Parafernalia Jorge Peré Yanier H. Palao Jamila Medina Abel

Transcripción

Parafernalia Jorge Peré Yanier H. Palao Jamila Medina Abel
revista de literatura y arte
Jorge Peré
Yanier H. Palao
Jamila Medina
Abel
Fernández-Larrea
Parafernalia
Capítulo Primero
Premio Franz Kafka
Novela de Gaveta 2016
No 02
2016
D. M. García
Director General
Richard Somonte
Artista de la plástica
(+53) 5 363 5101
(+53) 7 881 9227
[email protected]
www.richardsomonte.com
Por: El Director General
Escribir un texto editorial es terrible. No soporto las adecuaciones en el lector que estos
pueden causar. Entrar en una galería y leer las palabras del catálogo antes de ver las obras
pudiera ser perjudicial para nuestro paladar ilustrativo. El prólogo que escribió Lezama para
Rayuela (Edición Casa de las Américas) es casi más largo que la propia novela y -según los
que lo han terminado de leer- es difícil relacionarlo de algún modo con la obra de Cortázar.
Tanto así, creo peligrosas la verborrea y las acotaciones que pueden condicionar al lector a
elegir si se adentra o no en el disfrute y la interpretación del arte y la literatura. Me encanta
disfrutar de un concierto de saxofón con percusión menor y que luego me sorprendan con
música electrónica. Por tanto, un ejercicio escritural para iniciar, luego, algo de parafernalia
revolucionaria y en definitiva, un alarde de poder. ¿Qué otra cosa puede ser si no, un texto
editorial?
Por: D.M. García
Tú que tanto pretendiste dar y al final diste nada. Tú que hablas como amigo, caminas como
amigo, sonríes como amigo, pero solo eres un tú. Un tú de cualquiera que te convenga y los
tú, no trabajan ni aprecian a los nosotros. Los tú solo se preocupan por su tilde. Por eso se
relacionan con otros tú: los í de ironía, de cínica; los ó de hipócrita, de traición. Pero tú no
temas. Sabes que estas destinado a durar lo mismo que yo. Y por ahora, tú estás a salvo, sin
embargo, a menos que cambie, ella no.
Por: El que lo sabe todo
Así de difícil se presenta el panorama. Poco legible. Porque El Oficio es toda esta isla que
se descongela. Esa vieja cincuentona que se quedó ciega en los setenta y perdió la cabeza
durante el periodo especial. Esa agudísima que se hace la sorda y cuando se enfada grita, y
cuando le conviene susurra al oído. Porque eso sí, nunca enmudeció la muy cabrona.
No es como antes, cuando todo costaba trabajo. Ahora todo trabajo cuesta. Ahora todos tratan de evitar el antes. Y se puede hablar de casi todo y casi todo se sabe, pero no hay tiempo
para hablar, no hay tiempo para enterarnos de nada. El pico de la montaña se descongela, y
nadie sabe cuáles serán las consecuencias. ¿Se inundará el valle con el hielo derretido? ¿Se
descubrirá una pirámide dorado en la cima? ¿Soportaremos vivir como el resto, o con los
restos? Solo sabemos que un diluvio se avecina y nos abastecen de madera y suministros
como nunca antes. Nos dejan claro que las reglas son a la inversa. La vieja cincuentona ciega,
loca y a veces sorda parece haber cambiado sus intenciones. ¿O acaso ya no es la misma?
¿Vendrá una más joven? ¿Acaso es la tía ricachona que vuelve a vender sus –la de ellos,
nuestras- pertenencias?
N 02
o
Aquí les va el tercer número de El Oficio. Donde ilustres colaboradores nos invitan a repensarnos y a, sobre todas las cosas, respetarnos, donde quiera que nos encontremos.
revista de literatura y arte
Jorge Peré
Yanier H. Palao
Jamila Medina
Abel
Fernández-Larrea
Parafernalia
Capítulo Primero
Premio Franz Kafka
Novela de Gaveta 2016
No 02
2016
Obra: Deshielo. Richard Somonte
Portada: Abdel de la Campa Escaig
2
el oficio · 2016
Dirección General:
D. M. García
Dirección Ejecutiva:
Karla G. Castro
Producción General:
Mónica Sera Luaces
Producción Ejecutiva:
Annia Quesada Milord
Consejo Editorial:
Karla G. Castro
D. M. García
Jorge Peré
Mónica Sera Luaces
Consejo de Redacción:
Katherine Bisquet
Yolaida Duharte López
María Carla Gárciga
Karla G. Castro
Claudia Edith G. Posada
Laura Lays Hernández
Manuel Hernández
D. M. García
Armando Navarro Rojas
Jorge Peré
Jorge Sánchez
Edición:
Lisandra Castro López
Laura Lays Hernández
Mónica Sera Luaces
Corrección:
Lisandra Castro López
Mónica Sera Luaces
Fotografía:
Yadira Calzadilla
Juan Rey Hernández
Relaciones Públicas:
Rossana Bouza Fajardo
Lesly Fonseca
Gabriela Román González
Ilustración:
Lancelot Alonso
Nestor Kim
Richard Somonte
Diseño:
Abdel de la Campa Escaig
arte
06
09
07
12
14
25
35
Jorge Peré
Wake up: La piyamada de Kanye West
36
María Carla Gárciga
Rubén Alpízar: Me gusta crear el contraste
entre drama y comedia
Training days: El arte cubano en la espiral del
cambio
Jorge Sánchez
Empinando bajito: Jorge Baró
Jorge Luis Rodríguez Aguilar
20 segundos de puesta de sol
K. Bach Bisquet/Y. Händel Palao
Fuga no. 1 en Ro may “Dissidentiae Museum”
Karla G. Castro
El hijo de Compay Segundo
Armando Navarro Rojas
Contrapunteo entre el Yo y el Superyo.
A propósito de Thereis no Fourth Wall
l i t e r a tu ra
18
26
Yolaida Duharte López
Claustrofobias
28
D. M. García
Hombres sin leer, o el Taller del Centro
Jorge Peré
Cuba después de 1959: La historia como
ficción intelectual
teatro
16
Claudia Edith G. Posada
Mal pensados, si esto es puro neoclasicismo
cine
31
32
Manuel Hernández
La osadía de lo indómito
Jorge Sánchez
Juego de Tronos: ¿Qué nos dijo el capítulo 10?
Los géneros considerados son:
literatura, artes escénicas, artes
visuales, cine, ensayos de corte
social. También se incluyen obras
plásticas en formato digital.
El contenido de los textos
publicados es responsabilidad de
sus autores.
Las opiniones de los editores de
la revista solo serán discutidas con
el autor en caso de publicación.
poesía
40
Yanier H. Palao
· Concierto de saxofón, percusión menor y
música electrónica
· La sobreabundancia de nutrientes atrofia el
nacimiento
· Rodapiés
42
Eilyn Lombard Cabrera
· Pústulas
· Carcinoma in situ (nic 3)
·*
44
Jamila Medina Ríos
· Mutaciones II: La pedrada
· Nana IV
· Cañerías abiertas con luz intencional
narrativ a
50
Abel Fernández-Larrea
Parafernalia
* Sin título
Martirio. Néstor Kim
[email protected]
¿Qué pasaría de coincidir en una misma
cama –inmensa y tumultuosa–, tal y como
Dios las trajo al mundo, varias celebridades
norteamericanas? O mejor: Si usted tuviera
la posibilidad de confinar en un dormitorio
a doce famosos de EE.UU –manteniendo
un equilibrio entre hombres y mujeres–,
privados de usar ropa, para realizar una filmación, ¿a quiénes escogería? ¿Cuál sería
el guión a seguir? Esto parece espetarnos
a la cara Famous (Mark Romanek, 2016), el
nuevo video viral del rapero, productor y
empresario norteamericano Kanye West.
En lo que el lector decide a quién desvestir, le propongo consultar, como incentivo, este casting incendiario de Kanye: Bill
Cosby, Caitlyn (Bruce) Jenner, Amber Rose,
Ray J, Kim Kardashian, Taylor Swift, Chris
Brown, Rihanna, Donald Trump, Anna Wintour y George W. Bush.
Todas estas celebrities se dan cita en lo
que parece una piyamada de adultos, cuya
aspiración es ponerle fin a la intimidad del
establishment americano. No hay tabúes
capaces de eclipsar esta autopsia. Lleno
de estupefacción –no he podido superar la
imagen, casi surrealista, del mejor trasero
6
el oficio · 2016
reemplazados por estatuas de cera convincentemente dispuesta alrededor de la
pareja West-Kardashian. La descarga petrificante que supone este video, encuentra
su cobertura en las redes, en los principales
sitios de trasiego y consumo audiovisual.
Es ahí donde Kanye piensa dar la pelea, seduciendo a los adalides del chisme gordo.
Pero aceptemos que esta desfachatez,
es otra manera de refrendar un status de
verdadera democracia. Cuando el sistema
no impone la censura como vía crucis, se
puede escandalizar a la manera de Eminem, Rihanna, Michel Houellebecq, Mike
Tyson o el propio Kanye West. Se puede,
por otro lado, organizar anualmente Festivales de la Marihuana. Se puede disfrutar de balnearios, que estimulan el sexo
desprejuiciado. También se puede infartar
teniendo sexo con tres prostitutas tailandesas. Se puede blasfemar sobre política,
mientras se ganan diez grandes en un casino de Las Vegas. Se puede hacer zapping
por los canales del Pay Per View, cuya programación atiende por igual la expectativa
de un erudito y de un sicópata. Se puede
ser transexual a los sesenta años, y figurar como estrella en un reality. Se puede
ser campeón de boxeo profesional, ganar
un cheque con seis ceros por subir al ring
y acabar cumpliendo condena en una penitenciaría de alto rigor. Y ya que estamos
aquí, se puede ser ex convicto y entrar en
los estudios de Hollywood. En fin, que se
pueden muchas cosas.
No obstante, hay una pregunta que acecha hasta imponerse: ¿Qué pasaría si Gente
de Zona o Descemer Bueno se animaran a
filmar algo parecido del lado de acá?
o me gusta Telesur. Lo siento mucho. Para casi todos es símbolo de una ventana, pero no me gusta
porque es el anverso de lo que realmente no me gusta:
FOX, CNN y TELEVISA. Para un espíritu crítico, que se
preocupa por la ética y desprecia el uso de la información como un partido de póker, los grandes conglomerados noticiosos resultan la extensión de un buitre
come-cerebros al que llaman de diferentes maneras:
ideología, capitalismo, ilustración… Las diferentes
apreciaciones no cambian el hecho fundamental: vivimos atravesados por los medios, y actuamos según
patrones que estos preconfiguran para sus intereses.
Por eso Jorge Baró, jovencísimo graduado de la
Academia de San Alejandro, me sorprende tanto con
su Cosmovisión. La obra, aún por darse a conocer, impresiona por sus dimensiones (2x1.60cm) y por el minucioso trabajo que supuso. Recortando periódicos
noticiosos y dándoles formas de triángulos, Baró crea
un enorme origami en mosaico. La imagen general revela unas aves de rapiña destripando una carroña. La ironía y
el humor ácido de este trabajo,
recuerdan los mejores tiempos
del arte-protesta norteamericano de los 60 y 70, así como los
trabajos de Barbara Kruger. Es
la combinación del objeto de
la crítica, con la expresión de la
propia crítica.
Baró invierte la percepción
de la realidad: muestra en una
imagen el universo comunicacional de la información, como
instrumento de poder, en su
conjunto, una posibilidad casi
exclusiva para el arte. Mientras,
si hacemos zoom y fijamos la
atención en los detalles, percibimos lo cotidiano: la anarquía
mediática. La multitud de pequeñas noticias anodinas y las
publicidades que colman nuestra realidad, ofrecen la sensación de una actualización constante. Pero lo cierto es que solo
sirven para enturbiarnos la vista, para hacernos olvidar que, detrás de este aparente
caos natural, hay un sistema, un orden, y un objetivo.
Felicidades a este sagaz y joven artista que se estrena en la arena del arte, y que también deberá luchar
contra los buitres. ¡Ojalá veamos pronto esta pieza en
alguna galería!
La multitud
de pequeñas
noticias anodinas
y las publicidades
que colman
nuestra realidad,
ofrecen la
sensación de una
actualización
constante.
fotos: cortesía del artista
Jorge Peré
sintético al que pueda aspirar una mujer;
lo lleva Kim Kardashian– disfruté de esta
propuesta trending hecha para adictos al
porno blando.
Ahora, desde el sosiego, me pregunto: ¿Qué sentido persigue semejante impudicia? ¿Se trata, simplemente, de otra
provocación muy al estilo del kamikaze
Kanye West? ¿Acaso es la coartada de rescate comercial para un artista acosado por
deudas que ascienden a los 58 millones
de dólares? ¿Es un ajuste de cuentas con
el mainstream y sus rituales profilácticos?
¿Alguna especie de conspiración libertina
deliberada por la pareja West-Kardashian?
Mientras veía Famous pensaba con algo
de morbo, en cómo asumiría su presencia
la comunidad norteamericana. Desde luego, que en una sociedad esquizoide, devota del reality show y el culebrón mediático,
no pasará por alto semejante acto de genocidio. Kanye sabe esto, y un poco más.
El rapero, cada cierto tiempo reinventa las
reglas del juego, siempre desde la impunidad; lo mismo al descalificar a Taylor Swift
en los MTV Music Awards (2009), que al posar en sayuela mientras esgrime orgullosamente su condición de afroamericano en la
parte sur de Chicago.
Es un hecho: Famous no aparecerá en
MTV Channel, o cualquier otro canal de
promoción extranjero. Este es un video
profano, divertidamente sedicioso. No hay
ingenuidad o despropósito alguno en su
maquinación, sorprendente en más de una
cosa. Primero: La negación de una visualidad depurada, al simular la apariencia descuidada de un video casero. Segundo: La
construcción ficticia de los protagonistas,
Jorge Sánchez
Wake up:
La piyamada
de Kanye West
Jorge Baró
foto: tomada de Internet
empinando bajit o
2016 · el oficio
7
Training days:
El arte cubano en la espiral del cambio
Jorge Peré
Sin embargo, todo parece hoy tan distinto…
¿He cambiado yo o ha cambiado la ciudad?
Memorias del subdesarrollo (1968)
Pop
Pop
Pensar el arte cubano contemporáneo, a la luz de los
cambios que se suscitan al interior de nuestro espacio
cultural, supone, en principio, una disección de las políticas oficiales, los síntomas socio-ideológicos y los derroteros estéticos que han marcado la producción visual de
estos últimos treinta años en la isla. O sea, convida a rescatar lo mejor de un inmueble en proceso de demolición.
Ciertos síntomas denotan la aparición de otra inercia –acaso más optimizada– en el panorama emergente
insular. Esto nos obliga a la reflexión y el despliegue de
ideas, capaces de erosionar el estatismo de un gremio,
cuya escasa motivación, muchas veces, no trasciende los
entuertos de una oficialidad rancia y empalagosa como
el vino Fortín.
Si se mira bien, el espacio artístico en Cuba (está mejor decir en La Habana), últimamente, parece inoculado
por una atmósfera kafkiana. En la capital comienzan a
fundarse nuevos espacios, muchas veces a espaldas de
las capillas institucionales. Cada vez más proliferan los
estudios de artistas –gesto trending que denuncia poder, o al menos búsqueda de autonomía por parte de los
artistas. Los actores –críticos, curadores y artistas– hacen
vida social en bares y restaurantes de refinado glamour,
lejos de las áreas aledañas al bunker de la UNEAC. Se habla de viajes, becas extranjeras, patrocinios y coleccionistas privados, entre los productores más jóvenes. Ya
nadie se desgasta por congraciarse en el CNAP. Se abren
blogs digitales y fanzines. En fin, que se arma toda una
farándula, apegada a nuevos rituales de legitimación
(Las pruebas: Elvia Rosa “La Pitonisa” Castro se ha ido replegando poco a poco en Facebook –ahora mismo, su
plataforma ideal–, al punto de negarle la primicia de sus
textos a cuanta revista oficial sobre artes visuales circula
en Cuba. Rachel Valdés perpetuó su celeridad mediática
con el video del single “Traidora”, junto a Marc Anthony y
Gente de Zona. También devino fenómeno la aparición
del grupo Stainless, arropado en una imagen vintage, en
las páginas de la revista digital Garbos. De modo que hay
tela por donde cortar).
Por ello, he probado a lanzar las siguientes preguntas
como globos al aire, con el deseo de polemizar y tomarle
la temperatura a los tiempos que corren.
1
¿Está en crisis la oficialidad y sus mecanismos de control frente a la nueva apertura del
campo artístico cubano? ¿En qué sentido(s) continúa afectando el espontáneo desarrollo
de las dinámicas artísticas la jerarquía institucional?
2
¿Considera una estrategia funcional los Salones de Arte Cubano Contemporáneo (SACC)?
¿Qué cambiaría en los mismos?
3
¿Por dónde estima que pasan los meridianos del arte emergente en Cuba?
4
Conociendo el riesgo que implican las reducciones, le pedimos definir la producción simbólica actual, en cuanto al discurso que entroniza. En este sentido, ¿existe una continuidad o una virtual superación del letargo insular y su imaginario altamente politizado?
