Parafernalia Jorge Peré Yanier H. Palao Jamila Medina Abel
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Parafernalia Jorge Peré Yanier H. Palao Jamila Medina Abel
revista de literatura y arte Jorge Peré Yanier H. Palao Jamila Medina Abel Fernández-Larrea Parafernalia Capítulo Primero Premio Franz Kafka Novela de Gaveta 2016 No 02 2016 D. M. García Director General Richard Somonte Artista de la plástica (+53) 5 363 5101 (+53) 7 881 9227 [email protected] www.richardsomonte.com Por: El Director General Escribir un texto editorial es terrible. No soporto las adecuaciones en el lector que estos pueden causar. Entrar en una galería y leer las palabras del catálogo antes de ver las obras pudiera ser perjudicial para nuestro paladar ilustrativo. El prólogo que escribió Lezama para Rayuela (Edición Casa de las Américas) es casi más largo que la propia novela y -según los que lo han terminado de leer- es difícil relacionarlo de algún modo con la obra de Cortázar. Tanto así, creo peligrosas la verborrea y las acotaciones que pueden condicionar al lector a elegir si se adentra o no en el disfrute y la interpretación del arte y la literatura. Me encanta disfrutar de un concierto de saxofón con percusión menor y que luego me sorprendan con música electrónica. Por tanto, un ejercicio escritural para iniciar, luego, algo de parafernalia revolucionaria y en definitiva, un alarde de poder. ¿Qué otra cosa puede ser si no, un texto editorial? Por: D.M. García Tú que tanto pretendiste dar y al final diste nada. Tú que hablas como amigo, caminas como amigo, sonríes como amigo, pero solo eres un tú. Un tú de cualquiera que te convenga y los tú, no trabajan ni aprecian a los nosotros. Los tú solo se preocupan por su tilde. Por eso se relacionan con otros tú: los í de ironía, de cínica; los ó de hipócrita, de traición. Pero tú no temas. Sabes que estas destinado a durar lo mismo que yo. Y por ahora, tú estás a salvo, sin embargo, a menos que cambie, ella no. Por: El que lo sabe todo Así de difícil se presenta el panorama. Poco legible. Porque El Oficio es toda esta isla que se descongela. Esa vieja cincuentona que se quedó ciega en los setenta y perdió la cabeza durante el periodo especial. Esa agudísima que se hace la sorda y cuando se enfada grita, y cuando le conviene susurra al oído. Porque eso sí, nunca enmudeció la muy cabrona. No es como antes, cuando todo costaba trabajo. Ahora todo trabajo cuesta. Ahora todos tratan de evitar el antes. Y se puede hablar de casi todo y casi todo se sabe, pero no hay tiempo para hablar, no hay tiempo para enterarnos de nada. El pico de la montaña se descongela, y nadie sabe cuáles serán las consecuencias. ¿Se inundará el valle con el hielo derretido? ¿Se descubrirá una pirámide dorado en la cima? ¿Soportaremos vivir como el resto, o con los restos? Solo sabemos que un diluvio se avecina y nos abastecen de madera y suministros como nunca antes. Nos dejan claro que las reglas son a la inversa. La vieja cincuentona ciega, loca y a veces sorda parece haber cambiado sus intenciones. ¿O acaso ya no es la misma? ¿Vendrá una más joven? ¿Acaso es la tía ricachona que vuelve a vender sus –la de ellos, nuestras- pertenencias? N 02 o Aquí les va el tercer número de El Oficio. Donde ilustres colaboradores nos invitan a repensarnos y a, sobre todas las cosas, respetarnos, donde quiera que nos encontremos. revista de literatura y arte Jorge Peré Yanier H. Palao Jamila Medina Abel Fernández-Larrea Parafernalia Capítulo Primero Premio Franz Kafka Novela de Gaveta 2016 No 02 2016 Obra: Deshielo. Richard Somonte Portada: Abdel de la Campa Escaig 2 el oficio · 2016 Dirección General: D. M. García Dirección Ejecutiva: Karla G. Castro Producción General: Mónica Sera Luaces Producción Ejecutiva: Annia Quesada Milord Consejo Editorial: Karla G. Castro D. M. García Jorge Peré Mónica Sera Luaces Consejo de Redacción: Katherine Bisquet Yolaida Duharte López María Carla Gárciga Karla G. Castro Claudia Edith G. Posada Laura Lays Hernández Manuel Hernández D. M. García Armando Navarro Rojas Jorge Peré Jorge Sánchez Edición: Lisandra Castro López Laura Lays Hernández Mónica Sera Luaces Corrección: Lisandra Castro López Mónica Sera Luaces Fotografía: Yadira Calzadilla Juan Rey Hernández Relaciones Públicas: Rossana Bouza Fajardo Lesly Fonseca Gabriela Román González Ilustración: Lancelot Alonso Nestor Kim Richard Somonte Diseño: Abdel de la Campa Escaig arte 06 09 07 12 14 25 35 Jorge Peré Wake up: La piyamada de Kanye West 36 María Carla Gárciga Rubén Alpízar: Me gusta crear el contraste entre drama y comedia Training days: El arte cubano en la espiral del cambio Jorge Sánchez Empinando bajito: Jorge Baró Jorge Luis Rodríguez Aguilar 20 segundos de puesta de sol K. Bach Bisquet/Y. Händel Palao Fuga no. 1 en Ro may “Dissidentiae Museum” Karla G. Castro El hijo de Compay Segundo Armando Navarro Rojas Contrapunteo entre el Yo y el Superyo. A propósito de Thereis no Fourth Wall l i t e r a tu ra 18 26 Yolaida Duharte López Claustrofobias 28 D. M. García Hombres sin leer, o el Taller del Centro Jorge Peré Cuba después de 1959: La historia como ficción intelectual teatro 16 Claudia Edith G. Posada Mal pensados, si esto es puro neoclasicismo cine 31 32 Manuel Hernández La osadía de lo indómito Jorge Sánchez Juego de Tronos: ¿Qué nos dijo el capítulo 10? Los géneros considerados son: literatura, artes escénicas, artes visuales, cine, ensayos de corte social. También se incluyen obras plásticas en formato digital. El contenido de los textos publicados es responsabilidad de sus autores. Las opiniones de los editores de la revista solo serán discutidas con el autor en caso de publicación. poesía 40 Yanier H. Palao · Concierto de saxofón, percusión menor y música electrónica · La sobreabundancia de nutrientes atrofia el nacimiento · Rodapiés 42 Eilyn Lombard Cabrera · Pústulas · Carcinoma in situ (nic 3) ·* 44 Jamila Medina Ríos · Mutaciones II: La pedrada · Nana IV · Cañerías abiertas con luz intencional narrativ a 50 Abel Fernández-Larrea Parafernalia * Sin título Martirio. Néstor Kim [email protected] ¿Qué pasaría de coincidir en una misma cama –inmensa y tumultuosa–, tal y como Dios las trajo al mundo, varias celebridades norteamericanas? O mejor: Si usted tuviera la posibilidad de confinar en un dormitorio a doce famosos de EE.UU –manteniendo un equilibrio entre hombres y mujeres–, privados de usar ropa, para realizar una filmación, ¿a quiénes escogería? ¿Cuál sería el guión a seguir? Esto parece espetarnos a la cara Famous (Mark Romanek, 2016), el nuevo video viral del rapero, productor y empresario norteamericano Kanye West. En lo que el lector decide a quién desvestir, le propongo consultar, como incentivo, este casting incendiario de Kanye: Bill Cosby, Caitlyn (Bruce) Jenner, Amber Rose, Ray J, Kim Kardashian, Taylor Swift, Chris Brown, Rihanna, Donald Trump, Anna Wintour y George W. Bush. Todas estas celebrities se dan cita en lo que parece una piyamada de adultos, cuya aspiración es ponerle fin a la intimidad del establishment americano. No hay tabúes capaces de eclipsar esta autopsia. Lleno de estupefacción –no he podido superar la imagen, casi surrealista, del mejor trasero 6 el oficio · 2016 reemplazados por estatuas de cera convincentemente dispuesta alrededor de la pareja West-Kardashian. La descarga petrificante que supone este video, encuentra su cobertura en las redes, en los principales sitios de trasiego y consumo audiovisual. Es ahí donde Kanye piensa dar la pelea, seduciendo a los adalides del chisme gordo. Pero aceptemos que esta desfachatez, es otra manera de refrendar un status de verdadera democracia. Cuando el sistema no impone la censura como vía crucis, se puede escandalizar a la manera de Eminem, Rihanna, Michel Houellebecq, Mike Tyson o el propio Kanye West. Se puede, por otro lado, organizar anualmente Festivales de la Marihuana. Se puede disfrutar de balnearios, que estimulan el sexo desprejuiciado. También se puede infartar teniendo sexo con tres prostitutas tailandesas. Se puede blasfemar sobre política, mientras se ganan diez grandes en un casino de Las Vegas. Se puede hacer zapping por los canales del Pay Per View, cuya programación atiende por igual la expectativa de un erudito y de un sicópata. Se puede ser transexual a los sesenta años, y figurar como estrella en un reality. Se puede ser campeón de boxeo profesional, ganar un cheque con seis ceros por subir al ring y acabar cumpliendo condena en una penitenciaría de alto rigor. Y ya que estamos aquí, se puede ser ex convicto y entrar en los estudios de Hollywood. En fin, que se pueden muchas cosas. No obstante, hay una pregunta que acecha hasta imponerse: ¿Qué pasaría si Gente de Zona o Descemer Bueno se animaran a filmar algo parecido del lado de acá? o me gusta Telesur. Lo siento mucho. Para casi todos es símbolo de una ventana, pero no me gusta porque es el anverso de lo que realmente no me gusta: FOX, CNN y TELEVISA. Para un espíritu crítico, que se preocupa por la ética y desprecia el uso de la información como un partido de póker, los grandes conglomerados noticiosos resultan la extensión de un buitre come-cerebros al que llaman de diferentes maneras: ideología, capitalismo, ilustración… Las diferentes apreciaciones no cambian el hecho fundamental: vivimos atravesados por los medios, y actuamos según patrones que estos preconfiguran para sus intereses. Por eso Jorge Baró, jovencísimo graduado de la Academia de San Alejandro, me sorprende tanto con su Cosmovisión. La obra, aún por darse a conocer, impresiona por sus dimensiones (2x1.60cm) y por el minucioso trabajo que supuso. Recortando periódicos noticiosos y dándoles formas de triángulos, Baró crea un enorme origami en mosaico. La imagen general revela unas aves de rapiña destripando una carroña. La ironía y el humor ácido de este trabajo, recuerdan los mejores tiempos del arte-protesta norteamericano de los 60 y 70, así como los trabajos de Barbara Kruger. Es la combinación del objeto de la crítica, con la expresión de la propia crítica. Baró invierte la percepción de la realidad: muestra en una imagen el universo comunicacional de la información, como instrumento de poder, en su conjunto, una posibilidad casi exclusiva para el arte. Mientras, si hacemos zoom y fijamos la atención en los detalles, percibimos lo cotidiano: la anarquía mediática. La multitud de pequeñas noticias anodinas y las publicidades que colman nuestra realidad, ofrecen la sensación de una actualización constante. Pero lo cierto es que solo sirven para enturbiarnos la vista, para hacernos olvidar que, detrás de este aparente caos natural, hay un sistema, un orden, y un objetivo. Felicidades a este sagaz y joven artista que se estrena en la arena del arte, y que también deberá luchar contra los buitres. ¡Ojalá veamos pronto esta pieza en alguna galería! La multitud de pequeñas noticias anodinas y las publicidades que colman nuestra realidad, ofrecen la sensación de una actualización constante. fotos: cortesía del artista Jorge Peré sintético al que pueda aspirar una mujer; lo lleva Kim Kardashian– disfruté de esta propuesta trending hecha para adictos al porno blando. Ahora, desde el sosiego, me pregunto: ¿Qué sentido persigue semejante impudicia? ¿Se trata, simplemente, de otra provocación muy al estilo del kamikaze Kanye West? ¿Acaso es la coartada de rescate comercial para un artista acosado por deudas que ascienden a los 58 millones de dólares? ¿Es un ajuste de cuentas con el mainstream y sus rituales profilácticos? ¿Alguna especie de conspiración libertina deliberada por la pareja West-Kardashian? Mientras veía Famous pensaba con algo de morbo, en cómo asumiría su presencia la comunidad norteamericana. Desde luego, que en una sociedad esquizoide, devota del reality show y el culebrón mediático, no pasará por alto semejante acto de genocidio. Kanye sabe esto, y un poco más. El rapero, cada cierto tiempo reinventa las reglas del juego, siempre desde la impunidad; lo mismo al descalificar a Taylor Swift en los MTV Music Awards (2009), que al posar en sayuela mientras esgrime orgullosamente su condición de afroamericano en la parte sur de Chicago. Es un hecho: Famous no aparecerá en MTV Channel, o cualquier otro canal de promoción extranjero. Este es un video profano, divertidamente sedicioso. No hay ingenuidad o despropósito alguno en su maquinación, sorprendente en más de una cosa. Primero: La negación de una visualidad depurada, al simular la apariencia descuidada de un video casero. Segundo: La construcción ficticia de los protagonistas, Jorge Sánchez Wake up: La piyamada de Kanye West Jorge Baró foto: tomada de Internet empinando bajit o 2016 · el oficio 7 Training days: El arte cubano en la espiral del cambio Jorge Peré Sin embargo, todo parece hoy tan distinto… ¿He cambiado yo o ha cambiado la ciudad? Memorias del subdesarrollo (1968) Pop Pop Pensar el arte cubano contemporáneo, a la luz de los cambios que se suscitan al interior de nuestro espacio cultural, supone, en principio, una disección de las políticas oficiales, los síntomas socio-ideológicos y los derroteros estéticos que han marcado la producción visual de estos últimos treinta años en la isla. O sea, convida a rescatar lo mejor de un inmueble en proceso de demolición. Ciertos síntomas denotan la aparición de otra inercia –acaso más optimizada– en el panorama emergente insular. Esto nos obliga a la reflexión y el despliegue de ideas, capaces de erosionar el estatismo de un gremio, cuya escasa motivación, muchas veces, no trasciende los entuertos de una oficialidad rancia y empalagosa como el vino Fortín. Si se mira bien, el espacio artístico en Cuba (está mejor decir en La Habana), últimamente, parece inoculado por una atmósfera kafkiana. En la capital comienzan a fundarse nuevos espacios, muchas veces a espaldas de las capillas institucionales. Cada vez más proliferan los estudios de artistas –gesto trending que denuncia poder, o al menos búsqueda de autonomía por parte de los artistas. Los actores –críticos, curadores y artistas– hacen vida social en bares y restaurantes de refinado glamour, lejos de las áreas aledañas al bunker de la UNEAC. Se habla de viajes, becas extranjeras, patrocinios y coleccionistas privados, entre los productores más jóvenes. Ya nadie se desgasta por congraciarse en el CNAP. Se abren blogs digitales y fanzines. En fin, que se arma toda una farándula, apegada a nuevos rituales de legitimación (Las pruebas: Elvia Rosa “La Pitonisa” Castro se ha ido replegando poco a poco en Facebook –ahora mismo, su plataforma ideal–, al punto de negarle la primicia de sus textos a cuanta revista oficial sobre artes visuales circula en Cuba. Rachel Valdés perpetuó su celeridad mediática con el video del single “Traidora”, junto a Marc Anthony y Gente de Zona. También devino fenómeno la aparición del grupo Stainless, arropado en una imagen vintage, en las páginas de la revista digital Garbos. De modo que hay tela por donde cortar). Por ello, he probado a lanzar las siguientes preguntas como globos al aire, con el deseo de polemizar y tomarle la temperatura a los tiempos que corren. 1 ¿Está en crisis la oficialidad y sus mecanismos de control frente a la nueva apertura del campo artístico cubano? ¿En qué sentido(s) continúa afectando el espontáneo desarrollo de las dinámicas artísticas la jerarquía institucional? 2 ¿Considera una estrategia funcional los Salones de Arte Cubano Contemporáneo (SACC)? ¿Qué cambiaría en los mismos? 3 ¿Por dónde estima que pasan los meridianos del arte emergente en Cuba? 4 Conociendo el riesgo que implican las reducciones, le pedimos definir la producción simbólica actual, en cuanto al discurso que entroniza. En este sentido, ¿existe una continuidad o una virtual superación del letargo insular y su imaginario altamente politizado? ALONSO · LABARCA · PENICHET 2016 · el oficio 9 Daniel G. Alfonso. Crítico de arte 1 En los tiempos que corren, los espacios oficiales -dígase galerías institucionales- deben replantearse su razón de ser, pues ahora con el surgimiento de los nuevos espacios llamados “alternativos” o de “bajo perfil” se está generando (aunque no sea muy visible) la competencia. Las nuevas galerías dan cuatro pasos en favor del arte contemporáneo mientras los oficiales se quedan rezagados por todo el filtro que debe pasar un proyecto antes de ser exhibido. La institución sigue patrones demodés que ponen en peligro las propuestas de artistas emergentes quiénes casi no tienen un espacio para mostrar sus producciones; los tiempos han cambiado y todavía las galerías prefieren enseñar las telas de los grandes maestros del arte cubano y los de la generación 00. 