cult.drog. Manizales - Colombia Año 17 No. 19 376 p. enero

Transcripción

cult.drog. Manizales - Colombia Año 17 No. 19 376 p. enero
cult.drog.
Manizales - Colombia
Año 17
No. 19
376 p.
enero - diciembre
2012
ISSN 0122-8455
UNIVERSIDAD DE CALDAS
ISSN 0122-8455
Fundada en 1997
Periodicidad Anual
Tiraje 300 ejemplares
Año 17 No. 19, 376 p.
Enero - Diciembre, 2012
Manizales - Colombia
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Universidad de Caldas
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Universidad de Caldas
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Universidad de Caldas - Universidad Nacional de Colombia
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Manizales – Colombia
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Cultura y Droga de la Universidad de Caldas.
Está adscrita al Departamento de Antropología y
Sociología de la Facultad de Ciencias Jurídicas
y Sociales de la Universidad de Caldas. Presenta
artículos científicos e información de actualidad
sobre investigación y desarrollo de conocimientos
y experiencias referentes a las fuentes y
aplicaciones culturales de enteógenos y otras
sustancias psicoactivas. Acoge artículos de diversas
disciplinas: sociales y humanas, naturales, médicas,
artísticas, filosóficas, botánicas. Igualmente,
conocimientos indígenas tradicionales. Se divulga
por medio de canje y actividades académicas o de
divulgación de la Universidad.
CONTENIDO
Editorial
7
CEREBRO, CONDUCTA Y ADICCIONES
BRAIN, CONDUCT AND ADDICTIONS
jorge Eduardo Duque Parra
PRODUCCIÓN CIENTÍFICA E INTELECTUAL
scientific AND INTELLECTUAL PRODUCTION
13
DROGA, ADICCIÓN, DAÑO: FICCIONES CONTEMPORÁNEAS
DRUG, ADICTION, DAMAGE: CONTEMPORARY FICTIONS
Gustavo Barona Tovar
LAS ¿DROGAS DE LA MASCULINIDAD?
UN MENÚ VARIADO DE CONSUMO ANABÓLICO PARA LA CREACIÓN DEL HOMBRE-FIERRO EN
LOS GIMNASIOS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
MASCULINITY DRUGS? A VARIED ANABOLIC CONCUMPTION MENU FOR THE CREATION OF THE
“FIERRO” MAN IN THE GYMS IN BUENOS AIRES
Alejandro Damián Rodríguez
39
REVISIÓN DE ESTUDIOS RECIENTES SOBRE EL NARCOCORRIDO
REVIEW OF RECENT ESTUDIES ABOUT NARCOCORRIDO
César Jesús Burgos Dávila
57
ETNOGRAFÍA DE LOS CUERPOS, TECNOLOGÍAS DE PODER Y CONSUMO DE MARIHUANA EN EL
ESPACIO PÚBLICO
ETHNOGRAPHY OF THE BODIES, THE POWER TECHNOLOGIES AND MARIHUANA CONSUMPTION
IN PUBLIC SPACE
Germán Aníbal Martínez Valderrama
105
LA ADICCIÓN A LA HIERBA EN CARTAGO. DEL PLACER AL PROBLEMA: ENTRE LO CHIMBA Y EL
HASTÍO.
ADDICTION TO THE HERB IN CARTAGO. FROM PLEASURE TO TROUBLE: BETWEEN WHAT IS
CHIMBA AND BOREDOM.
Andrés Felipe Becerra González
121
AS PRÁCTICAS E IMAGINARIOS SOCIAS: PROFANACIÓN DAS DROGAS E SU PASAJE PARA O
MUNDO LAICO, DROGAS MODERNAS, PESQUISA FEÍTA JUNTO A ESTUDIANTES DE PEDAGOGÍA:
RIO GRANDE DO SUL, BRASIL.
LAS PRÁCTICAS Y LOS IMAGINARIOS SOCIALES DE LAS DROGAS MODERNAS: PROFANACION DE
LAS DROGAS EN EL MUNDO lAICO. INVESTIGACION CON ESTUDIANTES DE PEDAGOGIA EN RIO
GRANDE DEL SUR. BRASIL
Ivan Sérgio Feloniuk
155
CULTURAS Y DROGAS: UNA NUEVA APUESTA EN EDUCACIÓN BÁSICA CICLO SECUNDARIA Y
MEDIA EN VILLAMARÍA (CALDAS)
CULTURES AND DRUGS: A NEW INVESTMENT IN MIDDLE AND HIGH SCHOOL CYCLES IN
VILLAMARÍA (CALDAS)
Luz Estella Quintero Bedoya
181
cult.drog.
Manizales - Colombia
Año 17
No. 19
376 p.
enero - diciembre
2012
ISSN 0122-8455
GÉNERO Y ADHERENCIA AL TRATAMIENTO:
MUJERES DROGODEPENDIENTES DE UN CENTRO DE INTEGRACIÓN JUVENIL EN EL NORTE
DE MÉXICO
GENDER AND ADHERENCE IN TREATMENT: DRUG ADDICT WOMEN IN A YOUTH INTEGRATION
CENTER IN THE NORTH OF MEXICO
Guillermo Núñez Noriega
Alejandro Rendón Bazán
205
LA FIESTA INDÍGENA DEL DÍA DE MUERTOS EN SAN LUIS POTOSÍ
THE INDIGENOUS DAY OF THE DEAD CELEBRATION IN SAN LUIS POTOSÍ
Joaquín A. Muñoz Mendoza
237
ESTRUCTURA DEL MERCADO DE LA COCA-COCAÍNA:
EL CASO COLOMBIANO
COCA-COCAINE MARKET STRUCTURE: THE COLOMBIAN CASE
Néncer Losada Salgado
285
PONENCIAS VI SIMPOSIO INTERNACIONAL CULTURA Y DROGA: BIOETICA, SALUD, ESPIRITUALIDADES
Y ETNICIDADES 2011
Talks in the VI CULTURE AND DRUG INTERNATIONA SYMPOSIUM: BIOETHICS, HEALTH, SPIRITUALITY
AND ETNICITY 2011
CRISIS AMBIENTAL: PÉRDIDA DEL CUERPO Y DE LA TIERRA
ENVIRONMENTAL CRISIS: THE LOSS OF THE BODY AND THE LAND
Ana Patricia Noguera De Echeverri
313
“LOS OJOS DE LA PASTORA” Y EL PODER DE LA ADIVINACIÓN.
Salvia Divinorum: LA “DROGA DE LA CULTURA YOUTUBE”.
“LOS OJOS DE LA PASTORA” (the leaf or herb of Mary, the Shepherdess) AND THE DIVINATION
POWER. Salvia Divinorum: THE “YOUTUBE CULTURE DRUG”.
John H. Arcia
323
INFORMACIÒN DE INTERES Y ACTUALIDAD
Interesting and current information
LA GLOBALIZACIÓN DE LAS PLANTAS PSICOACTIVAS DE USO TRADICIONAL
GLOBALIZATION OF PSYCHOACTIVE PLANTS OF TRADITIONAL USE
337
PRESENTACIÓN DEL GRUPO SOFOS
349
ACTIVIDADES Y PRODUCCIÓN INTELECTUALES INTEGRANTES GRUPO DE INVESTIGACIÓN
CULTURA Y DROGA
ACTIVITIES AND INTELLECTUAL PRODUCTION FROM THE CULTURE AND DRUG RESEARCH
GROUP MEMBERES
351
NORMAS EDITORIALES
Author Guidelines
364
368
EDITORIAL
CEREBRO, CONDUCTA Y ADICCIONES
JORGE EDUARDO DUQUE PARRA
Al momento de valorar la actividad cerebral y en ella los pensamientos de cualquier
índole, sean en estado normal o afectado por sustancias, muchos suelen pensar que
dicha actividad surge de un sustrato que no es de este mundo. Que en ello somos
seres desligados de lo biológico y que nuestra actividad mental modificada surge
misteriosamente de un mundo inmaterial, pero no es así. Para la actividad cerebral
incluso la modificada por el uso de sustancias, se requiere de glucosa, de agua, de
electrolitos, entre muchos más, pues innegablemente somos seres biológicos que
analizamos el mundo y para lograrlo, registramos mediante elementos nerviosos que
poseen receptores moleculares a manera de sondas, ubicadas en muchos casos en la
periferia corporal.
Mediante estos elementos periféricos informamos a nuestro sistema nervioso
central y en este, nuestro cerebro asigna significados a dichos eventos. Por ejemplo:
registramos si afuera de nosotros hace frío o calor, mediante el sistema nervioso
periférico, pero el sistema nervioso central es el que cualifica, es el que da significados.
De hecho, no queremos ni sufrimos porque nuestro corazón rija la forma de pensar
en el sufrimiento, queremos y sufrimos por procesos generados en el cerebro.
Con el cerebro construimos el mundo, nos sentimos sufrir, nos creemos ser grandes
o pequeños, nos sentimos maravillosos así las penas nos agobien, nos afectamos por
el uso de sustancias que pueden generar estados transitorios de conducta no habitual
como al ingerir unas copas de vino o inhalar algún gas con principios activos como
el delta-9-tetrahidrocannabinol que hay en la Cannabis sativa (marihuana). Mas,
estos significados que se generan, parten de adentro. ¿Cómo es posible? ¿Nacemos
con ellos? ¿O los tenemos que fabricar? ¿Acaso entonces, en algún momento somos
tabula rasa? La respuesta puede ser sí, para sorpresa de muchos, ya que hay un
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B.Sc, M.Sc, Ph.D. Profesor, Departamento de Ciencias Básicas, Universidad de Caldas.
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momento en la vida intrauterina, especialmente en el período embrionario, en que
no hay un sistema nervioso maduro, sin sinapsis, sin receptores y neurotransmisores,
ni tractos nerviosos que conecten el incipiente cerebro con el mundo de afuera de
nosotros, sea este el vientre materno.
El cerebro madura y a medida que lo logra paulatinamente, en algún momento
llega a tener registro de lo de afuera, y luego, con los cambiantes momentos de
la vida, debe confrontar esa realidad y transformarla para las adaptaciones del ser.
Nuestras reacciones a ese medio nos generan comportamientos y estos determinan
la conducta, algunas de ellas socialmente aceptables y otras no, dependiendo del
constructo particular en el marco social. Una de ellas puede ser el uso de drogas.
Nacemos sin traje, nuestra piel es ese traje. Estuvimos en el vientre materno a una
temperatura más o menos homogénea de 37 grados centígrados y luego, el cambio
abrupto al ser paridos, modificó y afectó la información que traíamos sobre el medio
ambiente en relación a la temperatura. Es decir, sentimos la baja de temperatura,
y la forma de manifestar ese cambio es quizá con la conducta del llanto. Luego,
con el aprendizaje y las herramientas logramos hacernos a un traje (comúnmente
lo compramos), por lo que los seres humanos, hemos sobrepasado esta situación
biológica. Nuestra ropa ahora se usa en acuerdo más a la moda que a la necesidad
de protección, mire no más los pantalones con rotos diversos, como si algún animal
nos hubiera atacado y dejado sendas huellas sobre la piel artificial: la ropa. Supongo
y eso lo dicta el sentido común, que un esquimal no usa ropa con rotos en su
ambiente polar. Nótese entonces que una cosa es lo que puede dictar el cerebro para
la integridad corporal y otra la que él modifica para efectos sociales: la conducta
depende del medio ambiente, pero se elabora desde el cerebro.
Otro caso es el uso de sustancias que modifican la conducta humana en forma leve
o intensa (drogas aceptadas socialmente y otras no: ingesta de alcohol, ingesta de
marihuana, ingesta de yagé). Esta situación se pude analizar contrastada con otras
situaciones, por ejemplo, naturalmente necesitamos glucosa, pero muchas personas
abusan de la glucosa hasta que esta en el disbalance generado empieza a afectar
nuestro cuerpo, posiblemente generando una Diabetes mellitus tipo II. Lo mismo
pudiera suceder con el uso de las drogas: ¿por qué se mira a los usuarios de estas, con
estigma de seres malos? ¿por qué no lo hacemos con quien se apura varios platos de
comida o varios vasos con jugo? Esto, porque en las conductas que generan adicción
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se cuenta la alimentación, el amor, el estudio, los deportes, los videos los juegos,
etc. Y en ello juega un papel clave el núcleo accumbens (ubicado en parte de nuestro
encéfalo: el estriado basal) que fue reconocido como tal hace unos 50 años y la
dopamina, un neurotransmisor fundamental en los mecanismos de adicción.
Otra situación a considerar en el uso de las drogas al menos, es que nosotros
naturalmente poseemos un vínculo natural con las plantas, de allí que el vínculo
biológico con ellas, nuestras primas (en algún orden de emparentamiento), sea difícil
de romper. Más elementos a la caldera de las drogas: está justo en el placer, que está
incluso por encima de mantener la vida. ¿Cómo es posible eso? Aún estamos atados
a la maquinaria evolutiva que nos hace vivir en una situación de este tipo, esto lo
vemos en el animal de experimentación que prefiere activar una palanca conectada
con electrodos a su encéfalo a ingerir sus alimentos que le permiten mantenerse con
vida, y algo similar hace el adicto que se sumerge en la droga. Para el su cerebro
emocional, lo ata más al placer que a la racionalidad.
Nuestra maquinaria neurobiológica no está vencida o doblegada, siempre está
asociada o atada con el ser pensante, analítico y discursivo, pero en muchos, pesa
más lo animal (aunque pensar también es algo animal). No podemos liberarnos de
ella; a manera de un robot biológico, estamos automatizados en la maquinaria de
células, intrincadas sinapsis y circuitos nerviosos, que nos llevan a ser lo que somos
y seremos.
Y en ese somos y seremos, debe tenerse en cuenta el componente emocional, una
parte de nuestro encéfalo que vincula lo afectivo. Se trata del complejo límbico,
componente nervioso a manera de orla rodeante de la región diencefálica entre los
hemisferios cerebrales. Este complejo se ha desarrollado en relación con los estados
emocionales, con los que los procedimientos racionales se armonizan en cualquier
situación, porque el vínculo razón-emoción siempre está vigente. Dicho complejo se
activa vastamente cuando la persona está intensamente emocionada y obviamente se
involucra el uso de drogas. ¿Cuánta de esta emocionalidad es beneficiosa y cuánta
perjudicial? La respuesta por el momento está en cada uno, porque es emocionante
disfrutar un vaso de leche: mirar la leche espumeante, beberla, saborearla, sentirla en
su viaje por la vía esofágica. ¿Cuánto en una persona afectada transitoriamente por
uso de marihuana? ¿Cuántas imágenes contorsionadas, distorsionadas, ilusionadas
se gestan y hasta cuántas puedan generarse y disfrutarse sin ser perjudiciales?
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Quizá habrá un mañana donde nuestra especie desligue el sistema límbico emocional
del cerebro no límbico o racional, pero cuando ello suceda, no quedarán casi marcas
del Homo sapiens sapiens que fuimos, seremos un ser diferente. Por ahora y muchos
años más, mientras ninguna catástrofe medioambiental sea interplanetaria o generada
por nosotros mismos nos destruya, estaremos bajo el yugo del placer y el displacer.
Sepamos afrontar estas situaciones del uso de drogas, pero recordando no traspasar
los límites donde podamos perjudicar a otros.
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PRODUCCIÓN CIENTÍFICA E INTELECTUAL
DROGA, ADICCIÓN, DAÑO:
FICCIONES CONTEMPORÁNEAS*
GUSTAVO BARONA TOVAR**
Recibido: 16 de noviembre de 2012
Aprobado: 14 de diciembre de 2012
RESUMEN
El presente artículo a partir de una revisión bibliográfica de fuentes históricas,
antropológicas, estadísticas, etimológicas, médicas y psicológicas en torno al consumo
y la prohibición de las drogas, demuestra que desde la implantación y expansión
de los sistemas monoteístas del cristianismo y el Islam, la milenaria tradición de
la humanidad con el consumo lícito de las drogas se transformó en prohibición.
Pero además, la prohibición emerge también como el resultado de ideas colectivas
representadas en el pensamiento político, moral y social que con frecuencia se apoya
en conclusiones falsas derivadas de los modelos médico y psicológico. Una revisión
de las fuentes permite plantear que la construcción colectiva de términos como
droga, adicción y daño, como garantes conceptuales de la prohibición, pertenecen
más al registro de la ficción que al de la ciencia. De la misma manera, los registros
estadísticos más recientes, permiten plantear que la idea colectiva contemporánea
del daño asociada al consumo y la adicción de las drogas, es una construcción que
no tiene sustento real.
Palabras clave: droga, prohibición, daño, adicción, ficciones.
*
Este artículo está basado en el libro de mi autoría: Entre el placer y el hastío. Otra mirada al consumo, la adicción
y la prohibición de las drogas. Deriva Ediciones, 2012.
**
Psicólogo. Magíster en Filosofía. Especialista en Hipnosis Clínica. Correo electrónico: [email protected]
cult.drog. 17(19): 13-38, 2012
ISSN 0122-8455
Gustavo Barona Tovar
DRUG, ADICTION, DAMAGE:
CONTEMPORARY FICTIONS
ABSTRACT
From a literature review of historical, anthropologic, statistic, etymological, medical
and psychological sources about consumption and prohibition of drugs, this article
demonstrated that from the establishment expansion of the Christian and the Islamic
monotheist systems, the millenary tradition of humanity on illicit consumption of
drugs transformed into a prohibition. But also, it emerges as the result of collective
ideas represented in political, moral, and social thought which are frequently backed
in false conclusions derived from the medical and psychological models. A revision
or literary sources allows to suggest that the collective construction of terms such
as drug, addiction and damage as conceptual guarantor of prohibition, belong
more to fiction that to science records. Similarly, the most recent statistical data
allow suggesting that the contemporary collective of damage associates to drugs
consumption and addiction is a construct without a real support.
Key words: drug, prohibition, damage, addiction, fiction.
ESBOZO HISTÓRICO
En algún momento de la historia humana la búsqueda de nutrientes en el mundo
vegetal debió conducir al descubrimiento de vegetales que no representaban utilidad
alguna ni como alimento ni como abrigo, pero que si se ingerían o se frotaban sobre
la piel, aliviaban el cansancio, disminuían el dolor y hacían la vida más tolerable
(Shultes & Raffauf, 2004). Así, en los efectos de algunos hongos, raíces, bejucos,
cortezas, semillas, flores, hojas, cactus y frutos se encontró solución para las
enfermedades. Buscando nutrición y abrigo la humanidad halló fármacos en las
plantas. Pero los seres humanos debieron haber percibido que varios de los fármacos
descubiertos, además de aliviar, modificaban las sensaciones y las percepciones a
través de reacciones orgánicas y anímicas que se presentaban por breves períodos de
tiempo o durante el transcurso de horas y días generando agrado y bienestar (Shultes
& Hofmann, 2000). Estos fármacos, que además de alivio producen placer, se han
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ISSN 0122-8455
Droga, adicción, daño: ficciones contemporáneas
utilizado por la humanidad desde los inicios de sus formaciones culturales, y las
agrestes condiciones del entorno son la causa para que no se hayan usado en unos
pocos pueblos.
Para muchas sociedades las actividades de la nutrición, la curación, la recreación y
el vínculo con los dioses, estuvieron estrechamente unidas al uso de estos vegetales,
que en espacios sagrados y festivos expresaban la potencia de efectos reconocibles en
la alegría, el frenesí, la desinhibición, la fortaleza y el alivio. Vestigios arqueológicos
evidencian la presencia de las drogas en las costumbres humanas desde hace por lo
menos 6.000 años. Todas las sociedades que han trazado los senderos de la historia
humana durante los últimos 6 milenios, han encontrado en las drogas un aliado
valioso para aliviar las enfermedades que deterioran el cuerpo, para recuperar las
energías perdidas tras la fatiga del trabajo o del combate y para exaltar la sensibilidad
hasta los límites del éxtasis o la locura cuando celebran sus rituales religiosos y
festivos. Los pueblos que conformaron grandes civilizaciones como la Sumeria, la
Egipcia, la del Indo, la China, la Persa, la Celta, la Griega, la Romana, la Nok, la Ifé,
la Olmeca, la Tolteca, la Maya, la Azteca, la Tayrona, la Muisca, la Agustiniana, las
de la Selva amazónica, la de Caral, la de Tiahuanaco y la Inca, entre muchas más,
construyeron importantes manifestaciones culturales como la magia, la medicina, la
religión y la recreación, a partir de los estados que emanan del placer encontrado en
las drogas. Los efectos fisiológicos que genera la reacción química de las drogas en
el organismo, fueron inscritos por medio del lenguaje en el orden simbólico de las
más significativas construcciones culturales.
Hongos alucinógenos, amapola, bebidas alcohólicas, marihuana, coca, café, yagé,
peyote, virola, daturas, brugmansias, belladona, mandrágora, beleño, yopo, iboga,
khat, nuez moscada y tabaco, son vegetales que por sus efectos han hecho parte de las
más valiosas expresiones culturales. Son portadores de alegría, gusto, satisfacción,
comodidad, deleite, goce, dicha, regocijo, diversión, energía, fortaleza y bienestar,
que son palabras con las que calificamos las sensaciones que se desprenden del
particular estado corporal armónico conocido como placer y que valoramos como
signos importantes. Esta estrecha relación entre drogas y placer aparece como un
signo a lo largo de la historia.
Si bien a través de rituales y normas de comportamiento las antiguas civilizaciones
controlaban o regulaban el uso de las drogas, nunca prohibieron su cultivo, su
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Gustavo Barona Tovar
comercio o su uso. Aunque los menores y las mujeres estaban excluidos de los
rituales de consumo y se imponían estrictos castigos para quien las usara en los
momentos inadecuados, la proscripción del opio, los alucinógenos, la marihuana, las
bebidas fermentadas, el tabaco y la coca nunca fue impuesta ni por los gobernantes
ni por los sacerdotes. Tampoco ningún imperio cuando sometió a otro intentó obligar
al derrotado a abolir la arraigada costumbre sino que por el contrario cada vez que la
guerra, el comercio o las catástrofes naturales cruzaron sus destinos, tanto el cultivo
como el comercio y el uso de las drogas se multiplicaron. Hasta el siglo V d.C. para
ninguna sociedad el uso de las drogas representó una amenaza para la moral, la salud
individual o el bienestar colectivo.
Pero el ocaso del llamado mundo antiguo, paralelo a la expansión monoteísta
del cristianismo y del Islam como religiones de Estado a partir de los siglos V y
VI d.C. respectivamente, dio inicio a la persecución de una costumbre que había
dejado huellas, que para entonces tenía quizá más de 4.500 años. El uso del opio, la
marihuana, las bebidas alcohólicas fermentadas y los alucinógenos, se transformó en
un hábito inmoral que atentaba contra los nuevos principios virtuosos establecidos
en los cánones monoteístas. La difusión e implantación del cristianismo en la
Europa medieval, conllevó a una guerra contra los rituales agrícolas de decenas
de pueblos en los que el uso de opio, belladona, mandrágora, beleño, marihuana y
hongos alucinógenos era parte fundamental de la herbolaria farmacológica y festiva.
Considerado como expresión pagana, demoníaca y pecaminosa por las creencias
cristianas, el uso de las drogas empezó a languidecer, aunque no a desaparecer de la
práctica de ritos que a través de la fiesta daban gracias o reclamaban a las deidades
por la abundancia o la precariedad de las cosechas.
Las amenazas, la persecución, la tortura y la pena de muerte a los asistentes de estos
rituales, en los que el consumo de las drogas era el puente de comunicación con los
múltiples dioses de la naturaleza, lentamente abrieron el camino a la imposición
de la idea de la existencia de un solo Dios y a la práctica de rituales rigurosos de
abstinencia. El conocimiento profundo y útil de las drogas para las creencias mágicas,
medicinales y festivas de los curanderos o brujos y sus pueblos, fue asociado por el
cristianismo con pactos con el demonio, con poderes sobrenaturales y con aquelarres
donde el infanticidio y la sodomía eran supuestamente el motivo de los encuentros.
Largos y oscuros siglos de terror soportaron personas inocentes cuyo único delito era
la cercanía con antiguas tradiciones vinculadas al placer (Escohotado, 1994).
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cult.drog. 17(19): 13 - 38, 2012
ISSN 0122-8455
Droga, adicción, daño: ficciones contemporáneas
A finales del siglo XV, cuando la Europa cristianizada arribó a las costas de América,
descubrió que de norte a sur, los habitantes de este continente tejían su cotidianidad
con las preciadas hebras que arrancaban de sus vivencias con los alucinógenos, el
tabaco, la coca y las bebidas fermentadas. Considerados como objetos de cultos
demoníacos por los poderes de la cristiandad y como agentes de desorden social
por las autoridades gobernantes de la potencia conquistadora, se convirtieron en el
objeto de una cruel aniquilación. Las imágenes de la cruz y de la corona del Rey, las
dos caras de la moneda imperial, se impusieron con fuerza sobre prácticas milenarias
en las que el uso de las drogas era un pilar fundamental de la estabilidad colectiva.
Paradójicamente, de este choque de civilizaciones, Europa adquirió el hábito del
tabaco y el de la coca y América el de las bebidas destiladas y el del café.
Pero no solo las religiones monoteístas persiguieron el uso de las drogas por
inmorales, pecaminosas, viciosas o porque sus ritos competían con los que se trataban
de imponer a los pueblos conquistados. Además, durante los siguientes siglos, junto
a los argumentos de las restricciones religiosas, aparecieron concepciones políticas
y médicas que apoyaban los intentos de prohibición. Los gobernantes prohibieron
la costumbre aduciendo razones morales, de orden público y fiscales. A su vez, los
médicos argumentaban que las drogas perjudicaban la salud, podían llevar a la locura
y provocar la muerte. Medidas como la destrucción de los cultivos, la confiscación
de los bienes de los comerciantes, el cierre de los lugares de expendio así como
el encarcelamiento, la tortura y la muerte de los consumidores eran frecuentes. La
resistencia de los usuarios a abandonar los hábitos que se prohibían también fue la
respuesta más común.
El uso de la aromatizada bebida del café, por ejemplo, que había sido descubierto por
los árabes en el siglo VI d.C., fue durante siglos para los pueblos árabes islamizados
una poderosa bebida que ayudaba a conservar la energía y facilitaba la vigilia exigida
por la oración. Igual pensaban los misioneros cristianos asentados en regiones del
Oriente Medio. Pero en el siglo XVI, diez siglos después de su descubrimiento y
consumo permanente, algunos Ulemas de la Meca consideraron que era una bebida
embriagante y que como tal atentaba contra la moral y la pureza exigidas por las
normas coránicas. En algunos lugares del mundo árabe el consumo fue perseguido
y castigado con la horca y la decapitación. En El Cairo los médicos demandaban su
prohibición porque de acuerdo con sus criterios aclaraba la sangre, enceguecía la
razón y podía producir la muerte.
17
Gustavo Barona Tovar
Pero el café no solo resistió los embates de religiosos, gobernantes y médicos del
mundo árabe sino que se expandió por el mundo. Desde Turquía llegó a Europa
a principios del siglo XVII y también enfrentó feroces resistencias. Las mujeres
londinenses en 1660 protestaban porque la bebida y los sitios de consumo robaban
a los hombres tiempo que debían dedicar a sus familias. A finales del siglo XVIII
los médicos franceses alegaban que la costumbre del café con leche producía lepra
e infertilidad femenina. En los Estados germánicos se intentó prohibir porque había
disminuido el consumo de la vigorizante y patriótica cerveza. Pero tal como había
ocurrido en el mundo musulmán, en los europeos la cafeína sobrevivió como uno
más los preciados hábitos que a través del placer tornan más tolerable el hastío de
la rutina.
Igual ocurrió con la nicotina. Cuando desde América el tabaco empezó a conquistar
el mundo, sus efectos fueron recibidos con precaución. Durante casi todo el siglo
XVI fue admitido solo como una eficaz medicina en Europa y la costumbre de
fumarlo, mascarlo o inhalarlo fue drásticamente perseguida en varios países durante
el siglo XVII. En 1604 el Rey de Inglaterra conminaba a sus súbditos a erradicar el
consumo porque era un hábito sucio y maloliente característico de los inmorales y
bárbaros pueblos de América. El Zar de Rusia ordenaba cortar la nariz a usuarios
y vendedores. La Iglesia católica excomulgaba a los consumidores, y en los países
que se habían acogido al protestantismo los consumidores eran expulsados de las
comunidades. En China los fumadores eran estrangulados por orden del Emperador y
en Turquía el Sultán los hacía mutilar. Pero la pervivencia de la costumbre invalidaba
las razones que pretendían erradicarla y la rebelión de los pueblos, el contrabando
y la criminalidad fueron siempre las consecuencias de los intentos de prohibición.
Finalmente el tabaco no solo fue aceptado por los poderes establecidos sino que el
gravamen acrecentó sus arcas. España en 1611 fue el primer imperio en gravar el
cultivo y el comercio del tabaco. En 1725 la Iglesia católica levantó la medida de la
excomunión (Escohotado, 1994).
El hábito placentero de drogas diferentes al café y al tabaco a pesar de las amenazas
tampoco se extinguió. En algunos países de África, así como en China e India, el uso
de la marihuana resistió las acometidas de persecución de los misioneros cristianos.
En estas mismas regiones, la costumbre del opio comido o fumado que había sido
llevado por las oleadas del expansionismo musulmán, se resistió a desaparecer y en el
siglo XIV la marihuana y el opio renacieron como sustancias medicinales en Europa.
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Droga, adicción, daño: ficciones contemporáneas
En América los alucinógenos, el tabaco, la coca y las bebidas fermentadas, sobre
todo las derivadas del maíz, sobrevivieron a las duras pruebas de la persecución.
Finalmente el uso medicinal y recreativo de café, tabaco, opio, alucinógenos,
marihuana, coca y bebidas alcohólicas fue aceptado superando los brotes regionales
y esporádicos de la prohibición.
Drogas que posteriormente descubrió la ciencia occidental como la morfina, la
cocaína y la heroína, se insertaron en las costumbres medicinales y recreativas sin
sobresaltos, demostrando en la práctica que los consumidores ni eran inmorales ni
enfermaban, ni enloquecían ni morían como pregonaban los partidarios del pecado,
la enfermedad y el desorden social. El miedo a los terroríficos y fantasmales daños
ocasionados por las drogas que la religión, la política y la medicina habían ayudado
a construir, disminuyó o desapareció durante casi tres siglos, para reaparecer a
mediados del siglo XIX e instalarse definitivamente a comienzos del siglo XX en las
representaciones de la cultura occidental primero, y luego en las del todo el mundo.
Desde los primeros años del siglo XIX en varios países de Europa occidental,
surgieron movimientos de reforma moral que tenían como propósito la educación de
las clases proletarias que exigía el nuevo orden productivo de la sociedad industrial.
La templanza, la higiene, el ahorro y la responsabilidad eran las metas pedagógicas
de grupos conformados por religiosos, gobernantes y médicos que pretendían
organizar el mundo familiar de los trabajadores para ayudar a la construcción de otras
formas de producción y de organización social (Lipovetsky, 2000). En este novedoso
escenario de intereses políticos, económicos, religiosos y morales, a mediados del
siglo XIX en Europa surgió la idea de que algunas drogas podían producir adicción.
LA APARICIÓN DE LOS TÉRMINOS DROGA Y ADICCIÓN
La palabra droga es de origen y significado incierto. En el idioma español aparece
en el siglo XVI procedente probablemente de Francia. La fuente es quizá el francés
drogue, de donde proviene la palabra drug del idioma inglés. Se cree que el francés
y el inglés lo extrajeron del neerlandés y del bajo alemán que usaban el término
droghe vate para referirse a cosas secas dentro de barriles. Droghe como adjetivo
hacía referencia a lo que era transportado seco dentro de los barriles o vate. Los
mercaderes de los puertos franceses e ingleses al descomponer la palabra dieron el
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Gustavo Barona Tovar
sentido de mercancía al término droghe. Droga en sus orígenes pudo haber sido el
nombre genérico de mercancías dado por los comerciantes de Francia e Inglaterra
(Corominas & Pascual, 1986).
La palabra droga ligada al concepto de mercancía, parece que no remite en sus
orígenes a vínculo alguno con los fármacos que la humanidad ha utilizado durante
milenios. La relación entre droga y fármaco está probablemente relacionada con la
emergencia de fenómenos sociales del siglo XIX, como el poder que el discurso
médico reclamaba. Las tradicionales prácticas de los boticarios, los farmaceutas,
los teguas, los curanderos, los brujos, los sobanderos, los ensalmadores, las recetas
caseras y el saber de la automedicación, competidores de la recientemente medicina
profesionalizada, cedieron su lugar a una nueva manera de manejar las enfermedades
y los remedios.
El avance de la ciencia química y el desarrollo de la industria farmacéutica europea,
desplazaron la oferta farmacológica de los boticarios en el mundo occidental.
La implementación de leyes que pretendían proteger al consumidor de fármacos
elaborados a partir de sustancias desconocidas, abrió espacios a remedios preparados
y comercializados por los grandes laboratorios europeos, que posicionaron en el
mercado mundial los medicamentos químicos sintéticos. En Colombia a finales del
siglo XIX, el término botica fue reemplazado por el de farmacia y posteriormente por
el de droguería. El siglo XX lentamente fue absorbido por la oferta de medicamentos
elaborados en los laboratorios (Rivero, 2010).
Se desconoce el lugar y el momento exacto en los que los preparados oficinales,
fármacos o remedios, como se conocían las preparaciones secretas que se hacían en
las boticas, fueron revestidos por el sentido de la palabra droga ya no como mercancía
sino como sustancia farmacológica, sentido usado desde comienzos del siglo XX
para calificar a su vez sustancias consideradas perjudiciales e ilegales. Resulta
curioso también que las drogas ilegales fueran llamadas por el lenguaje cotidiano
del siglo XX como mercancías. A partir de la prohibición y de la consideración
de la palabra droga ya no como fármaco o remedio sino como el referente de un
objeto dañino, lejos quedaron entonces las bondades de sustancias que hacían parte
de los remedios utilizados durante siglos. Con el uso de opio, alucinógenos, alcohol,
cocaína y marihuana, los pueblos encontraron alivio para las enfermedades, el placer
de la recreación y un razonable autocontrol. Pero el significado contemporáneo de
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Droga, adicción, daño: ficciones contemporáneas
palabras como adicción, droga y daño convirtió esta relación en una feroz amenaza
(Szasz, 1994).
Al siglo XX confluyen todas estas transformaciones en las ideas y las prácticas, que
condujeron de nuevo a la persecución de sustancias consideradas perjudiciales. Los
movimientos abstencionistas y de la templanza, la lucha contra el alcoholismo como
cruzada moral e higienista, la descripción por los médicos desde finales del siglo
XIX de casos de abuso, sobredosis y muerte a causa del uso de morfina, cocaína y
heroína, el sensacionalismo de los medios de comunicación que convertía los casos
fatales en consecuencias inevitables de toda forma de consumo, el moralismo de los
pedagogos que velaba por la defensa de la tradición, las amenazas apocalípticas de las
iglesias que anunciaban el derrumbe de las virtudes, la concepción de superioridad
de algunos países y el posicionamiento colonialista de Estados Unidos, generaron
las condiciones para que se crearan imágenes colectivas que consideraban que el uso
de algunos fármacos, llamados desde entonces drogas, iba en contra del bienestar
individual y colectivo (Escohotado, 1994).
Nunca antes, ni en el mundo antiguo ni durante la expansión de las ideologías
monoteístas durante la Edad Media europea, el consumo de drogas había sido
considerado como una enfermedad. El hábito o era una conducta pecaminosa
e inmoral como lo planteaban las religiones y los gobernantes o era la causa de
enfermedades como creían los médicos, pero no se consideraba en sí mismo una
patología tal como ocurrió a partir del planteamiento del concepto de adicción, un
término que procede del discurso médico occidental de mediados del siglo XIX,
ligado en su origen al consumo del alcohol. La concepción médica asumió que el uso
del alcohol o de otras drogas sin control médico, era una patología física, un estado
alterado del organismo producido por la presencia de sustancias químicas, que
modificaba las condiciones de vida del usuario, una conducta compulsiva difícil de
modificar por parte del individuo, que trastorna sus costumbres y puede conducirlo
a la enfermedad y la muerte. Por lo tanto, la adicción era una enfermedad que como
tal debía ser tratada por la medicina (Giddens, 2000).
Durante algunos años la palabra manía fue el referente utilizado por la medicina para
describir la relación de los sujetos con las drogas. La opiomanía, la morfinomanía
y la cocainomanía, junto al alcoholismo, eran las palabras usadas para indicar un
vínculo estrecho y patológico entre cada droga y los usuarios. Más que adicción
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Gustavo Barona Tovar
hasta finales del XIX, la idea de éxtasis, o de pasión o deseo desenfrenado, que es
lo que significa la palabra manía, era la que predominaba como explicación de una
enfermedad que se consideraba de origen orgánico y que era la consecuencia de la
presencia de las drogas en el cuerpo (Jaffe, 1980). Desde el concepto de manía o de
la pasión por las drogas, el discurso médico fue construyendo las imágenes y los
significados relacionados con la adicción.
Del opiómano, el morfinómano, el eterómano, el cocainómano y el alcohólico,
el discurso médico se deslizó hacia el término de adicto. La palabra adicto se ha
relacionado con el participio pasado addictium del latín, que en la antigua Roma era
usado como adjetivo para designar al hombre que para saldar una deuda se convertía
en esclavo por carecer de los bienes suficientes para pagar. Este hombre se convertía
en un descastado que voluntariamente perdía su condición social. El adicto se asemeja
entonces a un esclavo voluntario que no sabe preservar su identidad, alguien que
pierde un importante bien (Kalina & Kovadoff, 1987). Se ha planteado también que
el término derivado del latín ad-diure, que significa adherirse o someterse, remite
a una costumbre del feudalismo francés en la que un vasallo al no poder pagar una
deuda contraída con el señor feudal, se convertía en esclavo de este y hacía extensiva
la esclavitud a los miembros de su familia (Alonso-Fernández, 2003).
La figura del adicto la construyó la medicina a partir de las características de un
enfermo que pierde la voluntad y la libertad. La dificultad de algunos usuarios
para soportar síntomas físicos desagradables por la ausencia de la sustancia en el
organismo o para mantener las exigencias de la vida en sociedad, fue considerada por
la medicina como el referente universal de un hábito incontrolable que afectaba la
fuerza de voluntad de todo consumidor. Todo aquel que usara drogas era en potencia
un adicto o un habituado como también se les llamó. El placer que durante centurias
produjeron las drogas, la medicina lo convirtió en el fantasma de la enfermedad.
Pero también desde finales del siglo XIX, algunos médicos indicaban que no todos
los consumidores de morfina y cocaína se convertían en habituados y señalaban que
la palabra hábito era solo una locución que no aclaraba la conducta del consumo
(Freud, 1996a).
Para unas pocas civilizaciones las drogas aún hacen parte de su entramado cultural,
pero para la mayoría, estas costumbres que han sobrevivido al paso de los siglos como
herencia milenaria, persisten desligadas de instituciones culturales como las de la
medicina y la religión. A las drogas legadas por los antiguos pueblos, la civilización
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occidental agregó otras como las bebidas alcohólicas destiladas, el éter, el cloral,
el ajenjo, el óxido nítrico, la morfina, la cocaína, la heroína, los barbitúricos, las
anfetaminas, las metanfetaminas, el éxtasis, los tranquilizantes, el LSD, la ketamina,
la DMT, los nitritos y las spyces, entre otras. Al arribar al siglo XX la humanidad
poseía muchas más drogas productoras de placer que todas las conocidas durante los
4.000 años anteriores.
Paradójicamente el mismo siglo que había multiplicado la oferta de las drogas,
asumió que por fuera de los lineamientos médicos o científicos, su uso debía
considerarse como una actividad recreativa que podía conducir al abuso y por lo
tanto a la enfermedad, la locura o la muerte. Sin razones farmacológicas, el consumo
del café, el tabaco y el alcohol quedó excluido de la prohibición, trazándose una línea
imaginaria entre remedios o fármacos lícitos e ilícitos, una división entre fármacos
buenos y malos, que más que respaldos farmacológicos demostrables, ha esgrimido
siempre argumentos construidos desde la moral, los principios religiosos y políticos
(Le Poulechet, 2005).
LA PROHIBICIÓN COMO PROTECCIÓN CONTRA EL DAÑO
Así con las palabras adicción y drogas, en la medida en que la influencia de la religión
y la moral de siglos anteriores empezaban a ser desplazadas por las concepciones del
estado terapéutico conformado por los discursos de la medicina y posteriormente
por los de la psicología, el siglo XX transformó el placer con los fármacos en la
enfermedad de la adicción a las drogas, que como tal debía ser perseguida.
La prohibición desde un principio fue iniciativa de Estados Unidos, que presionado
por los misioneros cristianos que en los países del Oriente Lejano veían en el uso
del opio un obstáculo para la evangelización, encontró una fórmula que le permitía
unir la salvación de las almas de pueblos bárbaros con la expansión de sus vínculos
mercantiles y el despliegue de su política imperial. La primera reunión de los países
invitados se realizó en Shanghai en 1909, de donde surgieron recomendaciones que
perseguían la supresión progresiva de sustancias que podían dar lugar a abusos.
Se propuso el control de la producción y la distribución del opio y las sustancias
derivadas como morfina, láudano, tintura y polvos. La reglamentación se extendió
también a la cocaína y sus sales (Escohotado, 1994).
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Gustavo Barona Tovar
Se pactaron después otros convenios, acuerdos o protocolos que reglamentaban o
ampliaban la lista de sustancias prohibidas entre 1925 y 1946, pues a pesar de la
reglamentación propuesta a nivel internacional, el cultivo, el comercio y el consumo
de las sustancias prohibidas continuaban en todo el mundo. Pero como la producción,
comercialización y consumo recreativo, y por lo tanto placentero, ya no solo de
opio, morfina, heroína, coca, cocaína, marihuana sino también de barbitúricos,
anfetaminas y opiáceos sintéticos crecía, en 1961 la Organización de las Naciones
Unidas preocupada por la salud física y el bienestar de la humanidad, suscribió la
Convención Única Sobre Estupefacientes. Esta convención, que sustituyó todos los
protocolos y convenciones previas, planteaba que el uso de drogas o la toxicomanía
era un mal grave para el individuo y un peligro social y económico para la humanidad.
Como la ONU consideraba que tenía la obligación de prevenir y combatir este mal,
buscaba con la suscripción de esta convención una acción universal concertada
que limitara el uso de estupefacientes a fines médicos y científicos y prohibiera su
fabricación, exportación, importación, comercio, posesión y uso.
Pero el siglo XX corría con la frenética velocidad de los cambios que lo caracterizaron.
La década de los 60 y su abierta búsqueda de objetos de placer irrumpió en Occidente
con fuerza inusitada. Se expandió el consumo masivo de las drogas prohibidas junto
al uso de otras no consideradas en las reglamentaciones, entre las que sobresalían
alucinógenos vegetales como los hongos o semisintéticos como el LSD. Esta situación
conllevó a que en 1971 se firmara por 71 Estados el Convenio Sobre Sustancias
Psicotrópicas que entró en vigencia en 1976 y amplió la lista de las sustancias
prohibidas por fuera del uso médico y científico. En 1988, aproximándose la última
década del siglo, más de 100 países suscribieron la Convención de las Naciones
Unidas Contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas que
entró en vigor en 1990. Por primera vez se hizo obligatoria la penalización para
el consumo personal sin que este se considere un delito, sino que la Convención
sugiere a las autoridades de los países firmantes elaborar políticas de tratamiento
obligatorio para los consumidores.
El placer que producen las drogas se asume como una enfermedad inmanejable
por el usuario, que los discursos y las prácticas de médicos y psicólogos tienen
derecho a intervenir desconociendo la voluntad del consumidor. El adicto está en la
obligación de obedecer. Entre 1990 y el año 2008 los organismos fiscalizadores de
estupefacientes de la ONU, a los cuales pertenecen el 95% de los Estados afiliados al
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organismo mundial, han implementado una serie de regulaciones contra el cultivo,
el comercio, la fabricación y la posesión de más de 200 sustancias prohibidas hasta
la fecha. Cien años después de iniciada la regulación dirigida inicialmente al opio, la
morfina y la cocaína, el número de sustancias prohibidas que producen placer se ha
multiplicado, el de consumidores también. A su vez, ha crecido a lo largo del siglo
el número de personas que considera que la prohibición es un fracaso y que la razón
para prohibir las drogas, ligada a la imagen del daño que causa, está construida a
partir de prejuicios.
Los partidarios de la prohibición de las drogas sostienen que su uso no debe permitirse
porque hace daño a quien las consume y porque atenta contra el bienestar colectivo.
Los de la legalización argumentan que en aras de las libertades individuales no deben
constreñirse las posibilidades de elección, así estas impliquen, sin que menoscaben
las libertades de terceros, alguna forma de daño propio. Las dos posiciones se
contraponen pero comparten la idea del daño. Surge entonces la pregunta: ¿Hacen
daño las drogas?
Las drogas sí hacen daño, pero tal como lo demuestran las investigaciones de la
psicofarmacología, solo cuando se consumen altas cantidades y durante un tiempo
prolongado, es decir cuando hay una exposición crónica del organismo a la acción de
las drogas (Brailowsky, 1999; Moizeszowicz, 2000; Álamo et al., 2009; Hernández,
2009; Meana et al., 2009; Kuhn et al., 2010). También hacen daño cuando se
combinan entre sí, cuando son de mala calidad o cuando la predisposición genética del
usuario así lo determina. El daño está asociado al abuso, definido como la conducta
repetida del consumo recreativo o no médico de una droga a pesar de los problemas
orgánicos o sociales que causa. También se ha propuesto la palabra dependencia
para diferenciar conductas de consumo en las que el daño no es la característica
principal (DSM-IV-TR, 2002). A pesar de que además de los anteriores términos,
otros como toxicomanía o farmacodependencia se han propuesto por la medicina y
la psicología a lo largo del siglo para identificar, explicar y tratar una patología que
no es clara, el concepto de adicción y las secuelas del daño como el resultado del
consumo de drogas se ha impuesto en las representaciones colectivas. El probable
daño que produce el consumo crónico de las drogas tiene varias manifestaciones.
El daño puede referirse a efectos físicos. El consumo prolongado de altas cantidades
de alcohol puede generar cáncer, alteraciones de memoria y del aparato digestivo.
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Gustavo Barona Tovar
Igual ocurre con el cáncer, dificultades respiratorias y cardiovasculares relacionadas
con el uso de tabaco, o el de café que puede llevar a modificaciones de la respiración,
excitación y aceleración del ritmo cardíaco, el de heroína a estreñimiento crónico,
impotencia, detención del ciclo menstrual, problemas de oxigenación, el de cocaína
a arritmia cardíaca, modificación del sueño, y el de marihuana a alteraciones de la
memoria a corto plazo, de la atención y problemas respiratorios.
Aunque el éxtasis y los alucinógenos producen en ocasiones accidentes tóxicos
fatales, no se conocen daños físicos ligados a su uso. Algunos investigadores sostienen
que la exposición crónica del sistema nervioso central a la nicotina, el alcohol, la
heroína, la cocaína y antidepresivos, produce modificaciones en subunidades de
las proteínas G, que son estructuras bioquímicas ligadas al funcionamiento de los
neurotransmisores y los receptores. Esta modificación se cree está relacionada con
las conductas adictivas, toda vez que la presencia permanente de las drogas en el
cerebro reemplaza el funcionamiento de los neurotransmisores y su retiro provoca
alteraciones orgánicas (Álamo et al., 2009b).
Otra manifestación del daño ocasionado por la adicción o consumo crónico de
las drogas, es el de modificaciones emocionales y cognitivas relacionadas con la
alteración del funcionamiento de los neurotransmisores o de algunas áreas cerebrales.
Ansiedad, depresión, sentimientos de culpa, agresividad, paranoia, alucinaciones,
dificultades de aprendizaje, alteraciones de la atención y del juicio y modificaciones
de la imagen corporal, pueden presentarse por el uso prolongado de las drogas o por
su suspensión, debido a la modificación del balance interno de los neurotransmisores
dopamina y serotonina. Hipótesis de la neurobiología plantean, por ejemplo, que
el consumo crónico de heroína altera la capacidad de planear el futuro a causa de
una alteración en el funcionamiento de áreas de los lóbulos frontales (Damasio,
2009), y que el consumo prolongado de alcohol dificultad el aprendizaje debido a
modificaciones de los receptores del neurotransmisor glutamato (Kuhn et al., 2010).
Una variedad diferente de síntomas puede presentarse también luego del retiro o
suspensión de las drogas, y se manifiesta en una combinación de reacciones físicas
y psicológicas que se conocen como síndrome de abstinencia y son comunes a la
suspensión del uso de drogas como la nicotina, la cafeína, la cocaína y la heroína
(DSM-IV-TR, 2002). Depresión, dolores musculares, cefalea, diarrea, calambres
abdominales, sudoración, ansiedad, pérdida del apetito, alteraciones del sueño y
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disfunciones sexuales, entre otras, son reacciones que pueden presentarse tan pronto
la sustancia deja de circular en el organismo. Para muchas personas estos síntomas
resultan intolerables y se asumen como el motivo para buscar de nuevo la sustancia,
búsqueda que podría señalar el camino de la adicción o la disfuncionalidad.
Pero a pesar de los probables daños, los abusadores de drogas ilícitas casi nunca
solicitan tratamiento para aliviar enfermedades físicas o emocionales originadas
por el consumo, como si su incidencia fuera muy baja. El motivo principal para la
solicitud de atención está vinculado con la dificultad para abandonar el hábito a pesar
de los esfuerzos y/o al deterioro de sus vínculos sociales. El mayor daño observado
en las personas que consumen grandes cantidades de drogas, es la dificultad que este
genera en las conductas relativas a las exigencias sociales de las cuales dependen el
cumplimiento de las normas de convivencia o las estrategias de autocuidado. Asistir
a la escuela, trabajar para sostenerse a sí mismo o a su propia familia, respetar la
propiedad privada, mantener hábitos de higiene o alimenticios, son comportamientos
exigidos por el lazo social que el consumo crónico de las drogas puede llegar a
modificar en algunas personas, convirtiéndoles en disfuncionales de acuerdo con la
normatividad compartida.
Entre las drogas ilícitas, el consumo de heroína es el que más alta probabilidad
tiene de causar problemas físicos y sociales al usuario. Entre todas las drogas, la
nicotina es considerada la droga con mayor poder adictivo, y el alcohol la que más
comportamientos violentos genera, más alteraciones físicas produce y la que mayor
impacto negativo tiene sobre los vínculos sociales. Ahora bien, no todo consumidor
de cantidades altas de droga se convierte necesariamente en adicto o disfuncional y
se hace daño, como lo demuestran la experiencia y la comparación estadística. Y así
mismo el supuesto daño es estadísticamente bajo cuando se comparan los registros.
EL DAÑO A LA LUZ DE LAS ESTADÍSTICAS
Tal como lo revelan las estadísticas, el número de personas que se hacen daño
buscando el placer que las drogas procuran, es reducido si se compara con la alta
cifra de consumidores habituales o esporádicos. Inexplicablemente, este mismo
fenómeno se presenta en los animales de laboratorio que son sometidos a la torturante
y permanente estimulación con cocaína. Solamente en el 20% se presenta la conducta
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Gustavo Barona Tovar
repetitiva de la droga hasta el extremo de perder el interés en otras actividades o morir
como consecuencia del consumo (Kuhn et al., 2010). Si se revisan las estadísticas
oficiales sobre muertes relacionadas con el consumo de drogas ilícitas o solicitudes
de tratamiento y se comparan con el número de usuarios, las cifras revelan que el
daño que hacen las drogas no es alto y tiende a ser estadísticamente no significativo.
Importa mucho el número de personas afectadas, dado que son vidas humanas las que
se malogran, pero las causas de la enfermedad o la muerte parecen estar asociadas
con causas diferentes a los efectos de las drogas mismas.
La mezcla de sustancias como heroína, alcohol y cocaína es altamente tóxica, igual
que la de éxtasis o las benzodiacepinas y barbitúricos con alcohol. La adulteración
y la baja calidad de la heroína y la cocaína también pueden tener desenlaces fatales.
La utilización de jeringuillas usadas para el consumo de heroína puede producir
enfermedades mortales como el VIH o la hepatitis B, y la combinación de alcohol
y marihuana en conductores de vehículos resulta con frecuencia catastrófica. Los
eventos diferentes a los efectos de las drogas elevan las estadísticas de muertes y
enfermedades relacionadas con su uso. Cuando se obtiene información acerca
del efecto de una o varias drogas como causa única de muerte, los datos son
estadísticamente bajos comparados con el número total de consumidores.
En la Unión Europea en el año 2010, con información suministrada por 17 de los 27
países de la Unión, se reportaron 7.630 muertes relacionadas con el consumo de todo
tipo de droga ilícita. Durante ese mismo año 32 millones de personas consumieron
drogas ilícitas como marihuana, cocaína, opiáceos, anfetaminas y éxtasis. El 90%
de las muertes estuvo relacionado con el consumo de opiáceos (OEDT, 2011). Si
cerca de 32 millones de personas consumieron alguna sustancia ilícita en Europa
Occidental durante el año 2010, significa que el 0,024% de los usuarios tuvo un
desenlace fatal. En otros países las cifras son semejantes. Cerca de 35’692.000
personas consumieron drogas en Estados Unidos en el año 2007, año en el que
se reportó la muerte de 32.000 personas por causas relacionadas con sustancias
ilícitas. Dado que se relacionan homicidios involucrados con el consumo, la cifra
es más alta si se compara con la de otros países, pero si se aíslan los casos ligados
exclusivamente al efecto de las drogas, el porcentaje al igual que en los otros países
es estadísticamente bajo (SAMHSA, 2010).
En Colombia no existen estudios consolidados sobre el número de muertes
relacionadas con el uso de drogas, pero la poca información recogida hasta la
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fecha permite inferir que la situación es igual a la de cualquier otro país. Durante
el año 2000 se llevó a cabo un estudio en centros de atención públicos y privados
de 17 ciudades que registraban información sobre muertes, lesiones y detenciones
relacionadas con el consumo. El estudio tenía como objetivo medir Indicadores
Indirectos del Consumo de Drogas. Incluía el alcohol. La información analizada
se había recopilado en varias instituciones entre los años 1995 y 1999 e incluía
informes de entidades policiales, judiciales, hospitalarias y centros de atención a
consumidores. Durante los cinco años, en 123 centros de atención se reportaron
2.180 solicitudes de tratamiento y en los centros hospitalarios se atendieron 1.244
casos por urgencias. En total se reportaron 1.212 muertes relacionadas por drogas
durante los cinco años. El 90% de los decesos estaba relacionado con el consumo de
alcohol (Rumbos, 2001). Los análisis forenses en todos los países demuestran que en
la mayoría de estas muertes la mezcla de varias sustancias es frecuente. El alcohol
casi siempre está presente en las causas de muerte asociadas a las drogas.
Entre el año de 1998 y 2002, en la ciudad de Cali, la segunda ciudad de Colombia
con consumo de drogas según las encuestas, se realizó un estudio que tenía como
población un muestreo aleatorio de 404 necropsias de las 17.434 realizadas durante
los cinco años, para determinar mediante análisis de muestras de sangre y fluidos
biológicos solicitadas por los médicos forenses, la presencia de sustancias psicoactivas
asociadas con las muertes violentas. Al 61% de la muestra se le solicitó análisis de
sustancias psicoactivas, incluido el alcohol. El 53% de las muertes tenía como causa
el homicidio. Otras causas de muerte fueron las muertes naturales no atendidas por
médicos, los accidentes de tránsito, los suicidios y las muertes accidentales. Los
resultados mostraron que la mezcla de alcohol, cocaína y marihuana, estaba presente
en el 32% de las muertes por homicidio, accidentes de tránsito o suicidio. En las
muertes accidentales no se encontró vestigios de consumo exclusivo de marihuana o
cocaína, pero sí en el 48% de los suicidios. En las muertes naturales había evidencias
de consumo exclusivo de alcohol. En este estudio el alcohol aparece también como
una sustancia con alta incidencia sobre muertes relacionadas con drogas. El costo
de este tipo de investigación se señala como un obstáculo para la recopilación de
información más precisa (Bravo et al., 2005). En Colombia el número de muertes
relacionadas con el consumo exclusivo de una o varias drogas ilícitas se desconoce.
Así como en todo el mundo las cifras estadísticas sobre el número de muertes debido
al consumo de drogas ilícitas son bajas comparadas con el número de usuarios, igual
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Gustavo Barona Tovar
ocurre con la demanda de tratamientos para la adicción. Se estima que durante el año
2008 una cifra cercana a 4’500.000 personas de todos los países, solicitaron atención
profesional en centros o programas de rehabilitación por el consumo de drogas
(ONUDD, 2010). Si en el mundo cerca de 220 millones de personas mayores de 15
años y menores de 64 consumen drogas cada año según los reportes poblacionales
(ONUDD, 2008), significa que el 2% de los consumidores solicita atención. De este
porcentaje una parte lo hace por orden de los tribunales. Es posible que un alto
porcentaje de los usuarios de drogas no tenga ninguna dificultad con su salud ni su
comportamiento altere el bienestar colectivo, aunque su opinión no sea compartida
por policías, jueces, médicos ni psicólogos. Pero ignorando la información científica,
las estadísticas y la experiencia, se cree como se creía a finales del siglo XIX, que
en todo usuario se producen las reacciones adversas y fatales que se observan en
algunos y que consumo y adicción o disfuncionalidad son semejantes.
Colombia como el resto de naciones, presenta porcentajes de solicitudes de
tratamiento para cualquier droga muy pequeños comparados con el número de
consumidores. En el año 2004 en el país se realizó el Diagnóstico Situacional de
Instituciones de Tratamiento y Recuperación Social de Consumidores de SPA,
que visitó 358 centros y reportó una población de 13.021 personas en tratamiento
por consumo de psicoactivos, con una edad promedio de 26 años. El diagnóstico
incluyó la atención por alcoholismo (Minprotección Social, 2009). De acuerdo con
los datos del último estudio realizado en el país durante el año 2008, puede inferirse
estadísticamente que 540.000 personas entre 12 y 65 años habían consumido drogas
diferentes al alcohol en el transcurso del año (Minprotección Social-DNE, 2009). Si
se toma como referente el consumo exclusivo de drogas ilícitas, esto es, sin incluir
el alcohol, el porcentaje de usuarios de tratamiento, comparado con los 540.000
consumidores, puede ser inferior al 0,5%. Cuando observamos los porcentajes con
relación a algunas drogas en particular, es más claro que el efecto del daño resulta
casi insignificante.
Millones de personas, por ejemplo, consumen marihuana en el mundo y solo una
pequeña franja demanda tratamientos, a pesar de la imagen colectiva que el siglo
XX a partir de los discursos religiosos, morales, médicos y psicológicos construyó.
Enfermedades respiratorias, reproductivas, cerebrales, emocionales, problemas con
las normas y como un puente hacia el consumo de drogas duras o supuestamente más
perjudiciales como la cocaína y la heroína, se han señalado como las consecuencias
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Droga, adicción, daño: ficciones contemporáneas
inevitables del consumo de marihuana. Pero el consumo durante las últimas cuatro
décadas de amplias franjas de la población, ha permitido observar que los efectos
negativos sobre la salud y la convivencia que se anuncian son difíciles o imposibles
de demostrar. El control de las dosis y de la frecuencia del consumo parece ser el
comportamiento más habitual de la mayoría de usuarios.
En Colombia, de la población de Centros de Tratamiento censada en 2004, una cifra
de 3.100 personas había solicitado atención por consumo de marihuana. Si cerca de
450.000 la consumen anualmente, significa que el porcentaje de demandas de ayuda
es del 0,7% (Minprotección Social, 2004). En Estados Unidos, donde en el año 2008
la cifra anual de usuarios fue de 25 millones, el 1,2% o 300.000 personas estuvieron
en tratamiento, la mayoría por orden de los tribunales (CICAD, 2009). En la Unión
Europea, durante 2010 consumieron marihuana 23 millones de personas y 85.000 o
menos del 0,5% solicitó algún tipo de atención (OEDT, 2011).
Aún cuando el consumo se haga de forma semanal o diaria, muchas personas
desempeñan sus actividades sin ninguna dificultad. Los efectos de la marihuana
no parecen ser obstáculos en el trabajo, el estudio, la práctica de los deportes y
el adecuado funcionamiento de los vínculos sociales en muchas personas. El 80%
de los encuestados en el estudio de 2008 realizado en Colombia que dijo haber
consumido marihuana, manifestó no haber tenido problemas con la integridad física
ni con el trabajo ni con el estudio, así como tampoco con la autoridad o haberse visto
involucrado en actos de agresión a terceros (Camacho et al., 2011).
El porcentaje de personas que manifiesta sufrir algún tipo de daño a causa del uso
habitual o esporádico de la cocaína, es mucho más bajo que el que genera el uso de
la heroína. También es pequeño si se compara con el número total de usuarios. En
EE.UU., el mayor consumidor de cocaína en el mundo, en el año 2007 murieron
6.360 personas por causas relacionadas con el consumo de cocaína y crack. Siete
millones de personas consumieron las dos sustancias durante ese año. La muertes
por cocaína representaron el 20% de todas las muertes relacionadas con drogas
(SAMHSA, 2009). En el año 2008, por consumo de cocaína o crack 65.000 personas
solicitaron o estuvieron en tratamiento (JIFE, 2009). La cifra de muertes representa
menos del 0,1% de la muestra de usuarios, y la de solicitudes de tratamiento menos
del 1%. Según los informes de 21 países de la Unión Europea, en el año 2009, de
los 4 millones de personas que se presume consumieron cocaína, 900 murieron por
31
Gustavo Barona Tovar
causas relacionadas con su consumo (OEDT, 2011). El 0,023% de los usuarios. Es
posible que la cifra de muertes sea mayor dadas las dificultades de recolección de la
información, pero aún así, es probable que el número siga siendo bajo comparado
con el número de consumidores.
Ahora bien, el por qué un usuario de drogas puede llegar a convertirse en una persona
llamada disfuncional o adicto y hacerse daño, es un interrogante sin respuesta a pesar
de las hipótesis explicativas de la medicina, que plantean que la adicción pude ser
una enfermedad con causas biológicas vinculadas a una alteración genética de los
receptores de dopamina y serotonina o que puede tener relación con la transmisión
hereditaria. Farmacológicamente se sabe además que la forma como los organismos
metabolizan los fármacos está genéticamente determinada. El 90% de los fármacos
usados en clínica son oxidados por un sistema enzimático conocido como citocromo
P-450, que se encuentra sobre todo en el hígado de los humanos. El componente
genético conlleva a que en la mayoría de las personas, las enzimas del mecanismo
de funcionamiento de este complejo enzimático, metabolicen o descompongan y
eliminen rápidamente los fármacos, o que en una minoría el proceso sea más lento,
y también que en otras, la producción enzimática sea mayor y la metabolización
sea ultrarrápida. En cada caso, la cantidad de fármaco necesaria será diferente dada
la permanencia de éste en el organismo (Álamo et al., 2009b). Es probable que
las diferencias individuales en el consumo de drogas estén determinadas por este
mecanismo.
La psicología ha argumentado a su vez, que la causa de la adicción y del consumo
de drogas en general, puede residir en estructuras de personalidad que tienen un yo
débil, son inmaduras afectivamente, son impulsivas y mitómanas, que convierten la
droga en un objeto fetiche, están fijadas al estadio oral y tienden al narcisismo. Se
cree que estos tipos de personalidad se forman en la infancia a partir de familias o
figuras de autoridades confusas y desdibujadas y de sociedades caóticas. Algunos
investigadores consideran que estas construcciones teóricas hacen que el adicto se
conciba como una víctima de la potencia química de la droga, la estructura familiar
y la organización social, y no como una persona cualquiera que está tratando de
interrogarse sobre su posición en el mundo, interrogación que quizá el hábito de la
droga oculta (Le Poulichet,2005).
Pero ni las hipótesis biológicas ni las psicológicas ni las sociológicas han servido
para explicar o aliviar la supuesta enfermedad de la adicción, entre otras razones,
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Droga, adicción, daño: ficciones contemporáneas
porque inexplicablemente la mayoría de las personas que consumen drogas, sin
importar la cantidad o la frecuencia de consumo, abandonan el hábito al llegar a
cierta edad, tal como lo revelan las estadísticas de consumo y de tratamiento, como si
existiera una especie de hastío fisiológico del consumo. Como si el funcionamiento
del organismo a una edad determinada, trazara diferencias entre el placer y el hastío
producido por las drogas, como si el cuerpo trasmutara la repetición incesante del
placer en la insoportable sensación del hastío.
El porcentaje de usuarios habituales y esporádicos de heroína, cocaína, marihuana
y estimulantes anfetamínicos se reduce significativamente a partir de los 35 años.
Entre los consumidores de estas drogas, según el último Estudio Sobre Consumo
de Drogas realizado en Colombia, el 70% de quienes consumieron durante el año
de aplicación de la encuesta, son personas cuyo rango de edad oscila entre los 18
y los 34 años, es decir son jóvenes (Minprotección Social-DNE, 2009). El placer
que brindan las drogas parece una clara tendencia de los ardores y la pasión de la
juventud. La experiencia señala a su vez que la búsqueda apasionada de los placeres
mengua con el paso de los años.
El consumo de drogas, de acuerdo con la evidencia del abandono voluntario del
consumo, no parece pues la manifestación de un tipo de personalidad o la expresión
de una enfermedad, sino la juvenil y arrojada ruptura con la tediosa rutina, que
el cuerpo mismo con el correr del tiempo se encarga de morigerar. Una causa
desconocida incide para que las personas abandonen el consumo de las drogas
cuando están promediando la tercera década de sus vidas. Con el efímero placer
obtenido con las drogas, ocurre entonces lo mismo que ocurre con todos los placeres
en los seres humanos. Buscando la modificación de las fuentes y de las sensaciones
de hastío, la humanidad corre deprisa tras el placer, pero una vez lo encuentra y cree
haberse saciado, rápidamente el hastío fisiológico que a su vez el placer produce,
retorna al sujeto a las permanentes condiciones de la realidad.
De otro lado, la edad promedio de 31 años para los usuarios de drogas demandantes
de tratamiento en Europa, de 34 para los de EE.UU., y de 26 para los de Colombia,
revela el hecho, aún inexplicable, de que el abandono voluntario de los placeres
que permiten las drogas al ingresar a la tercera década, para algunas personas,
probablemente para el 2% de los consumidores, que es el porcentaje que demanda
tratamiento, les resulta difícil y en ocasiones imposible. Quizá en el futuro la genética
33
Gustavo Barona Tovar
y la neurobiología descubran entre los senderos moleculares la interrelación que los
genes y algunas sustancias cerebrales tienen con comportamientos como el consumo
de drogas (Fukuyama, 2008). Los datos también indican que no toda persona que
usa por primera vez heroína o cocaína, drogas consideradas altamente adictivas, se
convierte en adicto inmediatamente. El 90% de quienes usaron heroína alguna vez
en la vida y el 85% de los que usaron cocaína, no usaron estas drogas de nuevo o no
lo hicieron durante el año de realización de una encuesta en 2009 en Estados Unidos
(SAMHSA, 2009).
Igual ocurre con el consumo de marihuana, una droga que los discursos médicos y
psicológicos consideran peligrosa y el camino hacia el uso de drogas más fuertes. De
acuerdo con las cifras del estudio realizado en Colombia, el 75% de quienes dijeron
haberla usada una vez en la vida no volvió a usarla o no lo hizo durante el año previo.
El 25% la consumió durante el año de la encuesta y el 15% durante el mes anterior
(Minprotección Social-DNE, 2009). La mayor parte de quienes prueban drogas no
las vuelve a usar, y entre quienes las siguen consumiendo, una alta proporción lo
hace de manera esporádica y controlada, manifestando con el placer obtenido una
clara relación de independencia.
El uso de las drogas, una supuesta plaga que al extenderse por el planeta debe
ser exterminada con todos los medios posibles, es así mismo una idea construida
sobre información distorsionada, si se tiene en cuenta que solamente el 5,3% de la
población mundial de 4.177’000.000 de personas con edades entre 15 y 64 años,
consumió drogas ilícitas durante el año 2006 (ONUDD, 2007). Aún con una cifra
más alta de consumo, como se sospecha que ocurre, puede decirse que cerca del
90% de personas entre 15 y 64 años no está interesado en consumir drogas o por lo
menos no lo hizo durante el año 2006. En una proporción menor pero igualmente
significativa, ocurre lo mismo con el consumo de alcohol y tabaco. A la mayoría de
jóvenes, a pesar de nuestros temores, las drogas no les interesan. Tienen acceso fácil
a otros objetos de placer como los alimentos, el sexo, el juego, la música, el baile, la
televisión y el mundo virtual. Pero además, quienes consumen, dan muestras de un
aplomado autocontrol.
Así pues, la justificación para la persecución del placer que producen las drogas,
pertenece más al registro de la religión, la moral, la política, la economía y la
desinformación de los medios de comunicación que al rigor de la demostración.
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Droga, adicción, daño: ficciones contemporáneas
Los discursos políticos, médicos, psicológicos y jurídicos con supuestos argumentos
científicos, se empeñan en demostrar la existencia de fármacos peligrosos que deben
ser regulados y de sujetos inferiores que deben ser ayudados a dominar sus placeres.
Cuando los sujetos no logran el autodominio deben ser recluidos, convertidos y
desintoxicados, aunque no existan evidencias empíricas que demuestren el daño
ocasionado. Los estudios de la estadística, que como disciplina refinó el siglo XX,
indican que los efectos dañinos sobre el organismo y el comportamiento son casi
insignificantes. Esto lo ha sabido desde siempre la humanidad. La droga es uno más
de los enemigos que inventó el siglo XX (Szasz, 1994).
Aunque el placer que procuran las drogas hace poco daño a la persona que las
consume y ninguno a terceros, al usuario de drogas se le persigue como a un
delincuente y se le trata como a un enfermo, tal como hasta hace poco fueron tratadas
las llamadas monstruosidades de la experiencia sexual por sacerdotes, pedagogos,
juristas, médicos y psicólogos. La masturbación, por ejemplo, desde el siglo V hasta
finales del siglo XVIII, fue considerada por el cristianismo como un pecado y como
una desviación de la ley de Dios que exigía confesión y penitencia (Brundage, 2000).
Los pedagogos creían que distorsionaba el carácter si no se controlaba y todo el
mundo, tanto legos como profanos, estaban convencidos de que la placentera, íntima
y universal práctica producía ceguera, locura y muerte. Durante el siglo XIX el
discurso médico, con supuestas pruebas científicas, convirtió la masturbación en la
fuente de varias enfermedades alimentando antiguos e infundados temores (Foucault,
2001). En la misma medida que hoy los argumentos utilizados en el pasado para
prohibir la masturbación se consideran concepciones erróneas y prejuicios de una
época, quizá con la prohibición de la droga ocurrirá lo mismo.
Cuando la búsqueda y la obtención del placer respetan las exigencias de los otros,
no se quebranta ninguna ley. Consumir drogas es una experiencia placentera, por
lo tanto individual, que no atenta ni contra la libertad ni contra la vida de ninguna
persona. No puede ser un delito. Tampoco es una enfermedad, porque es una acción
que se elige, en la que se asumen los riegos y las posibles consecuencias negativas de
la experiencia. Aunque algunos encuentran en ella el centro de su pasión y renuncian
a los lazos que la mayoría tiende con el mundo, quizá no hacen nada distinto a
invertir sus energías en una sola actividad, despreciando las múltiples ofertas de
la vida (Freud, 1996b). El placer que procuran las drogas es superfluo, inútil y
fugaz, como todos los placeres, y sus consecuencias fatales parecen ser una ficción
35
Gustavo Barona Tovar
contemporánea, una imagen confusa y una idea errónea que intranquiliza, infunde
miedo y lleva a la toma incorrecta de decisiones.
Resultó incomprensible para el siglo XX el hecho de que las drogas produzcan
bienestar y no el malestar que colectiva y erradamente se sospecha que generan
(Husak, 2001). ¿No estará preparado el siglo XXI, para tranquilidad de todos, a
emplear los recursos técnicos y humanos que posee para saber con certeza a cuántas
personas realmente enferma o mata el abuso de drogas? ¿No se podrá utilizar esta
información para difundir una imagen más concordante con los hechos? ¿Habrá
llegado el momento de darle un giro a nuestras imágenes colectivas? ¿No se podrán
tomar decisiones que eviten los efectos adversos de contrabando, adulteración de
sustancias y violencia que produce la prohibición y la guerra a las drogas? ¿No
podríamos admitir que las drogas producen un placer como cualquier otro objeto y
que su persecución es ineficaz?
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cult.drog. 17(19): 13 - 38, 2012
ISSN 0122-8455
LAS ¿DROGAS DE LA MASCULINIDAD?
UN MENÚ VARIADO DE CONSUMO ANABÓLICO PARA LA
CREACIÓN DEL HOMBRE-FIERRO* EN LOS GIMNASIOS
DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
ALEJANDRO DAMIÁN RODRÍGUEZ**
Recibido: 15 de junio de 2012
Aprobado: 26 de octubre de 2012
RESUMEN
En este artículo muestro algunos de los resultados de mi tesis de Maestría***. Para
desarrollarla, llevé a cabo una investigación etnográfica de varios años en diversos
gimnasios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En esos espacios me
dediqué a estudiar los distintos tipos de prácticas de consumo que se enlazan al
hacer fierros****. En este texto en particular me concentró en analizar el modo en
que los fierreros que usan drogas anabólicas conceptualizan su propio consumo, así
como trato de desasnar la lógica subyacente detrás de esa práctica. La hipótesis-guía
es que en el uso de estas sustancias se puede observar una manera específica de
autoconstruir la masculinidad encarnada en el cuerpo, así como ciertas condiciones
de clase social que resultan habilitantes de este tipo particular de experiencia de
consumo.
Palabras clave: cuerpo, consumo, drogas, gimnasios, masculinidad.
*
Las máquinas de entrenamiento, las barras y las mancuernas que se utilizan para entrenar en los gimnasios porteños
son denominadas –coloquialmente– “fierros”. Por un desplazamiento metonímico, quienes se dedican a esta práctica
física se autodenominan a sí mismos “fierreros”.
**
Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Becario del Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). También es estudiante avanzado de la Licenciatura en
Sociología y del Profesorado de Enseñanza Media y Superior en Ciencia Política en la Universidad de Buenos
Aires (UBA). Actualmente cursa tanto su Maestría como su Doctorado en Ciencias Sociales, en la Universidad
Nacional de General Sarmiento (UNGS) y en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES). C. Electrónico:
[email protected]
***
Estimo entregarla en marzo de 2013.
****
Entrenar con los elementos antes mencionados, en términos nativos.
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Alejandro Damián Rodríguez
MASCULINITY DRUGS? A VARIED ANABOLIC
CONCUMPTION MENU FOR THE CREATION OF THE
“FIERRO” MAN IN THE GYMS IN BUENOS AIRES
ABSTRACT
In this article, some of the results of a Master’s thesis are presented. To develop
this work, an ethnographic research for several years in various gyms in the Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (CABA) was Conducted. The different types of
consumption practices that are bound to hacer fierros were studied in these places.
This text particularly focuses on analyzing how the fierreros who are anabolic drug
users conceptualize their own consumption, as well as on an attempt to understand
the underlying logic behind the practice. The guiding hypothesis is that the use of
these substances can be observed specifically as a way to slef-construct masculinity
personified in the body, and certain social class conditions that are enable this
particular type of concupmtion experience.
Key words: body, consumption, drugs, gyms, masculinity.
“Es necesario que el individuo se tome a sí mismo como objeto,
como el más bello de los objetos, como el más precioso material de intercambio,
para que pueda instituirse, en el nivel del cuerpo deconstruido,
de la sexualidad deconstruida, un proceso económico de rentabilidad”
(Baudrillard, 2009, “El objeto de consumo más bello: el cuerpo”)
INTRODUCCIÓN
Cuando Baudrillard escribió La sociedad de consumo en 1970, dedicó uno de los
apartados de la tercera parte de la obra a lo que él denominó “el objeto de consumo
más bello”: el cuerpo. Según el autor, el cuerpo ha sido objeto de un redescubrimiento
“que, bajo el signo de la liberación física y sexual, se produce después de una era
milenaria de puritanismo” (Baudrillard, 2009: 155). Aunque en esos comentarios el
autor estaba refiriéndose mayormente al cuerpo femenino, en las últimas décadas,
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cult.drog. 17(19): 39 - 55, 2012
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Las ¿drogas de la masculinidad? Un menú variado de consumo anabólico
para la creación del hombre-fierro en los gimnasios de la ciudad de Buenos Aires
debido a que el cuerpo masculino también se ha transformado en objeto de idéntica
atención prioritaria, las apreciaciones del francés bien podrían hacerse extensivas a
los hombres.
La aparición del hombre “metrosexual” ha marcado un antes y un después en el
estudio de las masculinidades (Connell, 2003), aunque, dicho sea de paso, todavía no
haya sido abordada en profundidad. Este nuevo modelo masculino surgió a fines del
siglo XX y parece tener la misma vigencia a principios del siglo XXI. Caracterizado
como un “hombre urbano heterosexual con gran sentido estético”, como ese hombre
que “gasta tiempo y dinero en su apariencia y en ir de shopping”, o como aquel varón
“qué está dispuesto a reconocer su lado femenino” (Flocker, 2004), para entender
este nuevo modelo de masculinidad es necesario prestar atención a la dimensión del
consumo de bienes e imágenes, porque parece conformar un aspecto fundamental de
su manera de “ser y estar en el mundo”.
Baudrillard también sostenía hace ya más de cuarenta años, que la presencia del
cuerpo:
[..] en la publicidad, en la moda, en la cultura de masas –el culto
higiénico, dietético, terapéutico de que se lo rodea, la obsesión de
juventud, de elegancia de virilidad/feminidad, los tratamientos de
belleza, los regímenes, las prácticas sacrificiales asociadas a él, el Mito
del Placer que lo envuelve– son todos testimonios de que el cuerpo hoy
ha llegado a ser objeto de salvación. (Baudrillard, 2009: 155)
Como ya dijimos, hoy día, todas esas definiciones parecen alcanzar ya no solo al
cuerpo femenino, sino que se han extendido también al de los hombres. Por lo menos
en lo que respecta al acto de consumir, los varones, hoy día, tienen un abanico igual
de amplio que las mujeres, una oferta de bienes variados que tienen a su cuerpo
como destinatario de ese consumo.
En este trabajo me dedico a analizar solo un tipo de esos variados consumos
nuevos. Me refiero, específicamente, al que, quienes entrenan con fierros, hacen de
las drogas anabólicas. Estudiar ese nuevo tipo de consumo de sustancias con fines
estrictamente estéticos-corporales nos va a revelar un aspecto del hacer fierros que
de otro modo podría pasar desapercibido: para convertirse en un fierrero y portar el
41
Alejandro Damián Rodríguez
cuerpo legítimo en el Boulevard1, no solo es necesario ser un hombre joven dispuesto
a realizar un sacrificio y dar el cuerpo como ofrenda, sino que también es necesario
contar con ciertos capitales, especialmente de tipo económico, para invertirlos en la
corporalidad propia.
LAS PRÁCTICAS DE CONSUMO NECESARIAS PARA CONSTRUIR(SE) UN HOMBRE
ENTRE LOS FIERROS
Existen tres prácticas de consumo necesarias para construir un hombre entre los
fierros, y todas son bastante onerosas. Además del gasto mínimo y obligatorio que
implica matricularse en el Boulevard, única manera de tener acceso a este espacio de
entrenamiento privado, es necesario destinar una parte importante del presupuesto
personal a los gastos que implica “autoconstruir” un cuerpo.
Estas prácticas son de tres tipos: dietarias, suplementarias y anabólicas. Todos
estos son consumos necesarios, casi imprescindibles, única garantía de éxito
para construirse como el verdadero hombre entre los fierros. En orden de gastoinversión, las prácticas dietarias parecen ser las más económicas, mientras que las de
suplementos nutricionales deportivos son algo más costosas. En último término, el
consumo de anabólicos es la más onerosa de las tres, es la consagración del cuerpo
a una práctica reservada para pocos, exclusiva solo para aquellos que tienen los
medios económicos para costearla.
Mientras que el primero de los consumos –el alimenticio– no constituye una novedad
en la vida de los fierreros, lo que sí es nuevo es el modo en que van a utilizar los
alimentos en sintonía con su entrenamiento: ellos van a comenzar a organizarlos
racionalmente de acuerdo a sus nuevos objetivos corpóreos, seleccionando algunos,
desestimando otros. Los otros dos tipos de bienes, en cambio, sí constituyen una
novedad; estos hombres jóvenes no consumían suplementos dietéticos ni anabólicos
antes de comenzar su carrera entrenada en el gimnasio.
La carrera moral (Goffman, 1970) entre los fierros se organiza de acuerdo a unas pautas
precisas: primero se adapta el consumo de alimentos, luego, cuando se acumula mayor
En el gimnasio Boulevard he desarrollado la mayor parte de mi trabajo de campo. Para mantener el anonimato de
quienes lo frecuentan, he modificado sus nombres reales.
1
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Las ¿drogas de la masculinidad? Un menú variado de consumo anabólico
para la creación del hombre-fierro en los gimnasios de la ciudad de Buenos Aires
experiencia, se comienza a experimentar con los suplementos dietéticos, finalmente,
cuando se ha aprendido a utilizar la máquina-cuerpo2 a la perfección, se pasa a la
última fase, se comienza a hacer uso de las sustancias químicas. Ninguno de estos
consumos se va descartando a medida que se comienza a realizar uno nuevo, por el
contrario se van acumulando. Es decir, cuando los fierreros empiezan a experimentar
con las sustancias anabólicas, también mantienen dentro de sus consumos, aquellos
que ya habían incorporado previamente, o sea, el de los alimentos reorganizados al
calor de la experiencia de entrenamiento, y el de los suplementos dietéticos.
En este escrito, el foco está puesto en el último estadio de la carrera entre los fierros,
o sea el momento en que los fierreros comienzan a experimentar con las sustancias
anabólicas. Sin embargo, es necesario recalcar que ese estadio es alcanzado solo recién
después de haber atravesado un largo camino que implicó la total reformulación de
sus dietas al calor de la experiencia de entrenamiento físico, así como la incorporación
de suplementos nutricionales que vinieron a complementar las insuficiencias de la
alimentación. Prestar atención al momento en que los fierreros comienzan a consumir
sustancias anabólicas tiene sentido por dos razones: en primer lugar porque es un
tipo de consumo complejo –no en el sentido de difícil, sino debido a que involucra
distintos elementos– que requiere un análisis detallado. En segundo término, debido
a que, por ese mismo carácter complejo, allí se puede vislumbrar algo de la lógica de
los consumos anteriores. Es decir, prestando atención a la manera en que este grupo
de hombres jóvenes consume anabólicos también podemos entender algo sobre el
consumo de alimentos y suplementos que llevan adelante, y las respectivas lógicas
que los guían.
Sobre el consumo de anabólicos, y esto no es una novedad, recae una fuerte condena
pública. Aparentemente, utilizarlos involucra riesgos para la salud varios, o por lo
menos eso es lo que sostiene el saber médico, de índole tanto física como psíquica.
Entre las enfermedades físicas, las más mencionadas son infertilidad, disfunción
eréctil, disminución del volumen testicular y aumento de las mamas. Entre las
patologías psíquicas la más conocida es el supuesto aumento de la agresividad.
Además de lo anterior, usar anabólicos es sinónimo de aquello de “lo que no se
habla” para los fierreros del Boulevard: ni frente a la familia, ni en el trabajo, ni en
la universidad, solo, y con muchos reparos, frente a quienes también los consumen,
Pensar al cuerpo como una máquina es una de las analogías más frecuentes en los gimnasios de fierros. Solo a
modo de ejemplo, una de las tantas frases que interaccionan entre sí en el Boulevard nos indicaba “no entrenes con
máquinas, convertite en una”.
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Alejandro Damián Rodríguez
o sea, frente a quienes se reconoce como pares. Así entonces, decidir consumirlos
implica una apuesta doble: en primer lugar se apuesta la salud del cuerpo, en
segundo término, quienes los utilizan se exponen a ser señalados por los demás
como consumidores de drogas.
Los fierreros aceptan estos riesgos. Ellos los consumen, se arriesgan al escarnio
y, aunque difícilmente lo afirmen en público y reserven este tema a sus diálogos
intra-pares, en el cuerpo se marca su uso, o por lo menos así parecen observarlo
los demás: aún sin entender demasiado a que se refería, era frecuente que Lorenzo3
me indicara a quienes observaba como repapeados4 en el Boulevard. Generalmente
en los meses de invierno, cuando se realizan planes5 para ganar peso y músculo,
él trataba de enseñarme a agudizar la mirada para descubrir quiénes estaban
consumiendo algo, aunque no lo revelaran. Si bien al principio me costaba distinguir
estas diferencias, Lorenzo me sugería prestar atención a algunos detalles tales como:
las cargas excesivamente pesadas en los ejercicios –“no puede ser que esté haciendo
sentadillas6 naturalmente con esa cantidad de kilos”– o, la forma de los músculos del
cuerpo –“¿no ves que está inflado7?”– ya que, supuestamente, debido al consumo de
anabólicos, ellos tienden a hincharse por la mayor retención hídrica. Debo decir que
esta última característica siempre me fue mucho más difícil de estimar, aún a pesar
de que Lorenzo no tuviera duda alguna de que muchos de los fierreros mentían y se
mataban a papa8.
Cierta lógica racional impregna el modo en que se utilizan las sustancias químicas.
Así, los fierreros que utilizan asiduamente anabólicos se preguntan previamente
a ingerirlos: ¿Para qué voy a consumirlos? ¿De qué modo los combino? ¿Qué
es lo que van a aportar a mi cuerpo? Aunque organizar las comidas y utilizar los
suplementos de acuerdo a los objetivos corpóreos hacen parte de un esquema
complejo metódicamente organizado, en el uso de anabólicos este ejercicio racional
es llevado al extremo: las sustancias son ingeridas en configuraciones precisas donde
nada queda librado al azar, desde qué sustancia se utiliza, en qué dosis, hasta en
qué días y horarios y por cuánto tiempo, todo es tenido en cuenta en detalle, como
veremos a continuación.
Uno de mis informantes clave en el Boulevard.
Que está consumiendo sustancias anabólicas en demasía.
5
“Esquemas de consumo” de estas sustancias.
6
Ejercicio para entrenar las piernas.
7
Con los músculos más desarrollados.
8
Coloquialmente, así se denominaba en el Boulevard a estas sustancias.
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PREPARANDO EL “PLAN”
A diferencia de, por ejemplo, las frecuentemente denominadas “drogas recreativas”,
el consumo de anabólicos no parece tener nada de lúdico o divertido: su uso se da en
un “plan” o “ciclo”, perfectamente organizado, tal cual los fierreros denominan a la
combinación de estas sustancias.
El antropólogo brasilero César Sabino sugirió alguna vez que para analizar el
consumo de sustancias anabólicas, era pertinente recurrir a la antigua antinomia entre
aquello que puede ser considerado apolíneo, y eso otro que está más emparentado
con lo dionisíaco. Si bien retomar esta dualidad no es una novedad, porque así lo
han hecho gran cantidad de pensadores tanto del mundo de la ciencia como de la
literatura (Plutarco, 1930; Nietzche, 1995; Mann, 2003; Hesse, 2009), sí es original
aplicarlo al mundo del consumo de drogas.
Aunque los antiguos griegos no consideraban a Dionisio y a Apolo como dioses
rivales, para nosotros, los significados que despierta cada deidad sí son bastante
distintos. Por un lado, mientras a Dionisio –el Dios del vino– se lo suele asociar con
los excesos, la intoxicación y los placeres; por el otro, a Apolo –el Dios de la luz– se
lo relaciona con la racionalidad, la verdad y la claridad.
Sabino también indicó en uno de sus trabajos que el uso de “drogas sociales” está
más bien emparentado con los dominios de Dionisio y, por el contrario, el consumo
de anabólicos se encontraría más relacionado con una conducta apolínea:
A diferencia de las drogas como la marihuana, la cocaína, la heroína,
entre otras, todas sustancias que se consideran relacionadas con la
pérdida del autocontrol y que ocasionan irresponsabilidad y violación de
los imperativos morales básicos (Becker H., 1971), siendo responsables
de la concepción por parte de la sociedad y de las instituciones en
general de que sus usuarios son personas con conductas desenfrenadas
y cercanas a la locura, en fin, conductas que podrían ser denominadas
dionisíacas, los anabolizantes (o bombas9 como los marombeiros10 las
llaman), por el contrario, operan en sentido inverso. (Sabino, 2000)
(traducción propia).
Groso hace referencia al tamaño muscular exuberante.
Marcado, en contraposición a groso, indica el “tono” de los músculos. Especialmente, hace referencia a un cuerpo
que deja ver, en su zona media, unos abdominales notorios.
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A diferencia de las “drogas dionisíacas”, o sea todas aquellas relacionadas con el
éxtasis y/o la intoxicación, donde la meta parece ser alcanzar un estado mental
superior, los anabólicos son utilizados para alcanzar objetivos mucho más terrenales.
Consumirlos nada tiene que ver con la embriaguez, por el contrario, su uso es metódico
y racional, de acuerdo a planes concienzudamente preparados para transformar el
cuerpo propio en una máquina perfecta.
Asimismo, a diferencia de las drogas de Dionisio, donde el tiempo de éxtasis es
efímero, entre anabólicos y tiempo se teje una relación de plazos extensos: aunque
depende del tipo de plan que se ejecute, estas sustancias deben ser consumidas por
períodos no inferiores a cuatro semanas, aunque la mayoría los realizan en ciclos
de seis u ocho, y nunca superiores a 12, aunque algunos fisicoculturistas avezados
reconocen emprender planes por períodos mucho más largos, y también revelen que
son concientes de que así aumentan los riesgos y las “consecuencias no deseadas” de
las sustancias sobre su cuerpo.
Entre aquellas drogas del éxtasis y estas otras del raciocinio también deberíamos
destacar el papel que la corporalidad juega en el acto de consumir: si al fumar
marihuana, por ejemplo, el cuerpo aparece como un medio para alcanzar un estado
de evasión mental, por el contrario, al utilizar anabólicos el cuerpo es el fin en sí
mismo, es lo que se pretende modificar mediante el uso de la sustancia.
