HOLOCAUSTO MARÍTIMO DEL WILHELM GUSTLOFF(Y II)

Transcripción

HOLOCAUSTO MARÍTIMO DEL WILHELM GUSTLOFF(Y II)
EL DÍA, domingo, 12 de julio de 2015
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PASCUA, LA ISLA de los
misterios. Sigue sin haber acuerdo
sobre el origen de una cultura que ha
legado los famosos moais. 6/7
del domingo
revista semanal de EL DÍA
RECUERDOS DEL PASADO
El Wilhelm Gustloff, atracado en Gotenhafen, recibe la avalancha de refugiados (1945). Foto: maritimequest
HOLOCAUSTO MARÍTIMO DEL
WILHELM GUSTLOFF (Y II)
Texto: Manuel Marrero Álvarez
(exdelegado de la Compañía
Trasatlántica Española en Canarias
E
l 21 de enero de 1945 llegan las ansiadas órdenes,
directamente del comandante en jefe de la Armada,
con las que se espera
salvará la vida de más de dos millones de personas. En ellas se notifica
que los 6.000 refugiados asignados al
Wilhelm Gustloff deberán ser trasladados a puertos bálticos más occidentales, todavía por determinar. El
gran problema es que hay mucha más
gente que capacidad en los barcos y
se teme una gran avalancha hacia los
buques cuando se divulgue la noticia. Por ello hay que mantener la calma
y procurar que nadie se entere.
El Wilhelm Gustloff lleva más de cuatro años sin realizar ningún tipo de
navegación, sirviendo como cuartel
flotante y buque de alojamiento,
pero ahora deberá ser preparado con
la mayor urgencia para volver a
navegar. Por ello, todos los miembros
de la tripulación sin excepción se ponen
a trabajar para dejar el barco en condiciones, antes de la llegada de los primeros refugiados y heridos. Asimismo, suben a bordo toneladas de
víveres, cantidad necesaria para alimentar a un número de personas, tres
veces superior a la capacidad del buque,
para una travesía de tres o cuatro días.
El 25 de enero de 1945, fecha señalada para el embarque, comienza la
esperada avalancha hacia el Wilhelm Gustloff. Las colas para subir a
bordo son kilométricas en medio de
un frío atroz y las apreturas y empujones crecen a medida que pasan las
horas. Según las directrices, solo
debe ser evacuada la población no apta
para el combate, preferentemente mujeres, niños y ancianos, cuyo control se
torna muy complicado por lo difícil
que se hace distinguir a aquellos que
están “capacitados para el combate”.
A cada pasajero se le entrega una tarjeta numerada en la cual figura el
número de camarote o de la sala en
que se alojará. Al día siguiente continúa el embarque y los problemas se
complican aún más, ya que los camarotes están todos asignados, los salones llenos y el hospital militar y enfermería también están completos.
Tres días después de haber comenzado la operación, ya hay a bordo del
Wilhelm Gustloff 4.300 refugiados,
encontrándose el buque sobrecargado
al máximo y quedando aún algunos
cientos por embarcar, toda vez que las
órdenes son de que deben admitir más
pasajeros, igual que en esos momentos lo hace el Deutschland, con
8.000, y el Cap Arcona, en el que han
subido más de 9.000 refugiados. Así
se hace y por la tarde un grupo de unas
40 chicas de entre 18 y 20 años, pertenecientes a las Juventudes Hitlerianas,
embarcan y dan optimismo y alegría
al barco y son alojadas en la piscina
vacía, en la que han colocado colchonetas para dormir. Al día siguiente,
29 de enero de 1945, continúa el embarque con la llegada de un transporte
de heridos bastante numeroso que son
alojados en el salón de las damas, habilitado como hospital. Ahora sí que todo
se ha desbordado. Ya no se sabe cuántas personas hay en el barco: ocho,
nueve o diez mil. Todo está lleno de
gente y no hay un espacio libre en la
enorme nave. Pero al fin llegó la esperada noticia: el Wilhelm Gustloff
zarpará al día siguiente, 30 de enero,
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domingo, 12 de julio de 2015, EL DÍA
EN PORTADA
sobre el mediodía, y tres submarinos
le escoltarán. El capitán y los oficiales respiran aliviados después de
conocer la orden, mientras la aglomeración sobre las escaleras fuera del
buque no ha cesado y se cuentan por
miles las mujeres, niños y ancianos
que no han logrado la ansiada autorización para subir a bordo, quedando
a la intemperie, tiritando y muriendo
de frío.
El ejército soviético se encuentra a
las puertas de Gotenhafen, por lo que
el Wilhelm Gustloff debe zarpar
cuanto antes. El último en subir al barco
es el alcalde de la ciudad, con trece
miembros de su familia, y que, una
vez alojados, vuelve a bajar a tierra
porque, según dice, tiene “la obligación de defender la ciudad”. Eso es
lo que hizo y encontraría la muerte,
igual que toda su familia en el hundimiento del barco.
A las 12.30 horas, suelta amarras y
cuatro remolcadores llevan el buque
fuera de la dársena. Pero aún siguen
subiendo refugiados, ya que cuando
está listo para iniciar la navegación aparece un pequeño barco, de nombre
Reval, con más de 500 personas gritando: “Llevadnos con vosotros, llevadnos con vosotros”. Ante el estado
de las mismas y el grito desgarrador,
el mando del buque ordena tender la
escalerilla del portalón y suben a bordo
con gran esfuerzo, congelados y fatigados, pero dando gracias a Dios por
esa salvación en el último momento.