ALONSO · LABARCA · PENICHET
2016 · el oficio
9
Daniel G. Alfonso. Crítico de arte
1
En los tiempos que corren, los espacios oficiales -dígase galerías
institucionales- deben replantearse su razón de ser, pues ahora
con el surgimiento de los nuevos espacios llamados “alternativos”
o de “bajo perfil” se está generando (aunque no sea muy visible)
la competencia. Las nuevas galerías dan cuatro pasos en favor del
arte contemporáneo mientras los oficiales se quedan rezagados
por todo el filtro que debe pasar un proyecto antes de ser exhibido. La institución sigue patrones demodés que ponen en peligro
las propuestas de artistas emergentes quiénes casi no tienen un
espacio para mostrar sus producciones; los tiempos han cambiado y todavía las galerías prefieren enseñar las telas de los grandes
maestros del arte cubano y los de la generación 00.
2
Los SACC, desde su creación, han facilitado una comunión entre el
espectador y las propuestas que se presentan; son actualizaciones
de nuevos contenidos y ejercicios curatoriales, en los que prima
la variedad de tendencias artísticas. Es un espacio, a su vez, para
fomentar y generar el comentario, la crítica y mover inquietudes
en el panorama del arte actual. Pienso que en el SACC los curadores proponen un tema al que todos los proyectos deben regirse,
sin embargo, a veces el resultado final no es el esperado. Es en
este punto donde creo se debe hacer más hincapié y rechazar las
propuestas que no cumplan todos los requisitos. Sé que debe ser
difícil complacer y satisfacer todos los gustos estéticos, pero es necesario una buena selección para poder contar con un excelente
diagnóstico sobre lo que sucede en el ámbito de la plástica.
3-4
En su momento, escribí que la producción emergente cubana se
encuentra bajo el signo astral -como ha sucedido en el pasado- de
un pluralismo estético donde tiene cabida pintura, objeto, dibujo,
instalación, etcétera. Modos de expresión que le facilitan exteriorizar su nueva sensibilidad; asimismo, son capaces de mostrar que
su paradigma estético-conceptual ha cambiado, sus miradas se
encuentran dirigidas hacia los artistas internacionales más comerciales e icónicos de la historia del arte. Asumen y manipulan obras
de Damien Hirst, Olafur Eliasson, Ai WeiWei, Yayoi Kusama, Takashi
Murakami, entre otros.
Son hijos, además, de la “era digital”, por lo que en sus códigos
de representación aparecen nuevos materiales, convirtiéndose la
técnica y la tecnología en un factor primordial; también, se interesan más y cuidan el resultado final de sus trabajos, trasladando
hacia un primer plano el valor estético de la obra de arte.
El camino escogido por esta nueva hornada está trazado por
una nueva realidad. Su contexto y las circunstancias son otras, es
un capítulo escrito por ellos mismos. Tratan de establecer diferencias entre sus antecesores, sin embargo, y lo saben, el pasado nunca les dejará de influir. Así, nos encontramos frente a piezas en la
que los signos visuales están compuestos a partir de la metáfora,
el simulacro, el cinismo, el travestismo y la parodia.
10 el oficio · 2016
Lancelot Alonso. Artista plástico
1
Hace alrededor de cuatro años, el Consejo Nacional de las Artes
Plásticas convocó a los artistas emergentes para informar, desde
aquel entonces, sobre las aperturas que están sucediendo en el
presente. Han abierto nuevas galerías e inyectaron recursos para
promover el arte nuevo, sobre todo con la creación de Post-it. Con
estas estrategias aglutinaron a los jóvenes de mayor recorrido,
creando una plataforma de promoción, difusión y comercialización, herramientas claves para la carrera de cualquier artista.
No creo que las instituciones oficiales estén en crisis, ellos sabían de los cambios y aperturas en el horizonte y se prepararon
de antemano. Lo que sí creo es que afectan la creación artística, lo
que aún está por ver si para bien o para mal. Estamos haciendo un
arte consciente de las demandas comerciales foráneas, resultando
en obras más pulidas, tanto conceptual como formalmente. En mi
caso me afectan de modo directo las exigencias comerciales de un
mercado internacional donde la pintura no es bien entendida sobre todo en grandes formatos. La visión romántica de no pretender manchar la obra con demandas comerciales es un absurdo en
el artista contemporáneo, pero déjenme aquí, entre los absurdos.
2
Creo que sí son funcionales en cuanto a la intención, aunque la
falta de recursos, difusión y promoción limitan un poco la calidad
de los artistas que reúnen. Los salones no son medidores de la calidad del arte contemporáneo cubano. A mí me encanta participar
en estos eventos; el sentido de competencia me estimula la creación. Post-it por ejemplo, un Salón organizado por el Consejo, que
en las primeras ediciones logró agrupar una importante élite de
jóvenes artistas, nos sirvió a muchos de trampolín para mejores
proyectos. Otro salón que me encantaría que rescataran es el de
arte erótico, un evento injustamente de la periferia.
3
Es difícil definir un recorrido habitual, un sendero constante que te
asegure el éxito, estamos en una época de FREE FOR ALL. Luchamos como podemos y con las armas que tenemos; cerramos los
ojos, nos encerramos en el estudio y tratamos de hacer el mejor
arte que nos sea posible. Me parece que esa es la tendencia en el
método creativo del joven artista cubano.
Julio Llópiz-Casal
Artista plástico y crítico de arte
1
Si por “mecanismos de control” se entiende la casi exclusividad
que gozó la institución estatal por muchos años, en lo que respecta a ser el espacio de visualización del arte y el movimiento de
ideas en torno al arte mismo, podemos decir que, efectivamente,
la “oficialidad” se encuentra en crisis. Eso que llamas “apertura del
campo artístico” no ha sido más que una respuesta natural al deseo, por parte de los involucrados en el mundo del arte, que las
cosas salgan bien o al menos lo mejor posible, sin que la toma de
decisión dependa de una larga secuencia de “consultas” o que la
disposición de un simple taladro o galón de pintura blanca se eleven a la categoría de problema. No es un secreto para nadie que la
mayoría de las veces a la institución le resulta imposible ayudar en
términos elementales con los materiales, y cuando no es así, toda
gestión se torna un morrocoyo burocrático desalentador para los
artistas y demás gestores implicados en el trabajo creativo.
Las jerarquías no son un problema por sí mismas, todo depende de cómo funcionen. O sea, cuando la “pertinencia” de una obra
en un exposición depende del visto bueno de alguien, que para
tomar dicha decisión debe aguardar por otro visto bueno, o cuando no puedes comenzar a montar porque el responsable del montaje no ha llegado, o cuando la sala está cerrada porque la veladora está almorzando, supongo que la jerarquía es un problema…
Otra cosa que está muy clara es para quién sí todo esto no es un
problema, para el arte: el arte siempre tratará de estar donde pueda suceder como experiencia, no como trauma o letanía. Y si tiene
que buscar vías alternativas lo hace, también de manera natural.
2
Vuelvo a lo mismo. Un Salón es un certamen, un evento colectivo
y, si se quiere, una Bienal local a pequeña escala… o una Feria local de pequeña envergadura. Depende de quienes lleven a cabo
dicho Salón.
Lo que no se debe perder de vista es que el SACC es un ejercicio de subjetividad: un paneo de lo más sobresaliente de la producción visual del patio, una oportunidad para que los artistas
puedan darle alas a su imaginación sin la excesiva presión de los
compromisos financieros. Hasta aquí, por supuesto que los Salones son una “estrategia funcional”, el resto sería cuidarse de vicios
curatoriales y de control, hacer todo lo posible para que el evento
se base en el desprejuicio y el diálogo, lo que depende única y
exclusivamente del Centro de Desarrollo de Artes Visuales.
¿Cambios? Todos los que hacen aquellos que creen en la necesaria renovación… Si el Salón se cree el ombligo del arte cubano
lo mejor sería que no descuidaran el agua y el jabón.
3
En lo personal y con todo respeto, eso de “los meridianos” me parece un disparate, más en el arte cubano, afectado de manera tan
especial por lo extra artístico. De cualquier modo lo importante, si
se pretende responder a una pregunta como esta, es no perder de
vista el provincianismo del contexto, la pobreza material y la crisis
espiritual que azotan a la isla desde hace tanto. Hasta en Cuba,
tan caótica y alejada de las dinámicas del mundo real, es imprescindible que el proyecto de ser un artista sea “rentable”, aunque
algunos desde fuera y desde dentro piensen que aquí artista es
cualquiera. Por mucho fresco que estén echándose de la cintura
para abajo algunos, todos necesitan comer, vestirse, tener una vida más menos soportable, y para eso a todo el mundo le hace falta
tener determinada solvencia, en medio de este contexto limitado:
sin coleccionismo local, sin galerías, sin suficientes programas de
residencia y apoyo en general… el carro, la casa, el culo y la cuna
del bebé son otros veinte pesos que tampoco se debieran perder
de vista… Lo de “los meridianos” me parece que tiende a ser demasiado impreciso, porque para ser un artista auto sustentado en
la Cuba de hoy (meridiano insoslayable en teoría) entonces, ¿hay
que hacer pintura?, ¿hay que imprimir en el súper plotter a más
de 2x1 y montar con metacrilato por delante?, ¿hay que hacer
sofisticadas súper producciones escultóricas e instalativas?, ¿hay
que ser un león aplicando a las becas?, ¿hay que ser un cabrón
posicionando el conceptualismo post-conceptual aunque tienda
a insultar a muchos?, ¿hay que tener fe en que el arte es un acto de
fe por encima de todo? Como ves, el paisaje es variopinto; cuáles
son los grupos mayoritarios y minoritarios bien poco nos dice en
este sentido. El resto es ART NOW, Vitamin P, D, 3D o PH, y eso es
un problema personal de los artistas…
Por desgracia a veces tengo la pesadilla que el meridiano del
arte cubano emergente es el desespero por metérsele por los ojos
a quien puede impulsar tu carrera de la manera que sea: cuadrándote alguna cosa, presentándote a un coleccionista o invitándote
a una cena. A todos los artistas cubanos emergentes nos hace falta
eso, pero más falta que eso haría el no amilanarse cuando esas cosas no te sucedan… porque si algún día la suerte toca a la puerta
lo que si no puede pasar es que hayamos dejado de ser artistas.
Marcel Márquez. Artista plástico
1
PARA NADA, LA OFICIALIDAD NO ESTÁ EN CRISIS. Ella reparte y
siempre parte para ella la mayor parte. Esta apertura no existe, es
una idea.
El día que la oficialidad decida que hay que quitar algunos
espacios, ya no existirán, y siempre se pueden inventar leyes y
fórmulas que los frenen… Recordemos los famosos cines 3D. La
“jerarquía” es la que dicta sentencia sobre qué es bueno o no, y hay
que esperar un tiempo más para ver qué es lo que trasciende en la
historia del arte cubano.
2
Los salones dan vida a la dinámica cultural y estimulan a los artistas más jóvenes. No obstante, me gustaría que existiera una
convocatoria para presentar proyectos, y al menos un premio que
ayude al desarrollo de obras y/o artistas.
3
¿Qué es arte emergente? ¡¿Aún a estas alturas?! Los abuelos del arte cubano se asumen y se muestran al mundo como emergentes.
¿Qué dejar entonces para el resto? Cuando pones “arte emergente” en San Google refiere artistas relativamente reconocidos con
más de 40 años.
Entonces, ¿qué es ser emergente en Cuba? ¿Qué significa exactamente? Emergentes son aquellos artistas que se visibilizan a través de las instituciones de poder, o por otros artistas instalados en
el mainstream internacional. No sé si es arte cubano emergente,
flotante o palanqueado (sic)
Los meridianos están entre los artistas cubanos internacionales que empujan a sus consortes, entre la gente que dirige las instituciones y te tiran el cabo después de unos regalitos.
4
DISCURSOS, nos encanta el parloteo, jajaja. Nostalgia, hechicería,
fashion, revolución cubana, fetichismo, vacío, materiales raros,
plástico,… el imaginario de Cuba, altamente politizado, es lo que
se mueve, lo que se vende, lo que llegan buscando muchos curadores extranjeros, y zafarse de ese marco es quedar a la sombra o
ser categorizado como un artista “no serio”.
2016 · el oficio
11
de puesta
de sol
Jorge Luis Rodríguez Aguilar
C
uando en los años cincuenta, la neofiguración rompió el velo que el arte abstracto había impuesto, supuso un cambio
en la concepción del paradigma para la segunda mitad del
siglo xx. Se dejó sentir de nuevo la búsqueda de una iconicidad representativa de la realidad o de una disección de la sociedad y del retrato que de ella se hacía.
Esta nueva figuración ponderó el retorno al objeto y a la representación de su realidad cotidiana, pero desde la denuncia
social. Fue, al mismo tiempo, un despertar y un regreso a una
iconografía muy arraigada dentro del arte, que había tenido sus
primeras luces en la pintura de algunos maestros flamencos y
españoles.
La explosión del color y la tenacidad de las representaciones
en Willem de Kooning y Franz Kline, el atrevimiento grotesco de la
figuración en Francis Bacon y lo connotativo-simbólico en Pablo
Serrano, son elementos que establecen un recorrido por las creaciones neofigurativas y que continúan influyendo en la pintura
contemporánea internacional.
Tras un título tan sugerente como 20 segundos de puesta de
sol, descansa una de las obras más impactantes de la más reciente
producción del joven artista Serlián Barreto Novo. Él, influenciado
por estos antecedentes, hace suya la pincelada expresiva, a veces desordenada —como la del grupo Cobra—, para reconstruir
animales, objetos y formas orgánicas, en ocasiones deformadas y
hasta monstruosas. Esta clara tendencia expresionista, muy deudora de la impronta baconiana, suele tener para el artista un tono
de denuncia social; intenta retratar la soledad, la violencia, el horror y la angustia contemporáneas.
Serlián Barreto Novo
20 segundos
Con obras que por lo general sobrepasan los dos metros, Serlián dibuja un gran retablo de la vida matizado por una suerte de
surrealismo tropical en el que influye, notablemente, la obra de
Edward Hopper, Robert Rauschemberg, Michel Pérez “el Pollo” o
Alejandro Campins. Es también evidente su cercanía con la ilustración y la historiografía americana, elementos que contrapone con
el color estridente del Pop. Su limpieza, casi aséptica, termina por
acercar su obra a un proceso muy similar, visualmente, al de las
artes gráficas, la serigrafía y el cartel.
A pesar de todo el colorido, cada una de sus pinturas intenta
dejar bien delimitados los planos de actuación. Si bien hay una
preocupación por el detalle y la texturización de las figuras, los
fondos por lo general, se enuncian como grandes paisajes vacíos
que se pierden en la lejanía. A veces son planos y en ocasiones los
trabaja con soltura y espontaneidad, desproporcionados, agresivos, útiles para reconstruir las historias que le interesa narrar.
Cada pieza muestra una excelente facturación técnica y un
acertado efecto pictórico. La experimentación se nota más allá
de los trazos y las intervenciones del pincel, de las espátulas o las
plumas de tinta con las que marca detalles y repasa contornos. 20
segundos… es un gran taller en el que se juntan las fabulaciones
más locas e irracionales con la buena factura y el entendimiento
de la pintura.
Obras de gran formato, colores impactantes y bien situados,
humor, pasión y picaresca: todo esto y más se reúne en 20 segundos de puesta de sol, que estará expuesta en el espacio K-51 durante todo el mes de agosto. Una magnífica oportunidad para ver el
verano con otros ojos.
Los dos hermanos (detalle)
Serlián Barreto Novo
Calle K entre Calzada y 5
ta
Edificio 51 · Vedado · La Habana
PRÓXIMAMENTE
[+53] 7836 3984 [email protected]
[+53 7] 836 3984 [email protected]
12 el oficio · 2016
que significa moskovich/blanco/cristales
negros/merodeando). Estaba también en
las canciones “Hasta que se seque el malecón” de Jacob Forever y “Estamos pa’ to” de
Yomil y el Dany, por citar las más pegadas;
en la participación de los vecinos como espectadores; en cantar el Himno Nacional; y
por supuesto, y no menos importante, en
el ron con cola. La disidencia, una vez más,
estaba en Romay entre Monte y Zequeira;
en lo clandestino; estaba en el hambre y
los deseos de tomar alcohol; estaba en la
libertad de expresión y el desenfado al hacerlo; estaba en la humildad y en la valentía; estaba en el sexo y en la noche; estaba,
sin duda alguna, en una azotea.
El artista crea este proyecto con su novia Yanelys Núñez. Ella le da un poco más
de sentido a su discurso atropellado. El
Fuga no. 1
en Ro may
Dissidentiae
Museum
K. Bach Bisquet
Y. Händel Palao
fotos: cortesía del artista
14 el oficio · 2016
1er Sujeto
El pedazo de cartulina que nos dieron al inicio, con los rostros de Hatuey, Martí, Fidel y
Oswaldo Payá, decía en el reverso: “disidir”
(Del lat. dissidēre) que significa “separarse
de la común doctrina, creencia o conducta”1 y “disidencia” (Del lat. dissidentĭa) “f.