Por lo hasta aquí dicho, creemos que es necesario un abordaje de estas sustancias
diferenciándolas del resto de las demás drogas, ya que es muy poco lo que los
anabólicos tienen en común con las otras. Quizás sea tiempo de preguntarnos
también si no estamos frente a una nueva época, con la aparición de drogas distintas
y con consumos que, antes que dirigidos a evadirse de la realidad, son actos en busca
de una mayor integración social a partir del encarnamiento de cuerpos legítimos,
saludables y bellos. Estos nuevos consumidores de drogas no parecen ser sujetos
situados en los márgenes de la sociedad, por el contrario, son personas que han
incorporado símbolos corpóreos distinguidos, y hegemónicos en un espacio como el
Boulevard, a los cuales intentan parecerse a partir de los recursos y capitales propios.
Sin embargo, los planes que realizan los fierreros del Boulevard son muy diferentes
entre sí.
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EL PLAN DE ESTANO ORAL EN PIRÁMIDE
Una de las palabras más oídas en muchos de los gimnasios porteños, y obviamente
también en el Boulevard, es “estano”. Sin embargo, solo después de habitar el lugar
durante largos meses uno puede aprender a reconocerla junto a su significado.
Muy a menudo ocurre que alguien, generalmente un varón joven y adolescente, llega
al Boulevard por primera vez en los meses previos al verano, con intenciones de
ponerse groso11 para la playa a cualquier costo. Casi desesperadamente empieza
a indagar quién puede proveerle de estano para realizar un plan rápido y sencillo
que lo convierta en unos pocos meses en alguien groso y marcado12. Generalmente,
ya sea en el Boulevard, o fuera de él, a través de algún contacto que le facilitaron,
termina consiguiéndolo.
Este tipo de experiencia parece haberse tornado mucho más frecuente en el Boulevard,
a diferencia de lo que ocurría tan solo unos pocos años atrás. Si es cierto que la vida
se ha tornado mucho más acelerada (Bauman, 2010), esta nueva velocidad parece
también impregnar a este consumo tan peculiar. Ahora, al Boulevard, se acercan
en mucho mayor número personas que necesitan respuestas rápidas a sus objetivos
físicos. Sin embargo, estos últimos pueden durar en la mente de los iniciados tan
solo unos meses, luego de los cuales los olvidan, o simplemente los desechan y/o
los reemplazan por otros al irse de vacaciones, período después del cual difícilmente
volverán al gimnasio. Este tipo de experiencia corporal rápida y líquida toma forma
bajo el imperio de lo efímero (Lipovetsky, 1990), y se contrapone al camino largo
que la mayoría de los fierreros que conocí atravesaron, y que se organizaba en
orden, donde primero se comenzaba a experimentar con los alimentos, luego con los
suplementos y más tarde con las sustancias químicas.
De todos modos, tanto en la “ruta larga”, aquella que comienza con el aprendizaje
de los ejercicios más básicos y termina con el consumo de anabólicos, como en el
“camino corto”, en el cual ya recién después de empezar a entrenar se comienza
también a experimentar con sustancias químicas, existe un punto de contacto: el
consumo de estano. Ya sea de una manera o de otra, el primer contacto con los
Lo que él insinuaba con esto es que en esa farmacia, mediante un “farmacéutico amigo”, se aplicaban las sustancias que habían conseguido previamente. En algunos casos también las compraban en la misma farmacia.
12
También, uno de mis informantes clave.
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anabólicos de todos los fierreros que frecuentan el Boulevard y consumen anabólicos
ha sido a través de esa sustancia “mágica”, tan de moda en los gimnasios porteños.
Para los fierreros del Boulevard, hacer un plan de estano oral en pirámide ha sido
la puerta de entrada al universo de sustancias anabólicas. Casi todos ellos hicieron
su primer plan en función de esa droga. Luego sí, algunos comenzaron a utilizar
otras sustancias, manteniendo las pirámides en muy pocos casos, y tratando de
experimentar maneras distintas de administrar las dosis, debido a que en el camino
de aprendizaje, también descubrieron nuevas estrategias para utilizar los anabólicos.
Los fierreros utilizan el estano de acuerdo a un plan típico, y que generalmente
siempre sigue los mismos lineamientos: dado que lo más común es conseguir unos
frascos de pastillas conocidos como de “100 x 10”, donde 100 es la cantidad de
pastillas y 10 es la cantidad de miligramos contenidos en cada comprimido; lo
que debe hacerse con esa cantidad de pastillas es tomarlas aumentando la dosis
gradualmente.
Así entonces, según las recomendaciones, que casi siempre son iguales, el plan
consiste en tomar dos comprimidos durante la primera semana, tres durante la
segunda, cuatro durante la tercera y cinco durante la cuarta. En la quinta semana se
mantiene la misma dosis que en la anterior, y desde allí, se opera en sentido reverso,
o sea, se comienza a descender con la dosis gradualmente. Entonces, durante la sexta
semana se ingieren cuatro comprimidos, en la séptima tres, en la octava solo dos.
Luego de este procedimiento, y al cabo de ocho semanas, el plan ha concluido.
Aunque existen otros ciclos parecidos, como el plan de diana en pirámide, el
que hemos referido resulta ser el más común en los gimnasios porteños, y en el
Boulevard. De seguro quienes frecuentaron alguno de estos establecimientos durante
algún tiempo más o menos constante oyeron, aunque sea alguna vez, respecto a la
existencia y uso de esta sustancia. A continuación trataremos de analizar algo más
pormenorizadamente el significado que esta práctica de consumo cobra dentro de la
carrera entrenada de los fierreros.
Si bien la mayoría de los fierreros del Boulevard parecen contentarse con realizar
uno o dos planes de estano oral en pirámide al año para “mantenerse en forma”–o
por lo menos, eso es lo que decían, y según Lorenzo, que siempre desconfiaba
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absolutamente de todos porque seguro estaban mintiendo, porque él los había
visto ir demasiadas veces a la farmacia de la esquina de su casa13–, el universo de
los anabólicos resultó no reducirse a los planes de estano oral en pirámide, por el
contrario, un sinfín de sustancias, algunas de las cuales estaban disponibles a la venta
en las mismas farmacias, y otras, a las que había que encargar a través de contactos
y/o conocidos, aparecieron en el horizonte posible de consumo.
En una oportunidad, Iván14 me indicó que había otra manera de ingerir las drogas de
Apolo. Ya sea por desconocimiento, o por ocultar las prácticas, del uso de anabólicos
inyectables en el Boulevard se hablaba poco y nada. Y cuando se lo hacía, era
solo dentro del círculo más íntimo de conocidos. Solo a partir de la participación
exhaustiva en esos reductos, fue que pude descubrir la existencia de planes mucho
más complejos que el clásico plan oral de estano: estos consistían en la combinación
de testosteronas rápidas o lentas, con otras sustancias veterinarias, al mismo tiempo
que con postciclos precisamente diseñados para evitar la pérdida de la masa muscular
“ganada” luego de los planes. En estos armados de sustancias se combinaban dos o
tres al mismo tiempo, rotándolas, ajustando las dosis de ellas, calculando los tiempos
en que había que aplicar una nueva.
Aunque Iván creía que muchos fierreros podían desconocer la existencia de estas
sustancias inyectables, también como Lorenzo, era algo escéptico y consideraba que
podía ser que –muchos– estuvieran mintiendo. Sin embargo, también me sugirió una
tercera posibilidad, que entiendo requiere ser analizada: solo los que se animan a ir
más allá van a iniciarse por el camino de las sustancias inyectables. Así entonces,
frente “al más acá”, o sea el uso metódico de anabólicos orales, con la distribución
correcta de las pastillas a lo largo del día para regular las dosis constantes en el cuerpo,
se erguía un horizonte de prácticas distanciadas. Sin embargo, ¿qué significaba ese
“ir más allá”? Aún a pesar de los “beneficios” que muchos fierreros me indicaron
respecto a auto-administrarse las sustancias de manera inyectable, ese “más allá”
seguía conformando un horizonte de prácticas desconocido.
Nombre completo de “estano”, el esteroide anabólico más popular en los gimnasios porteños desde hace tiempo.
Muchos de los fierreros sostenían que nunca había que empezar un plan sin hacerse antes del total de sustancias
que se iban a utilizar. Esto implicaba, en primer lugar, asegurarse un capital económico importante previamente al
plan para realizar una gran compra en una farmacia, una veterinaria, o un distribuidor. Así, ellos evitaban el riesgo de
quedarse “a mitad de camino” sin una de las drogas necesarias, ya sea porque las farmacias pasaran a controlar más
su distribución, porque el stock era limitado desde los laboratorios, o por cualquier otro inconveniente imprevisto.
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INYECTARSE O NO INYECTARSE. ESA ES LA CUESTIÓN.
Estas prácticas del “más allá” implican entregar el cuerpo a las inyecciones constantes
y regulares de anabólicos. A diferencia del consumo oral de pastillas, y a pesar de
que la droga utilizada pueda ser la misma, como el estanozolol15 por ejemplo, en las
impresiones de los usuarios no es lo mismo ingerirlas oralmente que inyectarlas de
forma directa en el torrente sanguíneo.
Míguez sostuvo hace tiempo (2002) que la fortaleza de la identidad de determinados
grupos sociales, como el de los jóvenes delincuentes que él se dedicó a estudiar, está
“inscripta en la piel”. Ellos transforman “a la piel en una superficie de registro de
la propia biografía” (Míguez, 2002: 11) porque carecen de superficies más estables,
como relaciones afectivas duraderas. Así, ella se convierte en el lugar más firme
para alojar a sus seres queridos, el único que los va a acompañar siempre, y donde
pueden inscribir los nombres de quienes aman, aún a pesar de los contextos sociofamiliares signados por las relaciones inestables, breves, impredecibles. Aunque con
muchas diferencias, ya que los contextos socio-familiares de los fierreros muy poco
o nada tienen que ver con los de los sujetos que estudiaba Míguez, sí creemos que
podemos reutilizar el modo en que el autor analizaba cómo un determinado grupo
social inscribe su identidad en el cuerpo.
Algunos de los fierreros del Boulevard temen dar ese “paso hacia el más allá” porque,
como ya dijimos, para la mayoría, con ir “hasta ahí”, hasta realizar uno o dos planes
de estano oral en pirámide por año es suficiente. Las respuestas que ellos esgrimían
eran siempre bastante similares: “me parece demasiado”, “no quiero involucrarme
tanto”, “yo quiero ir hasta ahí, tanto no”, “no me animo a dar ese paso”.
Inyectarse sustancias en el cuerpo era una práctica situada “mucho más allá” de lo
que ellos estaban dispuestos a hacer y dar en y por los fierros. Sin embargo, frente a
ellos, se encuentran los que se la van a “jugar”, los que a pesar de los temores van a
inscribir en la sangre de su cuerpo la pertenencia a una comunidad de pares.
Los argumentos que esgrimen quienes utilizan las drogas inyectadas, sin que eso
signifique que han abandonado los comprimidos, por el contrario, los regulan en
planes mixtos de sustancias, van desde que así previenen los riesgos hepáticos hasta
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Nombre completo de “estano”, el esteroide anabólico más popular en los gimnasios porteños desde hace tiempo.
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que aumentan drásticamente la efectividad de las sustancias. No sabemos qué de
todo esto es verdadero o falso. Solo podemos decir que entre ellos se genera un
lazo mucho más fuerte, son los verdaderos hombres entre los fierros, los que están
dispuestos a brindar no solo sus músculos a las prácticas físicas, sino también el
interior de su cuerpo, la sangre misma, en la que de allí en más van a llevar alojadas
las sustancias que los convierten en lo que son.
Los planes de estas características revisten un grado de complejidad mucho mayor.
Se trata de configuraciones precisas que se plasman en el papel antes de llevarlas
a cabo, y que se las van planeando durante varios meses antes de acometerlas. El
modo en que se los organiza depende de muchas variables: la disponibilidad de las
drogas en el mercado16, la experiencia y el conocimiento farmacéutico del usuario, el
consejo preciso de alguien más experimentado dispuesto a echar una mano.
También depende del período de entrenamiento, ya que el modo de entrenar invernal
(o de volumen17) es distinto al período de calor (o definición1822) en el gimnasio, y
los objetivos corporales también son distintos. Esto también influye en la manera en
que se arman los planes: así, es mucho más probable que en el invierno se prefieran
las testosteronas y los ésteres que ayudan a construir masa rápidamente, aun a pesar
de que generen una mayor retención hídrica. En cambio, en el período previo a la
época veraniega se priorizan los esteroides que contribuyen a delinear y definir la
musculatura, antes que la ganancia corporal. Volviendo sobre el tema de la sangre,
intentaremos indicar los significados simbólicos de esta práctica signada por las
inyecciones, ya que, desde nuestra óptica, posee características de tipo ritual.
“JUGANDO EN PRIMERA”: UN RITO DE PASAJE INYECTABLE
El ritual constituye uno de los temas antropológicos más clásicos. Entre los aportes
más importantes a la cuestión se cuentan los de Van Gennep (1986) y los de Turner
Muchos de los fierreros sostenían que nunca había que empezar un plan sin hacerse antes del total de sustancias
que se iban a utilizar. Esto implicaba, en primer lugar, asegurarse un capital económico importante previamente al
plan para realizar una gran compra en una farmacia, una veterinaria, o un distribuidor. Así, ellos evitaban el riesgo de
quedarse “a mitad de camino” sin una de las drogas necesarias, ya sea porque las farmacias pasaran a controlar más
su distribución, porque el stock era limitado desde los laboratorios, o por cualquier otro inconveniente imprevisto.
17
Durante el período de volumen, que coincide con el invierno, los fierreros se dedican a construir músculos masivos.
18
Por el contrario, durante el período de definición, que coincide con la época de calor del año, los fierreros intentan
“moldear” la masa muscular que construyeron previamente.
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(1988, 1999), quienes analizaron la cuestión en términos de “pasaje”, desde un
estado hacia otro. Así, según indica Turner siguiendo al primero, los “ritos de paso”
incluyen tres fases: separación, margen (o limen) y agregación:
La primera fase, o fase de separación supone una conducta
simbólica que signifique la separación del grupo o el individuo de
su anterior situación dentro de la estructura social o de un conjunto
de condiciones culturales (o “estado”); durante el período siguiente,
o período liminar, el estado del sujeto del rito (o “pasajero”) es
ambiguo, atravesando por un espacio en el que se encuentra muy
pocos o ningún atributo, tanto del estado pasado como del venidero;
en la tercera fase, el paso se ha consumado ya. El sujeto del rito, tanto
si es individual como si es corporativo, alcanza un nuevo estado a
través del rito y, en virtud de esto, adquiere derechos y obligaciones
de tipo “estructural” y claramente definido, esperándose de él que
se comporte de acuerdo con ciertas normas de uso y patrones éticos.
(Turner, 1999: 104)
Este esquema teórico no puede extrapolarse directamente a la realidad que nosotros
estudiamos, o sea a lo que ocurre en un gimnasio porteño. Debido sobre todo, a que
es difícil encontrar algo parecido a una etapa liminal o de separación. Sin embargo,
el modelo sí nos sirve –exceptuando la fase de liminalidad– para mostrar la manera
en que se da un pasaje entre un antes y un después entre los pares fierreros.
En este caso, este pasaje tiene como momento clave de transición una práctica
específica como es la decisión –y posterior puesta en acto– de iniciarse con las
sustancias inyectables. En tal sentido, y siguiendo a otro autor que también ha
estudiado estos momentos únicos de la biografía personal (Bourdieu, 1993), podemos
decir que al atreverse a dar “ese paso”, ellos van a instaurar una diferencia con los
demás, con quiénes tan solo se contentan con realizar uno o dos planes de estano
oral en pirámide al año. Tomar esa decisión implica, para ellos, un pasaje hacia otro
estado corporal, del cual ya no van a volver hacia atrás: es una decisión que los va a
separar del resto de los fierreros para siempre.
En las percepciones de quienes utilizan las sustancias de forma inyectable, la primera
vez significa un acto central, un momento único que se reflejaba en expresiones del
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tipo “ahora siento estar jugando en primera” o “ahora sí la cosa va en serio”. En
contraposición a ellos, recordamos, estaban los que no se habían animado, los que
“no querían ir tan allá” o “no les parecía dar ese paso”.
Siguiendo a Bourdieu (1993) nuevamente, podemos decir que este evento tiene las
características de un acto de institución19, porque “establece una diferencia entre
un antes y un después de la consagración, pero especialmente distingue entre los
practicantes y los no practicantes” (Garriga, 2010: 86). Mejor dicho, más que entre
los practicantes y los no practicantes, la diferencia que se establece aquí es entre los
verdaderos practicantes, los que están dispuestos a darlo todo, ofrendando la sangre
de su cuerpo, y los otros, los que construyen límites personales que no van a superar,
los que no quieren tomar riesgos mayores.
Los fierreros que sí se atrevieron se transforman a partir de este consumo en los
verdaderos hombres entre los fierros, y su estatus dentro del espacio del Boulevard
va a comenzar a tornarse superior al del resto de sus pares. Así, al final del camino,
solo han llegado ellos, los que pudieron cumplir con cada uno de los pasos, los que
se atrevieron y los que contaban con los capitales para ello.
CONSIDERACIONES FINALES
En un trabajo anterior (Rodríguez & Rosenberg, 2011), sostuve que para estudiar el
consumo de drogas en las sociedades contemporáneas es necesario estar dispuesto a
abrir direcciones de investigación diferentes: no se pueden analizar del mismo modo
las prácticas y las representaciones que los usuarios de distintos tipos de drogas
poseen sobre su consumo, ya que, de hecho, tanto las prácticas como los significados
emparentados suelen ser muy diferentes según el tipo de sustancia. Es decir, es muy
difícil relacionar en una misma investigación a un fumador de paco 20 con alguien
que ingiere una pastilla de éxtasis en una fiesta electrónica, o a un joven que fuma
marihuana en un recital de rock con un fierrero que usa anabólicos inyectables para
suplementar su entrenamiento en el gimnasio.
19
El acto de institución es para Bourdieu “un acto de comunicación, pero de una clase particular: notifica a alguien
su identidad y se la impone, la expresa ante todos y le notifica con autoridad lo que es y lo que no tiene que ser”
(1993: 117).
20
Pasta base de cocaína.
53
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Las categorías de sentido común, como “drogadicto” por ejemplo, que muchas veces
son deificadas también por el saber científico, tienden más a oscurecer que a revelar
la realidad. En materia de drogas parece haber tal diversidad que nos encontramos
obligados a abordar cada uno de los consumos de forma específica. Luego sí es
posible realizar comparaciones entre los casos, sin embargo, lo que desde nuestra
óptica resulta inaceptable es plantear una estrategia general a partir del concepto
de “droga” y pretender estudiar todas las prácticas de consumo al mismo tiempo y
reduciendo la particularidad propia de cada una de ellas.
Aunque se trata de un texto sumamente breve, en este escrito pudimos ver cómo se
relaciona una práctica de entrenamiento corporal con el uso de una sustancia con
fines netamente estéticos. Además, también vimos la complejidad que reviste este
tipo de consumo. En él se cruzan tanto el modo de construcción de una masculinidad
específica, imperante y hegemónica en el ámbito de un gimnasio porteño, así como
elementos relacionados con el poder adquisitivo de clase social. Es decir, para
consagrarse a la práctica de autoconstrucción corporal masculina, como ya dijimos,
no es solo necesario ofrendar el cuerpo propio, sino también contar con el capital
económico necesario para invertirlo en los consumos necesarios, que incluyen los
alimentos correctos, los suplementos precisos y las drogas anabólicas indicadas. A
este último elemento de la tríada es que dedicamos enteramente el análisis en este
texto.
Los dos caminos de consumo de sustancias anabólicas, el de la ingesta oral y el del
uso inyectado, nos revelan modos diferentes de aprehenderlas, que si bien parecen
estar relacionados con los límites que construyen los usuarios alrededor de ellas,
y las fronteras que están dispuestos a cruzar, así como las que se revelan como
barreras infranqueables, también tienen que ver con la manera en que los fierreros
conceptualizan su masculinidad así como con la capacidad económica de consumo
propia. Es decir, el consumo de una sustancia se nos revela como una práctica
compleja, donde interaccionan diferentes variables que requieren de análisis. A modo
de resumen, entonces, debemos recalcar nuevamente el carácter complejo que reviste
el estudio de la relación entre cultura y drogas en las sociedades contemporáneas, a
la cual hemos intentado con este texto hacer un breve aporte.
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55
REVISIÓN DE ESTUDIOS RECIENTES
SOBRE EL NARCOCORRIDO
CÉSAR JESÚS BURGOS DÁVILA
Recibido: 4 de abril de 2012
Aprobado: 7 de agosto de 2012
Resumen
El narcocorrido es una expresión musical vigente en la sociedad mexicana. Por
su popularidad, expansión, relevancia y presencia en la sociedad ha despertado el
interés de investigadores de diversas disciplinas de las ciencias sociales. En esta
revisión se expone cómo ha sido estudiado desde la filosofía, la antropología, la
etnomusicología, la historia, la sociología y la psicología. El objetivo es rescatar y
desarrollar las aportaciones teóricas, metodológicas, las discusiones y conclusiones
de otros autores, para ofrecer una valoración temática sobre la forma en la que
ha sido definido, analizado y explicado el narcocorrido. Se exponen los estudios
revisados según la afinidad de sus intereses y conclusiones. Se realiza una crítica a la
postura tradicional y hegemónica que centra el estudio del narcocorrido en las letras
de las canciones y piensa la música como representación o reflejo de la sociedad.
Se rescata la propuesta de la lógica de investigación etnográfica para descentrar las
investigaciones de los textos y atender los contextos del narcocorrido en la vida
cotidiana.
Palabras clave: Narcocorrido, revisión bibliográfica, etnografía.
*
Estudiante de doctorado, Estudis de Doctorat en Psicologia Social (EDPS), Universitat Autònoma de Barcelona
(UAB), Facultat de Psicologia, Departament de Psicologia Social. Maestro en Ciencias en Investigación en Psicología
Social (2008), EDPS, UAB. Psicólogo egresado de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) (2006). Becario por
el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), México y la Dirección General de Investigación y
Postgrado de la UAS. Colaborador en el Grupo de Investigación JovenTIC del Departamento de Psicología Social
UAB. Visitor Scholar en Center for Latin American Studies de Vanderbilt University, Nashville, TN. US. (2011).
Correo electrónico: [email protected]
cult.drog. 17(19): 57-103, 2012
ISSN 0122-8455
César Jesús Burgos Dávila
REVIEW OF RECENT ESTUDIES
ABOUT NARCOCORRIDO
Abstract
The “narcocorrido is a valid musical expression in Mexican society. Because of its
popularity, expansion, relevance and presence in society has attracted the interest
of researchers in various social science disciplines. In this review we will show
how it has been studied from the philosophy, anthropology, ethnomusicology,
history, sociology and psychology.’s goal is to rescue and develop the theoretical,
methodological, discussions and conclusions of other authors, to offer a thematic
evaluation of the way that has been defined, analyzed and explained the narcocorrido.
The studies reviewed are exposed according to the affinity of their interests and
conclusions. Criticism is performed traditional posture hegemonic narcocorrido
study focuses on the lyrics and think the music as a representation or reflection of
society. Were rescues the logic proposed to decentralize ethnographic research of
texts and contexts narcocorrido meet in everyday life.
Keys words: Narcocorrido, literature review, ethnography
DEL CONCIERTO, EL ESPECTÁCULO Y EL DISCO
AL ESCRITORIO, AL ATRIL Y AL PAPEL
Componer y cantar corridos es una de las tradiciones musicales más antiguas que se
ha mantenido a lo largo de la historia de México. Américo Paredes (1958), en “With
his pistol in hand”: A border ballad and its hero, sugiere que las historias y leyendas
convertidas en canciones se transmiten rápidamente, “vuelan”, “corren”, de ahí su
nombre de corridos. Lo característico de esta tradición ha sido componer, narrar y
cantar historias reales o ficticias basadas en sucesos que afectan la sensibilidad del
pueblo (Mendoza, 1956; Avitia, 1997). Es una tradición que ha sufrido cambios y
que se ha ido adaptando a las diferentes realidades sociales de México, hasta dar
paso a lo que ahora son los narcocorridos.
Posterior a los corridos revolucionarios, algunos investigadores afirmaron que
el corrido mexicano entraría en decadencia, caería en el olvido y desvirtuaría la
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Revisión de estudios recientes sobre El narcocorrido
tradición corridística. Esto, por el consumo masivo y la presencia de la tecnología
en la grabación, reproducción y difusión de la música. También, se advertía que las
composiciones postrevolucionarias tendrían un alto grado de falsedad. Así, se rompía
la supuesta tradición de “cantar la pura verdad” (Mendoza, 1956, 1964; Simmons,
1957; Avitia, 1997). James Nicolopulos (1997) en “The heroic corrido: A premature
obituary?”, realiza una fuerte crítica a esas posturas. Coincide con Guillermo
Hernández, quien sostiene que posterior a la Revolución, los corridistas mantuvieron
las características de la tradición; con el paso del tiempo surgieron innovaciones
corridísticas que suplantaron aspectos de la tradición anterior (Hernández, 2000).
Las composiciones cambiaron sus temas, ya no se cantaba a aquellos caudillos que
luchaban por y para el pueblo. Se dio cabida a nuevas temáticas. Es evidente que el
género como tal, se ha ido modificando a través de los años y en la actualidad sigue
siendo vigente, abordando temas de la realidad que se vive hoy en día en México.
La decadencia y el próximo fin del corrido anunciado por Vicente T. Mendoza resultó
ser un augurio fallido. En lo que acertó el folclorista e historiador mexicano, fue en
vaticinar que el corrido mexicano sería valorado y estudiado por investigadores.
En sus inicios, los estudios del corrido se basaron en una basta compilación de
composiciones para la elaboración de antologías. Este tipo de compilaciones eran
separadas por contenidos temáticos (Mendoza, 1954, 1956, 1964). En ocasiones,
las secciones de las antologías se acompañan de algún apunte histórico para la
comprensión de los corridos citados (Avitia, 1997). También, los estudios se
interesaban en profundizar sobre los antecedentes y raíces históricas de la tradición
corridística (Simmons, 1957; Paredes, 1963; Mendoza, 1964; Campos, 1974). Los
estudios sobre el corrido han proliferado, profundizando en temas como: los corridos
de la Revolución Mexicana y postrevolucionarios (Mendoza, 1964; Herrera-Sobek,
1993a; Avitia, 1997; Hernández, 1999), los corridos de migración, los corridos de
contrabando en la frontera entre México y Estados Unidos, corridos correspondientes
a diferentes condiciones y movimientos sociales de México (Paredes, 1986; HerreraSobek, 1993b; Ramírez-Pimienta, 1998, 2004a; Ragland, 2009) y más recientemente
los corridos que abordan temas relacionados con el narcotráfico.
En diferentes publicaciones, Vicente T. Mendoza sostiene que el corrido es uno de
los soportes más firmes de la literatura auténticamente mexicana. Afirma que es un
género que manifiesta la cultura del pueblo. Resalta que este tipo de expresión musical
sería cada vez más valorada por académicos interesados en investigar el perfil, la
59
César Jesús Burgos Dávila
personalidad, la nacionalidad y los aspectos sociales e históricos de la cultura de
México. La idea del folclorista, fue retomada por investigadores que decidieron dar
continuidad al estudio del corrido. Se trata de una tradición académica que se ha
mantenido, desarrollado y fortalecido, donde si bien la tarea ya no solo consiste en
compilar composiciones, los investigadores predominantemente se centran en las
letras de las composiciones para analizar todo lo que Mendoza apuntó.
María Herrera-Sobek (1979) fue la primera investigadora en realizar un breve
ensayo en el que se abordan corridos referentes al tráfico de drogas. En “The
theme of drug smuggling in the mexican corrido”, la investigadora describe
brevemente algunos antecedentes de los corridos de contrabando y analiza la letra
de algunos narcocorridos de la década de los setenta. Sostiene que los narcocorridos
descienden directamente de los corridos de contrabando compuestos en la frontera
norte de México, ya que muchas de las características con las que son descritos
los contrabandistas, son utilizadas para describir a los traficantes de drogas. En los
años setenta, el tráfico consistió en la movilización de cocaína, mariguana y heroína
proveniente de México con destino a Estados Unidos. De ahí que durante las décadas
de los sesenta y setenta, la mayor parte de corridos relataran actividades sobre los
traficantes de drogas. Para Herrera-Sobek, la construcción del personaje en el corrido
y la legitimación de sus actividades, es distinta. Los protagonistas de los corridos de
contrabando y los narcocorridos son vistos como héroes, pero en los narcocorridos
de esa época aparecería un fuerte posicionamiento moral por parte del corridista y la
comunidad de contrabando. Señala la investigadora que el punto de la moral en este
tipo de composiciones es una constante; ya que las composiciones acusan a quienes
cometen acciones fuera de la ley, describen situaciones negativas como consecuencia
del contrabando, mencionan la muerte o a la prisión como destino por ser traficante
y expresan la moralidad de la comunidad donde se crea la composición. Así, al
tratar el corrido como expresión de la moral, observa cómo la comunidad muestra
desaprobación hacia los narcotraficantes y se posiciona particularmente contra el
tráfico de drogas. Del análisis de algunos corridos, la investigadora concluye que
los valores expresados hacia la actividad del contrabando son rotundas: “the wages
of sin are death” (p. 61). Al final del ensayo, Herrera-Sobek propone algo similar a
lo que ya había mencionado Vicente Mendoza. La autora sugiere que el estudio en
profundidad de los narcocorridos “proporciona al investigador un material con el
que se puede explorar el carácter, la visión del mundo, el sistema de valores y las
normas morales de quienes cantan y escuchan este tipo de música” (p. 61). Con su
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propuesta se dio continuidad y se reforzó una tradición académica para el estudio
del corrido. Además, se marcó la pauta para el análisis de las nuevas composiciones.
Al igual que Mendoza, Herrera-Sobek propondría continuar estudiando las letras de
los narcocorridos. Posterior a la publicación de este ensayo, muchos investigadores
han seguido la senda trazada, estudiando con mayor profundidad las composiciones
contemporáneas.
En el estudio del narcocorrido la mayoría de las investigaciones se han sumado a
la tradición. Han seguido las líneas y sugerencias trazadas por Vicente Mendoza
y María Herrera-Sobek. Sin duda alguna, son estudios que realizan una gran
aportación a la temática que tratan. Sin embargo, han sido poco críticos con los
planteamientos metodológicos y analíticos para el estudio del narcocorrido. Han
preferido continuar en el mismo camino, delimitado por el estudio de las letras de las
canciones. Esto tiene un problema, que para plantearlo se expondrá la propuesta de
Serge Denisoff y Mark Levine (1971), en “The one dimensional approach of popular
music: A research note”, quienes apuntan que existen dos técnicas predominantes
en el estudio de la música popular. La primera, las encuestas de opinión, que suelen
aplicarse a jóvenes escolares para explorar sus preferencias musicales y sus artistas
favoritos. La segunda, el análisis de contenido de las canciones, que usualmente
son tomadas de listas de éxitos musicales, revistas de música y otras publicaciones
relacionadas con el mercado musical. De la técnica del análisis del contenido, los
autores resaltan que existe una omisión que es evidente, pues la letra de la música
solo refleja una dimensión del mensaje que comunica una canción popular. Para
ejemplificar su propuesta, los autores citan una investigación sobre lo que se conoce
como “canciones de protesta”, concluyen que un análisis de la letra aislado no refleja
nada sobre la música, ni sobre el contexto en el que se recrea dicha canción. Es decir,
las letras en las canciones de protesta, carecen de sentido cuando el sonido, la música
y otros elementos no son tomados en cuenta. Para estos autores, el análisis de la letra
en los estudios de la música popular no llega a ser suficiente para explorar aspectos
relacionados con la ideología, las representaciones y las formas de ser o pensar de
grupos sociales. En la misma línea de esta crítica, Simon Frith (1978, 1981, 1988)
sostiene que:
Un problema fundamental en tales estudios procede de la larga tradición
que ha considerado las producciones artísticas hechos sociales. Al
considerar estas producciones como hechos sociales, el analista se libra
del esfuerzo de demostrar lo que significan esas producciones para el
61
César Jesús Burgos Dávila
artista y para su auditorio. Se admite con demasiada frecuencia que esos
significados pueden identificarse, y que un analista capacitado lo lleve a
cabo con independencia de las interpretaciones que a semejantes obras
proporcionan el artista o su auditorio. En mi opinión, las producciones
artísticas deben ser vistas como creaciones interactivas; su significado
surgirá de las interacciones dirigidas a ellas por el artista y por su
auditorio. (Frith, 1978, p. 234)
Lo que propone Frith es abandonar la tentación de analizar la letra de las canciones a
expensas de la música, de los contextos de producción, circulación y consumo. Para
el autor, la música adquiere significados independientes de las intenciones de sus
creadores originales. El auditorio no es una masa pasiva que consume música como
churros, sino una comunidad activa a la que la música no impone una ideología,
aunque puede, absorber los valores e intereses de sus oyentes.
Hecha una crítica general, en este manuscrito se expondrá cómo ha sido estudiado el
narcocorrido desde diferentes disciplinas sociales: filosofía, historia, antropología,
etnomusicología, sociología y psicología. Siendo la última, a la que el autor se adscribe
y desde la cual se hace una lectura del fenómeno, con la finalidad de proporcionar
una modesta aportación a la discusión actual en el tema.1 El objetivo de este recorrido
por las investigaciones realizadas hasta ahora, es ofrecer una valoración temática,
una cartografía del estado de la cuestión. Vale la pena mencionar que esta revisión
no es exhaustiva de las investigaciones realizadas sobre el tema, sería ambicioso y
deshonesto reconocer que es así. Más bien, se considera que se trata de una revisión
parcial, en la que se mencionan los trabajos a los que el autor ha tenido acceso hasta
hoy, los que ha revisado y que le han parecido interesantes. De estos trabajos, se
abordarán los aspectos teóricos y metodológicos desde los que han abordado el tema
otros investigadores; así como las discusiones y conclusiones a las que han llegado.
Esto permitirá visibilizar que existe una perspectiva dominante que piensa, analiza,
establece un paradigma y un método para el estudio del narcocorrido, convirtiéndolo
en algo hegemónico.
Juan Carlos Ramírez-Pimienta en “Narcocultura a ritmo norteño. El narcocorrido ante el nuevo milenio” (2007),
realiza una revisión de los libros: El narcotraficante: Narcocorridos and the construction of a cultural persona on
the U.S.-Mexican Border de Mark Edberg (2004a), Las mujeres también pueden. Género y narcocorrido de Anajilda
Mondaca (2004) y El narcocorrido: ¿Tradición o mercado? de Rubén Tinajero y María Hernández (2004). Por su
parte Juan Antonio Fernández (2011), en su tesis de maestría desarrolla el capítulo “El narcocorrido, visiones multidisciplinarias”, en el que desarrolla, analiza y discute con algunos trabajos elaborados. Aunque son interesantes,
ambas revisiones dejan fuera un gran número de publicaciones y trabajos realizados.
1
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Revisión de estudios recientes sobre El narcocorrido
Si bien antes se mencionó el primer trabajo que hace referencia a los narcocorridos,
la exposición de las siguientes investigaciones no obedece a un orden cronológico,
tampoco a una adscripción disciplinar. Se opta por rescatar e integrar las aportaciones
de los trabajos realizados según la forma en la que han construido, objetivado,
analizado y explicado el narcocorrido. Así, se hablará del “narcocorrido como texto”,
del “narcocorrido y sus categorías”, del “narcocorrido como documento histórico”
y del “narcocorrido como representación”. Posteriormente, en el apartado “El
narcocorrido algo más que una representación”, se realizará una crítica a la postura
representacionista en el estudio de la música, que como se verá, son predominantes
las investigaciones que al analizar las letras de los narcocorridos, abordan prácticas
relacionadas con la cultura del narcotráfico. Parten del supuesto de que la palabra
es lo más importante en la expresión musical. Asumen que el lenguaje puede
representar, reflejar, contener, transmitir o almacenar conocimiento sobre la realidad
del narcotráfico. Al final del documento, en “Del texto al contexto”, se mencionarán
algunas investigaciones emergentes a la postura dominante, aquellas que han optado
por la lógica de la investigación etnográfica para abordar, explicar y entender el
narcocorrido de una manera distinta a la dominante. Este tipo de trabajos podrían
ser considerados críticos y es, precisamente, desde esa posición desde la que se hará
una propuesta que rompe con lo hegemónico. Para ello es necesario abandonar los
textos y atender los contextos. Siguiendo a Antoine Hennion (1983, 2002, 2010),
es necesario abandonar la idea de la música como un reflejo o una representación
de las personas, para aproximarse a lo que hacen y piensan los actores. Atender sus
actividades y gustos musicales. Estudiar la música en su contexto, aproximándose
a los espacios naturales en los que se encuentra la música con su público. Esto
permitirá abandonar y romper las barreras de la letra para explorar las prácticas, los
sentidos y mediadores que relacionan a la música con su público (Burgos, 2011a,
2011b; Silva y Burgos, 2011). Así, será posible considerar cuál es el lugar de los
narcocorridos en la vida social.
EL NARCOCORRIDO COMO TEXTO
En estudios recientes se ha mantenido la tradición de pensar el corrido y el
narcocorrido como texto, literatura, documento y texto-musical donde se manifiesta
la cultura del pueblo. De hecho, es una postura predominante. La investigadora
María Luisa de la Garza (2007a), destaca que los corridos tratan de cualquier tema
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César Jesús Burgos Dávila
que interese a las clases populares, en ellos quedan plasmados sus puntos de vista
sobre acontecimientos regionales, nacionales e internacionales. En lo que refiere al
narcocorrido, el sociólogo Luis Astorga (1995) en Mitología del “narcotraficante” en
México, reconoce que los compositores de corridos pusieron en palabras el universo
simbólico de los traficantes, y en ellos queda la mayor parte de los agentes sociales
que conforman el tráfico de drogas. Astorga se interesa en el narcocorrido como
documento sociológico y mitológico. Lo utiliza como una vía indirecta para explorar
el código ético y la mitología del narcotraficante. Reconoce que utiliza este recurso
ante la imposibilidad de aplicar encuestas entre los propios traficantes. Considera que
en ellos se refleja su historia real, parte de su mitología, los valores que defienden,
así como aquellos a los que se enfrentan, quiénes los encarnan o representan y
las interacciones que dan como resultado el éxito o el fracaso de algunos de los
bandos en pugna. Otros autores agregan que en los narcocorridos se da cuenta de las
complicidades de los narcotraficantes y diversas figuras de orden,2 se relata el valor
y la audacia de los protagonistas, se ofrecen desenlaces gloriosos y exitosos, también
existen aquellos marcados por la tragedia y la fatalidad; en ocasiones el tema del
narcotráfico se aborda desde una perspectiva de denuncia de la corrupción política y
de la injusticia social; algunos advierten sobre los peligros y riesgos del narcotráfico
(Astorga, 1995; Valenzuela, 2002; De la Garza, 2005, 2008a).
En la misma línea, José Manuel Valenzuela (2002) sostiene que los narcocorridos
ofrecen una rica información sobre el narcomundo y las múltiples articulaciones
que de este se construyen con otros ámbitos en la sociedad. Reconoce que las
representaciones contenidas en los textos no solo sirven para dar sentido a una serie
de elementos que la gente conoce o intuye, sino que participan en la producción de
prácticas cotidianas desde las cuales la gente aprende a vivir con ese mundo. En este
sentido, Eric Lara afirma que un aspecto fundamental de consumir narcocorridos
es, que involucra el mejor entendimiento de una realidad que es intangible para la
mayoría de los mexicanos. Según el autor, al escucharlos tratan de encontrar en ellos
claves que lleven a un mejor entendimiento de su vida diaria (Lara, 2003, 2005).
En los narcocorridos, no solo existe la presencia de autoridades corruptas. Ramírez-Pimienta (2010a) señala que la
mayoría de las composiciones de narcotráfico tratan sobre la vida del narcotraficante. Sin embargo, menciona que
son escasas aquellas composiciones en honor a policías caídos en la lucha contra el narcotráfico, esto porque los
corridistas no perciben a los policías como héroes. A las composiciones en donde aparece la figura del policía como
protagonista heroico las denomina “corridos de policías” y “narcocorridos policiacos”.
2
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Según María Luisa de la Garza, en el plano filosófico, esta expresión musical
habla de cómo está la sociedad. Para ella, es posible analizar el ideal de vida de los
personajes que aparecen en las historias. Profundizando en lo que los sujetos dicen
de sí mismos, atendiendo no solo a lo que dicen que son, que hacen o que han hecho,
sino atendiendo especialmente a lo que se considera que pueden hacer o que deberían
poder hacer. Según la autora, esta perspectiva de análisis permite estudiar los discursos
y representaciones sociales que circulan en los narcocorridos. Concluye, además,
que en los narcocorridos se recrean literal y literariamente historias de personajes,
en ocasiones ficticios. Funcionan como una estrategia de corte poético por la que
cientos de individuos buscan hacerse notables. De la Garza (2008b) sostiene que lo
anecdótico es nada menos que vivir, lo reseñable es permanecer con vida. Además,
concluye que son discursos que cumplen diversas funciones sociales:
Entre las varias funciones sociales que parecen desempeñar los corridos
(fomentar la cohesión de un grupo, intervenir en el debate público
sobre el buen gobierno, dar testimonio del prestigio de un colectivo o
de un sujeto, comentar acontecimientos relevantes, etcétera), difunden
representaciones sociales alternativas, que contribuyen a dar legitimidad
a determinadas personas o grupos que no tienen autoridad ninguna o no
gozan de una muy buena reputación. (De la Garza, 2005, pp. 57-58)
Para Lucila Lobato (2003, 2010), el corrido mexicano contemporáneo elabora
un mundo ficcional que pretende ser mitológico; en donde es posible ubicar a los
personajes, sus características y acciones como parte de una narración literaria. Según
la autora, se trata de composiciones en las que un hombre común y corriente, mortal,
pasa a ser un personaje de ficción, un héroe, inmortal. Trascienden al permanecer en
la memoria colectiva al hacer uso de la novelización, la caracterización heroica de
los personajes y el uso de un discurso codificado. Para Lobato:
Desde el aspecto meramente literario, la historia del personaje sirve
al autor para caracterizarlo como un sujeto capaz de superar los
obstáculos de la vida y como valiente para afrontar los riesgos de esa
actividad. Y, nuevamente, para crear un vínculo con los espectadores al
presentar una justificación muy concreta de su actividad. La historia del
personaje ayuda a configurarlo de una manera más profunda al mostrar
sus motivaciones, problemas y habilidades. En último caso, determina
su visión del mundo y actitud ante la vida. (Lobato, 2010, p. 19)
65
César Jesús Burgos Dávila
Según Lobato, la caracterización del personaje en los narcocorridos cantados en
primera persona, se relacionan directamente con su oficio dentro del narcotráfico. En
ellos se expone, define y justifica las características del narcotraficante.
En los análisis textuales del narcocorrido, es común encontrar que los investigadores
exponen el análisis a manera de resúmenes. Identifican algunos elementos que
se encuentran en las canciones, exponen fragmentos y de esos extractos realizan
un resúmen de los temas principales. En ocasiones, este resumen no ofrece nada
suplementario a los textos que analizan. Como se menciona en el artículo “El
análisis del discurso implica analizar. Crítica de seis atajos analíticos”: “resumir
no significa analizar el discurso […] el analista puede conceder atención a ciertos
temas o denotar algunos aspectos concretos […] pero esto no puede considerarse
análisis del discurso” (Antaki et al., 2003, p. 22). También, es común encontrar que
algunos trabajos ofrecen una posición política o personal del analista con respecto
al tema de estudio. Normalmente aparece cuando se aborda el tema de la censura
al narcocorrido. Pero, la toma de posiciones en sí, no tiene nada de análisis. Como
mencionan Antaki et al.: “asumir una posición –bien de aprobación o de rechazo
crítico a la postura de quien aporta el discurso a estudiar– no es analizar. Puesto de
otro modo, suscribir o repudiar (implícita o explícitamente) una posición, no puede
sustituir su análisis” (2013, p. 23). También, es común que algunos investigadores
compilen una lista de canciones o fragmentos de las mismas para usarlas como una
evidencia y sostener un argumento. En ocasiones se exponen los fragmentos como si
se sustentaran por sí solos; como si no requirieran comentario alguno. Igualmente, se
usan como una “prueba de” el argumento del autor. Esto es conocido como “pseudoanálisis por exceso o aislamiento de citas” (Antaki et al., 2003, p. 24).
Los narcocorridos no solo se producen y escuchan en México. En algunas regiones
de Colombia y Estados Unidos se difunden y han alcanzado aceptación de un público
heterogéneo. Han logrado romper con los límites sociales, regionales, nacionales y
genéricos. La presencia de esta expresión musical en distintas zonas geográficas
relaciona las condiciones propias en las cuales se ha manifestado el narcotráfico;
la forma en la que se ha creado, reproducido, difundido, modificado y adaptado la
música mexicana en otros contextos; además, la apropiación de dichas expresiones
musicales por diferentes culturas. Jorge González (2011), comenta que cada vez son
más las expresiones artísticas colombianas que se hacen eco de la realidad social
del narcotráfico, produciendo acercamientos y visibilizando la situación local y
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Revisión de estudios recientes sobre El narcocorrido
global de Colombia. En lo que refiere a la música, las canciones que narran historias
propias del narcotráfico son conocidas como “corridos prohibidos”.3 Existe una gran
similitud entre los narcocorridos mexicanos y los corridos prohibidos colombianos,
son términos utilizados para nombrar fenómenos socio-musicales similares.
Los investigadores que se han interesado en el estudio de los corridos prohibidos
colombianos, han centrado sus estudios en las letras de las composiciones. Destacan
que es el elemento central y donde se encuentra la riqueza de los corridos prohibidos.
La música tiene un papel secundario. En el análisis de la letra de algunos corridos
prohibidos, Pérez (2004) distingue cinco grupos: 1) Corridos que son interpretados
por grupos mexicanos cuya narración relata acontecimientos ocurridos en México. 2)
Los que son interpretados por grupos mexicanos que hacen referencia a la actividad
colombiana y en los que se exalta la vida de un gran capo, como pueden ser las
composiciones que tratan sobre la vida de Pablo Escobar Gaviria (Valbuena, 2004);
puede servir como ejemplo el corrido de “Muerte anunciada” compuesto por Paulino
Vargas, interpretado por Los Tigres del Norte (1994). 3) Aquellos que son interpretados
por grupos colombianos que son modificaciones de los narcocorridos mexicanos y
son adaptados al contexto y al lenguaje cotidiano colombiano; un ejemplo es “La
banda del carro rojo” compuesto por Paulino Vargas, éxito de Los Tigres del Norte
(1975), este corrido fue adaptado a la versión colombiana en un corrido con ritmo
tropical en “Los Duros del Cártel” (Astorga, 1997). 4) Corridos interpretados por
grupos colombianos cuyas narraciones versan sobre casos y personajes colombianos.
5) Corridos interpretados por grupos colombianos y mexicanos que narran contactos
entre las redes de traficantes de Colombia y México.
Reconocen los autores que en los corridos prohibidos colombianos se hace referencia
a las condiciones propias del narcotráfico en Colombia. Aparecen temas como
la extradición a Estados Unidos, la religión, la patria, el traslado de mercancías,
relaciones con miembros del gobierno, la política norteamericana antidrogas,
exaltaciones del oficio de traficantes de drogas, críticas al sistema social que da
origen al narcotráfico, acontecimientos relacionados con las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), la muerte, exaltaciones de valores como la
amistad, la valentía y la fidelidad (Astorga, 1997; Pérez, 2004; Valbuena, 2004).
Concluyen los investigadores, que en el contenido de los corridos prohibidos
3
Juliana Pérez (2004), afirma que el nombre del género se deriva del título del disco “Corridos prohibidos” de Los
Tigres del Norte (1989). Según la autora, el nombre del género responde a una excelente estrategia mercantil, pues
en Colombia la agrupación ya era conocida.
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colombianos existe un contraste muy marcado entre el discurso oficial y el generado
por los compositores de corridos. Para Valbuena, aquellos destacan la vigencia de
una cultura popular que busca su identidad y construcción simbólica de lo heroico en
la esfera de la ilegalidad, desafiando los valores instituidos para exaltar un modelo
de héroe diferente. Según el autor, el auge de este estilo, se debe a los gustos de una
buena parte de la población, que siente admiración por las pautas de consumo de
los traficantes. Los investigadores sostienen, que la música sirve como un medio de
expresión identitaria, es conocida como la “música de los narcos”, que sirve para
narrar y estereotipar su mundo. Afirman, que es un retrato de las condiciones del
sector social que las produce y consume (Astorga, 1997; Pérez, 2004; Valbuena,
2004).
EL NARCOCORRIDO Y SUS CATEGORÍAS
Como se mencionó antes, la postura predominante en la literatura reciente es asumir
que el narcocorrido es un texto. Por tanto, al estudiarlo, el material de análisis
de los investigadores son canciones plasmadas en papel. Los investigadores se
han preguntado constantemente: “¿Qué son los narcocorridos?”. Pareciera lógico
que para abordarlo, antes, hay que definirlo o retomar una definición hecha para
mejorarla. Para decir “lo que es” o “re-definirlo” lo analizan. Es decir, separan sus
elementos. Después de eso, identifican el contenido y lo categorizan. Acto seguido,
lo explican. Como se dijo antes, la mayoría de las veces, los análisis expresan lo
mismo que las canciones. Finalmente, lo interpretan o describen sus características.
José Manuel Valenzuela recopiló, identificó, categorizó y analizó un corpus de
narcocorridos. El autor reconoce que en los narcocorridos transitan elementos
simbólicos que denotan el éxito y la capacidad de consumo de los narcotraficantes,
dinero, propiedades, autos lujosos, aviones y una gran cantidad de elementos que
resultan inasequibles para cualquier otro ciudadano. Además, reproducen elementos
patriarcales y sexistas. En algunos, el regionalismo juega también un papel importante;
se exalta el lugar de origen o los lugares en donde se han realizado importantes
negociaciones relacionadas con el narcotráfico. Aunado al reconocimiento de lugares,
también se mencionan relaciones entrañables como familia, amistad y paisanaje. Se
reconocen las características de su gente, la cual se define por atributos positivos
como el respeto, la valentía y la belleza (Valenzuela, 2002).
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Por su parte, Anajilda Mondaca (2012), en su tesis doctoral: Narcocorridos, ciudad
y vida cotidiana: espacios de expresión de la narcocultura en Culiacán, Sinaloa,
México, en una de las fases de estudio, profundizó en el análisis discursivo de un
corpus de veinte narcocorridos. Se centró en lo que denomina “imaginarios de éxito,
poder e ilegalidad”. De estas categorías, la autora concluye:
En los narcocorridos las dimensiones económica, política y social,
trazan las ideas de éxito, de poder y de ilegalidad, y aparecen inherentes
y naturales a las historias, sin destacar otras que, si bien están contenidas
en los textos musicales, no son tan potentes ni capaces de generar
imaginarios con la misma fuerza e impacto. (Mondaca, 2012, p. 337)
Según Mondaca (2012), los imaginarios sociales “responden a producciones
mentales materializadas en acciones y en discursos” (p. 345). Así, sostiene que en los
narcocorridos se hace una (re)interpretación de la realidad de lo visible del mundo
narco. Afirma que “para los poseedores, usuarios y/o consumidores de narcocorridos,
representa un sentido de vida exitosa, aunque ésta dure poco, al tiempo que le otorgan
un valor de uso, más que simbólico” (p. 338). Sobre el imaginario del poder, la autora
asevera que en los narcocorridos se configura al narcotraficante como todo poderoso.
Se presentan como violentos, donde su práctica es legítima y deseable. También,
desde la paralegalidad, que refiere a figuras del orden que aparecen como cómplices
en actos ilegales. Sobre el imaginario de ilegalidad, concluye que se manifiestan en
la relación de injusticia y corrupción, “remite a las relaciones de complicidad narcogobierno, la corrupción y la transgresión a la sociedad” (p. 344).
Una de las categorías que ha sido estudiada en mayor profundidad, es “La mujer en
el narcocorrido”. Cuando se piensa en el narcotráfico, se suele asociar a un problema
y una actividad en el cual solo figuran hombres poderosos, valientes y violentos
que desafían la ley, asumiendo roles como traficantes, matones despiadados,
barones de su región, magnates y grandes capos de la mafia, entre otros. Lo cierto
es que el narcotráfico no ha sido y no es una actividad exclusiva de hombres. En
un estudio sobre el papel de la mujer en el narcotráfico, Liliana Ovalle y Corina
Giacomello (2006, 2008) resaltan que el narcotráfico constituye un escenario en
el cual es posible observar las construcciones tradicionales como alternativas, de
lo que significa “ser mujer”. En este estudio exploran los sentidos y significados
que circulan sobre las mujeres en el narcotráfico. Las autoras reconocen que existen
diferentes roles y niveles de participación de la mujer dentro del narcotráfico. En
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César Jesús Burgos Dávila
un primer momento, hablan de mujeres marginadas y estigmatizadas cuyo único
delito es tener una relación con un narcotraficante. Al ser madre, hija, esposa o
novia de un narcotraficante, son víctimas del rechazo y la marginación social, esto
dependiendo del contexto en el que se desenvuelvan. Otro rol que reconocen es el
de la mujer concebida como un trofeo de los narcotraficantes. Caracterizadas por ser
acompañantes relacionadas afectivamente con algún narcotraficante; las describen
como mujeres bellas y voluptuosas, preocupadas por su apariencia física e interesadas
en los bienes materiales de su pareja. Para el narcotraficante, la mujer trofeo es un
objeto más por medio del cual el narcotraficante transmite su éxito en términos de
riqueza y poder social; le permite adquirir prestigio y envidia de otros que quisieran
obtener ese trofeo (Valenzuela, 2002). Las autoras no solo mencionan a mujeres
que juegan un rol pasivo o secundario dentro del narcotráfico, también reconocen la
participación activa de mujeres dentro del tráfico de drogas. También reconocen su
participación en este escenario laboral en el cual encuentran una opción de trabajo
remunerado y en el que cumplen diferentes funciones como pueden ser: ofrecer o ser
contratadas para los servicios domésticos y de limpieza, vendedoras al por menor
de drogas, repartidoras de droga a domicilio, “mulas” o transportistas de droga a
larga distancia,4 líderes y administradoras en regiones específicas, empacadoras
de droga, cajeras o contadoras de dinero, damas de compañía de narcotraficantes
y prestanombres, entre otras. Como consecuencia de su participación dentro del
narcotráfico, las autoras mencionan que en los últimos años se ha incrementado el
número de mujeres detenidas en México por delitos contra la salud, y también el
número de mujeres víctimas de violencia física, que en ocasiones ha llegado a la
muerte.
Estos roles que han identificado Ovalle y Giacomello, han sido descritos y recreados
en diferentes personajes femeninos que aparecen en los narcocorridos. HerreraSobek (1993a), en The mexican corrido: A feminist analysis, sostiene que si bien
el corrido no es un género inherente a lo masculino, está dominado por hombres.
En la misma línea, Simonett (2004a) agrega, que los narcocorridos son canciones
escritas por hombres y para hombres. Afirma, que sus letras van acompañadas de
mensajes que perpetúan lo peor de la ideología patriarcal. Según Valenzuela (2002),
Sobre transportistas de la droga, resulta interesante el trabajo “Mulas y arrieros: Narcotráfico y los correos de la
cocaína en la literatura colombiana contemporánea” de Jorge González (2011). Las narraciones que componen el
análisis de este trabajo, revelan que para los agentes involucrados en el narcotráfico, el dinero y el ascenso económico son las principales fuerzas impulsoras que permiten mantener en funcionamiento constante este tipo de
narcotráfico de baja escala.
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un elemento importante en la construcción de corridos es la profusa reproducción de
perspectivas machistas y sexistas que prevalecen en la sociedad.5 Para el autor, en
los corridos se presentan puntos de vista masculinizados donde la figura de la mujer
posee condiciones subordinadas.
Una postura divergente, es la propuesta de Anajilda Mondaca (2004); en su estudio
Las mujeres también pueden. Género y narcocorrido, resalta la necesidad de explorar
el papel de la mujer en el narcocorrido, ya que considera significativo analizar la
nueva cultura que el fenómeno del narcotráfico ha generado en ellas. Para la autora,
los narcocorridos constituyen una fuente de conocimiento sobre las formas de vida de
los narcotraficantes, ya que en ellos se recrea la vida de sus personajes, los procesos
o las fases del contrabando, las sociedades y los vínculos entre el narcotráfico con
las autoridades. Las mujeres también forman parte de este proceso. Ellas tienen sus
propios espacios, son protagonistas de muchas historias del narcotráfico y, por tanto,
también de los narcocorridos.
José Manuel Valenzuela (2002) en Jefe de jefes: Corridos y narcocultura en México,
dedica un apartado al análisis de la mujer en el narcocorrido. Al igual que Mondaca,
su análisis parte de los relatos cantados para identificar, analizar e interpretar
los roles femeninos y comportamientos asumidos por estos personajes. Si bien,
Valenzuela, no menciona la perspectiva teórico-metodológica desde la que hizo su
estudio, Mondaca reconoce que utilizó la metodología de análisis de contenido y
posteriormente el método de análisis del discurso, basado en la propuesta de Klaus
Krippendorff (1993 citado por Mondaca, 2004). Los resultados de ambos análisis
son muy similares.
Los autores reconocen que los compositores exaltan la participación de la mujer y
describen su lucha por la equidad dentro del narcotráfico al presentarla en diferentes
facetas; ya sea en un papel secundario o como protagonistas por el poder que
presentan en algunas historias, por su capacidad negociadora, por el uso y manejo de
armas de alto calibre.
5
Valenzuela, sostiene que en los narcocorridos el machismo se recrea haciendo alusión a la exaltación de la valentía
como condición masculina. “La gallardía es un valor para realizar acciones propias del narcotráfico. También se
define en la simbología de un poder con capacidad para definir la vida y la muerte de otros, y de arriesgar la propia.
En los narcocorridos, el macho es aquél que no le teme a nada ni a nadie, es misógino, osado, decidido, terco y
obstinado” (2002, pp. 225-231).
71
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Algunos de los temas recurrentes que identifican son: el atractivo visual, la imagen
de mujer hermosa, la belleza y el cuerpo. En ocasiones se refiere a la figura de “la
mujer trofeo”, que también aparece como “mujer compañía”. También, las mujeres
que viven y sufren en carne propia las penas de los seres queridos: “la mujer
sacrificada”, y aquellas que arriesgan la vida por un hombre: “la mujer sacrificable”.
Las valoraciones positivas y el papel protagónico de la mujer, aparecen cuando se
reconoce el poder que tienen algunas mujeres sobre otros hombres que participan en
el narcotráfico. “La jefa”, se visiviliza como actora líder y activa que se posiciona en
puestos que generalmente son ocupados por hombres. Según Valenzuela, son roles
conformados desde campos definidos por códigos masculinos. También, se reconoce
la astucia de las mujeres para burlar la autoridad, la capacidad de matar y realizar
actos de infamia que suele atribuirse a hombres. Además, se mencionan los lugares
por los que pasean y las formas en las que les gusta divertirse. Se expone parte de
su consumo, las camionetas nuevas y arregladas, las armas que les dan poder, su
vestimenta. Se describen las maneras en las que trafican, los escenarios y lugares
donde realizan sus transacciones.
Mondaca (2004) concluye, que los narcocorridos cuentan historias de vida y de
sucesos que, en su mayor parte, tienen una fuerte carga de agresión, en los que se
hace apología de la violencia, del hombre y de la mujer valiente y arriesgada, a
quien debe tratarse con respeto. Para la autora, los narcocorridos permiten una forma
de conocer parte del mundo del narcotráfico y su entorno, incluyendo las aristas
desde las cuales se construyen los símbolos y significados referidos a los roles, tanto
masculinos como femeninos. Sostiene, que son una representación simbólica de
la cultura del narcotráfico, en donde no solo los hombres tienen lugar, las mujeres
también han ganado terreno y es prácticamente igual al hombre, es heroína, hembra
valerosa, mujer bella e inteligente, poderosa, violenta y está dispuesta a todo. Por
su parte, Valenzuela agrega que el narcocorrido presenta una fuerte carga valorativa
permeada por posiciones machistas que reproducen diferentes arquetipos sexistas.
En un estudio más reciente, “Sicarias, buchonas y jefas: perfiles de la mujer en el
narcomundo”, Juan Carlos Ramírez-Pimienta adelanta un análisis sobre el papel
de la mujer en los corridos del Movimiento Alterado. Se centra en lo que en las
composiciones denominan “Reinas del contrabando” y “Sicarias de arranque”, de lo
que concluye:
Con el incremento de la violencia real ha habido un consiguiente
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aumento en la representación simbólica de la mujer en el narcocorrido.
Las mujeres continúan apareciendo en estas producciones culturales
como novias trofeo, como socias, como contrabandistas pero ahora
también como sicarias; han pasado a tener una agencia como sujetos
capaces de ejercer violencia descontextualizada, es decir, sin que se
justifique por medio de la historia en la canción. (Ramírez-Pimienta,
en prensa, p. 23)
El autor sostiene que aunque existan cada vez más composiciones que reconocen el
papel y la importancia de las mujeres en la narcocultura, ya sea como consumidoras
de corridos y/o como parte activa del narcotráfico, la presencia femenina en la
composición e interpretación de narcocorridos continúa siendo bastante marginal.
La conclusión reiterada sobre las similitudes entre los narcocorridos de hombres y
mujeres parece ser lógica. Esto por dos razones: la primera, es que en la composición
e interpretación de narcocorridos, juega un papel importante lo que John McDowell
(1972) denominó “fórmulas y estructuras”. Según el autor, las fórmulas son un grupo
de palabras que se emplean regularmente en condiciones métricas similares para
explicar una idea. Así, la composición, la interpretación y la improvisación de un
corrido, no es libre. Los intérpretes siempre echan mano de fórmulas, estructuras y
contenidos que son tomados de otras composiciones. Si lo que predomina son las
composiciones sobre hombres, supongo que es evidente la razón de su similitud. La
segunda razón, es que la mayoría de los narcocorridos son escritos e interpretados
por hombres.6 Éste es un punto que no se problematiza en las investigaciones citadas.
La mujer como categoría, solo es usada como una imagen, un reflejo o un contraste
de la realidad que viven las mujeres en el mundo del narcotráfico.
Otro tipo de categorizaciones que se han propuesto, son las diversas formas de
interpretar o clasificar las melodías que hacen alusión a las drogas. Juan Antonio
Fernández (2011), en su tesis de maestría: Los sinaloenses: entre gustos musicales,
gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970-2000), sugiere una clasificación tomando en cuenta un
contexto histórico particular y reconociendo las circunstancias de cada época. En
el desarrollo de su propuesta, parte de “los corridos de contrabando”, aclarando que
6
En un estudio más reciente, Ramírez-Pimienta analiza el papel, trayectoria y algunas de las composiciones más
relevantes de la compositora e intérprete Jenni Rivera, reconociendo que antes de ella no ha habido mujeres que
hicieran carrera grabando narcocorridos. Siendo “La Chacalosa” el primer narcocorrido compuesto por una mujer.
73
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estos son corridos en los que se menciona el tráfico de sustancias ílicitas, pero no
son propiamente corridos de narcotráfico. El autor ubica en la década de los setenta
la aparición de “corridos de narcotraficantes”, en donde es el narcotraficante el que
aparece como protagonista de las historias; menciona que sería la década siguiente
en la que este tipo de composiciones toman mayor relevancia, ya que los personajes
de las historias no solo aparecen en la música sino que son individuos identificados
por la sociedad. Sobre los “narcocorridos”, el autor ubica su aparición en la década
de los noventa, donde aparece el traficante como consumidor de las drogas. Se hace
referencia al goce, las celebraciones, los gustos y los beneficios que otorga el tráfico
de drogas.
Si bien la categorización que propone el autor es interesante, es necesario mencionar
que es una propuesta que carece de respaldo empírico. Es decir, en ningún momento
se echa mano de materiales que permitan sostener, ejemplificar y dar seguimiento
a dicha categorización. El autor ignora su propia propuesta de atender “realidades
cambiantes relacionadas con un contexto particular” (Fernández, 2011, p. 39).
Por otra parte, la categorización aparece como una idea innovadora y no lo es.
Es necesario dar el crédito al trabajo de Juan Carlos Ramírez-Pimienta, quien en
diferentes publicaciones ha trabajado y explicado el desarrollo y la continuidad del
corrido de contrabando al narcocorrido.
Otro tipo de categorización que se ha realizado, es la que refiere a la clasificación
del narcocorrido por las temáticas que aborda. Lo han denominado “taxonomía del
narcocorrido” (Montoya y Fernández, 2009; Montoya, Rodríguez y Fernández,
2009). Según los autores:
En esta clasificación se destacan la fe religiosa, la crítica política y el
honor. Sobresalen también la crueldad y las amenazas, así como la
incorporación de la mujer al narcotráfico. En otros casos se pinta el
ambiente de las fiestas, el atuendo de los narcos y las cualidades de
los jefes del negocio, arribando a tipologías sociohistóricas. Otros más
señalan el carisma y el narcisismo de los jerarcas. El uso de códigos
cifrados en materia de esta clasificación. (Montoya y Fernández, 2009,
p. 227)
Como el nombre de la propuesta lo indica, se trata de una clasificación. Los autores
proponen catorce categorías. Se citarán solo tres de sus categorías y definiciones:
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a) Fe religiosa. Involucra a deidades populares como la Virgen de
Guadalupe y Malverde […].
d) Mujeres valientes. Cuenta las aventuras de distintas damas que se
inmiscuyen en el contrabando de drogas hacia Estados Unidos. Fue
inaugurado por “Camelia la texana” […].
g) Ficticio. Se centra en la narración de hechos imaginarios, cuenta
aventuras de jóvenes en momentos de desenfreno loco, exhibiendo
armas y destacando la valentía en todo momento. Describe situaciones
que no son ciertas, pero que suenan bien y que envalentonan a más de
uno. (Montoya, Rodríguez y Fernández, 2009, pp. 46-49)
Para los autores, su clasificación es una aportación propia a los estudios presentes y
futuros sobre el objeto de estudio. Desde mi punto de vista, en su propuesta, el término
“taxonomía” no refiere a una ordenación jerarquizada y sistemática. Esto, porque
no se mencionan los materiales a partir de los cuales se realizaron las categorías.
Tampoco se hace referencia al método utilizado para realizar el análisis. Es inexistente
el material empírico. En algunas de las categorías propuestas solo se menciona una
o dos canciones. Carece de un análisis que sustente las categorías propuestas. Por
otra parte, ¿qué pertinencia tiene realizar categorias fijas cuando las expresiones
musicales son cambiantes en cada momento? Es necesario evitar caer en el peligro
de la “falsa generalización”. Los resultados y el análisis de una investigación no
consisten, ni deberían consistir, en localizar elementos o características de los datos
(Antaki et al., 2003).
EL NARCOCORRIDO COMO DOCUMENTO HISTÓRICO
Los historiadores que han investigado la tradición corridística desde su disciplina,
reconocen que los corridos tienen un valor histórico importante en la sociedad. Para
ellos, los corridos son documentos, que al ser parte de una memoria histórica, se
constituyen como un soporte firme de nuestro pasado. A través de ellos dan cuenta de
algo que ocurrió en el pasado y a partir de su contenido les ha sido posible rescatar
elementos de la historia. Para los historiadores, en el contenido de los corridos,
se da cuenta de los acontecimientos e historias del pueblo. En ellos se transmiten
los valores, mitos y creencias. Además, representan el modo de ser, el sentir y la
identidad de miles de mexicanos.
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Los historiadores dan a las composiciones un valor de veracidad, ya que según ellos,
narran lo ocurrido. Señalan que en ocasiones describen los hechos desde los ojos
que vieron y vivieron parte de la historia mexicana. Para los investigadores, las
composiciones deben ser entendidas como crónica viva, sin importar la temporalidad
de lo narrado. Resaltan, que es una expresión musical que ha tenido presencia en
diferentes contextos y ha cumplido diferentes funciones sociales con el paso del
tiempo. Se ha ido adaptando y modificando a cada época, reflejando de manera
concreta y sencilla la vida cotidiana.
En lo que refiere a las composiciones de narcotráfico, se mantiene lo descrito
anteriormente. Además, según los investigadores, los narcocorridos en ocasiones
ofrecen un discurso contrahistórico. Afirman que son documentos críticos, de
protesta y denuncia de realidades que diferentes regímenes políticos y medios de
comunicación ocultan al pueblo. Según los historiadores, han sido los corridistas
quienes en el ideal de la verdad y la transparencia han ofrecido un testimonio
alternativo (Villalobos y Ramírez-Pimienta, 2004; De la Garza, 2007b; Montoya y
Fernández, 2009).
Es posible encontrar que los intereses de los investigadores son afines. Existen
aquellos que se han interesado en vincular la historia de géneros musicales con los
narcocorridos. Sirven como ejemplo: En Sinaloa nací: Historia de la música de
banda, de Helena Simonett (2004a); Música norteña: Mexican migrants creating
a nation, de Cathy Ragland (2009); “Historia de la música norteña en Culiacán
(1970-1990): Vista a través de sus músicos” de Mario Sánchez (2007). Otros, se
han interesado en el papel de la música en un contexto histórico social. Sirven como
ejemplo, las publicaciones de Omar Montoya y Juan Fernández: “El narcocorrido
en México” (Montoya y Fernández, 2009), “Arraigo histórico del narcocorrido en
Culiacán” (Montoya, Rodríguez y Fernández, 2009), “El narcocorrido y Culiacán a
través de su historia” (Montoya, 2008). En estos trabajos, han profundizado en los
antecedentes del narcotráfico y los narcocorridos en Sinaloa, analizando el contexto
histórico-social en los que los narcocorridos han sido producidos, difundidos,
aceptados y usados por la sociedad (Fernández, 2010). Concluyen que en Culiacán
(Sinaloa), son el subgénero más conocido y difundido. Reconocen que su producción
ha sido constante y que ha tomado relevancia por su presencia y función en la vida
cotidiana de los habitantes de la ciudad (Montoya y Fernández, en prensa).
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Juan Fernández (2011) analiza el desarrollo del fenómeno de los narcocorridos en
Culiacán, Tijuana y Los Ángeles, California.7 Explora la difusión, el consumo, la
interpretación y apropiación de la música por parte de los sinaloenses residentes en las
ciudades antes mencionadas. Busca las similitudes y diferencias en la construcción
de un gusto musical que se desarrolla en esa época y se mantiene en la actualidad.
Se interesa en abordar cómo influyó la industria discográfica y los movimientos
migratorios en la expansión, la aceptación y la incorporación del género musical a
la vida cotidiana de sus escuchas. El autor concluye que la música del narcotráfico
forma parte del goce, el entretenimiento, el ocio y la recreación. Se trata de una
expresión musical que se adapta e incorpora en las prácticas cotidianas. El autor
sostiene que durante la década de los noventa fueron los sinaloenses quienes darían
origen a lo que hoy se conoce como “narcocorrido”. Esta afirmación le da un toque
chauvinista al trabajo. Al haber realizado un trabajo de campo en espacios fuera de
Culiacán, pudo haber atendido otras realidades, dirigiendo la mirada a otros espacios,
contactando con otras personas, consultando otras fuentes que enriquecieran el
trabajo. Algo que permitiera ir más allá de hablar de sinaloenses fuera de Sinaloa.
La tarea predilecta de algunos historiadores es documentar, relatar y analizar la
trayectoria de compositores, artistas y diferentes agrupaciones de la música norteña.
En ocasiones, analizan la relevancia e impacto de composiciones y discos específicos
(Lobato, 2003; Montoya, 2008, 2010; Montoya y Fernández, 2009). Este interés
es compartido por otros investigadores, sirvan como ejemplo: los capítulos “Los
Alegres de Terán”, “Los padres de la música norteña” y “Los Tigres del Norte and the
Transnationalization of Música Norteña in the Working-Class Mexican Diaspora”,
del libro de Ragland (2009). También, “Los Tigres del Norte y el resurgimiento del
género” y “El mito del Pela Vacas, Chalino Sánchez” de Ramírez-Pimienta (2011a).
Es necesario advertir que algunos historiadores abandonan su rol de analistas y
pasan de aficionados a admiradores de las agrupaciones de su interés. En ocasiones,
la admiración exacerbada muestra los textos como si fuesen escritos por fans y
no por investigadores. Como menciona Ruth Finnegan (2002), la admiración no
constituye el análisis. Sin embargo, normalmente ofrecen datos interesantes sobre
las agrupaciones.
7
La investigación “Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970-2000)”, se presentó en la Facultad de Historia de la Universidad
Autónoma de Sinaloa en el marco de los estudios de Maestría en Historia.
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Un trabajo de suma relevancia es el realizado por Juan Carlos Ramírez-Pimienta.
En diferentes publicaciones ha estudiado los antecedentes de los narcocorridos en
el contexto de la frontera norte de México, ofreciendo un análisis detallado de la
producción, difusión y uso de corridos en diferentes épocas de la historia. La mayoría
de sus publicaciones se encuentran condensadas en el libro Cantar a los narcos.
Voces y versos del narcocorrido (2011a). Para Ramírez-Pimienta, el narcocorrido
es un fenómeno musical fronterizo. Reconoce que sus antecedentes más cercanos
son los corridos de contrabando compuestos a finales del siglo XIX y principios del
XX. Concretamente aquellos que tratan sobre el contrabando de textiles de Estados
Unidos a México. Otro antecedente son aquellos que versan sobre el contrabando de
licor, específicamente el tráfico de tequila8 (Ramírez-Pimienta, 1998; Villalobos y
Ramírez-Pimienta, 2004).
Similar a la tarea de un arqueólogo, Ramírez-Pimienta ha mantenido una búsqueda
constante de una muestra que permita ubicar lo que es el primer narcocorrido. Señala
que por mucho tiempo se ha hablado de distintos corridos como las posibles primeras
muestras del género. Esto es una tarea difícil porque no siempre se tiene acceso a
los datos, fechas de grabación y requiere una extenuante investigación de archivo.
Sus avances y propuestas se reflejan en diferentes trabajos en los que se pregunta
“¿cuál es el primer narcocorrido?, ¿cómo era?, ¿cuál era la recepción que se tenía del
narcotráfico y de los narcotraficantes?”, entre otras (Ramírez-Pimienta, 1998, 2004a,
2004b, 2010a, 2010b, 2011b; Villalobos y Ramírez-Pimienta, 2004).
Guillermo Hernández (2000) propuso que “Carga blanca” fue el primer narcocorrido,
fue compuesto en los años cuarenta; Elija Wald (2000 citado por Ramírez-Pimienta,
2010 a) propondría “El contrabandista” compuesto en 1934. Ramírez-Pimienta
(2004a) propondría que el primer narcocorrido podría ser “Por morfina y cocaína”,
compuesto en el mismo año. En una de sus últimas publicaciones, abre nuevamente la
discusión en torno a lo que “hasta hoy” puede ser considerado el primer narcocorrido.
Se pregunta “¿qué se debe entender por corrido de narcotráfico o por narcocorrido?”,
y responde:
Parece evidente que debemos entender que son corridos que hablan de
drogas, de narcotráfico y narcotraficantes. Pareciera que estos términos
siempre van unidos. Pero resulta que no es éste siempre el caso. Si
El autor analiza con detalle estas composiciones, además da una descripción del contexto en el que surgieron y la
evolución que siguieron hasta llegar a los narcocorridos.
8
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Revisión de estudios recientes sobre El narcocorrido
ponemos como prerrequisito que la primera muestra del género sea un
corrido donde se hable del tráfico de drogas entonces, efectivamente,
el primero en cuanto a la fecha de grabación es –hasta ahora– “Por
morfina y cocaína”.
Ahora bien, si definimos el narcocorrido como una canción que trata
de algún narcotraficante entonces tenemos que recorrer casi tres años a
la fecha de la primera grabación. Esta primera muestra del género sería
“El Pablote”. (Ramírez-Pimienta, 2010b, p. 86)
El autor lanza una nueva propuesta que se remonta a 1931, señalando que se trata
de una composición dedicada a un importante traficante del Estado de Chihuahua
de principios del siglo XX. Propone a “El Pablote” como al primer narcotraficante a
quien se le compusieron corridos.
El rastreo que realiza Ramírez-Pimienta del narcocorrido en un pasado no muy
lejano, permite reevaluar las formas y el contexto en el que los corridos han sido
producidos; comprender cómo han sido recibidos por el público y describir la
percepción del narcotráfico en diferentes épocas. Ese ir y venir entre el pasado y el
presente, permite explicar los porqués de la realidad que vivimos en la actualidad.
Realidad de la que se da cuenta en infinidad de narcocorridos.
EL NARCOCORRIDO COMO REPRESENTACIÓN
La perspectiva representacionista es la predominante en los estudios del narcocorrido.
La mayoría de las investigaciones coincide en afirmar que en los narcocorridos se
realiza una exaltación y apología de la violencia, la ilegalidad y el contrabando (Héau
y Giménez, 2004a; Héau, 2010). Afirman que el contenido ideológico se desarrolla
gracias a una visión del mundo que legitima y reproduce una cultura del narcotráfico.
Para Simonett (2004a), los narcocorridos son el retrato de un folklore que refleja una
mentalidad colectiva. Afirma que las canciones ilustran el carácter de la sociedad que
las produce y las consume. Por otra parte, señala que aun cuando el estilo de vida
que se narra en los narcocorridos es un hecho cotidiano para muchos habitantes de
las diferentes ciudades y regiones de México, no pueden ser ya considerados como
“baladas folklóricas” en las cuales “el hombre común” expresa sus sentimientos y
puntos de vista con respecto a su realidad.
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César Jesús Burgos Dávila
Para diversos autores, la narcomúsica es más que el reflejo de la violencia de las
condiciones en las que existe. Es un tipo de música asociada al tráfico de drogas,
en la que se redefine y mistifica al narcotraficante; en ella se celebran y fomentan
comportamientos violentos, convirtiéndolos en héroes. El incremento de la
visibilidad del narcotraficante, la promoción de los relatos de sus vidas, la creación
de ídolos, favorece a la construcción de una propia imagen cultural, que constituye
un modelo proveedor de ideas que permiten considerar el camino fácil o mágico que
ofrece la vida dentro del narcotráfico (Héau y Giménez, 2004b; Simonett, 2004b,
2006). Según Miguel Olmos, al poner en escena el fenómeno del narcotráfico, la
gente se identifica y apropia sustancialmente con este tipo de manifestaciones. Para
el autor, el narcocorrido ofrece elementos significantes para inferir cómo la sociedad
se piensa a sí misma y cómo esta se construye una imagen con la participación
de diversos estereotipos del exterior. Finalmente, concluye que este género es un
símbolo de contra-cultura no reconocida por la sociedad política del país, que de
manera paradójica fomenta y prohíbe expresiones musicales con una carga ideológica
que no puede pasar inadvertida (Olmos R, 2000, 2005).
En el estudio El Narcotraficante: Narcocorridos and the construction of a cultural
persona on the U.S.-Mexico border, Mark Edberg (2004a) se interesó en las
interpretaciones populares del narcotraficante, concretamente la manera en la que
se representan en los narcocorridos. El autor se pregunta sobre la manera en la que
el narcocorrido da forma y refleja el sentido común de los narcotraficantes situados
en el contexto fronterizo, y cómo el narcocorrido ha impactado en sus prácticas
cotidianas. Su investigación la realizó en la frontera de Estados Unidos-México,
específicamente en las ciudades de El Paso, Texas y Ciudad Juárez. A diferencia de
otros investigadores, Edberg (2001) sostiene que el narcocorrido no es una forma
de expresión crítica. Señala que en la vida cotidiana, la figura del narcotraficante
es representada de forma más compleja que la forma en la que es presentado en la
música. Es visto como figura masculina, como un bandolero social, bandido generoso,
valiente, rebelde que abandona los valores tradicionales y que se enfrenta al poder
de las autoridades fronterizas. Para el autor, en la figura del narcotraficante quedan
reflejadas las condiciones de pobreza y explotación laboral; la tradición conflictiva
y antagónica en el borde fronterizo entre México y Estados Unidos; la tradición
mexicana del personalismo y la antigua imagen del hombre mexicano norteño,
macho, inteligente y valiente. En el narcotraficante se representan comportamientos
concretos, como la violencia y el uso de las drogas; esto forma parte de su posición.
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Para Edberg, las representaciones en torno al narcotraficante tienen un peso
importante y son legítimas en el contexto fronterizo. Como parte del estudio y para
corroborar la existencia de “las representaciones”, Edberg entrevistó a jóvenes
entre once y catorce años presos en un tutelar de menores. Les preguntó sobre la
imagen del narcotraficante en los narcocorridos. Según el autor, los entrevistados
respondieron que no solo querían ser narcotraficantes, sino que querían llegar a ser los
mejores. Según Edberg, los entrevistados encuentran en los narcocorridos cualidades
que hacían ver a los narcotraficantes como personajes admirables, como personas
exitosas y poderosas. Para el autor, el narcocorrido y la cultura del narcotráfico,
validan una serie de valores que hacen que la actividad del narcotráfico sea atractiva
para algunos jóvenes. Enfatiza que la escucha de la música por parte de los jóvenes
no ejerce efectos determinantes en su práctica, pero que puede servir como un
reforzador en su formación. Reconoce también, que es necesario tomar en cuenta
otros elementos como pueden ser las dificultades familiares, el hambre, la salud de
la familia, problemas personales, el abandono personal, el abuso de sustancias, entre
otras condiciones relacionadas con la pobreza (Edberg, 2001, 2004a, 2004b).
En el marco de la sociología, uno de los primeros trabajos en los que se hace mención
al narcocorrido es el texto Una vida en la vida sinaloense. Es derivado del encuentro
entre un sociólogo y el político sinaloense Manuel Lazcano Ochoa, que fungió como
Procurador del Estado de Sinaloa9 y decidió dictar sus memorias. El sociólogo Nery
Córdova elaboró una historia de vida del político a través de charlas mantenidas
en varios encuentros; organizó apuntes y grabaciones, rescatando memorias,
experiencias y opiniones que tenían como tema central la historia y la problemática
del narcotráfico en Sinaloa.
Para el político, el narcotráfico ha impuesto en la sociedad algunas formas de
comportamiento, una especie de estilo “narco”, sobre todo en los sectores proletarios,
campesinos y de la clase media hacia abajo, en los que el narcotraficante es visto como
una persona que ha tenido éxito. En sus memorias menciona que la manifestación de
la cultura del narcotráfico es posible encontrarla en la música y el cine, en donde la
recreación de historias relacionadas con narcotraficantes, son garantía de éxito, por
que existe una población predispuesta a aceptar un tipo de mensajes. “Tiene que ver
con una ausencia real de educación que expresa indudablemente la ‘incultura’ de la
9
Lazcano Ochoa, ocupó cargos fundamentales que tenían que ver con la seguridad de la entidad, su labor la desempeñó en tres distintas etapas del narcotráfico, los inicios, su florecimiento en los años setenta y posteriormente la
internacionalización (Córdova, 1992/2002).
81
César Jesús Burgos Dávila
población. Uno de esos detalles, como ya mencionamos, es como ha proliferado y se
ha intensificado el ‘mal musical’: sonido del narco” (Córdova, 2002, p. 221).
Considerados como un “mal musical”, para el político, los narcocorridos son
consecuencia del narcotráfico, en ellos se les canta y sobrevalora a los narcotraficantes.
Son los músicos y compositores quienes explotan la forma del corrido para hablar
de los narcos, sabiendo que será un producto del que recibirán ganancias. Además
de la música y el cine, menciona que los acontecimientos vinculados con el tráfico
de droga causan más impacto a nivel de la opinión pública. Por consiguiente, es en
los medios masivos de comunicación en donde se ventilan las acciones realizadas
por los narcotraficantes, siendo ellos parte del espectáculo de la industria de la droga
tratada por los medios. Sostiene, que la difusión da como resultado la creación y
difusión de narcotraficantes míticos y heroicos.10 Para Lazcano, esto forma parte de
una historia acumulada, de un tipo de información que se obtiene y de una forma de
ser que se ha ido forjando. Donde lo más interesante y preocupante, para él, es que la
sociedad ya no se asombra de los detalles violentos expuestos en la música, el cine y
los medios masivos de comunicación.
También desde la sociología, es importante el estudio que realizó Luis Astorga,
el cual se mencionó antes. En éste, seleccionó 68 narcocorridos, recopilados en
puestos ambulantes, discotecas, particulares y supermercados de Culiacán (Sinaloa)
y Guadalajara (Jalisco). Después de exponer las letras de las composiciones, Astorga
sostiene que el narcocorrido es visto como una expresión pública indirecta de la
cosmovisión de los grandes agentes sociales que pueblan el universo que narran,
como expresión del despertar de una autoconciencia. Astorga destaca que algunos
narcocorridos “inmortalizan” a los personajes y los convierten en mitos para la
sociedad. Señala el autor que “el gusto por los corridos de traficantes está fundado en la
realidad, se ha convertido en un signo de identidad y expresión emblemática en algunos
grupos sociales” (Astorga, 1995, p. 133). En ellos aparecen traficantes expuestos como
individuos que trascienden su condición humana, son figuras-tótem que tienen la
capacidad de transmitir sus poderes a través de la apropiación simbólica que se hace de
ellos. Según el autor, para los iniciados en el medio, un corrido de traficantes puede ser
objeto de culto, puede ser parte de su identidad social (Astorga, 1995).
El estudio del narcotraficante y su papel en los medios masivos de comunicación como asunto de interés público en
Sinaloa, la idea de la difusión e influencia de los medios masivos de comunicación en la historia del narcotráfico y la
creación de mitos, fue desarrollada posteriormente por Nery Córdova (2005) en su tesis doctoral: La “narcocultura”
en Sinaloa: simbología, transgresión y medios de comunicación. La cual se abordará más adelante.
10
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Cambiando de referencia, el sociólogo José Manuel Valenzuela (2002) inicia
su estudio Jefe de Jefes. Corridos y narcocultura en México, partiendo de los
siguientes cuestionamientos: ¿qué papel juega el corrido en la percepción sobre el
narcotráfico?, ¿es cierto que el narcocorrido es una apología?, ¿es correcto erradicar
el narcocorrido para acabar con el narcotráfico? Para responder a sus intereses, el
autor toma como material de análisis la letra de algunos narcocorridos. Identifica,
clasifica y ofrece un análisis de temáticas recurrentes que aparecen en ellos como:
la droga, el poder, la ostentación y consumo, las relaciones de género, el machismo,
el regionalismo y la moraleja de cada relato. Como complemento, el autor expone
lo que denomina “Etnografía del narcotráfico”, donde integra las conclusiones de
algunos estudios etnográficos sobre narcotráfico realizados por otros investigadores;
lo relaciona con el análisis que realizó sobre las representaciones sociales creadas en
los narcocorridos.
Finalmente, a través de una entrevista, lo compara con la experiencia de una
persona que desde muy joven inició su participación en el consumo de drogas y en
actividades del narcotráfico. El objetivo de la entrevista fue ubicar procedimientos
y reglas del juego, confrontando la experiencia del entrevistado con la información
que se expone en los corridos, los medios de comunicación y las certezas populares.
Concluye que el narcocorrido participa en la definición compleja de los imaginarios
sociales. Afirma que los elementos que se exponen en ellos constituyen anclajes y
puntos de objetivación desde los cuales se construyen las representaciones colectivas
que dan sentido al narcomundo.
Otra de las investigaciones en la que se aborda el narcocorrido, es la tesis doctoral de
Córdova (2005), a la cual se hizo referencia anteriormente. En este trabajo, la música
concerniente al narcotráfico es concebida como una forma objetivada del fenómeno
de la cultura del narcotráfico, a la cual denomina “narcocultura”. Según el autor, es
una cultura que se ha arraigado, asimilado y expandido en Sinaloa. Para Córdova,
el narcotraficante como personaje, se ha aposentado en la industria cultural y en los
medios de comunicación, generando y segregando un modo simbólico de percepción
y una ideología que ha construido para plasmar los artificios morales y éticos de su
autolegitimación.
Entre los estragos causados por el narcotráfico, Córdova resalta los efectos que
ha tenido en el ámbito cultural, donde ha trascendido a la creación y difusión de
83
César Jesús Burgos Dávila
ideologías, creencias y mitos, que exponen nuevas expectativas de vida, en las
que se refuerzan valores, pautas, reglas y normas de comportamiento, que se han
ido reafirmando con el paso de los años. Entre los principales difusores, destaca
a la música, concretamente a los narcocorridos, a los que denomina “música de la
desviación”. La cual, según el autor, circula en colonias, barrios y zonas marginales,
pero también en centros masivos de entretenimiento y distracción. Son espacios, en
los cuales, según el autor, se visibiliza la ideología subversiva de la criminalidad.
Córdova describe estos escenarios como receptáculos donde “es posible verificar el
gusto irreverente por la música de narcotraficantes y donde se patentizan los legados
del mundo campirano como la vestimenta y las actitudes desenfrenadas, altisonantes
y despreocupadas” (Córdova, 2005, pp. 196-197). Además, que los músicos prestan
sus servicios en fiestas y reuniones de traficantes, caracterizadas por un ambiente
hostil y riesgoso; son eventos en los que se consume comida, cerveza, alcohol y
drogas, mientras truenan metrallas y armas de alto poder como exaltación de un tipo
especial de felicidad violenta. En relación a los músicos, el autor afirma:
Los compositores e intérpretes encontraron en el género del “corrido”
un formato de suyo adecuado para explotar la “épica” y también la
“lírica” popular en torno al subterráneo mundo de la delincuencia
organizada, que también por esas vías de la creación artística, o cultural
sin más, ha saltado a la palestra, los escenarios y los cuadrantes de la
vida pública. Desde la proyección, la transferencia y la identificación
psicológica y los afanes de pertenencia social, la heroicidad y la hazañas
reales y ficticias de los personeros del narco, y como formatos para el
elogio de la violencia, han sido los contenidos de este género explotado
de manera intensiva por la industria discográfica y por las pequeñas
empresas musicales de la región. (Córdova, 2005, p. 18)
Resalta igualmente, que en muchos sentidos, compositores, grupos norteños y
bandas sinaloenses han estado muy vinculados al fenómeno del narcotráfico. No
únicamente a través de la exaltación, alabanza de la violencia y el crimen, “sino
también como mecanismos ideológico culturales de una sociedad transgresiva, e
incluso hasta como partes del engranaje, a través de los espectáculos y del lavado de
dinero de la industria” (Córdova, 2005, p. 166). Sostiene, que:
[…] se trata de una música lamentable, de formatos rupestres, de
estructuración deforme, de contenidos absurdos, cantados de la peor
manera posible, por intérpretes de tenor espantoso que, como paradoja
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de la cultura de masas, deben su éxito precisamente a lo horripilante de
su voz. (Córdova, 2005, p. 314).
