Murallas de sillares de ciudades y fortalezas iberomusulmanas

Transcripción

Murallas de sillares de ciudades y fortalezas iberomusulmanas
MURALLAS DE SILLARES DE CIUDADES Y FORTALEZAS
IBEROMUSULNANAS (siglosVIII-XI)
Basilio Pavón Maldonado
RESUMEN. Estudio artístico-arqueológico de las murallas hispano-musulmanas y lusomusulmanas con una introducción de murallas romanas en el momento de la llegada de
los árabes a la Península Ibérica de acuerdo con las fuentes árabes. Se trata de estudio
sistemático de murallas de período omeya de las marcas Inferior, Central y Superior con
respaldo de 700 ilustraciones comprendidas en 87 figuras presentadas a toda página.
ABSTRACT. The walls of cities and fortress Iberican Muslim until the elevent century.
Artistic and archaeological study of the hispanic Muslim walls and Potuguese walls
Muslim with an introduction of roman walls en the moment of the arrival of the arabs to
the Iberian Peninsula according to muslim sources. It is a systematic study of ashlar
walls with gear umayyad in the lower central and upper mark supported by 7000
ilustrations in 87 figures included full-page.
Murallas omeyas del castillo de Gormaz (Soria) y de la ciudad-fortaleza de Vascos (Toledo)
INTRODUCCIÓN
I- Roma y el Islam occidental según las crónicas árabes. Pervivencia antigua en la
arquitectura de al-Andalus.
1. Ciudades y ruinas antiguas en el momento de la conquista árabe de Hispania.
Al-Razi (s. X). Dice que eran ciudades antiguas con ruinas y a veces edificios
espectaculares o imperecederos: Tarragona, Lérida, Niebla, Beja, Mértola, Sidonia,
Málaga, Coimbra, Aracena, Talavera, Mentesa, Játiva, Murviedro (Sagunto), Gibraleón,
Carmona, Orihuela, Huelva, Mérida, Écija, Recupel (Recópolis), Ercávica, Medinaceli,
Novella-Bilbilis, Laqqa, Tukurunna (zona de Ronda), Coimbra, Alcántara (puente
romano), Arnedo, castillo de Oreto, Játiva, Huesca, Jaén, Tucci (Marto),Granada,
Zaragoza, Toledo, Beja.
Ajbar Machmua (s. X): Mentesa (hoy La Guardia de Jaén).
Ibn Hawqal (s. X): en sus itinerarios pasa por alto la antigüedad de la ciudades
mencionadas; dice, antiguas villas célebres: Jaén, Toledo, Guadalajara (¿), de la más
remota antigüedad.
Ibn Hayyan (s. X): Clunia (utilizada como acampada de ejércitos omeyas), Calahorra
(destruida por Abd al-Rahman III), de pasada Orihuela.
Crónica anónima de Abd al-Rahman III an-Nasir (s. X): Medina Sidonia, Balsaña.
Al-Bakri (s. XI): a quien cabe juzgar como especialista en ruinas antiguas del Norte de
África; en España restos de la Antigüedad en Sevilla, Mérida; Norte de África, Ceuta,
Tetuán, Melilla. Monastir de Túnez, Qayrawan, Susa.
Al-Udri (s. XI): Illy (h), Huesca, Zaragoza, Denia, Orihuela.
Al-Zuhri (s. XI): Illy (h), Mérida, Cádiz, Hisn Alarun de Formentera
Ibn Galib (s.XI-XII): Niebla, Huesca, Tarragona.
Ibn Baskwal (s. XII): restos de construcciones antiguas en el Alcázar de Córdoba.
Idrisi (s. XII): es el más explicito, insistiendo en la antigüedad de Niebla, Cartagena,
Mérida, Coria, Cáceres, Talavera, Sanlúcar, (iglesias o templos paganos), Zaragoza,,
Almuñécar (artificio de agua probablemente antiguo), Córdoba, Niebla, Sevilla.
Menciona el hisn Tuya (Jaén).
Ibn Idari (s. XIII): Illy (h), Murcia, Castulo (Castalunna), Ceuta.
Yaqut (s. XII- XIII): Recópolis (Recupel), Málaga, Antequera, Cartagena, Córdoba,
Mérida, Málaga, Talavera, Lérida, Écija, Sevilla, Tarragona, Murviedro, Carmona,
Niebla, Sidonia, Cartagena, Toledo, Mértola, Coria. Niebla, Cádiz, Trujillo, Cáceres.
Himyari (s. XIV): Niebla, Laqqa (Cádiz), Sevilla, Mérida, Huesca, Itálica, Illy (h),
Almuñécar, Bayyara “madina reconstruida por Recadero”, tal vez sucedánea de la
Epora romana por donde está Montoro y su castillo; bóvedas de albañilería de la
Antigüedad en Jaén, Coria, Murviedro, Málaga, Marbella, Granada, Coria, Carmona,
Orihuela, Huelva, Beja (de las más antigua de al-Andalus), Takuranna (Ronda), Jerez,
Zaragoza, Jaén, Barcelona.
El Dirk ( s. XIV): Cádiz, Jaén.
II- Resumen de ciudades antiguas a la conquista árabe con ruinas en ese momento
y en la actualidad (A).
Cádiz, Illy (h) (ahora supuesta Algezares o Tolmo de Minateda) (A), Mérida (A), Coria
(murallas y puertas semi enteras) (A), Sevilla (A), Huesca (restos murallas y casas) (A),
Itálica (A), Málaga (A), Zaragoza (A), Mentesa ( restos romanos y godos de museos)
(A); Tukuranna con la romana Licipo (A), Bilbilis (Calatayud) (A), Laqqa, (en la cora
de Sidonia, restos en el siglo XIII-XIV) (Yaqut), Medinaceli (A), Ercávica (en la zona
de Molina de Aragón) (A), Recópolis visigoda (A), Martos (la antigua Tucci (restos en
los museos) (A), Écija- Astigi (restos en museos) (A), Huelva (restos en museos) (A),
Carmona (Carmo) (A), Gibraleón (¿), Aracena (¿), Coimbra (Conimbriga) (A), Medina
Sidonia (restos en museos) (A), Mértola (A), Beja (A), Niebla (A), Lérida, Tarragona
(A), Murviedro- Sagunto (A), Játiva (A), Talavera de la Reina (sillares aprovechados en
las murallas árabes) (A), Clunia (A), Alcántara, Caceres (A), Almuñecar (antigua Sexi)
(A), Castulo (Qastalunna) (A), Jaén, Toledo (A).
En el Pacto de Teodomiro del siglo VII de las siete ciudades mencionadas cinco se
identifican con Elche (A), Alicante (A), Lorca, Orihuela, y Mula, entendiéndose que los
dos primeros enclaves corresponderían a las romanas Illici y Lucentum respectivamente,
habilitadas por los árabes por algún tiempo (E. A. LLobregat, Teodomiro de Oriola,
1973). Igual sería el caso de la visigoda Recópolis antes de la fundación árabe en la
vecina Zorita de los Canes (Guadalajara) (A) (en aquélla distinción entre argamasa de
barro en sillares antiguos y argamasa de cal y yeso árabe en sillares repuestos,
argamasas de barro también se dan en Cástulo y en Úbeda). En esos enclaves citados, al
igual que el caso de Lixus y Volúbilis, pudo darse oración islámica en los templos
antiguos con que se encontraron los conquistadores en un primer momento. Al-Bakri
refiriéndose al Norte de África dice que “en Djezaib Beni Mezghanna, grande y de
construcción antigua, con monumentos ántiguos e iglesia con muralla en forma de
ábside de E. a O. que ahora sirve de qibla legal”. Tal vez lo mismo en el caso de Tolmo
de Minateda también con basílica excavada y donde han aparecido cerámicas omeyas,
o Mérida y en último término Toledo.
III- ciudades antiguas no incluidas en las fuentes textuales árabes con restos
preislámicos en la actualidad.
Augustóbriga=Talavera la Vieja, Segóbriga, Libisosa o Lezuza,, Lamino, Cartayana
(Cádiz), Lucentum=Alicante, Illici=Elche, Ugia= Alcalá del Río (Sevilla), Regina
(Badajoz), Uxama (Soria), Teba la Vieja (Málaga), Saldaba y Barbesala (Málaga);
Barbesala supuesta Marbella con muralla omeya y restos romanos aprovechados,
Villajosoya (Alicante), Caesa=Hita (¿) (Guadalajara), Termes, Compluto (Alcalá de
Henares), Augustobriga=Muro de Ágreda, Cauca=Coca. Todas, excepto Lucentum e
Illici, abandonadas. Lisboa y Cáceres, Bolonia, Acinipo (Ronda).
IV- Una ojeada de conjunto de restos romanos en ciudades islámicas
Empezando por Niebla (material visigodo aprovechado en la mezquita de Santa María),
Mérida y Coria en las que las prospecciones e investigaciones van confirmando la
convivencia de lo romano y lo árabe a niveles arquitectónicos y de cerámicas que en su
momento se estudiarán con detenimiento: en las dos últimas, piedras decoradas y con
inscripciones latinas incrustadas en la muralla preislámica y la omeya. En las restantes
ciudades, Carmona (murallas y puertas de Sevilla y de Córdoba con torres poligonales),
Zaragoza (muralla con fustes aprovechados en el núcleo), Tarragona (murallas y un
largo etcétera), Medinaceli (murallas y arco de triunfo), Évora (murallas y puertas),
Beja (murallas y puerta), Mértola, murallas, pasaje elevado entre la ciudad y el río
Gudiana y cliptopórtico del castillo, Cartagena (murallas y edificios públicos), Málaga
(monumentos públicos y piedras aprovechadas en puertas islámicas), Cáceres (murallas
de la Puerta del Cristo, torre redonda de ángulo y trozo en ángulo cerca de la torre
Bujaco), Badajoz (restos tardorromanos y visigodos aprovechados en puertas, torres y
muralla de la alcazaba, desmintiendo a Ibn Idari que dice “ ciudad en donde antes hubo
una alquería”. En Lisboa, piedras romanas y godas aprovechadas en la catedral. En el
castillo de Trujillo piedras labradas, lapidillas latinas y sillares antiguos aprovechados
en las torres y puertas de la fortaleza omeya; sillares en torres de Juromenha de
Portugal. La muy castigada Toledo, abundante sillería romana aprovechada en lienzos
de muralla y torres del lienzo que corre paralelo al río Tajo y hasta la zona del Miradero,
y piedras reutilizadas en otras puertas e incluso en el alminar de la mezquita de El
Salvador de la ciudad y en la base de algunas torres mudéjares primitivas. En Talavera
los sillares del hábitat romano aprovechados, incluidas piedras con engatillados, en gran
parte en la muralla omeya de la madina y alcazaba atribuida a Abd al-Rahman III. Otros
restos preislámicos adecuados a obra arquitectónica árabe o mudéjar: castillo de
Montanchez (Cáceres), torres de la muralla de Segovia, con inscripción latinas
reutilizadas, Sagunto, torres medievales con basas y capiteles romanos embutidos;
piedras antiguas aprovechadas en edificios religiosos de Ecija, fustes antiguos
aprovechados en la muralla de Tarifa. En Medina- Sidonia, fuste y capitel reutilizados,
Belalcázar= Gafiq, zócalo de una muralla con sillares romanos aprovechados, algunos
con molduras. Alcalá de Henares, torres de la muralla mudéjar del Palacio arzobispal
con lapidas romanas con texto latino derivadas del romana Compluto, Jimena de la
Frontera, jambas de piedra romanas y trozo de fuste aprovechados en la puerta
principal del castillo, algunas piedras con inscripción latina, en Talamanca trozos de
piedras antiguas y visigodas decoradas incrustadas en la muralla medieval.
V- sobre los términos, Qasr, Bury y Hisn. Usos y significado
Qasr.
Las ruinas romano-islámicas de murallas y puertas anunciadas y que estudiaremos en
adelante, tamaña superposición de credos edilicios aparentemente diferentes creo que
precisa de un fundamento filológico que iniciamos aquí con el caso del término qasr,
que en principio llevado al campo arquitectónico sería equivalente del castrum romano,
en el sentido de fortaleza principesca el primero y fortaleza residencial de limes o
frontera en el segundo. Realmente qasr empareja de alguna manera con Caesar= César,
el señor, al que algunos cronistas árabes atribuyen fundación de ciudades (Sevilla,
Zaragoza, Laqqa, Beja). Idrisi e Himyari dicen: Mérida una de las capitales escogidas
como residencia de los reyes césares-qaysariya- y cristianos-godos- (qayasir plural de
qaysaríya). Al-Udri dice de Zaragoza: “Saraqusta en lengua latina Cesar Augusto
(Qaysar Agustus) que es quien la fundó”; pero al-Maqqari, añade Fernando de la Granja,
dice de Zaragoza, “Qasr al-Sayyi= el Alcázar del Señor”; Ibn Hayyan menciona el Qasr
primitivo de Zaragoza de los gobernadores de Abd al-Rahman III. También tenemos
Norba Caesarina, colonia, que se aplica a Cáceres a la que los árabes llaman Qasras
(Ibn Hawqal); Idrisi y Yaqut dan Hisn Qasras, para Torres Balbás Qasr Ras. Aún
permanece en pie como vimos la puerta romana del Cristo y sillares de la misma
identidad aprovechados por los árabes en zócalos de algunas de las torres del siglo XII.
Aquí con todo ello tenemos bastante terreno por dilucidar sobre el topónimo Cáceres,
Qasras o Qasrix, este último nombre propio, según Callejo Serrano; de castris, según
Menéndez y Pidal, de algún término como Caesar para Torres Balbás; y además las
equivalencias ya tradicionales de Qastra=Qasr defendidas por Sauvaget y Dozy para
los casos del Qasr omeya de Oriente.
Pudo fraguarse el híbrido árabe Hisn qasr = castillo y alcázar, repetido en la toponimia
de al-Andalus según las crónicas árabes, o el Aznalcázar de Sevilla; como no fue así hay
que tomar partido por qasr=castra-castris, que avalan aquellos restos arquitectónicos
romanos referidos. De otra parte tenemos el término qaysariya=alcaicería sobre el que
diversos autores dan versiones distintas o parecidas, adjetivo griego que dio origen al
latino Caesrea, a través del bizantino kaisareia, abreviación de “mercado imperial” o
cesáreo, institución de estado, a diferencia del árabe funduq, de particulares: estas
últimas líneas son de Torres Balbás. Se ha querido ver su prototipo en la Qaysariya
fundada por el emperador romano en Antioquia, basílica cubierta y cerrada con tiendas
y almacenes en el interior (Dozy). Se han manejado interpretaciones como alcaicería,
del nombre romano de César-qaysar para los árabes-, casa del César, alcázar. Como
vemos andan muy entrelazados los términos caesar, castra, qars e incluso hisn, y es
preciso calcar de Sauvaget esta frase: “en un principio los omeyas de Oriente se
sirvieron de los castra o fortalezas romanas y bizantinas: el Qusayr al-Hallabat omeya
era la fortaleza bizantina reconstruida por los omeyas a la que añadieron una mezquita”.
Qasr es topónimo de al-Andalus que está presente desde la llegada de los árabes con
respaldo firme en los qusur (plural de qasr) omeyas de Oriente y otras fortalezas
romano-bizantinas de Tunicia (fuertes) que los árabes llamaron y siguen llamando qasr.
En Córdoba el Qasr era la residencia fortaleza de los emires y califas, próxima a la
mezquita mayor, donde a la llegada de los árabes había residencia goda que los emires
copiaron para su nuevo alcázar; es decir, allí había restos o ruinas de palacio o palacios
que los conquistadores fueron aquilatando hasta constituir un conglomerado de palacios
de espacio entre los 5 y 10 hectáreas, ciudadela principal llamada qasr o alcázar,
término que se aplicó también a pabellones regios individualizados de intramuros. Ibn
Baskuwal dice que allí en donde el alcázar omeya de Córdoba había construcciones
antiguas y monumentos maravillosos de los griegos, romanos, godos y otros pueblos
aún más antiguos que son indescriptibles. Hoy que tanto ya se sabe de ruinas de
edificios antiguos oficiales gracias a las excavaciones de la parte norte de la medina de
Córdoba, imaginemos que allí se hubiera instalado el Alcázar omeya del que venimos
ocupándonos. Qasr en los tres primeros siglos del Islam es o significa residencia
palatinna, palacio, ciudadela regia, clisé que pasaría a Sevilla apropiándoselo los
gobernadores de otras ciudades importantes leales al estado omeya, si bien en estos
casos otra voz muy empleada es qasaba=alcazaba o fortaleza, la ciudadela en la
Antigüedad, dentro de la cual estaba el palacio o qasr. Suenan entre el siglo VIII y el X,
aparte de Córdoba, el qasr de Toledo, Sevilla y Zaragoza y otros ejemplos más. En la
Marca Superior capitalizada por Zaragoza, suenan, según al-Razi y al ´Udri, Qasr
Abbad, Qasr Bani-Jalaf, Qasr Muñiz e Hisn al-Qasr=Alquézar, según Fernando de la
Granja. El uso y a veces abuso del genérico qasr en esos tres primeros siglos se debe en
mi opinión a que cristalizó en hábitat antiguo con que se encontraron los árabes,
plagado de edificios o ruinas de los mismos. Así se identificaba hábitat antiguo de
prestigio en ruinas con qasr como lugar relevante o privilegiado, algo que los
conquistadores consideraban superior, de civilización mítica por la que sentían
admiración o veneración. A veces a esas ruinas abandonadas se las llamaba madina:
dos casos en torno a Bobastro según Ibn Hayyan, Recópolis en Yaqut y otros
“medinas” perdidos en el campo; también a esas ruinas la llamaban kanisa=iglesia,
ejemplos registrados por al-Bakri en el Norte de Africa e Idrisi refiriéndose a Sanlúcar
dice “al-masadjid” o lugar de las mezquitas por los templos antiguos paganos que por
allí había. Son varios los lugares en España en que ha perdurado el término “las
mezquitas”, también “las iglesias”; en la provincia de Soria el término “Fuentearmegil”,
de las mezquitas, quizá por las ruinas de la villa romana de Santervás del Burgo; en
zona entre Salamanca y Cáceres, según Ibn Hayyan, un “Fay al-Masayd”=Puerto de las
Mezquitas, tal vez de la Iglesias en opinión de Vallvé Bermejo. Por Plasencia y en
Portugal se da el topónimo Masid, variante vulgar muy frecuente de
masyid=Almagil=almagide, según Corominas.
Este trueque de templo islámico y templo cristiano aplicado a edificios sacros antiguos
no es inhabitual entre los primeros árabes. La literatura árabe, según María Jesús
Rubiera, habla de construcción de Jerusalén por Salomón : “cuando estuvo terminada la
medina ordenó construir la mezquita”, es decir, el templo. Y es muy probable que los
árabes llamara “madina” o “ciudadela” a campamentos romanos yermos, cual es el caso
del campamento de Rosinos de Vidriales (Zamora), recinto ahora llamado “la
ciudadela” que los árabes habrían llamado “alcazaba” o “al-askar”=campamento. En
determinados parajes españoles suenan voces populares aplicadas a lugares donde han
aparecido ruinas y mosaicos romanos: por Mandayona de Guadalajara el “Palazuelo”,
“Palazuelos” por Sigüenza, en la misma provincia Romanones y Romancos. No falta la
voz arabizada “alcazarejo”=palazuelo, y cabe citar “Los Alcázares” de la provincia de
Murcia. Madoz habla de caserío llamado el “Palacio” con la pared de la “mezquita”, en
la provincia de Badajoz. Qasr al-Atiyya (Ibn Hayyan) que suena ya en el siglo X,
supuesto nombre de alcázar de San Juan (Ciudad Real), sería por restos de ruinas y
mosaicos aparecidos allí en excavaciones de 1953-4, y en el siglo XVII en el mismo
lugar edificios llamados “Palacio”. El mismo Madoz dice no sé bajo que inspiración que
allí estaba la antigua Alces romana. En Almuñécar edificación funcional de los romanos
en la hoy llamada “Cueva de siete Palacios”. En el Norte de África Qasr, junto al río
Negro, entre Ceuta y Tánger, donde al decir de al-Bakri estaba qasr Ilyan,, alcázar o
castro con muchos restos de los antiguos. Este mismo cronista da Qasr Awval-antiguo o
primitivo, también llamado Qasr Masmuda, Qasr al- Mayaz y Qasr as-Sagir, actual
Alcazarseguer, con restos antiguos o villa romana. Tambien tierra adentro el
Alcazarquivir- Qasr al-Karim-, mencionado por Ibn al.Jaldún, inicialmente un oppidum
romano seguido de fortaleza árabe del siglo VIII.
En al-Andalus, Marca Superior, al ´Udri menciona un Qasr al-Rum= de los romanos o
cristianos, otro del mismo nombre en el Norte de Africa según al-Bakri, donde
bastantes poblaciones llamadas qasr, bury o madina tenían muchas ruinas antiguas.
También al-Bakri menciona un castillo o hisn llamado qasr, como nuestro
“Aznalcázar”= Hisn al qasr y otros no localizados. Estos compuestos dan y deberían
darnos el “palacio fortificado” que figura en la literatura árabe de Oriente y en Sevilla
del siglo XI de los abbadíes, Qasr al-Zair indistintamente llamado en las crónicas
árabes hisn y qasr que se ubica donde luego los almohades levantan Hisn Alfaray o
Aznafalrache, a la puertas de Sevilla. Estos últimos ejemplos nos ponen en la pista de
que con el correr del tiempo el término qasr cristaliza en fortaleza, lo mismo que su
diminutivo qusayr=alcocer; es decir, en al-Andalus habría qasr y qusayr que no eran
necesariamente palacios sino fortalezas de grande o escasa envergadura. Caben
interferencias como ésta, hisn llamado qasr porque en la construcción habitaba
personaje relevante ya que de lo contrario las fuentes croníticas dirían hisn o qal´a,
expresiones más idóneas de la campiña. Así pensaba Codera de aquel Qasr o Alquezar
de la Marca Superior. Volviendo al Norte de África donde como se vió qasr se aplicó a
fortalezas complejas cuadrangulares romanas y bizantinas, no reutilizadas por los árabes,
el término continuó aplicándose por ejemplo a los ribat-s de Susa y de Monastir, de
planimetría semejante a la de aquéllos, en los que consta que había restos antiguos e
incluso templo de Trajano y basílica cristiana destruida por los vándalos. Idrisi dice del
primero, refiriéndose a la mezquita mayor de la ciudad, “masyid Qasr qasabat al.Ribat”,
hoy se le conoce como Qasr el Ribat o Qasr Ribat. Mosaicos de tradición romana han
aparecido en otros qusur tunecinos de los siglos IX y X: Qasr al-Bahr de la ciudad de
Raqqada, Qasr de Çabra-Mansuriyya y Qasr del soberano fatimí al-Qa´im en Mahdia,
madina en la que al igual que en Susa aparecen basas y capiteles de tradición
tardorromana y bizantina. La ruinosa ciudad de Abbasiyya, cerca de Qayrawan, recibió
también el nombre de Qasr al-Qadim=Palacio viejo o antiguo.
Los árabes tienen en el Qasr su construcción preferida en la que se acumulan jardines,
estatuas, materiales preciosos, agua, todo de hechura paradisíaca relacionado con los
míticos palacios de soberanos antiguos, Cosroe y Salomón. Donde hay Antigüedad
había la riqueza y el poder, el Al-Mulk. En esta línea hay que entender Madinat al-Zahra,
ciudad palatina fundada por Abd al-Rahman III en 936, donde se mencionan alcázares,
el Qasr, cúmulo de palacios y pabellones (maylis) sucesivos con férreas murallas con
aparejo de soga y tizón tomado de los antiguos. Allí había antes, dice Ibn Hayyan, la
aldea de Qarqanir probable villa preárabe, pues las excavaciones a partir del año 1936
dieron restos escultóricos romanos y capiteles del mismo estilo, aparte de qanat-s o
conducciones de agua antiguas que llevaban el agua a Córdoba, algunos tramos
aprovechados por los omeyas, el mismo caso de los acueductos romanos tendidos entre
Cartago y Túnez. Es sabido de la admiración de los árabes por lo antiguo o romano
reflejada en esas conducciones del agua, a veces llamadas al-haniyya. Refiere alMaqqari que la conducción hecha por Abd al-Rahman III para llevar el agua desde la
Sierra al Qasr de la Noria se parecía a aquellos monumentos de los Reyes de la
Antigüedad por todas las características de ambos, dimensiones, formas y métodos de
construcción. Semejantes expresiones cabría dárselas a las férreas murallas con que se
envolvió toda Madinat al-Zahra. Existe la leyenda de estatua de al-Zahra, favorita de
Abd al-Rahman III que estaba sobre la puerta principal de la ciudad palatina, tal vez
estatua femenina antigua que existió sobre puertas de otras ciudades
hispanomusulmanas, o el caso de baños sevillanos, según al-Maqqari y al-Himyari, con
estatua de una mujer con niño, tal vez una Venus con Cupido. Sobre la aportación de
piedras decoradas o epigraficas de la Antigüedad en las murallas omeyas ya dimos
algunos ejemplos en páginas anteriores.
En un aparte se puede hacer referencia de los siguientes términos de la Antigüedad:
oppidum, castellum, castella, arces, equivalentes de castillo árabe o hisn o modalidades
de construcción defensiva, diferenciados por la estructura fortificada que sería el caso
del último término. Se han querido encajar dentro de la misma línea defensiva, fortin,
castellum, castella, castrum y burgus. El fortín en el Norte de África romanizado y
abizantinado era una pequeña unidad militar edificada como protección de ciudad
desprovista o mal dotada de murallas, tal sería el caso de Madauros o Thamugadi
dando paso a otros fortines más amplios o complejos de Túnez y Argelia: Timgad,
Agbia, Anastasiana, Laribus, Tigisi o Tignica, entre otros, estudiados por Dany Prigle,
cuadriculados en el clásico formato bizantino del quadribugium con torres en los
ángulos. Tal sería el caso, según J. Vizcaino Sánchez, de la fortaleza antigua de Ceuta
aludida por Procopio destruida por los vándalos o la del Tolmo de Minateda, en Hellín,
sin descartar la antigua Malaqa. Castella o Castellum quadrabugium equiparable al
castrum, el caso de Mollida de Málaga y el castellum de Can de Pins, en Formentera, al
que al-Zuhri llama Hisn Alaron, “ en el que los romanos resistieron después de que los
omeyas tomaron la isla hasta que se agotaron los víveres”. Pues bien, en todo este
amasijo de construcciones militares tardorromanas y bizantinas del área africano el
denominador común eran las murallas en su mayor parte construidas con material
disponible ya tallado aprovechado de la Antigüedad: muros de doble paramento con
núcleo o relleno interno de piedra, cal y morrilo, opus caementicium, sillares
reutilizados, opus quadratum, con alternancia irregular de sogas y tizones y todo tipo de
redientes o engatillados para dar cierta regularidad al aparejo de muros de 3 a 5 metros
de espesor, técnicas edilicias que significan o deberían significar un claro exponente de
cara a la cronología y pertenencia cultural de tal ciudad o fortaleza. Tales extremos a
veces pervivientes en las murallas ibéricas de dominio islámico en las que no se sabe a
ciencia cierta, dentro de una misma ciudad o fortaleza, donde termina Roma o Bizancio
y empieza la edilicia árabe. Como exponente de sillares ya labrados reaprovechados por
los árabes el caso de las ciudades de Mérida, Coria y Toledo.
Faltaría saber donde y cuando surge en al-Andalus la planta cuadrada con torres en los
ángulos que se dibuja por ejemplo en la Aljafería de Zaragoza o en los ribat-s tunecinos
o de Ifriqiya, al parecer en principio derivado de los alcázares omeyas de Oriente. En
este sentido el Alcázar omeya de Córdoba nos daría una lección, siguiendo modelo del
quadribugium tardorromano y bizantino que los árabes llamaron qasr, según teoría de
Richard Krautheinmen (Arquitectura paleocristiana y bizantina). En nuestro territorio
occidental, aparte de los ribat-s árabes mencionados la planta cuadrada puede verse en
fortalezas o castillos de dentro o fuera de las ciudades: Alcazaba o Conventual de
Mérida, Aljafería de Zaragoza, Alcázar de Sevilla, el Alficem (al-Hizam) de Toledo,
Carmona, castillo de Guadalajara, alcazaba de Talavera de la Reina, Marbella, la Suda
de Olite, alcazaba de Jerez de la Frontera, castillos de Trujillo y de Sadaba, alcazabas de
Mallorca e Ibiza, el castellum o hisn de Can Pins de Formentera, “El Castillejo” de
Murcia, castillo de Triana, castillo de Cartaya y el de Saltés (Huelva), alcazaba de Elche,
castillo cordobés de Albacar, alcazaba de Antequera, alcazaba de Jerez de la Frontera,
castillos de Linares y Bujalance, en la provincia de Toledo castillos de Guadalerzas y de
Ceboya, en la de Málaga castillo de Álora.
Bury
Dejo para este aparte el término no bien definido en al-Andalus de bury (plural burudj,
abray, diminuto burayja), en lengua latina burgus por derivada del griego; digo poco
definido porque al igual que qasr debió tener varios significados con el correr del
tiempo, en los tres primero siglos de dominación árabe se aplicaría a fortaleza o castillo,
un recinto acotado por murallas terreadas, según consta en sendas lápidas fundacionales
del siglo X de los castillos omeyas de Baños de la Encina y de Tarifa, además del
castillo cordobés de Bujalance. Se aplicaba también a torre mayor que las de simple
flanqueo de un recinto fortificado, añade Félix Hernández. Lápidas fundacionales de
torres fuera de su lugar con el término bury escrito son una de Játiva (Carmen Barceló),
la de Silves (Nyñk) y la del Museo Arqueológico de de Murcia (Lévi-Peovençal), las
tres del siglo XIII. Luego bury es torre prominente aislada. En el primer caso pequeña
fortaleza generalmente rodeada de cerca muraria y con población campesina al exterior
lo que daría el topónimo “Bujarrabal”, en la provincia de Guadalajara, o bury con
arrabal; el arrabal del bury en Andalucía y Extremadura pudo dar lugar al “cortijo”.
Existen dos expresiones un tanto simbólicas en las crónicas árabes: se llama bury a toda
una ciudad, Guadalajara o la romana Volúbilis (para los árabes Walili), según al-Bakri.
En el norte de África consta el genérico bury para fortaleza compleja o ribat, como la
romano-bizantina Yungga, en Ifriqiya, que avala el primer significado para al-Andalus
del siglo X comentado de Baños de la Encina y Tarifa. Para el significado “torre de la
campiña” con puebla nos ilustra al-Bakri: en los alrededores de Gafsa hay burgs bien
poblados con el nombre de qusayr=pequeño alcázar. También Idrisi nos habla de la
campiña de Sagunto con burgos bien poblados rodeados de vergeles regados por agua
corriente.
A la vista de estos modos de bury islámico se cae fácilmente en la propuesta de la
equivalencia burgus romano= bury, Bujarrabal o cortijo árabe en el sentido de fortaleza
de aspecto torreado con puebla campesina independientemente de que esa fortaleza
ejerciera como torre de señales, como simple atalaya o de vigía tan reiterada en paisajes
agrestes, senderos y en el curso de los ríos desde la época romana. El clisé de burgos
vistos en al-Bakri e Idrisi sería prácticamente el mismo que los burgos romanos y
anteriores griegos por la insoslayable razón de la secular funcionalidad castrense,
defensa y punto vital de referencia del campesinado. Es conocido el uso y abuso en la
campiña romana de torres cuadradas o rectangulares con puerta muy por encima del
suelo y pisos interiores que como ha señalado M. Guichón a partir del siglo II d. C. se
popularizó bajo el nombre de burgus. A partir de la “torre almenara” (bury) de la
alcazaba aglabí de Susa casi todas las torres atalayas de la Península Ibérica tenían
puerta elevada sobre el nivel del suelo y dos, tres y hasta tres pisos generalmente de
tablas, a veces incluso con mezquitilla dentro. De hecho aún no se ha podido decidir la
identidad romana o árabe de la torre de la Rapita leridana, aislada y construída con
recios y grandes sillares almohadillados que en principio se resisten a ser adjudicados a
los musulmanes, caso prácticamente idéntico al de la torre de Toya de la provincia de
Jaén.
Las anteriores exposiciones y reflexiones romanistas aplicables a los primeros siglos
del Islam occidental tienen una clara confirmación en los soportes (fustes, capiteles y
basas e incluso ménsulas e impostas) antiguos romanos y godos que viajaron por
encantamiento por toda la cuenca del Mediterráneo con meta en las mezquitas
metropolitanas de Qayrawa, Túnez, Susa y Córdoba, donde sus múltiples naves inéditas
en lo antiguo exigían verdaderos ejércitos de columnas que los árabes no se molestaron
acuñar ex novo pues la dilatada geografía en la que se asentaron estaba repleta de ellas.
