carisma. La Pedagogía de Luz y Verdad
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carisma. La Pedagogía de Luz y Verdad
DEL CARISMA A LA PEDAGOGÍA DE LUZ Y VERDAD German Sánchez Griese RECONOCIMIENTO: A todos los ponentes y talleristas de los Congresos Dominicos de Arequipa (2011) y Lima (2012). El material por ellos aportado ha sido de un valor inestimable en la redacción del presente libro -1- DEDICATORIA -2- Las obras que una congregación religiosa pone en pie, son fruto del carisma. Flores que brotan en el jardín de las delicias de Dios. Ninguna es igual, todas son diversas, pero todas alimentadas por la savia amorosa del mismo carisma. El don del Espíritu sopla dónde quiere y permite que al contacto con las necesidades más diversas broten iniciativas amorosas que puedan de alguna forma dar un alivio a quien sufre y tiene necesidad de luz y de verdad. Pero el carisma, ese don del Espíritu se encarna en la naturaleza humana y es así como recurre a personas que quieran hacer de su vida, una encarnación del don del Espíritu. El carisma sin hombres o mujeres que lo encarnen es sólo una quimera o una ilusión. El carisma en las manos de hombres y mujeres es vida. Las Hermanas Dominicas de la Inmaculada tienen en la madre Eduviges Portalet un ejemplo preclaro de esta encarnación perfecta. Como fundadora supo poner a disposición del carisma que Dios regalaba a la humanidad todas sus dotes y cualidades. Pero sin la ayuda de las primeras hermanas dominicas de la Inmaculada que siguieron su ejemplo, sin las confundadoras, el carisma hubiera caído en el vacío. A lo largo de la historia muchas otras mujeres han sido capaces de encarnar el don del Espíritu de la pedagogía de luz y verdad en sus propias vidas. Son mujeres que han dado la vida por un ideal, desde los distintos lugares y responsabilidades que les asignaba la obediencia. Todas han contribuido a la expansión del carisma. Todas ellas han sido instrumentos de la luz y la verdad para muchas almas. Cabe destacar sin embargo el ejemplo de las que por disposición divina han llevado el peso del gobierno sobre sus hombros. Mujeres que encarnando el don del Espíritu han sido también madres y hermanas para toda la Provincia. Madre Edith de la Cruz Cuscano es una de ellas. Llevó el peso de la provincia, pero con tanta suavidad, con tanta dulzura que ella misma se consideraba la jardinera de las delicias de Dios. De esa manera supo alentar a la planta que necesitaba fuerza y apoyo, consoló a la matita que precisaba amor y comprensión, alentó al árbol vigoroso en su copa y su raíz para que diera como fruto el ciento por uno. Cuidó la Provincia de Santa Rosa en momentos álgidos de su historia, pero con tanta paz y tranquilidad, como lo suelen hacer aquellas almas que viven en el Señor y para el Señor. Hoy queremos dedicar esta pequeña obra a esta mujer que desde el cielo estará ya paseándose en el jardín de las delicias de Dios, contemplando a sus hijas e hijos, las hermanas DIC y los docentes dominicos. Hoy desde el cielo podrá contemplar la obra buena que ella sembró con la ayuda del carisma de luz y verdad, pues con su vida Madre Edith portó la luz y predicó la verdad. La figura de este mundo, afeada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos prepara para una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia, y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano. Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que fue sembrado bajo el signo de la debilidad y la corrupción, se revestirá de incorruptibilidad, y, permaneciendo la caridad y sus obras, se verán libres de la servidumbre de la vanidad todas las criaturas que Dios creó pensando en el hombre. Se nos advierte que nada le sirve al hombre ganar el mundo si se pierde a sí mismo. No obstante la espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien avivar la preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo. Gaudium et Spes, n. 39 -3- INTRODUCCIÓN LA ACTUALIDAD DE UN CARISMA -4- Mucho camino se ha recorrido desde que el Concilio Vaticano II en su documento Perfectae caritatis estableció las bases para la adecuada renovación de la vida consagrada. Y queda aún mucho camino por andar. Las congregaciones religiosas que crean que la renovación consiste en revisar unas constituciones y adaptar algunos elementos externos a los tiempos actuales no han comprendido cabalmente el significado del impulso que el Concilio quería y quiere aún darle a la vida consagrada. La esencia de un carisma, hablando desde el punto de vista metafísico, no es más que una gracia del Espíritu Santo que está ordenada a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo, como nos lo recordaba el Catecismo de la Iglesia en el número 799. El ser del carisma por tanto es su acto de ser y de existir, que proviene del Espíritu Santo y supone una participación en la bondad y sabiduría de Dios, o más en concreto, en la vida de Jesucristo. De su esencia y de su ser, podemos colegir que el carisma tiene un dinamismo propio que le impide quedarse estancado en el tiempo y en el espacio. Es dinámico en sí mismo. Pero este dinamismo que le viene como participación de la vida del Espíritu (expresada en el Magisterio de la Iglesia como una ―experiencia del Espíritu‖1) depende de sus accidentes, desde el punto de vista metafísico, es decir, los modos concretos de expresar y de vivir el carisma según las circunstancias de tiempos, lugares y personas. Es necesario que el don, que la gracia del Espíritu se encarne en realizaciones concretas históricas. Si bien es cierto que cualquier realización es accidental, porque es mudable y perfectible, también es cierto que esa misma encarnación, esa realización o realizaciones concretas son necesarias para la existencia del carisma. Sin accidentes no hay sustancia, como recuerda un principio metafísico. Por lo tanto, los responsables del carisma, es decir, aquellos que están llamados a encarnarlo y vivirlo en el día a día, tienen la misión de confrontarlo con las circunstancias actuales, de lo contrario, han promulgado su decreto de muerte. Así lo expresa el Magisterio de la Iglesia cuando dice: ―La caracterización carismática propia de cada Instituto requiere, tanto por parte del Fundador cuanto por parte de sus discípulos, el verificar constantemente la propia fidelidad al Señor, la docilidad al Espíritu, la atención a las circunstancias y la visión cauta de los signos de los tiempos, la voluntad de inserción en la Iglesia, la conciencia de la propia subordinación a la Sda. Jerarquía, la audacia en las iniciativas, la constancia en la entrega, la humildad en sobrellevar los contratiempos‖.2 Toda congregación religiosa se encuentra hoy en una situación coyuntural. Vivimos los albores de una nueva civilización, de una nueva sociedad en dónde los valores no existen, o mejor dicho, en donde se vive un relativismo de los valores. Algunos filósofos, entre ellos Zygmunt Bauman han llamado a nuestra sociedad, una sociedad líquida3, una sociedad carente de valores en donde todo es pasajero, nada es fijo, nada estable. Frente a esta nueva sociedad que juzga las realidades del espíritu como falaces o carentes de significado para el día de hoy, pueden surgir preguntas que sean determinantes para el futuro no sólo de la congregación religiosa, sino del mismo carisma. ¿Cuál puede ser el lugar de un carisma de una Congregación religiosa nacida varios cientos de años atrás? ¿Qué puede aportar un carisma a un mundo en dónde el Estado cubre todas o casi todas las necesidades de las personas? ¿Con qué ojos podemos mirar la figura de un Fundador que nunca conoció los retos a los que se enfrenta la sociedad de nuestros días? Estas y otras muchas preguntas son las que han dado origen a este libro que quiere presentarse como una ayuda en la actualización del carisma. Nuestro esfuerzo será el dar vida escrita a lo que ya es vida en tantos docentes dominicos. ―Sistematizar es organizar y ordenar experiencias (el carisma fundante de las Hermanas DIC) con el objetivo de llegar a teorizar dichas prácticas. También la entendemos como: darle un orden lógico a los pensamientos, a las actividades y a la información en torno a la pedagogía de luz y verdad (carisma) fundamentada en una antropología actual, consecuencia de la presente sistematización. Para sistematizar una pedagogía de luz y verdad precisamos: identificar la situación problemática, postular las causas del problema, especificar que es lo que se puede cambiar en la actual situación y por ultimo postular acciones para modificar 1 Sagrada Congregación para los religiosos y los institutos seculares, Mutuae relationes, 14.5.1978, n. 11. Ibidem., n. 12. 3 ―El hecho de que Venecia sea «ciudad de agua» hace pensar en un célebre sociólogo contemporáneo, que definió nuestra sociedad «líquida» y también la cultura europea una cultura «líquida», para expresar su «fluidez», su poca estabilidad o, quizás, su falta de estabilidad, la volubilidad, la inconsistencia que a veces parece caracterizarla‖ Benedicto XVI. Discurso en el encuentro con el mundo de la cultura y de la economía, Venecia, 8.5.2011. 2 -5- la situación problemática, para esto último como ya se dijo es necesario fundamentarla en una antropología actual, sin olvidar el carisma, la identidad y la misión de portar la luz y predicar la verdad‖4. Pero vayamos por partes. La herencia espiritual de Eduviges Portalet Couturier no está circunscrita a la Francia de mediados del siglo XIX. La obra iniciada ―en beneficio de esas pobres criaturas de Dios, privadas de la luz corporal y expuestas, a causa de su enfermedad, a no gozar de la luz espiritual‖5 ha cruzado el Atlántico llegando primero a Cuenca y después hasta Trujillo y ahora se extiende en más de 30 establecimientos educativos por todo el Perú, junto con otras obras apostólicas que las Dominicas de la Inmaculada Concepción llevan a cabo. Debemos realizar un esfuerzo por unir estos dos cabos que no son más que eslabones de una sola cadena que es el carisma. Si Eduviges Portalet es el inicio de esta cadena, las instituciones educativas en el Perú de los albores del tercer milenio, no son más que el último eslabón de esa cadena. Y para realizar esta unión nos basaremos en las palabras de Pablo VI: ―Para un ser que vive, la adaptación a su ambiente no consiste en abandonar su verdadera identidad, sino más bien en robustecerse dentro de la vitalidad que le es propia. La profunda comprensión de las tendencias actuales y de las exigencias del mundo moderno debe hacer que vuestras fuentes broten con renovado vigor y frescura. Tal compromiso es exaltante en proporción a las dificultades‖.6 De la mano de Pablo VI debemos establecer en primer lugar cuál es la identidad del carisma de las Dominicas de la Inmaculada Concepción. Enraizadas fuertemente en la familia dominicana, buscaremos la aportación específica, la esencia diremos en términos metafísicos, de su carisma. Descubriremos por tanto que junto con la tradición dominicana de ser apasionantes buscadores y predicadores de la verdad, la luz jugará un papel importante en el carisma de esta rama de la familia dominicana. ―María Eduviges Portalet experimentó que Dios la llamaba para dedicarse a los niños ciegos de Toulouse, niños que estaban en completo abandono, quiso ser para ellos luz.‖ 7 Analizar por tanto que significa la Luz y la Verdad en el carisma de la Dominicas de la Inmaculada Concepción nos abrirá las puertas a una concepción específica de su carisma. Con esta concepción podremos seguir nuestro camino para darnos cuenta el dinamismo que esta Luz y Verdad lleva en sí misma y que le permite adaptarse a las circunstancias cambiantes de tiempos y lugares. Por ello, en un segundo momento analizaremos cuáles son las fuerzas internas que tiene todo carisma que le permite realizar esta acomodación a todos los tiempos y lugares sin importar su origen cultural o temporal. Con estos dos elementos, especificidad del carisma de Luz y Verdad de las Dominicas de la Inmaculada y la fuerza dinámica que permite su adecuada adaptación a los tiempos actuales, podemos intentar definir la Pedagogía de Luz y Verdad que es la concreción de estas dos fuerzas. Todo carisma tiene manifestaciones diversas que actualizan, perfeccionan dirían los metafísicos, dicho carisma. La Pedagogía de Luz y Verdad es una de estas manifestaciones claras y específicas del carisma de las Dominicas de la Inmaculada Concepción. Trataremos por tanto de explicar y sistematizar esta manifestación del carisma. Este último paso nos lleva de la mano a cuestionarnos un aspecto importante de la materialización del carisma. Toda pedagogía requiere de maestros, de docentes que pongan en práctica la Pedagogía de Luz y Verdad. Lejanos son los tiempos que los puestos docentes de las instituciones educativas eran cubiertos en su mayoría, sino es que en su totalidad, por hermanas, hermanos o sacerdotes de una misma orden. Sin la presencia viva y activa de laicos como docentes de las instituciones educativas católicas, muchas de ellas habrían ya desaparecidos. Por lo tanto es legítimo cuestionarnos no sólo la presencia de laicos como docentes en las instituciones educativas, sino de que estos docentes laicos puedan vivir el carisma de las hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción. La posibilidad de la transmisión del carisma a los laicos será otro capítulo de nuestro libro que nos permitirá comprender mejor la Pedagogía de Luz y Verdad de Eduviges Portalet. 4 Guillermo Ramírez Livia CCSSR, ¿Cómo sistematizar una pedagogía de luz y verdad en nuestras escuelas¿ ¿Cuáles son las necesidades? pp.2 – 3, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 5 Historia de la Congregación escrita por Nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 10. 6 Pablo VI, Exhortación apostólica Evangelica testificatio, 29.6.1971, n. 51. 7 Guillermo Ramírez Livia CCSSR, Sistematizar una pedagogía de Luz y verdad en tiempos actulaes, ¿una utopía?, p.7, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. -6- Habiendo ya sistematizado la Pedagogía de Luz y Verdad y habiendo justificado la presencia activa de docentes con el carisma de Eduviges Portalet es necesario poner una prueba de fuego al carisma cuestionando su presencia en la nuestra sociedad, en nuestra sociedad líquida. Interesante será por tanto hacer el elenco de los retos que debe enfrentar la sociedad de hoy y ver en qué manera el carisma de Luz y Verdad, y su pedagogía pueden responder a estos retos, para encontrarnos con la médula de la actualización del carisma de Eduviges Portalet. Sabremos por tanto si vale la pena realizar el esfuerzo de actualizar el carisma como una respuesta a los retos de nuestros tiempos. Nuestro trabajo no es meramente especulativo. No pretendemos simplemente analizar la realidad, sino queremos de alguna manera conocerla para transformarla. Un carisma no es una bella historia para ser contada, sino un hecho real para ser vivido. ―¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas. Haced de vuestra vida una ferviente espera de Cristo, yendo a su encuentro como las vírgenes prudentes van al encuentro del Esposo. Estad siempre preparados, sed siempre fieles a Cristo, a la Iglesia, a vuestro Instituto y al hombre de nuestro tiempo. De este modo Cristo os renovará día a día, para construir con su Espíritu comunidades fraternas, para lavar con El los pies a los pobres, y para dar vuestra aportación insustituible a la transformación del mundo‖.8 Si la respuesta que el carisma DIC es positiva, y lo es, como última parte de este ensayo es necesario dar algunas pautas para la formación de los docentes DIC (Dominicas de la Inmaculada Concepción). Si es cierto que el futuro de una sociedad se construye mediante la formación de la niñez y la juventud, no menos cierto es el papel que los docentes juegan en esta construcción. Docentes bien formados equivale a alumnos preparados para enfrentar los retos del futuro. Por ello, esbozar un iter formativo para los docentes DIC será el colofón de este libro, con la esperanza que el Señor pueda tocar el corazón y la mente de quienes por vocación están llamados a convertirse en Luz y Verdad de muchos niños y jóvenes que viven en la ceguera de la postmodernidad. 8 Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal Vida consagrada, 25.3.1996, n. 110 -7- CAPÍTULO I LA IDENTIDAD DEL CARISMA DE EDUVIGES PORTALET -8- Aclarando términos. En el estudio de la teología del carisma mucho se ha avanzado en el Magisterio de la Iglesia y en la reflexión que muchos teólogos han llevado a cabo a lo largo de estos casi 50 años de vida del post-concilio. Será necesario por tanto realizar un pequeño esfuerzo intelectual para comprender cabalmente qué significa la identidad de un carisma. Ya parecen lejanos aquellos tiempos en los que tímidamente el Concilio Vaticano II esbozaba lo que algunos años posteriores vendría a ser una definición completa de carisma. ―Redunda en bien mismo de la Iglesia el que todos los Institutos tengan su carácter y fin propios. Por tanto, han de conocerse y conservarse con fidelidad el espíritu y los propósitos de los Fundadores, lo mismo que las sanas tradiciones, pues, todo ello constituye el patrimonio de cada uno de los Institutos‖.9 Muchos otros documentos fueron engarzándose para llegar a una comprensión más profunda de lo que debería ser la identidad de un carisma. Entre ellos cabe mencionar el documento Mutuae relaciones cuando afirma que ―El carisma mismo de los Fundadores se revela como una experiencia del Espíritu (Evang. test. 11), transmitida a los propios discípulos para ser por ellos vivida, custodiada, profundizada y desarrollada constantemente en sintonía con el Cuerpo de Cristo en crecimiento perenne‖.10 Esta definición marcará un punto de partida para la reflexión teológica. Para iniciar nuestra exposición debemos partir por lo tanto de una breve explicación de la palabra carisma. Como toda palabra que entra en un contexto teológico, la palabra carisma es un término análogo y equívoco, esto quiere decir que puede tener distintos significados y que podemos aplicar algunos significados de otras palabras al término carisma. No debemos olvidar que nosotros queremos encontrar la definición teológica del término carisma y por lo tanto en nuestra investigación no debemos esperarnos una definición exacta, matemática de este término, ya que la Teología no es una ciencia como la matemática en cuanto que no puede llegar a conclusiones de carácter positivista o demostrativo, como las encontramos en las así llamadas ciencias exactas. Su reflexión, que no carece de método y de rigor científico procede de manera distinta. Es necesario por tanto remontarnos al origen de esta palabra y al uso que se le da en la Sagrada Escritura. Nos encontraremos por tanto que San Pablo es quien inventa esta palabra, a falta de un término que le permitiera expresar su propia experiencia y la experiencia que vivía en las primeras comunidades por él fundadas. La gracia que Dios le había regalado y que continuamente regalaba no sólo a él sino a otros cristianos, era la gracia de la salvación. Y esto por puro amor, por gratuidad divina, sin haberlo merecido la persona que recibía aquel don. En algunas ocasiones este don de la salvación se revestía de formas diversas de acuerdo a las necesidades que se daban en diversas comunidades. La gracia que es una se revestía de formas diversas con el fin de remediar las necesidades que surgían con el expandirse del naciente cristianismo. El don de la salvación que es la gracia se transforma en carisma cuando tiene como objetivo remediar una necesidad específica en la comunidad, ayudar a los hombres y edificar la Iglesia. Se establece por tanto un binomio muy particular que será de gran ayuda para nuestra reflexión. No hay carisma sin una necesidad especifica, sin un medio de ayuda para los hombres y sin una contribución específica para la Iglesia. Estos tres aspectos pueden darse juntos o bien uno solo de ellos. El binomio carisma – necesidad y/o ayuda para los hombres y/o contribución específica para la Iglesia se presentará de esta forma a lo largo de las congregaciones religiosas. De ahí nace la necesidad imperiosa de estudiar con detenimiento la historia de cada congregación religiosa para una mejor comprensión del carisma11. Si bien Dios no se repite en la historia de las congregaciones religiosas, bien podemos nosotros distinguir elementos comunes que nos ayudan a sistematizar mejor nuestro estudio. Evitando caer en generalizaciones, bien podemos afirmar que un carisma de una congregación religiosa es un regalo de Dios para remediar alguna necesidad de la Iglesia, y/o para el bien de los hombres y/o para edificar la Iglesia. Habría que seguir matizando esta definición y hablar de las formas en que este don (el carisma) se va plasmando en la figura del Fundador, en la primera comunidad por él iniciada y a lo largo del tiempo, especialmente en el contacto con otras culturas, con otros tiempos, con otras necesidades. 9 Concilio Vaticano II, Perfectae caritatis, 28.10.1965, n. 2b. Sagrada Congregación para los religiosos y los institutos seculares, Mutuae relationes, 14.5.1978, n. 11. 11 ―A lo largo de los siglos nunca han faltado hombres y mujeres que, dóciles a la llamada del Padre y a la moción del Espíritu, han elegido este camino de especial seguimiento de Cristo, para dedicarse a El con corazón « indiviso » (cf. 1 Co 7, 34).‖ Juan Pablo II, Exhortación apostólica post-sinodal Vida consagrada, 25.3.1996, n. 1. 10 -9- Establecemos entonces para nuestro estudio tres áreas que deberán quedar bien especificadas y que han sido ya tipificadas en la reflexión teológica de los últimos tiempos. Estas tres áreas vienen enunciadas en los siguientes términos: carisma del fundador, carisma de fundador y carisma de fundación o carisma colectivo de la congregación. Parecería esto un trabalenguas o meras filigranas de un estudioso de teología sin otra cosa qué hacer, sino complicar la comprensión de los términos. Sin embargo la aclaración de cada uno de ellos nos permitirá comprender el camino que ha recorrido el carisma de las DIC, desde la fundación en Toulouse hasta el día de hoy en el Perú. Por ello, dispongámonos con ánimo aventurero a afrontar este reto intelectual que tanto beneficio traerá en la comprensión de la identidad del carisma de Eduviges Portalet. ―Toda la doctrina conciliar sobre los institutos de vida consagrada y por tanto la del nuevo código, gira en torno al hecho de que cada instituto debe clarificar y mantener bien claro su carisma, es decir, su naturaleza, índole, fin y sanas tradiciones, realidades que constituyen el patrimonio espiritual del instituto mismo. Esto constituye la identidad del instituto, que da plena conciencia del papel que debe realizar en la Iglesia. Es el carisma el que funda la unidad de vida, de intenciones y de acciones de los miembros de un instituto‖.12 Carisma del fundador Bien podemos decir que el Magisterio, al comenzar a definir el carisma, se refirió precisamente al carisma de los Fundadores, es decir al don de Dios ordenado a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo. Aquí debemos establecer ya una primera diferenciación entre la persona del fundador y el carisma. ―El Espíritu da los carismas, pero quien los recibe los puede instrumentalizar para su ventaja y no ejercitarlos según la voluntad de Dios, pero esto no significa que el don del Espíritu en sus orígenes no haya sido auténtico‖.13 Entonces habrá que estudiar qué es lo que pertenece al Espíritu y qué es lo que pertenece a la persona del fundador para clarificar lo que debemos entender por el término carisma del fundador. Para comprender mejor esta primer parte, conviene recordar lo que dice al respecto el Magisterio de la Iglesia. ―Las notas características de un carisma auténtico son las siguientes: a) proveniencia singular del Espíritu, distinta ciertamente aunque no separada de las dotes personales de quien guía y modera; b) una profunda preocupación por configurarse con Cristo testimoniando alguno de los aspectos de su misterio; c) un amor fructífero a la Iglesia, que rehuya todo lo que en ella pueda ser causa de discordia. Además, la imagen auténtica de un fundador exige que se trate de hombres y mujeres de probada virtud (cfr. LG 45) que demuestren una sincera docilidad tanto a la sagrada Jerarquía cuanto al don del Espíritu que existe en ellos‖.14 Afirmamos por tanto que hay una diferencia entre el carisma como don de Dios y la persona del fundador. Sin embargo, a pesar de ser diferentes, se establece una simbiosis entre ambos, muy difícil de separar aunque claramente distintas. Podemos establecer la analogía entre el carisma del fundador y la unión hipostática. Así como en la unión hipostática encontramos las dos naturalezas –la humana y la divina- unidas en la persona de Cristo, de forma tal que no podemos distinguir una de la otra, así, analógicamente podemos establecer la comparación de que el carisma se une en forma misteriosa pero real en la persona del fundador. La diferencia, lógicamente se da en el aspecto de que podemos nosotros distinguir lo que pertenece al Espíritu y lo que pertenece al fundador. El Espíritu, para donar el carisma a la Iglesia, tiene necesidad de una persona, del fundador. No se fija en los méritos de la persona para escogerla como fundador, de ahí que el carisma sea una gratia gratis data, es decir una gracia que el Espíritu da para beneficio de la Iglesia y no para el beneficio de la persona. Pero para que esa gracia, ese regalo para la Iglesia pueda llevarse a cabo, el Espíritu tiene necesidad de tomar a una persona, de utilizar a una persona, que será la persona del fundador. Y como es Espíritu, trabaja en el espíritu del fundador, en sus facultades espirituales. De ahí que la inteligencia del fundador y su voluntad van a quedar tocadas por la 12 Gianfranco Ghirlanda, Carisma y derecho propio, 31.01.2011. Uso manuscrito. Ibídem. 14 Sagrada Congregación para los religiosos y los institutos seculares, Mutuae relationes, 14.5.1978, n. 51. 13 - 10 - gracia de Dios, de forma tal que permita la encarnación del carisma. Su inteligencia y su voluntad quedan de esta forma dispuestas para recibir el carisma. Hasta aquí nuestra explicación teórica. Pasemos ahora a hacer la aplicación práctica en Eduviges Portalet y así poder ya de alguna manera y pregustando el conocimiento de lo que es su carisma. Comencemos entonces por la historia y así encontraremos cuál es el origen del carisma y por lo tanto la necesidad que viene a remediar Eduviges Portalet. ―Fue un 3 de octubre de 1869, en Toulouse – Francia, cuando animada por el deseo de innovar y proponer nuevos carismas para servir y teniendo el respaldo del Arzobispo de Toulouse, que las hermanas Eduviges Portalet y Francoise Lohier, fundaron la Congregación de Hermanas de la Inmaculada Concepción, la misma que empezó a recibir jóvenes que se incorporaron a l quehacer de la nueva familia religiosa‖. 15 De esta forma escueta y sencilla se relata lo que fue el inicio de una aventura espiritual que perdura hasta nuestros días. Nos interrogaremos sobre algunos pormenores del nacimiento de esta Congregación para entender mejor el nacimiento del carisma y su propia identidad. Comencemos por situarnos en la historia. Francia a mediados del siglo XIX como toda Europa vive la efervescencia de la Revolución Industrial. Inundada de nuevos inventos, arrastrada por un naciente y salvaje capitalismo que dará origen a reacciones tan dispares como el comunismo de Carlos Marx y la puesta en práctica de la caridad cristiana hecha solidaridad en numerosas iniciativas, los reductos sociales se ven claramente. La nueva sociedad naciente que comienza a dejar el campo para llegar a las ciudades y vender su única posesión, la fuerza de sus brazos, produce no sólo mercancías a buen precio que desbancan con facilidad a los artesanos que desesperados venden también sus brazos y sus piernas al nuevo gigante come-lo-todo. Produce también miseria, pobreza extrema y despreocupación por los más débiles. Poco o nada puede esperarse de quien extenuado de una jornada de trabajo de 14 a 16 horas llega a casa para apenas descansar y ponerse nuevamente en marcha hacia el lugar del trabajo. Son los tiempos de un Juan Bosco que busca una solución a niños y jóvenes que vagabundean por la periferia de Turín, o de un sacerdote de apellido Cottolengo que es testigo de estos miserables en la muerte de una joven madre que deja en la orfandad a cinco pequeños y en la desesperación a su joven esposo. Y son los tiempos también en que los seres humanos que no son aptos para el trabajo son despreciados y tenidos en nada, como los ciegos de aquellos tiempos. ―Los niños ciegos eran los que deambulaban por los rincones de las calles sin nombre, jugaban con pedazos de loza vieja en la penumbra de una buhardilla. La propia familia los miraba como una carga, no hallaba la familia que hacer con ellos, desheredados de la sociedad, de la fortuna, de la vida; ella los consideraba como los leprosos del evangelio‖.16 Fueron precisamente los ciegos los que dieron el banderazo de inicio a la congregación que inició Eduviges Portalet aquel 3 de octubre de 1869, no sin antes pasar por muchas peripecias. Pero fijemos nuestra atención no en lo accidental, sino en lo esencial y preguntémonos por el alma de esta mujer que se sintió atraída por los ciegos, o mejor dicho, que encontró a Dios en los ciegos. ―El 25 de junio de 1866, Eduviges Portalet fue enviada a Toulouse para fundar un instituto para niños ciegos del cual ella sería superiora. Estando en esa ciudad recibió a las primeras niñas ciegas con las cuales debía iniciar el apostolado que se le encomendaba‖. 17 Llevar la luz a los ciegos no será meramente un romanticismo propio de la época. No será tampoco un dato anecdótico que da inicio a un instituto o una congregación religiosa. No es ni siquiera el pretexto que permitió reunir a un grupo de mujeres para dedicarse a una obra de caridad. Llevar la luz a los ciegos será la identidad del carisma, su razón de ser, su naturaleza y su forma de trabajar. ―Una mujer (Eduviges Portalet) que se enfrentó con lo difícil de la vida, con la más dura carencia humana (ceguera, pobreza, enfermedad, soledad callejera, ignorancia y dolor)‖. 18 La luz es entonces punto fundamental en la acción de Eduviges. Pero no sólo. Es también el punto de partida del cual nace toda una forma específica de donarse a Dios y de empezar y fundar una familia religiosa, una 15 Prof. Carlos Castillo Mendoza, Aportes a la educación en el Perú de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, en Congreso Dominicano 2012. Uso manuscrito. 16 Guillermo Ramírez Livia CCSSR, Sistematizar una pedagogía de Luz y Verdad en tiempos actuales, ¿una utopía? en Congreso Dominicano 2012. Uso manuscrito. 17 Ibídem. 18 Ibídem. - 11 - congregación, la de las Hermanas DIC. Estamos entrando entonces en el meollo del carisma del fundador, es decir, en la identidad del carisma de Eduviges Portalet. Hemos dicho que todo carisma es una gracia de Dios que se presenta en forma de experiencia del espíritu, para remediar alguna necesidad de la Iglesia, y/o para el bien de los hombres y/o para edificar la Iglesia. Expliquemos estos términos en la vida y obra de Eduviges Portalet para así comprender mejor la esencia de su carisma de fundador. Un carisma se presenta como una experiencia del espíritu, es decir como una forma de vivir la vida de gracia, esto es, la vida del espíritu de Cristo en cada persona. Siendo el fundador la primera persona que comienza a hacer esta experiencia del espíritu, llamamos carisma de fundador a esta primera experiencia que realiza el fundador de poder vivir la vida de Dios, la vida del Espíritu, es su espíritu. Si hemos dicho que esta experiencia del espíritu (carisma del fundador) es una gracia gratis data, no debemos buscar en la vida del fundador aquellas cualidades, virtudes o dones especiales que le han permitido hacer esta experiencia. Es una gracia que Dios da independientemente de las cualidades del fundador, si bien el Espíritu, que es el origen de toda gracia, se vale de las cualidades del fundador para hacer llegar esta gracia especial, llamada carisma a todos los hombres. No se puede trazar un itinerario formal de descripción del origen y nacimiento de todo carisma, sin embargo podemos establecer algunas constantes que se dan, ya sea en la vida de los fundadores, ya sea en el origen de la experiencia del espíritu. No debemos olvidar que estamos hablando con un lenguaje teológico, por lo tanto será siempre analógico, es decir, los términos que utilizaremos serán tan sólo aproximaciones de lo que es la realidad. ―La realidad siempre supera la clasificación conceptual y ligüística que de ella hallamos y las realidades espirituales no encajan tanto en estas distinciones que derivan del análisis metafísico de entes materiales‖.19 Todo carisma como ente tiene una sustancia y unos accidentes, es acto y es potencia. Como ente tiene una esencia que nos permite entender lo que es un carisma y logramos captarlo en nuestra mente. Así cuando hablamos del carisma de los jesuitas, el carisma de los franciscanos, el carisma de los dominicos, tenemos en nuestra mente la idea de lo que es un carisma. Pero cuando lo especificamos, tenemos que encontrar las notas más características, es decir su sustancia. Por ello, la sustancia del carisma de Eduviges Portalet, es la luz. Ha sido la luz quien ha dado origen a la experiencia del espíritu en Eduviges. La falta de luz en tantas criaturas pobres con las que ella tuvo contacto, generó una ―revolución‖ en su espíritu, es decir en sus facultades superiores, en su inteligencia, en su voluntad, en su afectividad. Innumerables son los testimonios en los que podemos leer lo que el contacto con las niñas ciegas supuso en el alma de Eduviges. ―Las niñas ciegas, a quienes casi desde mi llegada a Marsella, había cuidado, sollozaban, aún las más pequeñitas testimoniaban así su dolor. Una de ellas Marie Routtier se cogió de mi hábito y se obstinaba a no dejarme partir y dándose cuenta, que una de sus compañeras no lloraba se voltea hacia ella y con cómica cólera: <<Tu no lloras, Leontina, tú me la pagarás>>. Yo lloro sin lágrimas le contestó la inocente niña (a causa de su ceguera la fuente lacrimal se había secado). Sonreímos a través de las lágrimas, en fin, era preciso separarse.‖20 Esta falta de luz física en tantas niñas supone para Eduviges una experiencia en su espíritu. La falta de luz en esas niñas hace brotar en ella un fuerte deseo de ser madre para ellas, de llevarles la Luz de Cristo. Este deseo genera en Eduviges la transformación de su espíritu, es decir de su ser. Su inteligencia comenzará a ver toda la realidad que la rodea desde la perspectiva de la Luz. Es decir, todo le habla de una Luz que hay que encender en el corazón de las niñas, pero de la que ella es consciente de ser instrumento. Ella no es la Luz, sino la portadora de la Luz. Su voluntad se enfrentará a innumerables pruebas para seguir llevando la Luz a esas almas. Así, la experiencia del espíritu, la experiencia de la Luz, transforma a esa persona en portadora de la Luz. ―Para poder ir captando el fundamento, el carisma y la misión de ―ser portadores de luz‖, presentamos dos ideas fundamentales que llegaran a converger con la ―verdad‖. El simbolismo de la luz para describir a Dios y el concepto de que Dios es luz existencialmente. Portar la luz es amar al hermano sea cual sea su condición física o moral, al fina y al cabo Dios nos acepta como somos, pero siempre su encuentro nos transforma. 19 20 Este último comentario se lo debo a una conversación sostenida con el Dr. Alfonso Aguilar, doctor en metafísica. Historia de la Congregación escrito por nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 12. - 12 - a. El simbolismo de la luz describe a Dios. En el Antiguo Testamento la luz califica la palabra de Dios, su obra, su rostro, a Dios mismo en su función de guía y liberador21. Dios ilumina y salva, ilumina porque salva; su palabra y su ley son luz salvadora 22. Hablando de Dios, la luz es su esfera y su vestido23, o sea, es Salvador en plenitud. Si Dios se vuelve hacia el hombre, la luz de su rostro se enriquece con todos los bienes, la alegría y la paz24. ―Isaías anuncia promesas al pueblo restaurado: ―Ya no tendrás necesidad de sol para que alumbre tu día, ni de la luna para la noche, porque Yahvé será tu luz eterna‖ (60, 19). De esta maneera, la luz entera en el tema de la revelación no como mera iluminación de la inteligencia, sino como liberación y guía, ilumina porque salva. Esta característica o componente teológico de la luz, a nuestra manera de ver, es la que inspira a Madre Eduviges como singularidad para su familia religiosa: ―su familia religiosa debe ser portadora de luz, para abrir la visión a tanta ceguera que deambula por la vida‖25. ―En el Nuevo Testamento,, la luz se afianza como símbolo de la Revelación de Dios y de su salvación. Jesús es saludado como luz para iluminar a los gentiles (Lc. 2, 32), resplandor de la gloria de Dios (Hb. 1, 3), luz del mundo y luz verdadera (genuina y auténtica). También los fieles en Cristo son denominados por Jesús ―luz del mundo‖, y por Pablo, antes tinieblas, ahora luz en el Señor, ―hijos de la luz‖ (ef. 5, 8; 1Te. 5, 5). Allí donde hay luz existe un aceptación de la revelación, una aceptación a la luz que vino para sacar al hombre de las tinieblas. b. Dios es luz existencialmente. ―La fórmula que utiliza Juan suena como nueva y excepcional por la solemnidad de su enunciado: <Les hacemos saber que Dios es luz y que en Él no existe tiniebla alguna> (1Jn. 1, 5). Es un mensaje oído directamente a Jesús 26 : ―Yo soy la luz del mundo‖ (Jn. 8, 12) y proclamando por el escritor: ―Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero‖ (Jn. 21, 24). ―Aquí el simbolismo de la transparencia y luminosidad moral, santidad sin sombra. Aquí está hablando no sólo en el ámbito funcional de Dios, sino en el sentido existencial del mismo, con proyección moral. Dios es luz por cuanto él posee la transparente santidad, sin sombras del ser divino, en el mismo nivel que lo concibe Santiago: ―… toda dádiva buena y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de rotación‖ (1, 17). Dios es la plenitud incontaminada de pureza, su ser no refleja sino santidad total. Su transparencia excluye lo mínimamente imperfecto (simbolizado por las tinieblas). Estas convicciones de Dios sin sombra y sin imperfección, deben ser asumidas por todos los tiempos, para que puedan deducir actitudes para el aquí y ahora de la historia: ―Predomina aquñi el acento ético que el kerigmático – imperativo sobre el indicativo- lo muestran los contextos inmediatos en que se habla de caminar –nosotros- en luz y de caminar en las tinieblas (1 Jn. 1, 6 – 10)‖27. ―Como proyección ética, Dios es luz, llama con imperativos de luz, es decir, de transparencia y proyección moral en el entero vivir. La santidad sin sombra de Dios, exige del hombre que quiere y debe tener con Él koinonía, la rectitud moral en su vivir entero. Plenitud transparente del bien: caminar en la luz, no sólo tras la luz (Jn. 8, 12). La luz es Dios, solicita al hombre y califica su actuar humano, orientado los comportamientos del cristiano, en antítesis radical a toda deficiencia ética. 21 Cf. Sal. 28/27, 1; 37/36, 10; 42/41/4; 105/104, 2. Cf. Sal. 120/119; Prov. 6, 23; Is. 2, 2 – 5. 23 Cf. Sal. 104/103, 2. 24 Cf. Sal. 4,7 25 Cf. Iréne Gil, Hedwige Portalet, Francia 2000, p. 191. 26 Guillermo G. Dorado, Moral y existencia cristianas en el IV Evangelio y en las cartas de Juan, Perpetuo Socorro, Madrid 1989, p. 70. 27 Ibídem., p. 71 22 - 13 - ―La ética que se formula aquí entiéndase no como conjunto de normas morales, a las cuales el cristiano debe adherirse sin más. Aquí ética es un estilo de vida que nace de la experiencia del encuentro con el resucitado, del encuentro con Jesús con el rostro de los demás (ciegos, niñas abandonadas por cuestión de género, desposeídos). c. Ser luz es amar. ―Aquí ya vamos haciendo converger dos concepciones de Dios en una sola. Decir Dios es luz, es decir Dios es amor. Concretamente, caminar en la luz, es caminar en el amor: ―quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano – aborrecer en sentido hebraico de desamor, de amor menguado – ese está aún, no obstante, creerse ciudadano del nuevo eón – en la tinieblas‖ (1 Jn. 2, 9). ―Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tiene ocasión de tropiezo. Pero, el que aborrece a su hermano está en la oscuridad, o sea, en el mundo del pecado y camina en la oscuridad, y no sabe a dónde va, por-que la oscuridad le ha cegado los ojos‖. (1Jn. 10, 11). ―Por tanto, portar la luz – como carisma – es llevar amor. Sólo el amor es capaz de transformar los corazones, sólo el amor es capaz de sanar heridas psicológicas e incluso físicas. De que sólo el amor s capaz de sanar heridas lo testifica la obra de Madre Eduviges Portalet: Mujer exquisita y prolija en los detalles, su cariño y sus manos se posaban en todas partes. Conocedora del mundo interior de los ciegos, a través de la intuición, no de la deducción. Sus modales estaban impregnados de luz, esa luz que ilumina las más densas tinieblas. Inyectó valor y vida en las manos de los ciegos, esas manos que son ojos, para aquellos a quienes cayó la noche. ―La doctrina es clarísima: ―caminar en la luz‖ se determina más específicamente como ―amar al hermano‖, cual es el resumen de toda la ley en armonía con Mt. 22, 40 y Rm. 13, 10. El autor de la carta a los Efesios declara que el fruto de la luz es toda clase de bondad, justicia y verdad (Ef. 5, 8), resumen de la ética neotestamentaria. El fruto de la luz, es el amor, es el todo de la ética cristiana. (…) ―En cuanto Madre Eduviges Portalet descubrió o mejor experimentó a Dios como luz, primero para los ciegos y luego para la diversidad de personas, que por su egoísmo andan en tinieblas o por la injusticia de otros son sumidos en la oscuridad. Ser seguidores, creyentes y amantes de este Dios que es luz, es una alegría, una alegría que descansa en ser luz para los demás y esto sólo se logra a través del amor al hermano, al hermano concreto de cada época. ―Con esta manera de actuar como luz – amor cumple la misión de Jesús: ―ir por el mundo entero predicando el evangelio‖ (Mt. 28, 19). Esta cosmovisión teológica de Madre Eduviges Portalet es un indicativo de que la iglesia sigue siendo luz, porque la Iglesia es el pueblo de la luz, es religión de luz, de promoción y ennoblecimiento del hombre. Estímulo contra la quietud inmovilista; por ende, no es opio del pueblo. La luz se expande, camina, irradia, se difunde sin término, es fuerza de empuje, lleva en sí una carga dinámica que favorece y estimula la actividad. Hijos de la luz, o sea, seres en irradiación, de dinamismos esperanzadores basados y fundamentados en una axiología que capacita para afrontar los retos de nuestro tiempo‖.28 La identidad del carisma, el carisma de Eduviges Portalet, no es otro que el de llevar la luz a quien no la tiene. No se trata solamente de un conocimiento intelectual, sino de una experiencia que transforma la vida. Eduviges deja que la Luz penetre en su alma, que la transforme para luego, cono esa misma luz transformar las almas de las que están a su cargo. Da inicio de esa manera a una forma especial de vivir el evangelio. Todo carisma tiene una carga de novedad, porque permite de alguna manera descubrir un aspecto novedoso de la vida de Cristo, del misterio de Dios. La experiencia del espíritu está sustentada precisamente en una experiencia que el espíritu del fundador hace del espíritu de Dios. Bien sabemos que el espíritu de Dios es insondable y que no es posible realizar esta experiencia sobre el campo basto que es el espíritu de Dios. Entonces, el mismo Espíritu viene en ayuda cuando permite que el espíritu del Fundador haga la experiencia del espíritu de Dios sobre algún aspecto determinado de la persona de Cristo, del evangelio o del misterio de Dios. En el caso de Eduviges Portalet, Dios permite que sea la luz natural la que la lleve a experimentar la Luz 28 Guillermo Ramírez Livia CCSSR, Sistematizar una pedagogía de Luz y Verdad en tiempos actuales, ¿una utopía? en Congreso Dominicano 2012. Uso manuscrito. - 14 - trascendental como punto de inicio de su experiencia del espíritu. De la luz natural que falta a las niñas a ellas confiadas, pasa a la Luz trascendental como punto de arranque para el carisma. De esta manera hemos ya identificado la Luz como la identidad característica del carisma del Fundador. Pero nuestra aventura intelectual no se detiene en ello. Es necesario dar un paso adelante para descubrir dos términos, dos nombres, dos conceptos más del carisma que nos ayudarán a comprender mejor a Eduviges Portalet. Carisma de fundador. Eduviges tiene la intuición, tiene la idea, tiene el programa… pero todo ello no sería nada si le faltaran las personas que quisieran acompañarla en esta misión de llevar la Luz a las niñas ciegas. Una de las diferencias entre una congregación religiosa y una obra de beneficencia consiste en la capacidad que tiene la fundadora de reunir en torno a sí un grupo de personas que quieran seguir el mismo ideal que Dios le ha inspirado. En pocas palabras y para seguir el hilo de nuestro pensamiento anteriormente expresado, podemos decir que una fundadora es capaz de entusiasmar un grupo de personas no tanto para que trabajen en la obra que Dios le ha encomendado, ni siquiera para que se donen en cuerpo y alma a la causa que Dios les ha inspirado, sino en que puedan hacer la misma experiencia del espíritu que ella ha hecho. Ser fundador es tener la capacidad de atraer almas a un proyecto de vida, no sólo a un proyecto de trabajo y Eduviges tuvo este carisma de fundador. ―Por fin llegó el 21 de mayo, éramos seis que debíamos consagrarnos a Jesús para siempre, si bien, la mayor parte de nosotras habíamos hecho en nuestro corazón el juramente eterno, pero nos era muy consolador estar arrodilladas delante del altar y jurar a Jesús públicamente una incondicional fidelidad. He aquí los nombres de las seis elegidas: Sor María Hedwige, Sor María Francisca, Sor María Teresa, Sor San José, Sor Santa María y Sor San Agustín‖.29 Eduviges tiene esta capacidad. Pero vayamos con calma y analicemos que significa tener un carisma de fundador. Un fundador se define específicamente por ser aquella persona que tiene una idea, la pone en práctica junto con otras personas. En el caso de una congregación religiosa bien sabemos que la idea no es del fundador, sino que es carisma de fundación que le viene donado por el Espíritu, o mejor dicho, que le es transmitido por el Espíritu para ponerlo en servicio de la Iglesia, edificándola, y/o ayudándole a remediar una necesidad y/o para el bien de los hombres. El amor que experimenta el fundador por Dios, gracias a la necesidad que Dios le ha pedido remediar, es un amor que se dirige primero a Dios y después al prójimo. Un amor a Dios que tendrá características claras, definidas y novedosas, como veremos en un futuro. Como dice Benedicto XVI, es un amor que lleva a la locura, pues hace que nos olvidemos de las cosas terrenas, para quedar arrobados de las cosas de Dios. ―Los griegos —sin duda análogamente a otras culturas— consideraban el eros ante todo como un arrebato, una « locura divina » que prevalece sobre la razón, que arranca al hombre de la limitación de su existencia y, en este quedar estremecido por una potencia divina, le hace experimentar la dicha más alta. De este modo, todas las demás potencias entre cielo y tierra parecen de segunda importancia: « Omnia vincit amor », dice Virgilio en las Bucólicas —el amor todo lo vence—, y añade: « et nos cedamus amori », rindámonos también nosotros al amor‖.30 Tal ha sido la experiencia del Espíritu que le permite a Eduviges quedar arrobada por la Luz y lanzarse en su aventura de ser Luz para las ciegas que la rodeaban. Pero la aventura no termina en Eduviges. De serlo así ella hubiera sido recordada en la historia como una mujer de gran talante con muchas cualidades humanas y espirituales, fundadora de una obra de beneficencia. Si la recordamos como fundadora es porque, como todos los fundadores es capaz de hacer arder a otras personas por el mismo ideal por el que ella ardía. Ser Luz fue entonces para ella no sólo una tarea que se vertía en las niñas ciegas, sino que desbordaba el núcleo primario de la casa en dónde vivían las niñas ciegas y se hacía expansivo hacia otras personas que, viviendo la misma experiencia del Espíritu (carisma de fundación), querían compartir la misma vida que Eduviges. 29 30 Historia de la Congregación escrito por nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 119 Benedicto XVI, Deus caritas est, 25.12.2005, n. 4. - 15 - Si el amor que Eduviges experimenta por la Luz es un amor de donación plena hasta quedar arrobada y no pensar más en otra cosa (eros), el amor que la impulsa a llamar a otras compañeras a experimentar la Luz es un amor de philia: ―Digamos de antemano que el Antiguo Testamento griego usa sólo dos veces la palabra eros, mientras que el Nuevo Testamento nunca la emplea: de los tres términos griegos relativos al amor —eros, philia (amor de amistad) y agapé—, los escritos neotestamentarios prefieren este último, que en el lenguaje griego estaba dejado de lado. El amor de amistad (philia), a su vez, es aceptado y profundizado en el Evangelio de Juan para expresar la relación entre Jesús y sus discípulos‖.31 Eduviges, como Jesús con su discípulos, establece una nueva relación basada en la capacidad que ella tiene de compartir la experiencia del Espíritu, que en ella se concreta en la Luz. El carisma de fundador se presenta entonces como la capacidad del fundador de transmitir la experiencia del espíritu, de forma que logra agrupar en torno a él un núcleo de personas, el núcleo fundante o núcleo cofundador y logren vivir la experiencia del espíritu que ha experimentado Eduviges. Para ello, la fundadora se vale de sus propias cualidades humanas y espirituales. En muchos casos bastará el ejemplo de su entrega maternal a las niñas ciegas para suscitar nuevas vocaciones. No debemos dar por supuesto que quien tiene un carisma de fundación, tiene también el carisma de fundador. La historia nos revela casos en los que hombres o mujeres que verdaderamente tienen una experiencia del espíritu, propia de un carisma de fundación, no son capaces de reunir en torno a ellos a un grupo de personas que quieran seguir sus mismas huellas. Pueden ser considerados iniciadores pero sin el carisma de fundador. Tal es el caso por ejemplo de Charles de Foucauld. ―Este pobre sacerdote, agotado por el trabajo, fracasado en sus ideales heroicos, quiere dedicar sus esfuerzos a lograr su proyectada fraternidad evangelizadora; espera que al menos algunos sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares (familias cristianas) se adhieran a dicho proyecto y vengan a trabajar con él, para lo cual <<simplifica y resume hasta el extremo>> los estatutos de la misma. Pero a pesar de ese esfuerzo no conocerá a nadie que acompañe su <<estar>> en medio de los tuareg en el desierto. Los dos años que le quedan en Tamanrasset, antes de que sea asesinado el 1 de diciembre de 1916, deberá seguir viviendo solo‖.32 Transmitir por tanto la experiencia del espíritu es una de las características esenciales del carisma de fundador. Y Madre Eduviges lo cumple cabalmente, no sólo por el número de personas que logrará reunir en torno a la obra que Dios le ha encomendado, sino sobretodo porque logra que esas personas vivan de acuerdo a la experiencia del espíritu. Esta maleabilidad de la experiencia del espíritu a ser transmitida, no es sólo una prerrogativa de Madre Eduviges como fundadora. Podemos decir que pertenece más bien a la naturaleza del carisma. Cada carisma posee una naturaleza, esto es, una forma de actuar. Como agente de actuación posee la capacidad de transformar a otros (formas sustanciales y formas accidentales), pero no posee esa capacidad en sí misma, sino en algunas facultades que tienen que ser puestas en práctica en el momento de actuar. El carisma, la experiencia del espíritu, se transmite cuando se dan las condiciones favorables, ya sea en el agente que transmite como en la persona que lo recibe. Si Madre Eduviges fue la transmisora del carisma de la Luz, se debe principalmente a que el carisma tiene esa capacidad expansiva de transmisión y también en la capacidad receptiva de quien comenzó a vivir la misma experiencia del espíritu. Esta característica expansiva y transmitida del carisma, unida sustancialmente al carisma de fundador, nos abre las puertas a un aspecto de importancia no menor en nuestro estudio. La capacidad de recibir el carisma por todos aquellos llamados por vocación a participar del carisma de la Luz. No se trata, aclaremos de una vez, de hacer la misma experiencia del espíritu que la fundadora, sino de seguir un modelo, una escuela en la experiencia del espíritu. La fundadora traza un modelo del cual cada uno deberá vivirlo con sus propias cualidades, virtudes. Se participa por tanto de una misma experiencia, pero dicha experiencia se personaliza de forma que cada persona se apropia hasta hacerla suya dicha experiencia. 31 Ibídem., n. 3. Ion Etxezarreta Zubizarreta, Introducción, en Carlos de Foucauld, Obras espirituales, Antología de textos, San Pablo, Madrid 1998, p. 19. 32 - 16 - Y dicha transmisión del carisma se realiza no solo para las religiosas Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, sino también laicos. ―La obra de Domingo servirá de cauce a las vocaciones de los laicos que se sienten llamados a la predicación y a la vez las suscitará. Señal –otra más- de que Domingo no tiene esa concepción puramente secular del laico que le circunscribe exclusivamente a la gestión de asuntos del siglo otorgándole un papel pasivo dentro de la Iglesia, sino que entiende que tiene un papel esencial para la vida interna de la misma‖.33 Pero hablar de la Orden dominicana nos da pie para introducir el último elemento de nuestro estudio en el presente capítulo. Carisma de fundación, carisma fundacional o carisma colectivo de la congregación ―<Desde nuestra fundación nos sentimos atraídos por los hijos de Santo Domingo>, confesó Madre Eduviges Portalet en uno de sus escritos. En efecto, en octubre de 1869 la congregación entró a formar parte de la Orden de Predicadores. Más tarde, la expulsión de la Orden de Predicadores del país acentuó aún más esa unión, pues la casa de las Hermanas de María Inmaculada acogió a los frailes dominicos Maugenest y Rossini para ejercer allí mismo su ministerio‖.34 Si ya hemos identificado el elemento de la Luz, como parte esencial del carisma de Eduviges Portalet, debemos preguntarnos por el lugar que juega la Orden de los Predicadores en el carisma de la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción. Para ello debemos introducir nuestro tercer elemento o término sobre el carisma. Nos referimos al carisma de fundación, carisma fundacional o carisma colectivo de la congregación. Tres términos que vienen a significar lo mismo y que por facilidad de aquí en adelante llamaremos carisma de fundación. Cuando Dios permite a un fundador hacer la experiencia del espíritu, con el fin de dar nacimiento a un carisma del fundador, no debemos olvidar que este carisma, si es verdadero, no es para ―uso exclusivo‖ del fundador. Siendo el destinatario una necesidad de la Iglesia, el bien de los hombres o la edificación de la misma Iglesia, el fundador lo transmite a sus primeros discípulos. A aquellos que llamaremos el núcleo cofundador, es decir ese primer grupo de personas que reciben el carisma de manos de la fundadora. ―Es importante considerar el carisma colectivo de fundación porque, manifestando el carisma de fundador como carisma colectivo, lo enriquece y lo lleva a una mayor claridad. Así se manifiesta el aspecto de comunión del carisma. De hecho, en este carisma colectivo de fundación, se encierra justamente el origen del instituto, por tanto, su forma peculiar de vida, el estilo propio de vivir los consejos evangélicos y la vida fraterna, su naturaleza, su índole, su fin, su espíritu o espiritualidad. Todo esto está ya presente en los orígenes del instituto, aunque después, en la continuidad, se desarrollará en el tiempo‖.35 Nace la congregación aún en forma incipiente. Eduviges comienza a ayudar a dar los primeros pasos a la comunidad haciendo notar algunos aspectos importantes que irán perfilando la manera de ser de la congregación. Son aspectos que la Madre fundadora va dictando desde el interior de su corazón, pero sobretodo, son aspectos que las primeras religiosas van recogiendo y van de alguna manera haciéndolos vida en sus vidas. Si Eduviges Portalet da indicaciones por ejemplo, sobre el silencio, el amor al trabajo, la oración, la vida fraterna en comunidad, son las primeras hermanas, este núcleo cofundador quien lo pone en práctica y quien de alguna manera, al hacerlo vida, también lo enriquece con sus dones y sus carismas personales. No hay que olvidar que los seres humanos no son máquinas frías que ejecutan órdenes y basta. No. Al actuar ponemos parte de nuestra vida en lo que actuamos y dejamos parte de nuestro ser en eso que hacemos. Somos causa ejemplar de nuestras acciones y en lo que hacemos, sin pretenderlo, dejamos algo de nuestro ser. De esta manera, con el paso del tiempo, el carisma del fundador se enriquece, se perfila, se perfecciona con esas aportaciones que irá dando el núcleo cofundador, hasta llegar a consolidar el carisma de fundación, que se irá siempre perfeccionando y purificando a lo largo del tiempo. 33 D. Ignacio Antón, O.P. Santo Domingo de Guzmán, Fuente de espiritualidad laical, uso manuscrito. Prof. Carlos Castillo Mendoza, Aportes a la educación en el Perú de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, en Congreso Dominicano 2012. Uso manuscrito. 35 Gianfranco Ghirlanda, Carisma y derecho propio, 31.01.2011. Uso manuscrito. 