panel 3 - IES Ramón y Cajal Huesca
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panel 3 - IES Ramón y Cajal Huesca
Texto ampliación. Autor: Juan Mainer Baqué (Profesor de Historia del IES Ramón y Cajal) PANEL 3. EL INSTITUTO “RAMÓN Y CAJAL” ENTRE 1951 Y 1971. UNA ACELERADA TRANSICIÓN A LA EDUCACIÓN DE MASAS Tras numerosos e inexplicables retrasos en la ejecución de la obra, por fin el 24 de abril de 1951 se inauguró oficialmente el nuevo Instituto, obra del arquitecto racionalista Antonio Uceda. El nuevo edificio, situado en los confines del entonces ensanche de la ciudad, incorporó amplias aulas, laboratorio de Física y Química, de Ciencias Naturales, una capilla cedida al culto público, botiquín, espaciosas salas para oficinas y reuniones, y un gran salón de actos con vocación de ser útil a la vida cultural de la ciudad. Su inauguración, celebrada a bombo y platillo por los poderes locales y provinciales concitó la atención de la prensa y contó con la presencia del que fue paladín del nacionalcatolicismo al frente del del Ministerio de Educación Nacional durante más de una decena de años: el turolense y también catedrático de Geografía e Historia de Segunda Enseñanza, José Ibáñez Martín. Con la década de los cincuenta no sólo se estreno edificio; en 1953 comenzaba una nueva ley de Enseñanza Media que suponía, entre otras cosas, un tímido intento por abrir los estudios de bachillerato a los sectores populares. Se creo un Bachillerato Elemental de cuatro cursos culminado por un examen de reválida y un Bachillerato superior de dos cursos, con reválida y un curso final Preuniversitario (el famoso Preu). Se establecían la Inspección de Enseñanza Media y los Seminarios Didácticos que fueron sustituyendo a las vetustas cátedras unipersonales. El comienzo de los años sesenta ofreció otra novedad en el Instituto: la apertura de los Estudios de Bachillerato Nocturno, puestos en marcha gracias al tesón del que fuera director entre 1955 y 1962 y relevante profesor de Física y Química, Ramón Martín Blesa; un nuevo bachillerato exclusivamente masculino hasta que en el curso 69-70 se admitieron a las primeras mujeres. Las memorias del Instituto de aquellos años comienzan a reflejar ya no solo la organización de ceremonias y actos liturgico-religiosos o las celebraciones de Santo Tomás sino también las excursiones de curso habituales de alumnos y profesores (a Panticosa, Monflorite, Loarre, San Juan de la Peña, Monzón o Alquezar), viajes de estudio, así como concursos, exposiciones, conferencias, representaciones teatrales, conciertos y sesiones de cine (en colaboración con la Sociedad Oscense de Conciertos y con Peña Guara) que tuvieron lugar en el flamante salón de actos. Particularmente importante fue la actividad teatral, iniciada por la catedrática María Dolores Cabré en los años cincuenta, que su sucesora en la cátedra a partir de 1962, Texto ampliación. Autor: Juan Mainer Baqué (Profesor de Historia del IES Ramón y Cajal) Ángela Martín Casabiel, acertó a consolidar, al menos hasta los años ochenta, con la creación del TERYC. Con la presencia arrolladora de esta singular e inteligente profesora, el teatro adquirió en el Instituto un componente netamente renovador y perturbador que, en no pocas ocasiones, hubo de chocar con los poderes fácticos sólidamente establecidos en la dirección de la institución que, durante quince años, entre 1962 y 1977, ostentó el sector más reaccionario e inmovilista del claustro, liderado por el catedrático de Geografía e Historia, Joaquín Sánchez Tovar. La evolución de la matrícula en los años sesenta fue acorde con la tendencia del aumento de escolarización y la extensión de su obligatoriedad hasta los catorce años. A comienzos de la década se logró alcanzar en el Instituto el nivel de alumnado obtenido en 1936, superando los cuatrocientos alumnos. A partir de entonces, el incremento anual fue exponencial hasta superarse el millar de alumnos tras la entrada en vigor de la Ley General de Educación en 1970. Esta Ley supuso la conversión del antiguo bachillerato elemental en los dos últimos ciclos (10-14 años) de la Enseñanza General Básica (EGB), así como la creación de un nuevo Bachillerato Unificado y Polivalente de tres cursos y un Curso de Orientación Universitaria. El espectacular aumento del alumnado, fue directamente proporcional al del profesorado, en su mayoría contratado y en condiciones muy precarias, dando origen al problema del profesorado no numerario (PNN). El número de profesores y profesoras pasó en muy poco tiempo a superar el medio centenar; dos tercios de los cuales eran contratados. Un crecimiento tan rápido del alumnado tuvo consecuencias inmediatas y traumáticas en la vida del centro, especialmente la urgente necesidad de nuevos espacios. En 1965 se inauguraba un nuevo pabellón de alumnos, anejo al edificio principal que albergaría al alumnado masculino del centro —los chicos y las chicas seguían separados por clases—. En 1971 se ponía en funcionamiento el nuevo Pabellón Polideportivo.