Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense Año

Transcripción

Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense Año
BAYLÍAS
Miscelánea
del
Centro de Estudios
del
Maestrazgo Turolense
Año 2008
BAYLÍAS. Año 2008.
Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense.
Edita:
Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Avda./ Maestrazgo, 18-1º - 44140 CANTAVIEJA (Teruel)
Maqueta e imprime:
Aragón Vivo, SL
Parque Ind. Ctra. de San Blas, nave 15 - 44195 TERUEL
Depósito legal:
TE-44/2009
Sumario
I.- Mudéjares en el Maestrazgo aragonés.
Por Antonio Peiró Arroyo ...........................................
5
II.- El patrimonio bélico de las guerras carlistas en Cantavieja.
Por Luís del Romero Renau ..........................................
21
III.- Intervención y estudio en una tabla de San Miguel Arcángel procedente de La Iglesuela del Cid.
Por Estudio de restauración
de la Fundación Blasco de Alagón ................................
45
IV.- El Camino de los Pilones: Una antigua vía de comunicación con carácter propio por tierras turolenses.
Por José Ramón Sanchís Alfonso ..................................
69
V.- Alcorisa, Castellote y Mas de las Matas en el pleito contra
el Cabildo de Zaragoza por los diezmos de la seda y otros
frutos: una alegación impresa de 1743.
Por Miguel Ángel Pallarés Jiménez .............................. 107
MUDÉJARES EN EL MAESTRAZGO ARAGONÉS
Antonio Peiró Arroyo
HISTORIA
2008
Cuando de un simple golpe de vista queremos conocer cuál era la distribución
geográfica de los musulmanes que vivían sometidos a los cristianos en Aragón,
los mudéjares, lo más fácil es acudir al mapa que hace ya medio siglo publicó
José María Lacarra1, y que ha sido reproducido en varias ocasiones, o a otros
mapas2 que parten de la misma fuente: el fogaje de 1495, un documento que
–frente a otros conservados– tiene la ventaja de abarcar todo el reino de Aragón.
Allí vemos (y el hecho se ha repetido hasta la saciedad) que los mudéjares ocupaban las orillas del Ebro y de sus afluentes, tanto por la izquierda como por la
derecha), dejando libres amplias zonas del territorio aragonés. Una de ellas está
situada en el Norte del reino, comprendiendo las actuales comarcas de Cinco
Villas, Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe, La Ribagorza y La Litera. La otra
se encuentra en la actual provincia de Teruel, tiene el Maestrazgo por centro
y comprende las de Andorra-Sierra de Arcos, Matarraña y Gúdar-Javalambre.
Sin embargo, esta visión –que tiende a identificar a los mudéjares con las zonas de regadío y a los cristianos con las montañosas– tiene un inconveniente:
únicamente refleja la situación final, ya que desde la existencia de los primeros
mudéjares habían pasado más de cuatro siglo y es de suponer que desde entonces su distribución geográfica se había modificado notablemente, bien por su
conversión al cristianismo, o bien por la emigración o la despoblación.
1.-
Lacarra (1960), mapa entre pp. 316 y 317; reproducido en Barbé (1981), p. 167, y Ledesma
(1981), p. 2377. En el mapa aparece recogida la existencia de mudéjares en Calaceite, no
señalada en el fogaje de 1495.
2.-
García (1993), p. 31; reproducido en García (1996), p. 660.
7
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
La distribución geográfica que reflejan estos mapas induce a una explicación
–razonable, pero falsa– acerca de su ausencia en las zonas citadas. La septentrional sería la de menor penetración de la conquista musulmana. En 1906
Francisco Codera propuso los límites probables de ésta en una línea que no
rebasaría las sierras de Santo Domingo y Guara, siendo Alquézar, Roda y Áger
los límites septentrionales del dominio musulmán3. Años más tarde, Andrés Giménez Soler publicó un mapa de Aragón que recogía éste límite4. La autoridad
de ambos autores sirvió para convencer a sus lectores de que Aragón, Sobrarbe
y Ribagorza habían estado siempre fuera de la dominación musulmana, hasta
que en 1989 Antonio Ubieto analizó los topónimos existentes al Norte de dicha línea procedentes del árabe, lo que demostraba su ocupación musulmana
durante un periodo prolongado de tiempo5. De acuerdo con esta concepción
tradicional, la ausencia de mudéjares en Cinco Villas y La Litera sería más
difícil de explicar.
En la zona meridional, la explicación no era tan sencilla. Sin embargo, tres de
las cuatro comarcas citadas se encuentran en el límite con el reino de Valencia,
por lo que podría plantearse el interés de los reyes de Aragón de disponer de
una zona carente de población mudéjar, en una «extremadura» que dificultase
las previsibles acciones musulmanas en la zona. Sea por estos u otros motivos, la ausencia de mudéjares en ambas zonas no parece haber sorprendido a
nadie.
Sin embargo, las citadas comarcas no siempre carecieron de población mudéjar.
Las localidades que contaron con ella fueron muchas más que las que la tenían
en 1495, cuando algunas zonas hacía cuatro siglos que habían sido conquistadas
por el reino de Aragón. Frente a las 140 recogidas en el fogaje de 140, hasta el
momento hemos podido documentar mudéjares en 308 localidades aragonesas
y la relación es, seguramente, incompleta. Consideramos que, salvo en casos
puntuales, los nuevos señores cristianos no sólo carecieron de interés en forzar
la conversión o el exilio de los pobladores musulmanes, sino que prefirieron
contar con vasallos mudéjares en lugar de cristianos, hipótesis sobre la que no
podemos extendernos en este trabajo.
3.-
Codera (1906), p. 292.
4.-
Giménez (1930), pp. 56, 59
5.-
Ubieto (1989), pp. 28-32.
8
HISTORIA
2008
LAS FUENTES
El problema para la identificación de las localidades con población mudéjar es
especialmente grave por lo que respecta a las de señorío. En las de realengo la
identificación es más sencilla, ya que la documentación real es mucho más abundante y se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón, donde se mantenía
aunque hubiese dejado de tener utilidad inmediata. Por el contrario, los archivos
señoriales (y entre estos hay que incluir los de las órdenes militares) tendían a
desprenderse de la documentación que consideraban inútil. Por supuesto, la más
importante (como las cartas de población y los privilegios) se conservaban, pero
no había ningún interés en guardar durante siglos documentación administrativa. En ambos casos, cuestiones que desde nuestro punto de vista consideramos
muy importantes carecían de interés para los contemporáneos: eran sabidas,
pero nadie sentía la necesidad de que quedasen reflejadas por escrito. Eso nos
obliga a recurrir a otras fuentes:
a) La toponimia menor.
Los testimonios más claros sobre la existencia de mudéjares en el Maestrazgo
aragonés no son los proporcionados por la documentación coetánea, sino los
procedentes de la toponimia menor. En Tronchón existe todavía una calle llamada «La Morería», situada en un extremo de la población. En Miravete de la
Sierra hubo una calle llamada «Meca»6, que tenía este nombre a comienzos del
siglo XX. En ambos casos, la existencia de estas calles indica que en algún momento contaron con población mudéjar, si bien determinar hasta cuando es una
tarea difícil; en cualquier caso los nombres de las calles se mantuvieron varios
siglos después de que los musulmanes desapareciesen. En las demás localidades
del Maestrazgo aragonés no hemos hallado calles con nombres semejantes, lo
que no quiere decir necesariamente que careciesen de población mudéjar.
b) Las fuentes sobre la repoblación cristiana.
La existencia de Miravete de la Sierra se documenta por vez primera en la donación hecha por Alfonso II de la villa de Alfambra con todos sus términos al
conde Rodrigo, en julio de 11747. Nos encontramos por tanto, con una localidad
6.-
Listas (1890); Listas (1900). También las correspondientes a los años intermedios.
7.-
Albareda (1925), núm. I, p. 96; Gazulla (1928-1929), p. 370; López (1961), núm. IV, pp.
177-178; Sánchez (1995), núm. 173, pp. 252-253.
9
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
citada de forma muy temprana en la documentación, por lo que es muy probable
que hubiese contado con población musulmana antes de pasar a manos cristianas.
No ocurre lo mismo con Tronchón. La primera referencia que hemos localizado corresponde al 7 de julio de 1260, cuando el papa Alejandro IV confirma
al obispo de Zaragoza, Arnaldo de Peralta, los privilegios de su iglesia y las
iglesias que le pertenecen. Entre ellas se cita a «Tronion», entre Villarluengo y
Montoro8. Poco después, el 22 de junio de 1272, la Orden del Temple concedió
carta de población a Tronchón, según el fuero de Villarluengo9.
En ella se cita a «Juanyes Dominici Texedor justicie de Tronchón, Johanni
Rubeo, Dominici Marques, juratis eiusdem loci, Petro Yuanis, Dominico Ballestario, Ferrando de Veria, Sancio de Dominico Lupi, Eximino de Dominicio
Lupi», apenas ocho personas que debían de ser todos los habitantes del lugar y
que juran por ellos mismos y por todos los hombres de Tronchón, presentes y
futuros. Nos interesa especialmente una disposición que afirma:
8.-
Canellas (1989), núm. 1264, vol. III, pp. 859-861.
9.-
Ledesma (1983), núm. 7, pp. 92-93; Ledesma (1991), núm. 218, pp. 268-270. Una traducción en: http://www.tronchon.info.
10
HISTORIA
2008
Item volumus et concedimus vobis et vestris quod si aliquis vel aliqui
vestri vel vestrorum a sarrazenis interficeretur quod nos vel succesores nostri nequeamus petere quitam bonorum illius qui interfeceretur,
verum tamen si aliquis vel aliqui vestri et vestrorum sine testmento et
divisione rerum suarum dezederet quintam honorum suorum nobis et
nostros perpetuo retinemus, exceptis illis qui ab sarrazenis interfeceretur ut superius dictum et.
Cuya traducción es:
Del mismo modo queremos y concedemos a vosotros y a los vuestros, que si alguno o alguno de vosotros o de los vuestros muriese a
manos de los sarracenos, nosotros o nuestros sucesores no podamos
pedir nada de los bienes del muerto que así acabase; pero si alguien
o algunos de vosotros o de los vuestros muriese sin testamento y sin
re-parto de sus cosas, nos reservamos para siempre la quinta de sus
bie-nes para nosotros y los nuestros, exceptuados aquellos que fueran muertos por los sarracenos según se ha dicho anteriormente.
La carta se concede según el Fuero de Villarluengo (realmente, según su carta
de población). En febrero de 1194 Alfonso II había donado a la Orden del Santo
Redentor un lugar desierto llamado Villarluengo, estableciendo sus términos y
concediendo franquicias a quienes acudiesen a poblarlo10. Esta carta de población carece de referencias a mudéjares (o «sarrazenis»), cosa lógica si pensamos en que el lugar estaba despoblado. La referencia se incorpora únicamente
en el documento correspondiente a Tronchón. Ahora bien, cuando se aprueba
esta disposición, hace una generación que han sido conquistado los reinos de
Valencia, Murcia, Jaén, Córdoba y Sevilla; y quedaban lejos las sublevaciones
de Al-Azraq (1244 y 1248-1258) y Murcia (1264). No parece lógico, por tanto,
que la disposición contenida en la carta de población se tome en previsión de
un posible ataque a Tronchón, lo que nos obliga a pensar en que se refiere a los
musulmanes de la propia localidad. Que los bienes de los asesinados por ellos
se encuentren exentos de la quinta correspondiente al rey ha de entenderse en
función de la especial protección (muchas veces meramente nominal) que éste
prestaba a los musulmanes; de manera que no se viese beneficiado por los crímenes de sus protegidos.
10.-
Gazulla (1928-1929), p. 98 (1929); Ledesma (1983), núm. 1, p. 82; Ledesma (1991), núm.
133, pp. 159-160; Sánchez (1995), núm. 601, pp. 777-778.
11
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
12
HISTORIA
2008
c) Los apellidos toponímicos.
Cuanto más nos alejamos en el pasado y nos acercamos al momento de formación de los apellidos, más significativos son éstos de la profesión o del lugar de
procedencia. Pero es que, además, la nisba geográfica es uno de los principales
componentes del nombre propio en árabe, por lo que es de suponer que esta
característica se traspasó también –en mayor o menor medida– a los apellidos
de los mudéjares aragoneses. En definitiva, disponemos de un instrumento que
puede permitirnos una primera aproximación a las migraciones de los mudéjares. Como sintetiza María Jesús Cervera:
La nisba geográfica se transmite, pero también puede ser adquirida, y no
siempre es fácil saber si es heredada o adquirida, ya que las fuentes no suelen indicarlo. La adquirida refleja el espacio del que la lleva y lo relaciona
horizontalmente con él. Se forma siguiendo un proceso lógico: Un individuo
nacido en Saraqusta no será llamado al-Saraqusti por sus contemporáneos a
menos que salga de la ciudad, pero el biógrafo sí le dará esa nisba. En vida,
al viajar a Córdoba, será al-Saraqusti y, al volver a Zaragoza, se le llamará
al-Qurtubi durante el resto de su vida y así lo recogerá el biógrafo. Si llega
a un lugar alejado, ya no será al-Saraqusti porque interesa poco su procedencia de una ciudad concreta, sino más bien de un país, y se le denominará
al-Andalusi. Si se desplaza a varios lugares, hecho habitual entre los sabios
que viajan «en busca del saber», sus nisbas geográficas se irán acumulando
por orden cronológico o bien una desplazará a otra11.
De esta manera, los apellidos toponímicos recogen la memoria de la emigración.
Una memoria que, en ocasiones, es muy cercana: el lugar donde había nacido o
de donde procedía su portador. Pero, en otras, el apellido se fosilizó y se mantuvo por generaciones, siendo usado como elemento de diferenciación por los
descendientes del emigrante. Así ocurre con algunos apellidos.
El apellido Antillón se registra en 1495 en las cercanas poblaciones de Barbués
y en Torres de Barbués, pero la emigración desde esa localidad hubo de ser muy
antigua, probablemente de fines del siglo XIII, ya que el 8 de abril de 1298 don
Sancho de Antillón, en presencia del obispo y del cabildo de Huesca, juró sobre
los evangelios que una vez expulsados los moros que habitaban y cultivaban las
tierras de esa población las repoblaría con cristianos12. Aún fue anterior la expul-
11.-
Cervera (1991), p. 238.
12.-
Ledesma (1991), núm. 233, p. 289; referencia en Durán (1985), p. 110.
13
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
sión de Villel (el apellido se documenta en 1495 en Bárboles, Barbués, Bureta,
Pinseque y Zaragoza), ya que las crónicas de los jueces de Teruel indican que
–entre el 13 de abril de 1232 y el 5 de abril de 1233– «fueron echados los moros
de Villel»13.
Apellidos cristianos y apellidos musulmanes tienen en común permitir conocer,
en los momentos cercanos a la emigración, el lugar de origen de quienes los
poseen. La utilización de esta información ha dado excelentes resultados en el
caso cristiano, habiendo sido aplicada en Aragón para varias localidades altoaragonesas, en 113714; Jaca, en 123815; Teruel, hasta 125016; Calatayud, en 125317;
y Monzón, en 129318.
En el caso del Maestrazgo, esta fuente ha de ser tomada con mucho cuidado.
Sólo hemos hallado a dos personas con apellidos que pudiesen proceder de la
zona. Uno de ellos aparece en Fuentes de Ebro, en 1495, registrado únicamente
como «Mirabet», que puede ser un apellido o un apelativo de otro tipo, y el otro
en Lagata como «Lop de Xatiel Troncho»19. Ambos casos plantean problemas
de interpretación. Miravete de la Sierra no es la única localidad con este nombre
con población mudéjar. También la tuvieron Mirabet, en Cataluña, y la Tenencia
de Mirabet, en el reino de Valencia; por lo que quienes se establecieron en Fuentes de Ebro podían proceder de allí, aunque lo cierto es que se halla más cerca de
Miravete de la Sierra que de las otras dos posibles ubicaciones.
En cuanto a «Troncho», no puede proceder de esta palabra (que el Diccionario
de la Real Academia Española define como «tallo de las hortalizas»), aunque si
de la segunda acepción que dicho Diccionario da a tronchar («partir o romper
con violencia cualquier cosa de forma parecida a la de un troncho o tallo»), en
cuyo caso significaría algo parecido a «roto» o «baldado». Dado que el fogaje
sólo recoge dicho término en esta ocasión y que no se emplean signo de puntuación de todo el documento, nos inclinamos a pensar que ha de ser leído como
«Tronchó», y que indica algún tipo de relación con dicha localidad.
13.-
López (1994), p. 90.
14.-
Ubieto (1962), pp. 578-598; reproducido en Ubieto (1991), pp. 219-239.
15.-
Alvar (1961); reproducido en Alvar (1965-1966) y Alvar (1973), pp. 197-225.
16.-
Gargallo (1997-2005), vol. II, pp. 340-343.
17.-
López-Ubieto (1983), pp. 202-203, 206-208.
18.-
Sesma (1986).
19.-
Serrano (1995-1997), vol. I, pp. 42, 59.
14
HISTORIA
2008
EL PROBLEMA DE LAS FECHAS
Establecido el hecho de que Miravete y Tronchón tuvieron población mudéjar,
lo realmente difícil es conocer –aunque sea de forma aproximada– en que fechas
contaron con ella. Las conclusiones a las que podemos llegar son las siguientes:
I) Parece que Miravete de la Sierra tuvo población mudéjar durante un periodo
muy breve. Con seguridad, únicamente podemos afirmarlo para el momento
comprendido entre su conquista y los últimos años del siglo XII o los primeros del XIII, sin que sea posible precisar más. En cualquier caso, la habría
perdido antes de 1397, ya que en el recuento de ese año no existía en ninguna
localidad de la comarca20.
II) La cuestión relativa a Tronchón es más compleja, porque no sabe-mos
si los mudéjares habían permanecido allí tras la conquista cristiana o si se
habían establecido con posterioridad. La tardía aparición de la localidad en
la documentación dificulta adoptar una u otra hipótesis. Cuando en 1272
son citados por primera vez, se había iniciado ya un proceso de concesión
de cartas de población a mudéjares, destinado a fijar población en las zonas
conquistadas recientemente. La primera carta de población fue concedida
por el maestre de la Orden del Temple, Ramón de Patot, y otros miembros
del capítulo de la misma, a los moros del castillo de Chivert el 28 de abril de
1234, cuando esas tierras pertenecían al reino de Aragón, ya que Jaime I no
había constituido aún el de Valencia21.
En los años siguientes, el rey y algunos nobles otorgaron numerosas cartas de
población dirigidas a mudéjares, básicamente en el reino de Valencia. La relación de las anteriores a la de Tronchón (indicando la fecha, el lugar y el concesionario), es la siguiente22:
• 29 de mayo de 1242: Sierra de Eslida (Eslida, Ahín, Veo, Senquer, Pelmes
y Sueras), Jaime I.
• Agosto de 1250: Vall de Uxó, Jaime I.
• 23 de enero de 1252: Játiva, Jaime I.
• Junio de 1254: Buñol, Jaime I.
20.-
Laliena (2004).
21.-
Sa Vall (1948); Febrer (1991), núm. 1, pp. 10-16.
22.-
Pueden verse en Febrero (1991). Algunas habían sido publicadas con anterioridad.
15
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
• 13 de marzo de 1256: Alquería de Tales, Jaime I.
• 31 de mayo de 1258: Artesa, Tales y Sueras, Jaime I.
• 28 de junio de 1258: Almizra, Jaime I.
• 1 de julio de 1258: Alquería de Alcocer de Planes (Cocentaina), Jaime I.
• 13 de febrero de 1259: Alquería de Nutxes (Jijona), Jaime I.
• 1 de septiembre de 1259: Jijona, Jaime I.
•29 de septiembre de 1259: Alquería de Ayacor (Montesa), Jaime I.
•29 de julio de 1266: Castillo de Bes, con las alquerías del término de Buñol,
Pedro Fernández de Híjar.
16
HISTORIA
2008
•30 de septiembre de 1259: Alquería de Ayelo, Jaime I.
•27 de mayo de 1260: Alquería de Tales (Onda), Pedro de Castronovo.
•4 de noviembre de 1260: Castellón, Jaime I.
•17 de diciembre de 1260: Chulilla, Jaime I.
•25 de febrero de 1268: Valencia, Jaime I.
•28 de agosto de 1268: Alquería de Fortaleny, Jaime I.
•21 de septiembre de 1270: Sollana y Trullars, Jaime I (confirma un privilegio del antiguo señor Ximeno de Urrea, de fecha desconocida).
El proceso no se limitó al reino de Valencia, sino que afectó también a Cataluña
(el 12 de febrero de 1258 la Orden del Hospital concedió una carta de población
a los mudéjares de La Aldea)23 y a Aragón. En este reino, el 15 de julio de 1264
el maestre de la Orden del Temple, con otros hermanos de la misma, otorgó la
alquería de Villastar a cuatro mudéjares, así como a otros veintiséis futuros pobladores, estableciendo la tributación y prestación debidas a la Orden24.
La relación es –seguramente– incompleta, pero muestra claramente la necesidad
existente de fijar población en las zonas recientemente conquistadas y en las que
hasta ese momento habían sido de frontera. Por tanto, no podemos afirmar con
seguridad desde que momento Tronchón tuvo población mudéjar. El Archivo
Histórico Nacional conserva dos códices25, que recogen diferentes cartas de poblaciones y fueron de lugares que habían pertenecido a la Orden de San Juan,
correspondientes a la Bailía de Cantavieja. El L. 660 recoge documentos de los
años 1197 a 1388, estando escrito en letra de fines del siglo XIV o principios del
XV; mientras que el L. 661 recoge documentos de los años 1192 a 1350, estando
escrito en letra del siglo XIV. Como en este tipo de compilaciones únicamente
solían recogerse los privilegios que estaban en vigor, si los mudéjares de Tronchón hubiesen tenido una carta de población pero hubiesen desaparecido antes
de 1350, dicha carta no habría sido recogida.
Por tanto, también en este caso lo único que podemos afirmar con certeza es
que la población mudéjar de Tronchón desapareció antes de 1397, ya que no es
citada en el recuento de ese año.
23.-
García (1935); Font (1969-1983), vol. I, núm. 303, pp. 444-446; Febrer (1991), núm. 15,
pp. 53-56.
24.-
Forey (1973), núm. XXIV, pp. 395-396; Gargallo (1986); Ledesma (1991), núm. 210, pp.
260-261; Febrer (1991), núm. 38, pp. 85-87.
25.-
Archivo Histórico Nacional, colección Códices y Cartularios, Códices, L. 660 y L. 661.
17
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
BIBLIOGRAFÍA
- Albareda y Herrera, Manuel: Fuero de Alfambra. Madrid, s.n., 1925 [pero
1926], VIII, 104 p. (Publicado antes en Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales, 7 (1924), pp. 195-201; 8 (1925), pp. 424-462, 539-608; 9 (1926), pp.
91-128).
- Alvar, Manuel: «Onomástica, repoblación, historia (Los “Establimentz” de
Jaca del siglo XIII)», Atti del VII Congreso Internazional di Scienze Onomastiche. Firenze-Pisa, 1961, vol. III, pp. 27-52.
---: «Onomástica, repoblación, historia (Los “Establimentz” de Jaca del siglo
XIII)», Archivo de Filología Aragonesa, XVI-XVII (1965-1966), pp. 101124.
---: Estudios sobre el dialecto aragonés. I, Zaragoza, Institución «Fernando el
Católico», 1973, 364 p. (2.ª edición: Zaragoza, Institución «Fernando el Católico» m 1987).