34 - 17 - Es gracias a esta posibilidad de incorporar elementos personales al carisma del fundador que se irá construyendo y consolidando el carisma de fundación, especialmente en el contacto con nuevas culturas (Ecuador y Perú), y mediante su constante desarrollo a lo largo del tiempo. De entre estos elementos, la Madre y el núcleo confundador se adhieren a la Orden de los Predicadores, de tal manera que el carisma de fundación se consolida como el carisma de Luz y Verdad, portadores de la Luz y predicadores de la Verdad. Hagamos un intento por analizar el segundo elemento constitutivo del carisma de fundación, esto es, la predicación de la Verdad. ―Otro de los términos que constituyen el patrimonio espiritual, el carisma fundacional (identidad) y a la vez la misión constante de las hermanas DIC, es la verdad: predicar la verdad. la congregación de las hermanas DIC, una vez aceptadas dentro de la espiritua-lidad dominicana, se sienten inmersas en una orden que ante todo es contemplativa, que tiene por lema la verdad, que es servidora de la palabra que nos transforma (estudiada, meditada). Palabra de Dios que nos alimentará, para que seamos humanos e incluso capaces de devolverle la sonrisa a Dios. Palabra que al atesorarla, nos dispone a com-partirla, porque rebota de nuestro corazón, de nuestra vida (contemplar y dar lo contemplado‖36. ―De nuevo debemos preguntarnos ¿quién es la verdad? o mejor ¿qué es la verdad? De la anterior cita podemos deducir que se trata de la ―Palabra de Dios‖, de su palabra he-cha carne. De la contemplación y del estudio esmerado nace la convicción de ser predicadores de esta palabra hecha carne y defensores a través de la ciencia (estudio - pedagogía y teología) de las verdades de Dios y del hombre. a. El término verdad El significado de la palabra verdad abarca desde la honestidad, la buena fe y la since-ridad humana en general, hasta el acuerdo de los conocimientos con las cosas que se afirman como realidades: los hechos o la cosa en particular; así como la relación de los hechos o las cosas en su totalidad en la constitución del todo, el universo37. b. La verdad como experiencia de Dios ―Teológicamente el término verdad también es patrimonio de la Sagrada Escritura, con la salvedad que para el hebreo le es imposible conceptualizar el término, habla de dicha verdad a partir de la experiencia que tiene de Dios38. En el Antiguo Testamento se celebra constantemente la verdad de Yahvé a la alianza, fidelidad total de Dios a los compromisos contraídos con los patriarcas y con el pueblo en el Sinaí (Sal. 117/116, 2; Rm. 9,6). Sólo Dios es veraz, en el sentido pleno del término, porque sólo él mantiene su palabra. ―En el Antiguo Testamento encontramos dos expresiones para referirse a la verdad: hesed y „êmet39, expresan que la cosa o la persona es lo que debe ser, que es por consi-guiente verdadero. Tú eres Dios y tus palabras son verdad (2 Sam. 7, 28). Él es el ver-dadero Dios (Jr. 10, 10). En sentido moral „êmet significa veracidad, seguridad. Un hombre veraz y seguro en quien se puede confiar se llama ‗is „êmet. „êmet se traduce a menudo por fidelidad. Lo opuesto es seqer (mentira, falsedad: Prov. 12, 19; Jr. 9, 4). La palabra no indica sólo la verdad lógica, sino también la sinceridad moral. Yaveh es rico en hesed y `êmet (Ex. 34, 6), posee en gran medida la bondad y la ver-dad, la veracidad y la constancia, en una palabra la fidelidad, todo su modo de obrar pose de su benevolencia y de la fidelidad a sus promesas. Sus decisiones son verdad (Sal. 19, 10), sus disposiciones comunican la verdadera piedad y aseguran la dicha. Su palabra, su verdad y sus promesas no engañan, sino que se cumplen40. 36 Cf. Iréne Gil, o.c.., 190 Verdad en, Diccionario de la lengua española (vigésima segunda edición), Real Academia Española, 2001. 38 Para un amplio desarrollo desde el punto de vista teológico bíblico. Cf. H. G. LINK, Verdad en, L. COENEN, Diccionario teológico del Nuevo Testamento IV, p. 332 ss. 39 Para las etimologías e interpretaciones de sentido de verdad en hebreo, griego, latín, germánico véase: X. ZUBIRI, Naturaleza, Historia, Dios. Nuestra situación intelectual. La verdad y la ciencia, Editora Nacio-nal, Madrid 1944, p. 14 40 Cf. F. ASENSIA, Misericordia y veritas: el hesed y `êmet divinos, su influjo religioso y social en la histo-ria de Israel, Roma 1949; Verdad en, SERAFÍN DE AUSEJO, Diccionario de la Biblia, Herder, Barcelona 1975, p. 1995; A. JEPSEN, Diccionario teológico del Antiguo Testamento I, P. 329. 37 - 18 - ―En el Nuevo Testamento, el evangelista Juan completa y enriquece los dos términos veterotestamentarios. Para Juan verdad es el don de la revelación aportada por Cristo Jesús y presente en él. Es un don presentado por Cristo de boca a oído a la humanidad, y activado en los hombres por el Espíritu Santo 41. Lo dicho queda confirmado por el mismo Juan (8, 40) donde Jesús en controversia con los judíos de Jerusalén declara: pero ahora tratan de matarme, a mí, que les he anunciado la verdad que oí de Dios. ―Jesús ha venido al mundo para dar testimonio de la verdad (Jn. 18, 37). Por ende, el sentido de su presencia en el mundo, la razón de su encarnación, está en ser testigo ante la humanidad de la revelación, de la que había visto y oído en la existencia con el Padre (Jn. 3, 11 – 32). Jesús es el revelador no solo por antonomasia, sino en exclusiva, el único. ―La verdad comunicada por Jesús, libera al creyente del pecado (Jn. 8, 32), es decir de todo lo negativo que se manifiesta a través del pecado. El pecado aparece como una fuerza esencialmente diabólica (que divide) y esclavizadora del hombre: Si decimos no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros (1 Jn. 1, 8) El pecado es una especie de anomía – ilegalidad, pues el pecado consiste en transgredir la ley: Todo el que comete pecado también comete iniquidad, pues el pecado es la iniquidad (1 Jn. 3, 4). Pero está ley no es la ley mosaica, sino el mandato que resume a la ley y los profetas, el amor. En el nuevo pueblo de Dios, la moral no se regula ya por la ley, sino por la fe y como principio el amor. c. La verdad es Jesús42 ―No sólo la revelación aportada por Jesús, sino el mismo Jesús, no en cuanto Dios, ni en cuanto logos eterno, sino en cuanto Hijo de Dios encarnado, en su condición terrestre, humana, es la verdad. ―Permítanme presentar dos textos en los que se presenta a Jesús como el lleno de gracia y de verdad: ―Y el logos – la palabra, se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria propia del hijo único del padre, lleno de gracia y de verdad‖ (Jn. 1, 14). El siguiente texto dice: ―De su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Jn. 1, 17). Según esto la verdad no se alcanza por raciocinio humano. Sólo se logra (la verdad) en el encuentro con Cristo Jesús, palabra de Dios encarnada, porque en él reside en plenitud, como gloria propia, la gracia de la verdad. Jesús es la verdad (Jn. 14, 6), es decir, la revelación de Dios y de su designio salvador, a través de toda su actuación en gestos, hechos y dichos. Jesús es la verdad por las palabras que pronuncia, exacta expresión de las realidades trascendentes anunciadas. Cristo Jesús es la verdad por cuanto es el cumplimiento encarnado de la fidelidad (`êmet) de Dios y es su manifestación ante el mundo. ―Por lo tanto, predicar la verdad no es sólo y principal y primordialmente proclamar lo que es verdad, hablar con veracidad, sino ante todo y principalmente anunciar la revelación divina, el designio salvador de Dios padre, la automanifestación de Dios definitiva y perfecta en y por Jesús. Este quehacer emerge de la contemplación y el estudio del acontecimiento Cristo (pasión, muerte y resurrección), de sus palabras, de la práctica constante de los sacramentos de la Eucaristía y del perdón. Una vez contemplado, estudiado y escuchado en el silencio y el esfuerzo cotidiano a esta verdad que es Jesús de Nazaret y señor glorificado, ya se puede compartirlo con los demás. En otras palabras, condición para hacer discípulos de Jesucristo a otros, es imprescindible, primero el encuentro con este don que es la verdad‖43. Podemos entonces afirmar al final de este capítulo que la identidad del carisma de Eduviges Portlaet, carisma de la fundadora, no es sino ser portadora de la Luz y predicadora de la Verdad. Son dos sustancias que forman parte de la esencia de la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción y que no pueden separarse en la realidad, aunque sí distinguirse y estudiarse por separado. Pero en el momento de la aplicación deberán ir siempre al unísono porque forman la parte de un todo. Son dos formas accidentales de la sustancia del carisma de Eduviges Portalet. Dos formas que modifican la sustancia de carisma para identificarla como el carisma, este carisma de Eduviges Portalet. 41 Cf. GUILLERMO G. DORADO, o. c., p. 87. Cf. DE LA POTIERIE, La verità in san Giovanni, Revista Bíblica 1963, p. 3 – 24. 43 Prof. Carlos Castillo Mendoza, Aportes a la educación en el Perú de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, en Congreso Dominicano 2012. Uso manuscrito 42 - 19 - El primero de ellos, portadora de Luz, nace de la experiencia del espíritu que Dios permite tener a Eduviges en el contacto con las niñas ciegas, primero de Marsella que será el germen de lo que vendrá después y posteriormente el contacto con las niñas ciegas de Toulouse que es el crisol de esta experiencia. Este contacto con las niñas ciegas nos habla de una característica que acompañará por siempre la historia del carisma de Eduviges y que lo debemos tomar en cuenta el día de hoy, en nuestro esfuerzo por sistematizar la pedagogía de Luz y Verdad. Si el carisma ha nacido en el contacto con la ceguera, para dar la Luz, el carisma deberá seguir siempre en contacto con la ceguera para llevar la Luz. Es propio de su esencia estar en contacto con la ceguera, que como lenguaje teológico, es analógico. Al hablar de ceguera nos referimos también a todo tipo de ceguera y a todo tipo de necesidad especial que englobe las características de una ceguera del espíritu. Es en el contacto con esa realidad cuando el carisma de Eduviges actúa. Como agente de acción, el carisma no actúa por sí solo. Posee unas facultades que deben activarse cada vez que se entra en acción. Y para entrar en acción es requisito, podemos decir que es una condición, el que esté en contacto con la realidad de la ceguera, en cualquier forma, de cualquier latitud y de cualquier cultura. ―Es la caridad la que nos mueve a servir al mundo y alcanzarles una parte de lo que nosotros ya tenemos‖44. El segundo elemento del carisma es la predicación de la verdad que permite a Eduviges Portalet hacer la verdad sobre la realidad en la que vive. Una verdad deberá ser llevada a cada una de los niños ciegos con los que ella trabaja. Preguntas para la reflexión personal o en equipo 1. ¿Qué es un carisma? 2. ¿De qué manera el Espíritu toca o mueve un alma? 3. Describa los rasgos característicos de la sociedad de Francia de mediados del siglo XIX. 4. ¿Qué hecho fundamental da origen al carisma de madre Eduviges? 5. ¿A qué se le llama carisma del fundador? 6. ¿Por qué decimos que portar la luz es una parte esencial del carisma de madre Eduviges? 7. Comente cada uno de los tres aspectos bajo los cuales podemos entender el significado de luz? 8. ¿Podría explicar y desarrollar la experiencia del espíritu que realizó Eduviges Portalet? 9. ¿Por qué te sientes atraído por el carisma de madre Eduviges. 10. Explica y desarrolla los dos aspectos bajo los cuales podemos entender el significado de verdad. 44 Eduviges Portalet Couturier, Conferencias, uso manuscrito. - 20 - CAPÍTULO II LAS FUERZAS INTERNAS DE TODO CARISMA - 21 - Orígenes del impulso arrollador Resulta curioso el que estemos hablando en este libro de un carisma que tuvo sus orígenes en la segunda mitad del siglo XIX en Francia y que de alguna forma estemos buscando sistematizar sus aportes a la Pedagogía de nuestros tiempos. Parecería una quimera o un página del surrealismo kafkiano o un dibujo de Dalí el pretender sistematizar la actualidad del pasado. Poco o nada tiene que ver el contexto cultural de Toulouse con el de Lima, Trujillo, Arequipa y otras ciudades en donde la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción tienen establecidos sus centros educativos en donde se vive la Pedagogía de la Luz y la Verdad. No hay puntos de conexión entre los tiempos aquellos y los nuestros. Nos preguntamos entonces espontáneamente por qué hasta la fecha sigue vigente el carisma de Eduviges Portalet, es decir se portador de la Luz y predicador de la Verdad. En este capítulo, más que hablar del carisma específico de Luz y Verdad, hablaremos de las fuerzas internas de todo carisma que hacen posible su perenne actualidad y las condiciones por las que dicha actualidad pueda darse siempre. Al final del capítulo intentaremos hacer una aplicación de lo estudiado al carisma de Eduviges Portalet. Comencemos meditando algunos de los elementos esenciales del carisma, pues ellos nos permitirán descubrir el origen de su actualidad. Debemos iniciar con una convicción. Todo carisma lleva en sí elementos que le permiten su adecuación a los distintos tiempos y lugares. No hay carisma que pueda escapar a este dinamismo. Si los carismas mueren a lo largo del tiempo, puede pensarse que no se han debido a la estructuración interna del carisma, sino a una falta de adecuación del mismo a las circunstancias por las que va pasando. ―Claramente Juan Pablo II cuando en la VC n. 37, habla de ―fidelidad creativa‖ o de ―fidelidad dinámica a la propia misión‖ por parte de los institutos, en coherencia con la renovación deseada por la Perfectae caritatis n.2, entiende tal fidelidad en el sentido de regresar a los fundamentos evangélicos de la vida consagrada y concretamente a los fundamentos carismáticos de la forma de consagración propia de cada instituto, para encarnarla en los diversos tiempos y lugares con nuevas iniciativas apostólicas y nuevas estructuras de apoyo, pero en armonía continua con el don que el Espíritu ha hecho desde el inicio. Es de esos fundamentos de donde brota el carisma con toda su fuerza dinámica de respuesta a las necesidades actuales. Por otra parte, la fidelidad dinámica al propio carisma es una cosa esencial para la vida de un instituto religioso. Se trata de la fidelidad al Espíritu que ha actuado en la Iglesia suscitando un carisma particular, y que empuja a la actuación del mismo en modos aptos a las diversas exigencias de tiempos y lugares‖45. De esta ―fidelidad creativa‖ es la que estamos hablando en estos momentos y la que pretendemos desarrollar en el presente capítulo. Dicha fidelidad creativa se basa en dos elementos que constituyen las esencias accidentales del carisma y ellas son la mente y el espíritu del fundador. Encontramos estos dos elementos en el Código de Derecho Canónico cuando leemos en el c. 578,§1 ―Todos han de observar con fidelidad la mente y propósitos de los fundadores, corroborados por la autoridad eclesiástica competente, acerca de la naturaleza, fin, espíritu y carácter de cada instituto, así como también sus sanas tradiciones, todo lo cual constituye el patrimonio del instituto”. Mente y espíritu o propósitos del fundador han sido ya antes mencionados en el magisterio de la Iglesia, precisamente en el Concilio Vaticano II, en el decreto Perfectae caritatis: ―Redunda en bien mismo de la Iglesia el que todos los Institutos tengan su carácter y fin propios. Por tanto, han de conocerse y conservarse con fidelidad el espíritu y los propósitos de los Fundadores, lo mismo que las sanas tradiciones, pues, todo ello constituye el patrimonio de cada uno de los Institutos‖.46 Bien sabemos que el Concilio Vaticano II nunca utiliza la palabra carisma aplicado a una congregación religioso. El término carisma de acuerdo con la teología paulina acababa de ser rescatado después de un letargo de casi dos mil años y hacía tímidamente su aparición en la constitución dogmática Lumen gentium47. No estaban pues 45 Gianfranco Ghirlanda, Carisma y derecho propio, 31.01.2011. Uso manuscrito. Concilio Vaticano II, Perfectae caritatis, 28.10.1965, n. 2b. 47 ―Además, el mismo Espíritu Santo no sólo santifica y dirige el Pueblo de Dios mediante los sacramentos y los misterios y le adorna con virtudes, sino que también distribuye gracias especiales entre los fieles de cualquier condición, distribuyendo a cada uno según quiere (1 Co 12,11) sus dones, con los que les hace aptos y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para la renovación y la mayor edificación de la Iglesia, según aquellas palabras: «A cada uno... se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad» (1 Co 12,7). Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más comunes y difundidos, deben ser recibidos con 46 - 22 - ni los tiempos ni las mentes habituadas a la utilización y aplicación de dicha palabra en el contexto de la vida consagrada. Sin embargo Perfectae caritatis utliza dos palabras que serán los accidentes sustanciales de todo carisma. La mente y el espíritu del fundador. Revisemos un poco la génesis de todo carisma para comprender cabalmente estos dos conceptos. Cuando el Espíritu permite al fundador que haga una experiencia del espíritu que será la que dé origen al carisma del fundador, dicha experiencia, como hemos explicado en el capítulo anterior, nace del contacto que Dios permite tener al fundador con una necesidad apremiante en la Iglesia. Dicha necesidad será la piedra de toque o la chispa divina que dé origen a una experiencia del espíritu que quizás ya se había generando antes en el alma del fundador. Al contacto con esta necesidad apremiante en la Iglesia, el fundador se da a la tarea para tratar de remediar lo mejor posible esta necesidad apremiante que Dios le ha permitido ver en una forma específica. No debemos olvidar que en estos momentos el Espíritu está trabajando en el espíritu del fundador (se está dando precisamente la experiencia del espíritu), de tal forma que las facultades espirituales del fundador, su inteligencia, su voluntad y su afectividad, se ven movidas por el Espíritu en forma tal que lo capaciten para poner remedio a la necesidad que se está dando a la Iglesia. La satisfacción de la necesidad es precisamente un componente esencial del carisma del fundador que servirá para poner remedio a una necesidad de la Iglesia, y/o para el bien de los hombres y/o para edificar la Iglesia. El Espíritu no cambia las facultades de la inteligencia y la voluntad del fundador, pero las mueve, influye en ellas de tal forma que la percepción de la necesidad de la Iglesia y la actuación para remediarla son guiadas por el Espíritu, aunque valiéndose de las cualidades del fundador. De entre las primeras acciones que realiza el Fundador están la de llevar a cabo algunas acciones concretas para paliar al menos en parte esa grave necesidad por la que pasa la Iglesia y que ha sido el detonante de su experiencia del espíritu. En Eduviges Portalet encontramos nosotros cómo la necesidad que se daba en la Iglesia, la de atender a esas niñas y niños ciegos que eran una carga para la propia familia y para la propia sociedad, va a revolucionar el espíritu de Eduviges y la va a lanzar a abrir un pequeño instituto en dónde pueda hacerse cargo de estas niñas. Encontramos por tanto aquí los propósitos o la mente de Eduviges, es decir lo que ella quería hacer para remediar el mal de esas niñas. Es entonces el primer elemento constitutivo de la esencia del carisma de Luz y Verdad. Muy fácil de detectar pues preguntamos simplemente por las intenciones de la fundadora, es decir lo que quería hacer la fundadora cuando se enfrenta a la miseria espiritual y física de esas niñas ciegas. El segundo elemento lo constituye el espíritu del fundador. No basta para los fundadores el que se realice o se lleve a cabo su propósito sobre la necesidad apremiante de la Iglesia. Para ese momento, cuanta ya con un grupo de seguidores que comparten con él la misma aventura de la experiencia del espíritu. En ese momento del nacimiento de la congregación es muy común en la historia de los fundadores en que éstos se prodiguen en indicaciones sobre la forma en que deben llevar a cabo la misión de remediar la necesidad apremiante que ha dado origen a la congregación. No basta simplemente cuidar a las niñas ciegas, Eduviges Portalet irá dando una serie de indicaciones bien precisas sobre la forma en que se debe atender a estas niñas, ya sea en su espíritu como en su cuerpo. A este serie de cuidados, que bien podíamos englobar como una actitud hecha de cualidades y virtudes muy específicas, es lo que llamamos espíritu del fundador. Podemos establecer el parangón entre el cuerpo y el alma al decir que mientras los propósitos y la mente del fundador son el cuerpo, el espíritu es el alma. Ambos van siempre unidos. El impulso arrollador. ¿Por qué un carisma, sin tener la cualidad de la inmortalidad, puede ser siempre actual? ―¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas‖48. gratitud y consuelo, porque son muy adecuados y útiles a las necesidades de la Iglesia.‖ Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 21.11.1964, n. 12 48 Juan Pablo II, Exhortación apostólica post-sinodal Vida consagrada, 25.3.1996, n. 110. - 23 - La respuesta a la pregunta del párrafo anterior la podemos explicar desde un punto de vista fenomenológico para luego hacer una inducción y sacar así algunas conclusiones. Debemos considerar al carisma del fundador y el carisma de fundación como una experiencia del espíritu. Dicha experiencia del espíritu proviene del Espíritu que quiere regalar a la Iglesia un don con el fin de poner remedio a una necesidad de la Iglesia, y/o para el bien de los hombres y/o para edificar la Iglesia. La posibilidad de que esta acción se lleve a cabo se da en la medida en que el carisma entra en contacto con una necesidad específica de la Iglesia, generalmente aquella por la cual fue inspirada por el Espíritu y para la que va a servir de remedio. La forma en que se desencadena esta acción es a través del Espíritu que actúa sobre la mente (inteligencia), el corazón (voluntad) y la memoria (afectividad) de quien hace la experiencia del espíritu. Como no es exclusivo del fundador hacer la experiencia del espíritu, cualquiera de sus seguidores que ha hecho dicha experiencia puede poner en acto las potencias que tiene el carisma. Estas potencias son las facultades espirituales del hombre que son tocadas por el Espíritu cuando la persona se pone en contacto con la necesidad que dio origen al carisma o con una necesidad muy semejante a ella. No se trata de magia ni de fenómenos místicos. Es simplemente el hecho de tomar en cuenta que el carisma es una potencia que actúa cuando entra en contacto con la necesidad que el dio origen o una muy semejante. Esta acción se realiza gracias a la causa final del carisma, esto es, al fin que el carisma tiene en sí mismo y que no es otra cosa sino el de poner remedio a una necesidad de la Iglesia, buscar el bien de los hombres o el edificar la misma Iglesia. Cuando la persona que hace la experiencia del espíritu se pone en contacto con la necesidad que dio origen al carisma o una similar, el Espíritu infunde en su espíritu las fuerzas necesarias para entender (inteligencia), querer (voluntad) y sentir (memoria – afectividad). La persona puede llegar a ver con nuevos ojos, los ojos del espíritu, una realidad que antes no veía o pasaba desapercibida para él. Quizás es mejor decir que ve con nuevos ojos, los ojos del espíritu, una realidad a la que quiere de alguna manera satisfacer. Esto se da de esta manera ya que el mismo Espíritu mueve su afectividad de forma que no puede permanecer indiferente frente a la necesidad que el Espíritu le está presentando. Bien sabemos que la voluntad es una fuerza ciega que se mueve solamente cuando ve un bien. Se siente atraído por el bien. Es el Espíritu entonces que hace apetecible el poner remedio a la necesidad que se le presenta, o buscar el bien de los hombres o edificar la Iglesia. Una vez que el hombre que hace la experiencia del espíritu, concibe el bien que puede realizar con esa obra, movido por la fuerza de voluntad, que también es fortificada por el Espíritu, pone manos a la obra para realizar aquellas acciones que el Espíritu le sugiere para llevar a cumplimiento lo que el carisma lleva en sí mismo. Vemos entonces que el carisma posee ese dinamismo propio, ese impulso arrollador en sí mismo. Pero para que se dé esto se tiene que dar una condición, esto es, que el carisma se ponga en contacto con la necesidad que dio origen a dicho carisma o a una lo más semejante posible. Los carismas nacen para remediar necesidades específicas en la Iglesia. No son parte de organismos no gubernamentales que llevan una buena acción, una acción humanitaria y ahí quedan satisfechos. El carisma va más allá que una buena obra de carácter humanitario. El carisma es el don del espíritu que busca transmitir una experiencia del espíritu ya sea a las personas que lo ponen en práctica, es decir que lo actualizan y también a los destinatarios del carisma. Quien se beneficia por las obras sociales que ejerce el carisma, no recibe tan sólo alimentos, comida, cariño, buen trato. Recibe sobre todo una parte de la expriencia del espíritu, que las personas están realizando. La caridad, a la que podemos resumir todos los carismas, no es hacer el bien, sino difundir49. De esta manera la fuerza que posee el carisma se ―desencadena‖ entrando en contacto con una necesidad concreta, muy específica. 49 ―La caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia. Todas las responsabilidades y compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40). Ella da verdadera sustancia a la relación personal con Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas. Para la Iglesia —aleccionada por el Evangelio—, la caridad es todo porque, como enseña San Juan (cf. 1 Jn 4,8.16) y como he recordado en mi primera Carta encíclica «Dios es caridad» (Deus caritas est): todo proviene de la caridad de Dios, todo adquiere forma por ella, y a ella tiende todo. La caridad es el don más grande que Dios ha dado a los hombres, es su promesa y nuestra esperanza‖. Benedicto XVI, Caritas in veritate, 29.6.2009, n. 2. - 24 - El proceso de la puesta en acción del carisma que hemos apenas descrito tiene su origen en un aspecto particular del carisma del fundador. Antes de que el fundador pase dicho carisma al núcleo fundante y se llegue a establecer de esta forma el carisma de fundación, el fundador de alguna manera ha debido hacer la experiencia del espíritu de la que ya hemos hablado. En dicha experiencia del espíritu el fundador ha establecido para el futuro cuáles son los propósitos o su mente y su espíritu. Por propósito o mente, como lo hemos explicado según la Perfectae caritatis en el número 2b, entendemos todas las intenciones materiales o espirituales que el fundador determinó llevar a cabo al tener contacto con la realidad que desencadenó el carisma y que generalmente coincide con una necesidad particular y apremiante en la Iglesia. Todas esas intenciones de alguna manera forman, como hemos dicho, el cuerpo del carisma. Pero dicho cuerpo puede pasar, es decir, no es perenne. La necesidad que da origen al carisma puede pasar, puede ser satisfecha y puede morir definitivamente. Tal es el caso por ejemplo de la Orden de los Mercedarios que nació para rescatar a cristianos que caían prisioneros de los turcos en tiempos de las Cruzadas. Cuando la necesidad primordial para la cual nació el carisma desaparece o ya ha quedado satisfecha, como en el caso de los mercedarios al final de las Cruzadas, se debe buscar una nueva necesidad de la Iglesia a la cual satisfacer. La fuerza que impele a buscar esa nueva necesidad es el espíritu del fundador, ya que éste, el espíritu, permanece, no muere, aunque haya muerto o desaparecido la necesidad que dio origen al carisma. El espíritu según el uso que le da Perfectae caritatis n. 2b., se refiere al espíritu del fundador y son básicamente aquellas actitudes con las cuales el fundador quiere atajar la necesidad urgente que se presenta en la Iglesia y que ha dado origen al carisma. Cuando el fundador se enfrenta a la necesidad, surgen como ya hemos dicho, sus propósitos o sus intenciones, ya sean materiales o espirituales. Pero dichos propósitos se cumplen en formas y maneras muy específicas, maneras y formas que provienen de la acción del Espíritu sobre el espíritu del fundador. Cuando el fundador quiere poner remedio a la necesidad apremiante que se da en la Iglesia, inicia una serie de acciones concretas, puntuales y específicas. Si materialmente lleva a cabo esas acciones, espiritualmente las pone en práctica a través de sus facultades espirituales, es decir a través de su inteligencia y de su voluntad, ayudado por su afectividad. Dichas facultades, si bien son propias del fundador, se ven movidas por el Espíritu. Son virtudes, actitudes muy específicas que provienen de su inteligencia, de su voluntad o de su afectividad, pero que fueron suscitadas por el Espíritu. Así , Juan Bosco pedirá a sus seguidores, entre otras cosas, que eduquen a los jóvenes con una pedagogía preventiva. El P. Luis Tezza, de la Orden de los Ministros de los Enfermos (Camilos), y la madre Josefina Vannini, fundadores de las Hijas de San Camilo, pedirán que se cuide a los enfermos con la misma solicitud como una madre cuidaría a su único hijo enfermo. Y así podríamos continuar con esa lista interminable de fundadores que ha través de su espíritu han dejado un legado espiritual de cómo deben llevarse a cabo las obras para cubrir la necesidad apremiante que dio origen a la congregación. El espíritu del fundador será entonces esa forma de llevar a cabo una acción concreta para remediar una necesidad apremiante en la Iglesia, hacer el bien a los hombres y/o edificar la Iglesia. Son formas específicas que quizás se cristalizan en virtudes específicas que el fundador ha pedido que se vivan en el momento de poner en acción el carisma. Serán quizás también disposiciones habituales, formas de vivir y de ser que no desaparecen a lo largo del tiempo, sino que van purificándose. De esta manera, mientras que la necesidad apremiante a la que posiblemente dio origen el carisma puede desaparece a lo largo del tiempo y con él las intenciones o propósitos del fundador, el espíritu del fundador permanece a lo largo del tiempo, porque no está ligado a la necesidad. Surge de la necesidad pero puede vivir sin ella. Puede ser aplicado a otras muchas necesidades, en el caso que deba realizarse una labor de adaptación del carisma. El espíritu del fundador por tanto está destinado a vivir mientras que los discípulos del fundador lo pongan en práctica y lo apliquen a sus obras. Será por tanto el ímpetu arrollador que haga siempre vivo el carisma. Por ello es necesario que se conozcan muy bien las cualidades, las virtudes, los modos de vivir que el fundador ha querido dejar establecidos como espíritu de la congregación, con el fin de que puedan ser siempre purificados, actualizados y aplicados a cualquiera de las necesidades que podrán surgir a lo largo del tiempo. La fórmula adecuada será siempre vivir con fidelidad renovada y purificada el espíritu del fundador aplicada a una obra que esté ligada a una necesidad lo más cercana posible a la necesidad que dio origen al carisma. - 25 - Posibilidad de vivir el carisma por los laicos A este punto de nuestro estudio nos habremos dado cuenta que el carisma de Eduviges Portalet, el carisma de Luz y Verdad tendrá esa fuerza arrolladora mientras sus seguidores se esfuerzen por vivir el espíritu de la fundadora en cada una de las obras que llevan a cabo. Podemos preguntarnos ahora por la necesidad apremiante que dio origen al carisma y su actual adaptación. No es necesario hacer muchas elucubraciones. Es Eduviges misma que nos responde cuando soluciona el paso de Toulouse a Cuenca, es decir el paso del carisma de Luz y Verdad aplicado a las niñas ciegas y posteriormente a los leprosos de Cuenca. Ella misma se da cuenta que el carisma de Luz y Verdad no es sólo para las niñas ciegas sino que esa ceguedad se extendía a todas aquellas personas que pasaban por una necesidad de soledad y alejamiento de la verdad. ―Nuestra Venerada Madre exclamó en su dolor: <<Dios mío, es tan sólo por vos y por vuestra gloria, que nosotras os las cedemos, pues ningún otro motivo sería capaz de hacernos hacer este sacrificio, esperamos, que nuestras lágrimas recibirán un día su recompensa>>‖50. Un carisma entonces que amplía sus horizontes gracias a los horizontes dilatados de Eduviges Portalet. Y así vemos de nuevo a las hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción en Cuenca vivir el espíritu que la Madre les había enseñado, aplicado a los leprosos de aquellas latitudes. ―El 14 de julio de 1889, lasa cinco hermanas entraron a la ciudad de Cuenca. La población agradecida, precedida por el Dr. Luis Cordero hizo una calurosa recepción. Pronto se hicieron cargo del cuidado de cincuenta hijos infectados con la terrible enfermedad del ―Mycobacterium leprae‖, recluidos en el leprosario ―Mariano Estrella” ubicado en la hondonada de ―Cullca‖ en las afueras de la ciudad. El pueblo, cobrando confianza y comprobando la abnegación de las hermanas venidas de Francia, las reconoció como a sus mejores benefactoras. El padre Durante, Prior del convento de los Dominicos de Cuenca al ver su dedicación y el trabajo que desarrollaban apoyó el pedido de la Municipalidad de Cuenca para abrir una escuela en ese lugar y atender a las niñas indígenas de los alrededores. Se trataba de niñas pobres que no conocían las cosas más elementales de la vida civilizada‖51. Hasta este momento hemos hablado en nuestra exposición de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, como herederas de esa experiencia del espíritu que realizó Eduviges Portalet y que dio origen al carisma de Luz y Verdad. Pero no debemos olvidar que el propósito de este estudio es el de facilitar la sistematización de la Pedagogía del carisma de Luz y Verdad. Si bien es cierto que en los siguientes capítulos deberemos hablar de esta Pedagogía de Luz y Verdad aplicada a los docentes dominicos, ahora es el momento de preguntarnos si es posible que un laico pueda vivir el carisma de una congregación religiosa. ―—¡Buenos días! —dijo el principito. —¡Buenos días! —respondió el guardavía. —¿Qué haces aquí? —le preguntó el principito. —Formo con los viajeros paquetes de mil y despacho los trenes que los llevan, ya a la derecha, ya a la izquierda. Y un tren rápido iluminado, rugiendo como el trueno, hizo temblar la caseta del guardavía. —Tienen mucha prisa —dijo el principito—. ¿Qué buscan? —Ni siquiera el conductor de la locomotora lo sabe —dijo el guardavía. Un segundo rápido iluminado rugió en sentido inverso. —¿Ya vuelve? —preguntó el principito. —No son los mismos —contestó el guardavía—. Es un cambio. —¿No se sentían contentos donde estaban? —Nunca se siente uno contento donde está —respondió el guardavía. Y rugió el trueno de un tercer rápido iluminado. —¿Van persiguiendo a los primeros viajeros? —preguntó el principito. —No persiguen absolutamente nada —le dijo el guardavía—; duermen o bostezan allí dentro. 50 Historia de la Congregación escrita por Nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 173. Prof. Carlos Castillo Mendoza, Aportes a la educación en el Perú de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, p. 30, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 51 - 26 - Únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios. —Únicamente los niños saben lo que buscan —dijo el principito. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran... —¡Qué suerte tienen! —dijo el guardavía‖52. ―Únicamente los niños saben lo que buscan‖ es la trágica conclusión del Principito al ver a hombres que van y vienen por el mundo si perseguir absolutamente nada. Frente a la posibilidad de que los laicos puedan vivir un carisma de una congregación religiosa puede asaltarles la idea de que se pierde el tiempo o de que es una empresa no apta para ellos. Por muchos años se han tenido a los laicos como los miembros de la Iglesia de segundo nivel, de segunda categoría, como si a ellos sólo les tocara asistir a las funciones religiosas, saber más o menos algunas oraciones y sostener a la Iglesia con las limosnas dominicales y el diezmo anual. Parecería que su causa final, su finalidad en la vida sería precisamente la de los pasajeros de los trenes del Principito, eso es, de ir de un lado a otro sin ningún motivo en específico. Sin embargo el Concilio Vaticano II ha clarificado la finalidad, esto es la misión de los laicos. Su destino es preciso, como los niños del cuento, que saben lo que buscan. Un laico busca antes que nada a Cristo. Busca enamorarse de Cristo, vivir la misma vida de Cristo en las realidades temporales que le toca vivir. Ese es su tren y ese es su destino: Cristo. El Concilio lo dice con otras palabras, pero el sentido es el mismo: ―Con el nombre de laicos se designan aquí todos los fieles cristianos, a excepción de los miembros del orden sagrado y los del estado religioso aprobado por la Iglesia. Es decir, los fieles que, en cuanto incorporados a Cristo por el bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes, a su modo, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos corresponde. (…) A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Viven en el siglo, es decir, en todos y cada uno de los deberes y ocupaciones del mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con las que su existencia está como entretejida. Allí están llamados por Dios, para que, desempeñando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico, contribuyan a la santificación del mundo como desde dentro, a modo de fermento. Y así hagan manifiesto a Cristo ante los demás, primordialmente mediante el testimonio de su vida, por la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad. Por tanto, de manera singular, a ellos corresponde iluminar y ordenar las realidades temporales a las que están estrechamente vinculados, de tal modo que sin cesar se realicen y progresen conforme a Cristo y sean para la gloria del Creador y del Redentor‖53. La cita si bien larga, explicita de manera magistral la identidad y la misión de los laicos. Laico es todo fiel que no es ni sacerdote ni religioso. Y la misión del laico es hacer presente a Jesucristo en este mundo, y más precisamente en las realidades temporales en las que vive el laico. Esto es el mundo del trabajo y el mundo de la familia primordialmente. Son estos dos pilares sobre los que se fundamenta la vida de la persona laica, vida en la que tiene que hacer presente a Cristo, no sólo a través de una predicación, sino mediante su testimonio de vida e iluminando cada una de las estructuras en las que le toca vivir con el evangelio y las enseñanzas de Cristo. Pero para poder llevar a cabo esta tarea necesita en primer lugar, como decíamos renglones arriba, conocer y enamorarse de Cristo. Nadie ama lo que no conoce y nadie conoce lo que no frecuenta, decían los antiguos romanos. Y es cierto. Si el laico es la persona que hace presente a Cristo en el mundo, el laico debe tratar a Cristo para conocerlo, para enamorarse de Él y así hacerlo presente con su vida en la vida de los que conviven con él las realidades temporales. ―Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva‖54. El encuentro personal con Cristo y posteriormente su cultivo y potenciamiento deberá ser para el laico el punto de arranque y la fuerza para llevar a Cristo a las realidades temporales que debe transformar. Para ello cuenta 52 Antoine de Saint-Exupéry, El principito, Editores mexicanos unidos, S.A., México 2004, pp. 99 – 100Concilio Vaticano II. Lumen gentium, 21.11.1964, n. 31. 54 Benedicto XVI, Deus caritas est, 25.12.2005, n. 1 53 - 27 - con innumerables ayudas, entre las que se encuentra la espiritualidad, es decir, uniforma específica de vivir y hacer vivir la vida de Cristo. Si el hombre tiene una naturaleza espiritual, dicha naturaleza debe ser alimentada necesariamente por el Espíritu de forma que el hombre pueda irse haciendo más espiritual (divinizándose, dirían la teología de Oriente). El alimento que recibe debe ser por tanto la vida del Espíritu. Esta vida, que no es otra cosa que la vida de gracia, le llega a través de distintos medios. La liturgia, la Palabra, son medios privilegiados. Pero entre estos medios se encuentra uno que permea a todos los otros medios. Se trata de vivir la vida del Espíritu (la misma vida de Dios) de acuerdo con una forma muy específica, que se llama espiritualidad. Espiritualidad no es más que un camino específico para vivir la vida de Dios. Dicho camino proviene de una forma muy específica de seguir a Cristo que en nuestro caso se resume en el espíritu del fundador, es decir de Madre Eduviges. Con su experiencia del espíritu, ella da origen a una forma muy específica de servir a Cristo en el mundo (las niñas ciegas, los leprosos de Cuenca) y también de amar y hacer que se ame a Cristo en el mundo. Es a partir de la experiencia del espíritu que nace una forma muy específica de vivir la vida de Cristo en el mundo. Los laicos por tanto pueden aspirar a vivir esta misma espiritualidad en sus relaciones familiares y en sus relaciones laborales. Es decir, haciendo la experiencia del espíritu bajo la escuela que dejó Eduviges Portalet, cuentan con los medios necesarios para transformar la sociedad y hacer presente a Cristo en ella. Debemos aclarar que el carisma no está ligado ni a la vivencia de los votos religiosos ni a la consagración en el mundo. Si es cierto que una de las primeas manifestaciones del carisma se dio en una consagración religiosa, el carisma no se acaba en esa consagración, ya que como don para la Iglesia se extiende a otras realidades dentro de la Iglesia, en donde los laicos están incluidos. De aquí que la experiencia del espíritu no está ligada al tipo de vida que vivió el fundador. Si Eduviges Portalet vivió la consagración religiosa no por eso quiere decir que el carisma que ella vivió esté ligado a la consagración religiosa. La esencia del carisma, su sustancia y su modo de ser no están ligados a la persona del fundador, como ya lo hemos explicado. Tendremos que hacer un estudio de cuáles son las virtudes que mas recomendó vivir la fundadora y realizar la aplicación a la vida laical. Por ejemplo, ella pedía que sus religiosas fueran verdaderas madres para las niñas ciegas. Este sentido de maternidad pertenece no sólo a un determinado espacio y tiempo, sino que es parte del espíritu con que la fundadora quería que las religiosas DIC cuidarán a las niñas ciegas. Esta maternidad puede extraerse del tiempo y del lugar en el que se originaron y expandirse a otros lugares. Así la maternidad espiritual puede aplicarse a los leprosos de Cuenca ahora a los niños y jóvenes de todos los colegios que las religiosas DIC dirigen en Perú. Eduviges tenía grandes deseos por configurarse con Cristo. La Eucaristía era para ella el punto central de su relación con Cristo. ―Después de la santa comunión, la presencia de Jesucristo en nosotras, toma parte de todos nuestros actos, entonces Él en inmolación nos presenta al Padre y hace de estos momentos los más preciosos de nuestra vida‖55. Esta frase sola podría aplicarse a un docente, a una madre de familia, a un alumno. Por ello, el Cristo de la Eucaristía que presenta Eduviges es un Cristo que puede ser contemplado y vivido por cualquier laico y no sólo por las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción. Basta tan solo que la persona siga el ejemplo de la fundadora en sus deseos de configurarse con Cristo Eucaristía. Podría objetarse por parte de los laicos que un carisma proveniente de una vida consagrada tiene una carga muy fuerte hacia la vivencia de los votos. Esto es cierto. La configuración con Cristo, el estilo de misión, la manera en que se aplica la espiritualidad hace siempre un llamado a los votos de pobreza, castidad y obediencia. Sin embargo no debemos olvidar que también los laicos, en cualquier estado de vida están llamados a vivir esos consejos evangélicos en el mundo, de acuerdo a su propia vocación. ―Quedan, pues, invitados y aun obligados todos los fieles cristianos a buscar insistentemente la santidad y la perfección dentro del propio estado. Estén todos atentos a encauzar rectamente sus afectos, no sea que el uso de las cosas del mundo y un apego a las riquezas contrario al espíritu de pobreza evangélica les impida la prosecución de la caridad perfecta. Acordándose de la advertencia del Apóstol: Los que usan de este mundo no se detengan en eso, porque los 55 Eduviges Portalet, De la pluma y el corazón de Eduviges, uso manuscrito, n. 179 - 28 - atractivos de este mundo pasan (cf. 1 Co 7, 31 gr.)‖56. La forma en que Eduviges pide a las religiosas que vivan la pobreza, la castidad y la obediencia, haciendo las debidas aplicaciones pueden ser también vividas por los laicos. Así, en la obediencia, de la misma manera que una religiosa DIC debe obedecer la voluntad del Padre en las manos de la superiora, así el laico debe obedecer la voluntad del Padre a través de los mandamientos adaptados a su estado de vida. Podrá entonces aplicar la forma en que la religiosa DIC vive su obediencia, a su propio estado de vida. Preguntas para la reflexión personal o en equipo 1. Investigar y explicar cuál puede ser la mente y cuál puede ser el espíritu de Eduviges Portalet de acuerdo a lo visto en este capítulo. 2. En nuestro centro educativo de qué manera realizamos la experiencia del espíritu que realizó primero Eduviges Portalet? 3. ¿Cómo compartimos esta experiencia del espíritu con alumnos y padres de familia? 4. De acuerdo a la experiencia del espíritu, como explicar el paso de la educación de los niños ciegos a la educación en nuestros centros educativos? 5. ¿Por qué un laico puede participar del carisma de una congregación religiosa como el de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción? 6. ¿Cuál es la fuerza que tiene el carisma que le permite adaptarse a varios tiempos y lugares distintos de aquellos que le dieron origen? 56 Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 21.11.1964, n. 42 - 29 - CAPÍTULO III LA MISIÓN BROTA DEL CARISMA: PORTAR LA LUZ Y PREDICAR LA VERDAD - 30 - Del carisma a la misión. Hemos analizado hasta este momento la esencia del carisma de Eduviges Portalet desde el punto de vista de su sustancia. Pero esta esencia es también operativa, es decir su naturaleza nos dice la forma en que actúa el carisma. Aunque ya hemos esbozado que la forma en que actúa el carisma de esta fundadora es a través del contacto con la realidad que le dio origen, las niñas ciegas de Toulouse, o alguna otra necesidad que se le asemeje, los leprosos en Cuenca y las nuevas cegueras del día de hoy, queremos dedicar este capítulo a profundizar desde el punto de vista teológico el aspecto de la misión en el carisma de la congregación de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada, para poder comprender cuál es esta misión y la forma en que puede ser compartida por los laicos, en especial por los docentes dominicos a quien en primera parte va dirigido este estudio. El carisma de Eduviges Portalet se condensa en la experiencia del espíritu que consiste en hacer la experiencia de la indigencia en la forma de una ceguera física y espiritual para encontrar en Cristo la luz y la verdad para esa indigencia. De esta experiencia del espíritu nacerán las intenciones y el espíritu del fundador, que de alguna manera determinan la misión del carisma de esta familia religiosa dominicana. ―Portar la luz y predicar la verdad, constituye el carisma, la identidad y la misión de las hermanas DIC. La luz que a lo largo de la tradición veterotestamentaria ha simbolizado al ser y actuar de Dios a favor de los hombres, concretamente en pro del pueblo escogido. (…) De la contemplación y del estudio a este Dios que es luz nace en madre Eduviges el compromiso de ser luz para los que no tienen luz, no sólo carentes de la luz física, sino carentes de una luz espiritual para ver su propia dignidad humana‖57. La misión de un carisma se entiende de la siguiente forma, según el magisterio de la Iglesia. ―Del misterio pascual surge además la misión, dimensión que determina toda la vida eclesial. Ella tiene una realización específica propia en la vida consagrada. En efecto, más allá incluso de los carismas propios de los Institutos dedicados a la misión ad gentes o empeñados en una actividad de tipo propiamente apostólica, se puede decir que la misión está inscrita en el corazón mismo de cada forma de vida consagrada. En la medida en que el consagrado vive una vida únicamente entregada al Padre (cf. Lc 2, 49; Jn 4, 34), sostenida por Cristo (cf. Jn 15, 16; Gl 1, 15-16), animada por el Espíritu (cf. Lc 24, 49; Hch 1, 8; 2, 4), coopera eficazmente a la misión del Señor Jesús (cf. Jn 20, 21), contribuyendo de forma particularmente profunda a la renovación del mundo‖58. Necesitamos por tanto analizar primero lo que es el misterio pascual y saber porqué de este misterio surge la misión de todo carisma de una congregación religiosa. Hoy en el mundo nos fijamos mucho en la eficacia, en al forma de hacer las cosas. Por el ritmo de vida que llevamos las cosas deben ser hechas bien y lo más pronto posible. Perdemos de alguna manera la causa final de cada acción, es decir la finalidad a la que está encausada toda acción. Llegamos por ejemplo al final de la jornada habiendo cumplido muchas cosas, muchas tareas, habiendo ―hecho mucho‖, pero sin saber el porqué lo hemos hecho. Esa puede ser quizás una de las razones de la vaciedad del mundo en el que vivimos y el sentirnos muchas veces alienados y no pocas veces estresados o deprimidos. Si conociésemos el porqué de nuestras actividades, la causa final que las guía, si también pudiéramos al final de la jornada hacer las cuentas entre esa finalidad última y las motivaciones de las acciones en nuestro día, podríamos nosotros estar más tranquilos y serenos, estableciendo así una ruta crítica entre lo que hemos y hecho y lo que debemos hacer el día siguiente. De la misma manera las obras de una congregación religiosa, todo aquello que sale a la superficie y se ve, debe ser la respuesta a la causa última del carisma. Todo lo que vemos de una congregación, como en nuestro caso son las obras educativas, deben ser el producto de una causa final, es decir la motivación, la causa por la que se llevaron a cabo. Es como un iceberg. Nosotros vemos sólo una séptima parte de lo que hay debajo del agua. Los colegios son el resultado de algo más profundo que se esconde y no se ve. Esta profundidad escondida no es otra cosa que el misterio pascual, es decir el misterio de la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo. Es el misterio central de nuestra fe. Por este misterio bien sabemos que con su 57 Guillermo Ramírez Livia, Sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en tempo actuales, ¿una utopía?, p. 23 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 58 Juan Pablo II, Exhortación apostólica post-sinodal Vida consagrada, 25.3.1996, n. 25. - 31 - muerte en la Cruz, Cristo nos ha demostrado su amor y ha sido precisamente este amor el que nos ha salvado. Pero este amor es expansivo, contiene en su ser una causa ejemplar que se propaga a otros seres, a nosotros y a otros muchos hombres. ―Aquel que en su muerte aparece ante los ojos humanos desfigurado y sin belleza hasta el punto de mover a los presentes a cubrirse el rostro (cf. Is 53, 2-3), precisamente en la Cruz manifiesta en plenitud la belleza y el poder del amor de Dios. San Agustín lo canta así: «Hermoso siendo Dios, Verbo en Dios [...] Es hermoso en el cielo y es hermoso en la tierra; hermoso en el seno, hermoso en los brazos de sus padres, hermoso en los milagros, hermoso en los azotes; hermoso invitado a la vida, hermoso no preocupándose de la muerte, hermoso dando la vida, hermoso tomándola; hermoso en la cruz, hermoso en el sepulcro y hermoso en el cielo. Oíd entendiendo el cántico, y la flaqueza de su carne no aparte de vuestros ojos el esplendor de su hermosura».59‖ Este amor si bien nace en Jesucristo es participado en forma de reflejo por todo carisma de la vida consagrada, es decir por toda experiencia del espíritu. El fundador contempla la realidad que ha dado origen al carisma y de su esfuerzo por hacer algo para remediar esa necesidad, surgen las intenciones y el espíritu que guiarán el quehacer, la misión, de la congregación. Pero este quehacer no es únicamente material, eficientista, tendiente a la acción. Es ante todo un reflejo del amor de Dios, del mismo amor que Cristo nos ha dejado muriendo por nosotros en la Cruz. Cuando Eduviges Portalet contempla la ceguera física de aquellas niñas de Toulouse, sus intenciones no son solamente materiales. No pretende satisfacer únicamente sus necesidades de niñas ciegas a través de las clases de piano y de otras muchas actividades que ella ideó. También quiere ella que esas niñas tengan la luz de Cristo. Por ello, en ese doble esfuerzo centrado en sus intenciones materiales y espirituales, Eduviges comparte el amor de Cristo. No son sus acciones las que llevarán la luz material y la luz espiritual a esas niñas ciegas. Será el amor de Cristo, hecho luz, el que hará posible la acción de la fundadora. En la medida en que Eduviges se identifica con el Amor, que para ella es la experiencia de la Luz, en esa medida puede hacer partícipes a otros de la Luz de Cristo, materialización del amor. ―La vida consagrada refleja este esplendor del amor, porque confiesa, con su fidelidad al misterio de la Cruz, creer y vivir del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. De este modo contribuye a mantener viva en la Iglesia la conciencia de que la Cruz es la sobreabundancia del amor de Dios que se derrama sobre este mundo, el gran signo de la presencia salvífica de Cristo‖60. La misión del carisma de madre Eduviges se concentra en hacer la experiencia del espíritu de tal forma que se inaugure una especie de escuela del amor, diseñada por la fundadora. Ella fue la primera maestra y discípula de esta escuela. De frente a la necesidad que se daba en la Iglesia, frente a esas niñas ciegas, se llena del amor de Cristo, hecho Luz, pudiendo decir que para ella su Cristo, es esa Luz que llenará su corazón. Una vez que ella llena su corazón de la Luz de Cristo, quiere derramar esa Luz en todas las niñas ciegas y en todas las personas que comparten con ella esta tarea. Nace entonces una escuela del amor específica de este carisma dominico. Llenarse de la Luz y la Verdad para portar la Luz y la Verdad. En la medida en que cada discípulo de Eduviges, y aquí entran perfectamente los docentes dominicos junto con las hermanas DIC, haga esta misma experiencia del espíritu, en esa misma medida estará viviendo la misión del carisma de portar la Luz y predicar la Verdad. Se trata por tanto de una labor personal en la que cada docente dominico y cada hermana DIC, siguiendo los pasos de su fundadora se lanzan en primer lugar a dejarse interpelar por las nuevas cegueras de nuestro tiempo para de esa manera templar su espíritu. No se trata de hacer un estudio en profundidad de dichas cegueras actuales, se trata de exponer el corazón y el espíritu a esas carencias que para el docente dominico le son palpables todos los días de su vida cuando de frente a un salón de clases, a una coordinación de docentes se enfrenta con esas cegueras espirituales. A la manera de Eduviges y siguiendo su misma escuela, una vez que las nuevas necesidades han tocado su corazón entonces diseñará aquellas acciones, intenciones y espíritu, que mejor podrán remediar dichas necesidades. Pero siempre bajo el prisma de la experiencia del espíritu. No se trata de elaborar y cumplir con un programa pedagógico simplemente. Es necesario que el corazón del docente dominico confronte las necesidades que ha encontrado, y que tienen nombre y apellido, con el amor de Cristo. Es necesario por tanto que confronte esas necesidades y se dé cuente que ellas necesitan ser iluminadas por la Luz de Cristo y que para que eso suceda debe hacerse consciente que él 59 60 Ibídem., n. 24 Ibídem., n. 24 - 32 - es ese instrumento para llevar la Luz. Pero un instrumento activo y no pasivo como lo fue Eduviges. Se deberá convencer que antes que nada necesita él llenarse de esa Luz, de ese amor de Cristo, para que después de que ha llenado su corazón de ese amor hecho Luz de Cristo, lo entregue a los demás. De esa manera habrá hecho la experiencia del espíritu y habrá cumplido con la misión. Nos damos cuenta entonces que la misión brota del carisma. Una misión que consiste en reflejar el misterio pascual, esto es el misterio del amor de Dios hecho realidad en la vida, pasión, muerte y resurrección de Cristo. Para finalizar este capítulo intentemos hacer una aplicación de lo visto hasta este momento al carisma específico de Eduviges Portalet, carisma portador de Luz y predicador de la Verdad. La misión de portar la Luz y predicar la Verdad. Hacer la síntesis o mejor dicho, hacer el esfuerzo por tratar de sintetizar la forma en que la misión del carisma de Eduviges Portalet puede ser una empresa pretenciosa. No es posible describir un proceso espiritual a semejanza que se describe un proceso humano. Si ya de por sí es difícil describir la realidad de un proceso humano, no porque la realidad no pueda ser conocida, sino por los distintos ángulos, las distintas perspectivas y los distintos elementos que la componen, cuando se habla de un proceso espiritual como es la génesis de la misión de un carisma, nos debemos acercar con un enfoque diverso. Estamos delante de un misterio, no porque no pueda ser conocido, sino porque el agente es el Espíritu y como bien dice el evangelio de San Juan, el espíritu sopla donde quiera. Oímos su voz, pero no sabemos de dónde viene y a dónde va. Así es en toda misión de un carisma, si lo podemos ver con un lenguaje analógico. Oímos su voz, esto es vemos las obras del espíritu. Vemos en Perú las escuelas, los centros educativos regenteados por las DIC y en las que cooperan, no en segundo plano, sino en primerísimo plano los docentes dominicos. Vemos también el bien que realizan en alumnos, en sus familias, en los mismos docentes y el personal administrativo y de apoyo. Oímos por tanto su voz. Pero esa voz no sabemos de dónde viene y de dónde. Va. Es difícil precisar el dinamismo que emerge en cada uno de estos colegios, en cada uno de los docentes que se entregan con pasión a su tarea. Es difícil identificar las raíces de la alegría que constatamos al ver que los alumnos, a pesar del mundo postmoderno en el que viven, luchan y se esfuerzan por ser coherentes con su fe. Lo vemos y los constatamos también en los exalumnos que no sin tribulaciones han formado un hogar y al volver los ojos hacia atrás agradecen todo lo que han recibido durante su permanencia en un colegio DIC. Por ello, sin querer arruinar el magnífico panorama que nos presenta el Espíritu, nos acercamos con asombro a este misterio y trataremos de descifrar con lenguaje humano algo que pertenece al lenguaje de Dios. Hemos dicho que la misión nace de la experiencia del espíritu. Por lo tanto nuestro objetivo será descubrir la forma en que la experiencia del espíritu que realiza la madre fundadora es el origen de la misión de portar la Luz y predicar la Verdad. Eduviges comienza su experiencia del espíritu en el contacto con las niñas ciegas de Toulouse. Cuando nos acercamos a la génesis de un carisma, esto es a la experiencia del espíritu que ha dado original carisma, conviene conocer lo mejor posible el contexto histórico en el que se desarrolla dicha experiencia, para así comprenderla mejor y lograr captar todos los detalles, ya que es una necesidad que se da en la Iglesia, la que dará origen al carisma. Mientras más conozcamos esa necesidad, mientras más datos tengamos acerca de ella, estaremos en la capacidad de comprender un poco mejor el misterio que supone que un don del Espíritu sea regalado a los hombres, precisamente a través de esa necesidad. Iniciemos repitiendo lo que quizás ya sabemos. El carisma nace del contacto de Eduviges con las niñas ciegas. ―Una mujer que se enfrentó con lo difícil de la vida, con la más dura carencia humana (ceguera, pobreza, enfermedad, soledad callejera, ignorancia y dolor). La misión al servicio de los pobres, sin pan, sin luz. Ciegos como tierra sin sol. Los niños ciegos eran los que deambulaban por los rincones de las calles sin nombre, jugaban con pedazos de loza vieja en la penumbra de una buhardilla. La propia familia los miraba como una carga, no hallaba la familia que hacer con ellos, desheredados de la sociedad, de la fortuna, de la vida; ella los consideraba como los leprosos del evangelio. - 33 - ―Una religiosa que logra movilizar todas las fuerzas vivas de la ciudad, a favor de esas criaturas privadas de luz, carentes de todo; porque fue mujer que confió en la bondad de la gente, se abrió al otro, al distinto incluso adverso: Eduviges dice: ―necesitamos de todos – prosigue – puedo beber la mística de Catalina de Siena, quien en uno de sus diálogos nos comparte de lo que le reveló Dios. Habría podido hacer a los seres humanos de tal manera que todos tuvieran de todo; pero preferí dar a cada uno dones diferentes, para que todos tuvieran necesidad de todos. Todos necesitamos de todo el mundo‖61. El contexto del nacimiento de la experiencia del espíritu nos queda claro. Eduviges se confronta con la ceguera e inicia a hacer la experiencia de Dios. Es una ceguera física producto de un ambiente histórico muy preciso. El de la revolución industrial. Masas de hombres y mujeres que dejando el campo se lanzan a los pueblos para vender lo único que les queda: la fuerza de sus brazos a unas máquinas que comienzan a cambiar la forma del ser humano y del ser social que es el Estado. ―Entre los años de 1814 – 1870 Francia pasa por regímenes distintos: 1) Monárquico constitucional (1814 – 1848). 