- Madeira Islands Golf

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LA PROVINCIA|DIARIO DE LAS PALMAS Sábado, 14 de mayo de 2011
YES!
VIAJES
ESCAPADA
CON OLOR
A FLORES
Madeira es un destino cercano y familiar para los canarios. Isla volcánica
como nuestro Archipiélago, Madeira
encierra tras enormes acantilados un
paisaje de gran belleza además de una
gran oferta en vinos y comidas.
|Raúl Gil|
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
M
uchos se lo preguntan al salir de Madeira. ¿Cómo es posible que en tan
poco territorio haya tantas cosas que ver o degustar? Lo cierto es que el vecino archipiélago
portugués se ha convertido en
los últimos años en un foco de
atracción para los canarios por
su familiaridad -paisajes volcánicos y gastronomías paralelas- y su atractiva oferta turística, muy lejos del solyplaya al
que tan acostumbradas están
las Islas Canarias.
Con una extensión parecida
a la de Lanzarote, y la mitad que
Gran Canaria, la isla principal,
Madera -como dicen los madeirenses-, está refugiada detrás de
enormes acantilados que le con-
fieren una especial fisonomía
muy familiar para los asiduos de
islas como La Gomera o El
Hierro. Sus imponentes gargantas y
barrancos de
origen volcánico
añaden
un toq u e
d e
e s pectacularidad
a un paisaje alfombrado de un
perenne color verde gracias a
los alisios y a la alta pluviosidad de la isla. Este tiempo cálido ha convertido a Madeira en
un vergel donde crecen todo tipo de flores y plantas, y favorece el mantenimiento de uno los
últimos bosques de laurisilva de
Europa. Junto al parque nacional
de Garajonay, el parque Das
Queimadas, al norte de Madeira,
es el único refugio de una especie vegetal desaparecida en el
resto del Viejo Continente.
El verde es una constante en
toda la isla, por donde corre el
agua en abundancia. Ejemplo de
ello son los espectaculares saltos de agua que caen sobre la carretera que lleva a la localidad de
Sao Vicente y que aconsejan no
ir en descapotable. Los amantes del senderismo verán en Madeira colmados
ESPETADA, VINO
SECO Y UNA PONCHA
GASTRONOMÍA DIVERSA
Los amantes del buen comer y beber tienen una
parada obligatoria en Madeira. El peixe (pez) espada
es un plato casi obligatorio en los restaurantes
madeirenses al igual que la espetada de carne, que
se degusta mejor en locales de monte como el bar Faisca, en Ribeiro
Frío. El entrante a cualquier plato suele ser un bolo do caco, pan
achatado que se sirve caliente y untado con mantequilla y ajo. Toda
buena comida en Madeira debe de ir acompañada de alguno de sus
vinos, secos y dulces, conocidos por todo el mundo. Las laderas de la
isla están repletas de viñedos que aportan sus uvas a estos conocidos
caldos con los que se hacen, incluso, modernos cócteles como el
Madeira On Ice (foto). El fin del almuerzo llega con la poncha, bebida
local a base de miel de azúcar, zumo de limón y aguardiente.
El Reid’s Palace, en Funchal. i YES
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LA PROVINCIA|DIARIO DE LAS PALMAS Sábado, 14 de mayo de 2011
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La Fiesta de las Flores es uno
de los principales acontecimientos de Madeira (fotos de
la página anterior). Con un
desfile por las calles de Funchal con un millar de figurantes -la mayoría niños- y una
docena de carrozas, todos
adornados con flores, se celebra la llegada de la primavera. Las cascadas y saltos de
agua ofrecen espectaculares
paisajes en toda la isla como
en el parque Das Queimadas
(izquierda), al igual que los
enormes acantilados. i YES!
buena parte de sus sueños por el
circuito de rutas de las levadas,
acequias que recogen el agua de
los montes y la bajan a la costa
junto a las que se han habilitado caminos que recorren los
bosques del interior de la isla.
Madeira se desparrama desde las cumbres hacia el mar en
interminables cuestas y laderas
que ofrecen espectaculares y
agrestes paisajes que invitan a
parar en los numerosos miradores habilitados junto a las carreteras. Es el caso de la freguesía
de Curral das Freitas, una vieja
caldera con una caída en vertical
que da miedo. A pesar de esta incómoda fisonomía, los madeirenses han sabido adaptarse al
terreno construyendo en laderas
Madeira comparte
peculiaridades con
Canarias y sabe
sacar partido a su
singular paisaje y la
exuberancia de sus
campos y jardines
sus ciudades y pueblos, algunos
tan bonitos como Santana, con
unas peculiares casas con tejados de paja llamadas palheiros.
La misma capital, Funchal
(120.000 habitantes), cuenta con
vistosos parques, jardines botánicos, para pasear y un teleférico con el que se accede al jardín tropical Monte Palace, una
colección de plantas exóticas
que en Madeira crecen como si
estuvieran en el trópico. Para los
que echan de menos el cemento,
Funchal cuenta con un casco antiguo con estrechas calles para
perderse por ellas y modernas
avenidas llenas de comercios.
La isla de Madeira es un destino ideal para una escapada de
fin de semana o puente para los
canarios. A menos de 700 kilómetros de distancia, en avión se
tarda apenas una hora en llegar.
Lástima que las conexiones aéreas entre ambos archipiélagos
vecinos sean tan escasas durante
la temporada baja. La compañía
lusa Sata vuela todo el año desde
Gran Canaria a Madeira, aunque
únicamente los martes y los sábados. También se puede ir en
barco con Naviera Armas los
viernes y volver a Gran Canaria
los martes. Fuera de esos días y
hasta el verano, cuando empieza a volar Binter, la única opción
es viajar a la Península y llegar
a Funchal vía Madrid y Lisboa,
un paseíto de ¡17 horas!
La oferta alojativa de Madeira
es tan variada como su paisaje. Se
puede elegir entre hospederías
para mochileros, hoteles asequibles de tres o cuatro estrellas y
darse el lujo con uno de cinco estrellas. En este último caso, y para ir de exquisito, está el Reid’s
Palace, el hotel más viejo de la isla, abierto por los británicos en
1891 y residencia ocasional de sir
Winston Churchill tras dejar la
política. Otra opción para alojarse son las quintas, hoteles rurales sobre antiguas casonas. La
Casa Velha do Palheiro es un
ejemplo de ello, antigua residencia de un conde que acabó convertida en hotel. Las quintas son
también una buena opción para
el turismo rural como la quinta
do Furao, con unas preciosas vistas sobre un acantilado.