Los cuatro remolcadores reanudan el
arrastre hacia mar abierto y el Wilhelm
Gustloff inicia la navegación con sus
propios medios hacia un destino
que nadie conoce, aunque poco
tiempo después los operadores de radio
se enteran de que será Kiel y Flens-
burg. Por su proa va otro gran barco,
compañero de aventura. Se trata del
Hansa, que había salido poco antes de
Gotenhafen con 5.000 refugiados, y
ambos carecen de la escolta prometida. Por ello, a las 14.00 horas, reciben instrucciones de fondear en la rada
de Hela y esperar órdenes.
Llegan dos barcos de escolta, pero
el Hansa ha sufrido una avería que le
impide continuar de momento, por
Primer impacto de
torpedo del
submarino soviético
S-13. Foto: archivo
Wikipedia Inc.
El Wilhelm
Gustloff está
perdido:“Sálvese
quien pueda”.
Ilustración H. Rathe.
lo cual el Wilhelm Gustloff deberá seguir
su travesía en solitario. Los contratiempos persisten y es ahora uno de
los buques escolta el que pide regresar a puerto porque tiene una brecha
en el casco, por lo cual a partir de ahora
solo le acompaña el torpedero Löwe.
Y desgraciadamente aparece en
escena el peor de los invitados, el que
nadie quiere ver ni oír: el submarino
ruso S-13, al mando del cual va su co-
mandante Alexander Marinesko, que
navegaba por el Báltico en busca de
alguna presa importante y a buen
seguro que la encontró. Lleva doce torpedos a bordo, cuatro de los cuales
están en sus respectivos tubos, listos
para ser lanzados.
El submarino S-13, que navega en
superficie en medio de una gran nevada que dificulta la visibilidad exterior, divisa al Wilhelm Gustloff y se
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EL DÍA, domingo, 12 de julio de 2015
EN PORTADA
pone en disposición de ataque sin que
el torpedero escolta pueda descubrirlo.
La hora fatídica que dará origen a la
mayor catástrofe de la historia de la
navegación ha llegado. Son las 21 horas
y 16 minutos del 30 de enero de 1945,
cuando el S-13 lanza el primer torpedo;
a continuación el segundo e inmediatamente después el tercero. El buque
está condenado a muerte y se hunde
irremisiblemente de proa en una
temperatura exterior de 20 grados bajo
cero. La escora a babor es muy pronunciada y solo falta conocer cuánto
tiempo podrá aguantar a flote.
Todos se lamentan y se ahogan en
un mar de lágrimas, al tiempo que el
grito de socorro se propaga como un
huracán por todo el barco, mientras
que desde el puente de mando solicitan noticias del buque escolta
Löwe. Los impactos de los torpedos
han matado a muchos cientos de personas, tal vez miles, entre las que se
encuentran la casi totalidad de los tripulantes de la nave, que iban alojados en la zona de proa. Difícilmente
se podrán utilizar los botes salvavidas, porque no hay nadie para manejarlos. El pánico se desata a bordo y
comienza una lucha a vida o muerte.
Todos buscan una salida hacia arriba,
como si quisieran alcanzar el cielo. La
realidad es que si alguien quiere
sobrevivir, si quiere tener un atisbo
de esperanza, debe ir hacia arriba, porque allí, en lo más alto, en la cubierta
ocho, están los botes salvavidas,
aunque lamentablemente en el caos
total de lucha por la supervivencia todo
se pone en favor de los más fuertes,
que se abren paso como sea, a costa
de los débiles, que van cayendo en el
camino. Las madres con sus pequeños hijos, los ancianos y los heridos,
que se cuentan por miles, son las víctimas propiciatorias y no tienen ninguna posibilidad.
Muchos logran llegar a esa cubierta,
con nombre de sol o cubierta de botes,
pero ante la falta de medios de salvamento, saltan por la borda a las heladas aguas del Báltico y algunos
corren con la suerte de que son recogidos por el torpedero Löwe, que ha
Crucero pesado
alemán “Admiral
Hipper”. Foto:
Archivo Wikipedia
Inc.
Alexander
Marinesko,
comandante del
submarino soviético
“S-13”. Foto: archivo
Wikipedia Inc.
comenzado el rescate de náufragos hace
rato. El Wilhelm Gustloff se hunde con
miles de personas aún a bordo y nadie
ha acudido al lugar del siniestro
para auxiliarle, aunque solo ha pasado
poco más de media hora desde que
el buque fue torpedeado. Por ello,
cuando se ve que el barco está definitivamente perdido y que se hundirá
en pocos minutos, desde el puente de
mando suena la terrible orden: “Sálvese quien pueda” y la repiten varias
veces: “¡A todo el personal a bordo:
sálvese quien pueda!”.
A las 22.18 horas, el Wilhelm
Gustloff está prácticamente hundido e instantes más tarde un potente
estruendo desde el interior, unido a
los gritos desgarradores de los pasajeros que quedan a bordo, lo inclinan
cada vez más y el mar lo devora totalmente, llevándose consigo a miles de
víctimas, especialmente mujeres,
niños y ancianos, a su tumba, localizada a 60 metros de profundidad,
donde ahora reposan los restos del
barco dividido en tres secciones,
después de que los rusos quisieran
hacer desaparecer todo vestigio de la
matanza. La guerra que trae la muerte
se los había llevado a todos en una
noche, sin saber por qué ni para qué.
El lugar del naufragio es un hervidero de lanchas, balsas, botes neumáticos, restos del buque, cuerpos humanos, cientos de ellos luchando por
sobrevivir, y muchísimos cadáveres
que flotan en las aguas gélidas del mar
Báltico.
De pronto, y surgiendo de la oscuridad, aparece el crucero pesado alemán Admiral Hipper, que acude
como ángel salvador a rescatar del agua
a los supervivientes del buque siniestrado, pero lamentablemente debe
abandonar la zona de la tragedia sin
subir a bordo ni un solo náufrago, porque han detectado ruidos de motor
de un submarino y temen que se produzca un ataque en cualquier
momento.