Acción y efecto de disidir” o “f. Grave desacuerdo de opiniones”.
En realidad, la disidencia en ese momento estaba en hacer la expo en la noche
del 25 de julio, esperando el 26, en la calle
Romay, del Cerro; hacer la caldosa y apoyar
el datashow en una lata de pasta de tomate Ceballos; un discurso totalmente caótico,
aunque no menos acertado, del artista. Estaba en la interrupción continua de la presentación del proyecto por vehículos que
transitaban “casualmente” por la zona; un
carretón de viandas, un moskovich blanco
con ventanillas calovares (ya sabemos lo
artista se expresa de esa “cierta manera”
{cubana [habanera (cerrence)]} y habla alto del tema. Es joven y despreocupado. Él
no anda con fundamentaciones, solo sabe
que resuelve muchas cosas ahora y eso es
lo importante. El artista sabe que su obra
es imperfecta y la deja a disposición de los
otros para continuarla. Ahora yo me pregunto, si se trata de una idea oportuna en
un momento oportuno; si estamos ante la
muerte de la rebeldía, o ante los restos museables de toda una historia de resistencia
que ya figura como tradición y no como
actual pensamiento.
Contrasujeto
Es vulgar, torpe, se dice naif. Cuando ríe
muestra el diente delantero partido. Se
entretiene pasando la lengua por el filo del
frontal. Está recostado a la pared desconchada, sentado en una cama de hierro sin
pintar, en boxer. Hay calor, aquí siempre
hay calor, es la situación. Estudió Cultura
Física, entrenó su cuerpo, se ve bien, aunque pudiera tener más músculos. Habla
con emoción de arte conceptual, de artistas, está informado aunque no lo parece.
Al llegar me recibió en la esquina de su casa con una tabla con clavos oxidados. Ríe,
siempre ríe. Habla seguro y con tanta libertad que sus palabras lo menos que hacen
es convencer: sus palabras son una prueba,
ya vienen de regreso, ya lograron algún estatus, están posicionadas.
Lo primero fue una Estatua de la Libertad, la pieza Un regalo de Cuba a los Estados
Unidos, hecha de tablas recogidas en los
derrumbes por las insistentes penetraciones del mar, filtraciones, inyecciones. Es un
hombre que se mueve bien, como si estuviese oyendo constantemente aquel tema
que dice “dale cintura mami, dale cintura”.
Luisma Otero parece que es la consolidación del arte repa, somos también un país
repa. Apareado al consumo de esa música
se forman nuevos artistas, se genera una
producción intelectual.
1er Sujeto
Googleo: museo de la disidencia en Cuba_
Enter
Personalidades, hechos, organizaciones
e historia, son las salas virtuales de exposi-
ción de esta página web. Acceso/No Acceso a Internet, tema agotado ya; ahora, el resultado: “Acceso” a medias a dos o tres cuc
el cupón, en dependencia del revendedor
de turno. Conversar con los de allá en un
parque a la intemperie, sentados en cualquier parte, unos sobre otros, en los radios
escuálidos de la wifi. Pero Luisma tapiza el
contén de la acera, construye una casa de
cartón para la intimidad (“Casita Wifi” de la
serie Proyectos personales-Proyectos colectivos unidos por Wifi); nos dice, con un baile
exhibicionista en los portales del cine Yara,
que tales resultados no son exactamente
los que se abogaban.
Contrasujeto
¿Qué es todo esto, una excentricidad de un
joven?, ¿otro escándalo protagonizado por
Luisma? Un striptease en la esquina de L y
23, acompañado por la música de los mariachis. Le vi ampollas en sus pies por usar
altos tacones durante una semana, vestido
de bailarina de Tropicana, en la XII Bienal
de La Habana, con el performance “Welcome Yumas”.
¿Es una web, un museo? ¿Tendríamos
en algún momento un inmueble con un
cartel lumínico anunciando “Museo de La
Disidencia”, al igual que existe hoy El museo
de los CDR, El museo de La Revolución o El
museo de la Batalla de Ideas? Es un listado
de figuras, espacios, que hoy se revindican,
títulos que se reeditan; otra rectificación de
la rectificación de los errores; le dicen “el
descongelamiento”; solo que a veces, cuando es oportuno, alguien es el que puede activar el grupo electrógeno. Lo elástico que
puede ser el término; lo tóxico que puede
ser trabajar con una materia como esta, La
Historia, hacerla; es también participar de
ella, es también ser excéntrico: que no es
más que tener otro (distinto) centro.
1er Sujeto y Contrasujeto (coda)
Luisma se vuelve más político, no hay fronteras en su trabajo. Al trabajar con el material museográfico nos dice que la disidencia en Cuba muere o todo lo contrario, aún
vive y solo este museo es el inicio. Por tanto, oportuno, sí; en un momento oportuno,
también. ¡Despertad, hay que ir de visita al
museo!
2016 · el oficio 15
Mal pensados,
si esto es puro
neoclasicismo
En nuestro Estado no podemos admitir otras obras de poesía que los himnos
a los dioses y los elogios de los hombres grandes; porque tan pronto como
des cabida a la musa voluptuosa, sea épica, sea lírica, el placer y el dolor
reinarán en el Estado en lugar de las leyes, en lugar de esta razón.
Platón
Claudia Edith G. Posada
S
Fotos: tomadas de internet
erá un escándalo histórico. Fue
lo primero que pensé cuando
llegó a mis oídos el asunto relacionado con Juan Carlos Cremata y el cierre definitivo de su contrato como director teatral en
Cuba, así como la disolución de su grupo
de teatro El Ingenio. No obstante, el “caso
Cremata” –como se le conoce–, si bien no
pasó desapercibido, realmente tuvo lugar
sin muchas penas ni glorias.
Todo sucedió con la puesta en escena
por parte del director y su respectivo Ingenio de la obra El rey se muere, de Eugene Ionesco, en el teatro Bertolt Brecht. Después
de solo dos presentaciones fue suspendida
por parte del Consejo Nacional de las Artes
Escénicas (CNAE– y el Centro de Teatro de
La Habana.
En su esencia, trata El rey… de la decadencia del poder, por parte del gobernador Berenguer –Berenjena en la puesta de
Cremata–, quien ha regido por más de 350
años y que, después de ser informado por
su médico que morirá pronto, se niega a
ello, mientras que a sus espaldas, esposas
y súbditos festejan el fin de sus días. Pese a
que el director y algunos de los actores discutieron la “pretendida identificación” con
alguna personalidad en concreto, no sé a
ustedes pero para mí… todo quedó tan
claro como la más cristalina de las aguas.
Pocos meses después vio la luz la resolución del CNAE en que se hacía oficial la
16 el oficio · 2016
expulsión de Cremata de las honrosas filas
escénicas del país.
Pero la historia no comienza ahí. Ya con
anterioridad, en puestas en escena como
El frigidaire –Le frigo–, de Copi y La Hijastra, de Rogelio Orizondo, este director y su
conjunto teatral habían causado revuelo
en las instancias superiores, lo que les trajo como consecuencia la censura de tales
obras. Y como ya sabemos que la tercera es
la que vence, dados los hechos casi que me
atrevería a conjeturar que era este el gran
anhelo de Cremata: la destitución definitiva. Tanto tiempo conociendo esas entrañas… y a pesar de ello, cuando escuchó
aquellos varios toques de campana ¿nunca
los asoció con la misa? No creo. Quizás fue
esa una de las razones por las que el hecho
tuvo tan poca relevancia –a pesar de los esfuerzos por parte del ofendido en llevarlo a
todos los medios de prensa que encontró–,
pues no es nada que sus compatriotas no
hubiesen visto venir.
No hablaré de las cualidades y calidades de las puestas en escena del director
en cuestión. Si bien el recuerdo que nos
ha dejado sobre las tablas ha sido hasta el
momento de obras artísticas francamente desechables, eso no justifica la drástica
medida tomada para con él y su compañía
teatral. Nadie debería tener derecho a prohibir que haya de todo en la viña del Señor.
Esto sin duda nos lleva a una triste reflexión: por ese camino va la aclamada
El rey se muere
El frigidaire
“libertad de expresión” de Cuba en pleno
siglo XXI ¡Pero no! A esos que con esta situación han confirmado una vez más que
somos una versión mejorada de Corea del
Norte o que estamos en algo así como un
segundo Quinquenio Gris, les digo que comenten un craso error. Leamos esto1:
Puesto que la tragedia es una imitación de
hombres mejores que nosotros es necesario que imitemos a los buenos retratistas.
Estos, al representar la forma particular [de
los individuos] y hacerlos semejantes [a sus
modelos], los pintan más bellos de lo que
son. Eso mismo le sucede al poeta que, al
representar a quienes son iracundos (…)
debe hacerlos sin embargo ilustres. (Poética,
Aristóteles: 15)
Y esto:
Por este mismo celo que me anima,
Vuestros pasos observo atentamente,
Si critico las faltas cometidas,
Y si distingo el falso del buen oro:
Desagradable mas también precisa
Es siempre la censura y provechosa.
(El arte poética, Nicolás Boileau: 56)
No hay margen a dudas. Estos fragmentos
hablan por sí solos. Es obvio que estamos
ante una especie de meta-post-seudoneo-clasicismo. Y no se quejen, que no es
tan difícil el término. Siempre podría ser
peor. Podría llamarse, por ejemplo, dictadura en el arte.
La Poética, de Aristóteles, fue el texto por excelencia que rigió la creación literaria neoclásica, que tuvo
lugar durante el movimiento intelectual de la Ilustración en el siglo XVIII. Por su parte, El arte poética, de
Nicolás Boileau, conocido como el principal teórico
de ese movimiento clasista, está basado en el mencionado libro del filósofo griego y se le considera el
manual del neoclasicismo.
1
2016 · el oficio
17
CLAUSTROFOBIAS
Aguilera 416. Apto. 1. e/ Carnicería y Calvario
Santiago de Cuba. Cuba, CP. 90100
Horario: 9:00 am a 5:00 pm
(+53) 22 659895
(+53) 52466249
www.claustrofobias.com
18 el oficio · 2016
¿Quién no ha sentido alguna vez temor de quedarse
atrapado en un elevador? ¿A quién no le ha provocado
asfixia estar rodeado de cientos de personas sin poder
encontrar la puerta de salida? Pero no es de ese “miedo
irracional y enfermizo de estar en un espacio cerrado”
que tratarán estas líneas. El proyecto que nos ocupa de
lo que más carece son de miedos, lo que menos suscita
son encierros.
Claustrofobias. Promociones Literarias provee una
plataforma de promoción y publicidad de la literatura
hecha en Cuba y de sus escritores en todo el mundo.
Difunde libros, autores, revistas y casas editoras; da a
conocer eventos, concursos, peñas, programas radiales y televisivos sobre esta manifestación en nuestro
país. Surgió en Santiago de Cuba en 2012, fecha desde
la que se ha propuesto crecer en espacios y maneras
de hacer. Trabajan con las comunidades tradicional y
virtual, en fiel apuesta profética de lo que pudiera lograrse desde Cuba con el uso de los soportes habituales y las nuevas tecnologías.
Y tú, qué prefieres ¿“devorar” libros o series de televisión? ¿Leer en papel o en digital? Interrogantes que
refieren a procesos manifiestos en Cuba hoy, como la
pérdida de interés por la lectura o los cambios en las
formas de consumir contenidos. Son también situaciones a las que reacciona Claustrofobias, acercándose a
todas las generaciones y públicos, desde diversos estilos, estéticas, géneros y soportes comunicativos. No
tienen límites, saben que hablar de libros actualmente
demanda ejercicio de seducción y ello implica reinvenciones, creatividad. No son amantes de las arengas ni
del bla, bla, bla, prefieren actuar, convencidos que la
mejor manera de decir es hacer.
¿Su principal objetivo? Implementar acciones que
contribuyan a la formación del hábito de la lectura en
niños, adolescentes y jóvenes, tributando a su desarrollo cultural y a la transformación de su entorno más
cercano. También anhelan incidir en la familia como
principal institución socializadora, contribuir de manera novedosa a la promoción del libro y la literatura
y favorecer la apropiación de las nuevas tecnologías
para estos fines.
Aunque carecen de una estable conexión a internet, son conscientes de la importancia del uso de las
TICs para la promoción cultural –y de su urgencia en
el escenario cubano-, por lo que no cesan en su empeño de estar en línea y dar a conocer todo lo que
sucede en la Isla en materia de literatura. Su sitio web
www.claustrofobias.com ofrece una actualización del
trabajo de consagrados y noveles escritores, de librerías y editoriales cubanas. Hay espacios para noticias,
convocatorias y foros, destacándose las publicaciones
que abarcan todos los géneros literarios. Es así como
Claustrofobias ofrece un portal para la literatura cubana, el cual goza de visibilidad y demanda internacional, sirviendo de referente u observatorio a aquellos
interesados por conocer e investigar lo que se escribe
en Cuba. De igual forma mantienen perfiles abiertos
en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
No obstante, tienen claro que se deben al público
cubano todo, conectados o desconectados, dentro o
fuera de Cuba. Por ello construyen conexiones físicas,
relaciones humanas, lugares comunes entre lectores,
autores y libros.
Para quienes residen o visiten la provincia pueden
llegar a la librería Claustrofobias, “guarida” del proyecto.
Allí encontrarán –y podrán encargar desde cualquier
parte del país- libros nuevos, raros o usados, obras de
escritores cubanos y foráneos, de todos los tiempos.
También podrán intercambiar con algunos de los autores en los círculos de lecturas, escenario para acortar
distancias y extender cofradías.
Del sitio web se desprende Boletines Claustrofobias,
con frecuencia mensual y descargable en PDF. Sin embargo, su existencia no se reduce a la web, se emite
una versión impresa para los que no tienen acceso a
internet conozcan los contenidos que allí se publican.
Una versión off line, de suscripción gratuita y que viaja
por toda Cuba vía correo postal.
El proyecto cuenta con un stand itinerante, preparado para llamar la atención e interactuar con el público. En él se proyectan audiovisuales, entregan volantes, realizan entrevistas, hacen sugerencias y, sobre
todo, comparten. Trabajan con una red wifi que proporciona la copia de libros digitales, donde los lectores
acuden con sus celulares, tabletas, laptops o memorias
USB.
La sección “Páginas nuevas” y el programa “La estantería” ocupan la radio. La primera, opción de todo
los lunes dentro de la revista cultural Imagen, de la
emisora provincial Radio Revolución, CMKC; forma dinámica y breve para actualizar de las últimas noticias
del libro y la literatura. El segundo, es la revista radial
de Claustrofobias, en la que brindan todo tipo de información sobre los libros que se publican en Cuba y se
encuentran en librerías o bibliotecas del país; espacio
de los sábados a las 7 y 30 de la noche.
¿Suficiente? No para ellos. Tienen desde el 2014 su
propio sello editorial Ediciones Claustrofobias, donde el
libro se promociona incluso antes de gestarse, pasando por diferentes períodos y soportes, primero en digital y luego impreso. Para ello, se han inmerso en la producción de ebooks, multimedias, video perfiles, video
reseñas, spot publicitarios, booktrailler, entre otros.
Asimismo, les sorprende el verano realizando Talleres de Escritura Creativa para Niños. Enamorarlos del
libro y la lectura es el reto, por eso convierten cada encuentro en juego. Todo por ofrecer herramientas que
permitan contar historias, también para involucrar familias, tejer sueños, regalar alegrías.
Con todo este trabajo recorren la Isla. Se les ve en la
Feria Internacional del Libro y en las Romerías de Mayo, en la Fiesta de la Cubanía y el Festival del Caribe.
Con razón suman premios en el
trabajo comunitario. Defienden
su espacio, su idea, su punto de
vista.
Claustrofobias nació de manera independiente y así se
mantiene. Cuenta con el apoyo de la Asociación Hermanos
Saíz (AHS) y la Unión Nacional
de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC); también crece en
convenios de colaboración con
otros centros, editoriales, librerías y emisoras radiales.
A pesar de los desafíos de la autogestión, ansían convertirlo en un verdadero movimiento promocional,
que pueda acompañar al sistema institucional.
Detrás de todo este empeño están seres asombrosos, quienes desprenden tanto calor (humano) como la
tierra que abraza a Claustrofobias. Jóvenes entusiastas,
arriesgados e inconformes que, además de coordinar
el proyecto no detienen su trabajo creativo. Lideran el
proyecto Yunier Riquenes (escritor, promotor cultural,
guionista) y Naskicet Domínguez (informático, especialista de marketing, realizador audiovisual); Zaylen
Clavería (editora de libros, guionista radial) y Amels
Rodríguez (artista de la plástica, diseñador) también
integran al grupo gestor. Forma y contenido van de la
mano en el equipo, cualidad que trasladan a la gestión
y realización misma.
