Ver o guardar libro - Facultad de Filosofía y Letras

Transcripción

Ver o guardar libro - Facultad de Filosofía y Letras
Volúmenes temáticos de la
Sociedad Argentina de Lingüística
Serie 2012
Editores de la serie
Víctor M. Castel
CONICET y Universidad Nacional de Cuyo
Mabel Giammatteo
Universidad de Buenos Aires y Universidad del Salvador
Alejandro Parini
Universidad de Buenos Aires y Universidad de Belgrano
La Serie 2012 de los Volúmenes temáticos de la SAL publica una selección de trabajos de
los diversos campos que conforman las ciencias del lenguaje. La selección se hizo mediante
una convocatoria abierta a todos los autores que presentaron ponencias en el XIII Congreso de
la SAL (2012). Los volúmenes, editados y evaluados por expertos en los campos
correspondientes, reflejan el estado actual de las prácticas científicas de las respectivas
(sub)comunidades discursivas.
Volúmenes publicados
1. Enseñanza de lenguas e interculturalidad
2. Lenguaje, cognición y cerebro
3. Discurso especializado: estudios teóricos y aplicados
4. En torno a la morfosintaxis del español
5. Discurso, identidad y representación social
6. Léxico y sintaxis
7. Lenguas indígenas de América del Sur I. Fonología y léxico
8. Discurso argumentativo, jurídico e institucional
9. Lingüísticas del uso. Estrategias metodológicas y hallazgos empíricos
10. Enseñanza de la gramática
11. Lengua, historia y sociedad
12. Cuestiones de fonética, fonología y oralidad
13. El español rioplatense desde una perspectiva generativa
14. Rumbos sociolingüísticos
15. Lenguas extranjeras. Aportes teórico-descriptivos y propuestas pedagógicas
16. Lenguas indígenas de América del Sur II. Morfosintaxis y contacto de lenguas
17. Discurso literario, periodístico y mediático
Volúmenes por aparecer
18. Cuestiones lexicológicas y lexicográficas
19. Lenguaje, discurso e interacción en los espacios virtuales
20. Lexicografía, lexicografía especializada y terminología
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Discurso literario, periodístico y mediático
Diego Bentivegna y Lucía Bregant
Editores
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Discurso literario, periodístico y mediático, / Leandro Arce... [et al.]; edición literaria a cargo de Diego Bentivegna
y Lucía Bregant. - 1a ed. - Mendoza: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo; Sociedad
Argentina de Lingüística, 2013.
E-Book. - (Volúmenes temáticos de la Sociedad Argentina de Lingüistica / Castel, V., Giammatteo, M. y Parini, A.)
ISBN 978-950-774-239-2
1. Lengua. 2. Discurso. 3. Medios. I. Bentivegna, Diego, ed. lit. II. Bregant, Lucía, ed. lit.
CDD 808.5
Fecha de catalogación: 27/11/2013
© 2013, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Nacional de Cuyo
© 2013, Sociedad Argentina de Lingüística
Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad Nacional de Cuyo
Centro Universitario
Parque Gral. San Martín
Casilla de Correo 345
5500 Mendoza
República Argentina
E-mail: [email protected]
Web address: http://ffyl.uncu.edu.ar
Contacto Serie 2012 de Volúmenes temáticos: [email protected]
Idea, diagramación, composición y diseño: Gráfica Brovedá
Primera edición: diciembre de 2013
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Contenido
Evaluadores de Volúmenes temáticos: serie 2012 ........................... 11
Autores del volumen ....................................................................... 15
Introducción ................................................................................... 17
Diego Bentivegna y Lucía Bregant
Parte I: Discurso literario
Capítulo 1 ....................................................................................... 23
Presupuestos para el abordaje pedagógico de
la escritura de textos literarios
Leandro C. Arce
Capítulo 2 ....................................................................................... 31
Leonardo Castellani y Ernesto Palacio:
dos discursos críticos antimodernos
Diego Bentivegna
Parte II: Discurso periodístico
Capítulo 3 ....................................................................................... 45
La descortesía verbal en la prensa de Salta.
Acerca del discurso político
Olga Alicia Armata
Capítulo 4 ....................................................................................... 55
La clasificación de procesos como herramienta de análisis: de
categorías graduales a conjuntos de rasgos
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
Capítulo 5 ....................................................................................... 73
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en
prensa escrita. El caso Antonini Wilson
María Belén Romano
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Capítulo 6 ....................................................................................... 93
Características léxico-sintácticas de la ironía y el sarcasmo
en un corpus escrito del español de Sonora
Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani
Parte III: Otros discursos mediáticos
Capítulo 7 ..................................................................................... 103
Neología semántica en canciones de cumbia
Lucía Bregant
Capítulo 8 ..................................................................................... 119
Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados
inciertos en español: un estudio sobre
rumores financieros en Internet
Manuel Libenson
Referencias ................................................................................... 133
Foto y filiación de los editores del volumen .................................. 142
Contratapa .................................................................................... 143
Evaluadores de
Volúmenes temáticos: serie 2012
Hugo Daniel Aguilar
Juan Eduardo Bonnin
Universidad Nacional de Río Cuarto
y Universidad Nacional de Villa Mercedes
CEIL / CONICET
Luis Aguirre
Universidad de Buenos Aires
Universidad Nacional de Cuyo
Silvana Elizabeth Alaníz
Universidad Nacional de San Juan
Hilda Albano
María Paula Bonorino
Iris Viviana Bosio
Universidad Nacional de Cuyo
Viviana Cárdenas
Universidad Nacional de Salta
Universidad de Buenos Aires
y Universidad del Salvador
Javier Carol
Guadalupe Álvarez
Universidad de Buenos Aires
y Universidad Nacional
de General Sarmiento
CONICET y Universidad Nacional
de General Sarmiento
Liliana Anglada
Isolda E. Carranza
Universidad Nacional de Córdoba
CONICET y Universidad Nacional
de Córdoba
Leandro Arce
Cintia Carrió
Universidad Nacional de Catamarca
Universidad Nacional del Litoral
y CONICET
Fernando Balbachan
Universidad de Buenos Aires
Vanina Andrea Barbeito
Universidad de Buenos Aires
Alicia E. Carrizo
Universidad de Buenos Aires
Víctor M. Castel
CONICET y Universidad Nacional de Cuyo
Yris Barraza
Programa de Formación de Maestros
Bilingües de la Amazonía Peruana,
Iquitos, Perú
Marisa Censabella
Juan Pablo Barreyro
María Chavarría
Universidad de Buenos Aires
Macalester College, Saint Paul MN, USA
y CONICET
Graciela Barrios
Universidad de la República
CONICET y Universidad Nacional
del Nordeste
Néstor Chiapetta
Universidad Nacional de Cuyo
Roberto Bein
Universidad de Buenos Aires
Laura Colantoni
University of Toronto
Marina Berri
Universidad de Buenos Aires y CONICET
Mariana Cuñarro
Cristina Boccia
Universidad de Buenos Aires
y Universidad Nacional de
Lomas de Zamora
Universidad Nacional de Cuyo
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Evaluadores
Wilmar D'Angelis
Marymarcia Guedes
Universidade Estadual de Campinas
(UNICAMP), Campinas SP, Brasil
Universidade Estadual Paulista "Júlio
de Mesquita Filho" (UNESP), Campus
Araraquara , São Paulo, Brasil
Alejandro de la Mora
Universidad Nacional Autónoma
de México
Lorena de-Matteis
Universidad Nacional del Sur y CONICET
Ángela Lucía Di Tullio
Universidad Nacional del Comahue
Juan Antonio Ennis
Lilián Guerrero Valenzuela
Universidad Nacional Autónoma
de México
Samiah Hassan
Universidad Nacional de Cuyo
Ana Carolina Hecht
CONICET y Universidad de Buenos Aires
Universidad Nacional de La Plata
y CONICET
Yolanda Hipperdinger
Andrea Estrada
Estela Klett
Universidad de Buenos Aires
Universidad de Buenos Aires
Alain Fabre
Inés Kuguel
Universidad de Tampere, Finlandia
Universidad Nacional de General
Sarmiento y Universidad de Buenos Aires
Ana Fernández Garay
CONICET y Universidad Nacional del Sur
Universidad Nacional de La Pampa
y CONICET
Georgina Lacanna
Fernando García Rivera
Daniela Lauria
Programa de Formación de Maestros
Bilingües de la Amazonía Peruana,
Iquitos, Perú
Universidad de Buenos Aires y CONICET
Paula S. García
Universidad de Buenos Aires
Adalberto Ghio
Universidad de Buenos Aires
Marta Lescano
Universidad Pedagógica
Victoria Magariños
Universidad Nacional de Cuyo
Universidad de Buenos Aires
y Universidad Nacional de
Lomas de Zamora
Ángel Maldonado
Mabel Giammatteo
Universidad Nacional de Río Negro
Universidad de Buenos Aires
Mara Glozman
Universidad de Buenos Aires y CONICET
Lucía Golluscio
Universidad de Buenos Aires
Marisa Malvestitti
Alicia Edith Marconi
Universidad Nacional de Cuyo
Ana María Marcovecchio
CONICET y Universidad de Buenos Aires
Universidad de Buenos Aires
y Universidad Católica Argentina
Luisa Granato
María Mare
Universidad Nacional de La Plata
Beatriz Gualdieri
Universidad Nacional de Luján
Universidad Nacional del Comahue
Angelita Martínez
Universidad Nacional de La Plata
y Universidad de Buenos Aires
Evaluadores
Ileana Martínez
Liliana Pérez
Universidad Nacional de Río Cuarto
Universidad Nacional de Cuyo
Salvio Martín Menéndez
Mercedes Pujalte
Universidad de Buenos Aires y CONICET
Universidad Nacional del Comahue
Jackeline Miazzo
Alejandro Raiter
Universidad Nacional de San Luis
Universidad de Buenos Aires
Laura Miñones
María del Rosario Ramallo
Instituto de Enseñanza Superior en
Lenguas Vivas ‘Juan Ramón Fernández’
y Universidad de Buenos Aires
Universidad Nacional de Cuyo
Mariana Morón Usandivaras
Universidad de Buenos Aires y CONICET
Liliana Naveira
Silvia Ramírez Gelbes
Universidad de Buenos Aires
y Universidad de San Andrés
Gabriela Resnik
Universidad Nacional de Mar del Plata
Universidad Nacional de
General Sarmiento
María Valetina Noblia
Marcela Reynoso
Universidad de Buenos Aires
Universidad Nacional de Entre Ríos
Susana Ortega de Hocevar
Susana Rezzano
Universidad Nacional de Cuyo
Universidad Nacional de San Luis
Ana Pacagnini
Mariela Rígano
Universidad Nacional de Río Negro
Universidad Nacional del Sur
Constanza Padilla
Elizabeth Rigatuso
CONICET y Universidad Nacional
de Tucumán
Universidad Nacional del Sur
y CONICET
Azucena Palacios
Silvina Rodríguez
Universidad Autónoma de Madrid
Universidad Nacional del Comahue
Alejandro Parini
Grisel Salmasso
Universidad de Buenos Aires y
Universidad de Belgrano
CONICET y Universidad Nacional de Cuyo
Luis París
Universidad Nacional de San Juan
CONICET y Universidad Nacional de Cuyo
Carlos Pasero
Universidad de Buenos Aires
y Universidad Nacional de Luján
Rosana Pasquale
Universidad Nacional de Luján
y Universidad de Buenos Aires
Liliana Pazo
Instituto Superior del Profesorado
"Joaquín V. González"
Rosa María Sanou
Raquel Santana Santos
Universidade de São Paulo
Ana Karina Savio
Universidad de Buenos Aires
Inge Sichra
Universidad Mayor de
San Simón, Bolivia
Lidia Soler
Universidad Nacional de Córdoba
Evaluadores
Adriana Speranza
Guillermo Toscano y García
Universidad Nacional de Moreno
y Universidad Nacional de La Plata
Universidad de Buenos Aires
Sonia Suárez Cepeda
Universidad de Buenos Aires
Augusto Trombeta
Universidad Nacional de La Pampa
y Universidad Nacional de Córdoba
Alejandra Vidal
Mariana Szretter
CONICET y Universidad Nacional
de Formosa
Universidad de Buenos Aires
María Beatriz Taboada
Maximiliano Wilson
Université Laval, Québec, Canada
Universidad Autónoma
de Entre Ríos y CONICET
Pablo Zdrojewski
Diana Támola
Universidad de Buenos Aires y
Universidad Nacional de
General Sarmiento
Universidad Nacional de Cuyo
Jimena Terraza
Universidad de Toronto, Canadá
Autores del volumen
Leandro Arce
Universidad Nacional de Catamarca
[email protected]
Olga Alicia Armata
Universidad Nacional de Salta
[email protected]
Diego Bentivegna
Universidad Nacional de Tres de Febrero,
Universidad de Buenos Aires y CONICET
[email protected]
Lucía Bregant
Universidad de Buenos Aires y CONICET
[email protected]
Manuel Libenson
Universidad de Buenos Aires y CONICET
[email protected]
María Lucía Molina
Universidad de Buenos Aires y CONICET
[email protected]
Rosa María Ortiz Ciscomani
Universidad de Sonora
[email protected]
Cristina Rodríguez Meléndrez
Universidad de Sonora
[email protected]
María Belén Romano
Universidad Nacional de Tucumán, INVELEC y CONICET
[email protected]
Cecilia Serpa
Universidad de Buenos Aires y CONICET
[email protected]
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Introducción
Diego Bentivegna y Lucía Bregant
El presente volumen reúne una serie de trabajos que abrevan en
diferentes áreas de estudio de lo que, en un sentido muy general,
podemos pensar como “estudios sobre el lenguaje”. No se trata, en este
sentido, de un volumen estrictamente inscripto en la Lingüística: remite,
más concretamente, a un campo de intereses teóricos heterogéneo en el
que conviven diferentes modos de reflexionar sobre el problema de los
discursos, los textos y los lenguajes.
En este sentido, los trabajos movilizan herramientas teóricas que
provienen de marcos teóricos diferenciados, en especial de las diferentes
ramas del análisis del discurso, de la lingüística sistémico-funcional, de
la pragmática, la teoría de la argumentación de la lengua, los estudios
sobre los medios y los estudios literarios. Dada esta diversidad de
perspectivas teóricas y metodológicas, los editores del volumen decidimos
articular los estudios reunidos en tres grandes secciones (discurso
literario, discurso periodístico y otros discursos mediáticos) de acuerdo
fundamentalmente con las confluencias de los trabajos seleccionados en
lo que se refiere al objeto de estudio abordado.
En la primera parte de este volumen, dedicada al discurso literario,
Leandro Arce llama la atención sobre la escasez de investigaciones
científicas abocadas al estudio de la escritura de textos literarios y el
hecho de que, en el ámbito escolar, el foco de las actividades de escritura
esté puesto en la redacción de textos expositivos, mientras que los textos
literarios son trabajados fundamentalmente en actividades de lectura.
Teniendo en cuenta esta situación, Arce considera que es esencial
recuperar las prácticas de escritura de ficción, y ello tanto en la escuela
media como en los estudios superiores; esto se debe a que este tipo de
tareas obliga a tomar distancia sobre la cotidianeidad del lenguaje;
adoptar nuevos puntos de vista; reflexionar sobre cuestiones de género
textual, léxico y gramática; idear mundos posibles y adecuarlos a los
condicionamientos impuestos por los hablantes y poner en juego la
imaginación. Con el objetivo a largo plazo de proporcionar bases para la
elaboración de dispositivos pedagógicos que ayuden al desarrollo de
competencias de escritura, el autor realiza un recorrido sobre los
diferentes modelos que, a partir de mediados de la década del 70,
intentan explicar los procesos cognitivos implicados en la actividad
escrituraria: modelos por etapas, modelos procesuales y modelos
contextuales. Los modelos incorporan progresivamente nuevos
componentes, con el fin de dar cuenta de las operaciones que se ponen
en juego en el complejo proceso de la escritura.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Diego Bentivegna y Lucía Bregant
El capítulo siguiente, a cargo de Diego Bentivegna, está dedicado al
análisis discursivo de dos obras de la crítica literaria de la década del 40:
Crítica literaria, de Leonardo Castellani y El espíritu y la letra, de Ernesto
Palacio, con herramientas provenientes de los estudios literarios
(Compagnon 2007) y del análisis del discurso (Angenot 1982,
Maingueneau 2009). Según Bentivegna, se trata de textos que
manifiestan de manera insistente la presencia del yo de la enunciación en
el marco general de un ethos agónico y confrontativo. Estos textos, que
participan de un campo discursivo nacionalista, delimitan también un
espacio discursivo propio, que Bentivegna
caracteriza como
antimoderno. Este discurso vehiculiza contenidos no hegemónicos a
través de formatos discursivos legitimados por la crítica.
La segunda parte del volumen se centra en el análisis del discurso
periodístico, con diferentes marcos teóricos: la pragmática, la lingüística
sistémico-funcional y el análisis crítico del discurso. En el primero de los
capítulos de esta segunda parte, su autora, Olga Armata, realiza un
análisis de las formas de (des)cortesía verbal empleadas por periodistas y
candidatos durante la campaña electoral de 2011 en un corpus textual
de diarios y seminarios salteños. La selección del corpus periodístico da
cuenta del importante rol que este ámbito discursivo tiene en el
intercambio, el debate y la confrontación de los representantes políticos.
El análisis a partir de herramientas de la pragmática sociocultural, que
toma en cuenta los aspectos contextuales, especialmente los parámetros
culturales, permite llegar a la conclusión de que existe un elevado nivel
de agresividad entre los interlocutores, que se puede verificar en el uso de
diferentes estrategias de descortesía, que permiten al hablante ridiculizar
a su interlocutor-opositor, asociarlo con hechos negativos o adoptar una
actitud refractaria hacia él.
En el capítulo 4, María Lucía Molina y Cecilia Serpa analizan dos
corpora provenientes de distintos ámbitos, el periodístico y el legal, con el
fin de adaptar la clasificación de procesos y roles temáticos que propone
la lingüística sistémico-funcional (Halliday y Mathiessen 2004). A partir
del trabajo inductivo sobre sus corpora textuales, las autoras encuentran
que los seis tipos previstos por la teoría (material, mental, relacional,
verbal, existencial y de conducta) pueden resultar imprecisos y dar lugar
a que el analista se vea en la obligación de tomar decisiones arbitrarias o
simplificar la complejidad semántica de los textos. Para evitar dicha
imprecisión, Molina y Serpa proponen un reordenamiento de la
clasificación, según el cual los procesos son entendidos como
configurados a partir del cruce de varios rasgos, dando lugar a quince
opciones posibles. Esta clasificación resulta valiosa, en tanto, en primer
lugar, permite hacer análisis más exhaustivos de los textos, y, en
segundo lugar, resulta más explicativa, ya que permite caracterizar con
18
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Introducción
mayor detalle los tipos de procesos, especialmente cuando no son
prototípicos.
En el capítulo 5, María Belén Romano analiza las representaciones del
escándalo político (representado, en su corpus, con el llamado “caso
Antonini Wilson”) en noticias publicadas en los diarios La Nación y Página
12. El marco teórico metodológico empleado incorpora aportes de la
Lingüística Sistémico-Funcional (Halliday 1982), el Análisis Crítico del
Discurso (Van Dijk 1999, 2003, Wodak 2003) y la pragmática (García
Negroni y Tordesillas 2001, Fonte 2008). El análisis cualitativo y
cuantitativo realizado permite reconocer diferentes estrategias mediante
las cuales el enunciador periodista relata los hechos dentro de los límites
de la ideología profesional y política defendida: la estrategia de
autorización, la estrategia de negociación y la estrategia de evaluación.
Por medio de la primera, los diarios se presentan como investigadores
ayudantes de la justicia; por medio de la segunda, los personajes
públicos que funcionan como actores en el “escándalo” que se relata son
citados mediante diferentes formas del discurso referido para disputarse
la veracidad de su representación de los hechos; por medio de la última,
se valora a los actores o a sus acciones, mediante procedimientos léxicos
y gramaticales. La estrategia ideológica general subyacente es la de
presentar de forma positiva al grupo de pertenencia y de forma negativa a
los adversarios. De esta manera, la categoría del escándalo permite ver
cómo se vinculan el poder político y el mediático.
En el capítulo 6, Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz
Ciscomani analizan, con herramientas provenientes de la pragmática, las
expresiones irónicas y sarcásticas presentes en la columna editorial de
un diario de Sonora, en el norte de México. Las autoras llegan a la
conclusión de que, si bien, en su uso corriente, los términos “ironía” y
“sarcasmo” se usan de manera indistinta, existen entre ellos diferencias
en cuanto a la relación con el destinatario: mientras que la ironía
requiere de un proceso inferencial, en tanto se vale de recursos léxicos
con un significado distinto del literal, el sarcasmo no requiere de tal
proceso, en tanto se apoya en recursos tales como marcas modales, léxico
negativo y preguntas críticas que muestran la postura crítica, de
desacuerdo o censura del enunciador.
La tercera y última parte del presente volumen agrupa dos trabajos
que se abocan al análisis de otras prácticas discursivas, también
mediáticas: las letras de canciones y los rumores financieros publicados
en sitios web especializados. En el capítulo 7, Lucía Bregant analiza el
funcionamiento textual y comunicativo de los neologismos semánticos
presentes en canciones de cumbia argentina con herramientas teóricometodológicas de la lingüística textual. El análisis cuantitativo y
cualitativo realizado muestra una correlación entre la presencia de
Discurso literario, periodístico y mediático
19
Diego Bentivegna y Lucía Bregant
neologismos (en el nivel de la forma), el tema textual (en el nivel temático)
y la función textual (en el nivel funcional), de manera que aquellas
canciones en las que la delimitación de un grupo tiene un rol temático
importante y cuya función principal es la de “expresarse” presentan una
incidencia significativamente mayor de léxico neológico. Esta correlación
permite llegar a la conclusión de que la función de los neologismos
semánticos es doble: por un lado, crean lazos de pertenencia grupal, al
permitir representar en un texto de difusión masiva la variedad
lingüística de un grupo social marginado; por el otro, su carácter
potencialmente hermético permite excluir a quienes no son considerados
parte del grupo identitario, al mismo tiempo que, en el plano temático, se
los enfrenta.
En el último capítulo del volumen, Manuel Libenson analiza los
procedimientos de realización y desrealización argumentativa (Ducrot
1998) de un conjunto de enunciados-rumor publicados en sitios web
especializados en temas bursátiles y financieros, a partir de los principios
de la teoría de la argumentación en la lengua (Anscombre y Ducrot 1994)
y el análisis semántico-argumentativo (Ducrot 1984, 1990). El autor
propone una interpretación argumentativa de ciertas marcas de
modalidad epistémica que configuran semánticamente diferentes grados
de incerteza en estos discursos. Su conclusión es que, en el caso del
género estudiado, la incerteza enunciativa puede conceptualizarse
gradualmente sobre la base de procedimientos argumentativos, y no
como el resultado de un compromiso variable del hablante frente a una
verdad proposicional. Así, la representación del decir incierto de terceros
puede ser visualizada sin necesidad teórica de asignar a priori una escala
estática de confiabilidad a los evidenciales.
En síntesis, los trabajos aquí reunidos permiten recorrer un territorio
complejo y heteróclito en el que se plantea de diferentes maneras el
abordaje de grandes discursos sociales, de la literatura a la música
popular, del discurso periodístico al discurso político, de la crítica
literaria a la enseñanza de la escritura. Es en esta diversidad de los
objetos de estudio y en la confluencia de múltiples perspectivas de
análisis donde radica, entendemos, la riqueza del volumen.
Buenos Aires, diciembre de 2013
20
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Parte I
Discurso literario
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Capítulo 1
Presupuestos para el abordaje pedagógico de
la escritura de textos literarios
Leandro C. Arce
En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013)
Discurso literario, periodístico y mediático.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 23-30.
ISBN 978-950-774-239-2
Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978
Resumen
Este trabajo sigue una línea iniciada en el marco de la investigación de los
procesos de lectura de textos literarios y se extiende ahora a los procesos de
escritura, siempre desde una perspectiva teórica con proyección pedagógica. Del
mismo modo que los mecanismos implicados en los procesos de lectura y
comprensión de textos literarios no han sido tema de demasiadas investigaciones
(en virtud de que la mayoría de estas toma como base la comprensión de textos
académicos), al enfrentar el abordaje de la escritura de estos textos en el marco del
desarrollo de los procesos de escritura, tampoco se encuentran demasiados
antecedentes basados en la investigación científica. En este sentido, presentamos
un estado del arte en relación con la escritura literaria, que parte de la concepción
de la escritura como proceso cognitivo (Flower y Hayes 1981, 1996, Van Dijk y
Kintsch 1983, Scardamalia y Bereiter 1992, Camps 1992, Lacon y Ortega de
Hocevar 2003, entre otros) y procura avanzar, al menos, sobre las dimensiones
sociocultural (que integra los aspectos afectivos y aquellos derivados del entorno
social y cultural) y estética (representaciones, valoraciones y relaciones
intertextuales). El objetivo es delimitar un marco de interpretación para la
investigación de estos procesos con miras a proporcionar, en el largo plazo, bases
para la elaboración de dispositivos pedagógicos tendientes a desarrollar las
competencias escriturarias en los distintos niveles de la educación formal.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Leandro C. Arce
1 Introducción
Encuadrado en las actividades de la Cátedra UNESCO, subsede
Catamarca, el presente trabajo es la continuación de la línea de
investigación de los procesos de lectura de textos literarios, que se
extiende ahora a los procesos de escritura, siempre desde una
perspectiva teórica con proyección pedagógica. Del mismo modo que los
mecanismos implicados en los procesos de lectura y comprensión de
textos literarios no han sido objeto de demasiadas investigaciones (en
virtud de que la mayoría de éstas toma como base la comprensión de
textos académicos), el abordaje de la escritura de textos literarios en el
marco del desarrollo de los procesos de escritura tampoco encuentra
demasiados antecedentes basados en la investigación científica. En este
sentido, presentamos un estado del arte en relación con la escritura
literaria, que parte de la concepción de la escritura como proceso
cognitivo (Flower y Hayes 1981, 1996, Van Dijk y Kintsch 1983,
Scardamalia y Bereiter 1992, Camps 1992, Lacon y Ortega de Hocevar
2003, entre otros) y procura avanzar, al menos, sobre las dimensiones
sociocultural (que integra los aspectos afectivos y aquellos derivados del
entorno social y cultural) y estética (representaciones, valoraciones y
relaciones intertextuales).
2 El abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios
2.1 Reflexión sobre la problemática
En los últimos años, la preocupación por el rendimiento de los
alumnos ingresantes a los estudios universitarios ha llevado a la
proliferación de trabajos de investigación y de intervención destinados a
fortalecer los procesos de lectura y escritura académicas. En la
actualidad, incluso en las carreras de posgrado se han incorporado
trayectos formativos orientados al mismo fin. Un diagnóstico más o
menos superficial, aunque no por eso alejado de la realidad, de la
problemática en cuestión indica que el problema radica en el abandono
de las prácticas de escritura desde el nivel medio en pos de incentivar y
trabajar cuestiones referidas a la oralidad. Los resultados de varios
proyectos de investigación anteriores y de instancias de capacitación
docente llevan a corroborar esta idea, al menos en el sistema educativo
de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. En relación con
esto, se ha podido comprobar que muchos docentes de Lengua y
Literatura no trabajan las actividades de escritura ni de lectura como
procesos cognitivos, no por falta de conocimiento sobre el tema, sino por
la dificultad de realizar el seguimiento de este tipo de tareas cuando se
tiene entre 250 y 300 alumnos. En este marco, los tipos textuales que se
proponen con más frecuencia para la lectura son los textos literarios; sin
embargo, a la hora de escribir, suele privilegiarse la redacción de textos
24
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Presupuestos para el abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios
expositivos. Esto puede encontrar un correlato en el hecho de que, en la
formación de grado de docentes de Letras, tampoco existen espacios que
trabajen la escritura de textos literarios, como en otras épocas se hacía
en asignaturas como Composición Literaria, en las que se ensayaban
prácticas de lectura y de escritura de diversos géneros discursivos.
A partir de este panorama, en esta comunicación, inserta en el
proyecto de investigación Incidencia de las prácticas de escritura de ficción
en la formación del profesorado y en las competencias para la escritura
académica (SeCyT-U.N.Ca., 2012-2015), el objetivo es iniciar la
exploración de un posible marco para la descripción y la reflexión, a fin
de comprobar si la ejercitación en escritura literaria contribuye a mejorar
las competencias escriturarias de los estudiantes, incluso las de escritura
académica, tanto en el nivel de grado como en el de posgrado y,
simultáneamente, determinar las causas de la no inclusión de prácticas
de escritura de ficción en los diseños curriculares del profesorado.
2.2 Antecedentes en el estudio de la escritura como proceso
Históricamente, (y, desgraciadamente, también en la actualidad) la
escritura es entendida como un producto. En esta concepción, escribir es
un fenómeno mecánico centrado estrictamente en la representación
gráfica de los datos lingüísticos, proporcionados por fuentes externas.
Sus orígenes pueden rastrearse en los tratados de gramática tradicional,
retórica o estilística y en los manuales de composición. En ellos,
interesan las reglas que rigen el funcionamiento de la lengua, a saber,
patrones y normas gramaticales básicas, ortografía, puntuación; en otras
palabras, el interés está centrado en aspectos formales y superficiales del
texto.
Ahora bien, el abordaje de la escritura como objeto de estudio de
interés surge a mediados de los años 70 con la profundización de los
aportes de la Lingüística del Texto y con el avance de la Psicología
Cognitiva, que entendía las actividades de lectura y escritura como
procesos cognitivos. A partir de este momento, surgen distintos modelos,
cuyo objeto es representar, de alguna forma, los procesos cognitivos
implicados en la actividad escrituraria. Se parte, así, de hipótesis con las
que se procura describir los procesos mentales que intervienen en la
composición del texto escrito, procesos que tienen su fase inicial en la
mente y vinculan módulos como la memoria a largo plazo, el
conocimiento del lenguaje, la imaginación, entre otros.
Entre los principales modelos desarrollados en esta época, se
destacan, entre otros, los modelos de etapas (Lacón de De Lucia y Ortega
de Hocevar 2003). Son modelos elementales basados estrictamente en la
observación de la tarea del escritor, sin prestar atención a los aspectos
Discurso literario, periodístico y mediático
25
Leandro C. Arce
cognitivos y volitivos de la tarea escritora. Sin embargo, configuran los
primeros intentos de estudiar la expresión escrita, no como simple
producto, sino como una actividad compleja, formada por distintas fases.
Podría pensarse como una transición entre los modelos de producto y los
de proceso, dado que, en este marco, escribir no es más que traducir los
fonemas a símbolos gráficos; las etapas son inflexibles, de corte lineal y
unidireccional. Para Camps (1992), son modelos seriales en los que
persiste la noción de producto, pues el acento recae en la propagación de
ideas, más que en los procesos internos que experimenta el escritor.
Cassany (1990) propone un modelo de esta índole, que prevé tres
momentos en el proceso de escritura (similar a su propuesta para el
trabajo con la lectura): la preescritura, que consiste en la planificación
mental de la tarea, la escritura, la puesta en texto de esas ideas, y la
reescritura, que consiste en la revisión, corrección y edición del texto.
Por su parte, los modelos propiamente cognitivos o procesuales
conciben la escritura como la interacción compleja de procesos y
actividades mentales de carácter flexible, recursivo e interactivo, en cuyo
monitoreo intervienen factores internos, como el conocimiento lingüístico
y de las estructuras textuales, y externos, como las restricciones de la
situación comunicativa. Estos modelos tienen en cuenta la complejidad
del proceso de escritura, especialmente en cuanto a los subprocesos que
se organizan jerárquicamente y que revelan la actividad cognitiva sentida
por los sujetos productores durante la escritura. Cada etapa del proceso
es recursiva e interactiva y se caracteriza por avances y retrocesos
permanentes. Dentro de este paradigma, la escritura es una actividad
compleja, en la cual se activan operaciones mentales, destinadas a
obtener un discurso coherente en función de situaciones comunicativas
específicas. Los principales representantes de este modelo son el de
Flower y Hayes (1981), el de Van Dijk y Kintsch (1983) y el de Bereiter y
Scardamalia (1987, 1992).
Dentro de esta línea, uno de los modelos que más repercusión ha
tenido es el de Flower y Hayes (1981), que concibe que el proceso de
escritura está siempre guiado por objetivos específicos, organizados
jerárquicamente. Los procesos mentales que intervienen son interactivos
y recursivos, no secuenciales. En el modelo se contemplan diversos
componentes: el primero, el ambiente de trabajo o entorno de la tarea,
supone dos unidades: el problema retórico (el objetivo, el tema, los
receptores y la intención comunicativa) y el texto en construcción, que
condiciona progresivamente las elecciones y las relaciones entre lo ya
dicho y lo nuevo, de modo de establecer una trabazón gramatical y
semántica que otorgue coherencia al texto creado; el segundo
componente es la memoria a largo plazo, que contiene los conocimientos
que el escritor emplea en el proceso de escritura; el tercero, los procesos
26
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Presupuestos para el abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios
de escritura, que incluye las etapas de planificación (generación y
organización de ideas y establecimiento de objetivos), de redacción
(puesta en texto de lo planificado a partir de la mayor o menor experticia
que posea el escritor respecto de las convenciones de la escritura) y de
revisión (evaluación o análisis de lo escrito). Todo el proceso es verificado
por una estrategia de control, que regula la integración y la interacción de
todos los subprocesos.
El modelo estratégico de Van Dijk y Kintsch (1983) comprende dos
momentos: el de comprensión y el de producción, que se asemejan en los
niveles y las estrategias que ponen en juego y se distinguen por sus
objetivos. En esta propuesta, las estrategias son entendidas como
representaciones cognitivas globales de los medios necesarios para lograr
un objetivo. El primer paso en el proceso de producción es la
construcción de una representación inicial global que contempla el tema
general (macroestructura semántica) y el macroacto de habla (intención
comunicativa). Implica, por lo mismo, la activación de información en la
memoria a largo plazo a partir de estímulos situacionales y discursivos.
Estas representaciones (macroestucturas) se almacenan progresivamente
en la memoria a corto plazo y sirven de control para los procesos de
producción subsiguientes. Entre las estrategias que prevé el modelo se
cuentan: a) estrategias de producción interactivas y pragmáticas; b)
estrategias
de
producción
semántica
(macroestructurales
y
superestructurales); c) estrategias microestructurales o de coherencia
local; y d) estrategias proposicionales (nivel oracional y léxico).
Finalmente, dentro de los modelos procesuales se cuentan los
propuestos por Bereiter y Scardamalia (1987), quienes modelizan los
procesos que llevan a cabo los lectores no expertos (el modelo de decir el
conocimiento) o escritura asociativa, y el modelo que refleja la actuación
de los escritores expertos o maduros, denominado transformar el
conocimiento. El primero es un modelo elemental, en el que el escritor
novato parte de una representación de la tarea, localiza los elementos
vinculados con el tópico y el género, los que sirven de estímulos para
activar conocimientos almacenados en la memoria a largo plazo, los que
se combinan con conceptos asociados hasta que estos se agotan. El
segundo modelo, que contiene al primero como una de sus etapas, tiene
como base los contenidos que se relacionan interactivamente con los
conocimientos lingüísticos y discursivos, con el objeto de organizar los
distintos elementos y partes del texto, lo que le permite crear contenidos
nuevos mediante la transformación de sus propios conocimientos.
Por último, encontramos los denominados modelos ecológicos o
modelos contextuales, que procuran incorporar variables contextuales y
emocionales dentro del proceso de escritura. Se mantiene el consenso en
cuanto a que se trata de un proceso individual de toma de decisiones,
Discurso literario, periodístico y mediático
27
Leandro C. Arce
solución de problemas y aplicación de estrategias de planificación,
supervisión, evaluación y reflexión; pero, además, se advierte como un
proceso de intercambio social (Díaz Blanca 2002). Así, se postula que es
el ámbito de circulación el que define el significado de los textos. Castelló
(1999) afirma, en este sentido, que "toda producción escrita es tributaria
y recobra únicamente sentido en el contexto en el cual se ubica el
escritor". Marinkovich (2002) denomina a estos “modelos cognitivos
renovados” o, mejor, sociocognitivos. En esta línea, Hayes (1996)
actualiza el modelo de Flower y Hayes (1981), incorporando el
componente afectivo. De este modo, se ofrece un marco más amplio que
integra aspectos socioculturales, cognitivos y emocionales. Los aspectos
más novedosos son la incorporación de la memoria de trabajo, la
inclusión de elementos motivacionales y emocionales, además del
conocimiento lingüístico, en la memoria de largo plazo y de la
reformulación de los procesos cognitivos básicos.