El Admiral Hipper es la unidad de
combate más poderosa de la Marina
de guerra alemana del mar Báltico y
por ello irreemplazable. Además,
trae a bordo 1.377 refugiados embarcados en Gotenhafen, que sumados
a los 1.600 tripulantes del crucero,
suman cerca de tres mil personas a bordo a las que hay que proteger.
Sin embargo, continúan los torpederos Löwe y el escolta del crucero,
T-36, que siguen salvando vidas de los
muchos náufragos que esperan su rescate. Uno de ellos es el capitán Friedrich Petersen, que nadaba exhausto
desde que el Wilhelm Gustloff desapareció. Lo mismo ocurrió con el primer oficial, Louis Reese, que fue recogido por el Löwe, además de 472 náufragos, nueve de ellos fallecidos por
congelación, en la corta travesía
hasta el puerto de Kolberg. También
el T-36 trajo a 564 supervivientes. El
número de rescatados con vida se cifró
oficiosamente en 1.300 y los fallecidos en 5.500, pero las investigaciones
posteriores concluyeron que el número
fue muy superior porque la invasión
de última hora fue incontrolable. Finalmente, coinciden en que los muertos ascendieron a la escalofriante cifra de 9.343, entre los que había más
de tres mil niños, y los rescatados fueron 1.239, que convierten a este naufragio en la mayor tragedia naval de
la historia; en un holocausto marítimo.
Observando el escenario de esta
locura, que fue la Segunda Guerra Mundial, en la que hubo más de sesenta
millones de víctimas, cuya mecha fue
encendida por la Alemania nazi aquel
1º de septiembre de 1939, no extraña
que el comandante en jefe de la Marina
alemana dijera: “Este naufragio debe
considerarse como una catástrofe
más en la época de desastres de la fase
final de la guerra”.
Al comandante soviético Alexander
Marinesko no se le reconoció mérito
militar alguno por este hundimiento
y fue descalificado por su desacreditada
conducta y adicción a la bebida,
motivo por el que pasó dos años
recluido en un campo de concentración. Al salir era un hombre indigente
y enfermo. Había nacido en 1913 y
murió víctima de un cáncer de garganta en diciembre de 1963, en la ciudad de Leningrado. 32 años después
de su fallecimiento y 50 desde el bárbaro hundimiento del Wilhelm
Gustloff, fue reivindicado a título póstumo como “héroe de la Unión Soviética”.
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EL DÍA, domingo, 12 de julio de 2015
NICARAGUA ANTE EL TURISMO QUE VIENE
LA AGRICULTURA, EL COMERCIO Y LA INDUSTRIA IMPULSAN EL
SECTOR EN EL PAÍS
El trepidante impulso del turismo internacional tiene que
ser aprovechado por los países en desarrollo para generar
las condiciones óptimas necesarias para el
aprovechamiento de sus pobladores. El turismo es riqueza
sociocultural para la persona, la familia, la comunidad y
para el mundo entero.
lia, la comunidad, para el mundo
entero” (OMT, 2003)
Nicaragua, el espectáculo
Para los que tenemos el privilegio
de haber disfrutado de los paseos por
las Isletas de Granada, los más recoletos rincones de los “pueblos blancos”, las históricas calles de León, o
las míticas reliquias del terremoto de
Managua la conjunción de estos recuerdos nos lleva necesariamente a toda
una larga serie de hechos vividos donde
la seguridad social que se vive en Nicaragua tiene un muy especial significado, cuando el respeto y el orden se
han perdido por todos esos mundos
de Dios. No nos resistimos a volver a
publicar el sistema de cambio de monedas en las fronteras de NicaraguaHonduras hace solo un par de años,
donde bajo un árbol dos personas desprovistas de cualquier prejuicio o elementos de defensa cambiaban dólares con grandes fajos de billetes en sus
manos, ante la atónica mirada de un
Texto: Antonio Pedro Tejera Reyes (Del Grupo de Expertos de la Organización
Mundial del Turismo, de las Naciones Unidas. ONU)
Foto: Cedida
“C
uando se mira a
Nicaragua sin
prejuicios y sin
sesgo político, se
puede apreciar
un país diferente que ofrece buenas
oportunidades para invertir. Nadie mejor para hacer ese ejercicio que un empresario vinculado a la producción real.
Recientemente, un productor e industrial cafetalero realizó una gira por Nicaragua constatando que la realidad del
país presenta cambios profundos
que, entre otras cosas, le generaron
una preocupación inmediata: si la economía de ese país sigue su rumbo ascendente, dentro de tres o cuatro años
no habrá quien recoja el café en Costa Rica. Los nicaragüenses tendrán suficiente trabajo en su país y no les será
atractivo ir a buscarlo en Costa Rica.
“También observó las posibilidades
de inversión, que apreció como muy
favorables, teniendo en cuenta especialmente los bajos costos de la mano
de obra, una menor incidencia relativa de las actividades criminales y la
predisposición general observada en
funcionarios estatales a favorecer la
inversión productiva, aparte de una
buena sintonía entre gremios empresariales y el actual gobierno”.
Estas son las noticias internacionales
que circulan sobre Nicaragua, independientemente del “boom” sobre la
construcción del Canal de Nicaragua,
que uniría las océanos Pacifico y Atlántico, con una obra monumental.
Nicaragua pisa terreno firme en cuanto a su desarrollo comercial, fundamentalmente con EEUU, aunque sus miras empresariales contemplan, como
debe ser, el excepcional mercado
que supone toda la re gión americana,
como lo demuestra su acercamiento
a Perú, acerca de lo cual es significativo lo declarado por el embajador de
ese país en Nicaragua, Dr. Alfredo Castro Pérez, cuando dice que deben participar un importante número de
empresas nicaragüenses y peruanas
en el propósito de la constitución de
una cámara para fortalecer el intercambio comercial entre ambos países,
con lo que se buscará la creación de
un Tratado de Libre Comercio.