Retomando la paradoja del inicio –en relación al
nombre del proyecto y su significado-, sin dudas, las
preocupaciones del equipo tienen mucho más que ver con los
encierros mentales, realmente
peligrosos. Es un combate contra la desidia, el abandono, los
obstáculos del proceso creativo, frente a aquello que impida
expandir nuestros sentidos, instintos y aptitudes. Hacen todo
porque la gente lea y lo sienta
necesario, buscan recortar las
distancias entre los públicos y la
cultura, difunden la palabra como medio de transformación,
liberación, esparcimiento. Para Claustrofobias, promover la literatura cubana es un acto de fe, una apuesta al
país, su cultura y su gente, porque como versa otro de
los slogans del proyecto: “Todo comienza en la página
de un libro”.
Para Claustrofobias,
promover la literatura
cubana es un acto de fe,
una apuesta al país, su
cultura y su gente.
No son amantes de las
arengas ni del bla, bla,
bla, prefieren actuar,
convencidos que la mejor
manera de decir es hacer.
2016 · el oficio 19
Brexit: ¿Qué dicen
los intelectuales?
“Volveremos a caer todos
presumiblemente en una
especie de cultura de tribus de
la que siempre alertó el filósofo
Karl Popper. Eso significaría
un periodo de transición para
todos nosotros en Europa”
Investigación realizada por El Oficio en las páginas
de Facebook de diversos intelectuales europeos.
Traducción: Jorge Sánchez
Fotos: tomadas de internet
Mario Vargas Llosa, escritor
y activista político peruano/
español. Premio Nobel de
Literatura
“Amo Inglaterra, realmente.
Amo el hecho de que fue el
único país que le plantó cara
a Hitler por mucho tiempo.
Me alegra que se retire,
que alumbre la señal de la
independencia”
“Si el Reino Unido sale, y por
lo tanto provoca o acelera
la desintegración de la UE,
vamos a ganar al instante
el estatus de la nación más
odiada, no solo en Europa
sino mucho más allá”
Michel Houellebecq,
escritor francés.
Antony Beevor,
historiador británico
“Viejos pedos 1 El Futuro 0.
Bien hecho Inglaterra. Tal
vez pierdas contra Islandia
y te vayas de Europa con
dignidad?”
“Será un desastre para la
ciencia”
Stephen Hawking,
físico teórico británico.
Salman Rushdie,
escritor británico
“En mis novelas miro a un
periodo en que lo inglés se estaba
construyendo, y ahora lo británico
se está deconstruyendo.
Es interesante estar escribiendo
sobre el nacimiento de una nación
en un momento en que la nación
tiende a separarse. (…) Nunca
pensé que podríamos regresar a
esa posición, porque realmente es
una regresión. Nuestro futuro debe
estar con el del resto de Europa”.
Hilary Mantel, escritora británica
“Salir de la Unión Europea
es devastador. Es realmente
asolador. Está en juego todo
por lo que he trabajado
Frances Morris,
directora de la
Tate Modern Gallery
“Nunca he estado muy de
acuerdo con el concepto de
la Unión Europea, que me
parece un invento neoliberal.
Pero creo que la cosa puede
ser peor, y por eso me opongo
al Brexit”
Ken Loach,
director de cine y
activista político británico
20 el oficio · 2016
“Miren lo que la UE le ha hecho
a Grecia, miren lo que han
hecho a España.
La imposición de esa doctrina
de la austeridad… No creo
que sea una gran cosa la UE.
Es horrible, pero supongo que
sería aún más horrible estando
fuera”
Barbara Trapido,
escritora británica
2016 · el oficio 21
“A menos que haya cambios realmente significativos en la Unión Europea, debemos abandonarla”.
“Si eres gay, eres un internacionalista. No quiero que retrocedamos”.
Michael Caine, actor británico
Ian McKellan, actor británico
22 el oficio · 2016
2016 · el oficio 23
Open
studio
Calle 36 No.3308-A / 33 y 35
Municipio Playa
(+53) 5293 7916
[email protected]
maikelsotomayor.jimdo.com
Maikel Sotomayor
R
ecuerdo a mi novio pidiéndome que no mencionara su
nombre durante el partido, de repente podía
aparecer y Gol. Los aficionados de Argentina me hubiesen implorado que repitiera,
una y mil veces, su nombre en la
final de la Copa América Centenario 2016. Pero el llamado
mesías del futbol se nos vino
abajo con lágrimas y una imborrable
cara de loco, cuando Chi-chi, -le-le, Chile, Chile, le partió las patas a los albicelestes. Concluyo que todos pudiéramos
estar de acuerdo en que la culpa la tienen los tatuajes. Un día Messi, el “inmaculado”, ya llevaba una manga en uno de sus
brazos. Creo que desde ese punto (hacerse
los tatuajes) ha descompuesto la promesa del
enviado de los dioses. Aunque, indudablemente, su sex appeal ha aumentado. El enano necesitaba de algo más
que saber patear los balones o regatear a sus rivales, necesitaba estar a
la altura de Cristiano, Griezman, Neymar o Beckham. Que si lo pensamos,
a Cristiano no se le conoce un tatuaje
visible, y es (a mi juicio) al que más le
pega tener uno. La pulga lleva en su
brazo manchado símbolos de sus dos
ciudades natales: Rosario, donde nació Lio, y Barcelona, donde nació Messi.
Dejate de joder, dejate de joder, ¿Cataluña?, ¡estás
a la cara papi! No lo puede negar, está loco por pirarse
completo pa’ España el boludo. Aunque quizás sea lo mejor que le pase,
al parecer sus orishas solo funcionan en el viejo continente.
En una entrevista afirma que
si no fuera futbolista le hubiese
gustado ser reguetonero, quizás
por eso también se tiró la manga.
Si hubiese nacido en Cuba fuera
hoy día Lionel & el Dani, lo más
pega´o de este fucking mapa. En
vez de goles y defraudar al fisco, se
hiciera Iyabó y pondría la pista caliente
con plagios de canciones americanas.
Aunque ser futbolista y reguetonero no
es una divergencia. Ambos de momento
están en el boom, y cuando se le pasa su
tiempo de frescura y pegada, son historia.
Uno y otro, se enfrentan a otras bandas y se
enredan con muchachas bonitas y famosas. De
hecho, confiesan amistades cercanas a
Messi, que su relación con Rachel Valdés salió a la palestra pública tras el
video de “Traidora”, de Gente de Zona
y Marc Anthony. El tatuado la conoció
tras su visita en Cuba la pasada Bienal
de La Habana. Algunos lo vieron en las
fiestas privadas de los artistas y otros,
reparteriándose en el Mío y Tuyo con
algunas de la zona. En lo particular me
abstengo a pensar que después de su
visita haya financiado algún que otro
video de regueton de la isla. O pudo invertir en algún que
otro babalawo que le dio mano de Orula y le cantó el Itá
bajo el signo Irete Osa, pronosticando nunca coronarse.
Artista de la plástica
fotos: tomadas de Internet
24 el oficio · 2016
2016 · el oficio 25
Cuba
después
de 1959:
la Historia
como ficción
intelectual
Jorge Peré
E
n la mentalidad cínica de algunos caudillos y burócratas, el escritor Guillermo Cabrera Infante,
únicamente fue enemigo de
Cuba hasta que ganó el Premio
Cervantes (1997). Porque si algo
sabemos hacer aquí, sin escatimo, es manipular los litros de cloro que sean necesarios
para blanquear la suciedad y neutralizar
el hedor que deja a su paso el sectarismo
ideológico. En ese menudo oficio tenemos
verdaderos expertos. Gente que motiva
al rebaño lo mismo a odiar y tirar huevos,
que a venerar con delirio y fanatismo. Y
me pregunto: ¿Hasta qué punto nuestra
historia cultural no ha sido reescrita varias
veces, desde diversos estilos y posturas, y
no, como pretendía el también exiliado
Jorge Mañach, desde una única conciencia intelectual?
Mañach sostenía la idea de leer los eventos de la Historia como se leen los pasajes
más peregrinos e intensos de una buena
novela. Puede que tuviera razón en su intimación, sin embargo, así como siempre evito exponerme a una mala novela, digamos,
una novela escrita en primera persona del
plural, donde todos los personajes se sacrifican y enfrentan el conflicto de la miseria
como algo irresoluble, donde se relata con
sentido didáctico y hasta profético la vida
de un hombre descarriado que descree hasta de su madre, y donde al final solo mueren
los malos (o sea, el hombre al que aludía
26 el oficio · 2016
ilust
Rich raciones
wwward Som :
.ricah onte
rdso
mo
nte.c
om
hace unos segundos y todos los que se le asemejan) y
los llamados buenos se encaminan hacia una vida de realización
altruista; podría prescindir también de la
alquimia que es leer nuestra Historia más
reciente. Porque a decir verdad, no creo que
pueda pasar de las cinco primeras páginas
de lo que parece un auténtico panegírico adscrito a la estética del peor realismo
socialista.
No dudo que dentro de veinte años
se comience a redefinir en la oficialidad la
pertinencia de algunos pilares de nuestra
tradición artística y literaria. La paulatina
reinvención de algunos mitos podría desterrar a varios artistas y escritores sospechosamente canónicos. La sospecha, por
supuesto, viene dada por la elección de los mismos.
Así, en una somera revisión, podemos
encontrar los métodos que practica la contrainteligencia intelectual en Cuba, que
pueden ir desde la adopción geográfica
hasta endilgarle un sentido distorsionado
a las frases y los libros de los escritores. Nada resulta verdaderamente absurdo o exagerado frente a la maquinaria conspirativa
que ha pretendido apuntalar, durante tantos años, las efigies de nuestro proyecto
de Estado-Nación.
Resulta legible que Alejo Carpentier
acogiera con entusiasmo la nacionalidad
cubana, la cual le ofrecía un nivel de prudente legalidad dentro del país. No es se-
creto para nadie que Carpentier se inventó varias ficciones en torno a su sitio natal
(Lausana, Suiza, 1904), que con el paso del
tiempo se fue difuminando en la mitología
de un escritor nómada, cuya arrogancia le
condujo a un intento de definir los eventos
más esquivos y exuberantes de la naturaleza y la civilización caribeña y latinoamericana. A despecho de una buena cantidad
de sacristanes, Carpentier es menos cubano que la escritora Anais Nin, y estuvo
marcado por la insularidad en la misma
medida de Lino Novás Calvo y Carlos Montenegro –quien también sufrió prisión en
la isla–. Sin embargo, el poder se encuentra
más a gusto con el Carpentier comprometido, que apenas logró escribir dentro de la
isla, interrumpidamente, un par de novelas
–las menos importantes de su obra–, para
darles publicación fuera del país.
¿Nadie ha reparado aún en que la
cosmovisión carpenteriana es otra manera –sutil manera– de colonización cultural? ¿Bajo qué criterios fue autorizada la
noción de “lo real maravilloso” como un
síntoma indiscutible de nuestra otredad
cultural? ¿Alguien se ha detenido en que
la verdadera diferencia –si es que existe
alguna– entre el “realismo mágico” garciamarquiano y “lo real maravilloso” carpenteriano está en los orígenes de ambas
conceptualizaciones, la una latinoamericana y la otra europea? ¿A nadie se le ocurre
pensar en Carpentier como en un Hernán
Cortés literario? Visto así, el acto de canonizar a Carpentier es una sublime traición,
por cuanto exhibe, en términos de colonialidad, la subjetividad de su pensamiento.
Otro caso, verdaderamente florido, es
el de nuestro Poeta Nacional, Nicolás
Guillén. Por cierto, ¿dónde sorprende la redención revolucionaria de
1959 a Guillén? El cubano hibernaba en París, en un cuartucho de
alquiler, viviendo una bohemia a
destiempo. Al cabo regresó a la isla y se sumó al entusiasmo político de los barbudos.
Guillén no tardó en exigir su puesto entre
la aristocracia intelectual, desde donde comenzó a reproducir el más recalcitrante sectarismo ideológico. Cuando se repasan los
pasajes más oscuros de las décadas del 60 y
el 70, se advierte que Guillén es figura recurrente entre los censores que conforman el
brazo armado de la política cultural cubana.
Un indicio revelador es que, precisamente,
Carpentier y el poeta fueron los únicos que
pasearon a sus anchas durante el proceso
de parametración ideológica, puesto en
vigor para los artistas e intelectuales cubanos después de 1968. Además, tampoco
sorprende que Guillén haya escrito cada
vez menos y con menor destreza, sobre todo, si se atiende a que el poeta ilustre que
nunca fue, mutó en burócrata mercenario.
José Lezama Lima quizás advirtió sus
intenciones, proféticamente, primero que
todos. De ahí que no le abriera las puertas
de la revista Orígenes al poeta folclorista,
situado en las antípodas del logos poético
lezamiano. Pienso en este hecho con detenimiento y es como si pudiera compartir las presunciones de Lezama, que acaso
evitó darle cobija al que muy prontamente
sería el “enemigo rumor”. Ahora, al concederle jerarquía a Guillén, el poder en realidad gestionaba la manera de desterrar la
influencia burguesa –el misticismo católico
y el eurocentrismo cultural– que suponía
la presencia del origenismo en la sociedad cubana. Pero no debe interpretarse,
por erróneo, que al consentir a Guillén el
gobierno también consentía a la poética
guilleniana –tendiente al negrismo y al
imaginario afrocubano, tabúes para la conducción ideológica de la Revolución–, sino
que en el poeta, o más bien, en la disposición comunista del poeta, se apreciaba un
perfecto comodín.
En un último despliegue de estos apuntes, quedaría la omisión editorial de una
buena parte de aquella generación de escritores que publican sus primeros libros
en la década inicial de la Revolución Cubana. En este espacio, emergen Jesús Díaz,
Norberto Fuentes, Antonio Benítez Rojo
y Reinaldo Arenas, todos (excepto Arenas) debutando con excelentes cuadernos de relatos que señalan una
etapa prodigiosa en la narrativa de
corto aliento en la isla. Sin embargo, con
el tiempo se produce un fenómeno inesperado: la inconformidad que provoca el conflicto abierto y la ruptura con el
proceso revolucionario por parte de estos
jóvenes escritores. Entonces, la emigración
devino estigma de esta generación, que
ponía en crisis muy tempranamente la
construcción de un paradigma de escritor
comprometido a ultranza con la ideología política que entronizaba el gobierno
socialista.
Lo peor es que a ninguno de estos autores –en su mayoría muertos–, ni a los
otros que en algún momento decidieron
marcharse con o sin tensiones políticas con
el gobierno revolucionario, se le ha vuelto
a reeditar libro alguno dentro del país. De
manera que al revisar los catálogos editoriales cubanos, aparecen títulos y autores
que en su momento marcaron el tono y los
destinos de una época, y que ya nunca más
han sido atendidos ni por la crítica ni en los
espacios académicos, a causa de restricciones políticas. De esto se trata el síndrome
del “estante vacío”, de varios libros alimentando una zona flotante, como espejismos
en la nada. Son los Expedientes X de la literatura cubana.
Leer la década del 60, en ausencia de
títulos como Los años duros (1966), Condenados de Condado (1966), Celestino antes
del alba (1967) o Tute de Reyes (1967), supone instalarnos en los terrenos de una mala
ficción, disfuncionalmente narrada por la
paranoia y los intereses ideológicos, de un
sistema en cuarentena literaria.
En este punto, rememoro al ensayista
Raymundo Lazo, cuando admitía que los
escritores no atraviesan las fronteras con
sus libros debajo del brazo. Esta idea debiera tenerse en cuenta entre los amanuenses
que reactualizan constantemente la ficción
histórica de la intelectualidad cubana.
2016 · el oficio 27
Eduardo Heras León
Hombres sin leer,
o el Taller del Centro
Eduardo Heras León es a la cultura cubana, lo
que Dumbledore al universo de J.K.Rowling
D. M. García
28 el oficio · 2016
N
o es el ministro de magia por supuesto (a
Eduardo le afecta la inquisición), es el director de la escuela de hechicería Onelio
Hogwarts Cardoso. Allí, en aquel castillo
de Miramar, tuve la suerte de participar
en el curso 2014-2015. El mismo, extraordinariamente, en que Eduardo fue galardonado, o como rara vez se reconoce, diagnosticado con el Premio
Nacional de Literatura. Luego se conoce que Leonardo Padura gana el premio Princesa de Asturias. Tema
que intenté debatir varias veces en clase, pero no hubo
chance. Comprendí que Padura es, como Bolaño, personalitat non grata en el programa.
Una vez que dejo claro el entorno de hace dos años y
con la distancia conveniente para repensar toda aquella
brujería, cruzo la franja de la neutralidad para ubicarme
en un frente que no es de nadie. Ni en el universo contra-talleres de Saramago y Sábato, ni en la benevolente
paja literaria de Benedetti o Abelardo Castillo. Más apegado quizás, al criterio de Roberto Bolaño, que veía los
talleres literarios como un ring de boxeo. Para él, como
para Hemingway, la literatura (y esto debería ser catecismo en la Onelio) es cosa de matar o morir. Quizás así
hayan sido los años en que el curso lo impartían Heras y
Sacha, dos samuráis, ¿o milicianos?, ¿dos soldados de la
cultura socialista? no estoy seguro del todo.
Uno de los primeros egresados del Centro, Abel
Fernández-Larrea, escritor cubano recientemente radi-
cado en Estados Unidos y ganador del Premio Novelas
de Gaveta Franz Kafka 2016, declaró en una entrevista
concedida al Diario Las Américas de Miami: “Una ex insistió en que mandara unos cuentos míos allí. Lo hice
y me aceptaron. Realmente esperaba más del Centro.