2) El republicano (1848 – 1852). 3) El segundo imperio (1852 – 1870). En este segundo imperio se dio una paradoja, al inicio todo fue bonanza, apoyo mutuo. Muchas congregaciones y el clero se aprovecharon de las clases pudientes: patronatos y proliferaron también nuevas fundaciones. Pero en este mismo imperio se dio la persecución a la iglesia, se expropiaron sus propiedades, se expulsó a los jesuitas y otros. ―La apertura del régimen en cuestiones tan importantes como educación (enseñanza primaria y pública y una enseñanza secundaria estatal), negó a la Iglesia a tener injerencia en los centros de formación de los niños y de los jóvenes, el objetivo no era una mejor formación, sino el adiestramiento político e ideológico; quedando al margen los niños y los jóvenes que no respondían a los parámetros de la normalidad, como son los invidentes, los pobres, los trabajadores de las fábricas, por estos últimos León XIII abogó con la encíclica Rerum Novarum‖62. De este contacto con la ceguedad nace en Eduviges un deseo, el deseo de ser luz para ellos y llevarlos a la verdad. Nacen por lo tanto unos objetivos, que hemos llamado intenciones del fundador y un espíritu, una forma de llevar a cabo dichas intenciones. ―Lo dicho revela la humanidad de una mujer sensible, revela la pedagogía del Logos del Padre: Busca la compañía y amistad de los que no ven. Ellos responden positivamente y se superan, porque sienten a su lado a una hermana que confía y espera mucho de ellos. Un entorno organizado: limpieza, ropa limpia, abrigo reconfortable, limpieza con afecto, salones con música, etc. De tal manera que todo el entorno personal y físico contribuye a lograr objetivos, ser luz para los que no tienen luz‖63. Se comienza a dar entonces el nacimiento de la misión. Eduviges comienza a ver en los ciegos a Jesucristo. La condición social de esos pobres indigentes la lleva no a la desesperación sino ante todo a ver en ellos una especie de sacramento, es decir un signo sensible de Jesucristo, que para ella será Cristo Eucaristía. Comienza a nacer por lo tanto una escuela de amor. Dicha escuela inicia con el ciego, llega a la Eucaristía y después desciende de nuevo al mismo ciego. ―Tanto Domingo de Guzmán, como madre Eduviges Portalet, cada uno en su tiempo, en sus circunstancias y con los medios del momento se han empeñado en primer lugar que los mismos seres humanos vilipendiados en su dignidad, reconozcan que son seres humanos con dignidad propia y que son hijos queridos por Dios, que los ha llamado para vivir en libertad. Segundo: que el entorno social, político y eclesial reconozcan tal dignidad con objetividad. A ello se refería cuando decía: <El pobre y el enfermo son una especie de sacramento, otra Eucaristía donde se oculta Jesucristo; lo instituyó el mismo Señor cuando dijo lo que hagas con estos pequeños conmigo lo has hecho> (Cf. Iréne Gil, o.c., p. 215). La preocupación por el otro desfavorecido, el pobre del evangelio, el pequeño, es condición incluso para entrar en el reino de los cielos‖64. Tenemos identificado por tanto uno de los dos elementos de la misión. Eduviges Portalet deja para sus seguidores la misión de apasionarse por la ceguera de forma tal que dicha pasión les lleve a ver en esos 61 Guillermo Ramírez Livia, Sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en tempo actuales, ¿una utopía?, p. 10 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 62 Ibidem., p. 6. 63 Ibídem., p. 11. 64 Ibídem, p. 12 - 34 - invidentes un sacramento de Cristo Eucaristía, una presencia real pero oculta que mueva todo su ser a favor de Cristo para darlo después a los demás, especialmente a los invidentes de donde ha nacido la experiencia del espíritu y por ende, la misión. Llega pues a convencerse que siguiendo este camino espiritual se ha de convertir en portadora de la luz. ―Cuando escribe su biógrafa inicial, Madre Françoise Lohier dice: Fue su pasión, a fuerza de hacer ver a los ciegos, aunque sea con las manos, llegó a la convicción de que su familia debe ser portadora de luz, para abrir la visión a tanta ceguera que deambulaba por la vida. Para nuestra fundadora de la hermanas DIC, ―Sólo Dios es luz del mundo y fuego de la tierra‖65. La Eucaristía juega un papel importante en la vida y en la pedagogía de Eduviges Portalet, ya que es el punto de llegada y el punto de arranque de la misión. De llegada, porque en Cristo Eucaristía Eduviges Portalet contempla no sólo el Cristo del sagrario sino la persona necesitada de la Luz y de la Verdad, es decir, todos los ciegos. Y es también el punto de arranque de la misión, porque de la Eucaristía brota la fuerza y el amor que la llevan a una donación sin medida hacia los ciegos. Escuchemos a Madre Edith de la Cruz darnos un perfil adecuado de Eduviges Portalet como mujer eucarística: ―Eduviges Portalet nuestra santa fundadora es una enamorada de la Eucaristía. Este rasgo tiene un matiz particular en su vida y en toda nuestra Congregación, pues la fidelidad y la Palabra hacen realidad la verdadera adoración a Cristo Eucarístico. ―Recordemos que: <Madre Eduviges no toma decisiones, sino después de largas horas al pie del Sagrario… Acepta la Obra de Saintes, que tiene por finalidad la ―adoración al Señor‖ pero extendiéndola y completándola con la participación de personas de fuera. Esta resolución responde a las dos facetas de la espiritualidad de Madre Eduviges: contemplación y Apostolado>. (De las tinieblas a tu admirable Luz. p. 146). ―Eduviges es una mujer eucarística y el sagrario es la fuente donde se encuentra toda la gracia que necesita para descubrir y realizar el proyecto que Dios le confía. Al pie del sagrario comienzan todas sus jornadas dolorosas y crucificantes, consoladoras y felices, siempre signada por la exigencia radical de la santidad y por las bendiciones divinas de la misericordia y la gracia (Ibíd. p. 249). ―Ella misma se asombra del verbo encarnado, el Hijo de Dios que se queda como pan para alimentar al sediento de luz y se pregunta maravillada: ¿Puede haber algo más grande que esto? Allí está aquél a quien he consagrado todo: el pasado doloroso, el presente sencillo, el futuro cargado de esperanza? (Ibid., p. 250). Es Dios…musitará muchas veces al pie del Sagrario. ―Enamorada de Jesús eucaristía, queda sorprendida del amor de un Dios que se <encarnó para conquistarme con su amor> y se interroga: ¿Puede existir algo más sorprendente? Reconoce su pequeñez de criatura y mira que <Dios baja hasta mí>. Esta mujer apasionada por Cristo, se repite y se maravilla del Amado Divino: <En el sagrario, hay entre las hostias, una hostia consagrada para mi; Jesús vive en esa hostia pequeñita, escucha mi oración, atiende mis súplicas y recibe mi adoración. Nunca podré olvidar ese detalle de Dios para mi>. (De las tinieblas a tu admirable luz, p. 312). ¡Qué diálogo!, ¡Que intimidad! ¡Qué amor! ¡Qué Amado! ¡Que contemplación! ―Ella entendió que: La Eucaristía es misterio. Es sacramento. Es sacrificio. Como misterio, se cree. Como sacramento, se recibe. Como sacrificio, se ofrece. Se propone al entendimiento, como misterio. Se da al alma como alimento. Se ofrece a Dios como homenaje. Como misterio, anonada. Como sacramento, alimenta. Como sacrificio, redime. Como misterio, es admirable. Como sacramento, es deleitable. Como sacrificio, es inefable. Como misterio, es impenetrable. Como sacramento, es presencia real. Como sacrificio, alimenta. Como misterio, es impenetrable. Oh Misterio Adorable! ¡Oh amor de los amores! ―Como buenas hijas e hijos del carisma de Eduviges, los exhorto a que nos preguntemos a diario: ¿Cuántas decisiones de nuestra Congregación, de nuestros colegios o comunidades, hemos puesto al pie del Sagrario? ¿Cuántas decisiones de nuestra familia ponemos al pie del tabernáculo donde reside el mismo Cristo? Eduviges arrodilló el corazón ante Dios hecho pan, alimento y amor. Es urgente ponernos de rodillas ante el Señor para vislumbrar los caminos que estamos llamados a transitar para no traicionar el ideal y el carisma que hemos 65 Ibídem.,p. 12. - 35 - heredado. La vida de Madre Eduviges y su testimonio debe ser también el nuestro: misericordia y Eucaristía como claves de vida de una comunidad educativa DIC‖66. Vayamos a encontrar el segundo elemento indivisible de la misión: predicar la Verdad. ―Las Hermanas DIC nacen en 1869. En 1884 se afilian a la orden de los predicadores de Santo Domingo de Guzmán y toman el nombre de: Congregación de Hermanas Docentes de la tercera orden de Santo Domingo de la Inmaculada Concepción. Conservaron el nombre de docentes hasta la renovación exigida por el Concilio Vaticano II. El amplio campo del apostolado67 y de la renovación de la vida consagrada, ha permitido que hoy se las reconozca más como pertenecientes a la familia dominicana. ―Desde el momento de su fundación, la espiritualidad de Santo Domingo de Guzmán venía enriqueciendo a las hijas de la Inmaculada. Madre Eduviges deseaba para sus hijas: comprensión, escucha, prudencia, colaboración solidaria en el trabajo, diálogo, sencillez, amistad, ternura, corrección, magnanimidad y misericordia: ―desde nuestra fundación en Toulouse, nos sentimos atraídos por los hijos de Santo Domingo…‖. Como vemos, ellas son herederas de una espiritualidad de casi 800 años‖68. Hay una frase de la fundadora que nos da la clave para entender el segundo elemento de la misión. Dice Eduviges que desde la fundación en Toulouse se sintió atraída por los hijos de Santo Domingo. Esta frase y su significado es subrayada por otros escritores cuando dicen que ―Es bueno señalar que en el tiempo previo a la elección de afiliación a la orden dominicana, la naciente comunidad tuvo la oportunidad de conocer otras congregaciones y carismas, pues estuvieron relacionadas con religiosos, obispos y directores espirituales de las órdenes como: Jesuitas, Carmelitas, Misioneros de la Inmaculada y sacerdotes seculares, quienes siempre las acompañaron y orientaron en los momentos de tranquilidad como en las tribulaciones que les tocó vivir. ―Pero fue la Orden Dominica la que finalmente eligieron porque pudieron aquilatar su arraigo en la Iglesia, la fortaleza de la doctrina espiritual que venía desde el siglo XIII, su trayectoria y expansión por el mundo y, como en el Evangelio, su opción preferencial por los pobres de Jesucristo‖69. Nos preguntamos en la insistencia de los estudiosos en subrayar la adhesión inicial y total de la congregación naciente, casi sin titubeos a la familia dominicana. En algunas ocasiones, la historia de la vida consagrada nos dice que no es sino hasta un cierto periodo en la vida de las congregaciones en las que se decide la adhesión a una familia religiosa. Pero en el caso de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción esto no se da. La rápida adhesión a la familia dominicana puede deberse, bajo mi punto de vista a una simbiosis natural en el nacimiento de la congregación. Si por un lado Eduviges quiere ser Luz para las niñas ciegas, quiere también ser maestra de esas niñas. El binomio Luz y docencia se da casi de forma natural, pues no en vano en el nombre original llevan la característica de la docencia. Eduviges por tanto no se contenta con ser portadora de la Luz, quiere ser también maestra que enseñe a esas niñas ciegas. De una enseñanza material pasará a una enseñanza espiritual, para darse cuenta que lo que va a enseñar es la Verdad. No se contenta con que los ciegos vean la Luz, quiere que también conozcan esa Luz, que es la Verdad. La experiencia del espíritu que la ha llevado a ser portadora de la Luz, la lleva casi al mismo tiempo a ser predicadora de la Verdad, pues la enseñanza será un elemento esencial en su experiencia del espíritu. No basta con llevar la luz a los ciegos. Hay que enseñarles tantas cosas. Y Eduviges no escatimará ningún esfuerzo para enseñarles a esos niños tantas cosas. Clases de piano, orden, diligencia, higiene, son algunas de las notas características de esas enseñanzas. Y así podemos imaginarnos esa casita de Toulouse llena de Luz y 66 Edith de la Cruz Cuscano, Eduviges Portalet, Pedagoga de Verdad y Luz, su trscendencia, p. 4 – 5, en Congreso Dominicano 2011, uso manuscrito. 67 Entendemos por amplio campo a la labor apostólica de las hermanas DIC. La educación, la acción parroquial, la acción misionera, la asistencia social o sanitaria, etc. Cf. Const. N. 176, II. 68 Guillermo Ramírez Livia, Sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en tempo actuales, ¿una utopía?, p. 7 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 69 Prof. Carlos Castillo Mendoza, Aportes a la educación en el Perú de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción,p. 23 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 36 - de tantas enseñanzas. Pero no basta enseñar tantas cosas materiales a los ciegos. Son necesarias, sí, para hacerles salir de su condición de indigentes y puedan llevar con dignidad una vida en el futuro. Pero junto con esas enseñanzas, Eduviges quiere enseñar a Cristo, que es la verdad. Su enseñanza no es meramente teórica. Quiere enseñar con el ejemplo de forma que su vida se transforma en una prédica del amor de Cristo Eucaristía. Un amor que para ella es la Verdad. ―La educación es un proceso complejo de carácter socio cultural que se desarrolla como política de Estado de manera constante y tiene como propósito fundamental la formación integral del ser humano en un determinado contexto social, acto que no está exento de ideología. Cuando se educa integralmente se construye fundamentalmente la persona y el arte (como la música) humaniza, forma seres humanos capaces de aprehender aquello que sólo se ve con el alma, pues lo esencial es invisible a los ojos. ―Como educar es humanizar, Madre Eduviges Portalet reconocía que su trabajo educativo era una manera de servir a Dios en los desheredados y por eso escribió a sus hermanas en junio de 1866: Las bondades de Dios son infinitas. Él se ha dignado suscitar en estos últimos años una pequeña familia de Hermanas, especialmente consagradas a instruir a la juventud privada de la vista…. de la luz corporal y expuesta, a causa de su enfermedad, a no gozar de la luz espiritual…(DIC. Edwige Portalet, op. Cit., pp 47, 48). ―En este camino, Eduviges Portalet no desechó la experiencia de dar clases de piano. Como desde sus inicios la Congregación tuvo a su cargo la tarea de educar y formar a niños y niñas ciegos, que la sociedad iba proscribiendo, poco a poco fue acumulando experiencia de servir educando, siguiendo su don personal y el ejemplo de Jesús, Maestro por excelencia. ―Se enseña no sólo para transmitir conocimientos de ciencia, arte y tecnología, sino fundamentalmente para formar personas cuya experiencia y conocimiento serán signos de que se vive en el espíritu del Evangelio, en el contexto concreto de cada pueblo, cuyas particularidades históricas, étnicas, geográficas y culturales son indicadores de las cualidades que debe tener quien predica la palabra de Dios con inteligencia, amor y visión específica. Con qué habilidad (Eduviges Portalet), confeccionaba y remendaba sus vestidos, utilizaba todas las vejeces que recibía de los ricos. Cada año en vacaciones, los hermanos del pensionado de San José, recolectaban en canastas los donativos de los alumnos: blusas viejas, pantalones, camisas, medias. Todo era remendado con cuidado por sus propias manos, porque la Madre era maestra en el arte de poner parches en la ropa; con que complacencia maternal contemplaba un vestido bien remendado. (DIC. Edwige Portalet, op. Cit., p. 61). ―Y los frutos de la educación salen a la luz el momento menos pensado. Un día, -escribe Eduviges Portalet- en el cual todos trabajábamos en el jardín, vinieron a visitarnos el Canónigo Massol y el Canónigo Malhomme; llamé a las niñas, Virginie leyó, Josephine escribió una frase ambas en el sistema Braille y Marie recitó una fábula. Estos buenos sacerdotes quedaron maravillados, nosotras no quedamos menos…(DIC. Edwige Portalet, op. Cit., pp 62)‖70. En la orden de los Predicadores Eduviges encontrará como carisma eso mismo que ella estaba experimentando y viviendo con sus niñas ciegas en Toulouse. De allí que busca la adhesión al carisma de Sto. Domingo de Guzmán, no como algo artificial, sino como algo natural, porque ya lo estaba viviendo. ―Predicar es el mandato recibido de Jesús. Supone no solo una tarea sino una actitud, porque no se puede hablar de algo si éste no pertenece al acerbo personal o no es propio de uno mismo. De modo que la predicación empieza por la conversión, es decir, por la asimilación de la verdad evangélica como propia, que lleva al compromiso y se comparte con los demás porque ya se posee. ―Esto lo comprendió muy bien Domingo de Guzmán, quien hizo de la palabra y el ejemplo de su vida austera el medio ideal para predicar el Evangelio, dejando a un lado la manera como se había venido haciendo, es decir empleando la fuerza o la guerra, exigiendo a pensar a todos de la misma manera. En cambio, su estilo bondadoso y pacífico le hizo ser un apóstol más de la Iglesia, cuya vigencia lleva muchos siglos‖71. 70 71 Ibídem., p. 27. Ibídem., p. 10 – 11. - 37 - Llegamos pues a encontrar los dos elementos constitutivos de la misión del carisma de Eduviges Portalet, ser portadora de la Luz y predicadora de la Verdad. Ambos elementos nacen de la experiencia del espíritu y quieren ser una configuración del Cristo Luz y Verdad al que Eduviges donó su vida y del que hizo una escuela, una pedagogía que en el siguiente capítulo pasaremos a descubrir. Preguntas para la reflexión personal o en equipo 1. ¿Qué es la misión desde el punto de vista espiritual? 2. ¿has hecho de tu vida una verdadera misión? 3. ¿Cómo definirías según lo visto en este capítulo la misión de un docente dominico? 4. ¿Qué lugar ocupa la Eucaristía en la misión de Eduviges Portalet? 5. ¿Qué lugar ocupa la Eucaristía en tu vida? 6. ¿Por qué Eduviges Portalet se dejó conquistar por la verdad que es Cristo? 7. ¿Cómo enseña Eduviges Portalet la verdad a los niños ciegos? 8. ¿Cómo enseñas la verdad a tus alumnos como docente dominico? 9. ¿Cuál es el nexo natural del carisma de Eduviges Portalet con la familia dominicana? - 38 - CAPÍTULO IV ELEMENTOS ESENCIALES DE LA PEDAGOGÍA DE LUZ Y VERDAD - 39 - Origen de le pedagogía de portar la Luz y predicar la Verdad. Hemos ya identificado los elementos básicos que conforman la misión del carisma de Eduviges Portalet: portar la Luz y predicar la Verdad. Estos elementos han nacido del contacto que Eduviges ha tenido con la realidad de su tiempo y como hemos ya visto, todo carisma nace precisamente para remediar una necesidad urgente en la Iglesia. El carisma de la fundadora no actúa por sí solo. No es una varita mágica que responde a todas las dificultades de un problema determinado. Como parte de una experiencia del espíritu, es necesario individuar el núcleo esencial del carisma y ponerlo en contacto con la realidad, de forma que sea el Espíritu que guíe y oriente las acciones idóneas para remediar la necesidad emergente. Eduviges Portalet así lo realizó cuando en 1866 inicia su obra que está siempre en contacto con los invidentes. ―La autoridad eclesiástica de Toulouse y algunas almas generosas viendo que hasta ahora no se ha hecho nada en esta Ciudad Metropolitana y en su vasta diócesis, a beneficio de esas pobres criaturas de Dios, privadas de la luz corporal y expuestas, a causa de su enfermedad, a no gozar e la luz espiritual, se han dirigido a nosotros para abrir en Toulouse un Instituto donde serán cuidados e instruidos los niños de uno y otro sexo‖72. Nace por tanto la experiencia del espíritu, a partir del trabajo que Eduviges realiza con los niños ciegos. Eduviges conoce muy bien esa triste realidad, cuyos pormenores ya hemos comentado en capítulos anteriores. Y a partir de esa realidad nacen las intenciones y el espíritu que darán origen al carisma de fundación, cuando es transmitido por la fundadora a las primeras religiosas de la Congregación y posteriormente a las religiosas DIC y a los docentes dominicos de todos los tiempos y lugares. Pero nos encontramos ahora con un problema. La situación es diversa. Ya no vivimos en un contexto de la Revolución Industrial en la Francia de mediados del siglo XIX. Ya no son niños y niñas ciegas a los que hay que educar. Necesitamos preguntarnos qué es lo que hace posible este cambio de panorama al dedicarse ahora a una labor docente no exclusiva para niños ciegos y si es legítimo hablar de una actualidad del carisma frente a la situación coyuntural que vive nuestra cultura. No es simplemente un salto dialéctico sino una reflexión profunda, parte de la experiencia del espíritu, la que permite a Eduviges Portalet abrir sus horizontes y ver más allá de la ceguera física de esos niñas y niños ciegos de Toulouse. Es el Espíritu quien guía los pasos de Eduviges para hacerla comprender que habría que ser más que luz física para los que no tienen luz. ―De la contemplación y del estudio a este Dios que es luz nace en madre Eduviges el compromiso de ser luz para los que no tienen luz física, sino carentes de una luz espiritual para ver su propia dignidad humana‖73. De esta forma ella misma impulsa el paso no sólo a América, sino también a unos horizontes más vastos en su misión cuando acepta hacerse cargo del leprosario en Cuenca. El factor que permite pasar de un apostolado a otro es la capacidad de ver esas cegueras espirituales en las personas. Si la ceguera física le ha servido como pretexto para hacer la experiencia del espíritu y así darse cuenta de quién es la verdadera Luz, de esa misma manera, habiendo adquirido esta sensibilidad para las personas a las que le falta la Luz de Cristo, puede pasar del cuidado de unos ciegos, al cuidado de los leprosos. Eduviges no ve ya diferencia alguna. Ambas son un mal por ser una carencia del bien, esto es de la luz que les falta a unos y a otros. Estamos entonces tocando un elemento esencial del carisma que ha dado flexibilidad en la misión a las hermanas DIC a lo largo de toda su historia. Quien hace la experiencia de la Luz, puede ver las carencias de Luz que hay en muchas y distintas personas, sin quedar circunscritas a la ceguera física. Si bien el carisma nace a partir de la ceguera física, al ser una experiencia del espíritu, es el mismo Espíritu quien permite que lo que primero fue sólo un compromiso para quien no tenía luz física, se agrande y pueda ser aplicado a quien no tiene la luz espiritual. Testigo de esa transformación espiritual es la misma madre Eduviges. ―El leprocomio no pudo mucho tiempo contener el celo de nuestras queridas hermanas, de aquí que no tardó el Padre Durante en proporcionar una Casa en la Ciudad de Cuenca para abrir un Colegio y un Noviciado, para las jóvenes, que desde algún tiempo solicitaban su entrada en la familia dominicana‖74. 72 Hedwige Portalet, Historia de la Congregación escrito por nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 10. Guillermo Ramírez Livia, Sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en tempo actuales, ¿una utopía?, p. 23 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 74 Hedwige Portalet, Historia de la Congregación escrito por nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 10. 73 - 40 - Esta experiencia de la Luz, hecha por Eduviges podrá ser compartida por todos aquellos que son llamados por Dios a seguir este carisma para su santificación propia y la de otras personas. Haber hecho la experiencia de la Luz a partir de los que no tienen luz, da al espíritu una especial sensibilidad frente a esta carencia ya sea física o espiritual de los que no tienen luz. Y así como Eduviges en base a esta experiencia del espíritu vive y desarrolla una serie de cualidades especiales, que es su espíritu como ya lo hemos previamente explicado, de la misma manera quien siga las huellas de madre Eduviges podrá vivir y desarrollar esas mismas cualidades con los que no tienen ni la luz física, ni la Luz espiritual. Se abre por tanto para el carisma caminos inusitados. Ya no son simplemente las niñas ciegas de Toulouse a las que hay que llevarles la Luz. Ahora toda persona que no tiene luz, que padece una ceguera de cualquier tipo, podrá ser el destinatario del carisma de madre Eduviges. La condición es que la persona que sigue este carisma debe ponerse en contacto con la necesidad apremiante que hay en la Iglesia de las personas que carecen de luz ya sea física o espiritual y, bajo la escuela espiritual de Eduviges, hacer la experiencia del espíritu, haciendo la experiencia de la Luz y siguiendo las huellas de entrega de madre Eduviges, vivir y desarrollar las mismas virtudes y cualidades en la entrega hacia el que no tiene luz. Parte de nuestro estudio que veremos a continuación será el desarrollar en qué consiste este elemento de ser portadores de la Luz. Pero antes debemos profundizar el segundo elemento del carisma y de la misión de Eduviges, el ser predicador de la Verdad. Ya hemos dicho que Eduviges no se contenta con entretener o formar académicamente a los niños y las niñas ciegas de Toulouse. Por la experiencia del espíritu que va realizando, junto con la experiencia de la luz, se da cuenta que a esos niños y niñas les han quitado lo más valioso que posee un hombre después del don de la vida, su dignidad. Muchos de ellos despreciados no sólo por la sociedad sino por su propia familia han recibido un trato inhumano, indigno de una criatura de Dios. Y este maltrato no sólo físico en ocasiones, sino muchas veces espiritual, ha dejado hondas huellas de sufrimiento en esas almas, en esas pequeñas personas. Eduviges se da cuenta de ello y al mismo tiempo que hace la experiencia de la Luz, hace la experiencia de la Verdad. A estos niños y niñas les han quitado la verdad de sus vidas. El esfuerzo de madre Eduviges, junto con el de darles la luz física y la Luz del espíritu, será la de devolverles a ellos la verdad de su ser. Pero esta verdad es parte de una Verdad más grande. Se trata de devolverles a ellos su dignidad de hombres a partir de su dignidad de hijos de Dios. Si los hombres han pisoteado la dignidad de estas personas, solo un Hombre puede devolverles a ellos su verdadera dignidad, como parte de la dignidad de este Hombre. Encontrará entonces en Cristo la Verdad que ha sido pisoteada en esos niños y que ahora hay que restablecer. El camino que elige es la escuela dominicana de la predicación de la Verdad, porque con esa predicación llegará más fácilmente al corazón de esos niños y también al corazón de esa sociedad que se ha vuelto inhumana por seguir la lógica de la productividad de la Revolución Industrial y no la lógica del amor. ―Predicar la verdad es otro de los términos que constituyen el carisma, la identidad y la misión de las hermanas DIC. La verdad no se refiere sólo a las conclusiones lógicas entre premisas y conclusiones, también la supone, pero lo primordial es lograr teológicamente el acceso a la verdad que es el mismo Dios. La mentalidad hebrea nunca conceptualiza a Dios, o expresa a través de la experiencia que tiene de él a lo largo de la historia; para referirse a ello ha utilizado dos términos hebreos: hesed y `êmet. Ambos términos indican fidelidad a los compromisos asumidos en el Sinaí. Dios es verdad por-que sus palabras son verdad, porque él no miente. (…) Por lo tanto, predicar la verdad no es sólo, principal y primordialmente proclamar lo que es verdad, hablar con veracidad, sino ante todo y principalmente anunciar la revelación divina, el designio salvador de Dios padre, la automanifestación de Dios definitiva y perfecta en y por Jesús‖75. Nace entonces junto con la experiencia de la Luz, la experiencia de la Verdad. Ambas serán inseparables. Ambas irán de la mano una y otra complementándose como un todo para poder enfrentar las nuevas necesidades, las emergencias que se dan en el mundo de hoy. Así como el portar la Luz ha generado una escuela de donación hacia el prójimo, por querer llevar la luz física y la luz espiritual, así también predicar la Verdad ha generado una escuela de amor en los seguidores de madre Eduviges Portalet. Eduviges quiere de laguna manera no sólo dar la luz física y espiritual alas personas que carecen de ello. De la misma manera y al mismo tiempo quiere donar de nuevo la dignidad a las personas que la han perdido. Y para ello, el medio que escoge es predicarles la 75 Guillermo Ramírez Livia, Sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en tempo actuales, ¿una utopía?, p. 24 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 41 - Verdad de Cristo de forma que quien la ha perdido, la pueda recuperar. Predicar la Verdad se convierte por tanto en todo un programa para esta familia dominicana, fiel a la espiritualidad del Padre Domingo de Guzmán y fiel a la espiritualidad específica de madre Eduviges Portalet. ―Es importante recordar que madre Portalet es la pedagoga de la verdad, puesto que estuvo atenta a la realidad que le tocó vivir, atenta a la verdad del mundo y a sus necesidades, se daba cuenta que al ingresar al invierno el frio sería duro, de manera especial para los niños y eso la conmovía. Ella nos enseña a estar siempre atentos a las necesidades que el hombre y el mundo requieren, pero con la ayuda de Dios Padre que es amor justo y exigente, que nos invita, a no quedarnos con las apariencias o con el momento sino ser trascendentes y coherentes a imagen de Jesucristo que es la Verdad. ―De esta manera vivir en la Verdad para Eduviges Portalet implicaba estar atenta a las distintas realidades del entorno dando una respuesta, siendo consciente que somos seres contingentes, necesitados de la ayuda de Dios Padre y misericordioso. Ante esta realidad el camino la llevó a acercarse con humildad y confianza ante ese Dios Padre Misericordioso que le entrega su gracia y que ella asume con plena disponibilidad‖76. La sensibilidad de madre Eduviges hacia la verdad es integral y contagiosa. Integral porque fija su mirada en todos los aspectos que componen la verdad de su entorno, es decir, la verdad de los seres con los que trabaja, la verdad de la realidad y el espacio en el que le toca llevar a cabo la misión, la verdad de Dios que le dona el punto de referencia hacia el cual deben tender los otros aspectos de la realidad con la que trabaja, esto es la verdad de las personas y la verdad del entorno. Hacer la experiencia de la verdad, conlleva necesariamente el compromiso de cambiar situaciones que no van de acuerdo con la verdad. Una verdad que no se materializa en el espíritu o en el aspecto físico es una verdad a medias. Contemplar la verdad y ver que ésta no se ajusta a la realidad es hacerse cómplice con la mentira. No existe lo que en nuestro lenguaje se conoce como verdades a medias. O se vive y se hace la verdad integral o se es cómplice de la mentira. Se crea por tanto una sensibilidad hacia la contemplación y el trabajo por la verdad. Este será por tanto el segundo elemento de la pedagogía de Eduviges Portalet. Pasemos por tanto ahora a estudiar estos dos elementos característicos de la Pedagogía de Eduviges Portalet, ser portadores de la Luz y predicadores de la Verdad. Significado de la palabra pedagogía en Eduviges Portalet. Es necesario comenzar a identificar el significado de pedagogía, si queremos hablar de una Pedagogía de Luz y Verdad. Lo haremos manejando dos dimensiones que de alguna manera se complementan y reafirman lo que hemos venido diciendo hasta ahora. El carisma de madre Eduviges es actual porque la experiencia del espíritu, si se hace bien, contiene en sí misma elementos atemporales que le permiten su adaptación a tiempos, lugares, circunstancias y culturas distintas de las que las han visto nacer. Debemos tener mucho cuidado en no caer en una adaptación forzada, por lo que nos debemos guiar en forma prioritaria de todo aquello que el Espíritu ha dejado en el carisma de madre Eduviges como perenne y por tanto con la capacidad suficiente de adaptación. No debemos olvidar sin embargo que en este proceso de adaptación un lugar muy importante lo tiene la persona que realiza la adaptación, de ahí que se le pidan siempre dos cualidades. Un conocimiento experiencial del carisma que pretende adaptar y un conocimiento de la realidad a la que pretende adaptar el carisma. De esta manera evitaremos caer en forzaduras intelectuales o ingenuidades espirituales. Comencemos por el término de la pedagogía. ―Y al referirnos a la pedagogía, la entendemos como el conjunto de saberes que buscan tener impacto en el proceso educativo, en todas sus dimensiones, como en la comprensión y organización de la cultura y la construcción del sujeto. Por lo tanto, al decir pedagogía de la luz y la verdad, desde nuestra perspectiva arriba mencionada, que-remos decir que la luz y la verdad como categorías teológicas – éticas y espirituales pueden tener un impacto en la educación holística (integral) que nos reclama nuestro país y la Iglesia en el Perú en un proceso de nueva evangelización‖77. 76 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una Pedagogía de Luz y Verdad, p. 11. en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 77 Guillermo Ramírez Livia, ¿Cómo sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en nuestras escuelas? ¿Cuáles son las necesidades? p. 3 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 42 - También en el contexto latinoamericano podemos observar lo siguiente: ―Es parte fundamental de la educación formar para la vida en todas sus manifestaciones, especialmente la del ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural. Para ello es preciso una nueva epistemología iluminada por la ética y el respeto a la persona que aborde la ciencia y los diversos saberes, desde la multidisciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad. Defender y promover la vida exige un diálogo respetuoso que armonice todos los discursos: el científico, el tecnológico, el ético y moral, el político, el cultural y el religioso. (DA 123, 124, 464)‖78. Hablamos entonces de la pedagogía como una actividad que se dirige hacia la formación de toda la persona. ―Ahora bien hablar de educación es ‗insistir en el auténtico fin de toda escuela. Ella está llamada a transformarse, ante todo, en lugar privilegiado de formación y promoción integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura. Esto supone que tal encuentro se realice en la escuela en forma de elaboración, es decir, confrontando e insertando los valores perennes en el contexto actual‘ ( DELORS JACQUES. La educación encierra un tesoro, edic. Unesco, Madrid 1996, pp.13-19). Siempre consistirá en acompañar a los seres humanos para que puedan alcanzar la plenitud de su ser. Debemos entender que la experiencia de la vida del hombre es una experiencia educativa continua en diferentes espacios y momentos en los cuales el ser humano se va logrando o se va mal logrando. Esto exige que la educación sea integral puesto que nos capacita para incorporarnos en una cultura y transformarla para una realización en plenitud‖79. ―Centrándonos en nuestra preocupación concreta, la educación es, por su propia naturaleza, una actividad dotada de un determinado propósito: privada de ese sentido de propósito, todo lo que queda es el ritual de la escolarización al que todos los educadores estamos llamados a cambiar. El compromiso para con la educación debe basarse siempre en la esperanza, y verse alimentado por la creencia y la capacidad de la humanidad de encontrar soluciones racionales y razonables a los problemas que la afectan. Si perdemos esa fe, y parecemos correr el peligro de hacerlo, se verán minados los propios cimientos de la educación‖80. Para completar nuestra pequeña investigación sobre el significado de la palabra pedagogía que en muchos casos la equiparan a la de educación, no debemos olvidar una definición que ya se ha hecho clásica: ―1. Aprender a conocer, es decir adquirir los instrumentos de la comprensión; 2. Aprender a hacer, para poder influir en el propio entorno; 3. Aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; 4. Aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores‖81. De todas estas definiciones y aproximaciones por pedagogía y educación nos damos cuenta que es una actividad que tiende a formar a toda la persona y no sólo un aspecto de ella. El peligro de nuestra época es la de reducir el hombre a su aspecto material y psíquico dando un énfasis exagerado a su aspecto físico y psicológico que se manifiesta en una tendencia a buscar a toda costa el bienestar en esos dos campos. La pedagogía en este caso se limita a formar esos aspectos físicos y psíquicos que proporcionen bienestar a la persona. Por ello el énfasis que existe hoy, por una parte, en formar sólo la parte académica, de modo que la persona pueda acceder a una buena instrucción universitaria y así tener un medio de vida que le permita acceder al bienestar que propaga la sociedad de nuestros tiempos. Y por otro lado, el formar para el bienestar individual, para sentirse bien, en armonía con uno mismo, dejando a un lado el aspecto comunitario o de solidaridad. ―Tanto la globalización como la postmodernidad se hacen evidentes en nuevas formas educacionales, que basadas en una antropología reduccionista82 afirman que ―el hombre es un ser que produce, que compite, que oferta y demanda‖; por ende, debe formarse para competir en un mundo globalizado y post – moderno. De esta manera de concebir al hombre, nace una pedagogía centrada en mostrar y exponer conocimientos, de tipo 78 CELAM, Vayan y enseñen. Identidad y misión de la escuela católica en el cambio de época a la luz de Aparecida,n.6. Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una Pedagogía de Luz y Verdad, p. 3 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 80 Colin Power J. Educación y cultura, Sígueme, Barcelona 2006. 81 Delors Jacques, La educación encierra un tesoro, Unesco, Madrid 1996, pp.96-109. 82 CELAM, Documento de Puebla, nn. 543 – 544. 79 - 43 - conceptual o procedimental y de carácter casi siempre científico y técnico, olvi-dando otra dimensión humana, los valores humanos necesarios e imprescindibles para la convivencia pluricultural como es el caso de nuestro país‖83. La pedagogía de Eduviges Portalet es distinta. Basada en los pilares de la luz y la verdad logra penetrar en cada persona para iluminar con la Luz la Verdad de su ser. Es una pedagogía por tanto que busca hacer la verdad en cada persona. Si las clases de piano, la higiene y tantos otros aspectos menudos sirven para que los niñitos ciegos puedan tener la luz física en sus vidas, no olvida presentarles la verdad de Jesucristo, de modo que esa verdad sea el fin de toda su pedagogía. Formar en la verdad para madre Eduviges es formar a toda la persona. Un aspecto que no es exclusivo de ella, sino de toda pedagogía cristiana. ―En la historia de madre Eduviges Portalet, la niñez y la juventud femenina que estaba marginada de la educación fue acogida con amor, con ese carisma que le permitía estar atenta a las necesidades de cada uno de los niños y jóvenes a los que acogía para su vez ayudarles a recobrar la Luz de la esperanza, de la fe ,del amor y la serena claridad de la paz (HEDWIGE PORTALET. De las tinieblas a tu admirable Luz, Francia 2000), los muchachos que Calasanz veía correr y alborotar por las calles romanas, o que La Salle encontraba en los pueblos de Francia, o que Don Bosco acogía, los podemos encontrar hoy a nuestro alrededor, son aquellos que han perdido el sentido auténtico de la vida y carecen de todo impulso por un ideal, a los que no se les proponen valores y desconocen totalmente la belleza de la fe, que tienen a sus espaldas familias rotas e incapaces de darles amor, viven a menudo situaciones de penuria material y espiritual, son esclavos de los nuevos ídolos en una sociedad, que, constantemente, les presenta un futuro de violencia, desocupación y marginación. ―A estos nuevos pobres se dirige con espíritu de amor la propuesta de una educación cristiana católica. En tal sentido, ella, nacida del deseo de ofrecer a todos, en especial a los más pobres y marginados, la posibilidad de instruirse, de capacitarse profesionalmente y de formarse humana y cristianamente, puede y debe encontrar, en el contexto de las viejas y nuevas pobrezas, aquella original síntesis de pasión y amor educativos, expresión del amor de Cristo por los pobres, los pequeños, por las multitudes en busca de la Luz y la Verdad‖84. Características esenciales de la pedagogía de Eduviges Portalet Habiendo identificado el significado de la pedagogía de madre Eduviges pasemos ahora a analizar cuales son las características esenciales con el afán de llegar a una sistematización. Hay que recordar que como experiencia del espíritu, el carisma de Eduviges es dinámico y por lo tanto, su pedagogía que es fruto del carisma, también lo es. Quiere decir que lo que ahora logramos constatar como producto de la investigación puede ser tan solo una parte de la realidad de la pedagogía que irá respondiendo a los retos de tiempos y lugares. Salir al encuentro ―Considerando el reto que tenemos frente a la educación en general y de manera especial con la propuesta explícita de una educación cristiana y católica desde la Luz y la Verdad, tenemos que mirar al mismo Jesucristo que trasciende todos los tiempos y las culturas, más aún si queremos vivir en la Luz y la Verdad queda claro un principio que no surge de la condición humana sino de la misma verdad revelada : ―si la fe no va acompañada de obras está muerta‖ (Santiago 2,17), aquí establecemos la diferencia de la propuesta de una educación cristiana desde un modelo de hombre y desde un perfil de educador. ―En este contexto desde la experiencia educadora de madre Eduviges Portalet que como sabemos supo dar respuesta a la problemática de su tiempo, a pesar de vivir en un período de muchos conflictos en todos los campos de la vida y por lo tanto también en la vida de la Iglesia que enfrentaba la dispersión de las órdenes religiosas, la descristianización del matrimonio por la ley del divorcio y la preconización de las escuelas sin Dios, sin embargo encontró los espacios y momentos para desarrollar una propuesta de evangelización de la 83 Guillermo Ramírez Livia, ¿Cómo sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en nuestras escuelas? ¿Cuáles son las necesidades? p. 8 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 84 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una Pedagogía de Luz y Verdad, p. 7 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 44 - mano con la educación. Así, desde nuestras escuelas también es necesario asumir ese espíritu, adecuarlo a nuestros tiempos y necesidades para vivir esa experiencia educadora. ―Recordemos todos los problemas y situaciones difíciles que atravesaba Francia en el siglo XIX, en lo político, económico, social, las consecuencias eran situaciones de pobreza, desnutrición, abandono, carencia afectiva, ausencia de modelos, etc. a su vez habían discapacitados, entre ellos muchos invidentes y Eduviges ―buscó‖ a los ciegos, fue al encuentro de ellos se acercó con delicadeza, los tomó en sus brazos y los llevó a casa. Les ofreció amor, ternura, un techo y el alimento tanto espiritual como material, vio en aquellos que eran privados de la luz física, la imagen del mismo Dios, el rostro de Jesucristo. Ellos los sin luz, se sintieron amados, redimidos, salvados, se reconocieron hijos predilectos de Dios padre y misericordia‖85. Ir al encuentro se convierte en una de las características esenciales de la pedagogía de Eduviges Portalet y que la dejará como herencia espiritual, patrimonio espiritual dirían los entendidos en la materia a todos sus seguidores de todos los tiempos. Si Eduviges inaugura esta característica de su pedagogía con los niños y las niñas ciegas de Toulouse, no es para que quede reducida a ese ámbito. Hoy y siempre nos enseña que un buen pedagogo, un buen docente es quien sale al encuentro de la necesidad. Es cierto que después vienen ya las características típicas de ese encuentro, el amor, la ternura y demás aspectos espirituales y materiales, pero destaca en su pedagogía este aspecto de salir al encuentro de la necesidad. Ella no espera a que se haga algo por los ciegos. Ella sale al encuentro de la ceguera y despliega lo que será su pedagogía de portar la Luz y predicar la Verdad. Pero esta pedagogía no se hubiera podido haber realizado sin esta característica de proactividad. Hoy bien podríamos decir que el docente dominico es aquella persona que está por la educación de las personas en sus más íntimas necesidades y es la que provoca el cambio, porque sale al encuentro de dichas necesidades. Visión del hombre Toda pedagogía tiene como centro a la persona humana. Por lo que bien se afirma que detrás de cada pedagogía está una antropología, es decir una manera de concebir al hombre. Esta concepción será la meta y la guía de todas aquellas directrices pedagógicas que pondrá en marcha cualquier proceso educativo. Eduviges también tiene una concepción del hombre clara y definitiva que será centro y motor de toda su actividad educativa, inscribiéndose así en la tradición de educación de la escuela católica. ―« La persona de cada uno, en sus necesidades materiales y espirituales, es el centro del magisterio de Jesús: por esto el fin de la escuela católica es la promoción de la persona humana »86. Tal afirmación, pone en evidencia la relación del hombre con Cristo, recuerda que en su persona se encuentra la plenitud de la verdad sobre el hombre. Por esto, la escuela católica tiene que asumir la tarea de promover al hombre integral, obedeciendo a la solicitud de la Iglesia, consciente de que 87todos los valores humanos encuentran su plena realización y, también su unidad, en Cristo. ―Este conocimiento manifiesta que la persona ocupa el centro en el proyecto educativo de la escuela católica, refuerza su compromiso educativo y la hace idónea para formar personalidades fuertes y en coherencia con estos principios la educación dominica inspirada en el carisma de madre Eduviges Portalet pretende desarrollar una pedagogía para las necesidades actuales de las personas desde la Luz y la Verdad‖. Individuando esta concepción del hombre en Eduviges Portalet nos damos cuenta que ella ve en cada hombre un depositario de la Luz y la Verdad, de lo contrario no sería portadora de la Luz ni predicadora de la Verdad. Tenemos entonces una segunda característica de la pedagogía de Eduviges Portalet, que más bien sería su antropología. Todo hombre tiene la posibilidad de ser Luz y de ser Verdad. Y Cristo es la medida de esta Luz y 85 Ibídem., pp. 10 – 11. Congregación para la Educación Católica, La escuela católica en los umbrales del tercer milenio, 1977. 87 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una Pedagogía de Luz y Verdad, p. 5 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 86 - 45 - esta Verdad que Eduviges quiere vaciar en cada hombre. Pero, vayamos con orden y hagamos un resumen de la antropología cristiana para luego pasar a la antropología de Eduviges Portalet. Desde el punto de vista de la antropología cristiana nos damos cuenta que ―el hombre creado a imagen de Dios es un ser al mismo tiempo corporal y espiritual, es decir un ser que desde un punto de vista está vinculado al mundo exterior y desde otro lo trasciende. Es una unidad y al mismo tiempo una dualidad (alma y cuerpo). ―En virtud de esta imagen el hombre no solo está llamado a transformar el mundo, no solo está llamado a la comunión de personas y consiguientemente con la sociedad; sino que también está llamado a la Alianza con Dios, a la unión con Él. La criatura humana no es solo criatura de su Creador sino también imagen de su Dios. ―El hombre ha sido creado a imagen de Dios, en el sentido de que es capaz de conocer y amar libremente su propio Creado. El Catecismo de la Iglesia nos dice: Es la única criatura sobre la tierra a la que Dios ama por sí misma, y a la que llama a compartir su vida divina, en el conocimiento y en el amor. El hombre, en cuanto creado a imagen de Dios, tiene la dignidad de persona: no es solamente algo, sino alguien capaz de conocerse, de darse libremente y de entrar en comunión con Dios y las otras personas. (Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 355 – 357). ―(…) Cristo manifiesta plenamente al hombre el propio hombre, lo que significa que la plenitud del ser humano, sus mejores posibilidades, sólo se conocen verdadera y plenamente desde Cristo. Todo otro conocimiento del hombre es parcial, reductivo e insuficiente. Sólo desde Cristo se puede conocer todo lo que el hombre puede ser,, lo que puede lograr y puede alcanzar; se trata de algo que va mucho más allá de cualquier realización concreta que no sea la existencia histórica de Jesús de Nazaret‖88. Partiendo de la visión antropológica cristiana, Eduviges Portalet ve al hombre como ese Cristo que se debe formar en cada hombre necesitado a partir de la Luz y la Verdad. Los niños ciegos de Toulouse son el medio y el fin de su actuar pedagógico. Son el medio, porque le ayuden a descubrir el verdadero hombre que se encuentra más allá de lo que se puede percibir, es decir, la imagen de Cristo. Un Cristo al que hay que formar en cada persona, mediante la Luz y la Verdad. De esta manera, madre Eduviges centra su pedagogía en una antropología cristiana. El niño, el necesitado que se encuentra delante del docente dominico, como el niño o la niña ciega que se encontraban delante de Eduviges Portalet, deben verse como lo que son desde el punto de vista antropológico, una verdadera imagen de Cristo. Esa imagen, como es imagen de Cristo, debe llegar a la plenitud de la Luz y de la Verdad, pues esa es la causa final del hombre, llegar a ser como Cristo. Madre Eduviges centra su pedagogía en la Luz y en la Verdad, por lo que privilegia las facetas de Luz y de Verdad en cada hombre. Ella ve entonces en cada hombre el Cristo que se debe formar mediante la Luz y la Verdad, hasta configurar en ellos ese Cristo pleno de Luz y de Verdad. ―Si este es el ser humano, entonces todo ser humano está capacitado para ser portador de la luz de Cristo recibida como gracia, es decir amar a sus hermanos. Capacitado para ser predicador de la verdad, es decir anunciador de la persona, vida y doctrina de Jesús verdad suprema, sólo él puede decirnos quien es el padre y, por ende, quien es el hombre‖89. Esta visión antropológica será el soporte del andamiaje de la pedagogía portadora de luz y predicadora de la verdad especialmente en los tiempos actuales. ―Se quiere olvidar que la educación presupone y comporta siempre una determinada concepción del hombre y de la vida. La pretendida neutralidad de la escuela, conlleva, la mayoría de las veces a la práctica desaparición en el campo de la cultura y de la educación, de la referencia religiosa. ―Un correcto planteamiento pedagógico está llamado, por el contrario, a situarse en el campo más decisivo de los fines, a ocuparse no sólo del « cómo », sino también del « porqué », a superar el error de una educación aséptica, a devolver al proceso educativo aquella unidad que impide la dispersión por las varias ramas del saber y del aprendizaje y que mantiene en el centro a la persona en su compleja identidad, trascendental e histórica. 88 Hna. Elfi de María Pozo Aguilar, Taller 1: ¿Cómo educar en la luz y en la verdad?, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 89 Guillermo Ramírez Livia, ¿Cómo sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en nuestras escuelas? ¿Cuáles son las necesidades? p. 12 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 46 - ―La educación en los colegios dominicos, con su proyecto educativo inspirados en la Luz y la Verdad desde el Evangelio, está llamada a recoger este desafío y a darle respuesta con la convicción de que « el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado » (Juan Pablo II, Cruzando el umbral de la esperanza, Milán 1994, pp.. 125 – 128)‖90. El agente eductaivo: docente por vocación Si bien dedicaremos todo un capítulo para hablar del docente dominico es necesario dejar claro que el agente educador, el docente dominico en nuestro caso, juega un papel importante en la pedagogía de madre Eduviges. Ella misma es docente y hace docente a quienes comparten con ella la aventura de formar a los niños ciegos. ―Se acercaba la distribución de premios, teníamos conciencia que ese día sería decisivo para nosotras, tratamos pues de preparar bien a nuestros alumnos. Las clases se hacían en cada salón con regularidad y mucho celo, apenas, en dos meses de trabajo pudimos saborear los frutos de nuestros desvelos. Compuse una pequeña comedia para nuestros niños y niñas. Monsieur Lapeyre que vio que todo estaba bien preparado, me propuso de hacer la distribución de premios con gran solemnidad, en el teatro Capitol. Al principio me asusté de esta proposición, pero enseguida me repuse y pensé que sin duda el Buen Dios había inspirado a Monsieur Lapeyre para un gran bien nuestro. En efecto llegó el día, una inmensa concurrencia llenó la sala. Nuestros niños y niñas leyeron, escribieron, tocaron piano, cantaron y representaron la comedia, con tal éxito que e merecieron estruendosos aplausos y entusiastas aclamaciones. ¡Bravo!¡Bravo! Nuestra causa estaba ganada, habíamos probado nuestra abnegación y nuestra inteligencia por la obra, que nos había sido confiada‖91. Eduviges se pone no como ejemplo y modelo, sino como guía de quien será la primera docente dominica de la Inmaculada Concepción. Afloran dos características esenciales de su docencia, como ella misma menciona, la abnegación y la inteligencia. Sin afanes de mostrar una falsa modestia, sabe que el éxito logrado, haber preparado concienzudamente a los niños y niñas para la ceremonia de fin de años es fruto de la abnegación y de la inteligencia, dos virtudes que deberán ir siempre de la mano en la labor pedagógica de todo docente dominico. Inteligencia para conocer qué se debe hacer para educar, para volcar en cada niño y niña la imagen de Cristo, Luz y Verdad. Y por otro lado, abnegación para poner en práctica lo que se ha visto con la inteligencia. Pocas escuelas pedagógicas llegan a ser tan realistas como la de madre Eduviges Portalet. Especialmente en lo que se refiere a la abnegación. En un mundo que huye del sacrificio, que busca resultados fáciles, prontos y duraderos, ha olvidado el valor de la tenacidad, el esfuerzo, la constancia. Virtudes que bien pueden quedar englobadas en lo que Eduviges menciona por abnegación. Pensemos simplemente qué significa educar a niños invidentes sin los medios que actualmente tenemos y teniendo que luchar contracorriente en un mundo que había marginado a estos seres humanos. “Me apresuraré” Eduviges Portalet es la mujer del hacer, de poner en práctica lo que ha meditado en la oración, dentro del más puro estilo dominicano. Eduviges no habla mucho de Padre Domingo, pero su actuar es reflejo de una asimilada espiritualidad dominicana. ―Siendo la verdad algo arduo y difícil de conquistar, por ello se han originado las distintas investigaciones; de aquí surgieron las sectas, orgullosas y ambiciosas, de quienes no aprendieron ni trasmitieron con verdad, sino que abrazaron la presunción de la gnosis‖92. El estudio es y será siempre en la pedagogía el punto de arranque si se quiere hacer un buen trabajo en la formación de las personas. Hacer la verdad en pedagogía no es otra cosa que hacer un análisis de la realidad, descubrir las causas, ponderar las consecuencias, generar estrategias en base al fin que se quiere alcanzar. Eduviges observa la realidad, la analiza y propone soluciones. Y las lleva a la práctica, sin dilación. En un mundo que vive de prisas, que no tiene tiempo para meditar esta apresuramiento podría ser en contra de la ponderación que se propone como antídoto al ir siempre al galope en este mundo. Sin embargo no debe entenderse de esta manera el apresuramiento de Eduviges. Ella ha meditado, ha contemplado la Verdad y la 90 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una Pedagogía de Luz y Verdad, p. 5 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 91 Hedwige Portalet, Historia de la Congregación escrito por nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 80. 