La Nicaragua turística
Con este escenario real que conocemos íntimamente de la Nicaragua
turística tiene que ser una preo-cupación
principal la formación profesional de
su población para atender los miles de
turistas que generará esta situación.
Vivir de espaldas a esta realidad conduciría a sus habitantes a una dependencia gerencial del extranjero sobre
cuyas consecuencias funestas tenemos los más amplios ejemplos en el
mundo de las empresas públicas y privadas internacionales.
Nicaragua
tiene con qué.
No es la primera ni la segunda
vez que tratamos sobre este
tema. La capacitación en el
manejo del turismo – llámese
política o empresarialmente– es una necesidad total. No
se
pueden
construir puentes ni edificios, ni manejar grandes empresas, de manera exitosa sin los conocimientos necesarios
para ello. Se hacen precisos unos estudios profesionales basados en las
experiencias positivas, que hoy afortunadamente existen gracias a los fracasos de los destinos turísticos que no
han tenido otro remedio que experimentar para obtener resultados, ante
la carencia de las experiencias que tenemos hoy.
El manejo y la dirección de todo este
conglomerado de estudios tiene que
conformar un espectro donde el humanismo y la cultura de paz se den
la mano con las más modernas técnicas
aplicadas a las empresas directamente relacionadas con el turismo, pero
sin despreciar ni apartar la visión necesaria que toda la ciudadanía ha de tener
sobre su implicación en el beneficio
que el turismo aporta para su bienestar,
llámese económico o en el desarrollo
de su actividad social. “El turismo produce riqueza para la persona, la fami-
San Juan del Sur, en
Nicaragua
numeroso grupo de viajeros que pasábamos esa frontera. La misma operación la hemos presenciado en las calles
de Managua, o a las puertas de la catedral de León. Esa seguridad no se puede
perder. Habrá que luchar con todas
nuestras armas para que siga presente.
Es la marca que Nicaragua tiene que
expandir por el mundo, como bien está
recogido en los párrafos que inician
este reportaje, escogidos de la prensa
internacional.
Complementos de este bienestar que
influye positivamente en la percepción
del turista, Nicaragua tiene unos valores ancestrales arraigados en su población, de los cuales tenemos cientos de
íntimos recuerdos que celosamente han
conformado nuestra visión de este gran
país, cuyo futuro vislumbramos con
la mayor ilusión ante el panorama que
hemos podido apreciar en la actitud
de sus gentes, laboriosas, interesadas,
y con unas ansias de superación de las
más loables.
Hoy, Nicaragua despierta al acon-
tecer mundial con una oferta turística
de primera que hay que complementar con muchas obras, pero que tiene
un sentir popular que no se puede dejar
perder, sin encandilarse en copiar culturas extrañas sino apoyando y enriqueciendo el valor popular de nuestros propios ancestros. Valgan como
muestra estas fiestas patronales en San
Juan del Sur, con la exaltación a sus
mas valiosas tradiciones.
“San Juan del Sur invita a participar del Carnaval del Malinche, Huipil
y el Mar. Con el objetivo de promover
las tradiciones municipales, la identidad folclórica sanjuaneña, todo esto en
el marco de las fiestas patronales, se
contará con la animación de representaciones artísticas tales como: grupos folclóricos locales y agrupaciones
musicales, destacando la participación
de la familia y la comunidad.
Las personas que asistan a esta actividad deberán de usar un atuendo alusivo al malinche, el huipil y el mar (el
malinche (flamboyán) es un árbol que
florece en esta época del año, invitando
a la fiesta de San Juan Bautista y de
la Virgen del Carmen, colorido racimo
de tonos rojos y naranja admirado por
los indígenas por su parecido a los tonos
de la puesta del sol; el huipil es el traje
típico de Nicaragua como máxima representación de nuestra vestimenta folclórica, y en el contexto municipal el
mar es la raíz, el sustento, desde tiempos inmemoriales).
“En el recorrido desfilarán las tradicionales Reinas del Carnaval, la
imagen del Santo Patrono, comparsas,
carrozas alegóricas, filarmónicos,
marimbas, la traída del palo lucio (palo
encebado le decimos en Canarias, donde
también es tradicional en las fiestas
pueblerinas) y toda la algarabía popular de nuestra identidad sanjuaneña”.
Epílogo
La estampa de un país muy joven,
donde está surgiendo un turismo
que selecciona su destino en base a
la seguridad, la amabilidad de sus receptores y todo ese conglomerado de atractivos que Nicaragua tiene para ofrecer –bastante más que lagos y volcanes: ríos, montes, cañadas, playas, historia…–, toda una impresionante visión refrendada por la cordialidad y
amabilidad de sus habitantes, dentro
de las más calificadas formas de la excelencia.
Un país para soñar degustando el sabroso jugo de su pitahaya en la “zona
rosa” de Managua, en las playas de Montelimar o en la histórica plaza de Granada, la primera ciudad fundada en
el continente americano. El guapote
y el “gallo pinto” lo dejaremos para otro
reportaje.
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domingo, 12 de julio de 2015, EL DÍA
CLAVES DEL CAMINO
Texto: José Gregorio González
E
s bastante probable que el
mayor desafío que ofrece
el pasado de la Isla de Pascua sea el que describe el
desarrollo y la convivencia pacífica que protagonizaron sus gentes durante casi mil años. La cohesión
y solidez de su modelo social hizo posible la realización de gigantescas proezas arquitectónicas, un megalitismo
apoyado en lo religioso que con toda
probabilidad contribuyó a su vez al fortalecimiento de esa misma estructura
comunitaria. Ese trasfondo místico que
impregnó la vida de sus gentes explicaría en parte que la comunidad rapanuí no se desintegrara durante
tanto tiempo, como era más que
probable esperar bajo la presión de un
territorio reducido y aislado, un pedazo de tierra de poco más de 173 km2
perdido en la inmensidad del océano.