Me sirvió, no obstante, para conocer gente que hoy
son muy buenos amigos míos, para divertirme mucho
y también para centrarme a la hora de crear. El curso es
deficiente, sus referentes literarios están obsoletos y la
mayoría de la gente que entra y sale de allí es terriblemente mediocre. Pero si tienes algo de talento, puede
servirte para encontrar tu lugar en el mundo.”
No tuve tiempo de escribirle a Abel, para que me
explicara las deficiencias del curso en su generación.
Pero es indudable que no se ha tallereado lo suficiente
este fenómeno, que debemos agradecer sin duda alguna, más no consentir.
La construcción personal de una rutina intelectual
equilibrada, capaz de facilitarte lecturas imprescindibles así como un criterio de valor frente a tus propios
textos, y lo más importante, la adecuación de tu horario para escribir, son valoraciones que no se pueden
percibir a la corta edad con que se aceptan a los alumnos en el Centro: debí decirle alguna vez a Heras, en
las tantas charlas que tuvimos en los recesos, pero no
hubo tiempo. Cada cual luche su yuca, pensé. Aproveché al viejo para aprehender conocimientos y experiencias. Y así fue como único pude escuchar nombres
como Reinaldo Arenas, Manuel Pereira Quintero o Heberto Padilla.
Recuerdo a uno de mis “colegas” (me refiero a otro
alumno del curso) pidiendo la palabra para preguntar,
un poco incómodo, quién era aquel dichoso escritor
llamado Guillermo Cabrera Infante. Luego sucedió lo
mismo con Severo, Maupassant, Piglia, Arlt, Macedonio, Novás Calvo o Carlos Montenegro. Fueron largas
horas en las que algunos descubrían todo un universo
de grandes escritores y otros pocos no avanzábamos
nada. Entiendo que el talento verdadero no se mide
por tu biblioteca personal pero, entre tantos errores,
se vislumbraba la barbarie de hacerles creer (a ellos,
porque jamás me lo tragué) que desde su entrada al
Taller podían considerarse escritores. Los cierto es que
podía encontrar más intertextualidad en el zoológico
del Pabellón Cuba que en los descansos del taller.
Taller Literario dijeron, pero nunca se habló de literatura en aquellos debates. Aquellos que prometían desgarradores y tajantes. Todos emitían criterios
personales semejantes a la degustación de platos en
un bufet. Está muy amargo, un poco fresa al principio,
algo seco el final. Nada del narrador omnisciente, ni
cambiar la persona, ni el tiempo, ni los sitios comunes,
o -¡Eso de vomitar conejitos lo he leído en algún sitio!por lo menos. Incluso Heras León, Raúl Aguiar y Sergio
Cevedo (en este orden de valor) ejercían una crítica
piadosa, demasiado endeble, la que deforma el criterio y lacera el oficio.
Una conferencia sobre Cabrera Infante que nunca
tuvo lugar, y la ausencia de nombres imprescindibles
en la literatura contemporánea como Thomas Pynchon, Cormac McCarthy, Paul Auster, Rodrigo Fresán,
Mario Bellatín o Roberto Bolaños, me dejó la inconformidad de quien espera a cántaros y recibe a cuentagotas. En cambio, sí hubo tres conferencias, que recuerdo
con cierta intensidad. La mejor fue sin duda la dictada
por Margarita Mateo –un placer acercarse a Cortázar, a
través de su experiencia crítica. Las otras dos no fueron
tan afortunadas. Enrique Pérez Díaz caló profundo en
el desinterés del grupo con su entusiasmada (demasiado para el ambiente) charla sobre literatura fantástica e infantil. Luego, con bombos, platillos y una hora
de retraso, Senel Paz demostró, al enumerar durante
diez segundos su obra y dedicarse a hablar de la dichosa película de Titón, que nunca ha sido un escritor
a tomar en serio y que no posee, al menos en público,
virtud alguna en su oratoria. Un guajiro en la jungla
politizada de la intelectualidad cubana. ¿O era Un rey
en el jardín el nombre de su primera novela? No me
acuerdo. ¿Y quién lo hace?
Teniendo en su sello editorial (Caja China) escritores como Jorge Enrique Lage, Ahmel Echeverría, y
el Indiana Jones de la crítica literaria actual, Gilberto
Padilla, se hizo incomprensible que ninguno de ellos
apareciera al menos una vez a charlar en clase. Eso, tal
vez hubiera disimulado el absurdo de ver cómo Raúl
Aguiar escamoteaba su pertenencia a El establo –algo
verdaderamente insólito, puesto que para su fortuna
estuvo involucrado con ese auténtico cambalache– en
sus deficientes reconstrucciones de los últimos treinta
Senel Paz
Raúl Aguiar
años. Aguiar, incluso citó cuentos de Ronaldo Menéndez y Verónica Pérez, pero nunca mencionó a sus autores o la cofradía. ¿Tendrá razones para sentirse dolido?
¿Abandonado? ¿Pudieran sentirse él y Sergio Cevedo
los padres de aquel grupo? Si de biología elemental
hablamos, podría ser. Tengamos en cuenta que al momento de la fundación –1987–, Cevedo casi doblaba la
edad de Ronaldo. Un friky, un aburrido y cinco jóvenes. ¿The Big Bang Theory?
No queda mucho que decir de Eduardo Heras
León, al que (como a Obi Wan Kenobi) se le han ido
pasando los discípulos al lado oscuro. Ni del maestro
Yoda López Sacha, que hace tiempo se retiró a recuperar la fuerza. Es este, un panorama en el que Ahmel
Echeverría (Anakin Skywalker), con su constelación de
premios y su pedigrí narrativo termina condenado a
convertirse en Darth Vader, como buen discípulo Jedi
que alguna vez fue. Para colmo, Abel Fernández-Larrea
se ha mudado a la estrella de la muerte. Esto deja a
Sergio como R2D2 y a Raúl como C3-PO. ¿Y quién los
programa? ¿Yoss?
fotos: tomadas de internet
2016 · el oficio 29
Lázaro Ángel Lugones
(+53) 5253 6216
[email protected]
Roberto Guerra Rodríguez
(+53) 5500 5761
La
osadía
de lo
indómito
Manuel Hernández
A Pedro,
a Marta María,
a Armando
y a Omar (por no dejar
que me matara el Salvavidas)
Fernando Pérez durante el rodaje de un corto en la 6ta muestra del Festival Hieroscopia. Foto: cortesía del autor.
Con vara mágica en ristre y a vuelo lento
por el cielo turbio, los creadores han realizado lo imposible, viven y mueren la vida y
la muerte más bella: la independencia. Todos los atributos se juntan y la astucia del
vencedor de las nubes representa la presunta y dudosa libertad del espíritu.
Hieroscopia se me presenta cubierto
por el salitre, en ocasiones sin belleza, sin
porvenir; pero no sin amor, no sin el deseo
de revertir lo insulso del mar. Es un joven
proyecto que, desde hace pocos años, desafía al tirano provincianismo periférico y a
los obstáculos desmedidos de la institucionalidad cultural del país. Desde entonces,
intenta volar sobre el pueblo de Nuevitas
lanzando cientos de cortos audiovisuales,
de llamamiento a potenciar la creatividad
comunitaria. Por ello, nuestro apoyo, nuestra esperanza, nuestra divinidad. Ya poseen
un altar, a la manera clásica, conformado
por piedras preciosas y sobre una colina
lejana que solo unos pocos pueden llegar.
Los artífices del desinterés se han arrojado en persecución suya, se sabe que han
usado armas y se les vieron botando al mar
restos de vísceras esenciales que favorecen
al método de adivinación. No obstante,
los buzos de la localidad en alianza con
los nuevos ícaros, omiten el percance y se
aferran a la bahía, en búsqueda de la hechicería perdida. Entre los pocos hallazgos se
toparon con un testamento rocoso y raído
que, según su fecha, fue reescrito por los
dueños del aire, mucho antes que emprendieran vuelo; es un texto corto, sencillo,
apenas inteligible, pero en sus primeras
palabras ya se advierte lo sublime.
Puede que el tirano siempre triunfe, pero yo espero unos vencedores que pacten
con la audacia y le sepan hacer el juego.
Como dijera un realizador de la mismísima
Sierra Maestra asistente al Festival: “no dejen que los bejucos del monte les impidan
realizar sus sueños”. O como también dijera
Alberto Alberto Delgado, un ex marinero
de la localidad de Nuevitas devenido hoy
en poeta y carpintero, quien para referirse
al honor del héroe parafraseo una frase,
según él, de un filósofo francés cuyo nombre descuidó mencionar; este escribiría
una vez que “todo nuevo poderío logrado
sobre la tierra, en el fondo de los mares o
en lo alto de los aires, forma cuerpo enseguida con el poder supremo, por afinidad
natural”.
2016 · el oficio 31
Juego
de tronos:
¿Qué nos dijo el
capítulo 10?
Jorge Sánchez
fotos: tomadas de internet
A
ún resuenan en nosotros las estampidas del fabuloso
capítulo 9 de la sexta temporada de Juego de Tronos,
y ya el último episodio nos ha dejado a casi todos sin
aliento. La mundialmente aplaudida serie se ha convertido, con rapidez, en uno de los mayores sucesos
de la historia de la televisión, que tal vez, logre sobrepasar lo que
fuera el boom de Startrek o El señor de los anillos.
Para los que la seguimos desde hace años, hemos podido
apreciar con paciencia, cómo sus realizadores han tejido meticulosamente la trama hasta por fin llegar a lo que podríamos llamar
32 el oficio · 2016
un cuello de botella. Daenerys Targaryen finalmente se encamina
a reclamar las posesiones de su dinastía, John Snow ha unido el
Norte bajo su mando y se prepara para enfrentar los caminantes
blancos, y Cersei Lannister se impuso con un giro explosivo como
gobernante absoluta. Queda claro que la próxima temporada será
la de los esperados enfrentamientos entre las mentes más agudas,
y carismáticas de la serie.
Por ello quisiera compartir una reflexión sobre como en este
último capítulo, nos han querido sugerir las pautas de cuáles serán
los puntos de tensión para el año próximo. Miguel Sapochnik fue
el encargado de dirigir este episodio (en la temporada anterior había dirigido el 7 y el 8) aunque a diferencia de sus trabajos previos,
en esta ocasión aprovechó al máximo las posibilidades narrativas
de la fotografía, para lograr un puente sobre el paréntesis de 8
meses que se avecinan (algo similar habíamos visto en el capítulo
7 de la tercera temporada, donde Alik Sakarov trabajó la banda
sonora con objetivos parecidos). De la mano del experimentado
director de fotografía Fabian Wagner, el episodio entero se organizó de tal manera que la escenografía y los planos, exploten su
capacidad simbólica.
Ya en el comienzo vemos como la reina madre, el Gorrrión Supremo, el rey Tomen y su esposa, se visten y adornan al son de las
campanadas. Nos dan a entender que se trata de una puesta en
escena. Como en el teatro, suenan las tres llamadas, y cada cual
ocupa el papel que debe interpretar y se preparan para desempeñarlo. El único que no puede asumir el peso de su papel es el
inocente Tomen.
Inteligentemente lo próximo que vimos fue un guiño a Wells
para esclarecer que los papeles se iban a invertir. El Gorrión Supremo en el momento de su mayor triunfo aparece en contrapicado,
declamando las palabras del juicio contra Loras Tyrell. Como el
Ciudadano Kane en sus elecciones, su momento de esplendor es
la antesala de su caída.
Suceso que se complementa al final, cuando Cersei aparece
solemne como una reina de espinas al asumir el trono. Un trávelin
en contrapicado la presenta como una estatua, rodeada por sus
soldados (recordemos en la primera temporada le advirtió de forma similar a Lord Baelish el poder de las espadas). El mutismo de
la corte y de su rostro explicita su renuncia al papel de madre. Ha
sacrificado su último rasgo de humanidad para mimetizarse con
el objeto de su deseo: el trono de hierro. El trono que simboliza el
poder absoluto y despiadado, que no consiente ser compartido.
Los otros escenarios atendidos de manera similar son El Norte, y Meereen (y la subtrama de Sam Tarly en la Ciudadela). En la
primera aparición de John Snow, este rememora los días con su
familia en el gran salón, ahora vacío. Un recordatorio de que ya
2016 · el oficio 33
Armando Navarro Rojas
foto: cortesía del autor
no podrá contar el apoyo de sus seres queridos. El reto de ser el
guía del norte está planteado desde esta escena. Más tarde Snow
y Sansa se encuentran en el muro de Invernalia. Contemplan sus
dominios a la vez que los separa una almena. La separación entre
ellos es clara. Tienen objetivos diferentes y puestos confrontados.
Ella noble, él Bastardo. Cada cual ha tenido un devenir particular.
En la Guardia Nocturna Snow se ha convertido en un líder caballeresco, y Sansa en manos de sus diferentes captores ha aprendido
el poder de la astucia. Tal vez en la próxima temporada veremos
como este muro crece entre ellos, o tal vez como dice John Snow
la confianza y el amor fraternal logre unirlos.
Por último en la coronación del Rey del Norte tenemos un
mensaje ambiguo. Los hermanos se sientan juntos, pero mientras
Snow asume su nuevo título con modestia, Sansa y Meñique intercambian miradas de complicidad. ¿Será este un adelanto sobre las
diferencias entre los Stark? ¿O Sansa habrá aprendido a ser más
astuta, y juega a ganarse Baelish?
Meereen. Interiores privados, contrastes de claros oscuros, luz
cenital, escena de ruptura amorosa. Para los amantes del teatro
clásico francés la referencia a Berenice de Racine es casi transparente. Situado en las Sombras Daario Naharis es el pasado, y Daenerys mira al futuro. Su relación, así como todo el arco de Bahía de
Esclavos, ha sido un periodo de prueba y formación. La madre de
los dragones ha aprendido lo que significa gobernar. El esfuerzo,
la sangre, sus premios y por último los sacrificios que exige. Aban-
34 el oficio · 2016
dona este escenario para encontrarse con su destino (¿o forjarlo?).
En la siguiente escena, a los pies de una escalera, iluminados por
una ventana, el futuro se abre para Tyrion Lannister y Daenerys
Targaryen. Ambos reflexionan sobre el papel que van a desempeñar, sobre lo que han logrado. Han tenido periodos de pruebas y
peripecias para madurar y descubrirse. Por fin están a punto de
demostrar cuanto pueden hacer. Por ello en este momento de recogimiento se sinceran, la madre de dragones reconoce el talento
de Tyrion y le “devuelve” su puesto como Mano del Rey. Al mismo
tiempo, las miradas insinúan que la veneración de Tyrion se transforma en algo más hacia su reina. ¿Sera esta una de las tensiones
para el futuro? ¿Prevalecerá el sentido del deber? Dany parece inclinarse hacia él. Tyrion, cínico y perspicaz, ha demostrado que puede
dejarse llevar por sus emociones. ¿Será este un punto de quiebre
entre ellos? ¿O una fortaleza?
Una vez más el simbolismo de la escena parece tener las respuestas, en un detalle casi invisible. Junto a Tyrion descansa una
botella vacía. El símbolo del alcoholismo está vacío. Tal vez una insinuación al comprometimiento del pequeño Lannister. O una referencia a otro momento cuando dejo de tomar, los días en compañía
de Shae como Mano del Rey. ¿Se repetirá la historia?
Magistral en su capacidad para narrar sin palabras, y terriblemente ambiguo. El capítulo final es como decía Freud del psicoanálisis: en un montón de sombras, algunas luces. ¡Hagan sus apuestas, y
esperemos el choque titánico de la próxima temporada!
RECEPTOR CRÍTICO
receptorcriticoblog.wordpress.com
Contrapunteo
entre el Yo y el Superyo
A propósito de Thereis no Fourth Wall
E
l Yo acudió expectante al espacio Inventario de la Fundación
Ludwig de Cuba. Iba al encuentro de la Realidad Virtual. A
pesar de la lluvia, el Yo pudo asistir a un concierto, caminar
por el Times Square y disfrutar de su luminosa publicidad, y todo
esto sin moverse, sin dar un solo paso.
La Realidad Virtual significa un desafío para los límites que se
establecen entre los márgenes de lo real y la ficción, mediante
la generación de escenarios que emulan con la realidad. Thereis
no Fourth Wall es el título de la que es considerada por sus organizadores como la primera muestra de Realidad Virtual en Cuba, con materiales filmados en 3600. La experiencia de aquella
tarde estuvo asentada en la que se considera como la inmersión
más asociada a la Realidad Virtual. Este sistema se basa en colocar las muestras directamente en frente del usuario y en conectar los movimientos de la cabeza con la imagen mostrada. Para
lograr mayor acople, la inmersión se logra con un casco (HMD)
estereofónico, que posee sensores de posición y orientación que
informan a la máquina (teléfono móvil) la posición del usuario en
todo momento, además de indicarle hacia donde está mirando.