- Barbé, Geneviève: «Mudejarismo en el arte aragonés del siglo XVI», Actas
del I Simposio Internacional de Mudejarismo. Madrid-Teruel, Diputación Provincial de Teruel-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1981, pp.
155-176.
- Canellas López, Ángel: Monumenta diplomatica aragonensia. Los cartularios
de San Salvador de Zaragoza. Zaragoza, Ibercaja, 1989, 4 vols.
- Cervera Fras, María José: «El nombre propio árabe medieval. Sus elementos,
forma y significado», Aragón en la Edad Media, IX (1991), pp. 225-240.
- Codera, Francisco: «Límites probables de la conquista árabe en la Cordillera
Pirenaica», Boletín de la Real Academia de la Historia, 48 (1906), pp. 289-311
(reproducido en Francisco Codera: Estudios críticos de Historia árabe española - Segunda serie). Madrid, Imprenta Ibérica, 1917, pp. 235-276.
- Durán Gudiol, Antonio: Historia de los obispos de Huesca-Jaca de 1252 a
1328. Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1985, 188 p.
- Febrer Romaguera, Manuel Vicente: Cartas pueblas de las morerías valencianas y documentación complementaria. I. 1234-1372. Zaragoza, Anubar, 1991,
471 p., 1 h.
- Font Rius, José María: Cartas de Población y Franquicia de Cataluña. Madrid-Barcelona, Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de
Geografía, Etnología e Historia, 1969-1983, 3 vols.
18
HISTORIA
2008
- Forey, A.J.: The Templars in the Corona de Aragón. London, Oxford University Press, 1973, XI p., 498 p.
- García, Honorio: «Colección de cartas pueblas. LV», Boletín de la Sociedad
Castellonense de Cultura, XVI, V (1935), pp. 289-295.
- García Marco, Francisco Javier: Las comunidades mudéjares de Calatayud en
el siglo XV. Calatayud, Centro de Estudios Bilbilitanos. Institución «Fernando
el Católico», 1993, 424 p.
---: «El urbanismo de la morería de Daroca en el siglo XV», VI Simposio Internacional de Mudejarismo. Teruel, Centro de Estudios Mudéjares. Instituto de
Estudios Turolenses, 1996, pp. 635-662.
- Gargallo Moya, Antonio: «La carta-puebla concedida por el Temple a los moros de Villastar (1267)», Actas del III Simposio Internacional de Mudejarismo.
Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1986, pp. 209-220.
---: El Concejo de Teruel en la Edad Media, 1177-1327. Teruel, Instituto de Estudios Turolenses-Departamento de Cultura y Educación del Gobierno de Aragón-Ayuntamiento de Teruel-Ayuntamiento de Escucha, 1997-2005, 4 vols.
- Gazulla, Faustino: «La Orden del Santo Redentor», Boletín de la Sociedad
Castellonense de Cultura, IX (1928), pp. 90-107, 204-212, 370-376; X (1929),
pp. 38-41, 98-101.
- Giménez Soler, Andrés: La Edad Media en la Corona de Aragón. Barcelona,
Labor, 1930, 398 p., XXXII p. (2.ª edición: Barcelona, Labor, 1944).
- Lacarra, José María: «Aragón en el pasado», en Aragón. Cuatro ensayos. Zaragoza, Banco de Aragón, 1960, vol. I, pp.- 125-343.
- Laliena Corbera, Carlos: «La población del Bajo Aragón y el Maestrazgo turolense a fines del siglo XV», en J. Ángel Sesma Muñoz, Carlos Laliena Cobera:
La población de Aragón en la Edad Media (siglos XIII-XV). Estudios de demografía histórica. Zaragoza, Grupo Consolidado de Investigación CEMA.Leyere Editorial, 2004, pp. 519-558.
- Ledesma Rubio, María Luisa: «Mudéjares», Gran Enciclopedia Aragonesa,
vol. IX (1981), pp. 2376-2378.
---: «La colonización del Maestrazgo turolense por los Templarios», Aragón en
la Edad Media, V (1983), pp. 69-94.
---: Cartas de población del reino de Aragón en los siglos medievales. Zaragoza,
Institución «Fernando el Católico», 1991, 545 p.
19
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
- Listas definitivas de electores de la provincia de Teruel. Año 1890. Teruel, Imp.
de la Beneficencia, 1 vol.
- Listas definitivas de electores de la provincia de Teruel. Año 1900. Teruel, Imp.
de la Beneficencia, 1 vol.
- López Pérez, Carmen María; Ubieto Artur, María Isabel: «Aproximación a
la población bilbilitana según un reparto parroquial de 1253», Papeles bilbilitanos. I Encuentro de Estudios Bilbilitanos. Calatayud, Centro de Estudios
Bilbilitanos, 1983, pp. 202-203, 206-208.
- López Polo, Alberto: «El Capítulo de Racioneros de Teruel», Teruel, 25 (1961),
pp. 115-203.
- López Rajadel, Fernando: Crónicas de los jueces de Teruel (1176-1532).
Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1994, 359 p.
- Maiso González, Jesús; Blasco Martínez, Rosa M.ª: Las estructuras de Zaragoza en el primer tercio del siglo XVIII. Zaragoza, Institución «Fernando el
Católico», 1984, 365 p.
- Sánchez Casabón, Ana Isabel: Alfonso II Rey de Aragón, Conde de Barcelona
y Marqués de Provenza. Documentos (1162-1196). Zaragoza, Institución «Fernando el Católico», 1995, 1029 p.
- Sa Vall, G. de: «Colección de cartas pueblas. LXXVI», Boletín de la Sociedad
Castellonense de Cultura, XXIV, III (1948), pp. 226-233.
- Serrano Montalvo, Antonio: La población de Aragón según el fogaje de 1495.
Zaragoza, Institución «Fernando el Católico» –Gobierno de Aragón– Instituto
Aragonés de Estadística, 1995-1997, 2 vols.
- Sesma Muñoz, J. Angel: «Demografía y sociedad: la población de Monzón en
los siglos XIII-XV», Homenaje a José María Lacarra, Anejo 3 de Príncipe de
Viana. Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1986, pp. 687-710 (recogido
en J. Ángel Sesma Muñoz, Carlos Laliena Cobera: La población de Aragón en
la Edad Media (siglos XIII-XV). Estudios de demografía histórica. Zaragoza,
Grupo Consolidado de Investigación CEMA.-Leyere Editorial, 2004, pp. 349384).
- Ubieto Arteta, Antonio: «Sobre demografía aragonesa del siglo XII», Estudios
de Edad Media de la Corona de Aragón, 7 (1962), pp. 578-598.
---: Orígenes de Aragón. Zaragoza, Anubar, 1989, 456 p.
---: Quince temas medievales. Zaragoza, Universidad, 1991, 308 p., 1 h.
20
EL PATRIMONIO BÉLICO
DE LAS GUERRAS CARLISTAS EN CANTAVIEJA
Luis del Romero Renau, Geógrafo
PATRIMONIO
2008
INTRODUCCIÓN
La villa de Cantavieja es hoy conocida por ser capital del Maestrazgo turolense
y por el rico patrimonio histórico-artístico que atesora. También es reconocida
por el papel histórico que jugó como cuartel general del general Cabrera y como
plaza fuerte de los ejércitos carlistas. Su ubicación geoestratégica a nivel regional a caballo entre los antiguos reinos de Aragón, Cataluña y Valencia así como
su excelente ubicación en una muela rodeada de profundos barrancos, a parte
de una serie de factores históricos que explican el triunfo del carlismo en las
tierras del Maestrazgo son las razones que convirtieron esta villa en uno de los
escenarios principales de las guerras carlistas. Y es que, al contrario que muchos
otros lugares de España que tuvieron un papel importante en una u otra guerra,
Cantavieja fue un teatro de operaciones de primer orden tanto durante la primera
como durante la tercera y última de las guerras carlistas.
Son abundantes las crónicas que relatan detalladamente estas guerras a partir
de biografías o ensayos de autores liberales o carlistas y también ha habido
un arduo trabajo posterior de interpretación de las causas de esta contienda,
sin embargo poco se sabe hoy en día sobre la herencia en forma de patrimonio
bélico que estas guerras han legado. En este artículo nos proponemos analizar
este último aspecto con el fin de valorar las posibilidades de restauración y de
posterior inclusión en una posible ruta cultural que enriquezca la oferta turística
de Cantavieja.
Las tierras del Maestrazgo fueron algo más que un teatro de operaciones de una
guerra de guerrillas. Aquí, al contrario que en muchas otras zonas de España
hubo una auténtica guerra abierta entre dos bandos. Por una parte, el bando carlista nutría sus filas de las propias gentes del país que veían su modelo de vida
así como sus creencias y costumbres amenazadas por las reformas liberales que
23
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
se querían impulsar desde el gobierno isabelino. Por otra parte estaba el ejército
gubernamental que pese a ser muy superior en número y sobre todo en material
bélico, tuvo muchas dificultades para hacerse con el control de un país tan quebrado y montañoso como las tierras del Maestrazgo, donde además actuaban en
muchas aldeas y pueblos como un auténtico ejército invasor.
Las dos grandes ventajas con que contaban las partidas carlistas en estas tierras
era en primer lugar el favor de gran parte del pueblo y en especial de los clérigos. Gracias a este apoyo hay que recordar que se pudo reconquistar Cantavieja
una vez perdida y también el gran baluarte de Morella. En segundo lugar la otra
gran ventaja era el conocimiento profundo del terreno (Urcelay, J., 2004, p.17)
. En todas las partidas que actuaban en el Maestrazgo había siempre cabecillas o mandos que conocían toda la red de masías donde ocultarse así como de
senderos, pistas y caminos. El ejército isabelino no tenía un conocimiento tan
amplio del territorio y además dado el estado de los caminos en aquella época
tenía una capacidad de maniobra bastante lenta, sobre todo si contaba con batallones de artillería que tenían que ser transportadas por piezas mediante burros
y carretas.
Los primeros años de la contienda transcurrieron como una guerra de guerrillas.
Los carlistas realizaban ataques sorpresa a pueblos y columnas liberales pero
enseguida se retiraban a posiciones más elevadas y escondidas. Evitaban en todo
momento el enfrentamiento en campo abierto donde apenas tenían posibilidades
de vencer por su falta de organización militar y de armamento moderno.
Esta situación cambia radicalmente primero cuando Cabrera asume el mandato
de las tropas en el Bajo Aragón y comienza a organizar las partidas como un
ejército moderno y motivado (Altaba, J., 1987) y en segundo lugar cuando este
cabecilla decide establecer un cuartel general en Cantavieja, un punto de abastecimiento de municiones y alimentos y de depósito de prisioneros. En este punto
la filosofía de guerra cambia radicalmente, puesto que se pasa de una guerrilla a
una guerra de frentes. Las fuerzas carlistas ya no pueden ser tan ubicuas y evitar
los enfrentamientos si quieren puesto que ahora tienen un territorio que han
de defender y al mismo tiempo administrar (Urcelay, J., 2004, p.17). Con este
primer fin Cabrera ordenar reconstruir rápidamente la antigua muralla medieval
de Cantavieja y dotarla de aspilleras con el fin de crear una fortificación capaz
de resistir un asedio en una guerra moderna. Además también administra: crea
una maestranza para fabricar cañones, dos hospitales, un almacén de municiones y pólvora e incluso una imprenta real. Con la visita de la Expedición Real
en 1837 esta idea de un “territorio carlista” se afianza. Mirambel como capital
24
PATRIMONIO
2008
administrativa con la Junta Superior Gubernativa de Aragón, Valencia y Murcia
y Cantavieja como capital militar y central de abastos donde se hace acopio de
granos, ropas, armas y municiones se convierten en el epicentro de un territorio
que va desde la costa de Benicarló hasta Teruel por el oeste y el río Ebro por el
norte. Con la conquista de Morella en 1838 esta idea de un territorio carlista se
afianza aún más ya que en ese momento el gobierno liberal se queda sin ninguna
plaza fuerte en todo el país del Maestrazgo. En esos momentos la causa carlista
vive su apogeo en el Maestrazgo hasta el punto de que constituye el punto más
conflictivo de toda España durante esta primera guerra carlista aparte del País
Vasco y Navarra. Antonio Pirala cifra en más de 22.000 el número de militares
en esa época que luchaban activamente para la causa carlista, lo cual muestra el
potencial que en ese momento tenían.
Con la firma del Convenio de Vergara hay un giro radical en los acontecimientos. Finaliza la guerra en el Norte y por tanto el grueso de las tropas isabelinas
puede concentrarse en el otro gran teatro de operaciones que es el Maestrazgo. En pocos meses decenas de batallones con decenas de miles de soldados
y abundante artillería convergen sobre el Maestrazgo conquistando en pocos
meses este territorio. Sin embargo pese a esta superioridad tampoco se trata de
una marcha triunfal. En lugares como en Castellote que había sido arduamente
fortificada se encuentran las tropas de Espartero con una tenaz resistencia que
sólo es vencida tras varios días de bombardeo sin cuartel. Así, a lo largo de 1840
se consigue controlar la totalidad del territorio dominado por los carlistas y éstos
se ven obligados a pasar el Ebro y posteriormente a exiliarse en Francia o bien
son arrestados o fusilados.
Se trata de una victoria en el campo militar pero no en el campo de las ideas.
Pese a las atrocidades cometidas por numerosos cabecillas carlistas durante la
guerra como Cucala o el Serrador, quien mandó incendiar la iglesia y por tanto
quemar vivos a los soldados liberales refugiados allí (de Córdoba, B., Tomo II,
p. 192), una parte importante de la población (sobre todo la clase campesina y
artesana además de los clérigos) aún sigue abrazando la causa carlista tras la
contienda. Las nuevas reformas en la propiedad de la tierra y las desamortizaciones no son vistas con buenos ojos por parte de la población, además de que
siguen considerando una injusticia el cambio dinástico habido tras la muerte de
Fernando VII. Por estas razones durante la segunda guerra carlista, si bien no
llega a haber verdaderos levantamientos armados en el Maestrazgo sí que hay
algunos conatos de rebelión protagonizados por cabecillas como Marco de Bello
(Urcelay, J., 2004). Sin embargo el momento no es propicio porque entre otras
25
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
cosas nos encontramos con unas tierras y pueblos completamente arrasadas por
la primera guerra (hay que recordar que según Madoz más de la mitad de las
casas de Cantavieja habían sido incendiadas por las carlistas tras el abandono
de la plaza y que grandes centros religiosos como el convento de Monte Santo
había sido volado por las tropas liberales).
Las circunstancias políticas se tornan mucho más propicias para la causa carlista con la revolución burguesa de 1868 y la proclamación del gobierno liberal
y posteriormente el reinado de Amadeo I. Esta gran inestabilidad política es
aprovechada por los carlistas para encender de nuevo la llama de la guerra en
los mismos territorios que se habían levantado hacía poco más de tres décadas,
entre ellas las tierras del Maestrazgo. El inicio vuelve a ser la creación de partidas en diversos pueblos de la zona y especialmente en Morella (de Kostka, E.,
1877, pp. 13 y ss.). Aunque durante los primeros años de la guerra estas partidas
son continuamente perseguidas y aniquiladas, pronto comienza a destacar la
figura de Marco de Bello entre las partidas así como la de Cucala, quien incluso
llega a ser considerado como el sucesor de Cabrera (de Kostka, 1877, p.43).
Las tropas liberales vuelven a asumir un papel de ejército invasor y pese a su
buena organización resulta completamente imposible contener el crecimiento
de las partidas carlistas puesto que las nutren gentes venidas de muy diferentes
alquerías, masías, pueblos y aldeas de Aragón, Valencia y Catalunya. El ejército
liberal moderno está preparado para tomar el control de una gran ciudad pero
no de un vasto territorio montañoso con cientos de pequeños núcleos poblados
y miles de masadas.
Si en la primera guerra carlista ya había dos bandos desiguales, en esta tercera
se trata más bien de un enfrentamiento entre un ejército moderno y bien armado contra una serie de partidas de gente del pueblo llano armados a veces tan
solo con algún puñal. Sin embargo todo ello no impide que Cantavieja vuelva
a ser tomada tras varios ataques sorpresa y que nuevamente se convierta en una
plaza fuerte para la causa carlista. Se establece hospital, taller de reparación de
armas y hasta escuela de cadetes donde se forman nuevos oficiales reclutados
allí mismo o en centros de reclutas como el de Mosqueruela (Bayo, C., 1912).
El ejército liberal no desea que el Maestrazgo vuelva a convertirse en una interminable guerra de guerrillas y por esta razón hubo desde el principio una gran
concentración de tropa (De Kostka, E., 1877), que sin embargo no pudieron
impedir que plazas fuertes como Morella fuesen asediadas durante un mes por
las fuerzas carlistas y varias veces a punto de ser tomada. Poco a poco las partidas fueron vencidas o aniquiladas por el ejército liberal y tras la batalla del
26
PATRIMONIO
2008
barranco de Monlleó que pilló por sorpresa a los carlistas, la tercera y última de
las guerras carlistas se encarriló a su fin, no sin antes ejecutarse el largo asedio
de Cantavieja que narraremos en los siguientes apartados.
2. LA PARTICIPACIÓN DE CANTAVIEJA
EN LAS GUERRAS CARLISTAS:
RECONSTRUCCIÓN DE LOS PRINCIPALES EPISODIOS
El papel de Cantavieja en las guerras carlistas como capital del carlismo se puede
explicar a partir de las palabras de Calvo y Rochina: se trataba de una población
que se hallaba en el centro del campo de acción de las partidas carlistas y que por
tanto podía erigirse como un centro de abastecimiento ideal. Además su disposición en una muela triangular la convertían en una ciudad fortificada inatacable
por el norte, este y oeste. Fue la posibilidad de defender esta villa tenazmente lo
que quizás más pesó en la elección de Cabrera de situar su cuartel general aquí
en vez de en otros núcleos mejor comunicados o con más recursos.
El caso es que en abril de 1836 comienzan los trabajos de fortificación que básicamente consistieron en el reforzamiento de las murallas que no habían sido
reformadas desde la edad media. Se trataba de adaptar una población fortificada con unos elementos defensivos medievales a las exigencias de las guerras
modernas, en las cuales el uso de la artillería pesada y de gran calibre era cada
día más frecuente. Siendo conscientes de que el flanco sur era el más débil ante
cualquier ataque, durante la primera guerra carlista se decidió completar el dispositivo de defensa de Cantavieja ocupando y acondicionando dos fuertes exteriores: el de Las Horcas de grandes dimensiones y el de San Blas que se ubicó
tras derruir una ermita homónima. Ambas fortificaciones estaban situadas en
sendos cerros sitos a escasos metros al sur de los muros de Cantavieja. De esta
manera se podía defender más eficazmente a Cantavieja de cualquier ataque,
que sin duda vendría desde el sur así como proporcionar al ejército carlista de
dos puestos de vigilancia privilegiados. Puesto que el ejército liberal carecía de
cuarteles ni grandes plazas fuertes en el país a excepción de Morella, sabían que
cualquier ataque organizado a Cantavieja debería emprenderse desde el exterior
de las tierras del Maestrazgo. Por esta razón otra de las tareas llevadas a cabo
para la defensa de Cantavieja y de otras poblaciones de la zona fue el sabotaje
de numerosos caminos sobre todo los que bajaban al litoral castellonense, con el
fin de retardar lo máximo posible el movimiento de tropas enemigas.
27
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Todo ello no fue un impedimento para que el general Evaristo San Miguel organizase una expedición de conquista desde Teruel a finales de octubre de 1836. La
expedición partió el 14 de octubre desde Teruel y precisamente por lo quebrado
del terreno y por los sabotajes anteriormente referidos tardó cuatro días en llegar
a Castellón (Calbo, D., 1846, p. 252). Una vez allí fue preciso desmontar todas
las piezas de artillería y cargarlas en asnos y carretas. Salieron de Castellón un
21 de octubre “con trescientos carros de convoy y un sinnúmero de acémilas”
según relata Dámaso Calvo y no fue hasta el día 29 cuando pudo llegar a las
inmediaciones de Cantavieja.
A la situación meteorológica desfavorable y la falta de alimentos había que añadir que el gobernador de la plaza Magín Miguel había enviado diversos comunicados amenazando que si no se respetaba la plaza por ser depósito de prisioneros
se procedería a pasarlos a todos a cuchillo, los cuales eran más de 900 (Calvo y
Rochina de Castro, 1845, p. 253). Después de instalar las baterías comenzó el
ataque el día 31 de octubre.
Los primeros disparos de artillería se dirigieron contra los fuertes exteriores,
donde al menos el de San Blas estaba ocupado por una numerosa guarnición. A
los pocos disparos de artillería ambos fuertes se incendiaron y en el caso del de
San Blas la guarnición trató de huir. El batallón que estaba intramuros apenas
podía contener el avance de San Miguel sobre todo después de que el fuerte de
San Blas fuese tomado. El pánico comenzó a dominar en toda la guarnición y
decidieron abandonar la plaza junto con los de San Blas huyendo por los barrancos adyacentes a la plaza (Íb. p. 253). Sin embargo los tiradores de San Miguel
estaban bien situados y pudieron abatir a gran número de ellos, en total a más
de doscientos. El resto se rindió o pudo escapar hacia Fortanete o Mirambel. La
superioridad numérica y tenacidad de los liberales fueron esenciales para conseguir tomar la plaza sin demasiado esfuerzo, mientras que los carlistas no esperaban un ataque en esta época del año y una vez anunciado el asedio confiaban en
recibir refuerzos de Llangostera (de Córdoba, B., 1845 p. 148).
Esta victoria fue un duro golpe para Cabrera que entonces se encontraba de
campaña en Castilla puesto que suponía quedarse sin base de operaciones. Por
esta razón desde el primer momento una de las principales prioridades del caudillo fue recuperar esta plaza que había sido perdida más fácilmente de lo que
se había pensado. Sin embargo no tuvieron que esperar demasiado los carlistas
para volver a hacerse con ella. La causa carlista contaba con numerosos simpatizantes en Cantavieja, así que el 27 de abril de 1837 apenas medio año después
de haber recuperado la plaza, diversos vecinos se conjuraron para abrir un bo28
PATRIMONIO
2008
quete en la casa de un eclesiástico que daba a la muralla exterior para que 30
mozos de Mosqueruela a las órdenes del cabecilla Cabañeros penetrasen en la
plaza sorprendiendo así a la guarnición, la cual fue desarmada y apresada. Sin
embargo un reducido número de oficiales y de soldados consiguió huir hasta el
fuerte de San Blas donde se atrincheraron pero capitularon al poco tiempo (de
Córdoba, B. 1845, p. 213).
Figura 1: Toma de Cantavieja por el general San Miguel.
29
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Éste fue el suceso más notable acaecido en Cantavieja durante esta primera guerra carlista. Una vez reconquistada volvió a convertirse en centro de operaciones
de Cabrera mejorándose el hospital, fábrica de fundición y se instaló la imprenta
y talleres de vestuario, así como un presidio (Urcelay, J., 2004, p. 103). Este
centro neurálgico funcionaba a pleno rendimiento cuando se acordó el convenio
de Vergara y con él el fin de la guerra en el norte. La consecuencia inmediata
fue la concentración en el Maestrazgo del grueso del ejército isabelino y ante la
gran ofensiva que se preparaba para tomar Cantavieja, los carlistas optaron por
abandonarla simplemente, no sin antes volar el almacén de pólvora del castillo
e incendiando gran parte de la villa para evitar que los liberales pudiesen hacer
uso de ella (Madoz, P. 1845-1850, tomo V). De esta manera terminó la primera
guerra carlista en Cantavieja y el Maestrazgo.
Pese a lo sangrienta que llegó a ser esta primera guerra y a los niveles de destrucción que causó en toda la comarca, aún en la tercera guerra se encendió la llama
de la rebelión, en este caso contra el gobierno provisional y contra Amadeo I.
