El balcón de la Virreina.
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El balcón de la Virreina.
el balcón de la virreina hermenéutica e historia de la arquitectura rafael com,éz El "balcón de la Virreina" del antiguo Palacio de los Virreyes de la ciudad de México, anterior a 1692, representa un magnificoejemp.Jopara la Hermenéutica y la Historia de la Arquitectura en Latinoamérica en el sentido de lo mucho que nos queda por reinterpretar viejos tópicos que, inveteradamente, siguen repitiéndose acerca de numerosos aspectos del arte colonial. La Hermenéutica o "el arte de comprender", como queda Schleiermacherl, significa el proceso mental por el que reconstruimos el pasado. En la mitologia, Hermes era el mensajero divino que comunicaba a los mortales aqueUo que éstos no comprendIan. Comoquiera que también habia descubierto el lenguaje y la escritura, su nombre dió lugar al arte de la interpretación, la Hermenéuticaz. En este breve articulo pretendemos, en primer lugar, ofrecer nuestra interpretación acer:cadel famoso balcón del antiguo Palacio de los Virreyes de México y, finalmente" demostrar la larga persi$tencia de los modelos manieristas en la arquitectu... ra mexicana del siglo XVII. La primera descripción del balcón la hallamos en Isidro de Sariftana quien, al hablar del cuarto de las Virreinas, nos informa que "fuera de otras muchas pi~ tiene tres Salas principales de estrado con valcones a ~ la pla~ mayor, y entre eUosuno de doze varas de largo, y casi dos de buelo, emsamblado, y dorado, con su zaquizami y plomada"3. Este antiguo Palacio fue incendiado en 1692cuando, a causa de la hambruna, el pueblo se amotinó contra el VirreyConde de Galvez, prendiendo fuego al famoso balcón que, rápidamente, fue pasto de las Uamas debido a su materia Hgnea, según afirman SigOenza y Góngora y otros dos testigos presenciales del suces04. No obstante la destrucción del Palacio tras el violento modn de 1692,conservamoscinco espléndicostestimonios gráficosde su fachada occidentaldonde se alzaba el majestuoso balcón, a saber: 19, los planos generalesde la Plaza Mayor en la segunda mitad del siglo XVI, conservados en el Archivo de Indias; 21>, el dibujo del jesuita Simónde Castro, realizado como recuerdo después del incendio de 1682; 39, el biombo de mediados del siglo XVII, del Museo de América"de Madrid; 49, el biombo pintado por Diego Correa en la segunda mitad del sigló XVII, del Museo Nacional de Hitoria de'la Ciudad de México; S9, el biombo de la Marquesa Huétor de Santillan de Madrid'. En los tres últimos pue.de contemplarse con precisiónel aspet;to general_del"balcón de la Virreina". Dentro de la historiografla moderl7 "h' 1. Tribuna del Salón de Cortes del Palacio de la Generalidad de Valencia (Foto Mas). na del arte colonial, Angula se ocupó de dicho elemento arquitectónico al estudiar la representación del Palacio de los Virreyes en el biombo que hoy se encuentra en el Museo de América de Madrid. All1 transcribe la anterior descripción de Sariftana, escrita en 1666, asi como la información de un testigo presen.cial que nos comuilica que "El balcón grande de Palacio, que tendria como dieciseis varas de largo, que por estar recibido en maderas talladas, y toda la altura que seria como de cinco. varas, llenas de celosias de madera, fue materia apta para el fuego, que se cebó CQngran presteza"6, Posteriormente, en su Historia del Arte Hispanoamericano, vuelve a transcribir la cita del testigo antes mencionado, y con su concisión habitual, lo describe escuetamente como "un gran balcón con cierre de ma18 ..;{:~;;,..~~"", dera decorado con figurillasy cubierto con láminas de plomo"', Toussaint no lo menciona siquiera en su Arte Colonial en México pero, en cambio, si habla de la reconstrucción del Palacio "después del tumulto de 1621".. No sabemos si se trate de una errata o de una confusión con el otro ~otin de 16249,aunque con anterioridad al libro de Toussaint ya se habia publicado el estudio de Marco Dorta sobre la reconstrucción del Palacio de los Virreyes, después del tumulto de 169210,. Sin embargo, De la Maza'al tratar la arquitectura civil de la ciudad de Méxicoen el siglo XVll, nos dice que el hermoso balcón se construyó bajo el mandato del elegante VirreyDuque de Escalona en 1640y "era a la manera andaluza -parecido a los balcones peruanos-, es decir, con su amplia repisa que avanzaba, apoyada en el muro por niftos