Como puede advertirse de este breve repaso por las teorizaciones
sobre la escritura, los modelos o corrientes sucesivos han incorporado
progresivamente nuevos componentes que intentan representar una
visión holística de las operaciones que el escritor pone en juego al
momento de trasladar al papel lo que va generando en la mente. Se trata,
como se ha dicho, de modelizaciones condicionadas por el alto grado de
inobservabilidad de los procesos, que sólo pueden abordarse durante la
actividad concreta de escritura y proponerse como hipótesis que recrean
cada paso que el hablante-escritor lleva a cabo en su mente.
2.3 La escritura literaria como estrategia pedagógica
En los últimos años, parece haberse extendido en el ámbito educativo
la idea de que la escritura de textos literarios consiste en una práctica
propia de ciertos momentos de esparcimiento entre las actividades de
lengua y literatura o que se restringe al ámbito de los talleres literarios.
Probablemente, la excesiva importancia otorgada en los manuales de
lengua castellana hasta mediados del siglo XX a las clases de
composición literaria vinculadas con la enseñanza de la gramática (para
una prueba inmediata, piénsese en las actividades propuestas en
gramáticas clásicas como la de Alonso y Henríquez Ureña, 1938), haya
determinado, con los cambios en las teorías psicológicas y pedagógicas,
su exclusión de las propuestas curriculares más actuales, junto con la
desaparición de la gramática misma.
Concomitantemente, durante las últimas décadas se ha producido
una revalorización de la escritura como práctica imprescindible en el
mundo altamente alfabetizado en el que vivimos, a pesar de la excesiva
importancia otorgada a la oralidad. Así y todo, las prácticas de escritura
de textos literarios no ha podido recuperar su terreno, tal vez por la
28
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Presupuestos para el abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios
extraña convivencia de dos tipos de representaciones que se asocian a
ella: de una parte, la visión romántica de que la escritura literaria
consiste en un don natural que aflora en raptos de enajenación inspirado
por seres mitológicos; de la otra, la idea de que la escritura es una
práctica exclusivamente instrumental, que sirve fundamentalmente para
la expresión de contenidos preexistentes (Alvarado y Setton 1998). La
pedagogía tradicional, si bien se fundaba en la primera de estas
concepciones, establecía una clara diferenciación entre la tarea del
escritor consagrado y estos ensayos de escritura rotulados con el nombre
de “composición”, que partía del estudio de fenómenos gramaticales,
seguía con la lectura de textos ejemplares y llegaba a la escritura como
vehículo para la preparación de los estudiantes en la apreciación estética
de la literatura. En este sentido, el cambio terminológico operado en las
prácticas de escritura, i.e., la sustitución de la composición por la
redacción, supone en realidad el reemplazo de la dimensión estética y
creativa del proceso de construcción de un texto literario por una práctica
más mecánica, enfocada en la puesta en texto de asociaciones
experienciales vinculadas con un tema propuesto. Alvarado (2004: 24-25)
remarca esta idea, a partir de la siguiente afirmación de Castagnino
(1969):
La tarea de composición, asimilada a un arte de pensar, entraña
el proceso retórico de invención, disposición y elocución; mientras
que redacción es, simplemente, el ejercicio de poner por escrito el
material recogido en el acto de invención, elaborado y ordenado en
el de disposición.
En la actualidad, la influencia determinante de disciplinas como la
Lingüística del Texto, la Pragmática y la Psicolingüística, principalmente,
ha llevado a que las prácticas de escritura, cuando existen, estriban en la
redacción de textos fragmentarios, en los que se atiende, por lo general,
a la forma (cohesión) y al contenido (coherencia), y más raramente a la
pertinencia pragmática (adecuación), pero no a la calidad estética del
texto.
Por lo expuesto, y apoyados en investigaciones actuales como las de
Frugoni (2006), creemos necesario recuperar las prácticas de la escritura
de ficción, básicamente por el valor de la imaginación para el desarrollo
de la escritura y el acceso a nuevos conocimientos acerca de la lengua y
la literatura. En este sentido, creemos esencial la recuperación del
espacio de escritura literaria no sólo en la escuela media, sino también en
los niveles superiores, la que debe estar asentada en la lectura asidua de
textos literarios. El principal fundamento de esta propuesta radica en que
el solo hecho de someter a los estudiantes a la tarea de creación de un
texto estético lo obliga a tomar distancia de la cotidianeidad del lenguaje,
Discurso literario, periodístico y mediático
29
Leandro C. Arce
reflexionar sobre sus características, repasar las combinaciones
estereotipadas de las palabras para romper esos moldes, adoptar puntos
de vista distintos del propio, crear situaciones y adecuar el lenguaje a los
condicionamientos que esas mismas coordenadas imponen a los
hablantes, reflexionar sobre los rasgos del género discursivo que se les
propone trabajar, ensayar la creatividad mediante la ideación de mundos
posibles, poner en juego la imaginación y plasmarla en palabras. En
suma, las ventajas de la recuperación de estas prácticas en el ámbito de
la enseñanza de la lengua y en la formación docente son incontables y
propenden, indudablemente, al desarrollo de habilidades lingüísticas
distintas de las que reclama un texto instrumental o expositivo. Como
señala Alvarado (2004:28):
Específicamente en relación con el proceso de generar ideas, la
práctica de la escritura creativa o de invención favorece el desarrollo
de habilidades útiles para la producción de cualquier tipo de texto.
3 A modo de conclusión
Hemos planteado en esta comunicación el problema de la escritura
desde distintas perspectivas teóricas, con el objeto de delimitar un marco
de interpretación para la investigación de estos procesos con miras a
proporcionar, en el largo plazo, bases para la elaboración de dispositivos
pedagógicos tendientes a desarrollar las competencias escriturarias en los
distintos niveles de la educación formal.
En este sentido, creemos que la recuperación de la escritura creativa
de textos literarios asociada muy de cerca con la lectura de este tipo de
textos configura un espacio fecundo para el desarrollo de habilidades
lingüísticas y cognitivas que redundarán en el desarrollo más completo de
las distintas competencias implicadas en los procesos de lectura,
comprensión y producción de todo tipo de textos.
30
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Capítulo 2
Leonardo Castellani y Ernesto Palacio:
dos discursos críticos antimodernos
Diego Bentivegna
En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013)
Discurso literario, periodístico y mediático.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 31-42.
ISBN 978-950-774-239-2
Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978
Resumen
En 1945 se publican dos volúmenes de especial importancia para la crítica
literaria argentina enmarcada en el campo nacionalista: Crítica literaria, de
Leonardo Castellani, y la edición definitiva de El espíritu y la letra, de Ernesto
Palacio. Nos proponemos leer estos dos “gestos críticos” como intervenciones
características del discurso crítico nacionalista argentino, a partir de los rasgos del
discurso polémico propuestos por Marc Angenot (1982) y por los caracteres de la
antimodernidad cultural estudiados, para el caso francés, por Antoine Compagnon
(2007). Nuestra hipótesis es que estos textos críticos, escasamente considerados
por la crítica académica, permiten pensar una visión alternativa a las tendencias
modernizadoras de la crítica contemporánea, tanto la representada, en su vertiente
liberal, por los autores nucleados en la revista Sur, como a las líneas identificadas
con la izquierda intelectual. En este sentido, analizaremos cómo en el discurso
crítico de estos autores se construye un blanco polémico (Angenot 1982)
constituido por el discurso modernizante de matriz liberal, se pone en
funcionamiento un ethos enunciativo (Maingueneau 2009) de carácter
predominante conflictivo y se despliegan los recursos propios de la mezcla de
estilos y de lenguajes (Auerbach 1950) a través de diferentes recursos polifónicos.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Diego Bentivegna
1 Introducción
En este trabajo plantearé un abordaje con herramientas que
provienen de los estudios literarios y del análisis del discurso de dos de
las intervenciones críticas más lúcidas, y por cierto menos estudiadas,
del siglo XX argentino: la de Leonardo Castellani y Ernesto Palacio. Me
centraré, para ellos, en un corpus que recorta sendos textos de estos
autores, publicados ambos en el año 1945. En efecto, me referiré por un
lado al volumen Crítica literaria, de Castellani, publicado por la editorial
Penca, y, por el otro, a la segunda edición de El espíritu y la letra, de
Ernesto Palacio, publicado por la Editorial Herrera.
Se trata de dos objetos que, en su propia materialidad paratextual,
dicen mucho acerca de la producción escrita de ambos autores. En
principio, como se puede apreciar ya por el nombre de las editoriales, nos
encontramos ante dos intervenciones marginales en el ámbito de los
modos de circulación de la palabra escrita en la Argentina, en un
contexto que ha sido caracterizado por Jorge B. Rivera (1998) como un
período de expansión de la industria editorial argentina, encarnada en
grandes firmas como Emecé, Losada o Sudamericana, en las que la
presencia hegemónica de sujetos del mundo intelectual liberal, ligados
con el diario La Nación y con la revista Sur, es dominante. Por el otro, nos
hallamos ante dos textos que funcionan, en un mismo momento histórico
caracterizado a partir de junio de 1943 por el avance de los sectores
nacionalistas en el aparato estatal (Devoto 2006, Mallimaci 2011), como
una síntesis de la producción crítica –y, en un sentido más amplio, de la
producción ensayística- de ambos autores en un momento de madurez.
Castellani, en efecto, había nacido en 1899 en la localidad santafecina de
Reconquista; Palacio, al año siguiente, en la de San Martín, en la
provincia de Buenos Aires. Poco tiempo después de 1945, la vida de
ambos dará un vuelco, potenciado por la consolidación del peronismo,
que eclosiona, precisamente, ese año. Palacio se incorporará a las filas
del nuevo movimiento como diputado y se dedicará de manera
concentrada a la enseñanza universitaria y a la investigación política e
histórica que lo conducirán, en 1953, a la publicación de un monumento
del revisionismo: los dos volúmenes de la Historia de la Argentina;
Castellani, candidato a diputado por las listas de la Alianza Libertadora
Nacionalista que apoya a Perón, será recluido como consecuencia de su
actividad política en Manresa durante tres años (1946-1949) y se
concentrará, a partir de entonces, en la escritura ficcional, poética y
exegética.
En el caso de Crítica literaria, el volumen -de dimensiones más que
considerables y prologado por Hernán Benítez- recoge varios textos de
extensión mediana, publicados ya en algunas de las principales revistas
en las que el sacerdote colaboraba desde los años 20, cuando era un
32
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos
joven seminarista destinado a completar, por sus dotes intelectuales
sobresalientes, su formación teológica y filosófica, primero en la
Universidad Gregoriana de Roma y, más tarde, en la Sorbona de París.1
En el caso del volumen de Palacio, nos hallamos, más que ante una
reedición strictu sensu, ante una selección de diferentes artículos que ya
habían sido publicado en los tres volúmenes de ensayos críticos que
Palacio había dado a la luz a partir de la década del 20: La inspiración y
la gracia, de 1929, publicado por Gleyzer; El espíritu y la letra, el que da
nombre a toda la serie, de 1936, y La historia falsificada, publicado
originariamente en el año 1939 en la editorial Difusión, con un prólogo
precisamente de Castellani y considerado como una de las intervenciones
teóricas fundantes del llamado revisionismo histórico argentino.2
A menudo, la producción ensayística de Castellani y de Palacio ha
sido incluida en el ámbito de la denominada “cultura nacionalista
argentina”. Aunque en algunos aspectos esta caracterización puede
resultar comprensible, entendemos que ello no da cuenta de la
especificidad de sus intervenciones, que participan en el campo
nacionalista desde una cierta especificidad discursiva en la que la crítica
a los modos de configuración hegemónica de aquello que se entiende
como “cultura argentina” –laica, liberal, cosmopolita- en cuyo centro
estaría la literatura de Borges y de los escritores ligados con él a través de
la revista Sur, juega un rol central.
En principio, no estamos con ellos ante un nacionalismo estrecho,
como el que critica Borges, en 1951, en “El escritor argentino y la
tradición”. Por el contrario, la apertura de ambos a la cultura “universal”
es, a todas luces, apabullante. Con Castellani, por ejemplo, se introducen
en la Argentina algunas de las intervenciones más lúcidas de la cultura
católica europea, sobre todo -aunque no exclusivamente- de lengua
francesa.3 Asimismo, la atención a algunos autores del siglo XX europeo
es permanente. Por ejemplo, Castellani lee de manera temprana en
nuestro país a una autora que hoy consideramos clave, como Simone
Weil, y relee a autores como Soren Kierkegaard en controversia con las
Donde obtendría un título de posgrado con mención en Psicología a través de una tesina –
La catarsis católica en los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola-, dirigida por el célebre
psiquiatra Georges Dumas. Para los datos biográficos de Castellani, ver Randle (2003).
2
A su vez, esos libros recogen una parte de la producción de Palacio en publicaciones
identificadas con el complejo y variado campo nacionalista y con el campo católico, como
Criterio, Nueva Política y Nuevo Orden, que Palacio dirige a principios de los años 40 y a través
de la que propaga un movimiento político nacionalista popular antioligárquico. Cfr., además de
los estudios clásicos sobre nacionalismo argentino (Navarro Gerassi 1968, Zuleta Álvarez
1975, Devoto 2006), el estudio de E. Piñeiro (1997), que analiza en detalle la trayectoria de
Palacio. Para las articulaciones entre nacionalismo y catolicismo, cfr. Zanatta (1996) y
Mallimaci (2011).
3
Un ejemplo es la lectura de la teoría de la antropología del gesto elaborada por el jesuita
Marcel Jousse, que atraviesa la reflexión que diferentes teóricos del siglo XX harán en torno a
la cultura oral y la cultura escrita. Cfr., al respecto, Bentivegna (2011).
1
Discurso literario, periodístico y mediático.
33
Diego Bentivegna
lecturas articuladas desde el existencialismo sartreano. Palacio, por su
parte, que había sido, en los años 30, uno de los animadores de la
vanguardia ultraísta organizada en torno a la revista Martín Fierro, donde
se encarga de escribir, bajo el pseudónimo de “Héctor Castillo”, los
epitafios imaginarios de las grandes figuras del campo intelectual de la
época –Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, Manuel Gálvez-, en los años 30
traducirá para la editorial de la revista Sur, de Victoria Ocampo, a dos
gigantes de la literatura “modernista” del siglo –Virginia Woolf y LouisFerdinand Céline-, en las dos lenguas hegemónicas de la elite letrada
argentina, de cuyo entramado familiar y político Palacio forma parte.4
2 Negación y alteridad
La hipótesis que orientará nuestra lectura es la siguiente: en el marco
de una evidente participación en el mundo político e ideológico
nacionalista, muchos de cuyos ideologemas (Angenot 1982: 171) y, en
general, presupuestos ideológicos comparten, lo que caracteriza los
posicionamientos discursivos de Castellani y de Palacio es su condición
“antimodernista”.5
La propuesta de un “antimodernismo” que se manifiesta
fundamentalmente en el plano de la praxis literaria de una serie de
autores de los siglos XIX y XX ha sido elaborada por Antoine Compagnon
(2007) en un estudio que se centra en el análisis de la producción de
algunos autores claves del antiiluminismo que reacciona contra la
Revolución Francesa y contra el discurso del iluminismo, en especial de
Chateaubriand y de Joseph de Maistre, así como en el estudio de la
recepción de esa obra en autores del siglo XX.6 Un rasgo saliente de lo
Palacio deja ello en claro en el prólogo a una de sus obras más conocidas, fechado en el
año 1945, en el que reconstruye su participación, como ideólogo, en el golpe de Estado de
1930 contra Yrigoyen y el fracaso del proyecto político nacionalista que integraba. Según
leemos en la “Advertencia” que antecede la edición de 1945: “Esta edición de El espíritu y la
letra contiene casi todos los ensayos que figuraban en la primera, de 1935. He excluido los de
carácter político, que le restaba unidad al volumen, y que he agregado en cambio, algunos
ensayos posteriores, incluidos en La historia falsificada, y uno anterior, extraído de La
ispiración [sic] y la gracia que, por razones de composición, figura aquí al final: el largo estudio
sobre el arte deshumanizado. Resulta así el libro, más que una nueva edición, una selección
de mis ensayos de juventud sobe materias de moral y literatura. Su reunión en este volumen
obedece a mi convicción, compartida por algunos amigos y, desde luego, por el editor, de que
conservan algunas sugestiones de valor actual” (Palacio, 1945: 5).
5
Ello implica, en palabras de este último, tomar como objeto no la organización textual ni la
situación de comunicación, sino “aquello que los anuda a través de un modo de enunciación”.
Implica, además, interrogar los elementos del corpus no como entidades cerradas en sí
mismas, sino como entidades insertas en el flujo de la vida social pensado como un universo
discursivo, en la interacción de en un campo discursivo (Maingueneau, 1984: 28), asociado
con posiciones ideológicas, una de las cuales es la posición antimoderna.
6
J. De Maistre es, sintomáticamente, uno de los autores que aparecen citados por
Castellani en el prólogo que prepara para La historia falsificada de Palacio. La lectura de De
Maistre parece ser asidua no sólo en los autores que estamos enfocando, sino en general en el
4
34
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos
que proponemos pensar como espacio discursivo antimoderno es la
presencia dominante de un tomo bélico, polémico, en el que el yo se
afirma en la medida en que pueda señalar un espacio otro con el que
entra en conflicto, otro que, en el caso de los autores que trabajamos,
está conformado por una construcción cultural hegemónica, de matriz
laica y liberal y fuertemente articulada en el aparato del Estado –a través
del sistema educativo- y de la sociedad civil –a través fundamentalmente
de la prensa escrita. Castellani (1977: 204) mismo se muestra consciente
de la carencia doctrinal del nacionalismo argentino (“El nacionalismo
argentino no tiene todavía doctrina, porque no tiene todavía lo que El
capital de Marx es para el socialismo y La riqueza de las naciones de
Adam Smith es para el liberal. Doctrina significa una cosa que se puede
enseñar (doctor, docére). Si se fundara una cátedra de nacionalismo
argentino y me nombraran profesor a mí, ¿qué libro de texto pondría? ¿La
colección del diario El pampero?”). Hay, asimismo, una conciencia del
entramado discursivo con el que se interviene en el campo intelectual, el
ensayo, pensado, en la introducción a La historia falsificada de Palacio,
como algo “profundo y a la vez concreto, enraizado en los problemas
urgentes de nuestra incipiente vida propia” y contrapuesto a la reflexión
sistemática “de un sistema filosófico que está actualmente vivo”
(Castellani, en Palacio 1939: 7).
En el campo nacionalista, aquello que se nombra como “nación” y
como “cultura nacional” aparece, pues, como un indeterminado: como un
significante flotante en torno al que se dan disputas por el sentido (Laclau
y Mouffe 2004: 150 y ss.). Conceptualizar en términos de espacio
discursivo implica pensar el carácter fundamentalmente dialógico de todo
enunciado de discurso (Maingueneau 1984: 31), constitutivamente
heterogéneo. Podemos pensar que, así como desde Bajtín y Voloshinov
toda palabra no puede sino pensarse en relación con la palabra de otro,
en el caso del discurso crítico antimoderno esa relación aparece
potenciada por la exhibición del discurso del otro, en general pensado
como blanco de polémica, de vejación y de vituperio que se manifiesta con
mayor potencia en el género reseña. Leemos, por ejemplo, en la reseña a
El pensamiento vivo de Nietzsche, de Heinrich Mann:
campo cultural del catolicismo más politizado y culturalmente más activo, como lo confirma la
presencia del autor de Las veladas de San Petersburgo, por ejemplo, en un ensayo como la
Visión espiritual de la guerra, publicado en 1940 también en la editorial Difusión por el
Monseñor Gustavo Franceschi, figura clave de la cultura católica de los años 30 y 40, director
de la revista Criterio. Por otro lado, como lo recuerda Compagnon (2007: 179 y ss.), la lectura
de De Maistre era por esos años fundamental en Roger Caillois, instalado en la Argentina
durante los años de la segunda guerra mundial.
Discurso literario, periodístico y mediático.
35
Diego Bentivegna
Nietzsche dedicó una de sus obras a Voltaire, otro de los visibles
precursores del Anticristo. Sin embargo, nos parece que el pobre
demente de Lübeck está en la línea del misterio de la inquidad (que
es el odio formal a Dios) mucho menos adelantado que el
repugnante señor de Ferney en la escala de lo Bajísimo. En
Nietzsche hay una especie de honradez metafísica e integridad moral
que lo nobilitan frente al canallita, vividor, embustero y prostituido
que fue Voltaire, pese a lo que alegue la buena voluntad ingenua de
Albert Noyes. Por lo menos, Nietzsche pagó caro su ateísmo
(corazón, cerebro y alma), no lo explotó, ni lo afichó, lo cobró, ni lo
ocultó cuando era riesgoso. Voltaire pecó contra la Caridad y
Nietzsche solamente contra la esperanza. Medicinalmente hablando,
Voltaire fue un podrido y Nietszche un energúmeno; y en el lenguaje
de la antigua demonología, Nietzsche es un obseso, mientras el otro
tiene todos los caracteres de un poseído hasta los huesos
(Castellani, 1945: 443).
El fragmento es significativo en la medida en que en él se contrapone
a uno de los blancos más recurrentes de la críticas antimoderna (Voltaire,
fustigado por De Maistre y por Baudelaire) con Nietzsche, leído en los
años 40 en la Argentina por Carlos Astrada –por entonces, participante
del campo nacionalista-7 y que representa una figura revalorizada por el
pensamiento ligado con la “revolución conservadora”, pero incómodo para
un católico como Castellani, por sus diatribas contra el cristianismo
como religión y moral de los esclavos; esa tensión se manifiesta
discursivamente a través de la acumulación de subjetivemas y la
presencia de conectores de carácter adversativo. La cadena de negaciones
“no… ni…” permite al enunciador aludir a aquello que se considera como
el objeto polémico: el intelectual supuestamente “emancipado”, el
librepensador que cercena el carácter cuestionador e incómodo de su
discurso, ilustrado, en este caso, en Voltaire.8
Entre las armas de la polémica (Angenot 1982), priman en los ensayos
de Castellani las negaciones de carácter polifónico, a partir de las cuales
se va delimitando el objeto critico a través del deslinde y de la
Su libro Nietzsche, profeta de una edad trágica, se publica en Buenos Aires en 1946.
Algunos fragmentos del libro habían sido anticipados en el diario Cabildo, donde colaboraban
tanto Castellani como Palacio.
8
Para el concepto retórico de “ilustración”, cfr. el clásico de Ch. Perelman y C. Obrechts
Tyteca (1989). En la reseña a otro de los libros que integran esa misma colección, El
pensamiento vivo de Schopenahuer, de Thomas Mann –junto con su hermano Heinrich uno de
los más importante portavoces de un discurso antifascista de matriz liberal articulado por los
propios exiliados alemanes en EE.UU.- la referencia al antimoderno De Maistre es explícita
(“´No existen métodos fáciles para aprender cosas difíciles’, decía J. de Maistre, pero existen,
sí, falsificaciones de todas las cosas difíciles”) y es a partir de ella que se articula la crítica al
modo de operar de los medios como construcciones, uno de los tópicos más recurrentes de las
intervenciones castellanianas.
7
36
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos
demarcacación con respecto no tanto a otras voces asignables a sujetos
individuales específicos, sino con respecto a grandes discursos sociales.9
El rechazo de la voz del otro se conjuga con la asimilación de otras
voces, con las que establece relaciones de solidaridad. Tal el caso, por
ejemplo, de lo que sucede con Lugones, a quien Castellani le dedica uno
de los ensayos más importantes de Crítica literaria, “Sentir la Argentina”,
incluido en dicho volumen y punto de partida del libro sobre Lugones que
publicará en 1964.
Ese ¡basta! temeroso, que el poeta nos deja como única
explicación de su arrebatado, cruel, injusto homicidio, cubre toda
su vida quizá como un gran bramido de supremo desaliento, de
inanición insoportable. Basta de ser explotado por amos que no
aprecio, de servir con mi espíritu causas perdidas, de chocar
cruelmente con la bobería entronizada, de ser exprimido en pro del
necio con poder: esta divina flor de fuego de mi alma no fue hecha
para calentar la maquinaria de una sociedad de que el Lucro es el
supremo resorte, el Capitalista el supremo señor, la Utilidad el
último eje y el Burgués el supremo símbolo, sin Dios, sin héroes, sin
belleza y sin patriotismo. La durísima injusticia que el actual mundo
burgués inflige a la sociedad que no se le prosterna, no menor que
la que hace al trabajo y par a la que hace a la persona, está
resentida por este gran inteligente con la urencia de una úlcera. El
ansia de un orden espiritual alentó toda su acción inconforme,
desde su juvenil posición socialista hasta su actual aspiración
cristiana (Castellani 1945: 229-20).
Estamos, pues, en el ámbito del discurso indirecto libre, escandido
por la presencia anafórica de la expresión “basta”, con el cual se produce
una identificación entre las voces de Castellani y del objeto de la crítica,
en este caso Lugones.
Mientras que en Castellani se privilegia una crítica empírica, atenta a
los objetos estéticos singulares que inserta en lineamientos estéticoideológicos más generales, los ensayos de Palacio se mueven en un plano
más general y abstracto, desde el que se llega, o se “baja”, a lo empírico.
El objeto de la polémica es, en el caso de los ensayos de Ernesto Palacio,
Con todo, la palabra crítica que los libros que estamos considerando llevan al plano
público se muestra como una palabra afectivamente atenuada, en relación con intervenciones
periodísticas y mediáticas, consideradas probablemente más efímeras y, en este sentido,
menos apegadas a las formas discursivas que se tienen por “civiles”. Así, en el caso de la
Crítica literaria de Castellani, se opta por incluir en su volumen una serie de textos cuyo
carácter polémico resulta mucho menos virulento que los de otros textos suyos estrictamente
contemporáneos, más cercanos al ámbito de lo político, como los artículos de opinión que, de
manera asidua, publica en el diario nacionalista Cabildo y en su continuación, Tribuna, en los
años 1944 y 1945, textos explícitamente partidarios, en los que podemos encontrar
enunciados extremos, que lindan con la injuria y que, en este sentido, se ubican por fuera de
aquello que se puede considerar como discurso crítico.
9
Discurso literario, periodístico y mediático.
37
Diego Bentivegna
el arte y la literatura modernos, sometidos a la lógica del cambio y de la
renovación permanente y para los que la revolución formal no es un
rasgo aleatorio o negativo, sino que es básicamente un elemento
normativo, el carácter que determina su valor en el mercado cultural.
Frente a la lógica modernista, que se remonta, según Palacio, al
romanticismo, que es la lógica de la autonomía y de la renovación, un
arte literario “auténtico” debe concebirse como una escritura, como
“adoración” (Palacio 1945: 31), que puede pensarse en serie, por
hipótesis, con las literaturas menores, contrapuesta a la lógica
innovadora de la vanguardia, que Deleuze y Guattari (1978) piensan a
partir de Kafka y que expanden a otros momentos de la literatura de los
siglo XIX y XX, de Von Kleist a Pasolini.
3 Un ethos agónico
La noción de ethos, tal como es postulado por el Análisis del Discurso,
permite articular cuerpo y discurso.10 El problema del tono es, en este
sentido, central. En el análisis de Compagnon, se plantea como un rasgo
del “estilo” antimoderno a la vituperación como “unión de predicción y de
predicación, en cualquier caso, lo contrario del famoso estilo natural tan
caro a los burgueses que Baudelaire criticaba en George Sand”
(Compagnon 2007: 217).
El ethos polémico aparece marcado en nuestros corpora por una
posición extrema, que bordea la idea misma de crítica como un discurso
civilizatorio ligado con el intercambio razonado de ideas en el ámbito de la
esfera pública -la posición de Castellani- y con una posición que se
muestra como más reflexiva y contemporanizadora, la posición de
Palacio, en cuyos textos, sin embargo, uno de los caracteres definitorios
del antimodernismo, la posición catastrófica, la “imaginación del
desastre” es más marcada que en Castellani.
Destrucción y formación de imperios, revoluciones, fascismos,
resurgimiento de Alemania, frentes populares y nacionales, España,
Japón, Estados Unidos, incertidumbre del porvenir… La lógica
catastrófica de los hechos parecería sobrepasar las posibilidades
interpretativas de la inteligencia (Palacio 1945: 58).
La situación desde la que enuncia Palacio es una situación
abiertamente agónica –y la palabra polémica es, según Angenot,
Así, en el ya citado ensayo sobre Claudel, leemos: “El corazón es lo que interesa al poeta y
no le importan nada las vestiduras, ni el color local, ni los nombres, ni el carácter individual,
ni las costumbres de los personajes, que son, sobre todo en sus primeros dramas,
deliberadamente desconocidos y abstractos, con nombres, palabras y maneras de ensueño.”
(Castellani 1945: 79).
10
38
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos
sustancialmente del orden del agón-, que asume las formas de un drama
histórico del que se juega el último acto: “Nuestra época –afirma- asiste al
desenlace del drama” (59).11
El ethos, en toda su complejidad (ethos dicho, ethos mostrado, ethos
efectivo, son algunas de las clasificaciones propuestas por Maingueneau
2009: 270), implica, pues, una operación sobre las opciones lingüísticas –
léxicas, morfológicas, sintácticas y grafemáticas- a las que el discurso
crítico de nuestros autores apelan. Hay, en este sentido, una conciencia
de la noción de lengua con la que la literatura debe trabajar, como se
evidencia en la reseña a un volumen de relatos de Edmundo Vanini, cura
párroco en la localidad bonaerense de Florida, a las afueras de la Capital:
El estudio del coloquial porteño es necesario aunque no sea
consolador. La lengua popular de las grandes urbes argentinas es
pobrísima, es una corrupción y desecamiento del español escrito, el
cual a su vez no es ningún azogue; es rígido y obeso. Por diferentes
fenómenos sociológicos –como la inmigración, la decadencia
cultural, la escuela deficiente, la falta de latín, etc.- el castellano en
la Argentina ha sufrido un bajón sensible. Compárense estas
transcripciones del P. Vanini (o las de Fray Mocho o Carlos de la
Púa) con el coloquial madrileño tal como lo transcribe Benavente en
Una pobre mujer, o con el coloquial sevillano de los Quintero y de
Pérez Lugín. Si recordamos el axioma lingüístico irrecusable de que
el légamo donde las raíces de una lengua asientan, se nutren y
vigorizan el habla popular (“il n`y a ni force ni de saveur que dans le
langue populaire”), tendremos que reconocer que la nuestra está
sufriendo una anemia terrible, ya que los aportes del maloliente
lunfardo son nulos y los aportes del coloquial son insignificantes y
todavía inasimilables. Y que esta anemia lingüística tenga su origen
en una anemia intelectual y moral, es decir, en una falla de la vida
espiritual de nuestro pueblo, es cosa que no puede hacer dudas a
nadie que piense (Castellani 1945: 454-5).
Según Compagnon (2007), la retórica del vituperio se sostiene en el plano del discurso a
través de figuras como antítesis, alteraciones de términos, retruécanos y, sobre todo,
oxímoron, figura que se considera el sostén del estilo que De Maistre
forja en Las
consideraciones sobre Francia. Con él se relaciona una figura como la antimbetábole, cuya
presencia en el Castellani más extremo es muy fuerte, aun cuando su presencia en los
ensayos reunidos en Crítica literaria sea menor, desde un punto de vista cuantitativo, a la que
puede observarse en los textos más políticos. Con todo, las potencia resemantizante de la
figura aparece en algunos puntos esenciales de Crítica literaria, encarnada en otras formas
discursivas, como la definición retórica, más cercana al discurso razonado de la ensayística
que al virulento discurso del panfleto. Así, en el ensayo dedicado a Paul Claudel, con el que se
abre el volumen, donde se define una estética católica, que se distingue de las opciones
“modernas” hegemónicas, asociadas tanto con la vanguardia como con la literatura socialista:
“Paul Claudel es poeta católico, no solamente poeta y católico (nota: Hay poetas que son
católicos, pero no en cuanto poetas, reduplicativa como dicen: Garcilaso, Campoamor). Es un
alma mística y el objeto de su obra, como el de su vida, es el Ser Supremo. Su poesía, como el
Universo, del cual quiere ser interpretación, están llenos de la presencia de Dios” (Castellani
1945: 87).
11
Discurso literario, periodístico y mediático.
39
Diego Bentivegna
Se plantea, así, una posición en torno a lo que se considera una
norma lingüística legítima, uno de los componentes del entramado
hegemónico que releva Angenot (2010: 35). Nos hallamos ante una
posición sobre el lenguaje rioplatense que apela a lo “alarmado”, “alegato
y vos de alarma a la gran ciudad aturdida y turbulenta” (idem).12
El caso de Palacio es, en lo que respecta a una posición sobre la
lengua, marcadamente diferente, aun cuando la presencia de una
posición alterada con respecto al uso lingüístico se articula, también en
él, con una crítica al funcionamiento de los medios y, en consecuencia,
de la esfera pública:
(…) Hoy cualquiera escribe (expresar ideas por la prensa es un
derecho, aunque se carezca de ideas y de estilo); se publica todo, y
todo encuentra lectores y hasta admiradores; con lo cual el nivel
medio de los que se imprime y se lee resulta ínfimo. A consecuencia
de ello, el sentido del valor expresivo del lenguaje se ha perdido casi
por completo. Hoy predomina en éste –para decirlo con términos del
ya citado Valéry- su valor de cambio sobre su valor cultural, no
accesible a la multitud de lectores. Lo que se llamaba el “buen
gusto” es apenas un recuerdo nostálgico. Y la marejada arrastra
igualmente a las minorías cultas, cuyo nivel intelectual es
infinitamente más bajo que en los siglos anteriores, Entre ellas –y
aun en el mismo gremio de los escritores profesionales- los juicios
de valor están trastornados por la depravación expresada. Sólo se
aprecia y se admira lo vulgar… o lo sorprendente. En cuanto a las
cualidades más sutiles de tono o de timbre o de ritmo –las
auténticas elegancias del pensamiento y la forma-, pocos la perciben
ya. (Palacio 1945: 14-15)
Si, en el caso de Castellani, nos hallamos ante un discurso atravesado
por la presencia de formatos genéricos y de materiales lingüísticos
heterogéneos, ante una verdadera mezcla de estilos que Erich Auerbach
(1950) relee a la tradición iniciada por los Evangelios y materializada en
la Comedia de Dante, el modelo textual que asume Palacio es el de la
retórica clásica, como lo deja en claro el autor en las palabras
preliminares a Catilina, fechadas también en 1945:
Es posible hallar aquí el eco de un interdiscurso sobre la lengua y la norma, especialmente
candente en la Argentina de los años 30 y 40. Recordemos, en este sentido, la aparición en
Buenos Aires de La peculiaridad lingüística rioplatense, de Américo Castro, en 1940, que
produce la contundente respuesta de Borges en el ensayo titulado, precisamente, “Las alarmas
del doctor Américo Castro”.
12
40
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos
Declaro carecer de ambición literaria y que consideraría el mayor
de mis fracasos pasar a la posterioridad solamente como escritor. Mi
intención, al escribir Catilina, no fue hacer una obra artística, sino
un manual político, que facilitara a sus lectores la comprensión de
las situaciones complejas y los conflictos que se presentan en la
lucha eterna por el poder. No me propondría deleitar, sino instruir,
con una experiencia personal aplicara a un episodio clásico. Quiere
decir que los valores artísticos, si los posee, es por añadidura, como
una consecuencia de mi afán por la claridad y el orden en la
exposición, aprendidos de los modelos latinos. (Palacio 1946: 9)
Palacio puede exhibir, de esta manera, un ethos erudito, medido y
sereno: puede mostrar en su Catilina un conocimiento profundo de la
antigüedad latina; puede traducir a Virgilio, escribir sobre Plutarco o leer
directamente las Catilinarias de Cicerón en un volumen heredado de su
abuelo por línea materna, Matías Calandrelli, el filólogo italiano que da
un impulso modernizante a los estudios clásicos en la Argentina a finales
del siglo XIX y que deja inacabado un diccionario etimológico del
castellano. Su modelo legitimado de prosa es el de los grandes autores
latinos, un modelo prestigioso pero que, al mismo tiempo, se presenta
como un paradigma cuestionado por los nuevos movimientos estéticos,
desde el modernismo a la vanguardia, como lo deja en claro en uno de los
ensayos incluidos en la edición de 1945, “La vuelta de Plutarco”.
