la mente superior - trabajos dr. antonio paolasso
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la mente superior - trabajos dr. antonio paolasso
LA MENTE SUPERIOR HOLÍSTICA SOBRE MENTE HUMANA Y ACTOS MENTALES Antonio Paolasso INTRODUCCIÓN S e sabe que el hombre tiene diversos modos de ser, lo que hace que cada persona posea un sello individual que la diferencia de todo otro ser humano. Pero lo que genéricamente distingue a todos los hombres por igual, en relación a otros entes, es la posesión de la inteligencia y de una vida afectiva e intelectiva. Estos elementos conforman la esencia del hombre que lo eleva por encima de cualquier otro ser del Universo hasta ahora conocido. En la escala de seres vivientes terrestres, por la dominancia de su esencia traducida por su espíritu, ningún otro ente vivo puede alcanzar y sobrepasar la evidente superioridad del hombre, ejercida a través de su mente y otras facultades sensibles. No obstante, no todos los hombres viven en la dignidad plena de ejercer esa condición excepcional de la espiritualidad, sino que en la realidad parece más habitual que el hombre se aleje de su condición de inteligente y se acerque más a la escala animal de los irracionales. El desarrollo de bajos instintos, el abandono del ejercicio intelectual elevado y educado, el desprecio por una vida de calidad excelente, ha derruido toda su grandeza para degradarlo a un nivel más inferior que el de las bestias.1 El desprecio por su vida y la ajena oficia como si siquiera vivir solo, o no vivir. Y si recordamos, Aristóteles ya predijo que el hombre que intenta existir en la soledad o es Dios o es bestia. No se equivocó el sabio griego. Tanto el santo que se eleva espiritualmente y abandona el mundo, sin llegar a ser Dios pero encontrándose cerca de él, como el abyecto que abjura de su condición humana para conducirse peor que una bestia, cumplen la máxima aristoteliana. No es un secreto que la humanidad siempre pareció dividirse en grupos bien definidos: los hombres que eligen el camino de la verdad y la libertad y su perfección humana y los que eligen perder el status de inteligentes para ubicarse en diferentes escalas: el abandonado a sí mismo en lo social y personal, el que vegeta ritualmente sin manifestar nada creativo, el psicópata que se droga, se vuelca a la delincuencia para violar, asesinar y dañar de todas formas, el vil que hace de la guerra y el terrorismo su modus vivendi, el corrupto que usando el poder político o el de la fuerza destruye política, social o econonómicamente a un pueblo o nación mediante la apropiación indebida de la riqueza o el despotismo o el genocidio impulsado por extremismos religiosos o ideológicos. He encasillado en modo grosero a los que más sobresalen por el daño que causan a sí y a otros, pero la lista de hombres depravados o degradados por distintas situaciones, es mucho mas larga. Sin embargo, no me interesa detallar las formas inauténticas del ser humano. Sólo las destaco 1 A las bestias le es connatural ser tales, pero en el hombre la bestialidad es una degradación que lo coloca por debajo de las bestias propiamente dichas 2 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR fugazmente para mostrar cómo puede desviarse del camino que le corresponde a un ser inteligente y llegar a funcionar como un ente despreciable y desprovisto de toda cualidad racional. Precisamente, la intención de este trabajo es reflexionar sobre la posibilidad, un tanto utópica, de que el hombre comprenda qué es y cómo debe entenderse a sí mismo para ubicarse en el plano lógico y real en que la naturaleza (o Dios) lo colocó. A mi entender, el ser humano no debería jamás perder su condición de tal, pues el don que posee como ser espiritual lleno de inteligencia, afecto y voluntad, lo transforma en un ente excepcional en el contexto del mundo y universo en que le toca vivir. Creo que fue dotado de una excepcionalidad única, pero no se le dio en forma espontánea el don de comenzar a vivir según su privilegiada esencia. No le es inherente automáticamente cuando nace, saber cómo debe conducirse en perfecta armonía con su cualidad de ser viviente superior a otros. Quizá esta circunstancia sea el eje que le lleva a amoldarse a las circunstancias que le rodean, a copiar lo que culturalmente le impone la sociedad o a dar riendas sueltas a una vida instintiva irracional bestial. No intentaré explicar cómo y por qué el hombre se desvía de su verdadera naturaleza. No me incumbe y no sé realmente las causas por más que se haya escrito mucho sobre la cuestión. Pero presiento que si alguien se esfuerza por no perder el don de la racionalidad, no sólo encontrará la senda más correcta y acorde con desarrollar lo qué es y perfeccionarlo al máximo. Este esfuerzo presupone, además de entender que se es inteligente y espiritual, proponerse alcanzar la madurez de una vida conformada por las cosas auténticas, aquellas que le impulsan a alcanzar el estado de perfección de ente viviente inteligente. Esta máxima sí la puedo enunciar y jugarme por ella porque no la he extraído de ningún libro ni doctrina, sino que empíricamente la he construido con mi experiencia personal. Luego, el hombre para ser tal, básicamente deberá tener control sobre sí, y el deseo vehemente de educarse para elevar su mente al nivel que le es propio. Ese estado es lo que se ha llamado mente superior. La mente superior implica que cualquiera sea el estrato social, forma de vida que se tenga o la elección de una actividad intelectual que opte por las ciencias, las artes, la filosofía o la religión, siempre subyacerá el hombre educado y maduro que lima todo lo que le aparta de la condición perfeccionada de su humanidad. A pesar de los anhelos de explicar y entender qué es la mente superior, los preocupados por ellos no alcanzaron a abarcar todos los aspectos posibles de la esencia de dicha mente. Los grandes maestros como Buda y Cristo directamente dieron normas prácticas para desarrollar la perfección personal como ser humano. Buda especificó lo que hoy se considera como mente inferior a la “práctica habitual de aquellas cosas cuyo atractivo depende de las pasiones y especialmente de la sensualidad, una manera baja de buscar la propia satisfacción, la cual no tiene valor ni provecho”. Por mente superior entiende al “camino que abre los ojos y que da inteligencia que guía a la paz de la mente y a la sabiduría superior o a la plena iluminación”. El Dalai Lama considera a la mente superior como la mente que maneja el hombre superior como ser superior (arya).2 Ese ser superior tiene una mente superior basada en una sabiduría muy especial que llaman “realidad última” (vacío). Esa sabiduría depende de una extrema meditación sobre la naturaleza real de las cosas, las que son independientes de toda interpretación humana, es decir, las cosas en sí 2 El término ario aplicado a los antiguos pueblos de agricultores y pastores de ganados que asentaban principalmente en la llamada región indoaria (India) se refería a gente pacífica que habían aprendido a vivir mundanamente cultivando la tierra y el ganado pero que también habían alcanzado una vida espiritual superior en lo religioso. Recordemos que Buda precedió a otros maestros espirituales de la humanidad. En ningún momento debe interpretarse en este trabajo al término ario en el sentido del nazismo alemán. 3 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR mismas, lo que las cosas “son” (concepto de la verdad occidental). La sabiduría de la mente superior arya combina la calma mental y la visión superior. La calma mental es una virtud alcanzada por una meditación concentrada que evita que la mente fluctúe libremente. Es una mente inconmovible que alcanza su iluminación y trascendencia, sin ser perturbada por dudas o pensamiento relativos, pues la sabiduría le permite conocer lo que las cosas son y esto le da una firmeza sólida por una certeza incontrovertible. Una vez que se alcanza la omnisciencia auténtica, la mente deja de fluctuar y de dudar. Las cosas son vistas con una visión trascendente o visión superior. Luego, la calma mental y la visión superior son las dos características de la mente superior. La calma mental a través de la meditación concentrada y trascendente permite suprimir el sufrimiento que en la concepción oriental es lo que empuja a la mente inferior. El sufrimiento es la posesión de emociones negativas, destructivas, aflictivas. El sufrimiento es la oscuridad. Sólo la calma mental con la meditación trascendente borra la oscuridad y elimina temporalmente las emociones aflictivas y las ilusiones (la visión de lo que las cosas parecen ser pero no son). La meditación trascendente suprime a las emociones superficialmente pero no a su latencia profunda. Por eso, además de la calma mental de la meditación trascendente, es necesaria la visión superior de la sabiduría, la que traerá la luz completa (iluminación) y erradicará definitivamente la latencia de las emociones aflictivas. La mente superior es la que llega a conocer la esencia de las cosas y suprime y libera al hombre del sufrimiento y las ilusiones. Los filósofos apelaron a racionalidades abstractas metafísicas para explicar la razón como el elemento primordial de la esencia humana y cuáles eran los valores y las virtudes afines a la autenticidad del hombre. Los religiosos y místicos intentaron mediante el valor de la religión y la asistencia divina alcanzar el estado de gracia o santidad equivalente al de la mente superior y otros estados similares, por intermedio de disciplinas de control de la mente y el cuerpo. En verdad, esto ayudó mucho a comprender y alcanzar conductas afines con esa mente, pero no todas las prácticas abarcaron la cuestión desde varios puntos de vista. La ciencia, especialmente biológica y neurociencias, apoyadas en la biofísica y la bioquímica y aparatología de alta tecnología avanzaron sobre fenómenos que van más allá de lo meramente material, pero tampoco lograron unificar criterios de conclusiones afines sino que llegan a una disparidad de conceptos que más que iluminar, confunden a quienes arriban a esos conocimientos. Muchos filósofos, apoyados aparentemente en principios y teorías científicas, intentan “demostrar” determinados criterios sobre la mente humana, principalmente en lo relativo a la espiritualidad. Citando los trabajos de las neurociencias, fundamentados en el uso del SPECT,3 concluyen que todos los fenómenos considerados espirituales, incluyendo el alma y el espíritu, son meras funciones o creaciones del cerebro humano. Toda idea o pensamiento del hombre también es una creación puramente cerebral. Así, el cerebro humano es el órgano milagroso que da, exclusivamente, la inteligencia y todas las facultades mentales humanas. Analizaré en este trabajo, 3 Este método de tecnología de imágenes se denomina SPECT (sigla inglesa donde S = escaneo; P = positrones; E = emisión, C = computarizado; T = tomográfico) y se puede traducir como escaneo tomográfico computarizado por emisión de positrones. Es un método superior a la RMN y se hace en base a sustancias radiactivas y las imágenes recogidas se procesan por computadora. 4 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR en parte, tales teorías, a las cuales desde ya considera como especulativas por los grandes “baches” que presentan. Si estas teorías fueran verdaderas, todos los hombres, que tienen el mismo cerebro anatómicamente hablando (no me refiero al peso u otros detalles de la macroanatomía, sino a la estructura tisular microscópica y a los mecanismos neurofisicobioquímicos que tal órgano posee. Salvando a aquellos que poseen anomalías anatomofuncionales, en general, todos los hombres poseen el mismo tipo de cerebro. Este principio anatomofuncional acuñado por las ciencias biológicas y médicas (neurociencias) evita caer en el equívoco grosero de que cada hombre en particular, tendría una masa orgánica también de exclusividad individual. Tal aserto no está probado por ninguna ciencia. Ergo, si todos los hombres normales posee el mismo tipo de cerebro, ¿a qué se debe que dicho cerebro produzca ideas y sentimientos distintos para cada hombre en particular? La teoría especulativa, no probada, que es el cerebro la fuente del alma, del espíritu y de toda clase de ideas, tanto creativas, como filosóficas, científicas, religiosas, etc., queda a la deriva frente a la sólida y lógica razón de que un mismo cerebro no puede dar frutos distintos y contradictorios, es decir, no puede crear almas, espíritus, ideas y creencias diversas y equívocas. De aceptar esto, daríamos la razón al salvaje relativismo posmodernista, tras el cual se escuda esta teoría, de que no existe la verdad en sí, sino sólo fenómenos parcialmente veraces. Sin embargo, tal relativismo es tan relativista que se incluye a sí mismo dentro de toda duda relativa. Sabemos positivamente que todo lo que es blanco no es negro (a menos que se tenga una visión distorsionada de los colores) y lo que es alto no es bajo (a menos que se ignore el concepto de dimensiones). Apelo a ejemplos muy gruesos para indicar, entonces, que no todo es relativo sino que hay cosas absolutas en sí, siempre hablando en el terreno objetivo. Es muy difícil concebir una nieve de un color que no sea blanco, de un agua pura que no sea transparente, de un sol despejado que no sea luminoso y dé calor. Con esto quiero expresar que las cosas fundamentales de la vida tienen una misma naturaleza y no es posible concebir en ellas naturalezas equívocas o contradictorias. El objeto, los entes y el hombre mismo, son fenómenos concretos. Las ideas sobre ellos son fenómenos subjetivos. Pero cuando el hombre apela y confirma la universalidad de un concepto subjetivo, éste deja de ser relativo para transformarse en algo de mayor certeza y no pasible de interpretaciones opuestas. Pero lo interesante es que no solo yo he pensado lo que acabo de decir. Chopra confirma mis ideas: “La única manera de satisfacer el anhelo más profundo es encontrando nuestras dimensiones ocultas. Cabría esperar que este anhelo de conocimiento hubiera desaparecido con el nacimiento de la ciencia, pero en realidad se ha fortalecido. No hay más ‘hechos’ por descubrir sobre las dimensiones ocultas de la vida. Es ocioso analizar más tomografías de pacientes durante ‘experiencias cercanas a la muerte’ o resonancias magnéticas de yoguis en meditación profunda. Esa fase de experimentación ha cumplido su cometido, sabemos que adonde vaya la conciencia, allá irá el cerebro. Las neuronas son capaces de registrar las experiencias espirituales más elevadas”.4 Estos hechos sucintos son los que me impulsan a buscar una idea holística del concepto mente humana y para ello debo apelar tanto a lo religioso como a lo místico, lo científico y lo metafísico filosófico. Sólo la integración de todo el conocimiento humano sobre el tema permite una mejor perspectiva para englobar y comprender qué es la mente humana y de ahí partir para acercarnos a un conocimiento mejor de lo que se debe entender por mente superior. Ésta es la síntesis del contenido e intención de este escrito. 4 Deepak Chopra – EL LIBRO DE LOS SECRETOS, Sudamericana, Argentina, 2012. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 5 I LA MENTE HUMANA En busca del concepto mente: mente y cerebro H e intentado por todos los medios encontrar un texto que en forma clara y concisa me explicara qué es la mente y los actos mentales. Me formulé esta inquietud partiendo de una razón sencilla: todo el poder del hombre como tal, reside en su mente. Pero he aquí que esta palabra usada para caracterizar al fenómeno más deslumbrante de la naturaleza (o la creación, según las creencias) está rodeada, como muchas otras, de significados diversos y, en alguna medida, hasta contradictorios. La primera sorpresa que recibí fue que la mente, como tal, no está perfectamente delimitada ni por filosofía ni por la psicología. Los últimos tratados de la mente se preocupan principalmente por la anatomía y la fisiología del cerebro y se habla más de “funciones cerebrales” que de “funciones mentales”. Yo no tengo ninguna duda de que el cerebro es el órgano en donde residen las “funciones mentales”. Pero las “funciones cerebrales” son muchos más amplias que las funciones mentales, puesto que abarcan a éstas y también a otras funciones orgánicas de las cuales depende, esencialmente, la vida. Ni el corazón, ni el hígado, ni el riñón, ni ninguno de los otros “órganos vitales” funcionarían sin el cerebro. Todo ocurre de tal modo, que estoy a punto de caer en la tentación de afirmar, sin más, que el cerebro es el “órgano central de la vida”. Con este simplismo intentaría poner fin a tanta polémica y preocupación entre funciones cerebrales y funciones vitales. No obstante, se impone diferenciar lo que es pura organicidad (funciones vitales), de lo que delimita las llamadas “funciones mentales”. Un hombre en coma sigue respirando y su corazón latiendo, trabaja su hígado y su riñón, etc., pero su cerebro está obnubilado. Este simple fenómeno marca, sin dudas, la diferencia entre funciones vitales y funciones mentales ejercidas por el cerebro. En este aspecto, Robert White5 sostiene que el cerebro es la sede del alma mientras que el resto del cuerpo es sólo el apoyo vital del cerebro. Afirma que “el cerebro es el origen del arte, de la música. Buscamos a Dios con el cerebro”. Su principal opositor a las investigaciones de trasplante de cerebro, el Dr. Arthur Caplan,6 refuta los conceptos de White diciendo: “¡Ridículo! Aunque el órgano más importante es el cerebro, no se le puede aislar y decir ‘he aquí la esencia humana’”. En el calor de la controversia entre ciencia y bioética, ambos científicos mezclan conceptos que no son del patrimonio de la ciencia biológica y que están creando falsos dilemas a los fisiologistas que intentan a través de la anatomía y fisiología del cuerpo humano, explicar los fenómenos vitales y espirituales. Esto les trae lógicas confusiones. La esencia humana no sólo está en el alma, en el espíritu o en el cuerpo. Todo eso constituye la esencia humana. Una cabeza sola sin cuerpo, aunque pudiese estar viva y pensar (e incluso admitir la casi utopía de que pueda comunicarse eficazmente como un hombre completo), 5 Investigador norteamericano, del Laboratorio de Investigación del Cerebro, del Hospital General Metropolitano de Cleveland, que investiga el trasplante del cerebro. Es católico y es miembro de la Academia Pontificia de ciencias con sede en el Vaticano. 6 Director del Centro de Bioética de la Universidad de Pensilvana. 6 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR nunca constituirá un hombre cabal, sino la expresión de una parte de un hombre. Para ser un hombre total deben estar presentes todos los elementos que lo constituyen. Pero uno de los modos de ser de la esencia del hombre, que es la inteligencia, aunque puede decirse que se expresa a través del cerebro, de ningún modo esto significa que el cerebro es la esencia del hombre. Es un órgano más, que también es patrimonio de otros animales. White, incluso, en el paroxismo de su entusiasmo llegó a afirmar que cerebro y alma son una sola cosa. Grave conclusión por el error conceptual que encierra sobre el significado del alma. El alma “anima” todas las células del cuerpo, no sólo el cerebro. Es una fuerza energética (energía vital) que está en la célula y desde allí gobierna todo el organismo, incluyendo al cerebro. Tan vital es el cerebro como el corazón o los pulmones. Sin ellos no hay vida, sin vida no hay alma. Luego, el alma está presente en todo el organismo como manifestación de la vida (manifestación patente de la vida). Tan inmensamente influye en cerebro, corazón, estómago e hígado, que los primeros investigadores de la mente y el cuerpo llegaron a pensar que tanto el corazón como otros órganos, eran la sede de sentimientos. No supieron distinguir que los sentimientos impactan sobre la fisiología de esos órganos, pero ninguno de ellos origina sentimientos. Luego veremos en detalle qué significa en sí la palabra “alma”. Si White quiso decir que el cerebro es el órgano del ser del hombre, eligió mal la palabra “alma” que lingüísticamente no significa “ser”. Tampoco significa (totalmente) espíritu y, mucho menos, mente. Si bien hay una tendencia generalizada, incluso por parte de la Real Academia Española a emplear indistintamente la palabra alma, espíritu y mente, veremos luego que no es así. De ahí que, en general, las ciencias, incluyendo a la filosofía, la psicología y otras ciencias espirituales, no puedan dar definiciones abarcadoras y totalizadoras7 del fenómeno mente humana. James8 afirma confusamente que “Tanto el cerebro como la mente se componen de elementos simples sensitivos y motores”. Esto nace de una concepción fisiologista que es la que predomina en todos los estudiosos de la mente, asociando el cerebro a la esencia de la mente. Es obvio que lo sensitivo como lo motor, en términos fisiológicos de función de los nervios, depende exclusivamente del cerebro. La mente puede influir sobre estas funciones cerebrales, pero no son de su incumbencia directa. Lo sensitivo, referido a la sensibilidad neurológica, es función del cerebro. Lo sensitivo, referido a la vida afectiva o emocional, es función de la mente. La acción cerebro-mente es un camino de doble vía, donde la mente influye en el cerebro y viceversa. Cuando enferma el cerebro, enferma la mente e inversamente: toda disfunción mental influye en las funciones cerebrales. Mas, de ninguna manera significa que la mente tenga funciones sensitivas y motoras, de orden neurológico, iguales que el cerebro. Esto es así, porque en el fondo de la cuestión, la mente termina siendo una función más del cerebro, conectada con las otras funciones fisiológicas no espirituales. Pero creo que la cuestión fundamental de mi preocupación no es el cerebro en sí, puesto que éste es sólo el instrumento idóneo para que se manifieste la mente. Pienso que no debemos confundir instrumento con función. Quien observe una azada por primera vez, casi seguro que no tendrá una mayor idea de lo que es la función que presta hasta que no la usa o la ve usar. También es obvio que los servicios que presta una azada nada tienen que ver con el metal y la madera con que está construida, dado que sólo son elementos de sostén. Hago esta aclaración, a modo de ejemplo grosero, para entender mejor la aseveración anterior (sobre que el cerebro es sólo un instrumento o elemento anatómico de sostén de la mente), porque creo y entiendo que la mente humana, como función, es mucho más que el cerebro. Pensar que el cerebro es el origen de la mente 7 Este concepto de abarcar en forma total es la base de la holística que proponemos como título de nuestro trabajo 8 James, William – COMPENDIO DE PSICOLOGÍA, Editorial Emecé, Bs. As. 1947 7 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR es tan ingenuo como aceptar que la mente ha creado el cerebro. Estos extremismos del pensamiento, nos ayudan a ubicarnos en nuestro método reflexivo, para evitarlos. La armonía entre nuestros pensamientos y la búsqueda de significado de los conceptos encerrados en las palabras, dependerá de la prudencia en aceptar denotaciones o connotaciones o darle carácter de absoluto a las mismas. En suma: todo lo relativo a mente y cerebro termina, en alguna medida, siendo un problema semántico o lingüístico cuando se trata de explicarlos. La mente como modelo informático La teoría práctica En el concepto de John McCarthy9 sobre la inteligencia artificial hay que recordar que todo aparato tecnológico inteligente es obra de la inteligencia humana y de ninguna manera puede concebirse que haya una inteligencia en el aparato que puede igualar o superar a la inteligencia humana. La suma del saber y las posibilidades mecánicas de utilizar ese saber con más eficiencia que la que puede obtenerse de un mecanismo intelectual natural no dan carácter de superior. Simplemente un aparato no tiene las limitaciones naturales del órgano humano y eso lo hace más eficiente, pero nunca más “inteligente”. 9 Como elemento que le dé autonomía, de forma tal que pueda prescindir del manejo humano y se maneje a sí misma. Hasta que este “espíritu artificial” no aparezca, la “inteligencia artificial” seguirá siendo una creación humana dependiente del hombre para lograr algún fin u operación. De igual modo, la informática y los ordenadores o computadores, hasta el presente, dependerán de un operador humano. 8 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR En los programas informáticos hay un resumen de muchos tipos de inteligencia que cada investigador aporta en la elaboración de dichos programas y esto hace que esos programas sean formidables para la resolución de complejos problemas, generalmente, de naturaleza técnica, ya que difícilmente un programa informático pueda crear un sistema filosófico, al menos en las actuales circunstancias. No obstante, la inteligencia artificial es un arma creada por el hombre (obra creativa) que a su vez se transforma en un instrumento de creatividad, pues las posibilidades operacionales de la inteligencia artificial dan al hombre una herramienta formidable para cooperar con su creatividad. Nos valdremos hoy de la inteligencia artificial para poder lograr una idea más cercana de lo que es todo el mecanismo de la mente. Como antes lo expresamos, no hay duda que en la inteligencia artificial electrónica como la que da lugar a una computadora u ordenador, es un fiel reflejo de lo que puede hacer la mente humana calcado en la habilidad de un aparato ordenador. Esto lo sostuvo Rayner con firmeza y en tal sentido preguntaba irónicamente si no sería primero la computadora que el cerebro. Textualmente, este autor escribe: “cuando se les pide que describan como piensan que funciona el cerebro, responden inevitablemente ‘como una computadora’. Si se estableciera una analogía, lo único que se puede decir es que el hombre solamente ha logrado imitar algunas de las funciones de su propio cerebro al construir las computadoras…Si decimos del encéfalo que ‘trabaja como una computadora’, no deberíamos olvidar que también funciona como un laboratorio”’10 Nosotros sabemos que en la computadora hay un hardware y software. Que el hardware es el aparato en sí, con todos los accesorios que el hombre le puede adicionar para simular a los sentidos humanos y para reproducir en forma audiovisual los proyectos más increíbles. Esas máquinas tecnológicas han adquirido tal perfección que ahora hacen posible casi todo lo que pueda imaginar o crear la mente humana. Yo diría que el hombre ha tratado de llevar su cuerpo sensible al hardware y su espíritu al software. El software, como es conocido, es el programa o conjunto de programas que se introduce en los mecanismos del hardware para lograr el funcionamiento impecable de todo el ordenador. Las partes más relevantes del ordenador o computadora son la pantalla, el teclado, el mouse y los reproductores de disquete o de CD o el DVD, las cámaras y otros elementos que hacen al funcionamiento de la computadora y que simulan los sentidos de la vista y el oído. Nuestro modelo informático de la mente va a consistir en remarcar el correlato que existe entre la computadora, nuestro sistema nervioso y los actos mentales. Digamos que el disco duro es el cerebro. El disco duro es un sostén maleable y dúctil en el cual yo puedo poner todo el software que disponga o necesite. Esto funciona como una condición símil: el cerebro es maleable de acuerdo a las funciones a las cuales se someta, el disco duro es dúctil según los programas que se le graben. Entre el modelo del disco duro como cerebro y el modelo de los programas grabados en él como mecanismo mental, ya tenemos dos ideas bien claras de cómo funciona el cerebro respecto a la mente. El cerebro pone lo material, la infraestructura (hardware) que hace posible que se materialice lo que está grabado en el programa que se le transfiere (software). Pero el disco duro no puede expresarse sino tiene un procesador y otros accesorios, los cuales le darán mayor eficiencia o mayor extensión de funciones y harán que las mismas sean rápidas o lentas, registrables momentánea o definitivamente, etc. 10 C. Rayner – LA MENTE HUMANA, Editorial Hyspamérica, Barcelona, España, 1986 9 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Todo lo que el disco duro contiene en lo atinente a programación que en él se ha volcado o dotado, no puede expresarse sin otro elemento de hardware como es la pantalla. La pantalla, obra así, como el único medio o instrumento que hace posible aparecer, patentizar, hacer perceptible todo lo que el disco duro contiene. Presentada de esta forma la pantalla de PC oficia del mismo modo que lo hace la conciencia en el hombre. Sin la conciencia, no se expresa la mente. Ya tenemos, entonces, algunos indicadores útiles para comprender el funcionamiento de la mente humana, a través del ejemplo de la computadora: 1. Hardware de la mente: cerebro (equivale a disco duro), conciencia (equivale a pantalla) sistema nervioso (equivale a los circuitos y redes de la computadora, puertos, etc.) 2. Software de la mente: todo lo que el espíritu ha colocado en ella: inteligencia, afectividad y voluntad. Este software equivale al tipo de programa informático que se grabe en el disco duro (Linnus, Appel, Windows, etc.). Cada uno de estos programas dotará a la computadora de mecanismos semejantes al intelecto en la mente. Después, el operador de la computadora, usará esos programas a su vez, para dotarlos de carpetas y archivos de operabilidad. El espíritu, a su vez, tiene las carpetas del intelecto, de las sensaciones y de las voliciones. Cada carpeta informática contendrá diferentes archivos, según las intenciones del dueño de la computadora (en nuestro caso, el hombre como poseedor de su mente, pondrá en sus carpetas mentales lo que también convenga a sus intereses o expectativas o intenciones vitales). Cada carpeta tendrá un programa especial disponible, pero éste no funciona sino es de acuerdo a la forma en que se ha programado el disco duro. El programa central de computadora es lo que nosotros hemos comparado con el intelecto de la mente humana, porque de alguna manera, veremos luego, si bien el programa central de la computadora interactúa simultáneamente con los otros archivos, quien sustenta todo el poder de ordenar: es el programa principal u organizador primario (en el hombre, ese organizador primario es el espíritu). Si hemos podido explicar más o menos en forma inteligible nuestra teoría informática del sistema nervioso y mente en el hombre, ahora será más accesible comprender como funciona la conciencia en relación con lo que se ha llamado inconsciencia o preconciencia y otros mecanismos y actos mentales. Veamos ahora el paso siguiente. Cuando yo enciendo la computadora, la pantalla comienza disciplinadamente a ordenar todos los programas que yo tengo disponibles en forma inmediata y aparece lo que denominamos “escritorio”. Esta pantalla encendida, cuando deja de instalar los programas de escritorio, equivale a la conciencia humana en pleno estado de vigilia. Mientras está procesando la instalación de todos los programas, no es una pantalla hábil para ninguna acción informática. Está en proceso de activación, pero no puede todavía procesar otra función que no sea la de completar su instalación. Esto es similar a los estados oníricos o de obnubilación que suele sufrir nuestra conciencia cuando despertamos en los primeros segundos. Hay una fracción de tiempo, de extensión variable, hasta que nos “despertamos” totalmente, esto es, dejamos de ordenar nuestra 10 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR conciencia para que quede completamente vigil. Recién, en el estado de vigilia plena, ya está dispuesta la conciencia, con todos los programas inmediatos a usar. El escritorio de la pantalla de la computadora, equivale a todos los programas que aparecen en nuestra conciencia cuando despertamos. Allí está el programa que dice “salir o saltar de la cama”, “asearse, ducharse, afeitarse, peinarse, lavarse la cara, etc.” “desayunar” “buscar el medio para viajar” “realizar las tareas cotidianas”, etc. Nuestra conciencia despierta a través de la voluntad (representada en este esquema por el mouse o el teclado), pone en marcha nuestros músculos y así vamos cumpliendo. La voluntad es similar al ratón o mouse o el teclado de la computadora porque es mediante ellos que logramos elegir y hacer funcionar cada programa instalado y dispuesto activamente en la computadora. Sin teclado ni mouse es imposible hacer poner en movimiento la programación, realizar una tarea, esto es, deliberar y decidir con la flecha o el cursor lo que deseo hacer y en qué forma. Mientras en la pantalla aparece un programa activo que es el que yo opero con teclado y/o mouse, de acuerdo al modo que necesito trabajar, los otros programas también están activos y a la expectativa de ser usados según la intención del operador (espíritu del hombre). Yo puedo abrir la herramienta archivo y ahí elijo la operación a realizar. Con el cuadro o ventana de archivo abierta puede seleccionar abrir otro programa y el que está funcionando queda inmediatamente “por debajo” o “por detrás” del otro, pero operando simultáneamente. Si no deseo operar con dos o tres cosas, procedo ordenadamente a cerrar un programa mientras abro otro. La ventaja de tener “en espera” varios programas activados a la vez en la pantalla, es porque puede usar coordinadamente de ellos, de acuerdo a lo que necesite realizar. Así puedo interactuar con ellos sacando algo de uno y poniéndolo en el otro, ya sea como recorte o simplemente copiar, o puede activar uno u otro sucesivamente para leer. Cualquiera de estas funciones que realice, la computadora va memorizando, o no, depende del tiempo de permanencia del uso del programa y del agregado o sacado de su texto. Esta función de memorización rápida y fugaz, yo la completo cuando activo el cuadro de “guardar” y lo paso a una memoria fija y permanente. ¿No hay, en esto, similitud entre memoria de corto alcance, memoria fugaz y la memoria de largo alcance de la mente? El cursor o la flecha es la atención de la conciencia. Ella es la que selecciona donde la pantalla va a activar un programa y de la forma que lo va a hacer. Donde yo coloco el cursor, desde ahí en adelante la computadora comenzará a inscribir lo que yo le coloco. En ese instante, el operador de la computadora equivale a la realidad que impacta a la máquina. La máquina “percibe”, “registra”, la realidad que el operador le va imprimiendo con escritura, imagen o sonido. Todos los programas, carpetas y archivos que la computadora “guarda”, “almacena” en el disco duro constituyen la “memoria” de la máquina y equivale a la memoria humana. Esa memoria tiene registrada o inscripta todos los procesos, mecanismos, habilidades o aptitudes, que son necesarias para el correcto funcionamiento. Cuando se “prende” la computadora y se activa la pantalla, todos esos programas, carpetas y archivos están ya en movimiento. Pero éste es un dinamismo latente, oculto a la pantalla y por lo tanto no es percibido por esa pantalla ni por el operador. La programación completa del software queda en “permanente disposición” para ser usada. Los programas que contienen la computadora activa y que están ocultos pero dinámicos, son el equivalente del inconsciente o inconsciencia en la mente humana. Mientras el hombre vive (está “enchufado”) esos programas están ahí persistiendo del mismo modo que lo hace la computadora enchufada o conectada al circuito eléctrico. Algunos de esos programas siguen trabajando, como el 11 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR almanaque y el reloj, aunque la pantalla esté desactivada, esto es, la computadora esté “apagada”. Algo así como cuando el hombre queda en coma, en inconsciencia o en sueño profundo. Pero al activar la computadora y poner en marcha un programa o archivo, la herramienta “Abrir” me permite traer a la pantalla en forma inmediata un programa que está “disponible” a la mano. “Abrir” es como la preconciencia o subconciencia que me permite poner en la conciencia algo que está subyaciendo superficialmente. Cuando necesito recurrir a otros archivos activados pero ocultos en la memoria, allí también uso la herramienta “Abrir” y tendré que esperar la instalación de la ventana que me ofrece la herramienta para seleccionar (recordar) el archivo necesitado y recién entonces lo traeré a la pantalla (conciencia). Esta herramienta (Abrir) igualmente oficia como el proceso del recuerdo en el ser humano. De este modelo informático lo que se debe rescatar como hecho sumamente destacable es que nos permite interpretar al inconsciente del hombre como su memoria. La memoria no es un mero proceso de guardar datos sino el inconsciente en sí mismo. Por último, cuando se trabaja con dos o tres o más ventanas simultáneamente en la pantalla es como operar con una actividad múltiple como cuando ocurre que estamos leyendo algo, escuchando música de fondo y rodeado por la actividad del entorno, la cual nos impacta secundariamente con cada estímulo que abre “ventanas fugaces” en la pantalla de nuestra conciencia. Podríamos seguir enumerando más similitudes entre una computadora o inteligencia artificial y nuestra mente humana. Pero estimo que con esto es suficiente. Una mente clara y ordenada oficia como cuando se usa el desfragmentador para dejar perfectamente alineados los programas, de forma tal que no haya vacíos entre uno y otro que hace “lenta” la dinámica de la computadora. La mente ágil debe aprender a desfragmentar, es decir, no tener ideas fragmentadas o pensamientos fragmentados, sino hilar todo en forma coherente. Cuando la mente está fragmentada es cuando hay más lapsus mente y lapsus linguae: hay lagunas mentales difíciles de cubrir y de expresar. De igual modo, Ribeiro nos habla de un “virus mental” comparándolo con el “virus informático” que descompagina todos los programas y ordenes posibles.11 Ribeiro considera que existen “ideas contaminantes”. Así como un virus biológico penetra en la célula y toma el comando genómico para autorreproducirse indefinidamente, así un virus informático cuando penetra en el disco duro del ordenador, también “instruye el aparato de reproducción de éste para producir y difundir copias de sí mismo” en detrimento de los programas previamente establecidos a los que “mata” para usar ese espacio en su perpetuación. El virus mental como el informático se introduce con ciertas ideas que actúan como los emails contaminados. Esas ideas llegan a través de mensajes diversos y con formas múltiples, en texto y contexto corto, o también extenso. Son portadores de “ideas buenas” o que se consideran buenas para otros, pero la adopción de las mismas y su repetición, las hacen funcionar como perniciosas. Ocurre como con la propaganda de una bebida alcohólica o del cigarrillo: son introducidos por asociación con momentos agradables o actividades placenteras. Pero todos sabemos lo que ocurre con el tabaco y el alcohol cuando su uso se generaliza y se publica. Así como el virus informático consume la energía de la computadora, también las ideas contaminantes “gastan” la energía psíquica. No sólo se instala 11 Lair Ribeiro – INTELIGENCIA APLICADA, Editorial Planeta Prácticos, Buenos Aires, 2003 12 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR el desorden sino que se termina agotado. Entre los virus de la mente figuran las ideas relacionadas con el dinero, el poder, determinados modas o usos, trastornos de identidad, etc. Además, hay “material de información” que nos llega por los medios de comunicación social que nos “distraen” para conocerlos, comentarlos y difundirlos pero que no tienen ningún contenido útil en sí mismos ni son datos que puedan servirnos en alguna dimensión, salvo la novedad de la noticia que atrae la atención. Merecen un comentario aparte, los virus que contaminan la mente con las llamadas “ideas asesinas” que vienen de la mano del estrés crónico como impulso homicida (el que mata al que hace ruido o se burla de él, etc.) como el abrazar ciertas ideologías (terrorismo o extremismos religiosos), o ingresar a la delincuencia o entrar en el “negocio de la guerra” (armas y creación de conflictos guerreros), o adoptar usos y modas que implican el riesgo de muerte (droga, promiscuidad sexual, etc.). La mente, para ser útil como una buena computadora, debe estar protegida de los virus y de la fragmentación. Debe saber manejar todas las “herramientas” necesarias para prevenir tales males o erradicarlos una vez que se padecen. Podríamos terminar agregando que el “ánimo” humano oficia como cuando yo estoy incursionando con el mouse sobre la pantalla, poniendo la “atención” de la flecha para elegir el programa o acción que estoy dispuesto a iniciar. Ese preciso instante la pantalla (conciencia) cuando está dispuesta para comenzar a “trabajar” en un archivo sería el equivalente del “ánimo” del hombre. Mientras que el encuadre, la luminosidad y los otros factores reguladores del “fondo” de la pantalla constituyen fondo o telón del ánimo conocido como el humor. Si la pantalla está funcionando “rápido” (instala inmediatamente el archivo pedido) o está “lenta”, representa el “estado del ánimo”. Cuando la pantalla está simplemente encendida pero no es estimulada por el mouse o el teclado, en otra palabras, no activa ningún programa, puede estar en estado de escritorio (conciencia vigil pero expectante, con ánimo en quietud) o bien puede estar reflejando un archivo el cual se esté observando, si es imagen, o leyendo si es un texto (contemplación). Existen fenómenos del alma y del espíritu como las experiencias cercanas a la muerte, que plantean hechos que dan vuelta totalmente los conceptos de conciencia y de percepción. Estos fenómenos operan como si “estuvieran en el aire” y en algún momento especial se introducen en nuestro cerebro y se expresan. Si seguimos nuestro “modelo informático” de la mente, todas estas cosas no deben llamarnos la atención. ¿Acaso todo lo que contiene Internet está en nuestra PC? Evidentemente, no. Pero al encender nuestra PC y conectarnos a Internet, todos los datos y conocimientos que hay en ella pueden ser registrados en algún momento en nuestra computadora. ¿Es, o no, el “modelo informático” un buen ejemplo para los fenómenos inexplicados de nuestra mente? Quizá la mayor contribución de la “inteligencia artificial” sea esa: poder remedar muchos fenómenos que la ciencia aún no registra debidamente ni puede explicarlos “científicamente”. Es probable que si se reuniese un experto en informática y un experto en mente humana, se podrían encontrar más y mejores similitudes. Pero no hay dudas de que la inteligencia artificial es el reflejo fiel de la inteligencia natural del hombre. 13 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Sólo le falta el espíritu,12 que es el que está en el operador de la inteligencia artificial, esto es, el hombre mismo. Si alguna vez esa inteligencia artificial se puede liberar de su operador estaremos ante una nueva creación que actúa como una forma de clonación de la inteligencia humana. Mientras esto no suceda, la inteligencia artificial existe pero sólo es útil cuando actúa como herramienta comandada por la inteligencia humana. Del hardware, en cuanto a organismo físico humano, tenemos muchos conocimientos científicos y algunas teorías de origen y evolución. Del software, en lo relativo a mente y espíritu del hombre, sólo poseemos muchas teorías científicas, religiosas y filosóficas, pero muy poco conocimiento certero. Incluso no sabemos quien el programador que lo diseñó. La mente como misterio y sus “modos de ser” elementales La mente humana, como el ser del hombre mismo, hasta este momento histórico, entra en la categoría de misterio. Misterio, según la RAE, es “arcano o cosa secreta en cualquier religión. Cosa inaccesible a la razón y que debe ser objeto de fe. Cualquier cosa arcana o muy recóndita que no se puede comprender o explicar”. Esto significa que arrancamos ya con una cuestión harto clara: de que misterio no es algo que pueda ser sometido totalmente a la razón y que muchas veces debe recurrirse más a la fenomenología y a la fe, que a una posible explicación. Luego, enfrentamos un aparente tremendo dilema: la mente humana no puede ser explicada, esencialmente, por la mente humana. Pero esto no es óbice para que la mente humana sea captada y analizada por la mente humana (sea comprendida). Quiere decir que, si bien la mente no puede explicarse a sí misma, puede percibirse a sí misma como un fenómeno. Algo que está y existe. El único impedimento que tiene es significarse a sí misma para poder definirse en palabras, para decir qué es en su naturaleza. La denotación del diccionario de la palabra misterio, como casi todas las denotaciones del mismo, carece de amplitud suficiente para abarcar todas las posibles acepciones del término y la semántica más ajustada al verdadero significado de las palabras. En la cuestión mente, el misterio sólo se refiere a que no puede ser abarcada por la razón (y que no puede ser explicada como esencia), en forma total. Nada más. Esta digresión es para evitar que haber involucrado a la mente con el concepto de misterio, sobre todo dado por el diccionario, pueda llevar a creer que es cosa de fe, de religión o una cosa secreta. No es ninguna cosa de esas, puesto que como fenómeno evidente escapa al misterio de las cosas abstractas. La mente existe y es conocida y percibida perfectamente por el hombre como cosa concreta. Su existencia es real y tangible.13 Lo que no se conoce es su esencia o ser. Acepto esta valla básica de que la mente no puede abarcar a la mente, para no intentar llegar a la esencia de la mente. Por lo tanto me circunscribiré a describir el fenómeno y toda mi labor será eso: una descripción que me permite acercarme mejor a los modos de ser de esa mente. A la forma fenoménica de cómo la mente se presenta. 12 Como elemento que le dé autonomía, de forma tal que pueda prescindir del manejo humano y se maneje a sí misma. Hasta que este “espíritu artificial” no aparezca, la “inteligencia artificial” seguirá siendo una creación humana dependiente del hombre para lograr algún fin u operación. De igual modo, la informática y los ordenadores o computadores, hasta el presente, dependerán de un operador humano. 13 Tangible es usado acá no como algo que se puede tocar sino como algo “que se puede percibir de manera precisa” 14 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR El primer fenómeno es que la actividad mental es patente porque que hay muchas funciones que se manifiestan o aprecian pero que no están comprendidas dentro del conocimiento científico. Sólo ubican en lo fenomenológico. Otra creencia es que al hablar de mente debo pensar en una estrechísima relación con otros conceptos como psiquis, alma o espíritu. Pero debo evitar otra tentación que es confundir o creer que mente, psiquis, alma y espíritu es lo mismo. Para evitar peligrosos juegos semánticos que pueden llevarnos a una discusión bizantina, llena de adornos retóricos pero sin ninguna materia o sustancia que beneficie a la verdad o a la aclaración ortodoxa de conceptos, lo ideal es definir al fenómeno “tal cual”. Esto quiere decir que debemos quedarnos en el terreno descriptivo. El segundo fenómeno es que la mente, en sí, es una manifestación compleja que se identifica fundamentalmente con los mecanismos intelectivos, afectivos y volitivos. Esto significa que abarca las denominadas “facultades mentales”, pero sin ser esencialmente las mismas. Debe traducirse como que las facultades no son en sí la mente, sino funciones de la misma que complementan a otras y que son verdaderos poderes mentales que se manifiestan en forma imposible de sistematizar dentro de un método científico. El tercer fenómeno es que la mente permite inspeccionar el exterior y el interior del hombre, mediante los actos mentales de la extro e introspección. Finalmente, el cuarto fenómeno a considerar es que la mente gobierna el cuerpo. Estos cuatros serían las formas principales y obvias de reconocer al fenómeno de la mente y los actos mentales. Naturalmente hay más modos de ser de la mente, que los iremos desentrañando en cada caso específico. Mente y espíritu: sus relaciones con el alma La mente puede ser considerada como la operadora del espíritu. El medio con que el espíritu se manifiesta. La herramienta o instrumento espiritual. Por esto, no es posible pensar que mente y espíritu es lo mismo. Y acá sí podemos admitir que mente y psiquis son sinónimas para evitar toda disquisición semántica. Pero excluye al espíritu de esta sinonimia. La mente no es el espíritu sino la forma con que éste se manifiesta o, mejor dicho e insistiendo, a través de la mente se manifiesta el espíritu. De igual modo discerniremos, luego, la diferencia entre alma y espíritu, usados equívocamente como sinónimos. El espíritu es algo que básicamente no puede ser, tampoco, definido totalmente con palabras. Como prueba de esto vayamos al Diccionario de la Real Academia Española (RAE) y ahí encontramos la acepción de “alma racional” “don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas” “vigor natural y virtud que alienta y fortifica el cuerpo para actuar”; “ánimo, valor, aliento, brío, esfuerzo” “Vivacidad, ingenio”.14 Si acudimos a la definición de alma encontramos que es “sustancia espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, que informa al cuerpo humano y con él constituye la esencia del hombre”. En cuanto a la palabra ánimo la RAE nos informa que etimológicamente deriva del griego anemos y significa soplo y lo define como “alma o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana”. Sin mucha profundidad, observamos que el diccionario da vueltas y vueltas y define a espíritu como alma o ánimo, a alma como sustancia espiritual y a ánimo como alma o espíritu y ahí se cierra el ciclo de denotaciones. Nos deja sin mayor aclaración puesto que usa las mismas palabras y no nos ilustra principalmente. 14 Más adelante incluiremos el concepto de espíritu que nos da Bertrand Russell, en cuanto a que el espíritu abarca las esferas intelectiva, afectiva y volitiva, esto es, la intelectualidad, la vida emocional y la voluntad. 15 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR De las denotaciones podemos rescatar dos cosas a los fines de llegar a una acepción que nos informe mejor sobre qué es el espíritu. La primera figura o propuesta, es la de don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas y a esto lo enlazamos con la etimología de ánimo como soplo (de acuerdo al texto bíblico). La segunda figura sería lo referido a sustancia no material que da vivacidad, vigor, brío o valor que permite al cuerpo actuar. La primera figura nos lleva, sin dilaciones, al campo de la fe religiosa y a la aceptación de la doctrina creacionista del hombre y en esa dimensión debemos remitirnos a la Biblia. Cuando Dios creó al hombre, conforme al texto bíblico, lo hizo a su imagen y semejanza, y según el mito tradicional de la forma en que Dios creó al hombre, fue modelando el barro al cual le insufló el espíritu (en hebreo nefesh o nepech).15 Acá alma se consustancia con soplo o aliento (tanto por su origen etimológico como por su esencia y sería la manifestación principal de la vida). Si estos conceptos extractados de la Biblia y los mitos tradicionales se tomaran en forma literal, nos llevan a la definición etimológica de entusiasmo. Etimológicamente entusiasmo viene del griego enthous (endo) (latín intus) = dentro; y siasmo significaría Zeus o theos (dios) o sea que entusiasmo sería el “dios que cada uno lleva dentro”. Al leer la definición que la Real Academia Española da de entusiasmo, encontramos una acepción que dice “inspiración divina de los profetas” y luego consigna otras acepciones como la de “inspiración fogosa y arrebatada del escritor o del artista, y especialmente del poeta o del orador”. Siguiendo las acepciones propuestas por la RAE también entusiasmo es “exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por cosa que lo admire o cautive”. Finalmente es “adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño”. Esto nos muestra las diferentes maneras de aceptar a la palabra entusiasmo. La acepción de espíritu no estaría lejos de estos conceptos, ya que en algún modo, el hombre desde que fue creado le ha sido dado una parte de ese espíritu divino, de ese dios que cada uno lleva dentro. Este concepto del “dios interior” significa la luz interior que nos impulsa, que nos “enciende” a emprender una tarea cualquiera, no sólo dándonos la creatividad interior o inspiración sino también la energía o exaltación o fogosidad del ánimo necesaria para llevar a cabo lo que desde nuestro interior se nos propone para favorecer una causa o empeño. Es la fuerza o motor de la “adhesión fervorosa” y de la “inspiración fogosa y arrebatada” que cada uno de nosotros puede poner en una acción cualquiera que se desarrolle. Esto último nos conduce a la parte denotativa que implicaba aquello de “vigor natural y virtud que alienta y fortifica el cuerpo para actuar”. Pero si no nos mueve la fe en Dios, esta acepción de espíritu no tendría validez para conformar una idea clara de su naturaleza. Personalmente acepto el concepto de soplo divino, como el mejor para entender la naturaleza del espíritu. Otro inconveniente de la acepción antepuesta es que nos lleva directamente al dualismo de cuerpo y alma, dado que diferencia al espíritu como el vigor o fuerza del cuerpo para actuar. Acá debiera diferenciarse que: 1. lo que anima al cuerpo y a cada célula (vida) es el alma (principio de la bios para el griego y de la vis para el latín) y 15 Un acercamiento a la idea de insuflación en hebreo es el ruaj que significa viento y que los griegos tradujeron por anemos que es soplo en griego. Pero los latinos crearon el término animus como equivalente al alma del hombre. En castellano, es la etimología de la palabra ánimo. Es como si la nefesh/nepech (o merajefet, forma femenina que significaría empollar como sinónimo de maternidad) hebrea fuera, en el concepto grecolatino, un sinónimo de espíritu o alma, con lo cual caeríamos nuevamente a la dualidad 16 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 2. el espíritu sería el vigor o fuerza del alma y la forma de manifestarse del alma en sí (no como fuente, principio o causa de vida sino como la manifestación superior del gen divino que cada hombre porta, es decir, manifestación de la esencia humana). No opera en cada célula, sino únicamente en el cerebro (o sea, la célula neuronal) Digamos, para mejor entenderlo, que el alma tiene en sí un ser que es pura energía (energía que no se materializa) y ese ser es el espíritu, pero como entidad energética efectiva (energía que se materializa),16 la función del alma es dar la vida y una vez realizada ésta y consumado el organismo humano, se mostrará en acciones vitales signadas por actos mentales, como actividad espiritual o actividad anímica superior. Separamos así lo que el alma es (energía pura) de lo que es su función energética (generar vida). Este concepto hay que tomarlo con pinzas para analizarlo pues encierra una gran sutileza que no es fruto de una mera especulación intelectual, sino algo lógico que surge de conocer lo biológico (la energía que mueve moléculas materiales para engendrar el fenómeno vida) y el fenómeno espiritual que es la energía que mueve la inteligencia, el afecto y la voluntad. Esta idea de que la vida o alma es lo que moviliza las moléculas o materia ha llevado a algunos pensadores como González Pecotche17 a postular que el alma es mera materia. Todo el conjunto energético se patentiza como vida, pues sin vida no hay, no se da el fenómeno de la energía biológica ni de la espiritual. De ahí la dificultad de entender el fenómeno alma/espíritu porque constituyen un bloque indivisible (provienen de una misma entidad) que se da como dos manifestaciones energéticas, inmateriales, iguales y distintas a la vez (iguales en la naturaleza, distintas en las funciones) Si consideramos al hombre como una unidad indivisible (individualidad) estas afirmaciones nos colocan en el dilema de aceptar la dualidad cuerpo y alma en abierta contradicción con la creencia de la individualidad. Salvando este dilema, podemos aceptar lo que la filosofía antropológica nos sugiere en el sentido de carnalidad espiritual18 (espíritu encarnado) puesto que los dos fenómenos manifiestos (cuerpo y alma)19 están dados así, en una sola unidad, y solamente se le admite en el análisis como dos cosas separadas. Pero no debemos perder de vista que este sentido de compartimiento (compartimentalidad) es sólo a los efectos de la descripción analítica. El fenómeno no se percibe como análisis (lo que separa las partes de un todo) sino como síntesis (lo que integra todas las partes en un todo) y, en este sentido, lo que captamos es una totalidad difícil de separar con los sentidos (vemos, oímos y palpamos el cuerpo pero no el alma). Luego, si espíritu y alma se identifican en que uno es el instrumento del otro, concepto que eliminaría a la confusión entre espíritu y alma, esta identificación funciona también como que espíritu y alma constituyen un solo bloque indisoluble, cuya unión, también indisoluble con el cuerpo, nos lleva a la conclusión de que hay un bloque indivisible, indisoluble entre cuerpo, alma y espíritu. Todo englobado conforma la entidad hombre, constituido por materia y energía, pero de forma tal que la materia sin energía pierde todo sentido y viceversa. Para que haya sentido tienen 16 Quizás la moderna teoría física de los hadrones y bosones definan mejor estos conceptos abstractos: la subpartícula que no adquiere masa queda como energía pura (fotón), la subpartícula que adquiere masa pasa a ser materia 17 Carlos Bernardo González Pecotche (RAUMSOL), pensador argentino creador de la corriente de pensamiento que denominó logosofía 18 que nosotros preferimos llamar “carnoespíritu” para usar una sola palabra y no caer en el dualismo lingüístico también 19 el concepto alma que acá utilizamos involucra al concepto de espíritu en el caso del hombre 17 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR que estar fusionados ambos: materia y energía. Y la energía se diferencia, así, de la materia a través de sus funciones efectivas. La segunda figura o propuesta, en lo relativo al origen del alma, es más aceptable para los que no creen en la fe de Dios. Concibe al alma, y con ella al espíritu, como una energía especial, como un brío o fuerza. Esto define mejor la naturaleza de alma y espíritu, en cuanto a su constitución, pero no a su esencia. Lo define como algo inmaterial. Queda a mitad de concepto, pues sólo hay una referencia parcial del fenómeno. Con todo esto, hemos llegado a la conclusión de que no hay una definición o concepto general de espíritu que sea adoptado sin condiciones por todos. Pero provisoriamente aceptaremos lo de “vigor natural y virtud que alienta y fortifica el cuerpo para actuar, bajo la animación del alma” a fin de obviar algunas objeciones. Esto nos sirve también para diferenciar a la mente, del espíritu. Finalmente cabe la síntesis o resumen de estos conceptos: 1. alma o ánimo o ánima es la fuerza por la cual la vida se manifiesta en el cuerpo (la vida en sí o principio vital), está en todas las células humanas, 2. espíritu es el instrumento del alma para manifestarse como tal (esencia del ser), se manifiesta sólo a través de la neurona, 3. mente, cuyo sustento material es el cerebro, es el instrumento de manifestación del espíritu. Itero: el alma tiene dos formas de manifestarse: materialmente dando vida a las células e inmaterialmente como energía pura o espíritu. La esencia del alma es energía pura, pero al formar un organismo esa energía moviliza a la materia bajo el fenómeno vida. El concepto griego bios concebía a la vida como una energía20 interminable, sin fin. Y al no conocer si tuvo principio, pensaron que era, como la naturaleza, eterna. Sólo al formar un organismo concreto, este organismo al reproducirse contribuía a mantener la perennidad de la vida, pero individualmente la energía en particular de ese organismo, cesaba con la tanatos (la muerte). Luego, la naturaleza (y en especial la vida como parte de esa naturaleza), era eterna como energía pura, pero al concretar la formación de un organismo, cesaba la eternidad para caer en la temporalidad. Como no se conocía a una religión monoteísta con un Dios como principio absoluto (concepto que introdujeron los hebreos y algunas doctrinas orientales) se pensó que un organismo al morir liberaba esa energía vital la cual volvía a reencarnarse en otro organismo (Platón). Los hebreos, y después el cristianismo, pensaron que esa energía o alma, volvía al seno de lo Absoluto, es decir, a Dios. No perdía su individualidad ni se reencarnaba en otra individualidad. Incluso, el catolicismo postula que volverá el alma al cuerpo en un tiempo indefinido, lo que permitirá la resurrección de la persona o individuo. (Acá la resurrección opera como la propia reencarnación personal o reencarnación en el mismo cuerpo). 20 La palabra energía tampoco es bien definida en su concepto aplicado a alma o vida. Debe ser entendida como una fuerza (ergos) y, en este sentido, como aplicación de un poder para mover o hacer algo o realizar un trabajo, en nuestro caso, el proceso vital. Luego, energía y fuerza son sustancias inmateriales que sólo se perciben por las consecuencias que ocasionan su accionar. No pueden ser abarcadas por los sentidos, en sí mismas. Como cosa inmaterial, en sí mismas, no pueden ser sometidas a estudios de ninguna especie por lo que únicamente se conocen sus formas de manifestarse. 