Divina Comedia - Ladeliteratura

Transcripción

Divina Comedia - Ladeliteratura
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DANTE
DIVINA COM EDIA
GUÍA DE ESTUDIO
CANTO III DEL INFIERNO
Dante y Virgilio
G. di Paolo, siglo XV
Ubicación del canto
Organización: desarrollo del relato
La inscripción de la puerta
El ambiente infernal
Los indiferentes
Caronte y las almas condenadas
El cruce del río Aqueronte
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UBICACIÓN DEL CANTO
En los cantos previos se presentó la situación de Dante, quien había caído en la
selva oscura por haberse apartado del camino recto (canto I).
En el canto II, Virgilio explica el motivo del viaje: por la intercesión de Beatriz ante
Dios, Dante hará un viaje de purificación y aprendizaje por los tres reinos del más allá.
Virgilio le acompañará hasta el final del Purgatorio y después le guiarán Beatriz y San
Bernardo de Claraval.
En el canto III Dante y Virgilio ingresan al vestíbulo del Infierno. Allí están las
almas de los que en vida fueron indiferentes y también las de los que esperan ser
llevados a los distintos círculos del Infierno para recibir el castigo eterno. Las almas
condenadas deben cruzar el río Aqueronte, conducidos por el barquero Caronte,
La barca de Caronte
Donn P. Crane, 1928
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ORGANIZACIÓN: DESARROLLO DEL RELATO
La acción del canto III atraviesa tres etapas: inicio de la situación, encuentro
con personajes y cierre del episodio.
En ese desarrollo, la narración avanza en un orden que va desde lo más general
(ingreso al vestíbulo) hasta lo particular (diálogo con un personaje infernal) y concluye
con la continuación del viaje (cruce del río)..
A su vez, a lo largo de las etapas del relato se reconocen cinco cuadros:
La inscripción de la puerta
Descripción del ambiente
Los indiferentes
Presentación de Caronte y las almas que van a entrar al Infierno
El cruce del río Aqueronte
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L A I N S C R I P C I Ó N D E L A P U E RT A
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E FE CTO SO BR E E L LE C TO R
El canto se abre directamente con la inscripción que
se halla sobre la puerta de entrada al Infierno.
El poeta busca que el lector asuma el punto de
vista de Dante personaje y sienta la misma impresión que
él mientras ingresaba a este lugar; por esa razón no se
hace ninguna presentación previa del asunto sino que el
lector es enfrentado directamente a las palabras escritas.
Recién después que se han leído los tres tercetos el
narrador aclara que son palabras grabadas sobre el dintel;
si se le hubiese advertido que leería estos versos, el efecto
no habría sido tan fuerte.
Es frecuente a lo largo de todo el relato que el
narrador coloque al lector en el mismo lugar del personaje,
haciéndole asumir su punto de vista para de esa manera
darle más intensidad a los acontecimientos.
Juicio Final (det. del Infierno)
H.Bosco, ca.1482
O RG A N I ZA C IÓ N Y S EN T I DO D EL T E XTO
La inscripción, como toda la obra, está formada por tercetos endecasílabos (terza
rima)y sigue un orden que va desde lo más general a lo más particular:
En la primera estrofa se presenta al Infierno como un lugar de dolor (espacio
de dolor - dolor eterno - dolor como consecuencia del pecado).
El segundo terceto explica quién lo ha creado y por qué razón (Dios crea el
Infierno para hacer Justicia), con lo cual se refuerza la idea con que terminó la
estrofa primera.
La última estrofa da mayor fuerza a lo dicho en las anteriores: el Infierno es el
reino de la desesperanza.
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P R I MER
TE RCETO
Por mí se va a la ciudad doliente,
por mí se va la eterno dolor,
por mí se va tras la perdida gente.
Desde el primer verso se presenta la
característica más importante del Infierno: el
dolor. A través de una personificación (Por
mí), la puerta da detalles de ese dolor. En el
Dante y Virgilio en la puerta del Infierno
primer verso se hace una referencia general
G.Doré, 1861-65
que sugiere la idea de multitud (ciudad implica
a la vez lugar y abundancia de habitantes); el
segundo verso agrega una nota temporal (eterno dolor); finalmente, la estrofa se cierra
con la causa del dolor: el pecado ha hecho perder la salvación (perdida gente).