atlantes, con celosias de madera y su 'zaquizarnt' o techo inclinado, como alero, con sus delgadas tejas de plomo"II, Curiosamente, no conocemos ningún balcón andaluz de esa forma ni de tales proporciones y caracteristicas, según podemos comprobar por el dibujo que publica dicho autor, Unicamente podria mencionarse como antecedente espaftol y s610como mera referencia, la tribuna de arqueria del salón de Cortes del Palacio de la Generalidad de Valencia, de diferente estilo, 'comenzada en 1540 por el maestro ,carpintero Ginés Linares, y cuya talla y composición quizá fuera obra de algunos de los artistas italianos que entonces habitaban en Valencial2. Por lo que respecta a los balcones peruanos su carácter es completamente diferenteIJ y su estilo I distinto al del "balcón de la Virreina". En aquellos no vemos representacionesfiguradas de ningún tipo y tan sólo coincidirian ambos en poseer una celosia. Finalmente, en la voluminosa obra Palacio Nacional, publicada por la Secretariade Obras Públicas, el "balcón de la Virreina" pasa de ser "a la manera andaluza parecida a los balcones peruanos" a "una especie de mirador oriental labrado con verdadera ostentación y que recuerda notablemente,a los balcones limef10sdel siglo XVIII"14.La transformación ha consistidó en otorgar una visión oriental -tipicamente decimonónica- a la manera andaluza de construir, precisando dentro de los balcones peruanos a aquellos de la ciudad de Lima en el siglo XVIII. Es decir, lo andaluz se convierte en oriental por arte y gracia del intérprete de la arquitectura mientras que su precisión nos deja ahora, únicamente en la ciudad de Lima, sin querer llegar más allá, hasta la mención, por 2. "Balcón de la Virreina" (Dibujo de M. González Galván) publicado en F. de la Maza. La ciudad ejemplo, del famoso balcón limef10 de México en el siglo XVII, fig. 63. del Palacio de Torre Tagle, estupendo modelo en su género, porque evidentemente en nada se parece al balcón mexicano, a excepciónde estar colgado y poseer celosia. Sin embargo, el caqfficemi, el techo del aposento que aunque tal vez alternen ambas- son cuerpo alto se encuentra ahora "for- . se labra de yesso"17.De donde, poste- muy similares a las publicadas por mado por cariátides y vanos con riormente, pasó a significar el enma- Vredeman de Vries en Variae Archicelosias o vidrieras"13.O sea que en detamiento de un techo o de un tecturae Formae (Amberes, 1601)19. esta última descripción las celosias tejado18. En este sentido es que lo Esto representarla un argumento más también pueden ser vidrieras. menciona Isidro de Sarif1anapues el para rechazar el supuesto orientalisaspecto de la representación de dicho mo del "balcón de la Virreina". Aún Más no se queda aqui la visión balcón en los referidos biombos no más, sabemos que este tratadista flaoriental del "balcón de la Virreina" nos permite considerar siquiera que menco desempef16 también un imporya que se nos recuerda que soportaba fuera de origen árabe ni que tuviera tante papel en el disef10 del mueble su "zaquizami y plomada, esto es, un apariencia oriental; y menos cuando con su obra Pourtraicts de Menuiserie techo iI}clinado de madera de fi(Amberes, 1588)20.No faltaron artisliación árabe como lo indica su observamos que estaba cubierto por láminas de plomo, con lo cual, en su tas flamencos en la Nueva Espai\a y etimologia 'saq( sarni' cubierto por un ejemplo de ello, en este caso, es el cubierta, recordaria a los tejados delgadasláminas de plomo"16.Empeherrerianos madrilef10spero no a los carpintero y ensamblador Adrian de ro, no todo techo inclinado de madeSuster, originario de Amberes, autor tejados árabes. ra debe ser de filiación árabe por más Ahora bien, si nos detenemos a . de la silleria del convento de Santo que le denominenzaquizarni. Biensaanalizar el dibujo publicado por De la Domingo en la ciudad de México, bemosque las palabras, como las moMaza, advertiremos que los atlantes o entre otras obras21. nedas, se devalúan cambiando y Ciertamente, este tipo de cariátidecariátides que soportan el techo del transformando su significado. En 1611, Covarrubias decia que "es balcón -no podriamos discriminar si herma habia aparecido ya en el Terceson figuras masculinas o femeninas ro y Quarto Libro de Arquitectura de nombre arábigo y corrompido de 19 .1 Serlio (Toledo, 1563)22,no obstante, el "bak:6n de la Virreina" en su aspecto ,mcnJ se asemeja mucho más a