El diligente al-Bakri nos dice que el gobernador de Muhammad I llevó de Mérida,
ciudad romana por entonces desmantelada, menos la alcazaba, sus más bellos mármoles
a Córdoba para emplearlos en baños y palacios. Sin duda Mérida en competición con
Itálica en este aspecto tendría un papel similar al de Cartago, inagotable cantera de
mármoles con destino a palacios y mezquita ifriqíes, empezando por la Gran Mezquita
de Qayrawan. Son muchas las murallas y torres, romanas, bizantina y árabes con
fragmentos de soportes antiguos depositado como relleno en el grueso colmatado de de
argamasa y canto. Esta política de acarreo y aprovechamiento a costa de la cantera
romana, goda y bizantina se dio por finalizada en la mezquita aljama de Madinat alZahra y en la ampliación de al-Hakam II de la aljama de Córdoba, ambas con soportes
labrados ex profeso. La fecha de esta frontera es 936-941. En esto se repetía lo que
acontecía con los sillares de las murallas, sillares aprovechados de la civitas romana en
los tres primeros siglos islámicos, al menos en al-Andalus y sobre todo en la Marca
Media.
La continuidad Roma- Islam o romanidad de éste arroja muchos más aspectos de los
aquí expuestos en síntesis. Se me puede objetar que la romanidad e incluso la
pervivencia de lo bizantino, de que hablo es lógica consecuencia de civilizaciones que
de seguido se suceden prestando la precedente materiales constructivos y prototipo de
ciudades, fortalezas e incluso edificios funcionales, premisa que implica ya la no tajante
ruptura o distancia entre los pueblos predisponiendo al que llega el último, el árabe, a
descubrir y beneficiarse de la enorme herencia anterior. Los árabes de Occidente
descubrieron la Antigüedad en su más dilatada extensión y significado y en
consecuencia hicieron uso de ella a su manera. La romanidad de los siglos VIII, IX y X
de al-Andalus hoy es un hecho incontestable: las primeras ciudades musulmanas
tuvieron asiento en las ruinas de las tardorromanas y godas, pero por causas de muy
diversa índole ese locus en bastantes casos fue abandonado dando paso a hábitats ex
novo no muy distante de aquél, las ciudades hispanomusulmanas que permanecieron en
el viejo solar romano quedaron sumergidas en lento pero progresivo proceso de
islamización que a simple vista las hace tan distantes y diferentes de la civitas o urbs.
En nuestro estudio que damos a continuación de la murallas árabes de Occidente
veremos desfilar todas las peculiaridades edilicias tomadas o aprovechadas de
civilizaciones precedentes, empezando por la fragua del aparejo de los sillares hasta tal
punto construidas las murallas que los más expertos estudiosos de las mismas no acaban
de darnos una visión clara sobre donde termina Roma y empieza el Islam, poniendo por
caso la ciudad de Coria o las torres de la Rapita leridana y de Toya. Se dan murallas
mitad romanas y mitad árabe, Tarragona y Carmona; otras arrojan altos zócalos de
sillares rematadas por lienzos de tapial o mampostería, sólo Madinat al-Zahra y
Córdoba surgen límpias de sillares extraños de foráneas civilizaciones y procedencia en
las que los engatillados estaban a la orden del día. Allí por donde caminan nuestros
emires y califas van dejando el testimonio del tipo de murallas de la metrópolis
cordobesa, oficializándose el aparejo de soga y tizón heredado, uno, dos y hasta res
tizones por cada soga, hábito que de manera muy elocuente y sorprendente se da en la
lejana Marca Superior capitaneada por Zaragoza y en parte Tudela en las que sobrevivió
la modalidad del almohadillado bruto o de refinados listeles de la Antigüedad.
INDICE DE MURALLAS DE SILLARES EN LA ANTIGÜEDAD Y EN ALANDALUS
A. MURALLAS EN LA ANTIGÜEDAD Y EN BIZANCIO
I. Murallas y acueductos antiguos del Norte de África (figuras 1, 2, 3, 4).
II. Murallas, puentes y acueductos de la Antigüedad y al-Andalus (figuras 5, 6, 7, 8, 9.)
III. Sillares almohadillados de Hispania en la Antigüedad (figuras 10, 11, 11-1, 12, 13.)
IV. Sillares bizantinos en Nicea y Pérgamo (figura 14).
V. Arquitecturas visigoda y mozárabe (figura 15).
B. MURALLAS DE AL-ANDALUS
I. Córdoba (figuras 16 a 26).
II. Murallas de la Marca Inferior (figuras 27 a la 37).
III. Murallas de la Marca Media: Mérida y Coria (figuras 38 a la 46). Toledo (figuras
47 a la 52). Vascos, Talavera de la Reina (figuras 53, 58). Guadalajara. Provincia de
Soria: castillo de Gormaz, Medinaceli, Ágreda, Soliedra, Mezquetillas. Provincia de
Guadalajara: Bujarrabal, Zorita de los Canes, Peñafora., Beleña. Sepúlveda. Madrid:
Talamanca (figuras 59 a la 66).
IV. Sharq al-Andalus e Islas Baleares (figura 67 a la 70.
V. Murallas de Portugal (figuras 71 a la 74)
VI. Murallas de Ceuta y Tánger (figura 75)
VII. Sillares almohadillados en al-Andalus (figuras 76 a la 81)
VIII. Murallas de la Marca Superior (figuras 82 a la 86).
A. ANTIGÜEDAD
Figura A. El relleno o grueso de las murallas
hispanomusulmanas
Murallas y acueductos antiguos del Norte de África
Constructivamente las murallas desde remotos
tiempos tenían un núcleo de argamasa con cantos o
sillarejos (opus caementicium) entre las dos caras
con sillares tallados debidamente trabados con
tierras o barro, argamasa de cal o de yeso, o a hueso,
sin argamasa, los que enseñan aparejos muy
diferentes si bien el más adecuado desde Roma era
la alternancia de la longitud y el canto del sillar
siguiendo la cadencia un largo o soga por un canto
puesto de pie o tizón, modalidad llamada opus
isodomo ( piezas en paralelepípedo iguales unas a
otras) u opus quadratum (hiladas de piedra con una misma altura). En la figura A vemos
el núcleo de una muralla de época bizantina derivada de las murallas romanas: B,
Figuras 1 y 2. Acueductos romanos de Túnez y tipos de aparejo de sillares de la Antigüedad y Bizancio en el Norte de
África. Figura 2, ruinas romanas bizantinas del Norte de África: Tignica (1, 2, 2-1); 3, Mustis; 4, Agbia; 5 Tipasa; 6, 7,
8, tipos de aparejos
(muro de la fortaleza de Tignica, Túnez). Los restantes son de murallas
hispanomusulmanas: A, de la ciudad fortaleza de Vascos; C, E, dos aspecto de la
muralla de la alcazaba de Mérida; D, cara con el núcleo al fondo visto de torre del
castillo de Trujillo; F, el núcleo de argamasa y canto entre tongadas de cal y piedras
dispuestas a tizón de refuerzo, sin el careado de sillares, muralla de la alcazaba de
Talavera de la Reina.
Escusado decir que lo mismo en la Antigüedad que en la baja Edad Media árabe los
especialistas de sillares tallaban la piedra indiferentemente para murallas protectoras de
ciudades y fortalezas que para puentes y acueductos. Habitualmente los canteros de
Roma labraban el sillar rectangular de cuatro caras trabándolos de seguido sin
arrepentimientos del tipo de los engatillados, es decir, la continuidad en el aparejo era
reglada o regular, aparejo clásico, mientras en el Bajo Imperio y Bizancio se puso de
moda el engatillado como solución de continuidad. En la figura 1, 1, 2, 3, tres aspecto
de acueductos que desde las fuentes de Zaguán llevaban el agua a Cartago y Túnez, el
tramo 3 con fábrica mixta, igual que el arrepentimiento de tramo 1; en 2 y 3 sillares
almohadillados por el método rápido o sillar bruto Las caras exteriores de murallas con
aparejo de una soga por un solo tizón estaban ya a la orden del día en fortalezas
afrorromanas y bizantina de Tunicia y Argelia (4, Tiddis, 5, ribat de Monastir, 51,Tebbesa, Timgad; 6, Appena; 7, Táchira; 8, Bury Dougga; el 9, aparejo “opus
quadratum” en soga y tizón romanos, según García y Bellido; los engatillados de 10, 11
y 12, de Tiddis y Tebessa (Argelia). Clásicas en este sentido son las murallas 1, 2, 3 de
la figura 3: de Dougga, Makhtan y Sbeilla; Cartago no era muy dada a enseñar la
alternancia de soga y tizón, sustituida por lo general por el “opus africanum” que vemos
en el número 4; el opus isodomo del 5 es del foro de Leptis Magna (Argelia). Es difícil
encontrar en la Antigüedad o Bizancio la alternancia de una soga por dos o más tizones
que al parecer nace y se oficializa en la Córdoba omeya. En las fortalezas de Tignica,
Mustis y Agbia (figura 2, 1 y 2, 3 y 4) de origen bizantino se da todo tipo de aparejo
basado en que los muros aprovechan sillares lisos e incluso piedra con decoración de
construcciónes anteriores romanas, así fueron surgiendo caras de murallas poliglotas
Figura 3. Tipos de aparejos de Dugga,
Makhtan, Cartago y Leptis Magna
Figura 4. Arco de triunfo de Volúbilis; ruinas de
Lixus, 2, 3, 4; aparejos de Lixus, 5
con negativa para la regularidad de sillares; en Mustis vemos ya un escalón o zarpa
actuando como zócalos del muro que veremos privatizado en al-Andalus, a partir de
Córdoba. Luego tenemos el caso de la muralla 4 de Agbia con sillares de distinta altura,
hiladas alternadas, opus pseudoisodomo, que Roma utilizó en algunos puentes; el
aparejo 5 de Tipasa (Argelia) tiene en la base sillares cortados en diagonal que en su
momento veremos en las murallas de Coria y otras hispanomusulmanas. En la misma
figura esquemas de murallas con engatillados diferentes del Norte de Africa: 6, Mustis,
7, Tipasa.
Murallas, puentes y acueductos de la Antigüedad en Al-Andalus
Tal vez la Antigüedad de la Península Ibérica se vea reflejada en la figura 5. El dibujo 1
con simulacro de izado de sillares en época romana que deja huella de los ganchos en el
sillar, agujeros o ferrei fortifices prácticamente inexistentes en los sillares
hispanomusulmanes; 2, puerta del alcázar de Sevilla en Carmona, vista del interior.
Buena sillería de opus isodomo de puerta del anfiteatro de Mérida con huella de
engatillado sencillo; isodomo en el acueducto de Segovia, (4) y en el puente de Mérida
(6) evidenciado el punteado de la máquina elevadora sobre todo en las dovelas y en los
sillares de suave almohadillado. Mas sofisticado o mejor trabajado es el tallado del
almohadillado de muralla romana de Carmona (5) en que alterna con sogas limpias o
completamente lisas uno o dos tizones. En la figura 6 (1) (2) dos aspectos más del
acueducto de Segovia con variedad de aparejo en el encuentro de hiladas horizontales y
extradós de arcos. El 3-1, romano primigenio; el 3 con tímpano añadido posiblemente
medieval árabe, significándose también en este sentido los números 1 y 2, este último
con engatillados en los sillares horizontales de contacto. En la provincia de Sevilla
algunos puentes tienen pilas y tajamares con sillería de opus quadratum, cual es el caso
del puente del Ronquillo, provincia de Sevilla, con tizones cuadrados, según Félix
Hernández (4). Este tipo de sillar y aparejo, ejemplarizado en la Carmona romana
Figura 5. Proceso de construcción romana, 1;
Carmona, Puerta de Sevilla, 2; aparejos de
sillares de Mérida romana, 3, 4, 6; exterior
Puerta de Sevilla de Carmona, 5.
Figura 6. Acueducto romano de Segovia, 1, 2, 3, 3-1
(el 3 probable reposición árabe); aparejo del puente
romano de Ronquillo (Sevilla), 4
(figura 8, 8, 9), se aproxima bastante al empleado por los omeyas en la muralla de la
Plaza del Triunfo de Sevilla.
De la Zaragoza en época romana, siglo I al III, se conservan lienzos de murallas muy
elocuentes de la cerca que los árabes en cierto modo imitarían en la Aljafería si nos
detenemos a considerar las torres semicilíndrica (figura 7, 1, 2, 3, 3-1, 4). Muros de 10
metros de altura y hasta 7 m. de latitud con el núcleo de opus caementicium, relleno de
piedras y fustes aprovechados (4). La factura de las caras de sillares, más sogas que
tizones, es bastante cuidada, las hiladas de sillares colocados a hueso, en las que el largo
aventaja al número de tizones, éstos por lo general cuadrados, como en la muralla
romana de Barcelona, que serán característicos en la murallas árabes de la Marca
Superior. Respecto a Calahorra, Calagurris romana, ciudad de la Marca Superior, en el
territorio de La Rioja, mencionada por al-Razi (889-955), para al-Udri (s. XI) un hisn en
territorio con lugares de asentamientos antiguos anteriores al siglo X; de su parte Yaqut
la llama madina. La muralla, sin duda la antigua (figura 7, 5, 6), sería derribada por Abd
al-Rahman III (924), según Ibn Hayyan, lo que se contradice con el informe del Bayan
II que reza que la muralla fue reforzada y ampliada por al-Hakam II (968). Muralla de
las mismas características comentadas en la muralla zaragozana: sillería de opus
quadratum esta vez alternando con grandes sillares intercalados, el núcleo de opus
caementicium relleno con materiales de derribo.
La romana Lucus Augusti, Lugo, mantiene en pie buena parte de la muralla inicialmente
del siglo III, de la que me interesa destacar ahora la obra de sillería de torres redondas y
algún lienzo junto a las puertas muy reformadas (figura 8, 1, 2, 2-1, 3, 4). La tendencia
es de aproximación al opus quadratum si bien a veces interrumpido por hiladas de
desigual altura que conlleva buen número de ocurrentes engatillados reseñados en los
dibujos de 4; en algunas torres las primeras hiladas rozando el suelo se forman con sólo
tizones de caras estrechas, modalidades todas que llevan a considerar probables
reformas o restauraciones llevadas a cabo en la alta Edad Media a base de aprovechar
sillares romanos de la localidad; en este sentido estas murallas lucenses evocan las
árabes del siglo X de la Marca Media: Talavera de la Reina, Coria e incluso Mérida. Al
igual que en murallas de Mértola, Beja y Coria, los lienzos de sillería alternan con paños
de sillarejo o lajas de pizarra unidas
por argamasa o simplemente tierra.
De la Toletum Romana, Toledo,
llegan algunas ruinas del viejo
acueducto romano que salvaba el
cauce del río Tajo (figura 8, 5, 7, el
6 de arquillos romanos de la Cueva
de Hércules en la ciudad). En el
acueducto las hiladas adheridas al
hormigón romano formadas por
sillares cuadrados predominantes
sobre la caras largas o sogas.
También el quadratum es el
predominante en las murallas
romanas de Carmona, de 3 m. de
grueso, aparejo a hueso, el careado
con el tizón de 40 a 54 cm. de lado
(figura 8, 8, 9).
Figura 7. Murallas romanas de Zaragoza
(1, 2, 3, 3-1 4) y Calahorra, 5, 6
Excluidos los sillares almohadillados que dejamos para más adelante quiero destacar
tres tipos de puertas con arco de medio punto, a parte de la puerta de Sevilla en
Carmona ya aludida (figura 5, 2). La puerta 1 (figura 9), con arco de medio punto
enjarjado se ve en las ruinas romanas y bizantinas de Tunicia, con reflejo en los arcos de
Bab al-Madum de Toledo; la puerta 2 del anfiteatro romano de Mérida y la 3 de la
muralla romana de Beja (Portugal), localidad de la que al-Himyari dice ser una de las
más antiguas villas de al-Andalus construida en época de los césares y a la que César
dio el nombre de Bagia. De la muralla romana de Cáceres es la Puerta del Cristo, 4, con
discreta sillería de opus quadratum. Al estudiar las torres de la muralla almohade de
esta ciudad veremos que la fábrica del tapial descansa en zócalos con hiladas de sillares
romanos aprovechados, Torre del Aver, viniéndonos a primer plano algunos trozos de
lienzos auténticamente romanos de la Plazuela del Socorro (figura 9, 5) que cercarían la
Norba Caesarina, con hiladas regularizadas de una soga por un tizón de cara estrecha
que encuentro en las murallas romanas de Évora, Beja y Coria. En esta línea introduzco
paramentos del puente romano de Alconétar (Cáceres) (figura 9, 6, 7, 7-1), su fábrica
romana, opus quadratum, muy ortodoxo con alternancia de hiladas de sogas y tizones y
a veces hiladas muy personalizadas de sólo tizones que vimos en las murallas de Lugo y
veremos en la Córdoba omeya y otras murallas hispanomusulmanas andaluzas y de la
Marca Superior. Sorprendentemente en Alconétar replicando lo visto en Lugo se dan
engatillados muy variados (dibujos 7-1). De momento de la cerca de Coría una de las
puertas romanas rehecha (figura 9, 8) con buena sillería romana, en su mayor parte
rehecha, y un trozo de acueducto de Mérida esta vez las hiladas regularizadas u obra
isodoma alternado con tiras de opus testaceum o hiladas de ladrillos, al estilo de las
murallas de Constantinopla; sin olvidar de la Córdoba omeya los arcos de su mezquita
aljama desde el siglo VIII, con alternancia de dovelas de piedra y dovelas de ladrillo.
No faltan casos en Madinat al-Zahra en que alternan sillares y ladrillos en paramentos
de edificios oficiales.
Figura 8. Aparejos de la Antigüedad: 1, 2, 2-1, 3, 4,
murallas de Lugo; 5, 6, 7, Toledo; 8, 9, Carmona
Figura 9, Aparejos de la Antigüedad. 1, Dugga y
Cartago; 4, 5, de Cáceres; 2, 9, Mérida; 3, Beja
(Portugal); puente de Alconétar, 6, 7, 7-1; puerta de
Coria, 8
Sillares almohadillados de Hispania en la Antigüedad
Figura 10. Sillares almohadillados
La romana Tarraco (figura 10, 1) es ejemplar
por su recias murallas con careado de opus
isodomo, los sillares almohadillados de buena
talla, listeles lisos muy limpios (4, del
Palacio Arzobispal según T. Hauschild) y (5)
(6), sin la alternancia de sogas y tizones en
regla que se advierte en murallas romanas de
Itálica (2, según Gómez-Moreno). El mismo
almohadillo trascendió al acueducto romano
de la misma Tarragona (7). El (3) de puente
romano de Bibei. Idrisi nos habla de murallas
de mármol, construcciones reforzadas y torres
fortificadas, para al-Razí poblado de la
Antigüedad, vestigios antiguos y sólida
construcción indestructible. Sobre si los
árabes destruyeron las murallas tarraconenses
Francisco Codera desmiente a quienes han
dicho que los árabes en sus destrucciones no
dejaban piedra sobre piedra. Tal creencia
desde luego no rezó con Tarragona cuyas
“murallas ciclópeas” ni los bárbaros ni los
árabes” pudieron con ellas. A partir de la
conquista cristiana de Tarragona realizada en 1118 por Ramón Berenguer IV las
murallas antiguas mantenidas por los árabes serían repuestas o ampliadas con el mismo
o parecido tipo de aparejo latino que se verá en otro apartado.
Figura 11. Puente de Villa del Rio (Sevilla), 1-1, 2, 3 4,
4-1; el 5 del Puente de los Pedroches de Córdoba
Figura 11-1. Puente de Pinos Puente, 1, 9; puente
de los Pedroches, 2; dovelaje engatillado de la
Antigüedad e hispanomusulmanes
Triunfa el almohadillado en el polémico puente de Villa del Río (Sevilla) (figura 11, 1,
2, 3, 4), interesante obra por los engatillados de las dovelas de los arcos y aliviaderos o
desaguadores sólo replicado en el arco central del cordobés puente de los Pedroches en
la afueras de Córdoba (5 y figura 11-1, 2). El almohadillado de dovelas también
presente en el puente andaluz de Alcantarilla, estudiado por Félix Hernández, pero en
ambos casos las almohadillas son un tanto toscas que desdibujan la lisura de los listeles,
o sea, almohadillas distantes de las tarraconenses. Lo estudiaron como viaducto romano
Thouvenot, Cean Bermúdez y García y Bellido encuadrándolo en el opus quadratum
Algunos arquitectos e ingenieros, como Manuel Durán, dudan de la romanidad del
viaducto sevillano y del cordobés en base a que no existen otros ejemplos con
engatillado en todo el Imperio y el hecho de que esta zona andaluza estuvo bajo
dominio de los omeyas procedentes de Siria, por lo que sería permisible dudar de la
fábrica conservada como obra romana y se trate de reconstrucción con técnicas
bizantinas manejadas por alarifes árabes de un puente anterior del cual se conservaría la
cimentación (¿). Se hace hincapié como originalidad insólita la “disposición
constructiva de los dos arcos laterales apoyados en el dovelaje de los desaguaderos, de
tal modo que comparten en estrecho pie derecho”. Realmente semejante detalle
constructivo parece inédito, insólito a la vez que improcedente en la edilicia clásica.
Pero de otra parte, el almohadillado ciertamente de tallado muy por debajo del analizado
de Tarragona a lo que se une la presencia del engatillado de arcos que llamaran ya la
atención de Creswell al estudiar el engatillado de la arquitectura árabe oriental (figura
11-1, 4), si bien este autor omite por falta de información el engatillado cordobés de los
Pedroches e igual el engatillado del arco central de puente de Pinos Puente (figura 11-1,
1, 9) que para algunos autores (Camps Cazorla y F. de Olaguer-Filiu) pudo ser obra de
los visigodos. Engatillado romano en puerta del teatro de Orange (figura 11-1, 3) y en
la misma Tarragona por partida doble ( 4) y (6), en Leptis Magna una puerta (5) que nos
lleva a una de las puertas de la fachada occidental de la mezquita aljama de Córdoba de
al-Hakam II (7). Y antes que en ésta, arco del mausoleo de Teodorico de Ravena (figura
11-2, B) y Puerta Dorada del palacio de Dioclecinao en Split (figura 11-2, A, según
dibujo restitución). Arcos con dovelas engatilladas en obras árabes o de tradición árabe
tardías en el castillo de Tarifa, s. XIV (figura 11-1,10) y fachada exterior de la Puerta de
Sevilla en Carmona (s. XII) (figura 11-1, 11). Respecto al puente de los Pedroches de
Córdoba mi criterio siempre ha sido que se trataba de viaducto árabe en base al
engatillado y la arquivolta o ceja salediza del arco de la cara de aguas arriba, repetida
en los arcos de los puentes árabes cordobeses de los Nogales y de la Tejera y en arco de
puerta omeya de las murallas de Maqueda (Toledo), sin embargo los pocos sillares
conservados en las hiladas horizontales
resultan demasiados grandes para lo que se
llevaba en el emirato y cordobés.
En el gran patio alto del aljibe del Alcázar de
Sevilla de Carmona se deja ver en estado
ruinoso parte de muro o basamento con
almohadillado muy rudo y anchos listeles lisos
(figura 12, 1) y de la misma puerta de este
alcázar en su faz exterior el gratificante
almohadillado del opus quadratum (figura 12,
4) de caras muy lisas y limpios listeles; en este
Figura 11-2. Palacio de Split de Dicleciano, Puerta
Dorada (A) y engatillado de ventanas (C); Mausoleo
de Teodorico (B); 1, 2, Sagunto y torre romana de
sillares almohadillados de la ciudad
caso a diferencia de Tarragona se dibujan tizones por pares ciertamente que con
regularidad algo confusa, distanciándose en ello del teatro romano de Acinipo de Ronda
en donde el abuso de tizones nubla prácticamente la visión de sogas (figura 12, 5).
Curiosamente en esta obra se ve almohadillado del primer cuerpo remontado por otro
cuerpo de sillares lisos con cierta cadencia regularizada de sogas y tizones, obra mixta
por tanto que nos lleva a uno de los tramos del acueducto romano de Túnez (figura 1, 1).
Sobre la Cartagena romana pese a sus abundantes ruinas de ese tiempo poca cosa se
sabe de sus murallas, tal vez sillares de las mismas aprovechados en obras modernas de
la ciudad, De esta ciudad es un aparejo romano de opus quadratum con refinado
almohadillado (figura 12, 2), almohadillas semejantes a las que salieron en muralla de
Carteia, San Roque (Cádiz) (figura 12, 3), la Qartayana árabe de la que al-Himyari dice
ser construcción de los antiguos; han salido restos de recia muralla de cuatro metros de
grosor con núcleo de mampuesto. Del yacimiento romano de Regina (Badajoz)
procederán algunos sillares almohadillados de buena talla aprovechados en el siglo XII
en una de las torres de la fortaleza árabe de Reina de la misma provincia (figura 12, 6).
De la Mérida romana es un aparejo de recios sillares con la innovación de llevar listeles
sólo en el sentido horizontal provocando una visión decorativa distinta del
almohadillado entero habitual (figura 13, 1). Es el mismo aparejo que apareció en el
ángulo de la muralla meridional de la Córdoba supuestamente romana a la que se
arriman una o dos murallas más de refuerzo árabes. Sobre este tema volveremos en el
apartado monográfico de Córdoba omeya. La rusticidad de almohadillados se pone de
manifiesto mayormente en obras públicas como acueductos y puentes, de éstos últimos
los extremeños de Alcántara y de Alconétar (figura 13, 2). Cástulo, Kastalon, es otra
Figura 12. Almohadillados hispanos de la
Antigüedad. 1, del Alcázar de Sevilla, Carmona, 1,
4; Cartagena, 2; de Carteia, 3; Acinipo, 5; sillares
aprovechados en torre del castillo de Reina
Figura 13. Almohadillados: Mérida, 1; puente
Alconétar, 2; Cástulo, 3; Lixus, 4; Coria, 5; Dugga, 6;
acueducto de Zaguan, Túnez, 7
ciudad yerma de vieja tradición romana que se supone del siglo III, rehecha en el IV.
De ella se conserva parte de muralla de opus quadratum con rústicos o insinuados
almohadillados que descansan en un ligero escalón o zarpa al ras del suelo (figura 13, 3)
como el que dimos cuenta de algunas fortalezas bizantinas del Norte de África o el caso
de la muralla romana de Coria con grotesco almohadillado en el mismo escalón (figura
13, 5). Sillares romanos troceados fueron aprovechados en la muralla y torre del
vecino castillo medieval de Santa Eufemia. Torres Balbás se ocupó en este lugar en sus
Ciudades yermas que los textos árabes conocen como Hisn Qastaluna, antes tal vez
oppidum, citado ya en el reinado de Abd al-Rahman I con motivo de la sublevación de
Yusuf al-Fihri. Otro yacimiento con almohadillado es el de la ciudad romana de
Ercávica, en el cerro del Castro de Santaver (s. II a. C.). Descendiendo al Norte de
África, ya se vio el amohadillado de diferentes tramos del acueducto de Zaguán de
Túnez (figura 1, 1, 2, 3), del mismo un trozo de opus quadratum (figura 13, 7). En
Lixus, ciudad romana-paleocristiana de cuyas ruinas se aprovecharon los árabes
construyendo casas y baños con rezos en mezquita de trazas de iglesia basilical (Pousih),
doy un ejemplo de opus quadratum con almohadillado de irregular factura, con
presencia de engatillados. Otro paño de la fortaleza de Dougga con almohadillado y
sillares lisos dispuestos alternativamente.
Murallas bizantinas en Nicea (Iznik) y Pergamo
Nicea acopia bastantes ruinas
romanas de las que los bizantinos
hicieron cantera para obtener
material de relleno en la
edificación de sus murallas, sobre
todo sillares. La ciudad tenía doble
muralla de la que restan largos
paños bien conservados, la muralla
del interior reconstruida por el
emperador Claudio, provista de
cuatro puertas colosales, tres
sobrevivientes. Sobresalen sus
torres, casi un centenar erigidas
con sillares si bien en algunos
tramos se superponen obra de
canteria y obra de ladrillo. Muralla
reconstruida o retaurada en el siglo
IV por Justiniano después de haber
sido destruida la ciudad. En la
figura 14 doy varios aspectos de
las murallas bizantinas, en el 6
plano de la urbe (según Semavi
Eyice, Iznik, 1991), en 3 alzado de
una de las puertas cuyo esquema
central tripartito recuerda en buena
Figura 14. Murallas y puerta de Nicea; las dos fotos de X
de muralla y puerta bizantinas de Pérgamo
parte la fachada de la Puerta de San Esteban de la mezquita emiral de Córdoba. Interesa
destacar trabazón de los sillares en el ángulo que se produce entre el lienzo de muralla y
una torre (figura 14, 5) que nos llevaría a semejante intercalado de sillares de las
murallas romanas de Coria que veremos en otro lugar. A diferencia de ese trozo con las
juntas de sillares limpias, en los tramos 1 y 2 las llagas enseñan cantillo remetido de
recalzo hundido en la mezcla de cal y arena. No se aprecian en ellos señales de
engatillados ni el juego de sogas y tizones cuadrados acusan regularidad alguna, al
contrario de lo que se aprecia en algunos tramos de la muralla también bizantina de
Pérgamo (figura 14, X y X-1).
Arquitectura visigoda y mozárabe
Únicamente entretenerme en el exterior de la iglesia de San Fructuoso de Montelius
(figura 15, 1, 2) y en la ciudad visigoda de Recópolis (figura 15, 5), la primera con
pseudoisódomo o hiladas sentadas a hueso de dos tamaños alternantes en las que no
faltan tizones, pero ello a todas luces sin evocación cordobesa. Interesa en cambio el
paño (1) por el retallado de arco ciego de medio punto en la misma piedra de escasísimo
fondo que veremos repetido en otra escala en una de las puertas de la ciudad-fortaleza
de Vascos (Toledo). De lo mozárabe la morfología apaisada de sillares o sillarejo de
muros de templos, sobre todo Santa María de Melque (Toledo) (figura 15, 2), en la
provincia de Cáceres algo en iglesia de Alcuescar, esta vez con robustos sillares
esquineros reutilizados de edificios más antiguos o de época romana y algo de
engatillado (figura 15, 4), iglesia clasificada de mozárabe por Caballero Zoreda. En las
murallas de Recópolis (figura 15, 5), se aplicaron también los sillarejos apaisados
trabados con barro cuando lo habitual en sillería goda es que las llagas vayan en seco o
a hueso de tradición romana; de la muralla salen sólo las primera hiladas. Esa misma
tendencia de sillares apaisados o tableados reservados básicamente para la confección
de bóvedas de medio cañón: bóvedas de
las iglesias citadas de Melque y
Alcuescar y la de la entrada del aljibe
de la alcazaba de Mérida. El mismo tipo
de sillarejo tuvo alto predicamento en las
construcciones de Ifriqiyya desde la
etapa aglabida con la excepción de opus
quadratum con abuso de hiladas de sólo
tizones de caras cuadradas del ribat de
Susa o de la Mezquita Mayor de esta
misma ciudad y la aljama de Sfax. Hasta
aquí el núcleo entre paramentos de las
muralla se rellenaba con argamasa y
material aprovechado encajonado entre
bloques perpendiculares a modo de
tirantes
explicitado
entre
otros
yacimiento en el del Tolmo de Minateda
(Albacete) (J. Vizcaino Sánchez) de
naturaleza bizantina o visigoda.
Figura 15, San Fructuoso de Montelios, 1, 2;
iglesia de Melque, 3; iglesia de Alcuescar, 4,
4-1; ruinas de la ciudad visigoda de
Recópolis, 5.