Para el sociólogo, la creación musical recrea la violencia que transcurre en la vida
cotidiana, es lo que existe y es lo más visible en la sociedad. Por tanto, habrá que
exhibirla, y de paso, usarla para el beneficio social y económico de los medios y la
industria discográfica. Según el autor, la música y los medios, son los encargados
de la transmisión y reproducción masiva de esa realidad que tiende a mistificar,
enaltecer y glorificar las andanzas y aventuras de traficantes de la industria de drogas,
resaltando sus características de valentía y hombría. Para el autor, los narcocorridos
han sido eficaces productores de sentido, “estos han servido como un elemento que
instruye y educa culturalmente a miles de habitantes de sectores sociales medios, así
como los sectores proletarios, campesinos y grupos marginados” (Córdova, 2005, p.
164). Además, sostiene que han funcionado como receptáculo y caja de resonancia
de los ecos culturales y de la ideología legitimadora en torno al tráfico de drogas.
En un estudio más reciente, Catherine Héau (2010) analiza los narcocorridos en
Internet. Concretamente, algunos de los que se encuentran en YouTube. Héau afirma
que las letras de los narcocorridos son violentas, pero sostiene que en sí mismas
no propician violencia o agresividad. Sustenta que al ser puestas en un contexto
virtual de libre expresión, las canciones funcionan como un detonador o libertador
de agresividad y violencia. Héau, analiza la violencia verbal que se encuentra en
comentarios que dejan seguidores y usuarios de narcocorridos en YouTube. Así
define a los usuarios que conforman su muestra de estudio y de quienes analizó los
comentarios:
Es un público que sólo se presenta a sí mismo: migrantes poco
escolarizados según se deduce de las faltas de ortografía y gramática, de
origen rural que añoran el terruño, pero si bien representan un segmento
importante de los jóvenes migrantes (que supone que la mayoría son
migrantes debido a su acceso fácil –muy probablemente doméstico–
a Internet y el intertexto que critica a los norteamericanos y ahora al
terruño), este análisis en ningún caso puede generalizarse a la población
latina de los Estados Unidos; se trata sin embargo de un segmento
representativo de la misma en la medida en que los videos tienen entre
300000 y 500000 visitas y los comentarios oscilan entre 80 y 400 por
video. (Héau, 2010, p. 100)
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César Jesús Burgos Dávila
Para la investigadora, es asombrosa la violencia que se encuentra en los comentarios
realizados por jóvenes, en su gran mayoría, mexicanos, seguidores de esta música en
contra de otros jóvenes igualmente mexicanos y en condiciones sociales similares:
Poca educación (ortografía nula y vocabulario muy limitado), origen
rural (enfatizan el apego a sus pueblos de origen), marginados (alaban
las figuras de los traficantes de su región), de pocos recursos (ven en
el dinero fácil del narco la salida a sus problemas existenciales) y
necesitados de sentir algo de orgullo por su tierra. Sus (posiblemente)
precarias condiciones de vida los llevan hacia conductas agresivas que
se expresan, bajo el anonimato de la Internet, en una serie de insultos
y descalificaciones que pueden conceptualizarse como hate speech.
(Héau, 2010, p. 101)
Según Héau, los comentarios agresivos ilustran una violencia latente que se desfoga
sobre el próximo mediante insultos denigrantes. Así, la violencia virtual se trata de
un reflejo y consecuencia de la violencia real en la que los jóvenes se encontraban
inmersos y que arrastran desde sus lugares de origen. Concluye la investigadora,
que sin duda, la letra de los narcocorridos evoca situaciones violentas, que sirven
como pretextos para que los escuchas descarguen su agresividad en Internet. Afirma,
que es en este espacio en el que se realiza una catarsis social y “se revela la miseria
humana, sentimientos de inferioridad, soledad y rabia que expresan un regionalismo
y machismo exacerbado, en la idealización y sobrevaloración del lugar de origen, en
la homofobia y la glorificación de traficantes” (Héau, 2010, p. 110).
Desde la psicología social se han realizado pocos trabajos que se interesen por el tema
de la violencia, el narcotráfico o los narcocorridos en México. Los existentes abordan
el tema desde la propuesta teórico-metodológica de las Representaciones Sociales11
de Serge Moscovici. En el prólogo del libro Introducción a la Psicología Social,
Tomás Ibáñez comenta que dicha teoría se trata de una psicología social europea,
con personalidad propia, distante de la tradicional psicología social norteamericana,
pero, que se encuentra lejos de ser una propuesta radicalmente contestataria
(Ibáñez, 1985). Es una propuesta que encontró algunas vías de desarrollo y que se
ha mantenido en una evolución constante. Actualmente es ampliamente difundida,
aceptada y aplicada por investigadores con diferentes intereses.
No se desarrollarán los supuestos teóricos de las Representaciones Sociales, porque no es el objetivo que persigue
este apartado. Simplemente se expondrá cómo se han servido de ella otros investigadores para realizar sus trabajos.
11
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Las investigaciones se han inclinado por estudiar la presencia, representación e
influencia de la cultura del narcotráfico en espacios educativos de México. Lilian
Ovalle (2005) estudió las representaciones sociales del narcotráfico en jóvenes
universitarios residentes en la ciudad de Tijuana, Baja California. Sus intereses
fueron explorar si el narcotráfico es un negocio o un crimen; hasta qué punto los
estudiantes lo perciben como una opción laboral válida; profundizó en la percepción
de los estudiantes sobre fenómeno, así como en los pensamientos y sentimientos
asociados a los narcotraficantes. Comenta Ovalle, que las representaciones son
relevantes al tomar en cuenta el territorio en el que se producen. Reconoce que
Tijuana ha sido una de las ciudades que fungen como epicentro de la actividad
transnacional del narcotráfico; además, señala que el desarrollo de tal actividad “se
ha evidenciado a través de los medios de comunicación, los continuos comunicados
de prensa, los noticieros, algunas películas y narcocorridos que dan cuenta de una
realidad que se vive en la vida cotidiana” (p. 64). La investigadora entrevistó a
jóvenes universitarios; después elaboró un cuestionario que aplicó a 400 estudiantes
repartidos en cuatro universidades de la región (Tijuana).
Para Ovalle, explorar la forma en que los jóvenes representan el narcotráfico, permite
inferir cómo las nuevas generaciones están significando realidades asociadas al
mantenimiento de las estructuras y las instituciones sociales tradicionales; o bien,
la forma en la que incorporan y conciben nuevas perspectivas, caminos divergentes
de los legitimados socialmente para conseguir sus metas. En análisis de las
Representaciones Sociales, identificó tres dimensiones de la representación, “la
información (lo que se sabe), el campo de representación (cómo se interpreta y cómo
se organizan las creencias alrededor del objeto) y la actitud (lo que se siente, se hace y
cómo se actúa en relación al objeto)” (p. 70). Según sus resultados, existen dos tipos
de representación del narcotráfico: la indiferencia y la satanización. Menciona que,
en general, los jóvenes reconocen que el narcotráfico es un delito, al mismo tiempo
que lo conciben como una actividad rentable. La actitud más sobresaliente frente
a los narcotraficantes es la indiferencia. También, encontró que para los jóvenes
el narcotráfico es una realidad con la que conviven a diario y lo consideran como
uno de los principales problemas de Tijuana en materia de seguridad pública. Una
especie de “monstruo moral”. Según la autora, “los jóvenes ubican la magnitud del
problema en el deterioro de los lazos sociales y de la confianza que debe existir en la
sociedad civil y sus gobernantes” (p. 84).
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Por su parte, David Moreno (2009) estudió la presencia de la narcocultura en el
entorno social de los alumnos de nivel medio superior.12 Tomando como base la
Teoría de las Representaciones Sociales, se plantea analizar cómo la narcocultura
repercute en lo que piensan de la escuela y la forma en que interactúan con ella.
Uno de los objetivos de su investigación fue “identificar las concepciones de los
estudiantes sobre el narcotráfico y caracterizar las concepciones de acuerdo al
grado de aceptación, rechazo o imparcialidad en relación al narcotráfico” (p. 89).
En las diferentes fases del estudio participaron alrededor de 700 sujetos. Para la
recolección de información utilizó registros de calificaciones; aplicó escalas tipo
Likert, cuestionarios de asociación libre, escalas de libre generación de ideas por
jerarquía de respuestas; realizó entrevistas semiestructuradas y grupos de discusión.
Según Moreno, los jóvenes sinaloenses se encuentran inmersos en un contexto
adverso, marcado por la presencia del narcotráfico. En él se produce y difunde la
narcocultura que promueve sus valores, creencias, ideales, pautas de comportamiento
y prácticas sociales. Afirma, que no es la realidad ideal para la construcción de su
identidad:
El joven de Culiacán se ve obligado a construir su visión de la realidad
a partir de referentes en apariencia contradictorios –la escuela y la
narcocultura–: el primero, que se promueve oficialmente, pero carece
de relevancia para los jóvenes, mientras que el segundo, gozando de
legitimación social en este entorno particular, sigue representando un
delito (el narcotráfico). (Moreno, 2009, p. 2)
Para el investigador, los jóvenes, encuentran en los narcocorridos la presencia del
narcotráfico. Sostiene que “los narcocorridos cumplen la función vital de difundir la
cultura del narcotráfico” (p. 27). En las conclusiones de su estudio, Moreno afirma
que la narcocultura impacta de manera contundente en los contextos escolares,
repercute en lo que los alumnos piensan de la escuela y la forma en la que interactúan
con ella. Reconoce que es difícil establecer una relación causal de dicha influencia.
En el análisis de su estudio, el narcotraficante es representado como una persona con
poder que se constituye como figura de admiración para gran parte de los estudiantes
de Culiacán. No son criminales, sino personas empujadas por la desesperación y
La investigación de Moreno (2009), es un estudio comparativo entre estudiantes de bachillerato de la ciudad de
Culiacán, Sinaloa y San Luis Potosí, San Luis Potosí. En este apartado se hará referencia solo a la información que
expone de la juventud sinaloense.
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la injusticia social. Respecto a la narcocultura, el autor comenta que se trata de un
fenómeno que no se limita a la cultura de los narcotraficantes:
[…] se manifiesta en lugares donde el narcotráfico está presente, y
retomando la concepción simbólica de la cultura, la presencia evidente
del fenómeno en determinada zona, lleva a que los sujetos lo utilicen
como referente obligado y conformación de la visión de su mundo
[…], los jóvenes se encuentran entre los principales receptores de esta
manifestación cultural. (Moreno, 2009, p. 28).
Según Moreno, es un fenómeno que se expande por ser la cultura de una sociedad
que convive con la actividad del narcotráfico. Sostiene que para los estudiantes,
el narcotráfico no es un delito, tampoco un problema social y no rechazan a los
narcotraficantes. “El narcotráfico es un elemento cultural, forma parte de su historia
y de la historia de su región; siempre ha existido y existirá” (pp. 185-186).
Para el estudio de los narcocorridos, Eric Lara (2003, 2004, 2005) opta por la
Teoría de las Representaciones Sociales. Sostiene que los narcocorridos pueden
ser tomados en cuenta como un producto de las representaciones que un sector de
la sociedad de México produce en relación al narcotráfico (Lara, 2005). En uno
de sus trabajos, se interesa por analizar tres elementos que se encuentran en los
narcocorridos: el hombre, la mujer y el soplón. Su objetivo, es mostrar “cómo éstos
son representados en el imaginario colectivo de quienes disfrutan, componen e
interpretan este tipo de música” (Lara, 2003, p. 209). Utiliza el método etnográfico,
justificando que se trata de un método meramente interpretativo, que sirve para dar
a conocer la información, ofreciendo una representación de lo real y del universo
simbólico. Según Lara, el consumir narcocorridos tiene que ver con dos aspectos
fundamentales. Uno, que involucra el mejor entendimiento de una realidad que es
intangible para la mayoría de los mexicanos; al escucharlos tratan de encontrar en
ellos claves que lleven a un mejor entendimiento de su vida diaria. El segundo, tiene
que ver con una autorrepresentación por todos aquellos estereotipos que se manejan
en los narcocorridos y que se extienden entre quienes los escuchan.
Así, la mayoría de quienes escuchan narcocorridos descubren en éstos
la historia de sus vidas o de la gente bastante cercana a ellos, encuentran
los valores que de alguna u otra forma pasan a ser directrices del actuar
en la sociedad, o en el mejor de los casos, una representación de sus
aspiraciones: riqueza, mujeres, hombría, poder, etc. (Lara, 2003, p. 219)
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Este autor retoma la propuesta de Wagner y Elejebarrieta (1999 citado por Lara,
2005), para hacer énfasis en que las representaciones sociales se caracterizan por
ser un conocimiento generado en el propio grupo social que las pone en práctica
y que su origen radica en la actividad de estos grupos y en los miembros que la
componen. Según Lara, esta característica se cumple cabalmente y explícitamente
en los narcocorridos, ya que se trata de una tradición perfectamente bien ubicada
geográficamente en la región norte de México. Ese grupo se compone por personas
que se encuentran inmersas en el mundo de las drogas; además de los músicos, oyentes
y medios de comunicación que producen y difunden información, opiniones e ideas
respecto a un objeto que después es representado. Afirma, que existe el consenso y
la homogeneidad en el conocimiento que se representa en los narcocorridos (Lara,
2005).
Así, se puede dar por sentado que lo que se objetiviza en las letras de los
narcocorridos, es aceptado por el sector endógeno considerado a éste
como el conformado por todos aquellos quienes componen, escuchan,
interpretan y producen; además del sector exógeno conformado por
quienes se encuentran en contra de la difusión masiva de este tipo de
canciones. (Lara, 2004, p. 7)
Concluye que los narcocorridos más allá de informar y relatar acontecimientos de la
vida diaria, son formadores y reforzadores de ideologías e imaginarios colectivos;
además, representan la realidad en la que son producidos (Lara, 2003, 2004, 2005).
En otro de sus trabajos, se interesa en la forma en la que se crea la realidad en torno
al gobierno de México a partir de los narcocorridos. Analiza cómo es objetivado13 y
representado el gobierno en la lírica de algunos narcocorridos. En su trabajo incluye
aquellas composiciones que hacen alusión a instituciones o individuos que forman
parte de organizaciones mexicanas dedicadas al combate del narcotráfico. Respecto
a la representación del gobierno mexicano, concluye que la predominante es aquella
que denigra al gobierno. Ya que en las letras de los corridos aparecen elementos
como la corrupción, la inoperancia de las autoridades y los vínculos entre los narcos
y las autoridades.
Lara, retoma la noción de objetivación, propuesta desde la Teoría de las Representaciones Sociales. La cual, según
el autor permite describir la generación y el funcionamiento de representaciones sociales.
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Revisión de estudios recientes sobre El narcocorrido
EL NARCOCORRIDO, ALGO MÁS QUE UNA REPRESENTACIÓN
Al ser la perspectiva representacionista la predominante en el estudio de los
narcocorridos y la cultura del narcotráfico, los intereses culturales han quedado
prácticamente absorbidos por la naturaleza de las mentes individuales, siendo estas
utilizadas como lugar de explicación (Gergen, 1996). Las preocupaciones de los
investigadores giran en torno a la forma en que las personas se enfrentan activamente
con el mundo que les rodea, desde el punto de vista cognoscitivo (Gergen, 1989). La
mente es tratada como reflejo del mundo, las palabras como reflejo de la mente y,
por lo tanto, las palabras como reflejo de la naturaleza. Asumen el supuesto de que el
lenguaje constituye el vehículo principal a través del cual las personas se representan
mutuamente en el mundo, que funciona como un recipiente de conocimientos sobre el
mismo. Así, el lenguaje se convierte en el principal vehículo que permite comunicar
a los demás los contenidos mentales (Gergen, 1989).
Kenneth Gergen (1989) cuestiona la posición de la mente como centro del
conocimiento, y con ello, el supuesto de que las palabras de una persona transmiten su
conocimiento del mundo. Se pregunta si el lenguaje puede soportar la responsabilidad
de “representar” o “reflejar” cómo son las cosas; si podemos estar seguros de que el
lenguaje puede “transmitir” la verdad a otros y si podemos anticipar que “almacenará”
la verdad para generaciones futuras. Desde su propuesta, el conocimiento no es una
posición de la mente, y tampoco es algo limitado por la naturaleza. Por el contrario,
se considera que la fuente principal de las palabras que utilizamos sobre el mundo
radica en la relación social. Así, las acciones y descripciones de las personas sobre
el mundo siempre son proteicas, elásticas y cambiantes en todo momento. Desde
esta perspectiva, el conocimiento y la construcción de lo social no radica en las
personas como producto de mentes individuales, tampoco fuera de ellas, sino que
se ubica precisamente entre las personas, en el intercambio social. No es fruto de
la individualidad sino de la interdependencia (Gergen, 1989; Ibáñez, 1989). Así, es
necesario desalojar las nociones psicológicas de la cabeza de individuos y situarlas
en la esfera de la interacción (Garay, Íñiguez y Martínez, 2003).
En esta misma línea, diferentes investigadores han cuestionado y criticado la
propuesta teórico-metodológica de las Representaciones Sociales (Potter et al.,
1990; Ibáñez, 1994; Potter y Edwards, 1999; Cabruja, Íñiguez, y Vázquez, 2000;
Antaki et al., 2003). Potter y Wetherell (1987) mencionan que la perspectiva de las
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César Jesús Burgos Dávila
Representaciones Sociales asume los actos del lenguaje como un medio neutro y
transparente entre el actor social y el mundo, de forma que normalmente el discurso
se toma en sentido literal como una simple descripción de un estado o un suceso
mental. Con más frecuencia, se considera que las explicaciones reflejan de una forma
simple, modesta y neutra los procesos reales localizados en otro sitio. Además, desde
esa perspectiva, se considera al individuo como una unidad coherente y consistente,
siendo el punto de partida de sus investigaciones. Solo es posible una descripción de
un estado mental, y una vez que se ha conseguido la descripción, la búsqueda está
completa. La variabilidad dentro de, y entre, las explicaciones que da la gente no es
parte de esta imagen.
Como se ha visto en la revisión bibliográfica, las representaciones han sido
tratadas como un fenómeno individual, vistas como un esquema mental compuesto
de conceptos e imágenes que la gente utiliza para darle sentido al mundo, para
comunicarse con los demás y para que la gente comprenda y evalúe su entorno
(Potter y Wetherell, 1987). En el estudio de las representaciones del narcotráfico y
de los narcocorridos, lo social queda reducido a tres aspectos: 1) las representaciones
sociales se encuentran intrínsecamente relacionadas con un proceso de comunicación
estructurado en la vida cotidiana; 2) son sociales por que proveen un código
acordado para la comunicación; esto es, para que las personas extiendan y compartan
representaciones, estas deben ser aceptadas, proporcionando una versión estable
y externa del mundo que puede formar un tema de conversación; 3) son sociales
porque en su disposición teórica se presentan como coherentes y permiten establecer
distinciones entre los grupos sociales.
Se da por sentado, que lo que hace un grupo es exactamente las representaciones
sociales compartidas entre los miembros del mismo grupo. Los límites de la
representación marcan límites del grupo (Potter y Wetherell, 1987). Se asume que
los grupos sociales son constituidos por las representaciones sociales compartidas;
el consenso adoptado de la representación establece la identidad del grupo. El
primer problema es que estudios empíricos de representaciones sociales, inician
aparentemente definiendo bien grupos sociales homogéneos para explicar sus
representaciones. Este es un círculo vicioso de identificar representaciones a través
de grupos y de asumir que las representaciones definen grupos. Por otra parte, se
caracteriza la representación social como aquello que es compartido, pero no se
precisa cómo identificar al grupo con independencia de la representación. En el
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plano metodológico, se presupone que la representación es un concepto estático y
consensual. Algunos de estos estudios recogen y analizan una serie de materiales
discursivos, utilizando un promedio de técnicas numéricas, con las que homogeneizan
las respuestas de los participantes (Potter y Wetherell, 1987).
El concepto de “representación”, también ha sido criticado. Garay, Íñiguez y
Martínez (2003) han sintetizado la crítica en cuatro puntos.
1. Cuando usamos el concepto de representación constituimos,
necesariamente y al mismo tiempo el concepto de “objeto
representado” que es por definición, algo diferente de su
representación: por el mero hecho de utilizar el término de
representación necesariamente postulamos la existencia de
realidad independiente pre-representada que utilizamos como
referente de la representación (sea esta realidad pre-representada
de tipo natural o un objeto social construido).
2. El modelo que sustenta está concepción no es solo de la
percepción visual, sino la simple conceptualización de la
percepción como una imagen que refleja la realidad como un
espejo.
3. El concepto de representación crea una firme realidad entre las
cosas y su imagen, entre las cosas y las entidades abstractas
que dan cuenta de ellas. Desde el momento en que se crea esta
dualidad emergen una serie de problemas, que por una vez
creada la dualidad debemos articular inmediatamente el camino
para trascenderla: construir un puente entre los dos ámbitos
separados que se han establecido y dar cuenta de la vía para ir
del objeto a su representación.
4. Una forma de resolver el problema creado por la dualidad
es establecer que todo lo que cuenta para nosotros son las
representaciones, que constituye nuestro mundo de hecho y
que podemos obviar la cuestión de los objetos representados
ya que lo que produce efectos reales sobre nosotros son sus
representaciones. Pero al tratar de hacer eso en la Teoría de
las representaciones sociales se postula una realidad deificada
y se constituye como objeto asignado a la ciencia. La realidad
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César Jesús Burgos Dávila
representada se pone en el lugar de la realidad (de forma
realista): una vez constituida la realidad representada se deifica
y nos constriñe de una forma tan prescriptiva como lo haría una
realidad pre-representada. (pp. 30-31)
Tras la revisión y exposición de la literatura reciente se puede concluir que en el
estudio de los narcocorridos predomina una perspectiva representacionista, desde
ella, los investigadores han rescatado el poder del lenguaje de esta expresión artística,
delimitando su análisis a las letras de las canciones para concluir que los narcocorridos
son el reflejo de una realidad que vive México. La realidad del narcotráfico que utiliza
un vehículo artístico para narrar hechos violentos donde se enaltece, sobrevalora,
elogia y mitifica la figura y forma de vida del narcotraficante, el contrabando y el
negocio de las drogas. Para algunos investigadores, en los narcocorridos se hace
apología al contrabando, y reconocen que estas composiciones cumplen la función
de difundir representaciones sociales, formar y reforzar ideologías e imaginarios
colectivos, sirviendo como autorrepresentación con todos los estereotipos que
aparecen en el contenido (Burgos, 2011b, 2011c).
DEL TEXTO AL CONTEXTO
Es necesario reconocer que en el estudio del narcocorrido, existen investigaciones
que se distancian de la perspectiva dominante que se mencionó antes. Son trabajos
que han apostado por la lógica de la investigación etnográfica. En esta minoría,
destacan las investigaciones realizadas por Helena Simonett (2001a, 2001b, 2004a),
un capítulo del libro de José Manuel Valenzuela (2002) y el estudio piloto de Mark
Edberg (2004a, 2004b).
Helena Simonett (2001a, 2001b), realizó una inmersión etnográfica en discotecas,
centros nocturnos y barrios de Los Ángeles, California. En Narcocorridos: An
emerging micromusic of Nuevo L.A., expone un relato de su experiencia. Describe
cómo es el espacio, las dinámicas de los asistentes, ofrece un cuadro detallado y
específico de un personaje a quien le cantaban su narcocorrido, aparentemente,
un traficante sinaloense. Relata la forma en la que el narcotraficante solicita que
le canten su corrido en repetidas ocasiones, el corrido de los familiares y amigos,
además de otras de sus canciones favoritas.
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También, resaltar el estudio reciente de Anajilda Mondaca, donde la práctica
etnográfica jugó un papel importante en su investigación. Ella se aproximó a los
espacios donde la narcocultura se manifiesta en la vida cotidiana de Culiacán,
Sinaloa. Realizó observaciones en distintos espacios y entrevistó a jóvenes. Su
propuesta metodológica, asume que, tradicionalmente, el narcocorrido es analizado
a partir de su estructura, o bien en su contenido, sin hacer relaciones con los oyentes
y el contexto (Mondaca, 2012).
El antropólogo Howard Campbell (2007) realizó un estudio sobre la normalización
del tráfico de drogas por medio del folklore de la frontera entre México y Estados
Unidos. Analizó las identidades personales y sociales construidas con historias
referentes al narcotráfico. Campbell no se enfocó en los iconos de la droga expuestos
en los narcocorridos, sino que se centró en el folklore de la vida cotidiana, en las
historias “normales” contadas por participantes, amigos y parientes de trabajadores
interesados en el comercio de la droga. Como parte de su trabajo etnográfico recopiló
las historias sobre el narcotráfico en contextos familiares, en fiestas, en el trabajo,
en reuniones en la calle o en negocios. Su trabajo etnográfico duró un período de
10 años, en ese tiempo, entrevistó a 40 personas.14 De las charlas mantenidas con
los entrevistados, Campbell concluye que las historias y la manera en la que son
contadas, demuestran que para la población fronteriza, el tráfico de drogas es una
actividad tolerada o un fenómeno común. Aunque no es aceptado totalmente, no
se considera como una forma de vida inusual, ya que los narcotraficantes están por
todas partes. Para el autor, estas conversaciones cotidianas se asemejan a la tradición
de los pueblos del “corrido clásico”. Destaca que las historias y canciones sobre
el narcotráfico son extensas y numerosas, forman una clase de cultura popular
oral. Siendo los narcocorridos el vehículo de las representaciones populares más
conocidas del tráfico de drogas. Su amplia difusión y popularidad indica el grado en
que los narcotraficantes son aceptados por el público en general como algo normal
en la frontera entre México y Estados Unidos.
En el plano metodológico, este tipo de trabajos, podría ser considerado crítico.
Siguiendo a Lupicinio Íñiguez (2011), “crítico” hace referencia a cualquier propuesta
14
Aunque el trabajo etnográfico del autor es extenso temporalmente, esto no queda reflejado en el material de análisis que expone. Ofrece como ejemplo 29 historias reducidas, justificando que lo hace para proteger el anonimato de
los informantes y la confidencialidad de la información. En el apartado del análisis nuevamente justifica la ausencia
de un análisis profundo, argumentando que las limitaciones del espacio imposibilitan un análisis profundo de cada
una de las historias.
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César Jesús Burgos Dávila
o práctica que sirva de alternativa, que problematice las formas dominantes. Por
ende, es algo que en algún punto se opone o distancia de lo hecho hasta la actualidad.
En este sentido, una aproximación etnográfica que atiende al contexto, en vez de a
los textos, no solo rompe con los métodos y formas tradicionales, sino que ofrece
una alternativa distinta de abordar y comprender el fenómeno del narcocorrido.
En una publicación reciente, Helena Simonett (2011) menciona la urgencia de
estudios sobre música más profundos, con mayor solidez, que atiendan a una realidad
cultural. Resalta la necesidad de estudios que asuman la lógica de la investigación
etnográfica. Advierte que es imposible comprender la música como un “fenómeno
transnacional” o “mundial”, cuando somos ignorantes de lo que ocurre a nivel local.
Destaca la emergencia de atender y profundizar en esas prácticas musicales-locales.
Señala que, el estudio de la música desde la lógica etnográfica, es una aportación
crítica a la literatura actual sobre “música popular” o “global popular music”.
Dando continuidad a las ideas de Helena, para el estudio del narcocorrido, resulta
importante descentrar la atención de las letras. Es necesario dejar de concebir el
narcocorrido como literatura, como texto, como elemento narrativo. Toca abandonar
“el texto” e “ir al contexto”. Siguiendo a Antoine Hennion (2002), hay que atender
los espacios donde se presenta la música. Conocer las prácticas sociales que circulan
alrededor de ella (producción, distribución, apropiación, uso y consumo). Es
necesario reconocer y reflexionar la forma en la que se relaciona la música con su
público. Preguntarse: ¿de qué se sostiene?, ¿qué es lo que la mantiene viva en la
sociedad?, ¿qué relaciones y prácticas sociales desencadena?, ¿qué sucede cuando
trompetas, bajo sextos, guitarras, baterías, escenarios, ritmos, voces, público y un
largo etcétera de elementos se asocian para dar forma al narcocorrido?
Es necesario abandonar la idea de la música como un reflejo o una representación
de las personas, para aproximarse a lo que hacen y piensan los actores sobre sus
actividades y gustos musicales. Es indispensable el estudio de la música en su
contexto, aproximándose a los espacios naturales en los que se encuentra la música
con su público. Por otra parte, es necesario abandonar la idea del narcocorrido como
un objeto definido y cerrado. Además, reconocer la música como un elemento que
forma parte de relaciones sociales. Aproximarse a esas experiencias permite estudiar
las prácticas, los sentidos y mediadores que relacionan los narcocorridos con su
público.
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ETNOGRAFÍA DE LOS CUERPOS, TECNOLOGÍAS
DE PODER Y CONSUMO DE MARIHUANA
EN EL ESPACIO PÚBLICO
GERMÁN ANÍBAL MARTÍNEZ VALDERRAMA*
Recibido: 27 de agosto de 2012
Aprobado: 19 de diciembre de 2012
RESUMEN
Este ejercicio es una etnografía del funcionamiento de tecnologías de poder –
entendidas desde un enfoque foucaltiano sobre el cuerpo del sujeto que consume
marihuana en el espacio público. Debo decir que ni Juan ni Pedro podrían fumarse un
bareto en cualquier calle de la ciudad, no lo harían porque saben del repudio inmediato
al que estarían expuestos. He aquí la importancia del parche: des-individualizar
el cuerpo como táctica para enfrentar el repudio, las miradas que castigan y las
bocas que juzgan, así, el parche es una organización cultural – que socialmente no
cuenta con legitimidad – que es intervenida por distintas tecnologías de un poder
disciplinario: denuncia, vigilancia, castigo, requisa, y así el parche se constituye
como una forma de enfrentar la aplicación de las mismas. El funcionamiento de estas
tecnologías constituye un panoptismo social ejercido por la policía y el ciudadano
de a pie sobre el espacio público que visibiliza e impugna el consumo de droga.
Entonces, por un lado, tenemos una utilización táctica de la cultura y por el otro,
unas tecnologías disciplinarias que recaen sobre el primero. Antropológicamente
escribiendo me interesa etnografiar esta disputa, para que políticamente pueda en
ella describir cómo las tecnologías disciplinarias de poder se ejercen directamente
sobre los cuerpos, se trata de etnografiar las relaciones de poder en la más simple de
las cotidianidades, que a veces, son analíticamente desdeñables (como las relaciones
entre la policía y los consumidores en la calle).
Palabras clave: nicho, espacio público, parche, consumo, cuerpo, tecnologías, poder,
habitus, capital simbólico.
*
Antropólogo de la Universidad del Cauca. Correo Electrónico: [email protected]
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Germán Aníbal Martínez Valderrama
ETHNOGRAPHY OF THE BODIES, THE POWER
TECHNOLOGIES AND MARIHUANA CONSUMPTION IN
PUBLIC SPACE
ABSTRACT
This exercise is ethnography of the power technologies –understood from a
foucauldian approach about the body of the subject who consumes marihuana in
public spaces. It can be said that neither Juan, nor Pedro could smoke a bareto
in any street in the city because they know the immediate rejection they would
be exposed. Here lies the importance of the parche: depersonalize the body as a
tactic to face rejection, the reproach looks, and the judging mouths, so the parche
is a cultural organization –which socially does not count with legitimacy- that is
intervened by different technologies of a disciplinary power: complaint, surveillance,
punishment, searches, and thus the parche becomes a way to face their application.
The functioning of these technologies constitutes a social panopticism executed by
the police and the common citizen on the public space which make visible and refute
drug consumption. Then, on one side, there is a tactic use of culture and, on the other
hand, some disciplinary technologies that fall back into the tactic above. Writing
from an anthropologic perspective, it is important to ethnography this dispute so that
politically it can be described how disciplinary technologies of power are exerted
directly on the bodies; it is about ethnographing the power relationships in the
simplest of daily routines which, sometimes, are analytically contemptible (such as
the relationships between the police and the street consumers).
Key words: niche, public space, consumption, body, technologies, power, habitus, symbolic
capital.
EL ELÉCTRICO
En el sector central de la ciudad de Popayán –suroccidente de Colombia– está
localizado el barrio Caldas. En los alrededores de este barrio están localizadas casi
la totalidad de las facultades de la Universidad del Cauca: al norte la Facultad de
Ciencias Exactas y de la Educación, las Residencias Universitarias, la Facultad de
Ingenierías, la Facultad de Ciencias de la Salud, la Facultad de Ciencias Contables y
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Etnografía de los cuerpos, tecnologías de poder y consumo de marihuana en el espacio público
en Centro Deportivo Universitario (CDU); al suroccidente: la Facultad de Ciencias
Humanas y Sociales, la Facultad de Derecho y la Facultad de Artes, además, en los
dominios se este barrio reside el Museo de Historia Natural, que también es una
dependencia de la universidad. Así, podemos afirmar que este sector es un centro
geográfico y cultural de las dinámicas de los estudiantes.
Por consiguiente, la historia de este barrio comparte la historia más reciente de la
universidad misma. En la década de los 70 las Residencias Universitarias estaban
localizadas donde hoy día es el Museo de Historia Natural. En este lugar y en tal
época, sucedió un acontecimiento que marcó la historia de este barrio: 1971 fue un
año especial. Como nunca antes el movimiento estudiantil universitario se levantaba
por una reforma sustancial de los centros de estudios, por la autonomía de los
claustros y por la defensa de la universidad pública. El gobierno de Misael Pastrana
se enfrentaba a la lucha de decenas de miles de jóvenes que paralizaron durante todo
un semestre las actividades académicas.
El 4 de marzo de 1971, cuando arreciaba la lucha en todo el país, fue asesinado
uno de los líderes estudiantiles más queridos de Popayán: Carlos Augusto González
Posso. Tuto, como lo llamaban todos cariñosamente, encabezaba el movimiento
del Liceo Humboldt que se oponía a que este fuera separado de la Universidad del
Cauca. Tras una nutrida concentración de los jóvenes donde Tuto fue el principal
orador, él recibió un disparo en el cuello hiriéndolo de muerte. Dos versiones han
corrido sobre los hechos. Una afirma que fue un francotirador destinado a acabar con
sus conatos en pro de la movilización, y la otra, que fue víctima de los disparos de la
tropa que se encontraba en el sitio amedrentando a los participantes.
Ogaño –2011–, en el parque de los estudiantes, se levanta un obelisco en nombre
de Tuto González que reza: “Te partieron la risa camarada, marzo te sorprendió con
balas en la espalda”. Alrededor de allí se reúnen los estudiantes a charlar y animar sus
encuentros. La memoria viva de Carlos Augusto sigue encarnada en el movimiento
universitario hoy en día a través de la Coordinadora Estudiantil Tuto González, de
la Universidad del Cauca, reconocida por todos los estudiantes. Entonces, tenemos
que la historia de la presencia universitaria en este barrio está en germen en tal
suceso, es decir, que actualmente se concibe como memoria histórica para legitimar
la apropiación de los espacios públicos del barrio por parte de los estudiantes1.
1
www.centromemoria.gov.co/conmemoraciones 311-tuto-el-lider-estudiantil-que-escribia-poemas-hoy-hace-39anos-su-crimen-conmovio-a-todo-popayan. Nota del Editor: La pagina se encuentra pero el texto citado pudo ser
cambiado. “Tuto”era el apodo o “chapa” del líder que menciona el autor.
107
Germán Aníbal Martínez Valderrama
Esta historia y esta presencia universitaria tienen como consecuencia la constitución
de un mercado que sustenta la economía de esta parte de la ciudad – pues no podemos
olvidar que la mayoría de los estudiantes de esta universidad son foráneos de la
misma–: transporte, vivienda, papelería, diversión, etc. En el barrio Caldas y en los
barrios vecinos habitan gran parte de los estudiantes, que con lo anterior significa
la causa de un consumo multidimensional. Pensemos en lo económico, en el Caldas
están: Bareque bar, Wipala bar, Corova café, la tienda de Pocholo, panadería La
Pamba, cafetería Carantanta con todo, café El Gato, papelería y autoservicio
Maxihogar, restaurante Empanaditas y más, la tienda de la vecina, café-internet
Caldas, papelería Compudrive’s, pizzería Ocre, súper combos Donde sabemos, la
tienda del Mono, Vaticano bar. Así, tenemos que la economía de este barrio fomenta
la presencia de los estudiantes en el mismo, y a la inversa la presencia estudiantil
sustenta tal economía. Además, hay que anotar cómo el consumo disminuye
drásticamente en el periodo de vacaciones de la universidad.
Estas coordenadas geográficas, históricas, culturales y económicas son las
condiciones que permiten que los espacios públicos de este barrio: el cerro del morro
de Belalcázar, la pileta del morro, el pueblito patojo y el parque del Museo de Historia
Natural, hayan sido apropiados por los estudiantes a través de distintas prácticas de
esparcimiento hasta el punto de que a través de los años se han constituido estos
lugares como un nicho e imaginario categorizado como El Eléctrico.
El eléctrico es un imaginario en cada una de las cabezas que le conocen. Se necesita
visa para entrar en El eléctrico, se necesita ser joven, se necesita haber estado tardes y
noches con jóvenes en esos lugares y vivir el voltaje2 de tales experiencias –y por eso
se le llama a este nicho, El eléctrico, por su voltaje–. Un nicho –en la zoología– es un
término que describe la posición relacional de un animal o especie con un ecosistema
o el espacio concreto que habita. En esta propuesta el nicho no es solamente el dónde
de algo, sino que además incluye todo lo que ocupa tal locación, así, es visto como un
fenómeno integral y significativo. Vivimos, actuamos y nos orientamos en un mundo
que está diferenciado por lugares (nichos). Los lugares son aspectos fundamentales
de la experiencia de las personas en el mundo; son fuentes de seguridad e identidad
tanto para los individuos como para grupos de personas. El lugar es sentido desde la
emocionalidad como ritual: paisaje, personas, experiencias personales o colectivas,
preocupación por el lugar, relaciones con otros lugares.
2
Ver Anexo: Glosario.
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Etnografía de los cuerpos, tecnologías de poder y consumo de marihuana en el espacio público
Por lo general, de miércoles a viernes, en las noches el paisaje que aquí se puede
atisbar es este: ‘El eléctrico’ tetiado de gente, parches distintos animados al son
de unos tragos, miradas entre todos los parches observándose o rayándose –tales
rayes desembocaban a veces en riñas–, jóvenes coqueteándose entre sí con miradas
lejanas, otros pegándolo y fumando un bareto, son de guitarras componiendo la
monótona música de fondo, otros inhalando un polvo blanco, personas prendidas que
se abrazan y estrechan sus manos, los jóvenes y las mozuelas entregadas a la libido;
en medio de esta atmósfera por supuesto también están los jíbaros: el del norteño,
el del moño y el del flex; estos sujetos son centrales y tienen ciertos privilegios entre
los parches: hay que brindarles un chorro, o un plon, o tal vez un cigarro, hay que
mantenerlos en la amistad ya que son dadores de bienes, estos además cierran de
alguna forma el parche, solo quien es del parche conoce a los jíbaros, y guarda su
identidad de los rostros que castigan.
Y no solo las noches son encantadas, pues, atisbar los atardeceres desde el morro
fumándose un bareto, es realmente estar en un mundo paralelo. Digo eso, porque
ese lugar tiene matices mágicos, el lugar donde estos jóvenes se instalan es la
falda del montículo que da a la caída del sol, porque este lugar también está en una
disputa continua –quizás desde su remoto pasado colonial, perdiendo, adquiriendo y
yuxtaponiendo significados–, y por lo que ellos, los jóvenes, incluso han construido
sus propios caminos, alternativos de los que conducen a la cima, pues son caminos
construidos por lo pies y no por la manos, es decir, algo más espontáneo que racional,
como dijo un joven pastuso: ¡como para cabras pues! Pero, también contemplar
el místico cielo de Popayán a la hora en que cae el sol, golondrinas danzando en
derredor del montículo, ni un solo adulto, y una buena traba. Esto es un contraste
cuando uno baja la mirada y observa un tráfico y un ruido apartado de uno, toda la
gente saliendo de sus trabajos, dirigiéndose cansados a sus casas. Este lugar donde
se dan estos habitus, es como un margen de la sociedad. Pues desde aquí y a esta
hora, no solo se contempla el atardecer y el crepúsculo, sino que también se puede
observar el mundo establecido.
El parche, esta organización grupal, es de suma importancia; para estar en El eléctrico
es necesario estar en parche, pues el parche es el sujeto que territorializa este nicho,
de lo contrario se estaría des-parchado. El parche funciona como un eje aglutinador
de personas que conforman un extraño animal mitológico de múltiples cabezas; este
animal posee distintos habitus, por ejemplo parcharse, que es su principal habitus,
109
Germán Aníbal Martínez Valderrama
pues parcharse es la forma de habitar el espacio y construir un nicho. El habitus es la
exteriorización de unos códigos construidos en un lenguaje específico, y aprendidos
en la experiencia; teóricamente el habitus es:
[…] el principio generador de estrategias que permite a los agentes
habérselas con situaciones imprevistas y continuamente cambiantes […]
un sistema de disposiciones duraderas y trasladables que, integrando
experiencias pasadas, funciona en todo momento como una matriz de
percepciones, apreciaciones y acciones y hace posible la realización de
tareas infinitamente diversificadas […] el habitus es creativo, inventivo,
pero dentro de los límites de sus estructuras, que son la sedimentación
encarnada de las estructuras sociales que lo produjeron. (Bourdieu &
Wacquant, 2008: 44)
Un parche es un número determinado de jóvenes, una botella de alcohol y otras
animosas sustancias (marihuana, perico, etc.), guiadas por distintas conversaciones.
Todos estos parches son un gran parche que interiormente tienen sus diferencias,
con un juego de reglas, unos códigos y unas conductas, es todo un complejo hacer.
Parcharse se fragmenta en múltiples habitus: darse un bote por El eléctrico, hacer
una vaca, gansearle a una hembrita, tocar guitarra y cantar, echar takes, tomarse
un chorro, tirar muela, aletearse, darse golpes, echarse un flex, y el que más me
interesa: pegarse un bareto3.
En este nicho habitan distintos parches en sus distintos lugares y con particulares
habitus, pero en lo más umbrío de sus lugares, entre arbustos y malezas veo un animal
acicalándose. ¿Quién habita esa penumbra? El marihuanero. Entre todos los habitus
que sustentan El eléctrico, me he centrado en la práctica del consumo de marihuana
(“droga”) y en su descripción me he encontrado que responde a una simbología de lo
oculto, de lo escondido: en el lenguaje que se utiliza, en las disposiciones del cuerpo
y por su forma de habitar en la sombra del nicho. A continuación paso a describir
detalladamente esta práctica, empero, a priori me es necesario aclarar la cuestión de
las tecnologías de poder.
3
Cada uno de estos habitus implica y se expresa en unas disposiciones del cuerpo que le dan materialidad a los
imaginarios.
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Etnografía de los cuerpos, tecnologías de poder y consumo de marihuana en el espacio público
ACLARACIONES METODOLÓGICAS
Lo que me interesa etnografiar es la práctica del consumo de marihuana en el
espacio público, para después pararme es su cara exterior, con el fin de describir
el funcionamiento de tecnologías de poder que sobre esta práctica se ejercen. Así,
la pregunta que dirige el desarrollo de este ejercicio es: ¿Qué tecnologías de poder
pueden describirse en la práctica del consumo de marihuana sobre el espacio
público? Mas, ¿qué es una tecnología? Las tecnologías son múltiples y distintas:
una cuchara es una tecnología, una flecha lo es. Pero, la cuchara nos lleva al plato
y el plato a la mesa; y una flecha nos lleva al arco, a un objetivo y a un arquero.
Por consiguiente, puedo decir que las tecnologías son un conjunto de instrumentos
y procedimientos, y por eso su definición solo es posible en su funcionamiento –
porque así describimos tal conjunto–.
El funcionamiento de una tecnología implica un sujeto –por ejemplo el que se toma
la sopa–. ¿Qué relación implica la tecnología con el sujeto? En primera instancia,
las tecnologías parecen simplemente extensiones del cuerpo que le permiten hacer y
actuar en cosas que el cuerpo por sí mismo no sería capaz. Si una tecnología es una
extensión del cuerpo: ¿Cómo las tecnologías se interiorizan en el cuerpo?
Sigamos con el ejemplo de la cuchara. La cuchara nos permite tomar la sopa que está
en el plato. Mas, es seguro que el animal humano no siempre ha utilizado la cuchara;
dado que en algún punto de la historia tuvo que aprenderlo –y todo aprender es
interiorizar–. La cuchara no es solo tomarse la sopa: la cuchara implica un control y
una disposición del cuerpo que se realiza porque se tiene el conocimiento y por ello
la experiencia de tomarse la sopa. La cuchara lo que trabaja en primerísima instancia
es el cuerpo: debemos aprender a manejarla –y uno aprende con su cuerpo–. Así,
siguiendo a Foucault, las tecnologías “implican ciertas formas de aprendizaje y de
modificación de los individuos, no solo en el sentido más evidente de adquisición
de ciertas habilidades, sino también el sentido de adquisición de ciertas actitudes”
(1990: 48-49). Así, la cuchara primero trabaja en el cuerpo y después en la sopa. Y
como conclusión puedo decir que todas las tecnologías funcionan sobre el cuerpo, y
por eso en el cuerpo hacemos la descripción de su funcionamiento.
Con todo, lo que aquí subyace es el poder. ¿Qué sería entonces el poder? Pensar
el poder en Foucault implica luchar a todo instante contra el pesimismo teórico y
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Germán Aníbal Martínez Valderrama
metodológico, por ello, no se concibe el poder como un aparato represivo que solo
sabe decir no, que solo permite ver funciones negativas: rechazo, prohibición y límite.
“[…] el poder no es una institución, y no es una estructura, no es cierta potencia de la
que algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica
compleja en una sociedad dada” (Foucault, 1976: 67).
Explícitamente el poder es una relación. Así, es más conveniente hablar de relaciones
de poder y no del “Poder”, puesto que el poder es inmanente y transversal en los
procesos sociales, y no un supuesto trascendental que estaría por encima de ellas.
El poder es ante todo una relación de fuerza –bajo tal afirmación he pensado este
trabajo–. Me he instalado en la materialidad de la práctica del consumo de marihuana
con el fin de hacer una descripción de tecnologías de poder. En el presente ejercicio
el máximo objetivo es describir cómo las tecnologías se articulan directamente sobre
el cuerpo –en sus funciones, procesos fisiológicos, sensaciones, etc.
DESCRIPCIÓN DE TECNOLOGÍAS
Es de noche, está el parche pegándolo, esto implica la aglutinación de los cuerpos. Por
lo cual se da vida a una especie de animal mitológico de múltiples cabezas, el cuerpo
se trasmuta en mutante: sus manos pegan el bareto, su espalda lo esconde, sus ojos
alertan, y se habita el espacio como un cuerpo-grupo. ¿Pero, qué es lo que esconde el
parche? Esconde una órbita corporal individual como lo es pegar un bareto: manos
en la boca para despegar el cuero, los dedeos de las manos despegando el cuero, la
mano llevando al cuero debajo de la camisa en el hombro, una mano sobre la otra
rascando el moño y sacándole las pepas, la mano retirando el cuero del hombro, la
bareta en una mano y con la otra se le coloca encima el cuero, las manos hacen un
giro sobre su contacto de 180 grados, con una mano el cuero con el moño y con el
dedo de la otra esculpiendo la forma de un bareto, la mano que tiene el bareto va
del dedo a la boca una, dos y tres veces, ya el bareto pegado en la mano se dirige a
la boca y con la otra encendedor y fuego (Figura 1). ¡El marihuanero ploneándose!,
esto es lo que el parche esconde; están en grupo trabándose y así desdibujándose; el
pisquero del bareto construye una densa niebla alrededor del parche que oculta aun
más los cuerpos.
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Etnografía de los cuerpos, tecnologías de poder y consumo de marihuana en el espacio público
Figura 1. El consumo de marihuana como órbita corporal
Mientras tanto, pasan dos transeúntes, ven el parche solo una vez, y se alejan furtiva
y disimuladamente del parche y del pisquero, caminan rígidos, y hacen como si no
existiese el parche, lo ignoran. ¿Qué es lo que ellos ven? Ellos ven un grupo de jóvenes
aglutinados y perciben un olor a marihuana; pero en sí no ven a nadie fumando, ven
una visión que la estructura del parche mismo ha recreado, que es como una visión
irreal donde se ve el mismo sujeto múltiples veces, y cada uno en particular haciendo
lo mismo; los transeúntes ven fantasmas, ven un sujeto caótico y se asustan, prefiriendo
no mirar más. Saben que prácticas como estas tienen una realidad física pero no social.
Los espacios públicos –los cuales son los escenarios de los habitus que sustentan El
eléctrico– aquí referidos son contiguos a las casas de los residentes del barrio, los cuales
se sienten afectados por las actividades que realizan los jóvenes; ellos, representados en
la Junta de Acción Comunal (JAC), reaccionan de varias formas según las dificultades
que se presenten. En una entrevista que me concedió la secretaria de la JAC, me
comentó por qué se sienten afectados:
113
Germán Aníbal Martínez Valderrama
El problema con los muchachos viene desde hace mucho tiempo… desde
que estaba el parque que llamaban El eléctrico; ahí a las afueras de la
universidad. Tenemos el problema de la droga, de consumo, de toda clase
de sustancias psicoactivas. Entonces, cuando cerraron el parque, cuando
cerraron esa parte, los muchachos tienen por costumbre hacerse en los
andenes de la universidad con el pretexto de que son universitarios.. a
dónde cabe en la cabeza que por el hecho de ser estudiantes, uno tenga
que… sentarse en un andén a hacer todas sus necesidades fisiológicas,
hacer sus necesidades sexuales y toda la cuestión… a mí no me cabe en
la cabeza. Ellos, entonces, han tomado toda esta parte [se refiere a todos
los lugares aledaños al barrio], porque… pues es un lugar bonito, tienen
seguridad en cierta forma, entonces, aprovechan para utilizar toda
clase de sustancias psicoactivas: bazuco, marihuana, en fin. Nos hace
un daño atroz, porque hay que considerar que la población de aquí, el
80% somos adultos mayores, y aun los niños, los jóvenes, no tenemos
porque convertirnos en fumadores pasivos; con todo el daño que hace a
nuestro organismo: osteoporosis, asfixia, de hipertencia, etc., etc.
Llama la atención, primero, que la entrevistada hable de su denominación en pasado:
“que llamaban El eléctrico”, incluso dice “cuando cerraron esa parte” y en seguida
salta al presente arbitrariamente: “los muchachos tienen…”, esta incoherencia
temporal revela una negación de la actual territorialidad de los jóvenes, así, de
alguna forma hay una invisibilización mediante el lenguaje, como un ya no están
ahí, pero como no es así se hace insostenible en el resto del relato, los tiempos en
los que se narra no terminan de empatar. Segundo: que invoque tan enfáticamente
razones de salud pública de un lado y otro: necesidades fisiológicas de los que se
parchan ahí, esto los animaliza un poco, y enunciando incluso nombres específicos
de enfermedades supuestamente causadas por la exposición de humo a las que están
expuestos los residentes, estos sí humanos, porque no dice que también los que
parchan allí están expuestos a enfermedades, lo que quiero decir es que noto una
naturalización o animalización del que se parcha allí.
Vemos pues que en la economía de estas disposiciones del cuerpo, cómo la práctica del
consumo de marihuana está rodeada cotidianamente por fuerzas que la descalifican.
Debo decir que ni Juan ni Pedro podrían fumarse un bareto en cualquier calle de la
ciudad, no lo harían porque saben del repudio inmediato al que estarían expuestos.
He aquí la importancia del parche: des-individualiza el cuerpo como táctica para
enfrentar el repudio, las miradas que castigan y las bocas que juzgan, así, el parche
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Etnografía de los cuerpos, tecnologías de poder y consumo de marihuana en el espacio público
es un abrigo, es como una capucha sobre el rostro, es la proximidad de los cuerpos.
Por eso, debemos entender porque el marihuanero habita en las penumbras, en lo
liminal, en lo marginal, en lo simbólicamente oscuro, en la periferia de los sistemas
culturales predominantes; porque es allí donde puede transfigurarse hasta parecer un
fantasma.
Entonces, desde la casa de la esquina en la ventana del segundo piso, don Simón
atisba aquel animal extraño cubierto de niebla. Alarmado, don Simón corre a la sala
y alza su teléfono y marca al 112, llama a la policía, y se sienta a esperar mientras
mira televisión. Don Simón como cuerpo dio vía a la creación de una denuncia. Don
Simón es como un medio mismo, una herramienta del panóptico, una extensión del
poder disciplinante 4.
Está el parche y en él los marihuaneros, parecen cazadores reunidos en torno a una
fogata: el bareto ronda y danza entre sus múltiples manos, y es fumando por sus
distintas bocas, trabando todas sus cabezas, el bareto es ahora una pata, y la pata
quema los dedos de sus manos, se pegan más baretos, se habla, se ríe, se está en
pleno estado liminal.
Al fondo en la calle se ven tres motos de policías que se acercan, el ruido de estas
motos llega a los oídos de este animal, y se dice en postura de alerta: ¡Los tombos!
Los ratones saben que el gato viene, entonces rápidamente se construye una barricada
simbólica: la de la pasividad: se apagan los baretos, se esconden en las bancas de la
pileta las patas, se mete el moño de güevas, se baja la guardia, y se mantiene una
normalidad fingida entre todos los cuerpos miembros del parche. Vemos cómo la
sola presencia del policía implicó para el parche vigilancia, que aunque sabiéndose
fantasmas se transformaron en un grupo de jóvenes reunidos y tranquilos, pues los
policías son los caza fantasmas.
Pasan los seis policías en tres motos por la calle que sube al morro, mientras pasan
miran con ojos de sospecha, pero viendo que son varios los parches que hay (unos
en las bancas de pileta y otros en los andenes de la calle del morro) se saben en
desventaja simbólica; suben la calle del morro, en un lapso vuelven a pasar y de
nuevo miran con sospecha y se retiran.
4
El panóptico es un “poder que debe apropiarse de instrumentos de una vigilancia permanente, exhaustiva, omnipresente, capaz de hacerlo todo visible, pero a condición de que ella misma se vuelva invisible. Debe ser como una
mirada sin rostro que trasforma todo el rostro social en una mirada en un campo de percepción: millares de ojos por
doquier, atenciones móviles y siempre alerta, un largo sistema jerarquizado” (Foucault, 1976: 217).
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Los parches siguen en su ritual de fumarse los porros. Después de 30 minutos se ven
llegar 10 motos con 20 policías; rápidamente todo toma una pasividad que es fingida,
los cuerpos se saben limitados. Entonces, los distintos policías se distribuyeron
en los distintos parches, cuatro llegan al parche donde me encontraba, todos los
ignoramos, cuando escuchamos una sarta de insultos y después: “Bueno, bueno todos
una requisa”. No olvidemos vigilancia vs pasividad. La requisa: mujeres aparte de
los hombres, a todos se nos exigió la cédula que nos certificara como individuos
institucionalizados, uno de los policías se lleva las cédulas. Cada integrante hombre
del parche contra la pared, manos arriba y piernas abiertas, la cabeza hacia el frente.
Sí, parece como si le fueran a dar a uno por el culo. Se acerca un policía por atrás del
cuerpo y con sus manos escarba en él: en los brazos, la cintura, la zona íntima, las
piernas, y se pide se saque todo de los bolsillos (Figura 2).
Figura 2. El morro de Belalcázar. Requisa: tecnología de poder disciplinaria.
Miramos cómo la intervención de la policía consiste en desmembrar el parche
para definirlo en sujetos específicos. Cédula en mano, cada cuerpo bien definido
y rígido contra la pared, es ver cómo la requisa se constituye como una tecnología
disciplinaria de invasión de los cuerpos, cómo viola la intimidad del cuerpo. Pero,
de nuevo observo cómo ante el funcionamiento de tecnologías disciplinarias el
cuerpo se desfigura. Yo digo: ¿Cómo es posible, que si hace unos instantes había
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Etnografía de los cuerpos, tecnologías de poder y consumo de marihuana en el espacio público
moños en cantidades considerables y baretos a medio fumar, dónde están ahora?
El moño está distribuido en los cuerpos del parche y el policía se pregunta ¿en cuál
de ellos? Escarba y huele pero no lo encuentra. En verdad, esto resulta tener sus
toques mágicos, es la capacidad de que el cuerpo se convierta en un mundo de lo
escondido y de saber justo debajo de cual árbol encaletar el moño, es el cuerpo
reconfigurado como una caleta. Los policías no encontraron nada, mas sabían que
estábamos trabados, pues en los ojos se nos notaba. Llegó el policía con nuestras
cédulas, y empezó a llamarnos por nuestro apellidos; paso algo curioso, con todo
y que ya nos habían requisado a todos, en el momento de entregarle la cédula a un
pelado le pidieron que se quitara los zapatos, se los quitó y no tenía nada. Yo le
pregunté al man por qué del suceso y me dijo que lo que pasaba era que a él ya lo
tenían reseñado, pues varias veces le habían quitado moño, y que siempre que lo
requisaban le hacían quitar los zapatos, para ver si iba cargado o no. Al final, nos
pidieron que nos reiteráramos.
Con todo, no todas las veces sopla el mismo viento, estos encuentros están
condicionados por distintas dimensiones y son ellas las que pesan sobre los resultados:
primero, por la visibilidad del encuentro, si conviene más a la policía o al parche,
no es la misma fuerza utilizada en un sitio transitado a uno que no lo es, por eso
mismo es importante la hora del día, no es lo mismo la noche, a la madrugada o en
la mañana. Segundo, por los capitales simbólicos que se poseen, no es lo mismo un
parche de tres personas a uno de 10 y no es lo mismo un policía bachiller a un agente
o a un carabinero. Y finalmente, por las competencias personales con las que cuentan
los actores –por ejemplo, la conveniencia que tiene el marihuanero que estudia
Derecho–. Lo que tenemos aquí es un campo de fuerzas entre parche-marihuanero y
comunidad-policía, por un lado, una utilización táctica de la cultura y por el otro, unas
técnicas disciplinarias que recaen sobre el primero. En verdad, es una tensión que se
vive en los cuerpos, pues el cuerpo al ser el blanco de estas tecnologías disciplinarias
–denuncia, requisa, jerarquización, expropiación, vigilancia y castigo–, también es
el territorio desde donde se les hace resistencia: el parche, el cuerpo como caleta,
barricadas simbólicas, pasividad, el crear niebla alrededor. Mientras unas tecnologías
intentan individualizar el cuerpo, los cuerpos se des-individualizan para enfrentar
este tipo de poder disciplinario�6. Así, hemos alcanzamos el objetivo de manifestar
cómo las tecnologías actúan directamente sobre los cuerpos. Ver cómo el cuerpo del
consumidor de marihuana es intervenido por unas tecnologías de poder que infiltran
y controlan el placer cotidiano.
117
Germán Aníbal Martínez Valderrama
BIBLIOGRAFÍA
Barbero, Jesús. “Dinámicas urbanas de la cultura”. Tomado de: http://www.naya.
org.ar/articulos/jmb.htm consultado el 3 de marzo de 2010
Bourdieu, Pierre. 1988. La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Madrid:
Taurus.
Bourdieu, Pierre y Wacquant, Loïc J. (2008). Una invitación a la sociología reflexiva.
2da edición. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
Foucault, Michael. (1976). La historia de la sexualidad I. La voluntad de saber.
México: Siglo XXI. México.
________. (1990). Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Ediciones
Paidós Ibérica.
ANEXO
Glosario
Aletearse: estar perturbado, con ganas de pelear.
Áspero: vacano.
Bajar la guardia: esconder el cigarrillo de marihuana.
Bareto: cigarrillo de marihuana.
Calentura: implica estar sabiéndose en algo que puede ser impugnado.
Cerdo: policía.
Chorro: alcohol.
Cubaniado: fumar solo una vez del bareto y pasarlo rápidamente.
Cuero: material de papel donde se pega el moño de marihuana.
118
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Etnografía de los cuerpos, tecnologías de poder y consumo de marihuana en el espacio público
Des-parchado: sin parche.
Farra: rumba.
Flex: perico.
Gansear: tratar de conquistar una mujer.
Jíbaro: expendedor de drogas.
Luca: mil pesos.
Marihuanero: sujeto que fuma marihuana y se reconoce a sí mismo como tal.
Marrana: patrulla de la policía.
Moño: forma en la que es posible comprar la marihuana.
Moño de güevas: encaletarse el moño en las zonas “íntimas” del cuerpo.
Olla: lugar donde es posible comprar marihuana.
Oporto: vino barato producido en Popayán.
Parcharse: reunirse con más gente a fumarse un bareto u otras actividades.
Parche: grupo de individuos.
Pegarlo: acción de darle forma a un cigarrillo de marihuana.
Pintado: quedar entre ojos.
Pisquero: vaho que desprende el cigarrillo de marihuana, característico por su fuerte
olor.
Plon: fumar una vez el bareto.
119
Germán Aníbal Martínez Valderrama
Pola: cerveza.
Prendido: bajo la acción mínima del alcohol.
Raye: riña, incomodidad.
Tetiado(a): que está lleno de gente.
Tombo: policía.
Traba: efecto de fumarse un bareto.
Trago: bebida alcohólica.
Vaca: acción de reunir dinero en parche para comprar una bebida alcohólica.
Voltaje: rumba fuerte o pesada.
120
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LA ADICCIÓN A LA HIERBA EN CARTAGO.
DEL PLACER AL PROBLEMA: ENTRE LO CHIMBA
Y EL HASTÍO.
ANDRÉS FELIPE BECERRA GONZÁLEZ*
Recibido: 15 de octubre de 2012
Aprobado: 23 de noviembre de 2012
RESUMEN
Artículo fundamentado en la investigación del Trabajo de Grado del autor, para optar al
título de Antropólogo de la Universidad de Caldas: Las voces silentes y sus significados: los
cannabífilos** en Cartago; un estudio antropológico del consumo de cannabis en la comuna
4***. Se trata del capítulo etnográfico en que se aborda el fenómeno exclusivamente desde
los consumidores mismos, desde una perspectiva emic****, desde los que han sido excluidos,
estigmatizados y silenciados por el discurso moral. Uno de los objetivos específicos
fue el describir/interpretar (retomando a Geertz) y comprender las representaciones
sociales de los jóvenes consumidores respecto a la adicción a la marihuana, las cuales se
presentarán a continuación, no sin antes conocer algunos elementos metodológicos y
de contextualización. Metodología: La metodología de investigación consistió en el uso
sistemático de procedimientos, técnicas e instrumentos propios del método etnográfico. El
abordaje metodológico tuvo varias etapas: la fase preparatoria, la cual comenzó a partir de
los ajustes finales a la elaboración del proyecto de investigación en el cual se planteó la
pregunta y los objetivos del estudio que determinaron el método a utilizar. En este primer
*
Antropólogo titulado, Universidad de Caldas. Integrante del Semillero de Investigación Visionari@s Cultura y
Droga, 2007-2012. Trabajo de Grado dirigido por Jorge Ronderos V., profesor titular de la Universidad de Caldas
y adscrito al Departamento de Antropología y Sociología; trabajo calificado como meritorio. Correo Electrónico:
[email protected]
**
El neologismo “cannabífilo” se origina a partir de la composición de las palabras cannabis, nombre científico del
cáñamo o planta de marihuana, y del sufijo philos, cuyo origen es griego y que significa amor. Surgió a partir de la
referencia del concepto de farmacófilos que acuñó Fericgla, quien al analizar la terminología asociada al tema de
las drogas (conceptos como drogadictos, toxicómanos o drogodependientes), considera que: “Se podría hablar con
más ecuanimidad de farmacófilos –de la misma manera que los colombófilos son las personas aficionadas a la cría
y estudio de los palomos–, y de farmacófobos para indicar una actitud contraria al uso de fármacos psicoactivos, sea
por razones morales, tradicionales o legales” (Fericgla, 2000, p. 17).
***
La comuna 4 de Cartago está conformada por 18 barrios, 8 urbanizaciones y 3 condominios, en su mayoría de
estrato socioeconómico 3. La mayoría de los predios en la comuna son de uso residencial. Según la Oficina de
Planeación Municipal, en dicha comuna viven alrededor de 24.400 personas.
****
Concepto acuñado por el lingüista y misionero Kenneth Pike, quien hace una distinción entre dos enfoques para
investigar una cultura: emic y etic. Para Pike, “estos dos sufijos proceden de phonemic y phonetic, siendo fonémica
la perspectiva que se centra en el estudio de las unidades significativas para el hablante, mientras que la fonética
estudiaría los sonidos del hablante desde el exterior, a efectos lingüísticos” (Aguirre, 1997, p. 85).
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Andrés Felipe Becerra González
momento comenzó la ubicación de las fuentes secundarias, la ampliación de la bibliografía,
imágenes, musicografía, material audiovisual y demás información al respecto; asimismo, se
establecieron los primeros contactos con los cannabífilos. El proceso continuó con la etapa
de recopilación de la información, para lo cual se utilizaron principalmente dos técnicas de
investigación: la entrevista y la observación participante, al igual que algunos instrumentos de
investigación tales como cámara fotográfica, grabadora de voz y de video. El trabajo de campo
se llevó a cabo entre enero de 2011 y junio de 2012. Población: Hombres (en su mayoría) y
mujeres entre los 16 y 27 años de edad constituyeron la población objeto de estudio. De ellos,
la mayoría nacieron y crecieron en Cartago. Sus actividades principales se relacionan con la
familia (son hijos, hermanos, padres), así como deportistas, estudiantes en colegios oficiales
y privados, institutos técnicos o universidades; igualmente, algunos de ellos llevan diversas
actividades laborales como secretarios, oficinistas, vendedores, mecánicos, profesionales,
etc. En el periodo en qué se realizó la investigación algunos estaban desempleados en busca
de oportunidades laborales.
Palabras clave: adicción, representaciones sociales, cannabífilos, chimba, control vicio,
quemón, descontrol, hastío.
ADDICTION TO THE HERB IN CARTAGO. FROM
PLEASURE TO TROUBLE: BETWEEN WHAT IS CHIMBA
AND BOREDOM.
ABSTRACT
Article founded in the graduation requirement of its author for completion of requirements
for receiving the Diploma as Anthropologist at Universidad de Caldas: Silent voices and
their meanings: cannabis consumers from Cartago, an anthropologic study of cannabis
consumption in commune 4.” It is the ethnographic chapter in which the phenomena is
approached exclusively from the consumers themselves, from an emic perspective from
which they have been excluded, stigmatized and silenced because of the moral speech, One
of the specific objectives was to distribute/interpret (restarting Geertz) and to understand
social representations in young consumers about marihuana addiction which will be presented
right after, but not without knowing some methodological and contextualization elements.
Methodology: The research methodology was the systematic use of procedures, techniques
and instruments proper of the ethnographic method. The methodological approach had
several stages: preparatory stage which started from the final adjustments to the research
project elaboration in which the research questions and the study objectives which determined
122
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
the method to be used. During this first stage the secondary sources location, the extension
of bibliographic references, images, musicography, audiovisual materials and other related
information started. Similarly, the first contact with cannabis consumers was established. The
process continued with an information compilation stage, for which purpose two techniques
were mainly used: interviews and participant observation as well as some research instruments
such as a photo camera, tape recorder and video. The field work was carried out between
January 2011 and June 2012. Population: Men (mostly) and women between 16 and 17
years old became the object population for the study. Most of them were born and raised in
Cartago. Their main activity was related with their family (they are children, brothers, sisters
or parents), as well as athletes, public and private school, technical institutes or university
students; similarly, some of them develop working activities as secretaries, office workers,
sellers, mechanics, professionals, etc. During the time the research was carried out, some of
them were unemployed searching for working opportunities.
Key words: addiction, social representations, cannabis consumers, chimba, control vice,
quemón, chaos, boredom.
“La realidad no es un dato sólido que se contenga a sí mismo,
sino un proceso fluido que se despliega, un “universo abierto”,
continuamente afectado y moldeado por las acciones
y las creencias del sujeto; más que hecho, es posibilidad”
(Richard Tarnas, La pasión de la mente occidental)
Para muchos cartagüeños, el problema del consumo de las drogas (especialmente
las ilegales) radica en la adicción que estas generan. Desde la perspectiva social,
se considera que la dependencia por las sustancias psicoactivas conduce de manera
inevitable a la degradación del ser humano, la cual se evidencia en la disfuncionalidad
de los sujetos en términos físicos, biológicos, psicológicos, económicos, familiares
y sociales; así, en los imaginarios colectivos de muchos de los no consumidores, la
marihuana simboliza la puerta de entrada al “oscuro, peligroso y degradante” mundo
de las drogas.
Existe una arraigada creencia según la cual el cannabis es la sustancia que introduce
a los jóvenes en un consumo desmesurado no solo de esta sustancia, sino de otras
tantas: muchas personas dicen tener un familiar o amigo que comenzó con el uso de
la hierba para luego continuar con el consumo de otras drogas (que inclusive llegan a
123
Andrés Felipe Becerra González
ser más peligrosas) que acabarían con la vida de aquellos familiares o conocidos que
se habían convertido en drogadictos, y que a consecuencia del deseo incontrolable
de consumir tales sustancias terminaron por perder su familia, sus empleos, sus
vidas. Dichas concepciones culturales son la base de la argumentación que sustenta
el estigma en contra de la marihuana y sus usuarios.
De acuerdo a uno de los objetivos propuestos en la presente investigación, se abordó
el polémico y complejo tema de la adicción desde los consumidores mismos, desde
los significados construidos a partir de sus propias experiencias en torno al uso de la
planta. En este sentido, surgen interrogantes como: ¿Los consumidores se consideran
adictos al cannabis? ¿Pueden controlar el uso de la hierba? ¿Es la marihuana la
puerta de entrada al mundo de las drogas? ¿Consideran la adicción una enfermedad?
Estas preguntas esperan encontrar respuesta en los testimonios de los consumidores
y serán resueltas en el desarrollo de este artículo.
Para la Real Academia Española de la Lengua, la palabra adicción se define como el
“hábito de quien se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas o por
la afición desmedida a ciertos juegos”. De otro lado, Fericgla presenta la siguiente
postura frente al término:
Adicción, por definición, implica dependencia psicológica y/o
fisiológica sin que medie causa médica para ello y sin que la voluntad
pueda ponerle freno. El tema de fondo, por tanto, se refiere a la
existencia o no de causa médica. Así pues, objetivamente pertenece a la
misma categoría médica la dependencia que tienen los diabéticos de la
insulina para regular su deficiencia hormonal que la dependencia de los
opiáceos que tienen algunas personas debido a carencias biológicas de
endorfinas. (Fericgla, 2000, p. 6)
Es necesario aclarar que las definiciones presentadas no obedecen necesariamente
a la opinión de los consumidores y sí sirven como referencias conceptuales para
contextualizar al lector sobre el tema en cuestión.
A partir de la información obtenida en el trabajo de campo, se muestran a
continuación las representaciones sociales1 más usuales de los jóvenes de la comuna
1
La teoría de las representaciones sociales ha sido un componente teórico conceptual fundamental al momento de
realizar el estudio: ha guiado la obtención, análisis y objetivación de la información obtenida en el trabajo de campo.
124
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
4 con relación a la adicción al cannabis; categorías de análisis construidas desde las
propias expresiones simbólicas de los usuarios de la marihuana.
“YO PROBÉ LA MARIHUANA Y ME GUSTÓ: LA MARIHUANA ES UNA CHIMBA2”
A pesar de la prohibición, los jóvenes se inician en el consumo de cannabis motivados
generalmente por la curiosidad, por el deseo de saber o averiguar de qué se trata
el estar trabados,3 qué se siente eso que hacen sus amigos y que dicen disfrutar;
se evidencia, además, que el hábito del consumo se adquiere socialmente. Así lo
muestra el testimonio de Cristian Camilo, joven de 24 años, quien relata su inicio en
el uso del cannabis:
Parce, yo crecí con toda esa idea de que los marihuaneros eran los
ladrones, los degenerados de la calle. Mis papás siempre me decían en
mi casa que mirara el espejo [experiencia] de mi tío Juan Carlos, que
él había empezado con la marihuana y finalmente lo perdió todo por el
vicio y todo eso… Bueno, yo de niño veía a los marihuaneros y pensaba
que eran malas personas. Luego, cuando fui creciendo y ya estaba en
el colegio en grado 9, pues yo tenía un reparcero [gran amigo] que se
llama Sergio. Yo me iba a hacer tareas de trigonometría a su casa, y
ese personaje fumaba y fumaba marihuana, y él era normal, incluso
demasiado inteligente. Él sabía mucho de matemáticas, yo aprendí
mucho con él. Entonces ahí me empezó la curiosidad de saber cómo
era eso hasta que, por esa época, un día me fui para el río con mi primo
Andrés y otros parceros. Yo estaba caballo [inocente, sano], cuando
ellos sacaron un bareto [cigarrillo de marihuana] y me ofrecieron, y yo
ya quería probar. Sentía ganas, curiosidad… la verdad ese día fumé,
pero no me trabé porque no sabía fumar; pero después lo volvimos
hacer, como a los 20 días, en la casa de un amigo. ¡Uff, parce, qué
chimba! La primera traba, nunca la voy a olvidar… sin darme cuenta,
Respecto a estas, la bibliografía es muy amplia y no existe un consenso conceptual, aunque sí múltiples definiciones, comenzando por las desarrolladas por Durkheim (pionero de la noción de representación), Mauss, Moscovici,
Jodelet, Van Dijk, entre otros. En palabras de Araya, se puede afirmar que las representaciones sociales “en definitiva
constituyen sistemas cognitivos en los que es posible reconocer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias,
valores y normas que suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa” (Araya, 2002, p. 11).
2
Chimba: término utilizado por los jóvenes para manifestar su gusto o aprobación por algo. Significa “bueno, agradable, placentero, emocionante”.
3
La traba es una palabra utilizada por los cannabífilos para referirse al estado modificado de la conciencia producto
del consumo de marihuana. Presentan la misma significación la turra, estalle, engome, locura, instale.
125
Andrés Felipe Becerra González
eso ya hace 7 años. El tiempo pasa volando… Desde ahí me quedó
gustando. (Entrevista No. 13)
Este testimonio ilustra el inicio grupal de los jóvenes en el consumo. “Yo probé
la marihuana y me gustó, la marihuana es una chimba”, es una frase reiterada al
consultárseles sobre el tema. Por lo general, los primeros consumos son grupales y
esporádicos: se fuma ocasionalmente, cada 8 o cada 15 días, o bien de vez en cuando
ante un paseo al río, a una finca, en una fiesta o una reunión entre amigos, y por lo
general un cigarrillo de marihuana es suficiente para varios consumidores. Según los
jóvenes, en esta etapa fuman poco y, como ellos dicen, se trababan con nada. Los
cannabífilos recuerdan con orgullo y cierta nostalgia sus primeras experiencias con
la cannabis, aquellas caracterizadas por un placer absoluto evidenciado en su risa
incontrolable, en el engome, en la sensación de bienestar, amor y armonía producida
por los efectos de la ganjah, que les permitía nuevas formas de ver y vivir el mundo.
Es en muchos casos, cuando los jóvenes comienzan a sentir la denominada magia
de la hierba (aquella representación simbólica del amor, del bienestar, del placer,
del juicio o buen comportamiento), además de sentir la ganjah como su psicólogo,48
es que de a poco se va generando un mayor gusto por la planta con propiedades
psicotrópicas y, con ello, una serie de usos más reiterados y cotidianos: ya no se hace
cada 8 días, sino 2 o 3 veces por semana, inclusive todo los días, con lo cual pasa de
ser un consumo ocasional a ser habitual. Andrés, un estudiante universitario de 22
años, relata su experiencia al respecto:
Yo comencé fumando hace 6 años, así pues de vez en cuando… Cada 8
días, con los parceros, en el río, de roce [vuelta] en las motos… más que
todo, los fines de semana y, bueno, poco a poco me empezó a gustar la
marihuana, a disfrutarla mucho, y de a poco uno empieza a fumar más…
Yo llevo ya casi 3 años fumando todos los días. Llegó un momento que
un día sentí ganas y fumé solo en mi cuarto, y parce… ¡Qué chimba, qué
chimba! Me engomé a ver televisión, a pasar los canales engomado con
el control remoto… ¡Qué chimba! Yo me acuerdo de eso: los programas
se ven mejor… desde esa época llevo fumando casi todos los días. He
tenido tiempo que le he parado, pero en general yo lo quemo todos los
días. A mí me gusta mucho la marihuana, la disfruto mucho. (Entrevista
No. 17)
4
Estas categorías son descritas en la investigación, especialmente en el capítulo sobre las prácticas recreativas de los
cannabífilos alrededor del consumo de marihuana.
126
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Cuando los jóvenes se encuentran en esta etapa del consumo, en la cual usan el
cannabis de forma individual y cotidiana presentando una mayor tolerancia5 a la
sustancia, y que en muchas ocasiones se lleva a cabo varias veces al día (lo que
algunos llaman los tres golpes6), es cuando comienzan a construir socialmente una
serie de representaciones simbólicas que van asociadas a sus comportamientos y
prácticas. Si bien ellos dicen reconocer su gusto por la marihuana, también dicen
controlar el consumo.
“YO SOY ADICTO, PERO LA CONTROLO”
El consumir habitualmente marihuana, así como sentir la necesidad o el deseo de
hacerlo, es sinónimo de adicción para algunos de los consumidores; es por ello que
muchos se consideran adictos, porque saben que les gusta quemar, que tienen su
vicio. Al respecto de esto último, para los jóvenes, el término “vicio” es sinónimo
de un acto repetitivo, un gusto por algo (sin la carga negativa de orden moral) que
implica una dependencia; en términos de Fericgla, de orden biológico y/o psicológico.
El siguiente fragmento de la canción7 “La artillera” del grupo mexicano Control
Machete es representativo sobre el tema:
Vuelo sin mis alas puestas,
no pierdo la paciencia
tomo el tiempo suficiente pa’ llenar el tanque
5
Según Malpica, la tolerancia se define como “la necesidad de un aumento de la dosis para un efecto dado. Esta
necesidad se genera porque en la mayoría de las interacciones entre receptor y una droga, eventualmente produce
el fenómeno de desensibilización: continuas o repetidas administraciones de una droga producen un efecto menor”
(Malpica, 2003, p. 293). La tolerancia por la sustancia y la creciente dependencia puede llevar a que algunos consumidores se vuelvan casandras o casa solas, términos que en la jerga de los jóvenes significa una persona egoísta,
que no comparte el cannabis, con lo cual se puede perder un elemento que caracteriza los consumos colectivos: la
solidaridad alrededor del consumo de marihuana, o “la marihuana no se le niega a nadie”.
6
Lo que los consumidores denominan en su jerga como “los tres golpes”, hace referencia a una frase popular relacionada con las comidas diarias: el desayuno, el almuerzo y la comida. Para el caso, significa fumar por la mañana,
por la tarde y por la noche.
7
En esta etnografía se describe y se resalta la importancia de las representaciones semánticas sobre el consumo de
marihuana, expresadas inclusive en algunas de las letras de las canciones que escuchan los cannabífilos, en poemas,
imágenes, fotografías y demás expresiones discursivas con las cuales se identifican, pues en ellas se expresa justamente el sentir de los jóvenes respecto a su mundo del consumo, es decir, sus prácticas y representaciones sociales.
Lo anterior permite citar a Beatriz Acevedo quien, basada en Foucault, sostiene que “es necesario considerar distintos discursos sin importar si ellos se obtienen de documentos científicos, leyes, debates, arte, música o la expresión
popular. Todos ellos hablan del objeto de estudio y por tanto, merecen ser considerados con la misma importancia”
(Acevedo, 2005, p. 73).
127
Andrés Felipe Becerra González
selección de lo mejor,
vicio sin abuso
vida que se lleva con el rito del consumo.
Comprar, utilizar, acabar y así llenar
ese vacío que se siente con sólo estar aquí
A un lado de ti, artillera [marihuana] de mi vida ven a mí.
(Control Machete, 1998, 12)
Si bien los jóvenes reconocen su gusto por el cannabis, creen que tienen un
vicio sin abuso. En su opinión, tienen la tranquilidad de saber que a pesar de que
consumen marihuana cotidianamente, tienen una vida “normal” al cumplir con
sus responsabilidades familiares, académicas y laborales. La expresión: “Yo soy
adicto pero la controlo”, analizada anteriormente, motiva a los usuarios a seguir
consumiendo y continuar por el buen camino; retomando a Araya (2002, p. 40), es
posible decir que “los sujetos se comportan según las representaciones sociales; los
sistemas de interpretación proporcionados por la representación guían la conducta”.
Relacionado con lo anterior, Concari sostiene que:
El conjunto de representaciones compartidas actúa como marco
de referencia en función del cual los individuos y grupos definen
los objetos, comprenden las situaciones y planifican sus acciones.
Funcionan como organizadores del pensamiento y de la acción,
condicionan las relaciones de los sujetos entre sí y con sus prácticas.
(Concari, 2006, s.p.)
Sobre el control del consumo de cannabis se expresa el grupo Cultura Profética y el
cantante De la Ghetto en su canción “Yo fumo (I love marihuana)”:
Y amo la hierba buena pero sé controlarme,
siempre mantengo el foco y desemboco en el arte…
Yo fumo marihuana cuando siento el placer,
temprano en la mañana o en el atardecer.
Marihuana que no es una droga
pues la marihuana mi vida no controla.
(Cultura Profética & De la Ghetto, 2009, mixtape)
El testimonio de Eduardo, un joven ayudante de construcción de 19 años, describe en
qué consiste el control de los jóvenes sobre el uso de la ganjah:
128
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Perrito, a mí me gusta fumar bareta, me encanta. Yo casi siempre me lo
fumo a las seis y media de la mañana antes de irme a trabajar, y ya por la
noche cuando llego cansado me fumo el baretico y ¡uff! y duermo una
belleza. A mí me gusta fumar, pa’ que lo voy a negar, pero mire que yo
trabajo, le ayudo a la cucha [mamá] y todo con la marañita [dinero] acá
en la casa. Yo siento, perrito, que soy juicioso, eso lo que la gente habla
es mera mierda [solo mentira] que uno es un degenerado, un desechable
[habitante de la calle] por ahí, que uno está robando y haciendo cosas
malas porque uno fuma marihuana, eso es mentira… Uno tiene su vicio
pero lo controla, uno trabaja normal. Uno no se degenera ni nada de eso,
uno hace lo que tiene que hacer. La gente está muy equivocada al pensar
que uno es así como ellos creen. (Entrevista No. 18)
El “control de la marihuana” indica varios aspectos importantes a tener en cuenta y
que fueron descritos en los testimonios anteriores. Uno de ellos es la tranquilidad que
sienten los consumidores al cumplir con sus responsabilidades aunque fumen hierba
cotidianamente; el saber que trabajan, estudian o cumplen con sus compromisos
familiares, tal como cualquier otra persona que no consuma, los llena de seguridad
y tranquilidad, aspectos psicológicos que permiten que los jóvenes usuarios puedan
disfrutar más el consumo de la yesca8.
Para los jóvenes cannabífilos, el control de la marihuana también es sinónimo de
decir hoy no quiero fumar u hoy no puedo fumar debido a sus ocupaciones o a que
no hay marihuana, con lo cual no desesperan o pierden el control, lo que sí ocurriría
con otras drogas. Los consumidores dicen dormir y comer bien, así como tener un
comportamiento normal inclusive sin usar la marihuana. Para ellos, el síndrome de
abstinencia es más fuerte con el uso de otras drogas: “la marihuana no es como el
bazuco9 que lo desespera a uno”, dicen reconociendo las diferencias que existen en
términos de dependencia y síndrome de abstinencia10 y comparando el cannabis con
8
Yesca, bareta, marimba, porro, cannabis, hierba, weed, greda y ganjah son sinónimos de marihuana para los cannabífilos.
9
Según Ott: “‘bazuco’ es un neologismo, probablemente de origen boliviano. En Colombia, se refiere a un polvo
pardo o color marrón, sin cocaína o con cantidades variables de cocaína por debajo del 50%” (Ott, 2006, p. 52).
10
En su artículo “¿Qué es y cómo actúa una droga psicoactiva?”, Karina Malpica explica que la dependencia física
consiste en “la alteración del estado fisiológico que se produce ante la exposición repetida a ciertas drogas y que
provoca la necesidad de seguir consumiéndola con el fin de prevenir el síndrome de abstinencia” (Malpica, 2003,
p. 293), el cual define como “la respuesta física de un organismo ante la retirada abrupta del suministro de ciertos
fármacos. La intensidad de esta respuesta puede variar dependiendo del grado de habituación, como de las características de la droga” (Ibíd.).
129
Andrés Felipe Becerra González
otras drogas. El anterior es otro argumento que reafirma la idea de los consumidores
respecto a que la marihuana no es una droga: yo no me drogo, fumo marihuana.
Estas opiniones sirven de abrebocas a la respuesta de una de las preguntas planteadas
en esta investigación: ¿Es la marihuana la puerta de entrada al consumo de otras
drogas? Al respecto, según la información obtenida en el ejercicio investigativo y
a partir de la opinión de los consumidores de la comuna 4, es posible sostener que
el uso de la marihuana no necesariamente es la “puerta de entrada” al consumo de
otras sustancias psicoactivas ilegales. La mayoría de la población objeto de estudio
dice no consumir otras sustancias ilegales e inclusive evidencian cierto rechazo
hacia otras drogas “químicas”, como el cigarrillo y la cocaína (entre otros), por sus
supuestos efectos malignos opuestos a los del cannabis: “Dile no a la coca, dile sí a
la ganjah” proclama la canción “Yo fumo” de Cultura Profética & De la Ghetto. De
otro lado, los jóvenes consideran que en la actualidad existe una variedad de drogas
como el éxtasis, el popper11, los ácidos (LSD), algunos inhalantes y otras drogas
sintéticas que sí podrían ser la “puerta de entrada” que induce a los sujetos a aquel
mundo del peligro y el daño.
Cabe aclarar que algunos jóvenes reconocen consumir otras drogas ilegales como
la cocaína, el popper o el éxtasis. Dicen usarlas esporádicamente, en especial
cuando van de fiesta. Aún así, consideran que no se han degenerado o pérdido el
control de sus vidas; no obstante, los consumidores también reconocen que a ellos
mismos o a otras personas, el consumo de la marihuana les ha generado una serie de
problemáticas que se abordarán más adelante.
Como se describe a lo largo de esta etnografía (en especial sobre las representaciones
sociales de los jóvenes consumidores sobre la prohibición del cannabis), el
pensamiento de los jóvenes respecto a la prohibición y al estigma se caracteriza
por los sentimientos de incomprensión, rechazo e injusticia. Ellos no se consideran
criminales por consumir dicha planta con propiedades psicoactivas12; de otro lado,
los cannabífilos consideran que las personas estigmatizadoras tienen sus propios
11
Según el doctor Carlos Francisco Fernández (2008), “el popper es un solvente industrial para limpiar objetos y
disolver algunas sustancias orgánicas. Está compuesto por unos nitritos aromáticos muy volátiles y se consume de
forma inhalada. Entre sus efectos se destaca el aumento del flujo sanguíneo, una sensación de bienestar y un aumento
de las erecciones en los hombres y de sensibilidad en las mujeres”.
12
Así lo expresa Swan Fyahbwoy en su canción “Por fumar”: “Por qué condenar a los que hemos decidido/ consumir
la santa por el propio beneficio/ y sin hacer a nadie ningún mal ni sacrificio,/ si lo consumimos por mucho más que
por vicio” (Swan Fyahbwoy, 2006, 02).
130
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ISSN 0122-8455
La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
vicios y que inclusive estos son más perjudiciales que el mismo cannabis, entre
ellos el consumo de licor, el cigarrillo, el juego, el chisme, la mentira, la envidia, la
adicción al poder. Estos argumentos están representados en el siguiente fragmento de
la canción “Ganjahman” del grupo Zona Ganjah:
Soy un ganjahman y estoy orgulloso de serlo,
Mira cómo fumo, mira cómo sube el humo a mi cerebro…
Me dicen que estás adicto a eso [a la marihuana],
prefiero estarlo a ser adicto a la codicia,
a la mentira a la envidia en exceso.
No, eso pa’ mí no tiene precio
prefiero ser el ganjahman que soy y compartir
con mis hermanos un cayo [cigarrillo de marihuana].
(Zona Ganjah, 2003, 05)
Fuente: Perfil Facebook de un cannabífilo en Cartago.
Figura 1. “Criticas mi bendita hierba y te refugias en el alcohol, eres el perfecto hipócrita”13.
13
Respecto a este tema se pronuncia el grupo mexicano de hip hop, Cartel de Santa, en su canción “Cannabis”: “[…]
sigue siendo ilegal/ y yo creo que sin razón/ he visto morir más gente/ a causa del alcohol […]” (Cartel de Santa,
2003, 4).
131
Andrés Felipe Becerra González
Los elementos anteriores muestran cómo los jóvenes reconocen con orgullo su
gusto, su afición o su amor por el cannabis, pero también el rechazo a lo que ellos
consideran como otras formas de adicciones existentes en la sociedad que los juzga.
Al respecto, la opinión de los jóvenes desde la cual reconocen otro tipo de adicciones
distintas al cannabis, se relaciona con lo que Fericgla denomina comportamientos
compulsivos:
Compulsión, en sentido psicológico, significa una tendencia irresistible
a realizar un acto sin sentido aparente o incluso opuesto a los deseos
del propio individuo, que se ve obligado a ello por la angustia que sufre
en caso contrario. Consumo compulsivo, por tanto, es una expresión
errónea. Deberíamos usar la fórmula comportamiento compulsivo, así
colocamos en el epicentro de la cuestión al sujeto que se comporta según
un patrón anómalo. Su conducta ofuscada puede quedar atrapada tanto
por el consumo de drogas legales o ilegales, como por la compulsión
al trabajo, a la religión, a la familia, al sexo, a la televisión, al fútbol
dominical, a comprar bienes que no necesita o al consumo de un ocio
que le es realmente enajenante. (Fericgla, 2000, p. 9)
La siguiente figura muestra elementos identitarios de la cultura antioqueña (el machete,
el carriel, el sombrero, los juegos, el aguardiente), los cuales serían representativos si
se imagina que podrían convertirse en comportamientos compulsivos que rechazan
los jóvenes usuarios del cannabis.
