La mano de Orula
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La mano de Orula
Alain Konen La mano de Orula Etnografía sobre Ifá y la Santería en La Habana Recherches Amériques latines Proemio de Eusebio Leal Spengler Prefacio de Philippe Jespers La mano de Orula Recherches Amériques latines Collection dirigée par Denis Rolland et Joëlle Chassin La collection Recherches Amériques latines publie des travaux de recherche de toutes disciplines scientifiques sur cet espace qui s’étend du Mexique et des Caraïbes à l’Argentine et au Chili. Dernières parutions Lucia OZORIO, Penser les périphéries, une expérience brésilienne. Pour un nouveau type de politique publique de construction du commun, 2014. Robert CABANES, Economie morale des quartiers populaires de São Paulo, 2014. Tamar HERZOG, Rites de contrôle et pratiques de négociation dans l’Empire espagnol. Dialogues distants entre Quito et Madrid (16501750), 2014. Guyonne BLANCHY, Le vignoble argentin de Mendoza et l’influence française, XIXe-XXIe siècle, 2014. Jose Maria TAVARES DE ANDRADE, Une mythologie brésilienne, 2014. German A. DE LA REZA, En quête de la confédération. Essais d’intégration des républiques hispano-américaines au XIXe siècle, 2014. Alexandra ANGELIAUME-DESCAMPS, Elcy CORRALES, Javier RAMIREZ, Jean-Christian TULET (dir.), La petite agriculture familiale des hautes terres tropicales. Colombie, Mexique, Venezuela, 2014. Marcio de Oliveira, Brasilia entre le mythe et la nation, 2014. Patrick HOWLETT-MARTIN, La politique étrangère du Brésil (2003-2010). Une émergence contestée, 2013. Denis ROLLAND, Marie-José FERREIRA DOS SANTOS et Simele RODRIGUEZ, Le Brésil territoire d’histoire. Historiographie du Brésil contemporain, 2013. César CARILLO TRUEBA, Plurivers. Essai sur le statut des savoirs indigènes contemporains, 2013. Aristarco REGALADO PINEDO, L’ouest mexicain à l’époque des découvertes et des conquêtes (XVIe – XVIIe siècle), 2013. Guillermo ZERMENO PADILLA, La culture moderne de l’histoire. Une approche théorique et historiographique, 2013. Guillaume LETURCQ, Frédéric LOUAULT, Teresa Cristina SCHNEIDER MARQUES (dir.), Le Brésil : un laboratoire pour les sciences sociales, 2013. Alain KONEN LA MANO DE ORULA Etnografía sobre Ifá y la Santería en La Habana Traducción del francés Proemio de Eusebio Leal Spengler Prefacio de Philippe Jespers L’Harmattan Agradezco a Claudia Pilar López Tahua y a Félix González Díaz por su participación a la traducción. Título original : Rites divinatoires et initiatiques à La Havane. La main des dieux. Publicado en francés por L'Harmattan, Paris, 2009. © L’Harmattan, 2014 5-7, rue de l’École-Polytechnique ; 75005 Paris http://www.harmattan.fr [email protected] [email protected] ISBN : 978-2-343-04773-7 EAN : 9782343047737 SUMARIO PROEMIO 9 PREFACIO A LA EDICIÓN EN FRANCÉS 11 EXORDIO 17 PRIMERA PARTE : MARCO TEÓRICO DE LA INVESTIGACIÓN Capítulo I : Introducción general Capítulo II : Ritos, circulación de los actores y de las representaciones Capítulo III : De la búsqueda personal a la elección metodológica 21 21 49 79 SEGUNDA PARTE : OCHA-IFÁ, UN SISTEMA DE ADIVINACIÓN Capítulo IV : Una consulta ordinaria Capítulo V : Rituales previos Capítulo VI : Primera consagración : Tomar los guerreros Capítulo VII : Teorías de los orígenes de la humanidad Capítulo VIII : Conocer sus muertos a través de la misa espiritual Capítulo IX : Una consagración decisiva : Recibir la mano de Orula Capítulo X : Santeros y babalawo : Sus consagraciones, poderes y conocimientos Capítulo XI : Itutu, un ritual funerario Capítulo XII : Cuba tierra sagrada 89 89 119 139 167 183 203 TERCERA PARTE : ESTRUCTURA DE LOS SIGNOS ADIVINATORIOS IFÁ Capítulo XIII : Una configuración aleatoria Capítulo XIV : Tipología de los signos adivinatorios Ifá Capítulo XV : Memoria ritual 309 309 325 349 CONCLUSIONES GENERALES 367 NOTAS 379 GLOSARIO 411 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y FILMOGRÁFICAS (fuentes citadas) 419 ÍNDICE 427 245 277 293 PROEMIO En el prestigioso Laboratorio de Antropología de la Universidad de Bruselas, consagra su tiempo a los estudios etnológicos el Dr. Alain Konen. De su vida y obra conocí por el testimonio de mi buen amigo Iván de Armas ; ambos se conocieron en la Alta Casa de Estudios de la bella ciudad que tantos recuerdos encierra para nosotros los hispanoamericanos desde los días en que siendo aún colonia de la Corona española, escuchaban los habaneros hablar de los Tercios de Flandes. Iván, que brindaba una conferencia sobre la religión afrocubana, captó el interés del profesor Konen, quien tuvo la gentileza de enviarme la edición publicada en 2009 bajo el título Rites divinatoires et initiatiques à La Havane. La main des Dieux. En realidad, su tesis doctoral presentada en 2006 ante la Escuela de Altos Estudios de París. La regla de Ifá y sus relaciones en el círculo iniciático de la santería es quizás la expresión más acabada del sincretismo religioso que floreció como resultado del choque de civilizaciones en el Caribe, profundamente influido a su vez por otras corrientes de la mística africana, sin cuyos frutos es imposible formular une explicación de la singular espiritualidad de los cubanos. Al sabio Don Fernando Ortiz debemos las claves interpretativas, a partir de sus meditaciones durante la época en que perteneció al servicio consular en Génova, la hermosa capital de la Liguria. Dicho caudal engrosaría Hampa afro-cubana : Los negros brujos (1906), que sería prologado por el criminalista César Lombroso, cuyas teorías llamaron la atención del joven Ortiz, quien luego, desembarazado de ellas, volaría con ala propia, dando comienzo a la que sería su obra monumental. Discípula suya fue la eminente investigadora Lydia Cabrera, que al publicar El Monte, en 1954, consolidó la obra de su ilustre maestro atrayendo aún más el interés sobre la santería y el culto vigente que, despojado de interpretaciones banales, es sin embargo parte de nuestra verdad y yacimiento antropológico al que han consagrado páginas esenciales Miguel Barnet y Natalia Bolívar, así como iluminado la obra plástica del genial Manuel Mendive. 9 Con razón el Dr. Konen afirma categóricamente : « Mi trabajo es como una piedra al edificio histórico…Estoy convencido que no hay mejor antropología que aquella que se sostiene en la ciencia histórica ». Al presentar la versión en lengua española de este libro revelador y apasionante, aliento la esperanza de que conserve los delicados matices que le ha conferido al texto original el idioma de su autor, sin privarnos del halo de poesía y encanto que posee. Deseo agradecer su gentil y exquisita dedicatoria invocando al joven y saltarín Elegguá, que abre los caminos proverbiales del hombre. Dr. Eusebio Leal Spengler Historiador de la ciudad de La Habana 10 PREFACIO A LA EDICIÓN EN FRANCÉS He tenido el gran placer de codirigir con Anne-Marie Losonczy la tesis de Alain Konen en la Université Libre de Bruxelles, además de la ‘suerte’ de compartir en ocasiones su recorrido por los caminos de la adivinación Ifá en La Habana, por lo que diré que reflexiones la lectura de su libro me inspira al día de hoy. Rites divinatoires et initiatiques à La Havane, La main des Dieux es en mi opinión, el primer trabajo jamás dedicado a una etnología de la adivinación Ifá – realizado por su autor al termino de varios años de investigación – desde el estricto punto de vista de los especialistas de la adivinación Ifá en Cuba, los famosos babalawo, cuya reputación, tanto de adivinos como de sacerdotes, se extiende hoy más allá de las fronteras de la Isla, incluso a los religiosos de otros países de América. Es por eso que insistimos en el carácter monográfico de este estudio, puesto que estamos en presencia de una adivinación que aun siendo conocida, no ha sido hasta el presente seriamente estudiada – si bien la situación de Ifá en Cuba es comparable a la de las geomancias del África occidental y de la Costa de los esclavos de donde proviene – y a pesar de que desde hace tiempo ha sido objeto de estudios sistemáticos (véanse los trabajos de Bernard Maupoil en Benín, de William Bascom en Nigeria, de Alfred Adler y Andras Zempléni en Chad) utilizados aquí por el autor. Este libro colma un vacío tanto en la literatura etnológica de habla hispana, como en la francófona y anglo-sajona, dedicada a las religiones afrocubanas. En efecto, pocos autores han abordado de una manera tan profunda