4 Conclusiones
El análisis conducido pone en evidencia un haz de rasgos recurrentes
que permiten postular una posición discursiva demarcada de otras
posiciones calificadas como nacionalistas. Desde un punto de vista
enunciativo, se trata de textos que manifiestan de manera insistente la
presencia del yo de la enunciación, en la tradición del ensayo, aun
cuando se plasman en marcos genéricos variados, sobre todo en el caso
del corpus de Castellani (la reseña, el comentario de texto, el ensayo, la
introducción a un autor determinado, etc.).
Con esta variabilidad genérica se ligan los ethé mostrados por los
textos, uno más marcadamente polémico, en el caso de Castellani, el otro
con marcas más cercanas al de la reflexión razonada, pero ambos
insertos en el marco general de un ethos agónico y confrontativo. Se
trata, en conexión con ello, de intervenciones en las que la presencia de
la voz del otro, habitualmente objeto de polémica, de refutación y de
rechazo, ocupa un rol determinante. Estamos, más que ante voces
individuales, ante una voz social, colectiva, que muestra los rasgos de un
discurso hegemónico: el discurso liberal, cosmopolita y laico de la cultura
argentina. En este sentido, se trata de discursos que participan de un
Discurso literario, periodístico y mediático.
41
Diego Bentivegna
campo discursivo nacionalista, complejo y heterogéneo desde un punto
de vista ideológico y político, pero que delimitan a su vez un espacio
discursivo propio, que caracterizamos como antimoderno.
La hegemonía, recuerda Angenot, “no sólo se presenta como un
conjunto de contradicciones parciales, de tensiones entre fuerzas
centrífugas y centrípetas, sino que, más aún, logra imponerse justamente
como resultado de esas tensiones y vectores de interacción” (Angenot
2010: 34). Desde esta perspectiva, el discurso antimoderno de nuestros
autores debe ser considerado como un discurso que vehiculiza
contenidos no hegemónicos a través de formatos discursivos legitimados
por la crítica. De ahí las alianzas que pueden plantear estos discursos
con otros que participan de universos ideológicos contrapuestos a los
suyos (el anarquismo, el socialismo, el comunismo, la izquierda nacional).
Ambos operan, también, en un espacio interdiscursivo en el que las
relaciones de solidaridad y de confrontación con la palabra del otro
juegan un rol determinante. Son, en su variedad y en su diferencia,
pequeñas máquinas en una guerra discursiva por la determinación de
aquello que se considera como una cultura legítima para la nación
argentina.
42
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Parte II
Discurso periodístico
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Capítulo 3
La descortesía verbal en la prensa de Salta.
Acerca del discurso político
Olga Alicia Armata
En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013)
Discurso literario, periodístico y mediático.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 45-53.
ISBN 978-950-774-239-2
Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978
Resumen
La prensa escrita interviene de manera directa en la configuración de la realidad,
pues proporciona particulares visiones de mundo, producto de diferentes lecturas
realizadas por determinada empresa comercial. En efecto, las páginas de los
diarios registran lo que acontece en el aquí y el ahora, es decir, dan cuenta de las
transformaciones socioeconómicas, políticas y culturales que afectan a la sociedad
en su conjunto. En Salta, el periodismo desempeña un rol medular en las
prácticas políticas, porque se constituye en ámbito propicio para el intercambio, el
debate y la confrontación entre los principales referentes de las distintas
agrupaciones existentes. Esto origina situaciones comunicativas que implican la
consideración de aspectos estrictamente lingüísticos relacionados con el
funcionamiento del sistema, además de los que atañen a cuestiones de índole
social. De modo que en esas instancias se ponen en juego normas vinculadas con
el uso de la lengua y con el funcionamiento de la sociedad. Entre ellas, se destaca
la cortesía que, como pauta de comportamiento, favorece las relaciones
interpersonales. Por eso, se propicia la difusión de ciertos patrones corteses en
desmedro de otros considerados descorteses. El propósito de este trabajo es
examinar las formas de (des)cortesía empleadas por los actores políticos durante
la campaña electoral para la elección de gobernador, intendentes y diputados
provinciales en 2011. Para ello, se indaga un corpus textual de artículos
periodísticos que recogen las emisiones de los candidatos y que proceden de
diarios y semanarios salteños tales como El Tribuno, El Intransigente, El Cronista,
entre otros.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Olga Alicia Armata
1 Introducción
Entre los medios masivos de comunicación, las producciones
periodísticas intervienen de manera directa en la configuración de la
realidad, pues en ellas se evidencian particulares visiones de mundo,
producto de diferentes lecturas realizadas por determinada empresa
comercial. De hecho, las páginas de los diarios muestran lo que acontece
aquí y ahora, es decir, presentan las transformaciones socio-económicas,
políticas y culturales que, por su incidencia, pueden afectar, de manera
directa o indirecta, a la sociedad en su conjunto. Además de difundir
información y de orientar a la opinión pública, el periodismo adquiere en
Salta un rol preponderante en las prácticas políticas, en la medida en que
proporciona a los actores sociales el espacio propicio para el intercambio,
el debate y la confrontación entre los principales referentes de los
distintos partidos. Esto origina situaciones comunicativas que evidencian
usos particulares del sistema lingüístico y de las normas sociales, en
función de la comunidad de habla a la cual pertenecen los interlocutores.
La cortesía es, en efecto, una de esas normas sociales que, como
pauta de comportamiento, favorece las relaciones interpersonales, lo que
implica que las elecciones lingüísticas efectuadas por el emisor se
establezcan según se dirijan o se refieran al destinatario en la interacción
verbal. Por eso, las sociedades propician la difusión de ciertos patrones
corteses en desmedro de otros considerados descorteses, es decir, “faltos
de cortesía” (DRAE 2001: 704), en definitiva, carentes de afabilidad, de
atención e incluso de respeto. Justamente, el objetivo de este trabajo, que
se inscribe en el Proyecto de Investigación 2065 del CIUNSa., y que
indaga la prensa escrita salteña, es examinar algunas formas de
descortesía empleadas por los actores políticos durante la campaña
electoral que, en el ámbito provincial, se desarrolló en 2011.
2 Encuadre teórico-metodológico
El modelo descriptivo-explicativo propuesto por Penélope Brown y
Stephen Levinson (1987)13 para el estudio de la cortesía es, sin duda, el
más elaborado y difundido a pesar de las críticas de las que fuera objeto,
en particular las relacionadas con el carácter universalista que se asigna
a la imagen social (Bravo y Briz 2004). Si bien esta propuesta comprende
nociones fundamentales para el abordaje de los usos corteses tales como:
persona modelo, racionalidad e imagen (positiva y negativa), a las que
deben sumarse factores correspondientes a variables de índole sociológica
(distancia social, poder relativo y grado de imposición); no contempla el
tratamiento de la descortesía. Es cierto que en las relaciones sociales se
Con respecto a la propuesta teórica de Brown y Levinson, véase: Brown y Levinson (1987)
y Carrizo, Kevorkian y Lorusso (1998).
13
46
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político
muestra la imagen que cada interlocutor asume en el hecho de habla, sin
embargo, no siempre se la preserva; por el contrario, en determinadas
situaciones comunicativas suele atacársela, deteriorarla e incluso
destruirla mediante expresiones lingüísticas, en su mayoría,
provocativas. En estos casos, hablante y oyente manifiestan sus
desacuerdos e, incluso, pueden generar conflictos que evidencian, por lo
general, una acentuada agresividad verbal. Más aún, si la interacción se
circunscribe a prácticas políticas cuyo campo discursivo se define por su
carácter polémico y, sobre todo, por el enfrentamiento entre actores
sociales que, en su mayoría, responden a líneas político-ideológicas
opositoras (Verón 1987: 16).
Cualquier estudio sobre la descortesía exige la consideración de las
propuestas efectuadas por Culpeper (citado por Bernal 2005) y Kaul de
Marlangeon (1997, 2005), quienes abordan en forma independiente esta
temática; lo hacen con el propósito de ofrecer planteos teóricos que
complementen los formulados por Brown y Levinson, razón por la cual
proponen diferentes estrategias de descortesía. Además, Kaul de
Marlangeon (2005) sostiene que cortesía-descortesía configuran un
continuum en el cual los usos lingüísticos se acercan o se alejan de esos
dos polos, según los participantes asuman en la interacción una actitud
conciliadora o intolerante.
Tanto en el tratamiento de la cortesía como en el de la descortesía, los
aportes de la pragmática sociocultural son fundamentales en la medida
en que evidencian los estrechos vínculos existentes entre aspectos
lingüísticos y sociales. De hecho, en la propuesta teórica formulada por
Diana Bravo (2005) a partir de su revisión crítica del modelo
angloamericano, el componente extralingüístico es categoría de análisis
en las indagaciones de la cortesía verbal, además de las nociones de
autonomía y afiliación aplicables a la imagen de los interlocutores. En
esta línea en la cual se inscriben las investigaciones realizadas por Kaul
de Marlangeon, se concreta el abordaje de los usos descorteses
empleados en las prácticas políticas y registrados en la prensa salteña.
El corpus textual objeto de análisis procede de artículos periodísticos
que recogen las emisiones de los candidatos a gobernador, intendentes,
senadores, diputados y concejales en 2011. Ese material procede de los
diarios El Tribuno y El Intransigente, y de los semanarios El Cronista,
Cuarto Poder, Nueva Propuesta y Redacción, publicados en los meses de
marzo y abril del año indicado.14 De este modo, se obtiene una muestra
compuesta por cincuenta ejemplares pertenecientes a diferentes géneros
periodísticos: noticias, entrevistas y artículos de opinión.
En relación con la caracterización de los semanarios y con su relevancia en la prensa
salteña, puede consultar: A.A.V.V. (2010).
14
Discurso literario, periodístico y mediático
47
Olga Alicia Armata
3 De sanguijuelas, tránsfugas, oportunistas y …
Dado que el análisis de las formas descorteses se efectúa desde la
perspectiva teórica de la pragmática sociocultural, resulta imprescindible
la consideración de aspectos contextuales a los efectos de examinar tales
formas en función de los parámetros culturales vigentes en la comunidad
de habla en la cual se efectúa este estudio. Esto implica especificar las
características de los interlocutores y de la situación comunicativa,
además de indagar las emisiones lingüísticas que se producen en esa
instancia, pues los participantes cuentan con hábitos y pautas culturales
que se evidencian en la interlocución. Por eso, conviene precisar que el
material que se analiza debe abordarse en relación con las circunstancias
sociopolíticas correspondientes a la campaña proselitista que culmina
con las elecciones provinciales de abril de 2011, más aún si se tiene en
cuenta que en esas circunstancias el principal conflicto reside en el
hecho de que las fuerzas políticas más destacadas en la disputa por el
ejecutivo salteño proceden del Justicialismo. A esto se agrega la
acumulación de poder que logra en ese momento el gobernador Juan
Manuel Urtubey, luego de obtener la presidencia del Partido Justicialista,
lo que provoca la pérdida del liderazgo que, durante doce años, había
ejercido el exgobernador Juan Carlos Romero. De los diez partidos que
participan en la contienda política, solo tres disputan la primacía, a
saber:15 Frejurevi, Salta Somos Todos y Frente Federal, cuyos candidatos
son Juan Manuel Urtubey-Andrés Zottos, quienes aspiran a la reelección,
Alfredo Olmedo-Bernardo Biella y Walter Wayar-Jorge Guaymás,
respectivamente.
Del corpus de trabajo, se selecciona un fragmento conformado por
una serie discursiva de cinco unidades textuales que pertenecen a
distintos géneros periodísticos, en función de los cuales pueden
conformarse dos grupos. Forman parte del primero una noticia y un
artículo de opinión publicados en El Intransigente y en Cuarto Poder y del
segundo, entrevistas reproducidas en Nueva Propuesta y declaraciones
incluidas en noticias divulgadas en El Intransigente.
Antes de proceder a la indagación del material escogido, conviene
efectuar breves reflexiones acerca de la caracterización que en la prensa
salteña se asigna a la campaña previa a las elecciones. Considerada por
Los partidos políticos que intervinieron en las elecciones a gobernador, intendentes,
senadores, diputados y concejales en abril de 2011 son los siguientes: Frente para la Victoria,
Partido Justicialista, Unión Cívica Radical, Coalición Cívica, Movimiento Proyecto Sur, Partido
Renovador de Salta, Salta Somos Todos, Frente Federal, Movimiento Independiente de
Jubilados y Desocupados y Partido Obrero. A estos deben agregarse otras agrupaciones locales
que sólo propusieron candidatos en las categorías correspondientes a diputados, senadores y
concejales y que se constituyeron en listas colectoras de la fórmula propuesta por el Frejurevi.
Ellas son: Partido Conservador Popular, Partido Propuesta Salteña, Unión Victoria Popular,
Partido Frente Grande, Convocatoria Ciudadana, Memoria y Movilización Socialista.
15
48
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político
el diputado nacional del Frente para la Victoria muy mediocre y muy
chata, la campaña mencionada muestra, según expresa el legislador, que
“la oposición no supo generar alternativas ni propuestas” (El
Intransigente, 02/04/11: 7). Por eso, la califica por medio de adjetivos
evaluativos axiológicos portadores de valor negativo, con lo cual muestra
su posicionamiento frente al objeto denotado. Es más, atribuye
cualidades en sumo grado, lo que se evidencia a través del superlativo
absoluto empleado en las construcciones citadas.
Debido a que las intervenciones de los actores políticos durante este
período muestra una gran dosis de agresividad, se plantea en el Concejo
Deliberante de la ciudad de Salta la necesidad de proceder a la
aprobación del Proyecto de Resolución presentado por el concejal radical
Carlos Saravia, con el propósito de evitar las conductas injuriosas entre
adversarios políticos. A esto se refiere, precisamente, la noticia titulada
“Prohibido insultarse en campaña”, que se publica el 19 de marzo de
2011 en El Intransigente. En ella, se incorpora la siguiente volanta: “Sin
lugar a dudas que esta campaña nos tiene sorprendidos por la bajeza de
su realización. ‘Sanguijuela’, ‘oportunista’, ‘tránsfuga’, ‘ridículo’, los
candidatos se dijeron de todo en este último mes, pero de propuestas se
habla poco.” Estos enunciados, que condicen con las apreciaciones
citadas en el párrafo precedente, no solo subrayan el carácter negativo de
dicha campaña, sino que, además, incorporan unidades léxicas que
comportan idéntica carga semántica. De hecho, los lexemas citados
comparten el rasgo sémico /carente de principios morales/. Se trata, en
efecto, de formas axiológicas con las cuales el hablante desvaloriza a su
opositor político, poniéndolo al descubierto ante sus pares y ante la
sociedad en su conjunto. Al respecto, cabe destacar que, si se efectúa la
caracterización semántica de esas unidades léxicas, se comprueba la
conformación de una serie gradual, en cuyos extremos se ubican
‘ridículo’ y ‘sanguijuela’, términos que conllevan, además del sema común
ya indicado, otros: /de poco aprecio/, para el primero y /persona que
hace suyo bienes ajenos/, para el segundo, sin olvidar unidades como
‘oportunista’ y ‘tránsfuga’, en las cuales se destacan, asimismo, los
rasgos sémicos /que aprovecha las circunstancias para su beneficio
particular/ e /individuo que modifica su ideología en función de intereses
personales/. De este modo, la prensa local registra apelativos descorteses
con los cuales los actores políticos agreden a sus contrincantes
circunstanciales, atacando de manera directa su imagen positiva; lo que
implica, no solo minusvalorarlo, sino también deslegitimarlo como
adversario en un contexto sociopolítico en el cual los postulantes no dan
muestras de idoneidad para el cargo al que se postulan.
Discurso literario, periodístico y mediático
49
Olga Alicia Armata
El estudio de las formas descorteses identificadas en la serie
discursiva que se indaga en esta comunicación se circunscribe
únicamente a las categorías correspondientes a los cargos de gobernador,
intendente y diputado provincial. Con respecto a la primera, el abordaje
se concreta en la nota periodística titulada “Sobre Gatopardos, tigres y
rayas”, publicada el 19 de marzo en el semanario Cuarto Poder. Aunque
las unidades léxicas que conforman el enunciado-titular pertenecen a un
ámbito de conocimiento específico correspondiente a la zoología, se trata,
en realidad, de unidades portadoras de un valor semántico particular,
que excede el nivel denotativo y que concierne al área de las prácticas
políticas. En efecto, ‘gatopardos’, ‘tigres’ y ‘rayas’ son formas axiológicas
con las cuales el enunciador-periodista caracteriza a un grupo de
políticos salteños, destacando, justamente, su accionar negativo en tanto
asumen posturas opuestas e, incluso, contradictorias con respecto a su
orientación política de origen, con tal de conservar sus privilegios en una
muestra de auténtico gatopardismo.
En este artículo, el enunciador asigna a los candidatos Juan Manuel
Urtubey, Walter Wayar y Alfredo Olmedo los apelativos ‘progresista’,
‘nuevo kirchnerista’ y ‘cabeza cerrada/bolsillo abierto’, respectivamente,
para caracterizar sus trayectorias políticas. De hecho, los tratamientos
asignados a los dos primeros no sólo niegan su origen conservador, sino
que dan cuenta además de los cambios producidos en sus prácticas. Al
respecto, no puede desconocerse que tanto Urtubey como Wayar
proceden de grupos familiares que, en diferentes épocas, formaron parte
del poder político provincial en tanto miembros de la clase dominante.
Una situación diferente se plantea con el candidato de Salta Somos
Todos, pues, en este caso, el enunciador no le adjudica apelativos
referidos a su procedencia, sino más bien vinculados con sus
características personales. Así lo prueban las estructuras nominales
‘cabeza cerrada/bolsillo abierto’, en las cuales se destaca la oposición
cerrada/abierto, referida tanto a la capacidad intelectual como a la
disponibilidad económica de las cuales da cuenta el candidato durante su
campaña.
De modo que los apelativos axiológicos citados no sólo evidencian la
actitud descortés del enunciador, sino que además revisten carácter
irónico, pues atribuir las formas ‘progresista’ y ‘nuevo kirchnerista’ a
Urutubey y a Wayar, respectivamente, implica “bajo las apariencias de
valorización un juicio de desvalorización” (Kerbrat-Orecchioni 1986: 101),
en la medida en que no puede caracterizarse de esa manera a quienes,
negando su pasado político en las filas del romerismo-menemista, “hoy …
la juegan de convencidos conductores de espacios transformadores”. De
hecho, lo que el enunciador comunica es lo contrario de lo dicho. Esa
actitud descortés e irónica se torna sarcástica en ‘cabeza cerrada/bolsillo
50
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político
abierto’, pues, de forma cruel y mordaz, el enunciador da cuenta, por un
lado, de las limitaciones intelectuales y, por otro, de los recursos
económicos del candidato por Salta Somos Todos, lo que se constituye en
una auténtica ofensa. En suma, el enunciador- periodista desacredita la
imagen positiva de los candidatos, apelando al valor estratégico que
adquiere la ironía en las expresiones descorteses. Lo hace desde el rol que
ocupa por su condición de comunicador social.
En cuanto a las emisiones descorteses empleadas por los candidatos
a intendente de la ciudad de Salta, solo se examinan las que profiere el
jefe comunal Miguel Ángel Isa. Esas emisiones forman parte de la
entrevista que realiza la periodista Cecilia Allemand en el programa “Bien
Informados” de Canal 9, y que se publica en el Semanario Nueva
Propuesta el viernes 1 de abril de 2011. El titular que encabeza el diálogo
con el intendente es: “Mi principal opositor, Martín Grande, lo dijo: ‘¡Soy
el mejor intendente de los últimos años!’”, al que antecede la siguiente
volanta: “Miguel Isa más que seguro de su triunfo junto a Urtubey:
¡Ahora viene lo mejor!”. Del material citado se extraen los enunciados
que se citan a continuación:
A.
(1) Y bueno, algo tienen que decir, pobrecitos.
(2) Ellos también están participando.
(3) Eso es bueno.
(4) ¡Pero qué van a salir a decir!
B.
(5) ¡Soy el mejor intendente de los últimos años!
(6) ¡Y cómo vas a salir a decir que es el mejor Intendente de los últimos años…!
(7) Y que esto… y que esto otro.
(8) ¡Eso ha dicho mi principal opositor!
(9) Hay otros que están haciendo ‘city tours’ por la ciudad, no conocen los barrios.
Las emisiones agrup
adas en A tienen como destinatarios a los candidatos del Frente
Federal, más precisamente a los postulantes a gobernador e intendente,
Walter Wayar y Nora Giménez. El enunciado (1) evidencia la actitud
descortés del hablante, quien asigna a los destinatarios el calificativo
axiológico ‘pobrecitos’, forma vocativa de valor despectivo, que se atenúa
con la incorporación del sufijo diminutivo –ito. Sin embargo, el
menosprecio a los oponentes se evidencia con claridad y es la respuesta
dada por Miguel Ángel Isa a los juicios descalificadores que manifestaron
en relación con la gestión municipal. A pesar de ello, el emisor busca
atenuar sus dichos en las proferencias (2) y (3) en las cuales subraya la
participación de sus adversarios en las elecciones; aunque en la emisión
Discurso literario, periodístico y mediático
51
Olga Alicia Armata
(4) nuevamente manifiesta su disconformismo,
subestimando las
expresiones de sus contrincantes, lo que se acentúa con la exclamación.
Esto significa que la imagen del destinatario se ve amenazada, degradada
a tal punto que el hablante manifiesta, por medio de la construcción
exclamativa, su asombro por la postulación de Nora Giménez, lo que se
refrenda en las expresiones siguientes: “… a Norita yo la conozco desde
hace años. Ella fue concejal de San Millán. Fue concejal mía. Ella hace
siempre, todos los años, su intento para ser intendente”. En
consecuencia, hay una clara ridiculización del contrincante, de quien el
emisor destaca su incapacidad para diseñar una campaña electoral que
le permita acceder a la intendencia capitalina, pues hasta 2011 los
resultados electorales en esta categoría siempre le fueron adversos. Esto
obedece, sin duda, a la necesidad del hablante de dar primacía a su
imagen positiva, razón por la cual agrede al destinatario, quien pertenece
al grupo opositor.
En B, la emisión (5), dicha por el actual intendente de la ciudad de
Salta, reproduce el enunciado que su adversario político de Salta Somos
Todos, Martín Grande, profiere en la emisora radial de su propiedad,
antes de convertirse en candidato a intendente. Por su parte, las
emisiones (6), (7) y (8) revelan, desde la óptica del emisor, la incapacidad
y la inexperiencia que caracterizan al opositor para enfrentarse a sus
opositores en la campaña electoral, lo que implica defender su propuesta
y, desde luego, el espacio partidario. También en (9) el hablante se
muestra descortés con el receptor, en la medida en que pone al
descubierto el desconocimiento de la ciudad por parte de su adversario
político.
Tanto en los enunciados de A como en los de B el hablante apela a la
descortesía de fustigación (Kaul de Marlangeon 2005: 302), es decir, a
emisiones que dan cuenta de un comportamiento consciente orientado a
dañar la imagen de los interlocutores que, en este caso, se identifican con
Nora Giménez y Martín Grande, candidatos a intendente por Frente
Federal y Salta Somos Todos, de quienes señala, por un lado, su
incapacidad y, por otro, su escaso conocimiento del ejido urbano. De este
modo, el actual intendente de Salta responde al desafío que plantean las
declaraciones de sus contrincantes.
Entre los usos descorteses empleados por los candidatos a la
diputación provincial, se analiza la construcción apelativa que el
representante del Partido Conservador Popular, Guillermo Durand
Cornejo, atribuye al representante del Partido Propuesta Salteña, Álvaro
Ulloa de la Serna. Se trata de la construcción ‘tránsfuga de la política’,
con la cual caracteriza a quien, habiendo efectuado acuerdos políticos
con el líder de Salta Somos Todos, Alfredo Olmedo, para adherir a su
candidatura a gobernador, niega en la práctica tales acuerdos, porque no
52
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político
comparte la misma ideología. Esto explica la carga semántica negativa
que conlleva el sintagma en la medida en que el hablante se propone
destacar que el candidato a diputado solo busca obtener rédito personal,
lo que significa que pueda tener continuidad laboral en la función
pública. En efecto, los enunciados:
(10) ¿Cómo puede ser que Ulloa no esté de acuerdo con Olmedo?
(11) Entonces sólo está buscando trabajo en la política.
(12) Es tristísimo que alguien haga acuerdos políticos para existir (Los tres en El
Intransigente, 19/03/11).
expresan las acusaciones y reproches que el hablante efectúa al
destinatario, a quien personaliza en (10). Sin embargo, tal
personalización desaparece en la proferencia (12), en la cual se destaca la
incorporación del pronombre indefinido, además del evaluativo
‘tristísimo’, cuyo valor consiste en subrayar el proceder negativo del
destinatario. Se produce, por lo tanto, la descortesía por refractariedad
(Kaul de Marlangeon, 2005: 303), dado que el emisor muestra una
actitud refractaria con respecto a su rival, de tal manera que necesita
verse y ser visto como un verdadero opositor que puede criticar a su
adversario porque posee la autonomía suficiente para hacerlo.
4 Conclusiones
En este breve análisis de las formas descorteses empleadas en la
prensa escrita salteña, se observa elevado nivel de agresividad verbal
entre los interlocutores, lo que condice con el carácter polémico del
discurso político. Esto origina el empleo de diferentes estrategias de
descortesía, mediante las cuales el hablante ridiculiza al destinatario, lo
asocia con hechos o situaciones negativas o adopta una actitud
refractaria hacia quienes considera sus opositores. De este modo, se
patentiza la intolerancia, el rechazo, el desacuerdo, en definitiva, el
ataque permanente a quien se considera opositor o contrincante en la
pugna por obtener el poder.
Aunque estas conclusiones son parciales, debido a que sólo se
examina un fragmento reducido de formas descorteses, es posible
comprobar la eficacia de la pragmática sociocultural en el abordaje de los
tratamientos descorteses.
5 Fuentes
Diarios: El Tribuno, El Intransigente.
Semanarios: El Cronista, Cuarto
Poder,
Discurso literario, periodístico y mediático
Nueva
Propuesta
y
Redacción.
53
Capítulo 4
La clasificación de procesos como herramienta de análisis:
de categorías graduales a conjuntos de rasgos
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013)
Discurso literario, periodístico y mediático.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 55-71.
ISBN 978-950-774-239-2
Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978
Resumen
El presente trabajo parte de la reflexión sobre la clasificación de procesos y roles
temáticos de la Lingüística Sistémico-Funcional (LSF) (Halliday y Mathiessen 2004)
en tanto herramienta para analizar discursos, y tiene como meta su adecuación a
fin de alcanzar un acercamiento más completo al análisis de textos reales. El
marco teórico es el Análisis del Discurso encuadrado en los principios de la LSF
(Halliday 1985) y la metodología es cualitativa, ya que parte del análisis inductivo
del corpus. Según la LSF, la clasificación de cláusulas y procesos permite observar
cómo los hablantes representan el mundo de la experiencia. Dicha clasificación
incluye un espectro de seis categorías cuyos límites no son discretos sino
graduales: tres tipos de procesos principales y tres intermedios. Presupone el
principio de indeterminación sistémica, esto es, que la indeterminación en el modo
en que los hablantes construyen la experiencia mediante el lenguaje no es una
excepción del sistema sino una de sus características constitutivas (Halliday y
Mathiessen 2004: 172). El análisis de dos corpora distintos (noticias y documentos
legales) muestra que la clasificación en seis categorías resulta insuficiente, ya que
algunos procesos pueden clasificarse en los límites entre dos o más categorías, no
necesariamente adyacentes en el espectro. Por eso, este trabajo propone adaptar la
clasificación y conceptualizarla como un conjunto de rasgos, para poder realizar
una caracterización más compleja de la representación del mundo construida en
los textos.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
1 Introducción
Este trabajo se enmarca en nuestros proyectos de investigación de
Doctorado, que llevamos a cabo en la Universidad de Buenos Aires con
becas del Conicet. Si bien el marco teórico-metodológico de nuestras
investigaciones no coincide exactamente –Serpa trabaja desde el Análisis
Estratégico del Discurso (Menéndez 1997) en el marco de la Lingüística
Sistémico-Funcional (LSF) y Molina desde el Análisis Crítico del Discurso
(Fairclough 1992, Pardo 2011)–, en ambos casos abordamos el análisis
textual, compartimos la metodología cualitativa y utilizamos como
herramienta de análisis la clasificación de cláusulas, procesos y roles
temáticos elaborada por Halliday y colaboradores (Halliday 1985, Halliday
y Matthiessen 2004). En ambas investigaciones el análisis de dos corpora
muy diferentes con respecto a sus características formales, estilísticas y
genéricas (un corpus de documentos legales, en la investigación de Serpa,
y un corpus de notas periodísticas, en la investigación de Molina)
presentó dificultades similares para utilizar dicha clasificación como
herramienta de análisis; además, la lectura de la bibliografía sobre el
tema mostró algunas inconsistencias en la clasificación y ejemplificación
de las cláusulas. No obstante, sostenemos la validez y la relevancia de
esa herramienta, por lo que nos proponemos revisarla críticamente y
adaptarla para optimizar su uso.
Así, el presente trabajo parte de la reflexión sobre la clasificación de
procesos y roles temáticos de la LSF (Halliday y Mathiessen 2004) y se
propone adaptarla en términos de su uso para el análisis del discurso
orientado textualmente. A partir de una metodología cualitativa (Guba y
Lincoln 1998), las reflexiones que conforman esta adaptación surgen del
análisis inductivo de nuestros corpora. Es con este alcance que
adecuaremos la clasificación de procesos como herramienta analítica
para la descripción completa y compleja de los textos. En síntesis,
intentamos optimizar dicha herramienta para describir las distintas
representaciones del mundo que los recursos lingüísticos construyen en
los textos que analizamos.
Comenzaremos por resumir brevemente la clasificación de procesos en
el marco de la LSF y estableceremos la posibilidad de la adaptación de
dicha clasificación como herramienta de análisis, fundamentada
teóricamente en el principio de indeterminación sistémica. A
continuación, indicaremos algunos problemas vinculados a la
clasificación y ejemplificación de los procesos en la bibliografía revisada
(referidos, especialmente, a los procesos de conducta, relacionales,
existenciales y verbales). Luego, a partir de ejemplos concretos (tomados
de un corpus de textos legales y un corpus de notas periodísticas),
presentaremos nuestra propuesta de análisis. Esta intenta adaptar la
herramienta analítica para conceptualizarla como un conjunto de rasgos
56
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La clasificación de procesos como herramienta de análisis…
que nos permitan describir más exhaustivamente los procesos en textos
determinados. Por último, en las conclusiones, examinaremos la
propuesta que presentamos, señalando sus problemas y sus
posibilidades.
2 Los tipos de cláusulas en la Lingüística Sistémico-Funcional
La clasificación de procesos y cláusulas que propone la LSF se
inscribe en el marco de su descripción de una de las tres metafunciones
del lenguaje, la experiencial. La metafunción experiencial se compone de
la función lógica (que se ocupa de las relaciones lógicas dentro de la
cláusula y entre cláusulas) y la función ideativa. Esta última, en
particular, se refiere a la manera en que el lenguaje construye y
vehiculiza una visión de mundo, a partir de la configuración de procesos,
participantes y circunstancias. Por eso la función ideativa se ocupa de los
elementos lingüísticos que configuran la cláusula como representación.
Según la LSF, el centro experiencial de la cláusula está dado por el
proceso, en torno al cual orbitan, en primera instancia, los participantes,
y, un poco más alejadas, las circunstancias. La relación de los procesos
con los participantes es más estrecha como consecuencia de su
obligatoriedad semántica –se trata de roles inherentes–, mientras que las
circunstancias realizan papeles generalmente más prescindibles. En este
sentido, la configuración de la cláusula como representación y su
clasificación semántica parten siempre del proceso, dado que el resto de
los roles se organiza en torno a este.
Según Halliday y Matthiessen (2004: 170-175), los distintos tipos de
procesos ocupan un espacio semiótico continuo dentro del cual es posible
establecer “regiones”. Los autores afirman que “The regions have core
areas and these represent prototypical members of the process types; but
the regions are continuous, shading into one another, and these border
areas represent the fact that the process types are fuzzy categories”
(2004: 172).16 Material, mental y relacional son los tres tipos principales
de procesos en el sistema de la transitividad, es decir, las tres “regiones”
más claramente definidas. ¿Cómo se reconocen estas tres categorías? Los
procesos materiales construyen cláusulas de hacer y de suceder, en
particular “a ‘material’ clause construes a quantum of change in the flow
of events as taking place through some input of energy” (Halliday y
Matthiessen 2004: 179).17 El Actor y la Meta son los participantes más
“Las regiones poseen áreas nucleares y estas representan a los miembros prototípicos de
los tipos de procesos; pero las regiones son continuas, graduales en el paso de una a otra, y
estas áreas limítrofes representan el hecho de que los tipos de procesos constituyen categorías
difusas.” (La traducción de esta cita y las siguientes es de las autoras).
17
“Una cláusula ‘material’ construye un
quantum de cambio en el flujo de los
acontecimientos como si este tuviera lugar mediante un input de energía”.
16
Discurso literario, periodístico y mediático
57
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
comunes asociados al proceso, como “El Estado nacional” y “el aporte
financiero principal” en el ejemplo (1):18
(1) El Estado nacional realizará el aporte financiero principal al sistema
universitario estatal [LFE-E99]
Los procesos mentales, por su parte, construyen cláusulas de pensar
y de sentir. A diferencia de los materiales, el cambio que producen no se
da en el fluir de los eventos externos, sino que sucede en el ámbito de la
consciencia (2004: 197). Los procesos mentales, por lo tanto, exigen un
Procesador como participante inherente, esto es, el ser dotado de
consciencia que experimenta el proceso, y un Fenómeno, es decir, el
constructo mental u objeto del mundo experimentado por el Procesador.
(2) ejemplifica esta categoría:
(2) Los alumnos respetan la libertad de consciencia, la dignidad, integridad e
intimidad de todos/as los/as miembros de la comunidad educativa [LENE639]
En cuanto a los procesos relacionales, finalmente, se realizan
prototípicamente a través de los verbos ser, estar y tener. Se utilizan para
construir relaciones abstractas; esto significa que pueden representar la
experiencia interna (como los mentales) y externa (como los materiales),
pero en términos de “ser”, dado que sirven para caracterizar e identificar
(2004: 210). Dependiendo de la clase de cláusula relacional de que se
trate –intensiva, posesiva o circunstancial, de tipo identificativo o
atributivo– sus participantes inherentes recibirán diversas etiquetas:
Portador y Atributo, Identificador e Identificado, etc. El ejemplo (3)
muestra una cláusula relacional de tipo intensivo atributivo:
(3) Las acciones educativas son responsabilidad de la familia de la familia, como
agente natural primario de la educación, del Estado nacional… [LFE-E11].
Además de estas tres clases principales de procesos, la LSF también
reconoce otras categorías localizadas en los límites, en una posición
intermedia entre los diferentes pares. A estos tres tipos intermedios los
denomina de conducta, verbal y existencial.
En el límite entre los procesos materiales y mentales están los de
conducta: se trata de procesos que expresan conductas psicológicas y
Todos los ejemplos de nuestros corpora de análisis que presentamos en este trabajo están
citados textualmente; los fragmentos entre corchetes indican información cotextual aclaratoria
y los puntos suspensivos entre paréntesis indican que se ha recortado un fragmento. Al final
de cada ejemplo, también entre corchetes, se cita el sector de nuestros corpora del que han
sido extraídos. En los ejemplos del corpus de textos legales, se indica en primer lugar de qué
texto se trata: LFE significa Ley Federal Educativa (Ley 24195, de 1993) y LEN significa Ley de
Educación Nacional (Ley 26.206, de 2006); luego, separado por un guión, se indica el número
de enunciado. En cuanto a los ejemplos extraídos del corpus de notas periodísticas (marcadas
con la letra “N”), la segunda letra señala el nombre del diario (“L” para La Nación y “C” para
Clarín); se incluyen luego el número de noticia, según una codificación interna al corpus, y el
número de emisión citada.