Fuente: Trabajo de campo.
Figura 2. Mural en el colegio La Concentración para el Desarrollo Rural, Ansermanuevo
(Valle del Cauca).
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ISSN 0122-8455
La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Otra razón con la cual los jóvenes justifican su consumo de marihuana y descartan
otro tipo de comportamientos compulsivos es que, para ellos, esta es medicinal. A
continuación se profundizará en sus razones.
“La ganjah es buena, es medicinal: el biocross”
En las prácticas asociadas al consumo de marihuana en los jóvenes de la comuna 4
de Cartago, se presentan unos usos que podrían llamarse curativos o medicinales, los
cuales tienen como finalidad aliviar molestias o dolencias corporales ya que, para los
jóvenes, la marihuana es buena, es medicinal. Cuando los jóvenes se inician en el
consumo del cannabis, comienzan a descubrir las propiedades terapéuticas que tiene
la ganjah; así nos lo cuenta Carlos Andrés un joven de 17 años:
Bobi [amigo], mire que desde que yo estoy quemando [fumando
marihuana] yo no me ahogo en los partidos de fútbol. Yo, que sufro de
asma y que me ahogaba, no respiraba bien… ya nada. Corro, parce, y a
lo bien, una chimba… ¡Por Dios parce que es así! Yo siento que respiro
mejor cuando lo quemo. La marihuana es muy buena, lo ayuda a uno
a respirar mejor, y también sirve para los dolores en las piernas, los
golpes, los dolores de cabeza… Para muchas cosas, yo me doy unos
plones antes de jugar y entro con esas ganas de recochar [jugar] y fuera
de eso respiro mejor. A mí la marihuana me ha servido para el asma.
(Entrevista No. 19)
Según la reiterada opinión de los jóvenes usuarios de la ganjah, la marihuana sirve
como medicina para distintas enfermedades de las que sufren; esto lo han aprendido
a partir de su propia experiencia y, en algunos casos, de la de los demás. Algunos
recuerdan que sus familiares la utilizaban: la abuela, los tíos o sus madres; si bien no
la fumaban, la conservaban en alcohol y la usaban para aliviar los dolores del cuerpo.
De igual manera, los cannabífilos conocen cómo en otros países como Estados
Unidos14, Holanda, entre otros, es legal el uso medicinal del cannabis, pues se ha
comprobado, a partir de investigaciones científicas, que la marihuana es medicina
para aliviar diversos dolores15.
14
Los siguientes son los estados en donde es permitido el cannabis para tratar enfermedades: Alaska, Arizona, California, Colorado, Hawaii, Maine, Maryland, Michigan, Montana, Nevada, New Jersey, Nuevo México, Oregon,
Rhode Island, Vermont, Washington (Fuente: http://cultiva.me/2011/01/13/estados-en-usa-que-permiten-lamarihuana-medicinal-en-2011/).
15
Sobre el tema, la bibliografía, los documentos audiovisuales y la información electrónica es abundante. Sirve
de ejemplo el libro La Marihuana: la fruta prohibida, de Lester y Grippson; la página web Marihuana Medicinal:
http://www.marihuana-medicinal.com/extracto-cannabis-eficaz-dolor-neurologico/ y los documentales The
Union: la verdad sobre la marihuana y Marihuana Legal.
133
Andrés Felipe Becerra González
Ante una dolencia, los jóvenes sienten bienestar y mejoría cuando fuman hierba.
Para ellos, la marihuana es útil para el malestar de gripa, la tos, los dolores articulares
o musculares, las neuralgias, el asma, el insomnio; de igual manera, abre el apetito,
es fuente de energía para hacer deporte y le llaman también el Biocross16 para el
cansancio. Así lo describe “el chico del fuego” en su canción “Por fumar”:
Llegan a Swan Bwoy, eai! Para que despenalicen ya la ganjah.
Ya llega Swan Bwoy, eai! Para que me dejen tranquilo fumarme el
mai.
Canto pa’ la enferma del cáncer de mama
para el que no puede conciliar el sueño en cama no,
para el que sufre el dolor de la quimioterapia,
pa’ el que fuma al salir de trabajar y ese le relaja y ya!
Fuma de mi ganjah siempre y aunque alguno le moleste.
(Swan Fyahbwoy, 2006, 02)
De igual forma se expresa Cultura Profética & De la Ghetto:
Que te alivia el dolor mejor que el alcohol,
Por eso en mi casa no hay Panadolol [analgésico].
(Cultura Profética & De la Ghetto, 2009, mixtape)
Fuente: Perfil Facebook: Legalización de la marihuana.
Figura 3. “Marihuana medicinal”.
16
El Biocross es un reconocido suplemento vitamínico de venta libre. Es una mezcla en polvo para preparar bebida
energizante con base en fructosa con vitaminas.
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ISSN 0122-8455
La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
El uso de la hierba les brinda a sus usuarios sensaciones de relajamiento, bienestar y
tranquilidad, las cuales surgen en prácticas recreativas, como el estalle en la casa de
un amigo, en el río o dándose una vuelta en moto. Es entonces cuando los jóvenes
sienten que la marihuana los libera de las tensiones o problemas que surgen en
la cotidianidad y que pueden estar relacionados con sus trabajos, el estudio o sus
relaciones sentimentales. Lo anterior muestra cómo el cannabis es utilizado como
relajante; como dirían los jóvenes, “¡Qué relajo! ¡La marihuana es un desestresante
buenísimo!” el cual podría hacer las veces de lo que en la medicina occidental se
conoce como antidepresivos o ansiolíticos17. Lo anterior nos permite retomar a
Barona, quien considera que:
Risa, alegría, relajación, energía, atención, concentración y
tranquilidad, son algunas de las sensaciones que provocan las drogas
en las que reconocemos los signos corporales del bienestar o del placer,
experiencias que son contrarias al hastío que genera el cuerpo en
desequilibrio. (Barona, 2012, p. 24)
Respecto al uso del cannabis con un fin medicinal ante los desequilibrios corporales,
veamos un fragmento de la canción “De trote” de Kiño, Pipe Bega, Freeman y
Violent:
Yo me calmo con el humo
Estoy se pone adictivo
Nada de antidepresivo
me relajo con los plones
yo consumo criping
otra planta no creo que me funcione.
(Kiño, Pipe Bega, Freeman y Violent, 2012, mixtape)
Asimismo, los jóvenes dicen reconocer una virtud especial de la hierba respecto a su
vida sexual: “la marihuana es afrodisiaca”. Para ellos, la bareta les produce mucha
17
Los antidepresivos son medicamentos que se usan principalmente para mejorar el estado de ánimo en pacientes
deprimidos; “la elección de la droga antidepresiva se debe hacer de acuerdo con la severidad de los tres componentes
cardinales de la depresión: la tristeza, el retardo psicomotor y la angustia” (Perdomo y Climent, 1989, p. 58). Por
su parte, “los ansiolíticos son medicamentos que se utilizan en el tratamiento de los estados de malestar emocional
leves o moderados, en tensión nerviosa y cuando se necesita un relajante muscular. También son útiles en el tratamiento de las neurosis y en personas normales que reaccionan adversamente al estrés ambiental” (Loebl, Spratto y
Heickheimer, 1988, p. 347).
135
Andrés Felipe Becerra González
arrechera18. El consumir marihuana les genera un gran deseo sexual al momento
de comenzar su relación íntima: muchas ganas, concentración, más sensibilidad,
más placer. En su opinión, se siente una energía especial mayor cuando se hace
acompañado(a) por su pareja. Cristian Camilo lo describe con base en su experiencia:
Yo recuerdo que hace como 7 años yo tenía una novia y, bueno, un
día nos fuimos a encerrar [a un motel] y listo, todo muy bien allí en el
motel, todo una belleza. Entonces yo le dije a la china [mujer] que si
íbamos a fumar un poco de marihuana. Ella sabía que yo fumaba y ella
me había contado que ella ya había fumado hacia algún tiempo... Parce,
lo quemamos los dos. ¡Uff, marica, qué chimba! Yo me acuerdo de eso.
Yo recuerdo que los dos nos montamos en una película del deseo, de
la pasión con esa nena… Yo ese día me di cuenta que hacer el amor
trabado es lo mejor, y mucho más si lo hace uno con la pareja. Parce, la
marihuana le da a uno como esa arrechera, esas ganas tan hijueputas de
pegarle a eso, es como una adrenalina que uno siente, es mucho placer,
mucha pasión. (Entrevista no. 13)
Fuente: Trabajo de campo. Perfil del Facebook de una consumidora de marihuana en Cartago.
Figura 4. ¿Sabías que cuando fumas marihuana puedes hacer el amor mucho mejor?
18
La “arrechera” es una palabra utilizada por los colombianos para referirse al incremento de sus deseos sexuales.
136
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Fuente: Trabajo de campo.
Figura 5. “Marihuan-eros”, Seducción Ganjah.
Las diversas experiencias de los consumidores de marihuana, asociadas a los usos del
cannabis con fines medicinales o recreativos, se caracterizan por tener un elemento
en común: simbolizar lo benéfico, lo positivo para sus vidas. Es la base para que
algunos consumidores consideren que “la hierba es sagrada, es santa”. Así lo piensa
Estiven, un consumidor de 26 años, padre de familia y trabajador en una institución
de salud:
Parce, la marihuana le genera a uno muchas cosas buenas. Es buena
para todo: para relajarse uno, para leer, para hacer deporte… Es buena
para la salud. Por eso es que a mí me gusta tanto la marihuana. Yo
sinceramente creo que ella es sagrada para mí, yo la necesito, a mí me
gusta mucho… cuando uno fuma todo es mejor, por eso la marihuana
es única. Es una chimba cuando uno quiere fumar y uno lo hace, lo
quema… ¡Uff! Se relaja uno y se fuma el baretico… ¡Uff parce! Eso
es lo mejor: todo cambia, todo es mejor. La hierba es sagrada para mí.
Que me falte cualquier otra cosa menos la ganjah. (Entrevista No. 20).
137
Andrés Felipe Becerra González
Por su especial provecho, algunos jóvenes llaman al cannabis “sagrado”, en oposición
a lo profano, lo ordinario, lo no valioso, lo imperfecto, lo negativo. Al respecto, para
el filósofo rumano Mircea Eliade, “cualquiera que sea el contexto histórico en el que
esté sumergido, el homo religiosus19 cree siempre que existe una realidad absoluta,
lo sagrado, que transciende este mundo, pero se manifiesta en él y, por este hecho, lo
santifica y lo hace real” (Eliade, 1981, p. 1171).
Lo que Eliade denomina como la Hierofonía (entendida como el acto de manifestación
de lo sagrado en la realidad, que se expresa a través de un soporte material –mundano–
que adquiere naturaleza sobrenatural sin dejar de ser lo que es) se evidencia en el
uso del cannabis, en las propiedades benéficas y extraordinarias que tiene la ganjah
para sus usuarios, obtenidas en prácticas como el estalle, el engome o en la ganjah
como psicólogo. El siguiente discurso alusivo al consumo de marihuana los expresa
claramente:
Marihuana
en mi templo cada día
Hierba santa
traes miles de dinastías
Marihuana
rasta20 siempre la cultiva
Hierba santa
meditación divina.
(Ras Mael & Jah Bantu, 2011, 05).
“Todas las religiones conocidas son conscientes de ello y giran en torno a esta realidad insondable e indefinible,
misteriosa y sublime. Algo que arrebata al hombre y lo sobrepasa imponiéndole límites que él puede superar con
la ayuda de lo sagrado mismo, ya que en aquello de que dispone se hace presente lo indisponible” (http://pochiteo.
files.wordpress.com/2008/04/la-religion-4.pdf). No obstante, cabe aclarar que si bien algunos jóvenes consideran al
cannabis como una planta sagrada, no existe en Cartago una religión propia o autónoma creada alrededor de la planta. La mayoría de los cannabífilos dicen creer en la religión católica, otros no son creyentes. Es por esto que se hace
necesario considerar por “sagrado” a “una realidad o un marco ontológico especial”, mientras que “religioso” da a
entender “una conducta peculiar del ser humano o forma concreta de asumir la existencia en una perspectiva nueva
impuesta precisamente por lo sagrado” (http://pochiteo.files.wordpress.com/2008/04/la-religion-4.pdf).
20
Los rastas hacen parte del movimiento religioso Rastafari, el cual surgió en Jamaica en los años 30 y que en
la actualidad se encuentra difundido por diversos países del mundo. Los rastafaris consideran que Haile Selassie, el último emperador de Etiopía, fue un mesías negro, un Cristo venido en su papel de rey. Para los rastas, la
ganjah o cannabis es una planta sagrada que permite alcanzar una dimensión más espiritual. (Puede ampliarse la
información en http://reggaechile.tripod.com/rastafari.htm; Qué es ser un rastafari: http://www.youtube.com/
watch?v=PpK13DkHxO0
19
138
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Cuando los jóvenes consideran el cannabis como una planta sagrada, evidencian
claramente el significado positivo de la sustancia psicoactiva en sus vidas. “La
hierba santa” es una expresión que simboliza el amor que le tienen y los efectos
extraordinarios, exclusivos, únicos, que sienten al usarla (como los medicinales, los
que inducen a una experiencia espiritual, a la meditación divina, a partir del viaje por
su propia psiquis: los psiconautas).
Los testimonios sobre el tema son abundantes; sin embargo, a manera de referencia
puede tomarse al grupo panameño Raíces y Cultura, que lo cuentan así en su canción
“Mr. Babilon”:
Puesto en la tierra [el cannabis] para algún final,
sea medicinal o para tranquilizar
o para meditar de forma espiritual
gracias al Señor yo siempre le quiero dar.
(Raíces y Cultura, 2004, 05)
Ahora bien, es necesario conocer cómo a partir del uso habitual del cannabis surge
en los jóvenes una serie de pensamientos que revelan nuevas significaciones,
experiencias y sensaciones alrededor del consumo.
“ÚLTIMAMENTE ESTOY MUY CALDERA”
Tal como se mencionó anteriormente, algunos jóvenes se consideran adictos al
cannabis aunque también sostienen controlarla: si bien dicen ser viciosos, también
dicen no abusar de la ganjah, ya que así la consuman cotidianamente, cumplen con
sus responsabilidades. Según ellos, no pierden el control de sus vidas. De igual forma,
existe una serie de representaciones sociales que surgen en muchos consumidores
habituales. Ellos se piensan a sí mismos como marihuaneros, reconociendo (si
es el caso) el incremento del uso de dicha sustancia con propiedades psicoactivas
con frases como “últimamente estoy muy caldera21”. Por mencionar un ejemplo, el
hecho de sentir el deseo o el amure22 de fumar a determinada hora o antes de una
21
Caldera, en la jerga de los consumidores, significa que fuma mucha marihuana. Sirven de sinónimos: “ser muy
quemón, hierbatero, baretero”.
22
El amure es un término utilizado por los cannabífilos para referirse al deseo de fumar, a las ganas incontrolables
que sienten por consumir.
139
Andrés Felipe Becerra González
determinada actividad que en otros tiempos realizaban sin consumir, confirma que
ya necesitan más del cannabis, que dependen en mayor forma de la marihuana para
sentir sus efectos y para usarla de acuerdo al aumento de sus deseos.
Cabe preguntarse: ¿A qué se debe este incremento en el consumo? ¿Por qué se
vuelven más “calderas”? Según los jóvenes, son varias las razones que pueden
responder estos interrogantes. En primer lugar, es necesario tener en cuenta el estado
de bienestar que les genera la ganjah el cual, por su naturaleza placentera, desean
sentir constantemente, igual que aquellas personas con hábitos en los que encuentran
bienestar (como consumir alguna bebida, alimento o al escuchar música). También
reconocen que su consumo depende de la cantidad de tiempo libre de responsabilidades
(por ejemplo si están trabajando o estudiando), ya que cuando trabajan o estudian,
fuman menos; pero cuando no están desarrollando tales actividades (vacaciones, por
ejemplo) por lo general fuman más. De otra parte, sustentan que el consumo depende
de las características propias de cada uno de los usuarios: para ellos, cada persona
es distinta (en términos de lo biopsicosocial) y tendrá sus razones para hacerlo más
o para dejar de hacerlo.
Durante el ejercicio investigativo, se pudo conocer que muchos de los jóvenes que
están muy calderas sienten el deseo de parar de fumar, ello sin ser capaces de llevar
a cabo su objetivo por completo. Para ilustrar, un grupo de amigos consumidores
se burla de alguno de ellos con frases como: “desde hace días está diciendo que va
a dejar de quemar y véalo, severa caldera. Eso lleva diciendo hace tiempo y nada,
no es capaz”. Ello puede indicar un crecimiento de la dependencia y que, de alguna
forma, el control sobre la hierba se puede perder si bien los jóvenes generalmente no
lo reconozcan explícitamente en su discursos.
Esta introducción a nuevas significaciones del cannabis genera una serie de
interrogantes que apuntan a profundizar los significados asociados al consumo de
marihuana en Cartago; por ello, cabe preguntarse cuáles son la razones que tienen
los cannabífilos para querer dejar de fumar y por qué quieren reducir el consumo. La
respuesta podrá encontrarse en las siguientes categorías de análisis.
140
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
“Hay que saber cuándo fumar: no siempre es bueno fumar ganjah”
Como se describió anteriormente, la marihuana puede ser utilizada para diversos y
muy distintos fines: para hacer deporte, estudiar, trabajar, descansar o para aliviar
dolores, así como para meditar, escribir, conciliar el sueño o ver televisión. Si bien
lo anterior es cierto, los mismos consumidores también reconocen que “no siempre
es bueno fumar ganjah”. Para ellos, “hay que saber cuándo fumar”, lo cual implica
aprendizajes y autocontrol de los cannabífilos en relación al consumo de la hierba.
Para los jóvenes, usar la marihuana en determinados momentos o para ciertas
actividades, puede ser inconveniente o producir una mala experiencia con la sustancia
con propiedades psicotrópicas. Así lo cuenta Leidy, una joven estudiante de 22 años:
Pues por lo general, cuando estoy estudiando no fumo porque pues
toca ir a clases, ponerme a leer y la verdad a mí no me gusta para eso.
Me relajo mucho, me distraigo mucho, al rato me da la pereza, mucha
locha, porque la hierba al rato de uno fumar lo enlocha23 mucho a uno.
A mí me gusta es fumar para relajarme, a no ser que tenga clase ya en
la tarde. Es que, sinceramente, a mí me gusta fumar, me gusta la hierba,
pero yo sé que hay momentos que no puedo quemar, que no está bien.
Cuando tengo que leer o hacer un trabajo, o cuando por ejemplo voy
ayudarle a mi tío en la ferretería los domingos, no me gusta… Yo sé que
ahí no debo de fumar, porque el negocio se llena mucho, llega mucha
gente a comprar… ¡No, qué pereza! Se estresa uno, no aguanta, me
distraigo mucho, se va enlochando uno y no aguanta. Hay momentos
donde uno tiene que estar bien activa, lista para hacer las cosas que uno
tiene que hacer. (Entrevista No. 10)
Como dice la mayoría de la población objeto de estudio: “la marihuana hay que
saberla manejar; no aguanta ser tan quemón”. Ello implica que no siempre se debe
consumir, ya que los efectos del cannabis pueden ser perjudiciales para realizar una
determinada actividad; el testimonio anterior ilustra así el tema. Muchos jóvenes
creen que no tendrían el mismo ritmo de lectura y concentración si lo hicieran
trabados o muy locos, ya que se desconcentrarían fácilmente, les entraría el enloche.
Es por esto que algunos prefieren fumar poco o no hacerlo sino hasta que terminen
con su responsabilidad: que sea una especie de premio u objetivo a alcanzar. Así lo
refiere James, un joven aprendiz de mecánica de 19 años:
23
El enloche es un término utilizado por los jóvenes para referirse a uno de los efectos de la ganjah, el cual refiere
pereza, ganas de descansar, de no hacer nada.
141
Andrés Felipe Becerra González
Yo una vez sí lo quemé [fumé] para ir a trabajar, pero no, me di cuenta
que no aguanta, ¡qué peligro! Usted sabe que uno manejando ese torno
tiene que estar bien en la jugada [atento], porque si uno se descuida
y ¡já! [expresión de temor] se vuela los dedos, se los mocha hasta la
chimba [expresión de dolor, imaginando que se corta todos los dedos].
A veces, uno muy trabado se puede descuidar, se eleva mucho uno. Yo
por eso lo quemo mejor ya por la noche, cuando llegaba del camello
[trabajo]. A veces uno muy trabado se puede descuidar, uno se puede
agüevar, elevarse mucho [distraerse]. (Entrevista No. 7)
Además de saber cuándo hay que fumar, también es preciso decir que los jóvenes
saben qué hay que fumar, dado que existe una variedad de cannabis conocida como
la cripa24. Según los consumidores, tal variedad es mucho más trabadora (más
fuerte, más rica o apetecida por sus fuertes efectos), pero también es rechazada por
algunos consumidores quienes creen que la cripa le cae mal a su organismo porque
les genera dolor de cabeza, taquicardia, mareos o náuseas.
Si los jóvenes conocen cuándo hay que fumar y qué hay que fumar, a partir de
sus propias experiencias con el uso del cannabis, es posible decir, con base en
Ausubel (2002) que los cannabífilos presentan un aprendizaje significativo en el
cual el sujeto relaciona la información adquirida con la que ya posee, reajustando y
reconstruyendo ambas informaciones en este proceso. De esta forma, la estructura
de los conocimientos previos influye o condiciona las nuevas experiencias y
conocimientos. Estos aprendizajes se reflejan en la decisión de fumar o no para
una acción específica, como trabajar, estudiar, darse unos ploncitos para entrar
a jugar fútbol con “la energía”, o no fumar porque sienten mucha falta de aire y
concentración si lo hacen bajos los efectos del cannabis, o quemar para tener una
relación sexual y así tener un incremento en el deseo o una mayor arrechera, o bien
preferir no fumar o hacerlo en muy poca cantidad dado que podrían correr el riesgo
de vivir una mala experiencia, como sentir falta de concentración, pérdida de la
erección o experimentar estados de ansiedad.
Teniendo en cuenta los aprendizajes que adquieren los jóvenes alrededor del consumo
de cannabis y, en concordancia con los planteamientos de Fericgla, puede afirmarse
que los jóvenes usuarios del cannabis pueden presentar lo que el antropólogo catalán
denomina una drogofilia con autocontención:
24
La cripa es una variedad de cannabis con una concentración de THC (principio activo) más alta. También es
conocida como criping, crespa, o pentonita.
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Por mi parte, soy partidario de lo que denomino la drogofilia con
autocontención. Cada uno es responsable de sí mismo y debe saber
qué drogas le convienen y cuáles no, qué momento requiere de unos
psicótropos, de otros o de ninguno, de la misma manera que casi
todos sabemos si nuestra piel soporta los rayos del sol y cómo hay que
recibirlos. (Fericgla, 2000, p. 17)
A partir de sus propias experiencias con el cannabis (así como las de otros
consumidores), algunos jóvenes construyen una serie de representaciones sociales
que evidencian una connotación negativa: surge lo que ellos denominan “el problema
de la marihuana”.
“El problema de la marihuana es uno cogerla de vicio”
En el discurso de los jóvenes, el término “vicio” adquiere un segundo significado:
aquel asociado a la concepción moral que evidencia una carga peyorativa del
consumo de sustancias ilegales con propiedades psicoactivas, el cual expresa el
componente simbólico negativo del estigma sobre la marihuana y sus usuarios: los
viciosos, los adictos25.
Para los jóvenes, el vicio se convierte en un signo del abuso26 de la sustancias
con propiedades psicotrópicas. Si bien el consumo se presenta en determinados
momentos o para diversas actividades en las cuales ellos, dados sus aprendizajes
significativos, sabían que no debían hacerlo, es cierto que reconocen que tales
situaciones pueden representar un problema en tanto que se logra la pérdida del
control sobre el consumo, llegando inclusive al abuso. En el siguiente testimonio,
Santiago ilustra el reconocimiento de los problemas del consumidor asociados al
abuso del cannabis:
Yo pienso que el problema de la marihuana es cogerla uno de vicio.
25
Según Zamudio y Ronderos “el drogadicto de hoy es aquél que sufre y sufrió por la disgregación familiar, por sus
desajustes con el medio, por la necesidad de pertenencia y por tener introyectado en sí la orden social: ‘Consuma’.
Éste es el ‘usuario’, el adicto, aquél que se toma muy en serio la orden máxima de la sociedad de consumo, consumir.
Este proceso perverso que transforma seres humanos en máquinas de consumir que substituye valores humanos por
cosas y que sacraliza ‘dinero’ y ‘suceso’ es el que constituye al ‘drogadicto’” (Zamudio y Ronderos, 2012, p. 13).
26
Este cambio en el significado del término vicio evidencia una de las propiedades del signo lingüístico: su mutabilidad. Según Saussure, la alteración en el tiempo adquiere formas diversas, “las cuales siempre conducen a un
desplazamiento de la relación entre el significado y el significante” (Saussure, 1945, p. 100).
143
Andrés Felipe Becerra González
¿Cómo es cogerla uno de vicio? Es colocarla por delante de otras
responsabilidades. Por ejemplo: uno prefiere quedarse fumando con los
amigos que ir a recoger la niña [hija] al colegio; por ejemplo, llega
uno y llama por celular al motorratón [mototaxista] para que la recoja
en el colegio, y uno se queda relajado… ¿Si ve? […] Quemando con
los amigos. A veces uno se pierde de muchas cosas por estar metiendo
vicio, quizás de pronto de una llamada para un trabajo, o cosas así…
¡Es que no aguanta! Uno tiene momentos que la da a uno como esa
depresión al otro día, de tanto consumir uno se aburre, se siente mal
por estar metiendo vicio y, en muchos casos, por no hacer lo que uno
tenía que hacer. Uno se siente mal, es como un guayabo moral, es como
una barrera que lo impide a uno. Llega un momento que uno se mira
al espejo [hace el gesto como si se mirara al espejo]: mire como tengo
los ojos [refiriéndose al color rojo que evidencia el consumo], yo como
estoy de trabado. ¿Qué dirá la gente de mí? Se raya uno, la pasa uno
mal, se empelicula. (Entrevista No.14)
De igual manera lo cuenta Ramiro, un joven profesional de 26 años, quien dice haber
vivido unas malas experiencias con el cannabis:
Cuando yo estaba fumando tanto, estaba muy vicioso… Parce, la
verdad me volví irresponsable, me volví inútil. Aunque yo creo que la
mala no es la ganjah. El irresponsable es uno que no la sabe manejar.
Habían días que yo llegaba y llamaba a la oficina donde estaba haciendo
la práctica de la universidad y decía que estaba enfermo, y nada, me
quedaba relajado, enlochado, todo trabado… ¡Es que no aguanta! Yo
sentía que le faltaba al respeto a los compañeros, a los demás, yo ya
todo loco a lo último en la oficina, sentía que le faltaba al respeto a mis
compañeros, además uno se va enlochando… No, no, no aguanta. Por
ejemplo, este señor Gustavo, el tío de Camila, me estuvo llamando para
un trabajo y yo mantenía ese celular apagado, y yo en la casa durmiendo,
todo engomado27. Es que no aguanta… Parce, yo creo que la marihuana
sí quema neuronas. Uno se va volviendo como más lento para pensar,
para hacer las cosas; mire que a uno se le van olvidando las cosas, le
falla la memoria a uno, se vuelve uno más perezoso28. (Entrevista No. 5)
27
Este testimonio está relacionado con el denominado síndrome amotivacional que se puede presentar en los consumidores de marihuana, como lo afirma Baño (citado por Hachamayor, 2008, p. 133): “tradicionalmente el síndrome
amotivacional se ha asociado al consumo prolongado de dosis altas de hachís, y se caracteriza por desgana para
hacer cualquier cosa, como asistir a clases, al trabajo, o a cualquier actividad que requiera atención prolongada y
tenacidad. La persona se vuelve apática, anérgica, suele ganar peso y parece extremadamente perezosa”.
28
Muchos de los jóvenes consumidores creen (a partir de lo que han escuchado en medios de comunicación, en
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Los testimonios anteriores muestran experiencias personales en el consumo de
marihuana, convertido para ellos en un vicio que trae consigo una serie de malas
vivencias por sus comportamientos compulsivos, como la pérdida de oportunidades
laborales, el sentir que no cumplen con sus responsabilidades académicas y familiares
por estar metiendo vicio, lo que sin lugar a dudas les genera una serie de malos viajes
o experiencias negativas. En algunos casos se refieren a las experiencias psicodélicas
como los buenos o malos viajes los cuales dependen de dos factores: 1) del sujeto
que utiliza la sustancia, su estado de ánimo y, sus características psicológicas; y 2)
del contexto o lugar donde se realice: si se consume en el centro de una ciudad capital
como Bogotá o New York, en el área rural, en el río, en un basurero o en una playa
paradisiaca. Lo anterior está relacionado con lo que en psicoterapias psicodélicas se
conoce como el set y el setting, concepto acuñado por Leary29 y que hace referencia a
los factores psicológicos del y expectativas y percepción del sujeto (set) y al entorno
socioambiental y económico (setting) en el cual se usan sustancias psicotrópicas.
Teniendo en cuenta lo anterior, los jóvenes pueden llegar a vivir lo que ellos
denominan el raye o rayada, la película, la pálida, o lo que Arcia (2010) ha llamado
“la invasión de la angustia en la Psique”. Carlos cuenta su experiencia al respecto;
como ellos lo dicen, sus películas vividas:
Parce, yo he sentido esa película, a mí me ha pasado. Uno siente que
no hace nada, y teniendo que estudiar o hacer cualquier cosa... Uno se
empieza a empelicular, uno se siente como maluco [enfermo] como que
me va a dar algo, el corazón se le pone a uno a millón [rápido], le da a
uno taquicardia, uno siente que se queda sin respiración, con un nudo
informes médicos y también de su propia experiencia con la ganjah) que el consumo de marihuana “quema” las
neuronas, lo cual es un efecto negativo que ellos reconocen por el uso de la planta. Puede ser un sinónimo de este
efecto lo que ellos denominan el “rayar casete”, o pérdida de la memoria inmediata ante una conversación llevada
a cabo o una actividad a realizar. Para los jóvenes, el consumo de marihuana afecta la memoria, y es normal que
ellos vayan perdiendo su capacidad memorística, que como ellos dicen: “se le va a uno la paloma”. Ante el hecho,
muchos de los consumidores sienten cierta preocupación y frustración. Respecto a este tema, la BBC publicó recientemente: “Confirman que la marihuana deteriora la capacidad mental”, noticia basada a partir de una investigación
científica llevada a cabo en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos: “[...] el uso persistente
de marihuana, particularmente entre adolescentes, deteriora significativamente y de forma irreversible las funciones
cerebrales”, afirma el estudio (para ampliar la información, ver el artículo en http://www.bbc.co.uk/mundo/movil/
noticias/2012/08/120828_marihuana_deterioro_cerebral_men.shtml).
29
Para ampliar la información al respecto, puede consultarse “Conferencia Drugs: Set and Settings”, de José Carlos Bouso y Eduardo Hidalgo, disponible en: http://mineuronia.blogspot.com/2011/11/conferencia-drugs-setand-settings.html, así como en http://video.cannabisymas.com/videos/499/conferencia-drugs-set-and-settings#.
Tr-4ENduuIY.blogger
145
Andrés Felipe Becerra González
en la garganta. Se siente esa falta de aire, el desespero… Yo me ponía a
pensar que mi tía ya venía del trabajo, y me empeliculaba porque sentía
que había perdido mucho el tiempo por estar todo trabado, haciendo
nada… escuchando música o en internet; me entretenía con otras
cosas. La verdad, eso me pasó la semana pasada. Yo recuerdo bien...
Eso es muy maluco, parce. Yo creí que me iba a dar algo; es como esa
angustia… ¡Uy no, eso es lo peor! (Entrevista No. 24)
En su libro Espíritu y naturaleza, Bateson (1993) intenta (como él mismo dice)
corregir la visión sentimental o excesivamente optimista del proceso evolutivo
de las especies; el autor lo hace al analizar los términos adaptación y adicción.
Para Bateson: “los fascinantes casos de adaptación que hacen que la naturaleza
nos parezca tan sagaz, pueden ser también los primeros pasos a la patología o la
superespecialización” (Bateson, 1993, p. 188). Igualmente, considera que: “pese al
beneficio inmediato en uno de los niveles lógicos, el signo se invierte y en algún otro
contexto, más amplio o más prolongado, el beneficio se transforma en calamidad”
(Bateson, 1993, p. 190).
Así visto, las reflexiones del autor se relacionan con los testimonios de los
consumidores que se han estudiado en la presente etnografía; para ellos, el consumo
de marihuana en determinados contextos puede ser (en palabras de Bateson) benéfico:
representar el amor, el bienestar y la paz en prácticas recreativas o medicinales. Sin
embargo, también puede transformarse en una calamidad: en el problema que es
cogerla de vicio y que se relaciona con los estereotipos comportamentales asociados
al consumo de marihuana, los cuales se caracterizan por representar en el imaginario
colectivo de muchos de los no consumidores la disfuncionalidad de los consumidores
en términos biológicos, familiares y sociales30, en ser la puerta de entrada al “oscuro
y peligroso mundo de las droga”31.
30
Los efectos “negativos”, denominados así por los consumidores, hacen recordar los postulados conceptuales de
Malpica, quien se pregunta en su artículo: “¿De qué depende el hecho de que los psicoactivos actúen como remedios
o como venenos?”. Para la autora mexicana, depende de:“(1) su grado de pureza; (2) las dosis y las modalidades de
empleo; (3) las condiciones de acceso y las pautas culturales de consumo; y (4) el estado físico, emocional, mental
y espiritual del usuario” (Malpica, 2003, p. 283).
31
En Cartago existen 3 centros de rehabilitación para la adicción a las drogas, habilitados por la Secretaría de Salud
Departamental del Valle del Cauca. Los sitios son: la Clínica Psico, la Clínica San Miguel Arcángel y el centro
de rehabilitación Despertando Corazones. En la Clínica Psico hay 170 pacientes, de los cuales uno se encuentra
internado por problemas relacionados con el abuso de la marihuana; los restantes se encuentran allí por adicción a
la marihuana y a otras drogas como la cocaína, inhalantes, anfetaminas (Fuente: Clínica Psico). En la Clínica San
Miguel Arcángel no hay pacientes asociados al abuso de cannabis (Fuente: Clínica San Miguel Arcángel). Por su
parte, en el centro de rehabilitación Despertando Corazones desarrollan procesos con menores de edad entre los
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Respecto al imaginario de la marihuana como puerta de entrada al mundo de las
drogas, el testimonio de Jaime, un joven de 26 años que vivió esta experiencia�:
Parce, yo empecé con la marihuana y yo creía que la controlaba, así pasé
buen tiempo, luego en una rumba con los amigos probé el perico [cocaína]
y me gustó, luego seguí con el consumo de mixto [mezcla de bazuco y
heroína]. Con el paso del tiempo eso me cogió ventaja y ya terminé solo
dedicado al vicio… Al final no quería trabajar por solo estar consumiendo
y pensando cosas malas. Ya después me echaron de la casa por todas las
embarradas [daños, problemas] que hice y ya vivía era por ahí en la calle,
ahí la gente lo empieza a rechazar a uno, a tratar como un desechable,
eso es lo peor... Sentir ese rechazo de la gente... Parce, yo quería dejar
todo eso, pero yo solo no era capaz de salir de ese problema; por eso
busqué ayuda, entré al proceso en la Clínica Psico, estuve encerrado
10 meses en el tratamiento... Pero bueno, ahora estoy muy contento,
camellando [trabajando] construcción, feliz, consiguiéndome las cositas,
alejado de esas cosas malas gracias a Dios… mire que los parceros con
que yo andaban terminaron mal… a casi todos los han matado por andar
haciendo cosas malas. (Entrevista No. 25)
Fuente: Trabajo de campo.
Figura 6. “El infierno de las drogas”. Componente de la obra “Semiosis Cannábica” del
artista Vintabara Posada.
12 y 18 años; según la información que ellos suministraron, allí se encuentran 70 menores adictos a las siguientes
drogas: marihuana, cocaína, popper, éxtasis, inhalantes. De ellos, el 95% dice haber comenzado con el consumo de
marihuana para luego continuar consumiendo otras sustancias (Fuente: Fundación Despertando Corazones).
147
Andrés Felipe Becerra González
Los problemas o las malas experiencias (quizá no tan fuertes como las que vivió
Jaime) relacionadas con el uso de la ganjah son llamadas por los jóvenes el “regaño
de la bareta”, aquella que (entre otras cosas) les brinda la capacidad de meditar sobre
lo bueno y lo malo en sus encuentros conmigo mismo. En este caso, la “marihuana
como psicólogo” los reprende en términos fisiológicos y psíquicos. La invasión de la
angustia en la Psique (o lo que ellos llaman la pálida) se manifiesta en sus organismo
con estados de pánico, paranoia, fuertes dolores de cabeza, nauseas y estrés, los
cuales incapacitan temporalmente a los consumidores para realizar sus actividades�.
Como lo describen los consumidores, la sensación de culpa por no cumplir con sus
responsabilidades puede incrementar el raye, la película. En palabras de Camacho:
“es posible que la condena (estigma) genere en él (estigmatizado) una imagen
autoderogatoria, en la que él se percibe como trasgresor y culpable” (Camacho,
1989, p. 52). De igual forma, para Restrepo (2001), la sensación de infracción
o de violación de los valores establecidos (en el caso de la prohibición y castigo
del consumo) por parte de los usuarios de drogas, puede incrementar tendencias
psicóticas en personas vulnerables a trastornos mentales.
Podría decirse que lo anterior es otro ejemplo del mutuo reforzamiento que describe
Restrepo (2001) entre la microcultura de los consumidores de marihuana y los
efectos neurofisiológicos del cannabis, entre lo biológico y lo simbólico, entre la
naturaleza y la cultura, presentado para este caso en términos negativos: para los
consumidores, la prohibición, el estigma, la película o la pálida están inmersos en
una relación de mutua influencia.
A partir de sus propias vivencias (como la de Jaime o la de Santiago) o de testimonios
de amigos que han pasado por malas experiencias con la cannabis, los consumidores
creen que “no aguanta ser tan quemón”�; inclusive algunos de ellos demuestran una
especie de rechazo hacia quienes abusan de la marihuana, los que no son capaces
de controlarla. Se puede afirmar que la opinión de los consumidores coincide con el
siguiente poema:
No basta ser socio activo de la hierba
ni aspiranta a la santificación
con solo echar humo por la boca
y nubes de ilusión por la mente.
(Anónimo)
148
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Para los cannabífilos no es suficiente con el relajo o el bienestar que les produce
la hierba. Es necesario hacer, concretar, cumplir con sus compromisos. Como
lo dice el poema, para ellos no es solamente “echar nube de humo por la boca
y nubes de ilusión por la mente”, como lo hacen algunos consumidores que se
han convertido en “muy calderas” y que han caído en el problema del vicio de
la marihuana.
Debido a los usos que los consumidores consideran como inapropiados y
que fueron descritos anteriormente, además del hecho de recordar las malas
experiencias vividas en torno a la hierba, los jóvenes sienten la necesidad de
parar el consumo de yesca.
“VOY A PARAR DE FUMAR BARETA: HAY QUE DESCANSAR”
El consumo habitual de marihuana puede llevar a que los cannabífilos experimenten
situaciones desagradables con la hierba. El “regaño” de la planta se evidencia
en los malos viajes, en la pálida o el raye, efectos del cannabis que, para los
usuarios, es un signo de cansancio o agotamiento, del hastío (parafraseando a
Barona) que pueden producir las drogas; tanto en sus cuerpos como en sus mentes
causado por el abuso de la hierba. Se puede decir que el deseo de parar de fumar
se presenta en algunos consumidores de acuerdo al control o descontrol que cada
persona tenga sobre el consumo de la ganjah. Respecto a este tema, se presenta a
continuación el testimonio de Alejandro:
Hoy no he fumado, no tengo bareta… demás no, no, no quiero, quiero
descansar. Mire que hoy durante todo el día he sentido la cabeza como
embombada [mareada], como elevado en el trabajo, y estos días he
dormido bien, o sea que no es por falta de sueño. Eso es por quemar
tanto, yo sí creo… Mire que hoy he tenido como ese embombe. Quiero
descansar… Además hoy me vi en el trabajo, parce unas ojeras… eso
es por fumar tanto. Eso de las ojeras da por fumar mucho. Sí parce,
mire que Camila [exnovia de Alejandro, consumidora] me decía que
ella tenía amigos que quemaban y se volvían muy ojerosos, y que
ella se estaba volviendo así. Santiago también cree lo mismo, y yo a
Pablo lo he visto muy ojeroso… Entonces no aguanta pa’ uno con esas
ojeras. Voy a parar unos días, esta semanita... Voy a ver mañana como
amanezco de la cabeza, que le baje a uno ese embombe [mareo], así
149
Andrés Felipe Becerra González
descansa uno, y mejor deja uno para fumar más suave, en especial el fin
de semana. (Entrevista No. 11)
Los consumidores reconocen que, en la mayoría de los casos, el parar de fumar se
lleva a cabo por un tiempo relativamente corto (días o semanas). Sin embargo, para
algunos puede ser mucho tiempo dado que evidencian dependencia por la sustancia.
Ese “descanso”, como dirían ellos, puede generar bromas entre los consumidores
mismos con frases dirigidas a alguno de ellos: “como ya dejó de fumar, entró al
Shaddai�, no demora en volver a quemar”. Varios de los consumidores reconocen
que el hecho de que ellos vuelvan a fumar está directamente influenciado por la
relación con sus amigos marihuaneros: los jóvenes consideran que en ningún
momento se obliga a determinada persona a que consuma, pero el compartir una
amistad, espacios, experiencias y sentimientos alrededor del consumo sí termina por
influir en que determinado sujeto tome la decisión de volver a “quemar”: “cuando
uno está con los amigos es que le dan más ganas de fumar”. Así es como los jóvenes
reconocen los efectos placenteros o benéficos del cannabis. Lo anterior permite
afirmar que las ganas de fumar que sienten los jóvenes son generadas y reforzadas
colectivamente, por imitación (mimesis, como diría Girard). Al respecto, Ronderos
afirma:
El acto mimético en cierta medida es una relación social de fundición
bajo el efecto y la orientación de un significado estructurado como
representaciones que tienen el carácter de figuraciones miméticas. Es un
procedimiento social de representaciones relacionadas con significados
colectivos. (Ronderos, 2001, p. 11)
En algunos casos, los jóvenes también reconocen que tienen algún amigo o conocido
que dejó de fumar definitivamente, ya sea por presiones laborales (pruebas sanguíneas
para identificar a los consumidores de SPA en distintas empresas o instituciones,
consumo que implica suspensión o despedido) o por los aspectos del consumo
que consideran negativos, descritos anteriormente. De igual manera, algunos de
los jóvenes dejaron de fumar definitivamente porque se cansaron de la rutina del
consumo, marcado por la ilegalidad, el peligro inminente en las idas a mercar, la
confrontación con la policía o el mantener a toda hora alejados de la realidad, o en
sus palabras, agüevados o elevados por los efectos del cannabis.
150
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La adicción a la hierba en Cartago. Del placer al problema: entre lo chimba y el hastío.
Como se ha analizado a largo de este capítulo, las representaciones sociales de la
subcultura o microcultura de los consumidores de marihuana en Cartago respecto
a la adicción al cannabis (expresadas claramente en los testimonios citados) son
permanentemente cambiantes; los significados oscilan entre el bien y el mal, lo benéfico
y el daño, entre la autocontención y el descontrol, la medicina o la enfermedad�.
Existe una gran variedad de significados que demuestran la complejidad y diversidad
del ser humano en términos cognitivos y biológicos, de su universo simbólico, su
capacidad creadora y la lógica moral que la sociedad impone sobre los individuos, la
cual influye en el pensamiento de los sujetos.
Teniendo en cuenta la pluralidad de las diversas representaciones sociales de los
jóvenes cannabífilos respecto al consumo de marihuana, es posible contemplar el
panorama desde lo propuesto por Geertz cuando define la cultura en la siguiente
forma:
Sistemas de interacción de signos, interpretables [que, ignorando las
acepciones provinciales, yo llamaría símbolos]. La cultura no es una
entidad, algo a lo que pueda atribuirse de manera causal acontecimientos
sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; la
cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos
fenómenos de manera inteligible, es decir, densa. (Geertz, 1988, p. 27)
Respecto al consumo de marihuana en jóvenes de la comuna 4 y sus representaciones
sociales sobre la adicción a la planta, cabe preguntar: ¿Cuáles serán las causas de
esta relatividad simbólica? ¿A qué se debe que el “vicio” como símbolo muestre
significados completamente opuestos (el control y el descontrol)? ¿Por qué, para
una persona y en determinado contexto, la marihuana representa valores asociados
a lo sagrado, lo benéfico, al amor y al bienestar, mientras que en otros contextos (si
bien para la misma persona) puede llegar a significar el descontrol, la enfermedad,
el problema? Retomando a Restrepo (2001, p. 193), se puede encontrar un elemento
que puede ayudar a encontrar respuesta a estos interrogantes, y es que: “no podemos
olvidar, por demás, que el uso y el abuso de drogas está relacionado no sólo con las
propiedades de reforzamiento que éstas pueden exhibir en el campo orgánico, sino
también en el psicológico y cultural”.
Hablar del consumo de drogas, tanto legales como ilegales, implica reconocer la
complejidad del fenómeno ya que están presentes las tres dimensiones del ser humano
151
Andrés Felipe Becerra González
(biológica, psicológica y social), las cuales pueden presentar unas características
colectivas comunes (como las representaciones sociales o la fisionomía del ser
humano), unas especificidades o particularidades de acuerdo a determinado sujeto
(si su organismo metaboliza de una forma adecuada o no una determinada sustancia,
o bien sus características psicológicas y emocionales de acuerdo a la edad, el género,
etc.), así como el medio o entorno familiar o social que está presente y que favorece
o reprime ciertas conductas. Así, en la población objeto de estudio logra verse la
interacción de las tres dimensiones y su relación con el fenómeno, lo cual deviene en
interacciones culturales alrededor del consumo de marihuana.
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AS PRÁCTICAS E IMAGINARIOS SOCIAS: PROFANACIÓN
DAS DROGAS E SU PASAJE PARA O MUNDO LAICO, DROGAS
MODERNAS, PESQUISA FEÍTA JUNTO A ESTUDIANTES DE
PEDAGOGÍA: RIO GRANDE DO SUL, BRASIL.
IVAN SÉRGIO FELONIUK*
Recibido: 9 de mayo de 2012
Aprobado: 12 de agosto de 2012
RESUMO
O presente trabalho é uma releitura da pesquisa feita em parceria da PRÓ-DIVERSITAS
BRASIL E DA UNIERS (Unidade de Ensino Rio Grande do Sul), a qual pesquisou as
práticas e imaginários sociais sobre drogas modernas junto a estudantes de pedagogia.
A dessacralização das drogas e sua passagem para o mundo laico como forma de prazer
hedonista desvinculado do sentido, do valor original, agregado a uma sociedade em que o
consumo é o “objetivo”, são as molas propulsoras ao grande consumo não só de drogas, mas
do medo do consumo desregrado, visto esse como droga, assim como da internet como nova
droga social, a esse consumo é dado uma visão lúdica de um lado e do outro são buscadas
como a solução para os males gerados pela sociedade, como ansiedade, depressão, falta de
perspectivas, não se dão conta nem a sociedade e nem o ser humano que a solução não é a
droga, mas a revisão dos valores hedonistas que nos comandam. A seu turno cada sociedade
escolhe a droga que lhe é própria e qual deve ser coibida. A forma de controle adotada com
relação as drogas tem sido ineficaz, justamente por centrar-se nas conseqüências e não nas
causas, não se estabelece uma relação bioética em termos de políticas públicas e relação
social que leve em conta ao menos algum dos quatro princípios. A solução está na mudança
de paradigmas sociais em que o “consumo”, o “ter” deixe de ser o principal e se passe a
outros critérios colocando a busca da felicidade como novo objetivo
Palavras chave: drogas, consumo, internet, dependência, educação, valores, bioética,
políticas públicas, desigualdade, adicção.
*
Graduado em Direito pela Universidade do Vale do Rio dos Sinos em 1990. Especialista em Ciências Penais pela
PUCRS em 1997. Especialista em Projetos Sociais pela UFRGS em 2001. Cursando Especialização em Direito
Público pelo IDC. Mestrando em Bioética pela UMSA. Pesquisador da UMSA em 2011 sobre drogas. Currículo
Lattes em: http://lattes.cnpq.br/2802280180725397.
cult.drog. 17(19): 155-179, 2012
ISSN 0122-8455
Ivan Sérgio Feloniuk
LAS PRÁCTICAS Y LOS IMAGINARIOS SOCIALES DE LAS
DROGAS MODERNAS: PROFANACION DE LAS DROGAS EN
EL MUNDO lAICO. INVESTIGACION CON ESTUDIANTES DE
PEDAGOGIA EN RIO GRANDE DEL SUR. BRASIL
ABSTRACT
El presente artículo se fundamenta en una reinterpretación de la investigación llevada a cabo
en colaboración con PRO-DIVERSITAS BRASIL Y UNIERGS (Unidad Docente de Rio
Grande do Sul), que investigó las prácticas e imaginarios sociales acerca de los medicamentos
modernos, con los estudiantes de pedagogía. La profanación de las drogas y su paso al mundo
secular como una forma de placer hedonista separado del sentido del valor original a una
sociedad en la que el consumo es el “objetivo”, son los principales motores no sólo para el
gran consumo de drogas, pero el miedo del consumo rebelde, ya que esta droga, así como la
Internet como una nueva droga social, este consumidor se da una visión de un lado juguetón
y el otro se busca la solución a los males generados por la sociedad, como la ansiedad, la
depresión, la falta de perspectivas, no se da cuenta ni la sociedad ni el ser humano que la
solución no es la droga, pero la revisión de los valores hedonistas que nos gobiernan. A su
vez cada sociedad elige el medicamento de su cuenta y que debe ser contenida. La forma
de control adoptada respecto a las drogas ha sido ineficaz, se centran precisamente en las
consecuencias y no las causas, no se establece una relación bioética en términos de política
pública y de relación social que tenga en cuenta, al menos, algunos de los cuatro principios.
La solución está en el cambio de paradigmas sociales donde el “consumidor”, el “ser” seguro
que será el principal y pase otros criterios que ponen la búsqueda de la felicidad como un
nuevo objetivo.
Key words: consumo de drogas, internet, la adicción, la educación, los valores, la ética, la
política pública, la desigualdad.
INTRODUÇÃO
Em 2010 tive a grata satisfação de efetuar uma pesquisa para UMSA (Universidad
del Museo Social Argentino), em trabalho comandado pelo mestre Jorge Ronderos
Valderrama, sobre maconha e álcool entra adolescentes em Porto Alegre, e que
foi publicado na Revista Cultura e Drogas de No. 18, tendo sido apresentado no
Seminário Sobre Cultura e Drogas da Universidad de Caldas em outubro do mesmo
ano.
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As prácticas e imaginarios socias: profanación das drogas e su pasaje para o mundo laico,
drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
Por fruto de tantas andanças e mudanças acabo por vir a em parceria com a Uniergs,
com sede em Camaquã a ministrar um curso de extenção em bioética e um curso
de ética e gestão de pessoas, quando os estava terminando tive a grata satisfação de
receber uma convocação do mestre Ronderos Valderrama para estudar as chamadas
“drogas modernas”, tendo proposto uma parceria a Uniergs na pessoa da coordenadora
pedagógica Liziane Berendz, parceria que foi aceita e em conjunto discutido o grupo
focal a ser estudado e em conjunto decidido questionário e aplicado o mesmo.
Assim resolvemos investigar junto a uma das turmas de pedagogia da Universidade
aplicar o questionário e verificas as práticas e imaginários do público universitário
sobre as chamadas “drogas modernas”, ou seja práticas culturais cotidianas que
podem levar ao vício por mais inocentes que sejam. Os resultados, como passaremos
a demonstrar na parte final do trabalho são muito interessantes e foge daquilo que o
senso comum influenciado pela mídia poderia nos fazer supor.
Feitos esses esclarecimentos que os servem de justificativa ao presente ensaio,
podemos ora introduzir algumas noções que temos sobre as drogas para depois
trabalhar melhor ao longo do ensaio.
É sabido que as drogas são tão antigas quanto o homem, mas embora tenham sido
usadas de todas as maneiras, como remédios para cura de doenças, como veículo
nas práticas xamânicas, ou mesmo como meio “lúdico” de convívio social, como
forma de protesto contra um estado de coisas e aproximação a um meio “natural de
viver”, alias é aqui, quando se fal em lúdico ou meio de viver que entram firmemente
as chamadas drogas modernas, como televisão, internet e consumo, como forma de
relaxamento, de ludicidade.
Ao longo do século XX essa relação do homem com as drogas foi tomando novos
rumos, ao ponto de se chegar no que temos hoje. A droga, no Brasil, deixou as
altas rodas sociais e entrou nas favelas, não apenas como meio de vida, mas como
essencial à vida de uma série de seres que já não tem seu lugar no mundo a custa da
desagregação familiar, e passa a ser consumida por pessoas cada vez mais jovens,
e aqui se pode falar tanta dos entorpecentes como de práticas tidas como normais
(como ver teve ou interagir com a internet) e que acabam se tornando uma fonte, até
mesmo, de isolamento social.
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Ivan Sérgio Feloniuk
Aqui quando se fala em droga, se fala no álcool, na maconha, na cocaína,
benzodiazepínicos, anfetaminas, etc., muito do que era “chique” a ponto de que os
“bacanas” é que morriam de overdose seja com barbitúricos (Elvis Presley), ou uma
mistura exótica de uísque com guaraná, digo, cocaína (Elis Regina, etc.), subiu o
morro, e a overdose passa a ser coisa de pobre (crack e oxi). Não se fuma mais
escondido dos pais, aliás, fumar é até normal, a idade para beber é cada vez mais
cedo, para “pertencer” a um grupo tem de adotar as suas práticas senão não faz parte
da tribo, gang ou bonde, como preferirem.
Os dados que temos são de assustar, o II Levantamento Domiciliar sobre o Uso de
Drogas Psicotrópicas no Brasil (2005), nos dá a noção de que as drogas são como
uma verdadeira epidemia, a ponto de termos: 12,3% da população dependente de
álcool, 10,1% é dependente de tabaco, 1,2% é dependente de maconha, 0,5% é
dependente de benzodiazepínicos, 0,2% é dependente de estimulantes e a mesma
porcentagem da população é dependente química de solventes.
As causas dessa epidemia são sociais, químicas, psicanalíticas, biológicas, afinal o
que sabemos disso, José Fericgla (2000) vai nos dizer que sabemos muito pouco,
usamos termos inapropriadamente e não conceituamos corretamente os tipos e uso
das drogas, Claude Olievestein diz que muitas drogas são simplesmente uma escolha
do tipo de sociedade, por exemplo, nos países muçulmanos enquanto o álcool é
proibido a maconha é liberada.
O que se pretende com o presente trabalho é identificar qual a prática moderna é vista
como “droga” e que visão se tem dela e do poder destrutivo.
1. DROGAS, VICIO, VICIADO, O QUE É ISSO?
Os debates atuais em redor do tema “drogas” têm sido, quase que exclusivamente,
policial, e mais precisamente liberação de que tipo de drogas ou não. Políticos,
técnicos, advogados, juízes, promotores, jornalistas, tecem considerações do tema
como se estivessem servindo um prato feito e não houvesse mais o que discutir e
nem o que fazer.
Afinal de contas, quando falamos de drogas, é preciso conceituar o que é mesmo que
entendemos sobre as mesmas, e quando falamos do viciado é preciso dizer quem
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drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
é esse sujeito do qual falamos, aliás, cometi aqui uma impropriedade, no Brasil do
politicamente correto se fala em “usuário”, o termo “viciado” ficou para o jogador
compulsivo, o termo vício para o “fumante”.
O que poderíamos dizer se então passássemos a aplicar o termo “viciado” ou
drogadito a quem não consegue viver sem consumir, ou passa horas e horas isolado
(?) em frente a uma tela de computador, ou gosta de colecionar coisas, colecionar
amores, etc.
É preciso entender, por primeiro, que quando se fala em “drogas” esse termo é
qualquer substância biologicamente ativa, ou seja, entra nessa classificação de uma
inocente aspirina ao fármaco mais potente. Mas se pode estender esse entendimento
para qualquer pratica que leve a uma compulsão, a uma dependência tamanha que a
pessoa não possa ou não consiga viver sem ela, que o afastamente gere sofrimento
psíquico em vista do “drogadito moderno” estar de tal maneira vinculado ao objeto
em vista desse estar preenchendo em sua vida buracos que não deveriam existir e
que só existem em vista da desestrutura familiar a que foi exposto durante a infância
e adolescência.
Existem drogas legais que tem potencial letal se utilizadas com abuso ou
inadequadamente, e isso também não defini o usuário em si, porque esse pode ser
“usuário” de droga legal e na qual se viciou (que pode ser um entorpecente como o
álcool ver televisão) assim como pode ser uma droga ilegal.
Conforme apontado na introdução, cerca de 12% da população brasileira é
dependente de álcool, algo como a módica quantia de 22 milhões de pessoas (se
considerarmos uma população de 190 milhões de habitantes), ora isso é mais que o
dobro da população do Rio Grande do Sul, quase a metade da Colômbia (45’659.709
milhões conforme o Banco Mundial em 2009), é cinco vezes a população do Uruguai
(3’344.938 conforme o Banco Mundial em 2009), ou seja, é um número assustador,
mas paradoxalmente só nos preocupamos com o número de alcoólatras quando
eles aparecem nas estatísticas de trânsito como “motoristas” (como atropelados
são só números), ou nas páginas policiais como “assassinos”,ou damos valor ao
consumismo quando esse prejudica sobremaneira o sustendo da própria família por
efeito da compra desenfreada de determinados bens.
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Temos estatísticas para saber quantos tabagistas, quantos alcoolatras, quantos
“maconheiros”, quantos “pedreiros” (consumidores de pedras de “crack” temos no
Brasil, mas quantos viciados em sexo, consumidores compulsivos, internetmaniácos,
etc., temos?
Nos preocupamos com os 1,2% da população que depende de maconha (algo como
2,28 milhões de pessoas), número expressivo, e pouco superior ao número de
pessoas que se declara de umbanda (1% segundo o datafolha em pesquisa realizada
em 2007), mas não nos preocupamos da mesma forma com os viciados em internet,
ou os viciados em sexo, a não ser quando esse vicio tem ligação com pedofilia ou
outro crime.
2. A DROGA COMO QUESTÃO CULTURAL
Un aspecto que ha puesto el tema en el centro de grandes
contradicciones actuales, en diversas sociedades de los cinco
continentes, es la división jurídica entre drogas prohibidas
y legales. Esta división fundamentada en parte en algunos
hallazgos científicos y médicos, ha concluido que existen
“drogas adictivas” que atentan contra la salud pública, por lo que
tales drogas se deben prohibir y perseguir hasta su exterminio
total de la vida humana. Esto es desconocimiento e ignorancia
crasa según se constata biológica, histórica y culturalmente.
Las drogas entendidas como principio biológicamente activo,
existen desde antes de la presencia de la especie humana en la
isla cósmica y vital que hemos habitado. Están relacionadas con
la transformación ecológica del planeta cuando surgieron las
plantas angiospermas, hace aproximadamente 125 millones de
años, plantas que casualmente contienen los alcaloides o drogas
y de las cuales algunas sirvieron de alimentación de nuestros
antecesores primatoides hace cerca de 8 o 9 millones de años.
Igual sucede con los hongos, que incluso pudieron existir también
en periodos anteriores. (Ronderos, 2008: 8)
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As prácticas e imaginarios socias: profanación das drogas e su pasaje para o mundo laico,
drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
O professor Claude Oliveinstein divide as drogas em cinco categorias, as euforizantes
(como a heroína), as excitantes, das quais as anfetaminas e a cocaína são exemplos,
as inebriantes como o álcool, as sedativas como tranqüilizantes, soníferos, e a quinta
categoria que ele chama de ideológicas, assim ditas em virtude do debate que existe
em torno delas, discutindo se são perigosas ou não, essas ele classifica em duas
subcategorias; as alucinógenas (cogumelos, LSD) e a “cannabis”.
Ainda o refere em termos de senso comum teórico a opinião geral do público (ainda
hoje, prevalente), de que se dermos uma droga a alguém ele se viciará, opinião essa
que não tem sustentação, traz ele o exemplo da guerra do Vietnã em que embora
a maioria dos soldados americanos estivessem intoxicado com drogas pesadas ao
retornarem para casa apenas uma pequena parte deles se tornou toxicômano, ou
seja, ficou evidenciado que não somos iguais perante as drogas e muito depende das
condições socioculturais em que se vive.
Sob um certo aspecto essas mesmas considerações serão feitas pelo professor
Fericgla (2000) o qual exemplifica sua posição com diferentes acontecimentos, cita o
exemplo do tabaco que era consumido pelos índios americanos para se atingir etapas
espirituais, ou o exemplo da uva que no velho mundo é usada para extrair álcool que
tem função espiritual na própria missa católica.
Seja lá como for, a verdade é que cada sociedade tem a sua droga, assim como
nós ocidentais liberamos o álcool, os muçulmanos preferem o ópio que por nós é
proibido.
Enquanto no Brasil a coca não passa nem em pó ou em forma de folhas secas de
coca, que não servem para fazer a cocaína, e tem poder ofensivo próximo a zero,
já que a cocaína é cocaína não por ser derivada da coca, mas por ser um refino
composto por um processo em que se adiciona todo o tipo de produtos químicos,
alguns mais perigosos que a própria droga, em países andinos como o Peru, a coca
é comercializada tranquilamente em forma de chá, seja de folhas secas ou em pó.
3. O PROCESSO DO VÍCIO
O professor Claude Olievenstein na palestra realizada em Porto Alegre em 26 de
setembro de 1987, a qual foi publicada pela revista Estudos Jurídicos (agosto de
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1988), afirma que durante a infância cria-se a personalidade das pessoas e que essa
é um espelho, assim conforme a formação dada resultará em pessoas com o espelho
bem formado e que se enxergam completamente, outras que poderão ter sofrido
pequenos traumas terão a sua imagem arranhada no mesmo, e, ainda, existem aqueles
que terão o espelho totalmente fragmentado, o que o professor chamou de espelho
impossível.
Esse ponto parece consenso, as dificuldades que levarão a pessoa ao vício se formam
lá atrás, na infância, uma má relação familiar, a presença de um pai que, na verdade,
não traz a lei, mas é a presença constante de uma ausência, de uma mãe possessiva,
causam a desestrutura que levam a falência da família e essa a do indivíduo.
O serviço prestado pelos veículos intoxicantes na luta pela felicidade
e no afastamento da desgraça é tão altamente apreciado como um
benefício, que tanto indivíduos quanto povos lhes concederam um
lugar permanente na economia de sua libido. Devemos a tais veículos
não só a produção imediata de prazer, mas também um grau altamente
desejado de independência do mundo externo, pois se sabe que, com
o auxílio desse amortecedor de preocupações, é possível, em qualquer
ocasião, afastar-se da pressão da realidade e encontrar refúgio num
mundo próprio, com melhores condições de sensibilidade. Sabese igualmente que é exatamente essa propriedade dos intoxicantes
que determina o seu perigo e a sua capacidade de causar danos. São
responsáveis, em certas circunstâncias, pelo desperdício de uma grande
quota de energia que poderia ser empregada para o aperfeiçoamento do
destino humano. (Freud, 1930 [1929]). Freud, estando consciente disso
ou não, estabelece uma ponte que é usada por psicólogos profissionais
até os dias de hoje. Ele claramente considera o uso de tóxicos uma fuga
da realidade, estabelece que esse tipo de relação é natural do homem e
estabelece também que as drogas são de um alto nível de periculosidade
para o aparelho psíquico do ser humano. Neste mesmo texto, Freud
discorre longamente sobre as dificuldades dos seres humanos em
tamponar seus instintos com o objetivo de viver harmoniosamente em
sociedade. Tarefa essa extremamente difícil e que cobra dos sujeitos
submetidos à cultura um alto preço. O autor compara o uso de tóxicos
à religião como uma forma de lidar com as pressões vindas do aparelho
psíquico na busca do prazer que vão à contramão das regras impostas
pela sociedade. (Keiserman, 2010: s.p.)
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As prácticas e imaginarios socias: profanación das drogas e su pasaje para o mundo laico,
drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
Acrescento aqui, por primeiro a colocação do Professor Jurandir Freire Costa que
em sua obra Violência e Psicanálise refere o caso de um “jovem delinqüente”
caracterizando como filho de mãe separada que o deixava aos cuidados de uma
empregada e que foi currado aos 5 anos por garotos de um morro próximo de sua
casa, local para onde foi levado por essa empregada tendo se perdido dela, ainda
que foi induzido pela mesma empregada a fumar maconha e a ingerir bebidas
alcoólicas, isso pelos 8 e 9 anos, que essa empregada foi demitida somente após
a mãe o ver, por acaso bêbado, e que as babás seguintes não foram cruéis, mas
também não conseguiram demonstrar afeto por ele, reporta muita a ausência do pai,
o qual o visitou uma vez aos 12 anos e lembra de ter passado por essa idade cerca
de 3 meses com o pai, relata dificuldades emocionais, ter trocado cerca de 19 vezes
de colégio em curto espaço de tempo, em especial porque aí já começara seu forte
envolvimento com drogas (Freire, 2003: 103-107), enfim, o que Jurandir mostra
com esse caso é a “violência” como fator importante de formação do drogadito,
a desagregação familiar com influência, a ausência das funções materna e paterna
como determinantes nessa formação.
Assim também em “Drogas.Sem” as professoras Analice Gigliotti, Elizabeth
Carneiro e Gisele Aleluia, por meio de exemplos de famílias desagregadas “pela
droga” que a questão é que num mundo corrido em que não se tem tempo para
nada, os pais esquecem do principal, de sua tarefa de educadores, de estabelecer
o devidos limites e fronteiras, e com isso o resultado são “crianças sem noção de
limites, adultos sem fronteiras, relações envoltas em caos” (2008: 50), vale dizer que
esse caos é anterior a drogadição de um ou de vários membros da família, ou seja, a
droga é a conseqüência e não a causa.
Isso faz com que nos perguntemos, mas quem é o doente, o viciado ou a sociedade,
quem afinal de contas é que tem a patologia? O certo é que o viciado deve a sua
formação a desagregação familiar ou a não adaptação social, não menos verdade é
que se a família sofre pela desagregação, e o homem pela busca do prazer, o problema
é social.
Estamos diante de uma sociedade patológica. Yaría (1995: 24) cita F. Dolto e
ensina que: “Se uma criança não recebe de alguma pessoa conhecida os elementos
verbais sobre o que percebe, sua função simbólica será exercida na solidão [...]”,
aqui Yaría diz que a solidão da criança é um problema que se instala não apenas
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pelos conflitos entre os pais, mas também pelo fato de que a nossa atual sociedade
impôs condições sociais e culturais que acabam por afastar a criança dos pais, a
nova divisão do trabalho trouxe para a criança uma grande perda, tendo o valor
dessa como “esperança” sido tomado por outros valores ditados pela sociedade de
consumo, valores mais efêmeros como realização e perfeição (estética do corpo,
objetos, etc.).
Los hombres modernos son gente que se han puesto a resguardo de
revelaciones [...]. Tenemos a nuestra homogénea y prosaica versión de
la realidad y a nuestro estado interior cotidiano y sobrio por algo tan
normal y normativo que todo el resto sólo es considerado como ilusión
y desvarío. Nada habría para nosotros más perturbador que la irrupción
de nuevas manifestaciones de un más allá que reclamara derechos de
validez como cultura oficial […]. (Sloterdijk apud García, 2006: 5)
É necessário reconhecer que o “viciado” atual é fruto da sociedade e resultado de
uma batalha de pelo menos 200 anos, as drogas em nosso passado era o refúgio
de intelectuais, artistas, cientistas, mais do que isso a droga, mesmo na Grécia,
ainda é considerado o espaço do “xamã” [segundo Mircea Eliade (2002) o grande
especialista em alma humana que tem capacidade de fazer viagens ao mundo dos
espíritos] tinha o tom do sagrado, a droga era sacra, ritualizada.
O homem moderno, fruto de uma sociedade de consumo, é um homem em que
impera o racional, fruto dessa racionalidade, e as drogas têm o efeito substitutivo das
crenças, desapegadas do sagrado passam a ser perseguida, e nisso consiste a guerra
contra as drogas, dito isso é claro de modo muito simplista, mas a questão é que a
sociedade moderna rompe o equilíbrio tradicional ao se transformar e gera com isso
suas próprias doenças sociais.
Essa nova racionalidade do mundo faz com que a sociedade só reconheça validade
em duas drogas substituidoras, o dinheiro e o sucesso, relegando todo o resto a
ilegalidade, dessa forma, dessacralizada a droga que não encontra respaldo na
sociedade vai servir de bálsamo a quem não obtém prazer nem com dinheiro e nem
com sucesso, o sujeito passa a entrar em contato direto com substâncias que se antes
controlada pelo sagrado, hoje sem controle impõe um contato direto desse com
substâncias poderosas e que acabam por produzir os resultados atuais, e como na
palavra de Sloterdijk citado por García (2006: 6):
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drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
En cuanto desaparecen los asideros rituales que, en el consumo de
drogas sacras, protegen al sujeto, éste se halla en una relación directa y
sin protección alguna con aquello que, según toda experiencia, es más
fuerte que el proprio Yo profano.
O fato de vivermos em uma sociedade estimulante do consumo, é causa basal no
aumento do consumo de drogas, assim ver os amigos consumindo drogas, mais do
que a velha idéia de “más companhias”, ou a necessidade de “pertencimento” a um
dado grupo, necessidade comum na adolescência em que se busca a identificação
consigo e com o mundo, é um incentivo pelo simples fato de que a ordem imanente
implantada em nossas mentes pela sociedade é uma só: “consuma”.
El valor de la amistad es interesado, desde el punto de vista económico
y de acuerdo a su estilo de vida. La moral del placer, según lo afirma
Aranguren (1985), trae consigo dos formas de vida vigentes en la
actualidad: la delincuencia y la drogadicción. Estamos viviendo una
sociedad en la que se fomenta el consumo. “La percepción del consumo
de drogas en los amigos, han sido identificados como los predictores
más fuertes para el consumo de drogas en adolescentes como factor de
alto riesgo”. (Salazar, 2009: 20)
Essa questão do consumo, do lucro, como novos horizontes e deuses culturais, é
um processo que vem com a chamada modernidade, Eduardo Bittar vai nos dizer
que há por conta de uma paulatina suplantação da ética pública pela privada, da
substituição de um modelo impositivo absolutista de ética por uma pluralidade ética,
em verdade o mundo sofreu um processo de deterioração da ética a ponto de haver
uma série substituição de valores, no qual o individualismo, o hedonismo, passa
a imperar, desestruturando o modo de pensar, assim é que impera, hoje “[...] no
lugar da transcendência, a racionalidade, no lugar do manual, o técnico, no lugar
da virtude, o lucro, no lugar da unidade, a multiplicidade, no lugar da integração, a
fragmentação” (Bittar, 2011: 85), assim em virtude dessa mudança há uma descrença
na ética e com isso se opta pela “contingência” e com ela, como fala Chaui, se opta
pelo fragmentário, pelo efêmero, pelos microdesejos, pelo presente sem passado e
sem futuro.
O drogadicto de hoje é aquele que sofre e sofreu pela desagregação familiar, pelos
seus desajustes com o meio, pela necessidade de pertencimento, e por ter introjetado
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em si a ordem social: “Consuma”, pela ausência de freios e noções de ética numa
sociedade individualista, hedonista, consumista.
Esse é o “usuário”, o viciado, aquele que leva a sério a ordem máxima da sociedade
de consumo, consumir. Esse processo perverso que transforma seres humanos em
máquinas de consumir, que substitui valores humanos por coisas e que sacraliza
“dinheiro” e “sucesso”, é o que constitui o “drogadicto”, fruto então da falência da
ética e da falência familiar.
Aqui está o nó górdio da questão, a relação objetal com a droga, moderna ou não,
não começa deturpado, ela se deturpa por força das pressões sociais e por conta dos
problemas pessoais do indivíduo e de quanto de empatia ele desenvolve pelo produto,
e partir de que momento essa droga ou costume passa a substituir os mecanismos
saudáveis de prazer.
A questão não está na droga em si, mas no relacionamento que o individuo estabelece
para com ela e da visão que tem dela, como nos diz Gigliotti et al.:
Concordamos com Esch quando afirma que o foco da questão da
dependência não está no uso das drogas em si, mas na busca ávida
por paliativos que aliviem as dores e os desconfortos existenciais.
Essa busca seria motivante para os mais variados tipos de substancias
modificadoras de humor.
Milkman e Sunderwirth (1988) desenvolvem um conceito, que chamam
de “impulso escravizador de sentir-se bem” como possível originador
do comportamento compulsivo e da progressiva perda de controle nos
indivíduos que se envolvem em situações que levam às oscilações de
humor.
Dessa forma, podemos compreender por que é tão comum encontrarmos
pessoas que mesmo depois de terem se afastado da substancia,
continuam tendo uma relação disfuncional e abusiva com outras fontes
de prazer como sexo, jogo, comida ou esporte. (Gigliotti et al., 2008)
Da mesma forma, ao referir a questão da internet, por exemplo, como droga, o
filósofo Paulo Ghiraldelli Jr. (2006) vai nos dizer que essa “pode ser considerada
como um meio de estar na vida sem correr os riscos”.
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drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
Assim as ditas drogas modernas seriam a expressão do hedonismo nascido da
sociedade de consumo e colocada no bojo de uma crise ética a servir de satisfação
ao arcabouço de problemas pessoais a fim de refletir e satisfazer as necessidades do
“eu” frente a neuroses compulsivas causadas quer pela criação, quer pela sociedade.
4. CRISE DA ÉTICA
Parece evidente que nada pode ser visto, comparado e analisado senão dentro do
quadro em que vive a sociedade, seus valores, éticas, enfim o modo de pensar o
mundo, não é diferente com a questão da droga, ela não é uma questão isolada e
estanque e faz parte de um quadro maior, aliás isso vimos amiudando ao longo do
trabalho.
Desde que Nietzsche proclamou a “Morte de Deus”, do Deus Cristão, da sua moral,
niilismo que vem sendo aprofundado ao longo do século XX por diversos filósofos,
aliado ao desenvolvimento da Psicanálise por Freud que vai desvendar ao homem
a sua psique e a teia de desejos que o movem, a sociedade vem rumando nessa
desconstrução de toda uma moral cristã, vem fazendo a passagem que Nietzsche
dizia ser necessária do homem para o super-homem, a questão está que destruindo a
moral cristã, o que colocamos no lugar?
Vivemos, em verdade, um momento de incertezas, em que a única medida é o lucro,
aliás poderíamos dizer que se na moral Renascentista que resgata a tradição grecoromana de que o “Homem é a medida de todas as coisas”, como diria “Protágoras”,
na atual fase tomamos o rumo para o “Lucro é a medida de todas as coisas”, você não
vale pelo que é, mas pelo quando produz, e pelo que tem acumulado (não é saber, a
não ser que esse possa ser vertido em cifrões).
Percebe-se uma espécie de doença que se espalhou por toda a
sociedade, contaminando as mentes, as intenções, os sentimentos, o
comportamento e a educação dos jovens: nada é feito sem um cálculo
escrupuloso de vantagens e desvantagens, lucros e recompensas
materiais. Cada individuo é valorizado pelo que produz e não pelo que
é. (Bittar, 2011: 101)
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O estabelecimento desse patamar de situação, em que tudo é lucro, é individualismo,
é o “eu” em primeiro lugar, aonde as éticas se multiplicam para éticas pessoais
desconexas, é o cenário próprio de um mundo que tudo relativiza, tudo é
experimentável, e não há freios, tudo é negócio, esporte, saúde, educação, religião,
cultura, ou seja, tudo que puder se transformar em cifrões. Numa cultura assim tudo
é permitido, nada é sacralizado, nada é proibido, nesse caldeirão, volta-se a dizer o
“homem” encontra-se perdido, como que na música Ideologia de Cazuza:
[...] Meus heróis Morreram de overdose, Meus inimigos Estão no poder,
Ideologia! Eu quero uma pra viver, O meu prazer Agora é risco de vida,
Meu sex and drugs. Não tem nenhum rock ‘n’ roll Eu vou pagar a conta
do analista Pra nunca mais Ter que saber Quem eu sou Ah! saber quem
eu sou. Pois aquele garoto Que ia mudar o mundo Mudar o mundo
Agora assiste a tudo Em cima do muro Em cima do muro [...].
Exatamente esse desvanecer da moral, essa fluidificação dos conceitos e sua
relativização, que fazem o mundo chegar ao patamar atual, veja que a música do
final da década de 80 é muito atual, e demonstra o desespero de uma mente que não
tem no que crer, e que o que resta é o hedonismo, e o prazer do “sex and drugs”,
em que só sobra procurar o analista, não para se achar, mas para se perder de vez,
tamanho o sofrimento desse mundo, isso é o que Weber vai chamar de “a renúncia
mística do mundo” (Weber, [1918] 1992: 152), ou ainda nas palavras de Eduardo
Bittar “[...] o homem moderno vive a dor da diferença da diferença de ser tão sem
limites que acaba por viver no nada [...]” (2011: 103), é um mundo, como nos traz
Bittar em que “[...] Nada é proibido, tudo pode ser experimentado; tudo é válido, não
importa o que seja [...]” (2011: 103).
Bom, mas diante desse estado de caos, o que trilhar, embora aqui não seja o canal
apropriado para aprofundar esse debate, já se nota que a própria pós-modernidade
começa a dar a sua crítica a esse racionalismo exacerbado, se de um lado Maffesoli
afirma que a existência de um “fascínio ambiental” parece fazer ressurgir a magia
pagã como que “um mundo reencantado” (Rüdiger, 2002: 21), de outro pensadores
como Bittar, Erik Jaime, Bobbio, vão valorar os “direitos humanos” como princípios
e valores éticos que seguidos possam nos levar a essa nova moral, aos novos valores
para um mundo diferente daquele que se tem hoje.
Pessoalmente iria mais além, e a plêiade de éticas práticas surgidas, notadamente,
após a 2ª metade do século XX já denota uma reação a esse estado de coisas, pelo
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drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
que a ecoética, em especial a Bioética, no sentido de uma ética da vida, calcada
na dignidade do homem, na preservação da vida humana, de valores que denotam
o respeito a toda forma de vida, seja a saída encontrada para combater esse
individualismo, esse hedonismo que se esquece do outro e faz com que o homem
fique perdido, clamando por uma “ideologia para viver”.
5. ANÁLISE DOS DADOS DA PESQUISA E LEVANTAMENTO DE OUTROS DADOS
PARALELOS
Sobre um aspecto geral o grupo formado por estudantes de pedagogia de classe
média, majoritariamente entre pessoas de 20 a 30 anos e de religião cristão, refere
a preocupação com internet, consumo e televisão, deixando de enxergar como
majoritária outras possíveis drogas como sexo, poder e dinheiro, sendo o último
visto como o meio necessário.
É senso comum de que o consumo exagerado de produtos, de internet é preocupante
por gerar ou isolamento ou deterioração das finanças familiares, que ressalta, de toda
a maneira é que mesmo que admite ficar mais de 3 horas por dia em frente a internet,
as vezes 5 a 12 horas por noite em frente a tela do computador, e que não consegue
se imaginar sem internet (apenas 2 pessoas dos 9 entrevistados consegue imaginar
um mundo se internet) não se ve como viciado.
Aqueles que se veem como viciados, acham que são viciados em consumo, ou tem
muito medo de se viciar em consumo.
Os motivos para o vicio são reconhecidos como questão individuais, como egoísmo,
ganância, ambição, o reconhecimento de que tais fatos podem ser imputados a
sociedade de consumo ou a “falta” ou “faltas” dos pais, é pouco percebido pela
grupo, o que demonstra que nossa posição de que o extremo individualismo do
mundo moderno cega as pessoas para as questões coletivas da sociedade e para o
próprio fundamento das questões trazidas pela sociedade de consumo.
Em vista a pesquisa revela pouca percepção de que os problemas sejam causados
pela própria sociedade, ficando focado em questões meramente individuais, como
que se houvesse um descolamento da relação individuo-sociedade, o que dá a noção
exata do desafio de quem pretende a construção de um mundo livre de grilhões ou
armadilhas.
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Ivan Sérgio Feloniuk
6. A DROGA, O ESTADO, E A BIOÉTICA
A Bioética como se sabe assenta-se em quatro princípios básicos qual seja da
beneficência, da não maleficência, da autonomia e da Justiça vista aqui como
equidade. Essa é a questão, como adequar a questão das drogas, ou melhor, o olhar
do Estado para este questionamento, levando em conta esses princípios, já que a
ética tradicional está em crise, os paradigmas não respondem mais, sobra a nós o
socorro à ética prática, à Bioética, e quem sabe aos direitos humanos a resposta a
essa questão.
De qualquer sorte, salta aos olhos que hoje, a ação do Estado de modo algum é
Bioética, primeiro porque se centra na questão da simples repressão, onde o Estado
gasta milhões por ano com resultados, no mínimo, questionáveis para não dizer pífio,
é necessário lembrar que o assessor para assuntos anti-droga do Governo Clinton
chegou a dizer que mesmo gastando bilhões de dólares anuais e aumentado o gasto
de ano para ano, o consumo de drogas continuava a crescer.
Em verdade enquanto o Estado continuar a tratar a questão das drogas de um ponto
de vista policial, não irá ver que o problema é mais uma questão de saúde pública. As
drogas antes de serem um problema criminal é um problema social que nasce no seio
da família enquanto fruto de sua desagregação, a partir daí há uma necessidade de
uma substância que substitua os problemas não tratados na fase inicial da infância e
da adolescência, e como bálsamo aos problemas criados pela sociedade de consumo,
a qual gera um mercado que, como proibido pelas leis, vai se formar a margem
do Estado, gestando tudo aquilo que se conhece a cerca do crime organizado. Ou
seja, ao combater apenas o aspecto criminal, visível, o Estado cega-se ao iceberg e
combate apenas o topo.
Aqui é de se apanhar uma contradição inerente ao Estado moderno, o mesmo Estado
que combate de forma incompetente as drogas, é mesmo estado que por razões
econômicas de sustento da própria máquina incentiva o consumo, gere e mantém
firme a sociedade de consumo, é o mesmo Estado que usa de ardis para que as vendas
sejam sempre maiores, e que responde sempre positivamente as pressões sociais por
mais e melhores condições de consumo, assim como fez avançar nos últimos 20 anos
a presença da internet na casa de milhares e milhares de brasileiros incentivando o
consumo de horas de internet.
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As prácticas e imaginarios socias: profanación das drogas e su pasaje para o mundo laico,
drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
Esse estado que incentiva o consumo, afinal tem interesse na arrecadação, é meos
que se mosntra sem competência para gerenciar coisas importantes, como a questão
de saúde pública, é a mesma que permite o vício do consumo em geral, mas condena
a droga no particular e deixa o viciado ao léu ou obriga a uma família, no mais das
vezes, prejudicada a tratar ambulatoriamente o seu viciado, mas sem dar as devidas
condições
Para esse estado, tratar o viciado, pouco muda, é coisa secundária, pois continua-se
a tratar a conseqüência sem entrar na raiz do problema; já se trataria de um avanço,
pois não criminalizando o viciado, se afasta um fator criminógeno a gerar mais
pessoas excluídas, e se pode ter a chance de recuperar vidas perdidas e devolvê-las
sãs a sociedade. Como se vê o debate é maior do que mera descriminalização ou
legalização.
Aliás, descriminar sem legalizar é um contra-censo, pois enquanto você diz para um
“pode consumir”, você diz para o outro, “não pode vender”. Ora se já há necessidade
de consumir e há quem esteja ávido pelo consumo, então há mercado, e onde tem
mercado, tem quem queira suprir, e aí não justifica tu liberar uma ponta e restringir
outra deixando ser drenado para o ralo milhares de dólares que poderiam ser
arrecadados e investidos em saúde e educação.
Fica claro que o agir do Estado não gera beneficência, em muitos casos gera
maleficência, não respeita a autonomia do individuo, e não se guia por um princípio
de justiça. O consumo para o estado atual não é problema, é solução para seus
problemas de caixa, o Estado de Consumo que se vive se descola da sociedade, e em
vez de ser o regulador nascido de dentro dela, é, em verdade, o escravizador dessa
sociedade, é quem determina as diretrizes do consumismo social.
A questão das drogas nos coloca diante de questões bioéticas fundamentais, a
começar pelo princípio da autonomia, ora qual a autonomia de um “ser” diante de
uma sociedade que o bombardeia diariamente por todos os meios midiáticos com a
ordem “consuma”.
De outro lado, no atual estágio como falar em beneficência e não maleficência
das drogas, só dá para falar em maleficência, pois se um lado o bem que causa é
fantasioso, de outro a verdade é que gera o mal da dependência.
171
Ivan Sérgio Feloniuk
Vejam, as drogas, tiveram em sua história um trato bioético enquanto restritas as suas
comunidades de origem, ou no máximo, enquanto explorada a planta da qual é feita
a droga de uma forma tão natural quanto a utilização pela comunidade indígena, a
cocaína, por exemplo, enquanto folha é usada no alti-plano andino e tem servido as
comunidades como substância que evita a fome e dá energia para aguentar horas de
trabalho, é um excelente tônico cerebral. Na Europa enquanto na forma de vinho,
que inclusive recebeu uma medalha do Papa Leão XIII, era também um excelente
tônico, foi a partir da sua sintetização em pó, ou seja na forma pura, a ser aplicada,
por exemplo, em pastilhas, que se passou a ter noção do seu poder viciante, e ante
ao abuso, a proibição. Não sem antes notar seus excelentes poderes terapêuticas,
inclusive em cirurgias de catarata.
Histórias parecidas se darão com o ópio, a maconha, lembrando que a heroína chegou
a ser patenteada pela Bayer e era feita base de cocaína, assim como, hoje acontece
com as anfetaminas e barbitúricos, que tem uma ação boa para o organismo, mas
acaba sendo usados para fins diferentes que não aquele para o qual foram produzidos.
A pergunta que não quer calar é como dar esse trato bioético ao consumo, como
estabelecre maleficência/beneficência, sem intervir necessariamente na formatação
do “Estado”, mudando friamente o foco dele.
O que se quer, então, é que o Estado atue em termos mais amplos, e comece pela
estrutura familiar, não é possível que não se encontrem soluções para o desamparo
das famílias, e que Estado e a Escola se ausentem do atendimento das famílias e sua
desestruturação. De outro não é aceitável que o Estado deixe os dependentes e que
necessitam e querem o tratamento, sem opção terapêutica.
Por exemplo, o Governo Federal prometeu para este ano de 2011 construir 136
centros de tratamento de dependentes de crack, desses apenas 9 foram feitos sob a
desculpa de se estar estudando a melhor forma de financiar o aumento de leitos para
dependentes químicos (notícia do Correio Brasileiense em 04.09.2011), ora isso é
empurrar com a barriga o tratamento em um país com mais de vinte milhões de
dependentes de álcool, cerca de 4 milhões de usuários de maconha (pouco mais de 1
milhão de dependentes) e cerca de 400 mil a 2 milhões de dependentes de crack pois
essa cifra ainda é imprecisa.
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drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
O Sindicato Médico do Estado Do Rio Grande do Sul (SIMERS), conforme notícia
do site “RS Virtual”, divulgou os seguintes dados para leitos psiquiátricos:
Em 1992, o Brasil tinha 91.330 leitos psiquiátricos pelo Sistema Único
de Saúde (SUS) e, neste ano, o número caiu para 44.473. No Rio
Grande do Sul não é diferente. Dos 3.806 disponíveis pelo SUS há 15
anos, em 2007 a queda foi de 31,9%, com apenas 2.592 leitos. E em
Porto Alegre, os número são ainda mais assustadores. Neste mesmo
período, os leitos psiquiátricos também disponibilizados pelo SUS
apresentaram uma queda de 62%, passando de 1.835 para 534. (http://
www.naointendo.com.br/page/2.html)
Ora, como conduzir uma política séria de recuperação do dependente químico e
da saúde mental da população quando num município de 2 milhões de habitantes
como é Porto Alegre, o número de leitos cai para 1/3 em 15 anos. Ainda que se
compreenda que foi implementada uma política de desinstitucionalização do
paciente, o fato é que o dependente químico que usa esses leitos psiquiátricos em sua
fase de desintoxicação vem aumentando em número e necessidade de leitos, logo tal
redução da forma brutal como foi feita só pode redundar em sérios prejuízos a saúde
da população.
Ora, um estado que não cuida de seus dependentes em drogas, e sequer dos viciados
em internet, não tem estrutura e nem competência e muito menos desejo de cuidar
daqueles que são viciados em consumo ou mesmo em internet.
Apenas para repetir os dados aqui passados e comentados, e para demonstrar a
gravidade da situação em Porto Alegre, trabalho feito pela ex-procuradora Geral de
Justiça do Estado do RS, Simone Mariano da Rocha, em 2002 para a Fundação da
Escola do Ministério Público revela, em relação em Porto Alegre:
[...] ser Porto Alegre a capital brasileira com maior consumo de drogas
entre os jovens, novo e mais detalhado levantamento publicado em
2002, pela UNESCO, intitulado Droga nas Escolas13, apurou que a
capital gaúcha lidera o ranking dos usuários regulares de drogas lícitas
–álcool (14,4% dos entrevistados) ou cigarro (8,4%)– e de ilícitas (6%),
sendo dessas a mais usada a maconha com 4,7% dos usuários, seguida
por cocaína (1,4%) e inalantes (1,1%). Foram ouvidos em Porto Alegre
3.107 estudantes de vinte e quatro escolas, com faixa etária entre 13
173
Ivan Sérgio Feloniuk
a 24 anos. Um dado geral ainda se mostra preocupante: 23,1% dos
alunos disseram que drogas são consumidas no interior das escolas. (Da
Rocha, 2002: 20)
Isso demonstra não somente a gravidade, como a falência de qualquer política
pública anti-droga, e a própria falência do sistema de educação, na medida em que
há consumo dentro das escolas, diante disso do consumo ou da internet serem em
vista em si como algo viciante.