Ese destino fatal finalmente llegó,
pero el declive fue precedido por siglos
de desarrollo que permitieron acometer
una de las hazañas constructivas
más espectaculares de la historia de
la Humanidad. Este territorio conocido hoy bajo la expresión maorie Rapa
Nui –Isla Grande– fue denominado por
sus primeros pobladores con nombres
como Te-Pito-O-Te-Henua (“el ombligo
del mundo”) y Mata-Ki-Te-Rani (“ojos
que miran al cielo”). Quizá este segundo
título con el que la cultura nativa conoció a su propio universo insular aludiera a los desconcertantes ojos de las
cerca de 900 descomunales estatuas
de piedra que siembran su territorio,
moais vigilantes que otean el cielo,
quién sabe sí en busca de su origen
celeste y que se han convertido con
todo derecho en su símbolo más
conocido.
Una cultura en declive
Para cuando Rapa Nui entró en la
historia y sus contornos fueron fijados con precisión en los mapas, la esplendorosa cultura que pobló su territorio y levantó cerca de 300 centros
ceremoniales o ahu apenas era ya una
tímida caricatura de lo que había sido
hasta unas pocas décadas atrás. Este
triangulo rocoso del Pacífico Sur engarzado a partir de tres focos volcánicos principales –Poike, Rano Kau y
Maunga Terevaka– se halla localizado
a su vez en uno de los vértices que
junto a Nueva Zelanda y Hawai delimitan triangularmente el área de la
Polinesia, con cuya vasta y milenaria
cultura comparte la mayoría de sus
rasgos distintivos. Pese a ello, no es
extraño que, hallándose a unos 2.000
km del territorio poblado más cercano, la isla Pitcairn, y a 3.700 de la
costa continental chilena, a cuya nacionalidad pertenece, fuese concebido por su descubridor oficial, el
almirante
holandés
Jacobo
Roggeween, como un auténtico
paraíso en medio de ninguna parte,
paraíso que si alguna vez tuvo algún
vínculo con otro territorio lo había
PASCUA, LA ISLA DE
LOS MISTERIOS
Su ubicación en medio del océano Pacífico, a más de 3.700 km de la costa continental americana, la hace
merecedora de su denominación ancestral, Te-Pito-O-Te-Henua, “el ombligo del mundo”. Sus primeros
pobladores, cuyo origen continúa siendo incierto, sembraron este pequeño triángulo volcánico de
interrogantes que siguen inquietando a la ciencia. Sus gigantescos moais, la orientación astronómica de
sus templos o la indescifrable escritura de sus gentes son algunos de sus ejemplos más notorios.
perdido de forma definitiva a su llegada en la víspera del día de Pascua
del 1722. Tras el holandés llegarían los
navegantes españoles, el célebre
James Cook, comerciantes franceses,
militares rusos y estadounidenses,
etc., confirmando que la singular y
exótica comunidad rapanui había
sabido conservar a través de su
folclore una buena parte del recuerdo
del origen y de las proezas que lograron sus ancestros. Desgraciadamente,
la población y su cultura sufrieron
daños irreparables, como la arribada
en 1862 de una expedición de siete
barcos esclavistas peruanos. Causaron la muerte directa de centenares
de pascuenses y más de un millar fueron esclavizados, entre ellos los
ma’ori-ko-hau-rongorongo, sabios expertos que custodiaban las claves para
interpretar la desconcertante escritura
jeroglífica rapanui, conocida como
rongo-rongo, cuya lectura sigue siendo
uno de los mayores desafíos de esta
cultura. La tradición cuenta que esos
caracteres fueron llevados a la isla
junto a los moaís por su primer poblador, el arika Hotu Matúa, monarca
de un territorio oceánico desconocido
y amenazado por las aguas al que se
denomina Hiva. La supervivencia
de su raza dependía de encontrar un
lugar adecuado en el que establecerse,
partiendo en su búsqueda siete exploradores con las indicaciones del mago
Hua Maka. Finalmente, los aventureros arribaron a Te-Pito-O-Te-Henua,
Moais alineados
en Pascua y tablilla
con escritura rongorongo.
preparando tras su exploración la llegada de Hotu Matúa y su séquito a la
playa de Anakena, donde un ahu con
siete moaís rememora según la tradición la misteriosa expedición.
Aunque oficialmente la isla fue colonizada en torno al 500 a.C. por navegantes polinesios, herederos a su
vez de la llamada cultura lapita, surgida en la cercana Oceanía, elementos culturales, lingüísticos y arquitectónicos presentes en Rapa Nui no
permiten descartar por completo la
hipótesis de un segundo poblamiento
a la inversa, acaecido poco después,
procedente del continente americano y responsable en su origen de la
existencia en la isla de dos grupos raciales bien diferenciados, el hanau
momoko, o raza delgada, procedente
de la Polinesia, y el hanau eepe, o raza
ancha, de un supuesto origen continental, conocidos también respecti-
vamente como los orejas cortas y los
orejas largas.
Poco antes de la llegada de los primeros europeos, ambos clanes protagonizaron el último y más sangriento
de sus enfrentamientos, fruto de la
rebelión de los orejas cortas contra la
subordinación a la que estaban sometidos por los orejas largas. Estos últimos prácticamente fueron exterminados iniciándose a continuación la
que es conocida como “la guerra de
los moais”, un periodo en el que las
estatuas fueron derribadas sin contemplaciones de sus ahu.