los modelos manieristas flamencos de Vredeman de Vries, especialmente aquellos en que se representan muebles. Recientemente, Jos~ de Me18 y Teresa Gisbert, en un intento de interpretación iconológica y partiendo de la edición espaftola de los Emblnnas de Alciato (1549), ban identificado esta tipica forma arquitectónica manierista que hemos .denominado cariátide-herma con la representación clásica del dios T~rmin()23.En la mitología romana esta divinidad era el guardián de las propiedades y el protector de los limites. Surgió cuando Ceres ordenó a cada propietario que marcara la separaciónde su campo con el del vecino despu~ de un periodo de anarquia en el que no se conocian los limites. Aquellas piedras o troncos que marcaron la separación de las propiedades fueron veneradas como un dios, el dios Término. Desdeentoncesla divinidad adoptó la forma de un hombre sin pies ni brazos colocada sobre un mojón piramidal al que se le presentaban ofrendas en las fiestas "terminales". De este modo el pueblo recordaria siempre que los limites de las propiedades eran sagrados:z.4 . Sin embargo, las figuras femeninas de las cariátides-hermas de los tratados de Serlio y Vredeman de Vries contradicen esta asociación mitológica que queda perfectamente plasmada en la figura masculina del grabado de los Emblemas de Alciat02~.Por lo tanto resultaria demasiado aventurado pensar también que fuesen dioses Término las figuras humanas del "balcón de la Virreina" cuando, en realidad, no podemos discriminarcon certeza si son figuras masculinaso femeninas aunque tal vez alternaran 'ambas como acontece en losgrabados de VredemaJ;lde Vries. .- -'. 20 j Si es cierta la fecha de su construcción en 1640, bajo el gobierno del Virrey Duque de Escalona, que nos proporciona De la Maza:!6,resultaria ~sta una data probable en que ya se habrian difundido plenamente los modelos manieristas flamencos. El Duque de Escalona obtuvo en 1640 un grandioso recibimiento como nunca se habia conocido, quizá por ser el primer grande de Espafta que era nombrado Virrey; se convertiria en el principal rival del obispo Palafox quien no cesaria, con. todos los medios a su alcance, hasta verle derrocado en 1642, accediendo el propio obispo al cargo de Virrey27.Asi pues, la construcción del "balcón de la Virreina"seria Uno de los primeros encargos que realizara el Virrey Duque de Escalona a raíz del comienzo de su breve mandato en agosto de 1640. Por consiguiente, nos hallamos ante un testimonio más de la persistencia de los modelos manieristas en la arquitectura mexicana, fenómeno que en ciert ocasión ha manifestado Bialostocki28.Sin embargo, si consi- . deramos que los modelos inspiradores del famoso balcón procedan de los tratados de Vredeman de Vries encontraremos una seria objeción pues en las listas de libros expedidos desde Sevillacon destino a la Nueva Espafta aparecen muchos libros publicados en Amberespero ninguna de las obras de Vredeman de Vries29.Asimismo podemos decir del rico acervo de la Biblioteca Palafoxiana de Puebla30. En cambio, si hallamos en dichas listas dos edicionesde los Emblemas de Alciat031.¿Serlan, pues, dioses Términos los del "balcón de la Virreina" como el que aparece en el tratado de Alciato o, por el contrario, serlan cariátides-hermas como las que aparecen en los tratados de Vredeman de Vries? El juego de las interpretaciones nos puede conducir a la verdad si continuamos la búsqueda. y el que busca encuentra aunque siempre es más placentero encontrar sin buscar. y he aqui que hallamos que en la edición de lode, sin fecha, del libro de Vredeman de Vries, Caryatidum aparece el subtitulo "vulgus termas vocat"32es decir, que el vulgo llama termas a las cariátidas. De "terma" a "término" no hay mucha distancia y posiblementeestemos hablando de la misma cosa. El prurito iconológico,a veces, lo enturbia todo y los árboles no dejan ver el bosque. Y en cuestión de etimologias, como dice Cela, "cuando menos se piensa, salta la liebre del despropósito" . Asi pues; tenemos ahora una nueva interpretación del "balcón de la Virreina", según la cual sus formas tomarlan como modelo los grabados manieristas flartlencos del tratadista Vredeman de Vries. ¿Es licita esta interpretación si tenemos en cuenta que las obras del citado tratadista no aparecen en las listas antes mencionadas? ¿Dejemos libremente abierto el balcón al aire de la hipótesis o lo cerramos cautamente a la furia de los hechos? Lejos ya el tiempo en que los historiadores sentian una devoción casi pueril por el "hecho" como el cientifico que todo lo capta bajo la lente de su microscopio, en palabras de Fevre33, el historiador de la arquitectura debe hoy dia plantear problemas y formular hipótesis. Problemas no planteados e hipótesis no formuladas que aclaren y nos hagan comprender las obras del pasado. 