los llamados procedimientos de la mecánica adivinatoria, necesaria en la construcción de los secretos de Ifá y gracias a los cuales los babalawo revelan a sus consultantes los secretos relativos al misterio sobre el origen de su propia existencia y de su destino. Desde esta perspectiva la iniciativa de Alain Konen, que adoptó de manera inequívoca el punto de vista de las competencias (y ‘savoir-faire’) de los maestros adivinos babalawo, me pareció una iniciativa que complementa a la perfección la de los autores que, antes que él, privilegiaron el punto de vista de los consultantes al tener en cuenta, en particular, los relatos de vida de los religiosos relacionados principalmente con el culto de la santería, también de origen africano. Pienso concretamente en las investigaciones de Kali 11 Argyriadis, autora de La religión à La Havane (1999) con quien Alain Konen tuvo ocasión de trabajar en París en el marco del grupo de estudios « Enjeux méthodologiques et théoriques en terrain cubain » y de colaborar en La Habana durante una misión de investigación. Así pues el libro de Alain Konen sólidamente vertebrado por esta temática de la mecánica de Ifá – siempre presente y controlada – aparecerá como una construcción en tres niveles, que sucesivamente se ocupan de : 1) definir el estatuto de los babalawo en el seno de una amplia red de circulación de los actores y de las representaciones rituales del panteón cubano (Introducción) ; 2) comprender el sistema de adivinación, en el contexto de un largo recorrido iniciático – que va de la toma de los guerreros a la recepción de la mano de Orula – y considerar que este recorrido se inserta a su vez en un ciclo de vida – desde los ritos de nacimiento hasta los ritos de duelo (Segunda parte : Ocha-Ifá, un sistema de adivinación) ; 3) conducir el análisis de las formas de adivinación en términos de legitimidad formal y sustancial de los 256 signos adivinatorios (Tercera parte : Estructura de los signos adivinatorios Ifá). Este trabajo constituye un verdadero ‘tour de force’ cuya solvencia da fe tanto de las cualidades intelectuales del autor como de sus fundados conocimientos de una lectura antropológica sobre Cuba. Alain Konen, en el centenar de páginas de su introducción, pone orden en la compleja problemática del estatuto de los babalawo, de quienes se conocía ya el rol decisivo que desempeñan en – y paralelamente – el culto de la santería. En este aspecto, abre un debate útil para la comprensión pragmática de las denominaciones mutuas utilizadas por los miembros de una misma cultura entre, la religión que califica la práctica de hombres y mujeres, hijos o hijas, de los orishas, divinidades del culto de la santería, por una parte, y, por otra, la fraternidad que califica la práctica adivinatoria de los babalawo. Éstos reciben – mediante una consagración, primero a la mano de Orula (el oráculo titular de Ifá), después a la mano de Ifá – el título de padre de los secretos de Ifá – es decir Ifá como la instancia de verdad superior puesta por ellos al servicio de los numerosos religiosos de la Isla e incluso de los religiosos venidos de fuera. Las partes que componen este trabajo y cuyos contenidos hemos referido tienen el mérito de presentarnos una etnografía novedosa sobre : el parentesco de doble padrinazgo de los adivinos, la organización de una sesión ordinaria de adivinación, el margen de libertad institucional que les otorga el Partido Comunista desde el Congreso de 1991 y una práctica adivinatoria aureolada de toda una ideología que confiere a Cuba el estatuto de Tierra sagrada. Pero el desafío mayor de Rites divinatoires et initiatiques à La Havane, La main des Dieux, ha sido para su autor, el interrogarse sobre la índole y la función de Ifá en un conjunto de rituales de los que nos ofrece aquí una descripción extensiva y exhaustiva, no solamente por lo pormenorizado de la exposición sino también por la inserción progresiva de cada componente adivinatorio (Biange 12 y Aditoto, Dilogún, Ifá) dentro del vasto contexto religioso conocido bajo el nombre de sistema Ocha-Ifá. Según dicho sistema, es siempre el espíritu de Orula (el oráculo titular de Ifá) quien permite conocer todos los caminos