Serie de informes sobre el hambre en el mundo 2007 El

Transcripción

Serie de informes sobre el hambre en el mundo 2007 El
Estaremos siempre en deuda con los autores de El hambre y la salud y con
todos los que han contribuido a su publicación. Ojalá que este informe y los
compromisos escritos convenidos en favor del comercio leal, la reforma
agraria y la mejora de las prácticas agrícolas nos alumbren el camino por el
que debemos avanzar para lograr que en el siglo XXI el hambre se
considere, en primer lugar, un escándalo indecente y aberrante y, en
segundo lugar, una enfermedad mundial para la que ya hay curación”.
Paul Farmer
Doctor en Medicina, Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y
miembro de la ONG Partners in Health
“La globalización trae consigo oportunidades de riqueza sin precedentes,
pero también agranda la brecha que separa a las personas que disfrutan
plenamente de su derecho a una vida digna de las que no. El PMA tiene más
personal sobre el terreno en las regiones en crisis que ninguna otra
organización. El presente informe, fruto de la experiencia directa sobre el
terreno, muestra claramente la inextricable interrelación entre el hambre,
la salud deficiente y la pobreza; y, lo que es más importante, demuestra que
existen soluciones prácticas para hacer frente a la faceta más inaceptable
del desarrollo. Se trata de una lectura obligada para todos los que trabajan
en comunidades marginadas, ya sea en los barrios de las grandes ciudades
del norte o en las zonas más conflictivas del sur”.
Peter Walker
Profesor titular de la cátedra Irwin H. Rosenberg de Nutrición y Seguridad Humana de la
Facultad Friedman de Ciencias y Política de la Nutrición, Universidad de Tufts.
ISBN 978-1-84407-575-1
www.earthscan.co.uk
9 781844 075751
Serie de informes sobre el hambre en el mundo 2007 – El hambre y la salud
“El hambre y la salud es el resultado del enorme caudal de experiencias
prácticas adquiridas durante décadas en la mitigación de los efectos de las
‘emergencias alimentarias’ y en la búsqueda de soluciones que consigan
romper el círculo vicioso de la pobreza y la enfermedad. En el informe se
ofrecen —tanto a los gobiernos como a las organizaciones responsables de
las normativas internacionales que deseen alcanzar los objetivos de
desarrollo del Milenio— recomendaciones bien fundamentadas para la
formulación de políticas.
Serie de informes sobre el
hambre en el mundo 2007
El hambre y la salud
Serie de informes sobre el
hambre en el mundo 2007
El hambre y la salud
Una publicación del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, Roma
Mapa A – El hambre y la salud en el mundo
Groenlandia
(Dinamarca)
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Islas Vírgenes de los Estados Unidos
Antigua y Barbuda
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las Granadinas
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Neerlandesas
Cabo Verde
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Santa Lucía
Burkina Faso
Guinea-Bissau
Trinidad y Tabago
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Sierra Leona
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Guayana Francesa
Ghana
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(Reino Unido)
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Tasa de mortalidad entre los menores de 5 años
Más de 150 muertes por 1.000 nacidos vivos
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Pitcairn (Reino Unido)
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Tristán da Cunha (Reino Unido)
Gough (Reino Unido)
Menores de 5 años con insuficiencia ponderal
Menos del 20%
Del 20% al 30%
Del 30% al 40%
Islas Malvinas (Falkland)
(Reino Unido)
Georgia del Sur
(Reino Unido)
Más del 40%
Datos no disponibles o no analizados
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas,
aprobación o aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Fuente de los datos: OMS, 2007
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Territorio palestino
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República Popular
Democrática
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Hong Kong (China)
Viet Nam
Macao (China)
República
Democrática
Popular Lao
Islas Marianas del Norte (EE.UU.)
Tailandia
Filipinas
Camboya
Guam (EE.UU.)
Djibouti
Sri Lanka
Etiopía
Palau
Brunei
Darussalam
Estados Federados de Micronesia
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Centroafricana
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Singapur
Uganda
República
Demócratica
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Rwanda
Burundi
Seychelles
República
Unida de
Tanzanía
Timor-Leste
Islas Cocos (Keeling)
(Australia)
Territorio de la
Isla de Navidad
(Australia)
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Reunión (Francia)
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Australia
Swazilandia
Nueva Zelandia
Acerca del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas
E
l Programa Mundial de Alimentos (PMA), fundado en 1963, es la mayor organización de ayuda humanitaria del
mundo y el organismo de las Naciones Unidas al frente de la lucha mundial contra el hambre. El PMA utiliza la
ayuda alimentaria para satisfacer necesidades en casos de emergencia y apoyar el desarrollo económico y social.
El PMA está presente en 77 países y depende exclusivamente de donaciones. En estrecha colaboración con otros
miembros de la comunidad de las Naciones Unidas, gobiernos y organizaciones no gubernamentales, el PMA
trabaja denodadamente para que la lucha contra el hambre se convierta en el tema prioritario del orden del día de
todos los foros y organismos internacionales, así como para fomentar políticas, estrategias y operaciones que
beneficien directamente a las poblaciones pobres que padecen hambre.
4
Agradecimientos
M
uchas personas que colaboran en el Programa
Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas
(PMA) han desempeñado una labor decisiva en la
elaboración de la más reciente publicación de esta
serie de informes, titulada Serie de informes sobre el
hambre en el mundo: El hambre y la salud.
Stanlake Samkange, Director de la Dirección de
Políticas, Estrategias y Apoyo a los Programas, ha
supervisado el trabajo. Deborah Hines, su principal
autora, ha desempeñado la función de jefa de equipo.
El equipo de la Serie de informes sobre el hambre en el
mundo se ha encargado de la recopilación y análisis de
los datos. Todos sus integrantes, Federica Carfagna,
Bruce Crawshaw, Peter Gray, Tomoko Horii, Rebecca
Lamade, Kartini Oppusunggu, Robert Palmer, Livia
Paoluzzi y Elena Vuolo, han aportado valiosas
contribuciones a este informe.
Muchos expertos han contribuido generosamente con
colaboraciones técnicas muy importantes. En
particular, el PMA quiere dar las gracias a: Steve
Collins, Lorraine Cordeiro, Camila Corvalán, Paul
Farmer, Wafaie Fawzi, Fernando Fernholz, Rosemary
Fernholz, Stuart Gillespie, Carlos Guevara Man, JeanPierre Habicht, Alistar Hallam, Joan Holmes, Channa
Jayasekera, Gina Kennedy, Richard Longhurst,
Nkosinathi Mbuya, Saurabh Mehta, Gretel Pelto,
Fabiola Pueda, Kate Sadler, Anna Taylor, Andrew
Thorne-Lyman, Melody Tondeur, Patrick Webb y
Stanley Zlotkin.
El PMA desea agradecer las aportaciones de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) de las
Naciones Unidas, que ha facilitado datos actualizados y
apoyo técnico. En concreto, el PMA hace extensiva su
gratitud a Zoe Brillantes, Valentina Buj, Quazi Monirul
Islam, Dermot Maher, Aayid Munim, Mercedes de
Onís, Tikki Elka Pang, Randa Saadeh, Akihiro Seita y
Kenji Shibuya.
Varias personas nos han brindado observaciones muy
útiles y su amable apoyo: Carlos Acosta, Claudia
AhPoe, Robert Black, Martin Bloem, Henk-Jan
Brinkman, Marco Cavalcante, Gyorgy Dallos, Agnes
Dhur, Francisco Espejo, Kul Gautam, Aulo Gelli, Ugo
Gentilini, Paul Howe, Michael Hutak, Robin Jackson,
Dan Lewis, Saskia de Pee, Roman Rollnick, Joseph
Scalise, Ann Strauss, Judith Thimke, Tina Van Den Briel
y Steven Were Omamo.
Vaya también nuestra más sincera gratitud para la
Subdirección de Análisis y Cartografía de la
Vulnerabilidad del PMA por el diseño y la elaboración
de los mapas: Joyce Luma, George Mu’Ammar y Paola
de Salvo.
En la producción de este informe han trabajado
Cristina Ascone, Caroline Hurford, Francis Mwanza y
Anthea Webb de la Dirección de Comunicaciones del
PMA, y Mark Menhinick y Marie-Françoise Perez Simon
de la Dependencia de Traducción y Documentos.
5
Prólogo
P
odemos ganarle la batalla al hambre ahora, en
nuestra época. Disponemos de la tecnología, los
conocimientos y los recursos necesarios para satisfacer
las necesidades de todas las personas que padecen
hambre en el mundo. Lo que hace falta para que las
imágenes de niños desnutridos se conviertan en un
problema del pasado y no en una vergüenza del
presente es que los gobernantes adopten ya las
decisiones políticas correctas.
La presente edición de la Serie de informes sobre el
hambre en el mundo se centra en una de esas
decisiones más cruciales: adoptar medidas para luchar
a la vez contra el hambre y los problemas de salud.
Vencer el hambre suele ser, para las personas
aquejadas de una salud deficiente, la condición sine
qua non para el éxito del tratamiento médico y su
consiguiente recuperación. Los alimentos ayudan a
acelerar la recuperación física y protegen contra las
infecciones.
La Serie de informes sobre el hambre en el mundo
2007 presenta soluciones de eficacia probada para
asegurar que las investigaciones, las políticas y los
programas realizados lleven a reducir el hambre y
mejorar la salud de todas las personas. Por ejemplo,
demuestra que la combinación de intervenciones
integradas basadas en la ayuda alimentaria y la
atención de salud suele ser mejor que un
planteamiento orientado a combatir únicamente una
determinada enfermedad. Además, el informe indica
que, en algunas circunstancias muy concretas, los
beneficios que se obtienen de la reducción del hambre
y la mejora de la salud se dejan sentir de forma muy
especial a largo plazo. Por ejemplo, hay cada vez más
6
datos que indican que si las mujeres gestantes y, muy
especialmente, las chicas adolescentes en su primer
embarazo pasan hambre, peligra el bienestar de las
generaciones futuras.
En este informe se subraya que es preciso aunar aún
más las fuerzas para tratar con eficacia el problema del
hambre y la salud deficiente. Es preciso que los marcos
normativos nacionales, las políticas, las disposiciones
institucionales, la capacitación y la investigación se
coordinen en una estrategia coherente y contribuyan
conjuntamente a que los países consigan que su
población esté libre del hambre, sea más sana y más
productiva y tenga mayor capacidad de aprendizaje.
Y un dato muy importante es que estas actuaciones
son recomendables también desde el punto de vista
económico. Las soluciones son rentables y producen
beneficios a largo plazo para las personas, las familias,
las comunidades y las naciones. No obstante, hay que
tomar medidas ya, y no sólo por razones económicas:
erradicar el hambre es un imperativo moral.
Conocemos perfectamente todas las alternativas. Los
gobernantes deben adoptar las decisiones correctas
hoy, para que las generaciones futuras no padezcan
hambre.
Josette Sheeran
Directora Ejecutiva
Programa Mundial de Alimentos de
las Naciones Unidas
Índice
Acerca del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4
Agradecimientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6
Nota preliminar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
10
Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
PANORAMA GENERAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
12
PARTE I
LA SITUACIÓN DEL HAMBRE Y LA SALUD EN EL MUNDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Hambre, salud y bienestar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Intermezzo 1: Perspectiva general de las carencias de micronutrientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¿Cuáles son las personas más vulnerables? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Intermezzo 2: Las mujeres y la erradicación del hambre, un vínculo inextricable . . . . . . . . . . . . . . .
Seguimiento de los ODM para el hambre y la salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Aceleración de los progresos: adopción de decisiones correctas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Intermezzo 3: El hambre y la enfermedad en situaciones de crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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56
DESNUTRICIÓN Y ENFERMEDAD: SUS REPERCUSIONES A LO LARGO DEL CICLO VITAL . . . . . . . . . .
Desnutrición y enfermedad: una relación íntima . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Intermezzo 4: El SIDA y el hambre – Problemas y respuestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Intermezzo 5: Ayuda alimentaria y tratamiento de la tuberculosis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Intermezzo 6: El proceso de transición nutricional en América Latina – La experiencia del
programa de la Junta Nacional de Jardines Infantiles de Chile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Nuevas amenazas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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PARTE III DESARROLLO NACIONAL: COMPROMISO Y DECISIÓN POLÍTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.1 El hambre repercute en el desarrollo humano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.2 Soluciones eficaces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Intermezzo 7: Sprinkles, una forma innovadora y rentable de suministrar micronutrientes
a los niños . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.3 Adopción de las decisiones políticas correctas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Intermezzo 8: Asociaciones para vencer la desnutrición infantil en América Latina y el Caribe . . . . .
Intermezzo 9: De la investigación a la acción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
93
95
98
1.1
1.2
1.3
1.4
PARTE II
2.1
2.2
2.3
85
87
108
111
118
122
PARTE IV EL CAMINO PARA LOGRAR UN MUNDO SIN HAMBRE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
4.1 El camino que hay que seguir: diez medidas clave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Intermezzo 10: La nutrición, una prioridad para Tailandia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
PARTE V COMPENDIO DE REFERENCIAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Perspectiva general: notas técnicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 1 – ¿Qué aspecto tiene un mundo con hambre?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 2 – ¿Cuántas personas pasan hambre a lo largo del ciclo vital? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 3 – ¿Qué aspecto tiene un mundo aquejado de salud deficiente? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 4 – ¿Cuántas personas padecen una salud deficiente durante su vida? . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 5 – ¿Quién corre peligro de padecer hambre y salud deficiente durante las situaciones
de crisis? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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157
7
Índice
Cuadro 6a – ¿Cuántas personas sufren hambre oculta y enfermedades infantiles?. . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 6b – ¿Cuántas personas sufren enfermedades infecciosas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 7 – ¿Cuántas personas se han visto afectadas por catástrofes naturales? . . . . . . . . . . . . . . .
Cuadro 8 – ¿Qué soluciones existen en la lucha contra el hambre y la salud deficiente? . . . . . . . . . .
Cuadro 9 – ¿Qué recursos se destinan a la reducción del hambre y la mejora de la salud?. . . . . . . . .
Cuadro 10 – Progresos realizados hacia el cumplimiento de los ODM para el año 2015 . . . . . . . . . .
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165
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173
177
181
PARTE VI ANEXOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Abreviaturas y siglas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Notas al texto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Determinación de los costos inherentes a las soluciones básicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Metodología utilizada en la elaboración de los mapas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
187
189
190
195
207
208
211
Figuras
Figura 1 – Evolución de la estatura media y la esperanza de vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 2 – Consumo diario per cápita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 3 – Número de profesionales de la sanidad en países en desarrollo y en transición . . . . . . . . . . . . .
Figura 4 – El acceso a los servicios sanitarios en países en desarrollo y en transición . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 5 – Los factores determinantes del hambre y la salud deficiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 6 – Las catástrofes naturales en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 7 – Prevalencia de la insuficiencia ponderal infantil en los PBIDA por regiones . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 8 – Prevalencia de la subalimentación en los PBIDA por regiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 9 – Indicadores del hambre por regiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 10 – Progresos en la insuficiencia ponderal – ODM 1 para los PBIDA en desarrollo . . . . . . . . . . . . .
Figura 11 – Progresos en la subalimentación – ODM 1 para los PBIDA en desarrollo . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 12 – Progresos en la mortalidad infantil – ODM 4 para los PBIDA en desarrollo y en transición . . . .
Figura 13 – Progresos en mortalidad materna – ODM 5 para los PBIDA en desarrollo y en transición . . . .
Figura 14 – Producto interno bruto (PIB), mortalidad infantil e insuficiencia ponderal en los países
en desarrollo y en transición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 15 – Factores desencadenantes de la desnutrición y la enfermedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 16 – Principales causas de mortalidad entre los niños menores de 5 años en todo el mundo . . . . . .
Figura 17 – Una relación recíproca – paludismo y carencias de micronutrientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 18 – Cálculos del costo humano de la tuberculosis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 19 – La malnutrición entre los niños menores de 5 años en los PBIDA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 20 – Relación histórica entre el precio de los cereales y el volumen de ayuda alimentaria . . . . . . . . .
Figura 21 – Número de habitantes de los suburbios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 22 – Desnutrición y pérdida permanente de la productividad individual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 23 – Soluciones prácticas para todas las etapas del ciclo vital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 24 – Ejemplos nacionales de trastornos del crecimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 25 – Soluciones prácticas para mujeres embarazadas y lactantes, bebés y niños pequeños . . . . . . .
Figura 26 – Soluciones prácticas para niños en edad escolar y adolescentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 27 – Gasto público en sanidad como porcentaje del PIB . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 28 – Gasto público en sanidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Figura 29 – La AOD y la ayuda alimentaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
8
23
28
29
29
31
37
47
48
49
51
51
52
52
53
64
66
71
78
83
88
90
96
98
104
105
106
113
114
120
Mapas
Mapa A – El hambre y la salud en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2
Mapa 1 – El hambre oculta en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Mapa 2 – El hambre y las catástrofes naturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Mapa 3 – La desigualdad del hambre en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Mapa 4 – Mortalidad y enfermedades de la infancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Mapa 5 – La carga del paludismo en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
Mapa 6 – Mortalidad a causa del VIH/SIDA entre los niños menores de 5 años . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Mapa 7 – Desigualdades en materia de salud en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Mapa 8 – Compromisos nacionales en la esfera de la salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
Mapa B – El hambre y la salud en el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214
9
Nota preliminar
En el informe El hambre y la salud se ofrece
una visión de conjunto de los
conocimientos actuales sobre la vinculación
que se establece entre la nutrición
deficiente y la salud. Además, se enumeran
los mecanismos por medio de los cuales el
hambre mina la salud y destruye la
esperanza de una vida larga, plena y
decorosa.
Cuando uno viaja de Harvard a Haití, de una sociedad
en general próspera y acomodada a otra pobre, se
aprende mucho sobre lo que constituye en realidad un
único mundo en todas partes. Se trata de nuestro
mundo: las personas pobres con frecuencia no suelen
tener ninguna dificultad para conseguir CocaCola y a
la vez no tienen prácticamente nada nutritivo que
comer y, sin embargo, padecen diabetes porque
consumen demasiados nutrientes inadecuados; los
teléfonos móviles llegan incluso a los rincones más
paupérrimos, a lugares en los que el momento del
nacimiento ya entraña peligros letales; un ejercicio de
carácter artístico realizado con huérfanos de Rwanda
ha revelado que, aunque muchos de ellos no asistan a
la escuela y no tengan ni idea de dónde ni cómo van a
procurarse su próxima comida, son capaces de imitar
con un parecido asombroso las interpretaciones de las
estrellas de rap estadounidenses.
Éste es el mundo en el que yo habito como médico
que trabaja en Rwanda y Lesotho, en Haití y en
Boston. Es también, aunque quizás ellas no lo tengan
tan claro, el mundo en el que habitan todas las
personas que leerán este informe sobre el hambre. Es,
en definitiva, el mundo que se describe con resolución
y coraje en el nuevo e importante informe del
Programa Mundial de Alimentos de las Naciones
Unidas, El hambre y la salud.
10
Este informe tiene una importancia capital, como bien
saben quienes trabajan entre los más pobres del
mundo. En El hambre y la salud se plantean propuestas
firmes en detalle. El informe ofrece una fórmula
precisa para alcanzar la seguridad alimentaria y
nutricional, una receta que se fundamenta en una
labor de investigación rigurosa y en una larga
experiencia. Gozamos del privilegio enorme de tener
en el Programa Mundial de Alimentos a un aliado en la
lucha por un acceso equitativo a los alimentos, que
forma parte del acceso equitativo a la buena salud.
El hambre y la salud es el resultado del enorme caudal
de experiencia práctica adquirida durante décadas en
la mitigación de “emergencias alimentarias” y en la
búsqueda de soluciones que consigan romper el
círculo vicioso de la pobreza y la enfermedad. El
informe ofrece —tanto a los gobiernos como a las
organizaciones responsables de las normativas
internacionales que deseen alcanzar los objetivos de
desarrollo del Milenio— recomendaciones bien
fundamentadas para la elaboración de políticas
pertinentes.
Estaremos siempre en deuda con los autores de El
hambre y la salud y con todos los que han contribuido
a su publicación. Ojalá que este informe y los
compromisos escritos convenidos en favor de un
comercio leal consigan reformar y mejorar los métodos
y prácticas agrícolas, y nos alumbren el camino por el
que debemos avanzar para lograr que el siglo XXI
considere el hambre, en primer lugar, un escándalo
indecente y aberrante y, en segundo lugar, una
enfermedad mundial para la cual ya hay curación.
Paul Farmer, Doctor en Medicina
Facultad de Medicina de Harvard y miembro de
la ONG “Partners In Health”
Prefacio
“No es el recuerdo de nuestro pasado lo
que nos hace sabios, sino la
responsabilidad de nuestro futuro”.
George Bernard Shaw (1856–1950)
los ODM, hay que traducir en acciones los
conocimientos científicos, dar cuerpo a las buenas
intenciones y a los acuerdos internacionales, y adoptar
decisiones que permitan emplear de la mejor manera
posible los recursos que tenemos a nuestra disposición.
Ahora que nos encontramos a mitad del camino que
desemboca en el cumplimiento de los objetivos de
desarrollo del Milenio (ODM), el hambre y la salud en
el mundo son objeto de más atención que nunca,
gracias a las actividades, campañas e inversiones
realizadas para sustentar tales objetivos. No obstante,
los progresos efectuados en la consecución de la
mayor parte de las metas que marcan los ODM son
muy dispares, y las diferencias siguen acrecentándose
en algunos países.
El presente informe, el segundo de la Serie de informes
sobre el hambre en el mundo, después de la
publicación inaugural de 2006 dedicada al aprendizaje,
persigue el propósito de contribuir a que se
comprendan mejor las relaciones entre el hambre y la
salud. Esta edición de 2007 utiliza las experiencias
basadas en hechos y pruebas para presentar las
lecciones aprendidas en anteriores prácticas de
desarrollo y plantear posibles soluciones para la
erradicación del hambre.
En especial, una de esas brechas tiene que ver con la
interrelación que existe entre el hambre y la salud
deficiente. La falta de acceso a alimentos y servicios
sanitarios de buena calidad afecta muy especialmente
a mujeres y niños. Las madres de familia acaban
perdiendo la batalla por evitar el hambre y la
enfermedad, y los efectos de ello se transmiten de una
generación a otra. Además, todavía hay que salvar
obstáculos para poner en práctica los conocimientos y
la experiencia en las comunidades, en las naciones y en
el ámbito internacional.
El informe de 2007 forma parte de la Serie de informes
sobre el hambre en el mundo, a la que contribuye con
análisis basados en datos fácticos, y tiene como
objetivo orientar la labor de formulación de políticas,
programación y promoción. Le seguirán informes sobre
mercados, crisis y exclusión social. La Serie de informes
sobre el hambre en el mundo sirve de complemento a
los trabajos en curso que llevan a cabo los gobiernos,
el sector privado y los actores locales y anima a que se
instituyan políticas firmes en apoyo de soluciones
sostenibles y rentables que, se espera, permitan a los
gobiernos ir más allá de la meta relativa al hambre
establecida en los ODM para 2015 y eliminar este
flagelo en las próximas décadas. El informe aporta
pruebas suficientes que confirman que el hambre y la
salud deficiente son problemas que pueden
solucionarse; lo único que debemos hacer es poner en
común nuestro saber colectivo y movilizarlo para
adoptar decisiones acertadas para acabar con el
hambre.
A menudo idealizamos las lecciones del pasado y la
aplicación de lo que hemos aprendido de nuestra
historia compartida, y sin embargo, en la práctica, las
realidades políticas pueden obligarnos a empezar de
cero y a abordar el futuro con un enfoque optimista,
dejando de lado las enseñanzas del pasado. A pesar de
todo, todavía estamos a tiempo para aprovechar nuestra
experiencia, lecciones aprendidas y voluntad de acción
en la definición de estrategias y programas prácticos
encaminados a erradicar el hambre. Se pueden
aprovechar todas las oportunidades que se ofrecen para
sacar el máximo partido de esa relación sinérgica entre
el acceso a unos alimentos y a una asistencia sanitaria
de buena calidad. Para acelerar el progreso y alcanzar
Es posible dejar de lado con asombrosa facilidad las
lecciones que ofrece el pasado. De la misma manera, la
indiferencia y la apatía pueden sustituirse por
actividades concretas que inciten a todos los
implicados a trabajar juntos para erradicar el hambre.
11
Panorama general
El hambre y la salud deficiente no
afectan por igual a la población
mundial
velocidad que la de las poblaciones de los países más
desfavorecidos económicamente.
Durante los últimos 50 años, el mundo ha asistido a
avances sin precedentes en la reducción del hambre y
la mejora de la salud. Todo el planeta ha
experimentado una importante disminución de la
desnutrición y la mortalidad infantiles. Han mejorado
considerablemente muchos aspectos físicos de la
salud: las personas viven más años y en todo el mundo
se registra una mejora de la salud en la infancia y a
principios de la edad adulta.
Hambre y salud: una relación muy
estrecha
El hambre y la salud deficiente no afectan por igual a
la población mundial: estos flagelos se ceban
principalmente en las personas más pobres y
marginadas y, dentro de este grupo, también se
observan diferencias según el sexo, la edad y el origen
étnico. Las repercusiones del hambre y la falta de salud
en el ciclo vital pueden ser profundas si los riesgos para
la salud persisten durante varias generaciones.
El hambre y la salud deficiente están íntimamente
relacionadas con las decisiones políticas y económicas,
que son a su vez fiel reflejo de las prioridades
presupuestarias, la calidad de los servicios sociales y los
valores propios de las comunidades. Las personas que
padecen hambre, en cualquiera de sus formas, no son
los responsables de la toma de decisiones, ni están
necesariamente bien representadas por éstos.
Las mayores diferencias se constatan entre países ricos
y países pobres. En los países más pobres y con una
mayor inseguridad alimentaria (países de bajos
ingresos y con déficit de alimentos), la esperanza de
vida de hombres y mujeres se sitúa por debajo de los
50 años como resultado de los prolongados períodos
de escasez de alimentos, de las enfermedades, los
conflictos y el acceso desigual a una atención sanitaria
de buena calidad. El hambre es la causa directa de
aproximadamente la mitad de todas las muertes de
niños menores de 5 años.
Al igual que hambre y salud están estrechamente
vinculadas, las relaciones entre desnutrición y
enfermedad son bidireccionales y se refuerzan
mutuamente. La desnutrición produce un estado de
mala salud que expone al individuo al riesgo de contraer
enfermedades infecciosas y crónicas. El organismo de
una persona que padece hambre se defiende las
enfermedades menos bien que el de una persona bien
alimentada. Un niño desnutrido tiende a estar más días
enfermo que otro que está bien nutrido, ya que la
desnutrición contribuye directamente a la enfermedad al
deprimir el sistema inmunológico y permitir que los
agentes patógenos colonicen el organismo
desposeyéndolo aún más de los nutrientes esenciales.
Además, si bien se han producido avances en la
reducción del hambre en algunos países y dentro de
grupos determinados, los progresos hacia la
consecución de la meta 2 del ODM 1 (véase el
recuadro de la página 46) no siguen por buen camino.
En algunas partes del mundo se están mermando los
adelantos conseguidos en el pasado, y las soluciones
sostenibles distan mucho todavía de estar al alcance de
las personas que sufren hambre. Los avances hacia el
cumplimiento de los ODM relativos a la salud son
también dispares: la salud de las poblaciones de los
países adinerados experimenta mejoras a mayor
12
En la Serie de informes sobre el hambre en el mundo
2007 se examinan las relaciones múltiples entre el
hambre y la salud deficiente, el modo en que éstas
afectan –tanto fisiológica como psicológicamente al
crecimiento de las personas y limitan el desarrollo
social y económico de las naciones.
Las infecciones, por leves que sean, afectan
negativamente al estado nutricional. Tanto las
infecciones agudas como las crónicas pueden
repercutir gravemente en el estado nutricional y
desencadenar reacciones diversas, entre las cuales la
disminución del apetito y una menor absorción de los
nutrientes. Aun cuando los enfermos absorban los
nutrientes ingeridos, puede suceder que éstos queden
inutilizados a causa de la infección.
Posibilidad de recurrir a soluciones
ya conocidas y rentables
A pesar de que está ampliamente aceptada la relación
causa-efecto que existe entre la desnutrición y la
enfermedad, los recursos se han orientado de forma
desproporcionada hacia el tratamiento de las
enfermedades infecciosas, en lugar de utilizarse para
prevenir el hambre y la desnutrición. Es imprescindible
que en la formulación de las políticas y los programas
se tenga en cuenta la relación existente entre el
hambre y la salud deficiente. Únicamente si se da
prioridad a las personas que padecen hambre
—especialmente las mujeres y los niños en cualquier
etapa del ciclo vital— y se promueve la aplicación de
los principios de inclusión, igualdad, facilidad de
acceso y transparencia, podrán beneficiarse los más
necesitados de las innovaciones tecnológicas que están
transformando el mundo.
Al reducir el hambre se incrementa la productividad; ya
que aumentan la capacidad de trabajo, el aprendizaje
y el desarrollo cognitivo y se mejora igualmente la
salud gracias a la menor incidencia de las
enfermedades y la mortalidad prematura. El hambre y
la salud deficiente menoscaban directamente la
creación del capital humano y social y el crecimiento
económico. Estos efectos son duraderos y
transgeneracionales y obstaculizan el cumplimiento de
otros objetivos sociales de alcance global.
Por primera vez en la historia, el mundo puede dedicar
cuantiosos recursos a la erradicación del hambre y la
mejora de la salud. Se reconoce cada vez más que el
costo de la inacción es elevado, tanto económica como
moralmente y que, en comparación, el costo de la
acción es realmente módico. Existen varias soluciones
asequibles y de eficacia probada, pero es preciso
ampliarlas para que lleguen a beneficiar a las personas
más vulnerables y marginadas del mundo. Es
fundamental la existencia de un contexto que permita
transformar los conceptos en acciones viables y
eliminar los impedimentos institucionales; de lo
contrario, va a resultar difícil potenciar al máximo los
posibles beneficios de los crecientes recursos públicos y
privados que se destinan a la lucha contra el hambre y
la mejora de la salud.
La presente publicación del año 2007 de la Serie de
informes sobre el hambre en el mundo propone un
grupo de soluciones de eficacia demostrada, prácticas
y rentables, para hacer frente a las causas
interrelacionadas del hambre y la salud deficiente.
Estas soluciones, en las que las actividades que giran
en torno a la alimentación se combinan con la
atención de salud básica y medidas de prevención,
constituyen las “soluciones básicas” para conseguir la
reducción del hambre y la mejora de la salud. Al hacer
hincapié en la importancia de abarcar todo el ciclo
vital, estas soluciones básicas persiguen el objetivo de
prevenir la aparición del hambre, mejorar la salud de
las poblaciones afectadas por el hambre y contribuir a
la consecución de los ODM. Su objeto es ampliar los
programas correspondientes a las dos amplias “etapas
propicias”, o momentos críticos en la vida de todo
individuo: los primeros años de vida —con especial
atención a las madres, los bebés y los niños
pequeños— y la adolescencia, en la que se incluyen los
niños en edad escolar.
Las soluciones básicas propuestas ponen especial
énfasis en abordar los factores subyacentes comunes:
se trata de combinar eficazmente los recursos —tanto
alimentarios como de otra índole— y las herramientas
disponibles, y de reproducir a mayor escala las
soluciones más eficaces. De construirse en torno a las
interrelaciones que vinculan entre sí hambre y salud,
los programas permitirán abordar mejor y con un
enfoque más holístico de los problemas comunes.
Las soluciones propuestas también hacen hincapié en
que lo más probable es que las mejoras generales en la
ingestión de alimentos, mediante un mayor acceso a
alimentos de calidad, en particular por parte de los
niños pequeños, tengan un impacto importante en la
reducción de la carga de morbilidad.
13
Panorama general
Necesidad de un compromiso más
amplio
A pesar de la existencia de varias soluciones rentables
para combatir el hambre y mejorar la salud, a pesar de
la posibilidad de orientar los compromisos políticos
nacionales e internacionales para luchar contra estos
problemas afines que padecen los más pobres, los
esfuerzos realizados siguen siendo insuficientes. Existe
el riesgo real y muy grave de que nunca se cumplan los
ODM, ya de por sí relativamente modestos. La Serie de
informes sobre el hambre en el mundo plantea a los
gobernantes un desafío: que se aprovechen los éxitos
del pasado para cimentar el futuro, combinando los
conocimientos actuales con la voluntad de acometer
soluciones prácticas y eficaces para poner fin al
hambre en las próximas décadas.
Cuatro son las razones más imperiosas para dar
prioridad a estas soluciones de lucha contra el hambre
y mejora de la salud:
• el hambre y la mala salud tienen un costo elevado;
• las soluciones son asequibles, rentables y sostenibles;
• existe consenso sobre el derecho del ser humano a
una alimentación y nutrición adecuadas y a la salud; y
• una población bien alimentada y saludable
contribuye de manera más eficaz al crecimiento
económico.
Al final, es el compromiso el que determina que las
actuaciones sean eficaces y sostenibles. La erradicación
del hambre no se puede relegar a mero objetivo
secundario al servicio de otros compromisos. Habida
cuenta de los tremendos costos humanos, económicos
y sociales de esta plaga, su erradicación debe ser una
prioridad del desarrollo y parte integrante de los
objetivos en materia de salud.
Para conseguir un impacto óptimo, es esencial disponer
de los recursos apropiados y potenciar al máximo su
uso. Los recursos que se precisan no son exclusivamente
de índole financiera: la eficacia de los servicios sociales
radica también en las modalidades de dirección y
gestión y en el apoyo a los sistemas. Para ampliar las
actividades, es importante medir los resultados
obtenidos y saber cuáles proyectos dan resultados
14
satisfactorios. Así pues, en una etapa posterior, los
recursos podrán asignarse a los proyectos más exitosos:
• Cada vez hay más pruebas de que, cuando los
tratamientos de la tuberculosis, del virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH) y de otras
enfermedades infecciosas van acompañados de
apoyo nutricional y alimentario, aumenta la
observancia de los tratamientos y mejoran sus
resultados, particularmente en el caso de la
población pobre. Este apoyo debe convertirse en
parte integral de los programas de tratamiento.
Habría que intensificar la investigación para mejorar
la eficacia del apoyo alimentario y nutricional
combinado con el tratamiento.
• El problema generalizado de la carencia de
micronutrientes demuestra que las calorías por sí
solas no bastan para lograr una buena salud. Es
necesario aumentar la concienciación y la
comprensión del valor que tienen los micronutrientes
a lo largo del ciclo biológico.
• Por ejemplo, en varios países ya se ha puesto en
práctica el enriquecimiento de los alimentos, pero es
aún necesario hacer mucho más en esta esfera. El
enriquecimiento de los productos de consumo
habitual con micronutrientes múltiples y/o el
suministro de suplementos pueden ser estrategias
rentables para subsanar las numerosas carencias que
presentan los niños en edad escolar, los
adolescentes, los refugiados y las personas
desplazadas internamente. Es más, habría que
estudiar más detenidamente la posibilidad de
enriquecer los alimentos en los hogares.
Adoptar las decisiones adecuadas
Es imprescindible pasar urgentemente a la acción si se
desea erradicar el hambre en las próximas décadas.
Para ello, la única opción es que exista un compromiso
firme por parte de los gobiernos de ir más allá de los
ODM, eliminar el hambre y proporcionar acceso a
servicios sanitarios de calidad a las personas que sufren
hambre y marginación. La carga que suponen el
hambre y la salud deficiente y sus efectos sobre el
desarrollo nacional no deben ser los solos motivos que
nos lleven a actuar. Nuestra acción debe estar
encaminada a poner fin al sufrimiento humano
causado por el hambre y la salud deficiente y a colmar
la brecha que separa a las personas que tienen acceso
a alimentos suficientes y servicios sanitarios de calidad
de quienes carecen de estos elementos indispensables
para lograr el bienestar de todos.
Solamente una voluntad colectiva nos
permitirá llegar a adoptar decisiones
correctas. El costo de la inacción es elevado
tanto desde el punto de vista económico y
político como, lo que es más importante,
desde una perspectiva moral.
¿Qué es el hambre?
Casi todo el mundo conoce por intuición la sensación física que produce el hambre. Sin embargo, los
especialistas que trabajan en este campo han creado un vocabulario y una serie de conceptos técnicos para
describir con más precisión y abordar todos los aspectos del problema. Lamentablemente, no existe un
acuerdo total sobre el significado de todos estos términos y de las relaciones que los vinculan. Este recuadro
proporciona un breve glosario de dichos vocablos y conceptos tal y como se emplean en este informe. Con
esto no se pretende que sea el único uso “correcto”, pero sí se intenta ofrecer una ayuda relativamente clara y
coherente para comprender todos los aspectos del problema.
HAMBRE. Situación en la que se produce una falta de nutrientes, tanto de macronutrientes (energía y
proteínas) como micronutrientes (vitaminas y minerales), imprescindibles para una vida productiva, activa y
saludable. El hambre puede presentarse como un fenómeno pasajero o como un problema crónico y
perpetuo, y acarrear secuelas de diversa importancia, desde muy leves hasta de extrema gravedad. El hambre
puede ser el resultado de una ingesta insuficiente de nutrientes o bien la consecuencia de la incapacidad del
organismo para absorber los nutrientes que precisa. Puede derivar asimismo de una alimentación deficiente y
de prácticas de puericultura inadecuadas.
MALNUTRICIÓN. Estado físico por el que las personas sufren o bien carencias nutricionales (desnutrición) o
bien un exceso de determinados nutrientes (sobrealimentación).
DESNUTRICIÓN. Manifestación física del hambre, que tiene su origen en graves carencias de uno o varios
macronutrientes y micronutrientes. Estas carencias impiden que el organismo desempeñe eficazmente sus
funciones orgánicas, como el crecimiento, el embarazo, la lactancia, el trabajo físico, la capacidad cognitiva, la
resistencia a las enfermedades y la recuperación posterior.
SUBALIMENTACIÓN. Situación en la que se encuentran aquellas personas cuyo consumo dietético de energía
está siempre por debajo del mínimo requerido para llevar una vida completamente productiva, activa y
saludable. Se determina empleando un indicador sustitutivo que permite determinar si los alimentos
disponibles en un país son suficientes para satisfacer las necesidades energéticas (aunque no necesariamente
de proteínas, vitaminas y minerales) de la población. Contrariamente a lo que se verifica en el caso de la
desnutrición, con este indicador no se evalúan los efectos propiamente dichos.
HAMBRE TRANSITORIA. Un tipo de hambre pasajera, en la que se incluyen los llamados “retortijones de
hambre”, que puede afectar de forma transitoria y a corto plazo a la capacidad física y mental.
SEGURIDAD ALIMENTARIA. Un estado que se produce cuando ninguna persona corre peligro de padecer
hambre en ningún momento. El concepto de seguridad alimentaria contiene en sí mismo las claves que
ayudan a comprender las causas del hambre. La seguridad alimentaria se establece mediante cuatro variantes:
• disponibilidad (cantidad de alimentos disponibles en una zona);
• acceso (posibilidades que tiene una familia de obtener alimentos);
• utilización (capacidad que tiene la persona de elegir, consumir y absorber los nutrientes que contienen los
alimentos); y
• vulnerabilidad (riesgos físicos, medioambientales, económicos, sociales y sanitarios que pueden afectar a la
disponibilidad, el acceso y la utilización de los alimentos) (PMA, 2002; Webb y Rogers, 2003).
La inseguridad alimentaria, o la ausencia de seguridad alimentaria, es un estado que implica una situación de
hambre, como resultado de problemas de disponibilidad, acceso y utilización, o bien una situación de
vulnerabilidad al hambre en el futuro.
15
Panorama general
¿Cuál es la diferencia entre hambre y desnutrición?
La desnutrición es la forma en la que el hambre se manifiesta físicamente. Su medición es posible y, para ello,
se utilizan indicadores como:
• peso para la edad (insuficiencia ponderal);
• estatura para la edad (retraso del crecimiento); y
• peso para la estatura (emaciación).
En algunos casos, la desnutrición puede ser la secuela de una enfermedad, lo que influye en la adecuación de
la ingesta alimentaria y/o en su absorción por el organismo (y, por lo tanto, en el grado de hambre). Las
enfermedades afectan al nivel de la ingesta alimentaria porque alteran el metabolismo (y, por lo tanto,
aumentan la necesidad de ingerir nutrientes) y reducen el apetito (lo que suele implicar una reducción de la
cantidad de alimentos ingeridos). Al mismo tiempo, existe la posibilidad de que las enfermedades causen
problemas de absorción cuando acarrean una pérdida de nutrientes (por ejemplo, en el caso de vómitos o
diarreas), o cuando interfieren con los mecanismos por los que el organismo los absorbe. De hecho, la
enfermedad empeora la desnutrición. Por supuesto, las enfermedades suelen tener muchas otras
consecuencias graves y debilitantes que no están directamente relacionadas con los efectos que producen en
el hambre.
¿Qué relación se establece entre el hambre, la desnutrición y la inseguridad alimentaria?
El hambre, la desnutrición y la inseguridad alimentaria son conceptos “anidados”. La desnutrición es un
subconjunto del hambre, que a su vez es un subconjunto de la inseguridad alimentaria (véase la figura
siguiente).
Inseguridad alimentaria
Vulnerabilidad
al hambre
16
Desnutrición
Hambre
Manifestación
física del
hambre
Parte I: La situación del hambre y
la salud en el mundo
El hambre y la salud están íntimamente relacionadas.
No es posible mejorar la salud sin abordar el problema
del hambre; a su vez, el hambre acarrea falta de salud,
y muchas de las causas que originan el hambre
contribuyen también a una salud deficiente.
En la Parte I se examina la situación actual del hambre y la salud y se analizan los progresos realizados en el camino
hacia el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del Milenio (ODM). En el Capítulo 1 se exponen las relaciones
recíprocas que se establecen entre el hambre y la salud deficiente, a la vez que se demuestra que es difícil mejorar
de forma apreciable la salud de una persona sin eliminar el hambre en todas sus formas. En el Capítulo 2 se explica
el aspecto que presenta un mundo en el que se padece hambre y un mundo con poca salud, y se incluye una
descripción de los rasgos peculiares que caracterizan a los grupos más vulnerables al hambre y a los problemas de
salud. Se presentan, además, los desafíos que nos esperan en el camino hacia el desarrollo, se examinan la causas
múltiples del hambre y de la salud deficiente, y el devastador efecto que los conflictos y los desastres naturales
tienen en los intentos de reducción del hambre. En el Capítulo 3 se pone al corriente de los últimos avances hacia
el cumplimiento de los ODM relativos al hambre y la salud, y se demuestra que los progresos realizados siguen
siendo insuficientes. En el Capítulo 4 se plantean algunas decisiones que los gobernantes podrían adoptar para
acelerar el avance hacia la consecución de los ODM.
19
Introducción
“¿Por qué sigue existiendo el hambre en
un mundo que nada en la abundancia?
Una de las preguntas trascendentales de
nuestro tiempo es también una pregunta
que pertenece a otras épocas. … la historia
del hambre es indisoluble de la historia de
la abundancia”.
Sara Millman y Robert W. Kates, 1990
Los procesos de transición sociales y económicos que
se han producido a lo largo de la historia ponen de
manifiesto interesantes pautas de progresión y
regresión. Desde la perspectiva del siglo XXI resulta
fácil presuponer que dichos procesos constituyen
pasos agigantados para lograr que el mundo entero
esté bien alimentado y protegido contra las
enfermedades. En los últimos 200 años se han
producido avances importantes en la reducción del
hambre; en este mundo, no obstante, 854 millones de
personas que padecen hambre siguen luchando por
sobrevivir y más de 16.000 niños mueren
innecesariamente cada día por afecciones relacionadas
con el hambre. El camino hacia un mundo en el que
no exista el hambre está lleno de baches y, como
resulta evidente, también de importantes obstáculos
que frenan los avances en la lucha contra este flagelo y
los problemas de salud relacionados con él.
Varios modelos de desarrollo sugieren que la mejora de
la dieta y de la nutrición conlleva una mejoría de la
salud, de lo que se obtiene como resultado un reparto
más justo (Semba, 2001). Sin embargo, por lo que
respecta al alcance y al tipo de hambre que padece, y a
las causas que provocan sus principales problemas de
salud, cada país se enfrenta a su propio y exclusivo
conjunto de retos. Las causas interconectadas del
hambre y la salud deficiente hunden profundamente
sus raíces en las condiciones sociales, económicas y
políticas.
Por lo tanto, el hambre y la salud deficiente están
estrechamente relacionadas con las decisiones políticas
y económicas que, a su vez, reflejan las prioridades que
se establecen en las asignaciones de presupuestos, la
calidad de los servicios sociales y los valores de la
comunidad. Las personas que pasan hambre en
cualquiera de sus formas no son precisamente los
dirigentes responsables de la toma de decisiones, y
tampoco están necesariamente bien representadas por
ellos.
En la Serie de informes sobre el hambre en el mundo
2007 se examinan las relaciones múltiples que se
establecen entre el hambre y la salud deficiente, cómo
afectan éstas al crecimiento fisiológico y psicológico de
las personas y la forma en que restringen el desarrollo
social y económico de las naciones.
Existen muchos debates en torno al hambre. Con
demasiada frecuencia, sin embargo, los análisis sobre
esta lacra se centran exclusivamente en sus
manifestaciones físicas, en la descripción y
representación de niños extremadamente
subalimentados de vientres hinchados, o niños con
retraso del crecimiento, cuyo desarrollo físico se ha
visto afectado en periodos críticos de sus vidas. Las
causas se suelen buscar en una escasa producción de
alimentos o en unos ingresos insuficientes para
adquirir la comida de calidad que una familia precisa.
Si bien estos temas son fundamentales en cualquier
estudio sobre el hambre, es importante hacer hincapié
en que el debate sobre el hambre presenta todavía
lagunas conceptuales. La Serie de informes sobre el
hambre en el mundo trata de esclarecer algunas de las
áreas que se suelen pasar por alto en dichos estudios.
Concretamente, en esta edición se analizan las
relaciones existentes entre el hambre y la salud. La
presente publicación de la Serie de informes sobre el
hambre en el mundo explora las consecuencias
profundas que tiene el hambre en la salud, incluida la
prevención y tratamiento de enfermedades, y presta
atención especial a la absorción y utilización de los
nutrientes.
El informe también plantea las cuestiones y las
acciones sanitarias imprescindibles para ganar la lucha
contra el hambre: cómo se pueden compaginar mejor
las respuestas sanitarias y las respuestas contra el
hambre, y de qué manera se pueden aplicar las
acciones estratégicas fundamentales para limitar las
consecuencias perjudiciales que tiene el hambre en la
salud y el bienestar.
En la Serie de informes sobre el hambre en el mundo
2007 se sostiene que los factores que ponen en peligro
la salud y agudizan el hambre son, por lo general, bien
conocidos y las soluciones asequibles son fáciles de
conseguir. El informe constituye una llamada a la
acción y un elogio al trabajo sin precedentes que se ha
realizado en todo el mundo para enfrentarse al
problema del hambre y la salud deficiente. Y, además,
21
Introducción
pone de relieve la abundancia de oportunidades que
existen para concentrar los recursos en planteamientos
de colaboración coordinados, en línea con los marcos
de actuación nacionales y regionales. Cinco mensajes
subyacen en la Serie de informes sobre el hambre en el
mundo 2007:
• El hambre y la salud deficiente son problemas
mundiales relacionados.
• Afectan de manera desproporcionada a las personas
más pobres y más vulnerables, reducen
innecesariamente las expectativas y la calidad de vida
de cientos de millones de seres humanos.
• El hambre y la salud deficiente afectan
especialmente a las mujeres y a los niños.
• La salud deficiente y el hambre repercuten en el
desarrollo de las naciones, en la actualidad y en las
generaciones futuras.
• El hambre y la salud deficiente son problemas que
tienen solución; no obstante, los planteamientos
actuales no conducen a soluciones que sean
accesibles ni sostenibles equitativamente.
En la edición de 2006 de la Serie de informes sobre el
hambre en el mundo, titulada El hambre y el
aprendizaje, se partía de la premisa de que las
decisiones políticas están directamente relacionadas
con la persistencia del hambre. En el informe de 2007
se analiza en mayor profundidad la manera en la que
las decisiones políticas influyen en los progresos hacia
la disminución del hambre y la conquista de la salud, y
cómo se suelen pasar por alto en esas decisiones los
procesos que conducen a la marginalización y a las
desigualdades, que restringen el acceso de las
personas más vulnerables a los alimentos de buena
calidad y a los servicios sanitarios.
En este informe se ponen de relieve los beneficios
profundos y mutuamente fortalecedores que pueden
reportar a las personas y a las naciones las inversiones
en la erradicación del hambre. Se ofrece además un
programa de acciones concretas en el seno de las
22
comunidades, en el ámbito nacional y en el
internacional. En este mundo globalizado, el
surgimiento de nuevas alianzas y de un nuevo
movimiento asociacionista es cada vez más evidente, y
esta nueva coyuntura conlleva nuevas oportunidades
para entrar en acción. Fundamentalmente, se trata de
que los diversos protagonistas de este nuevo orden se
movilicen para trabajar juntos en la misma dirección, y
la Serie de informes sobre el hambre en el mundo
ofrece su modesta contribución para lograr ese fin. El
informe que contiene la presente edición de 2007 se
organiza en cinco partes principales:
• La situación del hambre y la salud en el mundo
— Se pasa revista al estado actual del hambre y la
salud deficiente en todo el mundo.
• Desnutrición y enfermedad: repercusiones en el
ciclo vital — Se exploran las relaciones recíprocas
que se establecen entre el hambre y la salud durante
el ciclo vital, y se identifican las lagunas que
presentan los conocimientos actuales, que se
deberían llenar si se desea ampliar los trabajos
actuales encaminados a conseguir la disminución del
hambre.
• Desarrollo nacional: compromiso y decisión
política — Se presentan las razones que inducen a
comprometerse mucho más en la lucha contra el
hambre y la salud deficiente. Se analizan también la
incidencia que tiene la disminución del hambre en
los programas sanitarios y el desarrollo de las
naciones. Además, se presentan las pruebas que
demuestran que hay soluciones rentables al alcance
de todo el mundo y que éstas han contribuido ya a
conseguir resultados muy positivos en el campo de la
salud.
• El camino a seguir: hacia un mundo sin hambre
— Se establecen las actuaciones concretas que
servirán para conseguirlo, mediante soluciones
armonizadas e integradas en los marcos
gubernamentales.
• Un Compendio de recursos en el que figuran los
datos acreditativos.
1.1 Hambre, salud y bienestar
“Las causas que originan el hambre
abarcan desde las sequías, inundaciones y
demás catástrofes naturales que restringen
la producción de alimentos hasta la
estructura social jerárquica, con sus reglas
de inclusión y exclusión, que pone límites a
la distribución de los alimentos y de la
riqueza…”.
Lucile F. Newman et al., 1990
Los cimientos del hambre
Desde los albores de la humanidad, el ser humano ha
luchado por alejar la amenaza del hambre de su vida y,
por el camino, ha atravesado períodos de abundancia
y épocas de escasez de alimentos, de auge y de
declive. Desde el Paleolítico tardío (30.000-9000 aC),
las comunidades de cazadores y recolectores
perseveraron en el control de la rica biodiversidad de
su entorno, por lo que alcanzaron una estatura media
que no se ha conseguido igualar en toda la historia, ni
siquiera en nuestros días.
Hacia el tercer milenio antes de Cristo, la estatura
media se había reducido en 11 centímetros en el caso
Figura 1 – Evolución de la estatura media y la esperanza de
vida1
180
90
175
80
60
Estatura (cm)
165
50
160
40
155
30
150
20
145
140
Esperanza de vida (EV) (años)
70
170
10
30.000 aC
3000 aC
1800 dC
2002 dC
Estatura masculina
EV: hombres
Estatura femenina
EV: mujeres
0
Fuente de los datos: OMS, 2007e; CDC, 2004; Cohen y Armelagos, 1984
de los hombres y en 14 centímetros para las mujeres
(Cohen y Armelagos, 1984). Durante esta época de
asentamientos y aumento de la población, cambiaron
las dietas: la gente consumía muchos cereales,
extraídos de una cantidad de especies botánicas
espectacularmente reducida, y comía menos carne
(Barnes, 2007). Los poblados permanentes y el paso de
la caza a la recolección posibilitaron el almacenamiento
de los alimentos y la especialización de las labores en
las diferentes sociedades. No obstante, estos cambios
llegaron acompañados de la estratificación social y el
hambre (Milton, 2000).
El paso del Paleolítico al Neolítico es sólo una de las
muchas transiciones que cambiaron las dietas y
acabaron afectando a la salud con el paso del tiempo.
Estas transformaciones coincidieron con innovaciones
tecnológicas, transiciones demográficas y cambios
sociales; cada una de ellas trajo consigo el progreso y
también escaseces de alimentos y hambre para ciertos
estratos de la población.
Otro proceso de cambio, la Revolución Industrial de
principios del siglo XIX, creó una nueva riqueza y
mejoró la situación nutricional de las clases medias y
altas de varios países, lo que trajo como consecuencia
una mayor esperanza de vida y un aumento de la
estatura: la esperanza de vida se amplió a 40 años; la
estatura media se situó en 157 centímetros para las
mujeres y 170 centímetros para los hombres (Cohen y
Armelagos, 1984). Sin embargo, la sociedad también
se estratificó mucho más y no todos sus grupos se
beneficiaron de estas mejoras: de hecho, las clases más
bajas quedaron más marginadas todavía con la
distribución no equitativa de la riqueza, y el hambre
dominó.
Actualmente, observamos pautas similares con el
proceso de “transición nutricional”: la coexistencia
de la sobrealimentación y la desnutrición. Vivimos
en un mundo de inmensas riquezas, enormes
disparidades y desigual acceso a los servicios sanitarios
y a la comida, aunque en todo el planeta haya
alimentos suficientes para alimentarnos a todos. En los
países ricos y prósperos, se aprecia en hombres y
mujeres un incremento continuo de estatura y de
esperanza de vida: esta última ha aumentado hasta
llegar a los 75 años para los hombres y los 80 años
para las mujeres en los países desarrollados; la estatura
media es de 163 centímetros para las mujeres y
23
1.1 Hambre, salud y bienestar
176 centímetros para los hombres (OMS, 2007a; CDC,
2004).
Pero, de nuevo, observamos grandes diferencias entre
los países ricos y los pobres. En los países más pobres y
con mayor inseguridad alimentaria (países de bajos
ingresos y con déficit de alimentos, PBIDA) la
esperanza de vida de hombres y mujeres sigue siendo
inferior a los 50 años, como consecuencia de la
escasez prolongada de alimentos, enfermedades,
conflictos armados y un acceso desigual a la asistencia
médica de calidad. Además, en el proceso de
transición nutricional actual se combinan el hecho de
tener mayor cantidad de alimentos de mala calidad al
alcance y tasas de sobrepeso cada vez más altas, y
todo esto con una prevalencia elevada y continua de la
insuficiencia ponderal. Y, lo que es más importante,
una persona que ha sufrido desnutrición en el vientre
de su madre corre mucho más riesgo de presentar
sobrealimentación en el futuro. Un estudio elaborado
en China demostró que uno de cada cinco niños que
tenían sobrepeso antes de los 9 años de edad había
padecido un retraso del crecimiento como resultado
del hambre crónica experimentada en sus primeros
años de vida (Banco Mundial, 2006).
Las causas del hambre
Las causas que originan el hambre abarcan desde las
catástrofes naturales que disminuyen la producción de
alimentos hasta las estructuras sociales jerárquicas que
restringen la distribución de la comida y la riqueza.
Actualmente, los cientos de millones de personas que
conviven con el hambre se enfrentan a una
combinación de factores que les impiden satisfacer sus
necesidades de alimentación más básicas y perpetúan
el hambre de una generación a otra. Entre esos
factores se incluyen el cambio de modelos agrícolas,
los precios de los alimentos, los ingresos, la escasez de
los alimentos de temporada, las preferencias
alimentarias, las dinámicas culturales y de los sexos, la
urbanización, conflictos, catástrofes naturales, cambio
de los patrones climáticos y decisiones políticas, como
las que anteponen el gasto en defensa a las
asignaciones presupuestarias en sanidad y
protecciones sociales que tengan como base la
alimentación. “La producción mundial de alimentos es
más que suficiente para alimentar a todos los
habitantes de la Tierra; y, sin embargo, en la mayor
24
La estatura como indicador sustitutivo del
crecimiento y el desarrollo
Las pruebas empíricas demuestran que la altura humana
es un indicador de bienestar y salud. En el caso de los
niños, la altura ayuda a predecir la supervivencia y
mantiene una correlación con el rendimiento en la
escuela y en el mercado laboral. La altura que tenga un
niño hacia los 4 años de edad indica bastante bien la
estatura que alcanzará de adulto (Martorell y Habicht,
1986); por lo tanto, se puede establecer que la talla de
un adulto está predeterminada desde la primera infancia
(Schultz, 2002).
Doctores en medicina y nutricionistas, como Nevin S.
Scrimshaw, realizaron los primeros estudios sobre las
relaciones que existen entre la estatura y el desarrollo
socioeconómico. En sus trabajos, evidenciaron que los
niños de Centroamérica y Panamá eran más bajitos que
los niños de Estados Unidos y arguyeron: “… que el
daño nutricional que el niño sufre después del destete
representa para el país una pérdida humana y
económica muy grave… desde el punto de vista de la
salud y de la resistencia a las enfermedades y, por
consiguiente, en lo tocante a la capacidad para aprender
y trabajar” (Scrimshaw et al., 1959).
G. B. Spurr fue el primero que midió las relaciones que
se establecen entre estatura y productividad en su
estudio sobre la productividad de los cortadores de caña
de azúcar colombianos con edades comprendidas entre
los 18 y 34 años. Spurr descubrió que la estatura, como
indicador sustitutivo del historial del estado nutricional,
favorecía la productividad. Sus resultados indicaban que
la desnutrición repercute muy negativamente en las
economías subdesarrolladas (Spurr et al., 1977).
parte del mundo reina el hambre, que sigue
representando una amenaza constante para la
humanidad” (Salleh, 2001).
Aproximadamente el 10% de las personas que pasan
hambre en el mundo son víctimas de las graves
escaseces de alimentos que provocan las crisis. La difícil
situación en que se encuentran los 2 millones de
desplazados de Darfur, en Sudán, es tan sólo una de
las tragedias de esta primera década del nuevo
milenio. El 90% restante de personas que padecen
hambre de este mundo convive con un hambre
crónica: un hambre persistente que nunca desaparece.
Las personas que padecen continuamente el hambre
no pueden obtener con regularidad alimentos de
bastante calidad y su salud suele ser deficiente. Sus
medios de subsistencia básicos se deterioran
progresivamente hasta que, al final, la supervivencia se
convierte en su principal preocupación. Por lo que
parece, lo único que consiguen muchas políticas
sociales y económicas es que el hambre y la falta de
salud arraiguen.
Los recursos asignados a las operaciones de ayuda
humanitaria hacen que, en comparación, los
estipulados para luchar contra el hambre crónica
parezcan realmente exiguos. Sólo en 2006, el PMA
destinó 742 millones de dólares EE.UU. a la ayuda a 15
países que se encuentran inmersos en las situaciones
de hambre crónica más alarmantes. Además, el PMA
proporcionó a Sudán 558 millones de dólares EE.UU. el
mismo año, dos ejemplos que ponen de manifiesto el
altísimo precio que los conflictos se cobran en las
sociedades que los padecen, el nivel de recursos que se
precisan para salvar vidas en situaciones de crisis y los
poquísimos que quedan al final para destinarlos a la
lucha contra el hambre crónica.
factores (como la constitución física de esa persona en
concreto, los rigores del entorno en el que vive, sus
niveles de actividad y su salud general) se conjugan
para establecer cuál es la ingesta de energía apropiada
para cada persona. Por regla general, los habitantes de
países tropicales precisan menos energía que los de los
países de inviernos crudos, o los que están situados a
mucha altitud. La enfermedad también incide en la
ingesta calórica, puesto que, por un lado, incrementa
los requisitos energéticos y, por el otro, inhibe el
apetito.
Casi todos los expertos coinciden en que 2.100 kcal al
día proporcionan energía suficiente a la mayoría de las
personas; por eso, la cifra se ha convertido en un
parámetro del consumo calórico medio. No obstante,
el promedio real de consumo calórico varía
espectacularmente de un país a otro. Una persona que
viva en Estados Unidos puede tener a su alcance una
media de 3.800 kcal al día. El consumo calórico en
Eritrea es de aproximadamente 1.520 kcal al día,
menos de la mitad que el de Estados Unidos.
Las calorías no bastan
El “hambre oculta” afecta a más de 2.000 millones de
personas, incluso a aquéllas que consumen calorías y
proteínas apropiadas (Proyecto del Milenio de las
Naciones Unidas: Grupo de acción contra el hambre,
2005). El hambre oculta se presenta cuando la persona
carece de un único micronutriente o de una
combinación de micronutrientes. Las carencias de
micronutrientes acarrean graves problemas de salud
pública, principalmente porque ponen en peligro el
sistema inmunológico y, por lo tanto, facilitan la
aparición de infecciones.
Madres y niños se cuentan entre los grupos más
vulnerables y afectados, aunque lo más probable es
que todos ellos acusen una reducción de la
productividad y de oportunidades socioeconómicas.
Como reconocen los expertos en nutrición, el hambre
oculta “… es un tipo de hambre que no se manifiesta
en forma de vientres hinchados ni cuerpos escuálidos.
Y, sin embargo, ataca de lleno la salud y la vitalidad de
las personas” (Gautam, 2006)2.
¿Cuántas calorías se necesitan?
Nadie puede asegurar con precisión cuántas calorías
necesita una persona para sobrevivir, para no pasar
hambre o para llevar una vida saludable. Diversos
Visto en otro contexto: la ración habitual de un
refugiado en un campamento de Kenya es de 2.100
kcal al día (PMA, 2007). Las organizaciones
humanitarias han ido modificando su política, desde la
imperante en la década de 1970 que consistía en
proporcionar raciones de “supervivencia” de unas
1.200–1.800 kcal, pasando por la de “estándares
mínimos” de 1.900 kcal en el decenio de 1980, hasta
el objetivo de 2.100 kcal a lo largo del decenio de
1990. La cantidad requerida de 2.100 kcal, pese a que
no se alcanza en ocasiones, proporciona un nivel
mínimo de la cantidad suficiente de calorías.
Independientemente de la altura a la que esté
colocado el nivel de calorías, es evidente lo que le
ocurre a un niño o a un adulto que no puede ingerir
suficientes alimentos y gasta más calorías de las que
consume. El desequilibrio, si se prolongara, obligaría al
organismo a consumirse a sí mismo y extraer de sus
propios tejidos la energía que necesita, lo que
conllevaría la pérdida gradual de las defensas y el
arraigo de la enfermedad (Russell, 2005).
Un antropólogo que trabajaba en la década de 1930
con los pueblos bantúes del sur ofreció una primera
interpretación del fenómeno del hambre: “El hambre
hace que, en primer lugar, toda la energía del cuerpo
25
1.1 Hambre, salud y bienestar
Intermezzo 1: Perspectiva general de las carencias de micronutrientes
La posibilidad de conseguir y de absorber los micronutrientes es uno de los factores más decisivos para la salud.
El hambre oculta, y muy especialmente la carencia de vitamina A, hierro, cinc y ácido fólico, es la que contribuye
con una carga mayor al costo de la enfermedad en el mundo. Las carencias de micronutrientes y la enfermedad
forman un círculo vicioso, ya que debilitan el sistema inmunológico y predisponen a los niños pequeños a las
infecciones. A su vez, la infección disminuye el apetito, reduce la ingesta de alimentos y priva al organismo de
micronutrientes, esenciales para el crecimiento y el desarrollo adecuados. Las devastadoras secuelas de estas
carencias (por ejemplo, ceguera, anemia, bajo peso al nacer, reducción del desarrollo cognitivo y reducción de la
productividad) son bien conocidas.
Carencia de micronutrientes
El costo de las carencias
Carencia de vitamina A
Casi 800.000 muertes de mujeres y niños en todo el mundo se pueden atribuir a una carencia de
vitamina A. A esta carencia se atribuye el 20% de los casos de la mortalidad materna que se
registran en el mundo. El sudeste asiático y África presentan la más alta incidencia de este tipo de
carencia.
Rice et al., 2004
Anemia por carencia de hierro
La carencia de hierro contribuye al 18,4% de la mortalidad materna y a un 23,5% de las muertes
perinatales.
Sanghvi et al., 2007
Se atribuye la responsabilidad de 115.000 muertes de mujeres por causas relacionadas con el
embarazo y 591.000 muertes perinatales en el mundo. La cifra total de muertes cuya causa se
atribuye a la anemia por carencia de hierro es de 814.000 en todo el planeta.
Stoltzfus et al., 2004
Carencia de cinc
La prevalencia de la carencia de cinc que se calcula para todo el mundo es de un 31%. La carencia
de cinc contribuye a aumentar el riesgo de incidencia de enfermedades propias de la infancia,
principal causa de muerte infantil.
Caulfield y Black, 2004
Se calcula que 665.000 muertes infantiles, un 5,5% del total, están relacionadas con la carencia de
cinc.
Sanghvi et al., 2007
Carencia de ácido fólico
Se cree que la administración de ácido fólico como complemento dietético reduce la incidencia de
los defectos del tubo neural, que afectan a 5 de cada 1.000 bebés nacidos vivos en todo el mundo.
El 95% de los casos se producen durante la primera gestación.
Gupta y Gupta, 2004
Carencia de vitamina A
La vitamina A tiene una importancia capital para el
crecimiento saludable, especialmente de bebés y
niños pequeños. Regula una serie de procesos
biológicos, como el crecimiento, la visión, la
reproducción y la diferenciación
celular. Una persona no puede
CARENCIA DE VITAMINA A
sobrevivir sin vitamina A. La dieta
Etapa del ciclo vital
debe proporcionar la cantidad de
Gestación
vitamina A necesaria para que el
organismo satisfaga sus
Bebés y niños pequeños
necesidades fisiológicas.
Las últimas tendencias parecen
apuntar a un descenso general
de la prevalencia de la carencia
grave de vitamina A; no
26
obstante, varios estudios han demostrado que la
carencia leve de vitamina A tiene una fuerte
presencia en la mayor parte de los países en
desarrollo. En esos países, es la principal causa de
una ceguera infantil perfectamente evitable. Se trata
Riesgos para la salud/hambre
Involucrada en la mortalidad materna.
Aumenta el peligro de mortalidad por diarrea, sarampión y otras
enfermedades.
Aumenta el riesgo de padecer ceguera, infección crónica de
oído y dolencias respiratorias.
además de un problema cada vez más
evidente entre las mujeres de extracción
rural de muchos países y se supone que es
una de las principales causas subyacentes
de la mortalidad materna. Los recién
nacidos y las mujeres que presentan una
carencia de vitamina A corren un mayor
riesgo de sufrir enfermedades. La
administración de complementos dietéticos
de vitamina A a las madres justo después
del parto facilita el aumento de la vitamina
A en el organismo del bebé durante la
lactancia (Basu et al., 2003).
ANEMIA POR CARENCIA DE HIERRO
Etapa del ciclo vital Riesgos para la salud/hambre
Gestación
Peligro progresivo de retraso del crecimiento
intrauterino, bajo peso al nacer, parto prematuro, y
morbosidad y mortalidad perinatal.
Bebés y niños
Desarrollo y coordinación motriz alterados; desarrollo
pequeños
del lenguaje y rendimiento escolar alterados; secuelas
psicológicas y en el comportamiento; descenso de la
actividad física; riesgo progresivo de sufrir infecciones
respiratorias agudas.
Niños en edad
Descenso de la capacidad de aprendizaje; aumento del
escolar y adolescentes
riesgo de sufrir infecciones respiratorias agudas.
Carencia de hierro
Adultos y ancianos
Baja productividad y letargo; aumento del riesgo de
El hierro sirve para producir energía porque
sufrir infecciones respiratorias agudas.
transfiere el oxígeno a los glóbulos rojos. La
carencia de hierro es uno de los trastornos
nutricionales más habituales en todo el
durante la gestación, con una grave escasez de
mundo, arrebata la vitalidad a los jóvenes y a los
concentraciones de folatos, el feto corre el riesgo
ancianos y afecta al desarrollo cognitivo de las
progresivo de un nacimiento prematuro, de
personas subalimentadas.
presentar poco peso al nacer y de sufrir retraso del
Los grupos con más alto riesgo de padecer carencia
de hierro son los bebés prematuros y los que
presentan poco peso al nacer; los niños pequeños y
los que están en edad escolar durante los periodos
de crecimiento rápido; las mujeres en edad fértil, en
la premenopausia y embarazadas. Es importante que
las mujeres comiencen una gestación con suficientes
niveles de hierro en el organismo y los mantengan
durante todo el embarazo; una carencia de hierro
crónica también puede provocar una anemia en las
mujeres lactantes (Dugdale, 2001).
Los recién nacidos y los niños en edad preescolar
corren el peligro de que la anemia les cause lesiones
cerebrales y déficits cognitivos que dejen secuelas
para toda la vida. La anemia está también
relacionada con la anquilostomiasis.
Carencia de ácido fólico
El ácido fólico es fundamental para las mujeres
embarazadas y los recién nacidos: reacciona con la
vitamina B12 para formar glóbulos rojos sanos. El
ácido fólico contribuye a reducir el riesgo de
defectos neurológicos en el feto y es esencial para el
desarrollo del sistema nervioso del bebé (Green,
2002). Si la madre sufre de insuficiencia ponderal
crecimiento (Johnson et al., 2005).
Carencia de cinc
La mayoría de los niños de los países en desarrollo
consume cantidades muy pequeñas de proteínas
animales (la fuente dietética del cinc que posee la
más alta biodisponibilidad), lo que explica la razón
de que la carencia de cinc sea uno de los trastornos
nutricionales de más prevalencia entre los niños de
los países en desarrollo.
La carencia de cinc está en buena parte relacionada
con una ingesta o una absorción inadecuada de cinc
en la dieta, aunque es habitual que se produzca una
pérdida excesiva de cinc durante los accesos de
diarrea. Se considera que causa dificultades durante
el embarazo y el parto, pone en peligro las
respuestas inmunológicas y aumenta el riesgo de
padecer enfermedades infecciosas (la carencia de
cinc es un factor importantísimo en las
enfermedades diarreicas, la neumonía y la malaria, el
bajo peso al nacer y el retraso del crecimiento
infantil). Por lo tanto, una ingesta apropiada de cinc
es fundamental para los niños, pues, generalmente,
todos ellos tienen muchísimas más probabilidades de
contraer enfermedades infecciosas (OMS, 2002).
27
1.1 Hambre, salud y bienestar
Figura 2 – Consumo diario per cápita (kcal)
4.000
3.500
3.000
Kcal
2.500
2.100
2.000
1.500
1.000
500
0
Eritrea
República Burundi
Democrática
del Congo
1990–1992
Tayikistán
Etiopía
Estados Portugal
Unidos
de América
Austria
Irlanda
Grecia
2001–2003
Fuente de los datos: FAO, 2006a
se concentre en el problema de conseguir comida.