B. MURALLAS DEAL-ANDALUS
I. Córdoba
Figura 16. Córdoba. Muralla romana meridional o del
Guadalquivir (1, con muralla árabe añadida) y (3, sólo muralla
romana); 3-1, supuesto aparejo de la romana, de hiladas
alternanas de soga y tizón, como en el puente romano de fraixo,
(A) (Montejo y Carriguet Mata)
Figura16-1.Sección
de
muralla
romana,1;
muralla
hispanomusulmana, 2; plano de la medina de Córdoba según
Stylow (A), sin la muralla meridional esquematizada en mi plano
(B). Trayectoria de la muralla meridional hasta alcanzar el ángulo
del Alcázar Cristiano, 3, 4, sobre datos de Montejo y Carriguet
Mata
La Córdoba romana y la árabe en la edilicia poliorcética coincidieron básicamente en el
aparejo quadratum de soga y tizón de caliza alternados en una sola hilada, ligeros
almohadillados un tanto aislados de morfología cuadrada, sólo que en las murallas
romanas el grueso o distancia entre los paramentos de sillares puede alcanzar hasta los 6,
metros (en Lugo, 5,45, para Tarragona 4,5 a 6, en Coria 3,80, hasta 3 metros en Évora),
mientras que en lo árabe habitualmente se fija en torno a 2,50 m. y los 2,60 m. de la
Figura 17. El muro del costado oriental de la mezquita
aljama de Abd al-Rahman I desde la base de cimientos, 2,
según Marfil Ruiz; muro actual, 1; aparejo del alminar del
siglo X, A; aparejo siglo VIII, según Gómez-Moreno, 5.
alcazaba de Mérida, recrecidos a 2,75
únicamente que se sepa en la muralla
meridional paralela al Guadalquivir
revelada en las excavaciones llevadas
a cabo por los señores Montejo y
Garriguet (1999): supuesta muralla
romana de 3, 16 m. de grueso a la
que se adhieren por refuerzo
adicional otras dos dadas como
árabes; reinciden una y otras en el
mismo aparejo de soga y tizón, a
hueso, la romana con sillar
almohadillado de listeles horizontales
seguidos sin marcar listeles verticales
que en páginas anteriores veíamos en
aparejo romano de Mérida (figura 161, 1), también en el fuerte de Tignica
y algunos sillares de torres de la
puerta del castillo de Baños de la
Encina. En el caso cordobés el
almohadillado tal vez reaprovechado
de edificios romanos anteriores de la
ciudad. Los tizones con ancho
razonablemente estrecho tirando al cuadrado en las tres murallas colocados hasta tres o
más seguidos al ras del cimiento. Ahora bien lo que se desprende de las fotografías de
las tres murallas es que la romana arroja alternancia de hiladas de solo sogas e hiladas
de sólo tizones (figura 16, 1, 2, 3, 3-1) que de otra parte ya se conocía en las murallas
de la ciudad, modalidad de otra parte que se deja ver en determinados puentes romanos,
el de Fraixo como ejemplo (A). En cambio la primera muralla dada comoárabe árabe (4)
da a entender aparejo de soga seguida de tres o más tizones Estas murallas romanasárabes cordobesas del tramo meridional a estas alturas, según Molina Mahedera y
Valdivieso Ramos, de cronología no precisada (figuras 16 y 16-1) Como quiera que
fuere en mi criterio se tiene ya constancia de la presencia de muralla junto al río de la
urbe imperial que avanza hasta el patio del crucero del Alcázar Cristiano donde se
producía el ángulo suroccidental (figuras 16-1, 2, 3, 4). En las murallas romanas lejos
del río se han advertido los orificios de las garras o ganchos metálicos para transporte el
sillar y su colocación en el muro, modalidad absolutamente negativa en las murallas y
muros omeyas emirales y califales de Córdoba y de Madinat al-Zahra y si se produce es
porque los sillares son romanos reutilizados, casos de Mérida, Coria, Niebla e incluso
Toledo. Y una diferenciación básica es que en la muralla romana el sillar arroja las
dimensiones 161-40 cm. longitud, 62-3 cm. de ancho y 61-28 cm. de alto, mientras la
muralla primera árabe da 1, 20-1 a 1,16- 45-25 - 73-43 de alto. El sillar árabe de
tiempos de Abd al-Rahmán I da 1,10-0,50 alto- 0,50 ancho; en la llamada puerta del
Chocolate de al-Hakam II de la mezquita aljama de Córdoba sillar de 1, 20 de longitud.
En Madinat al-Zahra el sillar más habitual s el de 1, 10- 0.40- 0,25. La relación
longitud-latitud del sillar árabe cordobés se puede establcer en ½ en el emirato, 1/3 en el
califato y hasta 1/10 en tiempos de Almanzor; en Madinat al-Zara se ven ¼ y 1/6. Muy
excepcionalmente en la Marca Superior las caras de los tizones son cuadradas, en el
castillo de Balaguer sillar de 1,37-0, 47-0,45; en Huesca 1,06-0,38-0,36.
He hablado aquí de opus isodomo y opus quadratum de soga y tizón alternados, juntas
a hueso de sillares y el almohadillado, un lenguaje como vamos viendo común para
Roma y la arquitectura hispanomusulmana hasta tal punto que en ciudades romanoislámicas como Mérida, Coria, Évora, Beja e incluso Cáceres, la misma Tarragona o
Toledo, no se sabe a ciencia cierta donde termina una y empieza otra. Lo que sí va
siendo cierto de cara a la edilicia árabe es que los tizones vistos en la fábrica abandonan
definitivamente la cara cuadrangular, aunque vista en la muralla norte del Alcanzar
califal, tal vez por síntoma de antigüedad, (figura 18, 1), para adoptar el rectángulo de 0,
53 m. alto por 0, 47 m. ancho con progresiva disminución esta segunda dimensión a lo
largo de los siglos IX, X y XI: 0, 35, 0, 22, 0, 15, 0, 08. cm. Naturalmente una
descripción completa de murallas urbanas omeyas en tierra cordobesa no es factible
porque no las conocemos al completo, únicamente paramentos exteriores de las calles
Feria y de Cairuan con hiladas de sólo tizones. Otra cosa son los muros, valederos para
evaluar esas murallas, de las mezquitas cordobesas, toda Madinat al-Zahra y muralla
norte del Alcázar de Córdoba antes aludida. En este punto sería gratificante que las
murallas meridionales descritas cerca del Guadalquivir fueran obra de Abd al-Rahman
I casando con la noticia suministrada por el cronista árabe al-Nuwayri de que a ese emir
se debe la “RECONSTRUCCIÓN” del recinto murado de la madina, en el año 766. ¿En
qué estado estaría la vieja muralla tardorromana en ese tiempo? Este caso desde luego
se dio en Coria también en muy temprana edad. Y el ejemplo del puente del
Guadalquivir que al-Razi e Himyari adjudican al emperador Octavio, el cual fue
reconstruido en 719-720 con piedras de la muralla de la ciudad, que sería la romana.
Abd al-Rahman I, año 779, también reconstruyó el puente derribado por las avenidas
del río (Lévi-Provençal), las mismas que obligarían a reforzar la muralla romana
meridional ya comentada del ángulo suroccidental mediante la adicción de una o dos
murallas.
Paso a dar caracterizaciones de muros omeyas cordobeses. Sillares trabados a hueso o
en seco, de tradición romana y visigoda, concretamente constatados en la muralla
romana de Córdoba: muralla y cimientos del lado oriental de la mezquita aljama de
Córdoba de Abd al-Rahman I (figura
18, 1, 2, según Marfil Ruiz, 3, según
Gómez-Moreno). Sillares a hueso en
el alminar de al-Hisam I, según
exploraciones de Félix Hernández.
Sillares con almohadillado : muralla
romana incluida la meridional de
cerca del río, cimientos del muro de
qibla de la mezquita de al-Rahman II,
según Félix Hernández quién lo vió
también en sillares de cimientos del
gran alminar de Abd al-Rahman III y
según exploraciones de Marfil Ruiz
cimiento del muro sur del patio
correspondiente a la ampliación de
Almanzor, gran sillar aprovechado
en los baños árabes de la Plaza de los
Mártires, y así hasta que se asiste a
un renacimiento arabizado en muros
emergentes del siglo X, a partir de la
Figura 18. Cófdoba, Madinat al-Zahra y
puentes cordobeses
mezquita de Madinat al-Zahra, en la modalidad de soga y tizones simulados o
retallados en un mismo bloque de piedra inédito hasta entonces (figura 20, 5) que tendré
oportunidad de mostrar en otro apartado.
Sogas y tizones por hiladas.
Figura 19. Nuevos aparejos cordobeses
Parece que inicialmente en la mezquita
aljama de Córdoba del siglo VIII tanto
en muros exteriores emergentes como
sus cimientos se aplicó la alternancia de
soga por un tizón (figura 17, 2, 3, en A,
alminar de Abd al-Rahman III, según
Félix Hernández, aparejo reiterado en
ciertos paramentos del puente del
Guadalquivir, fígura 23, 1). En esta
misma figura reseño aparejo de soga y
tizón fingido o pintado en estuco (4)
sacado de Madinat al-Zahra que por lo
visto es el mismo disfraz de cimiento del
paramento (2) de la mezquita aljama. En
Madinat al-Zahra desde su fundación en
936 hasta 968 en que según Ibn Hawkal
la muralla exterior no estaba terminada, a
comienzos del reinado de al-Hakam II),
el aparejo más habitual es soga-tizón
(figura 18, A), de tradición romanabizantina, sin duda presente en las
murallas romanas de Córdoba, y sogados tizones y no se descarta la soga-tres tizones, también soga-tizón y soga-dos tizones
en una misma hilada; por último se da en grado ascendente la soga-cuatro, cinco tizones
hasta alcanzar el clisé de hiladas de
sólo tizones, lo mismo en muro
emergente que en sus cimientos,
cuya cronología abarca desde el
advenimiento del califato hasta las
postrimerías del mismo cerrado por
Almanzor. Esta modalidad de sólo
tizones no rehusada en el mundo
romano se da básicamente en la
primera o primeras hiladas de
nuestros puentes omeyas, bien
entendido que el tal aparejo a efectos
de cronología no debe confundirse
con la cadencia soga-mas de tres
tizones fechable a partir de la época
de Almanzor, mientras el sólo
tizones puede llevarse a los inicios
Figura 20. Aparejos de sillares de Madinat
al-Zahra
del emirato ininterrumpidamente por razones técnicas aplicable hasta finalizar el siglo
XI (figura 22, 4, cimientos corrido de columnas, mezquita aljama de Córdoba de
Almanzor). De todos estos aparejos disponemos de varios ejemplos detectados en
muros y en los puentes de Córdoba y de sus inmediaciones. Puente sobre el río
Bembezar: figura 18, 3; puente de los Nogales, figura 18, 4; puente de Cantarranas,
figura 18, 5; puente sobre el río Guadiato, llamado puente del Negro, figura 18, 6. En
esta modalidad de puentes con sólo tizones a ras de cimiento encaja el acueducto de
Valdepuentes próximo a Madinat al-Zahra (figura 19, 1, 2). Aquí los paramentos
frontales de los arcos acusan aparejo de hiladas de soga- uno, dos, tres tizones que
hemos visto dentro de la ciudad palatina, los dos tizones reiterados en el alminar de la
mezquita de Santa Clara de Córdoba (figura 21, 4, 5), de la segunda mitad del siglo X.
(Félix Hernández) y en este mismo tiempo la almunia de Rumaniyya de las cercanías
de Madinat al-Zahra (Velásquez Bosco). A efectos cronológicos Félix Hernández ya
hizo distinción en el muro occidental del patio donde se sitúa la Puerta de Deanes: de la
puerta hasta la esquina suoeste y muro sur, zona de patio según ampliacion de Abd alRahman III, el aparejo es el de la figura 18, 7, A, mientras a la derecha de dicha puerta
el muro, sin modificar, da aparejo de soga-un tizón, B, probablemente de tiempo de
Abd al-Rahman II y de Muhammad I. Por último, el sugerente muro con sillares
entendidos como rústicos almohadillados fotografiados por Arjona Castro del
yacimiento arqueológico de Terruñuelos, a 4 kilómetros de Madinat al-Zahra (figura 24,
6) en el que dicho autor quiere ver los restos de la almunia de Abd al-Rahman I
conocida como la al-Rusafa, lugar en que salen restos cerámicos romanos y árabes,
también algún sillar suelto de 0.88-0,50- 0,30 de ancho, y aquí mismo en excavación de
emergencia de Vallejo Triano sale muro con cimientos de fábrica de aparejo de sogatizón y soga-dos tizones que pudo ser según ese autor de estructura militar, tal vez
campamento (recinto de 400 por 290 m.); como quiera que sea construcción de las
caracteristicas califales de al-Zahra y de su entorno.
Figura 21. Aparejos de
sillares de Córdoba, 1,
2, 4, y de Madinat alZahra, 3
Figura 22. aparejos de la mezquita Aljama de
Córdoba, ampliación de Almanzor
Hasta ahora los engatillados en
obras omeyas brillan por su
ausencia, únicamente en casas de
al-Zahra próximas al “Salón Rico”
el modelo 8 de la figura 18,
subrayado por Vallejo Triano que
este autor llama “engatillados o
muro discontinuo” que se puede
comparar con el modelo 9 de la
misma figura que he extraído de
aparejo griego y romano. Desde
luego se puede decir que semejante
discontinuidad no se ha detectado
en sillería omeya de Andalucía,
por el contrario de la Marca Media
con un máximo de engatillados
para al-Andalus. En los últimos
años las excavaciones de Córdoba
y de su entorno han revelado
modelo de aparejo con hiladas de
sólo tizones, en supuesta almunia
de la carretera de Trasierra (figura
19, 3, 4, pozo), la muralla oriental
de la madina de la Calle Feria
(figura 21, 1), en el costado
oriental de la mezquita aljama de Córdoba, a la altura de la ampliación de Almanzor, la
Figura 23. El puente romano-árabe de
Córdoba 1, 2, 3; puente de los Pedroches, 4
Figura 24. Muralla del foso de la Arruzafa, 1, 2, 3, 4;
muralla de Marrubial, 5; sillares pseudoalmohadillados de
Terruñuelos, 6
mid´a con reveladores paramentos de solo tizones formando escalón o zarpa en la base
seguidas de hiladas con soga-tizón y soga-dos tizones alternados (figura 21, 2) que su
descubridor Sr. Montejo atribuye a Almanzor, si bien yo estimo que se trata de mid´a de
al-Hakam II reseñada por ese lugar en las crónicas árabes. En la propia Madinat alZahra muros del puente o pasadizo que conectada la terraza del “Salón Rico” con la
mezquita aljama, con sus primeras hiladas de tizones y encima hiladas de soga-dos
tizones (figura 21, 3, foto de Vallejo Triano).
Volviendo a la figura 19 nos encaramos con el corredor militar de la izquierda del
“Salón Rico” de Madinat al-Zahra (7) cuyas paredes lucen falso despiezo pintados de
sogas y tizones (figura 17, 4) y otros casos con decoración pintada de almagra (5). En el
extremo de ese corredor o ronda militar los muros enseñan un escalón o zarpa que aflora
por continuación del ancho de los cimientos, zarpas habituales en lo omeya también en
este caso por sucedaneidad de la Antigüedad , que vemos en el muro 3 de la figura que
nos ocupa, de la almunia de los aledaños de Córdoba. De tales zarpas dan fe los muros
laterales y de qibla de la mezquita aljama de al-Zahra, fechada en 942 (figura 20, 1, 2 3,
4), muros con zarpas sucesivas de abajo a arriba metidas incluso en obra de cimientos,
en realidad escalones que arrancan de la misma base cimental; así un muro de 1, 68 m.
aflora en la cima con 1, 14 m que resulta ser el grueso de los muros de la mezquita
aljama de Córdoba. En este caso de la mezquita de al-Zahra las hiladas de soga y tizón
se inician en cimientos como lo manifiesta el segundo muro de qibla, torres de los
ángulos (2), aparejo de soga-dos tizones o tres tizones. Este tipo de aparejo con
variantes lo vemos en pilares de salas regias de la ciudad palatina: en la figura 20 de la
letra A a la D; el caso de la E con ladrillo puesto de cantos haciendo las veces de tizones
por cada soga. El esquema F corresponde al macho del alminar de Santa Clara de
Córdoba.
En la figura 22 un monográfico de los paramentos del muro oriental de la ampliación de
la mezquita aljama de Almanzor, con aparejo de juntas o yagas finísimas con leve capa
de yeso por argamasa, difundida en todas las fábricas omeyas al menos de Andalucía
Con Almanzor, aparte de verse cimientos corridos de sólo tizones de las columnas del
haram, se normaliza la soga- dos tizones, soga-tres tizones y soga -cuatro tizones y más.
Respecto al puente del Guadalquivir (figura 23, 1) subrayar los siguientes aspectos: en
los paramentos una soga-un tizón como exponente de antigüedad, como lo es el
dovelaje de arcos con alternancia de dovela entera y dovela partida, modalidad que
heredada de la Antigüedad se da en otros puentes cordobeses, el de Guadalbacar (A) y
gran arco de la llamada “Torre Vieja” de la alcazaba de Badajoz, y lo veremos en los
dos arcos de la albarrana de la Puerta de Sevilla de Córdoba; la edilicia de semejantes
dovelas vista en uno de los tramos del acueducto romano de Túnez recrecido por los
árabe entre el siglo IX y el X ( ver figura 1, 3). Dado que las dovelas engatilladas se
dejan ver en una de las puertas del muro occidental de la aljama cordobesa
correspondientes a al-Hakam II (ver figura 11-I, 8) por herencia de la Antigüedad, sobre
todo
A. muro de la
de
Calahorra
del puente
puent
de Córdoba:
es aparejo
supuesto
tipo
romanomeya anterior
al os,
siglo XIII (Sogados tizones). B.
entre
paramento tipo
ellos
omeya
supuestamente
aprovechado en
mansión de Córdoba
del siglo XVI (sogaun tizón)
el cordobés de los Pedroches (2), nada de extraño tiene que esta técnica aflorara en
puertas de las desaparecidas murallas omeyas de la metrópoli. Aquí las murallas desde
la etapa almorávide y en la cristiana medieval se estilaban muros de tapial con recalzo o
zócalo de sillarejo apaisado, cuales son los casos de la muralla del Marrubial (figura 24,
5) y la del Arroyo del Moro de la parte occidental (figura 24, 1, 2, 3 4).
2. Marca Inferior o Andalucía
Figura 25. Ciudades
hispanomusulmanas: Sevilla,
Alcázar, Belalcázar,
Antequera, alcazaba de
Almería, Tarifa, Niebla,
Carmona, Albaicín de
Granada, Marbella, Alora,
Alcalá la Real.
Málaga, alcazaba y
Gibralfaro
la, 1, 2, 4-1;
Doy a continuación murallas islámicas de los siguientes ciudades o fortalezas, cuyas
plantas vemos reflejadas en la figura 25: Sevilla, Belálcázar, Almería, Tarifa, Marbella,
Puente de Pinos, Pechina, Niebla, Carmona, Antequera, Alcalá la Real de Jaén, Málaga,
ermita de Medina Sidonia, Granada, Baños de la Encina, Álora, torre de Toya y muralla
de la medina de Aguilar de la Frontera.
Sevilla
Figura 27. Muralla y torre del Alcázar de la Plaza
del Triunfo, 1, 2, 3; murallas de Belalcázar, 4, 5
La ciudad romana a juicio de varios expertos tenía paramentos de sillería con núcleo de
mortero, a juicio de Thouvenot los restos de muralla que él pudo ver era de saxum
quadratum con espesor de 1, 59 a 3 metros, éste para Tabales Rodríguez sobrepasaba
los 2, 72 metros. Sillares de sogas y algún tizón. Nada tiene de particular que los
omeyas dueños de la ciudad copiaran en sus murallas del Alcázar el tipo de sillería que
se encontraron que desde luego no era la misma romana que analizamos en Córdoba,
ello constatado en las murallas omeyas de toda la parte de la Plaza del Triunfo y de la
calle Joaquín Romero Murube (figuras 26, 1, 2, 3 y 27, 1, 2, 3): opus quadratum,
regularizada la altura de sillares aunque las disposiciones omeyas de Córdoba sogatizón, soga-dos tizones y soga-tres o más tizones, perfectamente regularizadas, no se
dan en la Hispalis árabe; la cara del tizón tiende al cuadrado de tradición romana que ya
vimos en el puente de Ronquillo y en las murallas de Carmona. Desde luego no se ven
materiales romanos reutilizados, como lápidas, fustes o cuppae que ilustran las
murallas árabes de la Marca Media, Mérida o Coria. La irregularidad hispalense lleva a
ver a veces hiladas de sólo tizones o como expresa Tabales Rodríguez “repetición
diacrónica en los tizones en grupos de dos a cuatro en muros de soga y tizón por
hiladas”. Esta vez la muralla de 2 metros de espesor. Por iniciativa del profesor
Hernández Díaz fue retirado el revoco de la muralla del Alcázar que mira a la plaza del
Triunfo, antes llamada de los Cantos, con la revelación de aparejo descrito de grandes
sillares y zarpas en la parte inferior propias de la arquitectura omeya cordobesa; a
continuación la exposición de la tesis doctoral de Guerroro Lovillo, año 1957, y
sustanciosas aportaciones anteriores de Gestoso y el arquitecto Tubino. Hoy con las
reveladoras aportaciones de Tabales Rodríguez. En síntesis este es el paso de los
omeyas por Sevilla: Abd al-Rahman III antes de ser proclamado califa en 929, año 914,
sustituye al desleal gobernador de Sevilla por Sa´id b. al-Mundir quien restablece o
reinicia el recinto de la vieja acrópolis emiral aludida por Ibn al-Qutiyya levantando
murallas de pìedra y sólidas torres (al-Bakri e Idari, el Bayan II), trece hoy reconocidas
y planta rectangular de aspecto trapezoidal (figura 25, 2, 3) al igual que se hizo en Écija
y Ojen pocos años después. El nuevo recinto conocido como Dar al-Imara estudiado
entre otros por Manzano Martos.
Ayudan a fechar esta muralla, al menos datarla en época omeya, la puerta abierta en el
ángulo de la calle Joaquín Romero Murube (figuras 25, 2, 3, torre 5, y 26, 1, 3): arco de
herradura enjarjado, alfiz rehundido que desciende hasta la base de las impostas sobre el
que cabalga un medio punto por reflejo de la bóveda del pasadizo interior. Puerta
abierta entre una torre y una segunda esquinera, esquema reiterado en los castillos de
Sadaba (Navarra), Trujillo y oppidum o hisn de Can Pins de Formentera o Hisn Alarun,
según al-Zuhri. El esquema superposición herradura y medio punto ciego, de vieja
ascendencia romana, presente en una de las fachadas de la mezquita del Cristo de la
Luz de Toledo, en la puerta de las Pesas del Albaicín granadino y la almohade Bab
Alou de Rabat (figura 26, A). Como referencia cronológica de la muralla omeya del
Alcázar el alminar de la mezquita emiral de San Salvador tenía en la parte baja del
cuerpo inferior hiladas de sogas y tizones de proporción cuadrada pero de alternancia
muy irregular, mandado levantar por Abd al-Rahman II (figura 26, 4, el alzado de la
torre publicado por Torres Balbás). En la misma línea de sillares está el alminar de la
mezquita del Salvador de Toledo, que veremos en otro lugar, y tal vez lo estaría el
alminar de piedra que tuvo la mezquita aljama de Badajoz que al-Bakri la da por
construida a finales del emirato de Muhammad, hijo de Abd al-Rahman II, el fundador
de la primera mezquita aljama de Sevilla
Belalcázar (Gafiq)
Lugar a 100 kilómetros de Córdoba llamado Gafiq (Gehere) por los árabes dentro de la
comarca de los Pedroches, a juicio de cronistas y viajeros del siglo X que aquí vieron
una sólida fortaleza; para Idrisí lugar de refugio mas que ribat de los musulmanes
atacados por los cristianos. Félix Hernández se ocupó básicamente de la geografía del
asentamiento árabe, al lado mismo del arroyo Caganchas, sus muros árabes levantados
en diferentes momentos, inicialmente muralla de los siglos IX-X, o contorno general
con cinco hiladas de sillares robustos aprovechados de la Antigüedad a modo de zócalo
sobre el que descansa fábrica de lajas pizarrosas del lugar (figura 27, 4, 5). La imagen se
aproxima bastante a la de las murallas de Coria, Lugo y Mértola e incluso Mérida. Las
murallas de Gafiq junto con las del castillo de Tarifa las estudie en el año 1989.
Almería
Viejos planos de la alcazaba almerienses venían dando planta de una puerta de la zona
residencial (figura 25, 5, zona 2, palacio) que Cara Barrionuevo atribuye a la residencia
de Abd al-Rahman III fundador de Almería y su alcazaba. La tal puerta (figura 28, 1, 2,
3, 4) deja ver espacio de cuatro mochetas clásicas del siglo X desde Córdoba y por
alzado arco desaparecido, que sería de herradura, con interesantes jambas aparejada con
sillarejo apaisado de buena talla dispuestos en horizontal que alternan con hiladas de
tizones muy estrechos, modalidades que nos trasladan de una parte a la Torre Vieja de
la alcazaba de Badajoz (A) que feché más en el siglo XI que en el X, así como el
aparejo de la Puerta de Santa Margarita de Palma de Mallorca (5), además de las
construcciones del Albaicín de Granada. Traspasada la puerta se ven hiladas sueltas de
sólo tizones (4). Anterior sería la mezquita aljama de la ciudad de Almería, inaugurada
por Abd al-Rahman III, cuyo frente interior del mihrab, últimamente tratado por
Figura 28. Almería, alcazaba y mezquita de San Juan, 1,2, 3, 6, A;
alcazaba de Badajoz, 4; puerta árabe de Santa Margarita de
Mallorca 5.
Cressier, todavía permite distinguir hiladas de sillares de sólo sogas, su arco del mihrab
de arco de medio punto enjarjado con aspecto muy desfigurado, segundo ejemplo por
tanto de empleo de sillares califales en la ciudad a lo que hay que añadir parte de
muralla califal con aparejo de soga y tizón aparecida entre la Calle Atarazanas, la de la
Reina y el Parque Nicolás Salmerón, según publicación de J. J. Alonso de la Sierra y
otros.
Figura 29. Castillo
alcazaba de Marb
Tarifa
Destacada población con castillo califal de planta cuadrangular de lados desiguales, sus
muros y puertas con interesante aparejo mayoritariamente hiladas de soga-uno, dos y
hasta tres tizones visto en la Córdoba califal (figura 29, 1, 2, 3, 4, 4-1, 5). Cuando yo lo
estudié la puerta principal tenía borrado el dovelaje de arco excepcionalmente de medio
punto (4), hoy visible (4-1), así como el arco interior de once dovelas, las jambas con
retranqueo en el descanso del arco (2); otra puerta del interior (5) (6) la que frente al
aparejo de soga- un tizón del paramento exterior deja ver en el interior de las jambas
soga-tres y hasta cuatro tizones. Las dos puertas, ahora publicadas por A. Pérez
Malumbres Landa, con su espacio interior de cuatro mochetas, modalidad que junto con
las sillerías descrita nos sitúa perfectamente en el año 960 que se lee en la lapidilla
fundacional de encima de la puerta exterior:“ bury construido bajo la dirección del visir
y liberto de Abd al-Rahman III (Lévi-Provençal).
Marbella
Figura 30. Murallas de Marbella, 1, 2, 3; Pinos Puente,
4, 5, 6, 7; Pechina, 8,
Erigida probablemente en el emplazamiento
de la romana Berbesala, Himyari la ve como
villa pequeña rodeada de murallas dándola
como construcción antigua. La antigüedad
de la villa testimoniada por varios fustes,
capiteles y recios sillares romanos
aprovechados en la muralla con sus torres de
la alcazaba árabe (figuras 25, 10, 29, 6, 7, 8,
9 y 30, 1, 2, 3). El aparejo más usado es la
soga de más de un metro de longitud por un
tizón de inusitada delgadez en parte ya
insinuado en los muros de la vecina Tarifa,
ambas plazas erigidas por el mismo tiempo.
En uno de sus frentes se ve la primera hilada
con sólo los cantos de tizones (figura 30, 1)
y al estar aprovechados bastante sillares
algunos lienzos se resiente de la falta de
regularidad propia de Córdoba lo que
conlleva presencia de varios tipos de
engatillados (3) y el que las hiladas arrojen
diferentes alturas, 54 a 60 cms. y 35 cms,
además en algunos tramos, siguiendo en
parte el ejemplo de Madinat al-,Zahra, las
fábricas más deficientes cúbrensen con fina
capa de estuco con falsas sillería pintada, también vista en las murallas tarifeñas. Es
muy probable que la parte superior de los lienzos cambiara la sillería por mampostería y
sillarejo conforme se ven en fortalezas de la misma época sobre todo en la Marca Media.
El puente de Pinos Puente
De él ya me ocupé en páginas anteriores del que importaba su inédito dovelaje con
piezas engatilladas y algunos sillares con almohadillado de fina factura asemejándose
tal despiezo al almohadillado fingido del alminar de la mezquita granadina de San José
(figura 30, 4, 5, 6, 7). Destaco ahora los sillares de las hiladas del interior del viaducto y
de los tajamares básicamente vistos los tizones esta vez cuadrados con excelente
almohadillado, aunque en otros puntos del viaducto aparecen tizones seguidos de muy
reducida latitud y la modalidad soga- un tizón, aunque descentradas las juntas de hilada
a hilada en expresión de Gómez-Moreno, autor que compara los paramentos del puente
con los muros de la ampliación de la mezquita aljama de Córdoba, obra de Abd alRahman II, la que en definitiva parece ser la sillería real marbellí sobre la que se labró el
almohadillado de los tizones cuadrados. Los sillares miden 1,00-0,50- 0,34. Así
describe Gómez-Moreno el aparejo de Pinos Puente: “y así como en Córdoba se tuvo
empeño en que el aparejo de sillería resultase perfecto, revistiéndolo y pintando encima,
aquí se obtuvo el mismo resultado enrasando las juntas tan sólo y tallando encima un
nuevo despiezo, como el isodomos clásico, y teñidas de rojo las fajas intermedias,
levemente rehundidas, cuyo ancho es de seis centímetros” (7).
Pechina
Población llamada Bayyana por los árabes de la que se tiene noticias en la etapa emiral
época en que se levantaría su mezquita mayor, en el emirato de Muhammad I, según
Torres Balbás, y califal con motivo de la fundación de Almería a la orilla del
Mediterráneo como desembarcadero natural de aquélla por obra de Abd al-Rahman IIIl.
La ciudad que tuvo gobernador propio cesa en importancia al surgir la Almariyat
marítima (922). En los aledaños de Pechina se ve aparejo soterrado de sillares
atizonados, restos sin duda de muralla de cierta envergadura dentro de la etapa omeya
(figura 30, 8).
Niebla
Esta madina onubense (Madinat al- Lablat) asentada en la antigua Ilipla romana junto a
la margen izquierda del río Tinto, fue cabeza de provincia o cora asentándose en ella en
el siglo VIII árabes de ascendencia
siria. Al-Himyari la describe como
ciudad antigua con muchos vestigios
y sólidas murallas con figuras
esculpidas sus puertas, también
menciona su puente de las cercanías.
Yaqut afirma que era capital- qasabade una gran provincia llamada
Hamra. La ciudad omeya fue
remodelada casi en su totalidad por
almorávides y almohades hasta el
extremo de dejar sólo en pie las
viejas murallas que dan cara al río, en
mi criterio de facturas omeyas
aunque retocadas con posteriridad
(figura 31, 1, 2, 3, 4). Aparece aquí
despìezo de sogas y tizón muy
estrecho, alguna soga con marca
Figura 31. muralla del río, Niebla, 1, 2, 3,
4; murallas de Carmona, 5, 6, 7, 8;
Antequera, 9; Alcalá la Real, 19,11.
rehundida al parecer de época romana, y las llagas con argamasa en la que se incrustan
castillos finos de río, juntas que a veces se dejan notar en el acueducto de Segovia o en
las murallas de Coria y Vascos. Semejante fábrica quiere casar con las hiladas de
sólidos tizones del puente granadino aludido inicialmente también de factura omeya
(figura 33, 1). A tenor del puente los sillares más antiguos de la Niebla árabe dan las
siguientes dimensiones: 0,90 a 1,30-0,60-0,28 a 0,30 de ancho. No olvidamos que en la
Crónica anónima de Abd al-Rahman III figura Madinat al-Lablat, a cuyas afueras
acamparon las tropas y que las prospecciones de estos últimos años han proporcionado
aparte de terra sigillata restos de vasijas vidriadas de los siglos X, XI y XII, además de
restos de piedras visigodas aprovechadas en la mezquita de Santa María de la ciudad.
Sobre el tránsito de la ciudad de opiidum a la madina han escrito últimamente J. A.
Pérez Macias, J. M. Campos Carrasco y F. Gómez Tuscano.
Carmona
La romana Carmuna que dio asiento a una de las primeras ciudades árabes, sus viejos
muros romanos como vimos en otro apartado conservado casi integramente en la
dominación musulmana, con aparejos de sillería predominantemente tizones de caras
cuadradas tal como vemos en uno de los torreones de la Puerta de Córdoba que tanto
nos recuerdan las murallas omeyas de Sevilla (figura 31, 5), en tanto que determinados
tramos antiguos dejan paso a murallas por lo visto reformadas o aumentadas por los
árabes en las que privan aparejo de sillares con sogas alternando con tizones en demasía
de diferentes anchos que interiormente se incrustan en el hormigón u opus
caementicium (6) (7) (8). Este tipo muralla más la romana son las que vería al-Himyari
que nos dice ser de piedra con 40 hiladas y 43 codos de altura. Al sobrevenir la fitna o
desmembramiento del califato parte de las murallas fueron rehechas con tapial. Como
monumentos romanos imperecederos respetados por los árabes han llegado la
mencionada puerta de Córdoba y el Alcázar de Sevilla que comprende todo el pasaje de
la puerta de este nombre, incluido el paramento exterior romano de excelente aparejo
almohadillado.