En esta ocasión también Cantavieja estuvo en el punto de mira de los intereses
carlistas. El cabecilla de Cinctorres Ignacio Polo tomó por sorpresa la villa defendida por 22 guardias civiles el 10 de diciembre, acción que repitió el 31 de
diciembre consiguiendo en aquella ocasión hacerse con 1000 reales del ayuntamiento (Urcelay, J., 2004, p. 106). Sin embargo no fue hasta un año después
en octubre de 1873 cuando el comandante general de Aragón Marco de Bello
entró en la villa con 2000 hombres y pasó definitivamente a ser controlada por
el bando carlista convirtiéndose en “la metrópoli carlista del centro” según palabras de Ciro Bayo (Bayo, C., 1912, p. 416). De nuevo la tarea más urgente era
adaptar esta villa fortificada a las necesidades de la guerra moderna. Con este fin
comenzó a edificarse la torre circular del castillo para que los tiradores pudiesen
disparar en todas direcciones. Asimismo era bien sabido que el talón de Aquiles
de la fortificación era la muralla sur, de manera que se dispuso la construcción
de dos trincheras a 150 m y 500 metros de la villa controlando los accesos desde
las carreteras de Iglesuela, Fortanete y Mosqueruela. Además en la misma muralla y en la bajada del cementerio se abrieron varias aspilleras para proteger a
los tiradores y para que éstos pudiesen disparar en varias direcciones. Además
de las obras de defensa, el comandante Marco de Bello estableció en Cantavieja
una academia de cadetes para instruir a jóvenes procedentes de familias acomodadas, un taller de reparación de armas y otro de fabricación de cartuchos así
como un hospital de ochenta camas (Urcelay, J., 2004, p. 106-107).
30
PATRIMONIO
2008
Los deseos del ejército liberal de recuperar Cantavieja no se hicieron esperar y
en abril de 1874 el general Despujols intentó tomarla con siete batallones. Una
vez tomado el caserío de San Blas llegaron a pocos cientos de metros de los muros de Cantavieja y emplazaron en una casa una pieza de artillería. Sin embargo
al comenzar a disparar la casa se vino abajo sepultando a varios soldados. Decidieron bombardear desde otra posición pero entre el fuego carlista y la noticia
recibida de que las columnas del general Marco se aproximaban para auxiliar a
la plaza, Despujols optó por levantar el asedio (Íb., p. 108).
A partir de este momento la táctica del ejército liberal consistió en ir cercando al
ejército carlista poco a poco desde los llanos fértiles de Castellón hacia la áreas
improductivas y elevadas del Maestrazgo para dificultar el abastecimiento de
víveres, siguiendo la máxima de fame potius, quan ferro superandi, hace más el
hambre que la espada. Esta táctica fue dando buenos resultados y tras la victoria
del barranco de Monlleó sobre Dorregaray, con un ejército mejor preparado y
armado, el fin de la tercera guerra se precipitó. Sin embargo aún quedaba el último escollo de tomar Cantavieja, y pese a que las defensas no estaban terminadas
para cuando arribaron las tropas liberales, la guarnición de Cantavieja se dispuso para defenderse del asedio. Éste es el episodio más destacado de Cantavieja
en esta tercera guerra carlista.
El grueso del ejército liberal hizo un primer alto a poco más de un kilómetro de
la villa y envió algunos batallones y artillería al Mas de Perales para cubrir el
flanco oriental de la villa y otros tantos para cubrir el flanco derecho y batir de
revés la muralla. Se puede observar gráficamente cómo la superioridad militar
el ejército liberal era bastante notable y que poca opción quedaba a los carlistas
aparte de capitular o resistir lo que pudiesen. Con esta distribución rodeando la
plaza se quería evitar cualquier intento de fuga de la guarnición como ya había
ocurrido en la primera guerra carlista y de esta manera se podría arrestar o aniquilar a toda la guarnición. Con la llegada de la División de Martínez Campos
se completó el cerco y se iniciaron las operaciones de asedio que consistieron en
primer lugar en la toma de la primera de las trincheras para ubicar allí la artillería y en el corte del suministro de agua para forzar así la rendición.
Sin embargo esta operación no tuvo demasiado éxito porque desde el día tres
de julio comenzó a diluviar en toda la plaza (Bayo, C., 1912, p. 503), lo cual
dificultó enormemente las tareas de asedio. Pero a pesar de las condiciones meteorológicas toda la artillería liberal se había concentrado ya desde el día uno
de julio en bombardear varios puntos de la muralla con el fin de abrir brecha.
Una vez dispuesta la artillería en el nuevo emplazamiento de las trincheras e
31
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Figura 2: Maniobras para la toma de Cantavieja (1875)
32
PATRIMONIO
2008
instalado el campamento del ejército liberal en este punto comenzó concentrarse
todo el fuego sobre una casa que hacía ángulo en el lienzo de muralla. El momento decisivo fue durante la noche del 5 de julio, cuando se había conseguido
abrir boquetes en varios puntos de la muralla. Los liberales simularon un falso
ataque por el flanco derecho mientras una compañía se dirigía en silencio hacia
la brecha mayor de la muralla. Sin embargo los carlistas se dieron cuenta de la
intentona y respondieron con fuego de fusilería, con piedras e incluso con teas
desde la quíntuple línea de aspilleras y tras un atroz enfrentamiento los liberales
tuvieron que desistir de su empeño y retirarse sufriendo notables bajas hasta la
ermita del arrabal.
Tras este ataque que demostró la capacidad de resistencia de los carlistas se izó
a la mañana del seis de julio la bandera de parlamento para tratar las condiciones
de capitulación, tras la cual quedó prisionera toda la guarnición. Con esta última
acción acabó la última de las guerras carlistas. Hemos visto tras este recorrido
que el papel de Cantavieja en estas guerras carlistas no fue menor, razón por la
cual fue conocida muchos años como bastión y baluarte de la causa carlista en
el Maestrazgo.
ANÁLISIS DEL PATRIMONIO HEREDADO
Una vez descritos los principales acontecimientos de las guerras carlistas en
Cantavieja pasamos a analizar qué ha quedado de todo aquel patrimonio, de
todo el conjunto de estructuras y dispositivos defensivos que durante dos largas
guerras fueron edificados con el fin de defender o atacar Cantavieja y que después quedaron sin ningún uso. En este apartado haremos una descripción detallada de los elementos de patrimonio que han quedado en Cantavieja valorando
su estado, y no de todo lo que ha desaparecido con el paso de los años.
Es bien sabido que el patrimonio bélico sobre todo de las guerras modernas no
ha recibido ninguna atención preferente por parte de estudiosos y autoridades
políticas hasta fechas muy recientes. Por esta razón no son muchos los lugares en toda España donde es posible hoy conocer con detalle muestras de este
patrimonio de las guerras carlistas, de la independencia o incluso de la guerra
civil. Siempre el patrimonio bélico o de cualquier otra naturaleza que ha existido anexo a los núcleos urbanos modernos es el que más se ha ido degradando
y Cantavieja no es una excepción. El estudioso Gordillo Courcieres calificaba
de esta manera la situación en los años setenta cuando se dedicó a estudiar el
castillo y la villa de Cantavieja:
33
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
“Se ha consentido toda suerte de pequeños desafueros estéticos
como puertas de chapa galvanizada, aluminios en cerramientos, corralizas de cemento etc. [...]. En lo que fue el castillo hay columpios,
balancines, toboganes y dos porterías para la práctica del balompié.
Municipio con tal comportamiento no merece las costosas reformas
que el Estado realiza en la restauración de los pórticos de su bellísima plaza”.
En efecto, una vez concluidas las guerras carlistas todos los dispositivos de defensa cayeron en desuso y así la muralla fue ocupada por viviendas, las trincheras del arrabal desparecieron para permitir la construcción de nuevas casas y del
lavadero y el castillo quedó como un espacio marginal en el que se celebraban
fiestas o en el que los niños jugaban al fútbol. Sin embargo no todo se perdió ni
mucho menos y hasta nuestros días ha llegado una importante muestra de patrimonio inmueble que jugó un papel destacado durante las guerras carlistas.
a) Núcleo urbano.
En el núcleo urbano es digno de mención en primer lugar las ruinas del castillo
de origen templario que durante las guerras carlistas fue utilizado como polvorín, depósito de prisioneros y además como hemos narrado antes se ubicaron
diversos talleres. Sus muros fueron aumentados y ello resulta hoy aún bastante
visible por la diferencia en los materiales empleados. Hoy el castillo mantiene
el perímetro amurallado exterior y hace pocos años se restauró la torre circular
que hay en el vértice norte. No queda nada de las diferentes dependencias que
existían puesto que fueron voladas tras la primera guerra carlista. Sin embargo
si se observa la altura de la muralla desde el exterior de la villa y el nivel actual
del suelo en el castillo no resulta descabellado pensar que el castillo fuese terraplenado tras caer en desuso y que los restos de las dependencias interiores deban
de estar enterradas.
Junto con el castillo el otro gran elemento defensivo que se conserva hoy en día
es la muralla. Una de las grandes ventajas de Cantavieja desde el punto de vista
militar ha sido su posición en una muela elevada rodeada de acantilados, de
manera que la construcción de una muralla completa que rodease todo el recinto
nunca fue necesaria ya que los acantilados han sido siempre la mejor defensa,
tal y como podemos observar en la siguiente imagen:
34
PATRIMONIO
2008
Figura 3: Cantavieja vista desde la posición del Mas de Perales.
Fotografía: Luis del Romero.
Figura 4: Muro aspillerado en el camino del cementerio.
35
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Gracias a esta ubicación la trama urbana de Cantavieja ha permanecido casi
inalterada desde las guerras carlistas. Sin embargo aparte de esta defensa natural
en algunos puntos se construyó muralla y ésta permanece hoy en día. El caso
más destacado es el muro aspillerado del camino del cementerio que se conserva
prácticamente intacto.
En el caso de la muralla sur de la población que fue donde se concentraron los
principales ataques a la villa, éste fue aprovechado poco después de la última
guerra como fachada donde construir viviendas de tal manera que hoy se ha convertido en una hilera de casas de pueblo. Sin embargo en la parte más oriental sí
se ha conservado la estructura original y los materiales aún son visibles. Incluso
se mantiene alguno de los torreones con que contaba la muralla convertidos hoy
en casas particulares.
Por lo que respecta al patrimonio urbano ya se ha afirmado que la trama urbana se conserva perfectamente, así como los principales edificios de la plaza de
Cristo Rey y la iglesia parroquial que se encuentra en restauración actualmente.
La casa en la que Cabrera se alojaba en sus frecuentes visitas a Cantavieja se
encuentra parcialmente demolida y uno de los pórticos fue trasladado al actual
cuartel de la guardia civil en el arrabal. También se conservan en la actualidad
tanto la iglesia de San Miguel que se utilizó como almacén de pólvora (había
otro almacén de pólvora y municiones en una casa del arrabal aunque sería difícil determinar si corresponde con alguna de las casas actuales) así como el
convento de religiosas y el hospital de San Roque que fueron utilizados como
hospitales durante las guerras carlistas.
b) Fuerte de San Blas.
En las afueras de Cantavieja en lo alto de un cerro que hay junto al depósito de aguas del municipio se pueden encontrar las ruinas de lo que fue el
fuerte de San Blas. Parece ser que a principios de la primera guerra carlista,
en 1836, los carlistas derribaron la ermita de San Blas que se ubicaba en un
cerro a escasos quinientos metros de las murallas de Cantavieja desde el cual
se podía controlar bien los accesos a la misma tanto desde Iglesuela como
desde Mosqueruela o Fortanete y además de parte de la umbría de la muela de
Cantavieja. Teóricamente este fuerte tenía una dimensión de 43 por 36 metros
y una planta semicircular con cinco pequeños torreones para dominar todos
los puntos cardinales en cada uno de los cuales se podría colocar hasta tres
cañoneras. Los muros se construyeron de mampostrería con un potente grosor
de 40 cm y la entrada se ubicó en el muro norte mirando a Cantavieja para
36
PATRIMONIO
2008
facilitar la huida de la guarnición hacia Cantavieja una vez el fuerte estuviese
a punto de ser tomado.
Como se ha descrito anteriormente, el fuerte estaba ya operativo cuando fue
asediado por San Miguel a finales de octubre de 1836. El brigadier Nogueras
lo tomó al mando de un grupo de tiradores sin apenas esfuerzo, ya que la guarnición que estaba en su interior huyó en desbandada a los pocos minutos de
haberse iniciado el asedio. Una vez conquistada Cantavieja por los liberales,
este fuerte continuó activo y se construyó un par de estancias en el interior del
mismo para el cuerpo de guardia.
El 26 de abril de 1837 se conjuran varios vecinos de Cantavieja para recuperar
Cantavieja para la causa carlista. Varios guerrilleros se infiltran de la población
sorprendiendo a la guarnición liberal y los que logran escapar se refugian en el
fuerte de San Blas. Sin embargo acaban capitulando cuando se les promete que
se respetarán sus vidas. Una vez recuperado el control de la villa por los carlistas se vuelve a destacar una pequeña guarnición con artillería en el fuerte, que
recibe con salvas de honor la visita del pretendiente D. Carlos María Isidro de
Borbón cuando visita la villa en julio de ese mismo año con la Expedición Real
(Giménez, H., 2005, p.25). Ésta es una de las últimas referencias existentes del
fuerte. Cuando los carlistas abandonan Cantavieja en 1840 incendiaron parte del
arrabal, pero nada se sabe de la suerte que corrió la fortificación. La guarnición
que se instala en la villa tras la primera guerra carlista lo hace en las casas del
pueblo y no en el fuerte, de lo cual se deduce que en el periodo entreguerras
estuvo en estado de abandono o de ruina. Nada se sabe del papel que jugaría
este fuerte en la tercera guerra carlistas, pero por la posición privilegiada de
que dispone, se hace difícil pensar que no fuese utilizado por los carlistas o los
liberales como mínimo como puesto de observación o incluso para emplazar
piezas de artillería.
En el plano de la página siguiente se reproduce la planta actual del fuerte que
está completamente en ruinas. Actualmente se puede observar una estructura
en forma de “u” que queda abierta hacia el norte que es donde estaría ubicada
la puerta de entrada. De los cinco torreones que antaño existían hoy se pueden
observar las ruinas de dos de ellos. En la estructura en “u” cerrada por tres montículos alargados se pueden observar aún muros de mampostrería, aunque sería
precisa una excavación arqueológica para determinar el perímetro exacto de los
mismos, ya que actualmente se encuentran en muy malas condiciones. El camino de subida a castillo se realiza a través de una cuesta que penetra en el recinto
desde el sur y muere junto a uno de los torreones que aún se conserva.
37
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Figura 5: Plano del fuerte de San Blas.
Por otra parte, en el interior del recinto es posible observar aún hoy en día la base
de dos edificaciones que seguramente serían las estancias del cuerpo de guardia,
una primera en la parte occidental, la de mayor dimensión y otra consistente en
dos estancias adosadas en la parte oriental. Un último elemento que destaca es
que en la muralla sur del fuerte se puede observar los restos de muralla semisoterrados y la base de un segundo muro que va en paralelo con la muralla. Se trata
38
PATRIMONIO
2008
de una base de muro de bastante grosor (unos 50 cm) que llega a unirse con la
muralla en el segundo de los torreones.
El estado actual de este patrimonio es bastante ruinoso. Adyacente y en el mismo
cerro hay numerosos campos de cultivos con muros de piedra que seguramente
han empleado los sillarejos de las murallas y estancias del fuerte. Además este
espacio ha sido uno de los lugares de esparcimiento y de paseo de los habitantes
de Cantavieja desde hace décadas, de manera que el grado de transformación y
de degradación de este antiguo fuerte es muy elevado.
c) El Fuerte de Las Horcas
De todos los elementos de patrimonio bélico existentes en Cantavieja e incluso
en toda la comarca, éste es sin duda uno de los más misteriosos por la escasa
información de la que disponemos hoy en día sobre su historia y su papel en las
guerras carlistas. Se sabe que en el ataque del general San Miguel a Cantavieja el
31 de octubre de 1836 se bombardeó un fuerte y que sus ocupantes lo abandonaron inmediatamente. En los planos que el ejército liberal levanta posteriormente
se observa la silueta de este fuerte cuya función en ese periodo es desconocido.
No se sabe si fue reformado como el de San Blas en 1837 y el papel que jugó
en el desenlace de la primera guerra carlista. Según Madoz, cuando las tropas
penetran en Cantavieja tras haber sido abandonada e incendiada por los carlistas, encuentran ambos fuertes en buen estado aunque con la artillería inutilizada.
Aquí terminan todas las referencias existentes acerca de este fuerte, no se tiene
noticia del papel que pudo jugar durante la tercera guerra carlista.
Sin embargo en el marco de esta investigación cuando se realizó el levantamiento del plano arriba reproducido se encontró un casquillo de bala que bien
pudiera ser de la tercera guerra carlista. Resulta muy difícil pensar que este
fuerte no fuese aprovechado por uno u otro bando durante esta última guerra.
No resultaría descabellado contemplar que en el asedio que sufrió Cantavieja en
1875 alguna compañía del ejército liberal se destacara aquí con alguna pieza de
artillería, lo cual les habría permitido bombardear tanto el flanco occidental de
la muralla, como cualquier otro punto de la villa.
El escaso papel que teóricamente jugó el fuerte en las guerras carlistas contrasta
con las excelentes características del mismo como atalaya y bastión para defender Cantavieja. Se trata de un fuerte mucho más grande que el de San Blas, que
aprovecha muy bien la orografía del terreno y con una localización además muy
ventajosa que permite dominar tanto toda la villa de Cantavieja como la carrete39
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Figura 6: Plano del fuerte de Las Horcas.
40
PATRIMONIO
2008
ra de Fortanete, el río Cantavieja y las alturas colindantes. Se halla a una altura
de 1350 metros a unos escasos 500 metros del casco viejo de Cantavieja.
La planta del fuerte tiene forma de triángulo isósceles y en dos de sus tres vértices es posible advertir aún hoy en día la existencia de los restos de lo que
debieron ser baluartes donde se ubicaría la artillería o algún puesto de vigía. El
perímetro exterior del recinto es fácil de seguir porque se conserva relativamente bien la base de los muros. Dentro de este perímetro existen una serie de muros
Figura 7: Vista desde el fuerte de Las Horcas.
Figura 8: Detalle de uno de los muros exteriores del fuerte.
41
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
y trincheras interiores que servirían de parapetos para la guarnición. Uno de los
grandes elementos de interés de este fuerte es que se trata de uno de los pocos en
la comarca que conserva entera una estructura semisoterrada que debió servir de
polvorín, una estructura abovedada mediante la técnica de la piedra en seco.
La plaza es difícilmente atacable desde el norte, este y oeste por lo escarpado del
terreno, tan solo la parte sur está a la misma cota del fuerte. Siendo conscientes
de este punto débil, junto a la muralla sur del fuerte se puede observar hoy una
hondonada que fue sin duda un foso defensivo. Actualmente se entra al castillo
desde esta posición aunque quizás no fue esta la entrada principal cuando se
hallaba operativo. En el vértice oriental del fuerte arranca un muro junto al foso
que a los pocos metros se convierte en un muro de bancal que baja desde el
fuerte hasta el arrabal de Cantavieja. Pudo servir este muro de camino parapetado para que la guarnición pudiese huir sin sufrir daños, una vez que el fuerte
estuviese a punto de ser tomado.
Todas estas obras arquitectónicas requieren de planificación, de una gran cantidad de recursos y de mucha mano de obra. Se trata de un recinto de 5600 m2 que
difícilmente pudo ser construido en pocos meses o en medio de una contienda.
Recuérdese que Cabrera decide en abril de 1836 comenzar a fortificar la villa y
que en apenas 6 meses es tomada por los liberales y ambos fuertes estaban ya
operativos. Del de San Blas sabemos que fue construido en esa época después de
demoler la ermita homónima. Por las reducidas dimensiones del mismo y por la
posibilidad de aprovechar parte de los muros de la ermita es posible que el fuerte
de San Blas fuese construido en ese periodo de tiempo, pero el fuerte de Las
Horcas es muy difícil que fuese construido ex-novo en apenas seis meses, junto
con las obras de mejora de las murallas, de construcción del fuerte de San Blas y
de mejora del castillo. Por todo esto la hipótesis que nos planteamos es que este
fuerte, o por lo menos parte de sus muros fuesen anteriores a las guerras carlistas. Es bastante posible que en siglos anteriores fuese edificado aquí un pequeño
fortín o puesto de vigilancia y que poco a poco fuese ampliándose. A partir de
esta obra preexistente es plausible pensar que los carlistas se dedicasen a reforzar los muros y a edificar los baluartes para ubicar allí piezas de artillería. Llama
la atención observar como fue posible que los carlistas capitulasen tan pronto en
1836 a pesar de contar con unas defensas a priori poderosas como dos fuertes
exteriores y una muralla con varios torreones. La escasez de tropas y sobre todo
de artillería, la esperanza de recibir prontamente refuerzos, la inexperiencia del
gobernador de la plaza y la poca adaptación de las estructuras defensivas de
Cantavieja que eran de origen medieval a la gran potencia de fuego que tenía la
42
PATRIMONIO
2008
artillería del ejército liberal sean quizás los factores que expliquen el fracaso de
estas defensas para contener el asedio del ejército liberal.
En todo caso estas hipótesis no pueden ser corroboradas o desmentidas mientras
no se ponga en marcha algún proyecto de excavación arqueológica en el fuerte
o cuando menos unas catas para localizar restos y tratar de reconstruir la estructura interior del fuerte, algo que es realmente necesario para poner un poco de
luz en esta muestra de patrimonio que se encuentra entre las menos estudiadas
de la comarca.
43
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
BIBLIOGRAFÍA
- Altaba, J. (1987): Cantavieja y su Baylía. Castellón: Imprenta Armengot.
- Bayo, C. (1912): Con Dorregaray. Una correría por el Maestrazgo. Madrid:
Imprenta de J. Pueyo. Recurso en línia: [http://www.googlebooks.com].
- Calvo y Rochina de Castro, D. (1845): Historia de Cabrera y de la guerra civil
en Aragón, Valencia y Murcia. Madrid. Reproducción facsímil de Librerías
París Valencia (Valencia, 2001).
- De Córboba, B. (1844): Vida militar y política de Cabrera. Madrid: Imprenta y
fundición de D. Eusebio Aguado. Recurso en línea: [www.googlebooks.com].
- De Kotska, E. (1877): Efemérides de la guerra civil en el Alto Maestrazgo. Imprenta de Clemente Marín. Reproducción facsímil de Librerías París Valencia
(Valencia, 1980).
- EL ARAGONÉS (1836): Rendición de Cantavieja. El Aragonés, periódico de
1836. Archivo del Museo de las Guerras Carlistas de Cantavieja.
- Gímenez, H. (2005): “Las fortificaciones carlistas de Cantavieja (Teruel)”. Revista Castillos de Aragón, Asociación para la Recuperación de los Castillos
de Aragón.
- Gordillo, J.L. (1974): “Dos castillos turolenses casi desconocidos: Cantavieja
y Castellote”. Revista Castillos de España, nº 18(80).
- Madoz, P. (1845-1850): Diccionario geográfico – estadístico – histórico de
España y sus posesiones de Ultramar. (Ediciones posteriores).
- Martínez Calvo, P. (1992): Historia de Castellote y la comarca. Zaragoza:
hechos y Dichos.
- Pirala, A. (1889): Historia de la guerra civil y de los partidos liberal y carlista.
