Los papeles palestinos La cuarta rueda de la ciencia

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Los papeles palestinos La cuarta rueda de la ciencia
OPINIÓN
16 LA VANGUARDIA
MARTES, 25 ENERO 2011
Quim Monzó
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A
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Los papeles palestinos
L Yazira, la cadena de televisión árabe que
emite desde Qatar, ha hecho públicos, juntamente con el diario británico The Guardian,
unos 1.600 documentos hasta ahora secretos sobre las negociaciones que israelíes y palestinos
han mantenido desde las vísperas de la conferencia de
Camp David, en el 2000, hasta el año 2009, es decir,
con Barack Obama ya en la Casa Blanca. Los documentos, redactados por la parte palestina, detallan cómo
los dirigentes palestinos ofrecieron grandes concesiones a los israelíes, que, sin embargo, las rechazaron.
Los documentos obtenidos por Al Yazira, cuya autenticidad dice haber sido confirmada por el diario
The Guardian, sugieren que los negociadores palestinos ofrecieron a Israel lo que se negaron a aceptar en
Camp David, donde fracasó el encuentro entre Bill
Clinton, presidente de Estados Unidos; Ehud Barak,
primer ministro de Israel, y Yasir Arafat, líder de la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Entre las concesiones palestinas más significativas,
según los documentos, destacan la aceptación de que
Israel se anexionara todos los asentamientos judíos
construidos ilegalmente en Jerusalén Este excepto
uno, el de Har Homa. Los negociadores palestinos también ofrecieron su renuncia, a cambio de reparaciones
simbólicas, al derecho de retorno de los palestinos.
Propusieron igualmente la creación de un comité conjunto para que controlara los lugares de Jerusalén considerados sagrados por judíos y musulmanes. Y los documentos también afirman que Israel informó con anterioridad a la Autoridad Palestina del ataque que desencadenó contra Gaza, el territorio controlado por Hamas, el movimiento fundamentalista rival de la OLP.
A
Subdirectores:
¿Quiénes pueden ser las principales víctimas de estas filtraciones? En primer lugar, es inevitable señalar
a los dirigentes de la Autoridad Palestina, no sólo por
las concesiones ofrecidas, sino también por el lenguaje
empleado en las negociaciones con los israelíes. Los
documentos muestran a los dirigentes palestinos en
un estado de debilidad extraordinario, lo que los lleva
a ofrecer lo que en público niegan. Pero, además, los
documentos dicen que se referían a Ariel Sharon, el ex
primer ministro israelí en coma desde enero del 2006,
como “un amigo”, lo que suministrará más munición
para Hamas. No es de extrañar por todo esto que altos
funcionarios palestinos se hayan apresurado a negar la
autenticidad de los papeles filtrados. El beneficiario de
todo el asunto puede ser Hamas, grupo contrario al
estancado proceso de paz que Estados Unidos, la
Unión Europea y Rusia pretenden resucitar.
Los dirigentes israelíes, según los documentos, no
practicaron un doble lenguaje en estos diez años de
negociaciones. Pero tampoco su imagen sale beneficiada por las filtraciones. Siempre fueron intransigentes,
y eso es positivo para su opinión pública, pero en el
resto del mundo suscita el interrogante de si en realidad estarán dispuestos alguna a vez a negociar la paz.
Cuando los palestinos ofrecieron las concesiones más
grandes jamás puestas sobre la mesa de negociaciones,
la respuesta israelí fue un no tajante. Tzipi Livni, la
negociadora israelí en el 2007, admitió entonces, según los documentos, lo que temían sus interlocutores:
que durante mucho tiempo la única estrategia israelí
fue construir asentamientos hasta que un hipotético
Estado palestino fuera imposible. Lo revelado ahora
sugiere que esta política continúa siendo la de Israel.
