Tests de personalidad.

Transcripción

Tests de personalidad.
Master en Paidopsiquiatría
Dirección:
Josep Tomás
Jaume Almenara
bienio 07-08
Secretaría:
Núria Gondón
Santiago Batlle
PROMOTORES
Col·legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya
Universitat Autònoma de Barcelona
SPONSORS
Centre Londres 94
Familianova-Schola
Módulo I
Examen psicométrico: Valoración psicométrica de personalidad, estado de ánimo y ansiedad Santiago Batlle Vila Tests de personalidad. Una de las áreas de mayor preocupación de la psicología ha sido el estudio de la
personalidad. Se ha intentado explorar aspectos tales como afectividad, motivaciones,
actitudes, intereses, adaptación social, etc., y se han construido gran variedad de
técnicas para su evaluación, según las diferentes teorías de la personalidad.
La evaluación de la personalidad en niños y adolescentes implica varios abordajes
incluyendo las escalas de evaluación de la conducta, autoinformes y técnicas
proyectivas.
Las escalas de evaluación conductual, los autoinformes y los test proyectivos tienen
características diferentes de los tests psicométricos.
Nos centraremos en este apartado en las pruebas más comúnmente utilizadas de éste
último grupo; tanto en lo que se refiere a diferentes factores y variables de la
personalidad como a aspectos de análisis psicopatológico.
Cuestionario de personalidad EPQ (H. J. Eysenck y S. B. G. Eysenck). Su aplicación es individual y colectiva, de 8 a 15 años en la Forma J y de 16 en
adelante en la Forma A. Su finalidad es evaluar las tres dimensiones básicas de la
personalidad: inestabilidad, extraversión y dureza, y una escala de sinceridad, la forma
J incluye también una escala de tendencia a una conducta antisocial. Es un desarrollo
de varios cuestionarios de personalidad anteriores como el MMPI o el EPI.
Cuestionario de personalidad para niños ESPQ. Forma A (A1+A2) (R. W. Coan y R. B. Cattell) Cuestionario de apreciación de 13 rasgos de primer orden y 2 de segundo orden de la
personalidad, incluyendo el aspecto intelectual, aplicado a edaes de 6 a 8 años (1º a
3º de Primaria).
La prueba consta de manual de instrucciones, cuadernillo de preguntas, hoja de
respuestas y hoja de perfil individual. Se divide en dos partes con 80 elementos cada
una (6 en cada uno de los 12 rasgos de personalidad y 8 para el aspecto intelectual).
En la aplicación es aconsejable una pausa de uno o dos días entre la aplicación de
ambas partes, aunque con niños mayores y bien motivados se puede realizar el mismo
día.
El perfil obtenido se expresa en decatipos y de forma bipolar. En cada escala o factor
existen dos polos, el que aparece a la izquierda corresponde a las puntuaciones bajas
(1,2,3), a la derecha las altas (8,9,10) considerándose intermedias el resto, y es
necesario recurrir al manual para realizar las interpretaciones oportunas. Con las
puntuaciones obtenidas en los factores primarios se obtienen dos factores de 2º orden
que miden: ajuste-ansiedad, introversión-extraversión.
El cuestionario tiene baremos por niveles escolares y distintos para varones y mujeres.
Es una prueba larga de aplicar pero de utilidad para casos que planteen problemas
emocionales o de adaptación. Ofrece un perfil de personalidad bastante completo.
Exige de quien lo realiza una buena capacidad para interpretar los resultados.
Es posible que la autodefensividad de algunos sujetos reste validez a las respuestas.
Cuestionario de personalidad para niños CPQ (R. B. Porter y R. B. Cattell) Cuestionario de apreciación de 14 rasgos de primer orden y 3 de segundo orden de la
personalidad, incluyendo el aspecto intelectual, para edades de 8 a 12 años. (de 3º a
6º de Primaria)
La prueba consta de manual de instrucciones, cuadernillo de preguntas, hoja de
respuestas y hoja de perfil individual. Se divide en dos partes con 70 elementos cada
una. En la aplicación es aconsejable una pausa de uno o dos días entre la aplicación
de ambas partes, aunque con niños mayores y bien motivados se puede realizar el
mismo día.
El perfil obtenido se expresa en decatipos y de forma bipolar. En cada escala o factor
existen dos polos, el que aparece a la izquierda corresponde a las puntuaciones bajas
(1,2,3), a la derecha las altas (8,9,10) considerándose intermedias el resto, y es
necesario recurrir al manual para realizar las interpretaciones oportunas. Con las
puntuaciones obtenidas en los factores primarios se obtienen los factores de 2º orden
que miden: ajuste-ansiedad, introversión-extraversión y patemia-excitabilidad/dureza.
Es una prueba larga de aplicar pero de utilidad para casos que planteen problemas
emocionales o de adaptación. Interesante para valorar problemas de ansiedad. Ofrece
un perfil de personalidad bastante completo. Exige de quien lo realiza una buena
capacidad para interpretar los resultados. Es posible que la autodefensividad de
algunos alumnos reste validez a las respuestas.
Cuestionario de personalidad para adolescentes HSPQ (R. B. Cattell y M.D. Cattell) Edades/Niveles: De 12 años a 18 años (Educación Secundaria)
La estructura, el material, la forma de obtener el perfil y el planteamiento de la prueba
y la valoración general es similar a la anterior. Varía en algunos aspectos no
relevantes (por ejemplo el número de rasgos de personalidad de segundo orden que
aprecia es 4 en lugar de 3, no se divide en dos partes el cuestionario...) y en el
contenido de los elementos.
Inventario multifásico de personalidad de Minnesota para adolescentes MMPI­A (Butcher et al) Inventario multifásico de personalidad de Minnesota (Hathaway and Mckinley, 1940;
Hataway and Mckinley, 1943) ha sido el inventario de personalidad más utilizado. Una
revisión del MMPI-2 fue publicada en 1989 (Butcher et al., 1989) como su predecesor
el MMPI es un informe personal, un instrumento con criterios clave en el cual los ítems
del instrumento son seleccionados a partir de un criterio externo, en este caso la
habilidad del ítem discrimina un grupo con diagnósticos clínicos de uno que es un
grupo de control normal.
