejaste sin motivo,
lloré como jamás, ni un niño siendo;
me fue muy trabajoso seguir vivo,
desnudo de tu amor busqué otro atuendo.
No quise de un querer ser más cautivo,
despierto ya de un sueño que fue horrendo.
Ahora, ni queriendo
habrías de arrastrarme a otra tormenta.
Tuviste tu ocasión, pues tenlo en cuenta.
244
Sonetos 2
245
Sonetos 2
Famélico, el mendigo vaga errante
en medio de la gente que le ignora.
Su mano una limosna sólo implora.
Sus ojos, el amor del semejante.
El mundo va pasando por delante,
la tarde va cayendo hora tras hora.
Al cabo le incrimina una señora,
tildándole de vago y maleante.
Un círculo se forma en torno suyo,
pidiendo explicaciones a la dama.
- ¡Me acaba de robar el bolso! -. Exclama.
De pronto se retracta, en un murmullo,
y dice que se encuentra confundida.
- Perdonen, que me temo lo he olvidado
encima de una mesa, en otro lado. –.
Le entrega dos monedas y se olvida.
La gente se marchó tras el oprobio,
ninguno le prestó ni un pensamiento;
tragando su sollozo y su lamento
el pobre se quedó lleno de agobio.
246
Sonetos 2
247
Sonetos 2
Fallida la elección, sin duda alguna,
tomada por error en el pasado
tan sólo vivir quiero sosegado;
sin miedo ni temor, aun sin fortuna.
No admito que me vengan con ninguna
presión a atormentar. Tendré cuidado,
no sea que me encuentre en algún lado
la muerte de manera inoportuna.
Marchar por mi vereda es lo que quiero,
sin rémoras que alteren mi camino;
velar por mi salud y mi dinero,
sin nadie que sojuzgue mi destino.
Hallar un buen amor es lo primero.
Deseo que esté escrito así en mi sino.
248
Sonetos 2
Extraña soledad en primavera
inunda a los poetas, está escrito.
Ignoro la razón, pero un maldito
sopor lleva a la Musa de su vera.
Lo dicen y quizás larga es la espera;
mas, quieto el cazador, en el garlito
sin duda cae la presa. Y lo repito:
Cuestión es de aguardar a que ella quiera.
Total: Que es, a la postre y concluyente,
la Musa quien elige el dulce instante.
No olvides que es mujer y que al amante
son ellas quienes toman normalmente,
por mucho que un Don Juan largue bastante.
Seguro es que una coma y ciento cuente.
249
Sonetos 2
Extraña soledad en primavera
inunda a los poetas, está escrito.
Ignoro la razón, pero un maldito
sopor lleva a la Musa de su vera.
Lo dicen y quizás larga es la espera;
mas, quieto el cazador, en el garlito
sin duda cae la presa. Y lo repito:
Cuestión es de aguardar a que ella quiera.
Total: Que es, a la postre y concluyente,
la Musa quien elige el dulce instante.
No olvides que es mujer y que al amante
son ellas quienes toman normalmente,
por mucho que un Don Juan largue bastante.
Seguro es que una coma y ciento cuente.
250
Sonetos 2
Exijo de la Musa me dé aliento
e inspire a mi magín una romanza.
Un cántico de amor y de esperanza,
colmado de ternura y sentimiento.
Anoche me alegré y dormí contento
y en sueños pude ver, a semejanza
de un mágico espejismo, tu semblanza.
Mas luego desperté. ¡Bien lo lamento!
Pues dije para mí: - ¡Soñaste, amigo!
¡Amargo amanecer estar sin ella!
Pensaste que eras rico y de mendigo
jamás te hará salir tu mala estrella. -.
El alba al apuntar fue cruel conmigo
y el himno aquél de amor se hizo querella.
251
Sonetos 2
Excusas sin verdad y plañideras.
siempre alegando con voces muy llorosas
que estás muy ocupada en otras cosas,
que no podrías verme aunque quisieras.
Y cuando tú dijiste amar de veras,
cuando todo marchaba sobre rosas,
¿qué fue lo que las hizo mentirosas?
¿No sería que no amaste de veras?
Eso sólo lo sabe tu conciencia,
no puedo yo meterme en interiores.
No llego a ser ningún pozo de ciencia,
para eso ya existen los doctores.
Aunque el mejor doctor, que es la experiencia,
me indica fueron falsos tus amores.
252
Sonetos 2
¡Estúpido de mí! ¿Cómo he dudado
de quien me dio su amor? ¡Alma piadosa,
mujer cual no hay igual de generosa
que dicha e ilusión me has regalado!
¡Perdóname mi error, te lo suplico,
mi tosca zafiedad y mi torpeza!
No sé que me cruzó por la cabeza.
Fui loco al sospechar, no me lo explico.
Me postro de rodillas y te ruego
que olvides esa frase endemoniada.
¡Dudar de si eras fiel, mi dulce amada..!
¡Enorme es mi locura, desde luego!
Mas siempre tiene duda quien amores
de iguales caracteres ha vivido.
Espero que lo entiendas y te pido
perdones y que olvides mis errores.
253
Sonetos 2
Estúpida, coqueta y consentida...
Lo tienes todo junto en una pieza.
Ignoro lo que bulle en tu cabeza
mas no te burlarás de mí, querida.
Mujeres de tu estilo hay en la vida
y el hombre – aunque es bien cierto que tropieza
mil veces – con las mismas se endereza,
volviendo a caminar y las olvida.
Pues sirven solamente de florero
que adorna el comedor de un insensato.
Inútiles le son a un caballero,
quizás, para pasar tan sólo un rato.
No valen para más porque, si quiero,
hallar puedo un jolgorio más barato.
Así que éste es el trato:
Soy viejo, ¿pero quieres ser mi amante?
Amiga, ¡pon la pasta por delante!
254
Sonetos 2
Estruendo pertinaz y mucha gente,
horrendo crepitar del suburbano;
semeja que, agarrándome la mano,
quisieran sumergirme en su corriente.
Sentado en mi garita observo al frente.
Asusta el transcurrir de tanto humano
pasando en tal tropel. Pero no en vano
está el cristal por medio y soy valiente.
¡Qué absurdo maremagno! ¡Por momentos
pensé que me llevaba ese tumulto!
No puedo relatar si fueron cientos
o miles de personas. Sólo un bulto
veloz y arrollador, sin sentimientos,
que al gasto y al derroche rinde culto.
255
Sonetos 2
Estimada y amable señorita:
Respondo del Madrid puro y castizo,
aquí donde el Señor nacer me hizo,
una ciudad amable y muy bonita.
Me dices que disculpe tu cartita,
mas no haces más que rizar el rizo.
Me tildas de machista y, con tu hechizo,
a ver quien te lo niega, mas no quita
para que sea galán y caballero.
Eso de que no gozo, tú lo dices.
Porque en el otro mundo, con dinero,
te pegas una muerte de narices.
Lo de que seas mi novia considero
es cosa de apreciar, mas con matices.
Que yo ya estoy casado y no quisiera
que mi mujer tornase en una fiera.
¿Para qué darte crueles desengaños,
no ves que ya te llevo muchos años?
Mejor que te enamores de un soltero...
¡Qué envidia me dará el muy puñetero!
256
Sonetos 2
Estás muy confundido, amigo mío,
si opinas que es holgar vender cupones.
Tendré, pues, que explicarte las razones
y que conmigo estés de acuerdo bien confío.
La primera, te expongo, y tiene lío,
saberlos colocar en condiciones
y con vista en mostrar terminaciones
que agraden a la gente. Bien me río
cuando hay alguien que pide el diecisiete
o el catorce, o el trece, el dieciocho...
Hay diez bolas por bombo y quien las mete
no creo que nos haga el tocomocho.
Mi segunda razón, más importante,
es que soy vendedor pero ambulante.
Aparte de los fines de semana,
en que estoy confinado en la garita,
camino sin cesar de la mañana
hasta que el Sol se marcha a su camita.
Después debo de echar muy bien las cuentas,
257
Sonetos 2
ajustando el dinero con las ventas.
De lo cual, el más lerdo bien deduce
que no es oro, tal vez, cuanto reluce.
Hubo quien, con lo mismo, se hizo rico;
pero pasó aquel tiempo, ya te explico.
No se debe juzgar lo que se ignora,
que te pueden decir: - ¡Vaya en mal hora!
258
Sonetos 2
Estarás tan dormida que no quiero
irrumpir en tus sueños infantiles,
desvelando tus ansias juveniles
y saber cómo fue tu amor primero.
¿Pero propio será de un caballero?
Más conducta parece de esos viles
que te espían, inmundos y serviles,
para luego lograr les des dinero.
Que conozco yo a varios que el chantaje
es su forma de vida y su costumbre.
No parece ser cosa que en mí encaje,
pero tengo una cierta incertidumbre
pues sospecho que pueda ser ultraje
y pensarlo me causa pesadumbre.
Puede ser que vislumbre
el ensueño, si a examen lo someto.
Mas mejor no indagar, que es tu secreto.
259
Sonetos 2
¿Estarás pensando en mí
o ya no piensas acaso?
El culpable del fracaso
de fijo que yo no fui.
No me culpes, pues, de nada
que ninguna culpa tuve;
fue una ilusión, una nube,
que se disipó engañada.
El engaño no fue tuyo
sino que fue del Destino,
que cumplió con muy mal tino
no nuestro afán sino el suyo.
Quiso impedir nuestro encuentro
y que pudieses ser mía...
¡Maldigo a la Poesía,
aunque la lleve muy adentro!
Aunque me ilumine el alma
y no sé vivir sin ella,
¡bien que maldigo su estrella,
pues me ha robado la calma!
260
Sonetos 2
La calma que es oportuna
para subsistir tranquilo,
sin tener el alma en vilo
ni preocupación ninguna.
Pues eso todo perdí
por poner todo mi empeño
en lo que sólo fue un sueño,
porque al final no te vi.
¿Y quieres culparme ahora
por perder toda ilusión?
Pues no llevas la razón.
No te la doy. ¡No, señora!
261
Sonetos 2
Estar bien orgulloso y satisfecho
de aquello que en la vida has realizado
no es signo de soberbia; es que has logrado
el éxito interior con lo que has hecho.
La crítica a juzgar tendrá derecho
si estuviste, quizás, equivocado;
mas ve que el juzgador será juzgado,
que siempre un enemigo está al acecho.
Que aquél que a los demás juzgó severo
se creó, casi fijo, un contrincante
con mucho más poder, seguramente,
que con él utilice igual rasero
y lo mismo ha de usar más mal talante
para medir su juicio intransigente.
Mas tú no te sonrías del castigo.
Ofrécele tu mano y sé su amigo.
262
Sonetos 2
Estando ya cercano a los sesenta,
anoche nuevamente un esperpento
surgió de su refugio. Fue un momento,
que a poco me sitúa en los cincuenta.
Persiste ese fantasma que se inventa
mi mente en un diabólico tormento;
un loco frenesí, como un lamento
del cual ya mi magín ni se da cuenta.
Recuerdos del ayer que en mi memoria
se alojan tenazmente, fantasías.
Conclusa y acabada está esa historia,
mas siguen amargándome los días
los torpes pensamientos y la euforia
de besos, de placeres y alegrías.
Girando va la noria
y llena el cangilón constantemente.
Igual, a mi pesar, rueda mi mente.
263
Sonetos 2
Estando relatándome sus cuitas,
cesó en su confesión súbitamente.
Sorpresa me causó que, de repente,
truncara sus palabras tan bonitas.
- Es tarde y no son horas de visitas. -.
Me dije y apagué; aunque mi mente
pensó que, sin dudar, existe gente
que tiene reacciones inauditas.
Fue extraña su actitud, mas no me meto;
no quiero ser curioso en este asunto.
Merece su silencio mi respeto
y escaso es mi interés; así que, punto.
¿Ha dado inspiración para un soneto?
Pues váyase con Dios, que a eso me apunto.
264
Sonetos 2
Esta tarde ya al nido has regresado,
al nido en que aguardaba yo anhelante,
al nido que por ti he limpiado amante,
para evitar tus riñas y tu enfado..
Teniéndote en mis brazos, he besado
tus labios con ternura. En un instante
la tarde se ha tornado alucinante,
dando vida a un amor desenfrenado.
Ya en la noche, tranquila, estás durmiendo
en tanto que yo escribo este poema,
pero el mejor poema quedó escrito
hace rato cuando te vi gimiendo,
ardiendo en esa llama que te quema,
ardor que alivia tu alma con un grito.
265
Sonetos 2
Esta tarde ha empezado cantarina,
sin dar tregua un instante a mi garganta.
Dicen del español que cuando canta
o está triste o feliz. ¿Quién lo adivina?
Mi voz, como impulsada de la mina
que forman mis pulmones, brotó tanta
que a dos lindas chiquillas casi espanta
cuando di el la bemol. – Ése sí afina. -.
Afirmaron hablando. - ¡Y qué valiente! -.
- Madrileña bonita, me has prendido
en el vuelo garboso... Y no te miente
mi voz, así, febril; mas siento pena
mientras miro el volar de tu vestido...
¡Y no poder llevarte a la verbena!
266
Sonetos 2
Esta noche no es noche de alegrías,
más bien es de recuerdos, de tristeza;
de aquellas que trabaja la cabeza
pensando en la memoria de otros días.
Los años se acumulan y, ya frías
las brasas del ayer, nos da pereza
recordar el pasado y la torpeza
de haberlo malgastado en fruslerías.
Mas de haberlo vivido estoy contento.
No reniego de nada cuanto hice.
De lo malo quizás sí me arrepiento;
mas si es malo o si es bueno, ¿quién lo dice?
¿La gente, los demás? Es mi conciencia
quien debe de dictarme su sentencia.
Y presiento va a serme favorable,
no fui nunca un traidor ni un miserable.
Sí mentí en el amor, mas tiene excusas:
Precisaban mis versos nuevas Musas.
267
Sonetos 2
Esta noche ganan todos,
nadie se da por vencido;
aunque sepan que han perdido
se reirán de iguales modos.
Si se pierden cuatro escaños
la cosa se justifica
diciendo: - Se rectifica
y a ganar en cuatro años. -
Y en tanto el tiempo se pasa
ellos, con bastante acierto,
tendrán el riñón cubierto
y barrerán para casa.
¿Para qué formar un pollo
por una elección perdida?
Lo importante es su subida
al carro del rotachollo.
Si me preguntan qué es eso
muy pronto yo se lo explico:
La forma de hacerse rico
estando o no en el Congreso.
268
Sonetos 2
- Tú te quitas, yo me pongo.Después el uno se quita,
mas lo importante es la guita
y llenar bien el mondongo.
Así, como bien calculo,
todos ganan de antemano.
Y al honrado ciudadano
le dan por el... Disimulo.
269
Sonetos 2
Esta noche en mi boca está el aliento
que tus besos de amor han infundido.
Dormida ya estarás en ese nido
donde fueron tres horas un momento.
El tiempo transcurrió y estoy contento,
no me siento cansado ni dormido;
siento alegre sonar ese latido
igual que siendo joven y me invento
un soneto feliz e ilusionado,
en tanto que en mi espalda da la brisa.
El calor no se siente; se ha tornado
en grato mi salón, mi María Luisa.
Me gusta así llamarte, bien amado,
y por hablar contigo tengo prisa.
Ya la noche pasó, ya es madrugada.
Muy pronto volverás, niña alborada.
270
Sonetos 2
Espesa está mi mente, abotargada.
No brota con fluidez la Poesía
igual que, sin pensar, antes solía
manar sin casi esfuerzo una balada.
Pues miro a todas partes y no hay nada
que excite mi ilusión, mi fantasía;
apenas si alguien veo que se ría,
o luzca una sonrisa en su mirada.
La gente por la calle pasa seria,
con lúgubre expresión, fruncido el ceño;
se nota que se encuentra en la miseria,
que el Banco de sus casas se hizo dueño.
Estoica lo soporta sin histeria,
que tiene hasta el furor puesto en empeño.
271
Sonetos 2
Esperando tu amor paso las horas,
anhelando la dicha y los placeres.
¡Virgen Santa! ¿Qué tienen las mujeres?
Siempre causan dolor, mas las añoras.
Debe ser tu ternura, que atesoras
o el amor que demuestras cuando quieres;
caprichosas, sin duda, en los quereres
de los hombres sois dueñas y señoras.
La manzana de Adán es buena prueba,
que el asunto proviene desde lejos.
Se repite sin fin, pues nunca es nueva;
bien lo saben los sabios y los viejos.
Pero nada en el mundo se renueva
y ninguno hace caso de consejos.
¡Ay, placeres añejos!
Renovados por siempre dais la vida
y alumbráis la esperanza ya perdida.
272
Sonetos 2
Esperando llegar las vacaciones,
gozar de un buen descanso merecido,
dormir a pierna suelta y distendido,
sumergirme en la paz de mis canciones...
Las piernas doloridas, los tendones,
habrán de reposar, que estoy rendido.
Yaceré muy tranquilo allá en mi nido,
a salvo de disgustos y emociones.
¿Surgirá la aventura en estos días?
No es raro, que otras veces ya ha pasado.
Mas era yo más joven y eran mías,
engendros de cerebro iluminado,
las vanas y más torpes fantasías.
Mas ese tiempo loco ha terminado.
273
Sonetos 2
Esperando a morir vivo la vida,
que algún día he de hacerlo, eso es seguro;
cuándo y cómo son cosas del futuro,
jugaré mientras tanto esta partida.
Pues un juego es vivir si no se olvida,
apostando de modo firme y duro;
Con estilo y sin miedo prematuro,
pero siempre de forma precavida.
Se comienza a arriesgar cuando se nace
y se pierde o se gana, a la ventura;
no conoce ninguno el desenlace
y eso presta emoción a la aventura.
Pero nadie es capaz de que se aplace
su momento final y su amargura.
274
Sonetos 2
España, quien te quiere y quien te adora
se deja de discursos y de flores,
vertiendo en tu terruño sus sudores
y luego, en tu interior, por siempre mora.
Políticos nacidos en mal hora,
amigos de gabelas y favores,
monarcas sin cabeza y salvadores
mesiánicos de patrias, ¿dónde ahora
guardáis vuestro pasado tenebroso,
plagado de mentiras y de engaños
a un pueblo que mostró ser bien paciente?
La Historia es juez justo y riguroso
será su veredicto por los daños
que causó la rapiña en tanta gente.
275
Sonetos 2
Ese instante de amor apasionado
que he vivido a tu lado a mediodía
sin duda es la más bella poesía
que pudiera escribir, por muy inspirado
que estuviera una noche. ¡Qué cuidado
que puse yo en tu dicha y tú en la mía!
¡Magnífica y sublime melodía
que los dos a compás hemos tocado!
Director de la orquesta no ha existido...
¿Para qué si formamos buen conjunto?
Estos sones contigo ya he tañido
durante muchos años, siempre a punto.
Tenemos el compás bien ensayado,
son treinta y muchos años a tu lado.
Y aunque toqué otros sones, por ventura
jamás llegué a olvidar tu partitura.
276
Sonetos 2
Escuchando zarzuela mientras llueve,
observo de las gentes las carreras
por ponerse a cubierto y da, de veras,
un extraño placer, un gusto leve.
El uno pasa hablando; el otro bebe
un refresco, a saber... Observo esperas
de muchachos a novias. Dos solteras
han parado un instante, ha sido breve,
a consultar los números premiados,
siguiendo su camino de seguida.
La noche va cayendo y encharcados
brillan los adoquines. Es la vida
que pasa ante mis ojos y me enseña
una tarde de lluvia madrileña.
277
Sonetos 2
Escuchando nombrar unas ciudades,
resulta que mi amor España entera
surcó de forma extraña y pasajera,
como un nuevo Tenorio, sin maldades.
Cada una aportó sus cualidades,
cada cual me enseñó su primavera.
¿Qué cuál fue la mejor? Pues la primera,
la que sabe sufrir mis deslealtades,
la que duerme a mi lado y me cocina,
la que plancha mi ropa y me da crema
en los pies doloridos, la que inclina
la cabeza llorando mientras quema
su vida trabajando. Es una mina,
una joya sin par, valiosa gema.
Mas mi espíritu infiel nunca está quieto.
No hay forma de tenerle ella sujeto.
Conclusión: Seré siempre un caradura,
volando sin cesar tras la aventura.
278
Sonetos 2
Escrita está mi historia en un cuaderno.
Sus páginas recogen día a día
no en prosa sino en verso, en Poesía,
mis llantos, mis angustias y mi Infierno.
Es larga su lectura y se hace eterno
el ver que del placer y la alegría
pasaba en un instante a la agonía
de verme sumergido en un Averno.
Pues fueron unos años de ansias locas,
pasiones sin control; un desatino.
Torpezas al albur; porque a otras bocas
besé, que así lo quiso mi Destino.
Calmado está mi ardor y ya son pocas
las ganas de emprender otro camino.
No quiero que mi sino
procure en mi vagar más aventuras,
amigo ya no soy de las locuras.
279
Sonetos 2
Esa flor que pretendo regalarte
con mis versos de amor es poca cosa.
Pero es todo, mi bien. Sólo una rosa
de encendido color puedo brindarte.
No soy rico, lo sabes; pero, aparte,
tengo el alma oprimida por la losa
de los daños que sufro. Así, mi prosa
y mis versos tan sólo puedo darte.
¿En qué instante fatal, en qué momento
a la mente me vino aquella idea?
Mas te juro que poco me arrepiento,
aunque toque hoy bailar con la más fea.
Mi deber bien cumplí, no lo lamento.
N o
m e
v e n g a
i m p o r t a
q u e
l o
q u e
s e a .
280
Sonetos 2
Esa boca que siempre veo en tus versos,
esa boca que besa en tus poemas,
esos labios con los que a todos quemas,
dejándonos de amor en sueño inmersos.
Esos ojos sobre ellos que adivino
cariñosos, ardientes y brillantes,
quisiera contemplar unos instantes
muy cerca de los míos. ¡Cuán divino
sería reflejarme en sus pupilas,
sentir cerca de mí tu busto ardiente,
beber ese sudor de tus axilas
que eructan cual volcán, vivo y caliente,
aromas de jazmines y de lilas
que llenan de embriaguez mi loca mente!
Mas vives de Madrid bastante lejos
y, aparte, mis amores ya son viejos...
281
Sonetos 2
Es un sueño tornar a aquel momento
en que todo fue risas y alegría,
mas dejando volar la Fantasía
es posible triunfar en el intento.
Si lo logro, escribir deberé un cuento
como hacer a menudo ayer solía;
o entonar una dulce melodía,
que me llene de dicha y de contento.
Pero el tiempo al pasar ya dejó rota
la garganta y la pluma despuntada.
No consigo alcanzar la aguda nota,
si me pongo a pensar no pienso nada.
Esa voz tan potente apenas brota,
ni se forja en mi mente una balada.
282
Sonetos 2
Es un pozo de ciencia, es bien sabido.
Y le gusta enseñar, ¡qué duda cabe!
La verdad es que el hombre mucho sabe;
mas de tal bien presume, es engreído.
Mil reglas se aprendió pues se ha leído
lo habido y por haber, lo cual es grave;
pues, de tanto leer, quizás acabe
igual que aquel manchego enloquecido.
No gusta de alabar, él siempre enseña;
la postrera palabra ha de ser suya.
Mas tampoco es amigo de dar leña,
evita que el alumno le rehúya.
Pues precisa su elogio y su cariño.
¡Qué le vamos a hacer, si es como un niño!
283
Sonetos 2
Es terrible pensar cómo ha pasado
el tiempo y con él fueron mis días,
mis sueños de esperanzas y alegrías,
dejándome tan solo y tan cansado.
Es cierto que me fuera ingrato el Hado,
pero cierto es también que fueron mías
las torpezas, las culpas, las porfías
de enfrentarme a un afán equivocado.
Ya es tarde, mas de todo me arrepiento.
¿Cómo podría borrar esos errores
que agobian hoy mi alma en un tormento,
cómo olvidar aquellos mil amores
que me hicieron feliz sólo un momento
dejándome después mil sinsabores?
No lo sé, pero es justo que lo intente.
Al olvido hay que dar tantos engaños,
tantos besos de amor, tantos apaños
de los cuales mi alma hoy se resiente.
Y es que a todos y a todas causé daños
284
Sonetos 2
sin querer, es verdad, pero mi mente
siempre fue muy fructífera y patente
queda el mal que causara en esos años.
Quiera acaso el Destino perdonarme
dejando en el olvido mi locura,
que mi Dios al final quiera llamarme
que acudiré a su lado con premura.
Que aquellos que engañé vuelvan a amarme,
terminando por fin mi desventura.
285
Sonetos 2
Es soñar por soñar pero, ¡qué encanto
es hacerlo y pensar que soy el dueño
de tu cuerpo gentil! Pues es un sueño
el ser dueño de más, no aspiro a tanto.
Suficiente ha de ser, y hasta me espanto,
con tener tu amistad. Que no es pequeño
el regalo. Pondré un enorme empeño,
con mi verso, en pagarte, y con mi canto.
Porque he sido Felipe un breve instante
mientras tú Mari Pepa, revoltosa.
Ha vibrado mi voz limpia y brillante
y la tuya tan dulce y armoniosa
que he soñado con ser un nuevo Dante...
¿Beatriz tú serás, acaso, hermosa?
286
Sonetos 2
Es sabio cuando afirma el refranero:
Si quieres conocer cómo es Pepito
entrégale el poder de un ruin carguito,
que piense que domina el mundo entero.
Palabra ya obsoleta: ¡Compañero!
Y tuvo un resonar bello y bonito...
Sufrir el mismo esfuerzo, el mismo grito
rebelde proferir. Pacto sincero.
Mas puede más la envidia, vil pecado,
de al otro ver feliz que cualquier cosa.
Rumiando va en su alma el amargado,
la rabia le devora cual raposa.
Es norma de la Vida: Gran cuidado
habremos de tener de la envidiosa.
287
Sonetos 2
Es propio de un mentecato
el ir a pedirle cuentas
a quien vengó las afrentas.
No me parece sensato.
¡Qué afán de protagonismo,
qué estupidez tan supina!
Eso es buscarse la ruina
por voluntad de uno mismo.
Es peras pedirle al olmo
exigir al que es más fuerte
que explique por qué dio muerte
a su enemigo. ¡Es el colmo!
Pienso que existe tarea
en España más urgente
que no tocar solamente
las narices a Judea.
Pues por las mismas razones
a Bush demandar podría.
Y hasta Obama le diría:
- ¡Mira qué dos portaaviones! -.
288
Sonetos 2
Es en verdad insensato
- aunque repita las rimas –
andarse con pantomimas
y buscar tres pies al gato.
Pues si a enemigo pequeño
feo está con chulería
tratar, mayor tontería
es hacerlo con tu dueño.
Y hoy por hoy mucho más pita,
para nuestro enorme mal,
en todo el mundo mundial
que España el pueblo israelita.
289
Sonetos 2
Es placer la salud, el más preciado,
el tesoro más rico conocido;
el más grande platal que nunca ha habido,
el perfecto y cabal mejor estado.
De bien poco le sirve al hacendado
su riqueza y su tierra, ir bien vestido;
ambiciona del pobre haber nacido
vigoroso y tenaz, aun mal parado.
Que no puede comprar con su fortuna
el vigor y la fuerza. No está en venta
la salud en farmacia; no hay ninguna
medicina que adquiera con su renta.
Aliviar sus dolores podrá alguna;
pero, al cabo, quizás, no traiga cuenta.
290
Sonetos 2
Es noche de elecciones importantes,
se pueden dirimir bastantes cosas;
el voto de unos cuantos puede en rosas
tornar esos cañones hoy tonantes.
Depende de quien gane y si hay bastantes
deseos de romper esas esposas
que atando nuestras manos, desastrosas,
supieron demudar nuestros semblantes.
No vota sólo el pueblo americano,
también emite voto el mundo entero.
Ansiando paz tener el ser humano
que gane de los dos el más sincero.
Aquél que esté dispuesto a dar la mano,
quien sea pacifista y no guerrero.
291
Sonetos 2
Es muy fácil que pierda la paciencia
con tamaña ignorancia y tanto engaño.
¿Los clientes no saben que hacen daño
con su mal proceder o es a conciencia?
Nadie exige que tengan mucha ciencia,
ni que arrojen ternura por un caño;
pero sí que podrían darse un baño
de cultura, respeto y de decencia.
No son todos, ¡por Dios!, porque hay alguno
que se acerca cortés y complaciente;
te saluda normal, que es lo oportuno,
y se porta según debe la gente.
Mas son bestias de arar la mayoría,
que jamás aprendieron cortesía.
292
Sonetos 2
Es mi pluma cual daga florentina
que, al hundirse en las carnes, deja huella.
Lo lamento por ti, pero esa estrella
alumbró con su luz mi vil rutina.
La ilusión por tus besos me domina
y lamento de veras tu querella.
No se debe a la vez ser sabia y bella
o es que no recordé que eres divina.
Es razón que te llames cual la diosa,
elegiste tu nombre con sapiencia;
que Atenea, a la par de ser hermosa,
imperaba en la guerra y en la Ciencia.
No serás, puede ser, muy buena esposa,
mas me queda un gran cargo de conciencia.
Pero tuve experiencia
con algunas burlonas del marido.
Me pensé que una más... ¡Perdón te pido!
293
Sonetos 2
Es jugar por jugar un mal terrible
que a la ruina conduce. La Fortuna,
caprichosa mujer, en forma alguna
resolver puede nunca un imposible.
El soñar por soñar es más horrible,
pues te piensas ser dueño de la Luna;
sin siquiera tener fosa ninguna
en la cara que oculta, inaccesible.
Pensaré que fue un sueño mi pasado,
una loca quimera de mi mente;
un vivir tremebundo y siempre errado,
sin poder ser feliz entre la gente.
De este modo marcó mi vida el Hado,
como a tanto infeliz hizo igualmente.
294
Sonetos 2
Es hora de dormir, mas mi alma siente
un algo que jamás sentí en la vida;
recuerdos de una edad que está perdida,
vapores que se escapan de mi mente.
¿A dónde miraré que no lamente
aquellas aventuras que no olvida
mi turbia sinrazón? Que en ella anida
el sueño de un amor que aún no es presente.
No sé ni lo que haré, cuál mi Destino,
mas pienso que un lugar me aguarda extraño.
Mis pasos van andando ese camino
y así pasando irán año tras año.
La meta no conozco, pero atino
pensando que esta vez no me harán daño.
295
Sonetos 2
Es hablar por hablar, soñar en sueños,
es barata y vulgar filosofía,
lo tildara mejor como utopía,
que de toda la Ciencia somos dueños.
Pues los hombres, al cabo, tan pequeños,
no podrán liberarse un solo día
de sufrir su pesar y su agonía
por demás que en saber pongan empeños.
¿Comprender al Señor? ¡Ardua tarea!
No es posible que exista mente humana
que lo pueda lograr, porque marea
simplemente pensar si habrá un mañana.
¿Que es seguro que sí? No es mala idea,
pero siempre que a Dios le dé la gana.
296
Sonetos 2
Es grato levantarse en la mañana
y luego de tomar el desayuno,
lo cual es necesario y oportuno,
hallarte con tu amor en la ventana.
Su sueño fue fugaz y a hora temprana
el lecho abandonó. Y, al ser yo tuno,
logré que sus encantos, uno a uno,
quisiérame mostrar de buena gana.
¡Ah, celestial visión! ¡Dulce embeleso
el alma conmovió por un instante!
Al ver tanta beldad le lancé un beso
que supe que alegraba su semblante.
Quisiera para siempre quedar preso
en tan gentil prisión de grata amante.
Es cárcel mas, no obstante,
teniendo tan hermosa carcelera
no temo allí pasar la vida entera.
297
Sonetos 2
Es duro trabajar, no cabe duda.
Un día tras del otro, hasta la muerte.