Narrar la experiencia puede resultar engañoso. Decir que la
sensación es como la realidad no aporta mucho a la expectación y el beneplácito de colocarse todo el aparataje técnico y,
literalmente, sumergirse en un espacio otro. Un espacio otro
donde mi condición sobrepasa los límites de la realidad. Me
explico: si bien puedo tener una panorámica en 3600, a
esto hay que agregar la posibilidad de detener el tiempo al estilo Matrix y obtener una visión detallada de
cada objeto, persona o lugar. Agrego que resulta muy
gracioso ver a la persona en el acto de inmersión con
los brazos extendidos, dando pasos inseguros, ejecutando acciones incoherentes que no se corresponden a
este universo, más bien a uno paralelo.
Mientras el Yo, esperaba por segunda, tercera y
hasta cuarta vez para vivir la experiencia, reparaba
en la figura de Gabriel Veyre. Se sentía como si asistiera a la primera demostración pública del cinematógrafo Lumiére en La Habana, aquel 24 de enero de
1897. Y es que las vistas ofrecidas por Veyre guardan
puntos de contacto con el programa organizado por
Fifer Garbesi, graduada de la Tisch School of the Arts,
promotora principal de la muestra y autora de varios
de los materiales ofrecidos. Si bien el cine a lo largo del
siglo XX ha modificado su status de objeto de feria,
aunque el entretenimiento sigue siendo una marca perenne,
los materiales ofrecidos tanto por Veyre y como por Garbesi
se tratan de registros de la realidad puestos en función de la
implementación y explotación de la tecnología por encima de
cualquier otro interés. La finalidad no es otra que demostrar
una nueva forma de registro y la amplitud de posibilidades que
brinda su aplicación como medio artístico. Ninguno de los dos
cuenta con una narración establecida y tampoco son ejemplos del producto terminado, apenas son el inicio de algo más
grande.
El Superyo, que se complace en bombardear con órdenes
y preguntas imposibles de ejecutar o responder por el Yo, se
debate sobre la naturaleza de la Realidad Virtual, dejando a
un lado el deslumbramiento y la expectación suscitada por la
inmersión. El Superyo piensa en los criterios de Arthur Danto
sobre ese tipo de arte que emula con la realidad, decorte mimético, que no busca otra cosa que lograr recrear su entorno
lo más fidedignamente posible. En este sentido la Realidad Virtual se inscribe en el decursar de esta carrera tecnológica que
aboga por la reproducción y recreación de nuestro entorno. La
intención declarada de este medio artístico estriba en concretar un espacio que burla los sentidos y llega o pretende llegar
en un futuro no muy lejano, a convertirse en un sustituto sin
precedentes de las realidades físicas y sociales.
¿Qué sucederá cuando las producciones audiovisuales
comiencen a implementar la Realidad Virtual como medio de
creación? ¿La puesta en práctica de la Realidad Virtual como
dispositivo ficcional, depende tan solo de los adelantos tecnológicos? ¿Acaso una vez adentrados en los terrenos de la ficción,
no significará un resquebrajamiento de lo que hoy conocemos
por cine y su gramática asentada hace ya más de un siglo? Acá
no se trata de la narración, sino de la interacción. Hasta
el momento, en el acto de recepción de una película
nos comportamos como agentes pasivos guiados por
las directrices del director. Con la Realidad Virtual esta
pasividad es sustituida por la sensación de estar ahíy la
habilidad de interactuar con los personajes, podremos
mirar a sus ojos, seguirle y en primera persona, interactuar con él a nuestro antojo.
Para su implementación efectiva como medio de
comunicación artístico hace falta algo más que tecnología futurista. Se debe establecer un lenguaje, un tipo
de narración diferenciada a la que conocemos hoy, una
gramática audiovisual de nuevo tipo que no permita la
desviación de los mensajes. Aquí se encuentra la primera incongruencia porque la Realidad Virtual significa o al menos eso pretende, la emancipación del
espectador, su protagonismo, y ¿la instauración de
un lenguaje no implica instancias de poder que nuevamente guiarían y limitarían dicha libertad?
2016 · el oficio 35
RUBÉN ALPÍZAR:
“ME GUSTA
CREAR EL
CONTRASTE
ENTRE DRAMA
Y COMEDIA”
María Carla Gárciga
fotos: Yadira Calzadilla
36 el oficio · 2016
E
n un mismo tren, con destino indefinido viajan José Martí, Walt Disney, Jesucristo, Jorge Luis Borges,
Beethoven, Einstein, Kafka, Beny
Moré, El Greco, García Márquez, Mahatma Gandhi, Gustav Klimt… En lo alto de
una torre sonríe Pinocho junto a una monja, carga un hombre forzudo –no sin cierta
dificultad- una pluma de ave, se escucha
desde una ventana el tenaz grito de ¡Jaaamaaa!, y una doncella del siglo XVIII cuelga
en la tendedera de su balcón un pullover
de I NY. Ícaro intenta volar, pero esta vez,
desde una Isla. Más allá, un hombre solitario mira al mar. En su espalda carga una
cruz, una hoz y un martillo, una bandera
cubana y otra norteamericana…
Nos asomamos a parte del mundo artístico de Rubén Alpízar (Santiago de Cuba,
1965), un mundo en apariencias caótico,
donde se aúnan lo universal y lo nacional,
lo real y lo ficticio, lo bueno y lo malo, lo
clásico y lo contemporáneo, la historia y el
presente. A todos les toma prestado, porque como decía su maestro Flavio Garciandía, no hay que temerle a las influencias.
La pintura, la escultura en madera y,
más recientemente, en bronce, han sido
las técnicas con que ha moldeado su obra.
Graduado del Instituto Superior de Arte
(ISA) en 1989, Alpízar cuenta con numerosas muestras personales y colectivas en
Cuba, Panamá, España, Puerto Rico, Estados Unidos, Colombia, Canadá, Francia
y Costa Rica.
Asimismo, sus piezas se encuentran en renombradas colecciones como la Ludwig Forums for Internationale Kunst, (Aquisgrán, Alemania); el
Fondo Nacional de las Artes, (Buenos Aires,
Argentina); El Emperador, de Japón; United Colors of Benetton, (La Habana,. Cuba);
Façonnable, (Panamá); Fundación Nicolás
Guillén, (La Habana, Cuba); el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico
(ICAIC), en La Habana; Centro Cultural Infanta Cristina, Pinto, (Madrid, España) y en
otras privadas de Argentina, Costa Rica, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana,
Colombia, Estados Unidos, España, Canadá, Gran Caimán y Francia.
Sobre su estancia en el ISA, recuerda
Alpízar: “Cuando empecé a estudiar en La
Habana yo era un guajirito deslumbrado
por su movimiento, su cultura, sus teatros,
los festivales de cine, las exposiciones, los
conciertos… todo eso te va influyendo
mucho, y nosotros nos obligábamos como
parte de nuestra preparación a ir a estos
lugares. Silvio, Pablo y Santiaguito hacían
unos conciertos maravillosos en el patio
del ISA. Teníamos buenos intercambios
con las facultades de Filología y Periodismo que siempre iban por allá. Aquello se
llenaba, porque nosotros también éramos
un equipo grande de estudiantes; creo que
la graduación más numerosa que hubo de
Artes fue la nuestra”.
Entre sus principales referentes reconoce a sus profesores de la Academia de
Santiago de Cuba: Julita Valdés, José Julián
Aguilera, Miguel Ángel Lobaina… de los
creadores contemporáneos sus amigos, el
caricaturista Reinerio Tamayo y el artista
de la plástica Roberto Fabelo; de la Historia del Arte: el Renacimiento, el Gótico, el
Surrealismo, y grandes exponentes como
El Bosco, Velázquez, René Magritte y Dalí.
Según comenta a El Oficio, sus profesores del ISA Flavio Garciandía, Consuelo Castañeda, José Bedia, Pepito Franco y Luis Miguel Valdés también fueron definitorios en
lo personal y profesional. “Era la época del
postmodernismo, existía una oleada cultural sobre las reapropiaciones y Flavio siempre nos decía: ‘No se acomplejen con las influencias, eso es parte del crecimiento’. Así
fue como empecé con las apropiaciones y
esta especie de pastiche manufacturado,
donde doy un vuelco social y cultural contemporáneo en cuanto a los lenguajes y a
lo que quiero comunicar”.
Su obra está estrechamente vinculada al humor, en particular, al uso de la
ironía…
Sí, el humor es parte de nuestra cultura,
venimos con eso, pero también tiene que
ver conmigo en el plano individual, porque
me río mucho y siempre estoy al lado de
gente alegre y con chispa, como mi amigo Reinerio Tamayo, un cuentero tremendo, un mulato bien cubano que se pasa el
tiempo haciendo chistes.
Además, suelo tomar las cosas de la vida con cierta ironía, por eso incorporo estos elementos a mis trabajos. No concibo
una obra, por muy agria y solemne que sea,
sin algún tinte de humor. Me gusta crear el
contraste entre drama y comedia, y darle a
la gente un poco de aire y esperanza. Es algo que no dejo de perseguir y plasmar en
mi trabajo, digamos que es mi leitmotiv.
¿Cuáles son sus objetivos estéticos y
conceptuales al incorporar en sus piezas
referentes universales, mitológicos, religiosos, grandes personalidades, obras,
etc., asociados, muchas veces, al contexto cubano?
He desarrollado varias series en ese
sentido y, como todo el mundo, he tenido
etapas. En la primera tomaba el elemento
religioso como un pretexto para reflejar
problemáticas, no solamente cubanas, sino
generales, cosas que necesitaba decir. Luego empiezo a apropiarme del mito grecolatino, específicamente Ícaro, incorporándolo a los problemas sociales.
¿Por qué Ícaro?
Suelo leer un poco, no todo lo que quisiera porque el trabajo te embulle y aplasta, y dispones de escaso tiempo para leer y
relajarte. Pero la lectura sobre el personaje
de Ícaro me sedujo y me llevó a comparar
la historia real con una ficticia, haciendo
asociaciones de elementos. Me imaginé a
un cubano que sale de una Isla, que quiere
volar, navegar, que ama la libertad, e hice
esta referencia que no solo está asociada a
la emigración, sino a otros elementos que
el espectador puede descubrir o no.
Más adelante, en la serie Mi Arca, coloqué personajes de la historia universal. Son
personalidades que han influido en mi estética, o en mi manera de pensar, o en mis
estudios en el ISA. Muchos pueden contradecirse entre sí, como los que se encuentran en el tren, donde hay algunos al lado
de otros con los cuales no tienen relación
alguna, pero son personas portadoras de
un pensamiento y acción que te marcan,
que quieres conservar en ti y que su memoria prevalezca en el universo. El tren
también es parte de la historia de Cuba,
fuimos el primer país que tuvo locomotora
en América Latina por el sistema económico asociado al central azucarero, con la
ironía de que ahora casi no tenemos ferrocarril, pero fue algo básico que deberíamos
rescatar.
¿Cómo desarrolla el proceso de creación, al aunar en su obra personalidades
y referentes tan diversos y complejos de
la cultura y la historia universal?
Siempre estoy pensando y asociando
cosas, personajes, historias, chistes. Me
pueden surgir ideas viendo televisión, una
película, o leyendo algo. Por lo general,
veo la obra ya terminada en mi cabeza,
entonces intento reproducirla mediante
un boceto pequeño. Tengo un proceso de
decantación y suele salir el resultado, pero
otras veces digo: “Eso no es lo que yo quería, no fue así como lo pensé”. Son frustraciones que te acompañan también, cruces
que cargas en el proceso creativo. Por otra
parte, soy lento y no muy prolífero en cuanto a cantidad de obras en el año. Me gusta
ser meticuloso en los detalles, por eso tardo mucho tiempo en el proceso de construcción de cada pieza.
Igualmente, se ha valido de algunos
referentes cotidianos de Cuba, del lenguaje popular…
Sí, es parte de lo que le pasa a uno en el
día a día, porque no vives en una burbuja.
Te ríes de muchas cosas y padeces también, entonces eso se incorpora a las obras.
Puedes encontrar dentro de una pintura
muy clásica un mensaje muy común que
lo entiende cualquiera, no hay que estudiar
Historia del Arte para eso.
A mí me interesa la comunicación entre
la obra y sus personajes, y entre esta y el
espectador, para que se quede con cierta
idea de lo que quiero transmitir. Si la decodifica completa, perfecto, pero doy espacio
a la polisemia. Los títulos, con cierta metáfora, están encaminados a eso. Siempre
pienso en el espectador; para mí es básico
desde un niño hasta una persona mayor, y
doy una brecha para que algo llegue a todos y puedan reconocer y llevarse algún
referente que hayan visto, oído o leído.
¿Cómo conjuga en su obra las
variables del mercado y el arte?
¿Renuncia a uno por garantizar el
otro?
Ese es un tema difícil. Aquí percibí en algunas reuniones con las
instituciones que existía un pensamiento un poco fuerte al respecto.
No sé si se mantendrá, pero había
como una guerra contra el mercado, con la idea de que este podía
llevarte a un facilismo, a pensar solo
en vender y dejar tus ideas a un lado
en el sentido de esa creación bella e
interesante para la cultura cubana,
pero arte y mercado siempre van a
estar unidos, no puedes separarlos,
al mercado hay que aceptarlo.
En los artistas es lógico que
influya, hay clientes y galerías
que pueden llevarte a cierta
banalización y facilismo:
“eso es lo que quieren,
pues vamos a hacerlo”,
como una fábrica de
chorizo. Pero hay que tomar el mercado
en serio, porque está ahí y ahora viene con
más fuerza debido a la apertura con los Estados Unidos. Las instituciones y galerías
deben prepararse para eso y darle la flexibilidad que necesita.
Existe un debate entre el arte tradicional, dígase pintura, dibujo, escultura,
con respecto a las nuevas tendencias de
video, instalación y performance. Algunos críticos consideran que se margina
el arte tradicional a favor de estas manifestaciones y se cuestionan su valor artístico, sobre todo en los casos donde no
se percibe la labor y creación del artista,
sino un grupo de objetos justificados
por un concepto detrás. ¿Qué opina al
respecto?
El debate existe. No puedes obviar a las
nuevas tecnologías y su estética: las piezas
en 3D, las proyecciones y performances…
“NO CONCIBO
UNA OBRA,
POR MUY
AGRIA
QUE SEA,
SIN ALGÚN
TINTE DE
No creo que se esté negando el arte tradicional; la pintura de caballete siempre
va a existir y eso lo notas fácilmente en las
subastas, donde lo que más se vende es la
pintura y muchas son obras actuales. Un
amigo me decía que hay obras para bienales, obras para ferias y obras para exposiciones en galerías. Las nuevas tendencias
pueden ser modas y estéticas efímeras, o
no. Algunas se venden y funcionan, y va a
haber público para eso y para el arte tradicional también.
A su juicio, ¿cuáles son los aciertos y
deficiencias del arte cubano actual?
Hay jóvenes egresados muy talentosos,
pero también se ven otros con obras más
banales. Puede ser un lenguaje, estética
o manera de decir propia de esta generación un tanto frívola, que tiene también
sus encantos. Las principales deficiencias
son en cuanto a la técnica, porque es muy
importante saber dibujar y utilizar el color,
es la base y el comienzo, lo más elemental,
y mientras más conozcas las técnicas, más
posibilidades creativas vas a tener.
Mabel Poblet, Ariamna Contino, con
esa imaginería y exquisitez, y su esposo
Alex, son jóvenes artistas muy buenos que
están trabajando en un abanico de cosas,
con una obra sólida e interesante. También
últimamente he percibido en diseño gráfico propuestas muy buenas estéticamente.
Existe otro grupo de jóvenes que está
haciendo obras para llamar mucho la atención, eso es propio de la juventud. Si a los
veinte años no eres utópico, a los cuarenta
qué vas a ser. Los jóvenes siempre quieren
hacer escándalo y provocar, es parte de ese
afán de comerte el mundo a mordidas, pero van a madurar, como todos. La misma
obra y el arte mismo les irán pidiendo los
cambios.
Autofagia
Néstor Kim
[email protected]
El Oficio, Revista Cubana de Literatura y Arte, convoca a todos
los interesados que deseen colaborar con nuestra revista. Usted
puede publicar en nuestra fanpage de Facebook:
El Oficio. Revista Cubana de Literatura y Arte
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Se recibirán artículos (reseña, ensayo corto, etc) relacionados
con la cultura cubana e internacional. El grupo creativo de El
Oficio se reserva el derecho a elegir uno de los tres artículos con
más likes, siempre y cuando su originalidad y el tema cumplan
con las políticas de publicación de la revista. El consejo editorial
de El Oficio se reserva el derecho a no publicar texto alguno
o elegir a un concursante con menos likes, si determina que
ninguno de los tres más leídos tiene la calidad requerida.
Gracias por su atención.
HUMOR”
38 el oficio · 2016
2016 · el oficio 39
(Holguín, 1981)
Tiene publicado los
libros de poesía:
Sombras del solo
(Ediciones Holguín,
2005), Peces en bolsas
de nylon (Ediciones
Ávila, 2009), Música
de fondo (Ediciones
La Luz, 2010), A la
intemperie (Ediciones Holguín, 2011),
Vaciados (Ediciones
Aldabón, 2011) y Esteros (Ediciones Abril,
2013). Ha obtenido el
Premio Nacional de
Poesía Orígenes 2008,
Premio de la Ciudad de
Holguín 2010, Premio
Calendario de poesía
2013, entre otros.