La cuarta rueda de la ciencia
L carro de la cultura española le falta la rueda de la ciencia, sentenció en su día Santiago
Ramón y Cajal. Por fortuna, esta realidad histórica deja actualmente paso a otra de signo
contrario. España está todavía lejos de ser una potencia científica, pero el número de equipos de investigadores con un proyecto de trabajo puntero y una dotación para financiarlo sigue creciendo. Tomemos, a modo de ejemplo, el caso de Barcelona. Hace veinte años,
el tono vital del sector científico era entre nosotros
muy bajo. Hace diez años, el tono era ya bien distinto y
la investigación había aumentado, al menos en términos cuantitativos, de modo considerable. Hoy ese crecimiento ya no es sólo cuantitativo: también es cualitativo, y la suma de los distintos proyectos científicos
que se desarrollan aquí con vocación de excelencia le
ha valido a Barcelona un significativo progreso en la
lista de capitales mundiales de la investigación. Del
puesto 65 ha pasado, en el último decenio, al 54.
Estas constataciones podrían llevarnos a pensar que
hemos arribado a buen puerto. Pero en el ámbito de la
ciencia, como en tantos otros, no se suele llegar a una
meta definitiva: siempre hay nuevos desafíos que
afrontar, nuevos peldaños que subir, nuevos horizontes a los que acercarse. Ahora que la investigación em-
pieza a ser en Barcelona sinónimo de excelencia, es
preciso desarrollar las herramientas necesarias para
dar el siguiente paso, que es convertir el nuevo conocimiento, tan trabajosamente labrado, en un producto
de uso extendido, capaz de crear riqueza. En nuestros
días, los científicos locales que a partir de sus investigaciones patentan un producto con potencial muy amplio tienen dos alternativas. La primera es vender la
licencia de su creación a una gran firma internacional,
que se ocupará de todo lo relativo a su desarrollo, distribución y comercialización. La segunda es convertirse en empresarios y encargarse por su cuenta y riesgo
de la explotación del nuevo producto, desatendiendo,
a veces, aunque sólo sea temporalmente, su cometido
en el laboratorio, que es aquel para el que sin duda están mejor capacitados. Por ello, quienes se inclinen
por una opción u otra deberían hallar siempre la franca colaboración de la Administración pública, tanto en
términos de asesoría como de eliminación de trabas o
incompatibilidades. Porque ahora que el carro de la
ciencia española ya tiene tres ruedas –las de su existencia, su cantidad y su calidad–, ha llegado el momento
de proporcionarle una cuarta: la que le ayude a generar productos y rentas. Y, de paso, le dé al carro científico una buena velocidad de crucero.
El doble del
doble del doble
E
l día que la carrera política
de Silvio Berlusconi se acabe, alguien la cogerá y la
convertirá en una gran tragicomedia. Ayer, en La Vanguardia, la
crónica de Eusebio Val la encabezaba
un titular impagable: “El escándalo
sexual refuerza a Berlusconi, según
los sondeos”. En otros lugares –y también en Italia pero con un protagonista diferente–, ese escándalo hubiera
provocado ya su caída. Pero a él le
afecta relativamente. El último sondeo del Corriere della Sera indica que,
a pesar de las acusaciones, Berlusconi
ha mejorado en intención de voto. Y
no sólo eso, sino que baja su principal
partido opositor.
Escribía Val: “No importa que el primer ministro sea objeto, más que nunca, de mofa internacional, con el daño
evidente a la imagen de Italia”. Pero
¿de verdad es tan evidente, ese daño a
la imagen de Italia? Yo diría que, en el
mundo, la imagen de Berlusconi va
por un lado y la de Italia por otro. Lo
que hay es fascinación global ante el
hecho de que un pájaro como él –con
su turbia historia judicial, de negocios
poco claros, de presiones mediáticas y
Rocco Siffredi explica
que Silvio Berlusconi
tiene más vida
sexual que él
de sexo con menores– siga siendo primer ministro del país. Hace un par de
meses, en su canal Rocco's World, Rocco Siffredi explicó que con Berlusconi
tiene en común la adicción al sexo y
reconoció que el primer ministro tiene más vida sexual que él: “Yo follo la
mitad de la mitad de la mitad que él.
Él me ha superado. Él es la verdadera
perversión”. Y en un programa de tele
dijo, hace poco: “Los italianos están orgullosos de Berlusconi, que tiene 74
años, adora el sexo y lleva una buena
vida sexual. Igual que mi atractivo se
basa en el hecho de ser, fuera del plató, un hombre de familia, Berlusconi
tiene claro que para él es tan importante ser un hombre de familia como tener la aprobación de la Iglesia”.