Todos los pensamientos y las emociones de la persona
que padece hambre se concentran en esta única
necesidad primaria. La imposibilidad de obtener
alimentos suficientes debilita gradualmente toda la
vitalidad del organismo” (Richards, 2003).3
Una perspectiva más amplia del hambre trasciende al
instante la escasez de calorías o el hambre fisiológica
prolongada. Incluye aspectos socioeconómicos que
engloban el acceso a los alimentos y su producción, la
absorción y la utilización de nutrientes, los métodos
alimentarios y de puericultura. Se basa en las más de
35 definiciones o conceptualizaciones del hambre que
ha proporcionado la investigación aplicada, con el
objetivo de ahondar en nuestra comprensión colectiva
de por qué la gente pasa hambre. Incorpora además
una disquisición sobre la forma en la que los gobiernos
del mundo pueden hacer frente al desafío de
garantizar que todos los ciudadanos tengan a su
alcance alimentos suficientes y de buena calidad y
jamás pasen hambre en toda su vida.
La ingesta alimentaria influye en el humor, en el
comportamiento y en la función cerebral, aunque
estos efectos resultan difíciles de cuantificar.
Es probable que una persona que pasa hambre se
muestre irritable, inquieta, apática o de mal humor
28
¿Qué es la salud?
La Organización Mundial de la Salud define la salud
como un estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no simplemente como la ausencia de la
enfermedad o las dolencias. El bienestar completo hace
posible que las personas lleven vidas social y
económicamente productivas. Este concepto de la salud
reconoce los desafíos excepcionales que se plantean en
la lucha por alcanzarla en un mundo lleno de injusticias
y desigualdades, y por consiguiente intenta situar la
salud en el contexto de los derechos individuales y de la
responsabilidad universal de hacer que se cumplan esos
derechos en todo el planeta. En esta perspectiva más
amplia, la salud reúne aspectos mentales y físicos. Estos
valores de “salud para todos” sostienen los aspectos
completos de la política sanitaria y se basan en cuatro
pilares primordiales (Yach, 1998):
• el reconocimiento del más alto estándar de
salud alcanzable como derecho fundamental;
• la aplicación continua y reforzada de la ética
en la política sanitaria, en la investigación y en
la prestación del servicio;
• la aplicación de políticas orientadas hacia la
equidad; y
• la incorporación de una perspectiva de
igualdad de género en las políticas y
estrategias sanitarias.
durante mucho más tiempo. Las carencias de
nutrientes múltiples, y no la privación de un único
nutriente, son las responsables de las modificaciones
de la función cerebral, que, si se prolongaran, podrían
producir lesiones en los nervios del cerebro.
Los trastornos de la salud mental han aumentado
espectacularmente en los países en desarrollo y
constituyen una causa incipiente de morbosidad. Los
niños son más susceptibles a las impresiones fuertes
que los adultos, debido a que no tienen
completamente formado el sistema nervioso, y todavía
es muy sensible.
Entre las impresiones se incluyen sucesos directamente
traumáticos, como una guerra o una hambruna, o bien
otros menos impactantes, como un retraso del
crecimiento o una desnutrición grave que cause
problemas cognitivos (Margallo, 2005).
Directamente vinculados con una vida exenta
de hambre se encuentran la salud y el
bienestar de una persona (Holben, 2005).
tasa de mortalidad infantil, los índices de vacunación
infantil han crecido espectacularmente y el acceso a los
servicios sanitarios primarios, incluidas el agua y las
condiciones higiénicas y de salubridad, sigue
mejorando, aunque más lentamente en la última
década que en las anteriores. Muchos aspectos físicos
de la salud han mejorado considerablemente: las
personas viven más años y, por lo general, con menos
trastornos en la infancia y a principios de la edad
adulta.
Avances, pero con progreso desigual
A pesar del rápido aumento de los resultados
sanitarios conseguidos, el progreso no es equitativo,
especialmente para los pobres y marginados. Por
ejemplo: casi 10 millones de niños menores de 5 años
mueren cada día, víctimas sobre todo de
enfermedades que se pueden prevenir, como la
neumonía y la diarrea; y el paludismo mata a un niño
en el mundo cada 30 segundos, con gran
desproporción en el caso de los países pobres.
Salud y bienestar
Menos del 60% de los niños del África subsahariana
reciben vacunación contra enfermedades curables
(UNICEF, 2006b).
En los últimos 50 años, el mundo ha sido testigo de un
aumento de la salud sin precedentes. En todo el
planeta se ha producido un descenso importante de la
Sorprendentemente, la mortalidad materna sigue
siendo inaceptablemente alta. En líneas generales, en
el África subsahariana, 1 de cada 16 mujeres morirá
Figura 3 – Número de profesionales de la sanidad en países
en desarrollo y en transición (número por 1.000 habitantes)
Figura 4 – El acceso a los servicios sanitarios en países en
desarrollo y en transición
100
3,5
3,4
92,1
90
3,0
80
70
Porcentaje
2,5
Número
84,9
79,1
2,0
1,5
60
50
43,2
40
1,2
30
1,0
20
0,4
0,5
10
0,1
0
0
En los 15 países en
desarrollo y en
transición más pobres
Médicos
Fuente de los datos: OMS, 2007e
En los 15 países en
desarrollo y en
transición más ricos
Enfermeros
En los 15 países en
desarrollo y en
transición más pobres
En los 15 países en
desarrollo y en
transición más ricos
Tasa de vacunación
(vacuna triple)
Asistencia prenatal
(al menos 4 visitas)
Fuente de los datos: OMS, 2007e
29
1.1 Hambre, salud y bienestar
por causas relacionadas con la gestación (UNFPA,
2005). Las desigualdades a la hora de alcanzar las
condiciones propicias para una maternidad sin riesgos
y un acceso suficiente a los servicios sanitarios son más
evidentes en las zonas rurales. Por ejemplo, es tres
veces más probable que una mujer embarazada en un
entorno urbano reciba la asistencia de profesionales
cualificados que una mujer de regiones rurales. Esta
tendencia queda especialmente patente en los países
del África subsahariana, donde la fuga de
profesionales de la salud es mayor que en otras zonas
del mundo. Menos del 5% de los profesionales
sanitarios se encuentra en los países africanos; menos
del 15%, en los países del sudeste asiático (OMS,
2006).
Persisten los desafíos
Los desafíos siguen ahí, a pesar de las formidables
inversiones y de los impresionantes adelantos en
cuestiones de salud que se han producido en las
últimas décadas. Las personas que padecen hambre y
los pobres no suelen ser los principales beneficiarios de
ninguna mejora. Las decisiones políticas correctas
deben integrar la salud en esos sectores que se
dedican a la lucha contra el hambre y contra las demás
limitaciones para el desarrollo que sufren los pobres.
La reciprocidad entre el hambre y
la salud
El hambre y la salud están íntimamente relacionadas:
no se puede mejorar la salud sin afrontar el problema
del hambre; y, a su vez, el hambre mina la salud.
Muchas de las causas que originan el hambre también
contribuyen a la falta de salud.
El hambre trae como consecuencia bajos
niveles de energía, una disminución de la
inmunidad y un aumento de la propensión a
padecer una salud deficiente.
La reciprocidad entre el hambre y la salud deficiente
hunde sus raíces en factores determinantes
superpuestos (Schroeder, 2001). Las causas más
directas del hambre son la dieta inadecuada y la
enfermedad; éstas están íntimamente vinculadas con
el acceso a los alimentos y su utilización. Relacionados
con ellas están los métodos de atención a la infancia,
el insuficiente acceso al agua limpia y a la higiene. En
30
especial, la falta de salud en el caso de las madres de
familia hace que se reduzca la prestación de cuidados
adecuados a sus hijos. Por último, la coyuntura política
y socioeconómica influye en las causas subyacentes del
hambre y la salud deficiente.
El hambre incrementa la gravedad de las
enfermedades infecciosas y, por lo tanto, el riesgo de
muerte por enfermedad una vez que se han contraído.
Las personas que sufren una enfermedad son
incapaces de utilizar bien los nutrientes y, como
consecuencia, se encuentran en un estado de
debilidad que afecta a la reacción del sistema
inmunológico a las infecciones.
Además, el hambre y la salud deficiente acarrean
consecuencias sociales y económicas de gran alcance y
afianzan mucho más el arraigo de la pobreza y la
injusticia. El hambre y la salud deficiente reducen la
capacidad para aprender y trabajar, disminuyen la
productividad y crean cargas de dependencia. Los
costos de la asistencia sanitaria se disparan
vertiginosamente y consumen los ingresos familiares,
por lo que se reducen considerablemente las
posibilidades de adquirir cantidades suficientes de
alimentos de buena calidad y se degrada la calidad de
vida de las familias pobres. Los estudios realizados en
el seno de los hogares y comunidades de pueblos
pequeños demuestran que la enfermedad constituye
un revés importantísimo para los ingresos procedentes
del trabajo y es una de las principales causas de que las
familias se vean arrastradas a la pobreza (Krishna et al.,
2004).
El hambre y la mala salud incrementan la confianza en
peligrosos mecanismos de defensa contra la situación.
Un acceso insuficiente a los alimentos y los constantes
gastos en médicos y medicinas originan
inmediatamente la necesidad imperiosa de conseguir
dinero. Un mecanismo de defensa consiste en reducir
la cantidad y la calidad del consumo de alimentos, ya
sea por parte de toda la familia o por algunos de sus
miembros. Las personas pobres poseen pocos activos
disponibles que puedan usar en ese tipo de
emergencias, así que posiblemente se vean obligadas a
vender la tierra o los enseres que les son
imprescindibles para mantener su provisión de comida
o ganarse el sustento. Otra de las estrategias más
habituales para hacer frente a la situación consiste en
sacar a los niños de la escuela y ponerlos a trabajar,
Figura 5 – Los factores determinantes del hambre y la salud deficiente
Hambre
Salud
Dieta inadecuada
•
Enfermedad
•
Acceso insuficiente a los
alimentos
•
Métodos de puericultura
poco recomendables
•
Mala utilización de los
alimentos, incluida la absorción
•
Acceso insuficiente a asistencia
sanitaria de calidad, agua
e higiene
•
Coyuntura socioeconómica y política
Salud
Hambre
con lo que se les priva de las aptitudes y técnicas
necesarias para evadir un futuro de pobreza (PMA,
2006b). Otra más pasa por emprender actividades que
aumenten la propensión a padecer
enfermedades infecciosas, como, por
ejemplo, el comercio sexual.
Cuando el hambre y la salud deficiente se
abaten sobre una familia, los niños
pequeños son los más afectados:
padecerán en mayor grado y todas a la
vez las consecuencias de esa mezcla de
escasez de alimentos, menos cuidados y
más propensión a sufrir enfermedades
infecciosas. Por lo tanto, la comprensión
de las relaciones que se establecen entre
el hambre y la salud deficiente requiere
una perspectiva de futuro más amplia: lo
que sucede en una etapa de la vida afecta
a las etapas posteriores, y lo que sucede
en una generación afecta a la siguiente.
Identificar las relaciones entre la salud y el
hambre a lo largo del ciclo vital es uno de los
objetivos de este informe.
31
Mapa 1 – El hambre oculta en el mundo
Groenlandia
(Dinamarca)
Al
as
(E
ka
UU
E.
.)
Islandia
Suecia
Finlandia
Noruega
Estonia
Letonia
Dinamarca
Lituania
Países Bajos
Federación de Rusia
a Reino Unido
d
Bela
an
Irl de gran Bretaña
Polonia
e Irlanda del Norte
Alemania
Béligica
República Checa
U
Luxemburgo
Eslovaquia
Liechtenstein
Austria Hungary
Suiza
Eslovenia
Francia
Ruman
Croacia
San
C a n a d á
San Pedro y
Miguelón
(Francia)
Marino
Mónaco
Andorra
Malta
Marruecos
A r g e l i a
Méx
Jamahiriya
Árabe Libia
Bahamas
Sahara
Occidental
Islas Turcas y
Caicos (Reino Unido)
Puerto
Rico Islas Vírgenes Británicas (Reino Unido)
Anguila (Reino Unido)
Antigua y Barbuda
Guadalupe (Francia)
Dominica
Mauritania
M a l í
Islas Vírgenes de los Estados Unidos
St Kitts y Nevis
Montserrat (Reino Unido)
uras
Hond
a
gu
ra
El Salvador
ca
i
N
San Vicente y
las Granadinas
Antillas
Neerlandesas
Barbados
Gambia
Burkina Faso
Granada
Guinea-Bissau
Trinidad y Tabago
Ve n e z u e l a
Guinea
Sierra Leona
Guya
na
Colombia
C h a
Senegal
Panamá
Costa Rica
N í g e r
Cabo Verde
Martinica (Francia)
Santa Lucía
Guayana Francesa
Côte
d’Ivoire Ghana
Nigeria
Repú
Centroa
Liberia
Camerún
Suriname
Guinea
Ecuatorial
ongo
o
República
Haití Dominicana
Jamaica
Togo
Benin
ic
Cub
a
Islas Caimán
(Reino Unido)
Guat
emal
a
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e
Bu
Macedonia,
ex República
Albania Yugoslava de
Grecia
Gibraltar
(Reino Unido)
Bermudas
(Reino Unido)
ad
el C
Santo Tomé
y Príncipe
Gabón
bl
ic
Ecuador
pú
Re
Re
Dem
de
Ascensión
(Reino Unido)
Brasil
P
e
Marquesas
Serbia y
Montenegro
España
Túnez
Portuga
l
Estados Unidos
de América
Bosnia y
Herzegovina
Italia
Estado de la
Cuidad del Vaticano
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Angola
Santa Elena
(Reino Unido)
B o l i v i a
élago de la Sociedad
Polinesia Francesa
Pitcairn (Reino Unido)
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C h
Islas Australes
ra
gu
a
Namibia
y
A r g
e n
t i
n a
Pa
Islas Gambier (Francia)
Uruguay
Tristán da Cunha (Reino Unido)
Gough (Reino Unido)
Menores de 5 años con insuficiencia ponderal
Más del 20%
Menores de 6 años con carencia de vitamina A
Más del 50%
Islas Malvinas (Falkland)
(Reino Unido)
Georgia del Sur
(Reino Unido)
Menores de 5 años con carencia de hierro
Menos del 40%
Superior o igual al 40%
Datos no disponibles o no analizados
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas, aprobación o aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Fuentes de los datos: OMS, 2007; la Iniciativa sobre Micronutrientes y UNICEF, 2004
F e d e r a c i ó n
d e
R u s i a
rús
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K a z a j s t á n
M
Mongolia
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República
Líbano Árabe Siria
Israel
Territorio palestino
ocupado
en
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Iraq
Jordania
Turkm
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Kirguistán
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n
nis
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República Popular
Democrática
de Corea
Tayikistán
Afganistán
Irán, República
Islámica del
Ku
wa
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Pakistán
N ep
Bahrein
E g i p t o
Arabia
Saudita
Qatar
al
Taiwán
án
Myanmar
m
O
Eritrea
Japón
Bhután
Emiratos Árabes
Unidos
India
a d
República
de Corea
China
Jammu y
Cachemira
Bangladesh
Viet Nam
República
Democrática
Popular Lao
Hong Kong (China)
Macao (China)
Islas Marianas del Norte (EE.UU.)
en
Yem
Tailandia
S u d á n
Filipinas
Camboya
Guam (EE.UU.)
Djibouti
Etiopía
ública
africana
Brunei
Darussalam
Palau
Kiribati
Estados Federados de Micronesia
ali
a
Sri Lanka
Malasia
So
m
Uganda
pública
mócratica
l Congo
Maldivas
Singapur
Kenya
Tuv
Burundi
Seychelles
República
Unida de
Tanzanía
Islas Cocos (Keeling)
(Australia)
Malawi
mb
Mo
za
Zimbabwe
Botswana
Territorio de la
Isla de Navidad
(Australia)
Islas Salomón
Islas Wallis y
Futuna (Francia
Timor-Leste
Vanuatu
M ad
aga
sca
r
e
qu
i
Zambia
Papua
Nueva Guinea
Indonesia
Comoras
ica
áfr
Sud
Lesotho
Nauru
Rwanda
Mauricio
Nueva Caledonia
(Francia)
Reunión (Francia)
Australia
Swazilandia
Nueva Zelandia
1.2 ¿Cuáles son las personas más vulnerables?
“Los niños son los mensajes vivientes que
enviamos a una época que nosotros no
veremos”.
John W. Whitehead, 1983
El hambre y la salud deficiente no están repartidas
equitativamente entre todas las personas; la carga más
pesada recae principalmente en los pobres
marginados, entre los que, de nuevo, se aprecian
diferencias por sexos, edades y orígenes étnicos. Las
repercusiones que tienen el hambre y la salud
deficiente en el ciclo vital pueden ser profundas si el
mal estado de salud se perpetúa durante
generaciones. Las mujeres subalimentadas tienen más
probabilidades de dar a luz a niños de bajo peso,
quienes a su vez tienen menos probabilidades de
supervivencia y son más propensos a padecer una
salud deficiente a lo largo de sus vidas (McCormick,
1985; Barker, 1998). Los efectos acumulativos del
hambre y de la salud deficiente durante la infancia se
dejan sentir más tarde en la vida y, en la edad adulta,
se caracterizan por una prevalencia de las carencias de
micronutrientes, de las enfermedades crónicas, como
la diabetes, la obesidad y la hipertensión, y otras
dolencias. Las repercusiones que tiene el hambre en
todo el ciclo vital se prolongan por lo tanto desde la
concepción hasta la vejez, con la mengua de la
formación del capital humano y del bienestar en todas
y cada una de las etapas de la vida.
Mujeres y madres
Las mujeres suelen tener un acceso distinto y variable a
los recursos sanitarios básicos y también un uso
diferente de los mismos, incluidos los servicios de
asistencia primaria para la prevención y el tratamiento
de las enfermedades. A menudo, no se otorga
prioridad suficiente a la asistencia sanitaria para las
mujeres y sus necesidades nutricionales. Su escasa o
nula participación en la toma de decisiones en el hogar
y en la comunidad imposibilita todavía más que se
satisfagan las necesidades nutricionales y sanitarias
que tienen las mujeres, quienes carecen con frecuencia
de la nutrición adecuada para su crecimiento,
desarrollo y supervivencia.
Las mujeres en edad fértil presentan necesidades
nutricionales y sanitarias mucho mayores que los
34
demás grupos de edad y sexo, básicamente por las
importantes exigencias psicológicas propias del
embarazo y el parto. Paradójicamente, por culpa de
tendenciosos mitos culturales y sociales, se suele dar
por sentado que las mujeres tienen menos necesidades
nutricionales. Existe la tendencia a infravalorar las
actividades físicas que llevan a cabo y su consecuente
gasto calórico, de ahí que se declare que “ellas comen
menos y en último lugar”. También se pasan por alto
muy a menudo las necesidades de micronutrientes que
tienen las mujeres, especialmente las que se
encuentran en edad fértil.
La nutrición inadecuada durante el embarazo
repercute en el crecimiento y el desarrollo del niño
durante todo el ciclo vital. Está demostrado que la
estatura de la madre, su estado nutricional antes y
durante la gestación y el peso que gane a lo largo del
embarazo tienen repercusiones importantes en el
crecimiento y la formación del feto. La escasa estatura
entre las mujeres, síntoma de hambre sufrida en el
pasado, está relacionada con un mayor riesgo de
partos prematuros y difíciles (Siega-Riz et al., 1994;
Nestel, 2000). La salud de la madre afecta también a la
formación del feto, especialmente si ha sufrido
enfermedades diarreicas, paludismo, infecciones
parasitarias o infecciones respiratorias durante el
embarazo.
Se ha atribuido el alto e incesante índice de mortalidad
materna que presentan los países en desarrollo a las
“tres tardanzas”: tardanza en reconocer que las
complicaciones son lo bastante graves como para
requerir ayuda; restricciones de medios de transporte
para desplazarse a un centro sanitario que esté
preparado para urgencias obstétricas; y tardanza en
recibir tratamiento, debida a la falta de personal
sanitario disponible y bien preparado, medicamentos o
equipamiento adecuado para salvar vidas (Global
Health Council, 2007).
Erradicar el hambre entre mujeres y madres es la
clave para romper el ciclo intergeneracional de
este problema.
Bebés y niños pequeños
Los niños de edades comprendidas entre los 6 meses y
los 3 años son especialmente vulnerables al hambre. La
El hambre y la salud deficiente desde el nacimiento:
factores más habituales
• Las mujeres embarazadas y las que están amamantando a sus hijos
ingieren muy pocas calorías y proteínas, padecen infecciones que no
han sido tratadas y que provocan en el niño un bajo peso al nacer, o
no descansan lo suficiente.
• Las madres tienen muy poco tiempo para dedicarse al cuidado de
sus hijos más pequeños o a ellas mismas durante la gestación.
• Las madres de niños recién nacidos desechan el calostro, la primera
leche, que refuerza el sistema inmunológico del niño.
• Las madres dan de comer a sus hijos menores de 6 meses alimentos
distintos a la leche materna, a pesar de que la lactancia exclusiva es
la mejor fuente de nutrientes y la mejor protección contra muchas
infecciones y enfermedades crónicas.
• Los cuidadores comienzan a introducir alimentos sólidos como
complemento demasiado tarde.
• Los cuidadores dan muy poca comida a los niños menores de dos
años, o bien alimentos que no poseen un alto contenido energético.
• No se satisfacen las necesidades de mujeres y niños pequeños,
aunque haya comida disponible, debido a una adjudicación
inapropiada de los alimentos en el hogar, ni sus dietas suelen
contener las proteínas o los micronutrientes adecuados.
• Los cuidadores no saben alimentar a los niños durante o después de
una diarrea o de una fiebre.
• La falta de métodos higiénicos contamina la comida con bacterias o
parásitos.
por ejemplo, tienen la posibilidad de
destinar grandes proporciones de
alimentos a sus hijos. La cantidad de
tiempo que las madres pueden dedicar a
las tareas de atención y cuidado de los
hijos es también muy importante. El
hecho de que el trabajo de la madre
repercuta positiva o negativamente en la
nutrición del niño depende de varios
factores, incluida la existencia de otros
cuidadores.
Los bebés y los niños pequeños
conforman el grupo prioritario en la
estrategia de intervención para
romper el círculo del hambre.
Niños en edad escolar y
adolescentes
Entre los niños menores de 5 años de
países en desarrollo, la escasa estatura o
el retraso del crecimiento presentan una
alta prevalencia y afectan a uno de cada
Fuente: Banco Mundial, 2006
tres, es decir, a aproximadamente
178 millones de niños (OMS, 2007e). Las
vulnerabilidad aumenta conforme se reduce el
oportunidades para recuperarse de ese retraso durante
consumo de leche materna y se introducen alimentos
la infancia y la adolescencia son mínimas,
complementarios (Banco Mundial, 2006). La cantidad y
especialmente si los niños permanecen en el mismo
la calidad del alimento en esta etapa crítica son
entorno. Como quedó suficientemente explicado en
factores decisivos para el crecimiento del niño.
la Serie de informes sobre el hambre en el mundo
2006, la salud deficiente y la nutrición durante la
Los métodos de atención y los cuidados que un niño
primera infancia repercuten también en el desarrollo
recibe son tan fundamentales como la propia comida.
cognitivo y en el rendimiento escolar, y sus
Dichos métodos de atención y cuidado corresponden
consecuencias negativas se perpetúan hasta la
principalmente, aunque no exclusivamente, a las
edad adulta.
mujeres; abarcan desde preparar y almacenar la
comida, y amamantar y alimentar a los niños muy
La adolescencia se
pequeños, hasta los hábitos higiénicos, la conducta
caracteriza por un
Entre los 10 y los
19 años de edad
encaminada a procurar la salud y la estimulación
intenso desarrollo
psicosocial del niño (Engle, 1999). La lactancia, de
importancia fundamental, es la práctica que consiste
en proporcionar alimento (leche materna), salud
(transferencia de inmunidad activa) y cuidados
(estimulación, seguridad y protección) al lactante
(Lindstrand et al., 2006).
El acceso a los recursos también es fundamental.
Cuando las mujeres controlan los ingresos domésticos,
físico, psicosocial y
cognitivo. Los
adolescentes son
especialmente
vulnerables al hambre,
debido a los efectos
que tiene en ellos la
combinación de una
mayor actividad física,
Los adolescentes son
aquellas personas cuyas
edades están
comprendidas entre los
10 y los 19 años;
representan el 20% de la
población mundial (OMS,
UNFPA y UNICEF, 1995).
35
1.2 ¿Cuáles son las personas más vulnerables?
La insuficiencia ponderal y las adolescentes
Las jóvenes adolescentes que sufren insuficiencia
ponderal posiblemente no hayan llegado al término de
su propio crecimiento antes de su primer embarazo.
Entre las adolescentes en edad de crecimiento se
produce una mayor tendencia a dar a luz bebés de
menor tamaño que entre las mujeres maduras con un
mismo estado nutricional, debido a una función
placentaria más insuficiente y a la competición para
adquirir los nutrientes que se establece entre el
organismo de la adolescente, en fase de crecimiento, y
el del feto, que también está creciendo (Gillespie, 2001).
malos hábitos alimentarios o problemas para conseguir
alimentos nutritivos, y un disfrute desigual de
oportunidades exentas de riesgos que les sirvan para
mejorar sus medios de subsistencia. No obstante, por
regla general, los adolescentes experimentan tasas
menores de morbosidad y menos propensión a las
enfermedades. Además, sufren menos dolencias
mortales que los niños menores de 5 años.
La salud de los adolescentes está íntimamente ligada al
hambre, especialmente en aquellas situaciones en las
que:
• El proceso de transición nutricional se vincula con un
aumento de los índices de obesidad y enfermedades
crónicas.
• Predominan los conflictos y las guerras. Los
muchachos se ven obligados a alistarse en el ejército
o a entrar a formar parte de grupos rebeldes, y las
muchachas sufren violaciones o se ven obligadas a
una esclavitud sexual prolongada.
• La pandemia de SIDA se ha convertido en una fuerza
descontrolada; la crisis de los huérfanos a causa del
SIDA, una manifestación trágica de la pandemia en
todo el mundo, merece especial atención: esos niños
son extremadamente vulnerables a toda una serie de
riesgos nutricionales, sanitarios, psicosociales y
económicos.
• La urbanización acelerada del mundo en desarrollo
está dando como resultado una proliferación de
barrios marginales y altos índices de desempleo,
suicidios y delincuencia entre la juventud (Blum,
1991).
36
• El tráfico de seres humanos, sobre todo para el
comercio sexual y el servicio doméstico, está muy
extendido.
La adolescencia es un momento crucial para la
intervención desde la perspectiva del hambre y la
salud: un periodo durante el cual se pueden
realizar importantes progresos en la mejora de la
salud materna e infantil, y crear el marco para
llevar una vida adulta sana.
Los ancianos
El siglo XX ha sido testigo de un proceso de cambios
sin precedentes y de alcance global: el paso de un alto
índice de natalidad y mortalidad a bajísimas tasas de
fertilidad y fallecimientos. Aunque la gente vive más
años, la reducción de su presencia en el mercado de
trabajo coarta a los ancianos. Las limitaciones
económicas pueden arrastrarles a obtener alimentos
inadecuados y de mala calidad. Las personas que se
hacen viejas sufren también un menoscabo de su
prestigio social que influye en sus posibilidades de
obtener una asistencia sanitaria oportuna, lo que
puede ser perjudicial, ya que los ancianos tienen
tendencia a presentar exigencias sanitarias más
importantes y sistemas inmunológicos más débiles y,
por lo tanto, son más propensos a sufrir infecciones
nuevas.
En un trabajo de investigación que llevaron a cabo la
Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres y
HelpAge International se descubrió una alta
prevalencia de la desnutrición entre los adultos de más
edad; y la más alta se daba entre las personas más
ancianas de la India, Malawi y Rwanda (Ismail y
Manandhar, 1999). Además, se sabe muy poco sobre
el estado nutricional con respecto a la ingesta y
absorción de micronutrientes en que se encuentran las
personas más ancianas de los países en desarrollo. El
tipo de problema nutricional que afecta a las personas
mayores depende de la prosperidad relativa del país,
de la distribución equitativa de los recursos
económicos y de hasta qué punto se usen los recursos
públicos para llevar a cabo programas de salud y de
bienestar social, especialmente aquellos que
contemplen la nutrición (Bermúdez y Dwyer, 1999).
La idoneidad para cuidar de los niños y de una familia
numerosa se ve reducida en el caso de las personas
mayores. Y, sin embargo, el cuidado de los afectados
por el VIH/SIDA suele corresponder a los ancianos,
cuya capacidad para asumir más responsabilidades va
menguando poco a poco. Especialmente las mujeres
mayores desempeñan una labor fundamental en el
cuidado de los huérfanos a causa del SIDA (UNICEF,
2004).
Figura 6 – Las catástrofes naturales en el mundo
3.500
3.000
2.500
Número de catástrofes naturales
El papel que desempeñan los abuelos está cambiando,
y esta situación podría afectar a su salud y a su estado
nutricional. En los hogares pobres, los abuelos suelen
desviar los recursos que tienen adjudicados para sus
necesidades personales y reasignarlos para satisfacer
los requisitos básicos de sus nietos. Por consiguiente,
los miembros más ancianos de la familia corren más
riesgos de padecer una salud deficiente y de que su
alimentación no sea la adecuada.
1.213
2.000
1.200
483
1.500
145
797
347
1.000
72
122
No se debe olvidar a los ancianos a la hora de
planificar intervenciones contra el hambre y
sanitarias.
402
1.213
133
500
59
79
795
537
265
0
1970–1979
Poblaciones de refugiados y
desplazados
1980–1989
Inundaciones
Sequías
1990–1999
2000–2007
Epidemias
Otras
Fuente de los datos: CRED, 2007b
Entre los años 2000 y 2007 se sucedieron unas 3.300
catástrofes naturales. Tan sólo en 2006, 426 desastres
naturales afectaron a más de 143 millones de personas
(CRED, 2007a). También los conflictos se cobran un
alto precio: 20,8 millones de personas,
predominantemente en África y Asia, siguen
desplazadas. De los 10 países que poseen los índices
más altos de mortalidad de menores de cinco años,
siete están inmersos en conflictos o sufren sus
repercusiones (UNICEF, 2006b). Las repercusiones
reales y en potencia de las crisis son enormes; el
sufrimiento humano es inmenso, y se produce un
descenso del ingreso nacional bruto (INB).
Los conflictos y las catástrofes naturales ocasionan
graves trastornos en el suministro de alimentos y en los
servicios sanitarios y provocan el desmoronamiento de
los sistemas de abastecimiento de agua y de los
servicios de saneamiento. También provocan un alto
grado de tensión en las familias y en las comunidades.
Las poblaciones de refugiados y desplazados se
cuentan entre las más vulnerables, porque estas
personas han abandonado su tierra, su medio de vida
y sus propiedades, y no disponen de recursos para
satisfacer sus necesidades de alimentación o sanitarias.
Incluso aquellas personas desplazadas internamente
(PDI) y los refugiados que buscan cobijo en
campamentos no tienen garantizados servicios
completamente apropiados. En muchos casos, su
estado de salud y nutricional decae como resultado de
un alojamiento inadecuado, el hacinamiento, la
escasez de medicinas y servicios de abastecimiento de
agua y de saneamiento insuficientes.
En contadas ocasiones, los fallecimientos están
directamente relacionados con la escasez de alimentos.
Las causas más habituales hay que buscarlas en la
interrelación entre enfermedades infecciosas y una
desnutrición previa. En concreto, la falta de alimento
contribuye a la mortalidad porque los nutrientes
inadecuados hacen que las personas sean más
37
1.2 ¿Cuáles son las personas más vulnerables?
Estudio exhaustivo en Liberia sobre seguridad alimentaria y nutrición
Liberia, una nación maltrecha tras la guerra civil que la azotó desde 1989 a 2003, recorre actualmente el largo camino que
llevará al país a la recuperación. Para planificar su restablecimiento total es fundamental comprender las condiciones de
hambre y salud en que se encuentra su pueblo, las causas de su inseguridad alimentaria y desnutrición, los patrones de sus
medios de subsistencia y las restricciones de su agricultura.
Para identificar a las personas más vulnerables al hambre, entre febrero y junio de 2006 se puso en marcha un Estudio
exhaustivo sobre seguridad alimentaria y nutrición conjunto, que dirigió el Gobierno de Liberia, en colaboración con
organismos de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales (ONG). El estudio descubrió que el 39% de los
niños menores de 5 años padecen un retraso del crecimiento o tienen una estatura demasiado escasa para su edad; el 6,9%
de los niños menores de 5 años sufren de emaciación o están demasiados delgados para su altura; y el 27% de los niños
menores de 5 años presentan insuficiencia ponderal. Además, el 50% son muy vulnerables al hambre o a sufrir inseguridad
alimentaria.
En 9 de las 15 comarcas sondeadas, el índice de retraso del crecimiento es superior al 40% (los índices superiores al 40%
ponen de manifiesto una situación crítica), mientras que las zonas restantes presentan peligrosos niveles de malnutrición
crónica (30%–40%). En las regiones del centro y del sureste del país, la tasa de emaciación entre los menores de cinco años
es superior al 10%, lo que indica que existe una necesidad imperiosa de pasar inmediatamente a la acción. En todas las
comarcas, el 12% de los niños de edades comprendidas entre 12 y 24 meses sufrían una malnutrición aguda y una elevada
prevalencia de las enfermedades que se asocian a ella, incluida la diarrea, el paludismo y las infecciones respiratorias agudas.
Los métodos incorrectos de alimentación de bebés y niños eran práctica habitual.
Las familias que regresan a sus hogares son especialmente vulnerables al hambre cuando comienzan a restablecer los medios
de ganarse el sustento que la guerra había destruido. Entre los hogares que experimentan especiales dificultades para
obtener alimentos suficientes, ya sea mediante su compra o por producción propia, se encuentran aquellos:
• que gobiernan mujeres y ancianos;
• cuyos miembros padecen alguna enfermedad crónica o están inválidos;
• muy numerosos, y en los que sus miembros viven hacinados;
• con medios de subsistencia vulnerables (incluidos los productores de aceite de palma y los braceros); y
• sin acceso a las tierras cultivables.
Las comunidades reciben prestaciones limitadas de servicios sanitarios. En total, el 90% de las comunidades informaron de
que no poseían instalaciones de salud en su localidad. Las comunidades que no poseen instalaciones de salud en su
localidad manifestaron que sus habitantes debían caminar durante una media de tres horas para llegar a las instalaciones
más cercanas.
Aunque son propiedad del Gobierno, las instalaciones sanitarias están financiadas y gestionadas por organizaciones no
gubernamentales; el 18% funcionan gracias a instituciones privadas o particulares, y el Gobierno dirige o financia el 14%.
Los resultados del estudio no pueden sorprender a nadie, si se tiene en cuenta que los conflictos previos habían destruido
buena parte de las infraestructuras rurales y habían reducido de forma considerable la capacidad que tenía el Gobierno de
prestar una asistencia sanitaria adecuada.
Fuente: extracto del PMA, 2006a
propensas a sufrir recaídas periódicas y cada vez más
graves de su enfermedad. Una concentración de
gente, especialmente de extracción rural, expone a sus
integrantes a una serie de enfermedades infecciosas
contra las que no se han hecho inmunes. Impedir los
desplazamientos de población a gran escala es
fundamental para evitar el hambre, la enfermedad, la
pérdida de los medios de subsistencia y el sufrimiento
38
humano. Las causas principales de morbosidad y
mortalidad entre los refugiados son el sarampión, las
enfermedades diarreicas, las infecciones respiratorias
agudas, el paludismo y la desnutrición (Mason, 2002).
Juntas representan sistemáticamente entre el 60% y el
95% de todas las causas de fallecimientos certificadas
entre los desplazados (Waldman, 2005).
Prestar más atención al problema del hambre como
parte de las labores de alerta temprana, auxilio y
reinserción puede contribuir a mejorar los resultados
de la asistencia humanitaria. Los conocimientos de las
condiciones nutricionales de partida que presentaba la
población afectada son críticos para impedir la
morbosidad y mortalidad relacionadas con el hambre,
y las decisiones capaces de mejorar la cobertura de los
servicios sanitarios y de nutrición pueden reducir la
vulnerabilidad a la enfermedad y los fallecimientos en
épocas de crisis.
nacional, mientras que el 50% de la población situado
en la base recibe poco más del 10% (BID, 1999).
Guatemala no lleva camino de alcanzar la meta fijada
para el hambre en los ODM de reducir a la mitad la
proporción de personas subalimentadas para el año
2015. Es también uno de los únicos cuatro países de la
zona de América Latina y el Caribe que, con toda
probabilidad, no van a conseguir el objetivo de reducir
a la mitad el número de niños menores de 5 años que
sufren insuficiencia ponderal. (Existían datos de 22 de
los 33 países de la zona).
La vigilancia de la nutrición como parte de la
prevención de crisis y la mitigación de catástrofes
puede servir para establecer con exactitud cuáles
son las zonas geográficas más vulnerables a las
crisis y contribuir a concentrar eficientemente la
ayuda en el momento en que alguna población
quede afectada.
Otros ejemplos de poblaciones autóctonas que se
están quedando rezagadas son (OPS, 2007):
Pueblos autóctonos
Pese a que el estado nutricional y la esperanza de vida
han experimentado una mejoría en los países en
desarrollo, los grupos autóctonos no han progresado al
mismo ritmo que el resto. La alta mortalidad de bebés
y niños pequeños que registran revela injusticias en el
acceso a alimentos adecuados y a la asistencia sanitaria
para muchos de ellos.
• El Salvador: el 91,6% de la población autóctona
obtiene el agua de los pozos, ríos o ambos. Sólo el
33% de los pueblos autóctonos cuentan con
electricidad; el 64% emplea lámparas de aceite o
velas para alumbrarse.
• México: la mortalidad infantil entre la población
autóctona era de 59 por cada 1.000 nacidos vivos en
1997, dos veces superior a la tasa de mortalidad
infantil nacional.
• Zona del Amazonas peruano: el 32% de la
población de las comunidades autóctonas es
analfabeta, contra el 7,3% de la población total.
• Estados Unidos de América: los miembros de los
pueblos autóctonos tienen más probabilidades que
la población general de fallecer como consecuencia
de la diabetes mellitus relacionada con la obesidad y
de enfermedades hepáticas provocadas por el
alcoholismo.
Por ejemplo, la prevalencia nacional de la desnutrición
crónica en Guatemala es del 46,4%, pero los índices
varían espectacularmente en las diferentes zonas del
país, donde resulta fácil localizar importantes focos de
• Australia: los pueblos aborígenes y de las islas del
hambre. El porcentaje de retrasos del crecimiento
estrecho de Torres tienen una esperanza de vida
(altura para la edad) entre los niños menores de 5 años
alcanza el 94% en algunos departamentos
distantes y, sin embargo, en las zonas
DESNUTRICIÓN CRÓNICA/RETRASO DEL CRECIMIENTO ENTRE LOS GRUPOS AUTÓCTONOS DE
metropolitanas, la cifra cae hasta el
GUATEMALA
35,7%, aunque sigue siendo alta. Las
Departamento
Porcentaje de
Porcentaje de
zonas que presentan las tasas más elevadas
población autóctona
retraso del
de desnutrición crónica suelen ser las más
crecimiento en niños
menores de 5 anõs
aisladas y también las más pobladas por
grupos marginados o autóctonos.
Huehuetenango
69,3
72,0
Quiche
Guatemala posee las brechas de ingresos
más grandes del mundo: el 10% que
integra la cima de la pirámide social de la
población recibe el 50% de la renta
64,5
80,0
Totonicapán
72,9
94,5
Quetzaltenango
60,0
68,2
Fuente de los datos: PMA, 2005
39
1.2 ¿Cuáles son las personas más vulnerables?
mucho más corta que la población australiana en
general. Se calcula que los miembros de las
poblaciones autóctonas de Australia nacidos entre
1996 y 2001 podrían vivir casi 20 años menos que el
resto de la población (Instituto Australiano de Salud
y Bienestar, 2007).
A los gobiernos se les presentan nuevas obligaciones
relativas al reconocimiento, la promoción y la garantía
de los derechos individuales y colectivos de los pueblos
40
autóctonos que sigan la línea de los criterios
internacionales.
Para cerrar las brechas y alcanzar los ODM con
equidad, se requiere una perspectiva intercultural
que incremente la cobertura de todos los
sistemas de asistencia sanitaria y respete los
diferentes sistemas alimentarios de los pueblos
del mundo.
Fuentes de los datos: Centro para la Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres, 2007; OMS, 2007
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas, aprobación o
aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Datos no disponibles o no analizados
Más de 1.000.000
Del 100.000 a 1.000.000
Menos de 100.000
Número de personas afectadas
por catástrofes naturales
entre 2000 y 2007
Más del 20%
Menores de 5 años con
insuficiencia ponderal
Mapa 2 – El hambre y las catástrofes naturales
1.2 ¿Cuáles son las personas más vulnerables?
Intermezzo 2: Las mujeres y la erradicación del hambre, un vínculo inextricable
El sometimiento, la marginalización y la pérdida de
poder que sufren las mujeres son especialmente
graves en aquellos países donde persiste al hambre.
El vínculo es mucho más ostensible en el sur de Asia.
Actualmente, la India tiene almacenadas millones de
toneladas de reservas de alimentos y, pese a todo, en
ella habita el mayor número de personas que
padecen hambre del mundo. De hecho, la India y
Bangladesh representan casi un tercio de la restante
población que padece hambre del mundo. El sur de
Asia cuenta con el índice más alto de malnutrición
infantil del mundo: casi un tercio de los bebés
nacidos en la zona presentan insuficiencia ponderal y
Casadas demasiado
jóvenes
Malnutridas en la
adolescencia
Es la última que
come, es la que
come menos
malnutrición, frente al 14% que registra el África
subsahariana.
Para explicar esta anomalía, el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF) publicó en 1996 un
estudio fundamental, obra del más destacado
nutricionista de la India, titulado “El enigma
asiático”. El trabajo llega a la conclusión de que
“…los índices excepcionalmente altos de
malnutrición que presenta el sur de Asia hunden sus
profundas raíces en la tierra abonada de la
desigualdad entre hombres y mujeres”.
El estudio descubrió que las niñas y las mujeres del
sur de Asia reciben menos cuidados que las del
África subsahariana. En el sur de Asia, las mujeres y
las niñas son las últimas que comen y son las que
comen menos: comen después de los hombres y los
niños de la familia y únicamente las sobras que ellos
42
les han dejado. A menudo, hombres y niños
consumen el doble de calorías que las mujeres y
niñas, aunque ellas se encargan de la mayor parte de
los trabajos pesados. Es bien sabido que la salud y el
estado nutricional de las gestantes influye
enormemente en la salud de su bebé. Los nuevos
datos científicos dejan claro que no sólo se trata de
la salud de la madre durante el embarazo, ni siquiera
durante toda su vida: se retrotrae a cuando ella
misma estaba en el vientre de su madre. Es ya
evidente que existe un insidioso “ciclo de la
malnutrición” en las zonas donde persiste el
hambre. Y esta situación se da especialmente en el
sur de Asia.
Este ciclo de
malnutrición
comienza con el
nacimiento de
una niña de bajo
Con bajo peso al
peso y
nacer
malnutrida. A ella
se la amamanta
durante menos
tiempo que a su
hermano y se le
ofrecen alimentos
menos nutritivos
Amamantadas durante
que a él. No suele
menos tiempo
recibir asistencia
sanitaria ni
educación. Está
obligada a
trabajar ya desde
muy pequeña. Su
carga laboral aumenta considerablemente
conforme se hace mayor, aunque esté
embarazada. Se casa y se queda encinta muy
joven, a menudo cuando es todavía una
jovencísima adolescente. Sufre insuficiencia
ponderal y malnutrición al dar a luz a sus hijos,
que nacen con bajo peso y también malnutridos. Y,
de esta manera, el ciclo continúa.
Las privaciones que padecen las mujeres y las niñas
repercuten profundamente en la sociedad. Cuando
los bebés nacen malnutridos o con poco peso, todos
los aspectos de su desarrollo personal, de su salud y
de su capacidad cerebral corren un gran riesgo. Son
débiles físicamente y carecen de resistencia a
enfermedades como la tuberculosis o el paludismo.
Les espera una vida de minusvalías, con una
disminución de la capacidad de aprendizaje y una
productividad limitada.
Las investigaciones más recientes demuestran que
las privaciones que sufre la madre antes y durante la
gestación también hacen que el organismo de esa
mujer sea propenso a las enfermedades que
asociamos con la prosperidad, por ejemplo la
hipertensión, los trastornos cardiovasculares y la
diabetes del tipo II. Las cifras actuales dejan bien
clara la magnitud del problema: por ejemplo, el
trastorno cardiovascular es la causa principal de
mortalidad en la India; y, en los próximos 20 años, la
India tendrá la mayor cantidad de pacientes
diabéticos de todo el planeta: 79.440.000, casi el
22% del total de diabéticos del mundo.
La investigación sobre el sometimiento, la
marginalización y la pérdida de poder que sufren las
mujeres a lo largo de su vida pone de relieve el
vínculo innegable que existe entre la falta de
atención y la discriminación que se produce contra
las mujeres y las niñas, y las consecuencias negativas
que esto tiene en la salud y en la supervivencia de
todos.
Está claro que las reacciones tradicionales ante la
malnutrición infantil, como proporcionar
complementos dietéticos a las embarazadas, no son
las adecuadas. Para romper el ciclo de la
malnutrición, hay que mejorar la salud y la nutrición
de las mujeres a lo largo de toda su vida. Esto pasa
por cambiar el trato que reciben mujeres y niñas en la
familia y en el conjunto de la sociedad.
El vínculo que se establece entre la pertenencia a un
género determinado y el hambre trasciende la
nutrición. Las mujeres cargan con casi toda la
responsabilidad de las labores relativas a la salud, la
educación, la nutrición y, cada vez más, a los
ingresos familiares. Y, sin embargo, a ellas se les
niega sistemáticamente la educación, los recursos y
la participación en las decisiones, que necesitan para
cumplir con sus responsabilidades. Y, a la inversa,
cuando las mujeres consiguen avances sociales,
educativos y políticos, mejora el bienestar de toda la
familia. Un estudio de los progresos efectuados en el
campo de la nutrición durante los últimos 25 años
demostró que la educación de las mujeres era el
factor único más importante.
Hace mucho tiempo que la pertenencia a uno de los
dos géneros se había reconocido como un factor
importante en el problema del hambre. Pero ahora
está claro que es la causa fundamental de la mayor
parte del hambre que se padece todavía en el
mundo.
Colaboración de Joan Holmes, presidenta del
Proyecto Hambre, a la Serie de informes sobre el
hambre en el mundo. Fotografía de Andrea Booher,
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD).
43
1.3 Seguimiento de los ODM para el hambre y la salud
“Conseguir los ODM para una nación no es
lo mismo que conseguir los ODM para
todos: la comunidad por el desarrollo
mundial se ha centrado principalmente en
los aspectos nacionales a la hora de
informar de la situación mundial. Dentro
de los países existe la necesidad imperiosa
de encauzar los progresos por entre grupos
y áreas concretos”.
Davidson R. Gwatkin, 2005
Los ODM son metas medibles para la lucha contra la
pobreza en las varias formas que ésta adopta:
hambre, ingresos, enfermedad y falta de vivienda, y la
promoción de la igualdad entre los géneros, la
educación y la sostenibilidad medioambiental.
También comprenden los derechos humanos básicos a
la alimentación, la salud, la educación, la vivienda y la
seguridad. El primer ODM se refiere explícitamente a
la disminución del hambre. Los beneficios que
comporta la consecución de las reducciones del
hambre que contempla el ODM 1 se dejarán sentir
directamente en todos los demás, en especial en
todos los relativos a la salud. En el cuadro que se
incluye a continuación se ilustran las relaciones
capitales que existen entre la erradicación del hambre
y la consecución de los ODM.
Progresos en el cumplimiento
de los ODM
Los progresos que se están realizando actualmente en
el cumplimiento de los ODM son desiguales e
insuficientes. En todo el mundo hay países que se
están quedando atrás, y en todas las naciones hay
personas pobres y que pasan hambre: mujeres y niñas,
refugiados, desplazados dentro del propio país y otros
grupos vulnerables que viven en zonas olvidadas, que
LOS ODM Y EL HAMBRE
ODM
Su relación con la salud y el hambre
1. Erradicar la pobreza
El hambre debilita el capital humano, a menudo de forma irreversible, a lo largo de todo el ciclo vital.
extrema y el hambre
Daña la salud y reduce las posibilidades de ganarse el sustento. El hambre unida a la enfermedad es una
causa importante de mortalidad y morbosidad durante los conflictos y las catástrofes naturales.
2. Lograr la enseñanza
El hambre influye en las posibilidades de que un niño vaya a la escuela, asista regularmente a clase y su
primaria universal
rendimiento escolar sea óptimo. Son bien conocidas sus consecuencias a largo plazo y sus repercusiones
intergeneracionales.
3. Promover la igualdad
El hambre y la desnutrición afectan negativamente a la salud de las mujeres y a su capacidad para cuidar
entre los géneros y la
de sus hijos y de sus familias. Limita sus oportunidades de ganarse el sustento. Conseguir la autonomía
autonomía de las mujeres
de las mujeres es esencial para alcanzar los ODM.
4. Reducir la mortalidad infantil
La malnutrición que resulta de la combinación del hambre con las enfermedades infecciosas es la causa
principal de mortalidad infantil.
5. Mejorar la salud materna
El hambre está relacionada con la mayoría de los factores de riesgo principales de la morbosidad y la
mortalidad materna. Los retrasos del crecimiento y las carencias de micronutrientes comportan para las
madres un alto riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo.
6. Combatir el VIH/SIDA,
El hambre aumenta el riesgo de transmisión del VIH, pone en peligro los tratamientos antirretrovirales y
el paludismo y otras
acelera la aparición del SIDA. Además, aumenta las posibilidades de padecer una infección de
enfermedades
tuberculosis y rebaja los índices de supervivencia al paludismo.
7. Garantizar la sostenibilidad
La reducción del hambre y el aumento de la salud están ligados a un mejor acceso al agua potable y
del medio ambiente
limpia y al saneamiento. Las personas que padecen hambre son menos capaces de proteger el medio
ambiente de una forma sostenible. Posiblemente se vean obligadas a explotar al máximo sus recursos
naturales para satisfacer su necesidad perentoria de obtener comida.
8. Fomentar una asociación
Es preciso luchar sistemáticamente contra el hambre en el contexto de los demás ODM, en programas
mundial para el desarrollo
internacionales humanitarios y para el desarrollo y con respeto hacia el comercio internacional.
Fuentes: información basada en el PMA, 2006b; la FAO, 2005; y el Banco Mundial, 2006
44
no pueden acceder adecuadamente a una
alimentación, asistencia sanitaria, educación, agua e
higiene apropiadas.
Si bien se llevan a cabo seguimientos de los progresos
que consiguen las diferentes naciones de camino al
cumplimiento de los ODM, no siempre resulta fácil
controlar los avances conseguidos en las unidades
subnacionales o los progresos que se han alcanzado
para determinados grupos vulnerables. Los datos
disponibles no se actualizan anualmente, ni siquiera los
correspondientes al control nacional; por lo tanto, las
evaluaciones de las unidades subnacionales se deben
basar en los estudios disponibles sobre ese país en
concreto. El ejemplo de Guatemala expuesto
anteriormente demuestra a la perfección que las cifras
nacionales tienden a encubrir las desigualdades que
existen en el interior de los países, así como las
tendencias y los cambios (tanto positivos como
negativos) que existen dentro de las naciones y entre
ellas. Además, las fuentes no permiten un desglose de
los datos nacionales para analizar quién se está
beneficiando de los programas sociales y quién se está
quedando atrás.
El enfoque de “puntos conflictivos” que ha adoptado
el Grupo de Acción contra el Hambre del Proyecto del
Milenio de las Naciones Unidas constituye un método
innovador para identificar las unidades subnacionales
en las que más del 20% de los niños en edad
preescolar presentan insuficiencia ponderal. Esta forma
de abordar el tema confirma la premisa de que se debe
medir y analizar el hambre en aquellas unidades
subnacionales (estados, provincias o distritos) donde
esté más profundamente arraigada (Proyecto del
Milenio de las Naciones Unidas: Grupo de Acción
contra el Hambre, 2005).
Otra herramienta útil para identificar las poblaciones
vulnerables al hambre en el ámbito subnacional es el
análisis y cartografía de la vulnerabilidad (VAM) del
PMA. El VAM, a la vez que útil para centrarse en las
poblaciones necesitadas y decidir cuáles son las
intervenciones más apropiadas, también ofrece una
base de referencia para el seguimiento de los
indicadores de los ODM. El VAM contribuye a ampliar
los análisis sobre el hambre en los ámbitos
subnacionales y distingue cuáles están más necesitados
de ayuda.
“Entre 5 y 6 millones de niños mueren cada
año víctimas de enfermedades infecciosas
que no los habrían matado si hubieran
estado bien nutridos. La cifra semanal de
niños víctimas mortales del hambre y la
desnutrición excede con mucho a la
cantidad de muertes causadas por los
desastres naturales más catastróficos... Se
ha alcanzado el consenso político mundial
de que la necesidad de luchar contra el
hambre es fundamental para cumplir con
los ODM”.
Iniciativa encaminada a poner fin al hambre y
la desnutrición entre los niños, 2006
Los progresos en la lucha contra el
hambre: ¿en curso de
cumplimiento?
Estamos a mitad del camino para el plazo de
consecución de los ODM fijado para 2015, y ya se han
realizado varias evaluaciones para comprobar si los
progresos están al día. Los resultados varía según las
fuentes de los datos y el contexto de preparación para
la investigación efectuada, incluida la agrupación de
países en zonas (FAO, 2006a; UNICEF, 2006a; OMS,
2005; y Banco Mundial, 2007).
Aunque en algunos países y en los grupos selectos, se
aprecian muchas tendencias que muestran un avance
de la disminución del hambre, estas evaluaciones
indican que la consecución mundial de la meta 2 del
ODM 1 no está al día. Más penoso todavía es el hecho
de que, en algunas partes del mundo, se han
dilapidado los progresos realizados en el pasado y falta
todavía demasiado para que las soluciones sostenibles
lleguen a las personas que padecen más hambre. El sur
de Asia y el África subsahariana son las zonas que se
han quedado más rezagadas en este camino.
Esta sección presenta un análisis actualizado de los
progresos hacia el cumplimiento de la meta 2 del ODM
1 (en ocasiones llamada “la meta del hambre”) y de un
grupo de objetivos para la salud que entroncan
directamente con la meta del hambre. El análisis, que
maneja los datos de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) de 2007 y de la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
45
1.3 Seguimiento de los ODM para el hambre y la salud
ODM 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre
Meta 2: Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre.
Dos indicadores permiten medir esta meta:
• La prevalencia de niños menores de 5 años que presentan insuficiencia ponderal.
• El porcentaje de población que se encuentra por debajo del nivel mínimo de consumo energético en la dieta
(subalimentación).
(FAO) de 2006, presta especial atención a los PBIDA,
debido a su alto grado de vulnerabilidad al hambre y a
los problemas particulares a los que se enfrentan estos
países para cumplir con el objetivo 1 de los ODM4.
Los resultados, que están en completa consonancia
con otras evaluaciones efectuadas, confirman que, en
todo el mundo, existe una mezcla de distintas
tendencias y que los avances siguen siendo
insuficientes para cumplir con el plazo del año 2015
(véase el Cuadro 10 del Compendio de Recursos para
consultar los datos específicos de cada país). En
concreto, los PBIDA presentan una tendencia a ir a la
zaga de los demás países en desarrollo en la
erradicación de la insuficiencia ponderal y la
subalimentación, los dos indicadores principales que se
usan para controlar el progreso.
La prevalencia de la insuficiencia ponderal entre los
niños menores de 5 años sigue en África un patrón
parecido, y es en concreto la zona subsahariana la que
presenta un mayor porcentaje. Sin embargo, en el sur
de Asia, la insuficiencia ponderal es mucho peor que la
subalimentación. Si bien las cifras que arrojan estos
dos indicadores demuestran de forma abrumadora que
los países más pobres se enfrentan a los mayores
desafíos en la lucha contra el hambre, esta lacra
persiste todavía en las naciones más ricas del mundo.
Descensos por zonas de la insuficiencia
ponderal en niños menores de 5 años
La prevalencia de la insuficiencia ponderal en los niños
menores de 5 años se redujo del 33% al 27% en los
países en desarrollo entre 1990 y 2005 (Naciones
Unidas, 2007). Sin embargo, el progreso no es
uniforme: la prevalencia de la insuficiencia ponderal
infantil en los PBIDA sigue situada en torno al 30%, y
13 de los 54 PBIDA de los que se poseían datos
presentan una regresión en este indicador en concreto.
Los países que están realizando los progresos más
46
importantes son Bhután y China; Albania y Yemen
evidencian los progresos más lentos. La cantidad total
de niños menores de 5 años con insuficiencia ponderal
en los PBIDA es de 121 millones, en contraste con los
143 millones en el conjunto de países en desarrollo.
Existen variaciones importantes en el interior de las
diferentes regiones, especialmente en Asia, donde la
rapidez a la que avanza China para alcanzar el
indicador compensa la lentitud de los progresos en la
India y el resto de países. En los PBIDA del sudeste
asiático, la insuficiencia ponderal en los niños menores
de 5 años es casi del 45%, la más alta del mundo. La
cifra absoluta de niños que la padecen sigue siendo
también inaceptablemente elevada.
En los PBIDA africanos, la prevalencia de niños
menores de 5 años que padecen insuficiencia ponderal
grave o moderada es del 30%, muy por encima del
objetivo del 10% o inferior. El 64% de los PBIDA
africanos que han informado sobre el indicador de la
insuficiencia ponderal no avanzan de acuerdo con lo
previsto. En los PBIDA de América Latina, la prevalencia
ha descendido hasta quedar en un 15%.
Descensos de la subalimentación por
regiones
Se calcula que hay 854 millones de personas cuya
ingesta alimentaria no es suficiente para satisfacer sus
requisitos de energía básicos: 820 millones en países
en desarrollo, 25 millones en países en transición y 9
millones en países industrializados (FAO, 2006a). Más
de la mitad de los adultos y niños subalimentados se
encuentran en Asia y el Pacífico, mientras que el África
subsahariana arroja el porcentaje más alto. Las
tendencias a largo plazo registradas muestran que el
porcentaje de personas subalimentadas ha descendido
notablemente: del 37% del total de la población
mundial en 1969–1971 hasta el 20% en 1990, y el
17% en 2001–2003 (FAO, 2006b). Sin embargo, el
Figura 7 – Prevalencia de la insuficiencia ponderal infantil en los PBIDA por regiones
50
45
40
Porcentaje
35
30
25
20
15
10
5
0
África
América
Latina y
el Caribe
Objetivo para 2015
Sudeste
asiático
Europa
Mediterráneo
oriental
Pacífico
occidental
Prevalencia en menores de 5 años
Fuentes de los datos: OMS, 2007e; División de Población de las Naciones Unidas, 2007
86% de la población subalimentada del planeta vive
en los PBIDA, lo que se traduce en la existencia de
726 millones de personas subalimentadas en los países
más inseguros del mundo desde el punto de vista
alimentario.
Los progresos hacia este objetivo de los OMD son
también desiguales. Se han producido avances en
todas las zonas y en la mayoría de los países, pero
varias naciones han registrado una regresión y algunas
han sufrido graves reveses. Entre esas últimas PBIDA se
encuentran: Burundi, la República Democrática del
Congo, Gambia, Tanzanía y Yemen. Catorce PBIDA
presentan cierto incremento del porcentaje de
personas subalimentadas.
En el África subsahariana, el crecimiento de la
población ha truncado los avances, lo que ha
provocado un gran incremento en la cifra absoluta de
personas subalimentadas y variaciones subregionales
muy importantes. “Las tendencias totales zonales, sin
embargo, oculta diferencias subregionales
significativas. Dentro del África subsahariana, el África
central registra los progresos más escasos en la
reducción de la prevalencia de la subalimentación”
(FAO, 2006b).
Según la FAO, los avances más importantes en la lucha
contra la subalimentación se han producido en Asia y
el Pacífico, que arrojan una reducción del 66%. Entre
algunos de los factores que obstaculizan el progreso
en los dos indicadores del hambre se cuentan la
elevada tasa de infecciones de VIH/SIDA, la
inestabilidad política, los conflictos armados y el
aumento de las catástrofes naturales en los últimos
años. Los conflictos y el forzoso desplazamiento de los
refugiados o desplazados en el interior de sus propios
países acrecientan la vulnerabilidad al hambre que
tiene África.
Por el contrario, entre las características nacionales que
estimulan el progreso hacia el cumplimiento del
objetivo del hambre se cuentan el crecimiento del
sector agrícola, la apertura al comercio equitativo y la
estabilidad política.
Progresos generales de la lucha contra el
hambre
De los 70 países en desarrollo estudiados mediante los
dos indicadores de control del cumplimiento del
objetivo del hambre, 47 de los cuales son PBIDA:
• 19 países en desarrollo (10 de los cuales son PBIDA)
están bien encaminados para cumplir con los dos
indicadores del hambre;
47
1.3 Seguimiento de los ODM para el hambre y la salud
Figura 8 – Prevalencia de la subalimentación en los PBIDA por regiones
35
30
Porcentaje
25
20
15
10
5
0
África
América
Latina y
el Caribe
Objetivo para 2015
Sudeste
asiático
Europa
Mediterráneo
oriental
Pacífico
occidental
Prevalencia en el total de la población
Fuentes de los datos: FAO, 2006a
• 2 PBIDA experimentan retrocesos en ambos
indicadores: Burundi y Yemen;
Aquí también se observan grandes variaciones
regionales:
• 7 países están quedándose retrasados en el camino
hacia la meta de la subalimentación, y todos ellos
son PBIDA; y
• El 45% de todas las muertes infantiles se produjo en
los países del África subsahariana. Cada año,
4,8 millones de niños mueren en el África
subsahariana antes de haber cumplido los cinco
años. Es la única zona del mundo donde está
aumentando la cantidad de muertes infantiles
(PNUD, 2005).
• 11 países experimentan un retroceso en la meta de
la subalimentación; 7 de los cuales son PBIDA.
Los progresos en el cumplimiento
de los ODM relativos a la salud
Los últimos datos que ha facilitado la OMS demuestran
que los progresos hacia el cumplimiento de los ODM
relativos a la salud, al igual que los del hambre, son
desiguales. Los países más favorecidos
económicamente están mejorando su salud a mayor
velocidad que los menos favorecidos.
ODM 4: Reducir la mortalidad infantil. Los
progresos realizados en pos de este objetivo van a la
zaga de los demás ODM. En 2005, sólo 84 de
163 países llevaban una buena marcha hacia el
cumplimiento de las metas de reducción de la
mortalidad infantil que establece el ODM 4, y
avanzaban a la velocidad suficiente como para haber
alcanzado una reducción del 67% hacia el año 2015.
48
• La cifra de niños africanos en peligro de muerte es
actualmente un 35% más elevada que hace 10 años
(Gordon et al., 2004).
• Entre los PBIDA de peor desempeño se encuentran
Camboya, Côte d’Ivoire, Iraq, Swazilandia y
Zimbabwe.
• Por el contrario, la supervivencia infantil ha
aumentado en América Latina y el Caribe, el sudeste
asiático y el norte de África, donde los índices de
mortalidad infantil han descendido en más de un
3%. Albania, Egipto, Indonesia, Siria y Timor-Leste
están haciendo rápidos progresos y avanzan por la
ruta correcta para cumplir con el ODM 4.
Se calcula que el 63% de las muertes infantiles se
podrían haber evitado con asistencia y tratamientos sanitarios básicos (Banco Mundial, 2007).
Figura 9 – Indicadores del hambre por regiones
45
40
35
Porcentaje
30
25
20
15
10
5
0
África
América Latinos
y el Caribe
Sudeste
asiático
Europa
Mediterráneo
oriental
Pacífico
occidental
Menores de 5 años subalimentados (PBIDA)
Subalimentación en la población total (PBIDA)
Menores de 5 años con insuficiencia ponderal
(todos los países en desarrollo y en transición)
Subalimentación en la población total
(todos los países en desarrollo y en transición)
Fuentes de los datos: OMS, 2007e; FAO, 2006a
ODM 5: Mejorar la salud materna. Las tendencias
indican mejoras generales en todas las regiones; no
obstante, el 99% de las muertes maternas (500.000 al
año) se producen en países en desarrollo (Banco
Mundial, 2007). La recopilación de datos sobre la
mortalidad materna es muy desigual, y ésta es la razón
de que algunas veces se emplee el indicador sustitutivo
“asistencia profesional cualificada durante el parto”.
Según el Banco Mundial, las brechas en el acceso a la
asistencia profesional son mayores que para ningún
otro servicio sanitario o educativo. Pocos países poseen
suficientes datos para demostrar un progreso bien
documentado.
No obstante, de los 136 países analizados,
91 presentan progresos, aunque están intensamente
concentrados en las naciones y hogares más ricos.
Entre los PBIDA, 24 países están experimentando
retrocesos y 25 muestran progresos, aunque no
están lo suficientemente bien encaminados para
cumplir el ODM 5. Azerbaiyán, Malawi, Mongolia,
Tanzanía y Zimbabwe se encuentran en el grupo de
los que muestran peores resultados. Bhután,
Indonesia, Marruecos, Papua Nueva Guinea y
Vanuatu son los países que están avanzando a más
velocidad, bien encaminados para cumplir con el
ODM 5.
Tan sólo el 46% de los partos reciben asistencia de
profesionales sanitarios en el África subsahariana,
donde la cifra de muertes maternas constituye más del
50% de los casos mundiales (UNICEF, 2006a).
Es imprescindible prestar más atención a los
requisitos alimentarios y sanitarios de las
mujeres: antes, durante e inmediatamente
después de la gestación.
ODM 6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y
otras enfermedades. A pesar del empeño
internacional y nacional, la carga del VIH aumentó de
37,1 millones de personas en 2004 a 39,5 millones en
2006, en clara desviación del ODM 6. La situación del
VIH/SIDA es demoledora: sólo en 2006, murieron
3 millones de personas, más que nunca antes y más
que de cualquier otra enfermedad infecciosa. El virus
infectó a otros 4,3 millones de personas en 2006
(ONUSIDA, 2006; OMS, 2007b).
La epidemia de VIH/SIDA está extremadamente
concentrada en los países del África subsahariana; el
64% de todas las personas seropositivas y el 90% de
los niños menores de 15 años portadores del VIH viven
en el África subsahariana. Mientras que la propagación
de la enfermedad ha disminuido en el África
49
1.3 Seguimiento de los ODM para el hambre y la salud
subsahariana, la epidemia de VIH/SIDA está creciendo
a gran velocidad en Europa oriental y el Asia central
(Banco Mundial, 2007). Los programas de prevención y
tratamiento son todavía limitados: sólo el 8% de
quienes precisan de terapia antirretroviral en los países
en desarrollo la recibe; sólo el 4% recibirá tratamiento
en el África subsahariana, y sólo al 8% de las
embarazadas se les ofrece asistencia para prevenir la
transmisión a sus hijos.
La tuberculosis causó 1.600.000 muertes en 2005,
incluidos 195.000 pacientes infectados de VIH, y las
cifras siguen creciendo. En 2005 se produjeron casi
8,8 millones de nuevos casos de tuberculosis,
7,4 millones en Asia y en el África subsahariana (OMS,
2007d). Cada persona con tuberculosis activa infectará
a un promedio de 10 a 20 personas al día (OMS,
1997). La cantidad total de pacientes diagnosticados y
en tratamiento en 2006 fue parecida a la de 2005
(OMS, 2007e). Aproximadamente un tercio de los
40 millones de personas que viven con VIH/SIDA
también están infectadas de tuberculosis. Las personas
con VIH tienen más de 50 veces más probabilidades de
contraer tuberculosis activa en cualquier año (OMS,
2007c).
Pese a la incidencia de la tuberculosis, parece que su
prevalencia e índices de mortalidad están
descendiendo actualmente, aunque los porcentajes no
se reducen a tanta velocidad como para que se
alcancen las metas impuestas para 2015; en África, los
porcentajes cayeron espectacularmente entre 1990 y
2005.
Aproximadamente el 40% de la población mundial,
principalmente aquellas personas que viven en los
países más pobres del mundo, corren el riesgo de
contraer paludismo. Cada año, más de 500 millones
de personas se enferman gravemente y más de
1 millón muere por culpa de esta enfermedad
(también llamada malaria), principalmente bebés,
niños pequeños y embarazadas del África subsahariana
(UNICEF, 2007). Asia, América Latina, Oriente Medio y
partes de Europa también están afectados. Las
epidemias más devastadoras y de gran magnitud
50
La Declaración del Milenio de las Naciones
Unidas establece tres objetivos principales
relativos a la salud:
ODM 4: Reducir la mortalidad infantil.
ODM 5: Mejorar la salud materna.
ODM 6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras
enfermedades.
Este informe repasa el siguiente grupo de indicadores de
la salud que mantienen una relación directa con el
hambre y la salud deficiente:
• el índice de mortalidad de menores de 5 años
(ODM 4);
• el índice de mortalidad infantil (ODM 4);
• la proporción de mortalidad materna
(ODM 5);
• el porcentaje de partos asistidos por personal
sanitario cualificado (ODM 5);
• la prevalencia del VIH entre las gestantes de
edades comprendidas entre 15 y 24 años
(ODM 6);
• la prevalencia e índices de mortalidad del
paludismo (ODM 6); y
• la prevalencia e índices de mortalidad de la
tuberculosis (ODM 6).
pueden surgir en aquellas zonas donde sus habitantes
han estado escasamente en contacto con el parásito
de la malaria y, por lo tanto, tienen muy poca o
ninguna inmunidad. Determinadas condiciones
climáticas pueden provocar dichas epidemias, que se
pueden agravar todavía más por situaciones de
emergencia complejas o catástrofes naturales.
Si bien se han incrementado la obtención de
tratamientos eficaces y los métodos de prevención, las
tendencias actuales de la morbosidad y mortalidad del
paludismo no presentan suficientes progresos hacia la
consecución de las metas para el año 2015.
Es preciso intensificar la recopilación de datos
para incrementar y rastrear los progresos de los
indicadores de todos los ODM, especialmente de
los ODM 5 y 6.