Al cabo ya descansas cuando, inerte,
revientas y tu esposa ya es viuda.
Ayer pude notar tal verdad cruda:
Al Bingo, a distraerse y a por suerte,
entraba un mujerío y me divierte
pensar en su dolor. Mucha, ceñuda,
salía por perder de su difunto
la mísera pensión que le dejara.
Me temo que acababa allí el asunto,
sumido en el olvido. ¡Vaya cara!
Amor sí le tendría; mas barrunto
que, muerta la pasión, se volvió avara.
La cosa está muy clara:
El muerto, muerto está; bueno fue en vida.
Mas la cebada al rabo y se le olvida.
298
Sonetos 2
Es difícil decirte lo que siento
cuando charlo contigo, vida mía;
pero el alma se inunda de alegría,
de optimismo, de risa y de contento.
No consigo borrar del pensamiento
ni dejar de temer que habrá algún día
en que pueda sumirme en la agonía,
al no verte ya más ningún momento.
Pero suele ocurrir, y así ha ocurrido
otras veces, antaño, en mi pasado.
Gran pendón me llamaste. Como he sido,
pero aquello ya está más que olvidado.
Lo que puedo decirte es que he vivido...
¿Vivirás mi final junto a mi lado?
299
Sonetos 2
Es difícil contar el sentimiento
que inspiraron tu porte y tu belleza,
mas causaron impacto y mi cabeza
no se olvida de ti por un momento.
Esperando que llames me impaciento
y trabajo intranquilo y con torpeza.
Recrimino a las horas su pereza,
pues el paso del día se hace lento.
¿Llamarás y podré tu voz de diosa,
Afrodita, escuchar algún instante?
Aunque breve, tu charla hará dichosa
a la mente del tierno y dulce amante.
Con mis versos tu amor tendré, o con prosa,
pero debo en tal lid quedar triunfante.
300
Sonetos 2
Es consuelo del hombre la esperanza,
que de sueños se vive muy a menudo
recordando el pasado y lo que pudo
ocurrir alterando la balanza.
Con más peso y con menos confianza,
bien cubierto y teniendo por escudo
la pericia de ser más concienzudo,
me cantase otro gallo su romanza.
Pero dicen, y acierta el refranero,
que tan sólo es el hombre quien tropieza
por descuido en idéntico agujero
por dos veces o más; y en su torpeza
se destroza orgulloso y altanero,
por desgracia, la pertinaz cabeza.
301
Sonetos 2
Es breve el malestar, pero es intenso.
Te ves como morir, pero a la vida
te aferras de manera decidida
con ansia y con vigor total, inmenso.
Hay veces que, fatídico, me pienso
que el trance ya llegó; que la partida
llegada está al final y que, perdida,
no habrá en mi funeral himnos ni incienso.
Pasé como una sombra por el mundo,
sin nadie que advirtiera mi presencia.
No pudo mi pisar dejar profundo
testigo pertinaz de mi existencia.
Es cierto que escribiendo fui fecundo,
mas poco conseguí con tanta ciencia.
Mirando mi conciencia
a nadie mal causé ni hice perjuicio.
¡Un punto a mi favor tendré en mi Juicio!
302
Sonetos 2
Es arduo de contar en un soneto
la historia de mi vida y aventuras;
placeres, alegrías, desventuras...
A ver si siendo breve en él la meto.
Medito y considero gran aprieto
narrar tantas mentiras y locuras,
ardides, engañifas, travesuras.
Se acaba, y no las cuento, este cuarteto.
Seis versos y al final diré muy poco;
apenas, que soñé encontrar la Suerte.
Contar sólo que he sido un pobre loco
y loco lo estaré hasta mi muerte.
Ignoro si he logrado mi objetivo,
mas llevo ya catorce y más no escribo.
303
Sonetos 2
¿Es amor lo que sientes o es lujuria?
Lo quisiera saber a ciencia cierta.
¿Qué pasión en tu pecho se despierta
escuchando mi voz? ¿Por qué esa furia?
Es mejor no saberlo e, ignorante,
disfrutar al pensar que es amor cierto
y este sueño vivir; pues, si despierto,
pensaré que fue sueño de un instante.
Pesadilla más bien porque he soñado
en vivir junto a ti, siendo felices
y comiendo las clásicas perdices;
descansar y escribir, contigo al lado.
¿Qué podría mi mente, estando en calma
y sirviendo tu amor como acicate
conseguir expresar? ¿Qué disparate
no podré imaginar dentro del alma?
Pero pienso que todo será un sueño
y al final me hallaré, cuando despierte,
conque sólo llegué a tener la suerte
de por unos instantes ser tu dueño.
304
Sonetos 2
Y después seguirás con tu marido,
como tiene que ser y está mandado,
cual aquellos amores del pasado
que acabaron al cabo en el olvido.
Pero en tanto esto dure, estoy contento
pues me siento sumido en el Nirvana.
Lo que tenga que ser será mañana
y el mañana está lejos de momento.
305
Sonetos 2
Errando empecé el día, ¡vive el Cielo!,
y sigo cometiendo mil errores.
Hay días buenos, malos o peores:
Tal máxima me sirve de consuelo.
Hay gente a quien le luce bien el pelo
y puede presumir como señores
sin ser, ni por asomo, los mejores,
mas tienen buena suerte y ni un desvelo.
El mundo repartido en tal manera
no es justo que lo esté. Pero es el sino
quien marca de los hombres la carrera,
trazando curvo o recto su camino.
Opone al que es capaz alta barrera
o allana la del lerdo del vecino.
Jugadas del Destino,
caprichos del azar y la Fortuna.
Algunos tienen mucha. Otros, ninguna.
306
Sonetos 2
Era el tren que esperaba y has venido,
tú me puedes llevar a alguna parte;
yo te puedo cantar con todo el Arte
que mi Dios, tan gentil, me ha concedido.
Lo pasado pasó y se fue al olvido.
Su recuerdo borré, dejando aparte
todo cuanto me impida logre amarte
como nunca en mi vida haya querido.
¡Lucharé por triunfar y hacerte mía,
pasaporte al Destino y al futuro!
Debes tú conducirme por la vía
que me lleve a la gloria. Y te aseguro,
que si alcanzo a llegar allí algún día,
a mi lado has de estar, pues te lo juro.
307
Sonetos 2
Entre dos me metí. ¡Vaya elementos!
Si lo llego a saber me doy la vuelta.
No acabo de entender cómo anda suelta
esta canalla vil. ¡Vaya portentos!
Y el caso es que se quedan tan contentos
después de condenar pero, no absuelta,
la víctima del crimen queda envuelta
en la bruma fatal de los lamentos.
Lo digo de verdad, es que me asusta
pensar que entre ellos dos me haya metido.
Mas no quiero pensar de forma injusta,
pueden ser buena gente. Entonces pido
que dejen de dañar con ruda fusta
a aquél que condenaron al olvido.
308
Sonetos 2
Enfrentarse a un Sudoku es un tormento
tremendo y pertinaz para la mente;
hay que ser masoquista, ciertamente,
si quieres resolver dicho elemento.
Mas llena de alegría y de contento,
después de pelear tan duramente,
lograrlo completar correctamente,
vencido y superado el esperpento.
Con ánimo de herirnos ferozmente,
¿qué genio gestaría tal invento?
A todos fastidió muy malamente,
quedándose el felón supercontento.
¡Qué mala es la intención de alguna gente
aunque tenga un magín que sea un portento!
309
Sonetos 2
Enfrentarse a la muerte es más sencillo
que luchar con la vida cada día,
igual que es más terrible la agonía
que morir de repente. El estribillo
que anuncia de la Parca el cruel cuchillo
es fúnebre y tremenda melodía,
una trágica y horrible salmodía
que anuncia que prepares el hatillo.
Mas prefiero ese son a hacerle frente
al trabajo aburrido, ése diario,
a saber que tan sólo estoy a veinte
y que lleva treinta y uno el calendario.
Resulta que mi cuenta no es corriente,
ni normal tan siquiera. ¡Es un calvario!
310
Sonetos 2
Enfermo, el jugador busca dinero
con que aliviar su vicio incontenible.
El juego es, en verdad, un mal temible
que ataca por igual a un caballero
que a una pobre mujer. Es traicionero,
astuto, penetrante e ineludible.
Bien dicen que es el vicio más terrible,
pues límite no tiene el puñetero.
Beber es mala cosa; mas, si quieres,
podrás beber sin tasa y caerás muerto.
Podrás hasta abusar de las mujeres,
teniendo una querida en cada puerto.
Mas todo, como es lógico, se agota.
El juego no ha final en su derrota.
311
Sonetos 2
Enfermo está mi cuerpo, mas mi mente
dispuesta está a escribir algún poema;
busquemos en principio un buen esquema,
que siempre en mi cerebro habrá simiente.
Difícil es pensar cuando se siente
penoso malestar, pero algún tema
seguro que he de hallar sin más problema.
Dejémoslo que siga su corriente.
¿Hablamos de la Cumbre ya pasada,
del torpe figurón de Zapatero?
¿O callo si es mejor no decir nada,
dejando mi pensar en el tintero?
Acaso es lo oportuno y la jornada
dejarla transcurrir junto al brasero.
312
Sonetos 2
Enemigo muy malo me he creado,
experto en la maldad y en la injusticia;
demostrando además tener pericia
para entrar en mis datos de costado.
No soy técnico en nada, mas evado
sus torpes artimañas. La justicia
de su juego sabrá la vil noticia
y espero que sancionen al malvado.
Mas si elude del hombre la sentencia
un día ha de llamarle Dios a juicio.
Habremos de cargarnos de paciencia;
más tarde o más temprano ese perjuicio
causado ha de pesarle en la conciencia,
repleta de rencor y tanto vicio.
313
Sonetos 2
En un verso quisiera yo contarte
el afán que mi alma lleva dentro,
mas por más que lo pienso y me concentro
no acierto a conseguirlo, que es un arte
el hallar esa rima conveniente
que diga con palabras verdaderas,
que suenen a verdad por ser sinceras,
aquello que en efecto mi alma siente.
Y la simple verdad es que te quiero
aunque a veces semeje lo contrario
y mi mente se pierda en aventuras.
Acaso quiso el Hado traicionero
maldecirme fatal con un mal fario
y por ello me impulse a hacer locuras.
314
Sonetos 2
En tu cuerpo busqué sumirme anoche
en busca del placer de tus caricias;
ansiaba como un loco las delicias
que en la tarde me diste con derroche.
mas por fin el sopor y la fatiga
vencieron a mis párpados cansados;
con los puños, cual niño, muy apretados,
junto a ti me dormí, mi dulce amiga.
Ha sonado el zumbar ronco a las siete,
llamándome al quehacer de cada día;
la radio ha comenzado el soniquete
de noticias que el alma dejan fría.
Y ciñéndome al hombro la cartera
he salido a vivir la primavera.
En tanto te has quedado tú soñando
sobre el suave colchón mullido y blando.
Duerme, mi dulce bien, duerme tranquila,
que mi amor te protege y te vigila.
315
Sonetos 2
En tarde muy feliz me hallé un presente:
Tu cuerpo estaba ayer apasionado.
Con ansias me acerqué y así, a tu lado,
se fueron las angustias de mi mente.
Llegué hasta no acordarme de la gente
que en número grandioso se había echado,
pidiendo hagan justicia a un desalmado,
al centro de Madrid. Era imponente.
Lamento que su afán no es como el mío.
Entiendo su actitud y la respeto,
mas huyo del tremendo vocerío;
prefiero tus caricias en secreto.
Del burdo pareado desconfío,
mejor hoy te dedico este soneto.
En él digo en concreto
que siempre te tendré por compañera.
Del resto opinaré que no es manera.
316
Sonetos 2
En sueños fui buscando la quimera,
pensé la encontraría en el camino;
mas quiso no la hallase mi Destino
por mucho que encontrármela quisiera.
Mi vida fue, en verdad, aventurera.
De nada me faltó: Mujeres, vino,
amores y dinero. Un desatino.
Y luego, a la vejez, la amarga espera.
Es triste recordar tiempos mejores,
repletos de triunfos y victorias.
Conforme en que pudieron ser peores,
hay muchas y más trágicas historias.
Mas pienso yo en la mía solamente,
quien piensa en los demás no es consecuente.
317
Sonetos 2
En sueños del ayer me vi triunfante,
famoso y elogiado con esmero;
jamás ambicioné mucho el dinero,
pensé que era el amor más importante.
Los años han pasado en un instante,
los sueños se han borrado por entero,
mas sigo en mi opinión; porque prefiero
un verso al resplandor de un gran brillante.
Ya sé que pensarán que medio loco
me deberé encontrar, pues a la gente
le agrada más ser rica. ¿Me equivoco
si pienso que en la vida es suficiente
comer para vivir, lo cual no es poco?
Importa más sembrar buena simiente,
tener un aliciente:
Mirar a la existencia con cariño;
poder en paz dormir, igual que un niño.
318
Sonetos 2
En su vil cuchitril siempre encerrado
trabaja todo el día el relojero;
es del tiempo aliado y compañero,
a él toda su vida le ha entregado.
Le conocí de niño, él ya era viejo
o al menos parecía que lo fuera.
Jamás le conocí más compañera
que la luz que le alumbra y su reflejo.
Un día yo hallaré todo cerrado...
Entonces ya sabré que ya se ha ido
a un sitio donde el tiempo nada cuenta,
Donde no hay ni futuro ni pasado.
Entonces sí vendrá algún “afligido”
a poner el cartel “Local en venta”.
319
Sonetos 2
En su vientre llevaba la semilla
de un amor sin cabeza y alocado,
consecuencia de haberse enamorado
siendo joven, tan sólo una chiquilla.
O quizás que vivió una pesadilla
de una noche de orgía y, sin cuidado,
a los sones de un ritmo endemoniado,
perdió rumbo y razón como el que chilla
cuando un lóbrego monstruo se aparece.
Sea cual sea la causa, viene el fruto,
inocente y sin culpa, del evento.
La vida es un misterio. Nace y crece
y, a la postre, vistiéndose de luto,
arriba a su final en un momento.
320
Sonetos 2
En su sueño impaciente sé que sueña
que me tiene a su lado, muy cercano;
esperando que llegue este verano
y consiga, por fin, de mí ser dueña.
Nada existe imposible si se empeña
la mujer en lograrlo y nunca en vano
soñará su pasión pues, de antemano,
el varón un amor nunca desdeña.
Diferentes nos hizo la Natura,
femenino es querer con sentimiento.
Pues el hombre más busca la aventura
y desea vivir sólo el momento
de gozar los placeres con premura,
de jugarse la vida en cada intento.
Por eso es el tormento
de la buena mujer si le ve esquivo.
Pero luego en su red le hace cautivo.
321
Sonetos 2
En riñas enzarzado, Don Quijote,
anduvo por los campos de la España
repleto de furor. Y no me extraña
que golpes recibiera por ser zote.
Lo mismo le sucede a mi bigote
por gente fomentar de mal calaña.
Un día un mal barbero me lo “apaña”
y tengo que esperar a que rebrote.
Amigo soy de broncas, lo confieso.
Y más cuando son nobles mis querellas.
Será, sin duda alguna, que es por eso
que veo con frecuencia las estrellas.
Mas nada me amedrenta ni me asusta
si lucho por mi honor o causa justa.
322
Sonetos 2
¿En qué me equivoqué, dime, alma mía
si todo mi interés puse en la empresa
con toda mi ilusión? Mas, por sorpresa,
robaron de mi pecho la alegría.
No apuesto por vivir esta agonía,
no puedo con tal carga que me pesa
cual losa de granito y mi alma presa
mantiene en cárcel tétrica y sombría.
Mas tengo que vivir, no hay más remedio;
seguir en mi tarea es procedente.
Las fuerzas sacaré por algún medio,
tranquilo debo estar y ágil de mente;
logrando resistir el duro asedio
del mundo, del dolor y de la gente.
323
Sonetos 2
¿En qué estarás pensando en este instante
mientras versos escribo? En tu trabajo.
En limpiar por encima y por debajo,
en que todo reluzca bien brillante.
O acaso me recuerdas, anhelante:
Tu viejo gordinflón, pequeño y bajo,
de quien nunca te olvidas que fue majo,
risueño, socarrón y hasta cantante.
Muchos años al lado hemos vivido
y no todos repletos de ventura;
lo cierto es que a menudo un caradura
para ti resulté. Deja al olvido
mi trágica y patética aventura.
Suele ser perdonar más divertido.
324
Sonetos 2
¿En qué estarás pensando en esta hora?
¿En quién y dónde estás? Me lo pregunto.
Tendrás tu pensamiento en un asunto
que, pese a mi interés, mi mente ignora.
Del otro eres, no obstante, la señora;
le debes tu atención, pero barrunto
que está tu corazón casi ya a punto
de ser un poco más que mi lectora.
O puede ser un sueño de mi mente,
quimérica y enorme fantasía,
y ocurra nada más y solamente
que gustes de leer mi Poesía.
El tema es, visto así, muy diferente:
Se trata, nada más, de ilusión mía.
325
Sonetos 2
¿En qué estarás pensando, vida mía,
tan sola y solitaria aun entre gente?
Quisiera que un recuerdo haya en tu mente,
que no desaparezca en todo el día.
Mas pido, acaso, un sueño, una utopía,
pues tú tienes tu vida e incipiente
sería que pensaras solamente
en un poeta viejo y fueses mía.
Mas déjame soñar, no te hago daño,
no tengo ese defecto por costumbre;
tan sólo puede ser que, si me engaño,
me ahogara en mi pesar y pesadumbre.
No sufras tú por mor de mi locura,
que el tiempo, al transcurrir, todo lo cura.
326
Sonetos 2
En mis noches de triste desespero
una estrella ha brillado y de esperanza
ha llenado mi pecho. La bonanza
me ha traído otra vez este lucero.
Conseguir sus amores pronto quiero;
con tal fin le he cantado una romanza
con la voz cariñosa y con templanza,
procurando lucirme con esmero.
Yo no sé si he logrado mi objetivo,
pero sé que el cantar fue de su agrado.
Esta noche en verdad me siento vivo
pues dulzura en su rostro se ha esbozado.
Ha inspirado a mi mente y hoy le escribo
estos versos con dicha y de buen grado.
327
Sonetos 2
En mi vida leí tal disparate
cual propone un felón. Una aventura
que no tiene ni pizca de cordura
y demuestra que es tonto de remate:
Salir haciendo el jaque, (mas no el mate),
buscando demostrar ser caradura,
expuesto a que le tachen de locura
y midan sus riñones con un bate.
Demuestra ser más serio, amigo mío;
no es asunto vulgar lo que propones.
Tan sólo de pensarlo ya me río
y más examinando tus razones.
¡Ay, mísero infeliz! ¡Ay, insensato,
que buscas con afán tres pies al gato..!
328
Sonetos 2
En mi pecho ha nacido un sentimiento
similar al que tuve anteriormente,
fervoroso, gentil y tan ardiente
que a la vez me da gozo y da tormento.
A mis labios aflora en un lamento,
susurrando: - Mi amor, junto a mí vente. –
Pero en vano lo digo, ciertamente,
pues mi ruego se lleva raudo el viento.
No consigo que llegue a tu morada
a pesar de gritar con energía.
¿Tan distante te encuentras, dulce amada,
que no logro vencer la lejanía?
Volaré junto a ti y en tal jornada
habrá amor y habrá besos a porfía.
329
Sonetos 2
En mi calle resuenan las sirenas
y entrechocan los cubos de basura,
La vida de estos hombres es muy dura,
son arduas y penosas sus faenas.
Su salario es un canto de sirenas,
que aunque es cierto que es alto no perdura,
se trabaja en la noche vil y oscura,
no pienso que merezca tantas penas.
Mas por ser un mandato de Dios vivo
el hombre ha de ganarse duramente
el pan que le alimenta y el recibo
de su morada abonar mensualmente.
Lo malo es que estos versos que yo escribo
de oro y de monedas no son fuente.
330
Sonetos 2
En medio del pasado y del futuro
me encuentro algo perdido en el presente.
Mañana me supongo que, igualmente,
lo mismo ocurrirá. Y eso es seguro.
Quizás yerre al pensarlo, mas procuro
dejar que en libertad piense mi mente;
que cambie soñaré, que diferente
resulte el porvenir hoy tan oscuro.
Mis pasos dirigió siempre una estrella
que supo iluminarme en mi camino.
Sin duda que dejé también mi huella
y en muchos decepción, pero adivino
que importa mucho más que tal querella
la juzgue con bondad un Ser Divino.
Así pues, mi destino
lo dejo a Su sentencia bondadosa.
Es tal mi decisión y así es la cosa.
331
Sonetos 2
En medio de la gente es inaudita
la inmensa soledad que me rodea,
un mundo bullicioso se pasea
delante del cristal de mi garita.
La vida en torno a mí se precipita.
Acude cada cual a su tarea
con prisa, lentamente, como sea,
buscando lo que quiere y necesita.
Jamás tuve ocasión tan oportuna
de ver tal multitud, tantos detalles;
se aprende esta lección como ninguna,
mejor que en Salamanca aquí en las calles.
Tan sólo hay que escuchar. Siempre habrá alguna
alegre carcajada entre los ayes.
332
Sonetos 2
En líos y jaleos sin motivo
no quiero nunca más verme ya envuelto,
que mucho esquizofrénico anda suelto
y ansío placidez mientras escribo.
En tanto tenga calma a gusto vivo,
hallándome en ambiente desenvuelto;
mas veo que el entorno está revuelto.
Se acerca la tormenta, la percibo.
No inicio por temor la retirada,
jamás le di la espalda a un contrincante;
mas viendo que en tal lid no gano nada
tampoco perderé y eso es bastante.
Mi guerra no empezó y esta jornada
prefiero concluir de buen talante.
Sencilla y elegante
he escrito, cual se ve, mi despedida:
Con versos de buen ritmo y gran medida.
333
Sonetos 2
En la noche, pensando, distraído,
te imagino en tu lecho, ya dormida;
estatua sin igual que fue esculpida
por la mano maestra de Cupido.
¿Dónde fueron mis sueños, dónde han ido
las quimeras fugaces de mi vida?
Pasaron con la edad; y ésta, aburrida,
sumió ya su existencia en el olvido.
Una nueva ilusión... ¿Una aventura
como aquellas que tuve en el pasado?
Lo ignoro de verdad, porque aún perdura
el recuerdo en mi pecho lacerado.
Siento grave temor, pues fue muy dura
mi soledad al verme abandonado.
Y solo continúo pese a todo,
no dejo de mirarlo de ese modo.
¿Será que está marcado mi camino
por la torva intención de un cruel Destino?
Como quiera que sea, le haré frente
con ánimo esforzado y bien valiente.
334
Sonetos 2
Que no pueda jamás decir la Historia
que no supe enfrentarme a mi memoria.
335
Sonetos 2
En la noche te hallé e iré a buscarte.
Donde sea es igual; pero si el Hado
dos senderos cruzó será obligado
caminar al azar, a cualquier parte.
En verdad que, mi amor, quisiera darte
un tesoro grandioso y a tu lado
olvidar los fantasmas del pasado
y vivir por tu amor y para el Arte.
Mas me temo que todo quede en sueños
de poetas que cantan a la Luna;
que esos ojos traviesos y risueños,
semejantes a estrellas, no hay ninguna
esperanza que puedan ser mis dueños:
Es mi sino fatal, mi cruel fortuna
336
Sonetos 2
En la noche resuenan las canciones
que buscan a la pena dar olvido.
En mis ansias de ser apenas mido
si al vecino molesta con sus sones.
No se me queja nadie, no hay razones
para bajar el volumen del sonido.
La música, aseguran, es el ruido
menos fatal de todos. Mil perdones
habré de requerir en la mañana
si alguno se quejara que del sueño
le desveló mi música lejana.
Sumido, alegaré, en el ensueño
de ver la noche tañer en mi ventana,
de mi torpe cerebro no fui el dueño.
337
Sonetos 2
En la mano, portando una flor roja,
una rosa sangrienta, ilusionado,
¿a dónde marchará el enamorado?
En busca de la mano que la acoja.
Envidio su ilusión y hasta me enoja
saber que existe aún quien, inspirado,
un verso en una flor haya trocado
y una bella gentil se la recoja.
Yo también he sentido en otros días
lejanos de mi ardiente primavera
de saber que esperábame una hermosa
la ilusión de mil bellas poesías.
Mas ahora ya siento que me espera
una fría sonrisa y poca cosa.
Por ello siento envidia y no lo niego:
Tú apagaste a sabiendas aquel fuego.
La rutina de amores es la muerte.
No tendrás de avivarlo tanta suerte.
338
Sonetos 2
En la charla de ayer hubo un momento
que mi mente quedó confusa, inerte:
- Agradece que acceda a responderte,
puedes darte ya mucho por contento. –
Recordando el dolor y el sufrimiento
que tu marcha causó pienso si es suerte
que de nuevo encontrado pueda haberte;
y te digo, en verdad, que lo lamento.
El amor que sintiera está enterrado;
dos extraños ya somos, pues con otro
has vivido estos años y a su lado
satisfecho dejaste tu quillotro.
Vive, pues, tú tu vida y yo la mía;
de volverte a querer se pasó el día.
339
Sonetos 2
En gran triste amargura estoy inmerso,
no tengo ni esperanzas ni ilusiones,
no laten a la par los corazones,
cada cual está solo en su universo.
De la rica moneda es el reverso
de un innoble metal. ¡Qué decepciones
se lleva uno en la vida! Sofocones
que tratas de apagar luego en un verso.
Mas la tarea vulgar de cada día,
por más que por lograrlo luche uno,
no la puede afrontar la Poesía.
Quizás en este caso sea oportuno,
aunque duela, dejarse de pereza
y enrollarse la manta a cabeza.
Que salga el astro rey por Antequera,
que la gente se piense lo que quiera.
Yo no puedo vivir eternamente
sufriendo mil temores en mi mente.
340
Sonetos 2
En fumar y beber se me va el rato.
¡Qué caída más tonta! ¿Y si me mato?
Pero está comprobado que el Destino
no quiso que acabase mi camino.
Muchos versos se ocultan en mi mente
que debo dar al mundo y a su gente.
Así, de esta manera, iré fumando
y bebiendo, veremos hasta cuándo.
¿Qué tengo tensión alta? Mala suerte,
de algún modo me ha de llegar la muerte.
Aunque es cierto que yo preferiría
morir muy satisfecho en una orgía.
Mas como es eso cosa que se ignora,
prefiero no pensar en ello ahora.
Apuremos un vaso de buen vino
y llegue cuando quiera nuestro sino.
341
Sonetos 2
En esta sociedad tan confortable
no prestamos ni crédito al lamento
de la noticia que expresa el sufrimiento
de pueblos muy lejanos y aunque hable
la radio de los muertos, inmutable
se queda el corazón al oír su acento.
¡Que nos dejen en paz, eso es un cuento,
engaños de la Prensa miserable!
Nosotros a lo nuestro, a nuestro ocio.
El problema está lejos y el negocio
consiste en vender armas si es posible
para que más se maten. Y lo horrible
es que su mal no nos importa un pito.
Nuestra calma no rompe tanto grito.
342
Sonetos 2
En esta sociedad de escaparate
en donde cada cual marcha a su bola,
no extraña que la gente se halle sola;
pensar en los demás es un dislate.
No importa que a la gente se maltrate;
Te sueltan sin pudor alguna trola
y vete a reclamar. Para esa cola
más vale que te lleves el petate.
No existen la vergüenza ni el respeto,
los “caras” sólo buscan su albedrío;
sonríen, susurrando a su coleto:
- A mí que no me toquen lo que es mío.
¿Me quieren imponer algún decreto?
¡Lo salto a la torera mientras río! -.
Es paraje sombrío
un mundo que se porta de tal forma,
haciendo caso omiso a cualquier norma.
343
Sonetos 2
En el Metro he leído de pasada,
escrito en la pared, este letrero:
- Arancha, vuelve a mí. ¡Cuánto te quiero! -.
Y mi alma ha latido ilusionada.
Amor de juventud, edad dorada,
pues sin duda será su amor primero;
el más puro, inocente, el más sincero.
Amor que dura un día y luego nada.
He pensado en mis tiempos de estudiante,
cuando iba a cantar a la salida;
parece que pasó sólo un instante
y ha pasado con creces una vida.
Yo escribí también versos a una amante,
pero pasan los años y se olvida.
344
Sonetos 2
En el Jardín del Amor
me han turbado los colores,
de aquellas mágicas flores
que exhalaban grato olor.
Y allí sentí tu calor
pues, dándome tus favores,
me hiciste vivir amores
llenos de dulce candor.
Sueño fue. Dime, alma mía,
si será cierto el envite.
Que, echándole valentía,
presto acudiré al convite,
cuando tu amor me visite
y me colme de alegría.
345
Sonetos 2
¿Cómo puedo contar esa alegría
de tu fuerza saber que ha germinado?
Si la vista echo atrás, hacia el pasado,
de seguro lo logro todavía.
Mi memoria recuerda aquel gran día
que al doctor fui a pedirle el resultado.
Era joven, feliz y enamorado,
veinticuatro los años que tenía.
Al saberlo, me supe poderoso
y capaz de emprender miles de cosas.
Tras comprarle a mi amada doce rosas
a mi casa volví, todo nervioso.
Hacer madres de jóvenes esposas
es milagro sublime y prodigioso.
Y me siento orgulloso
pues perdura el olor de aquellas flores
en la piel de mis hijos, ya mayores.
346
Sonetos 2
En el cielo castillos siempre tuve,
pero frágiles puse sus cimientos;
se basaban tan sólo en sentimientos,
su sostén solamente era una nube.
Y lo mismo que baja cuanto sube
se vinieron abajo, pues los cuentos
hartarán si carecen de argumentos.
Fatalmente esos sueños no detuve.
No les miento ni duden lo que digo,
pues mi genio brillaba luminoso;
pero, débil, al cabo fue testigo
de un desastre final indecoroso.
A la postre perdí, sufrí el castigo
de no hallar ni la calma ni el reposo.
Pero fue bien hermoso
aquel bello soñar de tantos años...
Aunque luego, al final, fueran engaños.
347
Sonetos 2
En cónclave cerrado a cal y canto
están los Cardenales ya reunidos.
Ancianos en gran parte, están ungidos
por la sabia intuición que brinda el Santo
Espíritu de Dios. Y mientras tanto,
los hombres continúan sumergidos
en su quehacer diario, en estos ruidos
que borran de la vida los encantos.
La vida no se para ante suceso
tan grande e importante para el mundo;
cada cual su cruz porta y ese peso
aplasta al ser humano como inmundo
reptil. El pecador, quizá por eso,
no logra hacer jamás nada fecundo.
348
Sonetos 2
En alas del amor vas, anduriña,
en busca del cariño que te espera;
surcando vas veloz la carretera
a bordo de un Mercedes, galleguiña.
Aquí sufriendo estoy, querida niña,
inmersa en la amargura y desespera
mi ánima, gentil y aventurera,
por estar junto a ti como una piña.
¿Qué brillo de ilusión habrá en tus ojos,
qué ocurrirá al mirarnos cara a cara?
¿Cuán sabrosos serán tus labios rojos?
Ya es corta la distancia que separa
el instante feliz de conocerte.
Espero tener dicha y tener suerte.
349
Sonetos 2
En mi vida escuché tal tontería
como leí esta noche en tu correo.
Parece mala leche o pitorreo,
por eso te respondo en poesía.
Yo sí viví en aquella era falangista
pero apenas si tuve más contacto
que correr una vez, tuve buen tacto,
tras de darle dos leches a un fascista
de un local de la O.J.E., en Nochebuena,
borracho como estaba, por chillarme.
Yo dije: -¡Abajo ETA! Y, ¡ésa es buena!,
me entendería mal y fue a pegarme.
Mirándole, solté: - ¡Tu faz me suena!
Le sacudí dos hostias... y a pirarme.