religiosos. Atribuye una competencia adivinatoria elemental a los recipiendarios de los orishas guerreros, asimismo dirige las complejas operaciones que fijan en la cabeza del novicio un orisha protector y da al iniciado el derecho de manejar el sistema adivinatorio Dilogún que consiste en interrogar, mediante 16 caurís* al dios al cual ha sido consagrado. Es sobre todo un babalawo el que confiere a ciertos iniciados la mano de Orula que desvela el destino prenatal, pero no autoriza todavía a que los consagrados practiquen la gran adivinación Ifá que comprende 256 signos. Sólo una nueva etapa iniciática, accesible únicamente a los hombres (una segunda mano), hace al babalawo, sacerdote masculino, mientras que el culto a los orishas admite ambos sexos – lo que no deja de provocar a veces, serias reacciones de hostilidad por parte de algunas mujeres (madrina en santería o madrina en espiritismo) ante la fraternidad de los babalawo, como pone de manifiesto la obra de Kali Argyriadis La religión à La Havane citada a menudo por el autor. Progresivamente se llega al estudio de los signos de Ifá ¿De dónde viene que una sesión adivinatoria pueda ser, deba ser, siempre aprehendida, tanto en la unicidad y la multiplicidad como en la unidad y la multiplicación de los 256 signos de Ifá? Es a esta cuestión primordial – que por otra parte ha sido una de las preocupaciones de los investigadores comprometidos en el estudio de las geomancias del África occidental (véase Bernard Maupoil, 1936, William Bascom, 1942, Robert Jaulin, 1957, Alfred Adler y Andras Zempléni, 1972) – a la que se propone contestar el autor. Si él plantea la pregunta general « ¿Qué es lo que da cohesión a este conjunto? », parece, si lo seguimos, que la respuesta más obvia, la más fácil, esté dada por un modelo arborescente, central, jerarquizado, lineal y estructurante. Por ejemplo, el esquema propuesto que muestra un encadenamiento codificado de formas espacio-temporales en la estructura de conjunto del tablero de Ifá. Se trata de un tablero que comprende una primera serie de 16 signos, los oddun, compuestos de dos patas gemelas – los llamados signos mayores de Ifá –, seguidos de una segunda serie de 240 signos producidos por combinaciones de patas pertenecientes a los oddun – los llamados signos menores de Ifá. Si nos guiamos por este modelo arborescente, es posible seguir a los babalawo en su hermenéutica erudita de los signos. Cada signo tiene un estatuto ejemplar que les confiere por su « contenido proposicional » (un nombre, una característica adivinatoria específica, rezos, refranes, relatos míticos…), esto que el autor llama de manera acertada « legitimidad formal y sustancial ». Y tan sustancial que los babalawo ven en los signos surgidos en una sesión adivinatoria cotidiana, los trazos que emanan * Lo que Philippe Jespers llama caurís en el presente Prefacio son designados a lo largo del libro como caracoles. 13 de una energía cósmica primordial, el soplo precursor de Olofi, la divinidad suprema del panteón. Queda por decir que, para obtener los signos de Ifá, es necesario recurrir a procedimientos mecánicos – por ejemplo, lanzar la doble cadena adivinatoria o manipular nueces de palma mediante un movimiento regular de las manos – y aleatorios – el resultado no se conoce de antemano, porque nadie es dueño de su destino. Una vez que el babalawo ha obtenido los signos requeridos comienza a interpretar los resultados por la fórmula ritual Dice Orula que…, es decir, Orula (el oráculo titular) dice que…. La pregunta pasa a ser « ¿Cuál es la validez de estas operaciones mecánicas cuyo objeto son los signos? ». Un concepto viene ahora concretamente en nuestra ayuda, es el concepto de efectividad utilizado por los adivinos para sugerir que los oddun no son signos abstractos sino « agentes », es decir que cada uno de ellos está animado en función de su morfología específica (sus patas), de un ashé, la energía que le permite actuar en el espacio adivinatorio. Esto significa que una teoría abstracta de los signos resulta sospechosa (como lo es el concepto de azar – de casualidad – para los adivinos), porque introduce una falla en la vivencia de los actores. Es que el sistema adivinatorio