Felipe González Rojas, editor. Madrid, Ed. Turner, 1984.
- Royo, E. (1975): Águilas imperiales. Historia del monasterio de Nuestra Señora del Monte Santo de Villarluengo. Castellón: Industrias Gráficas Hijos de
F. Armengot.
- Urcelay, J. (2002): El Maestrazgo carlista. Vinaròs (Castelló): editorial Antíena.
44
INTERVENCIÓN Y ESTUDIO EN UNA TABLA DE SAN MIGUEL
ARCÁNGEL PROCEDENTE DE LA IGLESUELA DEL CID.
Estudio de Restauración de la Fundación Blasco de Alagón
PATRIMONIO
2008
Índice
1. Introducción
2. Ficha técnica
3. Descripción
3.1. Análisis compositivo y estilístico
3.2. Iconografía
4. Estudio técnico
4.1. Soporte
4.2. Estrato pictórico
5. Estado de conservación
5.1. Soporte
5.2. Estrato pictórico
6. Proceso de intervención
6.1. Soporte
6.2. Estrato pictórico
7. Consejos para su manipulación
8. Anexo fotográfico
47
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
1. INTRODUCCIÓN
En este informe, se va a exponer el proceso de intervención y los estudios realizados sobre la obra San Miguel Arcángel. Dicha obra procede de La Iglesuela
del Cid (Teruel), concretamente de la Iglesia de la Purificación, desde donde
reclamaron los servicios de la Fundación Blasco de Alagón ante el peligro de
degradación debido a su estado de conservación.
La fundación Blasco de Alagón como institución que tiene como una de sus
funciones primordiales la de mantener y conservar el patrimonio en general y en
particular de esta comarca.
La Fundación Interviene en las obras con el máximo respeto y el mayor rigor posible, siguiendo los criterios de restauración marcados por la Carta del Restauro
de Cesare Brandi, de 1972, con ello pretende salvaguardar las obras.
Por eso antes de abarcar cualquier tipo de intervención se realiza una investigación exhaustiva de la obra, que consta de:
• Estudio visual y fotográfico, aplicando técnicas fotográficas como la macrofotografía, fotografias con luz normal y rasante con luz ultravioleta, si es
necesario infrarroja y rayos x...
• Estudio histórico artístico para determinar el estilo al que pertenece y datarla, esto nos ayudará a identificar la técnica de ejecución
• Estudio matérico, para ello se extraerán muestras y se identificarán los materiales que componen la obra, esto nos ayudara a conocer mejor la obra y
determinar también las causas de su deterioro.
Una vez finalizado el estudio de la obra y recopilada toda la información necesaria al respecto, se marcaran las pautas de intervención en la obra. Estas pautas
seguirán las siguientes premisas, ante poner la conservación a la restauración,
como primer paso se pretenderá conservar la obra y frenar el deterioro que sufra,
par ello se realizaran las actuaciones que se consideren necesarias. Y finalmente
se pretenderá devolver a la obra su valor estético.
Para todo ello se tendrá muy en cuenta los materiales que componen la obra
y se utilizaran aquellos que sean compatibles con ella y que no causen deterioros en el tiempo, se utilizan todos aquellos naturales y sintéticos que con
el paso de los años y el estudio nos han garantizado su estabilidad. También a
la hora de seleccionar el material a utilizar se tendrá en cuenta que sea reversible, que garantice su eliminación con el paso del tiempo. Toda intervención
que se realice tanto volumétrica como cromática tiene que ser discernible del
48
PATRIMONIO
2008
original, se utilizaran diferentes técnicas de reintegración, y no se caerá en la
falsificación.
Todo esto se puede resumir en cuatro principios fundamentales.
• Respeto por el original
• Compatibilidad de los materiales.
• Reversibilidad de los materiales
• Reconocimiento de la intervención realizada.
Por ultimo toda la intervención en la pieza queda debidamente documentada y
se determina realizar un seguimiento de la obra, para asegurar su conservación.
2. FICHA TÉCNICA
DENOMINACIÓN
Titulo: San Miguel Arcángel
Objeto: Tabla
DESCRIPCIÓN
Técnica: Óleo
Materia: Madera
Medidas: 108x79cm
LOCALIZACIÓN
Provincia: Teruel
Municipio: Iglesuela del Cid
Ubicación: Iglesia de la Purificación
Localización: Sacristía
Dirección:
DATOS HISTORICOS- ARTISTICOS
Autor de la obra: Desconocido
Época: s.XVI
49
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
ESTADO DE CONSERVACION:
Condición: Regular
Intervenciones anteriores: No se conocen
OBSERVACIONES:
Presenta unas manchas en lugares puntuales de la superficie pictórica, posiblemente debidas a una agresión producida por la mano del hombre.
PROYECTO DE INTERVENCIÓN.
Titulo: Restauración de la tabla de San Miguel Arcángel
Entidad: Fundación Blasco de Alagón
Fecha de recepción: 16 de Noviembre de 2006
Fecha de inicio del proceso: 13 de Diciembre de 2006
Fecha de finalización del proceso:
Fecha de entrega:
Equipo restaurador:
Dirección técnica: Ana Cañizares Sales
Restauradoras: Paula Gisbert Lloréns y Paula Marí Cardona.
3. DESCRIPCIÓN
La obra San Miguel Arcángel es un óleo que se encuentra realizado sobre soporte lígneo. La autoría de la tabla es desconocida, sin embargo, no es descabellado
pensar que el artista fuera de la zona del Maestrazgo.
Se piensa que data del siglo XVI, correspondiendo cronológicamente con la
época del Renacimiento y con ciertas reminiscencias del Manierismo.
3.1.- Análisis compositivo y estilístico
La tabla que nos ocupa, es una representación del espacio llamada generalmente,
plano básico, según Kandinsky. Sobre este plano básico, se distribuye la composición pictórica, que es la forma con la que el artista plantea los elementos de
la representación.
50
PATRIMONIO
2008
Al dividir el plano básico de la obra en cuatro partes iguales, mediante un eje
vertical y otro horizontal, nos damos cuenta de que en los cuadrantes superiores
aparece representado el cielo y en el cuadrante inferior, el infierno (simbolismo
de lo celestial y lo mundano).
Sin embargo al observar el eje vertical, podemos ver como el lado derecho
se encuentra copado por los dos protagonistas de la escena, acumulándose la
mayor parte de los volúmenes, quedando el lado izquierdo un tanto descompensado.
Con respecto al eje horizontal, normalmente la zona superior es la que menos
peso visual tolera, y la inferior la que más, no obstante en este caso concreto
podemos decir que este peso visual se encuentra contrarrestado ya que, la figura
de San Miguel está en tonos más oscuros que el fondo y la del demonio, al revés,
es decir, que su figura queda recortada sobre un fondo oscuro. Este hecho crea
una sensación armónica, a la vez que aporta movimiento.
El eje oblicuo o diagonal, que cruza la obra de izquierda a derecha, es un recurso
compositivo para obtener un mayor movimiento penetrante, violento, decidido,
representando caída. Dinamiza la composición y conduce la mirada a los puntos
de interés.
Como podemos observar en el esquema compositivo, las figuras principales
forman un triangulo invertido y ligeramente inclinado. El triángulo aporta grandiosidad, seguridad y equilibrio. Al estar invertido pierde estabilidad y crea impresión aérea y flotación en el espacio. Su inclinación denota sensación de caída
y la punta de flecha que forma la diagonal con el vértice del triángulo, es como
si se clavase en tierra.
El centro de atención de la obra responde a la Sección Áurea o Proporción de
Oro. La Sección Áurea es una serie de operaciones matemáticas que permiten
partir la obra en dos ejes, uno horizontal y otro vertical, siendo la intersección
entre las dos rectas, el punto más fuerte y el de mayor ritmo. El artista realizó
estas mediciones con tal de asegurar una superficie armónica, destacando sobre
ella, la figura principal.
Al tratarse de una obra del siglo XVI, encontramos en ella muestras de la nueva
organización del espacio, una vez asimilada la teoría y la práctica de la perspectiva. En ella se muestra un claro ejemplo, un tanto ingenuo, de la perspectiva de
color y de la perspectiva menguante. Esto lo podemos observar en las piernas
y brazos del arcángel (luces y sombras), así como en la posición del cuerpo del
demonio.
51
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
En cuanto al color, existe una combinación entre tonos fríos y cálidos, concentrándose el mayor colorido en la zona superior (en el cielo y el arcángel)
mientras que en la zona inferior los colores son más oscuros y apagados. Esta
simbología cromática representa la diferencia entre el bien y el mal.
La obra presenta una luz irreal, propia de un momento ilógico que propone
como foco de luz a la figura principal. En personajes religiosos esta luz se convierte en luz simbólica.
Estilísticamente, esta obra se encuentra a mitad camino entre el Renacimiento y
el Manierismo, reuniendo características de ambos estilos.
Como característica propia del Renacimiento podemos destacar la tendencia a
la imitación de las formas del clasicismo grecorromano. Por todos es conocido
el gusto de los artistas renacentistas por la cultura antigua, concediéndose la
licencia de dotar a la figura principal (San Miguel) de un atuendo típicamente
romano; casco emplumado, coraza y falda.
Del Manierismo adopta posturas forzadas inestables e inverosímiles; así como
la deformación efectista de ciertas partes del cuerpo. Como por ejemplo el alargamiento y deformación de la pierna izquierda de San Miguel.
3.2.- Iconografía San Miguel Arcángel
En la tabla que nos ocupa se encuentra representado San Miguel, que pertenece
a una clasificación aparte en la jerarquía celestial, los llamados Arcángeles (éstos a su vez se encuentran en el penúltimo escalón por delante de los ángeles).
Su diferencia radica en que son los únicos ángeles no anónimos, y por lo tanto
tienen una mayor importancia iconográfica.
El número de arcángeles varía según cultos. Se considera que los arcángeles
son 7, pero difieren en nombre entre las diferentes religiones, así Miguel, Gabriel, Rafael, Uriel, Barachiel (Matiel), Jehudiel, Sealtiel (Zeadkiel) y a veces se
agregan Peliel y Raziel. Esto no es muy común en el arte de Occidente ya que
la Iglesia romana excluye el libro de Enoc, donde aparece Uriel, considerándolo
apócrifo. Sin embargo en al arte bizantino, el libro de Enoc tenía la misma importancia que los textos canónicos, así que se suelen representar 4 arcángeles,
Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel. Comúnmente, en Oriente y Occidente, los 3 arcángeles más importantes son representados juntos, en lo que la Iglesia ortodoxa
denomina Sinaxis de los Arcángeles.
Como se puede observar todos los nombres presentan la terminación –el cuyo
significado es Dios, por lo que Miguel significa quién como Dios. Se les conoce
52
PATRIMONIO
2008
como nombres teofóricos. El nombre de San Miguel apela a la fidelidad y al
entusiasmo de este personaje para con Dios; por ello se convirtió en el grito de
guerra para los demás ángeles, en la consabida lucha que tuvo lugar entre el
Cielo y el Infierno.
Debido a su catalogación como “ángel guerrero”, es el que presenta una personalidad más definida. Adjetivos como: “princeps militiae caelestis” (jefe
de la milicia celeste) o “prince of the heavenly host” (principe de los huéspedes celestiales), definen la importancia del ángel que nos ocupa. Además,
es un santo psicopompo, es decir el que conduce a los muertos cuyas almas
no dudará en pesar el día del Juicio Final, aunque en este caso no presente
balanza. Los atributos que luce son la armadura dorada y la lanza en forma
de cruz.
En el Antiguo Testamento, San Miguel aparece como guardián y defensor
del pueblo hebreo, siendo enviado por Dios para garantizar la protección de
Daniel.
“Y ahora volveré a luchar con el príncipe de Persia... Nadie me
presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro príncipe, mi apoyo
para darme ayuda y sostenerme.”
(Daniel, 10:13)
“En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe que defiende a los
hijos de tu pueblo.”
(Daniel, 12:1)
En el Nuevo Testamento, la importancia de San Miguel es también muy relevante, ya que junto a sus ángeles disputa la victoriosa batalla que le enfrenta a
Satanás y los ángeles rebeldes. Por este motivo es considerado guardián de la
Iglesia, y su veneración y culto se puede observar en diversos lugares de Europa,
tanto Occidental como Oriental.
“Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles
combatieron con el Dragón. También el dragón y sus ángeles combatieron pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para
ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero.”
(Apocalipsis 12, 7-9)
53
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
4. ESTUDIO TÉCNICO DE LA OBRA
Previamente a la intervención se realizó un estudio visual pormenorizado de los
materiales. Para un conocimiento más profundo de la obra, se tomaron muestras
del soporte y de ciertos pigmentos, así como de la preparación, para su posterior
análisis químico. Los resultados se pueden consultar en el anexo situado al final
del presente informe.
A continuación vamos a exponer las conclusiones obtenidas tras el análisis organoléptico de los materiales que componen la obra.
4.1.- Soporte
La tabla está compuesta por tres paños a media madera, mediante cola y reforzados con estopa por el reverso. A su vez encontramos dos travesaños colocados
perpendicularmente a la dirección de la unión entre paños para estabilizar las
juntas. Estos travesaños están sujetos con unos clavos de forja claveteados del
anverso hacia el reverso (se observan las puntas dobladas en el travesaño).
Según los estudios realizados se trata de madera de pino (Pinus sylvestris), con
corte transversal realizado manualmente con un instrumento afilado denominado azuela, ya que se pueden observar las marcas de dicho utensilio. La manufactura del soporte se refleja en las medidas desiguales de éste, como se puede
observar en el croquis.
Las características generales de la madera de pino es que es resistente, no porosa
de anillos de crecimiento muy marcados. Se trabaja bien aunque las partes muy
resinosas presentan problemas con el encolado y es muy susceptible al ataque
de insectos.
En la parte central del travesaño superior encontramos un anclaje metálico en
forma de “U” invertida que servía de sujeción a la pared. Este sistema es rudimentario y está obsoleto, hoy en día se plantean otras soluciones de exposición.
Un detalle que debemos reseñar es la diferencia de medidas entre los distintos
tablones que forman la tabla, tanto de grosor de la madera (diferencias de hasta
7mm) como en su longitud (3mm).
54
PATRIMONIO
2008
4.2.- Estrato pictórico
- Capa de preparación.
El estrato pictórico consta de una capa de preparación o aparejo de gran grosor
en toda su superficie, cuya composición es yeso y silicatos, sobre ésta, encontramos una capa de cola de origen animal (posiblemente cola de conejo) de espesor
irregular utilizado seguramente como adhesivo para la fijación de la pintura. A
continuación una capa de imprimación de color pardo compuesta por pigmentos
tierras, albayalde, carbón vegetal, negro de huesos y carbonato cálcico.
Sobre las características más reseñables de los pigmentos que componen esta
capa de imprimación, podemos citar:
• Albayalde: es un pigmento blanco, denominado también carbonato de plomo o cerusa. Es de origen artificial a partir de compuestos de plomo y es el
principal color de la pintura al óleo porque es muy opaco y posee gran poder
cubriente. Seca bien por sí mismo, se agrieta o cuartea difícilmente y por la
escasa proporción de aceite que requiere es el blanco más apreciado para las
capas de imprimación. A partir del siglo XX fue sustituido por el blanco de
titanio.
• Carbón vegetal o negro de humo: es un polvo fino y ligero obtenido al recoger el hollín resultante de quemar aceites. Es el pigmento más antiguo
conocido por el hombre.
• Negro de huesos: de origen artificial, obtenido por destilación seca de huesos
desengrasados. Producido en el periodo helenista, se hizo popular a finales
de 1500. Estable, seca bien en aceite y es muy resistente a la luz.
• Tierras: estos pigmentos naturales se obtienen ya sea de rocas férricas que
contiene arcillas descompuestas por acción meteorológica o mediante lavado y posterior molienda. Son extraordinariamente resistentes ante la luz,
pueden emplearse en todas las técnicas pictóricas y son compatibles con
todos los pigmentos.
• Carbonato cálcico: puede ser de origen natural o sintético, no se encuentra
normalmente en los colores artísticos de calidad. Se utiliza como carga en
imprimaciones de cuadros.
- Película pictórica.
Sobre la imprimación encontramos la capa de pintura de espesor medio. Los pigmentos que componen la película pictórica están aglutinados con aceite de lino.
55
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
El aceite de linaza se obtiene al prensar las semillas de lino. Las semillas de cada
región tienen sus características propias, y su calidad se juzga de acuerdo con
esto. Los colores al óleo hechos con pigmentos y aceite de linaza son resistentes
a volverse quebradizos, son muy plásticos y flexibles.
Entre los pigmentos que podemos encontrar, cabe destacar en el color azul la
azurita y el azul esmalte, en el amarillo, la tierra amarilla, en el rojo el bermellón
y el colorante rojo orgánico y en las carnaciones los pigmentos tierras. Mezclados según cada caso con albayalde, carbonato cálcico, negro de carbón o con
negro de huesos.
• Azurita: es un carbonato de cobre hidratado natural. Conocida desde la antigüedad como lapis armenius. Presenta una tonalidad de azul más verdosa
que el lapislázuli. Antiguamente se empleaba casi siempre al temple ya que
al óleo pierde algo de color.
• Azul esmalte: es un silicato de cobalto. Es el azul de cobalto más antiguo fabricado por el hombre. Sus inconvenientes son su aspereza, su escaso poder
de tinción y la presencia de impurezas alcalinas. Se fabricó por primera vez
en Sajonia en el s.XII.
• Bermellón: es un pigmento de color rojo, conocido también como cinabrio.
Su fabricación se hace calentando mercurio y azufre. Su capacidad cubriente es magnífica y su poder colorante es bueno. En aceite seca muy
lentamente.
• Tierra amarilla: formado como consecuencia de descomposiciones meteorológicas de minerales de hierro y feldespatos. Opaco, su poder colorante
aumenta con el contenido en hierro, el poder cubriente depende igualmente
del contenido en hierro. Es extraordinariamente resistente a la luz. Su facultad cubriente en aglutinantes oleosos es de media a buena.
- Película protectora.
El barniz que encontramos sobre la película pictórica está aplicado de forma
irregular en una o más capas, es de gran grosor y está compuesto por una resina
de colofonia.
La colofonia es la resina obtenida de la goma que segregan algunas especies de
pinos. Se trata del residuo que queda después de haber extraído la esencia de trementina. Es un material claro transparente y se disuelve prácticamente en todos
los disolventes volátiles y los aceites empleados para pinturas y barnices.
56
PATRIMONIO
2008
Las pinturas y barnices que contienen colofonia son muy débiles y poco duraderos, siempre se oscurecen y agrietan, por lo que no se debe emplear para fines
artísticos.
En nuestro caso, el color pardo del barniz, debido al mal envejecimiento de la
resina colofonia, entorpece la lectura cromática de la obra.
5. ESTADO DE CONSERVACIÓN
La tabla de San Miguel se encuentra en un regular estado de conservación. A
continuación, se señalaran los daños que se observan tras realizar un examen
organoléptico de los distintos estratos que componen la obra.
5.1.- Soporte.
El reverso de la tabla tiene en su superficie una gran acumulación de polvo, telarañas, insectos muertos y deyecciones. Además se observan manchas de yeso,
gotas de cera y en las zonas que rodean a los nudos de la madera encontramos
acumulaciones de resina exudada.
El travesaño superior presenta un fuerte ataque de insectos xilófagos, el cual
ha provocado la pérdida de una parte de éste. En la madera se pueden observar
las galerías realizadas por los insectos, lo que ha producido una pérdida de su
resistencia mecánica.
Estructuralmente se observa una separación en la junta de unión de las maderas
que forman la tabla debido al movimiento natural de la madera (alabeamiento),
esto se ve reflejado en la capa pictórica en forma de grieta. Esta grieta tiene una
abertura desigual en todo su recorrido, en la parte superior presenta 0,3mm de
separación y en la parte inferior tan solo 0,1mm.
También encontramos grietas en los bordes de la tabla producidas seguramente
por el secado de la madera y el alabeamiento (ligera curvatura del soporte lígneo).
En el lateral superior izquierdo hay un agujero que traspasa todos los estratos,
tanto de soporte, como de película pictórica.
El sistema de anclaje a la pared que consiste en una argolla metálica colocada
en el travesaño superior, presenta suciedad y una capa gruesa de óxido, sin embargo, la sujeción es buena.
57
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
5.2. Estrato pictórico
- La capa de preparación.
A simple vista se encuentra en buen estado, aunque se aprecian zonas donde se
ha desprendido y sus restos parecen pulverulentos.
Podemos apreciar pérdidas en las zonas con grietas estructurales del soporte. El
resto de lagunas están localizadas en la superficie pictórica de forma puntual,
sobre todo en los bordes y esquinas de la tabla.
- Película pictórica.
La película pictórica presenta arañazos, craqueladuras y levantamientos en su
superficie. Estos levantamientos, en determinados casos han finalizado en forma
de pérdida y en otros existe peligro de desprendimiento, debido a la mala adhesión entre los diferentes estratos.
Por otro lado, observamos que debido a una agresión, el rostro del demonio y el
pie de San Miguel se encuentran ocultos tras una capa de yeso, lo que dificulta
la lectura general de la obra.
En la parte superior central, a la izquierda del casco de San Miguel se advierten
unas marcas redondeadas que no han provocado pérdida pictórica pero que sin
embargo han caudado un hundimiento de los estratos. Debido a su forma, hemos
deducido que pueden deberse a la colocación de un elemento metálico (gato),
que posiblemente se utilizó en una anterior intervención sobre el soporte.
- Película de barniz.
La tabla presenta una gruesa capa de barniz desigualmente aplicada, que está
muy deteriorada, el grado de oxidación elevado junto con la suciedad superficial, enmascara la tonalidad original de la obra, impidiéndonos apreciarla en su
totalidad.
Además sobre la película protectora se han hallado multitud de deyecciones de
insectos que han provocado una ligera oxidación en el estrato pictórico. También se han encontrado gotas de cera en zonas puntuales de la superficie.
58
PATRIMONIO
2008
6. PROCESO DE INTERVENCIÓN
Antes de empezar la intervención se realizó un estudio fotográfico, que comprendía fotografías generales y de detalle, así como macrofotografías y ultravioletas.
6.1.- Soporte
- Limpieza del soporte.
La suciedad superficial adherida a la superficie (polvo, insectos muertos, deyecciones) fue eliminada mediante aspiración, arrastrando la suciedad con una brocha.
Una vez aspirada se realizó una limpieza más profunda con cepillos y acetona
para que removiese la suciedad incrustada.
En los nudos se aplicaron unos empacos de algodón empapados en alcohol etílico para eliminar los restos de resina.
Las manchas de cera se eliminaron con bisturí, reblandeciéndolas previamente
con White Spirit.
En los nudos se aplicaron unos empacos de algodón empapados en alcohol etílico para eliminar los restos de resina.
- Desinfección.
Para prevenir y tratar un posible ataque de insectos xilófagos se realizó un tratamiento protector y curativo con Xylamón. Se impregnó la madera con el producto y se embolsó la tabla durante 48 horas para retardar la evaporación de los
disolventes y que su efecto fuera mayor.
- Consolidación.
En los travesaños se inyectó una resina sintética llamada Paraloid B72 al 10%
en xileno para dar consistencia a la madera, ya que era donde ésta se encontraba
más atacada por los insectos xilófagos.
Mediante este tratamiento se ha conseguido afianzar la estructura interna del
material, de manera que no compromete la estabilidad de la obra, ya que los
travesaños siguen cumpliendo su función de refuerzo.
59
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
- Encolado de las grietas.