Figura 10 – Progresos en la insuficiencia ponderal: ODM 1
para los PBIDA en desarrollo, 1990–20065
Figura 11 – Progresos en la subalimentación: ODM 1 para
los PBIDA en desarrollo, 1990–20035
Ghana
China
Ecuador
Chad
Mongolia
Ecuador
Honduras
República del Congo
República del Congo
Angola
Haití
Indonesia
Egipto
Mauritania
Indonesia
Malawi
República Unida de Tanzanía
Mozambique
Gambia
Nigeria
Sri Lanka
Lesotho
Filipinas
Haití
Mauritania
República Democrática Popular Lao
Bangladesh
Filipinas
Senegal
China
Angola
Egipto
Ghana
Etiopía
Rwanda
Camerún
Nicaragua
Camboya
Kenya
Côte d’Ivoire
Etiopía
Níger
República Árabe Siria
Sri Lanka
Côte d’Ivoire
Uganda
Nigeria
Kenya
Malawi
República Árabe Siria
Pakistán
India
Mozambique
Burkina Faso
India
Mongolia
República Centroafricana
Rwanda
Uganda
Nepal
República Democrática Popular Lao
Bangladesh
Camboya
Sudán
Eritrea
Nicaragua
Chad
República Centroafricana
Nepal
Honduras
Madagascar
Pakistán
Lesotho
Zambia
República Democrática del Congo
Marruecos
Zimbabwe
Zimbabwe
Camerún
Senegal
Níger
Eritrea
Marruecos
Madagascar
Burkina Faso
Yemen
Sudán
República Unida de Tanzanía
Zambia
Gambia
Burundi
Burundi
República Democrática del Congo
Yemen
–1,5
–1,0
–0,5
0,0
0,5
1,0
1,5
–3,0
–2,0
Progresos hacia el ODM 1
Progresando y en curso
Progresando, pero no en curso
–1,0
1,0
0,0
Progresos hacia el ODM 1
2,0
3,0
Retrocediendo
Fuentes de los datos: FAO, 2006a; UNICEF, 2006b; División de Estadística de las Naciones Unidas, 2007; OMS, 2007e
51
1.3 Seguimiento de los ODM para el hambre y la salud
Figura 12 – Progresos en la mortalidad infantil: ODM 4 para
los PBIDA en desarrollo y en transición, 1990–20055
Egipto
República Árabe Siria
Timor-Leste
Indonesia
Albania
Sri Lanka
Ecuador
Marruecos
Bhután
Mongolia
Islas Salomón
Armenia
República Democrática Popular Lao
Bangladesh
Nepal
Malawi
Eritrea
Filipinas
Nicaragua
China
Tayikistán
Cabo Verde
Comoras
India
Vanuatu
Mozambique
Guinea
Honduras
Tuvalu
Bosnia y Herzegovina
Belarús
Madagascar
Yemen
Papua Nueva Guinea
Kiribati
Tonga
Sudán
República Unida de Tanzanía
Pakistán
Guinea-Bissau
Haití
Níger
Etiopía
Benin
Djibouti
Kirguistán
Nigeria
Azerbaiyán
Uganda
Uzbekistán
Malí
Gambia
Burkina Faso
Togo
Ghana
Senegal
Sierra Leona
Mauritania
Georgia
República del Congo
Afganistán
Somalia
Rep. Popular Democrática de Corea
Santo Tomé y Príncipe
Liberia
República Democrática del Congo
Burundi
Angola
Figura 13 – Progresos en mortalidad materna: ODM 5 para
los PBIDA en desarrollo y en transición, 1990–20005
Vanuatu
Bhután
Papua Nueva Guinea
Indonesia
Marruecos
Yemen
Uzbekistán
Bangladesh
Eritrea
Guinea
Gambia
Nepal
Egipto
Camboya
Honduras
Comoras
Turkmenistán
República del Congo
Senegal
China
Etiopía
Sri Lanka
Swazilandia
Mozambique
Haití
Somalia
Filipinas
Ghana
Uganda
Chad
Tayikistán
Burundi
Zambia
Nigeria
Iraq
Albania
Côte d’Ivoire
Benin
Ecuador
República Árabe Siria
Sudán
Lesotho
India
Rep. Popular Democrática de Corea
Georgia
Belarús
Rep. Democrática Popular Lao
Kirguistán
Malí
Timor-Leste
Guinea Ecuatorial
Mauritania
Burkina Faso
Rwanda
Armenia
Afganistán
Madagascar
Angola
República Democrática del Congo
Guinea-Bissau
Djibouti
Camerún
Níger
Liberia
Nicaragua
Pakistán
Kenya
República Centroafricana
Mongolia
Zimbabwe
República Unida de Tanzanía
Malawi
Azerbaiyán (–4,36)
Zambia
Chad
Camerún
Turkmenistán
Lesotho
República Centroafricana
Rwanda
Guinea Ecuatorial
Kenya
Côte d’Ivoire
Camboya
Swazilandia
Zimbabwe
Iraq
–2,5
–2,0
–1,5
–1,0
–0,5
0,0
0,5
1,0
1,5
2,0
–3,0
–2,0
Progresos hacia el ODM 4
Progresando y en curso
Progresando, pero no en curso
–1,0
0,0
Retrocediendo
Fuentes de los datos: FAO, 2006a; UNICEF, 2006b; División de Estadística de las Naciones Unidas, 2007; OMS, 2007e
52
1,0
Progresos hacia el ODM 5
2,0
3,0
1.4 Aceleración de los progresos: adopción de decisiones correctas
“Los grupos más pobres se quedan
rezagados incluso cuando sus países
avanzan en general. …Es preciso que todas
las intervenciones lleguen a los pobres para
reducir la brecha”.
bien es importante aumentar y ampliar los servicios, es
imprescindible que mejore su calidad, o como mínimo
que no se deteriore, para mantenerse a la altura de las
metas numéricas.
Proyecto para las Prioridades en el Control de las
Para varios ODM, y para muchos países, la falta de
datos dificulta la medición de los progresos en pos de
la disminución del hambre y de la salud deficiente.
Como no se dispone de datos anuales, es difícil
establecer con certeza cuán lejos se debe llegar para
cumplir con todos los ODM. Sin embargo, tan sólo
para la meta del hambre, hay que acelerar la velocidad
de reducción anual hasta alcanzar, al menos, los
26 millones de personas por año. Actualmente tan
sólo una doceava parte, es decir 2,1 millones de
personas, se zafa del hambre cada año (FAO, 2003).
Enfermedades, 2007
Los ODM han obligado al mundo a enfrentarse a
algunos de los problemas más graves de nuestro
tiempo. Nuestros hijos dependen de que las decisiones
que adoptemos hoy les entreguen un mundo en el que
tengan la posibilidad de convertirse en adultos sanos y
productivos, donde puedan contribuir al desarrollo
económico y social, y por el que puedan guiar a la
generación siguiente hacia un futuro prometedor.
Alcanzar los ODM, o progresos considerables en el
camino hacia su consecución, serviría para poner los
cimientos de ese mundo. Lamentablemente, los países
más pobres se están quedando muy atrás en ese
camino. Una de las cosas más importantes es
asegurarse de que se cumplan en general todas las
metas nacionales, pero nunca a costa de excluir más
todavía a las personas más vulnerables. Además, si
Figura 14 – Producto interno bruto (PIB), mortalidad
infantil e insuficiencia ponderal en países en desarrollo
y en transición
40
16
14,22
35
14
12
26,42
Porcentaje
25
20
10
8
18,12
15
6
10
4
5,47
5
1,05
0
En los 15 países más
pobres en desarrollo
y en transición
5,02
En los 15 países más
ricos en desarrollo
y en transición
2
PIB per cápita basado en la paridad del poder
adquisitivo (miles de dólares EE.UU.)
Fuentes de los datos: OMS, 2007e; OCDE, 2007
Por el contrario, si nos ponemos manos a la obra, los
beneficios serán inmensos. La reducción de la
prevalencia de la anemia por carencia de hierro
mediante complementos dietéticos tiene un cociente
excepcionalmente alto de beneficios en términos de
costos: un ahorro aproximado de 12.000 millones de
dólares EE.UU. De la misma manera, el dinero que hay
que invertir para impedir 30 millones de nuevas
infecciones de VIH/SIDA es considerable: unos
27.000 millones de dólares. No obstante, el
rendimiento posible de esta inversión es mucho mayor:
prevenir el hundimiento de sociedades enteras (Mills y
Shillcutt, 2004).
0
Insuficiencia ponderal en menores de 5 años (%)
Mortalidad de menores de 5 años (%)
Miles de dólares EE.UU.
30
Se han realizado algunos cálculos del costo que
supondría no alcanzar los ODM para 2015, desde el
punto de vista del crecimiento económico perdido, de
las vidas que no se han podido salvar y de la
insuficiente reducción de la desnutrición infantil. Si
continúa la lentitud actual, cada año se perderán las
vidas de 3,8 millones de niños que se podrían haber
salvado. De aquí al año 2015, los 50 millones de niños
que podrían escapar de las consecuencias demoledoras
que acarrea la desnutrición, no lo conseguirán (UNICEF,
2006a).
El cumplimiento de las metas de mortalidad infantil y
materna supone un índice de reducción media anual
del 4,3% y del 5,4% respectivamente (Proyecto para
las Prioridades en el Control de las Enfermedades,
2007). Los avances siguen siendo muy lentos: no se
han efectuado progresos considerables en la reducción
de la mortalidad infantil en África, donde el índice ha
53
1.4 Aceleración de los progresos: adopción de decisiones correctas
descendido únicamente un 10% desde 1990. En las
décadas de 1970 y 1980 se alcanzaron progresos
mucho mayores.
se emplean con la debida eficacia, ni los gobiernos son
siempre capaces de aplicar programas con la amplitud
requerida.
Los objetivos tan elevados para paliar el hambre y la
salud deficiente, o al menos conseguir uniformemente
los ODM, sólo se pueden alcanzar con asociaciones
más sólidas entre los gobiernos, las organizaciones y
los donantes internacionales, la sociedad civil, el sector
privado y, quizás lo más importante, las propias
personas que pasan hambre. Para que los diferentes
países cumplan con los ODM, se precisa una mezcla de
asignaciones presupuestarias de mayor cuantía por
parte de los gobiernos con la contribución de los
donantes. Sabemos cuáles son las soluciones que
podrían servir para conseguir todos los ODM, pero no
Es importante que, en el seno de estas alianzas cada
vez mayores, los donantes financien a los países y
colaboren con ellos en la reasignación de fondos para
reducir el hambre, mejorar la salud y afianzar políticas
y programas que sirvan para alcanzar de forma
sostenible los ODM. Sólo si se da prioridad a la lucha
contra el hambre, y muy especialmente de mujeres y
niños, y se protegen los principios de inclusión,
igualdad, facilidad de acceso y transparencia, las
personas que padecen hambre podrán beneficiarse de
las innovaciones tecnológicas que están
transformando el mundo.
54
Fuentes de los datos: OMS, 2007; UNICEF, 2006
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas, aprobación o
aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Datos no disponibles o no analizados
Más del 40%
Del 30% al 40%
Del 20% al 30%
Menos del 20%
Retraso del crecimiento
Más del 20%
Insuficiencia ponderal
Más del 15%
Menores de 5 años:
Emaciación
Mapa 3 – La desigualdad del hambre en el mundo
1.4 Aceleración de los progresos: adopción de decisiones correctas
Intermezzo 3: El hambre y la enfermedad en situaciones de crisis
A pesar del aumento, en cantidad y en escala, de la
mayor parte de crisis humanitarias de todo tipo que
se han producido en los últimos años, se ha
registrado un descenso paulatino de la “mortalidad
excesiva” en situaciones de emergencia6. Entre 1900
y 1960, hubo una década en la que el total de
muertes relacionadas con catástrofes superó la cifra
del millón de personas por año (CRED, 2005). Los
conflictos armados de Bosnia y Timor-Leste crearon
condiciones que condujeron a una hambruna a
mediados de la década de 1990, pero se evitó la
mortalidad en masa de las personas no combatientes
(aunque no se evitaron las otras catástrofes militares
y morales). De igual manera, las graves sequías que
asolaron África meridional en 1991–1992 y
2001–2002 provocaron una carestía enorme de
alimentos, pero el desastre no produjo muertes que
se pudieran achacar claramente a la hambruna,
gracias a intervenciones rápidas, con un objetivo
definido y multisectoriales.
Estos éxitos se sustentan sobre el reconocimiento
paulatino de la importancia que tienen los
micronutrientes a la hora de establecer cómo se
desarrollan los desastres de gran magnitud, y cuál es
la mejor manera de reaccionar ante ellos con
intervenciones de auxilio. Cuando hay vidas en
peligro, se necesitan acciones que tengan objetivos
definidos para hacer frente lo más rápidamente que
sea posible a los síntomas más graves. En una
intervención de urgencia, hay que solucionar dos
problemas: cómo corregir en cada persona
individualmente la aparición de un trastorno por
carencia de micronutrientes y reducir así la
mortalidad entre los enfermos más graves; y cómo
impedir que esa situación siga deteriorándose en
toda la población y, por lo tanto, evitar una infección
epidémica a mayor escala. Con lo cual se habrán
vinculado las mejoras con avances sostenibles
ulteriores a la crisis. A este respecto, hay dos
enfoques principales para tratar las situaciones
relativas a los micronutrientes: la administración de
micronutrientes a las personas que los necesiten, y
otorgar autonomía a la comunidad mediante la
transmisión de nociones sobre los trastornos
carenciales y sus posibles soluciones.
Tener “algo que comer” no basta para conseguir
buenas condiciones nutricionales, ni tampoco es
suficiente para prevenir la malnutrición. Por ejemplo,
en épocas de escasez de alimentos generalizada, se
recurre invariablemente a buscar comida en las
56
basuras y al consumo de productos que no forman
parte de una dieta convencional. Durante la
hambruna que padeció Europa en 1817, los
alemanes y suizos, desesperados, comían aserrín
horneado en el pan, carroña, hierbas, raíces e
incluso se comieron a sus perros (Webb, 2002).
Durante la hambruna que azotó el sur de África en
1896–1897, los funcionarios coloniales informaron
de que la gente “… sufría enfermedades, causadas,
estoy seguro, por comer… pellejos podridos y raíces
salvajes, que tenían considerables efectos
purgantes…” (Iliffe, 1990). Esos purgantes
provocaban a menudo una muerte más rápida que
la que se buscaba evitar con el consumo de esas
“comidas”.
Incluso en aquellos lugares donde se consumen
alimentos convencionales, la dependencia de una
dieta indebidamente equilibrada puede establecer
las bases de la morbosidad y la mortalidad. Sin
embargo, una suficiencia dietética de energía y
proteínas no garantiza el consumo suficiente de las
cantidades recomendadas de vitaminas y minerales.
Por lo tanto, si bien el consumo de maíz y
cacahuetes llenará el vientre y mitigará el hambre,
una dieta de ese tipo no es suficiente para satisfacer
todo el espectro de requisitos mínimos diarios de
nutrientes.
Las carencias de micronutrientes suscitan nuevas e
importantes cuestiones sobre las características de
los derechos a los alimentos. El “hambre oculta”,
un carencia que pasa desapercibida a las personas
que la sufren, pero que conocen muy bien todos los
que participan en intervenciones públicas, cuestiona
el sencillo concepto de derecho, porque el “acceso”
en su sentido estricto está relacionado con nociones
inmateriales, como el conocimiento, el cambio de
comportamiento y aportes microscópicos, todas
ellas necesarias para conseguir una nutrición plena,
pero que no solicitan quienes más las necesitan.
Cuando se satisfacen, como en el caso de
emergencias, forman parte de una campaña general
de abastecimiento, no se entregan a petición de los
interesados.
La intervención pública para remediar y prevenir la
aparición de trastornos de carencias de
micronutrientes no es fundamental únicamente en el
caso de emergencias: constituye el cumplimiento de
uno de los “derechos morales del hambre” (Sen,
1997). Los derechos quedan garantizados cuando las
personas que padecen hambre se imponen como
propietarias de una cantidad adecuada de alimentos,
o cuando su derecho moral a la comida se traduce
en un “derecho práctico”. La acción humanitaria
representa precisamente eso: hacer que se cumpla
en la práctica el derecho moral a no morir por falta
de alimentos. El imperativo humanitario exige que se
proporcione una ayuda incondicional a todos los que
sufren, sean quienes sean y dondequiera que estén
(Webb, 2003).
Dicho esto, imponer el derecho a la comida significa
cada vez más entregar en circunstancias
extremadamente difíciles no sólo la cantidad
adecuada de alimentos, sino también la calidad
adecuada de alimentos. Buscar solución a las
carencias de vitaminas y minerales es un aspecto
básico de la ayuda humanitaria. La comunidad
internacional se ha comprometido a respetar y
defender el derecho moral de las personas que
padecen hambre no sólo a sobrevivir, sino a hacerlo
con los nutrientes necesarios y con dignidad. Pero
esto plantea interrogantes acerca de los límites
actuales de las actividades públicas en situaciones de
emergencia. La entrega de alimentos terapéuticos
que lleva a cabo el personal de asistencia
humanitaria en situaciones de emergencia salva
vidas, y de ahí que se pueda calificar de
“imposición” del derecho moral a la comida del que
hablaba Sen, pero se hace de una forma confinada
en el tiempo. El acceso a los alimentos enriquecidos
con micronutrientes suele terminar una vez que la
persona deja de recibir la alimentación terapéutica o
bien cuando se termina una actividad de socorro de
urgencia. Por lo tanto, este uso novedoso de los
micronutrientes para salvar vidas contribuye muy
poco a otorgar autonomía para el futuro a la
persona cuya vida se ha salvado. Normalmente, esa
persona no adquiere ni conocimientos acerca de los
HITOS EN LA EVOLUCIÓN DEL INTERÉS POR LA NUTRICIÓN EN SITUACIONES DE EMERGENCIA
Década de 1960
• Respuestas basadas en alimentos disponibles
• La oferta más que la idoneidad nutricional decidía qué alimentos se donaban
• Reconocimiento limitado de la importancia del contenido nutricional en las raciones
Década de 1970
• Atención centrada en la carencia de proteínas (en la malnutrición por energía proteínica)
• Más variedad de alimentos; se incluyen frijoles y aceite vegetal
• Mezcla de alimentos enriquecidos, usados únicamente en la alimentación con complementos
Década de 1980
• Las principales organizaciones aumentan la cifra de planificación de raciones de 1.500 a
1.900 kilocalorías por persona y día
• La mezcla de alimentos enriquecidos se incluye en la mayoría de raciones para las poblaciones
totalmente dependientes de la ayuda alimentaria
• Las canastas de alimentos se basan cada vez más en seis artículos principales: cereales, legumbres secas,
aceite, azúcar, sal y mezclas de alimentos enriquecidos
Década de 1990
• Algunas organizaciones (incluido el PMA) aumentan la cifra de planificación de raciones para todas las
poblaciones completamente dependientes de la ayuda alimentaria, de 1.900 a 2.100 kilocalorías
• Los avances científicos desembocan en la producción de alimentos terapéuticos para tratar la
malnutrición aguda (F100, F75)
• Limitaciones más estrictas del uso de productos lácteos y preparados para biberones durante las crisis
• Exigencia de que el aceite, la sal y la harina que se repartan internacionalmente deben estar
enriquecidos
• La producción nacional de alimentos compuestos enriquecidos se amplía a algunos países en desarrollo
• Amplio uso de las galletas de alto valor energético, enriquecidas con proteínas de gran energía
Década de 2000
• Mayor uso de los medios nacionales de molienda y del enriquecimiento de cereales para la distribución
de ayuda
• El propio país en desarrollo procura las mezclas de alimentos enriquecidos para su uso en terceros países
• Creación de alimentos terapéuticos listos para usar en el tratamiento “en los hogares” de la
malnutrición aguda
• Más atención a los vínculos entre el tratamiento de la malnutrición aguda y la prevención de la
malnutrición crónica
Fuente: adaptación de Toole y Waldman, 1988
57
1.4 Aceleración de los progresos: adopción de decisiones correctas
micronutrientes y la salud, necesarios para solicitar
eficazmente los nutrientes que precisa; ni alimentos,
o la capacidad de asegurarse el acceso sistemático a
los alimentos ricos en micronutrientes en el mercado
o a través de otros canales cuando la crisis haya
terminado.
Se precisan nuevos enfoques para definir las formas
éticamente aceptables de la intervención
humanitaria, que no sólo salven vidas, sino que
también incrementen la demanda de acceso a la
nutrición, no sólo a los alimentos. La defensa de los
derechos de las personas que padecen hambre no se
puede conformar con asegurar el acceso a la
comida, puesto que la adecuación a los
micronutrientes exige un acceso a los alimentos
apropiados y el derecho al conocimiento, lo que
comporta cambios de conducta en los hogares, no
58
solamente un mayor acceso a los mercados o más
poder adquisitivo. Las soluciones al fracaso en la
adjudicación de derechos deberán ocuparse, por lo
tanto, de los precios y los mercados, y actuar de la
misma manera en el ámbito de la salud y la nutrición
pública. Las soluciones centradas exclusivamente en
la cantidad de alimentos y no en su calidad dietética
tienen muchas probabilidades de fallar en el intento
y de no estar a la altura de nuestras
responsabilidades más importantes.
Colaboración a la Serie de informes sobre el hambre
en el mundo de Patrick Webb, decano para asuntos
académicos de la Facultad Friedman de Ciencias y
Políticas de la Nutrición, Universidad de Tufts, y
Andrew Thorne-Lyman, Oficial de Nutrición de la
Sanidad Pública, PMA.
Parte II: Desnutrición y enfermedad –
Sus repercusiones a lo largo del ciclo vital
El hambre, una dieta deficiente, el agua no apta para el
consumo, la falta de higiene y de salubridad, la
predisposición a enfermedades resistentes a los
medicamentos y el acceso limitado a los servicios
sanitarios siguen obstaculizando el progreso en el
control de la desnutrición y de las enfermedades
infecciosas, a pesar de los avances tecnológicos.
En el Capítulo 1 se analizan en más detalle las relaciones que se establecen entre el hambre y la salud, y en
concreto la interacción entre la desnutrición y la enfermedad. En el Capítulo 2 se sigue el rastro de esta
reciprocidad a lo largo del ciclo vital, en concreto en aquellas enfermedades infecciosas cuyas consecuencias son
especialmente gravosas, y se examina cómo la desnutrición en los primeros años de vida tiene repercusiones a largo
plazo, que se traducen en enfermedades crónicas y obesidad. En el Capítulo 3 se contemplan las nuevas amenazas
para la humanidad desde la perspectiva del hambre y la salud, y se explica cómo esas amenazas pueden aumentar
la vulnerabilidad al hambre y a la salud deficiente, en especial entre las personas más susceptibles.
61
2.1 Desnutrición y enfermedad: una relación íntima
“Es necesario mejorar la nutrición para
reducir los efectos demoledores de las
enfermedades que impiden a las personas
afectadas por el hambre y malnutridas
convertirse en miembros productivos de la
sociedad”.
La declaración de Des Moines, 20047
A lo largo de la historia, la presencia o ausencia del
hambre y la enfermedad ha contribuido a marcar el
curso de los acontecimientos. Por ejemplo, entre
1150 y 1200, un importante calentamiento climático
en toda Europa, unido al surgimiento de una clase
media, propició mejoras en la dieta. A mediados del
siglo XIV, Europa presentaba una superpoblación
considerable; pero otro cambio (la llamada Pequeña
Edad de Hielo) trajo consigo un clima más frío y
húmedo de lo normal, que provocó un descenso de la
producción agrícola y redujo drásticamente la ingesta
calórica per cápita. La salud general decayó, y la
cantidad de roedores y otras plagas aumentó, una
mezcla de circunstancias que dio pábulo a una
epidemia de enormes proporciones. La peste bubónica,
la Peste Negra, arrasó Europa y exterminó una porción
HABITUALES FACTORES DESENCADENANTES DE LA DESNUTRICIÓN Y
LA ENFERMEDAD
Asistencia
sanitaria
• Falta de vacunación y de medidas preventivas
como mosquiteros en las camas.
• Uso limitado de sistemas de quimioterapia,
terapia antirretroviral.
• Conductas arriesgadas.
Medio
ambiente
• Agua en malas condiciones, salubridad e
higiene personal.
• Hacinamiento y poco espacio en las viviendas.
• Infestación de insectos y otras plagas.
Acceso a
alimentos de
buena calidad
• Escasa diversidad en la dieta y escasa ingesta
En los últimos 200 años, las enfermedades infecciosas,
como la peste, y la mortalidad que éstas causan han
ido disminuyendo paulatinamente en los países
desarrollados. Pero los que están en desarrollo siguen
enfrentándose a lacras de ingentes proporciones:
enfermedades infecciosas, como el paludismo o la
tuberculosis; enfermedades infantiles, como la diarrea
o la neumonía, y las carencias nutricionales son las
causas principales de mortalidad y morbosidad. El
hambre, una dieta deficiente, el agua no apta para el
consumo, la falta de higiene y de salubridad, junto con
la predisposición a enfermedades resistentes a los
medicamentos y el acceso limitado a los servicios
sanitarios, siguen obstaculizando el progreso en el
control de la desnutrición y de las enfermedades
infecciosas, a pesar de los avances tecnológicos.
Las repercusiones de la
desnutrición en la enfermedad
La desnutrición y la enfermedad, al igual que el hambre
y la salud, también están íntimamente relacionadas. De
la misma manera, la relación que se establece entre la
desnutrición y la enfermedad es también recíproca, y
ambas se refuerzan mutuamente. La desnutrición
conduce a un estado de salud deficiente que conlleva
para quien la padece el peligro de sufrir afecciones
infecciosas y crónicas. Dicha reciprocidad se hace
también extensible a las principales enfermedades
mortales de nuestra época (VIH/SIDA, tuberculosis,
paludismo, infecciones respiratorias agudas y
enfermedades diarreicas), especialmente en las zonas
menos desarrolladas del mundo.
de energía y micronutrientes.
• Restricciones en la producción y oferta de
alimentos.
• Deficiente absorción de nutrientes.
Métodos de
importante de la población en brotes periódicos, que se
sucedieron hasta el siglo XVIII (Scott y Duncan, 2001).
La desnutrición es la manifestación física del
hambre, de igual manera que la enfermedad lo es
de la salud deficiente.
• Métodos de lactancia inadecuados.
cuidado infantil • Falta de métodos adecuados de rehidratación
por vía oral.
• Dieta pobre para la realimentación después de
una enfermedad.
• Demasiadas comidas o comidas demasiado
escasas para los niños pequeños.
Fuente: Comité Permanente de Nutrición, 2004a
Las personas que pasan hambre disponen de menos
recursos para luchar contra la enfermedad que las bien
alimentadas. La desnutrición favorece directamente la
enfermedad porque tiene un efecto depresivo sobre el
sistema inmunológico y, por lo tanto, facilita que los
agentes patógenos colonicen el organismo y consuman
aún más sus nutrientes esenciales. La falta de energía o
micronutrientes pone en peligro el sistema
63
2.1 Desnutrición y enfermedad: una relación íntima
Los tipos de desnutrición moderados
y graves también debilitan la
capacidad de oponer resistencia a las
enfermedades infecciosas y
recuperarse de ellas. En el caso de un
Hambre
Salud deficiente
niño pequeño que sufra
desnutrición, una enfermedad
Enfermedad
Desnutrición
prolongada puede acarrear
¦ Metabolismo alterado
¦ Trastornos del crecimiento
trastornos del crecimiento e incluso
¦ Carencias de macronutrientes ¦ Pérdida de nutrientes
la muerte. Hasta hace poco tiempo,
y micronutrientes
la causa de la mortalidad infantil se
• Disminución de la inmunidad • Disminución del apetito
• Aumento de las necesidades
• Mayor propensión a la
atribuía principalmente a la
energéticas
enfermedad
enfermedad, y se prestaba poca
• Deficiente absorción de
• Mayor gravedad, duración
atención a su relación con la
nutrientes
de la enfermedad
desnutrición. Cuando aparecen
Desnutrición
Enfermedad
simultáneamente, la desnutrición y la
infección producen una interacción
de por sí más grave que si una de las
dos actuara de forma independiente.
En los países en desarrollo, mueren
inmunológico, lo que a su vez aumenta la propensión a
más niños por culpa de la coexistencia de desnutrición
sufrir enfermedades infecciosas y crónicas.
y enfermedad que del hambre o la enfermedad por
separado (Tomkins y Watson, 1989).
La desnutrición causa un debilitamiento general del
organismo, que puede acarrear una mayor incidencia
Lamentablemente, y a pesar de que está
de las enfermedades infecciosas o un incremento de la
ampliamente aceptada la relación de causa y
gravedad y duración de la afección. Las pruebas
efecto que existe entre la desnutrición, la
sugieren que incluso las formas de desnutrición más
enfermedad y la mortalidad infantil, los
leves producen repercusiones adversas en el sistema
programas y recursos se han orientado de forma
inmunológico, especialmente en los niños y las
desproporcionada al control y tratamiento de las
gestantes. Como consecuencia, el estado nutricional
enfermedades infecciosas, en lugar de a
deficiente intensifica los avances de la infección y
prevenir el hambre y la desnutrición
aumenta los efectos y la duración de la enfermedad
(Schroeder, 2001).
(Tomkins y Watson, 1989).
Figura 15 – Factores desencadenantes de la desnutrición y la enfermedad
Sencillamente, un niño desnutrido suele estar enfermo
más días que otro bien alimentado. Varios estudios
han confirmado una marcada relación entre el estado
nutricional inicial y la gravedad de la enfermedad
infecciosa (Pelletier et al., 1995; Schorling et al., 1990).
Enfermedades nutricionales
Los trastornos del crecimiento físico como resultado de
la desnutrición se pueden captar gracias a varias
medidas antropométricas, por ejemplo el retraso del
crecimiento y la insuficiencia ponderal (SCN, 1990).
La desnutrición puede hacerse patente en enfermedades
nutricionales, como el kwashiorkor y el marasmo
(Williams et al., 2003).
64
Las secuelas de la enfermedad en la
desnutrición
“Las infecciones, por muy leves que sean, tienen
consecuencias adversas en el estado nutricional. La
importancia de estas secuelas depende del estado
nutricional previo de la persona, del carácter y la
duración de la infección, y de la dieta durante el
periodo de recuperación. Y, a la inversa, prácticamente
cualquier carencia de nutrientes, si es lo
suficientemente grave, afectará a la resistencia a la
infección” (Scrimshaw y San Giovanni, 1997).
Las infecciones agudas y crónicas pueden dejar graves
secuelas en el estado nutricional, pues desencadenan
Enfermedad y desnutrición: resultados del estudio efectuado en Liberia
• Un porcentaje alarmante de niños liberianos no puede desarrollar plenamente su potencial por culpa de la
desnutrición. El paludismo y la diarrea son las causas más habituales de morbosidad y mortalidad infantil. En general,
el 36% de las muertes de niños menores de 5 años se atribuyeron al paludismo; el 19%, a la diarrea.
• La insuficiencia ponderal se presenta fundamentalmente asociada a un escaso tamaño al nacer y a los accesos de una
dolencia, en particular la fiebre y la diarrea. Es muchísimo más probable que presenten una insuficiencia ponderal
aquellos niños que al nacer eran más pequeños de lo normal y que han padecido un acceso reciente de fiebre o diarrea.
• Los grados de emaciación están relacionados con los indicadores de asistencia sanitaria y salud; los niños que
presentaban una emaciación mucho mayor eran aquellos que no habían recibido vacunación contra el sarampión o
tratamiento antiparasitario o que habían sufrido hacía poco tiempo fiebres, toses con respiraciones superficiales o diarrea.
• El bajo peso al nacer está asociado al estado nutricional de las mujeres. Las madres subalimentadas tenían un 31%
más de probabilidades que las mujeres bien alimentadas de dar a luz a bebés con bajo peso. Las mujeres
subalimentadas tenían menos probabilidades de dar a luz a bebés de un peso superior al normal que las bien
alimentadas.
Nota: véase el recuadro de la página 38 para consultar los antecedentes de este estudio.
Fuente: PMA, 2006
varios tipos de reacciones, incluida la disminución del
apetito y una deficiente absorción de nutrientes.
Además, aunque se absorban correctamente, puede
ocurrir que los nutrientes se pierdan como resultado de
la infección. La magnitud de esta pérdida suele estar en
relación con la gravedad de la infección, y asociada con:
• una incorrecta absorción de nutrientes;
• un aumento de las necesidades energéticas; y
• una disminución del apetito, que provoca
adelgazamiento o bien incapacidad para engordar.
Estas condiciones son especialmente habituales y
problemáticas entre los niños enfermos y pueden
acarrear trastornos del crecimiento. La pérdida de peso
y la insuficiencia ponderal están consideradas
precursoras de la emaciación y de la desnutrición
aguda.
La enfermedad se agrava conforme los efectos de la
desnutrición y la enfermedad se van repitiendo en un
círculo vicioso. Los resultados de estudios realizados
entre algunas comunidades de Guatemala, por
ejemplo, indican que los niños que padecen
infecciones agudas de las vías respiratorias o diarrea
consumen menos calorías al día que aquellos que no
sufren dichos trastornos. Además, las infecciones más
graves pueden acarrear insuficiencias mayores en la
ingesta alimentaria y calórica. Los niños africanos que
se sometieron a reconocimiento médico durante la
fase más aguda de sarampión consumían un 75%
menos del total de calorías que una vez recuperados
de la enfermedad (Stephensen, 1999). Las familias
pobres disfrutan de menos oportunidades de obtener
acceso a alimentos de buena calidad, servicios
sanitarios y medicinas; por lo tanto, las enfermedades
de sus integrantes pueden durar mucho más tiempo.
Es importante subrayar que, siempre que se disponga
de la suficiente cantidad de alimentos de buena
calidad, las enfermedades no comportan una alta
prevalencia de desnutrición en la población infantil
(Lutter et al., 1992). No obstante, la enfermedad
agrava la desnutrición de aquellos niños que no están
suficientemente nutridos, y cuanto peor sea su dieta
más desnutrido deviene el niño.
En muchos hogares pobres e inseguros desde el
punto de vista alimentario, donde el ciclo de
enfermedad y desnutrición se repite a menudo
durante mucho tiempo, las secuelas resultan
insuperables y pasan de una generación a la
siguiente.
65
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
“Estamos cobrando impulso, pero la
enfermedad nos lleva la delantera por un
buen trecho. Las cifras son tan elevadas que
pueden aturdirnos hasta dejarnos
indiferentes: 5.000 personas mueren cada
día de tuberculosis, 1 millón muere cada año
de paludismo. Detrás de cada una de estas
estadísticas hay una hija, un hijo, una madre,
un padre, una hermana, un hermano”.
Figura 16 – Principales causas de mortalidad entre los niños
menores de 5 años en todo el mundo
VIH/SIDA
3%
Sarampión
4%
Heridas
3%
Causas neonatales
37%
Paludismo
8%
Otras
9%
Paul David Hewson (Bono), 2005
Muertes relacionadas con la desnutrición: 53%
Enfermedades infecciosas en la
infancia
Diarrea
17%
Cada año mueren casi 10 millones de niños que no
han cumplido todavía cinco años. La mayor parte de
esta mortalidad se puede atribuir a tres tipos de
enfermedades: enfermedades diarreicas, infecciones
agudas de las vías respiratorias (incluida la neumonía) y
paludismo. La desnutrición agrava la duración y la
gravedad de estas enfermedades infecciosas.
Aproximadamente la mitad de todas las muertes de
niños menores de 5 años son consecuencia directa del
hambre. La víctimas de estos 5,6 millones de muertes
anuales son niños con enfermedades infecciosas
frecuentes, en especial diarrea, infecciones agudas de
las vías respiratorias y sarampión, que normalmente no
son mortales en el caso de niños bien alimentados
(Bryce et al., 2005). Casi 800.000 de esas muertes se
deben a una carencia simultánea de vitamina A en
zonas donde existe una prevalencia de dicha
insuficiencia (Rice et al., 2004).
Los porcentajes aproximados de muertes en las que la
desnutrición es la causa sinérgica son bastante
parecidos en los casos atribuidos a la diarrea (61%), al
paludismo (57%), a la neumonía (52%) y al sarampión
Neumonía
19%
Fuente de los datos: Bryce et al., 2005
(45%). Estas muertes por causas sinérgicas no se
producen a menos que los dos trastornos, la
desnutrición y la enfermedad infecciosa, estén
presentes (Bryce et al., 2005). Ambos son las causas
principales de muerte entre la población infantil.
Los niños recurren a una reducción de su actividad
física para adaptar su organismo a la ingesta escasa de
macronutrientes y micronutrientes; y, a la vez, su
crecimiento se ralentiza. Si la ingesta inadecuada de
alimentos persiste, su sistema inmunológico se resiente
y los hace más vulnerables a enfermedades e
infecciones. Varios estudios han establecido una
correspondencia muy estrecha entre la desnutrición y
el incremento de la morbosidad y la mortalidad en una
amplia serie de enfermedades infantiles más
habituales, entre ellas las infecciones agudas de las vías
respiratorias y las enfermedades diarreicas.
EL COSTO HUMANO DE LAS ENFERMEDADES INFANTILES
Enfermedades diarreicas
Infecciones agudas de las vías respiratorias
6.000 niños mueren cada día víctimas de enfermedades
La neumonía (una infección respiratoria muy grave) supone el
relacionadas con el estado del agua.
19% de todas las muertes de niños menores de 5 años, y el
Más de 4.000 millones de casos de enfermedades diarreicas que
26% de las muertes neonatales.
resultan en 2,2 millones de muertes cada año, y la mayoría de
ellas son de niños menores de 5 años.
Fuente: UNICEF, 2007a
66
Fuentes: UNICEF y OMS, 2006
Enfermedad infantil
Riesgos y consecuencias
Factores que contribuyen a la enfermedad
Enfermedades
diarreicas
• Menor absorción intestinal
• Carencias de vitamina A y cinc
• Desnutrición que incluye carencias de
micronutrientes
• Acceso limitado al agua limpia
• Mala salubridad
• Biberones contaminados
• Introducción muy temprana de comidas sólidas
• Almacenamiento inadecuado de los alimentos
Infecciones agudas
de las vías
respiratorias
• Bajo peso al nacer
• Carencias de vitamina A, cinc,
vitamina D y calcio
• Más propensión a contraer otras
enfermedades
• Desnutrición que incluye carencias de
micronutrientes
• Infecciones respiratorias previas
• Falta de vacunación
• Presencia de VIH/SIDA
• Humo de tabaco; contaminación del aire
Fuente: adaptación del texto de la UNICEF, 2002
Enfermedades diarreicas. Las enfermedades
diarreicas son la causa principal de morbosidad y
mortalidad durante la infancia en muchos países en
desarrollo. En el caso de los niños, los accesos de
diarrea pueden provocar desnutrición, escaso
crecimiento, menor inmunidad y, en muchas
ocasiones, la muerte. En el caso de niños
subalimentados, los accesos de diarrea suelen ser más
graves y durar más tiempo, lo que sugiere que se
produce un círculo vicioso de diarrea y desnutrición.
Los niños que padecen una enfermedad diarreica
pueden llegar a reducir su consumo energético en un
15%–20% como consecuencia de ella.
El mal estado nutricional, incluidas las carencias de
vitamina A y cinc, puede agravar las enfermedades
diarreicas. Diversos estudios han demostrado que la
diarrea en los niños pequeños provoca consecuencias
muy negativas para su crecimiento (Checkley et al.,
2003; Assis et al., 2005).
Las pruebas que aporta Brasil
En un estudio llevado a cabo durante nueve años en el
noreste de Brasil se analizaron la magnitud y duración
de la asociación de las infecciones diarreicas en los
primeros años de vida con los trastornos del crecimiento
durante la infancia. Las pruebas demostraron que la
diarrea y sus correspondientes infecciones intestinales en
la primera infancia afectaban al crecimiento cognitivo y
físico de los niños (Moore et al., 2001).
Los niños de las comunidades pobres están
subalimentados porque no reciben suficientes
alimentos, y no porque sufran diarrea. Garantizar
que los niños que pasan privaciones tengan
bastante comida sigue siendo la mejor forma de
abordar la cuestión para paliar el problema de la
subalimentación (Briend et al., 1989).
Infecciones agudas de las vías respiratorias. Estas
infecciones se cuentan entre las enfermedades más
habituales que sufren los bebés y niños pequeños en
los países en desarrollo. Un factor importante que
contribuye a las muertes atribuidas a las infecciones
agudas de las vías respiratorias es la desnutrición. En
los países en desarrollo, la cantidad de niños menores
de 5 años que se han visto afectados por alguna de
estas infecciones respiratorias ha aumentado del 16%
en 1990 al 54% en 2005 (UNICEF, 2006b). Este
incremento tiene que ver con una serie de factores:
desnutrición grave, enfermedades oportunistas, como
el VIH/SIDA, y factores medioambientales, entre los
que se incluyen el humo de tabaco y la contaminación
del aire en ambientes interiores. Los niños menores de
dos años presentan la incidencia más alta de
infecciones agudas de las vías respiratorias.
Se ha señalado el estado relativo a los micronutrientes
como un factor de riesgo en las infecciones agudas de
las vías respiratorias. Por ejemplo, las enfermedades
respiratorias están asociadas al peligro creciente de
desarrollar una carencia de vitamina A; a su vez, se ha
demostrado que la carencia de vitamina A agrava las
67
Fuentes de los datos: OMS, 2007
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas, aprobación o
aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Datos no disponibles o no analizados
Más de 50
De 25 a 50
Menos de 25
Mortalidad entre menores de 5 años
relacionada con enfermedades
infantiles por cada 1.000 nacidos vivos
Más del 20%
Menores de 5 años con
insuficiencia ponderal
Mapa 4 – Mortalidad y enfermedades de la infancia
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
Infecciones respiratorias agudas y carencia de
micronutrientes
Los niños subalimentados tienen el doble de
probabilidades de contraer infecciones agudas de las
vías respiratorias, especialmente cuando no los
amamantan y sufren las consecuencias propias de una
posición socioeconómica baja (Deb, 1998). Las pruebas
muestran que las infecciones agudas de las vías
respiratorias interfieren en el proceso de absorción de
micronutrientes esenciales, incluida la vitamina A. Varios
estudios informan de que un gran porcentaje de niños
pequeños siguen presentando una carencia de vitamina
A incluso después de que se les haya administrado una
dosis considerable de complemento dietético de
vitamina A, debido a infecciones de las vías respiratorias
frecuentes y recurrentes, en especial si estaban
acompañadas de fiebre (Rahman et al., 1996).
enfermedades respiratorias, especialmente entre los
niños en edad escolar. La administración de
complementos nutricionales y la lactancia prolongada
parecen reducir las infecciones agudas de las vías
respiratorias. La administración de complementos
dietéticos de cinc también parece potenciar las
disminuciones de la morbosidad y la mortalidad
relacionadas con las infecciones agudas de las vías
respiratorias.
Lagunas en los conocimientos: nutrición y
enfermedades infantiles
En general, se detectan impresionantes lagunas en la
información referente al costo humano de las
enfermedades infantiles, especialmente en los países
más pobres con los índices de mortalidad más altos. La
duración de un acceso de diarrea y sus consecuencias
nutricionales no se han registrado bien en las fichas de
crecimiento de los niños.
Las carencias de micronutrientes están relacionadas
estrechamente con las infecciones respiratorias agudas y
las enfermedades diarreicas. Es preciso llevar a cabo más
estudios para perfilar las interacciones potencialmente
beneficiosas y posiblemente perjudiciales entre el estado
nutricional y la administración de complementos
dietéticos de micronutrientes en los niños que sufren
esas enfermedades.
Enfermedades infecciosas que
trascienden el ciclo vital
El paludismo y la desnutrición interaccionan
considerablemente; casi el 57% de las muertes por
paludismo son imputables a la desnutrición (Comité
Permanente de Nutrición, 2004b).
Las pérdidas humanas del paludismo
• Más de 500 millones de personas se infectan
cada año.
• 1 millón de niños muere cada año de paludismo,
principalmente en África.
• El 90% de la mortalidad se da en África.
Fuente: UNICEF, 2007b
El paludismo sigue siendo un problema de salud
pública generalizado y constante en los trópicos y
afecta a niños, adolescentes, adultos y ancianos en
más de 100 países y territorios. Más del 40% de la
población mundial corre peligro de contraer la
enfermedad. Las peores consecuencias del paludismo
se registran en los niños menores de 5 años y en las
gestantes. Se ha descubierto que, cuando una
persona, por regla general un niño, se encuentra
subalimentada y contrae paludismo, el riesgo de
muerte es mucho mayor.
El paludismo es uno de los factores que contribuye de
forma muy importante al ciclo vicioso de inseguridad
alimentaria, hambre crónica y salud deficiente. El
paludismo menoscaba sistemáticamente los avances
en la seguridad alimentaria de las familias, pues reduce
la productividad de quienes ganan el sustento, obliga a
invertir el sueldo y los ahorros en tratamientos médicos
y, por último, se cobra vidas, especialmente las de los
niños pequeños, pero también las de los miembros
más productivos del grupo familiar.
Desnutrición y paludismo:
una estrecha relación
Abundantes, aunque complejas, pruebas demuestran
la estrecha relación que existe entre la desnutrición y el
paludismo. En varios estudios han analizado la
correspondencia (ya sea antagónica, sinérgica o
neutral) que se establece entre los diferentes tipos de
desnutrición (incluidas las carencias proteico-
69
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
PALUDISMO
Etapa del ciclo vital Hambre/riesgos para la salud
Embarazo
• Mayor riesgo de morbosidad,
anemia, nacimientos de niños
muertos e infecciones
congénitas.
• Mayor riesgo de
complicaciones durante el
embarazo.
Bebés y niños
pequeños
• Bebés de bajo peso al nacer.
La ingesta de hierro peligra, lo
que aumenta más todavía el
riesgo de padecer anemia.
Niños en edad
• Las personas contagiadas de
escolar, adolescentes,
paludismo tienen más riesgos
adultos y ancianos
de padecer una anemia grave.
energéticas), el retraso del crecimiento y la insuficiencia
ponderal. Además, varios estudios presentan pruebas
concluyentes de la interacción que se establece entre la
desnutrición y el Plasmodium falciparum (Shankar,
2000).
En general, dichos estudios indican que el paludismo
parece agravar la desnutrición. Las personas
contagiadas sufren pérdidas de peso, desnutrición y
trastornos del crecimiento.
Mediante diversos trabajos realizados en África se ha
constatado una pérdida de peso en niños pequeños
después de un ataque palúdico (Shankar, 2000):
• Gambia: en un estudio se informa de que el
paludismo estaba muy relacionado con un menor
aumento de peso y de crecimiento en niños menores
de tres años.
• Chad: los enfermos de paludismo tenían
0,57 probabilidades más de estar subalimentados, y
las personas que padecían paludismo y estaban
subalimentadas tenían 1,5 probabilidades más de
fallecer.
• Burkina Faso: los niños con insuficiencia ponderal
eran 0,9 veces más propensos a sufrir el contagio.
• Zambia: los niños con insuficiencia ponderal eran
1,27 veces más propensos a sufrir el contagio.
70
Paludismo y desnutrición: una relación
compleja
• En dos estudios realizados en Brasil y en la antigua
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se
informó de una mayor frecuencia de casos de
paludismo más grave en las personas que estaban
subalimentadas (Shankar, 2000).
• En un estudio llevado a cabo a pequeña escala en
la India se informó de un incremento de la
densidad parasitaria con un estado nutricional
mejorado, lo que indica que la desnutrición ejercía
una función de protección.
• Sudán: los niños con retraso del crecimiento
presentaban 1,4 probabilidades más de haber
padecido paludismo en un pasado reciente.
Posiblemente estos datos tan resumidos no permitan
hacerse una idea del panorama general, pero ponen
de manifiesto una compleja interrelación entre el
paludismo y la desnutrición: ambos se agravan
mutuamente y aumentan las probabilidades de
muerte.
Probablemente una mejora general de la ingesta
alimentaria, resultado de un mejor acceso a alimentos
de calidad, en especial en el caso de los niños
pequeños, contribuiría enormemente a reducir el alto
precio que se cobra esta enfermedad.
Paludismo y carencias de micronutrientes
Las personas que padecen paludismo poseen
concentraciones más bajas de varios micronutrientes
que aquéllas que no están infectadas. Por consiguiente,
la prevención y el tratamiento del paludismo están
vinculados estrechamente con la interacción que se
establece entre algunos micronutrientes en concreto y
los ataques de la enfermedad. Las carencias de
micronutrientes también desempeñan una labor
concreta en el control de la morbosidad y mortalidad
que produce el paludismo. Los análisis muestran los
resultados prometedores que ha tenido la
administración de complementos dietéticos de
micronutrientes (especialmente de vitamina A y cinc) en
la reducción de la morbosidad entre los niños que viven
en zonas donde el paludismo es endémico.
Figura 17 – Una relación recíproca: paludismo y carencias de micronutrientes
Paludismo
Reproducción parasitaria
Insuficiencia ponderal
Diarrea
Respuesta
inmunológica afectada
Carencias de
micronutrientes
Anemia
Fuente de los datos: adaptación de Nussenblatt y Semba, 2002
Lagunas en los conocimientos: nutrición
y paludismo
Hay que realizar investigaciones más minuciosas para
arrojar luz sobre las conexiones que se establecen entre
algunos nutrientes específicos y la morbosidad que
provoca el paludismo, y en especial los efectos que
tienen algunas vitaminas y minerales: la vitamina A, el
cinc y el hierro. En los estudios realizados se puso de
manifiesto una reducción de la morbosidad que produce
el paludismo, asociada con la administración de
complementos dietéticos de vitamina A y cinc a niños en
edad preescolar. Sin embargo, no se observaron esos
mismos efectos en otros grupos pertenecientes a zonas
donde el paludismo es endémico.
Se precisan más estudios todavía sobre las
consecuencias positivas y negativas de la
administración de complementos dietéticos de hierro
en las zonas con paludismo endémico.
VIH/SIDA: un costo humano excesivo. El doble
gravamen del VIH/SIDA y el hambre supone una
amenaza para la agricultura y el desarrollo rural,
reduce la productividad y los ingresos e incrementa los
gastos en tratamiento médico. También crece en las
familias la relación de dependencia, como
consecuencia de un aumento de la cifra de personas
que dependen de una cantidad cada vez menor de
miembros familiares que trabajan y ganan un sueldo.
La enfermedad precipita la pérdida de los métodos
tradicionales de labranza, de los conocimientos y las
técnicas especializadas que se transmiten de una
generación a otra, prácticas y costumbres (FAO, 2003).
Y de este modo, el hambre y el VIH/SIDA se dan la
mano.
El hambre contribuye al VIH porque:
• aumenta la migración en busca de alimento e
ingresos;
• aumenta los riesgos que se corren para procurarse
comida e ingresos; y
• agrava la desigualdad de los sexos: cuando una
familia tiene poca comida, las mujeres suelen ser las
primeras que sufren y deben buscar alimentos en
otra parte.
Aumento de las necesidades energéticas
y VIH
Las personas que viven con el VIH tienen necesidades
nutricionales especiales, aunque el cuadro clínico de la
infección de VIH sea extremadamente variable. La
relación entre el VIH y la desnutrición queda patente
en los primeros indicios de la enfermedad. El tracto
intestinal queda afectado y, como resultado, se
produce una mala absorción y la pérdida del apetito,
con la consiguiente disminución de la cantidad de
alimentos consumida.
El costo humano del VIH/SIDA
Número de personas que vivían con VIH en 2006:
Adultos: 37,2 millones
Mujeres: 17,7 millones
Niños: 2,3 millones
Número de muertes por SIDA en 2006:
Adultos: 2,6 millones
Niños menores de 15 años: 380.000
Fuente: ONUSIDA, 2006
71
Fuentes de los datos: OCDE, 2006; OMS, 2007
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas, aprobación o
aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Datos no disponibles o no analizados
10 o más
Mortalidad debida al paludismo
por cada 1.000 personas
Más de 10.000 dólares EE.UU.
De 1.000 a 10.000 dólares EE.UU.
Menos de 1.000 dólares EE.UU.
Ingreso nacional bruto
per cápita
Mapa 5 – La carga del paludismo en el mundo
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
VIH/SIDA
Etapa del ciclo vital
Hambre/riesgos para la salud
Embarazo
• Menores reservas de nutrientes y mala absorción de nutrientes.
• Mayor riesgo de desnutrición debido a las infecciones recurrentes.
Bebés y niños pequeños
• Bajo peso al nacer; trastornos del crecimiento importantes.
• Mayor riesgo de transmisión maternoinfantil durante la lactancia.
Niños en edad escolar y adolescentes • Mayor riesgo de retraso del crecimiento y emaciación.
• Más necesidades energéticas como resultado de la mala absorción.
• Mayor riesgo de transmisión e infección por actividad sexual.
Adultos y ancianos
• Mayor riesgo de emaciación.
• Más requisitos energéticos. Mala absorción de nutrientes.
Fuente: Fawzi y Mehta, 2007
Sobre todo la emaciación en adultos y los trastornos
del crecimiento en los niños, características distintivas
del SIDA, son los indicios que sirven para pronosticar la
morbosidad y la mortalidad de las personas infectadas.
Los estudios han demostrado que los requisitos
energéticos son mayores en las personas que viven con
el VIH: en los pacientes de VIH se ha observado un
aumento del gasto de energía en reposo. Se pone en
peligro la ingesta alimentaria como resultado de la
falta de apetito, y el hecho de no tener acceso a
alimentos de suficiente calidad puede causar un mayor
declive nutricional.
El objetivo es mantener el crecimiento en el caso
de los niños y el peso en los adultos. La OMS
recomienda que adultos y niños seropositivos
asintomáticos aumenten su ingesta energética en un
10% para mantener el peso y garantizar el
crecimiento. Entre los adultos con VIH sintomáticos,
el aumento de energía debe ser de un 20%–30%;
los niños que vivan con el VIH y experimenten una
pérdida de peso requieren un aumento de energía
del 50%–100% (OMS, 2003).
Las carencias de micronutrientes y el VIH
Se sabe que las carencias de micronutrientes
perjudican la función inmunológica, lo que puede
incrementar el riego de transmisión y progresión de la
enfermedad (Villamor et al., 2004; Fawzi et al., 2005;
Kupka et al., 2005). Al igual que en el caso de los
macronutrientes, lo más probable es que la infección
de VIH por sí sola afecte a la absorción de nutrientes y
favorezca las carencias de micronutrientes.
Los estudios han demostrado sistemáticamente que la
administración de complementos dietéticos
multivitamínicos (vitaminas B, C y E) a las gestantes
contagiadas de VIH redunda en una disminución de la
incidencia de resultados adversos del embarazo, como
bebés de bajo peso al nacer y partos prematuros. Estas
vitaminas son también beneficiosas para hombres y
mujeres infectados de VIH antes de empezar el
tratamiento antirretroviral, pues podrían ralentizar el
avance de la enfermedad y reducir la mortalidad (Fawzi
y Mehta, 2007).
Una estrategia para el tratamiento consiste en
concentrarse en mejorar el estado nutricional de
aquellas personas que ya han sufrido el contagio de la
enfermedad. Otra sería garantizar la seguridad
alimentaria entre las poblaciones que corren peligro de
contagio. La comprensión de estas correspondencias
facilita la atención y el tratamiento una vez que la
enfermedad ha hecho acto de presencia; también es
fundamental para su prevención y atenuación.
En general se acepta que la forma más apropiada de
administrar el tratamiento antirretroviral es como parte
de una estrategia integrada y coordinada. La nutrición
adecuada contribuye a reducir los efectos secundarios
y mejora la tolerancia a los medicamentos, en especial
durante las primeras etapas del tratamiento. Los
médicos empiezan a reconocer la importancia que
tiene la provisión de alimentos/nutrición durante breve
espacio de tiempo durante los primeros 6-12 meses de
tratamiento: el abastecimiento ayuda a los pacientes a
adaptarse a la medicación y a contrarrestar la
emaciación (Greenblott, 2007). La ayuda alimentaria
73
Fuente de los datos: OMS, 2007
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas,
aprobación o aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Datos no disponibles o no analizados
Más del 15%
Del 5% al 15%
Del 0,5% al 5%
Menos del 0,5%
Mortalidad relacionada con el SIDA
Más del 20%
Insuficiencia ponderal
Menores de 5 años:
Mapa 6 – Mortalidad a causa del VIH/SIDA entre los niños menores de 5 años
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
que mejore la ingesta dietética de una persona sirve
para reducir al mínimo los efectos secundarios del
tratamiento antirretroviral y mejora la observancia del
tratamiento y la eficacia de éste. Y lo fundamental es
que las personas bien alimentadas tienen, durante un
periodo determinado, muchas menos probabilidades
de fallecer.
Hay que fomentar además planteamientos
basados en la alimentación, que tengan como
objetivo aumentar la ingesta de energía y
diversificar las dietas, para satisfacer el
incremento de los requisitos energéticos,
aumentar el apetito y reducir el riesgo de
carencias de micronutrientes, muy especialmente
en las poblaciones vulnerables.
menos desarrolladas del mundo. La opción de evitar
completamente la lactancia no se suele ni siquiera
contemplar debido al alto precio de la leche para
biberones, a las malas condiciones higiénicas, al mayor
riesgo de morbosidad que corren los niños a los que
no se ha alimentado con leche materna y a la falta de
aceptación social de los demás métodos de lactancia
infantil.
Si no fuera posible echar mano a la alimentación
sustitutoria que propone el ONUSIDA, se recomienda a
las madres contagiadas de VIH que amamanten
exclusivamente a sus hijos durante los primeros meses
y que interrumpan completamente la lactancia
materna lo antes posible: el riesgo de transmisión del
VIH es mucho mayor en el caso de los bebés
amamantados parcialmente que en aquellos que se
han alimentado exclusivamente de leche materna.
El caso de Zambia
Un estudio reciente llevado a cabo en Zambia analizó los
efectos que produjo administrar alimentos enriquecidos
con micronutrientes a personas seropositivas cuyos
hogares recibían mensualmente raciones de alimentos
del PMA. Los resultados han indicado que la ración
mensual de comida enviada a los hogares con
inseguridad alimentaria mejoraba la observancia del
tratamiento antirretroviral de aquellos pacientes que
comenzaban a someterse a él (Megazzini et al., 2006).
Lactancia y VIH
En el África subsahariana, la lactancia es el origen de
más de un tercio de las transmisiones de madre a hijo
del VIH. El índice de contagios oscila entre el 15% y el
40% en los casos que no reciben tratamiento, pero se
puede contener en el bajísimo nivel de hasta un 2%
siempre que se adopten medidas preventivas. Por
ejemplo, los métodos de nutrición, incluida la
lactancia exclusiva, son factores con una importancia
decisiva para la supervivencia infantil (Coutsoudis et
al., 2001).
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el
VIH/SIDA (ONUSIDA) recomienda que las mujeres
contagiadas de VIH eviten amamantar a sus hijos
siempre que la alimentación sustitutoria sea aceptable,
factible, asequible, sostenible y segura. Sin embargo,
casi nunca se cumplen estas condiciones en las zonas
Lagunas en los conocimientos: nutrición
y VIH
La conexión que existe entre la infección de VIH y la
necesidad de ingerir macronutrientes requiere
urgentemente una investigación más profunda. Las
pruebas actuales son insuficientes para recomendar
cambios en la composición de la típica dieta
equilibrada, por ejemplo, aumentar la porción de
proteínas en la dieta de las personas que viven con el
VIH.
Existen cada vez más pruebas de que la administración
de compuestos de algunos micronutrientes,
especialmente de la vitamina A-beta caroteno, puede
tener repercusiones negativas en las personas que
viven con el VIH, especialmente en las embarazadas. Es
recomendable efectuar una evaluación de base sobre
el estado nutricional respecto a tales nutrientes antes
de prescribir su administración por encima de las
cantidades recomendadas para la dieta.
No obstante, cuando se administran periódicamente
suplementos dietéticos de vitaminas tanto a los niños
con VIH como a la población seronegativa, los
beneficios reportados parecen ser similares (por
ejemplo, la reducción de la mortalidad y la
morbosidad de enfermedades como la diarrea),
y está recomendada para los niños menores de
seis meses.
75
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
Intermezzo 4: El SIDA y el hambre – Problemas y respuestas
Mientras las repercusiones polifacéticas de la
pandemia de SIDA siguen intensificándose a lo
largo y ancho de África meridional, el mundo está
asistiendo al avance de nuevas y peligrosas
interacciones que amenazan el desarrollo social y
económico de las naciones. El reconocimiento de la
complejidad y dimensiones de la epidemia de SIDA
(y de cómo está movida fundamentalmente por las
estrategias, limitaciones y oportunidades que
tienen las personas para ganarse la vida) se ha
producido muy lentamente.
Al examinar la interacción que se produce entre el
SIDA y el hambre, podemos apreciar varios círculos
viciosos. Uno de ellos, el de la desnutrición y la
enfermedad, comienza a operar en el cuerpo
humano inmediatamente después de que la
persona se haya contagiado de VIH. Otro círculo
vicioso gira en torno al grado de acceso de una
familia a la comida que necesita. En el curso
ascendente de la transmisión viral, es muy probable
que la inseguridad alimentaria haga correr a la
gente más pobre un mayor riego de exposición al
VIH, por ejemplo por culpa de la migración forzosa
en busca de trabajo o por la aceptación, debida a la
pobreza, de transacciones sexuales como estrategia
de supervivencia. En el curso descendente, están
bien documentadas las diversas repercusiones que
acarrean la enfermedad crónica y la mortalidad
prematura en los bienes y recursos domésticos.
Durante todo este proceso son los pobres, y muy
especialmente las mujeres pobres, quienes peor
pueden defenderse.
El principal medio de vida de la mayoría de las
personas infectadas de VIH/SIDA es la agricultura.
En África oriental y meridional, la epidemia de SIDA
ya está teniendo graves consecuencias para la
agricultura, pues afecta a adultos que se
encuentran en los mejores años de su vida
productiva, lo que dificulta que los pobres (y, como
hemos dicho, especialmente las mujeres pobres)
puedan suministrar alimentos a sus familias. La
restricción más importante, sin embargo, no suele
darse en el trabajo en sí mismo: podría ser más
bien la falta de liquidez económica como resultado
de las nuevas exigencias financieras que impone la
propia enfermedad. Algunos estudios muestran
una repercusión relativamente moderada en la
agricultura, aunque es importante darse cuenta de
que esta situación podría cambiar cuando los
adultos más jóvenes, que corren un riesgo
desproporcionado de contraer VIH, se conviertan
76
en cabezas de familia. Sabemos muy poco de las
repercusiones que tendrá el SIDA a largo plazo en
la posible ruptura de la transmisión de
conocimientos y técnicas de los agricultores a sus
hijos.
La crisis del SIDA es fundamentalmente
multisectorial en sus causas y consecuencias. Las
respuestas que están a la altura de la magnitud del
problema son sectoriales y verticales en su inmensa
mayoría, con pocas innovaciones, la mayor parte
de ellas en pequeña escala. Abunda la retórica,
pero la mayor parte de las organizaciones para el
desarrollo siguen aferradas a sistemas y calendarios
cómodos, que sencillamente no se corresponden
con la dinámica del SIDA. Ante la situación de la
epidemia, es fácil sucumbir a la comodidad de un
estado de perpetua negación o a la sensación
creciente de parálisis profesional.
Para el profesional de la agricultura que pregunta:
“¿Por qué tiene que preocuparme el SIDA?”, la
respuesta es sencilla: si el sector agrícola de África
no tiene en cuenta el VIH/SIDA y no toma medidas
ya, no conseguirá su principal objetivo: mejorar la
producción y oferta de alimentos. Del mismo
modo, las organizaciones agrícolas internacionales
que prestan su apoyo a países africanos deben
colocar el SIDA en el punto de mira si desean que
su labor siga teniendo sentido; de lo contrario, el
primer ODM (erradicar la pobreza extrema y el
hambre) se quedará tan sólo en un bonito sueño.
Sin embargo, hay una señal de esperanza: las
comunidades están respondiendo, las
organizaciones no gubernamentales que trabajan
en el seno de las comunidades están realizando
una labor innovadora y activa, y los gobiernos
empiezan a alejarse de las declaraciones teóricas y
a poner en marcha programas de respuesta contra
el SIDA. El congreso que se celebró en Durban en
2005, con la organización del Instituto
Internacional de Investigaciones sobre Políticas
Alimentarias, y el Foro Africano que organizó el
Proyecto Preocupación Internacional en 2006 en
Lusaka dejaron claro que existe una demanda de
conocimientos creciente y que se ha producido una
plétora de innovaciones en el seno de las
comunidades de base, que persiguen el objetivo de
contener la “doble epidemia” de SIDA y hambre.
Con sólo aplicar una “perspectiva basada en el
VIH” específica al contexto de la programación
para la alimentación y la nutrición, suelen hacerse
visibles las modificaciones sencillas que se pueden
introducir en los programas para mejorar sus
efectos en el hambre y el SIDA. Es posible
interrumpir los ciclos viciosos y transformarlos en
ciclos ejemplares. La mejora de los medios de
subsistencia rurales y de la producción agrícola
puede servir para reducir la propagación del VIH y
las secuelas del SIDA. Los programas que reducen
la necesidad que tienen los más pobres de emigrar
en busca de trabajo (por ejemplo, de recuperación
de las tierras degradadas) pueden disminuir el
peligro de exposición al virus.
Si se aplica una perspectiva basada en los aspectos
alimentarios y nutricionales a las estrategias de
prevención, atención y tratamiento de los
programas contra el SIDA, también se distinguen
posibles sinergias. Por ejemplo, las personas que
están subalimentadas cuando empiezan el
tratamiento antirretroviral tienen seis veces más
probabilidades de morir en un periodo
determinado que la gente bien alimentada que vive
con VIH. Sabemos que la buena nutrición potencia
la eficacia de los medicamentos, reduce al mínimo
los efectos secundarios y aumenta la observancia
del tratamiento. Estas consecuencias generarán
beneficios a corto plazo para los pacientes e
importantes ventajas a largo plazo, ya que la
constancia ralentiza la aparición de la propensión a
una resistencia a los medicamentos. Sin embargo,
las respuestas tienen que abarcar mucho más que
las ayudas alimentarias a corto plazo: deben
cimentarse en la conexión entre agricultura y
programación sanitaria, con medios de subsistencia
asegurados como punto de contacto fundamental.
No obstante, el aspecto primordial de esta nueva
actividad es la necesidad clara y presente de
ampliar el alcance de las respuestas eficaces hasta
ajustarlo al alcance de la epidemia, con el objetivo
de que tenga un efecto auténtico y prolongado. A
la vez, es importante enterarse bien de qué
respuestas están funcionando en el seno de las
comunidades antes de contemplar la forma de
mejorarlas y de proporcionar ayuda nutricional
extra allí donde se haya superado la capacidad de
respuesta local. Los gobiernos y las organizaciones
internacionales deben trabajar juntos para elaborar
estrategias que, simultáneamente, refuercen la
resistencia y capacidad de recuperación de la
comunidad y creen formas sinérgicas de protección
social estatal.
“Se aprende con la práctica” es una frase muy
común, pero una respuesta útil cuando el tiempo
es muy limitado. No obstante, para que una
“práctica” venga acompañada de un aprendizaje
auténtico, es preciso poner en marcha sistemas de
procesos sencillos de control y evaluación (por
desgracia, descuidados en el pasado). Para que los
conocimientos adquiridos en dicho aprendizaje se
trasmitan de una forma eficaz, los participantes
deben estar mejor interconectados. En los últimos
años han surgido redes, como RENEWAL, para
catalizar y ampliar esos conocimientos al tiempo
que se produzcan.
En 2003, las Naciones Unidas reconocieron la
“triple amenaza”, que conforman el SIDA, la
inseguridad alimentaria y la disminución de la
capacidad en África; en junio de 2006, se acordó el
artículo 28 de la Declaración Política de la
Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el
SIDA, en que explícitamente se exige que “todas
las personas tengan en todo momento acceso a
suficientes alimentos, inocuos y nutritivos… como
parte de una respuesta global contra el VIH/SIDA”.
Ya tenemos las pruebas y también el mandato, lo
que ahora necesitamos es una acción más eficaz.
Una colaboración a la Serie de informes sobre el
hambre en el mundo de Stuart Gillespie,
investigador superior del Instituto Internacional de
Investigaciones sobre Políticas Alimentarias y
Director de la Red regional sobre el VIH/SIDA, los
medios de subsistencia rurales y la seguridad
alimentaria (RENEWAL).
77
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
El precio en vidas humanas de la tuberculosis
(en 2005)
• 8,8 millones de casos nuevos
• 1,6 millones de fallecimientos
• 195.000 casos de tuberculosis asociados a la
infección de VIH
Fuente: OMS, 2007a,b
La administración de suplementos de hierro ha
despertado cierta inquietud. No obstante, los datos de
que se dispone son limitados y, hasta que haya
disponibles nuevas pruebas, no se recomienda efectuar
cambios en la rutina de suministrar suplementos de
hierro y folatos que propone la OMS para las mujeres
gestantes de poblaciones con contagio de VIH.
Tuberculosis: una enfermedad que sigue
cobrando un alto precio. Al igual que el VIH/SIDA, la
tuberculosis acarrea todavía consecuencias funestas
para los medios de subsistencia y la seguridad
alimentaria, en parte porque una gran cantidad de
personas que la padecen también están contagiadas
de VIH.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa muy
corriente: en todo el mundo se producen anualmente
casi 9 millones de casos nuevos. Un tercio de la
población mundial está infectada del Mycobacterium
tuberculosis, y un gran porcentaje de ellas corren el
peligro de desarrollar la enfermedad. Cuando una
persona queda infectada, la bacteria suele quedarse en
una fase latente, con un peligro del 10% durante toda
la vida de que se desarrolle la enfermedad. El peligro
es más alto en los niños, las personas que viven con el
VIH, enfermos de cáncer, personas subalimentadas y
ancianos (Shah et al., 2001).
La interrelación que existe entre el hambre y la
tuberculosis está bien reconocida: la mala nutrición
aumenta el riesgo de contraer tuberculosis y el
desarrollo de la tuberculosis comporta normalmente
un mal estado nutricional (Cegielski y McMurray,
2004).
Por medio de varios estudios se ha descubierto una
correlación entre la desnutrición y la tuberculosis
(Chatterjee et al., 1968; Harries et al., 1985, 1988;
Onwubalili, 1988; Scalcini et al., 1991; Cegielski y
McMurray, 2004). Sin embargo, resulta difícil
establecer la relación de causa y efecto: el papel que
desempeña la nutrición en la tuberculosis no se puede
aislar de posibles factores que se confunden con ella,
por ejemplo, la falta de higiene, la falta de atención
médica adecuada, el hacinamiento en el hogar y malas
condiciones en la vivienda. Es también plausible que la
tuberculosis cause desnutrición en lugar de que la
desnutrición comporte un mayor riesgo de padecer la
enfermedad o que ésta revista mayor gravedad. Es
Figura 18 – Cálculos del costo humano de la tuberculosis, 1990 y 2005
7
Número de personas (en millones)
6
5
4
3
2
1
0
África
América Latina Mediterráneo
y el Caribe
oriental
Europa
Sudeste
asiático
Número de personas afectadas en 1990*
Número de personas afectadas en 2005*
Fuente de los datos: WHO, 2007a
78
* Incluidos los pacientes con VIH/SIDA
Pacífico
occidental
Primeras pruebas
Durante la II Guerra Mundial se llevó a cabo un famoso
estudio entre los prisioneros de guerra británicos y rusos
confinados en campos de concentración alemanes.
Todos los prisioneros sufrían las mismas condiciones de
cautiverio, pero los británicos recibían de la Cruz Roja
provisiones de alimentos que aportaban 30 gramos de
proteínas y 1.000 kilocalorías diarias. Se comprobó que
el porcentaje de tuberculosis entre los prisioneros
británicos era enormemente menor, un 1,2% contra el
15%–19% registrado entre los prisioneros rusos
(Leyton, 1946).
preciso disponer de más estudios clínicos para
comprender más profundamente las posibles
repercusiones de las intervenciones alimentarias y
nutricionales en el riesgo de contagio de tuberculosis y
en los resultados de su tratamiento.
La tuberculosis y el incremento de los
requisitos nutricionales
Sean cuales sean las razones, desnutrición y
tuberculosis están íntimamente relacionadas. Al igual
que ocurre con el VIH/SIDA, la tuberculosis lleva
asociada una emaciación grave, que probablemente se
deba a factores como el descenso del apetito y el
aumento de la pérdida de nutrientes, alteraciones del
metabolismo y menor absorción de nutrientes
(Macallan et al., 1998; Paton et al., 1999, 2003). La
pérdida de peso entre los enfermos de tuberculosis es
uno de los indicadores más importantes que sirven
para predecir la muerte del paciente (Mitnick et al.,
2003; Zachariah et al., 2002).