de Ifá, como muchos de los sistemas adivinatorios en África Occidental, incorpora el cuerpo sensible y activo del adivino y el del consultante en el mecanismo de producción de signos (ya que tanto uno como otro serán alternativamente conectados ritualmente a la « doble cadena » de producción de signos) de manera que se trata de una teoría energética « vivida » por el adivino y el consultante y que para ellos sólo puede serlo frente a una instancia distinta – ya que el espíritu de Orula preside y rige el conjunto de los signos de Ifá. Sobre este punto es elocuente la descripción de una sesión adivinatoria « ideal-tipo » propuesta por el autor. Entrar en la adivinación de Ifá es dejarse aparentemente arrastrar por tres tiempos narrativos secuenciados por « actos arquetípicos » de una adivinación de origen africano. Después de dirigir, en lengua yoruba, una oración a Orula, el adivino realiza dos acciones rituales, la primera de las cuales consiste en obtener una secuencia de tres signos y la segunda en hacer su interpretación. Primer signo : Cómo (el consultante) vino a la tierra, segundo signo : Qué es lo que hace en ella, tercer signo : Cómo sale de la vida. Así, progresivamente se llega a explorar esta singular « máquina » de pensar el destino en la cual, como es evidente, queda « atrapada » la mano del adivino. Para él, actuar sobre la « doble cadena », es accionarla hacia Orula para obtener tres signos, de manera tal que vengan a ocupar sucesivamente tres lugares de interrogación que evoquen algo parecido a un relato. ¿Cómo interpretarlo? Los babalawo disponen para esto de un vasto « corpus bajo la forma de frases liminares (por ejemplo rezos, refranes) que llevan a unos patakin, es decir historias de adivinación que forman “prototipos de acontecimientos” (el subrayado es mío) gracias a los cuales los babalawo 14 esclarecen el sentido de los acontecimientos de la vida que el consultante ha sometido a la adivinación de Ifá ». Esto es lo que justifica a mis ojos el cometido del autor, que haya pasado por estos meandros, que haya penetrado en este laberinto discursivo producido por la mecánica de Ifá y que nos haya invitado a ir más allá de lo evidente de una función adivinatoria reconocida por todos los autores : la de garantizar y regarantizar con relación al orden de un acontecimiento padecido por un hombre o una mujer que se pone en manos de Ifá. Pero, ¿qué es más precisamente un acontecimiento retomado por la mano de un dios y qué es de la técnica de un humano que ha tomado la mano de ese dios? Es, entre otras cosas, lo que el autor ha aprendido de los babalawo : la posibilidad de liberarse de lo que llamamos « técnicas » en el sentido de los medios y fines « meramente humanos » (¡aunque haya técnica!). Así, la eficacia del ordenamiento de los signos de Ifá que consiste, como ya se ha visto, en relacionar un enfoque sincrónico (clasificar) con un enfoque diacrónico (proponer un relato) no puede depender de una instancia que explique y fundamente mecánicamente esta relación, sino que remite al orden del acontecimiento imprevisible, singular. « La eficacia no se explica por la puesta en relación, ella es el acontecimiento de esta puesta en relación »1. Por más que al final de una sesión adivinatoria sea legítimo que el babalawo pregunte al consultante « ¿Satisfecho? », el éxito de la relación adivinatoria no es « un derecho sino que pertenece al orden del acontecimiento que implica a un ser que podría no haber respondido. Y el conocimiento resultante habla del ser en virtud de su respuesta »2. De hecho, si Orula no responde, habrá que volver a lanzar la « doble cadena », y en todos los casos, efectuar una adivinación « dentro » de la adivinación. Una última observación, en su introducción el autor señala la especificidad de su perspectiva antropológica : adopta el estricto punto de vista de las competencias (o ‘savoir-faire’) de los babalawo, dejando que otros procedan al revés, al adoptar la perspectiva de la recepción que equivale, por decirlo así, a tomar en consideración justificaciones de los consultantes, reveladas entre otras por sus « relatos de vida ». Pero bueno, la descripción de las sesiones adivinatorias muestra