Los saberes pedagógicos del docente: entre la tradición, las huellas
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Los saberes pedagógicos del docente: entre la tradición, las huellas
I ENCUENTRO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN Espacios de investigación y divulgación. 29, 30 y 31 de octubre de 2014 NEES - Facultad de Ciencias Humanas – UNCPBA Tandil – Argentina I.1II. Formación inicial de docentes. Prácticas y representaciones Los saberes pedagógicos del docente: entre la tradición, las huellas de la formación y la práctica profesional en la escuela secundaria Bentolila, Saada (UNSL) [email protected] Cometta, Ana Lía (UNSL) [email protected] Arce, Adriana(UNSL) [email protected] I- Introducción El presente trabajo constituye una producción inicial de un proyecto de investigacióni que se desarrolla en la Universidad Nacional de San Luis y que busca indagar acerca de las huellas, que, a la manera de “marcas” o “improntas”, va dejando en los sujetos las experiencias previas, las de la formación de grado, como también en las instituciones educativas en las que ejerce la profesión docente; en este sentido interesa descubrir, comprender y explicar qué huellas han quedado, y qué significaciones, sentidos y saberes quedan ocultos, se actualizan o se construyen en las situaciones de la práctica profesional, buscando nuevas posibilidades de intervenir en la formación, en pos de encontrar mayores convergencias entre esa etapa y la del ejercicio profesional de la docencia. Se intenta así buscar vínculos explícitos e implícitos con la formación inicial que el docente tuvo, pero también con el contexto particular donde realiza la tarea de enseñar, teniendo en cuenta que ésta asume modos de concreción diferentes según el contexto socio-cultural particular en el cual opera. Se considera que identificar en las instituciones de la práctica, elementos y mecanismos socializadores, así como los saberes que el docente construye alrededor de los mismos, constituye otro aspecto que puede dar cuenta de las continuidades y rupturas entre las instituciones formativas y las de la práctica laboral. Se trata de un primer acercamiento al problema, a la manera de un mapa de situación, a partir del cual se avanzará en estudios de mayor profundidad. II- Presentación del Problema Ante el cambio epocal que atraviesa hoy la educación en general y particularmente la educación secundaria, la formación inicial del profesorado se instala como una problemática sustancial frente a las realidades – diversas y complejas- que plantea el ejercicio profesional a los futuros profesores; es lo que Feiman, Nemser y Buchmann (1988) denominaban “la laguna de los dos mundos” -el de la formación y el de la práctica-, para referirse a la escisión entre ambos, como consecuencia de la separación y distancia entre los componentes formativos que brinda la Universidad y los saberes y conocimientos que se ponen en juego en el trabajo cotidiano de enseñar en las escuelas. La problemática expuesta, que ha sido objeto de discusión intensa desde mediados de la década del ´80 en la mayoría de los países occidentales amparada en una nueva epistemología “de la práctica” (Schön, 1992) o “de la práctica profesional” (Tardif, 2 2004), se ha expresado en una prolífera y variada producción académica con consecuencias importantes para la investigación acerca de la enseñanza, los profesores y su formaciónii. Esta nueva epistemología ha impregnado también el movimiento de profesionalización de los docentes y su oficio sostenido por los procesos de reformas educativas en la mayor parte de los países, incluido Argentina. Muchos de estos esfuerzos, apoyados en estudios etnográficos y de corte cualitativo y fenomenológico sobre el docente y su práctica en las escuelas, se concentraron en dilucidar el repertorio de conocimientos, saberes o competencias básicas que debieran formar parte de un programa de formación docente. Si bien estos esfuerzos han abonado la pedagogía de la formación (Davini, 1995), aún resultan débiles e insuficientes. Y es que estamos en un momento coyuntural de crisis de las profesiones y del saber, en el que se cuestiona las limitaciones de la racionalidad referente a la pericia profesional en la cual el proceso reflexivo, la improvisación, la creatividad, la intuición y la experiencia se imponen apoyados en las rutinas propias del oficio. A pesar de las reformas de la formación docente, para el caso del profesorado secundario éstas se han concentrado mayoritariamente en los planes