350
Sonetos 2
Emilio es andaluz y granadino,
genial como muy pocos en el mundo.
Su genio es tan prolífero y fecundo
que escribe sin cesar, nítido y fino.
Opina con tesón y con buen tino
que vale más ser manso que iracundo,
sincero que engañoso nauseabundo,
honrado y cumplidor que libertino.
Cumplió ya hace unos meses los setenta
y aún tiene de alegría buena dote;
mas eso de la edad sí le atormenta,
decirle dicha cifra es un azote.
Su aprecio y su amistad no están en venta;
que, aparte su honradez, es sacerdote.
351
Sonetos 2
El viejo vagabundo ha aparecido,
barbudo, caminando por la acera;
el ebrio goza bien su borrachera
y el otro La Farola me ha ofrecido.
El ciego en su bastón busca al descuido
la piedra que le aguarda traicionera;
y ha pasado también una ramera
que busca un visitante de su nido.
Es la vida al pasar delante mío
en toda su amplitud, gloria y bajeza.
Cada uno vagando a su albedrío,
luciendo sus errores y torpeza.
¿Y esto no es Poesía? Es que me río...
¿Es que sólo en los versos hay belleza?
352
Sonetos 2
En la acera de la calle de Alcalá, en Madrid, y a la altura del número
151,se sitúa todas las mañanas y todas las tardes un gran artista
que labra tallas en madera sobre unas tablas. Parece que es
originario de Europa del Este y hace meses le hicieron varias
entrevistas en algunos periódicos.
Sus obras suelen ser sobre motivos religiosos la mayor parte de las
veces y desde luego son espectaculares. Luego las pinta y creo que
las vende a no muy alto precio, ya que no es conocido y sólo las
adquieren quienes se encaprichan de ellas.
Mientras trabaja, los viandantes se detienen a observarle y algunos
depositan unas monedas en una gorra que tiene en el suelo a tal
efecto.
En su honor, este soneto:
Sentado en una incómoda postura
o al borde y de rodillas en la acera,
clavando su cincel en la madera,
el genio va esculpiendo la figura.
La tabla en que la labra es recia y dura,
mas fino es el formón que la lacera
y firme el martilleo. De manera
que brota del tesón una escultura.
¡Artista en esta tierra recalado
tras largo y pertinaz peregrinaje
huyendo del horror de tu pasado,
353
Sonetos 2
mis versos hoy le brindan homenaje
al Arte que atesoras y al legado
que dejan tu sudor y tu mensaje!
354
Sonetos 2
El verso es la manera de expresar
las ansias de escribir de alguna gente.
Poeta se le llama a quien se siente
capaz de idioma hablar tan peculiar.
Más fácil es en prosa, aunque vulgar,
plasmar el pensamiento y diferente;
en verso discutir no es muy corriente,
tampoco utilizarlo al dialogar.
Usar cadencia y rima es necesario,
extraño es el prosista que las usa.
Aparte, obligatorio es a la Musa
tenerla satisfecha en todo horario;
pues pone, de otra forma, alguna excusa
y deja que te inspire el diccionario.
355
Sonetos 2
El verbo que utilizo es el hablado
por la gente del pueblo, la más llana;
la que suele tener la mente sana,
la que el Señor llamó junto a Su lado.
Es cierto que Jesús era versado
en la Ley de Moisés y a edad temprana
sabía dialogar; y una mañana
le encontraron en plática enfrascado.
Mas no quiso buscar Sus seguidores
en aquellos muy sabios en diatribas.
Mejor quiso escoger a pescadores
que a doctos y retóricos escribas.
Entiendo Su mensaje: - Mil honores,
para que des, te doy, más que percibas.
356
Sonetos 2
No brota de la mente creadora
la idea cual antaño hacer solía;
se nota que más pudo la falsía
y púsola a dormir en mala hora.
Fatal es la mentira y, por ahora,
antídoto no existe hasta este día;
sumerge su veneno en la agonía
al alma más ingenua y soñadora.
- Difama, que algo queda. -. Maquiavelo
lo dijo hace ya siglos; y fue sabio,
pues dijo gran verdad. Que bajo el cielo
no hay nadie que se libre del agravio
del pérfido envidioso que, con celo,
destila cruel rencor desde su labio.
357
Sonetos 2
El tren ya se marchó, fuiste cobarde.
No suele retornar, pues su camino
le lleva por la vía a su destino
y nada logrará que se retarde.
De miedo y de temor hiciste alarde.
Si quieres que te diga lo que opino...
No mueve ya la piedra del molino
el agua que pasó, pues se hizo tarde.
Perdiste la ocasión mas no el dinero.
¿Ganaste en la elección? Mucho lo dudo.
Mas debo confesar, siendo sincero,
que fue mi proceder bastante rudo.
En fin, todo acabó. Pero no quiero
negarte por tal cosa mi saludo.
Recuerda lo que pudo
pasar y no ocurrió por insensata.
Se llama a obrar así meter la pata.
358
Sonetos 2
Soñando en un espléndido mañana
durmióse aquella noche dulcemente;
el sueño, caprichoso, hizo en su mente
formarse una tormenta soberana.
Creyóse el ilusorio tarambana
ser el dueño del mundo y de su gente;
poder su voluntad, alegremente,
imponer a placer si le iba en gana.
Mas un grito sonó, brusco y tremendo,
desde el cielo a la tierra proferido:
- ¡Iluso soñador, estás haciendo
lo que nunca a ninguno he permitido!
Consentí a los tiranos fueran dueños,
pero estando dormidos y no en sueños.-
Despertó el pobre loco con jaqueca
y de asco y pudor hizo una mueca.
Él, que soñó escuchar claros clarines,
resulta que se halló en un mar de orines...
359
Sonetos 2
El soñar obtener quince millones
vuelve loca a la gente. Es el dinero
de esta vida el señor y es prisionero
todo el mundo mundial de sus razones.
Pues se compran con él los corazones,
la virtud, la honradez y al más sincero.
Ya Quevedo lo dijo: - Es caballero
poderoso y sin par en sus acciones. -.
Lastimoso es pensar de esta manera,
ser esclavo sumiso de su brillo;
mas convierte a la virgen en ramera
por guardarlo, con ansia, en su bolsillo.
Si lo tienen, es santo el calavera
y en obispo se torna el monaguillo.
Es así de sencillo:
Si le ponen billetes a la vista
puede ser que ni un ciego se resista.
360
Sonetos 2
El soneto, la estrofa más sonora
que se puede formar con el talento...
En verdad, el cuadrarlo es un portento,
un logro de la mente creadora.
Su música gentil vibra canora
si consigues triunfar en el intento.
Catorce endecasílabos, ¡qué invento!,
acentuados en sexta. Por ahora
ya he escrito los cuartetos rimbombantes;
veremos los tercetos si consigo
hacerlos tan precisos y elegantes.
Parece que la Musa está conmigo
y el soneto se acaba, si es que antes
no interrumpe la vena algún amigo
llamando por teléfono. ¡En el bote!
Conseguí hasta escribir el estrambote.
Con catorce, se dice, es más correcto.
Para mí dieciocho es lo perfecto.
361
Sonetos 2
El Sol va descendiendo lentamente,
buscando con afán el horizonte;
se oculta un breve instante tras un monte,
tornando a resurgir rápidamente.
Igual ha sucedido con mi mente...
Cansada, hacia la barca de Caronte
se quiso dirigir. Tuvo un remonte
y vio la luz de nuevo de repente.
Conviene descansar unos días
después de trabajar tanto el soneto.
Un par de facilonas poesías
me puse a componer mas, con respeto
a tantas cursilonas melodías,
prefiero retornar a mi amuleto.
Es, sin duda, al completo
la estrofa de entre todas más brillante.
Deslumbra su fulgor y es elegante.
362
Sonetos 2
Cansado estoy de andar este camino
tan duro, pedregoso y cuesta arriba;
mas debo proseguir a la deriva,
cumpliendo los caprichos del Destino.
Purgar será preciso aquel pecado
que antaño cometí. Mas se me antoja
que es hora de olvidar, de pasar hoja,
dejando aquel error ya perdonado.
Pues larga y excesiva es la condena
por más que fuese el mal que les causara.
Paciencia he de tener, mente preclara;
conducta como es hoy, limpia y serena.
Si así logro que olviden, ¡aleluya!
Si sigue su rencor, es cosa suya.
363
Sonetos 2
El reloj es un invento diabólico
que mide nuestro paso por la vida.
Hay veces que es muy larga la medida,
mas él no se equivoca. Bien metódico
prosigue su camino con su armónico
tic – tac. No se detiene aunque se pida.
Cuanto más a la gente ve aburrida
más disfruta colérico e irónico.
¡Maldito el inventor que tal invento
forjara en su cabeza! Con arena
construyera el primero y su talento
fue creciendo de forma que sin pena,
sin soltar tan siquiera ni un lamento,
al hombre ha condenado a cruel condena.
¡Maldita sea su estampa y descendencia!
Pudiera más cabal usar su Ciencia.
Me alegro muy de veras que muriese
y opino que no existe a quien le pese.
364
Sonetos 2
El poema más bello no está escrito,
duerme aún en la mente de un poeta;
se resiste a rendirse cual coqueta
mujer que hace vibrar con su palmito.
Sueña todo escritor con ese mito
de lograr esa rima asaz completa;
mas la Musa se agita, no está quieta,
negándose a adornar su manuscrito.
Buena amante es a veces y, melosa,
concede con derroche sus favores;
mas, voluble, se torna desdeñosa
e infunde versos torpes o peores.
Ya está dicho, es mujer. Y, al ser hermosa,
elige a quien entrega sus amores.
La venganza es hacer que esos encantos
le obliguen al final a vestir santos.
Pero no faltará nunca un amante
que le implore sus besos anhelante.
365
Sonetos 2
El pacto que firmó mi camarada
no acepto, que es barrer más de mujeres;
mas cierto es que comparte los quehaceres
hoy día la pareja, en su morada.
Lo mío no se trata de machada.
Más bien es que, coligo, hay menesteres
- no influye para nada en los quereres más propios de la esposa enamorada.
¡El hombre a trabajar como un enano,
trayéndose a la casa los dineros!
Que tiene la mujer muy buena mano,
maneja con más arte los plumeros.
Quisieron enseñarme y les fue en vano:
Soy torpe para andar entre pucheros.
Con lo cual, compañeros,
afirmo de las hembras la valía.
O puede ser lo mío vaguería...
366
Sonetos 2
Caballero es aquél que se proclama
campeón de causas justas y que enmienda
los entuertos que encuentra en esa senda
que recorre cansado y que reclama
justicia para todos, mientras brama
furor al enfrentarse en cruel contienda.
Conozco que es difícil que se entienda
y piensen que de un cuento es burda trama
que en los albores del siglo veintiuno,
donde el amo del mundo es el dinero,
sea extraño que pueda haber ninguno.
Aseguro que quedan y me esmero
por imitar su ardor. Pero hay alguno
que, al reclamarle en lid, dice: - No quiero.
Y orgulloso y truhán vuelve su lanza.
Me da que me topé con Sancho Panza.
367
Sonetos 2
El mundo se despierta. A su tarea
acude cada cual, como es preciso.
La vida es como un jefe que permiso
deniega con tesón porque desea.
Caminan velozmente, cual marea;
no pueden ni parar para un inciso.
No sirve detenerse, estar remiso;
la prisa nuestro yunque martillea.
Condena a trabajar que Dios impuso
por causa de un estúpido pecado.
Procura de tu tiempo hacer buen uso,
que luego sólo cuenta el resultado.
Si sale este sumando negativo
será que no lograste tu objetivo.
368
Sonetos 2
El mucho suspirar sólo fue un cuento
de tantos como dices que has escrito.
Final pusiste pronto al manuscrito;
fue corto en realidad, sólo un momento.
Pensé que me causara sufrimiento;
mas, viéndote tan lejos, si medito
comprendo tus razones. Las admito
y el caso es que me quedo muy contento.
Que amores sin besar valen de poco
y acaso mejor fuera decir nada.
Normal es que al amante vuelvan loco
de tanto dar suspiros por su amada.
Los besos cibernéticos tampoco
consuelan ningún alma enamorada.
Ya está la suerte echada.
Dejémonos de juego y fantasía,
prefiero una cercana y que sea mía.
369
Sonetos 2
El mejor escribano un borrón echa,
porque nadie en la vida es infalible;
acertar totalmente es imposible,
es la mente a menudo muy estrecha.
Muchas veces no prende bien la mecha,
el cañón no dispara y su terrible
y letal proyectil resta impasible.
Su inquietud por matar no es satisfecha.
Confundí de un soneto la autoría
al hacer un alarde de maestro.
Le sucede al soberbio cada día
por pensar que es de todos el más diestro.
Nunca he sido un experto en Poesía,
mas errar de ese modo es que es siniestro.
370
Sonetos 2
El más grande de todos los poetas
ha venido esta noche hasta mi almohada,
a inspirarme al oído una balada
para darle yo forma de cuartetas.
- Prefiero convertirla en un soneto, le dije -, respetado y genial vate.
La amoldaré más fácil, que retrate
mejor lo que inspiraste, con respeto.
- Cabezón, testarudo y sin recato... -.
Me dijo, sonriente: - Haz lo que quieras,
mas si cambias la idea es que te mato.
Yo al Parnaso me vuelvo, mas de veras
que vendré a castigarte. -. Sorprendido,
pensé que en el Parnaso soy leído.
Mas si es cierto que allá yo soy juzgado,
mejor que Dios me coja confesado.
371
Sonetos 2
El más bello soneto yo quisiera
poner ante tus ojos, niña mía.
Mas torpe es mi palabra; en tal porfía
habrás tú de ayudarme, compañera.
¿De qué puedo escribir? La primavera
es tema que suscita la alegría;
mas en enero estamos todavía,
habrá que someterse a larga espera.
Quizás de amor hablar... Muy socorrido
y fácil de tratar si estás al lado;
mas temo que es un tema muy manido
del cual ya muchas veces he tratado.
Mejor lo acabaré con un latido
de un loco corazón enamorado.
Perfecto me ha quedado
haciéndolo deprisa y a lo tonto.
Los versos y el amor, ¡a bote pronto!
372
Sonetos 2
Él la abraza, la besa y la soba
con furor, pesadez, anhelante.
No le importa si hay gente delante,
le murmura al oído y da coba.
De sus labios sabrosos le roba
el placer que su boca excitante
torna al macho brioso y galante
en despojo sin fuerzas. Le emboba
como saben hacer las mujeres
con los hombres más chulos y listos.
Les conceden sinfín de placeres
y les dejan al cabo hecho mixtos.
¡Qué asesinas que son, madre mía!
Mas que dulce y sabrosa agonía...
373
Sonetos 2
Al borde del espanto, gime el mundo.
Cabalga el cruel Jinete de la Guerra.
Al trote del corcel tiembla la tierra
y el pánico se esparce tremebundo.
Es fétido su hedor, es nauseabundo.
Que peste de sepulcro y muerte encierra.
Pues torna la ambición la vida en perra,
matando este jardín bello y fecundo.
Caín mató a su hermano y la costumbre
se ve que por sus hijos fue adquirida;
a poco que les pinchen hacen lumbre
e incendian con fiereza fratricida
las tierras del vecino. Podredumbre
y vil desolación es esta vida.
¡Cuánta sangre vertida!
¡Por mor de las envidias y el dinero
matamos al afín y al forastero!
374
Sonetos 2
El hoy no es el ayer ni es ya el mañana.
Es tiempo del momento, es el ahora;
instantes del vivir que, hora tras hora,
no pueden retornar de su Nirvana.
Comienzas a escribir y a media plana
antiguas son tus letras y señora,
si llegas al final, quien te enamora.
Pasó su juventud, ya no es galana.
La luz, con ser veloz, tiene medida
y logra detenerla un cuerpo opaco.
¿Quién mide un breve instante de la vida?
¡Ni todo el calendario con su taco!
Los días se señalan por la fecha,
les hablo de una vara más estrecha.
375
Sonetos 2
El honor es, sin duda, la riqueza
más preciada que tiene el caballero;
vale más, por supuesto, que el dinero
pues se puede ser noble en la pobreza.
Que el ser rico no compra la nobleza.
De patán es ser fatuo y altanero,
el querer presumir siendo el primero;
la modestia es quien brinda la grandeza.
El honor es marchar siempre de frente,
sin temor al futuro ni al pasado;
dominar al valor siendo valiente,
no arrogante con nadie. Pues, ¡cuidado!,
en verdad es asunto diferente
no sentir miedo alguno a ser osado.
Y será castigado
quien pusiera mi honor en entredicho.
De tal forma lo advierto y queda dicho.
376
Sonetos 2
El hombre sólo es viejo cuando piensa
que su tiempo pasó, que ya no hay nada;
que su fuerza viril ya está acabada,
aquella que en un tiempo fuera inmensa.
Me conformo, si quieres, me compensa,
con tomarme un café junto a mi amada;
o una copa, quizás. Ver su mirada
clavada en mi mirar de forma intensa.
¿Qué luego no responde la energía?
Lo dudo, pero nada es imposible;
lo bueno es que vivamos ese día,
tener ese desliz no es tan terrible.
Aprovecha el momento, viejo amigo:
Es mi lema de siempre y lo consigo.
377
Sonetos 2
El hombre es un muñeco, un ser inmundo,
que en manos del Destino se menea;
mas él es tan idiota que alardea
de ser amo y señor de todo el mundo.
Fatal es el error y tremebundo;
tan baja y tan indigna es su ralea
que inmerso debe estar siempre en pelea
eterna y sin razón. Y en ello abundo.
Por dioses de la tierra son tenidos
y en manos de mujer son sólo esclavos.
¡Orgullo de arrogantes presumidos
que siempre están pensando en atar cabos
y nunca salen nudos bien ceñidos!
Por ello hasta a su Dios pusieron clavos.
378
Sonetos 2
El hierro con la carne... ¡Vaya enredo!
Atroz se despertó la madrugada.
La muerte en una bolsa iba encerrada,
que muda su murmullo bronco y quedo.
Llegó la hora fatal, llegó el remedo
de un cómico felón. ¡Dura jornada!
La farsa terminó en triste alborada
repleta de pesar, de llanto y miedo.
Hoy brilla una mañana reluciente
y el pueblo se pasea por la calle.
Ajena a aquel recuerdo está la gente;
la fecha se olvidó. No hay ni un detalle
que indique el sufrimiento de aquel día,
el llanto del hermano y su agonía.
Fugaz es el recuerdo del herido.
Así siempre será, siempre así ha sido.
379
Sonetos 2
El hastío ha colmado ya la copa
y me siento infeliz y marginado;
los míos de la mano me han dejado,
cada cual baila al ritmo que él se toca.
La factura de estudios y de ropa,
de alimentos, de libros, que he pagado,
parece que les tiene sin cuidado.
Pero creo zanjada la bicoca...
Se acabó, ya no aguanto más desdenes;
he pagado mi error con demasía.
¡Qué distinto si yo tuviera bienes!
Entonces gran familia sí tendría.
Mas siendo, la verdad, pobre cual rata,
opinan que tan sólo doy la lata.
380
Sonetos 2
El gigante comido por la llama
se agita lacerado y dolorido;
en breve será pasto del olvido,
como fruta caída de la rama.
Obra fue de los hombres y me escama
que en su muerte la culpa no haya habido
una mano asesina, un cruel bandido,
que busque con la tea hallar la fama.
Secretos rigurosos del sumario
impiden que a la luz salga su nombre
para poder tacharle de incendiario,
pero detrás de todo existe un hombre.
¿Ha sido por venganza o por dinero?
Me inclino por pensar en lo primero
aunque cosas más viles ya haya visto.
¿No vendieron por plata al propio Cristo?
381
Sonetos 2
Si por mucho luchar no logras nada
vale más perdonar y ser clemente,
pues el odio es pasión desenfrenada
que convierte al cabal en un demente.
¡Rabia sí que me da la diferencia
que se otorga, sin más, al favorito!
Porque colma en tal modo mi paciencia
que con gusto a menudo diera un grito.
Pero ley es de vida: Al enchufado
se le brinda y concede el mejor puesto.
Ha ocurrido así siempre en el pasado
y que siga esa norma está dispuesto.
No me guía la envidia, mas coligo
que es la pura verdad y así lo digo.
382
Sonetos 2
He comenzado el día satisfecho.
Un timbrazo mi afán ha contentado,
aquél que tantos días he esperado.
Por fin vino la cosa por derecho.
Ya sé que todavía habrá buen trecho
hasta tener el puesto asegurado,
mas, al menos, por fin ya me han llamado,
el contacto primero ya está hecho.
Ahora mismo depende de la suerte
y ésta nunca me vino muy de cara.
Habré de atar mis machos, pues, muy fuerte,
sujetándolos bien, a ver si para
la racha pertinaz de la desgracia.
Dura ya mucho tiempo y no hace gracia.
383
Sonetos 2
El eclipse vi anoche de la Luna.
Difícil es que nunca más lo vea;
espero para entonces mi tarea
haber al fin llevado con fortuna.
Las noches, transcurriendo de una en una,
se llevan nuestra vida a donde sea
según nuestra actitud fue hermosa o fea;
depende del destino y de la runa.
No espero para entonces estar vivo,
pues tienen que pasar bastantes años.
Mas sueño que los versos que hoy escribo
contando mi ilusión, mis desengaños,
no queden olvidados por la Historia;
que alguno me mantenga en su memoria.
Si fuese que resulta ésta ser corta
el caso es que viví. ¡Y es lo que importa!
384
Sonetos 2
Si cantar por cantar es mi manía
no puedo yo callar aunque quisiera.
No tengo ya la voz de primavera
pero entonar aún puedo todavía.
Recuerdo aquella tarde de aquel día
que entoné las escalas por primera
ocasión, que sentí cómo ligera
brotó la voz del vientre. ¡Qué osadía!
No quería forzarme el buen maestro
ni alcanzar de mi techo las alturas;
pero yo presumía de ser diestro
y me subí hasta un do con florituras.
Sí, al de pecho. - Muchacho, ¡tú estás loco!-.
Dio un gran grito. - Se aprende poco a poco...
385
Sonetos 2
El día tengo irónico, si cabe
tener más ironía en mi figura,
de ver a tanto y tanto caradura
callar sin responder. Esto es muy grave.
No puede ser piloto de una nave
quien miente con tesón y nada pura
mantiene su conciencia. ¿En qué aventura
pondrá a sus compañeros? Ni se sabe.
Respuesta no ha de darle a mi pregunta;
tampoco a mis escritos y objeciones.
Se ampara en el convenio de un Jurado
y en unas por él puestas condiciones.
Lo cierto es en verdad que todo apunta
que es corto de valor. ¡Faltan razones!
- Los versos que compones, me dije -, tienen fácil consonancia.
Más quise terminar con elegancia.
386
Sonetos 2
El día se presenta muy sombrío.
Quizás en las carteras no hay dinero,
del cual dijo el poeta es caballero
que mueve todo el mundo a su albedrío.
Y es cierto, en realidad, porque vacío
se encuentra mi bolsillo. Un agujero
parece que tuviera el pajolero,
más grande que el caudal de un ancho río.
Y estamos a mediados, ¡madre mía!
Al menos es febrero, el mes más corto;
mirar el calendario da alegría,
con suerte, y si restrinjo, lo soporto.
La gente nada compra. Está más tiesa
que el libro sin abrir que hay en mi mesa.
387
Sonetos 2
El día se presenta muy sombrío.
Quizás en las carteras no hay dinero,
del cual dijo el poeta es caballero
que mueve todo el mundo a su albedrío.
Y es cierto, en realidad, porque vacío
se encuentra mi bolsillo. Un agujero
parece que tuviera el pajolero,
más grande que el caudal de un ancho río.
Y estamos a mediados, ¡madre mía!
Al menos es febrero, el mes más corto;
mirar el calendario da alegría,
con suerte, y si restrinjo, lo soporto.
La gente nada compra. Está más tiesa
que el libro sin abrir que hay en mi mesa.
388
Sonetos 2
El día que las ranas críen pelo
tal vez me toque a mí la Lotería.
En tanto cantaré con alegría,
quizás el son me preste algún consuelo.
Mas pienso que ese sueño es un camelo;
un canto de sirenas, fantasía.
Tendré que trabajar día tras día,
haciendo caso omiso del señuelo.
Hay gente a quien le toca, mas ninguno
me vino a confesar que es millonario;
es lógico que calle, pues alguno
un susto puede darle extraordinario.
Más vale, siendo pobre, estar tranquilo
que rico y tener siempre el alma en vilo.
389
Sonetos 2
El derecho a la réplica es sagrado,
así viene en la Ley establecido
y no es propio de nadie bien nacido
negarlo y dar el tema por zanjado.
Si hacer una pregunta es gran pecado,
afirmo lo contrario y me decido
a dejar este foro. No coincido
con la idea de ser sólo un mandado.
¿Vulgar mi poesía? ¡Mentiroso!
Que a algunos no les guste es otra cosa.
Al menos yo no peco de orgulloso
y sé reconocer cuando es hermosa
la rima de un colega. ¡Qué horrorosa
manera la de usted de hacer el oso!
390
Sonetos 2
El cebo coloqué y largué el anzuelo.
Veremos si lo muerde presto el pez...
Más bien una sirena, que consuelo
prestarme bien pudiera en mi vejez.
Garrida es la muchacha y tiene un pelo
que brinda a sus facciones altivez
grandiosa y arrogante. Es buen señuelo
que fuerza a suprimir la timidez.
Verdad es que se dice que un pañuelo
el mundo suele ser pero, ¡pardiez!,
preciso es que los ojos cubra un velo
si viéndola no miras otra vez.
Es guapa y muy hermosa la señora...
El riesgo es que también es vendedora.
391
Sonetos 2
El caldo de cultivo estaba listo,
la pólvora llenaba los barriles;
cargados se encontraban los fusiles.
A nadie le pilló, pues, de imprevisto.
En casos de tal guisa hay que ser listo,
fingiendo ser más vil que los más viles.
Servid. Y, si es preciso, ser serviles.
El caso es de fortuna estar provisto.
Y así ocurrió en España en estos días.
Setenta largos años ya han pasado.
Ya nada es como ayer; mas se diría
que sigue todo igual, que aquel enfado
de hermanos contra hermanos todavía
persiste y cada vez más enconado.
392
Sonetos 2
El azar a elegir me dio el camino
y tiré por la senda equivocada.
De resultas me encuentro que sin nada
me quedé por tener tan torpe tino.
Me jugó mal las cartas mi Destino
o es que usó la baraja trabucada.
Como quiera que fuese, la jugada
fue un enorme y completo desatino.
He perdido seis años de mi vida,
como aquél que a la mar tira un tesoro;
no me puedo quejar, pues la medida
fue tomada por mí. Tan sólo imploro
que le demos final a la partida
sin más trampas, con tacto y con decoro.
393
Sonetos 2
El amor, en verdad, es sólo un roce
que ilumina un instante nuestra vida,
una tierna caricia consentida
que otorga a nuestro cuerpo un leve goce.
No es válido el disfraz ni aun el emboce
que le dé la plegaria más sentida;
no es el alma a quien daña con su herida,
que el placer es la carne quien conoce.
Fingimos ocultar un sentimiento
si lógico, vulgar, con versos bellos;
bañándolo de llanto y sufrimiento,
alabando el color de unos cabellos
y el fulgor de unos ojos. Y, al momento,
tras la mágica unión, ¿quién piensa en ellos?
Estando ya las ansias satisfechas,
de las trenzas loadas, ni las mechas.
394
Sonetos 2
El amor y el placer, si van unidos,
separarse no deben por razones
que no vienen a cuento; cual ladrones
que en la noche pretenden no hacer ruido.
Me engañaron vilmente los bandidos
pensamientos del alma. ¡Qué ilusiones
por la borda tiré sin condiciones,
por querer a los míos ver reunidos!
Resultó todo inútil, pues ninguno
a la cita acudió que yo ofreciera;
debe ser que interés no tuvo alguno
y fue todo ilusión de mi sesera.
O, quizás, retornar no fue oportuno
pues que vine a inquietarles su cartera.
¡Se acabó mi ceguera!
Para mí miraré ya en adelante.
¡Cada cual su pesar con fuerza aguante!
395
Sonetos 2
El amor se recuerda cuando existe
y se presta al olvido estando muerto;
no sé si será así pero sí es cierto
que mi mente ha sufrido un gran despiste.
Tres años han pasado y no estoy triste,
tú quisiste marchar hacia otro puerto.
Seguro que tuviste un gran acierto;
el caso es que pensaste y que te fuiste.
Deseo que te fuese en tu aventura
mejor que junto a mí te hubiera ido,
que hayas sido feliz estos tres años.
El recuerdo de ayer ya no perdura,
sin duda que en mi mente se ha perdido.
¡Ni he recordado que fue tu cumpleaños!
396
Sonetos 2
El amor que soñé no lo fue tanto
pues se fue la muy infiel con un cualquiera;
no logro discernir si mala era
o un embrujo hechizó todo su encanto.
Lo que es cierto es que fui para ella un santo
y un día me torné en un calavera.
Ésa fue su opinión y era sincera,
la engañó una sirena con su canto.
No fingí ni mentí, fueron inventos
causados por la rabia y por la envidia
al vernos tan felices y contentos;
la gente actúa a veces con insidia,
causando malestares y lamentos,
porque ven un amor y les fastidia.
Mas ella fue culpable del fracaso,
no debió de creerles ni hacer caso.
397
Sonetos 2
El amor a edad madura
tiene plazo perentorio,
como es patente y notorio,
por ser ardua la aventura.
Pues perdida la apostura
y en ruinas lo que fue emporio
no se puede ser Tenorio
teniendo anciana figura..
De que es cierto cuanto digo
puedo, en verdad, darles prueba;
pues es llegado ya el higo,
porque se marchó la breva
y al marchar llevo consigo
la vieja savia y no hay nueva.
398
Sonetos 2
El alma se me llena de alegría.
Vibré con ilusión como un chiquillo.
Brotó de mi garganta un estribillo
de mágicos acordes, vida mía.
Prosigue, por favor, que esa armonía
deseo que perdure y que ese brillo,
que un tono a mi mirar presta de pillo,
no quiero que se apague todavía.
Ansioso por gozar de tus placeres
igual estoy que siendo casi un mozo.
¡Benditos el amor y las mujeres
que llenan esta vida de alborozo!
¡Divinos en verdad son esos seres
que colman al varón de tanto gozo!
399
Sonetos 2
Egoísta es tu amor, sin duda alguna.
¿Yo qué soy para ti, sólo el sustento?
En verdad me da pena y me arrepiento
de haber puesto mis ojos en la Luna.
Por mi mala cabeza, mi Fortuna
me condujo al dolor y al descontento.
Estoy solo, lo sé. Solo me siento.
Fue el hallarte una cosa inoportuna.
Mas se ve que así escrito en mi Destino
estaría y erré, pues soy humano.
Dibujado del hombre está el camino
y por más que se oponga será en vano.
¡Vaya loco que fui! O era mi sino,
que trazado ya estaba de antemano.
400
Sonetos 2
Echándole valor, furia y coraje
ganaron la Eurocopa los pequeños;
supieron del balón hacerse dueños,
trayéndose la Copa en su bagaje.
El Niño, el catalán y el bravo guaje,
el cobre se batieron. Sus empeños
tuvieron recompensa y, halagüeños,
cantaron con idéntico lenguaje:
- ¡España es campeona y campeones
aquellos que quisimos verla unida!
Que vengan a esgrimirnos sus razones
los bobos que la quieren dividida.
Unirla han conseguido los balones,
que nadie esta concordia nos impida. -.
Es algo que en mi vida
jamás he de olvidar por su grandeza.
Y todo por el Sabio de Hortaleza
401
Sonetos 2
402
Sonetos 2
Echada está la suerte y en tu mano
dejado he mi futuro y mi fortuna.