Toda la primera estrofa define el Infierno por una nota principal -el sufrimientopero ya se anuncia que ese dolor no tiene fin, lo cual sobrecoge al lector pues lo
enfrenta a una realidad más terrible: a partir de aquí ya no hay posibilidad de cambio. Si a
esto se le agrega la idea de que ese dolor es consecuencia del pecado, entonces
podemos imaginar el espanto que deberían experimentar quienes atravesaran la puerta.
Para reforzar aún más esta sensación de espanto, el poeta hace uso en esta
estrofa de una anáfora (Por mí), la cual contribuye al ritmo poético, a la vez que reafirma
la impresión de ingreso: la puerta es un lugar de entrada pero no de salida; una vez que
se entra al recinto infernal, ya no se puede salir de él.
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El infierno
F. von Stuck, 1908
S EGUNDO
T ERCE TO
Justicia animó a mi alto hacedor;
me hicieron la divina potestad,
la suma sabiduría y el primer amor.
La estrofa hace referencia al origen del Infierno. Todo lo que existe procede de
Dios (alto hacedor), inclusive el Infierno, que ha sido creado para hacer justicia.
. La Justicia aparece personificada (Justicia animó a mi alto hacedor), pues es
justicia en un sentido absoluto: está muy por encima de lo que se entiende por justo entre
los humanos.
Dios no es mencionado directamente, sino a través de una perífrasis (o
circunloquio) que destaca sus atributos: el poder (divina potestad), el conocimiento
(suprema sabiduría) y el amor (primer amor).
¿Cómo se pueden interpretar estos tres atributos de la divinidad?
Divina potestad - Ante todas las cosas, Dios ejerce su poder para
crear el Infierno; pero este poder no es semejante a cualquier otro que
podamos conocer: es una capacidad que está por encima de lo
humano.
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Suprema sabiduría- Para que la Justicia divina se pueda realizar no
alcanza sólo con el poder absoluto, sino que se precisa la sabiduría que
puede distinguir claramente el bien del mal sin equivocarse. Esa
sabiduría es el conocimiento que Dios tiene sobre todas las cosas que
ha creado.
Primer amor- Según la fe de Dante, Dios es el amor original del cual
emana todo. Esto se relaciona con las palabras del Evangelio de San
Juan (“Dios es amor”) y con el relato del Génesis, cuando en el primer
capítulo se insiste en que todo lo que Dios va creando es lo mejor:
“Y vio Dios que era bueno”.
También hay que recordar la importancia que se le atribuye al amor en
la poesía trovadoresca y el dolce stil nuovo. Para los stilnovistas el
amor es una fuerza que rige todo el universo:
“El amor que mueve el Sol y las demás estrellas.” (Paraíso XXXIII,145 )
T ER CER
TER CETO
“Antes de mí no hubo nada creado,
sino lo eterno y yo duro eternamente:
abandonad toda esperanza, vosotros los que entráis.”
El último terceto vuelve sobre la idea de eternidad. La existencia del Infierno
excede a cualquier escala temporal que el hombre pueda comprender: está desde antes
del ser humano y perdurará por siempre.
La insistencia en esta idea hace más terrible e intensa la nota lírica de la
inscripción y se completa con el verso final:
“abandonad toda esperanza, vosotros los que entráis.”
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Las palabras tienen un tono sentencioso y directo. El alma que está a punto de
ingresar al Infierno se siente señalada (vosotros) y con ese espanto se inicia su suplicio.
Además de los castigos particulares que sufren por el pecado cometido, todos los
condenados comparten una pena común: la pérdida de expectativa de cualquier cambio.
A partir de aquí no hay esperanza posible.
Dios, arquitecto
William Blake, 1795-1805
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E L A M BI EN T E IN FE R N A L
El vestíbulo
Donn P. Crane, 1928
La primera impresión que experimenta Dante cuando traspasa la puerta es la de
oscuridad que reina en el Infierno. Ésta adquiere dos significados simultáneos y
complementarios: expresa el sentimiento del personaje frente a lo que leyó sobre la
puerta (“Estas oscuras palabras /vi escritas sobre el dintel de una puerta/ y dije: -Maestro, su
significación me espanta.”) y describe el espacio infernal (“…cielo sin estrellas”).
En tanto que la luz se asocia con lo superior, el bien y lo divino, por contraste la
oscuridad se vincula con el mal, el pecado y el alejamiento de Dios.