de estudio, con alguna intensificación de la formación pedagógica y de los espacios de prácticas aunque el debate entre disciplina y pedagogía aún está vigente. Otro aspecto no menos importante que interesa considerar, son las características que presenta el trabajo docente ante la reconfiguración actual de la escuela secundaria argentina, que frente al mandato de obligatoriedad e inclusión de los adolescentes y jóvenes, interpela a las instituciones y sus actores. Es evidente que la escuela secundaria no es lo que era; asistimos a una crisis de su identidad, del formato o núcleo duro, el carácter selectivo, la autoridad pedagógica, la gestión institucional, los supuestos pedagógicos y didácticos (simultaneidad, presencialidad, homogeneidad) en un contexto caracterizado por una cultura docente fragmentada y desvalorizada, por cambios sustanciales en la población escolar, por el deterioro creciente de la enseñanza y el aprendizaje. etc. (Cometta, A. et al., 2013). Según lo expuesto, interesa a los fines de este trabajo poner en tensión la formación inicial del profesorado en relación con las exigencias que plantea al profesor el ejercicio profesional en las escuelas secundarias, haciendo foco en las características que presentan los saberes docentes, es decir aquellos que se actualizan o movilizan en situaciones concretas de la práctica, teniendo presente que el saber está ligado a la experiencia y al hacer. Reflejan, por tanto, las huellas de la formación y de la tradición 3 del oficio que se expresan en una manera de ser y hacer docencia. Se considera que estos saberes, en parte adquiridos en la formación en las experiencias de prácticas, son movilizados en la escuela por lo que están ligados a la institución, son utilizados en el trabajo de enseñar y tienen como telón de fondo la tradición del oficio (Gauthier, 1998). III- Marco Teórico Los saberes docentes y el quehacer profesional En este apartado, trataremos de justificar la opción teórica y metodológica de entrada al problema por los saberes docentes, como una alternativa de superar el enfoque dominante de relación teoría – práctica que al escindir el pensar y el obrar, resulta simplista para la comprensión del problema. Si bien la categoría de saber es utilizada desde la década de los años ´60 por Freud y Bourdieu, en el ámbito pedagógico se expande a partir de los años ´80 por la multiplicación de conocimientos sobre la educación y la escuela, el interés de la didáctica por los saberes enseñados y porque los pedagogos y didactas han denominado “prácticos” a su hacer y su capacidad como “saber”, confluyendo en lo que en las Ciencias de la Educación se ha definido como la producción de saberes en y sobre la educación (Beillerot, 1996). De las fuentes de construcción del términoiii, adoptamos aquella que surge en el mundo de los oficios- profesiones y se estructura en torno a los términos de experiencia y saber, a partir de los cuales el docente es aquel reconocido por su experiencia en el oficio de enseñar, por disponer de un saber que se liga a dicho oficio y por poseer criterios para usarlos. A su vez, algunos autores (Contreras, J. y Pérez, N., 2012; De Tezanos, A., 2007; Beillerot, 1996; Tardif, M., 2000; 2004, entre otros), caracterizan a los saberes profesionales docentes con las siguientes notas: surge de la reflexión de la práctica; es producido en el espacio y tiempo real donde esa práctica acontece; surge de una relación que integra la práctica (cotidiana), la reflexión y la tradición del oficio; se actualiza en situaciones y prácticas; es temporal; es fruto de la experiencia sedimentada; apela a un sentido íntimo generalmente tácito e implícito; enraiza en las vivencias, se vincula a la tradición y se abre a lo nuevo; es dudoso, incierto, contradictorio y presenta lagunas. En referencia al docente y su oficio, consideraremos al saber en sentido amplio que engloba conocimientos, competencias, habilidades o aptitudes, actitudes y que los docentes construyen, modelan y utilizan en el espacio de trabajo cotidiano, otorgándole un sentido y una significación peculiar. En esta perspectiva, la práctica profesional 4 docente no es nunca una aplicación del conocimiento adquirido en la formación universitaria. “En la mejor de las hipótesis, es un proceso de filtración que los diluye y transforma en función de las exigencias del trabajo; en la peor de las hipótesis, es un muro donde chocan y mueren los conocimientos universitarios considerados inútiles sin relación con la realidad del trabajo docente