El MMPI original y MMPI-2 han sido diseñados para utilizarlos con adolescentes
mayores y población adulta y se tenía que prestar atención con la validez del MMPI
aplicado a un grupo de población adolescente. Para poder subsanar esto y poder
ofrecer datos válidos acerca de los adolescentes se ha publicado en 1992 el MMPI-A.
El MMPI-A está estandarizado sobre la base de las escuelas nacionales de la
población adolescente. Consiste en 478 afirmaciones que deben ser señaladas como
verdaderas o falsas en una hoja de respuestas. Su corrección puede ser manual o
computerizada. Se incluyen varas escalas de validez y diez escalas clínicas originales:
Hipocondriasis, depresión, histeria, desviación psicopática, masculinidad-feminidad,
paranoia, psicastenia, esquizofrenia, hipomanía, introversión social.
Se obtienen también 5 escalas de contenido específicamente relatadas en el
desarrollo del adolescente, ansiedad, obsesividad, depresión, problemas de salud,
alienación, pensamientos bizarros, ira o enfado, cinismo, problemas conductuales,
autoestima, nivel disconfort social, problemas familiares, escolares e indicadores
negativos de tratamiento. Y las escalas complementarias para medir ansiedad,
represión, alcoholismo e inmadurez.
Inventario Clínico de Millon para Adolescentes MACI (Th. Millon) El MACI ha sido diseñado para evaluar características de personalidad y síndromes
clínicos en adolescentes. Su específico diseño para adolescentes, contrasta con otros
cuestionarios clínicos pensados para población adulta. Está sustentado en el sistema
teórico de la personalidad del propio autor y establece sugerencias diagnósticas y
elementos coincidentes con el actual DSM IV. Tiene además un adecuado y completo
estudio de validación. Es especialmente útil en la evaluación y confirmación de
hipótesis diagnósticas, en la planificación del tratamiento y en la medida del progreso
en las diferentes fases del tratamiento. Consta de 160 elementos que se agrupan en
27 escalas divididas en tres grandes áreas: Características de Personalidad,
Preocupaciones Expresadas y Síndromes Clínicos. Dispone de puntos de corte para
tomar decisiones ante trastornos o síndromes clínicos y de índices de validez y control.
Test Evaluativo Multifactorial de Adaptación Infantil TAMAI (Pedro Hernández) Evalúa los factores de adaptación al medio escolar y familiar, desde los 8 a los 18
años. La prueba consiste en un cuestionario de 145 cuestiones a las que hay que
contestar SI o NO; es una prueba sencilla de aplicar pero compleja de corregir. Los
resultados obtenidos permiten analizar al sujeto en su adaptación personal, escolar y
social de manera funcional, evitando la catalogación en rasgos de personalidad. Este
último factor se valora positivamente dado que ofrece una perspectiva más
constructiva y educativa de los trastornos o problemas de personalidad. La
información, así obtenida, es más útil de cara a elaborar orientaciones a los profesores
y familias de cara a que el evaluado se encuentre mejor en el entorno que le rodea.
Para la evaluación de la personalidad interesa especialmente la parte de la prueba
dedicada a la adaptación personal. Destacamos dos aspectos:
1. La información que puede ofrecer para avalar una derivación a servicios más
especializados
2. La información que ofrece para conocer al sujeto, el origen de sus problemas,
sus sentimientos, insatisfacciones,... y orientar su desenvolvimiento en el
medio escolar.
Batería de Socialización BAS­3 (F. Silva Moreno y Mª C. Martorell Pallás) Este cuestionario de autoevaluación para edades entre 11y 19 años, incluye
elementos que permiten lograr un perfil de la conducta social en función de cinco
dimensiones: Consideración de los demás; autocontrol de las relaciones sociales;
retraimiento social; ansiedad social-timidez y liderazgo. A estas cinco escalas de
socialización se añade una de sinceridad.
Evaluación Estado de ánimo Los trastornos del humor en niños y adolescentes tomaron relevancia en los años 80,
motivo por el cual la mayoría de las escalas que valoran la depresión se desarrollaron
durante esa misma época. No obstante, todas estas escalas siguen siendo
ampliamente utilizadas y en constante revisión.
A continuación se detallan aquellas escalas para los trastornos del humor de más
relevancia en la psiquiatría infantil y adolescente.
Inventario de Depresión en Niños (CDI), Kovacs. Este inventario (CDI) representa una extensión del BDI. Proporciona cinco
dimensiones de la depresión en niños y adolescentes: Humor disfórico; conducta
acting-out; pérdida de intereses personales y sociales; menosprecio; síntomas
vegetativos. No obstante, el papel de las dimensiones no está claro y por ello tiene a
utilizarse únicamente la puntuación total.
Las propiedades psicométricas son
correctas. La consistencia interna es adecuada y la fiabilidad test-retest es muy
variable y de alguna manera menor para los chicos que para las chicas y para la
población general vs los adolescentes psiquiátricos, tal y como se debe esperar debido
a la inestabilidad de los sentimientos depresivos en la población general.
De manera similar a otras medidas, existe una concordancia muy pobre entre niñoadulto, que mejora conforme el niño madura.
La validez convergente es buena y también muestra validez predictiva. La validez
discriminante es la más problemática, y la sensibilidad y especificidad muy pobres.