40 el oficio · 2016
Rodapiés
Me había cortado haciendo bistecs.
Acomodo las finas lonjas de carne
en bandejas para congelar.
La herida sangra,
los bistecs tendrán mi sabor.
Duermo abrazándolo.
(Ya no tenemos sexo).
Acomodo los bistecs en bandejas de aluminio.
Mis manos
(la misma de los bistecs)
acaricia
el rostro
del que duerme.
Siempre acaricio la carne
que otros se irán a comer.
La sobreabundancia de nutrientes
atrofia el nacimiento
Mi voz no sirve para la denuncia
no atestiguo,
la competencia es alta.
Se me humedece el rostro.
Cocinar es ofrecerse
(había escrito: me reparto como las tazas de café).
El sudor cae en la sopa.
Me caigo
todo parece crecer.
He creído alimentar plantas y personas.
Crece la necesidad de alimentar otras plantas,
otras personas.
Una bandada de pájaros oscuros se refugia en los árboles
de la Avenida Carlos III. En una tarde donde el calor hace
ver espejismos. Es el cine de Pier Paolo Pasolini. El paisaje
quemado por tanta luz. Los insípidos contrastes. La nata de
chocolate oscuro pegado a las paredes de la taza. Debía haber
nacido el bulbo que deposité en la bolsa de tierra tratada con
abono orgánico.
ilustraciones: Lancelot Alonso
[email protected]
YANIER
H. PALAO
Concierto de saxofón,
percusión menor
y música electrónica
(DJ en vivo)
Lijar el canto de la madera, matar el filo.
Lijar toda aspereza, lijarme, esperar lo
bueno. Detenerme minutos antes el surco
blanco en la cabeza del extranjero, cuando
le trenzaban los cabellos. La hábil mujer
acomoda las mechas sedosas, las aprieta para
que no se suelten, para que quede atrincada,
muy fijo en el cráneo. La mujer acaricia la
nuca del extranjero, él no se percata del roce
de sus manos. El extranjero mira fascinado la
destrucción de la ciudad que por momento le
parece ridícula, hermosa. Por sus calles, otras
mujeres con escobas, chancletas plásticas,
cacharos, todo confeccionado con el plástico
recogido por ellas mismas. Mujeres que se
alimentan del reciclaje.
Ha sido mucho el trabajo, la piel está reseca,
arrugada por el sol. Kilómetros desandados
por ellas tratando de llevar algo de dinero
o comida a casa. La comida la compran ya
cocinada, la transportan en potes que ellas
misma venden. Esos han sido, potes, pomos;
donde se guarda por poco tiempo; donde se
llega solo a meter, a sacar; nunca se piensa en
la estancia, en detenerse.
La compañía
los sacrificios.
(Pienso, forraje, hierba, pasto).
no han sabido alimentar esa destreza,
no han querido.
(¿No quiero?).
Esta ciudad me destruye
me enamoro de lo que me aniquila.
Yo me esfuerzo en lijar la madera
son quinientos rodapiés,
quinientas piezas pintadas a mano
para un café lujoso
en el centro histórico,
un café que solo podré ir
pocas veces.
2016 · el oficio 41
ilustraciones: Lancelot Alonso
Pústulas
EILYN
LOMBARD
CABRERA
(Cienfuegos, 1978)
Licenciada en Letras
(2000). Master en
Estudios LingüísticoEditoriales Hispánicos
(2014), en la Universidad Central de las Villas. Jefa de redacción
de Poesía en Letras
Cubanas. Ha publicado
los cuadernos de poesía: Suelen ser frágiles
las muchachas sobre el
puente, (Reina del Mar
Editores, 2005); Todas
las diosas fatigadas,
(Ediciones La Luz,
Holguín, 2011).
irrupción
de romper–erupción
de venir a desbordarme
mientras elijo
un paño hirviendo para ablandar la pústula
granuloma/anómalo/graznido
de romper–desinflamar
el ánimo
el agua fría escurriéndose hasta dentro
del libro
y toda la otra podredumbre
hirviendo el agua
para
desde el poema (de ella/mío)
tendidas en la cama
cada una en su cama
concentrar los humores
la tibia habitación de cada una
la lectura de la escalera
la lectura desde el auricular
al vacío
acumulando
términos/terminaciones/terminales
desnuda todas las veces de asimilar
la rabia
el miedo
tibia ya, casi fría
el agua
hilo ruidoso del baño
gritos de fiesta en la cazuela
de romper–interrumpir
la muerte
con agua/guarras/aspersiones
hacia otra muerte.
42 el oficio · 2016
Carcinoma in situ (nic 3)
descarnando
quitar–la carne
pedacito podrido
descarnar
dejar–el hueso
no arrancar toda la carne
el pedacito enfermo
violeta y verde
el círculo
y llevarse también el blanquecino canal
probar toda la sangre
su hedor a mierda y fuego
podría hilar la muerte con la carne
dejar el cuello
no total pero sano
el cuello frágil rosa rosa
el cuello que se anillaría a otra carne después
el cuello portada del sol
laberinto lunar
descarnado.
juntar hija y muerte en la misma página, como el
sol y la luna en el mismo vientre, así la hija (vida)
y la muerte o la casi muerte vislumbrada (nic 3)
en el mismo vientre. la página es la piel lisa, y
yo la mujer que inscribe en su cuerpo, como con
agujas finísimas, las historias. y pasa la página, y
los sueños o desvelos, sobre todo el insomnio pasa,
y es el cansancio final, o mortal, que inhabilita
para el amor y entonces muerdes semidormida el
miembro que podía ocuparte el sitio de la muerte
y convertirlo en sitio de la vida otra vez, solo para
probarte la circularidad o espiral infinita que traza
la sombra. no eres tú la hilandera, es la sombra
y los miedos como único material y página o
piel o hijo. diez años otra vez querría para este
mismo hombre, y estos mismos dibujos a pesar de
confundirme chillido de placer con suspiros, casi
mi voz, dormida.
morder sin masticar, soñar el placer embrutecida
para lo real.
2016 · el oficio 43
Mutaciones II: La pedrada 1
JAMILA
MEDINA
RÍOS
(Holguín, 1981)
Poesía: Huecos de araña (2009), Primaveras
cortadas (2011 y 2012),
Del corazón de la col y
otras mentiras (2013),
Anémona (2013); y las
antologías Traffic Jam
(2015) y Para empinar
un papalote (2015).
Narrativa: Ratas en la
alta noche (2011) y Escritos en servilletas de
papel (2011). Ensayo:
Diseminaciones de
Calvert Casey (2012).
Filóloga, armadillo,
ciclista, nadadora,
cometa viajera.
He vegetado en puertos secos/ giratorios
manipulando con grúas contenedores/ continentes
como se llena o se vacía una nevera.
Me he enamorado/ he fornicado
me he quedado a dormir en los delgados malecones
—haciendo equilibrios entre la fiebre y la vigilia.
He atravesado en triciclos
puertos (colleras dentelladas) de montaña
entre llanuras apenas despobladas de nieve.
Para salvar grandes-luces
levanté puentes colgadizos
gelatinosos mutantes
que dejaran pasar (por debajo y sobre sí)
trenes à grande vitesse
espesuras de mástiles de pesqueros fantasmas
con la bitácora en orden
y jugosas marinerías congeladas.
En cerrazones de guerra
conservé limpios los aljibes de la sed.
Soñando con los graves invernaderos
he pegado con engrudo mis maquetas
y alzado obras de ingeniería marítima
por los cuatro costados de la red de mi boca:
embalses/ criaderos/ hidroeléctricas
plantas de riego/ juncales/ pantanizos
donde cunden sin miedo
la cebada y el dátil/ de la sal.
Cuando cruzo las aguas sobre puentes aéreos
o me echo a las carreteras
cuando elijo al azar mis estaciones de metro
(prendada de la aridez de los andenes
volcada al río interminable
de un riel/ tras otro riel/ tras otro riel)
pesco las simetrías de mis obsesiones:
la pesadilla de un viaje indetenible
burlador de fronteras/ corredor de caballos
onda (gravitacional) que apuesta a su atarraya
cimbreante/ vibrátil pulsación.
Sensación de abandono
cesación de toda responsabilidad
detención del tiempo.
Liberada
la cabeza se reclina contra la ventanilla del auto
que va a cien
que pudiera ir a mil hacia ninguna parte.
1
2
44 el oficio · 2016
De Anémona (Sed de Belleza, Santa Clara, 2013).
De Huecos de araña (Unión, La Habana, 2009).
foto: Juan Rey Hernández Cabrera
Nana IV 2
2016 · el oficio 45
1
De Ratas en la alta noche (Malpaís Editores, México D.F., 2011).
46 el oficio · 2016
dio en la calle Porvenir, Buttari. Vienes de Lawton hacia
Víbora Park y te sorprende la abertura. En la explanada
los hombres y los niños acostumbran jugar a la pelota.
Pero desde el campo no se puede entrever. Te tienes
que quedar al borde, donde también anida el roble
americano, para que desde los escalones de la entrada alcances a oír cómo
serpea, entre las yerbas y las casas, la
Gran Víbora.
En Boyeros también. La
misma rotonda de la Deportiva se apresta al estallido,
unas un golpe en seco y otras
un golpe de agua. Sentado al
borde de la fuente, algunas
veces podrás ver, pasar bobaliconamente al otro lado.
Y un poco antes, en el trillo
que lleva de Tulipán a Boyeros o de Boyeros a Tulipán,
he visto abrirse un pasadizo.
El monumento donde América recibe la antorcha de la
Hispania cansada, alguna vez
fue un buen lugar; allí perdí
una piedra que enterré, como
si hubiera un pozo debajo del caballo.
En el Vedado es distinto. No sé si
porque prolifera el roble americano,
pero los huecos se abren y deshacen intermitentemente. Al borde del mar: en la columna del Maine; o entre el
Meliá y Galerías Paseo, en la fuente cuadrada de la juventud; y en los jardines del Hotel Nacional, donde abre
su cola una frase que alguien me pidió que no olvidara,
sobre la luz y un pavo real. Y hay dos huecos, ninguno
soleado; y un monumento a José Miguel Gómez, y una
casa de madera dorada, detrás del antiguo monumento de Strauss, y una estatua al final de G en que sólo
quedan las sandalias, y un parque polifónico en H y 21.
De aquí, me atraen especialmente los huecos. Como
entre la plaza Calixto García: Holguín a las nueve de
la noche (la luz de las bombillas pugnando contra el
césped, hasta volverlo blanco); la Avenida de los Álamos sin álamos, que a la izquierda desemboca entre
El doceplantas y El hospital; el parque San José justo
a las siete de la tarde; y la ciudad desde la Loma de la
Cruz (la plaza, la iglesia y los tejados como un patrón
cientos de veces repetido, un embrión agigantándose
allá abajo), prefiero la última visión.
En el Vedado, dos, tres huecos. Está el hueco de 19 y,
recientemente, se ha abierto un hueco en G y 25. También está el hueco de jota, que tiene tres entradas com-
pletamente distintas: una por jota,
otra por 25 y otra por 23. Desde 23, la
entrada es un solar; desde 25 es una
cerca transparente pero inextricable,
como un absurdo centro-de-trabajo
desde el que pudiera salirse bajo los rieles del Quinto Distrito, a los farallones de
Santo Suárez o a la finca de los Pineda,
incluso al Castillo de Kessel o a la Masia
L’Ampurdà. Desde jota, alguien me dijo que el
hueco era la promesa de un metro para La Habana, que no tiene metro porque descansa sobre un suelo calcáreo. La cal, el esplendor de la caliza recomiendo desde
abajo.
En la Víbora hay también otros lugares (se oye hablar de la
Loma de Jesús del Monte y de la Loma de Chaple). Y en el Vedado están las columnatas a Mella; el estadio universitario como
una compuerta a Centro Habana; estuvo Alaska. En la Habana
Vieja, puedes entrar por el Muelle de la Luz, por San Isidro o por
la Alameda de Paula. Y en Tarará se abre la Plaza de las Banderas:
blanca, estepa, horizontal, tan rusa. Pero tampoco puedes dejarte
confundir: hay como siempre buenos y malos huecos, falsos y auténticos huecos, huecos de entrada y de salida, aunque en teoría
cualquier vidita sirve.
Finalmente, marco en el mapa el Ameijeiras (hueco blando que,
aunque no sea, me recuerda a la almeja). Es el menos aceptable
pero el mejor de todos. Un espacio abierto bajo techo: la cloaca
máxima. Cuando el camello gira viniendo de Belascoaín, te deja ca-
si frente al puente. Debes
subir por detrás porque
el puente no es vía segura para peatones, y no hay que dejarse
tentar si a fin de cuentas has llegado hasta
aquí. Vuelas por las escaleras y saltas al lobby. Detrás de la mujer de los teléfonos, se abren
el día y la noche, la noche y el día, dos cielos totalmente de metal descansan sobre las paredes
silenciosas, que casi nadie ve. Hay butacones azules, butacones blancos y butacones verdes. Y puedes cambiarte de
uno a otro, como se cambia de la mañana blanca a la tarde
verde a la noche inmensamente azul. Mi madre, que es mi
madre, tampoco lo nota. Le digo que es una herencia rusa y
se sonríe y se encoge de hombros; busca en su memoria y
me dice que si no sé la historia: que son el sol y la luna, que es una
construcción de los ’80. Pero no logra engranar la sensación irremediable del espacio abierto, de la cañería de luz, de sombra, de
luz, de luz, de luz, de los metales asaltando el cielo, con el coloso
ruso, con la montaña rusa, con mi añorada Rusia marsupial.
Subo por la riada de luz/vengo por la Avenida Lenin. Tengo vía
libre. En el mapa dentro de mi cabeza se encienden de una sola
vez todos los posibles lugares de escape, las preteridas trampas
(¿hacia V?). A uno y otro lado las flores rosáceas se desinflan abotargadas por el sol, que no les viene desde arriba, sino desde los
edificios. Es abril. Pienso en el mapa. Entro y salgo por los huecos,
dando portazos, dejándolos abiertos de par en par. Al final de la
calle, el puente. Es tal que no quedan ganas de vivir para contarlo.
Salto, sobre los carros rápidos heridos por el sol.
EL ESTANTE
C
uando uno va hacia Alamartish puede bajarse y
no seguir, bajarse en la rotonda de Alamar, que
para nada es Alamar. Entonces, si giras en la rotonda a contramano y te decides por la horizontal, se
suele abrir un puente.
El puente no puede verse desde lejos pero se intuye
desde la rotonda, desde que piensas en rechazar la vertical. Se abre como una vía láctea pero segura hacia La
ville. Entonces, cuando cruzas
y te adelantas y tuerces con
fuerza hacia la izquierda, la
avenida te sorprende como
un golpe de luz. A eso, los holandeses le llaman el camino
de Elda (el camino de la mujer guerrera). Sin embargo, a
pesar de la luz, a pesar de que
sueles intuir el puente desde
que te decides por la vertical,
yo no diría la Vía Láctea. Con
luz y todo, lo que te parece
desde que entras en ella, y
aunque a lo lejos ves el puente, es un cul-de-sac: un maldito camino sin salida.
Conozco varios lugares
en Habanatown que son así,
voy pensando mientras me
interno por la monumental,
encharcada de luz. A los costados se alinea el roble americano y se alzan los viejos, blancos doceplantas, que me
recuerdan definitivamente a Rusia, Rusia la bella, Rusia
monstruosa, perdida Rusia de la infancia. Pareciera que
la pintura de los doceplantas fuera de puro vidrio, porque el sol choca sobre ellos y se te tira encima, salta a la
vista como un conejo loco.
Entre el blanco que se me sube a la cabeza, el roble
americano primavereante en flor (flores blanduzcas,
rosáceas que se abren para gastarse enseguida), y la
avenida serpeando como una aguaza tranquila de cal
y de lactosa, pienso: cañerías, espacios abiertos con luz
intencional. En este escenario de bordes casi libres, de
lejanas márgenes la riada, y de plateadas luces bordándose en el ojo como carnosidades hasta comer la vista,
hay una trampa de expansión: la galería casi ilimitada
que te invita al estallido. No es la morada gótica, que te
aplastaba de extendida hacia los cielos, es la amplitud y
la amplitud y la amplitud, la luz abriéndose en el aire,
y golpeándote en la cara, hasta obligarte a atragantarte con el sol: una alharaca colosal.
Huecos. Trazo un mapa en mi cabeza de los círculos
minados. Siempre dispuesta a sistematizar. Hay un esta-
2016 · el oficio 47
CAÑÓN DE RETROCARGA
(Publicada en 1991 y reeditada en 2013)
Polémica obra que rompe con los esquemas tradicionales de la literatura cubana. Paradójicamente,
partiendo del presupuesto latino: Nil novi sub sole, nos convoca a un terreno donde la innovación
aun permite resultados inéditos: el formal, con recursos ya empleados por las vanguardias, pero
re-creados aquí por la novísima alquimia... una auto parodia de este texto y una también lúdicra
parodia del testimonio que a veces ha servido de catapulta a voces portadoras de pretensiones
mas extraliterarias que artísticas.