18 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Todos estos conceptos apuntan a una sola idea: la vida es una energía que fluye sin que termine nunca su curso, es decir, es una energía infinita que tiende a multiplicarse perdiendo su perennidad21 en forma temporal, pero conservando su eternidad mientras fluye libremente formando seres vivos en forma incesante. Hacia la definición de mente En cuanto a mente, el eje central de este trabajo, retomamos el tema procediendo a buscar las denotaciones 22 del término. Encontramos que la RAE dice: “Potencia intelectual del alma. Designio, pensamiento, propósito, voluntad. Conjunto de las actividades o procesos psíquicos conscientes e inconscientes.” En lo referido a potencia, ésta sería: “Capacidad para ejecutar una cosa o producir un efecto. Cualquiera de las tres facultades del alma: entendimiento, voluntad y memoria. Capacidad pasiva para recibir el acto, capacidad de llegar a ser”. Estas definiciones nos ayudan ahora a poder adoptar una mejor definición de mente en el sentido de que aparte de ser la “potencia intelectual, emocional y volitiva” impulsada por el espíritu, está asociada a un conjunto de actividades y procesos psíquicos conscientes e inconscientes y, además, es una capacidad para ejecutar cosas y producir efectos, lo cual significa que tiene un propósito y que está ligada a la voluntad. Pero no sólo es una capacidad de hacer en forma efectiva, sino también es una capacidad pasiva para recibir un acto o estar en condiciones de hacerlo cuando corresponda. Es decir, la mente no solo funciona en forma activa sino también en forma pasiva. Es el instrumento con que opera el espíritu. La acepción del concepto “conjunto de las actividades o procesos psíquicos conscientes e inconscientes” está más cerca de englobar las esferas intelectuales, volitivas y afectivas. Esto lo explica bien Rayner23 cuando afirma que la mente humana es el origen de actos y fantasías, ideas e ideologías, facultades y sensaciones.24 Es un término abstracto y relativo. Esto significa que no hay un sustrato concreto (como materia) que podamos llamar mente y siempre el contenido del significado de la palabra será relativo, según la intención del análisis o el aspecto particular que de ella se quiera resaltar. John Cohen25 busca la definición de mente en un rastreo etimológico e histórico. Asevera que conocer más de un idioma ayuda a comprender que “hay cosas que se dicen o expresan mejor” en un idioma que en otro. No obstante, cree que “todo lenguaje natural es un museo de palabras, cada una de las cuales representa un depósito de las creencias o formas de pensar propias de las gentes entre las cuales ese idioma llegó a ser lo que es”. Pero, admite que no se debe adoptar el dogmatismo de pensar que todas las nociones o conocimientos que el hombre tiene de sí mismo y del entorno o mundo que le rodea, son estrictamente configuradas por la lengua materna. Tampoco, piensa este autor, haber dado a la palabra mente un uso común y generalizado, con esta sola utilización se expresa la verdad de lo que la mente es. De ser así, caeríamos en un grave error, puesto que la misma palabra (o palabras afines), en otros idiomas, manifiesta vínculos “muy 21 La eternidad griega se traduce en este caso como perennidad, cuyo significado es perpetuidad, continuación incesable y se vuelve sinónimo de perdurable como cosa eterna, sin fin, que dura siempre 22 definiciones del diccionario 23 Rayner, C. – LA MENTE HUMANA, Ediciones Orbis S.A., Bs. As. 1985 24 No debemos perder de vista lo que hemos postulado, por lo que más que origen hay que hablar de medio de expresión. 25 John Cohen – INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA, Editorial Labor, Barcelona, 1968 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 19 complicados”. De esta manera, analiza las raíces indogermánicas que son men, mon, las cuales significan “pensar”, “recordar”, “atender”. Tiene alguna similitud con el sánscrito manas y man que es “pensar”. La raíz latina del término español mente, es mens, que significa “yo recuerdo” (del mismo modo que memini), en cambio el término latino moneo es “yo aviso”. En las lenguas anglosajonas existe el término gemyd (relacionado con el gótico gamunds) que significa “memoria”. El alemán minne se traduce por “amor”, mientras que el inglés mind significa, indistintamente, “espíritu”, “inteligencia”, “sentimiento”, “pensamiento”, “opinión”, “gusto”. Todas estas palabras, en realidad, están describiendo “cualidades” o “facultades” de la mente como es pensar, atender, memorizar, expresar sentimientos, recordar, opinar, manifestar inteligencia o expresar un gusto, representar al espíritu. Pero, comparando la interpretación de la palabra mente que las lenguas indoeuropeas, con otras lenguas ajenas a la tradición occidental, veríamos que mente (o sus nombres alternativos, alma o psique) tiene interpretaciones distintas. Quizás, esto se deba a influencias religiosas o las concepciones de los antiguos filósofos griegos en parte y por otro lado, a los sistemas de pensamiento del Oriente arcaico. De este modo, en los filósofos griegos antiguos hallaríamos, por lo menos, cinco fases empleadas para desarrollar la idea alma (usada como sinónimo de mente o psique): 1º. 2º. 3º. El alma es una especie de aliento que se exhala al morir Es “algo que toda persona tiene” y que constituye su parte más valiosa Como espíritu que opera la mente es la sede de las emociones. Es el “intérprete” intelectual de la información que le suministran los sentidos. Es una facultad tanto moral como intelectual Así, la palabra griega “psique” (usada como equivalente de alma), podía significar, a la vez, una cosa, un proceso o un agente personal (o divino). Pero lo que más ha influido el uso del vocablo “psique” en las modernas lenguas occidentales, han sido las concepciones platónica y aristotélica: Platón: el alma está en armónica consonancia con un mundo de formas ideales Aristóteles: el alma significa proceso o función y se define en palabras de actividad Dado que hasta ahora se confundía alma con mente, era natural que a psique se la identificara con alma. Pero lo real es que psique debe aplicarse a mente, más que a alma. Incluso, esta aceptación convendría para entender en forma mejor que es la psicología, la cual quedaría como una ciencia dedicada al estudio de la mente. En el curso de la historia, en Occidente se tendió a considerar a alma, espíritu o mente como términos equivalentes que designaban a “algo” propio del hombre y de los animales y que estaba en estrecho vínculo con el cerebro, pero que era imposible que ese “algo” estuviera en contacto directo con otras mentes (salvo la escasa aceptación del fenómeno de la telepatía). En Oriente (y en algunos místicos occidentales) se supone que las mentes individuales están en íntima conexión con una mente universal. En el modernismo y contemporanismo, muchos pensadores creyeron que la mente era algo vacío que se llenaba con la experiencia de los sentidos. Locke resume esto con la frase: “nada hay en el entendimiento que no haya estado previamente en el sentido” (in intellectu nihil est quod non prius fuit in sensu), acuñada por otros pensadores ingleses que le precedieron (Bodley, Bacon, etc.) La escuela inglesa cree así, que la mente es un ente pasivo que se debe “asociar” a la experiencia sensual para llenarse de sentido (escuela asociacionista de Locke, Berkeley, Hartley, Hume, James Mill). La escuela 20 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR francesa, encabezada por Descartes, sostenía la dualidad mente-cuerpo, siendo la mente o alma lo que primaba sobre el cuerpo separadamente (dualismo). La escuela alemana tuvo varias tendencias y fue la que influyó en la escuela anglonorteamericana. La más importante fue la tesis de Christian von Wolf, creador de la psicología de las facultades, que propugnaba al alma como “un conjunto de cualidades distintas” o entidades completas cada una en su línea (razón, juicio, memoria). Esta idea aceptaba que cualquier hecho anímico queda suficientemente explicado si puede ser atribuido a una de estas facultades (teoría que aún prevalece en el análisis de las capacidades psíquicas). De Alemania también surge la psicología experimental y cuantitativa. La historia de los movimientos psicológicos referidos a la mente (como alma, psiquis, espíritu) ha sido muy pendular y fueron desde la concepción personal del hombre que puede hacerse a sí mismo (self-made man), a que todas las formas del comportamiento humano son esencialmente sociales o están conformadas por factores sociales. Resumimos todo en estas tendencias: 1. monismo: alma y cuerpo son un solo bloque que puede ser estudiado por la psicología y la neurología. La teoría creacionista bíblica impuso este monismo. También hay un monismo materialista sostenido por los griegos Leucipo y Demócrito que pensaban que todos los átomos de la materia pueden moverse por sí mismos. Esta teoría origina un materialismo posterior llamado reduccionismo que sostiene que todos los hechos psíquicos, todo lo subjetivo, pueden explicarse por la neurofisiología, la cual es más valiosa y “científica” que la psicología. El otro concepto es el monismo espiritualista o mentalista que entiende que el espíritu es el que rige la materia y por lo tanto la psicología es superior a toda otra ciencia. 2. dualismo: iniciado por Descartes con la tesis de que hay un cuerpo y un alma por separado y que el alma es primero que el cuerpo y, por lo tanto, la psicología debe ir separada de la neurología, puestos que cada una de estas disciplinas constituyen sistemas distintos y diversos debido a sus materias respectivas: cuerpo (materia), alma (inmaterial). Dentro del dualismo existe el idealismo sostenido por Berkeley, Mac Taggart y Hegel y que se concebía como que “la existencia de la materia es una mera posibilidad a la que sería insensato conceder la más mínima importancia”. Dentro del dualismo hay que considerar lo que serían tres variaciones del mismo: ⇒ paralelismo: postula que hay una “armonía preestablecida” entre el sistema corpóreo y el sistema espiritual que no forman una unidad operacional (Leibniz). En esta teoría se usó el término energía como concepto físico y de ahí nació el concepto de que los hechos espirituales no pueden correlacionarse con los físicos en términos de energía (Charles Sherrington). Así, el cerebro sería, metafóricamente, un “convertidor” de la supuesta energía espiritual bajo la forma de pensamientos e ideas, las cuales no están en el campo de las ciencias naturales y la relación, por ejemplo, pensamiento-cerebro es una sólo una gran correlación espaciotemporal. Esta idea fue tomada por Freud quien pensó que la psicología tenía una base orgánica que algún día sería descifrada por la ciencia. Este criterio dio origen al biologismo posmodernista que sostiene que el cerebro es el que origina a la mente, al alma y al espíritu (teoría abolicionista del alma). Luego, la “supuesta” “energía mental” o “energía Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 21 espiritual” es sólo un engendro de la “energía material” que es la que origina todos los procesos neurobiofisicoquímicos del cerebro. ⇒ interaccionismo: si bien los procesos mentales y los fisiológicos son totalmente distintos en su esencia, pueden afectarse mutuamente y en forma recíproca constituyendo un mismo y único sistema causal. No obstante, este sistema causal puede tener dos connotaciones distintas: a) es estrictamente espiritual y se manifiesta a través de efectos fisiológicos derivados (epifenómenos); b) es principalmente fisiológico y lo mental es sólo un efecto de lo físico. Ambas concepciones transforman al hombre en una especie de “autómata consciente” La principal objeción a estas concepciones surgen de la Lógica y la sensatez: si alma y cuerpo son dos sustancias totalmente diferentes, no pueden establecer ningún tipo de interrelación entre ellas, pues sería como mezclar agua y aceite. Para admitir una relación o interacción alma-cuerpo hay que admitir que los dos son una misma cosa. Esta última concepción hace más creíble la interacción cuerpo-alma y es la que sustenta actualmente todas las teorías psicológicas y algunas científicas (neurociencias). ⇒ isomorfismo: sostiene que hay cierta correspondencia estructural entre el estado de conciencia y el estado del cerebro. De todas estas concepciones surgieron otros ísmos tales como: ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ estructuralismo: mediante la introspección se puede dividir en porciones diversas cualquier experiencia funcionalismo: la conciencia es un proceso no un catálogo de elementos independientes unos de otros behaviorismo: la psicología debe independizarse de la introspección para ser más objetiva y menos subjetiva y ocuparse del comportamiento de los individuos o animales configuracionismo: sostiene que en nuestras percepciones del mundo externo, se da, ya desde el comienzo mismo, una estructura o una configuración. Las actividades mentales están organizadas bajo una preconfiguración. individualismo o diferencismo individual: las personas no son sólo entes orgánicos iguales, sino que existen diferencias individuales condicionados por el conocimiento y el aprendizaje en el curso de la evolución (Galton, Darwin, Stuart Mill) Oakley Ray26 define a mente como “resultado del funcionamiento del cerebro: los pensamientos, las creencias, las ideas, las esperanzas, resultan de actividades eléctricas y químicas que tienen lugar en las células nerviosas del cerebro”. Ray sustenta la tesis biologista de que las reacciones bioquímicas de las neuronas cerebrales son la causa de la existencia de la mente. Personalmente creo que es al revés: la energía mental, como ente independiente en nuestro criterio, es la que pone en marcha la bioquímica neuronal cerebral para manifestarse. Por eso, si 26 Psicólogo e investigador norteamericano, profesor de la Universidad Vanderbilt de EE.UU. y secretario ejecutivo de la American Association of Neuropharmacology y del Colegio Internacional de Neuropsicofarmacología. 22 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR falta una sustancia, como puede ser el litio, no puede llevar a cabo normalmente, sus funciones. De igual modo ocurre cuando hay alguna neurona fallada o falta un neurotransmisor. El nudo gordiano de la tesis biologista sustentada por Ray, James, White, Watson, Crik, Newberg y D’Aquili entre otros, es que no es posible demostrar la existencia del espíritu (no del alma como ellos sostienen) sin el apoyo material del cerebro. Pero muchos de los experimentos biologistas, especialmente de Newberg-D’Aquili, se realizan con estudios como el SPET para lo cual primero debe pensarse para después captar el fenómeno cerebral. Es decir, el hombre elige y comanda el tema a pensar y luego el cerebro entra en acción cuando esta forma de pensar inicia su efectividad. Esto es soslayado por los investigadores que, cautivados por los fenómenos captados por el SPET, se limitan a concluir que es el cerebro el que causa esos fenómenos. La incógnita del misterio es ¿el cerebro es el induce a pensar y sentir? o ¿el espíritu (como operador del alma) es el que piensa e induce el trabajo cerebral? Si la primera cuestión o pregunta fuera la acertada, los pensamientos dependerían del tamaño y otras variables anatómicas puesto que no puede decirse que el cerebro sea totalmente distinto, como órgano anatómico, en cada persona. Teóricamente, la anatomía y fisiología del cerebro, básicamente, es igual para todas y cada una de las personas o seres humanos. Las diferencias de peso y tamaño no le hacen un órgano diferente en cada persona. De seguir los postulados de la teoría biologista, todos deberíamos pensar lo mismo y sentir de igual, en manera especial, aquellos que detentan la misma masa cerebral y en igualdad de condiciones anatómicas y fisiológicas. Empero, la realidad es otra. Con o sin diferencias anatomofuncionales, cada persona piensa muy distinto de otras. Vaya como ejemplo los llamados genios. Si aceptamos que el cerebro es causa de la inteligencia, los afectos y los pensamientos, debemos aceptar lisa y llanamente que todos tienen que tener la misma inteligencia, afectos y pensamientos y, por lo tanto, no habría hechos mentales que escapen a esta regla. No obstante, la realidad supera esta tesis porque nos muestra que a pesar de tener la misma calidad y cantidad cerebral, cada hombre es un individuo que genera actos, pensamientos y sentimientos totalmente distintos al de otros congéneres. A esto agregaremos que aunque se exprese un mismo sentimiento, por ejemplo, el amor, habrá situaciones o matices muy marcados en la manera en que se realice o se manifieste este sentimiento. Esto, y muchos otros ejemplos, nos obligan a desechar al cerebro como causa de actos espirituales. La teoría biologista no puede explicar cómo el hombre, con el mismo cerebro, va cambiando históricamente su devenir y pasa de un ser cavernario a un ser histórico. Y dentro de la historia desarrolla civilizaciones tan dispares y distintas que ha obligado a algunos a pensar que hay diferentes clases de hombre, siendo algunos de ellos superiores y otros inferiores (principios de racismo). La ciencia ha probado que el cerebro del antiguo es el mismo del posmodernista actual. La realidad nos prueba que hay hechos inexplicables que no pueden ser concebidos como originados por la materia. Los fenómenos inmateriales no pueden ser explicados por la ciencia analítica ni reproducidos en ningún laboratorio. White, que realiza injerto de cerebro en monos, no ha logrado en sus éxitos efímeros (sólo relativos a la supervivencia), que un mono trasplantado llegue a actuar de igual manera que el mono que cedió el cerebro. Pero, hallazgos fortuitos comprobados por científicos, han demostrado en forma incontrovertible que a pesar de padecer “muerte cerebral”, los 23 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR que fueron reanimados y el cerebro volvió a funcionar (encuentros cercanos con la muerte), en el período de muerte cerebral aparente, pues el cerebro no registró actividad alguna, los fenómenos espirituales tuvieron lugar como es recordar y explicar lo sucedido en el lapso en que la persona se encontraba con paro absoluto de respiración, circulación y actividad cerebral. Incluso se manifestaron sentimientos y pensamientos. Pero como no estaban habilitados los órganos que son el medio de expresión, como es el cuerpo y el cerebro activos, no podían mostrar lo que sentían o pensaban y los hechos que registraban en el preciso instante de aparente muerte biológica. Estos fenómenos reafirman el concepto de que el espíritu opera aún sin el órgano habilitado, al cual necesita para expresarse pero no originarse. Incluso, el estudio NewbergD’Aquili demostró claramente que el misticismo tiene lugar en una zona cerebral sin actividad bioeléctrica detectable por registros mecánicos. Sin embargo, el hecho espiritual estaba presente. Tozudamente y a contrapelo con la misma teoría, estos autores no tuvieron empacho en afirmar que la zona cerebral inactiva era la creadora de la idea de existencia de Dios. En otras palabras, Dios es un concepto creado por un cerebro inactivo y carente de todo estímulo sensorial. Yendo más lejos aún, los fenómenos extrasensoriales, como la telepatía, permite que un cerebro actúe bajo la influencia del pensamiento de otro. Esto me obliga a esperar la explicación de los biologistas “abolicionistas del alma” (los que niegan al alma como entidad independiente, con existencia propia). Los fenómenos extrasensoriales son prueba de que la teoría espiritual es más sensata que la biológica, porque un espíritu determinado puede operar con cualquier cerebro. Por esto, Platón creía en la reencarnación. Actos mentales y mentalidad El carácter puramente fenomenológico de la mente y sus actos es perfectamente definido por Grossmann al decir: “en la experiencia se dan actos mentales”27 Esto significa que para conocer un acto mental debe ser experimentado personalmente, porque según este autor, “los actos mentales son ‘dados’ desde dentro”. Por lo tanto, el acceso a un acto mental de una persona no es permitido a otra porque está oculto a un observador exterior. Se diferencia de otros objetos de percepción porque no pueden observarse relaciones espaciales, temporales y causales. Es un acto propio de la mente que no está en la realidad exterior, sino sólo en el espacio interior que es la mente (realidad mental), razón por la cual no es un objeto de percepción. Este razonamiento obliga a Grossmann a distinguir entre cosas mentales,28 fenoménicas,29 perceptibles y físicas.30 Las consecuencias lógicas de la concepción de los actos mentales que hemos citado, obliga a que el único método válido para estudiar y analizar dichos actos, es la introspección. Esto es: la mente es la única que puede estudiarse y conocerse a sí misma. Los actos mentales sólo pueden ser conocidos mediante otro acto mental. Paradójico, ¿no? Luego, la mentalidad entendida por la RAE como “poder o actividad intelectual en distintos grados”, sería el conjunto de actos mentales, el que se manifiesta como un verdadero poder mental a través de una actividad esencialmente intelectual. Los actos mentales necesitan de 27 Grossmann, Reinhardt – LA ESTRUCTURA DE LA MENTE, Editorial Labor, Barcelona, 1969 las que dan en la mente 29 las que se dan en la realidad 30 las que pueden ser captadas por los sentidos 28 24 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR otro acto mental, el intelecto, para poder manifestarse totalmente. La forma de manifestarse de esos actos es lo que constituye la gradualidad a que se refiere la definición denotativa. La manifestación gradual es lo que le da el carácter de mecanismo o proceso. El intelecto opera a través de la voluntad y por esto la RAE lo involucra con la mente. Pero llama la atención que la RAE excluya otros actos mentales como son las emociones, especialmente los sentimientos, los cuales también operan sobre la voluntad. De otro modo, en forma general, podemos expresar parafraseando con términos fisiologistas que la mente es el “sistema de la espiritualidad” y opera en el hombre como otros sistemas (nervioso, inmunitario, etc.) Volviendo a Grossmann, conviene detenernos en aquello de “cosas mentales” y “cosas reales”. Así, tendríamos dos tipos de cosas a considerar: 1. las que se dan en la realidad que está fuera del interior del hombre (entorno o circunstancias) (“cosas reales”) 2. y las que se dan en el interior del hombre, en su mente (“cosas mentales”) Pero si no se está bien atento a discernir entre ambas cosas, podemos groseramente confundir lo que la mente tiene en sí y lo que la realidad tiene en su contenido. Esto nos puede ocurrir porque la mente forma las ideas, pero lo hace sobre la base de la abstracción de elementos encontrados en la realidad. Es como decir, las cosas mentales tienen el sustrato de la realidad. Luego, no hay cosas mentales sino únicamente reales, las que al ingresar a la mente constituyen una cosa mental. Esta deducción parece coherente dado que las cosas mentales pertenecen a una esfera privada y, por lo tanto, tendrían un “acceso privilegiado”. Pero el acceso privilegiado no es la observación de actos mentales por un espectador (extrospección) (la forma en que un hombre analizaría o examinaría los actos mentales de otro) sino en la propia percepción interior (introspección). Queda así aclarado definitivamente la naturaleza subjetiva de la cosa mental o del acto mental. Incluso, también es subjetiva la extrospección (un sujeto observa un objeto). Por lo tanto, los actos mentales tienen el sustrato de la realidad, pero también el sustrato de la percepción interior. Esto está bien estipulado por Grossmann cuando dice: “la opinión de que los actos mentales sólo son dados en la propia experiencia de un sujeto, descansa igualmente en dos creencias del sentido común, a saber: que uno es a veces consciente de sus propios actos mentales y que uno no podría ser consciente de los actos de otro, precisamente, de esa misma manera”. Acto seguido profundiza aun más cuando asevera que “decir que los actos mentales... son privados significa solamente que no pueden ser experimentado por varias personas” a la vez. Y agrega: “no significa que sus propiedades no puedan ser experimentadas por varias personas (en forma individual), ni que no pueda haber comunicación a propósito de ellos”. Esto implica que cuando yo pienso, de la misma forma en que yo lo hago, con idéntico contenido, no lo podrá hacer otra persona o varias de ellas simultáneamente. Cada uno de ellos puede pensar la misma cuestión en forma simultánea, pero el acto mental de cada uno será distinto. Sólo comparten en común el tema o cuestión a pensar y las propiedades intelectuales del proceso de pensar, pero no el modo personal de hacerlo. Como muchas de las opiniones o sentencias filosóficas descansan en “creencias del sentido común”, las dos creencias del sentido común que dan origen a un argumento filosófico son: Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 25 ⇒ por una parte, la creencia de que uno puede conocer los estados de conciencia de otra persona; ⇒ por otra parte, de que uno sólo puede experimentar los suyos propios. Para que no haya confusión filosófica deben ser aceptadas plenamente estas dos creencias, pero esta condición exige entonces, que también varíe el método de observación a fin de que la observación de los actos mentales de otra persona, son percibidos en modo distinto a los propios actos mentales. Esto es lo que da el pie para la extro y la introspección, las que hemos señalado y que después ampliaremos en otro parágrafo. El proceso mental Vamos a entender como proceso31 mental a un conjunto de mecanismos que usando fases sucesivas manifiestan efectos fenomenológicos naturales, tanto objetivos como subjetivos, reales o irreales, verdaderos o falsos. Entre esos mecanismos están los actos mentales. El proceso mental lo iremos estudiando en parágrafos posteriores y describiendo todo lo hasta ahora conocido, en forma muy básica y superficial, dado que la intención de este trabajo no es profundizar todo lo relativo a la mente humana, sino realizar un análisis y una síntesis de ese todo y de la principal fenomenología que involucra dicho proceso. Dado el carácter eminentemente fenomenológico, coincidimos con Grossmann, en cuestiones filosóficas no hay completa satisfacción con la mera afirmación de que las cosas existen. De acuerdo a uno de los conceptos de Heidegger es inherente a la filosofía preguntar por el ser o esencia de las cosas y el significado real de las mismas. Cuándo se admite la presencia o existencia de algo, la primera pregunta lógica es ¿qué es en sí? Después se establecerán una serie de relaciones en lo particular o universal, entre lo que se percibe y lo que la cosa es verdaderamente. Cuando hay un consenso general en aceptar que algo existe, su análisis no ofrece dificultades mayores entre los que se preocupan por estudiar el ente para conocerlo, aunque sea con puntos de vista contradictorios. Pero si no hay consenso en apreciar o aceptar la existencia de una cosa o cuestión, ahí comienzan los tropiezos para analizar o estudiar algo. Esto es precisamente lo que ocurre con las cosas abstractas que son las que principalmente se discuten. Así, la vida es aceptada como fenómeno por todos, pero la esencia de la vida es la que genera dilemas y controversias por que es naturaleza abstracta. De ahí el esfuerzo de la psicología, la filosofía y otras ciencias del espíritu para coordinar el fenómeno realismo-idealismo, esto es en lo referente a la forma en que las cosas existen o las cuestiones se presentan y el modo cómo la mente los capta, los interpreta, idealiza y significa. Los pasos naturales fundamentales del proceso mental, son los del intelecto: percepción, aprehensión, abstracción, ideación, concepto, signo lingüístico, juicio y pensamiento. A este proceso intelectivo le acompañan todos los fenómenos espirituales (afectivos, emotivos, volitivos, anímicos, etc.) De este proceso mental nace el pensamiento filosófico y los otros pensamientos y creencias. De ese modo, los procesos mentales tratan de captar la realidad y de interpretarla de alguna forma, aunque los puntos de vista diferentes dificulten llegar a un mismo concepto unánime o universal. A 31 Utilizaremos el término proceso en el sentido de “ conjunto de fases sucesivas de un fenómeno natural” 26 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR nadie se le ocurre poner en discusión que la vida existe. El conflicto se plantea al definir qué es la vida. Y así, sucesivamente, con todos los otros fenómenos o cuestiones similares. Formación de las creencias. Creencia es un término que deriva del verbo creer el cual es definido por la Real Academia Española (RAE) como “tener por cierta una cosa que el entendimiento no alcanza o que no está comprobada o demostrada”, “pensar, juzgar, sospechar una cosa o estar persuadido de ella”, “tener una cosa por verosímil o probable”, “dar crédito o asenso a las cosas, sin suficiente fundamento”. En consecuencia, creencia es un “firme asentimiento y conformidad con alguna cosa o completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos”. Estos conceptos diferencian a creencia del saber al cual se considera como un conocimiento cierto. Las creencias son conocimientos, del algún modo, inciertos pero a los cuales se le rodea de una certeza subjetiva la que se tiene como certeza real y objetiva. Esta es la condición muy particular de toda creencia. Quien sustenta una creencia no pone en dudas el objeto de su fe. Simplemente se limita a aceptarlo como verdadero o real aunque carezca de la certeza plena. En un estado místico hay un goce que produce en el alma humana el ajuste del deseo con el objeto, por una emoción inefable del encuentro con la cosa querida. Esto necesita de un temperamento místico, que es lo que otorga tanta intensidad y evidencia en un encuentro místico. Este encuentro místico tiene infinidades de gama y matices en todas las formas de las actividades del hombre. Bagehot llama a esto la emoción de la convicción, de forma tal que en el acto de intuición propio del misticismo, la percepción de una verdad, cualquiera sea su grado, se acompaña de una descarga emotiva que otorga a esa intuición la calidad de certidumbre y la hace adquirir la fuerza de una creencia. Este sería uno de los mecanismos de formación de creencias en el hombre, sobre todo el de la fe y también del afecto amor como querer a una persona o cosa. Esta emoción de la certidumbre es lo constituye uno de los grandes resortes de la voluntad como móvil difuso inconsciente de determinadas acciones humanas (religiosas, artísticas, conductas afectivas, etc.) Ramón y Cajal ha descrito esa emoción que ayuda a desentrañar la esencia del querer (como afecto y voluntad) en aquellas manifestaciones en que no es imprescindible el conocimiento por mero esfuerzo intelectual, sino que éste puede provenir de una actividad espiritual distinta: “Este placer indefinible, al lado del cual todas las demás fruiciones de la vida se reducen a pálidas sensaciones, indemniza sobradamente al investigador de la pesada y perseverante labor analítica, precursora, como el dolor del parto, de la aparición de la nueva verdad”. En este texto, el investigador expresa cómo la idea intuitiva que surge en medio de un trabajo analítico y permite descubrir un nuevo aspecto filosófico o científico produce un gozo infinito, el que magistralmente Arquímedes inmortalizó con la frase “Eureka”. Siempre el misticismo, una vez que inspira al artista, al científico y a los religiosos, produce una descarga emotiva que concluye o acompaña a un acto volitivo. Pero el mecanismo o forma de suceder el fenómeno de la emoción de la convicción, también puede tener un costado que no está dedicado o allegado a buscar la verdad. Una mera obsesión sobre una cuestión cualquiera (objetiva o subjetiva) puede concentrar a la mente de forma tal que por el mismo proceso que llega a la emoción de la convicción frente a la verdad, el objeto de la obsesión puede interpretarse como verdad irrefutable, aunque no lo sea (fenómeno que induce el fanatismo y los extremismos 27 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR espirituales). La gente, básicamente, anhela ver un orden, un modelo y un significado en el mundo. Esto configura, de algún modo, una visión prejuiciosa o apriorística de los acontecimientos que ocurren, pues consciente o inconscientemente, dichos acontecimientos son juzgados bajo pretensión del concepto apriorístico. Desde este punto de vista, los hechos comunes y cotidianos de la vida, así como los problemas espirituales propios de la esencia del hombre, son vistos: 1. con datos estadísticos 2. con los prejuicios formados alrededor de ellos 3. subjetivamente Situaciones como los accidentes de cualquier naturaleza, enfermedad, fenómenos cíclicos, es decir, todo aquello que tiene una cierta repetición en diversas maneras, pueden conformar algunos tipos de opinión según sea el modo en que se interpreten o, mejor dicho, se deseen interpretar. Una práctica común es elaborar sentencias breves sobre determinadas cosas que demuestran esta actitud. Por ejemplo, tanto en lo relativo a situaciones desastrosas como felices, se acuña la frase “no hay dos sin tres” como queriendo significar que forzosamente, una mala situación trae otra o viceversa: a un acontecimiento feliz sigue otro igual. La reiteración o aparición repetitiva de determinados hechos, lleva a la elaboración estadística de los mismos, y esa noción de número de casos o veces en que ocurren los hechos, es tomado literalmente como que fatídicamente “las cosas deben ocurrir así”. Probablemente esta concepción se base en la periodicidad de ciertos hechos, pero la asociación de las cosas azarosas suele hacerse porque se tiene en cuenta que han ocurrido una vez y se repiten en un día, en un mes o en años. La flexibilidad de estos extremos temporales es lo que permite que la gente forme opinión de la sucesión inevitable de circunstancias especialmente fatídicas. Cuando alguien sufre una persecución, un ataque o se ve enfrentando una acusación policial o judicial, lo primero que se piensa es “por algo será”. ¿Cuál es el patrón con que la gente se guía para llegar a estas conclusiones? En primer lugar hay una especie de aceptación de que “la culpa es siempre ajena”. Así, el que conduce un vehículo se convence a sí mismo que lo hace bien y, en la mayoría de los casos, que lo hace mejor que otro. Cuando hay un accidente vial, por la lógica empleada, la culpa es del otro. Si en la conducta social no se ha encontrado con algún problema que lo involucre en situaciones comprometidas (asalto, asesinato, violación, falsa imputación policial o judicial) piensa que esto le ocurre porque “él es bueno y correcto”. O, como concibe gran parte de las personas, “a mí no me va a ocurrir”. Estas apreciaciones subjetivas son las que llevan a aceptar la idea de “las cosas le ocurren a otro” y es acá donde interviene el subjetivismo, alimentado por las estadísticas. Cuando un fenómeno ocurre, impacta a la mente humana al ser percibido. Aquello que se ve, se oye y se toca se presenta como una verdad inmutable e indiscutible. Por sólo haber percibido la existencia de algo, se toma esto como una “prueba irrefutable” de la cosa porque la mente le atribuye una estructura y una coherencia: esto está ahí, eso es indudable y si está ahí es porque es así. Las cosas “ocurren así” por una lógica mental aparentemente irrebatible: si yo estoy viendo, oyendo y tocando algo esto es real y por lo tanto, si es real no puede ser otra cosa distinta de lo que yo veo, oigo y toco. Hasta acá todo parece correcto. Pero lo que no se analiza profundamente es que 28 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR las cosas no siempre se presentan a la luz como son sino que casi siempre parecen ser una cosa y, en realidad, son otras. Esta diferencia entre ser y parecer (parece ser) es fundamental para la interpretación objetiva y verdadera de los fenómenos. Precisamente, para aprender la actitud de interpretación correcta, se necesita un cierto entrenamiento. Y, de Perogrullo, una integridad total de nuestros sentidos. Si tengo una falla de los sentidos, naturalmente lo que percibo también es fallado. Si pensamos, teóricamente, que nuestra percepción como tal es correcta, lo que sigue es analizar el fenómeno para saber si lo que estamos viendo es real o irreal. En este punto siempre planteo la percepción de las alucinaciones o ilusiones. Es el caso del esquizofrénico que “oye” voces (percepción alucinatoria mental), del conductor que ve “el asfalto mojado” por un fenómeno de refracción y reflexión lumínica, del mismo modo que los espejismos del desierto (ilusiones ópticas). Algo similar ocurre con los sonidos que se perciben realmente pero que la mente interpreta como procedente de una fuente determinada cuando lo es de otra (ilusión auditiva). En forma idéntica puede ocurrir con el tacto y los juegos llamados “ilusiones ópticas”. Estas cosas se deben a que nuestros sentidos, en algún modo, perciben de acuerdo a lo que nuestra mente “puede” percibir. El tacto de un ciego es muy desarrollado, pero jamás podrá tener una noción cierta de lo que percibe táctilmente ya que al carecer de visión le falta la dimensión de la vista para formar la idea adecuada de lo que toca. Por otro lado, las ideas son figuras mentales que se forman con palabras. Si yo percibo en una planta un apéndice de color distinto al de las hojas, de forma distinta, de perfume distinto, sospecho que es una flor. Pero si mi mente no registra la palabra flor, sólo formaré una idea que no puedo definir. Algo así ocurre con las percepciones subjetivas y abstractas, sobre todo aquellas que no están debidamente expresadas en el lenguaje o, como ocurre últimamente, la falta de instrucción hace que se desconozca gran parte del lenguaje que se usa. Por lo tanto, según el grado de cultura, la educación de los sentidos y la actitud de juzgamiento, la interpretación de los fenómenos queda sujeta a las circunstancias especiales de cada individuo. A mayor grado de falta de entrenamiento, mayor percepción engañosa. Las percepciones engañosas son una de las bases de formación de las creencias. La gente pretende darle forma definitiva a los sucesos azarosos. Así, casi todas las personas tienden a impresionarse profundamente por lo que consideran una relación causa-efecto irrebatible. Cuando hay tendencia a interpretar con esta intención causídica, inmediatamente la mente relaciona su propia casuística32 para dar una confirmación definitiva a lo que considera causa-efecto. Sin embargo, también es cierto que no todos los fenómenos están sujetos inexorablemente a una relación causa-efecto. Si esto no se conoce o se pretende desconocer, se explicaría la frecuencia de formar una opinión engañosa. Lamentablemente, cuando estas opiniones se formulan en medios sociales homogéneos, se generaliza y se desata una “epidemia” de “falsedades contagiosas”. Thomas Gilovich se plantea la pregunta: ¿por qué son tan comunes estas creencias infundadas? Y responde: “No es que la gente sea tonta e ingenua; lo que ocurre es que la vida nos da a veces información incompleta y ambigua y entonces nos aferramos a suposiciones erróneas. Nuestras imperfectas tentativas de hacer frente a datos incoherentes nos induce a dar créditos a infundios”.33 Esto podría interpretarse que cuando un individuo no cuenta con un dato cierto de la 32 Número de casos conocidos personalmente Gilovich, Thomas – HOW WE KNOW GAT ISN’T SO, The Free Press, y The Wilson Quarterly, N. York, 1991 33 29 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR realidad que percibe, acepta o repite lo que “todo el mundo dice”. Quizás también muchas de estas tendencias engañosas surgen de la costumbre que tiene el hombre de recordar sus triunfos y momentos de felicidad y olvidar el dolor y los fracasos. El Estudio Walker34 confirmó el sistema inherente al ser humano que hace que los hechos positivos guarden mejor memoria que los negativos. Este estudio demostró que lo primero que se olvida es la tristeza (salvo en los casos que sufran trastornos de depresión). La tendencia al placer y la huída del displacer es un principio psicológico ampliamente comprobado. Esto justifica el buen recuerdo de lo positivo y el olvido de lo negativo, puesto que la intensidad del dolor siempre es menor que la vehemencia de la alegría. Por otro lado, la tendencia a lo positivo está contemplada en la denomina teoría de la adaptación, la cual siguiendo el principio de placer y displacer establece que el ser humano cuenta con nivel básico de humor basado en la felicidad y el placer y, de ahí, tiene tendencia a buscar ambos valores por sobre todas las cosas. El olvido es uno de los instrumentos naturales de la mente humano para borrar lo indeseable o lo displacentero. Gracias a la posibilidad de sublimar el sufrimiento es que se puede adquirir la capacidad de ser felices. Si cada uno analiza bien su vida, aun en las peores crisis, siempre hay situaciones gratificantes y la esperanza de algo mejor. Esto hace pensar que en realidad la mayoría de los seres humanos, independiente de sus necesidades materiales o físicas insatisfechas, de un modo u otro alcanzan un grado de felicidad, a su manera. Es decir, la felicidad no es lo mismo para todos. Un anacoreta goza de la soledad, mientras que a otros los mata. Anthony Robbins35 nos dice que cuando se habla de fe es normal que se piense en lo relativo a credos o doctrinas, porque efectivamente muchas de esas creencias son pura fe. La palabra fe deriva del latín fides que significa confianza, fidelidad, seguridad, firmeza, salvoconducto o crédito. Probablemente, por el sentido de confianza y seguridad, Robbins deduce que esencialmente fe es cualquier principio, guía, aforismo, convicción o pasión que puede dar sentido y orientación a nuestra vida. Concluye que las creencias nuestras ofician como un tipo de filtro previamente dispuesto y organizados, para una determinada percepción del mundo. Todo lo que así explica este autor, es lo que nosotros aplicaremos al concepto de fe humana.36 De este modo, las creencias serían una especie de gobernadores del cerebro porque al juzgar con coherencias a las cosas, de alguna manera estamos ordenando al cerebro la forma en que debe representar lo que sucede. Este autor sostiene que la fe es una especie de salvoconducto para la excelencia. El mecanismo que justifica este aserto sería por el que una creencia ordena directamente al sistema nervioso y si esta orden implica que se está percibiendo algo como si fuese verdadero, el cerebro acepta tal cosa por verdad. Puestas las cosas así, para Robbins, las creencias actuarían como una muy poderosa fuerza dedicada a hacer el bien. Pero si, contrariamente, las creencias ponen límites a las acciones y pensamientos que nos condicionan, esto es negativo. Basa tal afirmación en el hecho histórico de 34 Publicado por Richard Walker en REVIEW OF GENERAL PSYCHOLOGY En su libro PODER SIN LÍMITES: 82-85 36 La RAE define a esta fe humana como “conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas” “confianza, buen concepto que se tiene de una persona o cosa” “creencia que se da a las cosas por la autoridad del que las dice o por la fama pública” “seguridad, aseveración de que una cosa es cierta” “palabra que se da o promesa que se hace a uno con cierta solemnidad o publicidad” “diligencia o testimonio de escribano” “dar asenso a lo que otro dice” 35 30 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR que ciertas creencias religiosas, según se orienten, han permitido que sucedieran hechos que de no mediar la fe hubieran sido irrealizables, tanto para el bien como para el mal. Usada positivamente, la fe es una especie de extractora de recursos muy profundos que obran en nosotros, para dirigirlos favorablemente a un determinado objetivo que se busca. De este modo, es una especie de brújula y mapa que señalan el norte de nuestros objetivos y, a su vez, la inspiradora de confianza en la que nos basamos para saber obtener lo que nos proponemos. Si un hombre carece de creencias o de capacidad para obtenerlas, se verá en un total desamparo y obrará “como barca sin motor ni timón”. También la historia ha mostrado que los hombres con creencias firmes que utilizaron como guía de sus designios, fueron capaces de emprender acciones y, a través de ella, dar formas al mundo, para adaptarlo al deseo de cómo quisiera uno que dicho mundo fuera. Mediante la fe pudieron iluminar sus proyectos y obtener energías para realizarlos. Esto es como decir que la historia de la humanidad es la historia de las creencias humanas que cambiaron al mundo. Cita como ejemplo a Jesucristo, Mahoma, Copérnico, Cristóbal Colón, Edison o Einstein. Quiere demostrar que no sólo en lo religioso la fe opera como motor, sino también en proyectos científicos, en hipótesis como las de Copérnico, Colón o Einstein. Siguiendo el camino de quienes nos precedieron con el éxito y la excelencia, para obtener un comportamiento plausible debemos modificar nuestras creencias y modelarlas de igual forma que lo hicieron los grandes hombres. Cuando una creencia es una representación interna congruente, puede controlar la realidad aun en lo fisiológico. Ergo, si nuestras creencias son buenas y correctas, nuestro cuerpo funcionará bien. Pero si esas creencias son erradas, nos conducen a la enfermedad. Esto ocurre porque es como si una creencia se convierte en realidad. Probablemente debemos acudir a las creencias populares como aquello de que si “como (ingiero un alimento) con desconfianza” seguramente el alimento me hará mal. Si pienso con intensidad que soy diabético, es probable que tarde o temprano mi cuerpo se modifique de algún modo. Inversamente, si estoy enfermo y deseo vehemente curarme, es probable que ello suceda. Estos hechos demuestran algo que hoy la ciencia ha comprobado fehacientemente: el cerebro influye a través del sistema nervioso en nuestro cuerpo y altera la fisiología. Como toda creencia reside en el cerebro, por fuerza de la misma, el cerebro comandará nuestra fisiología introduciendo los cambios que tal creencia genera. Esto se comprueba con el llamado efecto placebo en Medicina, donde la autosugestión da poder de medicina a cualquier cosa que se crea que es tal. Los hechos comprobados permiten aceptar la existencia de la autocuración cuando el esfuerzo mental es lo suficiente fuerte y positivo para inducir el cambio. El mismo mecanismo empleado negativamente provoca la autoenfermedad (enfermedad psicosomática). La fe obra así, no como magia, sino como un estado o una representación interna que maneja al comportamiento. Es fe capacitante cuando actúa como creencia en una posibilidad positiva (la que da la fuerte convicción de que se logrará un objetivo), o fe incapacitante cuando creemos que no podemos ni sabemos lograr un propósito porque tenemos limitaciones evidentes incorregibles o insuperables. Luego, si sabemos construir positivamente nuestras creencias y las incorporamos con plena y fuerte convicción, con la profunda esperanza de que nos lleven al triunfo, se obtendrá dicho triunfo. Pero si adoptamos creencias negativas significará el fracaso. Ambas convicciones, positivas 31 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR y negativas, tienen una gran potencia para obrar en nosotros produciendo el éxito y la excelencia o el fracaso. La excelencia opera cuando comprendemos que podemos optar nuestras creencias, o sea, elegirlas consciente y libremente. Así, elegimos lo que nos estimule o limite. El meollo está en saber elegir lo que nos conviene realmente y desechar lo que no nos satisfaga. La fe que tengamos servirá para determinar nuestra capacidad de liberación de todas nuestras posibilidades. A las preguntas ¿qué son nuestras creencias? Y ¿de dónde proceden?, Robbins da algunas respuestas. A la primera cuestión responde que nuestras creencias son “planteamientos preformados y preorganizados de la percepción que filtran de una manera coherente nuestra comunicación con nosotros mismos”. A la segunda cuestión, muestras las siguientes situaciones: 1. la primera fuente es el ambiente que nos rodea: uno de los ejemplos son los moldes recibidos de los prohombres de la humanidad 2. los acontecimientos grandes o pequeños pueden dar forma a las creencias: hay determinadas circunstancias que nos impulsan a decidir sobre nuestras creencias 3. una manera de fomentar las creencias es a través del conocimiento: las circunstancias culturales y el modo en que tomamos conocimiento de las cosas estimularán nuestras creencias 4. crear resultados a través de nuestros resultados anteriores: las experiencias positivas son la mejor guía de nuestra fe en nuestras propias capacidades 5. representar una experiencia futura como ya se hubiese realizado o se está realizando: es como experimentar por adelantado los resultados y este fenómeno se conoce como visualización de una experiencia. De algún modo, es hacer un planteamiento correcto de una determinada cuestión. Algo similar ocurre con la denominada ley de atracción (todo lo que desee vehementemente, lo atraigo) La forma con que Robbins trata el problema de la fe no está centrada estrictamente en Dios. Estudia a la fe como un fenómeno o potencial espiritual humano que abarca todo el espectro de sensaciones y sentimientos, generalmente preformados, que nos lleva a aceptar las convicciones que guiarán nuestra vida. Es probable que, cuando ese potencial que nosotros llamaremos fe humana y que comprende la red de creencias que tiene un hombre en particular y la sociedad en general, sea traspolado a la metafísica nos encontremos con la fe religiosa. En este contexto, deberemos aceptar que el estado de fe es propio de la esencia humana, independientemente de que sea aplicado a los objetos y propósitos humanos o a objetivos divinos. Es un don que nos ha sido dado con nuestro ser, como nos es dada la inteligencia. De concebir que el cerebro del hombre tenga una zona exclusiva dedicada a Dios es como afirmar que Dios es un invento de la mente del hombre. Seguramente las conclusiones de Newberg y D’Aquili, que luego estudiaremos, llevarán a algún ingenuo a pensar en esta tesis. Dicho de otro modo: el espíritu, la mente y el alma son inventos del cerebro puesto que se manifiestan a través de él. Esta es la conclusión errónea de atribuir al cerebro facultades creativas para determinadas reacciones de sentimientos o de fe. Opera como confundir una simple creencia con la verdad absoluta. Felizmente, la realidad nos demuestra fehacientemente que la fe y la creencia en Dios no residen únicamente en el cerebro, como idea propia. El cerebro, más que fuente de creación, es un instrumento válido para acercarnos no sólo a Dios sino a todo lo metafísico, como ya lo explicamos. 32 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR El prejuicio El prejuicio puede ser considerado una especie de creencia, pues consiste en antelar un concepto sobre algo, basado en ideas subjetivas o visión preformada de la realidad (visión que interpreta a la realidad desde un solo punto de vista y no en base a los datos precisos de esa realidad). Generalmente se acepta como prejuicio a la opinión que se emite de algo, o sea, “juzgar de las cosas antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento”. Pero el prejuicio, en la forma en que se da dentro de la sociedad, más que juzgar con anticipación o sin conocimiento, consiste en tener ideas previas de una cosa, ente o cuestión y juzgar según esa idea previa. No se forma un juicio correcto de una realidad concreta, sino que a una realidad concreta se la juzga con algo preformado antes de que se dé esa realidad concreta. Es el caso de los prejuicios religiosos o racistas o los que determinan las discriminaciones sociales. En la base de un prejuicio siempre hay una creencia, generalmente inadecuada o inauténtica o falsa sobre la realidad que se juzga. El pensamiento prejuiciado forma sus opiniones sobre la base de un concepto irracional nacido de una idea formulada sobre apreciaciones subjetivas personales que no surgen de una realidad concreta pero que se aplica a ella, en especial la que juzga el prejuicio. El prejuicio es un creencia tan arraigada que una vez establecida se niega al acceso de todo razonamiento que no sea acorde con ella. Por esta razón, Einstein afirmó que “es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”. Los fundamentalismos, cualquiera sea a la cuestión a la que se aplican (social, político o religiosa) se fundamentan en prejuicios irracionales y funcionan como postulados dogmáticos (lo que debe aceptarse como una mera revelación sin ser sometida a la razón y aún en contra de ella). Quizás, en la base del prejuicio, esté todo aquello que el hombre sabe que no puede aceptar directamente como ser racional e inteligente y lo transfiere a una dimensión irracional para darle un sustento de admisión intelectual, del mismo modo que acepta la existencia de otras cuestiones irracionales. Por esta causa, el prejuicio es otra forma inauténtica del juzgar humano y una desviación del pensamiento racional, para entrar en la órbita de lo instintivo, en el sentido de que opera fuera de toda razón y control o freno volitivo. 33 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR II ACTOS MENTALES Concepto de acto mental Retomando el concepto de acto como “hecho o acción”, necesariamente debemos concluir que un acto mental es “todo hecho o acción producido por la mente”, como una definición obvia. De ahí en más, cada analista puede agregar otras connotaciones, según la intención de definir o considerar lo qué es un acto mental. Nuestra intención es más simple: tomar lo obvio como base para comenzar a desmenuzar la cuestión que es tema de este trabajo. Una vez superada la primera intención de tener bien claro qué entenderemos por acto mental, el paso siguiente es comenzar a dilucidar los modos de presentación de ese acto. La primera cuestión, que ya fue sometida a discusión filosófica es que el acto mental es una función relacional, esto es, la de establecer diferentes tipos de relaciones entre el fenómeno y la cuestión sometida al proceso mental y los mecanismos de este proceso. El acto mental concebido como relación, nos lleva a la primera relación fundamental: a la relación consigo mismo y relación con las otras cosas del mundo. La relación consigo mismo es el conocimiento del yo humano, de su propia mente, de su interior espiritual. La otra relación es con los objetos que están fuera de ese yo. Como generalmente se ha intentado denominar realismo a los objetos exteriores e idealismo a los procesos interiores, surge la relación realismo-idealismo. La segunda cuestión de discusión filosófica es si el acto mental es un acontecimiento referido a un yo y ese yo se concibe como un paquete de sensaciones o afecciones intracorpóreas. Esto operaría como si el acto mental nace y muere como cosa subjetiva, sin participación objetiva, situación que considerada, fenomenológicamente, no se da como un yo empírico (un yo que sólo puede operar subjetivamente). Esta segunda cuestión, como la primera, circunscribe todo a que no existe un acto mental propiamente dicho, sino sólo objetos fenoménicos (Gallie)37 Acá, el yo debe entenderse como el estado consciente de una persona determinada que ubicada frente a una realidad específica interactúa con ella recibiendo estímulos y generando ideas, o bien, desde su propio interior puede generar fenómenos subjetivos. Obviamente, siempre, aún cuando el estímulo sea objetivo, todo el proceso mental será subjetivo. La distinción clara entre estímulo y percepción del estímulo es la premisa fundamental que explica cómo un acto subjetivo (percepción) se conecta con un acto objetivo (estímulo). Una tercera cuestión filosófica es la referida a que el acto mental es una propiedad más de la mente. Finalmente, la cuarta cuestión filosófica, que tiende a poner un poco de orden en esta confusión de conceptos, es que el acto mental es un ente individual. (Moore-Alexander)38 Grossmann ordena este último concepto y termina definiendo que: “una sucesión de ciertos actos mentales (a saber: actos de conciencia), constituyen un proceso mental”. De esta forma finaliza 37 38 Gallie, I. – HECHOS MENTALES, Aristotelian Society Proceedings: 37, 1937. Moore, G. E. – LA REFUTACIÓN DEL IDEALISMO, Mind:12, 1903 Alexander, S. – LAS BASES DEL REALISMO, British Academy Proceeding: 183 y sig., 1914 34 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR poniendo en claro no sólo el acto mental como acto de conciencia, sino que da una idea del proceso mental como una sucesión de actos mentales conscientes. Esto implica todo un proceso consciente que está constituido por estados conscientes: toda clase de acto mental, sensaciones, sentimientos, impresiones sensibles, imágenes y otros estados de conciencia. No obstante, la mente también trabaja en la inconciencia (sueño, coma, desmayo o pérdida del conocimiento) y en la subconciencia, pero sólo cuando lo inconsciente o subconsciente llega a la conciencia ahí es percibido y opera como acto mental. Mente y conciencia Siguiendo esta lógica, para Grossmann la mente consiste en una sucesión de estados mentales y sus correspondientes estados conscientes y, consecuentemente, contiene actos mentales y cosas fenoménicas, pero nunca objetos perceptibles.39 Pero, por otro lado, la mente puede operar tomando, o no, conciencia de sí misma. Y por esto, en un momento dado habrá estados mentales de los cuales uno no tiene conciencia y en otro momento existirá cualquiera de los estados conscientes en que uno tiene plena conciencia de lo que está ocurriendo. Una conclusión necesaria a esta condición es que a veces no estamos sólo percibiendo algo, sino teniendo conciencia de lo que percibimos. Incluso, por momentos más que experimentar impresiones sensibles, importa tener conciencia de esa percepción. Luego, un acto consciente es una toma de conciencia frente a una percepción determinada. La percepción directa de objetos o fenómenos, es lo que constituye la conciencia natural (mera experiencia de percibir) (no hay conciencia de una conciencia). Sólo cuando se toma conciencia de que se está elaborando un acto consciente, hay un acto mental o un estado mental. Es lo que podría ser considerado como una especie de sustancia mental o yo. No debemos confundir los fenómenos inconscientes con los fenómenos conscientes. Hay una actividad espiritual consciente y una actividad espiritual inconsciente. El espíritu abarca lo consciente y lo inconsciente, pero la mente es operadora del espíritu sólo en estado de conciencia. La mente opera sobre lo consciente y lo inconsciente, mas lo inconsciente es acto mental, propiamente dicho, cuando se vuelve consciente. ¿Por qué decimos esto? Porque cuando ocurre algo inconsciente y la conciencia no lo registra de alguna forma, es como si no hubiera ocurrido, no tiene existencia, luego, no se tiene una noción de acto, en este caso, mental. Si no hay un efecto no hay un acto, puesto que acto es un hecho o acción y toda acción es un “efecto de hacer”. No se debe confundir un acto mental con un acto físico inconsciente. Yo tengo reflejos nerviosos y una actividad orgánica autónoma, independientes de mi conciencia. Hay procesos espirituales independientes de mi conciencia que encuadran en los llamados actos inconscientes. Esto significa que el espíritu, como ya lo demostramos en las experiencias cercanas a la muerte, puede operar sin el cuerpo ni el cerebro activo. Pero sólo cuando el cuerpo y el cerebro recuperan la actividad consciente, podremos manifestar o tener noción de lo ocurrido en la inconsciencia. Hay que meditar muy bien este difícil punto de discernimiento para evitar equívocos o interpretaciones falsas de los mecanismos mentales y de las acciones espirituales conscientes e inconscientes o subconscientes. En síntesis y para evitar errar en esta particular y difícil situación que estamos analizando: la mente puede participar en procesos conscientes y percibir estados inconscientes, pero sólo será acto mental cuando el proceso sea, o se haga, consciente. Así, los actos mentales son cosas 39 Los actos mentales no pueden ser percibidos por los sentidos. 