Entre las ventajas del CDI se cuentan su gran utilidad y sus propiedades
psicométricas. Es la escala más utilizada y mejor estudiada para la depresión juvenil,
lo relacionado con ella, y los factores asociados. Ha sido utilizado en muchas
nacionalidades y traducido a varios idiomas. Sus propiedades psicométricas son
generalmente muy elevadas, y existe una base normativa tanto para niños como para
adolescentes. Tiene un gran número de publicaciones que permite al examinador
determinar la validez del CDI para una determinada tarea y comparar los resultados en
relación con otros hallazgos. Existen algunas desventajas. El formato de respuesta
que consta de 3 elecciones no se ajusta a algunos niños. Tampoco es óptimo para
detectar los efectos del tratamiento, posiblemente teniendo en cuenta la pobre
actuación del CDI en estudios farmacológicos. La validez discriminante es pobre con
un alto nivel de falsos negativos. De forma más importante, tiene una validez de
construcción muy pobre.
Cuestionario Español de Depresión Infantil (C.E.D.I­I, C.E.D.I­II). Adaptación española del CDI, valora síntomas depresivos (tristeza, pesimismo, baja
autoestima, elevada autocrítica, sentimientos de culpabilidad, inseguridad,
preocupación, sentimientos de soledad, indecisión, apatía, estado de ánimo,
irritabilidad, rebeldía y sentimientos de fracaso) en la infancia y en la adolescencia, y
se presenta en dos formas: una para niños y niñas de 5 a 10 años (CEDI-I) y otra para
chicos y chicas de 11 a 16 años (CEDI-II).
La primera forma (CEDI-I) consta de 19 ítems con tres posibilidades de respuesta
cada uno, de las cuales los padres, deben señalar la que mejor describa la situación
de su hijo/a en las dos últimas semanas. De las tres posibles elecciones, en una se
refleja la normalidad, en la otra la severidad del síntoma (definida como no
incapacitadora) y, en la tercera, el trastorno clínicamente más significativo dentro del
trastorno depresivo.
La forma segunda (CEDI-II) consta de 16 ítems con cuatro posibilidades de respuesta
cada uno, de las cuales el sujeto evaluado debe señalar la que mejor describa su
situación en las dos últimas semanas. De las cuatro posibles elecciones, en una se
refleja la normalidad, en otras dos la severidad del síntoma (definidas como no
incapacitadora) y, en la cuarta, el trastorno clínicamente más significativo dentro del
trastorno depresivo.
Escala de Depresión de Niños (CDS), Lang and Tisher. Esta escala (CDS) es la escala de depresión de niños más utilizada. Los autores
proponen 8 subescalas: (1) Respuesta Afectiva (2) Problemas Sociales (3) Autoestima
(4) Preocupación por la muerte (5) Sentimientos de culpa (6) Depresivos Varios (7)
Ánimo-Alegría y (8) Positivos Varios (capacidad para experimentar alegría). Las
primeras 6 subescalas (48 ítems) están combinadas en una Puntuación Total
Depresiva y las últimas 2 subescalas (18 ítems) en una Puntuación Total Positiva.
El CDS posee unas propiedades psicométricas adecuadas. La consistencia interna
del CDS va de moderada a excelente para las varias subescalas y la escala total, y la
fiabilidad test-retest es generalmente moderada.
La validez varía. Posee una buena validez de construcción y una buena validez
discriminante, discrimina a niños deprimidos de niños normales, así como a los
controles clínicos de los niños tristes no deprimidos. La validez concurrente no es tan
adecuada.
Entre los inconvenientes del CDS se halla el hecho de que puede producir falsos
positivos y su falta de datos normativos. Los diferentes estudios han hallado
diferencias demográficas que hacen necesarios estos datos normativos. Así mismo,
también se considera un inconveniente la dificultad de puntuar e interpretar el test.
Inventario de Depresión de Beck (BDI), Beck and Steer Este inventario (BDI) es la escala de depresión más utilizada en adolescentes. Evalúa
los siguientes componentes de la depresión: cognitivos, de comportamiento, afectivos
y somáticos.
El BDI se ha estudiado y evaluado ampliamente así como utilizado clínicamente. Ha
sido utilizado en múltiples países y traducido a varios idiomas. También se ha llevado
a cabo una versión muy breve, la cual optimiza de manera efectiva el seguimiento.
Respecto a las propiedades psicométricas, tiene una buena consistencia interna y
buena estabilidad (fiabilidad test – retest).
Se ha demostrado una buena validez de criterio, de contenido y discriminante. Los
estudios muestran que discrimina a adolescentes deprimidos de aquellos con
trastornos del comportamiento (pese a la comorbilidad de ambos trastornos), así como
también discrimina síntomas de ansiedad y depresión.
Las puntuaciones de corte varían según la población. El género, la nacionalidad y la
etnia afectan a dichas puntuaciones, así como los pacientes hospitalizados vs no
hospitalizados o clínicos vs normativos.
Las ventajas del BDI son la notable base de datos con la que cuenta, su brevedad y
rapidez de completarse y la buena discriminación que ofrece del trastorno de
ansiedad. Parece más útil con los jóvenes y facilita estudios longitudinales desde la
adolescencia hasta la época adulta.
No obstante, presenta algunos inconvenientes, tales como la imposibilidad de recoger
información paralela de adultos importantes. Otro aspecto a tener en cuenta es que el
BDI no es una entrevista de diagnóstico, sino un instrumento para ser utilizado en la
evaluación de la severidad de la depresión tras haber diagnosticado este trastorno. En
este sentido, debemos tener en cuenta que el BDI no parece discriminar los niveles de
severidad de la depresión en adolescentes, tal y como lo hace con los adultos.
Escala de Hamilton para la Depresión (HDRS), Warren. Esta escala (HDRS) es una escala de evaluación clínica. Ha sido muy utilizada con
adolescentes (versiones de 17 ítems y de 14 ítems) a pesar de la falta de datos
relacionados con su funcionamiento.
En los estudios con adultos, los ítems del HRSD se desarrollan en 5 dimensiones. De
ellas, es la primera dimensión la que ofrece un índice global de severidad. Su
estructura de ítems con los adolescentes no ha sido examinada.
Por lo que respecta a las propiedades psicométricas, tanto la consistencia interna
como la fiabilidad inter-jueces parecen excelentes, pero la fiabilidad test-retest no está
confirmada.