diario ni con los contextos concretos de ejercicio de la función docente” (Tardif, 2004:190). A partir de estos aportes, nos interesa retomar el modelo de análisis de los saberes docentes que ofrece Tardifiv, que si bien se inscribe en el movimiento de habla anglosajona conocido como “knoowledge base” o de los saberes que sirven de base para la enseñanza, intenta ser superador de otras tipologías circulantes al adoptar un criterio amplio referido al conjunto de saberes que fundamentan el acto de enseñar en el ambiente escolar, que provienen de fuentes u orígenes sociales diversos y que forman parte del saber docente, como saber plural, entre los que diferencia: -Saberes preprofesionales (personales o provenientes de la formación escolar anterior) .Saberes profesionales transmitidos por la Universidad -Saberes disciplinares correspondientes a los distintos campos de conocimiento -Saberes curriculares (discursos, objetivos, contenidos y métodos a partir de los cuales la escuela categoriza y presenta el modelo de cultura y formación) -Saberes experienciales: basados en el trabajo cotidiano, se incorporan a la experiencia individual y colectiva en forma de hábitos y habilidades, de saber hacer y de saber ser. -Saberes pedagógicos: doctrinas o concepciones provenientes de reflexiones (racionales y normativas) sobre la práctica. De estos saberes, se retoman el saber pedagógico y el saber experiencial, destacando que para Tardif (2004:41) “los saberes experienciales surgen como núcleo vital del saber docente, mientras que el saber pedagógico sería el saber específico de la profesión”. Lo que diferencia al saber experiencial del pedagógico es que este último es producto es producto de la reflexión crítica y colectiva, tiene carácter público, otorga a los profesores identidad y favorece sus procesos de autonomía y protagonismo (Gauthier, 1998; De Tezanos (2006, 2007). IV- Metodología Con eje en la problemática señalada, el presente estudio de carácter cualitativo – interpretativo, explora la relación entre la formación inicial y el desempeño profesional docente en la actualidad, buscando huellas de la primera en la segunda a partir de las 5 percepciones de distintos actores escolares. La recolección de datos se realizó a través de encuestas y entrevistas semiestructuradas a profesores en ejercicio egresados de la UNSL y a directivos de 3 (tres) escuelas de la ciudad de San Luis. V- Análisis de la Información El análisis de la información recogida se orientó a identificar y contrastar los saberes que emergen desde las respuestas obtenidas, a partir de algunos elementos caracterizadores de su práctica profesional actual en escuelas concretas, así como también a la identificación de huellas y/o tradiciones provenientes de su formación inicial, tratando de caracterizar el modo en que se hacen presente y se actualizan (o no) en dichos saberes. - Las Huellas de la escolaridad previa En sus prácticas, los profesores admiten la influencia de “maestros”, docentes de secundaria fundamentalmente, a los que tratan de imitar en sus prácticas actuales por su sapiencia, cualidades humanas y pedagógicas (equilibrio entre ser exigente y justo a la vez, buena relación con los estudiantes, buenas explicaciones). La influencia de los docentes universitarios se vive como más distante e impersonal: “Las enseñanzas que he recuperado de mis maestros tienen que ver fundamentalmente con el amor por lo que se hace y el gusto del trabajo bien hecho. Tengo el recuerdo de un docente del secundario sumamente exigente pero no recuerdo haber tenido otro con su gran calidad humana.” (Prof. Psicología) “En general tengo buenos recuerdos de mis profesores. Mi ideal sería llegar a un equilibrio, me acuerdo de una Prof. de Cívica de secundaria, nos explicaba muy bien y cuando nos ponía la nota era justa, tenía buena relación con nosotros. Me gustaría eso..” (Prof. Ciencias Biológicas) “Recuerdo muchos docentes, pero particularmente me marcaron los de la secundaria, más que nada por el acercamiento personalizado. En cuanto a los docentes universitarios, sentí más distancia”. (Prof. Ciencias de la Educación) -Saberes que reclama el ejercicio actual de la docencia. La mayoría de los entrevistados, tanto docentes como directivos, remiten a la formación de grado como ámbito privilegiado de formación, excluyendo la experiencia previa y a la institución escolar como posible ámbito de formación. Señalan los siguientes saberes necesarios que debiera disponer un docente para el desempeño actual: 6 -Conocimientos