18
58
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La clasificación de procesos como herramienta de análisis…
fisiológicas, típicamente humanas (2004: 248), tal como se ejemplifica en
(4):
(4) (…)[las personas] duermen bajo cartones en forma de carpa (…) [NL3-E21]
En este caso, “dormir” es un proceso de conducta fisiológica realizada
por un Conductor. Por otro lado, en el límite entre los procesos mentales
y los relacionales está la categoría de procesos verbales. Estos realizan
cláusulas de decir, en un sentido amplio: decir cubre todo tipo de
intercambio simbólico de significado (2004: 252-253). Se trata de
relaciones simbólicas construidas en la conciencia humana y puestas en
acto en forma de lenguaje, como en (5):
(5) Gabriela Ríos, habitante de la villa y amiga de las jóvenes, dijo a LA NACIÓN:
“Cuando las vimos tiradas en la calle, le pedimos a un vecino que nos llevara
hasta un hospital” [NL2-E13]
Los procesos verbales están acompañados de un Dicente y un
Reporte; a veces, como en (5), se incluye un Receptor. Finalmente, en el
límite entre los procesos relacionales y los materiales están los
existenciales. Las cláusulas existenciales representan que algo está
existiendo o sucediendo (2004: 256), por lo que estos procesos –haber,
ocurrir, etc.– tienen solo un participante inherente: el Existente. Podemos
observarlo en el siguiente ejemplo:
(6) Entre Sarmiento y Perón, también hay otro campamento de personas que
duermen bajo cartones en forma de carpa, en una zona que no está bien
iluminada [NL3, E21]
En rigor, dado que la clasificación de los procesos es semántica y
gradual, no hay una frontera definida y precisa entre una clase de
proceso y otro. Esto explica que para representar la clasificación de los
procesos la LSF proponga una topología circular, más que una tipología
ramificada. En palabras de Butler (2003: 370): “Thus what is postulated
is an arrangement of process types in a metaphorical circle, rather than
some kind of linear progression”.19 La LSF enfatiza la fortaleza de
conceptualizar las categorías teóricas y analíticas en términos no
discretos, dado que resulta coherente con el principio de indeterminación
sistémica:
“Así, lo que se postula es la disposición de los tipos de procesos en un círculo metafórico,
más que algún tipo de progresión lineal”.
19
Discurso literario, periodístico y mediático
59
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
This is not an artifact of the way we describe the system; it is a
fundamental principle on which the system is based —the principle
of systemic indeterminacy. The world of our experience is highly
indeterminate; and this is precisely how the grammar construes it in
the system of process type (see Halliday and Matthiessen 1999: 54762).20 (Halliday y Matthiessen 2004: 172)
Por lo tanto, la clasificación de los procesos de la LSF no solo propone
categorías graduales más que discretas, en concordancia con el principio
de indeterminación sistémica, sino que, además, ofrece un marco teórico
concreto para el análisis de textos reales: Butler (2003: 47) señala que el
sistémico-funcional es uno de los enfoque funcionales del lenguaje que
permite un análisis más orientado al texto. Además, la clasificación da
cuenta de diversos modos de categorización del mundo –en virtud de las
maneras en que se configura representacionalmente la cláusula–. Con
respecto a la realización de la función experiencial, Halliday y Mattiessen
afirman que:
The grammatical system by which this is achieved is that of
TRANSITIVITY (cf. Halliday 1967/8). The transitivity system
construes the world of experience into a manageable set of TYPES of
PROCESS. Each process type provides its own model or schema for
construing a particular domain of experience as a figure of a
particular kind.21 (Halliday y Matthiessen 2004: 170)
Por último, si bien la clasificación desarrollada fue originalmente
pensada para la gramática del inglés, se ha demostrado que permite
catalogar configuraciones equivalentes en diversas lenguas (Butler 2003:
391-2).
3 Consideraciones sobre la clasificación de las cláusulas
En el análisis de nuestros corpora, hemos encontrado que algunas de
las categorías mediante las que se definen y se ejemplifican las clases de
procesos en la bibliografía no están exentas de problemas; abordaremos
estas cuestiones en el presente apartado, para pasar, en el siguiente, a la
“[Este modo de representación] no es un artefacto del modo en que nosotros describimos el
sistema; es un principio fundamental en el que se basa el sistema –el principio de
indeterminación sistémica–. El mundo de nuestra experiencia es altamente indeterminado; y
así es precisamente como la gramática lo construye en el sistema de tipos de procesos (véase
Halliday y Matthiessen 1999: 547-62)”.
21
“El sistema gramatical por el cual esto se logra es la TRANSITIVIDAD (cf. Halliday 1967/8).
El sistema de la transitividad construye el mundo de la experiencia a través de un conjunto
limitado de TIPOS de PROCESOS. Cada tipo de proceso provee su propio modelo o esquema
para construir un dominio particular de la experiencia como una figura de un tipo particular.”
20
60
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La clasificación de procesos como herramienta de análisis…
consideración de los desafíos que surgen del uso de la clasificación en el
análisis de textos reales.
Si bien la clasificación de cláusulas y procesos se basa en el principio
de indeterminación sistémica y presupone la posibilidad de que los
procesos no se ajusten exactamente a los parámetros descriptivos de las
seis categorías, encontramos algunas dificultades de indefinición
referidas a cómo están caracterizadas las categorías teóricamente. Así,
hallamos en parte de la bibliografía revisada algunas contradicciones o
imprecisiones en la definición y en la ejemplificación de distintos tipos de
procesos (especialmente los de conducta, los relacionales, los
existenciales y los verbales).
En primer lugar, consideramos, siguiendo a Halliday y Matthiessen
(2004: 248-250), que los procesos de conducta, a diferencia de las otras
categorías, son los menos delimitados de los seis tipos de procesos, dado
que no tienen características propias claramente definidas. Sin embargo,
definen algunos tipos de experiencia que pueden incluirse en la
clasificación: se trata de procesos de comportamiento fisiológico y
psicológico típicamente humano o de la exteriorización de algún proceso
de la consciencia. Esta definición plantea varios problemas: en primer
lugar, dado que los dominios de lo mental y lo material están separados,
resultan poco claras las razones para reunir en una misma categoría los
procesos psicológicos (por ejemplo, soñar) y los fisiológicos (por ejemplo,
toser). Además, no queda claro el significado de la expresión
“comportamiento típicamente humano”, ya que los procesos fisiológicos
(por ejemplo, respirar) no suelen ser privativos de los humanos ni
requerir un participante consciente. Por otro lado, algunos procesos que
Halliday y Matthiessen clasifican como de conducta y que implican un
cambio en el flujo de los acontecimientos de nuestra consciencia no
representan necesariamente una exteriorización, como es el caso de
soñar o de preocuparse. Los problemas que plantea esta categoría podrían
resolverse clasificando los procesos como materiales cuando se refieren a
cambios que tienen lugar en el mundo externo a partir de un input de
energía, relacionados generalmente con cláusulas de hacer (toser,
respirar), y como mentales cuando los procesos señalan cambios internos
(soñar, preocuparse). De hecho, algunos autores (Lavid, Arús y Zamorano
2010) eliminan esta categoría intermedia, distribuyendo los procesos que
abarcaría en las dos categorías centrales contiguas.
En el caso de los procesos relacionales, para ejemplificar esta
categoría varios autores utilizan algunas cláusulas y procesos que
parecen contener valores semánticos que van más allá de la construcción
de relaciones abstractas como la identificación o la caracterización.
Consideremos algunos de esos ejemplos en contraposición con los
procesos prototípicamente relacionales, que se basan en la construcción
Discurso literario, periodístico y mediático
61
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
de una relación entre dos elementos en la que el peso semántico está
puesto en los elementos vinculados más que en el nexo:
(7) Parecía asustado (Ghio y Fernández 2008: 106)/ Estaba asustado
(8) Cada oración expresa un significado diferente (Ghio y Fernández 2008:
107)/Cada oración tiene un significado diferente
(9) La renovación nos costó más de 2000 millones (Lavid, Arús y Zamorano 2010:
164)/La renovación fue de más de 2000 millones
(10) Tu relato suena vacío (Ghio y Fernández 2008: 106)/ Tu relato es vacío
La primera cláusula de cada par se clasifica como relacional en la
bibliografía de la que están extraídas, al igual que sus equivalentes con
procesos relacionales prototípicos. Sin embargo, si bien en todos los
casos el proceso señala una relación entre dos elementos, creemos que,
en los ejemplos citados en la bibliografía, el carácter relacional deja de ser
dominante, o que por lo menos adquiere otros rasgos que lo vinculan con
otros tipos de proceso. En (7) y (10), además de la interpretación
relacional, es posible realizar otra mental, dado que podemos agregar un
Procesador, mediante la introducción de un pronombre personal (“me
parece”, “nos suena”, respectivamente); allí parecen funcionar dos
significados: la adscripción de un Atributo (“asustado”, “vacío”) a un
Portador (el participante que representa el sujeto tácito, “tu relato”) que
realiza un significado relacional, pero también se expresa un significado
mental, en el que un Fenómeno (el participante que representa el sujeto
tácito, “tu relato”) es evaluado por un Procesador (implícito pero posible
de ser incluido). En (8), la primera cláusula del par expresa una relación,
pero se trata de una relación que implica un intercambio simbólico, por
lo que podría ser fácilmente clasificada como verbal. En (9), si bien se
establece una relación entre un objeto y su precio, la introducción de un
participante afectado por esa relación (“nos”) habilita una lectura material
en la que el costo implica un input de energía, reforzada por el uso del
tiempo pasado.
Por otro lado, también dentro de la categoría de los procesos
relacionales, Halliday y Matthiessen reconocen un subtipo que implica
significados causativos: “they may be configured with a third participant
representing the entity assigning the relationship of identity or
attribution” (Halliday y Matthiessen 2004: 237).22 En este caso, las
relaciones se construyen como causadas por un agente, clasificado como
Atribuidor o Asignador. Este subtipo de procesos admite la prueba de la
sustitución por hacer, característica de los procesos materiales. Algunos
de los ejemplos son:
“estos pueden configurarse con un tercer participante que representa a la entidad que
asigna la relación de identidad o atribución”.
22
62
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La clasificación de procesos como herramienta de análisis…
(11) Los rebeldes lo nombraron gobernador de dicho departamento (Lavid, Arús y
Zamorano 2010: 160)
(12) Giving blood makes you weak (Eggins 2004: 2469) (Donar sangre te hace
/vuelve débil)
En (11), podemos identificar dos acciones, una resultado de otra: los
rebeldes nombran a x gobernador y, como resultado, x es gobernador;
también podemos realizar la prueba de sustitución por “hacer” (“¿Qué
hicieron los rebeldes? Lo hicieron gobernador”). Algo similar sucede con
(12): hay dos acciones separadas (“giving blood makes x”, “you are
weak”). Estas cuestiones nos llevan a considerar que los procesos
relacionales causativos se asemejan a los materiales, ya que implican un
hacer e incluyen un agente.23 Es decir: no queda claro el criterio para
incluirlos dentro de los relacionales, cuando están indicando una acción,
además de una relación abstracta; más aún si tenemos en cuenta que
Halliday y Matthiessen (2004: 194-195) explican que algunos procesos
materiales pueden estar acompañados de atributos descriptivos o
resultativos asociados a la Meta o el Actor.
Por otra parte, los procesos existenciales, más allá de los ejemplos
prototípicos como haber impersonal, presentan también algunos
problemas en cuanto a cómo está definida la categoría, ya que los límites
con las adyacentes (materiales y relacionales) no son del todo claros. Con
respecto a la diferencia con los procesos materiales, Halliday y
Matthiessen señalan que “the ‘existential’ merges into the ‘material’ type
of clause: there is a little difference in meaning between ‘existential’ there
was a robbery and ‘material:creative’ a robbery took place” (Halliday y
Matthiessen 2004: 258).24 De hecho, ambos construyen cláusulas de
suceder, por lo que es complejo diferenciarlos (no solo en el análisis sino
también teóricamente). Por otro lado, algunos autores (Lavid, Arús y
Zamorano, 2010) eliminan la categoría y la subsumen a la relacional. De
hecho, Lavid, Arús y Zamorano (2010) piensan los existenciales como un
subtipo de los procesos relacionales, que incluyen tanto los existenciales
puros como otro grupo al que denominan “existence plus”. Estos últimos
tienen la particularidad de que no se realizan con el verbo haber (aunque
puede realizarse el reemplazo) y poseen un “sabor” (flavour) existencial:
“the Process is realized by a verb other than haber but replaceable by
this. Existence plus often expresses not just the existence as such but
En un estudio exploratorio en el que ofrecimos un conjunto de ejemplos a varios usuarios
del lenguaje (familiarizados con la teoría y no familiarizados con ella), para que clasificaran los
procesos de cláusulas completas, encontramos que la mayoría catalogó estos casos como
materiales.
24
“El tipo de cláusula ‘existencial’ se funde con el ‘material’: hay muy poca diferencia de
significado entre la ‘existencial’ hubo un robo y la ‘material: creativa’ tuvo lugar un robo”.
23
Discurso literario, periodístico y mediático
63
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
also some circumstantiality about the coming into being of the Existent,
hence its ‘plus’” (2010: 151).25 Los autores ofrecen el siguiente ejemplo:
(13) Después de la tempestad, vino la calma (Lavid, Arús y Zamorano 2010: 151)
En síntesis, las imprecisiones en la delimitación de los procesos
existenciales apuntan a cuestionar su validez como categoría de análisis
diferenciada, ya que los significados que parece representar no son
privativos de dicha categoría.
Vimos hasta aquí cómo dos de los procesos intermedios (los de
conducta y los existenciales) tienen características difusas y pueden ser
subsumidos a sus categorías adyacentes. Los procesos verbales
representan el caso contrario: si bien Halliday y Matthiessen (2004) los
consideran como una categoría intermedia, es innegable que poseen
características singulares que avalarían su categorización como un tipo
de proceso central. En palabras de Lavid, Arús y Zamorano (2010: 135):
“verbal processes do have their own characteristic traits that set them
apart from the other process types”.26 A diferencia de los procesos
existenciales y de los de conducta, los verbales no pueden ser
considerados como un subtipo ni de los mentales ni de los relacionales,
ya que tienen rasgos propios diferenciables de todos los otros tipos. Es
por eso que los procesos verbales han sido tratados en la bibliografía
como procesos mayores, menores y como categorías intermedias
alternativamente, como indican Lavid, Arús y Zamorano (2010: 135-136).
Cabe señalar que los comentarios críticos presentados hasta aquí
surgen a partir del uso de la clasificación durante la práctica analítica
concreta. El análisis de nuestros corpora plantea interrogantes acerca de
cómo se definen las categorías y cómo podemos utilizarlas en la práctica,
es decir, cuestiones acerca de la manera de optimizar la clasificación
como herramienta de análisis. En resumen, tanto el principio de
indeterminación sistémica como la afirmación del carácter difuso y
gradual de los límites entre categorías, por una parte, como las
imprecisiones que marcamos en la definición y ejemplificación de
distintos tipos de procesos, por otra, resultan el punto de partida para
reflexionar acerca de cómo podemos clasificar procesos que no parecen
adscribirse a ninguno de los seis tipos descriptos más arriba, incluso si
los entendemos como categorías graduales. Es por eso que proponemos
retomar los lineamientos de Halliday acerca del mapeo del espacio
semiótico considerando las seis categorías que marca no como etiquetas
de la teoría que deben ser aplicadas en la práctica, sino como
“El proceso se realiza mediante otro verbo que haber, pero es reemplazable por este. El
‘existence plus’, a menudo, expresa no solo la existencia como tal, sino también alguna
circunstancialidad sobre el surgimiento del Existente, de allí su ‘plus’”.
26
“los procesos verbales realmente tienen sus propios rasgos característicos que los separan
de otros tipos de procesos”.
25
64
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La clasificación de procesos como herramienta de análisis…
herramientas para trabajar en el análisis inductivamente, en el marco de
una metodología cualitativa.
4 Dificultades para la clasificación de cláusulas y procesos en el
análisis de textos
El análisis de notas periodísticas y documentos legislativos a partir de
la clasificación sistémico-funcional de procesos y cláusulas puso en
evidencia algunas dificultades surgidas de su aplicación a textos y
cláusulas concretos. Más allá de que el mismo corpus textual nos sirvió
en muchos casos para orientar nuestras decisiones analíticas a la hora
de adscribir los procesos a determinadas categorías, en muchos otros
encontramos que los datos no debían ser reducidos a una única
categorización o que, incluso, en algunas instancias resultaba más
enriquecedor para el análisis problematizar la clasificación.
Por ejemplo, en (14), encontramos que es posible identificar el proceso
como relacional, ya que contiene un Atributo (“difícil” o “dificultoso”):
(14) Las diferencias políticas y el aumento de los costos dificultan las mejoras en el
asentamiento [NL7, E2]
Sin embargo, este proceso también posee algunas características
materiales –o un “sabor” material, en términos de Lavid, Arús y
Zamorano (2010)–, dado que la cualidad es presentada como la
consecuencia de una acción externa, un cambio en el flujo de los
acontecimientos en el mundo externo llevado a cabo por un agente
explícito (“Las diferencias políticas y el aumento de los costos”). Podemos
decir que “dificultar” implica que un Actor x lleva a cabo una acción y que
afecta a una Meta z, y que como consecuencia, z tiene el Atributo
“dificultoso”. De un modo similar funcionarían procesos como “empeorar”
y “profundizar”, también hallados en nuestros corpora.
Asimismo, otros procesos presentan una ambigüedad entre lo material
y lo relacional. Es el caso de “adquirir” en el siguiente ejemplo:
(15) [Los alumnos] Adquirir hábitos de higiene y preservación de la salud en todas
sus dimensiones [LFE-E88.1.6]
Aquí, el proceso indica una acción externa, con consecuencias en el
mundo que afectan a los participantes y tiene como resultado el cambio
de un estado. “Adquirir” tiene un valor posesivo, al igual que el verbo
prototípico de la cláusula relacional posesiva tener, pero le agrega un
matiz material, en tanto implica tener no como una relación abstracta
entre poseedor y poseído sino como consecuencia de una acción por parte
del poseedor.
Otros ejemplos problemáticos fueron:
(16) Las Autoridades Oficiales propiciarán acciones de capacitación docente para
esta área [LFE-E97.1.2]
Discurso literario, periodístico y mediático
65
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
(17) (…) [en esa zona], por la noche, domina [sic] la desolación y la inseguridad
[NL3, E6]
Los procesos creativos como “propiciar” implican, por definición, un
rasgo existencial, en tanto las acciones materiales crean la Meta. En este
sentido, decimos que los procesos materiales creativos están trayendo un
objeto a la existencia, tal como se postula para los procesos existenciales.
En (16), como en toda cláusula material creativa, entonces, encontramos
un rasgo existencial que acompaña los valores materiales del proceso.
Algo similar sucede en (17), donde “dominar” parece contener rasgos
pertenecientes a diversas categorías. Por una parte, es posible una
interpretación existencial, dado que puede ser reemplazado por haber:
“en esa zona, por la noche, hay desolación e inseguridad”. En este caso,
“la desolación” y “la inseguridad” tienen el rol de Existente. Pero es
evidente que la selección del proceso “dominar” aporta un valor material,
y hace de “la desolación” y “la inseguridad” dos agentes animados. La
clasificación de la cláusula se torna más compleja aún si tenemos en
cuenta las dificultades en la distinción entre cláusulas existenciales con
circunstancia y las relacionales circunstanciales. En efecto, (17) podría
entenderse como una cláusula relacional, desde este punto de vista.
Todas estas lecturas están contempladas en la teoría, dado que Halliday y
Matthiessen (2004) consideran que existe un fino límite entre las
cláusulas materiales y las existenciales (ambas implican un suceder) y
entre las cláusulas existenciales y relacionales (ambas se ocupan del
dominio del ser).
El siguiente ejemplo contiene dos procesos que presentan el problema
de su interpretación en términos de relacional o existencial:
(18) La ocupación comienza 200 metros antes de la estación y continúa hasta la
altura de la avenida Brasil [NL3, E16]
Ambos procesos articulan un primer participante “la ocupación” con
una locación: “200 metros antes de la estación”, en el primer caso, y
“hasta la altura de la avenida Brasil”, en el segundo. Pero tanto
“comenzar” como “continuar” pueden ser entendidos como construyendo
una mera relación o como indicando la existencia de una entidad de la
que se especifica una circunstancia (en efecto, se puede realizar la
sustitución por haber).
Por otra parte, también tuvimos algunas dificultades con el análisis de
procesos que podrían ser clasificados como de conducta:
(19) (…) [la jueza] en las próximas horas, deberá indagarlo [al acusado] [NL2, E14]
(20) “No los vamos a perdonar”; “Los vamos a bajar a todos”; “¡Se terminó la
democracia! ¡Los vamos a fusilar!’”, gritaba un grupo de 25 habitantes de la
villa 31(…) [NL2, E6]
(21) Desde las 8, las personas que pernoctan bajo la autopista empiezan a planear
cómo se ganarán su plato de comida [NL3, E33]
66
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La clasificación de procesos como herramienta de análisis…
(22) Las autoridades educativas jurisdiccionales organizarán (…) el diseño de
programas para la identificación, evaluación temprana, seguimiento y
orientación de los/as alumnos/as con capacidades o talentos especiales (…)
[LNE-E459]
En una primera instancia, estas y otras cláusulas similares fueron
catalogadas como de conducta. Pero encontramos que la amplitud de la
categoría subsumida en esta etiqueta no facilitaba el análisis, dado que
luego era necesario reponer si se trataba de un proceso de conducta
material, de conducta verbal, de conducta mental, etc. Dicho en otros
términos, etiquetar un proceso como de conducta dice menos de él de lo
que debería. Por lo tanto, optamos por indicar en cada caso los rasgos
presentes. Así, encontramos más enriquecedor para el análisis decir que
“indagar” en (19) y “gritar” en (20) realizan simultáneamente significados
de tipo material y verbal. De manera similar, “planear”, en (21), y
“organizar”, en (22), pueden catalogarse como material y mental.
También hallamos casos en los que la categoría material parecía no
agotar los sentidos de la cláusula. Por ejemplo:
(23) [La presente ley], sobre la base de principio, establece los objetivos de la
educación [LFE-E9.1.1]
En (23) “establecer” no solo indica una acción material, en tanto
implica un cambio en el mundo de la experiencia externa a partir de un
input de energía, sino que, además, esa acción material se lleva a cabo a
mediante un intercambio simbólico, propio de los procesos verbales. La
ley, en efecto, crea unos objetivos para la educación; pero esa acción se
lleva a cabo a través del uso del lenguaje.
También encontramos un rasgo de carácter verbal en (24) y (25):
(24) [Las escuelas] son definidas como rurales según criterios consensuados entre
el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y las Provincias, en el marco
del Consejo Federal de Educación. [LNE-E248]
(25) (…) [“ranchadas”] se autodenominan los distintos grupos que han ganado
posición en diferentes puntos de la avenida 9 de Julio (…) [NL3, E13]
En ambos casos, podemos interpretar el proceso que articula la
cláusula como relacional o como verbal. En la lectura relacional, se
establece una relación atributiva entre un Portador (“las escuelas”) y un
Atributo (“rurales”), en (24), o entre un Identificador (el nombre
“ranchadas”) y un Identificado (“los grupos…”), en (25). Sin embargo,
tanto “definir” como “autodefinirse” pueden interpretarse también como
procesos verbales, en tanto hay un Dicente (elidido pero reconstruible
mediante un complemento agente en el primer ejemplo y explícito en el
segundo) que lleva a cabo un intercambio simbólico.
Por otra parte, “lamentar”, en (26), habilita tanto una interpretación
mental como una verbal:
Discurso literario, periodístico y mediático
67
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
(26) “La Boca es un lugar olvidado y muchos de los vecinos de siempre se están
yendo –lamenta Alberti–(…) [NC4, E32]
En este ejemplo, el proceso implica un intercambio de significado a
partir del cual un Dicente (“Alberti”) proyecta un Reporte, por lo cual
podría tratarse de una cláusula verbal. No obstante, también podemos
interpretar que un Procesador (“Alberti”) manifiesta una reacción
emocional ante un Fenómeno. Si bien podría argüirse que se trata de un
proceso verbal con un matiz modal que debe recuperarse en el análisis de
la función interpersonal, creemos que la dimensión mental no puede
soslayarse –ya que es desde el punto de vista de la función experiencial
que se está representando un cambio en el flujo de los acontecimientos
que tiene lugar en la conciencia de un Procesador a partir de un
Fenómeno– y que no podemos descansar en que exista una proyección de
un Reporte para calificar el proceso solamente como verbal.
En síntesis, estos y otros ejemplos igualmente complejos pusieron de
manifiesto la inconveniencia de reducir el análisis de cada proceso a una
única categorización. Más aún, los interpretamos como una invitación a
profundizar la reflexión acerca de las implicancias del principio de
indeterminación sistémica. Por ello, intentamos un reordenamiento de la
clasificación en términos de conjuntos de rasgos, conformados por las
características de tipos diversos de procesos (no necesariamente
adyacentes en la clasificación sistémico-funcional). La siguiente tabla
organiza los procesos de los ejemplos según el criterio propuesto:
Material
Existencial
Relacional
Verbal
Mental
Material
Existencial
propiciar
dominar
Relacional
dificultar
empeorar
adquirir
profundizar
Verbal
indagar
gritar
establecer
Mental
organizar
planear
continuar
comenzar
definir
autodenominarse
lamentar
Tabla 1: Ejemplos de superposición de rasgos para la definición de procesos.
68
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La clasificación de procesos como herramienta de análisis…
Como puede verse en la Tabla 1, al contemplar la coexistencia de
rasgos, la categoría de conducta se diluye como conjunto autónomo para
pasar a interpretarse como entrecruzamientos de rasgos materiales,
verbales, mentales. De allí que no hayan sido incluidas la columna o la
fila correspondientes a los procesos de conducta. Los ejemplos en negrita
muestran los procesos que serían etiquetados como de conducta, según
una lectura más ortodoxa de Halliday y Matthiessen (2004), pero que han
sido reubicados siguiendo la propuesta de considerar los rasgos que
incluyen. Todos los ejemplos presentados representan los cruces entre
dos categorías de procesos que encontramos en el corpus, ya que nuestro
trabajo surgió del análisis inductivo. Esto explica la presencia de algunos
casilleros vacíos. Sin embargo, creemos que puede haber cruces de las
cuales no encontramos aún ejemplos reales, e incluso sostenemos que
pueden cruzarse más de dos tipos de procesos al interpretar ejemplos en
contexto.
¿Por qué proponer un entrecruzamiento de rasgos y no abogar por que
cada analista decida los casos problemáticos, eligiendo una categoría
entre las posibles? Creemos que no tener en cuenta en el análisis los
diferentes rasgos que coexisten de diversos modos en un mismo proceso o
en una misma cláusula significaría reducir la complejidad semántica de
los textos reales; es decir que seleccionar una u otra opción en los casos
“problemáticos” impediría aproximarnos a la manera en que se constituye
una visión de mundo compleja en los textos que analizamos.
5 Propuesta de notación para el análisis de rasgos
Tal como intentamos demostrar en las páginas precedentes, creemos
que, en algunos casos, resulta difícil –por cuestiones internas al texto que
se analiza y/o propias del lenguaje y su indeterminación sistémica–
determinar con precisión a qué clase de proceso corresponde cada
ejemplo textual. En la práctica analítica, esto implica dificultades reales
para asignar un proceso a alguna de las clases que reconoce la teoría. A
partir de este hecho, y en función de los datos de nuestros propios
corpora de análisis, proponemos tres opciones alternativas con sus
correspondientes sistemas de notación para la clasificación y el análisis
de procesos en aquellas situaciones en las que se evidencian rasgos
correspondientes a dos categorías diversas. Estas opciones no son las
únicas posibles, sino que pretenden dar cuenta de distintos
entrecruzamientos de rasgos que observamos a partir del análisis
inductivo del discurso. El espíritu de la propuesta es evitar la toma de
decisiones arbitrarias por parte del analista o la simplificación de la
complejidad semántica del texto.
En primer lugar, encontramos cláusulas y procesos en los que se
evidencian rasgos correspondientes a dos categorías diversas pero en los
Discurso literario, periodístico y mediático
69
María Lucía Molina y Cecilia Serpa
que una de ellas aparece como dominante. En estos casos optamos por
anotar la categoría dominante en primer lugar, luego el signo “+” y
finalmente la categoría no dominante. Esto significaría que el proceso
puede adscribirse a una categoría, pero que contiene un rasgo de otra.
Por ejemplo, en (16), reproducido aquí como (27), los rasgos materiales
resultan dominantes sobre los existenciales:
(27) Las Autoridades Oficiales (Actor + Creador) propiciarán (proceso material
creativo + proceso existencial) acciones de capacitación docente para esta área
(Meta + Existente) [LFE-E97.1.2]
En segundo lugar, encontramos casos en los que no nos resultó viable
establecer una dominancia entre las dos interpretaciones posibles. En
este caso, las etiquetas se colocaron indistintamente en primer o segundo
lugar, separadas por una barra para indicar la coexistencia de las dos
lecturas, sin que los rasgos de una fueran preponderantes por sobre los
de la otra, como la interpretación verbal / material de (19), ahora
reproducido como (28):
(28) [la jueza] (Dicente / Actor) en las próximas horas (Circ:Loc:Tiempo)
deberá
indagar- (proceso verbal / proceso material) -lo [al acusado] (Blanco /
Cliente) [NL2, E14]
Finalmente, nuestro corpus textual también presentó casos en los que
existían dos lecturas posibles, aunque excluyentes. En estos casos se
podría optar por una interpretación, sin dejar de reconocer la posibilidad
de la otra. Es decir, no proponemos decidir por una categorización,
invisibilizando la otra, sino dar cuenta de la posibilidad de cualquiera de
las dos. También en estos casos resulta indistinto el orden en que se
colocan las etiquetas, aunque se sugiere el uso del signo “=” para graficar
la ambigüedad constitutiva de la interpretación. Este es el caso del
ejemplo presentado más arriba como (18) y transcripto aquí como (29), en
el que es posible una interpretación existencial o relacional
circunstancial:
(29) La ocupación (Portador = Existente) (…) continúa (proceso
relacional
circunstancial = proceso existencial) hasta la altura de la avenida Brasil
(Atributo = Circ: Loc: Espacial)
Estas notaciones que proponemos no son para nada concluyentes,
sino que simplemente dan cuenta de la manera que encontramos de
afrontar los interrogantes surgidos al utilizar la clasificación como
herramienta de análisis orientado textualmente.
6 Conclusiones
Si analizamos los procesos como configurados a partir de un cruce de
varios rasgos, tal como se propone en este trabajo, la tipología de Halliday
y Matthiessen (2004) se extiende de seis a quince opciones posibles: los
seis tipos básicos de procesos se reducen a cinco (dado que desaparece la
70
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
La clasificación de procesos como herramienta de análisis…
categoría de conducta) y diez nuevas opciones surgen del
entrecruzamiento de estas categorías, tal como se mostró en la Tabla 1.
Creemos que esta clasificación permite hacer análisis más exhaustivos
para tomar decisiones que no reduzcan ni simplifiquen la complejidad
semántica de los textos.
Por supuesto, la propuesta teórico-analítica pierde en economía y no
permite, al menos por ahora, dar cuenta de los casos en que parecen
coexistir rasgos pertenecientes a más de dos categorías, aunque podrían
aplicarse en esos casos los mismos criterios expuestos. Sin embargo,
entendemos que esta propuesta también implica ciertas ventajas a la
hora de analizar nuestros textos. Por ejemplo, la consideración de los
rasgos de los procesos resulta más explicativa que su adscripción a
categorías, en tanto nos permite caracterizar con mayor detalle los tipos
de procesos que encontramos en el corpus, especialmente cuando no
representan los casos prototípicos, que suelen ejemplificar la clasificación
en la bibliografía.
Cabe destacar, además, que nuestra propuesta respeta el principio de
indeterminación sistémica y la gradualidad constitutiva de las categorías
analíticas, tomándolos como puntos de partida para la reflexión. Esto
significa que no trata de encasillar los procesos en un conjunto discreto
de opciones, ni se limita a establecer nuevos puntos intermedios entre las
categorías, sino que tiene en cuenta cada caso particular para observar
qué conjuntos de rasgos se despliegan. Recuperando las reflexiones
esbozadas por Halliday, creemos que resulta más productivo para
nuestro trabajo como lingüistas y como analistas del discurso no
limitarnos a clasificar los procesos, sino intentar abarcar su sentido en el
marco de la indeterminación sistémica constitutiva de cómo los hablantes
representamos nuestra experiencia a través del lenguaje.
Discurso literario, periodístico y mediático
71
Capítulo 5
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en
prensa escrita. El caso Antonini Wilson
María Belén Romano
En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013)
Discurso literario, periodístico y mediático.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 73-91.
ISBN 978-950-774-239-2
Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978
Resumen
El siguiente trabajo analiza las representaciones del escándalo político que
construye la prensa escrita argentina. Nuestro corpus está formado por noticias
publicadas en diarios de alcance nacional (La Nación, Página 12) referidos al caso
Antonini Wilson, que estalló en agosto de 2007 durante la presidencia de Néstor
Kirchner. Nos proponemos identificar procedimientos lingüísticos y estrategias
discursivas utilizados en la construcción del escándalo y establecer el modo como
se relacionan opciones discursivas y posicionamientos ideológicos que originan
una determinada representación del escándalo como acontecimiento mediático.
Consideramos, para el estudio de este fenómeno social y político, los postulados de
Jiménez Sánchez (1994), Thompson (2001) y Lull e Hinerman (1999). El marco
teórico-metodológico general es el análisis crítico del discurso (Van Dijk 1999,
2003, Wodak 2003) y, dentro de esta perspectiva multidisciplinaria, tenemos en
cuenta, especialmente, aportes provenientes de la lingüística sistémico-funcional y
de la pragmática. El análisis lingüístico y discursivo responde a una metodología
cuantitativa y cualitativa. Entre las conclusiones destacamos que el escándalo
político funciona como arma de lucha política capaz de revelar el poder que la
prensa ejerce en y sobre el discurso en la producción y reproducción de
determinado relato de la realidad -en nuestro caso, de la realidad política-, hecho
que la erige como verdadero actor político de las sociedades democráticas actuales.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
María Belén Romano
1 Introducción
El discurso de los medios masivos de comunicación ha cobrado gran
importancia en las sociedades actuales. Se sabe que los medios no son
simples transmisores de información, sino instituciones complejas que
producen determinados relatos de la realidad desde cierta perspectiva o
posicionamiento ideológico. En este sentido, han dejado de ser meros
actores mediadores entre los ciudadanos y la clase política para ocupar el
rol de actores estratégicos que intervienen con diferente grado de fuerza e
influencia en el juego político. Durante el gobierno del ex presidente
Néstor Kirchner (y creemos que sucede lo mismo en la actual gestión de
Cristina Fernández), la relación entre medios y política se ha
caracterizado, en general, por la tensión y el conflicto permanentes. En
este contexto, el objetivo de este trabajo es analizar algunos aspectos de
la construcción discursiva y mediática del escándalo político, teniendo en
cuenta el enfoque teórico y metodológico del análisis crítico del discurso
(Van Dijk 1999, 2003).
Hemos seleccionado las noticias publicadas en las versiones on line de
los diarios La Nación y Página 12 en torno al caso Antonini Wilson, que
tuvo lugar en agosto de 2007. Consideramos que la categoría escándalo
es reveladora de los modos como se vinculan el poder político y mediático
y de las luchas por el predominio del ejercicio del poder de los grupos
dominantes. Nuestro estudio, basado en el análisis cuantitativo y
cualitativo de recursos lingüísticos y estrategias discursivas utilizadas,
nos permitirá dimensionar el importante rol que cumplen los medios en
las representaciones de este fenómeno social y político.
Partimos de las siguientes hipótesis: en el caso estudiado, el
escándalo político funciona como manifestación del poder que la prensa,
como parte del grupo dominante, ejerce en y sobre el discurso; es un
arma de lucha política para desprestigiar al adversario y/o defender al
aliado; presenta potenciadas sus características cuando el suceso se
utiliza para atacar al gobierno de Kirchner y atenuadas cuando se busca
defender a este Gobierno.
2. Algunas consideraciones acerca del escándalo político
John Thompson (2001: 32) define escándalo como “acciones o
acontecimientos que implican ciertos tipos de transgresión que son
puestos en conocimiento de terceros y que resultan lo suficientemente
serios para provocar una respuesta pública”. Dicha respuesta pone en
peligro la reputación de los involucrados, la confianza y la credibilidad,
capital simbólico necesario para obtener la adhesión de los ciudadanos.