La validez convergente sólo es moderada, debido a la variabilidad del humor depresivo
y anhedonias de los adolescentes. La validez discriminante sólo se ha estudiado en
pacientes no hospitalizados vs controles normales, pero no existen datos relacionados
con los controles psiquiátricos.
La mayoría de los trabajos juveniles con el HRSD se relacionan con los resultados del
tratamiento. En los estudios no controlados, el HRSD muestra sensibilidad a la
farmacoterapia, a la terapia electroconvulsiva y a la terapia cognitivo-conductual.
Dichos estudios sugieren la sensibilidad y utilidad del HRSD con los adolescentes.
No obstante, se requieren investigaciones acerca de sus propiedades psicométricas
para asegurar la adecuación del uso con adolescentes.
Además, el énfasis del HRSD sobre los síntomas somáticos y de ansiedad puede
mostrar una pobre discriminación de los trastornos de la ansiedad.
Escala de Depresión Adolescente (RADS) y Escala de Depresión Infantil (RCDS) de Reynolds. Estas escalas (RADS y RCDS) son dos escalas basadas en criterios DSM-III para la
depresión. La RADS tiene numerosas aplicaciones. Ha ayudado a examinar la
fenomenología y efectos de la depresión, suicidio, aflicción y violencia. Ha servido
como un estándar de validez para otras escalas de depresión y suicidio y es aplicable
a diversas poblaciones. Discrimina entre la aflicción y la depresión. Consta de una
amplia base de datos, por lo que es representativa y adecuada para la mayoría de
adolescentes. La versión de los padres también muestra un buen funcionamiento.
Las propiedades psicométricas de la RADS son buenas.
Muestra excelente
consistencia interna y muy buena estabilidad. Tiene buena validez convergente y
existe falta de estudios respecto a su validez discriminante.
La RCDS se ha estudiado principalmente con niños en edad escolar y funciona casi
tan bien como la RADS. Como con otras medidas juveniles, las puntuaciones de los
niños no concuerdan con las de los padres y profesores acerca de la depresión. La
RCDS ha tenido mucho éxito al emplearse con adolescentes que presentan
discapacidad intelectual. Las escalas de Reynolds poseen muchas ventajas. Tienen
una excelente validez de construcción, al contrario que muchas otras escalas de nivel
de depresión. También proporcionan datos normativos y sólidas propiedades
psicométricas. Su utilidad individual esta facilitada por la habilidad para llevar a cabo
evaluaciones de niños y adolescentes así como un estudio longitudinal desde la niñez
a la adolescencia.
La desventaja principal está relacionada con el desarrollo de las escalas y su uso
predominante en ejemplos escolares. Esto puede hacer descender su utilidad con los
ejemplos clínicos. Finalmente, la sensibilidad, la especificidad y las puntuaciones de
corte en la población clínica no se han establecido.
Escala de Nivel de Depresión en Niños–Revisada (CDRS­R), Pozanski and Mokros. Esta escala (CDRS-R) es una escala de evaluación clínica que se basa en el HRSD
pero que está desarrollada específicamente para niños. Sin embargo, el CDRS-R es
muy utilizado con quinceañeros.
El CDRS-R se caracteriza por integrar información de múltiples campos, incorporar el
comportamiento durante la entrevista, y mantener varios ítems no específicos de la
depresión.
El especialista completa la escala de manera independiente con el padre e hijo,
produciendo tres puntuaciones: la puntuación del padre, la del hijo y la combinada. La
concordancia padre-hijo es escasa. La consistencia interna es adecuada y la fiabilidad
test-retest es buena. Muestra también una buena fiabilidad inter-jueces. La validez
concurrente es correcta al igual que la validez discriminante. Tiene datos normativos
(basados en un número moderado de niños escolares).
El CDRS-R ha sido muy utilizado en la investigación. Las investigaciones
farmacológicas han combinado el CDRS-R con las escalas de auto-informe y los
niveles de evaluación global para proponer una evaluación sólida del curso de los
síntomas depresivos. Es sensible a los efectos de la medicación, aunque muestra que
la mayoría de jóvenes no adquieren una remisión completa. También se utiliza como
medida de resultado en la investigación de psicoterapia. Refleja mayor consideración
de síntomas fisiológicos.
Entre las ventajas del CDRS-R se cuentan su formato de entrevista clínica y la
integración de múltiples fuentes de información, que se piensa que es más adecuada
que el autoinforme, especialmente con niños. Además, existe una forma breve que se
relaciona enormemente con el CDRS-R (r = 0.91) facilitando por ello las evaluaciones
de seguimiento.
Escala de Evaluación de la Manía (MRS), Young et al. Esta escala (MRS) es una escala clínica que evalúa la sintomatología maníaca en
adultos y ha sido examinada en dos pequeños estudios relacionados sobre niños bien
con trastorno bipolar (TB) o Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad
(TDAH). En estos estudios, la MRS era completada por el especialista tras combinar
impresiones de entrevistas con el niño y sus padres.
Con el ejemplo total de los niños con TB y TDAH, la consistencia interna era buena.
Sin embargo, cuando se les examino siguiendo el grupo diagnostico individual, pocos
ítems se relacionaban con la puntuación total. La fiabilidad test-retest no se ha hallado.