La oposición simbólica entre luz y sombra ya se había presentado en el canto I del
Infierno (la selva oscura/los rayos del sol.
Mientras que en el Infierno no hay estrellas y el espacio es cada vez más estrecho
y oscuro, en los otros reinos la luz va en aumento a medida que el viajero se acerca a
Dios. En el Purgatorio el aire es fresco y la luz de las estrellas baña el cielo al amanecer:
El Paraíso es enteramente luminoso; cuanto más puras son las almas, más intenso es el
resplandor divino que las ilumina.
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En contraste con la imposibilidad de ver, el personaje percibe fuertes sonidos.
Éstos, al principio, son confusos pero a medida que el oído se va acostumbrando,
empieza a identificarlos y distinguirlos entre sí.
“Suspiros, llantos y otras quejas/ resonaban en aquel aire sin estrellas…”
Los primeros sonidos se perciben de forma muy general, como una multitud de
lamentaciones. Pero un instante después se empiezan a distinguir los detalles particulares
de las voces que los producen:
“Diversas lenguas, horribles expresiones/, palabras de dolor, acentos de ira,/
voces fuertes y profundas y sonidos de manos/ formaban un tumulto que se
agitaba/ permanentemente en aquel aire oscuro,/ como la arena cuando el
vendaval la arrastra.”
El progresivo reconocimiento de las voces y lamentos hace verosímil la situación, y
ubica al lector en el punto de vista del personaje: los acontecimientos se van narrando tal
como de la misma manera que el personaje los experimentó, sin anticipar ningún detalle.
La enumeración de los sonidos se completa con un símil que sintetiza la
descripción del ambiente y refuerza aún más la expresión de la angustia del recuerdo del
narrador.
Los elementos comparados son los sonidos del Infierno y la arena que es
amontonada por la fuerza del viento. la similitud entre ambos destaca la confusión y la
violencia del lugar.
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Caronte
Olaxandre Lytovchenko, 1861
LOS INDI FE R E N T ES
En el vestíbulo del Infierno Dante ubica a los indiferentes: aquellos que en vida no
se comprometieron con ningún ideal. No hicieron nada malo pero tampoco nada bueno,
como si no hubieran existido:
“…aquellos que torpemente vivieron sin infamia y sin gloria…”
En una perfecta simetría con la ubicación de los indiferentes, en el extremo
opuesto del Infierno están los traidores, entre los que sobresale el primero de todos:
Lucifer. En la Divina Comedia son frecuentes los paralelismos entre diversas partes del
poema (por ejemplo, la forma cónica del infierno y la del Purgatorio; el viaje descendente
hacia la izquierda y el ascenso hacia la derecha; la oscuridad cada vez mayor del Infierno
y la luz enceguecedora del centro del Paraíso).
El hecho de que los indiferentes se hallen en este lugar no significa que su culpa
sea leve; por el contrario, para Dante es tan terrible la traición como la indiferencia.
Incluso, hasta podría aventurarse la idea de que tal vez la indiferencia le haya resultado
más repugnante que la misma traición.
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Si el hombre ha sido creado a “imagen y semejanza” de Dios, significa que su
misión en la vida es hacer, construir, y los indiferentes, que no han tomado nunca una
opción ni se han comprometido con nada, son la negación misma del plan divino. Por esta
razón se entiende que Dante, tan comprometido en su propia vida con sus ideas, sienta
rechazo por este tipo de seres.
El poeta acumula varios castigos sobre estos desgraciados. En primer lugar, ni el
Cielo ni el Infierno los aceptan; tampoco el mundo los recuerda (si no hicieron nada en
vida, tampoco merecen que se los evoque después de la muerte).
Virgilio y Dante también los desprecian:
“Me respondió: -Te lo diré muy brevemente./ Estos no pueden esperar la muerte/y
su ciega vida es tan vil/ que envidian cualquier otra suerte./ De ellos el mundo no
guarda recuerdo alguno;/ la misericordia y la justicia también los desdeñan;/ no
nos preocupemos más por ellos, míralos y sigue.”
Para Virgilio los indiferentes no merecen que se detengan a observarlos ni a hablar
de ellos. Con una actitud de claro desprecio, cierra su explicación y no vuelve a
mencionarlos siquiera. Dante, por su parte, se limita a verlos pasar delante de sí pero
tampoco intenta acercarse a ninguno ni mantiene diálogo con alguno de ellos, como hará
en otros cantos con otros pecadores.