Esa es la piedra con la que Berlusconi podría tropezar. Dado que la Iglesia católica va a seguir con su lucha
contra la homosexualidad, el aborto,
la eutanasia y lo que le echen por delante, es indecente que, en paralelo,
mire hacia otro lado ante los escándalos con menores de Berlusconi. Escribo esto mientras la Conferencia Episcopal Italiana está reunida en Ancona, a punto de emitir un comunicado
sobre el hombre que folla el doble del
doble del doble de veces que Rocco
Siffredi. Los mandamases católicos
tendrán que condenar la moral del primer ministro –según su catecismo, corrupta–, porque, si no, se les vería
(aún más) el plumero. Si la condena
es un nuevo blablablá para cubrir el
expediente, todo seguirá como hasta
ahora. Pero si es tajante –necesitan un
gesto que los reivindique, tras tanta
polémica paidófila– habrá empezado
el capítulo final de la carrera de Berlusconi. Ya sólo faltará que alguien tome todo ese material, dé forma narrativa a la tragicomedia y al cabo de un
año se estrene en los cines del mundo
entero. Con Rocco Siffredi de protagonista, si es capaz de estar a la altura.c
22 LA VANGUARDIA
Tendencias
MARTES, 25 ENERO 2011
El largo camino hacia una economía del conocimiento
Ciencia de oro
La investigación de excelencia empieza a aportar riqueza económica
MANÉ ESPINOSA
Licencia a una multinacional. Joaquín Arribas, del Instituto de Oncología
de Vall d'Hebron, ha desarrollado un test para mejorar el tratamiento del
cáncer de mama y lo ha licenciado a la farmacéutica GlaxoSmithKline
JOSEP CORBELLA
Barcelona
I
nvestigadores del Instituto de Oncología de Vall
d'Hebron (VHIO) liderados por Joaquín Arribas,
han creado un test para
mejorar el tratamiento del cáncer de mama, lo han patentado y
han vendido la licencia a la multinacional farmacéutica GlaxoSmithKline para que ponga el test al
alcance de pacientes de todo el
mundo. El avance es un ejemplo
de cómo la investigación de excelencia puede mejorar la vida de
los ciudadanos y crear riqueza
económica para el conjunto de la
sociedad.
María Blasco, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en Madrid, ha optado por una estrategia distinta. Ha
creado un test para medir la longitud de los telómeros, una parte
de los cromosomas que se acorta
a medida que el organismo envejece. Su test permite evaluar el
envejecimiento de los tejidos y
tiene interés para la industria farmacéutica, para la cosmética y para otros investigadores biomédicos. Pero en lugar de licenciar el
avance a una multinacional, Blasco ha creado la empresa Life
Length para explotar comercialmente su investigación.
Dos investigadores de élite,
dos avances para los que hay demanda y dos técnicas de comercialización distintas. ¿Cuál de las
dos es mejor?
“No hay una mejor y una
peor”, explica Luis Serrano, investigador del Centre de Regulació Genòmica que ya ha creado
cuatro empresas. “Depende de
varios factores. En algunos casos
puede ser mejor licenciar a una
multinacional y en otros, crear
una spinoff”. (Spinoff viene del inglés spin off, centrifugar, y se refiere a las compañías que nacen a
partir de una investigación y adquieren vida propia mientras la
investigación sigue su curso.)
Pero tanto Joaquín Arribas como María Blasco critican la falta
de apoyo con que se encuentran
los científicos en España para
que sus investigaciones se traduzcan en riqueza económica. En el
caso de Arribas, “no nos planteamos crear una spinoff porque no
teníamos experiencia en este
A SIG N A T URA PEN DIEN T E
Los investigadores
encuentran más
trabas que ayudas
para crear empresas
PRIO RIDA D DEL G O VERN
“Estudiaremos cuál
es la mejor manera
de hacerlo”, anuncia
Antoni Castellà
Un test para el cáncer de mama
]El equipo de Joaquín Arri-
bas en el hospital Vall d'Hebron ha creado un test para
mejorar el tratamiento del
cáncer de mama en pacientes que tienen alterada la
actividad del receptor
HER2 en sus células tumorales. Este grupo, que representa cerca del 25% de todas las pacientes de cáncer
de mama, suele tener tumores de mal pronóstico. Hasta ahora se les administra
un fármaco llamado trastuzumab (o herceptina). Sin
CNIO / ARCHIVO
Una nueva empresa. María Blasco, del Centro Nacional
de Investigaciones Oncológicas, ha creado una empresa
nueva a partir de sus estudios sobre el envejecimiento
embargo, casi un tercio de
ellas no responde al tratamiento. Esto se debe, según
han demostrado Arribas y
el oncólogo Josep Baselga, a
que tienen alterado el receptor HER2 de tal manera que
el trastuzumab no puede
acceder a él. En cambio, sí
responderían al tratamiento
con otro fármaco llamado
lapatinib. El test que ha desarrollado Arribas permite
saber a priori qué pacientes
responderán al trastuzumab
y cuáles al lapatinib.