La validez concurrente era buena en relación con la Escala de Impresión Clínica
Global para la Manía (CGI-M), una escala desarrollada recientemente para el estudio,
que era administrada por el mismo entrevistador. La validez discriminante no es muy
buena. Las investigaciones muestran que la MRS evalúa una construcción separada
de la depresión y el TDAH. El MRS también ha mostrado sensibilidad a los efectos de
tratamiento con los estabilizadores de humor que apoyan los criterios de validez con
los adolescentes. Estos estudios son muy preliminares y la mayoría advierten sobre
su aplicación. Los estudios con niños tienen poco muestreo, y los dos grupos no
parecen bien marcados acerca de la importancia de la enfermedad. La consistencia
interna para los niños bipolares no fue tan bien apoyada como lo fue para el grupo
total. La estabilidad es desconocida. Las dos nuevas escalas desarrolladas para
evaluar la validez concurrente del MRS, el CGI-M y el CGI-D, no han establecido
propiedades psicométricas y, por tanto, no fueron estándares apropiados para la
evaluación. Debido a que la MRS requiere administración clínica, es muy costosa en el
tiempo y requiere un personal intensivo. A pesar de su uso en aumento con jóvenes de
todas las edades, el MRS no ha sido suficientemente estudiado para asegurar su
adecuación con cualquier grupo de edad, su utilidad para las aplicaciones clínicas o de
investigación, o su propiedad general.
Escalas para evaluar los trastornos de ansiedad Los trastornos de ansiedad comprenden los trastornos psiquiátricos más prevalentes
en la infancia. Sin embargo, la ansiedad también comprende un aspecto normal del
desarrollo, por ello las escalas de evaluación de la ansiedad requieren una buena
habilidad para discriminar a los niños y adolescentes con síntomas clínicos de
ansiedad o con aquellos síntomas de ansiedad normales dentro de la propia evolución
y desarrollo.
Las escalas de evaluación de los trastornos de ansiedad ofrecen una gran utilidad
para analizar la psicopatología de los niños y adolescentes y los planes de tratamiento.
Sin embargo, no pueden ser utilizadas de forma causal e injustificada. El usuario
potencial debe considerar una escala particular con relación al problema que va a ser
evaluado, características del sujeto, propiedades de la escala, y los objetivos de
evaluación. Todas las escalas revisadas tienen defectos y habilidades.
Las escalas de nivel de ansiedad más antiguas también sufren de una mayor falta de
claridad en la construcción, pero se ven compensadas en experiencia de uso. En
cambio, las escalas más nuevas parecen poseer una buena validez de construcción y
adecuación para los niños y adolescentes pero no han sido lo suficientemente
utilizadas para sacar conclusiones relacionadas con su adecuación y validez total. La
mayoría también consta de versión para padres e impresos breves de observación. Su
mayor desafío, y su mayor promesa, es su habilidad para discriminar los trastornos de
ansiedad de los trastornos de depresión. En cualquier caso, ninguna escala es
adecuada para proporcionar toda la información deseada. En general, debe utilizarse
más de una escala para evaluar al paciente y asegurar así una evaluación más sólida
del problema de un joven. Esto es muy importante para las escalas que evalúan los
trastornos de ansiedad y humor porque tienden a solaparse en sus perfiles de
construcción y síntomas.
Detallamos seguidamente las escalas más relevantes en la evaluación de los
trastornos de ansiedad en la infancia y la adolescencia.
Escala de Evaluación de la Ansiedad de Hamilton (HARS). Esta escala (HARS) es una escala que administra el especialista, generalmente a
padres y adolescentes para obtener una puntuación completa acerca de la ansiedad
del joven. A pesar de su amplio uso con los adolescentes, su examen se limita a un
estudio simple con un ejemplo mixto de jóvenes clínicos y comunitarios. Los ítems
físicos y somáticos replican los ítems adultos.
Las propiedades psicométricas son correctas. La consistencia interna es buena por lo
que respecta a la ansiedad psíquica pero es menos fiable para la ansiedad somática.
La fiabilidad test-retest es moderada, y la fiabilidad inter-jueces es excelente.
La validez varía de pobre a moderada. La validez convergente es pobre y la
discriminante moderada (discrimina a sujetos clínicos de normales, pero muestra una
pobre discriminación de los trastornos depresivos).
Pese a la falta de estudios, existen indicadores de la buena sensibilidad de la escala al
tratamiento.
Cuestionario de ansiedad infantil (CAS) de John S. Gillis. Cuestionario de apreciación del nivel de ansiedad en edades de 6 a 8 años (baremos
de escolares de 1º, 2º y 3º de Primaria).
Supone una aportación novedosa pues existen hasta el momento muy pocas pruebas
que intenten explorar la ansiedad del niño en lo que se refiere a los primeros cursos.
La prueba consta de manual de instrucciones, hoja con 20 preguntas adaptadas a los
problemas emocionales que afectan a los niños de entre 6 y 8 años, hoja de
respuestas y plantilla de corrección. Se ha simplificado al máximo el proceso mediante
un formato muy elemental, de fácil aplicación y corrección.
El CAS constituye una derivación más, por su estructura y formato, de los
cuestionarios de personalidad infantil diseñados por Cattell, en concreto el ESPQ,
aunque el CAS constituye un instrumento más especifico para evaluación de la
ansiedad como factor de 2º orden configurado así: C – (emocionalmente poco
estable); D + (excitable); H – (tímido); O + (aprensivo); Q4 + (tenso). Aunque el ESPQ
es más costoso a la hora de corregir e interpretar los resultados es aconsejable
utilizarlo frente al CAS, pues aporta un perfil más completo de la personalidad del
alumno.
El perfil obtenido se expresa en decatipos y en puntuaciones centiles. El cuestionario
tiene baremos distintos para varones y mujeres, y otro baremo para cada uno de los
cursos 1º, 2º y 3º de E.P.
Escala de Ansiedad Manifiesta en Niños Revisada (C­MAS)de Reynolds and Richmond. Esta escala (C-MAS) también se conoce como la escala de “Lo que Pienso y lo que
Siento”. Mide las manifestaciones crónicas de ansiedad. Además de sus tres
subescalas de ansiedad (Fisiológica, Preocupación/Sensibilidad Excesiva, y
Temor/Concentración), el C-MAS contiene una escala de Mentiras para evaluar una
respuesta de deseabilidad social.