El misterio de los moais
El elemento mas representativo
de Pascua, y al mismo tiempo el que
mayor número de especulaciones ha
generado, es sin duda el moai, literalmente imagen en lengua rapanuí.
Estamos ante moles de piedra elabo-
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EL DÍA, domingo, 12 de julio de 2015
CLAVES DEL CAMINO
radas en su inmensa mayoría en el lecho del volcán Rano Rarakú, en cuyas laderas se encuentran nada menos
que 397 de los cerca de 900 ejemplares hasta el momento contabilizados. Aunque se estima en 4 metros
el tamaño medio de estas figuras y su
peso en 12,5 toneladas, lo cierto es que
el más pequeño apenas supera el
metro de altura, mientras que el más
grande de cuantos fueron erigidos,
ubicado en el ahu Te Pito Kura,
alcanza los 9,80 metros y un peso de
74 toneladas. A pesar de su envergadura palidece ante las dimensiones
del gigante en toba volcánica de 21,6
metros y 170 toneladas que reposa en
la cantera de Rano Rarakú.
El moai se completaba en su recinto
final preparándose las cavidades en
la que se colocaban los ojos de coral
blanco decorados con pupilas rojas,
así como el pukao, el tocado o sombrero que todavía lucen algunas de
estas figuras y que por sus dimensiones no dejan de constituir otro enigma. Existe bastante unanimidad a la
hora de interpretarlos como representación de los antepasados, símbolos
sagrados que debían ser levantados
en los centros ceremoniales o ahu
moais, de cara a sus aldeas. El problema surge a la hora de explicar la
forma en la que estas descomunales
figuras fueron sacadas de la cantera
y trasladas hasta sus ubicaciones finales a través de recorridos que llegan a superar los 6 y 7 km. Allí, además, debían ser levantadas sobre
plataformas y recibir los pesados tocados sobre sus cabezas.
Las explicaciones han sido diversas,
en su mayor parte basadas en el uso
de cuerdas, trineos, troncos como rodillos y, por supuesto, la pericia de los
rapanuís. Sin embargo, hay muchas
lagunas al respeto y los intentos por
reproducir experimentalmente el
proceso, como el llevado a cabo por
Heyerdahl, han dejado huellas imborrables en los moais que no poseen los
erigidos por los pascuenses. Para estos, la clave está en el mana o “brujería”, una energía o poder invisible
que algunos sacerdotes podían manejar a voluntad tras concentrarse en
una roca esférica llamada Te Pito Kura
y emitir determinados sonidos, transportando así las estatuas y los grandes bloques de los recintos megalíticos. Como es obvio, para la ciencia el
mana no es más que un mito.
Retomando la incógnita del posible
poblamiento continental, el trabajo
del etnógrafo noruego Thor Heyerdahl y su histórica expedición KonTiki, en 1947 permitió demostrar
que en la antigüedad esa larga travesía desde la costa americana hasta El
Ombligo del Mundo se podía haber realizado con embarcaciones “primitivas” de troncos, apoyadas por los
vientos y las corrientes marinas. El
noruego demostró tan sólo una posibilidad, pero de un valor incuestionable pues le permitió articular explicaciones plausibles para las
incómodas semejanzas rapanuís que
encontró con la cultura preincaica de
lado de los moais. Antes que el suyo,
la historia académica de la Isla de Pascua recoge también de forma merecida y destacada los nombres de
personajes como la investigadora
británica Scoresby Routledge, cuyas
determinantes indagaciones, entre
1914 y 1915, fueron las primeras que
con espíritu científico se llevaron a
cabo en la isla; o el de Antón Franz Englert, sacerdote capuchino alemán
que ocupa otro lugar de honor por su
incansable trabajo por la preservación
de la cultura rapanuí. Su condición de
lingüista le empujó a interesarse de
forma especial y a estudiar en detalle la escritura rongo-rongo en los años
treinta. Cruciales fueron también las
figuras del etnólogo francés Alfred
Métraux, autor de uno de los más
completos estudios sobre la cultura
nativa, así como el de uno de sus protegidos, Thomas Barthel, responsable
en 1958 del único catálogo elaborado
hasta la fecha sobre los símbolos rongo-rongo.
El misterio de su
construcción,
transporte y erección
sigue sin resolverse.
Perú, así como para la curiosa tipología racial nórdica –ojos, cabellos y
piel clara– que el propio Jacobo
Roggeween describió en los indígenas
de cuerpos tatuados que salieron a su
encuentro, que al parecer predominaba entre el linaje de los Hanau eepe.
Es evidente que el trabajo desarrollado posteriormente, en 1956, por
Heyendahl en la isla fue determinante
a la hora de que el mundo terminara
de tomar conciencia de la envergadura del enigma pascuense,
aunque tampoco, como es lógico, le
faltaron detractores que consideraban
sus propuestas cuando menos “excesivas”, sobre todo en lo relativo al tras-
¿Conexión egipcia?
Sin embargo, y dejando a un lado
las entusiastas y fantasiosas propuestas de otros autores, en el terreno más
heterodoxo no fue Heyendahl el único en romper con las lecturas convencionalistas. El español Antonio Ribera
encabezó en el año 1975 la Expedición
Rapa Nui, la primera misión científica
española que pisó la tierra de los
moais, localizando entre estos uno
que para el inquieto catalán presentaba una típica barbilla faraónica. ¿Casualidad? Tal vez, si no fuera porque
Ribera fue más allá en su búsqueda
de conexiones transoceánicas al
proponer, siguiendo la estela difusionista de Heyedahl, que los primeros pobladores habían llegado en
embarcaciones de totora, de las que
encontró representaciones en petroglifos, portando una cultura y una técnica que sitúan su origen en Egipto.