En las grietas se inyectó cola blanca (acetato de polivinilo) tanto por el anverso
como por el reverso y mediante gatos se ejerció una leve presión continua para
nivelar el escalón producido en las grietas por el alabeamiento de las tablas. El
desnivel no se pudo eliminar completamente ya que si se ejercía una mayor presión sobre las tablas se produciría un excesivo estrés físico tanto para la madera
como para los estratos de la película pictórica.
Una vez encoladas las grietas se rellenaron por el reverso con cola de carpintero
y polvo de cáscara de almendras para un mejor acabado estético, ya que su color
es muy parecido al tono original de la madera.
También se encolaron con PVA las lascas de madera de los bordes de las tablas,
llevándolas al sitio con un poco de presión.
6.2.- Película pictórica
- Limpieza de la suciedad superficial.
Eliminación del polvo superficial con una brocha de cerdas suaves.
- Consolidación estratos pictóricos.
En las zonas en las que la película pictórica se encontraba desadherida, se utilizó
cola de conejo al 20% (humectando previamente la zona con alcohol y agua destilada al 50%) y se aplicó con pincel sobre papel japonés. Una vez aplicado se
ejerció una ligera presión sobre la zona afectada para llevar los estratos al sitio,
utilizando para ello la espátula caliente.
- Limpieza.
Realización de catas con diferentes disolventes para la correcta elección del
método de limpieza a seguir.
La mezcla que en un principio se utilizó para la eliminación del envejecido barniz fue alcohol etílico 60% en esencia de trementina 40%, rodando suavemente
el hisopo sobre la película pictórica.
En las zonas de color oscuro, la capa de barniz era más espesa por lo que se
empleó para eliminarla alcohol etílico.
60
PATRIMONIO
2008
Las manchas de yeso que tapaban la cara al demonio y parte del pie de San
Miguel se eliminaron fácilmente con la misma mezcla de disolventes ya que al
quitar la capa de barniz, estas desaparecían.
Una vez realizada una primera limpieza del barniz quedó en los bordes una franja de suciedad de tipo graso incrustada en la pintura. Esta franja se eliminó con
una mezcla de alcohol etílico con unas gotas de amoniaco. En algunas partes la
suciedad se encontraba tan adherida que se tuvo que eliminar con Dimetilformamida, rotando el hisopo (apenas empapado en el disolvente) muy suavemente.
La limpieza del barniz de las zonas oscuras se repasó con una mezcla de Vulpex
al 30% en White Spirit, neutralizando bien la zona con este mismo disolvente.
Las deyecciones de insectos, las gotas de cera y las concreciones se eliminaron
mecánicamente con bisturí.
Tras la limpieza se realizó un barnizado con barniz mate al 10% en esencia de
trementina, aplicado con brocha. Este paso se realizó para hidratar la película
pictórica y reavivar los colores tras el proceso de limpieza, además actúa como
capa intermedia entre el estuco y el original.
- Estucado.
El estucado de los faltantes en la película pictórica se hizo con estuco sintético
(Modostuc) aplicado con espátula y rebajado con bisturí y papel de lija.
La textura de la pintura y el trazo de la pincelada se consiguieron realizando
incisiones con el bisturí y aplicando estuco líquido con un pincel sobre el estuco
ya nivelado y seco.
Tras el estucado se barnizó con barniz mate al 10% en esencia de trementina,
aplicado con brocha, para proteger el estuco ante la reintegración con colores al
agua que le pueden afectar debido al mismo disolvente que utilizan, el agua.
- Reintegración cromática.
La reintegración cromática fue realizada mediante la técnica del puntillismo,
consiguiendo mediante puntos de diferentes tonalidades una vibración cromática que se asemejara al color original.
Se realizó una primera aproximación al color con colores al agua (acuarela) y
después del tercer barnizado (con barniz mate al 10% en esencia de trementina)
se retocaron con colores al barniz (maimeri).
61
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
- Barnizado final.
La protección final de la obra se hizo con barniz satinado al 20% en esencia de
trementina aplicado con aerógrafo para que las partículas del barniz se dispersasen homogéneamente hasta conseguir un acabado uniforme.
7. CONSEJOS PARA SU MANIPULACIÓN
Aconsejamos las siguientes pautas para su manipulación y conservación.
Las medidas de control ambiental que serían adecuadas estarían entorno a los
18º C - 20º C y una humedad relativa alrededor del 55%. Estas condiciones
serían las ideales para su conservación, pero de antemano ya sabemos que son
difíciles de mantener por estar ubicada en el interior de una iglesia.
Por otro lado se evitará, el uso de elementos metálicos sobre la obra para evitar
que se deteriore con el tiempo.
Para su mantenimiento se aconseja no utilizar ningún tipo de productos de limpieza, es suficiente con la eliminación del polvo con un plumero o una brocha
de pelo suave.
Si se tiene que manipular o acceder a ella por algún motivo, realizarlo usando
guantes de algodón para evitar mancharla.
8. ANEXO FOTOGRÁFICO
Acetato 1.
62
Acetato 2.
PATRIMONIO
2008
Croquis Ultravioleta.
Catas en la parte superior.
63
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Limpieza del reverso con aspirador.
Inyección consolidante.
64
PATRIMONIO
2008
Sellado de una grieta.
Proceso de reintegración de una esquina.
65
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Estado inicial.
Estado inicial. Visión ultravioleta.
Estucado general.
66
PATRIMONIO
2008
Resultado final.
67
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Detalle del diablo. Estado inicial.
Detalle del diablo. Resultado final.
68
EL CAMINO DE LOS PILONES:
UNA ANTIGUA VÍA DE COMUNICACIÓN
CON CARÁCTER PROPIO POR TIERRAS TUROLENSES
José Ramón Sanchís Alfonso
PATRIMONIO
2008
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia, desde que el hombre es hombre, al desplazarse de un
lugar a otro, para buscar agua, comida, etc. tuvo que abrirse paso entre la naturaleza y salvar numerosos accidentes, y así fue marcando caminos, que con el
paso del tiempo al ser usados de manera continuada fueron perpetuándose1. Lo
mismo sucedió cuando el hombre se asentó en pueblos y ciudades. Cada uno
de los pueblos mantenía todo un sistema de comunicaciones que le servía para
llegar a los pueblos colindantes, a modo de una tela de araña.
Con las grandes culturas, muchas de estas vías de comunicación, tras el invento
de la rueda y del carro, fueron adaptadas para el paso de estos carruajes. Entre
otros, griegos, cartagineses y romanos confeccionaron toda una red de calzadas
para unir las más importantes poblaciones, facilitar el comercio y posibilitar el
desplazamiento del Ejército.
Los romanos distinguían por un lado, las vías militares, también llamadas consulares o pretorianas, para facilitar las marchas de los ejércitos entre las capitales
y las principales poblaciones y estaban a cargo del Estado, y por otro, las vías
vecinales entre los municipios, a quienes correspondía su conservación. Para
señalar las distancias colocaban postes o columnas de milla en milla, equivalente a mil pasos (un kilómetro y medio aproximadamente), por eso recibieron el
nombre de miliarios.
Los caminos más transitados e importantes a lo largo de la Edad Media, muchos
de ellos siguiendo en parte los trazados ya realizados por los romanos, recorde-
1.-
El mismo diccionario define la palabra camino y le da el significado de “tierra hollada por
donde se transita habitualmente de un punto a otro”.
71
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
mos entre otros el camino de Santiago, se fueron consolidando y además de su
mantenimiento se realizaron en ellos importantes obras públicas (nuevos empedrados, puentes, hospitales, etc.).
Fue una costumbre desde antiguo para señalizar los caminos y poder guiar a los
caminantes colocar en ellos pilones, columnas, miliarios, árboles. La tradición
de colocar pilones o plantar árboles con este fin ya se practicaba en la antigua
China (Catai), al menos desde la Edad Media, como lo evidencia el testimonio
de Marco Polo en su Libro de las Maravillas (1298):
“DE COMO EL GRAN CAN HACE PLANTAR ÁRBOLES A LO
LARGO DE LAS RUTAS. Y tened por cierto que el gran señor ha
hecho otra cosa útil y bella; en todas las rutas principales que atraviesan la provincia de Catai y circundantes, y por las que pasan los
mensajeros, mercaderes y otras gentes, ha hecho plantar árboles a
ambos lados, a dos o tres pasos unos de otros, y que son de una especie que se hace grande y fuerte. Y yo os digo que son tan grandes
que pueden verse muy bien de lejos. Lo ha mandado hacer para
que todos puedan ver las rutas, para que los mercaderes puedan
reposar a su sombra, y no pierdan el camino ni de día ni de noche. Y
encontraréis estos grandísimos árboles a lo largo de los caminos solitarios, que son de gran ayuda y alivio a los mercaderes y viajeros.
Así ocurre en todas las provincias y en todos los reinos que le están
sometidos, siempre que el terreno permita plantar. Y en los lugares
desiertos y arenosos, y en las montañas pedregosas donde no se podía plantar nada, ha hecho poner otras señales, piedras y columnas
que muestran el camino. Y ha encargado incluso a ciertos barones
que vigilen porque siempre estén en buen estado. Y además de lo que
ya hemos dicho de los árboles, el gran can los ha hecho plantar con
el mayor placer, porque sus adivinos y astrólogos dicen que quien
hace plantar árboles tendrá larga vida”2.
2.-
72
POLO, Marco (1254-1324), Libro de las maravillas, (Le divisament du monde), (traducción, apéndice y notas Mauro Armiño), Madrid, Anaya, 1996, ps. 223, 224.
PATRIMONIO
2008
EL CAMINO DE LOS PILONES ENTRE ALLEPUZ
Y VILLARROYA DE LOS PINARES
Un antiguo camino marcado con pilones a lo largo de su trazado para orientar a
los caminantes, se conserva en la comarca del Maestrazgo turolense. Este histórico camino denominado «Camino de los Pilones» entre Villarroya de los Pinares y Allepuz (Teruel) mereció que por su singularidad el Gobierno de Aragón
lo declarase Bien de Interés Cultural, en la categoría de Conjunto Histórico, por
el Decreto 69/2008, de 15 de abril, publicado en el BOA nº 47 de 25 de abril de
20083.
En mis estancias temporales en Villarroya de los Pinares, preciosa población del
Maestrazgo turolense, y en sus alrededores, he tenido con frecuencia agradables
sorpresas, bien al descubrir maravillosos parajes, o al conversar con alguno de
sus vecinos, narrándome las costumbres e historias de antaño, en otras al admirar los edificios de interés y sus construcciones populares, bien al recorrer sus
calles o pasear por su término. Si nos adentramos en el estudio de esta localidad
descubrimos las épocas de gran prosperidad económica que estas tierras tuvieron en los siglos XVI, XVII y XVIII por el comercio de la lana y de los tejidos.
Desde un principio, en Villarroya me llamó la atención la existencia de estos
pilones, que discurrían por un antiguo camino, y que abundaban en las inmediaciones del casco urbano, a la salida de la población, junto al antiguo molino
del Tosco; por ello plantee a las autoridades locales el interés que tenían para su
protección.
Las primeras noticias sobre este camino, para su divulgación, aparecieron en
uno de los paneles del Centro de Interpretación de la Orden de San Juan del
Hospital, instalado en Villarroya e inaugurado en la primavera del año 2004;
más tarde se publicó un artículo en el nº 11 de la revista Verde Teruel, que salió
a la luz en el mes de diciembre del 2006, y que significó su descubrimiento por
el gran público.
3.-
Es de justicia reconocer y agradecer el interés y la iniciativa mostrados por las autoridades
e instituciones para su declaración como BIC, tanto por parte de la Dirección General de
Patrimonio Cultural del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de
Aragón, de su director Jaime Vicente Redón y muy especialmente de Carmen Aguarod
Otal, jefe del Servicio de Investigación y Difusión de Patrimonio Cultural, como de los
Ayuntamientos de Allepuz y Villarroya de los Pinares.
73
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
El peirón de San Cristóbal y el Camino de los Pilones en las proximidades de Allepuz
(fot. José Ramón Sanchis)
Lo que hoy conocemos como Camino de los Pilones fue un antiguo camino de
herradura que comunicaba, como hemos dicho las poblaciones de Villarroya
de los Pinares (1.349 metros altitud) y Allepuz (1423 metros altitud), a lo largo
de unos seis kilómetros. Presenta como característica principal la existencia de
unos grandes pilones, de los que se conservan algo más de un centenar, construidos con obra de mampostería, piedra y mortero, de forma cilíndrica, engrosados
y de mayor diámetro en su parte baja y en la superior, enlucidos en sus partes
exteriores y con una altura de alrededor de 2’50 metros y un diámetro de unos
0’65 metros. Están colocados a regular distancia, aproximadamente uno cada
30-50 metros, que señalizaban el camino y guiaban a sus caminantes, ya que al
discurrir por altas lomas se llegan a superar los 1.500 metros, sin apenas vegetación; con las ventiscas, antiguamente tan frecuentes, era muy fácil perderse o
precipitarse por algún cortado u hondonada.
El camino empezaba en la misma localidad de Villarroya de los Pinares, en la
calle de las Eras; en una de sus casas había un azulejo que indicaba: “Camino
de Allepuz”, el cual ha desaparecido en la actualidad con motivo del derribo del
edificio. A partir de ella el camino discurría entre los antiguos pajares para seguir
74
PATRIMONIO
2008
Una vista general del Camino de los Pilones en el tramo Allepuz-Villarroya de los Pinares
(fot. José Ramón Sanchis)
por las faldas de la loma de la Hoya Llama, paralelo al río del Agua Blanca,
también conocido como de las Pavías. Tras circular un tramo junto a este río alcanzaba la actual serrería de maderas del Tosco. Hay que hacer constar que esta
serrería era el antiguo molino señorial de la Orden del Hospital en Villarroya,
que acumulaba sus aguas en una balsa, hoy en día cegada, para aprovechar la
fuerza hidráulica en el molido de los granos. El camino aun es perfectamente
visible en todo este recorrido, aunque queda actualmente interrumpido por la
carretera Teruel-Cantavieja, que lo atraviesa.
Junto al mismo cauce del río del Agua Blanca había hasta no hace muchos años
uno de los pilones, el primero que se conservaba, que señalaba el discurrir del
camino, desaparecido en la actualidad, al parecer con motivo de las obras de un
pozo, para la extracción de aguas, construido en sus inmediaciones.
El primero de los pilones, actualmente conservado, es el que se encuentra junto
a la serrería del Tosco. A partir de aquí, la senda, perfectamente marcada, discurre junto al cauce de agua proveniente de las fuentes del Tosco y llega hasta el
mismo nacimiento de las aguas. En todo este tramo se han perdido los pilones
75
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
que pudieran existir. Es a partir de aquí donde ya se vislumbra el camino con
toda su grandeza y donde se aprecia un buen conjunto de pilones que indican la
senda que de una manera zigzagueante inicia una fuerte subida hasta alcanzar
un antiguo corral de ganado, la majada del Rayao, que dejamos a nuestra izquierda. Alcanzada la cima de las lomas existen los mejores tramos de pilones
conservados, si exceptuamos un área en la cual fueron derribados una buena
parte, al realizarse una repoblación de pinos, hace unos 30 años. En lo alto, en
una amplia llanura, conocida como las Lomas, existe una zona con las mejores
vistas. Dejamos a nuestra izquierda una masía o majada en ruinas desde antiguo,
la majada de la Hiedra, ya en el término de Allepuz, para iniciar en sus inmediaciones un fuerte descenso. El camino de herradura para salvar este desnivel
zigzaguea, deja a su izquierda una fuente, a cierta distancia a su derecha la masía de la Hiedra Baja y a su izquierda la de la Hiedra Alta, y ya discurre por un
camino ensanchado actualmente para posibilitar la circulación de vehículos, el
cual llega hasta las cercanías de la población de Allepuz. En este último tramo
se conservan bastantes pilones a lo largo de toda esta pista y camino, que finaliza
en un magnifico peirón, de piedra sillar llamado de San Cristóbal. Junto a este
peirón, parte una vereda real que discurre hacia el Puerto del Alto del Tormagal
y el valle de Sollavientos. Además, desde este peirón hasta las primeras casas
de Allepuz discurre el antiguo camino de herradura de los pilones con algunos
trozos que mantienen los antiguos empedrados del camino. Tras pasar por los
corrales de Allepuz llega el camino a las primeras casas de esta localidad.
Ya en el informe histórico realizado para su declaración como BIC en el mes de
abril del 2007, indicábamos que este camino con pilones no era una particularidad exclusiva de los municipios de Allepuz y Villarroya, sino que se conocían y
estaban localizados otros similares, aunque de trayectos más cortos, en el mismo
territorio del Maestrazgo, en concreto en el término municipal de la Iglesuela
del Cid4, y que éste era su continuación.
4.-
76
Una referencia a los pilones de La Iglesuela la encontramos en la obra de ALTABA ESCORIHUELA, José, Cantavieja y su baylía, Madrid, 1987, p. 129, “Desde la costa mediterránea ascendemos hacia Morella, la ciudad histórica, monumental y turística. Atravesamos
Cinctorres y Portell, hasta encaramarnos sobre el alto de las Cabrillas. Desde sus cumbres
contemplamos La Cuba en la hondonada, y la serie de montañas entre las cuales se encuentran los pueblos y tierras de la Baylía de Cantavieja. Al paso de esta loma desfilan
una serie de altos pilones que desde tiempo inmemorial han resistido los embates del viento
y de la ventisca. Son hitos levantados para guiar a los caminantes de tiempos pretéritos,
cuando la nieve borra las sendas y la ventisca o la niebla impiden ver a distancia”.
PATRIMONIO
2008
Este antiguo camino, procedente de Teruel, como se indicaba en antiguas cartografías “antiguo camino de Teruel a Villarroya de los Pinares”, después de
atravesar Villarroya seguía hasta Fortanete, pasando por la masada de los Baños
y por las inmediaciones del barranco de la Viñaderilla, aunque todo este tramo
sin pilones. Por la zona de Mercadales llegaba a Fortanete. Después de esta población hasta La Iglesuela del Cid, tras pasar por el peirón de las Almas seguía
el mismo recorrido que el actual GR-8, por el peirón de la Cruz Gorda, hasta
llegar por la fuente del Aravet y la loma del Pinar a dicha localidad. El camino
no pasaba por el casco urbano de Cantavieja, aunque sí por la partida de la Nave,
en su término municipal. Después de salir de La Iglesuela del Cid el camino
discurría por la loma de las Cabrillas hacia El Portell en dirección a Morella, ya
en territorio del antiguo reino de Valencia.
Hemos localizado pilones de tamaño y forma similares a los de Villarroya y
Allepuz al menos en el camino citado en la partida de la Nave y en la loma del
Pinar entre Fortanete y La Iglesuela del Cid y en la loma o puerto de las Cabrillas entre La Iglesuela y El Portell. El día 5 de mayo de 2007, estuve recorriendo
a pie (22’73 km.), junto con unos amigos, el antiguo camino real entre las localidades de Fortanete y La Iglesuela del Cid, pues tenía curiosidad por ver como
estaban los pilones que allí existían y que ya conocía desde hacía unos años5.
Una buena parte del camino, desde Fortanete hasta el cruce con la carretera entre Cantavieja-Mosqueruela, había cambiado sustancialmente de como lo había
visto en otras ocasiones. Lo que era un antiguo camino de herradura de unos
dos-tres metros de ancho como máximo, lo estaban convirtiendo en una pista
de una anchura de unos 8-10 metros. El camino se mantenía en buen estado,
como era originalmente, desde este cruce hasta la localidad de La Iglesuela. A
la llegada a esta última población destacaban en el horizonte los parques eólicos
ya construidos en los términos limítrofes de la provincia de Castellón. En este
tramo del camino en las proximidades de La Iglesuela se conservan aún visibles
18 pilones, entremezclados entre la pinada, de uno de ellos sólo su base y el
resto en bastante buen estado.
5.-
Quiero agradecer la ayuda recibida del vecino de La Iglesuela del Cid, Placido Tena Pallarés, que me acompañó para visitar por primera vez estos pilones el 29 de abril de 2000.
77
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
78
PATRIMONIO
2008
UN CAMINO CON HISTORIA: SU UTILIZACIÓN EN EL
SIGLO XIII POR EL REY JAIME I DE ARAGÓN
El trayecto del Camino de los Pilones como tal es muy antiguo, podemos afirmar
que ya existía en la Edad Media, y probablemente fue el mismo que utilizó para
desplazarse el rey Jaime I en su marcha desde Teruel hacia Peñíscola.
Presentamos unos testimonios de la presencia del monarca Jaime I en este camino y su paso por Villarroya de los Pinares, donde estuvo en varias ocasiones.
Dos de ellas quedaron reflejadas en La Crónica o Llibre dels Feyts, donde se
narra la vida del rey y la conquista de los reinos de Mallorca y Valencia.
La primera vez que pasó por este camino se produjo con ocasión de la toma de
Morella. Tras haberse reunido el rey con sus tropas en Alfambra, pasó por Monteagudo y El Pobo, llegó a Villarroya donde hizo noche, al amanecer salió hacia
la sierra donde recibió la noticia de que se había tomado Morella por Blasco de
Alagón, lo que le disgustó enormemente, era principios del año 1233:
“E enviam a Terol per Ferrando Dieç, e per Rodrigo Ortiz, e per
cavallers que hi havía, que eixissen a nos en Alfambra. E fom enans
que la nuit fos oscura a Alfambra, e aquí sopam , e faem dar civada,
e anam depuis de la mija nuit a vant; e quant fo alba nos fom al cap
del camp de Muntagut, e passam pel Pobo, e eixim a Vila Roja, e albergam aquí aquella nuit, e sus en alba nos eixim de Vila Roja qui és
de l’Espital, e quian fom sus al cap de la serra que hi podia haver tro
a mija llegua, vene-nos un ballester a cavall, e venc trotant e d’arlot
aixi com venir podia a nos e dix-nos: Senyor, saluda-us don Blasco,
e dis-vos que sua es Morella”6.
6.-
JAUME I, “Crónica o Llibre dels Feits” en Les quatre grans cròniques (Revisió del text,
pròlegs i notes per Ferran Soldevila), Barcelona, Editorial Selecta, 1983, 2ª edición, p. 64.
[TRADUCCIÓN] “Lo primero que hicimos fue mandar a buscar a Teruel a Fernando Diez,
a Rodrigo Ortiz y a otros caballeros que allí se hallaban, dándoles orden de que se juntaran
con nos en Alfambra, adonde llegamos antes del anochecer. Allí cenamos, hicimos dar cebada a las caballerías, y a eso de la medianoche, continuamos nuestro camino; de modo que al
despuntar el alba nos hallamos ya a la otra parte del campo de Monteagudo. Proseguimos
la marcha durante toda la jornada, pasando por el Pobo, y salimos a Villarroya, donde pernoctamos. Al amanecer del día siguiente, salíamos de este pueblo, que es del Hospital, para
continuar avanzando a toda marcha. Cuando no nos faltaba más que media legua para llegar
al extremo de la sierra, vimos venir a un ballestero, que poco tardó, cabalgando y corriendo a
todo escape, en llegar hasta nosotros y decirnos: Señor don Blasco, que es quien me manda,
os saluda y os anuncia que suya es Morella”, JAIME I, Crónica histórica o “llibre dels fets”,
(Traducción de Enrique Palau), Barcelona, Iberia, 1958, vol. I, p. 188.
79
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Su segundo paso por este camino ocurrió con motivo de la conquista del castillo
de Peñíscola, para lo cual el rey partió de Teruel en agosto del mismo año 1233,
pernoctando también en Villarroya en su marcha hacia dicha localidad:
“E al dia que eixim de Terol passam pel camp de Montagut e anam a
Vila Roja, que és de l’Espital, e quan venc ans de dia, nos nos llevam
e passam per un lloc que havia nom Atorella, en que ara ha població, e puis passam pel riu de les Truites, e eixim a la canada d’Ares
el port de Prunelles, et a Salvasoria, et a Themi, e passam pel pla
de sent Mateu, que era llavores erm, e eixim al riu Sec, que va sobre
Cervera. E quan venc a hora de vespres, fom denant Peniscola de la
part de les vinyes, sobre l’almarge”7.