2 Los SACC, desde su creación, han facilitado una comunión entre el espectador y las propuestas que se presentan; son actualizaciones de nuevos contenidos y ejercicios curatoriales, en los que prima la variedad de tendencias artísticas. Es un espacio, a su vez, para fomentar y generar el comentario, la crítica y mover inquietudes en el panorama del arte actual. Pienso que en el SACC los curadores proponen un tema al que todos los proyectos deben regirse, sin embargo, a veces el resultado final no es el esperado. Es en este punto donde creo se debe hacer más hincapié y rechazar las propuestas que no cumplan todos los requisitos. Sé que debe ser difícil complacer y satisfacer todos los gustos estéticos, pero es necesario una buena selección para poder contar con un excelente diagnóstico sobre lo que sucede en el ámbito de la plástica. 3-4 En su momento, escribí que la producción emergente cubana se encuentra bajo el signo astral -como ha sucedido en el pasado- de un pluralismo estético donde tiene cabida pintura, objeto, dibujo, instalación, etcétera. Modos de expresión que le facilitan exteriorizar su nueva sensibilidad; asimismo, son capaces de mostrar que su paradigma estético-conceptual ha cambiado, sus miradas se encuentran dirigidas hacia los artistas internacionales más comerciales e icónicos de la historia del arte. Asumen y manipulan obras de Damien Hirst, Olafur Eliasson, Ai WeiWei, Yayoi Kusama, Takashi Murakami, entre otros. Son hijos, además, de la “era digital”, por lo que en sus códigos de representación aparecen nuevos materiales, convirtiéndose la técnica y la tecnología en un factor primordial; también, se interesan más y cuidan el resultado final de sus trabajos, trasladando hacia un primer plano el valor estético de la obra de arte. El camino escogido por esta nueva hornada está trazado por una nueva realidad. Su contexto y las circunstancias son otras, es un capítulo escrito por ellos mismos. Tratan de establecer diferencias entre sus antecesores, sin embargo, y lo saben, el pasado nunca les dejará de influir. Así, nos encontramos frente a piezas en la que los signos visuales están compuestos a partir de la metáfora, el simulacro, el cinismo, el travestismo y la parodia. 10 el oficio · 2016 Lancelot Alonso. Artista plástico 1 Hace alrededor de cuatro años, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas convocó a los artistas emergentes para informar, desde aquel entonces, sobre las aperturas que están sucediendo en el presente. Han abierto nuevas galerías e inyectaron recursos para promover el arte nuevo, sobre todo con la creación de Post-it. Con estas estrategias aglutinaron a los jóvenes de mayor recorrido, creando una plataforma de promoción, difusión y comercialización, herramientas claves para la carrera de cualquier artista. No creo que las instituciones oficiales estén en crisis, ellos sabían de los cambios y aperturas en el horizonte y se prepararon de antemano. Lo que sí creo es que afectan la creación artística, lo que aún está por ver si para bien o para mal. Estamos haciendo un arte consciente de las demandas comerciales foráneas, resultando en obras más pulidas, tanto conceptual como formalmente. En mi caso me afectan de modo directo las exigencias comerciales de un mercado internacional donde la pintura no es bien entendida sobre todo en grandes formatos. La visión romántica de no pretender manchar la obra con demandas comerciales es un absurdo en el artista contemporáneo, pero déjenme aquí, entre los absurdos. 2 Creo que sí son funcionales en cuanto a la intención, aunque la falta de recursos, difusión y promoción limitan un poco la calidad de los artistas que reúnen. Los salones no son medidores de la calidad del arte contemporáneo cubano. A mí me encanta participar en estos eventos; el sentido de competencia me estimula la creación. Post-it por ejemplo, un Salón organizado por el Consejo, que en las primeras ediciones logró agrupar una importante élite de jóvenes artistas, nos sirvió a muchos de trampolín para mejores proyectos. Otro salón que me encantaría que rescataran es el de arte erótico, un evento injustamente de la periferia. 3 Es difícil definir un recorrido habitual, un sendero constante que te asegure el éxito, estamos en una época de FREE FOR ALL. Luchamos como podemos y con las armas que tenemos; cerramos los ojos, nos encerramos en el estudio y tratamos de hacer el mejor arte que nos sea posible. Me parece que esa es la tendencia en el método creativo del joven artista cubano. Julio Llópiz-Casal Artista plástico y crítico de arte 1 Si por “mecanismos de control” se entiende la casi exclusividad que gozó la institución estatal por muchos años, en lo que respecta a ser el espacio de visualización del arte y el movimiento de ideas en torno al arte mismo, podemos decir que, efectivamente, la “oficialidad” se encuentra en crisis. Eso que llamas “apertura del campo artístico” no ha sido más que una respuesta natural al deseo, por parte de los involucrados en el mundo del arte, que las cosas salgan bien o al menos lo mejor posible, sin que la toma de decisión dependa de una larga secuencia de “consultas” o que la disposición de un simple taladro o galón de pintura blanca se eleven a la categoría de problema. No es un secreto para nadie que la mayoría de las veces a la institución le resulta imposible ayudar en términos elementales con los materiales, y cuando no es así, toda gestión se torna un morrocoyo burocrático desalentador para los artistas y demás gestores implicados en el trabajo creativo. Las jerarquías no son un problema por sí mismas, todo depende de cómo funcionen. O sea, cuando la “pertinencia” de una obra en un exposición depende del visto bueno de alguien, que para tomar dicha decisión debe aguardar por otro visto bueno, o cuando no puedes comenzar a montar porque el responsable del montaje no ha llegado, o cuando la sala está cerrada porque la veladora está almorzando, supongo que la jerarquía es un problema… Otra cosa que está muy clara es para quién sí todo esto no es un problema, para el arte: el arte siempre tratará de estar donde pueda suceder como experiencia, no como trauma o letanía. Y si tiene que buscar vías alternativas lo hace, también de manera natural. 2 Vuelvo a lo mismo. Un Salón es un certamen, un evento colectivo y, si se quiere, una Bienal local a pequeña escala… o una Feria local de pequeña envergadura. Depende de quienes lleven a cabo dicho Salón. Lo que no se debe perder de vista es que el SACC es un ejercicio de subjetividad: un paneo de lo más sobresaliente de la producción visual del patio, una oportunidad para que los artistas puedan darle alas a su imaginación sin la excesiva presión de los compromisos financieros. Hasta aquí, por supuesto que los Salones son una “estrategia funcional”, el resto sería cuidarse de vicios curatoriales y de control, hacer todo lo posible para que el evento se base en el desprejuicio y el diálogo, lo que depende única y exclusivamente del Centro de Desarrollo de Artes Visuales. ¿Cambios? Todos los que hacen aquellos que creen en la necesaria renovación… Si el Salón se cree el ombligo del arte cubano lo mejor sería que no descuidaran el agua y el jabón. 3 En lo personal y con todo respeto, eso de “los meridianos” me parece un disparate, más en el arte cubano, afectado de manera tan especial por lo extra artístico. De cualquier modo lo importante, si se pretende responder a una pregunta como esta, es no perder de vista el provincianismo del contexto, la pobreza material y la crisis espiritual que azotan a la isla desde hace tanto. Hasta en Cuba, tan caótica y alejada de las dinámicas del mundo real, es imprescindible que el proyecto de ser un artista sea “rentable”, aunque algunos desde fuera y desde dentro piensen que aquí artista es cualquiera. Por mucho fresco que estén echándose de la cintura para abajo algunos, todos necesitan comer, vestirse, tener una vida más menos soportable, y para eso a todo el mundo le hace falta tener determinada solvencia, en medio de este contexto limitado: sin coleccionismo local, sin galerías, sin suficientes programas de residencia y apoyo en general… el carro, la casa, el culo y la cuna del bebé son otros veinte pesos que tampoco se debieran perder de vista… Lo de “los meridianos” me parece que tiende a ser demasiado impreciso, porque para ser un artista auto sustentado en la Cuba de hoy (meridiano insoslayable en teoría) entonces, ¿hay que hacer pintura?, ¿hay que imprimir en el súper plotter a más de 2x1 y montar con metacrilato por delante?, ¿hay que hacer sofisticadas súper producciones escultóricas e instalativas?, ¿hay que ser un león aplicando a las becas?, ¿hay que ser un cabrón posicionando el conceptualismo post-conceptual aunque tienda a insultar a muchos?, ¿hay que tener fe en que el arte es un acto de fe por encima de todo? Como ves, el paisaje es variopinto; cuáles son los grupos mayoritarios y minoritarios bien poco nos dice en este sentido. El resto es ART NOW, Vitamin P, D, 3D o PH, y eso es un problema personal de los artistas… Por desgracia a veces tengo la pesadilla que el meridiano del arte cubano emergente es el desespero por metérsele por los ojos a quien puede impulsar tu carrera de la manera que sea: cuadrándote alguna cosa, presentándote a un coleccionista o invitándote a una cena. A todos los artistas cubanos emergentes nos hace falta eso, pero más falta que eso haría el no amilanarse cuando esas cosas no te sucedan… porque si algún día la suerte toca a la puerta lo que si no puede pasar es que hayamos dejado de ser artistas. Marcel Márquez. Artista plástico 1 PARA NADA, LA OFICIALIDAD NO ESTÁ EN CRISIS. Ella reparte y siempre parte para ella la mayor parte. Esta apertura no existe, es una idea. El día que la oficialidad decida que hay que quitar algunos espacios, ya no existirán, y siempre se pueden inventar leyes y fórmulas que los frenen… Recordemos los famosos cines 3D. La “jerarquía” es la que dicta sentencia sobre qué es bueno o no, y hay que esperar un tiempo más para ver qué es lo que trasciende en la historia del arte cubano. 2 Los salones dan vida a la dinámica cultural y estimulan a los artistas más jóvenes. No obstante, me gustaría que existiera una convocatoria para presentar proyectos, y al menos un premio que ayude al desarrollo de obras y/o artistas. 3 ¿Qué es arte emergente? ¡¿Aún a estas alturas?! Los abuelos del arte cubano se asumen y se muestran al mundo como emergentes. ¿Qué dejar entonces para el resto? Cuando pones “arte emergente” en San Google refiere artistas relativamente reconocidos con más de 40 años. Entonces, ¿qué es ser emergente en Cuba? ¿Qué significa exactamente? Emergentes son aquellos artistas que se visibilizan a través de las instituciones de poder, o por otros artistas instalados en el mainstream internacional. No sé si es arte cubano emergente, flotante o palanqueado (sic) Los meridianos están entre los artistas cubanos internacionales que empujan a sus consortes, entre la gente que dirige las instituciones y te tiran el cabo después de unos regalitos. 4 DISCURSOS, nos encanta el parloteo, jajaja. Nostalgia, hechicería, fashion, revolución cubana, fetichismo, vacío, materiales raros, plástico,… el imaginario de Cuba, altamente politizado, es lo que se mueve, lo que se vende, lo que llegan buscando muchos curadores extranjeros, y zafarse de ese marco es quedar a la sombra o ser categorizado como un artista “no serio”. 2016 · el oficio 11 de puesta de sol Jorge Luis Rodríguez Aguilar C uando en los años cincuenta, la neofiguración rompió el velo que el arte abstracto había impuesto, supuso un cambio en la concepción del paradigma para la segunda mitad del siglo xx. Se dejó sentir de nuevo la búsqueda de una iconicidad representativa de la realidad o de una disección de la sociedad y del retrato que de ella se hacía. Esta nueva figuración ponderó el retorno al objeto y a la representación de su realidad cotidiana, pero desde la denuncia social. Fue, al mismo tiempo, un despertar y un regreso a una iconografía muy arraigada dentro del arte, que había tenido sus primeras luces en la pintura de algunos maestros flamencos y españoles. La explosión del color y la tenacidad de las representaciones en Willem de Kooning y Franz Kline, el atrevimiento grotesco de la figuración en Francis Bacon y lo connotativo-simbólico en Pablo Serrano, son elementos que establecen un recorrido por las creaciones neofigurativas y que continúan influyendo en la pintura contemporánea internacional. Tras un título tan sugerente como 20 segundos de puesta de sol, descansa una de las obras más impactantes de la más reciente producción del joven artista Serlián Barreto Novo. Él, influenciado por estos antecedentes, hace suya la pincelada expresiva, a veces desordenada —como la del grupo Cobra—, para reconstruir animales, objetos y formas orgánicas, en ocasiones deformadas y hasta monstruosas. Esta clara tendencia expresionista, muy deudora de la impronta baconiana, suele tener para el artista un tono de denuncia social; intenta retratar la soledad, la violencia, el horror y la angustia contemporáneas. Serlián Barreto Novo 20 segundos Con obras que por lo general sobrepasan los dos metros, Serlián dibuja un gran retablo de la vida matizado por una suerte de surrealismo tropical en el que influye, notablemente, la obra de Edward Hopper, Robert Rauschemberg, Michel Pérez “el Pollo” o Alejandro Campins. Es también evidente su cercanía con la ilustración y la historiografía americana, elementos que contrapone con el color estridente del Pop. Su limpieza, casi aséptica, termina por acercar su obra a un proceso muy similar, visualmente, al de las artes gráficas, la serigrafía y el cartel. A pesar de todo el colorido, cada una de sus pinturas intenta dejar bien delimitados los planos de actuación. Si bien hay una preocupación por el detalle y la texturización de las figuras, los fondos por lo general, se enuncian como grandes paisajes vacíos que se pierden en la lejanía. A veces son planos y en ocasiones los trabaja con soltura y espontaneidad, desproporcionados, agresivos, útiles para reconstruir las historias que le interesa narrar. Cada pieza muestra una excelente facturación técnica y un acertado efecto pictórico. La experimentación se nota más allá de los trazos y las intervenciones del pincel, de las espátulas o las plumas de tinta con las que marca detalles y repasa contornos. 