Antequera
Torres Balbás en su artículo “Antequera islámica” nos anticipó que el municipio de
Anticaria estaba en el Itinerario de Antonino que en lápidas imperiales conservadas se
ve el gentilicio de ANTIK. De su existencia en la etapa árabe nos habla un poema de
Samuel ibn al-Nagralla (1046). Para Idrisi el lugar estaba poco poblado desde los
tiempos de Almanzor; mencionada como fortaleza entre Málaga y Granada. Su actual
alcazaba formada por un rectángulo tipo quadribugium con ocho torres conservadas.
Debió ser reedificada muy a fondo en los siglos XIII y XIV de dominación nazarí. En
medio del aspecto efectivamente árabe que ofrece hoy la villa sobresale una vieja torre
casi derribada de la alcazaba del lado que mira a la que fuera mezquita principal del
lugar. (figura 31, 9). Torre gruesa de mampostería con grandes sillares aprovechados
en las esquinas con la intención de dar regularidad a las hiladas de piedra o sillarejos,
que en cierto modo recuerda una de las torres del castillo de Orihuela. Tal vez se trate
de torreón omeya con bloques antiguos reutilizados parejos de otros vestigios romanos
recolocados en otros lienzos de la fortaleza. Antequera al igual que otros asentamientos
árabes sería prueba de que la perfeccionada y costosa edicilicia omeya de Córdoba no
llegó a todas las provincias o coras que hubieron de valerse de los rudimentarios
materiales existentes a pie de obra siguiendo modelos castrenses tradicionales desde la
época de Roma.
Alcalá la Real (Jaén)
Al-Himyari la llama “roca de al-Andalus que se aferra a los broches del cielo para
lograr las primicias de la gloria y de la majestad”, de la cora de Elvira conocida por los
nombres, Qal´at Yahsub (Muqtabis V) y Qal´at Banu Sa´id o de Benzayde. En el año
1341 cae en poder de Alfonso XI. Su alcazaba muy reformada a todos los niveles
conserva partes interesantes de muros entre los que cuenta aparejo atizonado exclusivo
(figura 31,9) y en torres más modernas dentro de la Edad Media aparejo de soga- un
tizón generalizado en paramentos exteriores de la llamada torre de la Cárcel (figura 31,
10), probablemente copiado de muros omeyas desaparecidos, fábricas a las que se
suman lienzos de sillarejo apaisado de buena labra que pueden situarnos entre el siglo
X y el XI.
Granada
Idrisi, al-Himyari, Ibn al-Jatib e Ibn Jaldún coinciden a grandes rasgos en que Granada
surge como ciudad o madina cuando en los primeros años del siglo XI el soberano Zawi
ordena el traslado a Granada de los habitantes de Elvira, destruida en 1010. Los
sucesores de Zawi, Habbus, Badis y Abd Allah, se encargarían de levantar los muros de
la alcazaba en la que fue aprovechado el viejo hisn y la medina del llano. Es el siglo en
Andalucía por obra de los ziríes en que el aparejo soga y tizón alcanza sofisticada
imagen basada en la excelente talla, el tableado de sogas alternando con dos o tres y
más tizones de extremada delgadez y listeles o cantos vistos de sillares tumbados de
hilada a hilada. Es el caso del puente sobre el rio Genil (figura 33 2), en el Albaicín
aparejos dibujados por Gómez-Moreno (5) (7), también de este autor el apunte del
alminar de San José visto por dentro. Este aparejo reflejado en la planta de la puerta de
Hernán Román (figura 34, 1, según Gómez-Moreno, 2, según Basilio Pavón), con el
añadido de las fachadas de dicha puerta y la de Elvira de grabados de Heylan del siglo
Figuras 32 y 33. Restos del puente musulmán de Niebla, 1; puente sobre el Genil de Granada, 2; Arco- puente del Darro de Granada, 3,
4; muralla del Albaicín 5, 7, según Gómez-Moreno; del alminar de San José, 6. Figura 33. Puerta de Hernán Roman del Albaicín, 1, 2, 3;
Puerta de Elvira, 5; torre de Toya, 4, 5, 6, 7; muralla de árabe de Aguilar de la Frontera, 8
XVII, de este mismo grabador el alminar de la mezquita mayor en el momento de su
derribo, su aparejo exactamente el mismo del puente del Genil, soga-dos rizones y cinta
de canto entre hiladas, que debió generalizarse en toda la ciudad ziri al igual que el
paramento fajeado con sillarejo largo y estrecho que se ve en el Puente del Cadi (figura
33, 3) y en la puerta de Monaita. En la mencionada puerta de Elvira en el cuerpo
inferior las hiladas enseñan solo tizones como lejana evocación de este tipo de aparejo
de la Córdoba de fines del siglo X.
La torre de Toya (Jaén)
De la antigua Tugia. De este lugar y de su antigüedad dentro de época romana se ocupó
J. Cabré que da cuenta de restos en estos parajes de piedras labradas, columnas,
inscripciones e incluso mosaicos. Así pues aquí estaban la Tugia ibero- romana y la
Tuya árabe. Por informe de Fr. Salvador Laín y Rojas de 1818 publicado por F. Fita
sabemos “… en la parte más septentrional de la aldea se levanta alto cerro de figura
cónica y encima una torre por lo que se deja conocer edificada por los moros,
compuesta de sillares labrados al gusto romano, y muchos de ellos con inscripciones
romanas de diversas épocas…”. En otro pasaje dice siguiendo a Martin de Ximena
(1654) que “la población antigua de Toya estuvo desde la falda de la torre mora hacia la
parte norte”. Fr. Salvador dice que una lapida encontrada al pie de la torre que nos
ocupa alude a la Colonia Salariae que al parecer- anota Fita- estuvo en Úbeda la Vieja.
En el costado norte de la torre hay otra inscripción de breve contenido sobre la que Fita
siguiendo a Conde añade que era visigótica del siglo VII, piedra que ya no está según
mi entretenida inspección del lugar en el año 1994. En el costado del sur otra
inscripción más amplia (figura 34, 5) en la que Fr. Salvador lee los años 221 ó 222,
dedicada a Marco Antonino, si bien Fita lee el emperador Antonino Augusto añadiendo
que parecen ser cristianos los dedicantes. Otra inscripción desaparecida. También Ceán
Bermúdez se entretuvo en la torre de Toya. Dice que en el cerro próximo a la aldea hay
una torre árabe labrada por el gusto romano, con muchas inscripciones romanas de
diferentes épocas.
Idrisi habla de hisn o castillo de Tuya, entre Jódar y Quesada, lugar cedido por
Fernando III al arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada. El cerro de Toya tiene
efectivamente una torre (figura 34, 4, 5, 6, 7) de grandes sillares, incluidas inscripciones
(5), bloques grandes de piedra labrados por romanos, las hiladas sin regularizar el
aparejo de manera que la disciplinada sillería omeya no tiene cabida aquí, distintas
alturas de hiladas a tenor del aprovechamiento de piezas recalzadas por eso con cantos y
cantillos. Esta sillería al modo de lo visto en Belalcázar o Gafiq tiene de altura 3,75 m.
El hormigón en que encaja la sillería romana es extremadamente sólido, sin cara
sillarizada en el interior de la torre que es de tapial o de esa misma argamasa,
procedimiento de doble y distinta fábrica en una misma muralla presente por ejemplo en
las murallas omeyas del castillo de Gormaz y en la muralla de la Vega de Madrid, en
Portugal muro del castillo de Cintra. El grosor del muro es de 1,70 m. Por lo de las dos
fábricas superpuestas de diferente contexto entona con otras murallas islámicas,Vascos,
la misma Terifa, Marbella, castillo de Bujalance y otros más, si bien no hay que olvidar
que muros romanos de Volúbilis, Tarragona y de la misma Ampuerias enseñaban esa
superposición de obras, piedra y tapial o tierra bien prensada encima. Los sillares de
Toya con longitud de hasta de 2 metros, otros 1,50 por 0.50, nunca he visto sillares tan
monumentales aprovechados en fortalezas árabes, sólo en el castillo de Trujillo detecto
en la parte baja sillares colosales asentados sobre la roca, también en la leridana torre de
la Rapita. Cuando se trata de piedras aprovechadas de edificios romanos los
musulmanes las troceaban y relabraban como se aprecia entre otros lugares en Mérida,
Talavera de la Reina o en Cástulo. Hasta ahora no se había probado que la torre fuera
árabe, pudo ser tardorromana con material, incluidas inscripciones, reutilizado ya en
esta época, con ejemplos en la alcazaba de Mérida, Coria y Évora, pero la presencia de
piedra visigótica, al parecer del siglo VII lleva a atribuirla a los árabes. Lo costoso que
fue el transporte de bloques romanos tan pesados cuesta arriba es una objeción para la
atribución árabe.
Sin embargo, la identidad árabe pudiera ser ratificada por cúmulo de restos cerámicos
árabes que salen entre fragmentos de la época ibérica y la romana, la clásica a la vez que
encontradiza superposición de culturas en un mismo punto geográfico; por tanto la torre
inicialmente atalaya que se rodearía de hábitat pues salen tejas y
ladrillones confundidos con lo romano. Respecto a la cerámica
árabe no hay que olvidar que gracias a ella pudo ser atribuida con
certeza la ciudad-fortaleza de Vascos, el mismo caso en la
Alcallería de Guadalajara, la torre atalaya de Saelices de
Guadalajara y otros castillos de esta provincia. Últimamente se
han ocupado de la torre de Toya Irene Montilla Torres y Sonia
Pérez Alvarado en el artículo “La torre de Toya. Consideraciones
acerca de su Cronología”, quienes la sitúan en el siglo VIII.
Paramento interior de la torre de Toya
El alminar califal de la ermita de Santiago del Camino (Medina Sidonia)
Con este titulo han publicado artículo revelador P. Gurriarán Daza, C. Gómez de
Avellaneda y A. Saez Rodríguez (2002) (figura 35, 8). Inicialmente pudo ser torre vigía
con paramento de sillares de hiladas con soga- dos tizones, tres tizones en las esquinas
que nos lleva a aparejo propio del siglo X cordobés a juzgar por Madinat al-Zahra. Se
aprecia que el tallado no es muy correcto con juntas de argamasa fina a la que se
arriman cantillos. Existen en la Marca Media otras torres atalayas con este tipo de
aparejo califal que veremos más adelante. El supuesto alminar gaditano por su rara
ubicación dentro del templo cristiano actual nos recuerda el de la mezquita de Santa
María de Niebla en contradicción con la dirección del muro de qibla.
Málaga
Esta ciudad de ascendencia romana, con restos de piedras antiguas labradas
aprovechadas en las murallas árabes de los siglos XIII y XIV de la alcazaba ubicada al
pie mismo de las ruinas del teatro romano, debió ser remodelada entre el siglo X y XI
conforme lo van indicando trozos de muralla registrados en el primer y segundo recinto
de la fortaleza (figura 35, plano A, muros en negro) localizados en la torre 9 de la Vela,
fachada interior de la Puerta del Cristo y muralla del primer recinto de palacio próximo
a la puerta de Arcos de Granada. Sobre la ascendencia árabe de la mezquita y alcazaba
en el Muqtabis V de Ibn Hayyan se lee que Málaga era “alcazaba leal de la cora de
Rayya”, Al-Himyari menciona oratorio árabe construido en la alcazaba por el jurista
Mu´awiya b. Salih al-Hinasi (774-775) (Joaquín Vallvé), la mezquita mayor de la
medina según al-Bakri del siglo IX. Este mismo autor árabe alude a la muralla de la
medina con cinco puertas y al-Maqqari expresa que fue el soberano Badis de Granada
(1057-1063) quien ordenó terminar las fortificaciones de Málaga. Badis junto con
Habbus soberanos ziríes de Granada debieron configurar definitivamente este
asentamiento como madina siguiendo un proceso semejante al que esos mismos jerarcas
impusieron en Granada: alcazaba con las murallas por debajo de la cual en el llano se
instaló la madina protegida por murallas, y luego los arrabales. Una muestra de las
murallas omeya-ziríes de la alcazaba doy en la figura 35 (1) (2) (3) (4) (5) (6); en (7) y
(B) esquemas de despiezo de sillares más generalizados, a veces de hiladas de sólo
tizones, soga-dos tizones y hasta tres tizones, el mismo tipo de aparejo que apareció en
la madina, calle de almacenes, 6, murallas dada a conocer por varios autores (Anuario
de Arqueología de Andalucía, III, 1993) (figura 35, C). Una feliz frase de Torres Balbás
sobre la Málaga árabe es “supervivencia de multiplicidad de cercas- doble muralla en la
alcazaba- barbacana e ingresos en codo- igualmente presentes en Málaga- desarrollados
en España a partir del siglo XI, pudieron responder a supervivencia de esas
disposiciones tan corrientes en la arquitectura bizantina y que se podían encontrar en
Ceuta, Cartagena, Mallorca ya en el siglo VI”.
Castillo de Baños de la Encina, Alhama de Granada, castillo de Álora
Baños de la Encina (Jaén) es fortaleza o castillo llamado bury en la lápida fundacional
que había sobre la puerta principal con la fecha del mes de ramadán de 968 levantado
por Maisur general de al-Hakam II. Sin entrar en la polémica sobre si esta inscripción
era o no de esta fortaleza interesa ahora la fábrica de la fortaleza, toda ella con muros de
tapial, la puerta de entrada de sillería aunque el arco de dentro y de fuera fueron
reformados en época cristiana, no obstante permanece la sillería de aspecto antiguo que
Figura 34, 35. Aparejo soga-tizón de la alcazaba de Mlaga, 1, 2,
3, 4 5, 5-1, B; A, plano de la alcazaba de Málaga; muralla de la
medina, C; alminar de la ermita de Medina Sidonia, 6, 7.
Figura 36. Castillo Baños de la encina, 1, 2, 3; puerta de la
muralla de Alhama (Granada), 4; castillo de Alora, 5, 6, 7, 8
afecta mayormente a las dos torres de flanqueo (figura 36, 1, 2, 3); en la base sillares
grandes, dos con la soga almohadilla, con informal aparejo al ser los bloques traídos
probablemente de Cástulo, ciudad romana de la misma provincia por entonces en trance
de desarticulación, piezas juntadas con espesa argamasa o conglomerante con cantillo
entremedias. No se conoce otro castillo omeya de tapial con puerta de piedra.
Alhama de Granada
En época árabe fue de la cora de Rayya, villa nombrada ya en el remirato de
Muhammad I, únicamente destacar restos de muros medievales de sillares bien
escuadrados en uno de los costados de la cerca y restos de puerta de sillería de grosera
fábrica confundida con despojos de la muralla (figura 36, 4).
Alora
Más interesante es el castillo de Álora (Málaga) (figuras 25, 11 y 36, 5, 6, 7 8). El
arabista Medina Conde pensaba que Álora era municipio romano del año 85 al 96 de J.
C que llegó a acuñar moneda. Se habla de la existencia de inscripción con Municipium
iluritinun. La fortaleza árabe se levanta en el Cerro de las Torres, de la cual se
desprende una cerca de tapial que rodearía a la población árabe cuya mezquita dice
Madoz se situaba en la iglesia de Jesús Nazareno. El castillo de planta cuadrangular con
torres en los ángulos y otra más en el centro de los costados, su puerta en codo añadida
en el siglo XIII, según mis dibujos, los primeros dedicados a esta fortaleza, que debió
erigirse mucho antes como lo indican recios sillares de la parte baja de algunas torres
recrecidas con tapial; en un ángulo de la parte de la entrada la torre llamada del
Homenaje sus frentes plagados de sillarejos rejuntados con argamasa (6) que difiere
claramente de los sillares de las otras torres (5) (7) (8) excelentemente escuadrados y
con buena argamasa de trabazón con añadido discreto de cantillos. Al parecer este Álora,
Alura, no es el que figura en el Muqtabis V, sobre el que M. J. Viguera-F. Corrientes
dicen “fortaleza que dominaba Bobastro, no debe ser Alora en el Guadalhorce, ni
tampoco Lawra, cerca de Algeciras”. Últimamente Joaquín López Baldón ha publicado
interesante articulo bien ilustrado de Alora bajo el título “Recuperación del castillo de
Álora y su entorno”, dejando la supuesta antigüedad árabe de los siglos X-XI a cargo de
futuros análisis o prospecciones arqueológicas.
Aguilar de la Frontera
Hasta el siglo XIII se la conocía como Poley (en árabe Balay, concretamente en el año
889 según las crónicas árabes hisn Baly; figura en el Muqtabis V. En el año 1996 A.
León Muñoz publicó el articulo “Evolución arquitectónica de la fortaleza de Aguilar de
la Frontera (Córdoba)”, sobre el que interesan restos de torre de la muralla de la villa
(figura 33, 8) de tipo omeya por lo que afecta a hiladas inferiores de sólo tizones y otras
dos cimeras de soga-dos y tres tizones, el mortero del núcleo es de cal, arena y
fragmentos de cerámica machacados. El módulo del sillar, 0.60 longitud- 0,30 ancho0,14 alto, el aparejo que para el autor se aproxima a los de una puerta del recinto de
Madinat Baguh (Priego) publicado por R. Carmona Villa y León Muñoz, da como
aparejos paralelos los de Gormaz, Marbella (¿), Alpont y Mezquetillas, tomándome a
mí como referencia para fechar el muro en cuestión, refiriéndose sobre todo a la hilada
de sólo tizones que dí como generizada en la época de Almanzor y primeros años del
siglo XI en que el ancho del tizón se estrechaba gradualmente desde los 0,30 cm. para
abajo
3. Marca Media (Extremadura: Mérida, alcazaba de Badajoz, Medellín Coria, Cáceres,
Trujillo
3-1. Marca Media (Las dos Castillas: Toledo, Talavera de la Reina,Vascos, Guadalajara,
Gormaz, Medinaceli, Ágreda, Soliedra, Mezquetillas, Cuenca, Huete, Bujarrabal, Zorita
de los Canes, Peñafora, Sepúlveda, Beleña, Talamanca, Madrid).
Mérida
Figura 37. Mérida, 1, 3, 4, 5, 6, 7; castillo de Trujillo, 2, 8;
Plasencia, 2-1. Plano 1, de J. M. Alvarez (La ciudad romana
de Mérida).
Figura 38. Alcazaba de Mérida. Muralla árabe que mira al río
Guadiana (4, paramento interior)
Las numerosas ruinas romanas de la Emerita Augusta (figura 37, 1) que encontraron los
árabes posibilitaron que surgiera con cierta celeridad una formidable alcazaba islámica
(figuras 37, 1, núm. 1 y 3) mandada construir por Abd al-Rahman II en 835 según reza
una lápida de encima de la puerta principal, inscripción en que este fuerte responde por
el nombre hisn= castillo. Su construcción se debe al gobernador Abd Allah Ibn Kulai
Ibn Yha´Laba (Lévi-Provençal). Ciudad fuertemente castigada anteriormente por ese
emir y luego por su hijo Muhammad I, quien al decir de las crónicas en 868 destruyó
un pilar del puente correspondiendo al gobernador Sa´id Ibn Abbad al-Qurasi el derribo
de las murallas dejando sólo en pie la alcazaba. Lo de la destrucción de Mérida que
desapareció hasta los cimientos, según el Dirk, no deja de ser una hipérbole. Pero es
cierto que en el momento actual Mérida y Cartagena coinciden en la invisibilidad de sus
murallas antiguas. La estructura de la fortaleza árabe se apoya sobre otras romanas y
visigodas, directamente sobre un dique romano (figuras 37, 5, 7 y 38, 3), parte de una
calzada y tal vez fortaleza junto al río Guadiana. Buena parte por no decir todos los
materiales preárabes fueron aprovechados en la fabricación de los nuevos muros
emirales, además de sillares, la mayoría con la huella de los ganchos romanos, lápidas,
fustes, cupaes, piedras decoradas y otras de aspecto visigótico (figura 39, 1, 3, 4, 5, 6, 7).
Idrisi ya nos dice que en la alcazaba había construcciones antiguas y al-Bakri agrega
que un célebre general durante el emirato de Muhammad I, hijo de Abd al-Rahman II,
extrajo de la ciudad para trasladarlos a Córdoba hermosos mármoles destinados a baños
y palacios omeyas. En estos años las excavaciones han puesto al descubierto viviendas,
termas, aljibes y una calle pavimentada de época romana, todo ello del interior de la
alcazaba, lo que prueba que los árabes no sólo se aprovecharon de materiales
constructivos, sino que se aposentaron en viejos edificios previamente modificados.
La alcazaba, de planta cuadrangular (132 por 157 metros de lado) junto al Guadiana y el
puente romano de 64 arcos, el que junto con los acueductos es ponderado por alHimyari e Idrisi. En el interior se instaló un interesante aljibe cuyas puertas enseñan
hermosas pilastras visigóticas además de sillares reutilizados con presencia de sillares
colocados todos a soga; por una galería se descendía al agua que se filtraba del
Guadiana (figura 37, 4, 6) (Félix Hernández); sobre él se ha probado que había torre
vigía con una pequeño oratorio con su mihrab. En la transición de la dominación árabe a
la cristiana se levantaron torres albarranas en número de cuatro con sillares romanos
aprovechados (figura 40, 2, 7) y se restauraron torres de ángulo (figura 40, 4), muy
probablemente de la etapa almohade, cuando se erigiría un muro de barbacana ya
desaparecid. De la fábrica y factura de las murallas omeyas dan fe las figuras 38 y 39,
incluida la entrada principal con frente interior formado por arco de medio punto en
lugar de la herradura del frente exterior (figura 39, 2). La muralla más ejemplar y más
ampliamente divulgada es la de suroeste que hace ángulo con la puerta principal, de 2,
70, m. de grosor, reforzada con cuatro torrecillas de 3.10 a 3, 50 de frente por 1, 80 m.
de profundidad, más las dos de ángulo, unas y otras por estos conceptos y por estar
completamente macizas semejantes a los contrafuertes que dispuso Muhammah I en la
ampliación del oratorio de la mezquita aljama de Córdoba iniciada por su padre. Menos
conocido es el paramento del interior (figura 38, 4), de 2,70 m. de grosor y 10 m de
altura media, aquí los cimientos de 3, 50 a 4, 20 m. de altura, dos zarpas a ras del suelo
e hiladas de sólo tizones en este caso muy seleccionados (figura 38, 4), repetido lo
mismo aunque con mayor ejemplaridad en el paramento exterior (figura 38, 1, 2 3,5, 6)
donde sorprenden los seis escalones o zarpas de la base, asentada en el dique de
contención romano, por anuncio de una de las torres de ángulo del castillo califal de
Gormaz, con mayor número de escalones, otra del castillo leridano de Balaguer, y en la
provincia de Córdoba muralla omeya del castillo de Almodóvar del Río (ver figura 18, 2)
amén de algunas torres de la Marca Media, Coria y Toledo. En Córdoba como máximo
dos escalones o zarpas en torrecillas de la mezquita aljama de al-Zahra (figura 40, 9) y
en el exterior de la segunda qibla de la mezquita aljama cordobesa de al-Hakam II, esta
vez a modo de rampas o taludes sobre zócalo y entre contrafuertes (figura 40, 8) que por
lo visto se daba en el andén lateral del muro oriental del oratorio de Abd al-Rahman I
(Marfil Ruiz). Recordar de paso los escalonados entre contrafuertes del patio de la
mezquita mayor almohade de Sevilla e igualmente talud entre torres de la muralla sur
del siglo IX de Susa (A. Lezine).
El paramento emeritense que comento con hiladas de 0,50 a 0,60 m. de altura no se
distingue precisamente por la disciplina en la aplicación en las sillería de alternancia de
sogas y tizones por hiladas que hemos visto en la mezquita emiral cordobesa (soga-tizón
y soga -dos tizones ininterrumpidamente), por el contrario el aprovechamiento de
material antiguo, que no fue necesario en la mezquita cordobesa, todos sus sillares
labrados ad hoc, impuso consecuentemente el desorden de colocación de piezas si bien
dando prioridad a los tizones como llamada técnica de reciedumbre aplicada en los
puentes lo mismo romanos que omeyas, y con la novedad de no darse prácticamente
ningún tipo de engatillados sustituidos en algún caso por recalzos de cantos de ladrillo
(figura 40, 1, 7-1). Por lo que se refiere a la argamasa de las juntas o llagas la mezcla de
cal y arena a veces con cantillo es la modalidad más generalizada (figura 39, 1, 3, 4).
Solamente las torrecillas del muro suroeste se atienen si cabe a una alternancia de sogas
y tizones razonable aunque no de codificación árabe establecida en Córdoba: hiladas
alternadas de sólo tizones o sólo sogas ya empleadas en construcciones romanas.
Mis dibujos de la figura 40 (7 y 7-1) dan fe por la vía de síntesis del aparejo practicado
en la Mérida omeya, las irregularidades de aparejos también presentes en obras de
silleria añadidas en época almohade (figura 40, 2, 4, 7).
La relación alcazaba emeritense y ampliación de la mezquita aljama de Córdoba emiral
obra de Abd al-Rahman II (822-852) que terminó su hijo Muhammad I, ambos
seriamente comprometidos en los asuntos bélicos de Mérida, vine a cuento porque en
mi criterio ambas estructuras tienen por base erigir una obra nueva con materiales
Figuras 39 y 40. Muralla de la puerta principal de la alcazaba de Mérida y otros paramentos. Figura 40, muralla de Mérida, 1, 2, 4,
7, 7-1; mralla de Plasencia, 3; castillo de Castros, 5, 6; muro del mihrab, mezquita aljama de Córdoba, 8; torre con doble zarpa de
la aljama de Madinat al-Zahra, 9
antiguos existentes a pie de obra. Naturalmente en el caso de la mezquita, razonando los
criterios de Muqtabis I y textos de al-Razi e Ibn Nazzam, recogidos por Leví-Provençal,
los muros periféricos de oratorio de nueve naves de Abd al-Rahman I serían derribados
para establecer otros costales que acogieran las once naves agregadas por aquellos
emires obra terminada en 848, ello conllevaba un uso masivos de sillares del haram
suplantado en beneficio de los paramentos de la ampliación costal, con lo que lo mismo
en la alcazaba extremeña que en el haram de la mezquita cordobesa del siglo IX se
ahorraron costes y tiempo.
Alcazaba de Badajoz
Su fundación con los almohades, tesis mantenida desde los tiempos de Torres Balbás, lo
desmienten en mi criterio dos obras referidas a torres de sillería, mientras como es
sabido el grueso de la fortaleza se va con el procedimiento del tapial propio del siglo
XII (figura 41, 3). El nombre árabe de la ciudad, según las crónicas, era Batalyaws,
medina de fundación moderna debida a Abd al- Rahman b. Marwan, el Gallego, con la
autorización del emir Abd Allah (s. IX), según al-Bakri y al-Himyari su mezquita hecha
de ladrillo tenía alminar de piedra o sillería; también dice ese cronista que las murallas
eran de tapial o tabiyya, aunque no se sabe si se refiere a los muros de la medina o a los
de la alcazaba. La opinión de Félix Hernández es que Badajoz no era ciudad de
fundación árabe, por los materiales conservados algunos aprovechados en las puertas de
la alcazaba, y lleva al siglo XI su construcción, si bien ampliamente remodelada por los
almohades. Interesantes por su fábricas, a mi juicio del siglo XI, es la llamada Torre
Vieja, albarrana (figura 41, 1, 4), cuyo arco mayor da rosca de medio punto con dovelas
enteras y partidas que vimos en puentes omeyas cordobeses, las jambas de ese arco y de
otro menor revestidas de sillares tableados puestos de plano y de canto que hemos
detectado en puerta de la alcazaba de Almería y otra de Palma de Mallorca, atribuibles
al siglo XI. La otra torre dada a conocer por Fernando Valdés según él también de época
aftasí (figura 41, 10), da sillares de buena talla con aparejo de soga-tizón de alguna
manera emparentada con torre de la
fortaleza portuguesa de la vecina
Juromenha. A propósito de este lugar
portugués al-Himyari lo menciona
cuando dice que un inseparable del
rebelde Marwan de Badajoz se refugió
en hisn Yalmaniyya. Por lo demás se
comprueba que los almohades apelaron
a los sillares labrados ad hoc para
revestir las puertas de la alcazaba
(figura 41, 2) con aparejo de sogas y
tizones, a imitación de las torres
albarranas y torre de ángulo de la
alcazaba de Mérida. En este sentido no
se debe olvidar el masivo empleo de
sillares de las puertas y el gran alminar
de la ciudad de Rabat y los mismos
Figura e41. Alcazabade Badajoz y
castillo de Medellín
edificios de Niebla reconstruida en el siglo XII.
Figura 42. Castillo árabe de Trujillo;
Figura 42-1. Castillo de Trujillo, 1, 2, 3; torres árabes de Cáceres,
4, 5, 6; muralla árabe de Coria, 7, 8; torre del castillo de Gormaz,
9
Y nos queda antes de pasar a Coria el castillo de Medellín, el de Trujillo y la cerca de
Cáceres. El primero, estaría ya en pie en tiempos de Abd al-Rahman I (771) pues se le
cita entonces bajo el nombre de hisn Madellin. Recientemente explorado por P.
Gurriarán Daza y S. Márquez Bueno, con la novedad de aparejos de aspecto omeya en
algunas torres de la fortaleza (figura 41, 5, 6, 7, 8, 9), sillares sin duda procedentes de
ruinas romanas del lugar con aparejo, como en Mérida, sin disciplina cordobesa, las
juntas con argamasa de cal-yeso con cantillo remetido (6) (8) que esos autores ven entre
otros ejemplos en muralla del castillo de Trujillo, Toledo e incluso en la ciudad
fortaleza de Vascos (Toledo).
El castillo de Trujillo (figuras 37, 2, 42 y 42-1, 1, 2), el nombre árabe Turyiluh, figura
en varias ocasiones entre los años 794 y 886 y en el siglo X citado como madinat
Turyiluh, al parecer dependiente de la cora de Mérida. Lévi-Provençal en La España
musulmana dice que en los primeros años de Abd al-Rahman III Trujillo como Mérida
era porción reintegrada ya al califato de ese mandatario. Idrisi lo menciona como sólida
fortaleza. La plaza es conquistada en 1189 por los almohades y recuperada por Alfonso
VII. Nuevamente aquí nos enfrentamos con sillares y sillarejos, incluidos grandes
bloques en la base y sobre la roca, algunos con el punteado romano de los ganchos,
todo ello reutilizados, su aparejo muy diversificado en el que se dejan ver engatillados
como los reflejados en el dibujo 3 de la figura 42-1. En algunos tramos del exterior de la
muralla se ve triple zarpa. Al igual que en Mérida no podían faltar piedras preislámicas
con texto latino y otros decorados (figura 42, 7). Los sillares trabados por la argamasa
de cal y arena con algo de yeso a la que se adhiere por refuerzo cantillos de roca o
escoria que vimos en el castillo de Medellín, técnica rehecha o imitada en la
restauración del pasado siglo de la fachada del castillo (figura 42, 6). Y para terminar
me referiré a lapidillas mortuorias con inscripción árabe de procedencia desconocida,
(figura 42-1,2) hoy en el Museo Arqueológico Provincial de Cáceres, otra del castillo de
Trujillo en la que F. Codera leyó el año 1018, fecha más antigua conocida a nivel
tangible de esta fortaleza, y dos más de la Casa Municipal de este pueblo (figura 42, 3,
4). De ellas me ocupé en los años 1967 y 1970 en artículos publicados en la revista AlAndalus, en el segundo daba la lectura a cargo de Manuel Ocaña con los años 1085 y
1105, por lo tanto antes de la ocupación almohade. Por
conclusión estimo que la aludida triple zarpa, el arco de
herradura de la fachada principal, puerta de postiguillo
con superposición de arco y dintel, a la manera omeya,
con el concurso de las fechas dentro del emirato cordobés
de las crónicas arriba referidas y las
lapidillas
epigrafiadas del siglo XI, arrojan una cronología para las
murallas de época entre emiral y califal, tal vez con
restauraciones en la última, lo que naturalmente a la vista
del material reutilizado implica el reconocimiento de un
importante asentamiento anterior romano. C. FernándezDaza Alvear ha dedicado un interesante estudio a Trujillo
y su tierra en la Edad Media (1993).
Postigo del castillo de Trujillo
Cáceres fue ciudad romana fortificada, Coloniia Norba Caesarina, con los árabes plaza
militar fronteriza en la Marca Media occidental. Idrisi la da como plaza fuerte y lugar de
reunión para el saqueo y devastación del territorio cristiano. Sobre sus murallas romanas
ya me ocupe en el apartado segundo de este estudio (figura 9, 5). Sobre esta ciudad
romana utilizada en mucha parte los almohades o tal vez ya en el siglo XI surgió la
cerca de tapial con sus torres albarranas por obra de aquéllos, algunas de estas torres
edificadas sobre zócalos de hiladas de sillares romanos (figura 42-1, 4, 5, 6) que para
algunos autores, entre ellos Torres Balbás, serían la base de torres preislámicas.