En un ensayo clínico, los pacientes que en las dos
semanas previas habían empezado un tratamiento
contra la tuberculosis se dividieron de forma aleatoria
en dos grupos: los que recibían asesoría nutricional
normal o bien asesoría nutricional junto con
complementos de alta potencia energética durante seis
semanas. Los pacientes que recibieron los suplementos
energéticos experimentaron un aumento muy superior
de peso corporal, de la masa muscular total y de fuerza
de agarre al final del estudio (Paton et al., 2004).
Lagunas en los conocimientos: nutrición
y tuberculosis
Aunque parece que el estado nutricional tiene relación
con el riesgo a desarrollar tuberculosis activa en
aquellas personas que llevan la infección en fase
latente, no está todavía claro si una intervención
nutricional de cualquier tipo contribuiría a impedir que
los infectados desarrollaran la forma activa de la
enfermedad. Es preciso disponer de más estudios que
amplíen el conocimiento de la relación entre los
macronutrientes y la tuberculosis. Además, es
importante conocer las repercusiones que tienen las
intervenciones nutricionales (macronutrientes y
micronutrientes) en el resultado del tratamiento de la
tuberculosis, y comprender más claramente cómo
pueden colaborar los sectores de la salud y la nutrición
para rellenar las lagunas que existen en los
conocimientos.
Hasta la fecha, los beneficios de la administración de
suplementos dietéticos de vitamina A, cinc o
multivitamínicos a enfermos de tuberculosis han sido
ambiguos. Es posible que los suplementos con
vitamina D aumenten los índices de curación de la
tuberculosis y reduzcan la vulnerabilidad a la infección,
pero hay que investigarlo más profundamente. Por
esta razón, no se recomienda la administración de
suplementos de ningún micronutriente superior a los
límites dietéticos permitidos en los enfermos de
tuberculosis. Es preciso que se lleven a cabo más
ensayos clínicos aleatorios con abundante muestreo,
dosis de micronutrientes estandarizadas y un
seguimiento más prolongado para determinar con más
exactitud la labor que desempeñan los micronutrientes
en el tratamiento de la tuberculosis.
Aunque no se ha refutado la asociación que se
establece entre la desnutrición y la tuberculosis,
llenar esas grandes lagunas en los conocimientos
debería ser una prioridad para la sanidad pública.
Además, es necesario disponer de mejores
pruebas para establecer cómo pueden mejorarse
los resultados de las intervenciones nutricionales
en la salud de los enfermos de tuberculosis.
79
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
Intermezzo 5: Ayuda alimentaria y tratamiento de la tuberculosis
La pobreza y el hambre suelen agravar la
tuberculosis, especialmente en países que
atraviesan situaciones de emergencia complejas.
Por ejemplo, el Afganistán y Somalia llevan mucho
tiempo sufriendo luchas intestinas y una altísima
incidencia de tuberculosis. En el Afganistán, un país
que tiene una población de 30 millones de
habitantes, 50.000 personas desarrollan la
enfermedad y 10.000 mueren de ella cada año. En
Somalia, con una población de 9 millones de
habitantes, 20.000 personas enferman de
tuberculosis y 4.000 mueren de esta enfermedad.
Éstos son dos de los índices más altos de incidencia
de tuberculosis en países a los que la pandemia del
VIH/SIDA no ha afectado gravemente todavía.
La buena nueva es que la asistencia al tuberculoso
está bastante bien implantada técnicamente. La
OMS creó una estrategia de control de la
tuberculosis llamada DOTS (tratamiento breve bajo
observación directa) en la década de 1990 (OMS,
2007). La estrategia DOTS se compone de
diagnóstico eficaz y métodos de tratamiento:
diagnosis y tratamiento de seis a ocho meses de
quimioterapia con múltiples medicamentos
específicos contra la tuberculosis. El DOTS se ha
ampliado recientemente para que abarque la
asistencia sanitaria global a la tuberculosis, y
actualmente se llama estrategia “Alto a la
Tuberculosis”. La eficacia del DOTS y de la
estrategia “Alto a la Tuberculosis” está
ampliamente corroborada. La meta mundial con
respecto a la tuberculosis es curar al 85% de
pacientes tuberculosos que están recibiendo
tratamiento.
No obstante, en países como el Afganistán y
Somalia, proporcionar asistencia contra la
tuberculosis supone una tarea de enormes
proporciones. Las luchas intestinas han dañado
gravemente la infraestructura sanitaria y, por
consiguiente, la asistencia médica a la tuberculosis.
Los enfermos de tuberculosis suelen provenir de los
sectores más pobres de las comunidades más
empobrecidas, y no les resulta fácil acceder a los
servicios sanitarios ni a la asistencia médica para la
tuberculosis. Además, el tratamiento dura mucho
tiempo: de seis a ocho meses. Si los pacientes no
siguen regularmente el tratamiento, pueden
desarrollar resistencia a los medicamentos contra la
tuberculosis, especialmente en forma de
tuberculosis multirresistente. La tuberculosis
multirresistente se define como una forma de
80
tuberculosis resistente a, por lo menos, dos de los
medicamentos de primera línea más eficaces, la
isoniazida y la rifampicina; y es muy difícil de tratar.
Los pacientes también pueden desarrollar
resistencia a los medicamentos de segunda línea,
precisamente los que usan para tratar la
tuberculosis multirresistente. Esta última forma se
llama tuberculosis con resistencia extendida a
fármacos y prácticamente no se puede tratar.
El tratamiento con alimentos de los enfermos de
tuberculosis constituye una manera innovadora de
enfrentarse a estos problemas. En el Afganistán y
Somalia, a través de un proyecto de cooperación
entre el PMA, la OMS y los gobiernos municipales y
nacionales, los pacientes reciben ayuda alimentaria
durante la duración del tratamiento. No cabe duda
de que esta ayuda mejora el estado nutricional de
los enfermos de tuberculosis. Y lo que es igual de
importante, si no más, los alimentos sirven de
incentivo para que los pacientes sigan con el
tratamiento durante la totalidad de los seis a ocho
meses que éste dura.
Afganistán
El Afganistán ha conseguido prestar una buena
asistencia sanitaria a los pacientes de tuberculosis y
a sus familias. En 2006, se diagnosticaron
25.475 enfermos de tuberculosis; el 89% de ellos
completó el tratamiento de ocho meses y se curó
de la enfermedad. Se trata de un resultado
extremadamente alentador. El Afganistán ha
alcanzado la meta establecida mundialmente para
el tratamiento de la tuberculosis. La ayuda
alimentaria que el PMA, la OMS y el Programa
Nacional contra la Tuberculosis del Ministerio de la
Salud Pública están suministrando a todos los
pacientes de tuberculosis y que han ampliado a sus
familias. Significa que el total de las
aproximadamente 180.000 personas que sufren
directa o indirectamente la tuberculosis han
recibido ayuda alimentaria en el Afganistán
durante el año 2006.
Los alimentos se suministran cada mes o cada dos
meses en el curso del tratamiento. Resulta difícil
medir la contribución directa de la ayuda
alimentaria en el alto porcentaje de éxito registrado
(89%) porque, en el Afganistán, todos los
pacientes de tuberculosis y sus familias han recibido
ayuda alimentaria. No es ético llevar a cabo un
estudio de control de casos con dos grupos, uno de
los cuales no reciba ayuda alimentaria. Pese a todo,
los casos conocidos indican que la ayuda
alimentaria ha contribuido de forma muy
importante a ese éxito.
Somalia
En Somalia, la asistencia sanitaria a la tuberculosis
basada en el DOTS comenzó en 1995. Gracias a la
colaboración entre las ONG y las autoridades
nacionales, existe al menos un centro para la
tuberculosis en cada una de las 18 regiones
somalíes. En 2006, en esos centros se
diagnosticaron 11.945 casos de tuberculosis, el
89% de los cuales completó el tratamiento y se
curó de la enfermedad.
Esta buena asistencia para la tuberculosis se ha
proporcionado junto con ayuda alimentaria, que ha
contribuido a la mejora del tratamiento contra la
tuberculosis en el Afganistán y en Somalia, y que
ha sido fundamental para que los pacientes y sus
familias completen el largo tratamiento. Incluso en
medio de circunstancias sumamente difíciles, el
Afganistán y Somalia han alcanzado la meta
establecida mundialmente para los resultados del
tratamiento de la enfermedad.
A menudo, se conoce la tuberculosis como la
enfermedad de los pobres, especialmente en países
como el Afganistán y Somalia. Quienes la padecen
tiene que luchar contra la enfermedad, pero
también deben luchar contra el hambre. Los
problemas de salud que tienen relación con el
hambre se solucionan cuando la voluntad política y
la acción humanitaria convergen en forma de
asociaciones eficientes entre gobiernos nacionales y
municipales, ONG y entidades de las Naciones
Unidas, como la OMS y el PMA.
Una colaboración a la Serie de informes sobre el
hambre en el mundo de la Oficina Regional de la
OMS para el Mediterráneo Oriental.
81
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
“Quien desee investigar bien la medicina,
debería proceder como sigue: en primer
lugar, tener en consideración las estaciones
del año y los efectos que cada una de ellas
produce... Debe tener en cuenta además
las calidades de las aguas… y la forma en la
que viven los habitantes, y cuáles son sus
metas, si se complacen en beber y comer en
exceso, si se entregan a la indolencia, o
bien gustan del ejercicio y el trabajo...”.
Hipócrates, 460-380 aC
Relación entre desnutrición infantil
y enfermedades crónicas en la edad
adulta
El costo humano de las enfermedades
crónicas
• 35 millones de personas murieron de
enfermedades crónicas en 2005, la mitad de ellas
eran menores de 70 años.
• El 80% de las muertes por enfermedades crónicas
se produjeron en países de ingresos medianos y
bajos.
• 1.000 millones de personas en todo el mundo
tienen sobrepeso.
• Hacia 2010, habrá más personas obesas en los
países en desarrollo que en los países
desarrollados.
• Desnutrición, hipernutrición y enfermedades
crónicas relacionadas con la dieta representan
más de la mitad de las enfermedades del mundo
y cientos de millones de dólares en gasto público.
Fuentes: OMS, 2005, 2006a
La enfermedades crónicas son, con mucho, la principal
causa de mortalidad en el mundo, responsables del
60% de todas las defunciones (OMS, 2005). Los
orígenes fundamentales de las enfermedades crónicas
son bien conocidos: dieta poco saludable, falta de
actividad física y consumo de tabaco. Estas causas
están asociadas con una subida de la presión
sanguínea y de los niveles de glucosa, niveles
anormales de lípidos en la sangre, sobrepeso y
obesidad.
Una opinión muy extendida es que buena parte la
población mundial está sobrealimentada, lo que
acarreará a largo plazo consecuencias gravemente
perjudiciales. Lo que ya no se reconoce tan
ampliamente es la relación que existe entre la
subalimentación actual que sufra un niño y la
incidencia en años venideros de la obesidad y
enfermedades crónicas, como las dolencias cardiacas,
la apoplejía, el cáncer, enfermedades respiratorias
crónicas y diabetes de tipo II.
Se está produciendo cada vez con mayor frecuencia la
coexistencia de la desnutrición y la hipernutrición,
especialmente en países en transición y de ingresos
medianos. Este “proceso de transición nutricional”,
como se ha llegado a conocer al peligro doble de la
desnutrición temprana y la hipernutrición tardía,
resulta especialmente evidente en aquellos países que
se ven sometidos a procesos de transición económica
muy veloces, y siempre va acompañado de aumentos
alarmantes de los índices de enfermedades crónicas. La
82
cantidad de personas con sobrepeso está aumentando
en todo el mundo. En América Latina, la India y China,
la relación entre desnutrición e hipernutrición provoca
una preocupación que crece a la misma velocidad que
la transformación vertiginosa de sus economías y
sociedades (OMS, 2005).
Este proceso de transición nutricional presenta un
desafío singular a los países que se enfrentan a una
prevalencia alta de enfermedades infecciosas y
desnutrición y, al mismo tiempo, sobrepeso y
enfermedades crónicas. Las tendencias mundiales
indican que, si bien la obesidad es un problema
predominante en países que disfrutan de ingresos
elevados, su prevalencia está aumentando actualmente
entre los niños y adolescentes que viven en zonas
urbanas de bajos ingresos y en países con ingresos
medianos (Schneider, 2000). El precio que se cobran
las enfermedades relacionadas con la obesidad es muy
alto, especialmente en el caso de los adultos; no
obstante, es fundamental su prevención durante la
infancia y la adolescencia (Delisle et al., 2000).
La convergencia de desnutrición e hipernutrición
y su vinculación directa con el hambre en las
primeras etapas de la vida.
Existen cada vez más pruebas que demuestran que la
desnutrición durante la infancia está relacionada con la
Figura 19 – La malnutrición entre los niños menores de 5 años en los PBIDA
Kirguistán
Honduras
Indonesia
Azerbaiyán
Iraq
Uganda
Albania
Georgia
Zimbabwe
Armenia
Bhután
Santo Tomé y Príncipe
Congo (Rep. del)
Guinea-Bissau
Madagascar
Côte d’Ivoire
Ghana
Malí
Mongolia
República Unida de Tanzanía
Nicaragua
Camerún
Lesotho
Haití
Marruecos
Malawi
Kenya
Egipto
Bosnia y Herzegovina
Ecuador
Zambia
Liberia
Camboya
China
Rwanda
Timor-Leste
Pakistán
Sudán
India
Guinea
Yemen
Mauritania
Etiopía
Sierra Leona
Comoras República Democrática
del Congo
Chad
Swazilandia
Filipinas
República
Centroafricana
Angola
Burkina Faso
República Democrática
Popular Lao
Prevalencia de sobrepeso en niños
Sri
Lanka
menores de 5 años (superior al 3%)
Bangladesh
Benin
Togo
Burundi
Prevalencia de la insuficiencia ponderal
Nepal
en niños menores de 5 años (superior al 20%)
Eritrea
Níger
Prevalencia de insuficiencia ponderal y de sobrepeso
Guinea Ecuatorial
Mozambique
Nigeria
Fuente: OMS, 2007d
hipernutrición en etapas posteriores de la vida. Las
abundantes pruebas procedentes de muchos países
también dejan claro que las condiciones imperantes
antes del nacimiento y en la primera infancia tienen
repercusiones en la salud durante la vida adulta. Por
ejemplo, actualmente se sabe que el bajo peso al nacer
está relacionado con el aumento de los índices de
hipertensión, enfermedades cardiacas, apoplejías y
diabetes. Hay indicios que sugieren una conexión entre
la desnutrición de la madre durante el embarazo, un
aumento rápido de peso entre los 2 y los 10 años de
edad, el sobrepeso en los niños pequeños y un mayor
riesgo de padecer enfermedades crónicas durante la
edad adulta (Michels, 2003). Está claro que lo que
sucede en una etapa del ciclo vital acarrea
consecuencias en etapas posteriores.
Las primeras pruebas de que el mal estado nutricional
durante la infancia es un factor que predispone a la
aparición de enfermedades crónicas en años
posteriores surgieron de varios estudios realizados
durante la hambruna que azotó los Países Bajos en
1944. Un estudio analizó los casos de las gestantes
que se vieron expuestas a la escasez de alimentos y,
años más tarde, empezaron a presentar una
intolerancia a la glucosa (Godfrey y Barker, 2001). Otro
estudio examinó las relaciones entre las enfermedades
coronarias y el peso al nacer (Roseboom et al., 2000a,
b, 2001). Aquellos primeros análisis y sus conclusiones,
a los que, con el tiempo, se han ido añadiendo más
pruebas, demuestran que existe una relación entre el
bajo peso al nacer y las enfermedades coronarias, la
hipertensión y la diabetes de tipo II.
A través de un estudio llevado a cabo en los Estados
Unidos de América se concluyó que las niñas de
edades comprendidas entre los 8 y los 16 años que
pertenecían a familias con insuficiencia alimentaria
tenían 3,5 más probabilidades de sufrir sobrepeso que
las niñas de hogares con suficientes alimentos (Alaimo
et al., 2001). Esta contradicción aparente se explica
por el hecho de que los alimentos más baratos suelen
contener más energía, sobre todo en forma de grasa y
azúcar, que los alimentos más caros y de mejor calidad.
Los niños y adolescentes obesos tienen más
probabilidades de seguir siéndolo de adultos, lo que
comporta un riesgo mayor de discapacidad y
mortalidad prematura (Sorenson et al., 1992; OMS,
2007c).
83
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
Además, la obesidad guarda relación con la depresión,
especialmente entre las adolescentes de Estados
Unidos (Anderson et al., 2006).
Uno de los principales grupos destinatarios de la
prevención de la obesidad debería ser el de los
adolescentes, pues parece que las intervenciones
sanitarias en este grupo de edad tienen más éxito
que entre la población adulta, donde las
conductas que se derivan del estilo de vida ya
están bien arraigadas (Gortmaker et al., 1993;
Delisle et al., 2000).
84
Lagunas en los conocimientos
Existe la posibilidad de que el aumento de la obesidad
en las personas que pasan hambre en los países en
desarrollo esté relacionado con una menor actividad
física acompañada de, o en lugar de, una dieta de
mala calidad y rica en grasas, que suele ser más barata
y más fácil de conseguir para la familias con bajos
ingresos. Es imperioso investigar más a fondo este
asunto para comprender cabalmente las relaciones que
se establecen entre el hambre, la escasez de alimentos
de buena calidad, la obesidad y enfermedades crónicas
muy concretas.
Intermezzo 6: El proceso de transición nutricional en América Latina – La
experiencia del programa de la Junta Nacional de Jardines Infantiles de Chile
María está preocupada porque, desde que dio a luz
a Pedrito (el más pequeño de sus hijos), no deja de
engordar. Además, le gustaría ser un par de
centímetros más alta.
Muchas otras mujeres de América Latina
comparten las preocupaciones de María. En los
últimos 20 años, la región se ha visto sometida a
varios cambios económicos, demográficos y
medioambientales, como la globalización de los
mercados, la urbanización y una mejora higiénica,
que han modificado los modelos de complexión
corporal, dietéticos y de la actividad física. Los altos
niveles de desnutrición, las dietas poco energéticas
basadas en verduras y la intensa actividad física
están siendo reemplazados paulatinamente por
índices elevados de obesidad y de enfermedades
crónicas relacionadas con la nutrición, un gran
consumo de alimentos sometidos a procesos de
conservación y productos animales, y actividades
sedentarias, precisamente el proceso denominado
“de transición nutricional”. Lamentablemente,
dada la enorme velocidad a la que se suceden estos
cambios, las enfermedades crónicas relacionadas
con la nutrición han agravado los problemas de
carencias nutricionales, en lugar de sustituirlos, por
lo que han generado dolencias por partida doble.
Por ejemplo, en México y en Brasil, se ha observado
la coincidencia de obesidad en adultos y retrasos
del crecimiento. Además, en la mayoría de los
países, los niños con retraso del crecimiento sufren
de sobrepeso, en lugar de estar por debajo o a la
par del peso normal para su altura.
Sin embargo, lo que resulta incluso más
preocupante es el hecho que, al parecer, una
desnutrición sufrida en edad más temprana
amplifica la reacción a este proceso de transición
nutricional. Cada vez más indicios apuntan a que
haber padecido desnutrición durante periodos
críticos de edades muy tempranas (la fase fetal y los
dos primeros años de vida independiente)
predispone a las personas a sufrir obesidad y a
enfermedades relacionadas con ella en años
posteriores. Múltiples estudios han demostrado
que los bebés delgados y los niños bajitos y de
constitución pequeña corren un riesgo más alto de
padecer obesidad, diabetes, problemas
cardiovasculares y otras enfermedades crónicas en
la edad adulta. Luchar contra la desnutrición
supone enfrentarse simultáneamente a problemas
relacionados tanto con la desnutrición como con la
hipernutrición, y con las perspectivas del ciclo vital.
Las deficiencias nutricionales y la obesidad suelen
hundir sus raíces en la pobreza. Las personas
pobres que viven en países en desarrollo siguen
enfrentándose a infecciones y desnutrición durante
la infancia y, aun así, si llegan a la edad adulta,
tendrán problemas para conseguir una dieta
saludable y dispondrán de pocas oportunidades
para seguir una actividad física, por lo que se verán
expuestas a un mayor riesgo de sufrir obesidad y
enfermedades relacionadas con ella. En algunos
países latinoamericanos, por ejemplo en Brasil,
Chile y México, los índices de obesidad son
actualmente más altos entre las personas de
ingresos bajos, y las previsiones económicas
sugieren que eso mismo sucederá en la mayoría de
países de la región.
Ayer, a María la llamaron de la guardería de
Pedrito, porque el niño pesa más de la cuenta. La
maestra le explicó los peligros que conlleva la
obesidad infantil y le recomendó que redujera la
cantidad de refrescos, patatas fritas y galletas que
Pedrito toma en casa. Además, pidió a María que
llevara a Pedrito a la escuela andando. La maestra
insistió en que era muy importante que se hiciera
algo por solucionar el problema ya, antes de que
Pedrito se hiciera más mayor y fuera demasiado
tarde. María, sin embargo, no está muy segura:
Pedrito está igual que muchos otros niños de la
guardería…
El programa de la Junta Nacional de Jardines
Infantiles de Chile (JUNJI) es un programa nacional
que ofrece asistencia a la infancia además de
alimentación complementaria a los bebés y niños
en edad preescolar de familias de pocos recursos
económicos. En 1970, año en el que se fundó el
programa, la insuficiencia ponderal y el retraso del
crecimiento eran los problemas nutricionales más
acuciantes que sufrían los niños chilenos; por lo
tanto, el programa se orientó hacia la reducción de
las carencias nutricionales. En los años siguientes
(probablemente gracias a la contribución de
muchos programas de ayuda, como el de la JUNJI),
la insuficiencia ponderal disminuyó en Chile del
16% en 1975 al 9% en 1986; el retraso del
crecimiento (5% en 1987) sigue siendo un tema
pendiente. Como consecuencia, en 1990 el
85
2.2 Un análisis más detallado de la desnutrición y la enfermedad
programa dejó de usar únicamente indicadores de
peso para la edad e incorporar medidas de
longitud/altura en las evaluaciones nutricionales
periódicas.
En la década siguiente, disminuyó la prevalencia del
retraso de crecimiento, a la vez que aumentaba la
obesidad. Los responsables de la JUNJI
comprendieron que los problemas nutricionales de
los niños del programa de la JUNJI ya no estaban
relacionados con la “cantidad” sino con la
“calidad” de los alimentos que ingerían. Por lo
tanto, decidieron rebajar la cantidad de calorías de
las comidas proporcionadas por la JUNJI. Los
informes elaborados sobre la base del programa de
la JUNJI indican que los índices de obesidad se
estabilizaron tras la aplicación de estos cambios.
Ahora se espera que los ajustes introducidos
posteriormente en el programa, como talleres y
formación para los padres puedan contribuir al
descenso de la obesidad en este grupo de alto
riesgo.
En América Latina opera una red de programas de
ayuda nutricional que lleva décadas luchando con
éxito contra la desnutrición; como ejemplos
podemos citar Progresa, de México, y la Red de
86
Protección Social, de Nicaragua. Sin embargo,
América Latina se enfrenta ahora a los retos que
trae consigo el proceso de transición nutricional. La
experiencia de la JUNJI deja claro que la adaptación
de los programas de nutrición ya existentes y el uso
de los recursos disponibles pueden ofrecer una
oportunidad extraordinaria para reaccionar ante
dichos retos. Los países, en su avance hacia fases
posteriores del proceso de transición nutricional,
deberían concentrarse en adaptar nuevas
estrategias para garantizar que los alimentos
contengan sus componentes nutritivos (la energía y
los micronutrientes), en lugar de recortar los
programas de ayuda nutricional.
Los datos que se recopilan rutinariamente, en el
marco de estos programas, se deberían usar para
observar las tendencias y el estado nutricional real
de los beneficiarios, con el propósito de redefinir
sus objetivos y prioridades. Será la única forma de
seguir garantizando una nutrición adecuada para
tantas y tantas Marías y Pedritos.
Colaboración a la Serie de informes sobre el
hambre en el mundo de la doctora Camila
Corvalán, Universidad Emory, Universidad de Chile.
2.3 Nuevas amenazas
“Para reducir el hambre y la pobreza e
incrementar las posibilidades de conseguir
agua limpia e higiene, necesitamos contar
con una base sólida de sostenibilidad
medioambiental, que está proporcionando
esos servicios de los que dependen las
personas para su bienestar”.
Neville Ash, 2005
El cambio climático mundial, la gripe aviar y la
urbanización se cuentan entre los procesos de
transición actuales que podrían alterar de forma radical
los intentos de eliminar el hambre y la salud deficiente.
Como ya ocurrió en los procesos de cambio y en
amenazas anteriores, las personas marginadas y que
padecen hambre serán las más afectadas.
Cambio climático mundial
En las últimas dos décadas, en los países desarrollados
y en desarrollo se han dejado sentir las consecuencias
del cambio climático con la sucesión cada vez más
frecuente de catástrofes naturales de enormes
consecuencias (Guha-Sapir et al., 2004). Otras
inquietantes amenazas, aparte de la frecuencia y
gravedad crecientes de los desastres naturales, que
también podrían desbaratar las estrategias
encaminadas a la disminución del hambre son la
dificultad creciente de encontrar agua limpia y tierras
cultivables, y la disminución de la biodiversidad.
Los cambios climáticos alterarán la pluviosidad y la
posibilidad de disponer del agua procedente de los
glaciares y las nieves. Los pronósticos indican que la
disponibilidad y la calidad del agua disminuirán de
forma particular en las zonas afectadas por seguías.
Hacia 2020, entre 75 y 250 millones de personas en
toda África deberán luchar contra la escasez del agua
(IPCC, 2007). Los cambios del estado climático, las
catástrofes naturales cada vez más frecuentes y la
explotación desmedida de la biodiversidad mundial
podrían hacer peligrar la capacidad de adaptación de
los ecosistemas.
Biodiversidad menguante
La biodiversidad y el ser humano van inextricablemente
unidos. Al igual que nuestros antepasados dependían
de una variedad de especies, el mundo moderno
depende y se beneficia de todo lo que le ofrecen los
ecosistemas. Antes de la aparición de asentamientos
estables, los primeros humanos podían elegir entre
unas 250 especies botánicas diferentes para mantener
la dieta diversificada que tan positivamente contribuyó
a su salud. No obstante, hacia el tercer milenio aC, la
oferta de especies de plantas consumibles se había
reducido a 56. En la actualidad, aproximadamente el
75% de nuestras calorías proceden de no más de
12 tipos de plantas en todo el planeta (Barnes, 2007).
En algunas zonas, el mantenimiento de la diversidad
dietética puede llegar a constituir un problema
apremiante. “Es muy probable que, aproximadamente,
el 20%–30% de las especies corra un gran peligro de
extinción irreversible si la temperatura media mundial
aumenta entre 1,5 y 2,5 °C por encima de los niveles
de 1990. Un incremento de la temperatura media
mundial superior a los 1,5 –2,5 °C podría provocar
cambios radicales en los ecosistemas, que acarrearán
consecuencias muy negativas a los bienes y servicios
medioambientales que usamos los humanos” (IPCC,
2007).
Repercusiones en la oferta de alimentos
La subida de la temperatura, los cambios de la
pluviosidad y la disponibilidad del agua afectan a la
producción mundial y regional de alimentos.
Probablemente, aumentarán las cosechas a mayor
latitud si las temperaturas suben entre 1 y 3 °C. Y a la
inversa, se supone que las cosechas disminuirán a
menor latitud, especialmente en la temporada seca
tropical (IPCC, 2007). El cambio de las pautas
agrícolas, combinado con un posible aumento de
catástrofes naturales y los daños que éstas puedan
ocasionar a la producción agrícola, podría acarrear un
incremento de la escasez de alimentos y del hambre
(Pimentel, 1993).
Los cambios de los ecosistemas que provoca el cambio
climático podrían también alterar la prevalencia de las
plagas e incidir muy negativamente en la producción
de alimentos. Es posible que el cambio climático
modifique la temperatura del suelo y los niveles de
87
2.3 Nuevas amenazas
Pérdidas y seguridad alimentaria
Los insectos pueden causar una destrucción devastadora
de la producción agrícola. Por ejemplo, una plaga de
langosta invadió África occidental en 2004 y arrasó
cosechas, árboles frutales y vegetación (FAO, 2006). Los
países desarrollados no son inmunes a las pérdidas en la
agricultura como consecuencia de las plagas: un estudio
calcula que los agricultores de Estados Unidos sufrirán
un aumento del 25% al 100% de pérdidas,
dependiendo del tipo de cosecha (Pimentel, 1993).
humedad, y modifique los efectos positivos de
organismos y parásitos beneficiosos. Un aumento de la
temperatura prolongará la época de cría y los índices
de reproducción, con un incremento de la población
de insectos. El cambio climático podría ampliar la
variedad de insectos y parásitos y crear nuevos
ecosistemas, lo que tendría consecuencias en la
propagación de las enfermedades infecciosas y en la
agricultura.
Otra amenaza para la disponibilidad
de alimentos
La inquietud por los altos precios y el suministro
inestable del petróleo, la preocupación por las
tensiones geopolíticas y una mayor sensibilización por
el medio ambiente han provocado un mayor interés en
la producción de biocombustibles. Si bien el
crecimiento de la industria bioenergética es bueno
para quienes viven de la agricultura, incluidos los
agricultores de los países en desarrollo, la subida de los
precios de los alimentos y la dedicación de las cosechas
a la producción de energía podría disminuir la
disponibilidad global de alimentos. Además, podría
hacer que la gente más pobre se quedara sin la
posibilidad de acceder a alimentos de calidad y
empeorar la situación económica de los países de bajos
ingresos que realizan importaciones netas de
alimentos. De hecho, muchos pequeños agricultores
de países en desarrollo efectúan compras netas de
alimentos, y los altos precios podrían afectarles muy
negativamente.
En los países en desarrollo, la producción de
biocombustibles podría convertirse en un incentivo
para realizar cambios substanciales en la producción
de las cosechas, principalmente a expensas de la
alimentación humana y animal. La producción de
biocombustibles también podría repercutir de forma
importante en las tierras usadas y en las economías
dependientes de la agricultura.
0
Fuentes de los datos: PMA, 2007
88
Trigo
Maíz
20
20
20
20
20
19
8
19
8
Ayuda alimentaria
Precio por tonelada (en dólares EE.UU.)
0
06
20
05
2
04
40
03
4
02
60
20
01
6
20
00
80
19
99
8
19
98
100
19
97
10
19
96
120
19
95
12
19
94
140
19
93
14
19
92
160
19
91
16
19
90
180
8
18
19
89
200
7
20
19
86
Millones de toneladas
Figura 20 – Relación histórica entre el precio de los cereales y el volumen de ayuda alimentaria
Los envíos de ayuda alimentaria están muy
influenciados por los precios del petróleo y de los
cereales. Si los presupuestos para ayuda alimentaria de
los donantes se fijan en términos monetarios, el precio
más elevado de la energía y de los alimentos podría
traducirse en cantidades menores de ayuda
alimentaria, lo que posiblemente tenga repercusiones
(al menos, a corto plazo) en la obtención y la dotación
de alimentos. Como resultado, se produciría un
descenso de la ayuda y, por lo tanto, un aumento de la
inseguridad alimentaria entre las personas más
vulnerables y que padecen hambre (PMA, 2007).
Exposición a nuevas enfermedades
El cambio climático podría tener como consecuencia
temperaturas más altas a mayor altitud y latitud que, a
su vez, alteraría la exposición media de la población a
las enfermedades. Por ejemplo, los modelos climáticos
están relacionados muy estrechamente con el ciclo vital
del parásito del paludismo: el macro entorno
determina el tipo de transmisión de paludismo, que
tiene repercusiones en la vulnerabilidad de una
comunidad a la infección palúdica. Los países limítrofes
con zonas en las que es endémica, como la periferia de
los desiertos y las zonas más elevadas de las tierras
altas, podrían ser más proclives a las epidemias de
paludismo (Bates et al., 2004).
Gripe aviar
A pesar de las medidas de control, la gripe aviar sigue
propagándose entre las aves lo que, desde el punto de
vista de la sanidad pública y la seguridad alimentaria,
suscita una inquietud importante por la insalubridad
de la coexistencia de personas y animales (FAO y OIE,
2005).
CASOS DE GRIPE AVIAR EN SERES HUMANOS
País
Azerbaiyán
Camboya
China
Djibouti
Egipto
Indonesia
Iraq
República Democrática
Popular Lao
Nigeria
Tailandia
Turquía
Viet Nam
Total
Casos
Muertes
8
7
25
1
36
100
3
5
7
16
0
15
80
2
2
1
25
12
93
313
2
1
17
4
42
191
Cifra acumulativa de casos en seres humanos confirmados de
2003 a 2007, al 15 de junio de 2007.
Fuente: OMS, 2007e
sanidad ya debe hacer frente a las obligaciones que le
imponen el SIDA, la tuberculosis y el paludismo (OMS,
2006b).
La inseguridad alimentaria y la pobreza convierten en
mucho más plausibles los métodos peligrosos de
manipulación en la producción y consumo de carne de
ave. Para los hogares más pobres, la carne de ave y los
huevos son fuentes de proteínas muy económicas y
también un medio de creación de ingresos que no
requiere una gran inversión de capital; millones de
personas conviven con aves, lo que aumenta la
probabilidades de que el virus se contagie a los
humanos (FAO y OIE, 2005). Un brote de gripe aviar
entre las aves de corral arramblaría los medios de
subsistencia y aumentaría el hambre.
Urbanización y suburbios
No parece probable que la deficiente infraestructura
sanitaria de muchos países en desarrollo, combinada
con la desnutrición, sea capaz de hacer frente
convenientemente al problema de una enfermedad
que aparece y reaparece, y en algunos casos podría
suceder que la reaparición de la enfermedad tuviera
más prevalencia.
El contagio a los humanos supondría una serie de
dificultades totalmente nuevas para los sistemas y
servicios sanitarios, especialmente en África, donde la
El año 2007 señala un proceso de transición histórico:
la cantidad de personas que viven en comunidades
urbanas es superior a la cifra de las que habitan en
zonas rurales. Más de 3.000 millones de personas
viven actualmente en aglomeraciones urbanas (ONUHábitat, 2006). En Asia, América Latina y África se ha
asistido al surgimiento rápido y sin planificar de las
llamadas “megaciudades”, con más de 20 millones de
personas. Los pronósticos para esta tendencia indican
que las megaciudades y las metrópolis de tamaño
89
2.3 Nuevas amenazas
Figura 21 – Número de habitantes de los suburbios (real y previsto, 1990–2020)
450
400
Población de los suburbios (en millones)
mediano de los países en
desarrollo absorberán el 95% del
crecimiento urbano en las dos
próximas décadas; hacia 2030,
tales metrópolis albergarán el
80% de la población urbana
mundial.
350
300
Desplazamientos de población
250
obligados, poblaciones
200
engrandecidas, crecimiento
económico rápido y migraciones
150
del campo a la ciudad
100
desempeñan un papel decisivo en
el crecimiento urbano, en el
50
aumento de la pobreza en las
ciudades y en la formación de
0
1990
2001
2005
2010
2015
2020
barrios pobres. La interrelación
Asia centromeridional
Sudeste asiático
entre el hambre y la salud
Asia oriental
deficiente deviene una realidad
Asia occidental
muy cruda para quienes no
América Latina y el Caribe
América del Norte
poseen medios para producir
África subsahariana
alimentos, oportunidades de
Fuente: ONU-Hábitat, 2007
empleo ni acceso a una atención
sanitaria de calidad. La falta de
salubridad e higiene, la
desnutrición, el hacinamiento y la falta de instalaciones
en esta ocasión de Río de Janeiro, concluyó que vivir
sanitarias apropiadas se aúnan para crear el caldo de
en un barrio representaba un obstáculo mucho mayor
cultivo más propicio para las enfermedades infecciosas,
para conseguir un empleo que tener la piel oscura o
que representan un peligro todavía mayor para el
ser mujer, un descubrimiento que confirma la gran
estadio nutricional.
importancia que tiene el lugar en el que vivimos
cuando se trata de tener acceso a alimentos, atención
Los niños que viven en los barrios pobres corren el
sanitaria básica, educación y empleo (ONU-Hábitat,
riesgo de contraer enfermedades transmitidas a través
2006).
del agua y respiratorias. En Etiopía, la desnutrición
entre los niños menores de 5 años que viven en barrios
Dificultades a superar en el futuro
pobres es del 47%, contra el 27% registrado en otro
tipo de zonas urbanas. En Brasil y Côte d’Ivoire, la
En la Parte II se han expuesto las relaciones que unen
prevalencia de la desnutrición infantil es de tres a
directamente el hambre y la salud, y la desnutrición y
cuatro veces superior en las barrios pobres que en las
la enfermedad, y se han mostrado las pruebas de
zonas que no lo son (ONU-Hábitat, 2006).
varios peligros que amenazan al mundo hoy en día. A
lo largo de la historia, los seres humanos han seguido
Parece que el tipo de barrio en el que viven las
avanzando y se han enfrentado constantemente a
personas puede restringir también su abanico de
nuevos procesos de transición. Actualmente, las
opciones para ganarse el sustento. Un estudio llevado
consecuencias conjuntas de la desnutrición, la
a cabo en Francia demostró que los solicitantes de
hipernutrición y la enfermedad, junto con el
empleo que residían en barrios pobres tenían menos
calentamiento global y la urbanización, exigen que los
probabilidades de recibir una cita para una entrevista
líderes afronten estos problemas, ¡ya mismo!
que quienes vivían en barrios más ricos. Otro estudio,
90
Parte III: Desarrollo nacional –
Compromiso y decisión política
El reto consiste, por lo tanto, en que todas aquellas
personas que se ocupan de la nutrición y la salud
saquen el máximo rendimiento de los recursos con el
fin de eliminar el hambre de la humanidad…
En la Parte III se profundiza en el debate sobre las consecuencias del hambre y la salud deficiente con una
descripción de cómo estos flagelos repercuten en el desarrollo de las naciones. En el Capítulo 1 se expone el precio
que se cobra el hambre como factor debilitador de la economía, especialmente la pérdida de capital humano, y el
freno que esto representa para el desarrollo de las naciones. En el Capítulo 2 se ponen de relieve aquellas
actividades rentables y de eficacia probada (las “soluciones básicas”) que sirven para hacer frente a los problemas
del hambre y la salud deficiente, que están íntimamente relacionados entre sí. En el Capítulo 3 se describen
algunas de las alternativas que se les presentan a los gobernantes y las obligaciones y compromisos que, si se
toman con seriedad, pueden conducir a pasos agigantados a la erradicación del hambre.
93
3.1 El hambre repercute en el desarrollo humano
“Los problemas a los que nos enfrentamos
hoy en día (conflictos violentos,
destrucción de la naturaleza, pobreza,
hambre, etc.) son problemas que ha creado
el hombre y que se pueden resolver con el
esfuerzo humano, mediante la
comprensión y el perfeccionamiento de la
noción de hermandad entre hombres y
mujeres. Necesitamos fomentar una
responsabilidad universal para con
nuestros semejantes y con el planeta que
compartimos”.
XIV Dalai Lama (1935)
El alto precio del hambre
El hambre y la salud deficiente, la desnutrición y la
enfermedad se abaten continuamente con su pesada
carga sobre los más pobres. Afectan a individuos,
familias, comunidades y, en última instancia, al
desarrollo y al crecimiento de las naciones. El resultado
es una ingente pérdida del capital humano, generación
tras generación. Los elevados costos que conllevan el
tratamiento de las enfermedades y la desnutrición
constituyen graves trabas al desarrollo.
Por primera vez en la historia, el mundo puede dedicar
ingentes recursos a ganarle la batalla al hambre y a la
salud deficiente. Cada vez está más admitida la idea de
que cruzarse de brazos conlleva unos costos
económicos, políticos y, lo que es más importante,
morales demasiado elevados; en comparación, el
precio que hay que pagar por ponerse manos a la obra
es realmente módico. Existen varias soluciones
asequibles y de eficacia probada, pero es preciso
ampliarlas para que lleguen hasta las personas más
vulnerables y marginadas del mundo. Es fundamental
la existencia de un contexto que permita transformar
los conceptos en acciones viables y eliminar los
impedimentos institucionales; de lo contrario, va a
resultar difícil potenciar al máximo los posibles
beneficios de los cada vez más abundantes recursos
públicos y privados para abordar los problemas del
hambre y la salud deficiente. Se imponen
planteamientos sinérgicos, que permitan usar estos
abundantes recursos de la mejor manera posible en la
aplicación de soluciones de eficacia probada. Y es
preciso que los gobernantes adopten las decisiones
políticas apropiadas.
El hambre y la pérdida de productividad
están íntimamente relacionadas
El hambre y la salud deficiente influyen directamente
en la formación del capital humano y social y en el
crecimiento económico. Como quedó demostrado en
la Serie de informes sobre el hambre en el mundo
2006 – El hambre y el aprendizaje, lo más probable es
que los niños que sufren de malnutrición reciban una
escolarización menor y, por lo tanto, ganen menos
dinero durante el resto de sus vidas. Esta situación
acarrea consecuencias duraderas, que se perpetúan de
una generación a otra, y sus importantes repercusiones
dificultan la consecución de otros objetivos sociales en
todo el mundo (Fernholz et al., 2007). La disminución
del hambre incrementa la productividad porque mejora
el aprendizaje, el desarrollo cognitivo y la capacidad de
trabajo, y reduce el impacto de la enfermedad y de la
mortalidad prematura.
La insuficiencia ponderal es el factor de riesgo con más
peso en la carga que suponen las enfermedades para
los países en desarrollo. Varios estudios han
demostrado que el hambre y la salud deficiente se
cobran un precio muy alto en la economía y que
ambas están irrefutablemente relacionadas con la
productividad y el rendimiento económico (Hall y
Jones, 1998; Behrman et al., 2004; Edwards, 1998;
Barro, 1990). Por ejemplo, la carencia de hierro acarrea
una pérdida de productividad en el trabajo manual del
17%, como muestra la Figura 22.
La prueba más sólida de la relación que existe entre el
hambre y la productividad tiene que ver con el
crecimiento en las primeras etapas de la vida. Está
demostrado que estatura (o altura) y productividad
guardan relación: una reducción del 1% de la estatura
de un adulto como resultado de un retraso del
crecimiento está asociada a una pérdida de
productividad del 1,4% (Bloom et al., 2001).
La estatura y su relación con los ingresos
La estatura de los adultos como indicador del retraso del
crecimiento se ha puesto en relación con el nivel de
ingresos y, en líneas generales, ha quedado demostrado
que, en hombres y mujeres empleados en el sector
comercial (en las zonas urbanas de Brasil), el aumento
del 1% de altura comporta un aumento de los ingresos
de entre el 2% y el 2,4% (Thomas y Strauss, 1997).
95
3.1 El hambre repercute en el desarrollo humano
Figura 22 – Desnutrición y pérdida permanente de la productividad individual
18
Pérdida de la productividad (%)
16
14
12
10
8
6
4
2
0
Bajo peso
al nacer
Retraso
moderado del
crecimiento
Trabajo manual
Retraso
grave del
crecimiento
Carencia
de hierro
(trabajos
pesados)
Carencia
de hierro
(trabajos
ligeros)
Carencia
de yodo
Desarrollo cognitivo
Fuentes de los datos: Horton, 1999; Alderman y Behrman, 2004; Banco Mundial, 2004
Además, se calcula que la desnutrición causa pérdidas
superiores al 10% en los ingresos que una persona
podría obtener a lo largo de su vida, como resultado
de que la productividad se haya visto disminuida por
una merma física o cognitiva (Banco Mundial, 2006).
Un ejemplo es la anemia, que está relacionada con
bajos niveles de productividad, incluso en tareas que
requieren un esfuerzo moderado. En Asia meridional,
por ejemplo, tan sólo las pérdidas de productividad
como consecuencia de la carencia de hierro se asocian
con la pérdida de unos 4.200 millones de dólares
EE.UU. anuales (Horton y Ross, 2003). Esta cifra se
puede traducir en pérdidas de hasta el 3% del
producto interno bruto (PIB), dependiendo del tamaño
de la economía en cuestión.
En la India, un análisis ha calculado que el costo de las
pérdidas de productividad, consecuencia de las
enfermedades y las muertes que provoca la
malnutrición, se situaba entre los 10.000 millones y los
28.000 millones de dólares anuales, o lo que es lo
mismo, entre un 1% y un 3,6% de su PIB (Chatterjee y
Measham, 1999).
Si bien la valoración resulta reveladora, no puede dar
cuenta de la totalidad de impactos multidimensionales
del hambre y la malnutrición, presente y futura. Por
tanto, es probable que subestime las consecuencias de
la falta de acción y las ventajas de la acción.
96
En un estudio de 12 países, los datos recabados en los
hogares se usaron como modelo para predecir el
efecto que el crecimiento per cápita del PIB tendría en
la prevalencia de la desnutrición entre los niños en
edad preescolar durante un período de 20 años
(Alderman et al., 2001). El análisis demostró que,
incluso con un optimista crecimiento sostenido per
cápita del PIB desde 2000 hasta 2020, y una vez
excluidos todos los demás factores, el descenso de la
desnutrición al actual ritmo de progreso no será
suficiente para cumplir con los objetivos de desarrollo
del Milenio.
Esos análisis ponen de relieve que el crecimiento
económico es necesario, pero no basta. La inercia
tomará la delantera a la disminución del hambre
si el crecimiento económico sigue siendo la
estrategia predominante.
La mejora de la nutrición también supone
un ahorro
Los beneficios económicos que generan las
actuaciones para reducir el hambre y mejorar la
nutrición se pueden considerar también un ahorro. Los
países salen ganando por el incremento de la
productividad que esto supone y porque no tienen que
incurrir en ciertos gastos como, por ejemplo, los de la
atención sanitaria. La desnutrición de niños y adultos
puede generar costos sanitarios debido a la mayor
frecuencia de los tratamientos médicos dispensados y
de los ingresos hospitalarios. Sin embargo, las
implicaciones trascienden la productividad y los costos:
el hambre y la salud deficiente hacen que las personas
sean incapaces de defenderse por sí mismas de las
adversidades repentinas procedentes del mundo
exterior, como las catástrofes naturales.
con la desnutrición, y se calcula que 1,7 millones de
ellos pertenecían a la población en edad laboral en el
año 2004. Es decir, representan una pérdida del 6% de
la población activa de ese año en la subregión. Las
carencias atribuibles a los niveles de educación más
bajos se calcularon sobre el supuesto de que, por
término medio, las personas subalimentadas tenían
dos años menos de escolarización.
En colaboración con los gobiernos de América Latina y
el Caribe, el PMA y la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) crearon
conjuntamente un método para calcular el impacto
económico de la desnutrición infantil en un año
determinado. Las pérdidas, basadas en los datos
nacionales, superaron un total de 6.600 millones de
dólares en 2004 en los siete países que se incluyeron
en el estudio (CEPAL y PMA, 2007).
Este método sirvió también para calcular los diversos
escenarios posibles en el futuro. Éstos indican que, si
se consigue la meta para la desnutrición que establece
el ODM 1, se alcanzará un ahorro de 1.020 millones de
dólares, y que la erradicación de la desnutrición infantil
acarrearía un ahorro superior a 2.270 millones de
dólares entre 2004 y 2015. Si el plazo de tiempo se
ampliara más allá del 2015, los posibles ahorros se
incrementarían mucho más.
Las pérdidas de productividad constituyen el 93% del
costo total. Dichas pérdidas se distribuyen casi
equitativamente entre índices de mortalidad más altos
y niveles de educación más bajos. Los costos
ocasionados por los índices de mortalidad más altos
tenían su origen en los 2,6 millones de casos de
muertes prematuras atribuibles a causas relacionadas
Esta enorme carga económica, combinada con los
enormes ahorros que generan las acciones contra
el hambre, se convierte en un poderoso acicate
para reforzar las alianzas entre los gobiernos, el
sector privado y la sociedad civil, para poner en
marcha acciones decisivas que reduzcan los
efectos devastadores que tiene el hambre.
COSTOS ESTIMADOS DE LA DESNUTRICIÓN INFANTIL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, 2004
Costa
Rica
República Guatemala
Dominicana
Honduras
Nicaragua
Panamá
El Salvador
Total
Millones de
dólares EE.UU.
318
672
3.128
780
264
321
1.175
6.659
Porcentaje del PIB
1,7
3,6
11,4
10,6
5,8
2,3
7,4
6,4
Fuentes: CEPAL y PMA, 2007
AHORRO APROXIMADO DE LA DISMINUCIÓN DE LA DESNUTRICIÓN INFANTIL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE, DE 2004 A 2015
(EN MILLONES DE DÓLARES EE.UU.)
Costa
Rica
Conseguidos los ODM
República Guatemala
Dominicana
Honduras
Nicaragua
Panamá
El Salvador
Total
49
71
525
118
25
99
133
1.019
49
71
1.534
243
46
125
203
2.271
Conseguida la
erradicación
Fuentes: CEPAL y PMA, 2007
97
3.2 Soluciones eficaces
“El médico del futuro no tratará el cuerpo
humano con medicamentos, sino más bien
curará y prevendrá las enfermedades con la
nutrición”.
Thomas Edison (1847–1931)
Soluciones a lo largo del ciclo vital
Muy a menudo, los proyectos se diseñan en torno a
una actividad principal y no consiguen conjugar los
beneficios que se logran con las actividades
complementarias. En la edición de 2007 de la Serie de
informes sobre el hambre en el mundo se exponen
soluciones de eficacia demostrada, prácticas y
rentables para luchar contra las causas
interrelacionadas del hambre y la salud deficiente.
Dichas soluciones, una combinación de actividades
basadas en la alimentación y complementadas con
asistencia sanitaria básica y prevención, constituyen las
“soluciones básicas” para la reducción del hambre y la
salud deficiente. Similares desde el punto de vista
conceptual al “conjunto de servicios básicos” de ayuda
a los programas de alimentación escolar que han
creado el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF) y el PMA, estas soluciones básicas
son ya conocidas y eficaces por sí mismas pero, como
parte integrante de un conjunto, pueden generar
importantes beneficios adicionales.
Al hacer hincapié en la importancia de abarcar todo el
ciclo vital, estas soluciones básicas persiguen el
objetivo de prevenir la aparición del hambre, mejorar la
salud de las personas que ya la padezcan y contribuir a
la consecución de los ODM. Su intención es extender
los programas destinados a las dos amplias “etapas
propicias para las intervenciones”, o momentos críticos
en la vida de todo individuo: los primeros años de
vida, con especial atención a las madres, los bebés y
los niños pequeños, y la adolescencia, en la que se
incluyen los niños en edad escolar. No obstante, hay
soluciones eficaces dirigidas a todas las etapas del ciclo
vital.
Las ventajas principales de estas soluciones básicas
estriban en que incrementan la eficacia de otras
inversiones en el capital humano, traen como
resultado una salud mejor y fomentan la justicia social.
Los costos son simplemente indicativos, pues se basan
en las cifras relativas a la ejecución real en una
localidad determinada. En los países pobres, los
recursos necesarios para eliminar los tipos más graves
de hambre y de carencias nutricionales podrían resultar
proporcionalmente mayores y más difíciles de obtener.
Figura 23 – Soluciones prácticas para todas las etapas del ciclo vital
¿Cuál es el problema?
Inseguridad alimentaria
crónica
• Programas de transferencia
de alimentos y dinero en
efectivo
Carencia preponderante
de micronutrientes
• Alimentos enriquecidos
• Complementos alimentarios
Diversidad inadecuada
en la dieta
• Huertos en el hogar y en la
escuela
• Educación nutricional
Tratamiento de
enfermedades con ayuda
nutricional para
pacientes que necesitan
más macronutrientes y
micronutrientes
• Complementos alimentarios
y transferencias de alimentos
y de dinero en efectivo para
acompañar los tratamientos
• Mosquiteros, antipalúdicos y
terapias de observación
directa
Lagunas en los
conocimientos sobre
salud y nutrición
• Capacitación en nutrición y
salud/prácticas de atención:
para la dieta, manipulación
de alimentos y condiciones
higiénicas
Falta de condiciones
higiénicas y agua limpia
98
• Acceso a agua limpia e
infraestructura sanitaria
• Pastillas antiparasitaria
Soluciones básicas
Costos indicativos
Transferencias de alimentos y de
Ración por persona dependiente completamente de la ayuda alimentaria: 5,10 dólares por
dinero en efectivo
persona y mes (PMA, 2000, 2006).
Suministro selectivo de complementos
Hierro: 3,17-5,30 dólares por niño y tratamiento (Horton, 2006).
de micronutrientes
Hierro + ácido fólico: 0,027 dólares por pastilla (Gillespie et al., 2007).
Vitamina A: 0,25-0,67 dólares por niño y dosis (Banco Mundial, 2004).
Cinc: 0,47 dólares por niño y tratamiento (Gillespie et al., 2007).
Alimentación suplementaria
Ración in situ: 2,09 dólares por persona y mes (PMA, 2002, 2006).
Ración para llevar a casa: 3,11 dólares por persona y mes (PMA, 2002, 2006).
Alimentación complementaria
3,11 dólares por niño y mes (PMA, 2002, 2006).
Enriquecimiento alimentario a
Yodo: 0,10 dólares por persona y año (OMS y FAO, 2006).
gran escala
Hierro: 0,12 dólares por persona y año (OMS y FAO, 2006).
Vitamina A: 0,10 dólares por persona y año (OMS y FAO, 2006).
Cinc (harina de trigo): 0,06 dólares por persona y año (OMS y FAO, 2006).
Alimentos enriquecidos en el hogar
Paquete de complementos dietéticos: 0,015-0,035 dólares por paquete (Zlotkin, 2007).
Ayuda nutricional para el tratamiento
Ayuda nutricional para tratamiento antirretroviral: 4,99 dólares por niño y mes (PMA, 2006).
de enfermedades (VIH/SIDA y
Ayuda nutricional para tuberculosis: 4,99 dólares por niño y mes (PMA, 2006).
tuberculosis)
Prevención de enfermedades infecciosas:
Paludismo
Medicamentos contra el paludismo: 0,10-0,20 dólares por tratamiento (Gillespie et al., 2007).
Mosquiteros: 2,50-3,50 por mosquitero (Gillespie et al., 2007).
Tuberculosis
Terapia de observación directa: 128 dólares por tratamiento (Gillespie et al., 2007).
Parásitos
Pastillas antiparasitarias y entrega: 1,40 dólares por niño y año (PMA, 2007).
Enfermedades diarreicas
Terapia de rehidratación por vía oral: 0,08–0,10 dólares por tratamiento (Gillespie et al., 2007).
VIH/SIDA
Preservativos masculinos: 0,03 dólares por unidad (UNFPA, 2005).
Diversificación de las dietas y fomento
Comidas escolares: 20 dólares por niño y año (PMA, 2007).
del consumo de alimentos de calidad
Huertos escolares, como parte del conjunto básico de servicios: 16 dólares por niño y año
(PMA, 2007).
Transmisión de conocimientos sobre
Fomento de la lactancia: 2-3 dólares por niño (Caulfield et al., 2006).
asistencia sanitaria y métodos
Programas nutricionales en la comunidad: 2-10 dólares por niño (Caulfield et al., 2006).
alimentarios
Formación antiparasitaria para los maestros: 0,78-1,08 dólares per cápita por año (Proyecto de
Prioridades en el Control de Enfermedades, 2006).
Formación sobre el VIH: 0,48 dólares por niño y año (PMA, 2006).
Formación sobre nutrición para embarazadas: 3,75 dólares por mujer y año (Banco Mundial, 1994).
Acceso a agua limpia y mejora de las
Tratamiento del agua (“puntos de uso”): 170-525 dólares por unidad (EPA, 2007).
condiciones higiénicas
Fosa séptica: 415 dólares por unidad (Grupo de trabajo de la zona EECCA, 2006).
Fuentes y métodos de cálculo: véanse las páginas 208–210.
Probablemente esto sea así porque el costo de los
servicios sanitarios básicos varía muchísimo
dependiendo del país, la región, la cercanía de medios
de transporte y rutas de suministro, la geografía, la
topografía y la densidad de la población. Por lo tanto,
es difícil presentar cifras de costos absolutas; el
promedio de costos contiene enormes desviaciones y, a
menudo, es mucho más elevado cuando los programas
llegan a las personas que más los necesitan. No
obstante, las soluciones recomendadas en el cuadro
que se incluye a continuación y que se analizan en este
capítulo son bien conocidas, eficaces y asequibles.
Soluciones para todas las etapas del
ciclo vital
Las soluciones básicas propuestas son prácticas y
apropiadas para todas las etapas del ciclo vital.
Hay que resaltar que combinan soluciones basadas
en la alimentación con otras cuyo objeto es
solucionar problemas de salud más amplios. Sus
características más destacadas son un acceso a la
asistencia sanitaria básica y el tratamiento del hambre
oculta con complementos dietéticos de
micronutrientes.
99
3.2 Soluciones eficaces
Entre las soluciones prácticas que ofrecen beneficios a
lo largo de todo el ciclo vital se encuentran la de
suministrar mosquiteros tratados con insecticida para
combatir el paludismo y otras enfermedades
transmitidas por agentes portadores, la diversificación
de las dietas para conseguir una nutrición más
equilibrada, la de facilitar el acceso al agua limpia e
impartir instrucción y conocimientos sobre prácticas
higiénicas y sanitarias. Las pastillas antiparasitarias se
deberían conseguir inmediatamente y sin ningún
problema. La formación en nutrición y salud, en la que
se incluye ayuda en las tareas y métodos alimentarios y
de puericultura que tengan relación con la dieta, la
comida y el estilo de vida saludable, constituye un
complemento fundamental de la asistencia sanitaria
durante todas las etapas del ciclo vital.
Transferencias de alimentos y dinero en efectivo.
Las transferencias selectivas de alimentos y dinero en
efectivo ayudan a los hogares más vulnerables a hacer
frente a los imprevistos y satisfacer sus necesidades
mínimas de consumo de alimentos. Esta ayuda se
puede proporcionar a través de determinados
distribuidores generales de alimentos, alimentación
suplementaria general, programas de nutrición y salud
para madres e hijos, alimentación en instituciones,
actividades de alimentos por trabajo y dinero por
trabajo, actividades de alimentos o dinero para la
capacitación y alimentación en las escuelas.
Es sumamente importante sensibilizar sobre las
cuestiones de género a los responsables de los
programas de transferencia de alimentos y dinero en
efectivo. Por ejemplo, se recomienda que se destinen
tanto los alimentos como el dinero a las mujeres por
dos razones principales: primero, porque las mujeres
suelen ser las principales encargadas de la gestión de
los alimentos en la familia; y segundo, porque es
mucho más probable que las mujeres usen las raciones
de alimentos para la nutrición familiar, en lugar de
para venderlas o intercambiarlas por otros artículos.
Ciertas medidas pueden mejorar la eficacia de las
transferencias de alimentos y de dinero, especialmente
las que garanticen que:
• las transferencias no comporten ningún riesgo de
ataques o abusos;
• se establezcan disposiciones especiales para las
embarazadas, las mujeres que tengan hijos
pequeños y los ancianos;
100
• las mujeres sean capaces de transportar la comida a
sus hogares: las distancias hasta los puntos de
distribución sean cortas y los paquetes de alimentos
no pesen demasiado; y
• los programas no interfieran con las demás
responsabilidades domésticas de las mujeres (PMA,
2000).
Alimentación suplementaria. Los programas de
alimentación suplementaria selectiva están dirigidos a
personas que se encuentran en situaciones de riesgo,
con el objetivo de:
• posibilitar la recuperación a aquellas personas que
sufran una subalimentación moderada,
especialmente niños y adolescentes;
• impedir que las personas con una subalimentación
moderada lleguen a sufrir una subalimentación
grave;
• reducir el riesgo de morbosidad entre los niños
menores de 5 años;
• proporcionar complementos alimentarios a las
embarazadas y mujeres que amamanten a sus hijos y
otras personas en situaciones de riesgo; y
• proporcionar un seguimiento a las personas
procedentes de programas de alimentación curativa.
Por ejemplo, un niño menor de tres años necesita
extraer entre un 25% y un 35% de energía de las
grasas. Todos los niños precisan alimentos ricos en
vitamina A: normalmente, leche materna, alimentos de
origen animal (huevos, hígado, pescado, productos
lácteos), verduras, frutas de color naranja y hortalizas.
Después de una enfermedad, un niño necesita más
comidas cada día durante al menos una semana. La
alimentación suplementaria resulta más rentable
cuando se integra en actividades que abordan también
las causas de la desnutrición que no están relacionadas
con los alimentos.
Alimentos enriquecidos. El enriquecimiento de los
alimentos es el proceso por el cual se añade uno o más
micronutrientes a los alimentos que se consumen con
más frecuencia, para mejorar la calidad de la dieta.
El enriquecimiento aumenta la ingesta de
micronutrientes, con lo que se compensa una escasa
ingesta o biodisponibilidad de uno o más nutrientes.
El crecimiento o las infecciones pueden hacer
Harina de maíz enriquecida
Mediante un proyecto piloto llevado a cabo en 2003 en
Zambia se demostró que la harina de maíz enriquecida
en molinos portátiles en un campamento de refugiados
supuso una mejora enorme del estado de salud y
nutricional de aquellas personas. Se registraron mejoras
en la estatura y el peso de los niños, se produjo una
disminución de la anemia del 47,7% al 24,3%, y la
carencia de vitamina A se redujo del 46,4% al 20,3%.
Disminuyeron los índices de enfermedad entre las
mujeres y los niños, y mejoró el desenlace de los
embarazos (PMA, 2007).
que se incrementen las necesidades de
micronutrientes.
El vehículo idóneo para los alimentos es aquel que es
aceptable, asequible, que se consume habitualmente y
que está disponible para toda la población a través de
un sistema de distribución eficaz. El enriquecimiento
de alimentos que no han sido procesados, como el
grano integral o las legumbres, puede resultar difícil,
especialmente en los planos subnacionales; pero, en
Nigeria y Zambia y en algunos países de
Centroamérica, es práctica habitual enriquecer el
azúcar con vitamina A para toda la nación. Por
ejemplo, el PMA enriquece algunos alimentos
procesados, como la sal, el aceite, la harina de
cereales, alimentos compuestos y galletas, y está
participando con más frecuencia en la producción
nacional de alimentos compuestos enriquecidos.
Actualmente, se están efectuando pruebas para el
enriquecimiento del arroz.
El enriquecimiento no es la única opción disponible
para suministrar nutrientes: ofrecer complementos
dietéticos puede ser una estrategia más eficaz, según
sea el tipo de carencia que se intente paliar y las
circunstancias específicas del lugar.
Alimentación suplementaria. Un complemento
alimentario es normalmente un nutriente añadido a un
alimento que previamente carecía de él. Existen varios
tipos de complementos alimentarios reconocidos como
tales: i) aditivos que restituyen un déficit a sus niveles
“normales”; ii) aditivos que aumentan el valor nutritivo
de un alimento; y iii) complementos que se ingieren
aparte de la dieta normal.
Junto con los alimentos enriquecidos, la alimentación
suplementaria es un componente fundamental para
luchar contra las carencias nutricionales de grupos
seleccionados que se encuentran en una situación
crítica. Los programas sostenibles y eficaces de
alimentación enriquecida y suplementaria incluyen
(Sanghvi et al., 2007):
• conjunto de intervenciones, organizadas en torno a
dos planteamientos principales de eficacia
demostrada (los alimentos enriquecidos y la
alimentación suplementaria) y la constatación de que
las personas obtienen los micronutrientes por
múltiples canales; y
• criterios comunitarios que rijan la alimentación
suplementaria y las estrategias correspondientes,
como la de ampliar el alcance de las actividades e
intensificar la movilización social para garantizar que
se llegue a toda la población marginada.
A pesar del éxito que se ha conseguido con los
alimentos enriquecidos, es preciso elaborar nuevas
estrategias para satisfacer las diversas y muy variadas
necesidades de micronutrientes que tienen las
poblaciones más vulnerables. Algunos grupos, como
los niños menores de dos años, presentan más
necesidades de micronutrientes que, en ocasiones,
resulta difícil satisfacer mediante las estrategias
actuales. Se están ensayando nuevos productos para
contrarrestar de forma más eficaz las carencias de
micronutrientes: en concreto, se están revisando y
configurando nuevas fórmulas de alimentos
compuestos.
El enriquecimiento de alimentos en el hogar es una
estrategia muy prometedora para suministrar
micronutrientes a los niños, y consiste en añadir a las
comidas preparadas en el hogar polvos y pastas que se
untan sobre los alimentos. Las experiencias obtenidas
en Darfur e Indonesia demuestran que es posible
enriquecer los alimentos para una sola persona o para
toda una familia con la cantidad exacta de
micronutrientes.
Diversificación de las dietas. La diversificación de las
dietas puede servir para prevenir carencias de
micronutrientes. El fomento de huertos en la escuela y
en el hogar, la capacitación en técnicas agrícolas y la
educación sobre nutrición son soluciones rentables que
101
3.2 Soluciones eficaces
La lucha contra la inseguridad alimentaria crónica mediante programas de protección social basados
en actividades productivas
La prevalencia de la desnutrición sigue siendo muy elevada en las altas regiones del noroeste de Etiopía, donde el 52% de
los niños menores de 5 años presenta insuficiencia ponderal, y en la región de Amhara, donde el 57% presenta retraso del
crecimiento. Desde 2005, la organización Save the Children es una de las instituciones colaboradoras en la aplicación de un
programa de protección social basado en actividades productivas de alcance nacional. Se trata de uno de los programas
gubernamentales prioritarios para la lucha contra el hambre, uno de sus componentes principales consiste en proporcionar
dinero en efectivo o alimentos a cambio de trabajo, con los objetivos de abastecer con transferencias a las poblaciones que
sufren una inseguridad alimentaria crónica (de manera que puedan satisfacer sus necesidades más perentorias e impedir el
agotamiento de su patrimonio), y crear bienes para la comunidad.
Las operaciones complementarias amplifican las repercusiones de los programas por lo que respecta al estado nutricional de
los niños e incluyen actividades de promoción de los medios de subsistencia, como la entrega de ovejas o cabras, pollos y
abejas, y una educación nutricional para que las madres perfeccionen su pericia en el cuidado de sus hijos.
Meket Woreda del estado regional de Amhara (2004–2006)
El proyecto de actividades de dinero por trabajo llevado a cabo en Meket Woreda (distrito administrativo) entregó pagos en
efectivo por valor de 1.106 birr (unos 125 dólares EE.UU.) por hogar a 70.000 personas vulnerables, que sufrían inseguridad
alimentaria crónica. Los datos mensuales de gastos detallados recabados en 50 hogares demostraron que casi el 76% de los
presupuestos de las familias se dedicaban a la adquisición de alimentos como azúcar, aceite, patatas y carne. Las madres de
familia señalaron que, gracias a la intervención monetaria, podían alimentar a sus hijos con una cesta de la compra mejor
provista, que incluía una mayor variedad de cereales y legumbres, productos de origen animal y aceite, y con comidas más
frecuentes. Las familias podían adquirir también jabón y ropa y tener más acceso a la atención médica.
Además del programa básico de actividades de dinero por trabajo, se puso en práctica un componente complementario que
tenía como objetivo proteger y fomentar la lactancia materna. Un análisis de las causas de la desnutrición realizado antes del
comienzo del programa descubrió que, para los niños menores de seis meses, la lactancia materna era el factor
determinante más importante de la desnutrición: los niños que no se alimentaban exclusivamente de leche materna tenían
cinco veces más probabilidades de estar subalimentados. Las mujeres más pobres informaron de que, después de dar a luz,
tenían que marcharse de casa muy pronto y estar fuera mucho más tiempo para conseguir comida y dinero para sus familias
y, por lo tanto, tenían menos posibilidades de alimentar exclusivamente a sus hijos con la lactancia materna durante los
primeros seis meses de sus vidas. En consecuencia, gracias al programa se intervino de manera que las mujeres que estaban
amamantando a sus hijos pudieran dejar de trabajar por dinero y, en su lugar, asistieran a sesiones de educación y nutrición
con sus bebés y, por lo tanto, tuvieran la posibilidad de amamantarlos durante más tiempo.
Colaboración de Save the Children del Reino Unido a la Serie de informes sobre el hambre en el mundo.
contribuyen a aumentar la diversidad de las dietas. Un
elemento fundamental es el mayor consumo de
verduras y fruta, carne de ave, pescado y carne de
animales pequeños, por lo que se garantiza la ingesta
de una variedad mucho mayor de vitaminas y minerales
de los que componen normalmente las dietas básicas
de las personas que padecen hambre. Entre otras
formas de diversificar las dietas se encuentran:
• el aumento de nutrientes mediante el cultivo de
plantas;
• mejora de la diversidad de la producción agrícola por
medio de cultivar pequeños huertos en la escuela y
en el hogar; y
• la capacitación en procesamiento y almacenamiento
domésticos de los alimentos.
102
Ayuda nutricional con el tratamiento de
enfermedades. Los tratamientos de algunas
enfermedades, como el antirretroviral y la terapia de
observación directa, deberían ir acompañados de
ayuda nutricional. Incluso sin el tratamiento, las
personas afectadas tienen más necesidades
energéticas y de micronutrientes. Como se analizó en
la Parte II, las pruebas indican que el tratamiento
antirretroviral y la terapia de observación directa
requieren una ingesta continua altamente nutritiva
para ser eficaces y sostenibles. Por lo tanto, para
aprovechar al máximo los beneficios de esos
tratamientos, es importante una alimentación
adecuada y de calidad.
Se pueden salvar muchas vidas con una
nutrición adecuada
Cuando los pacientes reciben por fin tratamiento, ya
han pasado semanas o meses de sufrimiento que han
agotado sus recursos financieros, lo que les dificulta más
todavía conseguir alguna comida que consumir con los
medicamentos. En Kenya y Mozambique, por ejemplo,
algunas personas no quieren someterse a tratamiento
porque no disponen de suficiente comida para saciar el
mayor apetito que resulta de los tratamientos
antirretrovirales y de las terapias de observación directa
(PMA, 2006a).
Mosquiteros tratados con insecticidas y
antipalúdicos. Los mosquiteros tratados con
insecticidas son un vehículo muy económico para
impedir los contagios de paludismo. Se ha demostrado
que reducen enormemente la morbosidad y la
mortalidad y, por lo tanto, mejoran el estado
nutricional. Los mosquiteros impregnados, por
ejemplo, reducen significativamente el paludismo
materno y placentario y la anemia materna y, como
consecuencia, reducen el riesgo de bajo peso al nacer
para los recién nacidos (Ter Kuile et al., 2003).
Los mosquiteros tratados con insecticidas no
constituyen una solución única e independiente para el
paludismo, pero los resultados sorprendentes que han
tenido en la reducción de la transmisión del paludismo
y la cantidad de vidas humanas que han contribuido a
salvar sugieren que deberían convertirse en un
componente básico de los programas de salud en
todas las zonas en las que exista paludismo endémico
(Hawley et al., 2003).
Pastillas antiparasitarias. Los tratamientos contra los
parásitos, que se suelen administrar en forma de
pastillas, suponen una manera eficaz y económica de
resolver las carencias de micronutrientes, incluida la
anemia, resultado de una mala absorción de nutrientes
provocada por parásitos intestinales. Una infestación
crónica puede desembocar a largo plazo en retrasos
del desarrollo físico y mental. Una infestación
parasitaria grave puede provocar la muerte (UNICEF,
2007c). Uno de los canales más eficaces para
proporcionar tratamientos antiparasitarios son los
programas realizados en las escuelas.