20 segundos… es un gran taller en el que se juntan las fabulaciones más locas e irracionales con la buena factura y el entendimiento de la pintura. Obras de gran formato, colores impactantes y bien situados, humor, pasión y picaresca: todo esto y más se reúne en 20 segundos de puesta de sol, que estará expuesta en el espacio K-51 durante todo el mes de agosto. Una magnífica oportunidad para ver el verano con otros ojos. Los dos hermanos (detalle) Serlián Barreto Novo Calle K entre Calzada y 5 ta Edificio 51 · Vedado · La Habana PRÓXIMAMENTE [+53] 7836 3984 [email protected] [+53 7] 836 3984 [email protected] 12 el oficio · 2016 que significa moskovich/blanco/cristales negros/merodeando). Estaba también en las canciones “Hasta que se seque el malecón” de Jacob Forever y “Estamos pa’ to” de Yomil y el Dany, por citar las más pegadas; en la participación de los vecinos como espectadores; en cantar el Himno Nacional; y por supuesto, y no menos importante, en el ron con cola. La disidencia, una vez más, estaba en Romay entre Monte y Zequeira; en lo clandestino; estaba en el hambre y los deseos de tomar alcohol; estaba en la libertad de expresión y el desenfado al hacerlo; estaba en la humildad y en la valentía; estaba en el sexo y en la noche; estaba, sin duda alguna, en una azotea. El artista crea este proyecto con su novia Yanelys Núñez. Ella le da un poco más de sentido a su discurso atropellado. El Fuga no. 1 en Ro may Dissidentiae Museum K. Bach Bisquet Y. Händel Palao fotos: cortesía del artista 14 el oficio · 2016 1er Sujeto El pedazo de cartulina que nos dieron al inicio, con los rostros de Hatuey, Martí, Fidel y Oswaldo Payá, decía en el reverso: “disidir” (Del lat. dissidēre) que significa “separarse de la común doctrina, creencia o conducta”1 y “disidencia” (Del lat. dissidentĭa) “f. Acción y efecto de disidir” o “f. Grave desacuerdo de opiniones”. En realidad, la disidencia en ese momento estaba en hacer la expo en la noche del 25 de julio, esperando el 26, en la calle Romay, del Cerro; hacer la caldosa y apoyar el datashow en una lata de pasta de tomate Ceballos; un discurso totalmente caótico, aunque no menos acertado, del artista. Estaba en la interrupción continua de la presentación del proyecto por vehículos que transitaban “casualmente” por la zona; un carretón de viandas, un moskovich blanco con ventanillas calovares (ya sabemos lo artista se expresa de esa “cierta manera” {cubana [habanera (cerrence)]} y habla alto del tema. Es joven y despreocupado. Él no anda con fundamentaciones, solo sabe que resuelve muchas cosas ahora y eso es lo importante. El artista sabe que su obra es imperfecta y la deja a disposición de los otros para continuarla. Ahora yo me pregunto, si se trata de una idea oportuna en un momento oportuno; si estamos ante la muerte de la rebeldía, o ante los restos museables de toda una historia de resistencia que ya figura como tradición y no como actual pensamiento. Contrasujeto Es vulgar, torpe, se dice naif. Cuando ríe muestra el diente delantero partido. Se entretiene pasando la lengua por el filo del frontal. Está recostado a la pared desconchada, sentado en una cama de hierro sin pintar, en boxer. Hay calor, aquí siempre hay calor, es la situación. Estudió Cultura Física, entrenó su cuerpo, se ve bien, aunque pudiera tener más músculos. Habla con emoción de arte conceptual, de artistas, está informado aunque no lo parece. Al llegar me recibió en la esquina de su casa con una tabla con clavos oxidados. Ríe, siempre ríe. Habla seguro y con tanta libertad que sus palabras lo menos que hacen es convencer: sus palabras son una prueba, ya vienen de regreso, ya lograron algún estatus, están posicionadas. Lo primero fue una Estatua de la Libertad, la pieza Un regalo de Cuba a los Estados Unidos, hecha de tablas recogidas en los derrumbes por las insistentes penetraciones del mar, filtraciones, inyecciones. Es un hombre que se mueve bien, como si estuviese oyendo constantemente aquel tema que dice “dale cintura mami, dale cintura”. Luisma Otero parece que es la consolidación del arte repa, somos también un país repa. Apareado al consumo de esa música se forman nuevos artistas, se genera una producción intelectual. 1er Sujeto Googleo: museo de la disidencia en Cuba_ Enter Personalidades, hechos, organizaciones e historia, son las salas virtuales de exposi- ción de esta página web. Acceso/No Acceso a Internet, tema agotado ya; ahora, el resultado: “Acceso” a medias a dos o tres cuc el cupón, en dependencia del revendedor de turno. Conversar con los de allá en un parque a la intemperie, sentados en cualquier parte, unos sobre otros, en los radios escuálidos de la wifi. Pero Luisma tapiza el contén de la acera, construye una casa de cartón para la intimidad (“Casita Wifi” de la serie Proyectos personales-Proyectos colectivos unidos por Wifi); nos dice, con un baile exhibicionista en los portales del cine Yara, que tales resultados no son exactamente los que se abogaban. Contrasujeto ¿Qué es todo esto, una excentricidad de un joven?, ¿otro escándalo protagonizado por Luisma? Un striptease en la esquina de L y 23, acompañado por la música de los mariachis. Le vi ampollas en sus pies por usar altos tacones durante una semana, vestido de bailarina de Tropicana, en la XII Bienal de La Habana, con el performance “Welcome Yumas”. ¿Es una web, un museo? ¿Tendríamos en algún momento un inmueble con un cartel lumínico anunciando “Museo de La Disidencia”, al igual que existe hoy El museo de los CDR, El museo de La Revolución o El museo de la Batalla de Ideas? Es un listado de figuras, espacios, que hoy se revindican, títulos que se reeditan; otra rectificación de la rectificación de los errores; le dicen “el descongelamiento”; solo que a veces, cuando es oportuno, alguien es el que puede activar el grupo electrógeno. Lo elástico que puede ser el término; lo tóxico que puede ser trabajar con una materia como esta, La Historia, hacerla; es también participar de ella, es también ser excéntrico: que no es más que tener otro (distinto) centro. 1er Sujeto y Contrasujeto (coda) Luisma se vuelve más político, no hay fronteras en su trabajo. Al trabajar con el material museográfico nos dice que la disidencia en Cuba muere o todo lo contrario, aún vive y solo este museo es el inicio. Por tanto, oportuno, sí; en un momento oportuno, también. ¡Despertad, hay que ir de visita al museo! 2016 · el oficio 15 Mal pensados, si esto es puro neoclasicismo En nuestro Estado no podemos admitir otras obras de poesía que los himnos a los dioses y los elogios de los hombres grandes; porque tan pronto como des cabida a la musa voluptuosa, sea épica, sea lírica, el placer y el dolor reinarán en el Estado en lugar de las leyes, en lugar de esta razón. Platón Claudia Edith G. Posada S Fotos: tomadas de internet erá un escándalo histórico. Fue lo primero que pensé cuando llegó a mis oídos el asunto relacionado con Juan Carlos Cremata y el cierre definitivo de su contrato como director teatral en Cuba, así como la disolución de su grupo de teatro El Ingenio. No obstante, el “caso Cremata” –como se le conoce–, si bien no pasó desapercibido, realmente tuvo lugar sin muchas penas ni glorias. Todo sucedió con la puesta en escena por parte del director y su respectivo Ingenio de la obra El rey se muere, de Eugene Ionesco, en el teatro Bertolt Brecht. Después de solo dos presentaciones fue suspendida por parte del Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE– y el Centro de Teatro de La Habana. En su esencia, trata El rey… de la decadencia del poder, por parte del gobernador Berenguer –Berenjena en la puesta de Cremata–, quien ha regido por más de 350 años y que, después de ser informado por su médico que morirá pronto, se niega a ello, mientras que a sus espaldas, esposas y súbditos festejan el fin de sus días. Pese a que el director y algunos de los actores discutieron la “pretendida identificación” con alguna personalidad en concreto, no sé a ustedes pero para mí… todo quedó tan claro como la más cristalina de las aguas. Pocos meses después vio la luz la resolución del CNAE en que se hacía oficial la 16 el oficio · 2016 expulsión de Cremata de las honrosas filas escénicas del país. Pero la historia no comienza ahí. Ya con anterioridad, en puestas en escena como El frigidaire –Le frigo–, de Copi y La Hijastra, de Rogelio Orizondo, este director y su conjunto teatral habían causado revuelo en las instancias superiores, lo que les trajo como consecuencia la censura de tales obras. Y como ya sabemos que la tercera es la que vence, dados los hechos casi que me atrevería a conjeturar que era este el gran anhelo de Cremata: la destitución definitiva. Tanto tiempo conociendo esas entrañas… y a pesar de ello, cuando escuchó aquellos varios toques de campana ¿nunca los asoció con la misa? No creo. Quizás fue esa una de las razones por las que el hecho tuvo tan poca relevancia –a pesar de los esfuerzos por parte del ofendido en llevarlo a todos los medios de prensa que encontró–, pues no es nada que sus compatriotas no hubiesen visto venir. No hablaré de las cualidades y calidades de las puestas en escena del director en cuestión. Si bien el recuerdo que nos ha dejado sobre las tablas ha sido hasta el momento de obras artísticas francamente desechables, eso no justifica la drástica medida tomada para con él y su compañía teatral. Nadie debería tener derecho a prohibir que haya de todo en la viña del Señor. Esto sin duda nos lleva a una triste reflexión: por ese camino va la aclamada El rey se muere El frigidaire “libertad de expresión” de Cuba en pleno siglo XXI ¡Pero no! A esos que con esta situación han confirmado una vez más que somos una versión mejorada de Corea del Norte o que estamos en algo así como un segundo Quinquenio Gris, les digo que comenten un craso error. Leamos esto1: Puesto que la tragedia es una imitación de hombres mejores que nosotros es necesario que imitemos a los buenos retratistas. Estos, al representar la forma particular [de los individuos] y hacerlos semejantes [a sus modelos], los pintan más bellos de lo que son. Eso mismo le sucede al poeta que, al representar a quienes son iracundos (…) debe hacerlos sin embargo ilustres. (Poética, Aristóteles: 15) Y esto: Por este mismo celo que me anima, Vuestros pasos observo atentamente, Si critico las faltas cometidas, Y si distingo el falso del buen oro: Desagradable mas también precisa Es siempre la censura y provechosa. (El arte poética, Nicolás Boileau: 56) No hay margen a dudas. Estos fragmentos hablan por sí solos. Es obvio que estamos ante una especie de meta-post-seudoneo-clasicismo. Y no se quejen, que no es tan difícil el término. Siempre podría ser peor. Podría llamarse, por ejemplo, dictadura en el arte. La Poética, de Aristóteles, fue el texto por excelencia que rigió la creación literaria neoclásica, que tuvo lugar durante el movimiento intelectual de la Ilustración en el siglo XVIII. Por su parte, El arte poética, de Nicolás Boileau, conocido como el principal teórico de ese movimiento clasista, está basado en el mencionado libro del filósofo griego y se le considera el manual del neoclasicismo. 1 2016 · el oficio 17 CLAUSTROFOBIAS Aguilera 416. Apto. 1. e/ Carnicería y Calvario Santiago de Cuba. Cuba, CP. 90100 Horario: 9:00 am a 5:00 pm (+53) 22 659895 (+53) 52466249 www.claustrofobias.com 18 el oficio · 2016 ¿Quién no ha sentido alguna vez temor de quedarse atrapado en un elevador? ¿A quién no le ha provocado asfixia estar rodeado de cientos de personas sin poder encontrar la puerta de salida? Pero no es de ese “miedo irracional y enfermizo de estar en un espacio cerrado” que tratarán estas líneas. El proyecto que nos ocupa de lo que más carece son de miedos, lo que menos suscita son encierros. Claustrofobias. Promociones Literarias provee una plataforma de promoción y publicidad de la literatura hecha en Cuba y de sus escritores en todo el mundo. Difunde libros, autores, revistas y casas editoras; da a conocer eventos, concursos, peñas, programas radiales y televisivos sobre esta manifestación en nuestro país. Surgió en Santiago de Cuba en 2012, fecha desde la que se ha propuesto crecer en espacios y maneras de hacer. Trabajan con las comunidades tradicional y virtual, en fiel apuesta profética de lo que pudiera lograrse desde Cuba con el uso de los soportes habituales y las nuevas tecnologías. Y tú, qué prefieres ¿“devorar” libros o series de televisión? ¿Leer en papel o en digital? Interrogantes que refieren a procesos manifiestos en Cuba hoy, como la pérdida de interés por la lectura o los cambios en las formas de consumir contenidos. Son también situaciones a las que reacciona Claustrofobias, acercándose a todas las generaciones y públicos, desde diversos estilos, estéticas, géneros y soportes comunicativos. No tienen límites, saben que hablar de libros actualmente demanda ejercicio de seducción y ello implica reinvenciones, creatividad. No son amantes de las arengas ni del bla, bla, bla, prefieren actuar, convencidos que la mejor manera de decir es hacer. ¿Su principal objetivo? Implementar acciones que contribuyan a la formación del hábito de la lectura en niños, adolescentes y jóvenes, tributando a su desarrollo cultural y a la transformación de su entorno más cercano. También anhelan incidir en la familia como principal institución socializadora, contribuir de manera novedosa a la promoción del libro y la literatura y favorecer la apropiación de las nuevas tecnologías para estos fines. Aunque carecen de una estable conexión a internet, son conscientes de la importancia del uso de las TICs para la promoción cultural –y de su urgencia en el escenario cubano-, por lo que no cesan en su empeño de estar en línea y dar a conocer todo lo que sucede en la Isla en materia de literatura. Su sitio web www.claustrofobias.com ofrece una actualización del trabajo de consagrados y noveles escritores, de librerías y editoriales cubanas. Hay espacios para noticias, convocatorias y foros, destacándose las publicaciones que abarcan todos los géneros literarios. Es así como Claustrofobias ofrece un portal para la literatura cubana, el cual goza de visibilidad y demanda internacional, sirviendo de referente u observatorio a aquellos interesados por conocer e investigar lo que se escribe en Cuba. De igual forma mantienen perfiles abiertos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube. No obstante, tienen claro que se deben al público cubano todo, conectados o desconectados, dentro o fuera de Cuba. Por ello construyen conexiones físicas, relaciones humanas, lugares comunes entre lectores, autores y libros. Para quienes residen o visiten la provincia pueden llegar a la librería Claustrofobias, “guarida” del proyecto. Allí encontrarán –y podrán encargar desde cualquier parte del país- libros nuevos, raros o usados, obras de escritores cubanos y foráneos, de todos los tiempos. También podrán intercambiar con algunos de los autores en los círculos de lecturas, escenario para acortar distancias y extender cofradías. Del sitio web se desprende Boletines Claustrofobias, con frecuencia mensual y descargable en PDF. Sin embargo, su existencia no se reduce a la web, se emite una versión impresa para los que no tienen acceso a internet conozcan los contenidos que allí se publican. Una versión off line, de suscripción gratuita y que viaja por toda Cuba vía correo postal. El proyecto cuenta con un stand itinerante, preparado para llamar la atención e interactuar con el público. En él se proyectan audiovisuales, entregan volantes, realizan entrevistas, hacen sugerencias y, sobre todo, comparten. Trabajan con una red wifi que proporciona la copia de libros digitales, donde los lectores acuden con sus celulares, tabletas, laptops o memorias USB. La sección “Páginas nuevas” y el programa “La estantería” ocupan la radio. La primera, opción de todo los lunes dentro de la revista cultural Imagen, de la emisora provincial Radio Revolución, CMKC; forma dinámica y breve para actualizar de las últimas noticias del libro y la literatura. El segundo, es la revista radial de Claustrofobias, en la que brindan todo tipo de información sobre los libros que se publican en Cuba y se encuentran en librerías o bibliotecas del país; espacio de los sábados a las 7 y 30 de la noche. ¿Suficiente? No para ellos. Tienen desde el 2014 su propio sello editorial Ediciones Claustrofobias, donde el libro se promociona incluso antes de gestarse, pasando por diferentes períodos y soportes, primero en digital y luego impreso. Para ello, se han inmerso en la producción de ebooks, multimedias, video perfiles, video reseñas, spot publicitarios, booktrailler, entre otros. Asimismo, les sorprende el verano realizando Talleres de Escritura Creativa para Niños. Enamorarlos del libro y la lectura es el reto, por eso convierten cada encuentro en juego. Todo por ofrecer herramientas que permitan contar historias, también para involucrar familias, tejer sueños, regalar alegrías. Con todo este trabajo recorren la Isla. Se les ve en la Feria Internacional del Libro y en las Romerías de Mayo, en la Fiesta de la Cubanía y el Festival del Caribe. Con razón suman premios en el trabajo comunitario. Defienden su espacio, su idea, su punto de vista. Claustrofobias nació de manera independiente y así se mantiene. Cuenta con el apoyo de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC); también crece en convenios de colaboración con otros centros, editoriales, librerías y emisoras radiales. A pesar de los desafíos de la autogestión, ansían convertirlo en un verdadero movimiento promocional, que pueda acompañar al sistema institucional. Detrás de todo este empeño están seres asombrosos, quienes desprenden tanto calor (humano) como la tierra que abraza a Claustrofobias. Jóvenes entusiastas, arriesgados e inconformes que, además de coordinar el proyecto no detienen su trabajo creativo. Lideran el proyecto Yunier Riquenes (escritor, promotor cultural, guionista) y Naskicet Domínguez (informático, especialista de marketing, realizador audiovisual); Zaylen Clavería (editora de libros, guionista radial) y Amels Rodríguez (artista de la plástica, diseñador) también integran al grupo gestor. Forma y contenido van de la mano en el equipo, cualidad que trasladan a la gestión y realización misma. Retomando la paradoja del inicio –en relación al nombre del proyecto y su significado-, sin dudas, las preocupaciones del equipo tienen mucho más que ver con los encierros mentales, realmente peligrosos. Es un combate contra la desidia, el abandono, los obstáculos del proceso creativo, frente a aquello que impida expandir nuestros sentidos, instintos y aptitudes. Hacen todo porque la gente lea y lo sienta necesario, buscan recortar las distancias entre los públicos y la cultura, difunden la palabra como medio de transformación, liberación, esparcimiento. Para Claustrofobias, promover la literatura cubana es un acto de fe, una apuesta al país, su cultura y su gente, porque como versa otro de los slogans del proyecto: “Todo comienza en la página de un libro”. Para Claustrofobias, promover la literatura cubana es un acto de fe, una apuesta al país, su cultura y su gente. No son amantes de las arengas ni del bla, bla, bla, prefieren actuar, convencidos que la mejor manera de decir es hacer. 