Amaro Pargo, la Siervita, Lercaro y otros
misterios laguneros
Prosiguen las actividades del colectivo Canarias
Territorio del Misterio con un paseo el próximo viernes, 17 de julio, por el perfil misterioso, legendario e insólito de la ciudad de San
Cristóbal de La Laguna. Bajo la guía de los escritores José Gregorio González y Juan Carlos Romero, los asistentes podrán contemplar
la ciudad desde los ojos de lo extraño y enigmático, recorriendo itinerarios en los que salen al encuentro personajes como el corsario
Amaro Pargo, la mística de cuerpo incorrup-
to sor María de Jesús, frailes que predicaban
el final de los tiempos como Juan de Dios o
edificaciones con leyendas de espectros como la Casa Lercaro, el Consejo Consultivo o
la Casa de los Capitanes. El paseo también servirá para conocer anécdotas sobre objetos considerados prodigiosos, códigos encriptados,
leyendas y otras curiosidades. Las plazas son
limitadas y la inscripción debe formalizarse
vía correo [email protected]
o en el WhatsApp 628368842
Tendríamos que esperar un cuarto
de siglo para que otro investigador
diera un nuevo giro de tuerca a este
asunto. En 1998, el investigador británico Graham Hancock estableció en
su obra “El espejo del paraíso” unas
reveladoras conexiones entre las leyendas pascuenses y la tradición religiosa egipcia ligada a la figura de los
shemsu hor –los seguidores de Horus–,
seres semidivinos predinásticos que
jugaron un papel determinante en la
articulación de la civilización faraónica. Es obvio que en el ámbito académico nadie quiere oír hablar de conexiones entre la cultura rapanuí y la
egipcia, sin embargo no han faltado
defensores de la misma, pese a lo cual
Hancook enriqueció esta vieja propuesta con aportaciones adicionales
que permiten describir al menos
siete rasgos coincidentes:
Primero. La leyenda fundacional de
Pascua relacionada con los siete sabios exploradores explica que partieron de Hiva, una isla que se hundía. En los Textos de Edfú se cuenta
la historia de siete sabios, dioses constructores que huyeron al Valle del Nilo
desde una isla que se hundía.
Segundo. En ambos casos una de
sus misiones en la nueva tierra era
marcar determinados lugares como
sagrados, construyendo montículos
en ellos. Se ha comprobado que unos
ahus se levantan sobre otros más antiguos, lo mismo que las templos egipcios lo hacen sobre otros que la tradición atribuye a los shemsu hor.
Tercero. Eran en ambos casos consumados constructores y navegantes,
usando variedades de juncos para
construir embarcaciones.
Cuarto. Un determinado tipo de ahu
tiene forma de barco, existiendo una
tradición rapanuí que asegura que Hotu Matua descendió a la Tierra en una
embarcación. La idea se haya también
en Egipto, donde el concepto de barco-tumba estaba muy extendido.
Quinto. La fuerza mana de Pascua
es similar a la fuerza hekau egipcia.
Sexto. La simbología del Manu-tera
o pájaro del sol guarda una gran semejanza con el ave egipcia Bennu,
asociada a los cultos de Heliópolis.
Séptimo. Finalmente en el terreno
lingüístico, términos como Raa en rapanuí y Ra en egipcio se usan para denominar al Sol, un caso similar al Aku
de Pascua y al Ahu de Egipto, que en
ambas localizaciones significa “espíritu”, “ser de luz”.
Hoy en día el mundo académico no
quiere oír hablar de enigmas sin resolver en la Isla de Pascua, ya que no
en vano es uno de los territorios más
explorados por los arqueólogos, pero
lo cierto es que a juicio de muchos las
principales incógnitas siguen vigentes. ¿A qué territorio correspondía Hiva, la patria de Hotu Matúa? ¿Existió
realmente el “mana”, la misteriosa
energía mental usada para desplazar
los moais desde la cantera hasta sus
centros ceremoniales? ¿Cuál fue el
verdadero origen del culto al hombre-pájaro? ¿Hasta dónde llega la conexión con las culturas preincaicas?
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domingo, 12 de julio de 2015, EL DÍA
www.eldia.es/laprensa
Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 988
MUJERES, MÁS QUE UN
CUERPO DE VERANO
B
arbie nació en el año
1959, por lo que actualmente tiene 56
años. Pese a su edad,
el tiempo no pasa por
ella porque el plástico le permite
ser eternamente joven y bella.
A ella todo le queda bien, igual
que a su novio Ken. Su cuerpo,
que a simple vista podría parecer perfecto, en verdad es desproporcionado. Es imposible
que exista una mujer con sus medidas. Para eso tendríamos que
tener una altura de 2,28 metros,
y parece difícil que a corto plazo las mujeres alcancemos esa
altura de media. Por tanto, Barbie no es más que una ilusión,
una muñeca que no refleja una
mujer real. La realidad es que existen tantos tipos de cuerpos como de personas y de gustos, que
tenemos distintos colores de ojos,
estaturas, proporciones... Sin embargo, en una sociedad donde
predomina el culto al cuerpo y
donde se marca un modelo
que hay que seguir, un canon de
belleza, resulta difícil que nos
miremos al espejo y nos gustemos.
Vivimos en una cultura que
sobrevalora la belleza y esto hace
que, según se acerca el verano,
esa preocupación que siempre
estuvo presente se exacerbe, ya que
la vestimenta deja ver más nuestro cuerpo. Y es justamente previo a los meses de verano cuando los gimnasios
aumentan su clientela con el objetivo
de bajar de peso lo más rápido posible. Pero, de toda esta población, a la
que más le preocupa adelgazar de cara
al verano son las mujeres.