Promoción del uso de mosquiteros
Population Services International adoptó un
planteamiento totalmente novedoso para fomentar
entre las personas pobres de Malawi el uso de los
mosquiteros tratados con insecticida. El programa vende
mosquiteros por 0,50 dólares a las madres a través de
las clínicas prenatales rurales; la enfermera que
distribuye los mosquiteros recibe 0,09 dólares por cada
uno de ellos, lo que supone un incentivo para garantizar
que siempre haya suficientes existencias del producto.
Los mosquiteros se venden también a los malawianos
más ricos a través de canales del sector privado a un
precio más elevado (unos 5 dólares) Los beneficios que
se obtienen de estas ventas se usan para subvencionar
los mosquiteros que se distribuyen en las clínicas
prenatales, de manera que el programa se financia a sí
mismo. El programa ha contribuido a incrementar, del
8% en 2000 al 55% en 2004, el promedio nacional de
niños menores de 5 años que duermen bajo la
protección de un mosquitero, con un incremento
parecido en el caso de las gestantes. Un sondeo de
seguimiento descubrió que quienes habían comprado
los mosquiteros hacían de ellos un uso prácticamente
total. En comparación, el estudio de un programa que
había repartido gratuitamente mosquiteros a los
habitantes de Zambia reveló que el 40% de las personas
que los recibieron no los utilizaron (Easterly, 2006).
Ejemplos de Uganda y Afganistán
Un análisis de rentabilidad de un programa
antiparasitario llevado a cabo en todas las escuelas
nacionales de Uganda demostró que el costo por niño
se situaba entre los 0,32 y 0,70 dólares por tratamiento,
realmente poco en comparación con lo beneficioso que
resulta para la salud de esos niños (Brooker et al., 2007).
La campaña antiparasitaria nacional, una iniciativa
conjunta del gobierno, el PMA, el UNICEF y la OMS,
impartió sesiones de formación en educación sanitaria e
higiene a 8.800 maestros; como consecuencia,
6 millones de niños recibieron tratamiento contra los
parásitos en 2006 (PMA, 2006b).
Agua limpia y mejora de los métodos higiénicos y
sanitarios. El agua insalubre y unas condiciones
higiénicas inadecuadas, que afectan a más de
1.100 millones de personas, son los problemas básicos
que están directamente relacionados con las causas de
la desnutrición (la calidad y cantidad de alimentos
103
3.2 Soluciones eficaces
Etapas propicias para las
intervenciones
Resultados en Kenya
En Kenya se introdujo un sistema hidráulico fiable para
reducir el peligro de propagación de la diarrea. Los
maestros instruyeron a sus alumnos sobre el agua
salubre y las prácticas higiénicas. Entre las aulas se
colocaron contenedores que se llenaban diariamente
con agua tratada. Las visitas al médico provocadas por la
diarrea alcanzaron entre enero y marzo de 2002 la cifra
de 130, y en 2003 llegaron a las 71; pero en 2004,
después de la puesta en marcha del proyecto, sólo se
registraron 13 accesos diarreicos (Migele et al., 2007).
consumidos y la propagación de las enfermedades).
Los niños cargan con la peor parte, pues casi todas las
personas que contraen enfermedades relacionadas con
el estado del agua son menores de cinco años de
edad, y la mayor proporción corresponde a los
menores de dos años (Proyecto de Prioridades en el
Control de Enfermedades, 2007).
Las infecciones que se transmiten por el agua son la
principal causa de diarrea. Cuando se combinan con
un acceso más limitado a la asistencia sanitaria
preventiva y curativa, el agua insalubre y las
condiciones higiénicas inadecuadas acarrean
consecuencias muy graves. Mejorar la obtención de
agua limpia y fomentar condiciones higiénicas y de
saneamiento básicas son soluciones básicas para
reducir el hambre y mejorar la salud.
Primeros años de vida: soluciones para
madres, bebés y niños pequeños
Estudios demográficos y sanitarios llevados a cabo
recientemente en Bangladesh, Camboya, el Chad,
Etiopía y Tanzanía dejan bien claro cuál es la primera
“oportunidad vital” para la intervención (primeros
años de vida, en los que se incluye la gestación, los
primeros meses de vida y la primera infancia). En esos
países, la media de peso empieza a decaer alrededor
de los 3 meses de vida y se precipita en picado hasta
los 10 meses, a los que sigue un rápido declive hasta
los 12 meses. En todos esos países, excepto en el
Chad, se observa un declive más lento que se acerca al
promedio normal alrededor de los 35 meses. Este
pronunciado nivel de trastornos del crecimiento en los
primeros años de vida demuestra la importancia que
tiene concentrar las intervenciones preventivas durante
esta etapa crucial.
Durante el embarazo, especialmente si es primerizo,
los objetivos primarios son prevenir la mortalidad de la
madre y el bajo peso del bebé al nacer. Controlar el
aumento de peso durante el embarazo y el crecimiento
del niño resulta esencial para prevenir o tratar las
carencias nutritivas o los problemas de salud. Ha
quedado demostrado que la administración de
complementos dietéticos para garantizar una ingesta
Figura 24 – Ejemplos nacionales de trastornos del crecimiento (peso para la edad)
0
Puntuación z media
–0,5
–1,0
–1,5
–2,0
–2,5
0–5
6–11
12–23
24–35
36–47
48–59
Grupos de edad (en meses)
Bangladesh
Camboya
Etiopía
Chad
República Unida de Tanzanía
Períodos críticos en los
primeros años de vida
Fuente de los datos: Estudios demográficos y sanitarios de los países8
104
energética suficiente es una de las acciones más
importantes, especialmente durante el segundo y el
tercer trimestre de gestación. También se ha revelado
especialmente eficaz dispensar complementos de
micronutrientes a las embarazadas que sufren anemia.
Garantizar la obtención de alimentos
complementarios densos en nutrientes. Los
alimentos complementarios no son alimentos para el
destete (que implica el cese de la lactancia materna).
No obstante, en la dieta de los niños pequeños se
deben introducir paulatinamente alimentos semisólidos
como un complemento de la leche materna.
La cantidad, calidad, forma y frecuencia de uso de esos
alimentos complementarios son muy importantes. No
deben suponer un peligro para el bebé, deben ser
agradables al gusto, ricos en energía, ricos en
micronutrientes y estar preparados con cuatro
ingredientes básicos: i) cereales o tubérculos; ii) fuentes
proteínicas; iii) suplementos vitamínicos y minerales; y
iv) fuentes energéticas como el aceite (PMA, 2000).
La introducción de los alimentos complementarios
resulta más efectiva si se acompaña de métodos de
alimentación y de puericultura adecuados. Una
combinación de demostrada eficacia es la integrada
por la alimentación (lactancia materna y alimentación
complementaria), higiene y salubridad (relativa a la
La lecha materna es más que un alimento
La leche materna protege a los bebés de la diarrea y las
enfermedades respiratorias agudas, estimula su sistema
inmunológico y mejora su reacción a las vacunas. La
leche materna, recomendada durante los dos primeros
años, como mínimo, y como alimento exclusivo durante
los primeros seis meses de vida del bebé, se remplaza a
menudo con leches comerciales u otros sustitutos. La
alimentación con biberones es cara y comporta el riesgo
de enfermedades adicionales y muerte, especialmente
en lugares donde los índices de enfermedades
infecciosas son muy altos y donde la preparación y
almacenamiento de los alimentos sustitutivos no se
realiza de forma adecuada. Los niños que no son
amamantados y viven en lugares plagados de
enfermedades y en condiciones poco higiénicas, ven
cómo sus probabilidades de morir víctimas de la diarrea
se multiplican de 6 a 25 veces más, y las probabilidades
de morir víctimas de la neumonía son 4 veces más
elevadas que las de los niños alimentados con leche
materna (UNICEF, 2007a).
preparación de la comida y el acceso a agua limpia), y
la atención al niño (estimulación).
Lactancia materna como alimentación exclusiva
durante los seis primeros meses. La OMS y el
UNICEF recomiendan que los bebés reciban
exclusivamente lactancia materna durante los primeros
Figura 25 – Soluciones prácticas para mujeres embarazadas y lactantes, bebés y niños pequeños
¿Cuál es el problema?
Mortalidad materna
Anemia
Bajo peso al nacer
• Garantizar la obtención de
alimentos complementarios
densos en nutrientes para los
niños pequeños
• Lactancia materna como
alimentación exclusiva
durante los seis primeros
meses
• Controlar el aumento de peso
durante el embarazo y el
crecimiento del niño
Enfermedades infantiles
• Mayor acceso a la terapia de
rehidratación por vía oral en
las comunidades
• Mayor acceso a la atención
sanitaria prenatal y posnatal
• Vacunaciones
Ingesta insuficiente de
alimentos de calidad
• Alimentación suplementaria
con macronutrientes y
micronutrientes
Lagunas en los
conocimientos
• Capacitación en prácticas
sanitarias y alimentarias y en
puericultura
105
3.2 Soluciones eficaces
seis meses de vida para reducir así, y de forma
importante, la mortalidad y la malnutrición infantil.
Recomiendan también que, hasta los dos años de vida,
se siga amamantando a los niños y además se les
proporcione una alimentación complementaria segura,
apropiada y adecuada, con el objetivo de reducir la
mortalidad y los retrasos del crecimiento. El éxito
depende de la promoción de actividades educativas
que ayuden a las madres a mejorar la eficacia de sus
métodos de lactancia.
Terapia de rehidratación por vía oral en
Bangladesh
Control del aumento de peso y el crecimiento del
niño. La nutrición y las enfermedades alteran
enormemente el crecimiento de un niño. Los
problemas, especialmente la desnutrición, se pueden
detectar mediante el control del crecimiento mucho
antes de que aparezcan otros signos y síntomas. La
manera más eficaz de controlar el crecimiento es medir
el peso y la altura como elementos integrados en un
solo componente, tal y como se lleva a cabo en los
programas de salud maternoinfantil.
Entre 1980 y 1990, una ONG de Bangladesh impartió
formación a más de 12 millones de madres para que
aprendieran a preparar en sus hogares la terapia de
rehidratación por vía oral, con sal y azúcar moreno. La
formación vino acompañada de la oferta y distribución
de terapias de rehidratación empaquetadas, por parte
del gobierno y varias organizaciones. En 1993, un
análisis efectuado en toda la nación reveló que el 70%
de las madres sabía preparar en el hogar la terapia de
rehidratación por vía oral y que ésta se utilizaba para
tratar el 60% de todos los accesos de diarrea. Los
farmacéuticos y médicos de pueblo recomiendan la
terapia de rehidratación por vía oral más
frecuentemente que antes, y ha aumentado la
disponibilidad de los paquetes ya preparados en las
farmacias rurales. Existe la certeza de que en el fomento
a gran escala de la terapia de rehidratación por vía oral
para el tratamiento de la deshidratación producida por
la diarrea se encuentra el origen de estas mejoras
(Chowdhury et al., 1997).
Terapia de rehidratación por vía oral en el seno de
la comunidad. Con la terapia de rehidratación por vía
oral se trata la pérdida de agua y electrolitos que se
produce en los casos de diarrea. Los paquetes de sales
de rehidratación por vía oral (que cuestan unos
0,10 dólares cada uno) o una sencilla solución de
azúcar y sal en agua pueden hacer que disminuya
considerablemente la tasa de mortalidad infantil por
deshidratación diarreica. Dada la eficacia de la terapia
de rehidratación por vía oral y la prevalencia de las
enfermedades diarreicas, es preciso que las clínicas de
las comunidades dispongan de los medios necesarios
para proporcionar esa terapia a los niños que estén en
peligro (OMS y UNICEF, 2006). Por ejemplo, la terapia
podría llegar muy fácilmente a las comunidades junto
con las vacunas infantiles.
Figura 26 – Soluciones prácticas para niños en edad escolar y adolescentes
Embarazo a muy
temprana edad
¿Cuál es el problema?
106
• Satisfacer las necesidades
especiales nutritivas de las
madres jóvenes con la
administración de
complementos dietéticos de
macronutrientes y
micronutrientes
Comportamientos
arriesgados y falta de
salud
Nociones escasas sobre la
dieta
Acceso escaso a la
atención sanitaria básica
• Ofrecer información sobre
alternativas sanitarias,
dietéticas y estilos de vida
• Vacunación
Ingesta insuficiente de
alimentos
• Ingesta adecuada de
alimentos en la alimentación
escolar
Vacunación. La vacunación es una de las operaciones
más importantes y rentables que se pueden
proporcionar en el ámbito de los sistemas sanitarios; es
fundamental para salvar las vidas de los niños. Es un
medio asequible para proteger a comunidades enteras
y reducir la pobreza. Se calcula que la vacunación ha
salvado 20 millones de vidas en las dos últimas
décadas (UNICEF, 2007b).
Adolescencia: soluciones para los niños en
edad escolar y adolescentes
Las soluciones encaminadas a los niños en edad
escolar y a los adolescentes deben contemplar el
crecimiento y el desarrollo cognitivo, fomentar un dieta
y un estilo de vida sanos y transmitir conocimientos
para prevenir riesgos para la salud.
Fomento de un estilo de vida saludable. Las
intervenciones más eficaces, junto con una dieta
adecuada y de calidad, son las que contemplan las
dificultades sociales y de conducta a las que se
enfrentan los adolescentes (como el tabaco, los
comportamientos sexuales arriesgados) los prevención
del VIH y el fomento de un estilo de vida saludable.
Son también fundamentales las estrategias a largo
plazo que mejoren el estado nutricional, retrasen la
edad para el matrimonio y el primer embarazo,
consigan que las chicas no abandonen la escuela y
otorguen autonomía a las mujeres más jóvenes.
Alimentación escolar. La alimentación en la escuela,
además de convertirse en un incentivo para que los
padres envíen a sus hijos al colegio, mejora la nutrición
Alimentación escolar innovadora para
adolescentes
Por regla general, los alumnos mayores, especialmente
los de enseñanza secundaria, participan mucho menos
de las comidas escolares que los niños de la escuela
primaria: lo normal es que digan que desayunar “no es
cool”. Las comunidades de indios americanos de la
Reserva Flathead (cabeza plana) en Ronan, Montana
(Estados Unidos) descubrieron la forma de incrementar
la participación de los alumnos de más edad:
incorporaron la fruta fresca al programa. Añadir fruta
fresca fue una solución sencilla pero eficaz, porque los
alumnos podían tomar una manzana, una pera o un
plátano y comérselos de camino a clase. Como
consecuencia, la cifra de alumnos de enseñanza
secundaria que comían fruta por las mañanas se disparó
del 10% al 70% (USDA, 2005).
y la salud; consigue que los estudiantes ofrezcan un
mejor rendimiento, con menos repeticiones de curso; y
reduce los índices de abandono escolar. Cuando se
acompaña con actividades didácticas
complementarias, la alimentación escolar puede
convertirse en una respuesta a cuestiones como la
nutrición y la diversidad dietética, la higiene, los estilos
de vida saludables y la prevención del VIH/SIDA.
Estas soluciones básicas reportan el beneficio de
eliminar el hambre, obtienen como resultado una
mejor salud, fomentan la igualdad social e
incrementan la eficacia de otras inversiones en
capital humano.
107
3.2 Soluciones eficaces
Intermezzo 7: Sprinkles, una forma innovadora y rentable de suministrar
micronutrientes a los niños
Las carencias de micronutrientes afectan a un tercio
de la población mundial y representan la causa de
aproximadamente el 7,3% de la carga de las
enfermedades en todo el mundo. Por micronutrientes
se entienden las vitaminas y los minerales liposolubles
e hidrosolubles. Se calcula que las carencias de hierro,
vitamina A y yodo son las de mayor prevalencia. Entre
los grupos de población, el más vulnerable es el de
los bebés, los niños pequeños y las embarazadas,
debido a que tienen muchas más necesidades
fisiológicas. La anemia como consecuencia de la
carencia de hierro afecta a 750 millones de niños en
todo el mundo, lo que la convierte en la carencia de
micronutrientes más frecuente; está presente en
países de ingresos altos, medianos y bajos. Más de
100 millones de niños pequeños sufren una carencia
de vitamina A, que provoca ceguera parcial o total en
su forma más grave. Los trastornos que tienen su
origen en una carencia de yodo afectan
aproximadamente a 43 millones de personas en todo
el mundo; constituyen la causa única más importante
del tipo de retraso mental que se puede prevenir.
En el pasado, durante situaciones de crisis, se ha
hecho más hincapié en paliar el hambre y las
carencias de macronutrientes. Más recientemente se
ha llegado a la conclusión de que las carencias de
micronutrientes tienen la misma importancia,
especialmente en aquellas poblaciones donde las
carencias existían antes de la crisis. El suministro de
vitaminas y minerales a las poblaciones en peligro,
sobre todo durante situaciones de emergencia,
desempeña una labor fundamental en la disminución
de la mortalidad, la morbosidad y la propensión a las
infecciones. Por lo tanto, se ha preparado una serie
de recomendaciones para garantizar la ingesta
adecuada de micronutrientes durante las situaciones
de urgencia (OMS, 2006). Los alimentos enriquecidos
con Sprinkles en el hogar constituyen un avance
importante en la lucha mundial por reducir las
carencias de micronutrientes en situaciones de crisis y
en los programas de desarrollo.
¿Qué es Sprinkles?
Los alimentos que se comercializan en los países
desarrollados suelen estar enriquecidos con vitaminas
y minerales. Sprinkles es un producto excepcional
que proporciona los micronutrientes necesarios para
enriquecer los alimentos preparados en el hogar, de
ahí la acuñación de la expresión “enriquecimiento
doméstico de los alimentos”.
Sprinkles es un polvo insípido de color blanquecino,
que contiene múltiples micronutrientes y se presenta
empaquetado en sobres de porción individual. El
contenido completo de un sobre por día se
espolvorea o se mezcla en cualquier comida
108
semisólida o preparada en casa. Por ejemplo,
Sprinkles se puede añadir a raciones de ayuda
alimentaria enriquecidas o no enriquecidas, como las
mezclas de maíz y soja o las mezclas de trigo y soja.
Además, se puede añadir a las gachas de avena, a los
purés, a las gachas y purés de cualquier otro cereal,
féculas o tubérculos, o al yogur. El hierro que
contiene Sprinkles está encapsulado para impedir que
reaccione con la comida y reducir las posibilidades de
que le cambie el sabor, el color o la textura. Su
formulación ofrece la flexibilidad de la mezcla del
hierro con vitaminas A, C y D, complejo de vitamina
B, ácido fólico, cinc y otros micronutrientes.
¿Cuándo hay que usar Sprinkles?
El uso de Sprinkles es especialmente oportuno
durante situaciones de emergencia, en las que las
necesidades de micronutrientes que tienen los niños
pequeños se ven incrementadas por la falta de
alimentos frescos y variados, y por los altos índices
de enfermedades e infecciones. Aunque los
alimentos compuestos que se distribuyen durante las
situaciones de urgencia suelen estar enriquecidos
con una mezcla de micronutrientes, puede que no
sean los más adecuados para dar una respuesta
completa a las necesidades que tienen los bebés y
los niños pequeños. Por lo tanto, Sprinkles se puede
integrar en programas de ayuda de socorro ya
existentes y contribuir a mejorar la calidad nutritiva
de las raciones repartidas.
¿Qué pruebas hay de que Sprinkles es eficaz?
Para evaluar las repercusiones que Sprinkles tiene en
la salud, se realizaron estudios en el seno de
comunidades de Asia, África y todo el continente
americano, en los que participaron un grupo de
bebés y niños pequeños anémicos y otro grupo que
no padecía anemia. Hasta la fecha, Sprinkles se ha
utilizado con éxito en situaciones de urgencia, por
ejemplo, en Indonesia y Haití, en programas de
desarrollo en Bolivia, Guyana y Mongolia, y en
programas de alimentación en las escuelas de China.
En general, las pruebas demuestran que Sprinkles
consigue tratar y prevenir la anemia, es seguro, los
niños lo toleran bien y las comunidades y el personal
que presta la ayuda lo aceptan bien.
En Indonesia, Sprinkles se distribuyó después del
tsunami a 200.000 niños de edades comprendidas
entre los 6 meses y los 12 años, lo que demuestra la
viabilidad de la reciente declaración de la
OMS/UNICEF/PMA sobre el suministro de
micronutrientes a las poblaciones vulnerables como
parte de una operación de socorro de emergencia (De
Pee et al., 2006). Sprinkles se distribuyó en Mongolia
a más de 15.000 niños en edades comprendidas entre
los 6 meses y los 3 años, como componente de un
programa de nutrición integrado que redujo la
prevalencia de la anemia del 55% al 33%. Ensayos
clínicos realizados en Camboya, Ghana y la India
demostraron que entre el 50% y el 65% de los bebés
y niños pequeños que sufrían anemia y tomaron
Sprinkles se recuperaron de su dolencia (Zlotkin et al.,
2001; Agostoni et al., 2006; Hirve et al., 2007).
Los datos de aceptación y conformidad recabados en
todo el mundo indican que las comunidades que
recibieron la ayuda aceptaron bien Sprinkles y lo
usaron adecuadamente. En China, Haití y Pakistán,
las madres informaron de los beneficios que había
reportado Sprinkles a sus hijos y destacaron el
aumento del apetito y la mejoría general de la salud
del niño, de su capacidad para aprender y de su
bienestar general. En Bangladesh, las principales
razones que se citaron para la aceptación de
Sprinkles incluían la facilidad con que se mezclaba el
producto con los alimentos complementarios y el
hecho de que su uso fomentaba la introducción
apropiada de alimentos complementarios.
¿Cuáles son las ventajas y los beneficios
colaterales del uso de Sprinkles?
En las situaciones de crisis, Sprinkles se puede añadir
a cualquier alimento semisólido; no hay que esperar
hasta la llegada de la ayuda de alimentos
enriquecidos. Pruebas recientes han demostrado que
ofrecer Sprinkles a los niños pequeños además de las
mezclas de trigo y soja enriquecidas era más
beneficioso para la disminución de la prevalencia de
la anemia que darles tan sólo la mezcla de trigo y
soja (Menon et al., 2007).
Sprinkles está pensado para que aporte la cantidad
de minerales y vitaminas que necesitan los niños. Se
puede añadir a las comidas preparadas que ya se
consumen en el lugar sin correr el riesgo de que los
niños rechacen la novedad que para ellos suponen
los productos comerciales que no conocen. Por lo
tanto, facilita al máximo la difícil tarea de modificar
las costumbres alimentarias tradicionales. A veces,
almacenar inadecuadamente y cocinar en exceso los
alimentos enriquecidos reducen su contenido de
micronutrientes, pero Sprinkles se añade a la comida
una vez cocinada y, por lo tanto, se reduce al mínimo
la pérdida de micronutrientes.
Además de proporcionar micronutrientes, Sprinkles
puede contribuir al destete saludable porque sólo se
usa con alimentos complementarios. El uso de
Sprinkles no interfiere con el amamantamiento y
puede servir para fomentar el cambio oportuno de la
leche materna a los alimentos complementarios
exclusivamente a los 6 meses de edad, tal y como
recomienda la OMS. Los sobres de dosis única son
prácticos y fáciles de usar, y no requieren mediciones
especiales ni que el usuario esté alfabetizado. Las
condiciones de almacenamiento son mínimas,
porque los sobres ocupan muy poco espacio (cada
uno de ellos mide 3,5 x 6 centímetros y pesa
1 gramo) y tienen una caducidad de dos años. Su
precio depende de la cantidad de sobres que se
soliciten, la composición de la mezcla y el centro de
producción, pero generalmente es de 1,5 a
3,5 centavos de dólar por sobre. Además de sus
efectos beneficiosos y sus enormes repercusiones en
el estado nutricional y de salud en general, los sobres
no pesan prácticamente nada, de manera que resulta
muy fácil transportarlos y distribuirlos; por lo tanto,
son una forma rentable y operativamente viable de
suministrar micronutrientes a los niños vulnerables.
¿Qué se precisa para llevar a la práctica un
programa Sprinkles?
El éxito de la distribución a gran escala de Sprinkles
dependerá de que exista un sistema de distribución
bien organizado con un suministro regular de
Sprinkles, una cobertura de la población adecuada
por lo que respecta al grupo destinatario, y
suficientes conocimientos y motivación por parte de
los beneficiarios como para asegurar la demanda y la
conformidad. Es preciso que exista también una
coalición multisectorial de asociados, que implique
además un diálogo con los ministerios de sanidad,
los organismos de las Naciones Unidas, las ONG, la
sociedad civil y organizaciones el sector privado.
Las características de un programa Sprinkles variarán
de un país a otro dependiendo de la infraestructura
disponible. Entre los socios de distribución se podría
contar con el sector público, la sociedad civil y
organizaciones del sector privado. En la etapa inicial
de creación de una estrategia de control para
Sprinkles, la información sobre el estado de
micronutrientes de la población destinataria, así
como las experiencias presentes y pasadas de los
programas de micronutrientes, tienen un valor
incalculable. Por cuestiones de rentabilidad, resulta
provechoso integrar la intervención con Sprinkles en
programas ya existentes, como programas
relacionados con la salud o centrados en las
comunidades que tengan la capacidad de crear y
gestionar la distribución, evaluar la operación y
vincularla con sus objetivos.
Una dificultad en la ejecución del programa estriba
en que debe existir una comunicación con los
beneficiarios para conseguir que éstos cumplan el
tratamiento y el programa llegue a ser sostenible.
Todo esto requiere una comunicación culturalmente
apropiada y campañas de prensa para instruir a los
beneficiarios sobre el uso correcto de Sprinkles, su
importancia y sus posibles efectos sobre la salud,
especialmente cuando se usa por primera vez.
Además, sería recomendable fomentar la
participación de la comunidad en la intervención de
Sprinkles.
Colaboración a la Serie de informes sobre el hambre
en el mundo del doctor Stanley Zlotkin, catedrático
de Ciencias de la Nutrición y de la Salud Pública de la
Universidad de Toronto.
109
Fuentes de los datos: OCDE, 2006; OMS, 2007
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas, aprobación o
aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Datos no disponibles ni analizados
Más de 10.000 dólares EE.UU.
Del 1.000 a 10.000 dólares EE.UU.
Menos de 1.000 dólares EE.UU.
Ingreso nacional bruto
per cápita
Menos de 2,5
Número de profesionales
sanitarios por cada
1.000 personas
Mapa 7 – Desigualdades en materia de salud en el mundo
3.2 Soluciones eficaces
3.3 Adopción de las decisiones políticas correctas
“La forma en la que crecen los humanos es
un ‘espejo’ que refleja las condiciones
socioeconómicas de la sociedad”.
John Komlos y Benjamin E. Lauderdale, 20079
Pese a las varias soluciones rentables que existen para
combatir el hambre y mejorar la salud, y las distintas
posibilidades de orientar los compromisos políticos
nacionales e internacionales hacia el objetivo de hacer
frente a los problemas que sufren las personas más
pobres, tanto trabajo y tanto empeño siguen siendo
insuficientes. Existe el peligro, real y muy grave, de que
nunca se cumplan los ODM, ya de por sí relativamente
comedidos. La Serie de informes sobre el hambre en el
mundo 2007 desafía a los líderes a seguir cimentando
conquistas sobre los éxitos del pasado, aunar los
conocimientos actuales a la voluntad firme de
acometer la puesta en marcha de soluciones prácticas
y eficaces para acabar con el hambre en las próximas
décadas.
Cuatro son las motivaciones más poderosas para dar
prioridad a estas soluciones contra el hambre y a favor
de la salud:
• El hambre y la salud deficiente se están cobrando un
altísimo precio.
• Las soluciones son asequibles, rentables y
sostenibles.
• Por consenso general, todos los seres humanos
tienen derecho a la alimentación, la nutrición y la
salud apropiadas.
• Las poblaciones bien alimentadas y saludables
contribuyen con más eficiencia al crecimiento
económico.
El reto para los líderes consiste en cosechar
compromisos y formular estrategias para luchar
simultáneamente contra el hambre y la salud
deficiente, como metas explícitas del desarrollo
humano y económico. En este capítulo se expone una
serie de áreas en las que se podría reforzar el
compromiso.
Más concienciación: el enorme
costo del hambre
Uno de los cimientos más obvios sobre los que basar
una operación eficaz es llamar la atención de los
responsables de la toma de decisiones hacia la prueba
empírica que demuestra el peso con que el hambre, la
desnutrición y la enfermedad se abaten sobre
diferentes grupos sociales y económicos. Esto requiere
que los gobiernos, los particulares y las organizaciones
competentes en el campo de la salud y la nutrición
recaben datos en los planos subnacionales y sobre
grupos vulnerables específicos. También implica la
obligación de evaluar las operaciones y traducir los
resultados en propuestas claras y viables para los
encargados de formular las políticas y para el público
en general.
La defensa de las personas que padecen hambre ha
sufrido de una falta de concienciación pública acerca
de los auténticos costos del hambre y de la salud
deficiente asociada a ella. Las manifestaciones del
hambre y la nutrición deficiente, aunque enormes, son
en su mayor parte insidiosas e invisibles. Incluso
cuando hay sensibilización, otras prioridades pueden
restringir la acción efectiva. La falta de acción efectiva
es otro reflejo más de la impotencia que sienten todos
los que sufren el hambre y la salud deficiente:
• Ni las personas, ni las familias, ni los gobiernos
reconocen la magnitud del costo humano y
económico del hambre.
• Los gobiernos no reconocen que la reducción del
hambre se cuenta entre las operaciones más
efectivas para combatir la lentitud del crecimiento
económico y la pobreza.
• No siempre existe un consenso sobre cuándo es
mejor intervenir contra el hambre y la salud
deficiente.
Al final, es el grado de compromiso lo que determina si
las operaciones son eficaces y sostenibles.
Lamentablemente, muchas operaciones han adolecido
en el pasado de un mal planteamiento, de la falta de
financiación y de su incapacidad para demostrar sus
repercusiones.
111
3.3 Adopción de las decisiones políticas correctas
Más responsabilidad: erradicar el
hambre como objetivo prioritario
“Si no sabes adónde vas, te llevará
cualquier camino”.
Lewis Carroll (1865)
La erradicación del hambre no se debe relegar a
objetivo secundario de otras responsabilidades. En
vista de los tremendos costos humanos, económicos y
sociales que se cobra el hambre, su eliminación deber
ser una prioridad para el desarrollo y parte integral de
las metas para la salud. Es fundamental alinear con
otras estrategias sectoriales las del hambre y la salud,
que se deben incluir como prioridades en los planes
nacionales y locales de desarrollo. Establecer como
objetivo la erradicación del hambre implica identificar
con completa exactitud los problemas predominantes
relacionados con el hambre y la salud, sus causas, los
grupos sociales más afectados y vulnerables, los
objetivos para mitigar sus efectos, la atribución de
responsabilidades y los mecanismos de rendición de
cuentas.
Varios países han elaborado y aplicado planes
nacionales de nutrición y salud muy exhaustivos, que
incluyen prioridades explícitas para eliminar el hambre.
En el marco de dichos planes se admite que una única
intervención no puede paliar el hambre, la
morbosidad, ni la mortalidad relacionadas con ellas.
Dado lo inútil que resulta proporcionar planes
generales para avanzar hacia los objetivos de
desarrollo, les toca a los responsables políticos adoptar
decisiones concretas para cada país sobre las
estrategias a seguir para luchar contra el hambre y la
salud deficiente.
Un buen punto de partida consiste en ligar los
compromisos con las metas para el hambre y la salud a
los objetivos de las constituciones, de los planes de
desarrollo nacionales o de los acuerdos
internacionales, siempre y cuando incluyan:
• políticas que se puedan traducir en metas, metas en
planes de acción y planes financiados con
asignaciones en los presupuestos anuales,
controlados regularmente;
• la financiación regular para su inclusión como
apartado en los presupuestos nacionales;
112
• una estructura orgánica que ofrezca la capacidad
directiva y administrativa necesaria para poder
actuar; y
• la atribución de responsabilidades para garantizar
que las medidas se apliquen por completo.
No obstante, los gobiernos suelen enfrentarse a otras
demandas que también son apremiantes, y las
prioridades pueden cambiar y afectar a la asignación
de fondos destinados a cumplir con los objetivos
relativos al hambre y la salud. Las prioridades y
tendencias de los donantes también influyen en las
prioridades de un país; por consiguiente, es
imprescindible que los donantes apoyen los planes de
los gobiernos para reducir el hambre.
Aprovechar al máximo los recursos
Para erradicar el costo del hambre y la salud
deficiente, es fundamental incrementar los
recursos humanos y financieros
Cuando se destinan recursos a la investigación es
preciso establecer objetivos y prioridades. Las
estrategias encaminadas a eliminar el hambre y
fomentar la salud tendrán que superar restricciones de
recursos. Para conseguir resultados óptimos, se debe
contar con una asignación de recursos suficiente y
potenciar al máximo su uso. Pero no se trata
exclusivamente de recursos financieros: entre ellos hay
que incluir capacidad directiva y de gestión y apoyo a
los sistemas para conseguir que los servicios sociales
sean eficaces.
Hay que elaborar los programas de manera que sean
sostenibles, y un elemento fundamental para lograrlo
es desglosar las desigualdades por género y grupo
vulnerable. En varias partes del mundo, países y
regiones subnacionales se ha dado un gran paso
adelante en la reducción del hambre y en la mejora de
la salud: Sri Lanka y el estado indio de Kerala son dos
ejemplos estimulantes. Por el contrario, otros países
que están experimentando un desarrollo económico
impresionante y sostenido siguen registrando altos
índices de inseguridad alimentaria y desnutrición. Esto
se debe a que el crecimiento de los ingresos por sí solo
no implica mejoras suficientes en las esferas de la
nutrición y la salud, ni el progreso económico permea
necesariamente las capas más pobres de la sociedad.
En las diferentes regiones del mundo, los gastos en
salud expresados en porcentajes de las inversiones
gubernamentales aumentaron entre 2000 y 2004 en
Asia, Oriente Medio y el África subsahariana.
Encontramos una correlación de estos aumentos,
aunque lentos, en las positivas tendencias de
reducción de la mortalidad, especialmente entre los
niños muy pequeños (OMS, 2007).
Existen muchos programas sanitarios y nutricionales de
ámbito nacional que funcionan satisfactoriamente en
países con ingresos bajos y medios: Brasil, Honduras,
Sri Lanka y Uganda son ejemplos de países en los que
los programas nacionales se han administrado con
eficiencia y eficacia. Los éxitos que Chile lleva ya
mucho tiempo conquistando con sus programas
nacionales, como el de alimentación complementaria,
son harto conocidos: durante tres décadas, se produjo
una caída espectacular de los índices de mortalidad del
119,5 al 16 por 1.000 nacimientos de bebés vivos, y la
esperanza de vida aumentó hasta los 13 años
(Binswanger y Landell-Mills, 1995).
No obstante, el incremento de los gastos en salud y
nutrición, aunque importante, es tan sólo uno de los
aspectos. Perfeccionar la efectividad y eficacia del uso
de los recursos requiere un compromiso todavía más
firme. Los gobiernos pueden sacar el máximo
provecho a sus recursos en muchos campos
diferentes: la gestión financiera y administrativa son
buenos ejemplos.
Además, se puede poner mucho más empeño todavía
en racionalizar los trámites burocráticos para ahorrar
tiempo y dinero.
El programa “Progresa” de México es un buen ejemplo
de racionalización y aumento de la eficacia. El
gobierno estableció un sistema para asegurar la
transparencia y la rendición de cuentas, que son
aspectos críticos a la hora de potenciar al máximo la
eficacia de los recursos. Se ampliaron los servicios
sociales y se orientaron a dar prioridad a la mejora de
la nutrición entre los niños muy pequeños, en perfilar
mucho mejor el grupo destinatario para atender a los
más vulnerables y en mejorar el control por parte de
las instituciones para conseguir resultados realmente
Figura 27 – Gasto público en sanidad como porcentaje
del PIB
5
4
Porcentaje del PIB
Aumento de la inversión gubernamental:
un buen punto de partida
3
2
1
0
1995
2000
Países en desarrollo y en transición
2004
PBIDA
Fuente de los datos: OMS, 2007
impactantes (Skoufias y Parker, 2001).
El reto consiste en que todas aquellas personas
que se ocupan de la nutrición y la salud saquen el
máximo rendimiento de los recursos con el fin de
erradicar el hambre de la humanidad.
Uso más eficaz de los recursos para la
ayuda humanitaria
En general, el flujo de recursos para la ayuda ha
aumentado, pero el nivel de fondos disponibles para la
salud pública básica sigue siendo muy bajo. Los
donantes han mostrado más disposición a reaccionar
ante los conflictos, las catástrofes naturales y las
enfermedades concretas que en garantizar ayuda para
la salud pública básica y la nutrición, sin tener en
cuenta el hecho de que esas inversiones básicas
podrían reducir el impacto de las crisis y catástrofes.
Menos de un 5% de las investigaciones sobre la salud
realizadas en todo el mundo durante la década de
1990 se dedicó a las enfermedades y problemas de
salud endémicos de los países en desarrollo; menos del
10% se orientó hacia los principales problemas que
afectan al 90% de la población mundial. Como
resultado, se han registrado para su uso clínico
poquísimos productos nuevos para combatir
113
3.3 Adopción de las decisiones políticas correctas
Figura 28 – Gasto público en sanidad
Porcentaje del total de gastos gubernamentales (%)
25
20
15
10
5
0
África
América Latina
y el Caribe
Sudeste asiático
Europa
Países en desarrollo y en transición en 1995
PBIDA en 1995
Países en desarrollo y en transición en 2004
PBIDA en 2004
Mediterráneo
oriental
Pacífico
occidental
Fuente de los datos: OMS, 2007
enfermedades que son endémicas principalmente en
los países más pobres (Fernholz et al., 2007).
Ingentes volúmenes de fondos adicionales han ido a
parar a la cura de enfermedades muy específicas
debido a la publicidad que han conseguido campañas
muy destacadas. Un estudio entre los donantes
demuestra que los fondos se han desviado en exceso
hacia el tratamiento de enfermedades concretas, más
allá de lo que justificarían su prevalencia e impacto. El
análisis calculó los fondos donados para
20 enfermedades infecciosas, que tradicionalmente
eran de alto costo para la sociedad, durante el período
comprendido entre 1996 y 2003, a partir de los datos
de 42 donantes y con la clasificación de las
subvenciones por enfermedades.
mucho más al umbral de equilibrio. Otras
enfermedades recibieron gran cantidad de fondos en
comparación con su baja incidencia, entre ellas la
polio, que recibió el 14% pero registra menos de un
0,1% del costo de la enfermedad para el mundo. El
VIH/SIDA recibió el 46% de los fondos y es el culpable
del 31% de los casos de enfermedad.
Algunos factores muy válidos explican esta varianza,
entre ellos el alto precio que comporta la etapa final de
la erradicación mundial de enfermedades muy
concretas como la viruela y la poliomielitis, y también
el hecho de concentrarse en enfermedades para las
que existen soluciones rentables. Los recursos deberían
dirigirse a donde más se necesitan.
Nuevas fuentes de financiación
Los datos mostraron que la concesión de fondos no se
correspondía con la magnitud de la enfermedad
(Shiffman, 2006). Por ejemplo, las infecciones
respiratorias agudas suponen el 25% del precio total
que se cobran las enfermedades en el mundo, pero
recibieron menos del 3% de la ayuda directa. El
paludismo también se situó en el grupo destacado de
enfermedades desatendidas, con el 9% de los fondos
pero el 14% de incidencia en el mundo. La
tuberculosis también se encontraba entre las dolencias
relativamente infradotadas, aunque se acercaba
114
La concesión de fondos se ha visto influida por la
prominencia de grupos de presión dedicados a una
enfermedad concreta. Estos grupos han contribuido a
incrementar el volumen general de recursos, pero las
enfermedades que han atraído la atención de la
mayoría de los donantes son a veces las menos
relevantes en los países en desarrollo (Fernholz et al.,
2007).
Los tratamientos tienen la tendencia a atraer mayor
cantidad de fondos que la prevención (buen ejemplo
Migración de profesionales sanitarios
cualificados
La OMS calcula que, en los países en desarrollo, se
necesitan urgentemente por encima de los 4 millones
más de médicos, enfermeros, comadronas, gestores y
trabajadores de la sanidad pública. La migración de los
profesionales sanitarios cualificados ha empeorado
considerablemente esta situación. El desequilibro de la
situación del empleo en todo el mundo comporta que
los profesionales sanitarios, especialmente los
enfermeros, emigran de los países más pobres a los más
ricos. El Código de Conducta del Commonwealth para
la Contratación Internacional de Trabajadores de la
Salud es actualmente el único código internacional que
intenta rectificar esta situación. En todo el mundo se ha
producido una gran expansión de la educación,
formación y capacitación, pero disminuye el número de
personas que se necesita para sostener los programas
sanitarios: los trabajadores sanitarios en las aldeas, los
enfermeros y los nutricionistas de los ministerios de
salud y agricultura. A menudo se dejan a un lado las
personas que necesitan desesperadamente echar mano
de la educación, las mujeres y las jóvenes adolescentes
(OMS, 2006).
de ello es el VIH/SIDA), en parte debido a sus mayores
posibilidades de conseguir resultados más inmediatos.
Se ha prestado atención al hecho de percibir
“rendimientos rápidos” en lugar de fijarse en aquellas
áreas que requieren operaciones a largo plazo. Las
instituciones que alcanzan resultados más positivos
entre las personas más pobres, como los sistemas de
suministro de asistencia sanitaria básica y mejoras de la
sanidad pública (especialmente en las cuestiones del
agua y saneamiento), muy a menudo permanecen
infradotadas y frágiles.
La enorme afluencia de fondos más reciente, a través
de organizaciones filantrópicas que se dedican a la
lucha contra algunos problemas de salud, como el
VIH/SIDA, la tuberculosis y el paludismo, ha
proporcionado un tremendo impulso al tratamiento y
prevención de estas enfermedades. Sin embargo,
también han puesto en tela de juicio la eficacia de las
intervenciones en el sector de la sanidad que se aplican
“verticalmente”, pues se destinan a enfermedades y
afecciones concretas; las orientaciones “horizontales”
se centran en la mejora de los servicios de salud
pública y luchan contra las causas básicas de hambre y
la salud deficiente.
Muchas de las organizaciones filantrópicas que se han
creado en los últimos cinco o 10 años se han
concentrado en la orientación vertical, con un
planteamiento rigurosamente intervencionista. Los
defensores de la orientación vertical argumentan que
esos graves problemas de salud de alcance mundial,
especialmente el VIH/SIDA, requieren intervenciones del
tipo de las operaciones que se realizan en casos de
emergencia, con sus propias infraestructuras de entrega,
que se centran en un conjunto limitado de resultados
cuantificables. Sin duda, podría ser un planteamiento
válido, pero con esta orientación se corre el riesgo de
socavar las estructuras sanitarias existentes, pues se lleva
a profesionales de la salud que están trabajando en
programas nacionales y desvía los fondos destinados a
la atención sanitaria básica y a la nutrición.
Se puede conseguir mucho más si se utilizan
mejor los recursos disponibles. Será preciso que
aumente la financiación interior y exterior para
alcanzar los ODM, y mucho más todavía si la
meta es superarlos.
Conseguir que las asociaciones
funcionen
El suministro de servicios a largo plazo requiere
reforzar las asociaciones. En marzo de 2005, el Foro de
Alto Nivel de París siguió a los Compromisos de Roma
con una declaración sobre la eficacia de la ayuda, en la
que se contemplaba la apropiación, la armonización, la
alineación, los resultados y la responsabilidad mutua.
La armonización sigue en curso, pero los costos de las
transacciones pueden ser altos debido a las dificultades
para ejecutar los programas con cargo a un
presupuesto único o compartiendo al personal.
La coordinación y la armonización requieren la
colaboración de muchas partes interesadas en las
esferas de la seguridad alimentaria, la nutrición y la
salud, a escala nacional y comunitaria. Un componente
fundamental en la provisión de los servicios de salud y
nutrición es el apoyo a una planificación de desarrollo
participativa y dirigida al ámbito nacional, que se base
en un mayor intercambio de información, y también el
apoyo a las iniciativas en el seno las comunidades.
En los últimos 10 años, las ONG nacionales e
internacionales han ampliado su compromiso de luchar
115
3.3 Adopción de las decisiones políticas correctas
contra el hambre y la salud deficiente. Está
ampliamente reconocida la capacidad de las ONG para
abogar por recursos en pro de esta causa y trabajar
eficazmente con la población local. Estas
organizaciones han demostrado su eficacia
especialmente a la hora de hacer campaña por
conseguir compromisos y recursos para el desarrollo de
fuentes gubernamentales y privadas.
Las asociaciones son fundamentales para erradicar el
hambre y la salud deficiente. Ningún gobierno u
organización aislados pueden confiar en conseguirlo
por sí mismos. Las asociaciones han de incluir a los
gobiernos nacionales y comunales y a las personas a
las que se sirve. Deberán estar basadas en los
principios de cooperación y complementariedad: son
eficaces cuando existe una comprensión compartida
de los objetivos que se persiguen y de los medios para
alcanzarlos, así como cuando aportan insumos
complementarios y competencias.
Se requiere dedicación y empeño para establecer
asociaciones que realmente influyan en los
resultados.
Compromiso con las personas
afectadas por el hambre
En los países más pobres, el problema fundamental es
garantizar que las intervenciones gubernamentales
lleguen a las personas más vulnerables de forma
sostenida. Una razón de que buena parte de la ayuda
internacional al desarrollo no consiga llegar a los más
vulnerables es que éstos no tienen voz ni poder para
rectificar las deficiencias o llamar la atención sobre los
problemas que más importancia tienen para ellos
(Easterly, 2006). No obstante, últimamente se han
producido alentadoras señales de cambio.
Se contempla el derecho a los alimentos en las
constituciones de unos 20 países. Las formulaciones de
este derecho suelen ser ambiguas. Por ejemplo:
“Es deber de la familia, de la sociedad y del Estado
garantizar a los niños y adolescentes, con prioridad
absoluta, el derecho a la vida, la salud, la
alimentación, la educación, el ocio, la formación
profesional, la cultura, la dignidad, el respeto, la
libertad, la familia y la vida en comunidad, además
116
Modelos de asociaciones para la dotación de
fondos
Un análisis reciente sobre los modelos incipientes de
dotación de fondos concluyó que las nuevas
asociaciones para la financiación promueven:
• la atención internacional a las cuestiones de
salud, y las coloca en el orden del día nacional
e internacional;
• fondos adicionales para los programas de
salud básicos y para nuevas investigaciones;
• la mejora de la reglamentación y normativa
internacional sobre dotación de fondos;
• la mejora del acceso a las intervenciones
rentables de asistencia sanitaria para las
personas con pocas posibilidades económicas
para pagar por ellas;
• un refuerzo de los procesos y contenidos de
las políticas sanitarias nacionales, con las
miras puestas en los resultados; y
• un aumento de la capacidad para dispensar
servicios de salud básicos.
Fuente: Buse y Harmer, 2007
de salvaguardarlos de toda forma de negligencia,
discriminación, explotación, violencia, crueldad y
opresión” (Artículo 227 de la constitución de Brasil).
“El Estado considerará el aumento del nivel de
nutrición y de la calidad de vida de sus ciudadanos y
la mejora de la salud pública como uno de sus
deberes principales…” (Artículo 47 de la constitución
de la India).
Estas declaraciones son pruebas del compromiso que
asumen cada vez más los gobernantes para proteger
del hambre a sus ciudadanos. No obstante, existen
pocos mecanismos legales para hacer cumplir estas
disposiciones. Muy a menudo, las personas que
padecen hambre carecen del poder y de los recursos
necesarios para obligar al Estado a respetar sus propios
compromisos.
Un grupo de países ha hecho grandes esfuerzos para
cumplir con sus compromisos a través de programas
nacionales para la erradicación del hambre, cuyo
objetivo es dotar a las personas pobres de una voz más
poderosa. Por ejemplo, Brasil presentó Fome Zero
(hambre cero) en 2003, una estrategia federal para
garantizar el acceso de los pobres a los alimentos. En
junio de 2006, con el programa ya se había atendido a
11,1 millones de familias. El programa más
emblemático es el llamado Bolsa Familia (estipendio
familiar), a través del cual se efectúan pequeños pagos
mensuales de dinero a las madres en una escala móvil.
Esto aumenta la capacidad de los hogares para
comprar los alimentos que más necesitan y valoran. Se
selecciona a las madres como grupo destinatario para
incrementar la utilidad de la transferencia monetaria:
varios estudios han demostrado que las madres
adjudican de la mejor manera que pueden sus escasos
recursos al bienestar de sus hijos (PMA, 2000).
La coordinación a escala comunal es importante para
garantizar la participación de los grupos marginados y
privados de derechos. Se han elaborado
procedimientos para hacer posible la participación de
todas las partes interesadas, aunque no siempre se
recurre a ellos. Es importante tener en cuenta los
desequilibrios de poder existentes y la falta de acceso a
la información para comprender la razón de que
algunos grupos estén marginados y no tengan muy al
abasto los alimentos ni los servicios de salud básicos.
inquietudes o expresen su apoyo. Las decisiones
pueden abarcar desde establecer la prioridad de las
intervenciones que conforman los servicios básicos de
salud y nutrición hasta elegir los criterios para la
identificación de los destinatarios. En todas las
sociedades existen estructuras informales; pueden
servir, por ejemplo, para ofrecer evaluaciones e
información inmediatas para el control y seguimiento.
Se han conseguido los cambios más eficaces allí donde
se ha demostrado que mejorar el bienestar de los
grupos marginados mejora el bienestar de toda la
sociedad. En el caso de los pueblos indígenas, existen
ya varios modelos y programas para luchar contra la
nutrición deficiente de forma culturalmente apropiada
y socialmente inclusiva.
Es necesario que haya un sentido de apropiación
y aceptación generalizadas en todos los niveles:
internacional, nacional, comunitario e individual.
De este modo, aunque tal vez tarden en arrancar,
los programas y proyectos tendrán muchas más
posibilidades de éxito.
Los procesos de participación hacen posible que los
diferentes grupos proclamen abiertamente sus
117
3.3 Adopción de las decisiones políticas correctas
Intermezzo 8: Asociaciones para vencer la desnutrición infantil en
América Latina y el Caribe
Derechos constitucionales a la salud y a la
nutrición en la región
La mayor concienciación sobre el hambre ha
motivado que los gobiernos de América Latina y el
Caribe refuercen los derechos constitucionales ya
existentes a la salud, a la seguridad alimentaria y a la
nutrición. Con más frecuencia, esos derechos
constitucionales se acompañan con planes
nacionales para la salud y la nutrición más eficaces (a
menudo conectados a planteamientos regionales
con apoyo internacional) y con la inclusión del
hambre en el orden del día de la política nacional.
El derecho a la salud está estipulado
constitucionalmente en 17 de los 33 países de la
región. El derecho al alimento (sin el cual no es
posible aplicar el derecho a la salud) está
garantizado de forma específica en las leyes
fundamentales del Ecuador y Nicaragua y en las
constituciones de la República Dominicana,
Guatemala, Panamá y Suriname. En otros países, la
constitución obliga a los gobiernos a proteger la
nutrición de grupos vulnerables, como las mujeres
embarazadas y lactantes, los niños, los pueblos
indígenas y los más pobres. Aunque no se puede
suponer que las disposiciones constitucionales por sí
mismas resuelvan el problema del hambre en la
región, sí que proporcionan el derecho legal a los
recursos nacionales e internacionales, y las
exigencias políticas y canales a seguir para contribuir
a la erradicación del hambre en la región.
Iniciativa regional: hacia la erradicación de la
desnutrición infantil crónica en Centroamérica
y en la República Dominicana
Las tendencias actuales conducentes a la
erradicación del hambre incluyen planteamientos por
regiones del mundo, basados en asociaciones
nacionales e internacionales. Una de esas iniciativas
es “Hacia la erradicación de la desnutrición infantil
crónica para el año 2015” en Centroamérica y en la
República Dominicana (CEPAL y PMA, 2007). Este
plan, propuesto conjuntamente por el PMA y el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se
presentó en una consulta técnica regional celebrada
en junio de 2006 en Panamá. Es especialmente
relevante, porque factores medioambientales,
sociales, culturales y económicos siguen
entorpeciendo el avance de Centroamérica hacia la
meta de reducción del hambre de los ODM. En esta
subregión, 1 millón de niños, desde su nacimiento
Disposiciones constitucionales sobre seguridad alimentaria y nutrición en América Latina y el Caribe
“Es derecho de los nicaragüenses estar protegidos contra el hambre. El Estado promoverá
programas que aseguren una adecuada disponibilidad de alimentos y una distribución
equitativa de los mismos”.
Artículo 63 de la constitución de Nicaragua.
“El Estado velará por que la alimentación y nutrición de la población reúna los requisitos
mínimos de salud. Las instituciones especializadas del Estado deberán coordinar sus acciones
entre sí o con organismos internacionales dedicados a la salud, para lograr un sistema
alimentario nacional efectivo”.
Artículo 99 de la constitución de Guatemala
“En materia de salud, corresponde primordialmente al Estado el desarrollo de las siguientes
actividades, integrando las funciones de prevención, curación y rehabilitación: 1) Desarrollar
una política nacional de alimentación y nutrición que asegure un óptimo estado nutricional
para toda la población, al promover la disponibilidad, el consumo y el aprovechamiento
biológico de los alimentos adecuados”.
Artículo 110 de la constitución de Panamá
118
hasta los 36 meses de edad, presentan graves
deficiencias en su altura y en su peso, que indican
claramente una desnutrición crónica.
“Hacia la erradicación de la desnutrición infantil
crónica para el año 2015” reúne a partes interesadas
de Belice, Costa Rica, la República Dominicana, El
Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y
Panamá, así como al PMA, el BID, el UNICEF, la OPS,
el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá
y el Instituto Nacional de Salud Pública de México.
Con esta iniciativa se persigue acelerar la reducción
de la desnutrición crónica en cada uno de los países
participantes, con un especial hincapié en las
gestantes y en los niños menores de 36 meses. Se
ofrece una motivación para aumentar la inversión
pública en operaciones preventivas y para mejorar su
eficacia. Entre los objetivos se encuentran la
elaboración de criterios comunes para los programas
nacionales contra el hambre, el respaldo a la
formulación de planes nacionales para reducir la
desnutrición crónica, el mayor relieve público de las
instancias de adopción de decisiones y la difusión de
las mejores prácticas a través de consultas regionales
para presentar los resultados.
Respuestas de los gobiernos en Centroamérica
y en la República Dominicana
Los representantes gubernamentales de los países
participantes reiteraron su apoyo a esta iniciativa y se
comprometieron a la elaboración de planes
nacionales para erradicar la desnutrición crónica. Los
ministros de salud confirmaron la importancia que
tiene vincular la propuesta con mecanismos de
intervención en casos de emergencia a escala
nacional y regional.
A este amplio respaldo siguió la elaboración de
normativas políticas nacionales concretas en los
diversos países de la subregión. En diciembre de
2006, Costa Rica presentó su Normativa de Sanidad
y Nutrición 2006–2010, que exige explícitamente la
elaboración y aplicación del plan “Hacia la
erradicación de la desnutrición infantil crónica para
el año 2015”. En 2006, Guatemala presentó el
“Programa para la reducción de la desnutrición
crónica”, que es similar y que incluye un análisis de
los costos del hambre. En El Salvador, diversas
organizaciones cooperaron con el Gobierno para
elaborar un plan de nutrición nacional para
2007–2012 que promueva la consecución de los
ODM.
El plan de nutrición de Honduras, que se está
preparando actualmente, se convertirá en el marco
de un plan nacional que exige intervenciones
específicas de nutrición infantil. En Nicaragua, se
está creando un programa nacional que pasará a
formar parte de la lista de asuntos sociales más
importantes. La República Dominicana emitió un
plan nacional para erradicar la desnutrición crónica,
así como un informe sobre los costos del hambre.
Los ministros de hacienda de los países participantes
también refrendaron la iniciativa “Hacia la
erradicación de la desnutrición infantil crónica para
el año 2015” y el trabajo de las diferentes naciones
que ésta fomentó. En una reunión celebrada en
Guatemala en marzo de 2007, durante la XLVIII
asamblea anual del consejo directivo del BID, los
ministros acordaron colocar la nutrición infantil en lo
más alto de la lista de estrategias para la reducción
de la pobreza y acelerar las acciones encaminadas
hacia la erradicación de la desnutrición crónica
(CEPAL y PMA, 2007).
El camino a seguir
En Centroamérica y la República Dominicana, el
sistema de las Naciones Unidas ha adoptado un
planteamiento coordinado para respaldar los planes
de los gobiernos encaminados a erradicar la
desnutrición infantil crónica; los programas
conjuntos de las Naciones Unidas están en marcha
en ocho países. La cooperación Sur–Sur, como la
establecida entre Chile y Perú y entre Chile y El
Salvador, tiene grandes posibilidades en la lucha
contra el hambre. Estas actividades ofrecen la
oportunidad de compartir buenos métodos de
trabajo y experiencias exitosas entre los países
comprometidos a combatir la desnutrición.
Colaboración a la Serie de informes sobre el hambre
en el mundo del Despacho Regional para América
Latina y el Caribe (ODP) del PMA.
119
3.3 Adopción de las decisiones políticas correctas
Compromiso con lo que funciona
El poder de evaluar los resultados
Uno de los grandes retos es aprender las lecciones
extraídas de las iniciativas exitosas contra el hambre y
por la salud, y emularlas en otros lugares y culturas.
Para ampliar las actividades, es importante evaluar los
resultados y saber qué ha funcionado. Entonces, habrá
que asignar los recursos a aquellos proyectos que han
conseguido dejar huella.
Si no evalúas los resultados, no puedes diferenciar el
éxito del fracaso.
Si no puedes diferenciar el éxito, no puedes
recompensarlo.
Si no puedes recompensar el éxito, probablemente estés
recompensando el fracaso.
Si no puedes diferenciar el éxito, no puedes aprender
de él.
Si no puedes reconocer el fracaso, no puedes corregirlo.
La ventaja de ampliar o emular los programas de
eficacia demostrada estriba en que éstos implican
mayores probabilidades de éxito a largo plazo. Las
diversas partes implicadas pueden aportar recursos
excepcionales al proceso de ampliación, y juntos
suelen crear las condiciones que conducen a más
expansión y sostenibilidad.
Si no puedes demostrar resultados, no puedes ganarte
el respaldo público.
Fuente: adaptación de Osborne y Gaebler, 1992
en 2002 y un 5% más en 2003 hasta su nivel más alto
de la historia en términos nominales y reales. A juzgar
por los compromisos de los donantes, se espera un
crecimiento continuo de la AOD (OCDE, 2007).
Es preciso reasignar los recursos a las soluciones
que alcancen resultados; y habrá que garantizar
recursos adicionales para adaptar los proyectos a
esa ampliación.
Están produciéndose innovaciones apasionantes en el
área de la nutrición y la salud con el surgimiento de
fundaciones privadas que se comprometen a donar
grandes volúmenes de recursos a las iniciativas de
ayuda. Dos de estas instituciones relativamente
recientes son la Fundación Bill y Melinda Gates y la
Fundación William J. Clinton, que otorgan una
prioridad enorme a los problemas de la salud y atraen
a otros líderes a que se unan a ellas. Estas fundaciones
proporcionan recursos financieros, orientación de
gestión fundamental y recursos técnicos para los
programas e iniciativas que funcionan en todo el
La ayuda internacional al desarrollo constituye una
fuente importante de fondos para programas sociales,
especialmente en los países más pobres. En los últimos
cinco años se ha producido un aumento gradual del
volumen de recursos que ha brindado la comunidad
internacional a los programas de reducción del hambre.
Según el Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD)
de la Organización de Cooperación y Desarrollo
Económicos (OCDE), la asistencia oficial para el
desarrollo (AOD) total creció un 7% en términos reales
12
120
10
100
8
80
6
60
4
40
2
20
0
2001
2002
Entregas de ayuda
alimentaria (en toneladas)
Fuentes: OCDE, 2007; PMA, 2007
120
2003
2004
Ingresos netos de AOD
(en millones de dólares EE.UU.)
2005
0
Millones de dólares EE.UU.
Millones de toneladas
Figura 29 – La AOD y la ayuda alimentaria (2000–2005)
mundo. Ambas respaldan planteamientos como la
asociación entre el sector público y privado con las
ONG, y representan una importante fuente de
financiación para iniciativas pioneras y para la
ampliación de programas selectivos.
La ampliación de los programas de éxito puede lograr
un impacto mucho más grande; pero para ello es
preciso aprender de la experiencia. Entre otras
lecciones generales se encuentran:
El sector privado es un interlocutor importante, que
aporta recursos para la aplicación de programas. La
dificultad estriba en reconocer el marco en el que
opera y en acogerse a su concepto de responsabilidad
corporativa. Las empresas privadas pueden ofrecer
liderazgo, técnicas y recursos financieros y materiales.
• llevar a cabo un compromiso para el alineamiento y
la armonización;
Con la ayuda del sector privado es posible desarrollar
una amplia gama de productos. Por ejemplo, el sector
privado ocupa un nicho en el campo del
enriquecimiento de sal con yodo y en el uso de las
harinas de arroz y de trigo para incorporarles vitamina
A y hierro. La lucha contra el hambre mediante
programas como la alimentación en las escuelas brinda
oportunidades de involucrar a las empresas nacionales
en el suministro de alimentos y servicios, como el
transporte.
Las nuevas tecnologías de la información abren
oportunidades en el campo de la salud y la nutrición.
Las clínicas médicas equipadas con sistemas
informáticos conectados a Internet pueden servir de
centros de formación y de intercambio de ideas. Ya son
posibles las comunicaciones más rápidas entre las
partes interesadas, y el seguimiento sobre el terreno de
las actividades se puede hacer de forma más exacta y
oportuna.
• respaldar las estructuras locales;
• buscar una representación equilibrada de las partes
interesadas;
• practicar la responsabilidad mutua y establecer
objetivos realistas;
• controlar y evaluar los programas; e
• incorporar las lecciones y las innovaciones en la
aplicación de los programas.
La decisión es nuestra
Estas soluciones de eficacia demostrada, básicas y
prácticas se dirigen a las causas recíprocas del hambre
y la salud deficiente. Pueden aumentar la eficacia de
otras inversiones en capital humano y mejorar la
justicia social. Como ha quedado demostrado en la
Parte III, estas soluciones son también rentables.
Tenemos que activar nuestra voluntad colectiva para
tomar las decisiones correctas. Cruzarse de brazos se
cobra un precio muy alto, desde el punto de vista
económico, político y, lo que es más importante,
moral.
121
3.3 Adopción de las decisiones políticas correctas
Intermezzo 9: De la investigación a la acción
Malawi tiene una población de 12 millones de
habitantes, y 2,5 millones de ellos tienen menos de
cinco años de edad. De estos, aproximadamente el
48% sufre subalimentación crónica y el 22% está
gravemente malnutrido. En Malawi, la malnutrición
grave y aguda es la causa más habitual de ingresos
hospitalarios en los departamentos de pediatría.
Antiguamente, las madres tenían que abandonar a
sus familias durante incluso un mes entero para
desplazarse a la población más cercana para buscar
tratamiento médico para sus hijos gravemente
malnutridos. Dado el alto costo que tenía en la
familia la ausencia prolongada de la madre, los niños
gravemente malnutridos llegaban muy tarde, si lo
hacían, a los departamentos de admisiones
hospitalarias, ya abarrotados. La demora de la
llegada a los hospitales se asocia a más
complicaciones y frecuentemente conlleva una
mortalidad entre los pacientes ingresados superior al
25%.
La atención terapéutica en la comunidad es un
planteamiento nuevo en el tratamiento de la
malnutrición grave y aguda, que hace posible que
los niños reciban tratamiento en sus hogares, en
lugar de en el hospital. El sistema de clínicas para
pacientes externos se suministra a través de los
centros o clínicas rurales de atención primaria, y se
aplicó por primera vez en Malawi en 2002 a través
de los programas Concern Worldwide del distrito de
Dowa. La atención terapéutica en la comunidad
consiste en: i) un tratamiento exclusivamente como
pacientes externos para niños gravemente
malnutridos sin complicaciones, mediante el uso de
alimentos muy densamente energéticos y muy ricos
en micronutrientes; y ii) un método combinado para
los niños más enfermos, cuyo tratamiento comienza
con un corto período en un centro de estabilización
como paciente ingresado y, después de un alta
prematura del centro, un tratamiento como paciente
externo. Los resultados han sido impresionantes
desde el primer momento: los índices del 75%
fueron muy superiores a la media internacional de
los programas de alimentación terapéutica. Desde
2003–2005, la cobertura de atención terapéutica en
la comunidad ha sido regularmente superior al 70%
en Dowa.
Espoleados por estos primeros resultados, los
investigados comenzaros un ensayo en uno de los
principales hospitales de Malawi, donde la
mortalidad de los pacientes de malnutrición grave y
122
aguda ingresados en el departamento de
alimentación terapéutica llevaba décadas superando
el 20%, a pesar de los intentos por rebajar esta cifra.
El objetivo era comenzar a dar el alta hospitalaria en
una etapa mucho más temprana, de manera que el
tratamiento se pudiera completar en el seno de la
comunidad, y por lo tanto se redujera el
hacinamiento y, como consecuencia, los índices de
infección, y el precio de la atención sanitaria.
Aunque los índices de curación en el departamento
del hospital crecieron de un 45% a
aproximadamente el 60%, la mortalidad general
permaneció por encima de la media internacional. La
alta mortalidad persistente era resultado de la
altísima prevalencia del VIH entre los niños que
padecían malnutrición grave y aguda en las zonas
urbanas de Malawi y de la demora en la llegada de
muchos niños para recibir tratamiento.
Las nuevas investigaciones en el distrito de Dowa
han demostrado que el 59% de los niños
seropositivos al VIH recuperaron su estado
nutricional con el uso de los protocolos de atención
terapéutica en la comunidad, a pesar de que no se
utilizaron tratamientos antirretrovirales. Esto indica
que, en esos niños, la desnutrición grave
no se podía achacar únicamente a la infección de
VIH. Las consecuencias de tales resultados tienen
visos de ser inmensas: sugieren que existe un grupo
de niños con VIH que es posible mantener con
vida a corto plazo solamente mediante aportaciones
nutricionales, y por lo tanto se les alarga el tiempo
de vida hasta que ellos también puedan acceder a
un programa de tratamiento antirretroviral.
Y lo que es igual de importante, la investigación en
Dowa reveló que la atención terapéutica en la
comunidad puede servir de excelente punto de
acceso a las comunidades para ofrecerles
asesoramiento y pruebas voluntarios. El estigma que
representa el VIH en muchas partes de Malawi ha
dificultado la aplicación de programas que prevén
pruebas de detección del VIH. En Dowa, la
introducción de las pruebas voluntarias en un
programa de atención terapéutica en la comunidad
ya existente, de la que se fiaba la población de la
localidad, mejoró enormemente su confianza en las
pruebas voluntarias. Todo esto, combinado con la
seguridad de que el servicio sanitario podía ofrecer
beneficios tangibles, produjo un interés que hizo que
se sometieran a la prueba hasta el 94% de los niños
y el 60,7% de los adultos que los cuidaban.
Las labores de identificación de estrategias de ayuda
nutricional apropiada para adultos infectados de
VIH/SIDA que ya presentaban síntomas de la
enfermedad se realizaron en los distritos de Salima y
Nkhotakota en 2005, con ayuda de dos
organizaciones municipales de atención en el hogar.
La ración diaria de 500 gramos durante tres meses
aumentó el peso y la fuerza física de muchos de los
participantes, mucho más que en pruebas previas,
en las que se usaron alimentos compuestos,
energéticamente menos densos. A los beneficiarios
les gustó la comida: sólo 4 de los 72 participantes no
pudieron comerla; la mayoría de ellos
experimentaron una mejoría de todas sus funciones,
y el 78% ganó fuerzas suficientes para ir caminando
a los servicios médicos situados en las instalaciones
de la localidad. Este aumento de energía y vitalidad
les otorgó nuevas esperanzas.
Como resultado de la rehabilitación nutricional en
tan corto período de tiempo y dada la facilidad con
la que los alimentos terapéuticos listos para su uso
se podían hacer llegar a las personas enfermas, el
costo por recuperación fue entre el 75% y 90% más
barato que en los programas equivalentes de
alimentos compuestos. Este programa ofrece una
muestra clara de las grandes posibilidades que
tienen la atención terapéutica en la comunidad y los
alimentos terapéuticos listos para su uso en la
rehabilitación de un gran porcentaje de personas
malnutridas y con VIH, pues ayudan a incrementar el
interés en el asesoramiento y pruebas voluntarias y
hacen posible que pacientes previamente terminales
lleguen por su propio pie a las clínicas municipales y
tengan acceso a la medicación antirretroviral que
puede alargar sus vidas productivas durante
décadas.
Colaboración de Valid International a la Serie de
informes sobre el hambre en el mundo10.
123
Parte IV: El camino para lograr un
mundo sin hambre
Los gobiernos deben reforzar su compromiso de ir más
allá de los ODM y erradicar el hambre, en parte
garantizando a las personas afectadas por el hambre y
marginadas el acceso a una atención sanitaria de
calidad.
En la Parte IV: El camino para lograr un mundo sin hambre, se presentan 10 medidas clave a fin de sustentar la
aplicación de las soluciones básicas expuestas en la Parte III. Estas medidas sirven para reforzar el compromiso de
erradicar el hambre y mejorar la salud de las personas pobres; además, promueven un uso más eficaz de los
conocimientos, la experiencia, las tecnologías y los recursos. El camino que hay que seguir se basa en la premisa de
que el hambre y la salud deficiente deben abordarse simultáneamente, como un todo indisoluble.
125
4.1 El camino que hay que seguir: diez medidas clave
“El conocimiento no tiene valor alguno si
no se lleva a la práctica”.
Anton Chejov (1860–1904)
Descenso relativo de la estatura en
los Estados Unidos
“Los estadounidenses eran los más altos del mundo
entre la época colonial y mediados del siglo XX, pero
actualmente son más bajos (y más gordos) que los
europeos occidentales y septentrionales. De hecho, la
población de los Estados Unidos se sitúa hoy en día en
los últimos puestos de la lista de la distribución de la
estatura entre los países industrialmente avanzados.
Sin embargo, la estatura física de los estadounidenses
no es un reflejo total de la prosperidad del país. Pese a
que, en teoría, los Estados Unidos sigue siendo una de
las naciones más ricas del mundo, su población se está
haciendo más baja físicamente que los habitantes del
oeste y del norte de Europa y también vive menos
años.
La razón de que la estatura de los estadounidenses
esté menguando en términos relativos sigue siendo un
gran interrogante, un tema para investigaciones
futuras; pero, incluso en este estadio de nuestros
conocimientos sobre la cuestión, podemos conjeturar
que existen diferencias entre las dietas que siguen los
niños de los Estados Unidos y los niños europeos, que
pueden repercutir en el crecimiento humano. Los niños
estadounidenses consumen más comidas preparadas
fuera de sus hogares, más comida rápida, rica en
grasas, de alto contenido energético y pobre en
micronutrientes esenciales, que los niños europeos.