35 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR individuales que entran en la composición de la mente y que ejemplifican cierta relación intencional a objetos. Nosotros hemos visto anteriormente que la mente no sólo es un proceso consciente sino que también puede abarcar procesos inconscientes. No sólo se relaciona con objetos existentes sino que también puede hacer referencia a objetos inexistentes (cosas reales e irreales, verdaderas y falsas). Naturalmente, todas estas relaciones cobran valor cuando se hacen conscientes. En la inconsciencia pura, por ejemplo el estado de coma, la mente no realiza actos mentales. Opera el espíritu exclusivamente. Para patentizar los fenómenos espirituales ocurridos en la inconsciencia, repetimos, tendrá que volverse al estado consciente. Esto plantea una incógnita más a la naturaleza de la mente. Si todos los actos mentales fueran totalmente conscientes, no tendría explicación a lo que se denomina fenómeno subliminal: cuando nuestra mente recibe mensajes o estímulos sin estar plenamente consciente de ellos y genera una actitud o una conducta. Esto significa que los actos mentales funcionan en pleno estado de conciencia o en un estado semipleno de la misma como sería el llamado estado subconsciente o preconsciente, del cual muchos investigadores dudan porque asignan a la conciencia un papel absoluto. La conciencia opera a pleno, si no, no es conciencia. A esta aseveración absoluta se opone el fenómeno de que la realidad nos muestra que también hay fenómenos de semiconciencia. Habría que definir este estado interesante porque es una zona de fenómenos espirituales y mentales muy importante en el funcionamiento de la mente y donde probablemente operen muchas de las percepciones extrasensoriales. Actos mentales y sus relaciones Por lo tanto, todas las cuestiones filosóficas atañen en alguna medida al acto mental, el que siendo individual puede ser relacional, propiedad o un yo empírico, y todo esto debe ser considerado como modos de ser de los actos mentales y de la propia mente. La idea de actos relacionales está ligada a diferentes respuestas. Esto obliga a distinguir entre entidades diferentes: 1. en caso de percepción entre impresiones sensibles y objetos perceptibles 2. en caso de pensamiento semejante: entre cosas y sus conceptos 3. en caso de creencia, entre hechos y juicios Esta distinción de diferentes cosas es debida a que los actos de percibir no siempre se dirigen a objetos perceptibles, pues pueden ser percibidas alucinaciones sino también a conceptos y juicios. Por lo tanto no sólo percibimos cosas y hechos existentes, sino que también podemos percibir cosas u objetos inexistentes. La alucinación, en el momento de ser percibida, puede ser interpretada como algo real, hasta tanto un sentido crítico nos lleve a discernir si es algo existente o una ilusión o alucinación. De igual modo, un concepto, juicio o creencia puede estar referido a cosas que no existen, aunque se tenga un concepto real. De este modo, por ejemplo, decir un “un mar de ilusiones” es un concepto inexistente porque mientras mar está referido a una extensión de agua, ilusión es una percepción extrasensorial. Pero acá está elaborado como alegoría40 por lo que la frase es una ficción usada para significar un conjunto o cantidad importante de ilusiones. El concepto mar no se refiere a la extensión de agua, sino como una especie de sustantivo figurado de “mucho”, “gran cantidad” “extensión”, etc. No obstante, el concepto o juicio de “mar de ilusiones” es tomado como un concepto que se percibe y se entiende, cobrando significado no como cosa concreta, sino meramente como “concepto de concepto”, entidad puramente abstracta. 40 Ficción por la cual una cosa representa o significa algo diferente 36 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Actos mentales y creencias A fin de establecer una clara diferencia entre saber y creer, volveremos a repetir que creencia es un término que deriva del verbo creer el cual es definido por la Real Academia Española (RAE) como “tener por cierta una cosa que el entendimiento no alcanza o que no está comprobada o demostrada”, “pensar, juzgar, sospechar una cosa o estar persuadido de ella”, “tener una cosa por verosímil o probable”, “dar crédito o asenso a las cosas, sin suficiente fundamento”. En consecuencia, creencia es un “firme asentimiento y conformidad con alguna cosa o completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos”. Estos conceptos diferencian a creencia del saber al cual se considera, repetimos, como un conocimiento cierto. Las creencias son conocimientos, del algún modo, inciertos pero a los cuales se le rodea de una certeza subjetiva a la cual se tiene como certeza real y objetiva. Esta es la condición muy particular de toda creencia. Quien sustenta una creencia no pone en dudas el objeto de su fe. Simplemente se limita a aceptarlo como verdadero o real aunque carezca de la certeza plena. En el capítulo anterior adelantamos uno de los mecanismos de formación de creencias. En lo relativo a “concepto de concepto” algo similar puede ocurrir con las creencias, las que pueden coincidir o no con hechos existentes. Generalmente, la mayoría de las creencias no representan a hechos existentes. De no ser así, si sólo se pudiera creer lo que es real, se podría aducir que todos los actos mentales de creencia están dirigidos a hechos concretos. Pero lo cierto es que las creencias proponen ideas de actos relacionales mediante la introducción de juicios, a los que se dan como de existencia real. Si no fuera así, una fuerte autocrítica, que demuestre la no-realidad de la creencia, automáticamente la eliminaría por ser falsa. Si se acepta es porque se ha confundido como verdad de existencia real a una cuestión aparentemente real. Esto opera como que todo acto mental tiene un objeto: hay algo que constituye su “intención”. Sólo que ese objeto no necesita ser existente sino que basta con sea subsistente. Actos mentales y formación de juicios En el caso de conceptos y juicios, como actos mentales, son objetos subsistentes antes que existentes.41 Esto podría asimilarse a otras palabras, teniendo como subsistente “lo irreal” y existente “lo real”. Si se quiere ir más allá en un juego de palabras y conceptos, podemos hablar de “objeto subjetivo” como aquello que está dentro del yo (puramente mental) y de “objeto objetivo” como aquello que está fuera del yo, inserto en el mundo exterior. Esta circunstancia no es óbice para la teoría de actos mentales relacionales, porque la relación puede ser tanto con entidades interiores, subjetivas, meramente mentales, subsistentes, inexistentes o bien con objetos concretos, existentes y reales. La capacidad de concepción y percepción sensorial y extrasensorial es patrimonio de la creatividad humana. De no ser de esta forma, no tendrían lugar los conceptos abstractos (belleza, fealdad, maldad, bondad, etc.) que sin ser reales en sí son aplicados en forma relacional y adquieren la autonomía de ser valores.42 Es como si el concepto adquiriera una cualidad que sólo poseen algunas realidades (objetos feos o bellos, buenos o malos) llamadas bienes, por lo que son estimables e, incluso, susceptibles de ser polarizados como negativos o positivos y ser 41 Esta es la teoría Bolzano-Frege, dos autores que sostienen que conceptos y juicios son subsistentes, es decir, no están en el espacio y tiempo, a diferencia de los existentes que se encuentran en el espacio y en el tiempo. 42 Entendiendo como valor a todo “grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite; o el alcance de la significación o importancia de una cosa” en este caso, de una palabra o concepto Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 37 sometidos a jerarquías de superiores o inferiores. La aceptación o rechazo de los conceptos de los actos mentales es, en nuestra opinión, una especie de discusión bizantina, llena de ornamentos retóricos, con alguna base de sustentación según el punto de vista con que se lo quiera mirar. Lo objetivo es que el acto mental existe como un modo de ser diverso y complejo de algo todavía mucho más diverso y complejo que es la esencia de la mente en sí. Por esto, muchos abandonan la tarea del análisis ontológico y filosófico, dado lo complicado de las diferentes aristas que presenta el fenómeno mente. Pensamos también que no hay que declinar ningún análisis sino aceptar todos los esfuerzos por aclarar la existencia del fenómeno mental. Es útil ver todos los aspectos lógicos e ilógicos para ir comprendiendo algo que se hace incomprensible en el intento de un acceso directo. El acceso indirecto da lugar a todas las especulaciones posibles y, aunque contradictorias, todas son válidas, porque la mente, como suma representación del hombre, es en sí tan compleja y diversa como el hombre mismo. De ahí todas las facetas de compatibilidad y de contradicción aparente que presenta. Lo inteligente es abrirse al fenómeno y aceptar todos los puntos de vista, pues cada aspecto tiene su utilidad. Brentano y los actos mentales Brentano intenta bajo la teoría de la “individualidad” del acto mental analizar lo relacional. El punto de vista de Brentano es tan aceptable como toda otra teoría, naturalmente, desde la óptica en que se ubican. Por supuesto, si no se ponen en un mismo punto de vista pueden resultar contradictorios. Sin entrar en el análisis de Brentano, al que recomendamos leer en Grossmann, nosotros creemos que es más útil aceptar al acto mental como lo hemos propuesto. Tanto Grossmann como Brentano realizan una muy buena disertación sobre este tema, pero el resultado final son conclusiones relativamente obvias. En el caso de Brentano es que todas las cosas individuales son sustancias y por lo tanto son permanentes, pueden existir en forma independiente, no son universales y tienen atributos y por lo tanto puede aparecer como pura sustancia o un atributo que contiene una sustancia, etc., etc.43 Cuando Grossmann analiza a Brentano enfoca su nominalismo en el cual una alegoría puede ser una especie de existente, es decir, un atributo que contiene una sustancia mental, lo que equivale, en forma grosera, a aceptar que con sólo pensar o imaginar algo, éste puede tener existencia propia. Sería una especie de realidad mágica donde al darle expresión oral (nominar) una cosa es darle existencia. Claro que la interpretación final de la ontología nominalista de Brentano es otra, pero prácticamente funciona e impresiona como nosotros la hemos interpretado sin mayor profundidad. Nosotros hemos observado empíricamente que la mente, como fenómeno, se presenta en el hombre, tanto en las cosas interiores como exteriores, en lo objetivo como en lo subjetivo, e insistimos, en lo real e irreal, en lo consciente e inconsciente. Sin embargo, debemos aceptar que muchas veces el hombre común, aquel que no realiza una meditación profunda de las cosas, puede llegar a funcionar con una “ontología nominalista”: creer con simpleza que con sólo darle un nombre a una cosa, ésta existe. Luego, en el tema de mente y acto mental tendremos obligadamente que analizar los mecanismos o procesos intelectuales que comprenden: ∗ ∗ ∗ 43 la realidad la percepción sensorial y extrasensorial de la realidad lo objetivo y lo subjetivo Brentano – PSYCHOLOGIE, vol. 2: 202,203 y 212 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 38 ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ el sustrato corporal o anatómico de la mente (mente y cuerpo) la fisiología mental o proceso mental intelectivo (estructura de la función mental) la mente en el sentimiento o emoción (mente y emoción) la mente en lo concreto y en lo abstracto las funciones mentales y la inteligencia o intelecto como principal instrumento de esas funciones la mente y la voluntad mente y sensaciones internas La materia de este trabajo tendrá como intención y objeto una visión muy somera y superficial de todos los temas enunciados en la lista antepuesta, la cual de ninguna manera es taxativa sino tentativa. Referirse a todos los fenómenos mentales con profundidad es una tarea harto difícil y casi imposible, teniendo en cuenta la cantidad de bibliografía que hoy es inabarcable. Es tanto lo escrito y lo dicho en lo referente a la mente del hombre y son tan disímiles las concepciones de los distintos puntos de vista, que intentar solamente enunciarlos ya es una tarea árida y dificultosa. Nos limitaremos a extractar los conceptos más nítidos, los que ofrezcan menos resistencia intelectual a ser aceptados. Esto no significa que se desconozcan otros conceptos. Simplemente lo hemos desechados por las razones previas que hemos dado, en cuanto a que tanto análisis termina en corolarios obvios desde el punto de vista particular del tratadista y, de alguna manera, con la naturaleza del fenómeno. Esto descarta la labor de criticar los aparentes defectos o contradicciones de tantas teorías. Teoría unicista de los actos mentales Es más positivo intentar una teoría unicista o una especie de vía común final por donde obligadamente deberán transitar tantas concepciones divergentes. La naturaleza del fenómeno mente hará que necesariamente se acepten como convergentes los diferentes puntos de vistas que pueden parecer contradictorias, en la razón de que los modos de ser o de manifestarse de la mente, admiten posiciones coyunturales opuestas. En los parágrafos que siguen iremos desgranando cada uno de los puntos previos que hemos propuestos para tratar el fenómeno de la mente humana y los actos mentales. Así veremos algunos de los problemas tradicionales de la filosofía de la mente como pueden las emociones, voliciones, imaginación, memoria, etc., al problema del realismoidealismo, el pensamiento, la percepción, siempre desde el punto de vista de una ontología en general. Se trata por todos los medios de mostrar que acto mental y acto cerebral son cosas diferentes, a pesar de que el acto mental es un acto cerebral. El otro problema es el conocimiento, además de mi mente, de la mente ajena. Ambas actividades están en la inquietud personal, fuera de todas las otras inquietudes similares aunque metafísicamente sea una cuestión harto difícil de abordar y acceder. Sólo con un esfuerzo de comprensión intentaremos una especie de hermenéutica y exégesis de estos misteriosos pero reales problemas de la mente y los actos mentales. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 39 III MENTE Y CUERPO (Biología anatómica de la mente) Descartes y el dualismo escartes44 dejó planteada una separación entre cuerpo y alma, lo que los griegos, en alguna medida, habían realizado con la creación de las palabras psiquis y soma. Mientras los antiguos hebreos en la BIBLIA, recordando lo que ya dijimos en otros párrafos de este trabajo, presentaban una sola unidad, el hombre como una especie de unidad sellada donde cuerpo y alma constituían el nefesh/nepech (término hebreo intraducible que analizamos en un parágrafo anterior) porque era lo que Dios insufló al barro para darle vida, creando una carnalidad espiritual,45 en la que cuerpo y alma eran una sola cosa. La cuestión de la mente y el cuerpo ha interesado tanto a religiosos como a filósofos, pero los que más han intervenido en su discusión son los biologistas a través de la psicología, la psiquiatría y, ahora, las neurociencias. De ellas nace el concepto de anatomía y fisiología de la mente, que este trabajo obligadamente debe citar para demostrar que no desconoce el tema. Pero ocuparme de esta cuestión no implica que acepte las teorías biologista que sólo saben interpretar fenómenos percibidos por la tecnología pero no saben interpretar la esencia de esos fenómenos. D Sin embargo, las relaciones entre el cuerpo y el alma, o entre el cuerpo y la mente, que es lo mismo, han intrigado a los pensadores por espacio de varios siglos. El dualismo cartesiano fue el hito que dividió al quehacer científico y filosófico en dos vertientes distintas. Desde entonces hasta ahora la filosofía y otras ciencias del espíritu caminan divorciadas de las ciencias biológicas, como si el campo de cada una tuviera objetivos distintos. Ha sucedido, incluso, que algunas veces ambas tendencias se confrontan con puntos de vista totalmente discrepantes a pesar de que el fenómeno considerado (el hombre) es uno. Lo usual es que dichas ciencias no se enfrenten, pero tampoco se junten, sino que marchan por caminos paralelos, como si lo que consideran fueran dos cosas distintas o dispares. Los intentos de entrecruzar ambos caminos, no produjeron un camino convergente, sino sendas divergentes o en direcciones contrarias, o manteniendo la discrepancia existente antes del cruce. Pero el fenómeno indiscutible es que cuerpo y alma coexisten en tan íntima unión que en Medicina no existen dudas que cuando el espíritu se quiebra, el cuerpo se enferma (medicina psicosomática) o cuando la mente se enferma (psiquiatría) la integridad del hombre se anula; o bien cuando se enferma el cuerpo (medicina interna), la mente también se afecta. Es sabido que la fiebre obnubila, que un infarto cerebral, de acuerdo al hemisferio que ubique anula una o varias o todas las funciones intelectuales. Esto prueba definitivamente que el cuerpo enfermo modifica la forma emocional del sentir y el pensamiento racional y viceversa. Precisamente es, desde la observación médica, donde surge la idea de volver a la unicidad o integridad total del hombre en una sola cosa. Si se separan 44 en su DISCURSO DEL MÉTODO a fin de no seguir usando un concepto dual como sería carnalidad espiritual, nosotros proponemos el neologismo carnoespiritual como ya lo adelantamos en un parágrafo anterior 45 40 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR (disecan) cabeza y tronco, indudablemente ninguno de los dos sobrevive per se, al menos con las funciones completas. Es también incontrovertible que la mente reside en el cerebro. Esto lo ha probado completamente la medicina, terminando con las dudas aquellas de que el espíritu o las emociones podían residir en otros órganos como el corazón o el hígado que son los que más sufren cuando hay un trastorno emocional. En nuestra afirmación anterior mostramos que las emociones trastocan los órganos tanto de la circulación, como la respiración, la digestión, la catarsis, el sistema neuroendocrino y el trastorno corporal puede desencadenar la emoción. Esta noción da lustre al viejo aforismo latino “mens sana in corpore sano”,46 siendo la fórmula del hombre cabal, entero para que funcione normalmente como hombre. Para estudiar el cuerpo o el alma (mente), ya no es posible hacerlo como entes separados sino debe hacerse el estudio en bloque: se debe admitir sin dilaciones, la interacción entre cuerpo y alma como una sola unidad. Lo contrario es falso, por más que las conclusiones sean lógicas y brillantes. El cuerpo es el sustrato del alma y, ergo, del espíritu y por lo tanto, de la mente. Esto lleva a una única opción para estudiar holísticamente al hombre: el trabajo multidisciplinario o en su defecto, todo estudioso del hombre deberá abarcar todas las disciplinas hasta ahora conocidas para llegar a conclusiones válidas. Dada la extensión del conocimiento aportado por todas las disciplinas que tratan al hombre, la última opción es más que imposible. La solución inmediata es la remarcada como trabajo multidisciplinario en el que médicos, biólogos, filósofos, psicólogos, sociólogos, profesores y didactas, los estudiosos de la lengua y de la comunicación, políticos, economistas y toda otra actividad afín a éstas, deben ponerse cabeza a cabeza para encontrar el camino convergente y poner fin a la dualidad artificial e inexistente. El sistema nervioso con el órgano central que es el encéfalo y dentro de éste el cerebro es, sin dudas, el más relacionado con la integración de mente y cuerpo y la sede exclusiva de la mente. Su estudio nos permite romper el límite entre los fenómenos físicos u orgánicos y los fenómenos mentales. Empezaremos con los sistemas de control de ese complejo sistema nervioso humano. Sistemas de control El descubrimiento espectacular de los neurotransmisores y sus funciones cada vez mejor establecidas han despejado en gran parte el misterio de los mecanismos fisiológicos orgánicos y mentales. El eje neuroendocrino manejado por los neurotransmisores es el motor real de todas las funciones. Los neurotransmisores regulan todas las actividades celulares básicamente y al transmitir el influjo nervioso se valen de mensajeros como las hormonas, verdaderos coordinadores químicos de todo el sistema y constituyen los primeros mensajeros del sistema porque serán las encargadas de estimular las funciones celulares mediante la estimulación y la inhibición de esas funciones. Son las encargadas de poner en marcha los segundos mensajeros que son los que operan dentro de las células y controlan las funciones intracelulares. Los neurotransmisores viajan por los nervios que son como una especie de multicables conductores, a través de sus haces, de los impulsos que podrán en marcha, junto con las hormonas, a las células. Las hormonas viajan por la sangre, otra vía de comunicación sistémica del cuerpo. 46 “Mente sana en un cuerpo sano” 41 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Recordemos que todas estas sustancias, incluyendo las enzimas y otras partículas biológicas activas, son proteínas o partículas proteicas lo cual desplaza al estudio del fenómeno vital del genoma humano al proteoma humano. Si bien los genes son los responsables de elaborar las sustancias proteicas activas, éstas son las que activan y modifican a los genes. Las mutaciones genéticas por lo tanto, dependen más del proteoma, que del genoma en sí (salvo las mutaciones comprobadamente hereditarias y con fenotipo congénito). El encéfalo es la sede central o usina donde se originan los estímulos que los neurotransmisores llevan a través de los nervios y red de neuronas a todos los tejidos y al sistema endocrino y ponen en marcha al sistema de comunicación neuroendocrino y nervioso. El encéfalo está dentro del llamado sistema nervioso central (SNC) porque en él residen todos los centros de las funciones fisiológicas. Los impulsos nerviosos y hormonales operan a través de tres sistemas periféricos: los nervios en el sistema nervioso periférico, verdadera red de conducción a través de las fibras nerviosas que llegan directamente a los órganos y células efectoras, mediante el impulso nervioso y los neurotransmisores. Las hormonas actúan mediante secreciones (crinia) las cuales pueden ser volcadas en la sangre (endocrinia), en la luz de un conducto (exocrinia) o de una célula a otra (paracrinia). Finalmente, ambos sistemas, nervioso (en cuanto a nervios exclusivamente) y hormonal, confluyen para manejar el sistema nervioso autónomo (SNA) o neurovegetativo que es el regulador de las funciones vegetativas que no dependen exclusivamente de la voluntad, como son todas las funciones orgánicas (circulación, digestión, catarsis, respiración, etc.). Este conjunto de sistemas centrales y periféricos constituyen una verdadera red de comunicación y sus interacciones dan como resultado al hombre y sus actividades. Funciones del encéfalo El encéfalo es el órgano más importante del sistema nervioso en general y del central en particular. Posee los dos grandes hemisferios y ahí ubican la corteza cerebral (cortex), el tronco encefálico y otras regiones como el sistema límbico, hipocampo, etc. La corteza cerebral es lo más importante pues es la que prácticamente “dirige” y “coordina” todas las demás regiones encefálica. Dentro de esa corteza es importante el llamado neocortex (isocortex o neopalio), que es la parte de la corteza cerebral no olfatoria y filogenéticamente es la más joven. Es una de las zonas que interviene en la regulación de los sentimientos y emociones. Goleman, afirma que “el deseo sexual procede del sistema límbico, el amor del neocortex”. El neocortex permite a los humanos proyectar, aprender y recordar. En menos de un siglo se ha reunido montañas de datos que hasta ahora describen mucho pero hacen entender muy poco sobre lo qué realmente es la mente y el cerebro humano. Se sabe que tiene alrededor de 100.000 millones de neuronas y cada neurona puede formar hasta 10.000 sinapsis (conexiones interneuronales). El resultado es un circuito que resulta monstruoso para los neurocientíficos, dado que representa cientos de billones de nexos o conexiones. El misterio del encéfalo sigue siendo el cortex. Hasta ahora se tenía por cierto que la corteza era la llave maestra de todas las funciones cerebrales, porque de ella dependía el funcionamiento ordenado de todo el sistema nervioso. Por lo tanto, era capaz de generar comportamientos. 42 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Para explicar el funcionamiento del cortex se emitió la teoría modular del córtex. Consiste en atribuir a la corteza diferentes áreas de funcionamiento (auditiva, visual, olfatoria, etc.). Así, el córtex es un mosaico de módulos especializados que procesan la visión, la audición, el lenguaje, detecta disonancias en una melodía, etc. Sin embargo, Jeff Hawkins, un ingeniero o arquitecto de la computación (técnico en informática)47, formuló en 1996 la teoría de que la función del córtex no era generar comportamientos sino realizar predicciones y que no trabajaba en módulos, sino en forma total de forma tal que funcionalmente el córtex se comporta como si fuera anatómicamente igual, sin módulos.48 Retoma la idea de Vernon Mountcastle49, publicada en 1978, quien postuló que todas las regiones del córtex tienen las mismas seis capas, los mismos tipos de células y las mismas conexiones y propuso que el conjunto de ellas realiza la misma función y llevan un poderoso único algoritmo. La zona del córtex que procesa la información visual está en la parte de atrás de la cabeza. La información de los ojos llega a la zona más cercana a la nuca. Ahí, cada neurona responde a un rasgo muy concreto del mundo, como puede ser la graduación de la luz. Pero la información se va haciendo más abstracta a medida que sube hacia la región de la coronilla. De esta forma, un poco más arriba, cada neurona responde a un tipo de frontera entre la luz y la sombra (una neurona se dispara si la frontera es horizontal, otra, si tiene una ligera pendiente, etc.). Yendo más arriba aún, una neurona reconoce un círculo, otra un triángulo. Y en una capa más superior, una neurona reconoce un rostro en particular, por ejemplo Einstein, sin que importe si está de frente o de perfil. Hawkins retoma esta teoría y según su idea, cada paso desde la información cruda (directa desde los sentidos) hasta la formación de la idea abstracta de esa información, se basa en el mismo algoritmo.50 Es la única computación de datos que sabe hacer el córtex, pero a pesar de ser una sola es tan versátil que puede explicar todas las increíbles propiedades de la mente. ¿Cómo es ese algoritmo prodigioso? El rol del córtex in toto (cualquiera sea la región que use) es: 1. averiguar qué relación hay entre sus entradas de datos (inputs) 2. memorizar esa relación 3. usar la memoria para predecir cómo se comportarán los inputs en el futuro Por ejemplo, en la entrada de datos sobre la visión, en la nuca los inputs son puntos de luz y sombras (información cruda) que conforman el campo visual. Esos puntos tienden a formar fronteras (entre zonas de luz y de sombras), la región del cortex de la nuca memoriza las fronteras más comunes y transmite hacia arriba esa memoria. Es decir, la región más superior del córtex ya no recibe simples puntos de información cruda, sino la memoria de fronteras, contenidas en inputs. Si una frontera horizontal tiende a aparecer junto a otra vertical, el córtex memoriza un ángulo recto 47 Creador del Palm Pilot, computadora de mano sobre pantalla se puede escribir con un lápiz. Fundador de Palm Computing y Handspring, empresas informática estadounidenses. 48 Jeff Hawkins-Sandra Blakeslee – ON INTELLIGENCE, Editorial Henry Holt, EE.UU. 49 Neurocientífico de la Universidad John Hopkins, EE.UU. 50 Algoritmo es un procedimiento mecánico para la resolución de ciertos tipos de problemas matemáticos que funciona como una serie de pasos (paso a paso) o etapas coordinadas que hay que seguir en un orden determinado para obtener un resultado específico. 43 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR y transmite esa memoria hacia arriba. La siguiente región del córtex recibe inputs de ángulos y conforma figuras geométricas que luego transmite como objetos geométricos. Suponiendo que ese objeto sea un edificio, a medida que lo rodeamos, sus ángulos cambian continuamente debido a la perspectiva. Pero, debido a que toda esa secuencia de ángulos ocurre en la experiencia que se da cada vez que rodeamos un edificio, una región del córtex memorizará la secuencia y transmitirá hacia arriba a otra región de córtex, el concepto de edificio, lo que ya no depende de su orientación. De esta forma, todo el córtex funciona detectando correlaciones entre sus inputs, pero esos inputs son rasgos del mundo conocido, pero progresivamente más abstractos cada vez. Este flujo “hacia arriba” es parte de toda la historia que conforma el mecanismo de la mente. El córtex manda continuamente también, información “hacia abajo”, creando un flujo de las zonas más abstractas a las más concretas. Ésta es la base de la teoría de predicciones de Hawkins. Todo ocurriría de esta manera: en cuánto la región que memoriza “edificios” (en cualquier orientación) recibe “desde abajo” un par de ángulos que podrían ser un edificio, devuelve hacia abajo su interpretación como “edificio” (a pesar de que la información no es completa). Si la información que le sigue llegando desde abajo es consistente con un edificio, la interpretación del córtex “desde arriba hacia abajo” se consolida y se cumple la función predictora. El córtex anteló, antes de poseer toda la información, que lo percibido era un edificio. Todas las regiones del córtex, de esa forma, cualquiera sea su rango en la jerarquía de la abstracción, están continuamente proponiendo hipótesis sobre el mundo y rellenando con predicciones los datos que faltan en un “campo de información”, por ejemplo: fonemas no pronunciados, sílabas inaudibles, palabras sepultadas por el ruido de un autobús o ideas que el orador no ha llegado siquiera a tener. Las predicciones de más alto nivel, que son las que ocurren en la mitad delantera del córtex (la zona del cerebro que creció de forma más espectacular durante la evolución de los homínidos), son el fundamento de la inteligencia y la creatividad. De esa manera, comprender o entender (conocer) algo consiste en la capacidad de predicción del comportamiento de ese algo (ente o cuestión). La estructura jerárquica del córtex permite aprovechar el poder de la combinatoria.51 Gracias a ese poder combinatorio y la posibilidad de la inteligencia creativa, podemos explicar lo qué es el lenguaje. Vemos así, por ejemplo, que una veintena de fonemas, combinados paso a paso se transforman en sílabas, raíces, palabras y frases, y esto basta para codificar todas las ideas posibles. Podemos concluir que todo el córtex funciona como lo hace con el lenguaje. Basta cambiar los datos y en lugar de fonemas y sílabas, se ponen notas y frases musicales, o datos por ángulos y formas geométricas o por operaciones del razonamiento lógico y todas las áreas operativas del córtex (visual, auditiva, olfatoria, intelectual, etc.) funcionarán con el mismo algoritmo. Lo que distingue el cerebro humano, del resto de los cerebros de los animales, no es que tenga un córtex distinto sino que ese córtex posee mayor cantidad de conexiones, tanto con zonas musculares motoras, como con zonas de pensamiento abstracto. De esa manera, sólo el hombre puede generar las largas y complejas pautas motoras que exige la formación del lenguaje humano. 51 De alguna forma, esta teoría confirma algunos postulados de la evolución o “maduración” del sistema nervioso y de la mente del ser humano, como así mismo da pie a las teorías de Piaget y otros investigadores sobre las distintas formas o procedimientos de la mente humana que conformaba mente operativa, mente matemática, etc. 44 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ¿Cómo se acomoda la teoría predictiva de Hawkins con la teoría modular del córtex? Conocemos que la estructura cerebral a gran escala está determinada por los genes y existe una gran variabilidad genética de una persona a otra. Por ejemplo, el área visual primaria (V1) mide más en unas personas que en otras, llegando en algunas a triplicar su área, lo que confiere una gran agudeza visual. Igual cosa pasa con el resto de las distintas áreas del córtex y por esta razón hay gente con un talento innato para la música, mientras que otras lo tendrán para las matemáticas, otras para las relaciones sociales y así sucesivamente. Pero, si un individuo no expone, en los primeros años de su vida, sus áreas corticales a las pautas para las cuales está mejor condicionado, no desarrollarán esos potenciales innatos. Otra cuestión interesante que se plantea es el interrogante: ¿los seres humanos podemos aprender de todo? No es posible que todos los humanos puedan aprender de todo. Según Hawkins, “cada día percibimos nuestros límites”. En nuestra creencia, admitimos que si un individuo se propone alcanzar una serie de conocimientos distintos, podrá en el curso de su existencia “aprender un poco de todo”. Lo que no se puede, en razón de la extensión y las posibilidades del conocimiento humano, durante una existencia individual humana, “conocer todo de todo”. Esa es la percepción clara de nuestros límites que postula Hawkins. La teoría de Hawkins coincide en parte con mi teoría del esquema “informático” de la mente, concebida antes de que Hawkins publicara su doctrina. Asimismo confirma aquello que afirmé de que la conjunción de técnicos informáticos con neurocientíficos permitiría descifrar el funcionamiento de la mente humana. De todos modos esta teoría condice: 1. En cualquiera de sus actividades u operaciones, el encéfalo trabaja “in toto” y no por sectores, para lo cual debe activar unas zonas mientras inhibe otras. El trabajo de activación-inhibición no significa que el cerebro no trabaja en unas zonas y en otras sí, sino que está trabajando para mantener esas zonas activas e inactivas. Este dato fisiológico de la función encefálica total generó en algunos investigadores que es falso afirmar que sólo usamos del 5% al 10% de nuestras neuronas. Es verdad que usamos casi el 100% de las neuronas en cada acto o función mental, pero lo que no solemos activar es la capacidad creativa y la mente superior, y así, varios circuitos y redes sinápticas están inactivas, trabajando sólo de un 5% a un 10% la potencia creativa y el ordenamiento superior de la mente. 2. La capacidad del encéfalo para conformar ideas, conceptos y razonamiento lógico siguiendo una serie de pasos o algoritmo de forma tal que en cada experiencia se enriquece más y acumula datos operativos que hacen a la creatividad y la inteligencia humana. Tal vez la evolución de la inteligencia no sea nada más que la capacidad de procesar una cantidad mayor de datos extraídos de la experiencia y aplicados en forma predictiva a un futuro. 3. La capacidad de trabajar en forma coordinada y de generar cuantas conexiones necesite (cerebro proteico) está de acuerdo con la mayor capacidad que se adquieren con la incorporación de datos a nivel de diferentes inputs de áreas cerebrales o corticales, lo que se logra con el algoritmo de Hawkins-Mountcastle. El cerebro proteico es la prueba total de que no es el cerebro el que genera la 45 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR inteligencia, sino que es la inteligencia la que opera a través del cerebro y modela su anatomía y fisiología, para acomodarlo a una mayor capacidad operativa. Esto tira a tierra toda teoría biologista de que es el cerebro el que origina los pensamientos. El cerebro es sólo un instrumento de otra energía más poderosa que es el espíritu, el que opera a través de la mente sobre el cerebro. Hemisferios cerebrales: el intelecto Si bien se ha diferenciado mucho la actividad de cada hemisferio cerebral, en realidad, en la mayoría de los actos mentales ambos hemisferios participan por igual. Esto queda demostrado que cuando un hemisferio cerebral se lesiona, el otro, poco a poco, va asumiendo sus presuntas funciones. Sin embargo, a los efectos útiles de entender mejor la mecánica de la función cerebral, he optado por explicar las actuales teorías de las funciones de los hemisferios cerebrales. Los estudios sindican a los hemisferios cerebrales como la sede del intelecto: la inteligencia, la memoria y la creatividad y las funciones del lenguaje, el pensamiento y el arte. Los dos hemisferios del cerebro, réplica uno del otro, están implicados en diferentes tipos de actividades. El hemisferio izquierdo está especializado principalmente en los procesos relativos a la inducción, la deducción y el lenguaje. El hemisferio derecho nos proporciona las facultades de la visión, el sentido espacial, la creatividad y la apreciación de la forma y del color. Quedan, sin embargo, muchas áreas inexploradas. Las relaciones anatómicas específicas entre las funciones intelectuales y los grupos de células del cerebro, están todavía por definirse. Los procesos de la memoria, la conciencia del propio yo y el pensamiento, por ejemplo, son tan complejos, que es posible que su funcionamiento involucre la totalidad del cerebro y no sólo a regiones determinadas del mismo. De lo que no hay dudas es que el cerebro es la sede de formidables poderes, aún inexplorados, y de los cuales sólo conocemos la conciencia, las formas de aprendizaje, el habla, el pensamiento, la memoria y la creatividad que forman parte de la inteligencia, principal campo de investigación y el más desafiante de todos. Hemisferio izquierdo: el cerebro lógico Para Ribeiro “es común encontrar personas que viven predominantemente con el lado izquierdo del cerebro. Todo en su vida está sistematizado, detallado y controlado. Todo está tan bien organizado que su visión del mundo es extremadamente limitada”. En su teoría esboza que el pensador de hemisferio izquierdo tiene capacidad para distinguir los árboles, pero no ver el bosque: tiene una visión parcial o aspectual y carece de visión global. Aprecia muy bien las partes pero no capta el todo. Con esta semblanza, el autor determina que “el usuario del hemisferio cerebral izquierdo” es una persona esquemática que encasilla toda su vida en órdenes determinados de los cuales no puede, no quiere o no sabe salirse en busca de opciones opuestas. Por esta razón, se considera al hemisferio izquierdo como “lógico”, es decir, racional y estrictamente metódico. No hay casi dudas de que el hemisferio izquierdo está íntimamente conectado al mecanismo del lenguaje. La adquisición del lenguaje simbólico ha sido un factor decisivo en el desarrollo del pensamiento racional del hombre. Las numerosas y sutiles combinaciones fonéticas que permite el lenguaje, aseguran la formación de una gran cantidad de palabras para comunicar una amplia gama 46 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR de ideas. El mecanismo que permite a la lengua agrupar palabras para formar frases gramaticales no está completamente descifrado. La teoría psicolingüística52 postula que el proceso de construcción de una frase está regido por un cierto número de ideas o principios relacionados entre sí. Hay un esquema basado en un sistema de transportes para explicar analogías con los principios psicolingüísticos y estos sistemas operarían en veintiuna etapas ordenadas (a manera de una red de trenes y estaciones), según la sucesión en que actúan, de la forma siguiente: 1. en el banco mental de la memoria o almacén del léxico se guardan las palabras o sus rasgos distintivos, ya que no hay evidencia de que ellas estén en el cerebro en forma definitiva 2. hay un conjunto de palabras dispuestas para iniciar el proceso de formación de frases 3. la entrada de palabras en el ascensor que lleva a la estructura profunda, parte del cerebro donde residen las reglas fundamentales del lenguaje, que determinan la forma gramatical (sintaxis) y el significado (semántica) 4. las palabras se agrupan en el área de salida para llegar a la estructura profunda 5. el centro de control simboliza al centro cerebral donde se organiza la actividad lingüística, localizado probablemente en el hemisferio izquierdo 6. las palabras llegan al centro cerebral donde serán clasificadas según las leyes de la sintaxis y la semántica. Quizás sea ésta la fase más importante, ya que la sintaxis proporciona las reglas que hacen la frase correcta y la semántica se encarga de su significado. Ambas están relacionadas estrechamente, pues sin la ordenación sintáctica correcta el significado de la frase no resulta claro. 7. el tren transporta las palabras hasta los circuitos que elaborarán su forma gramatical y semántica 8. llegada de un tren que transporta las palabras; durante el viaje, éstas han sido articuladas sintácticamente y dotadas de un significado preciso 9. punto de intercambio entre trenes de las palabras que han de seguir viaje para encontrar en forma sintáctica y semántica 10. las palabras que tras su viaje han adquirido sentido y forma gramatical llegan al área de transformación 11. en el área de transformación son reordenadas y combinadas para ser utilizadas en las frases. Ahí se les añaden otros rasgos distintivos, como el tiempo y el modo gramaticales 12. llegada al área de transformación de palabras de carácter gramatical específico, como los pronombres 13. otras palabras características como las conjunciones o adverbios, llegan al área de transformación 14. llegada al área de transformación de las palabras que han escapado al proceso sintáctico y semántico. Éstas podrían originar una frase no gramatical 52 La Psicolingüística es la disciplina que estudia los procesos mentales que intervienen en la producción y comprensión del lenguaje y que consisten en una serie de mecanismos, en su mayoría, inconscientes y automáticos, sucesivos y/o simultáneos, relacionados con la codificación y decodificación de palabras y las construcciones sintácticas. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 47 15. las palabras se organizan para pasar del área de transformación a la estructura superficial 16. el camino de descenso directo ha permitido a las palabras de uso común el acceso directo a la estructura de superficie, puesto que estas palabras tienen de por sí muchos rasgos sintácticos 17. las palabras de uso común entran en la estructura superficial, la cual contiene las normas estructurales que rigen la disposición y pronunciación de las palabras 18. salida de las palabras dotadas de construcción gramatical y de pronunciación correctas para ocupar su sitio en la frase. 19. palabras rechazadas en la fase de estructura profunda y que pueden llegar a la estructura superficial con sentido y uso gramatical incorrectos 20. unidades lingüísticas organizadas en un orden preciso y dispuestas a ser utilizadas en una frase comprensible 21. frase apta para ser comunicada El mecanismo que permite a la mente agrupar palabras para formar frases gramaticales no está completamente descifrado. La teoría psicolingüística postula que el proceso de construcción de una frase está regido por un cierto número de ideas o principios relacionados entre sí. El sistema de transportes que acabamos de describir tiene en su diseño analogías con los principios psicolingüísticos: • • • • • el flujo y dirección de pasajeros y trenes se corresponde con el orden en que se producen los procesos de construcción de frases a partir de sus unidades básicas, como las palabras. La estación terminal se nutre de varias estaciones menores. Cada estación y tren subsidiarios, consignados en el orden número de la reseña que antecede, representan una etapa del proceso psicolingüístico. El intercambio de pasajeros acaba en la terminal, donde forman una secuencia uniforme equiparable a la ordenación de las palabras correctamente formadas. Del andén pasan al tren principal, que presenta la frase lista para ser expedida (comunicada) de forma verbal, comprensible según las reglas de sintaxis y semántica. De esta teoría surge la siguiente organización cerebral para el lenguaje: 1º. 2º. Existencia de una memoria lingüística o almacén de léxico Centros de formación de lenguaje o centros profundos: que serían dos Centro de control cerebral de la formación semántica y de la sintaxis, que ubica en el hemisferio izquierdo Centro de transformación o integrador: es el centro formador de frases donde llegan las palabras ordenadas semántica y sintácticamente, las de carácter gramatical específico como los pronombres, las conjunciones y los adverbios. También acceden a este centro las palabras que no han pasado por el centro de control y de formación semántica y sintáctica. Las palabras Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 48 ordenadas por el centro del control cerebral formarán “frases gramaticales”. Las palabras no controladas darán origen a “frases no gramaticales” 3º. Centro superficial o estructura superficial o centro estructurador de elocución: es una especie de vía común final adonde llegan todas las palabras posibles, frases gramaticales y no gramaticales que se usarán para estructurar una elocución (disposición y pronunciación de una palabra), a saber: a. Palabras de acceso directo (que no pasan por los otros centros del lenguaje y que son las palabras de uso común o permanente) b. Frases gramaticales c. Frases no gramaticales d. Palabras rechazadas por los centros profundos: son las que tienen un sentido y un uso gramatical incorrecto e. Unidades lingüísticas organizadas: formadas correctamente en lo semántico y gramatical y dispuestas en un orden preciso para formar un pensamiento completo comprensible, inteligible 4º. Centro de comunicación o elocución: es el que permite la pronunciación hablada o fonación (expresión verbal) de las palabras, juicios, frases o pensamientos elaborados en los centros cerebrales del lenguaje. Coordina la respiración, la articulación, la entonación y todos los matices de la expresión oral que permite el sentido y comprensión de lo que se expresa. También puede expresar frases no elaboradas por los centros cerebrales Luego, el hemisferio izquierdo detenta, en general: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. la “facultad de expresión” es el principal operador de la inteligencia en la adquisición del conocimiento utiliza mecanismos convencionales para el análisis del pensamiento elabora la información en fases lógicas y analíticas, usando como investigador y mediador el poder del lenguaje ejerce, junto con el lóbulo frontal izquierdo, el control del habla en determinadas funciones, por ejemplo, escribir una carta, bloquea las funciones del hemisferio derecho detenta zonas, sobre todo en la occipital, relacionadas con la meditación profunda y el control del estado del ánimo está relacionado con el pensamiento positivo y los estados de ánimo optimistas, alegres y felices Las facultades del hemisferio izquierdo son más extensas que las consignadas en estas generalidades, pero aún están en estudio y se está confirmando teorías y aclarando mecanismos fisiopatológicos en relación con los estudios en personas normales y con lesiones cerebrales, 49 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR mediante los métodos modernos de SPECT, RMN, etc. Daniel Goleman, Richard Davidson,53 Paul Ekman y otros autores realizan estudios sobre las emociones y los estados afectivos y del ánimo en los dos hemisferios cerebrales. Han concluido que la gente cuando tiene emociones negativas (ira, enojo, distrés, depresión) los impulsos se dirige en forma convergente y activan el hemisferio derecho en las zonas de la amígdala y la corteza prefrontal derecha (región cerebral importante para la hiperdefensa típica de las personas con estrés). La amígdala es la emisora de funciones perturbadoras. En forma opuesta, las personas con tendencia al ánimo positivo, entusiasmo y energía tienen estimulada la corteza prefrontal izquierda. Davidson considera a la corteza prefrontal izquierda como “el centro emocional de la felicidad”. Como ya se explicó cuando funciona el hemisferio derecho, el izquierdo está quieto y viceversa.54 Esto permite modificar la tendencia natural de la predominancia de un hemisferio sobre el otro. Hay consenso entre los investigadores para considerar a la zona izquierda del cerebro como la de la creatividad. El área prefrontal, especialmente, está vinculada con los estados de ánimo y la liberación de hormonas y neurotransmisores. Es probable que contenga “centros de placer” y es posible que estímulos positivos de la luz, olores, el ejercicio, determinados ambientes agradables y la meditación, estimulen ese centro. Es posible que en un futuro puedan develarse otras funciones de ambos hemisferios que completen el cuadro de comprensión, no sólo de los actos mentales normales, sino también de los patológicos. En la educación infantil, hay autores como Dodson que postulan que en la práctica para educar el hemisferio izquierdo hay que enseñarle al niño a “pensar con la mano izquierda”, esto es, fomentar la creatividad y alentar la expresión de los sentimientos. Con esto, el niño desarrolla la intuición, la imaginación y el inconsciente de su mente, del mismo modo que la parte racional, lógica y consciente. Al obrar más con la intuición y el pensamiento, este pensar “entraña el acceso al inconsciente más que a la conciencia”.55 Hemisferio derecho: el cerebro artístico Al referirse al hemisferio derecho, Ribeiro explica: “en el otro extremo están las personas soñadoras, llenas de preocupaciones sociales, pero que nunca consiguen concretar sus ideales”. Postula que pueden captar el bosque pero no distinguir cada árbol, por lo que su visión de las cosas es global y no aprecian lo parcial. Ven el todo, sin distinguir las partes. Se ha comprobado que el hemisferio derecho gobernaba tantas funciones como el izquierdo y la forma de elaborar la información es diferente para cada hemisferio. El hemisferio derecho no utiliza los mecanismos convencionales para el análisis de los pensamientos, que utiliza el hemisferio izquierdo. En lugar de ello, el hemisferio derecho, centro de las facultades viso-espaciales no verbales, concibe las situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total. El hemisferio izquierdo elabora la información en fases lógicas y analíticas, usando como investigador y mediador el poder del lenguaje, mientras que el hemisferio derecho integra rápidamente varios tipos de información y acto seguido los transmite como un todo. El método de elaboración utilizado por el hemisferio derecho se ajusta al tipo de respuesta inmediata que se requiere en los procesos visuales y de orientación 53 Director del Laboratorio para las Neurociencias de los Afectos, Universidad de Wisconsin, EE.UU. Por RMN constató que en la gente enojada o deprimida las partes del cerebro convergen hacia la amígdala y la corteza prefrontal derecha. 54 Experiencia científica consignada en los libros de Daniel Goleman y los trabajos del Laboratorio para las Neurociencias de la Universidad de Wisconsin. EE.UU., la Universidad de San Francisco, EE.UU. y la Universidad de Massachussets, EE.UU. 55 Fitzhugh Dodson – EL ARTE DE SER PADRES, Editorial Aguilar, Madrid, 1973 50 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR espacial. El lóbulo frontal derecho y el lóbulo temporal derecho parecen ser los encargados de ejercer las especializadas actividades no verbales del hemisferio derecho. Esto se corresponde, en muchos aspectos, con las funciones de control del habla que ejercen el lóbulo frontal y el lóbulo temporal del hemisferio izquierdo. Se ha detectado un pequeño grado de compresión verbal en el lóbulo parietal derecho, que tiene capacidad de comprender una selección de nombres y verbos simples y manejar el pensamiento abstracto. Como ocurre con el hemisferio izquierdo, cuando el derecho está funcionando, anula parcialmente las funciones del izquierdo. Esto fundamenta que cuando predomina un hemisferio, se produzca una forma de pensar también predominante y esto provoque las diferencias de las dominancias que luego reiteraremos. Las facultades viso-espaciales, (la memoria visual y ubicación temporoespacial) y el talento musical son las dos habilidades no verbales más sobresalientes de entre las que regula el hemisferio derecho. De este modo, mientras el hemisferio izquierdo se halla fundamentalmente ocupado en las facultades verbales e interpreta al mundo en etapas lógicas, el hemisferio derecho lo concibe de manera global, sin realizar procesos analíticos. Esto diferencia las distintas formas de pensar de los diferentes hombres, según predomine el hemisferio izquierdo o el derecho. Los antropólogos y los psicólogos creen actualmente que es posible que cada civilización se haya desarrollado bajo la influencia del predominio de un hemisferio cerebral, especialmente en toda una población humana. La sociedad occidental parece ser que está dominada por el hemisferio izquierdo, y esto se refleja en la orientación y en los valores de su cultura. Sin embargo, el estilo de vida occidental en la actualidad, parece estimular más el hemisferio derecho en los centros que son estimulados por la ira, el estrés, la depresión y otros estados negativos. Sin embargo, los orientales han conseguido estimular mejor al hemisferio izquierdo con diferentes disciplinas de oración, ejercicios y meditación, estimulando los centros de placer y placidez. Otras culturas, en cambio, han orientado sus intereses según la influencia predominante del cerebro derecho y son numéricamente más escasas, ejemplo de los isleños de Trobriand que en lugar de manejar la información escalonada en el tiempo, como hacen los occidentales, ellos consideran toda la información disponible a la vez. Así, si el viento azota su embarcación, el isleño no lo considera como procedente de un punto cardinal determinado, sino que lo describe con el nombre de la parte del bote en la que el viento golpea. Para educar a los niños en el uso del hemisferio derecho, Dodson aconseja usar el método del “pensar con la mano derecha”, lo que significa enseñarle al manejo de la percepción sensorial para captar la realidad en forma consciente. Es el pensar lógico, analítico y racional. Es la forma de pensar que debe tratar de desarrollar la escuela y la universidad en la enseñanza de niños y jóvenes. Lóbulo frontal: sede de la inteligencia y la personalidad El lóbulo frontal es la región más extensa de la corteza cerebral y la menos conocida y constituye una gran masa de tejidos que se extiende desde atrás de la frente hasta el surco central de la corteza cerebral. Actualmente se sabe que este lóbulo es el responsable de la ideación, del juicio y de la facultad de formar conceptos y de modificar dichos conceptos mediante el uso de información procedente de otras áreas del cerebro como es la de la memoria. Se cree, aunque no está bien establecido, que es la sede de la personalidad y de la inteligencia y que, en colaboración con el hipocampo y otras conexiones cerebrales, interviene en el aprendizaje. No obstante, el daño de este lóbulo no modifica la mayoría de los testes de inteligencia normalizados. Suele alterarse la capacidad de asociación del pensamiento frente al daño anatómico del lóbulo. Luego estudiaremos todo lo relativo al aprendizaje. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 51 Sistema límbico Es considerado una especie de sistema cerebral, tanto por su origen como por sus funciones (de acuerdo a esta teoría el encéfalo tendría “tres cerebros” que trabajan conjuntamente en armonía pero que difieren en estructura, función y bioquímica). El sistema límbico sería el segundo de esos tres cerebros (el primero sería la estructura encefálica superior o lóbulos cerebrales y el tercero el tronco encefálico). Ubica en la zona profunda de los lóbulos temporales rodea circularmente al tronco del encéfalo y los ganglios basales. Está formado por: 1. hipocampo, fórnix y circunvoluciones hipocámpicas que constituyen el arco inferior del círculo límbico 2. circunvolución cingular que forma el arco superior 3. septum, amígdala y cuerpos mamilares que ubican en la parte anterior 4. núcleo talámico anterior que está en el interior del círculo Todas estas estructuras tienen conexiones neuronales y bioquímicas intrincadas entre ellas mismas y con las áreas encefálicas superiores e inferiores. Es muy importante conocer la neuroanatomía de la ansiedad y, en general, de los trastornos emocionales. En este mecanismo neuroanatómico, el llamado sistema límbico ampliado abarca al sistema límbico propiamente dicho y a sus regiones conexas con el SNC. El sistema límbico propiamente dicho comprende un sistema olfatorio (bulbo olfatorio, estrías olfatorias y las áreas olfatorias corticales prepiriforme, periamigdalina y entorrinal); la formación hipocámpica (hipocampo [asta de Ammon], fórnix o trígono y circunvolución dentada); amígdala (grupo nuclear corticomedial y grupo nuclear basallateral); región septal (septum lucidum, área septal, núcleos septales); lóbulo límbico de Broca (circunvolución del cuerpo calloso o cíngulo y circunvolución para hipocámpica) Las regiones conexas con el SNC son: áreas límbicas mesencefálicas; hipotálamo; habénula y epífisis; áreas límbicas de neocorteza cerebral y núcleos límbicos talámicos. Este sistema límbico es el que rige el comportamiento y la vida instintiva del hombre.56 Al incluir el circuito de la memoria indica que el sistema límbico no es únicamente el “cerebro de las pasiones, afectivo y emocional” sino que participa de la racionalidad de la neocorteza. De ahí que las lesiones de este sistema provoquen no sólo falla de memoria sino también indiferencia afectiva. El sistema límbico, por lo tanto, vincula la información almacenada en la memoria, las pulsiones e instintos y la experiencia sensorial actual, otorgando una tonalidad afectiva al conjunto. El hipocampo confiere un “valor” a cada información nueva para compararla con la ya memorizada. En conexión con el área septal es donde arriban las informaciones hipotalámicas (vegetativo-viscerales) y en relación con las áreas corticales de asociación, el hipocampo puede comparar los mensajes actuales (la información sensorial proveniente del ambiente y los “programas motores” de la neocorteza) con la reserva de experiencias antiguas y de la memoria de especie (con toda su carga afectiva) de éxitos y fracasos, placer o dolor. Es el “órgano” de la inteligencia emocional. Conexión entre sistema límbico y tronco encefálico Esta conexión, que acabamos de estudiar como regiones conexas, está relacionada con el mantenimiento del equilibrio de los estados emocionales (que dependen del hipotálamo) y del 56 Gray, J. A. – THEORY OF ANXIETY. THE ROLE OF THE LIMBIC SYSTEM (publicado en L’ENCÉPHALE, Revue de psychiatrie biologique e therapeutique), 1983, IX: 161 52 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR estado de alerta (que es función de la formación reticular). La función emocional del sistema límbico ha sido ampliamente investigada en el animal y se ha podido establecer también en el hombre. Las emociones, sobre todo las más fuertes como el miedo, parecen estimular el hipocampo primero y luego éste actuará sobre el hipotálamo que es el centro integrador de todas las reacciones emocionales. Las entradas de las reacciones sensoriales provenientes de los órganos de la percepción, están influenciadas por el sistema límbico antes de que lleguen a las áreas del encéfalo donde serán “descifrada”. Este “chequeo” límbico, incluso, según algunos psicólogos, puede estar influenciado en la apreciación final de una escena de la realidad porque el sistema límbico de alguna manera influye en el pensamiento, permitiendo que éste influya sobre las emociones y, a su vez, éstas puedan influir sobre el pensamiento. De este modo, un fenómeno puede ser percibido según sea el estado anímico previo: si hay alegría todo será “color rosa” y si hay tristeza, todo será de “color azul” (algunos prefieren hablar de “color negro” o “color gris”). El hipocampo parece estar continuamente comparando las entradas sensoriales con el patrón de conducta aprendido. Además, el hipocampo parece ser el responsable de los casos en que los estresados por ruidos permanentes, al cesar la fuente sonora, el cerebro reacciona en medio del silencio por la falta de ruido, del mismo modo que reaccionaba con el ruido. Amígdala Parece estar relacionada con la alimentación, lucha, huída y cópula. Junto con el hipotálamo parece ser el centro regulador del impulso y la respuesta sexual. La estimulación de la amígdala y el hipocampo desatan conductas emocionales y en el caso de conflicto, antes de decidir si habrá lucha o huída, es la estructura que discierne si hay o no enemigo. La amigdalectomía en el animal trastorno su conducta en forma permanente. Por ejemplo, transforma en agresivo a un animal dócil. Si bien pareciera que el arco superior del sistema límbico se superpone en sus funciones con el arco inferior, en realidad hay una especialización del mismo relacionada, sobre todo, con sentimientos y expresividad que lleva a la sociabilidad y al estímulo que provoca el cortejo o interés sexual y la respuesta al mismo. La estimulación eléctrica en el ser humano, de la amígdala, el hipocampo y el septum, provoca reacciones de ansiedad o excitación y agitación, ira, euforia, visiones coloreadas, interés sexual y relajación. Esto confirma lo que se aseveró anteriormente como que la amígdala es la responsable principal de emociones perturbadoras y distresantes. Hipocampo y cuerpos mamilares: memoria No hay dudas que la enseñanza, el aprendizaje y todo el quehacer del hombre se basan en su memoria. Más aún: hay autores que afirman que memoria y aprendizaje, desde el punto de vista funcional, es lo mismo. La función mental de la memoria queda incorporada a la fisiología del sistema límbico en el denominado circuito de Papez. Más adelante estudiaremos en detalle todo lo relativo a la memoria humana. Tronco encefálico Si bien el hombre, para ser tal en un todo, necesita de todas las funciones de su cuerpo, el encéfalo como órgano central encargado de esas funciones tiene prioridades distintas. Para él la respiración, el control de los latidos y la presión sanguínea que regulan básicamente la circulación de la sangre y la oxigenación de los tejidos, dos condiciones primordiales de la vida biológica, Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 53 tienen más importancia que el habla, la vista o el oído. Los centros de las funciones vitales están en el tronco encefálico, responsable del soporte de la vida. Es el cerebro más primitivo del hombre, pues de él depende que viva y sean posibles las otras funciones. De ahí su prioridad fisiológica. En el tronco encefálico se encuentra la protuberancia y el bulbo y en ellos la formación reticular, llave maestra del tronco encefálico, pues es la usina de estímulos tanto activadores como inhibidores. Sistema reticular activador y corteza cerebral: la conciencia Cerca de cien mil millones de neuronas constituyen el SNC. El porcentaje mayor de estas células está en la corteza cerebral que se encuentra en la superficie de ambos hemisferios cerebrales. La superficie de cada hemisferio contiene las células que elaboran los códigos neuronales que provienen de los sentidos. Tales códigos envían información sobre los estímulos ambientales, a las áreas receptivas de la corteza, donde la información es procesada por columnas de células y transferida a las áreas de asociación, que se encuentran adyacentes, de modo que pueda combinarse con informaciones procedentes de la memoria, de los sentidos y de otras áreas cerebrales. Esta función de asociación es muy compleja y explicaría la delicada esencia del pensamiento humano y de las otras funciones intelectuales. De esta forma también se recibe la información de las vías nerviosas sensitivas al sistema reticular activador, el que estimula la actividad y la atención en toda la corteza cerebral. La información sensitiva sale del encéfalo, desde la corteza motora a través de las vías motoras y de ahí a la medula espinal, última operadora de sensaciones sensitivas y de impulsos motores. La combinación de la información de estas diferentes fuentes y su elaboración por la corteza, produce el fundamento de la conciencia. Las células reticulares excitadoras están extensamente conectadas con todo el sistema nervioso, tanto sensitivo como motor, y son estimuladas por impulsos nerviosos procedentes tanto de afuera como de adentro del cuerpo y sus distintas partes. Si por cualquier motivo se corta la entrada de información sensorial o sensitiva (percepción externa e interna), la excitación de la corteza cerebral cambia y la calidad de conciencia se modifica. El estado de conciencia se modifica según haya luz o oscuridad, ruido o silencio, indemnidad o ruptura de las vías sensoriales. O se altera según haya pérdida del estado de conciencia (inconsciencia), sueño o alucinaciones. Funciones del hipotálamo: sede de los instintos y las emociones El hipotálamo, ubicado en el diencéfalo está integrado por varias áreas que controlan los instintos básicos como el hambre, la sed y la conducta sexual, como asimismo el medio interno u homeostasis que regulan entre otras cosas la temperatura y otras funciones. Si bien los hemisferios cerebrales controlan y polarizan el control de emociones y estados de ánimo, también el hipotálamo contribuye con ellas porque es el centro de las emociones y de las sensaciones tanto del placer, como displacer y dolor. Anatómicamente considerado en el hipotálamo tenemos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. área anterior: controla el impulso sexual y la capacidad de reproducción áreas posteriores: controlan la sed y el impulso de buscar agua núcleo supraóptico: interviene en el control de la sed por osmorreceptores núcleo preóptico o termostato: regula la temperatura interna del cuerpo núcleo retromedial: controla el impulso del hambre núcleo dorsomedial y locus ceruleus: regulan las emociones y la conducta agresiva área dorsal: es del centro del placer. 