de la disciplina, con una sólida formación en el campo de conocimiento. -Formación pedagógica y didáctica: capacidadv didáctica para enseñar a grupos heterogéneos, usar estrategias y recursos (tecnológicos) para acercarse e interesar más a los estudiantes, despertar el espíritu crítico y creativo, para evaluar los aprendizajes. Puntualizan la necesidad de tener más experiencias de prácticas en escuelas reales con alumnos reales. -Conocimiento y comprensión de los adolescentes en los aspectos sociales y culturales fundamentalmente (tecnología, violencia, drogadicción). -Capacidades que les posibiliten establecer vínculos fuertes con los estudiantes basados en el respeto y la confianza y para reconstruir la autoridad docente. -Conocer el funcionamiento de las instituciones para poder actuar e involucrarse en las escuelas trabajando de manera cooperativa y colaborativa con sus pares. -Sustentar su quehacer en valores ligados a lo humano, respeto a la diversidad, la solidaridad, de seguir aprendiendo. -Ser más críticos de la realidad y comprender el contexto cultural actual. -Apelan a la necesidad de tener vocación y deseo de enseñar. “Creo que no sólo es necesaria una sólida formación en el campo de conocimiento específico, la capacidad didáctica y el uso de recursos tecnológicos, sino y sobretodo la capacidad para el manejo con grupos heterogéneos, no sólo en cuanto a saberes sino también en los aspectos socioculturales de los chicos (…) Es imprescindible prepararse para involucrarse en las distintas situaciones que se presentan en la escuela como manejo de conflictos, violencia escolar, problemas sociales que atraviesan la escuela” (Prof. De Química) “Considero necesaria la formación pedagógica para trabajar con adolescentes, lo que permite fortalecer los lazos de confianza y desarrollar espacios que apunten a que los estudiantes se sientan cada vez mas parte de la escuela. Trabajando con valores como el respeto a las diferencias, la solidaridad, sobre todo, para encontrar nuevas formas de ser críticos con la realidad. Comprendiendo además, el contexto cultural en el cual estamos inmersos” (Prof Ciencias Biológicas) “El docente de hoy en día debiera estar muy preparado no sólo en su formación académica sino que me parece fundamental la vocación y su deseo de ser formador y docente. (…) inicialmente tiene que tener una formación específica y pedagógica didáctica fuerte (…) En estos momentos, además que la formación específica se ha deteriorado, necesitamos una formación que les permita abordar problemáticas del alumno en general e inclusive la autoridad docente que se hace sobre la base del autoritarismo” (Directivo) 7 Según las respuestas, puede observarse que si bien el conocimiento de la disciplina es una cuestión importante para ejercer la docencia en secundaria, esto ya no se considera suficiente para el desempeño actual, aludiendo a una pluralidad de saberes pedagógico -didácticos (heterogeneidad de grupos, los adolescentes, los vínculos y la autoridad pedagógica, el carácter institucional que condiciona y moldea la práctica), de orden ético, personal y subjetivo (vocación, deseo). Esto devela que los actores empiezan a interpelar, desde la realidad cotidiana, algunos supuestos que caracterizaron a la escuela durante muchos años que han sido abordados ampliamente en la producción actual. -La formación de grado frente a la realidad del trabajo docente: vacíos, ausencias y fortalezas Respecto a la presencia / ausencia de saberes en la formación de grado según los requerimientos del desempeño docente actual, en el caso de los/las profesores/as, se citan los siguientes: -Saberes que la formación no contempló (nulos). La casi totalidad puntualiza: el uso de las tics en la enseñanza, para la comprensión de los alumnos, para el manejo del grupo de clase en cuanto a convivencia/disciplina y heterogeneidad, para establecer relaciones interdisciplinarias entre materias. Saberes que la formación contempló escasamente: conocimiento de los procesos cognitivos y características sociales y culturales de los adolescentes, para planificar la enseñanza y las clases, para comprender la realidad, para adecuar los contenidos al nivel de los alumnos, para plantear estrategias que hagan más interesantes y dinámicas las clases, para trabajar con otros colegas. Saberes que la formación contempló en gran medida: para enseñar el conocimiento de la disciplina. En el caso de los profesores, aquellos saberes considerados ausentes o escasos en la formación de grado, coinciden –en gran parte- con los que puntualizan necesarios para el desempeño actual vinculados a la enseñanza, la institución escolar, al adolescente y al conocimiento de la realidad en las que les toca actuar. El reconocimiento de la formación fuerte en el conocimiento de la disciplina y débil en cuestiones pedagógicas y didácticas principalmente, estaría revelando la persistencia de la “tradición académica” (Davini, 1995) en la formación. 