Un repaso a las diferencias entre las instituciones
socioeconómicas de Europa y los Estados Unidos
podría servir como punto de partida para resolver esta
paradoja. Sin afirmar en ningún momento que
proponemos una respuesta completa y absoluta a este
contrasentido, adelantamos la hipótesis de que existen
varias diferencias fundamentales entre los estados del
bienestar de Europa occidental y septentrional y la
economía mucho más orientada al mercado libre de
los Estados Unidos que podrían aclarar la cuestión.
Entre ellas se encuentran la mayor injusticia social y
económica y la pobreza más extendida que registra los
Estados Unidos. Además, los estados del bienestar
europeos proporcionan una protección social más
completa, en la que se incluye la cobertura universal
de sus servicios sanitarios, en comparación con el 15%
de la población estadounidense que no posee ningún
seguro sanitario. ¿No es posible que los estados del
bienestar del occidente de Europa sean capaces de
ofrecer mejor asistencia sanitaria a sus niños y
jóvenes…?” (Extraído de Komlos y Lauderdale, 2007).
Hacia otro período de transición
En esta edición de 2007 de la Serie de informes sobre
el hambre en el mundo se ofrecen pruebas de que el
hambre y la salud deficientes son problemas que se
pueden solucionar. Se muestra, además, que el
progreso es desigual, especialmente en los países en
desarrollo, pero también en las naciones avanzadas y
ricas. Las fluctuaciones diacrónicas de estatura de la
población de Estados Unidos y de Europa indican que
el progreso económico no comporta forzosamente
beneficios equitativos para la salud y la calidad de vida
de todos los grupos sociales. El proceso de transición
nutricional que está ocurriendo actualmente
ejemplifica que el progreso puede traer consigo
problemas nuevos y que el crecimiento económico, la
tecnología y los conocimientos no son suficientes para
arrancar a las personas de los brazos del hambre y de
la salud insuficiente. Es preciso hacer acopio de la
voluntad y el compromiso político para aprovechar al
máximo los beneficios que pueden ofrecer el
crecimiento económico y los conocimientos actuales.
En esta sección se propone un camino a seguir:
10 medidas clave para ganar la lucha contra el hambre
y mejorar la salud, con la idea de conseguir un uso más
eficaz de los recursos y consecuencias más importantes
en las vidas de las personas más vulnerables y
marginadas. Cada medida creará por sí misma un
avance considerable hacia la erradicación del hambre y
la mejora de la salud. La aplicación de varias de estas
acciones generará repercusiones de alcance y muy
positivas. La opción que se prefiere es la incorporación
de las 10 medidas en los planes nacionales de
desarrollo en apoyo de las metas de los ODM.
Probablemente haya que incluir en el proyecto
intereses poderosos o bien enfrentarse a ellos para
asegurarse de que los programas correctos llegan a
quienes más los necesitan.
127
4.1 El camino que hay que seguir: diez medidas clave
Medida 1: Hacer frente a los
problemas del hambre y la salud
deficiente, haciendo hincapié en las
enfermedades que conllevan el
costo más elevado y en las
personas más pobres
La meta establecida en relación con el hambre es de
importancia fundamental para conseguir los ODM
relativos a la salud, no en vano el hambre y la salud
están íntimamente relacionadas. Las operaciones
sanitarias que no tengan en cuenta el problema del
hambre harán menos mella y, a largo plazo, serán más
costosas. Y, a la inversa, las operaciones contra el
hambre que presten atención a los problemas de salud
tratarán muchas de las causas interrelacionadas y
alcanzarán un mayor efecto y eficacia.
Las soluciones básicas propuestas, que se comentaron
en la Parte III, hacían hincapié en:
• tratar los factores subyacentes comunes;
• combinar estratégicamente los recursos y
herramientas disponibles, incluidos recursos
alimentarios y no alimentarios; y
• aplicar a mayor escala las medidas que han dado
buenos resultados.
Si los programas se elaboran en torno a los vínculos
recíprocos entre el hambre y la salud, conseguirán
tratar de manera más holística los problemas mutuos
de esta reciprocidad.
El hecho de que los problemas relacionados con el
hambre y la salud se aborden simultáneamente no
impide que también las intervenciones selectivas
específicas desempeñen una importante función, por
ejemplo, la de mejorar el tratamiento del paludismo.
En el pasado, este tipo de intervenciones han
contribuido enormemente a reducir enfermedades y
salvar vidas. No obstante, no deben imponerse las
intervenciones selectivas como si fueran una solución
universal: habría que elaborar y ejecutar los programas
con el objetivo de crear sinergias, teniendo en cuenta
la tarea de erradicar el hambre y mejorar la salud
básica que se indica claramente entre los objetivos más
amplios. No se puede permitir que los meros intereses
profesionales obstaculicen la búsqueda de
planteamientos comunes.
128
Debe adjudicarse una mayor proporción de recursos a
los problemas que afligen a un mayor número de
personas. La desnutrición relacionada con la diarrea y
las enfermedades respiratorias agudas, por ejemplo, es
una de las principales causas de salud deficiente y
mortalidad entre los niños de los países en desarrollo,
por eso habría que dirigir una porción de recursos
mucho mayor directamente a la lucha contra esas dos
patologías. La financiación debería seguir el ya
tradicional principio que tiene establecido la sanidad
pública de que el objetivo es salvar el mayor número
de vidas.
Medida 2: Destinar la ayuda a las
etapas más críticas del ciclo vital
En todas las etapas del ciclo vital es fundamental
poseer unos niveles óptimos de macronutrientes y
micronutrientes. No obstante, en la Parte III se
proponían las dos “oportunidades vitales”, o los dos
momentos del ciclo vital más oportunos para la acción,
y se demostraba que, si se aplica en esas etapas, la
ayuda tiene más repercusiones en la salud y el
bienestar a largo plazo. La primera de esas “etapas
decisivas” se produce durante los primeros años de
vida (incluida la vida embrionaria y los primeros
36 meses después del nacimiento); y la segunda,
durante la adolescencia (en la que se incluyen los niños
en edad escolar). Se debería dar prioridad a estas dos
etapas críticas del ciclo vital a la hora de aplicar las
soluciones.
Después de seis meses de alimentación exclusiva con
leche materna, la introducción de alimentos
complementarios, energéticamente densos, con la
combinación apropiada de macronutrientes y
micronutrientes, es fundamental para prevenir
trastornos del crecimiento. Las experiencias de los
programas de salud y nutrición manternoinfantil han
demostrado que proporcionar ayuda alimentaria es
relativamente fácil y rentable, especialmente cuando se
destina a las mujeres embarazadas y lactantes y a los
niños pequeños. No obstante, ese tipo de programas
suelen sufrir limitaciones por falta de recursos.
La alimentación en la escuela es una forma sencilla y
rentable de atender a los niños en edad escolar y
adolescentes. Contribuye a que los niños,
especialmente las chicas, sigan asistiendo al colegio y a
que sus dietas mejoren. Las escuelas constituyen un
vehículo importante de transmisión de conocimientos
sobre salud y régimen alimentario. Sin embargo, la
limitación de los recursos obliga a que, normalmente,
la alimentación escolar se limite sólo a los niños de
escuela primaria.
Medida 3: Centrarse en la
prevención además de en el
tratamiento
Los responsables de la formulación de políticas deben
establecer los servicios básicos de prevención de forma
más exhaustiva. Esos servicios pueden incluir:
• el fomento de métodos alimentarios y de
puericultura, como lactancia materna,
almacenamiento y preparación de los alimentos en
condiciones higiénicas, planificación familiar y
fomento de la prevención de enfermedades;
• la prestación de asistencia básica, incluidos: atención
prenatal, asistencia de comadronas a los partos,
cuidados neonatales, uso de sales de rehidratación
por vía oral, vacunación, suministro de fármacos
básicos, tratamientos antiparasitarios sistemáticos y
control del paludismo en aquellas zonas donde esta
enfermedad sea endémica;
• el aumento del suministro y la variedad de los
alimentos disponibles en la localidad;
• la mejora del abastecimiento del agua y el
saneamiento en las comunidades marginadas; y
• la sensibilización, concienciación y transmisión de
conocimientos.
Las medidas preventivas, como la vacunación y el uso
de mosquiteros para prevenir el paludismo, tienen la
gran ventaja de que fomentan en los beneficiarios el
sentido de apropiación e incrementan su respaldo a los
sistemas de asistencia sanitaria de su propia localidad.
Cada vez más, los indicios apuntan a que la ayuda
nutritiva y alimentaria que acompaña al tratamiento de
la tuberculosis, del VIH y de otras enfermedades
infecciosas aumenta la observancia del tratamiento por
parte de los pacientes y mejora los resultados,
especialmente entre los más pobres. Esta ayuda
debería convertirse en una parte integral de los
programas de tratamiento, junto con la intensificación
de las investigaciones para mejorar la eficacia de la
ayuda alimentaria y nutricional que se ofrece de forma
paralela al tratamiento.
Medida 4: Aumentar el contenido de
micronutrientes de los alimentos del
lugar
El problema generalizado de las carencias de
micronutrientes demuestra que las calorías no son de
por sí suficientes para conseguir una buena salud. Es
necesario que se conozca y comprenda mucho mejor
la importancia de los micronutrientes a lo largo de
todo el ciclo vital.
Actualmente, se están enriqueciendo alimentos en
varios países, pero es preciso trabajar mucho más
todavía en este campo. El enriquecimiento con
micronutrientes múltiples de los productos y
complementos alimentarios que se consumen
habitualmente podría ser una estrategia rentable para
luchar contra las carencias múltiples que presentan
niños en edad escolar, adolescentes, refugiados y
personas desplazadas en el interior de su país.
Además, habría que considerar más detenidamente el
enriquecimiento de alimentos en los hogares.
Medida 5: Fomentar la variedad
dietética
Millones de personas no consumen frutas, verduras ni
productos lácteos. Ésta es una de las principales causas
del hambre oculta. La mejora de la variedad dietética,
con el objetivo de combatir las carencias de
micronutrientes en todas las etapas del ciclo vital, es
fundamental para la salud general de una persona.
Para ayudar a las comunidades a elaborar dietas
variadas, es preciso un planteamiento multisectorial y
estrategias innovadoras, que podrían contemplar:
• que los escolares participaran en el cultivo de
huertos en los colegios para mejorar sus dietas y
aprender técnicas de producción de alimentos;
• el sentido de apropiación en la comunidad y el uso
de recursos naturales para ampliar la producción de
alimentos en la localidad;
129
4.1 El camino que hay que seguir: diez medidas clave
• criterios medioambientales mínimos para garantizar
la biodiversidad y la conservación de las fuentes de
alimentos propias; y
• enfocar e integrar la protección de la biodiversidad y
el desarrollo rural entre las batallas más importantes
que se deben librar en la lucha contra el hambre y la
salud deficiente.
Medida 6: Respaldar los objetivos y
prioridades nacionales
Siempre que sea posible, las intervenciones de los
donantes deberían respaldar los objetivos y prioridades
nacionales a través de las estructuras gubernamentales
ya existentes. La lucha contra el hambre y la salud
deficiente requiere un planteamiento a largo plazo,
como ilustra el caso de Tailandia que se describe en el
Intermezzo 10. Las intervenciones que se financian y se
apoyan en estructuras paralelas no son generalmente
sostenibles y deberían llevarse a cabo únicamente
como último recurso. Respaldar las prioridades
nacionales y reforzar las instituciones municipales
constituye una inversión que brindará una mayor
capacidad para luchar contra el hambre y la salud
deficiente y, por lo tanto, resultados mucho más
importantes a largo plazo.
A menudo, las intervenciones de los donantes se saltan
las estructuras gubernamentales, porque éstos alegan
que la mayor parte de la ayuda que se canaliza a través
de los gobiernos no llega a los pobres tal y como
debería. Hay dos razones por las que esto ocurre:
• la incapacidad del país para gestionar sus propios
recursos y ayudas con eficacia; y
• la corrupción, que constituye un problema en varios
países en desarrollo.
Si bien en el caso de algunos países estas alegaciones
están fundamentadas, no ocurre así en todos ellos.
Sencillamente, las intervenciones que se financian y se
basan en estructuras paralelas y pasan por encima de
las prioridades nacionales no suelen contribuir a la
creación de soluciones sostenibles.
130
Medida 7: Conseguir que se oiga la
voz de las personas que padecen
hambre
Hay que dar a las personas afectadas por el hambre la
oportunidad de explicar sus propias necesidades, y se
les debe brindar la información necesaria para que
tomen las decisiones que más les convengan.
Es fundamental concentrarse en la construcción y el
mantenimiento de la cohesión social. Los programas
sanitarios y para la reducción del hambre deben
prestar una atención muy especial a las realidades
culturales de las personas vulnerables y marginadas,
para garantizarles unos resultados equitativos y justos.
Incluir el derecho a la nutrición y a la salud en las
constituciones nacionales es un buen principio, al igual
que emplear mucho más planteamientos participativos
en la elaboración y aplicación de los programas
sanitarios y contra el hambre. En última instancia, el
objetivo debe ser conseguir la emancipación de las
personas que pasan y marginadas, incluidos los
pueblos indígenas, los refugiados y las personas
desplazadas en el interior de sus propios países, una
autonomía que les permita retomar el control de sus
propias vidas.
Las diferencias de género que discriminan a las mujeres
y limitan su contribución a la economía imponen
costos sociales y económicos elevadísimos a los
individuos, los hogares y las sociedades, e impiden su
avance. Tales diferencias también repercuten muy
negativamente en las intervenciones de ayuda. Se
impone la necesidad de trabajar por un entorno que
promueva la educación y la preparación para la vida
práctica de las chicas adolescentes y el
empoderamiento de las mujeres. Las campañas de
apoyo a las mujeres deben transmitir también el
mensaje de que tienen consecuencias positivas en los
hogares y en las sociedades en su totalidad.
Medida 8: Mejorar la rendición de
cuentas y el seguimiento de los
programas
Medida 9: Evitar los
desplazamientos masivos de
personas
Aclarar las responsabilidades y facultades de cada uno
sirve para asegurarse de que se adopten con prontitud
las medidas correctivas pertinentes. Es preciso
responsabilizar a los dirigentes por sus acciones o por
su falta de acción. La autoridad tiene un precio y hay
que ganársela.
Si se presta atención al hambre en el marco del sistema
de alerta temprana, las iniciativas de socorro y
recuperación pueden servir para evitar los
desplazamientos masivos de personas, que son la
causa principal de muerte y enfermedad en situaciones
de crisis.
Quienes dependen de las estructuras gubernamentales
recibirán un mejor servicio si saben qué directivo es el
responsable de que una prestación funcione
correctamente. De igual forma, será más probable que
los donantes respalden los servicios gubernamentales
si las relaciones de rendición de cuentas están bien
definidas.
El conocimiento de las condiciones nutricionales de
partida de las poblaciones es un factor decisivo para
impedir crisis en gran escala. La vigilancia nutricional
como elemento de prevención de las crisis y de
mitigación de los efectos de las catástrofes puede
contribuir a precisar con exactitud las zonas
geográficas vulnerables a las crisis alimentarias y
nutricionales, para dirigir la ayuda con mayor rapidez y
atender con más eficacia a quienes la necesiten.
El seguimiento debe realizarse mucho más cerca de las
personas más necesitadas, y en el ámbito subnacional
de una forma regular, de manera que sea posible
reseguir los progresos efectuados, por ejemplo en el
camino hacia los ODM. Tendría que existir un
seguimiento riguroso y regular, que garantice que las
intervenciones:
• funcionen eficazmente;
• beneficien a los destinatarios seleccionados;
• produzcan debidamente los beneficios previstos y
tengan los efectos deseados;
• permitan adoptar medidas correctivas inmediatas
cuando se detecten los problemas; y
• permitan desglosar los datos por sexo y grupo
vulnerable para determinar cuáles son las tendencias
en el ámbito local.
Los programas nacionales deben incluir una labor
paralela de vigilancia, seguimiento y evaluación
nutricional. Estas herramientas no tienen que ser
rígidas; es más, pueden ser flexibles gracias al uso de
tecnologías de la información pertinentes, que se
pueden poner al servicio de la ejecución de los
programas y de la formulación de las políticas.
Medida 10: Fomentar los
conocimientos sobre el hambre
y la salud
Transmitir los conocimientos puede ser más complejo
que prestar un servicio. Un servicio puede prestarse
con arreglo a modalidades bien definidas y medirse en
función de los resultados obtenidos. La transmisión de
conocimientos requiere que las personas asimilen
información nueva y modifiquen su conducta en
consecuencia. Los gobiernos y los responsables de los
proyectos no pueden controlar la higiene personal de
la población, el tamaño y la composición de sus
comidas o sus visitas a los centros de salud.
Los planteamientos que hacen hincapié en la
formación y en la capacitación y se basan en la
transmisión de conocimientos, por sus propias
características, arraigan mucho más y permanecen de
una generación a la siguiente. Es de importancia
capital que muy especialmente las madres, los niños
pequeños y los niños en edad escolar, los adolescentes
y las personas marginadas puedan adquirir sin
problemas conocimientos sobre dietas, preparación de
alimentos, estilos de vida y salud. Además, los líderes y
los responsables de la toma de decisiones deben
disponer de las investigaciones más avanzadas
y la información más reciente.
131
4.1 El camino que hay que seguir: diez medidas clave
Se pueden adaptar los conocimientos y los mensajes
clave para que se ajusten a grupos específicos, por
ejemplo, a las mujeres, los adolescentes y los pueblos
indígenas, de manera que la erradicación del hambre
se convierta en un objetivo también para los individuos
y las familias, además de para los políticos.
Educar a las niñas es una de las inversiones más
importantes que puede hacer una familia, una
comunidad o un gobierno. La educación suele
modificar radicalmente las aptitudes de una mujer para
sacar adelante a una familia sana y segura
nutritivamente e impedir la propagación de las
enfermedades.
En conclusión
Las soluciones actuales no están beneficiando equitativamente a muchas de las personas necesitadas, por lo
que se impone la adopción de medidas urgentes si se desea erradicar el hambre en las próximas décadas. Está
muy claro que el alto precio que se cobran el hambre y la salud deficiente y sus repercusiones en el desarrollo
de las naciones son motivos más que lógicos para tomar medidas ya. Estas medidas deben encaminarse a
luchar contra el sufrimiento humano que provocan el hambre y la salud deficiente, y a eliminar las barreras que
separan a quienes tienen a su alcance suficiente comida y asistencia sanitaria de buena calidad de todas
aquellas personas que están privadas de los elementos más fundamentales para su bienestar. La única opción
es comprometerse a ir más allá de los ODM, erradicar el hambre y poner al alcance de las personas marginadas
que padecen hambre una asistencia sanitaria de calidad.
Esta última parte de la Serie de informes sobre el hambre en el mundo 2007: El hambre y la salud comenzó
con las pertinentes palabras de Anton Chejov: “El conocimiento no tiene valor alguno si no se lleva a la
práctica”. La presente edición agrupa los conocimientos que existen actualmente sobre el hambre y la salud y
presenta las lecciones aprendidas y las experiencias adquiridas en todo el mundo. Y, lo que es más importante,
como camino a seguir hacia el progreso, el informe plantea soluciones básicas, de eficacia probada y rentables,
corroboradas por 10 medidas clave, que persiguen el objetivo de ayudar a líderes, comunidades, familias y
personas a hacer frente al hambre y la salud deficiente en aras de una mayor equidad.
En este mundo de riquezas, conocimientos y habilidades técnicas, la comunidad mundial debe trabajar para
garantizar que, tras el próximo proceso de transición económica y nutricional, se acabe con el hambre. Esto se
puede conseguir en las próximas décadas si se garantiza el acceso a los alimentos de buena calidad, lo cual
permitirá lograr una buena calidad de vida para todos. Como dijo Eleanor Roosevelt hace casi un siglo:
“Siempre he sostenido que la libertad del género humano es la libertad de poder
comer”11.
132
Intermezzo 10: La nutrición, una prioridad para Tailandia
Compromisos políticos
Tailandia presentó en 1977 su primer Plan Nacional
para la Alimentación y la Nutrición. En él se reconocía
que la desnutrición era un problema polifacético que
requería un planteamiento multisectorial. Dirigía el
plan el Comité Nacional para la Alimentación y la
Nutrición, que representaba a los ministerios de
Agricultura, Educación, Salud y del Interior y
Desarrollo Comunitario. También se nombró un
comité complementario para las provincias.
En el primer Plan Nacional para la Alimentación y la
Nutrición (1977–1981) se aseguraba el compromiso
político de apoyar las intervenciones de lucha contra
la malnutrición proteínica y energética entre las
madres, las mujeres gestantes y los niños menores
de 5 años y en edad escolar.
Lecciones aprendidas
Pese a los compromisos políticos para la colaboración
intersectorial e intrasectorial, el programa no se llegó
a aplicar completamente debido a su mala
planificación, la escasa financiación de operaciones
multisectoriales y la insistencia desmedida en la
planificación vertical. Como resultado, para 1980, las
conclusiones de los estudios destacaban que la
desnutrición seguía siendo un problema grave en
todos los grupos, y que el 53% de los niños menores
de 5 años sufría malnutrición proteínica y energética.
Pero, a pesar de los fallos evidentes, el programa
sirvió para sensibilizar sobre los problemas
nutricionales a los responsables de la formulación de
políticas, al sector público y al sector privado.
Cambios en la estrategia
En el Plan Nacional de Desarrollo de la Salud
1982–1986 se incorporaron esas lecciones y se
ofreció un planteamiento muy participativo, basado
en las comunidades. Se estableció el compromiso de
prestar atención sanitaria a nivel comunitario de la
siguiente manera:
• se capacitó a 50.000 sanitarios voluntarios y
500.000 interlocutores sanitarios en pequeñas
localidades;
• se aseguró que en cada distrito hubiera al menos
un hospital, poniendo a disposición y
aprovechando de esta manera más plenamente las
instalaciones sanitarias, los hospitales comunitarios
y los centros de salud de cada una de las divisiones
territoriales de los distritos; y
• se reconoció que la desnutrición era signo de
pobreza y de ignorancia y, por lo tanto, se
elaboraron intervenciones selectivas dirigidas a las
madres, las mujeres embarazadas, los bebés y los
niños.
Con el Plan se potenciaron también objetivos
cuantificables, incluida la erradicación del bocio por
carencia de yodo en nueve provincias donde la
enfermedad era endémica.
El camino del progreso
Ese planteamiento de acciones basadas en las
comunidades contrastaba con la idea tradicional
tailandesa de desarrollo vertical. Entre las estrategias
que se emplearon para luchar contra la desnutrición y
mejorar el estado nutricional de la población se
incluía la vigilancia y la información, educación y
comunicación sobre nutrición, producción de
alimentos nutritivos en el seno de las comunidades,
producción de alimentos complementarios y
programas de alimentación suplementaria en los
pueblos, programas de alimentación escolar en
5.000 escuelas, alimentos enriquecidos y capacitación.
Resultados
En el plazo de nueve años, la prevalencia de la
malnutrición proteínica y energética entre los niños
menores de 5 años se había reducido del 51% al
21%; la malnutrición proteínica y energética
moderada y grave estaba prácticamente erradicada:
había caído del 15% a menos del 1%. La seguridad
alimentaria se amplió con tecnologías agrícolas para
el incremento de las cosechas y piscifactorías de agua
dulce, ganaderías y otras mejoras. La asistencia
sanitaria primaria alcanzó el 80% en los municipios
seleccionados. Se ofreció capacitación a
interlocutores de salud y voluntarios en los pueblos.
Los mecanismos de establecimiento de metas y de
responsabilidad con las comunidades produjeron
mejoras de planificación en todos los niveles,
integración de las actividades de desarrollo y una
mejor gestión de la nutrición.
El planteamiento que hizo Tailandia logró resultados
excelentes en la disminución de la desnutrición. Se
tardó entre 10 y 15 años: hicieron falta unos 5 ó
6 años para conseguir que se concientizara a la opinión
pública sobre el problema y se lograra un compromiso
político firme. Durante el período consiguiente de
implementación, se mantuvo el apoyo político, se
afianzaron las estructuras de gestión y coordinación, se
establecieron objetivos de desarrollo pertinentes y se
reconoció la participación de las comunidades como
piedra angular del proceso de desarrollo.
Colaboración a la Serie de informes sobre el hambre
en el mundo de Rosemary Fernholz y Channa
Jayasekera de la Universidad de Duke.
133
Mapa 8 – Compromisos nacionales en la esfera de la salud
Groenlandia
(Dinamarca)
A
las
ka
(E
E.
U
)
U.
Islandia
Suecia
Finlandia
Noruega
Estonia
Letonia
Dinamarca
Lituania
Federación de Rusia
Países Bajos
Belarús
da Reino Unido
n
a de gran Bretaña
Polonia
Irl
e Irlanda del Norte
Alemania
Béligica
República Checa
Urc
Luxemburgo
Eslovaquia
Liechtenstein
Austria Hungary
Suiza
C a n a d á
ani
M
old
Mónaco
Andorra
Portuga
l
Estados Unidos
de América
Eslovenia
Bosnia y
Herzegovina
Bulgaria
Macedonia,
ex República
Albania Yugoslava de
España
Grecia
Túnez
Malta
Marruecos
Territ
A r g e l i a
Méx
Jamahiriya
Árabe Libia
Bahamas
Sahara
Occidental
E
Islas Turcas y
Caicos (Reino Unido)
Jamaica
uras
Hond
a
gu
ra
El Salvador
ca
i
N
Puerto
Rico Islas Vírgenes Británicas (Reino Unido)
Anguila (Reino Unido)
Antigua y Barbuda
Guadalupe (Francia)
Dominica
Mauritania
M a l í
Islas Vírgenes de los Estados Unidos
St Kitts y Nevis
Montserrat (Reino Unido)
San Vicente y
las Granadinas
Antillas
Neerlandesas
Martinica (Francia)
Santa Lucía
Barbados
Gambia
Burkina Faso
Granada
Guinea-Bissau
Trinidad y Tabago
Ve n e z u e l a
Guinea
Sierra Leona
Guya
na
Colombia
C h a d
Senegal
Panamá
Costa Rica
N í g e r
Cabo Verde
Guayana Francesa
Côte
d’Ivoire Ghana
Nigeria
Liberia
República
Centroafricana
Camerún
Suriname
Guinea
Ecuatorial
ongo
o
República
Haití Dominicana
Togo
Benin
ic
Cub
a
Islas Caimán
(Reino Unido)
Guat
emal
a
Belic
e
Serbia y
Montenegro
Italia
Estado de la
Cuidad del Vaticano
Gibraltar
(Reino Unido)
Bermudas
(Reino Unido)
ad
el C
Santo Tomé
y Príncipe
Gabón
bl
ic
Ecuador
pú
Re
Repúbli
Demócrat
del Con
Ascensión
(Reino Unido)
Brasil
P
e
Marquesas
Rumania
Croacia
a
San
Marino
ov
Francia
San Pedro y
Miguelón
(Francia)
r ú
Angola
Z
Santa Elena
(Reino Unido)
B o l i v i a
Sociedad
Polinesia Francesa
Pitcairn (Reino Unido)
Gastos en salud pública a como porcentaje
del ingreso nacional bruto
Menos del 2%
i l e
C h
Islas Australes
ra
gu
a
Namibia
ic
áfr
Sud
Uruguay
Tristán da Cunha (Reino Unido)
Gough (Reino Unido)
Islas Malvinas (Falkland)
(Reino Unido)
Georgia del Sur
(Reino Unido)
Del 2% al 5%
Del 5% al 8%
Más del 8%
Datos no disponibles o no analizados
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas, aprobación o aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Fuente de los datos: OMS, 2007
Botswana
y
A r g
e n
t i
n a
Pa
Islas Gambier (Francia)
F e d e r a c i ó n
ia
d e
R u s i a
K a z a j s t á n
Mongolia
Georgia
Ar
m
Turquía
Chipre
Líbano
Israel
en
ia
Uz
b ek
Az
erb
aiy
án
Turkm
e
Kirguistán
istá
n
nis
tán
República
Árabe Siria
Jordania
Ku
wa
it
g i p t o
Afganistán
Irán, República
Islámica del
Iraq
orio palestino
ocupado
República Popular
Democrática
de Corea
Tayikistán
Pakistán
N ep
Bahrein
Qatar
al
Taiwán
India
O
m
Myanmar
Bangladesh
Viet Nam
República
Democrática
Popular Lao
Hong Kong (China)
Macao (China)
Islas Marianas del Norte (EE.UU.)
en
Yem
Eritrea
Japón
Bhután
Emiratos Árabes
Unidos
án
Arabia
Saudita
República
de Corea
China
Jammu y
Cachemira
Tailandia
S u d á n
Filipinas
Camboya
Guam (EE.UU.)
Djibouti
Etiopía
Brunei
Darussalam
Palau
Kiribati
Estados Federados de Micronesia
So
m
ali
a
Sri Lanka
Uganda
ca
tica
go
Malasia
Maldivas
Kenya
Nauru
Singapur
Tuvalu
Rwanda
T
Burundi
Seychelles
República
Unida de
Tanzanía
Comoras
Islas Cocos (Keeling)
(Australia)
Malawi
mb
Mo
za
Zimbabwe
a
Territorio de la
Isla de Navidad
(Australia)
Islas Wallis y
Futuna (Francia)
Timor-Leste
Mauricio
Nueva Caledonia
(Francia)
Reunión (Francia)
Australia
ca
Islas Salomón
Vanuatu
M ad
aga
sca
r
e
qu
i
ambia
Papua
Nueva Guinea
Indonesia
Swazilandia
Lesotho
Nueva Zelandia
Fiji
Parte V: Compendio de referencias
¿Qué países están progresando más rápidamente en la
lucha contra el hambre y los problemas de salud?
El Compendio de referencias ofrece los últimos datos disponibles sobre la situación de los países en desarrollo
relativa al hambre y la salud.
137
Compendio de referencias
Perspectiva general: notas técnicas
Este compendio se articula en torno a 10 preguntas que abarcan algunas de las
cuestiones más importantes que deben considerar los responsables de la
formulación de políticas a la hora de enfrentarse al problema del hambre y la salud
deficiente. Los 10 cuadros siguientes brindan respuestas a cada una de esas
preguntas por medio de 68 indicadores de la salud y el hambre. Los cuadros
constituyen un punto de partida para evaluar los logros de un país en cada uno de
los indicadores.
Estructura de los cuadros
Fuentes de los datos y metodología
En el título de cada cuadro se plantea una pregunta a
la que los datos contenidos en el cuadro contribuyen a
responder. El encabezamiento del cuadro está dividido
en grupos de indicadores, seguidos de una definición
de cada indicador y del año en el que se recopilaron los
datos correspondientes.
Los datos que ofrece este compendio proceden de
fuentes diversas. La principal es la OMS (Organización
Mundial de la Salud), cuyas clasificaciones regionales
(véase más adelante) se aplicaron en la elaboración de
todos los cuadros, gráficos y figuras. Otras fuentes son
la FAO, el UNICEF, la Oficina del Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos
(USDA). En la medida de lo posible, los datos
presentados proceden directamente de las fuentes
originales o de las instituciones encargadas de
recopilar datos a escala nacional. Salvo indicación en
contrario, la información corresponde al último año del
período para el cual se dispone de datos fiables de la
fuente indicada, que podría no ser el mismo año para
cada grupo de datos.
Un período de años seguido de un asterisco (por
ejemplo: 1996–2006*) indica que los datos se refieren
al último año del período indicado para el cual se
dispone de datos. Un período de años seguido de dos
asteriscos (por ejemplo: 1990–2006**) indica los
progresos realizados con respecto a cada indicador
desde el año de partida hasta el último año del período
para el cual se dispone datos.
Un guión (–) indica que no se dispone de datos.
Un cero (0) indica que el valor es nulo.
Clasificación de los países
En cada cuadro figura una lista de definiciones,
cálculos y métodos y se indican las fuentes de los
datos.
En los cuadros se presentan los datos relativos a
166 países en desarrollo y en transición, 82 de los
cuales son países de bajos ingresos y con déficit de
alimentos (PBIDA). Estas denominaciones no expresan
un juicio de valor sobre el desarrollo de un
determinado país. El término “país” no designa
necesariamente un territorio políticamente
independiente, sino que puede referirse a cualquier
territorio cuyas autoridades notifiquen estadísticas
diferentes. Las clasificaciones regionales siguen el
sistema de la OMS.
Terminología de los indicadores
Se ha procurado abreviar las descripciones de los
indicadores en la medida de lo posible, sin modificar el
significado del indicador tal y como lo haya
proporcionado la fuente. Esto podría ser motivo de
incoherencias entre los cuadros, pues las diversas
fuentes utilizan redacciones diferentes para los mismos
encabezamientos.
139
Compendio de referencias
Definición de países de bajos
ingresos y con déficit de alimentos
Desgloses por regiones, como
sigue:
Tal y como establece la FAO, en los países de bajos
ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA) se incluyen
todos los países que presentan un déficit de alimentos,
entendido como un déficit en las importaciones netas
de cereales, junto con ingresos per cápita inferiores al
“nivel histórico” que utiliza el Banco Mundial a fin de
determinar los requisitos para tener derecho a la
asistencia de la Asociación Internacional de Fomento y
a los préstamos del Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento, reembolsables en un
período de 20 años. La denominación PBIDA se aplica
a países clasificados en las categorías I y II del Banco
Mundial. El nivel histórico del PIB per cápita para 2003,
según la metodología del Atlas del Banco Mundial, era
de 1.465 dólares EE.UU. En 2006, la FAO clasificó
82 países como PBIDA.
Las referencias a los subgrupos “África subsahariana”
y “sur de Asia” siguen en determinados cuadros de
este informe la clasificación que ha establecido el
UNICEF. No obstante, el Compendio de referencias se
ciñe al desglose de la OMS.
La lista oficial de PBIDA en 2005 era la siguiente:
Afganistán, Albania, Angola, Armenia, Azerbaiyán,
Bangladesh, Benin, Belarús, Bosnia y Herzegovina,
Burkina Faso, Burundi, Bhután, Cabo Verde, Camboya,
Camerún, Chad, China, Comoras, Côte d’Ivoire,
Ecuador, Egipto, Eritrea, Etiopía, Filipinas, Gambia,
Georgia, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Guinea
Ecuatorial, Haití, Honduras, India, Indonesia, Iraq, Islas
Salomón, Kenya, Kirguistán, Kiribati, Lesotho, Liberia,
Madagascar, Malawi, Malí, Marruecos, Mauritania,
Mongolia, Mozambique, Nepal, Nicaragua, Níger,
Nigeria, Pakistán, Papua Nueva Guinea, República
Centroafricana, República del Congo, República
Democrática del Congo, República Popular
Democrática de Corea, República Democrática Popular
Lao, República Unida de Tanzanía, Rwanda, Santo
Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Siria, Somalia,
Sri Lanka, Swazilandia, Sudán, Tayikistán, Timor-Leste,
Togo, Tonga, Turkmenistán, Tuvalu, Uganda,
Uzbekistán, Vanuatu, Yemen, Djibouti, Zambia y
Zimbabwe.
Los PBIDA se indican con letras rojas en los
cuadros.
140
África subsahariana
Angola, Benin, Botswana, Burkina Faso, Burundi, Cabo
Verde, Camerún, Chad, Comoras, Côte d’Ivoire,
Eritrea, Etiopía, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea,
Guinea Ecuatorial, Guinea-Bissau, Kenya, Lesotho,
Liberia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauricio,
Mauritania, Mozambique, Namibia, Níger, Nigeria,
República Centroafricana, República del Congo,
República Democrática del Congo, República Unida de
Tanzanía, Rwanda, Santo Tomé y Príncipe, Senegal,
Seychelles, Sierra Leona, Somalia, Swazilandia,
Sudáfrica, Togo, Uganda, Zambia, Zimbabwe.
Sur de Asia
Afganistán, Bangladesh, Bhután, India, Maldivas,
Nepal, Pakistán, Sri Lanka.
Cuadro 1: ¿Qué aspecto tiene un mundo con hambre?
Subalimentación
Población total
(millones)
Disponibilidad de alimentos
Número de personas Porcentaje de personas Cambio en Consumo de energía
subalimentadas
subalimentadas en la prevalencia
alimentaria
(millones)
el total de la
(kcal/persona/día)
población (%)
1990–92 2001–03 1990–92 2001–03 1990–92 2001–03
1992–2002
Déficit
nutricional
(miles de
toneladas)
Déficit en la
distribución de
alimentos (miles
de toneladas)
1990–92
2001–03
1,3
1,2
0,7
0,8
1
1
1.780
2.920
2.330
2.260
2.350
1.900
–
2.120
1.780
–
1.860
2.170
2.470
1.550
1.550
2.450
2.370
2.080
2.110
–
–
1.980
2.440
2.210
2.080
1.880
2.220
2.890
2.560
1.730
2.070
2.020
2.540
1.860
1.950
–
2.280
–
1.990
–
2.450
2.050
2.150
2.270
1.930
1.980
2.070
3.040
2.530
2.180
2.460
1.640
–
2.270
2.160
–
2.150
1.610
2.630
1.520
1.860
2.670
2.280
2.650
2.420
–
–
2.150
2.620
1.940
2.040
2.140
2.220
2.960
2.780
2.070
2.260
2.160
2.700
1.940
2.070
–
2.310
–
1.930
–
2.360
1.960
2.320
2.380
1.930
2.010
0
0
0
–
0
502
0
0
393
–
–
4.260
0
429
3.261
–
0
0
0
–
28
265
152
0
0
117
0
–
0
0
–
37
0
88
0
–
0
–
199
–
0
706
227
0
428
685
68
0
0
–
221
583
0
66
530
–
–
4.709
141
456
3.664
–
21
34
88
–
58
940
192
64
412
453
161
–
7
96
–
564
0
231
26
–
105
–
451
–
14
1.028
281
205
663
862
–
1,1
–
3.000
–
2.980
–
–
–
–
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
9,6
25,6
4,8
1,4
9,2
5,7
–
12,0
6,0
–
2,6
38,8
12,9
3,2
55,6
1,0
1,0
15,7
6,4
–
–
24,4
1,6
2,1
12,3
9,6
9,3
1,1
2,1
13,9
1,5
7,9
88,7
3,0
6,4
–
7,5
–
4,1
–
0,9
27,0
3,5
17,9
8,4
10,7
13,2
31,3
6,6
1,8
12,6
6,6
–
15,7
8,3
–
3,6
51,3
16,4
4,0
69,0
1,3
1,4
20,5
8,4
–
–
31,5
1,8
3,2
16,9
11,9
12,6
1,2
2,8
18,5
2,0
11,5
120,9
3,8
8,2
–
9,9
–
4,8
–
1,1
36,3
4,8
25,0
10,7
12,8
5,6
1,3
1,0
0,3
1,9
2,7
–
4,0
3,5
–
1,4
12,2
2,3
2,2
38,2
0,1
0,2
5,8
2,5
–
–
9,5
0,3
0,7
4,3
4,8
2,7
0,1
0,3
9,2
0,5
3,2
11,8
1,5
2,8
–
1,8
–
1,9
–
0,1
9,9
1,2
4,2
4,0
4,8
5,0
1,5
0,9
0,5
2,1
4,5
–
4,0
2,7
–
1,2
37,0
2,2
2,9
31,5
0,1
0,4
2,4
2,0
–
–
9,7
0,2
1,6
6,5
4,0
3,5
0,1
0,3
8,3
0,4
3,7
11,5
1,7
3,0
–
2,2
–
2,4
–
0,2
16,1
1,2
4,6
5,1
5,7
58,0
5,0
20,0
23,0
21,0
48,0
–
33,0
58,0
–
54,0
31,0
18,0
68,0
61,0
10,0
22,0
37,0
39,0
–
–
39,0
17,0
34,0
35,0
50,0
29,0
6,0
15,0
66,0
34,0
41,0
13,0
50,0
43,0
–
23,0
–
46,0
–
14,0
37,0
33,0
24,0
48,0
45,0
38,0
5,0
14,0
30,0
17,0
67,0
–
25,0
33,0
–
34,0
72,0
14,0
73,0
46,0
5,0
27,0
12,0
24,0
–
–
31,0
12,0
49,0
38,0
34,0
28,0
6,0
10,0
45,0
23,0
32,0
9,0
45,0
36,0
–
23,0
–
50,0
–
19,0
44,0
25,0
19,0
47,0
45,0
0,7
0,9
0,7
1,3
0,8
1,4
–
0,8
0,6
–
0,6
2,3
0,8
1,1
0,8
0,5
1,2
0,3
0,6
–
–
0,8
0,7
1,4
1,1
0,7
1
0,9
0,6
0,7
0,7
0,8
0,7
0,9
0,8
–
1
–
1,1
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
–
33,0
–
38,0
–
0,7
–
0,9
–
–
–
–
141
Compendio de referencias
Subalimentación
Población total
(millones)
Disponibilidad de alimentos
Número de personas Porcentaje de personas Cambio en Consumo de energía
subalimentadas
subalimentadas en la prevalencia
alimentaria
(millones)
el total de la
(kcal/persona/día)
población (%)
1990–92 2001–03 1990–92 2001–03 1990–92 2001–03
Déficit
nutricional
(miles de
toneladas)
Déficit en la
distribución de
alimentos (miles
de toneladas)
1992–2002
1990–92
2001–03
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
–
–
–
6,8
151,2
13,3
35,7
3,2
10,7
–
10,5
5,2
–
9,0
0,7
7,0
5,0
2,4
84,8
3,9
2,5
4,3
22,2
7,2
–
–
–
0,4
1,2
3,1
20,0
–
–
–
2,0
14,4
0,6
5,9
0,2
0,2
–
0,6
0,7
–
2,8
0,1
3,8
1,5
0,3
5,1
1,5
0,8
0,8
3,3
2,3
–
–
–
0,0
0,1
0,1
4,5
–
–
–
28,0
12,0
8,0
17,0
6,0
7,0
–
8,0
12,0
–
16,0
21,0
65,0
23,0
14,0
5,0
30,0
21,0
18,0
42,0
27,0
–
–
–
13,0
13,0
7,0
11,0
–
–
–
23,0
8,0
4,0
14,0
4,0
–
–
5,0
11,0
–
23,0
9,0
47,0
22,0
10,0
5,0
27,0
25,0
15,0
12,0
27,0
–
–
–
10,0
11,0
3,0
18,0
–
–
–
0,8
0,7
0,5
0,8
0,8
0,2
–
0,6
0,9
–
1,5
0,4
0,7
1
0,7
0,9
0,9
1,2
0,8
0,3
1
–
–
–
0,7
0,8
0,5
1,6
–
–
–
2.110
2.810
2.610
2.440
2.720
2.720
–
2.510
2.490
–
2.350
2.350
1.780
2.310
2.500
3.100
2.220
2.320
2.400
1.960
2.260
–
–
–
2.530
2.630
2.660
2.460
–
–
–
2.220
3.060
2.860
2.580
2.850
3.190
–
2.710
2.560
–
2.210
2.730
2.090
2.360
2.680
3.180
2.290
2.260
2.530
2.570
2.290
–
–
–
2.660
2.760
2.850
2.350
–
–
–
0
–
–
0
–
–
–
0
0
–
0
–
0
281
0
–
0
–
–
0
0
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
128
–
–
440
–
–
–
179
73
–
289
–
221
415
0
–
134
–
–
226
26
–
–
–
–
–
–
–
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
112,1 143,8 39,2 43,1
–
–
–
–
20,3
22,5
3,6
7,9
863,3 1049,5 214,8 212,0
185,2 217,1 16,4 13,8
–
–
–
–
41,2
48,8
4,0
2,7
19,1
24,6
3,9
4,1
17,0
18,9
4,8
4,1
55,1
62,2 16,8 13,4
–
–
–
–
35,0
–
18,0
25,0
9,0
–
10,0
20,0
28,0
30,0
–
30,0
–
35,0
20,0
6,0
–
5,0
17,0
22,0
21,0
–
0,9
–
2
0,8
0,7
–
0,6
0,8
0,8
0,7
–
2.070
–
2.470
2.370
2.700
–
2.630
2.340
2.230
2.200
–
2.200
–
2.150
2.440
2.880
–
2.900
2.450
2.390
2.410
–
0
–
7
0
0
–
–
0
0
–
–
231
–
362
1.152
0
–
–
223
0
–
–
5,0
52,0
34,0
–
9,0
6,0
29,0
10,0
3,0
9,0
1,1
0,6
0,3
2,8
1
2.870
1.960
2.140
3.190
2.690
2.860
2.260
2.620
2.960
2.710
–
–
0
–
–
–
–
0
–
–
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
142
3,2
3,4
7,7
10,3
3,6
–
–
–
8,6
176,3
15,6
43,5
4,1
11,3
–
12,8
6,4
–
12,0
0,8
8,2
6,8
2,6
102,0
5,3
3,1
5,7
26,8
8,6
–
–
–
0,4
1,3
3,4
25,2
3,1
3,1
8,3
9,9
4,1
–
–
–
1,9
18,5
1,1
6,1
0,2
0,7
–
0,9
0,6
–
1,4
0,2
4,6
1,1
0,3
4,6
1,2
0,5
0,8
9,3
1,9
–
–
–
0,1
0,2
0,2
2,3
0,2
1,8
2,6
0,1
0,3
0,2
0,9
0,8
0,3
0,4
Subalimentación
Población total
(millones)
Disponibilidad de alimentos
Número de personas Porcentaje de personas Cambio en Consumo de energía
subalimentadas
subalimentadas en la prevalencia
alimentaria
(millones)
el total de la
(kcal/persona/día)
población (%)
1992–2002
1990–92
2001–03
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
1990–92 2001–03 1990–92 2001–03 1990–92 2001–03
8,5
–
4,5
5,3
2,0
1,5
148,4
5,4
10,2
–
16,7
4,5
2,5
3,6
2,0
–
4,4
38,5
10,3
22,8
10,5
5,7
4,1
58,7
51,7
22,3
8,0
–
4,4
5,4
2,0
1,3
144,1
5,2
9,9
–
15,5
5,1
2,3
3,5
2,0
–
4,3
38,6
10,2
22,4
10,5
6,2
4,8
70,3
48,9
25,7
0,7
–
0,7
0,2
0,1
0,1
6,4
2,4
0,1
–
0,2
1,0
0,1
0,2
0,3
–
0,2
0,3
0,2
0,3
0,5
1,2
0,5
1,0
1,2
1,7
0,7
–
0,3
0,3
0,1
0,0
4,1
0,7
0,0
–
1,2
0,2
0,1
0,0
0,1
–
0,5
0,3
0,1
0,1
1,1
3,8
0,4
2,0
1,2
6,7
8,0
–
16,0
4,0
3,0
9,0
4,0
44,0
–
–
–
21,0
3,0
4,0
15,0
–
5,0
–
–
–
5,0
22,0
12,0
–
–
8,0
9,0
–
7,0
6,0
3,0
3,0
3,0
13,0
–
–
8,0
4,0
3,0
–
7,0
–
11,0
–
–
–
10,0
61,0
8,0
3,0
3,0
26,0
1,2
–
0,4
1,6
0,9
0,3
0,7
0,3
0,6
–
7,8
0,2
0,9
0,2
0,4
–
1,9
1
0,6
0,3
2,2
2,8
0,7
1,7
1,1
3,4
2.900
–
2.520
2.920
2.950
2.760
2.930
2.050
3.340
2.850
–
2.770
2.830
2.970
3.160
3.080
2.520
3.500
3.280
2.400
2.960
2.870
2.520
–
2.930
3.340
3.080
3.210
2.910
2.310
2.550
3.490
3.040
2.660
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
–
17,1
–
–
57,0
2,1
58,0
–
4,4
3,4
2,1
2,8
25,0
–
113,7
–
13,1
–
25,5
8,4
12,5
–
23,5
–
–
70,5
2,9
68,1
–
5,4
5,3
2,4
3,6
30,1
–
149,9
–
17,4
–
32,9
9,7
19,3
–
0,7
–
–
2,5
0,1
2,1
–
0,0
0,1
0,5
0,1
1,5
–
27,8
–
0,7
–
7,9
0,1
4,2
–
0,9
–
–
2,4
0,1
2,7
–
0,0
0,4
0,1
0,1
1,9
–
35,2
–
0,6
–
8,8
0,1
7,1
–
4,0
–
–
4,0
4,0
4,0
–
–
4,0
24,0
–
6,0
–
24,0
–
5,0
–
31,0
–
34,0
–
4,0
–
–
3,0
–
4,0
–
–
7,0
5,0
3,0
6,0
–
23,0
–
4,0
–
27,0
–
37,0
–
0,9
–
–
0,8
0,4
1,1
–
1,1
1,9
0,2
1,2
1,1
–
1
–
0,7
–
–
1
1,1
–
2.770
–
–
3.200
2.930
2.980
–
3.270
2.820
2.340
3.160
3.030
–
2.300
–
2.830
–
2.170
3.150
2.040
Déficit
nutricional
(miles de
toneladas)
Déficit en la
distribución de
alimentos (miles
de toneladas)
2.710
3.050
3.020
3.370
2.800
–
2.730
3.370
3.240
3.520
2.670
1.840
2.750
3.340
3.030
2.270
–
–
–
–
–
–
–
0
–
–
0
0
–
–
–
–
–
–
–
–
–
108
0
–
–
0
–
–
–
–
–
–
–
0
–
–
0
0
–
–
–
–
–
–
–
–
–
169
0
–
–
0
–
2.820
–
–
3.350
3.220
3.090
–
3.330
2.680
3.060
3.170
3.070
–
2.340
–
3.060
–
2.260
3.250
2.020
220
–
–
–
0
–
–
–
–
–
–
–
0
–
0
–
–
550
31
0
–
833
–
–
–
0
–
–
–
–
–
–
–
0
–
220
–
–
587
592
0
–
143
Compendio de referencias
Subalimentación
Población total
(millones)
Disponibilidad de alimentos
Número de personas Porcentaje de personas Cambio en Consumo de energía
subalimentadas
subalimentadas en la prevalencia
alimentaria
(millones)
el total de la
(kcal/persona/día)
población (%)
1990–92 2001–03 1990–92 2001–03 1990–92 2001–03
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
–
–
–
–
10,1
13,8
4,4
4,6
1175,7 1302,2 193,6 150,0
–
–
–
–
62,5
78,6 16,2 15,2
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
18,3
24,0
0,5
0,6
–
–
–
–
2,3
2,6
0,8
0,7
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
43,3
47,4
0,8
0,8
4,2
5,5
1,2
1,2
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
67,5
80,3 20,6 13,8
–
43,0
16,0
–
26,0
–
–
–
–
3,0
–
34,0
–
–
–
–
–
29,0
–
–
–
–
–
31,0
–
33,0
12,0
–
19,0
–
–
–
–
3,0
–
28,0
–
–
–
–
–
21,0
–
–
–
–
–
17,0
1992–2002
–
0,8
0,7
–
0,7
–
–
–
–
1
–
0,8
–
–
–
–
0,9
0,7
–
–
–
–
–
0,6
1990–92
2001–03
–
1.860
2.710
–
2.260
–
–
–
–
2.830
–
2.060
–
–
–
–
3.000
2.110
–
–
–
–
–
2.180
–
2.060
2.940
–
2.450
–
–
–
–
2.870
–
2.250
–
–
–
–
3.040
2.320
–
–
–
–
–
2.580
Déficit
nutricional
(miles de
toneladas)
–
–
–
–
0
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0
Déficit en la
distribución de
alimentos (miles
de toneladas)
–
–
–
–
136
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0
Definiciones de los indicadores
Fuentes
Variación de la prevalencia: División del valor actual (2000-2002) por el valor de
• Población, subalimentación y consumo de alimentos: Organización de las
referencia (1990-1992). Un valor de 0-1 representa una reducción de la
prevalencia; un valor superior a 1 indica que la prevalencia ha aumentado desde
1990-1992.
Consumo de energía alimentaria: Cantidad de alimentos disponibles en el país,
en kilocalorías por día, dividida por el número total de habitantes, expresada como
cantidad total disponible diariamente.
Déficit nutricional: Cantidad de alimentos necesaria para elevar el consumo
alimentario de toda la población hasta satisfacer las necesidades nutricionales
mínimas, independientemente de los diferentes grupos de ingresos.
Déficit en la distribución de alimentos: Cantidad de alimentos necesaria para
que el consumo alimentario de cada grupo de ingresos alcance la meta
nutricional.
144
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). 2006. El estado de
la inseguridad alimentaria en el mundo 2006. Roma.
• Disponibilidad de alimentos: Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos. 2005. Food Security Assessment Report GFA 17. Washington D.C.
Cuadro 2: ¿Cuántas personas pasan hambre a lo largo del ciclo vital?
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
Prevalencia del retraso
del crecimiento en
menores de 5 años
(%)
1997–2006*
Prevalencia de
insuficiencia ponderal en
menores de 5 años
(%)
Prevalencia de
emaciación en
menores de 5 años
(%)
1995–2005*
Bebés con
bajo peso
al nacer
(%)
1990
1997–2006*
50,8
21,6
39,1
29,1
43,1
63,1
–
35,4
44,8
46,9
31,2
44,4
31,5
43,7
50,7
26,3
24,1
35,6
39,3
42,6
36,1
35,8
53
45,3
52,8
52,5
42,7
–
39,5
47
29,5
54,2
43
44,6
48,3
35,2
20,1
–
38,4
30,9
36,6
44,4
29,8
44,8
52,5
33,7
40,6
–
–
–
32,7
32,7
–
15,1
38,8
18,5
23,9
34,4
23,8
41
46,2
–
26,2
27,3
–
–
–
22,6
15,8
–
40,9
23,9
–
23,9
47,6
27
–
42,6
35,5
27,3
29,4
–
21,6
5,7
–
–
–
28,9
–
23
20,5
11,5
27,5
10,2
21,5
10,7
35,2
38,9
–
15,1
33,9
25
11,8
33,6
18,2
34,5
34,6
8,8
15,4
18,8
22,5
15,7
21,9
16,5
15
22,8
36,8
18,4
30,1
–
30,4
21,2
20,3
43,6
27,2
21,8
20,3
10,1
14,5
–
24,7
9,6
9,1
16,7
23,2
19
23,3
11,5
6
8
8
5
19
8
–
5
14
8
7
13
7
13
11
3
8
7
9
–
10
6
4
6
13
5
11
14
13
4
9
14
9
9
4
4
8
–
10
3
1
3
12
4
6
5
12
7
16
10
19
16
13
11
17
25
–
12
17
21
15
14
17
11
12
13
22
11
14
–
14
16
23
13
–
14
14
17
14
14
9
–
18
–
–
15
9
13
15
12
12
11
–
–
10,5
–
13,2
–
–
7,9
21
10,3
–
–
7,4
40,6
26
6,6
–
11,2
11,9
–
–
11,9
–
–
20,6
6,5
–
–
8,6
10,9
13,8
20,7
16,2
15,3
5,9
–
–
–
–
–
–
–
10,9
9,4
13
4,5
–
8,2
–
1,9
–
2,3
–
1
8
7
–
–
2002
Porcentaje de mujeres
con bajo índice de masa
corporal
(%)
1992–2002*
145
Compendio de referencias
Prevalencia del retraso
del crecimiento en
menores de 5 años
(%)
1997–2006*
Prevalencia de
insuficiencia ponderal en
menores de 5 años
(%)
1990
1997–2006*
Prevalencia de
emaciación en
menores de 5 años
(%)
1995–2005*
Bebés con
bajo peso
al nacer
(%)
2002
Porcentaje de mujeres
con bajo índice de masa
corporal
(%)
1992–2002*
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
–
–
–
32,5
–
2,7
16,2
–
9,6
–
29
24,6
–
–
–
–
11,3
7
2,5
10,1
2,8
–
–
16,5
15,2
–
–
–
–
5,9
3,7
0,8
5,1
–
4,3
–
6,2
6,1
–
–
–
–
1
2
0
1
2
2
–
–
1
–
7
10
6
9
10
5
9
7
6
10
16
13
9
–
–
–
0,9
6,2
–
3,1
–
–
–
–
–
–
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
54,3
13,8
28,3
29,9
4,5
15,5
25,2
21,5
–
31,3
11,7
–
–
–
14,5
5,3
13,9
16,7
33,2
18,3
26,8
18
4,6
14,2
11
15,8
–
10,7
10,3
–
–
–
–
6,7
7,4
7,7
17,7
11,9
13,9
8,6
3,1
3,4
7,8
6,3
–
5,2
4,2
–
–
–
11,4
4,4
6
4,8
2
11
5
1
4
2
2
1
1
1
2
–
–
–
7
4
1
4
13
12
21
14
9
9
12
10
9
11
11
9
10
8
13
23
8
7
2
–
–
–
–
–
3,8
–
–
0,7
–
–
–
–
–
–
–
–
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
50,5
65,8
42,7
13
30
45,4
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
47,7
44,7
51
28,6
31,9
40,6
57,1
18,4
15,5
55,7
37,9
–
56,1
35,5
39
32,4
48,5
37,3
25,3
–
14,1
17,8
44,4
19,7
25,7
29,6
43
22,8
7,3
40,6
3
7
16
–
13
9
10
14
5
12
15
7
30
9
22
15
21
22
9
10
–
–
41,2
–
–
–
26,6
–
–
–
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
39,2
18,2
24,1
–
12,1
8,1
3,3
10,1
–
–
17
4,2
14
–
4,2
11
5
2
–
6
3
7
11
5
4
–
5
–
–
–
146
Prevalencia del retraso
del crecimiento en
menores de 5 años
(%)
1997–2006*
Prevalencia de
insuficiencia ponderal en
menores de 5 años
(%)
1990
1997–2006*
Prevalencia de
emaciación en
menores de 5 años
(%)
1995–2005*
Bebés con
bajo peso
al nacer
(%)
2002
Porcentaje de mujeres
con bajo índice de masa
corporal
(%)
1992–2002*
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
8,8
–
–
–
–
–
–
15,2
–
–
13,9
32,6
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
1,6
–
–
–
–
–
–
3,4
–
–
3,8
8,2
–
–
–
1
–
–
–
4
2
–
–
2
3
–
10
7
6
7
6
6
6
9
8
8
7
5
4
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
9,8
6,2
–
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
–
1,2
–
11,3
–
2,6
12,8
9,8
42
27,7
19,1
5,6
26,2
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
10,4
–
–
–
1,2
–
3,2
–
2,1
3,5
2,2
–
10
7
4,1
6,2
–
4
–
4
–
–
2
–
5
6
1
0
7
6
5
0
5
6
4
9
4
15
6
16
5
7
–
–
–
–
–
–
–
–
–
10,1
2,6
–
9,8
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
53,6
–
–
28,6
23,8
–
–
–
7,2
22,9
10,4
–
46,2
–
–
23,9
5,4
–
7
11
5
18
4
15
–
11
8
–
12
15
–
–
–
–
0,6
–
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
19,7
28,3
–
12
6,7
5,8
23,1
15,9
41,5
–
24,1
29
47,6
16
59,8
–
11,9
–
6,4
10,5
–
9,5
24,3
40,2
–
12,1
–
33,9
9
30
9,1
12,9
–
3,6
1,9
4,3
9,9
13,1
31,3
–
9,1
23
38,4
4,4
42,7
5
8
–
2
11
5
9
7
13
2
4
17
16
2
12
7
15
7
10
7
6
11
8
19
10
6
–
31
7
32
–
–
–
2,3
–
–
3,9
–
–
–
–
–
–
–
25,2
147
Compendio de referencias
Prevalencia del retraso
del crecimiento en
menores de 5 años
(%)
1997–2006*
Prevalencia de
insuficiencia ponderal en
menores de 5 años
(%)
1990
1997–2006*
Prevalencia de
emaciación en
menores de 5 años
(%)
1995–2005*
Bebés con
bajo peso
al nacer
(%)
2002
Porcentaje de mujeres
con bajo índice de masa
corporal
(%)
1992–2002*
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
–
49,2
18,6
–
33,8
–
–
–
–
20
–
23,5
–
47,4
17,4
–
33,5
–
–
–
–
25
–
12,3
–
39,5
6,1
–
20,7
–
–
–
–
16,2
–
4,8
–
15
–
–
6
–
–
–
–
–
–
3
10
11
6
10
20
3
12
13
5
10
18
8
–
21,2
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
–
–
–
43,9
–
48,2
8,7
4,4
–
–
–
43,4
–
–
–
–
–
44
–
14,4
–
–
–
45
–
–
–
18,1
–
36,4
2,1
3,3
–
–
–
26,7
–
–
–
–
–
15
–
2
–
–
–
8
–
–
9
11
4
14
4
8
–
5
6
9
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
Definiciones de los indicadores
Fuentes
Prevalencia del retraso de crecimiento entre los niños menores de 5 años:
• Insuficiencia ponderal, retraso del crecimiento y bajo peso al nacer:
Proporción de niños cuya relación estatura/edad es inferior en dos desviaciones
típicas a la mediana de la población de referencia.
Prevalencia de la insuficiencia ponderal entre los niños menores de 5 años:
Proporción de niños cuya relación peso/estatura es inferior a la mediana de la
población de referencia en dos desviaciones típicas (insuficiencia ponderal
moderada) o en tres desviaciones típicas (insuficiencia ponderal grave).
Prevalencia de la emaciación entre los niños menores de 5 años: Proporción
Organización Mundial de la Salud (OMS). 2007. Estadísticas sanitarias
mundiales 2007.Ginebra.
• Emaciación: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). 2006.
Estado Mundial de la Infancia 2007: La mujer y la infancia. El doble dividendo
de la igualdad de género. Nueva York.
• IMC: Comité Permanente de Nutrición. 2004. Fifth Report on the World
Nutrition Situation. Ginebra.
de niños cuya relación peso/estatura es inferior en dos desviaciones típicas a la
mediana de la población de referencia.
Nota
Recién nacidos con bajo peso al nacer: Porcentaje de nacidos vivos que pesan
Un período de años seguido de un asterisco indica que los datos se refieren al
menos de 2,5 kilogramos.
último año del período para el cual se dispone de datos.
Bajo índice de masa corporal: El índice de masa corporal (IMC) se obtiene
dividiendo el peso en kilogramos por el cuadrado de la estatura en metros. Un
valor inferior a 18,5 indica insuficiencia ponderal.
148
Cuadro 3: ¿Qué aspecto tiene un mundo aquejado de salud deficiente?
Esperanza de vida
al nacer (años)
Hombres Mujeres
2005
2005
Esperanza de vida
saludable al nacer
(años)
Hombres
2002
Mujeres
2002
Acceso a los servicios sanitarios
Trabajadores de los
servicios sanitarios
Servicios sanitarios
básicos
Acceso a suministros Acceso a instalaciones
de agua potable
de saneamiento
mejorados (%)
mejoradas (%)
Médicos Enfermeros Índice de Cobertura Población Población Población Población
(por 1.000 (por 1.000 vacunación de los
urbana, rural,
urbana,
rural,
habitantes) habitantes) (DPT3) centros de
2004
2004
2004
2004
asistencia
(%)
(%)
(%)
(%)
prenatal
(mínimo 4
visitas)
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea–Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
39
70
52
42
48
46
67
50
46
62
54
44
42
59
50
54
53
56
53
45
46
51
42
41
56
41
72
53
41
49
48
72
51
48
67
55
48
47
63
53
57
57
58
55
47
48
51
41
44
60
32
60
43
36
35
33
59
41
40
54
45
35
38
49
41
50
48
49
44
45
40
44
30
34
47
35
62
45
35
36
37
63
42
42
55
47
39
41
51
42
53
51
50
46
46
41
45
33
37
50
0,08
1,13
0,04
0,4
0,06
0,03
0,49
0,19
0,04
0,15
0,2
0,11
0,12
0,05
0,03
0,29
0,11
0,15
0,11
0,3
0,12
0,14
0,05
0,03
0,29
1,15
2,21
0,84
2,65
0,41
0,19
0,87
1,6
0,27
0,74
0,96
0,53
0,6
0,58
0,21
5,16
1,21
0,92
0,55
0,45
0,67
1,14
0,62
0,18
0,32
47
88
93
97
96
74
73
80
20
80
65
73
56
83
69
38
88
84
69
33
80
76
83
87
61
–
–
61
97
18
79
99
52
13
53
–
–
35
49
10
63
–
69
48
37
62
52
88
84
38
75
88
78
100
94
92
86
86
41
92
84
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97
74
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95
95
88
78
45
79
83
92
72
77
40
80
57
90
54
77
73
44
43
82
27
29
74
57
11
47
77
64
35
42
49
46
76
52
35
56
99
59
57
42
47
61
58
24
41
28
42
46
32
44
37
72
27
31
60
57
46
61
49
48
16
82
11
25
6
35
19
43
4
29
25
25
29
3
7
30
46
11
11
46
23
41
32
7
26
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
47
45
69
55
46
46
47
76
60
45
35
37
60
43
36
35
38
65
46
38
0,02
0,08
1,06
0,11
0,03
0,59
0,49
3,69
0,64
0,21
93
85
97
71
72
55
30
–
16
41
98
78
100
59
72
68
36
100
44
26
62
59
95
49
53
61
39
94
8
19
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
52
42
47
42
44
57
54
68
37
50
38
48
52
48
40
43
52
41
48
42
47
60
57
77
40
52
37
50
56
51
40
42
43
36
41
37
36
54
47
57
27
43
33
40
44
42
35
34
44
35
42
38
40
55
49
65
30
45
35
41
46
44
35
33
0,3
0,03
0,28
0,08
0,05
0,49
0,06
1,51
0,03
0,77
0,16
0,02
0,04
0,08
0,12
0,16
3,06
0,22
1,7
0,3
0,42
1,55
0,32
7,93
0,36
4,08
6,3
0,37
0,43
0,61
1,74
0,72
86
89
25
40
95
97
84
99
64
94
71
90
82
84
80
–
69
11
47
39
10
–
64
–
68
72
–
69
46
40
71
64
98
80
67
93
92
89
92
100
75
99
87
87
85
80
90
98
81
36
31
61
69
73
60
75
46
73
54
56
49
36
40
72
50
43
53
47
56
32
79
–
53
79
59
54
53
71
59
63
13
4
36
12
38
20
34
100
30
46
44
41
43
15
52
47
149
Compendio de referencias
Esperanza de vida
al nacer (años)
Hombres Mujeres
2005
2005
Esperanza de vida
saludable al nacer
(años)
Hombres
2002
Mujeres
2002
Acceso a los servicios sanitarios
Trabajadores de los
servicios sanitarios
Servicios sanitarios
básicos
Acceso a suministros Acceso a instalaciones
de agua potable
de saneamiento
mejorados (%)
mejoradas (%)
Médicos Enfermeros Índice de Cobertura Población Población Población Población
(por 1.000 (por 1.000 vacunación de los
urbana, rural,
urbana,
rural,
habitantes) habitantes) (DPT3) centros de
2004
2004
2004
2004
asistencia
(%)
(%)
(%)
(%)
prenatal
(mínimo 4
visitas)
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
70
72
70
71
67
63
68
74
71
75
78
76
78
74
67
75
81
78
60
62
61
63
58
54
57
65
58
64
68
66
68
62
55
62
70
66
0,17
3,01
1,05
1,21
1,05
1,22
1,15
1,09
1,35
3,28
0,8
4,47
3,7
1,26
3,19
3,84
0,63
0,55
99
92
93
92
96
81
96
91
87
82
95
–
–
96
69
76
95
79
95
98
98
100
100
95
96
100
99
89
80
86
100
82
68
57
58
71
98
92
100
99
71
60
83
95
96
94
83
100
100
25
22
37
62
54
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
75
75
72
70
69
66
65
63
53
65
70
72
68
74
70
70
65
69
66
72
66
67
71
72
80
79
76
75
74
70
71
64
56
70
74
77
73
78
76
74
72
72
74
78
71
74
79
78
65
67
62
60
57
58
55
53
43
56
64
63
60
64
60
60
57
60
60
61
57
60
63
62
69
70
66
64
62
60
60
57
44
61
66
68
63
68
64
62
62
63
62
64
61
64
69
67
1,32
5,91
0,5
1,48
1,24
0,5
0,9
0,48
0,25
0,57
0,85
1,98
0,37
1,5
1,11
1,17
1,88
1,19
0,87
5,17
0,45
0,79
3,65
1,94
0,92
7,44
4,17
1,57
0,8
3,7
4,05
2,29
0,11
1,29
1,65
0,9
1,07
1,54
1,69
0,67
1,84
5,02
2,38
2,28
1,62
2,87
0,85
–
91
99
98
94
89
99
81
93
43
91
88
98
86
85
75
84
77
99
99
95
83
95
96
87
70
100
100
–
76
98
68
–
42
84
99
86
72
72
89
69
93
100
92
100
91
98
94
90
100
95
100
97
94
97
99
83
52
95
98
100
90
99
99
89
97
99
–
98
98
92
100
85
92
78
90
89
70
93
92
83
56
81
88
87
63
79
68
65
91
99
93
98
73
88
100
70
89
99
86
94
77
96
90
86
57
87
91
91
56
89
94
74
81
96
–
89
99
100
100
71
97
95
75
82
39
97
82
60
14
54
69
41
34
51
61
32
73
96
96
89
76
100
99
48
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
62
62
65
62
66
67
56
61
68
67
63
63
65
68
64
69
69
62
61
75
73
68
55
53
58
53
57
59
50
52
59
58
48
53
53
60
54
59
57
53
51
64
62
52
0,26
0,05
3,29
0,6
0,13
0,92
0,36
0,21
0,55
0,37
0,1
0,14
0,14
3,85
0,8
0,62
2,7
0,38
0,22
1,58
2,82
1,79
88
95
79
59
70
98
73
75
99
98
55
11
–
–
30
81
81
76
15
98
86
–
82
86
79
95
87
98
80
96
98
98
77
72
60
43
83
69
76
77
89
74
100
56
51
65
67
59
73
100
88
62
98
98
66
35
70
20
22
40
42
72
30
89
99
33
150
Esperanza de vida
al nacer (años)
Hombres Mujeres
2005
2005
Esperanza de vida
saludable al nacer
(años)
Hombres
2002
Mujeres
2002
Acceso a los servicios sanitarios
Trabajadores de los
servicios sanitarios
Servicios sanitarios
básicos
Acceso a suministros Acceso a instalaciones
de agua potable
de saneamiento
mejorados (%)
mejoradas (%)
Médicos Enfermeros Índice de Cobertura Población Población Población Población
(por 1.000 (por 1.000 vacunación de los
urbana, rural,
urbana,
rural,
habitantes) habitantes) (DPT3) centros de
2004
2004
2004
2004
asistencia
(%)
(%)
(%)
(%)
prenatal
(mínimo 4
visitas)
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
69
65
64
63
70
69
77
72
70
74
67
59
68
69
78
58
61
65
65
71
77
65
71
73
68
70
64
57
69
61
63
73
72
67
75
77
76
82
79
78
81
78
72
75
77
82
69
68
76
77
76
81
72
79
79
76
76
66
65
74
73
69
59
59
56
57
62
63
67
64
67
70
59
53
62
62
70
53
52
58
59
62
70
57
63
66
61
63
63
52
61
55
58
63
63
59
65
66
67
68
69
72
75
69
64
67
68
72
59
58
68
68
65
73
62
68
71
65
69
65
57
63
64
61
1,31
3,59
3,55
4,55
1,34
3,56
2,34
2,44
3,18
2,25
4,48
4,25
4,09
3,33
3,82
3,54
2,51
3,01
3,97
2,19
3,18
2,64
2,47
3,51
1,9
2,06
2,03
4,18
1,35
2,95
2,74
3,62
4,35
7,11
11,63
4,13
3,75
3,76
5,05
6,77
7,21
8,5
8,05
3,47
8,85
6,26
6,01
6,14
5,27
7,62
5,19
5,83
6,06
4,9
9,71
3,89
4,64
4,58
9,04
1,7
7,62
9,82
98
90
93
99
93
96
98
96
99
96
96
98
84
99
95
98
98
99
94
97
92
98
99
97
97
–
81
99
90
96
99
42
65
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
71
81
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
83
42
–
–
99
99
95
100
99
100
100
100
100
–
100
100
96
100
100
97
98
100
–
–
100
97
–
100
91
99
92
93
98
99
95
94
80
59
100
96
97
100
100
99
–
99
88
67
98
100
73
66
96
–
–
100
88
–
100
16
86
48
54
93
91
75
99
96
73
93
99
100
100
100
100
–
97
93
96
100
100
87
75
82
–
–
100
86
–
99
89
97
70
77
96
98
78
84
61
36
61
92
96
100
100
98
–
96
70
91
85
–
52
51
71
–
–
–
52
–
97
–
77
45
50
72
93
61
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
42
68
73
53
66
42
74
76
56
70
35
60
64
43
58
36
63
64
43
60
0,19
1,37
1,09
0,18
0,54
0,22
2,97
4,27
0,36
2
76
96
98
71
98
–
73
61
–
41
63
97
100
76
99
31
–
–
59
97
49
100
100
88
86
29
–
–
50
58
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
76
68
–
70
69
77
68
69
71
79
73
–
75
73
79
73
73
77
64
56
49
62
60
67
59
59
63
64
59
51
65
62
67
62
61
65
2,02
0,45
0,66
1,29
2,03
1,53
3,25
0,51
1,32
4,18
1,31
1,25
3,6
3,24
3,91
1,18
0,78
3,5
94
95
81
–
95
99
92
98
99
94
77
78
81
91
81
87
8
71
100
99
97
–
99
–
100
99
–
100
84
50
–
91
–
100
56
–
98
–
95
97
94
–
100
88
97
95
–
48
96
87
–
87
52
–
151
Compendio de referencias
Esperanza de vida
al nacer (años)
Hombres Mujeres
2005
2005
Esperanza de vida
saludable al nacer
(años)
Hombres
2002
Mujeres
2002
Acceso a los servicios sanitarios
Trabajadores de los
servicios sanitarios
Servicios sanitarios
básicos
Acceso a suministros Acceso a instalaciones
de agua potable
de saneamiento
mejorados (%)
mejoradas (%)
Médicos Enfermeros Índice de Cobertura Población Población Población Población
(por 1.000 (por 1.000 vacunación de los
urbana, rural,
urbana,
rural,
habitantes) habitantes) (DPT3) centros de
2004
2004
2004
2004
asistencia
(%)
(%)
(%)
(%)
prenatal
(mínimo 4
visitas)
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
61
77
70
45
57
70
59
62
78
75
45
62
75
62
54
67
60
36
47
61
48
52
64
63
38
50
64
51
0,74
2,22
1,4
0,04
0,22
1,34
0,33
0,46
4,94
1,94
0,19
0,84
2,87
0,65
72
97
99
35
59
98
86
16
58
51
32
75
79
11
96
100
98
32
78
99
71
89
100
87
27
64
82
65
92
100
99
48
50
96
86
41
100
81
14
24
65
28
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
76
79
65
66
1,01
2,67
99
100
–
–
–
–
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
51
71
66
64
70
60
68
62
69
67
62
58
68
68
59
75
59
66
78
72
61
67
69
57
74
72
71
75
64
72
68
74
70
69
65
74
72
63
82
61
70
82
70
63
70
74
46
63
57
57
61
54
55
52
62
57
53
53
59
59
51
65
47
59
69
62
53
58
60
49
65
61
62
63
56
57
56
65
58
58
57
62
60
52
71
47
60
71
62
53
59
63
0,16
1,06
0,34
0,58
0,78
0,47
0,13
0,3
0,7
0,6
2,63
1,45
1,5
1,11
0,05
1,57
0,59
0,7
1,4
0,34
0,55
0,11
0,53
0,61
1,05
1,96
1,69
2,72
2,98
0,8
2,36
1,35
3,83
3,13
5,45
5,5
1,44
0,53
1,75
1,03
2,02
4,24
3,16
2,64
2,35
0,56
82
87
75
79
99
77
80
62
90
94
99
80
85
98
61
96
49
64
96
99
93
66
95
9
–
–
70
–
–
–
88
–
–
97
–
–
–
78
–
29
–
–
–
–
–
29
64
93
43
87
98
82
94
77
100
95
87
–
100
79
88
97
100
90
100
100
94
86
99
35
67
51
82
88
96
65
53
96
94
30
–
100
94
32
71
100
87
–
100
92
52
80
53
69
87
80
100
93
98
59
95
61
75
–
100
96
67
–
58
100
100
98
93
78
92
8
28
55
59
100
58
18
22
93
14
37
–
100
52
41
–
60
100
–
96
84
42
50
Definiciones de los indicadores
recurren a servicios de asistencia prenatal prestados por personal sanitario
Esperanza de vida al nacer: Número medio de años que puede esperar vivir
cualificado, al menos cuatro veces por motivos relacionados con el embarazo
una persona con arreglo al índice actual de mortalidad correspondiente a cada
(expresado como porcentaje de nacidos vivos durante un período determinado).
grupo de edad de la población en el momento del nacimiento; se expresa en
Acceso a un suministro de agua potable mejorado: Acceso a un sistema
años.
mejorado de abastecimiento de agua, que proporcione 20 litros diarios per cápita
Esperanza al nacer de llevar una vida saludable: Número medio de años que
a una distancia inferior o igual a 1 kilómetro.
una persona puede aspirar a vivir “con una salud plena”, teniendo en cuenta los
Acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas: Las tecnologías de
años que no vive con una salud plena a causa de enfermedades o accidentes.
saneamiento mejoradas abarcan la conexión al alcantarillado público, la conexión
Médicos/enfermeros: Número de médicos y enfermeros que trabajan en un país
a un sistema séptico, las letrinas de sifón, las letrinas de pozo mejoradas con
por cada 1.000 habitantes.
ventilación y las letrinas de pozo simple.