Como se puede ver en el estudio del trayecto realizado sobre uno de estos viajes8, este camino medieval utilizado por el rey Jaime I, desde la ciudad de Teruel
llegaba hasta Peñíscola y posiblemente pasaba por Corbalán, Cedrillas, Monteagudo del Castillo, Allepuz, Villarroya de los Pinares, Fortanete, Atorella (La
Tosquilla o Tosquella)9, Río de las Truchas (Pobleta de Sant Miquel), El Llosar,
Cavestany, Caná de Ares, Prunelles, Salvasoria (en término de Morella), Atemí,
Llano de San Mateo, Río de Cervera, Collado de Poaig, Peñíscola.
7.-
JAUME I, “Crónica o Llibre dels Feits” en Les quatre grans cròniques (Revisió del text,
pròlegs i notes per Ferran Soldevila), Barcelona, Editorial Selecta, 1983, 2ª edición, p. 82.
[TRADUCCIÓN] “El mismo día que salimos de Teruel, pasando por el campo de Monteagudo, llegamos hasta Villarroya, que es del Hospital, y donde pernoctamos. Al día siguiente, antes de amanecer, nos levantamos y emprendimos el camino hacia un lugar llamado
Atorella, que actualmente tiene población; luego pasamos por el río de las Truitas, para
salir a la cañada de Ares, de aquí al puerto de Prunells, a Salvassori y Atemi; por el llano
de San Mateo, que entonces era yermo, fuimos a parar por último junto al río Seco, cuyo
surco pasa más arriba de Cervera. O sea que, a hora de vísperas después de puesto el sol,
al pararnos a la otra parte de las viñas sobre el margen, nos hallamos fren por frente de
Peñíscola”, JAIME I, Crónica histórica o “llibre dels fets”, (Traducción de Enrique Palau),
Barcelona, Iberia, 1958, vol. I, p. 237.
8.-
FORCADA MARTÍ, Vicente, “El itinerario real en la conquista de Peñíscola” en Boletín de
la Sociedad Castellonense de Cultura, tomo LXVIII, enero-junio, cuadernos I-II, Castellón,
1992, ps. 93-130.
9.-
Caserío del término de La Iglesuela del Cid.
80
PATRIMONIO
2008
EL PORQUÉ DE ESTA IMPORTANTE
VÍA DE COMUNICACIÓN CON TIERRAS VALENCIANAS:
LA ECONOMÍA ARAGONESA EN LAS TIERRAS DEL SUR
(LAS TRES BAILÍAS)
La Baja Edad Media fue una época floreciente para la economía aragonesa. El
sector más importante fue el agropecuario: el trigo, la lana y el aceite. También
tenían cierto peso en algunas zonas la vid y las plantas industriales, sobre todo
el lino y el cáñamo. El trigo fue un cultivo excedentario prácticamente en todo el
territorio. Las actividades artesanales en este periodo tenían un peso específico
mucho menor. La red de distribución, envío y contratación de todos estos productos se basaba en las ferias, grandes reuniones de frecuencia anual de productores y mercaderes internacionales donde se gestionaba la venta de excedentes
y la adquisición de mercancías foráneas. Las vías que comunicaban todos esos
centros configuraban el mapa de las rutas comerciales10.
Como ya se ha puesto de relieve en diferentes estudios, tras la reconquista cristiana de Valencia, la producción pecuaria del sur de Aragón, especialmente la
ovina, experimentó un gran crecimiento, consolidándose como el sector dominante de su economía, basada en la trashumancia de los ganados11. Este fenómeno permitía el traslado de ganados a tierras valencianas y catalanas en la época
invernal, dado que allí abundaban los pastos. Jaime I, concedió a determinados
vecinos de realengo y órdenes militares, el derecho libre de pastos para sus
ganados12. Estos privilegios beneficiaron la producción ganadera de Teruel y
de otras tierras aragonesas, que como la de las Tres Bailías (denominación histórica tradicional de la actual comarca del Maestrazgo aragonés) podían llevar
10.-
MORALES GÓMEZ, Juan José “Actividades económicas y comerciales en la Baja Edad
Media” en Atlas de Historia de Aragón, Institución Fernando el Católico, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza (Versión Electrónica).
11.-
GARGALLO MOYA, Antonio J., El Concejo de Teruel en la Edad Media, 1177-1327, vol.
II. Población. ps. 366 y ss.
12.-
BRANCHAT, Vicente, Tratado de los derechos y regalías que corresponden al Real Patrimonio en el Reyno de Valencia y de la jurisdicción del intendente como subrogado en
lugar del antiguo bayle general, Valencia, MDCCLXXXIV, edición facsímil, Valencia,
MCMXC, vol. I, p. 208, vol. III, doc. I, II, ps. 1, 4. Aureum opus regalium privilegiorum civitatis et regni Valentie cum historia cristianissimi regis Jacobi ipsius primi conquistatoris,
compilada por Lluis Alanya, Valencia, 1515, edición facsímil, Valencia, 1999, privilegio
IX, de Jaime I, de 13 de enero de 1240, p. III.
81
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Una vista general durante una nevada del Camino de los Pilones en el tramo Allepuz-Villarroya
de los Pinares (fot. José Ramón Sanchis)
sus ganados a las nuevas tierras conquistadas en el Reino de Valencia. Se les
permitía hacerlo, con la obligación de satisfacer una vez al año seis carneros por
cada mil ovejas de cría, por razón de los derechos de herbaje, pasturaje y paso
de ganado13.
La actividad ganadera en las Tres Bailías y el movimiento de ganados no estuvo exento de conflictos14; aunque en buena parte de los casos, en su ámbito
territorial, se dirimían en tribunales propios llamados “ligallos”, que existían
en algunos de sus pueblos. Este consejo de ganaderos era una institución local
13.-
Aureum opus regalium... op. cit. privilegio XIX ,de Jaime I, p. VIII. BRANCHAT, Vicente.
Tratado de los derechos... op. cit. vol. III, doc. XV, p. 26-27.
14.-
GARGALLO MOYA, Antonio J. El Concejo de Teruel..., op. cit. vol. II. Población. ps. 413414. BETÍ BONFILL, Manuel, “Las cruces terminales gemelas de Sant Mateu y Linares de
Mora”, Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, 1927, nº VIII, ps. 1-17, 49-65 y 97109, en especial p. 102. SÁNCHEZ ADELL, José, “Datos para la historia de la trashumancia
ganadera castellonense.”, Primer Congreso de Historia del País Valenciano, (Valencia 14 a
18 de abril de 1971), Valencia, 1980, vol. II, ps. 821-826, en especial p. 823. SANCHIS AL-
82
PATRIMONIO
2008
para la defensa de sus intereses, entre ellos la recogida de animales perdidos,
eliminación de lobos, zorros y otros animales dañinos y la conservación de les
vías pecuarias15.
El crecimiento ganadero en las tierras del Maestrazgo a lo largo del siglo XIV
hasta los inicios del XV no se detuvo, llegó a ser continuo, aunque no lineal,
hecho constatado en las posesiones de la Orden de Montesa, donde acudían ganados de Aliaga y Fortanete16. El comercio de la lana ocupaba un importante papel en la economía medieval aragonesa, ya que su lana fue exportada a Francia,
Italia, Países Bajos e Inglaterra, constituyendo uno de los pilares fundamentales
de la economía del Reino de Aragón17.
Paralelamente a la comercialización lanera surgió en todas las tierras hospitalarias una floreciente industria textil, verdadero motor económico que durante
siglos posibilitó un florecimiento demográfico en la zona, mayor que el que hubiese permitido una economía tradicional agropecuaria. Aunque en la segunda
mitad del siglo XVI en toda el área del Maestrazgo la comercialización de la
lana se depreció mucho18.
FONSO, José Ramón, “Conflictivitat pel pas de ramats aragonesos de la Batlia hospitalària
d’Aliaga per terres valencianes al segle XV (1436-1441)”, (Actes de les Primeres Jornades
d’Historia d’Amposta) (2000), Sant Carles de la Ràpita, 2001, ps. 253-278.
15.-
Vid. MILIAN BOSCH, Manuel, “Notas para la historia del Ligalló de Morella”, Boletín
de la Sociedad Castellonense de Cultura, VIII, 1927, ps. 179-185. RABASSA VAQUER,
Carles A. “Puntualitzacions sobre la institució del ligallo. El ligallo de Culla”, Millars, XV,
1992, ps. 81-95.
16.-
GUINOT RODRÍGUEZ, Enric. Feudalismo en expansión en el norte valenciano. Antecedentes y desarrollo de la Orden de Montesa. Siglos XIII-XIV, Castellón, 1986, en especial
ps.303 y ss.
17.-
OBIOL MENERO, Emilio M., La ganadería en el norte del País Valenciano, Valencia,
1989, p. 235. FALCÓN PÉREZ, María Isabel, “La ganadería aragonesa medieval”, Estado
actual de los estudios sobre Aragón, (Actas de las terceras jornadas celebradas en Tarazona,
del 2 al 4 de octubre de 1980), Zaragoza, 1981, vol. II, ps. 893-903, en especial p. 900.
SARASA SÁNCHEZ, Esteban, “Las actividades económicas en una época de crisis (siglos
XIV-XV)”, Historia de Aragón. II. Economía y Sociedad, Zaragoza, 1996, p. 97. En el siglo XVIII se produjo una nueva crisis de la ganadería del Maestrazgo. Vid. FERNÁNDEZ
CLEMENTE, Eloy, “La crisis de la ganadería aragonesa a fines del Antiguo Régimen: El
caso de Cantavieja”, Teruel, 1986, nº.75, ps. 95-140.
18.-
FEBRER ROMAGUERA, Manuel Vicente-SANCHIS ALFONSO, José Ramón, La configuración del dominio feudal de la Orden de San Juan del Hospital en las Bailías de Aliaga,
Cantavieja y Castellote (siglos XII-XIX), Villarroya de los Pinares, Ayuntamiento de Villarroya de los Pinares, 2003, ps. 43-44.
83
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
VILLARROYA DE LOS PINARES UN CENTRO TEXTIL
DE PRIMER ORDEN
La economía familiar tradicionalmente era de autosuficiencia, a base de consumir aquello que la familia produjese, y de comercializar los escasos excedentes.
A modo de ejemplo, en Villarroya se producía trigo y otros cereales, patatas y
algunas verduras, aparte de una importante cabaña ganadera; mientras que una
gran parte de sus vecinos se dedicaba a la industria textil, en las más diversas
facetas19, como ha estudiado Antonio Peiró, agrupados en dos importantes gremios, uno de pelaires y otro de tejedores, que ya existían con ordenanzas propias
en 1583 y una fábrica de lana20.
Para el servicio de ambos gremios había en el río Guadalope un batán trapero,
que se arrendaba. Cada uno de ellos tenía su propia organización, regidos por
sus clavarios y veedores, bajo las advocaciones de Nuestra Señora de la Expectación del Parto y de Santa Lucía, con festividades los días 13 y 18 de diciembre.
Se fabricaban entre otros productos cordellates, bayetones, estameñas, paños,
jerguillas, etc.
19.-
“VILLA DE VILLARROYA. En el corregimiento de Alcañíz, y a veinte y cinco leguas de
Zaragoza, azía el Norte, está la villa de Villarroya, a los quarenta grados y quarenta y seis
minutos de latitud, y diez y seis grados y diez y ocho minutos de longitud, con ochenta y
quatro vecinos en una parroquia, cuyo patronato, y el señorío temporal de la villa pertenece al comendador de San Juan de Jerusalén. Su terreno es seco, y sólo produce trigo, cebada, y lana. Tiene una fábrica real con privilegio del señor don Felipe quinto, y se fabrican
en ella cordellates, bayetas, etc.” vid. ESPINALT Y GARCÍA, Bernardo, Atlante español,
o descripción general geográfica, cronológica, e histórica de España, Madrid, 1779, tomo
III, parte segunda.
20.-
“El 2 de abril de 1582 Felipe II desde Lisboa concedió a los pelaires y tejedores de este
lugar un privilegio que fijaba los oficios del gremio, así como las condiciones de examen.
El privilegio fue confirmado en varias ocasiones: los pelaires y tejedores ganaron firma en
la Corte y Juzgado del Justicia de Aragón en 1690, lo sobrecartaron en la Real Audiencia
de Aragón en 1726 y en 1738 consiguieron la confirmación de la carta por el mismo organismo, a quien se habían dirigido cuatro años antes. En 1721 el gremio de pelaires había
conseguido que la Junta General de Comercio, Moneda y Minas aprobase sus ordenanzas,
y cinco años más tarde logró que sus productos no fuesen visitados por nadie de fuera de
la villa. Posiblemente en 1796 solicitaron nueva confirmación, que la Audiencia informó favorablemente en 1801. A pesar de esto, en 1770 aparecen sin ninguna aprobación,
constituyendo dos gremios separados, lo que también parece desprenderse de la documentación de 1796”, vid. PEIRÓ ARROYO, Antonio, Tiempo de industria. Las Tierras Altas
turolenses, de la riqueza a la despoblación, Zaragoza, CEDDAR-IET, 2000, en especial ps.
116-117.
84
PATRIMONIO
2008
Además de la venta a particulares, también se hacían encargos para la milicia, lo
que ocurrió con frecuencia a lo largo del siglo XVIII, cuando se produjo vestuario para las tropas del Ejército21. En el transcurso del tiempo esta industria tuvo
sus momentos de crisis y para subsanarla:
“En 1796 el alcalde, los regidores y los gremios de pelaires y tejedores de Villarroya de los Pinares se dirigieron al Consejo de Castilla solicitando la confirmación del privilegio dado por Felipe II en
1582, para cortar varios abusos que hacían declinar la fabricación.
La Audiencia de Aragón solicitó informes a su fiscal, al corregidor
y al Ayuntamiento de Alcañiz; y elevó el suyo al Consejo de Castilla
en enero de 1801. Según este último informe se creaban maestros
hasta a niños de corta edad, se compraban tejidos en pueblos donde
se fabricaban defectuosos para venderlos con la marca de la villa y
los veedores dejaban pasar las trocas sin visura y los cordellates sin
cerrar bien”22
Conocemos el estado que tenía la fábrica de cordellates en el siglo XVIII por
el testimonio del ilustrado Ignacio de Asso23. A veces se produjeron pleitos y
diferencias entre los dos gremios, por ello a partir de 1807 se unificaron en uno,
lo que se aprobó en junta general de ambos, acordándose hacer unas nuevas
21.-
“En 1718, 1719 y 1720 se encargaron a los pelaires y tejedores de Villarroya de los Pinares
150.000 varas para el vestuario de las tropas que se embarcaron en 1718 en la expedición
de Sicilia. En 1729 el ejército les hizo un nuevo pedido: 45.000 varas de guerguillas, que
fabricaron en apenas seis meses, entre el 1 de noviembre de 1729 y el 30 de abril de 1730.
Esta cantidad representa aproximadamente el 51’9 % de la producción de la ciudad de
Segovia en el mismo periodo. A éstas siguieron otras peticiones: en 1767 y 1768 el ejército
les encargó hasta 110.000 varas de paño, y en 1794, 8.000 varas” vid. PEIRÓ ARROYO,
Antonio, Tiempo de industria. Las Tierras Altas turolenses, de la riqueza a la despoblación, Zaragoza, CEDDAR-IET, 2000, ps. 174-175.
22.-
PEIRÓ ARROYO, Antonio, Tiempo de industria. Las Tierras Altas turolenses, de la riqueza a la despoblación, Zaragoza, CEDDAR-IET, 2000, p. 169.
23.-
“Villarroya de los Pinares. La fábrica de cordellates se halla arraigada en este pueblo de
dos siglos a esta parte, según parece por varios procesos sobre adeudos de derechos que
se guardan en el Archivo de la Diputación. En 1721 la Real Junta de Comercio aprobó las
Ordenanzas del Gremio de Pelaires, que en el día se compone de 40 maestros dedicados
a la fábrica de cordellates, y 38 para bayetas y bayetones. El número de telares asciende
a 38, inclusos los que sirven para ligas y otras especies de listonería” vid. ASSO, Ignacio
de, Historia de la economía política de Aragón, Zaragoza, 1798, (Prólogo e índices de José
Manuel Casas Torres), Zaragoza, CSIC, 1947, p. 153.
85
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
El Camino de los Pilones en las cercanías de la Iglesuela del Cid (fot. José Ramón Sanchis)
ordenanzas, y que se nombrasen en adelante dos clavarios, uno pelaire y otro
tejedor, y lo mismo para los veedores.
Era obligación de los tejedores y pelaires colocar en las ropas que fabricaban
(cordellates y estameñas, etc.) el nombre de la población y la señal de cada
fabricante, como estaba regulado por la Real Junta de Comercio y Moneda de
Zaragoza, además de los cuños debían de colocar un plomo pendiente con la
marca de Villarroya de los Pinares, que tenía por una parte la letra “V” como
inicial de la población y por el otro lado las cuatro barras de Aragón, sello y
marca que se había concedido a esta fábrica por el rey Felipe IV. También todas
las herramientas de los tejedores y pelaires tenían que estar marcadas al fuego
con la letra “V”.
86
PATRIMONIO
2008
DIVERSOS TESTIMONIOS SOBRE LA INDUSTRIA Y EL
COMERCIO EN ALGUNAS LOCALIDADES
DEL MAESTRAZGO EN LOS SIGLOS XVIII Y XIX
Según el testimonio que nos ofrece en su obra Espinalt y García, en la segunda
mitad del siglo XVIII existía todavía una importante industria, sobre todo textil,
así en Cantavieja “se fabrican en esta villa cordellates estrechos, bayetas, y
estameñas, para proveer a los vecinos”. Tronchón “tiene cría de ganado, cuya
lana se consume en esta villa, y en los lugares circunvecinos, en unos quince
telares de paños ordinarios y en otras tantas sombrererías, donde se fabrican
sombreros muy ordinarios”. En Mirambel “hay algunos telares de cordellates,
estameñas y lienzos ordinarios”. En Villarroya “tiene una fábrica real con privilegio del señor don Felipe quinto, y se fabrican en ella cordellates, bayetas,
etc.”. De Aliaga dice “tiene diez telares en uso para cordellates y bayetas, y
quatro para lienzos, y de estas manufacturas después de haberse provisto el
pueblo y de lo que se embia a Castilla y a otros pueblos de Aragón, se sacan
mil pesos de ganancia un año con otro. En esta villa hay una Feria anual el
día 20 de septiembre, que dura ocho días, en la que se venden varios géneros
que llevan algunos mercaderes circunvecinos, y los naturales, sus cordellates,
bayetas y lienzos”24.
Las frecuentes cargas e impuestos que gravaban estos productos al trasladarlos
de un reino a otro eran una autentica traba para el comercio y la expansión de la
producción textil, por ello se intentó obtener privilegios de exención, así
“los vecinos de [las Bailías de] Cantavieja, Aliaga y Castellote obtuvieron firma en 1573 alegando, que estaban en posesión de sacar
sus paños a Valencia y Cataluña, pagando dos sueldos por cada
pieza de paño deceno, doceno y catorceno, y quatro sueldos por los
más anchos”25
A mediados del siglo XIX, Madoz en su diccionario nos informa de la situación,
y aun entonces se mantenía una infraestructura residual de la industria textil
en la comarca del Maestrazgo. En el Partido Judicial de Aliaga: “la industria
24.-
ESPINALT Y GARCÍA, Bernardo, Atlante español, o descripción general geográfica, cronológica, e histórica de España, Madrid, 1779, tomo III, parte segunda.
25.-
ASSO, Ignacio de, Historia de la economía política de Aragón, Zaragoza, 1798, (Prólogo
e índices de José Manuel Casas Torres), Zaragoza, CSIC, 1947, p. 232.
87
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
consiste en algunos telares de lienzo y cordellates, y en la esplotación de las
minas de alumbre y caparrosa, el carbón de piedra que se halla en los puntos
que quedan indicados de tan buena calidad y tan abundante, no se esplota y
tampoco se utilizan como se pudiera las canteras de mármoles y de jaspe”. En
Villarluengo se decía que “por la izquierda de Villarluengo pasa el Guadalope
de caudal no muy escaso, el cual se aumenta considerablemente en los años de
nieves; sus aguas se aprovechan también en beneficio de la industria papelera
que los señores Temprado han introducido con grande aceptación para la fabricación del papel continuo, que tanto crédito ha llegado a adquirir; el edificio
de este establecimiento se ha mejorado extraordinariamente y encuentran en él
su sustento infinitas familias empleadas en aquella fabricación”. En el Partido
Judicial de Castellote “Industria: en Cantavieja tegidos de sayales y estameñas,
y en Tronchón sombreros de rodela, capazas para prensar el aceite, y queso de
una aceptación muy particular en toda España. Comercio: de la sierra se esporta trigo para Valencia, y de este territorio se importan, vino, arroz, judías, etc.;
de la parte baja se esporta poca seda y menos aceite. No hay más feria que la de
Cantavieja que se celebra el día 28 de agosto, y que es insignificante; algunos o
todos los pueblos tienen en el año un día feriado o festivo, al cual llaman también de feria, y en el cual se venden algunas ropas, frutas y legumbres”26.
26.-
88
MADOZ, Pascual, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1845-1850.
PATRIMONIO
2008
ESTADO DE LAS COMUNICACIONES Y CAMINOS EN LA
PROVINCIA DE TERUEL EN EL SIGLO XIX
Las actuales generaciones desconocen en su mayoría que hasta los años veinte
del pasado siglo, en que se abrieron una gran parte de las actuales carreteras,
durante la Dictadura de Primo de Rivera y la II República, la mayoría de las
poblaciones turolenses, y más concretamente las de las zonas montañosas, como
es el caso de las localidades del Maestrazgo, carecían de carreteras para sus
comunicaciones, y la única vía para el transporte de mercancías y comunicación
era a través de caminos de herradura, por medio de mulos y otros animales de
la raza caballar. El primer camino que hubo en la comarca para transitar con
carros fue construido con motivo de las guerras carlistas y sólo discurría entre
Cantavieja y Morella27.
Es importante destacar en esta parte de la provincia de Teruel la presencia de
numerosos peirones en casi todos los caminos, sobre todo en las cercanías de
los cascos urbanos, en las principales encrucijadas, en las entradas y salidas o al
paso por las masadas, algunos de ellos verdaderas obras de arte donde se colocaban en una hornacina los santos o vírgenes de mayor devoción popular.
En España, tras la Guerra de Sucesión y la llegada al trono de Felipe V, en una
Instrucción a los intendentes de 4 de julio de 1718 se ordenaba que informaran
al Consejo acerca del estado de los caminos y de los reparos necesarios. Más
tarde Fernando VI les mandó que procurasen tener compuestos y comerciables
los caminos públicos y sus puentes; el mismo monarca inició las carreteras de
Madrid con la Coruña y de Reinosa a Santander. Carlos III dio otro gran impulso
a la construcción de carreteras bajo el gobierno de Floridablanca. Carlos IV y
Fernando VII organizaron el servicio de obras públicas y en 1826 se establecieron servicios regulares de diligencias. Fue en el reinado de Isabel II cuando se
dictaron las reglas para la formación del Plan General de Carreteras, mediante
el Real Decreto y Reglamento de 7 de abril de 1848 y la Ley de 22 de julio de
1857 cuando adoptaron ya una clasificación28.