92 Clemente de Alejandría, Stromata, VII, 91, 2. El alejandrino ya se ha ocupado de la investigación en Strom., V, 5,1 – 18, 8 y VIII 1,1 -2, 5. - 47 - quiere poner en práctica lo más pronto posible. No se apresura en meditar, en ponderar en planear. Se apresura en poner en práctica lo que ya ha contemplado, lo cual es contrario al modo de ser del mundo de hoy que no piensa en lo que debe de hacer y se deja guiar por el frenesí del activismo, el hacer porque se debe hacer algo, no porque se tenga que hacer algo. Eduviges es la mujer que tiene que hacer algo porque ya lo ha contemplado con calma. ―Ya es bastante el requisito de la contemplación a Dios como luz y como verdad, desde aquí emerge una forma de acercarse al hombre de cada época. No es posible una contemplación sin un serio discernimiento intelectual, sin el estudio. Desde Domingo de Guzmán pasando por Madre Eduviges Portalet hasta nuestros días, se ha entendido que la predicación de la verdad y portar la luz de Cristo, precisa del estudio. La iglesia del pasado, como la nuestra en un contexto de nueva evangelización precisa de una predicación veraz, doctrinal, bien fundamentada. La herejía se define como una presentación errónea o incompleta de la verdad de Dios y del hombre‖93. Apresurarse para Eduviges Portalet no es más que el colofón de una actividad pedagógica contemplada antes en la oración. ―Del mismo modo su pedagogía de luz no se quedaba en pedir sino que después de contemplar la Luz de Dios se lanza a la acción, se apresura a colaborar con esa Luz divina siendo ella misma la portadora de la luz para los demás, por ello repetirá con frecuencia ―ME APRESURARÉ‖. Este modo de proceder de Madre Eduviges nos cuestiona y nos anima a seguir ese camino para compartir la experiencia de fe con nuestros educandos. Este modo vivir en verdad es estar atentos a la realidad, mirar con los ojos de Dios, no quedarnos con las apariencias, ver lo fundamental de las cosas. Entendió a la escuela como el agente socializador por excelencia dentro de una comunidad, que complementaba la labor familiar, que también era imprescindible, sin poder suplirse ni la una ni la otra. Entendió que en la escuela, los niños y adolescentes pasan gran parte de sus días, y por ello lo hacía sentir como el segundo hogar y donde se tenía que poner especial corazón para amarlos y llevarlos la Luz no sólo física sino también esa luz de verdad, amor, justicia, comprensión, etc.‖94. La compasión Ternura y compasión podrían ser términos aparentemente símiles. Me parece que habría que matizar un poco. Lo diré brevemente. Sentir ternura no lleva necesariamente a la acción. Temer compasión, como su misma raíz etimológica lo afirma, es padecer con el otro, padecer con quien padece. Compadecer lleva a la acción. La escuela de Toulouse enseñó muchas cosas a Eduviges Portalet. El contacto con esos niños necesitados en tantos aspectos abrió su alma a ellos y a Dios. Pero sobretodo abrió su corazón al sufrimiento y aprendió a sufrir con ellos. Ya no eran más los niños ciegos y Eduviges. Se habían convertido en un solo ser que buscaba la Luz y la Verdad, dejando para el futuro esta enseñanza para los docentes dominicos. Quien quiera vivir la pedagogía de la Luz y la Verdad, debe hacerse uno con el necesitado, debe compadecer con el necesitado, vivir lo que él vivió. ―De los elementos que conforman las bases de la Espiritualidad Dominicana, lo que en esencia da sentido a todas, es la Compasión. Esta compasión que hace sensible a la necesidad de las personas en todas sus dimensiones y es lo que madre Eduviges Portalet asimiló para las hermanas DIC, por ello estuvo atenta con ―los ojos abiertos‖ para dar respuesta al proyecto que Dios tenía para ella y toda sus hermanas. Esta experiencia de la compasión también la encontramos en varias ocasiones en el Evangelio: Jesús sintió compasión… entonces la compasión es una respuesta generada desde dentro, desde el mismo espíritu que nos hace uno con el hermano que sufre, que necesita y que en ese momento llama nuestra atención su realidad. Podríamos pensar que es una virtud o que es un don, pero no, aprenderemos y descubriremos que todos somos capaces de desarrollarla, pero que también podemos evadirla o ignorarla. La compasión es el punto desde el cual se puede desencadenar la acción del compromiso, como respuesta ante la realidad, es la plataforma de encuentro de dos almas: la del que sufre y necesita, y la del que ama, ahí se da el primer encuentro, y ese primer contacto esta lo que puede hacer la diferencia entre una relación fría y una relación amorosa y comprometida con el otro. Pero al igual que en santo Domingo, Madre Eduviges Portalet y tantos religiosos y laicos dominicos, encontraremos que este amorcompasivo, es el motor que nos mueve a realizar la misión y a orientar los por qué de lo que hacemos, es lo que 93 Guillermo Ramírez Livia, ¿Cómo sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en nuestras escuelas? ¿Cuáles son las necesidades? p. 20 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 94 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una Pedagogía de Luz y Verdad, p. 5 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 48 - nos da la fuerza para buscar la verdad en el estudio, como acto de contemplación, obra de misericordia y compasión intelectual, nos lleva a contemplar en la oración, y así dar a los demás algo más que un solo sentir. ―Un dominico y por lo tanto también una hija dominica, sin compasión, estaría perdiendo la esencia de la espiritualidad que le mueve a dar respuesta a las situaciones que el mundo vive. Hoy es necesario transmitir la experiencia de ser Luz para los que viven en la oscuridad a través del camino que es el mismo Jesucristo. ―Sería difícil comprender a hombres que teniendo una vida de oración, un conocimiento de Dios y un contacto con los más necesitados, no sintiesen compasión por los que nada tienen, y también sería lamentable que después de ver a los que más necesitan y sabiendo que Jesús está en ellos como ese Cristo sufriente, no pudiésemos amarlo en su realidad y termináramos por no hacer nada. El Amor es lo que hace la diferencia, entre solo repetir Evangelio y el llevarlo en la profundidad de nuestro ser para hacerlo vida. ―Es por eso que podemos afirmar que Madre Eduviges es la mujer de la compasión y de la misericordia, esa misericordia que es una actitud bondadosa de compasión hacia otro, es la actitud de comprensión del ofendido hacia el ofensor o del más afortunado hacia el más desposeído. Es la compasión por los que sufren, que impulsa a ayudarles a ser benévolo con el otro. Así encontramos entre los escritos: "Eran hondas las entrañas de su misericordia". Esa misericordia que entra en comunión con el misterio de las personas y de las circunstancias. Que supera la óptica demasiado estrecha de la norma precisa de la justicia, y que sabe percibir, aunque esté deformada, la imagen de Dios en el ser humano. Su mirada benévola, no era indecisión ni cobardía; era una mirada de largo alcance, porque era misericordiosa. (…) ―La compasión por otro lado es una invitación a caminar todos, desde la oscuridad del no entender el dolor, la enfermedad, la limitación y el sufrimiento, hacia la certeza de comprender, porque hemos sentido su dolor. Es pasar de la definición de amar, a sentir y comprender al otro. ―La compasión es un peregrinar lleno de luchas y quebrantos, pero pleno de auténticas actitudes que van descubriendo poco a poco, que el saber amar, es el único camino que puede transformar la realidad, es el único camino que puede transformarnos, especialmente cuando el Dios del amor toca el corazón del hombre. ―Esa compasión nos hace asumir que el Señor nos convoca a su misión, a emprender el camino de la luz, de la paz, del amor, desde las tinieblas y sombras de muerte. Nos envía a realidades concretas donde está la ceguera, la ignorancia y ser para cada uno, Luz y verdad. Es una respuesta al Amor de Dios Padre para ser portadores de afecto, ternura, justicia, bondad y de esta manera poder ver la verdadera luz de Cristo que se entrega y viene no sólo por los justos, sino sobre todo por los pecadores que necesitan ser curados y sanados. Entonces podremos asumir que : ―el mandamiento del amor al prójimo es el precepto que Él llama su mandamiento para que cumplamos fielmente. Él quiere que la fidelidad al mandamiento del amor, sea el signo distintivo de una virtud sólida y de una piedad sin falsedades…Él nos dirá tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me has vestido, estuve enfermo y prisionero y me has visitado. Sólo habrá recompensa para la caridad‖ (Eduviges Portalet, Conferencias (V conferencia : la Caridad). ―Hoy, desde la espiritualidad de Madre Eduviges a nosotros como educadores también estamos invitados a ser compasivos y misericordiosos, a estar con los ojos abiertos a las necesidades que tienen nuestros educandos en cada circunstancia de la vida y de esta forma presentarles el amor de Dios que quiere que todos seamos salvados y conducidos a su corazón‖95. El estudio Dentro de la espiritualidad dominicana el estudio juega un papel muy importante. Su raíz histórica la encontramos en el mismo fundador de la Orden, en san Domingo de Guzmán. ―Ahora bien la predicación del Evangelio, en plena Edad Media, había decaído y degenerado de tal manera que algunos grupos sociales 95 Ibídem., pp. 23 – 25. - 49 - comenzaron a reaccionar. La acción de Domingo de Guzmán fue clarividente a este respecto: No se puede hablar de Dios –intuyó– al margen de las realidades que viven los seres humanos. Para penetrar en su realidad se requiere el ejercicio de la inteligencia, apoyada ésta en los recursos del pensamiento y de las ciencias. Santo Domingo llegó a la conclusión de que el dominico tiene que estudiar a fondo. Tiene que reflexionar en profundidad sobre lo que está acaeciendo en este mundo que paradójicamente se presenta como maravilloso y desolado‖96. Eduviges Portalet lo aplicó a ellas mismas y a la hermanas que le ayudaron a poner en pie la primera escuela en Toulouse. El estudio no es simplemente la actividad académica que nos lleva a aprender algo de los libros y aplicarlo en la realidad. Estudio en la espiritualidad dominicana es contemplar la verdad para luego hacer la verdad en la realidad. Eduviges contempla la verdad en esos niños, se da cuenta cual es la Verdad a la que hay que llevarlos y estudia la forma en que esa Verdad tiene que llegar a ellos. De la misma manera el docente dominico debe contemplar la verdad de la realidad en la que desempeña su docencia. Darse cuenta de cuales son las carencias básicas. Estudiar cuál debería ser la verdad en esas realidades, estudiar la forma en que pueda hacerse la verdad en ellas y después ponerla esos medios en práctica. De nuevo vemos el carácter eminentemente práctico de la pedagogía de Eduviges Portalet que de la contemplación de una realidad llega a la forma práctica de resolverla. ―En el ejercicio dominicano del estudio aparecen dos rasgos que definen, de alguna manera, la trayectoria histórica y espiritual. Aquellos que se expresan en dos afirmaciones, convertidas en lema de los dominicos: la afirmación ‗Veritas‘, es decir, ‗Verdad‘, y la reflejada en el dicho de Santo Tomás, ―contemplata aliis tradere‖, que traducido es: ‗contemplar y dar lo contemplado‘. Ambas expresiones y sus implicaciones enriquecen y alimentan esta espiritualidad dominicana. Esta experiencia de llevar la Luz y la verdad, se encuentra de manera explícita también en la espiritualidad de madre Eduviges Portalet cuando pide que uno debe estar con los ojos abiertos, ojos físicos, de la mente y del corazón. ―Así el estudio en la espiritualidad dominicana es válido hoy, puesto que no es un mero aprendizaje de saberes, sino como una „sabiduría para la vida‟; no como un orgullo que aplasta, sino como el mejor servicio que se puede ofrecer al mundo; no como un sólo oficio, sino como un acto de ―compasión intelectual‟. Una forma de compasión que presupone la comprensión de la realidad y una forma de comprensión que lleva a la compasión intelectual. Esta es la dimensión más sapiencial en el ejercicio del estudio dominicano. Por ello, dedicarse al estudio, en dominicano, es responder al cultivo en la búsqueda de la Verdad‖97. La pedagogía de portar la luz. En el segundo capítulo hemos explicitado en qué consiste el carisma de portar la Luz que como experiencia del espíritu Eduviges Portalet inauguró en su vida y legó como patrimonio espiritual para la congregación de las hermanas DIC y para los docentes dominicos. Nos toca ahora desarrollar la forma en que este carisma se hace pedagogía, la pedagogía de portar la Luz. Si hemos asegurado que Eduviges Portalet se hace Luz para todo tipo de invidentes, es necesario descubrir la forma en que esa Luz llega a esos invidentes de todos los tiempos y de todas las especies. Tres son las características de la Luz que Eduviges experimenta y cada una de ellas tendrá su propia pedagogía, su propia forma de ser enseñada. Luz como descripción de Dios, Luz como la experiencia existencial de Dios, Luz como amor. 96 97 Ibídem., p. 25. Ibídem., p. 25. - 50 - Pedagogía de la Luz como descripción de Dios. Ante la oscuridad del dolor, los problemas, las inseguridades, lo primero que hace Eduviges Portalet es buscar la Luz, pedir esa luz de la providencia para saber qué hacer y cómo colaborar con el plan de Dios98. La pedagogía consistirá precisamente en llevar esa Luz para tantos y tantos niños ciegos que esperan la Luz. ―su familia religiosa debe ser portadora de luz, para abrir la visión a tanta ceguera que deambula por la vida‖99. La pedagogía de la Luz, como primer paso consiste precisamente en ver en Dios la Luz que será necesaria llevar frente a los problemas que acosan a los necesitados. Eduviges es maestra de los ciegos no porque se hace luz para ellos, sino porque contemplando la situación difícil por la que pasan los niños ciegos, pide luz a la Providencia para saber qué hacer de forma que la Luz de Dios se convierte para ella en una guía de lo que debe de hacer. La pedagogía de la Luz es confiarse en la Providencia de tal manera que esa Providencia se convierte en Luz que ilumina el camino de lo que se tiene que hacer. La luz en la revelación es Jesucristo mismo. Quien ve a Jesucristo, ve la luz misma y esta fue la experiencia del espíritu de Eduviges Portalet y que enseñó a sus discípulas y por ende a todo docente dominico. El primer aspecto de la pedagogía de la Luz es hacer la experiencia de la impotencia humana frente a las más diversas cegueras del hombre para confiar sólo en la Luz de Dios. Luz que será la Providencia y la guía de lo que deberá hacerse para resolver las más distintas cegueras. La pedagogía de la Luz en este primer aspecto consiste en no confiar en sí mismo para confiar sólo en la Luz de Cristo de forma que Él ilumine todo lo que hay que hacer para resolver el problema de la ceguera. Eduviges Portalet es testigo principal de esta pedagogía cuando constata los frutos de quien se deja iluminar por la luz de Cristo. ―El martes que seguía a nuestra llegada, o sea el de julio, fiesta de la Visitación de la santísima Virgen, por indicación del Señor Vicario General de Pons fui a buscar una pequeña cieguecita llamada María Courdey. Sor Melania me acompañó, la encontramos en una buhardilla ocupada en jugar con unos pedazos de loza rota, en compañía de su perro, el querido Lami. ―El padre y la madre que estaban ausentes fueron avisados por una vecina. Todo se decidió en un momento. Un pequeño paquete, que se puso en una cesta, lo llevó la mamá, junto con una sillita, objeto del amor de su hijita. ―La pequeña se dio a nosotras desde el primer momento, nos tenía de la mano y a cada momento repetía en alta voz. <Voy a convento para aprender piano – música, a leer y a tejer. Los muchachos y las muchachas de la vecindad, sus amigos de todos los días nos seguían (…). Dios nos bendijo, pues en el momento que escribo estas líneas, María es una buena joven, inteligente y piadosa, debiendo en este mismo año entrar como profesora en la Institución, que ha sido para ella la mejor de las Madres‖100. No podría haber mejor ejemplo de esta pedagogía de confianza en la Providencia que la que nos ha dejado la misma Eduviges. No hay planes preconcebidos, no hay nada escrito. Lo único que hay es una gran confianza en la Providencia como Luz que será de guía en todo el proceso formativo de esta chica. Y los resultados se ven al cabo de los años, de tal forma que la hacen arrancar a madre Eduviges una alabanza a Dios por el bien que se ha hecho, no dudando en atribuir el mérito no a ella sino a la Institución. Lo veremos en el momento de aplicar esta pedagogía de la luz como descripción de lo que es Dios, que quien se pone en manos de la Providencia después de haber visto las necesidades de las personas es guiada por la Luz de Cristo y encuentra en Él la descripción de lo que se debe llevar a cabo. Y en otro pasaje de su vida, vemos como Madre Eduviges Portalet pone toda su confianza en la Providencia y se abandona a ella. ―El invierno y el frío se hacía sentir, lo veía con terror, pues los pequeños no tenían con que cubrirse, sino unos pedazos de tela que nos habían regalado y que nosotras habíamos arreglado del mejor modo posible; para el verano podían servir, pero para invierno imposible. Este pensamiento me inquietaba y me repetía sin cesar. ¿Cómo podré comprar frazadas de lana?, deben ser muy caras y es necesario conservar el dinero para comprar el pan. ¡Dios mío, ven en mi socorro!... Y ese socorro no tardó. Monsieur de Tournamille, 98 Hedwige Portalet, De las tinieblas a tu admirable Luz, Francia 2000. Cf. Iréne Gil, Hedwige Portalet, Francia 2000, p. 191. 100 Hedwige Portalet, Historia de la Congregación escrito por nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 21. 99 - 51 - Vicario de San Nicolás, nos hizo una visita y al despedirse me dijo: <hermana quisiera decirme qué es lo que más necesita?> Me apresuré en hacerle mi pedido. La respuesta no se hizo esperar, en la tarde de ese día las camitas de mis pequeños estaban calientitas con las frazadas nuevas, con que la Divina Providencia atendía amorosamente a nuestras necesidades‖101. Como parte de la pedagogía de la Luz como descripción de la Luz, conviene que el docente dominico se ejercite en el discernimiento de espíritus102 para dejarse guiar en su actuar por el espíritu bueno. Un medio pedagógico será el acostumbrarse todas las noches a hacer el examen de conciencia no como un balance de contabilidad en el que se detectan aspectos negativos y aspectos positivos, sino que tiene que ir al fondo de esos comportamientos positivos o negativos preguntándose el porqué realizo dichos actos. Si lo hizo siguiendo su espíritu propio, el espíritu de Dios o el espíritu del mal. Este ejercicio le permitirá detectar la voz del Espíritu en su alma y así se entrenará para poderlo seguir. La Providencia de Dios no actúa en contra de nuestra libertad ni en forma automática. Es necesario discernir su presencia y ejercitarse en su seguimiento. Pedagogía de la Luz como la experiencia existencial de Dios Dejarse guiar por la luz, como hemos visto en el inciso anterior conlleva a experimentar a Dios como Luz. Para poder ser guiado por la Luz, se tiene que hacer la experiencia de la Luz. Se tiene que experimentar a Dios como Luz. Y aquí nos encontramos con un problema teológico, es decir, la posibilidad de hacer la experiencia de Dios. La pedagogía de la Luz, en su primera parte requiere que el docente dominico tenga a Dios como Padre providente que guía su trabajo. El docente dominico, como hemos dicho, pone su inteligencia y su voluntad al servicio de lo que Dios le va sugiriendo para realizar su misión de curar las más distintas cegueras de los alumnos a él encomendados. Como segundo paso y como consecuencia de haberse puesto en manos de Dios, el docente dominico hace la experiencia existencial de Dios, es decir, experimenta en su ser la presencia de Dios. El ejemplo de madre Eduviges en este aspecto queda demostrado cuando escribe: ―Él está en medio de nosotras para alumbrarnos y conducirnos como en antaño la nube luminosa guiaba al pueblo hebreo en el desierto‖ 103. No estamos hablando por tanto ni de un fenómeno místico ni de una experiencia mística, sino de la experiencia espiritual de Dios o experiencia del Espíritu. Un fenómeno místico son aquellos fenómenos en los que la persona por permisión de Dios puede experimentar en su persona algún fenómenos sobrenaturales como la bilocación, los estigmas en algunas partes del cuerpo, la elevación del cuerpo mientras se reza y otros muchos. La experiencia mística consiste en la posibilidad de hacer la experiencia de la presencia de Cristo sin necesidad de la fe. A los docentes dominicos la pedagogía de la Luz como experiencia existencial de Dios nos les pide ni el fenómeno místico ni la experiencia mística, sino hacer la experiencia de Dios como Luz. Aclaremos un poco lo que significa hacer la experiencia de Dios para entender mejor cual debe ser la pedagogía de la Luz como experiencia de Dios. Hacer una experiencia es vivir en primera persona un acontecimiento, no sólo por referencias, sino aplicando los sentidos que son propios al objeto del que quiero hacer experiencia y dando una respuesta a las sensaciones que dicha experiencia ha suscitado en mí. Si deseo hacer la experiencia del Cusco, no basta con buscar por Internet fotografías de Cusco, conocer su historia o imaginarme que me encuentro en una de sus magníficas iglesias. Si quiero hacer la experiencia del Cusco tengo que ir a esa ciudad, verla, vivirla, tocarla, olerla, oírla, es decir aplicar todos mis sentidos físicos a ellas. Y posteriormente tendré que dar un nombre a las sensaciones que la ciudad han producido en mí interior, en mi espíritu, es decir e mi inteligencia, en mi voluntad y en mi afectividad. Esto es hacer una experiencia. 101 Eduviges POrtalet, De las tinieblas a tu admirable Luz, p. 63. El discernimiento de espíritus es propio de la espiritualidad ignacia, concretamente de los Ejercicios Espirituales de Sann Ignacio de Loyola, en dónde la persona aprende a distinguir el movimiento de los espíritus en su alma. Aprende a distinguir y a seguir la moción de Dios en su alma, rechazando el espíritu del mal y el propio espíritu humano. 103 Eduviges Portalet, Conferencias, p. 27, uso manuscrito. 102 - 52 - Pero cuando se trata de hacer la experiencia de Dios, las cosas se complican un poco, pues Dios no es ni un objeto ni una persona. ―El Señor es de tal naturaleza que los sentidos nunca lo detectarán. Dios nunca entrará por los sentidos, nunca pasará a través de ellos al laboratorio de la mente humana. Dios nunca será, pues, objeto de análisis y síntesis. Nunca será objeto de la inteligencia, pues no haya nada en la mente humana que no haya pasado antes por los sentidos. Todo esto lo expresa la Biblia con aquella frase: no se le puede mirar cara a cara. No es objeto de estudio, sino de fe. Como Dios no puede entrar en el proceso normal del conocimiento humano, queda fuera, por encima de este proceso. Por eso decimos que Dios es trascendente. Dios nunca entrará en nuestro juego. Está en otra órbita. Dios es otra cosa. Es misterio, no cosa misteriosa. Es misterio, que quiere decir que no puede ser alcanzado ni entendido analíticamente, nunca entrará en juego de silogismos, premisas y conclusiones.‖104 Con esta aclaración que nos deja Larrañaga bien podemos comprender la dificultad en hacer la experiencia de Dios. Se trata de aplicar nuestro espíritu al Espíritu de Dios aún sabiendo que no podremos muchas veces conceptualizar lo que hemos experimentado. ―Moioli dice que la experiencia del espíritu no es sino la toma de conciencia del dato cristiano, esto es, del pertenecer a Cristo. Como el dato cristiano es algo objetivo, supera al dato posiblemente subjetivo de la experiencia. Se establece por tanto la posibilidad de entablar un verdadero estudio y sistematización de la experiencia espiritual ya que se parte del dato objetivo de la fe, dato revelado por Jesucristo. ―Federico Ruiz hace también importantes aportaciones al concepto de experiencia espiritual. Una cita importante de su libro Le vie dello spirito, Sintesi di Teologia spirituale 105 es aquella en la que hace una clarificación de la experiencia espiritual al separarla netamente de lo que es un mero sentimiento religioso. <Para comprender y sacar provecho de la experiencia espiritual en su significado teologal, es necesario superar y evitar una mentalidad muy difundida que entiende la experiencia como gusto, como una relación gratificante con Dios, con las personas y con sus cosas. La experiencia es un contacto vivo y sentido con la realidad misma, gozosa o dolorosa, tal como se presenta. Incluye por tanto experiencia de pobreza, de frío, de comunidad conflictual, de enfermedad, de dolor, de oscuridad no programada, de un Dios lejano y de desconcertante> (Federico Ruiz, Le vie dello spirito, Sintesi di Teologia spirituale, Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 2004)‖106. Establecemos por tanto que para Eduviges Portalet esa experiencia personal de Dios, es hacer la experiencia de Dios como Luz. La pedagogía de este encuentro nos viene de la misma madre fundadora. Las largas horas pasadas en el silencio frente a la Eucaristía hacen posible el encuentro con la Luz. Ella siente necesidad de ser luz para muchas personas y se da cuenta que sólo en la medida en que experimente la Luz de Dios, ella podrá convertirse en luz para los demás. Encontramos por tanto que el silencio y el contacto con Cristo Eucaristía son las causas eficientes de este hacer la experiencia de Dios como Luz. ―nada favorece el dulce acercamiento como la soledad de dos y dejar que la intimidad no sufra con la presencia de una tercera persona; quedémonos a solas con jesús si queremos que Él nos comunique los secretos divinos, que hable a nuestro corazón con el lenguaje misterioso que nos apartará de las vanas consolaciones terrenas‖107. Y esta contemplación de la eucaristía no es pasiva, sino que la lleva a lanzarse a poner en acto lo que ha contemplado de la Eucaristía: ―Madre Eduviges Portalet no toma decisiones, sino después de largas horas al pie del Sagrario. Tampoco lo hacía sola, consultó, analizó con su asistenta, madre Francisca. No se lanzaba, no se precipitaba, precedía con calma… Acepta la Obra de Saintes, que tiene por finalidad ―adoración al Señor‖, pero extendiéndola y completándola con la participación de personas de fuera. Esta resolución responde a las dos facetas de madre Eduviges: contemplación y apostolado.108‖ Pedagogía de la Luz como amor 104 Ignacio Larrañaga.. Federico Ruiz, Le vie dello spirito, Sintesi di Teologia spirituale, Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 2004 106 German Sánchez Griese, La fuerza del carisma, Ediciones Paulinas, Lima 2011. 107 Eduviges Portalet, Conferencias, p. 18, uso manuscrito. 108 Hedwige Portalet, De las tinieblas a tu admirable Luz, Francia 2000, p. 146. 105 - 53 - Hemos establecido hasta ahora dos grados de la pedagogía de la luz que son la pedagogía de Luz como Providencia y pedagogía de la Luz como experiencia personal de Dios. Son dos aspectos que nos hablan de una labor en el interior de la persona. Si bien es difícil establecer una cronología en la pedagogía de la Luz, podemos de alguna manera pensar que Eduviges hace la experiencia de la luz como Dios providente al ponerse confiadamente en sus manos ante las necesidades de las niñas ciegas. Esa misma pedagogía de buscar en Dios la luz necesaria para su actuar, la hace llevar a cabo la experiencia de Dios como Luz. Bien podemos decir que son dos tipos de pedagogía internas en el sentido que Eduviges es quien experimenta en su espíritu estas dos pedagogías de la Luz. Dando un paso más adelante y subrayando de nuevo la aclaración que en el espíritu no se da una cronología como en el aspecto físico, bien sabemos que Eduviges se convierte en luz para quien no ve. Portadora de la luz es quizás el aspecto de la pedagogía de la luz más externo que encontramos en el carisma de Eduviges Portalet pero que no es sino el florecimiento o la maduración de las dos pedagogías anteriores, ya que quien se pone en manos de Dios para ser guiado por la luz y hace la experiencia de Dios como Luz, no puede menos que convertirse en luz para los demás, ser portadora de la luz. El tercer aspecto de la pedagogía de la luz, el más característico de Eduviges nos habla de una pedagogía del amor, en el que quedan englobadas las dos pedagogías de la Luz anteriores. Intentemos hacer un esbozo de esta pedagogía que es portadora de la luz. Cuando madre Eduviges encuentra a los niños ciegos se desata en su alma un anhelo incontenible por remediar su situación. Buscando por todos los medios a su alcance remediar esta situación, encuentra luz en su camino en la verdadera Luz. La característica esencial de esta primera pedagogía de la luz que hemos llamado pedagogía de la Luz como descripción de Dios es la conocer de la mejor manera posible la situación de necesidad e injusticia con la que tiene que trabajar. Esta pedagogía debe ser copiada de alguna manera por todos los docentes dominicos. En esta primera etapa el docente dominico a semejanza de madre Eduviges debe conocer muy bien la situación en la que está trabajando. Una situación que va desde el macro hasta el micrcosmos con el que le toca trabajar, desde la situación actual generalizada hasta la situación de cada uno de los alumnos con los que trabaja. Conocedores de esa situación y dándose cuenta de las reales necesidades del macro y microcosmos buscará hacer luz a las necesidades que le surgen de esa situación. A semejanza de Eduviges Portalet, el docente dominico no se desentiende de una a favor de la otra, sino que en la medida de sus fuerzas trata de poner remedio a las necesidades que le propone el macro y el microcosmos. Así lo hizo Eduviges, ya que mientras trataba de poner remedio al microcosmos de cada niño ciego, supo también poner remedio al macrcosmos de la Francia de la Revolución Industrial ajena a las necesidades sociales que la aquejaban. El elemento que sirve de aglutinador entre los niveles macro y micro de la realidad es la capacidad de hacer la experiencia de Dios como verdadera luz que ilumina todos los aspectos y todos los niveles de la realidad. Bien sabemos, como aprendimos una vez en el catecismo que Dios está en el cielo, en la tierra y en todas partes, por tanto Dios lo abarca y lo ve todo. Cuando el docente dominico haciendo la primera experiencia de la pedagogía de la Luz como descripción de la Luz, busca una solución a los problemas micro y macro que ha encontrado en la realidad con la que le toca trabajar. La Luz, Dios mismo, se proyecta en todas las realidades con las que vive. Desde su realidad más íntima, pasando por la realidad de su familia, de su entorno social y profesional, hasta llegar al entorno del trabajo. Todas esas realidades con necesidades inherentes a cada uno de esos aspectos, vienen a ser iluminadas por una misma Luz, que es la Luz de Dios. De esta manera el docente dominico evita la fragmentación de su ser y de los problemas que debe tratar. Mal de nuestro tiempo es la especialización que muchas veces no permite la inclusión de Dios en cada uno de los estratos de la realidad. Se esgrime el secularismo como argumento para evitar la supuesta injerencia de la teología en las ciencias del hombre, dándose la ruptura que ha postrado al hombre en la separación de Dios y su vida, viviendo muchas veces como si Dios no existiera. El docente dominico cuenta con esta pedagogía de la luz como descripción de la luz, es decir de Dios, para buscar en Dios la solución, la luz, la guía a las necesidades que los distintos aspectos de la realidad se le presentan. De esta búsqueda por encontrar soluciones a las necesidades que le presenta la realidad nace, como hemos apenas dicho el encuentro con la Luz para descubrir soluciones a esas necesidades, pero también nace la posibilidad de que esa Luz sea vivida en lo personal de forma que el docente dominico haga la experiencia de - 54 - Dios como experiencia de la Luz. Es este el segundo aspecto de la pedagogía de la Luz, como pedagogía de la experiencia de Dios como Luz. El docente dominico siguiendo los pasos de Eduviges contempla la Luz de Dios para hacer la experiencia del espíritu de la Luz que es Dios. Pero la pedagogía no acaba ahí. Hemos apenas descrito dos etapas de la pedagogía de la luz, pedagogía de la descripción de la Luz y pedagogía de la experiencia de la Luz, que hemos llamado los elementos internos de la pedagogía de la Luz. Una vez que Eduviges se deja iluminar por la Luz para solucionar sus problemas y contempla la luz para hacer la experiencia del espíritu de la Luz, bien podemos decir que ella participa de esa Luz, que es la causa ejemplar. Ha hecho por tanto la experiencia del espíritu que la lleva a portar esa Luz a sus niños ciegos. Se hace el ojo para quien no ve. Y no sólo ojo físico sino ojo espiritual. Esa escuela, esa pedagogía la deja también para todo docente dominico que después de haber conocido la solución a sus problemas y haber hecho la experiencia de Dios como Luz, se lanza a portar la luz a todas las realidades de donde ha nacido la pedagogía de la Luz. Ser portadores de la luz se convierte por tanto el culmen de la triple experiencia de la pedagogía de la Luz, pues quien ha hecho luz a las necesidades que lo rodean, quien ha experimentado la luz como solución a dichas necesidades, no puede menos que llevar esa luz a todos los niveles de las realidades de las que ha nacido la pedagogía de la luz. Ser portadores de la luz se convierte casi en un mandato. Nadie que enciende una luz la tiene escondida debajo de la cama, es para ponerla en lo alto y así pueda alumbrar toda la estancia. De la misma manera, quien ha hecho la experiencia de la Luz se siente fuertemente impulsada a darla a los demás, a ser portadores de la Luz. ―El alumnado crecía, ¿qué podría hacer ante estas apremiantes necesidades? (…) Todo el trabajo recaía sobre Sor Francisca y sobre mí; ella se ocupaba de los niños, son un especial cuidado y un gran éxito, que para mi era un gran consuelo. A mi cargo tenía todo lo concerniente al desenvolvimiento de la Institución y además, la instrucción de los niños. Todo lo del lado del alumnado marchaba perfectamente. Las Damas del Sagrado Corazón nos regalaron un piano viejo, comencé a dar lecciones de piano a Virginia y lecciones de piano tanto a los niños como a las niñas‖109. Ser portadores de la Luz es por tanto ser portadores del amor, porque así como madre Eduviges Portalet que se llena del amor y no se lo queda para sí misma sino que lo distribuye a los demás, a las hermanas de la congregación y a los niños ciegos, así el docente dominico que ha hecho la experiencia de la Luz, no se queda con ella, sino que la da a los demás, como un acto de donación, un acto de amor hacia los demás. Eduviges Portalet, pedagoga de la Luz110 Ante la oscuridad del dolor, los problemas, las inseguridades, etc, lo primero que hace es buscar la luz, pedir esa luz de la providencia para saber qué hacer y como colaborar con el Plan de Dios, preguntémonos, cuantas veces nosotros ante las situaciones de dificultad no dejamos que la humildad de sabernos frágiles y contingentes nos mueva a buscar la Luz divina para que nos ilumine sino que buscamos solucionar las cosas a ―mi manera‖ o peor aún, nos rendimos, dándole una solución pasajera o paliativa. Pero la dinámica de la pedagogía de la luz de nuestra madre no se queda en saber pedir Luz sino que después de contemplar la Luz de Dios se lanza a la acción, al movimiento, se apresura a colaborar con esa Luz divina siendo ella misma portadora de Luz para los demás, las palabras de nuestra madre son ―Me apresuraré‖. Hoy nos toca preguntarnos cuanto nos apresuramos en ser luz para los demás llevándoles el brillo del amor de Dios a sus corazones, ¿Cuántas veces nos dejamos educar por la luz de Dios y pedimos con confianza que nos ayude? Y cuantas veces ocurre que cuando Dios nos da su mano providente nos falta ese apresurarnos por cumplir lo que Dios nos pide para colaborar con su gracia y su amor. La pedagogía de la verdad Desde siempre la verdad ha fascinado al hombre… y también lo ha aterrorizado. Jesucristo en su pasión es cuestionado por Pilato ¿y qué es la verdad? Frente al mundo relativo que nos toca vivir el papel de la verdad será primordial no sólo para entender la pedagogía de Eduviges Portalet, sino para llevar a cabo la tarea de la nueva evangelización, pero son temas que abordaremos hacia la parte final de este estudio. Ahora nos 109 Hedwige Portalet, Historia de la Congregación escrito por nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, p. 44. Edith de la Cruz Cuscano, Eduviges Portalet, Pedagoga de Verdad y Luz, su trscendencia, p. 6, en Congreso Dominicano 2011, uso manuscrito. 110 - 55 - concentraremos en entender el segundo elemento de la pedagogía de la madre fundadora Eduviges Portales, es decir, la pedagogía de la verdad. Filosóficamente podemos decir que la verdad es la adecuación de nuestro juicio a la realidad. Las distorsiones de la verdad se pueden dar no en la realidad, sino en la forma en que percibamos dicha realidad. Por eso bien podemos exclamar con el poeta que sólo hay una verdad y que debemos buscarla. ¿Tu verdad? No; la Verdad Y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela111. La verdad es por tanto el proceso de descubrir la realidad y el hombre tiene esa capacidad de conocer la verdad. Parece ser que el hombre de nuestra época está o ha perdido esta capacidad. ―Llamados a la salvación mediante la fe en Jesucristo, <<luz verdadera que ilumina a todo hombre>> (Jn 1, 9), los hombres llegan a ser <<luz en el Señor>> e >>hijos de la luz>> (Ef 5, 8, y se santifican <<obedeciendo a la verdad>> (1Pe 1, 22). Mas esta obediencia no siempre es fácil. Debido al misterioso pecado del principio, cometido por instigación de Satanás, que es <<mentiroso y padre de la mentira>> (jn 8, 44), el hombre es tentado continuamente a apartar su mirad del Dioss vivo y verdadero y dirigida a los ídolos (cf. 1 Ts 1, 9), cambiando <<la verdad de Dios por la mentira>> (Rm 1, 25); de esta manera, su capacidad para conocer la verdad queda ofuscada y debilitada su voluntad para someterse a ella. Y así, abandonándose al relativismo y al escepticismo (crf. 18, 38), busca una libertad ilusoria fuera de la verdad misma‖112. La dificultad ocasionada por el pecado original para conocer la verdad, no mengua en nada la capacidad para conocerla. Pero el hombre posee esa capacidad de conocer la verdad a través del libre albedrío con que Dios le ha dotado y buscando siempre el escuchar la voz de su conciencia, que a través de su juicio moral se equipara con la verdad. ―Igual que la misma ley natural y todo conocimiento práctico, también el juicio de la conciencia tienen un carácter imperativo: el hombre debe actuar en conformidad con dicho juicio. Si el hombre actúa contra ese juicio, o bien, lo realiza incluso no estando seguro si un determinado acto es correcto o bueno, es condenado por su misma conciencia, norma próxima de la moralidad de la persona. La dignidad de esta instancia racional y la autoridad de u voz y de sus juicios derivan de la verdad sobre el bien y sobre el mal moral, que está llamada a escuchar y expresar. Esta verdad está indicada por la <<ley divina>>, norma universal y objetiva de la moralidad. El juicio de la conciencia no establece la ley, sino que afirma la autoridad de la ley natural y de la razón práctica con relación al bien supremo, cuyo atractivo acepta y cuyos mandamientos acoge la persona humana‖113. Con esta premisa, la seguridad de que el hombre puede conocer la verdad a través del seguimiento de su conciencia bien formada, podemos embarcarnos en el estudio de la pedagogía de la verdad según Eduviges Portalet. De nuevo la historia será nuestra guía en el descubrimiento de este elemento pedagógico en el carisma de madre Eduviges. Son dos los elementos que vive Eduviges desde los inicios de la congregación: la verdad del hombre y la educación. Pedagogía de la verdad del hombre (antropología) Eduviges entendió lo que es la verdad del hombre, a través del contacto que tiene con los niños ciegos incluso antes de empezar la fundación de la congregación en Toulouse. ―Por circunstancias personales, de las cuales no hay necesidad de mencionarlas me alejé de mi ciudad natal y de mi familia para consagrarme a Dios y al servicio de los niños y de los jóvenes ciegos en la Comunidad de las Hermanas de María Inmaculada de Marsella. (…) La autoridad eclesiástica de Toulouse y algunas almas generosas viendo que hasta ahora no se ha hecho nada en esta Ciudad Metropolitana y en su vasta Diócesis, en beneficio de esas pobres criaturas de Dios, 111 www.sabidurías.com – Antonio Machado. Juan Pablo II, Veritatis splendor, 6..8.1993, n. 1 113 Ibídmem., n. 60. 112 - 56 - privadas de la luz corporal y expuestas, a causa de su enfermedad, a no gozar de la luz espiritual, se han dirigido a nosotras para abrir en Toulouse un Instituto donde serán cuidados instruidos los niños de uno y otro sexo‖114. El contacto con la ceguera hace que se ponga en contacto con la verdad del hombre. Como parte de la experiencia del espíritu, la necesidad de la luz física en esos niños ciegos la lleva a descubrir la verdad del hombre en esos niños. Mutilados en su dignidad a causa de los tiempos en los que le toca vivir, Eduviges percibe la verdad de todo hombre y se da cuenta que si bien a esos niños les falta la luz física, también puede llegarles a faltar la luz espiritual. Nos encontramos por tanto con la pedagogía de la verdad que todo docente dominico debe practicar. Eduviges ve al hombre como una participación de Jesucristo, el hombre verdadero por excelencia. El binomio luz física – luz espiritual es piedra fundamental para hacer la pedagogía de la verdad, es decir, para entender la verdad del hombre. Es por tanto el hombre para Eduviges ―un ser al mismo tiempo corporal y espiritual, es decir un ser que desde un punto de vista está vinculado al mundo exterior y desde otro lo trasciende. Es una unidad y al mismo tiempo una dualidad (cuerpo y alma). El hombre es una unidad: es alguien que es uno consigo mismo. Pero en esta unidad está contenida una dualidad. La sagrada escritura presenta tanto la unidad (la persona) como la dualidad (el alma y el cuerpo. En virtud de esta imagen el hombre no solo está llamado a transformar el mundo, no solo está llamado a la comunión de las personas y consiguientemente con la sociedad; sino que también está llamado a la Alianza con Dios, a la unión con Él. La criatura humana no es solo criatura de su Creador sino también imagen de su Dios.‖115 La pedagogía de la verdad requiere por tanto tomar en consideración en primer lugar esta visión integral del hombre, como cuerpo y como espíritu y que ambas realidades están profundamente unidas, de forma que lo que suceda a una afecta a la otra. Además de esta visión se desprende la necesidad de tomar en consideración las necesidades de ambos elementos que constituyen la naturaleza del hombre. Si la parte física influye en la espiritual y viceversa, bien podemos afirmar que las necesidades de una influyen en la otra, pues como se ha dicho, el hombre es una unidad. La pedagogía de la verdad no puede reducir las necesidades del hombre exclusivamente a las necesidades materiales, pues dejaría a un lado las necesidades espirituales. Una pedagogía de la verdad debe considerar ambas necesidades. Las corrientes positivistas de Augusto Comte habían comenzado a hacer ella en la sociedad francesa que comenzaba a ver sólo la materia como la verdad. Si bien la materia es lo que se ve, hay algo dentro de esa materia que le da vida. Eduviges por tanto sirve de guía para los docentes dominicos que quieren hacer la verdad en sus alumnos. No deberán por tanto contentarse con ver el exterior de los alumnos, sino con ojos abiertos, como los de Eduviges, captar la verdad de sus alumnos, es decir, sus necesidades físicas y sus necesidades espirituales. Contemplar ambos elementos de la verdad del hombre lleva a Eduviges a hacer la experiencia de la verdad de Cristo como prototipo de hombre. Al querer satisfacer las necesidades materiales y espirituales de los niños ciegos a ella encomendados comienza a hacer la experiencia del espíritu, es decir a hacer la experiencia de Dios como verdad. Si la verdad del hombre es para Eduviges esta unidad indisoluble de alma y cuerpo, debe encontrar la unidad perfecta, es decir el prototipo de la unidad, y lo encuentra en Jesucristo que se convierte en modelo. Esta convicción viene de un modelo pedagógico que busca plasmar en el espíritu y en el cuerpo de los niños ciegos la perfección. Un modelo pedagógico que va muy unido con el dominicanismo y que analizaremos a continuación. Pero primero terminemos este aspecto pedagógico de la verdad del hombre. Siendo que se educa siempre con un ideal en la mente, Eduviges hace la experiencia de Cristo como la verdad del hombre, y hacia ese ideal tienden todos sus esfuerzos. ―Por tanto, Jesucristo, Hijo de Dios, entregado por el Padre a la humanidad para restaurar la imagen desfigurada por el pecado, es el hombre perfecto, con el que se mide el auténtico humanismo. Con él tiene que confrontarse todo ser humano y hacia él - con la ayuda de la graciadebe tender con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas, para realizar plenamente su existencia y responder con alegría y entusiasmo a la altísima vocación inscrita en su ser. El hombre por vocación está llamado a ser luz y verdad.‖.116 Si busca la verdad en cada niño es porque esa verdad ya se encuentra en cada uno de ellos, como participación de nuestro ser en Dios. La pedagogía de la verdad de cada hombre será el esfuerzo de cada educador por hacer que esa verdad que cada persona posee, cada niño o niña, salga a la realidad. 114 Hedwige Portalet, Historia de la Congregación escrito por nuestra Madre Fundadora Marie Hedwige Portalet, pp. 8 y 10. Hna. Elfi de María Pozo Aguilar, ¿Cómo educar en la Luz y en la Verdad? Taller 1, p. 2., en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito 116 Ibidem. 115115 - 57 - En ciertas ocasiones la imagen de Jesucristo que se encuentra en cada hombre, pues cada hombre ha sido creado a imagen de Jesucristo, se encuentra distorsionada. Eduviges comprobó esa distorsión a través de la ceguera y de la posible ruina espiritual si esos niños no eran educados a tiempo. Por ello hace todos los esfuerzos necesarios para que esos niños encuentren y se formen de acuerdo al modelo de hombre que es Jesucristo. Esta pedagogía de la verdad del hombre la ha dejado Eduviges como un modelo a seguir para cada docente dominico, quien de frente a cada niño, joven o adolescente, debe en primer lugar contemplar esa verdad que cada individuo posee. Una contemplación que irá del individuo a Jesucristo. Después deberá trazar aquellos mejores medios pedagógicos para poder llevar al individuo al modelo de verdad que es Jesucristo. Dichos medios pedagógicos deberá siempre verlos en conjunto con todos los docentes, a la manera de Eduviges que siempre consultaba con sus asistentes antes de poner en marcha las medidas pedagógicas para llevar la luz y la verdad a los niños ciegos. La contemplación de la verdad del hombre lleva a madre Eduviges a la contemplación de Jesucristo como la verdad de todo hombre. Es un movimiento que inicia en la realidad externa, sigue en la realidad interna para luego incidir de nuevo en la realidad externa. Inicia en la realidad externa cuando Eduviges contempla a los niños ciegos y también a la sociedad que ha orillado a tanta penuria física y espiritual en esos niños. Hacer la verdad para Eduviges es contemplar la realidad externa, tanto de las personas como de los ambientes. Contempla la realidad de las personas al darse cuenta de la forma de abandono material y espiritual en el que viven los niños ciegos y también la forma en que viven las personas de las cuales depende la situación miserable en la que se encuentran sus niños ciegos. Personas que quizás se han dejado llevar por el ambiente positivista de su época. Personas en las que el aspecto material comienza a pesar más que el aspecto espiritual. Personas en las que la Revolución Industrial unida a las secuelas de la Revolución Francesa han dejado una huella de escepticismo en el alma de los dirigentes industriales, políticos y sociales. Por lo tanto contempla la realidad como parte de la verdad. Todos estos aspectos son percibidos por Eduviges en su realidad, es decir en su verdad. Y deja una huella a todos los docentes dominicos para que la contemplación de la verdad también se haga en la vida de cada uno de ellos. Contemplando las cosas como son, las realidades que rodean al docente dominico ya sea en su vida personal, familiar y profesional. ―Verdad del pensar. Nuestra mente está hecha para percibir el ser de las cosas. Mi mente tiene que respetar la verdad de las cosas: la verdad del trabajo, del dinero, del matrimonio, del estudio, de la carrera. ¡Cuánta formación necesitamos para descubrir la verdad de las cosas y pensar así con veracidad de ellas. Lo contrario a la verdad del pensar es el error‖117. De la contemplación de la verdad de las personas madre Eduviges pasa a la contemplación de Jesucristo como el punto de referencia de toda verdad. La verdad que quiere formar en sus alumnos, la verdad que quiere construir en la sociedad para hacerla más justa y solidaria con esos niños ciegos, no encuentra otro punto de apoyo que la misma persona de Jesucristo. De ahí ella sacará la inspiración para el tipo de hombre y mujer que quiere formar en sus niños ciegos. Hoy más que nunca buscando el sendero para no equivocarnos en el seguimiento de Cristo escuchemos su voz: ―Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida‖ (Jn 14, 6) y recordemos lo que decía Santo Tomás de Aquino: La pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida. Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que desprecias lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo allí apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas lasa virtudes‖118. Una vez que se contempla la verdad de Cristo que es la verdad de todas las realidades que rodean el mundo de Eduviges Portalet, ella se lanza a hacer esa verdad en todo y en todos. En todo porque infunde en las realidades que le rodea la verdad de esas realidades, es decir la relación que guardan con la Verdad, con Jesucristo. Por eso no duda nunca en la bondad natural de las personas y guiada por la verdad encuentra siempre en las realidades terrenas a Jesucristo. Cuando no lo es así, ella misma se encarga de trabajar de forma que las realidades terrenales se vayan encaminando poco a poco hacia Jesucristo. Y se lanza a hacer la verdad en todos porque busca que lo contemplado en Jesucristo sea llevado a sus queridos niños ciegos y también a todas las personas. 117 Hna. Elfi de María Pozo Aguilar, Taller 1: ¿Cómo educar en la luz y en la verdad?, p. 5, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 118 Ibídem., p.. 6, - 58 - Este ejercicio de la contemplación, tan característico de la pedagogía de la verdad del hombre de Eduviges Portalet la lleva a enlazarse con la concepción dominicana del estudio, que pasaremos a analizar con detenimiento. Pedagogía de la contemplación de la verdad (Jesucristo y el estudio) Para llegar a la conclusión de que Jesucristo es el ideal de hombre que debía formar en cada niño o niña ciegos Eduviges no tuvo necesidad de asistir a ninguna universidad pedagógica o estudio teológico. Le bastó seguir la gran tradición dominicana del estudio, que no es sino una forma de contemplación. Eduviges Portalet es profesora por naturaleza. Lo trae ya desde mucho antes que consagre su vida en la primera comunidad de niños ciegos de Marsella. ―Madre Eduviges atendía con gran esmero y amor a aquellos ciegos que Dios le confiaba y se preocupaba no solo por acogerlos en su casa sino de educarlos e iluminar sus vidas con la luz del mismo Cristo, el sol que no tiene ocaso. Además su celo infatigable por dejar bien establecida la base de la naciente congregación no tuvo límite‖119. Por ello madre Eduviges se inscribe en la tradición del estudio dominicano que ve esta actividad no meramente como un esfuerzo académico por obtener algunos conocimientos en forma ordenada y así aplicarlos a las realidades del mundo. El estudio para el dominico es una actividad que va de la contemplación de la realidad a la contemplación de Cristo y después entrega lo contemplado a Cristo a las realidades terrenas. ―Tras ahondar en el corazón de Domingo de Guzmán y en su riqueza espiritual, no sólo por el estudio sino por la experiencia personal, Santo Tomás acuña la siguiente frase <Contemplata aliis tradere>, es decir <Contemplar lo contemplado>. Esto por la vida mixta impulsada por Domingo,, en sus frailes, su raíz misma o modo de ser consiste a la vez en la contemplación y en la vida apostólica. Santo Tomás afirma: <Del mismo modo que es mejor iluminar que solamente brillar, asimismo es cosa más grande dar a los demás las cosas contempladas que solamente contemplarlas>. (ST, II – II, q. 188, a.6,c.).120‖ Es el estudio entonces una actividad contemplativa y activa que forma parte de la pedagogía de la contemplación de la verdad de Eduviges Portalet. ―Por lo tanto, predicar la verdad no es sólo, principal y primordialmente proclamar lo que es verdad, hablar con veracidad, sino ante todo y principalmente anunciar la revelación divina, el designio salvador de Dios padre, la automanifestación de Dios definitiva y perfecta en y por Jesús. Este quehacer emerge de la contemplación y el estudio del acontecimiento Cristo (pasión, muerte y resurrección), de sus palabras, de la práctica constante de los sacramentos de la Eucaristía y del perdón.121‖ Esta pedagogía de la contemplación de la verdad lleva necesariamente al estudio de las realidades que rodean al hombre y la conectan con la pedagogía de la luz, ya que, una vez contemplada la verdad en Jesucristo y llevada a los hombres y a las distintas situaciones de los hombres esa verdad de hace luz que ilumina a los hombres y a sus realidades. ―La pedagogía de la luz – amor no se ejecuta sólo a través de unos conocimientos técnicos o psicológicos, nace de la contemplación, del estudio, del silencio para escuchar a este Dios que es luz y que es amor. Para ver a este Dios que aparece en el rostro de los ciegos, de los más abandonados, quienes reacios al comienzo, pero luego de la experiencia de amor cambian: <Todo hombre al margen de su estado físico, psicológico e incluso moral, es un Hijo de Dios, es un pobre del Evangelio, es el pobre que invoca al Señor. Si al inicio son reacios, luego de la experiencia del encuentro con la luz que es amor, ellos cambian, se recuperan> (Guillermo G, Dorado, Moral y existencia cristianas en el IV Evangelio y en las cartas de Juan, Perpetuo Socorro, Madrid 1989, p. 215). En cuanto Madre Eduviges Portalet descubrió o mejor experimentó a Dios como luz, primero para los ciegos y luego para la diversidad de personas, que por su egoísmo andan en tinieblas o por la injusticia de otros son sumidos en la oscuridad. Ser seguido-res, creyentes y amantes de este Dios que es luz, 119 Hna. Georgina Silvana León Orbegoso, OP., Eduviges Portalet, Un corazón de luz en el mundo de hoy, CLEVIGRAF Ediciones, Lima 2013, 2ª edición, p. 30. 120 Hna. Georgina Silvana León Orbegoso, OP., Educar en el silencio y en el estudio, p. 4, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 121 Guillermo Ramírez Livia, Sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en tempo actuales, ¿una utopía?, p. 24 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 59 - es una alegría, una alegría que descansa en ser luz para los demás y esto sólo se logra a través del amor al hermano, al her-mano concreto de cada época‖122. Tocamos por tanto el meollo de la pedagogía de la contemplación de la verdad cuando el docente dominico siguiendo el ejemplo de Eduviges Portalet contempla la realidad estudiándola, es decir buscando los elementos de verdad en cada uno de esas realidades. Para ello necesita habituarse al estudio sistemático que es un saber escrutar lo que nos rodea para saber distinguir lo que hay de verdad y lo que hay de mentira. La pedagogía de Eduviges es hoy más actual que nunca porque nos permite distinguir entre lo esencial y lo accesorio, lo perenne y lo pasajero, lo trascendente y lo relativo. Esas distinciones son siempre necesarias para el docente dominico con el fin de que pueda tener siempre claro el fin que debe lograr en cada uno de sus alumnos. Si el docente dominico no se habitúa a este estudio exigente, terminará por confundir su labor y terminará como confundiendo su labor como un mero transmisor de conocimientos, aspecto que desgraciadamente es habitual en nuestra sociedad. ―Ya es bastante el requisito de la contemplación a Dios como luz y como verdad, desde aquí emerge una forma de acercarse al hombre de cada época. No es posible una contemplación sin un serio discernimiento intelectual, sin el estudio. Desde Domingo de Guzmán pasando por Madre Eduviges Portalet hasta nuestros días, se ha entendido que la predicación de la verdad y portar la luz de Cristo, precisa del estudio. La iglesia del pasado, como la nuestra en un contexto de nueva evangelización precisa de una predicación veraz, doctrinal, bien fundamentada. La herejía se define como una presentación errónea o incompleta de la verdad de Dios y del hombre. Ya Clemente de Alejandría definía a los herejes como hombres perezosos: <Siendo la verdad algo arduo y difícil de conquistar, por ello se han originado las dis-tintas investigaciones; de aquí surgieron las sectas, orgullosas y ambiciosas, de quienes no aprendieron ni trasmitieron con verdad, sino que abrazaron la presunción de la gnosis> (Clemente de Alejandría, Stromata, VII, 91, 2. El alejandrino ya se ha ocupado de la investigación en Strom., V, 5,1 – 18, 8 y VIII 1,1 -2, 5.).123‖ Para hacer la verdad en la realidad se requiere de un gran sentido de honestidad y fuerza de voluntad. Honestidad para llevar a la realidad la verdad que se ha contemplado, sin desvirtuarla y fuerza de voluntad para ponerla en práctica. Cuando se contempla la verdad del hombre en Jesucristo, nos damos cuenta que Dios ha puesto en el corazón del mismo hombre la verdad. El hombre por tanto tiene la capacidad de conocer y de vivir esta verdad ya no sólo porque otros se la muestren, sino porque el mismo la tiene en su corazón. La verdad en el interior de su corazón no es otra cosa que la ley natural que bien puede resumirse en haz el bien y evita el mal. La capacidad para seguir esa ley es la conciencia, que es ese juicio práctico de la razón que nos obliga a seguir la ley natural en cada una de nuestras acciones. Un juicio sobre la verdad, porque juzga la verdad de todos nuestros actos. Un aspecto esencial de la pedagogía de la contemplación de la verdad es la educación de la conciencia. Mediante ella, el hombre puede conocer y hacer en su vida la verdad, la verdad de sí mismo y la verdad de todas las realidades que lo rodean. La formación de la conciencia, primero en el docente dominico y después en sus alumnos será un aspecto esencial de la pedagogía de luz y verdad. Pero este aspecto lo veremos con más detalle en uno de los siguientes capítulos. Eduviges Portalet, pedagoga de la Verdad124 Una mujer atenta a la realidad, atenta a la verdad del mundo, cae en la cuenta que al empezar el invierno, el frío afectaría a los niños y ante esta verdad se conmueve (lo veía con terror). Ella nos enseña a estar siempre atentos a la verdad pero con los ojos de Dios, a no quedarnos con las apariencias, nos invita a ir mas allá. El vivir en verdad de Eduviges implica el ejercicio de estar atentos a las distintas realidades de nuestro entorno, preguntémonos: nosotros nos damos cuenta de lo que ocurre con las personas con quienes trabajamos? ¿Con nuestros alumnos? ¿Estamos atentos a sus necesidades verdaderas? O nos quedamos en lo superficial sancionando o criticando la conducta sin ver la verdad de lo que ocurre en el corazón de la persona, recordemos 122 Ibídem., pp. 16 – 17. Ibídem., p. 20 124 Edith de la Cruz Cuscano, Eduviges Portalet, Pedagoga de Verdad y Luz, su trscendencia, p. 5, en Congreso Dominicano 2011, uso manuscrito. 