Recordamos que en Toledo sus murallas del arrabal fabricadas con mampostería tiene
altos zócalos de sillares aprovechados, dando a modo de tapiería mixta que es lo
estamos viendo en Cáceres. En los zócalos de ésta la hilada inferior de sólo tizones
descansa en cimiento de mortero aún visible. También dí imagen de la fachada de la
puerta llamada del Cristo, ubicada en el ángulo nordeste de la actual cerca almohade
con fábrica romana bien conservada en el interior y el exterior. Cáceres es
definitivamente tomada por Alfonso IX entre los años 1221 y 1229. De esta ciudad se
han ocupado últimamente (2003) S. Marquez Bueno, P. Gurruarán Daza (“La muralla
almohade de Cáceres, aspectos constructivos y funcionales”).
La dominación almohade de este extremo de la Marca Media como vamos viendo dejó
prácticamente incólume el legado monumental omeya, sus defensas fácilmente
recrecidas en aquellos casos en que las cercas fueron más castigadas por los cristianos.
En parajes abiertos fuera de las medinas esta tierra extremeña conoció castillos de
sólidos muros aún erectos realizados con sillerías de buenas trazas que a veces incluyen
grandes bloques de piedra como los indicados en el castillo de Trujillo, por lo tanto la
construcción en lugar ya habitable con los romanos. Me estoy refiriendo al castillo de
Castros (Cáceres) (figura 40., 5, 6), fortaleza mencionada en 1296. Sus ruinas las visité
con la compañía de Sergio Martínez Lillo. Esta fortaleza se rodeó de especie de arrabal
cuyos restos árabes incluida cerámica se rastrea con facilidad por todo el entorno que
comprendía un puente sobre el río Tajo. Muros de pequeños sillares y a veces piedras
irregulares enseñan buen aparejo, prodigándose los tizones a veces en sardinel, las torres
de ángulo con recias repisas o zarpas. La tal fortaleza, estudiada por primera vez por
Jiménez de Gregorio junto con el castillo de Alija debió erigirse cuando la ciudadfortaleza de Vascos (Toledo) vecina de Talavera de la Reina,
Por último Coria, Caurium romana, su nombre árabe Quriya, Ibn Hayyan en el siglo X
por la vía de Idari y de al-Himyari la llama Madina Qawriyya, semejante topónimo
aparece aplicado a una puerta del Alcázar omeya de Córdoba, si es que tal nombre es
una mala lectura del término Qawrayya dado que las puertas de alcázares y alcazabas
por lo general no aludían a poblaciones en el sentido direccional. Coria fácil de
equiparar a Carmona y Évora por la conservación de importantes porciones de la
muralla, torres y puertas romanas que llegan a nuestros días. Pertenecería a la cora de
Mérida si bien las crónicas árabes y el mismo Félix Hernández enmudecen a este
respecto. El recinto amurallado tiene forma cuadrangular de lados desiguales, con 24
torres en pie, comprendidas las gemelas de las puertas de la Guía y de San Pedro con
pasadizos interiores de 5 a 6 metros de profundidad (figura 43, 1). Inicialmente toda la
muralla es de fabricación antigua levantada con recios sillares dispuesto en general a
soga y tizón, soga- un tizón (figura 43, 2, 5, 6) , nunca soga-dos o tres tizones, aunque
sí hasta cuatro tizones de seguido (figura 43, 3, 4), y en la primera hilada a ras del suelo
todo tizones parodiando obras romanas y omeyas de Córdoba (figura 43, 6), también en
este último paño se dan hiladas de tizones trapezoidales o forma de pirámide truncada
vistos en los fuertes bizantinos del Norte de África ya estudiados. Y variedad de piedras
decoradas romanas con o sin inscripciones latinas (figura 43, 7), aprovechadas también
parejas de cupaes como en Mérica (figura 44, 8). Hasta aquí la sensación por exponente
de obra romana es el grosor de la
muralla de 4 m., aparejo a hueso, al
menos la argamasa de juntas
prácticamente invisible, el núcleo
de opus caementicium que se deja
ver en algunas torres (figura 43, 5),
si bien es cierto que la presencia de
argamasa con cantillo de las juntas
pudo imponerse en época omeya,
como ejemplo en la figura 44,
tramos (10) y (11), este último con
lapidilla de caracteres latinos
aprovechada que serían abundantes
tanto en época romana como en la
islámica, a juzgar por las murallas
de Mérida y Trujillo, entre otras.
Volviendo al apartado de sillares
almohadillados en la figura 13 (10)
Figura 43. Murallas árabes de Coria. Plano (1),
lecturas de las letras: A, B, C, D, puertas; AR,
obra árabe; LR, lápida romana aprovechada; D,
desagües; M C, marcas cristianas; Z, zarpas.
di hilada base sobre cimiento de hormigón con almohadillado rústico, en mi opinión
fundamento romano de Coria reiterado en construcción romano-bizantinas del Norte de
Africa. Curiosamente en el paño (8) de la figura 44 se ve un engatillado en forma de
ángulo recto. Para mejor comprensión de tales engatillados en la figura 45 he depositado
como rúbrica de los mismos varios modelos (6) que prefiero dárselo a la obra omeya
añadida a la romana. En la primera no faltan escalones o zarpas a ras del suelo y sobre
el hormigón de cimientos (figura 44, 10). Por testigo un desagüe en vertical, el número
9 de la misma figura. En algunos tramos de partes superiores se ven recrecimientos de
mano árabe con mampostería de lajas de pizarrra con cadenas verticales de sillares,
hábito constructivo de ascendencia romana que prevaleció en fortalezas bizantinas del
Norte de África. Aquí en la Peninsula Ibérica casos en la muralla de Lugo, Mértola,
Beja, Toledo e incluso en las murallas de Talavera.
Últimamente en el año 2011 las murallas de Coria han sido estudiadas por M. A. Muñoz
García y M. E. Gutierrez Millán (“Medina Cauria. Análisis de las defensas de una
medina avanzada de laMarca Media”), autores que tras citar a Zozaya y Pavón
Maldonado se fijan mayormente en las propuestas al respecto de Sergio Martínez Lillo
para quien al parecer la muralla es más de estilo árabe que romana en base al estudio
por el mismo de las murallas de Talavera de la Reina, si bien este autor últimamente ha
radicalizado su tesis arabista frente a autores ya antiguos que la vieron absolutamente
romana, entre ellos Diez Martos (1956). Es posible que en un tiempo, cuando Martinez
Lillo y yo visitamos juntos poir primera vez Coria entre los años 80 y 90 del pasado
siglo, con afán metodológico de cara a la murallas coincidiéramos en la propuesta de
alternancia de tramos romanos y tramos omeyas, la sucesión romano-árabe, sobre todo
tomando por consideración la torre (7) (8) de la figura 42-1, con hiladas de soga-un
Figura 44. Diferentes aparejos de las murallas de Coria.
Figura 45. Murallas de Coria. 1, 2, 3, 4, 5, según fotos de M. A.
Muñoz García y M. E. Gutierrez Millán.
tizón, a veces dos y sólo tizones o abuso de los mismos en la triple zarpa de la base que
se corresponde felizmente con el zarpeado sucesivo por ejemplo de la torre de ángulo
del castillo de Gormaz (9). Del artículo de los señores Muñoz y Gutierrez son las
ilustraciones 1, 2, 3, 4 y 5 de la figura 45, aparte de interesantes análisis estatigráficos y
la conclusión de que los tramos islámicos podrían datarse en los siglos VIII y IX en
base a relatos bélicos entre árabes y cristianos relacionados con Coria, en ellos por
completo silenciadas las murallas con sus torres y puertas. Y por conclusión sólo nos
queda decir que Coria en lo referente a murallas se aproxima a Córdoba en lo de
primero conservación por los árabes de la muralla romana, segundo, en el traspaso de la
técnica edilicia de la misma a la fábrica omeya ya desde el siglo VIII, e igualmente la
tendencia o hábito a aprovechar piedras antiguas decoradas o epigrafiadas, sin descartar
el sillar almohadillado, por relleno de los paramentos exteriores. En este sentido cabe
encuadrar también a Carmona y Tarragona.
Respecto a Plasencia (figura 37, 2-I) tradicionalmente viene siendo aceptada su
fundación por Alfonso VIII, sin descartar un pequeño hábitat beréber asentado sobre el
curso del río Jerte y en lugar destacado de la frontera con los cristianos. Ceán Bermúdez
en su Sumario dice que la ciudad tiene restos romano tipo inscripciones. Se acepta que
la ciudad fue arrasada por los almohades en 1196, reconstruyéndola Alfonso VIII. Si
bien nada se ha dicho hasta ahora de restos islámicos en ciudad cuyas murallas y torres
lucen por doquier mamposterías cristianas; no se puede silenciar el aspecto francamente
arcaico, árabe o beréber, que ofrece una muralla por debajo del Alcázar (figura 40, 3):
paramento exterior con fajas estrechas de piedras escuadradas dispuestas todas a tizón, a
veces ligeramente inclinadas, fábrica muy habitual en la Marca Media en las provincias
de Guadalajara y Cuenca, también muros del castillo cacereño de Montanchez que en su
momento veremos.
3-1.
Marca Media: Toledo, Talavera de la Reina, Vascos, Gudalajara, Gormaz,
Medinaceli, Ágreda, Soliedra, Mezquetillas, Cuenca, Huete, Bujarrabal, Zorita
de los Canes, Peñafora, Sepúlveda, Beleña, Talamanca, Madrid.
Toledo
Toletum romana y Tulaytula islámica, probablemente una de las ciudades españolas
que arroja mayor número de datos para reconstruir su vieja configuración urbana
castrense de sello islámico. A la misma orilla del río Tajo, su recinto amurallado,
incluido el arrabal, tiene 4. 400 metros que encierran 106 hectáreas (figura 46, 1). Dada
su envidiable posición estratégica o militar fue importante centro de concentración de
tropas en el avance musulmán hacia la Marca Superior, en un principio capital de la
Marca Media luego cedida a Guadalajara. La mayor potencia militar se centra en el
llamado Alficem (con los árabes al-hizam), entre la plaza de Zocodover y el río Tajo,
donde se centró la autoritas de los gobernadores en tiempos de Abd al-Rahman III
(figura 46, 2). En el al-Hizam reparamos en su sólida cerca muraria con fábrica de
sillares, muralla de Zocodover, con la Puerta de los Caballos (Bab al. Yayl) centrada ; en
el extremo opuesto Bab Qantara así llamada por el puente sobre el Tajo que tiene por
vecino y más aguas abajo puerta o postigo de los Docecantos. Del primitivo alcázar
ubicado donde el actual de Carlos V nada ha llegado, de manera que las murallas
fiables de la etapa omeya de la ciudad son las que a continuación expongo a partir de la
abe en el sector del
teriores, muralla C.
perspectiva 1 de la figura 47 donde vemos las murallas A, de Zocodover, la B,
hipotética, desaparecida, la C toda la barrera de Alcántara la que a la altura del puente
tuerce a la derecha monte arriba con dirección al “Miradero”, por donde se asentaban
los palacio árabes del taifa al-Mam´un del siglo XI.
Figura 48. Plano de la ciudad árabe y mudéjar, 1; murallas del
Alficem, 2.
La muralla de Zocodover (figura 47, 2) ya desaparecida, estudiada por Martinez Román
era doble tal vez sobre cepa romana, árabe segura la marcada por la Puerta de la Sangre,
o Bab al- Yayl, con grosor de 2, 60 m., de sillares aparejados a la manera omeya, sogas
y tizones, según fotos de aquel autor que Torres Balbás y yo mismo dimos como
islámica, todavía visible en un trozo de muro hacia el Convento de Santa Fe cerca del
“Miradero” (figura 49, 11). La fábrica omeya de lienzos y torres aún visibles en la cerca
del Alficem paralela al río en la figura 46, 2. El paño con sillares árabes labrados ad hoc,
único de esta categoría, se deja ver en el inicio de la muralla del río (figura 47, 3),
aparejo de sogas y tizones seguidos tal vez por tratarse de las primeras hiladas; cerca la
torre que precede al postigo de Docecantos (figura 47, 4) con la que se inicia la
reutilización masiva de material constructivo romano, sillares dispuestos ahora de
Puerta de Alcántara, restituida
manera anárquica o de espalda al aparejo omeya de Córdoba,
la argamasa de las juntas con cantillo adherido y en el núcleo
el clásico opus caementicium, todo ello en parte muy en
consonancia con lo que hemos visto en el extremo occidental
de la Marca Media. A continuación nos dirigimos al lienzo
de muralla presidida por Bab al-Qantara que algunos autores,
Félix Hernández y H. Terrasse, quieren fechar en el siglo IX
sin duda por cita del Bayan II de Ibn Idari (mencionada la
puerta en el año 806, en los tiempos de al-Hakam I y Abd alRahmán II) (figura 48, la foto 4 de H. Terrasse). Este masivo aprovechamiento de
material romano o preislámico, antes visto en la alcazaba de Mérida, también en
Talavera de la Reina, nos pone en la tesitura de imaginar la categoría del Tuletum así
como pensar como, cuando y porqué su prácticamente erradicación en los niveles
castrenses en tiempos medievales; en este sentido se da entender precipitación o
situación de emergencia en el arte edilicio o poliorcético de los mandatarios árabes de la
Tulaytula que en su mayor parte afianzaría Abd al-Rahman III tras la toma de la madina
hacia el año 932 según se desprende del Muqtabis V de Ibn Hayyan. Este tema de la
sucedaneidad de Roma-Islam en la ciudad del Tajo lo dejó bosquejado Torres Balbás
de la siguiente manera: “varios de los muros y torres de Toledo han sido atribuidos a
época romana, lo que no confirma su comparación con otros de aparejo más regular y
cuidado que seguramente lo son, como los conservados en Cáceres y Coria”, en mi
criterio también las murallas de Évora y Beja.
Las fotografías de la figura 48 permiten ver que los operarios de obras machacaron
materialmente los sillares romanos en aras de mayor comodidad y celeridad de las
nuevas obras, siempre dejando ver las juntas con argamasa de cal y cantillo, a veces con
rejuntado de cal-yeso y escorias adheridas (5) que se han visto en los castillos de
Medellín y Trujillo, y veremos en Vascos y algunos asentamientos más de la Marca
Media. En la torre (6) (7) de la Puerta Alcántara dos zarpas en la base. Tal vez más
Figura 48-1. Muralla y puerta de la parte del puente
Alcántara (foto 5 de H. Terrasse).
Figura 49. Murallas del Alficem, 8, 9, 10, 11; restos árabes conservados
del Puente de Alcántara, 12, 13, 14, 15, 16; restos del acueducto
romano, 17.
formalizados nos llegan los aparejos de la cuesta del “Miradero” (figura 49, 8, 9, 10) en
donde cabe pensar que los alarifes aprovecharon mayor número de sillares enteros
antiguos sobre todo en las primeras hiladas que presumo serían romanas por su
apariencia de almohadillado ya muy desgastado; pero de todas formas el clásico aparejo
de soga-tizón o soga-dos tizones cordobés completamente ignorado también en este
paño.
Sin embargo, no fue así en las pilas y tajamares del Puente Alcántara, en mi criterio
olvidados, varias veces demolido (797 y 859) y rehecho, año 932 según el Muqtabis V
por los mismos árabes y las aparatosas avenidas del río, la última reparación o
refundación a cargo de Almanzor en el año 997, según lápida en romance copia del
texto árabe conmemorativo desaparecido (Amador de los Ríos). De la parte exterior del
viaducto se conservan la parte inferior de la torre de entrada (figura 49, 13), dos arcos
de herradura enjarjados del aliviadero de esa parte (figura 49, 12, 14, 15) y en el pilar
del arco central sus bajos dejan ver aún nueve hiladas con razonable distribución de
sillares a soga y tizón, dos hiladas de sólo tizones; este mismo ritmo reiterado en un
tajamar (figura 49, 16). A título de referencia arqueológica en la foto 17 vemos un resto
de pilar del desaparecido acueducto romano erigido aguas abajo del puente árabe, con
sogas y tizones en aparejo muy limpio que puede compararse con las muralla romana
estudiada de Córdoba; nada de este tipo de aparejo antiguo visto en Toledo hasta hoy.
Comparadas con aquéllas hiladas de la Puerta Alcántara en poco difieren las de los
sillares o sillarejos reutilizados en la parte inferior de la Puerta de Bisagra Vieja de
Toledo (figura 50, 1, 2), con argamasa de las juntas de cal y arena y cantillo remetido,
entrada árabe mencionada en texto de Ibn Baskuwal, año 1009 (Torres Balbás), fábricas
reiteradas en las torres de la fachada exterior de la Puerta del Cambrón, también llamada
Bab al-Yahud o Puerta de los Judíos, de la que Gómez-Moreno escribió “sillares de gran
corpulencia de granito aprovechados con piezas decoradas godas, una con el nombre
escrito Ahmed y fuste o cipo con letrero cúfico”. En esta muralla comprendida entre las
dos puertas comentadas se conserva la torre llamada de los Abades (figura 51, 1, 2, 3),
por su exagerada proyección hacia el exterior, verdadera torre albarrana, todo un
escaparate de material preislámico, romano y godo, aprovechado con grandes sillares en
las esquinas de impecable cuadratura, mármoles remetidos como el que hace de dintel
en pequeña hornacinas de escaso fondo en donde iría lapidilla fundacional (otra similar
veremos en una torre de la alcazaba de Talavera de la Reina), como la que debió existir
en el arco de la entrada de Bab al-Yahud, según creencia de Porres. A título de
orientación edilicia gratifica bastante que el frente mayor de la Torre de Abades se
pueda comparar con la imagen de otra torre, prototipo en este sentido, del fuerte
bizantino de Tignica (Túnez) plagado de sillares de diferente módulo y labrados de
técnica romana (figura 50, A). En este sentido los bizantinos se adelantaron a los árabes
de al-Andalus en la acomodación en los nuevos paramentos de material romano de la
cantera a pie de obra.
Y por la vía de nueva regresión en el tiempo tal vez se debería establecer paralelo entre
Abd al-Rahamn III, gran reconstructor de la Toledo omeya y tal vez de Talavera del año
932 en adelante, y el rey godo Wamba quien al decir de la Crónica mozarábe de 754
(Torres Balbás) en 674 llevó a cabo obras de renovación y embellecimiento en la
primera, que delatan las inscripciones conmemorativas grabadas en losas de mármol
blanco y se pusieron en puertas y en algunas torres. Entre los engatillados de la Torre de
Abades destaco los del dibujo 3-1 de la figura 50 que incluye cadeneta o pilar formado
por sillar horizontal y sillar vertical, propio de la fábrica opus africanum, reiterada en
torrecilla semicircular vecina de la muralla toledana (6). Este tipo de fábrica constatado
en Mérida, Volúbilis, Carmona, Dugga, Mértola y en parte se dejar ver en las murallas
de Coria. Cerrando este relato de muros omeyas introduzco estampa del alminar de la
mezquita de El Salvador de Toledo (figura 51, 4, 7) fabricado con sillares antiguos, el
aparejo aunque irregular al menos nos llega en buen estado de conservación que me
recuerda el alminar de la mezquita emiral de la misma advocación de Sevilla (ver
figura 26,4).
De puertas castrenses árabes de piedra en Toledo sólo se conserva la de Bisagra Vieja
(figura 50, 2), en el nivel de edificios intramuros la de vieja mezquita que nos ha llegado
con la titularidad de Santas Justa y Rufina (figura 51, 5), en ambos casos las roscas
tiene dovelaje enjarjado de estilo omeya. En la comarca toledana el arco de las murallas
de Maqueda (figura 50, A), esta vez la rosca con el dovelaje completo propio de los
años de Abd al-Rahman III en adelante; tiene como nueva modalidad de esta cronología
ceja o resalte en el extradós que hemos visto en puente omeya cordobes y en el arco
central del toledano puente Alcántara. Dejo para lo último arcos árabes de medio punto
de la Puerta del Cambrón y de la del Mayordomo vecina de la mezquitilla del Cristo de
la Luz (figura 50, 3, 4, fachada exterior rehecha e interior), Aquí el arco de medio punto
tiene dovelaje enjarjado, inédito en al-Andalus si se excluyen los dos arcos de la puerta
principal del castillo de Tarifa (figura 29, 2, 4-1), documentada la fecha dentro del siglo
X. tal vez por esto la puerta toledana del Mayordomo deba adjudicarse inicialmente a
ese tiempo, correspondiéndose con las obras de reconstrucción llevadas a cabo en
Toledo por Abd al-Rahman III a partir
del año 932. De todas formas no descarto
su evidente estampa romana a la vista de
arcos con el mismo enjarje de puentes
Figura 50. Torre de Abades árabe, 1, 2, 3, 3-1; A, torre bizantina
de Tignica, Túnez; alminar del Salvador, 4, 7; arco de herradura
de Santas Justa y Rufina, 5; torre redonda de la muralla toledana;
alminar del Salvador, 7.
Figura 51. Puerta de Bisagra Vieja, 1, 2; Puerta del Mayordomo,
3, 4; arco de herradura de la fortaleza árabe de Maqueda
(Toledo), A.
Figura 51-1. Nichos para inscripciones o decorativos: 1, torre de
Talavera de la Reina; 2, Torre de Abades; 3, castillo de Oreja
(Toledo); 4, castillo de Buitrago; 5, 6, Tarifa; C, alcazaba Mérida.
como el cacereño de Alconétar (figura 50, B) y en Túnez
arcos de Cartago y de la fortaleza de Dugga (C). En
consideración a que los dos arcos del Mayordomo van
separados 5, 5 m., al uso romano, visto por ejemplo en
Coria y Cáceres, frente a los 3 m. habituales en puertas
omeyas, casándolo ello con el enjarje de roscas igualmente
de ascendencia antigua cabría pensar en algo semejante en
puertas bajo romanas de Toledo incluido el rastrillo del
interior que hoy se ve el Mayordomo.
Mampostería árabe. Interior de
la Puerta Alcántara
Talavera de la Reina
Plaza importante de la Marca Central con capital en Toledo. En los años 929 y 930
esta plaza tenía ya gobernadores nombrados por Abd al-Rahman III (Muqtabis V),
mientras Toledo estaba en manos de la rebeldía contra ese califa sometida en 932.
Ambas ciudades equipadas para hacer frente o combatir a los cristianos del Norte. Sobre
Talavera M. Tearrasse escribió interesante artículo (“Talavera hispanomusulamn”) y
más tarde Sergio Martínez Lillo en cualificados estudios (Arquitectura militar andalusí
en la Marca Media. El Caso de Talavera, 1998). Suena la plaza ya en el siglo VIII, a
juicio de al-Himyari era puerta para acceder al país de los cristianos, tras los años
finales de ese siglo el IX en que figura personajes como ´Amrús, gobernador de esta
plaza y de Toledo, y acciones del emir Muhammad I, pero la importancia de la plaza
surge con Abd al-Rahman III quien implanta gobernadores en los años arriba
expresados. Por al-Razi y al-Himyari se sabe de la importancia y del valor estratégico
de la plaza: sólidos muros y altas torres; en el año 925 el califa ordenó establecer una
separación entre la villa y el exterior y la construcción de ciudadela para residencia de
los gobernadores, después de terminadas estas obras Talavera siempre se ha podido
defender gracias al buen sistema de fortificaciones. No cabe duda de la importancia de
Talavera dada la extensión que la dedica al-Razi frente a otras ciudades o plazas fuertes
de al-Andalus.
El plano de la plaza con la
trayectoria de las murallas
torreadas omeyas subsiste en
gran parte (figura 52, A, de M.
Terrasse), el río Tajo
bañando el costado en el que
estaba la ciudadela o alcazaba
de planta cuadrangular
o
quadribugium, al parecer
rehecho por Abd al-Rahman
III. Sergio quiere arrancar
todolo que se ve hoy del siglo
IX y hasta Juan Zozaya lo ve
en el sigloanterior,sin pruebas
convincentes al respecto, pues
la presencia de cerámica
omeya en el recinto no acava
Figura 52. Talavera de la
Reina
Figura 53. Las murallas árabes de Talavera
de despejar esta incógnita. Entre las
torres figura una semicircular de
excelente sillería las piezas aquí al
parecer asentadas a hueso, hiladas
alternadas de soga y soga-un tizón en las
más inferiores, probablemente esta vez
labradas ad hoc. Otras torres
rectangulares enseñan en sus parte bajas
buena sillería con el aparejo cordobés
bien definido de soga-uno y dos tizones,
característico de la etapa emiral y
primeros decenios del califato (figura 52,
1); más en los otros lienzos prima como
denominador común el aprovechamiento
de sillares romanos que estarían a pie de
obra, probándolo los diferentes módulos
y abundancia de engatillados de ángulo recto, en hélice o escalera, pequeños tacos, a
veces como reajuste de hiladas se ven ladrillos ya constatados en Mérida, los tizones
asoman casi cuadrados, argamasa de cal y arena con finos cantillos o escorias por
refuerzo entremedias en gran parte desaparecida (figuras 52, 2, 4, 5, 6 y 53, 1). Los
engatillados en (3) (4), destacada la parte superior de la torre de ángulo de la alcazaba (5)
con el pseudo opus africanum esta vez con la participación de hiladas de ladrillo y fajas
de mampostería presentes en la mezquita toledana del Cristo de la Luz y en torre
exterior de la Puerta del Mayordomo de Toledo. En algunas torres volvemos a encontrar
zarpas o tres escalones a ras de la cimentación. Respecto al núcleo entre paramentos
argamasa muy compacta con canto de río por el sistema romano de
emplecton de tongadas, verdadero opus caementicium, con sillares
perpiaños de refuerzo (figura 53, 2) al uso romano e incluso visigodo,
con presencia en obras romanas de Mérida y en el Tolmo de
Minateda (Albacete).
Sillares con ladrillo. Talavera
La ciudad- fortaleza de Vascos.
Pequeña ciudad de no más de 9 hectáreas
que junto con los castillos de Castro, Alija
y Espejel defendía la línea del río Tajo
frente a los ataques e incursiones de los
cristianos de Ordoño II (914-924), después
por la zona de Mérida incursiones de
Ramiro II, según perspectiva apuntada por
Torres Balbás. Erigida no lejos del Puente
del Arzobispo y de Talavera, al pie del río
Huso, afluente del Tajo, y del arroyo de los
Cirios del que se beneficiaban unos baños
próximos y los habitantes de la plaza. El
recinto encierra un castillo o alcazaba
provista de antemural o barbacana. Es
probable que anteriormente hubiera allí un
Figura 54.Vascos.
asiento romano (presencia de terra sigilata), si bien la fundación de la ciudad es
completamente árabe, ciudad por tanto de nueva fundación junto con Guadalajara y
Cuenca de cuantas venimos ocupándonos de la Marca Media. Aunque durantes años se
ha venido identificando Vascos con la ciudad
s de Vascos; figura 58, 5, ventana de la mezquita aljama de Córdoba,
bereber de Nafza, tesis impuesta por Felix Hernández, ahora en base a texto árabe de
Ibn GaIib revelado por Joaquín Vallvé se sabe que era hábitat denominado Bask o basku
que figura también en texto de Yaqut, Bassak. El reconocimiento de este lugar como
población árabe se debe a cerámicas vidriadas tipo omeya de Córdoba rescatadas por
Manuel Gómez-Moreno, tras del cual son varios los autores que han escrito sobre la
fortaleza, el Conde de Cedillo, F. Jiménez de Gregorio, Torres Balbás, Basilio Pavón
hasta que se hizo cargo de las excavaciones Izquierdo Benito, autor de los
descubrimiento de estos últimos años, incluidos algunos oratorios o mezquitillas. Por mi
parte en distintas publicaciones me preocupé de dar a conocer las murallas, puertas y
torres de la fortaleza que vengo a resumir a continuación. Trayectoria de la muralla
bastante irregular con lienzos con torres o sin ellas rectangulares, todo erigido con
sillares de aceptable escuadría hecha ad hoc, sin asomo de material romano
aprovechado, a diferencia de la vecina Talavera, hasta una altura de cuatro metros
continuada con mampostería o sillarejo y a veces tabyya. No todos los bajos de la
muralla es de sillería, los tramos 3 y 5 de la figura 57, de mampostería, tal vez
organizados junto con casas próximas por cristianos, pues el nombre de Vascos aparece
por primera vez en escritura del convento de San Clemente de Toledo del año 1215. Lo
de superposición de murallas de distinta fábrica, vista sobre todo en Coria, Trujillo,
Talavera y en parte Toledo, es un viejo hábito prácticado por Bizancio, en la Tunicia
islámica, murallas de Susa y de Sfax, y remontándonos a Roma las mismas murallas de
Ampurias. En todos estos casos frente a la estética se impuso el pragmatismo del factor
técnico-económico además del carácter improvisador que deja la urgencia en rematar la
obra en el menor tiempo posible teniendo tan próximo el enemigo, y el añadido de que
con el paso del tiempo se iba tomando conciencia que los materiales o procedimientos
constructivos bien realizados y madurados eran tan eficaces como la misma piedra de
los sillares.
Se conservan dos puertas de ingreso directo flanquedas por sendas torres cuadradas muy
próximas y de escaso saliente, la del oeste mejor conservada que veremos después. Los
muros tienen 1,90 m de espesor, el núcleo esta vez relleno con sillares enteros y partidos
Fiogura 59.
Estudio de la
Puerta Oste de
Vascos: 1, 2, 3, 4
con escasa presencia de argamasa, a imitación de la muralla árabe de Mérida y otras
bizantinas del Norte de África (ver figura A, A de la página 10). Aparecen zarpas al ras
del suelo en algunos lienzos (figura 56, A), engatillados de ángulo recto (figura 56, E, F)
y tacos cuadrados o rectangulares formando escalera (figuras 55, 3 y 56, B, D), unos y
otros presentes en la muralla de Talavera, Trujillo y muralla árabe de Coria. El sillar
tiende a ser bloque cuadrangular o soga de escasa longitud, para mayor fortaleza el sillar
enseña prácticamente sólo tizones cuadrados (figuras 55, 1, 2, 4, 5), ello ejemplarizado
en el paño A de la figura 56 en que se aprecia presencia de una leve zarpa, aquí
excepcionalmente tizones muy estrechos que podrían llevarnos a fechar estos muros
dentro del siglo X por comparanza con muros y murallas de la Córdoba califal. No
faltan algún ajuste de sillares vía ladrillo (figura 56, E). Los canteros se recrearon a
veces en ofrecer cara biselada o segadas en bastantes sillares como medio de mejor
trabazón (figuras 56, D y 58, A, B, C, D, E) dando por ello a la muralla una marcada
especificidad frente a las otras de la Marca Media, aunque sin llegar a verse el sillar
trapezoidal antiguo o de pirámide truncada de los bajos de la muralla romana de Coria.
Será este tipo de biselado el que junto con la puerta de la muralla oeste nos lleve a
garantizar que estamos ante unas murallas hechas ex profeso por canteros árabes de la
región. Respecto a las juntas lo hay de todo, creo que mayoritariamente con leve
argamasa de cal con cantillo, otras veces a hueso y juntas con revoco muy blanco con
cantillo o escoria añadido (figura 57, 1) que hemos visto en murallas toledanas de la
Puerta de Alcántara y los castillos de Trujillo (figura 57, 6) y Medellín (figura 57, 4).
Distintas argamasas se aprecian en muros supuestamente cristianos (figura 57, 3, 5). Es
muy probable que la imponente cantera de roca local que dio abasto a tanto sillar de
granito, si no es por motivación económica, compartiera su abastecimiento con rocas
amorfas a medio tallar, a veces cantos rodados, según apreciamos en las dos torres de
puerta 2 de la figura 57, tan diferente de la puerta del oeste, sin ésta duda la oficial de la
ciudad en que la sillería en lo que cabe está mejor vista (figuras 58, 1 y 59, 1, 2, 3).
Esta puerta con la otra dan planta de pasadizo de no más 2 metros de profundidad con
sólo dos mochetas (figura 54, 1, 2 y 3 de la alcazaba), equiparadas a la de la alcazaba de
Mérida, alcazaba y medina de Ágreda, puerta de Soria de Calatayud, Zorita de los
Canes e incluso puerta califal del castillo de Gomaz, cuando lo usual en el siglo X es
planta de puerta de cuatro mochetas, todas las árabes de Toledo, la del castillo de Tarifa,
la de Baños de la Encina, y Madinat al-Zahra. Las puertas romanas de Coria tienen
mayor profundidad y por obligación cuatro mochetas, con rastrillo por medio, por estos
conceptos relacionadas con la Puerta del Mayordomo de Toledo. El frente exterior de la
puerta del oeste de Vascos (figura 58, 1) es el que ayuda quizá a despejar dudas sobre
la cronología de la ciudad. Ciertamente por la planta del silgo IX, si bien la fachada lo
contradice al enseñar arco de herradura labrado en el paramento de sillería sin presencia
alguna de dovelas las que se reservan al dintel desaparecido de debajo de la rosca
(figura 59, 1, 2, y la restitución 4), según lo apreciara por primera vez Torres Balbás.