54 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR El hipotálamo está conectado por diferentes vías nerviosas con el área frontal de la corteza cerebral, con el sistema límbico y con el tronco encefálico. Por intermedio de la arteria cerebral, el tallo infundibular, el sistema portal pituitario y los tractos neurosecretores, se conecta a la hipófisis y regula todo el sistema neuroendocrino a través de las hormonas hipofisiarias. Es un verdadero integrador de impulsos y quizás uno de los órganos más importantes que relacionan lo instintivo con lo emocional y lo inteligente, dando la integridad física y mental del hombre. Las emociones representan a la gama de sentimientos humanos expresados, como la alegría, la tristeza, el amor y el odio, la serenidad (relajación) y la excitación (estrés), el pacifismo y la agresividad, etc., siendo siempre estos sentimientos bipolares o en dupla que representan los extremos opuestos, pero también con las gamas intermedias. Tan fuerte es la integración del cuerpo y la mente a través del hipotálamo, que las sensaciones emotivas producen respuestas físicas a la emoción y dan la base a la fisiopatología de las reacciones agudas y crónicas del estrés y la ansiedad y de las enfermedades psicosomáticas. He confeccionado esta síntesis científica de cómo funciona el cerebro y su correlación anatómica con la expresión de sentimientos e instintos. Pero debe observarse que todo esto es una mera descripción que varía a medida que se profundiza el conocimiento científico a través de una mejor tecnología exploradora. Creo que cuánto más estudie tecnológicamente el hombre a su cerebro, jamás llegará a completar todo lo que su cerebro es, puesto que la ciencia sólo describe fenómenos fácticos de un órgano que puede tener un número infinitesimal de acciones y reacciones que, ante un mismo estímulo, generan en cada individuo una manifestación distinta de otros. He mostrado el quehacer científico para diferenciar claramente que la ciencia describe mucho y explica poco. Describe fenómenos que registra en aparatos tecnológicos, pero no puede explicar la esencia de los mismos y termina por atribuir la esencia al fenómeno en sí. El fenómeno de la vida humana se manifiesta en la célula y en el cerebro del hombre. Ergo, concluye la ciencia, el origen y razón de ser de esa vida es la célula y en el cerebro en sí. Se entra en un círculo vicioso, el que sólo agrega nuevos datos o modifica los datos conocidos según sea el alcance del instrumento tecnológico que le permite acceder a lo microscópico. Lo que la ciencia parece soslayar (o ignorar) que una cosa es lo microscópico y otra muy distinta lo invisible. La ciencia siempre dependerá de lo visible. Lo invisible es propio de la mente superior del hombre, es decir, de su espíritu. Chopra nos dice: “vivimos en la Era del Cerebro Superior, esa corteza que creció desmedidamente en los milenios recientes y eclipsó al cerebro inferior instintivo. También se llama “cerebro nuevo”, en contraposición al que imperó sobre los seres humanos durante millones de años y sigue haciéndolo en la mayoría de los seres vivos. El cerebro antiguo no puede concebir ideas ni leer, pero tiene el poder de sentir y, sobre todo, de ser. Fue gracias a él que nuestros antepasados percibieron la cercanía de una presencia misteriosa en la vida. Esa presencia, que habita cada partícula de la creación, inunda también la vida”. Leyendo esto, colijo que Chopra piensa igual que yo que sostengo que el “cerebro antiguo” de reptil es el que porta todo el milagro de la potencialidad del ser del hombre porque en él está lo que hoy llamamos “memoria filética” que es como un sistema informático Windows o Linnus que nos permite trabajar con el software de nuestra inteligencia (cerebro superior) para obtener el conocimiento de la verdad de la vida y la realidad mundana. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 55 IV LA ESTRUCTURA DE LA FUNCIÓN MENTAL (Fisiología de la mente) E n el parágrafo anterior vimos algo así como la relación entre mente y cuerpo o sea la “anatomía” de la mente. Este capítulo tiende a analizar los mecanismos mentales, o sea, la estructura de la función mental, algo así comparable a una especie de “fisiología” de la mente. Hemos explicado que la mente capta los objetos de conocimiento por intermedio de la percepción sensorial o extrasensorial, siendo el instrumento final del conocimiento, para lo cual pone en marcha delicados mecanismos que hemos esbozado de alguna manera en todo lo explicado hasta acá. Ahora abordaremos más estrechamente la forma aproximada con que la mente trabaja, esencialmente, en el orden intelectivo. La pantalla en la cual se proyectan los actos mentales es la conciencia. Tras de ella están todos los mecanismos y procesos que se ponen en marcha cada vez que la conciencia se activa. La conciencia, a su vez, es el escenario que ilumina y permite conocer todos los fenómenos emocionales, afectivos, instintivos y volitivos. El orden emocional, instintivo y volitivo, lo analizaremos en los parágrafos respectivos. Actos mentales e introspección Por experiencia estricta, o sea “de hecho” hemos constatado la existencia de actos mentales. Estos actos mentales son “dados” desde dentro de las personas. Por esta razón están ocultos en algún modo a una observación directa. Debido a esto no pueden ser estudiados de la misma manera en que pueden observarse las relaciones espaciales, temporales y causales, entre los objetos de la percepción sensorial normal. Tales actos son “realidades mentales” más bien que cosas u objetos que suelen percibirse por los sentidos en la “realidad común” del entorno o medio que nos rodea. Luego, es lícita la controversia que suscitan en el sentido de si pueden o no ser abordados por un “acceso privilegiado” y cuáles serían las formas de ese presunto acceso. Si los actos mentales son internos, por sentido común cabrían dos suposiciones: 1. uno puede conocer, ser consciente, a veces, de sus propios actos mentales 2. uno no podría ser consciente de los actos de otro de la misma manera que es consciente de los propios. Estas suposiciones confieren a los actos mentales la calidad de “privados”, que no tienen acceso a la percepción sensorial común. De todos modos, considerando junto con Heidegger, que así como el ser del hombre es un ser cerrado al no podemos acceder por nuestros sentidos ni por nuestra mente en forma directa, en alguna manera los actos mentales guardan una similitud con esta postura del ser. Pero, como lo remarca el pensador y filósofo alemán, el ser no puede ser accedido en forma directa pero sí en forma indirecta por los modos de ser que exteriorizan las conductas diferentes del hombre, causadas por su esencia o ser. Igualmente, los actos mentales pueden ser accedidos desde el exterior por los modos de exteriorizarse. Así, a nuestros actos mentales los conoceremos por experimentarlos directamente, pero a los actos de los otros tendremos acceso por los modos de comportamientos que esos actos generan y, desde luego, por analogía con los Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 56 nuestros. Es decir, los actos mentales ajenos nos pueden ser develados mediante un mecanismo de observación reflexiva y analogía. Esta conclusión da pie a dos tipos de observación: ⇒ extrospección: realizada por la percepción sensorial desde afuera. Es similar, particularmente, a la extroversión como “movimiento que sale fuera de sí por medio de los sentidos”. No es palabra del español el término extrospección. ⇒ introspección: (mirar adentro) llevada a cabo por un mecanismo de reflexión, que es especie de auto inspección “hacia dentro” que con nuestro pensamiento crítico nos realizamos. Es un término acuñado en el idioma español y es definido como “observación interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia” a lo que conviene agregar un concepto de la definición de introversión: “acción y efecto de penetrar dentro de sí mismo, abstrayéndose de los sentidos”. Hernández Monsalve57 interpreta a la introspección como una “capacidad para el diálogo interno” y establece que dicho diálogo es posible “en virtud de al menos tres cualidades de la persona” las cuales serían: • • • capacidad de introyección de la realidad (que consiste en incorporar los elementos externos a su esquema referencial o mundo interno) capacidad para el manejo de entidades abstractas o simbólicas capacidad de reflexibilidad (tomarse a sí mismo como objeto de percepción) La extrospección u observación directa puede ser hecha por la simple observación de determinadas conductas, de actos conscientes y exteriorizaciones verbales o bien con una extrospección sistémica en la cual sometemos a la persona observada a una serie de testes para conocer sus reacciones frente a diferentes estímulos o problemas a resolver. De igual modo podemos proceder con la introspección que puede ser directa o sistematizada. El único inconveniente es que la sistematización de ambas observaciones, en algún modo, perturba los procesos conscientes naturales, lo que limita cualquier método. ¿Es posible la introspección?. Algunos autores como Brentano piensan que no, porque nunca habría un segundo acto de conciencia cuando uno es consciente de un acto mental. ¿Qué significa esta afirmación? Que si yo realizo una percepción consciente de un fenómeno (primer acto mental consciente) no podría someterlo a introspección (segundo acto mental consciente). Esto implica aceptar que la conciencia opera en forma sectorizada. En la realidad, cuando yo escucho un sonido (acto consciente) enseguida mi mente comienza a clasificar las características de ese sonido y su significado, por ejemplo, oír un trozo musical conocido y en forma inmediata y simultánea al acto de oír mi mente me dice el nombre de la melodía e, incluso, si yo sé la letra en el caso de una canción, comienzo automáticamente a seguir la melodía recordando la letra. En este ejemplo, como en todos los actos mentales, más aún por los originados en una atención múltiple (percepción simultánea de diferentes acciones u objetos), mi mente opera en un solo bloque, con la misma continuidad que la realidad ofrece. La captación y el reconocimiento son actos que se dan al mismo tiempo. No hay cortes ni sectorizaciones. 57 Hernández Monsalve – LA COMUNICACIÓN Y EL LENGUAJE, Editorial Quórum, España, 1986 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 57 De igual modo, mi mente consciente opera cuando yo la someto a la introspección: al mismo tiempo que voy captando e interpretando la realidad, mi mente me permite ir apreciando los mecanismos que usa. Esto es más patente cuando en un estado de percepción y atención múltiple, de repente algo me llama la atención de un modo más poderoso y particular. En ese instante, como si mi mente fuera el “zoom” de una lente de máquina fotográfica o filmadora, a manera de potente lupa, hará resaltar el hecho llamativo y opera como las pantallas de los modernos televisores en los cuales, habiendo una imagen central, tiene en los costados otras imágenes en recuadros menores, permitiendo sintonizar varios canales simultáneamente. Valga este ejemplo tecnológico para graficar un mecanismo que de otro modo sería imposible representar, explicar o entender. Para acercar una explicación menos directa y más elaborada intelectualmente, según adelantamos en un parágrafo anterior, Reinhardt Grossmann58 propone la teoría de los estados mentales y los estados conscientes, distinguiendo como estado mental al momentáneo acto de conciencia consistente en un acto de experiencia (por ejemplo, el acto de percepción es un acto experimentado y consiste en un acto de “toma de conciencia” de un fenómeno [experiencia]). Mientras que estado consciente es un momentáneo estado de la conciencia consistente en las intenciones u objetos que se proponen para un estado mental (por ejemplo, al objeto percibido se le asignan determinadas funciones intencionales como significaría escuchar una melodía musical para deleite o para bailar o para aprenderla y asimismo elegir el objeto o medio por el cual se oirá la melodía, que puede ser un tocadiscos, un CD, un vídeo, etc.)59 Una sucesión de ciertos actos mentales como los actos de conciencia, constituye un proceso mental único, continuo, en bloque y sin sectores ni cortes. Otra cosa distinta ocurre cuando debe formularse un juicio y acá si hay “cortes” de la realidad como explicaremos después. Intelecto: una función mental principal Una de las funciones mentales principales es el intelecto o conjunto de procesos operativos que usa la inteligencia para manifestarse. Las fases o pasos del proceso intelectivo comprenden: 1. 2. 3. 4. 5. la abstracción la significación concepto formulación de juicio pensamiento El proceso de abstracción La abstracción, de acuerdo a la RAE, es la “acción de abstraer” y abstraer (del latín abstrahere) es “separar por medio de una operación intelectual, las cualidades de un objeto para considerarlas aisladamente o para considerar el mismo objeto en su pura esencia o noción”. ¿Cómo opera la abstracción?. Todo proceso básicamente es un “conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial”. Intrínsecamente todo proceso conlleva en su naturaleza, dos condiciones que lo marcan: 58 Grossmann, Reinhardt – LA ESTRUCTURA DE LA MENTE, Editorial Labor, España, 1969 sostenemos que los ejemplos directos como el dado con las películas vista en una pantalla de multiimágenes o imágenes simultáneas en diferentes planos, como asimismo el “zoom”, grafican mejor y más rápidamente a los procesos mentales que tenemos en particular observación. 59 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 58 ∗ ∗ “es una acción de ir adelante en el transcurso del tiempo” “es una acción de seguir una serie de cosas que no tiene fin” Es decir, cuando el proceso de abstracción comienza a darse en el hombre, progresa (avanza en el tiempo) y actúa en forma seriada (una acción tras otra en forma inmediata y consecutiva) hasta que cesa la vida de un individuo. Trabajar en serie significa que una vez que alcanza un horizonte o meta prosigue tras otro sucesivamente. La abstracción tiene etapas bien definidas: 1. 2. 3. 4. percepción de un ente aprehensión comprensión formación de la idea (ideación). Percepción La percepción es la “acción y efecto de percibir” y percibir es “recibir por uno de los sentidos las imágenes, impresiones o sensaciones externas” de forma tal de “comprender o conocer una cosa”. Luego, la percepción es una “sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos determinando el conocimiento o idea de una cosa o ente” (percepción sensorial). Sin embargo, no toda percepción es sensorial. También hay una percepción que no es sensual, es decir, no impacta a nuestros sentidos sino que se capta fuera de ellos y por esto es percepción extrasensorial o “percepción de fenómenos sin mediación normal de los sentidos”. Esta percepción extrasensorial ha llevado a pensar en la idea de un sexto sentido que se sumaría a los cinco conocidos (tacto, vista, gusto, oído y olfato). Lo que no está definido cual sería ese sexto sentido, por lo que se ha especulado sobre él intentándolo identificar con el “sentido común” o bien llamándole “el tercer ojo”. Una cosa solamente está clara: el sexto sentido no depende de nuestro sistema nervioso por lo menos hasta donde llegan los conocimientos actuales, por cuanto no tiene una vía conocida o un órgano de percepción. Probablemente tenga un centro de formación en el encéfalo dado que es un “acto mental”, pero esto hoy no se sabe. Es un sentido que pertenece a las sensaciones interiores por cuanto “nos viene de adentro”. Pero no es un proceso meramente intelectivo sino que está en el orden de lo sensitivo, lo emotivo, lo instintivo, lo afectivo y lo intuitivo. Por lo tanto no es racional, pero cuando opera se hace patente y “se racionaliza”, lo que significa que entra en la percepción intelectiva y forma ideas y conocimientos. Por sus características de no usar la percepción sensorial es originado por la intuición que, como luego repetiremos, es una “percepción íntima e instantánea de una idea o una verdad tal como si estuviera a la vista” y en la realidad opera cuando se da como una “facultad de comprender las cosas instantáneamente sin razonamiento previo”. Aprehensión La aprehensión es la etapa que sigue a la percepción en el proceso de abstracción y consiste en la “acción y efecto de aprehender”. Aprehender (del latín apprehendere que deriva de la locución latina ad prehendere [ir a prender]) es “asir, agarrar, sujetar una cosa” y como operación intelectual pura es “concebir las especies de las cosas, sin hacer juicios de ellas”, es decir, sin 59 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR calificarlas, negarlas o afirmarlas. Simplemente se prenden o toman tal cual se perciben fenomenológicamente. De aprehender deriva aprender que es “adquirir el conocimiento de una cosa por medio del estudio o la experiencia, tomándola de la memoria” (es útil recordar que aprender también es “concebir alguna cosa por meras apariencias o con poco fundamento” y esto se debería a que el conocimiento adquirido por la percepción es incorporado como una mera idea sin darle el proceso de concepto y juicio para su comprensión y conocimiento real, quedándose sólo con la idea de lo que las cosas “parecen ser”. Este tipo de aprendizaje es el origina la mera doxa u opinión ligera, sin fundamentos ni asidero real). Luego, aprehender es el mecanismo primario de la inteligencia que sigue a la percepción y después precede y pone en marcha a la ideación. La aprehensión toma en la mente el objeto percibido y lo fija para formar la idea. Ideación: formación de las ideas En el proceso de abstracción hay que tener bien claro que la percepción y la aprehensión sólo captan un fenómeno: lo perciben y lo toman en consideración de forma tal que: 1. las cosas aparecen ante el hombre como fenómenos (lo que aparece a luz), es decir están ahí como simples cosas, “como son”, desprovistas de significación e interpretación. Simplemente “están” y “son” entes puros. 2. aparecer significa que se muestran, no como son esencialmente, sino que en la realidad [(de res = cosa) o conjunto de cosas (concretas o imaginarias, reales o irreales) donde las cosas se “dan” (dad) (ser-ahí)], las cosas “parecen ser”. Por el hecho de que se vean, se toquen, se oigan, se palpen o se huelan, o se intuyan, lo único que hacemos es percibir que esas cosas existen, están ahí, pero de ninguna sabemos por ese mero acto “lo que las cosas son” (verdad). La verdad sería cuando hay “plena conformidad entre lo que las cosas son realmente y la idea que de ellas se forma la mente”. En la verdad las cosas se presentan de-veladas o descubierta de todo aquello que cubría, velaba u ocultaba su esencia natural. 3. la percepción sólo recibe apariencias y la idea de esa apariencia, sin el debido análisis del concepto, significado y comprensión, puede ser falsa o superficial, sin fundamento. Por lo tanto el hombre percibe una forma o figura, un color, un olor, un sonido o palpa una superficie, o sea, “siente algo” pero no puede conocer profundamente “lo que percibe”. En esos actos mentales primarios de percepción, aprehensión e ideación la mente separa de la cosa los caracteres físicos o cualidades comunes de las cosas que percibe, aprehende y forma con ellos una figura mental o idea que es una imagen mental que representa las cualidades comunes, sin considerar el sujeto. Así por ejemplo, si percibe el objeto “silla” toma de él sus características principales (sirve para sentarse, tiene patas, asiento y un respaldo) pero no forma la idea exacta o copia fiel del objeto percibido en ese momento, sino que guarda en la memoria esas cualidades abstractas (abstracto es lo “que significa alguna cualidad con exclusión del sujeto”) bajo la forma de una imagen llamada signo. Esta idea abstracta es la que permite luego el conocimiento del aprendizaje porque del conjunto de ideas memorizadas, se efectúa el reconocimiento de objetos similares. Por esto, aprender es “sacar de la memoria” esas ideas preformadas. 60 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR La idea (del griego: forma, apariencia) es el “primero y más obvio de los actos del entendimiento que se limita al simple conocimiento de una cosa, formando una imagen o representación del objeto que queda en la mente o en el alma. Es un conocimiento puro, racional, debido a las naturales condiciones de nuestro entendimiento”. También puede entenderse por idea, atendiendo a su etimología referida a la forma de las cosas, como “conceptos formales, formados por abstracción, que representan en nuestra mente, reducidas a unidad común, realidades que existen o se dan en diversos seres”. La ideación es el “efecto y acción de idear” e idear es la “formación o génesis de ideas o formar idea de una cosa”. El proceso de ideación probablemente es uno solo para la formación de imágenes tantos reales como irreales, o aquellas que son sólo un producto del intelecto o nacidas por sensaciones interiores y que se conocen bajo el nombre de ideales. Esta idealidad en general, referida a la capacidad del intelecto de formas ideas, tiene mucho que ver con lo que se denomina imaginación que es considerada como la “facultad del intelecto que representa las imágenes de las cosas reales o ideales”. Pero la mejor denotación y la que más frecuentemente se le asigna a esa palabra es la de “imagen formada por la fantasía” o la de “facilidad para formar ideas, proyectos, etc., nuevos” (esta última denotación es la referida al pensamiento creativo). Igualmente, suele usar la expresión de “cosa imaginada” cuando hay “aprensión falsa o juicio de una cosa que no hay en la realidad o no tiene fundamento”. La cuestión semántica más importante que hay entre imagen o idea reside en que la idea puede ser una imagen, pero la imagen, estrictamente considerada, es siempre una “figura, representación, semejanza y apariencia de una cosa”. Cuando se quiere dar forma a una intuición o visión interior o sensación, se recurre a la palabra para “formar imagen” de lo intangible, de lo inmaterial. Siempre, la imagen está pegada a la materialización de algo inmaterial o a la representación de un objeto, mientras que la idea es una formación abstracta que puede tener forma o no, según esté referida a un objeto o cosa concreta percibida por los sentidos o esté indicando la presencia de una sensación interna o intuición o producto de la fantasía o de la creatividad o de una ilusión. La imagen está más referida a la ilusión cuando ésta es una percepción deformada de un objeto, mientras que la idea se refiere a las ilusiones sentimentales. En síntesis: la formación intelectual de un signo de un objeto o de una sensación se denomina idea y puede estar referida a entes reales o irreales, mientras que la imaginación, semánticamente, está más ligada al concepto de “cosa inventada o creada” por la imaginación, por lo que se refiere a entes irreales o aparentes (no son lo que parecen ser). Ambos actos, facultad o proceso intelectual están realizados por la misma función intelectual. En síntesis: debe queda en claro que la ideación es el proceso mental que sólo forma imágenes mentales que representan (signos) a entes reales e irreales, y nada más. Significación: signo y significado Hemos referido ligeramente que idear “es formar signos” o una acción de signar. Después que la imagen de la idea queda aprehendida en la mente, la siguiente tarea o acto intelectual es signar que consiste en “hacer, poner o imprimir un signo”. Signo es un “objeto, una imagen o un dibujo, un fenómeno o una acción material que, natural o convencionalmente representa o sustituye a otro objeto, fenómeno o acción”. La idea es una imagen mental natural que representa al objeto percibido, obtenida por la abstracción y la aprehensión por lo que constituye un signo directo que representa mentalmente el dibujo abstracto del objeto percibido. En primer lugar, un objeto, fenómeno o acción debe ser pasible de signar o ser signado. Cuando esto ocurre, el objeto adquiere significación en el sentido de ser representado por un signo o significante que le da sentido, esto es, 61 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR lo vuelve significativo al darlo a entender o conocer con propiedad. El signo, por sí, es una señal de otra cosa, a la que representa, pero no es la cosa en sí. Este aserto, formulado así, resulta obvio y de Perogrullo, pero aun a pesar de esta aparente futilidad es necesario decirlo porque es el primer concepto distintivo que evita la no infrecuente situación de confundir signo con significado. Un objeto, fenómeno o acción puede ser signado o significado de varias formas: ⇒ una imagen o dibujo ⇒ una palabra o signo lingüístico ⇒ una señal física o material (ejemplo, humo que puede indicar fuego, la hipertermia que significa enfermedad, etc.) ⇒ un fenómeno natural (viento que significa alteración meteorológica) ⇒ una acción (huida que significa peligro) y así sucesivamente. El signo más importante que forma la mente, porque él permite el concepto, luego el juicio y finalmente el lenguaje, es el signo lingüístico o palabra. Ergo, un objeto forma primera una idea con una imagen (signo-imagen mental abstracta) y luego forma la palabra (signo lingüístico). La palabra es el instrumento cultural más antiguo que el hombre heredó y fue lo que le permitió salir de la prehistoria. Esa prehistoriedad inexpresada en palabras (pero no carentes de signos. Recordar las pinturas de las cuevas), es la mejor prueba del poder de su facultad exclusiva: la inteligencia. La imagen del objeto es un signo más fidedigno porque es directo y natural (es la representación directa de lo percibido). La palabra o signo lingüístico es indirecto o convencional porque es representación indirecta y debe ser convenido intersubjetivamente para que adquiera el objeto representado la calidad de significado. La imagen mental puede ser abstracta, como proceso generalizador (flor es todo lo que posee tallo, pétalos, sépalo o corola y que potencialmente puede generar una semilla) o concreta al representar a un tipo de flor determinada, por ejemplo una rosa. La palabra f-l-o-r, como signo lingüístico, por sí, es siempre abstracto y para hacerlo concreto hay que agregar directamente el nombre específico de la flor y para precisarlo mejor en algunos casos deberá llevar agregado la especie, el color, si es simple o compuesta (por el número de pétalos). Como palabra, flor puede ser referida al producto vegetal que naturalmente representa o bien padecer denotaciones que le atribuyen otra significación cuando, como por ejemplo, se refiere a lo mejor de (la flor y nata de la sociedad). Luego texto y contexto de un significado dependerá del sentido o denotación que uno quiera darle. La expresión de un significado o imagen mental, además del signo lingüístico, puede realizarse mediante un dibujo o la mímica por gestos (lenguaje del sordomudo). Hasta acá nos hemos referido al significado como “lo representado por un signo”. Este es el primer concepto de significado. Concepto: significado como sentido de las palabras Concepto es la referencia a las notas esenciales de un objeto, las que son forzosas para que el objeto o cosa sea tal.60 Es un pensamiento expresado con palabras referido a la idea que concibe o forma el entendimiento. Es lo que ayuda a comprender lo que las cosas son. Por esa razón, nosotros lo hemos categorizado como un significado-idea. Hemos hablado en el parágrafo anterior del significado como significado-objeto. Ahora hablaremos de un segundo significado relacionado con el significado-objeto, o sea: el significado que la mente asigna al significado-objeto. Este 60 Fatone – LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO, Editorial Kapelusz, Bs. As., 1951 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 62 segundo significado es también en alguna manera, un signo-idea porque es puramente mental y opera como otro significado o modo de significar. No haber elegido otra palabra para nombrar esta operación mental, hace que la expresión de estos conceptos pueda parecer un juego de palabras y de no explicarse correctamente, también origina confusión. Este segundo significado o signo-idea sería el que permite darle sentido a las cosas como entendimiento o razón que discierne las cosas. Del signo-idea se formarán otros signos importantes: uno es el signo lingüístico que es el que dará un sentido al significado y se convertirá en un signo-sentido que es el que origina el concepto. El otro signo que nace de la idea es la imagen mental que sería una especie de signo-objeto. Este proceso lo podemos resumir en el siguiente esquema: signo-objetivo (idea) objeto flor → f-l-o-r imagen ↓ concepto ↑ → signo lingüístico→ signo-sentido → signo-objeto significado-objeto Según este esquema el signo (como idea) es un biplano que puede ser representado por la imagen del objeto y por la palabra y el significado es también biplanar ya que en él está el significado-objeto y el signo-sentido. Formar concepto es “determinar una cosa en la mente después de examinadas las circunstancias” de forma tal que concepto es “idea que concibe o forma el entendimiento con forma de pensamiento expresada en palabras”. También es dar sentido a las cosas, entendiendo por sentido al “entendimiento o razón cuando discierne las cosas y dar el significado o acepción de una palabra”. La idea, una vez significada ( o sea, hecha signo mental), y conceptuada como signo-sentido (palabra, logos, verbum, parábola), vuelve a ser sometida a otra significación por la razón. La razón es la facultad principal del hombre dado que es la “facultad de discurrir” o “el acto de discurrir el entendimiento”. Discurrir es “reflexionar, pensar, hablar de una cosa, aplicar la inteligencia” y por esto razón es casi sinónimo de inteligencia, la nota fundamental del hombre, la que denotativamente significa “capacidad de entender o comprender” y por lo tanto es “conocimiento, comprensión o acto de entender” y esto depende en gran parte de una “habilidad, destreza y experiencia”. La inteligencia está dirigida a las cosas inteligibles, “a lo que puede ser entendido” y “se percibe clara y distintamente”, que sea “materia de puro conocimiento, sin intervención de los sentidos”. El discurrimiento o razonamiento es lo que permite formar juicios y éstos a su vez llenan de contenido a los pensamientos. Con el signo-sentido adquiere importancia la idea de De Fleur,61 para quien significado está referido a las experiencias internas que tienen relación con determinados estímulos que inciden sobre procesos perceptivos. Si dichos estímulos se hallan vinculados con pautas de hábitos estables de modo tal que suscitan respuestas internas, del tipo que originariamente solo provocaban los objetos o acontecimientos reales, el resultado es una conducta basada en signos. Si la conducta basada en signos de dos seres, se halla coordinada adecuadamente, puede tener lugar un tipo particular de comunicación. Dijimos que la percepción, la abstracción, la aprehensión y la ideación son procesos mentales que captan a los objetos o cosas de la realidad, pero sin atribuirle ningún sentido o significado en cuanto a su 61 De Fleur, Melvin – TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN MASIVA, Editorial Paidos, Bs. As. 1970 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 63 definición o concepto. La inteligencia o razón es la única que podrá tener esa función de llenar de contenido al signo lingüístico y a toda imagen mental abstracta. También aludimos a lo que las cosas parecen ser, pero que en realidad su verdadera esencia está oculta, velada, cubierta. Para saber en forma aproximada lo que las cosas son, la inteligencia tiene a su cargo ese proceso de-velador, descubridor. Formulación de juicios Juicio es una facultad del alma, por la que el hombre puede distinguir el bien del mal, lo verdadero de lo falso en un estado de sana razón para que la operación del entendimiento pueda comparar dos o más ideas o conceptos y determinar sus relaciones a fin de emitir una sentencia, opinión, crítica, etc. Es el proceso que permite instaurar un proceso de pensamiento crítico”. La primera parte de esta definición involucra tres concepciones de juicio: 1. como pensamiento: distingue lo verdadero de lo falso 2. como relación enunciativa entre conceptos: como elemento de relación es una cópula que establece relaciones entre un sujeto y un predicado, que serían tres elementos constitutivos del juicio 3. como afirmación: cuando se pronuncia un juicio, éste contiene una afirmación, que es asegurar o dar por cierta una cosa. Esta descripción de lo que es un juicio, pertenece a la disciplina de estudio denominada Lógica (Fatone, op. cit.). En cierta manera el proceso de formar juicio o lógica, es el que permite estructurar el conocimiento o saber. Es también, la base del pensamiento crítico. Seguiremos con lo relativo al pensamiento crítico. El objeto del pensamiento crítico es la metafísica. La metafísica, reflexión crítica trascendente que nosotros catalogamos como la segunda trascendencia más importante (después de la instauración del mundo o primera trascendencia) ha sido motivo de diversas interpretaciones filosóficas y muchos autores consideran o creen que los problemas metafísicos con “meramente verbales”, lo cual asignaría a la metafísica un rol de “empresa descriptiva” (Grossmann asevera que esto es parcialmente correcto). Visto así, la ontología, corazón de la metafísica, es descriptiva en tanto y cuanto cataloga los rasgos categoriales del mundo. Por lógica y dada la esencia del hombre y las cosas, tal catálogo no siempre resulta satisfactorio porque puede ser incompleto (lo que ocurre la mayoría de las veces), porque no contienen todos los rasgos categoriales del hombre y de su mundo. Más aún: dos catálogos ontológicos coinciden en lo que mencionan, pero pueden diferir en aspectos filosóficos importantes. Por ejemplo, es posible decir que los particulares están en el espacio y/o en el tiempo, en tanto que, los universales no. Esto sugiere varias discrepancias: ◊ ◊ ◊ incluir universales, al mismo tiempo que afirma que sólo los particulares tienen existencia por estar en el tiempo y en el espacio sólo los universales existen porque ellos son intemporales la cuestión ontológica de lo que hay no puede separarse de la cuestión epistemológica de cómo conocemos lo que hay porque si bien preguntar por una cuestión no es preguntar por la otra, sin dudas, que al preguntar por una cuestión esto puede conducir inmediatamente a preguntar por otra. 64 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Por la forma de presentarse, todas estas cuestiones son vehiculizadas por los juicios mentales al ser meramente verbales. Por lo tanto, antes que afirmar una cosa u otra de universales y particulares, conviene aclarar como éstos se presentan a la mente y cómo ésta los percibe. Universales y particulares En la percepción nosotros nos enfrentamos con las cosas, que no son “cosas desnudas” desde el punto de vista perceptivo sino que tienen propiedades o cualidades, y que no implican relaciones en virtud del criterio ontológico de independencia que postula: lo que existe es lo que puede hacerse presente en la percepción con independencia de otras cosas. Estas cosas ubican en un espacio y un tiempo y de las relaciones perceptivas con ellas surgirán conceptos universales o particulares. Los conceptos universales son los “que comprenden o son comunes a todos en su especie, sin excepción de ninguno y comprende todo en la especie de que se habla.” Por esta definición, lo universal revista una categoría de concepto abstracto, ya que no se refiere a un ejemplar determinado de una especie sino que hace referencia a las cualidades comunes a toda la especie en cuestión. Luego, un universal no está ubicado en el tiempo y en el espacio, sino que es una abstracción mental inmanente e intemporal que no se da en el espacio. Comprende a las cosas desnudas. El sujeto del juicio universal puede ser el pensamiento de todos los objetos de una clase, individualmente considerados. Cuando un objeto está colocado en el tiempo y en el espacio, el acto mental que lo percibe es una intuición sensible. Todo objeto de intuición sensible forma un concepto particular, por cuanto está referido a un solo miembro de la especie concreto que se da en un momento (tiempo) y en espacio determinado. El sujeto del juicio particular puede ser el pensamiento de sólo algunos de los individuos de una clase, también individualmente considerados. Por esta característica, los conceptos universales y particulares nos permiten realizar distinciones entre un todo y sus partes y de las partes cuáles son separables o inseparables del todo (relación todo-partes).El acto mental que conecta a los conceptos universales y particulares es el juicio porque presenta el nexo parte-todo y los llamados particulares perfectos. Una vez que la mente ha concluido todos los procesos hasta llegar a la formulación de los juicios, está en condiciones de acceder al último y más complicados de todos los eslabones de las etapas intelectivas del proceso cognitivo, que es el pensamiento. Pensamiento El pensar es una actividad psíquica, sin dudas. Es el mecanismo por excelencia, que utilizando el razonamiento o raciocinio formula conceptos y juicios. El mecanismo psíquico del pensamiento lo estudia la psicología, la estructura la lógica y su esencia, la filosofía o la antropología filosófica. Todo pensamiento es el establecimiento de una relación. El pensamiento es la “potencia o facultad de pensar” y pensar es “imaginar, considerar o discurrir, reflexionar, examinar con cuidado, una cosa para formar un dictamen, sentencia u opinión”. El pensamiento representa el “conjunto de ideas propias de una persona o de una colectividad”. Como operación intelectual (potencia o facultad de pensar), es la etapa que coordina y unifica todos los procesos mentales que hemos descrito para llegar al conocimiento de las cosas y poder expresar todo lo que ese conocimiento despierta o desarrolla en nuestra mente. Esta etapa mental procesal de la formación del pensamiento sería una especie de pensamiento proceso (proceso que lleva a la formación de pensamientos) pero que 65 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR fundamentalmente es el que forma el concepto sobre las ideas y expresa el signo-sentido que es la palabra o logos. Esta es una condición de la esencia humana que todos poseen. Sencillamente queremos expresar que todo hombre, como tal, tiene la facultad mental para pensar. El pensamiento formado como concepto o juicio, que resulta del proceso de pensar, lo hemos diferenciado como el contenido del pensamiento (pensamiento–contenido). Así, distinguimos lo que es el proceso o facultad mental para formar un concepto como signo-sentido, y el resultado de ese proceso o pensamiento propiamente dicho cuando forma un juicio (ilación),62 por lo que usamos el concepto de pensamiento-proceso para lo primero y de pensamiento-contenido para lo segundo. Pero puede ocurrir que la formación del concepto no sea la correcta por no haber utilizado un modo de pensar crítico (pensamiento crítico) y se pueden elaborar pensamientos con conclusiones parciales o erróneas. Al formarse el juicio de las cosas se pueden llegar con un pensamiento crítico englobador (pensamiento holístico, meditación profunda, pensamiento filosófico, etc.) y obtener el conocimiento certero y completo de una cosa, o bien se puede formular un juicio parcial, aspectual y no conformar un conocimiento certero o completo. El juicio parcial o aspectual es lo que lleva a la formación de la opinión, en la cual las cosas no son totalmente en sí, sino parecen ser (parecer). Es lo que consideramos como mera opinión (mera doxa de Platón), la cual puede ser falsa o parcialmente verdadera. Esto nos lleva a distinguir en un pensamiento de juicio completo (pensamiento holístico) y en un pensamiento de juicio incompleto (pensamiento aspectual). El pensamiento es una verdadera “red de significados o sentidos” dados a las cosas y que a partir de esos sentidos llegamos a una noción completa, a la cual también relacionamos en una verdadera “red de nociones”. Una vez que se ha concretado la elaboración mental del pensamiento, el hombre está en condiciones de realizar una serie de operaciones intelectivas inteligentes: 1. formar lenguaje o léxico (vocabulario, conjunto de palabras de un idioma, o de las que pertenecen al uso de una región, a una actividad determinada, a un campo semántico dado, etc.) 2. reflexionar (“considerar nueva o detenidamente una cosa”); 3. hablar (“formar, articular y proferir palabras para darse a entender o comunicarse con otras personas”); 4. usar el criterio (“juicio o discernimiento que usa de normas para conocer la verdad y que a través de la crítica tiene el arte de juzgar la bondad, la verdad y la belleza de las cosas, transcendiendo a la metafísica)(usar el pensamiento crítico); 5. comunicarse a través del lenguaje hablado, escrito o gesticulado, a través de hechos y acciones y otros fenómenos. En la síntesis que antecede, vemos como la mente a través del mecanismo intelectivo o intelecto y sus principales funciones, forma el signo lingüístico y, con él, el lenguaje del hombre como verdadero instrumento de comunicación. La formación de un lenguaje adecuado y completo, lo que de algún modo puede resultar también complejo, es lo que permite una interacción entre pensamiento y lenguaje. Si bien el proceso del pensamiento permite formar los conceptos del lenguaje, luego el lenguaje contribuirá a la formación de conceptos más complejos y con ello modificará el pensamiento-contenido. Quede así en claro que primero es el pensamiento el que 62 La ilación, según la RAE puede ser “acción y efecto de inferir una cosa de otra” “trabazón razonable y ordenada de las partes de un discurso” y en Lógica es el “enlace o nexo del consiguiente con sus premisas”. La facultad de ilar los juicios es lo conduce a la formación del contenido del pensamiento o conjunto de pensamientos de una persona. 66 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR crea el lenguaje (esto es obvio) y después este lenguaje contribuirá, secundariamente, a mejorar el pensamiento, formando conceptos más profundos. Cuando el hombre está inserto en una comunidad que ya sufrió un proceso cultural y tiene un lenguaje formado, su pensamiento creativo podrá modificar el lenguaje y la cultura en la que está inmerso. Pero para ello debe conocer previamente el manejo del lenguaje y su léxico. Cuando al hombre le falta léxico o desconoce los mismos, tiene serias fallas del lenguaje y por lo tanto no podrá formar correctamente, el contenido de sus pensamientos. Acá, la falta de lenguaje le impide pensar debidamente. Todo esto hay que meditarlo serena y completamente, porque de por sí, la complejidad de los mecanismos o facultades mentales, se suman a otra complejidad que es la formación del contenido del pensamiento humano. Recordemos que, también, juicio involucra “seso, cordura y asiento” pero que, además, implica el sentido de dictamen que es “opinión que se forma o emite sobre una cosa” y opinión es el “parecer que se forma de una cosa cuestionada” “sentir o estimación en que coincide la generalidad de las personas acerca de asuntos determinados” De esta forma vemos que opinión está ligada al parecer, es decir, a lo que las cosas parecen ser pero no lo son. Por esto, los griegos la llamaban la mera doxa u opinión simple. Se genera con el primer acceso a la cosa donde se ha percibido y formado concepto de las cosas sin criterio profundo, debido a que en lugar de englobar toda la cosa, se accede a ella desde un simple punto de vista que juzga un aspecto de la cosa y genera un concepto o pensamiento aspectual (como resultado de un mero proceso intelectivo por lo que le llamamos pensamiento procesal, pero que no se completa con el criterio). Este pensamiento aspectual queda sólo con la idea que la mente ha formado de las cosas con la sola percepción y definición aspectual (el aspecto de la cosa sin penetrar en su naturaleza), por lo que constituye una verdad relativa, es decir, hace referencia al aspecto que se ve de la cosa o lo que la cosa parecer (pero no es). El concepto originado en la verdad relativa es siempre contingente, es decir, que “puede suceder o no” (en términos ontológicos: “puede ser o no ser”), por lo que es un concepto sin certeza. Contrariamente, el pensamiento crítico o filosófico o metafísico es el que intenta llegar a la verdad absoluta de las cosas, lo que éstas son en sí misma, conforme a su esencia. Es el pensamiento trascendental, envolvente, englobador, propio de la inteligencia comprensiva y por lo tanto es globalizador o totalizador. Penetra en la cosa desde todos los puntos de vista para comprenderla como un todo. Este pensamiento está dirigido a lo necesario (aquello que no puede dejar de ser lo que es) y por lo tanto se acerca a lo absoluto, es decir, tiene plena certeza (pensamiento certero). Se obtiene a través de lo que hoy se llama meditación profunda (entre otros apelativos) Algunos autores han querido definir al pensamiento crítico, el que encuentra la certeza en las cosas, como el pensamiento conceptual.63 Nosotros, para evitar confusiones comunes, hemos analizado al pensamiento desde su formación procesal hasta la obtención del contenido. En todo caso, el término pensamiento conceptual, en nuestro esquema, sería aplicado al pensamiento procesal. Por eso hemos querido separar a concepto de otros términos como juicio, opinión, etc. y dilucidar entre el pensamiento certero o total y el pensamiento aspectual o parcial. Mientras el primero nos permite el pensamiento crítico o filosófico para el acceso más profundo a lo que las cosas son, el segundo sólo nos permite al fenómeno, sin profundizar su sentido. Todo pensamiento que se forma es un pensamiento 63 Peter Belohavek, autor de la Teoría Unicista de la Evolución y creador de una comunidad académica mundial que se dedica a entrenar a los jóvenes para aprender a usar correcta el proceso de pensar. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 67 conceptual, pues involucra el fenómeno mental de conceptualización (formación de conceptos). Pero los conceptos pueden ser certeros o erróneos y de ellos se originan juicios también certeros o erróneos. El “arte de pensar” o de “formar pensamiento certero”, siempre será una forma de filosofar sobre la realidad, buscando el máximo horizonte abarcador. Es decir, buscar la verdad, dejando que las cosas “verdadeen” por sí mismas y nosotros sólo la rodearemos para abrazarla en toda su extensión y no dejar escapar ningún modo de ser, para comprender mejor aquella esencia que nos es negada “de entrada”. Hay autores como Dodson que postulan tres etapas en el proceso de pensar, el cual, según esta teoría, comienza en el momento que se plantea un problema: la primera etapa es la presencia del problema o dificultad, de un desequilibrio en la vida de la persona. La segunda etapa consistiría en encontrar una hipótesis o idea que resuelva el problema planteado. La tercera etapa estaría dada por la conclusión o resolución del problema presentado. Con la descripción del pensamiento finalizamos este capítulo donde hemos querido analizar con determinada profundidad que es la mente, cual era su anatomía y fisiología y cuáles eran los actos que producía, condicionando los mecanismos por el cual el hombre comprende a las cosas, establece su mundo dándoles sentido y lograr comunicar a otros todo lo que conoce, siente y crea. Estos conceptos deben ser leídos y meditados detenidamente, paso a paso, para ser comprendidos cabalmente y no inducir confusión. Nuestra intención no es un criterio académico o una pretensión filosófica profunda. Simplemente es un intento más (que contiene cosas que deben ser completadas o explicadas desde otro punto de vista) para acercarnos con mayor nitidez a nuestra naturaleza inteligente y entender porqué el hombre piensa de una forma determinada y, en algunos casos contradictoria, a pesar de que la naturaleza del hombre es una. Sintetizaremos todo en el esquema siguiente: ente → abstracción-aprehensión → idea → entendimiento o comprensión ↑ inteligencia ↑ → signo ↓ signo-sentido → ↓ pensamiento crítico → ← ↓ filosofía ↓ alethea (descubrir lo que las cosas son) ↓ verdad absoluta→ → lo necesario ← comunicación → ↓ (expresión del pensamiento) ↓ concepto ↓ juicio conocimiento o gnosis signo lingüístico palabra o logos → pensamiento- procesal → pensamiento- contenido ↓ opinión-sentencia ↓ mera doxa (lo que no es) ↓ verdad relativa → lo contingente Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 68 Los principios de la Lógica Hemos considerado a la lógica como una disciplina científica que intenta estudiar la estructura del pensamiento y establecer reglas que aseguren un pensar correcto, evitando desviaciones que lo alejen de la verdad o forma auténtica de pensar. Por su naturaleza, la Lógica ha establecidos principios, en el sentido de “base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia”. 64 Fatone65 reseña los principios más clásicos: ◊ ◊ ◊ ◊ ◊ ◊ Principio de identidad, cuyo enunciado general es “toda cosa es idéntica a sí misma”, es decir, no puede ser otra cosa. Aristóteles concebía a la identidad como un principio de entidad en el sentido de que era una unidad del ser, o sea: una cosa es una cosa. Más o menos como que la cosa es lo que es y no puede ser otra cosa. Principio de contradicción, el que referido a una cosa puede ser enunciado como que “es imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido” Principio de exclusión (tercero excluido): opera como una consecuencia lógica del principio de contradicción, puesto que algo que no puede ser verdadero y falso a la vez, si es verdadero excluye lo falso y viceversa. De igual modo se procede con las antinomias ser-no ser, afirmación-negación, correcto-incorrecto, etc. Principio del devenir: no es un principio propiamente dicho y surgió de los principios de contradicción y exclusión, planteado por Hegel. El principio de contradicción es claro: una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. Pero esto no excluye con el devenir del tiempo, o sea, con un cambio de los tiempos, lo que hoy es o no es, mañana puede ser lo contrario. Principio de razón suficiente: “Todo lo que es, por alguna razón que le hace ser como es y no de otra manera”. La fuerza de este principio reside en que es ontológico y no lógico estrictamente, puesto que se refiere a lo que las cosas son y no a los juicios formulados sobre ellas. Principio de razón deficiente: es una consecuencia o corolario del principio de razón suficiente, y cuyo enunciado es: “lo que no es, no es porque no hay ninguna razón para que lo sea”. Todos estos principios son independientes, es decir, operan por sí sin que necesiten de otro apoyo. Pero esto no significa que el pensamiento no pueda tener una red de conexiones con estos principios, en forma simultánea, lo que lleva a que puedan existir relaciones entre ellos. Los principios puros de identidad, contradicción y razón suficiente no derivan de ningún otro. 64 Lógica es la “ciencia que expone las leyes, medios y formas del conocimiento científico”. En filosofía, Lógica y Dialéctica son equivalentes porque Dialéctica es “método de razonamiento desarrollado de principios”. Dialéctica también admite otras acepciones como “arte de dialogar, argumentar y discutir”; y “capacidad de afrontar una oposición” por lo que Hegel lo interpreta como “proceso de transformación en que los opuestos tesis-antítesis se resuelven en una forma superior o síntesis”. A diferencia de Hegel, Platón concibió a la dialéctica como “proceso intelectual que permite llegar a través del significado de las palabras a las realidades trascendentales o ideas del mundo inteligible” (método usado por Heidegger usando el significado etimológico) 65 Fatone, Vicente – LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO, Editorial Kapelusz, Bs. As. 1951 69 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Los principios que nosotros hemos separado y resaltado por su valor coadyuvante, como es el de exclusión, devenir y razón deficiente, no son puros sino derivados de los otros tres, como lo hemos señalado oportunamente. Pensamiento y el método de pensar He descripto los mecanismos o procesos que la mente pone en marcha para producir un pensamiento. Ahora corresponde analizar la forma cómo el hombre usa de esos procesos para producir su “modo de pensar”. Antes, creemos oportuno una digresión. Sabemos por mera o simple experiencia que existe diversidad en cada hombre, tanto como individuo o como persona. Hay diversidad biológica y hay diversidad para percibir, interpretar y expresar. Hay diversidad para sentir. Hay diversidad para hacer. Esta diversidad es propia de su modalidad o modos de ser. ¿Tendrá su ser una naturaleza diversa? Siempre llamó la atención del hombre su propia diversidad. Lo primero que advierte es la bipolaridad o presencia de las duplas antinómicas o contradictorias (contrarios). Su mente puede concebir abstractos que fluctúan entre el ser y el no-ser. Entre el bien y el mal. Entre lo bello y lo feo. Entre el amor y el odio. Entre la vida y la muerte. La naturaleza, partiendo de este último principio, también es dual al permitir la vida y la muerte. Parece que la dualidad es una constante que nos acompaña con el clásico “par de contrarios”. No debe asustarnos, entonces, la disparidad. Lo que debe preocuparnos es nuestro afán de encasillarnos en uno de los contrarios y, desde allí, negar lo otro. Esta tendencia a la refutación oficia como si mi verdad es sólo oponerme a la verdad del otro. Pero, ¿qué es verdad? Así, sucesivamente, cada hecho, cosa o cuestión primero planteará una pregunta y luego formulará o intentará dar una respuesta. Inmediatamente, la misma persona u otra opondrá un contrario. La misma definición de las palabras llevará dos facetas: la denotación y la connotación. La denotación surge del consenso colectivo plasmada en el diccionario y la connotación individual emana de lo que cada uno pone en el significado a cada palabra. Casi por consenso histórico, la versión más aceptada de verdad sería la coincidencia entre lo que pensamos o creemos de una cosa, hecho o cuestión y lo que esos entes son. Junto a la verdad, reclamamos autenticidad y autoridad. La capacidad del ser de manifestarse tal cual es. La coincidencia entre el ser y el pensar (verdad) y la coincidencia entre el modo de ser y el ser (autenticidad) dará autoridad al hacer y al decir. La autoridad es que cada cosa que se hace o se dice lleve en sí la verdad y la autenticidad del ser de cada cosa, hecho o cuestión (portar lo que se es). Esto nos conduce, entonces, a la cuestión pura de cuándo algo es verdad y cuando es falsedad (la no coincidencia de lo que se piensa con el ser real de lo pensado). La diversidad de los contenidos del pensamiento humano fluctúa según el punto de vista personal. La expresión del punto de vista personal u opinión, es lo que empuja siempre a que otro oponga su opinión a una previamente expresada. La puja entre expresión y refutación decanta con el tiempo y el consenso que cada opinión vaya cosechando. En el fondo, la cuestión procede como un hecho estadístico: a mayor consenso (universalidad) mayor identidad con lo considerado verdad. Si la intención de la refutación es tratar de ayudar a aclarar o comprender una realidad, la tarea de discutir a través de un diálogo comprensivo, será lo mejor (filosofismo). Pero si la intención es 70 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR imponer una opinión, o discutir por discutir, o hablar (no dialogar sino monologar) para “ganar” en poner el punto de vista personal, hablamos de sofismo. Históricamente, el hombre ha perseguido una forma o manera de lograr el mejor pensamiento (verdadero y auténtico). Inventa la dialéctica y la lógica. Pero esto no es suficiente. Su mente le traiciona y le lleva a caminos puristas o perfeccionistas que le aleja de una realidad no tan perfecta y cae en la mera abstracción intelectual. O peca de un pragmatismo o empirismo simplista que le hace perder la profundidad y quedar en la superficialidad. O, si no puede alcanzar la profundidad metafísico del abstracto “absoluto”, llega a la conclusión de que todo es relativo (lo que significa admitir que no hay una sola verdad sino que cualquier punto de vista puede ser una verdad relativa. Esto es un sofisma porque una cosa es lo que es o no lo es. No puede ser y no ser a la vez) El camino intermedio no es lo usual. El superficial no entiende al profundo y el profundo rechaza al superficial. No hay diálogo entre ellos sino discusión con disenso, excluyendo toda comprensión. La expresión del pensamiento personal queda inmersa entre la banalidad física (superficialidad, inmanencia, simple opinión o creencia, etc.) y trascendencia metafísica. La trascendencia lucha entre lo objetivo (ciencia) y lo subjetivo (filosofía o religión). Puede haber coincidencia entre ambas posturas y consenso (globalidad, holística) o disenso dispare lo que lleva a una especie de autismo o ensimismamiento (encierro en sí mismo) y cada tendencia queda “en lo suyo”, sin comunicarse. Primero se piensa que la filosofía es superior a la ciencia, luego que la ciencia es más que la filosofía y finalmente se cae en la posición de que la filosofía es una ciencia. O que la ciencia es un modo de filosofar (epistemología). Lo que parece ignorarse es que ambas son hijas de un mismo padre y no entes distintos de su creador. Lo lógico es que debiera discernirse, de una vez por todas, lo que es conocimiento puro y totalizador, global, holístico (filosofía y similares) de lo que es conocimiento aspectual aplicado (ciencia). Y reconocer, también definitivamente, la intención con que cada hombre elige ser filósofo o científico. O aceptar la fe en lugar del conocimiento y volcarse a la religión. Las tres cosas son válidas en sí de acuerdo a la vocación personal. No son excluyentes. Pueden ser coincidentes. Lo importante es que sean veraces, auténticas y no destructivas. La coincidencia, necesariamente, depende de la voluntad y del modo de conocer personal. También de la forma de expresión. Si yo tengo intención de buscar la coincidencia, acomodaré mi modo de pensar y conocer a la forma de expresión en que pueda lograr coincidir. Pero si mi primera intención es discrepar, todo queda empantanado en dos posiciones distintas y opuestas o distintas y paralelas, pero no encontradas y fusionadas. A lo sumo, algunos intentos logran mezclar conceptos, pero en el fondo siguen distintos. Otra forma de coincidir es por azar. Opera la similitud. Si yo encuentro un pensamiento o concepto similar al mío, me sumo al otro. Pero puede ocurrir que dos pensamientos similares coexistan sin encontrarse. Ergo, habrá formas diferentes de coincidir, o no, en algo. ¿Hay posibilidad de salir del círculo vicioso de la diferencia o diversidad? ¿O el hombre quedará eternamente atado a su dualidad? Es evidente que el azar no soluciona la cuestión. Hay cosas muy claras y sencillas. La solución, si se cree en ella, necesariamente deberá venir por un camino lógico: la sinceridad consigo y los otros. Si mi verdadera pasión es encontrar la verdad y autenticidad, deberé poner toda mi voluntad en comprender, primero a la realidad inmediata, mi 71 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR propio pensamiento y luego analizar todos los puntos de vista de los otros, sin ánimos de refutar sino simplemente conocer.66 Finalmente, mi definición surgirá de una obligada síntesis para concluir lo que más se acerca a un conocimiento aceptado universalmente como el más veraz y auténtico. Sólo la universalidad me salvará de errar, siempre y cuando esa universalidad sea decantada en el tiempo y en la experiencia de la humanidad y no sea fruto de una coyuntura histórica o cultural. Hay cuestiones que tienen probada universalidad. Una de ellas es que la mayoría de la humanidad coincide en lo que se cree qué es el bien, en el sentido de lo valioso, lo que produce satisfacción y evita la frustración, pero que, fundamentalmente, objetivamente no causa ningún tipo de daño o escándalo. La otra universalidad es el amor. Para lograr un entendimiento real y ortodoxo a esta universalidad, lo primero es aclarar qué se entiende con las palabras bien y amor, ambas muy vapuleadas en todos estos siglos pasados. En el presente hay algunas voluntades para coincidir, a pesar de los que ponen “palos a la rueda”. La otra cuestión es si mi quehacer de búsqueda será para pura satisfacción personal e íntima, o con afán de lograr mejorar las relaciones interpersonales. Acá surge la otra cuestión universal: la otroridad, la alteridad, la projimidad, etc. El otro. El que plantea necesariamente otra dupla uno-otro, yo-tú, nos y otros. La dupla puede interpretarse como que el otro es un “igual a mí” e integramos una unidad del ser de una misma identidad, o, definitivamente, pensar que el otro es “diferente a mí”. Ambos criterios están presentes y en la realidad predomina el último. Esto hace que el hombre actual esté ensimismado y extrañado o enajenado. Siempre es un extraño al otro y ajeno a él. Mientras que el “igual a mí” es el universal de mayor consenso histórico y de una parte menor de la humanidad actual. Ambas concepciones llevan a dos conductas distintas. Amo al otro o soy indiferente a él o su enemigo. Seguir analizando este tema del hombre, su pensamiento y su conducta, es volver a iniciar la cuestión tan debatida en la historia y cultura del hombre. Creo que esta simple digresión de “ubicación” con la cual analizaremos nuestro pensar individual, mi pensar, es sólo para eso. Para ubicar parcialmente el contexto, en sus partes más elementales y ya clásicas. El hombre, su ser, su modo de ser o conductas o personalidad y la búsqueda de la excelencia de la vida humana. Esta búsqueda ha sido permanente. Pero los resultados actuales son confusos. Lo cierto es que casi el 90% de la humanidad se debate en una crisis amplia que va desde lo personal a lo social e histórico y no sólo comprende la biografía personal y la historia de la humanidad (biografía de la humanidad), sino que compromete a lo que se considera el mundo y el destino futuro del hombre. Parece que ni la ciencia, ni la filosofía ni la religión han conformado un hombre inteligente, sino que cada vez más se bestializa, fenómeno muy negativo. El 10% restante, la excepción, es la piedra fundamental de conformidad de algunos que piensan “no todos somos iguales”, “no todo está perdido”, hay “progreso”, etc. Es decir, son positivos, auténticos, filósofos reales o santos, pero a los ojos del 90% restante son tipos “fuera de serie”, “pacatos”, “utópicos” o “demodé”. No parecen ser maestros de otros o modelos para configurar una mayoría de adeptos. 