Numerosos estudios han establecido sus sólidas propiedades psicométricas. Parece
haber más datos sobre su validez que su fiabilidad. La validez concurrente está
apoyada por la relación del C-MAS con la mayoría de medidas de ansiedad, en
concreto el Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo para Niños (STAIC) que mide el
mismo constructo. Sin embargo, su validez discriminante parece pobre ya que los
jóvenes con TDAH también obtienen puntuaciones elevadas. El C-MAS ha servido
como un estándar de validación para otras escalas. Parece sensible a los efectos de
tratamiento en la psicoterapia. Durante muchos años, el C-MAS ha demostrado su
adecuación en niños y adolescentes, su sensibilidad hasta la ansiedad en varias
poblaciones, y su utilidad en múltiples aplicaciones.
Posee una base de datos muy rica que apoya su validez general, sensibilidad,
adecuación y utilidad al examinar la ansiedad de los jóvenes. Ha sido la escala
utilizada para la observación en la escuela, comunidad y atención primaria. Además,
ha sido utilizada para examinar múltiples problemas entre grupos étnicos y de varias
nacionalidades, y ha sido traducido a varios idiomas, a veces produciendo estructuras
diferentes de los ítems. Continúa siendo utilizado en la investigación paidopsiquiátrica
primaria. A pesar de su longevidad, el C-MAS tiene algunas dificultades. Ha sido
estandarizada principalmente con poblaciones escolares. Así, su sensibilidad,
especificad, puntos de corte y funcionamiento pueden diferir en los casos clínicos.
Aunque aún ampliamente utilizado, el C-MAS está siendo suplantado por escalas más
nuevas.
Inventario de Ansiedad de Estado­Rasgo para niños (STAIC), Speilbeger. Este inventario (STAI-C) también llamado el “Cuestionario de Cómo Me Siento” se
adaptó a los niños en edad escolar a partir de una escala de adultos. El STAI-C evalúa
la ansiedad global que varía según situaciones (ansiedad de estado) y la ansiedad que
es estable a través del tiempo y situaciones (ansiedad de rasgo).
El STAI-C ha sido examinado mayoritariamente en ejemplos comunitarios, aunque
parece funcionar de manera comparativa con diversos ejemplos clínicos y étnicos.
La consistencia interna y la fiabilidad test-retest son mayores para la subescala de
estado y en chicas. Las chicas puntúan ligeramente más alto en la subescala de
Rasgo. La validez es moderada. La validez de construcción para la subescala de
estado es evidenciada por mayores puntuaciones en presencia de un factor estresante
respecto a las puntuaciones de base. Aunque desarrollada para niños, el STAI-C
también ha descubierto aplicaciones considerables con los adolescentes, donde
presenta una buena consistencia y buena validez discriminante. El STAI-C ha tenido
numerosas aplicaciones y ha mostrado una buena sensibilidad a los efectos de la
terapia cognitivo-conductual. Pero a pesar de estas diversas aplicaciones, el STAI-C
ha sido criticado. Mientras que la diferenciación de ansiedad de rasgo y ansiedad de
estado es atractiva, su validez y utilidad no están claras. Su psicometría no es
demasiado óptima. Aunque aún muy utilizada, el STAI-C está siendo eclipsada por
escalas más modernas.
Escala Multidimensional de Ansiedad para Niños (MASC), March. Esta escala (MASC) es una escala realizada empíricamente que evalúa un espectro
de síntomas de ansiedad más que un constructo de ansiedad. Sus cuatro factores más
importantes son invariables a través de la edad y genero, y tres de ellos pueden ser
subdivididos: (1) Síntomas Físicos (tensión / nerviosismo y somático / autonómico), (2)
Ansiedad Social (humillación / negación y miedo a actuar en público), (3) Evitación
(perfeccionismo y ansiedad de relación), y (4) Ansiedad de Separación. Dos de estos
factores importantes marcan los diagnósticos DSM-IV de la fobia social y el Trastorno
de Ansiedad por Separación, mientras que la puntuación total marca un Trastorno de
Ansiedad Generalizada. Un Índice de Inconsistencia identifica los perfiles inválidos.
Respecto a las propiedades psicométricas, tanto la consistencia interna como la
fiabilidad test-retest van de moderadas a excelentes y no se ven afectadas por la edad
o género. La fiabilidad inter-jueces va en función de los informantes. Existe una baja
concordancia padre-hijo la cual es mejor para los síntomas fácilmente observables, y
mejor para la pareja madre-hijo que para la pareja padre-hijo.
La validez parece de moderada a buena. Un rasgo a destacar es que las subescalas y
el Índice de Trastornos de Ansiedad discriminan a los jóvenes según la presencia o
ausencia de trastornos de ansiedad en un 88% de los casos.
El MASC tiene muchas ventajas. Fue desarrollado con un grupo heterogéneo de
jóvenes. Su construcción es clara, y es la primera escala en validar la división de
síntomas de ansiedad en físicos y comportamentales. La puntuación debe ser sensible
a los efectos del tratamiento, aunque los estudios de tratamiento inicial han mostrado
resultados variables. Recientemente demostró mejores resultados que el C-MAS. Se
está convirtiendo en la escala de ansiedad de referencia para los emplazamientos
clínicos y de investigación. No obstante, el MASC necesita ser examinado en otros
ámbitos y durante una mayor franja de tiempo para validar posteriormente la escala.
Observación de la Ansiedad Infantil ligada a Trastornos Emocionales (SCARED), Birmaher. Esta escala (SCARED) fue desarrollada con jóvenes heterogéneos que se
presentaban en una clínica de trastornos de ansiedad y humor. Sus cinco dimensiones
se establecen a partir de los trastornos DSM-IV: trastorno de ansiedad generalizada,
trastorno de ansiedad por separación, fobia social, fobia escolar y somatizaciones /
dolor.
Respecto a las propiedades psicométricas, la fiabilidad test-retest varía de moderada a
excelente para la escala total y subescalas. La fiabilidad inter-jueces varía según la
edad, siendo más alta para niños que para adolescentes.