123 - 60 - que Eduviges vive una espiritualidad de ojos abiertos. Ante esta situación concreta, Eduviges intenta responder, quiere darle solución pero se encuentra con otra Verdad ineludible, somos seres contingentes y necesitamos la ayuda de Dios. La pedagogía de nuestra madre nos invita a vivir la virtud fundamental de la humildad, reconocer que si bien es cierto hay muchas cosas que podemos solucionar por nuestra cuenta, hay muchas otras que solo Dios puede solucionar y por lo tanto con Humildad, siguiendo el ejemplo de nuestra madre, debemos aprender a pedir con confianza. Preguntas para la reflexión personal o en equipo 1. ¿Tengo ya la capacidad de ver las distintas cegueras que hay en mi alrededor? 2. ¿Qué significa predicar la verdad para Eduviges Portalet? 3. ¿Qué aplicación concreta tiene en tu vida el elemento pedagógico salir al encuentro? 4. ¿Qué visión tienes de cada alumno, padre de familia, compañero docente? 5. ¿Cómo aplicas la abnegación en tu trabajo de docente dominico? 6. ¿Cuánto tiempo dedicas a meditar lo que pondrás en práctica en tu vida personal y en tu docencia? 7. ¿Cómo podrás aplicar la compasión en tu trabajo de docente dominico? 8. Intenta hacer una síntesis de la pedagogía de luz y verdad y traza las estrategias convenientes para ponerla en práctica en tu misión de docente dominico. - 61 - CAPÍTULO V EL MUNDO DE HOY - 62 - ¿Verdaderamente un carisma siempre actual? El carisma se presenta como don del espíritu para resolver una necesidad específica, beneficiar a los hombres y/o construir con el mismo espíritu de Cristo. Muchos son y serán los carismas que el Espíritu ha donado a lo largo del tiempo a la Iglesia. Entre ellos se asemejan porque es el mismo espíritu de Cristo del que nacen, su causa eficiente es la misma, al igual que su causa final, que no es sino el remediar una necesidad en la Iglesia. Necesidad que puede revestir la forma de buscar el bien de los hombres o también el edificar la Iglesia. Lo importante es conocer la forma en que el carisma se va adecuando a las cambiantes situaciones del mundo. Un carisma no podemos decir que posea el don de la inmortalidad, bien sabemos que solo Dios es inmortal. Pero sin embargo posee, como hemos visto, causas accidentales que lo hacen capaz de adaptarse a las distintas circunstancias de tiempos y lugares. Dentro de esas causas accidentales que posee el carisma tenemos el de los hombres y mujeres que son sus depositarios a lo largo del tiempo. A ellos corresponde la tarea de hacer que el carisma cobre vida en la etapa histórica que les ha tocado vivir. Bien podemos aplicar a la actualidad de un carisma lo dicho por Juan Pablo II al final de la Exhortación apostólica post-sinodal Vida consagrada cuando habla de la tarea que cada persona consagrada (y que nosotros bien podemos extender a los docentes dominicos) debe llevar a cabo si quiere que el carisma se haga vivo y operante en el hoy de cada día. ―¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas. 125‖ Junto con los hombres y mujeres que deben ser las causas accidentales que pongan en marcha el carisma debemos también tomar en consideración la situación en la cual el carisma debe adaptarse. Para Eduviges Portalet, como hemos visto en el capítulo anterior, es parte de su carisma el estudiar la realidad en la que debe operar. Hemos visto que la pedagogía de la contemplación de la verdad junto con la capacidad de estudio piden a cada docente dominico que haga un análisis de la realidad con el fin de descubrir en ella la verdad, una vez que la ha contemplado a la luz de Jesucristo. El análisis de la realidad será de gran importancia en la aplicación del carisma de Eduviges Portalet para ver de qué manera el carisma responde a estos retos. El desarrollo que pretendemos llevar a cabo en este capítulo es sencillo. Comenzaremos haciendo un análisis de la realidad, del mundo que nos rodea. Para ello decribiremos cuál es la realidad del mundo de hoy que le toca vivir al docente dominico, como un escenario ante el cual tiene que hacer la verdad. Una vez que hemos detectado la realidad a través de un sucinto análisis, procederemos a identificar aquellos elementos que más pueden lesionar o favorecer la verdad en cada hombre. A estos elementos los llamaremos retos, los retos que enfrenta la pedagogía de Eduviges Portalet. Por último, en capítulo aparte nuestro cometido será el de aplicar la pedagogía de luz y verdad a dichos retos en forma tal que demostremos la actualidad del carisma de Eduviges Portalet. Si el análisis de la realidad puede ser en parte descorazonador, el enfrentar los retos con la pedagogía de luz y verdad puede ser consolador al brindar estrategias de solución. No queremos con esto decir que el carisma de Eduviges es la varita mágica que soluciona todo, sino más bien la guía que aplicar para ayudar a que el hombre haga la verdad en sí mismo y en las realidades que lo rodean. El análisis de la realidad. Bien sabemos que toda realidad es mayor que el análisis que podamos hacer de ella. Pretender sistematizar la realidad o vaciarla en categorías manejables por nuestra razón sería semejante a la locura de querer tener un mapa de una ciudad de tamaño natural. Siempre habrá algo que se nos escapa en el análisis. Y si a esa dificultad añadimos el hecho de que nuestra época cambia a pasos agigantados sin que podamos jamás darle alcance, resulta casi imposible el poder hacer un análisis exacto de la realidad. Quien a mi parecer ha hecho un gran esfuerzo en este aspecto es el filósofo polaco Zygmunt Bauman que ha acuñado el término de sociedad líquida a la realidad que hoy nos toca vivir. ―La precariedad, la incertidumbre, 125 Juan Pablo II, Exhortación apostólica post-sinodal Vita consecrata, 25.3.1996, n. 110 - 63 - la fragilidad de los lazos, la inseguridad de la vida son fuente, según Bauman, de una vivencia de inestabilidad que alimenta la cuota de agresividad social y el sufrimiento del hombre y de la mujer contemporáneos. El quitar las raíces al individuo en su desorientación, en su no pertenecer, representa un tema muy tratado por Bauman quien, citando a U. Beck, habla de <categorías zombie…, muertos pero todavía vivos> refiriéndose a la familia, a las vecindades y a las pequeñas comunidades. Bauman ve como esta fragilidad de los lazos en las relaciones sociales, está el riesgo del nacimiento de un nuevo poder, el de las élites de la nueva economía global, cada vez menos radicado en contacto con la comunidad de la que deberían preocuparse.‖126 Dicha sociedad tiene varias características que trataremos de esbozar a renglón seguido. Como ya he mencionado, ante la imposibilidad de hacer un análisis exacto de la realidad, seguiré el esquema de Claudio Raúl Condori en su ensayo Hacia nuevos caminos en la educación para enfrentar los retos del mundo postmoderno127. ―Establecer una educación que sirva para formar personas capaces de enfrentar los problemas actuales constituye de por sí un reto. Son muchos los análisis que nos llevan a entender que existe una emergencia educativa que todos los educadores deben atender desde el lugar y responsabilidad que corresponde. Por tal motivo se tratará de analizar desde un enfoque filosófico y antropológico las raíces del problema para enfrentar los cambios en la educación que se imparte. En tal sentido la Congregación de Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción y los docentes dominicos sienten la responsabilidad de orientar la acción educativa desde su carisma y espiritualidad de Predicar la Verdad y portar la Luz de Cristo, para educar personas más humanas que logren trascender tomando como modelo de Hombre a Jesucristo. Expresiones como postmodernidad (Lyotard, J. La condición postmoderna, Madrid, Ediciones Cátedra, pp. 15 – 36), modernización, o crisis de la modernidad (Ibídem.) son, hoy en día, relativamente frecuentes en los discursos religiosos, políticos o intelectuales. Sin embargo, siguen habiendo errores y contradicciones en torno al término modernidad, los cuales pensamos hay que intentar definir previamente como parte del análisis antes de diagnosticar la crisis, estudiar sus relaciones con los problemas educativos y de elevar una propuesta de educación que enfrente los problemas que se presentan. La capacidad de transformarse y transformar la realidad, constituye una de las riquezas de la humanidad recibidas como gracia (Juan L Ruiz de la Peña, El don de Dios, Santander, Sal térrea, pp. 207 – 229) y como oportunidad para una verdadera humanización y un crecimiento integral , de ahí que la historia siempre es cambiante y en consecuencia, conforme el tiempo avanza, las producciones culturales también lo hacen y la historia se vuelve más compleja. Actualmente, se ha denominado a la era que transitamos como posmoderna (Torres J. Modernidad y globalización, Madrid, Morata, pp. 105 - 114). Esto, en el marco de la globalización (Torres J. Globalización e interdiscplinariedad, iMadrid, Motara, pp. 205 - 209), implica el desarrollo de muchas corrientes de pensamiento y una serie de modificaciones económicas, políticas y culturales para las diferentes sociedades del planeta, que lleva a replantear el papel de mucho de lo instituido, como son las estructuras organizativas, las interacciones sociales, los procesos de producción de bienes y servicios y por supuesto, la educación y las relaciones interpersonales. Los procesos educativos, como formas culturales y estructurales de las sociedades, han sido tocados por la globalización. Y aquí debe entenderse por educación no únicamente la que se imparte en las escuelas (educación formal), sino también la que concretamos día a día la sociedad civil, la familia y las otras instituciones y medios de comunicación a través del intercambio cotidiano de información, de interacciones, de modos de organizarnos y muy importante, de entender el mundo y nuestro papel en él. Afrontar los retos que nos reclama la educación de nuestras sociedades implica un esfuerzo permanente de reflexión e innovación desde la Luz y la Verdad que es Jesucristo (Juan 1, 16) del cual Eduviges Portalet se 126 Tonino Cantelmi, Pasquale LaSelva, La vida consagrada en la sociedad liquida, Ed. Paulinas, Perú, 2010. Claudio Raúl Condori Cutimbo, Hacia nuevos caminos en la educación para enfrentar los retos del mundo postmoderno, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 127 - 64 - inspira y realiza una lectura de ese corazón de Jesucristo (PortaletHedwige, De las tinieblas a tu admirable Luz, Francia, Ed. Paulinas). En consecuencia, luego del análisis es necesario dar una respuesta a la pregunta ¿cuál debe ser la base para el ejercicio educativo en el contexto de la globalización?, ¿Cuál es nuestro aporte para los nuevos tiempos que nos toca vivir, desde el corazón de Jesucristo y el pensamiento dominico de Eduviges Portalet? En este contexto debemos hablar de educadores (Delors J, La educación encierra un tesoro, Madrid,, 1996) y no de docentes, porque se considera que no sólo son los maestros en las escuelas quienes educan, sino que todos los seres humanos debemos asumir el compromiso de apoyar el crecimiento y el desarrollo de la persona, en todas sus dimensiones humanas y desde la propuesta que presentamos asumiendo la espiritualidad dominicana es necesario contemplar para dar lo contemplado. Somos conscientes que al iniciarse el tercer milenio la educación y la escuela católica se encuentran ante nuevos desafíos y nuevos retos planteados por los contextos socio-cultural, y político. Se trata en especial del incremento de la crisis de valores, que sobre todo en las sociedades más pudientes y desarrolladas, asume las formas, frecuentemente propaladas por los medios de comunicación social, de difuso subjetivismo 128 , de relativismo moral y de nihilismo. El profundo pluralismo que impregna la conciencia social, da lugar a diversos comportamientos, en algunos casos tan opuestos como para afectar cualquier identidad comunitaria. ―Desengañados de las autoridades ―tradicionales‖ por obra de un racionalismo sin rostro; decepcionados de los alcances y promesas de la razón acusándola de dejar por fuera lo más propiamente humano en el sujeto; decepcionados de la aplicación de la razón por el escándalo de las Guerras Mundiales y de incontables desastres ecológicos; ahí tenemos una generación de postmodernos: creen sólo en el instante, en sus amigos, en los códigos creados por ellos mismos, y en una especie de bondad que suponen que nunca les abandona pero que de todos modos renuevan embriagándose de naturaleza: por eso se alimentan de manera saludable y cuidan de las especies en vía de extinción. ―Pero el comportamiento de estos apóstoles de un hippismo sin raíces está repleto de contradicciones: quieren comida ―orgánica‖ y se inyectan hormonas para no concebir hijos; quieren independencia pero son juguetes de la publicidad y la moda; se proclaman independientes desde la fortaleza de una pandilla, grupo o tribu urbana; quieren ser escuchados pero luego carecen de un discurso en el que puedan creer todos, y así resultan prontos para la protesta y tardos para la propuesta. ―Su originalidad les llega empacada desde los grandes centros de producción; sus canciones de protesta hay que bajarlas de iTunes; es de rigor parecer desaseados y despreocupados pero saben que el trato interpersonal requiere de la última tecnología en antitranspirantes; aman aportar grandes símbolos pero para las grandes tareas siguen dependiendo de las estructuras de la Modernidad. Los rápidos cambios estructurales, las profundas innovaciones técnicas y la globalización de la economía repercuten en la vida del hombre de cualquier parte de la tierra. Sin embargo todos estos hechos que nos toca vivir, también son oportunidades para volver a valorar a la persona, a buscar el sentido de la vida y de la trascendencia, y todo esto se plantea como un reto para todo educador, pero de manera especial para los educadores de colegios confesionales que deben ser Luz y Verdad de manera clara y transparente asumiendo el estudio como medio de realización personal y comunitaria‖129. La modernidad Comprensión de la modernidad. 128 Un subjetivismo que nace precisamente como una reacción al racionalismo de la Ilustración. ―Así que se puede leer el movimiento romántico como una primera forma de reacción frente al racionalismo frío. Con el tiempo, la tendencia que enfatiza la parte del sujeto, con sus emociones, nostalgias, conflictos internos, esperanzas reprimidas, dolores inexpresables, pecados no confesados, se abriría paso en forma de subjetivismo intenso y extremo, en la llamada postmodernidad. De ese modo, la afirmación de la autoridad de la razón sirvió ampliamente para minar la autoridad del maestro, el papá, y el sacerdote; a su vez, la autoridad del sentimiento y del yo sirvió después para minar la autoridad de la razón: Rousseau, en el largo plazo, le ganó a Voltaire‖. Fr. NelsonMedina, O.P. PhD, Liderazgo consentido o Liderazgo con sentido: Relativismo en la escuela de hoy, p. 2 en Congresdo Dominico 2011, uso manuscrito 129 Fr. NelsonMedina, O.P. PhD, Liderazgo consentido o Liderazgo con sentido: Relativismo en la escuela de hoy, p. 3 en Congresdo Dominico 2011, uso manuscrito - 65 - Modernidad ( Torres J,Modernidad, Madrid, 1994 es una noción sumamente ambigua, pero por convención la definimos como el marco cultural que ha dado lugar a la civilización técnica, nacida de una sobrevaloración del espíritu humano respecto a su entorno natural y representado en un marco histórico de carácter lineal y progresista. Individualismo, materialismo y progresismo, entendido como finalismo histórico y como fe en el carácter lineal de la historia, son los rasgos fundamentales de la modernidad. Para algunos autores y estudiosos de la realidad, la modernidad designa el movimiento político y filosófico de los tres últimos siglos de la historia occidental. Se caracteriza principalmente por cinco procesos convergentes: la individualización, por la destrucción de las antiguas comunidades de pertenencia; la masificación, por la adopción de comportamientos y modos de vida estandarizados; la desacralización, por el reflujo de los grandes relatos religiosos en provecho de una interpretación científica del mundo; la racionalización, por el imperio de la razón instrumental a través del intercambio mercantil y de la eficacia técnica, y la universalización, por la difusión planetaria de un modelo de sociedad implícitamente presentada como lo único racionalmente posible y, por tanto, como un modelo superior. Para nosotros la modernidad es ante todo un programa de transformación social que se ejerce en varios frentes que tiene que abordarse de manera integral, para el respeto por la persona y para ser verdaderos defensores del hombre en todas sus dimensiones tal como nos recuerda Juan Pablo II en su Encíclica Redemptor Hominis. Respecto a los frentes importantes que se deben tomar en cuenta al mencionar el problema de la educación mencionamos brevemente los siguientes: el frente político de la modernidad que viene definido por las revoluciones francesas y americana. El frente social establecido por la reforma protestante y la revolución industrial, fenómenos que autores como Merton y Weber han relacionado. El frente epistemológico dado por la adopción de un método privilegiado para la obtención del conocimiento, el método científico, asociado a la inducción; el proceso hunde sus raíces en el pensamiento de Bacon, Kant y Descartes y llega a su máxima expresión con el positivismo de Comte y el neopositivismo. Finalmente el frente pedagógico de la modernidad se fundamenta en el programa de la Ilustración, como un proceso educativo hacia la autonomía moral que conecta definitivamente emancipación, razón y educación, a través de la legitimación de una filosofía progresiva de la historia, como eje del binomio educación- felicidad. Desde esta visión se pierde el sentido comunitario. De la crisis de la modernidad a la postmodernidad De la modernidad pasamos a reflexionar sobre lo que significa, a grandes rasgos, la postmodernidad en la cual existe una amplia conciencia social de la crisis, pero tal como ha mostrado Kühn para los paradigmas científicos, estos no se abandonan hasta que aparece una alternativa y transitan por un periodo de máxima inseguridad y de explicaciones ad hoc. Algo parecido sucede con el paradigma social de la modernidad. La ideología de la modernidad se ha convertido en un discurso hueco, incapaz de dar respuesta a los grandes problemas de la humanidad contemporánea y por otra parte los discursos posmodernos quieren aparecer como una alternativa. En general un sistema entra en crisis cuando es incapaz de controlar y resolver sus propias contradicciones y las perturbaciones que se producen en su entorno. Aguilar (Aguilar T, Educación para la ciudadanía, Marcea, Madrid 1999, pp. 20 - 37) resumió estas contradicciones y perturbaciones de la siguiente manera: Nacionalismo emergente, especialmente en las sociedades que pertenecían al imperio comunista, fuente constante de focos de tensión y de guerras. Procesos de liberación del tercer mundo, especialmente como fundamentalismo islámico Corrientes migratorias Problemas ecológicos Desequilibrios demográficos. Fenómenos de degeneración del tejido social, cuyas manifestaciones serían los fenómenos de corrupción, violencia irracional, criminalidad, y otros fenómenos asociados a las drogas. Desórdenes personales, que se manifiestan en un aumento exponencial de las neurosis, depresiones y las enfermedades mentales en general. Límite económico: imposibilidad de mantener los límites actuales de crecimiento y de prestaciones sociales que se dan en los países desarrollados, y mucho menos extenderlos al conjunto del planeta. - 66 - Inestabilidad de los mercados provocada por la globalización, que es, por otra parte elemento imprescindible para la culminación del ciclo del sistema. Con respecto a la educación la crisis de la modernidad se manifiesta en una creciente desconfianza hacia la capacidad de las instituciones educativas para realizar las funciones que tradicionalmente han venido desarrollando, pero paradójicamente aparece, junto a esta desconfianza, un aumento desproporcionado de las tareas y atribuciones que la sociedad parece esperar de estas mismas instituciones educativas. Surgimiento de la postmodernidad Como ya se ha expuesto los cambios que se presentan en la modernidad desde las nuevas corrientes de pensamiento, se hacen patentes en todos los ámbitos donde el hombre se desarrolla: en la cultura, la política, la ciencia, la ética, el arte, y, obvia-mente, en la educación y en la formación. Por este motivo, se observa en la actualidad un amplio despliegue intelectual en el campo de las Ciencias Sociales para tratar de comprender cuáles son los principales cambios que está experimentando esta nueva sociedad. Aunque desde estas distintas áreas se vienen utilizando diferentes términos para denominar este nuevo orden social al destacar una cualidad particular (información, comunicación, conocimiento, aprendizaje,...) parece que el calificativo más general es el de postmodernidad. De este modo, la sociedad emergente se define por oposición o contraste con la sociedad moderna. En definitiva, la postmodernidad representa una filosofía construccionista o posestructuralista y una sociología crítica que pretenden develar los entresijos del lenguaje y del poder que mantienen de forma oculta aún en nuestros días las líneas maestras de la modernidad. Intenta hacernos ver que la forma de hacer ciencia, crear cultura o ejercer política no tiene por qué ser unívocas sino que, por el contrario, pueden y deben ser diversas. Aparece así claramente que nuestro mundo actual es consecuencia de un pasado que hunde sus raíces en la modernidad. Es un mundo complejo que no se ha erigido en un abrir y cerrar de ojos, sino que es al tiempo consecuencia y causa del devenir socio-histórico que ha experimentado una determinada cultura que reluce y se impone como un monolito hegemónico. La sociedad postmoderna, pos-tindustrial, trata de recomponer el funcionamiento y la organización en cada subsistema (en el que considera también a la educación) tomando como base los restos de ese tiroteado y recompuesto megalito. Las crisis se presenta por doquier y sin cesar en todos los ámbitos del sistema -político, social, económico, laboral, ambiental, cultural, educativo-, por lo que el trabajo a realizar requiere un esfuerzo comprometido y conjunto de todos los grupos religiosos, laicos y desde todos los estratos sociales. Una nueva sociedad está naciendo pero hay que reconstruirla sentando bases claras con el aporte de cada uno de los ciudadanos del siglo XXI por medio de la paciente reflexión, del diálogo abierto y sostenido y de la actuación en colaboración. Estamos de acuerdo con Coronel (1995: 125) cuando afirma que: "La convergencia de la ciencia postmoderna y los discursos críticos crean un marco prometedor en la generación de una nueva matriz normativa para la concepción y producción del mundo, una concepción de estar en el mundo en la que éste no se encuentra fuera del que habla o actúa. La sustitución de la objetividad por múltiples subjetividades que interactúan en la construcción de la realidad‖130. Visiones críticas e incertidumbre Las sociedades modernas han fundamentado su desarrollo en una racionalidad instrumental de carácter técnico. Pero, como afirman Habermas (1984)131 es necesario y urgente en esta época postindustrial considerar también el valor tanto de la racionalidad o epistemología de la práctica como de la racionalidad crítica. La razón objetiva constituyó el principal fundamento para el afiance de las ciencias, en especial las experimentales, lo que a su vez permitió la amplia revolución tecnológica. El denominado método científico era el procedimiento que había que aplicar en todas las áreas del saber para llegar a generar un conocimiento objetivo, neutral y universal. 130 131 Coronel, J.M., Proyecto docente, Madrid 1995. Haberlas J., Ciencia y técnica como ideología, 1984, Tecnos, Madrid. - 67 - Sin embargo, podemos constatar que este tipo de conocimiento científico-técnico es insuficiente para resolver todos los problemas de orden moral que diferentes tipos de profesionales pueden encontrar en la práctica. El saber universal pierde de vista tanto las riquezas e incertidumbres de los diversos contextos, como el saber que cada profesional ha construido a partir de su propia experiencia. Así como en la educación, en distintos ámbitos de actuación surgen problemas más o menos complejos que son irresolubles mediante una intervención dirigida exclusiva y linealmente por un conocimiento técnico. Es necesario también activar y poner en práctica un "conocimiento-en-acción" que se deriva del arte y pericia que cada profesional posee y desde un modelo que permita asumir valores trascendentes teniendo desde nuestra concepción y propuesta como base la fe. Por último, es posible distinguir igualmente un nuevo modo de racionalidad de naturaleza crítica. Esta corriente crítica quiere develar las líneas maestras de la sociedad con la intención, ética y políticamente comprometida, de reconstruir y mejorar. Precisamente es en este proyecto ideológico alternativo donde se encierra todo su potencial liberador y emancipador para los individuos, especialmente para los más desfavorecidos. La postmodernidad como acto La postmodernidad hace su aparición cuando el proyecto moderno deja de ser válido total o parcialmente. Los postmodernos rechazan el proyecto ilustrado de diversas maneras y con él la sociedad que ha generado. No sienten ilusión por cambiarlo. No se sienten llamados a superar la modernidad. Entre muchas razones por las que surge la postmodernidad es esa desconfianza en las promesas de la modernidad y se enfrenta a desarrollar por sí misma determinadas líneas de pensamiento. Líneas de pensamiento Desencanto y debilidad de la razón y de la acción. La confianza en la razón (modernidad, Medievo) se quiebra para ingresar en los tiempos del pensamiento débil, inseguro y desilusionado. La historia de la razón es la historia de los desengaños de la razón, o de lo irracional de la razón. Ésta ha perdido credibilidad para decirnos con seguridad ¿qué es la realidad? o ¿qué es el hombre?, se impone la ―sensatez racional‖ del conformismo, lo limitado, la humildad intelectual. En consecuencia, buena parte de la clase intelectual ha optado por el agnosticismo. Aparece también otro agnosticismo, ―popular inducido‖, derivado de la mentalidad positivista y empirista, entre todas las capas de la sociedad. El ―Pasotismo‖ que se refiere a que paso todo, no toma opciones fundamentales y se hace visible en la vida y vocabulario de los jóvenes y el postmoderno se instala cómodamente en el ―pensamiento débil‖: lo que hoy siento y pienso, no sé si lo mantendré mañana dejando de lado el proyecto de vida y el ideal de la trascendencia. Esta realidad que constantemente se hace presente en nuestros ambientes necesita ser iluminada por un modelo de Hombre al que debemos aspirar para vivir con la coherencia que tuvieron tantos santos y de manera especial en nuestros centros, desde el carisma de Eduviges Portalet, para ser Luz para los ciegos de pensamiento y de vida y para poder conducirlos a la VERDAD que es Jesucristo. Pérdida del fundamento Ante el desencanto de la razón todo es posible. Si antes el Ser se definía de muchas maneras, ahora se puede decir de muchas cosas; más que un ser hay múltiples seres. La pérdida del fundamento ha ocasionado la fragmentación y el nacimiento de múltiples fundamentos. Han terminado los grandes principios que se tomaban como universales. Nos movemos en una pluralidad de formas de justificación y de enfoques individualistas. Nuestra sociedad postmoderna es globalmente irracional como resultado de muchas racionalidades parciales. - 68 - Las consecuencias de esta pérdida de fundamento son, según Mardones132: Pérdida de la centralidad de la fe, de la Trascendencia y de religión. Mundo de cosmovisiones fragmentadas. Creciente burocratización. Disolución del sentido de la historia El verdadero sentido de la historia es ahora reconocer la ausencia de un único sentido: el ser humano no puede escapar de su situación particular y contexto vital que, a la vez, le configura y le condiciona. Se defiende la no existencia de lo que denominamos historia, pues existen tantas historias como individuos, sin que ninguna de ellas pueda ser universal, se olvida la tradición. La postmodernidad, pues, certifica la disolución de la historia como proceso unitario. Frente a las utopías de la modernidad, la postmodernidad opta por el presente. Fragmentación moral La moral también queda fragmentada sin principios fijos que la sustenten, convirtiéndose el yo en el centro de la acción. La sociedad está caracterizada por el politeísmo de los valores, todo vale y la moral es una moral subjetivista, narcisista-hedonista, todo queda relativizado al sujeto y a cada momento. Así concluimos que se elude el sentimiento de culpa y se provoca un individualismo hedonista y narcisista. Importa la estética más que la ética y se desvirtúa el sentido de libertad. Los Valores en la Postmodernidad Un aspecto que tiene vital importancia en el desarrollo del ser del hombre es enfrentar el problema de los valores o desde su aceptación como objetivo o como un algo subjetivo, que lleva a un enfoque subjetivista. En la postmodernidad esta esfera posee una comprensión particular que abordaremos. Así, frente a valores de la modernidad como lo absoluto, la unidad, lo objetivo, el esfuerzo, lo pasado/futuro, la razón, la ética, la seguridad, etc., surgen los valores postmodernos de lo relativo. Pluralismo de valores. Todo vale. El pensamiento postmoderno nos conduce al relativismo y subjetivismo que afecta a todos los ámbitos del ser, del conocer, del vivir y, en consecuencia, a un pluralismo de valores. El valor es concebido como algo circunstancial, siempre “depende de...” Los valores que surgen en la postmodernidad se dividen en tres núcleos fundamentales: Relativismo (desencanto de la razón y la pérdida del fundamento). Pluralismo, diversidad, escepticismo, secularización, fragmentación, pensamiento débil, etc. Presente (Incredulidad de los grandes relatos y la disolución del sentido de la historia) liberación, desconfianza, agnosticismo, pasotismo, humor, lo cotidiano... Esteticismo y fragmentación moral Afectividad, placer, narcisismo, novedad... Así, frente a valores de la modernidad como lo absoluto, la unidad, lo objetivo, el esfuerzo, lo pasado/futuro, la razón, la ética, la seguridad, etc., surgen los valores postmodernos de lo relativo, la diversidad, lo subjetivo, el placer, el presente, el sentimiento, la estética, el pasotismo, etc. Conflicto axiológico Existe un conflicto entre la concepción de valores en la Modernidad y la Postmodernidad. En la Postmodernidad, el valor se considera subjetivo, lo que conlleva a la creación del valor por el hombre. Desde esta perspectiva, existen algunos argumentos que demuestran la flaqueza de dicha concepción de los valores tales como: Confunde el valor con el interés y la necesidad. 132 Mardones J., Fe y trascendencia, Barcelona 2005, Paidos. - 69 - Descarta cualquier posibilidad de error axiológico y elimina toda obligatoriedad de los valores. Desaparece la distinción entre el bien y el mal objetivo. Identifica el ser y el deber-ser. Lo deseable se confunde con lo deseado. El valor es igual a la valoración. No hay posibilidades de valores universales. De esta manera llegamos a la conclusión de que tan problemática es la opción de la postmodernidad como la de la modernidad. Para dar una solución a este problema proliferan las definiciones de valor en las que se coordinan ambas visiones, la subjetiva y la objetiva. De este modo, el sujeto y el objeto, lo ideal y lo real, quedan relacionados y armoniosamente coordinados. Las Jerarquías de Valores: Esteticismo. Otra dificultad de la Postmodernidad le viene por la jerarquía axiológica. Desde el objetivismo, algunos autores como Scheler, Hartmann y Bergson, hacen corresponder los valores superiores o básicos (útil, bueno, bello y santo) con cuatro estratos axiológicos: el económico, el ético, el estético y el ascético/religioso. La validez de estos estratos es creciente no pudiendo acceder a un estadio superior sin haber pasado por los anteriores. Los postmodernos, al reducir la ética a la estética, alteran esta jerarquía, dejando un vacío ético, lo que hace que se carezca de una base firme. Carácter Emocional del Conocimiento Axiológico Otro argumento que explica el desacuerdo axiológico modernidad-postmodernidad es el carácter emocional del conocimiento de los valores o la ―desnudez de razón‖ frente a los mismos. El acuerdo ante el conocimiento científico se torna discrepante ante el conocimiento axiológico. En consecuencia, será difícil o acaso imposible demostrar con argumentos totalmente convincentes la superioridad axiológica de la modernidad sobre la postmodernidad, o de ésta sobre aquélla. O no hay razones, o hay tantas razones para unos y para otros que nos movemos en la duda o caminamos entre inseguridades, o bien las seguridades son siempre personales. En este contexto, hay valores porque hay subjetividad y en consecuencia pluralidad y libertad. Alcanzamos el conocimiento de los valores implicando todas las dimensiones de la persona: razón y sensibilidad, cabeza y corazón. Por ello, el valor posee un componente emocional y otro intelectual. El conocimiento precede pero no es suficiente. Si no hay sentimiento no se da la valoración, ya que cada uno valora según lo que es. Todo lo antes dicho pone en riesgo la formación de valores perennes, trascendentes, universales que orienten a una forma de vida coherente desde una visión con sentido comunitario. La globalización En esta esfera de postmodernidad es pertinente abordar la situación de globalización, por ello es difícil que alguien pueda cuestionar que vivimos en una época de globalización. Sin embargo, el definir con claridad qué es lo que esto significa e implica y cómo afecta específicamente a la educación resulta aún más difícil, en virtud de que se trata de un fenómeno que se está desarrollando y que en sí es complejo. A decir de García Canclini, ―...si no contamos con una teoría unitaria de la globalización no es sólo por deficiencias en el estado actual del conocimiento, sino también porque lo fragmentario es un rasgo estructural de los procesos globalizadores‖133. Otros sin embargo pueden definir la globalización como ―la intensificación de las relaciones sociales mundiales que enlazan sitios distantes de forma tal que los sucesos locales están influidos por acontecimientos que ocurren a muchos kilómetros de distancia y viceversa‖. 133 García, N., Globalización imaginada, Paidós, Barcelona 199, p. 48 - 70 - Pero la globalización es producto de todos los cambios que se dan en todas las esferas en los cuales quien es fundamental para todos estos cambios son la ciencia y la tecnología, por ello afecta el sentido antropológico del hombre desde una visión cristiana y como se expresa en el documento de Aparecida, todas las relaciones del ser humano, la historia y la realidad parecen acelerarse de manera vertiginosa y se extienden a todos los rincones del planeta. Sin embargo esta realidad compleja nos invita a mirar la vida con más humildad y de manera total y no fragmentada que lo único que ocasiona es pérdida del sentido de vida y de todas las relaciones que el hombre tiene, desde lo personal hasta lo trascendente. Desde nuestra propuesta nos corresponde a través de la educación, ser Luz y guía para el ser humano, así como lo fue Jesucristo, y asumir como Santo Domingo de Guzmán, Eduviges Portalet y tantos otros santos, vivir con coherencia y con principios claros los cambios para no perdernos en el mundo. Entender la globalización como dice el Papa Benedicto XVI ―es una tarea que es responsabilidad de los creyentes‖, hasta el punto de ser una cuestión de conciencia. ―Creo que ningún católico que recibe la eucaristía y vive en intensa oración debería dormir tranquilo, si en sus preocupaciones no enfrenta este problema porque aquí se juega el futuro del cristianismo‖. Es este el motivo que nos lleva como docentes comprometidos a asumir el reto de educar teniendo como arma fundamental nuestra vocación y nuestra fe para colaborar en la construcción de un mundo más humano. Nuevo marco epistémico El proceso de la globalización ha aparecido en nuestras vidas, sabemos que estamos inmersos en él, hablamos de él pero desde diferentes imaginarios, cada quien lo significa desde sus referentes, desde su nivel de conciencia posible, y así como hay diversidad de imaginarios individuales, hay construcciones por sectores de la sociedad, por gremios, por los grupos de poder. En sí, esta realidad acaba de concretarse, de tomar forma, a partir de las significaciones que le damos quienes participamos en ella, sin embargo la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Aparecida nos ilumina y nos hace tomar conciencia de esta nueva época que nos toca vivir y subraya que entre los más profundos cambios se encuentra una concepción reduccionista del ser humano, de su misma relación con el mundo y con Dios, por ello nos recuerda ―…el gran error de las tendencias dominantes del siglo…Quien excluye a Dios de su horizonte, falsifica el concepto de la realidad y sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas‖.134 A continuación presentamos los principales aspectos culturales que ha introducido la globalización desde la ciencia y la tecnología para todos los marcos de la realidad, pero que de manera especial nos interesan para encontrar caminos que nos permitan enfrentar los problemas, puesto que ellos nos servirán para hacer frente a esta realidad desde la educación para que nuestros estudiantes no sean devorados por los cambios. La sociedad de la información Los adelantos tecnológicos han favorecido muchos campos tanto en la producción de bienes como de servicios, entre los cuales se halla la educación, y sobre todo, han favorecido la construcción, procesamiento y difusión de información, al grado de llegar a denominarse a la sociedad actual como ―sociedad de la información‖. La información se ha convertido en una forma de poder, a decir de Giroux, ―...un Estado incapaz de cambiar al ritmo de los rápidos procesos de cambio tecnológico se hará Estado débil interna...y externamente...porque la habilidad de fomentar el cambio tecnológico bajo las nuevas condiciones de información de revolución tecnológica están relacionadas directamente con la habilidad de una sociedad para difundir e intercambiar información y relacionarlo con el resto del mundo‖.135 A decir de monseñor Manuel Monteiro de Castro ´‖todos estamos llamados a construir desde nuestra fe el mundo globalizado por los medios de comunicación para hacer un mundo más solidario y más justo‖, y tanto la Iglesia como los medios de comunicación deben servir a la familia humana. El comunicador cristiano tiene una tarea profética de clamar contra el materialismo, el hedonismo y el nacionalismo extremo, y difundir valores morales basados en la dignidad y los derechos humanos. 134 135 CELAM, Aparecida, Ed. Paulinas, EPICONSA; Lima 2007 Giroux, H.A., Pedagogía crítica de la època moderna, Madrid 1993, Ed. Siglo XXI - 71 - No podemos vivir de espaldas a la sociedad de la información sin embargo la información es algo externo, frente al conocimiento, que es una actividad vital, un crecimiento interno. Por eso, la información sólo tiene valor para el que sabe qué hacer con ella: dónde buscarla, cómo seleccionarla y cómo utilizarla y fundamentalmente la información debe buscar la verdad como principio. La sociedad del conocimiento Otro aspecto, que también ha resultado tan importante para asignar una denominación a la sociedad actual, es la amplia producción de conocimientos, lo que ha provocado que se le denomine como ‗sociedad del conocimiento‘, a la cual se llega ―...gracias a un interesante fenómeno de realimentación, en el cual los avances en el conocimiento posibilitan desarrollos tecnológicos que a su vez permiten el manejo eficiente de la información y valga la redundancia- del conocimiento, formándose así un ciclo de vertiginoso desarrollo y producción de nuevo conocimiento‖. Los conocimientos son un bien sin límites de disponibilidad, aunque ciertamente con límites de acceso por las mismas restricciones a las tecnologías. Este aspecto hace referencia a un cambio en las formas culturales y a la educación. La construcción y uso del conocimiento es un hecho eminentemente cultural. Desde el dominicanismo, el estudio es una manera de llegar al conocimiento contemplativo de la verdad, es un medio de desarrollo personal, es un acto de contemplación, parte integrante de armonía y solidez, obra de misericordia y acto de esperanza que nos ayuda a percibir las crisis, las necesidades, anhelos y sufrimientos ajenos como propios y así interesarnos por ellos y buscar su remedio. Será uno de los retos orientar a nuestros estudiantes en el camino al conocimiento para que esté siempre al servicio del hombre. Procesos de hibridación cultural Al abrirse las fronteras a pobladores, mercancías, programas televisivos e información vía Internet, se da cabida a lo que se ha dado en nombrar procesos de hibridación cultural. Abundan, cada vez más, ―complejas transmutaciones de las costumbres y formas culturales que cruzan rápida y fácilmente las fronteras nacionales gracias a la economía cultural trasnacional...lo que puede llegar a ser la cultura popular globalizada: diferente...en carácter de la naturaleza integradora y ‗esencialista‘ de las culturas nacionales‖. Es en este ámbito es donde el educador tiene que asumir la misión de educar desde la Luz y la Verdad con un corazón de padre y maestro, que tenga fundamento y consistencia para alcanzar el modelo de Hombre , que es el mismo Jesucristo y asumir una forma de vida desde el evangelio sin perder la identidad. Desterritorialización La opción de cambiar de residencia continuamente, sea por motivos de trabajo, políticos o por simple disfrute de la posibilidad de hacerlo, va afectando el sentido de arraigo a una localidad, una nación, en sí, a una cultura y sus intereses. Ya no hay sentido de pertenencia y por lo tanto de identificación con su propia cultura y tradición. La globalización de las experiencias cotidianas dificulta cada vez más la conservación de un sentido estable de identidad cultural local (incluida la identidad nacional), en la medida que nuestra vida diaria se entreteje más y más con influencias y experiencias que se originan en regiones lejanas y, al mismo tiempo, son penetradas por éstas. En este marco es necesario desarrollar con fuerza el sentido de pertenencia que se va perdiendo, entender que la identidad toma conciencia y sentido de pertenencia en la propia entidad, luchar por la inculturación para que el mensaje evangélico se siga propalando, considerar que educar hoy exige que el modelo y materia sean tratados en movimiento lo cual debe llevarnos a dinamizar las técnicas, los métodos, las propuestas para que vayan de la mano con los cambios. La sociedad de consumo Otro aspecto importante es caracterizarnos por ser sociedades de consumo. Por supuesto en este punto el aspecto económico es el que subyace, la sociedad está influenciada por el mercantilismo. Al ser tal la dinámica de la producción, resulta necesario que el consumo también sea ágil. No tendría sentido que la gente consuma, como antes, productos y servicios que les serán útiles para satisfacer sus necesidades por un largo periodo, pues ello atentaría contra el movimiento de las mercancías. A este respecto, Bauman refiere que ―la formación que brinda la sociedad contemporánea a sus miembros está dictada, ante todo, por el deber de cumplir la función de - 72 - consumir‖136. Esta práctica consumista impacta en algo muy importante para los procesos de reproducción de las sociedades: su racionalidad, entendida como una forma de pensar, de hablar y consecuentemente, de actuar. Entre los educadores es necesario desarrollar una unidad ideal por la cual todos serán conscientes de la finalidad a la cual tienden y también una unidad operativa por la cual coincidan en que las intervenciones que eligen corresponden a la finalidad, lo cual permitirá discernir sobre lo que se ofrece. La racionalidad pragmática Surgida de las prácticas consumistas, en donde las cosas resultan ser desechables, surge la racionalidad pragmática, en la que todo, incluidos los sujetos, se convierten en mercancías y objetos usables primero y desechables casi inmediatamente. Esta racionalidad pragmática se convierte en una actitud mental donde al hacer sus opciones, excluye el recurso a las reflexiones de tipo teóricas o de las valoraciones basadas en principios éticos. Este modo de razonar nos manifiesta la encíclica Fides et ratio, que trae serias consecuencias como la subordinación de las decisiones del hombre al orden de los puros concordatos, la misma antropología está fuertemente condicionada por una visión unidimensional del ser humano y es ajeno a los grandes dilemas éticos y a los análisis existenciales propios de cada ser humano. Crisis de valores Un elemento que ha colaborado para que se presente el fenómeno de crisis de valores es la fragmentación, puesto que las especializaciones en todos los sectores económicos del trabajo y del pensamiento también, encierran a los seres humanos en actividades fragmentadas, aisladas y donde se pierde el sentido de la realidad común. De este modo el sentido de la responsabilidad para con los otros y para su comunidad, también se desintegra Se ingresa así a una esfera donde todo da igual o la realidad tiene un valor en cuanto sigue los intereses o los deseos, de tal modo que no existe nada permanente, todo es pasajeros, se ingresa de esta manera en una cultura subjetivista y hasta relativista. Algunos autores consideran que es necesario promover los valores de la solidaridad, generosidad y responsabilidad puesto que, considera que son las dos fuentes primeras de la ética, por lo que al momento en que estas se diluyen, la ética también se desdibuja en las conciencias y en los actos. Los rasgos presentados de esta cultura globalizada son vividos por diversas sociedades, por supuesto desde diferentes posturas. Esta realidad impacta las identidades regionales, nacionales, locales e individuales. Así, la cultura y por ende la educación, son espacios donde se reflejan más claramente los elementos de la globalización. Sin embargo, tal como lo refiere Tomlinson, ―lo importante es comprender estos elementos como dimensiones de la vida social es no verlos como esferas de actividad completamente separadas: no dejamos de ‗hacer economía‘ para ‗hacer cultura‘...‖137. Esto una vez más choca con la misma esencia fragmentaria de la era postmoderna, puesto que mientras por un lado se parcializan las esferas de actividad social, por otro resultan claras estas conexiones ineludibles que parecieran quererse ocultar. Es ante esta realidad que la educación se enfrenta cotidianamente y todo educador tiene que desarrollarse en esta cultura, sin embargo es urgente tomar conciencia que la tarea de todo educador es preparar a los estudiantes para saber contrarrestar estas situaciones y permanecer en los principios universales que nos hacen más humanos, nos llevan a trascender y ser verdaderos a imagen de Jesucristo. En el caso de la educación que tiene su contexto en la escuela, observamos claramente los efectos de la globalización en la interacción estudiantes - maestros, quienes al pertenecer a sociedades inmersas (a diferentes niveles) en el proceso de globalización y en contextos en que coexisten modelos modernos y postmodernos, traen consigo las formas de pensamiento que asume la globalización, las formas de sufrirla o disfrutarla. De hecho, es en los niños y jóvenes en quienes observamos más fácilmente los efectos de este fenómeno social. Como lo refiere Giroux, ―para esos jóvenes, la pluralidad y la contingencia, tanto si son difundidas por los medios de comunicación social como por las fracturas ocasionadas por el sistema económico, el aumento de 136 137 Zygmunt Bauman, Sociedad contemporánea, Madrid 1999, p. 106 Toulimin, S:; La comprensión humana, Alianza, Madrid 1997, p. 21. - 73 - nuevos movimientos sociales, o la crisis de la representación han provocado un mundo con poca seguridad psicológica, económica o intelectual‖138. El marco sociocultural a que las jóvenes generaciones se enfrentan está constituido por los siguientes factores: una pérdida general de fe en los discursos modernos del trabajo y de la emancipación; la convicción de vivir para el momento inmediato a partir de reconocer lo incierto del futuro; la resignificación del hogar, este ya no es el espacio estable, garante de seguridad; fragmentación del tiempo y del espacio. Los cambios no sólo son muchos sino muy veloces, sin dar cabida a la posibilidad de construir fundamentos en los cuales puedan sostenerse de manera permanente y segura. Preguntas para la reflexión personal o en equipo 1. Para la pedagogía de Eduviges Portalet, ¿por qué es importante conocer el mundo que nos rodea? 2. ¿Cuáles son las características de la modernidad? 3. ¿Por qué la modernidad ha entrado en crisis y ha dado paso a la postmodernidad? 4. ¿Podrías hacer un análisis de la realidad del entorno que te rodea, específicamente de la institución educativa en la que trabajas? 138 Giroux, H.A., Los profesores como intelectuales, Paidós, Madrid 1990, p. 112. - 74 - CAPÍTULO VI LOS RETOS QUE HOY ENFRENTA LA PEDAGOGÍA DE LUZ Y VERDAD - 75 - Con una mirada esperanzadora El panorama que hemos contemplado en el capítulo pasado nos debe llevar ahora a cuestionarnos sobre los efectos que dichos elementos ejercen sobre la educación. No debemos olvidar que el compromiso de todo docente dominicano es educar en la luz y la verdad, por lo que, siguiendo esta pedagogía debemos cuestionarnos sobre la verdad de la educación y la forma en que ésta viene cuestionada, lacerada o provocada por las realidades que hemos estudiado en el capítulo pasado. De esta visión debe surgir en el alma de cada docente dominico una visión esperanzadora, como madre Eduviges Portalet lo ha enseñado con su propia vida. Ella no se amilanó frente a las realidades que rodeaban a sus niños ciegos sino que las tomó como retos para lograr el objetivo de portar la luz y predicar la verdad. De la misma manera el docente dominico toma esas realidades de nuestro tiempo no como obstáculos sino como retos para portar la luz y predicar la verdad. Y esto lo hace con otro elemento de la pedagogía de Eduviges que ya hemos también estudiado. Lo hace con el estudio dominicano, es decir con la capacidad que tiene de contemplar la realidad para luego encontrar en Jesucristo la luz y la verdad de esas realidades y así llevarlas de nuevo a ellas para purificarlas. Dificultades o retos son las dos caras de la misma moneda pero que se presentan en forma diversa para quien tiene esperanza. La esperanza en la pedagogía de Eduviges nace precisamente de la contemplación de Jesucristo como Luz y como Verdad. Si frente a las angustias por la educación de sus pobres ciegos desamparados no se desanima, se debe sobre todo a dos virtudes que son la confianza en la divina Providencia de la que ya hemos hablado y dado ejemplos abundantes, y la contemplación de Jesucristo como modelo del hombre que ella quiere plasmar en sus niñitos. La educación para ella se convierte por tanto en un camino hacia la esperanza porque ella, con ―ojos abiertos‖ logra ver lo que los otros no ven. Logra ver en esos niños y niñas hombres y mujeres de bien y para ella las dificultades que se le presentan para lograrlo se convierte en retos, porque ella con los ojos de la fe, los ―ojos abiertos‖, ha visto ya a los hombres y mujeres de bien que previamente ha contemplado en Jesucristo. El reto de educar en la luz y la verdad Muchas son las definiciones de educación que podríamos considerar para conocer la verdad de la educación. Tomemos la que nos ofrece el Papa Benedicto XVI: ―Educar es formar a las nuevas generaciones, para que sepan entrar en relación con el mundo, fuertes en una memoria significativa que no es sólo ocasional, sino acrecentada por el lenguaje de Dios que encontramos en la naturaleza y en la Revelación, por un patrimonio interior compartido, por la verdadera sabiduría que, mientras reconoce el fin trascendental de la vida, orienta el pensamiento, los afectos y el juicio‖139. Educar es por tanto formar hombres y mujeres de acuerdo a la verdad de su ser, de acuerdo a la imagen de Jesucristo que llevan en su interior desde el momento de su concepción. Imagen que puede ser estropeada o favorecida. El educador, el buen educador busca hacer que salga esa imagen que los niños, adolescentes y jóvenes llevan en su interior y se preocupa por ayudar a que el niño, adolescente o joven coopere también en esta búsqueda del Cristo que llevan dentro. Pero esta realidad de la ecuación está amenazada por varios elementos que hemos analizado anteriormente. ―Tanto la globalización como la postmodernidad se hacen evidentes en nuevas formas educacionales, que basadas en una antropología reduccionista afirman que ―el hombre es un ser que produce, que compite, que oferta y demanda‖; por ende, debe formarse para competir en un mundo globalizado y post – moderno. De esta manera de concebir al hombre, nace una pedagogía centrada en mostrar y exponer conocimientos, de tipo conceptual o procedimental y de carácter casi siempre científico y técnico, olvidando otra dimensión humana, los valores humanos necesarios e imprescindibles para la convivencia pluricultural como es el caso de nuestro país. De los resultados de ambos marcos contextuales en la formación del niño, del joven y del profesional de los cuales somos testigos, constatamos: ―Un individuo que sólo domina habilidades técnicas y carece de la humanidad suficiente como para saber situarse en la historia, como para apreciar la creación artística, como para 139 Benedicto XVI, Cooperadores de la Verdad, p. 13 - 76 - reflexionar sobre su vida personal y social, como para asumirlo desde dentro con coraje, para decir como Ortega ese hombre masa totalmente incapaz de diseñar proyectos de futuro, y que siempre corre el riesgo de dejarse domesticar por cualquiera que lo someta con una ideología‖ ―Nos encontramos con profesionales, con padres de familia que buscan su felicidad al margen de una axiología perenne, de unos valores absolutos; consecuentemente, formadores de nuevas generaciones desprovistas de una sensibilidad moral y ética que los habilite para vivir humanamente en un mundo multicultural. Además sumemos a esto las dificultades de interrelación entre profesores y personal jerárquico; los celos profesionales no permiten un trato de comunicación horizontal, pues se está a la caza de los errores entre los docentes y del personal jerárquico, ello no permite un ambiente favorable para la formación en valores humanos. La indiferencia religiosa de muchos profesores, quienes se capacitan para acrecentar sus conocimientos, llegando a ser según ellos eruditos, pero al final de cuentas son simplemente conocedores de su propia verdad‖140. ―Como ya se ha tratado líneas arriba, educar según la postmodernidad es educar para el bien y la felicidad, cuya consecución consiste en la posesión de sus valores, sin embargo debemos entender qué significa bien y felicidad para la postmodernidad, puesto que dependerá de ello una real interpretación y la acción concreta que asumiremos. ―Se nos propone educar desde un triple núcleo axiológico (relativismo, presente y esteticismo), educar en la postmodernidad es: educar en el relativismo (del ser, de la razón y del valor), educar en el politeísmo y pluralismo, en el pensamiento débil, y en consecuencia, en la secularización, la – desorientación- , la excesiva tolerancia...que al final se convierte en permisivismo. ―Con el racionalismo la escuela olvida el aspecto afectivo y lúdico de toda formación. Con el postmodernismo, la nueva educación camina por las sendas del pluralismo, la debilidad, la desorientación, el escepticismo, la afectividad... ―Pero debemos cuestionarnos si la educación postmoderna no es tan unilateral como la moderna aunque en sentido contrario: si el absolutismo ha llevado a fuertes dictaduras e imposiciones, el relativismo conduce a inseguridades, inestabilidades psicológicas y a enfrentamientos. Si - todo vale - , vale igualmente para el fuerte y para el débil, por lo que el fuerte terminará imponiéndose sobre el débil. La ley del más fuerte será la realidad. ―Sólo una educación sólida y basada en principios y valores firmes, asumida como misión, pero al mismo tiempo flexible y tolerante, donde la caridad y el amor fraterno irradien, llegará a ser educación para todos. ―Debemos entender que el hombre es semejante a Dios cuando puede unir acción y gozo que se alcanza cuando el hombre interior se une íntimamente a Dios de modo inseparable por su recta intención y pureza y formar a ese nuevo hombre constituye nuestro reto. ―Educar en el presente (lo momentáneo, lo cotidiano), educar en los valores de lo cotidiano, las pequeñas historias, la desconfianza, el humor, la liberación, la superficialidad, agnosticismo, pasotismo...es actual. La postmodernidad nos muestra el presente como el mejor modo de vivir la realidad. Lo que cuenta es el aquí y ahora, liberándose de las ataduras y remordimientos del pasado y de las angustias y preocupaciones del futuro. ―La vida y el sentido de la educación se perciben como un presente en cambio permanente, todo - depende de las ―situaciones‖, aquí también se muestra unilateral la postmodernidad porque prescindir del antes y el después (el pasado y el futuro) es quitar al ser humano una dimensión fundamental, singular, distintiva y diferenciadora de otros seres. El presente, y sólo el presente placentero, el placer inmediato y sin límites puede conducir a la autodestrucción bajo el aspecto de liberación (droga, alcohol, sexo...). ―El pasotismo (paso todo y no me comprometo) y el humor desenfadado y comunicativo pueden ser una compensación ante la falta de ideales o ante el aburrimiento de la vida cotidiana. 