Tasa de vacunación contra la difteria, la tos ferina y el tétanos (vacuna
DPT3): Porcentaje de niños que antes de cumplir su primer año de vida están
Fuentes
completamente vacunados contra la difteria, la tos ferina y el tétanos.
• Organización Mundial de la Salud (OMS). 2007. Estadísticas sanitarias
Cobertura de los centros de asistencia prenatal: Porcentaje de mujeres que
152
mundiales 2007.Ginebra.
Cuadro 4: ¿Cuántas personas padecen una salud deficiente durante su vida?
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
Tasa de mortalidad
materna (por 100.000
nacidos vivos)
Tasa de mortalidad
infantil (por 1.000
nacidos vivos)
Total de población
menor de 5 años
(miles)
Probabilidad de muerte antes
Porcentaje de muertes
de los 5 años de edad por
prematuras por
1.000 nacidos vivos
enfermedades contagiosas
2000
2005
2005
1990
2005
2002
1.700
140
850
100
1.000
1.000
150
730
1.100
480
510
990
690
630
850
420
540
540
740
880
1.100
1.000
550
760
550
1.800
1.200
24
1.000
1.000
300
1.600
800
1.100
1.400
–
690
–
2.000
230
370
1.500
570
880
750
1.100
154
34
89
87
96
114
26
87
124
53
81
129
118
50
109
60
97
68
98
123
124
79
102
157
74
79
120
13
78
100
46
150
100
115
118
75
77
12
165
55
110
76
78
79
102
81
2.974
3.160
1.441
218
2.459
1.326
72
2.453
1.867
127
750
11.209
2.773
759
13.063
193
231
3.102
1.590
88
310
5.736
231
631
3.106
2.340
2.602
98
526
3.291
268
2.851
22.257
640
1.500
23
1.845
14
958
5.223
136
6.045
1.014
5.970
2.011
1.752
260
69
185
58
210
190
60
139
201
–
110
205
157
147
204
92
151
122
240
170
253
97
101
235
168
221
250
23
133
235
86
320
230
168
173
118
148
19
302
60
110
161
152
160
180
80
260
39
150
120
191
190
35
149
208
71
108
205
195
78
164
91
137
112
150
205
200
120
132
235
119
125
218
15
125
145
62
256
194
193
203
118
136
13
282
68
160
122
139
136
182
132
84
50
82
93
87
81
51
81
85
70
79
82
78
81
82
72
75
74
80
79
86
81
90
83
79
89
86
11
79
91
83
87
83
84
85
67
76
16
86
77
91
85
79
84
92
90
–
70
11
15
8
3.340
–
29
12
18
21
18
153
Compendio de referencias
Tasa de mortalidad
materna (por 100.000
nacidos vivos)
Tasa de mortalidad
infantil (por 1.000
nacidos vivos)
Total de población
menor de 5 años
(miles)
2000
2005
2005
1990
2005
2002
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
60
95
140
420
260
30
130
25
33
–
130
150
–
240
170
680
110
87
83
230
160
170
410
150
–
–
–
110
110
20
78
13
11
15
52
31
8
17
11
6
13
22
23
17
32
47
84
31
17
22
30
19
20
23
26
18
17
12
30
17
14
18
30
16
34
1.239
18.024
1.237
4.726
393
682
7
1.445
805
10
2.020
75
1.147
979
258
10.857
731
343
825
2.997
1.003
4
12
14
45
90
282
2.860
29
17
42
125
60
21
35
18
13
17
57
60
37
82
88
150
59
20
46
68
34
41
78
65
36
25
21
48
33
23
33
15
12
17
65
33
10
21
12
7
15
25
27
21
43
63
120
40
20
27
37
24
23
27
31
20
20
14
39
19
15
21
35
26
40
55
30
17
25
22
10
19
37
41
23
60
56
84
52
30
27
46
38
45
43
56
26
27
20
37
40
12
24
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
380
420
67
540
230
110
360
740
92
44
660
54
65
42
56
28
33
75
56
12
18
52
17.399
293
1.723
120.011
21.571
46
4.657
3.639
1.628
5.012
179
149
166
55
123
91
111
130
145
32
37
177
73
75
55
74
36
42
105
74
14
21
61
60
65
44
58
41
55
60
64
19
43
63
55
55
94
36
31
16
26
74
10
13
253
162
602
449
186
45
54
105
19
22
18
29
89
12
15
17
13
36
7
7
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
154
Probabilidad de muerte antes
Porcentaje de muertes
de los 5 años de edad por
prematuras por
1.000 nacidos vivos
enfermedades contagiosas
Tasa de mortalidad
materna (por 100.000
nacidos vivos)
Tasa de mortalidad
infantil (por 1.000
nacidos vivos)
Total de población
menor de 5 años
(miles)
2000
2005
2005
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
32
47
10
10
17
38
65
32
11
13
210
110
61
19
12
4
6
7
3
6
14
41
7
5
63
58
9
7
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
13
–
36
10
9
58
9
100
31
70
38
24
1.900
23
33
730
84
54
76
250
97
41
12
150
220
87
500
7
160
1.100
590
120
570
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
Probabilidad de muerte antes
Porcentaje de muertes
de los 5 años de edad por
prematuras por
1.000 nacidos vivos
enfermedades contagiosas
1990
2005
2002
335
49
207
255
86
64
7.225
242
477
666
1.075
541
101
150
18
12
12
14
10
16
27
47
17
12
63
80
18
13
15
5
7
8
4
7
18
45
8
6
73
67
11
9
5
12
5
4
4
6
8
13
3
9
16
35
7
4
15
5
14
6
3
16
12
59
81
26
13
57
117
20
207
1.811
453
1.054
–
834
488
7.212
1.924
2.841
38
11
35
18
13
31
28
115
97
82
26
79
17
6
16
7
4
19
15
71
104
29
17
68
8
8
11
4
3
11
7
49
35
31
9
30
165
21
9
88
28
8
31
102
18
22
9
27
36
10
79
18
14
133
62
20
76
5.535
3.200
65
120
8.933
337
6.035
4.322
636
732
241
322
3.378
301
21.115
67
2.526
1.482
5.216
806
3.668
260
44
19
175
104
15
72
50
–
40
16
37
89
32
130
26
39
225
120
52
139
257
26
11
133
33
9
36
125
19
26
11
30
40
12
99
21
15
225
90
24
102
76
22
10
76
32
12
22
57
31
31
18
18
44
24
70
16
30
76
60
18
61
155
Compendio de referencias
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
Tasa de mortalidad
materna (por 100.000
nacidos vivos)
Tasa de mortalidad
infantil (por 1.000
nacidos vivos)
Total de población
menor de 5 años
(miles)
Probabilidad de muerte antes
Porcentaje de muertes
de los 5 años de edad por
prematuras por
1.000 nacidos vivos
enfermedades contagiosas
2000
2005
2005
1990
2005
2002
37
450
56
75
200
–
–
130
–
41
–
110
–
–
–
300
20
650
–
15
–
–
–
130
8
98
23
16
25
17
51
24
48
10
34
39
25
–
10
55
5
62
24
3
20
31
31
16
40
1.835
84.483
92
9.863
2
7
72
12
2.734
16
270
2
0
2
815
2.412
895
26
216
12
1
30
7.969
11
115
49
22
62
32
92
38
88
22
58
108
–
–
21
94
9
163
50
9
32
54
62
53
9
143
27
18
33
20
58
29
65
12
42
49
30
–
11
74
5
79
29
3
24
38
38
19
16
72
23
27
45
29
31
49
45
26
40
37
19
33
28
64
7
71
31
9
29
34
39
40
Definiciones de los indicadores
Fuentes
Tasa de mortalidad materna: Número de muertes anuales de mujeres por
• Organización Mundial de la Salud. 2007. Estadísticas sanitarias mundiales
causas relacionadas con el embarazo, por cada 100.000 nacidos vivos.
Tasa de mortalidad infantil: Número de muertes de bebés menores de
12 meses por cada 1.000 nacidos vivos.
Probabilidad de muerte para los menores de 5 años por 1.000 nacidos
vivos: Se refiere al riesgo de mortalidad infantil definido como la probabilidad de
muerte antes de los 5 años de edad; se expresa como número de fallecimientos
por cada 1.000 nacidos vivos. También se conoce como tasa de mortalidad entre
los menores de 5 años.
Años de vida perdidos por enfermedades contagiosas: Los años de vida
perdidos se calculan a partir del número de fallecimientos por enfermedades
contagiosas multiplicado por la esperanza media de vida a la edad a la que se
produce la muerte. En los años de vida perdidos se toma en cuenta la edad a la
que se produce la muerte al aplicar un coeficiente de ponderación más elevado a
los fallecimientos que se producen a una edad menor y un coeficiente de
ponderación más bajo a los fallecimientos que se producen a una edad mayor. El
indicador mide los años de vida perdidos por una causa de muerte peculiar en
forma de porcentaje del número total de años de vida perdidos derivado de la
mortalidad prematura entre la población.
156
2007.Ginebra.
Cuadro 5: ¿Quién corre peligro de padecer hambre y salud deficiente durante las situaciones de crisis?
Número de refugiados
Malnutrición aguda
entre los refugiados
(%)
Cambios demográficos
entre los refugiados (%)
(1999–2006)
Número de PDI
(miles)
1994–1999*
2000–2006*
1999
2006
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
13.100
165.200
3.700
1.300
–
22.100
–
49.200
23.500
–
39.900
285.300
138.400
13.090
94.180
10.797
3.160
–
13.176
–
35.083
286.743
–
55.788
208.371
27.288
–
7,7
–
–
–
2,8
–
–
17,7
–
–
3,6
12,2
0
–43
192
143
–
–40
–
–29
1.120
–
40
–27
–80
304
–
–
–
–
100
–
–
–
–
–
–
–
258
–
–
–
–
56
–
–
–
–
–
1.000
858
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
3.000
257.700
15.100
17.200
13.300
501.500
–
7.100
223.700
–
96.300
–
1.700
8.300
–
–
220
7.400
–
6.900
49.300
34.400
–
21.500
–
6.600
14.500
–
622.200
12.100
218.200
206.400
2.100
4.621
96.980
8.429
13.761
44.938
31.468
0
7.804
272.531
0
16.185
–
3.943
10.585
–
–
2.558
5.462
–
8.768
12.357
49.192
0
20.591
–
27.365
35.086
–
485.295
6.328
272.007
120.253
3.519
–
10,3
–
–
9,5
3,3
–
–
22,2
–
5,9
–
–
–
–
15,2
–
–
–
–
8,8
5,2
–
–
–
11,0
–
–
2,8
–
8,2
1,5
–
54
–62
–44
–20
238
–94
–
10
22
–
–83
–
132
28
–
–
1.063
–26
–
27
–75
43
–
–4
–
315
142
–
–22
–48
25
–42
68
–
–
–
–
174
–
–
196
–
–
320
–
–
3
–
–
–
–
–
–
–
626
–
–
–
782
–
–
–
–
–
–
–
1.100
–
–
–
–
–
–
–
–
–
532
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
500
–
–
–
3
–
–
–
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
Bahamas
–
2.300
100
–
3.158
–
–
37
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
157
Compendio de referencias
Número de refugiados
Malnutrición aguda
entre los refugiados
(%)
Cambios demográficos
entre los refugiados (%)
(1999–2006)
Número de PDI
(miles)
1994–1999*
2000–2006*
1999
2006
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
–
2.900
–
2.400
320
–
22.900
–
–
310
–
–
–
–
–
488
–
3.492
1.134
–
11.515
–
–
11.789
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–83
–
46
254
–
–50
–
–
3.703
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
8
–
–
–
–
–
–
3.000
–
–
–
–
–
–
–
–
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
–
–
40
24.500
–
1.300
–
–
630
–
–
–
–
–
–
190
0
–
–
3.319
–
1.848
–
–
–
–
–
–
0
–
–
2.357
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–86
–
42
–
–
–
–
–
–
–
–
–
1.141
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
22.200
–
–
180.000
162.500
–
–
127.900
–
100.100
–
26.311
–
–
158.366
301
–
0
128.175
–
133.117
3
16,8
–
–
–
–
–
–
8,8
–
–
–
19
–
–
–12
–100
–
–
0
–
33
–
–
–
–
–
–
–
–
–
613
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
325
–
–
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
Bulgaria
Chipre
3.900
296.200
221.600
–
65.600
550
120
56
113.714
2.618
–
10.318
4.504
924
–
–
–
–
–
–
–
–99
–62
–99
–
–84
719
670
–
–
570
–
810
–
265
–
–
663
–
924
–
–
158
Número de refugiados
1999
Malnutrición aguda
entre los refugiados
(%)
Cambios demográficos
entre los refugiados (%)
(1999–2006)
Número de PDI
(miles)
1994–1999*
2006
2000–2006*
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
28.400
–
4.400
–
80.100
5.200
5.000
–
14.800
10.800
–
–
21.200
270
2.443
–
254
5
1.425
1.373
8.075
–
4.412
366
–
–
1.240
2.404
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–91
–
–94
–
–98
–74
62
–
–70
–97
–
–
–94
790
307
–
–
–
498
280
–
–
–
6
–
–
–
–
50
–
–
–
561
272
–
–
–
–
–
–
–
–
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegroa
–
940
1.200
1.200
–
4.500
18.500
2.800
2.700
1.000
–
6.790
1.887
1.658
98.997
929
750
2.633
2.275
1.415
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
622
–
38
–
–79
–96
–6
–16
42
8
–
–
–
–
17
–
–
–
–
8
–
–
–
249
–
–
–
–
–
–
5.600
–
23.600
6.300
–
1.835.700
128.900
–
1.000
4.300
4.200
–
–
1.202.000
–
6.500
35
240.772
1
9.259
88.022
–
968.370
44.406
2.760
500.229
50
20.164
–
7
1.044.462
–
702.209
4,0
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
5,1
–
–
–
4.200
–
–61
1.297
–
–47
–66
–
49.923
–99
380
–
–
–13
–
10.703
332
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
759
–
–
–
–
–
–
1.800
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
60.500
669
196.200
–
95.794
–
16,2
–
–
–
–
–
58
2
–
–
–
400
1.330
–
–
–
–
293.300
–
–
301.027
–
–
–
–
–
3
–
124
–
–
–
–
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
159
Compendio de referencias
Número de refugiados
Malnutrición aguda
entre los refugiados
(%)
Cambios demográficos
entre los refugiados (%)
(1999–2006)
Número de PDI
(miles)
1994–1999*
2000–2006*
1999
2006
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
–
–
–
–
–
–
50.500
–
–
–
–
–
–
–
0
–
–
–
–
–
37.170
2
5
–
–
–
10.183
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–26
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
–
–
–
–
–
–
15.000
0
–
–
–
–
720
2.357
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–84
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
Definiciones de los indicadores
Fuentes
Número de refugiados: Sólo se incluyen los países que acogen a más de
• Número de refugiados/PDI: Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
1.000 refugiados.
Cambios demográficos entre los refugiados: Porcentaje de variaciones entre
los Refugiados. 2006. Statistical Yearbook 2006; 2000; 1999; 1994.
• Malnutrición aguda: Comité Permanente de Nutrición de las Naciones
las cifras de 1999 y las de 2006.
Unidas. 2007. El documento puede consultarse en la dirección siguiente:
Personas desplazadas internamente (PDI): Personas que se han visto
http://www.unsystem.org/SCN/Publications/RNIS/rniscountry.html
obligadas a abandonar sus hogares, pero que no han cruzado una frontera estatal
reconocida internacionalmente.
Notas
Malnutrición aguda entre los refugiados: Prevalencia de la emaciación
* Un período de años seguido de un asterisco indica que los datos se refieren al
(relación peso/estatura inferior en dos desviaciones típicas a la mediana de la
último año del período para el cual se dispone de datos.
a Los datos de Serbia y Montenegro incluyen a las PDI de Montenegro
población de referencia) y/o edemas.
procedentes de Serbia (Kosovo), pues no se les han concedido los mismos
derechos que a los ciudadanos montenegrinos.
160
Cuadro 6a: ¿Cuántas personas sufren hambre oculta y enfermedades infantiles?
Hambre oculta en madres
y gestantes
Hambre oculta
en niños
Prevalencia estimada Cálculo anual Porcentaje de
de la anemia por
de defectos niños menores
carencia de hierro
congénitos de 5 años con
en mujeres de
del tubo
anemia por
15 a 49 años (%)
neural
carencia de
hierro
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
Enfermedades infantiles en menores
de 5 años
Porcentaje
Número
Porcentaje de
aproximado de
aproximado
muertes
niños menores de niños nacidos infantiles por
de 6 años con con problemas
infecciones
carencia de
cerebrales
respiratorias
vitamina A (carencia de yodo)
agudas
Porcentaje de
muertes
infantiles por
trastornos
diarreicos
Porcentaje de
muertes
infantiles por
paludismo
2004
2004
2004
2004
2004
2000
2000
2000
59
–
65
31
48
60
–
32
56
–
48
54
–
53
58
32
53
40
43
–
53
43
43
44
42
27
47
–
42
54
35
47
47
49
43
–
43
–
68
26
32
45
45
30
46
44
1.400
–
550
100
1.230
600
–
1.100
800
–
300
5.250
–
300
6.000
<100
100
1.300
700
–
150
2.000
100
330
1.400
1.100
1.300
–
250
1.500
100
1.300
9.500
300
700
–
750
–
500
1.500
<100
–
350
2.600
900
800
72
–
82
37
83
82
–
58
76
–
55
58
–
75
85
43
75
65
73
–
83
60
51
69
73
80
77
–
74
80
42
57
69
74
69
–
71
–
86
37
47
65
72
64
63
53
55
–
70
30
46
44
–
36
45
–
32
58
–
30
30
41
64
60
40
–
31
70
54
38
42
59
47
–
17
26
59
41
25
68
39
–
61
–
47
33
38
37
35
66
66
28
235.000
–
10.000
9.000
180.000
125.000
–
65.000
100.000
–
59.000
–
–
16.000
685.000
11.500
10.000
120.000
83.000
–
12.500
105.000
11.000
29.000
43.000
115.000
270.000
–
24.000
134.000
12.000
130.000
370.000
16.000
46.000
–
86.000
–
40.000
160.000
4.000
–
25.000
111.000
115.000
35.000
24,8
13,7
21,1
1,4
23,3
22,8
13,3
21,5
22,8
16,3
13,6
23,1
19,6
18,6
22,3
10,7
15,5
14,6
20,9
17,3
23,4
19,9
4,7
23,0
20,7
22,6
23,9
3,9
22,3
21,2
3,0
25,1
20,1
18,7
23,2
21,2
20,7
10,1
25,5
0,9
11,8
21,1
17,1
21,1
21,8
14,7
19,1
11,9
17,1
1,1
18,8
18,2
12,2
17,3
18,1
13,6
11,2
18,1
14,8
15,6
17,3
8,8
12,2
12,2
16,5
13,6
18,6
16,5
3,9
17,3
16,9
18,1
18,3
1,2
16,2
16,5
2,5
19,8
15,7
14,7
18,5
16,0
17,1
0,0
19,7
0,8
9,6
16,8
13,8
17,2
17,5
12,1
8,3
0,5
27,2
0,0
20,3
8,4
4,3
22,8
22,3
19,4
25,7
16,9
20,5
13,6
6,1
28,3
29,4
33,0
24,5
24,0
21,0
13,6
0,0
18,9
20,1
14,1
16,9
0,0
12,2
18,9
0,0
14,3
24,1
18,5
4,6
0,6
27,6
0,0
12,4
0,0
0,2
22,7
25,3
23,1
19,4
0,2
161
Compendio de referencias
Hambre oculta en madres
y gestantes
Hambre oculta
en niños
Prevalencia estimada Cálculo anual Porcentaje de
de la anemia por
de defectos niños menores
carencia de hierro
congénitos de 5 años con
en mujeres de
del tubo
anemia por
15 a 49 años (%)
neural
carencia de
hierro
2004
Porcentaje
Número
Porcentaje de
aproximado de
aproximado
muertes
niños menores de niños nacidos infantiles por
de 6 años con con problemas
infecciones
carencia de
cerebrales
respiratorias
vitamina A (carencia de yodo)
agudas
Porcentaje de
muertes
infantiles por
trastornos
diarreicos
Porcentaje de
muertes
infantiles por
paludismo
2000
2000
2000
2004
2004
2004
–
–
–
–
–
380
–
–
–
–
–
59
–
–
–
–
–
23
–
–
–
–
–
13.000
1,5
3,4
5,3
0,0
6,9
17,1
2,4
1,3
0,8
0,0
3,5
14,3
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,7
21
–
–
5.250
–
–
45
–
–
15
–
–
50.000
–
–
13,2
6,2
10,4
12,0
0,5
10,3
0,5
0,0
0,2
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
–
–
–
–
34
–
20
–
54
31
–
–
40
–
25
32
31
–
–
–
–
–
–
38
–
–
–
–
250
–
600
–
400
300
–
–
350
–
250
1.250
400
–
–
–
–
–
210.000
1.200
–
–
–
–
28
–
34
–
66
34
–
–
47
–
52
50
25
–
–
–
–
–
–
41
–
–
–
–
17
–
21
–
32
15
–
–
9
–
13
17
18
–
–
–
–
–
–
5
–
–
–
–
17.000
–
67.000
–
29.000
24.500
–
–
6.500
–
22.000
60.000
23.000
–
–
–
–
–
–
60.000
4,0
4,1
0,0
12,0
13,4
9,5
15,0
5,2
20,2
13,8
9,3
8,5
13,7
10,8
11,9
13,6
13,0
0,0
10,5
1,3
11,5
2,0
5,4
5,9
3,0
1,3
0,0
11,0
12,4
1,6
13,1
21,4
16,5
12,2
9,6
5,1
12,2
10,7
10,7
12,2
11,7
14,4
0,5
1,3
13,1
1,3
2,3
9,9
0,0
0,0
0,0
0,5
0,5
0,0
0,4
0,7
0,7
0,4
0,0
0,0
0,4
0,2
0,3
0,4
0,6
0,0
0,0
0,0
2,4
0,0
0,0
0,0
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
36
55
–
8.400
150
–
55
81
–
28
32
–
750.000
–
–
17,6
18,8
15,2
20,0
20,9
18,9
0,7
0,8
0,7
51
26
50.000
6.800
–
2.300
1.600
–
2.200
–
75
48
–
48
65
–
22
–
57
26
–
35
33
–
22
–
6.600.000
445.000
–
205.000
200.000
–
140.000
–
18,5
14,4
17,5
19,3
18,5
8,5
11,5
19,6
20,3
18,3
20,3
21,1
20,5
13,5
16,2
21,9
0,9
0,5
0,6
9,0
0,8
0,4
0,3
0,4
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
–
–
–
–
–
30
Brasil
Chile
Colombia
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
162
45
62
–
27
–
2004
Enfermedades infantiles en menores
de 5 años
Hambre oculta en madres
y gestantes
Hambre oculta
en niños
Prevalencia estimada Cálculo anual Porcentaje de
de la anemia por
de defectos niños menores
carencia de hierro
congénitos de 5 años con
en mujeres de
del tubo
anemia por
15 a 49 años (%)
neural
carencia de
hierro
Enfermedades infantiles en menores
de 5 años
Porcentaje
Número
Porcentaje de
aproximado de
aproximado
muertes
niños menores de niños nacidos infantiles por
de 6 años con con problemas
infecciones
carencia de
cerebrales
respiratorias
vitamina A (carencia de yodo)
agudas
Porcentaje de
muertes
infantiles por
trastornos
diarreicos
Porcentaje de
muertes
infantiles por
paludismo
2000
2000
2000
2004
2004
2004
2004
2004
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
–
12
35
–
–
–
–
–
–
–
–
–
31
–
–
36
31
–
–
–
–
–
–
–
–
–
42
46
33
–
63
–
<100
225
–
–
–
–
–
–
–
–
–
100
–
–
400
170
–
–
–
–
–
–
–
–
–
300
200
3.000
–
800
–
24
33
–
–
–
–
–
–
–
–
–
33
–
–
49
42
–
–
–
–
–
–
–
–
–
45
36
23
–
33
–
12
23
–
–
–
–
–
–
–
–
–
11
–
–
19
18
–
–
–
–
–
–
–
–
–
18
18
18
–
40
–
3.500
22.000
–
–
–
–
–
–
–
–
–
11.000
–
–
54.000
23.500
–
–
–
–
–
–
–
–
–
43.000
11.000
335.000
–
136.000
10,6
11,8
18,4
9,0
2,5
16,1
1,7
1,3
0,0
19,9
2,1
6,3
12,5
3,9
0,4
16,9
16,7
1,2
5,3
4,3
0,0
15,5
2,7
3,6
27,1
9,4
9,1
18,8
14,0
6,3
16,8
10,5
10,5
15,3
1,5
0,6
2,3
3,2
0,3
0,0
16,4
1,4
2,5
11,5
0,1
0,6
14,5
14,1
0,0
0,3
5,0
0,0
2,0
0,1
0,2
2,5
1,4
6,0
15,6
12,2
1,2
14,8
0,4
0,5
1,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,8
0,0
0,0
0,3
0,0
0,0
0,8
0,9
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,0
0,9
0,5
0,0
0,8
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
61
–
–
–
28
–
29
–
–
–
–
24
34
–
2.250
–
–
–
3.800
–
2.100
–
–
–
–
140
1.000
–
65
–
–
–
31
–
32
–
–
–
–
21
45
–
53
–
–
–
7
–
23
–
–
–
–
20
29
–
535.000
–
–
–
225.000
–
125.000
–
–
–
–
7.500
–
–
24,8
6,6
1,4
20,4
14,6
4,7
6,4
17,6
8,5
11,7
4,4
1,1
14,0
7,2
18,9
6,2
0,7
16,6
12,8
6,3
5,5
13,2
8,4
10,7
0,7
1,0
12,2
8,1
1,0
0,2
0,0
0,8
0,4
0,0
0,2
0,7
0,0
0,3
0,0
0,0
0,4
0,1
163
Compendio de referencias
Hambre oculta en madres
y gestantes
Hambre oculta
en niños
Prevalencia estimada Cálculo anual Porcentaje de
de la anemia por
de defectos niños menores
carencia de hierro
congénitos de 5 años con
en mujeres de
del tubo
anemia por
15 a 49 años (%)
neural
carencia de
hierro
Enfermedades infantiles en menores
de 5 años
Porcentaje
Número
Porcentaje de
aproximado de
aproximado
muertes
niños menores de niños nacidos infantiles por
de 6 años con con problemas
infecciones
carencia de
cerebrales
respiratorias
vitamina A (carencia de yodo)
agudas
2004
Porcentaje de
muertes
infantiles por
trastornos
diarreicos
Porcentaje de
muertes
infantiles por
paludismo
2004
2004
2004
2004
2000
2000
2000
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
59
–
30
–
–
–
49
11.000
–
1.000
–
–
–
1.800
56
–
40
–
–
–
59
35
–
8
–
–
–
40
2.100.000
–
40.000
–
–
–
143.000
19,3
7,7
9,9
23,9
15,5
7,6
19,8
14,0
8,4
9,6
18,7
12,9
7,0
16,1
0,7
0,0
0,2
4,5
21,2
0,2
7,5
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
–
58
21
–
35
–
–
–
–
–
–
18
–
–
–
43
–
48
–
–
–
–
–
950
38.000
–
4.000
–
–
–
–
–
–
<100
–
–
–
350
–
400
–
–
–
–
–
63
8
–
29
–
–
–
–
–
–
37
–
–
–
40
–
54
–
–
–
–
–
42
12
–
23
–
–
–
–
–
–
29
–
–
–
37
–
42
–
–
–
–
–
85.000
940.000
–
300.000
–
–
–
–
–
–
8.500
–
–
–
–
–
27.000
–
–
–
–
0,7
20,6
13,4
9,2
13,4
1,1
13,5
9,5
11,5
4,0
11,3
17,1
30,3
–
12,4
18,5
1,8
19,1
10,2
9,0
7,3
13,5
1,1
16,6
11,8
10,6
12,0
0,7
14,1
8,8
21,9
5,4
8,0
14,5
37,8
–
9,7
15,3
0,4
15,6
9,7
0,4
10,0
13,2
0,0
0,9
0,4
0,0
0,4
0,0
0,0
0,1
0,7
0,1
0,0
1,0
0,0
–
0,0
0,8
0,0
0,7
0,1
0,0
1,3
0,0
Vanuatu
Viet Nam
–
33
–
3.300
–
39
–
12
–
180.000
13,0
11,5
11,5
10,4
0,6
0,4
Definiciones de los indicadores
Fuentes
Anemia por carencia de hierro entre las mujeres: Porcentaje de mujeres en
• Indicadores del hambre oculta: Fondo de las Naciones Unidas para la
edad de procrear sometidas a análisis del nivel de hemoglobina, que presentan
Infancia. 2004. Vitamin and Mineral Deficiency. A Global Progress Report.
valores inferiores a 110 gramos/litro para las mujeres gestantes y a
Nueva York.
120 gramos/litro para las mujeres no embarazadas.
Defectos congénitos del tubo neural: Defectos en el cerebro y la médula
• Enfermedades infantiles: Organización Mundial de la Salud. 2007.
Estadísticas sanitarias mundiales 2007.Ginebra.
espinal del bebé, causados generalmente por falta de ácido fólico.
Anemia por carencia de hierro entre los niños: Porcentaje de niños sometidos
Notas
a análisis de hemoglobina, que presentan valores inferiores a 80 gramos/litro.
Los datos relativos a las carencias de vitaminas y minerales se han extraído de la
Enfermedades infantiles: Proporción de fallecimientos entre los niños menores
mejor información disponible. Los datos relativos a la prevalencia se basan en un
de 5 años, debidos a enfermedades respiratorias agudas, enfermedades diarreicas
examen mundial de las encuestas sobre las carencias de vitaminas y minerales.
o paludismo.
Carencia de vitamina A: Porcentaje aproximado de niños menores de 6 años
con carencia subclínica de vitamina A.
164
Cuadro 6b: ¿Cuántas personas sufren enfermedades infecciosas?
Prevalencia de
VIH entre adultos
de 15 a 49 años
(por 100.000
habitantes)
Número
aproximado de
personas que
viven con VIH
Prevalencia de
la tuberculosis
(por 100.000
habitantes)
Número de casos de
tuberculosis
2005
2005
2005
1990
2005
Porcentaje de
cambio en el
número de casos
de tuberculosis
Porcentaje
aproximado de
pacientes de
tuberculosis con VIH
(%)
1990–2005
2005
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
3.281
82
1.635
23.624
2.004
3.132
–
4.899
3.111
<500
4.731
320.000
–
87.000
270.000
150.000
150.000
–
510.000
180.000
–
120.000
333
55
144
556
461
602
327
206
495
89
449
10.271
11.607
2.084
2.938
1.497
4.575
221
5.892
2.591
140
591
37.175
21.336
3.270
10.058
3.484
6.585
292
21.499
6.311
111
9.853
262
84
57
242
133
44
32
265
144
–21
1.567
19
–
10
72
11
18
–
26
18
–
26
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
2.933
6.442
2.180
–
6.750
2.091
2.225
1.475
2.857
3.483
6.125
22.684
–
451
12.528
1.572
437
629
14.429
17.676
998
3.547
9.990
3.133
–
837
–
1.361
16.579
34.457
5.909
2.879
6.304
15.819
19.210
1.000.000
750.000
59.000
–
60.000
–
320.000
85.000
8.900
32.000
1.300.000
270.000
–
49.000
940.000
130.000
–
–
1.800.000
230.000
79.000
2.900.000
250.000
190.000
–
–
–
48.000
5.500.000
220.000
1.400.000
110.000
1.000.000
1.100.000
1.700.000
541
659
515
546
385
352
380
431
355
293
936
588
507
396
518
578
132
590
597
577
294
536
483
673
258
466
56
905
511
1.211
496
753
559
618
631
21.131
7.841
3.699
88.634
917
–
6.407
1.988
260
1.163
11.788
2.525
–
6.261
12.395
2.933
119
5.284
15.899
2.671
5.200
20.122
2.124
6.387
17
4.977
41
632
80.400
–
22.249
1.324
14.740
16.863
9.132
97.075
19.681
3.549
124.262
2.512
2.031
12.124
6.863
–
1.774
102.680
10.802
3.432
18.993
25.491
4.697
125
2.162
33.231
14.920
7.873
62.598
3.210
7.220
136
9.765
14
6.737
270.178
8.062
61.022
2.537
41.040
49.576
50.454
359
151
–4
40
174
–
89
245
–
53
771
328
–
203
106
60
5
–59
109
459
51
211
51
13
700
96
–66
966
236
–
174
92
178
194
452
17
32
13
11
33
–
12
9
17
20
29
69
17
3
50
10
–
–
54
61
6
20
43
18
–
–
–
9
59
79
30
17
31
56
62
–
456
–
–
9
51
1
12.309
6
9.770
500
–21
–
–
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
165
Compendio de referencias
Prevalencia de
VIH entre adultos
de 15 a 49 años
(por 100.000
habitantes)
Número
aproximado de
personas que
viven con VIH
Prevalencia de
la tuberculosis
(por 100.000
habitantes)
2005
2005
2005
1990
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
2.807
1.236
2.110
120
454
229
509
235
52
–
246
770
6.800
2.700
3.700
–
620.000
–
–
–
–
–
–
–
49
12
55
280
76
16
66
17
11
24
202
68
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
–
825
2.072
3.377
1.392
1.371
244
215
755
338
480
1.036
–
–
–
1.623
2.538
362
598
–
61.000
12.000
190.000
63.000
25.000
–
–
17.000
–
–
66.000
–
–
–
5.200
27.000
–
–
8
110
194
405
99
10
27
74
46
100
206
116
17
42
22
99
13
33
52
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
<100
<100
–
747
106
–
982
447
<100
1.144
–
–
–
–
5.700.000
170.000
–
360.000
–
–
580.000
–
406
174
179
299
262
53
170
244
80
204
713
–
121
87
242
–
–
–
–
28
79
85
70
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
166
Número de casos de
tuberculosis
Porcentaje de
cambio en el
número de casos
de tuberculosis
Porcentaje
aproximado de
pacientes de
tuberculosis con VIH
(%)
2005
1990–2005
2005
46
5
57
11.166
74.570
6.151
12.447
230
546
6
8.243
2.367
–
–
102
9.748
80.209
2.134
10.360
534
770
–
4.416
1.794
–
–
79
–13
8
–65
–17
132
41
–
–46
–24
17
9
13
–
14
–
–
–
–
–
–
–
0
3.813
168
–
3.647
123
14.437
2.944
846
2.167
37.905
2.597
0
2
13
82
120
886
5.457
–
3.365
639
14.311
3.333
90
18.524
1.907
1.637
2.075
33.421
5.003
–
7
14
117
166
622
6.847
–
–12
280
–
–9
–27
28
–35
93
–4
–12
93
–
250
8
43
38
–30
25
–
6
13
19
9
9
–
–
5
–
–
6
–
–
–
11
16
–
–
48.673 123.118
1.154
1.007
–
42.722
1.519.182 1.156.248
74.470 254.601
152
122
12.416 107.009
10.142
33.448
6.666
9.249
46.510
57.895
–
3.767
153
–13
–
–24
242
–20
762
230
39
24
–
–
–
–
5
1
–
7
–
–
8
–
–23
274
130
75
–
–
–
–
653
590
2.620
3.039
506
2.206
6.034
5.308
Prevalencia de
VIH entre adultos
de 15 a 49 años
(por 100.000
habitantes)
Número
aproximado de
personas que
viven con VIH
Prevalencia de
la tuberculosis
(por 100.000
habitantes)
Número de casos de
tuberculosis
2005
2005
2005
1990
Bosnia y Herzegovina
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
–
–
–
–
<100
<100
887
775
154
<100
–
105
–
–
–
–
–
–
1.000
940.000
–
–
–
–
57
41
5
65
20
15
46
150
86
25
6
155
4.073
2.256
29
2.576
1.448
722
423
50.641
1.537
3.588
234
10.969
2.111
3.225
34
1.050
710
269
479
127.930
4.501
1.808
402
25.739
–48
43
17
–59
–51
–63
13
153
193
–50
72
135
–
–
–
–
–
–
7
6
–
–
–
–
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
111
508
116
117
<500
815
78
<100
–
–
123
<100
<100
1.036
174
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
410.000
–
133
66
63
33
4
149
29
11
146
42
297
90
44
120
139
2.306
906
1.471
–
13
1.728
16.136
1.937
16.256
4.194
2.460
2.325
24.468
16.465
9.414
6.329
1.409
2.114
598
21
5.141
8.203
973
26.104
3.208
5.460
3.191
19.744
39.608
21.513
174
56
44
–
62
198
–49
–50
61
–24
122
37
–19
141
129
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
8
–
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
<100
–
–
3.017
<100
–
133
–
–
–
–
114
88
–
86
–
–
870
1.454
115
–
–
–
–
15.000
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
44.000
350.000
–
–
288
58
43
1.161
32
24
30
76
18
6
28
12
73
11
297
65
46
286
400
28
136
4.332
2.415
117
2.100
2.142
285
9.255
14.735
442
439
277
–
27.658
482
156.759
184
6.018
–
212
2.054
4.650
21.844
3.539
280
3.109
11.446
103
9.422
9.454
2.098
367
517
391
26.269
261
137.574
325
4.310
12.904
27.562
2.079
9.063
404
47
139
48
434
–64
2
–36
375
–16
87
–
–5
–46
–12
77
–28
–
12.901
1
95
–
–
–
18
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
5
9
–
–
2005
Porcentaje de
cambio en el
número de casos
de tuberculosis
Porcentaje
aproximado de
pacientes de
tuberculosis con VIH
(%)
1990–2005
2005
167
Compendio de referencias
Prevalencia de
VIH entre adultos
de 15 a 49 años
(por 100.000
habitantes)
Número
aproximado de
personas que
viven con VIH
Prevalencia de
la tuberculosis
(por 100.000
habitantes)
Número de casos de
tuberculosis
Porcentaje
aproximado de
pacientes de
tuberculosis con VIH
(%)
1990–2005
2005
2005
2005
2005
1990
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
<100
1.468
62
<500
<100
–
<100
–
–
391
–
–
130.000
650.000
–
–
–
–
–
–
–
–
63
703
208
30
450
26
269
201
426
131
123
143
6.501
375.481
226
317.008
1
–
382
68
11.702
367
163
35.535
894.428
132
137.100
1
111
397
332
15.342
98
14
447
138
–42
–57
0
–
4
388
31
–73
–
9
0
–
–
–
–
–
–
–
–
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
–
–
–
–
1.621
<100
103
–
158
–
–
–
421
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
260.000
206
156
87
61
475
135
306
27
28
32
495
84
235
1.659
7
0
4.618
11
–
10
12.564
38.290
3.777
24
1.356
18
12
76
94.994
178
57
–
–
403
–40
107
–45
–15
–22
–48
–46
89
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
3
2.497
63.904
1.826
44
1.591
23
23
140
50.203
2005
Porcentaje de
cambio en el
número de casos
de tuberculosis
Definiciones de los indicadores
Fuentes
Prevalencia del VIH entre adultos de edades comprendidas entre 15 y
• Prevalencia del VIH/SIDA y de la tuberculosis: Organización Mundial de la
49 años: Número de adultos de entre 15 y 49 años de edad infectados por el VIH
por cada 100.000 habitantes.
Salud. 2007. Estadísticas sanitarias mundiales 2007. Ginebra.
• Porcentaje de pacientes de tuberculosis con VIH: Organización Mundial de
Prevalencia de la tuberculosis: Número de casos notificados de tuberculosis por
la Salud. 2007. TB/HIV. Networking for Policy Change: an Advocacy Training
cada 100.000 habitantes.
Manual. Ginebra.
Porcentaje aproximado de pacientes de tuberculosis con VIH: Número
aproximado de pacientes de tuberculosis infectados por el VIH, expresado como
porcentaje.
168
Cuadro 7: ¿Cuántas personas se han visto afectadas por catástrofes naturales?
Número de catástrofes
naturales en 2006
Impacto en los seres humanos
Número total de
personas afectadas
2000–2007
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
Número total de personas afectadas por tipo
de catástrofe natural 2000–2007
Inundaciones
Sequías
Pérdidas económicas,
2000–2007
(millones de dólares
EE.UU.)
Otras
3
2
–
1
3
8
–
1
2
2
2
–
2
–
10
–
–
–
3
–
1
10
–
–
3
5
4
1
2
4
3
4
3
–
2
–
–
1
–
–
1
7
1
7
2
1
565.714
348.478
19.445
166.000
83.237
1.461.514
0
7.102
198.794
286.582
64.567
–
4.852
2.307.013
918.245
110
14.522
149.614
225.882
946
26.310
24.072.497
3.835
20.865
3.213.766
1.050.512
40.696
3.603
72.204
6.022.291
76.753
177.572
386.385
45.730
930.344
–
261.833
17.091
15.726
276.225
282.284
3.049.586
4.851
755.943
875.916
319.197
503.694
137.368
0
143.736
37.730
61.305
0
2.000
175.763
0
60.000
–
0
7.013
860.064
0
250
146.225
221.200
0
1.000
1.066.808
0
0
115.987
1.005.290
38.879
0
69.619
5.901.266
64.300
100.631
352.521
36.743
30.516
–
236.769
0
15.000
71.028
272.000
37.293
2.000
42.906
862.298
314.000
0
0
0
0
0
650.000
0
0
0
0
0
–
0
2.300.000
0
0
0
0
0
0
0
23.002.000
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
894.545
–
0
0
0
0
0
3.000.000
0
700.000
0
0
62.020
211.110
19.445
22.264
45.507
750.209
0
5.102
23.031
286.582
4.567
–
4.852
0
58.181
110
14.272
3.389
4.682
946
25.310
3.689
3.835
20.865
3.097.779
45.222
1.817
3.603
2.585
121.025
12.453
76.941
33.864
8.987
5.283
–
25.064
17.091
726
205.197
10.284
12.293
2.851
13.037
13.618
5.197
10.000
5.323.517
0
5.000
0
0
0
0
1.000
0
0
9.000
0
0
9.400
0
0
0
0
0
0
538
0
0
409.181
7.700
0
100.000
0
456.300
8.490
0
12.422
0
0
–
40.979
30.000
0
420.041
50
–
0
0
0
277.700
–
1
–
553.406
–
539.947
–
0
–
13.459
–
1.673.210
169
Compendio de referencias
Número de catástrofes
naturales en 2006
Impacto en los seres humanos
Número total de
personas afectadas
2000–2007
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela. República Bolivariana de
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea. República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
170
Número total de personas afectadas por tipo
de catástrofe natural 2000–2007
Inundaciones
Sequías
Pérdidas económicas,
2000–2007
(millones de dólares
EE.UU.)
Otras
–
–
–
2
2
1
3
–
2
–
3
2
–
1
1
3
1
2
7
–
2
1
3
–
–
–
–
1
–
–
1
10.500
4.880
82.570
635.131
1.110.194
586.520
1.947.963
106.720
9.109.275
275
728.158
1.731.484
61.650
593.064
309.774
646.753
202.814
392.502
4.161.545
89.811
67.041
57.138
4.591.881
109.769
–
1.534
0
25.000
1.760
16.712
134.692
0
0
0
593.535
489.160
531.078
1.908.410
105.031
37.775
0
129.770
3.832
0
101.726
309.774
281.076
6.374
30.000
80.940
19.046
65.453
2.765
168.015
82.495
–
0
0
25.000
0
12.700
132.962
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
65.000
0
0
40.000
0
0
–
0
0
0
0
0
0
10.500
4.880
82.570
41.596
621.034
55.442
39.553
1.689
9.071.500
275
598.388
1.727.652
61.650
491.338
0
365.677
196.440
362.502
4.015.605
70.765
1.588
14.373
4.423.866
27.274
–
1.534
0
0
1.760
4.012
1.730
1.300.000
5.000
327.540
347.000
909.370
333.900
10.000
47.000
3.200.200
0
179.775
2.204.200
889.000
988.450
634.100
73.520
248.500
1.004.987
9.370.600
2.050
8.800
0
300.050
342.230
–
16.000
500
0
1.000
275.000
54.000
8
–
2
22
21
–
2
4
1
4
1
44.324.694
1.000
1.190.985
197.482.184
7.551.578
27.214
164.572
1.308.857
3.728.862
11.255.123
12.624
43.730.663
1.000
553.404
189.290.635
2.736.764
0
63.750
940.939
2.334.443
11.063.918
3.558
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
594.031
0
637.581
8.191.549
4.814.814
27.214
100.822
367.918
1.394.419
191.205
9.066
2.700.000
0
6.029.400
18.965.412
9.214.010
470.100
688
6.300
1.351.500
1.054.663
–
–
–
–
1
–
595.110
0
34.794
1.820
290.903
69.884
0
31.500
0
290.100
0
0
0
0
0
525.226
0
3.294
1.820
803
17.673
0
65.000
30.300
0
Número de catástrofes
naturales en 2006
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
Impacto en los seres humanos
Número total de personas afectadas por tipo
de catástrofe natural 2000–2007
Pérdidas económicas,
2000–2007
(millones de dólares
EE.UU.)
Número total de
personas afectadas
2000–2007
Inundaciones
4
–
1
2
–
1
5
1
2
–
–
2
1
1
1
–
1
2
3
8
3
3
–
4
3
–
12.914
440
2.250
10.654
605
100
948.174
23.246
46.123
549
67.920
24.486
102
0
110.103
–
2.607.000
19.700
204.318
198.433
49.441
459.578
0
733.812
421.650
1.500
12.200
0
2.050
330
0
0
860.304
3.190
45.823
0
31.168
2.050
0
0
109.900
–
7.000
19.700
204.315
194.932
48.390
426.308
0
122.635
313.940
1.500
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
–
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
714
440
200
10.324
605
100
87.870
20.056
300
549
36.752
22.436
102
0
203
–
2.600.000
0
3
3.501
1.051
33.270
0
611.177
107.710
0
477.880
10.000
277.750
542.300
95.000
130.000
2.648.573
352.156
148.000
2.750
9.162
4.160
325.000
30.000
17.163
–
40.184
700.000
155.273
1.944.790
0
148.670
0
613.000
243.855
0
13
–
–
1
1
–
4
3
–
–
–
–
3
–
9
–
1
9
8
–
2
910.524
14.118
–
200.419
1.387
–
39.213.511
67.910
–
237
1
17.500
316.832
20.083
17.625.793
–
329.375
2.190.561
2.897.995
27.000
6.820
66.098
13.547
–
100.000
870
–
1.423.407
67.910
–
0
0
17.000
28.367
0
9.205.612
–
0
875.820
849.836
27.000
6.341
0
0
–
100.000
0
–
37.000.000
0
–
0
0
0
275.000
0
2.200.000
–
329.000
1.200.000
2.000.000
0
0
844.426
571
–
419
517
–
790.104
0
–
237
1
500
13.465
20.083
6.220.181
–
375
114.741
48.159
0
479
5.050
0
–
0
0
–
4.933.866
1.300
0
0
0
0
1.553.009
51.000
5.743.530
–
0
20
186.000
0
0
Sequías
Otras
171
Compendio de referencias
Número de catástrofes
naturales en 2006
Impacto en los seres humanos
Número total de
personas afectadas
2000–2007
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
–
3
39
2
20
–
–
–
–
5
–
–
–
–
–
6
1
–
–
–
–
–
1
12
–
6.625.235
633.081.359
35.992
26.340.777
1.352
218
7.535
–
390.865
12.062
1.916.659
–
702
–
91.368
562.073
1.062.685
0
2.227
16.500
–
68.312
13.049.713
Número total de personas afectadas por tipo
de catástrofe natural 2000–2007
Inundaciones
–
6.625.235
378.252.190
824
1.375.815
0
0
0
–
343.156
0
5.650
–
0
–
25.193
340.927
1.053.000
0
0
0
–
3.001
8.661.628
Sequías
–
0
0
0
0
0
0
0
–
0
0
0
–
0
–
0
0
0
0
0
0
–
0
0
Pérdidas económicas,
2000–2007
(millones de dólares
EE.UU.)
Otras
–
0
254.829.169
35.168
24.964.962
1.352
218
7.535
–
47.709
12.062
1.911.009
–
702
–
66.175
221.146
9.685
0
2.227
16.500
–
65.311
4.388.085
–
175.100
48.808.327
34.500
1.382.315
0
0
0
–
80.900
500
80.270
–
40.000
–
0
7.551.395
1.000
1.500
0
51.300
0
0
2.070.525
Definiciones de los indicadores
Fuentes
Número de catástrofes naturales en 2006: Se incluyen todas las catástrofes
• Centro para la Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres. 2007.
hidrometeorológicas y geológicas, entre ellas sequías, inundaciones, terremotos,
epidemias, temperaturas extremas, erupciones volcánicas, marejadas gigantes,
incendios y ciclones.
Número de personas afectadas: Personas con necesidades básicas de
supervivencia, como alimentos, agua, cobijo, saneamiento y atención médica
inmediata.
Pérdidas económicas: Efectos estimados en la economía nacional en términos
de: i) costos directos (daños a infraestructura, cosechas, viviendas); y ii) costos
indirectos debidos a la pérdida de ingresos, desempleo y desestabilización de los
mercados.
172
EM_DAT: Base de datos internacional de OFDA/CRED para los desastres.
• El documento puede consultarse en la dirección siguiente:
http://www.emdat.net
Cuadro 8: ¿Qué soluciones existen en la lucha contra el hambre y la salud deficiente?
Fomento de la lactancia materna y la
maternidad sin peligros
Porcentaje de bebés
alimentados
exclusivamente
con leche materna
(0–6 meses)
1996–2005*
Porcentaje de bebés
que reciben leche
materna y alimentos
complementarios
(6–9 meses)
1996–2005*
Lucha contra el hambre oculta
Índice de cobertura
de complementos
de vitamina A
de los 5 a los 59
meses (%)
2004
Número de
hogares que
consumen sal
yodada
(%)
1998–2005*
Menores de 5 años
con diarrea que
recibieron terapia
de rehidratación
por vía oral (%)
1997–2006*
Pérdidas económicas
anuales causadas
por la carencia
de micronutrientes
(% del PIB)
2004
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
11
13
38
34
19
62
57
24
2
21
19
24
5
52
49
6
26
53
27
24
37
13
36
35
67
53
25
21
20
30
19
1
17
17
90
56
34
–
4
7
24
41
77
38
66
57
38
46
64
79
77
34
78
79
73
43
54
62
37
62
41
–
36
84
79
70
78
78
32
–
78
80
57
56
64
77
69
53
61
–
51
46
60
91
77
–
94
62
95
94
–
81
84
7
94
81
60
50
52
–
27
95
95
–
64
63
71
95
89
57
97
–
95
26
–
–
85
79
95
76
95
–
95
37
86
94
65
31
28
34
55
4
100
12
44
18
–
28
16
32
72
64
92
72
32
67
98
9
9
–
25
51
26
100
98
46
37
85
3
14
10
26
59
–
77
38
41
57
–
–
60,9
–
62,8
–
–
56,7
37,5
–
53,5
–
66,1
68,4
37,1
71,6
–
63,3
56,7
–
–
50,6
79,6
–
58,1
70,1
65,7
–
47,7
70,5
65,8
52,9
40,2
–
31,9
–
52,5
–
–
89,1
–
70
2,1
–
1,1
0,6
2
2,5
–
0,8
1,2
–
1,9
0,8
–
1,1
1,7
1,1
1,3
1,1
1,4
–
1,5
0,8
0,8
1,2
0,8
1,4
2,7
–
1,3
1,2
0,8
1,7
0,7
–
1,1
–
1,3
–
1,4
0,4
0,6
–
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
18
63
40
33
65
75
87
90
95
68
50
20
33
5
23
7
–
53,1
66,9
79,7
1
1
1,3
0,7
173
Compendio de referencias
Fomento de la lactancia materna y la
maternidad sin peligros
Porcentaje de bebés
alimentados
exclusivamente
con leche materna
(0–6 meses)
1996–2005*
Porcentaje de bebés
que reciben leche
materna y alimentos
complementarios
(6–9 meses)
1996–2005*
Lucha contra el hambre oculta
Índice de cobertura
de complementos
de vitamina A
de los 5 a los 59
meses (%)
2004
Número de
hogares que
consumen sal
yodada
(%)
1998–2005*
Menores de 5 años
con diarrea que
recibieron terapia
de rehidratación
por vía oral (%)
1997–2006*
Pérdidas económicas
anuales causadas
por la carencia
de micronutrientes
(% del PIB)
2004
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
–
–
–
–
24
54
–
63
47
35
41
–
35
24
39
51
11
24
35
–
–
31
25
22
64
10
56
–
–
9
2
–
7
–
–
–
–
54
74
30
47
65
47
42
–
70
76
–
67
42
73
61
–
–
68
38
60
81
41
–
–
–
25
19
–
50
–
–
–
–
–
42
–
–
–
–
–
–
–
–
–
18
–
–
40
–
–
98
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
10
–
–
10
10
12
0
8
3
12
–
1
38
–
33
–
89
20
0
9
3
5
12
9
82
0
–
–
–
99
–
10
–
–
–
–
–
66,4
–
–
70,1
–
–
–
–
–
–
58,6
–
54,9
66,8
–
–
67,7
–
–
70,6
55
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0,5
–
–
–
–
–
–
–
0,5
–
0,8
–
0,8
0,7
–
–
0,6
–
0,7
0,5
0,4
–
–
–
–
–
–
0,5
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
36
–
65
37
40
10
15
69
–
31
44
75
85
66
83
–
95
51
73
–
96
30
5
60
43
27
56
40
83,4
–
–
–
60,6
–
–
0,9
1,6
–
1
0,5
–
0,7
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
68
53
4
31
66
–
71
82
97
57
–
43
37
6
37
28
46,5
–
–
–
1,5
–
0,4
–
174
Fomento de la lactancia materna y la
maternidad sin peligros
Porcentaje de bebés
alimentados
exclusivamente
con leche materna
(0–6 meses)
1996–2005*
Porcentaje de bebés
que reciben leche
materna y alimentos
complementarios
(6–9 meses)
1996–2005*
Lucha contra el hambre oculta
Índice de cobertura
de complementos
de vitamina A
de los 5 a los 59
meses (%)
2004
Número de
hogares que
consumen sal
yodada
(%)
1998–2005*
Menores de 5 años
con diarrea que
recibieron terapia
de rehidratación
por vía oral (%)
1997–2006*
Pérdidas económicas
anuales causadas
por la carencia
de micronutrientes
(% del PIB)
2004
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
6
33
7
–
6
–
–
23
–
–
–
–
18
–
–
36
24
–
–
37
–
46
–
–
16
–
41
13
21
22
19
24
57
39
–
–
–
–
–
–
–
–
–
12
–
–
73
77
–
–
8
–
66
–
–
41
–
91
71
38
–
49
–
–
14
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
95
–
–
–
–
–
–
–
–
–
98
–
–
–
86
38
3
74
45
38
2
–
10
–
–
–
65
32
–
–
17
58
–
–
6
–
41
–
–
47
–
72
0
36
68
43
–
59,7
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
52,6
73,5
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0,3
0,7
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0,5
–
–
0,6
0,9
–
–
–
–
–
–
–
–
–
1,2
0,7
0,7
–
1,2
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
–
31
34
–
38
34
44
12
–
–
60
65
–
67
52
–
51
–
96
–
–
–
–
–
–
–
–
72
–
–
–
22
–
6
60
10
–
–
–
–
35,7
–
–
–
–
2,3
–
–
–
0,5
–
0,3
–
–
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
27
12
27
–
–
16
70
26
35
–
92
31
–
–
–
–
95
95
12
–
8
–
39
83
63,9
–
–
54
–
–
–
–
0,4
0,2
–
1,7
175
Compendio de referencias
Fomento de la lactancia materna y la
maternidad sin peligros
Porcentaje de bebés
alimentados
exclusivamente
con leche materna
(0–6 meses)
1996–2005*
Lucha contra el hambre oculta
Porcentaje de bebés
que reciben leche
materna y alimentos
complementarios
(6–9 meses)
1996–2005*
Índice de cobertura
de complementos
de vitamina A
de los 5 a los 59
meses (%)
2004
Número de
hogares que
consumen sal
yodada
(%)
1998–2005*
Menores de 5 años
con diarrea que
recibieron terapia
de rehidratación
por vía oral (%)
1997–2006*
Pérdidas económicas
anuales causadas
por la carencia
de micronutrientes
(% del PIB)
2004
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
12
81
9
16
47
12
48
50
13
47
–
76
–
–
6
70
–
20
–
21
–
99
3
70
–
–
–
–
–
64,6
–
0,5
–
–
–
1,3
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
–
12
51
47
34
19
63
65
80
29
60
51
–
–
59
59
–
23
–
–
62
–
50
15
–
72
32
–
58
–
–
–
–
–
–
55
–
–
–
74
–
10
–
–
–
–
–
–
–
72
–
–
85
–
24
–
58
–
74
93
–
–
–
32
–
48
–
–
–
–
–
95
–
86
7
69
44
–
–
–
–
–
–
25
–
–
–
–
–
25
–
–
–
–
–
17
–
74,1
–
–
58,9
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
74
–
1,4
0,2
–
0,7
–
–
–
–
–
–
0,6
–
–
–
0,5
–
1,1
–
–
–
–
–
0,6
Definiciones de los indicadores
Lactancia materna exclusiva: Niños que se alimentan exclusivamente con leche
Base de datos del final de la década del UNICEF: Administración Integrada de
las Enfermedades Infantiles (IMCI).
• Pérdidas debidas a las carencias de vitaminas: Fondo de las Naciones
materna.
Niños que reciben leche materna y alimentos complementarios: Los
alimentos complementarios son alimentos sólidos o semisólidos que ingieren los
bebés además de la lecha materna.
Niños menores de 5 años con diarrea que recibieron terapia de
rehidratación por vía oral. Porcentaje de niños de edades comprendidas entre
los 0 y 59 meses que sufrieron diarrea en las dos semanas precedentes a su
tratamiento con terapia de rehidratación por vía oral o solución similar.
Pérdidas económicas causadas por carencias de micronutrientes: Pérdidas
económicas estimadas, en términos de fallecimientos, discapacidades y pérdidas
de productividad.
Unidas para la Infancia. 2004. Vitamin and Mineral Deficiency. A Global
Progress Report. Nueva York.
• Cobertura de la vitamina A y consumo de sal yodada: Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia. 2006. Estado Mundial de la Infancia 2007: La
mujer y la infancia. El doble dividendo de la igualdad de género. Nueva York.
• Niños menores de cinco años con diarrea que recibieron terapia de
rehidratación por vía oral: Organización Mundial de la Salud. 2007.
Estadísticas sanitarias mundiales 2007.Ginebra.
• Pérdidas económicas causadas por la carencia de micronutrientes: Fondo
de las Naciones Unidas para la Infancia. 2004. Vitamin and Mineral Deficiency.
A Global Progress Report. Nueva York.
Fuentes
• Amamantamiento y maternidad sin peligros: Fondo de las Naciones
Nota
Unidas para la Infancia. 2006. Estado Mundial de la Infancia 2007: La mujer y
Un período de años seguido de un asterisco indica que los datos se refieren al
la infancia. El doble dividendo de la igualdad de género. Nueva York.
último año del período para el cual se dispone de datos.
176
Cuadro 9: ¿Qué recursos se destinan a la reducción del hambre y la mejora de la salud?
Gastos nacionales en el sector de la sanidad
Tendencias de la ayuda oficial
al desarrollo (AOD)
Ayuda alimentaria
Desembolsos
varios como
porcentaje del
gasto privado
en salud
(%)
Gasto total en
salud per
cápita
(en dólares
EE.UU.)
Gasto público
total en salud
per cápita
(en dólares
EE.UU.)
Gasto total en
salud como
porcentaje del
PIB
(%)
AOD neta
recibida
(millones)
AOD recibida,
como
porcentaje
del INB
Entrega mundial
Parte
de la ayuda
correspondiente
alimentaria
al PMA en la
(miles de
entrega total
toneladas)
de ayuda
alimentaria (%)
2004
2004
2004
2004
2005
2005
2006
2006
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
100
94,6
99,9
27,9
97,9
100
99,8
94,5
95,8
100
100
100
88,7
100
78,3
100
68,2
78,2
99,5
75,1
90
81,9
18,2
98,5
52,5
35,2
99,5
80,8
100
38,5
18,1
85,1
90,4
95,4
36,9
100
94,5
62,5
100
17,2
40,2
83,2
84,9
51,3
71,4
48,7
25,5
93,9
24,2
328,6
24,2
3
97,8
50,7
19,6
13,2
27,6
4,7
33
9,9
5,6
231,3
18,5
27,2
21,8
168,2
8,7
20,1
49,4
8,6
7,3
19,3
23,8
222,3
14,5
12,3
189,8
8,6
23
13,2
15,5
47,8
39,4
534,4
6,6
390,2
145,8
12
17,9
19
29,6
27,2
20,3
68,1
12,4
206,7
13,3
0,8
74,1
14,2
7,2
7,5
13,6
1,3
7,9
3,9
2,9
159,1
5
11,5
2,9
129,6
2,4
8,6
41,6
5,5
4,3
14,4
11,7
121,6
10,1
8,4
131
4,5
7
4,9
8,8
41,2
15,9
402,5
3,9
157,5
93,1
5,2
3,7
6,2
16,2
12,5
1,9
3,6
4,9
6,4
6,1
3,2
5,2
5,2
4,2
2,8
2,5
4
3,8
4,5
5,3
4,5
6,8
6,7
5,3
1,6
4,8
4,1
6,5
5,6
3
12,9
6,6
4,3
2,9
4
6,8
4,2
4,6
4,1
7,5
11,5
5,9
6,1
3,3
8,6
6,3
4
5,5
7,6
6,3
7,5
442
371
349
71
660
365
161
414
380
25
1.449
1.828
119
355
1.937
54
58
1.120
182
39
79
768
69
236
929
575
691
32
190
1.286
123
515
6.437
95
576
32
689
19
343
700
46
1.505
87
1.198
945
368
1,73
0,38
8,20
0,80
12,78
46,79
17,05
2,50
8,55
6,64
36,82
27,54
0,78
36,32
17,39
0,74
13,06
10,63
6,89
–
27,33
4,27
3,84
54,12
18,75
28,37
14,08
0,50
10,43
20,78
1,99
15,17
7,41
6,97
27,39
58,56
8,44
2,83
29,58
0,30
1,67
12,48
4,00
14,02
14,21
11,55
23
20
15
–
43
74
25
10
70
–
12
90
27
42
619
–
14
59
25
–
9
385
16
49
44
201
47
–
29
129
7
97
–
14
44
1
31
–
29
–
13
232
86
1
89
176
79
100
42
–
28
89
7
36
96
–
22
74
100
–
68
–
35
13
56
–
73
93
95
86
15
39
42
–
57
31
59
63
–
72
75
100
41
–
51
–
100
90
100
100
100
100
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
Argentina
Bahamas
100
48,7
40,3
485,3
382,9
1.211
342,7
173,5
606,7
4,8
9,6
6,8
7
100
–
–
0,06
–
–
–
–
–
–
–
177
Compendio de referencias
Gastos nacionales en el sector de la sanidad
Tendencias de la ayuda oficial
al desarrollo (AOD)
Ayuda alimentaria
Desembolsos
varios como
porcentaje del
gasto privado
en salud
(%)
Gasto total en
salud per
cápita
(en dólares
EE.UU.)
Gasto público
total en salud
per cápita
(en dólares
EE.UU.)
Gasto total en
salud como
porcentaje del
PIB
(%)
AOD neta
recibida
(millones)
AOD recibida,
como
porcentaje
del INB
Entrega mundial
Parte
de la ayuda
correspondiente
alimentaria
al PMA en la
(miles de
entrega total
toneladas)
de ayuda
alimentaria (%)
2004
2004
2004
2004
2005
2005
2006
2006
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
78,6
100
82,5
64,2
45,9
49
88,7
74,5
100
85,4
94,2
100
90,5
100
69,6
84,3
63,6
94,4
95,9
82,5
72,2
79,2
73,1
100
100
100
60,2
88,5
31,1
88,3
744,8
200,5
65,8
289,5
359
168,3
289,7
229,8
215,1
127,3
183,8
292,9
126,9
55,9
33
77,1
175,6
424,3
67,1
342,7
88,4
103,7
148,1
500,4
210,2
232,4
194,2
329,3
314,7
195,6
473,3
107,8
40
156,6
168,7
144,7
223,2
201,8
153,3
51,9
81,6
213,2
52
46,7
12,7
42,3
95,3
196,8
31,6
229,3
29,8
48,6
46,8
316
132,8
151,1
89,3
128,1
136,9
82,1
7,1
5,1
6,8
8,8
6,1
7,8
6,6
6,3
5,9
5,5
7,9
6,9
5,7
5,3
7,6
7,2
5,2
6,5
8,2
7,7
7,7
4,1
6
5,2
6,1
5
7,8
3,5
8,2
4,7
–2
13
583
192
152
511
30
88
15
210
199
45
254
137
515
681
36
189
740
20
51
398
77
4
5
11
44
–2
15
49
–
–
6,50
0,03
0,14
0,44
–
–
–
0,61
–
–
–
18,64
–
–
–
–
–
–
0,63
0,54
–
–
–
–
3,78
–
0,09
0,04
0,15
–
109
–
–
19
–
5
–
31
19
–
79
–
116
72
–
0
42
–
–
62
–
–
–
–
–
–
–
–
100
–
9
–
–
90
–
100
–
4
24
–
41
–
21
3
–
–
28
–
–
4
–
–
–
–
–
–
–
–
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
88,3
100
100
93,8
74,7
100
99,4
88,1
84
74,7
25,6
13,7
15,4
0,3
31,4
32,5
180,1
4,5
14,1
42,5
88,1
43,5
3,8
9,9
0,2
5,4
11,1
146,7
0,6
3,7
19,4
57
34,3
3,1
4,6
3,5
5
2,8
7,7
2,2
5,6
4,3
3,5
11,2
1.321
90
81
1.724
2.524
67
145
428
1.189
– 171
185
2,10
10,96
–
0,22
0,91
8,54
–
5,81
5,13
–0,10
26,74
209
3
223
143
91
6
27
66
42
–
11
34
100
8
39
88
–
85
75
100
–
99
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
Belarús
Bosnia y Herzegovina
Bulgaria
99,8
89,2
93,6
72,7
100
98
157,1
63
37,2
146,7
197,6
250,8
69,3
16,5
9,3
109,8
97,5
144,4
6,7
5,4
3,6
6,2
8,3
8
319
193
223
54
546
–
3,73
3,91
2,04
0,18
5,71
–
–
9
90
–
–
–
–
81
6
–
–
–
178
Gastos nacionales en el sector de la sanidad
Tendencias de la ayuda oficial
al desarrollo (AOD)
Ayuda alimentaria
Desembolsos
varios como
porcentaje del
gasto privado
en salud
(%)
Gasto total en
salud per
cápita
(en dólares
EE.UU.)