27.-
Voz: Mirambel, en MADOZ, Pascual, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de
España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1845-1850, tomo XI, p. 430.
28.-
Voces: Caminos y Carreteras, vid. Enciclopedia Jurídica Española, Barcelona, Francisco
Seix Editor, s.a., tomos IV y V refundidos, p. 599-604 y 815-855.
89
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Conocemos el estado de los caminos en la provincia de Teruel a mediados del
siglo XIX gracias al testimonio del Diccionario de Pascual Madoz:
“Caminos. No es nada halagüeño el estado de los caminos en esta
provincia. No la cruza ninguna carretera general, pero actualmente
se construye una que, partiendo de la capital, sigue el curso derecho del Jiloca por medio de los campos de Cella y Monreal. En
este punto atraviesa el espresado río y pasando próxima a Pozuel y
Blancas entra en Castilla, toca en la ciudad de Molina, y continúa a
empalmarse en Alcolea del Pinar con el camino arrecife de Madrid
a Zaragoza. Los trabajos de esta carretera son muy lentos. La que
conduce de Teruel a Valencia se halla concluida hasta la Puebla de
Valverde, y un trozo corto en las inmediaciones de Sarrión; el resto
aunque delineado, rebajado y casi en estado de transitar hasta los
confines de la provincia no puede concluirse por falta de fondos, a
pesar de que los pueblos de varios partidos judiciales contribuyen
hace algunos años con este objeto. Hace tiempo se principió a construir un arrecife que desde Zaragoza debe cruzar la provincia hasta
Morella, pasando por el fértil suelo de la Tierra Baja, pero tampoco
se trabaja en ella. Existen varios proyectos para abrir diferentes
vías de comunicación, y entre ellos el más importante la construcción de una carretera que partiendo desde Monreal del Campo atraviese los partidos de Calamocha, Segura, Castellote y Alcañiz hasta
el Ebro, poniéndose en contacto con la provincia de Tarragona. Los
demás caminos son transversales en su mayor parte, y los restantes
de herradura en muy mal estado”29.
Al describirse los caminos del partido judicial de la capital tampoco se hace
ninguna referencia a las carreteras que comunicaban la ciudad de Teruel con la
actual comarca del Maestrazgo y únicamente nos aporta noticias de las comunicaciones con las ciudades de Valencia y Zaragoza30. Para conocer su situación
29.-
Voz: Teruel, provincia, en MADOZ, Pascual, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1845-1850, tomo XIV, ps. 710-711.
30.-
“Caminos. Los del partido son por lo común bastante malos para las comunicaciones de
los pueblos entre si. Lo mejor que hay es el trozo de arrecife perfectamente construido,
que sale de la capital en dirección de Valencia. Tiene dos hermosos y sólidos puentes de
cantería, uno en el sitio llamado el Ventorrillo y otro contiguo a la Puebla de Valverde. La
carretera que dirige de Teruel a Zaragoza, si bien no está construida es muy llana y gene-
90
PATRIMONIO
2008
debemos ir a las localidades cabeza de partidos judiciales en aquellos momentos. Del partido de Castellote nos dice Madoz:
“No hay caminos de calzada; en general son de herradura y difíciles, uno cruza desde la Iglesuela por todo el partido, y conduce a
Zaragoza; toca en los pueblos de Cantavieia, Mirambel, Bordón y
Castellote, o Más de las Matas. Otro camino más trillado pasa por
la falda de la muela Palomita, y sale del partido por Fortanete, lo
frecuentan, los arrieros valencianos, y los que de Teruel van a aquel
antiguo reino”31.
Por su parte del partido de Aliaga, Madoz nos precisa que: “Los caminos que
atraviesan todo el territorio son de herradura y se hallan en regular estado”.
En las descripciones de las distintas poblaciones del Maestrazgo también encontramos noticias sobre el estado y características de los caminos que surcaban
este territorio. En Aguaviva decía “los caminos son locales, de herradura y se
hallan en buen estado”. En Castellote los caminos “todos son de herradura, y
conducen a las poblaciones inmediatas, siendo su estado bastante malo e intransitable en muchos puntos”. En Las Cuevas de Cañart “sus caminos son de
herradura y sumamente escabrosos”. En Mas de las Matas “los caminos son de
herradura entre los pueblos limítrofes; ninguno hay carretero”. En Las Parras
de Castellote “los caminos son de herradura y conducen a los pueblos limítrofes”. En Seno “los caminos son de herradura y conducen a los pueblos inmediatos”. En Fortanete los “caminos: conducen a Mosqueruela, Allepuz, Villarroya
y demás pueblos inmediatos, generalmente en buen estado”. En Villarroya de
los Pinares “los caminos son locales y malos”. En Cantavieja los “caminos: a
escepción del que conduce a Morella por el que pueden andar carros y se halla
en regular estado, todos los demás son locales y malos”. En La Cuba “sus caminos son de herradura”. En La Iglesuela del Cid “los caminos son de herradura
y se comunican con los pueblos limítrofes”. En Mirambel “los caminos son muy
ralmente está en muy buen estado. En la actualidad se construye por contrata un considerable trozo de arrecife, el que empalmando con la carretera general de Madrid a Zaragoza
en Alcolea del Pinar debe llegar a Teruel, pasando por Molina y Monreal del Campo”.
Voz: Teruel, partido judicial, en MADOZ, Pascual, Diccionario Geográfico-EstadísticoHistórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1845-1850, tomo XIV, p. 739.
31.-
Voz: Castellote, partido judicial, en MADOZ, Pascual, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1845-1850, tomo VI, p.
162.
91
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
ásperos y fragosos no habiendo de ruedas más que el de Cantavieja a Morella,
compuesto por los carlistas”. En Tronchón “los caminos son de herradura y se
dirigen a los pueblos limítrofes”. En Villarluengo “los caminos se encuentran
en mal estado a escepción del que los dueños de la fábrica de papel han abierto
desde Aliaga al punto que esta ocupa” 32.
Los caminos en España en el siglo XIX fueron encuadrados según categorías:
Carreteras del Estado, Carreteras Provinciales y Caminos Vecinales, según estuvieran costeados por el Estado, las provincias o los municipios.
Las primeras leyes llamaban caminos vecinales o rurales a los caminos públicos
de interés sólo para uno o más pueblos que no se hallaban comprendidos en los
planes de carreteras nacionales y provinciales. La Ley de 22 de julio de 1857 los
clasificó como carreteras de tercer orden y los puso a cargo del Estado mientras
la de 14 de noviembre de 1868 los encomendó a los ayuntamientos; más tarde
las leyes de 29 de diciembre de 1876, 4 de mayo de 1877 y Reglamento de 1 de
agosto de 1877 establecieron un sistema mixto. La construcción y conservación
de estos caminos vecinales estuvo a cargo del Estado unas veces y de los municipios otras, según las tendencias centralizadoras o descentralizadoras de los
gobiernos.
La Ley de 4 de mayo de 1877 denominaba carreteras a todos los caminos ordinarios, a todas las vías antes conocidas por caminos reales, calzadas caminos
carreteros, caminos de herradura, cuya construcción y reparo corría a cargo del
Estado.
El Plan General de Carreteras del Estado según el Real Decreto de 6 de septiembre de 1864 establecía la siguiente clasificación para la provincia de Teruel:
“CARRETERAS DE PRIMER ORDEN. Alcolea del Pinar a Tarragona por
Molina, Alcañiz y Gandesa. Tarancón a Teruel por Cuenca y Cañete.
CARRETERAS DE SEGUNDO ORDEN. Zaragoza a Teruel por Daroca y
Monreal. Zaragoza a Castellón por Hijar, Alcañiz, Morella y San Mateo.
Murviedro [actual Sagunto] a Teruel por Segorbe y Viver.
CARRETERAS DE TERCER ORDEN. Teruel a Segura por Alfambra y Portal Rubio. Belchite a Aliaga por Montalván. Belchite a Escatrón. Escatrón
32.-
92
Voces de las distintas localidades, en MADOZ, Pascual, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, 1845-1850, diversos tomos.
PATRIMONIO
2008
a Gandesa por Caspe y Maella. Valdealgorfa a Beceite por Valderrobles.
Coll de Llumanes a Beceite por Orta y Arnés. Alcañiz al confín de la provincia de Huesca por Caspe. Alcorisa al confín de la provincia por Castellote.
Aliaga a Portel[l] por Cantavieja. Puebla de Valverde a Morella por Mora,
Mosqueruela y Cinctorres. Albentosa a Castellón por Puebla del Arenoso y
Lucena. Caudete a la carretera de Alcolea del Pinar a Tarragona por Albarracín y Alustante”33.
En ninguna de ellas se contemplaba el trayecto entre Teruel y La Iglesuela, en el
que estaba comprendido el trayecto del Camino de los Pilones.
El estado de las comunicaciones, en 1868, entre el antiguo Reino de Valencia y
el antiguo Reino de Aragón, por la zona del Maestrazgo, según nos lo refiere el
coetáneo Segura Barreda, era el siguiente:
“Caminos. Si exceptuamos la nueva carretera de Castellón hasta
Alcañiz, las vías públicas del terreno no son otra cosa que caminos
de herradura, y algunos en estado que apenas permiten el paso a
las bestias de carga. En un terreno montuoso, por mucho que sea el
cuidado, un aguacero es bastante para destruir los caminos, arrumbando la tierra movediza, y dejando sulcos y regueros, o montones
de piedras y casquijo. De aquí resulta que algunas veces están cuasi
intransitables; esto en los caminos vecinales que se hallan de una a
otra población, porque las travesías para comunicarse las casas de
campo son sendas angostas, y muchas veces enmarañadas de matorrales”34.
La situación de las comunicaciones no había mejorado en la provincia de Teruel
a finales del siglo XIX. En una sesión parlamentaria del año 1891, el señor Castel en su intervención decía sobre el estado de las carreteras y el ferrocarril:
“Por lo que ha [sic] obras públicas se refiere, la provincia de Teruel
es ya la única entre las cuarenta y nueve de España que no tiene
unida su capital con la red general de ferrocarriles; apenas si por
acaso atraviesa su provincia una línea de enteco desarrollo de una
33.-
Voz: Caminos en MARTÍNEZ ALCUBILLA, Marcelo, Diccionario de la Administración
Española, Madrid, 1877, 3ª ed. tomo II, ps. 11-95, en especial p. 68.
34.-
SEGURA BARREDA, José, Morella y sus aldeas. Corografía, estadística, historia, tradiciones, costumbres, industria, varones ilustres etc. de esta antigua población y de las que
fueron sus aldeas, Morella, 1868, vol. I, p. 83.
93
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
extensión de 12 kilómetros. Y no es más afortunada en carreteras,
pues aparte de otras muchas deficiencias, hay regiones considerables en las cuales no se ha iniciado siquiera el comienzo de las obras
públicas.
Desde la carretera que sigue al río Alfambra hasta la que bordea
el mar en las costas de Castellón, y desde la que une a Teruel con
Sagunto y a las que desde Montalbán y Morella afluyen en Alcañiz,
hay una extensa serranía que comprende más de setenta pueblos y
de 8.000 kilómetros cuadrados de extensión, no surcados por carretera alguna, impidiéndose con ello la exportación de lo producido
en el país y la importación de lo necesario para su vida, y dejando
además abandonado el problema militar, toda vez que en el interior
de esa región hay pueblos como Aliaga, Cantavieja y Mosqueruela,
que recuerdan hechos sangrientos y gastos crecidísimos hechos con
ocasión de las campañas mantenidas durante nuestras guerras civiles”35.
Tenemos que hacer presente que el estudio de los caminos y vías de comunicación, al menos en la provincia de Teruel, es un trabajo que está pendiente de
realizar, como resulta evidente en la bibliografía de tipo general36.
35.-
Texto recogido en la publicación periódica Miscelánea Turolense, nº 5, de 31 de agosto de
1891, publicada en Madrid y dirigida por el turolense Domingo Gascón, p. 75, en la sección
titulada “Documentos parlamentarios. La miseria en Aragón”.
36.-
SERRANO MARTÍN, J. Eliseo, “Rutas, caminos y estafetas postales en Aragón en los
siglos XVI-XVIII” en Atlas de Historia de Aragón, Institución Fernando el Católico, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza (Versión Electrónica).
94
PATRIMONIO
2008
El Camino de los Pilones en el término municipal de Corbalán (fot. Ángel Marco)
EL CAMINO DE LOS PILONES ¿ERA UN CAMINO LOCAL
O SE TRATABA DE UN CAMINO REAL?
Nos hemos basado, para intentar dar una respuesta, en un importante documento sobre Villarroya de los Pinares el “Libro de los Pasos”, objeto de estudio
recientemente37. Su contenido es la copia de un pleito que tuvo lugar en la Real
Audiencia de Aragón, en Zaragoza, iniciado en 1716 y finalizado en 1727, entre
el Concejo Municipal de Villarroya y los propietarios de las masadas.
37.-
SANCHIS ALFONSO, José Ramón, “El “Libro de los Pasos” de Villarroya de los Pinares:
Fuente para el estudio de sus masadas en el siglo XVIII”, en Hábitat disperso y desarrollo
rural (Actas del II Coloquio sobre el Hábitat Disperso, celebrado en Cantavieja los días 12
y 13 de mayo de 2006), (Ángel Hernández Sesé, coordinador), Teruel, Centro de Estudios
sobre la Despoblación y Desarrollo de Aéreas Rurales (CEDDAR) y Asociación del Desarrollo del Maestrazgo, 2008, ps. 147-178.
95
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
El libro, entre otros asuntos, nos proporciona información sobre los caminos y
pasos que discurrían por el término y que pasaban por cada una de las masadas,
de donde le vino el nombre de “Libro de los Pasos”, por el uso que con posterioridad se le dio, pues se recurrió a él en numerosas ocasiones para conocer los
pasos o caminos, que con detalle son enumerados en la descripción de cada una
de las masadas, además incluía entre otros datos el nombre de la masada, el de
su propietario, la vecindad y las masadas limítrofes.
El camino real de Villarroya de los Pinares a Allepuz no aparece nombrado
como tal porque en todo su trayecto a lo largo del término de Villarroya no pasaba por ninguna masía, al tratarse de tierras del común de vecinos, pero sí que
aparece su prolongación camino de Fortanete.
El camino una vez llegaba a Villarroya seguía en varias direcciones, tres eran las
más habituales, una que se dirigía a Aliaga38, otra a La Cañada de Benatanduz39,
y una tercera que lo hacía hacia Fortanete.
Los caminos de Valdelinares y Sollavientos40, así como el de Aliaga, en caso de
salir de Allepuz eran diferentes a los que seguían los que partían de Villarroya
38.-
En una de las masías descritas nos aparece entre sus lindes el camino real de Aliaga: “Mas
de Peña [al margen]. Que la masada llamada la Solana que es de don Juan Francisco
Peña, esta confronta con términos de dicho lugar de Mirabete, y con monte común y barranco de Puertolés de esta dicha villa y con la masada de don Bartolomé Inigo y Pedro
Calvo, vecinos de ella; y sus confines y demarcaciones empiezan de la cerrada, llamada
la Solana, que corre con una pared de bara de alto poco más o menos un buen pedazo a
lo alto aguas vertientes, teniendo en partes bestigios de pared y en partes y a trechos con
[h]itas hasta la peñita de dicho cerro, biniendo a esta villa, de dicha peñita buelbe a bajar
abajo también con [h]itas de trecho a trecho hasta el dicho barranco y luego buelbe a
subir el barranco arriba por la orilla, haciendo esta separación y señales con un ribazo, y
prosiguiendo dichas [h]itas por él buelbe así prosiguiendo hasta la dicha pared de la dicha
cerrada, que dicho barranco es paso que sirbe del camino real que de esta villa se va a la
de Aliaga”, Libro de los Pasos, fs. 47 v.-48.
39.-
Esta es la descripción que en una masía hace del camino real a La Cañada de Benatanduz:
“Masada Francisco Villarroya [al margen]. Y asimismo declaran que la masada de Francisco Villarroya Salbador, también uno de los litis consortes del dicho Cano, esta confronta
con masada de Juan Villarroya de Salbador, masada de Pedro Villarroya del Pino, masada
de Miguel Cano y camino real que va de Villarroya a la Cañada, y que sus confines y
demarcaciones se conocen por estar señalados con paredes en partes vestigios de ellas y
en algunas partes [h]itas y ribazos que siguen drechos sin interpolación de otros algunos”,
Libro de los Pasos, fs. 51-51 v.
40.-
También aparece descrito el camino real a Sollavientos y Valdelinares en otra de las masías:
“Legado del oficial [al margen]. Y asimismo declaran que la masada llamada la Torre de
la Boneta cabezo, y que es del legado del oficial, también lite consorte del dicho Cano,
96
PATRIMONIO
2008
de los Pinares, pues cada localidad tenía sus propios caminos para comunicarse
con las poblaciones vecinas.
El camino de La Cañada de Benatanduz era un camino real que se tomaba a la
salida de Villarroya, junto a la ermita de la Virgen de Loreto y tras pasar junto a
las masías de Gorras de Abajo y Gorras de Arriba ascendía por un portillo hacia
la sierra de la Lastra.
El camino para llegar a Fortanete, que es el que ahora más nos interesa, podía
seguir dos caminos, ambos tenían la consideración de reales, uno era a la vez
vereda para llevar los ganados y el otro era más propiamente el dicho de herradura.
El camino vereda desde Villarroya a Fortanete salía cerca de los huertos inmediatos a las casas del Prado, junto al cauce del mismo río Guadalope, y estaba en
todo este trayecto rodeado de altas paredes de piedra para proteger los huertos
del ganado. Pasaba el camino junto al masico de Casa López; luego discurría
por las ruinas de Casa Villarroya, la masía Casa el Cabrero hasta alcanzar el
mirador del Puerto de Villarroya en el canto de la sierra de la Lastra. Luego seguía el mismo trayecto que la actual carretera Villarroya-Fortanete, en un buen
tramo, hasta la Erica de Piedra, ya en término de Fortanete. Desde este lugar
se introducía en la actual pinada y discurría junto a una pista forestal para más
adelante cruzar la carretera Villarroya-Fortanete, cerca del barranco del Tajo,
para ya descender y circular cerca de la citada carretera por su lado izquierdo
hasta llegar a Fortanete.
El camino real de herradura de Villarroya a Fortanete, que se iniciaba junto a la
ermita de Loreto, donde aun se conserva un azulejo que lo indica, tras pasar por
el mas de París y la masía de la Casa Baja de los Baños llegaba a la masía de los
Baños , también llamada de Cano, y la fuente de los Baños, que proporciona en
la actualidad el agua potable a los vecinos de Villarroya. Esta es la descripción
que de la masada y del camino real a Fortanete hace el Libro de los Pasos:
“Masada de don Francisco Cano [al margen]. Y asimismo declaran
que la masada llamada el Endrinal, la llamada el Regajo, la llamada el Mas de Sánchez, estas tres están unidas, y debajo una misma
confronta con masada de Juan Moya, masada de Miguel Clavero, masada de Jerónimo
Nabarro, y masada de Bautista Villarroya del Maillo, y pasa por ella camino real que va a
Baldelinares y Solabientos, y sus confines y demarcaciones siguen con paredes en partes
y bestigios y señales y ribazos y mojones, sin que por ella se crucen ni interpolen otras
algunas” Libro de los Pasos, fs. 63 v.-64.
97
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
demarcación y confines, que son del dicho don Francisco Cano y
Miguel Cano su hermano, y litis consortes, y confrontan con masada
de Juan Villarroya Salbador, masada de la viuda de Josef Villarroya
del Pino, masada de Domingo Pérez de la Fuen del Pino, por la parte de arriba con la Peña Riscla, que hace pared, y con el barranco,
que llaman de la Calera, tiene paso que va y es el camino real de
Villarroya a la villa de Fortanete, y sus confines y demarcaciones
se siguen con mucha parte de paredes en partes, en partes bestigios
de ellas, [h]itas, mojones y ribazos, sin interpolación de otros algunos”41.
Después discurre la senda del camino zigzagueante en fuerte subida hasta alcanzar los altos de la Lastra por medio del barranco de los Baños, también conocido
como de Cano o del Cañadizo; aun mantiene en algunos puntos restos de los
antiguos empedrados, pasaba por las inmediaciones de la Cueva del Beato, con
magnificas vistas de Villarroya y más al fondo de Aguilar de Alfambra. Cruza
una moderna pista para pasar por las inmediaciones de la majada de los Baños,
hasta alcanzar la cabecera del barranco de la Viñaderilla. Abandonaba aquí el
término de Villarroya y se introducía en el de Fortanete. En este lugar el pinar y
los matorrales bajos han barrido completamente los restos del antiguo camino,
que seguía por Mercadales hasta llegar al núcleo urbano de Fortanete.
Por todo lo expuesto parece claro que en el siglo XVIII todos estos caminos,
entre ellos el de Villarroya a Fortanete, tenían la consideración de reales y era la
Corona la encargada de ellos. Como el Camino de los Pilones entre Allepuz y
Villarroya era su continuación, tendría la misma consideración de camino real.
41.-
98
Libro de los Pasos, fs. 51 v.-52.
PATRIMONIO
2008
¿CUÁNDO Y POR QUIÉN
SE CONSTRUYERON LOS PILONES?
Debemos plantearnos quién mandó construir estos pilones y si fue una obra a
cargo de los municipios o fue promovida por una institución superior. Nuestro
parecer por todo lo expuesto hasta ahora es que fue una obra realizada por el
Estado o al menos bajo su impulso y dirección. Este hecho se reafirma al existir
otros pilones de las mismas características en las prolongaciones del citado camino, ya en los términos de Corbalán, El Pobo, La Iglesuela e incluso en el paso
hacia tierras del antiguo Reino de Valencia, camino de El Portell. Esta vía de comunicación podemos ya afirmar que se extendía al menos desde Teruel hasta El
Portell, pasando en la provincia de Teruel por Corbalán, Cedrillas, Monteagudo,
Allepuz, Villarroya, Fortanete y La Iglesuela.
Este camino de herradura, vía de salida de las materias primas del Maestrazgo aragonés, sobre todo lana y tejidos, como hemos visto transitado desde el
siglo XIII, que tenía la consideración de camino real, pensamos que con muchas probabilidades se señalizó con pilones, tal como podemos recorrerlo en
la actualidad, en la Edad Moderna, posiblemente a mediados del siglo XVIII,
momento en que las comunicaciones en España se racionalizaron y mejoraron
considerablemente con el fin de facilitar el tránsito, la comunicación y el comercio, especialmente en lo que se refiere a la salida de las materias primas de las
áreas rurales.
En el siglo XVIII con la llegada de Felipe V se personificó el poder político en
la persona del rey. Con los decretos de Nueva Planta que perseguían la uniformidad, se anularon las antiguas leyes y fueros de los distintos reinos peninsulares, entre ellos los de Aragón. Con la abolición de los fueros, de las Cortes y
otras instituciones se inició una política centralizadora a imitación de Francia y
se aplicó en todos los reinos peninsulares la legislación castellana. Entre otros
aspectos se aplicaron importantes reformas en el régimen de los municipios, se
cambiaron los tradicionales cargos municipales aragoneses por los castellanos.
En este Estado centralista al finalizar la Guerra de Sucesión se crearon las Secretarías de Despacho o Ministerios (Hacienda, Justicia, Guerra, Marina...) y
las Capitanías Generales. A partir de una Real Resolución de 1 de julio de 1718
el territorio quedó dividido en Intendencias de provincia, subdivididas a su vez
en partidos, a cuyo frente se colocó a un funcionario para fiscalizar la administración; el intendente tenía competencias en cualquier asunto que afectara
al gobierno y administración (Hacienda, Ejército, Guerra, Justicia y Policía),
99
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Una vista general del Camino de los Pilones en el término municipal de El Pobo
(fot. Ángel Marco)
lo que planteó problemas con los otros cargo también implantado entonces, el
corregidor. Por ello a partir de la ordenanza de Intendentes Corregidores de 13
de octubre de 1749, en el reinado de Fernando VI, el intendente pasó a ser a su
vez el corregidor de la capital.