Mis días te daré y, una por una,
las horas de mi invierno tan cercano.
Mi entrega, supondré, no será en vano.
Sabrás corresponder como ninguna.
Ya tuve en el pasado, con alguna,
amarga desazón en el verano.
No pienso que el fracaso se repita
que puede, suponiendo que así fuera,
romperse el corazón que ahora palpita
con fuerza y con vigor de primavera.
Mi otoño ya llegó, pero marchita
no tengo todavía el alma entera.
403
Sonetos 2
Dos noches ya sin verte, vida mía.
¡Qué crueles son a veces las mujeres!
¡Qué poca caridad en sus quereres!
Por algo le dio a Adán la fruta impía.
Faltóle a la serpiente valentía
de al hombre proponerle los placeres;
no fue con su canción a los dos seres,
cantando sólo a quien creyó más fría.
De pronto apareciste, en un momento,
y ha sido una velada encantadora.
Cesó ya la tristeza y el lamento,
hablando hemos pasado hora tras hora.
Ninguno lo creerá si se lo cuento,
mas juro que es verdad. Llegó la aurora.
404
Sonetos 2
Dormido me quedé. ¡Vaya un fracaso!
El sueño, amigo mío, no perdona
los años. Y la edad que, cual ladrona,
las fuerzas se te llevan paso a paso.
Lo grande y lo curioso de este caso,
pensando en que la mente más razona
que siendo un mozalbete, una persona
es vieja sin estar aún en su ocaso.
Sin duda es que es muy sabia la Natura
y para padrear requiere al joven.
Al viejo le cohíbe en la aventura,
cuidando que sus fuerzas no le roben.
¡Perdida juventud! No siendo viejo,
me río si hablan bien del vino añejo.
405
Sonetos 2
Dormido me quedé tras el banquete
que al mismo Pantagruel hubiese hartado.
Notorio es que trasnocho y, ya cansado,
no tarda mi roncar ni un periquete.
Me llama mi mujer. - ¡Si son las siete! -,
cual basilisco exclamo, cabreado.
Mas debo descansar. Me da de lado
si dejo de vender, no es ningún brete.
Que venga el comercial y que bien venda;
pues, tanto presumir que sabe el hombre,
no sabe calcular cuál es la senda
del craso comprador. Cuando se asombre
y vea que no vende igual comprenda
su pérfida conducta y le dé nombre.
Yo púsele cabal y acaba en ada...
Admito otro mejor, si no os agrada.
406
Sonetos 2
Dormida está mi Musa ensoñadora;
un mágico elixir quizás bebiera,
sumiéndose en profunda borrachera
y duerma su sopor donde esté ahora.
Pues lejos se marchó en maldita hora
y torpe me ha dejado en esta espera.
Vendrá, pero a saber si en primavera.
El caso es que mi espíritu la añora.
Presente se encontraba en mi garita,
perenne cual tuviese allí su casa;
mas lleva ya unos días que a la cita
no acude y no me ha dicho qué le pasa.
Del fondo de mi mente mi voz grita,
hallando mi llamar respuesta escasa.
Mi audacia sobrepasa
cualquier miedo y temor a la aventura.
¡Iré, pues, a buscarla con premura!
407
Sonetos 2
¿Dónde estarás, amor? Lejos, muy lejos.
O quizás es posible que no existas.
¡Lo sencillas que tuve las conquistas,
pero es malo y fatal llegar a viejos!
No hice caso, tal vez, de los consejos
o muy cortas quizás fueron mis vistas.
La verdad es que tuve pocas pistas
y el error me llevó a locos cortejos.
Estarán hoy yaciendo las mujeres
que me amaron prendidas de otros brazos.
El amor que me dieron, sus quereres,
vio su fin y les atan otros lazos.
Tienen otro cariño, otros deberes
que cumplir mientras plasmo yo estos trazos.
408
Sonetos 2
Don Vito Corleone, aquel “Padrino”,
fue un santo comparado con algunos;
aquél fue inteligente y fue muy tuno,
mas muchos le ganaron en ladino.
No tuvo Corleone muy buen tino,
mas menos lo tuviera el que, oportuno,
dos tiros le pegó. Sólo con uno
hubiérale matado yo si afino.
Mas tiene todo golfo un Ángel Santo
que cuida de su vida a cada instante;
si no, de qué demonios vive tanto
y muere en su camita tan campante.
Lo dicho, lo que sirve aquí es el cuánto.
El cómo y el por qué no es importante.
409
Sonetos 2
Dolido el corazón como me hallaba,
no extrañes que escribiese cualquier cosa;
incluso a Dios rogué que ya en la fosa
te hallaras; no entendía, no pensaba.
Tú sabes que el amor, cuando se acaba,
sepulta el corazón bajo una losa;
no debe sorprenderte, pues, hermosa,
que el alma del desdén se me hizo esclava.
Los celos, las angustias, las zozobras
no dejan razonar al más sensato;
después, ya con el tiempo, te recobras
y juzgas que fue injusto tu arrebato.
Perdón he de pedirte, mas mi lecho
vacío lo dejaste cual mi pecho.
410
Sonetos 2
Doctora me encontré mas sin buscarla;
encima muy galana y más que bella;
me sigue por doquier mi buena estrella,
pues grata y divertida es en su charla.
La pena que me aflige es que de amarla
tendré escasa ocasión, puesto que ella
reside muy lejana. Es la querella
eterna con mi azar. Podré mimarla
mandándole relatos y sonetos,
endechas, serventesios y romances,
mil besos, simpatías y respetos;
aquello que se envía en tales trances.
Mas nunca la veré. Son vericuetos
que sé por experiencias de otros lances.
411
Sonetos 2
Dispuesta está la partida,
juguémosla sin temor.
Que en estos temas de amor
hay que jugarse la vida.
La ocasión está servida.
Sólo te pido un favor:
Juega con mucho valor,
porque si no estás perdida.
Las cartas ya te serví,
trampas no debes hacer;
como yo no pienso a ti
hacerte alguna, mujer.
Deposita tu fe en mí,
será lo que deba ser.
412
Sonetos 2
Disipa tu sopor, cerebro mío.
Procura sosegar con cosas bellas
tu trágico pensar. Ve a las estrellas.
Acepta de la vida el desafío.
La vida va a la Muerte, como el río
al mar siempre camina. Las querellas
olvida, que soñar siempre con ellas
es mies que al aire arrojas en baldío.
¿Trabajas? Pues trabaja alegremente.
No pienses en las penas del pasado,
que puede sucederte, de repente,
encuentres la Fortuna si es que el Hado
quisiérase mostrar algo clemente,
brindándote su alivio de buen grado.
Insiste y sé valiente.
Pecaste y deberás la penitencia
sufrir con gallardía y con paciencia.
413
Sonetos 2
Dios creó a la mujer como un castigo
para aquél que es cobarde e insolente,
que no teniendo ardor sólo es valiente
enfrentándose a un débil enemigo.
Mas le salió fatal al tal amigo
pues, creyendo mandar, el imprudente
se encontró siendo esclavo de repente
y clamó hacia el Señor: - ¡Yo te maldigo!
El Diablo intentó prestar su ayuda
y cambiar ofreció alma por mando:
- Fírmame este papel, no tengas duda,
que la pondré a tus pies. -. – Pero, ¿hasta cuándo? -.
- Hasta el día en que se quede ella viuda... -.
- ¿Y cuándo va a ser eso? -. – No tardando. -.
Desde el Cielo brotó tal carcajada
que la sangre del tonto quedó helada.
La Ciencia del Señor es infinita,
igual que te da todo te lo quita.
414
Sonetos 2
Difícil solución tiene el problema:
Causarle tal dolor a un hombre honrado
o, pese a mi sentir, darte de lado,
saliendo de tu vida. ¡Es un dilema!
No quiero renunciar al amor tuyo
mas debo de pensar, es lo primero,
cumplir con mi deber de caballero
si es cierto que de serlo siento orgullo.
¡Indícame el camino, vida mía!
Por duro que éste sea, te haré caso.
No pienses para nada que, en mi ocaso,
me causes más dolores que alegría.
Saber que eres feliz es lo que ansío.
Qué puede ser de mí ya es tema mío.
415
Sonetos 2
Difícil es la aventura
que pasa por mi cabeza.
¿Cómo enmendar mi torpeza
cometiendo otra locura?
Pues es locura insensata
que rompas con lo que tienes.
No me refiero a tus bienes,
sino a aquél que bien te trata.
Y todo por un poeta
sin hacienda y sin fortuna.
Mujer, ¡tú estás en la Luna
o estás mal de la chaveta!
Pero por mí, ¡siga el juego!
¡Ya veremos dónde llega!
Mas, ¡te lo imploro, gallega,
de mí no te quejes luego.
Pues mis cartas en la mesa
he expuesto con claridad.
Te prometo lealtad.
¡Cumple tú con tu promesa!
416
Sonetos 2
417
Sonetos 2
La justicia del rico es injusticia,
la justicia del pobre mala suerte,
el que tiene dinero se divierte
y al que no se le roba con codicia.
Pecado capital es la avaricia,
de los siete quizás es el más fuerte
pues lleva al pecador hasta la muerte
y su mismo dinero le ajusticia.
Al pobre le condenan con descaro,
no tiene defensor que le defienda;
pagar un abogado sale caro,
el rico tiene miles en su agenda
que le pueden brindar su fiel amparo,
que pueden defender su rica hacienda.
Saquemos moraleja de este cuento:
El que inventó el dinero fue un portento.
Aquél que no lo tiene es miserable;
en cambio, quien es rico es admirable.
418
Sonetos 2
Dice bien el refranero
que se agarra a un mentiroso,
por falaz y por patoso,
mejor que a un cojo primero.
Y el refrán es verdadero
pues es cierto que a un tramposo,
aun disfrazado de oso,
pronto se le ve el plumero.
Tú mentías y yo, idiota,
me tragué la bola entera;
llegando hasta a dar la nota
por defenderte, ¡embustera!
Fingiste ser muy devota
y eres sólo una cualquiera.
No gasto otro apelativo
puesto que soy un señor,
aparte que no hay motivo
de llamarte algo peor.
Ya tendrás quien te castigue
419
Sonetos 2
por tanta mentira echada;
para mí sólo fue un ligue
que pronto se quedó en nada.
Despierta la ciudad por la mañana,
de nuevo ya comienzan los sudores;
la gente va deprisa a sus labores,
de julio ya es la última semana.
Un nuevo porvenir, otra ventana.
Un público distinto, otros temores;
ganarme he de saber yo sus favores
a fin de que me compren de igual gana.
La vida del que rueda vagabundo
allá donde le manden, azarosa
resulta siempre ser y en este mundo
de trampas y de ardides ésta es cosa
que tiene que tener siempre presente
quien trata cara a cara con la gente.
420
Sonetos 2
Despertarse, ¡milagro de la vida!,
y entonar con ardor en la mañana
una dulce canción napolitana
o una jota valiente y decidida...
Recordar los acordes de una Aída,
con su Marcha Triunfal bella y galana;
o el cantar “Toreador” a la gitana,
de Escamillo triunfante en la corrida.
Dejaré Rigoletto para luego,
todavía no es hora de amargura.
Cantaré de Traviata el dulce ruego
de Germont, que está lleno de dulzura.
O mejor, un Barbero; pero, ¡prego..!
No juzguéis con rigor si el sol me apura.
Ya perdí tesitura
y acortando extensión va de año en año,
al igual que el vigor mengua en tamaño.
421
Sonetos 2
Despertaré mañana bien contento.
A trabajar iré como es costumbre.
En pie ya me pondré desde que alumbre
del Sol la claridad el firmamento.
Nervioso todo el día, ni un momento
la paz encontraré. La incertidumbre
el alma llenará de pesadumbre,
de sueños, de esperanza y de tormento.
Lorquiano es el instante de la cita:
¡Las cinco de la tarde nada menos!
Espero, si la dicha no me agita,
a toda mi inquietud ponerle frenos.
Rendir ese castillo necesita
la mente y la pasión tener serenos.
422
Sonetos 2
Describir la mañana como hermosa
es un triste y vulgar apelativo,
sospecho encontraré mejor motivo
para esa luz, nombrar, esplendorosa.
Tan sólo despertar como una rosa
sintiéndote feliz, contento y vivo,
opino que ya es causa de adjetivo
de un grado superior a cualquier cosa.
Amanecer vivaz y satisfecho,
con hambre, con amor, con ilusiones;
saltar rápidamente de tu lecho
buscando un buen cuchillo en los cajones;
aquél que el panecillo mejor corte.
Eso es sentir la vida con buen porte.
Asomarte después a la ventana,
con la barriga bien llena y bien caliente;
contemplar el bullicio de la gente
que marcha a trabajar a hora temprana.
Y encender un cigarro, cosa sana
423
Sonetos 2
aunque ahora se opine diferente;
porque dicen que mata lentamente.
mas yo de fenecer no tengo gana.
Hay cosas que te matan más deprisa
y nadie las critica, como el vino,
que te pone en el rostro una sonrisa
y el hígado castiga con gran tino.
No quisiera con esto armar el taco,
dejará menos dineros el tabaco.
De los coches mejor ni hablar prefiero,
que todas las semanas hay sangría;
pero, claro, es el trasto de hoy en día,
moderno, imprescindible y da dinero.
Que por petróleo se bate hoy el guerrero,
lo mismo que hace siglos se batía
por un trozo de tierra, aunque baldía.
Más por mostrar su honor de caballero
que por el mucho valor que ésta tuviera.
Veremos, si atendemos a la Historia,
424
Sonetos 2
que la cosa cambió, que es otra era
donde nadie va en busca de la gloria.
Lo que importa es llenar, parece, el arca,
no pensando en que luego está la Parca.
Y con tanto pensar he convertido
esta bella mañana en un lamento.
Es que a veces se escapa el pensamiento
tan lejos que se pierde en el olvido.
Se va tras del pasado, a lo vivido,
a aquello que sentimos un momento,
convirtiendo la vida en un tormento
que no tiene siquiera ni sentido.
Y así despertaremos nuevamente,
actores de esta trágica comedia,
a otra nueva mañana al día siguiente
si no llega el Señor y lo remedia
llamándonos a juicio perentorio,
lo cual es muy posible y bien notorio.
425
Sonetos 2
Desnuda en la distancia, encima nada,
dijiste que te hallabas. Y, enervado,
mi cuerpo de repente se hizo alado,
volando febrilmente a tu morada.
Se hallaba para mí franca la entrada.
Un beso nos unió y, echando a un lado
mi fama de gentil y de educado,
en ti me sumergí, mi dulce amada.
Soñé con frenesí que ya en el Cielo
me hallaba y que por fin eras mi amante.
Mis dedos se enredaron en tu pelo,
mi cuerpo se agitaba palpitante.
Después, en un momento cesó el vuelo
del sueño que duró tan breve instante.
¡Mas seguiré adelante,
ansiando los placeres y delicias
que pronto he de sentir con tus caricias!
426
Sonetos 2
427
Sonetos 2
Desgasté mi salud con la bebida
y la edad ya me pasa la factura.
Tanta copa tomada con premura
al final, sin beber, cuesta la vida.
Pero debo encontrar una salida
a tan grave problema que me apura.
Si salí de aquel mal, pues tiene cura,
ganaré sin dudar esta partida.
Un esfuerzo total se hace preciso,
olvidarme de todo y que mi mente
tome nota muy clara de este aviso;
que no pierda más tiempo inútilmente,
pues la Muerte se acerca de improviso
y no sirve de nada hacerle frente.
428
Sonetos 2
Desearía contarte yo, alma mía,
con el soplo de sangre que aún hoy late,
mis ansias de ganar este combate,
mi ambición por forjar la Poesía.
Ignoro de mi vida qué sería
si este juego acabara en un empate,
pues sueño con lograr el jaque mate
y en esta lid ganar con alegría.
Mis versos no estarán, quizás, de moda;
hoy se lleva otro estilo, el verso blanco.
Mas a mí muy de veras me incomoda
y por más que lo intento no lo arranco
de mi mente febril. No va a haber boda.
Será que soy muy torpe, seré franco.
429
Sonetos 2
Desearía cantarte en la mañana
cual hace el ruiseñor. Como un jilguero
hacerte despertar, que lo primero
que vieses al salir a la ventana
fuese el Sol luminoso. La desgana
y el dolor alejar con un ¡te quiero!
De tu cuerpo adorado el enfermero
que fuese mi cantar, moza galana,
porque siempre despiertas con dolores,
quejándote de mil enfermedades.
¡Si pudiera curar con mis amores
ese dolor tan cruel, las ansiedades
que dan tormento a tu alma, vida mía!
Tal vez una canción lo lograría...
430
Sonetos 2
Desearía cantar como de mozo
al amor de mi hermosa toledana,
decir con fuerte grito en la mañana,
con expresión, mi dicha y mi alborozo.
Mas los años pasaron. Ya no gozo
de aquella voz de entonces, tan lozana,
tan fresca, tan sutil y tan galana.
El tiempo la ha tornado en un esbozo.
El tiempo que se lleva con sus días
la frescura vivaz y los ardores,
los recuerdos de ayer, las alegrías,
los besos que te diera y los amores.
Mas te sigo queriendo, jovenzuela;
te encuentro igual de joven siendo abuela.
431
Sonetos 2
Describir la mañana como hermosa
es un triste y vulgar apelativo,
sospecho encontraré mejor motivo
para esa luz, nombrar, esplendorosa.
Tan sólo despertar como una rosa
sintiéndote feliz, contento y vivo,
opino que ya es causa de adjetivo
de un grado superior a cualquier cosa.
Amanecer vivaz y satisfecho,
con hambre, con amor, con ilusiones;
saltar rápidamente de tu lecho
buscando un buen cuchillo en los cajones;
aquél que el panecillo mejor corte.
Eso es sentir la vida con buen porte.
Asomarte después a la ventana,
con la barriga bien llena y bien caliente;
contemplar el bullicio de la gente
que marcha a trabajar a hora temprana.
Y encender un cigarro, cosa sana
432
Sonetos 2
aunque ahora se opine diferente;
porque dicen que mata lentamente.
mas yo de fenecer no tengo gana.
Hay cosas que te matan más deprisa
y nadie las critica, como el vino,
que te pone en el rostro una sonrisa
y el hígado castiga con gran tino.
No quisiera con esto armar el taco,
dejará menos dineros el tabaco.
De los coches mejor ni hablar prefiero,
que todas las semanas hay sangría;
pero, claro, es el trasto de hoy en día,
moderno, imprescindible y da dinero.
Que por petróleo se bate hoy el guerrero,
lo mismo que hace siglos se batía
por un trozo de tierra, aunque baldía.
Más por mostrar su honor de caballero
que por el mucho valor que ésta tuviera.
Veremos, si atendemos a la Historia,
433
Sonetos 2
que la cosa cambió, que es otra era
donde nadie va en busca de la gloria.
Lo que importa es llenar, parece, el arca,
no pensando en que luego está la Parca.
Y con tanto pensar he convertido
esta bella mañana en un lamento.
Es que a veces se escapa el pensamiento
tan lejos que se pierde en el olvido.
Se va tras del pasado, a lo vivido,
a aquello que sentimos un momento,
convirtiendo la vida en un tormento
que no tiene siquiera ni sentido.
Y así despertaremos nuevamente,
actores de esta trágica comedia,
a otra nueva mañana al día siguiente
si no llega el Señor y lo remedia
llamándonos a juicio perentorio,
lo cual es muy posible y bien notorio.
434
Sonetos 2
Desanima al más pintado
el ver pasar a la gente
con mirada indiferente
o la vista hacia otro lado.
No sé yo si no hay “viruta”
o de gastar pocas ganas.
También pueden ser “pelanas”
quienes van por esta ruta.
El caso es que costó un imperio
vender cuatro pobres tiras.
Aunque es que, si bien lo miras,
el asunto está muy serio.
Como Tenorio a Lucía
le dijo con buen sentido,
después de haberlas vendido:
- ¡Mañana será otro día! -.
435
Sonetos 2
Derrumbé mi vivir. Fue tontería.
Pensé que todo fuera diferente
y he perdido dos años vanamente
en pos de tu querer. Fue fantasía.
Maldigo la ilusión que aquel mal día
me condujo a buscarte nuevamente.
¿Qué poso de locura hubo en mi mente
que me impulsó a lograr que fueses mía?
Soñé todo distinto, otra manera
de enfocar nuestras vidas; y el Destino
no quiso el muy taimado que así fuera.
Deberé de seguir por mi camino
a solas, sin amor, sin compañía,
soñando en el azar y el desatino.
No pienso que al final encuentre nada,
mas debo concluir mi cruel jornada.
De veras que medito y me arrepiento,
mas de poco ya vale mi lamento.
436
Sonetos 2
Deliciosa es tu voz, tan cristalina
como el agua de un río de montaña;
tan alegre y vital como es mi España,
como el Sol que radiante la ilumina.
Señorial y elegante clavellina
del Jardín del Amor, nada me extraña
que mi mente muy pronto se dé maña
por lograr contemplar tu faz divina.
No quisiera fallar como otras veces,
encontrando el amor en tu regazo;
pagaría por ello hasta con creces,
por fundirme contigo en un abrazo.
Pero vienes y vas, desapareces.
De tu imagen no dejas ni un retazo.
437
Sonetos 2
Del amor en los brazos he caído
tantas veces que el mismo pensamiento
no las puede contar, pues el recuento
se hace largo, tremendo y aburrido.
¿Por qué sigo pensando y no al olvido
los recuerdos relego, que es momento
ideal de sanar del sufrimiento
que causaron las flechas de Cupido?
Aunque digan que sólo soy maduro,
siendo viejo no pienso como antaño;
es por ello que debo ver si curo
tanta rabia feroz por tanto engaño.
Viviré más tranquilo en el futuro
si no vuelvo a jugar ni a causar daño.
Pero habré de pensar de otra manera
más sensata, sin líos ni aventuras;
olvidarme de hacer tantas locuras,
procurar encontrar mi compañera.
438
Sonetos 2
No digáis que la tengo aquí a mi vera
que llegada la noche, solo, a oscuras,
meditando en sus torpes travesuras
ya no siento el amor aunque quisiera.
Fuerte golpe al timón di de mi vida,
para al cabo lograr apenas nada.
Intenté restañar la antigua herida
y limpié hasta la sangre derramada.
Aposté torpemente en la partida,
sin saber que la suerte estaba echada.
439
Sonetos 2
Dejarme de polémicas quisiera,
mas tengo que decir algo muy claro:
Cortés no considero que al amparo
de un título se ofenda en tal manera
a aquél cuya opinión seria y sincera
ha dado sin temor y sin reparo,
sin ser un erudito mas no ignaro,
del verso que escribió la compañera.
Soy libre de expresar lo que yo pienso
en tanto que no ofenda a la escritora
y alabo su quehacer en modo intenso
si encuentro su expresión encantadora.
Mas viendo que el ambiente se halla tenso,
sabré acallar mi pluma desde ahora.
No diré ni la hora.
No sea me equivoque e, injustamente,
me acusen de manera impertinente.
440
Sonetos 2
Dejar volar la pluma a su albedrío
es forma de escribir cualquier soneto.
Procura que a la Norma esté sujeto,
mas déjale fluir igual que un río.
No prestes atención, porque es un lío
si quieres indicar algo en concreto.
No pienses tan siquiera y un terceto
pondrá punto final al desafío.
Bien dije a la ligera... Me he pasado
hablando de su fin, sin darme cuenta:
Mas miro y el poema está cuadrado,
faltándole dos versos que se inventa
la Musa en un instante. Está acabado.
Parece que la mente estuvo atenta.
441
Sonetos 2
Dejado de la mano por la Musa
no forja ya mi mente los poemas.
Ideas sí me vienen, pero memas;
marchóse mi ilusión, mi ciencia infusa.
Alcanzo a vislumbrar, pero es difusa
la forma en que me llegan nuevos temas.
Quizás es que no tenga ya problemas,
no deja de pensar mi mente ilusa.
O que agoté ya el cupo concedido
y debo renovarlo nuevamente;
mas uso la razón y a Dios le pido
no vuelva a complicarme más la mente.
Me deje reposar; reine en mi nido,
eterna, una quietud plena y silente.
Ya todo es diferente.
Igual es que llegado es el momento
de al mundo demostrarle mi talento.
442
Sonetos 2
Deja ya tu ilusión y tu torpeza,
pues bien clara ha quedado tu postura;
no presumas, te ruego, de hermosura,
ya debieras sentar más la cabeza.
¿Qué pretendes, que sueñe en tu belleza
un chaval y que alabe tu figura?
No prosigas, infame es tu aventura;
dale fin, ten un poco de nobleza.
Que mi nieto podría ese muchacho
ser. Y el tuyo también, ¿es que no es cierto?
Le podría tu amor darle un empacho
pues tu aroma, a tu edad, hiede ya a muerto.
¡Si te queda razón, tan sólo un cacho..!
Predicar es, supongo, en el desierto.
443
Sonetos 2
Deduje, sopesando la jugada,
que habría mi rival mejor la suerte;
no es raro pensar eso, que la Muerte
nos gana sin dudar la muy malvada.
Y claro que ganó. De su morada
surgió sin compasión; muerta e inerte,
dormida y sin dejar ya que despierte,
dejó nuestra pasión, mi dulce amada.
¿Lograremos hacer que ésta reviva
un día, cual soñamos ayer noche?
Lo ignoro, mas quizás puede que escriba
la historia de ese amor. No habrá reproche,
no tuvimos ninguna alternativa;
nos barrió sin piedad. Ya es medianoche;
ya es hora de dormir, que estoy cansado
de luchar y perder. ¡Sino malvado!
444
Sonetos 2
Decirte que te quiero no es bastante,
expresa pobremente el sentimiento
que bulle en mi interior. ¡Cómo lamento
la pluma no tener del mismo Dante!
Con ella lograría en un instante
plasmar sobre el papel qué es lo que siento,
el fuego que me abrasa en el momento
que aparte de mi esposa eres mi amante.
No entiendo qué ocurrió. Me volví loco
buscando torpemente la aventura;
pensé que tu cariño me era poco,
debió de dominarme la locura.
Ya sé que fue un error, pero tampoco
lamento aquella falta de cordura.
Que el genio y la figura
se deben conservar hasta la muerte.
Escrito está en mi sino y en mi suerte.
445
Sonetos 2
Decidme la razón, pues sabéis tanto
recónditos resortes de mi mente,
que impulsa a mi cerebro al ver la gente
a abrir mi corazón. Decid qué encanto
obliga a que mi pluma escriba un canto
a aquello que los otros solamente
contemplan de manera indiferente,
sin pizca de alegría ni quebranto.
Será que soy poeta. Pues, si es eso,
contadme en qué consiste tal oficio;
por qué miro el vivir con embeleso
si a cambio no me rinde un beneficio.
Mas quiero de mis versos seguir preso,
no huiré de su prisión por un resquicio.
Es cárcel que a mi mente soñadora
no agobia ni con penas ni dolores.
Por ello he de escribir hora tras hora
en busca de la gloria y sus honores.
446
Sonetos 2
Decidido a dejar las aventuras,
viviré sin dudarlo más tranquilo;
sin tener todo el día el alma en vilo
por haber cometido travesuras.
Sinsabores, pesares y amarguras,
al final, si sopeso y bien cavilo,
son el fruto que obtuve; siempre al filo
de volver a emprender nuevas locuras.
Se acabaron las meras fantasías,
el sueño y el tener extravagantes
pensamientos de amor. Son tonterías.
Es distinto a mi edad, no es como antes.
Con el curso implacable de los días
no se debe pensar en más amantes.
Optaré por buscar un placer nuevo,
es llegado el instante del relevo.
447
Sonetos 2
Deberías decirme lo que quieres...
¿Partirme nuevamente la existencia?
¿Colmarme amargamente la paciencia?
Parece que eso es vicio en las mujeres...
¿Por qué tuvo que haceros así, seres
sin fuerza, sin valor, sin resistencia,
cuando está demostrado por la Ciencia
que no os quitan la vida los quehaceres?
Contemplo nuestra unión y me arrepiento
de haber vuelto a tu lado. No es por nada,
mas podía vivir rico y contento;
llevar una existencia muy ordenada,
sin penas, sin temor y sin lamento,
pero el juego te tiene dominada.
Dos veces arruinaste ya mi vida...
A la tercera, dicen, la vencida.
448
Sonetos 2
De virtudes presume una señora,
quien, por cierto, Virtudes no se llama;
mas le agrada leer cómo, en la cama,
una niña feliz su cuerpo adora.
Un poeta en su Foro va y se afora
bajo nombre supuesto, que no escama
a la tal señorona y gana fama
con sus versos brillantes cual la aurora.
Es honrado el poeta y se confiesa:
- Bajo nombre supuesto honor no quiero.
Fui expulsado de aquí de forma aviesa
por decir la verdad. Mejor prefiero
regalar lo ganado en esta empresa
que, escondido, reptar por su agujero. -.
En verdad fue sincero
el poeta cediendo los favores,
pues su pluma sobrada está de honores.
449
Sonetos 2
De tus ojos hoy brota amargo llanto
por el hijo no nato que has perdido.
Comparto tu dolor y así he querido
contarte mi pesar en este canto.
Aunque no te conozco, es un encanto
el contacto hasta ahora mantenido;
por ello te deseo que en tu nido
albergues pronto un ser; y, mientras tanto,
deja el llanto al olvido y sé dichosa.
Eres joven, poeta y madrileña,
tu marido te quiere, eres hermosa,
¿qué más puedes pedir, dime, pequeña,
si en tu vida el color pinta de rosa
y la gloria pintada va en tu enseña?
450
Sonetos 2
De tu amor olvidarme bien querría,
mas no puedo lograrlo fácilmente;
va grabado en mi pecho y en mi mente,
no podré suprimirlo así en un día.
De memoria conozco es tontería
relación tan difícil. Mismamente,
por saber tal razón es porque siente
más mi ser el afán de hacerte mía.
He leído con calma tus consejos,
tus razones estimo ser muy ciertas;
separados vivimos y muy lejos,
cuando voy a comer tú te despiertas.
Por los dos tú decide que, sensato,
veredicto que emitas yo lo acato.
Mas que acate no implica estar de acuerdo,
mi magín será fiel a tu recuerdo.
451
Sonetos 2
De tanto “trabajar” quedé dormido.
Quizás fuera un instante solamente.
De pronto a mi cubil llegó un cliente,
rompiendo aquel ensueño divertido.
¡Que torpe y que felón, que malnacido
aquél que a despertar vino al durmiente!
No tengo compasión y que reviente
con todo mi fervor a Dios le pido.
Seguro que él estuvo de jarana
anoche que en Madrid hubo una fiesta.
Durmiendo habrá pasado la mañana
e, incluso, habrá empalmado con la siesta.
Venirme a despertar... ¡Qué mala idea!
¿No pudo dedicarse a otra tarea?
452
Sonetos 2
De seguro has pasado por mi vera
y ni caso me has hecho, malandrina.
La señora, sin duda, es cosa fina;
no se entrega al primero que la espera.
No me guía el despecho. La primera
no eres ya que al principio se alucina,
se enamora de mí la muy ladina
y me deja en la calle puñetera.
Lo comprendo muy bien: No doy dinero
ni esperanza ninguna de futuro.
¿De qué sirve que sea un caballero
si no puedo ofrecer siquiera un duro?
Además, soy casado y no soltero
y pretendo, tan sólo, sexo impuro.
Por más INRI, maduro...
Ya no soy el galán que fuera antaño,
me miro en el espejo y no me engaño.
453
Sonetos 2
De Quevedo y Villegas, Don Francisco,
permita, por favor, que me presente:
Mi nombre es como el vuestro mismamente
y como a vos me gusta armar el cisco.
a veces suelo dar un buen mordisco
a aquellos que me vienen a la mente.
Irónico, ya sabe, y sagazmente,
recuerdo sus errores como un disco
rayado, machacón e imperdonable.