140 Guillermo Ramírez Livia, ¿Cómo sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en nuestras escuelas? ¿Cuáles son las necesidades? p. 8 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 77 - ―El consumismo nos da un nuevo ―look‖, un placer hedonista, un status social, valora más las apariencias que la realidad, por lo cual, difícilmente puede afirmarse que haga más valiosa la persona individual y socialmente. ―El punto de referencia de la juventud actual es la posición de los demás. Van emitiendo y recibiendo signos y mensajes, a partir de los cuales van modificando constantemente su posición. Esta moral provisional deja un amplio margen al presente, a la espontaneidad y provisionalidad, al azar de las cosas tal y como van viniendo. Ha nacido la vida del sentimiento, la afectividad y el placer, el culto al cuerpo. Y nos da una mayor felicidad, somos más felices cuando creemos que amamos que cuando sabemos o razonamos. La moral será entonces ―la expresión de unos sentimientos y unas actitudes, de nuestras preferencias por unas normas de conducta y nuestra desaprobación de otras‖. ―El cuerpo ha pasado en muy poco tiempo de ser el enemigo del alma al objeto de ―culto‖ o deidad, centro de la belleza, del placer y hasta del status social. ―¿Cuáles son las consecuencias de esto? La modernidad mutiló la persona en detrimento del sentimiento y el sentido de la Trascendencia. El postmodernismo ha mutilado la razón a favor del sentimiento. Ambos extremos, por su unilateralidad, son igualmente desechables desde una visión armónica de la educación. La integración armónica que debe darse en el ser humano son las esfera de la razón, el mundo interno y el sentido de Trascendencia, estamos llamados a una profunda renovación donde rescatemos nuestra identidad católica, esto si realmente se quiere ser fiel al hombre y por lo tanto ser fiel a Dios que nos llama a ser perfectos como Él es perfecto. ―Si la educación ha de hacer más valioso al ser humano individual y socialmente, ha de alejarse de los extremos individualista y hedonista y garantizar la relación entre fe y vida. La dificultad radica en determinar en qué medida el hombre se debe a la sociedad y ésta al hombre. Puestos a elegir, nos inclinamos por el predominio de la persona en forma integral sobre la sociedad, la sociedad debe estar al servicio del hombre para que le ayude a ser cada vez más humano. No basta formar hombres y mujeres funcionales que buscan sólo bienestar económico y desarrollo tecnológico.‖141 El reto consiste en brindar una educación que logre formar hombres y mujeres de acuerdo a su verdad última y no de acuerdo a las exigencias del postmodernismo. Este reto lo desarrollaremos en el siguiente capítulo. ―Concretamente, debemos afirmar transformar la especie humana en verdadera humanidad tiene que ser el objetivo fundamental y global de toda educación. Esto es, que la educación debe orientarse a propiciar el que se entiendan las implicaciones de ser un ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, y la toma de conciencia acerca de lo que implica la convivencia en una comunidad local y global desde el evangelio, lo cual conlleva un compromiso: se requiere entender la unidad y la diversidad, propiciar la autonomía pero también la complementariedad y el sentido trascendente del hombre‖.142 El reto de una escuela con una clara identidad católica ―Es interesante observar cómo lo que en un momento se denominó instrucción, es decir, la enseñanza de habilidades y conocimientos para desempeñar un oficio, vino a configurarse como el fin fundamental de los procesos educativos escolares, dejando prácticamente en el olvido la función verdaderamente educativa que corresponde a las acciones encaminadas a la formación del ciudadano, a la configuración del ser social, más allá del ser productivo. Este descuido ahora emerge como un problema que requiere ser abordado con urgencia, al identificarse que muchas de las situaciones sociales y ecológicas son producto de haber pasado por alto la esencia de la formación del hombre‖.143 141 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Hacia nuevos caminos en la educación para enfrentar los retos del mundo postmoderno, p. 14 – 15, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito 142 Ibídem., p. 24. 143 Ibídem., p. 24. - 78 - La escuela en la sociedad postmoderna debe de alguna manera contribuir a formar al hombre en la luz y la verdad lo cual significa tener una clara concepción del hombre que se quiere formar, que en la pedagogía de Eduviges Portalet es la formación de Cristo en cada una de las personas. Esta meta, si bien es clara, entra en competencia con la sociedad postmoderna que ofrece visiones alternativas y desviadas de la verdad del hombre que ya estudiamos renglones arriba. Los agentes de la educación, hemos dicho, se han vuelto pluriformes. Si antes educaba y formaba la familia, la parroquia y la escuela, ahora estos agentes o se hayan en crisis o sufren fuertemente la competencia de agentes alternativos como son la tecnología y la economía de mercado, teniendo como transmisor de sus mensajes educativos a los medios de comunicación. La tarea de formar a un hombre en su verdad que antes era exclusividad de los tres agentes mencionados, familia, parroquia y escuela, queda oscurecido o deformado por sus competidores. Entramos entonces en lo que Benedicto XVI ha llamado la emergencia educativa por la incapacidad de transmitir a las futuras generaciones el mensaje de la verdad del hombre. La escuela, que en este momento atañe más a los docentes dominicos por la posibilidad que tienen de trabajar en ella, requiere revisar su estrategia formativa, de forma que pueda enfrentar a estos agentes alternativos. La pedagogía de luz y verdad debe impregnar un nuevo currículum educativo en donde la escuela sea un agente efectivo en la formación de la verdad del hombre. ―Ahora bien, una posible manera de participar en la construcción de esa nueva escuela basada en una manera de pensar desde la Luz y la Verdad que proponemos basados en el modelo de Hombre que es Jesucristo, es tratar de comprender la compleja realidad en la que vivimos para descubrir en consecuencia el lugar que ha de ocupar la educación en el siglo que comienza. Creemos que es necesario, por tanto, describir, aunque sea someramente, los principales cambios que está experimentando nuestra sociedad en sus diferentes ámbitos constitutivos, para a continuación presentar una nueva propuesta de currículum y de educación como procesos inherentemente perfectibles que pueden contribuir mediante la formación de las personas a la creación de un mundo más humano y más justo. ―Una vez delimitadas estas grandes líneas de reestructuración educativa, estaremos en mejor situación de entender la reconstrucción del currículum en esta realidad emergente. Una nueva configuración de la sociedad requiere un modo más integrador, menos parcial y fragmentado, de comprender la educación, el currículum y por ende, de diseñarlo, evaluarlo y ponerlo en práctica desde una concepción de vida más humana y más cristiana. Desde nuestra perspectiva, resulta imprescindible situar y ubicar los procesos de construcción de la propuesta e sistematización de una pedagogía de luz y verdad desde un currículum pertinente en el mutante contexto social actual y desde el carisma y espiritualidad que se propone. ―En ninguna etapa anterior de la historia de la humanidad, los cambios habían sido ni tan plurales ni tan veloces. Es posible afirmar sin peligro a equivocarse que el cambio conforma una parte sustancial de nuestras vidas en las sociedades avanzadas contemporáneas. Cambia casi todo lo que hay en nuestro entorno y además de forma rápida. Nunca como hasta ahora había sido tan importante el fomento y el desarrollo de la capacidad de adaptación, o incluso de anticipación, a los cambios presentes y futuros por parte de los ciudadanos y fundamentalmente de quienes tienen a su cargo la educación de las futuras generaciones. ―Hoy como educadores cimentados en los principios y la espiritualidad de Santo Domingo de Guzmán, que supo entender la realidad y transformar, desde su coherencia, también para nosotros es importante sumarnos a esa meta de buenos educadores y entonces tener unos educandos bien cimentados sobre la verdad y la Luz que es el mismo Jesucristo, tal como El mismo nos dice <Yo soy la verdad, el camino y la vida>. En éste contexto es necesario educar en áreas fundamentales para el desarrollo como persona integral‖.144 Y así el autor pasa a enumerar estas áreas fundamentales para la reconstrucción de la escuela católica: formar en la fe, formar en una visión de trascendencia, formar en valores, reactualizar los valores clásicos de la cultura, recuperar el papel de la familia, formar ciudadanos y no consumidores, apostar por la formación del carácter, apostar por la igualdad de oportunidades y educar en valores alternativos. Podríamos extrañarnos de haber encontrado o señalado tan solo dos retos, el de educar en la luz y la verdad y el de tener una escuela con una clara identidad católica. Sin embargo en estos dos retos se encuentra toda la tarea 144 Ibídem., p. 20. - 79 - educativa necesaria para responder a la emergencia educativa que la Iglesia ha propuesto para nuestro tiempo. Veremos en el siguiente capítulo como de esos dos retos se desprenden unas tareas importantes para el docente dominico. Tareas que bien pueden llevarse a cabo si se aplica la pedagogía de portar la luz y predicar la verdad. Preguntas para la reflexión personal o en equipo 1. ¿Qué significa educar en la pedagogía de Eduviges Potalet? 2. ¿Cuáles son las amenazas de la educación por parte de la sociedad postmoderna? 3. Diseña estrategias válidas para educar en: a. Formar en la fe b. Formar en una visión de trascendencia c. Formar en valores d. Reactualizar los valores clásicos de la cultura e. Recuperar el papel de la familia f. Formar ciudadanos y no consumidores g. Apostar por la formación del carácter. h. Apostar por la igualdad de oportunidades. i. Educar en valores alternativos. - 80 - CAPÍTULO VII LA ACTUALIDAD DEL CARISMA DE LUZ Y VERDAD: APLICACIÓN DE LA PEDAGOGÍA DE EDUVIGES PORTALET A LOS RETOS DE HOY - 81 - Frente a los retos, la respuesta de la pedagogía de portar la luz y predicar la verdad Antes de iniciar el estudio de las aportaciones de la pedagogía de luz y verdad a los retos de conviene recordar aquí sus elementos esenciales, de forma que los podamos aplicar con mayor facilidad. Hemos dicho que la pedagogía de la luz aporta tres aspectos que serán esenciales para el cometido que ahora debemos enfrentar. Estos tres elementos esenciales son Luz como descripción de Dios, Luz como la experiencia existencial de Dios, Luz como amor. Se es luz para los demás, a la manera de Eduviges para los niños ciegos, en la medida en que se hace la experiencia de Dios como Luz. Nadie da lo que no tiene y así, frente al escenario que hemos ya descrito el docente dominico debe hacer luz sobre dicha realidad. Y para hacer luz sobre la verdad de las realidades que rodean al hombre y sobre el mismo hombre, el docente dominico contempla la verdad. Nace entonces la necesidad de parte del docente dominico de iluminar las realidades del mundo y del hombre con la luz de la verdad. Aportar la luz y predicar la verdad se presentan como dos etapas de un mismo proceso que en algunas ocasiones se puede dar de manera separada, pero que por lo general se dan en un solo momento. El docente dominico se enfrenta con la realidad. La analiza, la contempla en el estudio y la compara con la Verdad que ha ya previamente contemplado o que contempla por primera vez mediante el estudio para luego crear y poner en práctica las estrategias adecuadas para que la verdad ya contemplada se concrete en las realidades del hombre y del mundo. Este es un proceso que debe mantener al docente dominico en constante contemplación y estudio de la realidad. Educar la verdad del hombre Todo el escenario que hemos descrito en el capítulo anterior debe ser conocido, sintetizado, pero sobretodo concientizado por el docente dominico. Quien no lo hiciera caería en la misma inercia del relativismo que nos empuja, a no conocer la realidad para no hacer la verdad. No se trata de grandes discursos de sociología, psicología o pedagogía. Se trata de entender, como parte de la verdad, la realidad de los alumnos que me rodean. Con palabras sencillas y adecuadas. He aquí un ejemplo. ―El mundo de la cultura del Jove, del rock, de las drogas, de la homosexualidad, del hedonismo, del sida, de las pandillas, etc. Un mundo con un nuevo modelo de organización económica, tecnológica y administrativa, prácticamente generalizado en todas partes, bautizado como globalización, un mundo que nos es tan extraño, es la misión que nos pone el Maestro por excelencia‖.145 El rostro desfigurado de tantos niños que se nos presentan en los colegios dominicos debe resonar en nosotros como resonaron en el corazón de Eduviges Portalet. Y como ella, debemos lanzarnos a reconstruir ese rostro, haciendo luz sobre cuál rostro le corresponde de acuerdo con la verdad. De ahí la necesidad de conocer la verdad del hombre. Creo que es el momento en que los docente dominicos consideren la necesidad de conocer ellos mismos y después darlas a conocer a sus alumnos adaptándose a la edad y mentalidad de ellos, lo que es la antropología cristiana, que nos permite conocer la verdad del hombre. Es necesario contemplar esa verdad, para después llevarla a la realidad, a la realidad de cada uno de nuestros alumnos. Y para ello se necesita conocer y hacer la verdad en distintos grados o niveles. ―Hemos sido creados por Dios a imagen y semejanza suya y esto significa que el hombre tiene un alma espiritual e inmortal, dotada de inteligencia y de voluntad; es libre y es principio y dueño de sus actos, esto es lo primero que tiene que reconocer y defender el hombre: la verdad de su condición, la verdad de su ser. Vamos a ello con todo detalle. ―Verdad del ser. Aquello que uno es, que uno debe ser. Hay verdad del ser cuando me comporto como persona inteligente, libre y responsable. Vivo en la verdad de mi ser cuando sé y me comporto con lo que me exige mi origen, mi fin como persona humana, cuando tengo trascendencia y sentido. Cuando uno vive la verdad de su ser vive realizado, feliz, digno y se eleva sobre todo el universo. Lo contrario a la verdad del es la inautenticidad, la falsedad. 145 Sor Flor Díaz Pinglo, Educar para tener un proyecto de vida, Taller 8, p.1 - 2., en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito - 82 - ―Verdad del pensar. Nuestra mente está hecha para percibir el ser de las cosas. Mi mente tiene que respetar la verdad de las cosas: la verdad del trabajo, del dinero, del matrimonio, del estudio, de la carrera. ¡Cuánta formación necesitamos para descubrir la verdad de las cosas y pensar así con veracidad de ellas. Lo contrario a la verdad del pensar es el error. ―Verdad del hablar. Nuestras palabras deben ser vehículo leal de lo que pensamos. Por medio de la palabra hacemos partícipes a los demás de lo que llevamos dentro. La palabra es puente que hace transparente a los demás el corazón y la intimidad de la persona. Lo contrario a la verdad del hablar es la mentira. ―Verdad del obrar. Es la verdad del comportamiento y de la vida. Vivir como se cree, coherencia de vida entre lo que se cree, lo que se predica y lo que se vive. Lo contrario a la verdad del obrar es la incoherencia, el fariseísmo, la hipocresía. ―Tener una conciencia recta y bien formada es la exigencia para vivir en la verdad, decir la verdad, hacer la verdad en la vida. So soy una persona honesta, sincera… podré leer en mi corazón las normas de la ley natural con las cuales todos nacemos‖146. Nace por tanto la exigencia para los docentes dominicos de conocer la verdad en todos los campos arriba mencionados. Sólo a partir de ese conocimiento experiencial y personal de la verdad podemos transmitir esa verdad en todos los campos a los alumnos. Si nadie da lo que no tiene es un refrán certero, más lo es este aspecto de conocer la verdad para transmitir la verdad. Para ello, valdría la pena considerar la posibilidad de que los docentes dominicos fuesen instruidos en las materias de metafísica y antropología filosófica como base para conocer la verdad de la realidad y la verdad del hombre. Contemplar la verdad del hombre nos proporciona la visión de Jesucristo. Cada hombre, creado a imagen y semejanza de Dios posee la vida de Cristo en él. De ahí que cada docente dominico aprenda a contemplar a Jesucristo como modelo del hombre que se quiere formar. ―La verdad requiere afinar el oído con humildad a fin de hacer justicia a las cosas. Para conocer la verdad hemos de girar y mirar a la luz. Nuestra acción debe remitir a la verdad, en último término a Dios que es la auténtica Verdad. No basta cono conocer la verdad,, inmediatamente tenemos que realizarla. Darle expresión en nuestra conducta. Lo verdadero no son las preposiciones que formula una persona, sino su vida, siempre y cuando realice en ella la verdad y la ponga en práctica en el amor. La auténtica Verdad es Dios. Y conocer la verdad significa someterse humildemente al Ser, despertar para escucharlo. Esto implica fe. Por eso es que Eduviges se despoja de sus sentimientos para ir a al hondura de su alma donde brilla fuertemente la luz y la verdad que es Dios. ―(…) La verdad no es solo algo que conocemos, sino un espacio en el que habitamos, en el que somos y permanecemos. Esto requiere como ya dije de la fe, porque la fe es luz, sin la fe el hombre queda en la oscuridad. Un (docente) dominico necesariamente tiene que abrazarse a ella, para que sus potencias queden iluminadas y se abra a la Verdad, como lo hizo nuestra amada fundadora‖.147 Se abre entonces para el docente dominico la necesidad de contemplar a Jesucristo como fuente de Luz y de Verdad. Luz para conocer la realidad de sí mismo y de sus alumnos como personas necesitadas, como nuevos ciegos ante nuestra sociedad relativista, globalizada y postmoderna y Verdad para poder transmitirla a sí mismo, a sus alumnos y a todas las realidades. Tocamos por tanto otra aplicación de la pedagogía de Luz y Verdad: la necesidad de encontrarse con Cristo para hacer la verdad. Educar el encuentro con Jesucristo, verdad del hombre El docente dominico, siguiendo la máxima del estudio que Santo Domingo quería para todos sus discípulos, debe contemplar primero lo que quiere transmitir. Si la misión del docente dominico es hacer la verdad en todos 146 Hna. Elfi de María Pozo Aguilar, ¿Cómo educar en la luz y la verdad? Taller 1, p. 5 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito 147 Ibídem., p. 7. - 83 - los campos de la realidad que lo rodea y que rodean a sus alumnos como lo recuerdan las Constituciones 148 de las Hermanas DIC, deberá aprender a contemplar a Jesucristo para luego enseñar a sus alumnos a contemplarlo. Hablamos por tanto de contemplación de un evento que el docente dominico no puede hacer en lugar del alumno. Puede enseñarle un camino, pero no puede hacerlo por él. Para ello, es necesario que el docente haga primero esta experiencia personal de la contemplación de Cristo. Hemos afirmado que uno de los problemas de nuestra sociedad postmoderna es la falta de límites y valores claros y definidos. Como sociedad líquida, todo va, todo es bueno o es malo, dependiendo del color del cristal con el que se mirra, es decir, dependiendo de los valores subjetivos que cada individuo quiera darle a la realidad. Volver la mirada a Cristo como punto de referencia no será nada fácil, especialmente para ciertos sectores de nuestra sociedad en la que Cristo aparece como un personaje ya superado o como parte de la piedad popular, pero no como alguien ante quien podamos medir, confrontar y guiar nuestra existencia. Sin embargo, el hombre no puede andar por la vida sin una guía. Y lo constatamos en esta sociedad postmoderna. Si Cristo ha dejado de ser el guía, ahora lo son el gurú de moda, el dinero, el sexo, el hedonismo y tantos otros valores y factores que ya tratamos. Se presenta por tanto para el docente dominico el reto de presentar a Cristo como punto fundamental, como guía en la vida, para hacer la verdad en la vida. Es necesario por tanto educarse y educar en el encuentro con Cristo. En la historia de la vida de madre Eduviges encontramos un evento que nos proporciona algunas pistas para educar en este encuentro con Cristo. ―Encontramos dos signos que resalta su pluma: una campana y un templo. Ella buscaba la magia del lenguaje simbólico, para que sus queridos ciegos puedan <ver lo que no pueden ver>. Uno de sus constantes empeños es que ellos se encuentren con Dios, hablen con Él, <intercambien miradas> con Él. Es la maravillosa visión interior, que la ceguera física no puede impedir. Todo lo contrario, quizá nosotros los videntes, caminemos atrofiados por cegueras más tenebrosas que nos impidan <ver a Dios>, encontrarnos con Él. La capilla, el templo, es lo primero que ella arregla en las casas de su itinerancia. Los ciegos, llevados de su mano, experimentan el asombro de entrar en <<un espacio de Dios>>. Y en la voz de la campana, escuchan la voz del mismo Dios que los convoca, los reúne, los acoge. ¡Hermoso símbolo! <Oyen a Dios>‖.149 Este evento que no podría pasar más allá de un acontecimiento anecdótico puede ser de mucha ayuda a los docentes dominicos para educar en el encuentro con Jesucristo, verdad del hombre. Eduviges se encuentra con una ceguera y busca que el invidente encuentre a Jesucristo, a pesar de su ceguera. Por eso recurre a un lenguaje que pueda ser comprendido y asimilado por sus niños ciegos. Si no ven, piensa ella, al menos pueden oír. Si Dios no puede hacerse <visible> a ellos por los signos visuales, entonces ella es el instrumento para que Dios se haga <visible> a ellos por los signos auditivos. Una campana logra crear la posibilidad del encuentro con Cristo. La tarea del docente dominico es precisamente la que llevó a madre Eduviges, a crear ambientes propicios para el encuentro con Cristo. Hoy más que nunca nuestros alumnos son reacios a las imposiciones, a los ―debes hacer esto porque lo digo yo‖. Debemos explorar su mundo para conocer aquellos signos por los cuales ellos puedan hacer el encuentro con Cristo. Y cuando nos referimos al encuentro con Cristo no estamos hablando de un fenómeno místico o de una experiencia mística. Estamos hablando simplemente de la capacidad que tiene el hombre de vivir la misma vida de Cristo a través de su espíritu. Si hablamos de encuentro con Cristo, no nos estamos refiriendo a una emoción o a un momento determinado de nuestra vida, sino a la posibilidad de encontrarse con Cristo todos los días de la vida, aprender a escuchar su voz en los acontecimientos cotidianos y a seguir con docilidad las indicaciones que Él nos da a través de esa voz que escuchamos. Algo muy semejante de lo que sucede en el amor humano. No hacemos la experiencia del amor humano en un solo día. Lo vamos construyendo día a día. 148 Desarrollemos en nuestros estudiantes ―armónicamente sus condiciones físicas, morales, intelectuales a fin de que vayan adquiriendo la necesaria madurez y las condiciones esenciales para que se introduzcan dentro de la sociedad humana.‖ Constituciones de la congregación de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada, n. 181b. 149 De las tinieblas a tu admirable luz, p. 112. - 84 - Veremos a continuación una propuesta pedagógica para ayudar a los alumnos a hacer ese encuentro con Cristo. Tomo dicha propuesta de las actas del Congreso Dominicano de 2011 en el colegio Santa Anita.150 El encuentro con Jesucristo La tradición viva de la Iglesia siempre estuvo convencida que la fe de los cristianos no está basada en un conjunto de principios, de doctrinas ni de normas, la fe cristiana nace y se nutre del encuentro con Cristo resucitado: ―… la fe cristiana no es una religión del libro…, aunque el cristianismo es la religión de la Palabra de Dios, no de una pala-bra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo‖151. Por lo tanto: ―No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva‖152. Es importante tener presente un texto de Juan, para en él descubrir la misma naturaleza del discípulo misionero de Jesucristo: ―Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: He ahí el Cordero de Dios. Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que le seguían les dice: ¿Qué buscan? Ellos le respondieron: Rabbí —que quiere decir Maestro— ¿dónde vives? Les respondió: Vengan y lo verán. Fueron, pues, vieron donde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima‖ (Jn. 1, 35 – 39). Este texto deberemos considerarlo como una síntesis única del método cristiano. Dos palabras de Jesús son puestas en evidencia: ―¿Qué buscan?‖ y ―vengan y verán‖. Ambas locuciones dan pie para que Andrés y el otro discípulo (tal vez Juan) compartan con Jesús el resto del día y tengan una experiencia única en sus vidas, que los transformará de tal manera que se convertirán en discípulos misioneros de Jesús, hasta dar su vida por él. Este texto se constituye en paradigma del hacerse discípulo y misionero de Jesucristo. Podemos observar este encuentro personal en el mismo Evangelio de Juan en el caso de la Samaritana 4, 7 - 42, del ciego de nacimiento 9, 1ss. En realidad, los cuatro evangelios se refieren al encuentro con el Evangelio vivo, Jesús. Según expresión del Papa Juan Pablo II, se trata de un ―un encuentro personal, vivo, de ojos abiertos y corazón palpitante, con Cristo resucitado153. Y después de este feliz encuentro con Jesucristo, el dichoso transmite necesariamente a otros el Evangelio vivo. Por eso, San Pablo dice: ―si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí, si no predicara el Evangelio!‖ (1 Cor. 9,16). Quienes se encuentren con Jesucristo en la Iglesia se convierten en entusiastas discípulos y apasionados misioneros. Todo cristiano de hoy tiene que arriesgarse a realizar su propio encuentro con Jesús, se tiene que arriesgar a hacer una ―experiencia del Espíritu‖. Dicha experiencia es don que Dios da a toda persona. Es la actitud de lectura, de escucha de la palabra de Dios. Es quedarse prendado (embelesado, enamorado) de la persona de Cristo: de una parábola por él predicada o de un gesto por él efectuado, o de un misterio de Dios trino. Este encuentro con Jesucristo produce cuatro etapas subsiguientes e inmediatas al encuentro con el Maestro. El encuentro con Jesucristo. La primera etapa es el encuentro con Jesucristo. Tal encuentro es la etapa fundamental del proceso, sin la cual es imposible que un cristiano se involucre en la vida de la Iglesia, sin este encuentro los demás procesos están condenando así a la esterilidad. Este encuentro con Cristo debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerigma (primer anuncio) y la acción misionera de la comunidad. El kerigma, en particular, es el hilo conductor de todo el proceso que conduce a la madurez del discípulo misionero. 150 Guillermo Ramírez Livia, ¿Cómo sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en nuestras escuelas? ¿Cuáles son las necesidades? pp. 23 - 29 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 151 San Bernardo, Homiliae super missus est, 4, 11: PL, 183,, 86B. Citado por Benedicto XVI, Exhortación apostólica Verbum Domini, 30.09.2012, n. 7. 152 CELAM, Documento de Aparecida, n. 243 153 Juan Pablo II, Homilía durante la misa para el clero, religiosos y seminaristas. Santo Domingo, viernes 26 de enero de 1979. - 85 - La conversión. La segunda etapa es la conversión que corresponde a la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en él por la acción del Espíritu y se decide a seguirlo cambiando su forma de pensar y vivir. Dice B. Häering hablando de la conversión: ―Este llamamiento a la conversión es un verdadero "Evangelio", una verdadera buena nueva para el pecador, con tal que abra los ojos a la miseria del pecado y se apreste a recibir la salvación que le es ofrecida. Es un llamamiento que no admite tregua ni escapatoria, porque es la buena nueva del reino de Dios, que viene con poder y majestad, porque es el imperativo inaudito de la gracia. El retorno a la casa paterna se hace posible, porque Dios ofrece la salvación en la persona de su Unigénito. El rehusar la conversión y el retorno a la patria, es despreciar el reino de Dios e injuriar a Cristo, el unigénito del Padre‖154. Estamos ante un estudio con un gran enfoque bíblico que permite a B. Häering relacionar la conversión con la llegada del Reino de Dios (Mc 1, 15). Asimismo, esta vuelta a la Escritura le permite subordinar todos los elementos del sacramento de la penitencia a lo esencial: la conversión. El discipulado. El tercer aspecto es la vida de discípulo que corresponde a un estadio de mayor madurez en el seguimiento del Maestro; por eso, la catequesis permanente y la vida sacramental son fundamentales para perseverar en la vida cristiana en medio del mundo. La comunión. El cuarto aspecto es la vida cristiana vivida en comunidad, criterio inequívoco de autenticidad, pues confiere el sello tan necesario de la eclesialidad. La misión. La última etapa es la misión, ya que el discípulo que conoce, ama y sigue a su Señor se ve en la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado a anunciar al mundo a Jesucristo muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio a los más necesitados, a construir el Reino de Dios. No hay verdadero discipulado sin la misión. Lugares del encuentro con Jesucristo El documento de Aparecida señala con nitidez que el encuentro con Jesucristo es posible por la acción invisible e inescrutable del Espíritu Santo y se realiza en la fe recibida y vivida en la Iglesia. A partir, entonces, de esta certeza sobre la importancia del sustrato eclesial y pneumático, el Documento define ocho ámbitos en donde es posible encontrar a Jesucristo. La Sagrada Escritura para Aparecida es un lugar privilegiado para encontrarse con el Señor, ya que ha sido escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo: ―Así como el Verbo de Dios se hizo carne por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María, así también la Sagrada Escritura nace del seno de la Iglesia por obra del Espíritu Santo. La Sagrada Escritura es Palabra de Dios en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo‖155. Cualquier acción pastoral o, más aún, cualquier acción eclesial no puede hacerse sin tener en cuenta el enorme patrimonio que los textos sagrados ofrecen a la Iglesia. El llamamiento de Aparecida, haciéndose eco de lo dicho por el papa Benedicto XVI, es a tener un conocimiento profundo y vivencial de la Palabra de Dios para que sea verdade-ro alimento de los cristianos. El Documento hace dos propuestas concretas en esta línea. Por una parte alienta a que haya una pastoral bíblica, entendiendo como tal la ―animación bíblica de la pasto-ral, que sea escuela de interpretación o conocimiento de la Palabra, de comunión con Jesús u oración con la Palabra y de evangelización inculturada o de proclamación de la Palabra‖ (DA n. 248); por eso, el acercamiento a la Sagrada Escritura ha de ser no solo intelectual o instrumental, sino con un corazón ―hambriento de la Palabra del Señor‖ (Am 8,11). Por otra parte, promueve como medio privilegiado la Lectio divina, pues es un hermoso y eficaz ejercicio de lectura orante de la Palabra. La pastoral bíblica no se debe entender como un grupo más dentro del quehacer pastoral de la Diócesis, de la parroquia o de la Institución Educativa, sino como un valor transversal que está presente en toda actividad 154 155 B. Häering, La ley de Cristo I, Herder, Barcelona 1964, p. 415. Benedicto XVI, Verbum Domini n. 19. - 86 - pastoral: ―… lograr que las actividades habituales de las comunidades cristianas, las parroquias, las asociaciones y los movimientos, se interesen realmente por el encuentro personal con Cristo que se comunica en su Palabra. Así, puesto que «la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo», la animación bíblica de toda la pastoral ordinaria y extraordinaria llevará a un mayor conocimiento de la persona de Cristo, revelador del Padre y plenitud de la revelación divina‖156. Realizar una pastoral bíblica conlleva algunas exigencias, entre otras: Enseñar a interpretar los textos sagrados ayudando a descubrir sus sentidos genuinos. Ofrecer formación bíblica a los catequistas en todas sus formas y con las diversas posibilidades y recursos bíblicos con los que hoy se cuenta. Presentar la Sagrada Escritura como mediación para el encuentro con Jesucristo vivo y fuente de humanización. Emplear la Sagrada Escritura como fuente de espiritualidad del discípulo misionero, promoviendo el ejercicio de la Lectio divina. Que la animación bíblica sea escuela de evangelización para conducir la vida según los criterios de Dios (conversión) y hacerse testigos de su Reino y solidarios con todos y todas (el anuncio). La liturgia. Evidentemente, la celebración de la Eucaristía es la manera privilegiada para el encuentro con Jesucristo. Vivir la fe en la centralidad del Misterio Pascual de Cristo implica vivir unido a la Eucaristía, lo cual permite tener acceso a la fuente inagotable de la vocación cristiana que proyecta fuertemente el impulso misionero. Por este motivo, es fundamental que el discípulo misionero viva el domingo y las fiestas de precepto participando activamente en la celebración eucarística. La promoción de la pastoral del domingo es central para un nuevo impulso en la evangelización del continente. El texto que puede ayudarnos a sacar unas conclusiones para el hoy del discípulo misionero está toma de Pablo 1Cor. 11, 23-25. ―El señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan y después de dar gracias, lo partió diciendo. Esto es mi cuerpo, que será entregado por ustedes, hagan esto en memoria mía...esta copa es la nueva alianza, es mi sangre, todas las veces que lo beban háganlo en memoria mía...‖.(Cf Lc 24,30) De aquí podemos decir que la Eucaristía es una comida, una cena a la que estamos invitados todos, pero se nos exige a la vez ―tener hambre‖, ¿Cuáles son esos deseos parasitarios que nos alejan del deseo con mayúscula? El Antiguo Testamento simboliza esta actitud de hambre en IS 26, 8-9; SAL 63,2.6; 1 Re. 19, 1 – 8. Alimentados con la Eucaristía surge en el discípulo misionero la exigencia ética de ―compartir la mesa‖, ¿con quién compartes tu mesa? Jesús lo compartía con los marginados de la época. Y a la vez recibimos el mandato de ―recordar‖. ¿Qué vamos a recordar? La entrega de Jesús. El Sacramento de la reconciliación. Así mismo, la celebración del sacramento de la reconciliación también es un lugar excelente de encuentro con Cristo, ya que el pecador experimenta de manera singular el perdón misericordioso del señor. Pensemos en el Padre misericordioso (Lc. 15, 11ss). Pero hay que añadir que tal reconciliación con Dios tiene como consecuencia, por así decir, otras reconciliaciones que reparan las rupturas causadas por el pecado: el penitente perdonado se reconcilia consigo mismo en el fondo más íntimo de su propio ser, en el que recupera la propia verdad interior; se reconcilia con los hermanos, agredidos y lesionados por él de algún modo; se reconcilia con la Iglesia, se reconcilia con toda la creación (RP 31). Aquí cada unos de nosotros tiene experiencias del perdón de Dios, experiencias que no son otras que el encuentro con Cristo. La oración personal y comunitaria. Cultivar la relación personal y una profunda amistas con Jesucristo es esencial para que el discípulo misionero logre comprender la voluntad del Padre. En este sentido, la oración diaria es un signo del primado de la gracia en el camino del discípulo misionero: "Es, pues, por la oración por la que todos los santos no sólo se han salvado, si no que han llegado a ser santos. Los condenados se han condenado por no haber orado; si hubieran orado no se hubieran condenado‖ San Alfonso María de Ligorio (Del gran medio de la oración). 156 Benedicto XVI, Verbum Domini, n. 73. - 87 - De este mismo autor podemos entre sacar algunas citas: Si somos pobres, no nos quejemos de nosotros mismos, pues lo somos porque nos empeñamos en ello, de ahí que no merezcamos compasión. ¿Qué compasión puede merecer un mendigo que, teniendo un señor sobradamente rico que desea otorgarle cuanto le pida, nada le pide, prefiriendo quedar en su pobreza antes de pedir al señor lo que le es tan necesario? Cuando encomendemos a Dios nuestras necesidades, es necesario que tengamos confianza cierta de ser escuchados y de que alcanzaremos cuanto pedimos. Es palabra de Jesucristo: «Todo cuanto roguéis y pidáis, creed que lo habéis recibido, y lo alcanzaréis». ¿Cuándo se ha dado el caso de que alguno haya confiado en el Señor y se haya perdido? Según sea nuestra confianza, así serán las gracias que recibamos de Dios. ¿Cómo podemos dudar de ser escuchados cuando Dios, que es la misma verdad, promete que nos concederá lo que pidamos por medio de la oración? Que Dios escucha a quien le ruega es verdad cierta e infalible, como es infalible que Dios no puede faltar a sus promesas. La comunidad cristiana y el amor fraterno. El Concilio Vaticano II nos recuerda: ―Fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con los otros, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente" (LG n. 9). En los últimos ministerios y servicios en la comunidad viva en la fe, así como en las diversas manifestaciones comunitarias, Jesús se hace presente de manera misteriosa y clara, ya que él se encuentra en todos aquellos discípulos que procuran hacer suya la existencia del Señor. De manera especial, Jesús se encuentra en los legítimos Pastores y en aquellos que dan testimonio de lucha por la justicia, por la paz y por el bien común para construir un mundo más justo y fraterno. Los primeros cristianos también vivieron intensamente la comunión fraterna en el Señor: "La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma" (Hch. 4, 32). La amistad en el Señor Jesús es expresión de amor fraterno, vínculo de caridad que nos une a los demás; nos ayuda a despojarnos de nuestros egoísmos y mezquindades para entregarnos en servicio solícito a los demás, a compartir nuestros dones interiores y ponerlos al servicio de los hermanos, a vivir la solidaridad, la caridad, la corrección fraterna, la reverencia y el respeto mutuo. De esta manera, la amistad en el Señor se convierte en un excelente medio que nos ayuda en nuestro camino de configuración con el Señor Jesús. Los pobres y los afligidos. Inspirándose en Mt 25,37-40, Aparecida recuerda que Jesús se encuentra especialmente en los pobres, afligidos y enfermos. La misma fe en Jesucristo debe llevar al discípulo misionero a hacerse cercano y amigo de los pobres e invita a tener presente que esta dimensión es un elemento constitutivo de la fe en Jesucristo. Asimismo, el testimonio de fe de muchos que sufren el dolor y la miseria se con-vierte en un verdadero acto evangelizador hacia el discípulo misionero. La piedad popular. Aparecida dedica varios números, precisamente ocho, a la religiosidad popular como un ámbito de encuentro con Jesús. No lo llama lugar sino espacio, destacando así la enorme importancia que le concede a este tipo de expresiones. Aparecida le concede especial importancia a las peregrinaciones que los fieles hacen a algún santuario, porque en ellas se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino. Cada etapa es un paso que conduce al peregrino a entrar cada vez más en el misterio que lo supera y que vive con otros en una auténtica experiencia eclesial. Si bien es cierto que la piedad popular se vive con otros y, a veces, en una multitud, no se trata de una espiritualidad de masas, debido a que las manifestaciones populares de fe penetran delicadamente la existencia personal de cada fiel, lo cual le permite encontrarse con el Señor en muchas de estas expresiones. Por consiguiente la espiritualidad popular no puede ser considerada un modo secundario de la vida cristiana, ya que significaría olvidar el primado de la acción de Dios por medio del Espíritu. Es auténticamente espiritualidad cristiana y popular porque constituye un verdadero encuentro personal con el Señor; integra mucho lo corpóreo, lo sensible, lo simbólico y las necesidades más concretas de las personas. En ocasiones habrá que evangelizar y purificar, pero eso no significa que esté privada de riqueza evangélica, sino que uniéndose a María y los santos - 88 - puedan tener un contacto más estrecho con la Palabra de Dios e incrementar la participación en los sacramentos. No hay que olvidar que en las actuales circunstancias en que el ambiente del continente está cada vez más secularizado, la religiosidad popular sigue siendo una poderosa confesión de fe en el Dios vivo que actúa en la historia y, además, un importante canal de transmisión de la fe. María, discípula y misionera. Inmediatamente después de la parte dedicada a la religiosidad popular, el Documento de Aparecida consagro varios números a María, discípula y misionera. Es presentada como la más perfecta discípula del Señor, debido a que por su fe, su obediencia a la voluntad del Padre y su constante meditación de la Palabra, llega a ser la máxima realización de la existencia cristiana. La figura de María madre ha de armonizarse y completarse con la figura de de María – discípula. Además del nacimiento físico y único de Cristo, hay otra dimensión de la maternidad que puede y debe continuar, se trata de la maternidad que permite nacer continuamente a Cristo, se basa en la escucha, guarda y cumplimiento de la palabra de Jesús. Lucas presenta a María como la oyente arquetípica de la palabra, la que lleva en sí la palabra, la que guarda y hace madurar. La maternidad de María no es sólo un acontecimiento biológico único: ella fue, es y seguirá siendo la Madre en toda su perso-na. De esta forma María es una verdadera escuela de la fe que conduce al cristiano hacia el encuentro más profundo con el Señor. Por este motivo, muchas generaciones de hombres y mujeres latinoamericanos ven en ella una madre y una hermana. Ella pertenece a la gente sencilla del pueblo de Dios que anhela y se deja conducir al encuentro cercano con el Padre. Educar la conciencia Hasta ahora hemos visto como el carisma de Eduviges Portalet se actualiza cuando debe responder a las preguntas más acuciantes que nos lanza la sociedad postmoderna y que se convierten en retos. En primer lugar la pedagogía de Luz y Verdad nos permite conocer cual es la verdad del hombre y las verdades de las realidades que lo rodean. En segundo lugar, como fuente de luz y verdad, esta misma pedagogía nos presenta a Cristo como el modelo de todo hombre y de todas las realidades y nos brinda una forma de contemplar y de hacer la experiencia de Cristo. Una vez que el hombre ha hecho la experiencia de Cristo, su vida no puede ser igual. Cristo ilumina todas las realidades del hombre, especialmente su inteligencia, su voluntad y su afectividad, que son las facultades superiores del hombre. El encuentro con Jesucristo genera una visión nueva de la propia vida y del actuar. La Luz de Cristo hace la verdad en todas las realidades del hombre que se ve impulsado a su vez a hacer la verdad en todas las realidades de su vida. Esta acción es posible gracias a que el hombre iluminado por la Luz y la Verdad encuentra dentro de sí mismo la ley natural que le permite actuar según lo que Cristo ha infundido en su corazón. El encuentro con Cristo libera al hombre de las deformaciones que la sociedad postmoderna ha generado y de la que ya hemos hecho un exhausto recuento. Al encontrar a Cristo en el interior de su ser, al quedar su inteligencia, su voluntad y su afectividad iluminadas por la Luz de Cristo y por su Verdad, el hombre se da cuenta, si quiere ser feliz, que ya no debe actuar por los condicionamientos que le vienen de la sociedad postmoderna, como son los simples valores estéticos, la idolatría del poder económico, entre otros. Se da cuenta de la verdad de sí mismo y de todas las realidades y se siente impelido a hacer esa verdad porque ha encontrado en el interior de su ser precisamente a Dios que le habla. Entonces el encuentro con Cristo se da en la propia conciencia que es el lugar en dónde Dios habla al hombre. No se trata entonces de un cumplimiento ciego de una ley moral obligatoria, sino de la amorosa obediencia a una voz que se encuentra en el interior de cada hombre y que corresponde a la voz de Dios a través de la ley natural. De esta forma, el encuentro con Cristo lleva necesariamente a encontrarlo en la propia conciencia. Formar y obedecer la propia conciencia se convierte en un imperativo más de la pedagogía de portar la Luz y predicar la Verdad y que responde al reto del relativismo de nuestra época en dónde campean los antivalores evangélicos. Formar la propia conciencia y formar la conciencia de los alumnos será un reto para todo docente dominico. ―Existe una crisis de conciencia, la conciencia se reduce a puro subjetivismo y se soslaya el sustento objetivo de moralidad. Para un cristiano la perdida de la conciencia personal, va acompañada de la perdida de la conciencia - 89 - de Dios y por ende, del pecado. Parece que los únicos referentes de moralidad son los deseos y caprichos del individuo y al margen de una normatividad que emerja de las instituciones: matrimonial, eclesial y social‖157. Es un proceso necesario el formar la conciencia de los alumnos de forma que puedan ellos encontrar personalmente a Cristo y después las normas que Él ha querido dejarnos para que seamos felices. Pasar de las normas morales a la propuesta de un encuentro personal con Cristo que suscite la felicidad verdadera, debe ser el reto de todo docente dominico en la época crucial en la que vivimos. Si bien no hay recetas en lo que se refiere a esta propuesta, conviene hacer un breve recorrido de posibles caminos. En primer lugar el docente dominico tendrá claro qué es la conciencia moral, con el fin de que él primero pueda guiarse por su conciencia, después de haber hecho el encuentro con Cristo. ―La revelación aportada y personalizada por Jesús y comunicada al hombre por el Espíritu Santo, también se refiere a dogmas de la Iglesia, a la doctrina de la tradición eclesial, a los símbolos de la fe. En un contexto reconocido como sociedad liquida, es decir, una sociedad sin valores sólidos, perennes y comunicables de generación en generación, hoy más que nunca se hace necesario para quienes se dedican a la docencia en una institución eduicatoiva de orientación católica, participar del carisma de las hermanas DIC: primero, reconocer que existe una ley de carácter universal. Segundo, enseñar a descubrir esta ley. ―La norma suprema de la vida humana es la misma ley divina, eterna, objetiva y universal, mediante la cual Dios ordena, dirige, gobierna, con el designio de su sabiduría y de su amor, el mundo entero y los caminos de la comunidad humana. Dios hace al hombre partícipe de esta ley suya, de modo que el hombre según lo ha dispuesto suavemente la providencia divina, puede reconocer cada vez la verdad inmutable (H. Denzinger Peter Hünermann, El Magisterio de la Iglesia, Herder, Barcelona 2000, n. 4243, 3; TOMÁS DE AQUINO, Summa Theologie I – II; q. 91, a – 1; q. 93, a. 1 – 2). ―Cada uno tiene el deber y, en consecuencia el derecho de buscar la verdad en materia religiosa, aplicando los medios adecuados para que se forme juicios verdaderos y rectos de conciencia. Quizá valga la dinámica de los cuestionamientos: ¿cómo saber si un determinado acto humano, hablando moralmente y religiosamente es bueno o es malo? ¿Qué medios utilizar para hacer dicha valoración? La respuesta creemos que sigue siendo un trabajo arduo, precisamos de un sustento subjetivo (conciencia, libertad y responsabilidad), y de un sustento objetivo (valor moral y norma moral); por lo tanto, estamos convocados a formar la conciencia religiosa y moral para actuar con una conciencia buena. ―Esta conciencia bien formada, es el lugar sagrado donde Dios y el hombre se comunican (GS n. 16), es capaz de distinguir entre el bien y el mal, es la que se hace responsable de las acciones libres. ―A esta conciencia el Magisterio de la Iglesia la llama: conciencia recta, honesta y sincera y que actúa de buena fe. La conciencia verdadera es aquella que es capaz de discernir la verdad moral objetiva, en cada juicio moral subjetivo discernir correctamente el valor o norma objetiva. La conciencia cierta, la que se siente segura de sus conclusiones, no tiene dudas sobre su juicio moral <puede asumir tal comportamiento y responsabilizarme por él>‖158. Es necesario por tanto conocer el proceso mediante el cual el adolescente y el joven adquieren la debida autonomía, necesaria para poder vivir de acuerdo a su conciencia moral. De este conocimiento en docente dominico sabrá cómo y cuándo colaborar en la formación de la conciencia moral. ―La presencia de diversas teorías psicológicas, exigen del profesional de hoy un discernimiento; discernir en la visión antropológica que conlleva la teoría, discernir los métodos y tratar de teorizar sus propuestas metodológicas con el objetivo que nos ayuden a la formación. Desde una visión interdisciplinar, nuestro consenso es: el ser humano es un proceso, él no está acabado, se va haciendo constantemente; para esta perspectiva antropológica nos sirve la psicología cognitiva y evolucionista (J. Piaget, El criterio moral del niño, Barcelona 1971; L. Kohlberg y otros, El sentido de lo humano: Valores, psicología y educación, Biblioteca internacional, Colombia 1989; R. Hersh – D. Paolitto – J. Reimer, El crecimiento moral. De Piaget a Kohlberg, Narcea, Madrid 1984). 157 Guillermo Ramírez Livia, ¿Cómo sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en nuestras escuelas? ¿Cuáles son las necesidades? pp. 1 - 2 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 158 Ibídem., p. 21 – 22. - 90 - ―Todo este proceso de adaptación no debe ser ignorado por los docentes, no sólo para el desarrollo de las habilidades, sino y sobre todo para asumir valores perennes. Nuestro esfuerzo debe tender a que el niño o el estudiante descubra sus procesos que van desde una anomía, pasando por la heteronomía, la socionomía hasta llegar a la autonomía. ―Los niños de 0 a 6 años viven en la anomía, ese es su estadio. Ausencia de moralidad (no se distingue entre lo bueno y lo malo). Comportamiento desde los instintos (se razona poco, lo único que importa es satisfacer el instinto: si se tiene hambre se llora hasta conseguir alimento, si algo duele se grita o llora sin importarle donde esté. Tiene una gran importancia el premio y el castigo (si algo me produce dolor es malo, si me produce placer es bueno). ―La etapa de heteronomía, se caracteriza por una moral externa (7-8 años). La moral es impuesta desde afuera: es bueno lo que me dicen los otros, es malo lo que me dicen los otros. Son personajes muy importantes por lo que dicen, en la familia: el padre, en la escuela: el profesor, en la sociedad: el policía. Para el niño ellos dicen lo que es bueno y lo que es malo. Es una etapa donde predomina mucho el castigo o el premio: yo busco la aprobación y huyo al castigo. La norma es igual siempre y obliga a todos. ―En la etapa de socionomía, moral externa – interna (9-12 años). Importa lo que diga la sociedad. Comportamiento moral desde el grupo: si el grupo hace algo y dice que es bueno, entonces es bueno. Importa mucho la alabanza del grupo y también la censura del grupo. Hay una conciencia de pertenecer responsablemente a un grupo. Aparece el principio básico de reciprocidad moral: lo que quieras para ti hazlo a los demás. Se empieza a entender que tenemos deberes y derechos. ―Etapa de autonomía, moral interna de los (13 años en adelante). Es la conciencia moral adulta. Yo sé distinguir entre lo que es bueno y lo que es malo. Las normas que regulan el comportamiento no vienen de afuera sino de mi interior. Yo mismo soy el que se da el castigo: mi conciencia ya no depende de lo que digan los otros, depende de lo que diga yo. Debo ser coherente: si yo sé que algo es bueno debo hacerlo, si sé que algo es malo debo evitarlo. Mi conciencia será buena si escojo aquello que me construye como persona, será mala sí me autodestruye. ―Esto es un proceso, un proceso ideal; pero paradójicamente, el ideal no es garantía de que esto sea así en la realidad, tenemos a veces tenemos 25, 35 y 50 años de edad y, nuestros comportamientos siguen estacionados en alguna de estas etapas. Ejemplo, La muchacha que todo lo consigue llorando, se encapricha, se hace la víctima y al final logra lo que quiere (anomía). El muchacho pandillero que cree que todo lo que dice su líder es bueno (heteronomía). Yo soy parte de mi grupo, mi grupo actúa así, entonces todos tenemos que actuar así (socionomía). ―Quedarnos sólo en lo cognitivo - evolucionista, es preocuparnos sólo por el individuo, podemos caer de nuevo en una pedagogía individualista alejada de las necesidades y retos que nos exige nuestra época; porque se centra en procesos mentales del in-dividuo. Precisamos abrirnos a lo socio – cultural, que está centrado en la interacción individuo – ambiente; el alumno aprende en un escenario concreto: el de la vida social y el de su Institución Educativa, lleno de interacciones. El paradigma socio – cultural responde a una visión del hombre más holística. ―De estos procesos debemos tratar de hacerlos conscientes a nuestros alumnos, de tal manera que reflexionando sobre su mismo comportamiento, ellos mismos sean capaces de poner su parámetros de desarrollo. Gracias a este aporte podemos trabajar los valores humanos de la libertad, de la responsabilidad, del respeto a las normas absolutas, siempre y cuando se descubran valores morales. A manera de estrategia, asumiendo el paradigma cognitivo – evolucionista y socio – relacional, podemos proponer a nuestros alumnos que comiencen a elaborar su proyecto de vida. A manera sólo de ejemplo, que hagan una opción fundamental: quiero ser feliz, quiero realizarme como persona concreta. Que se hagan conscientes de sus actos de forma cotidiana y que vayan respondiendo a la pregunta: ¿Qué acabo de hacer? ¿Qué estoy pensando hacer? ¿En el futuro qué me servirá para ser feliz, para sentirme autorrealizado como - 91 - persona? En un segundo momento, quizá ya para años superiores les sirva preguntarse, si todo va en orden a elaborar un proyecto de vida, ¿dónde quiero ser feliz?, ¿dónde me quiero realizar como persona?: ¿En el matrimonio, en la vida consagrada o en la vida de soltero/a? La opción que se elija siempre exigirá libertad, responsabilidad, compromiso y conocimiento de lo que quiere ser. Sabrá que todo lleva esfuerzo, renuncia, tal como lo narra Mt. 13, 44 – 46 (la perla preciosa). ―Si conseguimos el empeño por el proyecto sincero de vida, ya estamos siendo – como educadores – instrumentos portadores de luz, porque les exigiremos a partir de nuestro testimonio, que no caminen en tinieblas, es decir, alejados de su proyecto de vida: ―si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en las tinieblas (del error, de la mentira, de la estafa), mentimos y no obramos la verdad‖ (1Jn. 1, 6). Obrar la verdad exige dos actitudes: 1) descubrir a través de la contemplación, de la oración y del silencio, que Jesús es la verdad, él es el único que dice quien es el Dios y quien es el hombre. 