sobradamente que la eficacia de éstas, es decir la adhesión de los consultantes a las realidades que ellas ponen en escena, exige de ellos que tengan una experiencia personal. ¿Han sido éstos « afectados » o no? El autor no pretende responder a esta pregunta que pertenece, según él, a una antropología de las emociones. No obstante pienso que un enfoque antropológico que retome la proposición de Marcel Mauss – según la cual son los clientes del mago quienes al creer en sus poderes mágicos, hacen que sean eficaces – sólo corroboraría las hipótesis presentadas por el autor de este libro. A modo de conclusión diré pues, que esta problemática de « la eficacia » ritual de los signos, tan a menudo alegada por los babalawo, es la que da unidad de tono al trabajo en su conjunto. Si bien es una monografía, no es sin 15 embargo un mero montaje de datos, sino un ordenamiento regido por una unidad de inspiración que – entre dos continentes ¡y lo celebramos! entre Cuba y el país yoruba – radica en la misma unidad de inspiración que tuvo Bernard Maupoil cuando redactó su obra sobre La Géomancie à ľancienne Côte des esclaves. Philippe Jespers Professeur émérite Université Libre de Bruxelles 16 EXORDIO La noción de religión usada por los habaneros designa la articulación entre la pluralidad de ritos que se encuentran en La Habana. Se trata de la santería, de Ifá, de ocha-ifá, del palo monte, del espiritismo, del catolicismo y del arará, pero también, a causa de sus conocimientos esotéricos, del abakuá1 o de la francmasonería. Pero hay que señalar que la francmasonería raramente es considerada como una religión. En efecto, los habaneros tienden a marcar una diferencia entre la religión (santería, ifá, ocha-ifá, palo monte, arará, espiritismo y catolicismo) y la fraternidad : expresión que designa a las sociedades de fraternidad o hermandades (abakuá, francmasonería, o aún por ejemplo, rosacruces), y que connota otro conjunto ritual que no es la religión. Para decirlo de manera breve, la religión pertenece a los hombres y las mujeres, mientras que la fraternidad pertenece sólo a los hombres. Los que practican uno u otro rito de la religión son llamados religiosos, los que son miembros de una u otra fraternidad son llamados hermanos. Cabe precisar que la posible evocación de la religión para designar la fraternidad se debería al hecho de que un individuo puede pertenecer a los dos conjuntos rituales – se observa que la pertenencia a una fraternidad no se declara, contrariamente a lo que sucede con la pertenencia religiosa – por una parte. Por otra parte, esto ilustra el uso pragmático que se hace de la religión, considerada como un medio para la solución inmediata de las vicisitudes de la vida, según una concepción del individuo que reconcilia la oposición de tipo metafísico entre inmanencia y trascendencia. En esta obra etnográfica, que prolonga una tesis doctoral fruto de mis estancias en La Habana, desarrollo un enfoque original que consiste en describir un ciclo ritual perteneciente a la regla (rito) de ocha-ifá 2 que se inicia con la vida prenatal y neonatal de un individuo y termina con la muerte del religioso. Lo haré en correlación con tres prácticas adivinatorias que se pueden calificar de deductivas y que pertenecen al ciclo en cuestión : en efecto la adivinación Biange y Aditoto 3 requiere la manipulación de rodajas de coco, la adivinación Dilogún necesita la manipulación de caracoles y la Ifá requiere la manipulación de una cadena adivinatoria o de nueces de palma. Cada una de estas técnicas de adivinación exige una competencia apropiada – una 17 especialización. En este libro adopto el punto de vista de los babalawo4, que son los especialistas rituales – los adivinos – de la más alta categoría del rito ocha-ifá, quienes operan como expertos del arte adivinatorio Ifá. Un babalawo es, obligatoriamente, de sexo masculino y los religiosos lo consideran el padre del secreto. Es decir, el que detenta los secretos sobre la permanencia de la vida y el destino de los seres humanos : por qué vuelve la vida, qué es lo que contribuye al nacimiento de los seres y forja su destino5. Mi investigación trata sobre estos secretos, unos saberes que se pueden observar