Titulo mi Opinión como “El villano
que estaba en su rincón” y es mi fracaso
no otro que el lector, que es siempre amable,
se ríe de mis críticas ufano
mas nunca el criticado me hace caso.
Así que, aquí presente, lo que quiera,
que rápido seréis obedecido.
Lo único, lamento que en su era
no hubiese yo nacido...
454
Sonetos 2
¿De qué sirve matar? ¡Total locura
es quitarle la vida al semejante!
Cobardía además, pues por delante
demostrar no podrán tener bravura.
Son gudaris de mierda, son basura
que no tienen valor; pero, no obstante,
de manera procaz, vil e insultante
presumen de matar con caradura.
Si se tienen por machos de esa forma,
por el tiro en la nuca o bomba lapa,
puede ser que se topen con la horma
que - ciñendo sus pies - firme lo atrapa.
Porque sepan muy bien que hay una norma:
Que el felón de su crimen nunca escapa.
455
Sonetos 2
¿De qué sirve forjar más ilusiones
si en el alma se abriga sólo angustia?
Se acabaron mis dichas y pasiones,
pues la flor de tu amor se quedó mustia.
La regué con afán de enamorado,
con mesura, con tacto y con esmero;
mas se ve que no puse gran cuidado,
y al final resulté mal jardinero.
Pues precisan las rosas de agua escasa
para nunca perder su bello encanto,
mas me hiciste llorar con tanta guasa
que anegada murió con tanto llanto.
Guasa, sí, pues tu juego es sibilino.
Cual si fuera un ratón y tú un felino.
456
Sonetos 2
¿De qué sirve el rencor si no de nada,
si tiene que cesar tras la existencia?
¿A qué plasmar en versos la insolencia,
la mente furibunda, enajenada?
En paz mejor vivir y a la mesnada
que goza con herir darle licencia.
Igual que el Santo Job tener paciencia
que inútil es reñir, una bobada.
Bien dicen los refranes y figura
escrito en los Anales de la Historia
que acaban en la triste sepultura
las ansias del poder y de la gloria.
Hacer tu voluntad siempre, es locura.
Y loco es quien por tal se vanagloria.
457
Sonetos 2
De pena y de dolor repleta el alma,
de llanto, de dolor y sufrimiento,
lo pienso con pesar y me arrepiento
de obrar con ligereza y sin más calma.
Error tras otro error mi mente empalma.
Después vienen la angustia y el lamento.
En eso del sufrir y del tormento
me llevo, sin dudar, la mayor palma.
Un santo nunca he sido, pero opino
que tanto padecer ya fue bastante;
momento es de emprender nuevo camino,
dejar de lamentarme e ir adelante.
¡Quién sabe lo que aguarda en mi Destino!
Acaso de gozar llegó el instante.
458
Sonetos 2
De noche va la Musa y se aparece
al poeta silente y ya dormido.
- ¿Qué quieres que te de? -. Y entonces pido
esa rima que busco y no parece.
Me susurra al oído y me la ofrece;
me da un beso y se marcha de mi nido
en busca de otro loco, otro perdido;
así pasa la noche, así amanece.
¡Poetas que cantamos a la Luna
y al mágico misterio que ella encierra,
cantemos, por favor, todos a una,
que el verso y el amor paren la guerra!
Soñando me llegó la madrugada
y el cántico infeliz sirvió de nada.
459
Sonetos 2
De mis manos brotó una cruel misiva
que me puede costar, por ser sincera,
una nueva y hermosa primavera
que impulsase a mi mente a seguir viva.
Es mejor la verdad que la evasiva
e ir de cara y el mundo por montera
aunque duela olvidar por vez postrera
ese ensueño de amor que el alma aviva.
Me he jugado el futuro. Si he perdido
significa que puse mal la apuesta.
Pues ni negro ni rojo, que ha salido
doble cero y la banca, siempre presta
a ganar, mi ilusión llevó al olvido
en el cual a soñar sigue dispuesta.
Ya tan sólo me resta
esperar a gozar de mejor suerte
o a toparme muy pronto con la muerte.
460
Sonetos 2
De llover no ha cesado. Inútilmente
la rumana suplica, plañidera,
una humilde limosna que siquiera
le permita comer algo caliente.
Por la calle, deprisa, va la gente.
Es la lluvia muy mala consejera
para hacer que sea el alma limosnera
y se muere de frío la indigente.
Esta vida es así. La indiferencia
ante el pobre es total en estos días;
cada cual sólo busca su avenencia,
piensa sólo en las propias alegrías.
Debe ser que no existe ya conciencia
de que somos humanos y no arpías.
461
Sonetos 2
De las muchas mujeres que deambulan
por delante de mí saber la historia
quisiera con afán y en mi memoria
grabarlas y escribir. Unas circulan
felices y riendo. ¿O disimulan?
Pues charlan entre sí si en pepitoria
el pollo van a hacer, que sabe a gloria,
pero acaso en sus almas se acumulan
los sueños del ayer. Sino frustrado...
Aquel príncipe azul fue un empleado
de mayor o menor categoría.
Tuvo hijos con él, tuvo alegría,
mas también tuvo penas y el malvado
envejecer llevó su lozanía.
Se pasaron los años tan felices
en que junto los dos comían perdices.
Ahora comen comidas no muy duras,
que envejecieron también las dentaduras.
462
Sonetos 2
De las manos de nadie soy juguete
por muy bella que pueda ser su dueña,
pues a mí solamente me domeña
quien sacando yo un seis saca él un siete.
Que al final es tan sólo una partida,
esta triste existencia y quien la gana
es aquél que ante nada se amilana
y aunque va de farol corta y envida.
Mas se apaga la luz de estos faroles
de manera sutil, muy fácilmente,
si se juega de forma inteligente,
con buen tino, con cartas y bemoles.
A la postre se lleva al agua el gato
quien se vende mejor, no el más barato.
463
Sonetos 2
De angustia está la tarde y amenaza
llover chuzos de punta en mi cabeza.
Me ha dado de salir grande pereza;
mas debo trabajar, ganar la hogaza.
Por suerte me encontré libre la plaza
y dentro me metí con ligereza.
Si llueve o a tronar de pronto empieza
del rayo habré de ser difícil caza.
La gente por la calle va deprisa,
que llega el huracán y viene el viento;
un aire huracanado, y no una brisa,
que impide caminar y hasta el aliento
retiene en los pulmones. ¡Dense prisa,
comienza la tormenta en un momento.
¡Qué dicha y qué contento!
En tanto a los demás Gordon irrita,
yo cómodo me encuentro en mi garita.
464
Sonetos 2
De amor una misiva me han pedido...
No pienso ser capaz de tal empresa,
pues tengo de dolor el alma presa.
El cómo se escribía eché al olvido.
No puedo recordar, con este ruido
me temo que no cumpla mi promesa;
el público se acerca por sorpresa,
me piden que les venda y me descuido.
Bien supe redactar en el pasado
tal género de cartas, lo aseguro;
tenía el corazón ilusionado
y todo era brillante en mi futuro.
Mi senda no era curva, era un trazado
que entonces parecía muy seguro.
¡Imposible, lo juro!
Se ve que el corazón apenas siente,
¡no acuden las palabras a mi mente!
465
Sonetos 2
Dar lumbre al cigarrillo mañanero
es cosa que requiere parsimonia.
Cariz debe tener de ceremonia,
no en vano de ese día es el primero.
A mano has de tener presto el mechero.
Su fuego la grandeza testimonia.
Detrás vendrán la ducha y la colonia,
mas antes es el rito cigarrero.
Después del desayuno, ya es distinto;
las ansias se han calmado de repente.
Fumar sí fumarás, pero es instinto;
las cosas se han calmado, es diferente.
Y así vendrán tercero, cuarto y quinto;
final dando al cartón rápidamente.
Cuestión es de la mente:
Sabemos que es fatal la nicotina,
mas puede más su imperio y nos domina.
466
Sonetos 2
Cuentan del sabio Salomón
que por la reina de Saba
se le caía la baba
y hasta perdió la razón.
Lo mismo sé que ha ocurrido
a nuestra amada poeta,
que vio triunfar a su nieta
y se le fue hasta el sentido.
Es cosa muy natural
y siempre ocurre, de fijo:
Se entona el himno triunfal
al ver el logro de un hijo.
Y si es el de su retoño
hasta una dama da un: - ¡Coño!
Así que, Carmen, querida,
de tu ardor queda orgullosa,
que Lúa alegra tu vida,
que es sirena portentosa.
467
Sonetos 2
Cuatro años después todo ha cambiado,
otra hermosa mujer en la cocina
en tanto que el cerebro se ilumina
con la luz del poema ilusionado.
Los años transcurrieron. Si alocado
por aquella ilusión fue tan mezquina
mi actitud, mi postura, no imagina
cuantas veces llorara aquel pecado.
Ella está cocinando, oigo la plancha
exhalando vapor, como la oyera
en aquella ocasión. Fue pasajera
mi pasión, mas allí queda la mancha
y no acierto a borrarla aunque quisiera.
Rogaré no se tome la revancha.
468
Sonetos 2
Cuanto más viejo soy más me equivoco
creyendo en las palabras de la gente,
en su amistad sincera. Y en mi mente
empiezo a cavilar si no estoy loco
por decir mi verdad, pero tampoco
cambiaré mi carácter y mi ambiente
por culpa de un felón que, si bien miente,
tergiversa mis dichos en bien poco.
Yo puedo criticar a un buen amigo
si observo su conducta equivocada.
Al indicar sus defectos no persigo
hacerle mal ni daño para nada.
Le brindo de verdad toda mi ayuda,
pero tercia un traidor y crea la duda.
Palabras que se han dicho con cariño
se tornan en mentiras insidiosas.
Perdida la inocencia de ser niño,
los hombres así suelen ver las cosas.
Cuando quieres hacerlas más cabales
469
Sonetos 2
consigues engendrar sólo más males.
470
Sonetos 2
Cuanto más infeliz es la persona,
o al menos aparenta que lo sea,
resulta realizar la acción más fea,
mostrando que es traidora y que es felona.
Comida por la envidia, no perdona
que nadie le insinúe alguna idea
que atente a su peculio que ella crea,
hiriéndote feroz como leona.
Es mentira que seas compañero,
son falsas las palabras que te diga;
tratándose de asuntos de dinero
la amistad no le importa ni una higa.
A causa del dorado caballero
no existen ni el amigo ni la amiga.
471
Sonetos 2
Cuando un hombre te mira fríamente
mejor es no hacer caso a su mirada.
Sin duda que su sangre está parada
y no le llega el riego hasta su mente.
Yo quisiera decirte solamente
que es más sano gritar con voz airada,
que se juega una vez y la tirada
puede salirte mal, seguramente.
Desde aquí yo te emplazo a que, en un año,
ante Dios Poderoso rindas cuentas
del malestar que me causas y del daño
que me haces, del futuro a que me enfrentas.
Has vertido en mi sangre tu veneno,
no quieras pretender que esté sereno.
472
Sonetos 2
Cuando llegue el verano nuevamente
volverá la ilusión y la alegría.
¡Ojalá que se cumpla de mi mente
tanto sueño engendrado en aquel día!
Me fallaste una vez pero hoy espero
que se cumpla al final lo prometido
y tu amor, de los cielos pasajero,
arribar sin error pueda a mi nido.
Que me entregues la flor que prometiste,
que me des el placer que me has jurado.
Y que luego, mi vida, no estés triste
cuando debas marcharte de mi lado.
Porque entonces sabremos lo que pasa
y quizás en tu hogar se halle mi casa.
473
Sonetos 2
Cuando observo a Noelia, quedo triste
al verla tan alegre y pizpireta
correr, andar, reír, jugar inquieta,
mirando con sorpresa cuanto existe.
¿Qué causa mi tristeza? Que un despiste
de cualquier gerifalte se entrometa
y acabe con la dicha de mi nieta
apretando un botón. Y esto no es chiste.
Que puede la idiotez de un mentecato,
en su loco e imbécil desvarío,
acabar con el mundo en poco rato,
jugando por jugar, igual que un crío.
Por ello, al cavilarlo me arrebato,
se me viene el dolor y no me río.
474
Sonetos 2
Cuando entono una romanza
se va el alma tras de ella,
tras de la mujer más bella
que a mi vida da esperanza.
Hay que tener confianza
en el brillo de su estrella,
que si hubo una querella
ella no tomó venganza.
Y es que es tranquila y hermosa
mi cálida toledana,
aunque a veces es nerviosa,
sobre todo en la mañana.
Se despierta muy rabiosa,
y me habla de mala gana.
Entonces yo voy y canto
y con mi voz la levanto.
Ella, enfadada, me grita:
- ¡Calla esa boca maldita! -.
Y con un beso me acalla
y yo digo: - ¡Vaya, vaya..! -.
475
Sonetos 2
Cuando Dios me reclame a Su presencia
quisiera presentarle mil acciones
correctas. No le sirven oraciones
si no están respaldadas de conciencia,
de cariño a la gente, de paciencia,
de soportar del prójimo razones,
de haber hecho buen uso de los dones
que nos diera al nacer con la existencia.
A ese juicio divino llevar debo
la conciencia tranquila, todo en calma;
contar que ayer bebí mas hoy no bebo,
que una paz interior reina en mi alma,
que aunque a veces piqué de amor el cebo
del dolor elegí llevar la palma.
Espero que mis cuentas sean cabales,
que el Señor me proteja de los males.
476
Sonetos 2
Cuando bese tu boca con la mía,
mezclando en uno solo nuestro aliento,
pensaré que quizás el firmamento
ha bajado a la tierra por un día.
Llegaré a concebir la Poesía
como un nuevo y más lírico elemento;
más que el aire y el fuego, un gran portento
que canta con ardor nuestra alegría.
Y mis manos, ciñendo tu cintura,
mil versos forjarán en tus caderas.
La tarde, poco a poco, se hará oscura;
ya todo serán sueños y quimeras.
Y luego, tras la noche, tras el sueño,
habré de despertar siendo tu dueño.
No en vano habré vertido, dulcemente,
en tu vientre ardoroso mi simiente.
Ilusiones, quizás, serán de un loco,
mas déjame, feliz, soñar un poco.
477
Sonetos 2
Cuando a tu lado llegue, te daré un beso.
Rozaré tus mejillas y, así, impaciente,
te estrecharé en mis brazos como un demente,
te arrancaré las ropas como un poseso.
De tus brazos gentiles me siento preso,
dulce cárcel de amor donde uno siente
las ansias de vivir. Buena simiente
en tu vientre sembré. Quizás por eso,
a pesar de los años, querida mía,
sigue fresca y vibrante mi poesía.
Han pasado los tiempos del desengaño,
aquellos que yo, torpe, te hiciera daño.
El trece de diciembre, Santa Lucía,
sí pasaremos juntos en este año.
Ya serán treinta y cinco de esa mañana
que el cura nos bendijo, mi toledana.
478
Sonetos 2
¡Cuán tardas en venir y desespero!
Mi mente está soñando fantasías.
Quimeras, ilusiones, alegrías...
Mil sueños que a tu lado cumplir quiero.
Ya pienso con afán, te soy sincero,
que faltan para vernos pocos días.
Mas largos se me antojan. ¡Qué agonías
afligen con dolor mi cuerpo entero!
El tiempo pasará, te tendré al lado.
Ignoro lo que haré. Si es conveniente,
habré de acariciarte con cuidado.
Lo digo porque en medio de la gente
ser loco nunca ha sido de mi agrado.
Un beso cariñoso es suficiente.
Después lo que a tu mente
traviesa se le ocurra, cielo mío.
En plena intimidad, ya un desvarío.
479
Sonetos 2
Cuán ingrata es la vida, hemos hablado
esta tarde del Día de la Madre.
Ha venido mi hijo y como padre
he querido charlar de mi pasado.
Ayer era mi niño y hoy casado
le observo como a un hombre y su reflejo
de mis años de joven es espejo,
igual de temerario y de lanzado.
Mas he visto una cosa en su mirada
que ha calado muy hondo en mi conciencia
y que en verdad no me ha gustado nada:
A su esposa le muestra una obediencia
tan total, tan sumisa y resignada
que parece que tiemble en su presencia.
En verdad que la vida es diferente,
es el mundo de hoy y ésta es su gente.
480
Sonetos 2
¡Cuán buena es la salud, cómo se añora
cuando el daño te quiebra de repente;
cuando quieres servir muy sonriente
y te llama patán una señora!
Habría que saber qué es lo que implora.
Lo mismo necesita algo caliente
y, echándolo de menos, hinca el diente
a quien a mano tiene en mala hora.
Que hay mujeres que observas amargadas
por falta de varón. Es bien notorio.
No tienes más que, viendo sus miradas,
saber que su virtud es abalorio.
No tienen quien un polvo bien les eche
y adoptan actitud de mala leche.
481
Sonetos 2
Cual tuvo Dulcinea un caballero
pretendo que tú tengas un poeta;
triunfar en tal acción tengo por meta
y debo de alcanzarla si me esmero.
Yo versos puedo darte, mas dinero...
Bien sabes que no tengo una peseta;
es cierto, pero el alma está repleta
de cálida pasión y amor sincero.
Presentes son, quizás, que poca cosa
te pueden parecer; mas es seguro
que vale más un pétalo de rosa
que el más bello y mayor diamante puro.
Mil versos forjaré para ti, hermosa,
con música en sus letras. ¡Te lo juro!
482
Sonetos 2
¿Cuál será mi Destino? Bien quisiera
que una vieja gitana lo dijese,
leyéndome la mano, y aunque viese
cuan malo es el final que al fin me espera.
No le temo a la Muerte, es pasajera
que acompaña mi andar y aunque no fuese
amiga desde el día en que naciese,
desde luego es eterna compañera.
Mas temo, sí, estar solo en mis finales;
que nadie quiera hacerme compañía,
que nadie, con amor, cure mis males
echándome una mano en la agonía.
La Vieja acudirá; bien puntuales
son sus citas de amor, ¡por vida mía!
483
Sonetos 2
Pensar sobre los días que se han ido,
aquellos que viví tiempos mejores,
aquellos que vivía en los albores
de vidas que crecían en mi nido.
Caudal que del amor vimos nacido,
crecido entre alegría y sinsabores;
ropitas infantiles, de colores,
lavadas con afán. Y ahora el olvido.
Bien habla de los cuervos el aserto...
Jamás yo me pensara que era cierto.
Mas el refrán bien tengo comprobado:
No valen para nada buenos mimbres
si en el fondo del alma, soterrado,
queda un oscuro dédalo de cimbres.
Cría cuervos y limpia sus arrojos.
Te sacarán, creciendo, hasta los ojos.
484
Sonetos 2
¡Correr y más correr! ¡Siempre deprisa!
¡Marchar sin detenerse hacia delante!
Se escribe así la Historia mas, no obstante,
un rato ha de existir para una risa.
La vida es un camino que precisa
rigor y valentía. Que un semblante
de miedo y de pavor en un instante
consigue hasta dejarte sin camisa.
¡No pares ni detengas tu camino
por cosas sin valor, sin importancia!
Recuerda que los pasos del Destino
te guían desde ayer, desde tu infancia.
Así que es necesario, con buen tino,
a veces sonreír con elegancia.
485
Sonetos 2
Contento y satisfecho, con el vino
que acaba de comprar va por la acera,
en busca de su eterna borrachera,
el viejo borrachín tras su destino.
Se para a saludarme. Aún no va fino,
aún queda lucidez en su mollera;
me cuenta de un tirón su vida entera
y, luego, alegre sigue su camino.
Mi imagen me recuerda del pasado
si miro para atrás. Y me asemeja
espejo en que me veo reflejado,
con ceño siempre amargo y cara vieja.
¡Ten fuerza y energía, compañero!
Posible es de dejar ese sendero.
486
Sonetos 2
Contemplando las fotos del pasado,
de tiempos ya lejanos que se han ido,
de gentes que algún día han existido
dejando en mi vivir un gran legado,
afirmo que es el tiempo un ser malvado,
un ente despreciable y resentido
que devoró hasta a sus hijos, pavorido
de que pusieran final a su reinado.
Se llevó, entre otras cosas, mi cabello,
mi juventud, mi prestancia, aquel estilo
que prestaba a mis ojos el destello
de quien busca triunfar. Pero, tranquilo,
que no deja jamás de ser aún bello
quien guardó su belleza en un buen silo.
Si las fuerzas hoy faltan a mis brazos
para emprender hazañas de gigante,
me sirven todavía si en abrazos
quiero estrechar el cuerpo de mi amante.
487
Sonetos 2
“Si no quieres sufrir en tu futuro
haz de joven aquello que deseas,
esfuérzate con brío si peleas,
estudia bien a fondo, firme y duro.
Trabaja por lograr algo seguro,
procura ser audaz aunque no seas
Aquiles, Menéalo, Héctor o Eneas
y, a veces, como Ulises, sé algo oscuro.
Que trabaje tu mente la artimaña
para eludir de los otros el engaño,
no temas a luchar siempre con saña,
procura tú evitar que te hagan daño.
Es preferible te llamen alimaña
que te tengan por tonto y sin apaño.”
Consejos de mi abuela... No hice caso.
Hoy voy ya comprendiendo mi fracaso.
488
Sonetos 2
Condenado a vivir. Después la muerte.
Un corto devenir tras la fortuna,
un lánguido penar y, a veces, una
etapa de placer si tienes suerte.
Es triste así pensar, mas no es mi fuerte
soñar con la ilusión y no hay ninguna
razón para cambiar. Si hubiera alguna,
sería por soñar que vuelvo a verte.
Tal día como ayer te fuiste lejos
a pasar estas Fiestas con los tuyos.
Han pasado los años, somos viejos,
(tú menos, es verdad), y ahora son suyos
los besos que me diste tras la cena;
de aquél que los pagara, me das pena.
489
Sonetos 2
Con una mano atrás y otra delante,
lo mismo que su madre lo echó al mundo,
anduvo Don Quijote vagabundo,
pegándose puñadas por su amante.
Genial como ninguno fue el andante
jinete que forjara aquel fecundo
cerebro de Cervantes. Y profundo
el juicio que tenía Rocinante.
¡Perdón! Quise decir el escudero
que a lomos de su rucio cabalgara,
mas confundí al rocín del caballero.
Un “lapsus”, un error, cosa en mí rara.
¿O fue no confusión? Quizás mi mente
buscó una rima audaz y conveniente.
O puede que el soneto vaya en broma.
Veré el Moderador cómo lo toma.
Dirá que me alargué en el estrambote,
me apuesto la perilla y el bigote.
490
Sonetos 2
A aquél que aquí llegó dando lecciones
A aquél que aquí llegó dando lecciones
con ánimos y espíritu de guerra
de golpe se tragó, sin más, la tierra
por no querer brindar explicaciones.
No juzgues apoyándote en razones
que puedan molestar, pues quien se aferra
tenaz a una doctrina a veces yerra
y suele recibir contestaciones.
Orgullo y presunción van de la mano.
Fatal es presumir de tus talentos,
pues puede resultarte todo en vano
si tienen más que tú conocimientos.
Pecado es capital del ser humano
pensar que sus ideas son portentos.
491
Sonetos 2
Al borde del espanto, gime el mundo.
Cabalga el cruel Jinete de la Guerra.
Al trote del corcel tiembla la tierra
y el pánico se esparce tremebundo.
Es fétido su hedor, es nauseabundo.
Que peste de sepulcro y muerte encierra.
Pues torna la ambición la vida en perra,
matando este jardín bello y fecundo.
Caín mató a su hermano y la costumbre
se ve que por sus hijos fue adquirida;
a poco que les pinchen hacen lumbre
e incendian con fiereza fratricida
las tierras del vecino. Podredumbre
y vil desolación es esta vida.
¡Cuánta sangre vertida!
¡Por mor de las envidias y el dinero
matamos al afín y al forastero!
492
Sonetos 2
No cantaré a la muerte y sí a la vida.
Estimo que es más bella una romanza
repleta de alegría y de esperanza
que aquella que es tristona y deprimida.
Cantarle a, del amor, la despedida
es síntoma de tiempos de bonanza;
si entonas con pasión, tu voz alcanza
a quien debió partir y así no olvida.
¡Cuán cruel es la distancia en los amores!
¡Fatal es de tu amor no estar cercano!
¡Estando el mundo lleno de mujeres,
en busca siempre voy del más lejano!
¡Estúpida actitud de muchos seres!
Mas pronto, sin dudar, vendrá el verano.
493
Sonetos 2
Con un vaso se alegra mi alma entera,
mas con dos me alboroto y desvarío.
Ya bebí más caudal que lleva un río
en mi torpe y lejana primavera.
Fueron tiempos de eterna borrachera,
de locuras sin fin, puesto que el brío
me prestaba el licor. - ¡El mundo es mío! -,
se pensaba sin tino mi sesera.
Hoy no envidio a quien bebe y lo disfruta
sin dañar para nada su organismo.
Mas, ¡atentos, amigos!, que esa fruta
de la vid pone al borde del abismo.
No quisiera serviros de aguafiestas.
Proseguid, que las frascas ya están puestas.
494
Sonetos 2
Con tanto mogollón y tanto lío
menguada se quedó mi Poesía.
Son cosas que suceden cada día
y no sirve llorar, pero no río.
Me puse a reinstalar, que no es lo mío,
el XP de Windows. ¡Qué sangría!
Pues no quité el pendrive, locura mía,
y el chisme se quedó seco y baldío.
¿Qué coño sucedió? Pues un misterio
de tantas que se dan en Informática.
El caso es que quedé muy triste y serio,
cortando con mi Musa cualquier plática.
Borré toda mi herencia haciendo el “moñas”,
no quise que me hiciera carantoñas.
495
Sonetos 2
Con tanta Endesa y OPA está el bolsillo
del “mísero” accionista acongojado.
Compró a precio de saldo, asesorado
por otro que también fue muy listillo.
Hoy surge un comprador, que es más vivillo,
queriendo también parte del bocado;
pues dice que, si hay otros que han ganado,
también quiere él ganar su bocadillo.
Y tiembla el miserable del currante,
pensando que le suban las facturas.
Con tantos a robar, tanto mangante,
con tantos sinvergüenzas, caraduras,
la luz le subirán. Con tal montante,
habráse de dormir o estar a oscuras.
Maldice. Mas, no obstante,
el mismo que al pensarlo tanto llora
mañana enchufará la lavadora.
496
Sonetos 2
Con ojo y atención cobra al cliente;
que vienen a por ti, bien te lo aviso.
Después pueden ponerte en compromiso
y hacerte maldecir inútilmente.
Que mucho de ladrón tiene la gente
y allana tu morada sin permiso,
mejor es que te muestres muy remiso
a dar una peseta. Di: - ¡Se siente!
Cien euros me querían dar de clavo
a poco de empezar esta mañana;
lo supe adivinar que, al fin y cabo,
la experta timadora era gitana.
Perdonen mi expresión, no soy racista;
mas suelen ser personas con gran vista.
497
Sonetos 2
Con mi pluma, escribir versos hermosos,
repletos de añoranzas y de amores,
es fácil, mas me faltan los ardores
que logren que en verdad sepan sabrosos.
Podría, sí, forjarlos piadosos,
repletos de metáforas y flores,
brillantes, con mil mágicos colores,
sencillos, juveniles, candorosos.
Pero al fin y a la postre, ¿qué me inspira
si luego no te fijas tan siquiera,
si luego tu mirada no los mira,
si no das importancia a mi quimera?
¿Para qué calentar mi fragua ardiente
si mis versos no brillan en tu mente?
Siendo novios, ¡qué a gusto me leías!
Mas hoy siembran desdén mis poesías.
Y el desdén al desdén a veces llama...
No llores si después hay quien me inflama.
498
Sonetos 2
Con los ojos cerrados por el sueño
cada cual va a su dura y cruel faena,
a cumplir la de Adán vieja condena,
con la cara muy seria, brusco el ceño.
Al trabajo nos ata la cadena
y habremos de poner todo el empeño
en cumplirlo con ansia. Duro leño
que nos hizo el Señor cargar con pena.
El necio del varón, atolondrado,
comió de la manzana que le diera
la mujer pertinaz y zalamera.
Por darle simplemente ese bocado,
toda una Humanidad sufrirá entera,
purgando para siempre aquel pecado.
499
Sonetos 2
Con impaciencia y el ceño preocupado
es el viaje en los trenes de la muerte,
ha transcurrido ya un mes del atentado
pero la sangre sigue aún oliendo fuerte.
Aún continúan las velas encendidas,
sigue presente un cierto olor a muerto,
no han restañado siquiera las heridas,
el sendero al infierno sigue abierto.
Pero ya se circula por la vía,
sin sonrisas quizás pero con ganas
de acudir al trabajo cada día
como antes de aquello. En las mañanas
al tren suben con fuerza y gallardía
las gentes que a Madrid van tan galanas.
500
Sonetos 2
Con ánimo, valor y sin recato
contó sin yo pedirlo su problema.
Atónito quedé y en un dilema,
pues cruel y sin pudor fue su relato.
Decir que en su dolor vi mi retrato
sería exagerar, que el alcohol quema
mas menos que la droga; y el sistema
les presta a los borrachos mejor trato.
Muy dura fue la historia y, pensativo
en cuánto sufrimiento hay en la vida,
llegué a la conclusión de que el motivo
difícil es de hallar; y que a medida
que juzgas la hermosura de estar vivo,
rechazas a quien débil se suicida.
501
Sonetos 2
Con agua nos llegó la primavera.
Es llanto, sin dudar, de un emigrante
de aquellos que se embarcan y, adelante,
la mar cruzan, muriendo en la patera.
Admiro su valor, pues ni siquiera
a dónde les conduce el traficante
conocen de verdad. Y en un instante
termina su aventura marinera.
Ansiosos por medrar, dejan su suelo
en busca de encontrar un Paraíso
cual aves que en otoño alzan el vuelo
buscando el Sol amable. Es indeciso
el rumbo que prosiguen y, con suerte,
consiguen escaparse de la muerte.
502
Sonetos 2
Comprendo que soy viejo, pues recuerdo
los hechos que pasaron hace años;
las risas, los amores, los engaños...
Mas de qué ayer comí ya ni me acuerdo.
No es cosa de estar loco, es de estar cuerdo,
recordar del pasado aquellos daños,
Aquellas artimañas, los apaños,
el estar frente al mundo en desacuerdo.
La libertad buscaba con locura,
soñando en derrocar la Dictadura;
mas, duro, el dictador puso buen precio
y cara resultó tal aventura.
Aún guardan mis costillas el desprecio
con que supo medirlas un vil necio.
Y al cabo, conseguimos, anhelantes,
triunfar para vivir igual que antes.
Podremos, sí, opinar con albedrío;
mas de que somos libres yo me río.
503
Sonetos 2
¡Compañero del alma, compañero..!
¿En verdad aplicable el adjetivo
es a muchos? ¿Existe algún motivo
o es costumbre, quizás, siendo sincero?
Le sucede lo mismo a caballero,
otro nombre falaz pero atractivo;
pero todos pedimos un recibo
al momento de dar nuestro dinero.
No te fíes de nadie, que el más noble
muy capaz es de hacerte la jugada;
que amistades tan recias como un roble
conocí que quedaron luego en nada.
Hasta puede un hermano serte doble
y dejarte sin más en la estacada.
504
Sonetos 2
Compañera buscaba de mi vida.
Lo que ansíes tú ser de ti depende.
Mas no debo exigir me quiera un duende
ni una diosa sin par del mar surgida.
No soy digno de ti y aunque lo pida
- pues no puedo comprarlo ni se vende sollozando a Cupido no me atiende,
que una joya demando desmedida.
Pero habré de luchar por tal empresa
conseguir, alcanzando así la gloria.
No te puedo borrar de mi memoria,
que en tu dulce mirar se quedó presa.
Este afán de obtenerte ya no cesa...
¡Ten piedad y propicia mi victoria!