campo. Nuestro objetivo era que
el test se pueda aplicar en todo el
mundo”. GlaxoSmithKline ya ha
extendido la patente a toda la
Unión Europea, Estados Unidos,
Canadá, China, Japón, Singapur,
Israel y Australia. “Esto es algo
que no hubiéramos podido hacer
nosotros solos”, dice Arribas.
En el caso de Blasco, “hacía
cuatro años que tenía pensado
que podíamos crear una empresa. Pero yo soy investigadora y, si
hubiera dedicado mi tiempo a
crear una empresa, no hubiera
podido dedicar tanto a investigar”. Al final, Life Length ha nacido gracias a la Fundación Botín,
que tiene un programa de apoyo
a los investigadores para solicitar
patentes y crear empresas.
No son casos únicos. En el hospital Vall d'Hebron, el jefe de la
unidad de investigación del Institut de Recerca, Jaume Reventós,
creó hace tres años la empresa
TransBioMed y ha topado con todo tipo de obstáculos para sacarla adelante, pese a haber desarrollado avances innovadores como
un test para detectar el cáncer de
próstata en la orina.
En el Parc Científic de Barcelona, Lluís Ribas de Pouplana topó
con dificultades similares para
crear Omnia Molecular. “Estuvimos un año y medio negociando
con las instituciones para que
nos autorizaran a crear la empresa”, recordó ayer. “Fue un proceso difícil, costoso e ineficiente”.
Según Montserrat Vendrell, directora general de Biocat, “falta
dar más apoyo a los investigado-
res para que
generen valor económico. Con el nivel de excelencia que hemos
alcanzado, con
poca inversión
podríamos conseguir mucho”.
“Falta desarrollar un modelo para trasladar el conocimiento científico en
valor económico”, coincide Jaume Bertranpetit,
director de la institución
Icrea. “Es una de las cuestiones más importantes que tiene sobre la mesa Antoni Castellà”, el
nuevo secretario general de Universitats i Recerca.
Castellà reconoce que es prioritario estimular la explotación comercial de la investigación científica. “Tenemos que dar herramientas a los investigadores para
que su trabajo pueda generar valor económico”, reconoce. “Estaba en nuestro programa electoral, estudiaremos cuál es la mejor
manera de hacerlo”.
Los investigadores reclaman
que se creen oficinas con especialistas que les orienten a la hora
de patentar sus avances y explotarlos comercialmente. Reventós
y Ribas de Pouplana, después de
las dificultades que han encontrado para crear sus empresas, reclaman además que se regule de manera eficiente la explotación comercial de investigaciones surgidas del sector público.c
LAS ‘SPINOFFS’ DE ICREA
La institución Icrea, creada para estimular
la investigación de excelencia en
Catalunya, ha dado pie a tres ‘spinoffs’
LA VANGUARDIA 23
T E N D E N C I A S
MARTES, 25 ENERO 2011
Omnia Molecular
Fundada por Lluís Ribas de
Pouplana, del Institut de Recerca
Biomèdica. Desarrolla nuevos
fármacos contra infecciones
Radiant Light
Fundada por Mahid Ebrahim Zadeh,
del Institut de Ciències Fotòniques.