A conclusão é evidente para um trato bioético da questão pelo Estado e pela sociedade
muitas coisas terão de serem transformadas, não sendo aceitável que perdure o atual
estágio, principalmente o estágio de descaso do estado e da sociedade, e o desvalor
imperante em que tudo é possível, nada é proibido e o que for proibido que o seja
pela repressão, ou um estado que permita que o consumo seja o seu “valor maior”
em que toda a máquina está voltada para o consumo.
CONCLUSÕES E RECOMENDAÇÕES
A nosso ver, o caminho para a solução ideal para o problema passa por uma mudança
de paradigmas e a construção de uma nova moral, mas isso não será possível se não
forem adotadas medidas como a proposta por Medina como sendo a educação para a
saúde, o esclarecimento, a assistência à família, ou seja, com base na rediscussão dos
valores trazidos de casa pelo indivíduo, e uma nova postura educacional, preparar o
sujeito para resistir ao consumo, sendo ele dono de seu destino e não vítima da busca
pelo prazer, um indivíduo assim caracterizado teria as armas que lhe possibilitam a
resistência.
De acuerdo a lo descrito anteriormente, en el contexto de lo que significa
la estrategia socioeducativa en el problema del consumo de drogas, el
marco conceptual que sirve de sustentación para la formación de valores
en edades tempranas de la vida de un ser humano, es la educación para
la salud, luego la acción educativa (denominada por otros, intervención
educativa) y la incorporación de la promoción de la salud como función
primordial del maestro en la formación del educando; conformando
una tríada; integrada por las categorías estudiadas como factores
protectores contra el consumo de drogas, en relación directa con los
espacios sociales como la familia, la escuela, grupos de amigos y la
colectividad. (Salazar, 2009: 25)
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drogas modernas, pesquisa feíta junto a estudiantes de pedagogía: Rio grande do sul, Brasil.
Ora, está cristalino que se vive em uma sociedade que cria dependências, que leva
ao consumo de drogas até como realização do seu máximo, consumir, diria mais,
uma sociedade que cria drogas, que cria vicios, seja consumo, seja internet, uma
sociedade que para sobreviver precisa explorar as mazelas e desgraças humanas.
Nossa sociedade é tipicamente uma sociedade de consumo, ver o outro consumir,
ver um grupo consumir, já é um incentivo ao consumo, nesses estado de coisas, a
abordagem de Medina que afirma ser o caminho da educação o caminho pela qual
a sociedade irá se libertar desse jugo, a combater a cultura da droga, o antídoto é
a educação, é o esclarecimento do mundo das drogas (legais ou ilegais) e que seu
abuso possa vir a causar, repete-se como sendo o melhor caminho a se seguir.
Medina em seu trabalho que usou uma pessoa (Luis Carlos) para chegar ao todo,
nos dá dimensão exata do que a falta ou deturpação dos “valores” pode causar no ser
humano, demonstra ela.
El informante acepta que sus valores fueron trastocados por factores
de riesgo tales como: conflictos familiares, problemas de identidad,
rechazo de su padre adoptivo, entre otros. Los valores ideales se
atenuaron y dieron paso al inicio de un estilo de vida en el mundo de
las drogas. El valor adquiere un sentido subjetivo. Son circunstancias
que valen según el momento histórico y la situación física en que
surgen; en cambio, en la perspectiva psicológica los valores son de
naturaleza subjetiva, valen si el sujeto dice que valen; los valores se
pueden comportar como factores protectores y de riesgo según sean las
circunstancias de la trayectoria de la vida del sujeto en el submundo de
la droga. (Salazar, 2009: 20)
A Recomendação que se faz é nesse sentido de que haja investimento em educação
e programas sociais de assistência a família, ao amparo as mulheres e crianças em
situação e “risco”, mas que os pais, das classes médias e altas, aonde também a
questão da drogadição tem chegado sejam informados, educados para terem o
conhecimento dos melhores mecanismo para preservar os valores do ser humano e
driblarem a ordem consumista que uníssona manda “consumir”.
Educação é a chave, mas não a única.
175
Ivan Sérgio Feloniuk
Assim sendo, além de educacional, a questão é de regulamentação, ora, considerando
a possibilidade do uso de algumas substancias com fins medicinais e isso fica mais
claro no uso da maconha e mesmo da cocaína como anestésicos, além de educar,
para o bem da sociedade a sugestão é de seja, como já é feito em outros países,
melhor regulamentado o uso, ou seja, uma melhor regulamentação é mais profícua
do que a total proibição. Afinal se de um lado o consumo é a tônica, e se o ganho se
dá pelo consumo, qual o problema de consumir além daquilo que os governos e os
“interesses” que o cercam permitem, porque não manter uma relação saudável com
todos os tipos de drogas que possam passar por um controle social estrito.
Não se precisa aqui chegar a ideia de “criar uma máquina do prazer”, ou de admitirse a internet como o meio por excelência da vida sem riscos ou sem mazelas.
Então aqui o que se recomenda é um misto de educação sobre o uso e suas
conseqüências, uma melhor regulamentação do que pode não ser aceito e de que
forma, uma firme investida de recursos financeiros e humanos, de tratamento das
famílias em situação de risco, um apoio ao usuário que queira deixar de ser e o
que precise deixar de ser quando já não se encontra em situação de decidir por
conta própria como investimento em redes de atendimento aos dependentes e seus
familiares, mas em especial quando se fala em educação que se marche para o
estabelecimento de novos paradigmas e valores culturais que levem em conta os
direitos humanos, a natureza do homem e os princípios bioéticos que devem nortear
a nossa vida.
Hazel Henderson (2007) prega que as regras de mercado deixe de se pautar pelo
dinheiro e leve em conta a sustentabilidade e certo grau de satisfação, de felicidade
e que se migre para um “Mercado ético” aonde o consumo não seja o consumir pelo
consumir, mas o consumir com responsabilidade.
O combate a sociedade de consumo e a migração para uma nova sociedade em que
pais tenham tempo para os filhos, em que e educação seja a arma, em que felicidade
coletiva seja a meta, nos leva a pensar que seja a mudança de paradigma necessária
ao estabelecimento de um novo patamar de desenvolvimento humano.
E o que dizer das oportunidades e igualdades sociais, o que dizer do equilibrio de
capacidades, um respeito as liberdades e a autonomia dos indivíduos, e assim a
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colocação da sociedade em um novo patamar, implica não na mera distribuição de
resultasdos ou da busca da sustentabilidade, mas não se pode falar em felicidade
sem igualdade, e não se pode falar em igualdade sem que a todos sejam dadas
oportunidades iguais de desenvolverem suas capacidades.
É o exercício dessa liberdade com capacidade de escolha que irá levar o homem ao
estado de bem estar, bem estar dele com seus semelhantes e bem estar do homem
com a natureza.
Não se trata, pois, da análise estanque de um produto, de uma técnica, de forma
isolada, mas do conjunto de ações que levam essa técnica a ser boa o bastante para
ajudar num desenvolvimento sustentável que leve ao bem estar geral.
Afirma ao tratar da igualdade, ou seja da Justiça, o mestre Amartya Zen que:
“Abordagem da capacidade”, tem algo a oferecer tanto à avaliação do
bem-estar, como à apreciação da liberdade. Considerando a primeira
conexão, a “abordagem da capacidade” do bem-estar difere da
tradicional maior concentração sobre a opulência econômica (na forma
de renda real, níveis de consumo, etc.) em dois aspectos distintos: (1)
ela muda o foco do espaço de meios, na forma de mercadoria e recurso,
para o espaço de funcionamentos, que são concebidos como elementos
constitutivos do bem-estar humano, e (2) torna possível – ainda que
não obrigatório – levar em conta o conjunto de vetores alternativos de
funcionamentos, a partir do qual uma pessoa pode fazer suas escolhas.
O “conjunto capacitário” pode ser visto como a liberdade abrangente
que uma pessoa desfruta para buscar o seu bem-estar. (Zen, 2008)
Também em “A ideia de Justiça”, Amartya Zen vai além, analisa a ideia de Rawls
de justiça como equidade dentro do prisma rawlsiano de que o contrato social é
bom para todos porque apresenta vantagem mútua, pois todos “concordaram em se
comportar” (Zen A. 2011), trazendo para uma outra perspectiva da ideia de justiça e
que considera mais adequada, trás para o campo da responsabilidade pelo exercício
do poder, assim constrói Amartya a posição que aqui adotamos como ideia de justiça
para construir nosso raciocínio.
A perspectiva das obrigações do poder foi apresentada com grande
força por Gautama Buda no Sutta-Nipata. Buda diz lá que temos
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Ivan Sérgio Feloniuk
responsabilidade em relação aos animais precisamente por causa
da assimetria entre nós, não por causa de qualquer simetria que nos
leve à necessidade de cooperar. Ele argumenta, ao contrário, que
por sermos muito mais poderosos que as outras espécies, temos uma
responsabilidade em relação a elas que se conecta exatamente com essa
assimetria de poder.
Buda passa a ilustrar a questão através de uma analogia com a
responsabilidade da mãe com o filho, não porque ela deu à luz a criança
(essa conexão não é invocada nesse argumento em particular; há espaço
para ela em outro lugar), mas porque a mãe pode fazer coisas para
influir na vida de seu filho que ele mesmo não pode fazer. A razão para
a mãe ajudar a criança, nessa linha de pensamento, não é guiada pelas
recompensas da cooperação, mas precisamente pelo reconhecimento
de que ela pode, de forma assimétrica, fazer coisas pela criança que
farão uma enorme diferença para sua vida e que a própria criança não
pode fazer. A mãe não precisa buscar nenhum benefício mútuo –real
ou imaginário– nem procurar qualquer contrato “hipotético” para
compreender sua obrigação com a criança. Esse é o ponto central
assinalado por Buda.
A Justificação aqui assume a seguinte forma argumentativa: se alguma
ação que pode ser livremente empreendida está ao alcance de uma
pessoa (o que a torna factível), e essa pessoa avalia que empreender
a ação vai criar uma situação mais justa do mundo (o que torna
reforçadora da justiça), então esse é um argumento suficiente para que
a pessoa considere seriamente o que deve fazer tendo em conta esse
reconhecimento. É evidente que muitas ações que individualmente
satisfazem essas duas condições, mas que uma pessoa não é capaz de
realizar. O argumento aqui, portanto, não consiste em exigir o estrito
cumprimento integral quando as duas condições estiverem satisfeitas,
mas em reconhecer a obrigação de considerar a ação. Embora seja
possível apresentar um argumento contratualista na forma ampliada –
levando em conta a sua engenhosidade– para alegar que a mãe deve
ajudar o filho, seria muito mais ágil chegar a essa conclusão partindo da
obrigação que o poder pode diretamente produzir. (Zen, 2011)
Dito isso dessa forma a questão que importa ao final é garantir a equidade num
sentido distributivo de conhecimento, capacidades de exercício de liberdades e logo
de distribuição de benefícios, isso é mudar o paradigma e inverter a lógica perversa
da sociedade atual.
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CULTURAS Y DROGAS: UNA NUEVA APUESTA EN
EDUCACIÓN BÁSICA CICLO SECUNDARIA Y MEDIA EN
VILLAMARÍA (CALDAS)*
LUZ ESTELLA QUINTERO BEDOYA**
Recibido: 25 de noviembre de 2012
Aprobado: 19 de diciembre de 2012
RESUMEN
Este artículo describe el trabajo realizado en la Institución Educativa Santa Luisa de Marillac
(IESLM)*** en Villamaría (Caldas) durante el año 2012, en el cual se desarrolló un proceso
socioeducativo con 45 estudiantes desde el grado 6º hasta el grado 11º, en el marco del
modelo: “Conformación de semilleros de investigación con escolares de educación básica
secundaria y media, a través del modelo alternativo de prevención Cultura y Droga para
la convivencia, la formación humana y ciudadana”. Se describe la población con la que
se trabajó, algunos aspectos teóricos implementados durante el desarrollo del proyecto y
anotaciones preliminares a manera de reflexión como producto del quehacer sociológico en
el proceso de formación en culturas y drogas.
Palabras Clave: cultura, drogas, educación, IAP, intervención, contextos sociales, función
de la educación, formación de semilleros, pedagogía, reflexión.
*
Villamaría es la cabecera urbana del municipio, que tiene el mismo nombre, y pertenece al departamento de Caldas,
Colombia. Por su cercanía y vecindad con Manizales, capital del departamento, su vida social y económica está
funcionalmente integrada como centro urbano.
**
Socióloga, con estudios en Criminalística. Estudiante de la Maestría Culturas y Droga, Universidad de Caldas.
Fue coordinadora del Semillero Visionari@s Cultura y Droga cuando era estudiante, desde 2009 hasta 2011. Correo
electrónico: [email protected]
***
También se denomina Colegio Sta. Luisa de Marillac.
cult.drog. 17(19): 181-204, 2012
ISSN 0122-8455
Luz Estella Quintero Bedoya
CULTURES AND DRUGS: A NEW INVESTMENT IN MIDDLE
AND HIGH SCHOOL CYCLES IN VILLAMARÍA (CALDAS)
ABSTRACT
This article describes the work carried out in the Institución Educativa Santa Luisa de
Marillac (IESLM) in Villamaría (Caldas) during 2012, where a social-educational process
was carried out with 45 students from sixth to eleventh grade in the framework of the model
“Research hotbeds conformation with middle and high school students through an alternative
model for Culture and Drug prevention for coexistence, human and citizen education.” The
population with who the process was carried out is described, as well as some theoretical
aspects implemented during the development of the project and preliminary notes as a
reflection product of the sociological task in the process of cultures and drugs education.
Key words: culture, drugs, education, IAP, intervention, social contexts, function of
education, research hotbeds conformation, pedagogy, reflection.
INTRODUCCIÓN
El tema de las drogas en la actualidad es complejo, en algunos casos problemático
y su discusión para acciones preventivas requiere fundamentos teóricos y datos y
acciones empíricas. En los contextos escolares, la preocupación por parte de los
docentes y directivos ha llevado a gran cantidad de especulaciones y conceptos
equívocos frente a la terminología empleada, su impreciso e inadecuado uso, lo cual
conduce inevitablemente a la confusión existente respecto al consumo como si todos
los consumos fueran problemáticos. El consumo es problema cuando afecta y altera
los estados de normalidad en el funcionamiento de las relaciones sociales, afectivas
y psíquicas de un individuo. La carga represiva que lleva inmerso el concepto droga,
en sí no se aleja de los contextos sociales donde se evoca el término per se, como
referido a una sustancia perjudicial y dañina, sin relacionar ni tener en cuenta sus
contextos y diferencias sociales de usos y práctica histórica y cultural teniendo en
cuenta condiciones de salud de los individuos, estado del ciclo vital, sexo, edad,
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ISSN 0122-8455
Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
tradiciones de las prácticas y valoraciones, características de personalidad, los
efectos según condiciones, la calidad, pureza y proceso productivos y comerciales.
En fin, no se tienen en cuenta las dimensiones biopsicosociales en el análisis de
tales sustancias, que es necesario de tener en cuenta en la perspectiva epistémica de
cultura y droga y el abordaje transdisciplinario.
Este artículo describe lo realizado en la primera fase del proyecto orientado a realizar
una experiencia investigativa, implementando el modelo cualitativo, desde la acción
participativa IAP, para prevenir mediante un proceso socioeducativo el usos social
drogas en contextos escolares1.
Desde un comienzo, la autora propone a los directivos del colegio formar a los
estudiantes como semilleros de investigación cuyo nombre debería contener Culturas
y Drogas2, con el fin de dar reconocimiento al trabajo que desde 1993 ha venido
desarrollando la Universidad de Caldas en el tema. A partir de la experiencia del
Semillero universitario desde 2003 y como proyección de este en 2011, se da pie a una
nueva propuesta que comenzó como proyecto pionero en contextos escolares en el
departamento de Caldas, y como una forma de implementar un modelo socioeducativo
pedagógico diferente, en el que se permitiera dar una mirada al fenómeno de las
drogas desde otros enfoques, redundando en el análisis e intervención por parte de la
misma comunidad sin calificativos que pudiesen entorpecer en sí mismo el proceso
que se pretendió llevar a cabo.
DESCRIPCIÓN DE LA POBLACIÓN - ANÁLISIS DE CONTEXTO
La IESLM es de carácter público, localizada en las carreras 3ª y 4ª con calle 5ª en la
zona sur oriental del municipio de Villamaría (Caldas), y adscrita a la Secretaría de
Educación del Departamento de Caldas; fue fundada en el año 1910 como homenaje
a la primera normalista del pueblo, señorita Ángela Gutiérrez:
1
En Bogotá se han realizado trabajos de investigación aplicando el mismo modelo de investigación, como ha sido el
trabajo presentado por los sociólogos Javier Guerrero y Barbará Yadira García, quienes como resultado de su arduo
trabajo presentan el libro Violencias en contexto, la ciudad, el barrio y la violencia escolar (2012).
2
Grupo y línea de investigación de la Universidad de Caldas, adscrito al Departamento de Antropología y Sociología, el cual dio origen a la Maestría Culturas y Drogas, cuyo objetivo es la formación científica multidisciplinaria
con una perspectiva cultural de investigadores y profesionales de las ciencias sociales, humanas, médicas y naturales
tanto básicas como aplicadas, y artísticas, capaces de interpretar y comprender las complejas funciones de las drogas
en las relaciones psicosociales (Maestría Culturas y Drogas, 2007). ) g
183
Luz Estella Quintero Bedoya
Fue nombrada como directora de la escuela la señorita Ángela Gutiérrez
primera persona del municipio y el departamento en obtener un diploma
de capacitación en la normal de señoritas de Manizales. En 1958 la
dirección de la escuela fue encomendad a las hermanas Vicentinas, toma
el nombre de Santa Luisa de Marillac para hacer honor a la fundadora
de las hijas de la caridad de San Vicente de Paul. (Gutiérrez, 2000)
Cuenta en la actualidad con 1400 estudiantes de sexo femenino desde transición
hasta el grado 11o. Según lo estipulado por el reglamento interno de la institución,
se propende por brindar una formación sólida a la mujer con proyección hacia la
educación superior con el fin de generar transformación en la familia, la sociedad y
el trabajo.
Dentro los principios institucionales se resaltan:
Educar en la fe: procurando inculcar el evangelio en la propia cultura,
llevando a un trato de amistad con el señor, de tal manera que las
educandas vivan su propia historia como historia de salvación. Educar
en la solidaridad, al estilo de Jesús, quien pasó haciendo el bien; estilo
que replicaron San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac con sus
caridades. Educar en la conciencia moral; propiciando el juicio de
valor sobre lo bueno y lo malo, la autonomía, responsabilidad, respeto
y la gratitud. Educar en el sentido crítico de la comprensión para
procesar la cultura desde una actitud de autonomía intelectual. Educar
en valores orientando su asimilación y vivencia de acuerdo a una
jerarquía. Educando promoviendo la identidad personal basada en una
sana autoestima, reconociendo, valorando y acogiendo las diferencias
individuales y colectivas, haciendo de nuestra formación vicentina una
educación para la inclusión. Educando en el diálogo. Como instrumento
de sana convivencia conciliación y concertación. Educando para el
trabajo desarrollando competencias laborales que les permita actuar en
un entorno productivo y global. Educamos en democracia; fomentando
la participación, el amor, el compromiso con los valores patrios
teniendo presentes los derechos de los niños contemplados en la ley de
infancia y adolescencia y los derechos fundamentales establecidos en la
constitución política de Colombia. (IESLM, 2009)
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
Como puede observarse en la anterior cita, la educación en el colegio cumple una
función social3 reguladora a través de las enseñanzas fundamentadas en la fe de los
principios cristianos, los cuales deben ser acatados por las estudiantes y docentes del
plantel.
La problemática estudiantil asociada directa o indirectamente con drogas en general,
es un tema de interés y preocupación permanente del colegio. Es de atención
privilegiada el de sustancias psicoactivas, especialmente las ilícitas como marihuana
y lícitas como las bebidas alcohólicas, por la compleja situación que de ella se
deriva, tanto en la vida social y familiar como por implicaciones que pueden tener en
la salud y el rendimiento escolar.
Es un tema que se ha venido abordando en el colegio desde hace varios años,
en especial con abordajes terapéuticos, consejería y cursos de prevención en
farmacodependencia de diversas instituciones, incluyen el programa DARE de la
Policía Nacional, pero con resultados poco halagadores. Igual desde lo educativo, en
el campo concreto de la convivencia escolar. El tema ha sido discutido en diversas
formas en el colegio. El planteamiento y propuesta cultura y droga, llegó por vía
académica y en este contexto, en especial por agencia de la psicoarientadora4, se buscó
apoyo con el grupo de investigación y la Maestría, coincidiendo con la exploración
que en este sentido se estaba impulsando desde 2011 por parte del Semillero y el
Taller Cultura y Droga.
Durante los meses de febrero y marzo del año 2012, la IESLM solicita a la Universidad
de Caldas apoyo para la formación de las niñas en promoción y prevención, dada la
inmensa problemática en la cual se veían enfrentados, en tanto no tenían y no habían
encontrado medios para afrontar la realidad de las drogas que desde el punto de vista
de los directivos atentan contra los principios morales de la institución, haciéndose
necesaria la intervención con las estudiantes y maestros del plantel educativo.
3
Según la declaración mundial sobre educación, promulgada en marzo de 1990 en Jomtien (Tailandia): “la educación es un derecho fundamental de todos, hombres y mujeres, de todas las edades y en el mundo entero, Reconociendo que la educación puede contribuir a lograr un mundo más seguro, o más sano, y más prospero y ambientalmente
más puro y que al mismo tiempo favorece el progreso social, económico, cultural, la tolerancia y la cooperación
internacional” (OEI, 1990).
4
Se destaca la presencia y gestión de la profesora Noelba Calle Soto, psicorientadora del colegio, Especialista en
Farmacodependencia, convertida en el proceso en artífice clave del desarrollo del programa.
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Luz Estella Quintero Bedoya
Desde el Grupo y el Semillero Cultura y Droga, se propone a los directivos del
colegio formar semilleros de investigación:
Los semilleros de investigación son estrategias de conocimiento
que permiten a los estudiantes tener un conocimiento y adquirir
competencias investigativas, a través de actividades donde ellos
mismos son los responsables de su aprendizaje. Al ser formados por
alumnos constituyen un nuevo modelo de enseñanza y aprendizaje.
(Torres, 2005)
Como una propuesta pedagógica innovadora, posibilitando no solo la intervención
de los maestros sino también de las estudiantes y los padres de familia en el proceso
educativo, siendo estos últimos los que propiciarían una transformación, pues es en
el seno de las familias donde se constituyen las bases fundamentales de los sujetos
para vivir en armonía con su entorno social y natural.
En sesiones semanales se realizaron talleres formativos, los cuales se orientaron
de acuerdo con las dinámicas propias de la vida de las estudiantes y sus maestros,
dando aplicación a la estrategia metodológica y enfoque epistémico conocido como
Investigación Acción Participativa (IAP)5, metodología de investigación en la que
el investigador interviene con la comunidad estudiada, en este sentido no está para
contemplar sino para transformar, supone un proceso de trabajo al alcance de todos
que propicia transformaciones en la práctica. Este modelo en el enfoque y Modelo
Preventivo de Cultura y Droga se ha aplicado en varios escenarios y experiencias
con estudiantes pasantes desde 2009; en la IESLM se buscó que los participantes
exploraran el tema de las drogas desde sus propias vivencias, generándose así un
proceso de construcción, deconstrucción e intercambio de saberes frente a las drogas,
creando un espacio para ejercer el aprendizaje y la crítica académica, transmisión de
conocimiento como función social de la educación, creatividad e innovación.
La función social6 de la educación en el Colegio Santa Luisa, no solo se encamina
hacia el crecimiento económico y la formación para el trabajo sino que también, en
5
La IAP es una metodología de investigación implementada por el sociólogo Orlando Fals Borda en Colombia,
como innovación hacia la investigación en las ciencias sociales en las cuales se establecen relaciones de reciprocidad
entre sujetos de estudio e investigador (investigación, acción y participación).
6
“El enfoque ético propone la función social de la educación en la construcción de relaciones sociales justas, libres,
pacíficas, que permitan la cohesión y el establecimiento de vínculos sociales fortaleciendo la equidad, ampliando
la cobertura, reconociendo las diferentes formas de aprendizaje, y controlando la exclusión social” (García y Ortiz,
2002, p. 13-14).
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
términos de relaciones sociales, priman las funciones del individuo en relación con
los demás estableciendo unos mínimos de respeto frente a los sujetos de la acción7; se
establecen reglas con el fin de lograr la paz, la armonía y la justicia en los diferentes
entornos, encaminadas hacia la formación y el respeto por los derechos humanos.
Sin embargo García y Ortiz (2012) señalan que “Colombia carece de una estrategia
educativa basada en los derechos humanos”. Desde esta perspectiva podría pensarse
que las estudiantes consumidores de sustancias en la IESLM, son violentadas en
sus derechos al ser estigmatizadas8 y señaladas por los maestros y las estudiantes.
Según el Diccionario de la Real Academia, este término refiere a una marca “Marca
o señal en el cuerpo” y en este caso como “9 Desdoro, afrenta, mala fama”. En un
contexto social se evidencia en aquellas personas que poseen características poco
comunes con los demás y por lo tanto son señalados (los homosexuales, las personas
que padecen enfermedades de transmisión sexual y los consumidores de sustancias
prohibidas).
En este orden de ideas, las funciones sociales deben ir encaminadas hacia el respeto
de los derechos de las personas y la aplicación de ellos; uno de los derechos más
cuestionados ha sido el libre desarrollo de la personalidad10. Interpretado de acuerdo
con la conveniencia de las estudiantes del plantel educativo, quienes sienten que se
les omite este derecho fundamental cuando se les aplican sanciones y correctivos
disciplinarios. Como evidenciaron algunas estudiantes cuando se discutió sobre las
problemáticas del consumo:
7
El sociólogo Marx Weber sostiene que la acción es “una conducta humana (bien consista en un hacer interno o externo ya en un omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo…
Una acción con sentido es una acción comprensible, la acción social se da cuando el sentido mentado por los sujetos
está referido a la conducta de los otros, orientándose en esta por su desarrollo” (Weber, 2008).
8
“El estigma es un atributo profundamente desacreditador. Los griegos lo utilizaban en forma de tatuaje o marca en
el cuerpo para señalar –bien como pena infamante o como signo de esclavitud– a las personas que habían cometido
algún crimen o delito. Hoy en día, este concepto tiene que ver con una identidad social subvalorada, en el que un
grupo minoritario posee –o se cree que poseen– una serie de atributos o características que expresan una identidad
social devaluada. El estigma varía en función del contexto social. […] El concepto de estigma fue introducido en las
ciencias sociales por Goffman (1963), quien lo ha definido como una marca, una señal, un atributo profundamente
deshonroso y desacreditador que lleva a su poseedor de ser una persona normal a convertirse en alguien ‘manchado’.
En los casos más extremos de estigma, se legitima el hecho de que estas personas sean excluidas moralmente de la
sociedad, de la vida social y que además producen una serie de emociones negativas en el resto de la sociedad, como
el miedo o el odio” (Manzuela, s.f.).
9
“Toda persona tiene derecho al libre desarrollo de la personalidad sin más limitaciones que las que imponen los
derechos de los demás y el orden jurídico” (Constitución Política de Colombia, artículo 16).
10
Transcripción del trabajo de campo durante la estadía en el Colegio Santa Luisa de Marillac, esta afirmación la
hace una estudiante del grado 8o de bachillerato quien fue sancionada por el plantel educativo.
187
Luz Estella Quintero Bedoya
Yo soy libre de hacer con mi vida lo quiera, pero es que la monja quiere
que uno a toda hora haga lo que ella dice y que porque me fume un
cigarrillo en el baño, entonces me sancionó, que tal que me hubiera
pillado en otra cosa, jjaaj. Y cada quien es libre, la semana pasada
llamaron a mi mamá que porque disque tenía tufo, viendo que me
había comido era un borrachito, qué ceba, esa monja ve borrachos en
todo lado, y no, a nosotros también nos enseñan los derechos, yo tengo
un amigo y dice que yo soy libre de desarrollarme como quiera o si
no pa’ qué la Constitución hizo los derechos: pa’ hacerlos cumplir.11
(Estudiante grado 8o)
No que va, yo tengo derecho a mi libre desarrollo de mi personalidad,
es que aquí joden por todo. (Estudiante grado 11o)
Algunas estudiantes alegan en su favor que el hecho de no permitir determinados
consumos es atentar contra sus libertades individuales, para defenderse se apoyan en
el artículo 16 de la Constitución colombiana, y a su vez los maestros se defienden
citando casi de memoria el artículo 29 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos (Naciones Unidas, 1948) que a la letra dice: “Toda persona tiene deberes
respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarrollar libre y plenamente
su personalidad”.
La IESLM en su ejercicio disciplinario actúa aplicando la norma cuando lo estime
necesario para el crecimiento personal de sus estudiantes empleando el Reglamento
Estudiantil y las sanciones estimadas para las estudiantes consumidoras de sustancias
dentro del plantel, entendiendo que la conducta de consumo dentro de la institución
es considerada como una falta grave no solo a los principios institucionales, sino
también una violación a la norma. Por lo cual se aplican correctivos pedagógicos
con el fin de reencauzar las conductas de las jóvenes, como reza en el Manual de
Convivencia12 de la Institución13:
11
Las bases legales del Manual de Convivencia se encuentran en la Ley 115 de 1994 artículo 87, Decreto 1860
de 1994, por el cual se reglamenta parcialmente la Ley 115 de 1994, en los aspectos pedagógicos y organizativos
generales.
12
La institución conforma un conjunto integrado de normas y comportamientos centrados en la actividad humana,
mediada por el sistema cultural; desde la teoría de los sistemas, la institución en términos de funciones, trabaja conjuntamente en el cumplimiento de unas metas individuales y colectivas en beneficio del sistema.
13
“Como la escuela-edificio debe ser un operador de encauzamiento de la conducta. Es una máquina pedagógica
[…] educar cuerpos vigorosos, imperativo de salud; obtener oficiales competentes, imperativo de calidad; formar
oficiales obedientes, imperativo político; prevenir el libertinaje y la homosexualidad, imperativo de moralidad”
(Foucault, 1976, p. 177).
188
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
Conducto regular para la aplicación de correctivos pedagógicos:
1: Amonestación verbal: De la cual se dejaraá evidencia mediante
acta en el observador del estudiante.
2: Amonestación escrita: Se consignará en el observador de la
estudiante y se le comunicará al acudiente por escrito quien lo
devolverá firmado y tendrá derecho de 5 días hábiles siguientes para
hacer recurso de reposición y apelación, lo cual será notificado al
disciplinado mediante su firma.
3: Extrañamiento de la estudiante: Suspensión de la actividad o del
grupo por un tiempo prudente, el cual deberá emplear en reflexionar
o trabajar acerca de su comportamiento y de cómo afecta a ella y al
grupo.
4: Firma del acta de compromiso. Este procedimiento tiene como
fin establecer entre los miembros involucrados un compromiso de
cambio.
Este correctivo aplicado a las estudiantes que incurren en faltas, parafraseando a
Foucault (1976, p. 177), actúa como correctivo de “encauzamiento de la conducta”14,
y como imperativo de la moralidad que debe ser mantenida por las Hermanas
Vicentinas15 y transmitida no solo a sus estudiantes sino también a los padres, a
quienes se les aplica el régimen de convivencia social para padres de familia, que
consagra lo siguiente:
La familia tendrá la obligación de promover la igualdad de derecho, el
afecto, la solidaridad, y el respeto recíproco entre todos sus integrantes,
cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva
de su armonía y su unidad y debe ser sancionada. Son obligaciones
de la familia para garantizar los derechos de los niños, las niñas y los
adolescentes:
14
El colegio es dirigido por un grupo de religiosas pertenecientes a la comunidad Vicentina, caracterizada por la
oración y aplicación de las normas y los valores morales.
15
Manual de Convivencia Institucional, capítulo VII: Régimen de convivencia social para padres de familia, artículos 1, 3, 14 (Pág. 72).
189
Luz Estella Quintero Bedoya
Protegerles de cualquier acto que amenace o vulnere su vida, su
dignidad y su integridad personal.
Formarles, orientarles y estimularles en el ejercicio de sus derechos y
responsabilidades y en el desarrollo de su autonomía.
Prevenirles y mantenerles informados sobre los efectos nocivos de su
uso y el consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales.16
Los padres de la institución educan en materia de drogas inculcando el miedo hacia
el consumo, sobre todo de sustancias ilegales (marihuana, cocaína, heroína) sin tener
conocimiento previo sobre las implicaciones y daños ocasionados por las llamadas
drogas legales, esto se hace con el fin de dar un reforzamiento a las enseñanzas
impartidas por los docentes y directivos de la institución, mas no con un previo
conocimiento de los efectos adversos de las sustancias cuando son consumidas
por las jóvenes; las sustancias legales no preocupan pues tienen mayor aceptación
social: “Lo que queda así reflejado es la descomunal ignorancia y confusión que
reina sobre nuestro tema, que mal conjuga con opiniones pretendidamente sólidas y
con actitudes enjuiciadoras” (Fericgla, 2000, p. 3).
Para algunos de los maestros el consumo de cigarrillo y alcohol es permitido siempre
y cuando se haga moderadamente, pero si encuentran a una joven consumiendo
marihuana se forma un problema serio, conducta que da para expulsión y pérdida de
calidad de matriculado, al ser considerada una falta gravísima contra la moral y la
reputación de la institución educativa17.
16
“Serán causales para la cancelación de la matrícula cuando: Se compruebe faltas graves y/o gravísimas contra la
moral y reputación de la institución educativa” (Manual de Convivencia: Pág.55).
17
Represión: “1 Proceso por el que se moderan o frenan impulsos o sentimientos considerados inconvenientes. 2
Uso de la fuerza para controlar las acciones de un grupo de personas, especialmente de los habitantes de un país”
(Vox, 2007).
La Convención Única de las Naciones Unidas de 1961 decretó tolerancia cero para el consumo de drogas ilegales
(Naciones Unidas, 1961).
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
CAMBIANDO EL NO A LAS DROGAS POR CONOCER SOBRE DROGAS. ALGUNAS
ANOTACIONES TEÓRICAS.
Es evidente el fracaso que han tenido las diferentes políticas de represión 18 sobre
las drogas en los jóvenes de hoy, cada día aumentan las cifras de los jóvenes
consumidores en los establecimientos educativos, lo que ha llevado a sus dirigentes
a la búsqueda de nuevas alternativas que les permita comprender el fenómeno de las
drogas.
Al principio la apuesta de educar sobre la no prohibición fue difícil, dado que
el colegio amparado en las normas morales, institucionalizadas y legitimadas
por sus maestros no permitían una enseñanza que diera la posibilidad de abarcar
el fenómeno desde otras esferas, para ello se hizo necesario un arduo trabajo de
capacitación con las mismas jóvenes quienes impregnadas de la carga valorativa
tradicionalista encarnada en los códigos de los reglamentos estudiantiles, replicaban
la estigmatización y represión hacia sus compañeras, no permitían ir más allá de lo
estipulado en los manuales.
Mientras que unos maestros se preocupaban por las inasistencias de las estudiantes
a las clases de matemáticas, inglés, español, ciencias naturales, entre otras, y veían
como una pérdida de tiempo el cumplir con los horarios estimados para el Semillero,
otros se interesaron por implementar una metodología que permitiera el crecimiento
intelectual de las estudiantes en los temas de drogas.
Luego de un mes de socialización sobre el grupo de investigación y el Semillero
permanente de Culturas y Drogas de la Universidad de Caldas, se llevó a cabo el
proceso de capacitación con las estudiantes, el cual recibió el nombre de evaluación
diagnóstica. Con el fin de conocer las opiniones de la población y los imaginarios
sociales frente al tema, se procedió a realizar de manera individual una encuesta
sencilla, la cual contenía el siguiente formato:
18
Represión: “1 Proceso por el que se moderan o frenan impulsos o sentimientos considerados inconvenientes. 2
Uso de la fuerza para controlar las acciones de un grupo de personas, especialmente de los habitantes de un país”
(Vox, 2007).
La Convención Única de las Naciones Unidas de 1961 decretó tolerancia cero para el consumo de drogas ilegales
(Naciones Unidas, 1961).
191
Luz Estella Quintero Bedoya
Conceptos básicos del modelo socieducativo de prevención Cultura
y Droga
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Nombre: ___________________________________________
Grado: _________
Edad: _________
¿Qué es para usted Cultura?
Ejemplos de Drogas
¿Qué Drogas ha consumido?
¿Qué entiende por Veneno?
¿Qué entiende por Remedio?
¿Qué es un Medicamento?
¿Qué entiende por Enfermedad?
¿Qué espera usted del Semillero?
Luego en grupos focales organizados dentro del mismo Semillero, se procedía a
hacer discusiones que permitían la reflexión en las estudiantes y docentes frente a las
respuestas encontradas. Algunas de las respuestas dadas por las estudiantes fueron:
Droga es una sustancia mala. Sustancia perjudicial para la salud. Es un
psicoactivo. Es una sustancia que lo hace ver a uno alucinaciones. Es un
veneno, es una sustancia dañina. Es una sustancia peligrosa. Es ilegal.
Una droga es un remedio como el que me da mi mamá para la asfixia.
Es un estupefaciente. No sé. El mal de la sociedad. Es un psicoactivo
peligroso. La marihuana, el bazuco, la cocaína. Es un peligro para la
salud por eso hay que decir no a la droga sí a la vida. (Respuestas de los
grupos focales)19
Como puede observarse, el concepto de droga gira en torno al miedo; hay un
desconocimiento conceptual científico, se basan en argumentaciones infundadas; en
la mayoría de respuestas pudo notarse la afirmación hacia el término droga como
perjudicial para la salud; en términos de Fericgla:
Es obvio que no se sabe qué hacer con las drogas. Ni con los que las usan.
Ni tan siquiera se sabe cómo hablar de ello, que es más grave. En unas
ocasiones, para defenderlas, se invoca a los placeres y ebriedades de
tan difícil descripción. En otras ocasiones se apela a causas demasiado
19
Trabajo de discusión con grupos focales sobre el concepto de drogas. Marzo de 2012.
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
falsas, vagas e inexactas para atacar los psicótropos. Afirmar que la
droga mata es tan necio como declarar que el agua ahoga o que las
drogas iluminan. (2000, p. 1)
No se sabe cómo llamar a las sustancias y se evocan conceptos equívocos. Otra de
las manifestaciones observadas durante el taller de capacitación, fue el temor en
algunos casos a expresar y compartir las experiencias con las drogas.
Los demás temas trabajados estaban de acuerdo con las necesidades y sugerencias
dadas por la institución e inquietudes de las estudiantes. Aunque uno de los
planteamientos hechos por los organizadores20 de la propuesta fue hablemos de drogas
sin prohibición, el mero nombre despertó gran interés en las participantes. Este lema
permitió no solo conocer el amplio bagaje conceptual en materia de droga que tienen
los jóvenes de hoy, sino además descubrir nuevas sustancias empleadas por nuestros
jóvenes como: chamber21, el bazuco casero2224 el cóctel23, y las problemáticas del
consumo en las estudiantes, que obedece a los contextos sociales y familiares en los
cuales se desenvuelven.
En los casos en los que se encontraron estudiantes con problemas de consumo durante
el desarrollo de las actividades del “Semillero de Prevención en Culturas y Drogas
de la IESLM”24, se aplicaron otra clase de correctivos como fue el desarrollo de un
trabajo de investigación por parte de las estudiantes sobre la sustancia más usada por
ellas, generando gran interés de sus integrantes, quienes al finalizar el año académico
ya evidenciaban una transformación reflejada en sus notas y comportamientos.
Uno de los temas innovadores que suscitó gran interés fue “el uso social de las
drogas”, en el que se elaboró por parte de las estudiantes una lista de sustancias
socialmente aceptadas, que no son sujeto de señalamiento, pero que pueden ocasionar
daños similares a las comúnmente llamadas drogas prohibidas, al no tenerse ningún
20
El equipo inicial finales de 2011 y 2012 estuvo conformado por un grupo de jóvenes egresados profesionales
y estudiantes del semillero Visionari@s CYD entre quienes se destacan: los sociólogos Luz Estella Quintero B.,
(coordinadora del proyecto), Vanessa Escobar C. y Carlos Augusto Ramírez Montes (asesores) y Jorge Arturo
Melo (capacitador); los estudiantes Silvana Nathaly Olaya (auxiliar de investigación), Yuri Paola García y Andrea
González.
21
Compuesto casero de aguardiente, con alcohol y frutiño, cuya forma de absorción se hace por inhalación.
22
Mezcla de picadillo de cigarrillo, hojas secas de mata de plátano, ladrillo raspado y polvo Mexana (se fuma).
23
Compuesto que se prepara cociendo hojas de cannabis y hongos (los que produce la boñiga de las vacas) en agua
de panela. Los consumidores afirman sentir estados de gran excitación y alucinación.
24
Nombre asignado por las integrantes al Semillero.
193
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tipo de precaución con su uso, como la sal, el azúcar, y algunos alimentos como las
comidas rápidas; siguiendo el concepto empleado por Fericgla:
Cualquier sustancia biológicamente activa es una droga. Que cause
malestar o placer, curación, cambio de ánimo, visiones maravillosas
o varios efectos a la vez es harina de otro costal. Muy a menudo, la
variación no depende tanto de una sustancia sino de la dosis que se
ingiere, del individuo que la consume con todo lo que lleva dentro y de
las expectativas previas que lo guían. Quinientos milígramos de ácido
acetilsalicílico –una aspirina– permite desentendernos por unas horas
de nuestros dolores; cinco gramos –diez aspirinas– aseguran un buen
susto gastrointestinal por varios días o semanas. (2000, p. 4)
Se llevó a cabo la jornada de la prevención en el municipio, donde las principales
protagonistas fueron las niñas del Semillero, quienes se distribuyeron en los diferentes
colegios, adornaron sus stands con bolsas de chocolate, café, azúcar, pastillas para
el dolor de cabeza, etc. Y cada una se dedicó a dar una explicación científica del por
qué las drogas de consumo casero como el azúcar, la sal, el café, etc., podían ser
consideradas una droga:
Figura 1. Estudiantes del IESLM y del Instituto Villamaría, en la jornada de la prevención.25
25
Organizadas en grupos focales en los diferentes colegios del municipio, las estudiantes de la IESLM compartieron
lo aprendido en el Semillero con otros estudiantes. Cada colegio se ubicaba por stands, y tenía la oportunidad de
compartir los saberes frente a sus compañeros. Hubo un moderador encargado de regular el tiempo de estadía en
cada stand; con el fin de ordenar el recorrido, se tenían 10 minutos para compartir con cada grupo. Esta jornada se
llevó a cabo durante los días 29 y 30 de octubre de 2012.
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
Siguiendo la fundamentación teórica, se discutió, con los estudiantes de los
diferentes colegios del municipio, acerca de la confusión en cuanto a terminología y
desinformación frente a los conceptos:
Por ejemplo, hay la costumbre de hablar de alucinógenos como genérico
de todas las sustancias prohibidas cuando, en realidad, solo se conocen
cuatro compuestos que sean literalmente alucinógenos y ninguno es de
uso popular ni están perseguidos… porque no son usados por el pueblo
llano (me refiero a la ketamina, escopolamina, hiosciamina y atropina).
Así mismo, se habla de narcóticos para referirse, por ejemplo, a la
cocaína o al MDMA cuando se trata de estimulantes del SNC. Sería,
literalmente, como etiquetar de hortaliza al hígado de oveja porque
ambos son alimentos y se desarrollan en el campo.
Por su parte, la mayoría de usuarios suelen conformarse con expresiones
tipo pillar un globo, estar colocado, andar ciego, volarse con una pastilla
y poco más que esto. Es de una pobreza espiritual e intelectual atroz que
contrasta con la riqueza léxica de otras culturas. Cada psicótropo tiene
efectos, duración e intensidad propios. Nada tiene que ver la euforia causada
por los opiáceos con la estimulación de la cocaína o la del café –distintas
entre ellas–, y menos aún con los efectos de los enteógenos tipo ayahuasca
u hongos psilocíbicos –también con notables diferencias internas.
En farmacología botánica se entiende por droga algo tan anodino como
la parte de la planta que se usa. De ahí que denominar drogas a las
sustancias prohibidas es, en farmacología al igual que en medicina, un
genérico en extremo confuso. A pesar de todo, droga aún podría ser un
término aceptable pero drogadicto ya está más lejos. ¿Cómo denominar
al que, al igual de los dioses clásicos, usa de ciertas sustancias para
buscar el placer, la ebriedad o la compensación farmacológica de
sus déficits biológicos? ¿Drogófilo? ¿Farmacófilo? ¿Dionisíaco?
¿Farmatrapado? J. Ott propone denominarlos “usanos” –derivado del
inglés user– en lugar del correcto usuarios. Se trata de un inaceptable
barbarismo anglófono, pero retengamos su propuesta.
La casi totalidad de nuestra cosmovisión gira alrededor de una
autocomplacencia alimentada con química legal: drogas fácilmente
adictivas y aceptadas por todos, no nos engañemos. Es muy corriente
el personaje que, para dormir, […] toma una aspirina que le borrará la
sensación de migraña. (Fericgla, 2000, p. 3-5)
195
Luz Estella Quintero Bedoya
Figura 2. Medicamentos exhibidos en los stands con fines didácticos.
de la IESLM; coordinadora del proyecto, socióloga Luz Stella Quintero
Figura 3. Estudiantes
Bedoya (al centro); estudiantes de sociología, en el stand del Colegio Gerardo Arias Ramírez durante
la jornada de la prevención.
Figura 4. Carteles elaborados por las estudiantes para ilustrar los stands informativos.
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
Como se observa en la Figura 4, las estudiantes pudieron manifestar sus pensamientos
a traves de carteles en los cuales reclamaban un espacio de igualdad y reconocimiento
social señalando: “Una sociedad equivocada. No solo la marihuamana es una droga”,
razón por la cual en la parte inferior del cartel puede leerse “La droga no es solo lo
prohibido”.
Teniendo en cuenta los principios institucionales y dada la participación del
profesorado como espectador, durante las sesiones se diseñaron talleres formativos
para los docentes en jornadas intensivas en las cuales se trataron algunos temas
específicos como el alcohol y sus usos sociales, donde siguiendo los enfoques
epistemológicos de la línea de investigación en Culturas y Drogas de la universidad
se pudo analizar el consumo de alcohol de acuerdo a determinados contextos, en los
que las drogas actúan como agentes socializadores construyendo imaginarios que se
ritualizan o no dependiendo de las diferentes formas culturales de los sujetos:
Hace cerca de 150 años, dos drogas emergen del consumo cotidiano
de los colonos fundadores de Manizales: alcohol (anís, aguardiente)
y tabaco. Estas, desde comienzos del distrito parroquial, se legalizan
como fuente económica del patrimonio municipal pero también como
posibilidad de negocio, de prosperidad material, de enriquecimiento
individual de unos pocos. (Ronderos, 2000, p. 44)
Por ejemplo, en la Feria de Manizales –un evento de reconocimiento cultural en
el cual se consumen sustancias alcohólicas, y donde la publicidad se enfoca en el
mercado de consumo que generará jugosos dividendos al mercado y la industria
productora– el alcohol es socialmente aceptado. Sin embargo, para algunos contextos
socioculturales el consumo de sustancias como el alcohol, puede ser considerado
también prohibido e inducir al consumo problemático.
Se analizaron y discutieron las diferentes versiones de los maestros, sus experiencias
con la sustancia, apoyados en el material de trabajo desde el Comité de Prevención
Departamental de Caldas (PDC) y la Dirección Territorial de Salud de Caldas
(DTSC) en el taller “Lo que todos debemos saber sobre el alcohol” (Ministerio de
Salud y Protección Social, 2012a), donde se exponen algunas anotaciones frente a
la problemática del alcoholismo y las consecuencias de un consumo irresponsable.
Al respecto, algunas investigaciones desde la Organización Mundial de la Salud
sostienen:
197
Luz Estella Quintero Bedoya
En la mayoría de los casos, la gente utiliza sustancias psicoactivas
porque espera beneficiarse de su uso, ya sea para tener una experiencia
placentera o para evitar el dolor. El beneficio no necesariamente
se obtiene en forma directa de la acción psicoactiva de la sustancia.
Quien bebe cerveza con los colegas puede estar más motivado por
el sentimiento de camaradería que esto produce, que por el efecto
psicoactivo del etanol. Sin embargo, el efecto psicoactivo sigue
presente y generalmente está implicado cuando menos periféricamente
en la decisión de usarlo.
A pesar de sus beneficios reales o aparentes, el empleo de sustancias
psicoactivas también conlleva, a corto o largo plazo, un potencial de
daños. Estos daños pueden ser resultado de la cantidad cumulativa de
la sustancia psicoactiva usada; por ejemplo, el efecto tóxico del alcohol
que produce cirrosis hepática. Los efectos nocivos también pueden
ser producidos por el patrón de uso o por la forma o medio en que se
toma. El patrón de uso es de obvia importancia (por ejemplo, en el caso
de muertes debidas a sobredosis), no sólo en términos de la cantidad
consumida en una ocasión en particular, sino también en cuanto al
contexto de uso (por ejemplo, el uso de heroína acompañado de beber
intenso). La forma o medio de uso también puede ser de importancia
crucial. La mayoría de los efectos adversos para la salud por fumar, por
ejemplo, proviene no de la nicotina en sí, sino de los alquitranes y el
monóxido de carbono que se liberan al consumir nicotina en forma de
cigarrillo. (OMS, 2004, p. 10)
El amplio bagaje teórico encontrado en las revistas de culturas y drogas, desmitificaron
algunas de las prácticas que comúnmente resultan en la cotidianidad, por ejemplo:
creer que el alcohol potencia la actividad sexual, activa la percepción y actúa como
antiparasitario (Ministerio de Salud y Protección Social, 2012b).
Con ejemplos concretos y documentos científicos, se pudo evidenciar que el alcohol
es un depresor del sistema nervioso central y como cualquier tipo de sustancia
introducida en el organismo ocasiona unas transformaciones, las cuales pueden ser
de tipo biológico o psicológico dependiendo del contexto del consumo, motivos y
formas del consumo; sin que para ello debamos emplear el calificativo de nocivo y
perjudicial para la salud, como frecuentemente lo hacen los medios propagandísticos
de radio y televisión. El alcohol tiene dos etapas durante su consumo. A la primera se
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
le llama activación de los estados de alerta en el sujeto2628, pues durante el consumo
de las primeras copas se activa la verborrea y es posible que personas con dificultades
de comunicación puedan hacerlo bajo los efectos del alcohol, también es posible
que durante las primeras copas se active el deseo sexual, la capacidad de conquista,
eliminación del miedo permitiendo al consumidor sentirse en un estado de bienestar
placentero y tranquilo. Como se evidencia en el siguiente relato:
Cuando yo consumo alcohol me siento desinhibido, puedo hablar más
fácilmente, o sea que puedo sostener una conversación con mayor
facilidad, sin preocuparme si lo hago bien o mal, además las veo
todas… jaja27.
La segunda etapa recibe el nombre de aletargamiento28 y pesadumbres, esta puede
ser considerada socialmente como la etapa de mayor cuidado. Es durante esta que se
pierde la capacidad de reflejo, pérdida de la percepción o alteración de la realidad,
y como consecuencia la cantidad de accidentes ocasionados en estado de ebriedad,
o el comúnmente llamado guayabo moral, o ‘borrar película’ como lo denominan
algunas personas: “he llegado a beber tanto que se me borra la película y no me
acuerdo ni de cómo llego a mi casa”29. Obviamente no podemos generalizar, dado que
las características presentes bajo estos estados dependerán del sujeto y su contexto
social. Veamos, por ejemplo, algunos casos en concreto.
Una joven de 16 años de edad, quien normalmente transcurre su vida entre el colegio
y la casa, y a quien se le prohíbe constantemente el consumo de alcohol, y se le
inculca el temor a relacionarse con sus pares dado que pueden convertirla en una
adicta30, va a ser más proclive al consumo; si durante una reunión bebe unas copas,
y se le facilita la participación desinhibiendo su frustración de relaciones personales
y permitiendo la socialización amigable, deseará repetir sus dosis. Un sujeto celoso
desconfiado será mayormente evidente durante las primeras etapas del consumo, al
desatar toda su rabia y frustración sobre la persona de quien cree ha sido engañado,
26
Concepto elaborado por la autora de este artículo.
Información recogida durante el conversatorio: “Lo que todos debemos saber sobre el alcohol” (Ministerio de
Salud y Protección Social, 2012a).
28
“1 Estado de adormecimiento e inactividad en que se quedan algunos animales, como los reptiles, en las épocas
frías del año. letargo. 2 Estado de cansancio o adormecimiento en que se encuentra una persona a causa del sueño o
de una enfermedad” (Vox, 2007).
29
Afirmación hecha por un docente de bachillerato, compartiendo sus experiencias con el alcohol. Junio de 2012.
30
De acuerdo a los planteamientos de Fericgla, el término adicción alude a la conducta compulsiva y repetitiva de
un ser humano sin que para ello medie causa médica alguna.
27
199
Luz Estella Quintero Bedoya
es decir durante la primera fase la persona evidencia lo que realmente es. Durante la
segunda fase aquello que no quiere ser pero que es.
El estudio de las plantas maestras posibilitó el acercamiento de la comunidad hacia
argumentos poco transitados popularmente; a través de documentales, y discusiones
sobre la realidad en la cual vivimos, se permitió abordar las drogas desde la cultura,
entendiendo la cultura como las formas o los modelos a través de los cuales los
seres humanos se comportan o viven en sociedad, cargados de significaciones
simbólicas, expresiones, comportamientos, comunicaciones e historias recreadas a
través del tiempo y el espacio. Las formas encierran un entramado de situaciones
que posibilitan al hombre relacionarse consigo mismo y con los otros, es decir que
todo cuanto hacemos o dejamos de hacer obedece simple y llanamente a modelos
culturales que hemos adquirido a lo largo de nuestro trasegar por la vida.
El anterior concepto se traduce en la reflexión sobre todo cuanto hacemos y dejamos
de hacer, como producto de la cultura a la cual pertenecemos y nos motiva hacia la
búsqueda de interpretaciones sobre la diversidad de realidades. Por ejemplo, desde
el punto de vista de este análisis no podríamos señalar a una comunidad indígena
cultivadora de plantaciones de coca como traficantes o como subversivos, como
drogadictos, sin antes hacer un análisis del contexto sociocultural en el cual se
encuentran, sus creencias y costumbres les hacen pertenecientes en gran manera
a una cultura diferente, que hay que respetar y aceptar. Parafraseando a Germán
Escobar cada etnia, cada cultura, dentro de su proceso y desarrollo ha usado diferentes
plantas que les producen euforia, confort, sensación de bienestar.
Plantas sagradas usadas en contextos rituales y ceremoniales, con
gran arraigo ancestral, social y cultural sellado por un largo proceso
histórico. Con ellas, han dado origen a categorías, modelos, ideas,
prácticas, muy propios que dependen de su cosmovisión, su historia
social y económica y del ámbito geográfico –naturaleza– en el que se ha
asentado cada cultura y hace presencia cada planta sagrada. (Escobar,
2007)
Para las culturas ancestrales31 las plantas comunican, enseñan, transmiten la verdad
y permiten la conexión del hombre con la divinidad, transfieren el entendimiento del
31
Cultura ancestral es aquella relativa a los pueblos originarios, y tradiciones que dieron vida a la sociedad tal como
la conocemos hoy en día.
200
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
hombre como un ser integral, que en armonía con el universo ejecuta acciones en
beneficio de sus hermanos.
Para el indígena cada parte de la naturaleza está consagrada al servicio de la
humanidad32, pero a su vez la humanidad debe respeto a la naturaleza. Es decir,
deben existir unos puntos de equilibrio entre el hombre y la naturaleza para que haya
armonía.
Este taller llevó a las estudiantes y docentes a cuestionarse sobre lo que hemos hecho
con las plantas, argumentando:
Los llamados hombres ilustrados nos creemos dueños y señores de
aquello que no nos pertenece, robamos las tierras de nuestros hermanos,
arrasamos sus cultivos, establecemos una separación entre el hombre y
su espiritualidad, desechamos las culturas ancestrales considerándolas
atrasadas, carentes de significado y sentido, cuando realmente quienes
carecemos de significado y sentido somos nosotros que hemos olvidado
quiénes somos.33
Durante este proceso de formación se resalta la disposición de las estudiantes
hacia la participación e intervención en temas de difícil acceso para ellas, quienes
siempre se encontraban con la total disponibilidad de trabajo. Las integrantes del
Semillero nunca fueron señaladas como consumidoras aunque se tenía conocimiento
del consumo, se les vio siempre como investigadoras, de esta manera se logró que
avanzaran en su proceso de recuperación, y generar interés en otras niñas a participar
del Semillero dejando de lado los señalamientos y prejuicios34 sociales hacia los
consumidores de drogas, analizándolo desde el punto de vista cultural.
32
“La planta psicoactiva es parte de una divinidad, tiene una voz que el chamán debe percibir y expresar al ingerirla; de ahí la recolección ritual y el canto adivinatorio, el largo entrenamiento y el dominio del éxtasis, de ahí el
diagnóstico mágico y la cura. Pero, además, la planta sagrada ha sido fuente inagotable de investigación y reflexión
para científicos y humanistas. La botánica, la etnología, la química, la farmacología, la fisiología, la psicología, la
literatura y la teología la han abordado” (Díaz, 2003, p. 19).
33
Entrevista hecha a Wilson Pico, docente de filosofía, Institución Educativa Santa Luisa de Marillac, Villamaría
agosto de 2012.
34
El prejuicio social es un comportamiento discriminatorio, es un concepto preconcebido frente las conductas de
los otros, se asocia en psicología a los estereotipos. “Los estereotipos van frecuentemente acompañados, aunque no
necesariamente, de prejuicios, de una predisposición favorable o desfavorable hacia cualquier miembro de la categoría en cuestión sin haber tenido una experiencia anterior en la que basar dicho juicio. Aunque hay prejuicios que
yo puedo tener ante determinadas personas, lo que aquí nos interesa son los prejuicios sociales, los que expresan una
actitud negativa hacia un determinado grupo” (Cofré, 2010).
201
Luz Estella Quintero Bedoya
REFLEXIONES FINALES
La experiencia con las estudiantes permitió un acercamiento teórico hacia otras
miradas sobre la cultura y las drogas, generando una transformación de los
principios institucionales. Como pudo notarse en el proceso antes señalado, uno de
los principios de la institución se fundamenta en la educación sobre juicios de valor�,
el cual se replantea para formar conocimientos sobre lo bueno y lo malo de la cultura
y la droga, eliminando los juicios de valor, que estigmatizan al consumidor.
A partir de la comprensión de la escuela como garante del respeto por la diversidad
y multiplicadora de pensamientos, se reconoció al otro como sujeto social digno,
que se comporta de acuerdo a un contexto determinado, pero con la capacidad de
transformarlo en la medida en que lo considere necesario en la convivencia.
El sentido crítico permitió en la población educativa comprender al otro y vivenciar
multiplicidad de realidades, aceptándolas, alejadas de prejuicios y moralidades,
encaminándose hacia la construcción del crecimiento intelectual e interpretación
social de la realidad donde siempre va estar presente el conflicto pero puede ser
remediado.
Algunas estudiantes vieron el Semillero como un proceso de rehabilitación en el que
se les permitió expresar sus pensamientos libremente sin el temor de ser señaladas
o criticadas, menos estigmatizadas, para propiciar formas de empoderamiento como
sujetos de la acción, en multiplicadoras del proceso de aprendizaje, reconociéndose
como individuos sociales, creando espacios de armonía y paz.
Desde las aulas debe promoverse una cultura del respeto por la diferencia, una
educación integral a través del reconocimiento, un cambio de paradigma en el cual
nos pensemos en relación con los otros no como seres aislados, sino como hermanos
en armonía para construir bases para una mejor convivencia. Relaciones que se
crean con el fin de establecer un equilibrio entre sujetos sociales. En psicología la
convivencia hace referencia a un modelo a seguir, de confianza sin miedo, propiciando
un sana convivencia (sana relación entre sujetos u actores sociales) (Velázquez y
García, 2010).
Un autodescubrimiento de sí mismo y del otro que nos rodea, enriqueciendo la
diversidad y el respeto por la libertad, creando confianza con base en el conocimiento
objetivo y científico y resignificado subjetivamente de manera crítica, propiciando
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Culturas y drogas: una nueva apuesta en educación básica ciclo secundaria y media en Villamaría (Caldas)
el encuentro consigo mismo y con el otro u otros como pares y de esta manera,
transmitir un mensaje directo, de esperanza y concordia entre actores sociales que
de alguna forma o manera tienen dificultades y limitaciones.
Es desde la educación que podemos crear espacios de conversación en torno a
fenómenos que nos acontecen, sensibilizar a nuestros estudiantes frente a una
problemática que no nos es ajena: la persecución contra los pueblos ancestrales.
Promovemos campañas consumistas de artículos, muebles, enseres, marcas de
alimentos entre otros, pero son insuficientes las campañas educativas que propendan
por el bien y buen vivir, por el respeto a la diversidad, sin estigmatizaciones y
exclusiones, apoyados en los principios de la bioética y la democracia real, es decir
la pluralidad de creencias e ideas, el derecho a la Vida por sobre todo como esencia,
en toda la complejidad de la Naturaleza, que es sabia, nos permitirá reconocernos
como parte de ella, para cuidarla y cuidarnos.
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GÉNERO Y ADHERENCIA AL TRATAMIENTO:
MUJERES DROGODEPENDIENTES DE UN CENTRO DE
INTEGRACIÓN JUVENIL EN EL NORTE DE MÉXICO
GUILLERMO NÚÑEZ NORIEGA*
ALEJANDRO RENDÓN BAZÁN**
Recibido: 27 de septiembre de 2012
Aprobado: 13 de diciembre de 2012
RESUMEN
Se presentan los resultados de una investigación realizada en dos fases. En la primera,
de tipo descriptiva, se caracterizó a los(as) usuarias(os) que acudieron a un centro
de tratamiento contra las adicciones entre 2006 y 2008. Se encontró que existen
bajos y muy similares porcentajes de adherencia al tratamiento en ambos sexos. En
la segunda fase, se entrevistaron a profundidad a dos mujeres drogodependientes
(una adherente y la otra no), encontrando que la violencia de género vivida por
estas mujeres por parte de su familia y sus parejas, es un factor determinante tanto
en el fracaso al intentar dejar la drogodependencia, como en la no adherencia al
tratamiento. Por otro lado, los condicionamientos legales para no perder la custodia
de sus hijos(as), y la participación activa, la confianza y el acompañamiento de
los familiares a los procesos de rehabilitación de las mujeres drogodependientes,
coadyuvan en su adherencia al tratamiento.
Palabras Clave: género, drogodependencia, mujeres drogodependientes, adherencia al
tratamiento.
*
Doctor en Antropología. Investigador Titular, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C., Hermosillo, Sonora, México. Correo electrónico: [email protected]
**
Maestro en Desarrollo Regional.
cult.drog. 17(19): 205-236, 2012
ISSN 0122-8455
Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
GENDER AND ADHERENCE IN TREATMENT: DRUG
ADDICT WOMEN IN A YOUTH INTEGRATION CENTER
IN THE NORTH OF MEXICO
ABSTRACT
The results of a research conducted in two phases are presented. In the first phase
from descriptive type, the users who attended a rehabilitation center between 2006
and 2008 were characterized. It was found that there are low and very similar rates
of adherence to treatment in both sexes. In the second phase two female drug addicts
(one with adherence to treatment and the other a quitter) were interviewed in depth.
and it was found that gender violence experienced by these women from relatives
and partners is a key factor in the failure when trying to quit using drugs and in the
non-adherence to treatment. On the other side, legal conditions avoid losing custody
of their children, and the active participation, trust and support from family members
during the process of rehabilitation, facilitate adherence to treatment.
Key words: gender, drug addiction, drug dependent women, adherence to treatment.
INTRODUCCIÓN
Se ha visto que en México el consumo de drogas es un problema de salud cada vez
más grave, que afecta tanto a los hombres como a las mujeres. Los hombres abusan
más de las droga que las mujeres, pero el número de mujeres consumidoras aumenta
más rápidamente (SSA, 1994, 1999, 2003; CIJ. 2001, 2003a). Tal vez por esa razón,
la mayoría de los programas de tratamiento en México se han concebido pensando
en los hombres (Medina-Mora, Natera & Borges, 2002: 15-25), y no tienen en cuenta
las diferencias de género en relación con la igualdad de oportunidad en el acceso
a los tratamientos contra el consumo de drogas y las diferencias de género en la
adherencia a los mismos.
En la literatura revisada en México no se han encontrado estudios relacionados con el
tema de la adherencia de las mujeres a los tratamientos contra la drogodependencia,
206
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Género y adherencia al tratamiento:
Mujeres drogodependientes de un centro de integración juvenil en el norte de méxico
desde una perspectiva de género. No obstante, se trata de un tema que hay que
estudiar, pues la relación de los índices de consumo de drogas entre hombres
y mujeres se ha ido modificando rápidamente. En 1998 había en México ocho
hombres por cada mujer drogodependiente, y para el 2002 cuatro hombres por cada
mujer (CIJ, 2004). Lo alarmante de estas cifras nos motiva a abordar el tema de
adherencia al tratamiento contra la drogodependencia. Por esta razón, se propuso
esta investigación cuyo objetivo general fue: “Describir las condiciones de género
por las que las mujeres drogodependientes se adhieren en menor medida que los
hombres drogodependientes al tratamiento en Centro de Integración Juvenil de
Hermosillo, Sonora”. En realidad, al inicio de la investigación partíamos de la
siguiente pregunta: “¿Por qué las mujeres drogodependientes se adhieren en menor
medida que los hombres drogodependientes al tratamiento que reciben en Centro
de Integración Juvenil de Hermosillo (CIJH)”. La hipótesis fue la siguiente: “Las
mujeres drogodependientes que acuden a CIJH, en busca de ayuda para su problema
de consumo de drogas, se adhieren en menor medida que los hombres al tratamiento,
debido al escaso o nulo acompañamiento de su familia y/o pareja, y a las exigencias
de estos para el cumplimiento de sus roles de género dentro de la familia”. Vale
mencionar que tanto la pregunta como la hipótesis estaban basadas en la impresión
de uno de los investigadores, quien trabajó como terapeuta en el Centro durante un
año.
No obstante, en el proceso de investigación se encontró que tanto en hombres como
mujeres drogodependientes había bajos y casi idénticos porcentajes de adherencia al
tratamiento (menos del 8%). No era cierta la impresión general de que las mujeres
se adhieren menos al tratamiento que los hombres, al menos no en este Centro. Ante
esta evidencia, se formularon nuevas preguntas de investigación relacionadas con las
mujeres y su adherencia al tratamiento y desde una perspectiva de género: “¿Cuáles
son las condiciones de género de las mujeres drogodependientes que influyen para
que no se adhieran al tratamiento contra la drogodependencia?”, “¿Cómo influye la
identidad y las relaciones de género de las mujeres drogodependientes con su pareja
y/o con su familia en la adherencia al tratamiento?” y “¿Cómo influye la condición
ocupacional condicionada por los roles de género en la adherencia al tratamiento de
las mujeres drogodependientes?”. De igual manera, se propuso una nueva hipótesis:
“La relación de la pareja y/o de la familia con las mujeres drogodependientes influye
de manera positiva en la adherencia al tratamiento, a través de la participación
activa, el acompañamiento y la confianza, que sus miembros muestran hacia estas.
207
Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
La adherencia al tratamiento se ve afectada a su vez, de manera negativa, por las
exigencias de la familia para que las mujeres drogodependientes cumplan con su rol
de género en su familia y/o en la relación de pareja”.
El nuevo objetivo pasó a ser el siguiente: “Analizar las condiciones de género en
que las mujeres drogodependientes viven la relación de familia/pareja y su papel en
la adherencia terapéutica o no”. De esta manera, nos interesó comprender mejor las
relaciones de género en el ámbito de las relaciones de pareja y/o familia.
MÉTODOS Y TÉCNICAS UTILIZADAS
La metodología utilizada para esta investigación en su primera fase consistió en
el acopio de datos y el análisis descriptivo, estadístico, con el fin de conocer las
características y las diferencias por sexo de la población atendida en Centro de
Integración Juvenil, A.C., (CIJ) de Hermosillo, Sonora. La obtención de datos se
realizó a través de registro y conteo de datos generales en relación al consumo
de drogas de los hombres y las mujeres que tenían el propósito de rehabilitarse y
que acudieron al CIJ de Hermosillo durante tres años (enero de 2006 a diciembre
de 2008). Los datos fueron tomados de sus expedientes, de un formato específico
de entrevista inicial. Para la captura de datos y el análisis de las categorías que se
desprendieron del formato de entrevista inicial, se utilizó el paquete estadístico SPSS
de Windows versión 15.0.
En un segundo momento, la investigación fue de tipo cualitativo. Nos interesaba
llevar a cabo un análisis de las condiciones de género que permiten a las mujeres
adherirse o no al tratamiento ofrecido en dicha institución, a través de entrevistas en
profundidad sobre diversos aspectos (su historia de consumo de drogas, sus relaciones
familiares y de pareja, su relación con la institución) y su posterior análisis. Las dos
mujeres drogodependientes se seleccionaron de la misma base de datos y tomando
en cuenta las siguientes características: que ambas fueran mayores de 18 años, que
una fuera casada y otra soltera [con o sin hijos(as)], que una haya logrado adherirse a
su tratamiento hasta mostrar mejoría y ser dada de alta por el profesional a su cargo
y que otra haya abandonado el tratamiento sin lograr el alta terapéutica y, finalmente,
que ambas pertenezcan al nivel socioeconómico que resultó más común en la base
de datos: bajo.
208
cult.drog. 17(19): 205 - 236, 2012
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Género y adherencia al tratamiento:
Mujeres drogodependientes de un centro de integración juvenil en el norte de méxico
Las entrevistas se realizaron en sus hogares. Indicándoles que la información
proporcionada sería manejada con absoluta confidencialidad y bajo el protocolo
del consentimiento informado. Se elaboró una guía de entrevistas con una serie
de temas tentativos que cubrían diferentes momentos de la vida personal, familia,
social, su historia de adicción, sus relaciones familiares y de pareja y su relación con
la institución. Cada entrevista duró aproximadamente dos horas. Para su análisis se
elaboró un código a partir de las preguntas, objetivos y el guión de entrevista que se
fue modificando en el proceso.
LA DROGODEPENDENCIA EN MÉXICO Y SONORA
En México, la Secretaría de Salud ha encabezado la realización de cuatro Encuestas
Nacionales de Adicciones (ENA-I, 1988; ENA-II, 1993; ENA-III, 1998; ENA-IV,
2002 y la ENA-V, 2008). La ENA-V, 2008 reveló que en solo seis años creció 50% el
número de personas adictas a las drogas ilegales y 30% la cifra de quienes alguna vez
las han consumido. Por otra parte, de acuerdo al Informe del Sistema de Vigilancia
Epidemiológica de las Adicciones (SISVEA, 2004), en Sonora, estado del noroeste
de México y fronterizo con el estado de Arizona en Estados Unidos de América, se
registraron 1.202 personas atendidas por la Red Estatal de Centros de Tratamiento
Gubernamentales y los Organismos no Gubernamentales, durante 2004. Según el
SISVEA (2004), en Hermosillo, que es el lugar donde se realiza esta investigación,
el 79,8% eran hombres y 20,2% eran mujeres. La edad de inicio es de los 10 a los
14 años, y las drogas de inicio son el tabaco con el 44,1% y el alcohol con el 30,5%.
También el cristal con el 2,8%.
CENTRO DE INTEGRACIÓN JUVENIL DE HERMOSILLO (CIJH)
El Centro de Integración Juvenil de Hermosillo es una de las ONG dedicada a la
atención de drogodependencias; su misión es contribuir a eliminar o reducir la
prevalencia del consumo de drogas en población, principalmente en aquella expuesta
a factores psicosociales de alto riesgo y, en su caso, tratar y rehabilitar a las personas
y familiares que ya presentan problemas de adicción. Su visión es estar presentes
en todos aquellos lugares en donde existen situaciones de riesgo que incrementan la
posibilidad de que una persona se involucre o continúe en el consumo de drogas, con
209
Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
el fin de promover la prevención, el tratamiento integral y la reintegración social. Ser
generadora de opinión en el ámbito científico nacional e internacional en materia de
adicciones, incluyendo tabaco y alcohol.
El tratamiento que brinda el CIJH es para personas que consumen alcohol, tabaco y
otras drogas. Se da individualmente e incluye a los familiares de los(as) usuarios(as)
y es totalmente confidencial. Para iniciar el tratamiento se deben cumplir algunos
pasos:
1. Que el servicio de atención lo solicite el usuario y/o su familia.
2. Se inicia una fase diagnóstica en la que el personal médico entrevista al(la)
usuario(a) y/o a su familia; esta fase consiste en: a) Entrevista inicial; b) Estudio
social; c) Examen físico; y d) Historia clínica.
3. Tratamiento y rehabilitación: En esta fase se trata a los familiares y a los(as)
usuarios(as) con diferentes modalidades terapéuticas. Entre ellas: a) terapia
individual; b) terapia familiar; c) terapia grupal (prevención de recaídas); d)
terapia familiar múltiple (grupo de padres); y e) acupuntura.
FEMINISMO, MALESTARES Y SALUD MENTAL
El feminismo ha buscado fundamentar la demanda de equidad entre hombres y
mujeres y con esta búsqueda ha permitido también, comprender muchos fenómenos
relacionados con los malestares de las mujeres, los cuales están asociados a las
condiciones de marginalidad, desigualdad, vulnerabilidad, violencia y exclusión, a
las que se han visto sometidas en un sistema de dominación masculina que cubre
tanto ámbitos privados como públicos (Burin, 1991).
Desde 1792 Wollstonecraft, pionera del feminismo, denominó “malestar” a las
situaciones que perjudican la salud de las mujeres y que han sido impuestas por su
condición de género. Esta autora consideró que la salud emocional de las mujeres y
sus rasgos de personalidad debían ser entendidos como productos sociales, productos
de su situación de subordinación y encierro doméstico, del acceso limitado a la
educación, así como de los valores y costumbres de la época (Tong, 1989). Desde
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Género y adherencia al tratamiento:
Mujeres drogodependientes de un centro de integración juvenil en el norte de méxico
entonces, los estudios feministas han venido planteando que los modelos culturales
y las relaciones sociales a las que son sometidas las mujeres, les provocan graves
consecuencias en su salud mental y en su salud integral. Asimismo, la propia OMS ha
recomendado incorporar la perspectiva de género en nuestra comprensión y atención
de la salud en general y de la salud mental1 en particular.
Género y drogodependencia
A partir del planteamiento feminista sobre los malestares de las mujeres derivados
en problemas de salud mental, se observa que la teoría feminista es extensa y cada
vez más fructífera. Así mismo, el feminismo ha llegado a construir un planteo
teórico novedoso con profundo impacto en las ciencias sociales y en la sociedad
toda: la teoría de género. La estudiosa Martha Lamas define género como: “sistema
prevaleciente de papeles sociales, expectativas y estatus del hombre y la mujer
en determinada sociedad o cultura” (2003: 327). El enfoque de género demanda
reconocer la importancia de la cotidianidad de lo privado y lo familiar, espacios en
los que transcurre gran parte de la vida de las mujeres –y una parte importante de la
vida de los hombres–.
Por otra parte, el concepto de drogodependencia propuesto por la OMS la define
como un “estado psicofísico caracterizado por el consumo reiterado y continuo de
una sustancia, a fin de experimentar los efectos que produce, o bien, para evitar los
síntomas desagradables que se presentan si no se consume” (OMS, 1992). Queda
claro entonces que en esta definición está implícito que la droga se vuelve necesaria
para la persona que la consume, para no dejar de percibir los efectos (dependencia
psicológica), o, porque si no la consume se siente muy mal (dependencia física o
fisiológica).
Romero dice en su artículo “Sobre la necesidad de conceptualizar el género y su
relación con las drogas” que:
1
El concepto de la salud mental, por ser tan controversial, amerita un intento de definición. La Organización Mundial
de la Salud la entiende como: “Aquel estado sujeto a fluctuaciones, provenientes de factores biológicos y sociales
en que el individuo se encuentra en condiciones de conseguir una síntesis satisfactoria de sus tendencias instintivas,
potencialmente antagónicas, así como para formar y mantener relaciones armoniosas con los demás y para participar
constructivamente en los cambios que puedan producirse en su medio ambiente físico y social” (OMS, 2001: 1).
211
Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
Las razones iniciales del abuso de sustancias son debidas al malestar
femenino o masculino respecto de su afectividad. Es decir, se busca
ser aceptado o encajar, ser atractivo, desinhibido, aliviar sentimientos
de displacer. En los hombres el abuso de sustancias comúnmente se
relaciona con rituales sociales que permiten la cercanía como una
medida de su masculinidad. Cuando un hombre reconoce su adicción,
admite estar fuera de control, lo que es reconocido como una ‘debilidad’
no masculina. (1995: 135)
A pesar de que existen factores en el inicio y en el mantenimiento del consumo
de drogas que son comunes en ambos sexos, los cuales pueden ser de carácter
individual, social y familiar (Becoña, 2007), se hace evidente la existencia de
factores de riesgo específicos en la mujer y cuya presencia las hace más vulnerables
a presentar un problema de consumo de drogas. Según la guía española “Mujer y
Drogodependencias” (2007), algunos de los factores comunes que pueden poner
a las mujeres en riesgo de consumir drogas son los siguientes: a) el matrimonio
tradicional; b) el trabajo doméstico, en contraposición, al trabajo remunerado; c) la
doble jornada de trabajo; d) el que la mujer tenga tres o más hijos(as) en casa a su
cuidado; e) el sí­ndrome del nido vacío, es decir, el alejamiento de los(as) hijos(as)
del hogar; f) el carecer de redes de apoyo familiar y social; g) el no mantener una
buena comunicación íntima y confidencial con su pareja (discusiones, violencia
doméstica, presión de la pareja para que no trabaje en el espacio público, etc.); y h)
el acoso o abuso sexual.
Las sociedades conciben a las mujeres drogodependientes como malas mujeres, malas
madres, malas hijas, malas esposas. Desde lo público, la mujer drogodependiente es
vista como alguien que no es capaz de controlar su situación familiar, por tanto,
alguien en quien no se puede confiar en otros ámbitos, como el laboral. En este
contexto, se orilla a las mujeres a ocultar su problema y a no pedir ayuda o a
postergarla (CONACE, 2004). Habitualmente, cuando el consumidor es hombre, su
pareja (mujer) a menudo permanece a su lado, haciéndose cargo de los(as) hijos(as)
e, incluso, participando en su proceso de rehabilitación. Una mujer que consume
drogas, en cambio, frecuentemente es abandonada por su pareja y los(as) hijos(as)
quedan al cuidado de terceros (CONACE, 2004: 11).
Cuando la mujer madre sale o “escapa”, de estos roles aceptados socialmente, y entran
en el juego de lo “prohibido” para su género (drogodependencia), la familia sufre
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Género y adherencia al tratamiento:
Mujeres drogodependientes de un centro de integración juvenil en el norte de méxico
más que si se tratara de otro miembro varón, ya que por su rol de género se espera que
ella sea la principal responsable del cuidado del hogar. La mujer drogodependiente
enfrenta diversos obstáculos para solicitar y recibir tratamiento y, muchas veces,
encuentra la oposición de la pareja o de los padres, quienes generalmente minimizan
la importancia y la gravedad del consumo o lo niegan del todo. El concepto de
drogodependencia pues, se aplica con mayor facilidad a los hombres. Una mujer
drogodependiente es percibida más fácilmente como una “mala” mujer y no como
una mujer enferma que requiere ayuda (Castro, 2003). Lo anterior puede sugerir
cómo, en cierta forma, nuestra cultura tolera más las conductas de drogarse en los
hombres, mientras que a las mujeres se les censura este tipo de conductas por el rol
social que deben desempeñar.
Por otra parte, para la mayoría de las madres drogodependientes hablar de
internamiento resulta particularmente crítico, porque además de que deben separarse
de sus hijos(as), temen perder la patria potestad, aunado a que a menudo no cuentan
con redes de apoyo o sostén económico (o las han perdido) para el cuidado de los(as)
hijos(as) (CIJ, 2004). También con respecto al abordaje de las conductas adictivas,
Calvo (2007: 45-56) dice que la experiencia de la gestación y la maternidad son
aspectos que suelen asociarse con mayor motivación para la búsqueda y retención
en el tratamiento.
Desde el énfasis de la perspectiva de género en las adicciones, se debe entender
que si para la mujer la existencia de hijos(as) a los(as) que debe cuidar puede ser
un factor que dificulta el acceso a los recursos de búsqueda de empleo y al mercado
laboral, en la mujer drogodependiente la existencia de hijos(as) también puede llegar
a dificultar el acceso a los recursos relacionados con el tratamiento y la adherencia
al mismo.
Mujeres y adherencia al tratamiento contra drogodependencia
En la literatura se han encontrado múltiples estudios sobre adherencia al
tratamiento en las mujeres, pero casi todos desde enfoques médicos. En cambio,
son poco comunes los estudios sobre mujeres y adherencia al tratamiento contra la
drogodependencia desde una perspectiva sociocultural. No obstante, autores como
Di Matteo & Di Nicola (1982) han expresado que la adherencia terapéutica requiere
de “una implicación activa y de colaboración voluntaria del paciente en el curso de
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
un comportamiento aceptado de mutuo acuerdo con el fin de producir un resultado
terapéutico deseado”. Agrest (1997: 111-113) señala que la adherencia al tratamiento
dependerá no solo de las condiciones físicas y psicológicas del paciente sino también
de su contexto familiar y social, racional, emocional y económico.
El propio CIJ menciona que en muchos casos el abandono del tratamiento puede estar
determinado por las demandas que enfrentan las mujeres como amas de casa, madres
y esposas. Asimismo, que los terapeutas que no consideran estos factores, interpretan
el abandono del tratamiento como escasa motivación o falta de compromiso de la
mujer para su recuperación (CIJ, 2004). Esta confusión de síntomas puede llevar
incluso a una medicación equivocada. Para Goudsmith (1996), esta “confusión”
del terapeuta deriva en no identificar que detrás de esa sintomatología existe una
serie de malestares producto de su condición de género. El terapeuta entonces la
diagnostica como débil, sugestionable, emocionalmente desequilibrada, irracional,
manipulable e incapaz de hacer frente al menor síntoma de estrés y por lo tanto
tendiente a abandonar el tratamiento (Goudsmith, 1996).
ANÁLISIS DE LOS DATOS Y RESULTADOS
1) Discusión y análisis de los datos fase 1
De las 1017 personas que asistieron en este periodo (2006-2008) de estudio al
CIJH, solo 78 se adhirieron al tratamiento (58 fueron hombres y 20 fueron mujeres).
En cualquier caso se trató de menos del 10% de hombres o mujeres adheridas al
tratamiento. El análisis por sexo de las personas adherentes muestra diferencias
interesantes o sugerentes. En cuanto a la edad, por ejemplo, cabe destacar la mayor
adherencia de los adolescentes varones al tratamiento versus las mujeres (50% del
total de los hombres adheridos y 30% de las mujeres adheridas). Otro dato importante
es que en el rango de edad de entre 20 a 27 años, las mujeres se adhieren mucho más
que los hombres.
Los hombres y mujeres con porcentajes más altos de adherencia al tratamiento, son
quienes contaban con un nivel escolar de secundaria (51,3% hombres, 40% mujeres),
comparados con las mujeres sin estudios quienes se adherían menos al tratamiento
que los varones o el resto de las mujeres. Asimismo, las mujeres que contaban
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Género y adherencia al tratamiento:
Mujeres drogodependientes de un centro de integración juvenil en el norte de méxico
con primaria y con niveles de estudios superiores, estaban significativamente por
encima de los hombres con los mismos niveles de escolaridad en lo que respecta a
la adherencia.
En cuanto al estado civil, el 57,7% de los hombres y el 50% de las mujeres adherentes
eran solteros. Los hombres casados reportan mayor porcentaje de adherencia que las
mujeres casadas (16,7% y 10%, respectivamente); no obstante, los hombres que viven
en unión libre se adhieren menos al tratamiento que las mujeres con el mismo estado
civil (11,5% y 20%, respectivamente), de igual manera quienes viven separados(as)
de sus parejas (14,1% y 20%, respectivamente). La principal ocupación de estas
personas que se adhirieron al tratamiento fue la de “estudiantes de tiempo completo”,
con un 31% para los hombres y un 25% para las mujeres, seguida de “actividad
laboral estable”, con un 28% para hombres y un 15% para mujeres, respectivamente.
En cuanto a la principal ocupación, los hombres que cuentan con actividad laboral
reportan mayor porcentaje de adherencia que las mujeres en la misma condición
(47% y 15%, respectivamente). Esto es lo opuesto a lo que ocurre en cuanto a
hombres y mujeres sin ocupación o desempleados (17% y 20%, respectivamente).
Otro dato que resulta significativo, es que la ocupación “hogar” no muestra ningún
porcentaje en los hombres adherentes y sí un 4% para el caso de las mujeres. Esto
significa muy probablemente que los hombres no asumen el hogar como ocupación.
En conclusión, podemos decir que aunque hombres y mujeres tienen porcentajes casi
idénticos en adherencia al tratamiento, existen algunas diferencias entre los hombres
y mujeres que se adhieren, según sea su rango de edad, su estado civil, su ocupación,
o su nivel de escolaridad.
Conclusión fase 1
A través de lo encontrado en esta investigación se concluye entonces, que la pregunta
y la hipótesis inicial no fueron adecuadas. Puesto que se encontró que poco más del
92% de los hombres y las mujeres que solicitaron tratamiento en CIJH entre enero
del 2006 a diciembre del 2008, no concluyeron el tratamiento. Por lo tanto, no son las
mujeres quienes se adhieren menos al tratamiento contra la drogodependencia, sino
que existe una relación de abandono similar en ambos sexos. Las y los adherentes
eran en su mayoría adolescentes, su nivel de escolaridad al momento de ingresar a
CIJH era el de secundaria y su estado civil solteros(as). En realidad, si algo destaca
este estudio es que el CIJH tiene muy bajos resultados de adherencia, lo que debería
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
de conducir a estudios relacionados con ese tema en particular y tal vez evaluar sus
modelos de atención y terapéuticos.
2) Discusión y análisis de los datos fase 2
A continuación presentamos los resultados de dos entrevistadas que fueron
seleccionadas por cumplir con el perfil más común de mujeres drogodependientes
que buscan ayuda en el CIJH. Los resultados en ambas fueron diferentes: mientras
María, quien ha sido mono-consumidora no se adhirió, Juana, quien ha sido policonsumidora sí lo hizo. Como veremos, ambas presentan situaciones y condicionantes
comunes relacionadas con su condición genérica, pero también algunos rasgos
diferentes.
Historial del consumo de drogas de Juana y de María: las diferencias de género
Los inicios en el consumo de drogas de ambas mujeres fueron en etapas muy
tempranas de sus vidas. En relación con esto Juana dijo: “A los trece o a los catorce
años empecé”. Al preguntarles cómo obtenían la droga, María respondió: “Siempre
[con] mi amiga pues ella a sus papás les robaba dinero y todo y ella venía y me
decía ‘¿vamos?’ [A consumir droga] ‘Pues vamos’”. Juana comentó al respecto:
“Le pedíamos a alguien que nos hiciera un paro a comprar unas cervezas, y en las
fiestas sola se daba pues, ellos [los hombres] solos te ofrecían”. Las formas en que,
María y Juana, obtienen drogas, son fáciles, debido a que en el contexto social en
que se encuentran no solo se crea e incita al consumo, sino que también las propias
relaciones sociales lo exigen. Cabe mencionar que los hombres buscan a través del
ofrecimiento de drogas, un contacto sexual. Así lo dijo Juana: “Si quería verme
[pretendiente], era un requisito que tenía que traerme un buen guato de coca, y traer
dinero y el carro y todo, pa’ dar la vuelta, si quería…”. En lo expresado por Juana, se
observa un vínculo desde el inicio entre consumo de drogas, afectividad o sexualidad
(dada por amigas o amigos que brindan compañía).
Ninguna de las dos entrevistadas tenía claro cuál fue exactamente el tiempo que
estuvieron utilizando drogas. María refiere que su inicio fue a los 17 años y que dejó
de consumir antes de tener a su segundo hijo, cuando ella tenía 29 años, también
refiere que dejaba de consumir por cortos periodos, cuando su amiga no la invitaba
a drogarse. Por otro lado, Juana dijo que había iniciado su consumo a los 13 años
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Género y adherencia al tratamiento:
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de edad, aunque refirió también que desde muy pequeña había realizado pequeños
consumos de alcohol y tabaco, y que su último consumo había sido alrededor de los
29 años de edad. Al respecto, Juana dijo lo siguiente: “[…] Cuando yo me junte con
él [esposo], yo dejé de drogarme, yo quería cambiar de vida pues, quería hacer una
vida diferente, y él [esposo] empezó a llevar droga a la casa, me llevó mariguana,
[…] empecé a consumir yo otra vez”.
Se puede deducir que en ambos casos, los intentos por lograr una abstinencia en el
consumo eran infructuosos debido a que seguían relacionándose con el medio que
las formó como drogodependientes, es decir, María seguía frecuentando a su amiga
(con quien tiene una relación muy estrecha afectivamente, sin que se mencione
abiertamente una relación de pareja erótico-afectiva) y Juana no podía desprenderse
de su esposo que era drogodependiente. Ambas coinciden en que hacían intentos
por abstenerse del consumo, pero que eran intentos fallidos, porque al poco tiempo
recaían. Otro punto de coincidencia fue que ambas habían abandonado a sus familias,
María por seguir consumiendo al lado de su amiga y Juana por querer cambiar su
estilo de vida.
En cuanto al tipo de droga de consumo, María dijo que solo ha consumido la droga
de diseño conocida como “cristal”, que esa es la primera y única droga en su vida.