2016 · el oficio 19 Brexit: ¿Qué dicen los intelectuales? “Volveremos a caer todos presumiblemente en una especie de cultura de tribus de la que siempre alertó el filósofo Karl Popper. Eso significaría un periodo de transición para todos nosotros en Europa” Investigación realizada por El Oficio en las páginas de Facebook de diversos intelectuales europeos. Traducción: Jorge Sánchez Fotos: tomadas de internet Mario Vargas Llosa, escritor y activista político peruano/ español. Premio Nobel de Literatura “Amo Inglaterra, realmente. Amo el hecho de que fue el único país que le plantó cara a Hitler por mucho tiempo. Me alegra que se retire, que alumbre la señal de la independencia” “Si el Reino Unido sale, y por lo tanto provoca o acelera la desintegración de la UE, vamos a ganar al instante el estatus de la nación más odiada, no solo en Europa sino mucho más allá” Michel Houellebecq, escritor francés. Antony Beevor, historiador británico “Viejos pedos 1 El Futuro 0. Bien hecho Inglaterra. Tal vez pierdas contra Islandia y te vayas de Europa con dignidad?” “Será un desastre para la ciencia” Stephen Hawking, físico teórico británico. Salman Rushdie, escritor británico “En mis novelas miro a un periodo en que lo inglés se estaba construyendo, y ahora lo británico se está deconstruyendo. Es interesante estar escribiendo sobre el nacimiento de una nación en un momento en que la nación tiende a separarse. (…) Nunca pensé que podríamos regresar a esa posición, porque realmente es una regresión. Nuestro futuro debe estar con el del resto de Europa”. Hilary Mantel, escritora británica “Salir de la Unión Europea es devastador. Es realmente asolador. Está en juego todo por lo que he trabajado Frances Morris, directora de la Tate Modern Gallery “Nunca he estado muy de acuerdo con el concepto de la Unión Europea, que me parece un invento neoliberal. Pero creo que la cosa puede ser peor, y por eso me opongo al Brexit” Ken Loach, director de cine y activista político británico 20 el oficio · 2016 “Miren lo que la UE le ha hecho a Grecia, miren lo que han hecho a España. La imposición de esa doctrina de la austeridad… No creo que sea una gran cosa la UE. Es horrible, pero supongo que sería aún más horrible estando fuera” Barbara Trapido, escritora británica 2016 · el oficio 21 “A menos que haya cambios realmente significativos en la Unión Europea, debemos abandonarla”. “Si eres gay, eres un internacionalista. No quiero que retrocedamos”. Michael Caine, actor británico Ian McKellan, actor británico 22 el oficio · 2016 2016 · el oficio 23 Open studio Calle 36 No.3308-A / 33 y 35 Municipio Playa (+53) 5293 7916 [email protected] maikelsotomayor.jimdo.com Maikel Sotomayor R ecuerdo a mi novio pidiéndome que no mencionara su nombre durante el partido, de repente podía aparecer y Gol. Los aficionados de Argentina me hubiesen implorado que repitiera, una y mil veces, su nombre en la final de la Copa América Centenario 2016. Pero el llamado mesías del futbol se nos vino abajo con lágrimas y una imborrable cara de loco, cuando Chi-chi, -le-le, Chile, Chile, le partió las patas a los albicelestes. Concluyo que todos pudiéramos estar de acuerdo en que la culpa la tienen los tatuajes. Un día Messi, el “inmaculado”, ya llevaba una manga en uno de sus brazos. Creo que desde ese punto (hacerse los tatuajes) ha descompuesto la promesa del enviado de los dioses. Aunque, indudablemente, su sex appeal ha aumentado. El enano necesitaba de algo más que saber patear los balones o regatear a sus rivales, necesitaba estar a la altura de Cristiano, Griezman, Neymar o Beckham. Que si lo pensamos, a Cristiano no se le conoce un tatuaje visible, y es (a mi juicio) al que más le pega tener uno. La pulga lleva en su brazo manchado símbolos de sus dos ciudades natales: Rosario, donde nació Lio, y Barcelona, donde nació Messi. Dejate de joder, dejate de joder, ¿Cataluña?, ¡estás a la cara papi! No lo puede negar, está loco por pirarse completo pa’ España el boludo. Aunque quizás sea lo mejor que le pase, al parecer sus orishas solo funcionan en el viejo continente. En una entrevista afirma que si no fuera futbolista le hubiese gustado ser reguetonero, quizás por eso también se tiró la manga. Si hubiese nacido en Cuba fuera hoy día Lionel & el Dani, lo más pega´o de este fucking mapa. En vez de goles y defraudar al fisco, se hiciera Iyabó y pondría la pista caliente con plagios de canciones americanas. Aunque ser futbolista y reguetonero no es una divergencia. Ambos de momento están en el boom, y cuando se le pasa su tiempo de frescura y pegada, son historia. Uno y otro, se enfrentan a otras bandas y se enredan con muchachas bonitas y famosas. De hecho, confiesan amistades cercanas a Messi, que su relación con Rachel Valdés salió a la palestra pública tras el video de “Traidora”, de Gente de Zona y Marc Anthony. El tatuado la conoció tras su visita en Cuba la pasada Bienal de La Habana. Algunos lo vieron en las fiestas privadas de los artistas y otros, reparteriándose en el Mío y Tuyo con algunas de la zona. En lo particular me abstengo a pensar que después de su visita haya financiado algún que otro video de regueton de la isla. O pudo invertir en algún que otro babalawo que le dio mano de Orula y le cantó el Itá bajo el signo Irete Osa, pronosticando nunca coronarse. Artista de la plástica fotos: tomadas de Internet 24 el oficio · 2016 2016 · el oficio 25 Cuba después de 1959: la Historia como ficción intelectual Jorge Peré E n la mentalidad cínica de algunos caudillos y burócratas, el escritor Guillermo Cabrera Infante, únicamente fue enemigo de Cuba hasta que ganó el Premio Cervantes (1997). Porque si algo sabemos hacer aquí, sin escatimo, es manipular los litros de cloro que sean necesarios para blanquear la suciedad y neutralizar el hedor que deja a su paso el sectarismo ideológico. En ese menudo oficio tenemos verdaderos expertos. Gente que motiva al rebaño lo mismo a odiar y tirar huevos, que a venerar con delirio y fanatismo. Y me pregunto: ¿Hasta qué punto nuestra historia cultural no ha sido reescrita varias veces, desde diversos estilos y posturas, y no, como pretendía el también exiliado Jorge Mañach, desde una única conciencia intelectual? Mañach sostenía la idea de leer los eventos de la Historia como se leen los pasajes más peregrinos e intensos de una buena novela. Puede que tuviera razón en su intimación, sin embargo, así como siempre evito exponerme a una mala novela, digamos, una novela escrita en primera persona del plural, donde todos los personajes se sacrifican y enfrentan el conflicto de la miseria como algo irresoluble, donde se relata con sentido didáctico y hasta profético la vida de un hombre descarriado que descree hasta de su madre, y donde al final solo mueren los malos (o sea, el hombre al que aludía 26 el oficio · 2016 ilust Rich raciones wwward Som : .ricah onte rdso mo nte.c om hace unos segundos y todos los que se le asemejan) y los llamados buenos se encaminan hacia una vida de realización altruista; podría prescindir también de la alquimia que es leer nuestra Historia más reciente. Porque a decir verdad, no creo que pueda pasar de las cinco primeras páginas de lo que parece un auténtico panegírico adscrito a la estética del peor realismo socialista. No dudo que dentro de veinte años se comience a redefinir en la oficialidad la pertinencia de algunos pilares de nuestra tradición artística y literaria. La paulatina reinvención de algunos mitos podría desterrar a varios artistas y escritores sospechosamente canónicos. La sospecha, por supuesto, viene dada por la elección de los mismos. Así, en una somera revisión, podemos encontrar los métodos que practica la contrainteligencia intelectual en Cuba, que pueden ir desde la adopción geográfica hasta endilgarle un sentido distorsionado a las frases y los libros de los escritores. Nada resulta verdaderamente absurdo o exagerado frente a la maquinaria conspirativa que ha pretendido apuntalar, durante tantos años, las efigies de nuestro proyecto de Estado-Nación. Resulta legible que Alejo Carpentier acogiera con entusiasmo la nacionalidad cubana, la cual le ofrecía un nivel de prudente legalidad dentro del país. No es se- creto para nadie que Carpentier se inventó varias ficciones en torno a su sitio natal (Lausana, Suiza, 1904), que con el paso del tiempo se fue difuminando en la mitología de un escritor nómada, cuya arrogancia le condujo a un intento de definir los eventos más esquivos y exuberantes de la naturaleza y la civilización caribeña y latinoamericana. A despecho de una buena cantidad de sacristanes, Carpentier es menos cubano que la escritora Anais Nin, y estuvo marcado por la insularidad en la misma medida de Lino Novás Calvo y Carlos Montenegro –quien también sufrió prisión en la isla–. Sin embargo, el poder se encuentra más a gusto con el Carpentier comprometido, que apenas logró escribir dentro de la isla, interrumpidamente, un par de novelas –las menos importantes de su obra–, para darles publicación fuera del país. ¿Nadie ha reparado aún en que la cosmovisión carpenteriana es otra manera –sutil manera– de colonización cultural? ¿Bajo qué criterios fue autorizada la noción de “lo real maravilloso” como un síntoma indiscutible de nuestra otredad cultural? ¿Alguien se ha detenido en que la verdadera diferencia –si es que existe alguna– entre el “realismo mágico” garciamarquiano y “lo real maravilloso” carpenteriano está en los orígenes de ambas conceptualizaciones, la una latinoamericana y la otra europea? ¿A nadie se le ocurre pensar en Carpentier como en un Hernán Cortés literario? Visto así, el acto de canonizar a Carpentier es una sublime traición, por cuanto exhibe, en términos de colonialidad, la subjetividad de su pensamiento. Otro caso, verdaderamente florido, es el de nuestro Poeta Nacional, Nicolás Guillén. Por cierto, ¿dónde sorprende la redención revolucionaria de 1959 a Guillén? El cubano hibernaba en París, en un cuartucho de alquiler, viviendo una bohemia a destiempo. Al cabo regresó a la isla y se sumó al entusiasmo político de los barbudos. Guillén no tardó en exigir su puesto entre la aristocracia intelectual, desde donde comenzó a reproducir el más recalcitrante sectarismo ideológico. Cuando se repasan los pasajes más oscuros de las décadas del 60 y el 70, se advierte que Guillén es figura recurrente entre los censores que conforman el brazo armado de la política cultural cubana. Un indicio revelador es que, precisamente, Carpentier y el poeta fueron los únicos que pasearon a sus anchas durante el proceso de parametración ideológica, puesto en vigor para los artistas e intelectuales cubanos después de 1968. Además, tampoco sorprende que Guillén haya escrito cada vez menos y con menor destreza, sobre todo, si se atiende a que el poeta ilustre que nunca fue, mutó en burócrata mercenario. José Lezama Lima quizás advirtió sus intenciones, proféticamente, primero que todos. De ahí que no le abriera las puertas de la revista Orígenes al poeta folclorista, situado en las antípodas del logos poético lezamiano. Pienso en este hecho con detenimiento y es como si pudiera compartir las presunciones de Lezama, que acaso evitó darle cobija al que muy prontamente sería el “enemigo rumor”. Ahora, al concederle jerarquía a Guillén, el poder en realidad gestionaba la manera de desterrar la influencia burguesa –el misticismo católico y el eurocentrismo cultural– que suponía la presencia del origenismo en la sociedad cubana. Pero no debe interpretarse, por erróneo, que al consentir a Guillén el gobierno también consentía a la poética guilleniana –tendiente al negrismo y al imaginario afrocubano, tabúes para la conducción ideológica de la Revolución–, sino que en el poeta, o más bien, en la disposición comunista del poeta, se apreciaba un perfecto comodín. En un último despliegue de estos apuntes, quedaría la omisión editorial de una buena parte de aquella generación de escritores que publican sus primeros libros en la década inicial de la Revolución Cubana. En este espacio, emergen Jesús Díaz, Norberto Fuentes, Antonio Benítez Rojo y Reinaldo Arenas, todos (excepto Arenas) debutando con excelentes cuadernos de relatos que señalan una etapa prodigiosa en la narrativa de corto aliento en la isla. Sin embargo, con el tiempo se produce un fenómeno inesperado: la inconformidad que provoca el conflicto abierto y la ruptura con el proceso revolucionario por parte de estos jóvenes escritores. Entonces, la emigración devino estigma de esta generación, que ponía en crisis muy tempranamente la construcción de un paradigma de escritor comprometido a ultranza con la ideología política que entronizaba el gobierno socialista. Lo peor es que a ninguno de estos autores –en su mayoría muertos–, ni a los otros que en algún momento decidieron marcharse con o sin tensiones políticas con el gobierno revolucionario, se le ha vuelto a reeditar libro alguno dentro del país. De manera que al revisar los catálogos editoriales cubanos, aparecen títulos y autores que en su momento marcaron el tono y los destinos de una época, y que ya nunca más han sido atendidos ni por la crítica ni en los espacios académicos, a causa de restricciones políticas. De esto se trata el síndrome del “estante vacío”, de varios libros alimentando una zona flotante, como espejismos en la nada. Son los Expedientes X de la literatura cubana. Leer la década del 60, en ausencia de títulos como Los años duros (1966), Condenados de Condado (1966), Celestino antes del alba (1967) o Tute de Reyes (1967), supone instalarnos en los terrenos de una mala ficción, disfuncionalmente narrada por la paranoia y los intereses ideológicos, de un sistema en cuarentena literaria. En este punto, rememoro al ensayista Raymundo Lazo, cuando admitía que los escritores no atraviesan las fronteras con sus libros debajo del brazo. Esta idea debiera tenerse en cuenta entre los amanuenses que reactualizan constantemente la ficción histórica de la intelectualidad cubana. 