505
Sonetos 2
Como vasija de fina porcelana
es el amor naciente. Con los años
pierde el fulgor. No sirve pasar paños;
queda mate su luz, más nunca emana.
Si sufre una fractura, por más gana
se ponga en repararla quedan daños.
No tiene buen arreglo; son extraños
y ajenos los pedazos. Ni artesana
labor que los trabaje bien los une,
se queda la rotura al descubierto;
cualquier leve temblor pronto desune
la unión del lañador aunque sea experto.
No queda la traición jamás impune
y ese amor renqueante ya está muerto.
“Nunca partes segundas fueron buenas...”.
Bien lo dice el refrán. No son amenas.
506
Sonetos 2
¿Cómo puedo lograrte, vida mía,
si parece que el NO nació en tu boca?
¿Cómo puedo calmar el ansia loca
de tenerte en mis brazos algún día?
Escribir una hermosa poesía
me parece tarea pobre y poca,
aunque un verso conmueve hasta a una roca
y convierte en real la Fantasía.
Mas ni así me parece muy probable
alcanzar de tu amor hacerme dueño.
Gozas, sí, de escuchar mi voz, amable,
pero todo al final sólo es un sueño.
Considero la empresa formidable,
mas en ella pondré todo mi empeño.
507
Sonetos 2
¿Cómo puedes vivir de esta manera,
devorando voraz a tu marido?
¿Cómo pudo la flecha de Cupido
por la espalda alcanzarme tan certera?
Por los aires volando fue ligera
hasta herirme cual nunca me han herido,
porque nunca al ladrón tuve en mi nido.
No dejé se acercase ni siquiera.
Pero igual que el caballo de Odiseo
acogieron en Troya, con su engaño,
te conduje de nuevo al himeneo
sin saber que sería como antaño.
Es que pienso, medito y no me creo
que me puedas causar, sin querer, daño.
508
Sonetos 2
¿Cómo puedes echar así al olvido
tus palabras de ayer? ¿Fuiste sincera?
Terminando ya está la primavera,
el calor del verano ya ha venido.
Y con él, en sus brasas, se han fundido
la ilusión y el amor que ayer sintiera;
no deseo insultarte, mas cualquiera
más cordial y amistosa hubiese sido.
Pero a trances parejos ya estoy hecho,
no me impulsa el desdén ni rabia alguna.
¿Que no pude tenderte sobre un lecho?
Pues quizás fue mi bien y mi fortuna,
porque pienso que no tiene derecho
de mandar sobre mí tú ni ninguna.
509
Sonetos 2
-¿Cómo puedes andar con tal madero
sobre el hombro clavándose cruelmente,
la corona de espinas en tu frente
y cubierto de sangre el cuerpo entero?
Me da angustia de verte prisionero,
maltratado y herido. Y que la gente
se divierta o te observe indiferente,
contemplando tu aspecto lastimero. -.
¡Oh, Jesús, caminaste hasta el Calvario
por querer redimir la raza humana!
¿De verdad tu dolor fue necesario
o fue inútil sufrir la cruz romana?
Como sea, yo sé que tu sudario
inundaste de amor con buena gana.
La tercera mañana
alumbró tu Poder y tu victoria.
Aunque corta es del hombre la memoria.
510
Sonetos 2
¿Cómo puede sonar tu voz tan fría,
simpática a la vez e indiferente?
Recuerdo que una tarde, e igualmente,
lo mismo te escuché, delante mía.
Me dijiste que hablabas con tu tía,
que había fallecido algún pariente...
Pero yo aseguré: - Ésta me miente.
Por mucho que en mí fíe, no se fía.
Y seguimos la ronda del Museo
para luego marcharnos a la cama,
que estabas como loca de deseo
igual que en la berrea el ciervo brama.
Te portaste muy mal, mas no deseo
que lleves por mi culpa mala fama.
511
Sonetos 2
¿Cómo pudo surgir pasión tan fuerte
o es tan sólo un amor de primavera?
Conseguirlo saber pronto quisiera,
mas no sé si tendré tamaña suerte.
Por lo pronto, mujer, preciso verte
y después venga ya lo que Dios quiera.
Es tediosa tan larga y cruel espera,
agonías sintiendo estoy de muerte.
Tan celoso me encuentro, lo confieso,
que capaz soy de hacer cualquier dislate.
Este nada qué hacer en que estoy preso
me pudiera llevar a un disparate.
No te extrañes, mi amada, pues por eso
enfrentarme con él quiero en combate.
Que podría vencerme es bien sabido,
porque todo se logra con dinero;
y un sicario felón y traicionero
no es muy caro comprar, según he oído.
512
Sonetos 2
Si luchamos los dos como es debido,
esforzarme sabría con esmero;
la derrota no temo, aunque prefiero
no morir y arrancarte de su nido.
Mas, cual ave rapaz, protegería
como fuese sus bienes y su hacienda.
No su honor. No le importa en demasía,
pues no entiende que alguno no lo venda.
Todo tiene su precio, en teoría;
y, por tanto, no creo me comprenda.
513
Sonetos 2
Como el perro guardián del hortelano
ni dejaba comer ni él se comía
el manjar que a mi vez comer querría.
¿O quizás lo comió ya de antemano..?
De su casa es el dueño soberano,
eso no lo discuto; pero es mía
la mujer que vigila y pronto el día
llegará en que la arranque de su mano.
Puede ser que me gane en la contienda,
pues que tiene el derecho de su parte
y el dinero también. Mas que comprenda
que no puede evitar que llegue a amarte.
No pretendo sus bienes ni su hacienda,
pero sí a la que habita el baluarte.
514
Sonetos 2
¡Cómo cambian las cosas en la vida!
Ayer estuve loco y hoy no tanto,
ayer no supe yo apreciar tu encanto
perdiéndome en pasiones sin medida.
Confié en otra gente inmerecida,
presté oídos a su engañoso canto
de sirenas envueltas en un manto
de lujuria con el cual iba vestida.
He despertado al cabo de ese sueño,
de esa ingrata y horrible pesadilla.
No pretendo ni impongo ser tu dueño,
sólo quiero que seas la chiquilla
que hizo mi vivir siempre risueño.
Hoy retorno a vivir. ¡Qué maravilla!
515
Sonetos 2
Comienzo a sospechar que ya soy viejo
pues tengo un dolorcillo en una pierna,
me opongo a esta existencia tan moderna
y empiezo a regalar algún consejo.
Pasó mi juventud mas no me quejo,
que sigue funcionando la entrepierna;
en tanto que otros viven noche eterna,
perdidos ya la vida y el pellejo.
Pasada fue la edad de ser un mozo,
en plena madurez me encuentro ahora.
Tal dice alguna gente y es un gozo
que piensen de esa forma alentadora.
Mas miro hacia el pasado y un sollozo,
cual grito de dolor, a mi alma aflora.
516
Sonetos 2
Comienzo a comprobar que sí hay justicia.
o al menos gente existe que la imparte
con gracia, donosura, con buen arte,
obrando dignamente y sin malicia.
No escribo por pensar con avaricia
que inclinan la balanza de mi parte,
pues queda lid aún pero, eso aparte,
elogio de una Jueza la pericia.
Un día le he de dar personalmente
las gracias por su gesto compasivo;
por ser tan perspicaz e inteligente
que supo comprender cuánto de “vivo”
tenía mi abogado impertinente,
del cual me callaré su apelativo
porque es parejo al chivo.
El símil, sin dudar, es acertado
pues es dicho animal más que él honrado.
517
Sonetos 2
Comienza a ser preocupante
y enmudece mi garganta
al ver que no se levanta
lo que se alzó bien pujante.
¿He tenido ya bastante
o es que mi voz ya no canta?
Mi carne se ha vuelto santa.
¡A rezar en adelante!
Pues tiene muy mala sombra
tener el cuerpo tan santo,
aunque ya nada me asombra
por haber visto ya tanto.
Quien sufre es la pobre alfombra,
que la humedece mi llanto.
518
Sonetos 2
Comenzaron el juego los cabrones,
el cadáver tendido allí en el suelo;
les sirvió la partida de consuelo,
ésas fueron sus únicas razones.
¡Cuán malignos y turbios corazones
necesario es tener para del duelo
de tu amigo reír! Me da repelo
de que exista tal panda de felones.
De seguro cantaron las cuarenta
y pasaron la tarde felizmente.
Beberían chiquitos y la cuenta
la pagó quien perdió que, únicamente,
fue quien vino a morir de forma cruenta
sin pensar en matar. ¡Todo un valiente!
519
Sonetos 2
Combate tras combate, el caballero
a lomos de rocín busca la gloria.
Ignora que su hazaña, haciendo Historia,
figurará en el tiempo venidero.
Un manco la escribió. De su tintero
brotó tanta alegría y tanta euforia
que habrá de perdurar en la memoria
por siempre, sin dudar, del mundo entero.
Alonso de Quijano fuera un día,
hidalgo sin fortuna y sin cabeza;
con más penas que dichas subsistía,
leyendo sinrazones con torpeza.
Mas quiso de Cervantes la ironía
tornar esas miserias en grandeza.
520
Sonetos 2
Coloquial no es vulgar, cacho insensato
que te piensas ser líder de poetas.
Y por mí puedes irte a hacer puñetas
por patán, insolente y mentecato.
Eres bueno, y así siempre lo digo.
Sin dudar, peculiar tu Poesía;
pero es mucho mayor tu felonía
y no pienso que tengas ni un amigo.
Pues criticas de forma inconveniente,
de manera engreída. Y, por ser diestro,
te supones ya ser todo un maestro,
no un humilde poeta únicamente.
Consideras del verso ser un divo...
¡Bien te llaman “el Muso del Olivo”!
521
Sonetos 2
Colérico, el furor que me domina
me impulsa a reclamarle al que a una dama
injuria con maldad teniendo fama
de ser sólo un patán que se acoquina.
Cobarde es el felón y viperina
su lengua. No diré cómo se llama.
Si es hombre que recoja mi proclama,
mas sé que a hacer tal acto no se inclina.
Falaz es en sus dichos y, embustero,
ampara su apellido tras un mote.
¿Vergüenza y dignidad..? En vano espero
que un ápice demuestre y por ser zote
ignora que jamás un caballero
insulta a una mujer por darse el pote.
Y sirva de estrambote
el guante que le arrojo en desafío.
Dirá, por no aceptarlo: - ¡Es que no es mío! -
522
Sonetos 2
Circulan por la noche velozmente
y escucho atentamente sus zumbidos.
Ya tardan en pasar y en mis oídos
su ruido va cesando, lentamente.
Se para un autobús y en esta mente,
que vive atormentada por los ruidos,
se plasman mil historias, mil latidos,
de quiénes van en él y de qué gente.
Pasada es medianoche. A mi ventana
la Luna no se acerca ni se arrima.
El Sol sí que lo hará por la mañana.
Selene no me quiere o no me estima.
Decirle tengo, pues, a esa truhana
que no me dé su luz mas sí la rima.
523
Sonetos 2
Cesaron ya en mi pecho los lamentos.
¡Al guano las tristezas y las penas!
Hoy rompo de la angustia las cadenas,
dejando de hacer caso a tantos cuentos.
Caprichos de mujer... ¡Tan sólo inventos!
Excusas sin valor, torpes faenas
que quieren imponernos mil condenas;
pues gozan infringiendo sufrimientos.
¿Misógino? ¡Jamás! Pero ya paso
de tanta y de tamaña tontería.
¿No quieres con tu amor hacerme caso?
¡Pues déjame tranquilo, amiga mía!
Yo no busqué tu amor. Tal vez, si acaso,
muy ciego me pensé que te quería.
Mas pronto la visión volvió a mis ojos.
¿No quieres mi cariño? ¡Fuera enojos!
Mujeres muchas hay llenas de encanto;
poetas como yo... No abundan tanto.
Quizás es el consuelo del idiota,
524
Sonetos 2
mas pienso de esta forma y no se nota
que existe en mi interior inmensa rabia.
¡La mente siempre suele ser muy sabia!
Cervantes fue un novelista
pero también fue un portero.
No es falso, es muy verdadero,
pues que ha sido un futbolista.
Le llamaban cancerbero
y en lo suyo fue un artista.
Tenía muy buena vista
aunque nunca fue el primero.
Porque aunque manco no era
no fue tampoco un portento.
Llegó a jugar en Primera
pero no fue un gran talento.
No les digo una quimera,
es verdad que no les miento.
525
Sonetos 2
Celosa y enojada, la morena
maldice del poeta que la ignora.
Es eso lo que opina la señora
y exhala a grandes gritos su gran pena.
Me viene a la memoria aquella escena
que daba sin cesar la negra Aurora...
Ya saben, que “si no” con duelo llora
y quejas sin parar cuando está llena.
Mujeres, reconozco que no entiendo
el raro mecanismo de esas mentes
que rigen vuestro espíritu estupendo
e hieren a la vez a muchas gentes.
Por más que lo he pensado, no comprendo:
¡Se muestran ayer frías y hoy ardientes!
526
Sonetos 2
Celestinas del alma, ¡en qué manera
urdís en vuestras mentes la patraña!
¡Cómo sabéis fingir y con qué maña
uncís al hombre al yugo que le espera!
Pero yo no soy zafio y está entera
mi dote de vencer a la artimaña;
aquél que engañe bien a la que engaña
podrá al final lanzar risa altanera.
Primero, que si el sábado podrías;
mas no, que se halla enferma la señora.
Que si en septiembre vendrías unos días...
Y - ¡No! -. Respondí serio. - ¡Quiero ahora! -.
Dejaste ya de hablar de tonterías,
fijando tú el lugar, día y la hora.
Tardaste en decidirte grande rato,
buscando, por jugar, tres pies al gato.
Y hallaste que había un tigre enfrente tuyo.
¡Qué pronto se apagó todo tu orgullo!
527
Sonetos 2
Cayendo de la tarde van las horas
e igual los años corren de mi vida.
Cansado de luchar y tanta herida,
quisiera ser feliz donde tú moras.
Mas pienso que es soñar, pues sé que añoras
vivir de una manera divertida.
Me temo que mi mente es aburrida
y canse con su afán a las señoras.
La culpa de mi error es ése, acaso:
Que soy en mis placeres muy casero.
Ser Cáncer me domina. Otro fracaso
tener en mis amores ya no quiero.
Sequé la hierba fértil tras mi paso,
quedó yermo y estéril mi sendero.
528
Sonetos 2
Cautivo estoy del ocio y prisionero
de insípida inquietud y desencanto;
mis penas disimulo con un canto
que finge ser feliz, mas no es sincero.
Dos dones me entregaron: Buen dinero
y un mágico vergel lleno de encanto
que convertí en erial. ¡Teniendo tanto
al cabo resulté mal jardinero!
Con todo ese tesoro que el Destino
me quiso regalar fui ciego y loco;
me encuentro terminando mi camino
y tengo del caudal más bien muy poco.
No supe aprovecharlo con buen tino,
ni pienso que al final sepa tampoco.
Convierto lo que toco
no en oro, como Midas, sí en basura.
Mi nave, sin timón, va a la ventura.
529
Sonetos 2
Yo no sé ni me importa ni mi inquieta
lo que pueda ocurrirme en la mañana.
Quizás ni me despierte, mas mi meta
es claro que es quererte, toledana.
Para ti he de cantar esa concreta,
romanza que conoces, castellana,
que dice sin decir, tímida, escueta,
que muriera por ti de buena gana.
Que por tu amor mi honor yo perdería,
que por besar el grana de tu boca
con cientos de gigantes lucharía.
Con tal de conseguir callar la loca
pasión que me atormenta, en pedrería
sabría convertir hasta una roca.
530
Sonetos 2
Casquivana y coqueta me ha salido.
Mentirosa además, ¡qué mezcolanza!
Menos mal que he tenido la templanza
de con ella actuar muy comedido.
Si ya tiene un amante o un querido
no debiera de dar a otro esperanza;
sobre todo si es vieja, pues no alcanza
mi intuición a saber cuándo ha nacido.
Pero dice el refrán que la gallina
si es madura hace un caldo suculento;
es muy corta mi ciencia en la cocina,
pero opino que tuvo su momento.
Pensará que la muerte se avecina
y a su cuerpo querrá darle un contento.
¡Pues vaya un elemento!
No gozó, por lo visto, de muchacha;
de mayor quiere tanto que se empacha.
531
Sonetos 2
Cantemos al amor. ¿Algo es más bello?
Que sepa, nada más hay importante.
Nacemos de su influjo y su flamante
fulgor nos marca siempre con su sello.
Vivimos por sus sones; y, por ello,
volamos como locos tras la amante.
Por verla solamente un breve instante
llegamos, si es preciso, al atropello.
La fuerza de un titán o de un gigante,
la misma que un Sansón con su cabello,
nos presta su poder; pero, no obstante,
no dura más que un rápido destello.
Es corto ese momento, mas bastante;
perdemos por su culpa hasta el resuello.
532
Sonetos 2
Cantar a la existencia cotidiana
sin duda es mi argumento favorito;
no ansío que mi verso sea bonito,
prefiero dedicarlo a gente llana.
Mi léxico es vulgar, la filigrana
la dejo para aquél que es erudito
y busca deslumbrar. Mi manuscrito
dirijo a quien madruga en la mañana.
Al hombre que en el Metro va al trabajo;
al ama de su casa que la escoba
maneja con afán y que al carajo
envía alegremente al que la soba,
con todo su soltura y desparpajo.
Es ése mi lector y así es mi trova.
533
Sonetos 2
Cantando me he pasado la mañana
el dúo principal de una zarzuela;
medito lo que dice y mi alma vuela
serena, más ligera y más liviana.
Que un hombre que luchando su pan gana
no debe de un zapato ser la suela;
respeto se merece si es que anhela
amar con honradez a una galana.
Quizás es que la bella desconoce
la herida de los dardos de Cupido;
no sabe del placer que da un buen roce
o acaso la altivez se le ha subido.
Pues santos vestirá si a un buen badajo
no presta su atención y su agasajo.
Morirse siendo virgen es de memas
y dicen que además causa problemas;
la flor sin que la rieguen se marchita,
un diestro jardinero necesita.
534
Sonetos 2
¡Canta, Musa, la cólera homicida
del pélida empeñado en cruel batalla!
¡Canta, oh, ciego, y en tu epopeya halla
los versos apropiados a su vida!
Recuerda que asoló del monte Ida
hasta de Troya la insólita muralla
y afirma que en el mundo nunca haya
espada que a su furia ponga brida.
Aquiles, entre Tetis y Peleo
crearon un gigante de la Historia.
Su amor no fue simple regodeo,
forjaron con su goce la Victoria.
A veces del amor y del deseo
nace un hijo querido de la Gloria.
535
Sonetos 2
Cansino jugador de cada día
que siempre me preguntas cuánto cuesta,
sabiendo de antemano la respuesta,
por ver si me confundo o por manía.
¿No piensas que el hacerlo es tontería,
si a cuánto sabes ya sube la apuesta?
El caso es incordiar y es muy molesta
tu forma de actuar y tu porfía.
Me pienso que es que insistes por si acaso
un día, por un lapsus, me equivoco;
lo cual quiere decir que eres un caso,
que quieres engañarme por tan poco.
Pequeña puede ser la diferencia...
¿Compensa su valor tal indecencia?
536
Sonetos 2
Cansado ya me tienen y aburrido
de tanta discusión y del mal trato.
Mejor es no buscar tres pies al gato,
que es fiero el animal al verse herido.
Palabras sin razón y sin sentido
me acusan sin piedad de desacato.
¡Que tiemblen! Su rival no es un pazguato.
Mas pienso que es mejor darlo al olvido.
No busco más jaleos ni peleas,
ni quiero destacar por ser ceñudo.
¿Se aburren por ser viejas, por ser feas
o existe algún motivo? Pues lo dudo.
Tranquilo quiero estar, ¡pero no veas..!
Su ataque es contumaz, severo y crudo.
537
Sonetos 2
Cansado está mi cuerpo, no mi mente.
Me abruman el esfuerzo y la fatiga;
mas algo en mi interior hay que me obliga,
que cumpla mi labor rápidamente.
¿Es miedo al cruel final o solamente
estúpida ambición de que consiga
que graben mi apellido en una viga,
que lea en el futuro mucha gente?
Lo ignoro mas prosigo mi tarea,
plasmando en el papel mis sentimientos;
cantando cuanto el ánima desea
sin miedo y sin temores, sin lamentos.
Que llegue a mí la Parca si desea,
sabré yo distraerla con mis cuentos.
¡Ah, mágicos inventos
que surgen de las mentes portentosas..!
La Muerte no hace caso a tales cosas.
538
Sonetos 2
Cansado de escribir, miro a la calle.
Ni un alma en lontananza se divisa.
Un coche circulando a toda prisa,
mas poco ha de importar ese detalle.
La Luna, allá a lo lejos, do se halle,
alumbra las hazañas de Artemisa
y observa a la iracunda poetisa
que tiembla porque alguno la avasalle.
Si el arco ella tuviera de la diosa
apuesto a que una flecha me alcanzaba.
¿Por qué será la gente rencorosa?
¡Total por no quererla hacer mi esclava!
¿Llegasteis a un acuerdo? Pues la cosa,
al menos por mi parte, así se acaba.
No es justo poner traba
a quien de todo y todos tuvo quejas.
¡Que paz lleves contigo, igual que dejas!
539
Sonetos 2
Cansada está mi Musa, está indolente.
No viene a visitarme a mi garita.
Se ve que algún descanso necesita
o acaso perezosa es que es mi mente.
Será un compás de espera y solamente
despertará de nuevo si la agita
la risa de una hermosa muchachita,
volviendo a revivir seguramente.
Aquel amor de ayer dejó transido
y mustio el corazón. Sin ilusiones.
Mas pronto relegarlo hacia el olvido
sabré, como en pasadas ocasiones.
¡Que llegue sin tardanza a Dios le pido,
pues no puedo vivir sin emociones!
¡Ah, vibrantes pasiones!
¡Llenando de emoción el alma mía,
me impulsan a forjar mi Poesía!
540
Sonetos 2
Caminante incansable de la acera,
en la mano encendido un cigarrillo,
su abundante cabello tiene un brillo
que con gusto tenerlo así quisiera.
Se recorre la calle toda entera
mientras silba contento un estribillo.
Ya no tiene los años de un chiquillo,
olvidada ya está su primavera.
Es delgado y enjuto, de estatura
similar a la mía y su talante
es del hombre que sueña en la aventura
a pesar de su edad, que ya es bastante.
Luce todas las tardes su figura
por la calle Serrano, tan galante.
Transcurrió ya su instante,
mas de hablar de morir no tiene prisa.
Escuchando, le observo, Para Elisa.
541
Sonetos 2
Camina por la calle, presurosa,
la moza más gentil del mundo entero.
Quisiera yo marchar por su sendero,
mas he de trabajar. Así es la cosa.
Es duro laborar mientras la hermosa
pasea solitaria; mas, primero,
ganarme debo el sueldo, el vil dinero;
dejarme de soñar. No es verso, es prosa.
Brillante, sí, quizás... Mas sin acentos
que llenan de color la Poesía.
Escribo en ambos metros. Son distintos,
las tónicas resaltan los lamentos
del vate; el suspirar de cada día...
La prosa es para asuntos variopintos.
Metido en laberintos
de versos y de prosa dar lecciones,
llevóse la beldad mis ilusiones.
542
Sonetos 2
Calmada está mi mente y mi conciencia
tranquila por haberse sosegado;
pasó todo el peligro, no hay cuidado
que tornen la inquietud y la impaciencia.
Lejano está Satán. De su influencia
en forma de mujer ya me he librado;
que vaya a atormentar por otro lado,
tendré en lo sucesivo más prudencia.
Un ángel en sus dichos parecía,
diciendo que me amaba tiernamente.
Por suerte me alumbró Santa Lucía -
Patrona de mi gremio - y a mi mente
prestó todo el vigor y la energía,
pudiéndome librar de tal demente.
¿Será tal suficiente?
Me temo que a aliviarme tanto mal
no alcance, todo entero, el santoral.
543
Sonetos 2
Callado está el poeta. Está pensando
en cuánta es la maldad en este mundo.
Su ceño está fruncido y, furibundo,
al Buen Señor pregunta que hasta cuándo
habrá tantos gañanes en el mando,
impuestos al albur. Y lo segundo
que quiere conocer es más profundo:
¿Por qué razón oculta están mandando?
La vida es totalmente una injusticia,
que pone en el Poder a los más leños;
que saben la ocasión pronta y propicia
a tiempo aprovechar y hacerse dueños
del bien de los demás con avaricia,
dejándoles gozar tan sólo en sueños.
¡Demasiado pequeños
del hombre son la mente y la cordura!
No entiende la Divina travesura…
544
Sonetos 2
Callada está mi pluma, ayer tonante
cual Júpiter lanzando mortal rayo.
Lo malo del asunto es que si callo
ya nunca ha de escribir nada brillante.
No importa, que quizás dije bastante;
me gusta este silencio en que me hallo.
Mejor callado y libre que lacayo
y necio parlanchín, fatuo ignorante.
Hablé como debía. Me arrepiento
del daño que causara con mi mano,
mas no de lo que dije. Fue un momento.
Lo suyo, juramentos siempre en vano.
Enorme es mi dolor, pero contento
me encuentro al comprobar que soy humano.
Ni héroe ni villano:
Un hombre nada más, como cualquiera,
que a un dios se comparó sin que lo fuera.
545
Sonetos 2
Callada está mi Musa, compañero,
perdí toda ilusión en esta vida;
parece que mi mente está dormida
pues poco del futuro, o nada, espero.
Recuerdo mi pasado y lo primero
que viene a mi memoria, que no olvida,
es esa bizarría ya perdida
y aquel amor logrado sin dinero.
Hoy día ni pagando lo consigo,
pasaron esos años de bonanza;
no tengo, ¡y menos mal, más que un amigo
ni amor al cual cantarle una romanza.
Mas hay una mujer... Quizás con ella
volviera a relucir mi buena estrella.
Son sueños de alocado desvarío
que torno en realidad. Pero despierto
y observo que en verdad nada fue cierto,
tan sólo un cruel engaño y me sonrío.
546
Sonetos 2
¡Ardiente corazón, hoy estás frío
y más que lo estarás cuando hayas muerto!
Se acaba el navegar, llegas a puerto.
Tu larga singladura fue en baldío.
Me aferro a esa esperanza y doy un paso,
en pie debo tenerme firme y prieto;
pues puede que el azar, en un acaso,
me saque con fortuna de este aprieto.
No quiero luchar más, sólo la suerte
confío que me salve de esta muerte.
547
Sonetos 2
Callada está la pluma del Villano,
cansada de clamar en el desierto;
sabiendo que su dicho siempre es cierto,
¿a qué pegar más voces si es en vano?
Funciona bien su mente, mas su mano
inmóvil se quedó no estando muerto;
veré si del letargo le despierto
y torna a trabajar este verano.
La causa de su sueño en bien sencilla:
Se hartó ya de escuchar estupideces.
Opina que gobierna una pandilla
de golfos y cretinos que, con creces,
se toma cruel venganza. Y la rencilla
motivo es de tragedia muchas veces.
De poco sirven preces
rogando por la calma y la armonía:
¡Los otros son peores todavía!
548
Sonetos 2
Calidad del poeta, portentosa:
Unir unas palabras y, en momentos,
lanzar a todo el Orbe sus lamentos
en forma de poema y no vil prosa.
Que los versos contienen una cosa
que queda en la memoria. Sus acentos
adornan los más tristes pensamientos,
haciéndolos tomar color de rosa.
No desprecio otra forma de escritura.
Hay muchos que me creen mejor prosista;
mas yo veo mi prosa llana y dura;
quizás algo vulgar, materialista.
Como sea, deseo que mi mente
deje huellas profundas en la gente...
Que sepan que existí, dejar memoria,
conseguir algún día hallar la gloria.
549
Sonetos 2
Cada vez pienso más en que he nacido
por azar en un siglo equivocado,
en el cual el ser rico es lo obligado
y la hombría carece de sentido.
Sofocar de un patán el alarido,
como siempre por Dios fue lo mandado,
por lo visto es de idiota enajenado
de ninguno o de pocos comprendido.
Ya por loco tomaron al Quijote
cuando puso su amor en Dulcinea
y al salvar de su pena al galeote
con la Santa Hermandad tuvo pelea.
Pues tendrían razón, pero en la Historia
ha dejado honda huella su memoria.
Caballero gentil, siempre adelante
te enfrentaste con todo. De insensato
por buscarle, quizás, tres pies al gato
te tildaron. ¿Y qué? Si es lo elegante.
550
Sonetos 2
Pues, a lomos del viejo Rocinante,
no quisiste tu honor vender barato.
Si contigo portóse el mundo ingrato,
alcanzaste la gloria y fue bastante.
Que embestiste a las aspas del molino
de gigantes pensando eran los brazos
y el ventero te dio mil estacazos,
pues pellejos heriste de su vino.
Todo aquello por mor de la nobleza:
De laureles cubriste tu cabeza.
551
Sonetos 2
Cada noche que pasa es más profunda
la angustia que atenaza el alma mía;
presiento que acabó ya la alegría
de mi mente feliz, ayer fecunda.
No puedo soportarlo, que iracunda
se torna mi paciencia cada día
cuando llamo y no estás. Esta porfía
de celos y temor el alma inunda.
¡Maldito sea mil veces el dinero,
el juego y el azar! Y de eso vivo...
Yo vendo a los demás, pero no quiero
que vuelvas a jugar porque percibo
que a la ocasión siguiente estaré fiero.
Que jugar por jugar no es de recibo.
552
Sonetos 2
Cada cual va a su bola. Ya lo he escrito
en relato reciente del Villano.
Cada quien es su propio soberano
y el camino que elige el más bonito.
Como tal le parece al erudito
que disfruta leyendo; y a su hermano,
ignorante y quizás más campechano,
tales libros leer le dejan frito.
Hay aquél que le agradan las pinturas
y transcurre su vida en un Museo;
otros hay que se esfuerzan por ser curas,
con afán de ceñirse el solideo.
Dios nos hizo de aspectos diferentes,
mas distintas también hizo las mentes.
553
Sonetos 2
Cada cual marcha a su bola
y esta bola rueda y rueda.
Al final, como una seda
todo gira y todo es trola.
Pues que impera la mentira,
ya no existe el caballero.
Tan sólo importa el dinero
y a su compás todo gira.
Reflexiones bien cabales
han brotado de mi pluma:
Las ansias son sólo espuma,
los hombres sólo animales.
Que satisfecha la prisa
y la inquietud del instante
todo va para adelante.
¡El mundo es que causa risa!
O dolor, según se vea,
dependiendo de la gente.
Pues queda alguno decente
que cumple con su tarea.
554
Sonetos 2
En fin... La comedia humana,
como Balzac dejó escrito:
Se duerme como un bendito
y se es cruel por la mañana.
555
Sonetos 2
Buscar la perfección en un poema
es cosa claramente harto imposible.
Un verso nos agrada o es horrible,
opino yo al respecto de este tema.
Aquél que con su ritmo el alma quema,
llenando el corazón y que, sensible,
conmueve nuestro espíritu impasible,
para mí es el mejor. De aquí mi lema:
Aquél que bien la busque, hallará gloria.
Distinto es quien se encuentre con la suerte.
Luchando alcanzará quizás victoria
o tan sólo su sino sea la muerte.
O, tal vez, sin quebranto, sin esfuerzo,
arribe hasta el Parnaso el más mastuerzo.
556
Sonetos 2
Buscando abandonar mi vil miseria
jugué a la Primitiva un ruin boleto.
Y tan ruin resultó que este soneto
al azar lo dedico con histeria
Cada cual, dice el dicho, ve la feria
según cómo le vaya. Si un sujeto
acierta las seis cifras es objeto
de alegría, temblor y cara seria.
Pero aquél que no atina con ninguno,
lo que a mí me ocurrió por mi fortuna,
se tira de los pelos y hay alguno
que se arranca las cejas una a una.