Su validez es buena. El SCARED se relaciona bien con otras escalas de ansiedad,
incluida la MASC y la C-MAS. Todas las subescalas discriminan a los ansiosos de
otros jóvenes, especialmente aquellos con trastornos de conducta y en algún grado los
jóvenes deprimidos. Las subescalas de la fobia social y la fobia escolar actúan peor
que el resto de subescalas. El SCARED ofrece varias ventajas. La validez de
construcción está clara porque se basa en el DSM-IV, y su validez discriminante es
impresionante. Si su habilidad para discriminar la ansiedad de la depresión se
comprueba, sería de mucha ayuda para examinar los trastornos internalizados. La
puntuación de 3 puntos puede ser insensible a los efectos de tratamiento, aunque los
estudios de tratamiento inicial han sido variables. Se necesitan estudios posteriores
para evaluar su funcionamiento a través de múltiples condiciones, en concreto con
ejemplos clínicos.
Escala de Evaluación de la Ansiedad Pediátrica (PARS), Riddle. Esta escala (PARS) es una escala administrada por especialistas desarrollada con un
grupo heterogéneo de jóvenes que participaron en un ensayo clínico. Mide la ansiedad
en tres áreas: Ansiedad de Separación, Fobia Social y Ansiedad Generalizada. Los
ítems se derivan directamente de los criterios DSM-IV para estos trastornos de
ansiedad, haciendo su validez de construcción clara.
El formato del PARS se modela sobre la Escala de Obsesiones y Compulsiones de
Niños de Yale-Brown. En primer lugar, padres e hijo completan un cuestionario de
síntomas de 50 ítems, bien de forma separada, bien juntos, en función de si el síntoma
está presente o ausente (si/no) durante la última semana. El especialista entonces
puntúa todos los síntomas sobre la base de siete dimensiones: número de síntomas,
frecuencia, severidad de los síntomas de ansiedad, severidad de los síntomas físicos,
evitación, interferencia en casa, e interferencia fuera de casa. Cada subescala utiliza
su propia escala de 6 puntos, “nada” a “extremo”. Así, el PARS evalúa la frecuencia,
severidad y deterioro de la ansiedad de separación, fobia social y ansiedad
generalizada. Los datos psicométricos preliminares abarcan la puntuación total y sus
dimensiones. La puntuación total del PARS no varía en función del género o la edad.
La consistencia interna va de pobre a moderada para la escala total y sus siete
dimensiones. Esta aparente consistencia interna subóptima es debida al formato de
puntuación particular del PARS. En este caso, la consistencia interna no mide si los
ítems individuales evalúan el mismo constructo sino cómo de independientes o de
solapadas están las siete dimensiones. Por lo tanto, la consistencia interna pobre a
moderada representa una independencia relativa de estas siete dimensiones. La
fiabilidad test-retest es moderada (en un intervalo de 3 semanas).
Su validez convergente de baja a moderada en función del informante. La validez
divergente (respecto a las escalas que evalúan la depresión) es buena.
A causa de su novedad (2002), el PARS no ha sido citado en otros estudios. Sin
embargo, parece ajustarse a los niños y adolescentes. Su utilidad se relaciona con la
habilidad potencial para discriminar la ansiedad de la depresión y la sensibilidad
demostrada a los efectos de tratamiento, especialmente porque las medidas de
autoinforme no demuestran generalmente demasiada sensibilidad.
No obstante cabe advertir que la sensibilidad estudiada en el PARS (medida antes y
después del tratamiento) no ha sido evaluada con respecto al grupo de tratamiento, es
decir, medicación activa o placebo. Así, no está claro si el PARS mide una respuesta
general a la implicación en el tratamiento, o un efecto especifico de la medicación. La
utilidad ha descendido de alguna forma por el formato de administración por un
especialista y el tiempo de administración. Se necesitan estudios sobre la aplicación y
funcionamiento del PARS.
Inventario de Ansiedad y Fobia Social para Niños (SPAI­C), Beidel. Este inventario (SPAI-C) evalúa los aspectos somáticos, cognitivos y de
comportamiento de la ansiedad social mediante tres subescalas: Afirmación,
Encuentros Sociales y Actuación en Público. La fiabilidad es impresionante. La
excelente consistencia interna para las subescalas del SPAI-C es considerablemente
más alta que la consistencia de las subescalas de la mayoría de escalas de evaluación
de la ansiedad. La fiabilidad test-retest para estas mismas subescalas va de moderada
a muy buena.
La validez es de baja a moderada. De manera interesante, no se observan diferencias
de género en los niños pero sí en adolescentes. La validez discriminante es buena, es
una de las pocas escalas que discriminan entre los diferentes trastornos de ansiedad.
Se necesitan estudios acerca de su sensibilidad a los efectos del tratamiento ya que
hasta ahora se han obtenido resultados contradictorios. El SPAI-C es la primera
escala que incluye un trastorno de ansiedad específico, la fobia social, lo que le ofrece
una consideración especial. Ha sido sistemáticamente investigado y actúa bien con
ejemplos escolares y clínicos. Su puntuación de 3 puntos puede no ser óptima para
detectar los efectos del tratamiento. Estudios de tratamiento posteriores y datos con
adolescentes serán interesantes.
Escala de Ansiedad Social para Niños Revisada (SASC­R), La Greca. Esta escala (SASC-R) se basa en la hipótesis de que la ansiedad social fomenta el
desarrollo de comportamientos sociales inadaptados que conducen a los trastornos de
ansiedad. El SASC-R examina la ansiedad social con relación al funcionamiento con
amigos, una fuente importante de experiencia afectiva. Sus tres subescalas están
moderadamente interrelacionadas: Miedo a la Evaluación Negativa, Evitación de
Situaciones Sociales y Ansiedad ante Nuevos Amigos o Situaciones, y Ansiedad
Generalizada ante Situaciones Sociales.
La consistencia interna para todas las escalas y subescalas es de moderada a muy
buena y la fiabilidad test-retest es buena. Muestra una buena validez convergente y
discriminante (entre los niños con fobias simples, el SASC-R discrimina a aquellos
con y sin trastornos de ansiedad social).