“Y yo, al mirar, vi una bandera/ que ondeaba corriendo con tal rapidez /que
parecía desdeñar cualquier reposo;/ y detrás venía una multitud/ que nunca
hubiera creído/ que a tantos hubiera llevado la muerte./ Puesto que reconocí a
algunos/ vi y reconocí
la sombra de aquel/ que por cobardía hizo la gran
renuncia./Aquellos desgraciados, que nunca vivieron,/ estaban desnudos,
aguijoneados/ por moscones y avispas que había por allí./ Regaban con su sangre
el rostro/ que mezclada con las lágrimas, a sus pies/ era recogida por repugnantes
gusanos.”
La descripción de los indiferentes es muy vaga y apenas se señala de ellos un solo
detalle: corren tras una bandera sin ningún color ni emblema. Puesto que en la vida no se
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comprometieron por nada, habiendo muchas cosas que tenían valor, ahora en la muerte
deben correr tras algo que no tiene significado.
Los castigos que el autor determinó para los indiferentes son de diversa
naturaleza:
por analogía con su indiferencia, son rechazados por el Infierno y el
Paraíso, el mundo los olvidó y Dante y Virgilio también los ignoran;
en contraste con la actitud que tuvieron en vida, ahora corren tras algo
y se ven obligados a sufrir y dar su sangre, aunque todo ello es por
causas que no tienen significado ni valor.
En medio de la multitud Dante dice
reconocer a una sombra pero no da su
nombre, sólo indica que reconoció a alguien
que en vida fue un gran indiferente. Aquí el
poeta parece ser consciente de que su poema
perdurará por siglos y no quiere darle la
oportunidad a un indiferente de pasar a la
posteridad. Ve y reconoce a “aquel que hizo por
cobardía la gran renuncia” pero no lo nombra;
no merece quedar grabado en el recuerdo de
Pecado y muerte
J.H.Füssli, sXIX
nadie ni recibir la gloria de la posteridad.
De todos los castigos que reciben los indiferentes, el más terrible es el último que
se describe: mientras van corriendo tras la bandera son aguijoneados por insectos y de
sus lágrimas, mezcladas con la sangre que cae al suelo, nacen innumerables gusanos.
Este castigo, al igual que la bandera, obliga a estas sombras a sufrir y dar algo (su
sangre) por algo sin sentido, contrariamente a lo que sucedió con ellos mientras vivían.
No se vuelve a mencionar a los indiferentes en el resto del poema. Por eso es
muy importante la última imagen que queda de ellos: corren sobre gusanos.
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C A RON TE Y L AS A L M AS COND E NA D AS
Caronte es el primer personaje episódico con que se encuentra Dante en su viaje.
Este barquero es una figura mitológica que Dante ha tomado de la antigua Grecia. Al igual
que en el mundo antiguo, aquí también cumple la misión de cruzar a las almas que van a
pasar al otro lado del río Aqueronte para ingresar al Infierno.
En el tránsito por el trasmundo Dante irá presentando varias veces personajes que
cumplen funciones particulares; algunos serán custodios de determinados recintos (por
ejemplo, los centauros Quirón y Neso en el canto XII del Infierno o Catón de Utica en el
canto I del Purgatorio); otros, como Minos en el canto V del Infierno y el mismo Caronte
en este momento, dirigen el tránsito de las almas y las obligan a ir al lugar que les
corresponde.
La referencia al río Aqueronte y la presencia de Caronte muestran una vez más el
interés de Dante por el mundo clásico. Este es uno de los detalles que permiten vincular
al poeta con el momento de transición cultural en que se encuentra, entre la Edad Media y
el Renacimiento.
Siguiendo con el estilo que ya utilizó el autor en otras partes del canto, la
presentación de Caronte también empieza por los aspectos más generales del personaje,
aquellos elementos que se perciben primero en medio de la oscuridad (tiene el cabello
blanco y se acerca gritando), para luego ir distinguiendo detalles más particulares a
medida que se aproxima (hay brasas en sus ojos):
“En eso vi venir en una barca/ a un viejo de blanco cabello,/ gritando:- Almas
perversas!/ no esperen ver nunca el cielo: yo vengo a llevarlas a la rivera/ de las
tinieblas eternas, del fuego y el hielo”.