2016 · el oficio 27 Eduardo Heras León Hombres sin leer, o el Taller del Centro Eduardo Heras León es a la cultura cubana, lo que Dumbledore al universo de J.K.Rowling D. M. García 28 el oficio · 2016 N o es el ministro de magia por supuesto (a Eduardo le afecta la inquisición), es el director de la escuela de hechicería Onelio Hogwarts Cardoso. Allí, en aquel castillo de Miramar, tuve la suerte de participar en el curso 2014-2015. El mismo, extraordinariamente, en que Eduardo fue galardonado, o como rara vez se reconoce, diagnosticado con el Premio Nacional de Literatura. Luego se conoce que Leonardo Padura gana el premio Princesa de Asturias. Tema que intenté debatir varias veces en clase, pero no hubo chance. Comprendí que Padura es, como Bolaño, personalitat non grata en el programa. Una vez que dejo claro el entorno de hace dos años y con la distancia conveniente para repensar toda aquella brujería, cruzo la franja de la neutralidad para ubicarme en un frente que no es de nadie. Ni en el universo contra-talleres de Saramago y Sábato, ni en la benevolente paja literaria de Benedetti o Abelardo Castillo. Más apegado quizás, al criterio de Roberto Bolaño, que veía los talleres literarios como un ring de boxeo. Para él, como para Hemingway, la literatura (y esto debería ser catecismo en la Onelio) es cosa de matar o morir. Quizás así hayan sido los años en que el curso lo impartían Heras y Sacha, dos samuráis, ¿o milicianos?, ¿dos soldados de la cultura socialista? no estoy seguro del todo. Uno de los primeros egresados del Centro, Abel Fernández-Larrea, escritor cubano recientemente radi- cado en Estados Unidos y ganador del Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka 2016, declaró en una entrevista concedida al Diario Las Américas de Miami: “Una ex insistió en que mandara unos cuentos míos allí. Lo hice y me aceptaron. Realmente esperaba más del Centro. Me sirvió, no obstante, para conocer gente que hoy son muy buenos amigos míos, para divertirme mucho y también para centrarme a la hora de crear. El curso es deficiente, sus referentes literarios están obsoletos y la mayoría de la gente que entra y sale de allí es terriblemente mediocre. Pero si tienes algo de talento, puede servirte para encontrar tu lugar en el mundo.” No tuve tiempo de escribirle a Abel, para que me explicara las deficiencias del curso en su generación. Pero es indudable que no se ha tallereado lo suficiente este fenómeno, que debemos agradecer sin duda alguna, más no consentir. La construcción personal de una rutina intelectual equilibrada, capaz de facilitarte lecturas imprescindibles así como un criterio de valor frente a tus propios textos, y lo más importante, la adecuación de tu horario para escribir, son valoraciones que no se pueden percibir a la corta edad con que se aceptan a los alumnos en el Centro: debí decirle alguna vez a Heras, en las tantas charlas que tuvimos en los recesos, pero no hubo tiempo. Cada cual luche su yuca, pensé. Aproveché al viejo para aprehender conocimientos y experiencias. Y así fue como único pude escuchar nombres como Reinaldo Arenas, Manuel Pereira Quintero o Heberto Padilla. Recuerdo a uno de mis “colegas” (me refiero a otro alumno del curso) pidiendo la palabra para preguntar, un poco incómodo, quién era aquel dichoso escritor llamado Guillermo Cabrera Infante. Luego sucedió lo mismo con Severo, Maupassant, Piglia, Arlt, Macedonio, Novás Calvo o Carlos Montenegro. Fueron largas horas en las que algunos descubrían todo un universo de grandes escritores y otros pocos no avanzábamos nada. Entiendo que el talento verdadero no se mide por tu biblioteca personal pero, entre tantos errores, se vislumbraba la barbarie de hacerles creer (a ellos, porque jamás me lo tragué) que desde su entrada al Taller podían considerarse escritores. Los cierto es que podía encontrar más intertextualidad en el zoológico del Pabellón Cuba que en los descansos del taller. Taller Literario dijeron, pero nunca se habló de literatura en aquellos debates. Aquellos que prometían desgarradores y tajantes. Todos emitían criterios personales semejantes a la degustación de platos en un bufet. Está muy amargo, un poco fresa al principio, algo seco el final. Nada del narrador omnisciente, ni cambiar la persona, ni el tiempo, ni los sitios comunes, o -¡Eso de vomitar conejitos lo he leído en algún sitio!por lo menos. Incluso Heras León, Raúl Aguiar y Sergio Cevedo (en este orden de valor) ejercían una crítica piadosa, demasiado endeble, la que deforma el criterio y lacera el oficio. Una conferencia sobre Cabrera Infante que nunca tuvo lugar, y la ausencia de nombres imprescindibles en la literatura contemporánea como Thomas Pynchon, Cormac McCarthy, Paul Auster, Rodrigo Fresán, Mario Bellatín o Roberto Bolaños, me dejó la inconformidad de quien espera a cántaros y recibe a cuentagotas. En cambio, sí hubo tres conferencias, que recuerdo con cierta intensidad. La mejor fue sin duda la dictada por Margarita Mateo –un placer acercarse a Cortázar, a través de su experiencia crítica. Las otras dos no fueron tan afortunadas. Enrique Pérez Díaz caló profundo en el desinterés del grupo con su entusiasmada (demasiado para el ambiente) charla sobre literatura fantástica e infantil. Luego, con bombos, platillos y una hora de retraso, Senel Paz demostró, al enumerar durante diez segundos su obra y dedicarse a hablar de la dichosa película de Titón, que nunca ha sido un escritor a tomar en serio y que no posee, al menos en público, virtud alguna en su oratoria. Un guajiro en la jungla politizada de la intelectualidad cubana. ¿O era Un rey en el jardín el nombre de su primera novela? No me acuerdo. ¿Y quién lo hace? Teniendo en su sello editorial (Caja China) escritores como Jorge Enrique Lage, Ahmel Echeverría, y el Indiana Jones de la crítica literaria actual, Gilberto Padilla, se hizo incomprensible que ninguno de ellos apareciera al menos una vez a charlar en clase. Eso, tal vez hubiera disimulado el absurdo de ver cómo Raúl Aguiar escamoteaba su pertenencia a El establo –algo verdaderamente insólito, puesto que para su fortuna estuvo involucrado con ese auténtico cambalache– en sus deficientes reconstrucciones de los últimos treinta Senel Paz Raúl Aguiar años. Aguiar, incluso citó cuentos de Ronaldo Menéndez y Verónica Pérez, pero nunca mencionó a sus autores o la cofradía. ¿Tendrá razones para sentirse dolido? ¿Abandonado? ¿Pudieran sentirse él y Sergio Cevedo los padres de aquel grupo? Si de biología elemental hablamos, podría ser. Tengamos en cuenta que al momento de la fundación –1987–, Cevedo casi doblaba la edad de Ronaldo. Un friky, un aburrido y cinco jóvenes. ¿The Big Bang Theory? No queda mucho que decir de Eduardo Heras León, al que (como a Obi Wan Kenobi) se le han ido pasando los discípulos al lado oscuro. Ni del maestro Yoda López Sacha, que hace tiempo se retiró a recuperar la fuerza. Es este, un panorama en el que Ahmel Echeverría (Anakin Skywalker), con su constelación de premios y su pedigrí narrativo termina condenado a convertirse en Darth Vader, como buen discípulo Jedi que alguna vez fue. Para colmo, Abel Fernández-Larrea se ha mudado a la estrella de la muerte. Esto deja a Sergio como R2D2 y a Raúl como C3-PO. ¿Y quién los programa? ¿Yoss? fotos: tomadas de internet 2016 · el oficio 29 Lázaro Ángel Lugones (+53) 5253 6216 [email protected] Roberto Guerra Rodríguez (+53) 5500 5761 La osadía de lo indómito Manuel Hernández A Pedro, a Marta María, a Armando y a Omar (por no dejar que me matara el Salvavidas) Fernando Pérez durante el rodaje de un corto en la 6ta muestra del Festival Hieroscopia. Foto: cortesía del autor. Con vara mágica en ristre y a vuelo lento por el cielo turbio, los creadores han realizado lo imposible, viven y mueren la vida y la muerte más bella: la independencia. Todos los atributos se juntan y la astucia del vencedor de las nubes representa la presunta y dudosa libertad del espíritu. Hieroscopia se me presenta cubierto por el salitre, en ocasiones sin belleza, sin porvenir; pero no sin amor, no sin el deseo de revertir lo insulso del mar. Es un joven proyecto que, desde hace pocos años, desafía al tirano provincianismo periférico y a los obstáculos desmedidos de la institucionalidad cultural del país. Desde entonces, intenta volar sobre el pueblo de Nuevitas lanzando cientos de cortos audiovisuales, de llamamiento a potenciar la creatividad comunitaria. Por ello, nuestro apoyo, nuestra esperanza, nuestra divinidad. Ya poseen un altar, a la manera clásica, conformado por piedras preciosas y sobre una colina lejana que solo unos pocos pueden llegar. Los artífices del desinterés se han arrojado en persecución suya, se sabe que han usado armas y se les vieron botando al mar restos de vísceras esenciales que favorecen al método de adivinación. No obstante, los buzos de la localidad en alianza con los nuevos ícaros, omiten el percance y se aferran a la bahía, en búsqueda de la hechicería perdida. Entre los pocos hallazgos se toparon con un testamento rocoso y raído que, según su fecha, fue reescrito por los dueños del aire, mucho antes que emprendieran vuelo; es un texto corto, sencillo, apenas inteligible, pero en sus primeras palabras ya se advierte lo sublime. Puede que el tirano siempre triunfe, pero yo espero unos vencedores que pacten con la audacia y le sepan hacer el juego. Como dijera un realizador de la mismísima Sierra Maestra asistente al Festival: “no dejen que los bejucos del monte les impidan realizar sus sueños”. O como también dijera Alberto Alberto Delgado, un ex marinero de la localidad de Nuevitas devenido hoy en poeta y carpintero, quien para referirse al honor del héroe parafraseo una frase, según él, de un filósofo francés cuyo nombre descuidó mencionar; este escribiría una vez que “todo nuevo poderío logrado sobre la tierra, en el fondo de los mares o en lo alto de los aires, forma cuerpo enseguida con el poder supremo, por afinidad natural”. 2016 · el oficio 31 Juego de tronos: ¿Qué nos dijo el capítulo 10? Jorge Sánchez fotos: tomadas de internet A ún resuenan en nosotros las estampidas del fabuloso capítulo 9 de la sexta temporada de Juego de Tronos, y ya el último episodio nos ha dejado a casi todos sin aliento. La mundialmente aplaudida serie se ha convertido, con rapidez, en uno de los mayores sucesos de la historia de la televisión, que tal vez, logre sobrepasar lo que fuera el boom de Startrek o El señor de los anillos. Para los que la seguimos desde hace años, hemos podido apreciar con paciencia, cómo sus realizadores han tejido meticulosamente la trama hasta por fin llegar a lo que podríamos llamar 32 el oficio · 2016 un cuello de botella. Daenerys Targaryen finalmente se encamina a reclamar las posesiones de su dinastía, John Snow ha unido el Norte bajo su mando y se prepara para enfrentar los caminantes blancos, y Cersei Lannister se impuso con un giro explosivo como gobernante absoluta. Queda claro que la próxima temporada será la de los esperados enfrentamientos entre las mentes más agudas, y carismáticas de la serie. Por ello quisiera compartir una reflexión sobre como en este último capítulo, nos han querido sugerir las pautas de cuáles serán los puntos de tensión para el año próximo. Miguel Sapochnik fue el encargado de dirigir este episodio (en la temporada anterior había dirigido el 7 y el 8) aunque a diferencia de sus trabajos previos, en esta ocasión aprovechó al máximo las posibilidades narrativas de la fotografía, para lograr un puente sobre el paréntesis de 8 meses que se avecinan (algo similar habíamos visto en el capítulo 7 de la tercera temporada, donde Alik Sakarov trabajó la banda sonora con objetivos parecidos). De la mano del experimentado director de fotografía Fabian Wagner, el episodio entero se organizó de tal manera que la escenografía y los planos, exploten su capacidad simbólica. Ya en el comienzo vemos como la reina madre, el Gorrrión Supremo, el rey Tomen y su esposa, se visten y adornan al son de las campanadas. Nos dan a entender que se trata de una puesta en escena. Como en el teatro, suenan las tres llamadas, y cada cual ocupa el papel que debe interpretar y se preparan para desempeñarlo. El único que no puede asumir el peso de su papel es el inocente Tomen. Inteligentemente lo próximo que vimos fue un guiño a Wells para esclarecer que los papeles se iban a invertir. El Gorrión Supremo en el momento de su mayor triunfo aparece en contrapicado, declamando las palabras del juicio contra Loras Tyrell. Como el Ciudadano Kane en sus elecciones, su momento de esplendor es la antesala de su caída. Suceso que se complementa al final, cuando Cersei aparece solemne como una reina de espinas al asumir el trono. Un trávelin en contrapicado la presenta como una estatua, rodeada por sus soldados (recordemos en la primera temporada le advirtió de forma similar a Lord Baelish el poder de las espadas). El mutismo de la corte y de su rostro explicita su renuncia al papel de madre. Ha sacrificado su último rasgo de humanidad para mimetizarse con el objeto de su deseo: el trono de hierro. El trono que simboliza el poder absoluto y despiadado, que no consiente ser compartido. Los otros escenarios atendidos de manera similar son El Norte, y Meereen (y la subtrama de Sam Tarly en la Ciudadela). En la primera aparición de John Snow, este rememora los días con su familia en el gran salón, ahora vacío. Un recordatorio de que ya 2016 · el oficio 33 Armando Navarro Rojas foto: cortesía del autor no podrá contar el apoyo de sus seres queridos. El reto de ser el guía del norte está planteado desde esta escena. Más tarde Snow y Sansa se encuentran en el muro de Invernalia. Contemplan sus dominios a la vez que los separa una almena. La separación entre ellos es clara. Tienen objetivos diferentes y puestos confrontados. Ella noble, él Bastardo. Cada cual ha tenido un devenir particular. En la Guardia Nocturna Snow se ha convertido en un líder caballeresco, y Sansa en manos de sus diferentes captores ha aprendido el poder de la astucia. Tal vez en la próxima temporada veremos como este muro crece entre ellos, o tal vez como dice John Snow la confianza y el amor fraternal logre unirlos. Por último en la coronación del Rey del Norte tenemos un mensaje ambiguo. Los hermanos se sientan juntos, pero mientras Snow asume su nuevo título con modestia, Sansa y Meñique intercambian miradas de complicidad. ¿Será este un adelanto sobre las diferencias entre los Stark? ¿O Sansa habrá aprendido a ser más astuta, y juega a ganarse Baelish? Meereen. Interiores privados, contrastes de claros oscuros, luz cenital, escena de ruptura amorosa. Para los amantes del teatro clásico francés la referencia a Berenice de Racine es casi transparente. Situado en las Sombras Daario Naharis es el pasado, y Daenerys mira al futuro. Su relación, así como todo el arco de Bahía de Esclavos, ha sido un periodo de prueba y formación. La madre de los dragones ha aprendido lo que significa gobernar. El esfuerzo, la sangre, sus premios y por último los sacrificios que exige. Aban- 34 el oficio · 2016 dona este escenario para encontrarse con su destino (¿o forjarlo?). En la siguiente escena, a los pies de una escalera, iluminados por una ventana, el futuro se abre para Tyrion Lannister y Daenerys Targaryen. Ambos reflexionan sobre el papel que van a desempeñar, sobre lo que han logrado. Han tenido periodos de pruebas y peripecias para madurar y descubrirse. Por fin están a punto de demostrar cuanto pueden hacer. Por ello en este momento de recogimiento se sinceran, la madre de dragones reconoce el talento de Tyrion y le “devuelve” su puesto como Mano del Rey. Al mismo tiempo, las miradas insinúan que la veneración de Tyrion se transforma en algo más hacia su reina. ¿Sera esta una de las tensiones para el futuro? ¿Prevalecerá el sentido del deber? Dany parece inclinarse hacia él. Tyrion, cínico y perspicaz, ha demostrado que puede dejarse llevar por sus emociones. ¿Será este un punto de quiebre entre ellos? ¿O una fortaleza? Una vez más el simbolismo de la escena parece tener las respuestas, en un detalle casi invisible. Junto a Tyrion descansa una botella vacía. El símbolo del alcoholismo está vacío. Tal vez una insinuación al comprometimiento del pequeño Lannister. O una referencia a otro momento cuando dejo de tomar, los días en compañía de Shae como Mano del Rey. ¿Se repetirá la historia? Magistral en su capacidad para narrar sin palabras, y terriblemente ambiguo. El capítulo final es como decía Freud del psicoanálisis: en un montón de sombras, algunas luces. ¡Hagan sus apuestas, y esperemos el choque titánico de la próxima temporada! RECEPTOR CRÍTICO receptorcriticoblog.wordpress.com Contrapunteo entre el Yo y el Superyo A propósito de Thereis no Fourth Wall E l Yo acudió expectante al espacio Inventario de la Fundación Ludwig de Cuba. Iba al encuentro de la Realidad Virtual. A pesar de la lluvia, el Yo pudo asistir a un concierto, caminar por el Times Square y disfrutar de su luminosa publicidad, y todo esto sin moverse, sin dar un solo paso. La Realidad Virtual significa un desafío para los límites que se establecen