8 En el caso de los Directivos, resulta llamativo que desacrediten la formación de grado de los profesores y sitúan las principales fallas en el contenido a enseñar y en otros aspectos referidos a la persistencia de modelos o enfoques, resaltando la debilidad de la formación pedagógica y las instancias de prácticas, tal como lo expresan: “…Hay casos de docentes que no tienen la honestidad intelectual para pedir ayuda cuando desconocen ciertos temas, existen modelos muy fuertes que hacen que los docentes trabajen individualmente … hay otras personas que tienen el modelo que les enseñaron y de ahí no puede salir”(Directivo) “ La formación es paupérrima en algunos casos, en otros casos regular y en otras épocas ha sido muy buena (…) veo que a los estudiantes no se los está formando para espacios curriculares determinados” (Directivo). “Tal vez hay que intensificar las prácticas docentes y la formación pedagógica porque es muy breve el período de acercamiento a las escuelas (…) se encuentran con algo nuevo que no conocen, muy distinto a lo teórico que ellos reciben en la Universidad” (Directivo) Las carencias de la formación reconocidas por docentes y directivos, tiene muchos puntos de contacto con lo que Terigi, F. (2012) denomina “vacancias” respecto a la formación didáctica, conocimiento de los/las adolescentes, conocimientos ligados a la dimensión institucional y a las tics. Respecto a las fortalezas o saberes más valiosos que les brindó la formación de grado, además de los conocimientos académicos y en la disciplina, en algunos casos se alude a saberes vinculados a ciertas capacidades y hábitos intelectuales más cercanos a la ciencia que a la acción, y a actitudes y/o valores de la profesión docente. La formación pedagógica y didáctica, aunque se reconoce importante se devela su debilidad respecto a las necesidades didácticas que les impone la realidad del quehacer profesional. Pareciera que los saberes más necesarios para el desempeño actual de los profesores en la escuela secundaria, no se aprenden en la formación inicial. -De las problemáticas iniciales a las problemáticas actuales de la práctica profesional 9 Los saberes ligados a la profesión son temporales y según los momentos son movilizados e impregnados por la realidad del oficio, para solucionar los problemas que se presentan y para otorgar sentido al propio quehacer (Tardif, 2000). En el momento del inicio del ejercicio profesional los /las profesores/as expresan haberse enfrentado a los siguientes problemas y/o dificultades: -Posicionarse en el rol de docentes -Manejo del grupo de clase -Enfrentar y entender a los adolescentes -Que los estudiantes entiendan y aprendan -Transformación y adecuación del contenido a los estudiantes -Proponer actividades que sean de interés de los alumnos y que les sirva para aprender los contenidos de la materia “Al principio me llevó mucho trabajo centrarme como profesora, armar todo, planificar las clases. Era todo un desafío, qué iba a hacer y qué no hacer, cómo llegar a los chicos. También tuve frustraciones, esto de entender a los adolescentes, pero con el tiempo llegué a entenderlos y esto lo aprendí con la experiencia. Veo que algo no funciona entonces voy variando según los grupos y sus intereses. Uno al principio tiene muchas expectativas en el rol docente y me costó. Me acostumbré a que cuando uno enseña unos chicos aprender más y otros no (…). Mi primera experiencia en una escuela nocturna fue enriquecedora” (Prof. Ciencias Biológicas) “El mayor problema que tuve fue el de los grupos, yo explicaba y algunos entendían fácilmente y para otros era como si les hablara en chino (..) los chicos venían con muchas fallas en matemática (...) chicos que no son curiosos, no preguntaban nada, no se interesaban, no se disponían a pensar. Ahora el problema se ha profundizado porque están metidos en el mundo de la tecnología y no observan a su alrededor” (Prof. Química) Las dificultades con las que los profesores noveles se enfrentan en los inicios de su práctica es lo que señalan como “manejo del grupo”, cuestión que remite a los vínculos y