66 Aristóteles llama esto la dialéctica como arte de descubrir la verdad del ser de las cosas, en contraposición a la dialéctica sofista que sólo buscar “opinar de todo” sin interesarle si es verdadero o falso, pero fundamentalmente cultivar el arte de la refutación. El dialéctico que busca la verdad es el dialéctico-filósofo, mientras que el que meramente refuta es el dialéctico-sofista (no filósofo) Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 72 Mi intención es sencilla: quiero obtener un pensar lo menos complicado, más efectivo y que realmente me ayude y ayude a “otros”. Esa otroridad que me preocupa, radica primero en mis padres, mis hermanos, mi esposa y mis hijos. Mi familia. El otro más inmediato. No puede pensar en que son extraños, aunque nos comportemos como tales. Quiero expiar la culpa que pueda caberme por no saber salir de la enajenación y compartir con ellos mi existencia. También quiero que ellos aprendan a compartir la suya conmigo y el resto de la gente que nos acompaña. Ese resto es la segunda parte de la preocupación como una extensión de la primera. No sé si esto es autenticidad y es verdad. Pero es parte de mi búsqueda de la excelencia. Para esto me basaré en el bien o bondad, en el amor, en la conducta no dañina ni escandalosa y en la comprensión mejor del mundo en que vivo. Podré criticar, pero trataré de que sea crítica que ayude y no que destruya lo que no debe destruirse; o escandalice sin un fin valedero. Podré juzgar, pero quisiera hacerlo con la misma vara con que yo me mido. Si comprendo, quiero hacerlo con la mejor forma, a fin de evitar un gran margen de error y tratar de achicar en lo posible dicho margen. Si busco conocer, que ese conocimiento sea lo más cercano a lo que las cosas son y que esa cercanía no sea tan individual que me aleje de la universalidad comprobadamente eficaz. Retomemos ahora la cuestión de este parágrafo. La forma de pensar es importante. De ella dependerá el producto del pensamiento. La primera intención para dedicarme a pensar es tratar de poner toda mi voluntad sincera primero, luego pulir los procesos intelectuales para evitar el punto de vista equívoco o por lo menos, el de mayor equívoco y por último, no despojar a mi pensamiento de la afectividad para no volverlo demasiado conceptualista a tal punto que se desnaturalice. Creo que debe haber equilibrio entre voluntad, intelecto y afectividad. Asimismo es muy relevante tener en cuenta que previo a pensar, debo considerar el contexto en el cual voy a pensar. En él me encuentro con el ambiente que me rodea, el lenguaje en que nací y hablo, la cultura que alcancé a conocer. Ya tengo, entonces, consideradas mis primeras limitaciones. Las otras limitaciones dependerán de lo que yo soy, de cómo expreso mi ser y la orientación que seguí para lograr expresarme. En esto entra mi preparación para la vida y el desarrollo que he dado a mi persona. Sin más vueltas: mi educación. Dentro de lo personal, también está presente el entrenamiento mental que he realizado para pensar. Por lo tanto: 1. 2. 3. 4. pensaré con palabras que ya encierran un sentido y un significado particular estoy inserto en una cultura también particular comparto un mundo o ambiente inmediato muy estrecho y condicionado recibí una instrucción formal en la enseñanza escolar que va desde la escuela primaria, la secundaria y la terciaria y universitaria 5. me he entrenado para tener una mente abierta, concentrada, analítica, comprensiva y universal (he aprendido técnicas orientales y occidentales, he leído partes de otras formas de pensar y de usar la mente) 73 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 6. mi afectividad está identificada con mi sentimiento y mi intelectualidad, no separando a uno de otro, sino tratando de equilibrarlos. 7. me guía el interés de vivir mi propia vida con la mayor prudencia, más satisfactoriamente y aportar algo para otros, pensando en aumentar el caudal del pensamiento que apoya el bien, el amor, la sensatez y evade el daño, el escándalo y la estupidez ¿Por qué describo todo esto? Porque tengo la esperanza que lo que escribo sobre mi pensamiento, sea leído por otros, y que para su mejor comprensión, se conozca algunos de los condicionamientos por los cuales he llegado a esa forma de pensar. Asimismo, mostrar mis intenciones. Al leer a todos los principales pensadores y científicos de la humanidad, desde la Antigüedad hasta este siglo XXI en que estoy inmerso, incluyendo tanto a Oriente como a Occidente, me he encontrado con una selva impenetrable de palabras. De estilos literarios. De métodos diversos y diferentes. También he buceado la religión y personalmente soy católico, apostólico, romano. Pero nada de esto me ata para liberarme de preconceptos. Cuando voy a pensar una cuestión, dejo de lado todo prejuicio y conocimiento previo para lograr entender qué es lo que trato. A mi impresión personal luego la someto a crítica y juzgamiento y por último, a comparación con otros puntos de vista. De esa comparación, extraigo la universalidad válida de esos “otros puntos de vista”. De todo esto, me admira la profundidad intelectual de algunos filósofos occidentales, el avance de la ciencia occidental, especialmente la biología y la tecnología, la relativa sencillez y espiritualidad oriental y la inspiración mística de la religión. Pero mi identificación total queda sumergida en lo espiritual. Me asusta y confunde la retórica de la filosofía occidental. La conozco, la entiendo y la domino. Pero, como a otras personas, no me lleva a identificarme con los ornatos retóricos. Tampoco me opongo a ellos. Creo que cada uno ha contribuido a enriquecer el saber del hombre y también mi saber personal. De ellos he aprendido la existencia de ese conocer. Incluso, primero la religión y luego el pensar trascendente, me inspiraron una vocación espiritual. A pesar de ser médico y tener una formación académica científica y profundamente biologista, mi contacto con los enfermos me ha enriquecido al permitir conocer muchas formas de ser. Pero también soy licenciado en ciencias de la comunicación humana y mi afán de relacionarme con políticos, economistas, filósofos, artistas y científicos, a conversar con ellos, me ha hecho conocer directamente las manifestaciones de cada uno. Esta conducta diversa me condujo a enfrentarme con los diferentes puntos de vista de cada hombre en particular y de la humanidad histórica y presente, en general. La experiencia personal me enriqueció. Me ayuda a comprender mejor. Pero no quiero ser soberbio y creer que todo esto me autoriza a ser mejor que otros o que he logrado una forma más perfecta de ser y pensar. Todo esto está muy lejos. No soy de ningún modo ni un genio ni un dechado de perfección. Por ser imperfecto me ocupé de tratar de conocer lo que se considera perfección. Aspiro a ella. Mis ambiciones es dar o encontrar un sentido a mi vida y testimoniar con ella. Me afirmo nuevamente en Chopra: “eres una criatura que actúa, piensa y siente; la espiritualidad funde estos tres elementos en una realidad única. El pensamiento no subyuga al sentimiento, y el sentimiento no se resiste tozudamente al cerebro superior; la acción 74 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ocurre cuando el pensamiento y el sentimiento dicen: ‘esto es lo correcto’. En la realidad única es espíritu, y la superficie de la vida es sólo un disfraz de mil máscaras que oculta la realidad. Hace mil años, esta afirmación no hubiera encontrado oposición, todos aceptaban que el espíritu era la auténtica fuente de la vida. Ahora debemos ver el misterio de la existencia con nuevos ojos, pues como hijos orgullosos de la ciencia y la razón, hemos quedado huérfanos de sabiduría”. Creo en los valores de la honestidad, la moral y la ética y toda la cohorte que acompaña a ellos. Pero mi mayor sustento es mi adhesión a lo que se ha llamado el espíritu humano. Pienso que en él residen todos los secretos y misterios y la razón de ser. Quizá exagere. En este sentido, prefiere el exceso que la escasez. Acepto al espíritu, como concepto, de que es una expresión del alma, la cual, a su vez, sería la vida operando sobre mi cuerpo en particular. Esa vida se transforma en alma que sustenta cada célula mía por separado. Esto me emparienta con otros seres vivos, a los cuales me incorpora en la escala animal. Luego, todos los seres vivos deben de tener su propia ánima o energía vital que los hace vivos. Pero esa alma humana, la mía, al llegar a las células del cerebro, ahí se expresa como espíritu. Esto es, la esencia espiritual de hombre. ¿Cuál es esa esencia espiritual? De todas las propuestas me pareció más atractiva la de Bertrand Russell, en el sentido de que la expresión de la esencia espiritual es a través de la inteligencia, la afectividad y la voluntad (modos de ser del espíritu). El espíritu es la síntesis de esas tres cosas. También, básicamente, acepto que el espíritu usa de un proceso que depende de las neuronas o células cerebrales, de neurotransmisores y de acciones y reacciones neuronales y ese proceso constituye el instrumento o mente. En síntesis: la vida se concreta en un organismo en particular y lo anima (alma) en todas sus células. Pero en el hombre, esa alma al llegar al cerebro, instala un medio de expresión que es la mente y a través de ella surge la vida humana como una totalidad formada por las partes de la inteligencia o intelecto, los sentimientos o afectividad (que comprende las emociones y los instintos) y la voluntad. La vida espiritual sería la meta de mi intención y ella involucra ser intelectual, pero también dejar expresar mi afectividad y mi voluntad, sin que ninguna de ellas prime sobre la otra (es decir, que haya equilibrio, armonía y prudencia). El entrenamiento mental requiere la voluntad extrema de lograr la concentración (meditación o pensar trascendente) y evitar que sobre él influyan instintos y emociones. Pero que no estén ausentes los sentimientos de complacencia o satisfacción, de amor; y sea efectiva la ausencia de la ira y el odio. En esto coincido con los orientales y Cristo. Mi inteligencia me dice que debo aceptar un método o camino para pensar.67 Esto no es nuevo. También lo sabían Aristóteles, Platón, Sócrates y más cercanamente Hegel, Kant, Descartes, y todos los otros pensadores afines de la modernidad y la contemporaneidad. Ellos me ayudaron a ordenar muchas cosas y a rendir admiración a sus conocimientos. Pero sólo Buda y Cristo y en menor grado Mahoma, han influido con su pensamiento al mundo y la humanidad, para 67 Creo que una idea muy acertada la expresa Enrique Dussel: “Los elementos de este método son los que en el pensar contemporáneo se describen en la llamada ontología fundamental, porque incluye el análisis de todo lo que soy en el momento de enfrentarme en la cotidianeidad del ente, para comenzar sólo entonces la superación por el pensar hacia lo que las cosas son”(LA DIALÉCTICA HEGELIANA, Editorial Ser y tiempo, Mendoza, 1972) 75 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR lograr cambiar algunas cosas y ayudar a una mejor expresión espiritual. Los filósofos cautivan por la brillantez del pensamiento y el academicismo riguroso. Para los intelectuales puros esto es oro. Pero, lamentablemente, todo el esplendor intelectual queda como patrimonio de unos pocos que lo traspasan a otros pocos y así la filosofía profunda no trasciende a la humanidad, considerada, masivamente, como el número de todos los individuos que la conforman. Habría que contemplar, entonces, si yo me enrolaré en la escasa elite de los intelectuales que cultivan y acceden a ese “pensamiento superior” de la intelectualidad u optaré por otra profundidad: la del pensamiento espiritual que, además de lo intelectual, abarca lo afectivo y lo volitivo. Y que ese pensamiento pueda ser compartido, de algún modo, por la mayoría de los otros, aún de los que carezcan de profundidad y superioridad mental. Sería esto otra forma de pensamiento de la llamada “mente superior”. Es evidente que tomar uno u otro camino es parte de la vocación y la intención personal. He decidido optar por la llamada mente superior (superior en el sentido de ascendencia o trascendencia, como fruto de un elaborado entrenamiento mental y el propósito de una depuración intelectual, emotiva y volitiva), no porque esto signifique que me impulsa el deseo de una perfección soberbia, sino por considerar que ella involucra mejor al verdadero ser humano, el que piensa, siente y hace. Pero este quehacer no es el mismo que el de la ciencia. Es el quehacer de buscar la transformación propia primero y luego de otros, para mejorar y extender un movimiento mayor en busca de una humanidad mejor. Evitar el vacío espiritual actual de la mayoría. No desprecio los que optan por la filosofía, la ciencia o la religión. Creo que ellos harán lo suyo y también hacen su aporte con mayor o menor trascendencia. Pero me preocupa que ni la filosofía, ni la ciencia, ni la religión, hayan obtenido un hombre equilibrado, sensato y que lleve una vida digna acorde con su esencia. Parece, que en lo personal, cada filósofo, científico y religioso ha cerrado un círculo en su rededor. Esto no le permite llegar a otros en forma extensa (a mayor número de personas) sino que su saber se limita a su persona y a un relativo pequeño entorno (al que puede llegar por sus discípulos inmediatos o a través de un libro, una escuela de pensamiento o una creencia determinada). En otra línea, muchas vidas personales de brillantes filósofos no son ejemplo total de sabiduría y autenticidad, al provocar un divorcio entre lo que se piensa y lo que se vive. La necesidad y la miseria (material y espiritual) de la humanidad, me duele. Y como no puedo dar materialmente lo que se necesita, me siento obligado a dar de mí. Esto es, compartir mi mismidad. Para poder llegar a eso, debo ofertar una mismidad cálida y de calidad. Aportar algo distinto y mejor. Debo, por lo tanto, poseer esa riqueza interior primero y después pensar en compartirla. Al salir al ruedo, tendré que superar la diversidad y comprenderla para adaptarme. La sensatez es el medio más idóneo. Si soy demasiado intelectual, me encontraré con la pobreza intelectual de otros, si soy demasiado espiritual, hallaré el vacío de otro, si soy demasiado voluntarioso chocaré con la abulia. Para transformar la tibieza y la indiferencia, tengo que caminar un sendero de acercamiento y esto obliga a una pesada tarea de empatizar y de tolerar. Digo pesada porque no es fácil entrar en el mundo sin contaminarse con lo que hay en él. Por eso, la firmeza de mis decisiones y el tesón para realizarlas necesita de una voluntad fuerte y ordenada, entrenada o educada para no caer en un mero voluntarismo nominal. La inteligencia es para sortear las 76 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR dificultades de comprender la realidad y los entes que hay en ella. La afectividad es para desear ayudar y comprometerme a hacerlo sin que haya de por medio otro interés mezquino. Hay que cultivar los sentimientos que construyen y evitar los que destruyen. La afectividad me responde con el amor, la tolerancia auténtica, la responsabilidad y la honestidad. Ahora, adoptados esos recaudos, estaré en condiciones mejores de comunicarme conmigo y con otros. Esto no quiere decir que lo mío es lo correcto o lo mejor. Simplemente lo siento y presiento como una necesidad de llenar algo que se aprecia como vacío. Sé con certeza y sensatez que no todos piensan igual y que mucha gente no quiere, no sabe y no puede comprender este sentido de la vida. La ciencia busca llenar el vacío material tras el utópico progreso de un confort físico. La filosofía busca la perfección del intelecto y del conocimiento. La religión persigue la adhesión a una idea determinada de Dios que cada iglesia sustenta. La espiritualidad, en cambio, es sentirse y sentir a los otros como parte de un todo que nos identifica. Este sentir identificador es el motor que mueve a la religión y otras expresiones místicas de acercar un hombre a otro. Es el que conforma el impulso de la espiritualidad. Habrá que usar algunos principios intelectuales, poner mucho sentimiento, y toda la voluntad. Es un querer con un amar y un sentir guiado por el pensamiento inteligente. La espiritualidad abarca todos los aspectos del ser o modos de ser. Comprende y respeta a todos. Pero la idea básica es lograr un denominador común a todos donde lo religioso, lo filosófico, lo científico, lo social, lo político, lo personal en suma, no influya a tal punto de romper la interconexión. Ese denominador común es que todos los hombres puedan acercarse a todos los hombres, sin pensar en los puntos en que discrepan sino en los que coinciden. En esto subyace algo similar a la tolerancia, pero no a la tolerancia del “todo vale”, sino a la tolerancia de “lo tolerable”. Esto es, tolerar lo que vale de cada persona. Lo verdaderamente intolerable deberá ser siempre lo disvalioso, lo dañino o destructivo. El camino de este quehacer espiritual será el método. Puede conllevar una dialéctica o un diálogo, primero interior y después exterior, una introspección y una extrospección, un pensar y una comunicación que exprese el pensar. Dijeran algunos filósofos un aquende y un allende, pero de forma tal que no sean direcciones opuestas, sino enfiladas una hacia la encuentra para una fusión enriquecedora de ambas. Lo contrario puede ser un ensimismamiento letal o una pura existencia sin trascendencia, esto es, vivir enajenado o extrañado. No hay dudas que el vehículo principal es la palabra y la acción el instrumento de la palabra. Para mejor entender este objetivo-intención-meta, citaremos a Paúl Ricoeur: “los valores acerca de los que hablamos aquí residen en las actitudes concretas ante la vida, en tanto que forman sistema y que no son puestas en cuestión de manera radical por los hombres influyentes y responsables”.68 Seguidamente, este autor hace referencia a que esas actitudes interesan en lo relativo a la tradición misma, al cambio, al comportamiento común de las personas y, frente a ellas, importa el “uso de los instrumentos posibles”. Éste es el principal sentido de nuestra dialéctica: ir a la cotidianeidad actual, con nuestro total potencial de ánimo interior, para buscar en ella los valores tradicionales, recuperarlos y lograr 68 Paúl Ricoeur – HISTOIRE ET VÉRITÉ, Seuil, París, 1964 77 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR un cambio de conducta y actitud... y nuevas aptitudes. Siguiendo a Ricoeur deberemos ir desde lo superficial a lo profundo. A lo superficial habrá que repensarlo con una crítica auténtica para conocer en qué consiste esa superficialidad y la axiología depreciada que conlleva. Mientras que habrá que: sondear cuáles instrumentos están disponibles para hacer esto, lograr el cambio de actitud mediante la adquisición de nuevas aptitudes para ir hacia lo profundo, en busca de los valores eternos del ser (el núcleo ético-mítico de Ricoeur) No es nuestra intención buscar una dialéctica elaborada como hasta ahora ha perseguido la filosofía. Los miles de libros sobre dialéctica han dejado ya varias definiciones, pero creemos que más importante que el buceo intelectual y la pulida expresión que hace a esa dialéctica, es lograr un medio de expresión y comunicación más fluido. Esto es, más asible para el común de la gente a la cual se proyecta nuestra intención. Para nosotros, el núcleo principal, sin más vueltas está en el espíritu humano. Al que hay conocer es a ese espíritu y acceder a sus modos de ser de la forma más directa y evidente. Si nos detenemos a elaborar una doctrina con el clásico juego dialéctico de la filosofía, quedaremos, como quedaron todas las dialécticas, en el mero campo de la intención y sin un logro efectivo para cada miembro de la humanidad, porque no transciende lo académico. Si bien, el logro inmediato del esfuerzo filosófico fue trazar el método o camino para llegar al espíritu, el acceso al mismo es limitado para los no-filósofos. Empero, en nuestra intención, ese espíritu no se tratará como un ente abstracto sino como la potencia o energía personal, la que cada uno lleva en sí. Buscando ese espíritu y logrando descubrirlo, lo ético-mítico aflorará desde lo mejor del bagaje cultural. Los valores han sido dados y conocidos. La Ética si bien no ha agotado todo lo relativo a su materia, prácticamente ha sedimentado con los principales valores éticos. No se trata de buscar una nueva ética. Simplemente es rescatar lo valioso y adoptarlo y adaptarlo a las necesidades espirituales actuales. Recrear lo mejor de lo existente. El movimiento dialéctico será para desencostrar esos valores depreciados para reactivar las potencias espirituales sobre una base axiológica. Es lo más práctico e inmediato para el hombre común. Mientras tanto, la filosofía podrá seguir su rumbo académico y ampliar sus consideraciones en el contexto histórico, cultural o coyuntural y desde allí el otro movimiento espiritual, al que considero más pragmático. No obstante, la necesidad inmediata está en lo espiritual. Hay que reencontrar una nueva filosofía pragmática espiritual, una nueva psicología espiritual y una nueva ciencia más espiritualizada y menos materialista. Principalmente renovar las ciencias biológicas y en particular las dirigidas al hombre como la medicina, inyectándole la inquietud por lo espiritual. De seguir ausente lo espiritual, el camino evidente es el del yerro. El método o la dialéctica son antropológicos esencialmente. Para ello habrá que usar del único instrumento dialéctico posible: la palabra, y con ella el recto pensamiento trascendente y, con ambos, la metacognición y el metalenguaje que configuran la mente superior. Y los entes obligados son el hombre y su vida. Esto presupone que quien sea acicateado por la inquietud espiritual, además de conocer, debe practicar una senda virtuosa. Tener un saber dialéctico pero compartido con una afectividad amorosa y una voluntad para hacer, esto es, aplicar ese saber a la vida cotidiana. Construir lo cotidiano en dirección a la verdad y la autenticidad es lo que llevará, obligadamente, al proyecto 78 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR existencial final de cada uno, a esa fuente primaria de su ser verdadero. Pero lo hará con autenticidad y autoridad. También con libertad. La virtud personal será el instrumento o modelaje para que otros tengan una guía dialéctica y una conducta práctica. Ambas son necesarias para enseñar y aprender. Para educar y obtener un cambio. Porque el fin último es esto: el cambio radical y profundo. Sintetizando un poco todo lo antepuesto concluiremos que la forma de pensar o método deberá ser dialéctica, pero no carente de sensibilidad o afectividad y de plena intención de hacer, esto es aplicar el saber dialéctico para obtener el cambio de la vida personal cotidiana. El cambio es de la inmanencia por la trascendencia. Evitar el ensimismamiento o la enajenación y que el hombre vuelva a encontrar el eje real y verdadero y alcance su propia realización como ser humano. Esto es, como ser espiritual e inteligente, bondadoso y cuidadoso de sí y de otros. En esta tesitura, la convivencia natural armoniosa no tendrá necesidad de rótulos políticos, económicos, religiosos, sociales, filosóficos o de otra naturaleza. No importará tanto cual es la “sociabilidad” del hombre, su cultura, su historia, su nacionalidad o su biografía personal. Importará sólo que un hombre aprenda a convivir con otros hombres con dignidad, libertad y respeto. La cooperación necesaria para subsistir (la necesidad material) y otros problemas o conflictos, se autosolucionarán si detrás hay un hombre preparado y cultivado. Un hombre educado espiritualmente. Esto nos devuelve, un poco, de los que ya pensaron en alguna forma de una dialéctica espiritual. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 79 V FACULTADES MENTALES E INTELIGENCIA Concepto de facultades mentales L as facultades mentales son mecanismos operativos de la mente que no son pasibles de ser ubicados anatómicamente en el cerebro, pero que se sabe que dependen de él y en él residen, con una probable participación “in toto” de la masa cerebral completa. Toda la corteza, todos los hemisferios y todos los centros participan en la producción de esas facultades mentales que necesitan también todos los circuitos nerviosos, transmisores y toda reacción bioquímica o bioeléctrica para ser producidas. Todo lo que hemos analizado hasta acá de la parte anatomofisiológica del cerebro y todos los mecanismos vistos, confluyen para realizar las facultades mentales. Estas facultades constituyen el espíritu del hombre y le confieren la calidad de ser racional e inteligente, afectivo y volitivo. La inteligencia es el eje central de las facultades mentales, siendo el intelecto la nota distintiva del hombre por excelencia. A ella se supeditan las emociones y la voluntad. La inteligencia es una abstracción hasta ahora imposible de definir en sí, en su magnitud y en su alcance y mucho más en su cuantificación, lo que se pretende groseramente a través de la medición del llamado cociente intelectual. La pregunta fundamental de la esencia de la inteligencia, (¿qué es la inteligencia?), es una de las cuestiones más debatidas y la que mayor cantidad de conceptos ha acumulado. Pero no se ha sabido distinguir lo que se ha extraído y sintetizado de las manifestaciones de la inteligencia y de los mecanismos operativos de la inteligencia a través del intelecto, de tal forma que: • • • la esencia de la inteligencia, sus mecanismos intelectuales operativos y sus manifestaciones femonenológicas son tres cosas distintas aunque el tema central sea la inteligencia. Esencia de la inteligencia (¿qué es la inteligencia?) Desde el punto filosófico, la esencia de la inteligencia puede ser bosquejada o percibida (pero no conocida) con bastante certeza, a pesar de lo complicado de la cuestión. Desde un punto de vista etimológico, inteligencia deriva del latín intelligentia, que, a su vez, proviene de intus legère, término empleado por Cicerón que se traduce como un “leer dentro” y que abarcaría a la capacidad para entender, comprender e inventar. ¿Qué es esto de “leer dentro”?. Cicerón la entendió como “leer dentro de mí”. En esta cuestión interviene la antropología filosófica, la que entiende que leer dentro es la capacidad que 80 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR tiene la inteligencia de escudriñar el interior de las cosas para ir aproximándose al ser (esencia) de las mismas. Para ejercer la facultad de “leer dentro” de las cosas, la inteligencia opera como un haz de luz circular, que al llegar a las cosas forma un círculo luminoso a su alrededor, quedando la cosa inmersa bajo el foco directo de ese haz luminoso: inteligencia cosa De esta forma la cosa queda aprehendida (prendere) dentro de un círculo (circum). La cosa “prendida dentro del circo” da lugar al proceso de comprensión (circumprendere) que sería la “acción de comprender” y comprender es “abrazar, ceñir, rodear por todas partes una cosa para contener o incluir en sí esa cosa para entenderla, alcanzarla y penetrarla en su esencia”. La luz (del griego fos) de la inteligencia hace que las cosas se asomen y se den a esa luz como fenómenos (lo que se da a la luz) que sería “toda manifestación o asomo, tanto material como espiritual, de las cosas”. Mediante la comprensión, la inteligencia ilumina a los entes y devela el ser de las cosas y las llena de significado, es decir, forma ideas primero de todos los fenómenos producidos en y por entes y cosas y después les da un contenido y un sentido a todas las ideas para originar el signo lingüístico o palabra y al signo lingüístico lo define, o sea, le confiere una definición que puede ser personal (connotativa) o convencional y general (denotativa). Una vez que la inteligencia llena de sentido y comprensión a todos los signos mentales abstractos, (instaura el mundo) el siguiente proceso mental será la formulación de juicios. Con esto reitero los mecanismos intelectuales, pues obviamente son los instrumentos de la inteligencia. Concebir a la inteligencia de otro modo que no sea por el sentido dado por lo semánticoetimológico, es caer en el esquema de interpretar a la inteligencia, no como es en sí misma, su verdadera naturaleza, sino definirla a través de sus manifestaciones o aplicaciones. Este concepto de definir a la inteligencia por sus manifestaciones lleva a Jean Piaget a concebirla como una capacidad de los seres vivos para adaptarse al medio ambiente. Si aceptamos esto, tal cual, es admitir que la inteligencia es una facultad propia del hombre, de los animales y de las plantas y de todo otro ser vivo. Luego, perdemos de vista a la inteligencia como la nota esencial propia del hombre. El error de la definición de Piaget surge al estudiar los mecanismos intelectivos de la inteligencia, pero obvia la visión filosófica sobre la naturaleza real de la misma. Los seres vivos nacen con una serie de habilidades ancestrales que les permite realizar una serie de acciones para sobrevivir. Esa evidencia llevó al naturalista Mauricio Maeterlinck a estudiar el gregarismo animal organizado en verdadera sociedades como las abejas, las hormigas y las termitas, en las cuales cada ejemplar de la especie tiene asignadas determinadas funciones y las mismas son cumplidas con una cierta perfección y completa efectividad y rendimiento, con una 81 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR suerte de disciplina que no admite mucho margen de error y que existen conductas condicionadas para responder con total eficiencia ante un conflicto o eventualidad. Asimismo estudió los diversos mecanismos que los vegetales, a pesar de su condición de inmovilidad relativa, los lleva a reproducirse aún en ambiente hostiles, para lo cual ponen en movimiento complicados mecanismos como si respondieran a una conducta razonada, más que a una conducta mecánica. El error de interpretación de estos esquemas dinámicos de animales y vegetales, le condujo a plantear la existencia de una verdadera “inteligencia” animal y vegetal.69 Pero no hay que confundir esas conductas gregarias o sociales ancestrales, tanto de los animales y las plantas como la de algunos hombres, con el verdadero sentido de la inteligencia. La no correcta interpretación de lo qué realmente es la inteligencia, confundió a Piaget en la interpretación de la misma, creyendo que los mecanismos intelectuales que manifestaba el hombre, en su conjunto eran la inteligencia en sí. Con el mismo concepto Howard Gardner y otros autores llegaron a clasificar la inteligencia en varios tipos, según las capacidades de una persona. Nosotros creemos que estas interpretaciones, que confunden lo que son meros mecanismos intelectuales o intelecto, con lo que es en sí la inteligencia, no son válidas para definir a la inteligencia del hombre. Incluso, en la actual tendencia al estudio de la inteligencia que constituye una verdadera filosofía de la inteligencia, lo que se estudia no son las capacidades intelectuales, sino los diversos modos con que la inteligencia puede aplicarse a los mecanismos intelectuales, afectivos y volitivos que el hombre posee. Por eso se habla de “inteligencia emocional”, “inteligencia comunicativa”, “inteligencia social”, etc. En realidad, la inteligencia se manifiesta a través de procesos y como todo proceso considerado en diferentes compartimientos o estamentos y dentro de ellos está el contenido de diversas capacidades, pero el conjunto o las características de estas capacidades no son la inteligencia en sí sino sólo una mera forma de manifestación de la misma. Así, es evidente que la inteligencia humana opera como: a) una interrelación de un conjunto de capacidades de un individuo, determinadas por las características biológicas, los procesos psicológicos, el entorno social y la conducta b) que tales capacidades se desarrollan gradualmente para permitirle al ser humano asimilar, retener, aplicar y modificar las experiencias y sensaciones necesarias para conducirse y adaptarse a su medio Como todo proceso, el proceso inteligente tiene diferentes aspectos: 1. aspecto biológico que incluye la dotación genética y la fisiología de la persona (madurez fisiológica) 2. aspectos psicológicos: corresponden a los procesos psicológicos que involucran los afectos, la memoria, la percepción, el pensamiento y el aprendizaje, como asimismo, la madurez psicológica 3. aspecto ambiental: involucra al medio o ambiente en el que se desenvuelve la persona y es incontrovertible que este ambiente influye a través de estímulos diferentes que empiezan aún antes de nacer y se continúan en el seno de la familia 69 LA INTELIGENCIA DE LAS FLORES 82 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR y en las diferentes instancias sociales en que se desempeñará todo ser humano. Así el ambiente puede dar estimulaciones negativas o positivas que influyen en el desarrollo intelectual de la persona 4. aspecto de la conducta: esto está relacionado con el comportamiento de cada persona o sea con la forma, “porte o manera con que los hombres gobiernan su vida y dirigen sus acciones”. Desde este aspecto deben considerarse las habilidades generales (modos de las capacidades intelectuales) como son: la capacidad práctica para resolver problemas, la habilidad verbal, la destreza para manejar símbolos lingüísticos, la capacidad de análisis y síntesis (necesaria para plantear opiniones y hacer críticas), capacidad de aprendizaje, poder de adaptación, habilidad para alcanzar metas escogidas racionalmente, manejo de las emociones y sentimientos para expresarlos en “forma inteligente”. Todas estas “habilidades” determinan una conducta inteligente Estos aspectos nos dicen que el estudio de la inteligencia lleva, inexorablemente, a ser considerado en cada uno de ellos, lo que genera diferentes puntos de vista o conceptos aspectuales. Esto obliga a recordar que cuando se estudia la inteligencia humana debe saber distinguirse, sin hesitar, qué corresponde a su esencia y qué corresponde a sus mecanismos (intelecto) y qué a sus formas de manifestarse (conducta). Debe quedar bien claro que el estudio de la inteligencia puede considerar todos y cada uno de sus aspectos, pero no debe perderse de vista la integridad (totalidad) del ser humano, porque de otra forma se comete el error de calificar o clasificar a la inteligencia en forma separada de sus atributos en conjunto y eso motiva los errores conceptuales de la inteligencia. Por lo tanto, si la inteligencia tiene diferentes puntos de vistas, es lógico que las disciplinas que entienden en esos aspectos, tiendan a considerar la inteligencia desde esos puntos de vistas, interviniendo la filosofía, la psicología, la psiquiatría (y con ella la medicina), la pedagogía y toda otra disciplina que tenga un punto de contacto con las características de la inteligencia o las actividades intelectuales. Repetiremos conceptos dados sobre opinión a fin de refrescar los mismos. Recordemos que, básicamente, los puntos de vista son una forma de captar la realidad en forma tal que las cosas “parecen ser” pero esencialmente no son así, puesto que nuevos puntos de vista sobre la misma cosa, cambia el parecer. Este parecer, de acuerdo a lo expresado anteriormente, cuando se emite o comunica formalmente, es lo que se conoce con el nombre de opinión.70 Luego, opinión es la manifestación oral o escrita del pensamiento sobre lo que las cosas parecen ser. Naturalmente, así visto, la opinión es cuestionable (no la cosa en sí como define la Real Academia Española), dado que siempre se refiere a “lo que parece ser” y no “lo que es”. La referencia certera de “lo que las cosas son”, la da la verdad. Una opinión puede, o no, coincidir con la verdad.71 Según Ortega y Gasset72 la verdad no consiste sólo en conocer el ser de las cosas, en forma genérica, es decir, de todas las cosas conocidas o por conocer, sino únicamente de aquellas 70 Dictamen, juicio o parecer que se forma de una cosa cuestionable (RAE) Según la RAE, verdad es la “conformidad de las cosas con el concepto que de ellas se forma la mente”. Desde otra perspectiva es la “conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa”. Santo Tomás define a verdad como “la concordancia del pensamiento con su objeto”. 72 EN TORNO A GALILEO, Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 1965 71 83 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR cosas con la cual el hombre tiene que habérselas en forma inmediata, sólo a las que se tiene que atener. De no ser así se correría el riesgo de inventar un “ser de las cosas” y esto es lo que puede ocurrir cuando el hombre trata de explicar lo abstracto nada más que como una afición intelectual. Obra como aquello de que sólo porque tiene la facultad de explicar el ser de las cosas, se siente compulsado a hacerlo, tenga o no, necesidad de ello. Según sus definiciones denotativas o filosóficas, siempre la verdad será un concepto ligado en forma inherente a la mente del hombre, pues depende del pensamiento y del entendimiento humano, ambos frutos de la inteligencia. Ergo, sólo la inteligencia puede encontrar la verdad de las cosas, mediante una comprensión adecuada de las mismas y la formulación del pensamiento certero. La ciencia y la filosofía se han preocupado en definir la inteligencia humana con exactitud pero la ciencia, sobre todo, trata de medirla y de establecer las diferencias de capacidad intelectual entre distintos individuos. Para ello se ha descrito a la inteligencia de innumerables formas. Considerando a la inteligencia no como una facultad inmaterial, sino como un proceso mental se trató de estudiar los llamados factores de la inteligencia. Spearman trató de establecer dos tipos de factores que determinaban la inteligencia: 1. factor de la “inteligencia general”: está presente en cualquier tipo de funcionamiento mental 2. factor de “inteligencia específica”: presente cada vez que se deben resolver los problemas específicos que cada actividad humana presenta. De ninguna manera esta concepción simplista satisfizo a investigadores ni aportó ningún esclarecimiento fundamental para saber que es la inteligencia. Ambiguamente se aceptaba que la inteligencia era una “colección de facultades entretejidas estrechamente” a manera de una “red compleja de conexiones de funciones mentales”. Otros autores como Thurstone tenían la teoría de los “factores múltiples”. Thurstone concretamente hablaba de un “conjunto de siete capacidades mentales principales” que iban desde la fluidez numérica y verbal, hasta el razonamiento y la velocidad de percepción. Hoy, el acuerdo general es que la inteligencia es función del cerebro y del sistema nervioso y sus receptores sensoriales, los que participan en la tarea de transformar la energía que reciben en un modelo dotado de significado (función energética). Sin embargo, esta función la ejerce el cerebro pero no la origina en sí. El cerebro recibe estímulos bajo la forma de energía y los transforma en ideas, conceptos, etc. Los conceptos biológicos sobre inteligencia Consecuente con la teoría errónea de que la inteligencia era una mera función cerebral cuyo autor exclusivo es el órgano cerebral y no los estímulos energéticos (función orgánica), se postuló que esta expuesta a factores biológicos. Por esto, algunos estudios creen que la inteligencia depende de la herencia genética en un 80% y factores ambientales en un 20%. Así por ejemplo, dos gemelos univitelinos educados de formas diferentes tienen el mismo cociente intelectual (CI). Por otra parte, el orden de nacimiento de los hijos de una familia da patrones de inteligencia: el primogénito siempre es el más inteligente y el CI decae a partir del quinto hijo. Estas aseveraciones no son concluyentes ni definitivas y admiten algunas reglas de excepción. Se pensó también que el ambiente también influye en la formación de la inteligencia: a mayor culturización del medio 84 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ambiente, mayor estímulo para el desarrollo de la inteligencia. Más aún: actualmente los genetistas sostienen que los genes, en alguna medida, dependen más de los factores ambientales que de la herencia en sí. Hay muchos genotipos que no están condicionados por genes heredados, sino por genes modificados a través de deleciones provocadas por agentes del ambiente. Es lo que se conoce como mutaciones genéticas adquiridas no heredables y su estudio es patrimonio de la epigenética. Claro que esto se da en células somáticas y no germinales, por lo que no son caracteres heredables y no afecta a caracteres generales de la inteligencia. Pero sí hay modificaciones que a veces pueden cambiar, generalmente mediante patologías, las funciones intelectuales y afectar directamente a la inteligencia. Otro punto de vista biológico a considerar fue la diferencia de inteligencia entre ambos sexos, cosa que es difícil de demostrar porque las experiencias realizadas han señalado que algunas facultades especiales son propias de un sexo u otro lo que equilibra probables diferencias. Lo cierto es que la medición, la definición, la adquisición de la inteligencia son tareas hasta ahora complicadas y desalentadoras, a tal punto que ninguna de las experiencias y métodos realizados hasta el presente son efectivos más allá de un 50 a 60% y la mayoría de ellos aproximan a determinadas realidades pero de ninguna manera alcanzan a comprender totalmente al fenómeno intelectual. La herencia y la formación ambiental podrán ser factores muy importantes pero no lo son totalmente determinantes, pues han nacido genios de padres mediocres y viceversa: padres genios han tenido hijos mediocres. Igual consideración práctica rige para lo ambiental: hay una media que engloba a la mayoría influenciada por el medio ambiente, pero hay porcentajes importantes en los extremos de la curva estadística que dicen que de medios muy culturizados salen muchos pobres intelectuales y viceversa: de medios poco culturizados pueden surgir grandes genios. La Medicina estudia a la inteligencia a través de la Neurología que se dedica a las estructuras y fisiología del sistema nervioso, dando el fundamento orgánico o anatómico de los mecanismos intelectuales y para ello se vale de la neuroanatomía, la neuroquímica y la neurofisiología. Otra disciplina médica es la Genética que estudia la normalidad o las alteraciones entre los genes y sus relaciones con las alteraciones del crecimiento y desarrollo prenatal y postnatal y los trastornos en la conformación física, funcional y psicológica del individuo, según conceptos que hemos antedicho. La Psiquiatría se ocupa del origen, la dinámica, las manifestaciones y el tratamiento de algunos trastornos de la personalidad que tienen base o repercusión orgánica y pueden alterar la conducta. La Psicología, especialmente la clínica, aplica los principios psicológicos al estudio y a la resolución de las diversas alteraciones de esta índole, que puede presentar un ser humano en algún momento de su vida. Estudia específicamente a la inteligencia y la considera mensurable. En este caso, la psicología trata de objetivar a la inteligencia para evaluarla en su evolución, describir sus posibles alteraciones y, asimismo, predecir las diversas potencialidades con las que cuenta el individuo. Este proceso puede ser cualitativo o cuantitativo y los métodos de estudio abarcan la observación, la entrevista, las pruebas psicométricas y proyectivas. Es evidente la imposibilidad de objetivar totalmente a los mecanismos intelectuales, los cuales están muy comprometidos con el grado de instrucción o aprendizaje, con el desarrollo cultural y social y estas variables interfieren introduciendo apreciaciones parciales o francamente erróneas cuando se mide un cociente intelectual o se realiza una prueba psicométrica o proyectiva. Otras ramas de la psicología son la psicología social que investiga la relación entre los factores sociales y el desarrollo de los mecanismos intelectuales y la psicología educacional que estudia las relaciones entre la enseñanza y el aprendizaje, es decir, se ocupa del estudio del papel que juegan los mecanismos intelectuales en la educación. La Pedagogía, basada en el concepto de inteligencia como conjunto de habilidades y capacidades diferentes, establece planes y estrategias de Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 85 aprendizaje y capacitación de acuerdo con las necesidades específicas de los individuos, tanto si poseen un mecanismo intelectual normal, subnormal o si presentan necesidades especiales. De todo lo visto hasta ahora en este parágrafo como punto de vista biológico de la inteligencia, son experiencias equívocas por haber confundido groseramente a lo anatómico como estructura que genera la inteligencia, cuando en realidad, lo biológico y lo anatómico son elementos de sostén, como reiteradamente hemos venido sosteniendo y tratando de demostrar a lo largo de todo este trabajo. La inteligencia en sí, como ente inmaterial, no depende de ningún proceso ambiental ni genético y por lo tanto no es susceptible de ser medida y estudiada con parámetros científicos. Lo que es susceptible del estudio científico es el cuerpo humano y sus variaciones fisicobioquímicas, como receptáculo e instrumento de manifestación de inteligencia. Es esto lo que se transforma con el ambiente, los genes y todos los otros factores que se han tratado de introducir. Pero la inteligencia en su verdadera esencia, jamás podrá ser medida en una célula, en un gen o por factores ambientales. Todo esto ayuda a desarrollar o afinar el instrumento biológico. El desarrollo de la inteligencia dependerá de otras disciplinas y de otros conceptos. En virtud de estas afirmaciones, en la actualidad podemos considerar dos grandes vertientes en el estudio de la inteligencia humana: a) la Antropología Filosófica o Filosofía Antropológica, dentro de la cual están los modernos conceptos existencialistas sobre el ser del hombre, y por ende, la esencia de la inteligencia b) el estudio de los mecanismos intelectuales y formas de manifestación de esos mecanismos los cuales originan distintos enfoques y perspectivas: el enfoque psicobiológico, la perspectiva experimental, el enfoque genético y la perspectiva diferencial El concepto de esencia de la inteligencia ya lo hemos estudiado anteriormente, por lo que correspondería pasa directamente a las formas con que se estudian los mecanismos intelectuales y su manifestación. El enfoque psicobiológico considera los fundamentos biológicos, los fisiológicos, los neurológicos, los bioeléctricos y los bioquímicos de los mecanismos intelectuales. La perspectiva experimental se centra en el pensamiento y la conducta inteligente, la cual tiene diversas tendencias: • • • • la introspectiva acerca de la intencionalidad y las representaciones mentales la teoría de la Gestalt que subraya la reorganización perceptiva generadora de la comprensión las diversas concepciones del funcionalismo que conciben a los mecanismos intelectuales como adaptación a situaciones nuevas las corrientes conductistas y neoconductistas que realizan estudios objetivos y estudian a los mecanismos intelectuales y sus manifestaciones mediante diversos modelos de aprendizaje, con sus variantes cognitivas, por ejemplo, las que Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 86 • entienden a los mecanismos intelectuales como capacidad de inhibición e respuestas, o como estrategias mentales de ensayo y error la perspectiva de la psicología cognitiva, que considera a la inteligencia como un sistema de procesamiento y que estudia las estrategias y los componentes de la recepción, la codificación y la elaboración de la información mediante procedimientos experimentales, modelos y programas de imitación de la inteligencia El enfoque genético, a su vez, intenta ofrecer diversas áreas de estudio desde el punto de vista genético y así origina: • • la indagación filogenética que estudia la inteligencia considerando la evolución del ser humano y que señala la importancia de la diferenciación y la creciente complejidad del sistema nervioso, así como su progresiva encefalización el estudio ontogenético que abarca una serie de teorías que consideran el desarrollo de la inteligencia durante la vida del individuo, entre las que se encuentran: a) las teorías madurativas que señalan la importancia de la maduración de las actitudes innatas b) las teorías empiristas que hacen hincapié en el aprendizaje acumulado c) las teorías constructivistas que subrayan la actividad innovadora del sujeto La perspectiva diferencial se refiere a las teorías que estudian las variaciones de los mecanismos de la inteligencia a partir de las diferencias entre los individuos y los grupos y abarcaría: • • • • • teorías psicométricas teorías factoriales teorías sociales teorías culturales teorías ecológicas Esta pluralidad de teorías refleja las numerosas facetas y la multiplicidad de abordajes de los mecanismos de la inteligencia y sus formas de manifestaciones, por lo que se hace indispensable un esfuerzo de integración y coordinación entre ellas y la delimitación de cada punto de vista para no caer en errores de interpretar a las manifestaciones de la inteligencia, con lo que la inteligencia es en sí, como ocurre normalmente en las conclusiones de estas actividades “científicas”. Lo que sí debe saber distinguirse es que hay factores que determinan la manifestación de la inteligencia como son las características biológicas, los factores sociales y culturales y los procesos psicológicos, pero hay otros factores que más que intervenir en la manifestación de la inteligencia, son consecuencias de ella como es el factor de conducta y comportamiento individual (probablemente puedan intervenir en la manifestación intelectiva una conducta y un comportamiento grupal o social, pero esto está involucrado en los factores socioculturales que hemos considerado por separado). 87 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Otras cuestiones sobre la inteligencia Hay diferentes cuestiones planteadas en lo relativo a la inteligencia que han surgido de la lógica de confundir a la inteligencia como algo biológico y no como función espiritual. Por lo tanto las respuestas dadas a estas cuestiones quedan estrictamente dentro de esa concepción, sin que esto signifique que nosotros estamos de acuerdo con ellas, ni modificamos nuestro punto de vista. Simplemente exponemos estas cuestiones. Veamos algunas de ellas: 1. ¿se hereda la inteligencia? No hay un gen específico de inteligencia. Como condición de la esencia humana, todo ser humano normal nace inteligente. Lo que se puede heredar son predisposiciones determinadas que tienen que ver más con los mecanismos y las formas de manifestaciones intelectivas que la inteligencia en sí 2. ¿es menos inteligente un artista que un matemático? No. Son diferentes niveles de integración de facultades intelectuales que desarrollan aptitudes distintas que no suponen superioridad intelectual de un individuo sobre otro. 3. ¿es lo mismo agilidad mental que inteligencia? No. La agilidad mental (“ser rápido”) es una habilidad para manejar los mecanismos intelectuales, que puede ser adquirida por entrenamiento o poseerse naturalmente 4. ¿hay relación entre signos anatómicos y la inteligencia? Se dice que hay miradas inteligentes y que los individuos de frente amplia son más inteligentes. El manejo de los ojos puede estar relacionado o no con un cierto grado del desarrollo de los mecanismos intelectuales o del estado de indemnidad de los mismos. Quienes tengan los mecanismos intelectuales indemnes y los usen con mayor eficiencia, tendrán gestos, entre ellos la mirada, que puedan ser interpretados como signos de mayor eficiencia intelectual, pero de ninguna manera hay relación entre la forma mirar y la inteligencia o sus mecanismos. De igual modo ocurre con las formaciones anatómicas de cualquier naturaleza 5. ¿es señal de inteligencia la capacidad para expresarse? La habilidad lingüística es una forma de manifestación de una excelencia en la educación de los mecanismos intelectuales, pero de ninguna manera condiciona a la inteligencia en sí, pues hay buenos oradores sin que tengan una inteligencia notable. 6. ¿es posible medir el grado de inteligencia de una persona? No. Sólo es posible medir el grado de habilidad con que se usan los mecanismos intelectuales que no tiene nada que ver con la inteligencia en sí. De hecho muchas personas con alto cociente en los testes psicométricos no siempre son los más inteligentes y viceversa. 7. ¿son fiables las pruebas de inteligencia? No. Sólo evalúan una parte del desarrollo cognitivo del individuo. 8. ¿el desarrollo intelectual es independiente del desarrollo físico y del emocional? Hasta cierto punto sí. Es evidente que un débil mental no tendrá un buen desarrollo físico, intelectual ni emocional, pero en personas normales pueden haber quienes desarrollan más la emotividad que la inteligencia o el cuerpo, hay quienes desarrollan muy bien el cuerpo (atletas) pero no alcanzan un grado de desarrollo intelectual o emocional y hay quienes adquieren un desarrollo intelectual (“intelectuales”) sin tener un desarrollo físico ni emocional. La educación auténtica 88 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR o inteligente consiste en equilibrar los distintos desarrollos a fin de optimizar la unidad indivisible que es el hombre. 9. ¿existen diferencias entre la inteligencia femenina y la masculina? No. Genéricamente son iguales. Hay diferencias en el manejo de los mecanismos intelectuales, por ejemplo, en la mujer prevalece más la intuición. 10. ¿es cierto que la inteligencia está condicionada por un proceso de maduración? La inteligencia en sí, no. Los mecanismos intelectuales, sí. La inteligencia está sujeta a un entrenamiento que obliga a un pensamiento profundo o trascendental para afinar mejor las funciones de su esencia. Naturalmente, como necesita de los mecanismos intelectuales y éstos dependen del cuerpo, sino hay una maduración de centros nerviosos y estructuras encefálicas, no habrá una correcta utilización de mecanismos intelectuales. 11. ¿hay grupos raciales más inteligentes que otros? No. Las manifestaciones intelectuales son distintas en las distintas razas, pero no se deben a que haya una inteligencia distinta, sino que los mecanismos intelectuales y sus manifestaciones son condicionados en forma distinta por diferencias ambientales diversas y tendencias culturales distintas. 