Yo no pude arrancarme más que uno,
ya estaba igual de calvo que la Luna.
557
Sonetos 2
Bullendo va la vida en torno mío
en ésta mi jornada de descanso.
La debo aprovechar, porque me canso
en esta temporada del estío.
Será que el corazón se halla vacío,
sumido en la quietud y en un remanso;
o puede que aquel bravo esté ya manso,
perdida su ambición de poderío.
Los años se han pasado y hoy mi vida
carece de ilusión y de aliciente.
Perdí de forma extraña la partida,
tal vez me hicieran trampas. Mas mi mente
se niega a que la dé como perdida.
Jugarla he de saber astutamente.
¡Tengo luz en mi frente
que puede convertir mi noche oscura
en días de fulgor y de ventura!
558
Sonetos 2
Brotó en mi corazón un sentimiento
que hacía mucho tiempo no notaba.
Es cierto que la vida no se acaba
en tanto que el amor le dé su aliento.
No quiero ya soñar, pero presiento
que vas a ser la Musa que esperaba.
Alegre compañera, mi alma esclava
es ya de tu cariño y tu talento.
¿Serás un sueño más, otra aventura
cual tantas como tuve ya en mi vida?
No quiero ni pensar esta locura,
no puedes engañarme en tal medida.
No pienses en jugar, mejor procura
tornar mi triste senda en divertida.
Ya dada por perdida,
la dicha ha retornado; y, anhelante,
el alma ha revivido en un instante.
559
Sonetos 2
Bien quisiera decirte que bien te quiero,
que estoy enamorado, por ti estoy loco.
Pero nos conocemos desde hace poco;
seguro que decías: - ¡Vaya embustero!
Bien claro has comprobado que soy sincero.
Podría haber mentido, pero tampoco
mereces el engaño. Si me equivoco,
mejor pecar de necio más caballero.
Que el honor si se pierde con la mentira
ya no se recupera tan fácilmente
por muchas penitencias que pagues luego.
Vale más la sonrisa que franca mira
que aquella que denota que sólo miente
mientras roba a las almas paz y sosiego.
La verdad por mi parte ya queda dicha.
es tu turno, querida, de mover ficha.
560
Sonetos 2
Bien comprendo que puedas sufrir pena
al leer que a otra dama rindo culto.
Pero, mira, soy franco y no me oculto
aunque sé que el saberlo te enajena.
Pensarás que tu amor he traicionado
mas no es cierto, que siempre fui sincero.
No recuerdo haber dicho que te quiero,
solamente que estaba ilusionado.
Pero piensa que no tienes perdida
la batalla final por mi cariño.
La inquietud que ahora siento es la de un niño:
Pasajera y fugaz, luego la olvida.
No te sientas, por tanto, derrotada.
Al final, lo demás quedará en nada.
561
Sonetos 2
¡Bien claro te lo dije, vida mía,
y caras mis palabras me han costado!
Pagué a bien alto precio mi pecado,
diciendo de verdad lo que sentía.
No duele tu silencio, no hay porfía
por quien tuvo la culpa ni hay enfado;
los dos fuimos sinceros y ha quedado
la cosa en realidad como debía.
Tu mente piensa sabia y lo que has hecho
totalmente es correcto: Estar callada.
Tú duermes en tu cama y yo en mi lecho;
las cosas son así y no hay más nada.
Pregunto a nuestro sino si hay derecho,
por qué nos ha jugado tal pasada.
¡Maldita madrugada!
Apenas si hay un ruido por las calles.
¿Ocurre acaso igual donde te halles?
562
Sonetos 2
Bien cercano Madrid ya se divisa,
ya me aguarda el hogar de mis mayores,
los brazos que me esperan, los amores,
la tierra que se añora y que se pisa.
En busca de mis lares vuela aprisa
la mente, más veloz que los motores;
tengo sueño y cansancio, siento ardores
por tenerte a mi lado, tengo prisa.
por ver las esmeraldas de tus ojos,
por ceñir amoroso tu cintura,
por besar con furor tus labios rojos,
fruta dulce y sabrosa, ya madura.
Que me cuentes tus penas, tus enojos,
en tanto te acaricio con ternura.
Y, después, sumergirnos en el nido
dejando las locuras al olvido;
borrarlas para siempre de mi mente,
no volver a soñar inútilmente.
563
Sonetos 2
Bendigamos las noches y los días
que el Señor nos regala alegremente,
los mágicos efluvios que en la mente
infunde para hacerle poesías,
las penas que transforma en alegrías,
los gozos que nos brinda tan clemente,
los sueños que pululan dulcemente
en las noches más torvas y sombrías.
Me río cuando afirman que no existe,
que todo en un principio fue materia,
que el mundo comenzó por una triste
combinación de gases. La bacteria
primera que nació, ¿de dónde vino?
Sin duda que del hálito divino.
564
Sonetos 2
Ayer tuve el honor de ser leído
por uno de los grandes, consagrado.
Afirma que mis versos le han gustado.
Su elogio no me vuelve un engreído.
Mas luego, repasando el contenido
del texto que escribiera un deslenguado,
he visto que la envidia es el pecado
por torpes y mediocres preferido.
Mi abuela de la envidia me decía:
- Si tiña y envidiar lo mismo fuera,
de fijo de tiñosos estaría
rascando su picor la tierra entera. -.
Es triste cavilar que en Poesía
exista tanta envidia puñetera.
Si fuese por cartera...
Mas dígame el señor de tan mal genio
por qué sigue dudando de mi ingenio.
565
Sonetos 2
Ayer fue ruiseñor, hoy es portero;
no entona como entonces, ya no canta.
La voz se le ha dormido en la garganta,
no puede ya trinar como un jilguero.
Barítono español, no fue el primero
mas tuvo su lugar; aunque no tanta
fortuna para ahorrar y hoy se levanta
al paso del muchacho del tercero.
Sus éxitos se ignoran como artista,
los vítores de ayer ya son historia,
su Fígaro murió. No tuvo vista,
su voz no grabó en disco. En la memoria
ya queda su Germont de poca gente.
Manolo ya le llaman solamente.
566
Sonetos 2
Ayer conté tu historia a una cualquiera,
(lo digo sin afán peyorativo),
e ignoro la razón, no sé el motivo.
Por no saber, no supe ni quién era.
Le hablé de una lejana primavera
que añoro con afán tan emotivo
que a veces me pregunto cómo vivo
después que te marchases de mi vera.
Le hablé de tu traición o del engaño
que hicieron prosperar sobre tu mente.
Conté cuanto dolor y cuanto daño
dejaste en mi vivir. Y solamente
mentí cuando le dije que en mi alma
ya reina otra ilusión y estoy en calma.
Lo cierto es que, si debo ser sincero,
igual que a ti te quise a nadie quiero.
Y a nadie quise nunca de tal forma;
mas tengo que fingir, pues es la norma.
567
Sonetos 2
Ayer calló la pluma del poeta,
lograrlo consiguiera la mentira.
Temedle a su trazar, pues si la ira
la agita ya hallará donde arremeta.
Despierta es más mortal que una escopeta
y bien centrado está el punto de mira;
Así que nunca falla cuando tira
y tiro, con razón, cuando me peta.
Amigo poco soy del alboroto,
no busco la trifulca cotidiana;
mas hieren a mi honor y un terremoto
trepida mi energía castellana.
Si el pacto que existiera alguien lo ha roto
se cuide que no estalle otra troyana
568
Sonetos 2
Aunque quiera vivir feliz contigo
hay algo que lo impide. Es irritante
pensar que continúas vacilante,
que prosigues hablando con tu amigo.
Intento mejorar, mas no consigo
en tu boca encontrar un gesto amante.
Mi paciencia se agota, que bastante
sufrimiento he tenido ya contigo.
Si me quieres, me quieres a mí sólo;
no precisas de nadie que te invite.
El contrato adolece así de dolo,
no te puedes quejar de que me irrite
cuando veo llamadas de ese “Apolo”
y tú aceptas, ingenua, su convite.
Imagino el final de este suceso:
¡Dos puños en la cara y tente tieso!
569
Sonetos 2
Aún recuerdo el ayer. ¡Qué más quisiera
que olvidar mis errores del pasado!
Que el funesto amargor de mi pecado
fuera sólo soñar con la Quimera...
Mas no logro olvidar ni la primera
ocasión que pequé. ¡Me quedé helado!
La mujer tuvo miedo y de su lado
me rogó, temerosa, que me fuera.
Diecinueve veranos yo tenía.
Fortaleza y vigor, como un gigante.
Mas mi sangre, de pronto, quedó fría
y mi cuerpo murió por un instante.
No tenía costumbre todavía,
en las lides de amor era ignorante.
Aprendí lo bastante
para ser consumado Casanova.
¡Juventud, tu vigor el tiempo roba!
570
Sonetos 2
Atroz, sin parangón, fue la condena
impuesta por comer de una manzana;
maldita ya quedó la raza humana,
atada del trabajo a la cadena.
- Tus hijos parirás de angustia plena
y henchida de dolores. Tu galana
figura, en la vejez, una mañana
habrás de ver marchita con gran pena.
Varón, que fuiste torpe e inconsciente
siguiendo su deseo, igual te digo:
Trabaja con tu cuerpo y con tu mente.
Consiste en tales males mi castigo. -.
Así les dijo Dios, mas fue clemente
pues dio a los pecadores buen abrigo:
Nos entregó un Amigo
que supo redimirnos de tal suerte
que, para ser igual, sufrió la muerte.
571
Sonetos 2
En un ataque cualquiera
se acabó mi Poesía.
¡Qué mala suerte la mía,
hoy que tengo quien me quiere!
Yo que suerte postrera
ningún miedo le tenía
resulta que, en este día,
hasta me causa dentera.
¡A fe que no es oportuna
la Parca y que es caprichosa!
Cuando te ves en la Luna
llega y te mete en la fosa.
¡Por Dios que sí es mala suerte,
feliz siendo, hallar la muerte!
572
Sonetos 2
Así afirma el refranero:
No hay animal más idiota
que el hombre que da la nota
por querer ser caballero.
Pues ser honrado y sincero
te deja la bolsa rota,
por no saber la pelota
hacerle al que es embustero.
Ya soy viejo y raramente
pensaré de otra manera,
pero si a volver naciera
sería muy diferente.
Pues, de entre toda la gente,
mayor ladrón nunca hubiera.
573
Sonetos 2
Asesinos de amores, los dineros
asolan con furor más matrimonios
que otros locos influjos de demonios
que parecen quizás más traicioneros.
Se esfuman los billetes y no hay peros
que valgan ni pasión ni testimonios;
sólo valen aquí los patrimonios,
la fortuna, el metal, no el ser sincero.
Un día me contaron: - “Si a la puerta
con sus dedos repica la pobreza,
se van por la ventana los amores”.
No creí que la frase fuera cierta;
mas ahora, sin pelo en la cabeza,
es cierto que escuché muchas peores.
574
Sonetos 2
Ardiente y presuroso a nuestra cita
acudo sin tardar, amiga amada.
La noche ya cerró y la madrugada
anuncia el nacimiento de Afrodita.
No opongas resistencia, necesita
mi vida disparar otra andanada.
Acaso la final, pues que acabada
está mi juventud; algo marchita.
Tenemos decidida ya la hora,
el sitio y el lugar y velozmente
mis pasos se encaminan sin demora
al sueño luminoso que mi mente
forjó con resplandor de nueva aurora.
Dos noches nos separan solamente.
Después, tranquilamente,
decide lo que juzgues necesario.
Mas ruego que este amor no sea un calvario.
575
Sonetos 2
Ardiente me inspiró en la madrugada
la Musa con su influjo enardecido.
No sé si estoy despierto o si dormido,
mas tengo que acudir a su llamada.
Fue todo por mostrar mi Amante amada,
soneto a mi entender bien concebido
que estúpida polémica ha encendido,
pues dicen que algo falta y yo que nada.
El caso es que el respeto que mantuve
con tacto, el proceder harto elegante,
fue causa de charlar con un querube.
No quiero exagerar, sí ser galante.
¡Mas basta de soñar! En adelante
preciso es que descienda de esta nube.
No debo soñar más en utopías
que luego no se cumplen. Ya soy viejo
y debo hacerle caso al buen consejo
de quien me brinda ideas, no a las mías.
576
Sonetos 2
Que siempre, por seguirlas, en porfías
anduve muchas veces. Y, perplejo,
hoy siento que ya soy cual vino añejo
que gana en calidad todos los días.
Mas falta la energía del pasado.
El joven de ayer, fuerte, ya es historia.
Los años, al pasar, mucho han mermado
sus ansias, su vigor y su memoria.
El único consuelo es que ya al lado,
se encuentra, puede ser, quizás la gloria.
577
Sonetos 2
Ardiente corazón, hoy punto flaco,
jamás llegué a pensar que me asustases.
Y no lo lograrás, que aún muchas frases
le quedan por decir a este retaco.
Capaz de dominar he sido a Baco,
fundando mi victoria en estas bases:
Valor y voluntad que, aunque fracases
un día, has de lograr armar el taco.
¿Y quieres a la postre darme guerra?
Pues puede me derrotes mas, de fijo,
por miedo no será; que en esta tierra
un árbol ya he plantado y tuve un hijo.
Escrito el libro está, nada me aterra.
Que en estas tres labores fui prolijo.
578
Sonetos 2
Ardiendo de pasión te hallas gimiendo,
mientras urdes por verme mil patrañas.
Mujeres caprichosas... ¡Cuán extrañas
a veces os portáis! Nunca lo entiendo.
Unas veces tan frías, ahora ardiendo
de deseo feroz en las entrañas;
capaz has de valerte de mil mañas
para apagar su fuego tan tremendo.
Señoras casi siempre avergonzadas,
cuando al macho anheláis, ¡fuera la capa
de aquella timidez que, disfrazadas,
presentáis ante el mundo! Y se os escapa
el pudor que fingís cuando, abrazadas,
con su beso el galán la boca os tapa.
579
Sonetos 2
Ardiendo de pasión siento mi pecho,
la flecha me ha alcanzado de Cupido;
tu voz me ha arrebatado hasta el sentido
y estoy de que así sea satisfecho.
No quise yo buscarlo, mas sospecho
que el Hado lo tenía decidido;
por ello, amada mía, yo te pido
que vengas prontamente hasta mi lecho.
Después ya que suceda lo que sea,
dejémonos llevar por la locura;
prendido el corazón como una tea
vivamos con ardor esta aventura.
Un dios así quiere y lo desea,
¡dejemos la razón y la cordura!
580
Sonetos 2
Aquel tiempo de amor que feliz fuera
se pasó cual tormenta de verano.
Recordarlo es inútil, pues en vano
recobrarlo podría aunque quisiera.
No estarás otra vez nunca a mi vera
ni podré con pasión tomar tu mano.
El ayer, por desgracia, está lejano
y es la Muerte la amante que hoy me espera.
De soñar terminé y ahora, despierto,
deberé consolarme. ¡No es posible!
Me detengo a pensar, pero no acierto
por qué tuvo un Destino tan terrible
el amor que te tuve y que, ya muerto,
revivirlo de nuevo es imposible.
581
Sonetos 2
Aquél que su apellido disimula
y también de su tierra hace renuncia
es claro que en sus críticas anuncia
que es terco y que es tenaz como una mula.
Se ve que las palabras manipula
a su gusto y manera. Y las enuncia
en forma que le cuadra y las pronuncia
del modo que mejor a él le estimula.
Yo llevo mi apellido por delante
y mi firma en mis versos dejo escrita.
Mi forma de opinar es elegante
y al que escribe un buen verso felicita.
Tanto rimar en ita es flatulento.
¡Lo dejaré en las manos de un portento!
582
Sonetos 2
Aquél que es engreído y petulante
no ve que su saber sólo conduce,
quizá a que otro más chulo se le cruce
y le saquen los pies para delante.
Yo propuse una tregua. Mi talante
a ser dulce y gentil siempre me induce,
pero que a ser caballero no me azuce
dejando que presuma tan campante.
Prometí ser cordial, estoy de acuerdo,
¿pero a costa de qué, de su insolencia?
Pues lo siento muy mucho y le recuerdo
que ha colmado con creces mi paciencia.
Lo siento de verdad, yo no soy santo
y pienso que ni Job aguante tanto.
583
Sonetos 2
Apurar hasta el fin del cigarrillo
es costumbre por hábito adquirida.
De tal forma viví siempre mi vida,
siendo joven, maduro o de chiquillo.
No se piensen que el tema es tan sencillo
pues a veces, después de una comida,
de tener ya la tripa tan henchida,
se padece acidez y un dolorcillo.
Pero siempre el final le vi a la copa,
la tajada del plato y los placeres.
Pues lo mismo me dio que fuese sopa
que comer un faisán. Con las mujeres
algo igual me ocurrió: Presto la ropa
les quité, por gozar de sus quereres.
584
Sonetos 2
Apuesta el jugador. No existe freno
que presto pare en seco su postura;
la fiebre del azar es la locura
que inunda el corazón con su veneno.
Su sueño es, al jugar, lograr el pleno;
el premio conseguir. Su desventura
mirar luego, después, con amargura,
el bolso hoy ya vacío y ayer lleno.
Huirá de la ilusión unos instantes
mas pronto ha de tornar y, nuevamente,
sus sueños volverán e, igual que antes,
ardiente cual volcán será su mente,
soñando con las joyas y brillantes
que se podrá comprar. Es su aliciente.
Abundan y bastantes
los locos que se juegan de tal guisa
la casa, la mujer y la camisa.
585
Sonetos 2
Aprovechar la ausencia del ausente
para tildar de zafio y mal hablado
a aquél de quien su reto has ignorado
es signo de cobarde y no valiente.
Es innoble, a espaldas de la gente,
proferir tal injuria. Y es taimado,
canalla, envilecido, el que amparado
por otros da la espalda y no la frente.
Mas la culpa no es suya, que es de todos,
que quienes a un cobarde así recogen
demuestran también ser de malos modos,
no muestran su valor cuando le acogen
sino ser de su idéntica calaña.
Cuánto duele decir: - ¡Me duele España! -.
586
Sonetos 2
Apartado del mundo, estoy tranquilo.
Con la Red cancelada por abuso
de un tremendo ladrón, que hizo mal uso
de mis datos, no tengo el alma en vilo.
Nada sé de qué ocurre, si es que al filo
de una guerra se encuentra el mundo obtuso;
si la Muerte en la fosa a un rey le puso
o si un genio nació en total sigilo.
Me refugio en mi sueño, en mi utopía,
en la paz que mi mente busca ansiosa.
No preciso escribir ni Poesía.
Pero tengo una Musa tan hermosa
que a contar que soy suyo y ella es mía
se dedica a obligarme. Es que es mi esposa.
¡Tiene guasa la cosa!
La mujer a quien llaman “mi parienta”
a la postre resulta es mi sargenta...
587
Sonetos 2
Añoro retornar a mis reales,
que extraño tu presencia, toledana;
al fin, siempre el galán a la galana
retorna, cabizbajo, con sus males.
Calavera nací y aunque me avales
con tu dulce bondad, mi castellana,
me temo que en el día de mañana
me juzguen con rigor en mis finales.
¿Tuve acaso la culpa de haber sido
amante de aventuras, chalanero,
mentiroso, traidor y retorcido?
Es excusa sutil pero, sincero,
se la expondré a mi Dios, arrepentido,
y que tenga Bondad conmigo espero.
Más que nada, es que añoro el Paraíso
donde tú te hallarás, porque Él lo quiso.
588
Sonetos 2
Ansiosa por mirar está mi mente,
volviendo a contemplarte, amada mía.
Tu faz verte radiante de alegría,
igual que esta mañana entre la gente.
Paraste a saludarme gentilmente
y vi cómo tu labio sonreía.
Espero que lo mismo ocurra el día
que vuelva a estar contigo nuevamente.
¡Después tachan de absurdos los flechazos!
Mas viéndote mi cuerpo ha sonreído.
Sentí tu palpitar y hecho pedazos
quedó mi corazón. Y tus latidos
me hicieron recordar otros abrazos;
lograron despertar a mis sentidos.
Amores ya perdidos,
¡qué pronto os alejasteis de mi vera!
¡Mas hoy, en pleno otoño, es primavera!
589
Sonetos 2
590
Sonetos 2
Anoche, ¿qué me hiciste, vida mía?
Sintió mi corazón un dulce anhelo.
Mi cuerpo reaccionó no como abuelo,
indómita se alzó mi vieja hombría.
Sentí nueva ilusión, nueva energía;
un dulce frenesí y un desconsuelo.
¡Estando como estaba junto al Cielo,
pensar que conseguirte no podía!
Extraña es la pasión que has despertado,
las ansias de querer que has infundido.
Ignoro la razón, mas con cuidado
me debo comportar y buen sentido
si quiero conseguir tenerte al lado;
si ansío conquistar tan dulce nido.
Las penas al olvido
mandé de otra pasión ya muy lejana.
Ya muerto está el ayer, nace el mañana.
591
Sonetos 2
Anoche te llamé. No hubo respuesta.
Ignoro la razón, pero lamento
que anide en ti el rencor por sólo un cuento;
por una falsedad que es manifiesta.
Sirvió bastante poco mi protesta,
la fe que te entregué y el juramento;
inútil lo fue todo ante el invento,
la farsa en tu cerebro caló presta.
Pasados ya los años y consciente
de que, muerto tu amor, ya no hay futuro,
¿consideras aún que mi alma miente?
Mentiroso seré, mas no perjuro.
Fue un error que tuviste, únicamente;
Te lo digo en verdad, te lo aseguro.
¡Por mi Dios te lo juro!
¡Ni dormido siquiera soñé engaños!
¿No me puedes creer tras tantos años?
592
Sonetos 2
593
Sonetos 2
Anoche te he tachado de mi agenda,
sumiéndote por siempre en el olvido.
No quiero ya saber ni si has sufrido
o has sido muy feliz con ese menda.
Te di todo mi amor, te entregué en prenda
mi pobre corazón y, sin latido,
dejaste que muriera. He comprendido.
Espero que también él te comprenda.
Feliz hoy te deseo que a su lado
prosigas tu vivir; mas no me importa
tampoco si le hicieras desgraciado.
¡Total! El hacer daño no te corta.
Tú rompes las parejas por capricho.
¿Te extraña que te tache de mal bicho?
594
Sonetos 2
Anoche te esperé, pero fue en vano...
¿En qué me equivoqué, si mi cabeza
forjó con gran esfuerzo y sin pereza
los versos que escribió mi torpe mano?
Acaso te asusté, pues es humano
tener una inquietud cuando algo empieza;
cavilo que actué con gran torpeza,
te hablé de mi cariño muy temprano.
Debí tacto tener y gran sigilo,
dejar que reposara el sentimiento;
mas pudo más pasar la noche en vilo,
pensando en tu belleza. Lo lamento.
No dejo de pensar y hasta cavilo
si no llegué a soñar, como en un cuento.
Ya he dicho que lo siento.
Perdóname mi audacia y osadía
y acude en esta noche, vida mía.
595
Sonetos 2
Anoche me quedé casi hecho cisco,
al ver de un caballero el atributo.
¡La madre que le echó! ¡Vaya tío bruto!
No es pene lo que gasta, es obelisco.
Me dije para mí: - ¡Pobre Francisco,
el tuyo, comparando, es diminuto!
¡Pues vaya longitud tiene el canuto,
sin duda ha de llegarle hasta el menisco!
Existe ese refrán sobre el tamaño:
- Más vale pequeñita y peleona. -.
Mas pienso que en tal dicho hay un engaño,
que tengo yo en mi cuerpo esa tizona
y hubiera trabajado doña Rita:
Expuesta en un museo, me da guita.
596
Sonetos 2
Estoy en esta noche recordando
el año que pasó desde aquel día
que tuve la noticia: Que se abría
el Mar y pregunté que dónde y cuándo.
Las señas me dijiste, y: - ¡Ve volando,
exponnos la primera poesía! -.
Que, habiendo tantas plumas, fue la mía
la que en primer lugar se vio bogando.
Tan alto era el honor que en un momento
forjé varios poemas en mi mente.
No acierto a recordar, mas sé que un cuento
antiguo fui a exponeros igualmente.
¿Un año transcurrió ya del invento?
Parece que fue ayer, sinceramente.
597
Sonetos 2
¡Angustias de Don Lope ante Violante
por culpa del encargo de un soneto..!
No pienso que se viera en gran aprieto.
Más bien es que, seguro, era un farsante.
Relata cómo marcha hacia adelante
en busca de llegar hasta un terceto
y afirma que a la norma está sujeto
de hallar que rime todo en consonante.
Fue fácil para él, sin duda alguna,
mas quiso presumir el muy bellaco
buscando deslumbrar a la muy tuna
y así, de esta manera, entrarla a saco.
No sé si alcanzaría tal fortuna,
mas fijo que en la Historia sí armó el taco.
¡Por Zeus y por Baco!
¡Tal obra yo también he conseguido..!
Mas temo que ésta quede en el olvido.
598
Sonetos 2
Andando a la deriva torpemente,
angustias en el alma y en el pecho,
mi cuerpo no halla calma sobre el lecho
ni encuentra en el soñar la paz mi mente.
Recuerdos del pasado que, vilmente,
estáis de mis sosiegos al acecho,
¡dejadme que tranquilo y satisfecho
consiga relajar mi subconsciente!
Muy lejos el motivo de mis penas,
tan sólo descansar y hallar la calma
ansío mientras llega mi momento.
¿Por qué tornáis feroces con escenas
que inundan de pavor y llanto el alma,
robando a mi vivir todo contento?
¡Inútil mi lamento!
Constantes me lanzáis vuestra andanada
de día, tarde, noche y madrugada.
599
Sonetos 2
¿Amores que se van? ¡Cuántos se han ido!
Amor ha de llegar más duradero
y menos doloroso que el olvido…
Por más que éste bien sé que fue sincero.
Aquél que ha de llegar bien recibido
sin duda lo será. Mas hoy prefiero
buscar la soledad aquí en mi nido,
no ser en su demanda un pordiosero.
Antaño ya ocurrió y se oyó el ruido
de enorme lamentar, tremendo y fiero;
al cabo se apagó pronto el gemido,
brillando en mi penumbra otro lucero.
La noche, al transcurrir, da paso al día.
Al alba he de engendrar más Poesía.
600
Sonetos 2
Amores que pasasteis por mi vida
dejándome los más dulce recuerdo,
quisiera yo olvidaros porque, cuerdo,
no quiero retornar a la bebida.
No hay nada en este mundo que me impida
romper el que firmé, solemne, acuerdo
firmado por amor. Pero me acuerdo
lo mucho que sufrí tras su partida.
Por ello muchas veces me desboco
con ira y desazón. Melancolía...
Dirán que recordarla es estar loco,
mas pienso cómo y cuánto me quería.
Después vino un ladrón y, poco a poco,
logró que ella dejase de ser mía.
601
Sonetos 2
¡Amores pasajeros de verano
que vienen y que van, igual que el día!
¡Caprichos que son sólo fantasía,
suspiros, ilusión, soñar en vano!
Comienzan como un juego y, de su mano,
te dan a consumir dulce ambrosía;
inspiran en el alma Poesía,
haciendo al corazón latir ufano.
Mas luego todo es hiel y es amargura,
olvido y nada más. ¡Falaz quimera!
No sabes el final de la aventura
ni, acaso, si fue cierta tan siquiera.
Es ésta la verdad tremenda y dura,
que supe tras mi vida aventurera.
602
Sonetos 2
Amor que en la distancia te imagino,
¡alumbra con fulgor mi Fantasía!
¡Inunda de ilusión el feliz día
que emprenda de una cita mi camino!
La suerte o el azar marcó el destino
llenando el corazón con tu alegría;
cavilo que, quizás, podrás ser mía
si actúo con paciencia y con buen tino.
La prisa no me agobia ni me abruma,
los años se han pasado en larga espera.
¿Qué importa un poco más si luego, en suma,
alegre brillará otra primavera?
¡Renace del pesar mi triste pluma
pensando en que serás mi compañera!
603
Sonetos 2
Amor da la mujer o da tormento,
depende de la suerte que te toque.
Alguna hay que al besar clava un estoque
y está la que te eleva al firmamento.
Las dos bien conocí. No lo lamento,
pues supo la experiencia darme enfoque,
haciendo en mi carácter un retoque
que puede que avivase mi talento.
Son hechos que acontecen en la vida:
A costa de sufrir se aprende mucho.
El grito de placer pronto se olvida,
los ayes del dolor sí los escucho.
Recuerda mi memoria bien la herida
y en vez de escarmentar, por amor lucho.
604
Sonetos 2
Amigo, tu amistad no tiene precio.
Por ello, satisfecho me he quedado
oyendo tus excusas. Con agrado
pensé que ser quizás pude yo el necio.
Carácter es el nuestro noble y recio,
nos traen las amenazas sin cuidado;
quien quiera hacernos daño va de lado,
tan sólo ganará nuestro desprecio.
Los hombres no se miden por la suma
que pueda contener su billetera.
El oro igual que viene va y se esfuma
y queda sin valor la verdadera
razón de la existencia: La hidalguía.
El resto es presunción y cobardía.
605
Sonetos 2
Amigo y compañero de parrandas,
me han dicho que te has muerto de repente.
De piedra me he quedado y solamente
me resta preguntarme en dónde andas.
Favores mil me hicieras. Las demandas
que tuve resolviste. Únicamente,
afirmo para honrarte totalmente,
faltó que me llevaras en volandas.
La Muerte es despiadada criatura
que, sin piedad, nos roba el compañero;
no tiene compasión, pérfida y dura,
no sirve que la trates con esmero.
Porque, siendo tú experto en tal postura,
no pudo sobornarla tu dinero.
606
Sonetos 2
Amigo es adjetivo que cualquiera
pretende adjudicarse fácilmente,
mas pocos el perfil dan y realmente
son sólo viandantes por tu acera.
Abunda quien elogia tu carrera,
pensando que así cumple; mas valiente
y presta a darte ayuda hay poca gente,
excepto si un filón es tu cartera.
Que amigos, con dinero, habrás a miles
dispuestos a brindarte compañía
y alivios compasivos a tu pena.
No temen que les traten de serviles,
ni tomen su actitud por villanía
a cambio de tener la panza llena.
Disponles buena cena,
licores y regalos a porrillo.
¡Su lengua a tus zapatos dará brillo!
607
Sonetos 2
Amigo de quimeras, caballero
que lucha defendiendo una mentira,
¿escondes la verdad o es que delira
tu mente y alucinas, compañero?
No quiero yo tildarte de embustero.
Mas pienso que le has puesto tú a tu lira
un precio muy barato, si se mira
que cobras por fingir ningún dinero.
Defiendes una idea perniciosa;
apoyas con tu afán la dictadura
de un sórdido patán, de una vil cosa
que impone a los demás su caradura.
¡Qué lástima me causa! Cual raposa,
devora tu honradez y galanura.
608
Sonetos 2
¡Amargo despertar! Me he confundido.
Ha vuelto, como siempre, a las andadas.
Desagradables y tristes alboradas
en vez de ser en brazos de Cupido.
En penoso vivir estoy sumido
sin que nadie me alegre las jornadas;
mis noches, sin placer, desangeladas,
buscando solamente estar dormido.
Yo soñé diferente mas compruebo
que todo sigue igual, que en el ahora
todo sigue lo mismo, nada nuevo,
nada por qué triunfar, nada valora.
Me equivoqué al luchar con el Destino,
debí dejar siguiera su camino.
609
Sonetos 2
¡Amargo despertar! Dime, alma mía,
¿por qué te equivocaste al ser tan loco?
En algo que quizás sirvió de poco
pusiste tu ilusión y tu alegría.
Pensándolo mejor, ¡vaya ironía!
Soñaste en mejorar, pero tampoco.
Contéstame en verdad si me equivoco,
si hay tiempo de enmendarlo todavía.