la autoridad pedagógica. Esta fase de la carrera docente ha sido caracterizada como una etapa “crítica” de aprendizaje de la profesión signada por el “shock” de la realidad, por el descubrimiento de los alumnos reales, por suscitar expectativas y sentimientos fuertes y a veces contradictorios, que apela a tentativas y errores y 10 caracterizada por una necesidad del docente de ser aceptado por los otros. Los profesores resuelven estas problemáticas desde de la propia experiencia en la práctica. En la actualidad, los profesores se enfrentan a las siguientes dificultades: -Respecto al estudiante y la clase: falta de interés y motivación, poca responsabilidad en las tareas, fracasos reiterados, cursos numerosos y heterogéneos, escasa apropiación de los contenidos y pérdida de valores (esfuerzo, por el saber). -Respecto a las escuelas: falta de límites, ausencia de políticas e indiferencia hacia los estudiantes, problemas en la comunicación, presión para la aprobación de los estudiantes, falta de equipamiento y servicios tecnológicos. Respecto a la enseñanza: formas de evaluación de los aprendizajes, disponibilidad de recursos (tecnológicos). “Uno de los problemas que tengo es que me cuesta motivarlos, no puedo acercarlos a la realidad, no traen los materiales, no se interesan. Es problemático trabajar con 30 chicos y con la realidad de ellos pero tampoco puedo enseñar de manera personalizada. La escuela no es importante para ellos…antes era diferente” (Prof. Ciencias Biológicas) “La mayor dificultad es la gran heterogeneidad de los alumnos y la escasa apropiación del contenido, la poca capacidad para posicionarse y resolver situaciones problemáticas, lo que sumado a la pérdida de valores (del esfuerzo, del saber) hace difícil mi tarea docente. Una forma de adaptarme a la situación es que disminuyo las expectativas de logro, selecciono pocos contenidos que trabajo intensamente durante el año. A pesar de ello, es elevada la cantidad de alumnos que no aprueba. No son dificultades que pueda resolver en forma individual, debiera existir una política institucional para superarlas.” (Prof.Química) “No es fácil trabajar con la heterogeneidad e intentar que los conocimientos sean incorporados a todos por igual, cuando se nos dice que debemos aprobar un porcentaje determinado de alumnos” (Prof. Química) Desde la visión de los directivos, los mayores problemas que observan en las prácticas docentes en la actualidad, son: -Descompromiso y desinterés de los docentes por la enseñanza y el aprendizaje de los estudiantes; retribución económica insuficiente; dificultades para moverse y 11 entender las instituciones escolares, para manejar los grupos, para posicionarse en el rol y detentar autoridad pedagógica; escasa disposición para trabajar en equipos. “Las mayores dificultades son la falta de compromiso de muchos docentes, no se los ve incentivados a dar sus clases. No veo muchos cambios para tratar de mejorar la calidad educativa (…)puede tener que ver el poco incentivo salarial, entre otras cosas” “(…) hoy la escuela es distinta, los profesores tienen problemas para manejarse en la institución. Los docentes jóvenes vienen con una idea y desde ahí enfocan su trabajo..cuesta que se involucren. Tienen problemas en el manejo del grupo, cómo enfrentarse al grupo de adolescentes porque ellos se posicionan en un lugar de adolescentes también (...) para posicionarse en el rol y adaptarse a las normas (...) tienen escasa capacidad para trabajar en equipo con los colegas…son muy individualistas” Mientras los directivos culpabilizan a los propios docentes respecto de las problemáticas actuales que enfrentan, los profesores centran los problemas en la escuela y los estudiantes. Respecto a la escuela, develan una cierta orfandad, (no hay padres ni tampoco posibilidad de proyectar al futuro) y desprotección que los ayude a superar las problemáticas complejas que atraviesan. Respecto a los estudiantes, la problemática se vincularía a lo que Fernández Enguita, M (2011) denomina “desenganche escolar” como actitud generalizada de los adolescentes y jóvenes hacia la escuela. Frente a los problemas que enfrentan, los profesores optan por tomarse más tiempo y disminuir sus expectativas de lo que enseñan y de lo que los alumnos aprenden. Frente al declive del programa institucional de la escuela (Dubet, 2006) y ante las nuevas condiciones sociales, institucionales y culturales, la pericia profesional se aproximaría más a un saber ambigüo y local. -Ser Profesor en la escuela ¿Qué se siente? Los