La mayoría de las personas preocupadas por su apariencia física o que
desarrollan trastornos como la anorexia, bulimia o trastorno dismórfico
corporal son mujeres, de las cuales son
especialmente vulnerables las adolescentes debido a que a estas edades se
dan los cambios físicos y existe una
gran preocupación por el aspecto y por
las relaciones sociales, en las que gustar a los demás se convierte en algo
que consideran vital en sus vidas.
Tras lo expuesto, debemos preguntarnos: ¿por qué existe mayoría de mujeres con problemas con su cuerpo o que
desarrollan estos trastornos? Pues porque la mujer está asociada a la belleza
entendida como felicidad y porque la
belleza está asociada al éxito, pero no
a su éxito laboral, sino al éxito con el
sector masculino. Mientras que el éxito
de los hombres, asociado a lo laboral,
también se vincula con tener una mujer
bella a su lado.
Texto: Vanesa Castro Rodríguez
(Psicóloga general sanitaria, psicóloga forense y docente en la formación
profesional para el empleo.
http://vanesacastropsicologa.blogspot.com.es/[email protected])
Todos estos son factores socioculturales, mientras que también hay factores psicológicos que influyen en el
desarrollo de una preocupación excesiva por el cuerpo y que pueden llevar al desarrollo de un trastorno. Estos
factores tienen que ver con la imagen
corporal; es decir, con la percepción
que la mujer tiene de su cuerpo, cómo
se siente con él y si está satisfecha con
su apariencia física. A esto se suma su
nivel de autoestima y su educación y
relaciones personales.
La suma de estos factores son la combinación perfecta para desarrollar
un problema o trastorno relacionado
con nuestro cuerpo aunque, sin duda,
la parte psicológica tiene un mayor
peso puesto que sin cierta capacidad
crítica y seguridad en sí misma resulta
difícil combatir lo que la sociedad nos
transmite, y especialmente los medios
de comunicación, grandes responsables de perpetuar los estereotipos existentes.
Afortunadamente, nuestra sociedad,
por la parte que le toca, está tomando
cartas en el asunto y ya podemos encontrar tiendas de ropa, marcas, diseñadores de moda y medios de comunicación que han tomado conciencia de
su enorme influencia en la población
y que comienzan a ser sensibles a la
diversidad de formas físicas de la mujer.
La prueba está en los escaparates de
algunas tiendas, en las que la ropa se
expone sobre maniquíes con distintas características, con mucho pecho,
más gorditas, más altas o más delgadas.
Estos maniquíes vienen a reflejar la
realidad de la diversidad corporal de
la mujer, haciendo conscientes a todos y todas de que esos cuerpos existen, que son lo normal y que son tan
válidos como los de cualquier modelo
de pasarela.
Volviendo a esa preocupación excesiva por bajar de peso con la llegada
del verano, decir que la belleza no importa, que no hagan nada con respecto
a su imagen, que no se cuiden, sería
muy hipócrita. Ir bien vestidos dentro de los gustos de cada persona, limpios y aseados, cuidar nuestra alimentación y realizar ejercicio físico para
evitar el sobrepeso y la obesidad forman parte de unos hábitos de vida saludables que nos ayudan a ser un poquito más felices. Así que es lógico proponerles ciertos hábitos y algunos consejos para cuidarse, no sólo para
practicar durante los meses previos
al verano, sino todo el año, sin que sea
una obsesión, sino una sana costumbre.
–Practique algún ejercicio físico, al
menos tres veces a la semana. Puede
apuntarse en el gimnasio pero
si su trabajo o el dinero no se lo
permiten recuerde que la ciudad puede convertirse en su gimnasio particular. Caminar a
paso ligero puede ser tan eficaz
como correr y lo mejor de todo
es que caminar es gratuito y la
calle no tiene horario.
–Mírese en el espejo y observe
las partes de su cuerpo que más
le gusten. Todas las mujeres tienen puntos fuertes, ¡céntrese en
ellos! Luego trate de destacarlas
con ropa adecuada o con el maquillaje si se trata de su rostro;
o tal vez con cuidados para las
manos, si lo que más le gusta son
sus manos. El resto de su cuerpo
también necesita de cuidados con
una ropa adecuada, una dieta variada y ejercicio físico continuado.
–Trabaje su autoestima. Deje
de responsabilizarse de las decisiones de los demás y céntrese
en usted misma. Reconozca
sus cualidades, dése una oportunidad y afronte sus miedos. Para
ello arriésguese y cree un proyecto propio que satisfaga todas
sus necesidades. Cuanto más enfrente sus miedos, mejor se
sentirá consigo misma.
–Fórmese, estudie y busque retos que vayan más allá de tener
un cuerpo diez. En un mundo
donde conseguir un trabajo está resultando complicado es de enorme
importancia formarse en diversos
ámbitos. Actualmente, lo que manda
es la polivalencia. No pierda su tiempo
mirándose en el espejo y busque realizar actividades que la hagan crecer
como persona y que saquen lo mejor
de usted misma. ¡Arriésguese y descubra lo que es capaz de hacer!
–Álejese de personas que sólo valoren su aspecto físico. Evite a personas
que únicamente hagan mención y refuercen si está muy gorda o tiene poco
pecho o mucho muslo. Las personas
que constantemente hacen mención
de lo que ellas consideran malo o feo
en usted a nivel físico difícilmente le
harán ver que usted es una persona que
vale la pena, que tiene cualidades que
la hacen especial y admirable.
Sí, la belleza importa porque nos hace
sentir bien en nuestra propia piel y porque juega un papel importante en la
atracción física, en el deseo, pero esto
es subjetivo. Debe saber que toda persona merece ser amada y puede ser
amada, así que por mucho que haga
por tener lo que usted considera un
cuerpo diez los seres humanos nos enamoramos de una persona en su totalidad, no de unos pechos o de unas manos.

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