3. Vredeman de Vries, Variae Architecturae Formae (Amberes, 1601). publicado en F. Hellendorn, Influencia del manierismo nórdico en la arquitectura religiosa virreinalde México, p.266. 4. Vredeman de Vries. Disei\o de un mueble, publicado en F. Hellendorn, op. cit., p. 243. D notas I R.E. Palmer, Hermeneutics: Interpretation Theory in Schleiermacher, Dilthey, Heidegger and Gadamer, Evanston, Northwestern University, 1969, p. 75. 2 A. BOckh, On Interpretation and Crilicism Norman, University of Ok1ahomas, 1968, p. 47. 31. de Saríñana, Llanto de Occidente en elocaso del más claro Sol de las Españas, Méjico, 1666 Apud A. de Valle-Arizpe, Historia de la ciudad de México según los relatos de sus cronistas, México, 1977, p. 352. de este mismo autor vid El Palacio Nacional de México. Monografía histórica y anecdótas, México, 1936. 4 D. Angulo, "El Palacio de los Virreyes de México. Anterior a 1692", Arte en América y Filipinas, 1 (1936), p. 148. Sobre el motín vid 1. Leonard, Alboroto y motín de los indios de México del 8 de junio de 1692, México, 1932, y M.e. León Cazares, La Plaza Mayor de la ciudad de México en la vida cotidiana de sus habitantes. Siglos XVI y XV//, México, 1982, pp. 156-62. 5 D. Angulo, op. cit., p. 145. 6lbidem, p. 148. 7 D. Angulo, Historia del Arte Hispanoamericano, Barcelona, 1945, 1, p. 471, figs. 610-11. 8 M. Toussaint, Arte Colonial en Méxicp, México, 1948, p. 100, y p. 61. 9 E. O'Gorman, Reflexiones sobre la distribución urbana colonial de la ciudad de México, México, 1938, p. 23. 10E. Marco Dorta, "El palacio de los virreyes a fines del siglo X VII", Archivo Español de Arte, XI (1935), p. 103. 11 F. de la Maza, La ciudad de México en el siglo XVII. México (1968), pp. 64-5. I"J.F. Rafols. Techumbres y artesonados espanoles, Barcelona (s.a.) p. 126. 13Vid reproducciÓn del balcón limeño del Palacio de Torre-Tagle en E. MarcoDorta, La arquitectura barroca en el Perú, Madrid, 1957. 14 Palacio Nacional, México, Secretaria de Obras Públicas (1976), p. 69. ISlbidem. '16Ibidem. 17Apud F. Garcia Salinero, Léxico de alar/fes de los siglos de oro, Madrid, 1968, p. 246. 18lbidem. En el mismo sentido J. R. Paniagua, Vocabulario básico de arquitectura, Madrid (1978), p. 338. 19 Vid F. Hellendorn, Influencia del manierismo nórdico en la arquitectura religiosa virreinal de México, Delft, 1980, p. 266, 1ám. 65. 20A. Hyatt Mayor, Prints and People, a Social History of Printed Pictures, Princeton University Press (1971), p. 390. 21G. Tovar de Teresa, Renacimiento en México. Artistas y retablos, México (1982), p. 201. 22M. González Galván, "El hombre como alegoría arquitectónica entre el manierismo y el barroco", La dispersión del manierismo (Documentos de un Coloquio), México, 1980, p. 97, figs. 1 y 4. 23 J. de Mesa y T. Gisbert, "El dios Término, la diosa Vesta y Diana en la arquitectura virreinal", XLll Congres International d'Americanistes (1976), Paris, 1978, pp. 49-68. 24J. Humbert, Mitología griega y romana, México, 1981, pp. 94-5. 25 A. Alciato, Emblemas (1549): "El Término" "Un canto que quadro a la forma de un dado Está entérrado. Encima está esculpida Una figura de un cuerpo cortado De la cintura abaxo, que invencida Jamás confiesa ayer ventaxa dado. En término aqueste es de nuestra vida, Que está prefixo el dia que nos lleva. y del.principio el fin de entonces prueva". El dios Término, como limite era inamovible, "el que no cede"; por ello Erasmo de Rotterdam adoptó este emblema (NULLI CEDO) y Hans Holbein el Jóven lo retrató en un grabado en forma de Término. Apud J. de Mesa y T. Gisbert, op. cit., pp. 50-1. 26F. de la Maza, op. cit:, p. 64. 27 J.I. Israel, Razas, clases' sociales y vida política en el México colonial (1610-1670), México (1980), pp. 207-19. 28J. Bialostocki, "Expansión y asimilación del' manierismo", La dispersión del manierismo, p.24. 29F. Hellendorn, op. cit., p. 177. 30lbidem, pp. 178-82. 31lbidem, pp. 177 Y 178. 32lbidem, p. 195. . 33L. Fene, Combates por la historia, Barcelo- na(1982),p.43. . 2~ 11