profesores manifiestan poseer sentimientos variados en su trabajo en las escuelas. Se sienten mal frente al desinterés e individualismo de sus colegas, al descompromiso de los directivos por el alumno y ante los conflictos institucionales que obstaculizan su tarea. Por otro lado, otros docentes se sienten a gusto porque tratan de evitar los conflictos existentes a la manera de conductas defensivas, o bien porque 12 valoran a sus colegas y tiene pasión por lo que hacen. Los docentes recién iniciados, en general, muestran sentimientos placenteros respecto a su trabajo. “ Noto que esta escuela es grande y eso dificulta el trabajo conjunto, hay profesores que vienen poco tiempo y no se comprometen. Hay muchos conflictos internos entre los directivos y con docentes y todo se mezcla. La institución no muestra mucho compromiso con los estudiantes y eso está mal…se buscan excusas, no hay un enfoque centrado en los alumnos” (Prof. Ciencias Biológicas) “Tengo sentimientos encontrados. Me cuesta adaptarme a los nuevos tiempos, el clima institucional no es el adecuado para trabajar, el grupo de docentes está totalmente desmembrado y esto hace que por momentos no me sienta bien. Sin embargo, por otro lado, logro apasionarme con lo que hago” (Prof. Química) “ Me siento feliz, cómoda, con muchas ganas de hacer cosas, de aprender y de enseñar” (Prof. Ciencias de la Educación, recién recibida) VI- Conclusiones Si bien este trabajo, por su dimensión, es una aproximación -casi a modo de entrada en terreno-, los datos aportados permiten realizar unas primeras conclusiones. -Retomando el eje temporal que incluye la formación recibida previa al profesorado, la recibida durante el mismo y la que se concreta posteriormente en el trabajo, a modo de socialización laboral, se pudo reconocer que de la etapa escolar, los docentes reconocen que en sus prácticas han influido algunos “buenos profesores” de secundaria, de quienes rescatan, el conocimiento, y cualidades humanas, deseando imitar esas “formas de ser”. Los docentes universitarios son vivenciados como más distantes e impersonales. -Respecto a cómo se sienten con su profesión, los profesores recién iniciados expresan que se sienten muy bien, con mucha responsabilidad, y frente a un desafío, dando cuenta de huellas que conectan su quehacer, con ideales y con una idea de la tarea educativa como posibilitadora de lograr cambios y de superar los obstáculos con los que se topa. Los profesores con más años de antigüedad, en cambio, describen más problemáticas, y se expresan con más ambivalencia respecto a lo que significa para ellos, ser profesor de secundaria hoy. 13 -Respecto de las fortalezas y debilidades de la formación de grado, resultan interesante las visiones contrapuestas que aparecen entre profesores y directivos. Mientras los primeros rescatan la formación disciplinar recibida, los segundos en cambio la desacreditan y sitúan las principales fallas en el contenido a enseñar, la individualidad, la persistencia de modelos o enfoques aprendidos y las escasas instancias de prácticas. Dentro de las carencias más importantes se mencionan: uso de las tics en la enseñanza, comprensión de los alumnos, dinámica de grupos, manejo del grupo de clase en cuanto a convivencia/disciplina y heterogeneidad, relaciones interdisciplinarias entre materias., -La dimensión institucional del trabajo docente se revela con fuerza en las características de la escuela, su nivel de conflictividad, el clima institucional, etc., constituyendo un “núcleo duro” para continuar indagando, en el sentido de poder profundizar la relación entre las huellas (de la formación) en función de las condiciones situacionales de la institución que las reactivan, las adormecen, las invalidan, las descalifican o las recuperan como valiosas, útiles, o inútiles. -Las principales dificultades que enfrentan los profesores en la actualidad se concentran en los estudiantes “desenganchados” que fracasan y en la clase (cursos numerosos y heterogéneos; esto sumado a una escuela que se vive como contradictoria entre lo que propone y exige, indiferente y conflictiva, trasluciendo en los docentes un fuerte sentimiento de orfandad y desprotección porque no encuentran certezas desde la institución que lo formó ni en aquella en la que ejerce la enseñanza, que ayuden a superar las problemáticas que atraviesan. Ante esto, los profesores optan por disminuir sus expectativas y mantener casi incólumes sus prácticas. Sin embargo, desde los directivos, los mayores problemas que observan