Alejandro Álvarez Bernal (La Habana 1961)
El salvaje placer de explorar
(Letras Cubanas 2014)
El salvaje placer de explorar, como su título anuncia, es un libro que ahonda en los procesos de
búsqueda no solo geográfica o emocional, sino ontológica, la que conduce a los exploradores a la
indagación en el ser dentro de los más variados contextos político-culturales. Temas como la soledad,
la angustia, el desarraigo, la violencia, el miedo, la represión, la curiosidad humana por investigar lo
desconocido, están tratados aquí con alto rigor reflexivo y en una prosa de logrado equilibrio entre
el examen psicológico de los personajes, la construcción de atmosferas y la sucesión dramática de
los relatos.
Jesús David Curbelo
Daniel Díaz Mantilla (La Habana 1970)
Los héroes de la clase obrera (greatest hits)
(Ediciones Unión 2013)
Los héroes de la clase obrera (greatest hits), como los grandes éxitos desgranados por una juke box en
donde la diosa Janis Joplin te canta toda la soledad que tienes -o toda la que necesitas-. Este “mecano”llamarlo cauderno de cuentos dejaría afuera la intención del autor a la hora de juntar las piezas
(narrativas) para armar su modelo de libro- es un retablo de perdedores que no se reconocen como
tal. Porros, semen, fragmentos de canciones, balas, deseo, sangre, diálogos entretejidos con delirio y
deleite, y mucho alcohol; mujeres y hombres que se suceden en las diferentes historias –o única historia
fragmentada- habitando los márgenes de la sociedad a su cuenta y riesgo, incluso a su pesar. La finalidad
de este “mecano” es una suerte de inevitable reacción en cadena. Ahí están las piezas; solo queda abrir
el libro -y seguir o no el orden propuesto por el autor- para entonces activar el mecanismo.
Ahmel Echevarría
Abel Fernández-Larrea (La Habana 1978)
2016 · el oficio 49
Estimado:
Hoy visité el antiguo cementerio judío
de la ciudad, y no pude evitar acordarme de
ti. Te envío un recuerdo de este sitio.
Con afecto intemporal,
J.M.
Parafernalia
“Capítulo 1 de Aventuras
y desventuras del señor
Mostaza, Premio Novelas
de Gaveta Franz Kafka
2016”
Abel Fernández-Larrea
(La Habana-1978)
Narrador, ensayista, traductor y editor. Tiene
publicado los libros de cuentos:
Absolut Röntgen (Caja China 2009), Berlineses
(Premio Fundación de la ciudad de Matanzas
2012) y Los héroes de la clase obrera (Ediciones
Unión 2013)
Todo comenzó el día en que el señor Mustarde recibió un paquete del extranjero.
La cosa ocurrió del siguiente modo: el
señor Mustarde estaba alistándose para salir a la clínica cuando, de repente, sonó el
timbre de la puerta. Al abrir, vio a un hombre vestido con el uniforme de UPS, con un
paquete en la mano.
‘¿El señor Jacob Mustarde?’, preguntó el
hombre de UPS.
El señor Mustarde asintió, y el otro le
extendió el paquete y una tablilla electrónica para que estampara su firma.
Al marcharse el cartero, el señor Mustarde se quedó unos instantes junto a la
puerta, sosteniendo el paquete. Luego,
dejó el paquete sobre la mesa de la sala y
subió arriba a lavarse las manos.
Se quitó el anillo, lo colocó cuidadosamente sobre el lavabo y se frotó varias veces las manos con el jabón. Tras esto, dejó
que el agua bien caliente le quitara los restos de jabón durante cinco minutos.
Bajó las escaleras, bebió agua de una
botella recién abierta y se sentó frente a
la mesa de la sala, contemplando la foto
familiar colgada en la pared. Se ajustó los
anteojos con la punta del índice.
Entonces se decidió, finalmente, a tomar el paquete. Era un sobre de unas nueve pulgadas de largo por cinco de ancho,
casi plano. No tenía remitente. Apenas el
nombre y la dirección del señor Mustarde:
Sr. Jacob Mustarde
613 Columbia St., Brooklyn Heights,
Brooklyn
New York, New York
Nada más.
Solo un sello con la foto de un castillo
y la inscripción “Praha” en la parte inferior.
“Praha” era la ciudad de Praga, eso lo
sabía.
Lo que ignoraba completamente era
quién podía enviarle un paquete desde allí.
Su mujer y su hijo se hallaban de vacaciones en el Caribe, y el resto de su familia,
50 el oficio · 2016
ilustración: Lancelot Alonso
la poca que le quedaba, jamás había puesto un pie en Praga y, lo más probable, no lo
pondría nunca.
El señor Mustarde movió el paquete de
un lado a otro, sopesándolo. Lo agitó junto
a su oreja. Se lo acercó a la nariz y lo olió.
Era un paquete normal.
Es decir, no tenía ningún rasgo especial,
característico, que lo hiciera diferente de
tantos otros paquetes que se envían y se
reciben a diario, desde y hacia todas partes
del mundo.
En total, el señor Mustarde tardó quince minutos en decidirse a abrir el paquete.
Cuando, finalmente, buscó un abrecartas
y, con sumo cuidado, despegó la solapa,
una ola de aire frío le recorrió la nuca.
Con la punta de los dedos de la mano
izquierda tanteó el interior, y extrajo una
tarjeta postal con la imagen del mismo
castillo que reproducía el sello. Por el dorso, había una breve nota escrita a mano, en
tinta azul, con trazos ágiles y estilizados. La
nota decía:
Nada más.
Los trazos tenían algo de femenino y juvenil, aunque el tono era más bien maduro.
¿Quién era esta persona que firmaba con
sus iniciales y que con tanta familiaridad se
dirigía al señor Mustarde?¿Por qué se había
acordado de él al visitar el antiguo cementerio judío de Praga –lugar, por demás, en
el que el señor Mustarde jamás había estado, y del que tenía muy vagas referencias?
Otra vez introdujo los dedos en el sobre, esta vez un tanto más osado. Sacó un
envoltorio de nylon, del que a su vez extrajo una pieza redonda de tela azul.
El señor Mustarde reconoció en el trozo
de tela la prenda de vestir que tradicionalmente llevan los judíos pegada a la cabeza –nunca había tenido demasiado claro
cómo– y que, apelando a una memoria
borrosa, recordaba haberla oído nombrar
como “kipá” o “yarmulke”.
Azul. El color preferido del señor
Mustarde.
Aunque esto podía ser una mera
coincidencia.
El señor Mustarde volvió a mirar el retrato familiar. Su mujer y su hijo sonreían,
con una sonrisa cómplice.
Quizá se trataba de una broma.
O era una burda equivocación.
Alguien habría puesto mal las señas, o
se habría confundido de persona.
El señor Mustarde volvió a mirar el sobre. La dirección era correcta; es decir, era
la suya.
Buscó la guía telefónica. Aparte de él,
solo había otro Mustarde en la ciudad y,
curiosamente, también respondía al nombre de Jacob.
¡Ahí estaba la cosa! ¡La explicación!
El señor Mustarde respiró aliviado. Incluso sonrió. Evidentemente alguien había
trocado ambas direcciones, por lo cual él
había recibido un paquete destinado al
otro Jacob Mustarde.
Tan simple como eso.
Y había perdido veinte y cinco minutos
de su vida por una confusión.
Miró la hora y marcó el teléfono de la
clínica. Respondió la voz de su asistenta.
‘¿Sí?’
‘Beth, soy yo. Cancela todas las citas de
la mañana’.
Hacía tiempo había querido decir algo como eso, pero nunca lo hizo, por no
quedar mal con sus pacientes. Ahora, sin
embargo, se sentía aliviado. Dedicaría la
mañana a devolver el paquete al correo,
y quizá tendría tiempo de sobra para una
caminata.
Devolvió el trozo de tela a su envoltorio,
este al sobre, junto a la tarjeta, y guardó el
sobre en su maletín.
Volvió a lavarse las manos, durante cinco minutos, esta vez en el fregadero de la
cocina.
De pronto no había tenido ganas de subir las escaleras.
Al llegar al correo, pensó que lo más
probable sería que devolvieran el paquete
al remitente, en lugar de intentar enviarlo al
“otro” Jacob Mustarde, lo que en verdad era
una pena –el señor Mustarde estaba convencido de que el remitente del paquete
era una chica, que había confundido torpemente ambas direcciones.
Las señas del otro Mustarde lo ubicaban relativamente cerca, en Williamsburg.
No era nada llegarse hasta el lugar, de camino a la clínica.
El domicilio del otro Jacob Mustarde
estaba en la calle Broadway, cerca de la intersección con Bedford Avenue. Era un edificio viejo, el más viejo de los alrededores, y
lucía como si hubiera sobrevivido a varios
incendios.
El señor Mustarde atravesó el umbral y
se dirigió al ascensor, que, pese a sus expectativas, no era de esos abiertos, enrejados, sino hermético, lo cual le producía
cierta aprensión. Sacó un pañuelo del bolsillo y apretó el botón. El ascensor abrió
sus puertas. Siguiendo el mismo método, Mustarde pulsó el botón del piso correspondiente. La maquinaria se puso en
marcha con un rugido asmático. El señor
Mustarde se arrinconó en una esquina.
Los latidos de su corazón incrementaron
el ritmo y la glotis se le obstruyó por unos
instantes.
Pero, ¿qué estaba haciendo? Estaba
más que claro que todo esto era un error.
Se había aparecido sin avisar, sin saber si su
homónimo se encontraba en casa o estaba en disposición de recibirlo, y sin haber
concertado una cita previa. Lo reprochable
de su comportamiento lo atormentaba, un
tormento materializado en el ruido de las
correas que hacían subir el ascensor.
De repente, la máquina se detuvo. El
botón que indicaba el número se alumbró
y las puertas comenzaron a abrirse. El señor Mustarde volvió a sentir asfixia, pero se
hallaba totalmente incapacitado para mover el más mínimo músculo.
Las puertas terminaron de abrirse. En el
umbral, una chica joven fumaba y mascaba
chicle. Parecía haber estado esperando toda una eternidad.
La chica llevaba el pelo corto, pintado
de rojo, unos jeans rotos y una camiseta
trasparente que parecía hecha de polietileno, bajo la cual se podía ver claramente un
brassier negro talla C.
‘¿Arriba o abajo?’, preguntó –casi escupió– la chica, sin dejar de mascar su chicle.
El señor Mustarde abrió los ojos
exageradamente.
‘¿Arriba o abajo?’, repitió la chica, con
un gesto de exasperación.
Como el otro no contestaba, entró al
ascensor y pulsó el botón de la planta baja.
Se colocó justo frente a las puertas, de
espaldas al señor Mustarde.
El humo de su cigarrillo llenó todo el
espacio. El señor Mustarde tosió y reparó
en una pegatina con la señal que prohibía
fumar, en la pared lateral del ascensor.
‘No debería fumar en este sitio’, musitó el
señor Mustarde, señalando la pegatina.
La chica volteó la cabeza. Contempló
al señor Mustarde de arriba abajo e hizo
una mueca, mascando exageradamente
su chicle.
El señor Mustarde notó que la chica tenía las encías inflamadas.
Caminó calle abajo.
Necesitaba hacer circular otra vez la
sangre en las piernas. Entrar en calor.
El invierno había sido largo. La primavera, insuficiente. Ahora el verano se acercaba con un bochorno salvaje.
Había que derretirse, que perder los
moldes.
El señor Mustarde se pasó el pañuelo
por la frente y por la nuca. El sol pegaba
fuerte. Se quitó los anteojos, empañados,
y los frotó con el pañuelo.
Unas yardas delante, caminaba un grupo de hasidim, todos forrados de negro,
con sus sombreros y sus bucles. ¿No se
ahogarían de calor?
2016 · el oficio 51
El señor Mustarde retrocedió y casi hace caer una vidriera llena de fusiles de caza.
Salió pitando del lugar.
ilustración: Lancelot Alonso
Los hasidim entraron a una joyería. El
señor Mustarde casi los sigue.
Un poco más abajo, en la calle, se topó con un grupo de hampones, todos con
sombreros Fedora y trajes de sastre, todos
sonrientes, que iban en dirección contraria.
Mustarde volteó ligeramente la cabeza,
para mirarlos de reojo.
Los hampones también entraron a la
joyería.
El señor Mustarde buscó refugio en el
primer negocio que tenía a su izquierda.
De repente, se vio a sí mismo en una
armería.
‘¿Busca algo en especial?’, le preguntó
el hombre detrás del mostrador, poniendo
un revólver muy brillante sobre el vidrio.
52 el oficio · 2016
No era judío. Nunca lo había sido. Ni él
ni nadie de su familia, hasta donde sabía.
Entonces, ¿por qué alguien habría de regalarle una kipá del antiguo cementerio de
Praga? Y, si se trataba de un error, ¿por qué
le sucedía a él, precisamente?
Llegó a la clínica pasado el mediodía.
Tenía hambre. Con todo el trajín de la
mañana se había olvidado de almorzar.
La señora Weisz lo saludó desde su
puesto en la recepción.
‘Tiene una cita’, dijo. ‘La señorita Pamela
Scarlatti, que viene por una limpieza’.
‘¿Ya está aquí?’, preguntó el señor Mustarde mirando a todas partes del recibidor.
La señora Weisz se puso de pie y se le
acercó.
‘Me tomé el atrevimiento de hacerla pasar’, dijo sacudiéndole la bata. ‘¿Está usted
bien?’
Sintió el aliento de la señora Weisz en la
mejilla. Olía a enjuague bucal y crema antiarrugas. La señora Weisz era aún joven, pero se preocupaba –quizá demasiado– por
proteger su piel tan blanca.
El señor Mustarde se apartó. Ella bajó la
mirada y volvió a su puesto.
Al entrar a la consulta vio a una chica, de
espaldas a la puerta, que jugueteaba con el
instrumental. Una chica de pelo corto teñido de rojo y camiseta transparente, como
de polietileno. La misma del elevador.
Otra vez la glotis cerrada. La asfixia.
‘¿Pamela Scarlatti?’, preguntó el señor
Mustarde con un hilo de voz.
La chica dio un brinco y se dio la vuelta,
ocultando las manos a su espalda.
El señor Mustarde se acercó con pasos
lentos, pesados.
‘Siéntese, por favor’.
Pamela se acostó en el sillón. Su brassier negro talla C sobresalía como dos puntas de iceberg sombrío.
Mustarde se dirigió a la estantería y
extrajo un paquete con guantes de goma
y un nasobuco. Luego se lavó las manos.
El olor a jabón desinfectante impregnó la
habitación.
La chica intentaba acomodarse sobre
el sillón. Se agitaba como un pez recién
capturado. Mustarde pisó un pedal de la
máquina y el sillón se elevó unas pulgadas.
Encendió la lámpara. Pamela entornó
los ojos.
‘Abra la boca, por favor’.
Ella abrió la boca.
Allí estaban otra vez las encías inflamadas. La lengua, también inflamada, estaba
manchada de amarillo.
‘Baje la lengua’. Mustarde se acomodó
los anteojos.
‘Hum’.
Se volteó y comenzó a revisar el instrumental. Pamela inspiraba y exhalaba de
modo exagerado.
‘¿Anestesia?’
‘¡No!’, respondió ella con firmeza.
Mustarde encendió la turbina. La respiración de la chica se hizo más fuerte.
Cuando el ultrasonido rozó el esmalte,
Pamela comenzó a gemir.
‘¿Le duele?’
‘¡No! ¡No! ¡Siga, por favor!’
Los ojos le brillaban.
No eran gemidos de dolor.
El ultrasonido vibraba.
Pamela, con la boca abierta, con las encías inflamadas, gemía cada vez más alto.
El señor Mustarde sudaba, inclinado sobre
ella, sobre su boca abierta. Ella se dejaba
hacer, lo pedía, lo exigía.
El señor Mustarde nunca había visto
cosa igual. Algo se le empezó a endurecer
bajo el pantalón.
Ella parecía decir: “¡Más! ¡Más! ¡No pare,
por favor!”
Los ojos, el brillo, un sol acabado de nacer, la explosión de luz.
Al señor Mustarde el corazón le latía de
prisa. Bombeaba la sangre enloquecida.
El ultrasonido iba, una y otra vez, desbastando el esmalte, adentrándose en las
encías inflamadas, y a cada golpe correspondía un gemido ensordecedor.
Entonces la señora Weisz abrió la
puerta.
El señor Mustarde apagó la turbina y
volteó la cabeza. La señora Weisz no dijo
nada, apenas lanzó una mirada tímida a
Mustarde y a la chica sobre el sillón. Bajó la
cabeza y volvió a cerrar la puerta.
Mustarde se acomodó los anteojos con
la punta del índice. Volvió a mirar a Pamela.
‘Escupa’.
La chica escupió, y el chorro de sangre en el escupidero contaminó todas las
aguas de la ciudad.
2016 · el oficio 53
Martirio. Néstor Kim
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