2) en la misma dinámica se descubre que la máxima norma del actuar cristiano es la misma ley divina, eterna, objetiva y universal, mediante la cual Dios ordena, dirige, gobierna, con el designio de su sabiduría y de su amor, el mundo entero y los caminos de la comunidad humana‖159. Como algunos medios para la formación de la conciencia, sin ser exhaustivos podemos señalar que el docente dominico debe fomentar el contacto asiduo con la Palabra, de forma que ésta vaya iluminando cada vez más el punto de referencia del obrar moral de la persona. Por ello deberá procurar que sus alumnos tengan un encuentro personal con la Palabra de forma que ésta se vaya convirtiendo en la luz que guíe su obrar cotidiano. Otro medio es la de frecuentar los sacramentos, especialmente la confesión, pues en ella la conciencia va adquiriendo mayor finura al reconocer las faltas cometidas y se fortifica con los consejos del confesor e indudablemente con la gracia que el sacramento asegura. Muy unido al sacramento de la confesión se encuentra la práctica del examen diario de conciencia al terminar la jornada. Pero no para hacer un simple recuento de faltas cometidos o de buenos actos logrados, sino un examen de conciencia que permita ir al fondo de todos los actos. Es decir, un examen hecho no tanto sobre los actos en sí mismos, sino sobre las motivaciones, las causas de dichos actos, de forma que el propósito de mejorar se haga sobre las causas mismas de los hechos y no sólo sobre estos. Un examen de conciencia practicado de esta manera desde la edad en que los niños comienzan a tomar conciencia de sus actos favorece la rectitud de conciencia y ayuda al crecimiento moral de la persona. ―La importancia y la eficacia de este medio no ha sido solamente conocido por los santos, ha sido el ejercicio de mucho filósofos paganos. Pitágoras tenía la costumbre de recomendar a sus discípulos, examinar la conciencia cada noche sobre tres puntos. ¿Qué he hecho? ¿Cómo lo he hecho? ¿Qué he dejado de hacer? Alegrándose de lo que ha hecho bien y arrepintiéndose de lo que ha hecho mal‖160. Un último elemento que podremos sugerir para la formación de la conciencia lo constituye el acompañamiento espiritual. Si como dice el refrán, ―nadie es buen juez de su propia causa‖, el hombre, y muy especialmente el adolescente y el joven de nuestro tiempo, necesitan un apoyo para poder constrastar sus acciones con la norma moral. El acompañamiento espiritual no es orientación moral sino una ayuda para discernir el movimiento del espíritu en la persona. La conciencia se irá formando a medida que la persona se conoce a sí misma, los resortes y motivaciones que guían su actuar, así como el formarse con la ayuda de su acompañante espiritual, un proyecto personal de vida. Un posible reto para las instituciones educativas dominicas podría ser la de formar entre las Hermanas y los docente dominicos acompañadores espirituales de niños, adolescente y jóvenes. Educar en el silencio La pedagogía de luz y vida es gradual. Hemos visto como inicia de alguna manera con la luz que ilumina todas las realidades, comenzando por la realidad del hombre mismo, hasta llegar a la realidad del mundo que nos rodea. Esta luz nos lleva a la contemplación de Jesucristo como medida de todas las realidades, del hombre y del 159 160 Ibídem., p.16 – 17. Eduviges Portalet, Conferencias, Conferecia XVII, uso manuscrito. - 92 - mundo que circunda al hombre. Cuando el hombre contempla en Jesucristo la realidad y la medida de su propio ser se da el encuentro con la voz de Dios a través de la conciencia. Para llevar a cabo este proceso es necesario crear en nuestro ser y en los alumnos a nosotros encomendados la capacidad de hacer silencio. Estamos hablando de verdades eternas que sobrepasan las realidades de la cotidianidad, pero que sin embargo dan sentido a la cotidianidad. No se trata por tanto de un conocimiento teórico en el cual se nos dice cómo son las cosas, sino de un conocimiento personal y metafísico en el que cada hombre es quien debe encontrarse con la verdad de su realidad y con la verdad de las realidades que lo rodean. Debe enseñarse a contemplar la realidad física para llegar a la realidad metafísica. Ahondar la realidad material para descubrir la realidad espiritual que da sentido a toda la vida. Para ello es necesario un profundo estudio personal, que analizaremos en el siguiente apartado. ―La congregación de las hermanas DIC es heredera de una espiritualidad de casi 800 años. En el transcurso de estos siglos han ido heredando no sólo estrategias pastorales, sino y sobre todo, un conjunto doctrinal que habla del hombre y de Dios. La dinámica siempre ha sido antropología – teología – antropología; en otras palabras, ver la realidad social y sus problemas en cada época (el hombre concreto) – contemplar a Dios en el silencio, en el estudio (teología) – anuncio y acercamiento al hombre de cada época, en sus mismas circunstancias (antropología)‖161. Para que se dé la contemplación es necesario que se viva el silencio. Un silencio activo que haga a un lado los ruidos materiales o espirituales que puedan estorbar de alguna manera la contemplación de las verdades profundas de la realidad. La profundización de la realidad para descubrir la verdad y así llegar a la contemplación de Jesucristo como medida de toda realidad del hombre y del mundo, no se logra en un clima de ruido. Ruido material que impide la concentración de la mente y ruido espiritual que impide la dedicación del alma a Dios. ―La pedagogía de la luz – amor no se ejecuta sólo a través de unos conocimientos técnicos o psicológicos, nace de la contemplación, del estudio, del silencio para escuchar a este Dios que es luz y que es amor. Para ver a este Dios que aparece en el rostro de los ciegos, de los más abandonados, quienes reacios al comienzo, pero luego de la experiencia de amor cambian: <Todo hombre al margen de su estado físico, psicológico e incluso moral, es un Hijo de Dios, es un pobre del Evangelio, es el pobre que invoca al Señor. Si al inicio son reacios, luego de la experiencia del encuentro con la luz que es amor, ellos cambian, se recuperan>162‖163. ―Por lo tanto, predicar la verdad no es sólo y principal y primordialmente proclamar lo que es verdad, hablar con veracidad, sino ante todo y principalmente anunciar la revelación divina, el designio salvador de Dios padre, la automanifestación de Dios definitiva y perfecta en y por Jesús. Este quehacer emerge de la contemplación y el estudio del acontecimiento Cristo (pasión, muerte y resurrección), de sus palabras, de la práctica constante de los sacramentos de la Eucaristía y del perdón. Una vez contemplado, estudiado y escuchado en el silencio y el esfuerzo cotidiano a esta verdad que es Jesús de Nazaret y señor glorificado, ya se puede compartirlo con los demás. En otras palabras, condición para hacer discípulos de Jesucristo a otros, es imprescindible, primero el encuentro con este don que es la verdad‖164. Siendo el silencio la causa instrumental de la contemplación de Jesucristo y de las verdades eternas que deben descubrirse en las realidades cotidianas, es necesario diseñar instrumentos y estrategias adecuadas para aprenderlo a vivir como dimensión pedgógica. ―El silencio constituye el momento en que se llega a un encuentro personal, tiene la capacidad de abrir en la profundidad de nuestro ser un espacio interior para que Dios habite, para que permanezca su mensaje y nuestro amor por él penetre la mente, el corazón y aliente toda la existencia. Nos permite fidelidad y perseverancia al proyecto de Dios, un proyecto que nos prepara para la santidad, puesto que todo bautizado está llamado a ser 161 Guillermo Ramírez Livia, ¿Sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en tiempos actuales; una utopía? p. 22 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 162 GUILLERMO G, DORADO, Moral y existencia cristianas en el IV Evangelio y en las cartas de Juan, Perpetuo Socorro, Madrid 1989, p. 70. 163 Guillermo Ramírez Livia, ¿Sistematizar una Pedagogía de Luz y Verdad en tiempos actuales; una utopía? p. 24 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 164 Ibídem., p. 20 - 93 - santo. ―A veces se piensa que la santidad es un privilegio reservado a unos pocos elegidos. En realidad, llegar a ser santo es la tarea de cada cristiano, es más, podríamos decir de cada hombre‖ (Benedicto XVI).Así pues, Madre Eduviges le recordaba a sus hermanas con estas palabras <mis queridas hijas, el silencio no es sólo de palabras inútiles, sino de todo rumor o movimiento que distrae la dulce y gran quietud que alegra el alma del que busca a Dios>‖ ―Nos damos cuenta la importancia que tiene el silencio sobre todo ese silencio interior que nos lleva a abrirnos a quienes nos rodean, sin silencio no hay predicación porque no hay contemplación, no hay oración, reflexión, ni es posible el estudio. Sin embargo constatamos que los medios de comunicación se han convertido en el instrumento más poderoso de formación y socialización de los individuos y muchas veces transmisor de antivalores y de modelos inadecuados. Han logrado ya sustituir en buena parte a la Iglesia, la familia, la escuela como instancia de transmisión y formación de cultura. Sin duda, son muchos sus efectos positivos tanto de orden informativo como cultural y social, pero no se ha de olvidar su capacidad de generar una sociedad ruidosa, falsa y superficial. ―La invasión de la información abruma a los individuos, y la rapidez con que se suceden las noticias impide cualquier reflexión duradera. El individuo vive sobresaturado de información, reportajes, publicidad y reclamos. Su conciencia queda captada por todo y por nada, excitada por toda clase de impresiones e impactos y cada vez más insensible e indiferente a casi todo. ―Más aún la sociedad actual está dirigida por la moda, no por la religión, las ideologías o los ideales políticos. Es ella el principio que organiza la vida cotidiana de los individuos y la producción socio-cultural. Ella dicta los cambios de gustos, valores, tendencias y costumbres. Pero decir moda es decir institucionalización del consumo, seducción de los sentidos, variación rápida de formas, proliferación de nuevos modelos, creación a gran escala de necesidades artificiales, organización social de la apariencia, generalización de lo efímero, ruido. Se cultiva el gusto por lo nuevo y diferente más que por lo verdadero y bueno. Las conciencias se mueven bajo el imperio de lo superficial y caduco. ―La dictadura de la moda crea todo un estilo de vivir en la movilidad y el cambio permanente, nada permanece, nada se enraíza. La cultura post moderna se convierte así en una cultura de la ―intranscendencia‖, que ata a la persona al ―aquí‖ y al ―ahora‖ haciéndole vivir sólo para lo inmediato, sin necesidad de abrirse al misterio de la trascendencia. Es una cultura del ―divertimiento‖ que arranca a la persona de sí misma haciéndole vivir en el olvido de las grandes cuestiones que lleva en su corazón el ser humano. En contra de la máxima agustiniana. ―No salgas de ti mismo; en tu interior habita la verdad‖, el ideal más generalizado en la actualidad es vivir fuera de uno mismo. Vivimos en la ―civilización del ruido, poco a poco, el ruido se ha ido apoderando de las calles y los hogares, de nuestros ambientes educativos, las mentes y los corazones. Hay, en primer lugar, un ruido exterior que ya por sí mismo trae sus problemas, pero hay en nuestra sociedad otro ruido contra el que no se lucha sino que se busca y es el ruido interior. La persona superficial no soporta el silencio. Aborrece el recogimiento y la soledad, lo que busca es ruido interior para no escuchar su propio vacío: palabras, imágenes, música, bullicio. De esta forma es más fácil vivir sin escuchar ninguna voz interior; está ocupado en algo para no encontrarse con uno mismo; meter ruido para no oír la propia soledad. Frente a esta abrumadora realidad como educadores dominicos tenemos el imperativo de proponer una cultura del silencio, de ese silencio que nos lleva a la profundidad y al encuentro con nuestra realidad personal y desde ahí dar una respuesta a Dios que nos habla y nos llama, por ello Madre Eduviges invocaba con claridad a sus hermanas <nosotras que por nuestras ocupaciones trabajamos con los seglares, no dejemos que las costumbres del mundo perjudiquen nuestras vida interior; guardemos con exactitud el silencio como manda la regla> (XVI conferencia: El silencio.). Estas palabras se hacen realidad hoy para cada uno de nosotros que también queremos tener la experiencia de ese legado espiritual. ―Se ha dicho que el problema del hombre no religioso es esencialmente un problema de ruido, probablemente hay en ello mucho de verdad; el ruido y la superficialidad dificultan y hasta impiden la apertura a la trascendencia, y sin esta apertura ya no hay verdadera fe ni religión, aunque lo parezca. Quien vive aturdido interiormente por toda clase de ruidos y zarandeado por mil impresiones pasajeras, sin detenerse nunca ante lo esencial, difícilmente se encuentra con Dios. Entonces nos preguntamos ¿Cómo podrá percibir su presencia si - 94 - existe fuera de sí, separado de su raíz, volcado sobre su pequeño bienestar? ¿Cómo escuchará su voz si vive de forma ruidosa, dispersa y fragmentada, en función de sus propios gustos y no de un proyecto más noble de vida? ¿Cómo podrá, sin escucha interior, intuir que el hombre es un ser con un misterio en su corazón, que es mayor que él mismo? ―De esta manera el silencio no es sólo silencio exterior. No es ―insonorización de un espacio‖, control de ruidos molestos; no es tampoco técnica terapéutica, vida tranquila, contacto sereno con la naturaleza. Es antes que nada silencio a solas ante Dios. Es ponernos en contacto con lo profundo de nuestro ser, callarnos ante la inmensidad de Dios, adentrarnos confiadamente en su Amor insondable, quedar sumergidos en ese Misterio que no puede ser explicado ni hablado, sólo venerado y adorado. Es silencio lleno de Dios. Es acallar mi ser ante Él para reconocer humildemente mi propia finitud: <Yo no soy todo, no lo puedo todo, no soy la fuente ni el dueño de mi ser>. Callarse ante Dios es entonces aceptar ser desde esa realidad misteriosa; acoger con confianza ese misterio que fundamenta mi ser; descubrir con gozo que hay ―algo más‖, más allá de todo, algo que me transciende pero que está ahí, fundando y sosteniendo la realidad; saber que puedo vivir de esa ―Presencia fundante‖. ―Así el silencio desde el espíritu dominicano y la experiencia de Madre Eduviges, ha de ser hoy ―fascinación‖ por Dios, un silencio de quien se siente fascinado, seducido, atraído por el misterio de Dios, tal como nuestros santos dominicos se sentían fascinados por ese Dios Padre. Él es el único que puede curar ese vacío último del hombre, que nada ni nadie puede llenar. ―Vivir en silencio ante Dios es dejarle penetrar hasta lo más profundo de nuestro ser para, libres de nuestra palabrería, nuestras mentiras y auto justificaciones, comenzar a conocernos a la luz de su verdad. Callados ante Él, descubrimos nuestra pequeñez y pobreza, nuestra superficialidad y vacío; sentimos la necesidad de verdad, de amor, de vida y de libertad; nos sentimos necesitados de perdón y transformación. Estar en silencio ante Dios es arrepentirse de ―casi‖ todo y, al mismo tiempo, dar gracias por todo pues ante Dios descubrimos también nuestra grandeza de seres amados infinitamente por Él, transformados y salvados por su Amor. Quien vive en silencio ante Dios descubre <que el amor de Dios no se ha acabado, ni se ha agotado su ternura, cada mañana se renueva... Bueno es Dios para el que espera en Él, para el alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Dios> (Lam.3, 22-26). ―Esta virtud, por todo lo que conlleva, es preciso desarrollarla en la escuela sin perder de vista que el momento de silencio puede estar presente en todas nuestras actividades‖165. Es necesario por tanto educarnos y educar en el silencio. Si Jesús ha de hablar en el alma, enseña el maestro Eckhart (dominico del siglo XIV), ella debe estar sola y silenciosa. Entonces entra él y comienza a hablar. Por ello, frente a un mundo de ruido que huye del silencio, conviene trazar una pedagogía del silencio basada en la capacidad de dominio sobre sí mismo. Nuestra sociedad post-moderna ha olvidado la capacidad que el hombre tiene de ser dueño de sí mismo y de poder dominar sus instintos, sus reacciones primarias. Debemos acostumbrarnos y acostumbrar a nuestros alumnos a tener momentos de silencio con un fin específico (la oración, la adoración en la capilla, aquietar nuestro espíritu agitado) como una posibilidad de dominio de nuestro espíritu sobre nuestro cuerpo. Podemos también inculcar e inculcar en nuestros alumnos algunos ejercicios de respiración, tomado conciencia de lo que nos habita, de mis sentimientos, de mi soledad… hasta descubrir que estoy habitado por mi mismo y por una presencia que me precede: <el aliento de Dios>. Debo también educar y educarme para admirar y contemplar lo que me rodea hasta llegar a darme cuenta y lograr que los alumnos también se den cuenta que las cosas más importantes no se piensan sino que simplemente se contemplan. 165 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una pedagogía de Luz y Verdad, p. 19 - 20 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 95 - Frente al barullo y el bombardeo de noticias que se reciben por todas partes, desde la televisión hasta los mensajes en el teléfono celular, debo aprender y enseñar a contemplar la realidad. No se trata de saber noticias, sino de contemplar la realidad. Para ello podemos intentar el analizar las noticias que escuchamos con el método de ver – juzgar – actuar. Por último, descubrir los procesos de las cosas y educar en la gratitud. Las cosas no comienzan y no llegan hasta nosotros sólo porque las compramos. Tomar conciencia y hacer que los alumnos tomen conciencia del proceso que sigue la realidad de las cosas hasta llegar a nuestras manos166. Educar en el estudio. Cuando la persona se habitúa al silencio, está entonces ya en disposiciones de poder contemplar la realidad para descubrir en ella la verdad de las cosas y la verdad de sí misma a partir de la Luz y la Verdad que es Cristo. Tendrá entonces la capacidad de distinguir aquello que es esencial de aquello que es meramente accidental, disponiéndose así a la contemplación de lo simple, lo bueno, lo bello, lo verdadero, es decir, de Dios mismo en sus atributos de Ser. Será entonces capaz de discernir del bombardeo de información aquellos datos que pueden servirle para la búsqueda de la verdad. ―Otro aspecto, que también ha resultado tan importante para asignar una denominación a la sociedad actual, es la amplia producción de conocimientos, lo que ha provocado que se le denomine como ‗sociedad del conocimiento‘, a la cual se llega ―...gracias a un interesante fenómeno de realimentación, en el cual los avances en el conocimiento posibilitan desarrollos tecnológicos que a su vez permiten el manejo eficiente de la información y valga la redundancia- del conocimiento, formándose así un ciclo de vertiginoso desarrollo y producción de nuevo conocimiento‖. Los conocimientos son un bien sin límites de disponibilidad, aunque ciertamente con límites de acceso por las mismas restricciones a las tecnologías. ―Este aspecto hace referencia a un cambio en las formas culturales y a la educación. La construcción y uso del conocimiento es un hecho eminentemente cultural. Desde el dominicanismo, el estudio es una manera de llegar al conocimiento contemplativo de la verdad, es un medio de desarrollo personal, es un acto de contemplación, parte integrante de armonía y solidez, obra de misericordia y acto de esperanza que nos ayuda a percibir las crisis, las necesidades, anhelos y sufrimientos ajenos como propios y así interesarnos por ellos y buscar su remedio. Será uno de los retos orientar a nuestros estudiantes en el camino al conocimiento para que esté siempre al servicio del hombre‖167. El estudio se convierte entonces en la tradición dominicana en el vehículo para la contemplación de la realidad para llegar a la contemplación de la verdad. Los docentes dominicos huyendo del mecanicismo memorístico deben enseñar a los alumnos a pensar, a relacionar, a sacar conclusiones de las observaciones, elementos básicos para todo estudio. Educar desde la ciencia. Educar al estudio nos abre inmediatamente la puerta a la educación de la ciencia. El estudio, entendido como la contemplación de las realidades terrenas para que sean iluminadas por la Luz y la Verdad una vez que se han contemplado esa Luz y esa Verdad debe llevar a los docentes a cuestionarse sobre una de esas realidades que más ha influido en el cambio del hombre y que desde las primeras etapas de la formación está en manos tanto de docentes como de alumnos. Nos referimos a la ciencia. ―En el momento en que las ciencias exactas, naturales y humanas han alcanzado prodigiosos avances en el conocimiento del ser humano y de su universo, la tentación consiste en querer circunscribirle totalmente a la identidad del ser humano y encerrarle en el saber que podemos tener. Para evitar este peligro, es necesario dejar espacio a la investigación antropológica, a la filosofía y a la 166 El desarrollo de los medios para fomentar el silencio se encuentra en manera desarrollada en Hna. Georgina Silvana León Orbegoso, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 167 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Hacia nuevos caminos en la educación para enfrentar los retos del mundo postmoderno, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. - 96 - teología, que permiten mostrar y mantener el misterio propio del hombre, pues una ciencia no puede decir quién es el hombre, de dónde viene o a dónde va‖168. La enseñanza de la ciencia en los colegios dominicos debe ayudar a fortalecer los fines que hemos propuesto en la pedagogía de Luz y Verdad según el carisma de Eduviges Portalet: contemplar la realidad del hombre y de las cosas para llegar a descubrir la verdad de ellas mediante la contemplación de la Luz y la Verdad. Cuando la ciencia se quiere erigir en rectora de los destinos dictándole al hombre cual es su verdad, la ciencia ha entrado en un ámbito que no le corresponde. Toca a la ciencia describir la realidad pero no hacer juicio alguno sobre la identidad del hombre o de las cosas que lo rodean. ―El hombre constituye algo que va más allá de los que se puede ver o de lo que se puede percibir por la experiencia. Descuidar la cuestión sobre el ser humano lleva inevitablemente a negar la búsqueda de la verdad objetiva sobre el ser en su integridad y, de este modo, a la incapacidad para reconocer el fundamento sobre el que se apoya la dignidad del hombre, de todo hombre, desde su fase embrionaria hasta la muerte natural‖169. Cuando en el mundo se presenta la ciencia como la panacea de todos los males, se está descuidando la dimensión ética de la ciencia y del mismo hombre. ―Sabemos que la ciencia y la tecnología no son saberes neutrales. (…) La actividad cinética no está por encima del bien y del mal, sino que, como cualquier otra actividad humana, tiene una dimensión ética. (…) La ciencia moderna ya no se entiende como un conjunto de verdades definitivas, sino más bien como un conjunto de exploraciones que se aceptan provisionalmente, es decir, que se consideran verdaderas mientras no se encuentren otras mejores. Por eso se puede decir que las verdades que van descubriendo los científicos forman parte de un proceso limitado de búsqueda de la verdad‖170. De frente a este reto que ofrece la ciencia, el docente dominico tiene la posibilidad de enseñar al alumno que la ciencia no es neutra y que debe calibrar sus consecuencias ya sea en la búsqueda de la verdad, ya sea en los efectos que la ciencia tenga sobre el mismo hombre. Es decir debe enseñar que la ciencia no es el último punto de llegada en el saber del hombre para alcanzar la verdad y que la aplicación de los avances de la ciencia no pueden aplicarse al hombre y a la sociedad sin haber hecho antes un juicio valorativo sobre las consecuencias que dichas aplicaciones tendrán sobre el hombre y la sociedad. Para ello, el docente dominico necesita conocer la verdad de la ciencia, sus implicaciones éticas y enseñarlo de esa manera a sus alumnos. ―La acción de Domingo de Guzmán fue clarividente a este respecto: No se puede hablar de Dios –intuyó– al margen de las realidades que viven los seres humanos. Para penetrar en su realidad se requiere el ejercicio de la inteligencia, apoyada ésta en los recursos del pensamiento y de las ciencias. Santo Domingo llegó a la conclusión de que el dominico tiene que estudiar a fondo. Tiene que reflexionar en profundidad sobre lo que está acaeciendo en este mundo que paradójicamente se presenta como maravilloso y desolado‖171. Dentro de los medios con los que cuenta el docente dominico para educar a los alumnos en la ciencia debe estar a la base la convicción de que depende del alumno hacer buen o mal uso de los conocimientos que la ciencia le irá proporcionando. Por ello, desde que el alumno va tomando conciencia de lo que es la ciencia, el docente dominico desde el campo específico de la ciencia que maneja, deberá enseñarle la relación que dicha ciencia tiene con el hombre y con las cosas, de forma que valorará cuanto esa ciencia y sus avances pueden acercarlo al conocimiento de la verdad del hombre y de la verdad de las cosas. Un segundo medio que puede aplicar el docente dominico en la educación de la ciencia será el de proporcionarle toda la verdad de ella. Como hemos apuntado, la ciencia no es absoluta. Lo que ahora conocemos como el último avance de la ciencia, mañana puede ser obsoleto. Misión del docente dominico es hacerle ver al alumno la relatividad de la ciencia. La ciencia no es absoluta y por lo tanto hay que tener siempre una cauta mirada de frente a lo que propone. La medida de valoración será siempre el contrastar los avances de la ciencia con la verdad del hombre y la verdad de las cosas, de forma que podamos crear en el alumno un 168 James Juárez Muente, Educando desde la ciencia, Taller 7, p. 1 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito Ibídem. 170 Ibídem., p. 2 – 3. 171 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una pedagogía de Luz y Verdad, p. 25 en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito 169 - 97 - pensamiento crítico que le ayude a reflexionar sobre la validez de los aportes de la ciencia en relación con la verdad del hombre y la verdad de las cosas. Para ello, el docente dominico debe también capacitar al alumno para la argumentación, enseñándole a pensar por sí mismo mediante un pensamiento razonado, basado en la realidad y en la verdad, libre de todo prejuicio. A partir de la realidad el hombre puede conocer la verdad, pero para ello debe enseñarse a pensar, a reflexionar. Observar, relacionar, sacar conclusiones son etapas básicas de un pensamiento crítico que permita a los alumnos formarse para la discusión y la argumentación. El docente dominico no debe tener simplemente como ideal el formar hombres de ciencia. Debe formar hombres para la ciencia. Otro de los medios con los que cuenta el docente dominico para esta tarea es el de empezar a inculcar valores a través de la enseñanza de la ciencia. Si hemos dicho que la ciencia no es neutra la misma ciencia puede ayudar en la formación de valores. La exigencia motivada a los alumnos por parte de los profesores puede ir desde el orden, la limpieza la utilización de los espacios en la presentación de trabajos hasta el uso de técnicas adecuadas que permitan la exploración en la ciencia para conocer con objetividad la verdad del hombre y de las cosas. Preguntas para la reflexión personal o en equipo 1. Siendo que la pedagogía de la verdad exige conocer y vivir la verdad, ¿puedo decir que conozco la verdad sobre mí mismo? 2. Sinceramente, ¿me he encontrado personalmente con Cristo? 3. ¿Cómo puedo aplicar lo visto en este capítulo sobre el encuentro con Cristo en mi trabajo profesional como docente dominico? 4. ¿Me considero a mí mismo un instrumento o un obstáculo para que mis alumnos se encuentren con Cristo? 5. ¿Qué estrategias diseñarías para enseñar y educar el silencio en tus alumnos? 6. Como docente dominico, ¿has logrado integrar la pedagogía de la luz y la verdad en la enseñanza de la ciencia, a partir de la materia o las materias que tú enseñas? - 98 - CAPÍTULO VIII EL DOCENTE DOMINICO - 99 - Depositario de un carisma. Al final de nuestro estudio nos encontramos con una pieza suelta, una pieza que falta en la pedagogía. Si hemos hecho el esfuerzo por describir los orígenes, los elementos y la actualidad de la pedagogía de Luz y Verdad, nos falta el agente, la causa instrumental que pondrá en práctica este don de Dios, que es el carisma de madre Eduviges Portalet. Y este agente es el docente dominico de nuestros días. Sin él, la cadena de amor iniciada por Eduviges Portalet puede quedar truncada en el tiempo. Es necesario tomar conciencia que todo docente dominico es el depositario de un carisma, del carisma de portar la Luz y predicar la Verdad. Esta concepción nos revela una postura de fe. Pueden ser muy diversos los motivos por los cuales un docente dominico haya sido enrolado en una institución educativa regenteada por las Hermanas dominicas de la Inmaculada Concepción. Todos ellos muy válidos. Pero debemos tener siempre en consideración que el haber llegado a una institución dominica ha sido por permisión de Dios. Por ello, establecemos la gratuidad de Dios al permitir que una persona tenga contacto con el carisma de madre Eduviges Portalet. Nadie es forzado a vivir el carisma, sino invitado a participar de él a nivel personal y a aplicar la pedagogía de luz y verdad a lo largo de su actividad docente. Bien podemos entonces hablar de una vocación a vivir el carisma de Eduviges Portalet. Vocación es una llamada y Dios llama por diversos caminos a los docentes dominicos a participar de la aventura de llevar la luz y predicar la verdad a los nuevos ciegos de nuestra sociedad postmoderna y a hacer luz y verdad en ellos mismos. Cada docente dominico debe de alguna forma meditar su llamada a la institución educativa dominicana para valorar lo que sin mérito alguno ha recibido, es decir, poder participar en forma personal de un carisma y poder ayudarse de él en su labor docente. Recordemos el hecho de que un carisma es una gratia gratis data, es decir una gracia que Dios da a las personas sin que éstas la hayan merecido. Una gracia que incluso puede recibirse en pecado mortal, ya que su eficacia y su finalidad no dependen de la persona que lo vive, sino de la necesidad para la cual el carisma ha nacido. Un docente dominico alejado de Dios no es obstáculo para que pueda vivir y aplicar el carisma. Al contrario es precisamente para él por lo cual ha nacido el carisma. El docente dominico no debe sentir vergüenza si su situación moral personal a veces no está a la altura del carisma. El carisma no es un ideal a alcanzar, sino un medio para vivir mejor el cristianismo. Como hemos visto a lo largo de estas páginas, el carisma nace para iluminar la ceguera y para que la verdad pueda penetrar en el alma de quienes en aquella época y ahora son las almas más necesitadas. El carisma sigue estando vivo cuando el docente dominico se siente interpelado por él. El encuentro con la luz y la verdad puede ser de manera casual, imprevista y desproporcionada a todas las expectativas. Sentirse y saberse pecador, necesitado de luz y verdad no debe ser un obstáculo para que el docente dominico viva el carisma de la fundadora Eduviges Portalet. Al contrario el carisma ha nacido precisamente para llevar en primer lugar la luz y la verdad a quien será el encargado de llevarlo a los alumnos. Si el hombre es un viajero, un peregrino, una persona necesitada siempre de conversión, el docente dominico cuenta con un medio privilegiado al hacer de la luz y la verdad un programa para su propia vida. Es necesario por tanto que todo docente dominico se plantee su situación delante de sí mismo. Descubrirse ciego no debe avergonzarlo. Al contrario, es prenda de una eficacia absoluta del carisma de luz y verdad sobre sí mismo, ya que reconocerse ciego es reconocerse necesitado de luz y verdad. Luz para hacer un balance y examen de conciencia sobre la propia vida y situarse en el punto real. Verdad para que ilumine la vida personal y comience a inundar todas aquellas realidades personales que no van acordes con la verdad que se ha conocido. Si la vergüenza puede inundar en un primer momento al docente dominico por no sentirse a la altura de lo que debe predicar, la confianza en Dios y la apertura a la gracia que contiene el carisma deben ser las actitudes que siguen al reconocimiento de las miserias o fallas personales. Ser depositario del carisma de luz y verdad no es por tanto prerrogativa de unos cuantos. Todo profesor que pisa una institución educativa de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada es depositario del carisma. Éste no es un instrumento pedagógico más como otros muchos. Es una gracia de Dios para iluminar la propia vida con la Luz de Cristo, encontrarlo a Él y con esa luz, hacer la verdad en todos los aspectos de la vida y ayudar a otros a buscar la Luz y la Verdad que por experiencia se ha encontrado. - 100 - Ser depositarios del carisma dominicano de Eduviges Portalet es hacer una experiencia del espíritu, la experiencia de saberse con alguna ceguera y constantemente buscar iluminar con la Luz de Cristo dicha ceguera. Esta experiencia debe realizarse todos los días. Descubrir en nosotros una ceguera para buscar que sea iluminada con la luz de Cristo. Una vez iluminada podremos descubrir la verdad de nosotros mismos, porque habremos hecho la experiencia de ver iluminada nuestra vida y con la luz de Cristo conocer la verdad de nuestra vida y de la realidad que nos rodea. Y como el hombre es un ser nunca acabado, en vías de perfección, el docente dominico sabrá que siempre tendrá que estar haciendo esta experiencia el espíritu para iluminar todas sus necesidades y predicar en sí mismos y en los otros la verdad de Cristo. Depositario de una pedagogía El docente dominico es una persona siempre en marcha. No podemos establecer un antes en su labor personal y un después en su labor de docente. Conforme comienza a hacer luz en su propia vida, comienza también a ser luz para los nuevos necesitados que son los alumnos a él encomendados por Dios y por la institución educativa. Su misión se traduce no ya en un simple quehacer educativo sino en una vocación, llamada, que se traduce en misión y pasión. Misión porque no se conforma con dar unos resultados, sino en compartir una experiencia que él ha vivido. Pasión porque sin angustiarse, no descansa como la fundadora, hasta que todos sus alumnos tengan y vivan en la luz y en la verdad. ―Considerando las características de la propuesta cristiana hacia una nueva educación, para llevar a cabo nuestra labor educativa desde una pedagogía en la Luz y la Verdad será fundamental que cada educador tenga la capacidad de asumir su vocación como misión para dar respuesta a las necesidades e interrogantes de los educandos y por lo tanto debe sentir la necesidad de ―configurarse‖ con algunas características como son: “En primer lugar sentir la necesidad de realizar las acciones por vocación, es decir que es educador por una elección libre, y es consciente que tiene serias responsabilidades al cumplir una misión. El educador comprometido percibe que su elección fue una respuesta al llamado interior sincero y preferencial y desde allí responde a la acción que le pide Dios para cumplir una tarea y unas responsabilidades con la mayor disponibilidad; a su vez que ésta elección es respaldada por ciertas cualidades naturales, que al desarrollarlas le hará crecer y sentir que se está realizando, en lo que le pide su interior y por lo tanto en lo que Dios quiere mostrarle como camino. En segundo lugar todo educador debe recuperar la capacidad de amar al educando, pero este amor no es un amor sentimental vacío, sino como donación y servicio, un amor que busca el desarrollo en primera instancia de todas sus capacidades, para luego colaborar en el desarrollo y la formación integral de la persona que educa. El educador debe conocer y amar al educando de tal manera que sienta en todo momento que está colaborando con la acción de Dios de manera libre, puesto que Él desea nuestra felicidad, pero nos deja en libertad. Así también estará colaborando con la difícil tarea de enseñar a amar y buscar la felicidad verdadera desde principios sólidos y trascendentes. ―Así este amor se traducirá en el educador en una dedicación total compartiendo los problemas, las angustias y las esperanzas de aquellos a quienes educa; el educador participará de toda la vida del educando y llegará a que ellos se den cuenta que realmente se les ama por ello se quiere su bien en todas sus formas. “En tercer lugar debe sentir la necesidad de tener una visión integral del hombre, respetando todas sus dimensiones de manera especial hacer que los educandos conozcan los valores trascendentales, más aún saber dar testimonio que es posible la vivencia de dichos valores, esta realidad es urgente porque hemos sido educados en el relativismo en todos los sectores de nuestras vidas , por ello el educador se esforzará para romper esos moldes y presentar una propuesta nueva e integral, más aún como cristiano, por ello, el entonces cardenal Ratzinger decía que el cristiano del futuro tendría que ser un místico o no sería nada, desde esta perspectiva podemos también afirmar que el educador en nuestro tiempo, debe ser un educador visionario o simplemente no educar. - 101 - “Como cuarta necesidad que debe imponerse a sí mismo será pasar a la parte práctica, es decir que todo educador debe transmitir una experiencia de vida y no sólo quedarse con la transmisión de conocimientos, debe estar abierto a cambiar cuando sea necesario, debe hacer la experiencia de los valores trascendentes, vivir los valores del espíritu , asumir su bautizo como compromiso, en una palabra debe configurarse y mirar permanentemente a Jesucristo que es el educador por esencia, al igual que madre Eduviges Portalet con una ―espiritualidad de ojos abiertos‖, desechar todo desorden interior y exterior, uniendo acción y gozo a través del conocimiento contemplativo de la Verdad revelada y de la predicación apostólica que de ella emana‖172. Recuperar la dimensión de la compasión No podemos ni debemos en este espacio dictar todo un código de comportamiento o un elenco de virtudes para el docente dominico. Hacerlo sería igual a matar el espíritu que debe impulsar a cada docente dominico a buscar la verdad y a aplicarla en cada una de las situaciones de su vida personal y profesional. La norma mata y el espíritu es el que da la vida. Cada docente dominico debe lanzarse a conquistar ese espíritu de luz y verdad para que sea este espíritu quien norme su vida. De lo contrario, la multiplicación de las normas asfixiarán el carisma. Sin embargo hay ciertos principios, no normas, que no podemos olvidar como guías seguros en la aplicación del carisma. Uno de ellos, muy característico de Eduviges Portalet es el espíritu de compasión. Si uno de los obstáculos con el que la docencia se encuentra hoy día es la de considerar al educando simplemente como un cliente al que hay que hay que satisfacer, el principio de compasión propicia una mirada nueva y sobrenatural para cada alumno. ―La compasión es el punto desde el cual se puede desencadenar la acción del compromiso, como respuesta ante la realidad, es la plataforma de encuentro de dos almas: la del que sufre y necesita, y la del que ama, ahí se da el primer encuentro, y ese primer contacto esta lo que puede hacer la diferencia entre una relación fría y una relación amorosa y comprometida con el otro‖173. Siendo la compasión una virtud rara en nuestra época que solo busca la ventaja personal y el ponerse en el pedestal para que los demás nos admiren, es necesario conocer bien lo que abarca y su forma de operar. ―La compasión es involucrarnos en el cómo sienten y viven los hombres y mujeres en esta sociedad. La compasión es lo que da el valor para comprometernos en trabajos de justicia y paz, y trabajar para resolver carencias, injusticias y necesidades hoy, más allá del solo lamento. (…) Digamos que por <principio – compasión> entendemos aquí un específico amor que está en el origen de un proceso, pero que además permanece presente y activo a lo largo de él, le otorga una determinada dirección y configura los diversos elementos dentro del proceso. Ese principio compasión es el principio fundamental de la actuación de Dios y de Jesús, y debe serlo en la Iglesia‖174. El docente dominico que quiera vivir el carisma de portar la Luz y predicar la Verdad debe iniciar su itinerancia personal a través del ejercicio de la compasión que no es otra cosa que sentirse involucrado con el dolor. Con el dolor propio y con el dolor ajeno por no alcanzar la verdad de lo que se es. La compasión genera un verdadero compromiso en el actuar ya que la compasión que no genera praxis, se queda en la periferia de nuestra piel, es decir en un puro y vago sentimiento. La compasión es por excelencia el motor que genera la mejor acción de nosotros mismos para paliar el dolor, producto de una ceguera material o espiritual. Por designio de Dios el docente dominico de hoy es el depositario de un carisma que el Espíritu donó a Eduviges Portalet y que se ha extendido por la geografía y por el tiempo. En sí mismo el carisma posee las gracias necesarias para paliar las cegueras físicas de aquel entonces y las cegueras espirituales de hoy. Pero el carisma necesita de agentes y catalizadores para hacerlo fructificar. Necesita por tanto de manos dóciles que quieran hacer la luz y llevar la verdad a los nuevos ciegos de nuestros tiempos. Necesita docentes dominicos que 172 Claudio Raúl Condori Cutimbo, Espacios y momentos para desarrollar una pedagogía de Luz y Verdad, p. 9 – 10, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 173 P. Omar Arias, OP., La compasión y la solidaridad, en Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito. 174 Ibídem. - 102 - quieran cooperar con el Espíritu para hacer vida la pedagogía de Eduviges Portalet: portar la Luz y predicar la Verdad. Nuevas formas de liderazgo para el docente dominico175 ¿Qué tipo de líder (de docente dominico) puede madurar y sostenerse en un ambiente así, es decir, en esa extraña combinación de modernidad capitalista, subjetividad postmoderna y de culto a la inmediatez? Considero que los líderes de nuestra juventud tendrán que ser ―culturalmente políglotas.‖ Nuestro niños y jóvenes aprenden de modo atemático y como por absorción a utilizar distintos lenguajes en distintos ámbitos. (1) Esperan seriedad, respaldo y fundamento en la ciencia que hace posible la tecnología que les fascina. (2) Esperan informalidad y a la vez lealtad, confidencia y alegría de sus relaciones interpersonales. (3) Esperan claridad que no los obligue a reflexionar; intentan ser profundos por golpe de inspiración; desean usar la verdad, la ficción y la denuncia como vestidos que pueden quitarse o ponerse a voluntad. Los líderes para esa juventud necesitan desarrollar un olfato certero y sumamente ágil para cambiar de registro en la transmisión de contenidos progresivamente más completos y sólidos. Nuestros jóvenes quieren coherencia y quieren encanto, a la vez. Les gustan los líderes que caen en uno u otro campo pero darán el máximo de sí si se logra acertar en las dos cosas al tiempo. El arte tiene aquí un lugar irreemplazable pero no todo arte funciona ni toda obra que cautive es útil, ni todo mensaje profundo es capaz de cautivar. Se trata de plantear lo firme con aroma de novedad. Finalmente nuestros jóvenes quieren ser pasivos una gran parte del tiempo, y les gusta darse el lujo de no replicar nada, no cambiar de cara, no dejar ver que algo les afecta. Pero luego hay erupciones de actividad; momentos de conexión profunda con el futuro; experiencias inéditas de fraternidad. Y en momentos así su agilidad nos deja pasmados y creo que agradecidos. Preguntas para la reflexión personal o en equipo 1. ¿Te sientes en verdad depositario del carisma de portar la luz y predicar la verdad? 2. ¿Te consideras un docente por vocación? 3. ¿Cómo podrías recuperar la verdadera dimensión de la compasión en tu labor de docente dominico? 4. ¿Cuáles son los retos que debes enfrentar como líder docente dominico? 5. ¿En qué te ha ayudado para tu vida personal, para tu vida familiar y para tu vida de docente dominico la lectura de este libro? 175 Fr. NelsonMedina, O.P. PhD, Liderazgo consentido o Liderazgo con sentido: Relativismo en la escuela de hoy, p. 3 en Congresdo Dominico 2011, uso manuscrito - 103 - DECÁLOGO - 104 - Docentes DIC 1. La santidad para un docente DIC no es sólo una conquista o una realización personal, sino es el fruto de la acción del Espíritu Santo y de sus dones. 2. Cultivar la fidelidad, la caridad, la paciencia y la ternura en el trabajo docente. 3. Tener una sólida formación doctrinal, pastoral, espiritual para dar testimonio de Cristo 4. Tener una verdadera vocación por vivir el carisma y aplicarlo a las realidades terrenales, al campo de vida y al trabajo. 5. Evangelizar y llevar por el camino de la santificación a todos los seres humanos. 6. Irradiar en los estudiantes su experiencia del espíritu y motivarlos a seguir a Cristo viviendo el carisma en primera persona 7. Hablar y escuchar, hablando menos y haciendo más. 8. Considerar Que el camino hacia la santidad sea fuente de un gozo interior y de felicidad personal que los anime Dios para ser luz y fe para los estudiantes. 9. Tomar para nuestra vida los ideales, normas y principios propuestos por nuestra fundadora, siendo fiel a ellos y poniéndolos al servicio de los demás 10. Provocar con nuestro apostolado, una auténtica reflexión teológica desde la realidad y desde la libertad, que integre la vida en su conjunto, en armonía dentro de cada ser donde conjugue sus realidades espirituales y materiales. - 105 - Hermanas DIC 1.Vivir con radicalidad el seguimiento de Jesucristo, teniendo un estilo de vida según el carisma siendo su misión transmitirlo a los demás, con la gracia de Dios. 2.Vivir el carisma a la manera de Madre Eduviges Portalet, sierva de Dios, con la Palabra, la Eucaristía, la oración, recibiendo y dando la luz de Dios. 3.Impulsar la Nueva Evangelización en todo lugar para que el carisma de nuestra congregación se presente como un tesoro en la tierra, con ardor que se traduce en un impulso misionero. 4.Fascinar con el buen ejemplo, a través de su vida misma, a los laicos, viviendo de acuerdo a las exigencias de la Iglesia, participando desde su vocación en la protección y desarrollo del carisma. 5.Acompañar, iluminar y guiar el camino espiritual de los laicos para descubrir, junto a ellos, si han sido llamados a participar de la experiencia del Espíritu de nuestra Fundadora. 6.Saber que en el Carisma está el patrimonio espiritual de nuestra Congregación y es ―Predicar la Verdad y Portar la Luz de Cristo‖ 7.Ser un referente del amor con que nos amó Cristo, la fe que nos sostiene, de la esperanza que nos hace vivir, a través la experiencia de Dios en el espíritu. 8.Ser ―Signo de esperanza en la medida que testimonie la dimensión trascendente de la existencia‖. 9.Combatir el engaño y luchar contra un mundo inmerso en el relativismo. 10.Amar , Amar y Amar, al estilo de nuestra madre fundadora. - 106 - TALLERES - 107 - La inclusión de algunos talleres en este libro quiere invitar a los docentes dominicos a buscar a través del estudio y la investigación formas concretas de aplicación de la pedagogía de Luz y Verdad. No son ni pretender ser estos talleres los únicos a través de los cuales los docentes dominicos pueden poner en práctica los conceptos de la pedagogía de Luz y Verdad. Los talleres que aquí presentamos son los más representativos y los que por su espesor académico y rigor científico han merecido ser publicados. De otros talleres desarrollados en los Congresos dominicos de Arequipa 2011 y Sta. Anita (Lima) 2012 se han tomado algunas aportaciones que han sido incluidas a lo largo del libro como material de apoyo o clarificador de algunos conceptos. Esperamos que la lectura y la puesta en práctica de estos talleres ayude a los docentes dominicos a poner en práctica algunos de los conceptos que hemos desarrollado a lo largo del libro y que puedan servir como invitación para la investigación de más talleres que vayan desarrollando el carisma de Luz y Verdad. En primer lugar presentamos el taller ―Evangelizar: Misión del Docente Dominco‖. Todo el trabajo del docente dominico debe inserirse dentro del proyecto de la nueva evangelización, auspiciado por los últimos pontífices Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, y corroborados por la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida. Si la pedagogía de Luz y Verdad es una respuesta a los retos de nuestros tiempos, entonces es una respuesta también al tema de la nueva evangelización. Siendo por tanto el tema de la nueva evangelización importante porque representa el marco de trabajo de todo católico en el mundo de la postmodernidad, no podíamos dejarlo a un lado en la exposición de la pedagogía de la Luz y la Verdad. No ha sido tratado como tema central de nuestro trabajo, pues privilegiamos el desarrollo del carisma y de la pedagogía de Eduviges Portalet. Por ello este taller representa el ambiente de trabajo de la misión del docente dominico. El segundo taller que presentamos es el de ―Educación en la moral para alcanzar la verdad‖. Presenta en forma práctica y dinámica una propuesta de formación en las virtudes morales, a partir de la veracidad. La profundidad y sencillez de su exposición es un material de estudio para que el docente dominico pueda aplicarlo en su vida y en su quehacer pedagógico. Es una propuesta fresca de la recuperación de algunos valores en una sociedad relativista que rechaza la imposición de todo lo que pueda considerarse como un valor absoluto. Esperamos que la lectura de este taller proporcione a los docente dominicos material válido para transformar el aula escolar en un verdadero gimnasio de las virtudes morales. Como tercer taller ―Docente Dominico: signo perceptible de luz y verdad‖ lanza una propuesta sobre el perfil que debe caracterizar a todo docente dominico. No es una hoja de ruta o una descripción de virtudes por alcanzar, sino que como un taller presenta puntos concretos que pueden ser vividos por quien quiere optar por el estilo de vida dominicano en el ámbito personal y profesional. Sugerencias breves, sintéticas pero que engloban la esencia del vivir y actuar como docente dominico. De esta manera deseamos que los lectores de este libro terminen con una sonrisa en la boca y le decisión de convertirse en verdaderos docentes dominicos. - 108 - TÍTULO DEL TALLER: Evangelizar, misión del docente dominico. Javier Ignacio Martínez Vargas La evangelización La significación bíblica del término "evangelizar" es relativamente fácil de establecer. Es, en efecto, uno de los más antiguos y más usados del vocabulario sagrado. Cinco siglos antes de Cristo, el autor del libro de la Consolación la empleaba: "¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del evangelizador que anuncia la paz, que te trae la buena noticia, que pregona la salvación, diciendo a Sión: Tu Dios reina!" (ls 52, 7; cf. Rom 10, 15). «El me ha enviado para evangelizar a los abatidos y sanar a los de quebrantado corazón; para anunciar la libertad a los cautivos y la liberación a los encarcelados» (Is 61, 1). En los tiempos mesiánicos, los ángeles "evangelizan" (Lc 1, 19; 2, 10). Después, Juan Bautista «evangelizará» (Lc 3, 18). Jesús es el evangelizador anunciado por el Profeta (Lc 4, 1621; Mt 11, 5). Los apóstoles y, sobre todo, Pablo, continúan esta obra de Jesús (Mc 16, 15; Rom 1, 1; Gál 1, 15 ss.; I Tes 2, 4; Col 1, 23, etc.). Todas estas citas permiten definir con bastante precisión el sentido bíblico de la evangelización: es la proclamación de la Buena Nueva de Salvación. Sin embargo, ¿podemos contentarnos con esta definición? Como tantas y tantas otras, como "apóstol", "profeta", "sacerdote", «sacramento», etc., los términos «evangelio», "evangelizar" han tenido una vida, una historia desde hace veinte siglos. Han entrado en el vocabulario patrístico, litúrgico. Se las encuentra cada vez más en los textos del magisterio. Ahora bien, en el curso de esta historia, no acabada, han aparecido matices nuevos, otros se han difuminado. Recientemente diversas precisiones han sido aportadas por la jerarquía. "Evangelizar -escribe, por ejemplo, el Cardenal Feltines facilitar la percepción de Jesucristo viviente en la Iglesia, en y por el encuentro con el otro» (D.C., 1.252, 26 mayo 1957, col. 677). Una definición teológica debe tener en cuenta lo más posible esta historia y esta actualidad. Es decir, que, aun apoyándose firmemente en la Escritura, no puede identificarse pura y simplemente con la definición exegética. Es decir, también, que todavía le es imposible pretender un rigor total. Más aún: necesita ser lo bastante amplia y lo bastante dúctil para dar lugar a los múltiples aspectos bajo los cuales la evangelización ha sido y es efectivamente vivida en la Iglesia. Para tener en cuenta esta exigencia, proponemos la definición siguiente: "evangelizar es poner al no-convertido (individuo o colectividad) en presencia del Evangelio". La evangelización es el acto o la actividad que provoca el encuentro, el encuentro real entre el Evangelio y el o los no convertidos, que hace realmente presente el Evangelio auténtico a estos hombres tales como son. El análisis de estos tres términos: "evangelio"-"no-convertido"-"puesta en presencia", posiblemente nos permitirá entrever la realidad evocada hoy con esta palabra: evangelización. El Evangelio En primer lugar, se trata del Evangelio. El Evangelio, lo sabemos ya, es la Buena Nueva de la salvación del hombre en Jesucristo por medio de la fe. Pero ¿comprendemos suficientemente hasta qué punto la naturaleza misma del Evangelio caracteriza la evangelización respecto a cualquier otra actividad de comunicación?... Es una "nueva» lo que presenta el evangelizador. Una «nueva», es decir, un «anuncio». Una verdad, pues, captada en su relación con una persona, en su intencionalidad; una verdad-para-alguien; una verdad «ad»; una llamada. El Evangelio es la Revelación de Cristo, pero no en sí misma, considerada como un dato o un depósito; es esta misma Revelación en tanto que concierne al hombre, que mira al hombre. Toda verdad puede ser considerada desde dos puntos de vista distintos, aunque inseparables: el de la objetividad y el de la intencionalidad. Tomemos un ejemplo muy simple: «Hay un tren que sale de Lille a las 7,20 y llega a París a las 9,45.» Esto es interesante en sí y en general. Se puede subrayar la rapidez, la comodidad de este medio de transporte, notar el progreso que representa, etc. Pero hay otro punto de vista, el del hombre que tiene una cita en París a las diez. Es, desde este punto de vista, como esta verdad se convierte en «nueva» y, en algún caso, en «buena nueva». - 109 - Con otras palabras, una verdad, sea la que fuere, no merece el nombre de «noticia» más que en la medida en que está ordenada a alguien a quien concierne. Mutatis mutandis, ya que no se trata más que de una analogía, el Evangelio corresponde a este segundo punto de vista. Es una verdad-para-alguien. Podemos, ciertamente, considerar estos datos en sí mismos. Podemos, y ésta es una función importante de la teología, fundamentar, analizar, precisar, explicitar, sintetizar este «depósito». Una proposición tal como: «El Hijo de Dios se encarnó. Murió y resucitó. Fundó un Reino» puede ser objeto de reflexiones y de exposiciones lo bastante rigurosas como para merecer el nombre de científicas. Pero éste no es el punto de vista evangélico. Los datos objetivos, acontecimientos y palabras de la vida de Jesús no son «evangelio» en tanto no atañen a hombres concretos. «Para que creáis y creyendo tengáis vida» (Jn 20/20/31) El Evangelio no es un informe o una suma, es una nueva. Esta es su primera característica. Hay una segunda, no menos fundamental, que equivale a dos términos frecuentemente utilizados en el vocabulario bíblico de la evangelización: «asombroso» y «alegre» o «gozoso». Un asombro lleno de alegría acompaña al Evangelio. El que propone esta extraordinaria noticia y los que la oyen están como «estupefactos», «embobados». El libro de la Consolación (/Is/40/55), que es una anticipación del Evangelio (cf. 40, 9 ss.; 52, 7 ss.), expresa del principio al fin estos sentimientos con una fuerza que no será igualada antes del Nuevo Testamento. Se verán, dice Isaías, «cosas nuevas», "jamás vistas", «jamás oídas...». «Mirad, yo voy a hacer una obra nueva, que ya está comenzando» (/Is/43/19). «Yo te he dado a conocer ahora cosas nuevas, ocultas y desconocidas, acaban de ser creadas al instante, sin que antes las hubieras oído, para que no puedas decir que tú lo sabías» (ls 48, 6). «El mensajero que te trae la buena noticia, trae la dicha» (ls 52, 7). «Estallad en gritos de alegría» (Is 52, 9). Ante la salvación que Yahvé nos trae por medio de su Servidor, los «reyes», es decir, todos los pueblos, «se asombrarán», «quedarán boquiabiertos», porque «verán lo que jamás vieron y oirán lo que jamás habían oído. ¿Quién creerá lo que oímos decir?» (ls 52, 15). El asombro y el gozo ante la Buena Nueva son un leimotiv de San Lucas, tanto en el Evangelio como en los Hechos. Y ya conocemos bastante la admiración de Pablo delante de la «novedad» y esplendor de la Revelación que anuncia (cf. Ef/03/03; Rm/11/33, etc.). Estos sentimientos no son superficiales. Traducen, en el plano de la experiencia, un aspecto esencial de la realidad evangélica. El Evangelio es anuncio de una salvación, de una plenitud para el hombre -de ahí el gozo que emana-, pero de una plenitud literalmente inesperada, nunca oída, imprevisible, sobrenatural- de ahí el carácter asombroso, maravilloso de esta alegría-. «Estaban maravillados de lo que les contaban los pastores» (Lc/02/18). El tercer rasgo del Evangelio es, quizá, el más importante: el carácter radicalmente decisivo de la Buena Nueva anunciada. Precisemos el sentido de este adjetivo. Ciertos anuncios pueden asombrar por su novedad sin ser, sin embargo, decisivos. Convengamos en llamar noticia decisiva una verdad que decide un cambio importante en nuestra existencia. Si nos enteramos por una tesis rimbombante que el emperador Nerón no era un monstruo, sino que era mucho más justo y bueno que su reputación, esto es una novedad asombrosa, pero de ninguna forma decisiva. Pero si la radio nos anuncia que ha estallado una revuelta en Argelia, esta es una noticia que puede tener carácter decisivo, porque podría decidir un cambio en nuestra existencia. A este carácter decisivo es al que hacemos alusión. El Evangelio es una novedad que decide nuestra existencia. Pero hemos de ir más lejos y añadir que este carácter decisivo es radical. Radicalmente, en su raíz, en lo más profundo de sí misma, la existencia se interroga. El Evangelio no decide solamente el cambio de un sector o de un momento de mi existencia, sino que decide el fondo de la existencia, su eje fundamental, el ser, el yo profundo, lo que la Biblia llama el «corazón», este «corazón» que es "más profundo que cualquier otra cosa", como decía Jeremías. El Evangelio no es una Buena Nueva. Es la Buena Nueva destinada a cambiar radicalmente al que lo acoge. Es la verdad hecha-para- este-cambio-radical, este cambio radical que el Nuevo Testamento llama metanoia, es decir, conversión del corazón. Estos son los rasgos esenciales del Evangelio. ¿Se les reconoce en nuestra «evangelización»? ¿Es una «novedad», una «noticia» lo que presentamos, o es un enunciado general e intemporal sin relación perceptible con la vida de los hombres? ¿Es la revelación inaudita de un misterio de salvación, o un catálogo de ideas, de historias, de prescripciones? ¿Es un llamamiento decisivo a la conversión del corazón, o una información destinada a aumentar el caudal de conocimientos religiosos? Preguntas todas que merecerían entrar en un examen de conciencia pastoral. Porque sólo hay evangelización donde hay Evangelio... - 110 - Los «no-convertidos» Este Evangelio, ¿a quién lo presenta la evangelización? Ordinariamente se contesta: a los incrédulos. De hecho, esta respuesta se impondría si sólo se tratara de definir la evangelización en el tiempo de los Hechos de los Apóstoles. Pero, querámoslo o no, la palabra «creyente» ha tomado en el vocabulario vulgar y hasta en el de la sociología religiosa, nuevos matices, un sentido nuevo que paradójicamente hace abstracción del elemento fundamental de la fe: la conversión. Así podemos decir que en nuestra diócesis hay un 90 por 100 de «creyentes»... La consecuencia aparece inmediatamente: puesto que se dirige a los «no-creyentes», que no son más que una minoría, la evangelización es cuestión de especialistas. Sólo concierne indirectamente al clero en contacto habitual con los «creyentes». «Casi nunca encuentro un incrédulo», decía el párroco de una gran parroquia de Lille. En estas condiciones, es difícil comprender por qué en una diócesis como la nuestra el obispo asigna a su clero como principalísima tarea la evangelización. Desaparece en parte este equívoco al designar como destinatarios de la evangelización a los «no-convertidos» en lugar de los «no-creyentes». La evangelización concierne a todos los que todavía no están convertidos al Dios Vivo o que se han apartado de El, pertenezcan o no a la categoría sociológica de los «creyentes». Inmediatamente nos damos cuenta que los «noconvertidos» son legión, hasta en los países donde casi todo el mundo está bautizado, hace la primera comunión y está enterrado por la Iglesia. Y comprendemos por qué nuestro primer deber es evangelizar. ¿Se pueden precisar aún más las fronteras y la naturaleza de este mundo de los no-convertidos, de este país de misión? Evidentemente, es algo muy complejo. De todas formas, hay que tener en cuenta dos puntos de vista complementarios: el individual y el colectivo. Primero, el punto de vista individual. Fácilmente podemos distinguir tres tipos de personas no-convertidas: El hombre que jamás ha podido oír verdaderamente el Evangelio, la Buena Nueva de la Salvación en Jesucristo, bien sea por razones geográficas evidentes, bien sea por razones psicosociológicas. Está también el hombre que verdaderamente lo ha oído y lo ha rechazado, que por su falta se hunde en las «tinieblas» que describe San Juan. Ignoramos totalmente quién es este hombre. Es el secreto de Dios. Pero es importante para nuestro sentido misionero saber que la libertad de rechazar a Cristo existe... Y, por fin, está el hombre que ha oído el Evangelio, que «sabe» el Evangelio, que lo «posee» en los dos sentidos de la palabra, que obedece a muchas de sus prescripciones, que participa de ciertos «sentimientos» cristianos, pero que no ha comprendido jamás, o que ya no comprende, que lo más hondo de su existencia ha de decidirse por el Evangelio, que no ha visto jamás o que ya no ve más el carácter intencional, nuevo y radicalmente decisivo del Evangelio. A este hombre, ¿no es lógico llamarlo «no-convertido» en el sentido más estricto de la palabra?, ¿es que no necesita «ser evangelizado», «reevangelizado» constantemente? A un hombre así, ya lo creo que lo conocemos. Lo encontramos a menudo. En nuestras parroquias, en nuestras iglesias. En nuestros colegios y seminarios. Está en todas partes. En todas partes donde el trabajo evangelizador nos espera y solicita. El punto de vista colectivo no es menos importante. Estrictamente hablando, la conversión es una realidad rigurosamente personal: ¡es un cambio de «corazón»! Pero en cierto sentido podemos también hablar de ambientes no-convertidos. Esta realidad colectiva, misteriosa pero incontestable, es diferente de la suma de las realidades individuales. Aquí es también posible distinguir tres tipos de ambientes no-convertidos. Por un lado, el medio ambiente que no ha podido acoger el Evangelio porque nunca lo ha oído verdaderamente. No se puede saber a priori si este medio acogerá o no la Buena Nueva. A veces creemos que no, cuando en realidad nunca tuvo la posibilidad efectiva de mostrar sus disposiciones. Hay ambientes que no lo han acogido, porque lo han rechazado. «Sui eum non receperunt.» Ambiente sin frontera visible. Ciudad del mal. El «mundo» en sentido peyorativo. Las «tinieblas». Existe, por fin, el medio que no acoge el Evangelio en toda su fuerza divina, como la Buena Nueva inesperada, nunca oída, de la salvación del hombre en Jesucristo, sino como una realidad de este mundo, de aquí abajo, entre otras, en el mismo plano. Una moral entre otras morales, una religión entre otras religiones, una sabiduría entre otras sabidurías. Este medio «mundaniza» el Evangelio hasta cuando lo inciensa. Si esa actitud la lleva al límite, lo que raramente ocurre, este medio no tiene de cristiano más que el nombre y algunas apariencias. Pero en la medida en que responde a esta descripción no puede ser considerado tranquilamente como «convertido». Necesita, pues, la evangelización. - 111 - Puesta en presencia Nos queda el tercer término de la definición propuesta al principio, el más difícil de precisar: «poner en presencia». La evangelización consiste en poner estos no-convertidos en presencia del Evangelio, en «presentarlo» en el sentido fuerte de «hacer presente», en hacérselo «encontrar» con toda la fuerza que tiene la palabra «encuentro». ¿Por qué «poner en presencia», en lugar de «decir»? Es que justamente la verdad que hay que transmitir es de un orden particular. No es un conjunto de nociones destinadas en primer lugar a satisfacer el apetito racional del hombre: esa «palabra de sabiduría» que apreciaban los corintios (I Cor 1). Esa «filosofía completamente humana» amada por los colosenses (Col 2, 8). Porque «nosotros predicamos un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos» (I Cor 1, 23). No un conjunto de demostraciones más o menos convincentes que llenarían una necesidad de verificación y de evidencia: «Judaei petunt signa!» No una especie de mística que respondiera a fuerzas oscuras e instintivas del hombre y capaz de procurarle una satisfacción ambigua, una de esas experiencias exaltantes contra las que San Pablo advertía a los corintios. Se trata de una verdad que finalmente es un acto, el Acto de Alguien revelándose como Valor supremo para el que lo reconoce, el acto del Salvador definitivo. Se trata de la Verdad viva que trata de encontrarse con el hombre, que se abre camino no sólo hasta los oídos, no sólo hasta las zonas superficiales de su razón, sino hasta lo más profundo de su ser, ese centro que Pablo llama «las profundidades», el «interior», lo «de dentro», el «pneuma», el «corazón». Y por esto la evangelización consistirá esencialmente en «cooperar» con Dios, con la Revelación en Acto, para hacer presente el Evangelio al «espíritu», al «corazón», para provocar este encuentro entre el Evangelio y el corazón. «Escribir el Evangelio en los corazones» (cf. /2Co/03/03). «La palabra en tu corazón» (/Rm/10/08). «La palabra obra en vosotros» (I Tes 2, 13). Quizá es en este plano en el que nos debemos situar para contestar a una pregunta formulada a menudo y que sirve de caballo de batalla: el puesto de la palabra en la evangelización. ¡Nadie, evidentemente, discute la importancia del lenguaje en la transmisión de la Buena Nueva! Pero, por una parte, uno se pregunta cuándo y cómo hay que hablar. «¿No somos demasiado reservados? ¿Los militantes son demasiado discretos? ¿No es ya tiempo de pasar a la proclamación clara y neta del Evangelio?» Por otra parte, se experimenta el sentimiento confuso que en tanto no se ha llegado a una enseñanza explícita del Evangelio no hay, propiamente hablando, evangelización. «No digáis que vuestros militantes de Acción Católica evangelizan. No hablan casi nunca de Cristo...» Pues bien, si lo que hemos dicho es cierto, estas preguntas están como absorbidas en otra, más profunda, más vital, sobre la cual todos los sacerdotes, cualquiera que sea el sector que les ha sido confiado por el obispo, pueden entenderse, aun en el caso que las respuestas concretas difieran: ¿Cómo hacer hic et nunc para provocar un encuentro real entre estos no-convertidos y el Evangelio? ¿Cómo hacer llegar el Evangelio al corazón de estos no-convertidos? A veces parece esencial el testimonio silencioso durante mucho tiempo: Foucauld entre los tuaregs, Peryguère entre los bereberes, Teilhard en el mundo científico no predicaron mucho. Y, sin embargo, ¿son evangelizadores de menos categoría? ¿Es que no han manifestado el Señor? ¿No han hecho presente la Pascua? Si decimos que sí, ¿no tendremos que emplear con reserva, hablando de ellos y hablando de todos los militantes cristianos llamados a dar testimonio, a veces mudo, los términos de pre-evangelización o de pre-misión? O, al menos, ya que estas palabras tienden a convertirse en vulgares, ¿no debemos acentuar con fuerza que se trata de la primera etapa de una evangelización completamente auténtica? A veces, por el contrario, el silencio puede frustrar el encuentro. La palabra, clara y neta, la confesión pública de la fe en tal circunstancia, hubiese hecho penetrar el Evangelio más profundamente en los corazones. ¡Cuántas vidas cambiadas gracias a un testimonio explícito de Cristo! Pero a veces también, nuestras palabras, aun suscitadas por una gran generosidad, pueden ser obstáculo al Evangelio. Porque el oyente nos toma por uno de estos mercaderes de filosofía o sabiduría, uno de los «disputadores de las cosas de este mundo» de los que habla San Pablo (I Cor 1, 20). «La conversación ha envilecido la palabra», escribe San Agustín. Entonces, ¿qué hacer? Si la evangelización consiste en poner a los no-convertidos en presencia del Evangelio en el sentido en el que hemos entendido estos tres términos, ¿es aún posible? De todo esto se deduce que sólo es posible mediante una misión y un poder divinos, misión y poder que Cristo mismo ha dado a su Iglesia. No nos vamos a alargar en este punto, en el que todos estamos de acuerdo. Tampoco nos alargaremos sobre otra consecuencia, esencial sin embargo: la necesidad para el - 112 - evangelizador de estar en comunión, lo más estrecha posible, con el Evangelio: ser un Evangelio vivo, una Pascua viva, un sacramento viviente de la Pascua. «Que la vida de Jesús sea manifestada en nuestra carne mortal» (2 Cor 4, Il). Cuanto más identificado esté con Cristo en su muerte y resurrección, más apto será el evangelizador para «presentar» realmente el Evangelio a aquellos a quienes se dirige y ante quienes vive. Sobre esta exigencia, fácilmente estaríamos también de acuerdo. Es otra la exigencia que nos va a ocupar la segunda parte de esta exposición: conocer la vida real de los que tenemos que evangelizar. Conocer a los que evangelizamos Imaginemos por un instante uno de estos no-convertidos con los que nuestro ministerio nos pone en contacto. A menudo nos encontramos desarmados por su indiferencia al mensaje que llevamos dentro. La mayor parte de las veces no lo rehúsan. Sin embargo, no lo acogen. Sencillamente, sólo parece interesarles muy poco, superficialmente, ¡a título de curiosidad! Se habla de un muro que franquear, de un foso, de una pantalla. Poco importa la metáfora. Se comprueba que «esto no pasa». «Cuando llego a Cristo -dice un coadjutor-, ya no escuchan.» El hecho es colectivo: ambientes enteros parecen impermeables a la evangelización. Tal zona del medio popular, del mundo universitario, del mundo técnico, de la juventud. Es también un hecho individual: lo comprobamos en nuestras visitas, en los encuentros con los novios que se preparan para casarse, etc. De ahí a concluir que no hay nada que hacer, a condenar en bloque la mentalidad moderna, la mentalidad técnica, a acusar a la «juventud de hoy», a renunciar más o menos explícitamente a su evangelización, no hay más que un paso. Pero eso sería, prácticamente, negar el Evangelio, la «fuerza divina» de esta Buena Nueva de salvación para «todo hombre» que cree en Cristo. E iría contra la voluntad más expresa de Cristo y de su Iglesia: «anunciad el Evangelio a toda criatura.» Más vale buscar las razones de esta indiferencia al mensaje, de esta aparente impermeabilidad. ¿No será, entre otras razones, que estos hombres, colectiva o individualmente, no perciben la relación entre ese mensaje y los valores de su vida real, entre el Evangelio y lo que constituye la densidad, el peso de su existencia cotidiana? La cuestión se plantea ante todo en el campo colectivo. En los medios que acabamos de evocar, ¿no existe como un sentimiento oscuro y tenaz de que el cristianismo es extraño a lo que realmente cuenta en la existencia humana, a lo que da valor a la vida real? Pensemos en el mundo científico, en sentido amplio, en el de los hombres que se interesan efectivamente, porque, al menos, están un poco dedicados a la ciencia y a sus aplicaciones. De entrada, le reconocemos espontáneamente, poderosamente, frecuentemente, un cierto número de valores: fe en el esfuerzo humano; fe en la obra inmensa que realizan el valor y la inteligencia del hombre; fe en la solidaridad de la humanidad comprendida como un todo; fe en la historia. Todos estos valores se experimentan y se viven profundamente. Para que un no-convertido que participa de esta mentalidad escuche el mensaje cristiano, ¿no es normalmente necesario que perciba en él alguna relación con estos valores y, con mayor razón, que su primera manifestación no aparezca como una condenación? Pensemos en la «mentalidad obrera», no para describirla, sino para situar el problema. También en ella reconocemos inmediata e imperiosamente valores fundamentales. Las palabras justicia, fraternidad, universalidad, son algo más que slogans. Corresponden a aspiraciones profundas que se traducen en reacciones comunes. Se cree también en el trabajo, en cierto sentido de la historia. Se experimentan desconfianzas instintivas en relación con lo que parece oponerse a estos valores. ¡Qué difícil será para un no-convertido de este medio escuchar una Palabra en la que estos valores parezcan rechazados o simplemente ignorados! Evoquemos también el mundo de la juventud. Lo que tiene valor a sus ojos es la libertad, la amistad, la experiencia, el compromiso, la vida. Sin duda que puede haber bastante palabrería. Pero esto mismo refleja una mentalidad. En todo caso, toda una juventud reacciona intensamente, excesivamente ante estos u otros valores. Si el cristianismo es presentado de entrada como una ley que aprisiona esta libertad, una ascesis y una renuncia que ahogan las aspiraciones al gozo, a la vida, a la amistad, una contemplación que sustrae de las responsabilidades en el mundo, entonces corre el riesgo de ser rechazado aun antes de encontrarlo. Podríamos continuar esta enumeración, pero lleguémonos a un punto de vista más individual. Este noconvertido que está ante nosotros es una persona. Posee una vida profunda: su libertad y su conciencia, por muy - 113 - recubiertas que estén, son reales. Creemos ciertamente, que la imagen de Dios permanece en cada hombre como su más íntima realidad. Sea quien fuere, es un ser en relación con los demás, hecho para amar y ser amado; en relación con la naturaleza, hecho para crear y para recibir; en relación consigo mismo, hecho para pensar y para decidir, para ser y para morir; en relación con Dios, hecho para adorar, alabar, suplicar, participar de su Bienaventuranza. En el fondo, todo esto es lo más importante para esta persona, aun cuando no tenga conciencia clara, aun cuando, y sobre todo, no nos hable de ello. Es el amor, la camaradería, es el trabajo, el sufrimiento, la vida, la muerte, la felicidad quienes mandan en su existencia. Ahora bien, si nuestra «enseñanza» no le interesa, no le toca, no provoca ni acogida ni rechazo, ¿no será, entre otras razones, porque le parece extraño a su existencia, aparte de estas realidades fundamentales? Para que los no-convertidos, colectiva o individualmente, se interesen en el Evangelio, para que se abra una brecha en este muro que separa a los hombres del Evangelio, tienen que darse cuenta que el Evangelio reconoce los valores más auténticos de su vida de hombre. Y ¿quién puede favorecer este reconocimiento sino el hombre vivo enviado por la Iglesia viva que hoy presenta el Evangelio de Jesucristo? Creo que esta exigencia es clarísima. Tenemos que conocer lo más realmente posible la existencia de los que evangelizamos: lo que da valor y peso a la vida para este medio, para esta persona. Pero para conocer hace falta ver y oír. Y para ver y oír no hay otro medio que ¡mirar y escuchar! Entre los no-convertidos que encontramos diariamente, pocos nos hablan de lo que realmente les importa. Puede ser que no lo sepan claramente y estén esperando que se lo revelemos. Más a menudo hacen una selección: dicen lo que suponen nos interesa. Nos hablan de prácticas, de creencias, de moral, posiblemente, de beneficencia y de servicios. Aquel obrero metalúrgico no nos habla de su compañero accidentado en la fábrica, de los trámites para asegurarse una protección más eficaz, de los rumores sobre un posible despido. No habla de la última reunión sindical, en la que se ha decidido algo muy importante y de lo que quizá él pague los platos rotos. No habla de la preocupación de su mujer ante la perspectiva de un posible paro o cese del trabajo. ¿Tiene razón para creer que todo esto, es decir, su vida, no nos interesa? Es una cuestión urgente para un examen de conciencia pastoral. ¿Nos interesamos por estas realidades? Y ¿cuál es nuestro interés? ¿De cortesía? ¿De benevolencia? ¿De utilidad? Nuestra propia mentalidad, nuestro propio modo de vivir, ¿no nos lleva a operar, casi espontáneamente, una selección en lo que nos dicen los demás? En ese caso, somos nosotros los que miramos y escuchamos, y no ellos. En estas condiciones, ¿cómo podemos ponerlos realmente, vitalmente, en presencia del Evangelio? Si, por el contrario, aceptamos borrarnos, desaparecer en esa actitud atenta, llena de respeto, de la que el Señor nos ha dado ejemplo -pensemos en su mirada, en sus diálogos-, entonces nos será posible entrever lo que verdaderamente cuenta en la vida de los hombres, y podremos traducir para ellos hoy el Evangelio eterno. ¿Es una paradoja afirmar que una de las condiciones fundamentales de una verdadera evangelización es el silencio, y no cualquier silencio, sino aquel del Amor, de quien solamente puede brotar la palabra de verdad? - 114 - TÍTULO DEL TALLER: Educación en la moral para alcanzar la verdad Introducción Existe una distorsión respecto a lo educativo. En lo que se refiere a este punto no deseo extenderme demasiado pero preocupa mucho en la dimensión de lo económico y utilitarista cómo está planteada en numerosas realidades lo que concierne a la educación. Desde nuestra perspectiva como DIC nos alarma observar cómo de manera indiscriminada corremos el riesgo en nuestros centros educativos de ser presa fácil de visiones sesgadas de educación que tienen un carácter reduccionista del hecho educativo. El que educa no es un facilitador, pues el educar supone plasmar una forma en otro, dar con esfuerzo lo mejor de sí y llevar a que el educando sea el mejor de sí mismo. Hablando del mismo educando no es un cliente, no es un producto, no es un ser sin más que puede o no estar en nuestras aulas. Volviendo la mirada sobre la educación no queremos más visiones reduccionistas en la cual se la considere como una mera transmisión de contenidos. Por esta razón, creemos oportuno volver a nuestras fuentes dominicas. Decía hablando sobre la Educación Santo Tomás de Aquino: “La Educación es la conducción y promoción de la prole (los hijos) al estado perfecto de hombre en cuanto hombre, que es el estado de virtud”176. Desde la visión del Santo Patrono de las escuelas y universidades católicas sobre la educación queremos tener una mirada sólida y coherente sobre lo que buscamos. Nos urge dar a conocer que en nuestra tarea educativa tenemos presente un fin por alcanzar: El desarrollo integral de la persona desde la perspectiva de la virtud. No nos parece exagerado concluir que debemos mirar en nuestro tiempo como urgente convencernos que necesitamos Educadores virtuosos, desde aquí es apremiante que padres (primeros educadores de sus hijos) y docentes tengamos claro que nadie da lo que no posee. El egresado de cada uno de nuestros centros educativos debe definirse por el enorme logro de haber adquirido hábitos buenos que nos permitan decir: no hemos educado en vano. Partamos desde la definición de moral. Desde el punto de vista filosófico, se trata de aquel conjunto de creencias y valores, que dictan normas y costumbres que guían el actuar de las personas hacia el bien, ya se trata del conjunto de creencias que permiten distinguir entre el bien y el mal al realizar un determinado acto. Desde una perspectiva más bien religiosa, se hace el intento de que los fieles no piensen la moral como aquellas prohibiciones impuestas por Dios, sino más bien, que se trate de vivir y desarrollar nuestras vidas en el amor a Dios y al prójimo. La moral además se constituye como aquella conciencia de libertad propia del ser humano, a través de la cual sus actos son juzgados como buenos o malos. ¿Qué es la Ética? La ética, es una de las tantas ramas de la filosofía. Es aquella ciencia, que estudia las cosas por sus causas, de lo universal y necesario, que se dedica al estudio de los actos humanos. Pero para comprender un acto humano, primero hay que saber, qué es el hombre. De la cual se desprende, que el hombre es una unidad sustancial de cuerpo y espíritu. Podemos señalar, que el ser humano es un fin en sí mismo. Ya que el espíritu, lo provee de una dignidad intrínseca. Tomando aquello y volviendo a la ética, el hombre está llamado a realizar actos buenos. Los cuales son guiados, por medio de la conciencia. La cual nos clarifica, qué actos son correctos e incorrectos. Por lo mismo, es que debemos tender, a las virtudes. Las cuales son hábitos, que nos hacen más perfectos. Ciertas estadísticas que se han hecho en Estados Unidos, país donde la Educación se sigue muy de cerca son demoledores denuncian todo un muestrario de desórdenes morales. Los datos son estos: ―De cada cien niños que hoy tienen entre cero y doce años, se puede afirmar que cuando crezcan: 60 % perderán la fe 70 % tendrán experiencias extramatrimoniales 45 % vivirán en concubinato antes del matrimonio 99 % se verán afectados por la pornografía 99 % serán inducidos en el Colegio o la universidad a tomar droga 50 % se divorciará antes de los treinta y cinco años 42 % se suicidará”177. 176 III q. 41, a.1. - 115 - Como podemos ver la Educación se ha de enfrentar con el problema moral, si quiere ser realmente Educación. Todas nuestras acciones tienen una carga moral como decíamos al inicio, son buenas o malas y nos hacen buenos o malos. Hay que apostar por despertar por educar la conciencia moral de los niños para que quieran lo bueno, tengan gusto por lo bueno, por lo bien hecho y disgusto, aversión por lo malo. Se ha abandonado casi por completo el capítulo de la Formación de la persona en su aspecto más profundo: la cualidad y lla calidad moral de la persona humana. Se toma como modelo a un hombre empequeñecido, parcial, ficticio, irreal. Un hombre sin trascendencia: sin llevar hasta sus últimos horizontes las posibilidades de su entendimiento y de su voluntad: la verdad y el bien. Un hombre sin un alma espiritual e inmortal. Un hombre sin referentes, ni en su origen ni en su destino, un hombre sin Dios. El Concilio Vaticano II con un claro acento reverente, concretará: “el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación”178. ¿Qué sabiduría nos trae Jesús acerca del hombre? ¿Qué nos revela Cristo sobre nosotros mismos? La gran verdad que Cristo nos trae es que somos hijos de Dios. Esta es nuestra verdadera identidad. No hay más que una sabiduría definitiva acerca del hombre: la que Jesús mismo vino a enseñarnos con sus obras y sus palabras. Tanto la perfección natural como sobrenatural del hombre tiene un ejemplar: Jesucristo. Pérdida de sentido de la verdad en la Educación Respecto a este segundo aspecto ya hemos mencionado como lo católico para el mundo contemporáneo supone en la visión de algunos un mero adjetivo que no define mucho, para otros una oportunidad comercial para llegar a un mercado cautivo en lo educativo y, finalmente, para los que estamos aquí reunidos sabemos que es un todo sustancial que nos compromete y nos urge en la misión de educar. Por esta última razón nos interesa destacar lo que la Iglesia, Nuestra Madre y Maestra, tiene que decir sobre el ser de la Educación Católica: El fin de la moral –nos dirá Benedicto XVI-, ―es hacer que el hombre llegue a ser el que es, conseguir que su vida culmine recibiendo el beneficio habitual derivado del correcto ejercicio de sus talentos. La moral se asienta en la verdad. ¿Cuál es la verdad del hombre?: La verdad de nuestro ser es que Dios nos ha creado y que Él es nuestro camino. La moralidad se funda en la verdad del hombre, y la verdad del hombre es la Verdad‖. ―Cuando hablamos de educación cristiana, por tanto, entendemos que el maestro educa hacia un proyecto de ser humano en el que habite Jesucristo con el poder transformador de su vida nueva‖179. Absolutamente ninguno de nosotros puede permanecer indiferente frente a estas palabras que hemos escuchado. Si como maestros católicos no logramos que en el corazón de nuestros alumnos habite Jesucristo y Él mismo transforme los corazones de los educandos fracasamos. Por esta misma razón, reafirmamos: “si la ordenación (de valores) tiene como fundamento y término a Cristo, entonces esta educación está recapitulando todo en Cristo y es una verdadera educación cristiana; si no, puede hablar de Cristo, pero corre el riesgo de no ser cristiana‖180. Podríamos, explicitar entonces que desde la enseñanza del Magisterio de la Iglesia no es posible educar sin poner en el centro de nuestro proyecto educativo como DIC a Cristo. Pues, El es el hombre perfecto, es fundamento, en quien todos los valores humanos encuentran su plena realización, y de ahí su unidad. ―El revela y promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma, capacitando al hombre y a la mujer para vivir de manera divina; es decir, para pensar, querer y actuar según el Evangelio, haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida. Este es el carácter específicamente católico de la educación. Jesucristo, pues, eleva y ennoblece a la persona humana, da valor a su existencia y constituye el perfecto ejemplo de vida‖. 6Ibídem. 7Ibídem., n. 335. 8Benedicto XVI, Cooperadores de la Verdad, p13 9Ibídem, p. 12 Es la mejor noticia propuesta a los jóvenes por los centros de formación católica”7 Lo digamos una y otra vez, los principios evangélicos enseñados por Nuestro Señor Jesucristo se convierten en nuestras normas educativas, en nuestras motivaciones interiores y en las metas finales a alcanzar. Dicho de otra manera, quién pretenda 177 De la Herrán-F Corominas, Urgencia de la catequesis. Concilio Vaticano II, Const. dogm. Gaudium et Spes. 179 Benedicto XVI, Cooperadores de la Verdad, p. 13 5 180 Aparecida n. 332. 178 - 116 - educar sin el Evangelio o contrariando el Magisterio que brota de Cristo y la Iglesia debería preguntarse si realmente quiere pertenecer a la familia DIC. Pues, si bien lo tenemos claro, vale repetirlo una vez más: un colegio de las DIC es un centro de evangelización y promoción del hombre en su integridad. Recta aproximación a la persona humana. Consideramos oportuno que luego de los dos puntos precedentes sepamos formular una respuesta firme respecto al ser mismo de la persona y todo lo que dice referencia a su integridad. Benedicto XVI dice al respecto: ―La Iglesia tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación. Sin verdad se cae en una visión empirista y escéptica de la vida, incapaz de elevarse sobre la praxis, porque no está interesada en tomar en consideración los valores —a veces ni siquiera el significado— con los cuales juzgarla y orientarla‖181. Es menester recordarlo, no solucionamos los problemas de la persona humana a través de una cuantificación técnica en nuestros establecimientos. De repente hasta podríamos decirlo: nuestros colegios adolecen de computadoras para todas laspersonas pero todos tienen presente el anuncio fiel a la verdad. Tenemos que ser fieles a la verdad, la fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad (cf. Jn 8,32) El hombre por su misma naturaleza, es un ser moral. Como también es un ser religioso: está en su misma naturaleza. Hemos sido creados por Dios a imagen y semejanza suya y esto significa que el hombre tiene un alma espiritual e inmortal, dotada de inteligencia y de voluntad; es libre y es principio y dueño de sus actos, esto es lo primero que tiene que reconocer y defender el hombre: la verdad de su condición, la verdad de su ser. Vamos a verlo con todo detalle. Acudimos nuevamente a Benedicto XVI: ―El hombre tiene la inequívoca capacidad para reconocer la verdad. Es lo más adecuado a su esencia, su auténtica vocación: para ella ha sido creado por Dios. Sin ese elemento, del que vive y se nutre, se hunde en el suelo sobre el que se asienta su existencia. Si el hombre no fuera ―el ser que se mueve en la verdad‖, su misma dimensión moral resultaría inexplicable, sin verdad no se puede obrar rectamente‖182. La moral remite a la verdad- la Verdad funda la moral, desentenderse de la verdad significa quedar incapacitado para comprenderlo, el hombre que vive contra la verdad vive también contra la naturaleza (Contra su propia naturaleza). Hoy más que nunca buscando el sendero para no equivocarnos en el seguimiento de Cristo escuchemos su voz: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida‖ (Jn 14, 6) y recordemos lo que decía Santo Tomás de Aquino: ―La pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida. Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo allí apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes‖183. Según el Catecismo de la Iglesia nos dice que: ―La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no solo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí mismo. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas‖184. Es la práctica de las virtudes lo que hace que la persona en esta vida sea buena; no olvidemos que el fin de una vida virtuosa consiste en hacernos semejantes a Dios, es decir en ser santos. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien. Las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y los gérmenes de los actos moralmente buenos. Disponen todas las potencias del ser humano para armonizar con el amor Divino. 181 BenedictoXVI, Cooperadores de la verdad, p. 13 Ibídem., p. 12 183 Sto. Tomás de Aquino, Exposiciones sobre el credo. 184 Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1803 182 - 117 - La virtud para Santo Tomás de Aquino es un hábito que perfecciona al hombre en obrar bien; y en esto consiste su felicidad. En efecto hay también hábitos operativos malos: los vicios. De esta manera cada virtud tiene su opuesto en el vicio. Entonces si la virtud hace buena a la persona, la perfecciona; en cambio qué decir del vicio. Habrá que decir que la vuelve mala, la degrada. La vida humana es compleja. El ser humano no es sólo razón y voluntad, sino también pasiones y sentimientos, y estos son fuerzas que pueden desviar la conducta humana. Sin embargo, la razón iluminada por la fe es la facultad guía del obrar humano. Mientras está en camino la persona tiene que ocuparse de la propia salvación con temor y temblor. La conducta moral recta que se esfuerza en vivir en la virtud comporta esfuerzo. El hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en sí mismo. Su meta no es la autoafirmación en el dominio de la naturaleza desordenada, sino amar a Dios sobre todas las cosas e identificarse con Jesucristo mediante la gracia del Espíritu Santo. La lucha es principalmente esfuerzo de identificación con Cristo. Es una lucha optimista. Dirigida más a practicar el bien que a evitar el mal: ―no te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien (Rom 12, 21). La vida virtuosa es, ante todo, progreso espiritual, que tiende a una unión siempre más íntima con Jesucristo, mediante los sacramentos, la oración, la aceptación de la cruz de Cristo; la acción de gracias, la petición, la docilidad, el comportamiento propio de los hijos de Dios, que lleva a un confiado abandono en la divina providencia, la humildad, la penitencia por los pecados; esforzarse por hacer bien, como Él todas las cosas, santificar la vida cotidiana, dominar el mundo con justicia y santidad para la gloria de Dios, realizar todas las actividades con perfección humana, aprovechar el tiempo, ser responsables en los propios quehaceres, vivir la laboriosidad, cumplir acabadamente los deberes familiares, sociales, cívicos y profesionales. No adaptarse a una mentalidad mundana. El Docente DIC está llamado a ser sal de la tierra y luz del mundo. Su misión es ayudar al estilo de Eduviges Portalet al hombre de hoy que se encuentra perdido en diversas cegueras hasta que alcance y encuentre en Cristo su felicidad y el sentido verdadero de la existencia. Los alumnos desean encontrar en sus maestros a un ser amable y generoso, no encerrado en sí mismo y en sus propios intereses, de carácter firme pero no rígido, seguro y natural en el rostro y en los gestos, ni voluble ni sentimental, porque está llamado a guiar a las almas hacia Cristo. Educando desde Eduviges Portalet En realidad las virtudes humanas, espirituales y morales de Eduviges Portalet están en estrecha conexión. De manera especial me detendré en la virtud moral de la Veracidad ya que de ella brota la fuerza inspiradora del carisma DIC y su pedagogía. Virtudes Morales A. Veracidad: La primera condición que se aplica Madre Eduviges para reconocer la verdad fue escuchar los desafíos de su tiempo. Escucha al ciego de las buhardillas con la que habla y se esfuerza por poner en su sitio todos sus sentidos para percatarse de qué es en realidad lo que la mueve. La verdad requiere afinar el oído con humildad, a fin de hacer justicia a las cosas. Para conocer la verdad hemos de girarnos y mirar a la luz. Nuestra acción debe remitir a la verdad, en último término a Dios, que es la auténtica verdad. No basta con conocer la verdad, tenemos asimismo que realizarla. Darle expresión en nuestra conducta. Lo verdadero no son las preposiciones que formula una persona, sino su vida, siempre y cuando realice en ella la verdad y la ponga en práctica en el amor. La auténtica verdad es Dios. Y conocer la verdad significa someterse humildemente al ser, despertar para escucharlo. Eduviges Portalet ―revela una experiencia íntima de alegría y de paz, cuando retorna a su propio interior y encuentra que allí está ella misma y que más adentro que ella misma está la Verdad, está Dios: ―La fuente de mi dicha estaba en mí‖.185 185 De las tinieblas a tu admirable luz, p. 91 - 118 - El concepto de verdad tiene especial relevancia en el Evangelio de Juan. En Cristo la Palabra de Dios se ha hecho carne. La verdad de Dios se revela y los seres humanos contemplamos en Jesús esta verdad de Dios. Accedemos a esta verdad sobre todo por la fe. En la fe miramos con ojos nuevos al Hombre Jesús y también al prójimo. Para Juan vivir en la verdad es sinónimo de ―vivir en la luz”. ―Quien me siga no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida‖ (Jn 8, 12). La verdad no es solo algo que conocemos, sino un espacio en el que habitamos, en el que somos y permanecemos. Quien habita en este espacio de la verdad es libre. ―serás realmente discípulo mío, entenderás la verdad y la verdad os hará libres‖ (Jn 8, 13). Lo contrario de ello sería vivir en el espacio de la mentira, vivir en la mentira quiere decir; vivir en el engaño, vivir en la apariencia. La realidad propiamente dicha es Dios y Dios significa vida verdadera. Quien vive en la verdad se experimenta a sí mismo como interiormente libre. Quien vive en la mentira está muerto; pero ser en la verdad exige realizar la verdad, vivir en consonancia con Jesucristo y su verdad conforme a su mensaje y la verdad más profunda que Él nos anuncia es que Dios es el Amor. De ahí que ser en la verdad signifique siempre ser en el amor y vivir el amor. La verdad es una persona. Dios es la Verdad, Cristo es la Verdad, en la medida en que seguimos a Jesús y vivimos según su espíritu participamos de su verdad y nuestra vida florece y descubrimos la gloria, el amor y la ternura con que Dios ha agraciado a la criatura humana en la creación y en la redención por medio de Jesucristo. Dimensiones de la veracidad Decir y amar la verdad. Quien cultiva esta virtud alcanza claridad y firmeza interior. Eduviges siempre fue vinculada a la experiencia existencial y al respeto por la dignidad de los demás, así como al amor y la bondad. De ahí que al decir la verdad deba estar siempre determinado por el tacto y la bondad. Para poder decirle al otro la verdad, necesito sensibilidad para él y la situación en la que se encuentra. La verdad dicha a destiempo, es una mentira. Sin el amor no es posible la veracidad. El amor nos preserva lanzarle al otro la verdad a la cara; pero al mismo tiempo nos impide acomodarnos. El amor no distorsiona la verdad, pero la reviste de tal forma que resulte atractivo al amigo. La virtud de la veracidad exige que tengo que ser verdadero frente a mí mismo, que no debo auto engañarme en nada. Quien es veraz en sí, quien se halla en armonía con su propia esencia y expresa tal armonía en su forma de hablar y actuar, así como en sus gestos, es también coherente, honrado y fiable. Podemos fiarnos de él. Está asentado en sí. Vive en paz consigo mismo. El veraz es honesto y al mismo tiempo íntegro. No se acomoda a las personas con el fin de satisfacer sus expectativas, es verdadero, es auténtico. Ha experimentado en Dios su verdadero valor. Modo de ejercitar la virtud de la veracidad 1. Uno de los caminos pasa por la atención a lo que digo, a mi conducta hacia los demás y me pregunto ¿Concuerda lo que hablo con mi verdad más interior? ¿Está bien mi vida tal como la vivo? Las voces interiores me muestran si vivo en armonía si estoy en consonancia con mi esencia.―… hay una voz en su conciencia que le exige la denuncia y el anuncio: hay una inspiración que le hace descubrir la voluntad de Dios, de decir la verdad y sólo la verdad186. Eduviges se muestra investida de valor cuando debe defender la Verdad. ―Fui con respeto, con calma y protesté por las falsas acusaciones que lesionaban la Obra. Parece que la verdad posee un tono particular que persuade‖187. 2. Otro camino concreto para ejercitar la veracidad interior sería el siguiente ejercicio que se remonta a un dicho de Jesús en el Evangelio de Lucas cuando se encuentra con los discípulos después de resucitar y estos se asustan al verlo, Jesús les dice: ―Soy Yo‖ Que expresa el santuario interior de la persona, recinto santo en el que la 186 187 De las tinieblas a tu admirable luz, p.. 76 Ibidem. - 119 - persona es ella misma, no determinada por los propios afectos, sino puramente ella misma. Podemos decir como Jesús a todas las imágenes y pensamientos que afloran en nosotros ―soy yo‖. Si esto se lo digo a mi trabajo, a las relaciones con mis amigos, a mis encuentros, me percataré de que con cuánta frecuencia no soy yo mismo. Me adapto a las expectativas ajenas, me pongo máscaras, causo buena impresión…pero si digo estas palabras a todas las situaciones de mi vida poco a poco mis máscaras se caerán, mis roles pasarán a segundo plano, todo lo amoldado se diluirá… y mi verdadero yo tomará la palabra. Este yo verdadero intuye que está envuelto por Dios, que Dios es el fundamento auténtico de nuestra esencia. Eduviges nuestra santa Madre solía decir: ―Dios solo Dios, en Él encuentro mi esperanza. Maestro, tú me has hecho sentir tu presencia tan íntimamente, como si yo te hubiera tocado‖188. En ella ―hay un impulso interior que la conduce, hay una voz de su conciencia que le exige la denuncia y el anuncio, hay una inspiración que le hace descubrir la voluntad de Dios, de decir la verdad y sólo la verdad‖189. B. Fidelidad.Es la necesidad de mantener la promesa, el compromiso libremente aceptado, el empeño en acabar una misión en la que uno se ha comprometido. Dios pide fidelidad a los hombres a los que mira con predilección porque Él mismo es siempre fiel, por encima de nuestras flaquezas y debilidades. Quienes son fieles le son muy gratos, (Proverbios 12, 22) y les promete un don definitivo: el que sea fiel hasta la muerte, recibirá la corona de la vida (Apocalipsis 2, 20) Eduviges es la mujer de la fidelidad, la que mantiene la promesa de Dios y la cumple aún en medio de la incertidumbre. ―Esperábamos, a pesar de todo, en el desenlace providencial. Sin duda que el Buen Dios sostenía esta confianza fiel, para darnos la fuerza de avanzar cada día por la vía dolorosa‖190. ―La fidelidad de las queridas hermanas, atraía siempre sobre ellas y sobre todas las religiosas, las miradas amorosas del Dueño del celeste palomar. Jesús era nuestro único amor”191. VIRTUDES HUMANAS: A. Prudencia. Nos permite reflexionar adecuadamente antes de tomar cualquier decisión. Para decidir, es necesario reflexionar con calma para ver lo bueno o lo malo de esa decisión. La virtud de la prudencia es la que nos educa para reflexionar bien y así, decidir bien. La Prudencia es la "madre de todas las virtudes". Sin una buena reflexión no habrá buenas decisiones. ―Eduviges no se lanzaba, no se precipitaba, procedía con calma… Acepta la Obra de Saintes, que tiene por finalidad adoración al Señor, pero extendiéndola y completándola con la participación de personas de fuera‖192. Es prudente: Quien procura no hacer comentarios o apreciaciones que irritan a los demás. Quien no comenta lo que debe callar por secreto profesional, por sentido común, por delicadeza. La persona que cultiva el arte de saber callar y saber hablar oportunamente. B. Templanza - Pobreza. Virtud que modera la atracción hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados, requiere una ausencia absoluta de egoísmo, por cuanto ella es el hábito que pone por obra y defiende la realización interior del hombre, se sabe pobre ante Dios. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y 188 De la pluma y el corazón de Eduviges Ibídem., p. 76 190 Loc. cit. 191 De las tinieblas a tu admirable luz 192 Ibídem., p. 146 189 - 120 - procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. A través de la Templanza se embellece la criatura humana, belleza irradiada por el ordenamiento de lo verdadero y lo bueno. La hermosura de la Templanza tiene una cara más espiritual porque hace ver al hombre en su propia condición, como una semejanza a Dios. ―Oh Señor, despréndenos de todo lo que ata nuestras almas; como una blanca paloma alza el vuelo, decimos como San Pablo ―por amor de Cristo yo miré todas estas cosas terrenas como vil humo‖193. C. Humildad –Sencillez. La humildad puede ser considerada la fundación de la vida entera moral. La humildad es necesaria para la adquisición de otras virtudes, porque esto nos hace conscientes de nuestras imperfecciones y nos conduce a tratar de ser una mejor persona. La humildad, reconoce nuestras insuficiencias comocapacidades, y presiona nuestras capacidades al servicio, sin atraer la atención o esperar aplausos, nos permite tomar la responsabilidad de nuestras culpas y defectos (más que culpar a alguien más), pedir perdón y procurar remediar. Eduviges ―ante una ofensa, reza, calla, con frecuencia se arrodilla. El Buen Dios me dio la fuerza para soportar, sin decir nada. ―Disculpa a los otros y reconoce humilde y sencillamente su culpa: mayor negación de mi misma, hubiera dado mejores resultados‖194. D. Abnegación – Amor al trabajo. La virtud de la abnegación y amor al trabajo conduce a la entrega plena al servicio de Dios y de las almas: ése es el único éxito que debe buscar verdaderamente la persona humana. La abnegación lleva a trabajar con orden, con constancia, previsión y puntualidad, dedicando al trabajo el tiempo necesario. La Sierva de Dios Eduviges Portalet ―Se comprometió con los ciegos, desolados y pobres. Para encontrarse con ellos los buscó en los barrios bajos, en los rincones inhóspitos. Marie Courdy, en una buhardilla entre pedazos de loza rota. Marie Rose Solat en una calle desierta, nos dice Eduviges que esta niña era de ―semblante desagradable, carácter rudo y salvaje… la describo tal como fue esta desventurada criatura, para que se pueda apreciar el cambio: la naturaleza, el tiempo y la educación la transformaron, haciéndonos concebir sobre ella, las más bellas esperanzas‖195. No es laboriosa la persona que alterna grandes periodos de descanso con otros de agitación por falta de orden o de previsión; o la persona que encuentra en el trabajo una evasión para otros problemas de su vida. ―Su ternura, su abnegación, sus privaciones por servir a los ciegos no tienen límite. Ni siquiera es posible imaginar las invenciones de su caridad para con ellos. Una madre no hubiera hecho más‖196. E. Audacia. Lleva a actuar conforme a los propios principios, superando el miedo a no ser aceptado, el miedo a contrariar, a llamar la atención, a ser tildado de algo, a caer mal. La audacia en Eduviges fue un aspecto concreto de su magnanimidad, por la que la llevó a cosas grandes, como aceptar la fundación del Leprocomio Mariano Estrella en Ecuador cuando aún era incipiente la Congregación. La audacia mueve al hombre para acometer la empresa decididamente. Para que se dé la virtud, se requiere, por tanto, que haya esperanza racional de un auténtico bien, de algo que objetivamente perfecciona al hombre y le lleva hacia su fin. ―El grupo de religiosas de hábito blanco y de manto negro, como un grupo de golondrinas que se posa en la cruz de un cementerio, pero de un cementerio de bóvedas abiertas, vive allí y cuida del horrible Lázaro, sus padecimientos los sabe solo Jesucristo.197‖ F. Fortaleza. Asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una causa justa. El hombre valiente mantiene los ojos abiertos y es consciente de los riesgos que afronta para la consecución del fin propuesto, por eso ni ama la muerte ni desprecia la vida. Los ingredientes más importantes de la fortaleza son la resistencia y la paciencia. 193 Conferencias Eduviges Portalet, p. 9. Ibídem. P. 257 195 Ibídem., p. 269 196 Loc. cit. 197 Ibídem., p. 215 194 - 121 - Resistir a las llamadas tentaciones y paciencia para no dejarse arrastrar por la presencia del mal a un desordenado estado de tristeza. La animosidad, la confianza en sí mismo y la esperanza en la victoria (en la evolución), suponen la verdadera actitud del valiente, éstos constituyen rasgos esenciales de la fortaleza. ―A Eduviges le quitaron la cruz de su profesión. ―La entregué enseguida, dice, porque otra cruz la reemplazaba… o mejor, jamás faltarán cruces‖. ―Nos arrodillamos ante la cruz. ¿Acaso no es ella nuestra fortaleza, nuestra única esperanza‖198. G. Obediencia. Dejar mi voluntad para entrar de lleno en el perfecto cumplimiento de la Voluntad de Dios. SerIe fiel en todos los detalles, el que obedece es el que alcanza paz, el que logra dominar su carne, el que conserva desasido su corazón, el que vence al mal de la soberbia, de la pereza, de la sensualidad, de la tibieza, de la ambición. ―La obediencia debe ser ejecutada con prontitud y amor a Dios y a las personas que él nos pone como autoridad. ¡Que dulce paz posee el que es obediente cuando está convencido que obedeciendo hace la voluntad de Dios‖199. H. Paciencia. Está estrechamente ligada al tiempo. Lleva a saber esperar, a cultivar la sabiduría campesina que sabe que se necesita tiempo para sembrar, para que el fruto crezca y para recoger. El hombre paciente procura tener el llamado "don de la oportunidad": procura hablar y callar cuando debe, cuando es oportuno y necesario. Ser paciente es signo de madurez que se desarrolla con la propia vida. ―Le preocupaba en cada uno de sus alumnos el desarrollo paciente y equilibrado de su personalidad, el logro de una experiencia positiva de sí mismo, con capacidad para expresar sus ideas, sentimientos y anhelos; la aceptación del ritmo del tiempo‖. Mujer exquisita y prolija en los detalles; su cariño y su mano se posaban en todas partes. Capaz de mirar con suma paciencia el mundo interior del ciego. Su mano femenina inyectó valor y vida en las manos de los sin luz, esas manos pacientes que son ojos en aquellos para quienes cayó la eterna noche. I. Gratitud. Es la virtud que nos lleva a tomar conciencia de los dones que recibimos cada día, a valorar la generosidad de Dios que nos los da y a mover nuestra voluntad para corresponder a estos dones, aprovecharlos, desarrollarlos y ponerlos al servicio de los demás. Aprender a estar atentos, detenerse y disfrutar de los momentos de felicidad, de alegría espontánea y sencilla. Fomentar una actitud constante de apertura de corazón y gratitud. ―¡Cuánto te agradezco oh Dios mío! Por haberme concedido una devoción especial a vuestro Sacramento Adorable. Si yo tengo tanto deseo de amarte, es gracias a la Eucaristía. Ella es mi fuerza y mi apoyo‖200. ―Si yo no te amara, Maestro mío, qué grande sería mi ingratitud. Tú me has hecho tantas veces, sentir tu gracia; olvidas lo que he sido y lo que soy, me llenas de ternura, de tal manera, que te ame sólo a Ti‖201. ―…después de la visita llamé a las hermanas y recitamos juntas un Ave María para agradecer a Dios y a la Santísima Virgen por la limosna recibida‖202. J. Compasión. Nace de la humildad, Padecer ―con‖, hacernos uno, primero con Cristo, y después con el que padece, para unirle a Él. ―Ver las necesidades de nuestro prójimo y la magnitud de nuestra fragilidad‖. La virtud de la Compasión es un acontecimiento de Dios al corazón del hermano necesitado. ―Nos resolvimos poner manos a la obra, compramos tela para reemplazar la ropa vieja. Pasábamos revista a las camas de los niños para matar los chinches que los invadían, procurando estar seguras de que cada uno podía dormir en paz‖203. VIRTUDES ESPIRITUALES: 198 De las tinieblas a tu admirable luz, pp. 87, 252. Conferencias Eduviges Portalet, p. 6. 200 Op. cit., p. 312 201 Ibídem., p. 313 202 Ibídem., p. 62 203 De las tinieblas a tu admirable luz, p. 94 199 - 122 - A. La fe. Es la virtud por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado, y que la Iglesia nos propone creer, dado que Dios es la Verdad misma. Por la fe, el hombre se abandona libremente a Dios confía totalmente en la Providencia Divina; por ello, el que cree trata de conocer y hacer la voluntad de Dios, ya que ―la fe actúa por la caridad‖. ―En un mundo de oscuridad, surge la necesidad de confiar en alguien para poder avanzar, tomar la mano de quien te guía y abandonarte a su cuidado. Eduviges, en una clara muestra de confianza plena a su voluntad de Dios, para hacer realidad la misión que Dios tiene para cada uno de nosotros. <Señor, que se haga tu voluntad y no la mía> una frase dicha desde el corazón, puede llenarnos de temor si no estamos llenos de fe, requiere de un desprendimiento que solo cabe en el alma de quien sabe renunciar por amor‖204. Eduviges, a lo largo de su vida nos da claras muestras de esa gran capacidad de abandono a la voluntad de Dios, de una fe que no se fía de las circunstancias sino de las certezas que no se ven. B. La Caridad. Virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Jesús hace de ella el mandamiento nuevo, la plenitud de la Ley. Ella es ―el vínculo de la perfección‖ y el fundamento de las demás virtudes, a las que anima, inspira y ordena: sin ella ―no soy nada‖ y ―nada me aprovecha‖ (1 Co 13, 2-3). La caridad de Eduviges se centra en la doble vertiente del Amor, por un lado el amor a Dios y por otro, su amor al prójimo concretamente los ciegos. Lo principal era brindarles un hogar, el desafío de educarlos y promocionarlos como personas. El dolor del hermano, para ella era razón y motivo para buscar el aliciente, la cura, el alivio sin cansarse nunca, les tendió su mano amiga cargada de dulzura y compasión. ―El mandamiento del amor al prójimo es el precepto que Él llama su mandamiento para que lo cumplamos fielmente. Él quiere que la fidelidad al mandamiento dl amor, sea el signo distintivo de una virtud sólida y de una piedad sin falsedades‖205. En su corazón nada negativo se levanta contra nadie; tiende mucho más a la disculpa y al perdón. El perdón es consecuencia de su amor sin límites. A pesar de recibir malos tratos de algunas personas, nunca se interesó por responder o guardar rencor. ―Jesús ama a esta persona de quien me disgusta su carácter o su misma virtud. Él la ama tiernamente y yo, ¿osaría despreciarla u odiarla?; no me sería difícil amarla si yo voy hacia ella con el amor del Corazón de Jesús‖206. C. La Esperanza. Virtud por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena. La esperanza en Dios enciende maravillosas hogueras de amor, con un fuego que mantiene palpitante el corazón, sin desánimos, sin decaimientos, aunque a lo largo del camino se sufra, y a veces se sufra de veras. ―El Porvenir está en el Seno de Dios, en vano el hombre se agita, Dios lo conduce‖207. Nuestro Desafío. Conclusiones Educación en la moral para alcanzar la Verdad 1. Con todos los aspectos que hemos trabajado nos interesa afirmar que en orden a su fin último natural (la virtud), y teniendo en cuenta el fin sobrenatural (la salvación del alma) de cada uno de nuestros educandos, 204 Ibídem. Conferencias Eduviges Portalet, p. 13 206 Loc cit. 207 De la pluma y el corazón. 205 - 123 - como DIC tenemos que encontrarnos en forma para educar con una conciencia clara del Bien y de la Verdad. Esto nos invita a reflexionar sobre el lugar que debe ocupar la Verdad en el centro mismo de nuestros corazones. 2. Como miembros de la Iglesia entendemos que la Verdad es el mismo Dios, quien no puede engañarse ni engañarnos, se trata de saber que desde nuestra inteligencia por la participación de la Luz divina (La Fe), nos encontramos con la Verdad Sobrenatural cuyo origen es Dios y gracias a su ser Creador hallamos la verdad natural con nuestra razón. 3. ¿Qué es la verdad? La antigua pregunta de Pilato cae frente a la evidencia de lo verdadero. Quien contempla a Cristo, contempla la plenitud de la verdad, El es el primogénito de toda creatura, por El cual todo fue creado. Mirar a Cristo y a su Iglesia nos interpela a saber que la noble tarea educativa tiene que estar bien arraigada en estos conceptos que no son negociables: 4. Frente al relativismo proclamamos con fuerza la Verdad, sostenida y expuesta por el Magisterio de la Iglesia. 5. Frente a la imposición de las ideologías formamos y educamos desde la libertad propia de los hijos de Dios y desde la mirada trascendente del Evangelio a partir de la cual se vence toda utopía. 6. Frente a cualquier manipulación de la Persona humana, respetamos su dignidad desde la concepción hasta el fin natural de la vida. Recordemos la definición de educación que dábamos al principio siguiendo a Santo Tomás: ―La Educación es la conducción y promoción de la prole (los hijos) al estado perfecto de hombre en cuanto hombre, que es el estado de virtud‖. - 124 - TÍTULO DEL TALLER Docente Dominico: signo perceptible de luz y verdad Mg. Karla Gutiérrez Bolaños Educar en positivo para alcanzar la luz con amor, interés y confianza. Son como la tierra fértil a la espera de la buena semilla de la educación en las virtudes y valores. Ayudar a que sean felices y traerá esa felicidad a muchas otras personas. Poniéndonos al servicio de los demás, siendo apasionados por el anuncio de Jesús, siendo capaces de mostrar a la luz de Cristo las sombras del mundo actual y los caminos de la vida nueva que sólo pueden ser vistos con la luz admirable que es Xto. 1 •Por ello es inevitable llenarnos de gozo por la bondad de Dios para con nosotros, mostrada en nuestra vida fraterna, el trabajo realizado y en los frutos del mismo confirmando nuestra vocación. 2 •Hemos recibido dones inapreciables que nos ayudan a mirar la realidad como discípulos y misioneros de Xto. 3 •Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona, haberle encontrado es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo. Así como nuestra Madre Eduviges dice: ―Nuestra alma tiene que abrirse como una flor en el perfumado jardín de la eternidad, dejando así el invierno de la tierra para ingresar a la primavera eterna de la felicidad del cielo, luego de nuestra gran entrega y la obra que hay‖. ―EVANGELIZAR EDUCANDO Y EDUCAR EVANGELIZANDO‖. LA ORACIÓN SIGNOS DE LUZ Descubrimos que la oración a Madre Eduviges: Está bañada con el suave rocío de la gracia divina que pone el tinte intenso de la fe y la fuerza para enfrentar con serenidad el riesgo de abandonarse en las manos de la Providencia, que hace que estemos iluminados por el AMOR, la PAZ y la SERENIDAD. Viviendo nuestra vocación particular. Contemplando la vida de Eduviges Portalet, que en pobreza, castidad y obediencia encendió en su corazón el fuego de su amor para predicar la verdad y portar la luz, modelo de fe cristiana. Dando una respuesta concreta al llamado extraordinario de ser luz para aquellos que viven en la oscuridad, oscuridades de la fe, de la gracia, de la autoestima, de la educación, de la cultura y para anunciarles al Señor de la vida que es la luz del mundo. - 125 - Como símbolos de luz y verdad nuestra nota nunca debe ser la rutina, muy por el contrario, debemos conservar la frescura de la novedad, de la creatividad, el de dar una cuota muy grande de amor y fe para ver con ojos claros la verdad. Nos sentimos llamados a recrear la experiencia de la fidelidad a Xto., y a educar para la luz y para la solidaridad como poderoso instrumento de evangelización. SAGRARIO El amor está hecho de las cosas pequeñas y de los detalles sencillos, todo ello lo torna en amor y luz, aquél que trae la esperanza y alegría. Nuestro testimonio es un testimonio de trabajo, de sacrificio, de valor, poniendo la cuota de esfuerzo personal, de oración, de adoración al santísimo, un testimonio de saber combinar la dimensión espiritual con la creatividad material, más allá del ―qué dirán‖. La entereza y la tenacidad de la personalidad de Eduviges Portalet, le daban firmeza a su ternura, fuerza a su sencillez, fortaleza a su simplicidad. El seguir los pasos de nuestra madre es renombrar las actitudes y formas de actuar con firmeza y constancia para obtener el resultado final. Eduviges Portalet nos dejó una herencia, no basta conservarla, hay que actualizarla continuamente para dar las respuestas al mundo de hoy, seguir con entusiasmo predicando la verdad y portando la luz de Cristo, a todos aquellos que en tinieblas físicas, espirituales y culturales buscan muchas veces sin saberlo, la claridad de la vida. Eduviges Portalet, esclava del Señor, portadora de luz entre luces y entre sombras, te entregaste a su querer… pobreza, obediencia y castidad, te entregó su cruz en Toulouse. Eres fuego que se siente, eres ternura y compasión - 126 - BIENAVENTURANZAS DEL DOCENTE DOMINICO - 127 - Bienaventurado el maestro dominico, que aún a riesgo de no ser entendido, insiste en su tarea: el tiempo dará su fruto. Bienaventurado el maestro dominico, que entiende su trabajo como una vocación: será una fuente inagotable. Bienaventurado el maestro dominico, que además de promover la cultura, llena de valores las mentes de sus alumnos: será forjador de la futura sociedad. Bienaventurado el maestro dominico, que confía en las posibilidades de sus alumnos: se realizará vaciándose en ellos. Bienaventurado el maestro dominico, que se actualiza y no se queda desfasado: comprobará que las materias son las mismas pero las formas es bueno ajustarlas. Bienaventurado el maestro dominico, que comparte lo bueno y lo malo con sus compañeros: no se sentirá sólo en la difícil tarea de educar. Bienaventurado el maestro dominico, que más allá de las calificaciones, mira a sus alumnos con una sonrisa y comprensión: la empatía será una consecuencia. Bienaventurado el maestro dominico, que disfruta dando lo que tiene: será rico por lo que supo dar y cómo lo dio. Bienaventurado el maestro dominico, que vive y disfruta sembrando: otros recogerá lo que sembró. Bienaventurado el maestro dominico, que se vacía de sí mismo para llenar el alma, la mente y el corazón de sus alumnos: su esencia permanecerá en las futuras generaciones. Bienaventurado el maestro dominico, que se muestra tal y como es: sus alumnos le recompensarán con la misma medida. Bienaventurado el maestro dominico, que se involucra en su tarea con todos sus valores y capacidades: su compromiso será de gran valor. Bienaventurado el maestro dominico, que además de su materia, aprende a llevar a la pizarra los sentimientos que afloran en el aula: le llamarán ―persona‖. Bienaventurados los que educan de corazón, porque de ellos será el orgullo de ver concretizado el proyecto de vida de sus educandos y de verlos convertidos en profesionales para el bien de la familia208. Colegio Santa Anita Santa Anita, Lima 29 de junio de 2013 208 Sor Flor Díaz Pinglo, Educar para tener un proyecto de vida, p. 6 – 7, Congreso Dominicano 2012, uso manuscrito - 128 - ÍNDICE - 129 - DEDICATORIA 2 INTRODUCCIÓN LA ACTUALIDAD DE UN CARISMA 5 CAPÍTULO I LA IDENTIDAD DEL CARISMA 10 CAPÍTULO III LA MISIÓN BROTA DEL CARISMA: PORTAR LA LUZ Y PREDICAR LA VERDAD 38 CAPÍTULO IV ELEMENTOS ESENCIALES DE LA PEDAGOGÍA DE LUZ Y VERDAD 49 CAPÍTULO V EL MUNDO DE HOY 79 CAPÍTULO VI LOS RETOS QUE HOY ENFRENTA LA PEDAGOGÍA DE LUZ Y VERDAD 95 CAPÍTULO VII EL DOCENTE DOMINICO 125 DECÁLOGO 131 TALLERES 134 BIENAVENTURAZAS DEL DOCENTE DOMINICO 160 ÍNDICE 162 - 130 -