Juana al respecto respondió: “Mariguana siempre tenía… coca… o sea, él [expareja]
me llevaba de todo”. Queda claro a través del análisis de las entrevistas, que el tipo
de droga que se haya consumido no es un factor que influya para la adherencia al
tratamiento en el CIJH, pues la mujer que no se adhirió a este, María, es monoconsumidora, a la vez, la mujer que logró la adherencia al tratamiento, Juana, es policonsumidora. De igual forma, en el comentario de Juana se observa que el factor que
influye para el consumo de un tipo de droga u otro en estas mujeres, es la relación
afectiva o de pareja, de quien se abastecen. Juana ve este abastecimiento como algo
deseado y valorado, es decir, es una relación en la que se siente “contenta” por “tener
de todo”.
María y Juana, coincidieron en considerar a la droga estimulante conocida como
“cristal”, como la que más daño les ha ocasionado en distintos sentidos. Al referirse
al “cristal” María dijo:
217
Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
Me ocasionó problemas con mi papá y mi familia, mucha separación…
si sentí en mi cuerpo muchas cosas raras de que… sí sentía la ansiedad
de más droga, sí sentía que me dolía la cabeza, me dolían mis huesos,
ay me ponía de mal humor... de repente se te olvidan las cosas así…
estaba bien delgadita, llegué a usar talla cero de pantalón […]. Yo no
iba a querer un bebé que me saliera mal para estar batalle y batalle yo
sola […] es muy fuerte esa droga.
Por otra parte, María informó que su consumo de drogas era únicamente en compañía
de una amiga, la misma que la inició en el consumo. Así lo dijo María: “[…] Me
dolía decirle que no, porque yo y ella siempre juntas, y cómo negarle algo…”.
Juana al respecto, comentó:
Empecé a fumar [mariguana] con una amiga… [tiempo después] me iba
a aquel cerro […] y estando allá se me antojaba un gallo [cigarrillo de
marihuana]… una vez ya que estaba yo casada seguí consumiendo, pero
en la casa pues, escondida en el baño, y con el permiso de mi marido…
fumaba para trapear, para barrer, para lavar los trastes, fumaba para
vivir, porque no podía vivir sin estar fumando.
En lo expresado, por Juana con respecto al poder drogarse con el permiso del
marido, pero a escondidas de los demás, y para realizar las actividades domésticas,
queda claro que el consumo de drogas se instala en su vida en coherencia con un rol
de género tradicional, de obediencia al marido, de “deber ser para y de” los otros,
anulando así, su propia autonomía para la toma de decisiones. La droga se incorpora
a la relación de pareja, donde existe una dominación masculina, roles tradicionales,
de subordinación y obediencia al poder del esposo.
Por otra parte tanto María como Juana, consideran que hombres y mujeres
drogodependientes tienen una relación diferente con la droga, en cuanto al uso y
al consumo de las mismas. Además, consideran que la sociedad no consumidora
percibe el consumo de drogas como una conducta más condenable en el caso de las
mujeres, por considerarse más lejos de su papel de género socialmente esperado.
Esto puede verse en lo expresado por María:
A los hombres les ayudan más, a una mujer eso se le critica mucho
y a ellos hasta parece que les dan permiso… hay más hombres
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drogadictos... muchas personas piensan que si te drogas con un hombre
ya tienes algo que ver con él, y mi amiga no era así ni yo tampoco,
mis vecinas siempre me decían, cuando salí embarazada me decían que
tenía que hacerme estudios porque como usaba drogas a lo mejor estaba
yo enferma de algo [de enfermedades de transmisión sexual].
María considera que las mujeres consumidoras de drogas son vistas como “malas
mujeres”, es decir, son vistas como mujeres “fáciles” o sexualmente “promiscuas” y
como “malas madres” [en caso de tener hijos(as)]. Sin embargo, también señala que
es la misma sociedad quien permite el consumo de drogas en los hombres en mayor
medida que en las mujeres.
Con respecto a la diferencia de género en el uso y consumo de drogas, Juana opinó:
Hasta ahorita es algo normal que los domingos los hombres no pueden
dejar de tomar [alcohol], es raro el hombre que está sin tomar el
domingo, las familias… si hay boda, si hay lo que sea, primero está la
cerveza, y este… y si se acaba pues vamos por más, entonces este…
era algo normal […]. Ahora se ve que con el cristal hasta las madres de
familia fuman y todo para adelgazar, dicen que se está dando mucho
ya, y antes no, era raro ver a una mujer que anduviera de vaga en la
calle… y yo creo que una mujer también ahora puede ser que pierda
la vergüenza o lo que sea, para empezar, porque te regalan mucha
droga, por ser mujer… es más fácil [para una mujer conseguir drogas],
porque no se ve tan feo que una mujer ande de gorrona, pidiendo droga
regalada pues.
Este comentario de Juana nos remite a la percepción de que el consumo de drogas
(especialmente el alcohol) en algunos espacios sociales se ha normalizado, se ha
convertido en una tradición, una costumbre, algo normal y aceptable en nuestra
sociedad. Esta ‘normalización’ no se refiere en el discurso de Juana a un aumento
de la oferta, de la disponibilidad y ni siquiera del aumento del consumo, sino que
es, sobre todo, un cambio en las normas que regulan esas conductas y, por tanto,
en los valores y significados que predominan culturalmente en esos espacios. Se
trata de cambios normativos en la cultura que también pasan por cambios en las
identidades de género con respecto al consumo mismo de las drogas. Juana precisa
que las mujeres en su entorno están cambiando, son más “vagas”, “andan más en la
calle”, “pierden más la vergüenza”. Además, comenta una diferencia de género en el
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
mundo de los(as) consumidores(as): las mujeres pueden ser más “gorronas” (pueden
pedir droga), mientras que los hombres son los “proveedores”. Finalmente, llama la
atención que Juana mencione que hay mujeres que están utilizando drogas con el fin
de adelgazar. Esto pudiera indicar que los consumos de drogas por las mujeres están
mediados por las exigencias sociales hacia las mujeres y la presión de una estética
corporal dominante sobre ellas.
Se observa que María y Juana hacen notables diferencias entre hombres y mujeres
en relación con el consumo de drogas, apreciadas en las formas en que consumen las
sustancias, en la evolución de las adicciones, en las dosis y cantidades consumidas,
en los patrones de uso, etc. Según ellas, los hombres consumen más drogas que las
mujeres, aunque sí hay acuerdo en considerar que las motivaciones de hombres y
mujeres frente al consumo de drogas son diferentes. Esto es, ambas entrevistadas nos
permiten asomarnos a la importancia de las identidades y relaciones de géneros como
diferenciadores al nivel del consumo y de las formas de obtener la droga, así como
de las motivaciones y consecuencias sociales de la drogodependencia. Asimismo,
ambas consideran que conocer a otros consumidores de drogas contribuye a facilitar
la obtención de las mismas. Por último, ambas coinciden en señalar una serie de
elementos comunes presentes al inicio del consumo de las drogas: el tener pareja o
un vínculo afectivo con alguien que es consumidor, la facilidad de ser invitadas por
ser mujeres, la facilidad de adquisición de las sustancias a través de estas relaciones
afectivas, así como la existencia de problemas familiares y/o sociales diversos al
momento de iniciar el consumo.
Relaciones de pareja
En este apartado se comenta sobre la relación entre la violencia ejercida particularmente
por la pareja y la adherencia al tratamiento contra las drogas en las entrevistadas.
Al respecto, María refiere que su vida en pareja ha sido solo con dos hombres con
los que ha tenido a sus hijos. En relación con su primera pareja comentó: “Vivimos
con su mamá y ella decía que no le ayudaba en nada y hacia que él se molestara
conmigo […] y le hacía mucho caso a su mamá… y nunca conmigo contaba y ni me
apoyaba en nada”. La segunda relación de pareja fue con un hombre que conoció
en CIJH, ambos recibían tratamiento para su dependencia a las drogas. María quedó
embarazada de esta persona y al poco tiempo decidieron vivir juntos en casa de
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una amiga de ella. Poco después de haber tenido a su segundo hijo volvió a quedar
embarazada y decidió separarse de su pareja, pues él volvió a consumir drogas y por
esa situación estuvo a punto de perder la custodia de sus dos hijos más pequeños.
María señala:
[…] Nomás le dije que ya no quería estar con él, ni que tampoco me
ayudara porque eso me perjudicaba, porque me querían quitar a los dos
niños el DIF [Institución del Estado para la protección de la infancia y
la familia], si yo vivía con él o si me drogaba.
En cuanto a sus relaciones de pareja, se observa que los malos tratos y la violencia
recibidos de su primera pareja fueron deteriorando esta relación hasta conformarse
como posible causa del mantenimiento del consumo de drogas. María trató de
cambiar su estilo de vida relacionándose con un hombre que, al igual que ella,
recibía tratamiento contra el consumo de drogas. Este intento fracasó, pues su pareja
no mantenía las mismas expectativas en cuanto a la relación y a la recuperación de
su dependencia a las drogas.
En el caso de Juana, el historial de pareja es más largo, y cuando se le pregunta por
esa historia nos ofrece un discurso de “precocidad” sexual: “Cuando tenía esa edad
[9 años], fue que empecé a ver revistas pornográficas […] y me llamaba mucho la
atención el sexo y todas esas cosas…”. Juana dijo haber tenido múltiples parejas,
pero solo con tres ha mantenido una relación de tiempo considerable (mayor a un
año). Estas parejas han sido hombres con problemas de consumo de drogas y dos de
ellos traficantes de drogas. Vivió en unión libre con Rigo durante nueve años, quien
es padre de sus tres hijos. Otro de ellos es un negociante de una tienda de abarrotes
cercana al domicilio que compartía con Rigo, quien se dedicaba también a la venta
de drogas. Con este comerciante tuvo una relación paralela a escondidas de su pareja.
Su última pareja es Homero, empresario de una tienda de mariscos y narcotraficante,
con él vivió en unión libre por un periodo de tres años. Juana comentó sobre esta
historia de infidelidad como producto de una insatisfacción en varias esferas de su
vida: violencia, carencia afectiva, sexual, económica:
Me tocó salir, y andar con un muchacho que vendía coca [vecino],
estando yo casada, porque… tenía mucho maltrato en mi casa… y él
[Rigo] este… y él no dormía conmigo […] Rigo se portaba muy mal
conmigo, llegaba muy tarde a la casa, no había comida, y lo dejé, no
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
trabajaba, no le compraba pañales a la niña, y lo dejé yo, ah pues esa
vez me corrió y lo dejé, y me fui.
Juana refirió también que intentó dejar el consumo de drogas cuando volvió a
iniciar su relación con Rigo, pero que esto le fue difícil porque él no compartía las
expectativas de cambio que ella tenía. Juana dijo:
[…] Yo quería que él cambiara, o sea, él, no me gustaba su forma de
ser, pero yo quería avanzar, incluso me metí a aprender a cortar el
cabello, yo escarbé los cimientos de la casa, no me resignaba a vivir
toda amontonada, cuando salí de la peni [penitenciaría], mi apá me
dio una casa que tenía en una invasión,… y allá me dejó, sola, y salí
embarazada [de Rigo] con el dispositivo cuando estaba en la cárcel, no
me quedó de otra más que volver con él, estaba yo sola en esa casa y de
repente llegó él [Rigo], llegaba y con dinero y allí, y me empezó a pintar
la casa y todo, pues volví con él, no me quedaba de otra pues… […]
pero él tomaba cerveza todos los días, él era con la cerveza y yo con
la mariguana… […]. No me bajaba de “pendeja”, de que yo “no valía
nada”, de que “no servía para nada”, que “tenía las manos de trapo”, que
“hablaba puras pendejadas”, que “decía puras babosadas”, que “tenía el
cerebro lleno de mierda”, todos los días me estaba diciendo cosas…
En lo expresado por Juana es posible visualizar la compleja red de vínculos entre las
dificultades para superar una drogodependencia y los vínculos afectivos, la pobreza,
la búsqueda de apoyo, la presencia de una pareja drogodependiente que abastece de
droga y la violencia física, intelectual, emocional, social que genera una dificultad
para retomar el control de la propia vida.
En relación con lo anterior, se agrega que las expectativas de Juana son asimétricas
e inequitativas a las de Rigo, porque mientras este prejuicia la actitud de ella,
“como una pendeja que no sabe controlar” el consumo de droga, tiene que pagar
las consecuencias de la adicción de aquel, pues asume la responsabilidad de su
drogodependencia. La violencia ejercida hacia Juana, por parte de Rigo, forma parte
de una relación a través de la cual él construye un poder sobre Juana y una imagen
de sí mismo como más valioso. A través de la humillación constante, cotidiana, Rigo
construye su identidad, la cual tiene un subtexto de género, pues se trata de un poder
y una identidad masculina que se sanciona o espera positivamente en la sociedad y
en su grupo social. Esto es, se espera que el hombre sea más fuerte y ejerza autoridad
en la pareja, al punto incluso de hacerlo con violencia.
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Género y adherencia al tratamiento:
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En la siguiente cita, se puede notar que Rigo mantiene una imposición de estereotipos
profundamente opresivos, con respecto a los roles que (según lo apreciado a través
de sus demandas) a Juana deben corresponder como mujer y que, como ella expresa,
implican la renuncia de sí misma, “dejar de vivir su vida para vivir la de él”. Juana,
como señala el feminismo, es definida por su relación con Rigo como “un ser para
otro”, para él. Así lo sugiere Juana:
“¡Juana!”, me gritaba, me acuerdo que yo andaba en el patio regando
las matas, barriendo, y llegaba yo corriendo: “¿Qué?” [decía Juana],
“¡Cámbiale a la tele!” [decía Rigo], y pues mejor le cambiaba porque
si no se me arrancaba pues, y me volvía a gritar, y: “¿Qué?”, “¡Bájale
a la tele!”, bien loco… pero él se encargó de hundirme hasta lo más
hondo… […]. Entonces deje de vivir mi vida para vivir la de él, dejaba
de pensar lo que yo pensaba, por estar pensando que él se iba a enojar,
que él se iba… pensaba por él, todo por él, y ya…
De lo dicho por Juana, se puede notar que la violencia que Rigo ejercía en ella a través
de los golpes, del hostigamiento verbal constante, del control de las actividades, de
los insultos, de las humillaciones, se manifiesta en sentimientos de baja autoestima
y de desesperanza, expresados en una sensación de hundimiento. Esta situación,
como vimos anteriormente, se expresa también en el consumo de droga durante la
realización del trabajo doméstico. Se puede notar también que Juana adopta una
actitud de sumisión, vivida como algo insoportable que la autolimita y que se refleja
en su falta de autonomía para tomar decisiones. La violencia que Rigo impone a
Juana se deriva de la creencia, fomentada por la cultura patriarcal, androcéntrica,
de que los hombres y lo masculino son superiores y de que las mujeres con las que
viven son una extensión de sus posesiones o están a su disposición y servicio.
Por otra parte, Juana dijo también que la relación que mantuvo a lado de Homero, su
amante, era considerada como más positiva para ella:
Me dijo el Homero: ‘Tú ya no vas a asaltar, ya no vas a robar, yo te voy
a mantener’... él era el que me mantenía, el que me daba dinero y el que
pagaba el hotel, luego renté un departamento amueblado en la colonia
Las Quintas [clase media], y nos fuimos para allá, tenía televisiones,
videocaseteras, yo tenía pulsos y esclavas para llenarme toda la mano
así, y tenía como diez, once cadenas de oro gruesotas…
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
Homero libra a Juana de las vicisitudes del robo, a cambio de que él sea el
proveedor y ella se encargue del cuidado en el ámbito doméstico. Se nota una de las
características de los roles tradicionales masculinos, ser buen proveedor, que es una
de las piedras angulares de la masculinidad dominante. Algo que a Juana la hacía
sentir bien, puesto que vivía en una situación sin carencias de tipo económico, así
como de abandono afectivo, de acompañamiento.
En cuanto al consumo de droga compartido con la pareja, María refirió que ella no
consumió drogas con sus parejas. Por otra parte, Juana dijo que ella sí compartió
el consumo de drogas con cada una de sus parejas, puesto que siempre buscaba
relacionarse con personas drogodependientes para poder tener fácil acceso a las
drogas sin que le generaran un costo económico. Así dijo Juana:
El primer novio que tuve… con ese probé la coca, también con el
Homero una vez se puso muy loco, y yo también, ni modo que se
acabara todo él pues yo también. […] A veces fumábamos cristal los
dos [Rigo y ella], él a veces me llevaba a la casa y nos poníamos bien
locos, nos amanecíamos.
Para Juana el consumo de drogas compartido es una forma de convivencia e
intimidad, con el que trata de mantener los vínculos de pareja. De hecho la pareja,
el novio o el marido, es en muchas ocasiones quien desempeña el papel de inductor
al inicio o de abastecedor del consumo de drogas. Este fácil acceso a las drogas a
través de las parejas drogodependientes, con quienes se tienen vínculos ya de afecto
o dependencia económica, ya de dependencia emocional y violencia, genera un
círculo vicioso que imposibilita el romper con las parejas, con la adicción y con una
red de drogodependientes que a su vez impactan su autoestima.
En cuanto al apoyo o rechazo que María y Juana obtuvieron de sus parejas para la
rehabilitación, María dice que su segunda pareja solo la apoyaba económicamente
aunque por su recaída y por el temor a perder la custodia de sus hijos tuvo que
separarse de él. Por otro lado, Juana dijo que ninguna de sus parejas la apoyó, por
el contrario, la inducían al consumo. Mencionó que Homero se acercó a ella cuando
estaba recluida en el centro penitenciario y que Rigo, solo se acercó para llevarle
droga.
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Género y adherencia al tratamiento:
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En las historias de ambas entrevistadas es posible observar que el apoyo emocional,
afectivo y de acompañamiento por parte de sus parejas no era adecuado como para
que ambas mujeres desearan participar en un tratamiento para su rehabilitación. Lo
anterior pudiera deberse al hecho de que todas las parejas de María (con excepción
de su primera pareja) y de Juana, eran adictos también o estaban en rehabilitación
(como en el caso de la segunda pareja de María) simultáneamente. Lo que estas
entrevistadas nos revelan en sus historias es que la pareja masculina adicta es
determinante como motivación al consumo, como mantenimiento del consumo y
también como factor de recaída y no como factor de apoyo.
En el análisis de las entrevistas pudo observarse, en reiteradas ocasiones, que la
violencia tanto física como psicológica ejercida hacia ellas por parte de sus familias
y sus parejas, ha jugado un papel importante en el inicio y el mantenimiento del
consumo de drogas. Asimismo, que su condición de sujetos violentados se convierte
en uno de los varios obstáculos para el inicio de un tratamiento de rehabilitación. La
violencia ejercida hacia ellas deriva en daños o sufrimientos físicos, emocionales, o
psicológicos, incluyendo la privación de sus libertades, tanto en sus vidas públicas
como en sus vidas privadas. Además, continúan siendo vulnerables a un abuso
sostenido en sus relaciones afectivas y continúan estando expuestas a entornos
violentos.
Familia
Las relaciones con la familia y las dinámicas de género fue otra dimensión estudiada.
Para tal fin se plantearon, como en los temas anteriores, preguntas generales que
luego se fueron precisando a partir del propio discurso de las entrevistadas. Varios
temas llaman la atención en estos relatos: la violencia de género en las familias
de origen, la situación familiar como generadora de problemas emocionales, la
asignación de tareas de género tradicionales, entre otros. Pero también una ausencia
y presencia afectiva llena de contradicciones.
La vida familiar de María desde la infancia gira en torno al divorcio de sus padres y
a los problemas ocasionados por su adicción a las droga. Al mismo tiempo describe
la actitud de la familia, en especial de la madre hacia el consumo de drogas, como
permisiva. María dijo que aunque ningún otro miembro de la familia consumía
drogas ilegales, existe un consumo de drogas legales (alcohol y tabaco) por parte
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
de su hermano menor (un púber) y que eso a la familia no le representa ningún
problema.
Al cuestionarle si su comentario sobre el divorcio lo hacía porque pensaba que
tenía que ver con el inicio del consumo de drogas, el padre que a menudo trataba
de hacerse presente, interrumpió y dijo: “Fíjese que yo creo que sí oiga, porque
mi esposa nunca los apoyaba y nomás se la llevaba gritándoles y regañándolos y
conmigo era lo mismo… puros gritos”. En cada pregunta dirigida a María, el padre
que no se ausentaba del todo, interrumpía para responder por ella y María solo asentía
con la cabeza a lo dicho por su padre. Se le cuestionó si resultaba cómodo para ella
responder estando el padre presente y nuevamente interrumpió este para decir: “Le
puede decir lo que quiera delante de mí, no tenemos secretos”. En esta relación y
actitud del padre se observa que las opiniones de María están en un segundo término,
pues es el padre quien opina y decide por ella. En otro momento, de nuevo se acercó
el padre de María para interrumpir y expresarse sobre su exesposa de la siguiente
manera:
Me puso el cuerno, y me dejó con los chamacos, después venía nomás
a regañarlos y se los llevó con ella, pero poco a poco fueron recalando
pa’ca conmigo, aquí siempre tienen comida caliente… yo sí los trato
bien…
El padre se define a sí mismo como el dador permanente, el proveedor material
y afectivo, así como el protector de la familia. María considera que una forma de
compensar ese esfuerzo hecho por el padre, es trabajar para apoyar la economía
familiar. También comentó que sin su trabajo la casa sería un desastre, pues no
habría quién realizara las labores domésticas. María tiene pues una doble jornada
que difícilmente le permite hacerse cargo de otros aspectos de su vida, “sin que todo
se derrumbe”, como dice ella.
Según María, la relación con su hermano y hermanas es buena. Mencionó que con su
hermana menor es con quien mejor relación tiene, pues es la encargada de la custodia
de su niño más pequeño, y que el hermano es neutro en la relación, “no se mete con
ella ni para bien ni para mal”. No obstante, señaló que su hermano cuidaba a su hijo
y que le compraba ropa y leche cuando este lo consideraba necesario. María apuntó
que en general ha llevado una buena relación con su familia paterna, aunque no con
la materna. María comentó sobre el suceso:
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Género y adherencia al tratamiento:
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[…] Me pelié con un hermano de mi apá, él se disgusto conmigo cuando
falleció mi abuelo, porque cuando él falleció yo lo cuidaba… me vine
un viernes para acá y me fui con mi amiga, y me fui y allá me quedé en
su casa y resulta que mi abuelo falleció el sábado y yo no sabía sino que
yo regresé hasta el lunes aquí y pues a mi abuelo lo habían cremado…y
mi tío al siguiente día me gritó muy feo, me dijo que por andar de
drogadicta mi abuelo se había muerto, me había desatendido de mi tata
[abuelo], ellos ya no me querían allí…
En este comentario puede observarse que María ha sido vista como una “niña-nana”
cuyas funciones han sido estar al cuidado de los abuelos, como papel natural de las
mujeres, y de las labores domésticas. María recibió un fuerte castigo por su “falta”,
por lo que fue juzgada y criticada por su condición de drogodependiente, y además
expulsada de la familia y de su vivienda.
Por otra parte, María agregó que la relación con su madre no había sido buena
después del divorcio de sus padres y que no le importaban los sentimientos de ella
después de haberlos abandonado para irse con otro hombre:
Siempre quiere entrometerse conmigo, siempre quiere que mí papá esté
mal conmigo, le dice a mi papá “Ya no le cuides al niño”… cree que
sigo en las drogas, aunque tengo meses sin verla, ella siempre está en
contra de mí.
De acuerdo a su narración, María percibe a su madre como una “mala madre”, una
“mala esposa” y una “mala mujer”.
Este entorno familiar de rechazos, doble jornada, obligaciones de asistencia y
cuidado a otros, asignación de culpas, agresiones entre los padres, sometimiento al
padre, resentimiento hacia la madre, constituyen un entorno socio-emocional que
en diferentes momentos se hace presente para evidenciar tanto un estado general
de falta de autonomía, como su influencia en las dificultades para cumplir con los
regímenes pautados en el tratamiento y por lo tanto, su adherencia al mismo, como
veremos más adelante.
La dinámica familiar de Juana, por su parte, también ha estado caracterizada por
problemas económicos y violencia del padre hacia los hijos y la esposa, asociados a
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
su alcoholismo. El padre es un hombre pensionado por la seguridad social y se dedica
al cuidado de un rancho pequeño de su propiedad. Actualmente él se considera como
un adicto en recuperación puesto que tiene más de 20 años acudiendo a grupos de
autoayuda (Alcohólicos Anónimos). La madre, por su parte, es una mujer dedicada al
hogar y al marido. Juana tiene alrededor de un año viviendo en la casa de sus padres
por conflictos con su pareja derivados de la adicción de ambos a las drogas. La
relación que Juana lleva con sus hermanos es distante, de poca comunicación entre
los miembros de la familia. Juana refirió que su hermana mayor la ha maltratado
desde niña, que siempre han existido conflictos entre ambas por lo que ella siente
como un claro favoritismo del padre hacia la hermana. Este es el origen de un fuerte
resentimiento hacia ella.
En la historia de Juana, a diferencia de María, es el padre el que es identificado como
el mayor generador de frustraciones, inseguridad, pobreza, escasez y violencia en
la familia. Al mismo tiempo, se percibe cierto rencor hacia el padre por no haber
compartido su atención de manera equitativa hacia ambas hijas. Estos recuerdos
y resentimientos son, a decir de ella misma, una fuente de malestares en su salud
mental. En cuanto a la madre, según Juana, era totalmente dependiente del esposo,
se dedicaba a él y descuidaba a los hijos.
De la etapa de adolescencia, época en la que inició el consumo de drogas, Juana
recuerda una exacerbación de la violencia del padre hacia las hijas y la esposa, así
como una subordinación de género que se impone con tremendo realismo. Juana
comentó que en su familia ha existido el problema de alcoholismo por parte del padre
y de su discurso es posible detectar una cierta permisividad al consumo de drogas,
la falta de límites y de autoridad. Sí en cambio, mucha violencia machista. Ella
recuerda con intensidad emocional que cuando su padre dejó de tomar se volvió más
agresivo. Un ejemplo de esta dinámica familiar de drogodependencia y violencia lo
relata Juana:
Mi amá tenía la culpa de tooodo lo que se le atravesara a mi papi,
entonces, siguieron alegando, mí amá decía que no podía con la Blanca
[hermana mayor] y mi apá le tiro un puñetazo en la boca, y le tumbó
los dientes.
La violencia ejercida por el padre hacia la esposa es el reflejo de un ordenamiento
social jerarquizado, en el que la madre de Juana pierde el derecho a controlar y
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determinar las condiciones de su propia vida, para ser impuestas por el padre. Se
puede deducir que tanto Juana como su madre están sujetas al cautiverio de su
condición genérica, expresado en la falta de libertad y el sometimiento hacia el
padre/esposo drogodependiente, iracundo y con la sanción social del ejercicio del
poder hacia las mujeres de la familia, esto es, con un entorno cultural de ideologías
e identidades de género machistas.
Esta desigual distribución de poder, muestra claramente la violencia de género que
se ejerce hacia Juana y hacia María dentro de sus propias familias. Se trata de una
violencia que parece invisible parcialmente para ellas y para las personas externas a
la familia. Aunque puedan reconocer episodios de violencia y nombrar una serie de
malestares, no articulan un discurso claro que identifique y caracterice las múltiples
violencias y malestares como generadas por un contexto patriarcal y menos aún que
puedan vincular con sus malestares emocionales, con su drogodependencia o sus
dificultades para apegarse a un tratamiento.
El inicio de la búsqueda de tratamientos y las dificultades de la adherencia
Los relatos de las entrevistadas dejan entrever las dificultades familiares para
brindar un apoyo efectivo que les permita iniciar un proceso de prevención o de
tratamiento de su drogodependencia. Por ejemplo, Juana comenta que a medida que
su consumo de drogas se fue agravando, su padre le decía “no andes diciendo que
eres mi hija, me da vergüenza”, pero de ninguna manera le procuraba apoyo. El
análisis del entorno de Juana nos conduce a pensar que su familia considera que las
personas drogodependientes deben ser merecedoras de castigos y no merecedoras
de tratamientos, por lo tanto, el apoyo para la rehabilitación del consumo de drogas
se percibe como nulo o escaso. El apoyo se dificultó aún más cuando la familia
la rechazó por haber regresado a vivir al lado de un hombre celoso, golpeador y
drogodependiente. Este rechazo familiar, a su vez, jugó su parte en la indefensión en
la que quedó Juana frente a la violencia de su pareja.
María a su vez, en un momento de la vida recibió un apoyo más decidido de su padre,
sin embargo al inicio, por su propia adicción, tampoco atinaba a brindar el apoyo que
requería. Cuenta el padre de María: “Yo tuve que ir a Alcohólicos Anónimos para
poder entenderla… porque yo no entendía y le pegaba y la maltrataba, me desesperaba
por no poder ayudarla… ya después yo la acompañe al centro a la rehabilitación…”.
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
En cuanto a los consejos, al apoyo moral y afectivo que ambas entrevistadas
han recibido por parte de personas externas a sus familias, es decir, amigos(as),
vecinos(as) e instituciones, se puede decir que han resultado más provechosos para
que estas hayan acudido a tratamiento para su drogodependencia. María comenta la
importancia de una vecina de la que recibió apoyo:
[…] ella me decía que ya no me fuera, platicaba conmigo porque ya
estaba embarazada, que iba a salir mal el niño si me drogaba o algo y
ya no me fui… me decía que ya no trabajara en ningún lado, que ella
me iba a ayudar mientras estuviera embarazada y ahí me quedé, me
ayudaba y yo le cuidaba a sus hijos porque ella trabajaba y de ahí, ya
desde ahí ya no usé drogas.
Se puede decir que la solidaridad de la vecina y la maternidad (así como el alejamiento
de los contextos de violencia), fueron eficaces para la abstinencia del consumo de
drogas. Aspectos que, en citas analizadas anteriormente, se asocian con una mayor
motivación para la búsqueda de tratamiento y la adherencia al mismo.
Otra forma de aliento exterior a la familia con mayor eficacia, es la que comenta
Juana:
Un día me puse a hablar con una señora y nunca se imaginó que me
cambió la vida yo creo, me dijo, “Lee los salmos”, entonces me hinqué
llorando en la peni y le dije a Dios que me perdonara… esa persona
fue… allí vi yo que no… que es mucho lo que pierdo en comparación
de lo que gano… empecé a ir yo con unos hermanos de la religión…
El acercarse a la religión, fue un hecho que cambió la vida de Juana para decidirse
a dejar el consumo de drogas. Este evento fue impulsado por una mujer dedicada
a predicar una doctrina religiosa a las reclusas de la prisión. De lo expresado por
ambas entrevistadas, se puede decir que la solidaridad y la comprensión social son
importantes para ellas. Se trata de gestos efectivos que van a contracorriente de una
marginación social y de una percepción y valoración negativa del entorno, incluso
de su círculo social más cercano: la familia y la pareja. Como vimos anteriormente,
incluso la pareja y la familia son ocasión de un cautiverio de género y de violencias
machistas múltiples.
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Género y adherencia al tratamiento:
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Las razones que llevaron a ambas mujeres a buscar tratamiento contra el consumo
de drogas son diferentes. María acudió al tratamiento por un corto periodo, dos
meses, y dejó de asistir por reincidir en el consumo de drogas. A partir de esto perdió
la custodia legal de su primer hijo ante el padre de este. Al respecto María dijo:
“Empecé a ir al centro de rehabilitación […] por la custodia de él [su segundo hijo]
pa’ que no me lo quite el DIF es que tengo que ir a tratamiento […]. Tengo que ir
un año”. Con el condicionamiento de instancias legales y el apoyo de los familiares
paternos, con la intención de que María siguiera viendo a su hijo, María acudió al
tratamiento. El temor de perder a sus hijos, ser un “mala madre” (como su mamá fue
con sus hijos, según su padre), fue lo que la motivó a abandonar en ese momento el
consumo de drogas y acudir a tratamiento. Este elemento de la identidad de género,
con una gran resonancia emocional en su historia personal, es uno de los grandes
motores para la búsqueda de tratamiento en su caso. Pero no siempre es suficiente
para garantizar adherencia, puesto que ella consideró que no era necesario seguir
asistiendo y lo abandonó sin que el profesional de la salud a su cargo le hubiera
dado de alta. Por esa razón perdió la custodia que le fue otorgada a la hermana. No
obstante, más adelante en su narración refiere lo siguiente:
Después [por segunda vez] estando embarazada… fui como 5 meses [a
tratamiento en CIJH] y ya como al sexto mes me empecé a sentir mala
y fue cuando se me vino el bebé, dejé de ir porque lo tenía bien grave,
estaba en terapia intensiva, duré tres meses yendo al DIF, porque duró
tres meses en la incubadora y cuando me lo dieron pues ya no tenía
que salir, tenía que estar al pendiente todo el día de él y ya cuando tuvo
cuatro meses empecé a ir.
En esta ocasión fueron los deberes hacia el cuidado del hijo que nació prematuramente,
tal vez por consecuencia misma del consumo de drogas, los que condicionaron su
adherencia al tratamiento. Pero no solamente su trabajo como madre se convirtió
en un obstáculo para la adherencia. Al cuestionar a María sobre los papeles que
ella realiza en su familia, dijo: “Los de una mujer, ama de casa, ellos dicen que si
yo me fuera a trabajar […], quién iba a barrer, quién iba a limpiar la casa... todo se
iba a derrumbar”. María asume como natural de las mujeres los roles tradicionales
de las mujeres. Se trata de un papel en el que encuentra cierta contención familiar
y que al mismo tiempo es fundamental para el funcionamiento familiar. Se trata de
un papel de género que también parece obstaculizar la adherencia al tratamiento
y su abandono. En esa situación se encontraba al momento de la entrevista. En el
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Guillermo Núñez Noriega, Alejandro Rendón Bazán
presente, por lo pronto, intenta construir un nuevo discurso para ella misma, una
manera de entender su pasado y su futuro. María comentó: “¿Te imaginas?, con tres
hijos y luego en las drogas, nada les iba a enseñar, yo se que ellos van a saber que fui
drogadicta y todo, pero no nomás que vean eso, sino también que me superé”.
En el discurso de María sobre el presente resignifica su papel de madre, el cual no
ha sabido llevar a cabo de manera esperada, para asumirlo ahora como una madre
drogodependiente que se esfuerza por asumir algo del papel de madre: “el de enseñar
cosas buenas a los hijos”. Esto es, compensar una historia de “mala madre”, a través
de lo que llama un ejemplo de “superación”. Esto permite entender que dejar el
consumo de drogas es parte de un discurso de superación y no de sanación. En este
discurso el cumplimiento de los roles de género sigue teniendo un valor motivacional
importante.
En el caso de Juana, los roles que ella desempeñaba en su familia no distaban mucho
de los que María realizaba en la suya. Es decir, Juana era una mujer dedicada también
al cuidado de los otros. Ambas mujeres han sido educadas bajo el modelo patriarcal,
en el que se les enseña que deben ser “buenas” madres/hijas cumpliendo con los roles
tradicionales de las mujeres que se traducen en un “ser para otros”; sin embargo, la
drogodependencia parece ir a contracorriente de esa expectativa social. Al mismo
tiempo, los roles que las mujeres deben ejercer en la familia y en la relación de
pareja, son factores que impiden que las mujeres puedan acudir a un tratamiento y
continuarlo hasta su conclusión, puesto que como hemos visto a lo largo del análisis
de las categorías revisadas, estos roles dificultan el apego al tratamiento por la carga
de trabajo que implican.
En este sentido, existe una estricta coincidencia con lo mencionado por SánchezLópez (2006: 193) en su investigación también realizada en la ciudad de Hermosillo,
en cuanto a que las mujeres drogodependientes suelen abandonar los programas
terapéuticos por las presiones que tienen desde afuera para ejercer o retomar su rol
femenino, volver a casa, cuidar a sus hijos, atender a la familia. Sin embargo, este
es solo un aspecto de cómo las identidades y relaciones de género en un contexto
machista, patriarcal, en el que han vivido y viven estas mujeres, condicionan tanto el
consumo como las dificultades para buscar ayuda o apegarse al tratamiento, como lo
hemos señalado en párrafos anteriores. Así lo parece indicar la historia de Juana. En
su caso, la búsqueda de ayuda en CIJH fue propuesta por su padre:
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Género y adherencia al tratamiento:
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Mi papá me llevó al Centro de Integración Juvenil cuando yo tenía
como 16 o 17 años, en el tiempo en que conocí a Rigo, me dijo que
me quería llevar con un doctor porque me veía muy mal de los nervios,
entonces le dije: “Bueno”…
La sugerencia del padre de acudir a un médico porque la ve “mal de los nervios”,
manifiesta la importancia del acompañamiento familiar tanto en el proceso de inicio
del tratamiento, como en el proceso de recuperación. No obstante, Juana menciona
que duró poco tiempo acudiendo a CIJH en esa primera ocasión. Los factores para
el abandono han sido mencionados líneas arriba y se vinculan con el regreso a su
vida de su pareja. Con el paso del tiempo, una vez casada con Rigo, decidió acudir
de nuevo:
Rigo me tenía en una depresión, hundida totalmente, yo ya no soportaba,
es que yo me quería morir […]. Yo me hubiera matado, pero sabía que
mi vida no era mía, pa’ empezar me daba miedo que si me mataba me
iba a ir al infierno […]. Mi apá me dijo: “Te quiero llevar con el doctor,
vamos”, “Vamos”, le dije yo, ya sabía a qué iba. […] Yo sabía que había
una salida, alguien que me podía ayudar, porque me acordé que mi apá
me había llevado hacía muchos años allí.
En relación con lo anterior, Juana dijo que aceptó ir al CIJH por segunda ocasión
y nuevamente por sugerencia de su padre. Juana sentía que en realidad necesitaba
ayuda para su problema de depresión en que se encontraba, producto del maltrato
ejercido por Rigo.
Conclusiones fase 2
Vale recordar que el objetivo de esta fase era describir las condiciones de género
en que las mujeres drogodependientes viven la relación de familia/pareja, y que
les permitan o dificultan la adherencia terapéutica en una institución dedicada a la
prevención y a la atención de la drogodependencia en Hermosillo, Sonora, México.
Con relación a estos temas podemos concluir lo siguiente:
1. El inicio del consumo de drogas está fuertemente condicionado por contextos
caracterizados por la violencia familiar machista de los padres hacia ellas y
las madres, lo que genera un profundo estrés personal y familiar. Al mismo
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tiempo, los inicios del consumo de drogas están asociados con vínculos de
cercanía afectiva o sexual. El abasto de drogas por parte de compañeros varones
se produce dentro de redes de sociabilidad también fuertemente marcadas por
estereotipos, ideologías e identidades de género tradicionales.
2. Desde la perspectiva de las entrevistadas, la sociedad tienen una relación
diferente con la droga fuertemente marcada por estereotipos de género, pues
condena más fuertemente a las mujeres drogodependientes que a los hombres
drogodependientes. Al mismo tiempo, estas mujeres están conscientes de que
el consumo creciente de drogas por parte de las mujeres está asociado no solo
a la mayor facilidad para adquirirla o al aumento de la oferta, sino a cambios
valorativos en torno a las posibilidades de comportamiento de las mujeres que
si bien, por un lado, parecen apuntar a la subversión de roles tradicionales de
género (tienen más libertad de movilidad, son más atrevidas sexualmente, tienen
“menos vergüenza”), también apuntan a nuevas exigencias sociales relacionadas
con discursos estéticos dominantes.
3. El consumo de drogas y los intentos fallidos para dejarlas están asociados a
relaciones de pareja en las cuales, por un lado, se les abastece de la droga y
por el otro, se sufre de violencia machista de tipo físico y psicológico que las
desempodera y las subordina en un cautiverio de género. En esos contextos, los
padres oscilan entre el rechazo y el discurso del castigo y mayor violencia, ambas
reacciones también condicionadas por ideologías y estereotipos de género. Estas
reacciones no contribuyen al empoderamiento emocional que permite construir
capacidades de toma de decisiones y de autonomía, sino que, por el contrario, las
merma.
4. La decisión de acudir a un tratamiento contra la drogodependencia es favorecida
por mujeres vecinas o de la sociedad civil que brindan apoyo emocional,
espiritual y a veces material (como dónde vivir), así como por decisiones de
alguno de los padres para acompañar el proceso. En ambos casos las personas
que ofrecen el apoyo brindan afecto y solidaridad, algo contrario a la violencia
que disminuye su capacidad de toma de decisiones en la pareja.
5. La búsqueda y el inicio de tratamiento también es favorecida por exigencias
legales y amenazas de pérdida de la custodia de los(as) hijos(as). Se trata de
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Género y adherencia al tratamiento:
Mujeres drogodependientes de un centro de integración juvenil en el norte de méxico
una amenaza que incide sobre exigencias de cumplimiento de un rol de género
como “buenas madres” fuertemente arraigadas en las mujeres y en la sociedad
en general.
6. Sin embargo, los condicionamientos legales, ni el deseo de ser buenas madres,
ni el acompañamiento familiar, religioso o vecinal inicial, son suficientes para
mantener la adherencia al tratamiento. Las tareas domésticas y de maternidad,
asignadas familiarmente y socialmente en virtud de su identidad sexo-genérica, y
asumidas por ellas a menudo como naturales, así como la doble y triple jornada,
se convierten en un obstáculo efectivo para adherirse al tratamiento que ofrece
el CIJH.
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ISSN 0122-8455
LA FIESTA INDÍGENA DEL DÍA DE MUERTOS
EN SAN LUIS POTOSÍ
JOAQUÍN A. MUÑOZ MENDOZA*
Recibido: 12 de marzo de 2012
Aprobado: 21 de junio de 2012
RESUMEN
Análisis e interpretación de la festividad huasteca del Día de Muertos, llamada
Xantolo en México, desde la época prehispánica hasta nuestros días, determinada
por la UNESCO como patrimonio cultural intangible. El análisis semiótico de las
representaciones pictográficas registradas en códices de la época y las expresiones
que en el periodo colonial y contemporáneo se van dando en la región, presenta un
entramado epistemológico que el texto procura interpretar para llegar al modo de
comprensión del fenómeno cultural que en México adopta dimensiones importantes
como festejo social e incluso institucional.
Palabras Clave: Fiesta, indigena, Xantolo, muertos, almas, estado, temporalidad, espacio,
biología, cultura, fenomenología, codice, prehispánico, transfiguración, ofrenda, arco,
cementerio, altar, protección, difusión, San Luis Potosí, México.
*
Fundación Eduard Seler para la Investigación Arqueológica y Etnohistórica, Escuela de Educación Superior en
Ciencias Históricas y Antropológicas.
Presidente de la Fundación Eduard Seler para la Investigación Arqueológica y Etnohistórica y de la Escuela de
Educación Superior en Ciencias Históricas y Antropológicas, México. Doctor en Historia de América, Universidad
Complutense de Madrid; Maestría en Antropología Cultural, Escuela de Educación Superior en Ciencias Históricas
y Antropológicas; Maestría en letras -historia social-), University of Stratchclyde; Licenciatura en Historia,
Universidad Nacional Autónoma de México; Licenciatura en Historia especialidad Prehistoria y Arqueología,
Universidad Complutense de Madrid; especialidad en Historia Antigua de la Huaxteca, Escuela de Educación
Superior en Ciencias Históricas y Antropológicas. [email protected]
cult.drog. 17(19): 237-283, 2012
ISSN 0122-8455
Joaquín A. Muñoz Mendoza
THE INDIGENOUS DAY OF THE DEAD CELEBRATION
IN SAN LUIS POTOSÍ
ABSTRACT
Analysis and interpretation of the Huasteca celebration of the Day of the Dead, called
Xantolo in Mexico which has been celebrated from the pre-Hispanic period to date
and which has been determined by UNESCO as intangible cultural patrimony. The
semiotic analysis of the pictographic representations recorded in the period codex
and the expressions which start appearing during the colonial and modern periods
in the region, present an epistemological framework which the text tries to interpret
in order to reach the understanding mode that the cultural phenomena adopts in
Mexico.
Key words: Indigenous celebration, Xantolo, dead, souls, state, temporary nature, space,
biology, culture, phenomenology, codex, pre-Hispanic, transfiguration, offering, arch,
cemetery, altar, protection, dissemination, San Luis Potosi, Mexico
I. EL ESTADO: TEMPORALIDAD Y ESPACIO
El desarrollo histórico del Estado de San Luis Potosí tiene una constitución
característica en el plano temporal y espacial, que hace de él una entidad con
constituyentes culturales de profundidad muy amplia.
En términos temporales, la estructura propia de la presencia humana y su evolución
se corresponde necesariamente al contexto espacial en donde se desenvuelve,
mientras que este se ve parcialmente modificado en su propia caracterización por la
obra humana que incide en él.
El Ser humano que se desenvuelve en épocas de profundidad temporal, lo hace en un
territorio que aún no está sujeto a determinantes conceptuales como las que podemos
reconocer con posterioridad en nuestro mundo contemporáneo –como por ejemplo
con la geografía económica–, en donde el “concepto” parece que lo es todo.
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La fiesta indígena del día de muertos en San Luis Potosí
Así pues, desde la primera presencia humana registrada arqueológicamente de
36.000 años a.n.e. (Lorenzo, 1988) en lo que hoy definimos en geografía política
como San Luis Potosí, podemos observar que su desenvolvimiento está definido
por la topografía inherente al territorio, misma que determina el modo de “captura”
que el Ser humano que se desenvuelve en ese contexto físico, implementará para
“apropiarse” de esa naturaleza biológica que lo envuelve y lo determina.
Fuente: Tomado de http://www.subdivx.com/X12X6X122250X0X0X2X-donde-viven-los-subdivxeros.html
Figura 1. Mapas en donde se ubica el Estado San Luis Potosí.
Este proceso de captura y apropiación se resuelve desde un marco de práctica
experiencial de corte sustancialmente material y no está sujeto a elementos de tipo
abstracto que lo doten de mérito interpretativo alguno.
La construcción de elementos abstractos que nos dotan de marcos conceptuales y
que atienden a procesos de creatividad ideativa, marca el inicio de una incipiente
epistemología no declarada para el momento, pero que implica la capacidad humana
de formular ideas, interpretaciones, modelos culturales. Esto es fundamental para
poder apropiarse del territorio de manera conceptual, a través de procesos de
razonamiento lógico que sin duda implican planos diferenciados de constitución de
pensamiento, con lo cual presenciamos distintos modelos de razonamiento lógico
que van desde el científico, religioso, matemático, etc.
239
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Fuente: Fotografía de Joaquín A. Muñoz Mendoza (JAMM), 1997.
Proyecto Historia Antigua de la Huaxteca/Fundación Eduard Seler –PHAH/FES–.
Figura 2. Petroglifos ubicados en la Sierra La Colmena, S.L.P.
Cuando los antiguos habitantes del territorio que abarca el actual concepto de San Luis
Potosí, pasaron de conocerlo y controlarlo, a interpretarlo, sin siquiera proponérselo,
traspasaron de la realidad material a la conceptual… fueron capaces poco a poco de
dotar de sentido abstracto a su realidad tangible y con ello abrieron la puerta de la
capacidad de expresión inmaterial en cuanto a la ausencia de registro material que
consignara la conducta desarrollada, en términos de balbuceo de información valiosa
susceptible de ser conservada, para después estar en condiciones de transmitirla a
los demás integrantes de su colectivo, fueran estos contemporáneos o descendientes
futuros.
Esta condición del Todo se transforma en su concepción de Universo, por lo que
la acción humana se desarrolla única y exclusivamente en él. Pero esta acción
está cargada de afectaciones al entorno biológico que regresan al Ser humano de
manera incomprensible, las cuales implican la necesidad de explicación por parte
del individuo, para poder ejercer control sobre ellas, como lo que se designa
como fortuito, la necesidad de alimento, de líquido, de procrear –es decir, deseos,
emociones, sentimientos, etc.– y por supuesto, la muerte.
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Fuente: Fotografía de JAMM, 2003.
Figura 3. Interpretación artística/abstracta de petroglifos.
Con posterioridad al período del conocimiento experiencial, los seres humanos
que se desarrollan temporalmente en este entorno territorial, empiezan a hacerlo
culturalmente, por medio de construcción del pensamiento a partir de interpretaciones
y problematizaciones de aquellos rangos, a objeto de conseguir las respuestas
necesarias para sobrevivir en el ambiente de ubicación y permitirse a él mismo,
crecer como grupo, como etnia y asegurarse así su capacidad de sobrevivencia.
Este afán de sobrevivir es el motor que impulsa al desarrollo de los grupos concheros,
nómadas, cazadores, recolectores y sedentarios a lo largo de un desarrollo de miles
de años, hasta crear asentamientos y ciudades como en el Altiplano: Cedral, La
Yerbabuena, El Huizache, El Oro, Los Yugos, etc.; pasando por la Zona Media:
San Ciro, San Rafael, Las Naranjo, etc.; para terminar en la Huasteca: El Ciruelar,
Cebadillas, El Consuelo, Tamtok, etc.; o entrando desde la modernidad con las
ciudades de San Luis Potosí, Río Verde, Tamazunchale, Matehuala, etc., etc.
Ahora bien, el antes mencionado afán de sobrevivir implica forzosamente el solventar
la idea medieval europea del “sic transit gloria mundi” –este glorioso mundo por el
que transitamos…–. Es un mundo en el que transitamos, no en el que nos quedamos.
Y he aquí que la estructura del pensamiento humano se tiene que enfrentar a un
241
Joaquín A. Muñoz Mendoza
fenómeno definitorio que se expresa desde un plano material y desde otro muy
distinto en el plano inmaterial: La Muerte.
ii. la MUErtE: BioloGÍa Y CUltUra
El morir es la vivencia cumbre que puede tener cualquier individuo consciente de
que se encuentra en ese trance, de igual modo que ese mismo morir en el otro, es la
experiencia cumbre del uno mismo (Muñoz, 1987b).
Lo anterior implica que lo que llamamos muerte es un concepto complejo que posee
dos valores o cargas semánticas distintas y que sin embargo se complementan. En
efecto, por una parte, la muerte como fenomenología de expresión biológica y de
expresión cultural.
Fuente: Tomado de http://metal-poetico.blogspot.com/2010_10_01_archive.html
Figura 4. Interpretación neoclásica del “beso de la Muerte”.
Como biología, la muerte es la ausencia total de vida de un sujeto orgánico en general
y Humano en lo particular como objeto de análisis de este estudio de Declaratoria.
Así, el proceso de que un individuo abandone la vida de forma secuencializada dentro
de un mismo conjunto sintomatológico implica lo que llamamos agonía. La agonía
es pues el conjunto de eventos fisiológicos que terminan por colapsar al organismo
242
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de un ser –en este caso humano–, vivenciándose por él mismo todo el conjunto
fenomenológico natural… la muerte biológica es la finitud del yo. Por otro lado,
como cultura, la muerte es la ausencia total de presencia del individuo orgánico
fallecido, es decir… la muerte cultural es la finitud del otro (Muñoz, 1998).
Es decir que la muerte propia la vivencia uno mismo, a la vez que, evidentemente,
esa misma muerte también es vivenciada por el otro. El individuo que muere,
desaparece biológicamente mientras que culturalmente es rescatado simplemente
en términos de registro. El Ser humano y sus acciones desaparecen, pero siguen
siendo sujetos a interpretación fenomenológica por sus registros.
Así, en el Estado de San Luis Potosí, en términos de presencia humana actuante,
podemos observar que el problema del conocimiento y su estudio1 del pasado se
expresa con claridad: el registro de lo inexistente se da bajo la contundencia de un
corte arbitrario que permite crear lazos entre lo material y lo inmaterial, lo que
en términos de cultura popular implica la existencia casi paralela entre formas de
existencia profundamente diferenciadas pero entrelazadas a partir de convenciones,
a partir de la capacidad de los individuos y sus sociedades en ponerse de acuerdo en
el plano conceptual y epistemológico para lograr empeños comunes.
En la entidad federativa potosina, hemos podido atestiguar la fermentación histórica
de diversas expresiones culturales que, a través de sus registros materiales, han
contribuido a gestar una subcosmovisión de lo que la rodea y que ha ido enriqueciéndose
o empobreciéndose en una dinámica propia de expansión y retrotraimiento de los
conceptos que les animan, pero que como sea, ha tenido la suficiente fortaleza para
hacerlas sobrevivir.
Procedentes de conceptos como el de muerte, el trabajo de recopilación de estas
expresiones culturales y su registro, permiten el poner la atención no solo en estos
de manera puntual, sino de sus contenidos conceptuales, merced a un variopinto
abanico de interpretaciones que enriquecen las variadas formas rescatadas.
Así, la capacidad de registros culturales de locuaz índole material, tiene la capacidad
de proyectar una enorme profundidad cognitiva que permite desentrañar el mensaje
subyacente de la forma. El análisis semiótico de ella, da pie a otra dimensión del
1
A lo que se denomina “Epistemología” o “Teoría del Conocimiento”.
243
Joaquín A. Muñoz Mendoza
contenido simbólico que dota de carga definitoria a la acción detectada, produciendo
una configuración de lo llamado inmaterial.
La importante carga simbólica y por tanto abstracta de los objetos registrados,
dimensionan el enorme tamaño del concepto detrás de ello, de tal manera que incluso
la importancia de la expresión material de un bien, queda relegada a segundo término
en relación a la expresión inmaterial que conlleva su interpretación y significado
conceptual.
Es un análisis a la inversa de lo que se maneja en los procesos interpretativos
de carácter histórico: para entender una religión determinada, se debe empezar
por detectar el ritual, el ceremonial que da concreción al contenido simbólico.
Para el caso que nos ocupa, desde este parapeto temporal repleto de contenidos
conceptuales, debemos aceptar la carga simbólica y desde esta dotar de contenidos
semióticos a los objetos, por lo tanto debemos asumir esas cargas abstractas para
andamiarlas circunstancialmente de los objetos referenciales y así poder sostener la
carga interpretativa del “Día de Muertos” en San Luis Potosí. Este proceso puede ser
visualizado en el diagrama que se presenta como Unidad teórica 1:
Gráfico 1. Unidad teórica 1.
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Este es el caso en que nos encontramos cuando nos referimos a las festividades que
los colectivos originarios de la Entidad realizan para conmemorar a sus difuntos…
nos ubicamos aquí no ante ofrendas mortuorias estrechamente relacionadas
con un ritual mortuorio, sino son ofrendas que van más allá de la despedida del
difunto; al contrario, son ofrendas de convivencia, de declarar al individuo muerto
biológicamente, como vivo culturalmente.
Son ofrendas para un ritual eminentemente metamortuorio2, son ofrendas que van
más allá de los reinos de La Muerte. Buscan acercar al ente familiar; dirigirlo en su
camino por el mundo de los vivos; alimentarlo con las esencias de un alimento y una
bebida que, como ellos, ya no viven más en este mundo. Es el reconocimiento tácito
de un mundo paralelo igual de sutil y dinámico que en el que nos expresamos.
Al igual que en el mundo de las ideas cristianas relacionadas con el tránsito del alma
a otras entidades espaciales por voluntad divina, el mundo en donde radican los
visitantes que regresan a departir con los indígenas potosinos vivos, es de carácter
atemporal pero profundamente territorial, lo que implica una función de estructura
identitaria en la medida en que esas entidades supranormales solo pueden volver si
la familia está ubicada en el espacio de la cotidianeidad conocida por aquel (Topete,
1998).
Así las cosas, la plena característica de una cosmovisión profundamente compleja,
solo puede ser abordada desde un régimen abstracto, desde una norma conceptual,
desde un aparato que lo defina como inmaterial.
Este básico eje de valores culturales debe oscilar así desde el registro de lo material
hasta la interpretación de lo inmaterial, para fijar de un modo preciso, lo que como
patrimonio puede ser definido categorizando sus rangos de expresión y dinamismo
cara a la o las sociedades que friccionan en él, conviven o lo protegen y proyectan,
tal y como lo podemos ver en el Gráfico 2 (Unidad teórica 2) que se presenta, en
donde asimilamos las características propias de determinado objeto de estudio para
proceder a su análisis e interpretación, formulando con posterioridad las cargas
teóricas que conlleva el propio análisis.
2
Esta es una diferencia profunda con el Mictlán o Reino de los Muertos entre los mexicas de México-Tenochtitlán
y los conceptos en otras Culturas, ya que las almas cobraban diversas formas para regresar al mundo humano, pero
ahora a realizar otras actividades no relacionadas con la vida cotidiana. Igual que en el reino de los muertos controlado por Hades, donde solo las sombras del Ser humano se pasean eternamente sin esperar nada en un ambiente
atemporal.
245
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Si tomamos en cuenta que uno de los planos abstractos en relación al Ser humano y
su capacidad de problematización de los factores que le rodean, es aquel asociado a
la finitud de su Ser, el carácter de análisis de la Muerte, debe ser el rasgo definitorio
por excelencia para poder señalar la posesión de uno de los patrimonios culturales de
cualquier pueblo, es decir el inmaterial.
Gráfico 2. Unidad teórica 2.
Por sus características específicas, la festividad indígena de Día de Muertos en la
entidad potosina, es plena y absolutamente única en su género (Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes, 2002) tanto por su construcción histórica, como por
su etnicidad, como por su vitalidad social de perfil universalizante en un rango
conceptual en el que simbólicamente se enraíza en profundos contenidos culturales
que lo hacen sustento del patrimonio inmaterial del Estado de San Luis Potosí.
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III. DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA
Las diversas culturas que se desarrollaron en la llamada Época Prehispánica en lo que
hoy denominamos la entidad federativa de San Luis Potosí, estuvieron sujetas a un
contexto natural muy variado. De ahí que se defina este en básicamente tres esferas
escalonadas de tipo geológico asociadas con otro número igual de tipo político y que
son:
1) Altiplano.
2) Zona Media.
3) Huasteca.
Esta área geográfica ha sido cruzada verticalmente por un eje imaginario de rango
temporal que tiende a definir o matizar cambios culturales determinados por un
propio eje horizontal de tipo espacial.
De esta manera nos podemos dar cuenta de que, dentro de la profundidad histórica,
podemos analizar este mundo desde su contenido prehispánico, a causa de poder
contar con indicios culturales que nos demuestran que su pensamiento tuvo así
diversos momentos de desarrollo y contracción cultural, que tuvieron el enorme
efecto de generar tendencias y la expansión de ideas de diversos focos rectores hacia
otros. Así las cosas, dentro de los cuatro mil años de historia a los que podemos darles
seguimiento (Muñoz y Kuehne, 2002a), muchos fueron los colectivos, pueblos y
ciudades que nacieron, se desarrollaron y murieron en esta enorme área cultural,
siguiendo uno a otro, o perviviendo contemporáneamente.
Este profundo desarrollo temporal, permitió la aparición de grupos étnicos que
sostenían su grado de identidad cultural a partir primeramente de la lengua que
hablaban. Así, solo en las regiones que integran al Estado, nos encontraremos por
ejemplo a los grupos de idioma tének, náhuatl, otomí/pame y huichol/wirarika.
Pero estas presencias paralelas también implicaron la asociación de estos pueblos
con sus propias cosmovisiones, con su propia manera de entender sus universos, en
donde la idea de la centralidad hacía su presencia dotando a cada uno de ellos de la
idea de ser los propios rectores del universo –incluso en una transmutación lógica
en donde el individuo también era a la vez contenido y expresión de esa centralidad
247
Joaquín A. Muñoz Mendoza
cósmica–, ser los encargados por sus dioses de proteger el Cosmos. Esta idea de
centralidad o quincunce –como se le conoce generalmente–, implicaba el tener casi
control de todo el universo, lo que permitía los diversos ordenes de lo divino. Por
ello, los pueblos que no compartían estas ideas, eran combatidos en guerra hasta que
el criterio de uno se le imponía al otro.
Figura 5. Centralidad. Lámina 01, Códice Fejéváry-Mayer. Facsimilar.
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La fiesta indígena del día de muertos en San Luis Potosí
Figura 6. Lámina 3738 A, Códice Vaticanus. Facsimilar.
249
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Es en este sentido que el desarrollo de los pueblos ubicados en la Huaxteca3 es tan
importante, ya que estos tuvieron la capacidad de expandirse culturalmente hasta
llegar a gran parte del Centro-Norte del actual Estado de Veracruz, llegando su
presencia en varias formas incluso al propio México-Tenochtitlán y en muchos
lugares del Altiplano Central como Texcoco y Metztitlán (Muñoz y Kuehne, 2002b).
Llevando siempre con ellos tanto su yugo como las ideas concebidas dentro de su
cosmogonía y su cosmovisión.
Estos elementos mencionados con anterioridad, fueron elaborados en sus respectivas
épocas y fueron dejándose cantidad de ejemplos de cómo se comprendía su ideal de
belleza, su manera de entender la producción de alimentos y artefactos, su forma de
concebir el crecimiento y con él, su idea de progreso.
Así, por allá en donde se expandía esta Cultura, gran cantidad de elementos de ella se
extendían por un índice territorial impresionante hasta poder encontrar evidencia de
ella diseminada en más de 36.000 km2, convirtiéndose así en una enorme área cultural
(Muñoz y Kuhne, 1987) que iría al Norte de la llanura costera de San Luis Potosí
hasta la zona que ocupó el antiguo cauce del río Soto la Marina en Tamaulipas; al Sur
llegando en parte hasta el río Cazones en Veracruz y al Este con su frontera costera
del Golfo de México y al Oeste superando la Sierra Madre para llegar al Altiplano4.
En este contexto, la actividad material desarrollada en lo que hoy conocemos como
región Huasteca, tendrá la suficiente capacidad y fortaleza para extender su influencia
a muy diversos y distantes lugares como se anotaba con anterioridad. Estos lugares
vieron asentarse en su territorio a partir del año 1000 antes de nuestro tiempo –a.n.t.–
aproximadamente, ideas y por tanto conceptos que les fueron impuestos en el plano
militar o por asimilación voluntaria, desconocidos hasta ese momento fuera en la
llamada Cultura Río Verde o entre los Chichimecas del Altiplano, directamente
asociados con un poderoso culto a la muerte.
3
La palabra Huaxteca con “x” se aplica para definir el territorio histórico de los pueblos prehispánicos que lo
habitaron, así como los registros de cultura material que produjeron, mientras que Huasteca con “s” se aplica a la
definición de la región actual así como a los fenómenos culturales y gentilicio.
4
Esta característica geográfica de la Cultura Huaxteca, se define en lo que llamamos Eje Cultural Huaxteca que
genera un cruce en dos ejes imaginarios, que la cruzan de Norte a Sur y de Este a Oeste, donde quedan definidas áreas
como la Alta y Baja Huaxtecas Norte; Alta y Baja Huaxtecas Sur; una enorme área llamada Periférica o de Contacto
y por último, un importante Corredor Central Huaxteca que contiene ciudades prehispánicas tan definitorias como
Tamtok –Tzintzintujub–, El Consuelo –Tamuoc–, Agua Nueva –Tantujub–, Valles –Tamtocob–
250
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La fiesta indígena del día de muertos en San Luis Potosí
Fuente: Proyecto Historia Antigua de la Huaxteca/FES. JAMM, 2001.
Figura 7. Máscara anatómica ritual huaxteca, procedente de Cerro Azul, Norte de Veracruz.
iV. aNÁliSiS dE CaSo
El sistema de creencias huaxteca estaba determinado por el uso que estos daban a la
muerte, desde un registro cultural y biológico, en donde la vida era una resultante
de la muerte y no viceversa como lo manejamos en culturas como la llamada de
“Occidente” de la cual participamos en México.
251
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Para ellos, la muerte como tal se ubicaba en los inframundos, el Reino de la muerte,
de donde provenía el soplo vital. Por ello, la construcción de dualidades clara y
profundamente dinámicas como los “eloles” –esculturas y pinturas– que representan
el plano de la muerte por un lado y el plano de la vida por el otro; elementos siempre
asociados a figuras simbólicas que se reconocen en el nivel divino con lo que hoy
sabemos y conocemos como planetas, estrellas y cometas, por ejemplo, pero que
ellos los manejaban como elementos culturales de tipo divino, generando un culto
conceptualmente astrolátrico (Muñoz y Kuehne, 1998).
Fuente: Museo de Brooklyn, Nueva York.
Figura 8. Escultura huaxteca procedente de Agua Nueva, El Consuelo Tamuín, tipo Elol,
conocida como “La Apoteosis”.
Es por ello que en lugares como El Consuelo5 las ofrendas funerarias al Sitio, fueran
de carácter humano y a manera de cimientos a partir de los cuales la vida pudiese
fluir de una manera dinámica y eficaz, de tal forma que el reino de la muerte se
transmute en el gran dador de vida.
5
Esta ciudad prehispánica encontró su momento de máximo esplendor alrededor del año 1100 y era conocida bajo
el nombre de Tamuoc –de tam (locativo tének que significa Lugar)– y Oc, cabeza, es decir Lugar de la Cabeza o
Cabecera (Muñoz, 2006).
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Fuente: PHAH/FES, 1998-2006.
Figura 9. Vista aérea de Tamuoc de la plaza explorada.
Estas características específicas del mundo prehispánico en la Huasteca potosina,
crean una determinante única en su género en términos de comprensión de la
ritualidad relacionada con el plano mortuorio de esta Cultura, que por su fuerza y
dinamismo internos fue capaz de lograr una expansión ideológica excepcional.
En este sentido, la Huaxteca fue un crisol de cruce, un crisol de culturas que
enriquecieron su capacidad de reconocimiento de un entorno natural compartido
con pueblos como el náhuatl, que aportaron al proceso de ritualidad asociada con
la muerte, rangos que aún en el territorio controlado por los Mexicas y que damos
en llamar Huaxtecapam6, es decir el territorio huaxteca controlado por MéxicoTenochtitlán, se expresan con fuerza, como el llamado Día de Muertos y que se
señala con gran claridad en códices elaborados antes de la presencia española y
su proceso de conquista y evangelización, y que con posterioridad a ellas serán
6
El “Huaxtecapam” debe su propia terminología a la región conocida por el pueblo Mexica por ser el dominio
adjudicable al Cuexteca, o Señor de los “Cuextecas”, a quien los mexicas consideraban como su gran enemigo. Su
conquista se lleva a cabo con motivo de la consagración del Templo Mayor de la ciudad-estado de México-Tenochtitlan, en el año 1340. Esta consagración creó la penetración militar de Cuextlán a objeto de capturar prisioneros
para su posterior occisión y así ofrecer una ofrenda de muerte a Huitzilopochtli, deidad celebrada. La muerte de
10.000 prisioneros cuextecas ha sido una de las fiestas votivas más sangrientas registradas hasta ahora en el México
prehispánico.
253
Joaquín A. Muñoz Mendoza
analizados e interpretados por sacerdotes y estrategas eclesiásticos para aprender de
ellos y después utilizar sus contenidos para favorecer la imposición de su presencia,
sus ideas religiosas y de toda índole (Durán, 1970), en una palabra, su cosmovisión.
Figura 10. Lámina 02r, Códice Telleriano-Remensis. Facsimilar.
Para el caso de la “celebración” del Día de Muertos, muchos son los autores que
se confunden al consignar dos fechas distintas para esta festividad. La primera
fecha se registra para marzo, alrededor del equinoccio de primavera y tenía que
ver con la capacidad de la muerte referida, de reformular la vida (Figura 10 ). En la
lámina referida, el sacerdote hace unas anotaciones en las que claramente registra
la asociación de esta festividad con la Fiesta de Todos los Muertos (sic) también
asociándola con la nomenclatura divina de Mic caylhujtl recalcando que la fiesta
entra antes de agosto. Así, el concepto de “Fiesta de todos los Santos” es evidente
que se maneja a partir de un concepto reconocible por el sacerdote que hace las
anotaciones, pero en términos de contenido de la festividad, pero no de la fecha,
porque para él la referida fiesta en España se realizaría después del equinoccio de
otoño, es decir el 1 y 2 de noviembre en nuestro calendario gregoriano, pero que en
realidad es el 21 y 22 de octubre en la cuenta prehispánica.
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Es por ello que, con certeza, la fecha consignada para el Día de Muertos tiene que ver
directamente con la Huaxteca, al registrarse la única fecha cercana al equinoccio de
otoño antes señalada (Figura 11 ) y que implican a una deidad claramente asociada
con la Huaxteca, identificable por su gorro cónico, husos para cardar algodón y
plumones de tzin tzin, asociándolo erróneamente el sacerdote español que hace las
anotaciones en el documento, con la festividad de oczypanyztl.
Fuente: PHAH/FES, 2003.
Figura 11. Lámina en la que se muestran los diferentes recorridos de la Tierra en relación
al Sol, y que determinan en su zona Tórrida las fechas más importantes de celebración en el
mundo prehispánico.
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Joaquín A. Muñoz Mendoza
Figura 12. Lámina 03r, Códice Telleriano-Remensis. Facsimilar.
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Pero de las pictografías prehispánicas, sin duda la que más se acerca a la festividad
del 2 de noviembre, es la de la micha yl huitl –mictlantecuhutl o Señor de los
Muertos–, en la que se nos dice que se conmemoraba la muerte de los niños y, según
la advocación, también a los mayores fallecidos (Figura 14 ).
Figura 13. Lámina 4r, Códice Magliabechiano. Facsimilar.
Figura 14. Fragmento Lámina 02v, Códice Telleriano-Remensis. Facsimilar.
257
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Así las cosas, el tipo de advocación divina determinaba, a su vez, el tipo de ofrenda a
entregar en el altar del numen. Esta ofrenda debía comprender los elementos que se
encontraban directamente asociados al ajuar del Dios tutelar de la festividad, En ese
sentido, el Altar determinado para ofrendar podía ser fijo (Figura 15 ) o móvil, ya que
este servía para ser mostrado a las personas, participando estas con la entrega votiva.
Fuente: PHAH/FES, 1999.
Figura 15. Templo de las Alineaciones y altares Ofrendatorios, en Tamuoc.
El ceremonial material, cargado de toda la cosmovisión desarrollada con siglos
y siglos de anterioridad, se desenvuelve cargado de una construcción conceptual
única, clara y diferente en su género, al resto del diseño ideológico de la festividad.
Este diseño dotará de especificidad secuencial a las ofrendas, que en un sentido de
doble vía tienen la capacidad de recordarnos, en la actualidad, cuáles eran aquellas
cargas conceptuales, inmateriales.
El registro de las ofrendas es muy amplio en la medida en que la parafernalia ritual
llegaba a grados de complejidad muy acentuados, debido a la riqueza del dios festejado
y a la multitud de advocaciones que le definían. Así, estas podían ir desde la entrega
de un tanyalab o quetzquémetl (a), dardos rituales (b), tocados (c), incensarios con
corazones frescos (d), punzones de autosacrificio (e), amuleto castrense de garra de
jaguar (f), guisado de teporingo (g), guisado de catán (h), guisado de guajolote (i) y
pulque ritual (j), entre otras muchas:
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Figura 16. Ofrendas.
Es en este nivel contextual en que coinciden colectivos tének, náhuatl y otomí
históricos, que el plano temporal los encuentra con un nuevo tipo étnico y cultural
que irrumpe en esta realidad y que, procedentes de la Península Ibérica, inicia un
proceso de transmutación cultural, cargada de inmensos valores de corte religioso y
con una presencia aplastante que se desarrollará desde 1523 –fecha de la entrada de
Hernán Cortés a la Huaxteca– (Muñoz, 1987a).
La llegada de España y el catolicismo español, con su característica histórica propia
y singular, significará la implantación de la Fe cristiana en tierras de lo que se llamará
América. La implantación se llevará a cabo por vías de dominación y fuerza o de
convencimiento en cuanto a la dominación militar.
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Joaquín A. Muñoz Mendoza
Fuente: PHAH/FES, 2000
Figura 17. Monasterio de Guadalupe, Extremadura. Al frente se ubica la pila bautismal
usada para convertir a los primeros nativos americanos que llegaron a España en 1493.
Este proceso requirió de estrategias de todo sentido, que fueron desde la
endoculturación directa a través de la enseñanza forzosa, siguiendo por el uso
de modelos de tipo pedagógico que utilizaban figuras del mundo clásico como
las fábulas de Esopo, y pasando por el azote del látigo y la ejecución a través de
instituciones como el Tribunal de Indios, dependiente del Santo Oficio y este a
su vez del Tribunal de la Santa Inquisición; todos ellos a cargo de la Orden de los
Dominicos.
El fenómeno impositivo, se encontró con expresiones realmente impresionantes desde
el marco del sincretismo que, sabiéndolo utilizar, las diversas órdenes mendicantes
asentadas con una funcionalidad experta hasta la primera mitad del siglo XVI y
sustituida por un clero regular muy eficiente en materia de transculturación, supieron
aprovechar todos los elementos culturales detectados por los monjes y clérigos
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participantes en la conquista primitiva del siglo XVI y perfectamente recuperables
para su uso en los siglos venideros de colonia y virreinato; en especial lo relacionado
con el espíritu de la Muerte (Colucccio, 1968).
Dentro de la tradición católica de aquella época, la festividad del Día de Muertos y
Todos los Santos, se celebra el día 1 y 2 de noviembre, retomando antiguas tradiciones
celtas que tenían cultos ancestrales asociados con el fin de las temporadas agrícolas
con la llegada de las heladas otoñales y las nieves de invierno que desembocan en
el regreso del calor en las primaveras, coincidentes también, desde luego, con el
fenómeno de los equinoccios y los solsticios y que también son coincidentes con los
que se desarrollaban en el México de aquellos siglos y que seguimos compartiendo
al estar ambas naciones en el mismo hemisferio terrestre: el Norte.
Este culto español, para el caso que nos ocupa, era denominado Sanctus Sanctorum
–el Santoral de los Santos–.
Figura 18. Carátula del Códice La Vida de Nuestro Señor Jesús Cristo, publicado a finales
del siglo XVI y que hace un recorrido por la vida de los santos reconocidos por la Iglesia
Católica.
261
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Este concepto fue usado por los frailes para asociar la festividad europea al rango de
pedagogía religiosa, que se pudo aplicar entre los pueblos recién conquistados y a los
que los mismos, ubicados en el actual territorio de San Luis Potosí, no se pudieron
desasociar. La empresa de conquista llegó y con ella todo su Sistema de creencias;
Sistema que no pudo sustraerse al propio, al manejado por los pueblos originarios de
este continente recién “descubierto” por la Europa de la época.
Así, las formas católicas de comprender el cosmos, implosionaron en las cosmogonías
tének, náhuatl, otomí y huichol, en diferentes momentos y con distintos niveles de
impacto, pero fueron capaces de crear una fenomenología sincrética expresada en
ese momento temporal, constituyente de una intensidad que ha perdurado por siglos.
Figura 19. Eminencias canónicas acompañando las figuras rectoras por su posición central
de Jesús Cristo y María, aquí ya como La Guadalupe.
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El proceso de incorporación ritual en el territorio potosino, así como el de desaparición
gradual o abrupta, dependiendo de las áreas afectadas por las presencias culturales
diferenciadas, encuentra en la constitución de las Congregaciones de Indios, un
lugar apropiado para el desarrollo de las actividades de aculturación por parte de los
frailes. Se ordena el abandono de los antiguos poblados prehispánicos y el que se
pueblen las congregaciones, que son el inicio de los nuevos asentamientos que ya
como pueblos y ciudades, reconocemos con claridad en el San Luis Potosí actual.
Este fenómeno propiciará un amalgamiento de ideas que, bajo sus propios
significados conceptuales, progresará en paralelo (Muñoz y Kuehne, 2002a) hasta
llegar a amalgamarse el uno con el otro, permitiendo identificar en la actualidad,
una evolución sincrética que en el actual Estado de San Luis Potosí se hace evidente
precisamente por la presencia de los colectivos étnicos diferenciados.
Son expresiones culturales que si bien son identificables en otras entidades federativas
de la República, en ellas han perdido su impacto por el índice de crecimiento
poblacional y su invisibilidad por tanto por el factor masivo de culturas diferenciadas
y que no pretenden guardar sus tradiciones en complejos urbanos más anónimos que
lo expresado en San Luis Potosí.
Es en este sentido que la importancia del patrimonio de carácter inmaterial potosino
es claro y distinto en el sentido que nos ocupa, porque a diferencia de la carga masiva
de carácter material que define a otros lugares, la característica conceptual que define
a la primera es única en su naturaleza y rastreable a causa de toda la tradición que la
envuelve.
El Sanctorum medieval, será tomado por la lengua náhuatl para ser convertido en
Xantolo.
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Joaquín A. Muñoz Mendoza
Fuente: PHAH/FES, 1999.
Figura 20. Templo Mayor de Tlaltelolco, sirviendo como cimiento para el templo católico.
La terminología es un hito en la Huasteca potosina, en la medida en que al paso del
tiempo es aceptada con mayor o menor fuerza, pero aceptada al fin, por las distintas
etnias que habitan el interior del Estado, incluso por los pobladores urbanos que no
forman parte de estas.
El xantolo está en proceso de universalización y, sin duda alguna, la procedencia
de este concepto contiene el impacto nuclear de su definición, primeramente en la
Huasteca potosina y de ahí su irradiación a la zona de Río Verde y el Altiplano
de San Luis Potosí: el Día de Muertos entre los colectivos indígenas ubicados en
el Estado, implica una reflexión profunda que cuestiona las raíces mismas de la
celebración desde el ángulo inmaterial, de conceptos tan complejos como la muerte
misma, en donde por ejemplo, otras configuraciones como la que representa el alma
se muestra ante nosotros como capaz de enfrentar dos tipos diferentes de concepto
entre los panteonistas indígenas y los canonistas castellanos. Unos conquistados y
otros conquistadores, los cuales deben hacer un esfuerzo de aceptación de una forma
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y otra de ver a esta, ya que por ejemplo, entre los colectivos indígenas se percibe a
la muerte como un ente que está rodeado de ceremonias especiales y muy largas.
Se cree que durante ese tiempo el alma del muerto se desprende de su encarnadura
y busca hasta encontrar su camino para llegar al reino subterráneo, desde donde
continuará visitando a los vivos –en una especie de prolongación de una meta-vida
que genera una suerte de nueva existencia–, unas veces para molestarlos y otras
para responder a sus peticiones y convivir con ellos; es decir que la función de las
ánimas se describe pero no cuestiona su naturaleza mientras que en el catolicismo
no se discute la función del alma en relación al otro, sino justo lo contrario de la
cosmovisión indígena, lo importante es conocer su condición existencial, de ahí
que la comprensión del alma pueda concebirse en dos líneas: como preexistente
o preexistente que en este caso implicaría o haber sido creada por Dios mismo, o
simplemente no haberlo sido así.
La concepción de la preexistencia del alma implica o bien la metensomatosis
clásica, de procedencia platónica, o bien el origenismo, que es una doctrina más
sofisticada, que comporta la incorporación del alma en diversos niveles de la escala
de las criaturas sutiles, según sean sus méritos o desmerecimientos; así, si el alma
no es preexistente, o bien es creada nuevamente por Dios (concepción que terminará
siendo considerada ortodoxa) o bien proviene de la multiplicación de las almas de
los padres. Estos elementos diferenciados entre una y otra idea de las cosas, termina
siendo fusionado culturalmente en la concepción indígena y expresado en un nuevo
modelo conceptual que da sentido al ritual y a su festividad.
En cuanto a esta celebración debemos observar que ella se resuelve, como todas las
celebraciones, en dos planos: uno sumamente intenso que implica toda la carga de
su sistema de creencias que implica un sentido inmaterial, y el otro de características
expresivas que implican un registro material que en el capítulo IV se describirán.
V. CONFORMACIÓN
La rápida difusión que ha tenido la celebración de la festividad del Día de Muertos,
que desde la década de los cincuenta se ha podido reconocer en México en general y
en San Luis Potosí en particular, se debe en buena medida a varios factores.
265
Joaquín A. Muñoz Mendoza
El primero de ellos está relacionado con la fuerza social que contiene en sí misma
la propia festividad (Manrique, 1975); en segundo lugar, la necesidad del colectivo
nacional de encontrar sus propios valores de identidad que la Segunda Guerra
Mundial y las ideologías rectoras de la época pusieron en duda a nivel de los pueblos
que se vieron arrastrados a ella; en tercer lugar, a la capacidad de un sistema educativo
nacional en crecimiento, que perfiló un esquema de valores culturales entre los que
la celebración implicaba la revalorización y fortalecimiento de los símbolos patrios;
y en cuarto y último lugar, la constitución de medios escritos de comunicación y
radiofónicos que, junto al televisivo, empezaron a difundir esquemas y mensajes
gubernamentales que buscaron el rescate de contenidos de principios del siglo XX,
como el que implicó el de Guadalupe Posada y su creación de La Catrina, que
significó la popularización de la figura de la muerte (Manrique, 1975).
“Panteón de las Pelonas”, bajo un modelo de familiaridad y simpatía que la
sociedad tomó para sí misma, despojándola de la carga de crítica política que su autor
desarrolló como burla y sátira en el contexto de un porfiriato clasista y explotador.
Figura 21. La Catrina. Grabado de Guadalupe Posada.
La festividad indígena de Día de Muertos en San Luis Potosí, es probable que tenga
hasta ahora su primer registro histórico en la región Huasteca, y con especificidad
en la zona en que se ubican municipios como Coxcatlán, Huehuetlán Tancanhuitz,
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Tanlajás y Aquismón, por una parte debido a su proximidad al sistema cárstico de
cuevas, que en muchos casos se conectan unas con otras y son espacios en donde
suelen haber brotaderos de aguas7, en donde podemos registrar en la actualidad
una consistente actividad ritual directamente asociada con las tradiciones de esta
festividad, desde un manejo mucho más puro y tradicional, que los realizados en
otras partes de la región. Estos elementos están relacionados con materiales votivos
hechos a mano y no influenciados por las manufacturas actuales como lo son las
figuras esqueléticas de azúcar, o el papel picado comercial. Al contrario, se promueve
el uso de materiales tradicionales como las mantas de algodón cardado a mano,
los recipientes de barro conteniendo aceite de palma a manera de veladoras y los
contenidos propios de esta liturgia oral que maneja el conocimiento de una arcada
que simboliza el tránsito del mundo de los muertos al mundo de los vivos al cruzar
su umbral.
También, en ese sentido, debemos tomar en cuenta que la función de estos índices
materiales arriba mencionados, posee un valor simbólico que se relaciona con el
concepto de maná. Numerosos conceptos utilizados por la etnología occidental
descansan en la interpretación (errónea) de las religiones, que hacen del mundo
prehispánico y de otros considerados bárbaros. Así, la noción de maná es definida
como una especie de energía-substancia que, como la electricidad, puede ser
acumulada y provechosamente prodigada para obtener ventajas en todos los órdenes.
En realidad, este concepto parece ser más bien una propiedad conferida por los
dioses y que por tanto la convierte en una propiedad divina, sea pues conferida a
determinadas personas, lugares y cosas. En las sociedades indígenas de San Luis
Potosí, esa propiedad está vinculada al rango y a realizaciones de carácter mágicoreligioso.
Pero este concepto de maná8 está estrechamente ligado al de tabú9, que convierte
a ciertos lugares, personas y objetos en inabordables y peligrosos. Existen ámbitos
de la acción en que los conceptos de maná y tabú se superponen, pero en general
el primero designa una influencia de larga duración e intransmitible, mientras que
7
Término que usan los pobladores de la zona para designar manantiales que afloran en cuevas.
La popularidad de este concepto se debe a los trabajos del misionero inglés R. H. Codrington (1830-1922) realizados en las Islas Nuevas Hébridas (Vanuatu).
9
“Tabú” tomada de los pueblos maoríes de Nueva Zelanda y es una palabra proveniente de la lengua polinesia,
“tapu”, y que tanto éxito ha tenido entre los etnólogos y psicoanalistas. El concepto se refiere a una influencia divina
de profundos efectos negativos, por lo que implica la prohibición de transgredir en un acto a la deidad.
8
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el segundo se reserva para los estados de posesión pasajera y puede ser contagioso.
Así las cosas, en poblaciones como Mohuat en el municipio de Aquismón nos
vamos a encontrar que como regla general se tiene el tabú de que las mujeres que
se encuentran sangrando por su ciclo menstrual, no deben preparar ningún alimento
en la festividad del Día de Muertos, porque se considera que ella está contaminada.
Durante su regla, esta mujer no puede preparar los guisados de las ofrendas y solo
puede prepararse a ella misma la comida que consuma; de esta manera, se cree que
la transmisión de los elementos patógenos que conlleva no podrán hacer efecto sobre
el colectivo. De ahí que una de las funciones de los cánticos, danzas y sahumerios,
entre otros, sea la de limpiar, de purificar los lugares afectados.
Muchas de las danzas que tienen este importante fin y que se muestran como
inacabables en el día y la noche durante la festividad del Día de Muertos en las
comunidades más alejadas de la Huasteca, por ejemplo, utilizan la raíz o varas
delgadas del árbol chacabruja, que los dota de fortaleza adicional, para soportar por
horas la danza, sin percibir el cansancio que ella provoca. El árbol es llamado Chacá
o palo mulato (Bursera simaruba sp.), y se le encuentra abundantemente en lugares
alejados de los poblados huastecas 1011. Este árbol que suele alcanzar más de 10 m
de altura, es rico en tainos, que es la sustancia activa que en pequeñas cantidades
altera el sistema nervioso central y tiene la capacidad de dotarnos de más impulsos
motores. Se encuentra en la cafeína y tiene la misma expresión que esta muestra
(Páez, 2002).
10 Es llamado árbol de corteza anaranjada y es una especie dioico (árbol con flores de ambos sexos). Este árbol
aún en la época seca cuando ha botado sus hojas sigue realizando la fotosíntesis mediante la corteza, esta contiene
cloroplasto. Sus hojas brotan a principios de mayo antes de empezar las lluvias, y las flores y frutos se producen a
final de abril a mayo. Los frutos son de 1 a 2 mm de diámetro, de color verde a amarillo y blanco; crecen en manojos
en los extremos de las ramas.
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Fuente: PHAH/FES, 1999.
Figura 22. Fotografía del Árbol de Chacá fácilmente reconocible por su corteza escamada,
es una especie de importantes cualidades curativas dentro del amplio espectro de la
medicina tradicional indígena.
En ese sentido, es curioso que algunos autores (Benítez, 1980) no doten de mucha
importancia a esta festividad de Día de Muertos, en términos generales, al considerarla
como una expresión material de un proceso corrupto tendiente a desvirtuar el carácter
étnico de los colectivos indígenas de México, por su contenido paralelamente
católico, todo lo cual parece ser una interpretación lineal de carácter antropológico
que no contempla los diversos cortes temporales y de carga eminentemente histórica
que, como en el caso de San Luis Potosí, dotan de sentido sincrético a aquella,
quedando como una suerte de reflejo de su pasado.
269
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Fuente: Fotografía de Urbano Flores, 2009.
Figura 23. Iglesia catedral.
Es también importante señalar que desde hace más de 30 años, merced a las políticas
públicas en materia de educación, la celebración del Día de Muertos se ha focalizado
al diseño y elaboración de los llamados altares de muertos a objeto de hacer patente
el manejo de una tradición direccionalizada a inhibir las influencias extranjerizantes
de Halloween o noche de brujas procedentes de los mundos anglo-sajón y germano;
por lo que para ello, se dio mayor énfasis al plano material de la celebración y se
incurrió en aplicar el criterio de la homogeneización de las formas, de tal suerte
que a partir de convocatorias a concursos del mejor altar en donde se estipulan las
bases a contemplar para la evaluación del mismo, se tendió a describir los elementos
que debían integrar a este en una suerte de altar nacional; cuando en realidad, los
elementos puntuales y característicos de las regiones en donde se encuentran los
orígenes o difusión de su resolución inmaterial, se inhibieron y dejaron de presentarse
como parámetro diferenciatorio.
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La situación descrita, no encontró eco en muchos poblados del Estado de San Luis
Potosí, lo que posibilita el rescate de la contundencia de significados conceptuales
de la festividad y su posterior materialidad en el plano del registro tangible,
identificándose seis grandes rangos que significan la importancia de esta festividad
y con ella la de su Declaratoria:
1)
2)
3)
4)
5)
6)
Originalidad.
Expresión litúrgica.
Simbolismo.
Identidad.
Protección.
Difusión.
Fuente: INAH/SLP, 2011.
Figura 24. Pames Día de Muertos. Exposición “Miradas pames en torno a Heidi Chemin”.
Estos Rangos serán explicados más adelante, ya que antes es preciso puntualizar varios
conceptos; el sentido tangible o material de la festividad sin duda direccionaliza su
atención al lenguaje simbólico en donde existe un ceremonial nocturno de oración y
que da inicio el día 31 de octubre –y sigue hasta el 2 de noviembre–, y que tiene como
fin el dejar el escenario preparado para la presencia de los fallecidos –bienvenida y
despedida ritual–.
271
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Desde el cementerio se presentará la elaboración de un sendero hecho de flores
amarillas –en la mayoría de los casos es cempatzúchitl, porque se da en las fechas
otoñales, como en España se da la ginestra–, pero lo importante es respetar el color
por lo que simboliza; este camino dará luz al occiso para que su alma pueda dirigirse
con seguridad al hogar familiar y no se extravíe y quede atrapada en un mundo en el
que ya no corresponde y que posee su propio significado simbólico. Ese mismo día
debe quedar elaborado el Altar en donde, como a la usanza prehispánica de ofrendar
a la deidad, objetos propios de su ajuar e invocación –como se reseñó en el capítulo
correspondiente en donde se desglosaban algunas ofrendas registradas en códices–,
se deben colocar objetos que agradaban a la persona antes de morir, como una pieza
de ropa –camisa de preferencia si es varón o el quexquémtl o tanyeláb si es hembra–,
un arma –pistola, cuchillo, etc.– para el varón solamente, ya que si es hembra no se
le puede ofrecer esta ofrenda; una herramienta de trabajo –huíngaro, machete para
el hombre, y cuchara u olla de cocina si se es mujer–; al menos tres tipos diferentes
de guisado que gustaran al dueño del alma; un recipiente con bebida embriagante
–para el hombre tequila, aguardiente o mezcal y chocolate de agua para la mujer–;
el sombrero o el paliacate que usaba el hombre en vida y el petób en caso de ser la
mujer tének y la mujer náhuatl en caso de conservarlo; en la actualidad se colocan las
fotografías del difunto al que se convoca, ya sea porque dejó pendientes que le deben
molestar a él como numen o que es de interés para la familia el aclarar alguna situación
o encontrar algún objeto perdido –de ahí que los indígenas en general, guarden las
más cantidades de objetos que puedan de sus difuntos, hasta llegar al objetivo que
se busca para sus visitas y entonces ya pueden regalar la ropa, herramientas, etc., y
buscar el encontrar a otro de sus muertos en la siguiente celebración–.