El SASC-R realiza nuevas contribuciones para el entendimiento de la ansiedad infantil.
Su construcción es clara y distingue dos formas conceptualmente y clínicamente
relevantes de la ansiedad social: Ansiedad Social Generalizada y Evitación de
Situaciones Sociales con ansiedad ante nuevos amigos o situaciones.
Escala de Afrontamiento de Temores para Niños­Revisado (FSSC­R), Ollendick. Esta escala (FSSC-R) es una revisión del FSSC original desarrollado en los años 60.
Evalúa tanto el número como la intensidad de los temores. Sus cinco subescalas son
invariables a través del genero y la edad: Temor al Fallo y la Critica, Temor a lo
Desconocido, Temor a las Lesiones y a los Animales Pequeños, Temor al Peligro y la
Muerte, y Temores Médicos. Todos los temas están muy relacionados, cuestionando
la utilidad de las subescalas, y si la escala total o las subescalas pueden ser utilizadas
dependiendo de la aplicación intencionada.
La consistencia interna y la fiabilidad test-retest están bien establecidas. Las chicas
presentan los mismos temores que los chicos, pero presentan mayor intensidad en los
temores; los niños más pequeños también reportan un mayor temor. El FSCC-R indica
que los temores de los jóvenes son más estables durante 2 años, y que los jóvenes
muy temerosos siguen temerosos 2 años mas tarde. Además, durante los pasados 40
años, los temores más importantes de los jóvenes han continuado relacionándose con
la muerte y al peligro.
Respecto a su validez, tiene una buena validez convergente si bien la validez
discriminante no está clara. El FSSC-R ha discriminado los niños fóbicos de los
controles y ha discriminado entre varias fobias. El temor al fallo y la crítica poseen un
mayor poder discriminatorio. Sin embargo, los chicos con trastornos de ansiedad no
han mostrado temores diferentes de los chicos con trastornos disruptivos, ni tampoco
de los chicos normales. El FSSC-R tiene muchas aplicaciones. Con jóvenes que
tienen discapacidad intelectual, el FSSC-R funciona bien. Estos jóvenes muestran un
mayor número y nivel de temores así como mayores niveles de temores que los
jóvenes con otras incapacidades o sin ellas. Generalmente, el FSSC-R actúa de
forma similar en función de la etnia, nacionalidad, cultura y religión. Los modelos de
temor en los jóvenes pueden variar según cualquiera de estos 4 factores. También la
genética puede ser importante para el temor.
La mayoría de estudios han establecido las propiedades y utilidad del FSSC-R y por
ello continúa siendo muy utilizado en pequeñas competencias.
Escala Obsesivo­Compulsiva para Niños de Yale­Brown (CY­BOCS), Goodman. Esta escala (CY-BOCS) es una modificación en su desarrollo del Y-BOCS y se ha
convertido en la evaluación estándar del TOC. Es una entrevista administrada por el
especialista. Tiene una escala asociada de autoinforme que se puede completar previa
a la entrevista y hacer de guía para la misma. El CY-BOCS evalúa los síntomas e
importancia del TOC durante una amplia franja de tiempo. Contiene 5 bloques:
instrucciones, listado de obsesiones, grados de importancia de las obsesiones, listado
de compulsiones, y nivel de intensidad de las compulsiones. En primer lugar, el
entrevistador asegura el espectro de las obsesiones (8 categorías) y compulsiones
(nueve categorías) utilizando los listados respectivos. Las obsesiones y compulsiones
más destacadas son entonces evaluadas según una escala de 5 puntos acerca de la
severidad: tiempo ocupado, interferencias, nerviosismo, resistencia y grado de control.
Esto da lugar a una puntuación global para las obsesiones y otra para las
compulsiones, y finalmente se obtiene una total, la puntuación total CY-BOCS es la
suma de las Puntuaciones de Obsesiones y Compulsiones. Las propiedades
psicométricas son muy buenas. La buena consistencia interna de los 10 Ítems de
Severidad refleja mejor consistencia para los jóvenes que para los niños. Los 5 ítems
de obsesión y los 5 de compulsión se relacionan muy bien con sus propias subescalas
pero solo de forma moderada con las subescalas del otro, lo que sugiere una ligera
independencia en cada escala. El CY-BOCS tiene una buena validez convergente,
pero se necesita mayor experiencia para evaluar la validez. El CY-BOCS ha sido
utilizado para examinar la fenomenología del TOC. Tanto con niños como con
adolescentes, el CY-BOCS ha mostrado sensibilidad al tratamiento farmacológico. En
todos los estudios, la puntuación total del CY-BOCS y la puntuación de Compulsiones
descendieron más en los grupos de medicación serotonérgica que en los grupos
tratados con placebo. También es sensible al tratamiento cognitivo-conductual.
El CY-BOCS permite la evaluación sistemática de las obsesiones y compulsiones y es
muy útil para evaluar los resultados de los tratamientos. Sin embargo, tiene algunos
inconvenientes. Su adecuación para los niños se ve dificultada por el factor de
resistencia. Esto compromete los informes de los jóvenes sobre la importancia de los
síntomas. Son necesarias más adaptaciones para mejorar su adecuación en los niños.
La estabilidad es desconocida.
Las escalas de evaluación de la ansiedad revisadas aquí comprenden aquellas que
mayormente han contribuido a la psiquiatría infantil y adolescente (alguna aún no
adaptadas a nuestro idioma). Sin embargo, el estudio en aumento de los trastornos de
ansiedad está produciendo nuevas escalas, tales como la Escala de Preocupaciones
para Niños (Muris et al., 1998b), la Escala de Ansiedad Social para Niños de Liebowitz
(Masia et al., 1999, 2001), y la Escala de Síntomas Internalizados para Niños (Michael
and Merrell, 1998). Además, el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI) (Beck and Steer,
1990) se ha reexaminado recientemente con adolescentes.

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