La idea de trasgresión y la de respuesta pública son los ejes que
sustentan la definición. Para este autor, existen ciertos tipos de normas
74
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
que, al ser quebrantadas, resultan más susceptibles de desencadenar un
escándalo: las que regulan las relaciones sexuales, las que rigen las
transacciones financieras y las que organizan la búsqueda y el ejercicio
del poder político (2001:167). A partir de esta distinción, el sociólogo
menciona tres tipos fundamentales de escándalos políticos: sexuales,
financieros y de poder. Los primeros implican la trasgresión de códigos
sexuales; los segundos, la mala utilización de recursos económicos, y los
terceros se refieren a determinados abusos en el ejercicio del poder
político. Asimismo, este autor pone de relieve los aspectos de lucha o
conflicto social que implican estos sucesos, constituidos por los actos y
los actos de habla de los individuos y las organizaciones que exponen,
denuncian y condenan determinados hechos, reales o supuestos, así
como por los actos y los actos de habla de aquellos que están en el centro
de las denuncias (2001: 339).
Por su parte, Jiménez Sánchez lo considera como una forma de
control social, es decir, como “uno de los medios a través de los cuales
una sociedad se regula a sí misma y coordina el comportamiento de sus
miembros” (1994: 10). Según este autor, consiste en un proceso de
intento de estigmatización abierto e indeterminado cuyas consecuencias
son imprevisibles a priori.
Cuando hablamos de escándalo político es inevitable pensar en el
papel que los medios masivos de comunicación juegan, tanto en lo
referido a su “estallido” como a su evolución y consecuencias. En este
sentido, coincidimos con la idea de Thompson, cuando expresa que “los
medios han transformado la naturaleza de la visibilidad y alterado las
relaciones entre la vida privada y la pública” (2001: 24). Los escándalos
son historias que se cuentan, relatadas por los medios. Como afirman
Lull e Hinerman (1999: 76) “el escándalo no se materializa hasta que los
sucesos adquieren formas narrativas que son accesibles a un público
consumidor que interpreta y usa las fuentes simbólicas que el escándalo
provee para sus propios propósitos”. Pueden relacionarse con las
características del relato popular o melodrama: héroes y villanos se
enfrentan en la búsqueda de la verdad. Desde esta perspectiva, se los
comprende como historias simplificadas a partir de oposiciones
maniqueas:
justos/injustos,
buenos/malos,
víctimas/victimarios,
morales/inmorales,
honestos/deshonestos,
etc.
Son
fenómenos
polisémicos, es decir, fenómenos que no tienen interpretación uniforme y,
además, tienen una naturaleza intertextual, ya que remiten a otros ya
conocidos (Lull e Hinerman 1999). En este sentido, funcionan como
elementos importantes para activar la memoria histórica de una
sociedad.
Discurso literario, periodístico y mediático
75
María Belén Romano
3. Corpus y metodología
Hemos seleccionado las noticias publicadas en las versiones
electrónicas de los diarios La Nación y Página 12 durante la semana
posterior al estallido del episodio, esto es, entre el 8 y el 15 de agosto de
2007. Nuestra selección obedece a dos razones: 1) ambos periódicos
tienen alcance nacional y son fuentes de información de otros medios de
comunicación; 2) se sabe que presentan posicionamientos ideológicos
contrarios, lo que permitirá analizar el modo como construyen
discursivamente la categoría escándalo político de acuerdo a dichos
posicionamientos.
Para nuestro abordaje del escándalo, vamos a seguir la propuesta de
Jiménez Sánchez (1994), quien considera que este fenómeno tiene una
estructura secuencial y distingue distintas fases por las que atraviesa.27
En este caso tendremos en cuenta la etapa de revelación, publicación,
defensa y dramatización.
Asimismo, realizamos un análisis lingüístico y discursivo que
responde a una metodología cuantitativa y cualitativa. Observamos como
categorías de análisis en el nivel semántico-textual, macroestructuras
semánticas (Van Dijk 1980); en el nivel sintáctico-semántico, formas
léxicas y sintácticas (Halliday 1982) y, en el nivel pragmático, recursos
polifónicos (García Negroni y Tordesillas 2001, Fonte 2008). Para la
realización de la interpretación crítica, tenemos en cuenta postulados
provenientes del Análisis Crítico del Discurso, especialmente las nociones
de poder sobre y dentro del discurso (Fairclough y Wodak 2000), de
ideología (Van Dijk 1999) y de legitimación (Martin Rojo y Van Dijk 1998,
Neyla Pardo 2007).
4. El caso Antonino Wilson
El 4 de agosto de 2007, durante el gobierno de Néstor Kirchner, llegó a
Buenos Aires desde Venezuela un vuelo privado de la empresa Royal Air,
que transportaba funcionarios públicos venezolanos y argentinos. Los
venezolanos estaban relacionados con la empresa petrolera estatal. Entre
los argentinos se encontraban el presidente de Energía Argentina SA
(Enarsa) y Claudio Uberti, director del órgano de control de Concesiones
viales (OCCOVI). En un control de rutina, los agentes de la aduana y de
la Policía de Seguridad Aeroportuaria descubrieron en la valija de uno de
los pasajeros 790.550 dólares que no habían sido declarados y que, por lo
tanto, fueron decomisados. La valija pertenecía a Guido Antonini Wilson
(en adelante AW), ciudadano venezolano que viajaba en calidad de amigo
del hijo del vicepresidente de la petrolera venezolana.
Jiménez Sánchez (1994), basándose en la propuesta de Sherman (1978), distingue seis
fases: revelación, publicación, defensa, dramatización, procesamiento y estigmatización.
27
76
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
Al día siguiente del suceso, AW viajó a Uruguay sin reclamar el dinero.
El 14 de agosto, la Fiscal del caso pidió la captura internacional de
Antonini por el delito de contrabando. Al finalizar el mes, el FBI lo
encontró en su casa de Miami, pero no lo detuvo, sino que le dispuso la
inhibición de abandonar el país sin autorización judicial.
4.1 Revelación, publicación y defensa
Las primeras noticias se publicaron en los diarios argentinos el 8 de
agosto de 2007. En el primer momento después del estallido del
escándalo no hubo declaraciones por parte de los involucrados directos;
optaron por el silencio. Sin embargo, tanto los Presidentes de Argentina y
Venezuela, como los funcionarios públicos de ambos países intentaron
explicar los hechos para deslindar responsabilidades.
4.2 Dramatización
4.2.1 Nivel semántico textual
En el nivel semántico-textual, identificamos ejes temáticos y, luego, a
partir de un proceso de abstracción de las secuencias de significados
locales, obtenemos las macroestructuras correspondientes para tener
una primera aproximación del contenido de las noticias analizadas.
Consideramos especialmente los titulares, ya que, aunque no siempre
resumen el tema de las noticias, pueden aludir en forma implícita a la
información más importante.
Ejes temáticos
La Nación
Página 12
Hallazgo de 800.000
dólares en la valija
de Antonini
En un control de
rutina, personal
aduanero encontró
800 mil dólares en la
valija de A.W. quien
viajaba en un avión
rentado por el
gobierno argentino
junto a funcionarios
locales.
En un control de
rutina, personal
aduanero encontró
800 mil dólares en la
valija de A.W.
empresario que
acompañaba al hijo
del vicepresidente de
la empresa petrolera
estatal venezolana.
Participación de
funcionarios K en el
episodio
Tres funcionarios
que responden al
ministro Julio De
Vido viajaban en el
mismo avión del
venezolano que
Los acompañantes
de Antonini no
conocían el
contenido de la valija
porque el equipaje es
personal.
Discurso literario, periodístico y mediático
77
María Belén Romano
ingresó al país con
800 mil dólares no
declarados
Reacción del
gobierno argentino
El Gobierno
mantuvo la
información en
secreto y habló luego
de 4 días por medio
de un comunicado
donde explicó que
ninguno de los
funcionarios
argentinos conocía a
A. W.
El Gobierno subrayó
que el hecho fue
descubierto por un
pingüino.
Reacción del
gobierno venezolano
El gobierno
venezolano se
despegó del
escándalo y se negó
a dar explicaciones.
El gobierno
venezolano exigió la
renuncia del
vicepresidente de la
petrolera en un
fuerte gesto de
Chávez hacia
Kirchner.
Investigación de la
justicia
La investigación está
encabezada por la
fiscal María Luz
Rivas Diez.
La investigación está
encabezada por la
fiscal María Luz
Rivas Diez.
Descripción de A. W.
78
A.W. es un
empresario
millonario con
propiedades y
empresas en EEUU y
en Venezuela.
Descripción de
Uberti
Funcionario de
máxima confianza de
De Vido y con muy
buena relación con
el presidente
Chávez.
Desplazamiento de
Uberti
El Gobierno echó a
Uberti para
minimizar el costo
El Gobierno desplazó
a Uberti por haber
aceptado trasladar a
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
político del
escándalo.
un desconocido en
un vuelo oficial.
Relaciones
ArgentinaVenezuela
El escándalo generó
un clima de alta
tensión y
enfrentamiento entre
los mandatarios
argentino y
venezolano.
Kirchner y Chávez
tienen una relación
armónica. K pidió a
Chávez que actúe y
este ordenó que se
inicie una
investigación interna
en la petrolera.
Enfrentamiento
entre la jueza y la
aduana
Las versiones de la
Aduana y de la jueza
no coinciden.
Las versiones de la
Aduana y de la jueza
no coinciden.
Apartamiento de la
causa de la jueza
Novatti
La jueza se apartó
de la causa por las
fuertes críticas que
le había hecho el
Gobierno por no
haber detenido a A.
W.
La jueza se apartó
de la causa.
Avances en la
investigación
La fiscal pidió la
captura
internacional de
Antonini por el delito
de contrabando.
La fiscal denunció a
Antonini por
tentativa de
contrabando.
Relación del caso
con la campaña de
Cristina y las
elecciones
Según el Gobierno
los opositores tienen
la intención de
aprovechar
políticamente el caso
para empañar la
campaña de
Cristina.
Destino del dinero
El dinero podría ser
usado para financiar
la campaña de
Cristina Kirchner.
Pedido de renuncia
de De Vido por parte
De Vido debe
renunciar porque es
Discurso literario, periodístico y mediático
El dinero podría
usarse para comprar
una propiedad o
financiar a las
organizaciones
sociales que apoyan
a Chávez.
79
María Belén Romano
de la oposición
el responsable de
muchos escándalos
de corrupción.
Vinculaciones con
otros casos
El escándalo se
relaciona con otros
casos similares como
Skanska, Miceli,
Garré.
Enfrentamiento
entre la policía
aeroportuaria y la
aduana
Existen
discrepancias entre
la Aduana y la
Policía aeroportuaria
por la versión de los
hechos.
Rol de la oposición
La oposición
responsabiliza al
gobierno de Kirchner
por el delito de
contrabando.
La oposición pide
explicaciones al
Gobierno.
Apertura de la
investigación judicial
en Venezuela
El fiscal general de
Venezuela anunció
la apertura de una
investigación judicial
en ese país.
El fiscal general de
Venezuela anunció
la apertura de una
investigación judicial
en ese país.
Visión de diarios
internacionales
En Argentina explotó
un nuevo escándalo
de corrupción que
afecta la credibilidad
del Gobierno.
Ponderación de la
actuación de los
controles aduaneros
Alberto Fernández
subraya la
excelencia con que
se desempeñó la
Aduana frente al
hecho.
Tabla 1: Ejes temáticos y macroestructuras.
La diferencia entre la cantidad de noticias publicadas en ambos
diarios es marcada: un total de 32 en La Nación y de 14 en Página 12. La
selección de temas también difiere. Aunque coinciden en algunos ejes
temáticos que no pueden soslayarse por considerarse vertebradores del
caso (por ejemplo, el relato del hallazgo, los avances en la investigación
80
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
judicial, la reacción del gobierno argentino y venezolano, entre otros), La
Nación despliega muchos otros que no están contemplados en los
titulares de Página 12, entre ellos, la relación del caso con la campaña de
Cristina Fernández, las vinculaciones con otros casos similares, la visión
crítica de diarios internacionales. A su vez, este matutino también tiene
en cuenta asuntos que no aparecen en La Nación, como la descripción del
origen familiar y empresarial de A.W. Asimismo, muchos de los ejes
temáticos que aparecen en ambos matutinos son relatados de distinta
manera: cuando La Nación refiere el hallazgo de dinero, hace hincapié en
la presencia de los funcionarios argentinos en el vuelo; Página 12, en
cambio, menciona a A.W como el dueño de la valija y, por lo tanto,
principal sospechoso. En cuanto a la reacción del gobierno argentino,
según La Nación fue tardía; Página 12, por su parte, se hace eco de la voz
que legitima al gobierno de Kirchner por la eficacia con la que se llevaron
a cabo los controles de rutina que permitieron el descubrimiento. Lo
mismo sucede cuando los diarios refieren las causas del despido de
Uberti. En un caso, el despido se explica por la intención del oficialismo
de minimizar el costo político del suceso, en el otro, por el error que
cometió el funcionario al aceptar trasladar a un desconocido en un vuelo
oficial.
A partir de la lectura de los ejes temáticos seleccionados por cada
diario y de su tratamiento, podemos aproximarnos a los intereses
defendidos por ambos matutinos: La Nación intenta sembrar dudas sobre
el caso y comprometer al Gobierno; Página 12 busca centrar las
responsabilidades en la misteriosa persona de A.W. y distanciar al
Gobierno de los hechos.
4.2.2 Nivel sintáctico-semántico
4.2.2.1 Estudio del léxico
Ambos diarios utilizan el lexema escándalo para referirse al
acontecimiento. Podemos sostener que este término actúa como ícono,
según lo postulado por Canel y Sanders (2005: 170); esto significa que es
una palabra vívida que tiene el atractivo de denotar algo inusual y
conflictivo con implicación de personalidades públicas.
Es notable el interés que demuestra La Nación por el tema, hecho que
se evidencia en la gran cantidad de noticias publicadas, comparadas con
las publicadas en Página 12. Además, este diario utiliza con demasiada
frecuencia el lexema escándalo para calificar el suceso. En este punto, se
hace necesario observar que, mientras en las noticias publicadas por La
Nación el lexema se menciona 71 veces y aparece por primera vez en la
tercera nota publicada el 9 de agosto, en Página 12 sólo 3 noticias lo
contienen, con un total de 5 menciones. Lo identificamos por primera vez
en el texto publicado el 11 de agosto.
Discurso literario, periodístico y mediático
81
María Belén Romano
La Nación también se refiere al hecho con los sintagmas “caso de la
valija”, “escándalo de la valija”, “escándalo por los $800.000”, “el vuelo
del escándalo”, “el escándalo de la valija millonaria”. Los adjetivos que
selecciona para calificar el acontecimiento refuerzan la idea de ‘hecho
fuera de lo común, extraño, llamativo’: “raro episodio”, “insólito caso”,
“escandaloso viaje”, “sospechosa valija”, “confuso episodio”, “polémico
vuelo”. Asimismo, se lo relaciona con el lexema corrupción y se habla
directamente de “escándalo de corrupción”, o bien, del “caso de
corrupción que más preocupa al Gobierno”.
Como dijimos, en Página 12 el lexema escándalo se menciona en
pocas ocasiones. Los sintagmas seleccionados connotan, más bien, la
idea de ‘problema’, de ‘situación dudosa o discutible’: “la cuestión de la
valija”, “el entuerto”, “conflicto de la valija, “la causa por el ingreso de
$800.000”, “la causa de la valija”, “caso de la valija con los dólares”, “el
affaire de la valija”, “episodio de la valija”. Por lo general, no se utilizan
adjetivos que puedan imprimir al suceso características de anormalidad o
extrañeza.
4.2.2.2 Perspectiva gramatical
Para realizar el análisis del corpus en el nivel sintáctico-semántico,
tenemos en cuenta el sistema de transitividad, a partir del cual se
expresa la metafunción ideativa del lenguaje (Halliday 1982). Este
sistema realiza o construye significado ideacional, que expresa la
experiencia humana como un proceso donde interviene un actor y las
circunstancias de ese proceso. Consideramos la cláusula como unidad
global de análisis y nos detenemos en los procesos semánticos que
caracterizan la construcción de las noticias y que reflejan la naturaleza
del fenómeno en cuestión.
El siguiente cuadro muestra el tipo de proceso y el porcentaje
correspondiente a cada diario:
Procesos
La Nación (%)
Página 12 (%)
Materiales
43,33
49
Verbales
40
29, 82
Mentales
9
10, 5
Relacionales
3,33
10,5
Existenciales
4,44
-
Tabla 2: Tipos de procesos verbales.
82
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
Luego de la lectura de los datos obtenidos, observamos que en ambos
diarios predominan los procesos materiales. Una de las características de
la noticia periodística, si tenemos en cuenta que en ella domina la
secuencia narrativa, es el frecuente uso o selección de procesos
materiales. De esta manera, es común que prevalezcan los verbos de
acción y movimiento, porque contribuyen al desarrollo de los sucesos.
Asimismo, el nivel de abstracción de los verbos utilizados es menor
respecto del de otros tipos textuales, debido a que la intención de la
noticia es relatar hechos comprobables en la realidad material.
En cuanto a los procesos verbales, que refieren procesos del decir, el
porcentaje obtenido también es alto en los dos matutinos, hecho que
puede explicarse por las características del discurso periodístico como
lugar de confluencia de múltiples voces y, además, por las propiedades de
la categoría escándalo político, en la que adquieren una importancia
fundamental las reacciones o respuestas de los involucrados (miembros
del poder político, judicial, periodístico), esto es, los actos de habla de los
participantes. Podemos observar que, a diferencia de lo que ocurre en
Página 12, el diario La Nación presenta casi el mismo porcentaje de
procesos materiales y verbales. Este hecho puede explicarse desde el
punto de vista del interés demostrado por el diario no sólo en el relato de
los hechos, sino también en su interpretación, en las consecuencias y
reacciones generadas, en el señalamiento de puntos oscuros o
contradicciones que puedan sugerirse a partir de las palabras de los
implicados.
La mayoría de los procesos mentales utilizados, que refieren un
participante consciente que percibe, siente o piensa, se selecciona para
referirse a la evolución de la investigación judicial. Aparecen,
específicamente, cuando se informa acerca del análisis y de la
observación del caso por parte de la fiscal, de los jueces o de algún
funcionario. Con respecto a los procesos relacionales, que expresan la
relación que existe entre un signo y su valor o atributo y que permiten
expresar características de los eventos, el porcentaje es mayor en Página
12, ya que este diario presenta numerosas secuencias descriptivas, que
se refieren a rasgos de AW y a las características de su pasado como
empresario. Por último, los procesos existenciales, que implican que algo
existe u ocurre, sólo se hallan en La Nación y se utilizan para mostrar
que en el país existe una situación crítica originada en las prácticas
corruptas del Gobierno, de acuerdo a la postura de este matutino.
4.2.3. Nivel pragmático: las voces del espacio discursivo
Discurso literario, periodístico y mediático
83
María Belén Romano
La siguiente tabla presenta un panorama general de los enunciadores
y del discurso referido en ambos periódicos:28
Part. Dir.
Enunciadores
La Nación
Página 12
DD
DI
Mix
Total
DD
DI
Enarsa
4
3
2
9
2
1
PDVSA
1
1
2
4
2
A.W.
Aduana
2
3
Policía
Aerop.
4
2
3
1
10
1
1
2
5
4
Mix
Total
3
1
3
1
2
3
1
Mussa
1
3
1
5
Royal
3
1
1
5
12
15
9
36/
Subt.
Air
Just. argentina
Fiscal
13
7
5
25
Jueza
4
2
6
Fuentes
3
3
6
11/
14%
3
5
4
12
2
2
4
1
3
1
11
2
judiciales
Jueces con
experiencia
4
Tribunales
6
3
13
Subt.
Just.
venezol.
2
15%
14
10
37/
9
16
17%
Fiscal Gral.
1
1
2
3
8
33/
42%
1
1
Para realizar un análisis polifónico de la escena enunciativa tomamos como referencia la
propuesta de Irene Fonte (2008).
28
84
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
Gob. Arg.
Subt.
1
1
2/
6
2
1 9
3
1
Alberto
Fernández
12
5
6 23
5
1
Allegados a
Kirchner
1
1
3 5
De Vido
4
1
1 6
Aníbal
Fernández
1
Gobierno
2
D´Elia
2
Fuentes
oficiales
1
3
27
14
Subt.
Gob.
Venez.
.
4
3
1
1
3 5
1
1
3 5
1 5
1
8
59/
11
1
2
3
8
6
2
Vicepres.
5
2
7
14
Funcionar.
8
1
6
15
1
19
5
37/
2
3
1
2
2
17%
3
4
25
1
1
18
3
4
25/
1
1
Discurso literario, periodístico y mediático
3
1
1
3
4
4
8/
10%
18
11%
16/
21%
Chávez
Partidos de
la oposición
9
1
27%
Subt.
Oposit al
Gob Arg
1/
1%
Kirchner
Cristina K
subt
1
1%
2/
2%
85
Partidos
políticos
Medios
Otros
1
1
1
1
2
3
4
1 3
4
7/
3%
Financial
Times
1
1
7
9
1
1
7
9/
N.York
Times
Subt.
Diarios
internac.
subt
Oposit. al
Gob Venez.
María Belén Romano
4%
Expertos en
Seguridad
aeroport.
1
Rumor
Total
Subt.
1
1
2
4
4
5
6/
8%
212
77
Tabla 3: Enunciadores y tipo de discurso referido.
Las noticias seleccionadas muestran, en un alto grado de visibilidad,
el juego de voces que domina el espacio discursivo. Dijimos que uno de
los componentes relevantes de un escándalo radica en las reacciones o
respuestas diversas que genera el episodio y que reflejan una interacción
entre discurso mediático, legal y político. Es por eso que consideramos
importante analizar las voces presentes en la escena enunciativa y el
modo como son introducidas. El dinamismo de la escena discursiva pone
de manifiesto una guerra de declaraciones entre miembros de los
86
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
distintos grupos involucrados que luchan por imponer su verdad negando
acusaciones para poder reafirmarse positivamente.
En ambos diarios son diversos y numerosos los actores citados.29 Por
esta razón, los hemos clasificado en 9 grupos: participantes directos,
representantes de la justicia argentina, representantes de la justicia
venezolana, gobierno argentino, gobierno venezolano, opositores al
gobierno argentino, opositores al gobierno venezolano, diarios
internacionales y otros. El primer grupo, formado por los participantes
directos del hecho, incluye, en ambos casos, las voces de ENARSA, de
PDVSA, de la Aduana y de Guido Antonini Wilson. La Nación presenta las
voces de otros protagonistas: la policía aeroportuaria, el denunciante
Mussa y la agencia de taxis aéreos Royal Air, donde se alquiló el vuelo.
Los porcentajes de citas correspondientes a este grupo son similares en
los dos casos: 15% en La Nación y 14% en Página 12.
En cuanto a los representantes de la justicia, en ambos diarios,
hablan la Fiscal, la jueza y fuentes judiciales. La voz de la Fiscal, tanto en
estilo directo como indirecto y mixto, es una de las que más predomina;
son sus enunciados los que permiten mostrar los avances en la
investigación, esto es, muestran el desarrollo del caso desde el punto de
vista judicial. Página 12 incorpora, además, las voces de jueces
experimentados y la de los Tribunales como enunciador genérico. La
palabra proveniente de estas voces colectivas de “veteranos jueces” tiene
un lugar preponderante dentro de este grupo. En la mayoría de los casos,
los jueces, avalados por la autoridad que les otorga su experiencia,
ofrecen interpretaciones de los hechos que desvinculan a los funcionarios
públicos argentinos:
(1) En términos jurídicos, veteranos jueces le explicaron a este diario que es casi
seguro que el único imputado va a ser Antonini Wilson. “No hay nada más
personal que un equipaje- explicaron- Es distinto si las personas hubieran
estado conviviendo en la misma habitación de un hotel durante varios días. Ahí
se podría suponer que es muy difícil armar una valija sin que los demás sepan
qué contiene, más todavía si son fajos de dólares. Pero en este caso, en que
cada persona viene de su casa, resultará imposible adjudicarle la
responsabilidad de lo que hay en una valija a los demás pasajeros. Esa será la
mirada judicial”. (Página 12, 09/12/07).
En cuanto a los representantes del Gobierno, identificamos la voz de
Kirchner -en la mayoría de los casos en discurso directo-, de Alberto y
Aníbal Fernández y la del propio Gobierno como institución. La palabra
de Alberto Fernández es recurrente en ambos diarios, especialmente con
citas directas. Su participación en el escándalo se destaca porque fue el
funcionario que actuó como vocero del oficialismo para llevar adelante la
Para el propósito de nuestro estudio, tendremos en cuenta las formas canónicas de
citación: discurso directo, indirecto y mixto. Cabe aclarar que, especialmente en el discurso
periodístico, hay otras variantes posibles.
29
Discurso literario, periodístico y mediático
87
María Belén Romano
defensa del Gobierno. Con sus intervenciones, intenta deslindar
responsabilidades y trasladarlas hacia la petrolera venezolana. Las
diferencias se observan en la incorporación por parte de La Nación de
otras voces como las de De Vido, de allegados a Kirchner, de D´ Elia y de
fuentes oficiales que también contribuyen a subrayar la inocencia de toda
una estructura institucional. El 27% del total de citas de La Nación
corresponde a este grupo, hecho que podría hacernos pensar que el diario
se preocupa demasiado por reflejar la lectura oficial de los sucesos. En
realidad, teniendo en cuenta los intereses de esta empresa mediática, la
explicación podría ser otra: el intento de poner de relieve contradicciones,
especulaciones y sinsentidos que surgen de una trama excesivamente
complicada.
El presidente Chávez, el Vicepresidente Jorge Rodríguez y funcionarios
del gobierno venezolano también hablan en ambos matutinos. La
incorporación de estas voces refleja el modo en que cada grupo político
busca alejarse de cualquier versión que pudiera vincularlo con este hecho
irregular. Pero, si reparamos en las citas seleccionadas por ambos
diarios, se observa una notable diferencia: mientras La Nación trata de
subrayar un supuesto enfrentamiento entre los gobiernos de Kirchner y
de Chávez, Página 12 atenúa dicho enfrentamiento y destaca las buenas
relaciones que, de acuerdo con su visión, estos presidentes siguen
sosteniendo. La Nación lo expresa utilizando el discurso indirecto y mixto:
(2) El pedido de captura se produce en medio de los fuertes cruces entre
funcionarios argentinos y venezolanos. Mientras el presidente Néstor Kirchner
espera y reclama que el gobierno de Hugo Chávez asuma su parte de
responsabilidad en el episodio, desde el país caribeño reiteraron ayer que las
autoridades no tienen por qué dar explicaciones, amparados en el argumento
de que, de comprobarse delitos, la responsabilidad penal “es individual”. (14
/08/07)
Por su parte, Página 12 refiere en discurso indirecto:
(3) En un encuentro reservado (…) Kirchner le pidió a Hugo Chávez que la
petrolera Pdvsa salga a aclarar el escándalo de la valija con 800 mil dólares que
el misterioso hombre de negocios Guido Alejandro Antonini Wilson intentó
ingresar al país. También le solicitó que el gobierno venezolano actúe como el
argentino, en referencia al despido del titular del Ocovvi, Claudio Uberti, uno
de los funcionarios locales que participó del vuelo. Según el relato que anoche
hacían en la Casa Rosada, Chávez le contestó que la cuestión le resultaba
ajena pero que daría las instrucciones para que se procediera de esa manera.
Resultado: horas después el presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, calificó el
affaire como “lamentable” y anunció que iniciaría una investigación interna.
(11/08/07).
Cabe destacar, en La Nación, el alto porcentaje de citas -especialmente
directas- correspondientes al discurso de la oposición argentina. Este
porcentaje elevado (11%) se potencia aún más si lo comparamos con el
88
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
porcentaje excesivamente bajo con que aparecen estas mismas voces en
Página 12 (2%).
La Nación incorpora, fundamentalmente en discurso mixto, los dichos
de opositores de Chávez, quienes analizan la situación desde una
posición crítica con respecto a la participación del Presidente venezolano
en el suceso. Asimismo, se observa la postura de diarios internacionales
que relacionan el episodio con otros hechos de corrupción que estallaron
en el gobierno kirchnerista:
(4) El escándalo de la valija y los casos de supuestos hechos de corrupción del
Gobierno llegaron ayer al diario norteamericano The New York Times. “La
credibilidad del Gobierno se vio afectada por una serie de escándalos”, dice la
nota, que menciona que el episodio de la valija “abrió una grieta repentina
entre Venezuela y la Argentina”. Además, dice, le causará “un daño potencial” a
la candidatura de Cristina Kirchner (15/08/07).
En Página 12 hablan expertos en seguridad aeroportuaria, que
examinan positivamente el desempeño de la Aduana durante el episodio.
Además, este diario incorpora las voces anónimas y colectivas del rumor
social para relatar, principalmente en estilo indirecto, las distintas
versiones que intentan explicar el acontecimiento.
4.3. Análisis estratégico y crítico
Los recursos lingüístico-discursivos identificados y analizados hasta
aquí nos permitirán una aproximación a las noticias desde el punto de
vista de su valor ideológico. Este concepto implica que nos alejamos de
aquellas perspectivas que comprenden los textos noticiosos como
sinónimo de objetividad e imparcialidad. El enunciador periodista, al
relatar los hechos, los enmarca dentro de límites que tienen que ver con
la ideología profesional y política defendida. En esta instancia del análisis
procuramos relacionar lo señalado en los apartados anteriores desde los
aspectos léxicos, gramaticales, semánticos y discursivos con los
contenidos implícitos que pueden inferirse teniendo en cuenta las
nociones de poder e ideología propias del Análisis Crítico del Discurso
(ACD) y con las estrategias que ponen en funcionamiento los periódicos
seleccionados para construir su relato del escándalo. Con el propósito de
lograr que este relato sea creíble y aceptable los diarios ponen en
funcionamiento diversas estrategias que buscan legitimarlo.
En forma constante, el poder y la legitimidad se hallan amenazados,
especialmente “en el contexto de acciones controvertidas, acusaciones,
dudas, crítica o conflictos sobre las relaciones entre grupos, la
dominación y el liderazgo” (Martin Rojo y Van Dijk 1998: 177). En este
sentido, el escándalo político se convierte en un fenómeno que permite
estudiar los modos como se manifiesta la estrategia socio-política y
discursiva de la legitimación. Definimos legitimación, siguiendo a Martín
Discurso literario, periodístico y mediático
89
María Belén Romano
Rojo y Van Dijk (1998: 225), como “el acto social de presentar como
aceptables a los actores sociales, acciones y al juego de relaciones
sociales dentro del orden normativo”. En el caso del escándalo político, el
uso de esta estrategia cobra fuerza por tres razones fundamentales: 1) la
existencia de una acción controvertida en sí; 2) la presencia de un
conflicto de versiones que intentan explicar dicha acción y 3) el peligro de
la pérdida del capital simbólico de los grupos implicados: periodistas,
políticos, miembros del poder judicial.
La legitimación como estrategia global conlleva el uso de otras que
buscan mantener o restablecer la posición y autoridad de un grupo o
institución.30 Así, en nuestro corpus podemos observar la presencia de la
estrategia de autorización. Ambos diarios se construyen como ayudantes
de la justicia y presentan su propia investigación en el ámbito discursivo,
consultando distintas fuentes y personajes involucrados. Apelar a la
opinión de expertos no sólo es un modo de autorizar y otorgar
credibilidad al discurso y, por lo tanto, a una lectura propia de los
sucesos, sino también, de demostrar poder basado en el acceso
privilegiado a las fuentes. La estrategia de autorización, a su vez, se
vincula con la estrategia ideológica general de presentación positiva del
grupo de pertenencia y negativa del ajeno (Van Dijk 1999). La Nación y
Página 12 muestran la preocupación por informar y dar a conocer
versiones de los hechos (aunque con distintas aristas en cada caso).
Mientras el primer matutino hace hincapié en la irregularidad del suceso,
el segundo pondera la actuación de la Aduana y del gobierno de Kirchner.
La definición de los grupos enfrentados difiere: La Nación se construye
como ayudante de la justicia en la búsqueda de la verdad y se opone a los
funcionarios kirchneristas que, de acuerdo a su postura, demuestran con
su accionar la corrupción del poder político. Página 12 no se construye
como opuesto al Gobierno. Según este diario, el principal sospechoso y
responsable de lo sucedido es A.W., quien no tiene relación directa con el
oficialismo.
La presencia de diferentes personajes públicos, cuya voz es
introducida a través de las distintas formas del discurso referido, refleja
la estrategia de negociación: los diversos actores disputan la veracidad de
su propia representación de los hechos y de sus intereses. Asimismo, la
estrategia de evaluación también se hace presente a partir del uso del
léxico y de determinados procesos verbales que imprimen a los actores o
a sus acciones valoraciones que se desprenden de un sistema axiológico
formado,
en
los
casos
estudiados,
por
las
oposiciones:
corrupción/honestidad, ineficacia/eficacia, normalidad/anormalidad,
entre otras. Estas estrategias, a su vez, ponen de relieve fenómenos de
Tenemos en cuenta para el análisis las estrategias postuladas por Martin Rojo y Van Dijk
(1998) y la clasificación propuesta por Neyla Pardo (2007).
30
90
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita…
ocultamiento: cada medio da a conocer los hechos en forma parcial y
fragmentada, con distintos niveles jerárquicos, que responden a intereses
ideológicos de la empresa editorial.
5. Conclusión
El análisis discursivo y crítico realizado permitió confirmar las
hipótesis que guiaron nuestro trabajo. La categoría escándalo político
resultó reveladora del poder que la prensa ejerce en y sobre el discurso.
Ejercer poder sobre el discurso es, desde cierta perspectiva, una cuestión
de acceso al discurso público, es decir, de posibilidad de utilizar los
canales públicos de comunicación. El poder dentro del discurso se pone
en evidencia a partir de la selección que hace cada diario de los temas y
de su tratamiento, del léxico, de la sintaxis y del modo como organizan la
escena enunciativa, al otorgar diversa prominencia discursiva a los
enunciadores. Las distintas formas de citación no sólo sirven para
informar, sino para permitir al enunciador periodístico construir su
propia imagen, de acuerdo a fines político-ideológicos determinados. Los
recursos utilizados ponen de manifiesto la estrategia socio-discursiva de
la legitimación: en la escena discursiva estudiada, los participantes
intentan autorizar su palabra, negociar su imagen y hacer valer una
versión propia de los hechos. Por supuesto que son los locutores
periodísticos quienes ponen límites a estos intentos. De este modo, si
bien los diarios reflejan la lucha de discursos que acompaña al estallido
del escándalo, lo hacen en virtud de la postura ideológica defendida en
cada caso. Comprobamos que el escándalo funciona como un arma de
lucha política que sirve para atacar al adversario y defender al aliado. Así,
en La Nación se evidencia un claro interés por construir la historia como
un verdadero escándalo, poniendo de relieve aquellos aspectos que lo
definen como tal: historia de una transgresión, fenómeno generador de
respuestas públicas de desaprobación, drama donde se enfrentan héroes
y villanos en la lucha por la verdad. El objetivo es mostrar características
negativas de todo un sistema de gobierno. Por su parte, Página 12,
respondiendo a intereses ideológicos cercanos a la postura oficial, busca
atenuar estas características y destacar las versiones que desvinculan el
suceso del accionar del gobierno kirchnerista.
Finalmente, consideramos que el trabajo realizado puede significar un
aporte, desde lo discursivo, al estudio de las complejas relaciones de
poder existentes entre los sistemas político y mediático.
Discurso literario, periodístico y mediático
91
Capítulo 6
Características léxico-sintácticas de la ironía y el sarcasmo
en un corpus escrito del español de Sonora
Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani
En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013)
Discurso literario, periodístico y mediático.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 93-99.
ISBN 978-950-774-239-2
Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978
Resumen
En este trabajo analizamos un conjunto de expresiones de la variedad del español
del norte de México, extraídas de la columna Editorial de un periódico de amplia
circulación en el estado de Sonora, editado en Hermosillo, la capital. En esta
sección se presenta información sobre problemática social y política que da lugar a
un abordaje analítico con posturas subjetivas, esto es, críticas, y en ella suelen
externarse opiniones sobre actores, acciones o sucesos relacionados con la
temática, dando pie a la presencia, a veces abundante, de expresiones irónicas y
sarcásticas. El objetivo del trabajo es delimitar casos de ironía y de sarcasmo a
partir de las características de las expresiones. Interesa particularmente mostrar
los aspectos del código que colaboran para la interpretación irónica, o bien
sarcástica. El análisis permite proponer que, aunque los recursos coinciden, hay
un uso diferenciado de los mismos que exige un trabajo distinto del destinatario, lo
que pone de manifiesto el carácter pragmático del fenómeno. A diferencia de lo que
sucede con la ironía, que implica un trabajo inferencial del oyente o lector
(Alvarado 2006), las expresiones sarcásticas se distinguen por el uso de un
lenguaje de interpretación directa, literal.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani
1 Introducción31
Los estudios que se han elaborado sobre ironía en el español desde
una perspectiva lingüística son aún escasos. Los ejemplos que
mostraremos en el análisis apoyan nuestra propuesta de que, aunque los
términos ironía y sarcasmo se utilizan en forma indiferenciada, existen
entre ellos diferencias relacionadas, básicamente, con el trabajo que cada
fenómeno exige de los destinatarios. El análisis pone de manifiesto,
asimismo, el hecho de que para la identificación y consecuente
interpretación de la ironía y del sarcasmo es de suma importancia el
conocimiento compartido de hablante-oyente sobre la temática que se
aborda, lo que ilumina la naturaleza pragmática del fenómeno.