Mas no, que ya un arreglo es inaudito.
No pega bien la loza una vez rota.
Vestido que se zurce no es bonito,
que siempre el zurcidillo sí se nota.
El árbitro jamás tocará el pito
si pega en el larguero la pelota.
610
Sonetos 2
Amar por ser amado es ya manía
de mi ego insolente y calavera;
sentir que de una hembra placentera
tengo la admiración, me da alegría.
Y esta dicha se torna en Poesía,
brotando en mi interior la primavera;
no será mi pasión cual ella espera,
mas me quedan arrestos todavía.
¡Ay, labios de mujer, bellos, sabrosos,
que guardan el candor de otros de antaño!
O la pasión vulgar... Mas, siendo hermosos,
no le tengo temor a ningún daño.
La cuestión es besarlos que, mimosos,
no me asusta después el desengaño.
611
Sonetos 2
Amaneció tristona la mañana,
posiblemente llueva y hace frío;
muy lejos está el tiempo del estío,
el alba de mi vida está lejana.
Cansado tengo el cuerpo, la galbana
domina aquel tremendo poderío
de cuando mozo fui; vence el hastío,
no siento aquella fuerza soberana.
¡Mas basta de gemir, basta de llanto,
que resta por hacer mucho en mi vida!
¡Alegre he de entonar un nuevo canto,
no está mi voz aún ronca y perdida!
No tiene, eso es verdad, aquel encanto
que tuvo y mi memoria nunca olvida.
612
Sonetos 2
Amaneció radiante la mañana,
la suerte fue en extremo caprichosa.
Ocurre rara vez alguna cosa
que alegra el trabajar de buena gana.
Son golpes de fortuna, solamente,
que impulsan a vivir con alegría;
después de suceder transcurre el día
igual que los demás, tranquilamente.
Mas cierto es que te llenan de contento
y animan a seguir en la tarea.
Te infunden gran vigor en la pelea
que emprendes por ganarte tu sustento.
En fin, que es el azar imprevisible
y nada en esta vida hay imposible.
613
Sonetos 2
Alumbró lujuriosa la mañana,
invitando al amor y a la alegría;
a escribir una dulce poesía,
o a marcharse de copas y jarana.
A lo lejos se escucha una campana.
Es extraño... De Misa no es el día.
Pero tañe en verdad y el alma mía,
siempre ansiosa de amar, siente la gana.
Mas lejana resuena. No es posible,
pues debiera de hacerlo aquí en mi pecho.
¿Es que pudo un querer que fue imposible,
de promesa incumplida sobre el lecho,
con su infame final, frío, impasible
alejar mi sentir tan largo trecho?
- ¡Eso dalo por hecho! –
Una voz me susurra, aquí en mi mente:
- ¡Que un amor no se olvida fácilmente! -.
614
Sonetos 2
Allá dónde te encuentres, mira al cielo
y piensa que ese sol que a ti te alumbra
también a mi mirada la deslumbra,
cubriendo mis recuerdos con un velo.
Si un día de encontrarte tuve anhelo
es cierto que el dolor, si se acostumbra,
no irrita nunca más ni apesadumbra,
que el tiempo del amor es buen consuelo.
Tú te fuiste un buen día... ¡Muy bien hecho!
Tenías libertad y la ejerciste.
Con la misma razón tengo derecho
a olvidarme de ti. Yo sé que existe
un Dios en las alturas, Omnisciente
Sabrá cuál de los dos fue el inocente.
Si resulta que fue mío el pecado,
te juro que con creces lo he pagado.
Mas sospecho que fuiste la culpable...
Le suplico a mi Dios te sea amable.
615
Sonetos 2
Alejada la Musa de mi vera
a raíz del disgusto que he sufrido,
imperioso la haré vuelva su nido
a habitar y alegrar mi primavera.
Mientras tanto, y en esta amarga espera,
estoy tan solitario y afligido
que no sé ya qué hacer y a Dios le pido
me procure una hermosa compañera.
Existir sé que existe en otros lares
quien me adora a saber por qué razones,
mas es arduo juntar dos corazones
separados por horas y por mares.
Pasará como en viejas ocasiones
o tendré que emigrar a otros lugares.
616
Sonetos 2
Alegre he comenzado la jornada.
Dirán lo que querrán sobre esta fecha,
mas puedo yo afirmar que si en la brecha
estás a combatir no afecta en nada.
La suerte de los hombres está echada.
Inútil es luchar si es que te acecha
el Hado traicionero, pues maltrecha
la idea ha de quedar más cavilada.
Aciago se supone que es el día,
se observa con temor el calendario.
Absurdo es tal pensar, es tontería;
un martes como todos, ordinario.
Temerle por ser trece es todavía
más torpe y, sin dudar, estrafalario.
617
Sonetos 2
Alegre el anteayer y ayer deshecho...
¡Qué cosas acontecen en la vida!
Tenemos hoy el alma llena, henchida
de gozo y al instante roto el pecho.
Ardientes compartimos nuestro lecho
en alas del amor y tú, rendida,
quedaste en él después medio dormida.
¿Fingiéndote feliz? Eso sospecho,
pues poco te faltó para hacer daño...
Diez horas solamente, acaso menos.
Bien pronto la serpiente, con su engaño,
tu mente inoculó con sus venenos;
haciendo que el ayer parezca un año,
que, juntos, nos sintamos tan ajenos.
618
Sonetos 2
Alabando los goces de la vida
me transcurre la noche, levantado;
pensando en los eventos del pasado,
juzgando exactamente la partida.
Pues vivir es un juego donde envida
el que más cartas lleve o el osado.
Si es farol prontamente es apagado
por quien lleva la mano bien servida.
No sirven alharacas ni desplantes
chulescos de taberna en ese juego;
los triunfos dominan si bastantes
sostiene el jugador y no hay más luego.
Si el reparto de cartas te dio suerte,
con buenas ganarás; si no, la muerte.
He mirado las mías y eran buenas;
quizás eran mejores las ajenas.
Porque, al cabo, no digo que he perdido
mas tampoco he ganado lo debido.
Jugaré lo que resta con más tacto,
a ver si encuentro el rumbo más exacto.
619
Sonetos 2
Con un poco de acierto y de fortuna,
mis versos llegarán hasta la Luna.
620
Sonetos 2
Alaban mis sonetos unos pocos
que son ya para mí más que bastantes.
Los otros nada dicen e, ignorantes,
no asumen mi grandeza. Estarán locos.
Si peco de inmodestia y doy sofocos
a aquellos que alardean de gigantes
del Arte del Saber, tomen calmantes
y aparten la mirada de los focos
que alumbran el camino hacia el Parnaso
de un mísero poeta que, ignorante,
de hiatos y hemistiquios no hizo caso
mas bien supo encontrar la consonante.
Aposta, este soneto es un fracaso:
Hay versos que han rimado en asonante.
Gallardo y arrogante,
explico y reconozco mis errores.
Poeta y español... ¡Lujo es, señores!
621
Sonetos 2
Al ser que me engendró escribir quisiera
un mágico poema en este Día,
brindándole homenaje cual debía
por darme una existencia placentera.
Lo malo es que tan joven se muriera,
dejándome sin Norte y compañía..
Mas tuvo que ocurrir lo que tenía
dispuesto su Destino que así fuera.
Ser padre no es tarea, solamente,
de un rato de placer y enorme gozo
cual puede parecérselo a la gente.
Al niño hay que educar y hacerle mozo.
Podrá sentirse entonces satisfecho,
si un hombre con honor es lo que ha hecho.
622
Sonetos 2
Al pairo y la deriva está mi barco,
en manos y a merced de las tormentas;
mi espíritu cansado ya de afrentas.
Si llego yo a saberlo, no me embarco.
Fui espléndido en regalos y ahora parco.
Vivieron sin pudores de mis cuentas
de Banco y corazón, pero mis rentas
que ayer fueron océanos hoy son charco.
Me tiene fatigado ese desprecio
injusto y totalmente sin motivo;
pagado ya con creces tengo el precio
de haber sido un borracho y un lascivo.
Saldada mi factura está de sobra
y a mí nunca de más nadie me cobra.
623
Sonetos 2
Una etapa comienza, un no se sabe
qué proveerá el futuro al fiel creyente,
que espera en este mundo mucha gente
que la inmóvil doctrina al fin acabe.
Habrá un nuevo piloto de la nave
que acaso tome un rumbo diferente,
una nueva actitud que, inteligente,
el credo inquisidor transforme en suave.
El tiempo ha de cambiar, que es otra era;
se acabó la amenaza del tormento.
Que Dios es Bondadoso y el pecado
no dijo que culpasen con la hoguera.
De dar un gran viraje es el momento,
no puede ya vivirse en el pasado.
624
Sonetos 2
Aguardo su llegada y se retrasa...
Será que no ha pensado la respuesta.
Decírselo de nuevo no me cuesta;
volver he de insistir, ya con fe escasa.
Si dice que no quiere, nada pasa;
perdida tengo más ya de una apuesta.
Si pierdo nuevamente me molesta,
mas todo queda igual y torno a casa.
Al cabo, una aventura es sólo un juego
el cual a veces ganas si es que hay suerte;
la edad de la ilusión transcurre y, luego,
nos queda un frenesí ya menos fuerte.
Mas debo confesar, y no lo niego,
sí causa gran pesar que nunca acierte.
625
Sonetos 2
Aguardar a que salte la Fortuna,
de pronto convertirme en millonario,
ilusiones de viejo visionario
que mira por las noches a la Luna.
Transcurrir de las horas una a una,
pasando de hoja en hoja el calendario,
recoger nuestra vida en un sumario,
empezar a morir desde la cuna.
Es la vida del hombre y no hay manera
de alterar el transcurso de la misma:
Con la gloria soñar, con la quimera,
para ver al final cómo se abisma
la mirada orgullosa. Y la postrera,
contra un muro romperte al fin la crisma.
Parece que escribí con desatino
mas es en realidad nuestro destino.
¿Que tiene tono triste y funerario?
No importa mientras cuadre el inventario.
Que así nos tocará la Lotería
más grande y más eterna: La alegría.
626
Sonetos 2
Agotada mi Musa, ya alzó el vuelo
y a mi pluma dejó seca y marchita.
No vendrá ya de nuevo porque, ahíta,
se aburrió de servirme de consuelo.
Tanto y tanto inspirar, tanto desvelo
por lograr deshojar la margarita
y mi vida en papel dejar escrita
para nada al final servir su anhelo.
Y una Musa enfadada es peligrosa,
pues mujer es igual que otra cualquiera.
Se distingue en que es hija de una diosa
y se puede vengar de quienes quiera.
Que por algo inmortal y peligrosa
la engendró de un poeta la quimera.
627
Sonetos 2
Adorarte, mi vida, debería
por lo bien que conmigo te has portado;
perdonar has sabido mi pecado
y olvidar mi maldad y felonía.
O quizás todo sea ilusión mía
y olvidar, en verdad, no has olvidado.
Tal vez finjas, mas cierto es que el pasado
no se olvida de golpe en sólo un día.
Los dos hemos pecado, eso es bien cierto;
cada cual a su estilo y su manera.
Yo por darle al alcohol pude haber muerto
y aunque Dios impidió que así ocurriera,
tu cerebro se hundió en un desconcierto
y quemaste el dinero cual madera.
628
Sonetos 2
¿Adónde se fue el amor
que me habías prometido?
A la tumba del olvido,
del desdén y del dolor.
Y no culpo a tus razones
porque estás acostumbrada
a ser la niña mimada
por tantísimos moscones.
Mas da la casualidad
de que yo soy diferente.
Serán cosas de mi mente
o debidas a mi edad.
Porque no busco quereres
que me duren sólo un día.
De esos hallarlos podría
en muchísimas mujeres.
Lo que busco es compañera,
no sólo pasar un rato.
Reconozco que no es grato
que te sientas prisionera.
629
Sonetos 2
A ser libre acostumbrada,
y a hacer siempre lo que quieras,
es natural que prefieras
de otros tontos ser la amada.
Porque en verdad es distinto
ser de un poeta la amante,
se diferencian bastante
el vino blanco y el tinto.
Ser feliz de ti depende
en esa jaula de oro.
Guardan en ella un tesoro,
pero mi amor no se vende.
Y si acaso se vendiera
no sería por dinero:
Por sólo un amor sincero,
no ilusión de primavera.
630
Sonetos 2
¿Adónde fue tu amor? Hacia el olvido.
O nunca existiría, ¡quién lo sabe!
Lo cierto es que acabó, duda no cabe;
tu ¡no! fue ayer rotundo y decidido.
Pasó ya tantas veces... Si las mido,
la cuenta no cabría en una nave.
¡Fracaso tremebundo! El arquitrabe
cedió del edificio y no habrá nido.
Yo quise levantarte un monumento
a modo de homenaje a tu hermosura;
se ve que no elegí bien el momento,
no hallé la superficie firme y dura.
Quizás puse más tierra que cemento...
El caso es que, al final, no hubo aventura.
Para ocasión futura,
intenta ser audaz y más valiente
y sé con tu galán benevolente.
631
Sonetos 2
¿Adónde fue mi amor, tras de una estrella
errante que alumbrase su Destino?
¡Pues pobre luz que tuvo en su camino!
Que rápida y fugaz, como centella,
brilló por una vez; pero tras ella,
girando en alocado torbellino,
cual daga florentina de asesino
su filo le causó profunda huella.
No volveré a querer, que fue bastante
el daño que infirió tal puñalada.
Murió de esa manera la arrogante
manera de soñar que tanto agrada
al joven cuando tiene por delante,
o piensa que la tiene, la jornada.
Que nadie tiene nada,
aun mozo, asegurado en esta vida.
La Muerte, por igual, a nadie olvida.
632
Sonetos 2
Aburrido es vivir el día a día
sin tener ilusiones ni aliciente.
Así vive una inmensa mayoría.
Subsistiendo y sin más, únicamente.
A la luz despertar de la alborada,
pues preciso el descanso es de la noche;
transcurrir poco a poco la jornada
y en la puesta solar ponerle el broche.
De este modo pasamos la existencia,
fatigados del peso de los años;
en verdad necesaria es gran paciencia,
pues amargo es sufrir los desengaños.
Al final se termina harto de todo,
mas no puedes obrar ya de otro modo.
633
Sonetos 2
Se acallaron los gritos de victoria.
Ya la gente descansa, que mañana
sonará nuevamente la campana
y tendrá que seguir la eterna historia.
Han pasado las horas de la euforia,
del jolgorio, la risa y la galbana;
será todo rutina soberana
y los logros de ayer sólo memoria.
El trabajo reclama al empleado,
otra vez a poner el gesto serio;
esas juergas de anoche son pasado,
queda todo un futuro y su misterio.
Pues trabaja quien puede y al parado,
si no come, le queda el cementerio.
Volverán a ocurrir nuevos horrores.
De otros hechos tendremos la noticia,
porque siempre a los hombres la codicia
les incita impulsando a los errores.
634
Sonetos 2
Nacerán, que es de ley, otros amores.
Otros cuerpos sabrán de la caricia.
Seguirá dominando la injusticia,
siempre lista a prestar turbios favores.
Triunfarán el soborno y el cohecho,
el negocio ilegal, sucio y tramposo.
Habrá siempre quien piense que el Derecho
lo inventó por su bien un mentiroso.
Con el justo el jurado será estrecho,
dando manga bien ancha al poderoso.
635
Sonetos 2
Acabado un amor, únicamente
de las noches nos queda ya el recuerdo;
la memoria es muy frágil y el que es cuerdo
debería borrarlo de su mente.
Las historias de ayer ya solamente
son un lastre pesado. Estoy de acuerdo
con dejarlas dormir y así no pierdo
el timón de mi nave nuevamente.
Por un mar tenebroso he navegado,
de mentiras repleto y falsedades.
A menudo mi barco ha naufragado
por dejar de mentir y hablar verdades.
Esta vida es así: Te dan de lado
si te muestras veraz y sin maldades.
Pero siempre te evades
de disgustos e insultos cuando engañas...
¡Valen menos las fuerzas que las mañas!
636
Sonetos 2
Abandonó la pájara mi nido;
no lograré que torne ni con liga.
No existe el cazador que hacer consiga
que vuelva a mi vergel bello y florido.
No escucho del trinar sonoro el ruido
que, ansioso, me obligaba a ir con intriga
a ver si algún mensaje de mi amiga
había en mi correo recibido.
Cesó ya para siempre el dulce cántico.
La voz se me ha quedado silenciosa;
no gusto ya entonar un son romántico,
no brota en mi jardín ninguna rosa.
El ansia que alentara el quiromántico
ha muerto y ya cubierta está la fosa.
Se fue, se fue la hermosa.
Sumido quedo solo en la tristeza,
teniendo su recuerdo en la cabeza.
637
Sonetos 2
A veces me pregunto por qué escribo
si pasan de mis letras los lectores.
Será que no devuelvo los favores...
Por ello el exigir no es de recibo.
Mas puedo contestarme que así vivo,
volcando al exterior esos ardores
que abrasan mi cerebro. Y si hay mejores
que yo, que los halaguen; no soy divo.
No busco presumir ni ser famoso;
tan sólo a mi ilusión dar rienda suelta.
Mas da la sensación de que hago el oso,
aun cuando con mi edad ya estoy de vuelta.
Es cosa muy normal entre la gente:
- Yo digo que eres bueno y tú igualmente.
Quien quiera comprender, que me comprenda;
no dejo por piropos mi alma en prenda.
Si a alguno ha molestado mi ironía
se piense que es un chiste y que sonría.
638
Sonetos 2
A poco de un mes más de nuestra cita
estamos impacientes en la espera.
En breve acabará la primavera
y en julio ha de llegar la hora bendita.
Mi ardiente corazón raudo palpita,
ansioso de abrasarse en esa hoguera
que encienden tus palabras. ¡Ven ligera,
que siento que mi amor te necesita!
¿Después qué ocurrirá? Nadie lo sabe.
No somos ni profetas ni adivinos.
Podemos fracasar, ¿qué duda cabe?,
o andar ya siempre juntos los caminos.
Quizás, y por azar, la misma nave
nos lleve a mil insólitos destinos.
639
Sonetos 2
A Pinochet le ha escrito mi maestro
soneto singular, conciso y duro.
El verso le surgió nítido y puro;
más clásico que el mío, él es más diestro.
Hacer a un personaje tan siniestro
poemas considero que es impuro;
blasfemia es, casi pienso, que a un perjuro
dedique su saber y su gran estro.
Ya muerto lo supone y es mentira,
que tiene de vivir muy buena gana;
no es cierto que encendida esté su pira,
mas debo no enmendarle yo la plana
a aquél que, por saber, sabe la tira
y el ritmo de mis versos engalana.
640
Sonetos 2
A Miguel Delibes – In Memoriam
Con plumaje de luto, la milana,
hoy llorosa, los campos sobrevuela.
Que se ha muerto en su casa de Pucela
el mejor de la lengua castellana.
Triste llanto el que suena en la mañana,
escondióse hasta el Sol y hay una esquela
que pregona el final de la novela.
Con dolor va doblando la campana.
- ¡Que nos falta Miguel! -, está gritando
mientras tañe sus cánticos de duelo.
Todo el mundo en España está llorando,
Azarías solloza sin consuelo.
¡Basta ya de gemir! No son instantes,
pues charlando se encuentra con Cervantes.
641
Sonetos 2
Aburrido es el tiempo de la espera
y pensar no me sirve de consuelo.
Preferible es dormir, porque si velo
es sabido que el alma desespera.
Hace tiempo elegí mi compañera
y, aunque fuese un error, me ordena el Cielo
atenderla en su mal. ¡A Dios apelo
que me atiendan a mí de igual manera!
Porque todos tendremos un instante
que apretar precisemos mano amiga.
Con sentirla en la tuya habrá bastante.
¡Desgraciado de aquél de quien se diga
que murió sin el beso de un amante,
sin sentir su calor que tanto abriga!
642
Sonetos 2
Aburrido de todo, con pereza,
trabajando sin ganas... ¡Lo han logrado!
Me han vencido al final y estoy cansado
y me duelen el alma y la cabeza.
¡Mas no importa! Me sobran entereza,
dignidad y valor. No se ha acabado
esta guerra fatal que inició el Hado.
Lo que vale es el fin, no como empieza.
Artimañas, rencores y venganza
es manjar que alimenta a estos ladrones.
Pero alienta en mi pecho la esperanza
y zafarme sabré de sus traiciones.
¡Mientras pueda entonar una romanza
temblarán de pavor sus corazones!
643
Sonetos 2
Quisiera con mi pluma de poeta
mandar desde Madrid una balada
que alumbre vuestro amor y recitada
os fuese por mi amiga, que está inquieta.
Diez años ya cumplís y hoy se completa
la historia que empezó casi por nada,
la boda que a menudo fue soñada
se torna en realidad clara y concreta.
Os une hoy el Señor, igual que un día
uniera vuestras vidas el cariño;
¡vivid con plenitud, con alegría,
y ved tornarse en hombre a vuestro niño!
Feliz y para siempre este himeneo
perdure. Desde España os lo deseo.
644
Sonetos 2
A los tres os parió y sois diferentes
cuando a los tres crió de igual manera.
Son cosas que le ocurren a cualquiera,
depende de la vida y los ambientes
que cada uno topase en su carrera,
los amigos que tuvo, de qué gentes
rodearon su edad de adolescentes,
su florida y hermosa primavera.
Hoy ha venido uno, pues los otros
teníais que cumplir otros deberes
que os mantenían lejos de nosotros.
Si ella con los tres tuvo quehaceres,
no distinguiendo a éste de vosotros,
no entiendo tan distintos caracteres.
Es vuestra madre y no me dice nada,
pero yo leo una queja en su mirada.
645
Sonetos 2
Absurdo empecinado en tus ideas,
que entiendes una frase cual te place
si quieres y a tu mente le complace...
Por mí compréndela como deseas.
Si opinas de las flores que son feas,
a mí como si tal. Quien así nace
y sigue en su tesón hasta que yace
de bobo y cabezón gana preseas.
No sirve razonar con quien se obstina
en ver tan solamente lo que quiere.
Él sigue con firmeza su doctrina
de modo pertinaz hasta que muere.
Prosigue en la ignorancia más supina,
y en vez de mejorar errar prefiere.
646
Sonetos 2
Absurdo es cavilar si en mi pasado
me pude comportar de otra manera.
¿Quién puede adivinar qué sucediera
si hubiese más enérgico actuado?
Pues débil me porté. No fui a tu lado,
debiendo de acudir presto a tu vera.
cruzóse en mi camino una extranjera,
que supo consolar mi desagrado.
Mas nunca te olvidé, que tu presencia
perdura en los rincones de mi casa.
Dejaste en su interior tu dulce esencia,
la puedo percibir por más que pasa
el tiempo y se me agota la existencia
y esté muerto el rescoldo de tal brasa.
647
Sonetos 2
A dos mujeres quise y a una quiero.
Aquellas me dejaron de repente
después de haberme amado. Inútilmente
las causas de su acción a Dios requiero.
Con ésta, que es mi esposa, el curso entero
pasé de mi existencia; y es frecuente
que acaben por morirse lentamente
el ansia y la pasión en el sendero.
Ya quedan el cariño y la costumbre,
saber cómo pensamos; la alegría
que causa nuestra nieta. Y pesadumbre
por no quererla igual que la quería.
Nos unen, pienso bien, la mansedumbre
y el miedo a caminar por otra vía.
¿Posible eso sería?
Andar por nueva senda, otro camino...
Mas pienso que a esta edad ya es desatino.
648
Sonetos 2
Acudiré a tu lado presuroso
sin conocer tu rostro tan siquiera,
en busca del amor que allí me espera,
soñando junto a ti verme dichoso.
Surcaré si es preciso el viento airoso
en pos de la aventura y la quimera;
puede ser para mí la vez postrera
si encuentro junto a ti un amor hermoso.
Me juego el porvenir, mas no me importa
si logro mi objetivo, que seas mía;
la vida que me queda es ya muy corta,
tan sólo ha de quedar mi Poesía.
Es ése el lema mío, que mi gloria
perdure para siempre allá en la Historia.
649
Sonetos 2
20-07-1969 Ha alunizado el Águila.
Veintitrés años tenía
más cuarenta que han pasado.
Si no estoy equivocado,
indican bien la edad mía.
¡Qué noche la de aquel día!
No me comí un buen asado
por estar encandilado
mirando a la Luna fría.
Pero mereció la pena
la velada y el ayuno:
Si bien me quedé sin cena
vi lo que no vio ninguno
de mis ancestros: La Luna
pisada cual aceituna.
¡Hermoso tiempo vivido,
que nunca echaré al olvido!
650
Sonetos 2
A un café he convidado a un buen mendigo
pensando en, puede ser, la recompensa.
“Quien a otro hace bien, si bien lo piensa,
es igual que lo hubiera hecho Conmigo”.
Palabras de Jesús, “el Dulce Amigo”,
el que tuvo al morir la gracia inmensa
de olvidar las injurias y la ofensa
que le quiso causar cruel su enemigo.
La verdad, no he pensado ganar nada;
le he querido invitar sin conveniencia.
En mi alma he sentido una llamada
y a esa voz contesté con impaciencia.
Invitar a un café a un ser humano...
Un ser que, al fin y al cabo, es un hermano.
651
Sonetos 2
A tu lado morir tranquilo espero.
Cuando arribe la Parca tenebrosa
le diré: - Aquí la Muerte, aquí mi esposa. -.
Que ante todo sabré ser caballero.
- Le agradezco me lleve a mí primero,
pues que siento al pensar no sé qué cosa
la llevase delante a ella a la fosa,
dejándome a mí atrás con desespero. -.
La Vieja sonreirá: - Me estás liando
con tanta parsimonia, amigo mío.
Me extraña que no estés todo temblando,
semeja tu saludo un desafío. -.
- ¿Y por qué he de temerte? Porque aun cuando
no sé lo que hay después en mi Dios fío. -.
Y es que aguardo, en verdad, que sea bien cierto
que exista otra existencia tras de muerto.
Aunque puede ser todo una patraña,
mas pienso que el Señor no nos engaña.
652
Sonetos 2
Me llamaste, insolente, en un privado,
diciendo que a tu amor yo pretendía.
Antes de ser tu amiga lo era mía
y jamás empañé su nombre honrado.
Mil venablos soltaste muy alterado,
en tanto que al oírte sonreía.
¿Te encelas porque lee mi Poesía?
Aprende tú a hacer versos de igual grado.
- Es que lee tus poemas y te adora
y yo sé tu talante aventurero.
Si juntos estuvisteis una hora,
de amores le hablarías; sé sincero.
- Pues claro que lo soy. Que a una señora
le requiero de amor, no a un caballero.
Mas no seas celoso, buen Faustino:
Se marchó tan entera como vino.
Confía más en ella, que con creces
te brinda una pasión que no mereces.
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Sonetos 2
A veces, retornando a mi pasado,
recuerdo desventuras y alegrías,
quimeras, ilusiones, fantasías,
derrotas y victorias... Y me enfado
pensando en lo que diera. ¿Qué me han dado
a cambio de mis noches y mis días?
Ya sé que cometí mil felonías,
mas creo que con creces ya he pagado.
No es justo que me pasen tal factura,
con tasas y recargos por demora.
Bien cierto es que yo tuve una aventura,
Mas pienso que llegó también la hora
de olvidar mi pecado y, con premura,
borrar ese rencor que les devora.
654
Sonetos 2
Abandonar la vida es el evento
sin duda, de vivir, más importante;
pasar de la existencia en un instante
a dejar de existir en un momento.
Nacemos entre llantos y el lamento
nos presta compañía en adelante,
que el placer siempre es breve; más constante
en la vida golpea el sufrimiento.
Soñamos con la fama y la fortuna,
el triunfo, la gloria y la quimera.
Ideas que se engendran en la cuna
y acaban en un lecho de madera.
Es la cruel realidad del ser humano:
Sentirse todo un Dios siendo un gusano.
655
Sonetos 2
11-M-2005
Fueron muertos sin más, ya ni me acuerdo;
su nombre para mí, desconocido;
seguro que es verdad que han existido,
dejando en sus familias un recuerdo.
No acierto a adivinar, y no soy lerdo,
la razón sin razón de lo ocurrido.
Un crimen tan brutal y sin sentido...
Por más que en ello pienso es que me pierdo.
Un año ya ha pasado y su memoria
ha estado muy presente esta mañana
en la mente de todos. La tristeza
ha reinado en las calles y en la Historia
han grabado esta fecha, aún cercana,
para que no se borre jamás de la cabeza.
656
Sonetos 2
Acallaron la voz de aquel poeta...
No fue un vil pelotón de madrugada
que fue pluma gentil y cultivada,
pero supo dañar como escopeta.
Quisieron cercenar su obra completa
pero todo, a la postre, quedó en nada,
que su voz sigue entera y afinada,
abriéndole el camino hacia su meta.
No lograron los falsos y traidores
callar de sus poemas los acentos,
ni mermar su legión de admiradores.
Porque ya los tenía y fueron cientos
los mismos que, al saberlo sepultado,
culparon por su argucia a aquel malvado...
657
Sonetos 2
A los tres os parió y sois diferentes
cuando a los tres crió de igual manera.
Son cosas que le ocurren a cualquiera,
depende de la vida y los ambientes
que cada uno topase en su carrera,
los amigos que tuvo, de qué gentes
rodearon su edad de adolescentes,
su florida y hermosa primavera.
Hoy ha venido uno, pues los otros
teníais que cumplir otros deberes
que os mantenían lejos de nosotros.
Si ella con los tres tuvo quehaceres,
no distinguiendo a éste de vosotros,
no entiendo tan distintos caracteres.
Es vuestra madre y no me dice nada,
pero yo leo una queja en su mirada.
658
Sonetos 2
No te extrañe que escriba lo que escribo.
Si ayer tú me inspiraste mil poemas
de amor que se basaban en pamemas,
muy justo es que hoy recojas lo que vivo.
Que las mentiras que un día me brindaste
han dejado en mi pecho cruel impronta.
Por ello, lo que pienses no me importa,
tan sólo odio y rencor ya puedo darte.
Ya sabes el refrán aquél que dice
que quien sembrara vientos, tempestades
habrá de recoger. Yo nada hice
para verme sin ti. O fueron necedades.
Así que, si hoy mi pluma te maldice,
éste es el pago que doy a tus maldades.
Esto es lo malo de haberle dado besos
a aquél que puede herirte con sus versos.
Otra vez que te busques aventuras,
amores o caprichos, lo que creas
más cómodo llamarlo, haz que no sea
659
Sonetos 2
quien sepa reclamarte en forma dura,
envuelto entre las mieles de un poema
pero implacable y cruel en su demanda,
que cumplas con tu amor, como Dios manda,
porque un verso feroz el alma quema.
Que no sepa escribir, que no te erija
un altar como aquél que yo erigiera,
que luego con palabras no te exija
que le sigas amando, que le quieras,
que tu amor por la mente no se rija,
que su pluma no escriba en forma fiera.
Eso es lo malo de haber tenido amores
con quien puede dañarte con sus flores.
Aplícate así pues la moraleja:
De un poeta no seas más la Musa,
porque luego, de forma bien difusa,
te escribe dos sonetos y te veja.
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Sonetos 2
Aún recuerdo el ayer en que fue mía.
Y mañana, ¿qué habrá? Ni lo sospecho.
¿Qué mujer vivirá bajo mi techo,
que me preste su ayuda en mi agonía?
¿Quién tendré junto a mí llegado el día
en que cese el aliento de mi pecho?
Cuando yazca tendido sobre el lecho,
¿quién habrá de apretar mi mano fría?
¡Caprichoso y travieso es el Destino!
Nos domina a su antojo y nos maneja,
dirigiendo al azar nuestro camino
como más se le antoja. Moraleja:
Deberemos andar siempre con tino
y con tino elegir nuestra pareja.
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