¿Cómo vamos a tener una sociedad inclusiva si no tenemos

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¿Cómo vamos a tener una sociedad inclusiva si no tenemos
¿Cómo vamos a tener una sociedad inclusiva si no tenemos
educación inclusiva?
16.Sep.2016
Esta etapa estuvo marcada por varios factores que impulsaron movimientos en el sector educativo y
sanitario. Entre otros, la llegada de la democracia, la creación de un gobierno integrado por gente joven
y, además, el impulso de un movimiento ciudadano que empiezó a demandar todo tipo de servicios.
En 1982 se aprobó el Plan de Educación del País Vasco en el que se adoptó el concepto de aulas de
educación especial, en las que “los niños estaban incluidos en aulas de los centros pero estaban
cerradas. Por esta razón, coloquialmente se les llamaba “aulas cerradas”. El 7 de octubre de 1982, como
consecuencia de la presión de un movimiento colaborativo compuesto por asociaciones de padres,
personal sanitario, educativo e, incluso político, se aprobó en el País Vasco una norma sobre educación
especial que tenía como objetivo dar respuesta a nuevas necesidades.
Sin embargo, actualmente existe un gran problema ya que “se mantienen las estructuras de la década
de los 80 en 2016, lo que significa que no se posibilita la capacidad de adaptarse a los cambios”.
En 1988 se regularon los centros de orientación pedagógica, “antes conocidos como centros de apoyo y
recursos”. Surgieron, además, los equipos multiprofesionales, que “tienen un componente social”.
De forma paralela, “el sistema sanitario y el educativo han ido reproduciendo los mismos problemas”.
Algunas patologías como el Síndrome de Down están más incluidas en las aulas porque “causan menos
problemas” pero otras como el TDAH (déficit de atención con o sin hiperactividad) presentan más
dificultades para la inclusión. “Hemos ido integrando esas patologías pero están surgiendo otras
diferentes que el sistema educativo intenta resolver derivando al ámbito sanitario”.
Los equipos multiprofesionales, que tenían una doble vertiente (educativa y sanitaria), se centraban en
el programa de capacidad de aprendizaje, el programa de educación de alumnos con trastornos
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generalizados de desarrollo y adaptación social, programa de audición y lenguaje, programa laboralocupacional, inserción en ciclos superiores y tránsito a la vida adulta.
Además, desde la década de los 90 al año 2.000 se produjo un cambio “socialmente interesante” ya que
la educación se hizo obligatoria hasta los 16 años después de la aprobación de la LOGSE en 1992. “Esos
dos años supusieron un gran avance social y espero leer algún día que la educación obligatoria se
amplía hasta los 18 años”.
Teniendo en cuenta todas estas cuestiones, hay que reflexionar en la forma de solucionar los conflictos.
“A los problemas globales, la Administración da respuestas puntuales y en el ámbito de la educación nos
estamos acostumbrando cada vez más a que cada problema tenga una solución puntual que no asume el
claustro educativo”.
“Estamos acotando nuestra zona de confort”. Se crea, por tanto, un gran problema para la
administración ya que va creando figuras determinadas. Desde que en 1998 el Departamento de
Educación aprobara una nueva normativa, no se han efectuado reformas. “No ha habido ningún
gobierno que se haya puesto de acuerdo para cambiar o actualizar a las necesidades de 2016”. Hoy en
día, todavía persiste la idea de que la respuesta a los niños y niñas con patologías mentales debe
hacerse en el aula. No obstante, “la respuesta hay que darla en el centro porque el aula en sí es un
concepto restrictivo”.
La ampliación de la duración de la etapa escolar obligatoria supuso un avance importante pero “de
2.001 a 2.016 no ha habido ningún cambio ni ninguna dinámica clara del Departamento de Educación.
Ahora cambiamos sólo la terminología”.
Las necesidades han hecho que surjan algunos proyectos que pretender dar solución a estos nuevos
retos. Por ejemplo, en 2007 nacieron los Centros Territoriales para la Atención Educativa, Hospitalaria,
Domiciliaria y Terapéutico-Educativa cuya finalidad es “ofrecer apoyo educativo y terapéutico al
alumnado si no puede asistir de manera habitual a su centro escolar por prescripción facultativa”. Aun
así “estamos funcionando con normativas del siglo pasado para necesidades de este siglo”.
El programa institucional Hamaika Esku pretende la mejora del nivel de las competencias de su
alumnado y para ello tiene como objetivo la notificación de la tendencia negativa en los resultados. Por
su parte, Osatuz es un programa de intervención socioeducativosanitario en el entorno escolar para el
alumnado con problemas de conducta asociados a problemas de salud mental. Finalmente Bideratus es
un programa integral de intervención socioeducativosanitaria a desarrollar en programas de
escolarización complementaria.
Sin embargo, se crea el problema de que “la normativa de la administración encorseta para dar
seguridad a la propia administración. Intentamos protocolarizar todo, lo que tiene un lado positivo
(aporta seguridad) pero, a su vez, nos deja absolutamente vendidos”. Estamos hablando de sociedad
incluyente pero, como va a un ritmo muy pausado “igual hay que saltarse los protocolos para que sea
incluyente”.
“Estamos en una sociedad cambiante y si no tenemos la capacidad de adaptarnos no, sobreviviremos. Un
sistema inclusivo debe hacer que el alumno o paciente sienta respeto por la persona que tiene delante”.
“En la educación inclusiva no tenemos un plan amplio, sino muchos protocolos. ¿Cómo vamos a tener
una sociedad inclusiva si no tenemos educación inclusiva?. Hay que dar respuestas globales a problemas
individuales”.
Destacado:
educación inclusiva
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