Hecho el altar, se debe confeccionar una arcada llena de flores amarillas y rojas
que permitan al difunto pasar por debajo de ella y así acceder con permiso a la
otra realidad, cosa que ocurre hasta la noche del día 1 de noviembre. Desde ese
momento, los deudos no pueden traspasar el arco –es un rígido tabú–, ya que pueden
perder sus almas por transgredir con su presencia el ámbito de actuación del muerto
mientras se alimenta con el maná de las cosas, alimentos y bebidas que se encuentran
en el Altar; sus almas quedarían atrapadas en esta especie de dimensión, motivado
por el mal de espanto, hasta el siguiente año.
Custodiadas por el fuego de las veladoras, por el agua de los vasos, por la tierra
que se encuentra en el barro y por el viento que hace mover los reiletes o el propio
movimiento ondulante de las flamas de las velas; todo ello ubicado en las esquinas
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del altar. El papel picado y las calaveras de azúcar no tienen ningún papel ritual en el
altar original y solo se colocan tangencialmente a manera de adorno. En la actualidad
se ha querido ver en el papel picado, significados simbólicos como una suerte de
préstamo cultural ante la cada vez más preocupante situación de la desaparición del
uso del quexquémtl, por la simple condición de que las personas que lo usan son
personas mayores que se ven en el trance de la muerte. Las mujeres jóvenes, aunque
los usan como reverencia a sus ancianos, en la mayoría de los casos desconocen su
significado y lo utilizan para presentarse como comparsas cargando cestas de flores,
etc., en las convocatorias mestizas que se citan desde diversas asociaciones civiles,
en respuesta a las mismas que hace el gobierno municipal. La realidad es que el
papel picado no cumple con esta función, ya que se le adjudican valores a sus figuras,
de los que simplemente carecen.
Mientras queda dispuesta la ofrenda para el altar, los deudos visitan el cementerio de
la Comunidad, para convivir con sus demás difuntos en un evento de carácter social
en el que se pretende abrir la línea entre la vida y la muerte. Ahí los vivos hablan
de su cotidianeidad y de los problemas que padecen, haciendo oración a la Virgen
María, a Jesús Cristo y a los diferentes Santos a los que se advocan. En la noche dan
inicio las danzas indígenas que convocan a los muertos para que departan con ellos,
mientras se manejan con rígidos ayunos solo segmentados por la ingesta de la pulpa
Chacabruja, que les permite invocar rítmicamente oraciones y cantos que se prolongan
por horas, generando una suerte de mantra o estado de consciencia diferenciado al
del plano de la “realidad”, hasta llegar a una concentración de tipo místico que los
pone en contacto con sus fallecidos. A la mañana del día 2 de noviembre, se regresa
al panteón para dar gracias a las deidades asociadas al catolicismo y con ello se
cierran las ceremonias y rituales de convocación y convivencia con el otro mundo.
En el poderoso plano simbólico, se observa que la ritualidad es el reflejo del
diseño de la activa cosmovisión de los agentes mágico-religiosos que requieren
tener fundamentales planos de comunicación con un mundo paralelo en el que se
desenvuelve la existencia etérea, que se expresa en la celebración ritual convocante
que fricciona con otro en el que también se desenvuelve la existencia pero de carácter
corpóreo que se expresa en la cotidianeidad.
Parecen dos mundos que en realidad son uno con diferentes expresiones y motivos
existenciales, pero que su diseño cultural lo explicita: el sendero que se elabora,
273
Joaquín A. Muñoz Mendoza
debe ser amarillo porque implica que la naturaleza se prepara para morir con la
llegada de los fríos solsticiales de invierno. La muerte de la naturaleza solo tendrá
sentido si con ella se prepara y da paso a la expresión de la vida que se resolverá
en el plano equinoccial de primavera, cuando el mundo de la materialidad da paso
a un concepto también de capacidades abstractas como lo es la vida en este nivel de
existencia. Tanto los náhuatl como los ténec –ya sea porque hayan compartido una
territorialidad y/o amplias temporalidades en su proceso de evolución histórica–,
comparten prácticamente todas las características tangibles e intangibles de esta
celebración fundamental. Las flores simbolizan la piel de la Tierra y de todo lo que es
generado por ella. Las oraciones rituales y traspasar el estado habitual de consciencia
para entrar al contacto espiritual con el otro, hablan de una práctica ancestral que ha
podido estructurarse desde el reconocimiento y uso experto de plantas que son las
llaves para visitar la otra parte de su realidad.
De esta manera, podemos darnos cuenta de que la Declaratoria Estatal de la
Festividad Indígena de Día de Muertos, fundamenta su necesidad por muchos
motivos que se mencionan con anterioridad y retomando: el PRIMERO de ellos
implica su originalidad: el aparato ceremonial que la anima es eminentemente de
carácter popular en donde el ir a un cementerio es solo parte del ritual y el altar
casero es el componente principal donde en contraposición con la interpretación
que del Día de Muertos se hace en sociedades netamente católicas en Europa, por
ejemplo, en donde realmente lo que se celebra es el día de todos los santos, con un
ritual rígido cargado de formas de expresión repetitivas como la decoración de las
tumbas con flores y diversas oraciones propias de la liturgia eclesiástica.
Fuente: PHAH/FES, 2009
Figura 25. Visita al cementerio en Día de Muertos en San Luis Potosí, y cementerio
santanderino en la misma fecha, 2 de noviembre.
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La fiesta indígena del día de muertos en San Luis Potosí
En SEGUNDO lugar define su expresión litúrgica; tenemos que la festividad
indígena de corte rural, ha logrado irse imponiendo en su presencia en el plano de la
sociedad urbana potosina, consiguiendo una suerte de mimetización en donde no es
excluida del ritual sincrético católico (Sejourne, s.f.), que a nivel nacional se maneja
(Ibíd.).
Así las cosas, el registro ceremonial tiene hoy un reconocimiento social generalizado
en la Entidad, comprendiéndose y respetándose por el grupo dominante asociado
(Sierra, 1983) a la llamada cultura occidental.
Fuente: PHAH/FES, 2009
Figura 26. Oración diurna en un cementerio urbano, y oración nocturna
en un cementerio indígena.
Sobre el mismo sentido, en TERCER lugar conlleva un enorme simbolismo que
queda plasmado en los contenidos de los objetos rituales que animan el ícono
asociativo de la festividad, que es el altar, cuya resolución depende del área del Estado
en donde se manufactura, normalmente de una manera colectiva, agregándosele o
quitándosele elementos propios de otras regiones.
Así por ejemplo, existen muchos restos tangibles que podemos detectar en las mesas
que implican la escala diferencial del contexto en que se desenvuelve la ofrenda,
de tal manera que productos locales pueden incluso llegar a confundirse con otros
hechos en Estados Unidos de América o incluso en países como China.
En la Huasteca casi siempre encontraremos conos de piloncillo, por ejemplo,
mientras que en el Altiplano no se harán presentes porque no son propios de la
275
Joaquín A. Muñoz Mendoza
región, aunque sí encontraremos cortes de hojas de maguey incorporadas al altar en
forma de “flores” o chimallis o “escudos”.
Fuente: PHAH/FES, 2009
Figura 27. En la fotografía superior: Altar ubicado en el poblado de Méxquitic del
Altiplano potosino, y en la fotografía lateral: Altar ubicado en Coxcatlán de la Huasteca.
En la fotografía inferior vemos un Altar propio de la Zona Media potosina.
Estos tres ejemplos nos indican, a simple vista, las diferencias que llegan a determinar
las formas de concepto que animan la expresión cultural en las tres regiones del
Estado de San Luis Potosí.
Aunque las tres expresiones implican planos referenciales familiares en donde
encontramos la presencia de elementos que pueden ser repetitivos en los tres, como
la presencia del agua, tierra, aire y fuego conjuntamente con: a) un camino de pétalos
de flores de cempasúchitl; b) un vaso con agua; c) papel de diferentes colores picado;
d) veladoras; e) mesa con mantel blanco; f) incienso, copal o sahumerio; g) el arco
decorado también con flores de cempasúchitl; h) sal; i) pan; j) calaveras de azúcar;
k) dulces; l) alimentos cocinados como pollo en mole y ll) fotografía de un difunto,
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La fiesta indígena del día de muertos en San Luis Potosí
la especificidad de algunos de sus elementos como los magueyes para el Altiplano,
los objetos fabricados de plástico para la Zona Media y la cera manufacturada para
la Huasteca –entre otros–, dotan de una dinámica inusual al lenguaje semiótico de la
riqueza de contenidos y que señalan el origen de la creencia. Mientras más elemental
es la expresión material de la liturgia representada, más se acerca esta a su lenguaje
simbólico propio, y viceversa, mientras más compleja es la forma, más se aleja de su
registro inicial (Lok, 1991).
El CUARTO lugar abarca identidad, que para el caso que nos ocupa engloba la
cualidad de lo similar entre los colectivos indígenas referenciados. Es así como
huicholes/wirarika, pames/xi’oi, nahuas y tének, en su bagaje cultural diferenciado
pueden encontrar espacios comunes de comprensión de este, posibilitando la
convivencia de un orden que va más allá de la plurietnicidad y reconoce su propia
multiculturalidad dinámica y actuante.
El concepto de identidad que propone y responde a un carácter cultural tradicional
que mantiene un proceso de secuencialidad temporal y espacial, permite a los
colectivos indígenas de San Luis Potosí crear vasos comunicantes que rompan con
un esquema inmóvil propio de otros siglos, pero que requiere revisión como ellos
mismos ya aceptan y promueven, al reconocer a su vez, una aparente necesidad
prácticamente generacional de incorporación a la modernidad que se resuelve a nivel
nacional, pero siempre buscando conservar sus raíces étnicas de reconocimiento
social en sus estructuras tradicionales.
Fuente: FES, 2009.
Figura 28. Reunión de representantes indígenas huastecas.
277
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Fuente: PHAH/FES, 2009
Figura 29. Fotografías que registran: parte del ceremonial católico del proceso colectivo
de bautismo con los pames como el utilizado en el siglo XVI y posteriores, y trabajo de
endoculturación entre los Huicholes por parte de antropólogos anglo-sajones. Santa María
Axapulco, S.L.P.
En estos sentidos, el QUINTO lugar presenta la inaplazable capacidad de protección
del patrimonio intangible del Estado, en la medida en que debe generarse un registro
material de esta Festividad, para proceder a coadyuvar con los colectivos indígenas
en la conservación de la o las mismas, para con posterioridad proceder a investigarlas
y mantenerlas vigentes desde la misma dinámica referencial obtenida en la secuencia
de conocimiento.
Llegando, incluso, a intervenir en los diversos procesos de reproducción de los
elementos comerciales que implican la reproducción de los bienes propios de la
festividad y que son susceptibles a ser, en su proceso de producción, fabricados sin
tomar en cuenta el parecer de los propios colectivos indígenas, por lo que poder
protegerlos con una denominación estatal de origen, sería más que indispensable.
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Figura 30. Estatuillas de yeso de la Santa Muerte en el mercado de Valles.
Existe, en un SEXTO lugar, la capacidad de difusión de este patrimonio cultural
inmaterial para poderlo dar a conocer a nivel universal y poder crear así elementos
de derrama económica para hacerlo sustentable, y animar así a su práctica y con ello
a generar la posibilidad de más investigación a través de publicaciones o programas
televisivos.
La divulgación de un bien social, es una práctica sana para el propio bien y para
los que lo conocen y ejecutan, por lo que la Declaración estatal aporta la gestión de
mantenimiento económico revolvente para aquel.
En paralelo, las etnias deben sentirse protegidas por un aparato legal que les permita
cuidar un nuevo mercado que hoy se ve en riesgo por potencias comerciales de
la costa Este del Pacífico, que tienen la capacidad de reproducir objetos rituales o
comerciales indígenas e introducirlos en un mercado masivo.
Por ello, la regularización de las mercancías que entren a territorio potosino e
impliquen un impacto económico importante para los colectivos indígenas, deberán
ser sujetas a revisión arancelaria a nivel federal, para no permitir la afectación estatal.
279
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Fuente: PHAH/FES, 2009
Figura 31. Huichol ordenando sus cuadros tejidos para la venta.
Es fundamental, en este sentido, que por iniciativa del Gobierno del Estado se
diseñen diversas estrategias para la divulgación y salvaguarda del patrimonio
cultural indígena, para que este tenga un potencial reproductivo lo suficientemente
importante como para generar cadenas familiares de producción y distribución de los
aspectos materiales rescatados de su festividad.
El que esta Declaratoria Estatal posea una característica divulgativa, garantiza a la
vez de proteger la esencia misma de la Festividad indígena, una importante capacidad
de generación de riqueza que impacte directamente sobre los propios colectivos
étnicos, al tener estos la capacidad de elaborar productos asociados al esquema de
su festividad y conseguir llamar la atención sobre mercados nuevos y que están
necesitados de nuevas interpretaciones productivas y de mercado.
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Fuente: PHAH/FES, 2009
Figura 32. Estatuillas y dulces para el altar, en Valles.
Fuente: JAMM, 2006.
Figura 33. Ceremonia de inicio de Día de Muertos por parte del colectivo tének de
Tancanhuitz.
281
Joaquín A. Muñoz Mendoza
Fuente: JAMM, 2010.
Figura 34. Altar ofrendatorio dedicado al Anciano en Tanquián.
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283
ESTRUCTURA DEL MERCADO DE LA COCA-COCAÍNA:
EL CASO COLOMBIANO
NÉNCER LOSADA SALGADO*
Recibido: 1 de julio de 2012
Aprobado: 5 de octubre de 2012
RESUMEN
El presente trabajo de investigación, por decirlo de alguna manera, es el resumen del
primer capítulo del proyecto de tesis “La incidencia del mercado de la coca-cocaína
en el conflicto armado colombiano: 1980-2002”, que fue elaborado precisamente
por el autor, con el fin de optar por su título de Magíster en Culturas y Drogas, en
el año 2010 por la Universidad de Caldas. Dicho capítulo dentro del marco de este
proyecto de tesis, se titula de igual forma a como es referido en el presente artículo
de investigación; el cual a su vez tiene como objetivo general describir la manera en
que opera y está estructurado el mercado de la coca-cocaína en Colombia. Para tal
fin se habla, en primera instancia, sobre el proceso manufacturero que se lleva a cabo
para la obtención de la cocaína, en el que se ven involucrados una serie de actores
que permiten su respectivo procesamiento. Seguidamente, se hace alusión a las
ventajas y a la rentabilidad que este mercado representa para muchas personas frente
a otras alternativas de tipo legal. Finalmente, se hace mención sobre las razones
del por qué, en países como Colombia este mercado ilegal tiene lugar, a diferencia
de otros donde este es totalmente ausente. Desde el punto de vista metodológico,
para la realización de este trabajo se siguieron los lineamientos que caracterizan
la investigación Análisis Documental; en tal sentido, se recolectó información de
primera y segunda mano referente al tema en mención.
Palabras Clave: mercado de la coca-cocaína, producción y tráfico de cocaína, empresa
oligopólica y competitiva, carteles, traficantes de cocaína, cultivadores de coca.
*
Lic. Filosofía y Letras. Mg. Culturas y Drogas. Docente Universidad de la Amazonia. Email: nenlosa@hotmail.
com
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ISSN 0122-8455
Néncer Losada Salgado
COCA-COCAINE MARKET STRUCTURE:
THE COLOMBIAN CASE
ABSTRACT
The present research work, so to speak, is the summary of the first chapter of the
thesis project “The coca-cocaine market impact in Colombia’s armed conflict: 19802002”, which was developed specifically by the author, as a requirement for his
Cultura y Droga Master’s Diploma in 2010 at Universidad de Caldas. Within the
framework of this thesis project, this chapter is titled the same way it is referred
to in this research paper, which in turn has the general objective of describing how
the coca - cocaine market operates and is structured in Colombia. To this end, the
manufacturing process that is carried out to obtain cocaine, in which a range of actors
that allow their respective processing are involved, is discussed firstly. Then, the
advantages and profitability that this market represents for many people in contrast
to alternatives of a legal type are mentioned. Finally, mention is made of the reasons
why, in countries like Colombia, this illegal market takes place, in contrast to other
countries where it is completely absent. From the methodological point of view,
guidelines that characterize research documentary analysis were followed. In this
sense, first and second hand information about the subject in question was collected.
Key words: coca-cocaine market, cocaine production and trafficking, and oligopolic and
competitive enterprise, cartels, cocaine traffickers, coca growers.
INTRODUCCIÓN
Colombia durante las últimas cuatro décadas ha tenido que enfrentar el problema
del mercado de la coca-cocaína (para muchos el narcotráfico), el cual comienza a
proliferar en el país a finales de los años 70 y comienzos de los 80. Esto a partir de
la importación de la pasta de coca desde Perú y Bolivia por grupos de traficantes
colombianos que hacían parte del denominado cartel de Medellín; los cuales luego
de entrar al país la pasta de coca, la procesaban en cocaína en laboratorios ubicados
en regiones selváticas y apartadas del centro del país. Para este tiempo, Colombia
solo era considerado el principal exportador de cocaína, pero no de pasta de coca. No
286
cult.drog. 17(19): 285 - 309, 2012
ISSN 0122-8455
Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
obstante, años más tarde Colombia se convierte a mediados de los 90 de igual modo,
en el principal exportador de pasta de coca, desplazando por tanto a Bolivia y Perú
como los principales exportadores de este producto. Esto debido, entre otras cosas,
por la fuerte represión que se hizo en aquel tiempo en estos dos países en cuanto a
la erradicación de los cultivos de coca, y por otra lado, de manera coyuntural, con
la desaparición de los grandes carteles (Medellín y Cali) este mercado ilegal pasa
a manos de actores armados como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia) y las AUC Autodefensas Unidas de Colombia) que teniendo bajo su
dominio grandes extensiones de tierra, comienzan a cultivar la coca como otro modo
de financiar su lucha armada.
Frente a este contexto, es que surge la iniciativa –a partir de este escrito– de poder
explicar de forma detallada cómo ha sido la dinámica del mercado de la coca-cocaína
en Colombia.
Para tal fin se hablará, en un primer momento, sobre el proceso manufacturero que
se lleva a cabo para la obtención de la cocaína, en el que se ven involucrados una
serie de actores que permiten su respectivo procesamiento; los cuales dependiendo
de las actividades y las funciones que realicen cada uno de estos actores, van
constituyendo las diferentes empresas que componen este mercado: el Oligopolista
y el Competitivo. Seguidamente, se hace alusión a las ventajas y a la rentabilidad
que este mercado representa para muchas personas frente a otras alternativas de
tipo legal. Finalmente, se hace mención sobre las razones del por qué, en países
como Colombia este mercado ilegal tiene lugar, a diferencia de otros donde este es
totalmente ausente.
METODODOLOGÍA
Desde el punto de vista metodológico, para la realización de este trabajo se siguieron
los lineamientos que caracterizan la investigación Análisis Documental; en tal sentido
se recolectó información de primera y segunda mano referente al tema en mención,
la cual posteriormente fue seleccionada y analizada a partir de diferentes categorías:
mercado de la coca-cocaína, producción y tráfico de cocaína, actores involucrados
en el mercado de la coca-cocaína, entre otras, que permitieron a su vez la evidencia
de los resultados que ponemos a continuación, y a disposición de los lectores.
287
Néncer Losada Salgado
RESULTADOS
El mercado de la coca-cocaína al igual que un mercado de tipo legal se mueve gracias,
entre otros factores, a la relación que se da en términos económicos entre la oferta y
la demanda; Jaén & Dyner (2007) mencionan al respecto que, a pesar de la condición
ilícita del mercado de la cocaína, este es un mercado en donde intervienen factores
similares a los del mercado legal, regido por las mismas reglas básicas de oferta y
demanda, que responden a su vez, a estímulos y presiones propias del mercado.
Adicionalmente, la oferta de la cocaína es elástica, debido a la alta rentabilidad del
rubro en comparación con otros cultivos, como también por la disponibilidad relativa
de mano de obra y de tierras en los países productores, los cuales son generalmente
países en desarrollo; por su parte, la demanda es inelástica a causa del carácter
adictivo de la droga y por el gran número de consumidores con alto poder adquisitivo
de los países consumidores, que tienden a ser países desarrollados (Carty, 1993: 9).
Así pues, con relación a la economía global y siguiendo esta lógica, algunos países
cumplen el papel de productores, en tanto, otros de consumidores. Para el caso del
mercado de la coca-cocaína países como Bolivia, Perú y Colombia representan
lo primero al ser los principales cultivadores de coca, al igual que los principales
productores de cocaína, tal como lo muestran los siguientes mapas (Figuras 1 y 2):
Fuente: UNODC (2009). Informe mundial sobre las drogas 2009.
Figura 1. Cultivo de arbusto de coca
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
Fuente: UNODC (2009). Informe mundial sobre las drogas 2009.
Figura 2. Producción potencial de cocaína
Colombia, según estas cifras, es el principal productor de coca y de cocaína para el
período 2006 a 2008 entre los tres países, seguido, en ambas posiciones por Perú, y
posteriormente por Bolivia que se encuentra en tercer lugar.
En lo que concierne a la demanda, la UNODC (Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito) estima que en 2007 la prevalencia del consumo de
cocaína en el mundo fue de 15,6 a 20,8 millones de personas, es decir, entre el 0,4%
y el 0,5% de la población de 15 a 64 años de edad. En donde, las nuevas estimaciones
al igual que las comunicadas para años anteriores, señalan que el mayor mercado,
o los países donde se da la demanda de esta droga, sigue siendo América del Norte
(Estados Unidos), seguido de Europa occidental (España, Inglaterra y Gales, Italia
y Alemania). Para el caso de Estados Unidos, que es el país de mayor demanda, en
2007 aproximadamente 5,8 millones de personas consumieron cocaína al menos una
vez el año anterior, lo que equivale a una tasa de prevalencia anual del 2,8% de la
población de entre 15 y 64 años (UNODC, 2009: 82-83).
289
Néncer Losada Salgado
EL LADO DE LA OFERTA: EL CASO COLOMBIANO
Cultivo y producción
Pese a ser considerado el consumo de la cocaína de forma ilegal, y a su vez
judicializado, esto no es motivo para que no exista una gran demanda en torno a
esta droga; y al crearse un mercado alrededor de esta misma, y uno muy lucrativo
debido, precisamente, a su condición de ilegalidad, la coca de donde se deriva la
cocaína (a través de un proceso industrial relativamente simple) es vista, por tanto,
como una planta comercial. Este es el caso de Colombia, en el cual el cultivo de coca
no había tenido mucha trayectoria, ni importancia, a excepción de lo que cultivaban
los grupos indígenas existentes en el país, que siempre la habían cultivado con fines
ceremoniales y de abastecimiento hasta cuando la coca fue vista como materia prima
para la producción de cocaína, y por tanto, con fines comerciales.
Razón por la cual, el cultivo de coca comienza a extenderse en muchas regiones
apartadas de Colombia (donde la presencia del Estado es poca o inexistente), como
lo es la selva amazónica de los departamentos de Caquetá, Guaviare y Guainía,
que en un comienzo fueron los epicentros de dichos cultivos, y que luego se fueron
desplazando a otros departamentos como Meta, Putumayo y Nariño, e incluso en
menor proporción en el resto del territorio nacional.
El cultivo de la coca con fines comerciales corresponde, por tanto, a la necesidad de
cultivar la planta de coca, como materia para la extracción de cocaína, esto a través
de un proceso que consta de tres etapas: 1) procesamiento de pasta de coca, 2)
procesamiento de base de cocaína, y 3) refinamiento de cocaína, que es la última fase
realizada para obtener la cocaína, como producto comercializable en los mercados
mundiales (Figura 3).
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
Fuente: UNODC (2008). Monitoreo de cultivos de coca. Junio 2008. Gobierno de Colombia.
Figura 3. Procesamiento de la hoja de coca a pasta de coca
La primera de estas etapas consiste en la transformación de hojas de coca a pasta
de coca, en la que su proceso de manufacturación es simple; ya que para producir
la pasta de coca, la hoja de coca se mezcla con bicarbonato de sodio, para liberar el
alcaloide contenido en ellas.
Según Thoumi (1999) este proceso normalmente se lleva acabo en recipientes,
frecuentemente en un estanque hecho con troncos y un forro plástico, en el que se
añaden ácido sulfúrico y queroseno o benceno disuelto en agua; posteriormente,
luego de aproximadamente 12 horas, la pasta aguada se pasa por una prensa o se
filtra, y después se seca al aire produciendo pasta de coca, un producto fácil de
elaborar, pues además de los químicos, el único equipo que se necesita es papel de
291
Néncer Losada Salgado
filtro y papel higiénico y un foso de maceración o láminas plásticas. Este proceso
requiere tan poco equipo, que muchos de estos laboratorios son portátiles y se
trasladan frecuentemente para evitar la detección.
Las dos últimas etapas correspondientes a la transformación: de pasta de coca a
base de cocaína, y de base de cocaína a clorhidrato de cocaína o cocaína, su proceso
de conversión es aun más complejo, puesto que, en la primera de estas etapas se
utilizan canecas de basura, generadores eléctricos, filtros para remover las impurezas
y un equipo de secamiento; y los químicos utilizados para ello son amoniacos,
permanganato de potasio y ácido sulfúrico, y en la manifestación de cocaína desde la
base de cocaína se requiere de plantas eléctricas (cuando no se dispone del servicio
público de electricidad o este no es confiable), filtros, equipo de secamiento (lámparas
de calor, ventiladores, hornos microondas), una prensa hidráulica o manual, ácido
hidroclórico, éter, acetona, instalaciones para el reciclaje de químicos, materiales de
empaque, lavadoras, y canecas de basura.
Por tal razón, a diferencia del cultivo de la coca y la producción de pasta, la
refinación de cocaína requiere de una importante inversión de capital; puesto que
los precursores usados en la transformación de hojas de coca en pasta de coca son
producidos localmente y accesibles a través del mercado legal, en tanto los de la
cocaína, además de ser importados desde Estados Unidos y Alemania, son caros y de
difícil obtención, tal como ocurre con el éter y la acetona, las cuales son sustancias
legalmente controladas (Suzanne, 1995).
La cocaína para llegar a convertirse como tal, debe pasar, por tanto, por un proceso de
transformación como el descrito anteriormente; en el que se requiere de unas etapas
previas para su obtención final, y de una materia prima como la coca desde dónde
extraerse; bajo este criterio no se diferencia de ningún otro producto manufacturero
comercializado. No obstante, pese a esto la forma de comercializarse la cocaína se
diferencia de otros productos, pues, por su condición de ilegalidad trae consigo un
valor agregado frente a los productos legales, donde el riesgo de ser penalizado por
su comercialización aumentará su valor comercial en los mercados; igual sucede en
toda la cadena productiva en la que se participa para su obtención como producto
manufacturero.
Asimismo, su valor agregado aumenta cada vez más dentro de esta cadena productiva
cuando se tienen presentes otros factores de orden técnico como la comercialización
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
de los insumos químicos que se requieren para su procesamiento en las distintas
etapas, el transporte utilizado de un lugar a otro para su conversión o como producto
final (cocaína) para su comercialización a nivel local o en el extranjero, y de orden
político cuando se soborna a las autoridades policiales para dejar pasar un cargamento
de cocaína, o judiciales, en caso de tener un proceso penal por este delito, para poder
ser exonerado de responsabilidad alguna.
Actores involucrados
Indudablemente en esta cadena de producción desde el cultivo de la coca (como
materia prima) hasta la extracción de la cocaína como producto final manufacturero
–luego de haber pasado por las etapas: 1) de hojas de coca a pasta de coca, 2) de
pasta de coca a base de cocaína, y 3) de base de cocaína a hidroclorato de cocaína
o cocaína–, y de su comercialización ya sea como pasta de coca o cocaína como
producto final, se requiere de un grupo de personas que en forma clandestina y
de manera riesgosa cumplan las tareas y servicios que son demandados en estas
distintas etapas de manufacturación y comercialización; por ello, según la etapa en
que intervienen se clasifican en la siguientes categorías:
a) Cultivadores de coca
Integrado por indígenas y campesinos. En Bolivia y Perú en su mayoría pertenecen al
primero de estos grupos, en tanto, en Colombia a este último, donde los cultivadores
de coca son campesinos. González Arias (1998 citado en Thoumi, 2001), distingue
tres tipos diferentes de campesinos: pobladores de vieja data, quienes llegaron a la
región para desarrollar su vocación agrícola, producir principalmente alimentos y
dedicar solo una pequeña parte de su tierra (20%) a las matas de coca; pobladores
recientes, que dedican la mayor parte de sus esfuerzos a la producción de pasta de
coca, pero que también reservan un 20% de sus tierras al cultivo de coca, su meta
principal es utilizar su actividad ilegal para acumular algún capital y establecer fincas
ganaderas; finalmente, inmigrantes recientes, que llegaron a la región para cultivar
coca, estos suelen provenir de sectores urbanos, y alquilan pequeñas fincas agrícolas
o talan bosques vírgenes para establecer plantaciones de coca.
Estos tres tipos de campesinos corresponden a orígenes distintos, y provienen de
distintas zonas: Sur (Caquetá, Guaviare y Putumayo, principalmente) y Centro
293
Néncer Losada Salgado
(Boyacá, Cundinamarca y Eje Cafetero, principalmente) del país, y pertenecientes
a distintas generaciones; en efecto, los pobladores de vieja data corresponden a los
colonos de las regiones del Sur del país que siempre han estado presentes en estas
regiones cultivando productos legales, hasta cuando aparece el cultivo de coca que,
de igual modo, se convierte en un producto a cultivar como uno de tipo legal. En
cuanto a los pobladores recientes, son aquellos que pese a vivir en esta zona del Sur
del país, se dedican al cultivo de coca y al procesamiento de pasta de coca cuando
aparece el boom de la coca en los años 1981-1984; y el último grupo, inmigrantes
recientes, son aquellos provenientes de la zona Centro del país que se dirigen a la
zona Sur, cuando aparece por primera vez el cultivo de coca con fines comerciales.
Pese a estas diferencias de origen y circunstancias en que aparecieron estos tipos
de campesinos dentro del circuito del cultivo de coca, unos y otros comparten la
finalidad de que están dentro de este circuito porque, según ellos mismos, es el único
cultivo productivo seguro que les brindó en su momento mejores condiciones de
vida frente a otros productos agrícolas de tipo legal, los cuales no les garantizaba un
sustento diario y no les daba la oportunidad de tener unas mejores condiciones de
vida en cuanto a comodidades materiales se refiere.
La mayoría de estos campesinos –por no decir todos– cultivadores de coca, además
de cultivar la planta, de igual manera entran a formar parte en la cadena de producción
de esta droga, como lo es en la conversión de hoja de coca a pasta de coca; puesto que
este trabajo –aparte del solo cultivo de coca y la sola venta de las hojas de coca– les
genera un valor adicional, ya que cuando se realiza el proceso de transformación de
hoja de coca a pasta o base de cocaína, los costos se incrementan por las sustancias
químicas que se requieren, de tal modo que al incrementar los costos de producción,
de la misma manera se incrementarán los costos de su comercialización; que al darse
de forma ilegal traen consigo ya un valor agregado.
Por ello, a medida que se va ascendiendo en la cadena de producción de cocaína,
y en la comercialización de esta misma, el valor adquisitivo del trabajo también
va siendo remunerado, ello por las implicaciones que se tienen de tipo técnico
(compra de algunos insumos y de insecticidas de forma ilegal; por su difícil acceso
al ser controlados, pago de transporte, entre otros) y político (pago de sobornos a
autoridades judiciales y policiales) cada vez que se está más dentro de este circuito
productivo y comercial.
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
Por tanto, los actores que hacen parte de las últimas etapas de producción de la
cocaína y en la fase de comercialización, son los mejor remunerados, pero a la vez,
son los que más incurren en gastos de tipo técnico y político, al igual que son los de
mayor riesgo de sufrir una condena penal en caso de ser capturados.
En el caso de los cultivadores de coca y productores de pasta de coca, pese a no
recibir beneficios económicos como los que reciben los traficantes de cocaína, tienen
al menos la posibilidad de estar en mejores condiciones económicas, con respecto
a lo que pueden recibir al cultivar y comercializar productos legales; aun si esto les
puede traer consigo una condena penal o la pérdida de la propia vida.
b) Traficantes de cocaína
Denominados comúnmente como narcotraficantes, varones de la droga, mafiosos
o capos, en su mayoría son personas de origen urbano, y son los encargados
normalmente�2 dentro de la cadena de producción de la coca-cocaína de las dos
últimas etapas, es decir, de la conversión de pasta de coca a base de cocaína, y de base
a cocaína a hidroclorato de cocaína o cocaína cristalizada, y cumplen con estas dos
tareas porque tienen a su alcance factores como: el factor técnico (compra de algunos
insumos, y de insecticidas de forma ilegal; de difícil acceso al ser controlados por la
autoridad, pago de transporte, construcción de pistas clandestinas, entre otros), y el
factor político (pago de sobornos a autoridades judiciales y policiales).
Adicionalmente, son los encargados de comercializar esta droga en el mercado
extranjero, y de la compra de pasta de coca a los campesinos, aunque, para la
comercialización de este producto, los traficantes delegan para su compra a otros
actores como lo son los denominados traquetos o chichipatos.
Existen dos tipos de traficantes de cocaína: los pertenecientes a los grandes grupos
de traficantes de cocaína, denominados comúnmente como carteles, y aquellos
traficantes que no hacen parte de estos grupos, sino que trabajan de manera
independiente.
Los primeros mencionados, se reúnen con otros traficantes con el fin de enviar drogas
de manera conjunta hacia Estados Unidos y la Unión Europea, la cual es enviada
hacia estos destinos por diversos medios de transporte, vía marítima y área, pero
295
Néncer Losada Salgado
principalmente por este último medio ya que además de ser una vía más eficiente
en términos de tiempo, también es más segura, y es precisamente porque se poseen
varias rutas alternas ilegales para contrabandear dicho producto desde su lugar de
origen, donde se fabrica como cocaína, que es principalmente en Colombia, hasta su
lugar de destino: los países consumidores.
Estos traficantes fabrican la cocaína en laboratorios de refinamiento en zonas lejanas
y ausentes de la presencia de las autoridades, además cuentan con pistas clandestinas
desde donde parten los aviones que transportan la droga hacia su lugar de destino;
trayendo consigo los dólares producto de la venta de la droga, y en algunas ocasiones
mercancías de contrabando.
Estas pistas clandestinas no solo son utilizadas por los traficantes de cocaína para
estos fines comerciales, sino que también son utilizadas como zonas de descargue de
armas e insumos químicos para la conversión de cocaína.
Finalmente, el segundo tipo de traficantes de cocaína a diferencia de los primeros
se caracterizan por trabajar solos, y en la mayoría de los casos solo se dedican al
envío de cocaína, es decir, no participan en las dos últimas etapas del circuito de
producción de cocaína.
Este último tipo de traficantes de cocaína, es el que actualmente opera en Colombia,
en donde existe un centenar de grupos pequeños, que de manera independiente
envían drogas hacia el exterior, principalmente hacia Estados Unidos. La aparición
de estos traficantes de cocaína se da luego de la desaparición de los grandes de
carteles en Colombia: el de Medellín y el de Cali, tras la muerte y la captura de
sus respectivos jefes, a mediados de los años 90, lo que ocasionó a su vez que
actores armados, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que luego de su desmovilización
en el periodo comprendido entre 2002-2004, reaparecen transformadas en bandas
criminales, y tuvieran en su poder gran parte del mercado que manejaban estos
carteles, al punto de ser consideradas estas organizaciones armadas como los nuevos
carteles en Colombia, en reemplazo de los ya existentes.
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
c) Los intermediarios
Conocidos comúnmente por el nombre de chichipatos o traquetos, los cuales –como
se mencionó más arriba– son los encargados de comercializar la pasta de coca, luego
de habérsela comprado a los campesinos.
Estos intermediarios operan de dos maneras: de manera independiente, cuando
compran la pasta de coca y luego la venden a los traficantes de cocaína, para que
esta sea transformada en cocaína en los laboratorios de refinamiento de propiedad de
estos mismos traficantes, o cuando trabajan para estos últimos, de tal modo que su
trabajo se basa en comprar la pasta a sus patrones, recibiendo a cambio un pago por
dicha tarea; su lugar de residencia son las ciudades capitales de los departamentos
cocaleros o los cascos urbanos de sitios donde se adelanta la comercialización o que
son equidistantes de esos puntos (Vargas: 1999a, 1999b).
Tipología de la empresa de la coca-cocaína
Los actores involucrados dentro del mercado de la coca-cocaína constituyen, a su
vez, los denominados sectores empresariales, en donde como en todo mercado que se
respete requiere de la división del trabajo y de funciones específicas, llevadas acabo
por personal competente y especializado, esto como una condición necesaria para que
todo mercado funcione, al igual que como funciona una maquinaria en la cual cada
pieza que la constituye debe encontrarse en el lugar indicado cumpliendo la función
que corresponde hacer para el funcionamiento de la totalidad de la maquinaria; es
por ello que “en términos generales pueden distinguirse en el mercado ilegal de la
cocaína dos grandes sectores en los que se pueden ubicar indistintamente las diversas
empresas: el sector oligopólico y el sector competitivo” (Krauthausen & Sarmiento,
1991: 30).
El primero de estos conformado por los dos tipos de traficantes de cocaína, en tanto
el segundo, conformado por:
[…] los dos extremos de la cadena de la cocaína: de un lado se
encuentran los cultivadores campesinos, en su mayoría independientes,
y los pequeños acopiadores y comerciantes de pasta de coca. En el otro
lado se encuentran ubicados los pequeños distribuidores y vendedores
callejeros de la cocaína. (Ibíd.: 30)
297
Néncer Losada Salgado
De tal modo que:
[…] las empresas oligopólicas básicamente están involucradas en los
niveles del procesamiento, de la exportación y la distribución mayorista
de la cocaína. Es probable que muchos oligopolistas hayan llegado a
concentrar su trabajo exclusivamente en la exportación de grandes
volúmenes de la mercancía. (Ibíd.: 31)
Lo cual, quiere decir que un traficante de cocaína para estar dentro de este sector
oligopolista, no necesariamente tiene que estar involucrado en el procesamiento de
cocaína, pues con solo cumplir la función o papel de exportador de grandes cantidades
de cocaína y distribuidor mayorista de esta misma, se convierte automáticamente en
parte de este sector empresarial.
En este sector, “el oligopolio no sólo tiene rivales, sino que tiene tan pocos que
cada uno de ellos es lo bastante grande para afectar significativamente a los demás”
(Markham, 1975: 443); ello debido a que para estar dentro de este sector se requiere
de dos condiciones mínimas para su permanencia: 1) suficiente capital económico,
no solo para abastecer el mercado de cocaína, sino también para tener la capacidad
de sobornar la autoridad judicial y policial, y 2) el poder de contar con el recurso
violencia como medio de intimidación o eliminación física a los oponentes de
cualquier tipo; sin duda muy pocos tienen acceso a estas dos condiciones y, en
caso de tenerlas a su alcance, solo se mantendrán aquellos que posean más de estas
mismas condiciones.
Contrario a lo que sucede en el sector competitivo, que como su nombre lo indica es
en donde se da la existencia de bastante competencia, en el que actúan un número
de actores como cultivadores de coca, pequeños acopiadores, comerciantes de pasta
de coca, pequeños distribuidores y vendedores callejeros de cocaína, los cuales a
diferencia de los del sector oligopólico, no requieren de los medios económicos
y violentos suficientes para poder trabajar dentro de este circuito productivo y
comercial.
Además, de estas diferencias entre estos dos sectores, cabe anotar otra que explica
la importancia de por qué esta división debe darse en términos de la información
circulante dentro de este circuito productivo y comercial; en efecto, este mercado al
ser considerado de manera ilegal, es de vital importancia que los movimientos, las
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
transacciones comerciales, las rutas para envío de la droga, los actores involucrados
en las distintas etapas de este mismo, permanezcan ocultos y en secreto frente a las
autoridades judiciales. Esto, por la obvia razón de evitar el desmantelamiento de
estas redes clandestinas y la represión penal hacia los actores involucrados, razón
por la cual la información que se maneja dentro de este circuito es confidencial y
cerrada.
Información que dependiendo del sector en que se encuentren algunos de estos
actores involucrados, contará con mayor o menor cantidad de la misma, por ello,
aquellos que se encuentran en el sector oligopolista, como lo son los traficantes de
cocaína, contarán con mayor información sobre las operaciones y el movimiento en
general del funcionamiento de este circuito productivo y comercial.
Una razón más para pensar por qué son tan pocos los actores que participan dentro
de este sector, pues de la información que se maneja internamente dentro de esta
estructura ilegal depende del éxito o no de su funcionamiento, lo cual no ocurre
dentro del sector competitivo, ya que sus actores involucrados manejan tan poca
información sobre la naturaleza de esta misma, que el éxito de su funcionamiento no
corre mayores riesgos.
En este sentido, la captura de uno de estos actores como un cultivador de coca,
en nada afecta la lógica y el buen funcionamiento de la estructura ilegal, pues es
fácilmente reemplazable por otro cultivador de coca, de los cuales hay un gran
número cumpliendo el mismo papel.
No ocurre de igual modo con un traficante de cocaína del sector oligopolista, pues
aunque su captura no pone en riesgo el fin de la estructura ilegal, sí puede afectar una
parte de esta misma temporalmente, ya que existe el riesgo de que el traficante en
caso de ser capturado delate a otros integrantes de la estructura, y lo que es peor aun,
ponga en evidencia información acerca de rutas de envío, ubicación de laboratorios
de procesamiento de cocaína, pistas clandestinas, entre otras actividades secretas
que son indispensables para su buen funcionamiento, y que en caso de ser reveladas
exigen buscar nuevas pistas de aterrizaje y rutas de envío, y nuevos lugares dónde
procesar la cocaína, lo cual no es fácil lograr de un día para otro. Además de la existencia de estos dos tipos de sectores: el oligopólico y el competitivo,
alrededor y en el interior de estos mismos se encuentran:
299
Néncer Losada Salgado
Una serie de servicios típicos como el transporte, la provisión de
insumos y logística, abogados, las operaciones bancarias y financieras,
el testaferro, expertos en química, entre otros, de cuya disponibilidad
depende su rentabilidad y su seguridad. Pero, además existe un servicio
que es inherente al narcotráfico como empresa criminal en la medida
que no es posible apelar al Estado como garante de transacciones, se
trata del uso de mecanismos de coerción y protección para garantizar
y de paso alterar la estructura de los derechos de propiedad y de los
contratos que se establecen entre las organizaciones y los individuos
dedicados a cualquiera de las etapas del negocio. (Duncan, 2006: 2425)
Por tal motivo, pese a ser fundamentales todos estos servicios, no cabe duda de que
este último –relacionado con los mecanismos de coerción y protección–, además
de ser importante, es inherente, sui géneris dentro de este mercado, puesto que sin
él sería imposible que existiera una autoridad competente capaz de lidiar con los
problemas y obstáculos que llegaran a presentarse en las distintas etapas del circuito
productivo y comercial.
De modo que, al igual que un mercado legal o sociedad jurídica, requiere de una
autoridad competente que haga cumplir las leyes establecidas con el fin de que
exista orden; aquí también se requiere de una autoridad que haga cumplir las leyes
propias de este mercado, pero con la particularidad de que estas se hacen cumplir a
través de métodos violentos; por eso, solo quien tenga estos métodos violentos a su
disposición es quien en realidad no solo hace cumplir las leyes dentro este mercado,
sino que también es quien las establece.
Por tanto, quienes las establecen y las hacen cumplir deben contar con estos métodos
violentos o con el recurso violencia; los cuales, son los actores del sector oligopolista
debido a que son los que cuentan con gran capital económico para disponer de este
recurso según las necesidades, bien sea para la seguridad personal y la de las familias
de estas personas involucradas, para el cuidado y vigilancia de los laboratorios de
cocaína y pistas clandestinas, saldar cuentas, etc.
El recurso violencia se pude disponer bajo dos modalidades, por cuenta propia o
en forma de subcontratación. La primera, la cual a su vez se puede presentar de dos
maneras: 1) cuando el oligopolista quiere, y tiene la suficiente capacidad económica
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
como para adquirir o conformar un grupo de hombres o un ejército de hombres bajo
su mando, ejemplo de ello fue cuando en los años 80, Rodríguez Gacha conformó un
grupo de autodefensas para defenderse principalmente ante las extorsiones y robos
por parte de la guerrilla, o cuando en su momento las AUC comenzaron a vender
franquicias a traficantes de cocaína independientes; y 2) cuando una organización
armada como las FARC, o las AUC, siendo oligopolistas, ya contaban con el recurso
violencia por el mero de hecho de ser organizaciones armadas. No está de más
preguntar ante está situación, si estas organizaciones armadas son o tienen que ser
tratadas de manera diferente frente a otros grupos de traficantes, en la medida que no
solamente al hacer parte de las empresas oligopolistas del mercado de la cocaína, son
también organizaciones armadas que actúan bajo la dinámica del conflicto armado.
La segunda modalidad para apelar al recurso de violencia, se presenta cuando el
oligopolista contrata a su vez a terceros para la prestación de este servicio según
la necesidad para la cual lo requiera; tal es el caso cuando los grupos pequeños de
traficantes, solicitan a organizaciones armadas como las FARC para que les cuiden
laboratorios de procesamiento de cocaína, o los protejan ante la persecución que
están siendo sometidos por parte de la justicia colombiana o estadounidense, según
sea el caso.
De tal modo que dentro de esta lógica del recurso violencia y la ley del más fuerte,
quien ostente más métodos violentos y capacidad coercitiva es quien, finalmente,
ejerce más autoridad sobre los demás, por ello, los actores del sector competitivo
como los cultivadores de coca al no contar con el recurso violencia a su disposición
bajo alguna de las dos modalidades, son los más vulnerables dentro de este mercado
de tipo ilegal.
Ventajas y rentabilidad del mercado de la coca-cocaína
En el mercado de la coca-cocaína pese a ser un mercado de tipo ilegal, son muchas
las personas involucradas dentro de las distintas etapas productivas y comerciales de
este mismo, pues muchas de ellas se ven en la necesidad de recurrir a este mercado
por razones económicas, como es el caso de un gran número de cultivadores de coca,
que optan por el cultivo de coca y el procesamiento de pasta de coca, por las razones
siguientes:
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Néncer Losada Salgado
1) La rentabilidad:
La rentabilidad de los cultivos ilícitos es generalmente más alta que la
ofrecida por la agricultura legal, al menos ello es visible en el precio
relativo del kilo de base de coca con respecto a su equivalente obtenido
de los cultivos legales, el cual ha descendido a su nivel actual desde
mediados de los años noventa. (Rocha, 2005: 150)
Es por ello que un cultivador de coca puede recibir:
[…] llanamente 8 o 10 veces más ingresos que el maíz, el arroz o
el cacao […]. Como en cualquier otra sociedad ocurre lo mismo: el
campesino produce lo que da más plata. Con mayor razón si su gama
de “alternativas” es casi inexistente por falta de mercados seguros o
de canales de comercialización adecuados, atrasos en los pagos o,
simplemente, porque los precios son muy bajos. (García, 1989: 26)
2) La planta de coca es poco exigente en cuanto a calidad del suelo y condiciones
climáticas; el ecosistema amazónico es por tanto apto para su cultivo, mientras que la
mayoría de los productos agrícolas sufren disminuciones radicales de productividad
luego de dos o tres años del desmonte de la selva.
3) La planta de coca produce de tres a seis cosechas cada año hasta por 40 años;
aunque las condiciones del mercado varían, la coca es típicamente mucho o más
rentable que los cultivos lícitos en Perú, Bolivia y Colombia. Las grandes ganancias
que se asocian al cultivo de la planta significan que el agricultor que quiere establecer
una finca de coca puede obtener financiación, fertilizantes, semillas y hasta asistencia
técnica de los narcotraficantes o sus intermediarios (Rensselaer & Lee, 1992).
4) El simple hecho de que exista demanda, precio y circuitos de comercialización
seguros, ha hecho de la coca un producto atractivo para el productor rural, pues:
[…] además de que la coca se paga en efectivo y de inmediato, los
comerciantes la compran en los lugares de producción, lo cual le
permite a los campesinos desentenderse de tener que transportar sus
productos a mercados distantes. Aun cuando es necesario transportarla,
la pasta de coca es mucho más fácil de llevar que el arroz, los plátanos,
el maíz, o la yuca. La producción de coca permite, entonces, una mayor
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
estabilidad económica y posibilidad de ser competitiva por primera vez
en el mercado agrícola. (Ramírez, 2001: 80)
Esto no acontece del mismo modo con algunos productos legales, pues su mercado
se dificulta, debido en parte a que al ser lejanos los centros de producción con
respecto a los centros de venta, no existen medios de transporte o vías alternas que
permitan esta interacción, y en caso de existir, el costo por tener acceso es muy
elevado, conllevando de esta manera a que los gastos sean muy elevados en relación
con las ganancias obtenidas por la venta de este tipo de productos; justificándose
así la no venta de estos mismos, y a su vez en dejar su producción a un lado, para
dedicarse entonces a la producción de coca (por las razones económicas antes ya
expuestas), aun sabiendo que este tipo de actividad al ser de tipo ilegal, le puede traer
al campesino consecuencias negativas como sanciones penales (encarcelamiento) o
hasta su propia muerte.
¿Por qué se da el mercado de la coca-cocaína en países como Colombia?
Con respecto a esta pregunta se han planteado distintas respuestas, tales como:
1) Los países mejor ubicados geográficamente son donde prolifera este mercado,
como es el caso de Colombia, un país que se encuentra estratégicamente bien
ubicado, ya que al contar con dos salidas al mar, le permite tener diversas rutas por
donde puede comercial la droga a nivel internacional.
2) Los países que cuentan con zonas aisladas y donde la ausencia de la autoridad
es evidente, son propicios para que dar lugar a que se establezca cualquiera de
las etapas concernientes a la producción de la cocaína, como sucede en el caso de
Bolivia y Perú, donde en muchas zonas aisladas y olvidadas por el Estado se cultiva
coca y se procesa pasta de coca; así mismo, sucede en algunas zonas de Colombia
como el caso de la zona Sur (conformada por algunos departamentos como Caquetá,
Putumayo y Guaviare), que es famosa por el cultivo de coca y el procesamiento
de pasta de coca, donde, a su vez se han encontrado algunos laboratorios para la
producción de cocaína.
3) En los países subdesarrollados muchos acceden a este mercado como única salida
a su situación económica, es el caso de Perú, Bolivia y Colombia, donde han entrado
por esta razón a formar parte en alguna de las distintas etapas o tipos de empresas de
este mercado ilegal.
303
Néncer Losada Salgado
Pese a darse estos tres tipos de repuestas, estas dan una mirada fragmentada de lo
que se plantea en la pregunta: ¿Por qué se da el mercado de la coca-cocaína en unos
países y no en otros?, pues solo en parte y de forma poco persuasiva alcanzan a
explicar por qué países como Colombia, Perú y Bolivia están inmersos dentro de este
mercado (en algunas de las etapas y circuitos que lo constituyen), pero no explicando
el por qué, en realidad, otros países no hacen parte de este mismo.
De manera que, tomando cada una de estas respuestas y haciendo un análisis somero
dentro de cada una de ellas, surge en cada una al menos un interrogante. En la
primera de estas, sobre la posición geográfica surge el interrogante: ¿Por qué otros
países como Costa Rica, Nicaragua, y otros ubicados en Centro América, al contar
con dos salidas al mar no están dentro de este mercado al igual que Colombia? O en
el caso de la segunda, sobre los países que cuentan con zonas aisladas y distantes del
Estado, el interrogante: existen países como Brasil y Argentina con bastante zonas
aisladas y distantes del Estado, aptas para el cultivo de coca y para que se den las
otras etapas de producción y comercialización de cocaína, pese a esto ¿por qué no
se dan estas actividades del mercado de la cocaína en estos dos países, como se
da en Bolivia, Perú y Colombia? Y en cuanto a la tercera de las respuestas, sobre
la explicación de la relación existente entre subdesarrollo y mercado de la cocacocaína, el interrogante: ¿Por qué países más subdesarrollados e incluso con más
altos índices de pobreza que Perú y Bolivia, como el caso de Haití y Guatemala, no
están dentro de este mercado?
Por consiguiente, las respuestas en vez de dar luces para esclarecer la pregunta, se
quedan cortas ante esta y, por el contrario, lo que hacen es generar más inquietudes
e interrogantes (como los formulados anteriormente) sobre sí en realidad las razones
expuestas, son las que motivaron a países como Bolivia, Perú y Colombia a estar
inmersos dentro de este mercado de tipo ilegal.
Tal vez, si se toma el caso de Colombia por separado, por ser el único país de los
tres (entre Perú y Bolivia), y del mundo entero donde se da de manera completa
todo el proceso y funcionamiento del mercado de la coca-cocaína, se puede llegar a
comprender –aunque no del todo– el por qué logró insertarse, a diferencia de otros
países, en ese mercado ilegal.
Mucho se ha dicho en torno a las razones del por qué este fenómeno en Colombia
–como las ya planteadas en la sección anterior–, las cuales de paso han resultado
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Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
insuficientes para explicar este mismo, por ello, se ha dado la necesidad de buscar
razones de mayor envergadura, centradas no tanto en las estructuras físicas,
geográficas o geopolíticas de un país, sino más bien en la estructura interna o en el
ethos y en el modo de comportarse la sociedad dentro de un país.
Por tanto:
[…] para analizar la causalidad de las drogas ilegales y sus efectos
no se deben usar modelos de casualidad comunes que consideren las
drogas como elementos exógenos, sino procesos endógenos en los que
las drogas surgen como síntoma de problemas y conflictos no resueltos
dentro de una sociedad […]. Una conclusión clara de este análisis es
que las asociaciones de la industria de drogas ilegales dependen de la
estructura, instituciones y cultura de la sociedad y por lo tanto, difieren
sustancialmente en diferentes sociedades.La industria de drogas ilegales
se ha desarrollado en Bolivia, Colombia y Perú pero sus consecuencias
han sido bastante más benignas en Bolivia y Perú que en Colombia.
(Thoumi & Navarrete, 2005: 10).
Por consiguiente, en razón de esto se expondrán a continuación algunos argumentos;
uno de ellos tiene que ver según Dambois (1990), con la eficacia de los mecanismos
de corrupción y violencia, los cuales suponen un contexto ideal para el florecimiento
del mercado de la coca-cocaína, con los cuales Colombia siempre ha pervivido.
El segundo, supone el precedente que ha signado al país en torno al contrabando,
el comercio de esmeraldas y la violencia (López, 2005), en el que mucho antes del
mercado de la coca-cocaína, existía el contrabando de electrodomésticos y todo tipo
de artículos llevados de Panamá de forma ilegal, lo que conllevó en cierto modo,
a que cuando apareció en el país (en los años 70) el mercado de la marihuana
este floreciera, pues muchas de las rutas comerciales utilizadas en el contrabando
y muchos de los actores involucrados en este mercado, estuvieron presentes en el
desarrollo del mercado de la marihuana, los cuales a su vez, estuvieron presentes en
el surgimiento del mercado de la coca-cocaína a comienzos de los años 80.
El comercio clandestino de esmeraldas de los años 60 y 70 también coadyuvó al
florecimiento de este mercado de la coca –cocaína, pues muchas de las formas y
métodos con los cuales se trabajaba dentro de esta estructura fueron implementadas
305
Néncer Losada Salgado
por antiguos esmeralderos, los cuales no solo vieron en este un negocio rentable
y próspero, sino también un negocio que se ajustaba perfectamente a su forma de
trabajar antiguamente, es por ello que:
Por medio de un sistema ilegal de explotación de las minas, conocido
como el planteo, se desarrolló en la región esmeraldífera: un comerciante
de esmeraldas (plantero) le suministraba a cierta cantidad de mineros
equipo primitivo de minería, armas para su propia protección y
adelantos en efectivo para su subsistencia y la de sus familias. A
cambio, los mineros estaban obligados a vender las esmeraldas que
pudieran extraer. El sistema de planteo era adecuado para la industria
ilegal de la coca, adonde se trasplantó por los inmigrantes que vinieron
de las regiones esmeraldíferas a las áreas de cultivo de coca. Con
frecuencia, un comerciante de coca financiaba y proporcionaba semillas
y asistencia técnica a pequeños campesinos que producían coca para
él, estableciendo una relación de dependencia mutua que estimulaba
la lealtad y el secreto. Por tanto, no es extraño que muchos de los
empresarios de la coca y la cocaína de la segunda ola, particularmente
en la región del Guaviare, tuviera experiencia previa en la industria
ilegal de esmeraldas. (Thoumi, 2001: 142)
Además, de este sistema de planteo traído por estos antiguos esmeralderos y
nacientes traficantes de cocaína, traen consigo del mismo modo su forma de arreglar
las diferencias por medio de la violencia, la cual se ajusta sin ningún problema al
mercado de la coca-cocaína, pues dentro de este es indispensable esta forma de
actuar, porque al ser un mercado de tipo ilegal como cualquier otro, requiere apelar
a otros medios distintos a los legales –como la autoridad judicial– para arreglar las
diferencias y problemas que se presenten en torno a este mismo.
El tercer argumento, que habla acerca de la aparición del mercado de la cocaína
en Colombia, se basa en la fragmentación del tejido social y los graves problemas
estructurales del país como:
[…] la falta de presencia territorial y la pérdida de legitimidad del Estado,
el debilitamiento del imperio de la ley, el resentimiento relacionado con
la reproducción del clientelismo, la corrupción y la impunidad, la crisis
de representación política, la instauración de una forma del quehacer
político a través de la intimidación y uso de la fuerza, para asegurar
lealtades políticas […]. (Garay, 2001: 149)
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ISSN 0122-8455
Estructura del mercado de la coca-cocaína: el caso colombiano
Frente estas razones que se dan sobre la participación de Colombia en el mercado
de la coca-cocaína (en todas sus etapas productivas y comerciales) queda claro,
entonces, que una constante que dio lugar a esto, se relaciona con la existencia de
unos factores previos como la corrupción, la violencia, la falta de presencia territorial
y la pérdida de legitimidad del Estado, el debilitamiento del imperio de la ley, el
resentimiento relacionado con la reproducción del clientelismo, y una cultura de la
ilegalidad, lo cual crea el ambiente propicio no solo para la llegada sino también para
la continuidad de este mercado ilegal en este país.
Subrayando, claro está, que lo relacionado con la violencia (reflejada a través de
diferentes formas, en el sistema de planteo usado en el mercado de las esmeraldas,
y como una manera de ejercer lealtades políticas) y una cultura de la ilegalidad
(contrabando de electrodomésticos, mercado de la marihuana, y debilitamiento de
la ley, quebrantando las normas) fueron los factores más decisivos que permitieron
el desenlace de este fenómeno como tal, pues Colombia como ningún otro país
del mundo se ha caracterizado siempre más por estos dos factores de tipo social y
político, que por la corrupción; la cual se da en la mayoría de los países del mundo,
incluso, con un índice mayor que en este mismo.
CONCLUSIONES
Debe hacerse hincapié en que la concentración del mercado de la coca-cocaína en
determinado país no es en absoluto accidental, sino más bien estructural; esto sin
duda explica por qué durante los años 80, los plantíos de coca, pese a que crecieron
en Bolivia, Colombia y Perú, en Colombia se siguió desarrollando y controlando la
manufactura de cocaína y su mercado internacional. Del mismo modo, esto explica
también por qué la crisis de muchos países latinoamericanos fue muy profunda y, sin
embargo, no condujo al desarrollo de la industria de drogas ilegales, en tanto crisis
relativamente suaves fueron detonantes de la industria ilegal en Colombia, y esto
como ya se explicó fue porque los cambios estructurales en la sociedad colombiana
la habían hecho muy vulnerable a los atractivos de la industria ilegal, por eso, sin un
entorno social propenso a la ilegalidad y a la violencia, este mercado no se hubiera
desarrollado (Thoumi: 2002a, 2002b).
No obstante, cabe resaltar que a través del tiempo este entorno social ya no es el
mismo de décadas pasadas, puesto que hoy en día se encuentra determinado por
307
Néncer Losada Salgado
nuevos actores y escenarios; en donde por tanto, al hablar de la continuidad del
mercado de la coca-cocaína en Colombia, es inevitable hablar en estos momentos
de grupos armados como las FARC, y de Bandas Criminales (BACRIM) –o lo que
antes de su desmovilización constituían las AUC–, los cuales son los que controlan
la mayor parte este mercado en el país; y donde hablar de las FARC implica hablar
también dentro de un nuevo escenario como es el conflicto armado, lo que hace de
este último y a la vez a este mercado aún más complejos de abordar, pues al estar
estrechamente relacionados queda la pregunta en el aire: ¿Será que la continuidad
del mercado de la cocaína en Colombia, dependerá de si se da en algún momento la
terminación del conflicto armado, o habrá otros factores estructurarles con nuevos
matices de violencia e ilegalidad que seguirán determinando su actuar en el país?
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PONENCIAS VI SIMPOSIO INTERNACIONAL CULTURA Y DROGA:
BIOETICA, SALUD, ESPIRITUALIDADES Y ETNICIDADES 2011
CRISIS AMBIENTAL:
PÉRDIDA DEL CUERPO Y DE LA TIERRA*
ANA PATRICIA NOGUERA DE ECHEVERRI**
Recibido: 16 de septirmbre de 2012
Aprobado: 17 de octubre de 2012
“‘No puedo diferenciar las lágrimas de la música’ (Nietzsche).
Quien no comprende esto instantáneamente,
no ha vivido nunca la intimidad de la música.
Toda verdadera música procede del llanto,
puesto que ha nacido de la nostalgia del paraíso”
(Ciorán, 1988: 29)
En el libro El Reto de la vida, publicado en 1996, el filósofo ambiental Carlos
Augusto Ángel Maya, construye un concepto de Ambiente que cambia el curso de
los estudios ambientales: el ambiente emerge de la relación entre la Cultura y el
Ecosistema.
Los estudios ambientales hasta el momento de escritura de Carlos Augusto, se habían
ocupado del ambiente como recurso natural, como objeto o como sistema, decía
en 1991 el filósofo Daniel Vidart. El ambiente era entonces “el entorno” sistémico
en el mejor de los casos, pero aquello que rodeaba al ser humano, aquello “que
estaba por fuera” del sujeto, la naturaleza encomendada al hombre, quién debía
entonces conservarla, cuidarla, “explotarla” adecuadamente de tal manera, que las
generaciones futuras tuvieran la misma calidad de vida, decía la señora Brundtland
(1987) en su informe titulado “Nuestro Futuro Común”, que las generaciones
presentes –valga la aclaración–, de humanos.
*
Ponencia presentada en el marco del VI Simposio internacional Cultura y Droga entre el 12 y 14 de Octubre de
2011.
**
Filosofa, Doctorado en Filosofía de la Educación, Universidad Estatal De Campinas, Brasil. Titular Universidad
Nacional de Colombia. Directora del Grupo de Pensamiento Ambiental, Universidad Nacional de Colombia sede
Manizales. Correo electrónico: [email protected]
cult.drog. 17(19): 313-322, 2012
ISSN 0122-8455
Ana Patricia Noguera de Echeverri
Si el ambiente es lo que emerge de la relación entre las culturas y las tramas de la
vida, el pensamiento sobre lo ambiental se ocupa de esas relaciones en su densidad,
en su complejidad, en sus estéticas, en sus movimientos y en sus transformaciones.
Cómo, de qué maneras, se han relacionado las diversas culturas con los diversos
ecosistemas, es entonces la pregunta ruta, la pregunta océano, la pregunta obsesiva
del pensamiento ambiental; la relación entre las culturas y los ecosistemas es el
habitar-hábitat, que en potente evocación que Martin Heidegger hace de Homero,
esa relación es el ethos. En la conferencia titulada “Construir, Habitar y Pensar”
dictada por Heidegger (1991) a los 6 años del infame y desastroso fin de la Segunda
Guerra Mundial, Heidegger coliga el pensar con un construir y habitar poéticamente
esta tierra; el pensar emerge del habitar y acontece en un construir, de tal manera que
no es posible habitar poéticamente si no pensamos, y esto no es posible si el construir
solamente es un edificar midiendo del suelo y mercantilizando la habitación.
Hoy, ante el pensamiento ultramoderno que asume la globalización como expresión
de una economía única, una manera de producir única, una manera de pensar única y
una sola manera de habitar la tierra, el pensamiento ambiental re-piensa las palabras
“habitar la tierra”, no en el sentido de la política pública sobre la tierra como propiedad
del Estado o como propiedad privada; ni en el sentido de región ligado con reino,
rey, regimiento; ni en el sentido meramente funcional o económico: división de la
tierra en segmentos cuantificados en kilómetros cuadrados, o región como una parte
de la tierra que pertenece a una nación, una colectividad o un individuo, sino como
lo anuncia Frida Kalho en su obra “Raíces” de 1943, en el sentido de tejido de
vida simbólico-biótico, donde la tierra en sus permanentes maneras de habitar-se,
va configurando diversas maneras de habitar-la. Las poéticas del hacer de la tierra
son las que orientan cómo debe habitarse dicha trama… el pensamiento ambiental
en estas claves es un geo-pensamiento que se configura solo en tanto alteridad que
permite la comprensión de la tierra-diversa que somos.
Dice Augusto Ángel recordando a Nietzsche, que su pensamiento tan profundo como
polémico, abre posibilidades de un pensamiento ambiental en tanto que el hombre
de Nietzsche es aquel que se aferra a la tierra (cfr. Ángel Maya, Carlos Augusto, “La
razón de la vida”, 1998).
¿Y qué es aferrarse a la tierra en estos tiempos en que la tierra se ha reducido a
mercancía, y los estudios territoriales, las políticas regionales e incluso las ambientales
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ISSN 0122-8455
Crisis ambiental: pérdida del cuerpo y de la tierra
piensan la tierra del hombre y no el hombre de la tierra? Qué potencia pueden tener
las palabras “habitar la tierra” en este nuestro tiempo en el que la manera del vivir
moderno en la tierra es matándola, odiándola, devastándola, cosificándola y
mercantilizándola, como ya lo profetizaba Francisco de Goya en esa pintura de
1819 y que tituló “Duelo a garrotazos”, o como dice Michel Serres (2011: 143) en
sus Variaciones sobre el cuerpo: “la guerra mundial no es la del 39 al 45; es la guerra
que le hacemos al mundo: aquella que producimos en el mundo y contra el mundo”.
La pérdida de la tierra es la pérdida de la casa, del nicho, del hogar, del nido y
del cuerpo que somos. ¿Y qué significa esto? Perder la tierra no es haber perdido
propiedad sobre ella; hablaré de una pérdida distinta, relacionada con las bases
de nuestra civilización; una pérdida que se podría comprender, en clave míticopoética con la pérdida del paraíso terrenal; una pérdida efecto de la escisión entre
el hombre occidental y la naturaleza, y que en mi libro El Reencantamiento del
mundo (Noguera, 2004) coloco como uno de los orígenes, tal vez el más potente, de
la crisis ambiental que estamos viviendo; una pérdida que de diferentes maneras se
expresa en la melancolía de los pintores, músicos y poetas del romanticismo, como
lo expresa ese hermoso óleo del pintor romántico Caspar David Friederich: “Mujer
en el ocaso” de 1818; una pérdida que es semejante a la pérdida de la madre-padre
que es la tierra; una pérdida que nos ha reducido a sujetos racionales. Así hemos
sobrevivido en la tierra en estos últimos 300 años: sin tierra natal, sin cuerpo, sin
madre, sin padre, sin mitos fundantes; tal ha sido la condición de orfandad de nuestra
cultura, condición que como dice bellamente Walter Benjamin, nos ha sumido en la
desolación propia de quienes lo han perdido todo; sin casa y sin cuerpo; sin mitos,
sin padre y sin madre… ¿qué nos queda? Buscar refugio permanente en la ilusión de
otro mundo, otra vida, otros cuerpos, otras maneras de sentir, que en esta Modernidad
son coptadas por las lógicas del mercado. Huir de una cultura des-terrada, deshogarada, des-arraigada; de una raza ingrata y sin paz, que ha sentado las bases de
su cultura en una razón que la piensa única, universal, punto cero, alfa y omega de
todo lo viviente; una cultura que ha creído ser única y universal; una cultura que
además, para serlo, ha roto amarras con la naturaleza, con la tierra, con la plétora de
la vida, según el concepto kantiano de libertad, que trágicamente expresara Eugene
Delacroix en su “Libertad guiando al pueblo” de 1830.
Escindidos desde el origen de esta civilización, hemos errado entre la nostalgia y la
melancolía: nostalgia de un paraíso perdido, melancolía y hastío de un presente sin
sentidos y sin lugar, donde la fugacidad, la transitoriedad, la rapidez del tiempo que
315
Ana Patricia Noguera de Echeverri
pasa, la mundialización, la homogenización y la globalización, atrapan el deseo de
alteridad.
Renunciamos a un habitar poético. Renunciamos a habitar la tierra y a que ella
nos habite en rito, en danza, en canto, musicalmente. Construimos mundos
ilusorios a través de las grandes utopías del desarrollo y progreso de las naciones
en la Modernidad como proyecto de realización de la razón. Mundos ilusorios en
los discursos de la ciencia y la tecnología; mundos ilusorios en las pretensiones
de universalidad de la filosofía occidental moderna; mundos ilusorios en la
matematización del mundo. Hipotecamos la tierra a esos mundos ilusorios, que en
algún momento nos han ofrecido un vivir mejor y no el buen vivir que anuncia la
bella palabra-ethos Abya-yala.
La tragedia de la escisión fundacional de Occidente consiste en haber creído ser amos
y señores del tejido de la vida, siendo un mero hilo en la trama de la vida; haber creído
que la libertad consistía en dominar la naturaleza, siendo apenas una emergencia
de ella. Haber creído en la infinitud de la razón siendo ella misma una reducción
mínima de lo humano… haber creído ser humanos sin naturaleza, cuando solo es
posible serlo en ella… haber despreciado la tierra, siendo ella nuestra madre. Haberla
reducido a objeto, siendo ella un enigma maravilloso, indescifrable y misterioso.
Haber creído que la ciencia podía explicar la vida, cuando en realidad la vida no
se puede apresar en una fórmula matemática, en un dato, en una cuantificación. La
tragedia de esta civilización ha sido haber creído que la naturaleza, la tierra era de su
propiedad, cuando somos los humanos los que nos debemos a la tierra.
La herencia judeocristiana y platónica condujo a que la cultura
occidental se construyera sobre una especie de estructura dual, soporte
de las relaciones de dominio y explotación inmisericorde de las tramas
de la vida llamadas “naturaleza”. El desprecio por la terrenalidad, la
carnalidad y el cuerpo como lugar de lo placentero, se transformó en la
modernidad en una actitud de descuido y sojuzgamiento de los frutos y
bienes de la tierra. El cimiento del desarrollo sin límites de la ciencia y la
tecnología fue la profunda escisión entre cultura y naturaleza que, bajo
las figuras de cielo y tierra o alma y cuerpo, llegó a la modernidad para
convertirse en sujeto y objeto. La cultura moderna se consolidó gracias
a la creencia de que la naturaleza era ilimitada y estaba disponible como
recurso para la racionalidad tecnocientífica infinita del ser humano.
(Noguera, 2004: 29)
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Crisis ambiental: pérdida del cuerpo y de la tierra
La reducción de las variedades, los acontecimientos y la diversidad de la naturaleza
a fórmulas físico-químico-matemáticas en la modernidad, expresó el triunfo de la
razón sobre la vida, pero también la pérdida de la tierra como lugar de origen míticopoético de lo humano. En el mismo momento en que nuestra cultura encontró la
manera más sutil y eficaz de dominar la naturaleza para colocarla bajo su dominio,
perdió la tierra como el habitar mismo.
En Heidegger: La voz de los tiempos sombríos, escribe el filósofo Pedro Cerezo
(1991) un hermoso capítulo: “De la existencia ética a la ética originaria”, cito un
párrafo francamente iluminador de lo que estoy anunciando en esta conferencia:
Ethos y nomos
Entre estas palabras aurorales se destaca el triángulo physis, ethos y
logos. El entrelazo de las dos primeras, tal como ha mostrado Riedel,
cancela el dualismo platónico de dos esferas independientes, tan
decisivo luego en la contraposición moderna de naturaleza y libertad,
para presentarlas como radicales indisociables del “todo del ser” que
en su “emerger a presencia” (physis) no puede dejar de “concernir
propiamente” al hombre (HLL, 216). La unidad de ambos radicales la
expresa elocuentemente un temprano texto de Holzwege: “A este surgir
y abrirse mismo y en cuanto todo lo llamaron los griegos primitivos
Physis. Ella ilumina, a su vez, aquello hacia y en donde funda su
habitar el hombre” (Hz, 31). Ethos designa, pues, un rasgo esencial y
originario del hombre, pero no como algo que este tenga en su haber,
sino, a la inversa, como aquello a que se debe, a lo que pertenece y por
lo que es requerido como su lugar de gravitación. Tal como precisa
Heidegger, “lo esencial en el ethos, en este permanecer, es el modo
como el hombre se detiene en el ente y cómo él se conserva y se deja
mantener. El entenderse en relación al ethos, el saber de ello, es Ética.
(Cerezo, 1991: 43-44)
La pérdida de la tierra como lugar de origen de la vida y lo humano como emergencia
de ella, es a la vez, la pérdida de la tierra como entramado de vida y la pérdida del
habitar mismo en tanto morada para el hombre. La pérdida de la tierra en tanto
morada, en tanto habitación, en tanto casa, es la pérdida de un modo del ethos, que
Leonardo Boff (2001) en su Ética planetaria desde el Gran Sur, nos advierte como
establo para los animales, morada para el hombre... según la idea homérica. El
317
Ana Patricia Noguera de Echeverri
desplazado, el desterrado, el desarraigado, el errante, el nómade, el vagabundo,
el sin-tierra, son figuras poético-políticas, de esta pérdida. Según la evocación
que hace Boff de Homero, el ethos es el modo como la tierra se expresa para ser
habitada por el hombre. La palabra es la manera como el hombre se relaciona con
la tierra de la que está hecho, de manera que no es posible separar el ethos del
logos. En Occidente, el logos dejó de nombrar la tierra, para nombrar aquello que
el hombre occidental construyó, separado, escindido de la tierra: la cultura. El
hombre occidental moderno, renunció a lo mítico-poético, en busca de la precisión,
la exactitud y el cálculo. Por ello la palabra poética que nombraba la tierra se olvidó
y con Newton, comenzamos a nombrarla con lenguaje matemático…
Pero volvamos a la palabra de Pedro Cerezo en evocación heideggeriana:
Ethos designa, pues, un rasgo esencial y originario del hombre, pero no
como algo que este tenga en su haber, sino, a la inversa, como aquello a
que se debe, a lo que pertenece y por lo que es requerido como su lugar
de gravitación […]. Habitar indica una relación esencial de pertenencia
al lugar propio y propicio de la existencia humana. (Cerezo, 1991: 44)
El habitar es entonces originario del habitante, que como hábito, lo habita; en tanto
habitar este emerge del tejido entre habitar-hábitat-habitante-hábito-habitación.
El habitar como esa apertura para que emerja lo humano, según Giorggio Agambem,
como lo abierto a lo humano, está en crisis. La hemos llamado con Ángel Maya,
crisis ambiental, alejándonos del concepto emanado del llamado Primer Mundo, de
crisis ambiental como crisis de recursos naturales. Alejándonos, distanciándonos en
tensión con este concepto absolutamente economicista e instrumental, evocamos a
Heidegger y a nuestros pueblos originarios, los Hopis, los Kunas, los Uwas, los
Aymaras, los Mapuches… que llaman madre a la tierra, y que su resistencia política
no está en recuperar la tierra como propiedad, sino en enseñarnos que somos de
la tierra. Somos del habitar, somos del Oikos, somos de la Physis. Ser humano es
entonces comprender la lengua de la tierra que es la Maestra que enseña cómo
habitar. El habitar es el ethos mismo desplegándose en lo humano y lo humano
desplegándose en el ethos, “como aquello a que se debe, a lo que pertenece y por lo
que es requerido como su lugar de gravitación”.
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Crisis ambiental: pérdida del cuerpo y de la tierra
Sin tierra, sin ethos, sin cuerpo, la cultura moderna se aboca a la angustia que se
expresa en la obsesión por las cosas, el consumo sin límite, la explotación, la ambición.
La adicción a la riqueza, al capital, al petróleo, al carbón, al oro, al cobre, al níquel,
a la energía, se expresa en los proyectos de investigación de las universidades y
multinacionales que actualmente no pueden parar. Incapaces de contener las fuerzas
de la naturaleza que la ciencia y la tecnología han creído conocer y dominar, estamos
viviendo el tránsito, el paso doloroso del fin de esta civilización y tal vez el inicio
de una nueva cultura. Occidentales que somos, devoramos la tierra; puesta a nuestro
servicio, pareciera que no podemos detenernos y cambiar de dirección, pensar de
nuevo lo ya pensado. No habitamos la tierra: nos la hemos tomado. Sin comprenderla,
sin escucharla, ella y todos sus secretos se han convertido en mercancía. Lo vivo
y todos sus misterios, las maneras como cada planta, cada animal nos afecta, se
convierte en negocio, en mercancía, en objeto de enriquecimiento.
Sin tierra y sin cuerpo, somos un ego, sin carne, un sujeto, trascendental, universal,
idéntico, desolado y des-hollado: sin piel. La desolación, producida por la reducción
del mundo a dato, cuenta, riqueza o recurso, se cura con fármacos producidos por la
industria química farmacéutica, que ha reducido el mundo misterioso y enigmático
del poder de la naturaleza a un objeto mercantil; los misterios de la tierra; las fuerzas
enigmáticas e indescifrables de la vida y las maneras como esas fuerzas afectan la
misma trama de la vida, se mercantilizan. Y nosotros, adictos al consumo, al confort,
al capital; sujetos sin cuerpo, sin tierra, sin piel, objetos intercambiables, mano de
obra, funcionarios cuantificados, en un mundo calculado, nos tornamos adictos
a aquellas fuerzas poderosas que nos permiten conectarnos con esa naturaleza
oculta y maravillosa que perdimos en nuestro viaje civilizatorio. Esa naturaleza
a la que le hemos declarado la guerra; esa naturaleza, culpable de todas nuestras
desdichas, según lo declaraba hace poco un periodista de CNN cuando comentaba
la “violencia” –decía él– de la naturaleza; esa naturaleza oculta infinitos secretos
que solo el humano ritual, el humano en gesto respetuoso, el humano en serenidad y
meditación, es capaz de disfrutar en ataraxia, sin adicción. Pero el humano moderno,
rotas las amarras con la naturaleza, no puede desligarse de la esquizofrenia cultural
que lo atraviesa y constituye. Por ello, nuestra civilización tiene una enfermedad que
se llama locura. Esta palabra viene de “locus” que significa habla. Quien habla por
fuera de la lógica de Occidente, quien habla en lógicas desconocidas, con acentos
y musicalidades desconocidas, quien siente lo desconocido y no lo puede nombrar,
está loco. Loco es el que está por fuera de las lenguas occidentales. Loco es aquel
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Ana Patricia Noguera de Echeverri
que vive de otro modo a como viven los occidentales… pero loco también es aquel
que permite que en él hablen otras lenguas. ¡El yo se convierte en otro! El yo que
habla la lengua de la tierra, es considerado loco y necio. El que habla en las lógicas
del mundo calculado, es considerado científico. Quien habla la lengua de la tierra,
está en la oscuridad. Quien habla la lengua de la razón instrumental, está en la luz.
La obra “Duelo a garrotazos”, nos permite comprender la guerra que esta cultura
esquizofrénica le ha declarado a la tierra: es la guerra de hombres contra hombres,
donde en nombre de la humanidad que es un concepto eurocentrista, los hombres
que creen ser “la humanidad”, matan a los otros, aquellos que no son La Humanidad,
pero mientras se matan (los garrotes son metáfora de todo tipo de armas, desde los
palos hasta la bomba atómica) están destruyendo la tierra, se están hundiendo en ella,
la están perdiendo.
El pensamiento moderno ha sido un pensamiento contra la tierra. Nunca se había
odiado tanto a la tierra como ahora, decía Michel Serres (1991) en su libro El contrato
natural, donde hace una crítica desde la Ecología Profunda al contrato social. Serres
(1991: 63), sabiamente dice, refiriéndose al “Contrato Social” con el que se inaugura
la modernidad: “curiosamente mudo sobre el mundo, ese contrato (dicen los filósofos
del derecho natural moderno) nos hizo abandonar el estado natural para formar la
sociedad”. Curiosamente, ese contrato social nos colocó en un afuera del mundo,
objetivado, cosificado, fijo, dispuesto para nosotros, dado. Curiosamente, la historia
nos escindió del tiempo de la vida, del tiempo que hace.
Y escindidos de la tierra, des-terrados de nuestra casa, absolutamente desolados,
odiamos el mundo, despreciamos la tierra; solo un odio y desprecio profundos por
la tierra han potenciado el trato ingrato y taimado que le damos. La tierra se ha
convertido en un campo de concentración, donde todo es mercancía. Las distintas
especies incluyendo la humana, la tierra toda, es vista actualmente como fábrica
de producción industrial. En la educación actual, la globalización del mercado
oculta las singularidades no para respetarlas sino para hacer de ellas objeto de
deseo, ilusión de alteridad, que el marketing y la publicidad cooptan. La tecnología
que se desarrolla en las universidades, busca apoyar las leyes del mercado y no
comprender la lengua de la tierra y ello es des-tierro. Des-arraigo. Son dos lógicas,
dos maneras, dos pensamientos, dos sentidos opuestos, antagónicos, donde la lógica
del mercado global, le ha declarado la guerra a la lengua de la tierra, a la vida en toda
320
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ISSN 0122-8455
Crisis ambiental: pérdida del cuerpo y de la tierra
su complejidad. La educación busca olvidar que somos tierra, que estamos hechos
de tierra, como nos lo recuerda bellamente Magritte en su obra “El seductor” de
1953. En esta pintura, el mar es tierra, la tierra es mar y el barco: metáfora del habitar
humano, es tierra-mar. Estamos hechos del lugar que habitamos.
La singularidad del ethos ambiental es que este emerge de la tierra, como territorio
conceptual que permite habitar la tierra poéticamente. El pensamiento ambiental
se ocupa entonces de la inmanencia, la itinerancia, la emergencia y el contacto de
los cuerpos-tierra que somos, ocupación que entonces interroga el entramado de
la cultura; sus símbolos, sus signos, sus acontecimientos, sus maneras de pensarhabitar-construir (Heidegger), sus leyes, sus formas de organización, sus técnicas,
sus maneras de ser. La invitación del Pensamiento Ambiental nuestro, el emergente
de las voces de Abya-yala, en consonancia-disonancia con las voces de la tierra, es
la comprensión de la lengua de la tierra.
Esta es absolutamente diversa. No es posible la unificación en la universalidad
simplificante de la vida. Por ello, la gravedad de los problemas ambientales
es profunda y en complejidad creciente como la vida. Frente a la pretensión del
pensamiento moderno universalista de explicarlo todo a partir de leyes, principios,
órdenes y paradigmas universales, el pensamiento ambiental solo puede pensar
en clave de las narraciones y los relatos que configuran las diversas lenguas de la
tierra. En esto el pensamiento ambiental procura acercarse-afectarse por las maneras
diversas como otras culturas o mejor culturas-otras se relacionan con la tierra.
Esas culturas-otras solo tienen en común que se declaran tierra, hijos de la tierra,
emergentes de la tierra. Su ley de origen es la tierra. Su gran madre. Su protectora,
su sabia consejera… ella habla, pero educados en las lógicas del mercado, la voz
de la tierra nos en-loquece. La música, que según Ciorán (1988: 29) “procede del
llanto, puesto que ha nacido de la nostalgia del paraíso” nos evoca la lengua de la
tierra. Evoca sus misterios indescifrables, sus ritmos, sus silencios, sus acordes, sus
disonancias. Ella, la música, es lugar, oikos, nicho, morada; como la tierra-casa, la
música es bella manera de sentir la vida-muerte…
Tal vez por ello, estoy aquí: para invitarlos a pensar las relaciones entre culturas
y drogas en clave de la relación entre culturas y entramados de vida… o quizás
para pensar que las formas violentas como esta relación se ha tejido entre la cultura
moderna y las tramas de la vida, solo expresan la desolación, la ausencia de cuerpo
321
Ana Patricia Noguera de Echeverri
y de tierra natal, en esta cultura adicta al petróleo, al oro, al níquel, a la energía… al
desarrollo, al dinero.
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ISSN 0122-8455
“LOS OJOS DE LA PASTORA” Y EL PODER DE LA ADIVINACIÓN.
Salvia Divinorum: LA “DROGA DE LA CULTURA YOUTUBE”.*
JOHN H. ARCIA**
Recibido: 13 de enero de 2012
Aprobado: 6 de junio de 2012
RESUMEN
El texto expone un análisis conceptual sobre la emergencia del uso de la planta
salvia divinorum en la cultura youtube. Compara lugares de enunciación antigua y
moderna sobre experiencias psíquicas similares, a las que acompaña los “ojos de
la pastora” –como le dicen los mazatecas de Oaxaca (México)-. Sustenta que la
experiencia enteogénica con esta planta es de carácter dionisiaco y da apertura a la
práctica ritual de la adivinación, cuando se lleva a cabo en contextos culturales en
los que el sistema educativo es a fin con la ancestralidad de la experiencia. Queda
el cuestionamiento sobre las relaciones que se establecen actualmente entre la
salvia divinorum, la cultura youtube y el estado psíquico que emerge de la muerte
psicológica del individuo en la totalidad dionisiaca.
Palabras Clave: Salvia divinorum, cultural youtube, experiencia dionisiaca, adivinación,
muerte psíquica del individuo.
En el número anterior de la revista Cultura y Droga se publicó la ficha.
Psicólogo. Mgr. Educación. Coordinador del área de investigación Universo ARKE S.A.S. (www.universoarke.
com). Profesor de la Licenciatura en Etnoeducación y Desarrollo Comunitario, Universidad Tecnológica de Pereira.
Investigador Grupo de investigación Cultura y Droga y profesor Maestría Culturas y Droga, Universidad de Caldas.
C.E.: [email protected]
*
**
cult.drog. 17(19): 323-334, 2012
ISSN 0122-8455
John H. Arcia
“LOS OJOS DE LA PASTORA” (the leaf or herb of Mary, the
Shepherdess) AND THE DIVINATION POWER.
Salvia Divinorum: THE “YOUTUBE CULTURE DRUG”.
ABSTRACT
The text presents a conceptual analysis of the emergence of the use of the
salvia divinorum plant in the youtube culture. It compares ancient and
modern enunciation places about similar psychological experiences to those
accompanying “ojos de la pastora” – as mazatecas from Oaxaca (Mexico)
say. It supports that the entheogenic experience with this plant is of Dionysian
character and opens the practice of the divination ritual when it is carried
out in cultural contexts in which the educational system is relative to the
ancestral character of the experience. The questioning about the relationships
established presently between salvia divinorum and the youtube culture, and
the psychological state which emerges from the individual’s psychological
death into the Dionysian totality remains.
Key words: Salvia divinorum, youtube cultura, divination, the individual’s psychological
death
La salvia divinorum es una planta que se usa en rituales chamánicos por parte
de la comunidad mazateca de Oaxaca, según Terence McKenna (2010), hace
aproximadamente 200 años1; también se le llama “hierba de la pastora”, “pastora”,
“hojas de la pastora”, “los ojos de la pastora”, entre otros nombres que aluden a un
enteógeno presente en los rituales de adivinación y curativos de esta comunidad;
es sucedáneo de los hongos psicoactivos que usan con más regularidad (Schultes
y Hofmann, 2000, p. 164). En el libro Plantas de los dioses, Schultes y Hofmann
expresan:
1
MCKENNA, Terence. [Consultado el 8 de octubre de 2011. https://sites.google.com/site/kawuaspace/clips/terencemckenna-salviadivinorum]
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“Los ojos de la pastora” y el poder de la adivinación. Salvia divinorum: la “droga de la cultura youtube”
[…] María Sabina dijo al respecto: “Si quiero curar a un enfermo
en tiempos en los que no hay hongos, debo recurrir a las hojas de la
pastora. Al molerlas e ingerirlas trabajan igual que los niños [hongos].
Desde luego, la pastora no tiene tanto poder como los hongos”. (2000,
p. 164)
La salvia divinorum o “los ojos de la pastora” actualmente se distingue como la “droga
de la cultura youtube”22, ya que algunas personas deciden usar la planta y publicar
los comportamientos observables de su experiencia en la red social. Este medio de
divulgación conlleva a que las autoridades de Estados Unidos enciendan las alarmas
por otra “sustancia psicoactiva” que consideran debe penalizarse; sin embargo, no
ha sido fácil porque la “pastora” no pertenece a la familia de los alcaloides y la
neuroquímica de la Salvinorina A –su principio activo– es un enigma que aún no
se resuelve (Schultes y Hofmann, 2000, p. 165); razón por la que las autoridades
estadounidenses carecen de sustentos científicos para considerarla ilegal.
El objetivo del presente escrito es demostrar que “los ojos de la pastora” está
relacionada con el poder de la adivinación, en tanto que evoca psíquicamente la
contemplación –“epopteia”– de lo que otrora, en la Antigua Grecia, se menciona
como la orgía dionisíaca. Para ello se recurre a narrativas de sujetos que la usan, a
las versiones que aparecen en la Internet y específicamente en youtube, y se cotejan
con estudios que realizan teóricos como Friedrich Nietzsche, Carl Gustav Jung, Karl
Kerényi, Erich Robertson Dodds, Giorgio Colli, entre otros.
“Los ojos de la pastora” se relaciona con el poder de la adivinación, en tanto que evoca
la presencia del instinto dionisíaco que trae consigo la experiencia desgarradora de la
vida infinita, del arquetipo de la naturaleza salvaje del hombre, del conocimiento que
está acompañado de la locura y se niega a presentarse a través del habla.
El propósito es exponer algunas reflexiones que aporten al entendimiento de la
articulación drogas y ser humano desde el conocimiento de la Salvia divinorum
y la experiencia psíquica. En absoluto el interés del escrito es promover el uso
indiscriminado de esta planta; por el contrario, conceptualmente se aboga por el
respeto que le deben otorgar los usuarios y las leyes que rigen el uso de sustancias
psicoactivas en diversos países.