Desarrolla nuevas tecnologías ópticas
y fotónicas basadas en láseres
Endor Nanotechnologies
Fundada por Víctor Puntes, del Institut
Català de Nanotecnologia. Especializada
en proyectos de nanotecnología
aplicados a las ciencias de la vida
Tras la gloria del descubrimiento científico,
muchos proyectos de investigación sucumben
antes de llegar a la explotación comercial
Bienvenidos al
Valle de la Muerte
L
J. CORBELLA Barcelona
ORIOL MALET
o llaman el Valle de la
Muerte porque es el lugar adonde van a morir
algunos de los mejores
proyectos científicos. Es un desfiladero que empieza en la gloria del descubrimiento científico
y conduce, si se sobrevive, a la
rentabilidad de un producto comercial.
“Puedes hacer un gran descubrimiento y patentarlo, pero la
patente en sí misma no vale gran
cosa”, advierte Luis Serrano, investigador del Centre de Regulació Genòmica (CRG) que ha cruzado cuatro veces el Valle de la
Muerte y ha creado otras tantas
empresas a partir de sus investigaciones.
En el sector biomédico, “si
quieres que esa patente acabe
convirtiéndose en un producto,
para empezar necesitas entre
200.000 y 500.000 euros”.
Este dinero se invierte en
la llamada fase de valorización, que –si las cosas
van bien– puede durar
alrededor de un año. Se
destina a hacer experimentos, no para hacer
nuevos descubrimientos, sino para buscar
maneras de explotar
comercialmente las
investigaciones.
En el campo en
que trabaja Serrano,
la biología sintética,
“necesitas un laboratorio con tres buenos técnicos que estén guiados
por los investigadores”. De este modo, el
producto puede empezar
a desarrollarse sin que el
investigador tenga que
abandonar sus proyectos científicos más importantes.
Durante este primer
año, por la experiencia
de Serrano, es conveniente hacer el plan de
negocio, buscar al director general de la empresa y conseguir inversiones de capital riesgo.
En el segundo año, las amenazas aumentan en el Valle de la
Muerte. Aún falta mucho para llegar a la fase de explotación comercial –si es que se llega– y los
costes empiezan a dispararse. Un
buen director general difícilmente vendrá por menos de 200.000
euros al año. Estar dispuesto a pagarle este salario, a veces más alto que el del propio científico
que ha hecho los descubrimientos y ha gestado la empresa, pue-
de ser la diferencia entre el éxito
y el fracaso del proyecto.
“Dirigir una empresa innovadora de biomedicina requiere un
perfil específico y hay muy poca
gente con este perfil en España”,
observa Serrano. A veces podría
dirigirla el propio científico si adquiere una buena formación en
dirección de empresas, pero también “hay muy pocos científicos
dispuestos a dejar el laboratorio
y dar el salto a la empresa”.
En este segundo año, hará falta
invertir entre dos y cuatro millones de euros y contratar a entre
10 y 15 personas para que la empresa arranque, informa el investigador del CRG. Este equipo se
dedicará durante unos pocos
años –por lo general entre dos y
cuatro– a desarrollar un producto comercialmente prometedor y
a empezar a ensayarlo.
Pero una empresa así es aún
demasiado pequeña para salir
adelante en el mercado de la biomedicina. Este es un sector en el
que hay que pensar a lo grande
para sobrevivir. Habrá que abrir
S E BU S C A D I R EC TOR GENER AL
Hay pocas personas
en España que puedan
dirigir una empresa
biomédica innovadora
C API TAL I NI C I AL
Hacen falta entre
200.000 y 500.000
euros para empezar,
informa Luis Serrano
una nueva ronda de financiación
para captar cantidades del orden
de 8 o 10 millones de euros. “Al
llegar a este punto, la compañía
deja de ser de los investigadores”, explica Serrano. “O sales a
bolsa o te compran y te quedas
una pequeña participación”.
En su caso, las cuatro compañías que ha creado (Cellzome, Diverdrugs, EnVivo Pharmaceutical y Alive BioSpain) siguen vivas. En el caso de Cellzome, que
fundó en el año 2000 junto con
Cayetano González (hoy en el
Institut de Recerca Biomèdica de
Barcelona), ya ni figura en el equipo directivo. “Si te quedas muy
vinculado a una compañía, no
puedes dedicarte a otros proyectos”, explica. Con sede en Heidelberg (Alemania), Cellzome cuenta ahora con 90 empleados y se
centra en la búsqueda de nuevos
fármacos contra enfermedades
inflamatorias y cánceres.c

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