entre los márgenes de lo real y la ficción, mediante la generación de escenarios que emulan con la realidad. Thereis no Fourth Wall es el título de la que es considerada por sus organizadores como la primera muestra de Realidad Virtual en Cuba, con materiales filmados en 3600. La experiencia de aquella tarde estuvo asentada en la que se considera como la inmersión más asociada a la Realidad Virtual. Este sistema se basa en colocar las muestras directamente en frente del usuario y en conectar los movimientos de la cabeza con la imagen mostrada. Para lograr mayor acople, la inmersión se logra con un casco (HMD) estereofónico, que posee sensores de posición y orientación que informan a la máquina (teléfono móvil) la posición del usuario en todo momento, además de indicarle hacia donde está mirando. Narrar la experiencia puede resultar engañoso. Decir que la sensación es como la realidad no aporta mucho a la expectación y el beneplácito de colocarse todo el aparataje técnico y, literalmente, sumergirse en un espacio otro. Un espacio otro donde mi condición sobrepasa los límites de la realidad. Me explico: si bien puedo tener una panorámica en 3600, a esto hay que agregar la posibilidad de detener el tiempo al estilo Matrix y obtener una visión detallada de cada objeto, persona o lugar. Agrego que resulta muy gracioso ver a la persona en el acto de inmersión con los brazos extendidos, dando pasos inseguros, ejecutando acciones incoherentes que no se corresponden a este universo, más bien a uno paralelo. Mientras el Yo, esperaba por segunda, tercera y hasta cuarta vez para vivir la experiencia, reparaba en la figura de Gabriel Veyre. Se sentía como si asistiera a la primera demostración pública del cinematógrafo Lumiére en La Habana, aquel 24 de enero de 1897. Y es que las vistas ofrecidas por Veyre guardan puntos de contacto con el programa organizado por Fifer Garbesi, graduada de la Tisch School of the Arts, promotora principal de la muestra y autora de varios de los materiales ofrecidos. Si bien el cine a lo largo del siglo XX ha modificado su status de objeto de feria, aunque el entretenimiento sigue siendo una marca perenne, los materiales ofrecidos tanto por Veyre y como por Garbesi se tratan de registros de la realidad puestos en función de la implementación y explotación de la tecnología por encima de cualquier otro interés. La finalidad no es otra que demostrar una nueva forma de registro y la amplitud de posibilidades que brinda su aplicación como medio artístico. Ninguno de los dos cuenta con una narración establecida y tampoco son ejemplos del producto terminado, apenas son el inicio de algo más grande. El Superyo, que se complace en bombardear con órdenes y preguntas imposibles de ejecutar o responder por el Yo, se debate sobre la naturaleza de la Realidad Virtual, dejando a un lado el deslumbramiento y la expectación suscitada por la inmersión. El Superyo piensa en los criterios de Arthur Danto sobre ese tipo de arte que emula con la realidad, decorte mimético, que no busca otra cosa que lograr recrear su entorno lo más fidedignamente posible. En este sentido la Realidad Virtual se inscribe en el decursar de esta carrera tecnológica que aboga por la reproducción y recreación de nuestro entorno. La intención declarada de este medio artístico estriba en concretar un espacio que burla los sentidos y llega o pretende llegar en un futuro no muy lejano, a convertirse en un sustituto sin precedentes de las realidades físicas y sociales. ¿Qué sucederá cuando las producciones audiovisuales comiencen a implementar la Realidad Virtual como medio de creación? ¿La puesta en práctica de la Realidad Virtual como dispositivo ficcional, depende tan solo de los adelantos tecnológicos? ¿Acaso una vez adentrados en los terrenos de la ficción, no significará un resquebrajamiento de lo que hoy conocemos por cine y su gramática asentada hace ya más de un siglo? Acá no se trata de la narración, sino de la interacción. Hasta el momento, en el acto de recepción de una película nos comportamos como agentes pasivos guiados por las directrices del director. Con la Realidad Virtual esta pasividad es sustituida por la sensación de estar ahíy la habilidad de interactuar con los personajes, podremos mirar a sus ojos, seguirle y en primera persona, interactuar con él a nuestro antojo. Para su implementación efectiva como medio de comunicación artístico hace falta algo más que tecnología futurista. Se debe establecer un lenguaje, un tipo de narración diferenciada a la que conocemos hoy, una gramática audiovisual de nuevo tipo que no permita la desviación de los mensajes. Aquí se encuentra la primera incongruencia porque la Realidad Virtual significa o al menos eso pretende, la emancipación del espectador, su protagonismo, y ¿la instauración de un lenguaje no implica instancias de poder que nuevamente guiarían y limitarían dicha libertad? 2016 · el oficio 35 RUBÉN ALPÍZAR: “ME GUSTA CREAR EL CONTRASTE ENTRE DRAMA Y COMEDIA” María Carla Gárciga fotos: Yadira Calzadilla 36 el oficio · 2016 E n un mismo tren, con destino indefinido viajan José Martí, Walt Disney, Jesucristo, Jorge Luis Borges, Beethoven, Einstein, Kafka, Beny Moré, El Greco, García Márquez, Mahatma Gandhi, Gustav Klimt… En lo alto de una torre sonríe Pinocho junto a una monja, carga un hombre forzudo –no sin cierta dificultad- una pluma de ave, se escucha desde una ventana el tenaz grito de ¡Jaaamaaa!, y una doncella del siglo XVIII cuelga en la tendedera de su balcón un pullover de I NY. Ícaro intenta volar, pero esta vez, desde una Isla. Más allá, un hombre solitario mira al mar. En su espalda carga una cruz, una hoz y un martillo, una bandera cubana y otra norteamericana… Nos asomamos a parte del mundo artístico de Rubén Alpízar (Santiago de Cuba, 1965), un mundo en apariencias caótico, donde se aúnan lo universal y lo nacional, lo real y lo ficticio, lo bueno y lo malo, lo clásico y lo contemporáneo, la historia y el presente. A todos les toma prestado, porque como decía su maestro Flavio Garciandía, no hay que temerle a las influencias. La pintura, la escultura en madera y, más recientemente, en bronce, han sido las técnicas con que ha moldeado su obra. Graduado del Instituto Superior de Arte (ISA) en 1989, Alpízar cuenta con numerosas muestras personales y colectivas en Cuba, Panamá, España, Puerto Rico, Estados Unidos, Colombia, Canadá, Francia y Costa Rica. Asimismo, sus piezas se encuentran en renombradas colecciones como la Ludwig Forums for Internationale Kunst, (Aquisgrán, Alemania); el Fondo Nacional de las Artes, (Buenos Aires, Argentina); El Emperador, de Japón; United Colors of Benetton, (La Habana,. Cuba); Façonnable, (Panamá); Fundación Nicolás Guillén, (La Habana, Cuba); el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfico (ICAIC), en La Habana; Centro Cultural Infanta Cristina, Pinto, (Madrid, España) y en otras privadas de Argentina, Costa Rica, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana, Colombia, Estados Unidos, España, Canadá, Gran Caimán y Francia. Sobre su estancia en el ISA, recuerda Alpízar: “Cuando empecé a estudiar en La Habana yo era un guajirito deslumbrado por su movimiento, su cultura, sus teatros, los festivales de cine, las exposiciones, los conciertos… todo eso te va influyendo mucho, y nosotros nos obligábamos como parte de nuestra preparación a ir a estos lugares. Silvio, Pablo y Santiaguito hacían unos conciertos maravillosos en el patio del ISA. Teníamos buenos intercambios con las facultades de Filología y Periodismo que siempre iban por allá. Aquello se llenaba, porque nosotros también éramos un equipo grande de estudiantes; creo que la graduación más numerosa que hubo de Artes fue la nuestra”. Entre sus principales referentes reconoce a sus profesores de la Academia de Santiago de Cuba: Julita Valdés, José Julián Aguilera, Miguel Ángel Lobaina… de los creadores contemporáneos sus amigos, el caricaturista Reinerio Tamayo y el artista de la plástica Roberto Fabelo; de la Historia del Arte: el Renacimiento, el Gótico, el Surrealismo, y grandes exponentes como El Bosco, Velázquez, René Magritte y Dalí. Según comenta a El Oficio, sus profesores del ISA Flavio Garciandía, Consuelo Castañeda, José Bedia, Pepito Franco y Luis Miguel Valdés también fueron definitorios en lo personal y profesional. “Era la época del postmodernismo, existía una oleada cultural sobre las reapropiaciones y Flavio siempre nos decía: ‘No se acomplejen con las influencias, eso es parte del crecimiento’. Así fue como empecé con las apropiaciones y esta especie de pastiche manufacturado, donde doy un vuelco social y cultural contemporáneo en cuanto a los lenguajes y a lo que quiero comunicar”. Su obra está estrechamente vinculada al humor, en particular, al uso de la ironía… Sí, el humor es parte de nuestra cultura, venimos con eso, pero también tiene que ver conmigo en el plano individual, porque me río mucho y siempre estoy al lado de gente alegre y con chispa, como mi amigo Reinerio Tamayo, un cuentero tremendo, un mulato bien cubano que se pasa el tiempo haciendo chistes. Además, suelo tomar las cosas de la vida con cierta ironía, por eso incorporo estos elementos a mis trabajos. No concibo una obra, por muy agria y solemne que sea, sin algún tinte de humor. Me gusta crear el contraste entre drama y comedia, y darle a la gente un poco de aire y esperanza. Es algo que no dejo de perseguir y plasmar en mi trabajo, digamos que es mi leitmotiv. ¿Cuáles son sus objetivos estéticos y conceptuales al incorporar en sus piezas referentes universales, mitológicos, religiosos, grandes personalidades, obras, etc., asociados, muchas veces, al contexto cubano? He desarrollado varias series en ese sentido y, como todo el mundo, he tenido etapas. En la primera tomaba el elemento religioso como un pretexto para reflejar problemáticas, no solamente cubanas, sino generales, cosas que necesitaba decir. Luego empiezo a apropiarme del mito grecolatino, específicamente Ícaro, incorporándolo a los problemas sociales. ¿Por qué Ícaro? Suelo leer un poco, no todo lo que quisiera porque el trabajo te embulle y aplasta, y dispones de escaso tiempo para leer y relajarte. Pero la lectura sobre el personaje de Ícaro me sedujo y me llevó a comparar la historia real con una ficticia, haciendo asociaciones de elementos. Me imaginé a un cubano que sale de una Isla, que quiere volar, navegar, que ama la libertad, e hice esta referencia que no solo está asociada a la emigración, sino a otros elementos que el espectador puede descubrir o no. Más adelante, en la serie Mi Arca, coloqué personajes de la historia universal. Son personalidades que han influido en mi estética, o en mi manera de pensar, o en mis estudios en el ISA. Muchos pueden contradecirse entre sí, como los que se encuentran en el tren, donde hay algunos al lado de otros con los cuales no tienen relación alguna, pero son personas portadoras de un pensamiento y acción que te marcan, que quieres conservar en ti y que su memoria prevalezca en el universo. El tren también es parte de la historia de Cuba, fuimos el primer país que tuvo locomotora en América Latina por el sistema económico asociado al central azucarero, con la ironía de que ahora casi no tenemos ferrocarril, pero fue algo básico que deberíamos rescatar. ¿Cómo desarrolla el proceso de creación, al aunar en su obra personalidades y referentes tan diversos y complejos de la cultura y la historia universal? Siempre estoy pensando y asociando cosas, personajes, historias, chistes. Me pueden surgir ideas viendo televisión, una película, o leyendo algo. Por lo general, veo la obra ya terminada en mi cabeza, entonces intento reproducirla mediante un boceto pequeño. Tengo un proceso de decantación y suele salir el resultado, pero otras veces digo: “Eso no es lo que yo quería, no fue así como lo pensé”. Son frustraciones que te acompañan también, cruces que cargas en el proceso creativo. Por otra parte, soy lento y no muy prolífero en cuanto a cantidad de obras en el año. Me gusta ser meticuloso en los detalles, por eso tardo mucho tiempo en el proceso de construcción de cada pieza. Igualmente, se ha valido de algunos referentes cotidianos de Cuba, del lenguaje popular… Sí, es parte de lo que le pasa a uno en el día a día, porque no vives en una burbuja. Te ríes de muchas cosas y padeces también, entonces eso se incorpora a las obras. Puedes encontrar dentro de una pintura muy clásica un mensaje muy común que lo entiende cualquiera, no hay que estudiar Historia del Arte para eso. A mí me interesa la comunicación entre la obra y sus personajes, y entre esta y el espectador, para que se quede con cierta idea de lo que quiero transmitir. Si la decodifica completa, perfecto, pero doy espacio a la polisemia. Los títulos, con cierta metáfora, están encaminados a eso. Siempre pienso en el espectador; para mí es básico desde un niño hasta una persona mayor, y doy una brecha para que algo llegue a todos y puedan reconocer y llevarse algún referente que hayan visto, oído o leído. ¿Cómo conjuga en su obra las variables del mercado y el arte? ¿Renuncia a uno por garantizar el otro? Ese es un tema difícil. Aquí percibí en algunas reuniones con las instituciones que existía un pensamiento un poco fuerte al respecto. No sé si se mantendrá, pero había como una guerra contra el mercado, con la idea de que este podía llevarte a un facilismo, a pensar solo en vender y dejar tus ideas a un lado en el sentido de esa creación bella e interesante para la cultura cubana, pero arte y mercado siempre van a estar unidos, no puedes separarlos, al mercado hay que aceptarlo. En los artistas es lógico que influya, hay clientes y galerías que pueden llevarte a cierta banalización y facilismo: “eso es lo que quieren, pues vamos a hacerlo”, como una fábrica de chorizo. Pero hay que tomar el mercado en serio, porque está ahí y ahora viene con más fuerza debido a la apertura con los Estados Unidos. Las instituciones y galerías deben prepararse para eso y darle la flexibilidad que necesita. Existe un debate entre el arte tradicional, dígase pintura, dibujo, escultura, con respecto a las nuevas tendencias de video, instalación y performance. Algunos críticos consideran que se margina el arte tradicional a favor de estas manifestaciones y se cuestionan su valor artístico, sobre todo en los casos donde no se percibe la labor y creación del artista, sino un grupo de objetos justificados por un concepto detrás. ¿Qué opina al respecto? El debate existe. No puedes obviar a las nuevas tecnologías y su estética: las piezas en 3D, las proyecciones y performances… “NO CONCIBO UNA OBRA, POR MUY AGRIA QUE SEA, SIN ALGÚN TINTE DE No creo que se esté negando el arte tradicional; la pintura de caballete siempre va a existir y eso lo notas fácilmente en las subastas, donde lo que más se vende es la pintura y muchas son obras actuales. Un amigo me decía que hay obras para bienales, obras para ferias y obras para exposiciones en galerías. Las nuevas tendencias pueden ser modas y estéticas efímeras, o no. Algunas se venden y funcionan, y va a haber público para eso y para el arte tradicional también. A su juicio, ¿cuáles son los aciertos y deficiencias del arte cubano actual? Hay jóvenes egresados muy talentosos, pero también se ven otros con obras más banales. Puede ser un lenguaje, estética o manera de decir propia de esta generación un tanto frívola, que tiene también sus encantos. Las principales deficiencias son en cuanto a la técnica, porque es muy importante saber dibujar y utilizar el color, es la base y el comienzo, lo más elemental, y mientras más conozcas las técnicas, más posibilidades creativas vas a tener. Mabel Poblet, Ariamna Contino, con esa imaginería y exquisitez, y su esposo Alex, son jóvenes artistas muy buenos que están trabajando en un abanico de cosas, con una obra sólida e interesante. También últimamente he percibido en diseño gráfico propuestas muy buenas estéticamente. Existe otro grupo de jóvenes que está haciendo obras para llamar mucho la atención, eso es propio de la juventud. Si a los veinte años no eres utópico, a los cuarenta qué vas a ser. Los jóvenes siempre quieren hacer escándalo y provocar, es parte de ese afán de comerte el mundo a mordidas, pero van a madurar, como todos. La misma obra y el arte mismo les irán pidiendo los cambios. Autofagia Néstor Kim [email protected] El Oficio, Revista Cubana de Literatura y Arte, convoca a todos los interesados que deseen colaborar con nuestra revista. Usted puede publicar en nuestra fanpage de Facebook: El Oficio. Revista Cubana de Literatura y Arte www.facebook/eloficiorevistadeliteraturayarte Se recibirán artículos (reseña, ensayo corto, etc) relacionados con la cultura cubana e internacional. El grupo creativo de El Oficio se reserva el derecho a elegir uno de los tres artículos con más likes, siempre y cuando su originalidad y el tema cumplan con las políticas de publicación de la revista. El consejo editorial de El Oficio se reserva el derecho a no publicar texto alguno o elegir a un concursante con menos likes, si determina que ninguno de los tres más leídos tiene la calidad requerida. Gracias por su atención. HUMOR” 38 el oficio · 2016 2016 · el oficio 39 (Holguín, 1981) Tiene publicado los libros de poesía: Sombras del solo (Ediciones Holguín, 2005), Peces en bolsas de nylon (Ediciones Ávila, 2009), Música de fondo (Ediciones La Luz, 2010), A la intemperie (Ediciones Holguín, 2011), Vaciados (Ediciones Aldabón, 2011) y Esteros (Ediciones Abril, 2013). Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía Orígenes 2008, Premio de la Ciudad de Holguín 2010, Premio Calendario de poesía 2013, entre otros. 40 el oficio · 2016 Rodapiés Me había cortado haciendo bistecs. Acomodo las finas lonjas de carne en bandejas para congelar. La herida sangra, los bistecs tendrán mi sabor. Duermo abrazándolo. (Ya no tenemos sexo). Acomodo los bistecs en bandejas de aluminio. Mis manos (la misma de los bistecs) acaricia el rostro del que duerme. Siempre acaricio la carne que otros se irán a comer. La sobreabundancia de nutrientes atrofia el nacimiento Mi voz no sirve para la denuncia no atestiguo, la competencia es alta. Se me humedece el rostro. Cocinar es ofrecerse (había escrito: me reparto como las tazas de café). El sudor cae en la sopa. Me caigo todo parece crecer. He creído alimentar plantas y personas. Crece la necesidad de alimentar otras plantas, otras personas. Una bandada de pájaros oscuros se refugia en los árboles de la Avenida Carlos III. En una tarde donde el calor hace ver espejismos. Es el cine de Pier Paolo Pasolini. El paisaje quemado por tanta luz. Los insípidos contrastes. La nata de chocolate oscuro pegado a las paredes de la taza. Debía haber nacido el bulbo que deposité en la bolsa de tierra tratada con abono orgánico. ilustraciones: Lancelot Alonso [email protected] YANIER H. PALAO Concierto de saxofón, percusión menor y música electrónica (DJ en vivo) Lijar el canto de la madera, matar el filo. Lijar toda aspereza, lijarme, esperar lo bueno. Detenerme minutos antes el surco blanco en la cabeza del extranjero, cuando le trenzaban los cabellos. La hábil mujer acomoda las mechas sedosas, las aprieta para que no se suelten, para que quede atrincada, muy fijo en el cráneo. La mujer acaricia la nuca del extranjero, él no se percata del roce de sus manos. El extranjero mira fascinado la destrucción de la ciudad que por momento le parece ridícula, hermosa. Por sus calles, otras mujeres con escobas, chancletas plásticas, cacharos, todo confeccionado con el plástico recogido por ellas mismas. Mujeres que se alimentan del reciclaje. Ha sido mucho el trabajo, la piel está reseca, arrugada por el sol. Kilómetros desandados por ellas tratando de llevar algo de dinero o comida a casa. La comida la compran ya cocinada, la transportan en potes que ellas misma venden. Esos han sido, potes, pomos; donde se guarda por poco tiempo; donde se llega solo a meter, a sacar; nunca se piensa en la estancia, en detenerse. La compañía los sacrificios. (Pienso, forraje, hierba, pasto). no han sabido alimentar esa destreza, no han querido. (¿No quiero?). Esta ciudad me destruye me enamoro de lo que me aniquila. Yo me esfuerzo en lijar la madera son quinientos rodapiés, quinientas piezas pintadas a mano para un café lujoso en el centro histórico, un café que solo podré ir pocas veces. 2016 · el oficio 41 ilustraciones: Lancelot Alonso Pústulas EILYN LOMBARD CABRERA (Cienfuegos, 1978) Licenciada en Letras (2000). Master en Estudios LingüísticoEditoriales Hispánicos (2014), en la Universidad Central de las Villas. Jefa de redacción de Poesía en Letras Cubanas. Ha publicado los cuadernos de poesía: Suelen ser frágiles las muchachas sobre el puente, (Reina del Mar Editores, 2005); Todas las diosas fatigadas, (Ediciones La Luz, Holguín, 2011). irrupción de romper–erupción de venir a desbordarme mientras elijo un paño hirviendo para ablandar la pústula granuloma/anómalo/graznido de romper–desinflamar el ánimo el agua fría escurriéndose hasta dentro del libro y toda la otra podredumbre hirviendo el agua para desde el poema (de ella/mío) tendidas en la cama cada una en su cama concentrar los humores la tibia habitación de cada una la lectura de la escalera la lectura desde el auricular al vacío acumulando términos/terminaciones/terminales desnuda todas las veces de asimilar la rabia el miedo tibia ya, casi fría el agua hilo ruidoso del baño gritos de fiesta en la cazuela de romper–interrumpir la muerte con agua/guarras/aspersiones hacia otra muerte. 42 el oficio · 2016 Carcinoma in situ (nic 3) descarnando quitar–la carne pedacito podrido descarnar dejar–el hueso no arrancar toda la carne el pedacito enfermo violeta y verde el círculo y llevarse también el blanquecino canal probar toda la sangre su hedor a mierda y fuego podría hilar la muerte con la carne dejar el cuello no total pero sano el cuello frágil rosa rosa el cuello que se anillaría a otra carne después el cuello portada del sol laberinto lunar descarnado. juntar hija y muerte en la misma página, como el sol y la luna en el mismo vientre, así la hija (vida) y la muerte o la casi muerte vislumbrada (nic 3) en el mismo vientre. la página es la piel lisa, y yo la mujer que inscribe en su cuerpo, como con agujas finísimas, las historias. y pasa la página, y los sueños o desvelos, sobre todo el insomnio pasa, y es el cansancio final, o mortal, que inhabilita para el amor y entonces muerdes semidormida el miembro que podía ocuparte el sitio de la muerte y convertirlo en sitio de la vida otra vez, solo para probarte la circularidad o espiral infinita que traza la sombra. no eres tú la hilandera, es la sombra y los miedos como único material y página o piel o hijo. diez años otra vez querría para este mismo hombre, y estos mismos dibujos a pesar de confundirme chillido de placer con suspiros, casi mi voz, dormida. morder sin masticar, soñar el placer embrutecida para lo real. 2016 · el oficio 43 Mutaciones II: La pedrada 1 JAMILA MEDINA RÍOS (Holguín, 1981) Poesía: Huecos de araña (2009), Primaveras cortadas (2011 y 2012), Del corazón de la col y otras mentiras (2013), Anémona (2013); y las antologías Traffic Jam (2015) y Para empinar un papalote (2015). Narrativa: Ratas en la alta noche (2011) y Escritos en servilletas de papel (2011). Ensayo: Diseminaciones de Calvert Casey (2012). Filóloga, armadillo, ciclista, nadadora, cometa viajera. He vegetado en puertos secos/ giratorios manipulando con grúas contenedores/ continentes como se llena o se vacía una nevera. Me he enamorado/ he fornicado me he quedado a dormir en los delgados malecones —haciendo equilibrios entre la fiebre y la vigilia. He atravesado en triciclos puertos (colleras dentelladas) de montaña entre llanuras apenas despobladas de nieve. Para salvar grandes-luces levanté puentes colgadizos gelatinosos mutantes que dejaran pasar (por debajo y sobre sí) trenes à grande vitesse espesuras de mástiles de pesqueros fantasmas con la bitácora en orden y jugosas marinerías congeladas. En cerrazones de guerra conservé limpios los aljibes de la sed. Soñando con los graves invernaderos he pegado con engrudo mis maquetas y alzado obras de ingeniería marítima por los cuatro costados de la red de mi boca: embalses/ criaderos/ hidroeléctricas plantas de riego/ juncales/ pantanizos donde cunden sin miedo la cebada y el dátil/ de la sal. Cuando cruzo las aguas sobre puentes aéreos o me echo a las carreteras cuando elijo al azar mis estaciones de metro (prendada de la aridez de los andenes volcada al río interminable de un riel/ tras otro riel/ tras otro riel) pesco las simetrías de mis obsesiones: la pesadilla de un viaje indetenible burlador de fronteras/ corredor de caballos onda (gravitacional) que apuesta a su atarraya cimbreante/ vibrátil pulsación. Sensación de abandono cesación de toda responsabilidad detención del tiempo. Liberada la cabeza se reclina contra la ventanilla del auto que va a cien que pudiera ir a mil hacia ninguna parte. 1 2 44 el oficio · 2016 De Anémona (Sed de Belleza, Santa Clara, 2013). De Huecos de araña (Unión, La Habana, 2009). foto: Juan Rey Hernández Cabrera Nana IV 2 2016 · el oficio 45 1 De Ratas en la alta noche (Malpaís Editores, México D.F., 2011). 46 el oficio · 2016 dio en la calle Porvenir, Buttari. Vienes de Lawton hacia Víbora Park y te sorprende la abertura. En la explanada los hombres y los niños acostumbran jugar a la pelota. Pero desde el campo no se puede entrever. Te tienes que quedar al borde, donde también anida el roble americano, para que desde los escalones de la entrada alcances a oír cómo serpea, entre las yerbas y las casas, la Gran Víbora. En Boyeros también. La misma rotonda de la Deportiva se apresta al estallido, unas un golpe en seco y otras un golpe de agua. Sentado al borde de la fuente, algunas veces podrás ver, pasar bobaliconamente al otro lado. Y un poco antes, en el trillo que lleva de Tulipán a Boyeros o de Boyeros a Tulipán, he visto abrirse un pasadizo. El monumento donde América recibe la antorcha de la Hispania cansada, alguna vez fue un buen lugar; allí perdí una piedra que enterré, como si hubiera un pozo debajo del caballo. En el Vedado es distinto. No sé si porque prolifera el roble americano, pero los huecos se abren y deshacen intermitentemente. Al borde del mar: en la columna del Maine; o entre el Meliá y Galerías Paseo, en la fuente cuadrada de la juventud; y en los jardines del Hotel Nacional, donde abre su cola una frase que alguien me pidió que no olvidara, sobre la luz y un pavo real. Y hay dos huecos, ninguno soleado; y un monumento a José Miguel Gómez, y una casa de madera dorada, detrás del antiguo monumento de Strauss, y una estatua al final de G en que sólo quedan las sandalias, y un parque polifónico en H y 21. De aquí, me atraen especialmente los huecos. Como entre la plaza Calixto García: Holguín a las nueve de la noche (la luz de las bombillas pugnando contra el césped, hasta volverlo blanco); la Avenida de los Álamos sin álamos, que a la izquierda desemboca entre El doceplantas y El hospital; el parque San José justo a las siete de la tarde; y la ciudad desde la Loma de la Cruz (la plaza, la iglesia y los tejados como un patrón cientos de veces repetido, un embrión agigantándose allá abajo), prefiero la última visión. En el Vedado, dos, tres huecos. Está el hueco de 19 y, recientemente, se ha abierto un hueco en G y 25. También está el hueco de jota, que tiene tres entradas com- pletamente distintas: una por jota, otra por 25 y otra por 23. Desde 23, la entrada es un solar; desde 25 es una cerca transparente pero inextricable, como un absurdo centro-de-trabajo desde el que pudiera salirse bajo los rieles del Quinto Distrito, a los farallones de Santo Suárez o a la finca de los Pineda, incluso al Castillo de Kessel o a la Masia L’Ampurdà. Desde jota, alguien me dijo que el hueco era la promesa de un metro para La Habana, que no tiene metro porque descansa sobre un suelo calcáreo. La cal, el esplendor de la caliza recomiendo desde abajo. En la Víbora hay también otros lugares (se oye hablar de la Loma de Jesús del Monte y de la Loma de Chaple). Y en el Vedado están las columnatas a Mella; el estadio universitario como una compuerta a Centro Habana; estuvo Alaska. En la Habana Vieja, puedes entrar por el Muelle de la Luz, por San Isidro o por la Alameda de Paula. Y en Tarará se abre la Plaza de las Banderas: blanca, estepa, horizontal, tan rusa. Pero tampoco puedes dejarte confundir: hay como siempre buenos y malos huecos, falsos y auténticos huecos, huecos de entrada y de salida, aunque en teoría cualquier vidita sirve. Finalmente, marco en el mapa el Ameijeiras (hueco blando que, aunque no sea, me recuerda a la almeja). Es el menos aceptable pero el mejor de todos. Un espacio abierto bajo techo: la cloaca máxima. Cuando el camello gira viniendo de Belascoaín, te deja ca- si frente al puente. Debes subir por detrás porque el puente no es vía segura para peatones, y no hay que dejarse tentar si a fin de cuentas has llegado hasta aquí. Vuelas por las escaleras y saltas al lobby. Detrás de la mujer de los teléfonos, se abren el día y la noche, la noche y el día, dos cielos totalmente de metal descansan sobre las paredes silenciosas, que casi nadie ve. Hay butacones azules, butacones blancos y butacones verdes. Y puedes cambiarte de uno a otro, como se cambia de la mañana blanca a la tarde verde a la noche inmensamente azul. Mi madre, que es mi madre, tampoco lo nota. Le digo que es una herencia rusa y se sonríe y se encoge de hombros; busca en su memoria y me dice que si no sé la historia: que son el sol y la luna, que es una construcción de los ’80. Pero no logra engranar la sensación irremediable del espacio abierto, de la cañería de luz, de sombra, de luz, de luz, de luz, de los metales asaltando el cielo, con el coloso ruso, con la montaña rusa, con mi añorada Rusia marsupial. Subo por la riada de luz/vengo por la Avenida Lenin. Tengo vía libre. En el mapa dentro de mi cabeza se encienden de una sola vez todos los posibles lugares de escape, las preteridas trampas (¿hacia V?). A uno y otro lado las flores rosáceas se desinflan abotargadas por el sol, que no les viene desde arriba, sino desde los edificios. Es abril. Pienso en el mapa. Entro y salgo por los huecos, dando portazos, dejándolos abiertos de par en par. Al final de la calle, el puente. Es tal que no quedan ganas de vivir para contarlo. Salto, sobre los carros rápidos heridos por el sol. EL ESTANTE C uando uno va hacia Alamartish puede bajarse y no seguir, bajarse en la rotonda de Alamar, que para nada es Alamar. Entonces, si giras en la rotonda a contramano y te decides por la horizontal, se suele abrir un puente. El puente no puede verse desde lejos pero se intuye desde la rotonda, desde que piensas en rechazar la vertical. Se abre como una vía láctea pero segura hacia La ville. Entonces, cuando cruzas y te adelantas y tuerces con fuerza hacia la izquierda, la avenida te sorprende como un golpe de luz. A eso, los holandeses le llaman el camino de Elda (el camino de la mujer guerrera). Sin embargo, a pesar de la luz, a pesar de que sueles intuir el puente desde que te decides por la vertical, yo no diría la Vía Láctea. Con luz y todo, lo que te parece desde que entras en ella, y aunque a lo lejos ves el puente, es un cul-de-sac: un maldito camino sin salida. Conozco varios lugares en Habanatown que son así, voy pensando mientras me interno por la monumental, encharcada de luz. A los costados se alinea el roble americano y se alzan los viejos, blancos doceplantas, que me recuerdan definitivamente a Rusia, Rusia la bella, Rusia monstruosa, perdida Rusia de la infancia. Pareciera que la pintura de los doceplantas fuera de puro vidrio, porque el sol choca sobre ellos y se te tira encima, salta a la vista como un conejo loco. Entre el blanco que se me sube a la cabeza, el roble americano primavereante en flor (flores blanduzcas, rosáceas que se abren para gastarse enseguida), y la avenida serpeando como una aguaza tranquila de cal y de lactosa, pienso: cañerías, espacios abiertos con luz intencional. En este escenario de bordes casi libres, de lejanas márgenes la riada, y de plateadas luces bordándose en el ojo como carnosidades hasta comer la vista, hay una trampa de expansión: la galería casi ilimitada que te invita al estallido. No es la morada gótica, que te aplastaba de extendida hacia los cielos, es la amplitud y la amplitud y la amplitud, la luz abriéndose en el aire, y golpeándote en la cara, hasta obligarte a