Mi dibujo 4 complementado con el 4 de la figura 54, fachada exterior de la puerta. El
esquema de portada es superposición de arco y dintel, conocido en puerta romana de
Tarragona, (3), Puerta Dorada del palacio de Split, otra de Leptis Magna, (B) y en
Cordoba las de la mezquita aljama, a empezar por la emiral de San Esteban (D). La
novedad del arco relabrado sin dovelas se explica tal vez por arquillos superiores del
exterior de la iglesia goda de San Fructuoso de Montelius pero mayormente por una de
las puertas de la mezquita califal de Santa Clara de Córdoba (C) que ofrece el mismo
dibujo de mi representación de Vascos, para mayor aproximación cronológica basta ver
una de las ventanas de la fachada oriental de Almanzor de la mezquita aljama
metropolitana (figura 58, 5), su arco marcado por ligero rebaje del paramento de sillares,
y además traigo aquí el arco de la puerta árabe de Maqueda que vimos en la figura 51.
Guadalajara
Sería ciudad de nueva fundación árabe pues sigue sin resolverse el emplazamiento de la
romana Arriaca que algunos autores creen que precedió in situ a Guadalajara actual
nombre árabe escrito Wadi- l- hiyara= río de la piedras, también conocida como Medina
al-Faradj nombre de personaje que en el siglo XI se hizo dueño de la tierra de
Guadalajara. No existen vestigios romano, pues el puente para algunos romanos, lo
fundaron los árabes, así estimado por Torres Balbás y por mí (Guadalajara medieval,
1984). Surge esta ciudad junto al río Henares camino vital que desde Toledo iba a morir
a Zaragoza, trayecto muy frecuentado por los ejércitos en la etapa califal. Su
importancia militar viene de que en ella radicó la capitalidad de la Marca Media,
heredada de Toledo, hasta que se traslada a Medinaceli. Las crónicas árabes a veces la
llaman bury= torre o baluarte importante e incluso qasaba en el sentido de lugar militar
de privilegio. Esta tierra fue escenario de señaladas incursiones de los ejércitos tantos
árabes como cristianos, Ordoño I y Muhammad I por protagonistas, el segundo (825886) fundador de Talamanca, Madrid, Peñafora, Olmos, Canales y Zorita de los Canes.
Claro exponente del relevante papel que jugó Guadalajara en la época califal es el
puente que la une al camino o vía de Toledo a Zaragoza, cuya fábrica al pleno
corresponde en mi criterio al califato de Abd al-Rahman III (figura 61, 1, 2 3, A).
Es curioso que algún cronista árabe
diga que las murallas de la ciudad
eran de piedra (Ibn Hawqal), para
Idrisi “villa fortificada de fuertes
murallas”. Siendo así serían
de
sillares dispuestos a soga-tizón, como
el aparejo del puente, que empiezan a
verse en el arranque de la ciudad en
el mismo punto en que termina el
viaducto (figura 61, 4, 5); luego
desaparece la muralla a lo largo de
toda la Alcallería (A) al final de la
cual está el castillo el que
sorprendentemente era y es en su
mayor parte de tapial hormigonado
de gran resistencia a juzgar por
trozos de lienzos del suroeste que
puede rescatar (figura 61, 6), ahora
cubierto de cemento eliminándose así
el único resto sin
duda de la
fortaleza árabe de época omeya muy
reformada en los siglos de la
dominación cristiana que se inicia
tras la conquista de Toledo por
Alfonso VI (1085). En todo este
sector de la Alcallería y el castillo
pude rescatar gran cantidad de
Figura 60. Planos de Zorita de los Canes (1) (2), Peñafora (3) (7),
castillo de Gormaz, (4), Ágreda (5), Cuenca (6), Madrid árabe (8),
Talamnaca, (9).
cerámica islámica de diferentes técnicas correspondientes a los siglos X y XI. Desde el
punto de vista técnico de la sillería del puente y del comienzo de la Alcallería
sobresalen por novedad en la Marca Media occidental hiladas niveladora interpuestas
de escasa altura o sillares enseñando el canto de la soga de seguido que vamos a ver en
el castillo de Gormaz, murallas de Ágreda, Zorita de los Canes y torre de Bujarrabal
Figuras 61 y 62. Puente y muralla árabe de Guadalajara ( 4, sector de la Alcallería; 6, muralla de tapial hormigonado árabe del
castillo). Figura 62. Castillo de Gormaz. Muralla, torres, puerta principal y postigos.
Castillo de Gormaz (Soria).
Fortaleza de la línea del río Duero tenida por obra o reconstrucción de la segunda mitad
del siglo X, pudo ser del califa al-Hakam II (lápida con inscripción fundacional del
Museo Diocesano de la Catedral de Osma, que estuvo en la ermita de San Miguel de
Gormaz, aunque sin saberse si la inscripción venía del castillo); plaza citada en el
Muqtabis V y por al-Maqqari. Sus muros que a veces alcanzan excepcionalmente en la
Marca Media los 3-4 metros de grueso enseñan cumplida sillería tipo califal al exterior
en tanto que por el interior el grueso del muro incluido el paramento es de provinciana
Figura 62-1. Puerta principal del castillo, según
A. Almagro.Reconstrucción omeya en la parte
superior
mampostería alineada entre tongadas de cal,
arena y cantos, a veces hiladas con sólo
spicatum, sardinel o estrechas fajas de
mampuesto desorganizado (figura 62, 4). Poco
formalizada la sillería de sogas y tizones con
alternancia variable por hilada en la puerta
principal, en el arranque del muro hiladas
escalonadas de sólo tizones, asentadas en la roca,
en las torres huecas de los flancos (figura 62, 1,
6, este dibujo mío del año 1999) repetidas en la
torre de ángulo del sector occidental de la
fortaleza (figura 62, 5) de hasta 12 zarpas de
hiladas mayormente de sólo tizones (figura 62,
3), el paramento de encima de hiladas poco regularizadas incluidas las tiras estrechas
niveladoras de sillares puestos de canto en sentido horizontal que vimos en Guadalajara.
Para no ser esta fortaleza almacén o museo de sillería antigua reutilizada sus aparejos e
incluso la talla de sillares se distancian bastante de la regularidad advertida por ejemplo
en Vascos, con excepciones en algunos tramos de la fachada de la puerta principal y
torrecillas (figura 62, 2). Confirma la cronología constatada en la lápida fundacional
aludida el programa del gran arco de la entrada del mediodía: arco de herradura al
parecer con dovelaje completo, propio de la segunda mitad del siglo X, dibujado dentro
de alfiz de anchas fajas que descienden hasta la línea base de las impostas (figura 62, 6),
el mismo programa de fachada que en el año 958 impuso Abd al-Rahman III en el
muro sur del patio de la mezquita aljama de Córdoba, en el “Salón Rico” de Madinat alZahra, según restitución de Félix Hernández y puerta de las murallas omeyas de Ceuta.
Últimamente la fachada de Gormaz dibujada por A. Almagro (2008, en Arqueología de
la arquitectura, 5), esta vez con la sillería aproximada completa (figura 62-1). El arco
principal secundado por el de dentro rehecho esta vez la rosca enjarjada, buhedera entre
ambos (figura 63, 1), y además dos novedosos postigos, adintelado uno y con arco de
herradura enjarjada el segundo, además de portillo de codo topográfico por planta
(figura 62, 8). Piedras decoradas, algunas de aspecto godo y otras árabes, fueron
colocadas en las restauraciones del castillo llevadas a cabo por cristianos en épocas
posteriores (figuras 63, 2). Los modillones de la fotografía tal vez sugiere Torres
Balbás formaran parte de alero sobre el arco de la puerta principal, algunos relacionados
con los aparecidos en el siglo pasado en Madinat al-Zahra. A propósito de muralla con
conglomerado en el núcleo y paramentos de diferentes fábicas que veremos en otras
fortalezas Ibn Hayyan dice que las de Écija estaban fraguadas con mortero entre dos
paramentos, uno de piedra blanca y otro de piedra roja, murallas demolidas por Abd alRahman III en 913. Las actuales son de tapial de origen almohade.
Ägreda (Soria)
En un cerro sobre el río Queiles estan los restos del primitivo recinto árabe o alcazaba
en donde luego los cristianos levantaron el castillo de la Muela, en un extremo de la
pequeña madina omeya fronteriza entre el siglo IX y el X de no más de una hectárea
(figura 60,5). Aunque las crónicas árabes silencian Ágreda, se trata de importante plaza
fortificada surgida al pie de las estribaciones del Moncayo y en el paso de las sierras de
Soria a las aragonesas. La atribución a los árabes se debe a dos puertas, de la alcazaba y
la de la medina, con arcos de herradura, el primero al parecer de dovelaje completo y
enjarjado el segundo (figura 63, 3, 4) y entre ellas sólidas murallas de facturas variables
dentro de la época omeya, en mi criterio del siglo IX (figura 63, 3, 5, 6, de la alcazaba,
el 6-1, de la madina). El paramento de la fortaleza de buena sillería pese a que la
organización de sogas y tizones en hiladas de sogas y tizones se ajusta poco al canon
cordobés, salvo el paño (5) con soga-un tizón, aparejo que en Córdoba correspondería a
los siglos VIII-IX), Tal vez corrobore tal cronología el que la planta de la puerta de la
alcazaba lleve sólo dos mochetas. Estas puertas muy en consonancia con la Puerta de
Soria de Calatayud. La muralla continúa a la derecha de la puerta de la medina aunque
esta vez los paramentos se distancian progresivamente de la perfección del sillar y
aparejo omeya anterior (6-1), dejándose notar algunos engatillados de hélice con
cuadradito central. En unos y otros paños se advierte la inclusión de sillares puestos de
canto en disposición horizontal o hiladas niveladoras que advertimos en Guadalajara y
Gormaz..
Soliedra y Mezquetillas (Soria)
Dos atalayas de aparejos califales (figura 64, 1, 2), la de Soliedra, torre incompleta en
planta y altura, aparejo de sogas y tizones predominando éstos en número, de la planta
rescatadas las dimensiones 7, 40 m. por 3, 80 m., abajo dos zarpas. Debió ser más
importante la torre de Mezquetillas, 14, 43 m. por 10,05m., de apariencia de calahorra,
la mitad inferior en talud y aparejo de sillares atizonados al completo mientras la
superior da hiladas de soga-tres tizones fechables en el siglo X según criterio califal de
Córdoba; la altitud llega incompleta. Tal vez estemos ante dos torres de las muchas que
se construirían o reconstruían en la segunda mitad del siglo X, tras la conquista de
Toledo por Abd al-Rahman III (932), en tierras sorianas entre las que se incluye torre de
Bardecores de buenos sillares omeyas la parte inferior ( estudiada por Zazaya) y la de
Liceras, por el Burgo de Osma, de planta circular y fábrica omeya a juzgar por la mitad
inferior con hiladas regularizadas de sillares de piedra caliza, sogas y tizones, abajo sólo
tizones.
De la provincia de Madrid yo publiqué torre vieja aprovechada del castillo- palacio de
Manzanares el Real (figura 65, 6), obra islámica construida con un tipo de mampostería
diferente de la fábrica de la capilla próxima y el resto del palacio del siglo XV. Abajo
dos o tres zarpas sobre las que monta hilada de sillarejo a modo de psedotizones de
otras obras militares de la Marca Media, además de la argamasa de las juntas con
escorias y barro quemado añadido asegurando una mayor fortaleza al paramento que
hemos visto en murallas omeyas de Vascos, Medellín, Trujillo, Toledo, modalidad
todavía en alza en torres mudéjares de los siglos XIII y XIV toledanas (figura 65, 7) y
de Alcalá la Vieja.
De norte a sur y hasta la misma plaza de Madrid pululaban atalayas sobre montículos o
junto a la rivera de ríos cuyas fábricas dieron la espalda a la sillería oficial cordobesa al
adscribirse la mano de obra a expertos lugareños de uno y otro bando reclamados al
compás de la Reconquista, el tipo de fábrica más o menos el descrito de Manzanares el
Real, mampostería con algunas hiladas formalizadas de estilo beréber. Novedosa en esta
línea es la monumental torre en solitario de Noviercas (Soria) (figura 65-1, 1) de
mampostería informal con puerta en alto animada con arco de herradura de tres dovelas
radiales al centro de la línea de impostas, en la primera piedra de las dos jarjas se aúnan
la caída del arco y la nacela de su arranque sin necesidad de impostas labradas ex
profeso, según técnica vista en uno de los postigos del castillo de Gormaz y en atalaya
de Doña Urraca de Covarrubias (Burgos) estudiada por Iñiguez Almech (figura 65-1, 2).
En Osma una torre cuadrangular y otra redonda con espacio abarbacanado de sillares y
sillarejo (figura 65-1, 3). En tierras castellanas la provincia de Guadalajara da varias
atalayas de curiosas mamposterías de sillarejos bien dispuestos por hiladas en donde
tienen cabida fajillas de piedras inclinadas, a sardinel o imitando tizones seguidos
(figura 65-1, 4, Torre de Saviñan, 5, torre circular entre Membrillera y La Toba, 6,
torre de la parte de Sigüenza, y 7, en zona ya toledana, torre de San Vicente).
Figura 63. Castillo de Gormaz, 1, 2; puertas y muralla de Ágreda,
3, 4, 5, 6, 6-1; muralla de Medinaceli, 7.
Figura 64.Soliedra y Mezquetillas, 1, 2; Huete, 3:
Cuenca, 4, 5
Supuesta torre atalaya
del castillo de
. Almodóvar (Córdoba),
probable modelo de
Mezquetilla
Medinaceli (Soria)
Un trozo de muralla medieval de
Medinaceli
Dice al-Razi que en Medinaceli había
muchas cosas antiguas que no se
podían deshacer, aserto que nos
recuerda a Tarragona vista por los cronistas árabes, si bien en la plaza soriana se cebó el
expolio de viejas o ruinosas glorias romanas referidas a la ciudad de Ocilis, desierta y
abandonada sobre la que el general Galib por encargo de bd al-Rahman III fortifica el
lugar dada su importancia en el paso de Toledo a Zaragoza. Dice Ibn Idari en su
Descripción del Norte de África que ese general comenzó a erguir Medinaceli de la
Frontera Media de largo tiempo abandonada empleándose en la obra albañiles de toda la
frontera en el alzado de las murallas. Rodeóse la plaza de sólidas murallas haciendo de
puerta el arco de triunfo romano de tres vanos aún en pie. Las últimas excavaciones han
facilitado abundantes fragmentos de cerámica árabe de los siglos X y XI, aparte de
restos de casas y pavimentos romanos a sólo unos centímetros por debajo del nivel
actual de la villa. Medinaceli cayó en
manos cristianas el año 1124. De las
murallas árabes han llegado varios paños,
entre ello el 7 de la figura 63, de gran
espesor según opus caementicium,
paramento de sillares de diferentes
tamaños sin duda aprovechados de obras
romanas, en el ajuste del aparejo se dan
algunos engatillados presididos por un
cuadradito. Otros paños permiten ver
entre sogas de sillarejos poco trabajados
comparables con paramentos de la parte
de la medina de Ágreda, en ambos casos
acuse de fábricas realizadas con relativa
urgencia y dando la espalda al clásico
aparejo cordobés de soga-un tizón, dos
tizones.
Figura 65.Cuenca, 1, 2, 3, 4; Huete, 4-1; torre del
castillo de Manzanares el Real, 6, 7
Cuenca y Huete
Cuenca (Quwanqa) suena en el
año 784 y conoce un primer
florecimiento con Muza Ben
Zenún (1011) descendiente del
fundador de la dinastía toledana
de los Banu Di-l-Num, ciudad
por tanto integrada al reino de
taifas de Toledo; segundo
florecimiento con los almohades,
siglo XII. En 1177 es conquistada
por Alfonso VIII. Erigida entre
los ríos Júcar y Huecar se dibuja
cual islote, a juicio de Idrisi
Figura 65-1. Torres atalayas de la Marca
Media.
ciudad pequeña, antigua, con murallas y sin arrabales e Ibn Sahib al-Sala habla de
pasadizo que parte de la alcazaba hacia el río por pasaje oculto, ambos cronistas dan sus
respectivas estampas propias del siglo XII. La ciudad en pie tal vez en la transición del
siglo X al XI, pues la muralla aparecida hace pocos años en la zona que debió figurar
como alcazaba así parece indicarlo: interesante obra de sillería publicada por Antonio
Almagro Gorbea (1981) (figuras 64, 4) y esquema del paramento en figura 65, 4, el
aparejo corre a cargo de hiladas plagadas de sillares dispuestos en tizón de talla bastante
descuidada, con algunas sogas intermedias y espaciadas hiladas de estrechas fajas
niveladoras propias de toda esta zona. Semejante obra con las mismas características
referidas me llevan a pensar que sería erigida por el mismo tiempo y los mismos
operarios que levantaron la torre principal del castillo de valenciano de Alponte. Todo
ese aparejo seguía a lo largo del recinto irregular de la medina hasta la altura de la Torre
Mangana según pude inspeccionar y estudiar (“Arte islámico y mudéjar en Cuenca”,
1983) (figuras 64, 5, y 65, 1, 2, 3). Respecto a Huete, Wabda en árabe, era una de las
plazas árabes importantes de la tierra conquense. Mutarrif ben Muza ben Di-i Num la
fortifico como plaza fuerte. Ciudad erigida sobre el río Huete y en cruce de caminos
entre Cuenca, Zorita, Santaver y Uclés. Plaza aludida por al-Himyari, sitiada en varias
ocasiones por los almohades (1184). Sobre el promontorio que domina este hábitat los
árabes levantaron una fortaleza o hisn, tal vez en el siglo IX si bien rehecho o
perfeccionado en el siguiente. Excavaciones a partir del año 1985 han desvelado muros
y torres de diversas facturas y épocas, la obra árabe de los lados E. y O. con sillares
aparejados a soga y tizón y sobre todo tizones seguidos, sobresaliendo pequeñas torres
macizas con zarpas. En este lugar no faltan restos de cerámica tipo califal (J. Jiménez
Esteban, 1986) (figuras 64, 3 y 65, 4-1).
Bujarrabal (Guadalajara)
Como lo indica el propio nombre era torre o bury
con rabad o arrabal añadido de los muchos que
pudieron existir en la Marca Media entre Zaragoza y
Toledo, fortificaciones debidas a Abd al-Rahman
III y descendientes, entre las que se cuentan Alija,
Azutan (bury al-Sultan), Talavera, Maqueda,
Alamin, Calatalifa, Madrid,, Salamanca, Peñahora,
Atienza, tierra de Guadalajara, Alcolea, Esteras de
Medinaceli, Medinaceli, aparte de la zona
conquense estudiada. Bujarrabal es torre en la que
volvemos a ver sillería omeya de informal aparejo
con hiladas de sólo tizones y estrechas fajas
niveladoras, obra que excluye material antiguo
aprovechado, los sillares bien incrustados en el
núcleo de sólido opus caementicium (figura 66, 1)
Figura 66. Torre de Bujarrabal, 1, 2; aparejos de Zorita de los
Canes, 2, 3, 4, 5, 8; Peñafora, 6, 7
Muralla del siglo X de Hagar
al-Nasir (Marruecos), según
Patrice Cressier
Zorita de los Canes (Guadalajara)
En árabe Surita, junto con Santaver fue refugio de rebeldes de la autoridad central de
Córdoba, que encarnaba Abd al-Rahman III, que encabezados por los Banu Di Nun,
entorpecían las expediciones emirales y califales a su paso por estas tierras camino de
Zaragoza (Muqtabis V de Ibn Hayyan). Plaza vinculada a la visigoda ciudad de
Recópolis a 4 kilómetros y aguas arriba del río Tajo, rodeada de muralla según la
Crónica de Juan de Biclaro que la llama “Ciudad Regia”. Al-Razi dice que Zorita era
ciudad fuerte y muy alta, construida con la piedra de la ciudad goda donde hay
excelentes canteras (no dice piedras o sillares procedentes de los edificios godos). Zorita
suena en las crónicas árabes como hisn y como madina (926), conquistada por Alfonso
VI en torno al año 1085-1086 (figura 60, 1, 2).
El castillo conserva sillares de excelente labra y puerta con parte de arco de herradura
sin duda del siglo X (figura 66, 4, 8) según publicación mía del año 1984; la medina a
partir del castillo rodea a la población asentada en la misma orilla del río Tajo. A
diferencia de los restos analizados del castillo la muralla urbana se fabrica con las
clásicas hiladas estrechas con abuso de tizones a veces niveladas con fajillas estrechas
(figura 66, 2, 3, 5). No existen en ella prueba convincente de que estos sillares fueran
traídos de Recópolis, y además la población disponía de una cantera propia dentro de
sus muros. Respecto a las hiladas de sólo tizones en las que venimos insistiendo como
patrimonio o sello de población beréber Patrice Cressier ha publicado muralla con
hiladas superpuestas de sólo tizones correspondiente a “Hagar al-Nasr”, capital idrisida
de Marruecos Septentrional, erigida en el siglo X.
Pañahora o Peñafora (Guadalajara)
Nuevamente la obra tipo Zorita se da en
este lugar despoblado y fortificado junto
al río Sorbe, fortaleza sobre prominencia
con muralla adicional en la misma ribera
del río que rodearía a población
avecindada, tal vez a título de
campamento militar (figura 60, 3, 7). Su
privilegiada situación convertía esta
plaza en indiscutible llave de los valles
del Henares y el Sorbe, importantes vías
militares lo mismo para árabes que para
cristianos. El emir Muhammad I funda
esta plaza para contener el avance de los
cristianos, ha escrito Torres Balbás.
Efectivamente al-Yaqut lo llama hisn de
al-Andalus de los a´mal de Guadalajara,
construido por aquel emir, el mismo que
fundó Talamanca y Madrid en expresión
de este mismo cronista. La cerámica
árabe que rescaté en las faldas del monte
certifica cronología de período omeya.
Figura 67. Beleña, 1, 5; Madrid, 3,
4, 6; Talamanca, 5; Sepúlveda, 7
Uno de los autores que primero reparo en estas ruinas fue Catalina Gracia aunque nada
dijo de su descendencia islámica. Parte de esta muralla (figura 66, 6, 7) deja ver aparejo
de sillarejo con dos o tres hiladas de sólo tizones en la base, sobre sendas zarpas, hiladas
con alturas de 25, 30 y 35 centímetros, dimensiones muy propias del puente de
Guadalajara. La atribución de estas obras a Muhammad I indicaría que estos tipos de
aparejos un tanto desalineados y presididos por hiladas de tizones puedan ser fechados
a partir del siglo IX. Es obra muy aproximada a las murallas de los pueblos alcarreños
de Almoguera y Beleña (Guadalajara) (figura 67, 1, 2) esta vez con tizones de sillarejo
mal trabajado difundido en hábitats beréberes tanto de al-Andalus como del Norte de
África.
Madrid y Talamanca
Como decía arriba plazas inauguradas por Muhammad I. Madrid (Mayrit) tratada en las
crónicas árabes como hisn y madina, al decir de Ibn Hayyan era una marca militar
(Tagr Mayrit), provista de sólidas murallas, foso y mezquita mayor. Abd al-Rahman III
en el año 936 reforzó la vía militar de Toledo a Medinaceli dejando a Madrid en
condiciones muy favorables para resistir las embestidas cristianas. La conquista de
Toledo en 1085 precipitaría la caída de la ciudad. La madina propiamente dicha no
sobrepasaría la 16 hectáreas con sus puertas de Guadalajara y de la Vega y dentro de la
cual estarías las mezquitas de Santa María y del Salvador (figura 60, 8). Sólida y
robusta ha llegado a la altura de la Puerta de la Vega una muralla con paramento
exterior de sillería mientras el paramento interior se organiza con diferente
procedimiento constructivo en línea con lo visto en el castillo de Gormaz y otras
fortalezas de la provincia de Toledo. El afán por racionalizar el aparejo omeya en la
Marca Media que nos ocupa podría llevarnos ahora al aparejo de soga-uno y dos tizones
(figura 67, 3, 4), fábrica de canon cordobés de época emiral ya que no acabo de
reconocer en Madrid los tres tizones seguido propios ya del siglo X o de Madinat alZahra. Los zócalos de las torres (6) son de roca de silex del lugar de gran tamaño en la
cara externa con zarpas, modalidades reiteradas en la atalaya de la Plaza de Oriente,
mientras el resto de los paramentos son de piedra caliza.
Talamanca, la Talamanka árabe, al decir de Yaqut es obra trazada por Muhammad I
(figura 60, 9). De su pasado islámico son algunos de los lienzos de sus murallas, parte
inferiores de sillería muy imperfecta recrecidas con tabiyya (figura 67, 5) aparte tapiería
con zarpa abajo y muros de mampostería, un todo revuelto, en la que intervienen piezas
rotas de piedra labrada, como capiteles decorados omeyas y fragmentos adornados al
estilo godo, con imbricaciones y hojillas, que pudieron proceder de iglesia goda del
lugar, a juicio de Gómez-Moreno; muros todos ellos profundamente modificados a
partir de la dominación cristiana de la plaza hacia el año 1085-1086.
Y en la provincia de Segovia, Sepúlveda, al parecer yerma desde una rebelión beréber
del año 741, lugar repoblado en 940 por el conde Castilla Fernán González, según los
Anales Toledanos desierto en el siglo XI. De la villa quedan algunos lienzos de murallas
de sólida fábrica que habría que encajar en la dominación musulmana, algunas partes
con material labrado aprovechado e incluso lápidas de inscripciones latinas. Por el muro
7 de la figura 67 se sabe que nos encontramos con paramento de sillería muy irregular
en todos los niveles con bloques de módulos exagerados procedentes de cantera
aprovechable romana, cada hilada renunciando a ser semejante o hermanas de las otras,
ninguna que empieza conoce un final lo que conlleva varias soluciones anómalas de
trabazón incluidos ciertos engatillados de ángulo recto, en definitiva obra no se sabe a
ciencia cierta si árabe o cristiana. Si bien con la línea fronteriza situada entre el siglo X
y el XI. Estas murallas segovianas fueron estudiadas por María Dolores Martin y Teresa
Tardito, Alonso Zamora (1989), quienes la clasifican en tres tipos, el más antiguo a su
juicio fechables en dominación musulmana, entre 796 y 1035. En la misma ciudad de
Segovia los zócalos de cuatro o más hiladas de sillería romana aprovechada en torres, el
resto de ladrillo, pudieran estar insinuando presencia de muralla de piedra omeya.
Teoría de dos fábricas en una misma torre en la
Edad Media. Dos torres de la muralla de Segovia
(2,): silleria romana aprovechada a título de
zócalo y aparejo mudéjar de ladrillo encima,
dicotomía advertida en torres bizantinas de Nicea
(1), en torres de Cáceres zócalo de sillares
aprovechados árabes y encima tapial (3). Este
tema todavía aflora en algunas torres mudéjares
de Toledo (4) y en dos torres del castillo de
Orihuela. Para el caso de Segovia se puede
avanzar propuesta de torres cristianas sobre
fábricas antiguas romanas que según Torres
Bañbás sería el caso de la torre (3) de Cáceres. La
propuesta segunda es que las torres al igual que
las murallas tenían dos fábricas diferentes de
jornada constructiva única, con ejemplos
diferentes, bien de época árabe, bien de época
cristiana.
Torres
mixtas: muralla de
.
Susa (s. IX); torre del castillo
de Orihuela
4. Islas Baleares
Ibiza
En árabe Yabisa, Idrisi la ve como madina. Los planos históricos de la isla la muestran
con tres recintos correspondientes a la Almudayna con el castillo (figura 68, B) en la
parte superior, la medina y el arrabal, la mezquita del lado del castillo. Las torres de éste
y de la Almuayna son trece asentadas sobre la roca viva, los lienzos de murallas en los
frentes O. y S. conservan en la parte inferior recios sillares con asomo de pseudo
almohadillado de aspecto romano y almohadillado básicamente en las esquinas, las
hiladas apenas uniformadas , sin asomo de aparejo de soga y tizón, únicamente algunos
engatillados obligados en este tipo de sillería irregular; hay casos en que asoman los
cantillos de las juntas al parecer sin argamasa o a hueso (figura 68, 1, 2); una de las
torres acusa ligero talud. Con esta descripción habría que llevar las fábricas ibecenzas
a los siglos X y XI. A juzgar por las excavaciones por frente del baluarte de Santiago
entra en lo posible que a excepción del castillo y la Almuayna, que eran de piedra, el
resto de murallas y torres de la medina y del arrabal fueran de tapial hormigonado con
mechinales.
Mallorca
Mayurqa árabe, ganada por Jaime I el Conquistador en el año 1229. De sus nueve
puertas destaco Bab al-Kuhl, llamada de Santa Margarita, ya desaparecida, que en otro
lugar consigné como obra árabe entre el siglo X y el XI, de acuerdo con aparejos de
soga y tizón con finas hiladas niveladoras de ese tiempo de Granada nazarí, Almería y
alcazaba de Badajoz (figura 68, D); el arco de salida de medio punto tiene de particular
que en el dovelaje alternan piezas partidas y piezas enteras. La idea conservada por
Torres Balbás, Gabriel Alomar y Roselló Bordoy es que sobre un viejo núcleo o hábitat
romano, situado al Sur y junto al mar, se inició la génesis de la ciudad islámica entre los
siglos IX y X, con asiento de la Almuayna y el añadido del Alcázar (figura 68, A). Ello
podría ser probado a la vista de viejos muros disfrazados de otros muy posteriores que
ofrecen las fotografías 3 y 3-1, dibujo incluido, de la figura 68. Del Alcázar procede un
bello capitel califal conservado en el Museo Arqueológico de la ciudad.
Menorca y Formentera
De la primera isla, sujeta a la autoridad omeya de Córdoba de 903 a 1014, y hasta 1115
incorporada a la taifa de Denia, destaco la fábrica de la torre de la catedral de la ciudad
que se viene considerando con acierto como alminar de la mezquita que allí existió
(figura 69, 1, 2, 3 4): una ventana ciega de medio punto enjarjado dibujado en paño de
sillería de piezas apaisadas, en otros paramentos los sillares acusan excelentes
engatillados con ángulo recto que venimos contemplando en las murallas árabes de la
Peninsula. En la base de la torre (4) muy acusadas tres zarpas o escalones a título de
cimientos habituales en obras musulmanas, como ejemplo el mismo alminar de la
aljama de Madinat al-Zahra (figura 69, A), y por techo de la escalera un adintelamiento
según losas montantes visto en el alminar de San José de Granada. Por último, el
interesante dato arqueológico del mihrab de piedra excavado estos últimos años en la
costa norte de la isla, en el estrecho de “Port de Sanitja” (figura 68, C) ( dado a conocer
por Ferrán Lagarda y Mata, 2007). De Formentera es el castillo conocido por el nombre
Figuras 68 y 69. Ibiza, 1, 2 B; Mallorca, 3, 3-1, A, D; mihrab de mezquita de Menorca. Figura 69. Alminar de mezquita
mayor de Menorca, 1, 2, 3, 4; castilo de Can Pins, Formentera, 5, 6.
de Can Pins que se tiene por un castellum romano del que se ocupan las fuentes
cristianas y árabes. Pau Marimón Ribas en un agraciado artículo sobre los tiempos
romanos de la isla nos pone sobre pista árabe cual es la información del cronista alZuhri ( s. XI) que dice:” en esta isla hay una gran fortaleza construida en un lugar alto y
yermo, sin igual en el mundo habitado; es conocida por el nombre de Hisn Alarun
cuando la isla fue conquistada en la época de Muhammad, hijo del quinto emir Umaya
en al-Andalus, los rum (romanos) se hicieron fuertes en esta fortaleza durante ocho años
y cinco meses después de la conqusita, sin que nadie pudiera nada contra ellos”. Este
tema sacado a la luz en varios artículos de M. Barcelo Bordoy. No es difícil identificar
este hisn con el quadribugium en planta de Can Pins (figura 69, 5), su puerta desviada
hacia un ángulo entre torre de la esquina y otra añadida según se ve en el castillo de
Trujillo y en el recinto omeya del Dar al-Imara del Alcázar de Sevilla, por más señas
también el castillo navarro de Sádaba. La particularidad de los muros de este hisn balear
es que las sogas en forma de gruesas tablas alternan rítmicamente con tizones finos de
escasos centímetros de latitud, al parecer las hiladas separadas por el nivelador canto
puesto en horizontal de la soga; ello únicamente comparable con obras granadinas entre
los siglos X y XI (figura 33, 2) y la puerta de Santa Margarita de Mallorca (figura 68,
6).