El análisis que presentamos, de fuerte base empírica y de alcance
descriptivo, sugiere la pertinencia de propuestas de la teoría de la
relevancia de Sperber y Wilson (1986) y la teoría de los actos de habla
(Austin 1990).
2 Ironía y sarcasmo: el problema de la definición
La definición de ironía ha cambiado con el tiempo. La más tradicional
implica que con ella se “…pretende expresar algo distinto de lo que
realmente dice” (Quintiliano 1997, apud Mariscal 1993: 188). Otra
definición común es que: “La ironía es decir lo contrario de lo que se
quiere decir”, que suele funcionar en aquellos casos en los que, como cita
Myers (1977, apud Mariscal 1993: 189-190), la ironía está construida
sobre un solo término léxico, como en Bien hecho, expresión emitida por
un hablante en el momento en el que se le acaba de derramar un vaso de
agua a otro de los participantes en un evento. Desde una perspectiva
pragmática, Alvarado (2006: 2) asume que: “…en muchas ocasiones, lo
que indica la ironía no es un significado opuesto, sino diferente que se
relaciona con una intención clara del hablante quien busca que su oyente
infiera lo que no se ha dicho para obtener el significado completo de su
enunciación”.
El sarcasmo, en lo general, se confunde con la ironía. Alonso y Castillo
(1991: 96) afirman que “Los límites entre la ironía y el sarcasmo son
difusos”. Según las autoras, la única diferencia entre ambos conceptos
parece radicar en el grado de crueldad que llevan asociadas, pues para
ellas “…el sarcasmo es una forma extrema de ironía…”, misma posición
de Azaustre y Casas (1997: 90), quienes aseveran que, si la ironía está
teñida de crueldad y hostilidad, se hablará de sarcasmo. La falta de
singularidad en los conceptos es clara en las entradas léxicas del DRAE,
Este trabajo es producto del proyecto de investigación CONACYT 132206, Aspectos
gramaticales y pragmáticos de la predicación en español: sistema, variación y cambio (10003Fondo-Sep-Conacyt).
31
94
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Características léxico-sintácticas de la ironía…
en donde ironía se define como una “burla fina y disimulada”, mientras
que la noción de sarcasmo se asienta como “burla sangrienta”. Para
Lausberg (1984: 85) “…el sarcasmo no sería más que un tipo de ironía
definido por una energía de emisión”.
En general, los conceptos no están delimitados suficientemente. Como
bien señala Crespo (2008: 78), “No siempre existe una frontera delimitada
entre lo burlesco, lo irónico y lo sarcástico”. Este autor resuelve lo difuso
de los límites entre los conceptos proponiendo que podríamos hablar, de
un lado, de una “ironía burlesca” como aquella forma jocosa, jovial y que
tiene que ver con la faceta de entretener y, de otro lado, tendríamos una
“ironía sarcástica”, que vendría a ser una ironía con un afán mordaz y
agresivo, y que tendría que ver con la faceta crítica, posición similar a la
que hemos manifestado en otros trabajos (Rodríguez y Ortiz 2012).
3.1 Ironía
Un ejemplo de ironía lo tenemos en (1); en este caso, el adjetivo
antepuesto nuevo (en negritas en el ejemplo) en la frase “nuevo” Jefe
Diego es el recurso léxico utilizado para ironizar:32
(1) Hoy estamos ante el inicio de lo que puede ser un fenómeno mediático-político
sin parangón. La liberación de Diego Fernández de Cevallos ofrece un claro
ejemplo de cómo un personaje con expediente oscuro puede ser reciclado y
convertido en inmaculado ciudadano. El victimismo, aunado a un problema de
liderazgos en el PAN que les permita competir con alguna posibilidad de
triunfo en 2012, pueden ser los ingredientes para ver cómo se construye la
candidatura presidencial del “nuevo” Jefe Diego. [24 de diciembre 2010]
En este contexto, el adjetivo nuevo no remite a ‘reciente’, ‘diferente’ o
‘renovado’, que es el significado que esperaríamos, sino al significado
contrario, como señaló Myers (1977 apud Mariscal 1993: 189-190), quien
asoció esta función precisamente con recursos léxicos. El significado de
nuevo en este uso es ‘viejo’; se quiere enfatizar que el Jefe Diego sigue
siendo aquella misma persona ruin que es conocida en el terreno de la
política por haber cometido una serie de irregularidades, y no una víctima
-como quieren hacer creer- de un polémico secuestro.
El contexto sintáctico posee rasgos que colaboran a esta
interpretación: la anteposición del adjetivo marca una postura subjetiva
por parte del hablante, además de su atribución a una entidad humana,
Jefe Diego, en un uso no prototípico, ya que este adjetivo suele ser
atribuido a objetos, como el libro, en el libro nuevo. El contexto discursivo
aporta elementos que buscan involucrar al lector y apoyan la ironía: Hoy
estamos, lo mismo que el comentario crítico cómo un personaje con
Las convenciones en los ejemplos son las siguientes: negrita, para resaltar recursos
irónicos; subrayado, para recursos sarcásticos; cursiva, para las palabras o construcciones
que sirven de apoyo a la interpretación irónica o sarcástica, según sea el caso.
32
Discurso literario, periodístico y mediático
95
Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani
expediente oscuro puede ser reciclado y convertido en inmaculado
ciudadano, que resalta lo absurdo de plantear el transformar en un
inmaculado ciudadano, es decir, sin mancha política alguna, a un
personaje tan controvertido. Otro recurso, de carácter léxico –negativo– es
victimismo, término utilizado en política para constituir en víctima, esto
es, en afectado por una situación o culpa ajena o por causa fortuita, a
alguien que en realidad ha gozado de privilegios, es decir, ha estado en
posición opuesta a la de una víctima. Este término corresponde a lo que
Schoentjes (2003: 143) llama palabras de alerta,33 en tanto que el uso de
las comillas en el adjetivo “nuevo” es el recurso gráfico que suele
acompañar los términos o expresiones irónicos.
Otro ejemplo de ironía es el que presentamos en (2), donde el recurso
léxico que se utiliza para ironizar es una frase adjetiva con un
intensificador, qué, y un adjetivo de edad, moderno. Qué moderno no
remite a alguien actualizado o innovador, sino todo lo contrario; el
sentido encubierto refiere a una persona vieja o anticuada:
(2) Una muy especial invitación a todas las familias de Hermosillo. Ampliamente
recomendable visitar el nacimiento del Seminario Mayor, ahora con figuras de
tamaño natural. Estará hasta el 23 de diciembre y el horario es de 6 de la
tarde a 10 de la noche. Por cierto del 16 al 19 habrá funciones de coros,
solistas y pastorelas a las 7 y 8:30 de la noche, así que como dice Cachirulo
(qué moderno) Ahiiií nos vemos…Bueno, yo mejor aquí la dejo y sólo les
reitero, sí tienen Megacable por ahí nos vemos… [5 de diciembre de 2010]
El ejemplo (2) se inicia presentando información sobre las actividades
decembrinas y los correspondientes horarios en el Seminario Mayor de la
ciudad de Hermosillo e invitando al público a que asistan a los eventos.
El autor cierra la nota despidiéndose con la frase Ahiiií nos vemos, que
toma de un viejo actor, Enrique Fernández Tellaeche, que interpretaba a
Cachirulo, personaje central de su programa infantil de televisión Teatro
Fantástico, que se transmitía en la televisión mexicana de los años 1955
a 1969 –como podemos darnos cuenta, un programa objetivamente muy
viejo–. La frase irónica entre paréntesis y en negrita en el ejemplo, (qué
moderno), no es interpretable en su sentido de ‘reciente o ‘nuevo’ sino
como su opuesto, ‘viejo’, esto es, su uso resalta lo anticuado y obsoleto
que se siente el autor de la nota, al emitir la expresión. La construcción
Ahiiií nos vemos funciona como un apoyo de la lectura irónica, al mismo
tiempo que refuerza la burla que el autor hace de sí mismo; la presencia
del adjetivo exclamativo qué, que encabeza la frase adjetiva qué moderno,
añade fuerza al valor irónico del adjetivo al que modifica.
Las comillas enfatizan el recurso del cual se hace uso para ironizar, en este caso el
adjetivo, y remiten a rasgos prosódicos de la lengua.
33
96
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Características léxico-sintácticas de la ironía…
3.2 Sarcasmo
Los casos de sarcasmo del corpus, como se apreciará en el análisis
que presentamos en este apartado, poseen características distintas a las
propias de los casos de ironía analizados en el apartado anterior. Veamos
el ejemplo (3), en el que las expresiones con subrayado remiten a
posturas subjetivas críticas que rayan en lo sarcástico:
(3) “Yo te robo todo el año, ¡pero te regalo unos juguetes chinos en Navidad!”;
“para que recuerdes que yo te di y votes por mí”; “yo doy regalos a una familia
pobre con mis millonarios aguinaldos, dinero público que no se le dio al
hospital que pudo haber salvado algunas vidas, tal vez de alguien cercano”.
Como que nos falta hacer ese tipo de relaciones, muy González Iñárritu, para
darle su justo lugar a las cosas ¿no cree usted? Y ya me estoy imaginando a
varios preguntando de forma cínica e ignorante ¿Acaso hay de otra? ¿Hay
otras formas de hacer las cosas? y con ello se comprueba mi aseveración de
todo el año: Estamos gobernados por ignorantes, muchos expertos en ganar
elecciones pero incompetentes para las políticas públicas. [23 de diciembre de
2010]
El fragmento inicial de la nota “Yo te robo todo el año, ¡pero te
regalo unos juguetes chinos en Navidad!”; “para que recuerdes que yo te di
y votes por mí”; “yo doy regalos a una familia pobre con mis millonarios
aguinaldos…”, pone en primera persona palabras que un político jamás
diría, con las que busca resaltar u objetivar el fondo de las posiciones de
las que los miembros de este sector adoptan para comprar votos o
voluntades y de las que suelen presumir –regalar juguetes que en la
realidad son muy baratos y de mala calidad–. La frase dinero público que
no se le dio al hospital que pudo haber salvado algunas vidas, tal vez de
alguien cercano subraya la dimensión del robo: el dinero pudo tener una
aplicación social trascendente; con ella se busca mover al lector a asumir
una posición crítica.
El uso de frases completas entrecomilladas y de enunciados
exclamativos destaca lo sarcástico del comportamiento cínico, sin
escrúpulos, de nuestros gobernantes. El ejemplo también incluye
recursos léxicos como adjetivos de valor negativo –cínica e ignorante–, lo
mismo que construcciones interrogativas – ¿Acaso hay de otra?, ¿Hay
otras formas de hacer las cosas?–, orientadas a exhibir el cinismo y hacer
mofa de la ignorancia y falta de sentido social de nuestros gobernantes.
Índice claro de valoración negativa por parte del autor de la nota son los
adjetivos ignorantes e incompetentes, que funcionan como apoyo a la
interpretación sarcástica. Véase que la interpretación de la información
en este ejemplo es objetiva, referencial, literal.
Concurren en este ejemplo, asimismo, frases y construcciones que
evidencian posturas subjetivas como mi aseveración, Estamos
gobernados. Como podemos ver, el autor alterna el uso de la primera
persona del singular con la primera del plural, recurso, este último, con
Discurso literario, periodístico y mediático
97
Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani
el que promueve el involucramiento de los lectores en la problemática o
temática abordada.
Otro caso de sarcasmo es el que presentamos en (4). En este ejemplo,
al igual que en el anterior, la frase lágrimas de cocodrilo, metafórica, es
decir, lágrimas falsas, expresión claramente sarcástica, es un recurso del
que el autor se vale para exhibir la falsedad de los políticos, que quieren
hacer creer que se preocupan al no lograr cambios profundos y se
lamentan de ello, mientras se enriquecen haciendo de su labor una gran
mina de oro:
(4) Me pregunto: ¿Qué pueden entonces esperar nuestros padres y madres de la
guardería ABC? ¿Que algún día alguien intente lo mismo y cumplan las
amenazas que les han hecho? Y la lista sería interminable de víctimas de la
indolencia política, la torpeza gubernamental y el cinismo de quienes siguen
creyendo que gobernar es un juego. Y no me refiero a un Gobierno o partido
político en específico, sino a una generalidad de cobardes que no se atreven a
participar del juego político bajo una lógica distinta y reformadora, que se
duelen por no poder hacer cambios profundos y ruedan en sus rostros
lágrimas de cocodrilo, mientras hacen de su oficina una gran mina de oro. [23
de diciembre de 2010]
La construcción con la que inicia este ejemplo, Me pregunto, de
carácter modal, da pie a que posteriormente el autor exprese su opinión
personal con cuestionamientos fuertes y directos, como ¿Qué pueden
entonces esperar nuestros padres y madres de la guardería ABC?, ¿Que
algún día alguien intente lo mismo y cumplan las amenazas que les han
hecho?, con los que pone de manifiesto una postura crítica ante un
gobierno incapaz de resolver problemas sencillos, mucho menos de la
envergadura del trágico suceso de la guardería ABC, donde murieron más
de 40 niños, caso que aún no se resuelve. El autor hace uso de recursos
léxicos que apoyan el sentido sarcástico del ejemplo, todos ellos con
connotación negativa, como los sustantivos indolencia, torpeza, cinismo y
el adjetivo cobardes, elementos todos que son interpretables
directamente, sin mediar trabajo deductivo o inferencial de parte del
lector.
4 Conclusiones
En este trabajo, asumiendo que el código simboliza contenidos
(Langacker 1987), hemos descrito casos de ironía y sarcasmo en los que
hemos destacado los recursos léxicos y sintácticos que colaboran a su
interpretación, lo que esperamos contribuya a su cabal delimitación
nocional.
El análisis que presentamos nos permite afirmar que, aunque tanto en
los casos de ironía como de sarcasmo la identificación del sentido tiene
como prerrequisito el conocimiento compartido de la información por
98
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Características léxico-sintácticas de la ironía…
hablante y oyente, existen aspectos en el código que diferencian una
expresión irónica de una sarcástica: en tanto que la ironía se vale de
recursos léxicos que asumen significado distinto al literal, el sarcasmo se
asocia con construcciones con léxico referencial, muchas veces negativo,
que involucra una postura evaluativa crítica, de desacuerdo o de censura.
Consecuentemente, la ironía requiere de un proceso de inferencia por
parte del oyente; en cambio, la interpretación de una expresión sarcástica
no requiere de tal proceso. El contexto discursivo aporta elementos
diferenciadores: el entorno de las expresiones irónicas es más plano,
informativo, en tanto que el de las sarcásticas se apoya en una mayor
diversidad de recursos como: marcas modales, léxico negativo y
preguntas críticas. Finalmente, el análisis de los datos sugiere que tanto
ironía como sarcasmo se valen de recursos gráficos como las comillas, los
cuales colaboran para la interpretación de las expresiones, junto con los
recursos antes mencionados.
Los datos resultantes del análisis abonan a la individualidad de los
conceptos e invitan a continuar investigando en este ámbito con
perspectiva lingüística, sintáctica y pragmática, para lograr definir con
exactitud estas categorías.
5 Corpus
Materiales del proyecto “Aspectos gramaticales y pragmáticos de la
predicación en español: sistema, variación y cambio” (CONACYT 132206).
Discurso literario, periodístico y mediático
99
Parte III
Otros discursos mediáticos
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Capítulo 7
Neología semántica en canciones de cumbia
Lucía Bregant
En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013)
Discurso literario, periodístico y mediático.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 103-117.
ISBN 978-950-774-239-2
Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978
Resumen
El presente trabajo se propone analizar la neología semántica que puede
observarse en los textos de canciones de cumbia argentina actual con el objetivo
general de contribuir a la descripción del léxico de una variedad popular del
español argentino contemporáneo y el objetivo específico de analizar el valor
comunicativo de conformación de grupos e identidades que tiene el uso de estos
neologismos. Trabajos anteriores demostraron que el uso de neologismos como
recurso estilístico es percibido por los hablantes como un rasgo distintivo de la
cumbia argentina actual (Bregant 2011). Se relevarán y analizarán los neologismos
presentes en el corpus de canciones atendiendo a su finalidad comunicativa de
crear, por un lado, lazos de pertenencia grupal y, por el otro, códigos de
diferenciación y exclusión de aquellos a quienes no se considere parte del grupo
identitario. El trabajo propone un análisis de las funciones textuales que los
neologismos cumplen en los textos de procedencia, así como su repercusión en el
plano temático.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Lucía Bregant
1 Introducción
El presente trabajo se propone analizar la neología semántica que
puede observarse en los textos de canciones de cumbia argentina actual
con el objetivo general de contribuir a la descripción del léxico de una
variedad popular del español argentino contemporáneo y el objetivo
específico de analizar las relaciones de condicionamiento que se dan
entre el léxico, por un lado, y el tema y la función textual, por el otro.
Específicamente, intentaré dar cuenta del valor comunicativo de
conformación de grupos e identidades que tiene el uso de estos
neologismos, en textos cuya función principal –se argumentará- es la de
expresar una identidad de grupo.
Los neologismos se crean por medio de diversos procesos, que pueden
ser formales, semánticos o por préstamo. Este trabajo se centra en el
estudio de los neologismos semánticos, es decir, aquellos formados por la
modificación del significado de un lexema ya existente. Así, por ejemplo,
el neologismo semántico vagancia, parafraseable como ‘grupo de amigos
que se junta a pasar el tiempo (a no hacer nada)’, es creado a partir de su
significado base ‘pereza y falta de ganas de hacer algo’. Cabré y Estopà
(2009) clasifican los neologismos semánticos según los procesos
involucrados en la resemantización de los lexemas. Estos procesos son: i)
el paso de nombre propio a nombre común, por el que, en la mayoría de
los casos, una marca comercial (como gilera) pasa a denominar toda su
categoría (‘moto’); ii) la designación de la parte por el todo (metonimia),
por la que una característica o parte de la unidad léxica (como bigote)
pasa a significar su totalidad (‘gato’); y iii) la creatividad metafórica, en la
que el significado neológico surge a partir de un rasgo común con el
significado no neológico (como en caber, cuyo significado neológico es
‘gustar’ y, en algunos contextos, ‘merecer’, que es creado a partir de su
valor de ‘tener lugar’).
Trabajos anteriores demostraron que el uso de neologismos como
recurso estilístico es percibido por los hablantes como un rasgo distintivo
de la cumbia argentina actual (Bregant 2011). La cumbia es un género
musical de origen colombiano, que arriba a la Argentina a mediados de la
década del 50 y se establece primero en las provincias, hasta que, a fines
de la década del 70, aparecen en Buenos Aires las primeras “bailantas”.
Esteban De Gori (2005) divide la historia reciente de la cumbia argentina
en tres períodos, íntimamente ligados al contexto socioeconómico del
país: un período festivo y de expansión, a principios de los años ’90,
concomitante con el auge del menemismo; un segundo período en que
comienzan a vislumbrarse las consecuencias del neoliberalismo, a
mediados de los ’90, y en el que la cumbia se masifica mediante los
programas de televisión, y los estilos y rituales cumbieros comienzan a
construirse; y, finalmente, una tercera etapa, alrededor de la crisis de
104
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Neología semántica en canciones de cumbia
2001, de devastación social, en la que surge la variedad “villera”, que se
caracterizará musicalmente por su simplificación y estandarización y
temáticamente por hacer foco en la delincuencia, las drogas y la
pobreza.34 Esta variedad reemplaza casi por completo a la que, por
oposición, se llamaría “cumbia romántica” hasta alrededor de 2004, año
en el que esta última resurge, tal vez en relación con una época de
poscrisis (Pérez 2004), para convivir con la cumbia aun ahora adjetivada
como “villera”,35 adjetivo que, de por sí, “supone una identidad territorial,
una identidad social y espacial” (De Gori 2005: 362). Así, si bien todos los
géneros de la música popular tienen un importante papel en la
construcción de identidades, individuales y colectivas (Frith 1987), el
caso de la cumbia es, tal vez, aun más notorio, dadas las condiciones
históricas y sociales en las que se popularizó en Argentina y su fuerte
ligazón a los grupos relegados. La identidad social a la que su nombre
hace referencia tiene su correlato lingüístico, ya que la construcción de
una identidad se instrumenta mediante una práctica lingüística
alternativa, que funciona como símbolo de comunión y rebelión de estos
grupos marginales (Massone y Buscaglia 2006).
Esta ponencia hará foco, entonces, en los aspectos lingüísticos de
la cumbia argentina, considerando que, en trabajos anteriores (Bregant
2011), se concluyó que, debido al carácter estereotipado de las canciones
de este género y la estrecha correlación que se establece entre texto y
melodía (Förmas 1997), el material puramente verbal es, en la mayoría de
los casos, suficiente para establecer la pertenencia de una canción a un
género musical. Así, los textos de las canciones se analizarán desde el
marco teórico de la lingüística textual de procedencia germana, teniendo
en cuenta, especialmente, el modelo de clasificación y descripción textual
propuesto por Heinemann y Viehweger. Estos autores proponen un
modelo para la caracterización de textos que consta de cuatro niveles,
cada una de los cuales agrupa determinada información que puede
asumir uno u otro rasgo dependiendo del género textual que se esté
describiendo. Las relaciones entre estos niveles son de condicionamiento
recíproco (Ciapuscio 2003): los niveles “superiores” (o de mayor
abstracción) determinan los aspectos superficiales (o microestructurales),
mientras que estos últimos son indispensables para la descripción de los
textos de forma global. En el cuadro que se encuentra a continuación
(Tabla 1), puede verse una propuesta de tipologización para las canciones
(Bregant 2011), que toma como punto de partida los modelos de
Véase Massone y De Filippis (2006) para un análisis detallado de las características
musicales de este estilo.
35
En este trabajo utilizaré la denominación “cumbia” o “cumbia argentina”, debido a que,
actualmente, no puede realizarse una delimitación de autores o intérpretes que se especialicen
únicamente en lo que el público denomina “cumbia villera” o “romántica”. Ambas variedades
conviven.
34
Discurso literario, periodístico y mediático
105
Lucía Bregant
Heinemann y Viehweger (1991, en Ciapuscio 1994 y 2002, en Ciapuscio
2005), Heinemann (2000) y Ciapuscio y Kuguel (2002) y que incorpora
algunas categorías de análisis necesarias para la descripción del género
textual en cuestión.36
Nivel
Funcionalidad
Situación
Criterio
Valores prototípicos en
cumbia
Expresarse
Alto
Producir
efectos
estéticos
Contactar
Informar
Dirigir
Medio-alto
Bajo
Marco
interaccional
Actividad comunicativa
independiente
Ámbitos
comunicativos
Industria de la cultura y el
entretenimiento
Medio/canal
Predominantemente oral
Papeles
sociales de los
interactuantes
Impronta
temática
Simétrico
en
cuanto
a
relaciones directas de poder, pero
asimétrico en cuanto al grado de
influencias relativas entre los
interlocutores: los músicos suelen
funcionar como modelos a seguir,
ante los que su público siente
admiración.
*el amor romántico
*diferenciación de un “otro” frente
a un “nosotros”
En este trabajo, que se inscribe en el marco de la Lingüística del Texto y cuyo material de
estudio es predominantemente textual, he terminado por incluir, para el análisis de canciones,
el concepto de género musical en el de género textual, describiendo al primero en términos de
variante del segundo. Encuentro que esta equiparación puede ser productiva para este tipo de
trabajo, de carácter textualista, y que es posible a partir del alto grado de flexibilidad y de
potencia explicativa que han adquirido los modelos desarrollados en este marco, que incluyen
diferentes dimensiones en las que se pueden contener los otros fenómenos (música, relación
músicos-público, iconografía, etc.) que constituyen los géneros musicales. Sin embargo, un
análisis detallado sobre estos últimos requerirá de otro tipo de modelo, pensado desde otra
perspectiva, como el desarrollado por Fabbri (1980). Así, los diferentes modelos son
complementarios, en tanto pueden adecuarse mejor o peor a las diferentes perspectivas de
análisis.
36
106
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Neología semántica en canciones de cumbia
*el amor físico y el sexo
Tematicidad y
estructura
*la familia
*las drogas y el alcohol
Tipos
de despliegue
temático
Partes
textuales
Predominan las secuencias
descriptivas y, en menor medida,
directivas
y
narrativas,
dependiendo del tema textual.
*Estandarizadas:
(siempre),
estribillos
frecuentemente)
estrofas
(muy
*Introducción hablada (a veces)
Información no
verbal
Máximas
retórico
estilísticas
Adecuación de
la formulación
Esquemas de
formulación
específicos del
género
Música
y
estética
visual
asociada al género (en tapas de
discos, publicidades, vestimentas,
etc.)
Brevedad
*estructuración
estribillo
en
estrofa
–
*métrica estandarizada
*uso de rimas
*alta
presencia
autorreferenciales
de
marcas
*frecuente
presencia
de
comentarios y referencias a los
receptores
Recursos
léxicos
Palabras
neológicas
y
no
neológicas altamente asociadas al
género musical.
Recursos
sintácticos
Convivencia de los paradigmas
pronominales del voseo y del
tuteo, dependiendo del tema
textual
Recursos
fonológicos
Acortamiento de palabras y caída
de “s” final.
Tabla1: Propuesta de tipologización.
Discurso literario, periodístico y mediático
107
Lucía Bregant
El análisis que desarrollaré a continuación hará foco en tres de los
niveles textuales, remarcados en el cuadro, y sus mutuos
condicionamientos: los recursos léxicos, específicamente los neologismos,
que tienen lugar en el nivel más superficial de la forma o formulación; la
impronta temática o tema textual, que tiene lugar en el nivel de la
tematicidad y estructura; y, por último, la función textual, el nivel de
mayor abstracción. Este nivel es el que explica la interacción
comunicativa que se lleva a cabo mediante el texto y distingue cinco
(macro) funciones, las cuales presentan zonas de transición y
solapamiento, que dan como resultado textos potencialmente
plurifuncionales (Ciapuscio y Kuguel 2002). En el caso de la cumbia
argentina, argumentaré que existen dos funciones principales que
alternan una con la otra: expresarse y producir efectos estéticos, y que su
alternancia tiene su correlato en los planos temático y de formulación,
específicamente en el léxico.
2 Materiales y métodos
Para realizar este trabajo se recopiló un corpus de 120 canciones de
cumbia argentina, todas ellas compuestas y/o puestas en circulación
desde 2007 hasta la actualidad. En los casos en los que los autores
tenían un sitio Web oficial, las letras fueron extraídas de éste; en los
casos restantes, se usaron sitios no oficiales de intercambio de música y
letras de canciones y se corrigieron las transcripciones sobre la base de la
escucha.37
Posteriormente se procedió al relevamiento de los neologismos
semánticos presentes. Para tal fin se adoptó el criterio lexicográfico, por
lo que se considerarán neológicas las palabras no documentadas en
diccionarios.38 A partir de este relevamiento, se agruparon los textos en
dos grupos: canciones con presencia de neologismos semánticos y
canciones sin presencia de neologismos semánticos, y se procedió a
analizar cualitativamente las características léxicas, temáticas y
funcionales con el fin de encontrar correlatos entre los distintos niveles
textuales.
3 Análisis
3.1 Distribución cuantitativa
La distribución temática general de las canciones analizadas se puede
ver en el siguiente gráfico (Figura 1):
Las referencias de estos sitios pueden encontrarse al final del trabajo.
El corpus de exclusión está constituido por los diccionarios que figuran en las referencias
(HAENSCH, VOXUSO y DRAE).
37
38
108
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Neología semántica en canciones de cumbia
Distribución temática
La familia
Nosotros y los otros
El alcohol y las drogas
2%
4%
19%
33%
Amor romántico
El sexo y la conquista
Otros
8%
34%
Figura 1: Distribución temática.
Los principales temas textuales son el amor romántico y la
diferenciación de un “otros” frente a un “nosotros”, con el 34% y el 33%,
respectivamente. Otras temáticas encontradas fueron, en orden de
frecuencia decreciente, el sexo y la conquista (con un 23%), la familia
(con un 10%) y el alcohol y las drogas (con un 5%). Por supuesto, los
temas principales se solapan con temas secundarios, razón por la cual se
recurrió a la dominancia temática para efectuar esta clasificación.
En cuanto a los neologismos semánticos, de las 120 canciones que
conforman el corpus un 65% los presentó (Figura 2).
Presencia de neologismos semánticos
Con neologismos semánticos
Sin neologismos semántcos
35%
65%
Figura 2: Presencia de neologismos semánticos
El 35% restante, mostró concentrarse en ciertas temáticas textuales.
Así, de las 42 canciones en las que no se detectaron neologismos, un 74%
tenía como tema principal el amor romántico y un 24% tenía como tema
Discurso literario, periodístico y mediático
109
Lucía Bregant
principal la familia, dejando sólo el 2%
textuales encontrados (Figura 3).
restante para los otros temas
Distribución temática de canciones sin
neologismos
Amor romántico
La familia
Otros temas
2%
24%
74%
Figura 3: Distribución temática de canciones sin neologismos
En resumen, los datos cuantitativos muestran que el tema textual
incide en la presencia de neologismos semánticos a nivel léxico formal.
3.2 Análisis cualitativo
Entre las temáticas textuales detectadas en el corpus, la familia fue
uno de los dos grandes temas con poca (o, en este caso, ninguna)
presencia de neologismos semánticos. Excepto uno de los casos, las
canciones muestran familias “incompletas”, en términos tradicionales,
por la falta de un padre, por la separación de los padres y la
imposibilidad de ver a los hijos, por la huida de los hijos a causa de las
drogas y hasta por el aborto. La causa de esta incompletitud, que es
presentada como problemática, aparece impersonalizada: la cárcel, las
drogas, los vicios, el divorcio o la muerte son los culpables de la
separación familiar; no los “chetos” o la policía, quienes, como veremos,
son construidos como los enemigos en canciones con otras temáticas.
El otro de los temas con poca presencia de neologismos es el amor
romántico, desde diferentes perspectivas: el amor correspondido, el amor
no correspondido, la separación y la infidelidad. Sólo 11 de las 41
canciones del corpus que tenían el amor romántico como tema principal
presentan neologismos y, en la mitad de estos casos, es la temática de la
infidelidad la que aparece acompañada de léxico neológico: cagar con el
significado de ‘ser infiel’ y loquear (neologismo formal, en este caso) con el
significado de ‘ser infiel (específicamente la mujer)’ o ‘ejercer la
prostitución’. Asimismo, estas canciones usan vocabulario neológico para
referirse a los órganos genitales masculinos (pingo) y femenino (agujero).
110
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Neología semántica en canciones de cumbia
En cambio, cuando el amor es correspondido o cuando se efectúa una
separación por otros motivos no se encuentra léxico neológico. Así, en las
canciones con temática romántica, las mujeres son nombradas como:
mujer, amor, chica, novia, nena o corazón.
(1) Mujer, como tú no mereces mi amor, / mejor te vas y no regreses jamás. [1]39
(2) Te vas, amor, si así lo quieres. [35]
(3) Eres la chica que siempre soñé. / Eres la que ha enfermado mi alma. [22]
(4) Era mi novia y estaba con él, / ah, qué mujer tan cruel. [29]
(5) Hay algo en ti, nena, / que me lleva a la locura. [51]
(6) Cómo haré para olvidarla, / si no quería perderla. / Vuelve pronto, corazón.
[79]
Mientras que, en las canciones cuya temática es la conquista, el sexo
y el cuerpo femenino, las mujeres son denominadas: rochas, guachas,
turras, pibas, cachorras o cueritos. En este grupo de canciones, son
frecuentes las referencias sexuales directas.
(7) La rocha se hace la gata, / la vamo’ a llevar pal’ rancho, / le vamo’ a hacer la
fiesta, / entre todo’ los paisanos. [120]
(8) Mirá la guacha, su manzana, / va bailando el menea’íto. / La vagancia esta re
loca: /se la quieren apoyar [96]
(9) Decime por qué no le contás / de que sos turra y que te gusta vacilar / y todo
el barrio se enteró / que ese culo como yo. [71]
(10) Salís a bailar y con las pibas villeras / se fuman un faso y se mandan
cualquiera. / Tomás y bailás, fumás y tomás / y llega la noche, vos todo
entregás [107]
(11) Mueve, mi cachorrita, esa cola redonda. / Mueve, mi cachorrita, bomba,
bomba, bomba.[40]
(12) Arranqué sin conocer, / un cuerito manotié. [69]40
Entonces, encontramos los neologismos semánticos guacha y turra,
con el significado de ‘chica del barrio’ o ‘chica que escucha cumbia’ (al
igual que el neologismo formal rocha) y cachorrita y cuerito para hacer
referencia a mujeres físicamente atractivas. Además, los ejemplos
seleccionados muestran otros neologismos semánticos cuyo significado es
de orden sexual: entregar (‘tener relaciones sexuales la mujer’), arrancar
(‘conquistar con el fin de tener relaciones sexuales’), comer (‘tener
relaciones sexuales el hombre’) y hacer la fiesta (‘tener relaciones
sexuales varios hombres con una mujer’).
Otra temática textual que viene acompañada de un léxico neológico
propio es la de las drogas y el alcohol. En los ejemplos que se ven a
continuación, loco, de cabeza y tirado hacen referencia al efecto que
Se indica entre corchetes el número de texto del corpus, tal como se lista al final del
trabajo.
40
De aquí en adelante, se indican los neologismos en negrita.
39
Discurso literario, periodístico y mediático
111
Lucía Bregant
tienen las drogas y el alcohol; quemar aparece con el sentido de ‘fumar’, y
cañón, junto con porrom y pucho loco son nombres para ‘marihuana’.
(13) Ay, estoy re loco, que loco. / Ay qué va a decir la gilada. / Si llevo vida de
cabeza, /siempre paro con esta hinchada. [16]
(14) Re tirado y descontrolado / un pucho loco me estoy fumando / Estoy
sangrando y no tengo miedo / ya de morir. [41]
(15) Dale, gil, vos no me chamullés. / Estás re atrevido, dejala correr. / Si la otra
noche te engancharon / quemando en la chimenea con Papá Noel [70]
(16) Antes de entrar al baile / me fumo un cañón / Después me voy a la barra / y
me clavo un porrom [102]
Sin embargo, son muy pocas las canciones cuyo único tema son las
drogas y el alcohol. En general, cuando se menciona el consumo de
alcohol y drogas se lo hace como un elemento más de los hábitos del
grupo (real o –más probablemente- construido) formado por los
cumbieros, los guachos, los rochos, la hinchada o la vagancia,
autodenominaciones neológicas, todas estas. Así, en el texto que sigue, se
ven tres elementos con los que el hablante se identifica: un enemigo (el
transa), la cumbia y el consumo de drogas:
(17) Quiero morir bailando cumbia / y pegándole al transa, / quemando un par
de papelitos / y que en el tuquero no quede nada, / no quede nada ni una
tuca, ja, ja. [105]
El tema de la diferenciación de un “otro” frente a un “nosotros” resultó
cuantitativa y cualitativamente importante en el corpus analizado. Como
se dijo anteriormente, un 33% de las canciones del corpus abordan este
tema y todas ellas lo hacen, en mayor o menor medida, haciendo uso de
un léxico semánticamente neológico. Junto con las autodenominaciones
antes mencionadas, que se ejemplifican a continuación, se encuentran
las diferentes maneras de nombrar al otro:
(18) Ay, qué va a decir la gilada, / porque la gilada no tiene / los huevos que tiene
esta hinchada [16]
(19) Que vaya’ tocando de este / baile todos los ortivas. / Hay de todos los
sonidos / Quiero ver a la vagancia / las manos arriba, / las manos arriba.