bajo la forma de signos adivinatorios de Ifá durante un proceso de objetivación de un individuo implicado en un ciclo ritual. He privilegiado la perspectiva de los babalawo, los oficiantes, por encima de la de los consultantes. He hecho de sus conocimientos rituales un objeto de conocimiento etnológico que, por una parte, establece una teoría de la persona en correlación con una teoría cosmogónica y por la otra, explicita la pertinencia de los signos adivinatorios de Ifá. Es necesario observar que los babalawo son eruditos – detentan un saber especializado en todo aquello que se refiere al rito6 – con grandes competencias hermenéuticas que ejercen en la adivinación Ifá ; pues poseen el arte de hacer las preguntas adecuadas y de interpretar eficazmente las respuestas obtenidas7. Es por esto que ningún babalawo posee por sí solo toda la ciencia del rito, ya que ella es actualizada a través de las diferentes interpretaciones. La Habana es una ciudad de más de dos millones de habitantes, fundada hace más de 400 años para acoger un gran puerto mercante y de trata de esclavos ; es la capital política, administrativa y económica de un país de unos once millones de habitantes. Como lo ha mostrado Kali Argyriadis8, es evidente que la religión y sus ritos forman parte de la vida cotidiana habanera. En lo que atañe a mi trabajo, es difícil precisar el número de religiosos pertenecientes a ocha-ifá 9 ya que carecen de una autoridad única encargada de organizarlo o de velar por el buen uso de sus principios, categorías o reglas. Además, la actividad ritual es privada y se desarrolla esencialmente en las viviendas de los religiosos. Sin embargo se estima que entre el 10 y el 15 % de la población habanera estaría consagrada en ocha-ifá10. Aunque tiene una huella cristiana la expresión ritual consagrar concierne también a las personas y sugiere, en este caso, la alianza ritual entre un individuo y unas potencias (divinidades, ancestros, oráculos, muertos…) reconocidas por el rito, objeto de este libro. Dicho individuo que, de cierta manera, presentifica (algo así como estar a la vez hechos presentes, identificados, representados y atestiguados) las llamadas potencias por haberlas incorporado ritualmente. Es en este sentido que el uso del término vernáculo consagrar encuentra aquí toda su pertinencia. El ciclo ritual que describo en este libro, así como las prácticas adivinatorias Ifá que se pueden calificar de deductivas y que pertenecen al ciclo en cuestión, son el resultado de mis observaciones como participante y de mis participaciones como observador. Una verdadera experiencia personal, a la 18 vez como consultante de la adivinación Ifá y como postulante en rituales de consagración pertenecientes al rito ocha-ifá. Por haber trabajado con el babalawo Raimundo Fraga Vásquez, he erigido mi experiencia personal en objeto de conocimiento etnológico que presento aquí bajo la forma de una descripción minuciosa a la cual atribuyo la condición de un ideal-tipo (trama coherente de nociones, de características y representaciones que se encarnan en hechos) de ritual. Esto resulta de las propias competencias rituales del babalawo Raimundo Fraga Vásquez y no de su biografía, un babalawo al que sus pares reconocen grandes cualidades tanto por su ‘savoir-faire’ ritual como por su capacidad interpretativa del sistema adivinatorio Ifá. Su recorrido ritual tiene algo de excepcional porque, en lugar de considerar su condición de babalawo como un medio de enriquecimiento personal, a diferencia de muchos otros, él pasaba la mayor parte de su tiempo libre leyendo tratados de religión y conversando con otros babalawo. Privilegiaba el conocimiento por encima del número de sus ahijados. Éstos eran pocos y él les dedicaba todo su tiempo, acentuando así la calidad de la relación. Al babalawo Raimundo Fraga Vásquez le gustaba repetirme que un babalawo tiene que conocer la mecánica, es decir la mecánica adivinatoria. El quería decir que lo que caracteriza a un buen adivino es el dominio de un ‘savoir-faire’. ¿Pero cuál es entonces este ‘savoir-faire’ adivinatorio que contribuye a la emergencia de una nueva relación con uno mismo, con las divinidades y con los seres humanos? 19