El viejo cazador - Dios camina con su pueblo
Transcripción
El viejo cazador - Dios camina con su pueblo
El viejo cazador En un pueblo lejano había un viejo cazador. Era el mejor cazador de la región decían los habitantes de aquel lugar. Su fama se fue extendiendo en aquel país. Un día un joven le pidió que le enseñara su técnica para cazar. El viejo cazador no acepto. Le dijo: No tengo tiempo, ve a casa a descansar. Después de mucho tiempo y de tanto insistir el viejo cazador acepto enseñar al joven a cazar. Le dijo: mañana te espero en a las cinco de la mañana en las afueras del pueblo. En efecto, al siguiente día el joven estaba esperando al viejo cazador. Llevaba una gran mochila, estaba muy pesada y llena de muchas cosas. Al llegar el gran cazador con sus perros, le dijo al joven. No necesitamos llevar mucho, sólo lo necesario, lleva un poco de comida y agua para el camino y su bolsa de dormir. El joven cazador tuvo que rehacer su mochila y dejar sólo lo que iban a necesitar para el camino. Se pusieron en marcha y empezaron a caminar hacia la montaña. Caminaron y caminaron cruzaron valles, colinas y bosques. Después de varias horas llegaron a un punto y ahí el viejo cazador pidió al joven soltar a los perros de caza. Unos empezaron a ladrar, otros corrieron hacia un lado, otros hacia otro, algunos más iban olfateando, etc. Ya oscureciendo, van regresando los perros, uno a uno, ninguno trae ninguna presa. El joven preocupado comenta al viejo que no han tenido éxito y que quizá será mejor para la próxima ocasión. El viejo sólo indicó que aún no habían regresado todos. Al llegar el último perro, este traía una gran liebre. El viejo cazador voltea a mirar al joven y pregunta ¿por qué este perro fue el único que trajo presa y los otros no? El joven se queda pensativo y después de un rato arguye: este perro es el de mejor raza y por eso fue el único en traer presa. El viejo cazador, voltea a mirar al joven con ternura: No, mira el de mejor raza es aquel - apunta hacia un perro - y ese no trajo presa. El joven, observa al viejo cazador, y le expresa: ¡ya sé, porque es el perro más fuerte!. El viejo cazador, señala al joven: no, mira el perro más fuerte es aquel -apunta- y ese no trajo presa. El joven comenta: el perro que trajo a la presa es el más rápido y por eso la pudo atrapar. El viejo cazador indica: mira el perro más rápido es aquel y no trajo ninguna presa. Nuevamente pregunta el viejo cazador: ¿por qué este perro fue el único que trajo presa y los otros no? El joven dice: era el perro criollo. No, te equivocas comenta el viejo cazador- mira aquel es el perro criollo y no trajo presa. El viejo cazador voltea a ver al joven y afirma: el único perro que trajo presa fue el único perro que miró a la presa y se dejó mirar por ella. Irineo de Lyon ACOMPAÑAMIENTO PASTORAL