2
Este nombre está inspirado en el video “Salvia: a virtual drug craze” que publican Brendt MacDonald, Kevin Sack
y Gabe Johnson. [Consultado el 8 de octubre de 2011. http://www.youtube.com/watch?v=QaWT9B2FKzg]
325
John H. Arcia
“[…] con Diónisos la vida se muestra como sabiduría,
sin renunciar a su torbellino vital: Ahí está el secreto…
Diónisos nace de una contemplación de la vida entera,
en su inmensa amplitud”
(Giorgio Colli)
“Los ojos de la pastora” es una planta que utiliza la comunidad mazateca de
Oaxaca para acompañar rituales de adivinación (Schultes y Hofmann, 2000, p.
56), cuya función la cumplen generalmente los “hogos psicoactivos”. Es posible
que psíquicamente existan experiencias similares a partir de la embriaguez con dos
plantas distintas; en el caso de los mazatecos, se diría que la Salvia divinorum evoca
el estado psíquico de la adivinación, de la misma forma que se consigue con los
“hongos psicoactivos”.
La experiencia psíquica que permite la adivinación no solo es importante en el
contexto cultural de la comunidad mazateca, ya que en la Antigua Grecia –como otras
comunidades en el mundo– también se conocía un ritual en el que la adivinación es
un aspecto central de la religión órfica. En esta religión, según el libro El camino a
Eleusis, el ritual está acompañado por el hongo cornezuelo de trigo y una experiencia
como la que se narra a continuación:
[…] Eleusis era la experiencia suprema en la vida del iniciado. Lo era
en un sentido tanto físico como místico: temblores, vértigo, sudor frío,
y después una visión que convertía cuanto hubiese sido visto antes en
una especie de ceguera; un sentimiento de asombro y sobrecogimiento
ante un resplandor que provoca un silencio profundo, pues lo que acaba
de ser visto y sentido jamás podría ser comunicado: las palabras no se
encontraban a la altura de tal tarea […]. (Wasson et al., 1995, p. 80)
La adivinación en los mazatecos como en la religión órfica constituye un aspecto
importante para el contexto cultural, de ahí que cuando el sujeto se encuentre en
el estado psíquico relacionado con la Salvia divinorum o el cornezuelo de trigo,
previamente esté orientado para asumir una actitud acorde con la capacidad de
transformar la experiencia en adivinación.
La Salvia divinorum puede evocar estados psíquicos similares en cada ser humano,
aunque la actitud con la que se asuma dicha experiencia define la repercusión que
tenga en la historia de vida del sujeto. Por ejemplo, en los mazatecos el paciente y el
curandero juntos adivinan la enfermedad cuando el primero “empieza a exponerse
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ISSN 0122-8455
“Los ojos de la pastora” y el poder de la adivinación. Salvia divinorum: la “droga de la cultura youtube”
[a] sí mismo […]. El paciente se encuentra en un estado de semi-delirio, habla como
en trance, y los otros escuchan atentamente a lo que él dice” (Wasson, 1962, s.p.);
en el caso de los iniciados en la sabiduría órfica según Carl A. Ruck: “Renacer de la
muerte era el secreto de Eleusis” (Wasson et al., 1995, p. 69); en el caso de los sujetos
que usan “los ojos de la pastora”, graban en video los comportamientos observables
de la experiencia y lo “cuelgan” en youtube, aún no es clara su actitud.
La presente discusión solo muestra algunas reflexiones que se llevan a cabo a partir
de las narrativas, los videos que se cuelgan en youtube, poemas, dibujos, entre otras
formas de comunicación que se relacionan con “los ojos de la pastora”, donde la
hipótesis central sostiene que la experiencia psíquica que permite la adivinación está
relacionada con la presencia del instinto dionisíaco o la “expansión dionisíaca” que
en perspectiva de Jung: “Es una borrachera en el sentido más elevado de la palabra”
(2000, p. 177).
Jung afirma que:
Lo dionisíaco es, […] la liberación del impulso ilimitado, el
desencadenamiento de la indómita fuerza de la naturaleza animal y
divina; de ahí que en el coro dionisíaco el hombre aparezca como sátiro,
dios por arriba y macho cabrío por abajo, […] De ahí que lo dionisíaco
sea comparable con la embriaguez, que disuelve lo individual en los
impulsos y contenidos colectivos […]. (2000, p. 171)
La expansión dionisíaca desde la presente perspectiva, injustamente se asocia con
el uso de cualquier droga; esta situación está relacionada con el desconocimiento de
los instintos que caracterizan la naturaleza humana, entre ellos, el instinto dionisíaco
que Nietzsche considera como realidad embriagada en la que el “hombre individual”
pierde el poder e incluso trata de aniquilar lo “individual”, para “redimirlo mediante
un sentimiento místico de unidad” con el hombre primitivo33. La expansión dionisíaca
3
Respecto a los instintos característicos de la naturaleza humana, el del sueño es otro que Nietzsche distingue y
define de la siguiente forma: “…mundo de imágenes del sueño, cuya perfección no mantiene conexión alguna con
la altura intelectual o con la cultura artística del hombre individual” (Nietzsche, Friedrich. El nacimiento de la tragedia. 5ª reimpresión. Alianza: Madrid, 2003: p. 48) El instinto del sueño permite que el “hombre individual” desde
el intelecto o el arte represente el estado psíquico en el que se encuentra, además, se relaciona con lo apolíneo, es
decir, con el dominio de “…la bella apariencia del mundo interno de la fantasía… de todas las fuerzas figurativas.
Es medida, número, limitación y dominación de todo lo salvaje e indómito” (Jung, C.arl Gustav. Tipos psicológicos.
Op. Cit., Ibid. p. 2000: 171) A partir de esto se infiere que algunos instintos específicos del ser humano exaltan su
potencia con algunas plantas y que el instinto dionisiaco no es el único que se manifiesta en estados psíquicos influidos por sustancias psicoactivas.
327
John H. Arcia
que se relaciona con “los ojos de la pastora” en la cultura youtube, se manifiesta a
través de expresiones tales como: “[…] un fenómeno psíquico del sueño, un tremendo
y potente y complejo sueño lucido de luz”44. En el texto “Los ojos de la pastora” que
se publica en el blog “Serglobalius muestra” (2008, s.p.):
Toma
las Hojas
de la Pastora
que abre sus piernas hacia ti
te muestra su hueco magnífico
Mira
con los Ojos de la Pastora
es sangriento el camino
de venas transparentes
Silba el sinicuichi su distorsión
fantasmas rata hacen su aparición
su música es amarga y no tiene cauce
tras una eternidad sin fumarse
[…].
El blog “Uni-verso Libre” (2009, s.p.) dice:
[…].
De todos los polígonos
emerge un ente absurdo
que me hace ver el mundo
tal y como es,
Blog “Autopoiesis. Política, poesía y anti-cultura” ([Consultado el 08 de octubre de 2011 de. http://autopoiesis.
crearforo.com/image-est5410.html )]. Es importante asumir una posición crítica respecto a la siguiente afirmación
que aparece en el blog “Aautopoiesis”: “La Ssalvia divinorum […] no hace daño algunoo…”. Es claro que la salvia
por sí sola no hace daño, pero el uso que de ella haga el sujeto sí puede causar daño; por ejemplo, una sobre dosis del
producto sintético de la Ssalvinorina A puede ser letal para recuperar el equilibrio cognitivo.
4
328
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ISSN 0122-8455
“Los ojos de la pastora” y el poder de la adivinación. Salvia divinorum: la “droga de la cultura youtube”
pues rojo sólo es rojo
en tanto que este cuerpo
siga siendo humano.
Percibo este universo,
que no sólo es materia,
en su estado puro.
El ente,
que es materia
y un plano metafísico,
me observa mientras cambia,
pues todo está cambiando.
No tiene una esencia
aparte del ser.
Su rostro es un mapa
en muchas dimensiones,
un conjunto de prismas
y de líneas
en perpetuo movimiento
(eso es el tiempo)
El mapa nos muestra
el camino a lo que el habla
no puede expresar,
un mapa de serpientes,
un mapa que conduce
directo a la locura.
Las anteriores expresiones que se refieren a “los ojos de la pastora” aparentan
contradicción en su discurso, así como lo es cualquier forma a través de la cual se
quiera comunicar el estado psíquico que permite la adivinación. Tal estado no tolera
el devaneo de las imágenes en la mente del sujeto, no permite que este se deleite
en “juegos pirotécnicos”, pues las imágenes tienen su equivalencia corporal. El
estado psíquico que permite la adivinación, conjunta la experiencia instintiva con la
329
John H. Arcia
abstracción mental, sin mediación humana, al sujeto le corresponde ser presa de esta
conjunción. Algunos afirman sentir una torrencial fuerza que se dirige de un lado
hacia el otro, dicen que es un vértigo de caída, el correr del agua que desintegra al
individuo, estar atravesado por una línea que distingue dimensiones en el cuerpo…
El estado psíquico donde el instinto y la representación mental se unen sin mediación
humana, ya lo expresa Giorgio Colli (2000, p 18) cuando se refiere a algunas
características de “Diónisos”:
[…] lo que persiste con la tenacidad más obstinada es el tema del
animal-dios –indicación central de su naturaleza– y su proximidad a
ciertas divinidades femeninas que aparecen en primer plano (como la
“señora del laberinto” y Deméter), o el tema del apareamiento bestial
[…].
Las reflexiones de Colli llevan a considerar que cuando el instinto dionisíaco se
despliega en el estado psíquico que permite la adivinación, el minotauro –animaldios– desborda el laberinto y copula con la “señora”. El encuentro entre el instinto
dionisíaco y la representación mental –la “señora”– actualizan la tragedia que
narra Nietzsche sobre Dioniso: “De la sonrisa de ese Dioniso surgieron los dioses
olímpicos, de sus lágrimas, los seres humanos” (Nietzsche, 2003, p. 100).
McKenna (2010,: s.p.) desde la investigación por bioensayo sostiene que es “[…]
un maravilloso momento en el que conoces el miedo”, y ese miedo puede estar
relacionado con la “muerte” del individuo. Es importante recordar que en párrafos
anteriores se dice que en el estado psíquico que permite la adivinación, hay intentos
por “aniquilar” al “hombre individual”. Cuando se usa la Salvia divinorum, se
presenta de forma intempestiva el instinto dionisíaco y se alude a “un efecto” que
no da espera sentirlo, en el mismo instante, puede haber anulación completa de la
memoria subjetiva y como un flash luminoso, esta retorna rápidamente.
“Los ojos de la pastora” no anuncian su llegada, están presentes desde siempre en el
instinto dionisíaco: instinto animal e instinto de vida eterna. Tal vez por ese motivo el
sujeto sea testigo de las imágenes paradójicas que inspiran terror y a la vez asombro,
esto es lo que en algún momento se conoce en la Antigua Grecia como epopteia, es
decir:
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cult.drog. 17(19): 323 - 334, 2012
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“Los ojos de la pastora” y el poder de la adivinación. Salvia divinorum: la “droga de la cultura youtube”
[…] éxtasis mistérico, en la medida en que se llega a él despojándose
completamente de las condiciones individuales, es decir, en la medida
en que en él el sujeto que conoce no se distingue del objeto conocido,
debe considerarse como el presupuesto del conocimiento más que como
conocimiento propiamente dicho […]. (Colli, 2005, p. 18)
El sujeto que es testigo de “los ojos de la pastora” puede afirmar el impacto que tienen
las imágenes del “éxtasis”, a tal punto que se genera un sinnúmero de preguntas que
circundan una experiencia enigmática. Según Colli, la iniciación en Delfos implica
la epopteia de algo enigmático que se convierte en la orientación del que es iniciado
en la sabiduría (Colli, 2005, p. 53). Para los seres humanos que actualmente usan
la Salvia divinorum, tal enigma puede ser una experiencia inolvidable, pero de ahí
a que inspire amor por la sabiduría –a partir de la experiencia enigmática como
en la Antigua Grecia sucede con la adivinación desde la religión órfica–, implica
que culturalmente haya una orientación educativa que determine la actitud de los
individuos hacia dicha experiencia y que las costumbres sean similares para darle
un lugar privilegiado y sagrado a la planta; de tal manera que lo enigmático se
transforme en amor por la sabiduría, por la vida, por la naturaleza del hombre, por la
razón de vida y muerte.
“[…] con Diónisos la vida se muestra como sabiduría,
sin renunciar a su torbellino vital: ahí está el secreto […].
En la contemplación de Diónisos,
el hombre no logra despojarse de sí mismo,
como lo hace al contemplar a los demás dioses:
Diónisos es un dios que muere […]”
(Giorgio Colli )
“Los ojos de la pastora” tiene la propiedad de evocar el estado psíquico que permite
la adivinación, cuya primera condición es la muerte del individuo, es decir, la
experiencia en la que el sujeto se ve obligado a no tener la potestad sobre sí mismo.
Esto es lo que Colli expresa cuando afirma: “Diónisos es un dios que muere” y
posteriormente lo denomina “separación de índole cognoscitiva” que consiste en:
“El ‘salir o estar fuera de sí’, o sea, el ‘éxtasis’–en el sentido más literal del término–,
libera un excedente de conocimiento” (Colli, G. 2008, p.: 19).
El poder de la adivinación se consigue cuando el individuo muere psíquicamente
por una experiencia “desgarradora” en la que al recordar la finitud de su existencia,
331
John H. Arcia
paradójicamente percibe la vida indestructible, el instinto dionisíaco y las ideas de
la naturaleza humana. Como lo afirma Karl Kerényi al referirse a la distinción entre
Bios –vida finita– y Zoé –vida infinita–:
[…] Cuando la vida se ve amenazada, se experimenta la incompatibilidad
entre vida y muerte en la angustia, el terror y el miedo. Se puede vivir el
estrechamiento de la vida en cuanto bios, se puede vivir su debilidad en
cuanto zoé y hasta el deseo de dejar ser […]. (Kerényi, K. 1998, p.: 16).
El poder de la adivinación se hace presente en el estado psíquico que evoca “los ojos
de la pastora”, solo cuando los sujetos son orientados culturalmente para este acto
ritual; de lo contrario, habría que preguntarse: ¿Qué sucede con el uso de la Salvia
divinorum en un contexto en el que el no hay amor a la sabiduría? ¿Qué potencia hay
en el instinto de vida eterna en un mundo en el que la vida finita de cada individuo
vale poco para los estados? ¿Puede un sujeto contemplar el enigma que se presenta
con la irrupción dionisíaca, si la capacidad de asombro ha sido hostigada por la
instrumentalización de la ciencia y con ello el espíritu científico ya no habita en la
cosa llamada investigación?
El uso que se da a la Salvia divinorum corresponde al sentido que la planta tiene
para el contexto de la cultura youtube, y a la vez, refleja la importancia que se le
da a aquello que, tanto los mazatecos como los integrantes de la religión órfica,
denominan adivinación... Lo que es evidente es que “los ojos de la pastora” no ocupan
un lugar privilegiado al lado del conocimiento, que el instinto de vida infinita que
evoca coincide con un territorio en el que la vida finita de los humanos pierde valor,
que la “muerte” psíquica del individuo no es ya una experiencia pasajera puesto que
con la virtualidad cada sujeto tiene tantos individuos como avatares en la red. Pero
además, que la Salvia divinorum provoca un estado pasajero de locura propio del
despliegue del instinto dionisíaco como lo recrea Sócrates citado por Dodds (1960,
p.: 69): “Nuestras mayores bendiciones […] nos vienen por medio de la locura […]
a condición de que nos sea dada por don divino”.
Un estado de locura pasajera es insoportable actualmente para la humanidad, luego
de luchar históricamente en Occidente contra todas las manifestaciones que fracturan
la ilusión de sujetos provistos de razón y buenas intenciones. Sería presuntuoso
plantear por el momento sugerencias para la acción, pero es importante recordar el
llamado que hace Mckenna cuando invita al uso responsable de la Salvia divinorum,
332
cult.drog. 17(19): 323 - 334, 2012
ISSN 0122-8455
“Los ojos de la pastora” y el poder de la adivinación. Salvia divinorum: la “droga de la cultura youtube”
porque hasta el momento su virtud que consiste en recordar a los seres humanos el
instinto de vida infinita, se convierte en el mayor conflicto:
[…] la orgía comporta una liberación de los vínculos que atan al
individuo empírico, una quiebra de las condiciones de su existencia
cotidiana; y a ese nuevo estado se le denomina manía, locura […], la
imagen del propio dios en el ser humano, no es el de una extenuación
soñolienta, o el de una pérdida total del conocimiento, y ni siquiera
el de una gesticulación puramente animal, sino un estado de “locura”,
una situación de la conciencia que se distingue radicalmente de la
“normalidad” cotidiana […]. (Colli, G. 2008, p. : 20).
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ISSN 0122-8455
INFORMACIÒN DE INTERES Y ACTUALIDAD
LA GLOBALIZACIÓN DE LAS PLANTAS PSICOACTIVAS
DE USO TRADICIONAL
JOSÉ CARLOS BOUSO*
Las plantas psicoactivas como la Ayahuasca, la Iboga, el San Pedro, etc. han
sido utilizadas durante siglos e incluso milenios por sociedades indígenas y preindustriales para hacer frente a los problemas médicos, psicológicos y sociales con
la finalidad de restablecer y fortalecer las relaciones sociales entre los miembros de
la comunidad y así proteger su supervivencia. La gran complejidad botánica, ritual,
musical y conceptual que se ha desarrollado alrededor del uso de estas herramientas
es conocimiento que ha sido pasado oralmente de generación a generación. La
importancia y el potencial que poseen estas especies vegetales para la humanidad,
como instrumentos de evolución personal y social, no deberían menospreciarse.
Aunque hoy en día la globalización es un fenómeno extendido en todos los niveles
de la sociedad, en cuanto al uso de este tipo de plantas parece ser no tan bienvenida...
¿AYAHUASCA? ¿IBOGA? ...
Si hablamos de la Ayahuasca, hablamos de una mezcla de plantas basadas en
propiedades farmacológicas de inhibición de la MAO (monoaminoxidasa) en que uno
*
Psicólogo. Phd. Psicofarmacología. CE: [email protected].
cult.drog. 17(19): 337-348, 2012
ISSN 0122-8455
ICEERS
de sus ingredientes, la Banistriopsis caapi, fuente de harmalinas, bloquea las encimas
en el cuerpo (MAO) para que no destruyan a la dimetiltriptamina (DMT) presente
en el segundo ingrediente, la Psicotria Viridis o análogos, para que la DMT puede
llegar al cerebro e inducir un estado modificado de conciencia. Hablamos de recetas
antiguas de estas plantas con centenas de aditivos, desde el tabaco, la brugmansias,
brunfelsia, y todo un arsenal botánico encontrado en la selva Amazónica, preparados
bajo unas condiciones especificas, en cantidades bien definidas y en un proceso de
elaboración complejo. Hablamos de un ritual que contiene un abanico de técnicas,
música, perfumes y gestos desarrollado en cada cultura indígena en su forma
particular, como los encontrados en el alto Amazonas de Sur-América. Hablamos de
una práctica central en las sociedades indígenas con fines médicos, interpersonales y
espirituales que son imprescindibles en el normal funcionamiento de estas culturas.
En el caso de la Iboga, herramienta botánica de la parte Centro-Oeste de Africa en
países como Gabón, Camerún, Guinea Ecuatorial y Congo, se encuentra en la cultura
Bwiti y en sociedades indígenas donde se utiliza en ritos de paso de cinco días que
implican a todo la comunidad y que se acompañan música poli-rítmica, inducción de
estados de trance, bailes, baños rituales, interacción social particular; un verdadero
espectáculo ceremonial. Los rituales tienen una importancia en la cultura Bwiti
que no se ha subestimar; es una herramienta clave en la vivencia espiritual y el
crecimiento personal y social.
Existe una larga lista de plantas que han ocupado un lugar central en las culturas
indígenas por su capacidad para inducir estados psicológicos profundos y estados
místicos/espirituales, así como ajustes fisiológicos y de comportamiento; el San
Pedro, un cactus andino, y el peyote, un cactus proveniente del desierto mexicano,
que contienen mescalina, la Salvia divinorum, originaria de las montañas mazatecas
del estado de Oaxaca, que contiene salvinorina A, los hongos psilocibios usados
tradicionalmente entre diversos grupos étnicos de México, etc.
Actualmente hay una expansión de estudios clínicos con estos etnobotánicos a
nivel global, con el objetivo de ganar más conocimiento tanto sobre sus potenciales
terapéuticas como de los riesgos asociados con su uso, a la vez que poco a poco su
presencia en la sociedad contemporánea se esta expandiendo. Algunos de ellos han
encontrado un público que los consume por experimentación o por tener experiencias
lúdicas, otros solo han emergido en contextos terapéuticos occidentales para tratar con
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ISSN 0122-8455
La globalización de las plantas psicoactivas de uso tradicional
problemas personales e interpersonales o facilitar procesos de crecimiento personal.
También existen iglesias que han incorporado a estas plantas como sacramentos en
sus prácticas religiosas, como por ejemplo las iglesias sincréticas Brasileñas como
el Santo Daime, Barquinha y União Do Vegetal que toman ayahuasca con fines
enteogénicos durante sus ceremonias.
Esta expansión obviamente va acompañada de una serie de problemas que ocurren
por la falta de normativas legales, estándares de seguridad, códigos éticos, controles
de calidad, etc.
HACIA UNA ÉTICA PROFESIONAL Y ESTÁNDARES DE SEGURIDAD
En un marco represivo con relación a estas herramientas etnobotánicas como
tenemos en occidente, encontramos un público extremamente polarizado respeto a
los posibles riesgos y beneficios de su uso; las autoridades, la comunidad científica
y los medios de comunicación los presentan como un peligro para la salud pública,
y los grupos que creen en estas plantas niegan la existencia de los riesgos. Para
avanzar con su integración en el sistema occidental como herramienta en terapia
es importante reconocer las dos realidades; como cualquier fármaco o terapia, el
conocimiento de sus efectos, eventos beneficiosos y adversos y las maneras de tratar
con ellos es clave. El desarrollo de estándares mínimos de seguridad (preselección de
participantes, preparación, integración de la experiencia y seguimiento) y protocolos
de intervención en caso de complicaciones, y códigos éticos para su uso es lo que
falta por desarrollar.
Mientras estos estándares y códigos éticos no se aplican en donde hay un uso de
estas plantas pasan incidencias que en general tienen repercusiones graves en su
imagen pública, o incluso con consecuencias legales. En Holanda, un caso de un
paciente de un centro de Ibogaína que terminó su tratamiento precariamente sufrió
desafortunadamente un accidente letal de trafico. A la persona que hizo el tratamiento
le espera un juicio con acusaciones que le pueden llevar años de cárcel, el Ministerio
de Salud ha iniciado la alarma en relación con el uso de la ibogaína, los medios de
comunicación hablan de ‘la bruja que mata a personas’ y una posible prohibición de
la ibogaína en Holanda no parece tan lejos. El problema es que, mientras no hay un
marco legal y una práctica reconocida con estas plantas, cualquier incidencia puede
339
ICEERS
tener este tipo de repercusiones tanto para la persona que ofrece el tratamiento,
como para la persona que lo recibe. En Perú, en el centro ‘Shimbre’, un curandero,
conocido por dejar a los participantes solos en sus cabañas durante las sesiones
de ayahuasca, encontró a un joven participante estadounidense muerto y decidió,
por miedo a las implicaciones legales, enterarle para hacerle desaparecer... Toda la
comunidad internacional ayahuasquera entró en shock.
LA IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Aunque la cantidad de eventos adversos es muy baja en relación con el uso de estas
plantas, no son los únicos ejemplos. Dr. Rafael Guimarães Dos Santos, miembro
del comité de expertos de la Fundación ICEERS, escribió un artículo de revisión
publicado recientemente en la revista Journal of Psychoactive Drugs, en el cual
analizó los posibles riesgos y efectos tóxicos de la ayahuasca en humanos. Para la
elaboración del artículo, el Dr. Guimarães revisó los ensayos clínicos publicados
sobre la farmacología aguda de la ayahuasca, los estudios de evaluación de la salud
física y mental de adolescentes y adultos con larga experiencia en el uso de ayahuasca
y los estudios preclínicos de toxicología del desarrollo en los que se administró
ayahuasca o alguno de sus alcaloides. La revisión realizada sugiere que tanto la
administración aguda de ayahuasca en un contexto clínico como su consumo ritual
por largos períodos de tiempo presenta buena tolerabilidad fisiológica y psicológica.
A pesar de que se han descrito aparición de trastornos psiquiátricos y de reacciones
psicológicas adversas graves asociadas al uso de ayahuasca, la revisión sugiere que
estos episodios son poco frecuentes. En el artículo, el Dr. Guimarães también analiza
los relatos aparecidos en los últimos años en los medios de comunicación en los
que se relaciona la ayahuasca con intoxicaciones, concluyendo que estos relatos
están oscurecidos por la descripción sensacionalista que se hace de ellos en los que,
prematuramente, muchas veces sin la realización de una investigación toxicológica
formal, se establece una relación causal entre la ayahuasca y los efectos adversos
descritos. Un próximo artículo del Dr. Guimarães, de pronta publicación en la misma
revista, analizará más en detalle estos casos mediáticos.
También los Drs. José Carlos Bouso y Jordi Riba, miembros del equipo de ICEERS,
publicaron en la revista científica PLOS ONE un estudio llevado a cabo por el Grupo
de Neuropsicofarmacología Humana Experimental del Hospital de Sant Pau, en
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La globalización de las plantas psicoactivas de uso tradicional
colaboración con investigadores de diferentes centros de investigación españoles y
brasileños y el Instituto de Etnopiscología Amazónica Aplicada (IDEAA), dirigido
por el psiquiatra Josep Maria Fábregas. El equipo de investigadores españoles y
brasileños evaluó diferentes aspectos relacionados con la Salud Mental en 127
usuarios de ayahuasca en contextos religiosos que llevaban tomando un mínimo de
15 años con una periodicidad mínima de dos veces por mes y los compararon con
115 personas no usuarias. Para confirmar la solidez de los resultados encontrados,
se repitieron las pruebas un año después. Los usuarios de ayahuasca no mostraron
trastornos en la personalidad, obtuvieron unos índices de psicopatología menores
que los no usuarios y su rendimiento cognitivo en pruebas neuropsicológicas fue
mejor que los no usuarios. El estudio concluye que “no se encontraron evidencias
de desajuste psicológico, deterioro de la salud mental o alteraciones cognitivas en el
grupo de los que utilizan ayahuasca”.
También en el campo de la ibogaína faltan muchos estudios por hacer, demostrando
con base científica lo que se está viendo en la realidad de los centros de desintoxicación
de drogas de abuso donde se aplica la ibogaína como herramienta; Se ha observado
de forma consistente que la ibogaína bloquea el síndrome de abstinencia agudo de
los opiáceos tras una sola administración en humanos y animales. Al tratamiento
con ibogaína le sigue un periodo de duración variable durante el cual se reduce
el deseo de consumir múltiples sustancias como opiáceos, estimulantes, alcohol,
benzodiacepinas y nicotina. La buena noticia es que en la Universidad de Guadalajara,
en México, el comité ético ha aprobado el primer estudio clínico con personas con
una drogodependencia. También en Nueva Zelanda, donde el gobierno clasificó la
ibogaína como medicamento de prescripción en 2010, está llevando a cabo un estudio
observacional en este momento. Desde hace unos años ICEERS también ha estado
desarrollando un estudio clínico con condición placebo (doble ciego) con personas
dependientes al crack y cocaína, en colaboración con instituciones de Brasil. Este
tipo de estudio tampoco se ha hecho nunca, y ayudaría enormemente en el desarrollo
de la ibogaína como herramienta terapéutica en el tratamiento de las adicciones.
LA REDUCCIÓN DE RIESGOS
A parte de nuevos estudios científicos que faltan para crear un mayor conocimiento
sobre los riesgos y beneficios de estas plantas, en el desorden del uso actual de
341
ICEERS
dichos materiales botánicos es imprescindible llevar a cabo actividades de reducción
de riesgos, apoyo psicológico, diseminación de información objetiva dirigida al
público general, profesionales en el campo de salud, los proveedores de las sesiones,
etc. Mucho trabajo falta por hacer en este campo. Varias iniciativas de colectivos
de indígenas, proveedores de terapia con estas plantas, consumidores y ONG’s han
nacido a lo largo de los últimos años respondiendo a esta necesidad social.
La Fundación ICEERS (www.iceers.org) es una de ellas; El Centro Internacional
para la Educación, la Investigación y el Servicio de las Herramientas Etnobotánicas
(ICEERS por sus siglas en ingles) es una organización filantrópica sin ánimo de
lucro de utilidad pública dedicada a 1) la integración de la ayahuasca, la iboga y
otras plantas tradicionales como herramientas terapéuticas en la sociedad moderna,
y 2) la preservación de las culturas indígenas que han utilizado estas plantas desde
tiempos inmemoriales, así como de su hábitat y recursos botánicos. ICEERS se
dedica a integrar el conocimiento etnobotánico de los pueblos indígenas en la terapia
occidental actual, en respuesta a la necesidad urgente de herramientas eficientes para
el desarrollo personal y social. Otras iniciativas son por ejemplo la Plantaforma en
España (www.plantaforma.org) y GITA - Global Ibogaine Therapy Alliance (www.
ibogainealliance.org).
En su nueva web, ICEERS facilita información para distintos perfiles: información
básica sobre la iboga y la ayahuasca, info para personas interesadas en tomar estas
plantas en occidente o viajar a los países de origen, hay consejos para familiares o
amigos de personas que se quieren iniciar o se han iniciado en el uso de estas plantas,
y hay información para científicos. Con esta web, ICEERS enfoca tanto en los
riesgos como en los beneficios, da pautas sobre cómo tomar decisiones responsables
en cuanto a seleccionar un centro, decidir tomar, etc. y la propuesta que está en la
base de todo esto es que en occidente se necesita un marco terapéutico occidental -un
proceso de preparación, una integración adecuada y un seguimiento- para que estas
experiencias lleguen a ser beneficiosas en largo plazo.
Con su Online Help Center (Centro de ayuda on-line), ICEERS ofrece asistencia
personalizada para personas que necesitan orientación, ayuda con una preparación
adecuada de una experiencia con estas plantas, apoyo en caso de eventos adversos y
con la integración de los contenidos emergidos durante la experiencia. De esta forma
no solo se reducen los riesgos relacionados al consumo de estos materiales botánicos,
también se facilita un mayor aprovecho de los potenciales efectos terapéuticos.
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La globalización de las plantas psicoactivas de uso tradicional
También la decisión de Medsafe, la entidad gubernamental de Nueva Zelanda que
tomó la decisión a principios de 2010 de reconocer la iboga como medicamento de
prescripción partió de una estrategia de reducción de riesgos interesante; Dándose
cuenta del incremento de popularidad de la iboga en el tratamiento de las adicciones,
decidió estudiar la realidad de esta sustancia, y llegó a dos conclusiones, 1. que su
potencial terapéutico es suficientemente convincente cuando es usado en contextos
controlados y 2. en caso de uso en contextos no controlados, su riesgo es importante.
La decisión de incluir la ibogaína como medicamento de prescripción no solo hace
que esta sustancia sea accesible para las personas que podrían beneficiarse de ella,
sino también limita su uso en contextos controlados, donde un médico hace la
administración, y es responsable de la seguridad del paciente.
CONFRONTACIÓN CON LA LEY
A finales de 2009 se produjeron una serie de detenciones durante el transcurso de
ceremonias con ayahuasca en contextos tradicionales en España y Chile, los cuales
fueron documentados por los medios de comunicación de forma propagandística y
extremamente demonizadora. ICEERS se involucró en la defensa del caso chileno, y
realizó una petición a la JIFE el 4 de Marzo de 2010, pidiendo que se aclarara el estatus
legal de la ayahuasca de acuerdo al convenio de 1971 de sustancias psicotrópicas,
sabiendo de la existencia de un fax con fecha de 2001, remitido por parte de la JIFE
al Ministerio de Sanidad de Holanda en el que se declaraba que la Ayahuasca en esas
fechas no estaba sometida a fiscalización internacional.
El 1 de junio de 2010, ICEERS recibió una respuesta de la JIFE confirmando
que “ninguna planta o decocción que contenga DMT está actualmente sometida a
control internacional.” En su carta, la JIFE añadía que “Algunos Gobiernos podrían,
en cualquier caso, haber decidido establecer medidas de control para la Ayahuasca,
ya que su uso ocasiona serios riesgos para la salud.” A día de hoy, que nosotros
sepamos, Francia es el único país del mundo que explícitamente tiene fiscalizada la
Ayahuasca dentro de su legislación interna.
Como consecuencia de aquella afirmación de la JIFE, ICEERS pidió a uno
de los miembros de su comité científico, el Dr. José Carlos Bouso, experto en
la materia, elaborar un dossier con toda la información científica con relación a los
343
ICEERS
riesgos del uso tanto agudo como crónico que comporta tomar ayahuasca. Este
dossier incluyó toda la literatura tanto clínica como de estudios de seguimiento
publicados sobre la ayahuasca. La bibliografía publicada hasta el momento arroja
como conclusión que los riesgos en el corto, medio y largo plazo del uso de
ayahuasca, en contextos controlados, son muy limitados, encontrándose incluso en
la literatura evidencias de potenciales beneficios psico-sociales a largo plazo. En
respuesta a la carta de la JIFE, se redactó una contestación en la que se comunicaba
los resultados que ICEERS encontró tras el estudio del dossier mencionado, pero
siguiendo el consejo de abogados y expertos en políticas de la ayahuasca, ICEERS
decidió no enviarla a la JIFE para evitar llamar la atención sobre el fenómeno de
la globalización del uso de ayahuasca, y tratar de prevenir así posibles reacciones
desproporcionadas por parte de la JIFE en contra de dicho fenómeno.
Desde verano 2011, se inició una oleada de detenciones en diferentes países de la
UE, de los EE.UU. y en otros países en los que se venía realizando un uso religioso de
la ayahuasca, como es el caso que se da en el contexto de la Iglesia del Santo Daime,
culto reconocido internacionalmente y protegido por las leyes religiosas de países
como los EE.UU., Holanda, España y Canadá. También ha habido detenciones de
personas que realizan ceremonias tradicionales. Después de unas diez detenciones
relacionadas con la importación y uso de la ayahuasca desde junio de 2011, en enero
de 2012 se han producido al menos cinco casos más.
Por otra parte, en Perú, donde la Ayahuasca está reconocida como Patrimonio
Cultural del país, se han producido también detenciones de personas acusadas de
exportarla al extranjero y en otros países como Portugal, Argentina e Inglaterra se
han producido también detenciones por la importación de la cocción de ayahuasca
y la organización de ceremonias tradicionales con ella. Los detenciones incluyen
a indígenas que practican su tradición (tradición, por otra parte, explícitamente
protegida por la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU).
LA ACTITUD DE LA JIFE
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) es una Organización
de Naciones Unidas (ONU) que es la institución más alta en el nivel internacional
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La globalización de las plantas psicoactivas de uso tradicional
de la fiscalización de estupefacientes (lista del convenio de 1961 y psicótropos y
lista del convenio de 1971). Estas listas incluyen un amplio abanico de moléculas
fiscalizadas y tres plantas de uso tradicional; la amapola de la cual se produce el
opio, el cannabis y la hoja de coca.
Unos meses después, la JIFE publica en su página web su informe anual sobre la
situación de las drogas en el mundo en el año 2010 donde incluye, dentro de sus
puntos, algunas recomendaciones preocupantes, principalmente, una propuesta
para que los gobiernos fiscalicen plantas tradicionales como la ayahuasca y
la Tabernanthe iboga, entre otras, menospreciando sus importantes funciones como
medicinas tradicionales, como sacramentos y como herramientas terapéuticas de
uso transcultural (que son las principales aplicaciones que vienen dándose de estas
medicinas tradicionales en sociedades de todo el mundo), y poniendo en peligro el
avance de la investigación científica con estas plantas y el desarrollo de prácticas
terapéuticas occidentales implementadas con plantas tradicionales. La ONU juega
aquí un doble juego, que por una parte reconoce las prácticas indígenas que incorporan
el uso de las plantas tradicionales (ver Artículo 24, página 9 de Declaración sobre
los derechos de los pueblos indígenas), y desarrolla programas de protección del
patrimonio cultural de dichas comunidades, mientras que, a la vez, propone prohibir
estas especies botánicas en todos los países, tengan o no una tradición de uso.
La alerta generada por la JIFE con relación a los riesgos que refieren asociados al
consumo de este tipo de plantas está sesgada y no se corresponde con la literatura
científica publicada a fecha de hoy. Los riesgos para la salud mencionados en su
informe no pueden generalizarse a todo un conjunto de plantas con propiedades
farmacológicas completamente diferentes -en su informe, todas las plantas de uso
tradicional que mencionan están clasificadas erróneamente como ‘estimulantes
o alucinógenos’- desligándolas de su contexto de uso. La bibliografía
existente sobre los efectos de la ayahuasca y de la iboga no parecen concluir que
existan ‘efectos adversos graves’ derivados de su consumo cuando se realiza en un
contexto profesionalmente adecuado.
La JIFE establece en ese mismo párrafo que, por definición, todo uso de estas
plantas fuera de su contexto socio-económico original implica un ‘abuso’ o un uso
‘recreativo’; una afirmación que no se ve contrastada con la literatura publicada en el
caso de plantas como la ayahuasca y la iboga, que son fundamentalmente utilizadas
345
ICEERS
en contextos tradicionales, religiosos o terapéuticos, y de los que se desconoce un
consumo ‘abusivo’ o ‘recreativo’, entendiendo por tales consumos los que se realizan
fuera de los usos previamente mencionados.
Además, recomendando a los gobiernos la prohibición de estos
materiales etnobotánicos, pone en peligro los derechos fundamentales de los pueblos
indígenas que viven fuera de sus países de origen cuando usan estas plantas como
parte de su práctica tradicional, tal y como ha ocurrido en diferentes países en los
últimos meses. Describiendo por definición el uso que de estas plantas se hace
fuera de sus contextos socio-económicos como uso recreativo, sienta las bases para
que los gobiernos y sus agencias reguladoras (mal)interpreten todas las actividades
relacionadas con el uso de estas especies botánicas como uso problemático.
Aunque el informe de la JIFE de 2011 ya no hace mención de estas plantas, las
detenciones han seguido en varias partes de España, Bélgica, Suiza, Alemania, etc.
Muchos de los acusados no sabían que había un riesgo comprando ayahuasca y
se encontraron con esta desagradable sorpresa. Estas oleadas de represión en las
que se está encarcelando a personas por utilizar plantas tradicionales que no están
sometidas ni a fiscalización internacional, ni a fiscalización nacional en los países en
los que se han producido esas detenciones, supone una alarmante preocupación por
ser detenciones no sujetas a Derecho. Por ello es necesaria una respuesta contundente
a estas actuaciones judiciales desajustadas respecto a la legislación internacional,
a lo cual ICEERS ha dedicado fuerzas, en colaboración con otras entidades y
profesionales.
En su informe de 2012, la JIFE sigue la linea iniciada en 2010, proponiendo medidas
legales en nivel nacional con relación al uso de plantas de uso tradicional con
propiedades psicoactivas, sean compuestos controlados en la lista de psicótropos
de los convenios de 1971, sean compuestos no controlados en estas listas, como por
ejemplo la iboga.
La JIFE menciona: ”En su informe anual correspondiente a 2010 (párrafos 284 a 287)
la Junta señaló algunos de los problemas relacionados con el uso de esas materias
vegetales al margen de su contexto socioeconómico original. Desde entonces se ha
observado un interés cada vez mayor por el uso de esas materias vegetales con fines
recreativos, posiblemente impulsado por la falta de claridad con respecto a la situación
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La globalización de las plantas psicoactivas de uso tradicional
de las plantas en materia de fiscalización nacional o internacional. En la actualidad
no hay ninguna planta, ni siquiera las que contienen ingredientes psicoactivos, que
esté sujeta a fiscalización con arreglo al Convenio de 1971, aunque en algunos
casos los ingredientes activos que contienen pueden estar sometidos a fiscalización
internacional (...) Al parecer, las redes de narcotraficantes y los comercios minoristas
en línea aprovechan esa situación, lo que ha provocado el aumento del comercio, el
consumo y el uso indebido de esas materias vegetales en muchos países(...) La Junta
también observa la popularidad cada vez mayor de prácticas que tienen presuntas
connotaciones espirituales, como el “turismo espiritual”, y que sirven para encubrir
el consumo de sustancias psicoactivas de origen vegetal. En varios centros de todo
el mundo se ofrecen “viajes iniciáticos” con la presencia y asistencia de un chamán
(...) La Junta reitera su recomendación a los gobiernos de los países en que esas
materias vegetales pueden ser objeto de uso indebido y de tráfico, en el sentido
de que sigan atentos a todo lo que ocurra, y les recomienda también que adopten
medidas apropiadas a nivel nacional cuando la situación así lo exija.”
UN FUTURO INSEGURO...
Está claro que actualmente hay una confrontación entre la demonización,
propaganda pseudo-científica y el juego de las instituciones que regulan la
legalidad de las sustancias y plantas con efectos psicoactivos, y las iniciativas para
una aceptación de los diferentes usos de estos materiales, como por ejemplo en
contextos religiosos, tradicionales o terapéuticos. Se trata de un tema complejo en
el que se mezclan políticas moralistas y prohibicionistas con opuestas perspectivas
de salud pública, intercambio cultural, etc. La propuesta de ICEERS es solicitar, en
colaboración con la comunidad científica y con las organizaciones que defienden
los derechos de los pueblos indígenas a desarrollar sus rituales tradicionales, con
las instituciones religiosas que han incorporado el uso de estas plantas en sus cultos,
con las organizaciones que tienen dentro de sus objetivos la difusión de información
contrastada acerca de estas plantas, con las organizaciones que promueven su uso
terapéutico como herramientas utilizadas en contextos responsables y profesionales,
y con todo ciudadano que considere que la JIFE está extralimitándose en sus
funciones fiscalizadoras, que:
347
ICEERS
- la JIFE rectifique su propuesta de fiscalización dirigida a los estados miembros
de la ONU reflejada en el punto 287 del informe de la JIFE de 2010 y el punto 328
del informe de 2012, y una vez rectificada se lo hagan saber a los representantes
políticos de los países asociados, así como a sus respectivas agencias de control de
estupefacientes.
- La ONU reconozca tanto la utilidad empírica de estas especies botánicas como el
importante valor cultural de la transmisión oral de su preparación ritual, ya que dicho
conocimiento supone una herencia cultural transgeneracional. Por ello solicitamos a
la ONU que proteja estos materiales etnobotánicos así como sus diferentes prácticas
transculturales considerándolas Patrimonio Cultural de la Humanidad con el fin de
preservarlas de posibles intentos de erradicación.
Aun que cada vez más organizaciones luchan para esta causa, la prohibición global
de estas plantas parece estar cada vez más cerca...
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Presentación del grupo SOFOS
PRESENTACIÓN DEL GRUPO SOFOS.
El grupo de estudio y trabajo académico SOFOS, tiene su origen en el año 2004.
Año por año trata de profundizar en la comprensión de nuestra patria como nación,
con sus grandes ventajas, logros y desarrollos, pero también con sus problemas,
como todo país. Por esta razón los seminarios se han denominado “SEMINARIO
PROBLEMAS COLOMBIANOS CONTEMPORÁNEOS”
CICLO 2012 “Seminario problemas colombianos contemporáneos: Reflexiones
en torno al problema de la droga en el contexto del ordenamiento institucional
colombiano”.
En una organización social como la colombiana, caracterizada por la presencia de
una sucesión histórica de violencia tradicional que hoy influye en todos los lugares
del país, por la corrupción que ahoga todos los niveles del quehacer económico e
institucional, por la ola de criminalidad y de delincuencia común, muy organizada en
las zonas urbanas más pobladas del país, por la falta de trasparencia en el manejo de
los recursos públicos, por el conflicto político, económico, y social que hoy vivimos,
la indagación política, sociológica y económica del fenómeno de las drogas ilegales
debe ir mucho más allá de la enumeración y descripción de los conflictos que esta
problemática origina y ha originado tratándolo no simplemente como un elemento
que perturba sino como un ingrediente que afecta y destruye el terreno antropológico
del hombre colombiano.
En SOFOS y en la Corporación OTRAPARTE pensamos que la ofensiva contra las
drogas continúa y continuará. La naturaleza intrínseca del hombre es conflictiva y
pervertida. La condición sine qua non del hombre en sociedad es la conflictividad, y
el soporte de su existencia es la tolerancia. El hombre y nuestra sociedad en especial,
deben aprender a convivir con el bien y con el mal, ¡he ahí la razón de ser de la
grandeza del hombre!
CONCLUSIONES DE ESTE SEMINARIO EN LA DISCUSIÓN PÚBLICA FINAL
Uno de los impactos más peculiares de este seminario sobre el público asistente
fue la importancia que se dio, en las distintas conferencias, a la apertura de un
debate en torno a un hecho que está constatado que ocurre y que va en aumento. La
349
necesidad de formar un criterio ciudadano sobre el problema ya que a la sociedad
en general no le interesa el conocimiento del problema ni la crítica, ya que el hecho
del consumo, supera muchas veces el interés por los hechos o los objetivos mismos
que traza la lucha contra las drogas. Tanto para los países consumidores, como
para el de Colombia lo importante es que la gente vea o crea que es lo que el Estado
hace, porque el único resultado, el que más interesa, es mostrar a la sociedad que se
está tomando en serio el problema. Si una política no funciona, no es grave: ya ha
cumplido su función de mostrar la voluntad política del estado, sobre todo en este
campo. Los conceptos de consumo y aumento del consumo se han hecho populares
por los medios de comunicación que fundamentan su audiencia en la reseña de estos
hechos. El seminario ha logrado consolidar un muy buen equipo de expositores de
orden académico, político, e investigativo, además de algunos estudiosos de esta
problemática.
Por : William Jairo Roman.
Integrante SOFOS .
E-mail: [email protected]
http://www.otraparte.org/
350
cult.drog. 17(19): 349 - 350, 2012
ISSN 0122-8455
ACTIVIDADES Y PRODUCCIÓN INTELECTUALES INTEGRANTES
GRUPO DE INVESTIGACIÓN CULTURA Y DROGA
SÍNTESIS DE LA TESIS DE GRADO: CONTEXTO GLOBAL Y LOCAL
(GLOCAL) DE LA CRIMINALIDAD DE RELEVANCIA PARA EL DPI. LA
RESPONSABILIDAD PENAL INDIVIDUAL EN MARCOS DEL DOMINIO
POR ORGANIZACIÓN. EL CASO COLOMBIANO1
GUILLERMO ANÍBAL GÄRTNER TOBÓN2
INTRODUCCIÓN
Objetivos
El objetivo principal de este trabajo de fin de la Maestría en Derecho Penal
Internacional, es realizar con base en las competencias logradas durante el curso
ofrecido por el IAEU una lectura y esfuerzo de comprensión (Verstehen) de la
compleja realidad de criminalidad y violencia en el país suramericano, Colombia,
en marcos del conflicto armado interno desatado desde mediados de los años 60 y
que a la fecha, marzo de 2012, sigue generando pérdidas enormes de vidas humanas.
Justificación
La justificación de este trabajo se evidencia si prestamos atención a hechos y procesos
que comprometen el campo de aplicación del Derecho Penal Internacional. Como
muestra de lo afirmado y la pertinencia de nuestro planteamiento y propósitos, sugiero
considerar recientes pronunciamientos del nuevo Fiscal General de la Nación,33
quien momentos antes de su elección, el 22 de marzo de 2012, así lo expuso:
1
PROPUESTA: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=EmCaraQlw6A#!
Abogado. Profesor pensionado UTP. Máster en Derecho Penal Internacional. Correo electrónico: [email protected]
3
Semana. Jueves 22 de marzo de 2012. Eduardo Montealegre es el nuevo fiscal general de la Nación. Consultado el sábado 24 de marzo de 2012 de http://www.semana.com/nacion/articulo/eduardo-montealegre-nuevo-fiscalgeneral-nacion/255275-3
2
351
Guillermo Aníbal Gärtner Tobón
“En el caso de que sea elegido Fiscal General de la Nación, mi propuesta será en
materia de derechos humanos”, dijo al inicio de su intervención. La primera iniciativa
que planteará al Congreso, según su discurso, es una ley estatutaria que permita la
ampliación de la protección de estos derechos.
“Considero que una de las grandes falencias que tiene el código penal colombiano
es que no incorpora avances del moderno Derecho Penal Internacional”, sostuvo.
Dijo además que al código penal colombiano hay que rejuvenecerlo y que una de
las cosas sujetas de cambio es el modelo individual. Señaló que: “Se debe pasar al
modelo de doble imputación en el que se le atribuya no solo al autor material los
delitos, sino también al grupo al que pertenece”. “No basta saber quiénes son los
autores sino que hay que señalar el contexto”, aseguró Montealegre. “Lo importante
es atribuirle al grupo: uno, los delitos, dos, la función del autor, y tres, que la
estructura de imputación se fundamente en la omisión de deberes de vigilancia”,
resaltó Montealegre.
Metodología
Saliéndome de los esquemas tradicionales que confunden metodología con métodos
y métodos con técnicas de investigación, en la realización de este trabajo la
metodología no ha sido otra que la decantación racional, critica, de los supuestos
de conocimiento logrados en la propia práctica social y profesional confrontado con
los conceptos y teorías conocidos y estudiados en el desarrollo de la Maestría. De
hecho y como investigador en los campos de la criminología y gestor de la iniciativa
desarrollada desde la Universidad Tecnológica de Pereira conocida inicialmente
como Observatorio del Delito y luego como Observatorio de Convivencia, Seguridad
Ciudadana y Derechos Humanos,4 esbocé, desarrollé y mantengo el concepto que
privilegia un tratamiento COMPLEJO, HOLÍSTICO Y AMBIENTAL de los campos
de la convivencia, la seguridad y los derechos humanos entendidos en sus mutuos
condicionamientos.
Estado de la cuestión
Las palabras del recientemente designado Fiscal General de la Nación reproducidas
líneas atrás y que considero expresivas del estado de cosas en este país en lo que
4
Información general sobre esta iniciativa de Observatorio, que por dificultades materiales y de voluntad política
para su mantenimiento se dio por terminada al comenzar el presente año (2012), puede apreciarse en este video:
http://www.youtube.com/watch?v=De5p14AkrwQ
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cult.drog. 17(19): 351 - 358, 2012
ISSN 0122-8455
Actividades y producción intelectuales integrantes grupo de investigación Cultura y Droga
se refiere a los campos del DPI y de los Derecho Humanos, me eximen de otras
consideraciones. Esta realidad en desarrollo puedo al mismo tiempo invocarla para
justificar el valor prospectivo de este esfuerzo académico y las posibilidades de su
aplicación en el ámbito profesional. En este contexto, debo señalar que no estoy
siguiendo una determinada línea, ni estoy haciendo una construcción a partir de
ladrillos (valiosos o no) aportados o apropiados de otras fuentes diferentes a las del
propio estudio y prácticas profesionales en el campo de la criminología y del derecho
penal, sin que esto signifique desconocer, ignorar o minusvalorar los conceptos y
experiencias de tantos otros y otras profesionales e investigadores o investigadoras
en estas áreas.
Así planteadas las cosas esquemáticamente y siguiendo las líneas sugeridas para
la presentación formal de este trabajo, creo estar en condiciones de ampliar esta
introducción retomando en forma libre los planteamientos consignados en el primer
escrito producido en el mes de diciembre del año pasado y enviado a la Secretaría
de la Maestría.
Asumir el tratamiento de una realidad en movimiento o de un proceso inconcluso,
constituye desde la perspectiva de las ciencias sociales un reto de considerable
dificultad para resolver, siendo la complejidad mayor cuando se reconoce que el
observador y analista ha sido y es parte de esa misma realidad, y ha sido y es un actor
más dentro de ese proceso y no un simple observador imparcial desde una torre de
marfil como tantas veces se pretende en la academia.
Acercarnos a la comprensión compleja, holística y ambiental de formas de
criminalidad de relevancia para la justicia penal internacional es una actividad no
carente de riesgos, y la posibilidad de incurrir en sesgos o subjetividades como actor
unas veces y como sujeto pasivo otras veces está presente a través de este ejercicio,
y solamente el hecho de hacer manifiesto, expreso, este ruido en la investigación
alivia la conciencia, dejando en el lector crítico y que pueda colocarse más allá
del bosque la tarea de poder apreciarlo con la objetividad posible y deseable. Este
acercamiento al entendimiento de la relevancia de los fenómenos de criminalidad y
violencia en el país, Colombia, no resultó exclusivamente del compromiso adquirido
como estudiante de la Maestría en Derecho Penal Internacional, pero es innegable
que ha sido esta participación lo que hace posible darle forma y precisión a un
conocimiento adquirido durante décadas desde las más diversas perspectivas, entre
otras: como simple individuo, como estudiante y profesional en los campos del
353
Guillermo Aníbal Gärtner Tobón
derecho, la sociología y la historia, como participe en el Conflicto Armado Interno
(CAI) vinculado con las fuerzas, organizaciones e instituciones confrontadas,
como periodista y como académico. El relato de algunas de esas experiencias se
hace imprescindible y en buena parte podría constituir algo más que un simple
testimonio personal que permitirá, contrastando esas vivencias y percepciones con
los desarrollos conceptuales y teóricos que informaron el desarrollo de la Maestría en
DPI, derivar algunas conclusiones que esperamos resulten bien fundadas y sirvan de
alguna forma para una más coherente y justa aplicación de la normatividad existente
en este campo cuando de aplicarse al caso colombiano se trate.5
Al concluir este ejercicio como requisito para optar al título correspondiente como
Máster en DPI, lo planteado en un comienzo como hipótesis lo presento ahora como
la tesis o conclusión a que he podido llegar enriquecida y confrontada la percepción
de los hechos con los marcos teóricos ahora conocidos: la criminalidad de relevancia
para el Derecho Penal Internacional producida en el país, Colombia, a partir de la
irrupción de la guerra subversiva y antisubversiva a mediados de los años 60 y que
aún no concluye (2011), constituye una expresión local del fenómeno global de la
Guerra Fría y su prolongación a manera de supervivencias atávicas hasta el presente.6
Soy consciente del procedimiento no ortodoxo al intentar exponer en este informe
o trabajo final, el aprovechamiento de los estudios realizados en esta Maestría
desde la propia biografía atando algunos cabos de la praxis personal como
abogado, pretendido jurista, y cultor de la sustancia de los Derechos Humanos que
nutren el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Penal Internacional.
Una ampliación o explicación acerca de los temas aquí tratados, pensada como
posibilidad para abrir diálogos o foros sobre ellos, se encuentra en el sitio web: http://
derechopenalinternacional.wikispaces.com, que en algún momento concebí como
apoyo para la realización de este trabajo. Agradezco la paciencia y la indulgencia
de quien o quienes lea(n) estas notas y así agradezco sus apreciaciones, críticas,
sugerencias, etc.
Debo aclarar, para terminar esta introducción, que en la construcción de dicha wiki
no pretendí cumplir con propósitos formales específicos como los que parece supuso
5
http://www.youtube.com/watch?v=kiZpiFVqwd8&feature=player_embedded, http://www.youtube.com/watch?v=
0vYaoZQENv8&feature=player_embedded#! En estos videos pretendo mostrar sintéticamente y partir de un caso
particular, la compleja relación de Guerra, Derecho, DIH, DPI, como la asumí para el desarrollo de este trabajo final.
6
Ampliar escuchando las consideraciones hechas en el video: http://youtu.be/G5q2Ppu--]fWI
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cult.drog. 17(19): 351 - 358, 2012
ISSN 0122-8455
Actividades y producción intelectuales integrantes grupo de investigación Cultura y Droga
o supusieron la persona o personas que hicieron la evaluación de mi trabajo, al
afirmar infundadamente una supuesta inclinación al plagio o copia fuera de todo
aporte personal al escribir en su evaluación lo que ahora puedo invitar a cualquier
lector a que considere o reconsidere objetiva, críticamente:
“En segundo y último lugar porque un parte considerable del trabajo se encuentra
copiado de páginas de Internet sin ningún tipo de referencia. A modo de ejemplo,
compárese el artículo de Kai Ambos ‘Dominio del hecho por dominio de voluntad
en virtud de aparatos organizados de poder’, con el texto presentado a partir
de la página 23, o la web: http://derechopenalinternacional.wikispaces.com/
dominiopororganizacion” , y concluir así arbitrariamente que: por ello, el trabajo del
alumno no puede ser valorado conforme a las pautas que deben marcar el adecuado
desarrollo de una investigación. (Ver Anexo)7.
Quiero dejar clara constancia de mi afinidad en muchos conceptos con las
comprensiones teóricas del profesor Kai Ambos, afinidad que no resulta simplemente
de la lectura de los documentos que nos fueron suministrados en esta Maestría, sino
que se hizo evidente para mí cuando años atrás tuve oportunidad de traducir algunos
textos del profesor alemán para la Revista de Ciencias Humanas8 de la UTP, y luego
cuando en actividades de investigación sobre el campo de las denominadas drogas y
la problemática del narcotráfico9, apropié y usé creativamente contextualizando en
las condiciones colombianas varios trabajos del profesor Ambos.
Mal puede entonces tomarse como plagio la apropiación de los conceptos de
nuestros docentes o maestros, más cuando se han hecho en el cuerpo del trabajo las
aclaraciones y justificaciones pertinentes como la siguiente:
Cuando leí por primera vez el documento “Dominio del hecho por dominio de
voluntad en virtud de aparatos organizados de poder. Una valoración crítica y
7
Documento adjunto a correo recibido en mi buzón [email protected] con fecha: jueves, marzo 1,
2012 10:21 A.M.
8
La referencia a esta traducción se encuentra en el siguiente sitio visitado el día 26 de marzo de 2012: http://www.
utp.edu.co/~chumanas/revistas/revistas/revista4.html
Cito para estos efectos la investigación que se compendió en la publicación: http://www.
descentralizadrogas.gov.co/LinkClick.aspx?fileticket=40BHx2Eoa04%3D&tabid=160
9
Véase en este documento la bibliografía citada a partir de la pág. 128, numeral 2: Ambos, Kai. (1998). Control de
Drogas. Comisión Andina de Juristas, Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez y Universidad Nacional del Litoral (Argentina). Bogotá: Giro Editores.
355
Guillermo Aníbal Gärtner Tobón
ulteriores aportaciones”, del profesor Kai Ambos, sus argumentos y reflexiones
despertaron no solo interés sino asombro positivo pues en varios lugares me
pareció estar leyendo en forma cultivada en conceptos jurídico-políticos penales, mi
percepción directa lograda en una praxis vivida durante décadas en esos campos (ver
pág. ___ de este trabajo).
Conclusiones
La criminalidad de relevancia para el Derecho Penal Internacional producida en el
país, Colombia, a partir de la irrupción de la guerra subversiva y antisubversiva a
mediados de los años 60 y que aún no concluye (2011), constituye una expresión
local del fenómeno global de la Guerra Fría y su prolongación a manera de
supervivencias atávicas hasta el presente. Esas condiciones marco, preconfiguradas
en el caso colombiano, se han producido en un complejo proceso histórico de la así
concebida como lucha o guerra contra el ENEMIGO INTERNO racionalizada con
identificables componentes ideológicos (también adobados con conceptos políticos
y religiosos). Queda en mi percepción explicado y justificado con fundamentos, el
concepto de que no se trató ni se trata de casos aislados sino que enmarcaban y se
subsumen dentro de un mismo propósito de neutralizar y destruir al así llamado
y llamable ENEMIGO INTERNO. La generación de ese contexto o condiciones
marco, ha sido posible no solamente por circunstancias internas culturales o de
otro orden, sino por la existencia de unos condicionamientos internacionales y de
manera evidenciable en virtud de los vínculos de dependencia del país, Colombia,
con la potencia hemisférica Estados Unidos de Norteamérica. Es así entonces
como el criterio militar para vencer al enemigo interno considerado como el
enemigo del sistema hemisférico, primó sobre cualquier consideración de derechos
constitucionales de los cuales –teóricamente– debían y deben gozar también en el
marco de un Estado de Derecho, los sujetos sociales, individuales y/o colectivos,
opuestos y oponentes activos a/y frente a los supuestos ideológicos y materiales de
la configuración estatal en su forma de gobierno del país. Los delitos en cuestión
pueden considerarse expresión de extralimitaciones y excesos en el uso de la fuerza
confiada privativamente en el orden formal constitucional a la institución cuya
organización jerarquizada se ve comprometida en ellos, bajo el supuesto de cumplir
misiones de defensa del orden público y de los valores que informan la organización
político-estatal. El CONFLICTO ARMADO INTERNO entendido como GUERRA
REVOLUCIONARIA CONTRA EL CAPITALISMO Y EL IMPERIALISMO
356
cult.drog. 17(19): 351 - 358, 2012
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Actividades y producción intelectuales integrantes grupo de investigación Cultura y Droga
no fue en sus comienzos un hecho interno aislado, parroquial, nacional, sino un
componente de propósitos estratégicos de una parte del movimiento comunista
internacional, y de otra parte un componente integral de la lucha encabezada por los
países capitalistas más desarrollados por defender el statu quo y el orden mundial
distinguido por un centro dominante altamente desarrollado encabezado por Estados
Unidos de Norteamérica y sus aliados principalmente Gran Bretaña, Francia, con
unos intereses comunes definidos a partir de la postguerra por una periferia de países
dependientes, subdesarrollados. Este así descrito de manera simplista, constituyó el
eje de la llamada GUERRA FRÍA como confrontación de los dos grandes sistemas
socioeconómicos, que marcó el carácter de una época hasta el momento en que
se produjo la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la
desintegración del ya mencionado campo socialista. Plantear que esta guerra (CAI)
ha sido y es una guerra vicarial seguramente irritará a algunos de sus guerreros que
se la han jugado y se la juegan toda en la íntima convicción, unos, de que están
defendiendo un orden de libertades, que amerita sacrificar la vida, la propia y la de
otros, por custodiarlo, los otros que están en igual esfuerzo por la liberación de un
régimen corrupto y opresor y el establecimiento de un nuevo orden de justicia, etc.
Frente a esta compleja realidad, los cultores del Derecho Penal Internacional tienen
un interesante campo para sus reflexiones y desarrollos teórico-conceptuales, como
también un campo de especial responsabilidad para contribuir al propósito común
de construcción de condiciones de vida de mejor calidad desde la perspectiva de los
derechos humanos.10
Anexo
1/9/13, [email protected] <[email protected]> escribió: De: tutoria@
iaeu.es <[email protected]> Asunto: Inicio tramitación diploma ++ A:
[email protected] Fecha: miércoles, 9 de enero de 2013, 03:38 a.m.
Estimado Guillermo Aníbal Gärtner Tobón: Nos es grato comunicarle que la Comisión
Docente de los Programas AEU, después de haber valorado su participación durante
el curso y evaluado el Trabajo Final, ha recomendado se le expida el Diploma
correspondiente al Máster en Derecho Penal Internacional. La Secretaría comenzará
las gestiones necesarias para iniciar el trámite de emisión del Diploma por la
universidad. Mientras la universidad emite el diploma, si desea un Certificado de
Aprobación de los Estudios realizados, puede solicitarlo a través del siguiente enlace:
10
Ver y escuchar en video la exposición de estas conclusiones: http://youtu.be/LRn0vRfLwGM (marzo 24 de 2012).
357
Guillermo Aníbal Gärtner Tobón
http://www.iaeu.edu.es/web/informacion/certificados/ Aprovechamos este mensaje
para desearle un buen 2013. Reciba un cordial saludo, Esther López Coordinación
Docente Programas AEU.
358
cult.drog. 17(19): 351 - 358, 2012
ISSN 0122-8455
Actividades y producción intelectuales integrantes grupo de investigación Cultura y Droga
AVANCES DEL TRABAJO DE POSTGRADO: SENTIDOS DE LO
SAGRADO, ÉXTASIS “ESCOLAR”11
MANUEL IGNACIO MORENO OSPINA12
A la fecha en mi trabajo de postgrado, intitulado Sentidos de lo sagrado, éxtasis
“escolar”, comparto avances12. El trabajo de campo (recolección de datos) se desarrolló
el segundo semestre de 2012, con un grupo de 13 estudiantes de noveno semestre de
Trabajo Social en el marco del desarrollo de la asignatura “Complementación de la
investigación”. Esta acción se llevó a cabo en dos etapas, la primera duró un mes,
donde se adelantaron seminarios con los alumnos estudiando bibliografía básica de
la “visión” sobre las drogas que tiene el colectivo de Culturas y Drogas; el segundo
mes se profundizó en la aplicación de algunas técnicas de investigación a ejecutar
en el campo como tal, y los cuatro meses siguientes se efectuaron las observaciones
y las entrevistas. Se realizaron 40 entrevistas (psicorientadores) en 40 instituciones
oficiales de Manizales (corresponden a una cobertura del 88%, del total de colegios
oficiales de la ciudad), ubicadas en todas las comunas del municipio. En enero de
2013 se inició la sistematización con la colaboración de dos estudiantes, y a finales
de marzo se finalizó esta etapa. Actualmente se avanza en el análisis e interpretación
de conceptos teóricos previos y emergentes. En términos teóricos se plantea cómo
la dimensión de lo sagrado está asociada a la construcción de la identidad del yo. El
concepto de lo “sagrado” es una categoría central de la investigación. El consumo
de los jóvenes escolarizados pareciese que los conduce a una sacralidad del tiempo,
un “tiempo” que analizo como un tiempo eterno. Estos jóvenes adolescentes tienen
una vivencia aletargada, ilusoria, donde el tiempo no tiene fin y que supone una
negación del espacio del tiempo. Ellos se relacionan con un mundo público y un
mundo privado, remiten a prácticas, emociones y valores diferentes que le ofrecen
los “lugares” distintos para el conocimiento de sí y de la experimentación. El cuerpo
y la alteridad es lo que los permite vivir la “experiencia”. Se evidencia una resignificación de los conceptos de “trascendencia” y de libertad. Una recomposición
del creer, de la “divinidad”, nuevos dioses surgen en ellos como la virtualidad, las
Presidente de Tesis: César Moreno Baptista, Ph.D. en Antropología.
Sociólogo. Profesor Departamento de Desarrollo Humano. Candidato a Magíster Culturas y Droga, Investigador
asociado Grupo de investigación Cultura y Droga. Universidad de Caldas. Correo Electrónico: manuel.moreno@
ucaldas.edu.co
11
12
359
Manuel Ignacio Moreno Ospina
redes sociales y la música. Las expectativas de los amigos, “los pares”, son referencias
y le otorgan sentido a la orientación de la acción de cada uno. Con los testimonios
leídos y sistematizados se evidencia cómo el “creer” de los jóvenes escolarizados al
consumir se re-configuran, se encuentran consigo mismo, como diría Foucault: “el
sujeto de verdad”; se re-buscan, encontrando sentidos para y profundizando los lazos
de solidaridad entre ellos.
En cuanto a producción, se publicaron dos artículos para la revista de la Policía
Nacional, Reflexiones desde la academia, edición No. 8. El primer artículo se titula
“El fenómeno de las drogas en la modernidad; análisis desde la sociología de la
salud”. Este ensayo hace una reflexión de los términos de “culturas” y “droga” desde
un enfoque de la sociología de la salud con teoría de perspectiva funcionalista,
pues esta corriente sociológica es la que puede ser aplicada en salud y fomenta el
cuidado y bienestar individual, que argumenta que las sociedades son totalidades
que se constituyen como organismos vivos. Son compuestos por elementos que se
integran e interrelacionan. En el artículo se expone, hasta qué punto la sociología
de la salud ha reflexionado sobre el fenómeno de las drogas “ilegales”, repensando
consideraciones teóricas de la sociología clásica de la salud. En el segundo artículo,
titulado “El consumo objetivo y subjetivo” (Una mirada desde la economía y la
Sociología), se hace una disertación del concepto de consumo desde Z. Bauman
y la teoría de la elección racional de Jon Elster. Adentrándonos en el mundo “de
la modernidad líquida”, esos lugares “sin lugares”, esos lugares del consumo. Un
consumo que debe comprenderse como un tipo de acuerdo social que resulta de la
reconversión de los deseos, ganas o anhelos humanos. La idea de que el consumismo
moderno materializa las dinámicas de elección, motivación y deseo, nos transforma
en una sociedad consumista, en la que el deber es consumir, cambiar y elegir
constantemente nuevas cosas; la elección racional se desliga de prácticas egoístas
cuyo fin último lo constituye el individuo y el cumplimiento de sus anhelos en un
proceso de racionalización constante guiado por el proceso de individualización. La
decisión tiene una dinámica, que Elster ha analizado, cuando las personas enfrentan
varios puntos de acción, suelen hacer lo que creen que es probable que tenga mejor
resultado general. La decisión de consumir es un instrumento guiado por el resultado
esperado de la acción.
360
cult.drog. 17(19): 359 - 360, 2012
ISSN 0122-8455
Actividades y producción intelectuales integrantes grupo de investigación Cultura y Droga
TRABAJO DE GRADO EN ANTROPOLOGÍA. TÍTULO: ESCENARIOS
“COLINDANTES” DE CONSTRUCCIÓN CULTURAL EN TORNO A LOS
PSICOTRÓPICOS. MIRADAS ALTERNATIVAS AL CASO LOCAL DE LA
UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO SOBRE USOS Y CONSUMO DE SPAS,
2007-2011.13
CATALINA GUEVARA CARVAJAL14
Objetivos
La investigación consistió en construir y desarrollar metodologías y estrategias de
prevención del abuso de sustancias psicoactivas en el campus de una universidad
pública en la ciudad de Armenia, Quindío. La novedad consistía en introducir la
perspectiva cultural y, concretamente, el punto de vista producido por “Cultura
y Droga” en la mirada eminentemente biomédica y psicológica que orientaba las
actividades relacionadas con el tema desde Bienestar Universitario. Se generó
así, un diálogo y una aproximación interdisciplinaria, en las que lo cultural y lo
social construyeron una perspectiva que permitió visualizar los problemas desde
una escala distinta, complementando los enfoques que privilegian lo individual, lo
conductual, lo moral y lo clínico. Los objetivos específicos fueron surgiendo y no
se definieron de antemano. En el transcurso del trabajo se dieron cuatro momentos,
cada uno con sus propias actividades, objetivos y resultados. El primer momento
fue de encuentro y exploración, y consistió en el acercamiento a los espacios,
especialmente a aquellos señalados como críticos con relación al tema y a los actores
allí involucrados. Este momento dio paso a actividades que desembocaron en una
estrategia de investigación participativa. A través del taller permanente “Paisajes
Psicoactivos” del grupo de investigación “Cultura y Droga”, los asistentes –esta vez
pertenecientes a grupos más amplios–, esbozaron las percepciones de la comunidad
universitaria en torno al uso, consumo y abuso de SPAS. En un tercer momento se
desplegaron varias actividades lúdicas y pedagógicas enfocadas en intervenir los
13
Director Trabajo de Grado: Jorge Ronderos Valderrama, sociólogo, Mgr., candidato a Ph.D. en Identidad y Relaciones Interétnicas en América Latina. Trabajo calificado como laureado.
14
Antropóloga, Universidad de Caldas. Integrante Semillero Investigación Cultura y Droga, 2006-2008. Correo
Electrónico: [email protected]
361
Catalina Guevara Carvajal
escenarios y percepciones acerca de lugares, colectivos humanos y, en general, en
promover un acercamiento a la alteridad retadora representada en esos otros con
los que se convive cada día en la universidad, pero vistos a través de una realidad
transformada mediante el juego. El cuarto momento se desarrolló durante 2011,
varios años después de los tres momentos iniciales mencionados. Se encontró que
los protagonistas relevantes del primer momento habían tomado diferentes rumbos,
habían tenido acercamientos y choques, algunas tensiones detectadas al comienzo
seguían y otras se habían transformado tornándose mucho más complejas, al punto
de que el cuadro general y el contexto tanto del debate como de las posibles acciones
eran completamente diferentes para todos. El nuevo escenario y las resignificaciones
del tema de los Psicotrópicos en la Universidad se abordaron, nuevamente, a través
de la creatividad y la lúdica, esta vez alrededor de una propuesta de acercamiento
a la comunidad universitaria con la finalidad de fomentar la reflexión informada y
crítica. La propuesta era la de construir convivencia desde la diversidad y aprovechar
el juego para reevaluar valores simbólicos asociados a espacios, conductas y grupos
sociales específicos, así como definir conjuntamente nuevos límites entre escenarios
que colindan.
Metodología
Este estudio se basó en una metodología de carácter etnográfico e investigación-acción
participativa (IAP), que permitió interactuar con los actores para la compresión,
exploración e invención de escenarios que tematizan las sustancias psicoactivas,
a través de una ruta cultural. La Ruta Cultural que se aplicó durante el proyecto
de investigación de 2007 se apoyó en la “pedagogía lúdica”, el juego entendido
como forma de aprendizaje y de transformar percepciones, específicamente para
resignificar espacios e imaginarios; mediante la realización de diferentes eventos
que involucraban a los participantes como: recorridos pedagógicos, construcción de
escenarios audiovisuales y creativos, un concierto enfocado en la convivencia desde
la diversidad, entre otros. Las técnicas de campo utilizadas en esta investigación
fueron: observación directa, entrevista con guía de preguntas a los actores del
escenario universitario y grupos de discusión, desarrollando las temáticas a través de
un taller permanente, un cine foro, conversatorios y escenarios culturales itinerantes
en diferentes espacios de la Universidad del Quindío. El trabajo de campo tuvo una
duración de seis meses –en el segundo semestre de 2007– con Bienestar Universitario,
ACUQ y CIBUQ; análisis de la información en los meses siguientes; además, una
intervención posterior en el primer semestre de 2011 con integrantes de ACUQ y
visitantes del Sendero.
362
cult.drog. 17(19): 361 - 363, 2012
ISSN 0122-8455
Actividades y producción intelectuales integrantes grupo de investigación Cultura y Droga
Conclusiones
Se optó por una propuesta de investigación capaz de construir nuevos escenarios de
encuentro que movilizaran a la comunidad universitaria, generando nuevos contextos
y ambientes que permitieran presentar y conectar a los actores de otra manera.
Concretamente, esto significó pensar en metodologías que permitieran la apertura de
escenarios flexibles que visibilizaran una comunidad universitaria diversa y heterogénea
que requería ponerse en contacto bajo nuevas condiciones, reglas, lenguajes y perspectivas,
en medio de espacios cotidianos y pedagógicos diseñados para el intercambio. Fue así
como se logró pasar de los propósitos escritos en los documentos que reposan en la
oficinas de Bienestar Universitario y de los productos académicos generados en un grupo
de estudio del colectivo de investigación Cultura y Droga de la Universidad de Caldas, a
la realización de una gama de eventos y a la configuración de escenarios concretos en los
cuales pudieran encontrarse e involucrarse activamente distintos actores de la institución,
directa o indirectamente interesados en generar intercambios y en encontrar soluciones a
las problemáticas identificadas en conjunto. La existencia de una organización dedicada a
pensar, configurar y regular consciente y deliberadamente sus propios hábitos y prácticas
de consumo, ligada a otras tantas prácticas, tales como la valoración y el cuidado del
medio ambiente, el intercambio de ideas y saberes, la exploración y conversación en
torno a algunas problemáticas nacionales de actualidad, permitió realizar comparaciones
entre las dinámicas que se instauran cuando se gesta una dimensión organizacional que
bien se pudiera llamar “cultural”, frente a la ausencia de la misma. Cuando se parte de
la premisa de que es necesario erradicar cualquier tipo de consumo, o que cualquier
tipo de prácticas resulta igualmente nociva, se interrumpe la mutua escucha. Todos
los entrevistados manifiestan que es decisivo afrontar que el fenómeno del consumo
existe y que hace parte de la vida universitaria. Por parte de la administración, el mayor
temor es legitimar, de alguna manera, a la organización estudiantil que buscaba un
reconocimiento institucional y social, que el argumento “cultural” se convirtiera en la
excusa de otro tipo de prácticas de consumo que terminaran por desbordar cualquier
medida de regulación. A pesar de la apertura que brindaron los integrantes del Bienestar
Universitario en todo momento, con el serio propósito de acercarse a las tonalidades
grises y difusas del consumo en la comunidad universitaria, en últimas se volvían a
imponer reglas del todo o nada, recordando las palabras de Mary Douglas, cuando señala
las dificultades para encarar las significaciones flotantes y las fronteras borrosas. Este
caso local señala las dificultades que enfrenta una organización social para sobrevivir en
medio de distintos universos colindantes que comienzan a ejercer presiones buscando
imponer otros intereses. Perder de vista las transformaciones continuas del contexto
próximo y lejano puede encerrar a un grupo que desea construir su cosmovisión propia,
en una burbuja desconectada. Producir y mantener una diferencia exige un arduo trabajo.
363
NORMAS EDITORIALES
REVISTA CULTURA Y DROGA
Publicación anual del Grupo de Investigación Cultura y Droga de la Universidad de
Caldas. Año inicio: 1994. Está adscrita al Departamento de Antropología y Sociología
de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la misma universidad.
Presenta artículos científicos e información de actualidad sobre investigación y
desarrollo de conocimientos y experiencias referentes a las fuentes y aplicaciones
culturales de enteógenos y otras sustancias psicoactivas. Acoge artículos de diversas
disciplinas: sociales y humanas, naturales, médicas, artísticas, filosóficas y botánicas,
entre otras. Igualmente, conocimientos indígenas tradicionales. Se divulga por medio
de canje y actividades académicas o de divulgación de la Universidad. Opcionalmente
se comercializa.
La revista está en proceso de indexación, para lo cual se realizarán los ajustes
pertinentes. En este contexto, la revista fue priorizada por la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales y la Vicerrectoría de Investigaciones y Postgrados a través del
proyecto Revistas Científicas.
OBJETIVOS
1. Publicar resultados sobre trabajos científi cos multidisciplinarios que realizan
investigadores sobre las fuentes y aplicaciones de psicótropos en distintas sociedades
y culturas, tanto del pasado histórico como contemporáneas.
2. Estimular a los investigadores a escribir y exponer ante las comunidades científicas
interesadas en el tema, trabajos de investigación sobre drogas psicoactivas, los
usos y prácticas socioculturales, las potencialidades y riesgos neurofisiológicos,
emocionales y comportamentales para la vida y la salud humana, las funciones de
las drogas como dispositivo de socialización y tensiones culturales, los fenómenos
ecológicos y ambientales actuales, las características bioquímicas, farmacológicas y
farmacocinéticas y las demás que aportan las ciencias.
3. Constituirse en foro permanente donde se someten a examen crítico las teorías e
hipótesis de los científi cos sobre la relación cultura y droga.
364
4. Servir de escenario para la divulgación de las actividades investigativas de la
Maestría Cultura y Droga para América Latina de la Universidad de Caldas.
CARACTERÍSTICAS
La Revista Cultura y Droga tiene dos características principales:
1. Revista primaria de investigación, por medio de la publicación de desarrollos y
resultados científicos de procesos investigativos originales, con todos los detalles
necesarios para evaluar su validez.
2. Revista divulgativa de nuevos desarrollos en el campo científi co, técnico, educativo
y cultural de las fuentes y usos de sustancias psicoactivas en contextos culturales,
por medio de artículos y notas breves de carácter general y no detallada.
PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS
Los manuscritos presentados por los autores se someterán al análisis de dos
especialistas. Su concepto será tenido en cuenta por el Comité Editorial quien será
responsable colegiadamente de su aprobación definitiva, sin que ello implique
compartir las opiniones expresadas por el autor.
ISSN (Número internacional normalizado para publicaciones seriadas): 0122-8455.
Formato: (160 x 210,5) según Norma 946, Icontec. Tipo letra: Arial 12.
TIPO DE ARTÍCULOS Y SECCIONES DE LA REVISTA
1. Artículos originales. Recuento comprensivo de un estudio teórico o experimental
en un proceso de investigación o experimentación que ha alcanzado su etapa fi nal.
Contiene los datos relevantes para que un lector, si lo desea, pueda repetir el proceso
y evaluar las conclusiones.
2. Notas técnicas. Artículo corto sobre resultados de investigación que hayan sido
publicados.
3. Comunicaciones breves. Informe preliminar de investigaciones o trabajos
experimentales de aplicación.
4. Estudios de casos. Presentación de experiencias que incluyan innovaciones con su
tratamiento metodológico.
365
5. Reseñas. Artículo especializado basado en revisiones bibliográfi cas, que incluye
valoración temática y cubre períodos históricos o el estado actual del tema.
6. Opiniones. Intercambio de opiniones e interpretaciones sobre los tópicos de la
revista.
7. Noticias. Información sobre eventos científi cos, seminarios, congresos, reseñas
de libros, otras publicaciones y cualquier tema que estimule la cooperación entre
autores, instituciones y corporaciones que trabajan sobre el tema.
PRESENTACIÓN DE ARTÍCULOS
1. Encabezamiento. Título corto y descriptivo (ocho palabras máximo, sin
abreviaturas ni siglas). Subtítulo, si es necesario para aclarar o completar el sentido
del título. Nombre(s) del(os) autor(es) y sus títulos académicos o cargos que indiquen
la autoridad en la materia.
2. Resumen. Presentación breve del propósito, metodología y resultados de la
investigación. Máximo 250 palabras. Va como primer párrafo, después del título y
los autores. En idioma original y con traducción al inglés.
3. Ilustraciones (tablas y fi guras). Se presentan en página aparte del texto, lo más
cerca posible de la parte del texto donde se mencionen. Numeradas consecutivamente
en arábigo llevan título breve en la parte superior de la ilustración. Si llevan notas se
colocan al pie. El texto debe remitir a la ilustración por su número.
4. Siglas. Deben ir precedidas de su forma completa, cuando aparezcan por primera
vez: Ej. Instituto Andino de Etnofarmacognosia, IADE.
5. Descriptores. Cuatro a seis palabras clave por las cuales se pueda indexar el
artículo.
6. Introducción (enunciado del problema, enfoque del autor, intentos anteriores de
solución, proceso seguido).
7. Descripción de metodología y resultados (ilustrados con tablas, cuadros, diagramas,
figuras, cuando sea caso).
8. Discusión. Evaluación del autor de sus propios hallazgos, sus contribuciones,
diferencias con otros estudios similares.
9. Listado bibliográfico. La revisión bibliográfica debe incluirse en la introducción
o en sección aparte.
10. Contribuciones de otras personas o entidades, apoyos y agradecimientos de
cualquier tipo.
366
NOTAS Y CITAS
Las notas a pie de página deben dedicarse a adiciones, ampliaciones o complementos
a una idea, que se considera necesaria, y que de colocarse en el texto rompe la
secuencia lógica o la argumentación. Deben ser cortas.
Estas notas deben llamarse en el texto con asteriscos o símbolos similares, colocados
al final de la palabra a la que se refieren. Las notas extensas deben recomponerse
como partes del artículo principal.
Las referencias bibliográficas van entre paréntesis indicando: Apellidos en mayúscula
del autor y letra inicial del nombre. Punto seguido y el año respectivo. Dos puntos y
el número de página. En la bibliografía, al final del artículo, se identifican los datos
complementarios de la cita.
Referencias posteriores a la primera se remiten a esta, señalando los datos variables,
por ej., página. Se utiliza el ibídem o el ibíd, según el caso.
BIBLIOGRAFÍA
Libros: Autor. Título completo del libro (en cursiva). Número de edición. Editorial.
Lugar: año de publicación.
Artículos de revista: Autores (todos, apellido completo e iniciales de nombres).
Título del Artículo (en cursiva). Título de la revista. Volumen y número. Año de
publicación. Primera y última página del artículo.
Tesis: Nombre del autor. Título de la tesis. Tipo de tesis. Universidad y sede. Año de
terminación.
367
AUTHOR GUIDELINES
CULTURA Y DROGA JOURNAL
Annual publication of the Research Group “Cultura y Droga” of the Universidad de
Caldas, Manizales, Colombia. Initiation year: 1994. Said journal is ascribed to the
Department of Anthropology and Sociology of the Faculty of Juridical and Social
Sciences from the same University.
It presents scientific articles and current information on research, development
of knowledge and experiences related to the sources and cultural applications of
entheogens and other psychoactive substances. Articles of diverse disciplines
are welcomed, such as: social and human sciences, natural, medical, artistic,
philosophical, botanical, as well as traditional indigenous knowledge and some others.
The journal is disclosed by means of exchange and academic activities or by means
of popularization carried out by the University. Optionally it is also marketed.
Cultura y Droga has begun the indexation process, for which the necessary adjustments
will be carried out. In this context, the journal was prioritized with this goal in mind
by the Faculty of Judicial and Social Sciences and the Vice-rectory of Research and
Graduate programs through the Scientific Journals project.
OBJECTIVES
1. To publish the results on multidisciplinary scientific works that researchers carry
out regarding the sources and applications of psychotropic substances in different
historical and contemporary societies and cultures.
2. To stimulate the writing process in the researchers, as well as presenting before
the interested scientific communities research works on psychoactive drugs;
socio-cultural uses and practices; the neurophysiologic, emotional and behavioral
potentialities and risks in the life and human health of the users; the functions of
the drugs as a socialization and cultural tensions device; the current ecological and
environmental phenomena; the biochemical, pharmacological and pharmacokinetic
characteristics, as well as others contributed by different fields.
3. To become a permanent forum in which the theories and the scientists’ hypothesis
on the relationship culture and drug undergo a critical exam.
368
4. To serve as a scenario for the popularization of the investigative activities of the
Master’s Cultura y Droga for Latin America of the Universidad de Caldas.
CHARACTERISTICS
The Cultura y Droga Journal has two main characteristics:
1. Primary research journal, by means of the publication of developments and
scientific results of original investigative processes, with all the necessary details to
evaluate their validity.
2. Revealing journal of new developments in the scientific, technician, educational
and cultural fields of the sources and uses of psychoactive substances in cultural
contexts, by means of articles and brief general notes.
PUBLICATION OF ARTICLES
Articles sent to the Cultura y Droga Journal should be originals. Their previous,
simultaneous or later publication in other journals should be informed in order to
make the appropriate annotations. The manuscripts presented by the authors will
undergo the analysis of two specialists. Their concept will be kept in mind by the
Editorial Committee who will be responsible of its definitive approval, without
implying that said Committee shares the opinions expressed by the author. Its sources
and applications should be inedited originals, except when dealing with adaptations
and translations. The author expressively authorizes the reproduction of the article in
digital archives and web pages belonging to the Universidad de Caldas, or others
authorized by the journal director.
ISSN (International Standard Serial Number): 0122-8455.
Format: (160 x 210.5) according to Norm 946, Icontec. Letter Type: Arial 12.
TYPE OF ARTICLES AND SECTIONS OF THE JOURNAL
1. Original articles. Comprehensive recount of a theoretical or experimental study in
a research process or experimentation that has reached its fi nal stage. They contain
the relevant data so that if a reader wishes to, he/she can repeat the process and
evaluate the conclusions.
2. Technical notes. Short articles on research results that have already been
published.
369
3. Brief communications. Preliminary Reports of researches or applied experimental
works.
4. Case studies. Presentation of experiences that include innovations with their
methodological treatment.
5. Reviews. Specialized articles based on bibliographical revisions that include
thematic valuation that cover historical periods or the current state of the topic.
6. Opinions. Exchange of opinions and interpretations on the topics covered by the
journal.
7. News. Information on scientifi c events, seminars, congresses, book reviews, other
publications and any other topic that stimulates the cooperation among authors,
institutions and corporations that work on the topic.
PRESENTATION OF ARTICLES
1. Heading. Short and descriptive title (eight words maximum, without abbreviations
nor initials). Subtitle, if it’s necessary to clarify or to complete the sense of the title...
Author(s) name(s) and their academic titles or positions that indicate their authority
on the matter. Author’s electronic mail.
2. Abstract. Brief presentation of the purpose, methodology and results of the research.
Maximum 250 words. It is the fi rst paragraph after the title and the authors. It should
be written in the original language of the article and with an English translation.
3. Illustrations (charts and fi gures). They should be presented in pages different
from the text, as close as possible to the part of the text where they are mentioned;
numbered consecutively in Arabic numbers; and they should have a brief title in the
upper part of the illustration. If they have notes, they should be placed at the bottom.
The text should remit to the illustration by its number.
4. Initials. They should be preceded by their complete form when they appear for the
fi rst time: E.g. Instituto Andino de Ethnopharmacognosia, IADE.
5. Keywords. Four to six passwords that can index the article.
6. Introduction (problem statement, the author’s focus, previous tries of solution,
executed process).
7. Methodology description and results (illustrated with charts, tables, diagrams,
figures, whenever possible).
8. Discussion. The author’s evaluation of his/her own discoveries, contributions, and
differences with other similar studies.
370
9. Bibliographical listing. The bibliographical revision should be included in the
introduction or in separate section.
10. Contributions of other people or entities, supports and acknowledgements of any
type.
NOTES AND CITES
The foot notes should be devoted to additions, amplifications or complements to an
idea that is considered necessary and that if they are placed in the text, they would
break the logical sequence or the argument. They should be short.
These notes should be marked in the text with asterisks or similar symbols, placed
at the end of the word to which they refer. Extensive notes should be integrated as
of the main article.
The bibliographical references are placed in parenthesis indicating author’s last
names in capitals and initial letter of the fi rst name, followed by a period and the
respective year, semicolon the page number. In the bibliography, at the end of the
article, the complementary data of the citing are identified.
Later references to the fi rst are remitted to the latter, pointing out the variable data,
for example the page number. Idem or ibid is used, according to each case.
BIBLIOGRAPHY
Books: Author. Complete title of the book (In italics). Edition Number. Editorial
Company. Place: publication year.
Journal articles. Authors (all, complete last name and fi rst name initials). Title of the
Article (In italics). Title of the journal. Volume and number. Publication year. First
and last page of the article.
Thesis. Name of the author. Title of the thesis. Thesis type. University and campus.
Termination year.
371
FORMATO DE SUSCRIPCIÓN
Nombre / Name
Cédula / Identification number
Dirección / Address
Ciudad / City
Departamento / State Código Postal / Zip Code
País / Country
Teléfono / Phone Number
Profesión / Profession
Institución / Employer
Correo Electrónico / E-mail
Dirección de envío / Mailing Address
Suscriptores Nacionales por un año. (1) Ejemplar
Mayores informes:
Vicerrectoría de Investigaciones y Postgrados
Universidad de Caldas. Calle 65 N° 26 - 10
A.A. 275 Manizales - Colombia
Tel: 8781500 ext. 11222
Fax: 8781500 ext. 11622
E-mail: [email protected]
[email protected]
Último ejemplar recibido / Last issue mailed:
Año/Year
Volumen/Volume
Número/Number
Fecha/Date
Esta revista se terminó de imprimir
en el mes de diciembre de 2012
en la Universidad de Caldas
Manizales - Colombia

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