[75]
(20) Palmas, hagamos palmas, / palmas de corazón. / Yo soy cumbiero, negro
cumbiero, / pero concheto no. [73]
(21) Metele mano, rocho, / que esa turra está chapita / y dale una apoyadita,
que ese gato, no nos mira / y ese gil la quiere agitar. [115]
(22) Están piolas tus piernas, / está piola tu rabo, / pero la vagancia no te va a
activar / Porque ya sabemos que sos / la famosa olor a gato (bis) [47]
Así: la hinchada (el grupo de amigos) se opone a la gilada (los que no
pertenecen al grupo); la vagancia, a los ortivas (los ‘antipáticos’); los
cumbieros (neologismo formal con el que se llama a los que hacen,
escuchan o bailan cumbia), a los conchetos -o chetos-; y el rocho enfrenta
112
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Neología semántica en canciones de cumbia
al “gato” para obtener la atención de una “turra” que está “chapita”
(‘loca’). Los significados de gato en el contexto de las canciones de cumbia
son variados, aunque siempre despectivos. El argentinismo gato como
‘prostituta’ (que se ve en el ejemplo 22) convive con el correspondiente a
la frase “hacerse el gato”, parafraseable como ‘hacerse el interesante,
hacerse el lindo’. Pero, principalmente, la figura del gato en las canciones
de cumbia es la del pusilánime, asociada a tribus urbanas consideradas
enemigas, como los floggers o los chetos. Así, llamar a alguien “gato” es
insultarlo y de allí surgen juegos de palabras como bigote (por
sinécdoque) o perro, por oposición, a punto tal que existe un cantante de
cumbia con ese apodo, que canta canciones con letras como la siguiente:
(23) Tomate el palo si sos un cheto, / ahora mi cumbia empieza a sonar. / Pa' los
cumbieros, alto respeto, / prendete, vamo' a bailar, /prendete, vamo' a
bailar, // A bailar con el perro / Ahora... / Y corre, que corre, que corren,
que corren los chetos, / que toquen del baile, / porque si se plantan... / Que
zarpen los gatos, que van a cobrar. [27]
El ejemplo anterior condensa el mecanismo de delimitación de los
otros que se observa en buena parte del corpus analizado. El marco es el
baile, la bailanta, donde los “chetos” (los floggers, los gatos, los bigotes,
los ortivas, los caretas...) irrumpen sin permiso, dando lugar al pedido de
alto (neologismo por ‘muy’ o ‘mucho’) respeto por parte de los “cumbieros”
y a sus amenazas.41 Los neologismos tocar, volar y tomarse el palo, por
‘irse’, son habituales en este tipo de textos. Así, al igual que los nombres
(neológicos), las acciones y las cualidades (neológicas) se reparten entre
los grupos que se oponen (Tabla 2):
Denominaciones
Cualidades
Acciones
Nosotros
La vagancia / vagos
Turro –a
Guacho –a / guachín
Cumbiero / cumbiandero
Hinchada
Rocho
Loco
Piola (‘bueno’, ‘bien’)
Fumanchero
Vacilar
Activar
‘Bailar’ y
‘divertir-
Los otros
Gato
Bigote / bigotudo
Anti / anticumbia
Flogger
Careta / caretón (‘falso’,
‘persona que se niega a
consumir’)
Ortiva
‘DesubicarBoquear
Pararse de se’ y ‘decir
Si bien la oposición entre “cumbieros” y “conchetos” es la más frecuente en el corpus
analizado, no es la única presente. El otro puede ser una figura de autoridad, como el policía o
el “patovica” [94], el transa (neologismo para ‘vendedor de drogas’) [104] y, en algunos casos, el
enfrentamiento se da entre hombres y mujeres [59].
41
Discurso literario, periodístico y mediático
113
Lucía Bregant
Agitar
se’
manos
mentiras’
Comer
Dar
Enfiestar
Apoyar
Arrancar
Atender
Quemar
Fumanchar /
fumanchear
‘Tener
sexo’
Tomarse el
palo
Tocar
Volar
‘Irse’
‘Consumir
drogas’
Tabla 2: Oposición de grupos.
4 Conclusiones
El análisis cuantitativo y cualitativo realizado permite efectuar las
siguientes afirmaciones, íntimamente relacionadas. En primer lugar, el
léxico neológico es índice de la elección temática del texto de la canción a
analizar: los temas textuales que portan un componente afectivo, como el
amor romántico y la familia, y en los que no se produce una delimitación
de grupos, presentan una incidencia de neologismos significativamente
menor a aquellos temas en los que la delimitación de un grupo tiene un
rol temático importante. En segundo lugar, el tratamiento léxico y
temático es subsidiario de la función textual predominante.
En efecto, los textos que tematizan el amor romántico y la familia,
temas de corte más universal, en los que (como se vio en el análisis) no se
hace el recorte de un “otros” amenazante, comparten con las canciones
de otros géneros musicales -como el rock (Alabarces 1993, Correa 2002,
Bregant 2011)- el objetivo principal de producir efectos estéticos. En
cambio, los textos cuyo tema principal es la diferenciación de un “otro”
frente a un “nosotros”, de alta presencia neológica, tiene las
características propias de los “textos señaladores de grupo”, una variante
de los textos con función “expresarse”, en los que se realiza un
“expresarse colectivo” de un grupo con el cual “el hablante se solidariza
en la simultánea delimitación de otros grupos” (Ciapuscio 1994: 105).
Este expresarse colectivo, esta autorrepresentación, no puede llevarse a
cabo sin hacer referencia al otro. En palabras de Laclau (1996), “afirmar
la propia identidad diferencial significa (...) incluir en esa identidad al otro
como aquel del cual uno se delimita”. De allí la necesidad de conjurar
continuamente al “cheto” o al “policía”. Según Pardo (2006), esta
autoafirmación es consecuencia de la etapa de diferenciación en que se
encuentra el género.
114
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Neología semántica en canciones de cumbia
En este contexto, el uso de neologismos semánticos no es casual, sino
que responde al objetivo de lograr esta diferenciación: el significado
neológico del léxico utilizado no es común a toda la comunidad
lingüística; no puede buscarse en el diccionario. Los neologismos
semánticos no son comprendidos por todo el público, sino sólo por
aquellos que comparten el código del grupo que se quiere delimitar. Así,
la función de los neologismos es doble: por un lado, crean lazos de
pertenencia grupal, al permitir representar en un texto de difusión
masiva la variedad lingüística de un grupo social marginado; por el otro,
su carácter potencialmente hermético permite excluir a quienes no son
considerados parte del grupo identitario, al mismo tiempo que, en el
plano temático, se los enfrenta.
Para terminar, sintetizaré brevemente el recorrido realizado. El
análisis cuantitativo y cualitativo de un corpus de canciones de cumbia
argentina, con foco en la presencia de léxico neológico, permitió reconocer
interrelaciones entre tres niveles textuales: formulación (léxica), tema y
función (Tabla 3). Según el análisis, la función de producir efectos
estéticos, menos frecuente en el género estudiado, repercute en el plano
temático en el abordaje de temas de corte universal, como el amor
romántico y la familia, y en el plano de la formulación en el uso de un
léxico estándar. En cambio, la función “expresarse”, tiene como correlato
en el plano temático el tratamiento de temas específicos del género, como
la sexualidad, las drogas y el alcohol y, especialmente, la diferenciación
de un “otro” frente a un “nosotros”, que tiene como consecuencia léxica
una alta presencia de neologismos semánticos.
Función
Expresarse
Producir efectos estéticos
Tema
Nosotros y los otros
El amor romántico
El sexo y la conquista
La familia
El alcohol y las drogas
Léxico
Neológico
Estándar
Tabla 3: Interrelaciones entre niveles textuales
5 Apéndice
5.1 Websites consultados para búsqueda de textos de canciones42
http://www.muevamueva.com/;
http://www.cumbiadenegros.net/;
http://www.intercambiocumbiero.com.ar/;
http://www.zonacumbieros.net/;
42
Consultados durante 2011.
Discurso literario, periodístico y mediático
115
Lucía Bregant
http://www.musica.com/;
http://www.sitiodeletras.com/;
http://www.grupoplayargentina.com.ar/;
http://www.gratisdamas.com.ar/;
http://www.facebook.com/pages/Grupo-Bandy2/45025228052;
http://la-banda-de-lechuga.es.tl/;
http://www.metaguacha.net/;
http://www.cumbiadragonera.com.ar/;
http://www.elpolaco.com.ar/;
http://eloriginal.ar.tripod.com/;
http://jackitaa.es.tl/;
http://www.titoylaliga.es.tl/;
http://www.elratacumbiero.es.tl/
5.2 Títulos y autores (o intérpretes) del corpus analizado
[1 ] Mejor te vas (El Stylo), [2] Me engañaste mal (El Stylo), [3] Marylin la
loca (El Stylo), [4] Puti Puerca (Piola Vago), [5] Hoy Quiero Amarte (Grupo
Play), [6] Rayito de sol (Grupo Play), [7] No, No, No (Grupo Play), [8] La
fórmula (Bandy2), [9] Te amo, Te extraño (Bandy2), [10] Cuento de hadas
(Bandy2), [11] Ojo por Ojo (Bandy2), [12] Tus zapatillas (La Banda de
Lechuga), [13] Tomo para olvidar (La Banda de Lechuga), [14] La calesita
(La Banda de Lechuga), [15] El arbolito (La Banda de Lechuga), [16] Para
La Gilada (Meta Guacha), [17] Mama Soltera (Meta Guacha), [18] Esa
piba (Los Dragones), [19] Andás loqueando (Los Dragones), [20] Una
historia de Navidad (Los Dragones), [21] A dónde están los mamados (Los
Dragones), [22] Eres (Amar Azul), [23] El chiquito de papá (Amar Azul),
[24] Yo tomo (Amar Azul), [25] La gilera (El Perro), [26] La cachiporra (El
Perro), [27] Corren que corren (El Perro), [28] El Flogger (El Perro), [29]
Con la misma canción (El Polaco), [30] Mi primer amor (El Polaco), [31]
Ha llegado el momento (El Polaco), [32] La cumbia de los vagos (El
Polaco), [33] Busco amor (Agrupación Marilyn), [34] Es más fuerte
(Agrupación Marilyn), [35] Tu Cárcel (Agrupación Marilyn), [36] Una carta
al cielo (Agrupación Marilyn), [37] Es Difícil (El Original), [38] Muévelo
Mami (El Original), [39] Me enamoré de una fan (El Original), [40] Nueva
bomba (El Original), [41] Pucho loco (Damas Gratis), [42] Re loco, re
mamado (Damas Gratis), [43] El Amor que te doy (Damas Gratis), [44] Se
terminó (Néstor en Bloque), [45] Una madre llorando (Néstor en Bloque),
[46] Voy por ti (Néstor en Bloque), [47] Olor a gato (Yerba brava), [48]
Fórmula de amor (Yerba brava), [49] La ladrona (Yerba brava), [50]
Pedacito de mi vida (Yerba brava), [51] Hay algo en ti (Yerba brava), [52] A
dónde están las pibas (La Zorra), [53] Hay una pared (La Zorra), [54] La
cheta disfrazada (La Zorra), [55] Chetito billetera (La Zorra), [56] El anti
(La Zorra), [57] Equivocada (La Zorra), [58] Nos cansamos del chamuyo
116
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Neología semántica en canciones de cumbia
(La Zorra), [59] Te crees piola (La Zorra), [60] Tengo un novio patovica (La
Zorra), [61] Colegiala (La repandilla), [62] Carcelero (La repandilla), [63]
Ella quiere ver guita (La repandilla), [64] Mendigo y rey (La repandilla),
[65] Antichetos (La liga), [66] Se dice de mí (La liga), [67] El hijo del transa
(La liga), [68] El comisario (La liga), [69] El pajarito (La liga), [70]
Quemando con Noel (La liga), [71] Florencia (La liga), [72] Se re pudrió (La
liga), [73] Concheto no (La liga), [74] El perro tito (La liga), [75] Esta noche
está bien piola (La liga), [76] Mi único amor (La liga), [77] La nena de papi
(La liga), [78] Canción para un amigo (La liga), [79] Cómo haré para
olvidarla (Activando cumbia), [80] Negro cumbiero - Activando cumbia
(Activando cumbia), [81] Se siente (Activando cumbia), [82] Vos concheto
(Activando cumbia), [83] La resaca (El rata cumbiero), [84] Para vos, papá
(El rata cumbiero), [85] Seguimos agitando (El rata cumbiero), [86] Ya no
llores más (El rata cumbiero), [87] Chatrán (A geder), [88] Prefiero ser un
gede (A geder), [89] Atrevido (A geder), [90] Dónde están las rochas (Al
toque), [91] Vivir sin ti (A geder), [92] En el baile (A geder), [93] Chapulín
(Basilando), [94] La mujer del comisario (Basilando), [95] Alcen las
manos (Basilando), [96] Cumbia de la mejor (Basilando), [97] A dónde
están los cumbieros (La base), [98] Pasarán (La base), [99] Estrechez de
corazón (La base), [100] Turros a bailar (La base), [101] Me re cabió (El
Dipy), [102] El porrom (El Dipy), [103] Te cagué (El Dipy), [104] Mamá
transa (El judas), [105] Morir bailando cumbia (El judas), [106] Tu amor
(El judas), [10] La pata sucia (De la calle), [108] Vacilándome (De la calle),
[109] Pintó la joda (De la calle), [110] Re loco (De la calle), [111] La mujer
golpeada (De la calle), [112] Soy negro cumbiero (De la calle), [113] La
señal (De la calle), [114] La fea (Mc Donalls), [115] Metele mano, rocho
(Mc Donalls), [116] Por detrás (Mc Donalls), [117] Qué peteás (Mc
Donalls), [118] Te robaste mi corazón (Mc Donalls), [119] Jurabas tú (Mc
Donalls), [120] Mueva la cola, morocha (Mc Donalls).
Discurso literario, periodístico y mediático
117
Capítulo 8
Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados
inciertos en español: un estudio sobre
rumores financieros en Internet
Manuel Libenson
En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013)
Discurso literario, periodístico y mediático.
Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 119-132.
ISBN 978-950-774-239-2
Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978
Resumen
Este trabajo se propone analizar, desde una perspectiva polifónico-argumentativa,
un conjunto de marcas de modalidad epistémica, con la finalidad de identificar
grados de incerteza discursiva en la producción de rumores. Mediante el análisis
de un corpus de rumores financieros extraído de sitios de Internet especializados,
se han examinado diferentes formas en las que ¨el decir incierto¨ constituye
argumentaciones, ya sea por la ausencia de un garante de la enunciación o bien
por la puesta en escena de puntos de vista que el locutor-reproductor del rumor
muestra como inciertos a través de su propia enunciación. Para evitar
explicaciones sobre la modalidad epistémica con un sustrato veritativista, este
trabajo incorpora los principios fundamentales de la Teoría de la Argumentación
en la Lengua (Anscombre y Ducrot 1994) y, especialmente, los conceptos de
realización y desrealización argumentativa que presenta Ducrot con relación a los
¨modificadores realizantes¨ y ¨desrealizantes¨ (Ducrot 1998). Esta elección teórica
ha permitido conceptualizar la gradualidad de la incerteza enunciativa sobre la
base de procedimientos argumentativos, y no como el resultado de un compromiso
variable del hablante frente a una verdad proposicional (Kovacci 1999). Así, al ser
el rumor una enunciación más o menos incierta, la escala constitutiva de la
modalidad epistémica no puede ser siempre pensada como un recorrido continuo
que parte de la certeza hacia la incerteza. Nuestra evidencia muestra cómo de la
enunciación de argumentos más o menos inciertos se derivan conclusiones
coorientadas o anti-orientadas con dichos argumentos, según la fuerza
argumentativa con la que se aplican.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Manuel Libenson
1 Introducción
La investigación que se presenta a continuación tiene por objeto de
análisis una actividad discursiva prácticamente inexplorada en la
tradición de estudios pragmático-discursivos, a saber, el rumor y su
relación con las prácticas de intercambio en la esfera bursátil. La
articulación entre estos dos campos sociales problemáticos –el rumor y
las prácticas de intercambio económico en los mercados de capitales- es,
sin dudas, compleja y supone una multiplicidad de dimensiones de
análisis posibles con alcances distintos. En la línea de la sociosemiótica
(Verón 1998), diremos que hay ciertos funcionamientos de los
intercambios económicos que solo pueden ser explicados mediante la
examinación de operatorias discursivas.
Una de las pruebas más contundentes sobre esta relación entre
sistema discursivo y sistema económico, y que funciona como punto de
partida de nuestro análisis, se encuentra cristalizada en el afamado
cliché de la doxa financiera internacional “comprar con el rumor y vender
con la noticia”. Esta asociación -y disociación- entre dos hechos
claramente semióticos (rumor y noticia) y dos actividades evidentemente
económicas (comprar y vender) pone de manifiesto el resultado de una
relación interdependiente entre dos espacios de mediación heterogéneos:
el espacio de la discursividad y el espacio de los intercambios en el
mercado. Como puede verse, el cliché mencionado no propone pensar los
intercambios económicos a partir del funcionamiento de variables
económicas sino discursivas. En otras palabras, el enunciado no dice
“comprar al precio más bajo y vender al más alto”, sino que, de un modo
radicalmente distinto, esta sentencia articula dos acciones económicas
opuestas (y contiguas entre sí) con dos tipos de discurso diferentes. En
este cliché se pone públicamente en evidencia la conveniencia de asociar
una práctica discursiva determinada (rumor / noticia) a una conducta
económica particular (comprar / vender). Este aspecto convierte al rumor
y a la noticia en opciones discursivas privilegiadas dentro de lo que
Angenot denomina el “mercado de discursos” (Angenot 2010: 78).43 El
tipo de evidencia que brinda uno u otro discurso (rumor vs. noticia) lo
constituye como un argumento más o menos adecuado para activar la
incitación a un tipo particular de acción en el juego de los mercados, tal
como puede observarse. Dicho así, el rumor se presenta como un
argumento para comprar, para arriesgar en el juego de las apuestas.
Ahora bien, no debe perderse de vista que la asociación conveniente
que afirma el cliché entre /rumor y compra/ vs. /noticia y venta/ pone
Dice Angenot (2010: 79): “el mercado de los discursos no es pues sinónimo de mercado de
la cosa impresa, aunque esta pueda dar indicaciones sobre aquel. En esta perspectiva los
discursos tienen un precio, se demandan, se ofrecen y se intercambian”.
43
120
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español…
en evidencia los topoï44 de la ideología del “especulador”, que busca ganar
en el corto plazo. Este aspecto merece ser destacado, porque permite
mostrar que existen diferentes puntos de vista sobre las opciones
discursivas que se ofrecen en el “mercado de discursos” del ámbito
bursátil. Si bien, desde un punto de vista fáctico, cada vez que alguien
compra con el rumor hay alguien que vende y cada vez que alguien vende
con la noticia hay alguien que compra ante la misma noticia, desde un
punto de vista discursivo, la cristalización que expresa el cliché de las
ventajas diferenciales que encarna el rumor como alternativa frente a la
noticia se vincula sólo con el acto de comprar y no con el de vender. El
sentido que vehiculiza el cliché es que, en el caso del rumor, cuanto más
rumor es un rumor (una información), más debe comprarse y, en el caso
de la noticia, cuanto más noticia es una noticia, más debe venderse.
Atendiendo a la estructura tópico-argumentativa que presenta
“comprar con el rumor y vender con la noticia” (i.e. cuanto más rumor es
una información más debe considerarse la posibilidad de comprar
activos), el análisis que sigue presenta diferentes modos en los que se
comporta argumentativamente la evidencia presentada como el origen
incierto del enunciado-rumor dentro de los límites de un corpus de
alertas electrónicas comunicadas en directorios de sitios especializados.45
El objetivo de este artículo, pues, es proponer una interpretación
argumentativa de ciertas marcas de modalidad epistémica en español
que, según podrá observarse, configuran semánticamente diferentes
grados de incerteza discursiva en la producción de rumores financieros.
Nuestro concepto de “incerteza enunciativa” (o discursiva) busca
explicitar los mecanismos mediante los cuales ciertas enunciaciones se
presentan como inciertas, ya sea por su relación con las voces
indeterminadas que las configuran, o bien por lo puntos de vista más o
menos inciertos “puestos en escena” por el locutor-reproductor del
rumor (Ducrot 1984).
El concepto de “incerteza” se define aquí como un régimen epistémico
de producción de conocimiento o de producción semiótica para la acción.
Este modo de definir la incerteza busca poner reparos a las
conceptualizaciones (tanto lógicas como pragmáticas) que solo ligan la
certeza o la incerteza a un tipo de actitud modal asumida por un locutor
Término que empleamos de acuerdo con la redefinición del tradicional término aristotélico
que proponen Anscombre y Ducrot en el marco de la Teoría de la Argumentación en la Lengua
(TAL). Anscombre y Ducrot definen los topoï en diferentes libros y artículos como “principios
argumentativos” o “trayectos” entre un argumento y una conclusión (Ducrot 1988, 1990,
1993, Anscombre 1995a, 1995b). Los topoï no son clases de argumentos (definición
aristotélica), sino principios argumentativos que ponen en relación escalas argumentativas.
Las propiedades de los topoï son su “universalidad”, “generalidad” y “gradualidad” (Ducrot
1988, 1990).
45
Megabolsa.com, bolsamania.com, wallstreet-inversiones.com
44
Discurso literario, periodístico y mediático
121
Manuel Libenson
ante “lo dicho” o ante sus interlocutores. En oposición a una concepción
pragmática simplemente actitudinal de la certeza o la incerteza, nos
interesa recuperar el carácter regular y variable del régimen epistémico
que opera en la producción enunciativa del rumor financiero, en la
medida en que es uno de los discursos privilegiados para la ejecución de
apuestas económicas. Aquí no se homologa incerteza a duda, sino a una
suspensión de la certeza por exhibición (en el enunciado) de la
indeterminación de la fuente de la enunciación. Por oposición, la certeza sea alta o baja- la circunscribimos a aquellos enunciados que no
dramatizan explícitamente la despersonalización de la fuente de la
enunciación. Así, un enunciado del tipo “Dudo que María venga” expresa
un bajo grado de certeza, mientras que “Se dice que llegaría María”
expresa un cierto grado de incerteza.
A modo de hipótesis, no creemos que la incerteza de la fuente de la
enunciación, en tanto representación del enunciado, pueda ser aislada de
las orientaciones argumentativas que se configuran a partir de ella con
mayor o menor fuerza conclusiva. Incluso suponemos que el rumor
financiero-bursátil, en cuanto a su eficacia retórica, consistiría en
constituirse a sí mismo como un argumento más o menos incierto (nunca
cierto porque dejaría de ser rumor) capaz de orientar, o incluso
determinar, la toma de decisiones económicas. Para poder observar estas
diferencias de fuerza argumentativa en enunciados que emplean el
lexema “rumor” como modo de despersonalización de la enunciación,
hemos apelado al instrumental teórico que brinda la teoría de los
modificadores realizantes y desrealizantes, desarrollada por Oswald
Ducrot (1998) en el marco general de su Teoría de la Argumentación en la
Lengua (TAL).
2 El problema de la modalidad epistémica a la luz de una teoría
argumentativa
La modalidad epistémica resulta un concepto altamente productivo en
los estudios lingüístico-discursivos, porque permite calificar las diferentes
“actitudes” de certeza expresadas por el locutor ante el saber comunicado
en su enunciación (Palmer 1986, Chafe 1986, Kovacci 1999). El análisis
del discurso académico-científico, como es sabido, dedica grandes
esfuerzos a examinar las huellas a través de las cuales legos y expertos
construyen diferentes actitudes ante la evidencia del saber que formulan
(Hyland 1998, 2000, López Ferrero 2001, Estrada 2008). Así, los estudios
semántico-pragmáticos sobre modalidad y evidencialidad se han
complementado. En efecto, al ser la evidencialidad el conjunto de marcas
lingüísticas que caracterizan la forma en la que el conocimiento del
locutor ha sido adquirido (Chafe 1986, Biber y Finegan 1989, Reyes
1994, Bybee y Fleschman 1995) existe un cierto acuerdo respecto de que
122
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español…
la evidencialidad implica siempre un determinado valor modal epistémico
(Palmer 1986, Chafe 1986, Hyland 1998, Estrada 2008, López Ferrero
2001, Fuentes Rodríguez 2004). En el caso de la evidencialidad indirecta
(citativa o inferencial), esto es explícito a través de marcas de precaución
epistemológica que permiten atenuar el grado de compromiso del locutor
con respecto a lo comunicado en sus emisiones.
Una de las propiedades que habitualmente se le adjudica a la
modalidad epistémica es la gradualidad variable, que se ubica entre la
certeza máxima hasta la duda y la incertidumbre. Así, las definiciones
clásicas sostienen que la modalidad epistémica oscila entre el
compromiso y la falta de compromiso que el locutor expresa con respecto
a la verdad de la proposición comunicada (Hyland 1998, 2000, Kovacci
1999). Según estos enfoques, lo que varía es el compromiso respecto de
una verdad comunicada, y es allí donde se expresa la gradualidad, a
través de diferentes marcas lingüísticas de intensificación o atenuación.
Sin embargo, no podemos dejar de notar que dicha gradualidad se
encuentra determinada por la relación que mantiene el lenguaje con
hechos exteriores a él (i.e., específicamente, la referencia a un mundo
exterior). Esto es explícito cuando se habla de “compromiso ante la
verdad de la proposición” transmitida. Aun introduciendo la subjetividad
del locutor como entidad discursiva a la cual se le deben imputar la
responsabilidad de los enunciados, esta explicación lingüística presenta
la gradualidad como el resultado de una manifestación subjetiva -el
compromiso del hablante- con respecto a una propiedad constante que
sería “la verdad”. Esa es, entonces, la variable a partir de la cual se
construirían luego diferentes modos de precaución epistemológica a
través diferentes recursos lingüísticos.
Otros estudios más recientes sobre la modalidad epistémica adjudican
la gradualidad ya no al compromiso del hablante ante una verdad
proposicional, sino a una cierta jerarquización de los recursos
evidenciales puestos en escena por el locutor (Chafe 1986, López Ferrero
2001, Estrada 2008). Así, Chafe sostiene que
La percepción directa es altamente fiable puesto que la
información basada en lo que el hablante ha visto “con sus propios
ojos” puede considerarse verdadera, mientras que la información
que proviene de una fuente indirecta –el discurso de otra persona,
por ejemplo- al ser menos verificable, se situará en el rango inferior
de la escala de confiabilidad. (Chafe 1986)
Más allá de que en esta definición la gradualidad inherente a la
modalidad epistémica remite a una jerarquización de recursos
evidenciales que aluden a entidades extralingüísticas (los sentidos, por
ejemplo), tampoco creemos que los evidenciales tengan en sí mismos un
Discurso literario, periodístico y mediático
123
Manuel Libenson
valor esencial, tal como propone Chafe. En efecto, lo que buscamos
mostrar en este trabajo es cómo un mismo lexema evidencial citativo incierto desde su calificación enunciativa- puede ser trabajado por
determinados modificadores capaces de orientar en el mismo sentido o
antiorientar (orientar en sentido contrario) las conclusiones que pueden
determinarse de su aplicación. Nuestro objetivo es situar la gradualidad
de la incerteza –aspecto que le atañe a la modalidad epistémica del
rumor- en el interior de procedimientos argumentativos inherentes al
funcionamiento lingüístico-discursivo. De otro modo, las explicaciones
lingüísticas sobre la modalidad epistémica quedan sometidas a un
ordenamiento estático, que depende de una jerarquización de referentes
más o menos confiables.
Para dar cuenta de estos aspectos sobre la base del análisis de
corpus, presentamos, a continuación, los conceptos que han resultado
operativos para el análisis pragmático según la teoría de los
modificadores realizantes y desrealizantes. En este trabajo, Ducrot se
propone mostrar cómo la gradualidad argumentativa es intrínseca a los
predicados del lenguaje.
2.1 Realización y desrealización argumentativa en la Teoría de la
Argumentación lingüística
Según Ducrot,
hay diferentes grados entre los cuales podemos elegir cuando
decidimos aplicar un predicado a un objeto o situación. Una forma
de comprender esa gradualidad es identificarla con las diferentes
fuerzas según las cuales se pueden poner en práctica los principios
argumentativos (topoï – reglas) que constituyen la significación
misma del predicado. Esta gradualidad es observable en las
palabras que componen los enunciados dado que tienen grados de
aplicabilidad diferentes. (Ducrot 1998: 71)
Los modificadores que identifica Ducrot de manera no restrictiva son
ciertos adjetivos y adverbios, cuya función es la de disminuir o aumentar
la fuerza de aplicación de un predicado. De esta manera, los
modificadores realizantes (MR) aumentan la fuerza de aplicación de un
predicado a propósito de un objeto o situación, mientras que los
modificadores desrealizantes (MD) atenúan o invierten la fuerza
argumentativa de los predicados que modifican (Ducrot 1998). La
definición que da Ducrot a estos modificadores es la siguiente:
124
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español…
Una palabra léxica Y es denominada “MD” con relación a un
predicado X sólo si el sintagma XY:
No es sentido como contradictorio
Tiene una orientación argumentativa inversa o una fuerza
argumentativa inferior a la de X.
Si XY tiene una fuerza argumentativa superior a la de X y con la
misma orientación, Y es un modificador realizante”. (Ducrot 1998:
50)
Según explica este autor, para descubrir a los desrealizantes debe ser
posible enunciar X pero XY sin tener una razón argumentativa precisa
para oponer X a XY. Para identificar a los MR, en cambio, debe ser
posible enunciar X e incluso XY sin necesidad de una razón
argumentativa particular. De este modo, enunciados del tipo:
(1) Existe una solución, pero es difícil
(2) Existe una solución, e incluso es fácil
(3) Existe un problema, pero es fácil
(4) Existe un problema, e incluso es difícil
muestran que al menos ciertos sustantivos, como “solución” o
“problema”, se encuentran semánticamente orientados hacia lo fácil o lo
difícil desde el punto de vista de las conclusiones que pueden obtenerse
de los enunciados en los que se aplican. En otras palabras, una solución
fácil es MÁS solución que una solución difícil, al igual que un problema
difícil es MÁS problema que un problema fácil. Este MÁS, según el
señalamiento de Ducrot, no está concebido como un comparativo que
viene a agregarle gradualidad desde afuera a las palabras, sino que hace
referencia a los principios argumentativos graduales que toda palabra
convoca como característica intrínseca (Ducrot 1998). En el apartado
correspondiente al análisis, se presentan las diferentes orientaciones
argumentativas que admite el lexema “rumor” cuando es empleado como
estrategia evidencial para despersonalizar la enunciación del enunciadorumor.
3 Materiales e instrumentos de análisis
El estudio de los procedimientos de realización y desrealización
argumentativa de la incerteza que proponemos surge de un análisis
pragmático de indicaciones polifónico-argumentativas aportadas por un
total de aproximadamente 200 enunciados-rumor. Estos enunciados han
sido emitidos a modo de alerta entre los años 2008 y 2010 y se localizan
en secciones exclusivamente dedicadas a la circulación de rumores
financieros, dentro de sitios de Internet especializados en temas
bursátiles y financieros. Los enunciados-rumor citados en este trabajo
son meros ejemplos de un conjunto mucho más vasto, que tan solo sirven
Discurso literario, periodístico y mediático
125
Manuel Libenson
para aportar evidencia a favor de la hipótesis planteada en la
introducción.
Las alertas de rumor observadas emplean como soporte la escritura
electrónica y conectan la interfaz producción-recepción por medio de una
pantalla. Estos dispositivos de alerta se caracterizan por presentar
rumores mediante enunciados breves en forma individualizada y
autónoma (de a uno por vez en una sucesión permanente). En cuanto a
su modo de circulación, los rumores-alerta se ofrecen como un tipo de
servicio cuya particularidad es la de poner en contacto al usuario con el
rumor en el mismo momento en que aparece el rumor. Así, los rumores
aparecen actualizados en sincronía, minuto a minuto, hora tras hora, día
tras día. En algunos casos, estos servicios de alerta se ofrecen por
suscripción web y habilitan al usuario para recibir el rumor en una
variedad de soportes, según la categoría del servicio contratado (e-mail,
SMS, Twitter). En otros casos, las alertas se van actualizando en
secciones de Internet tituladas “Últimos rumores” o, sencillamente,
“Rumores”.46 Los sitios web específicamente examinados para este
trabajo han sido megabolsa.com, bolsamania.com y wallstreetinversiones.com.
El método empleado para el análisis del corpus es de tipo cualitativo y
emplea herramientas del análisis semántico-argumentativo (Ducrot 1984,
1990). La elección de un abordaje cualitativo no ha sido arbitraria, sino
que responde a los objetivos diseñados para conducir la investigación. No
debe perderse de vista que el objetivo de este artículo no es demostrar
sesgos cuantitativos de ningún tipo, sino proponer una fundamentación
gradual de la incerteza, capaz de sistematizar una clasificación
homogénea de enunciados-rumor. Esto significa que las regularidades
encontradas en la estructura de los enunciados han servido para
identificar diferencias sobre la base de un criterio de clasificación
heurístico, sin importar el número de ocurrencias que registre cada
emisión en el corpus. Más aún, el criterio argumentativo que hemos
empleado puede aplicarse a cualquier enunciado-rumor, incluso fuera de
los límites de los discursos analizados aquí. En resumidas cuentas, esta
investigación no propone una taxonomía, sino un criterio para poder
establecerla sobre la base de indicaciones polifónico-argumentativas.
4 Análisis de orientaciones argumentativas (OA): aplicaciones del
lexema evidencial “rumor”
Revisemos el funcionamiento de las orientaciones argumentativas en
los siguientes enunciados-rumor:
46
Para una completa caracterización del dispositivo rumor-alerta, ver Libenson (2012).
126
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español…
(5) Corren fuertes rumores en los mercados sobre el posible interés de la empresa
francesa EDF de lanzar una OPA sobre Iberdrola. (Megabolsa.com)
(6) Se rumorea intensamente que a través de un error en el abastecimiento,
algunos envíos de chips se suspenderían durante tres meses. (Megabolsa.com)
(7) Rumores de un posible interés del Banco Santander por el banco británico
Alliance & Leicester.(Megabolsa.com)
(8) Nuevos rumores en el culebrón Enel-Acciona. Enel podría estar preparando un
crédito de 7.000 millones de euros para comprar el 25% de Endesa.
(Megabolsa.com)
En los cuatro enunciados, las estrategias evidenciales son citativas,47
puesto que se evoca un decir de terceros a través de diferentes usos del
lexema “rumor” (i.e., estructura inacusativa en (5), “se” + verbum dicendi
en (6), el empleo de la nominalización “rumores” en (7) y (8)). En otras
palabras, el locutor-reproductor de estos enunciados-rumor pone en
escena una cita más o menos encubierta mediante diferentes empleos del
lexema “rumor”. Como puede verse, las enunciaciones presentadas en los
ejemplos se construyen desde el punto de vista de la voz colectiva del
“se”, que, para estos casos particulares, se presenta bajo la forma de
rumor (a diferencia de los proverbios u otras formas de enunciación
impersonal). Esto significa que, en estos enunciados, es el rumor el que
habla y, por lo tanto, el centro epistémico de estos enunciados no está
colocado sobre el sujeto de la enunciación, sino sobre un decir incierto de
terceros, citado con diferentes fuerzas argumentativas (Filinich 1999).
Este aspecto ubica a los cuatro enunciados en un registro de incerteza
enunciativa, aun cuando la enunciación presenta una fuerza
ilocucionaria asertiva. En otras palabras, estos enunciados provocan
sentido a partir de una paradoja: la afirmación de predicados inciertos.
Ahora bien, en estos cuatro enunciados ya no es posible atribuir la
gradualidad de la no certeza a una jerarquización de los recursos
evidenciales, puesto que en los cuatro casos se evoca un decir de terceros
y, además, incierto. Sin embargo, creemos necesario postular que la
evidencialidad de estos enunciados se encuentra trabajada por diferentes
fuerzas argumentativas que definen diferentes modos en los que dicha
evidencia incierta es orientada argumentativamente en el discurso. Este
carácter argumentativo intrínseco a la forma en que es explicitada la
Como varios autores han descripto, todas las lenguas expresan gramatical o léxicamente
diferentes formas en las que “el hablante” ha obtenido tal o cual información. En relación con
aquellas lenguas que marcan evidencialidad en su estructura morfológica, señala Bermúdez
(2002: 1), “el wintú, el tuyuca, el quechua, el turco, el armenio, el búlgaro, el tibetano, el
persa, entre muchos otros, poseen formas gramaticales específicas para este propósito, esto
es, morfemas verbales (obligatorios u opcionales) que refieren a la fuente de información, del
mismo modo que otras lenguas poseen morfemas verbales que indican el tiempo o modo”.
Luego hay otras lenguas, como el español, que marcan léxicamente la fuente de información,
por medio de expresiones del tipo “por lo visto”, “(según) dicen”, “aparentemente”. A este tipo
de expresiones se las suele denominar “estrategias evidenciales” (Estrada 2010).