5. Sharq al-Andalus
Estas tierras (mayormente Valencia, Alicante, Murcia), proclives a las fábricas de
sillares omeyas, son básicamente producto de las denominaciones almorávides y
almohades del siglo XII, la tabiyya impuesta en todo el contexto urbano y castrense del
Levante peninsular del que solo se salva la fortaleza valenciana de Alpont (figura 70, A,
1, 2) y porción de muralla en asentamiento ibérico-árabe de Sierra Segaria de aparejo
muy irregular (figura 70, 8). Por lo demás dentro de los siglos IX y X habría que
investigar por qué las crónicas árabes nos hablan ya en esa temprana edad de castillos
que hoy nos han llegado con murallas de mamposterías rurales de muy diversos
aparejos hermanadas con paramentos
interiores vistos de la muralla del
castillo de Gormaz ( Azuar Ruíz) o las
fajas estrechas de mampuesto de plazas
significadas de la Marca Media, como
Beleña
y
Peñafora,
incluidos
paramentos del interior de la Puerta
Alcántara de Toledo y paramentos de
este mismo puente de la época de
Almanzor, todo ello con la tendencia a
fingir registros de sólo tizones de la
sillería omeya. Es decir, en este
contexto se puede decir que se
ruralizan o ridiculizan tal vez por obra
de población beréber fábricas de raíz o
firma cordobesa, siendo ejemplos de
ello en tierra alicantina el muro de
Elche del lado del río Vinalopó (figura
72, A), muros de qibla de las
mezquitillas de Guardamar (figura 72,
Figura 70. Alponte, A, 1, 2, 7;
Orihuela, B, 3, 4, 5, 6; sierra de Segaria,
8
B), fechadas en el siglo X (Carmen Barceló y R. Azuar), y paramentos del castillo de
Callosa de Segura ( hisn Qalyusa) (Azuar Ruíz, Castellología, 1981) (figura 72, C),
citas de este mismo castillo referidas al año 924 en Ibn Hayyan y al-Udri. La prueba de
este desierto de muros de sillería es que Roma, salvo el caso del teatro y de restos de
muro con sillares almohadillados de reciente aparición de Sagunto, no dejó rastro de
monumentos de material noble, aunque en el castillo de Orihuela (Uryula) se ven
grandes y buenos sillares en las esquinas de dos torres erigidas con tiras de mampostería
en toda la parte inferior a título de zócalo, incluidas zarpas, el resto es de tapial
hormigonado de gran resistencia con mechinales (figura 70, B, 3, 4), el muro (4) con
muestras de cal con cantillo en las juntas tal vez como testigo de obra árabe local
anterior al siglo XII lo que sería corroborado por fragmentos de cerámica vidriada de los
siglos X y XI que pude rescatar en el cerro. En Orihuela, antigua capital de la cora de
Tudmir, de cara a las citas de fuentes antiguas latinas y árabes debe tenerse en cuenta
por separado el castillo (hisn) (figura 70, B) y la ciudad (madina) que monte abajo
llegaba hasta la misma orilla del río Segura (figura 70, 5), tanto en una como en otra
parte no ha llegado nada de buena sillería, romana, goda o árabe, sustituida por la
tabyya y la mampostería de las dos torres citadas del castillo que para Azuar Ruiz serían
de fabricación almorávide, primera mitad del siglo XII, y propone este autor que las
murallas de tabiyya que descienden del castillo hasta el río abrazando la ciudad son de
la fase taifal. En las primeras citas de Orihuela efectivamente se habla de la existencia
de ciudad o madina, al-Razi y al-Udri, sobre cuyos muros bajorromanos o árabes nada
se sabe. Los mismos cronistas y al-Nuwayri, que escribe en el XIII, hablan del
hisn=castillo, a partir del año 859, lo que da lugar a que Azuar nos diga que por tanto la
fortaleza es precalifal, tema no indiscutible. Esta misma configuración de ciudad
repartida entre la montaña y el llano tuvo inicialmente la ciudad de Alicante, sólo que en
ésta de la parte del mar han salido restos de hábitat seguro romano (P. Rosser Limiñana),
repetido el clisé en la plaza de Alponte. En mi criterio la parte inferior de las dos torres
mencionadas del castillo de Orihuela pudieran ser testimonios del siglo X, sus fajeado
de mampostería reglada pionera en esa centuria, en cuyo caso nos metemos en el
apartado de dual fábrica de torres como las de Segovia, Cáceres y Toledo precedidas de
otras bizantinas y de la muralla árabe de Susa. Me arrastra a estas consideraciones la
propia fábrica generalizada en Levante de mampostería aldeana y abrumadora mayoría
de tapiales del siglo XII en medio de las cuales las torres de Orihuela son una isla..
Torre árabe de Alponte
El rosario de ejemplos de esquemas de
mampostería rural con mayor o menor
acabado de la figura 72 prueba que tales
diseños trascendieron a toda la Península
ruralizada e incluso en fortalezas marroquíes
(alcazaba de Taza, castillo de Amergó y ribat
de Tit) con el denominador común que es la
tendencia a copiar registros o hiladas de
sillares formadas por sólo tizones, obras que
junto con las mamposterías sin fajas
niveladoras se pierden en el más profundo
anonimato de los tiempos, pongo por casos
muros de opus incertum en las romanas
Mérida, Ampurias Ullastres, Castulo y Évora, el mismo podium del templo romano de
esta ciudad y más ejemplos. En este sentido dentro de la provincia de Alicante surge
ahora el interés por las escasas ruinas existentes en el llamado Castellar de la Morera,
aledaño de Elche, que un equipo de arqueólogos de Alicante cree identificar como la
ciudad campamento de al-Askar citada en los textos árabes hasta ahora de desconocido
paradero dentro de la provincia. En el Muqtabis V de Ibn Hayyan citase la plaza que
comentamos como “madina al-Askar de los Alfoces de Valencia” con motivo de la
campaña de Pamplona de Abd al-Rahman III del año 924. En este yacimiento de
momento sólo nos llega estructura castrense de muros de escaso calado y fábrica de
mampuesto muy rural o desorganizado (figura 72, D) que encuentro entre otros muchos
castillo en el de Moclin de Granada o torre de Benafallín de Alicante, cuando sería de
esperar fábricas más nobles, a tenor con la cerámica efectivamente árabe que sale sin
necesidad de excavar en todo el recinto o albacar del lugar de Castellar, por ahora
vaciones de construcciones. Este tipo de asentamiento, castillo o castillete con amplio
recinto por albacar, con o sin muralla, simplemente como asiento de campamento de
paso de los ejércitos, resulta ser privativo lo mismo de los árabes que de los cristianos
sin distinción de marcas o regiones.
La villa y castillo valenciano de Alpuente (A-Bunt) es un caso aparte (figura 70, A).
Lugar de máxima importancia estratégica para la defensa de la ruta Valencia-CuencaTeruel. El castillo elevado en un cerro calcáreo de paredes verticales que hacen de la
fortaleza un lugar inexpugnable recordando la roca- castillo de Atienza. Alpuente suena
con motivo de la expedición comentada de Abd al-Rahman III del año 1924. En el siglo
XI era señor de la fortaleza Abd Allah Ben Qasim al-Fihri. En este tiempo la taifa
alcanzó alto nivel cultural y económico. Castillo y villa cayeron en manos cristianas
entre los años 1238-1242. De esta plaza publicó excelente estudio Agusti Ribera i
Comez (1985). El castillo se iniciaría como pequeña fortaleza presidida por torre
rectangular de 10 por 7, 50 metros, verdadera torre atalaya hoy colmatada, cuyos
paramentos enseñan aparejo tipo califal de hiladas de sólo tizones, únicamente presencia
de sogas en las esquinas y otras sueltas intercaladas en el paramento; en la base se
suceden varias zarpas usuales en obras emirales y califales, incluida la torre Soriana de
Mezquetillas y torre y fachada del castillo de Gormaz, con la misma profusión de
tizones. Más allá del baluarte que nos ocupa
los muros del castillo dan señales de haber
tenido al menos inicialmente aquel mismo
aparejo omeya. Bien entendido que el
baluarte da obra de núcleo hormigonado al
que se fueron adhiriendo diversas paredes
superpuestas con las hiladas de tizones, en la
parte superior dos hiladas estrechas en
horizontal para nivelar la obra (figuras 70, 1,
2 y 71, 1), juntas de tizón a tizón, de
mediocre tallado, las llagas ligeramente
tocadas por conglomerante de cal-yeso. En el
interior del castillo se ven hasta 21 aljibes de
épocas distintas, para provisión tanto de los
lugareños como de las ejércitos itinerantes,
frente al aljibe único del castillo de Orihuela,
con bóveda apuntada de recio hormigón, y
arco fajón de ladrillo añadido (figura 70, 6, 7)
Figura 71. Torre árabe de Alponte, 1 (fotografía de P.
López Elum); puerta de la alcazaba de Denia, 2; arcos
árabes de Nuestra Señora la Real de Lorca, 3, 4, 5
(dibujo de Ponce Gracia y Martínez Rodríguez).
que Azuar dice como propuesta ser obra califal aunque sin paralelos que lo confirmen.
De sendos extremos del castillo parten murallas que rodean la población, muros de
resistente tapial, inicialmente de la época del castillo, que dejan espacio para una puerta
aún vigente aunque modificada su planta de ingreso directo por un recodo. La puerta
antigua tiene arco de medio punto ligeramente apuntado de dovelaje incompleto por lo
tanto enjarjado (figura 70, 8), sillares apaisados en el paramento y en las jambas por
dentro sillarejos bien tallados formando tejido de tres tizones y otro horizontal. Esta
puerta que estimo coetánea del torreón del castillo, finales del siglo X y comienzos del
XI, me lleva a las siguientes tesis: primero, establecer paralelo entre Alponte y Orihuela
en lo de las murallas de tapìal de la medina, que en la segunda ciudad, como dice Azuar
Ruiz, serían de época taifa; segundo por confirmación de que la puerta aludida tiene la
cronología consignada tenemos paralelos del arco de medio punto enjarjado en el
castillo de Tarifa y Puerta del Mayordomo de Toledo, y el tableado de jambas de erectos
tizones y tabla horizontal ya visto en la Torre Vieja de la alcazaba de Badajoz (8-1) y
en puerta de piedra de la alcazaba de Almería, además de la puerta de Santa Margarita
de Mallorca.
Queda pendiente supuesta construcción palacial localizada en Lorca (Lauraqa-Lueqa),
ciudad de las más importantes de la cora de Tudmir, una de las siete ciudades del Pacto
de Teodomiro de 713, plaza mencionada en el Muqtabis V de Ibn Hayyan. Y antes en
tiempos de Abd al-Rahman II, año 822, en este sentido al-Yakubi habla de mezquita
aljama del siglo IX. A la caída del califato de Córdoba Lorca se erige en taifa
independiente por obra de Banu Lubbun (1050). Nada se conserva de murallas de
sillería de época omeya en el castillo y en la ciudad o madina, si bien fragmentos de
cerámica vidriada rescatados en aquél apuntan a los siglos IX y X. No obstante,
situándonos a extramuros del contexto urbano, de piedra son tres arcos ubicados en el
convento de Nuestra Señora la Real de la Huerta (figura 71, 3, 4, el dibujo 5, publicado
por Juan Ponce Gracia y Andrés
Martínez Rodríguez), uno de siete
lóbulos, el dovelaje pintado,
alternativamente dovelas de color
rojo y blanco, tema propio de la
ampliación de la mezquita aljama
de Córdoba de Almanzor, otro arco
central de herradura apuntada con
leve recuadro de alfiz; el tercer arco
rehecho por entero.
Figura 72. Mamposterías de Sharq al-Andalus.
Muralla del Vianlopó de Elche, A; mezquitas de
Guardamar, B; muralla del castillo de Callosa de
Segura (Azuar Ruiz), C; construcción del Castellar de
la Morera, D. Mamposterías medievales en general: 1,
interior de la Puerta de Alcántara, Toledo; 2, Calatrava
la Vieja; 3, castillo de Castros (Cáceres); 4, alcazaba
de Málaga; 5, muralla del Vinalopó, Elche; 6,
mezquitas de Guardamar; 7, cimientos murallas de
Molina de Aragón; 8, castillo o alcazaba de Cuenca; 9,
atalaya de San Vicente (Toledo); 10, Beleña; 11, 12,
torre vieja de castillo de Manzanares el Real (Madrid);
13, Plasencia; 14, torre de Sabiñán (Guadalajara)
El aparejo de sillería es en principio califal de puro acento cordobés, hiladas de sogas y
tizones, estos últimos muy estrechos, como los de los últimos años de Madinat al-Zahra
y los de la ampliación de Almanzor de la mezquita aljama de Córdoba.
La alternancia de sillares es soga- uno, dos, tres y quizá cuatro tizones, la herradura
apuntada se constata en la aljama cordobesa de al-Hakam II y de Almanzor. La soga da
de 0,70 a 0,80 m de longitud por 0, 30-0,30 m. ancho y 0, 40 m. alto. Dadas estas
características por buenas y considerando que el muro de los tres arcos sale en
extramuro se podía pensar en restos de palacio o almunia fundada por personaje
relacionado con los dos o tres últimos califas de Córdoba. A este respecto la doctora
Rubiera Mata dice que en los tiempos de Muyahid y tras la caída de los ameríes de
Córdoba muchos ilustres cordobeses, entre ellos artistas y artesanos, emigraron a Sharq
al-Andalus contando con que ese personaje tenía sólida cultura recibida en la corte de
Almanzor; por lo que sería lógico que los artistas emigrados, al igual que ocurrió en
Toledo, continuaran su oficio en su nueva patria de adopción. De otra parte en la taifa
de Denia iniciada en la primera mitad del siglo XI, dentro del territorio de la alcazaba,
figuran las puertas del Mig y otra llamada de la alcazaba (figura 71, 2), ambas en mi
criterio de la primera mitad del siglo XII, pese a que sus arcos sean ligeramente
apuntados, como el de la puerta de Alponte, con dovelas completas alternativamente
enteras y partidas de vieja prosapia antigua y omeya a partir de puentes y acueductos. .
Esquema de aparejo de
ladrillo árabe, castillo de
Elche
.
Ceuta y Tánger
De la historia de Ceuta (Sabta) omeya
ha escrito Joaquín Vallvé Bermejo quien
dice que muy pronto Abd al-Rahman III
interviene activamente en los asuntos del
Norte de África, ocupación, dice, de la
plaza en 919 seguída de la fortificación
de la ciudad y ordena años después la
construcción de las murallas Melilla. Las
acciones consecutivas del primer califa y
de al-Hakam II y Almanzor afectaron
igualmente a Tánger y Melilla. De su
parte al-Bakri (s. XI) dice que “Ceuta es
una gran ciudad rodeada por una muralla
de piedra construida con gran solidez por
Abd al-Rahman III, al oriente alta
montaña en la que Almanzor había
comenzado la construcción de un muro,
inacabado”. Quien primero trató la
muralla y torres árabes de la ciudad fue
H. Terrasse asentando con autoridad
época omeya de las mismas (figura 73, 1,
2 y mi dibujo 3). Las torres tenían zarpas,
hiladas bien organizadas de soga- uno,
dos y tres tizones, por necesidad de
Figura 73. Muralla de Ceuta (1, 2, 3, 4) y
Tánger (5, 6).
ajuste se ven también en las esquinas cuatro tizones, el ancho de éstos da 0, 20 a 0,28
metros. Naturalmente viendo la muralla omeya de Tánger (figura 73, 5, 6), últimamente
revelada por El Boudjaya (2000), no cabe duda que esta y la Ceuta son hijas de una
misma jornada constructiva a cargo de alarifes enviados por Abd al-Rahman III. En
Ceuta también en estos años ha aparecido interesante puerta califal (figura 73, 4) que
conozco por dibujo enviado por Barceló, aparecida tras la muralla del Foso Real de los
portugueses, cuyas características son las siguientes: puerta abierta en un ángulo, arco
de herradura tipo califal de dovelaje completo, moldeada o en relieve la curva del
extradós junto con las del marco del alfiz de ancha calle en los costados y la horizontal
respondiendo al tipo de puerta vista en el castillo de Gormaz con modelo inicial en el
patio de la mezquita aljama de Córdoba y en Madinat al-Zahra. Por novedad frente a
éstas tiene sobre el alfiz recuadro ligeramente hundido sin duda destinada a inscripción
fundacional que hemos visto en puertas de la fortaleza de Mérida, Baños de la Encina y
castillo de Tarifa. Sobre muros de hiladas organizadas de sogas y tizones en suelo
africano, preislámicos e islámicos, disponemos de dos claros ejemplos, uno publicado
por Saladin de Qasr Maizhra (Túnez) (figura 73, A), el islámico del ribat de Monastir,
probablemente añadido entre los siglos IX y X (figura 73, 7), curiosamente en los dos
casos la alternancia de sillares se acomoda al clisé soga-un tizón que inicialmente
veíamos en la mezquita aljama de Córdoba del siglo VIII. Últimamente los señores
arqueólogos Noé Villegas de Vega y Villaverde Vega por rersultado de intervenciones
arqueológica llevadas a cabo en Ceuta al filo del año 2000 han dejado escrito que estas
murallas omeyas son de época anterior, romanas con probables retoques posteriores, en
contra de la opinión de D. Bernal Casasala (1999) que las da como omeyas según
criterio incuestionable de H. Terrasse, Torres Balbás y mio. Por complemento de esta
exposición las crónicas árabe referidas a las intervenciones de Abd al-Rahman III en el
Norte de África para la construcción de fortalezas, siguiendo al Muqtabis V se envía
nada menos que al protoarquitecto del califa, albañiles, carpinteros, cavadores,
cualificados canteros y estereros. No se menciona cual era la procedencia de estos
operarios especializados pero que a la vista de las fábricas descritas no cabe duda que
sería cordobesa.
7. Portugal. Mértola, Beja, Évora, castillo de Sintra
Por introducción de temas militares en Portugal J. Almeida (Roteiros militares
portugueses, I, II, 1947). Sucintamente las tres primeras poblaciones corresponde
situarlas entre las medinas más significativas de al-Andalus con un interesante legado
romano aprovechado por los árabes en consonancia con lo visto en las plazas
occidentales de la Marca Media en la que estaban comprendídas esas plazas lusas a las
que dediqué espacio de favor en mi librito Ciudades y fortalezas lusomusulmanas (1993,
con crítica entre negativa y positiva a cargo de Juan Zozaya de autoridad desconocida
en este tema por entonces ). Mértola, la Myrtilis romana, en árabe Murtula. Su interés
centrado en el castillo y pasadizo o viaducto que parte de la medina hasta desembocar
en el río Guadiana. En el siglo XI formaba parte del reino de al-Mu´tamid de Sevilla
(Idrisi), en el siglo XII es del dominio de almorávides y almohades hasta la conquista
cristiana en 1238 (figura 74, 1, 1-1). Beja al sur del río Tajo, al-Himyari dice que era de
las más antiguas villas de al-Andalus, construida en la época de los Césares,
respondiendo por el nombre de Pax Julia en la dominación romana, y añade que César
la dio el nombre de Baga, ciudad asediada por abd al-Rahman III en el año 930. La
Évora de Portugal, Yabura de los árabes, para los romanos Liberalitas Julia. Según
García y Bellido tras la conquista romana es incorporada a la colonia de su vecina Beja.
También al-Himyari dice que la ciudad era del círculo de Beja (figura 74, 2). Évora
según García y Bellido digna de estudiar junto con las murallas de Coria. Para Évora y
su distrito tiene utilidad el Inventario artistico e Portugal (1978).
De Mértola obra romana conservada y en parte rehecha por los árabes cual es el puente
o pasadizo que partiendo de la ciudad llega hasta el río facilitando el embarque y
desembarque de la población romana (figuras 74 3, 4, 5, 6 y 75, 1, 2). Su construcción a
cargo mayormente de fábrica compacta de lajas de pizarra que los romanos
popularizaron en las murallas de Lugo, Coria, y Beja, hábito que retoman y aplican los
árabes en esas mismas plazas y obras ad hoc de Belalcázar o Gafiq, Alcántara de
Cáceres y muros de Albalate (Cáceres). Toda la estructura obedece a modelos de
puentes romanos incluidos los pilares de tajamares curvos de un lado y en punta del otro
la mayor parte de ello con revestidos de sillería labrada ex profeso, aunque se advierten
algunas piezas aprovechadas de otros edificios antiguos (figura 75, 2). En este caso se
aprecia ausencia de aparejo de soga y tizón al igual que la muralla de la misma época de
la ciudad (figura 76, 1, 2) en cuyo castillo se conserva cliptopórtico romano (Mértola,
villa Museu, 1989, de los señores Torres y Alves da silda). Como en Coría en esta
muralla figuran zarpas y las lajas de pizarra y los sillares manejados a la par; en el
lienzo (2) asomo de sillares sueltos, dispuestos en vertical u horizontal de refuerzo, con
apariencia del opus africanum.
En Beja (figura 76, 3) y Évora (5) (5-1) por el contrario se da muralla de fábrica mixta,
abajo de sillares con el aparejo de soga y tizón, una soga-un tizón visto en Coria y
murallas norteafricanas, sin embargo, la misma alternancia propia del emirato cordobés,
por lo que en ambas ciudades caben a efectos del crono postulado romano y postulado
árabe, en Beja una de sus puertas de piedra (4) incuestionablemente romana. Portuguesa
es la muralla de Alcobaça (figura 76, 6) con asomo de aparejo omeya más informal y
cantillo visto en las juntas. Y de la fortaleza de Juromenha (figura 75, 6), vecina de
Badajoz, torres con sillares antiguos aprovechados mayormente en las esquinas que en
paralelo con torres de la alcazaba de esa ciudad extremeña se pueden fechar en el siglo
Figura 74. Mértola antigua y árabe;
2, plano de Évora.
Figura 75. Mértola, 1, 2; Beja, 5, 4; Évora, 5;
Alcoçaba, 6
XI, mientras casi todo lo demás, exceptuada una puerta de cuatro mochetas, es de
tabiyya (F. M. Branco Correira tiene estudio que yo sepa inédito, “O arabe-medieval de
Juromenha castelo”).
En el castillo de Cintra, llamado Castelo dos Mouros, lugar dependiente de Lisboa,
Idrisi ve dos fuertes recintos amurallados, interesantes algunos de sus lienzos y torres
semicirculares huecas hoy en pie (figura 75, 1, 3, 4) al presentar el paramento interior
y el exterior diferentes fábricas, modalidad vista en Gormaz y Madrid, el primero (4) de
rural mampostería con hilas de 0. 25 m. de altura, piedra corriente de horizontalidad
bien trazada, mientras que el segundo tanto el lienzo como las torres redondas con
zarpas enseña pseudosillares dispuestos ordenadamente, cual si fueran sillares, hiladas
de 35 a 40 cm. de altura, separadas unas de otras por cantos siguiendo la horizontal de
no más de 9 cm., en suma verdugada de cantos metidos en el conglomerante de cal y
arena, en cierto modo con paralelos en muros antiguos de Lixus y una de las murallas de
Antequera (B). Pese a no estar trabajado el muro con sillares de buena escuadría, la
presencia de algunas piezas de cara a bisel tirando a sillar trapezoidal y la trabazón de
paramentos de torre y lienzo mural con el ritmo de si-no, si-no (si, sillares de la torre
que penetra en el muro, no, sillar de la torre que no penetra) me lleva a pensar que los
albañiles del lugar en su peculiar aparejo están imitando fábricas de sillares de esta parte
occidental de la Marca Media, romanas o árabes, incluido el carácter mixto de las
mismas, pues a los 4 o 5 metros el paramento portugués descrito da paso a un tipo de
mampostería más ruda o industrializada de otros muros del castillo; en ello como
modelos a imitar las muralla mixta de Evora, Beja y la misma Silves. En el dibujo (A)
una de las puertecillas de piedra de torre redonda, con dintel conseguido por la
aproximación de sillarejo en escalera característica de puertillas y postigos árabes de
toda la Marca Media. Por conclusión o resumen Castelo dos Mouros de Sintra nacería
en la dominación árabe en época muy temprana (tal vez siglo X), ofreciendo su lienzo
de muro más primitivo aspecto constructivo muy relacionado con murallas califales
hispanas todavía con impronta romana-bizantina. En este sentido cabe traer aquí dos
torres del castillo de Orihuela de fajas de mampuesto muy organizadas.
Sobre la muralla primitiva o vieja de Évora avanzamos algunas connotaciones de orden
históricoy arqueológico que pudieran ser aplicadas a otras ciudades hispanomusulmanas.
Nuevamente en esta ciudad portuguesa asistimos a lo de erradicación por avatares
Figura 76 . Castillo de Sintra, 1, 3, 4, A; Mértola,
2; Juromenha, 6,
Cliptopórtico romano del castillo de Mértola. Dovela
clave de piedra
bélicos de muralla antigua para después ser reconstruida, en nuestro caso muralla y
torres romanas radicalmente derribadas por cristianos (913) (Ordoño II, Crónica
anónima de an-Nasir) y un año más tarde muralla según reconstrucción árabe (914) (a
cago de Abd Allah b. Muhammad al-Yilliqi de Badajoz, Muqtabis V de Ibn Hayyan),
esta reconstrucción, tal vez restauración, inmortalizada en lápida conservada en el
Museo de la ciudad (Adel Sidarius). De ahí en Évora la incertidumbre sobre estilo y
crono de sus murallas más antiguas, que después de todo es lo mismo que vimos en
Coria e incluso en la misma Córdoba en el tránsito del Bajo Imperio al dominio omeya.
Lo que hemos visto en el muro (5) y (5-1) de la figura 75 es una imagen romana-omeya,
en mi criterio árabe sobre modelo de algún paño o lienzo romano subsistente tras el año
913, pues en el lienzo oriental de los palacios de Bastos y Cadaval hay trozos en que los
sillares tienen el punteado de los ganchos elevadores de obras romanas así como la
tendencia a presentar tizones en “quadratum”. En cualquier caso esta muralla da pistas
sobre como sería en firme la muralla de Cordoba en ese tiempo, porque parece que la
restauración de Évora se realizaría por operarios de Abd al-Rahman III, tal vez los
mismos empleados por ese mandatario en levantar las murallas de Ceuta. Desconozco el
grueso de la muralla de Évora, la romana de Coria situada en algo más de los 3 metros,
y a juzgar por el ancho o profundidad de puerta romana de aquélla, de 7 metros, al
muro correspondería bastante más de los 2, 60 o 2,70 de grueso estipulados para
murallas omeyas. En Évora el sillar mide: 0,94 a 1 m., 0,43 a 0, 53 y ancho tizón 0, 42
m. El aparejo soga-tizón alcanza sólo a los 3 o 4 metros de altura, el paramento de
encima de grosera mampostería, por tanto muralla mixta que al repetirse con insistencia
en Coria, Talavera, Vascos, Beja, Mértola y Cintra, Gafiq, Marbella e incluso en Tarifa
y Toledo, murallas de la Marca Superior, aparte de Susa y Sfax de Túnez, da lugar a que
lo habitual en lo árabe eran muros mixtos forjados en una misma jornada constructiva,
tal vez moda tomada de los romanos; no sería así por lo visto en Ceuta.
8. Sillares almohadillados hispanomusulmanes
Las figura 77, 78, 79, 80 y 81 nos dan imágenes de almohadillados de diversos tipos y
procedencias. FIGURA 77, 1, 2, de fortalezas tradorromanas y bizantinas de Túnez; 3,
de muralla omeya de Tudela, siglos IX-X; 4, evolución de almohadillado andaluz a
Figura 77 y 78. Almohadillado. 1, 2, de murallas bizantinas de Túnez; 3, de Tudela; 4, evolución del
almohadillado hispanomusulmán a partir de Medina al- Zahra. Figura 78. 1, 2, Tudela; Aljafería, 3, 4
partir de sillares de la mezquita aljama de Madinat al-Zahra y de la mezquita de Santa
Clara de Córdoba. FIGURA 78, 1, 2, murallas de Tudela, siglo IX-X; 3, Torre del
.Figura 79. Fortaleza de Alberuela de Tubo, Marca
Superior, 2; castillo de Trujillo, A, B; paramento exterior
muro norte del patio, mezquita aljama omeya de Córdoba,
3; paramento del Alcázar Cristiano de Córdoba, 4.
Figura 80. Mezquita de Santa Clara de Córdoba, 1, 2;
Madinat al-Zahra, 3; Alminar de San José de Granada,
4; Pinos Puente, 5
Trobador de la Aljafería de Zaragoza, siglo IX-X; 4, muralla y torres de la Aljafería del
Siglo XI. FIGURA 79, 1, 2, Marca Superior, Alberuela de Tubo y ciudad de Olite,
siglos X; A, B, del castillo de Trujillo, sillares reutilizados romanos; 2, del muro norte
del patio, mezquita aljama de Córdoba del siglo X; 3, paramento exterior del Alcázar
Cristiano de Córdoba, siglo X. FIGURA 80, 1, 2, mezquita de Santa Clara de Córdoba,
siglo X; 3, piedras de la mezquita aljama de Madinat al-Zahra, siglo X; 4, alminar de la
mezquita de San José de Granada, siglo X-XI; 5 del puente de Pinos Puente (Granada),
siglo X. FIGURA 81, torreón y arcos de la puerta de Sevilla de Córdoba, siglo IX-X.
Figura 81. La torre
albarrana de la Puerta de
Sevilla, Córdoba
9, Murallas de la Marca Superior
Estas murallas y fortificaciones, arquitectura militar en el Tagr al- ´Ala entre los siglos
IX y XI, han sido objeto de estudio de investigación a cargo de F. Iñiguez Almech
(1934), Guitart (1959), R. Pita Mercé (1966), L. Diez Coronel (1963, 1969), C. Guitard
(1976), A. Naval Mas (1980), C. Josue Simonena (1985), J. C. Escó Sampériz (19861097), M. T. Iranzo Muñio, (1986), B. Pavón Maldonado (1986), F. Galtier Marti,
(1987), A. López Asensio (1989), PH. Senac (1991), Peter C. Scale (1990), Bernabé
Cabañero (1991), J. L. Corral Lafuente (1991), J. Giralt i Balagueró (1986 y 1991),
Carles Esco y Ph. Sénac (1987, 1988), J. A. Souto Lasala (1993), R. Gonzalez Pérez, J.
Mercalan Torres, D. Rubio Ruíz, J. García Biosca. Para el tema de mezquita-iglesia, A.
Duran Gidiel y F. Balaguer, Blecua, A. M. Hernández Navarro. La marche Supérieure
d´al-Andalus et l´Occident Chrétien (1991): artículos de Escó, Senac, Giralt i
Balagueró, M. Barceló, B. Cabañero Subiza, Souto, Galtier Marti, Araguas. En el
aspecto histórico, F. Codera, “Límites probables de la conquista árabe en la Cordillera
Pirenaica” (1906), M. J. Viguera Molins, La Rioja en al-Andalus (siglos VIII-XII, F. de
la Granja, La Marca Superior en la obra de al-´Udri (1967), J. Oliver Asín, “Origenes
de Tudela” (1971. Por mi parte en el Tratado de arquitectura hispanomusulmana, III.
Ciudades y fortalezas (1999) di resúmenes y avances sobre este tema.
Mi propósito ahora es dar un perfil histórico, arqueológico y artístico conexionando
con la arquitectura militar omeya de las otras marcas siempre con el fin de dejar en claro
los tipos de aparejo y procedimientos constructivos empleados en las provincias de
Lérida, Zaragoza, Huesca, Tarragona, Navarra y la Rioja musulmana.
Ciudades.
Había de todo, de ciudades antiguas perdidas para
siempre a las respecadas o resucitadas en la etapa
omeya, renacidas al calor de las viejas capitales
episcopales: Tarazona, Zaragoza, Huesca, Borja,
Calahorra, Pamplona. Gerona, Barcelona y
Tarragona, adapatadas todas ellas a las viejas
murallas romanas. TARRAGONA romana
permaneció casi intacta dando cobijo a los árabes,
en el siglo X pertenecía a Abd al-Rahman III, tal
vez en su tiempo ampliado el hábitat romano con
muros de sillares lisos o almohadillados
aprovechados recrecidos en altura con tapial
hormigonado según se aprecia de detrás del
Ayuntamiento (figuras 82, 6 y 84, 4, 5), conquista
cristiana en 1118. CALAHORRA antigua
destruida por Abd al-Rahman III en 924, al igual
que Tarazona y Borja, sin testigos árabes seguros
en la actualidad (ver figura 7, 5, 6). LÉRIDA
(Larida) surgiría sobre los restos de la romana
Ilerda, al igual que Ejea y Borja, reconstruida en
888 en el emirato de Muhammad. I por el principe
Figura 82. Planimetría de ciudades de la Marca
Superior. Castillo de Balaguer, 8
independiente Ismael b. Musub Lubb (Lope) b. Qasi, a la orilla del río Segre. Restos de
muralla en el barrio de la Suda hecha con bloques de piedra romanos reutilizados, al
parecer del siglo X, conquista cristiana en 1149. TORTOSA (Turtusa) de la que alHimyari nos dice que la fundó Abd al-Rahman ibn an-Nazzam sobre un recinto antiguo,
Idrisi la ve protegida por fuertes murallas; por inscripción árabe conservada se sabe que
Abd al-Rahman III construyó atarazanas o astillero en 944-45. Hoy con escasos
vestigios islámicos referidos mayormente a cerámica omeya, conquista cristiana de la
ciudad en 1148.