Gasto público
total en salud
per cápita
(en dólares
EE.UU.)
Gasto total en
salud como
porcentaje del
PIB
(%)
AOD neta
recibida
(millones)
AOD recibida,
como
porcentaje
del INB
Entrega mundial
Parte
de la ayuda
correspondiente
alimentaria
al PMA en la
(miles de
entrega total
toneladas)
de ayuda
alimentaria (%)
2004
2004
2004
2004
2005
2005
2006
2006
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
93,4
93,8
73,1
39,5
88,8
76,7
87,2
88
75
100
94,3
98,3
96,8
100
90,2
96
89,6
95,5
93,4
88,2
97,3
100
69,1
90,5
96,2
1.109,4
609,4
565,1
1.438,2
462,8
244,7
60
800,2
1.533,5
109,1
23,7
417,8
423,8
211,6
1.239,4
45,7
410,7
770,8
177,6
–
14,1
124,4
324,8
89,7
23,2
491,2
493,8
416,9
1.087
351,7
150,1
16,4
573
1.073,4
65,3
9,7
236,7
318,1
150,3
942,8
26
281,9
687,2
117,4
–
3
85,7
234,7
50,9
10,8
5,8
7,7
7,2
8,7
5,3
6
5,3
7,9
8,7
3,8
5,6
7,1
6,5
8
9,2
7,4
6,2
7,3
5,1
10,1
4,4
4,8
7,7
6,5
5,1
–
125
–
–
–
–
310
–
–
229
268
–
–
230
–
192
–
–
–
1.132
241
28
464
410
172
–
0,35
–
–
–
–
4,70
–
–
0,45
11,37
–
–
4,04
–
5,85
–
–
–
4,26
10,79
–
0,13
0,51
1,27
–
–
–
–
–
17
18
–
–
–
0
–
–
–
–
28
–
–
–
–
68
–
–
–
–
–
–
–
–
–
87
48
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
38
–
–
–
–
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
97,7
26,4
69,3
98,6
94,3
71
94,8
100
100
73,8
90,4
82,2
76
57,1
98
86,4
100
–
98,1
83
95,5
13,5
412
619,8
53,1
66
711,2
157,8
57,7
195,4
199,9
632,8
670,2
82,2
294,6
13,6
992,4
57,8
–
24,7
175
33,9
2,3
315,1
416,6
36,7
25,2
497,4
75,4
45,3
146,3
96,7
490,8
183,6
28,2
239,9
2,7
759
27,4
–
8,7
91,2
13
4,4
3,9
4
6,3
6,1
2,9
6,6
5,3
3,8
9,8
2,8
11,6
5,1
3
2,2
2,4
4,7
–
4,1
6,2
5
2.775
26
–
79
926
–
104
21.654
–
622
–
243
652
31
1.666
–
78
236
1.829
376
336
38,55
0,01
–
10,09
–
–
0,05
–
–
4,70
–
1,16
–
–
1,54
–
0,30
–
7,10
–
2,61
150
–
–
11
29
–
1
4
–
109
–
35
–
–
92
–
3
179
497
–
114
94
–
–
82
16
–
44
67
–
2
–
38
–
–
86
–
100
47
89
–
17
179
Compendio de referencias
Gastos nacionales en el sector de la sanidad
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
Ayuda alimentaria
Desembolsos
varios como
porcentaje del
gasto privado
en salud
(%)
Gasto total en
salud per
cápita
(en dólares
EE.UU.)
Gasto público
total en salud
per cápita
(en dólares
EE.UU.)
Gasto total en
salud como
porcentaje del
PIB
(%)
AOD neta
recibida
(millones)
AOD recibida,
como
porcentaje
del INB
2004
2004
2004
2004
2005
2005
2006
2006
473,2
23,6
70,1
147,6
36,1
334,9
271,9
34,8
111,9
180,1
155,8
37,3
346,8
1.225,2
655,8
30,4
776,9
16,8
108,9
942,9
117,1
355,3
58
30
377
6,1
26,6
92
14,4
292,7
263,8
32,9
104,1
105,9
133,6
24,8
253,2
1.210,8
598,1
25,7
408,5
3,4
83,6
321
93,1
336,7
44,5
8,1
3,2
6,7
4,7
4,6
3,4
3,5
15,2
5,9
13,7
3,8
7,6
6
8,1
15,1
9,7
3,6
5,5
3,9
5,3
3,7
6,3
16,6
4,1
5,5
–
538
1.757
64
562
8
57
198,24
28
32
106
212
9
21
23
266
–
296
44
–
32
9
39
1.905
–
10,39
0,08
2,28
0,53
–
31,43
70,51
19,95
0,03
43,89
11,57
–
–
15,76
6,64
–
11,17
11,23
–
13,01
–
11,98
3,69
–
25
–
–
33
–
–
–
–
–
–
34
–
–
–
–
–
12
–
–
–
–
–
–
–
91
–
–
27
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
46
–
–
–
–
–
–
100
85,4
86,5
100
77,9
100
100
55,9
100
74,1
40
92,3
100
100
100
46,4
80,4
90,3
78
96,9
84,9
16,5
57,5
88
Definiciones de los indicadores
Desembolsos varios como porcentaje del gasto privado en salud: Relación
entre los desembolsos de los hogares y el importe total de los gastos privados en
salud, que se define como la suma de los gastos en salud dedicados a los planes
de atención médica prepaga y planes de las mutuales de salud, gastos de las
empresas en salud, gastos de las instituciones sin ánimo de lucro principalmente
al servicio de los hogares y desembolsos varios de las familias.
Gasto público en salud: La suma de inversiones que realizan las entidades
públicas para adquirir servicios y bienes de salud. Se incluyen las inversiones en
salud efectuadas por todas las instancias públicas y los organismos de seguridad
social, y los gastos directos de las organizaciones paraestatales y empresas
públicas. Entre los gastos en salud se incluyen el consumo final, las subvenciones
a los productores y las transferencias a los hogares, principalmente en forma de
reembolsos de facturas médicas y farmacéuticas. Se incluyen también los gastos
recurrentes y de inversión, como las transferencias de capital realizadas durante el
año y los recursos externos, principalmente en forma de subvenciones otorgadas
por conducto de las instancias públicas o de préstamos concedidos a través de los
presupuestos nacionales. Se expresa en dólares.
Gasto total en salud: Se trata de la suma del gasto público y el gasto privado en
salud en un año determinado, expresado en dólares. Comprende los desembolsos
destinados al mantenimiento, el restablecimiento o la mejora del estado de salud
de la población, pagados en efectivo o en especie.
Producto interno bruto (PIB): Se refiere al valor de todos los bienes y servicios
que producen en un país sus residentes y no residentes. Equivale a la suma total
de los gastos —consumo e inversión— de los agentes privados y públicos de la
economía durante el año de referencia.
Asistencia oficial para el desarrollo neta recibida: El importe total neto de la
180
Tendencias de la ayuda oficial
al desarrollo (AOD)
Entrega mundial
Parte
de la ayuda
correspondiente
alimentaria
al PMA en la
(miles de
entrega total
toneladas)
de ayuda
alimentaria (%)
asistencia oficial para el desarrollo (AOD) que procede de los países miembros del
Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD), las organizaciones multilaterales y
los países que no son miembros del CAD.
Ingreso nacional bruto: El valor total del ingreso nacional bruto (INB) calculado
a precios del mercado como la agregación de los saldos de ingresos primarios
brutos para todos los sectores; el INB es idéntico al PIB tal y como se usaba
anteriormente en las cuentas nacionales.
Entregas mundiales de asistencia alimentaria: Las entregas internacionales de
asistencia alimentaria en 2006, basadas en los envíos efectuados durante el año,
expresados en miles de toneladas; los cereales se expresan en equivalente en
grano. No se incluye la asistencia alimentaria nacional, que es la asistencia
subvencionada por el país receptor.
Parte correspondiente al PMA de las entregas mundiales de asistencia
alimentaria: Volumen total de la asistencia alimentaria proporcionada por el
PMA en 2006.
Fuentes
• Receptores de AOD, INB: Organización de Cooperación y Desarrollo
Económicos. 2006. Statistical Annex of the 2006 Development Co-operation
Report. París. El documento puede consultarse en la dirección siguiente:
www.oecd.org/dac/stats/dac/dcrannex.
• Gastos del sector sanitario: Organización Mundial de la Salud. 2007.
Estadísticas sanitarias mundiales 2007.Ginebra.
• Ayuda alimentaria: Programa Mundial de Alimentos. 2007. Sistema
internacional de información sobre ayuda alimentaria (INTERFAIS). Roma. El
documento puede consultarse en la dirección siguiente:
www.wfp.org/interfais.
Cuadro 10: Progresos realizados hacia el cumplimiento de los ODM para el año 2015
ODM 1: Erradicar la pobreza extrema
y el hambre
ODM 4: Reducir la mortalidad infantil
ODM 5: Majorar la
salud materna
Meta 2: Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015,
el porcentaje de personas que
padecen hambre
Meta 5: Reducir a dos terceras partes,
entre 1990 y 2015, la tasa de
mortalidad de los menores de 5 años
Meta 6: Reducir, entre
1990 y 2015, la
mortalidad materna
en tres cuartas partes
Menores de 5 años con
insuficiencia ponderal
moderada o grave
1990–2006**
Población
subalimentaria
1990–2003**
0,65
–
–
–
–0,15
–0,38
–
0,00
0,25
–0,70
1,01
0,05
0,47
0,32
0,50
–
0,82
0,62
–
–
–
0,54
0,10
–
0,20
0,46
–
2,00
0,72
0,43
–
–0,05
0,47
0,40
0,62
–
0,66
2,00
–
–
–
0,84
–
0,35
–0,27
0,00
0,69
0,00
0,60
–0,61
0,38
–0,79
–
0,48
0,86
–
0,74
–2,65
0,44
–0,15
0,49
1,00
–0,45
1,35
0,77
–
–
0,41
0,59
–0,88
–0,17
0,64
0,07
0,00
0,67
0,64
0,65
0,44
0,62
0,20
0,33
–
0,00
–
–0,17
–
–0,71
–0,38
0,48
0,42
0,04
0,00
Mortalidad infantil
(0–1 años)
Mortalidad entre
menores de
5 años
Mortalidad materna
1990–2005
1990–2005
1990–2000
0,00
0,56
0,30
–1,40
0,23
0,00
0,63
–0,04
–0,09
0,60
0,04
0,00
–0,22
0,65
0,25
0,00
0,09
0,14
0,49
–0,29
0,28
–0,35
–0,32
0,00
0,42
0,69
0,21
0,57
0,12
0,55
0,35
0,32
0,25
–0,19
–0,22
0,00
0,22
0,44
0,09
–0,33
–0,62
0,38
0,17
0,23
–0,01
–0,79
0,00
0,65
0,28
–1,60
0,14
0,00
0,63
–0,11
–0,04
0,61
0,03
0,00
–0,36
0,70
0,29
0,02
0,17
0,12
0,56
–0,31
0,31
–0,36
–0,15
0,00
0,44
0,72
0,19
0,52
0,09
0,57
0,42
0,30
0,23
–0,22
–0,26
0,00
0,12
0,47
0,10
–0,20
–0,68
0,36
0,13
0,23
–0,02
–0,98
–0,18
0,17
0,19
0,80
–0,10
0,31
–
–0,44
0,36
0,66
0,57
–0,18
0,20
0,73
0,52
0,21
0,68
–31,39
0,72
–0,10
–0,28
–0,72
0,13
–0,48
–0,16
–2,95
0,00
1,07
–0,10
0,44
0,25
–0,44
0,27
–0,76
–0,10
–
0,57
–
–
0,00
0,45
–1,26
–
0,36
0,27
–1,24
ÁFRICA
Angola
Argelia
Benin
Botswana
Burkina Faso
Burundi
Cabo Verde
Camerún
Chad
Comoras
Congo, República del
Congo, República Democrática del
Côte d’Ivoire
Eritrea
Etiopía
Gabón
Gambia
Ghana
Guinea
Guinea Ecuatorial
Guinea-Bissau
Kenya
Lesotho
Liberia
Madagascar
Malawi
Malí
Mauricio
Mauritania
Mozambique
Namibia
Níger
Nigeria
República Centroafricana
Rwanda
Santo Tomé y Príncipe
Senegal
Seychelles
Sierra Leona
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzanía, República Unida de
Togo
Uganda
Zambia
Zimbabwe
CONTINENTE AMERICANO
Antigua y Barbuda
–
–
–
–
–
181
Compendio de referencias
Argentina
Bahamas
Barbados
Belice
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Cuba
Dominica
Ecuador
El Salvador
Granada
Guatemala
Guyana
Haití
Honduras
Jamaica
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
San Vicente y las Granadinas
Santa Lucía
Suriname
Trinidad y Tabago
Uruguay
Venezuela, República Bolivariana de
SUDESTE ASIÁTICO
Bangladesh
Bhután
Corea, República Popular Democrática de
India
Indonesia
Maldivas
Myanmar
Nepal
Sri Lanka
Tailandia
Timor-Leste
EUROPA
Albania
Armenia
Azerbaiyán
182
ODM 1: Erradicar la pobreza extrema
y el hambre
ODM 4: Reducir la mortalidad infantil
ODM 5: Majorar la
salud materna
Meta 2: Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015,
el porcentaje de personas que
padecen hambre
Meta 5: Reducir a dos terceras partes,
entre 1990 y 2015, la tasa de
mortalidad de los menores de 5 años
Meta 6: Reducir, entre
1990 y 2015, la
mortalidad materna
en tres cuartas partes
Menores de 5 años con
insuficiencia ponderal
moderada o grave
1990–2006**
Población
subalimentaria
–0,42
–
–
–
0,96
0,94
1,36
0,99
2,00
–
–
1,25
1,20
–
0,93
0,70
0,96
1,04
0,65
1,52
0,58
1,20
–
1,03
1,18
–
–
–
–
0,69
0,38
0,75
–
–
–
–
0,36
0,67
1,00
0,35
0,67
–
–
0,75
0,17
–
–0,88
1,14
0,55
0,09
0,57
0,00
0,20
–0,38
0,33
1,43
0,00
–
–
–
0,46
0,31
1,14
–1,27
0,63
0,69
0,32
0,92
0,62
0,57
0,79
0,65
0,47
0,68
0,20
0,73
0,77
0,65
0,70
0,40
0,26
0,44
0,00
0,61
0,63
0,44
0,59
0,93
0,72
0,60
0,34
0,60
0,21
0,59
0,45
0,38
0,57
0,72
0,38
0,98
0,72
0,68
0,79
0,63
0,50
0,69
0,18
0,84
0,83
0,65
0,71
0,43
0,30
0,48
0,00
0,62
0,68
0,44
0,66
0,99
0,78
0,67
0,30
0,50
0,28
0,64
0,60
0,33
0,40
0,53
–1,61
–
0,47
–0,24
0,72
–0,40
0,73
0,87
–
0,18
0,67
1,33
–0,27
–
0,43
0,67
0,37
0,33
–0,58
–2,55
–0,08
–0,62
–0,48
–
–
–
–
–0,30
1,02
0,47
0,70
1,26
–
0,42
0,89
0,68
0,17
0,23
0,78
1,42
–
0,29
–
–1,89
0,40
0,67
–
1,00
0,30
0,43
0,60
–
0,69
0,59
0,00
0,50
0,80
0,87
0,26
0,66
0,81
0,63
0,90
0,77
0,82
0,00
0,60
0,91
0,93
0,29
0,73
0,84
0,65
0,97
0,74
0,98
0,06
0,07
0,86
–
0,51
0,68
0,46
1,04
–0,04
–2,20
–0,55
–0,77
–0,40
0,88
1,41
0,85
0,75
0,18
0,90
0,78
0,23
0,21
–0,13
–4,36
1990–2003**
Mortalidad infantil
(0–1 años)
1990–2005
Mortalidad entre
menores de
5 años
Mortalidad materna
1990–2005
1990–2000
Belarús
Bosnia y Herzegovina
Bulgaria
Chipre
Croacia
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Federación de Rusia
Georgia
Hungría
Israel
Kazajstán
Kirguistán
Letonia
Lituania
Macedonia, ex República Yugoslava de
Malta
Moldova
Polonia
República Checa
Rumania
Serbia y Montenegro
Tayikistán
Turkmenistán
Turquía
Ucrania
Uzbekistán
MEDITERRÁNEO ORIENTAL
Afganistán
Arabia Saudita
Bahrein
Djibouti
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
Irán, República Islámica del
Iraq
Jamahiriya Árabe Libia
Jordania
Kuwait
Líbano
Marruecos
Omán
Pakistán
Qatar
República Árabe Siria
Somalia
Sudán
Túnez
Yemen
ODM 1: Erradicar la pobreza extrema
y el hambre
ODM 4: Reducir la mortalidad infantil
ODM 5: Majorar la
salud materna
Meta 2: Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015,
el porcentaje de personas que
padecen hambre
Meta 5: Reducir a dos terceras partes,
entre 1990 y 2015, la tasa de
mortalidad de los menores de 5 años
Meta 6: Reducir, entre
1990 y 2015, la
mortalidad materna
en tres cuartas partes
Menores de 5 años con
insuficiencia ponderal
moderada o grave
1990–2006**
Población
subalimentaria
1990–2003**
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
–
0,65
–
–
–
–
2,00
–0,09
0,96
–
–
–0,17
–
0,88
1,64
–
–0,08
0,92
0,44
–
0,50
–
–0,27
1,02
–0,85
Mortalidad infantil
(0–1 años)
Mortalidad entre
menores de
5 años
Mortalidad materna
1990–2005
1990–2005
1990–2000
–
0,00
–0,25
–
1,13
–1,00
0,00
1,33
0,50
1,41
–
–
–
1,62
0,00
–
1,07
–
–2,40
–
–
–
–2,00
–3,55
0,67
–
–
–4,50
0,35
0,42
0,30
0,90
0,68
0,63
0,94
0,75
0,59
0,07
0,80
0,75
–0,28
0,22
0,54
0,45
0,82
0,67
0,80
1,03
1,09
0,61
0,75
0,61
–0,02
0,92
0,47
0,18
0,44
0,48
0,25
0,88
0,63
0,64
0,90
0,84
0,57
0,06
0,79
0,75
–0,24
0,24
0,58
0,46
0,83
0,68
0,90
0,92
1,04
0,58
0,70
0,67
–0,11
0,97
0,52
0,21
0,04
–
–0,25
–11,20
–
–
–0,41
0,10
0,18
0,04
0,84
–1,14
–2,17
0,00
–0,70
0,63
–
–
0,53
0,63
0,53
0,74
1,33
0,31
0,58
0,81
0,32
0,75
–
0,00
–
–
0,50
–
0,00
–
–
–1,50
1,58
–
0,00
–
0,08
–
0,40
–
0,26
–
–0,18
0,03
0,60
0,60
0,42
0,95
0,50
0,64
–2,33
0,73
0,50
0,54
0,23
0,72
0,90
0,32
0,21
0,90
0,00
0,24
0,77
0,34
0,02
0,61
0,63
0,28
1,02
0,54
0,75
–2,25
0,80
0,53
0,47
0,28
0,83
0,94
0,36
0,29
0,99
0,00
0,38
0,81
0,42
–0,16
1,10
0,60
–0,37
0,67
–1,44
0,49
0,26
0,75
0,97
0,78
0,67
0,85
0,72
–0,63
–
0,15
0,42
0,14
0,39
0,79
183
Compendio de referencias
ODM 1: Erradicar la pobreza extrema
y el hambre
ODM 4: Reducir la mortalidad infantil
ODM 5: Majorar la
salud materna
Meta 2: Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015,
el porcentaje de personas que
padecen hambre
Meta 5: Reducir a dos terceras partes,
entre 1990 y 2015, la tasa de
mortalidad de los menores de 5 años
Meta 6: Reducir, entre
1990 y 2015, la
mortalidad materna
en tres cuartas partes
Menores de 5 años con
insuficiencia ponderal
moderada o grave
1990–2006**
PACÍFICO OCCIDENTAL
Brunei Darussalam
Camboya
China
Fiji
Filipinas
Islas Cook
Islas Marshall
Islas Salomón
Kiribati
Malasia
Micronesia, Estados Federados de
Mongolia
Nauru
Niue
Palau
Papua Nueva Guinea
República de Corea
República Democrática Popular Lao
Samoa
Singapur
Tonga
Tuvalu
Vanuatu
Viet Nam
Leyenda:
Población
subalimentaria
1990–2003**
–
0,33
1,30
–
0,76
–
–
–
–
0,70
–
1,22
–
–
–
–
–
0,35
–
1,54
–
–
–
0,81
Progresando y por buen camino
Mortalidad infantil
(0–1 años)
Mortalidad entre
menores de
5 años
Mortalidad materna
1990–2005
1990–2005
1990–2000
0,30
–0,34
0,59
0,54
0,59
0,52
0,29
0,55
0,39
0,56
–0,46
0,75
–
–
0,96
0,39
0,56
0,73
0,60
0,86
0,35
0,34
0,53
0,87
0,27
–0,37
0,67
0,63
0,70
0,56
0,55
0,81
0,39
0,68
–0,53
0,82
–
–
1,01
0,40
0,67
0,77
0,63
1,00
0,38
0,48
0,58
0,96
0,51
0,67
0,55
0,22
0,38
–
–
–
–
0,65
–
–0,92
–
–
–
0,90
1,13
0,00
1,33
–0,67
–
–
1,33
0,25
–
0,47
0,50
–
0,54
–
–
–
–
0,00
–
0,35
–
–
–
–
–
0,55
–
–
–
–
–
0,90
Progresando, pero no por buen camino
En regresión
Definiciones de los indicadores
• Un resultado igual a 1 significa que el objetivo ya se ha alcanzado.
A la hora de establecer los progresos hacia la consecución de los ODM, se dio por
En el caso de los indicadores del hambre (ODM 1, meta 2), la meta para el año
sentado que los avances hacia la meta de cada indicador eran lineales. A
2015 se calculó dividiendo por 2 la cifra del año de partida, 1990:
continuación se indican las fórmulas utilizadas para determinar si los países están al
Meta para 2015 =
cifra de partida de 1990
2
día y marchan por el buen camino para alcanzar las metas que establecen los ODM
y para cuantificar los logros conseguidos hasta la fecha.
En el caso de los indicadores de la mortalidad infantil (ODM 4), la meta para el año
1 Progresos realizados respecto de cada indicador entre 1990, el año de partida, y
2015 se calculó dividiendo por 3 la cifra del año de partida, 1990:
2006 o el último año del período para el cual se dispone de datos** (2006-
Meta para 2015 =
cifra de partida de 1990
3
1990).
2 Progresos necesarios para lograr la meta fijada en relación con cada indicador
para 2015, usando 1990 como año de partida (2015-1990).
3. Dividir (1) por (2):
(2006 – 1990)
En el caso de los indicadores de los índices de mortalidad materna (ODM 5), la
meta para el año 2015 se calculó dividiendo por 4 la cifra del año de partida, 1990:
Meta para 2015 =
cifra de partida de 1990
4
(2015 – 1990)
Los datos de partida de 1990 relativos al indicador de la insuficiencia ponderal se
Los resultados se interpretan como sigue:
basan en las estimaciones publicadas en el Journal of the American Medical
• Un resultado negativo indica que el país está retrocediendo.
Association, vol. 291, nº 21, del 2 de junio de 2004.
• Un resultado igual a cero significa que el país no ha hecho ningún progreso.
• Un resultado entre 0 y 0,5 significa que el país está progresando, pero no a la
velocidad suficiente para alcanzar la meta para el año 2015.
• Un resultado superior a 0,5 indica que el país está avanzando por el buen
camino.
184
Nota
Un período de años seguido de dos asteriscos indica los progresos realizados en
relación con cada indicador, desde el año de referencia hasta el último año del
período para el cual se dispone de datos.
Parte VI: Anexos
Abreviaturas y siglas
Glosario
Bibliografía
Notas al texto
Determinación de los costos inherentes a las
soluciones básicas
Metodología utilizada en la elaboración de los mapas
187
Abreviaturas y siglas
ACNUR
Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados
OIE
Organización Mundial de Sanidad
Animal (FAO)
AOD
Asistencia oficial para el desarrollo
OMS
Organización Mundial de la Salud
BID
Banco Interamericano de Desarrollo
ONG
Organización no gubernamental
CAD
Comité de Asistencia para el
Desarrollo
ONU-Hábitat
Programa de las Naciones Unidas para
los Asentamientos Humanos
CDC
Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades
ONUSIDA
Programa Conjunto de las Naciones
Unidas sobre el VIH/SIDA
CEPAL
Comisión Económica para América
Latina y el Caribe
PBIDA
País de bajos ingresos y con déficit de
alimentos
CRED
Centro para la Investigación sobre la
Epidemiología de los Desastres
PDI
Persona desplazada internamente
PIB
Producto interno bruto
DOTS
Tratamiento breve bajo observación
directa
PMA
Programa Mundial de Alimentos
DPT
Vacuna triple (difteria, tétano y tos
ferina)
PNUD
Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo
EECCA
Europa oriental, el Cáucaso y Asia
Central
PNUMA
Programa de las Naciones Unidas para
el Medio Ambiente
EPA
Organismo de Protección del Medio
Ambiente
SCN
Comité Permanente de Nutrición
SIDA
Síndrome de inmunodeficiencia
adquirida
UNDAF
Marco de Asistencia de las Naciones
Unidas para el Desarrollo
UNESCO
Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la
Cultura
UNFPA
Fondo de Población de las Naciones
Unidas
UNICEF
Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia
USAID
Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional
FAO
Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación
IMC
Índice de masa corporal
IMCI
Atención integrada a las
enfermedades prevalentes de la
infancia
INB
Ingreso nacional bruto
INTERFAIS
Sistema internacional de información
sobre ayuda alimentaria (PMA)
JUNJI
Junta Nacional de Jardines Infantiles
MMS
Mezcla de maíz y soja
OCDE
Organización de Cooperación y
Desarrollo Económicos
USDA
Departamento de Agricultura de los
Estados Unidos
ODM
Objetivo de desarrollo del Milenio
VAM
ODP
Despacho Regional para América
Latina y el Caribe (PMA)
Análisis y cartografía de la
vulnerabilidad
VIH
Virus de inmunodeficiencia humana
OFDA
Oficina de Asistencia para Casos de
Desastre en el Extranjero (USAID)
189
Glosario
Acceso a los alimentos (por parte de los hogares)
Capacidad de un hogar para adquirir con regularidad
cantidades suficientes de alimentos mediante una
combinación de producción y reservas propias,
compras, trueques, regalos, préstamos o ayuda
alimentaria.
Adolescencia
Etapa de la vida que abarca de los 10 a los 19 años de
edad. Los adolescentes son especialmente vulnerables
al hambre, debido a los efectos que tienen en su
organismo la mayor actividad física propia de la edad;
los malos hábitos alimentarios o la carencia de
alimentos nutritivos (o ambos a la vez); y un acceso
desigual a medios de subsistencia mejores y libres de
riesgos.
Ancianos
Personas mayores de 60 años. Las definiciones
tradicionales en África de la palabra “anciano”
contemplan un abanico de edad más amplio para el
comienzo de esta etapa, entre 50 y 65 años,
dependiendo de la región.
Asistencia
Tiempo, atención y cuidados que ofrecen los hogares y
las comunidades para satisfacer las necesidades físicas,
mentales y sociales de los niños y demás miembros de
la unidad familiar.
Bajo peso al nacer
Peso al nacer inferior a 2.500 gramos.
Carga de la enfermedad
El peso de la enfermedad para la sociedad, que
trasciende del precio inmediato del tratamiento. Se
expresa en años de vida perdidos por culpa de una
mala salud, como resultado de restar a la esperanza de
vida total, la esperanza de vida adaptada a la
discapacidad.
Casos de una enfermedad
Prevalencia: Porcentaje de una población que se ve
afectado por una enfermedad en un espacio de
tiempo concreto.
Incidencia: cantidad de casos nuevos de una
enfermedad en una población durante un período de
tiempo específico.
Desnutrición
Manifestación física del hambre, que tiene su origen
en graves carencias de uno o varios macronutrientes y
micronutrientes. Estas carencias impiden que el
organismo desempeñe eficazmente sus funciones
190
orgánicas, como el crecimiento, el embarazo, la
lactancia, el trabajo físico, la capacidad cognitiva, la
resistencia a las enfermedades y la recuperación
posterior.
Diarrea
Síntoma de una infección producida por organismos
bacterianos, virales y parasitarios, la mayoría de los
cuales se propagan a través del agua contaminada.
Suele ser un trastorno pasajero e inocuo, aunque la
diarrea grave y aguda puede provocar la pérdida de
grandes cantidades de fluidos, la deshidratación y la
muerte.
Disponibilidad de alimentos
Cantidad de alimentos que está presente en un país o
región gracias a la producción interna de cualquier
tipo, importaciones comerciales y ayuda alimentaria.
Emaciación
Indicador de la desnutrición aguda que pone en
evidencia un proceso reciente y grave que ha
acarreado una pérdida de peso considerable a la
persona que lo ha sufrido. Suele ser la consecuencia de
la inanición o la enfermedad, y está estrechamente
relacionada con la mortalidad. Se calcula comparando
el peso para la estatura con una población de
referencia compuesta por personas bien alimentadas.
Enfermedad
Alteración o interrupción de la estructura o función
normal de cualquier parte del organismo, sistema u
órgano, que se manifiesta con síntomas.
• Enfermedad carencial
Trastorno causado por una carencia dietética o
metabólica: forman parte de este grupo las
enfermedades que se producen por un suministro
insuficiente de nutrientes esenciales.
• Enfermedad clínica
Enfermedad que presenta indicios y síntomas
clínicos reconocibles; se diferencia de la
enfermedad subclínica porque esta última no
presenta síntomas clínicos. La diabetes, por
ejemplo, puede ser subclínica antes de
transformarse en una enfermedad clínica.
• Enfermedad crónica
Enfermedad que presenta una o más de las
características siguientes: es permanente; deja una
discapacidad residual; la causa una alteración
patológica irreversible; el paciente requiere un
entrenamiento físico especial para conseguir la
rehabilitación, o bien un período prolongado de
supervisión, observación o asistencia.
• Enfermedad infecciosa
Enfermedad causada por una bacteria, un virus, un
hongo, un parásito o un prión. El agente
infeccioso puede entrar en el organismo a través
de la comida, la bebida, el aire o los fluidos
corporales. Una vez dentro, se reproduce muy
rápidamente y, a continuación, infecta a otras
personas. Algunas enfermedades infecciosas son
benignas; otras son mortales y, en ocasiones,
incurables.
• Enfermedad no contagiosa
Enfermedad que no ha sido causada por
organismos patógenos. En este grupo se
encuentran las enfermedades genéticas, como el
síndrome de Down, la hemofilia y todas las que
están relacionadas con el estilo de vida o el medio
ambiente, como las enfermedades
cardiovasculares y el cáncer de piel.
asimismo de una alimentación deficiente y de prácticas
de puericultura inadecuadas.
Índice de masa corporal (IMC)
Indicador empleado para evaluar el estado nutricional
de los adultos y niños mayores. Se calcula dividiendo el
peso en kilogramos de una persona por el cuadrado de
su altura en metros:
peso
altura2
Adulto con sobrepeso: IMC >25
Adulto con insuficiencia ponderal: IMC <18,5
Ingreso nacional bruto
El valor total de los bienes y servicios producidos en un
país: su producto interno bruto más los ingresos que se
reciban de otros países, principalmente intereses y
dividendos, menos los pagos similares efectuados a
otros países.
Enfermedades transmitidas por animales
portadores
El paludismo, el dengue y la fiebre hemorrágica de
dengue, la fiebre amarilla y la fiebre del Nilo occidental
tienen un origen indirecto en aguas estancadas
producto de las inundaciones, en las que se
reproducen los mosquitos.
Inseguridad alimentaria
La inseguridad alimentaria, o ausencia de seguridad
alimentaria, es una situación que supone la existencia
del hambre debido a problemas de disponibilidad,
acceso y uso, o bien vulnerabilidad de la población a
padecer hambre en el futuro.
Esperanza de vida
Número de años que un recién nacido podría vivir si se
viera sometido al riesgo de mortalidad que existe para
cada grupo de edad de la población.
Macronutrientes
En este tipo de nutrientes se incluyen los hidratos de
carbono, las proteínas y las grasas. Constituyen la
parte principal de la dieta y cubren todas las
necesidades energéticas.
Gripe aviar
Enfermedad infecciosa producida por cepas tipo A del
virus de la gripe. La enfermedad está presente en todo
el mundo. Se cree que todas las aves son susceptibles
de contagiarse de los virus de la gripe aviar; muchas
especies salvajes son portadoras de esos virus aunque
no presenten síntomas de ningún tipo de daño
aparente.
Hambre
Situación en la que se produce una falta de nutrientes,
tanto de macronutrientes (energía y proteínas) como
micronutrientes (vitaminas y minerales), imprescindibles
para una vida productiva, activa y saludable. El hambre
puede presentarse como un fenómeno pasajero o
como un problema crónico y perpetuo, y acarrear
secuelas de diversa importancia, desde muy leves hasta
de extrema gravedad. El hambre puede ser el resultado
de una ingesta insuficiente de nutrientes o bien la
consecuencia de la incapacidad del organismo para
absorber los nutrientes que precisa. Puede derivar
Malnutrición
Estado físico por el que las personas sufren o bien
carencias nutricionales (desnutrición) o bien un exceso
de determinados nutrientes (sobrealimentación)
• Malnutrición aguda
Malnutrición proteicoenergética provocada por
una falta reciente y acusada de consumo de
alimentos o por enfermedad, que lleva asociada
una pérdida importante de peso o un edema
nutricional. Existen diferentes grados o etapas de
malnutrición aguda, que se suelen clasificar como:
malnutrición grave, malnutrición moderada y
malnutrición aguda general.
• Malnutrición aguda general
Porcentaje de niños que presentan dos
desviaciones típicas por debajo de la curva de peso
medio para la estatura (o < 80% de la media) o
sufren malnutrición edematosa (o ambos
trastornos a la vez). También se conoce como
malnutrición total.
191
Glosario
• Malnutrición grave
Porcentaje de niños que presentan 3 desviaciones
típicas por debajo de la curva de peso medio para
la estatura (o < 70% por debajo de la media).
• Malnutrición moderada
Porcentaje de niños que presentan de 3 a 2
desviaciones típicas por debajo de la curva de peso
medio para la estatura (o entre el 70% y el 80%
por debajo de la media).
• Malnutrición proteicoenergética
Trastorno que afecta más frecuentemente a niños
de edades comprendidas entre los seis meses y los
cinco años, provocada por la falta de alimentos o
por infecciones que causan la pérdida del apetito y
aumentan los requisitos y pérdidas de nutrientes
en el en el organismo. El kwashiorkor suele afectar
a niños de entre 1 y 4 años, aunque también se
dan casos entre niños mayores y entre los adultos.
El síntoma principal de esta enfermedad es el
edema, que hace que los niños que padecen
kwashiorkor parezcan “gordos”, lo que convence
a sus padres de que están bien alimentados. El
marasmo aparece cuando el paciente lleva mucho
tiempo sufriendo hambre; también puede ser el
resultado de infecciones crónicas o recurrentes
unidas a un ingesta mínima de alimentos. El
principal signo de la enfermedad es una
emaciación grave.
Medios de subsistencia
Todas las capacidades, bienes (incluidos los bienes
materiales y los recursos sociales) y las actividades
requeridos para subsistir.
Micronutrientes
A este grupo de nutrientes pertenecen todas las
vitaminas y minerales que, en pequeñas dosis, son
esenciales para la vida.
Morbosidad
Incidencia o prevalencia de la enfermedad en una
población concreta.
Morbosidad materna
Todas las complicaciones del embarazo, el parto y el
aborto. Es importante tener en cuenta que la mayor
parte de muertes maternas por enfermedad se
producen después del embarazo.
Morbosidad perinatal
Se refiere a las complicaciones que sufren el feto o el
bebé y la madre. La salud perinatal de una madre
joven se ve amenazada por complicaciones que
192
podrían afectar tanto a la gestante como al feto; uno
de los dos podría morir por culpa de estas
complicaciones que tuvieron su origen en los primeros
años de vida de la madre.
Mortalidad
Número de muertes en una población de riesgo
durante un período de tiempo específico.
Mortalidad perinatal
Número total de muertes del feto, desde las 22
semanas de embarazo hasta los primeros siete días de
vida del bebé.
Obesidad
Trastorno consistente en un exceso de peso corporal
en forma de grasa. La obesidad mórbida se produce
cuando existe un sobrepeso de casi 50 kilogramos o
bien un IMC de 40 o superior. Con la obesidad se
asocian muchas enfermedades y está relacionada
directamente con el aumento de la mortalidad y una
esperanza de vida menor.
Paludismo
Enfermedad que causa un parásito llamado
plasmodium, que se transmite a través de las picaduras
de mosquitos infectados. Los parásitos se multiplican
en el hígado y, a continuación, infectan los glóbulos
rojos. Entre los síntomas del paludismo se encuentran
la fiebre, dolores de cabeza, escalofríos y vómitos entre
10 y 15 días después de la picadura del mosquito. Si
no recibe tratamiento, el paludismo se convierte muy
rápidamente en una enfermedad mortal porque
impide que la sangre fluya por los órganos vitales.
Primera infancia
A los efectos del presente informe, etapa de la vida que
abarca desde el nacimiento hasta la edad de cinco años.
Producto interno bruto
Total del valor bruto que aportan a la economía de un
país (incluidos los sectores de distribución y transporte,
todos los productores que residen en él), añadidos
todos los impuestos que graven los productos y
deducidas todas las subvenciones que no estén
incluidas en el valor de los productos.
Puntuación z
Medida que indica la situación de una persona con
respecto a una población de referencia. Se calcula
dividiendo la desviación del valor correspondiente a
dicha persona con respecto a la mediana de la
población de referencia entre la desviación típica de
esa población de referencia.
Retraso del crecimiento
Indicador de la malnutrición crónica, que se calcula
comparando la estatura para la edad de un niño con
una población de referencia compuesta por niños bien
nutridos y sanos. La prevalencia del retraso del
crecimiento refleja la situación nutricional a largo plazo
de una población.
Salud
Estado de completo bienestar físico, mental y social, y
no simplemente la ausencia de trastornos o
enfermedades. La salud permite llevar una vida
productiva desde el punto de vista social y económico.
Seguridad alimentaria
Un estado que se produce cuando ninguna persona
corre peligro de padecer hambre en ningún momento.
El concepto de seguridad alimentaria contiene en sí
mismo las claves que ayudan a comprender las causas
del hambre. La seguridad alimentaria se establece
mediante cuatro variantes:
• disponibilidad (cantidad de alimentos disponibles en
una zona);
• acceso (posibilidades que tiene una familia de
obtener alimentos);
• utilización (capacidad que tiene la persona de elegir,
consumir y absorber los nutrientes que contienen los
alimentos); y
• vulnerabilidad (riesgos físicos, medioambientales,
económicos, sociales y sanitarios que pueden afectar
a la disponibilidad, el acceso y la utilización de los
alimentos)
Subalimentación
Situación en la que se encuentran aquellas personas
cuyo consumo dietético de energía está siempre por
debajo del mínimo requerido para llevar una vida
completamente productiva, activa y saludable. Se
determina empleando un indicador sustitutivo que
permite determinar si los alimentos disponibles en un
país son suficientes para satisfacer las necesidades
energéticas (aunque no necesariamente de proteínas,
vitaminas y minerales) de la población. Contrariamente
a lo que se verifica en el caso de la desnutrición, con
este indicador no se evalúan los efectos propiamente
dichos.
Tasa bruta de mortalidad
Número de muertes por cada 1.000 habitantes.
Tasa bruta de natalidad
Número de nacidos vivos por cada 1.000 habitantes.
Tasa de mortalidad de los menores de 5 años
Número de fallecimientos por cada 1.000 nacidos
vivos, desde el momento del nacimiento hasta los
5 años de edad.
Tasa de mortalidad infantil
Número de muertes de bebés menores de 12 meses
por cada 1.000 nacidos vivos.
Tasa de mortalidad materna
Número de muertes de mujeres por causas
relacionadas con el embarazo, por cada
100.000 nacidos vivos.
Tasa de mortalidad neonatal
Número de muertes por cada 1.000 nacidos vivos en
los primeros 28 días después del nacimiento.
Tasa de mortalidad posneonatal
Número de fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos
que se produce después del período neonatal
(primeros 28 días de vida) hasta el cumplimiento del
primer año de edad (no inclusive), registrado en un
determinado período.
Trastorno del crecimiento
Imposibilidad que tiene un niño para crecer hasta el
máximo de sus posibilidades después de su nacimiento.
Es un indicador físico de que el niño no recibe los
micronutrientes y macronutrientes necesarios.
Tratamiento antirretroviral
Administración de al menos tres medicamentos
antirretrovirales diferentes para contener la
reproducción del virus de inmunodeficiencia humana.
El tratamiento con esta combinación de medicamentos
se conoce también como terapia antirretroviral
altamente activa. El tratamiento antirretroviral no
supone la curación. El tratamiento, que se debe seguir
durante toda la vida, se administra como parte de una
combinación de atención sanitaria muy completa en la
que se incluyen un servicio de pruebas y consultas
voluntarias; el diagnóstico y tratamiento de
enfermedades de transmisión sexual; las tuberculosis y
demás infecciones oportunistas; la prevención del
contagio de madres a hijos; y el tratamiento de las
embarazadas.
Tratamiento breve bajo observación directa
Estrategia de control de la tuberculosis,
internacionalmente recomendada, que se centra en los
problemas que presenta el control de la tuberculosis y
proporciona acceso a la asistencia y tratamiento
médico a pacientes de tuberculosis, incluidos los que
193
Glosario
padecen tuberculosis/VIH y tuberculosis
multirresistente.
Tuberculosis
Enfermedad contagiosa. Al igual que el resfriado
común, se propaga por el aire. Sólo las personas que
ya tienen los pulmones infectados de tuberculosis
contagian la enfermedad. Basta una pequeña cantidad
de esos gérmenes de la tuberculosis, llamados bacilos,
para infectar a una persona.
Utilización de los alimentos
Expresión que se refiere a la elección e ingesta de los
alimentos y a la absorción de los nutrientes por parte
del organismo.
Virus de inmunodeficiencia humana (VIH)
Virus que debilita las defensas del organismo contra las
194
enfermedades. El VIH hace que el organismo se vuelva
vulnerable a varias infecciones y cánceres que pueden
resultar mortales. Se puede transmitir de una persona
a otra. El VIH provoca una disminución progresiva de la
inmunidad que puede desembocar en un síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (SIDA). VIH/SIDA se utiliza
como término general para hablar de aquellas
personas que sufren una infección de VIH que podrían
o no llegar a ser consideradas como pacientes de SIDA.
Cuanto más dañado quede el sistema inmunológico,
mayor es el riego de fallecer por culpa de infecciones
oportunistas.
Vulnerabilidad
Presencia de factores que comportan para las personas
el riesgo de pasar hambre.
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Parte I
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Notas al texto
1
Esperanza de vida para 2002 según la OMS (2007e).
Estatura para 2002 según los Centros para el Control y
la Prevención de Enfermedades (2004), media para el
grupo de edad de entre 30 y 40 años.
2
La redacción de la cita se ha modificado con el permiso
del autor.
3
4
5
La cita está parafraseada. La original dice: El hambre,
es verdad, hace en primer lugar que toda la energía del
cuerpo se concentre en el problema de conseguir
comida. Todos los pensamientos y las emociones de la
persona que padece hambre se fijan en esta única
necesidad primaria. Pero, si no consigue obtenerla, no
se producen complejas psicosis observables, sino
simplemente un decaimiento gradual de la vitalidad
total del organismo y el letargo que antecede a la
muerte.
No todos los países disponen de datos de estos dos
indicadores (subalimentación e insuficiencia ponderal)
para ambos períodos (1990-2003 para la
subalimentación, y 1990 y 1997-2006 para la
insuficiencia ponderal). El cuadro que se ofrece en la
parte inferior de la página muestra el número de países
en desarrollo y los PBIDA de los que se tienen datos.
Los datos referidos a la subalimentación proceden de la
FAO (2006). Se ha empleado la clasificación regional
que hace la OMS para proporcionar los desgloses por
regiones. La prevalencia en cada región se calcula a
partir del número de personas subalimentadas de cada
una de las regiones, dividida por la población total de
los países que la integran.
La descripción del método que se emplea para calcular
el progreso hacia los ODM se puede encontrar en el
Cuadro 10 del apartado “Compendio de referencias”.
De los 103 países en desarrollo y en transición
analizados, los 15 más pobres según su INB son:
Burundi, Eritrea, Etiopía, Gambia, Guinea-Bissau,
Liberia, Madagascar, Malawi, Mozambique, Nepal,
Níger, República Democrática del Congo, Rwanda,
Sierra Leona, Uganda.
Los 15 países en desarrollo y en transición más ricos
según su INB son: Antigua y Barbuda, Arabia Saudita,
Botswana, Chile, Croacia, Gabón, Líbano, Jamahiriya
Árabe Libia, Mauricio, México, Palau, Saint Kitts y
Nevis, Seychelles, Sudáfrica, Trinidad y Tabago.
6
La mortalidad excesiva se define a efectos de
operatividad como una tasa bruta de mortalidad
superior a 1 fallecimiento por cada 10.000 personas al
día (PMA, 2004).
7
La Declaración Des Moines es un llamamiento que
realizaron los galardonados, los fundadores y el Comité
de Asesores de la Organización “World Food Prize”
para que se acelere la acción de lucha contra el
hambre (Declaración de Des Moines, 2004).
8
Datos de los estudios demográficos y de salud que se
llevaron a cabo en Camboya (2000), Bangladesh
(2004), el Chad (2004), la República Unida de Tanzanía
(2004) y Etiopía (2005). El método sigue a R.
Shrimpton et al. (2001).
9
Komlos y Lauderdale parafrasean la cita de James M.
Tanner (1986): “El crecimiento es el espejo del nivel de
vida de una sociedad”.
10
Valid International es una empresa de investigación y
asesoría, que se fundó en 1999 para mejorar las
repercusiones de la ayuda humanitaria mediante la
investigación orientada hacia las operaciones de
ayuda. En los últimos cinco años, la sociedad
establecida entre Valid International y Concern
Worldwide (una organización irlandesa para la ayuda y
el desarrollo) ha sido la primera en aplicar la atención
terapéutica en la comunidad. Se trata de una novedosa
forma de tratar los casos de malnutrición aguda grave
en los hogares de los enfermos, mediante el empleo de
técnicas de movilización social y alimentos
terapéuticos, energéticamente densos y listos para
usar, enriquecidos con minerales y vitaminas.
11
La cita está modificada: la expresión “ser humano” se
ha cambiado por la de “género humano”.
NÚMERO DE PAÍSES EN DESARROLLO
Ambos indicadores
Subalimentación
Insuficiencia ponderal
Países en
desarrollo
De los cuales
son PBIDA
Países en
desarrollo
De los cuales
son PBIDA
Países en
desarrollo
De los cuales
son PBIDA
África
28
27
38
34
28
27
Mediterráneo oriental
8
6
10
6
8
6
Europa
3
3
17
9
3
3
América Latina y el Caribe
9
4
9
4
9
4
Sudeste asiático
7
4
8
6
7
5
Pacífico occidental
6
5
6
5
6
5
207
Determinación de los costos inherentes a las soluciones básicas
Transferencia de alimentos y dinero en
efectivo
El costo aproximado de una ración diaria adecuada
para una persona que dependa completamente de la
ayuda alimentaria se basa en una ración de
400 gramos de cereales (arroz), 60 gramos de
legumbres secas (frijoles), 25 gramos de aceite vegetal,
50 gramos de alimentos compuestos enriquecidos
(mezcla de trigo y soja), 15 gramos de azúcar y
5 gramos de sal yodada.
Fuente:
• Banco Mundial. 2004. Vitamin A at a Glance. Banco Mundial,
Washington, D.C.
Cinc: cada tratamiento consta de 14 pastillas.
Fuente:
• Gillespie, D.; Karklins, S.; Creanga, A.; Khan, S. y Cho, N.
2007. Scaling Up Health Technologies. Informe elaborado para
la Fundación Bill y Melinda Gates. Baltimore, MD, Bloomberg
School of Public Health, Universidad Johns Hopkins.
Fuentes:
• Programa Mundial de Alimentos. 2000. Manual de
alimentación y nutrición. Roma, PMA.
• Precios franco a bordo revisados para el suministro de
productos del PMA. 15 de mayo de 2006, CFO2006/002.
Administración selectiva de complementos
de micronutrientes
Hierro: los complementos se dispensan semanalmente
a los escolares durante un período de tiempo
prolongado.
Fuente:
Alimentación suplementaria
El contenido básico de la ración in situ es de
125 gramos de mezcla de maíz y soja, 20 gramos de
aceite vegetal y 30 gramos de legumbres secas
(frijoles). El contenido básico de una ración para llevar
a casa es de 250 gramos de mezcla de maíz y soja,
25 gramos de aceite vegetal y 20 gramos de azúcar.
Fuentes:
• Programa Mundial de Alimentos. 2002. WFP Emergency Field
Operations Pocketbook. Roma, PMA.
• Precios franco a bordo revisados para el suministro de
productos del PMA. 15 de mayo de 2006, CFO2006/002.
• Horton, S. 2006. “The economics of food fortification”.
Journal of Nutrition 136:1068–1071.
Hierro + ácido fólico: dosis diaria de pastillas durante
un total de un año, durante la totalidad del embarazo
y la primera lactancia. El costo se basa en los precios
que estableció el UNICEF en 1998 para la
administración de 60 miligramos de hierro
+ 400 miligramos de ácido fólico. El suministro de
pastillas durante todo un año cuesta 9,85 dólares
EE.UU. por mujer y año.
Alimentación complementaria
Una ración que consta de 250 gramos de mezcla de
maíz y soja, 25 gramos de aceite vegetal y 20 gramos
de azúcar.
Fuentes:
• Programa Mundial de Alimentos 2002. WFP Emergency Field
Operations Pocketbook. PMA, Roma.
• Precios franco a bordo revisados para el suministro de
productos del PMA. 15 de mayo de 2006, CFO2006/002.
Fuente:
• Gillespie, D.; Karklins, S.; Creanga, A.; Khan, S. y Cho, N.
2007. Scaling Up Health Technologies. Informe elaborado para
la Fundación Bill y Melinda Gates. Baltimore, MD, Bloomberg
School of Public Health, Universidad Johns Hopkins.
Vitamina A: los complementos se suministran a través
del sistema de distribución que funciona en la
comunidad.
208
Enriquecimiento alimentario en gran
escala
Yodo, hierro y vitamina A: el costo del
enriquecimiento alimentario por persona y año está
calculado para un hipotético país de gran tamaño, en
desarrollo y de ingresos bajos.
Cinc: El costo presupone una ingesta de 150 gramos
por persona y día.
Fuente:
• Organización Mundial de la Salud y Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. 2006.
Guidelines on Food Fortification with Micronutrients. Ginebra,
OMS.
Alimentos enriquecidos en el hogar
La administración de complementos se basa en el
costo de Sprinkles. La mezcla de micronutrientes más
habitual contiene hierro, cinc, yodo, vitaminas A, C y
D, y ácido fólico. El costo varía según el estado
nutricional de los beneficiarios, la mezcla de
micronutrientes y el precio de la entrega y la
distribución.
Fuente:
• Zlotkin, S.; 2007. Sprinkles: una forma innovadora y rentable
de suministrar micronutrientes a los niños. Documento técnico
elaborado para la Serie de informes sobre el hambre en el
mundo 2007.
Ayuda nutricional para el tratamiento de
enfermedades (VIH/SIDA y tuberculosis)
Un paquete de ayuda típico para un mes contiene
333 gramos de mezcla de maíz y soja, 33 gramos de
aceite y 167 gramos de harina de maíz.
Fuentes:
• Programa Mundial de Alimentos. 2006. Cost of Nutritional
Support for HIV/AIDS Projects. Roma.
• Precios franco a bordo revisados para el suministro de
productos del PMA. 15 de mayo de 2006, CFO2006/002.
Prevención de enfermedades infecciosas
Medicamentos contra el paludismo y mosquiteros
Fuente:
• Gillespie, D.; Karklins, S.; Creanga, A.; Khan, S. y Cho, N.
2007. Scaling Up Health Technologies. Informe elaborado para
la Fundación Bill y Melinda Gates. Baltimore, MD, Bloomberg
School of Public Health, Universidad Johns Hopkins.
Tratamiento breve bajo observación directa: este
tratamiento en el seno de la comunidad cuesta
128 dólares EE.UU. por paciente, y 203 dólares EE.UU.
por cada paciente tratado en el programa dispensado
en el centro sanitario.
Fuente:
• Gillespie, D.; Karklins, S.; Creanga, A.; Khan, S. y Cho, N.
2007. Scaling Up Health Technologies. Informe elaborado para
la Fundación Bill y Melinda Gates. . Baltimore, MD, Bloomberg
School of Public Health, Universidad Johns Hopkins.
Pastillas antiparasitarias y su suministro
Fuente:
• Programa Mundial de Alimentos. 2007. Food for Education Works. A
review of WFP FFE programme monitoring and evaluation 2002–2006.
PMA, Roma.
Terapia de rehidratación por vía oral
Fuente:
• Gillespie, D.; Karklins, S.; Creanga, A.; Khan, S. y Cho, N.
2007. Scaling Up Health Technologies. Informe elaborado para
la Fundación Bill y Melinda Gates. Baltimore, MD, Bloomberg
School of Public Health, Universidad Johns Hopkins.
Preservativos masculinos: los cálculos se basan en el
precio medio de una compra masiva de preservativos
masculinos.
Fuente:
• Fondo de Población de las Naciones Unidas. 2005. Condom
Programming for HIV Prevention. UNFPA, Nueva York.
Diversificación de las dietas y fomento del
consumo de alimentos de calidad
Comidas escolares: una ración de comida más
sustanciosa, que consta de 150 gramos de cereales,
30 gramos de legumbres, 5 gramos de aceite y
4 gramos de sal (694 kilocalorías), se proporciona en la
escuela y se consume durante el horario escolar. El
precio medio de una comida escolar por cada
beneficiario es de 20 dólares EE.UU. por año y
10 centavos de dólar EE.UU. por día.
Huertos en las escuelas como parte del conjunto
de servicios básicos: para la alimentación en las
escuelas, el lote incluye tratamiento antiparasitario,
complementos de micronutrientes, mejores fogones en
209
Determinación de los costos inherentes a las soluciones básicas
las cocinas, agua y saneamientos en la escuela,
educación sanitaria, instrucción sobre el VIH/SIDA,
ayuda psicosocial y prevención contra el paludismo. El
costo medio de este lote por beneficiario y año es de
16 dólares EE.UU.
Formación sobre el VIH: en los costos se incluye
educación y sensibilización para los niños y formación
para los padres y maestros dentro del programa de
alimentación en las escuelas.
Fuente:
Fuente:
• Programa Mundial de Alimentos. 2007. Standardization of
selected Food for Education terms and figures for advocacy
purposes. Documento interno. PMA, Roma.
Transmisión de conocimientos sobre
asistencia sanitaria y métodos alimentarios
Fomento de la lactancia: los costos medios, según
los cálculos realizados en las comunidades del África
subsahariana, varían según cuáles sean los
componentes de esta actividad.
Programas nutricionales en la comunidad: en los
costos se incluye el fomento de la alimentación con
leche materna, asesoramiento e instrucción sobre la
alimentación óptima para el niño, prevención de la
enfermedad diarreica y control del crecimiento.
Fuente:
• Caulfield, L.E.; Richard, S.A.; Rivera, J.A.; Musgrove, P. y Black,
R.E. 2006. “Stunting, wasting, and micronutrient deficiency
disorders”. Disease Control Priorities in Developing Countries.
Oxford University Press, Nueva York.
Formación para los maestros sobre el tratamiento
antiparasitario: este ejemplo procede de
Madagascar, donde el currículo de educación
sanitaria viene acompañado de información,
educación y comunicación en la comunidad (CEI),
con un tratamiento antiparasitario que administran
los maestros dos veces al año, junto con hierro y
folatos. Durante tres años, 14.000 maestros
y 430.000 alumnos recibieron instrucción en
4.585 escuelas, con un costo entre 0,78 dólares
EE.UU. y 1,08 dólares EE.UU. por cápita y por año.
Fuente:
• Proyecto para las Prioridades en el Control de las
Enfermedades. 2006. Nine Low- and Middle-Income Countries
and How They Use FRESH. Grupo del Banco Mundial,
Washington D.C. Disponible en:
http://www.dcp2.org/pubs/DCP/58/Table/58.4.
210
• Programa Mundial de Alimentos. 2006. Standard Essential
Package for School Feeding. Sin publicar. PMA, Roma.
Formación sobre nutrición para embarazadas: se
basa en los costos de 1985 actualizados para que
reflejen el poder adquisitivo de 2006.
Fuente:
• Banco Mundial. 1994. Enriching Lives Overcoming Vitamin and
Mineral Malnutrition in Developing Countries. Banco Mundial,
Washington D.C.
Acceso a agua limpia y mejora de las
condiciones higiénicas
Agua limpia: el costo depende de la cantidad de
unidades que contenga el sistema. Por ejemplo, un
sistema para cuatro hogares costaría 525 dólares
EE.UU. por unidad; un sistema mayor, para entre 500 y
1.000 hogares, costaría 210 dólares EE.UU. por
unidad.
Fuente:
• US Environmental Protection Agency. 2007. Cost of evaluation
of Point-of-Use and Point-of-Entry Treatments Units for Small
Systems: Cost Estimating Tool and User Guide. Plan de
Protección Ambiental (EAP), Washington, D.C.
Mejora de las condiciones higiénicas
Fuente:
• Grupo de trabajo de Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central
de la Iniciativa para el Agua de la Unión Europea. 2006.
Documento 14: Rural Water Supply and Sanitation: technology
overview and cost functions. Preparado para los altos
funcionarios para las reformas del suministro de agua y del
sector de saneamiento del grupo de trabajo del EAP para
Europa Central y del Este. OCDE, París.
Metodología utilizada en la elaboración de los mapas
Datos y métodos cartográficos
Fronteras nacionales
Todas las fronteras que se usan en los mapas de esta
publicación están basadas en FAO GAUL (Global
Administrative Unit Layer) http://www.fao.org/
geonetwork/srv/en/metadata.show?id=12691
Proyección de los mapas
Todos los mapas que se incluyen en esta publicación
están en la proyección de Robinson, datum WGS 84.
Escala
La escala para los indicadores de insuficiencia ponderal
y mortalidad entre los niños menores de 5 años se
basa en el modelo internacional, tal y como se describe
en el PMA y los Centros para el Control y la Prevención
de Enfermedades (CDC). 2005. A Manual: Measuring
and Interpreting Malnutrition and Mortality. Roma,
PMA.
• Carencia de micronutrientes: Iniciativa de Micronutrientes y el
UNICEF. 2004. Vitamin and Mineral Deficiency: A Global
Progress Report. UNICEF, Nueva York.
Mapa 2 – El hambre y las catástrofes naturales
El mapa muestra los países que poseen tasas de
insuficiencia ponderal iguales o superiores al 20% entre
los niños menores de 5 años. El indicador del número
total de personas afectadas es la suma de las personas
que se vieron afectadas por todas las catástrofes
naturales que se produjeron entre 2000 y 2007.
Fuente de los datos:
• Catástrofes naturales: Centro para la Investigación sobre la
Epidemiología de los Desastres. 2007. EM_DAT: Base de datos
internacional para los desastres de la Oficina de Asistencia de
los Estados Unidos para casos de Desastre/ Centro de
Investigación sobre la Epidemiología de las Catástrofes
(OFDA/CRED). Université Catholique de Louvain. Disponible
en: http://www.em-dat.net
• Insuficiencia ponderal: Organización Mundial de la Salud.
2007. Estadísticas Sanitarias Mundiales 2007. OMS, Ginebra.
Mapa 3 – La desigualdad del hambre en el mundo
Elaboración de los mapas
Mapa A – El hambre y la salud en el mundo
Fuente de los datos:
• Insuficiencia ponderal: Organización Mundial de la Salud.
2007. Estadísticas Sanitarias Mundiales 2007. OMS, Ginebra.
Mapa 1 – El hambre oculta en el mundo
El mapa muestra las carencias de hierro y vitamina A
como indicador sustitutivo de las carencias de
micronutrientes entre los niños menores de 5 años.
• La carencia de hierro refleja la prevalencia de los
casos de carencia de hierro detectados entre los
niños menores de 5 años.
• La clasificación de las carencias de hierro de los niños
menores de 5 años se basa en el modelo
internacional.
• La escala de las tasas de insuficiencia ponderal de los
niños menores de 5 años es igual o superior al 20%.
El mapa muestra los países que poseen tasas iguales o
superiores al 20% de insuficiencia ponderal entre los
niños menores de 5 años, tasas de emaciación iguales
o superiores al 15%; también presentan tasas de
retraso del crecimiento muy variadas.
Fuente de los datos:
• Insuficiencia ponderal y retraso del crecimiento: Organización
Mundial de la Salud. 2007. Estadísticas Sanitarias Mundiales
2007. OMS, Ginebra.
• Emaciación: UNICEF. 2006. Estado mundial de la infancia
2007: Las mujeres y la infancia. El doble dividendo de la
igualdad de género. UNICEF, Nueva York..
Mapa 4 – Mortalidad y enfermedades de la
infancia
El mapa muestra aquellos países que poseen tasas de
insuficiencia ponderal iguales o superiores al 20%
entre los niños menores de cinco años. Las tasas de
mortalidad entre los menores de cinco años son
resultado de infecciones respiratorias agudas,
enfermedades diarreicas y paludismo, con cortes
basados en los modelos de la OMS.
Fuente de los datos:
• Insuficiencia ponderal: Organización Mundial de la Salud.
2007. Estadísticas Sanitarias Mundiales 2007. OMS, Ginebra.
211
Metodología utilizada en la elaboración de los mapas
Fuente de los datos:
• Organización Mundial de la Salud. 2007. Estadísticas Sanitarias
Mundiales 2007. OMS, Ginebra.
Mapa 5 – La carga del paludismo en el mundo
El valor correspondiente a esta carga se expresa en
dólares EE.UU. (2004), según las estimaciones del
Banco Mundial.
Fuente de los datos:
• Ingreso nacional bruto: OCDE. 2006. Statistical Annex of the
2006 Development Co-operation Report. París. Disponible en:
www.oecd.org/dac/stats/dac/dcrannex.
• Tasa de mortalidad: Organización Mundial de la Salud. 2007.
Estadísticas Sanitarias Mundiales 2007. OMS, Ginebra.
Mapa 6 – Mortalidad a causa del VIH/SIDA entre
los niños menores de 5 años.
El mapa destaca los países que poseen tasas de
insuficiencia ponderal iguales o superiores al 20 %
entre los niños menores de 5 años. Las tasas de
mortalidad entre los niños menores de 5 años se basan
en los modelos de la OMS.
Fuente de los datos:
• Organización Mundial de la Salud. 2007. Estadísticas Sanitarias
Mundiales 2007. Ginebra, OMS.
Mapa 7 – Desigualdades en materia de salud en el
mundo
El ingreso nacional bruto (INB) se expresa en dólares
EE.UU. (2004). El valor límite para determinar los
agentes de salud se basan en los métodos descritos
por la OMS (2004) en Joint Learning Initiative (JLI)
Strategy Report: Human Resources for Health
Overcoming the Crisis.2004. Disponible en:
http://www.globalhealthtrust.org/report/appendix2.pdf
Fuente de los datos:
• Ingreso nacional bruto: OCDE. 2006. Statistical Annex of the
2006 Development Co-operation Report. París. Disponible en:
www.oecd.org/dac/stats/dac/dcrannex.
• Organización Mundial de la Salud. 2007. Estadísticas Sanitarias
Mundiales 2007. Ginebra, OMS.
212
Mapa 8 – Compromisos nacionales en la esfera de
la salud
La clasificación del gasto público en sanidad se basa en
el Informe sobre desarrollo humano 2006 del PNUD.
Fuente de los datos:
• Gasto público en sanidad como porcentaje del INB:
Organización Mundial de la Salud. 2007. Estadísticas Sanitarias
Mundiales 2007. Ginebra, OMS.
Mapa B – El hambre y la salud en el mundo
El mapa muestra los países que registran más de 1.500
muertes por causas relacionadas con el embarazo,
incluidas las muertes que se producen dentro del plazo
de 42 días desde la conclusión de la gestación, por
cada 100.000 nacidos vivos. El umbral se basa en la
OMS, el UNICEF y el UNFPA. 2004. Maternal mortality
in 2000: Estimates Developed by WHO, UNICEF and
UNFPA. Ginebra.
Fuente de los datos:
• Insuficiencia ponderal: Organización Mundial de la Salud.
2007. Estadísticas Sanitarias Mundiales 2007. Ginebra, OMS.
Mapa B – El hambre y la salud en el mundo
Groenlandia
(Dinamarca)
Al
as
(E
ka
E.
UU
.)
Islandia
Suecia
Finlandia
Noruega
C a n a d á
Estonia
Letonia
Dinamarca
Lituania
Federación de Rusia
Países Bajos
da Reino Unido
Belarús
an de gran Bretaña
Polonia
e Irlanda del Norte
Alemania
Béligica
República
Checa
Ur
Luxemburgo
Eslovaquia
Austria
Liechtenstein
Hungary
Suiza
Eslovenia Croacia
Francia
Rumania
San
Irl
M
San Pedro y
Miguelón
(Francia)
Marino
Mónaco
Andorra
Serbia y
Bosnia y
Herzegovina Montenegro
Bulg
Estado de la
Cuidad del Vaticano
Portuga
l
Albania
España
Macedonia,
ex República
Yugoslava de
Grecia
Túnez
Estados Unidos
de América
Italia
Gibraltar
(Reino Unido)
Malta
Marruecos
Bermudas
(Reino Unido)
A r g e l i a
Méx
Jamahiriya
Árabe Libia
Bahamas
Sahara
Occidental
Islas Turcas y
Caicos (Reino Unido)
República
Dominicana
Guat
emal
a
Belic
e
o
Mauritania
Puerto
Rico Islas Vírgenes Británicas
Anguila (Reino Unido)
Antigua y Barbuda
Haití
Jamaica
Islas Vírgenes de los Estados Unidos
St Kitts y Nevis
Montserrat (Reino Unido)
uras
Hond
ua
ag
ar
c
El Salvador
Ni
San Vicente y
las Granadinas
Antillas
Neerlandesas
M a l í
Guadalupe (Francia)
Dominica
Gambia
Barbados
Granada
Burkina Faso
Guinea-Bissau
Trinidad y Tabago
Guinea
Côte
d’Ivoire
Sierra Leona
Guya
Guayana Francesa
Togo
Benin
Ve n e z u e l a
Nigeria
Repúbli
Centroafri
Ghana
Liberia
Camerún
Suriname
na
Colombia
C h a d
Senegal
Martinica (Francia)
Santa Lucía
Panamá
Costa Rica
N í g e r
Cabo Verde
Guinea
Ecuatorial
ongo
ic
Cub
a
Islas Caimán
(Reino Unido)
ad
el C
Santo Tomé
y Príncipe
Gabón
bl
ic
Ecuador
pú
Re
Brasil
P
Ascensión
(Reino Unido)
e
r ú
Marquesas
Repú
Demó
del C
Angola
Santa Elena
(Reino Unido)
B o l i v i a
ociedad
Polinesia Francesa
Mortalidad materna
ra
gu
a
Namibia
S
Uruguay
Tristán da Cunha (Reino Unido)
Gough (Reino Unido)
Más de 1.000 muertes por 100.000 nacidos vivos
Insuficiencia ponderal entre los menores de 5 años
Menos del 20%
Islas Malvinas (Falkland)
(Reino Unido)
Georgia del Sur
(Reino Unido)
Del 20% al 30%
Del 30% al 40%
Más del 40%
Datos no disponibles o no analizados
Los límites y nombres indicados y las denominaciones empleadas en este mapa no entrañan, por parte de las Naciones Unidas, aprobación o
aceptación oficial alguna.
Mapa elaborado por la Dependencia de VAM del PMA.
Fuente de los datos: OMS, 2007
B
y
A r g
e n
t i
n a
Pitcairn (Reino Unido)
i l e
C h
las Australes
Islas Gambier (Francia)
Pa
F e d e r a c i ó n
d e
R u s i a
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cania
K a z a j s t á n
M
Mongolia
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República
Líbano Árabe Siria
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Tayikistán
Chipre
Iraq
Territorio palestino
ocupado
Jordania
República Popular
Democrática
de Corea
Kirguistán
nis
tán
Afganistán
Irán, República
Islámica del
Ku
wa
it
Pakistán
N ep
Bahrein
E g i p t o
al
Bhután
Emiratos Árabes
Unidos
Taiwán
án
India
Myanmar
O
m
Bangladesh
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Yem
Eritrea
S u d á n
Japón
Qatar
Arabia
Saudita
d
República
de Corea
China
Jammu y
Cachemira
Hong Kong (China)
Viet Nam
República
Democrática
Popular Lao
Macao (China)
Islas Marianas del Norte (EE.UU.)
Tailandia
Filipinas
Camboya
Guam (EE.UU.)
Djibouti
Sri Lanka
Etiopía
Palau
Brunei
Darussalam
Kiribati
Estados Federados de Micronesia
ali
a
ica
icana
So
m
Maldivas
ública
cratica
Congo
Malasia
Singapur
Uganda
Nauru
Kenya
Rwanda
Burundi
Seychelles
República
Unida de
Tanzanía
Papua
Nueva Guinea
Indonesia
Islas Salomón
Islas
Futun
Timor-Leste
Malawi
Territorio de la
Isla de Navidad
(Australia)
e
qu
Vanuatu
Botswana
ica
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Sud Lesotho
M ad
aga
sca
r
Zimbabwe
Mo
za
mb
i
Zambia
Islas Cocos (Keeling)
(Australia)
Comoras
Mauricio
Reunión (Francia)
Nueva Caledonia
(Francia)
Australia
Swazilandia
Nueva Zelandia

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