12. ¿la inteligencia evoluciona en etapas sucesivas? La inteligencia en sí, no. Los mecanismos intelectuales, sí. El grado de perfección de la inteligencia, ya lo dijimos, se alcanza con el entrenamiento del pensamiento, el que se puede lograr en diferentes etapas. Pero el pensamiento es un mecanismo intelectual, no la inteligencia en sí. No obstante, hay autores que al modo darviniano creen que la inteligencia puede evolucionar a una mayor perfección, por ser un fenómeno único en todo el universo conocido (Teilhard de Chardin) Cualquiera sea su dimensión, la inteligencia es una facultad que hace al hombre un ser biológico excepcional. Sin apresurarse a conceptos definitivos, se puede considerar que la inteligencia humana se manifiesta como un sistema jerarquizado de procesos y estrategias cognitivos, debidos a la interacción entre la herencia, la organización cerebral, la conducta y el entorno social de la persona, que le permiten resolver problemas y desarrollar su creatividad. La creatividad: el pensamiento original El concepto de creatividad Entre todas las facultades del ser humano, la creatividad ha sido siempre considerada como la más misteriosa y se llegó a creer que es de origen divino o dependía de algún poder oculto, por lo que se le interpretó una fuerza no controlada por la voluntad humana por medio de los recursos conscientes ordinarios. La creatividad se ha definido desde diversos ángulos, pero en términos generales se considera como la capacidad para realizar innovaciones valiosas a través del establecimiento de nuevas relaciones, la recombinación de las que se poseen, la adopción de medios y métodos originales, así como otros recursos. En realidad, si pensamos en términos prácticos, la creatividad es la herramienta que nos ayuda a encontrar respuestas originales, ya sea innovando las dadas a viejas preguntas o cuestiones o las descubiertas con nuevos puntos de vista sobre cuestiones también nuevas o recientes. Pero referida a la obra cultural, la creatividad es la inspiración de la obra artística (pintura, escultura, danza, música, obra literaria) o la serendepidad73 73 Hallazgo azaroso, casual, inesperado o imprevisto de elementos o valores valiosos 89 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR de la obra científica. La creatividad no es la inteligencia en sí, sino una de las variadas formas de manifestación óptima o excelente de la inteligencia. La diferencia entre los altamente creativos y los relativamente no creativos, no reside en la inteligencia, tal cual ésta se mide en los testes de inteligencia. El individuo creativo puede diferenciarse de los demás por sus rasgos de personalidad, puesto que tiende a ser introvertido, necesita de largos períodos de soledad y parece tener poco tiempo para lo que él llama trivialidades de la vida cotidiana y de las relaciones sociales. Son enormemente intuitivos e interesados por el significado abstracto del mundo exterior, más que por su percepción sensitiva. Muestran a menudo dificultad para relacionarse con las demás personas y suelen evitar los contactos sociales. Tienen inclinación a considerar que la mayoría de la gente ordinaria es necia, así como tendencias de dominio sobre los demás, lo que les aleja de establecer relaciones humanas en un plano de igualdad. Están relativamente liberados de prejuicios y convencionalismos y no les interesa particularmente lo que sus semejantes piensen de ellos. Tienen poco respeto por las tradiciones establecidas y por la autoridad en lo referente a su campo de actividad, prefiriendo fiarse de sus propios juicios. Obtienen a menudo resultados altos en los testes de “feminidad”, lo cual indica que tienen una mayor sensibilidad y son más conscientes de sí mismos y más abiertos a la emoción y a la intuición que el hombre medio de la cultura occidental. Una característica importante de la mente creativa es la preferencia por la complejidad. A grandes rasgos, los creativos se agrupan en artistas y científicos. Las características fundamentales son las mismas en ambos grupos, pero en general el artista es más dado a expresar su inconformidad tanto en su vida como en su trabajo, que el científico. El artista informal es corriente, pero el científico anticonvencional es relativamente raro. Los músicos y científicos creativos tienden incluso, a ser más estables emocionalmente que las personas corrientes y, cuando esto no sucede así, su inestabilidad se manifiesta en forma de ansiedad, depresión, recelo social o excitabilidad, algo parecido a una neurosis plenamente desarrollada. Entre los artistas y escritores, el genio se confunde y se relaciona a menudo, con la locura. En esta categoría de personas se manifiestan con excesiva frecuencia neurosis graves, adición a la droga y al alcohol y diversas formas de locura. No existe mucha relación entre creatividad y cociente intelectual. Es perfectamente posible ser altamente creativo y tener una inteligencia normal o poseer una gran inteligencia y carecer de capacidad creativa. A la pregunta ¿qué es la creatividad? podemos responderla con los conceptos que anteceden y con los que subsiguen. Pero denotativamente la Real Academia Española (RAE) define a creatividad como la capacidad de crear o capacidad de creación”. Pero al definir el término crear la RAE lo hace en términos absolutos como es “producir algo de la nada” y, en este caso, es una cualidad propia de Dios como creador absoluto. Pero en las acepciones siguientes introduce una serie de conceptos relativos tales como “establecer, fundar, introducir por primera vez, una cosa; hacerla nacer o darle vida, en sentido figurado”. Naturalmente, el sentido figurado se refiere a la imposibilidad que tiene el hombre de crear la vida en sí, es decir, partiendo de otras moléculas distintas a las ya conocidas y que constituyen la materia viviente. El concepto más importante de esta acepción es que se hace algo por primera vez, esto es, se realiza una obra original, como lo aclara el mismo diccionario al referirse a una obra industrial, literaria, sistema filosófico, político, o 90 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR subjetivamente, crear necesidades relativas, derechos, abusos, etc. Esto nos lleva al meollo de la creatividad que es la originalidad. La RAE establece que la originalidad es la “calidad de original” o la “actitud, comportamiento o acciones originales, pocos corrientes”. En cuanto a original nos dice que es lo “perteneciente o relativo al origen” y a origen lo define como “principio, nacimiento, manantial, raíz y causa de una cosa”. Como es costumbre de las denotaciones académicas, la RAE da vueltas y vueltas con un juego de palabras donde originalidad está relacionada con lo original y lo original con el origen, etc. Del juego de denotaciones podemos extraer que la originalidad sería causar o dar existencia a una cosa que sea poco común (“poco corriente”), es decir, algo singular. En otras acepciones de originalidad habla de las obras que se distinguen de lo vulgar o conocido por tener cierto carácter de novedad y ser fruto de la creación espontánea. Saliendo de lo denotativo, podemos introducirnos en lo connotativo y acá hay mayores posibilidades de referirnos a la creatividad humana, la cual puede ser interpretada como un símbolo o un milagro, según la arista desde la cual se observe un fenómeno creativo u original. Ignacio Bruno74 define a la creatividad humana como “la capacidad que tenemos las personas de generar o tomar decisiones que pueden estar relacionadas con cuestiones artísticas, cognitivas o mixtas”. Esta distinción de artístico y cognitivo nos ubica en lo que anteriormente dijimos que la obra creativa puede ser intelectual o científica o tener carácter cultural relacionado con las artes. Pero lo más importante que Bruno deja como tácito pero que en realidad debe ser resaltado explícitamente, es que más importante que la toma de decisiones es la producción de la idea creativa. La capacidad básica estaría referida a la facultad de tener u originar ideas creativas, esto es, ideas nuevas, no conocidas ni comunes o vulgares. También nos dibujan mejor el perfil de la creatividad como “la generadora de ideas”. Esta generación suele ser espontánea, pero para algunos autores esa “espontaneidad” es fruto de un proceso que luego explicaremos en sus etapas principales. El mundo de hoy nos plantea un esquema muy extendido que es de competencia/exclusión. Esto significa que para sobrevivir hay que saber ser competitivo o “quedamos fuera” de toda carrera de competición. Luego, esa competitividad nos permite sobrevivir en el sistema social; y para que sea fructífera debe ser original y efectiva, esto es, creativa. Por eso algunos autores catalogan a la creatividad actual como una habilidad de supervivencia75 Formas o “estilos” de la operabilidad mental creativa Se ha hablado de dos “estilos” mentales básicos: el convergente y el divergente: 1. El pensamiento convergente tiende a abordar los problemas de una forma lógica y a establecer relaciones convencionales. 2. El pensamiento divergente tiende a utilizar juicios ilógicos o “marginales” buscando soluciones innovadoras e inconformistas. El sistema educativo, en general, favorece el pensamiento convergente, o sea, la inteligencia no creativa, en abierto detrimento del pensamiento divergente o creativo, porque el divergente es 74 Neurólogo y psiquiatra argentino, director del Centro de Neurología de la Conducta y Neuropsiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) 75 Clegg, Brian – Birch, Paul, autores del libro CREATIVIDAD AL INSTANTE, Editorial Granica Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 91 más pasivo, tímido, no comunicativo y algo indócil a las directivas de los profesores, siguiendo generalmente sus propios impulsos. Contrariamente el convergente se adecua con facilidad al tipo de trabajo que exige el aparato académico, sin poner en tela de juicio su orientación intelectual y pedagógica. La división entre divergente creativo y convergente convencional no es del todo absoluta, ya que hay zonas grises, pues hay algunos divergentes con rasgos de convergentes y convergentes con rasgos de divergentes. Esto indicaría que si bien pueden existir diferencias innatas e inalterables en los individuos en cuanto a su creatividad, la forma de pensar de los conformistas no se debe tanto a una incapacidad para el pensamiento original, como al temor de la posibilidad de parecer una “persona extraña” al entorno social y perder así la aprobación de la sociedad, por lo que opone resistencia a fiarse de la intuición antes que de la razón. Un componente alto en la creatividad es la independencia respecto a las opiniones de los demás, razón por que un gran número de gente altamente creativa opina después que los demás o no opinan permaneciendo indiferentes frente a la opinión de los demás. Otras formas por las que puede incrementarse la creatividad, están relacionadas con los estados mentales durante los que los individuos creativos tienen generalmente sus inspiraciones. El proceso creativo es casi invariable: la mente del creador debe ser preparada previamente mediante la compilación de toda la información relevante sobre el problema que le preocupa. Habitualmente se producen intentos continuados de plantear el problema de una forma lógica, aunque evitando cuidadosamente aceptar ninguna solución convencional. Pero la respuesta en sí, la idea creativa, surge casi siempre cuando el individuo no está concentrado en el problema, sino que puede encontrarse en estado de “sueño despierto” o “ensoñación”. Los estados de monotonía que favorecen el ensimismamiento, como un viaje largo en tren u ómnibus, propician el trance creativo porque en esos estados de conciencia, las barreras del inconsciente caen y se dan rienda suelta a la imaginación y la fantasía y es precisamente del inconsciente, de donde surge la facultad para sintetizar ideas y pensamientos, más allá de los vacíos que la mente lógica es incapaz de llenar y para liberarse de la conformidad y lo convencional, liberando finalmente la creatividad de todas sus ataduras. (Rayner)76 Se han distinguido por lo menos, cinco grandes obstáculos que dificultan la generación de soluciones creativas: 1. 2. 3. 4. 5. la incapacidad para comprender el problema en cuestión el olvido de los elementos que lo conforman los conocimientos insuficientes en torno a éste una firme creencia en reglas incompatibles con la hipótesis correcta el miedo al fracaso En cierta forma, una persona con una inteligencia superior tiene mayores posibilidades de tener capacidades creativas, pero no siempre es así. Además, es posible que un individuo sea creativo sin ser inteligente o, incluso, que no presente rasgos sobresalientes en ninguna de las dos capacidades. En diferentes estudios se encontró que los individuos que sobresalen en inteligencia y/o creatividad, por lo general, muestran confianza en sí mismos, son sociales y parecen tener una 76 Rayner, C. – LA MENTE HUMANA, Editorial Hyspamérica, España, 1986 92 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR actitud menos severa ante los errores, además de tener un buen rendimiento escolar (en el rendimiento escolar pueden haber excepciones como la de Einstein) Para Clegg y Birch, habría tres tipos de creatividad: artística, descubrimiento y humor. Estos autores estudian la creatividad desde un ángulo práctico en la época actual y estiman que es una herramienta para superar los diferentes conflictos sociales. De la creatividad artística no hay dudas y ya hemos hablado de ella. Del descubrimiento, es evidente que es una capacidad creativa para fines profesionales o laborales, por ejemplo, la del creativo de publicidad, la del industrial, la del político, etc. donde, para algunos, descubrir nuevas técnicas o aparatos es mejorar las condiciones socioeconómicas personales y de otros. En esta categoría entrarían los “inventores” de la humanidad que han descubierto todos los aparatos tecnológicos útiles con diferentes finalidades. Por último, la creatividad del humorismo es otra capacidad del hombre de hoy para sobrellevar las penurias de las contingencias conflictivas sociales. Quizás el mejor resumen de todo este panorama de hoy del hombre creativo común, lo hace Carolina Preve.77 Piensa que todos poseen capacidad creativa, lo que nos habilita a vivir plenamente, ser flexible en los imprevistos y mantener frente a los conflictos una actitud de un espíritu alegre y lleno de vida. En esto interviene el humorismo. La creatividad no es privilegio de artistas o de unos pocos hombres sino de cualquier individuo que se atreva a superar los condicionamientos sociales y familiares, los distintos temores personales, autocensura y baja autoestima que bloquean la capacidad personal creativa. Sostiene: “más allá de las creencias, nosotros no creamos: recibimos del Universo ‘información nueva’ a través de nuestra intuición. Si cuando aparecen estos datos, que por ser creativos son nuevos y diferentes a lo que la sociedad conoce, la persona los desecha por no poder sostenerlos, se pierden. Cada uno de nosotros nace con una misión en la vida. Es inútil que aquel que nació para ser pintor se esfuerce en ser doctor, del mismo modo que no sirve que el que está destinado a ser ingeniero o cantante. Las cosas no van a salir y vamos a echarle la culpa a la suerte. La creatividad se estimula fomentando la conexión con nuestro interior, con nuestra propia esencia”. Pensamiento, inteligencia y creatividad Antes de terminar, es necesario dilucidar definitivamente que pensamiento e inteligencia no es lo mismo, puesto que el pensamiento es un eslabón de los mecanismos intelectuales, probablemente el último, que permite a la inteligencia manifestarse. Pensamiento, juicio, raciocinio, conceptuación, son parte de los mecanismos de expresión de la inteligencia, la cual, sin dudas, es mucho más que todos esos mecanismos y por lo tanto no son abarcables en toda su dimensión por el pensamiento. Asimismo, los tipos o clases de inteligencia propuestos por diferentes autores (Guilford, Gardner, Piaget, Goleman, etc.), no son “inteligencias” separadas sino formas o modos de expresión de una sola, única y misma inteligencia. Es evidente, como ya lo resaltamos, que para definir a la inteligencia cada investigador o autor toma un determinado punto de vista y con él emite su concepción del significado de inteligencia. Otros autores prefieren describir los actos de la inteligencia y por eso determinan que la inteligencia es todo un proceso en el cual intervienen diferentes y diversas capacidades, siendo así la inteligencia “una interrelación de un conjunto de capacidades del individuo, determinadas por las características biológicas, los procesos 77 Fotógrafa argentina y coordinadora de un espacio llamado Manantia-Larte que ubica en Buenos Aires y funciona con talleres que investigan la creatividad en diversas disciplinas artísticas. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 93 psicológicos, el entorno social y la conducta personal”. En este criterio, esas capacidades no se dan en bloque y simultáneamente sino que se adquieren gradualmente a medida que cada individuo asimila, retiene, aplica y modifica sus experiencias y sensaciones, con el fin de guiarse y poder adaptarse al medio en que le toca vivir. No obstante, a pesar de tantos intentos de definir a la inteligencia, todos los expertos han convenido en aceptar habilidades generales, comunes a la mayoría de las personas, tales como: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. resolver problemas habilidad verbal destreza para manejar símbolos lingüísticos capacidad de análisis y síntesis capacidad de aprendizaje poder de adaptación habilidad para alcanzar metas escogidas racionalmente Cuando estas habilidades son empleadas en forma original o distinta a otros individuos y se obtiene resultados efectivos, esto es parte del pensamiento creativo. El funcionamiento de nuestro pensamiento oscila constantemente entre dos polos: 1. el pensamiento realista y 2. el pensamiento imaginativo. El pensamiento realista es el que sigue las reglas de la lógica y está adaptado a la realidad exterior en que el hombre vive. El pensamiento imaginativo es más difícil de definir, dado que la palabra imaginación se emplea en tres sentidos: 1. como imaginación práctica: un individuo que tiene imaginación para resolver un problema en forma original 2. una imaginación lingüística o verbal : la imaginación que califica la originalidad de los medios con que un individuo se expresa a través de la palabra para producir el efecto que busca en quien ha dirigido su mensaje lingüístico o verbal 3. una imaginación creadora que es la capacidad o facultad de combinar imágenes en conjunto o en sucesiones que imitan los hechos de la Naturaleza, pero que no representan nada real ni existente (definición aristotélica). Estos conceptos convierten a la imaginación en una capacidad para utilizar las representaciones de la realidad, sustituyendo a las percepciones sensoriales por los elementos formados en el pensamiento. La imaginación resulta así un término medio entre el pensamiento lógico y el pensamiento sumergido en el mundo interior (casi autismo) Nosotros, en general y en coincidencia con algunos psicólogos, hablaremos de imaginación creadora cuando un sujeto, situado frente a un problema, descubre una solución original. Dicho de otra forma: frente a viejos problemas encuentra nuevos enfoques o soluciones y esto es la creatividad. Para ello es necesario que la imaginación creadora rompa los moldes de la rutina o hábitos de pensamiento y para esto necesita de una cualidad importante o básica: la flexibilidad. Sólo un pensamiento flexible crea. El pensamiento rígido Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 94 mantiene el “statu quo” (“siempre lo mismo”). La flexibilidad es la adaptabilidad del individuo a situaciones nuevas. El pensamiento creativo tiene cuatro etapas: 1. 2. 3. 4. Preparación Incubación Inspiración Verificación. La preparación es una larga fase de adquisición de conocimientos. Este primer paso ayuda a tener en claro un problema que se busca resolver, la obra que se desea materializar, etc. El acto de formular una pregunta y encontrar una respuesta fruto de una libre imaginación. Las fuentes de información pueden ser preexistentes como revistas, libros, Internet, obras artísticas conocidas, etc. La incubación es un proceso de maduración de los datos de la información recogida. La organización de los elementos adquiridos, tanto en forma consciente como inconsciente. La inspiración es el descubrimiento inconsciente, súbito, de una solución y puede llegar en medio de una meditación, de un sueño e, incluso, en plena dispersión mental. Es un conocimiento intuitivo, inconsciente, que bruscamente se hace consciente o inteligible y “aparece” milagrosamente con la solución. Es un poco dejar volar con libertad del pensamiento para que pueda sortear todas las restricciones posibles, sobre todo el temor al ridículo o al fracaso y asociar libremente varias ideas. El barajar varias ideas simultáneas es el método del brainstorming, vulgarmente conocido como “lluvia de ideas. La verificación es la comprobación que se hace de si la creación inspirada se adecua o no a la realidad, es decir, si es en verdad una solución al problema y no una mera ilusión. Para esto debe materializarse en forma oral (conversación, grabación, audiovisual), escrita o mediante diagramas apropiados. Para Goleman78 la preparación “es el momento en que te sumerges en el problema, en busca de cualquier información que pueda resultar relevante” “La idea consiste en reunir una amplia gama de datos, de modo que elementos insólitos e improbables puedan comenzar a encajar una con otra. En esta etapa es de crucial importancia ser receptivo, poder escuchar abiertamente y bien”. Incluye en esta etapa a la frustración que surge en el momento en que la mente que busca una solución alcanza el límite de sus habilidades y no avanza. Es un “devanarse los sesos” sin solución aparente. Es la etapa previa a que aparezca el gran salto hacia delante. Es la inevitable “oscuridad antes del amanecer”. En cuanto a la incubación es el período en que “se consulta con la almohada”, pues es el momento en que el inconsciente es más fértil para las iluminaciones creativas que el consciente, porque en el inconsciente no existen juicios de autocensura y ahí las ideas se recombinan libremente dando asociaciones impredecibles que llevan a esquemas nuevos con “promiscua fluidez”. Es rico en imágenes y sentimientos que nos llevan a la intuición o “corazonada”, de forma tal que “cuando confiamos en nuestra intuición, en verdad recurrimos a la sabiduría del inconsciente”. Es la etapa del “soñar despiertos”. 78 Daniel Goleman – EL ESPÍRITU CREATIVO, editorial Vergara, Bs. As. 2000. 95 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR En referencia a la inspiración, Goleman la llama “iluminación”, porque “la inmersión y el soñar despierto llevan a la iluminación, cuando de repente se te ocurre la respuesta como salida de la nada”. Empero, el autor considera que el pensamiento solo, a pesar de ser un “hallazgo revelador”, no constituye aun el acto creativo, hasta que no se traduce en acción y, es ahí, donde comienza la verificación. Es lo que luego otro autor propone como “toma de decisiones” como luego veremos. Barylko79 reconoce que la originalidad creativa es un des-viarse lo que quiere decir salirse o alejarse de la única y excelente y buena vía. Pero este concepto de “buena vía” no es tan claro por lo que debe considerarse como mejor, que des-viarse es “ensayar otras vías” y éste sería el método operativo de la creatividad y sería algo así como la “obra abierta” propuesta por Humberto Eco. En cambio, Arthur Koestler opina que “la originalidad creativa siempre implica un desaprendizaje y un reaprendizaje, un deshacer y un rehacer. Implica la ruptura de estructuras mentales petrificadas, deshacerse de matrices que han perdido su utilidad, recomponiendo otras hasta formar nuevas síntesis. En otras palabras, se trata de una operación muy compleja de disociación y bisociación80 en la que participan varios niveles de jerarquía mental”. Partiendo de éste y otros conceptos, Barylko concluye que habría dos tipos de pensamientos: 1. pensamiento vertical 2. pensamiento lateral El pensamiento vertical comienza como pensamiento auténtico pero luego va decayendo en una especie de red que teje su propia rutina de forma tal que se vuelve automático y se expresa como hábito reflejo, lo que equivale, prácticamente, a no pensar. Las ideas preformadas por este pensamiento son un verdadero cliché de formula de algo que alguna pasó por la criba de la mente y de la reflexión, pero que después se convirtió en un mero mecanismo iterativo o repetitivo (una interpretación de lo llamado fetiche) Una vez que se llega a una conclusión, una convicción, una idea, una fe, una creencia, se deja de analizar si es viable o actualizada y se sigue aferrado al esquema formado sin cuestionarse su validez o su inteligibilidad. Esto es lo que Koestler llama “estructuras mentales petrificadas” y que Barylko describe “el osificado por la rutina”. Es un pensamiento que se clava en un punto y se queda ahí persistiendo sin reformarse ni renovarse. Es un pensamiento fijo e inmóvil y que no se des-vía. Está colocado en un riel sin ramales y siempre con un mismo destino o fin. Es el pensamiento que deja de ejercitar la búsqueda curiosa o que se niega a encarar otros aspectos o puntos de vista porque cree que el suyo es el mejor o es el que abarca todo otro concepto o que no hay otro concepto fuera del que ese pensamiento postula (fundamentalismo). Usa los caminos trillados que son en cierta medida cómodos y confortables y que por ser archiconocidos se presentan como verdad absoluta, lo que da la convicción de que al manifestarse con frases trilladas, el pensamiento que se manifiesta tiene autoridad en sí y lleva a su autor a decir con un grado de suficiencia: “yo pienso” y a continuación habla ex.cáthedra.81 Opuestamente, el pensamiento lateral, propuesto por De Bono, es un pensamiento, en el concepto de Unamuno, vagabundo porque se atreve a vagar, a des-viarse, a des-prenderse de tanto 79 Jaime Barylko, SABIDURÍA DE LA VIDA, Editorial Planeta, Bs. As. 2000 Bisociación es el mecanismo por el cual se asocian dos conceptos 81 Forma de expresión propia del Papa o pontífice romano, jefe supremo de la Iglesia Católica, cuando expresa conceptos de fe o dogma que no admiten discusión ni oposición racional 80 96 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR saber acumulado en forma rutinaria y que se suele expresar por “frases hechas” sin mayor análisis de lo expresado y que se cree totalmente válido porque “todo el mundo piensa igual”. Cuando uno se vacía de lo rutinario y comienza a buscar nuevas formas de expresarse, esto es pensar realmente y usar una facultad cuya función permanente es descubrir lo que las cosas son, es decir, comprender los conceptos e ideas que se forman y confrontarlas con la realidad para saber si se está expresando, realmente, lo que las cosas son (o sea, si se expresa la verdad). Por eso, el pensamiento lateral es irse a un costado o lado de la vía. Dicho pensamiento “va” hacia otro lado distinto de la vía común, rutinaria y fosilizada. Se desvía al costado de “lo ha sabido y consabido”. Esto quiere decir que no se opone a lo ya sabido, sino simplemente se desvía de ese preconocimiento para intentar un nuevo enfoque de “lo ya sabido” y ver si encuentra un nuevo punto de vista. En modo contrario, el pensamiento vertical se construye sobre la base irracional del empecinamiento intelectual y de la incapacidad de movilizar el entendimiento para ensayar otra dimensión reflexiva. El pensamiento lateral, precisamente, es el desvío a un costado para agilizar el entendimiento e ir a otra dimensión reflexiva por una meditación más contemplativa y profunda, que permita llegar a lo que las cosas son realmente, esto es, lo que significan en un momento dado en una realidad determinada. Mientras el pensamiento vertical es un monólogo que repite todo “de memoria”, siempre con la misma visión del mundo y la realidad, el pensamiento lateral es un pensar con diálogo, porque “crear es confrontarse con otras creaciones”. Es pensar frente a lo ya conocido y es un emprender nuevos caminos para “recorrer lo finito en todas las direcciones” mientras se intenta conocer o llegar de algún modo a lo infinito (Cassirer) Pero también es compartir ideas con otros para repasar las convenciones, los signos y símbolos conocidos y aceptados, el lenguaje usado y las ideas en general, para chequear su validez o su anacronía. Del diálogo fecundo y abierto, es otra forma de la creación humana, pues muchas nuevas ideas nacen del análisis y síntesis de otras conocidas y compartidas. Por eso, repito, ser creativo, de algún modo, no es nada más que encontrar nuevos puntos de vistas a viejas cosas archiconocidas. La creatividad puede adquirirse por la ejercitación Dado que la creatividad no sólo sirve para la cultura o la ciencia sino también para resolver satisfactoriamente las distintas cuestiones cotidianas, las que se nos presentan día a día, Epstein82 aconseja practicar desde niños algunos ejercicios para aumentar la creatividad, facultad que, según este autor, todos poseemos y podemos incrementar. Los ejercicios de Epstein son: Aprender a reconocer y atrapar las ideas creativas: las ideas originales o creativas pasan por nuestra mente en forma fugaz. Al momento de reconocerlas debemos fijarlas por escrito, porque de otro modo, con el paso de las horas se diluyen y se pierden para siempre. Sólo cultivando la imaginación, como hacen los creadores de la ciencia y del arte, se aprende a identificar y retener toda idea nueva que reconozcamos en nuestra cabeza. Se ha dicho que uno de los mejores momentos en que aparecen estas ideas nuevas es el momento que transcurre antes de hundirnos en el sueño profundo. De ahí el aforismo “consulte con su almohada”. Otras 82 Robert Epstein, director emérito del Centro de Estudios del Comportamiento, Cambridge, Massachussets, EE.UU. 97 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR personas se inspiran en cualquier momento y circunstancia y a determinadas horas del día (ya sea en la cama, en la bañera o en un autobús) Una forma práctica de retener las ideas intuitivas o creativas es llevar siempre un cuaderno de notas. Técnica para favorecer el pensamiento creativo: hay que relajarse bien, cerrar los ojos y dejar que la mente divague a sus anchas por espacio de algunos minutos. Para esto, se debe dejar fluir libremente los pensamientos sin dirigirlos voluntariamente. Con tiempo suficiente y sin distracciones, todo el mundo ve, oye o percibe cosas imposibles de experimentar en la tensionante realidad cotidiana (rutina y cotidianidad). La afluencia de ideas creativas es más fácil cuando se tiene un entrenamiento especial a través del ejercicio de una actividad determinada que necesita de la creatividad, como ocurre con las ciencias y el arte. Aprender a afrontar desafíos: una forma de conseguir o incrementar el flujo de ideas creativas es colocándose en situaciones difíciles de las cuales se tengan pocas probabilidades de salir airoso. Aunque no se cree, el fracaso puede ser un manantial de creatividad si se utiliza adecuadamente. El fracaso trae frustración y si esa frustración no nos anula se puede usar para ensayar comportamientos distintos a los empleados en la situación de fracaso (ensayo de conductas, actitudes y comportamientos variados). Cuando las ideas se enfrentan y compiten en nuestra mente, esto intensifica el proceso creativo. Otra forma de incrementar la creatividad es estudiando los llamados “problemas sin solución” (hacerse millonario en una semana, evitar la vejez, mejorar el clima, etc.) Adquirir nuevos y mayores conocimientos: cuantos más conocimientos se adquieran, tanto mayor será la capacidad creativa. Generalmente los creadores son los que poseen conocimientos variados que adquieren leyendo o estudiando los temas que desconocen y, a veces, de los que ni quisieran saber. Conviene leer libros de historia, psicología, filosofía. Escuchar programas de radio instructivos o programas educativos de televisión (Discovery, Infinito, etc.) Variar el entorno habitual: Teniendo estímulos ambientales variados y renovados diariamente es otra forma de aumentar la creatividad y de producir, también, ideas variadas y cambiantes. El modo de relacionarse con los demás crea un entorno estimulante para la creatividad. En este sentido, alternar en grupos oscilantes (que comprendan alternativamente reuniones de pocas y muchas personas) incitan la imaginación. Colocar en nuestro ambiente familiar y laboral elementos estimulantes visuales o auditivos también ayuda (la música y los colores variados y mezclados inducen sensaciones placenteras y creativas) Es importante recordar sobre el significado de la vida y la creatividad, lo que agrega Paulo Coelho:83 “Creo que los hombres perdimos el sentido mágico de la vida, el hecho de que la realidad es algo más que lo que podemos ver y tocar. La magia es un lenguaje simbólico pero muy empobrecido por la interpretación que hacen de ella. Todo es mágico. Pero una cosa es entenderlo y otra explicarlo. ¿Alguien puede decir qué es el amor...? Nadie. Y el amor es un sentimiento mágico de la vida. Entre las personas hay, por ejemplo, emociones que puede interferir mucho más que los hechos concretos. El hombre quiere crear un universo manejable y predecible, pero en el fondo siempre luchó contra esa tendencia a reducir la vida a lo material. 83 Charlab, Sergio – EL ALQUIMISTA DE LAS PALABRAS, entrevista publicada en Selecciones Reader’s Digest, edición argentina de octubre de 2002 98 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Todos poseemos un potencial creativo que se puede aplicar a un libro, a la música, a la edición de una revista, a la creación de un software o a la jardinería. La creatividad es un don de las personas. La gente empobrece la vida cuando tiene miedo a usar su creatividad, porque la creatividad implica asumir la responsabilidad de lo que hacemos. Algunas veces esta capacidad me asusta y, en otros momentos, me ha traído problemas. Pero, gracias a Dios, se continúa manifestando. La espiritualidad es un camino personal que no tiene nada que ver con la religión formal. Es enfocar la vida en la comunión con Dios. No se trata de convertirse en una persona mejor, no es un proceso acumulativo de dejar vicios y sumar cualidades. La trascendencia es poder cambiar la forma sin modificar la esencia. Es entender que su identidad continúa, pero que usted es otra persona cuando trasciende sus limitaciones. Es una conciencia de la propia dignidad, de ser parte de la creación y de que uno merece lo mejor, pero sobre todo, de que puede estar en comunión con Dios. Eso le da a uno la sensación de la propia vida tiene sentido. Con estas últimas reflexiones, cerramos este parágrafo donde se intenta mostrar como mente y cuerpo están íntimamente entrelazados y cuales son los órganos susceptibles de crear los procesos mentales y la diferencia que hay entre esencia de la inteligencia, los mecanismos que usa para manifestarse y sus diferentes formas de manifestación, para evitar dualismos y concepciones equivocadas sobre qué es la inteligencia. Las estructuras intelectuales dependen también de una infraestructura física o anatomofisiológica. Brusco cree que estas diferencias físicas son las que no permiten que todos los seres humanos sean genios creativos, como los grandes creativos que la historia ha registrado en todas las actividades humanas. Este investigador resalta que la primera cuestión sería el grado de desarrollo de los distintos aspectos del funcionamiento cerebral que despliega el proceso. Existen muchas regiones neuronales cerebrales que intervienen en la generación de las ideas, pero básicamente, son patrimonio del lóbulo frontal y del sector prefrontal. Esta zona cerebral es la última en formarse a nivel filoontogenético, referido a la historia de la evolución y a la evolución personal de cada individuo. El desarrollo total de la zona cortical y precortical se completa en la adultez que es cuando se manifiestan los aspectos de la toma de decisiones, los criterios culturales y sociales y las capacidades de abstracción y atención. Todos estos son elementos fundamentales al proceso creativo. No obstante, hay excepciones en determinados individuos que pueden alcanzar desarrollo privilegiado en edades cortas y son los que se conocen como “niños genios” Estas zonas se desarrollan según cada talento personal, pues no es lo mismo un talento racional, intelectivo que un talento artístico y, aún dentro de lo artístico, hay diferencias entre un pintor, un músico y un bailarín o un cantante. Unos utilizarán más el hemisferio izquierdo, otros el derecho. A esta base anatómica hay que agregar lo que explicamos de la inteligencia o facultades mentales y entre ellas, además de la inteligencia, se destaca la emoción. Ambas intervienen en toda creatividad. En este caso, describe Brusco, funciona el sistema límbico en lo emocional (el sistema límbico está relacionado con los instintos básicos de las cuatro “c”: comer, combatir, correr y copular). Esto se relaciona con el impulso del hambre para llenar la necesidad de la alimentación, combatir (lucha) o correr (huída) para enfrentar los conflictos elementales del medio o ambiente y copular o función sexual reproductiva como instinto de reproducción para mantener la perpetuación de la especie. En el criterio de Brusco, cada persona debe manejar su inteligencia y su emoción para desarrollarlas Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 99 con sentido creativo y acá juega, además del talento personal (tendencia y forma de las ideas), la concreción de una obra creativa (toma de decisiones). Así como el desarrollo de estas zonas cerebrales ayudan a la creatividad, el deterioro de las mismas anula dicha creatividad. Esto es lo que llevó a Brusco a postular la tesis de “las cuestiones físicas que determinan el grado de creatividad”. Inteligencia y creatividad Obviamente, para ser creativo hay que saber usar la inteligencia. Pero esto origina algún grado de confusión entre los conceptos de creatividad e inteligencia. Si bien la creatividad, como la inteligencia, admite varias definiciones, las más lógicas son las que asocian, en términos generales, a la creatividad con la “capacidad de realizar innovaciones valiosas” las que se consiguen realizando nuevas relaciones o combinando entre sí las que ya se conocen o adoptando medios y métodos originales o bien, utilizando otros recursos cuyos resultados sea “lo nuevo”, “lo original”, “lo fuera de lo común”. Generalmente, toda persona con un vasto repertorio que abarquen conceptos, esquemas, imágenes y pueda formular reglas útiles, eficaces e interesantes, es la considerada como “inteligente”, pero sólo se considera “creativa” a la que emplea ese repertorio en forma original y constructiva. Nosotros ya hemos definido a la creatividad como la que suele encontrar nuevas soluciones a viejos problemas. Esto significa que una idea creativa deriva siempre de un conjunto previo de explicaciones y soluciones conocidas para un problema determinado, de ahí que toda idea creativa tenga algún tipo de relación con las supuestas soluciones dadas con anterioridad a lo que se considera problema o conflicto. En gran medida, también, muchas de las “soluciones originales” dependen, además de la creatividad personal, de las circunstancias personales. Diversos investigadores han coincidido en que, básicamente, los impedimentos para encontrar soluciones creativas serían: incapacidad de comprensión del problema planteado no recordar o conocer (conocimientos insuficientes) algunos de los elementos del problema creer que hay normas incompatibles con la supuesta hipótesis correcta tener miedo a fracasar Contrariamente, los que han podido manifestar con inteligencia y creatividad generalmente: 1. 2. 3. 4. tienen confianza en sí mismos son sociables con gran capacidad de relaciones interpersonales admiten sus errores con menos severidad (tolerancia al fracaso) tienen un rendimiento intelectivo o racional bueno que puede expresarse o no en un rendimiento escolar aceptable La experiencia ha demostrado varias posibilidades: 1. individuos muy inteligentes que no son creativos 2. individuos escasamente inteligentes pero muy creativos 3. individuos sin rasgos de inteligencia ni de creatividad 100 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR La creatividad como patrimonio humano Es admitido que la creatividad es intrínseca a todo ser humano. La diferencia entre creativos y no creativos surge por diferentes circunstancias por las cuales muchos no tengan oportunidad de saber que son creativos o despertar su creatividad personal o conocerla en los demás (falta de percepción de la creatividad). Partiendo de la premisa que la creatividad es una facultad (que se manifiesta como capacidad para crear algo, aptitud de descubrimiento de cosas, posibilidad de ser imaginativo y dar forma a lo desconocido o inédito) es posible que todo ser humano puede encontrarla y desarrollarla, pues de ella depende el progreso personal y de la humanidad. La creatividad puede ser encontrada por sí mismo o advertida por otros. También es posible que haya padres que se preocupen por entrenar a sus hijos para que sean creativos. Los expertos han corroborado que cuando se otorga la atención debida a la creatividad, permite que la misma influya con acciones transcendentales en el desarrollo de cada persona, de la comunidad y de la raza humana, además, imprime un matiz muy especial a todas las experiencias vitales o existenciales, permitiendo un proyecto existencial personal más auténtico y renovador. Cuando un niño o un adulto hallan una veta creativa mediante el dominio natural de una cierta habilidad, por regla general tratan de darle un toque personal, un sello individual. El estímulo que reciba por sus aciertos o el descarte de fracasos, incitará más a improvisar con mayor frecuencia, alejándose de los patrones estereotipados que conocen o se les intenta enseñar. Esta característica hace que muchos docentes y padres consideren a niños y jóvenes como “rebeldes”, en lugar de percibir su creatividad. Por las bondades de la creatividad humana es un imperativo personal y social tratar por todos los medios de buscar la vena creativa y educar para desarrollarla, a fin de que el ser humano mantenga permanentemente el deseo de contactar su esencia como fenómeno único en el universo, sea un curioso eterno por lo que le rodea y su propio interior, y mantenga incólume su necesidad insoslayable de aprender para conocer y ser sabio. Pero, por sobre todo, no pierda el anhelo o deseo de hacer cosas mediante experiencias cotidianas que tiendan siempre a ser nuevas y originales, o sea, que no pierda el espíritu de la innovación. Para esto debe la sociedad y la familia tratar de educar a sus niños para darle todas las oportunidades, apenas nacen, de comenzar a ser creativos. El desarrollo de la creatividad exige que la gente aprenda a no sentir que llega a extremos insalvables, como una especie de punto final tras del cual ya no hay más posibilidades. El culmen de las posibilidades sólo es la muerte (esto es así en el esquema existencial, pero debiera ser aceptado por todos para comprender que mientras se vive nunca se acaban las posibilidades). Si un hombre considera que “no tiene más posibilidades” cae en la desesperanza y es ahí cuando pierde su capacidad de ser creativo, seguir creciendo y aprendiendo todo lo bueno, útil y eficaz. Jamás una persona debe renunciar a la curiosidad por sí y por el mundo. Debe sentir el apremio acuciante de buscar nuevos horizontes (ser abarcador en la concepción existencialista de Jaspers). Para esto debe saber y aprender que no está compitiendo con otros ni con el medio, sino consigo. Cada día debe intentar superarse a sí mismo y no a otros. No importa cuánta supuesta delantera le lleven otros o el mundo o “su mundo”. Importa cuánto él pueda hacer para ser mejor y más creativo. Ésta es una condición “sin la cual” no es posible llegar a vivir originalmente y sin tener que adaptarse a moldes que le impiden desarrollarse o crecer. La creatividad como lucha por sí mismo es el arma que le permitirá salir de todo pozo y elevarse a lo trascendente, cualquiera sea su situación personal y social. Para esto debe poseer la plena convicción íntima de que debe estar dispuesto a crecer permanentemente y alojar en su mente y en su corazón el sentimiento profundo de que vivir y desarrollarse nunca terminan en el transcurso de su existencia. Siempre debe estar disponible para 101 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR levantarse en cada tropezón y buscar y aprender a hacer mejor las cosas tanto en el presente como en el futuro, con su sello personal, aunque éste no sea del agrado de otros ni reconocido por los que le rodean. La condición es que su conducta sea una fuente de satisfacción y de obras efectivas. Y, lo más importante, es que puede ser un creador en el trabajo, en la ciencia, en un oficio, en el arte en todas sus expresiones, en lo religioso o en lo comunitario. Basta que se lo proponga y aprenda a vivir y a negociar con su entorno y el mundo. Que tenga siempre la ambición de tomar decisiones para buscar soluciones y, lo primordial, que éstas sean únicas. La inteligencia artificial como obra e instrumento de creatividad En cuando al concepto de John McCarthy84 sobre la inteligencia artificial, que definió como “amplio campo de investigación científica que trata de crear máquinas y sistemas que se comporten de manera similar a la inteligencia humana, en el sentido de aplicación de ésta para adquisición de habilidades especiales”. Uno de los precursores y creadores de “máquinas inteligentes” fue Alan Turing , que en 1937 introdujo el concepto de una máquina similar a las computadores digitales y que se le llamó “máquina de Turing”. A partir de estos primeros intentos, la industria progresó y evolucionó hasta obtener máquinas tecnológicas automáticas, aplicadas a la industria, electrodomésticos, ciencias, etc. y que se conocen como robots. Estas máquinas automáticas remplazan al trabajo humano que antes significaba manejar manualmente las máquinas o realizar manualmente determinadas tareas. El concepto dado en un parágrafo anterior, lo recordaré nuevamente en forma textual a fin de ensamblar los nuevos conceptos con que ahora ampliaré la cuestión de la inteligencia artificial: “todo aparato tecnológico inteligente es obra de la inteligencia humana y de ninguna manera puede concebirse que hay una inteligencia en el aparato que puede igualar o superar a la inteligencia humana. La suma del saber y las posibilidades mecánicas de utilizar ese saber con más eficiencia que la que puede obtenerse de un mecanismo intelectual natural no dan carácter de superior. Simplemente un aparato no tiene las limitaciones naturales del órgano humano y eso lo hace más eficiente, pero nunca más “inteligente”. En los programas informáticos hay un resumen de muchos tipos de inteligencia que cada investigador aporta en la elaboración de dichos programas y esto hace que esos programas sean formidables para la resolución de complejos problemas, generalmente, de naturaleza técnica, ya que difícilmente un programa informático pueda crear un sistema filosófico, al menos en las actuales circunstancias. Albert Einstein solía decir: “las máquinas inteligentes artificialmente podrán resolver problemas, pero nunca podrán plantearse ningún problema a sí misma”. No obstante, la inteligencia artificial es un arma creada por el hombre (obra creativa) que a su vez se transforma en un instrumento de creatividad, pues las posibilidades operacionales de la inteligencia artificial dan al hombre una herramienta formidable para cooperar con su creatividad. Nosotros hemos utilizado el esquema de la PC, máxima expresión de la inteligencia artificial, para conformar un esquema de la mente humana, como instrumento operador del espíritu. La perfección de la PC ha debido seguir, necesariamente, la similitud de los mecanismos mentales normales para lograr la eficiencia que ha alcanzado. Sólo le falta el espíritu, en este caso, el programador y operador que es el hombre. Al término de la década de los ‘50, Robert Lindsay construyó un programa de inteligencia artificial para la informática o programa de inteligencia artificial (IA) para computadoras, cuyo fin era lograr orientar la lectura e interpretación de oraciones y la extracción de conclusiones. De ese modo, el programa permitía escribir que “Jorge es 84 Creador de la palabra Inteligencia Artificial en 1956 102 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR hermano de Pedro” y que “La madre de Jorge es María”. Al leer estas frases, el programa Lindsay permitía que la computadora, por sí misma concluyera que María debía ser también la madre de Pedro. Esta operación del sistema ofició como una especie de evolución en la búsqueda de la simulación artificial de la inteligencia humana. Poco a poco, la IA informática ha ido logrando las áreas de aplicación y así puede realizar: 1. Tareas de la vida cotidiana (recibir correos, programar ventas, horarios para hacer funcionar determinadas máquinas, etc.) 2. Colaborar con el lenguaje: corrigiendo errores de sintaxis y ortografía, ayudando a su comprensión, generación y traducción 3. Ayudar a la percepción, especialmente en lo relativo a visión y sonidos y al habla. Simula la formación de imágenes, análisis de sonidos, etc. 4. realiza cálculos matemáticos y resuelve problemas y teoremas 5. colabora con la enseñanza y aprendizaje mediante programas computarizados y el aprendiza automático 6. en computación en sí, ayuda a verificación de programas, al aprendizaje automático, software antifraudes, computación infinitesimal de datos y la organización de los mismos, como ocurre en Internet 7. mejora la comunicación humana, en especial la globalización de la misma a través de redes especiales, como la Internet 8. colabora con las diferentes disciplinas científicas: en ingeniería ayuda al diseño y detección de fallas; construye audiovisuales para reconstruir cuerpos humanos, animales extinguidos, ciudades destruidas, etc.: en medicina elabora programas de diagnóstico y tratamiento médico, manejo de aparatos tecnológicos (robots), control de calidad 9. ha mejorado notablemente a la creatividad humana al dotarla de instrumentos ágiles, sumamente funcionales que evitan pérdidas de tiempo y simplifican al máximo muchos problemas que antes de la era de la IA eran insolubles. Así, un escritor o un científico o un filósofo puede escribir sus obras con mayor agilidad, no debe borrar ni perder tiempo con la escritura con lapicera, puede guardar memoria de lo que escribe y reproducirlo infinitas veces a través de un disquete, un CD o la impresión en papel. Las funciones de marcar letras, pegar y cortar, insertar imágenes, etc. ha revolucionado la función de escribir un libro. 10. la lista de operaciones de IA a través de diferentes aparatos es interminable y abarca casi la mayoría de las áreas de investigación, de la industria, de la economía y las finanzas, del trabajo agrario, del comercio, etc. Japón es el país que más trabaja, como EE.UU. y algunos países europeos, para contribuir a la IA. El último producto se le ha denominado ASIMO que es la inicial de Advancet Step in Innotibe Mobility (paso avanzado en la innovación de la movilidad o movilidad innovadora). Consiste en un robot humanoide de última generación que puede realizar gran cantidad de movimientos que realiza el cuerpo humano y así, obedece instrucciones, habla, camina, sube y baja escaleras, ensaya pasos de baile y gestos humanos como el de saludo. Mide 1.20 m. de estatura (es enano), pesa 52 Kg. Y se desplaza a una velocidad de 1.6 Km./h. Su aspecto semeja al de un astronauta enano. La idea de este robot, además de sus habilidades de entretenimiento, fue la de 103 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR crear una máquina con virtudes de poder asistir en un futuro cercano, a discapacitados, a personas mayores. Una especie de asistente y compañía personal. La IA ha creado un nuevo lenguaje a partir de la primera palabra que fue robot (término inglés adoptado del checo robota que significa trabajo o prestación personal). Así surge una máquina automática dedicada a realizar trabajos que hasta ahora sólo eran patrimonio del hombre. Robot es sinónimo de autómata y de ingenio electrónico que puede ejecutar automáticamente operaciones o movimientos muy variados. De robot nace robótica que es la técnica que aplica la informática al diseño y empleo de aparatos que, en sustitución de personas, realizan operaciones o trabajos, tanto en lo industrial como en lo científico, especialmente en tareas que pueden ser riesgosas o exigen alta precisión, en lo que la mano humana puede ser afectada o fallar por diversos factores. Otros de los neologismos es la inteligencia artificial en sí. Pero hay diferencia entre robótica e inteligencia artificial, a pesar de que hay tendencia a usarlos como sinónimos. La robótica es lo que se refiere al diseño, fabricación y utilización de aparatos electrónicos automáticos, para trabajos muy delicados o para tareas repetitivas que exigen alta coordinación y precisión. Mientras que IA es lo que determina y dirige la acción de los robots (programación de robots) pues los robots son el fruto de un comando, también electrónico, pero que es el cerebro robótico que indica todos los procesos o mecanismos de los movimientos que el robot debe realizar. El ingenio electrónico ha creado una unidad inteligente que se llama chip. Etimológicamente, en inglés, chip es pedacito, pero tecnológicamente es una microunidad de programación de un movimiento o actividad determinada. En Medicina, estos chips o biochips no sólo permiten la construcción de máquinas de análisis sino también para distinguir fracciones genéticas o tipos de cáncer, etc. Pero lo más espectacular son los biochips que se insertan en el SNC y permiten la reconstrucción de los sentidos como el ojo y el oído y otras funciones motoras y sensitivas y de la memoria. Los órganos electrónicos ha originado la industria de los órganos biónicos. La biónica sería la rama de la medicina tecnológica que permite la creación de órganos artificiales y reemplazo de los mismos, especialmente de miembros. Éste es el alcance la IA y algunos de los beneficios que la misma puede aportar al hombre. Pero ya vimos sus limitaciones y la aparente imposibilidad, hasta ahora, de reemplazar a la inteligencia humana. Sólo la complementa, y como dijera Mc Luhan, en relación a los medios que amplifican la vista y el oído, la IA es una extensión de la inteligencia humana. Con estas últimas reflexiones, cerramos este parágrafo donde se intenta mostrar como mente y cuerpo están íntimamente entrelazados y cuales son los órganos susceptibles de crear los procesos mentales y la diferencia que hay entre esencia de la inteligencia, los mecanismos que usa para manifestarse y sus diferentes formas de manifestación, para evitar dualismos y concepciones equivocadas sobre qué es la inteligencia. La creatividad humana es una cuestión de actitud. Osho85 afirma que “la creatividad es la mayor rebelión que hay en la existencia” pues el hombre para crear, tiene que liberarse de todos los condicionamientos que pueda tener. Debe soltar las trabas y todo tipo de obstrucción o atadura y dejar libre a su imaginación para idear cosas originales. Prevé refuerza el pensamiento de Osho y considera que hay muchas herramientas para manifestar la fuerza creativa. Una de ellas es ponerse a escribir en forma espontánea las ideas que 85 Místico hindú autor de libro CREATIVIDAD – LIBERANDO LAS FUERZAS INTERNAS, editorial Debate 104 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR acuden a nuestra mente en el estado creativo. Para esto es necesario no obsesionarse en pensar, pues la creatividad no es enteramente racional. Una de las condiciones es “meter menos la cabeza”, máxime cuando esa cabeza está llena de pensamientos e ideas estereotipadas de las que nos llena toda la intoxicación informadora e informática que recibimos diariamente a través de todos los medios. Vaciarnos de ideas preformadas es uno de los caminos para liberar nuestra mente. Esta actitud liberadora de prejuicios es una de las tantas que debemos adoptar para entrar plenamente en la actitud creativa. En la actitud creativa es fundamental el pensamiento intuitivo. El pensamiento intuitivo La intuición es la “percepción íntima o instantánea de una idea o una verdad, tal como si la tuviera a la vista”, esto es, una idea aceptada con la misma convicción que la que surge de la percepción sensorial. También la intuición es la “facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin razonamiento” previo o evidente. Por lo tanto, la intuición es algo que parece estar fuera de los sentidos y la razón, es decir, no es algo abarcado por la conciencia, lo que genera la sensación de que es algo inconsciente que bruscamente se hace consciente. Tanto al tratar la creatividad como los fenómenos inexplorados de la mente, hemos hecho referencia al pensamiento intuitivo o intuición. Intuición es la percepción clara, íntima, instantánea de una idea o verdad, tal como si se la tuviera a la vista. La intuición pertenece a un grupo de reacciones cerebrales que están íntimamente relacionadas con la religión, el arte, los sentimientos y afectos amorosos, las inspiraciones científicas y estos fenómenos se conocen como misticismo, inspiración, éxtasis, fantasía, pensamiento mágico, fe y creencias. Generalmente se dice que la mujer es más intuitiva que el hombre. Tal como se define, la intuición es una capacidad magnífica que permite antelar la solución de un problema, adquirir un conocimiento o alcanzar una idea creativa, sin el esfuerzo del razonamiento escalonado o meditado sobre un hecho. Operaría como una forma de pensar más rápida, muy eficiente y de menor esfuerzo. Obviamente, la intuición no es un patrimonio común a todos, en forma cuantitativa. No todos poseen la misma cantidad o grado de intuición, sino que es tenida en formas muy diferentes. Incluso en algunos individuos hay diferencia de calidad en sus intuiciones. Pero si existe la voluntad y la concentración suficiente y eficiente, es posible alcanzar un cierto entrenamiento de la intuición, salvo en las situaciones de alta emotividad en que ésta pueda surgir en forma espontánea. La intuición es lo que vulgarmente se llama “corazonada” o “pálpito” y en opinión de muchos autores bien podría ser el mejor recurso del cerebro, a tal punto que podría considerarse el sexto sentido (o el séptimo ya que se postula para sexto sentido, también, al sentido común). Un autor e investigador de la intuición, Gary Klein,86 la define como uno de los poderes perceptivos ocultos que nos permiten “ver lo invisible”. Para Klein, las intuiciones son chispazos misteriosos que solemos denominar como corazonadas, presagios, instinto animal y, últimamente, percepción extrasensorial y sexto sentido, pero remarca que algunos investigadores tienen a lo llamado intuición como un simple mecanismo de suposiciones, que cuando tiene algún acierto errático se debe, sin dudas, a una mera suerte o coincidencia o “casualidades”. Nosotros ya hemos rebatido estos conceptos. 86 Psicólogo cognitivo norteamericano que ha hecho estudios sobre personas que deben tomar decisiones rápidas sobre casos de vida o muerte como son los bomberos, médicos de emergencias, enfermeras de terapia intensiva, soldados, aviadores, socorristas, etc. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 105 Mecanismos probables de la intuición Nos hemos referido a que la intuición escapa a las características de los mecanismos conscientes y que se presenta en forma inconsciente, esto es, que nace inconscientemente y sólo se percibe cuando llega a la conciencia y nos induce a pensar o a actuar de un modo determinado y no razonado. Este concepto nos lleva nuevamente a considerar al inconsciente no como un mero depósito de cosas que están fuera de la conciencia pero que de alguna manera pueden regresar a ella, ya sea a través de la memoria o recuerdo o bien del razonamiento, sino como algo que tiene existencia y función propia. Es una de las facultades espirituales que han demostrado fehacientemente su existencia y su rol. Ya no es un concepto pasivo y antinómico que sólo se presenta como una faceta opuesta al consciente, sino como una verdadera facultad mental operativa, cuyos modos de actuar se están tratando de investigar y conocer. Freud y sus discípulos Adler y Jung, éste último sobre todo, se dedicaron a describir e interpretar los actos o fenómenos de la inconsciencia. Pero no alcanzaron a la totalidad del fenómeno. El mérito de Freud fue señalar concretamente la existencia del inconsciente y su importancia en la vida espiritual del hombre. Posteriormente, otros investigadores, algunos de ellos contemporáneos, han ido completando otras fases de los mecanismos inconscientes y su relación con el cerebro, órgano en el cual residen y operan a través de él todas las facultades espirituales. Timothy Wilson87 concibe al inconsciente como una facultad activa que se adapta a diferentes operaciones. Lo llama el “inconsciente adaptable”. Con esto se aleja de la concepción freudiana de un inconsciente pasivo que sólo era el receptáculo de recuerdos reprimidos y el centro de emociones primitivas, algo así como un “centro de los instintos primitivos” o ancestrales. Esto lo expresó luego Jung como el “inconsciente colectivo”. Wilson cree que el inconsciente es un mecanismo cerebral cuya función es procesar y clasificar de alguna manera, la información sensorial, de forma tal que tiene la capacidad de deducir causas, formular juicios sobre las cosas y la gente y también, influir en los sentimientos y conducta, desde luego, sin que intervenga en estos mecanismos ni la razón ni la conciencia, al menos, en forma directa y activa. Klein estima que la intuición es un procesamiento subconsciente de recuerdos e indicios físicos que se daría en dos pasos: 1º. 2º. En el momento en que se está actuando se repasan rápidamente los recuerdos en busca de un patrón conocido de conducta que sirva de guía Mientras esto ocurre y tratamos de poner en práctica una conducta que dio resultado en una experiencia anterior similar, nuestro inconsciente permanece atento a cualquier factor extraño e inesperado, a fin de identificar reacciones emocionales o físicas, propias y ajenas, hasta encontrar algo que despierta una idea o impulso súbito y que nos lleva a una conducta de alguna manera refleja, inducida por reflejos, más que por la razón y la conciencia El concepto de Klein ilustra sobre que la intuición no es una simple adivinanza de algo, que surge al azar y totalmente desconectada de todo otro factor o influencia. Es un proceso cerebral o facultad mental que opera a través de determinadas señales o patrones. Se presenta en forma súbita y fuera de la razón o conciencia, lo que la hace parecer como una cuestión de un momento, sin conexión con otros antecedentes, pero no es tan así. Por esta razón, del estudio Klein surge que los mensajes sub o inconscientes que nos envía el cuerpo propio o ajeno, es uno de los factores que interviene en la intuición y, por lo tanto, hay que estar pendientes de ellos y prestarles atención 87 Psicólogo norteamericano, profesor de la Universidad de Virginia, EE.UU. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 106 cuando se presentan, aunque no sean comprendidos claramente en su significado. Basta que algo nos llame la atención y nos haga pensar que algo no anda bien o no es normal, para que nuestro subconsciente nos lleve a la actividad intuitiva. Lo que la razón y la conciencia no nos aclaran, lo hace el subconsciente mediante la intuición. Los fenómenos observados por Klein fueron confirmados por el estudio Iowa88que pudo establecer una cierta “inteligencia corporal” por la cual el cuerpo humano a través de las conductas intuitivas nos avisa del peligro mediante determinadas sensaciones físicas, las cuales pueden manifestarse a través de la piel u otros órganos, que suelen reaccionar frente a impulsos o estímulos intuitivos. En el grupo estudiado en Iowa, algunos de los participantes de las experiencias tenían lesiones en la corteza prefrontal del cerebro y ninguno de ellos presentó reacciones intuitivas. Esto llevó al grupo investigador de Iowa a pensar que en dicha región anatómica se procesa y origina el “conocimiento intuitivo” y esto explicaría, del mismo modo que en el estrés u otras reacciones de alarma, como el cerebro participa a través de determinados centros y descarga de neurotransmisores en una conexión infinita de redes neuronales para evitar o enfrentar situaciones emergentes. Por estas observaciones es que ahora ya se sabe que la intuición no es totalmente algo desconectada del cuerpo sino que es uno de los tantos mecanismos de acción y conducta que el mismo posee, ya sea para salvar situaciones de emergencia como para resolver algunas cuestiones o problemas o percibir lo que ocurre en nuestra realidad. Cualquiera sea el concepto de intuición esta clarividencia que parece surgir de la nada, hasta ahora tiene mecanismos desconocidos e intrigantes más sospechados que conocidos fehacientemente. Malcom Westcott estudió diferentes grupos para averiguar porqué algunas personas entendían más rápidamente que otros y encontró en los grupos intuitivos que, probablemente, para obtener respuestas correctas los integrantes de esos grupos combinaron la información proporcionada por Westcott con fragmentos de conocimiento sacados de su propia experiencia y de ahí dedujo que todo ocurre en la intuición como que su componente clave es el conocimiento y la experiencia que cada uno de nosotros lleva dentro. Con estas observaciones Westcott concluye que intuición “es la capacidad de llegar a conclusiones acertadas, rápidamente, a partir de información limitada, basada en el conocimiento y experiencias previos que cada uno lleva dentro”. Esto confirma lo investigado por Klein. Herbert Simon comparte la opinión de Westcott y afirma que “en lugar de seguir conscientemente una serie de pasos lógicos, el experto adelanta una solución rápidamente echando mano de su profundo conocimiento de los problemas” “Y con la experiencia, las corazonadas del experto se vuelven cada vez más atinadas”. Por su parte, el neuropsiquiatra Larry Squirre, estudiando daños en diferentes partes del cerebro, ha descubierto que, incluso cuando una persona no tiene memoria consciente, otro sistema de memoria sigue funcionando y aprende como jugando un complicado juego de habilidad. Cuando resolvemos un problema o se aprende a hacer algo se usa el sistema de memoria declarativo. Pero a medida que nuestras habilidades se vuelven automáticas, pasan a formar parte del sistema de memoria procesal, constituyendo un conocimiento inconsciente. ¿Existen reglas para el pensamiento intuitivo? Los expertos aconsejan: 1. 2. 3. 4. 88 reunir información sobre el problema plantearlo a fondo y luego dejarlo confiar en la propia experiencia verificar las intuiciones Realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Iowa, EE.UU. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 107 VI CONCIENCIA Y PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD Esencia de la conciencia: Concepto L a conciencia, por su propia definición es el mundo interior del hombre. Es la “propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. También representa el conocimiento interior del bien y del mal y el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas”. Bien pensada, la conciencia es la que nos permite darnos cuenta o percatarnos de las cosas o de juzgar una ley o la moral. En otras palabras: conciencia es darnos cuenta de lo que nos está pasando a nosotros y de lo que pasa alrededor nuestro y juzgar a las cosas que pasan con un sentido de ética y moral. La conciencia, en alguna manera, es la forma de aprehender la realidad. Algunas expresiones llaman a esto el registro.89 Otras definiciones la explican como el “conocimiento inmediato de sí mismo que tiene el ser humano, de sus estados mentales y de relación con la realidad, integrado por un grado suficiente de vigilancia (funcionamiento nervioso) y de lucidez (funcionamiento psicológico)”.90 Para que la conciencia esté activa (lo que ocurre cuando el hombre está despierto o consciente), desarrolla la atención o estado de vigilia (estado de conciencia) en el que las células de la corteza cerebral se mantienen en un estado de excitación continua. Las funciones de la conciencia, que se basan en la información de los sentidos, crean modelos de lo que le parece que es el mundo. Tales modelos reúnen algunas peculiaridades: 1. son constantemente “puestos al día” con informaciones nuevas que llegan al encéfalo desde el mundo exterior, de modo que pueden crear un cuadro de imágenes en movimiento 2. pueden “engañar” al cerebro cuando el mundo exterior no coincide con el cuadro interior de imágenes como ocurre con las alucinaciones y las ilusiones visuales, auditivas u olfativas. Esta última característica de esos modelos, nos alertan de que no hay un mundo exterior que obligadamente sea real para el cerebro, es decir, que éste lo capte “tal cual” es. En última instancia, para cada persona o individuo, solamente existe el mundo que su cerebro construye. Esta afirmación es muy importante para poder entender y manejar el simple modelo de información que nos llega al cerebro y que forma las ideas. Nos muestra que no siempre el cerebro puede construir una idea adecuada, debido a un error de percepción, ya sea porque el órgano no está disponible o porque el punto de vista no sea el 89 Registro o registrar es, según la RAE, “mirar, examinar una cosa con cuidado y diligencia. Examinar algo o alguien minuciosamente, para encontrar algo que puede estar oculto” 90 Ang, Gonzalo – DICCIONARIO ILUSTRADO DE CULTURA ESENCIAL, España, 1999 108 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR correcto. También nos demuestra que el encéfalo puede ponerse a funcionar de distintas maneras y cada una produce un mundo interior diferente. Desde otro ángulo, podemos concebir a la conciencia como el puente que permite que nuestra potencia interior “salga al exterior” sin abandonar su mismidad o interioridad. Esta abstracción no es fruto de una idea como mera imaginación o concepción ilusa, sino una meditada conclusión sobre el modo o la forma de cómo opera la conciencia para amalgamar lo interior con lo exterior y viceversa. Estados de conciencia Este tema se refiere a la forma en que se puede encontrar la conciencia en lo relativo a su funcionamiento. Se diferencian varios estados de conciencia, dependiendo de la intensidad y rapidez de la actividad de ésta, de su claridad y de la comprensión de su contenido. Así tendremos: Estado de máxima claridad de conciencia o de conciencia plena Estados de enturbiamiento u obnubilación de conciencia o conciencia onírica (estado de preconciencia o subconciencia): estados oníricos, estupor, confusión, estado crepuscular, etc.) Estado de falta absoluta de conciencia o pérdida de conocimiento: la anulación de la conciencia es total cuando hay desvanecimiento o desmayo o lipotimia, sueño profundo y coma. Nos hemos referido con anterioridad a que el hombre para tomar contacto, percibir o conocer las cosas, debe estar en estado de conciencia plena, el cual le permite ejercitar todas sus facultades mentales. La conciencia es un estado vigil, dijimos, es decir, el hombre consciente está despierto. No está alucinado, confuso, ni semiconsciente. Está completamente en pleno uso de sus sentidos y su razón. Este estado de conciencia, a modo de un punto luminoso potente (foco), se concentra en modos diferentes con la realidad: 1. Puede captar la realidad “tal cual” se le presenta a sus sentidos, es decir, conocer lo que ve, a modo de una simple lente de cámara fotográfica. Sus sentidos registran la presencia de la cosa, sin cuestionar su esencia. Esto ha sido interpretado por algunos pensadores como conciencia natural. 2. Pero puede ocurrir y ocurre, que el hombre decide enfocar la realidad pensando en ella, buscando un sentido y un significado de las cosas, formando un concepto y un juicio sobre las mismas. Esta sería una conciencia reflexiva, la que puede ejercer sobre las cosas exteriores (conciencia crítica) o reflexionar sobre sí mismo, sobre su propio yo (autoconciencia). 3. Cuando esta conciencia reflexiva, deja el objeto físico (factum) para trascender a lo metafísico, se transforma en conciencia de lo absoluto, tratando de indagar el fin último de las cosas, lo que las cosas son realmente en sí, lo absoluto. La duda de muchos filósofos es saber si el hombre tiene capacidad de abarcar lo absoluto. Más aún: ¿existe lo absoluto?, ¿o es sólo una idea creada por el hombre? De cualquier manera, hay una tendencia innata a través de todos los siglos de buscar y de encontrar la razón suprema de todo: lo absoluto. 109 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Conciencia como saber Heidegger ha definido que “el ser de la conciencia, como conciencia, es estar sabiendo” y mientras esto ocurre “el ser del objeto, como objeto es el estar siendo sabido”. Luego, “el ser de algo para una conciencia es el saber”. Estas conclusiones heideggerianas rematan el pensamiento de que la conciencia, en cualquiera de sus modos de ser, es el único instrumento válido del hombre para manifestar su inteligencia y todas sus notas fundamentales, y la vía exclusiva del conocimiento y del saber. A estos párrafos que anteceden hay que remarcarlos o subrayarlos o ponerlos en mayúscula porque son la llave que permitiría a estudiosos y educadores ponerlos en la pista para que cuando estudien o intenten comunicarse o modelar al hombre, sepan que los signos o señales que recibe no siempre pueden ser interpretados con una determinada intención. Por esto es fundamental conocer muy bien la forma en que, el hombre a estudiar o educar, percibe y recepta las señales, para adecuar los códigos de estudios o de comunicación a esa especial condición del receptor. Así, también, sabemos que la conciencia o el estado de receptividad pueden ser modificados por las situaciones ambientales, los fármacos, las propias emociones y otras variables. Atendiendo todos los conceptos que hemos expuesto, en síntesis, se puede apreciar que la palabra “conciencia” se utiliza para referirse a varios fenómenos y procesos y tendremos que: 1. se usa como sinónimo de vigilia o conciencia vigil (estar despierto y en contacto con el mundo externo). La relación entre vigilia y conciencia es muy estrecha, por lo que suelen considerarse sinónimos. La percepción es totalmente sensorial y hay completo estado de atención. Se observan las cosas con interés y concentración. Es la llamada conciencia clara. 2. como conciencia moral para lo cual se relaciona con los conceptos del mal y del bien para lo cual debe observar un conjunto de normas y valores para regir la conducta, lo que se adquiere con el proceso de socialización 3. como conciencia de percepción o sea “darse cuenta”, advertir los sucesos y los objetos externos que capta continuamente el aparato sensorial de nuestros órganos (percepción sensorial); como así también las cosas que “nos pasan por la cabeza” como pensamientos, recuerdos e imágenes mentales diversas y otros fenómenos mentales como la telepatía, premonición, etc. (percepción extrasensorial). En la percepción extrasensorial, como puede ser un éxtasis, los sentidos quedan fuera de uso y la conciencia está en una especie de “estado de suspensión”. Se está despierto pero no hay percepción sensorial. No hay atención exterior, sino interior. 4. como conciencia onírica o preconciencia que es una especie de estado intermedio entre el vigil y el sueño. Ocurre antes de dormirse y al despertar. No se está durmiendo propiamente ni se está despierto del todo. No hay estado de conciencia plena sino de semiinconsciencia. Es la conciencia de las imágenes hipnagógicas. En este sentido conciencia no es igual que vigilia. Hay un estado de conciencia nublada. Es también sinónimo de estado subconsciente. 5. como conciencia intelectiva o estado de conciencia que permite usar el intelecto para adquirir el saber. Es un estado necesario para el aprendizaje y la adquisición del conocimiento en general. 6. como conciencia volitiva que luego estudiaremos 110 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Conciencia, atención mental y concentración La atención mental es denotativamente la acción de aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible, tener en cuenta o en consideración cosa alguna. En lo relativo a la conciencia, podemos definir a la atención como la concentración de la conciencia y concentración es la acción de reunir en un centro o punto lo que estaba separado. La llamamos atención mental para diferenciar otras denotaciones y connotaciones de la palabra atención. Es como si la conciencia se enfocara en un punto determinado y ahí coloca la cosa o cuestión a considerar. Opera como la comprensión de la inteligencia, lo que puede representarse con este esquema: Atención de la conciencia cosa La atención estaría representada por el haz de las dos líneas que abarcan el círculo, el cual representa el punto donde está concentrada la cosa o cuestión que interesa. El mundo que nos rodea es complejo. Muchos estímulos simultáneos bombardean nuestros órganos sensoriales, de modo que, para que el medio sea coherente para nosotros y podamos desempeñarnos y conducirnos en él de manera apropiada, es indispensable que hagamos una selección que nos permita percibir lo que es relevante para nuestro interés y hacer a un lado lo irrelevante. Tanto nuestros sentidos internos (la cinestesia que es la percepción de la postura y del movimiento propio y la cenestesia que es la percepción visceral que se manifiesta cuando tenemos hambre o sed o necesitamos ir al baño) como de los sentidos externos (vista, oído, tacto, olfato y gusto), nos ayudan en la tarea de prestar atención a nuestro cuerpo y su rededor. La capacidad de enfocar esos sentidos hacia estímulos específicos es lo que consideramos y llamamos atención y a la atención sostenida la denominamos concentración. Lo contrario es la dispersión mental. La atención mental depende de muchos factores: 1. Factores del organismo: es la atención en función de algunas necesidades corporales o física, por ejemplo, hambre (la atención se concentra en estímulos olorosos y visuales relacionados con la comida); si se desea llegar a un lugar determinado, la atención se concentra en el sistema de señales que nos lleven a destino; el impulso sexual nos conducirá hacia las personas atractivas (sex appeal). De esta manera, los diversos intereses nos llevarán a la búsqueda de estímulos pertinentes específicos. Esto es lo que hace que cada persona enfoque su atención de manera distinta. Tanto la diversidad de intereses como la tendencia a concentrarse más o menos en el detalle o en la situación global, dependen del tipo de personalidad. Los obsesivos tienden a fijarse con mayor concentración en detalles. Los “impresionistas” (que se dejan llevar por impresiones) tienden a Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 111 percibir las situaciones de manera global y con algún grado de dispersión y asociándolas a emociones de agrado y desagrado. 2. Factores de la naturaleza del estímulo: en este punto hay que discernir tres situaciones distintas: • • • intensidad del estímulo que atrae la atención y hace que se aparte del objeto o de la situación en la que se concentraba anteriormente, por ejemplo, cuando oímos un ruido fuerte o vemos una luz potente. Es un estímulo intenso que estimula atención involuntariamente y en forma no deliberada. novedad del estímulo: todo lo nuevo o en general, diferente, atrae la atención y ya no se advierten hasta que desaparecen. Son percepciones de estímulos de poca intensidad a los que enfocamos deliberadamente. Esto ocurre generalmente con las modas o hábitos distintos a los nuestros que nos llevan a advertir la vestimenta o el peinado de una persona, la pintura distinta de una fachada conocida, etc. repetición del estímulo: cuando un estímulo se repite indefinidamente y en forma continua se produce el fenómeno de habituación y esos estímulos dejan de llamar la atención a tal punto que dejan de advertirse o percibirse, obrando de modo como si desaparecieran. Esto ocurre con el tic tac de un reloj y otros sonidos monótonos. Conciencia y dispersión mental (desatención) Cuando se desvía la atención o se pierde la concentración aparece el estado de dispersión mental o desatención que es todo lo contrario de concentración, pues acá se separa o desparrama lo que estaba ubicado en un punto o centro de reunión. La dispersión mental es una alteración de la atención por varios trastornos y constituye un déficit de atención. Acá podríamos hablar de estados alterados de la atención y dan lugar a estados o conductas hiperactivas (hiperquinesia) o cuando hay conductas por distracción. En los estados hiperactivos hay tres condiciones: desatención, hiperactividad e impulsividad. En los estados de distracción predomina la desatención. Por lo tanto trataremos las características de la desatención: 1. incapacidad para permanecer ocupado o concentrado en una tarea. Pérdida de la contracción 2. facilidad con que los estímulos irrelevantes llaman la atención en forma múltiple (dispersión) 3. dificultad para cumplir instrucciones en una tarea determinada o no retener lo que se escucha 4. olvido de recuerdos, indicaciones o extravío frecuente de útiles determinados o requeridos para una tarea (lo más común: olvidar llaves, anteojos “sin acordarse donde se pusieron”) 5. rechazo o evitación a la dedicación de actividades que requieren atención mental sostenida, por ejemplo, estudiar o manejar maquinarias que requieren atención extrema. 112 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR La atención y la escuela de la Gestalt Esta escuela sostiene la teoría que afirma que la atención es un proceso que selecciona fracciones de una experiencia dada, de tal modo que resalten sobre su contexto. A esto se le conoce como el predominio de la figura (estímulo por atender) sobre el fondo (contexto o circunstancia que rodea a esa figura). Este proceso permite acomodar la figura como una estructura que posteriormente se puede reconocer, en el caso de que sea novedosa, o bien, como confirmación de lo ya observado. Para que este proceso se lleve a cabo, es sumamente necesario que la figura (forma) afecte, interese o provoque la valoración del sujeto (es decir, que tenga que ver con su historia personal), pero que también sea un estímulo estructurado a fin de que el sujeto lo considere interesante. Las figuras desdibujadas, diluidas, no llaman la atención. La figura estructurada es para la Gestalt, una “figura bien vista” o sea atractiva, lo que quiere significar lo que atrae la atención. La atención implica que quien esté percibiendo esa figura, haga un análisis de la información para resolver qué es ese objeto o figura que tiene ante sí. Esta teoría es bastante aceptada dado que es frecuente observar en las diferentes personas, procesos y estilo de atención que conllevan comportamientos que practican lo dicho en las formulaciones de la Gestalt. Otros puntos de vista sobre la atención Hay psicólogos que creen mejor discernir lo que es la atención estableciendo sinópticos o esquemas de campos. Así consideran que hay un campo ambiental, un campo psicológico y un campo de conciencia. Estos conceptos no cambian lo que hemos expresado sobre atención y desatención sino que lo expresamos de modo diferente al discernir como entorno, o derredor o circunstancias al campo ambiental, como mecanismo mental al campo psicológico y conciencia directamente al campo de la conciencia. Hemos preferido hablar de atención o concentración cuando nuestra conciencia y las facultades mentales están enfocada en un punto y desatiende otros estímulos; y de desatención, dispersión o distracción cuando la conciencia y las facultades mentales no están puestas sobre alguna cosa, o cuando deben prestar atención a una cuestión y se está pensando en algo totalmente distinto. Dado que el fenómeno de conciencia alerta o atención opera prácticamente con los dos mecanismos al mismo tiempo, y opera como un solo bloque con las facultades mentales, no es fácil entender el proceso estableciendo varios compartimentos como si fueran distintos entre sí. La realidad abarca el entorno o medio o ambiente donde nos ubicamos en determinados momentos del día y ahí la conciencia opera sobre lo que estimula o interesa a nuestra atención, mientras que paralelamente presta desatención a otros estímulos. Siempre la concentración, contracción o atención plena exige que simultáneamente opere la desatención de otros estímulos. Es lo que sucede con los que estudian escuchando música. La concentración total en leer un texto y memorizar su contenido les impide atender a la música. Sin embargo, la música, como otros estímulos externos e internos, sirve como una especie de marco subconsciente a pesar de la aparente distracción. Estos fenómenos que operan junto a la conciencia atenta son los que han permitido elaborar el concepto de subliminal: no son captados directamente por la conciencia sino que operan en un espacio o limbo de la conciencia que se ha denominado preconciencia, subconciencia, según las diferentes teorías. Lo cierto que cualquiera sea el modo en que se estudian estos fenómenos de la atención y la desatención o el lenguaje empleado para describirlos, no afecta al fenómeno en sí. Siempre será el mismo fenómeno y por lo tanto no se podrá describir cosas totalmente distintas. Lo distinto son los puntos de vista sobre el mismo fenómeno. 113 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Los estados alterados de conciencia (EAC) Normalmente estamos conscientes de nuestro estado emocional y éste influye en la conciencia matizándola de formas diversas. Las emociones pueden concentrar o dispersar la atención y de este modo alterar la conciencia. El funcionamiento de la mente emocional es, en gran medida, específico del estado, dictado por el sentimiento particular ascendiente en un momento dado. La forma en que pensamos y actuamos cuando nos sentimos románticos es opuestamente diferente al modo en que nos comportamos cuando estamos furiosos o desalentados. En el mecanismo de la emoción, cada sentimiento o estado de sentimiento, tiene su propio repertorio definido de pensamiento, reacciones e, incluso, recuerdos. Todo lo que es específico de un estado de sentimiento dado, se tornan más predominantes en las circunstancias en que opera una emoción intensa. En esta reacción interviene una memoria selectiva, porque en una parte de ella la memoria se reorganiza de manera que las opciones para la acción más importantes, ocupen el primer plano de jerarquía y sean más velozmente representadas. Esto es así porque cada emoción importante tiene su sello biológico y por esta razón también posee una pauta de cambios que ponen en funcionamiento al organismo, cuando esa emoción se presenta. Ese conjunto de indicaciones es único y actúa automáticamente cuando es enviado por el organismo que es presa de la emoción. En las emociones intensas, en las que intervienen niveles elevados de adrenalina, la conciencia se excita y la memoria registra detalles que pasarían inadvertidos en otras circunstancias. Incluso, si son imágenes desagradables persisten por mucho tiempo y acuden en forma intempestiva y reiterada a nuestra memoria, como recuerdos tipo flash, instantáneo pero suficientes para emocionarnos y crearnos un estado especial de excitación. Es lo que ocurre con el trastorno de estrés postraumático. Otras alteraciones importantes son el enturbamiento de la conciencia o estado de obnubilación de la conciencia puede ocurrir por una emoción violenta o el estupor que causa el fenómeno de estupidización que es como una obnubilación parcial de conciencia que sume en una especie de estado de estupidez. Hay situaciones o drogas que se convierten en un estupefaciente (que produce estupefacción o pasmo, estupor)91 En cuanto a la estupidez la comprenderemos como una torpeza notable para comprender las cosas, en la que aparece esta disminución de la actividad de las funciones mentales (déficit de conciencia) que produce una serie de torpezas, anulando las posibilidades de un funcionamiento o desarrollo intelectual correcto. El hipnotismo o las situaciones que ejercen un efecto hipnótico permiten que quien se encuentra bajo su influjo puede ser inducido a conductas por sugestión. Otro efecto que se produce es el fenómeno de enajenación que permite que se instale la transformación de confundir la ficción con la realidad. La enajenación es un fenómeno en el cual la persona está desposeída o privada de su estado pleno de conciencia o puede esta fuera de sí donde se le entorpecen o turban el uso de la razón y de los sentidos. También consiste en un estado de distracción o dispersión mental total donde hay falta de atención (déficit de atención) o bien un estado embeleso o privación del juicio (esta privación cuando se instala en forma permanente se conoce como locura o demencia). El embeleso es una suspensión transitoria o arrebato, del uso de los sentidos (cautivamente o arrobamiento). La catalepsia es un fenómeno que puede instalarse repentinamente y que afecta al sistema nervioso central, periférico, voluntario y automático, pues el individuo parece estar muerto porque 91 estupor es una disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de cierto aire o aspecto de asombro o indiferencia Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 114 sus signos vitales (pulso, respiración, psiquis, presión arterial) están tan deprimidos que se vuelven imperceptibles al registro manual y auscultativo. Puede deberse a diferentes causas, siendo una de ellas la histeria, pero es probable que también sea causado por el pánico o temor a morir en enfermos graves o terminales. Hay suspensión total de las sensaciones. No se ha podido determinar si hay pérdida de los sentidos y anulación de la conciencia. Los relatos de algunos afectados dicen haber sufrido alucinaciones y otros, como los que han estado en coma, refieren haber percibido las voces de los que rodeaban e, incluso, tener visión de las circunstancias que le rodeaban. Es decir es como si hubiese un estado de conciencia similar al onírico en el cual hay una pequeña diferencia: los sentidos captan con mayor nitidez algunos detalles del entorno. Esta especie de “quietud de la conciencia” opera como si la conciencia perdiera contacto con su principal instrumento de expresión: el sistema nervioso. Sería una especie de desconexión entre conciencia y sistema nervioso. La catatonía o estado catatónico es un estado patológico que a veces la psiquiatría cataloga como una especie de esquizofrenia en la cual el individuo queda en estado de estupor permanente. El cuerpo puede tomar una actitud determinada y quedarse definitivamente en ella o bien el catatónico adopta la posición del cuerpo en el cual se le coloque. Es un estado de quietud intelectual y motora total. No obstante el afectado no pierde ni la percepción ni la conciencia. Tiene disminuida o anulada la motricidad y la sensibilidad nerviosa. El estado de anulación de la conciencia (falta absoluta de conciencia, pérdida del conocimiento) es la ausencia total de la conciencia vigil debida en forma natural al sueño profundo, o por estados patológicos como el desmayo, lipotimia o desvanecimiento que es la pérdida de conciencia o conocimiento pasajera. En cambio el coma es la pérdida prolongada de conciencia o conocimiento, que incluso puede ser irreversible y llevar a la muerte. A este estado se le denomina “pérdida del conocimiento” El investigador Arnold Ludwing agrupó un conjunto de fenómenos que tenían características similares, bajo la denominación de estados alterados de la conciencia (EAC) (ASC por siglas en inglés). Estos estados de conciencia alterada no eran nuevos92 cuando Ludwing los agrupó, sino que tuvo el mérito de sistematizarlos como tales. Los EAC presentan las siguientes características: • • • • 92 Alteraciones del pensamiento: las categorías lógicas habituales desaparecen de modo que las contradicciones no parecen tales, se deja de lado la causalidad y surgen recuerdos vívidos de sucesos olvidados. Distorsión del sentido del tiempo: sensación de que el tiempo no pasa y de que se ha detenido su curso. O bien que el tiempo se acelera, o se hace más lento. Ocurre en el éxtasis y es un estado de conciencia suspendida. Cambio en la expresión emocional: ya que hay desinhibición se pueden expresar emociones que habitualmente se callan o no se experimentan. Puede haber cambios extremos desde un éxtasis, hasta un estado de ira, pasando por la angustia y la depresión. Distorsiones perceptivas: los colores y los sonidos se perciben con mayor intensidad; hay ilusiones o alucinaciones; se presenta el fenómeno de la sinestesia (percibir un estímulo con un órgano sensorial distinto al que corresponde, por ejemplo oír un color o saborear una textura). También ocurren William James los describe un siglo antes en su libro LAS VARIEDADES DE EXPERIENCIAS RELIGIOSAS (The Varieties of Religious Experiencie) Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 115 • • cambios en la imagen corporal como sentir que una parte del cuerpo crece o se encoge, sensaciones de ligereza o pesadez corporal o de irrealidad del cuerpo. Esto ocurre en los llamados “estados de trance” (médium), en los éxtasis y en los estados oníricos. Sensación intensa de realidad: lo que se experimenta en los EAC suele resultar tan intenso que provoca la sensación de ser muy real y significativo, de manera que cualquier experiencia en estos estados puede sentirse como unión con el Absoluto o el Todo. Esto es algo muy común en el éxtasis místico. Inefabilidad: debido a lo poco usual de estas experiencias, quienes las experimentan no encuentran palabras para describirlas. Los EAC surgen por numerosos cambios de tipo metabólico en el organismo, por ingesta o inhalación de sustancias alucinógenas, anestésicas, psicofármacos, alcohol o estupefacientes, etc., por exceso o defecto de estímulos ambientales o por prácticas intensas de meditación. Inconsciencia Y otro concepto importante es que tanto conciencia como inconsciencia son caras de una misma moneda, como lo es la luz y la sombra para el día. Las dos conviven con el hombre permanentemente y por toda la vida e interactúan en forma permanente, intercalando las acciones conscientes con las inconscientes. Ignorar o soslayar esto, es crear una idea equivocada de la mente humana y dejar de lado una condición que explica muchas aparentes “fallas” de la mente. Normalmente se denomina estado de inconsciencia a la pérdida del conocimiento momentáneo o prolongado, como ocurre después de un desmayo o en el coma. Pero la inconsciencia que nosotros aludimos es aquello que Freud llamó el “ello” y que Jung denominó “el inconsciente” y que es la función mental que está fuera de la conciencia y que nos permite almacenar vivencias voluntarias o involuntarias, imágenes oníricas, ensueños, etc. Precisamente, a Freud es a quien se debe no sólo la noción de la inconsciencia, sino la otra más valiosa: la conciencia puede hacer consciente la inconsciencia. Es probable que la simple lectura de Freud induzca interpretaciones diversas e, incluso, contradictorias. También puede generar rechazo. Pero lo que importa no es tanto una mera discusión sobre interpretaciones probables, sino los hechos concretos: hay conciencia e inconsciencia y ambas interactúan entre ellas y otros fenómenos mentales. En la conciencia coexisten vivencias, percepciones, recuerdos, pensamientos, sentimientos, procesos de voluntad, etc. Cuando todo esto queda relegado a un estado inactivo conscientemente, o sea, que queda “fuera de la conciencia”, en un estado latente, esto es el inconsciente, el cual estaría conformado por todo esto y determinadas tendencias arcaicas que luego analizaremos en el parágrafo relativo al inconsciente colectivo de Jung. Igualmente hay que tener en cuenta la influencia del sueño y los ensueños en las imágenes de la mente. Debe quedar perfectamente claro que ambas palabras tienen contenidos significativos que se pueden referir al sueño o dormir, como actividad fisiológica y a las imágenes que aparecen cuando se duerme, como así también a las ilusiones o fantasías que la mente puede tener o crear. Mientras la conciencia se manifiesta (a través de una opinión, de una conducta), esta forma de expresarse no es un mero reflejo, fruto de una captación simple, natural, tipo fotografía, de un fenómeno, sino que una vez formada la idea de un fenómeno, para formular un concepto, un juicio y sucesivamente un pensamiento, ya no influye sólo el punto de vista, la forma como se captó el fenómeno (dispersa o atenta), sino también las creencias, costumbres y factores inconscientes. 116 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Estos factores inconscientes fueron estudiado por Carl G. Jung,93 quien sostiene que el inconsciente colectivo se encuentra como ubicado en zonas distintas (estratos). Así habría un estrato superficial o inconsciente individual y un estrato profundo o inconsciente colectivo. Para Jung el inconsciente individual estaría formado como consecuencia de la unilateralidad del desarrollo personal, por el cual todos aquellos materiales que están en la conciencia y que dejasen de ser útiles o interesantes o, al menos, no necesarios en un momento determinado, pero que guardan una importancia o han impactado de un modo especial, se irían paulatinamente alejando del nivel consciente (desvanecimiento progresivo) para ser incorporados al inconsciente individual, en el cual existen tendencias y contenidos gnósticos positivamente valiosos y no sólo aquellos censurados como creía Freud. El inconsciente pasa a ser así un instrumento que además de ser parte de la esencia del hombre, es una fuente de formación de creencias y costumbres y de formación de la personalidad. En cuanto al inconsciente colectivo albergaría, no ya los materiales que la conciencia captó de la realidad y que almacena en el inconsciente individual, el cual actuaría como una especie de inconsciencia superficial o preconciencia o subconciencia, de donde la memoria evoca hechos y otros datos que ahí están, sino que este inconsciente colectivo sería una verdadera caja fuerte, firmemente cerrada y ubicada en los planos de la inconsciencia más profunda, como una especie las “infinitas posibilidades que alberga en su ser”. En ese inconsciente colectivo estaría lo “ancestral” que es una especie de memoria colectiva que guarda el hombre como parte de su ser y de esa memoria surgirían instintos no aprendidos, actos o acciones que no se basan en experiencias previas, sino que surgen como algo “inspirado”, como una “visión” que este inconsciente a veces revela a la conciencia. Suele manifestarse normalmente, como sueños, ensueños, fantasías, devaneos y, en ciertos momentos de éxtasis, como “revelación” o “visión” que se muestra como una alucinación. Las formas de manifestación del inconsciente colectiva tendrían el carácter de “categorías universales” o de “éternels incrées” (“presencias eternas que pueden no llegar a ser percibidas por el conocimiento”), pero que en algún momento surgen a la conciencia y determinan conductas, estilos de vidas, creencias o costumbres, incluso opiniones o puntos de vista. De este inconsciente pueden surgir impulsos tanáticos, la conducta violenta, todos los tipos de instintos bajos (el arquetipo que Jung denomina la sombra). Otros de los arquetipos del inconsciente colectivo de Jung es el “saber” (del griego noético o noesis) que obraría como una especie de “visión intelectual” “pensamiento” “acto intencional de intelección o intuición”. Este saber noético sería una especie de símbolo del conocimiento o saber acumulado en el curso de los siglos prehistóricos e históricos y obraría como un saber ancestral, similar al de los animales que ya nacen sabiendo lo que tienen que hacer.94 Este es el saber que una vez que se manifiesta conscientemente da al hombre confianza en sí mismo, en su propio saber, lo que le permite alejarse o liberarse del influjo de sus padres o de otros hombres (auto dependencia). Este saber, cuando se da normalmente, hace que además de su propia confianza en sí, se sienta omnipotente y prometeico, en el sentido de que se sabe capaz de hacer muchas y diversas cosas. Es una especie de instinto que cuando decide desarrollar al nivel de conciencia, explota al máximo todas sus posibilidades intelectuales, físicas y sociales. Pero puede ocurrir que este saber noético también se presente como forma patológica en los cuadros conocidos como delirios de grandeza, estados oneroides de la esquizofrenia o en la fantasía de creerse hombre-dios (homo divinans). 93 COLLECTED WORKS, Vol. 9, part 1 “Archetypes and the collective unconscious”, Pantheon Books Inc. N. York 94 Últimamente se denomina a este fenómeno “memoria filética” 117 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Jung da a entender, sin explicarlo concretamente, que este saber noético es la causa de aquellas personas que están afectadas por algunas intuiciones y creencias que le parecen obvias y evidentes, a modo de dogma o postulado indiscutible, aunque no se sepa de dónde nuestra mente tiene esas intuiciones y creencias y si las mismas tienen o no suficiente base lógica. Lo más probable es que se trate de justificarlas a través de raciocinios o explicaciones no claras ni para el que ostenta dichas creencias ni para el que las escucha. Se terminan aceptando bajo la frase “creo porque sí” “así lo veo yo” “es mi opinión” “las cosas son como son y nada las cambia”, etc. El repertorio de frases para justificar la ausencia de explicación lógica e inteligible de una intuición o creencia, es tan amplio y diverso que no puede consignarse en breves líneas. Otras veces, este saber actúa como “inspiración” acertada de muchas teorías o conceptos filosóficos que dan origen a descubrimientos transcendentales. Este “saber noético” es, asimismo, el que da los personajes sociales que suelen actuar como profesores de premoniciones, parapsicólogos, astrólogos, profetas, caudillos, o presuntos líderes o sabios. También fundamenta el “saber del viejo” (el diablo sabe más por viejo que por diablo) que se manifiesta por dichos o refranes populares y ciertas creencias sobre meteorología, medicina casera, ritos contra males, etc. En alguna manera entronca con la magia oculta, la hechicería, etc. Así, explicaría a los predicadores y a los seguidores de determinadas sectas, al extremismo ideológico, al fundamentalismo religioso, a todo tipo de fanatismo y fatalismo. Estados mentales y estado consciente Ya hemos remarcado anteriormente que para simplificar, Grossmann propone la teoría de los estados mentales y los estados conscientes, distinguiendo como estado mental al momentáneo acto de conciencia consistente en un acto de experiencia (por ejemplo, el acto de percepción es un acto experimentado y consiste en un acto de “toma de conciencia” de un fenómeno [experiencia]). Mientras que estado consciente es un momentáneo estado de la conciencia consistente en las intenciones u objetos que se proponen para un estado mental (por ejemplo, al objeto percibido se le asignan determinadas funciones intencionales como significaría escuchar una melodía musical para deleite o para bailar o para aprenderla y asimismo elegir el objeto o medio por el cual se oirá la melodía, que puede ser un tocadiscos, un CD, un vídeo, etc.). Acá pueden aparecer fenómenos de atención múltiple donde es posible concentrarse en un solo acto la conciencia en dos o más puntos de atención a la vez (leer y escuchar música, etc.) o de atención focal, concentrada a manera de “zoom” fotográfico 95 Esencia de la realidad Terminamos de analizar cómo la conciencia es una forma de registro, de aprehensión y de otros fenómenos mentales, pero principalmente, como el instrumento idóneo para tomar contacto con la realidad, conocerla e interpretarla. Dado que previamente hemos aludido a que tener un sentido recto de realidad es parte de la inteligencia, pues de ese modo se regularía mejor la conducta en general del hombre, nos ocuparemos ahora de reflexionar sobre lo qué es o lo que debemos 95 los ejemplos directos como las películas vistas en una pantalla de multiimágenes o imágenes simultáneas en diferentes planos, lo que es posible ver en los televisores modernos, o como asimismo el “zoom”, grafican mejor y más rápidamente a los procesos mentales que tenemos en particular observación, cuando se habla de atención múltiple o de atención concentrada. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 118 entender por realidad, para ubicarnos en ella como el contexto (circunstancias) que rodea al texto (desarrollo) de nuestra vida. Realidad, denotativamente (definición de diccionario), es “existencia real y efectiva de una cosa”, “verdad, lo que ocurre verdaderamente”, “lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio”. La definición del diccionario es algo anfibológica por varias razones: • • • define a realidad como existencia real lo que lisa y llanamente significa definir con la misma palabra y esto no dice nada. También habla de existencia efectiva, es decir, “lo que produce efectos”; sigue con otra acepción como es verdad, lo que ocurre verdaderamente y acá el concepto cae en una falacia. Nosotros sabemos, sin hesitar, que hay cosas verdaderas y cosas falsas que tienen existencia real y efectiva. Luego es ambigua referir la realidad como sólo la verdad. incluye la acepción de que realidad es lo que es efectivo o tiene valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio. Esta acepción entra en franco conflicto, precisamente, con la realidad porque las ilusiones son partes naturales de nuestra realidad. ¿Acaso el sueño fisiológico con ensoñaciones o figuras oníricas no se dan o existen? Negar la existencia de las ensoñaciones como “cosas” propias del estado de dormir u otros estados oníricos, es no tener en cuenta un “fenómeno real”. No hablemos de los ilusionismos que sobre las arenas tórridas del desierto o sobre el asfalto caliente provoca la luz solar plena (Cuántas veces se han referido los espejismos que sufren los que atraviesan el desierto de día. Y quién no ha experimentado, en el conglomerado urbano, la sensación del hormigón “lleno de agua”, otro espejismo producto del reflejo de esa luz solar, a determinada distancia) Estas imágenes ilusorias se ven en forma patente, existen, son ilusorias y, luego, en algunas circunstancias se perciben como reales. Estos y otros fenómenos irreales se dan y aprecian, causan efectos visuales o sonoros, como ocurre con sucesos tales como la premonición y la telepatía. Estas observaciones o fenómenos circunstantes, dan la base para poder afirmar que la realidad abarca “todo” lo que cae en la órbita de los sentidos, lo que es percibido de algún modo por el intelecto y, aún, lo que el propio intelecto produce, pues aunque carezca de existencia física, su presencia es tan fuerte que impacta como si tuviera existencia efectiva. Visto así, no debe caerse en el error de la definición del diccionario, de creer que todo lo que está en la realidad es verdad, porque hemos señalado que en la realidad se dan fenómenos falsos y verdaderos. Tampoco debe tenerse por realidad sólo lo que tenga existencia física, palpable, dado que no es infrecuente apreciar fenómenos que estimulan nuestros sentidos, pero que no tienen existencia física, como lo referidos a espejismos, alucinaciones, premoniciones, telepatía y sustantivos abstractos (belleza, fealdad, maldad, etc.). Y, a fuerza de cometer paradoja o contradicción con el diccionario, deberíamos aceptar que la realidad (en el sentido de conjunto de cosas) abarca lo definido como real y lo considerado como irreal. Etimológicamente, realidad viene del latín res, rei = cosa.96 Luego, sintéticamente y en modo grueso, podemos considerar a la realidad como “el conjunto de cosas que 96 el diccionario latino-castellano Parvus Duplex de Editorial Sopena Argentina define a res, rei, además, de “cosa en sentido indeterminado”, como “la cosa material, criatura, ser” y también como “asunto o materia” 119 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR están ahí tanto dentro como fuera de nosotros” o que “se dan o presentan alrededor de nosotros”, “lo que se muestra en nuestro mundo”. Pero, realidad no es sólo el conjunto de las cosas que están ahí solamente. Si advertimos bien, se ha agregado de lo “alrededor nuestro”, “se muestra en nuestro mundo”. Esto presupone que, además del conjunto de cosas exteriores, está nuestra conciencia, nuestro yo, que examina ese conjunto. En consecuencia sería: Realidad = conjunto de cosas que nos rodean o sentimos + nuestra conciencia que observa y juzga Con lo cual, a estos conceptos hay que agregar lo objetivo, es decir, aquello que está “a la vista” y “a la mano”, que existe, que está fuera de sí y de nosotros. También lo subjetivo como lo propio de nuestro interior, lo que no se manifiesta “a la vista” y “a la mano”. 97 Los filósofos existencialistas tratan de captar al hombre tal como es en la realidad, como él se siente a sí mismo en una concreta situación histórica. Antes se pensaba filosóficamente que el hombre era una entidad abstracta como una mente frente al universo. Los existencialistas ponen como reflexión filosófica más importante a nosotros mismos y a los problemas vitales que nos atormentan aquí y ahora. Esto, en alguna medida, exige la aplicación del “método subjetivo” basado principalmente en la introspección. La dificultad del método es la ambigüedad con que se toma al término “subjetivo”. Mientras que a la palabra “objetivo” la aplicamos sin mayores explicaciones no podemos hacer lo mismo con la palabra “subjetivo” que está cargada más de connotaciones que de denotaciones. Desde el punto de vista filosófico y científico, la aceptación más frecuente de la palabra “subjetivo” está referido a algo con sentido de “parcial, falseado por algún prejuicio” o, también, como un sinónimo de una cosa “fantasiosa o idealizante”. También lo “subjetivo” es valorado como algo muy particular que carece de universalidad. Pero no es así. La subjetividad es propia del hombre porque su yo es un fenómeno interno, subjetivo. Y este yo es el valorador de la realidad. Pero para evaluar esa realidad debe hacerlo con método. Lo del método objetivo o científico no se discute y se acepta sin mayores connotaciones. Cuando se habla del método subjetivo debe procederse de igual forma, pues se debe entender que con el término “método subjetivo” nos referimos a una particular forma de abordar las cosas, tanto filosóficamente como científicamente, cuando la objetividad resulta insuficiente. O para adquirir conocimientos en los cuales se precisa en forma absoluta, la participación personal. Ninguna máquina puede remplazar al hombre para realizar una meditación trascendental. Sólo su 97 En estos términos, la Real Academia Española, pone las siguientes definiciones: objetivo es lo “perteneciente o relativo al objeto en sí y no a nuestro modo de pensar o de sentir”, “lo que existe fuera del sujeto que lo conoce”, “fin o intento”. Objeto es “todo lo que puede ser materia de conocimiento o sensibilidad de parte del sujeto, incluso este mismo”, “lo que sirve de materia o asunto al ejercicio de las facultades mentales”, “término o fin de los actos de las potencias”, “fin o intento a que se dirige o encamina una acción u operación”, “materia o asunto de que se ocupa una ciencia”. Subjetivo es lo “relativo o perteneciente al sujeto, considerado en oposición al mundo externo”, “relativo a nuestro modo de pensar o sentir, y no al objeto del mismo”. Sujeto es “asunto o materia sobre la que se habla o escribe”, “el espíritu humano considerado en oposición al mundo externo, en cualquiera de las relaciones de sensibilidad o conocimiento y también en oposición a sí mismo como término de conciencia”. En Gramática, sujeto es quien lleva a cabo una acción o de quien se predica o anuncia una cosa. 120 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR subjetividad. En última instancia, si bien parte de los objetos, todo conocimiento es subjetivo. Por lo tanto no hay que temer en las conclusiones a que arribe el método subjetivo en cosas referentes como la moral, los valores, los sentimientos y la fe. Las posibilidades de yerro son las mismas que la del método objetivo. La dificultad consiste en saber disciplinar correctamente el método subjetivo. De no hacerlo, se hace posible la intrusión de fantasías o creencias falsas, pues “se piensa más con el corazón que con el cerebro”. No obstante, el corazón es muy necesario para la fe y los sentimientos, pero debe estar sujeto al cerebro. Es lo que hoy conocemos como “inteligencia emocional”. Hemos traído a colación todas estas definiciones para mostrar que en la realidad cabe tanto lo objetivo como lo subjetivo, pues ambos, también, son caras de una misma moneda, porque dicho directamente, todo objeto está referido a un sujeto. Hegel98 admite que sujeto y objeto no son términos que puedan darse ni pensarse aislados. La interpretación según la cual el sujeto va hacia el objeto y se limita a reproducir sus características o determinaciones, es falsa. Sujeto y objeto son términos correlativos, no dos entidades separadas; y, como términos correlativos, actúan uno sobre el otro, en un proceso constante. No hay una realidad fija, dada allí, que el sujeto tenga que conocer reflejándola o aprehendiéndola. Sujeto y objeto se oponen en un proceso creador. La realidad no es una realidad hecha, que podamos simplemente contemplar de una vez para siempre. La realidad se construye, momento a momento, como también, de algún modo, se construye el sujeto. Hay un principio de mutabilidad permanente en la realidad, en el sujeto y en el objeto. A lo sostenido por Hegel, nosotros agregaremos ahora una definición más concreta de realidad y que esa mutabilidad depende de lo que es la realidad en sí y del hombre que la observa y explica. Por tanto, insistimos en considerar que realidad debe ser considerada como conjunto de todas las cosas determinadas o indeterminadas que sentimos o están u ocurren en nuestras circunstancias y que de algún modo son percibidas por nosotros, produciendo efectos, estimulaciones, acciones o reflexiones. Luego, en lo atinente a la realidad, hay dos cosas que discernir: la realidad en sí como conjunto de cosas que existen y el hombre que está inmerso en esa realidad. El hombre, su esencia y su existencia en la realidad Cabe, ahora, profundizar un poco más la cuestión realidad. Como punto siguiente de reflexión es lícito preguntar: ¿una misma realidad (o también realidad en forma indeterminada) es igual para todos? o ¿cada uno interpreta la realidad en modo diferente? En estas preguntas, para ser contestadas con una buena precisión, es necesario desmenuzar las respuestas en una serie de reflexiones. La primera reflexión es que, sin dudas, los objetos o cosas que se dan en la realidad son un todo único, su percepción por los sentidos no afectados es idéntica, la naturaleza es única y, evidentemente, un mismo objeto no puede tener identidades o naturalezas distintas. Esta reflexión está referida al objeto en sí, sin la interpretación de un sujeto, esto es, la presentación del fenómeno (fenómeno puro), a la “cosa” que “se da” o “está ahí” como 98 ENCICLOPEDIA, “Lógica”, § 21 y sig. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 121 mero ser en un ámbito estimúlico. El ámbito estimúlico es el que permite estimular la percepción por los sentidos o por la intuición o por la sensación interna (percepción que causa sensaciones subjetivas) o imágenes por representación ideográfica, es decir a la mera formación de una idea, no sujeta a la abstracción por la percepción de un fenómeno objetivo (la idea formada es puramente una imagen mental sin correlación con ningún ser que tenga existencia fuera de la mente que forma esa idea). La segunda reflexión es, también sin dudas, de que la captación de la realidad por un sujeto observador o perceptor de estímulos de cualquier naturaleza, necesita tener un estado de conciencia determinado para que sus sentidos o sensaciones internas puedan ser estimuladas en forma normal y debida, es decir, la forma en que habitualmente todas las personas viven, captan e interpretan la realidad circundante. La conciencia plena es cuando la persona está vigil (despierta completamente), sus sentidos están atentos o concentrados en la percepción de un fenómeno o cosa y esos sentidos no padecen ninguna alteración. A su vez, los mecanismos intelectuales o mentales que permiten la captación (abstracción), formación de ideas, conceptos y juicios, también deben funcionar normalmente (sin estar afectados por alteraciones psiquiátricas, ni conceptos “a priori”) y que permitan percibir la realidad “tal cual”. La tercera reflexión es que debe considerarse como “condición sin la cual”, que la forma de la interpretación de la realidad sea adecuada, es decir, se acerque lo más posible a la verdadera naturaleza de las cosas percibidas. Esta reflexión, a su vez, genera otras como ser: • • la interpretación directa, mera, pura de la cosa como ente “que aparece”, es decir, saber interpretar si es real o irreal, si es conocido o desconocido, si tiene o no un sentido previo, si es falso o verdadero. Esta reflexión cabe porque no es lo mismo interpretar a un animal visto como lobo o como perro, o a una imagen como ilusoria (alucinación) o real. Si la interpretación básica, simple o directa falla, es seguro que toda la realidad será trastocada y deformada. la interpretación reflexiva que es la que realiza el sujeto cuando intenta descubrir la naturaleza de la cosa o fenómeno observado y darle un sentido. La interpretación reflexiva puede ser hecha de dos maneras (las más sobresalientes entre otras posibles): a) en una forma global, abarcadora, considerando la cosa interpretada como un todo o b) en una forma parcial, como un simple punto de vista, es decir, teniendo en cuenta sólo un aspecto (interpretación aspectual). El hombre por su naturaleza inteligente, a diferencia del animal, además de una percepción de la realidad en forma directa o pura, como algo solamente estimúlico, casi automáticamente tiende a interesarse por la naturaleza o esencia de la cosa (lo que las cosas son) y, por tanto, inmediatamente trata de ubicarlas en el contexto de su existencia o de su proyecto existencial, lo que significa darle un sentido. Una cosa “sin sentido” para el hombre es como no existiera, es una nada. El animal, que supuestamente vive sin buscar el sentido de las cosas, habita un lugar asignando a los objetos y sensaciones que en ese ámbito se dan, el papel de cosas meramente estimúlicas. Son cosas que afectan a sus sentidos como algo que “le sirve para...” (para satisfacer 122 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR un instinto de hambre, sed o sexual, para protegerse, para morar, para marcar un territorio) y en ese sentido usa de los seres animados e inanimados que le rodean. Sus sensaciones internas son solamente instintivas y se guía por ellas para subsistir, para placer, o para temerles o huir de ellas. Sus sensaciones básicas son afectivas (cuando cuida de su cría, convive con su pareja o integra un conjunto como manada, rebaño, enjambre, es decir, como animal gregario) o son agresivas (ataca para defensa, para matar su presa que le alimenta, para evitar que otro ocupe su territorio) o son simplemente de miedo o temor que le causa angustia y provocan el reflejo de huida o de lucha. En el animal, el conflicto siempre desata, en forma neta, la resolución por la lucha o la huida. Pero nunca queda siderado crónicamente. Por eso no padece “enfermedades por estrés”, salvo que esté privado de su libertad, por algún motivo (enjaulado, entrampado o cercado por vallas naturales). El hombre, en forma diferente al animal, vive interpretando su realidad, cargándola de sentidos y transforma su ámbito estimúlico, en un “mundo” (un ámbito con sentido) y enseguida comienza a “instrumentar” su mundo, instaurando la cultura. Es decir, cultiva su medio y lo llena de instrumentos para adaptarlo a su gusto o necesidad. La transformación de un medio o ámbito estimúlico puede ser: para mejorar lo natural o para destruirlo o para instalar lo artificial (el instrumento físico creado por el hombre). El sentido que el hombre da a las cosas, puede ser formulado como una interpretación directa y, de ese modo, una piedra es sólo una piedra que “le sirve para...” instrumento, arma, construir un muro, etc., y así vive circunstancialmente. En este caso, su proyecto vital es siempre un proyecto cotidiano: aquel que sólo le sirve para “vivir al día” y satisfacer sus necesidades inmediatas. O bien, el hombre puede adoptar una interpretación reflexiva y además de darle a las cosas un sentido físico, mediante una reflexión profunda y crítica transciende su mundo cotidiano y pasa a buscar un sentido metafísico. De esta forma inquiere ya en forma global y no sólo con un punto de vista o aspecto, sobre la esencia de las cosas (lo que las cosas son en sí) y darles un sentido englobador y más cierto. En este plano florecen ciertas ciencias de la comprensión y la filosofía, la epistemología de las ciencias aspectuales, la conducta moral o ética, la fe religiosa, la vida virtuosa. El hombre ya no sólo vive “para...” satisfacer necesidades materiales, sino agrega un “porqué” vive y acepta un proyecto existencial más profundo que el meramente cotidiano. La vida tiene un sentido completo que abarca lo físico y lo metafísico y el hombre ya no es un mero instrumentador de ambientes, sino que vive la plenitud de su espiritualidad, acercándose a la identidad plena de su condición de ser “pensante”, “inteligente”, dotado de un logos o verbum o palabra que puede conducirle a un estilo de vida armónico consigo y con el universo (todo lo que le rodea). Fundado en estas reflexiones extraídas de los pensadores filósofos de las últimas décadas, que parten de las raíces del pensamiento griego liderado por Aristóteles y Platón (y a través de él, Sócrates), se afirma el deseo de lograr una perfección espiritual que esté en correspondencia y armonía con la verdadera naturaleza del hombre. Esta naturaleza que es principalmente buscadora de la verdad, de la esencia de las cosas y de la manifestación del hombre como ser inteligente que puede dominarse a sí mismo y manejar su ambiente, instalando una calidad de vida que sea “excelente”, placentera y totalizadora. Para que esto ocurra, los dos polos principales de la vida (el hombre y su realidad o circunstancias) deben lograr una afinación a tal punto que les permita usar debidamente las potencias intelectuales, afectivas y volitivas del hombre, y la realidad sea vivida siempre con tendencia a lo bueno, evitando o superando lo malo. 123 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR La escuela filosófica española, encabezada por Ortega y Gasset y sus discípulos han hecho hincapié en reflexionar sobre “el hombre y sus circunstancias” siguiendo de algún modo los preceptos de una filosofía antropológica basada en la fenomenología y algunos principios del existencialismo. Naturalmente, no del existencialismo denostado por mucho pensadores filosóficos por las conclusiones de Sartre, y otros pensadores, sino por el existencialismo que sólo trata filosóficamente la vida que el hombre desarrolla cuando decide manifestarse, es decir, mostrar “modos de ser”, dejando su “sistencia”, su “mismidad”, su “subjetividad”, su “intimidad”, todo lo relativo a “sí mismo” para salir al mundo y obrar de diferentes modos. Cuando estos modos son “globalizados”, es decir, universales (ambos conceptos utilizados en el sentido de que ocurren en todos los hombres de idéntica manera y sin excepción), serán interpretados como notas fundamentales de la esencia no conocida del hombre. Por eso habíamos afirmado que cuando el hombre “sale de sí”, abandona su intimidad, queda fuera de su sistencia (sí mismo), empieza su existencia (ex = fuera; sistencia = sí mismo). La existencia humana es la “capacidad de relación consigo mismo y con las cosas exteriores”, pero no es una subjetividad ni vive encerrada en sí misma, ya que el ser mismo únicamente se realiza en comunicación con otro ser igual a él. La importancia de la comunicación es que no sólo hace posible el ser, sino que es también el camino hacia la verdad en todas sus formas. La verdad unívoca está en la “validez de las afirmaciones que están consolidadas por una intuición inteligente y una evidencia lógica, a través de conocimientos exactos para la conciencia en general” (Karl Jaspers)99 Los modos de ser del hombre y que se constituyen en notas fundamentales, son la inteligencia con todos sus actos intelectuales realizados a través de sus facultades mentales (aprehensión, abstracción, ideación, conceptuación y formulación de juicios o pensamientos), el espacio y el tiempo. El hombre da al espacio físico que le rodea una dimensión que supera lo meramente físico y llega hasta lo metafísico y vive el tiempo humano a un ritmo diferente del transcurso de su vida medido en segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y siglos. El tiempo humano transciende el tiempo físico marcado por el reloj y el almanaque, de forma tal que un minuto puede ser percibido como si fuera una hora y viceversa. Un año puede resulta “corto” o “largo” según la intensidad con que se haya vivido. Hay diversos modos de ser que pueden ser observados. El hombre puede vivir existiendo, es decir, mostrando una forma de vivir que puede ser auténtica o inauténtica, centrada o enajenada, ordenada o desequilibrada, natural o artificial, etc. o bien puede vivir ensimismado como un verdadero autista que no manifiesta ninguna nota fundamental, lo que ocurre con eremitas, ermitaños y todos los que rehuyen una vida gregaria para vivir aislados física y espiritualmente del mundo, sin producir ningún tipo de obra. Esto es interpretado por Aristóteles, según dijimos antes, como que ese tipo de hombre o es Dios (tiene suficiente poder u omnipotencia para autoabastecer sus necesidades físicas o espirituales), o es una bestia que sólo cumple sus funciones orgánicas individuales (comer, dormir, catarsis orgánica) pero no se reproduce ni manifiesta una conducta o una comunicación interpersonal. Rehuye y evita todo contacto humano. ¿Por qué se dice que el solitario no es hombre?. Porque una de las notas fundamentales del hombre es ser con... (con otros hombres, sus prójimos) y de ahí nace la comunicación, la vida social y el amor projimal, donde el hombre muestra su solidaridad con sus 99 Jaspers, Karl – FILOSOFÍA DE LA EXISTENCIA, Editorial