ZARAGOZA (figura 82, 1). Los árabes ocuparon la ciudad en 714, aposentados sobre
la romana Caesaraugusta cuyas murallas encerraban entonces 50 hectáreas, inicialmente
campamento romano recordando dice al-Udri a Astorga, también este sería el caso de
Cáceres.Villa Blanca la llama al-Himyari por sus murallas antiguas de mármol blanco,
para Idrisi porque sus casas estaban revestidas de estuco y cal. La suda o alcazaba,
residencia de los gobernadores, estaba situada en el ángulo noroeste. Para derrocar al
señor de la ciudad Muhammad b. Hasim al Tuyibi acudió Abd al-Rahman III que la
gana en 937 (ver murallas romanas en la figura 7, 1, 2, 3). La construcción merecedora
de toda atención de la ciudad árabe es la TORRE DEL TROBADOR, de época omeya
sus dos primeras plantas, que figura como capturada en la muralla norte del palacio de
la Aljafería del siglo XI (figura 82, 4, torre en negro de la muralla superior). De este
baluarte árabe se conservan en la parte baja al exterior hiladas de sillares lisos con
irregular aparejo de sogas y tizones que no acaban de definirse, el aprovechamiento de
piezas antiguas de alabastro lo delatan sus diferentes tamaños que provocan el uso de
engatillados a modo de tacos intercalados en las hiladas (figura 82-1, 9, 10) que por
comparanza nos traslada a paramentos estudiados de la Marca Media de cronología
entre el siglo IX y el X, si bien muy aisladamente se ven engatillados en las murallas de
Tudela y Pla d´Almata e incluso en Olite. La sillería comentada es continuada en altura
por encofrado de hormigón de cal y yeso, mientras que los paramentos del interior lucen
sencilla mampostería, muros que de abajo arriba decrecen en espesor, este aspecto
replicado en la Torre de la Vela de la
alcazaba de la Alhambra; sus dos
primeras plantas divididas en seis
espacios por dos pilares cruciformnes.
A la torre se accede por puerta ubicada
en alto proclamando ello su función de
atalaya o vigía en otro tiempo, torre
aislada tal vez con empalizada en su
entorno, un clisé que nos traslada a la
torre burgalesa de Noviercas y otras
atalayas de la Marca Media, por más
señas dentro del Islam Occidental la
Almanara de la alcazaba de Susa, torre
vigía llamada Halaf del siglo IX
asimilada por la actual alcazaba del
siglo X (A. Lézine) (figura 82-1, 5).
La puerta de entrada del Trobador
completamente desdibujada su fachada
exterior de piedra al extremo de no
dejarnos dibujar su esquema con
Figura 82-1. La Torre del Trobador de la Aljafería
perfección (figura 66, 9). Tiene arco de herradura enjarjado superpuesto a dintel
adovelado, programa de puerta inédito en la Marca Superior árabe con modelo en las
puertas de la mezquita aljama de Córdoba correspondiente a Abd al-Rahman II y
Muhammad I (figura 82-1, 1, 2). Ello muy a tono con la incuestionable influencia o
huella cordobesa en la arquitectura religiosa de Zaragoza y de Tudela dentro de los
siglos IX y X. En la planta baja se vuelve a ver el arco de herradura enjarjado
separando los seis espacios, inéditos en adelante en Marca Superior mientras un eco de
ellos alcanza a la Torre del Homenaje de la alcazaba de la Alhambra y a torre mayor
mudéjar del castillo de Segura de la Sierra (Jaén). Únicamente como veremos en la
atalaya oscense de San Emeterio (figura 85, 2) arco de puerta de medio punto adovelado
sobre un dintel monolítico, esquema de traza antigua muy visto en obras preislámicas
tanto en nuestra Península como en el Norte de África romano y bizantino, ruinas
tunecinas (figuras 82-1, A) y en el castillo omeya de Trujillo el postigo en línea con el
frente de la entrada. Por conclusión, la Torre del Trobador dadas las últimas
características que vengo apuntado puede adelantarse en dos siglos al palacio de la
Aljafería, propuesta de Iñiguez Almech (s.IX), para Cabañero Subiza (La Aljafería, I,
1998) tal vez del siglo X, en base de que el baluarte pudo haber formado parte del
campamento establecido por Abd al-Rahman III en las afueras de Zaragoza con todo
tipo de edificios dentro con motivo de la toma de la ciudad entre los años 936-38, según
el Muqtabis V de Ibn Hayyan, lugar elegido por Mu´tadir para erigir aquí su palacio de
la Aljafería. Como ultima anotación me detengo en inventariar arcos de herradura
enjarjados en construcciones de época omeya no religiosas, exceptuadas los de la
mezquita aljama de Córdoba ( puertas de los oratorios del siglo VIII y IX, puertas de la
fachada oriental de la ampliaciones de al-Hakam II y Almanzor, segunda mitad del siglo
X): atalaya de Noviercas, torre burgalesa de Doña Urraca de Covarrubia estudiada por
Iñiguez Almech, puerta de la muralla de Calatayud, puerta de la medina de Ágreda,
postigo del castillo de Gormaz, puerta del castillo de Zorita de los Canes, en Toledo
puertas de Bisagra Vieja y del Mayordomo y aliviaderos del Puente Alcántara, en
Madinat al-Zahra arco-nicho de la sala que precede a los baños califales, puentes
cordobeses califales de Los Nogales, de Bembezar y puente de Guadalajara, en Sevilla
puerta de ángulo en la muralla de la Plaza del Triunfo del Alcázar y puertas del castillo
de Tarifa (arcos de medio punto). Respecto a arcos de dovelaje completo, a partir de los
palacios de Madinat al-Zahra y de puertas fachada occidental de la aljama de Córdoba
de al-Hakam II, puerta del castillo de Gormaz, puerta de la alcazaba de Maqueda
(Toledo), puerta del castillo de Trujillo, una puerta de la mezquita del Cristo de la Luz
de Toledo, puerta de las murallas de Ceuta
y adelantándose a todos ellos arco de la
entrada principal de la alcazaba de Mérida
(s. IX). Excepcionalmente por tratarse de
arco de mihrab, a imitíación del mihrab de
al-Hakam II de Córdoba, el arco del nicho
sagrado del oratorio de la aljafería.
El palacio de la Aljafería erigido por alMuqtadir de la disnatía de los Banu Hud
en el siglo XI, verdadera fortaleza al uso
de los ribats tunecinos y de los castillos
omeyas de siria, torres semirredonta
tirando a ultrasemicirculares como en el
ribat de Susa, con ligero talud (torres
Figura 82-2. Sillares almohadillados de la Aljafería
redondas en las mismas murallas romanas de Zaragoza, Cartagena, Recóplis, tal vez
coetáneas de la aljafería las torres del primitivo Albaicín de Granada, Talavera de la
Reina, en Portugal Castillo de los Moros de Sintra y en Túnez murallas y ribat de Susa
y la madina de Sfax). En la Aljafería dos torres muy próximas custodiando la puerta de
entrada con la tipicas cuatro mochetas propias del siglo X en al-Andalus, según
prospecciones de Souto Lasala de 1985, dándonos el esquema tripartito de torres y
entrada visto en la ciudad fortaleza de Vascos, Alcázar de Sevilla omeya, puertas árabes
de Toledo Bisagra Vieja, Alcántara y Bab al-Yahud), castillos de Baños de la Encina y
Tarifa, en Extremadura castillo de Castros y de Trujillo). Sobre la fábrica de las torres,
que en total eran dieciséis, las actuales totalmente restituidas en altura, quedan restos de
sus zócalos (figura 82-2, 2) con apararejo degrandes sillares de alabastro almohadillados
muy descuidados los liteles de separación dejándose ver finisima capa de argamasa sin
duda de yeso. Todo el alzado 3 de la figura es recrecimiento llevado a cabo por Iñiguez
Almech.
HUESCA (Wasqa), para al-Udri ciudad buena y grande de fundación antigua, rodeada
por el rio Bansa (Isuela,), erigida sobre la antigua Civitas ibero-romana, Qasabat alQadima la llama este cronista. Los representantes del poder omeya central residian en
la suda, en la cumbre de la madina. Las primeras murallas romanas, que eran dobles
según al-Himyari, suplantadas por las actuales construidas en época emiral a cargo del
gobernador Amrús a las órdenes del emir Muhammad I (874-75) (figura 82, 2),
reconstruídas en 902. Las murallas de Huesca han sido objeto de estudio por María
Teresa Iranzo Muñio (1986), A. Naval Mas (1980) y sobretodo C. Esco y Ph. Sénac
(1986 y 1987). Habla al-Udri de una puerta de la muralla árabe: “comenzó, pues, la
edificación y por eso está la inscripción que hay en la puerta llamada Bab Lubun que
reza, esta puerta es parte de la obra construida por Ámrús ibn Umar Amil del Imam
Muhammad, Dios le guarde por su fidelidad”. Esta cita suple a las puertas urbanas
desaparecidas de la Marca Superior, a nivel del urbanismo iberomusulmán la quinta con
inscripción fundacional (puertas de la alcazaba de Mérida, castillos de Baños de la
Encina y de Tarifa y puerta omeya de Ceuta (ver figura 51-1). La muralla exterior árabe
Figura 83. Aparejos de sillares: Tudela, Pla d´Almata, Ager,
Olite, Alberuela de Tubo, Iglesieta, Balaguer, Huesca.
Figura 83-1.Calatayud, 1, 2, 3, 3-1, 4; Pla d´Almata, 5;
atalaya de Leguín, 6; Tudela, 7; tapial de Alguaire, 8
se ha conservado en distintos puntos de la ciudad con recorrido por las calles del Coso,
Calle Cuesta y el Trasmuro (figura 83, 10), de sillares cuadrados con almohadillado
rústico, con zarpas y torres cuadradas, a semejanza de las murallas de Tudela,
prácticamente gemelas de las del castillo oscense de Bolea (figura 84, 6), lugar
mencionado en las crónicas árabes junto la Iglesieta (figura 83, 8), Alberuela de Tubo
(figura 83, 7) y Santa Eulalia la Mayor, en que se insiste en los sillares almohadillados
de rústica talla. Para fortalezas oscenses se impone la consulta del mapa de los castillos
del distrito de Huesca de J. M. Pesqué e igual “La arquitectura militar medieval. Hoya
de Huesca” y “Torres y castillos del Alto aragón (1004) de A. Custán Sarasa.
TUDELA (Tutila) (figura 82, 7). Asentada en la confluencia de los ríos Ebro y Queiles,
en el extremo norte de la Marca Superior con su capital en Zaragoza. Ciudad árabe de
nueva fundación surgida como plaza militar de primer orden para contener el avance de
los cristianos del otro lado del Ebro (Torres Balbás). La funda el emir al-Hakam I su
construcción a cargo de Amrús ibn Yusuf entre finales del siglo VIII y principios del IX.
El personaje Amrús gobernador de Talavera y Toledo, luego de Zaragoza que hizo todo
lo posible para hacer de Tudela plaza inexpugnable. Al-Udri habla de primitivo castillo
aprovisionado y reconstruido por Amrús probablemente hacia el año 802, por tanto esta
plaza fortificada sería la más antigua entre las árabes de la Marca Superior, por delante
de Lérida y Huesca. La expansión de la medina hasta la orilla del Queiles y más allá del
mismo debió realizarse bajo el dominio de Muhammad Ibn Asumí al-Tuyibi (950)
aliado por algún tiempo de abd al-Rahman III. Del lado opuesto al puente y en la falda
del monte del castillo han aparecido lienzos de muralla árabes con sillares de rústico
almohadillado parecidos a los de Huesca y Zaragoza fechables dentro del gobierno de
Amrús (figuras 83, 1, 83-1, 7, y 78, 1, 2). La mezquita aljama suplantada por la catedral
que gracias a las últimas excavaciones se ha podido saber que en planta era un calco de
la mezquita aljama de Madinat al-Zahra. En las murallas referidas no consta presencia
de material antiguo aprovechado, liso o decorado, pese a darse algunos engatillados
(figura 83, 1). Para Tudela estudio de Jaime Oliver Asín (“Origenes de Tudela”, 1971),
Basilio Pavón Maldonado (Tudela, ciudad medieval.., 1978 y “La muralla primitiva de
Tudela”, 1986).
CALATAYUD (Qal´at Ayyub) (figura 83-1, 4,
primer recinto superior en blanco). Fundada
por Ayyub b. Habib al-Lahmi, gobernador de
principios del siglo VIII, en el año 884 era del
dominio, junto con Daroca, del tuyibi Abd alRahman b. Abd al-Aziz, restaurador de las
murallas de ambas ciudades en su lucha contra
los Banu Qasi de Zaragoza, más tarde en
rebeldía frente a Abd al-Rahman III; para alUdri fue el Iman Muhammad el que en 862
reconstruyó Calatayud. Dicho cronista añade
que la ciudad tenía desde el año 935 una
alcazaba, probablemente el castillo de Ayyub
que hoy corona un promontorio de 534 metros
de altitud. El cronista Yaqub la llama medina.
Inicialmente núcleo preurbano con el centro
en fortaleza o qal´a de la comentada cumbre.
La ciudad-fortaleza tenía y tiene dentro una
Puerta árabe de Calatayud
depresión u hoya rodeada por los castillos de Ayyub y Torre Mocha unidos por murallas
de piedra yesosa en las que se encuentras otras dos fortalezas más próximas a la medina,
los castillos de Doña Martina y del Mal Rejoj (figura 83-1, 4, castillos 3 y 4); del
primero es el lienzo de muro y torre (3) (3-1) de la figura 83-1, que se puede fechar
entre los siglos IX y X, tal vez anterior al castillo de Ayyud, dos de sus frentes con
paramentos de buena silleria de piedra caliza aunque sin distinguirse bien la clase de
aparejo, el núcleo de fuerte hormigón. A mitad de camino de la muralla que relaciona el
castillo de Ayyub y el Doña Martina se abre una puerta árabe últimamente dibujada por
A, Almagro Gorbea (figura 83-1, 1), puerta de ingreso directo de sólo dos mochetas,
arco de herradura enjarjado; por dentro, prácticamente semiderruida, se aprecia aún
nacelilla y gorronera de las hojas de puertas (2), pasadizo con arco de medio punto,
todo ello perfectamente comparable con la puerta de la medina de Ágreda (ver figura 63,
4), única puerta por tanto por hoy conocida hasta que no se demuestre lo contrario de las
ciudades y fortalezas de la Marca Superior, hecha la excepción del arco de la puerta de
la torre del Trobador de la Aljafería de Zaragoza y otra en la atalaya oscense de Tormos
o de San Emeterio. Souto Lasala (1993) ha estudiado la ciudad a la luz de las fuentes
árabes, mucho antes el conjunto defensivo a cargo de Guitart (1959).
Otras fortalezas
Al compás de la presión in crescendo cristiana la marca Tagr al-´Ala, básicamente
fronteriza y tierra de campamentos o al-askar omeyas desde los primeros tiempos con
ampliación y actualización del sistema en la segunda mitad del siglo X. Así fueron
surgiendo fortalezas y ciudades entre el siglo VIII y el X con algo de prolongación en
el XI. Entre los gobiernos de Abd al-Rahman III y al-Hakam II surgirían ciudades
campamentos, equiparables a la ciudad-fortaleza castellana de Vascos: a las puertas de
Balaguer Pla d´Almatá, la avanzada Ager, Alguaire y la navarra Olite, ciudades
campamentos que capitalizarían junto a las ciudades mayores descritas amplias tierras
en pie de guerra en las que los castillos (husun), hoy morfológicamente devastados y
Figura 84. Castillo de Balaguer, 1, 2, 3; murallas medievales
de Tarragona, 4, 5; muralla de Bolea, 6; puente omeya en la
localidad de Cairat, Barcelona.
Figura 85.Atalaya de Tornos (Huesca), 1, 2; castillo
de Castelldans, 3, 4, 5; atalaya del castillo de
Trasmoz, A; torres de castillo de Suburella y Albiol
apenas estudiados, daban cobijo y protección temporera a los habitantes de zonas
rurales. En la frontera musulmana de Cataluña fortificaciones en los alrededores de
Panadés y Anoia y la parte relacionada con Balagory y Ager, toda una línea fortificada
islámica a lo largo del rio LLobregat, según visión de Jordi Bolos, de escasa fiabilidad
arqueológica al darse fábricas de mampostería y tapiales o encofrados de identidad
ambivalente, árabe- cristiana. Esta zona inspeccionada por Ph. Senac y J. Giralt quienes
llevados de la mano de al-Razi piensan pudieron existir antes del año 1000 fortalezas al
Norte de Balaguer: Pedro, Albelda, Montessar, LLorenç de Montgai y otras.
Torres atalayas que según el Muqtabis V Abd al-Rahmán III mandó reparar y levantar
entre Atieza y Lérida en las orillas de los ríos, sin duda en sustitución de las anticuadas
atalayas de madera de otros tiempos. Todo un destacado sistema de las mismas en torno
a Tortosa que inspeccionó Scales, la torre leridana de la Rápita (siglos IX-X), estudiada
por Diez Coronel, capturada por castillo cristiano, de recios sillares reaprovechados en
la mitad inferior recordando el caso de la torre jiennense de Toya. A lo largo del rio
Segre pequeños castillos y atalayas localizados por Giralt i Balagueró y Segi Bassols; en
Aragón atalaya en Torrejón que dicen “Torre de los moros” y el topónimo Alborge
derivado de al-bury, otro topónimo de origen árabe el Cuarte de Huerva que Souto
Lasala identifica con la Talj´a al-Quwar citada en Ibn Hayyan. En la Hoya de Huesca
atalaya rectangular de formidable sillería lisa o almohadillada incluidas zarpas,
conocida por el nombre de Tormos también llamada ermita de San Emeterio ((figura 85,
1, 2), estudiada inicialmente por F. Galtier Martí. Sobre su vetustez habla la
superposición de arquillo de medio punto con gruesas dovelas y dintel de una sola pieza
(2) que nos retrotae a modelos de puertas preislámicas de fortalezas bajorromanas y
bizantinas, con ejemplos aún en pie en el Norte de África (figuras 82-1, A y 85, 6); en
esta zona otra torre redonda, 6 metros diámetro, de buenos sillares alargados dispuestos
a tizón con algunos engatillados a la vista. En tierras leridanas el castillo Castelldans
que se identifica con Qal´at al-Amir (P. Balaña, 2002) en el que sorprendentemente
aparece un muro en el costado norte con sillares de aparejo arcaico omeya, alternancia
de soga-un tizón (figura 85, 3), como anterior al siglo X, y al sur otro aparejo en bajo de
una soga-dos y tres tizones tipo califal (4) cuando no hiladas de tizones cuadrados en
liso (5). En tierras navarras atalaya redonda de Leguin, (figura 83-1, 6, fotografía de
Cañada Juste), de sillares alargados, 3, 75 metros de diámetro en el interior. En tierras
tarraconenses entre sus torres hoy aisladas cuentan la del castillo Suburella de muros de
sillares y sillarejo de aceptable aparejo y la del castillo de l´Albiol de mampostería
regularizada (figura 85, 7, 8), pues no siempre la sillería de soga y tizón estuvieron en
boga en la campiña en los inicios del siglo XI (Joan Menchón i Bes, “Necrópolis y
husun. Dos aspectos de la arqueología de Tarragona anterior a la conquista”).
De Balaguer destaca su interesante castillo (figura 62, 3), muy estudiado por
arqueólogos locales (Giralt i Balaguero, 1988), sus murallas ciertamente omeyas de
gran parecido con las omeyas de la Marca Media, como Mérida, por su triple y más
zarpas en la base (figuras 82, 8, 83, 9 y 84, 1, 2); aparejo de sillares en liso de soga-un
tizón, más propio de los siglos VIII y IX a partir de la mezquita aljama de Córdoba del
siglo VIII, mientras en la base de las tres zarpas predominan hiladas de sólo cuadrados o
tizones, como en Merida y Gormaz. Interesante en el frente principal de la fortaleza es
la repisa o falsa barbacana que precede al muro de 2, 10 metros de grueso y sus dos
torres de ángulo que nos lleva a fortalezas musulmanas de Andalucía, por ejemplo
barbacana repisa de la alcazaba de Antequera y del castillo del interior del Alcázar de
Marchena en Carmona, y otras fortaleza de la Marca Inferior, tales repisas inicialmente
se pueden llevar a la dominación bajoromana,un ejemplo en la alicantina ciudad de
Lucentum con andanadas al pie de la muralla, y de paso agregar las pasarelas repisas
que rodean el exterior de los muros de mezquitas omeyas cuales son las aljamas de
Córdoba y de Madinat al-Zahra. Pasando a tierras aragonesas en Biota de las Cinco
Villas, al norte de Ejea de los Caballeros,un torreón musulmán con sillares
almohadillados muy cuidada la elaboración de sus listeles y con tendencia a cuadrar los
tizones. Castillo de Trasmoz (figura 85, 6-1) con torre homenaje que antes funcionó
como atalaya, con bloques de piedra almohadillados además de sillares lisos en aparejo
de soga-uno y dos tizones. En Novillas otro torreón de hiladas de sillares
almohadillados de buena escuadratura, casi siempre tizones seguidos con sogas
intercaladas. Y en tierras navarras el castillo de Sádaba que figura en documento de
1115, en sus partes bajas se ven hiladas de sillares, algunos con almohadillado. Tiene
planta quadribugium con torres en los ángulos, en uno de sus frente pegada a torre
angular se abre la puerta protegida por torre añadida dando esquema de puerta que
vimos en el Alcázar de Sevilla, castillo de Trujillo y fortaleza de Can Pins de
Formentera.
Campamentos o al-Askar
Como tales he mensionado Ager, Pla d´Almata, Alguaire y Olite que autores
especializados tienen como plazas avanzadas de la Marca Superior comprendidas entre
los siglos IX y X (estudios de R. Pita Merce (1966), Giralt i Balaguero y Cabañero
Subiza).Son plazas que vienen bien a mi aserto de que las ciudades hispanomusulmanas
y del Norte de África nacieron fundamentalmente con una finalidad militar potenciada
en todo momento por la islamización en el sentido de que el Dar del Islam avanzaba de
ciudad en ciudad. La voz fath- conquista- abrigaba la intención de ganar terreno y
fortificarlo a la vez que entrar en terreno enemigo. Es aquí donde entra el término ribat
(vida de combate, muyahid) palabra aplicada a la defensa de la fe y la guerra santa. AlBakri dice que al-Andalus es territorio de la guerra del Islam y zona de defensa
fronteriza, al referirse a Talavera afirma que es una de las puertas de los politeistas.
Nada más fijarse en que a las puertas de Zaragoza Abd al-Rahman III como previa
jornada de su conquista, según vimos, erige en 935 una ciudadela provisional a la que
Ibn Hayyan y al-´Udri llaman dar, muhalla, mandil, askar, mu´askar e incluso madina;
no ribat. Tenia oratorio al aire libre. Sobre al-askar ver que al-Udri da fortaleza con tal
nombre en el término de Huesca que para Fernando de la Granja corresponde a
Alguascar, hoy Angoscari. Y en los alfoces de Valencia según el Muqtabis V de Ibn
Hayyan había una madinat al-Askar, por ahora de ignorado paradero; se trata de un
término muy usado en la costa arabizada del Norte de África. Una fortaleza
campamento en la extremosa plaza de AGER (topònimo bereber para Puigert Gurt,
1995), citada en al-Razi (889-955), para al´Udri existente en 922. Según F. Codera
quizá no fue árabe hasta 1050-1061 en que se dieron devastaciones y era villa de
cristianos. Sus muros y torres conservadas, al menos en las hiladas bajas, con aparejo de
sillería lisa o almohadillada, los tizones prácticamente cuadrados seguidos con algunas
alternancias de soga-uno o dos tizones (figura 83, 3, 5) que nos llevarían inicialmente
al siglo IX, sin duda una fortaleza de abultada extensión, no tanta como PLA
D´ALMATÁ (figuras 83, 2 y 83-1, 5), extensa llanura al noroeste del castillo de
Balaguer con entre 15 y 20 hectáreas de extensión, conservadas aunque alicaidas
murallas al norte y al oeste, torres cudradas; en algunos tramos de muralla se ven parte
baja o zócalo de sillares y tapial encima, otros dan paramentos, exterior e interior, de
buena sillería de soga y tizón, éste con tendencia al quadratum romano, con núcleo de
tierra bien prensada, técnica o sistema que los almorávide emplearon en las murallas de
la alcazaba de Marrakech; las torres, separadas a intervalos de 20 a 22 metros, miden 4,
90 por 2 metros de salientes. ALGUAIRE, campamento de 11 a 12 hectáreas, esta vez
las murallas de sólo tapial (figura 83-1, 8). OLITE (figuras 83, 4, 6). Población navarra,
estudiada por Cabañero Subiza como plaza omeya en lugar de romana como se venía
creyendo, sin embargo no figura en las campañas de castigo de esta tierra navarra
orquestadas por Abd al-Rahman III en 924 por lo que es probable sea fundación del
califa al-Hakam II. Se conserva el viejo recinto de la Suda y otro poblacional
impropiamente llamado arrabal, ciudad más avanzada que Tudela, muros de torres de
exiguas dimensiones, avalando la cronología apuntada, aparte de torres los sillares
pseudoalmohadillados, aparejo de sogas y tizones, presencia de zarpas y el estar huecas
las torres, caracteristicas propias de otras fortalezas de la Marcas Superior y Media que
nos llevaría a los fuertes bizantinos de tierras tunecinas. La planta quadribugium de la
Suda yéndose con el castillo de El Vacar de Córdoba, alcazaba de Mérid castillo de
Trujillo y las almudainas de Ibiza y Mallorca, en Sevilla su alcázar de la etapa omeya.
Era pues Olite pequeña población de suma importancia estratégica, junto con Arnedo y
Tudela, solar de los poderosos Banu Qasi.
Figura 86. fortificación árabe de Amposta
Tal vez se pudiera considerar una
escalada campamental la fortaleza
tarraconense de AMPOSTA sobre el rio
Ebro, en tierras de Tortosa de cuya
arqueología se ocuparon A. Curto
Homedes y Martínez Landin (1987). Las
citas a Tortosa en el Muqtabis V de Ibn
Hayyan son constantes, nulas para
Amposta comprendida tal vez en los
“alfoces de Tortosa” que se lee en esa
obra de Ibn Hayyan. En este sentido
tiene interés la publicación del “Museo
d´Amposta” de Joan Valldeperez.
Excavaciones llevadas a cabo en 1986
revelaron cerámica de tipología y técnica
árabe junto con sólida estructura del
castillo. En la figura 86 (1) (2) dos
esquemas de la fortaleza de Amposta
musulamana y cristiana, esta última con la llamada torre de San Juan asentada sobre
obra islámica que en el primer plano figura con trazos de color marrón. Las restantes
fotografías dan fe de la clase de aparejo empleado en la fortaleza: sillares
almohadillados de listeles bastantes cuidados, alternancia muy irregular de soga y tizón,
finisimas juntas propias de aparejo a hueso y núcleo de opus caementicium; se deja ver
alguna zarpa, pero sin asomo de engatillados, la obra de una perfecta regularidad.
Semejantes caracteristicas nos llevan a los aparejos de Balaguer, muralla de Huesca,
Tudela, Pla d´Almata, Ager, Alberuela de Tubo y Olite. El tipo de aparejo de Amposta
que en definitiva tanto se aproxima a las murallas romanas de Tarragona hasta el punto
de que como ocurriera en Olite es fácil confundirla con obra preislámica, debió darse en
Tortosa.
En la Marca Superior la sucesión de dominación musulmana y dominación cristiana al
filo de los siglos XI y XII no permite diferenciar claramente torres y castilletes de la una
y la otra orilla, dificultad que a veces, al igual que ocurre en la castellologías de las otras
marcas, puede ser paliada por la presencia de restos cerámicos árabes de los siglos X y
XI. En Aragón tan sólo una torre rectangulat de Maleján enseña el atributo de un arco
de herradura. En todo este almacén o rustico museo al aire libre de obras de uno y otro
bando, con la interferencia del caso de continuidad en el uso de fortificaciones
musulmanas bajo el dominio cristiano, cabría establecer orientación de aplicación a todo
el orbe ibérico de dos maneras de entender los procedimientos constructivos de atalayas
y castillos. Una es la de mampostería desorganizada sin asomo de hiladas regularizadas
tiradas en horizontal, fábrica cristiana con oscuros orígenes en la Antigüedad dentro y
fuera de Roma, por llamarla de alguna manera fábrica popular de bajo coste. La otra
más formalizada con aplicación de horizontalidad en las hiladas, el material de piedra
tosca o irregular, sillarejos en disposición de tizones por evocación de la sillería omeya,
e incluso canto grande de río, modalidad que se puede denominar bereber,
efectivamente localizable en tierras árabes del Norte de África. Ésta es obra muy de los
musulmanes en tierras fronterizas de las tres marcas de al-Andalus que in crecesdo tal
vez a partir de la segunda mitad del siglo X dejan ver verdugadas de cantillos
horizontalizados en las juntas sustituidos por el largo de ladrillo puesto de canto, sobre
todo en toda la Marca Media, a partir de la mezquita toledana del Cristo de la Luz y
Talavera de la Reina y otras obras árabes locales de las primeras décadas, sin olvidar
que en Madinat al-Zahra a veces en determinados paramentos el ladrillo de plano o de
canto entra en el juego de los sillares de variable posicionamiento. Si bien todo este
aserto se resiente bastante considerando que los albañiles de uno y otro bando de la
Reconquista se copiarían mutuamente, operarios cautivos trabajando a su manera en
tierra de adopción, el fenómeno mudéjar urbano, con o sin ladrillo, llevado a la
campiña siempre en pie de guerra. El ladrillo es el gran ausente de las fortificaciones
catalanas, en Aragón en el interior de la Torre del Trobador luego entronizado en la
Aljaferia. Un estudio pormenorizado de los tapiales podría reafirmar la deriva de los
catalanes y aragoneses de obras preislámicas de zona.
Para finalizar avanzo dimensiones extraídas de aparejos de sillares omeyas y de tapias
de la Marca Superior.
SILLARES (curiosamente los de la Marca Superior coinciden con los de paramentos de
fortalezas de la Cilicia armenia del siglo X al XII, de fuerte hormigón en el núcleo):
Castillo de Balaguer (1,37, sillar de más acusada dimensión- 0, 47- 0, 47); Huesca (0,
90 a 1,05-0,36 a 0,38-0,36 a 0,40); Tudela (0,55 a 0,60-0,43-0,40, listeles de 8 a 10 cms.,
longitudes en centímetros 45, 47, 56, 59, 63, 70, 71, 2 metros de espesor de la muralla);
Pla d´Almatá ( 0,90 a 1,09-0,60-0,40); Ager (81-0,34 -0,36); Alberuela de Tubo (0,900,40-0,31); Olite, la Suda (0,80- 0,32 a 0,37- 0,28). Los referentes del sillar omeya de
Córdoba que ya se vió en otro logar son: muralla del Guadalquivir, 1, 20- 0, 60- 0, 45;
muro mezquita Abd al-Rahman I, 1,10- 0,50-0, 50; muro al-Hakam II, 1, 20 de longitud.
Madinat al-Zahra, 1,10- 0, 40- 0,25.
TAPIALES. El alto de la caja de madera u horma empleada en el encofrado romano era
de 0,60 m. por término medio, mientras que la altura media de tapias árabes está entre
0,80 y 0,85, siendo curioso que en Granada del siglo XI (y casos aislados de Sharq alAndalus y Albalate de Cáceres) la tabiyya era de 0,60, pudiéndose registrar tapiales de
hasta 0, 90 a 1 metros, según las regiones. En Cataluña, por ejemplo se registran alturas
entre 0,90 y 1, 20 y de 0,90 a 1 metros en Aragón. Las tablas de la plancha de la horma
de una tapia tenían normalmente de 1,50 a 2,10 m. de longitud. En Aragón, Calatayud
da 0,85 y 0,90 y excepcionalmente 1 metro, que algunos autores estiman que se trata de
distintas jornadas constructivas en un mismo muro; Daroca, 0,85. Zonas de tapiales se
registran en Lérida (Pla d´Álmatá y Alguaire), Tarragona y Tortosa, debiéndose apuntar
que estos tapiales probablemnente deriven de construcciones anteriores a la dominación
árabe, léase el caso, entre otros, de Ampurias. En Navarra- La Rioja se registran muros
de tierra prensada, tapiales en ciertas torres a veces recubiertos con encofrados quizá
posteriores (Valtierra y fortalezas de Milagro y Enciso). Bastantes tapiales con base o
zócalo de piedra o encofrado, ello generalizado a nivel peninsular. Como orientación
viene bien evocar aquí una lápida de torre de epigrafía árabe del Museo Arqueológico
de Murcia en la que según lectura de Levi-Provençal la tal torre- llamada bury- tenía
una altura de 25 lawh. Dicho arabista comenta que si el lawh o altura de la tapia era
como en Marruecos de 0,70 m. (en realidad sería de 0,80 a 0,85) la altura de la torre
daría 17, 50 metros.
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