Los intendentes eran los representantes del rey en cada una de las provincias;
debían preocuparse por el fomento de la economía, el trabajo, la agricultura, el
comercio, la ganadería y la industria, de realizar censos y catastros y también de
los transportes y las comunicaciones.
Ha resultado fundamental en esta investigación analizar la legislación castellana
y haber encontrado unas referencias a pilones ya en tiempos de Felipe II, en el
artículo 63 de las Cortes celebradas en Madrid en los años 1586-1588, cuando
se ordenaba, para guiar a los caminantes, colocar pilares en los caminos cuando
atravesasen puertos que en tiempos de nieves estuviesen cubiertos:
100
PATRIMONIO
2008
“63. Diversas vezes se ha suplicado a V.M. mandasse que en todos
los caminos destos Reynos pongan las ciudades, villas, y lugares,
cada una en sus términos a costa de propios en las partes más convenientes, cruzes, y en ellas escrita la parte adonde va cada camino,
por el gran beneficicio que dello se seguirá a los caminantes; cerca
de lo qual al capítulo treinta de las Cortes próximas passadas V.M.
respondió que le parecía bien lo que se le suplicava, y mandava al
Consejo tratasse de la forma que para se executar auría. Y porque
hasta agora esta no se ha dado; y assí mismo sería de mucha utilidad que en los puertos se pongan piedras levantadas en alto, que
vayan señalando los caminos; porque en tiempo de nieves acaece
cada día, por no las aver, perderse los caminantes, y despeñarse, o
entrar en partes donde perecen o peligran. Suplicamos a V.M. mande determinar la forma más conveniente, para que tenga efe[c]to lo
que se suplica a V.M. y por la misma se ordene como en todos los
caminos de los puertos aya dichas señales, por la comodidad que de
todo se seguirá.
A esto vos respondemos, que en lo que toca a poner pilares en los
puertos para señalar los caminos, mandamos a los de nuestro Consejo que provean y den orden como assí se haga; y en lo demás que
por esta vuestra petición nos suplicays, cerca de los otros caminos
del Reyno vayan mirando lo que convendrá”42
Este acuerdo en principio sólo aplicable para el Reino de Castilla, tras los decretos de Nueva Planta a principios del siglo XVIII pasó a estar vigente en todos
los reinos peninsulares, entre ellos Aragón, y posiblemente fue entonces cuando
se ordenó por el intendente, con la aplicación de esta ley, la construcción de los
pilones en este antiguo camino de herradura que hoy conocemos como Camino
de los Pilones. Así se recogió el artículo sobre los pilones en la Novísima Recopilación:
“Ley IV. El mismo [D. Felipe II] en las Cortes de Madrid de 1586
a 90 pet. 63.
42.-
Capítulos generales de las Cortes del año de ochenta y seys, fenecidas y publicadas en el
de noventa, Madrid, Imprenta de Pedro Madrigal, 1590, ps. 27 r.-27 v., Biblioteca de la
Real Academia de la Historia, Madrid, signatura 4/288(11).
101
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Construcción de pilares en los caminos para que se distingan en
tiempo de nieves.
Ordenamos y mandamos, que los del nuestro Consejo provean y den
orden como se pongan pilares en los puertos para señalar los caminos, por los peligros que en tiempos de nieves incurren los que caminan por ellos, por no estar señalados. (ley 58, tit. 4, lib. 2. R.)43.
La Ley sobre caminos en 1749 fue ampliada por Fernando VI en una Ordenanza a los Intendentes Corregidores y más tarde por Carlos III en 1788 con una
Instrucción a los Corregidores; legislación también recogida en la Novísima
Recopilación:
“Ley V. D. Fernando VI en la Ordenanza de Intendentes Corregidores de 1749, capítulos 28, 29 y 31; y D. Carlos III en la Instrucción
de Corregidores de [1]788, cap. 51, 52 y 53.
Cuidado de los Corregidores sobre que los caminos estén corrientes
y seguros, y tengan pilares que los distingan.
Los Intendentes Corregidores harán especial encargo a todas las
justicias de su provincia y subdelegados de ella, para que cada uno
en su término procure tener compuestos y comerciables los caminos
públicos y sus puentes, en que se interesa la causa común; que no
permitan a los labradores se entren en ellos; y a este fin pongan sus
fitas o mojones y procedan contra los que ocuparen alguna parte de
ellos con las penas y multas correspondientes a su exceso, a más de
obligarles a la reposición a su costa; y que si necesitaren de mayor ensanche o reparos de puente o calzada que facilite los pasos
y tránsitos, den cuenta con la justificación necesaria a mi Consejo,
para que por él se providencie lo conveniente en lo que no puedan
costear los pueblos en cuyo territorio se deban hacer, ínterin que por
mi no se tome otra regla y providencia; y cuidaran de conservarlos
corrientes conforme a las órdenes dadas y ordenanzas municipales.
Obligarán a las justicias de su distrito a que en todos los sitios en
donde se junten uno, dos o más caminos principales, hagan poner
un poste de piedra levantado proporcionalmente con un letrero que
43.-
102
Novísima recopilación de las leyes de España, Madrid, 1805, Tomo III, Libro VII, Título
XXXV, p. 677.
PATRIMONIO
2008
diga: camino para tal parte, advirtiendo y distinguiendo los que fueren para carruage y los de herradura; y cuidarán de que se conserven siempre dichos postes, y de renovarlos quando fuere necesario.
Pondrán todo cuidado en que las justicias de cada pueblo por si y
por los alcaldes de Hermandad y quadrilleros cumplan exactamente
con sus encargos en el reconocimiento de los campos y montes, seguridad de los caminos, libre tránsito y comercio de los pasageros;
imponiéndoles a este fin rigurosas penas y haciéndoles responsables
de qualquier robo o insulto que se cometa en su distrito, si para evitarlos no visitaren por si o por sus guardas de montes los caminos
y despoblados con freqüencia; procediendo a este fin sin el menor
disimulo, por lo que en su observancia se interesa al público, y la
seguridad tan necesaria a todos”44.
44.-
Novísima recopilación de las leyes de España, Madrid, 1805, Tomo III, Libro VII, Título
XXXV, p. 677-678.
103
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
NUEVAS NOTICIAS SOBRE EL CAMINO DE LOS PILONES:
DESCUBRIMIENTOS DE TRAMOS CON PILONES EN LOS
TÉRMINOS MUNICIPALES DE CORBALÁN Y EL POBO,
Nuestro amigo Ángel Marco Barea, compañero del colectivo Sollavientos, en el
mes de noviembre de 2007 nos indicaba la existencia de nuevos pilones en otros
tramos del camino entre Allepuz y la ciudad de Teruel, en las proximidades de
Corbalán. Así nos hacía saber que quedaban pilones en una ladera, donde difícilmente podrían pasar carruajes; eran unos cinco pilones en buen estado, aunque
podían observarse los restos de otros muchos en casi todo el recorrido. El lugar
donde se conservaban era en las cercanías de la carretera Corbalán-Cantavieja,
en el alto del Cabigordo. Aconsejaba dejar allí el coche y dirigirse al punto
geodésico que está a unos 200 metros, y desde allí, en dirección Sur, bajar hacia
Corbalán, buscando la línea eléctrica que por allí pasa.
Alejandro Pérez Cueva, otro de nuestros compañeros y amigos del colectivo,
interesado por el tema, nos indicaba que en los mapas más antiguos, después
de su estudio, había observado que el camino de Teruel hacia el Maestrazgo se
bifurcaba en dos en el Cabigordo, con un ramal hacia Cedrillas y otro hacia El
Pobo. Y apuntaba que el camino real no podía pasar por El Pobo y Cedrillas a
la vez, y nos indicaba que el camino de El Pobo parecía ser la antigua ruta de
Teruel hacia el Bajo Aragón, que no iría por el Alfambra.
Por otra parte, a mediados del 2008, a raíz de las noticias aparecidas en el mes de
enero en la prensa45, sobre la próxima declaración como BIC de los de AllepuzVillarroya, desde El Pobo en una revista local se daban a conocer nuevos pilones
en el puerto de Castelfrío, en su mismo término municipal; así nos describía
Adolfo Rodríguez su descubrimiento, cuando iba acompañado de Pedro López,
vecino de El Pobo:
“Salimos de El Pobo por carretera en dirección a Castelfrío (dirección Teruel). Casi a la altura de las antenas, junto a la carretera,
en una pequeña explanada en la que se alza una antigua caseta de
vigilancia blanca dejamos los coches. Desde allí andando hacia el
Este, hasta coronar la loma que se erguía ante nosotros. En lo alto
ya divisábamos el primero de los pilones. Desde éste, anduve un
45.-
104
Artículo aparecido en el diario Heraldo de Aragón, el miércoles 16 de enero de 2008.
PATRIMONIO
2008
rato en dirección Teruel encontrando amontonamientos de piedra.
Eran restos de otros pilones caídos completamente... Sin embargo,
en dirección contraria, hacia Aguilar de Alfambra aproximadamente, y casi en paralelo a la carretera se alzaba una tremenda fila de
hitos de piedra que nos dejó asombrados a cuantos componíamos el
pequeño grupo de curiosos. Comprobamos la fábrica de los pilones
y nos dimos cuenta de que coincidían perfectamente con la descripción que la declaración de BIC del Gobierno de Aragón hacia de los
hitos existentes entre Allepuz y Villarroya”46.
En el verano de 2008, en un artículo de opinión publicado en el Diario de Teruel,
con motivo de conmemorarse ese año el VIII centenario del nacimiento del monarca Jaime I, recordaba su paso por tierras turolenses y en concreto por este
mismo trayecto del Camino de los Pilones y apuntaba la conveniencia de estudiarlo en su integridad y la de adoptar nuevas medidas por parte de las autoridades:
“Este antiguo camino de herradura, al menos desde Teruel hasta
La Iglesuela, por su historia y significado, merecería ser objeto de
un detallado estudio, señalización, protección y conservación como
patrimonio de todos los aragoneses”47.
En el mes de diciembre de 2008 de nuevo Ángel Marco nos hacía partícipes
del conjunto de pilones conservados en el término de El Pobo. Nos decía que
recorriendo la zona alta del Cabigordo y Castelfrío hasta El Pobo, había encontrado vestigios de al menos 55 pilones, 20 en buen estado de conservación, que
marcaban el camino hacia El Pobo. También nos indicaba no haber podido enlazarlos con los de la zona de Cabigordo, donde los había encontrado en la casilla
de Cedrillas (en el cruce con la carretera de El Pobo); y los últimos detectados
que subían desde Corbalán; nos apuntaba que la carretera era posiblemente la
responsable de su desaparición, así como las repoblaciones de pinos que en su
día se hicieron en Castelfrío. A raíz de estas noticias, Alejandro Pérez Cueva
46.-
RODRÍGUEZ, Adolfo, “El Camino de los Pilones de... ...¿El Pobo?” en Poborina Folk,
revista del festival de músicas con raíz de El Pobo de la Sierra (Teruel), nº 6, año 2008.
47.-
SANCHIS ALFONSO, José Ramón, “Tras los pasos de Jaime I por tierras turolenses. El
Camino de los Pilones entre Allepuz y Villarroya de los Pinares” publicado en el Diario de
Teruel el domingo 20 de julio de 2008.
105
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
apuntaba la posibilidad desde el colectivo Sollavientos de impulsar ante las instituciones culturales la recuperación de todo el sendero en su tramo provincial:
Investigar su trazado exacto, balizarlo, restaurar la plataforma en los tramos más
interesantes, incluso rehacer o restaurar los pilones destruidos como se hace con
cualquier monumento arquitectónico que tenga valor.
106
ALCORISA, CASTELLOTE Y MAS DE LAS MATAS
EN EL PLEITO CONTRA EL CABILDO DE ZARAGOZA
POR LOS DIEZMOS DE LA SEDA Y OTROS FRUTOS:
UNA ALEGACIÓN IMPRESA DE 1743
Miguel Ángel Pallarés Jiménez
HISTORIA
2008
Del pleito de la seda1 y de su producción en Mas de las Matas había publicado
Alfredo Monforte Puerto, en 1982, sendos artículos2. La obtención de seda, en el
siglo XVIII, era relativamente abundante en las Bailías: Castellote, con sus barrios de Abenfigo y Las Planas, obtenía 2.000 libras anualmente, que se vendían
a comerciantes catalanes y de Zaragoza; y una producción similar tenía la citada
localidad de Mas de las Matas3.
Un gran número de personas trabajarían en las Tierras Altas turolenses en estos
menesteres textiles4: por ejemplo, en las ordenanzas de los tejedores de Teruel,
bajo la invocación de San Mateo, los tejedores de seda se agrupaban junto a
los de lana y lino5; y, aún en 1829, había 5 cardadores de seda en Rubielos de
1.-
Agradecemos a Montse de Vega Mas el tratamiento del texto que aquí se reproduce en
facsímil.
2.-
Alfredo MONFORTE PUERTO: “Pleito de la seda”, en Mas de las Matas: II. Mas de las
Matas (Teruel): Grupo de Estudios Masinos, 1982, pp. 161-167; e ÍDEM: “La seda en Mas
de las Matas”, en Mas…: II, pp. 169-176.
3.-
Antonio PEIRÓ ARROYO: Tiempo de industria. Las Tierras Altas turolenses, de la riqueza a la despoblación. Zaragoza: CEDDAR, 2000, p. 36.
4.-
Tanto en seda como en lana (véase la monografía citada en la nota anterior, así como
ÍDEM: “La industria antes de la industria: la Bailía de Cantavieja”, en Baylías: 3. Cantavieja (Teruel): Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense, 2006, pp. 37-52). La actividad
textil en Las Cuevas de Cañart en la segunda mitad del siglo XV y principios del XVI, en
Miguel Ángel PALLARÉS JIMÉNEZ: Las Cuevas de Cañart a finales de la Edad Media,
según la documentación notarial de Bernardo Fulla (1443-1509). Las Cuevas de Cañart
(Teruel): Asociación Cultural “El Morrón”, 2006, p. 39.
5.-
Se conocen distintas ordenanzas para los tejedores de Teruel de 1489 a 1749 (PEIRÓ:
Tiempo…, p. 115).
109
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
Mora6. De igual modo, la capital de Aragón mantuvo durante la Edad Moderna
un nutrido colectivo de trabajadores de la seda (velluteros, tejedores, tafetaneros, veleros, torcedores, sastres, cedaceros, etc.)7.
Aunque nos consta que en una localidad tan cercana a Zaragoza como es Tauste,
para el año 1729, ya se había abandonado el cultivo y cuidado de las moreras
con las que se había hecho en tiempos gran acopio de seda8, en muchos pueblos
del Bajo Aragón y del valle del Ebro se plantaron durante el siglo XVIII cientos
de miles de estos árboles; por ejemplo, en Albalate del Arzobispo9, se contabilizaron 22.000 en 1745, y en otros lugares como Caspe su cultivo contaba con
una larga tradición10.
La cosecha sedera en Aragón, en 1778, ascendía a más de 140.000 libras11, siendo en ese tiempo una de las máximas riquezas del antiguo Partido de Alcañiz;
en este territorio, la seda con mayor renombre era la de las poblaciones de Mas
de las Matas, Castellote, Aguaviva, Foz-Calanda y Oliete12.
6.-
Ibídem, p. 78.
7.-
Véanse numerosas noticias documentales en Ángel SAN VICENTE PINO: Instrumentos
para una historia social y económica del trabajo en Zaragoza en los siglos XV a XVIII: 2
vols. Zaragoza: Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, 1988.
8.-
Basilio ITURRI DE RONCAL: Historia de Nuestra Señora de Sancho Abarca. Edición corregida y aumentada de Mariano SUPERVÍA y Orencio CARDONA. Zaragoza: Imprenta
de José María Magallón, 1864 (1ª edición en Pamplona en 1729), pp. 40-41.
9.-
Agustín GIL DOMINGO: “Procesos histórico-jurídicos de la Fiel Villa de Mas de las Matas”, en Mas de las Matas: XIII. Mas de las Matas (Teruel): Grupo de Estudios Masinos,
1993, p. 107.
10.-
En el siglo XVI ya se tiene noticia del cultivo de moreras en dicha localidad (Ángel SAN
VICENTE PINO: Colección de fuentes de derecho municipal aragonés del Bajo Renacimiento. Zaragoza: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza, 1970, doc.
nº 60, pp. 510-512). Esta villa también tuvo pleito con la Orden de San Juan, en 1614, por el
diezmo de la seda (Ignacio DE ASSO: Historia de la economía política de Aragón. Zaragoza: Guara Editorial, 1983 (1ª edición en Zaragoza en 1798), p. 103). Véase, para el cultivo
de moreras y la industria de la seda en Caspe antes del siglo XVIII, y de los problemas con
sus diezmos, Gregorio COLÁS LATORRE: La bailía de Caspe en los siglos XVI y XVII.
Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1978, pp. 60-65.
11.-
GIL: “Procesos…”, p. 139.
12.-
ASSO: Historia…, p. 104. Sobre el cultivo de la seda en Mas de las Matas y Aguaviva en
1783, Agustín GIL DOMINGO: “Complemento documental para la historia de Mas de las
Matas”, en Mas de las Matas: XV. Mas de las Matas (Teruel): Grupo de Estudios Masinos,
1996, pp. 293-294.
110
HISTORIA
2008
En 1988, Antonio Martín y Alfonso Aguilar13 daban noticia del pleito de las
décimas de Mas de las Matas, Aguaviva y La Ginebrosa, que había durado de
1739 a 1771; la documentación se hallaba en el Archivo Diocesano de Zaragoza. Dos años después la estudiaría en parte Pilar Pueyo14, en lo relacionado con
el pago de los diezmos de judías y panizo de dichas localidades al Cabildo de
Zaragoza.
En el mismo año de 1739, dio inicio el pleito de los diezmos de la seda: el proceso fue iniciado por el procurador fiscal de la curia eclesiástica de Zaragoza
contra los vecinos y terratenientes de la villa de Mas de las Matas, y concluyó
en 1751. Aún a finales del siglo XX, según Agustín Gil15, que estudió la documentación que generó esa lid, los más viejos del lugar guardaban memoria de la
misma, transmitida de generación en generación.
Siendo arzobispo de Zaragoza, Tomás Crespo de Agüero, viendo la abundancia
de seda que producían los habitantes de Mas de las Matas, por mandato de visita
pastoral determinó obligarles a pagar diezmos; como los masinos no habían
contribuido nunca diezmos sobre seda, ni tampoco sobre judías y panizo, recurrieron a la Real Audiencia de Zaragoza en 1728, logrando privilegio para no
costear dichos impuestos en 1731. Aún así en 1739, como se dijo, el arzobispado
emitió un mandato el 25 de mayo por el que se ordenaba a los productores de
seda el pago del diezmo de la seda, con lo que dio inicio dicho pleito.
La alegación impresa que aquí ofrecemos, que se conserva en la Biblioteca Universitaria de Zaragoza16, fue presentada el 20 de agosto de 1743. En las dos
primeras páginas, el abogado Francisco Castañer y Mir17 anunció su decisión
13.-
En Causas Pías, ligamen 5 (Alfonso AGUILAR & Antonio MARTÍN: “Índice documental
y bibliográfico para un Archivo Histórico de la Fiel Villa de Mas de las Matas”, en Mas de
las Matas: VIII. Mas de las Matas (Teruel): Grupo de Estudios Masinos, 1988, p. 167).
14.-
Pilar PUEYO COLOMINA: “Pleito entre el Cabildo de Zaragoza y Ginebrosa, Aguaviva y
Mas de las Matas por el pago del diezmo de judías y panizo (siglo XVIII)”, en Mas de las
Matas: X. Mas de las Matas (Teruel): Grupo de Estudios Masinos, 1990, pp. 7-81. Revisaría
este proceso y completaría el estudio de dicha autora, GIL: “Complemento…”, pp. 259268.
15.-
ÍDEM: “Procesos…”, pp. 91-149.
16.-
Biblioteca Universitaria de Zaragoza, sign. G-72-294. Este impreso está registrado en el
Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico (CCPB000401507-X).
17.-
Este letrado había participado en otros momentos en el litigio (véase GIL: “Procesos…”,
pp. 123-125).
111
Baylías - Miscelánea del Centro de Estudios del Maestrazgo Turolense
de unificar en un solo texto la defensa de los derechos de Alcorisa, Castellote y
Mas de las Matas en los respectivos procesos mantenidos por cada una de estas
villas contra el Cabildo de Zaragoza, sobre los diezmos de la seda y otros frutos.
Vemos pues que, aunque era conocido el pleito de Mas de las Matas, otras localidades vecinas también estaban afectadas por la misma cuestión: si el Cabildo
Metropolitano pretendía que los masinos pagaran el diezmo de seda, judías,
panizo y demás legumbres que sembraban (como lo habían hecho siempre con
trigo, cebada, avena y otros frutos), con la misma calidad pretendía que Alcorisa
y Castellote lo pagaran por la seda que producían18.
La alegación se imprimió en folio19; cuenta con 31 páginas numeradas, con registro de pliegos A-H2, cosidas pero sin encuadernar; una inicial xilográfica, en
la primera página, es la única gracia tipográfica de la pieza. Fue estampado el
sello del depósito donde se halla esta alegación en pp. 1 y 15 (“Biblioteca Universidad y Provincia de Zaragoza”), y en el vuelto en blanco de la última hoja.
Se barreó una palabra impresa en p. 2, y se hicieron anotaciones manuscritas en
pp. 19 y 30.
La sentencia fue publicada poco después por el Juez de Pías Causas, Juan Monreal, el 4 de febrero de 1744: se absolvía a los vecinos de Mas de las Matas de
pagar el diezmo de la seda, pretendido por el arzobispo y el Cabildo de Zaragoza, pero les condenaba a pagar los diezmos de las hojas de morera.
Descontentos los masinos con este fallo, tramitaron recurso de apelación a la
Nunciatura de España, que revocó la parte que condenaba al pago del diezmo de
las hojas de morera. Por esta razón, el Cabildo tuvo que apelar excepcionalmente al Tribunal de la Rota Romana, que anuló el fallo del nuncio y dio por bueno
el de Monreal, de manera definitiva, en 1751.
Mas de las Matas y Alcorisa, así como localidades cercanas como La Ginebrosa
y Aguaviva, se vieron abocadas al pago del diezmo por la hoja de morera al Cabildo de Zaragoza; y lo mismo le sucedió a otros pueblos que iniciaron pleito por
el mismo tema (Villafranca de Ebro, Nuez, Zuera, Peñaflor, Rodén y otros)20,
por lo que colegimos que los productores de seda de Castellote correrían la
misma suerte.
18.-
BUZ, sign. G-72-294, p. 2.
19.-
El facsímil se ha reducido respecto al texto original.
20.-
GIL: “Procesos…”, pp. 100-108.
112
113
114
115
116
117
118
119
120
121
122
123
124
125
126
127
128
129
130
131
132
133
134
135
136
137
138
139
140
141
142
143
Termináronse de imprimir
estas BAYLÍAS del
MAESTRAZGO
el primero de abril
de
2009
en los talleres gráficos
de
Aragón Vivo
en la ciudad de Teruel,
siendo la festividad de san Hugo de Grenoble,
“el obispo que nunca quiso serlo”

Documentos relacionados