47
Discurso literario, periodístico y mediático
127
Manuel Libenson
evidencialidad citativa pone de manifiesta una gradualidad que no
depende de un juicio sobre el carácter de los evidenciales, sino del modo
en que están orientadas las conclusiones que se desprenden de ellos en el
discurso. De este modo, el complemento preposicional “en el culebrón”
orienta a la nominalización “rumores” a conclusiones contrarias de las
que pueden obtenerse del adjetivo “fuertes” con relación a “rumores”.
Mientras que el ejemplo (8) deja ver una dimensión evaluativa sobre el
rumor que lo califica de repetido, incierto e inconcluso a través de la
metáfora intertextual del “culebrón”, los casos (5) y (6) muestran una
disminución de la incerteza del rumor, adjudicándole fortaleza y rapidez a
su circulación. En el caso de (8), el discurso se orienta hacia la máxima
incerteza, mientras que, en (5), la incerteza es mitigada, producto de la
fortaleza con la que se hacen oír los rumores. Recordemos que los
rumores bursátiles se inscriben en una dinámica económica en la que
ellos mismos sirven para orientar acciones del tipo “compre acciones”,
“venda acciones” o “espere hasta que haya más certezas”. De esta
manera, es esperable que un rumor calificado de “culebrón” se derive en
conclusiones del tipo “no compre” o “espere hasta que se defina con
mayor certeza la situación”, mientras que rumores calificados de “fuertes”
o “intensos” se orientan a conclusiones del tipo “yo le prestaría atención”
o “no me quedaría de brazos cruzados”.
Los rumores que se presentan como repetidos pueden orientarse a
conclusiones disuasivas, como en (8), pero no exclusivamente. Hay otros
casos en los que el lexema “rumor” aparece acompañado por diferentes
fórmulas iterativas, que, en lugar de orientar al rumor hacia una menor
credibilidad, refuerzan sus orientaciones argumentativas positivas hacia
el dato menos incierto. Tal es el caso de (9), (10) y (11).
(9) Se comenta en los mercados que ha vuelto el rumor de una posible fusión en el
sistema bancario. (Megabolsa.com)
(10) Los rumores en torno a los cambios no dejan de sucederse. (Bolsamania.com)
(11) De nuevo, rumores en el mercado sobre un profit warning de Inditex.
(Megabolsa.com)
Apliquemos ahora los tests que propone Ducrot para calificar los
fenómenos de realización y desrealización argumentativa a los casos
mencionados. Al introducir el operador “solo” para restringir los trayectos
de las conclusiones que admite el sustantivo “rumores”, veremos que la
orientación argumentativa del enunciado se inclina hacia discursos
vinculados con el descrédito de la palabra y no con su credibilidad.
(12) Son solo rumores. Yo los descartaría (o “yo no les creería”, o “habría que
esperar hasta que haya más informaciones confiables”).
(13) Son rumores. Quizás haya que comprar (vender).
En (13), “rumor”, aparece como una atenuación de “dato seguro”, es
decir, estaría en las zonas más bajas de la escala de “dato”. Al llevar
128
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español…
“quizás” la conclusión, se muestra que “rumor” funciona como matizador
o punto más bajo de esta escala. Esta atenuación es evidente si se la
confronta con un enunciado del tipo: “Es un dato seguro. Hay que
comprar/vender ya mismo”. En (12), cuando “rumores” no está afectado
por el operador, el enunciado se orienta hacia la compra-venta atenuada.
Esta orientación es totalmente coherente con la función que cumplen los
rumores en la dinámica bursátil, es decir, constituirse como una
oportunidad para comprar o vender, aun cuando el garante de la
enunciación (Maingueneau 1999) se presente como incierto. Es por esta
razón que el MD “solo”, presente en (12), actúa como inversor de la
orientación positiva, aunque mitigada, de (13).
Ahora bien, en el ejemplo (5), que se transcribe aquí como (14), como
en otro tipo de estructuras inacusativas en la voz activa, podemos ver la
diferencia de orientación argumentativa con respecto a los casos de
desrealización anteriormente mencionados.
(14) Corren fuertes rumores en los mercados sobre el posible interés de la empresa
francesa EDF de lanzar una OPA sobre Iberdrola.
(15) Desde hace una semana circulan rumores de que uno de los más grandes
bancos suizos tendría apetito por tragarse a una de las casas de inversiones
más prestigiosas del mundo. (wallstreet-inversiones.com)
(16) Están llegando rumores diciendo que Vestas sería un objetivo de MyA, es un
rumor viejo pero vuelve a resucitar hoy. (Bolsamania.com)
(17) Está corriendo por todos los hedge y las mesas, rumor muy intenso de que el
BCE está a punto de bajar en cualquier momento 50 puntos básicos.
(Megabolsa.com)
En (14), (15), (16) y (17), se refuerza la orientación argumentativa
positiva de (9), anulando esa mitigación o grado más bajo respecto del
“dato seguro”, que intrínsecamente tiene “rumores”. Si, en forma
complementaria, sometemos a estos enunciados al test de “incluso”,
podemos agregar continuidades discursivas del tipo “incluso parece que
el ofrecimiento es inminente” o “incluso parece que la compra es
inminente”.
Un caso similar de realización se observa con el MR “oleada” cuando
califica a “rumores”:
(18) El concurso voluntario de acreedores de Martinsa Fadesa, el mayor en la
historia empresarial de España, ha desatado una oleada de rumores sobre
próximas empresas que pueden presentar más suspensiones de pagos en
próximas fechas. (Bolsamania.com)
Como primera conclusión de este análisis, podemos afirmar que la
incerteza referida al origen de la enunciación es representada a partir de
diferentes grados de aplicabilidad del lexema “rumor”. El rumor es
representado como MÁS rumor cuando la fortaleza y la instantaneidad de
su circulación son crecientes (“corren fuertes rumores”, “cataratas de
Discurso literario, periodístico y mediático
129
Manuel Libenson
rumores”, “oleadas de rumores”, “se rumorea intensamente”). Cuando el
rumor es MÁS rumor, es decir que la escala argumentativa se configura
en aumento, menos inciertas son las conclusiones que se desprenden de
los encadenamientos. Cuanto más desrealizado se presenta el topos
especulador asociado a la nominalización “rumores”, por ejemplo, a
través del complemento preposicional “en el culebrón” o del operador
“solo”, más incierto es el predicado. En principio, pareciera que cuanto
más intensa es la durabilidad de la circulación del rumor, menos
incerteza adquiere.
Por lo tanto, y asumiendo la perspectiva de la TAL, la representación
del decir incierto de terceros puede ser visualizada tanto desde el
descrédito como desde la credibilidad sin necesidad teórica de asignar a
priori una escala estática de confiabilidad a los evidenciales, tal como
postula Chafe (1986) para el caso del discurso académico-científico.
Veamos ahora dos casos en los que la incerteza se produce, ya no en
el decir citado, sino en la puesta en escena de un punto de vista que el
locutor-reproductor del rumor muestra como incierto a partir de una
toma de distancia con respecto al punto de vista afirmativo de la
aserción. Tal es el caso de los adjetivos modales “supuesto” y “posible”.
Habitualmente, estos adjetivos son calificados como reforzadores de
precaución epistemológica; sin embargo, lo que se intenta mostrar aquí
es que “supuesto” invierte la orientación argumentativa del predicado que
modifica, mientras que “posible” tan sólo la atenúa.
Comparemos los siguientes rumores:
(19) Circulan rumores por la bolsa de Londres sobre un supuesto interés del banco
español BBVA que preside Francisco González por el británico HBOS.
(Megabolsa.com)
(20) La posible fusión de las televisiones privadas en España está dando ya sus
primeros pasos. (Megabolsa.com)
En ambos enunciados, los adjetivos “supuesto” y “posible” mitigan la
responsabilidad de la aserción que vehiculiza al rumor. En (20), si bien el
MD “posible” pone en escena un enunciador (i.e., punto de vista)
distanciado respecto del punto de vista afirmativo de la aserción, las
conclusiones que se derivan del uso del modificador están explícitamente
orientadas hacia el punto de vista positivo atenuado (“está dando sus
primeros pasos”). Si, en ese mismo enunciado, se intercambiara la
utilización
del
adjetivo
“supuesto”
por
“posible”,
resultaría
pragmáticamente extraño, a no ser que se incorporaran explicaciones
contextuales que esclarecieran por qué algo que está en el terreno de la
suposición puede estar dando sus frutos en el plano de lo real.
De un modo diferente, en el caso de (19), “supuesto” atribuye
incerteza a “interés”, invirtiendo la fuerza argumentativa de esta palabra.
En efecto, y siguiendo el razonamiento de Ducrot para la demostración de
130
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español…
los MD, es posible decir, “no tienen interés, sino un supuesto interés”, o
bien, “no tienen más que un supuesto interés”. “Supuesto interés” se
opone, entonces, a “interés” desde el punto de vista de las conclusiones a
las que se orienta.
En cuanto a la configuración de la incerteza, tanto “posible” como
“supuesto” ponen en escena un punto de vista distanciado que no
alcanza en ningún caso a confirmar el punto de vista afirmado por la
aserción. De todas maneras, y como hemos argumentado, “posible” se
orienta a la mínima incerteza sobre el punto de vista afirmado, mientras
que el MD inversor “supuesto” expresa un distanciamiento mayor y, por
lo tanto, un mayor grado de incerteza discursiva.
Estas diferencias argumentativas de los recursos de atenuación
empleados en estos enunciados, en principio, no marcan necesariamente
precaución epistemológica, tal como suponen las perspectivas clásicas
sobre evidencialidad indirecta. En muchos casos, la evidencia incierta se
encuentra reforzada explícitamente por el locutor-reproductor, orientando
el rumor hacia conclusiones que tienden a hacer admitir la credibilidad
del rumor por medio de diferentes estrategias (i.e., el empleo de adverbios
realizantes, como los que funcionan en fórmulas dicendi, del tipo “se
rumorea intensamente”; de estructuras inacusativas en la voz activa, del
tipo “corren fuertes rumores”; de sustantivos metafóricos, como
“cataratas de rumores”, “oleadas de rumores”, etc.). De modo contrario,
hemos podido ver cómo un enunciado de rumor puede ser presentado
como objeto de descrédito y, por lo tanto, orientado a conclusiones
disuasivas. En resumidas cuentas, la fuerza con que son convocados los
topoï asociados al sentido de las fórmulas evidenciales (i.e., “comprar con
el rumor y vender con la noticia”) es determinante para observar el modo
en que se representa discursivamente la incerteza como uno de los
efectos de la enunciación de rumores en la esfera de los mercados. Lo que
aún queda por verse en investigaciones futuras es cómo opera la
gradualidad de la incerteza en enunciados que exhiben otro tipo de
fórmulas para despersonalizar la enunciación sin hacer explícita la
alusión al lexema “rumor”.
5 Conclusiones
A lo largo de este capítulo hemos presentado una perspectiva
argumentativa para reconsiderar la gradualidad con la que
habitualmente se caracteriza la modalidad epistémica en su relación con
la evidencialidad. La semántica argumentativa (o pragmática integrada)
iniciada por Ducrot se postula como una semántica gradual, no
veritativista, y este principio fundamental ha regido la aproximación al
problema de la gradualidad de la incerteza en el rumor.
Discurso literario, periodístico y mediático
131
Manuel Libenson
En lugar de suponer que los procesos de atenuación y refuerzo se
encuentran supeditados a cierto valor esencial asignado al tipo de
estrategia evidencial, hemos intentando mostrar que, en el caso del
rumor, ante un mismo lexema evidencial citativo las conclusiones que se
desprenden de él pueden resultar totalmente opuestas. Para demostrar
este aspecto, hemos examinado en el plano de la enunciación la
nominalización “rumores”, acompañada de ciertos adjetivos y
complementos. En el plano del enunciado, hemos explicitado cómo de la
puesta en escena de puntos de vista inciertos, por ejemplo a través de los
adjetivos “posible” y “supuesto”, se obtienen dos tipos de mitigación
diferentes. Mientras que el primero funciona solo como un atenuador, el
segundo invierte las potencialidades argumentativas de los predicados
que modifica.
Para dar cuenta de estos aspectos, los conceptos de “realización” y
“desrealización” argumentativa han sido fundamentales, puesto que nos
han permitido caracterizar la gradualidad como la fuerza de aplicación de
argumentos inciertos a favor o en contra de determinadas conclusiones.
Este mecanismo es, sin dudas, productivo en la construcción de un
imaginario de apuesta en el marco de los mercados de capitales.
Por otro lado, no hemos considerado la incerteza como el polo inferior
de una escala que siempre se orienta desde la máxima certeza a la
máxima incerteza, tal como se la suele estudiar con relación al discurso
científico. Por el contrario, hemos analizado el caso de un género como el
rumor financiero-bursátil en el que se identifican diferentes grados de
incerteza sin que en ningún caso la certeza sea una posibilidad. En
efecto, hacemos hincapié en la cuestión del género, porque intuimos que
la incerteza es una de las regularidades constitutivas del rumor.
La incerteza, esta vez caracterizada como una configuración
enunciativa y no como una falta de compromiso ante una verdad
proposicional, ha demostrado no ser ajena a las orientaciones
argumentativas que se configuran a partir de ella, con mayor o menor
fuerza, ya en el plano del enunciado, ya en el de la enunciación.
132
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Referencias
A.A.V.V. (2010) Los semanarios de la prensa salteña. Su función en la política
provincial. Salta: Editorial Hanne.
Adamzik, Kirsten, ed. (2000) Text sorten. Reflexinen und Analysen. Tübingen:
Stauffenburg Verlag Brigitte Narr GmbH.
Alabarces, Pablo (1993) Entre gatos y violadores. El rock nacional en la cultura
argentina. Buenos Aires: Colihue.
Alonso, Amado, y Henríquez Ureña, Pedro (1938) Gramática castellana. Buenos
Aires: Losada.
Alonso, María y María Dolores Castillo (1991) “Detectando la ironía: la hipótesis
aditiva como alternativa a las de la referencia y la intención”. Cognitiva
Volumen 3 (1): 95-122.
Alvarado, Maite (2004) Problemas de la enseñanza de la lengua y la literatura.
Bernal: Universidad Nacional de Quilmes Editorial.
Alvarado, Maite y Yakki Setton (1998) “Imágenes del escritor y de la escritura en el
aprendizaje de lo escrito” [en línea]. Visiones 9. Disponible en:
http://www.uruguayeduca.edu.uy/Userfiles/P0001/File/Im%C3%A1genes%
20del%20escritor%20y%20de%20la%20escritura%20en%20el%20aprendizaje
%20de%20lo%20escrito.pdf
Alvarado, María Belén (2006) “Las marcas de la ironía”. Interlingüística Volumen 16
(2):1134-8941.
Amossy, Ruth, ed. (1999) Images de soidans le discours. La construction de l´ethos.
París: Delachauxet Niestlé.
Angenot, Marc (1982) Le parole pamphletaire. París: Plon.
Angenot, Marc (2010) El discurso social. Lo límites históricos de lo pensable y lo
decible. Trad. Hilda García. Buenos Aires: Siglo XXI.
Anscombre, Jean-Claude (1995a) “Semántica y Léxico: topoï, estereotipos y frases
genéricas”. Revista Española de Lingüística 25 (2): 297 -310.
Anscombre, Jean-Claude, ed. (1995b) Théorie des topoï. París: Kimé.
Anscombre, Jean-Claude y Oswald Ducrot (1994) La argumentación en la lengua.
Trad. Julia Sevilla y Marta Tordesillas. Madrid: Gredos.
Auerbach, Erich (1950) Mimesis. La representación de la realidad en la literatura
occidental. México: Fondo de Cultura Económica.
Austin, John (1990) Cómo hacer cosas con palabras. Trad. Genaro Carrió y
Eduardo Rabossi. Barcelona: Paidós.
Azaustre, Antonio y Juan Casas (1997) Manual de retórica española. Barcelona:
Ariel.
Battaner, María Paz, dir. (2003) Diccionario de uso del español de América y
España [CDRom]. Barcelona: VOX/SPES.
Bentivegna, Diego (2011) “Castellani: “estilo oral”, crítica y teoría”. La Biblioteca.
Revista de la Biblioteca Nacional 11: 420-431.
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
Referencias
Bereiter, Carl y Marlene Scardamalia (1987) The Psychology of Written Composition.
Hillsdale: Erlbaum.
Bermúdez, Fernando W. (2002) “La estructura evidencial del castellano: elevación
de sujeto y gramaticalización”. Romansk Forum 16(2): 19-29.
Bernal, María (2005) “Hacia una categorización sociopragmática de la cortesía, la
descortesía y la anticortesía. El caso de conversaciones españolas de registro
coloquial”. En Bravo, ed. (2005: 364-398).
Biber, Douglas y Edward Finnegan (1989) “Styles of stance in English: Lexical and
grammatical marking of evidentiality and affect”. Text 9(1): 93-124.
Borges, Jorge Luis (1955) “El escritor argentino y la tradición”. Sur 232: 223-230.
Bravo, Diana y Antonio Briz (2004) Pragmática sociocultural: estudios sobre el
discurso de cortesía en español. Barcelona: Ariel Lingüística.
Bravo, Diana, ed. (2005) Estudios de la (des)cortesía en español. Buenos Aires:
Dunken.
Bregant, Lucía (2011): “Géneros textuales y géneros musicales. Una aproximación
a partir de las canciones“. En I Jornadas de Jóvenes Lingüistas, Ciudad de
Buenos Aires, Argentina.
Brown, Penelope y Stephen Levinson (1987) Politeness. Some Universal in
Language Usage. Cambridge: Cambridge University Press.
Butler, Christopher (2003) “Representing situations in Systemic Functional
Grammar”. En Butler (2003: 368-391).
Butler, Christopher (2003) Structure and Function: A guide to Three Major
Structural-Functional Theories. Part 1: Approaches to the simplex clause.
Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins.
Bybee, John y Suzanne Fleischman (1995) Modality in grammar and Discourse.
Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins.
Cabré, María Teresa y Rosa Estopà, eds. (2009) Les paraules noves. Criteris per
detectar i mesurar les neologismes. Barcelona: Eumo – Universitat Pompeu
Fabra.
Camps, Ana (1992) "Algunas observaciones sobre la capacidad de revisión de los
adolescentes". Infancia y aprendizaje 58: 65-82.
Canel, María José y Karen Sanders (2005) “El poder de los medios en los
escándalos políticos: la fuerza simbólica de la noticia icono”. Anàlisi 32: 163178.
Carrizo, Alicia, Analía Kevorkian y Adriana Lorusso (1998) Cortesía: El modelo de
Brown y Levinson. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, Facultad de
Filosofía y Letras.
Cassany, Daniel (1990) “Enfoques didácticos para la enseñanza de la expresión
escrita”. Comunicación, lenguaje y educación 6: 63-80.
Castagnino, Raúl (1969) Observaciones metodológicas sobre la enseñanza de la
composición. Buenos Aires: Huemul.
Castellani, Leonardo (1945) Crítica literaria. Buenos Aires: Penca.
Castellani, Leonardo (1977) Las canciones de Militis. Buenos Aires: Dictio.
134
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Referencias
Castelló, Monserrat (1999) “El conocimiento que tienen los estudiantes sobre la
escritura”. En Pozo y Monereo, coords. (1999: 197-218).
Chafe, Wallace (1986) “Evidentiality in English Conversation and Academic
Writing”. En Chafe y Nichols (1986: 261-272).
Chafe, Wallace y Johanna Nichols, eds. (1986) Evidentiality: the linguistic coding of
epistemology. Volumen XX: Advances in Discourse Processes. New Yersey:
Ablex Publishing Corporation.
Ciapuscio, Guiomar (1994) Tipos Textuales. Buenos Aires: Eudeba.
Ciapuscio, Guiomar (2003) Textos especializados y terminología. Barcelona:
Institut Universitari de Lingüística Aplicada.
Ciapuscio, Guiomar (2005) “La noción de género en la Lingüística Funcional
Sistémica y en la Lingüística Textual”. Signos 38 (57): 31-48.
Ciapuscio, Guiomar e Inés Kuguel (2002) “Hacia una tipología del discurso
especializado: aspectos teóricos y aplicados”. En: García Palacios y Fuentes
(2002: 37- 73).
Compagnon, Antoine (2007) Los antimodernos. Trad. Manuel Arranz. Barcelona:
Acantilado.
Correa, Gabriel (2002) “El rock argentino como generador de espacios de
resistencia”. Huellas 2: 40-54.
Crespo, Victoria (2008) Las claves argumentativas de la ironía. Una aproximación
argumental al fenómeno irónico. Inédita. Alicante, Universidad de Alicante.
De Gori, Esteban (2005) “Notas sociológicas sobre la cumbia villera. Lectura del
drama social urbano”. Convergencia 38: 353-372.
Deleuze, Gilles y Féliz Guattari (1978) Kafka. Por una literatura menor. Trad. Jorge
Aguilar Mora. México: Ediciones Era.
Denzin, Norman y Yvonna Lincoln (1998) The Landscape of Qualitative Research.
Thousand Oaks: Sage.
Devoto, Fernando J. (2006) Nacionalismo, fascismo y tradicionalismo en la
Argentina moderna. Buenos Aires: Siglo XXI.
Díaz Blanca, Lourdes (2002) “La Escritura: Modelos Explicativos e Implicaciones
Didácticas”. Revista de Pedagogía 23 (67): 319-332.
Ducrot, Oswald (1984) Le dire et le dit. Paris: Minuit.
Ducrot, Oswald (1988) “Argumentación y topoï argumentativos”. Lenguaje en
Contexto 1(1-2): 63-84.
Ducrot, Oswald (1990) Polifonía y argumentación. Cali: Universidad del Valle.
Ducrot, Oswald (1993)“Les topoï dans la théorie de l’argumentation dans la
langue”. En Plantin (1993: 233-248).
Ducrot, Oswald (1998) “Los modificadores desrealizantes”. Signo y Seña 9: 45-72.
Eggins, Suzanne (2004) “The grammar of experiential meaning: TRANSITIVITY”. En
Eggins (2004: 206-253).
Eggins, Suzanne (2004) An Introduction to Systemic Functional Linguistics. New
York/London: Continuum.
Discurso literario, periodístico y mediático
135
Referencias
Estrada, Andrea (2008) “Del ethos de modestia a la presunción epistémica. Marcas
argumentativas de evidencialidad en el discurso académico”. En Actas del III
Simposio Internacional sobre análise do discurso. Emoções, ethos e
argumentação, Belo Horizonte.
Estrada, Andrea (2010) La tragedia según el discurso. Así se siente Cromañón
.Evidencialidad y formas de percepción de la enunciación pasional. Buenos
Aires: Prometeo.
Fabbri, Franco (1980): “A theory of musical genres: two aplications”. En Acts of
First International Conference on Popular Music Studies, Amsterdam, Holanda.
Fairclough, Norman (1992) Discourse and Social Change. Cambridge: Polity Press,
Blackwell Publisher.
Fairclough, Norman y Ruth Wodak (2000) “Análisis crítico del discurso”. En Van
Dijk, ed. (2000: 367-404).
Filinich, María I. (1999) Enunciación. Buenos Aires: Eudeba.
Flower, Linda y John Hayes (1981) “A Cognitive Process. Theory of Writing”.
College Composition and Communication 32 (4): 365-387.
Flower, Linda y John Hayes (1996) “La teoría de la redacción como proceso
cognitivo”. En Rodríguez, ed. (1996: 73-110).
Fonte, Irene (2008) “Un estudio pragmático del conflicto político mexicano-cubano
(2004) en la prensa”. Discurso y Sociedad 2: 87-115.
Förmas, Johan (1997) “Text and music revisited”. Theory, culture and society 14:
109-123.
Franceschi, Gustavo (1940) Visión espiritual de la guerra. Buenos Aires: Difusión.
Frith, Simon (1987) “Towards an aesthetic of popular music”. En: Leepert y
McClary (1987: 133-172).
Frugoni, Sergio (2006) Imaginación y escritura: la enseñanza de la escritura en la
escuela. Buenos Aires: Libros del Zorzal.
Fuentes Rodríguez, Catalina (2004) “Enunciación, Aserción y Modalidad. Tres
clásicos”. Anuario de estudios filológicos 27: 121-145.
García Negroni, María Marta y Marta Tordesillas Colado (2001) La enunciación en
la lengua. De la deixis a la polifonía. Madrid: Gredos.
García Palacios, Joaquín y María Teresa Fuentes, eds. (2002) Entre la terminología,
el texto y la traducción. Salamanca: Almar.
Ghio, Elsa y María Delia Fernández (2008) Lingüística sistémico funcional.
Aplicaciones a la lengua española. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral.
Guba, Egon y Yvonna Lincoln (1998) “Competing Paradigms in Qualitative
Research”. En Denzin y Lincoln, eds. (1998: 195-220).
Haensch, Gunther y Reinhold Werner (2000) Diccionario del español de Argentina.
Madrid: Gredos.
Halliday, Michael (1982). El lenguaje como semiótica social. La interpretación social
del lenguaje y del significado. Trad. Jorge Ferreiro Santana. México: Fondo de
Cultura Económica.
Halliday, Michael (1985) An Introduction to Functional Grammar. London: Arnold.
136
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Referencias
Halliday, Michael y Christian Matthiessen (2004) “Clause as representation”. En
Halliday y Matthiessen (2004: 168-306)
Halliday, Michael y Chistian Matthiessen (2004) An Introduction to Functional
Grammar. London: Hodder Headline Group.
Hayes, John (1996) “A new framework for understanding cognition and affect in
writing”. En Levy y Ransdell, eds. (1996: 1-27).
Heinemann, Wolfgang (2000) “Textsorten. Zur Diskussion um Basisklassen des
Kommunizierens. Rückschau und Ausblick”. En: Adamzik, ed. (2000: 9-29).
Hyland,
Ken
(1998)
Hedging
in
Scientific
Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins.
Research
Articles.
Hyland, Ken (2000) Disciplinary discourses. Social interaction in academic writing.
London: Longman.
Jiménez Sánchez, Fernando (1994) “Posibilidades y límites del escándalo político
como una forma de control social”. Reis 66: 7-36.
Kaul de Marlangeon, Silvia (1997) “Uso estratégico de la ironía”. Anales del
Instituto de Lingüística 18, 19, 20, 21: 141-150.
Kaul de Marlangeon, Silvia (2005) “Descortesía de fustigación por afiliación
exacerbada o refractariedad. El discurso tanguero de la década del ‘20”. En
Bravo, ed. (2005: 299-318).
Kerbrat-Orecchioni, Catherine (1986) La enunciación. De la subjetividad en el
lenguaje. Trad. G. Antora. Buenos Aires: Hachette.
Kovacci, Ofelia (1999) Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa
Calpe.
Laclau, Ernesto (1996) Emancipación y diferencia. Buenos Aires: Ariel.
Laclau, Ernesto y Chantal Mouffle (2004) Hegemonía y estrategia socialista. Hacia
una radicalización de la democracia. México: Fondo de Cultura Económica.
Lacon de De Lucia, Nelsi y Susana Ortega de Hocevar (2003) Producción de textos
escritos. Mendoza: EDIUNC.
Langacker, Ronald (1987) Foundations of cognitive
Prerequisites. Stanford: Stanford University Press.
grammar:
Theoretical
Lausberg, Heinrick (1984) Manual de retórica literaria. Madrid: Gredos.
Lavid, Julia, Jorge Arús y Juan Rafael Zamorano-Mansilla (2010) “The grammar of
ideation II: Experiential metafunction”. En Lavid, Julia, Arús y ZamoranoMansilla (2010: 85-227)
Lavid, Julia, Jorge Arús y Juan Rafael Zamorano-Mansilla (2010) SystemicFunctional grammar of Spanish: a contrastive account with English. London:
Equinox.
Leepert, Richard y Susan McClary, eds. (1987) The politics of composition,
performance and reception. Cambridge: Cambridge University Press.
Levy, C. Michael y Sarah Ransdell, eds. (1996). The science of writing. Theories,
Methods, Individual Differences and Applications. Mahwah: Erlbaum.
Discurso literario, periodístico y mediático
137
Referencias
Libenson, Manuel (2012) “La configuración discursiva de efectos incitativos en
rumores económicos”. Revista Latinoamericana de Estudios del Discurso 11(3):
89-113.
López Ferrero, Carmen (2001) “La comunicación del saber en los géneros
académicos: recursos lingüísticos de modalidad epistémica y de
evidencialidad”. En Luttikhuizen (2001: 164-172).
Lull, James y Stephen Hinerman (1999) “En búsqueda del escándalo”. Estudios
sobre las culturas contemporáneas V (10): 61-93.
Luttikhuizen, Frances, ed. (2001) V Congrés Internacional sobre llengües per a
finalitats específiques. The Language of Internacional Communication.
Barcelona: Publicacions de la Universitat de Barcelona.
Maingueneau, Dominique (1984) Genèses du discours. Lieja: Pierre Mardaga.
Maingueneau, Dominique (1999) “Ethos, scénographie, incorporation”. En Amossy
(1999: 75-100).
Maingueneau, Dominique (2009) Discurso literário. Trad. A. Sobral. San Pablo:
Contexto.
Mallimaci, Fortunato (2011) “Católicos nacionalistas y nacionalistas católicos en la
Argentina”. En Mallimaci y Cucchetti (2011: 135-142).
Mallimaci, Fortunato y Humberto Cucchetti, comps. (2011) Nacionalistas y
nacionalismos. Debates y escenarios en América Latina y Europa. Buenos
Aires: Gorla.
Marinkovich, Juana (2002) “Enfoques de proceso en la producción de textos
escritos”. Signos 35 (51-52): 217-230.
Mariscal, José María (1993) “Distintos análisis de la oposición irónica”.
Pragmalingüística 1: 187-209.
Martín Rojo, Luisa y Teun Van Dijk (1998) “Había un problema y se ha
solucionado. La legitimación de la expulsión de inmigrantes “ilegales” en el
discurso parlamentario español”. En Martín Rojo y Whittaker, eds. (1998:
169-234).
Martín Rojo, Luisa y Rafael Whittaker (eds.) Poder-Decir o el poder de los discursos.
Madrid: Arrecife.
Massone, Manuel y Mariano De Filippis (2006) “ʽLas palmas de los negros
arriba...ʼOrigen, influencias y análisis musical de la cumbia villera”. Revista
Latinoamericana de estudios del discurso 6: 21- 44.
Massone, María Ignacia y Virginia L. Buscaglia (2006) “La cumbia villera
(en)red(ada) en el discurso. Una introducción al monográfico sobre cumbia
villera en la Argentina”. Revista Latinoamericana de estudios del discurso 6: 520.
Menéndez, Salvio Martín (1997) Hacia una teoría del contexto discursivo. Tesis
doctoral inédita. Buenos Aires, FFyL, UBA.
Navarro Gerassi, Marysa (1968) Los nacionalistas. Buenos Aires: Jorge Álvarez.
Palacio, Ernesto (1939) La historia falsificada. Buenos Aires: Difusión.
Palacio, Ernesto (1945) El espíritu y la letra. Buenos Aires: Herrera.
138
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Referencias
Palacio, Ernesto (1946) Catilina. Revolución contra la plutocracia en Roma. Buenos
Aires: Claridad.
Palmer, Frank (1986) Mood and Modality. Cambridge: Cambridge University Press.
Pardo, María Laura (2006): “Cumbia villera en Argentina: un análisis crítico del
discurso de la posmodernidad”. Revista Latinoamericana de estudios del
discurso 6: 83- 96.
Pardo, María Laura (2011) Teoría y metodología de la investigación lingüística.
Método sincrónico-diacrónico de análisis lingüístico de textos. Buenos Aires:
Tersites.
Pardo Abril, Neyla (2007) Cómo hacer análisis crítico del discurso. Chile: Frasis.
Perelman, Chaim y Lucie Obrecht-Tyteca (1989) Tratado de la argumentación. La
nueva retórica. Trad. Julia Sevilla Muñoz. Madrid: Gredos.
Pérez, Diego M. (2004) “La cumbia en Argentina: su estado actual”. Huellas.
Búsquedas en arte y diseño 4: 28- 33.
Piñeiro, Elena (1997) La tradición nacionalista ante el peronismo. Itinerario de una
esperanza a una desilusión. Buenos Aires: A-Z.
Plantin, Christian, ed. (1993) Lieux communs, topoï, stereotypes. París: Kimé.
Pozo, Juan Ignacio y Carles Monereo, coords. (1999) El aprendizaje estratégico.
Madrid: Santillana.
Randle, Sebastián (2003) Castellani. Buenos Aires: Vórtice.
Real Academia Española (2001) Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa
Calpe.
Reyes, Graciela (1994) Los procedimientos de cita: citas encubiertas y ecos. Madrid:
Arco Libros.
Rivera, Jorge B. (1998) El escritor y la industria cultural. Buenos Aires: Atuel.
Rodríguez, María Elena (1996): Textos en contexto 1. Los procesos de lectura y
escritura. Buenos Aires: Asociación Internacional de Lectura, Lectura y vida.
Rodríguez Meléndrez, Cristina y Rosa María Ortiz Ciscomani (2012) La ironía en
textos de crítica social y política. En Octavo Foro Internacional de Estudiantes
de Lingüística y Literatura, Hermosillo, México.
Scardamalia, Marlene y Carl Bereiter (1992) “Dos modelos explicativos de los
procesos de producción escrita”. Infancia y aprendizaje 58: 43-64.
Schoentjes, Pierre (2003) La poética de la ironía. Trad. Dolores Mascarell. Madrid:
Cátedra.
Sherman, Lawrence (1978). Scandal and Reform. Controlling Police Corruption.
California: University of California Press.
Sperber, Dan y Deirdre Wilson (1986) Relevance: Communication and cognition.
Oxford: Blackwell.
Thompson, John (2001). El escándalo político. Poder y visibilidad en la era de los
medios de comunicación. Barcelona: Paidós.
Van Dijk, Teun (1980) Estructuras y funciones del discurso. Trad. Myra Gann y
Martí Mur. Madrid: Siglo veintiuno.
Discurso literario, periodístico y mediático
139
Referencias
Van Dijk, Teun. (1999) Ideología. Una aproximación multidisciplinaria. Trad.
Lucrecia Berrone de Blanco. Barcelona/ Buenos Aires: Gedisa.
Van Dijk, Teun, ed. (2000) El discurso como interacción social. Barcelona: Gedisa.
Van Dijk, Teun (2003) “La multidisciplinariedad del análisis crítico del discurso:
un alegato a favor de la diversidad”. En Wodak y Meyer, eds. (2003: 143176).
Van Dijk, Teun y Walter Kintsch (1983) Strategies of discourse comprehension. New
York: Academic Press.
Verón, Eliseo (1987) El discurso político: lenguajes y acontecimientos. Buenos Aires:
Hachette.
Verón, Eliseo (1998) La semiosis social. Barcelona: Editorial Gedisa.
Wodak, Ruth y Michael Meyer, eds. (2003) Métodos de análisis crítico del discurso.
Barcelona: Gedisa.
Zanatta, Loris (1996) Del Estado liberal a la nación católica. Bernal: Universidad
Nacional de Quilmes.
Zuleta Álvarez, Emilio (1975) El nacionalismo argentino. Buenos Aires: La bastilla.
140
D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013)
Editores del volumen
Diego Bentivegna
Docente de Literatura del Siglo XX de la
Universidad de Buenos Aires
Profesor en la Maestría de
Estudios Literarios Latinoamericanos de la
Universidad de Tres de Febrero
Investigador de CONICET
[email protected]
Lucía Bregant
Docente de Lingüística en la FFyL de la
Universidad de Buenos Aires
Docente de Lingüística y Gramática I y II del
Profesorado en Lengua y Literatura del
ISFD N°29 de la DGCyE de la Provincia de
Buenos Aires
Becaria de Postgrado de CONICET
[email protected]
Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012
ISBN 978-950-774-239-2
Las contribuciones de este volumen temático de la SAL abarcan
cuestiones como la producción literaria en el ámbito educativo
(Arce), la construcción de lo que se denomina "rumor" (Libenson),
el léxico en el género denominado "cumbia villera" (Bregant), la
descortesía en el discurso político actual (Armata), el discurso
jurídico (Molina y Serpa), la construcción discursiva y mediática
del "escándalo" (Romano), el funcionamiento de la ironía y del
sarcasmo en los medios gráficos (Meléndrez y Ciscomani), y los
rasgos del discurso crítico nacionalista en autores como Leonardo
Castellani y Ernesto Palacio (Bentivegna).
Mendoza, Argentina

Documentos relacionados