atragantarte con el sol: una alharaca colosal. Huecos. Trazo un mapa en mi cabeza de los círculos minados. Siempre dispuesta a sistematizar. Hay un esta- 2016 · el oficio 47 CAÑÓN DE RETROCARGA (Publicada en 1991 y reeditada en 2013) Polémica obra que rompe con los esquemas tradicionales de la literatura cubana. Paradójicamente, partiendo del presupuesto latino: Nil novi sub sole, nos convoca a un terreno donde la innovación aun permite resultados inéditos: el formal, con recursos ya empleados por las vanguardias, pero re-creados aquí por la novísima alquimia... una auto parodia de este texto y una también lúdicra parodia del testimonio que a veces ha servido de catapulta a voces portadoras de pretensiones mas extraliterarias que artísticas. Alejandro Álvarez Bernal (La Habana 1961) El salvaje placer de explorar (Letras Cubanas 2014) El salvaje placer de explorar, como su título anuncia, es un libro que ahonda en los procesos de búsqueda no solo geográfica o emocional, sino ontológica, la que conduce a los exploradores a la indagación en el ser dentro de los más variados contextos político-culturales. Temas como la soledad, la angustia, el desarraigo, la violencia, el miedo, la represión, la curiosidad humana por investigar lo desconocido, están tratados aquí con alto rigor reflexivo y en una prosa de logrado equilibrio entre el examen psicológico de los personajes, la construcción de atmosferas y la sucesión dramática de los relatos. Jesús David Curbelo Daniel Díaz Mantilla (La Habana 1970) Los héroes de la clase obrera (greatest hits) (Ediciones Unión 2013) Los héroes de la clase obrera (greatest hits), como los grandes éxitos desgranados por una juke box en donde la diosa Janis Joplin te canta toda la soledad que tienes -o toda la que necesitas-. Este “mecano”llamarlo cauderno de cuentos dejaría afuera la intención del autor a la hora de juntar las piezas (narrativas) para armar su modelo de libro- es un retablo de perdedores que no se reconocen como tal. Porros, semen, fragmentos de canciones, balas, deseo, sangre, diálogos entretejidos con delirio y deleite, y mucho alcohol; mujeres y hombres que se suceden en las diferentes historias –o única historia fragmentada- habitando los márgenes de la sociedad a su cuenta y riesgo, incluso a su pesar. La finalidad de este “mecano” es una suerte de inevitable reacción en cadena. Ahí están las piezas; solo queda abrir el libro -y seguir o no el orden propuesto por el autor- para entonces activar el mecanismo. Ahmel Echevarría Abel Fernández-Larrea (La Habana 1978) 2016 · el oficio 49 Estimado: Hoy visité el antiguo cementerio judío de la ciudad, y no pude evitar acordarme de ti. Te envío un recuerdo de este sitio. Con afecto intemporal, J.M. Parafernalia “Capítulo 1 de Aventuras y desventuras del señor Mostaza, Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka 2016” Abel Fernández-Larrea (La Habana-1978) Narrador, ensayista, traductor y editor. Tiene publicado los libros de cuentos: Absolut Röntgen (Caja China 2009), Berlineses (Premio Fundación de la ciudad de Matanzas 2012) y Los héroes de la clase obrera (Ediciones Unión 2013) Todo comenzó el día en que el señor Mustarde recibió un paquete del extranjero. La cosa ocurrió del siguiente modo: el señor Mustarde estaba alistándose para salir a la clínica cuando, de repente, sonó el timbre de la puerta. Al abrir, vio a un hombre vestido con el uniforme de UPS, con un paquete en la mano. ‘¿El señor Jacob Mustarde?’, preguntó el hombre de UPS. El señor Mustarde asintió, y el otro le extendió el paquete y una tablilla electrónica para que estampara su firma. Al marcharse el cartero, el señor Mustarde se quedó unos instantes junto a la puerta, sosteniendo el paquete. Luego, dejó el paquete sobre la mesa de la sala y subió arriba a lavarse las manos. Se quitó el anillo, lo colocó cuidadosamente sobre el lavabo y se frotó varias veces las manos con el jabón. Tras esto, dejó que el agua bien caliente le quitara los restos de jabón durante cinco minutos. Bajó las escaleras, bebió agua de una botella recién abierta y se sentó frente a la mesa de la sala, contemplando la foto familiar colgada en la pared. Se ajustó los anteojos con la punta del índice. Entonces se decidió, finalmente, a tomar el paquete. Era un sobre de unas nueve pulgadas de largo por cinco de ancho, casi plano. No tenía remitente. Apenas el nombre y la dirección del señor Mustarde: Sr. Jacob Mustarde 613 Columbia St., Brooklyn Heights, Brooklyn New York, New York Nada más. Solo un sello con la foto de un castillo y la inscripción “Praha” en la parte inferior. “Praha” era la ciudad de Praga, eso lo sabía. Lo que ignoraba completamente era quién podía enviarle un paquete desde allí. Su mujer y su hijo se hallaban de vacaciones en el Caribe, y el resto de su familia, 50 el oficio · 2016 ilustración: Lancelot Alonso la poca que le quedaba, jamás había puesto un pie en Praga y, lo más probable, no lo pondría nunca. El señor Mustarde movió el paquete de un lado a otro, sopesándolo. Lo agitó junto a su oreja. Se lo acercó a la nariz y lo olió. Era un paquete normal. Es decir, no tenía ningún rasgo especial, característico, que lo hiciera diferente de tantos otros paquetes que se envían y se reciben a diario, desde y hacia todas partes del mundo. En total, el señor Mustarde tardó quince minutos en decidirse a abrir el paquete. Cuando, finalmente, buscó un abrecartas y, con sumo cuidado, despegó la solapa, una ola de aire frío le recorrió la nuca. Con la punta de los dedos de la mano izquierda tanteó el interior, y extrajo una tarjeta postal con la imagen del mismo castillo que reproducía el sello. Por el dorso, había una breve nota escrita a mano, en tinta azul, con trazos ágiles y estilizados. La nota decía: Nada más. Los trazos tenían algo de femenino y juvenil, aunque el tono era más bien maduro. ¿Quién era esta persona que firmaba con sus iniciales y que con tanta familiaridad se dirigía al señor Mustarde?¿Por qué se había acordado de él al visitar el antiguo cementerio judío de Praga –lugar, por demás, en el que el señor Mustarde jamás había estado, y del que tenía muy vagas referencias? Otra vez introdujo los dedos en el sobre, esta vez un tanto más osado. Sacó un envoltorio de nylon, del que a su vez extrajo una pieza redonda de tela azul. El señor Mustarde reconoció en el trozo de tela la prenda de vestir que tradicionalmente llevan los judíos pegada a la cabeza –nunca había tenido demasiado claro cómo– y que, apelando a una memoria borrosa, recordaba haberla oído nombrar como “kipá” o “yarmulke”. Azul. El color preferido del señor Mustarde. Aunque esto podía ser una mera coincidencia. El señor Mustarde volvió a mirar el retrato familiar. Su mujer y su hijo sonreían, con una sonrisa cómplice. Quizá se trataba de una broma. O era una burda equivocación. Alguien habría puesto mal las señas, o se habría confundido de persona. El señor Mustarde volvió a mirar el sobre. La dirección era correcta; es decir, era la suya. Buscó la guía telefónica. Aparte de él, solo había otro Mustarde en la ciudad y, curiosamente, también respondía al nombre de Jacob. ¡Ahí estaba la cosa! ¡La explicación! El señor Mustarde respiró aliviado. Incluso sonrió. Evidentemente alguien había trocado ambas direcciones, por lo cual él había recibido un paquete destinado al otro Jacob Mustarde. Tan simple como eso. Y había perdido veinte y cinco minutos de su vida por una confusión. Miró la hora y marcó el teléfono de la clínica. Respondió la voz de su asistenta. ‘¿Sí?’ ‘Beth, soy yo. Cancela todas las citas de la mañana’. Hacía tiempo había querido decir algo como eso, pero nunca lo hizo, por no quedar mal con sus pacientes. Ahora, sin embargo, se sentía aliviado. Dedicaría la mañana a devolver el paquete al correo, y quizá tendría tiempo de sobra para una caminata. Devolvió el trozo de tela a su envoltorio, este al sobre, junto a la tarjeta, y guardó el sobre en su maletín. Volvió a lavarse las manos, durante cinco minutos, esta vez en el fregadero de la cocina. De pronto no había tenido ganas de subir las escaleras. Al llegar al correo, pensó que lo más probable sería que devolvieran el paquete al remitente, en lugar de intentar enviarlo al “otro” Jacob Mustarde, lo que en verdad era una pena –el señor Mustarde estaba convencido de que el remitente del paquete era una chica, que había confundido torpemente ambas direcciones. Las señas del otro Mustarde lo ubicaban relativamente cerca, en Williamsburg. No era nada llegarse hasta el lugar, de camino a la clínica. El domicilio del otro Jacob Mustarde estaba en la calle Broadway, cerca de la intersección con Bedford Avenue. Era un edificio viejo, el más viejo de los alrededores, y lucía como si hubiera sobrevivido a varios incendios. El señor Mustarde atravesó el umbral y se dirigió al ascensor, que, pese a sus expectativas, no era de esos abiertos, enrejados, sino hermético, lo cual le producía cierta aprensión. Sacó un pañuelo del bolsillo y apretó el botón. El ascensor abrió sus puertas. Siguiendo el mismo método, Mustarde pulsó el botón del piso correspondiente. La maquinaria se puso en marcha con un rugido asmático. El señor Mustarde se arrinconó en una esquina. Los latidos de su corazón incrementaron el ritmo y la glotis se le obstruyó por unos instantes. Pero, ¿qué estaba haciendo? Estaba más que claro que todo esto era un error. Se había aparecido sin avisar, sin saber si su homónimo se encontraba en casa o estaba en disposición de recibirlo, y sin haber concertado una cita previa. Lo reprochable de su comportamiento lo atormentaba, un tormento materializado en el ruido de las correas que hacían subir el ascensor. De repente, la máquina se detuvo. El botón que indicaba el número se alumbró y las puertas comenzaron a abrirse. El señor Mustarde volvió a sentir asfixia, pero se hallaba totalmente incapacitado para mover el más mínimo músculo. Las puertas terminaron de abrirse. En el umbral, una chica joven fumaba y mascaba chicle. Parecía haber estado esperando toda una eternidad. La chica llevaba el pelo corto, pintado de rojo, unos jeans rotos y una camiseta trasparente que parecía hecha de polietileno, bajo la cual se podía ver claramente un brassier negro talla C. ‘¿Arriba o abajo?’, preguntó –casi escupió– la chica, sin dejar de mascar su chicle. El señor Mustarde abrió los ojos exageradamente. ‘¿Arriba o abajo?’, repitió la chica, con un gesto de exasperación. Como el otro no contestaba, entró al ascensor y pulsó el botón de la planta baja. Se colocó justo frente a las puertas, de espaldas al señor Mustarde. El humo de su cigarrillo llenó todo el espacio. El señor Mustarde tosió y reparó en una pegatina con la señal que prohibía fumar, en la pared lateral del ascensor. ‘No debería fumar en este sitio’, musitó el señor Mustarde, señalando la pegatina. La chica volteó la cabeza. Contempló al señor Mustarde de arriba abajo e hizo una mueca, mascando exageradamente su chicle. El señor Mustarde notó que la chica tenía las encías inflamadas. Caminó calle abajo. Necesitaba hacer circular otra vez la sangre en las piernas. Entrar en calor. El invierno había sido largo. La primavera, insuficiente. Ahora el verano se acercaba con un bochorno salvaje. Había que derretirse, que perder los moldes. El señor Mustarde se pasó el pañuelo por la frente y por la nuca. El sol pegaba fuerte. Se quitó los anteojos, empañados, y los frotó con el pañuelo. Unas yardas delante, caminaba un grupo de hasidim, todos forrados de negro, con sus sombreros y sus bucles. ¿No se ahogarían de calor? 2016 · el oficio 51 El señor Mustarde retrocedió y casi hace caer una vidriera llena de fusiles de caza. Salió pitando del lugar. ilustración: Lancelot Alonso Los hasidim entraron a una joyería. El señor Mustarde casi los sigue. Un poco más abajo, en la calle, se topó con un grupo de hampones, todos con sombreros Fedora y trajes de sastre, todos sonrientes, que iban en dirección contraria. Mustarde volteó ligeramente la cabeza, para mirarlos de reojo. Los hampones también entraron a la joyería. El señor Mustarde buscó refugio en el primer negocio que tenía a su izquierda. De repente, se vio a sí mismo en una armería. ‘¿Busca algo en especial?’, le preguntó el hombre detrás del mostrador, poniendo un revólver muy brillante sobre el vidrio. 52 el oficio · 2016 No era judío. Nunca lo había sido. Ni él ni nadie de su familia, hasta donde sabía. Entonces, ¿por qué alguien habría de regalarle una kipá del antiguo cementerio de Praga? Y, si se trataba de un error, ¿por qué le sucedía a él, precisamente? Llegó a la clínica pasado el mediodía. Tenía hambre. Con todo el trajín de la mañana se había olvidado de almorzar. La señora Weisz lo saludó desde su puesto en la recepción. ‘Tiene una cita’, dijo. ‘La señorita Pamela Scarlatti, que viene por una limpieza’. ‘¿Ya está aquí?’, preguntó el señor Mustarde mirando a todas partes del recibidor. La señora Weisz se puso de pie y se le acercó. ‘Me tomé el atrevimiento de hacerla pasar’, dijo sacudiéndole la bata. ‘¿Está usted bien?’ Sintió el aliento de la señora Weisz en la mejilla. Olía a enjuague bucal y crema antiarrugas. La señora Weisz era aún joven, pero se preocupaba –quizá demasiado– por proteger su piel tan blanca. El señor Mustarde se apartó. Ella bajó la mirada y volvió a su puesto. Al entrar a la consulta vio a una chica, de espaldas a la puerta, que jugueteaba con el instrumental. Una chica de pelo corto teñido de rojo y camiseta transparente, como de polietileno. La misma del elevador. Otra vez la glotis cerrada. La asfixia. ‘¿Pamela Scarlatti?’, preguntó el señor Mustarde con un hilo de voz. La chica dio un brinco y se dio la vuelta, ocultando las manos a su espalda. El señor Mustarde se acercó con pasos lentos, pesados. ‘Siéntese, por favor’. Pamela se acostó en el sillón. Su brassier negro talla C sobresalía como dos puntas de iceberg sombrío. Mustarde se dirigió a la estantería y extrajo un paquete con guantes de goma y un nasobuco. Luego se lavó las manos. El olor a jabón desinfectante impregnó la habitación. La chica intentaba acomodarse sobre el sillón. Se agitaba como un pez recién capturado. Mustarde pisó un pedal de la máquina y el sillón se elevó unas pulgadas. Encendió la lámpara. Pamela entornó los ojos. ‘Abra la boca, por favor’. Ella abrió la boca. Allí estaban otra vez las encías inflamadas. La lengua, también inflamada, estaba manchada de amarillo. ‘Baje la lengua’. Mustarde se acomodó los anteojos. ‘Hum’. Se volteó y comenzó a revisar el instrumental. Pamela inspiraba y exhalaba de modo exagerado. ‘¿Anestesia?’ ‘¡No!’, respondió ella con firmeza. Mustarde encendió la turbina. La respiración de la chica se hizo más fuerte. Cuando el ultrasonido rozó el esmalte, Pamela comenzó a gemir. ‘¿Le duele?’ ‘¡No! ¡No! ¡Siga, por favor!’ Los ojos le brillaban. No eran gemidos de dolor. El ultrasonido vibraba. Pamela, con la boca abierta, con las encías inflamadas, gemía cada vez más alto. El señor Mustarde sudaba, inclinado sobre ella, sobre su boca abierta. Ella se dejaba hacer, lo pedía, lo exigía. El señor Mustarde nunca había visto cosa igual. Algo se le empezó a endurecer bajo el pantalón. Ella parecía decir: “¡Más! ¡Más! ¡No pare, por favor!” Los ojos, el brillo, un sol acabado de nacer, la explosión de luz. Al señor Mustarde el corazón le latía de prisa. Bombeaba la sangre enloquecida. El ultrasonido iba, una y otra vez, desbastando el esmalte, adentrándose en las encías inflamadas, y a cada golpe correspondía un gemido ensordecedor. Entonces la señora Weisz abrió la puerta. El señor Mustarde apagó la turbina y volteó la cabeza. La señora Weisz no dijo nada, apenas lanzó una mirada tímida a Mustarde y a la chica sobre el sillón. Bajó la cabeza y volvió a cerrar la puerta. Mustarde se acomodó los anteojos con la punta del índice. Volvió a mirar a Pamela. ‘Escupa’. La chica escupió, y el chorro de sangre en el escupidero contaminó todas las aguas de la ciudad. 2016 · el oficio 53 Martirio. Néstor Kim [email protected] Revista El Oficio recibe colaboraciones originales e inéditas. Los textos deben enviarse a: [email protected] o contactar con nosotros a través de: eloficiorevistadeliteraturayarte @eloficiorcla www.el-oficio.com Para más información llamar al (+53) 5311 3288 (Dir. Ejecutiva: Karla G. Castro) No02