Todos los custodios del Infierno tienen rasgos monstruosos en su apariencia, cada
vez más bestiales cuanto más adentro se encuentran, pues la propia condición del mal los
aleja de la naturaleza humana. En este caso, las brasas que rodean los ojos de Caronte
son señal de su deshumanización y de la ira de su espíritu.
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La desesperanza que reina en el Infierno no admite cambios pues todo cambio
significa una expectativa. Por eso, la presencia de Dante en el Infierno supone una
alteración momentánea de la rutina infernal que irrita a Caronte.
La intervención de Virgilio obliga al barquero a dejar que Dante suba a la
embarcación. Con una perífrasis el maestro le señala que han sido enviados por el poder
que gobierna todo el universo:
“…Caronte, no te irrites:/ así se decretó allí donde se puede/ todo lo que se
desea, y no preguntes más.”
La misma fuerza que obliga a Caronte a dejar pasar a Dante, empuja a las almas a
acercarse a la orilla.
Se produce una doble reacción en los condenados: se agolpan aterrorizados en la
ribera del río (Caronte debe empujarlos) y a la vez sienten el deseo de saltar a la barca.
“Del mismo modo que en el otoño caen las hojas/ una tras otra, hasta que la
rama/ ve en la tierra todos sus despojos,/ igualmente la mala simiente de Adán:/
saltaron a la barca una a una,/ como aves atraídas por el reclamo.”
El Aqueronte
G.Doré, 1861-65
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Dos símiles enlazados describen la actitud de las almas. El primero da la idea de
multitud (pues en el otoño son incontables las hojas que caen) y también remarca la
imposibilidad de evitar el ingreso al Infierno: al igual que las hojas caen de las ramas
porque la naturaleza así lo obliga, también las almas deben subir a la barca porque la
justicia divina lo determina. Aún cuando son muchas las hojas que caen en el otoño, cada
hoja lo hace individualmente, por sí sola; de la misma manera, cada alma está allí por su
propia condena pues la salvación y la perdición dependen de cada individuo.
El segundo símil refuerza al primero. Aquí el poeta asocia el ímpetu con que las
almas saltan dentro de la barca con la fuerza que atrae a las aves cuando el cazador las
llama con el silbato. De igual modo que el animal no puede evitar acudir al llamado del
reclamo y cae en la trampa, los condenados sienten la fuerza de la justicia divina y
acuden a su castigo. Los mueve una energía que no pueden controlar; la justicia es la
razón de ser del Infierno y siempre se cumple porque es parte del poder de Dios (divina
potestad).
E L C RU CE D EL R ÍO AQ U ER ONT E
El canto se cierra cuando Dante y Virgilio cruzan el río Aqueronte (río del dolor).
Éste es el primer accidente geográfico que aparece en el Infierno. Como muchos otros
elementos de la Divina Comedia, Dante lo tomó de la mitología clásica.
Según la mitología griega, Aqueronte fue un dios al que Zeus castigó enviándolo
como río al Hades por haber dado de beber a los titanes cuando éstos se enfrentaron en
guerra contra los dioses olímpicos. Su corriente era oscura y nadie podía atravesarlo dos
veces; tampoco lo cruzaba ningún ser vivo.
“ La terra lagrimosa diede vento
che balenò una luce vermiglia
la qual mi vinse ciascun sentimento;
e caddi come l’uom che ‘l sonno piglia.”
(“De la tierra dolorosa surgió un viento que relampagueó rojo lo cual me
estremeció; y caí como un hombre que es vencido por el sueño.”)
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Del río mítico, el poeta destaca especialmente la oscuridad del agua y la integra al
paisaje infernal. Como nota terrible, el narrador incorpora diversas sensaciones físicas
(resuena fuerte el viento y se ve relámpago rojo) que confirman que aquella comarca es
un lugar de dolor, como se anunció en la puerta del Infierno.
Las fuerzas humanas de Dante no están aun preparadas para ese tránsito y allí se
produce su primer desvanecimiento. Al finalizar de esta manera el canto, el poeta logra
colocar nuevamente al lector en el estado emocional del personaje.
Para finalizar, te dejo aquí un poema de la escritora uruguaya Juana de
Ibarbourou, que se inspira en el episodio del cruce del río Aqueronte para hablar
sobre sus íntimas emociones…

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