están en el docente y sus prácticas. -En su práctica, los profesores recurren fundamentalmente a saberes disciplinares y escasamente movilizan otros saberes (pedagógicos, didácticos, psicológicos, de orden ético y político, etc.) que consideran limitados en la formación de grado. En sus desempeños iniciales y aún actuales recurren a saberes pedagógicos experienciales que construyen en la situación, donde los espacios de prácticas/residencias no revelan, en este caso, un aporte formativo importante. - Finalmente, pareciera que en los actores aparecen dos tradiciones que entran en colisión, con las que sin embargo acuerdan racionalmente: la tradición academicista (Davini, 1995) y la tradición democratizante (Bentolila, 1995), moviéndose entre la apropiación del conocimiento valorado por la cultura como cuestión central, pero enfrentándose a la vez con la necesidad de “incluir a los estudiantes a cualquier precio” 14 sin que lo central sea el conocimiento, cuestión sobre la que la formación de grado no les ha dado herramientas. VII- Bibliografía Beillerot, J. (1996: La formación de formadores. Buenos Aires, Novedades EducativasUBA. Bentolila, Saada (1995): El Vínculo Docente- Alumno-Conocimiento y el Deseo de Aprender. Revista IDEA, Nº 16, U.N.S.L. Cometta, A. (2004): La construcción del conocimiento profesional docente. Delineando puentes para una didáctica de la formación docente. Revista Alternativas, Año VII, Nº 29, San Luis, LAE Cometta, A. et al. (2013): La formación inicial de docentes ante los retos de reconfiguración de la escuela secundaria. II Seminario Nacional de la Red Estrado, Paraná (Argentina). Contreras, J.; Perez de Lara, N. (2010): Investigar la experiencia educativa. Barcelona, Morata. Davini, C. (1995): La formación docente en cuestión: política y pedagogía. Buenos Aires, Paidós. De Tezanos, Araceli (2005): El camino de la profesionalización docente: Formación Inicial y perfeccionamiento en servicio. Revista Prelac,N1, Santiago (Chile), OREALC- UNESCO. De Tezanos, A. (2006): El maestro y su formación; tras las huellas y los imaginarios. Colombia, Cooperativa Editorial Magisterio De Tezanos, A. (2007): Formación de Profesores: Una reflexión y una propuesta. Revista Pensamiento Educativo, Vol. 41, nº2: 57 -75. De Tezanos, A. (2007): Oficio de enseñar – saber pedagógico: la relación fundante. Educación y Ciudad – IDEP, N 12, Colombia -Dubet, F. (2006): “El declive de la institución. Profesiones, sujetos e individuos en la modernidad”. Barcelona, Gedisa. Feiman-Nemser, S. & Buchman, M. (1988): Lagunas en las prácticas de enseñanza de los programas de formación del profesorado. En Villar, L. (Coord): Conocimientos, creencias y teorías de los Profesores. Alcoy, Marfil. 15 Fernández Enguita, M. (2011): Del desapego al desenganche y de este al fracaso escolar. Cuadernos de Pedagogía, V 41 / N 144. Gauthier, C. et. Al. (1998): Por uma teoría da pedagogía. Brasil, Unijui. Schön, D. (1992): La formación de profesionales reflexivos. Hacia un nuevo diseño de la enseñanza y el aprendizaje en las profesiones. Barcelona, Paidós. Tardif, M. (2000): Saberes profissionais dos profesores e conhecimientos universitarios. Revista Brasileira de Educaçao, N. 13 Tardif, M. (2004): Los saberes del docente y su desarrollo profesional. España, Narcea Tardif, M.; Raymond, D. (2000): Saberes, tempo e aprendizagem do trabalho no magisterio. Educaçao & Sociedade, V. 21, N.73, Campinas Terigi, F. et al. (2011): Aportes pedagógicos a la reformulación de la formación inicial de los/las profesores/as de nivel secundaria en Argentina. Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación. Notas i “Las huellas de la formación, continuidades y rupturas entre la universidad y el ejercicio laboral de la profesión docente. El caso de la UNSL (2014). Proyecto de Investigación aprobado por la Secretaría de ciencias y Técnica de la UNSL y el Programa de Incentivos del Ministerio de Educación de la Nación. ii Los principales aportes de la investigación en torno al conocimiento profesional docente, pueden encontrarse en un trabajo anterior (Cometta, A., 2004) iii Las dos fuentes de construcción del término saber, en el ámbito europeo, surgen una ligada a la noción de discernimiento más cercana al sentido de la palabra Ciencia y la otra ligada a los términos de experiencia y sapiencia (Beillerot, 1996). iv Tomado de Barrera Pedemonte, H. (2009) y Tardif (2000) v Se considera capacidad como “Aptitud, talento, cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo”, según la RAE. 16