Aguilar, España, 1986 124 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR congéneres, mediante la generosidad, la filantropía, la generación de sentimientos afectivos y el equilibrio instintivo que evita el desborde irracional y los sentimientos homicidas, de agresión, de odio, de violencia, etc. En este contexto de “ser con...” se muestra otra forma de ser que es la libertad o sea la capacidad de deliberar para elegir realizar actos con responsabilidad y disciplina (facultad de saber responder por los actos cometidos). La libertad es entendida en este contexto como la realización de derechos y obligaciones con las restricciones que impone el derecho de otros (el derecho ajeno, de los prójimos). Mis derechos y obligaciones son libres cuando no avasallan ni dañan los derechos y obligaciones de mi prójimo y estoy dispuesto a responder por mis actos. En este contexto mi prójimo es un “igual a mí” que merece todo el respeto y consideración y el mismo amor o estima que prodigo a mí. Sin esta interpretación caritativa del prójimo (el que vive junto a mí) no existe la libertad sino el libertinaje, la delincuencia y la corrupción en todas sus formas. ¿Por qué nos hemos referido a un equilibrio instintivo? Porque el hombre tiene instintos que son parte de su ser. Pero estos instintos básicamente están colocados con una finalidad natural. Así el hambre y la sed son para satisfacer su necesidad de nutrición, el instinto sexual es para realizar su reproducción y los instintos de los sentimientos que están en la órbita de su afectividad y son de una gama extensa, serían para ser usados en caso de peligro cuando estos instintos son negativos para una vida social, como sería el impulso homicida y la agresión, que sólo sirven para defenderse luchando con otros para salvar su vida. Cuando estos instintos se manifiestan correctamente, es decir, con el fin para el cual han sido puestos, se habla de un equilibrio instintivo, es decir, el hombre usa sus instintos con fines benéficos para sí y otros y no para dañarse ni dañar. Contrariamente hay desequilibro instintivo cuando el hombre arremete sin motivos, ejerce la violencia y el asesinato deliberadamente y sin razón, cae en excesos como la hiperorexia (gula, bulimia) (comer en exceso) o la anorexia (no comer o comer en forma insuficiente) o la adipsia (no beber o beber muy poco) o la polidipsia (beber en exceso). También sufre anestesia afectiva pues pierde la autoestima y el amor al prójimo. No le interesa su vida ni la de otros y por lo tanto cae en el terrorismo, la delincuencia, la conducta violenta que asesina o viola sin consideraciones, o la corrupción donde no observa ninguna regla moral o ética en su conducta social e individual. El hombre equilibrado instintivamente vive prodigándose autoestima que no es egoísmo ni narcisismo, ama y sirve a su prójimo (exoestima) sin ningún tipo de interés y es responsable de cada uno de sus actos individuales o públicos. Acata las normas lícitas o convencionales de la comunidad que le rodea y vive sin conflictuarse ni provocar conflictos a otros. Ejerce la curia o cuidado de sí y de otros. Sabe sublimar los instintos bajos (impulso homicida, deseo genital impúdico, excesos de comida y bebida, tendencia a su autodestrucción, etc.). Vive con alegría, armonía y el saber extraer sólo lo positivo de todas las cosas. Ya tratamos el tema de la sublimación y dijimos que sublimar los instintos negativos es lisa y llanamente, evitar por todos los medios que estos se manifiestan indebidamente o se vuelvan irrefrenables, tratando de convertirlos en impulsos positivos o benéficos. El hombre debe procurar “frenar” la manifestación de los instintos bajos y el desborde de los instintos naturales. No puede evitar tener sentimientos aberrantes o deseos impropios, pero si los tiene debe tomar conciencia de Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 125 ellos para refrenarlos o transformarlos en sentimientos positivos. La sublimación, en sentido estricto, es cambiar un sentido negativo por otro positivo. Así, el deseo de tener un acto genital (coito) en forma indebida (sin consentimiento del otro, con personas que no tienen uso debido de sus facultades mentales, los indefensos, los que anatómicamente no están en condiciones de ser penetrados como ocurre con los niños o las malformaciones genitales) debe ser trastocado por una manifestación afectiva sincera. Si el deseo es hacia una persona con la cual no puede o no debe mantener una relación carnal pero le atrae irremediablemente, debe transformar ese deseo en sólo entablar una amistad sin fines secundarios, o simplemente buscar y encontrar otra actividad afectiva que compense la insatisfacción del deseo no cumplido. En todos los casos, la sublimación exige la supresión previa del instinto bastardo. Las tres esferas Permanentemente hemos hecho referencia a que el ser del hombre se manifiesta en tres esferas o dimensiones: a. la racional, b. la afectiva c. y la volitiva. Estas esferas,100 cuando actúan normalmente, lo hacen en forma simultánea y equilibrada y se establece un control de cada una entre sí. Este control es lo que permite la armonía y la sabiduría de una conducta acorde con el ser humano inteligente y completo. Pero el funcionamiento de las tres áreas en forma natural no se da espontáneamente. La coordinación de las tres esferas necesita un aprendizaje a través de la educación de cada una de esas esferas, para poder asumir el control personal de cada una e integrarlas para realizar cual acto de la conducta humana. Esto ha llevado a que en las postrimerías del siglo XX algunos autores como Goleman101 empiecen a recomendar a la inteligencia como el medio de educación o de control de las tres esferas y así se comienza a hablar de inteligencia emocional, inteligencia racional o intelectiva, inteligencia volitiva. Dentro de ellas se habla de inteligencia de la comunicación, inteligencia instintiva, inteligencia social, etc. Esto destaca la supremacía de la inteligencia como la nota constitutiva más importante del ser humano y la que marca, en definitiva, al verdadero ser del hombre. Tanto es así que no sería muy desacertado afirmar que el ser del hombre es la inteligencia. Cuando no existe esa educación o intención de equilibrio, lo más común es que predomine una de esas esferas sobre las otras. A veces ese desequilibrio es normal cuando se da en etapas de inmadurez del cuerpo humano. Así, un recién nacido primará más lo instintivo que está dentro de la afectivo y en el niño y adolescente pueden actuar lo racional y lo afectivo, predominando más esta última esfera. Incluso puede haber una dicotomía en la conducta: un niño o un adolescente de los llamados genios pueden ostentar un gran desarrollo racional, pero carecer del control efectivo. Es decir, lo racional opera sobre el conocimiento y la adquisición del mismo, pero no controla eficazmente lo afectivo, lo que hace que sea un hipermaduro en lo racional y un inmaduro en lo afectivo. Cuando una esfera predomina sobre las demás, hay un desequilibrio que desnaturaliza el 100 101 Ya aclaramos que según Russell estas tres esferas constituyen el espíritu Goleman Daniel – LA INTELIGENCIA EMOCIONAL 126 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ser humano. Quizás la esfera que más escapa al control de las otras dos es la esfera de lo afectivo y dentro de ella se ubica lo instintivo y lo emocional. Como la emoción es la que parece graduar lo instintivo, por esto se ha considerado a la parte emocional como la más importante del desajuste social del hombre de hoy. También lo emocional está ligado a lo espiritual. Luego, la crisis espiritual actual es, en última instancia, una crisis de la emocionalidad. La emocionalidad descontrolada conlleva el conflicto y la crisis. Esa es la causa que llevó a Goleman a considerar que la inteligencia emocional es el arma principal y más formidable para que el hombre corrija su desequilibrio vivencial. La ansiedad extrema, el convivir conflictivo, la violencia incontrolada, las reacciones instintivas irrefrenables, la pérdida de la fe, todos los fanatismos y fundamentalismos, discriminaciones, odios e insensibilización o el exceso de sensiblería, la mojigatería, etc., son productos de esa emocionalidad en crisis. La inteligencia emocional consiste en aprender a controlar lo que no permite la convivencia pacífica y armónica, el desarrollo de una existencia normal y sin excesos con un gran respeto por sí y los otros. La inteligencia emocional es la base para el desarrollo de una inteligencia instintiva, de la comunicación y social. Para que el hombre pueda vivir y sobrevivir natural y socialmente, debe usar las tres esferas sin poder prescindir de ninguna de ellas. Así la inteligencia es lo primero que debe conocer y afinar para controlar y desarrollar las tres esferas. La esfera racional o intelectiva exige de una inteligencia intelectiva que es la que debe regular todos los procesos del intelecto para que lo lleve a conocer la verdad, el bien, el mal y otros conceptos abstractos que lo alejen de la falsedad y la inautenticidad. También esa esfera le permite adquirir sabiduría, que es la conducta prudente y el ordenamiento del conocimiento. Sin conocimiento no hay vida racional. Además del aprendizaje, del habla, del pensamiento y de la formación de juicios y conceptos verdaderos, la esfera racional es la que permite ser el instrumento natural de la inteligencia. A través de ella se regula lo emocional y lo volitivo. Hemos repetido hasta el hartazgo que un hombre racional, pero carente de afectividad y de voluntad, no es un ser humano completo. De igual modo, un hombre muy afectivo pero poco racional y sin voluntad, tampoco es un ser humano cabal. Y, sucesivamente, un hombre con mucha voluntad pero sin racionalidad ni voluntad, tampoco es un verdadero ser humano. Ergo, sólo el que integra y armoniza las tres esferas y establece un control y equilibrio de ellas, es el que logra manifestar un ser humano verdadero y auténtico. El hombre auténtico siempre tendrá la curiosidad de buscar el conocimiento de todas las cosas y el mundo que le rodea y sabrá que debe tener y manejar una inteligencia intelectiva para poder manejar el lenguaje y poseer un pensamiento sólido. Nunca aceptará un “abandono intelectual”. Igualmente, irá tras de un “espíritu elevado” y tendrá una vida espiritual gobernada por una inteligencia emocional que le llevará a manifestar adecuadamente lo instintivo, lo emocional, lo social y lo personal, usando del don de la comprensión y de la comunicación inteligente. Como corolario de esas cualidades, sabrá gobernar su conducta a través de una inteligencia volitiva de forma tal que pueda refrenar todo exceso intelectual o afectivo-emotivo y llevar siempre una conducta prudente a través de actos y actitudes sabias. La perfección y la búsqueda de la misma no es una utopía, sino el fin natural de todo proyecto humano existencial auténtico. 127 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Percepción de la realidad: sentimiento de realidad En lo referente al análisis de la realidad, es evidente que realidad-imagen-palabra es una trilogía indisoluble, pues mi realidad penetra por imágenes táctiles, auditivas o visibles en lo interior o en lo exterior, y mi mente debe traducirlas en términos o las palabras que ya están dadas en la lengua que se maneja. No hay realidad sin imágenes ni palabras. No se puede expresar la realidad sin palabras. Pero a todo esto se antepone otra cuestión: ¿existe un sentido o sentimiento de realidad? Lo primero a considerar en la inteligencia de la sensibilidad o en la inteligencia comunicativa es la capacidad del hombre para ubicarse y comprender a su entorno inmediato, a su realidad inmediata. Para esto debe desarrollar un sentido o sentimiento de realidad. El sentido de la realidad está muy cerca del sentido común, o sea, la habilidad de captar la realidad lo más cercano posible a “tal cual” es y no a deformarla con puntos de vista estrechos o distorsionados por los prejuicios. En palabras del lenguaje y la comunicación, el realismo consiste en el sentido de aceptar no una estructura inmanente de la realidad, sino un lenguaje ajustado a la realidad, la cual exige la apertura de dicho lenguaje y una cierta sujeción a la posibilidad concreta de una rectificación oportuna en caso de yerro. La realidad es un devenir continuo, pero el lenguaje transforma esa continuidad con “cortes”. Esos “cortes” son apreciados por el hombre como una forma de organización que suple las lagunas con abstracciones y palabras de relación y, otras veces, cuando esas lagunas son bien perceptibles, se tiende a algo más efectivo que es la apertura del lenguaje (nuestra principal proposición junto con Adrados y otros autores).102 En la percepción de la realidad, debemos atenernos a un texto y su contexto, de otra forma no hay una idea completa de la realidad percibida. Aunque no todos los autores lo ven nítidamente, la lengua o vocabulario en sí misma no es la realidad, sino un contenido de significación de esa realidad, la que pretende ser reconstruida o recreada mediante el establecimiento de una serie de relaciones a través de las palabras y otros signos. El producto final de la expresión de un juicio surge tanto de un análisis seguido de una síntesis (dialéctica) por medio de estas relaciones lexicales y ése es el problema porque: 1. las relaciones suelen ser individuales; 2. dentro del lenguaje, el elemento más irregular y problemático es el léxico, el que es organizado con las palabras de forma tal que en parte resulta arbitrario. Para comunicarnos con otros, e incluso con nosotros mismos, necesitamos de la palabra, la verdadera herramienta social. La palabra, como entidad material portadora de un significado, resulta en el uso cotidiano, un corte arbitrario de la realidad que no va conjugado con unidades simétricas de sentido. El significado resulta así una clasificación arbitraria, que si bien se realiza con una intención de significado que debería traducir finalmente un contenido continuo e inagotable, en la práctica termina siendo un arbitrio individual que despoja a las palabras de todo contenido o las llena de contenidos discontinuos y agotables. Samuel Ichiye Hayakawa103 sostiene que “el producto final de la educación es el esquema total de reacciones y posibles 102 103 Adrados, Francisco – ESTUDIOS DE LINGÜÍSTICA GENERAL, Editorial Planeta, Barcelona, 1969 Hayakawa, Samuel Ichiye – SU LENGUAJE EN ACCIÓN, Club del Libro, EE.UU., 1941 128 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR reacciones que llevamos dentro de nosotros... lo que aquí llamo un “esquema de reacciones” es, por consiguiente, la suma total de nuestras maneras de actuar en respuesta a los hechos, a las palabras y a los signos.” Explica que esquemas de reacción serían “nuestros hábitos semánticos” porque de alguna manera actuamos, pensamos, interpretamos todas las acciones con base en las palabras. Asevera que “las palabras cambian nuestra vida”. Las palabras, como otros signos y símbolos (dinero, bandera, etc.), los entendemos observando atentamente como la gente reacciona frente a ellos, pues en definitiva “somos según lo que hablamos o interpretamos de otras personas, signos y símbolos” y comprendemos todo esto, si conocemos y desciframos los mecanismos sociales de reacción frente a ellos y, a esa especie de fe, el sentido que le dan a las cosas. Este sentido está íntimamente ligado al significado que asignamos individualmente a las palabras y otros símbolos. Por eso cuando esos sentidos no están dentro de nuestros códigos de comprensión, creemos que los demás están equivocados, que no saben o no pueden expresarse, que sólo nuestros significados son los apropiados y desechamos todo aquellos “a lo que no le encontramos sentido o significado”. Esto permite que los “estafadores sociales” o “sofistas sociales” de hoy (políticos, sectarios, estafadores, charlatanes, publicistas, vendedores, y cualquier “gente de palabra fácil”) nos engañen, dando a sus palabras el sentido que nosotros queremos escuchar o el que creemos interpretar como verdadero. De esta forma “nos empaquetan” (envuelven) con proposiciones de que desarrollemos determinadas conductas (naturalmente en beneficio de ellos y perjuicio nuestro), simplemente porque supieron encontrar la palabra o el signo, al que nosotros dimos un significado profundo, cuando en realidad eran palabras falaces o engañosas. Hayakawa critica a aquellos que creen en el “realismo” de las palabras y da por ejemplo la palabra “azada” que para los que hablan castellano es una palabra “obvia”: designa un instrumento para cavar y, por sentido común, no puede ser otra cosa. ¿Pero que ocurre con la misma palabra frente a un extranjero que no habla español? Luego, se debe entender que los significados son los que la gente quiere darles a las palabras y no siempre éstos se ajustan a la realidad. El secreto del éxito está en intentar escudriñar cual es el significado más correcto y ajustarnos al mismo, cuando estemos frente a situaciones engañosas. La palabra, como instrumento de conocimiento, es algo que se interpreta a la luz de experiencias e intereses cambiantes, situación que se debe a los cambios culturales mencionados anteriormente y estos cambios significan, a su vez, cambiar también los puntos de vista (realidad aspectual). El sentido de “realidad aspectual” (un aspecto de la realidad dado por un particular punto de vista), transforma a la palabra en un instrumento de valor relativo (dado que como el contenido es arbitrario y el significado cambiante, de acuerdo al cambio de punto de vista) al que no puede dársele un significado absoluto, continuo e inagotable. Sin embargo, a pesar de esta arbitrariedad, se le asigna al vocabulario y a las palabras un sentido de unidad formal y como algo “comunitario”, asimismo como una unidad de sentido. Todo esto en un intento de no perder a la palabra como un “valor comunicativo”. La relatividad impuesta a la palabra y al léxico, natural y obviamente, obstaculiza al pensamiento lógico que percibe a la realidad como algo continuo y no “cortado”. Ante el fenómeno del uso práctico arbitrario del lenguaje y la necesidad de una estabilidad significativa de la palabra para que el pensamiento crítico pueda expresar ajustadamente una realidad, se plantean dos opciones opuestas y controvertibles (que en alguna medida ya hemos tratado): 129 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 1. el lenguaje influye en el pensamiento 2. el pensamiento condiciona el lenguaje. En la práctica encontramos las dos opciones en formas diversas y en diferentes contextos: 1) la relatividad lexical obstaculiza el pensamiento lógico (una forma en que el lenguaje influye al pensamiento en forma negativa) 2) el llenar de contenido menos relativo al léxico, ayudaría a ordenar el pensamiento lógico (acción e influencia positiva del lenguaje sobre el pensamiento) 3) un lenguaje pobre no ayuda a pensar 4) un pensar débil no forma un léxico o vocabulario con sentido pleno 5) un pensamiento ordenado y lleno de valores y sentido, produce un léxico o vocabulario de igual valor. Estas opciones nos llevan a pensar en la magna tarea que le espera a los comunicadores, educadores y estudiosos del lenguaje, ya que no es solamente ordenar un vocabulario o lengua, sino, en algún modo, ordenar el pensamiento mismo. Y en esta disyuntiva, las opciones se acentúan bajos dos precisas pretensiones que conforman un verdadero dilema: 1. Primero hay que ordenar el vocabulario para permitir el restablecimiento del pensamiento lógico o 2. Contrariamente hay que promover básicamente un ordenamiento del pensamiento lógico para lograr después el ordenamiento del vocabulario. Estas opciones incluso, pueden llegar a ser válidas simultáneamente de acuerdo al punto de vista (contexto) en que se incluyan, pues la oposición no surge de las funciones del lenguaje y del pensamiento, sino de cómo se maneja el lenguaje y el pensamiento frente a la realidad. Según vimos, la realidad a través de los sentidos impacta en la mente y genera sucesivamente las ideas. Las ideas producen signos que intentan significar la realidad percibida (el signo puede ser existente previamente y la idea se acomoda a él o puede ser creado o recreado) y del signo se pasa al concepto y el juicio que será expresado por el lenguaje. El quid de la cuestión no reside tanto en la percepción de la realidad, la cual teóricamente debe ser igual para todos, sino en lo relativo a los sentidos que cada uno da a esa realidad (puntos de vista). Con esto queremos decir que la percepción de la realidad no tiene que ser parcial o en “cortes” sino que se debe tratar de captarse con su globalidad y su continuidad para después mejor resaltar un aspecto determinado y, especialmente, subrayando que lo expresado está referido sólo a un particular punto de vista. Esta forma de actuar involucra, entonces, los pasos siguientes: 1. captar la realidad tal cual es: con su globalidad (totalidad) y continuidad 2. una vez comprendida esa globalidad, sobre ella, a manera de un “zoom”, fijar la atención en un determinado aspecto o “punto de vista”, pero sin perder la noción de totalidad 130 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 3. al expresar (comunicar) ese particular punto de vista debe quedar bien en claro que se está refiriendo a una parte de un todo, para evitar transmitir un concepto que puede ser interpretado erróneamente La comunicación de esos puntos de vista, como necesitan imprescindiblemente del lenguaje, el observador de una realidad debe buscar un lenguaje preciso. Para esto tiene que ajustar la idea que se forma de esa realidad, de la manera más acertada a lo que ella es, evitando el prejuicio y la arbitrariedad y después necesita encontrar el signo que exprese correctamente lo significado en la percepción. El pensamiento lógico deberá generar ese nuevo signo o llenar de contenido a signos existentes cambiando los sentidos de los mismos para adaptarlos correctamente a la realidad percibida. Lo anteriormente expuesto se refiere al pensamiento lógico, pero cuando la realidad es vista con un pensamiento creativo más que lógico, es permisible que los sentimientos influyan en ese pensamiento y generen otro lenguaje, de mayor fuerza expresiva o comunicativa, siempre y cuando esa expresión sea comprendida como un punto de vista sobre la realidad, pero teñido por la creatividad afectiva o sentimental para dar otro significado, aunque éste no sea tan lógico. Lo importante en todo este proceso, es que tanto el que comunica o expresa una idea y el que la recibe tengan perfectamente en claro cuál es la intención de lo expresado (si el pensamiento es lógico o creativo), a fin de evitar interpretaciones erróneas y arbitrarias. En este particular tema que estamos abordando sobre lenguaje y pensamiento en la inteligencia comunicativa, aunque parezca simplista se nos ocurre como válido el clásico razonamiento que postula: ¿qué es más importante: regalar pescados o enseñar a pescar?. Decimos esto porque la idea de generar u ordenar pensamientos en otros a través del lenguaje, es una forma útil de iniciar un proceso de educación, pero si no se pasa de esto a otro método, esto obraría como “estar regalando pescados”. Contrariamente si se complementa con la intención y el método de enseñar a pensar, a construir un pensamiento lógico o creativo, es mejor que sólo introducir ideas con el lenguaje y sería el método que “enseña a pescar”, porque provee al hombre del único instrumento que le habilitará para comunicarse mediante el uso inteligente del habla, que él mismo producirá una vez que se ubique lo más verazmente posible frente a una realidad exterior o interior. Nuestros postulados, dichos en forma más sencilla, tienden a lograr una forma de comunicarse con un lenguaje más auténtico, es decir, llenando de contenido al lenguaje, el cual debe elaborarse en una forma de pensar inteligente. Llenar de contenido es obtener signos o palabras que contengan fielmente al significado, que tengan los rasgos presentes en el significado, de manera que ese signo no sea portador de deformaciones, omisiones o interpretaciones caprichosas de las características del significado, para evitar palabras o signos inexactos que den lugar a interpretaciones arbitrarias del texto y contexto de una realidad (o mensaje) que se quiere comunicar. Al efectuar esta reflexión, se impone, aunque parezca superflua, la aclaración de que raramente una sola palabra o signo puede abarcar todos los rasgos propios del significado de una realidad. Por esta razón, un significado se completa con la red de relaciones de las palabras (homónimos, sinónimos, oposiciones y todas las “hierbas lingüísticas” que se generan en el Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 131 “campo” del lenguaje). Esta “red de relaciones” es la que preocupó a los estudiosos del lenguaje y llevó a proponer teorías sobre sistemas, estructuras, lógica, etc., pero esa actividad académica no aportó lo necesario al significado, sino que complicó mucho la comprensión de los signos al desviarse en consideraciones que a veces reflejaban más la forma que el contenido de las palabras. Estas teorías académicas, en cierta medida, alejaron a las palabras más aún del significado de la realidad. Los estudiosos de hoy han comprendido que integrar un lenguaje, la mayoría de las veces, exige un contexto extralingüístico, teniendo presente que una definición precisa y definitiva es imposible, dado que la lengua admite un cambio constante en determinadas circunstancias y que las mismas palabras pueden tener un significado distinto, de acuerdo al contexto cultural en la que esté inserta. Por eso hemos insistido que al querer comunicarse algo, debe explicarse nítidamente a qué nos referimos a un punto de vista en un especial texto y contexto (sólo así puedo dar contenido preciso a un signo o palabra). Pero esa palabra o signo tendrá otro contenido si el contexto cambia, por lo cual no puede tener un valor universal absoluto. Si la palabra puede trasladarse a contextos idénticos (coexperiencia) puede adquirir un sentido más universal, aunque dichos contextos estén separados por el tiempo y la distancia. Pero cuando el uso de un término es simultáneo (al mismo tiempo y en el mismo lugar) y los contextos no son iguales, obviamente no tendrá el mismo valor su contenido o significado. Comprender las palabras Es probable que, si afirmamos que para poder hablar y comunicarse es preciso previamente entender y comprender las palabras que se usan, se interprete a esta actitud como redundancia o de Perogrullo, pero lo real es que hablamos y manejamos un idioma sin tener un conocimiento cabal de cada palabra que pronunciamos ni idea concreta de los significados. Esto es en alguna medida, la causa de la incomunicación personal. Willem Levelt, un autor psicolingüístico actual, diagramó un esquema para los mecanismos de entendimiento de las palabras, basado en la fórmula “pensar para hablar”. Arranca, como punto de partida, desde el mecanismo intelectual de la percepción y posteriormente resalta tres etapas previas en la elaboración de un mensaje: 1º. 2º. 3º. 4º. la concepción, la formulación la articulación. Su modelo concluye con la autoverificación. En nuestro esquema descrito anteriormente nos ocupamos de los mecanismos de percepción, concepción y formulación de palabras y juicios. En general coinciden con los descritos por Levelt. En cuanto a la articulación, es una etapa más mecánica que intelectual porque se refiere a la formación de la palabra en el aparato fónico o vocal en el que interviene la respiración, la laringe y los resonadores vocales (faringe, nariz y paladar). La musculatura que pone en movimiento esos aparatos responde a órdenes voluntarias que dependen del cerebro como centro de estimulaciones, por lo que la articulación es compleja al necesitar tanto del aparato intelectual como de lo mecánico de la fonación. La coordinación entre el estímulo cerebral que mueve los músculos del aparato de fonación y la respuesta acertada de éste, originan la onda sonora de la voz que será el medio de plasmar la señal de la palabra. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 132 La articulación es una etapa importante del lenguaje, dado que una vez que las operaciones intelectuales han formado una palabra o un juicio, necesitan de la voz para expresarlo o exteriorizarlo. La indemnidad del aparato fonador es tan importante como la del centro cerebral de la palabra, pues la lesión de uno o de otro impide expresar el pensamiento (afasia, mudez). Pero también se debe considerar que aunque ambos elementos estén indemnes, pueden ocurrir fallas funcionales transitorias del mecanismo de emisión de una palabra, fallas que pueden depender de la memoria, en parte, y de los mecanismos intelectuales. Esto nos ocurre cuando aparece el fenómeno que expresamos como “tener una palabra en la punta de la lengua” y no poder decirla. La memoria recuerda la imagen nítida de lo que queremos comunicar (recordamos una persona, un objeto, una situación) pero no podemos nominarla correctamente (olvido de un nombre, de una circunstancia). Evidentemente la idea de la cosa es fácilmente evocada (memoria de la idea) pero no encontramos la “memoria de la palabra”. Para Levelt la falla está en el mecanismo de formulación. Para nosotros la formulación no yerra en sí, porque la palabra fue oportunamente codificada y comprendida, sino en el mecanismo de evocación (falla mnemotécnica), y se debe a interferencias tales como la dispersión mental, la falta de ejercicio de esa evocación (recordemos que la memoria está sujeta a reglas de “recordación” o reglas mnemotécnicas, una de las cuales, es el ejercicio permanente de evocar lo que se quiere memorizar o bien usar mecanismos de asociación). Usualmente, cuando algo nos es de gran utilidad, difícilmente tengamos dificultad en evocarlo, pero muchos conocimientos no fueron “grabados” correctamente en la memoria, pues se adquirieron un poco apuradamente, con apresuramiento que no permitió su “grabación” mnemotécnica correcta. Otras veces hay tal acumulación de datos en la memoria, que su evocación resulta lenta. Esto motiva que si realizamos el esfuerzo, logremos recordar lo que “teníamos en la punta de lengua”. Luego, la falla funcional del lenguaje en el fenómeno de “tener la palabra en la punta de la lengua” pero no poder expresarla se debería a una de estas causas: • • • dispersión mental: no concentramos debidamente la atención fallas del mecanismos para memorizar la palabra (falla mnemotécnica) exceso de datos: que bloquean momentáneamente la evocación. Estas causas interfieren en la formulación mental de una palabra. Finalmente estudiaremos la última etapa propuesta por Levelt: la autoverificación. Según su concepción, la autoverificación consistiría en que el comunicador hablante hace como una especie de “chequeo” de su mensaje y actúa como auto receptor del mismo, a fin de comprobar si es inteligible, comprensible, si no lleva errores de sentido o de pronunciación o de ordenamiento sintáctico, para proceder a su corrección. Este proceso de auto corrección puede surgir en forma espontánea, como ocurre con los llamados “furcios o furzios” que consiste en pronunciar erróneamente una palabra o cambiarla por otra (balbuceo, “lapsus linguae”, etc.) e inmediatamente desdecirse o corregir la pronunciación. Este mecanismo es fundamental para la inteligencia comunicativa, sobre todo en lo referente a tratar de hacer comprensible un mensaje, repasando el Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 133 modo de decirlo y las palabras a emplear y estudiando la reacción del que escucha para aclarar o corregir oportunamente los alcances de las palabras empleadas en el discurso. La preocupación de una formulación ortodoxa de un discurso es parte de esa inteligencia comunicativa. Mientras los estudiosos de la lengua dividieron sus opiniones entre la forma y el significado del discurso, es evidente que en el coloquio cotidiano quien habla y quien escucha atiende más al significado que a la forma del discurso. Sin embargo, el manejo lógico e inteligente del idioma exige que el discurso tenga una forma determinada además de su contenido o significado. Cuando se escucha atentamente un discurso, la mente inicia un proceso de comprensión mediante el cual: 1. 2. 3. 4. asocia el sonido o palabra con un significado distingue los elementos que componen el discurso forma una idea de lo que se le quiere comunicar responde a su vez con otro discurso mediante el cual puede dar a entender que comprendió el mensaje o que no lo comprendió, si lo acepta o no está de acuerdo con él, si necesita otro tipo de discurso o mensaje. El proceso de comprensión parte de la percepción del sonido que llega a sus oídos con la señal de la palabra y simultáneamente con la percepción comienza el análisis comprensivo. Para captar bien la señal palabra y analizarla, el oyente debe tener puesta su atención plena. Si esto no ocurre y el oyente “oye a medias” o está disperso (“no pone atención”), la percepción no será correcta y el análisis resultará equívoco. La comprensión del discurso fallará y no habrá comunicación o ésta será defectuosa. En el supuesto de que el oyente “ponga toda la atención”, puede ocurrir que el proceso de comprensión no sea fácil porque la señal que recibe en forma de palabras es continua, sin separación entre las palabras. A esto se suma el modo de hablar que puede ser correcto o incorrecto. El hablante puede hacerlo rápidamente o pronunciar mal las palabras o no usar una forma precisa, pues las características del hablante dependerán de: • • • • si habla la misma lengua o es extranjero que “chapurrea” el lenguaje el sexo: la mujer tiene la voz más aguda que el hombre y suele hablar con mayor rapidez. Suele tener connotaciones distintas en algunas palabras, salvo que participe en coexperiencia con el interlocutor. Estas connotaciones dependen del tema del discurso (modas, deportes, cocina, sexo, etc.) edad: los ancianos y los niños tienen problemas del lenguaje. Los niños porque no han madurado todos los mecanismos de aprendizaje y uso del lenguaje. Los ancianos por fallas o enfermedades mentales o del aparato de fonación. la indemnidad psíquica y física: algunos minusválidos y los que padecen trastornos psíquicos tienen problemas para expresarse. En el caso de que no se hable la misma lengua materna (se escucha un discurso en un idioma extranjero) la estructura sonora o fonética de la palabra no es reconocida ni comprendida. Este fenómeno se denomina sordera fonológica y consiste en la incapacidad de reconocer los sonidos de una lengua extraña. Las diferencias de los fonemas entre las distintas lenguas humanas no permiten a unos reconocer los sonidos de la lengua de otros y esto afecta la percepción de las palabras. Por ejemplo, un español o un argentino distinguen perfectamente la erre de la ele, pero 134 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ocurre que un japonés no. Así, cuando se pronuncia la palabra “tintorería” el japonés tiende a escuchar y pronunciar “tintolelía”. La no percepción de la variación sonora se debe a que en el japonés no existen esos sonidos porque sus palabras no se diferencian en llevar erre o ele (“r”, “l”). Esto no afecta principalmente la comprensión del término una vez que se conoce esta particularidad fonológica o fonética. Pero también existe la disemia o sordera semántica que consiste en no conocer el significado de una palabra del mismo idioma que uno habla. El proceso de oír (recepción acústica) no dependen sólo de las características acústicas de los fonemas, sino también de la forma que los mismos “fonan” (cómo se articulan en el aparato fonador, especialmente en la boca, donde intervienen la lengua, los dientes y los labios). Esto es importante porque fallas del habla como las producidas por la mudez, labio leporino, paladar hendido o falta de dentadura, afectan la estructura acústica de las palabras. Igualmente fallas del receptor (sordera) obligan a resignar el sonido acústico en aras de los movimientos de los órganos fonadores, especialmente del movimiento de los labios. Esto se entiende cuando se conocen los modos de articular las letras o los fonemas. Clásicamente se sabe que la “d” y la “t” tienen apoyo dental, así como la “v” tiene apoyo labio-dental, mientras que la “b” tiene formación estrictamente labial. De igual manera, la abertura buco-labial dependerá de la formación de las vocales siendo la más abierta la “a” y la más cubierta la “u” quedando el resto de las vocales en posiciones intermedias de la apertura buco-labial. Cuando el receptor no puede visualizar el rostro del que habla (porque está lejos o es ciego) para captar correctamente qué tipo de fonema se expresa se suele aclarar “d” de dedo, “b” de burro, etc. como una manera de evitar la incomprensión o distorsión ortográfica de una palabra. Todo esto se debe a que para comprender correctamente un discurso es necesario identificar los signos o “unidades de significación” que pueden ser palabras, frases verbales u otro tipo de signos y por esto, cuando se habla, es importante no sólo fonar bien (pronunciar bien) sino que también en el habla interviene la entonación, o sea, las formas de acentuar e inflexionar la voz. Las diferentes inflexiones de la voz indican cuando se comienza o se termina una frase, las pausas dan idea de las acentuaciones ortográficas, otras entonaciones nos manifiestan si hay extrañeza, admiración, sorpresa, dolor, alegría y también si se nos interroga o si se afirma o niega un discurso. En este tema se aplica y explica mejor lo del texto y contexto, porque lo qué se dice es el texto mientras que el cómo se dice es el contexto. Además de la entonación, en el diálogo o coloquio interviene el gesto, que puede reafirmar un discurso o mostrar que se habla sin convicción o se piensa distinto de lo que se dice. La variación de los gestos acompaña a la entonación y así un discurso alegre se manifiesta con una sonrisa, mientras que uno penoso se acompaña de llanto o de gestos de preocupación (seriedad facial, ceño fruncido, etc.). Otras veces, hay disensión entre lo que se dice y el gesto y así puede ocurrir que se esté diciendo algo supuestamente triste, pero se lo dice sonriendo. La falta de correlación entre el discurso y el gesto puede ser signo de que no se tiene la convicción de lo que se está diciendo. O se está manifestando en forma irónica o socarrona. Otro punto de vista para la inteligencia comunicativa y la comprensión del lenguaje son las relaciones sintácticas. La forma o el orden en que se utilizan las palabras cambian el significado de un discurso. Por ejemplo si digo: “el auto atropelló al peatón” no es lo mismo que decir “el peatón atropelló al auto”. Mientras la primera frase expresa un hecho casi común y corriente, la otra Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 135 expresa un hecho insólito y, naturalmente, el sentido de ambas es opuesto. Es indudable que las oraciones han sido construidas con las mismas palabras, pero el orden sintáctico de las mismas cambia totalmente el significado. En la consideración de la comprensión del lenguaje, otros factores de importancia son los “contenidos internos” o “léxico mental” o “diccionario interno”, es decir, aquellos significados o definiciones que cada uno da a las palabras. Por regla general, ya lo dijimos, lo más probable es que se usen las palabras desconociendo su denotación. Es un “uso” automático adquirido en el ejercicio del lenguaje, de escuchar las expresiones ajenas aprendidas en la familia, en la escuela, en el trabajo, o sea, en el medio ambiente social que rodea a una persona. Si un investigador se tomara el trabajo de hacer que cada hablante analice morfológica o sintácticamente cada palabra que pronuncia, difícilmente la mayoría de la gente podría definir la función o la forma de la palabra y muchos menos, su definición. Es más propio que se usen denotaciones o se tengan “ideas aproximadas” de la definición de las palabras, lo que cada palabra quiere decir. La confrontación de las palabras que se pronuncian o escuchan con las connotaciones del “diccionario interno” puede producir varios fenómenos: • • • • concordancia de sentido o significado y en este caso comprensión correcta discordancia entre el sentido dado por el hablante y el “léxico interno” del que escucha identificación antelada de una palabra: el receptor reconoce la palabra antes de que el hablante acabe de pronunciarla desconcierto, indiferencia o bloqueo de interpretación por no encontrar sentido a las palabras que se escuchan. A todo lo analizado hay que agregar otro componente en la comprensión del lenguaje para una inteligencia comunicativa y se trata de la estructura de la frase. Una frase u oración o discurso se construye de una forma determinada y una vez expresada la frase o discurso, se le llama estructura superficial a “lo que se dice”. Esta estructura puede estar o no en concordancia con la intención de “lo que se quiso decir” que a su vez constituye lo que se llama la estructura profunda. El fenómeno de “no encontrar las palabras justas” o “no poder precisar con palabras lo que se siente” es muy común y puede responder a distintas situaciones: • • • • • que exista algún tipo de “bloqueo” intelectual o afectivo que impide manifestar libremente lo que se siente que no se tenga en claro ese “algo” que se siente que exista una limitación del léxico o vocabulario personal que realmente no exista en la lengua la palabra justa que traduzca lo que se siente que exista una represión social que impide coercitivamente “decir lo que se quiere”. Otro aspecto de este mismo fenómeno se da con determinadas frases cuyo significado es distinto de acuerdo al contexto o circunstancias en que se pronuncian. Por ejemplo “no agachar la cabeza” puede tener un sentido diferente si se dice en un clase de gimnasia o si se entrenan personas para mantener erguida la cabeza (sentido literal) y otro modo de interpretarse es cuando se usa 136 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR como un consejo para dar ánimos a quien es pusilánime o reacciona sumisamente en situaciones que debería afrontar con energía (alegoría). Si el receptor de la frase en el primer caso lo interpreta como alegoría y, viceversa, el aconsejado lo interpreta literalmente, no habrá correspondencia entre la estructura superficial y la profunda. Lo ideal sería la concordancia plena entre estructura superficial y estructura profunda, de forma tal que se esté habilitado para poder expresar con justeza “lo que se siente” y “lo que se quiere decir” sin que existan las trabas que hemos señalado someramente. La inteligencia comunicativa consiste en saber encontrar, en forma y tiempo, la expresión adecuada a las circunstancias en que se debe pronunciar un discurso, encontrando la palabra justa y el estilo apropiado. Como toda inteligencia, debe buscar ejercitarse con el conocimiento de los mecanismos que intervienen en la comunicación y la práctica constante para superar las deficiencias, dificultades y conflictos que se plantean en cada “situación comunicativa”. Percepción de la realidad y conciencia Nos hemos referido previamente, a que el hombre para tomar contacto, percibir o conocer las cosas, debe estar en estado de conciencia plena, el cual le permite ejercitar todas sus facultades mentales. La conciencia es un estado vigil, dijimos, es decir, el hombre consciente está despierto. No está alucinado, confuso, ni semiconsciente. Está completamente en pleno uso de sus sentidos y su razón. Este estado de conciencia, a modo de un punto luminoso potente (foco) se concentra en modos diferentes con la realidad. Puede captar la realidad “tal cual” se le presenta a sus sentidos, es decir, conocer lo que ve, a modo de una simple lente de cámara fotográfica. Sus sentidos registran la presencia de la cosa, sin cuestionar su esencia. Esto ha sido interpretado por algunos pensadores como conciencia natural. Pero, (repetimos también lo que antes afirmamos) puede ocurrir y ocurre, que el hombre decide enfocar la realidad pensando en ella, buscando un sentido y un significado de las cosas, formando un concepto y un juicio sobre las mismas. Esta sería una conciencia reflexiva, la que puede ejercer sobre las cosas exteriores (conciencia crítica) o reflexionar sobre sí mismo, sobre su propio yo (autoconciencia). Cuando esta conciencia reflexiva, deja el objeto físico (factum) para trascender a lo metafísico, se transforma en conciencia de lo absoluto, tratando de indagar el fin último de las cosas, lo que las cosas son realmente en sí, lo absoluto. La duda de muchos filósofos es saber si el hombre tiene capacidad de abarcar lo absoluto. Más aún: ¿existe lo absoluto?, ¿o es sólo una idea creada por el hombre?. De cualquier manera, hay una tendencia innata a través de todos los siglos de buscar y de encontrar la razón suprema de todo: lo absoluto. Asimismo, dijimos que Heidegger había manifestado que “el ser de algo para una conciencia es el saber”. Estas conclusiones heideggerianas rematan el pensamiento de que la conciencia, en cualquiera de sus modos de ser, es el único instrumento válido del hombre para manifestar su inteligencia y todas sus notas fundamentales, y la vía exclusiva del conocimiento y del saber. También lo es para percibir la realidad circundante y dentro de ella su vida en la sociedad. La correcta percepción de una realidad social y la toma oportuna de conciencia de ella, constituyen la inteligencia social. En la inteligencia social hay que considerar tres tipos de conciencia (Goleman): 137 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 1. conciencia individual 2. conciencia grupal 3. conciencia colectiva. Hemos dicho que la realidad se capta a través de la conciencia y hemos descrito el proceso consciente de un individuo. Pero también hemos aclarado que la realidad, como fenómeno global, es muy poco abarcable por un solo individuo, pues son tantos y tan diferentes los puntos de vista desde los cuales puede aprehenderse y comprenderse, que la instantaneidad de un fenómeno no permite toda su captación completa, sino sólo una especie de “toma instantánea y veloz” que opera como el “flash” de una máquina fotográfica. Sólo cuando el fenómeno es visto desde ángulos diferentes y por distintas personas, es posible reunir muchos puntos de vista y desde esta “percepción grupal” nace una especie de conciencia grupal. La conciencia grupal funciona en forma distinta frente a las cuestiones que debe enfrentar. Una cosa es opinar sobre: 1. un fenómeno inmediato y otro mediato; 2. un fenómeno fugaz y transitorio y otro que se da permanentemente, imperecedero, con el cual hay que convivir diariamente 3. un fenómeno local y otro universal. Naturalmente nos referimos a fenómenos de igual percepción para una conciencia normal. Otros fenómenos extrasensoriales caen dentro de una concepción muy particular, de acuerdo a la naturaleza de los mismos y las posibilidades de ser experimentados por muchas personas, a fin de extraer de las descripciones y opiniones de cada uno, un concepto general y no sólo puntos de vista personales y muy subjetivos, imposibles de objetivar en conceptos generales. De estas consideraciones es posible inferir que la conciencia individual es distinta de la grupal y ésta puede estar influida o no por la conciencia colectiva. Walter Lippmann104 observa que “Las imágenes que se hallan dentro de las cabezas... de los seres humanos, las imágenes de sí mismos, de los demás, de sus necesidades, propósitos y relaciones son sus opiniones públicas”. Este autor ubica a la percepción de la realidad, cuando ésta es explícita, en la opinión y por lo tanto a través de opiniones personales y opiniones públicas, se conocerá la forma de manifestar la conciencia individual y la grupal. En la formación de un concepto, juicio y pensamiento, no influye sólo el punto de vista, la forma como se captó el fenómeno (dispersa o atentamente), sino también las creencias, costumbres y factores inconscientes. Estos factores inconscientes estudiados por Jung serían el estrato superficial o inconsciente individual y un estrato profundo o inconsciente colectivo. Transcribiré lo que antes afirmé del pensamiento de Jung: “El inconsciente pasa a ser así un instrumento que además de ser parte de la esencia del hombre, es una fuente de formación de creencias y costumbres y de formación de la personalidad. En cuanto al inconsciente colectivo albergaría, no ya los materiales que la conciencia captó de la realidad y que almacena en el inconsciente individual, el cual actuaría como una especie de inconsciencia superficial o 104 PUBLIC OPINION: 29, N. York, 1929 138 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR preconciencia o subconciencia, de donde la memoria evoca hechos y otros datos que ahí están, sino que este inconsciente colectivo sería una verdadera caja fuerte, firmemente cerrada y ubicada en los planos de la inconsciencia más profunda, como una especie las “infinitas posibilidades que alberga en su ser”. En ese inconsciente estaría lo “ancestral” que es una especie de memoria colectiva que guarda el hombre como parte de su ser y de esa memoria surgirían instintos no aprendidos, actos o acciones que no se basan en experiencias previas, sino que surgen como algo “inspirado”, como una “visión” que este inconsciente a veces revela a la conciencia. Suele manifestarse normalmente, como sueños, ensueños, fantasías, devaneos y, en ciertos momentos de éxtasis, como “revelación” o “visión” que se muestra como una alucinación.” Recordemos también lo manifestado sobre el saber noético. Es evidente que la conciencia colectiva, entonces, sería la manifestación consciente de aquellas cosas (arquetipos de Jung) que están en el inconsciente colectivo, en un concepto indefinido y universal aplicable a todas las acciones de todos los hombres del mundo. Pero también puede ser referida, en un sentido más particular y limitado, como todas las creencias y costumbres, las conductas y las normas, que racional o instintivamente imperan en una comunidad o colectividad, como denominador común en sus habitantes. Algo así como la suma de las conciencias grupales. También es patente que la conciencia se manifiesta a través del pensamiento y de otras formas de exteriorización, pero es el pensamiento la base fundamental. Así el pensamiento individual está en la conciencia individual y el pensamiento grupal está al fondo de la conciencia grupal y de la colectiva. En el concepto de Irving Janis105 el pensamiento grupal es el que surge en un grupo frente a un hecho colectivo que afecta al grupo. Puede manifestarse como opiniones grupales, conductas grupales ante determinadas circunstancias o como el “modus vivendi” típico de un grupo social. Puede ser un pensamiento dirigido para hacer algo o bien para defenderse de algo, es decir, para fundamentar las decisiones tomadas dentro de un grupo. Pero Irving, estudiando experiencias grupales negativas, concibe también al pensamiento grupal como un llamado de atención frente a una patología colectiva (Goleman aclara esto diciendo que obra como “un nosotros que se ha distorsionado”). En un estado de cosas normales, “en un grupo es posible tratar distintos aspecto de un tema, considerar otros puntos de vista, recopilar y evaluar información adicional. Cuando funciona en forma óptima, un grupo puede tomar mejores decisiones que cualquiera de sus miembros en forma individual”. Irving afirma que el pensamiento grupal es una especie de llamado de atención cuando hay una distorsión patológica colectiva y los grupos constituyen un antídoto sensato cuando la decisión tomada por un solo individuo es un riesgo, debido a que esa decisión está sujeta a oscilaciones emocionales o a puntos ciegos (subjetividades personales) producidos por prejuicios sociales o por la incapacidad de comprender todas las secuelas complejas que pueden surgir de una decisión que él considera simple. Las decisiones parcializadas de un individuo que pueden influir grupalmente, como ocurren en determinadas sectas, o naciones que responden a líderes fanáticos (caso del nazismo) pueden conducir a acciones o conductas sumamente lesivas a la sociedad o comunidad en las que viven y se desempeñan. 105 VICTIMS OF GROUPTHINK, Boston, 1983 139 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Acá el pensamiento grupal denota el deterioro de la eficiencia mental, la atención y el criterio de un grupo que suele aparecer como consecuencia de presiones y restricciones implícitas. En estos casos, el pensamiento grupal es muy difícil de detectar y mucho más de contrarrestar. La conformidad de los individuos miembros de ese grupo, los lleva a sentirse cómodos e identificados completamente con el grupo. El grupo funciona como “algo hecho para él”, “a medida de él” y en consecuencia anula sus opiniones o no expresa las mismas, por temor a destruir ese clima de comodidad, unión y pertenencia que él siente. En un grupo abierto, los líderes deliberadamente intentan que el grupo no sólo exprese lo que a ellos les gustaría escuchar, sino que piden opiniones honestas, de forma tal que el grupo no se transforma en un hato de aduladores. Todo lo contrario: expresan libremente sus pensamientos, aunque difieran con los de los líderes y no ostentan temores en decir lo que sienten realmente. No ocurre lo mismo en algunos grupos cerrados, en los que sus líderes alientan evitar que sus miembros manifiesten plenamente su capacidad crítica y sus dudas y sólo se limitan a guardar silencio como signo de aceptar plenamente lo que el grupo decide o piensa (consenso). En este caso cada miembro del grupo cerrado se siente como sujeto a un mandato de evitar críticas que provoquen conflictos con sus colegas y se destruya la unidad del grupo. Piensa que si su mente concibe un argumento contradictorio éste puede ser equivocado o tan insignificante que no merezca ser expresado. La sensación de unidad y de consenso crea una ilusión de unanimidad y refuerzan la autoestima de cada miembro de ese grupo. Sin embargo, esta aparente hegemonía del grupo es a su vez una especie de “boomerang”, pues cuando hay un grado de corrupción o de daño muy intenso y aparente, puede que el grupo se disuelve por sus propios miembros dañados por el grupo o por la acción de la sociedad contra el grupo. La conciencia grupal, íntimamente ligado al pensamiento grupal, puede ser así algo totalmente positivo, o algo totalmente negativo. Cuando el grupo es heterogéneo y democrático, las disidencias internas y conflictos se plantean “de frente” y buscan resolverse. Eso mantiene la unidad: la acción común para enfrentar sus problemas y buscarles una solución, aunque ello implique el roce entre los miembros del grupo. Sus líderes son honestos y permiten la libertad de opiniones, trabajando para llegar a conclusiones que solucionen problemas comunes y no los causen. Pero en los grupos cerrados, homogéneos, donde hay consenso para que “todos piensen igual” y no se aceptan disensos (antidemocráticos), la unidad está en la aparente unanimidad y esto permite la desviación o corrupción del grupo, pues el silencio o falta de crítica establece permisividades activas o pasivas que no ponen freno a las inconductas sociales de sus líderes. 106 La inteligencia social consiste en que la conciencia individual, cuando debe sumarse a una conciencia grupal o colectiva, lo haga en los términos de mantener de algún modo su individualidad de forma tal que la conducta grupal sea el fruto de una “suma inteligente de opiniones personales” que se amalgaman en busca de una solución común, previamente debatida y criticada para evitar 106 (Muñoz Martín - Riesco Rodríguez PSICOLOGÍA DE MASAS, PSICOLOGÍA DE GRUPOS, España, 1987) (Goleman LA PSICOLOGÍA DEL AUTOENGAÑO, Bs. As., 1997) 140 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR desvíos o errores. Las acciones colectivas guiadas por la conciencia colectiva deben buscar ajustar las conductas a los patrones o normas que hagan al bienestar de la sociedad y no cause el escándalo o el daño violento o corrupto. Todo individuo tiene derecho a vivir en la sociedad del modo que le plazca, pero respetando el principio inmutable de no dañarse a sí ni a otros ni promover el escándalo público. Puede disentir con otros pero no puede “matar” a quienes piensen distinto de él. Sus conductas públicas deben ser recatadas y honestas. Lo contrario quita todo derecho a vivir en sociedad y lo convierte en un desadaptado social o en un marginal. No debemos soslayar que la conciencia individual toma conocimiento de la realidad a través de sus sentidos y de su inteligencia y para esto usa la extrospección y la introspección. Repetiremos, para no olvidar los conceptos, que la extrospección es su estado de conciencia hacia fuera de sí, concentrada en los objetos y fenómenos exteriores a su ser. La introspección, contrariamente, es un estado de conciencia hacia dentro del hombre mismo y sería una especie de autoconciencia (conciencia de sí mismo), lo que logra con la reflexión (el pensamiento que se analiza a sí mismo). Esto es muy importante para que el hombre comprenda a la realidad, porque la realidad no es una cosa ajena a sí mismo sino que comprende a todo, es decir, tanto a lo que está fuera de la mismidad del hombre como a su propia mismidad (a los otros objetos - cosas u hombres - y al sujeto: él mismo). La conciencia individual para apreciar toda la realidad, debe estar presente poniendo su atención sobre todo lo que nos rodea y sobre nosotros mismos, al momento de captar la existencia de las cosas y de nuestra propia existencia. De nada vale que nuestros sentidos nos muestren las cosas que están en nuestro mundo, si nuestra inteligencia está distraída, dispersa o dormida y no puede develar el sentido de lo que las cosas son. En este estado irreflexivo, sólo captaremos los que las cosas parecen ser y por lo tanto no habrá un juicio y un pensamiento reflexivo, sino una mera opinión (mera doxa). Esta mera opinión consiste en interpretar conceptos a través de palabras que parecen decir mucho (y de hecho lo dicen) pero que en el fondo no llegan a lo que las cosas son, sino sólo expresan lo que las cosas parecen ser y pretende con el palabrerío, que se acepte lo que las cosas parecen ser como la verdad absoluta (sofisma). La percepción social de la realidad no es sólo la simple captación de las cosas a través de los sentidos de todos los componentes del grupo o sociedad (lo cual a simple vista pareciera que debe ser igual para todos), sino que esta percepción está condicionada a muchos otros fenómenos: 1. al punto de vista desde el cual cada uno de los miembros de la sociedad observa el fenómeno 2. a los preconceptos, prejuicios o creencias con que cada uno interpreta lo que ve 3. a las necesidades personales 4. a presión social del grupo. Esto ya lo explicamos cuando dijimos que un mismo fenómeno, visto en el mismo lugar, a la misma hora y por personas iguales en cuanto a la capacidad de percepción e interpretación del fenómeno, cuando intenta ser explicitado por los “testigos directos” de la ocurrencia de ese 141 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR fenómeno, nos encontramos sorpresivamente conque muchas opiniones no coinciden exactamente con la impresión que el fenómeno nos causó a nosotros. Así muchas veces, cuando varios intentan describir al fenómeno unos dicen que era nítido, otros que no podían precisar qué era (por ejemplo, si yo estoy ubicado de forma tal que los rayos solares están por detrás mío, luego tengo el punto de vista en que el fenómeno es iluminado a pleno con la claridad de la luz y esto me permite captarlo con nitidez, pero aquél que está ubicado en el extremo opuesto frente a mí, será cegado por la luz del sol y su percepción será bloqueado por el encandilamiento que esa luz produce en sus ojos y por lo tanto la percepción del fenómeno será borrosa e imprecisa). Otra cosa es estar a diez centímetros del fenómeno y una muy distinta es estar a un metro del mismo. Obviamente la cercanía me permitirá ver detalles menores, pero no la totalidad, mientras que la lejanía me permite observar una totalidad sin precisar detalles, luego, la descripción de uno o de otro testigo variará según la distancia que hay entre el punto de vista y el objeto. Otra faceta a considerar es que si el fenómeno mirado de frente tiene factores totalmente opuestos a los que se ve mirado desde atrás, dará origen a descripciones parciales y dispares. Si el objeto a considerar es una figura humana de pelo largo, con aros y vestida con pantalones vaqueros y una chaqueta de igual tela y color, el que mira de frente podrá apreciar si tiene senos femeninos, si tiene o no, barba o bigotes o es lampiño y otros detalles que permitan determinar el sexo de la figura. Los que miran desde atrás podrán describir una persona de pelo largo, vestida con un conjunto de tela “blue” pero no podrán inferir principalmente el sexo, dado que si no hay detalles de una figura femenina (cintura estrecha, glúteos prominente, espaldas y hombros redondeados) puede deducir que es una mujer y viceversa (si ven espaldas anchas, de corte angulosos, glúteos chatos y cintura poco estrecha), pueden inferir que es hombre. Pero la moda unisexo, las distintas conformaciones o tipo biológicos pueden llevar a que una figura humana parezca ser hombre o mujer, pero realmente no lo es. Esto es muy frecuente que determinados homosexuales travestidos o transexuales, puedan simular su sexo aparentando ser lo contrario. Pero la realidad o percepción social no queda ahí. Cuando un hecho es observado por varias personas, por ejemplo, un acto político, éste será interpretado bajo creencias comunes. Por ejemplo, “todos los políticos mienten, engañan y tienen doble discurso”. Luego, la mayoría observará el fenómeno no como está ocurriendo sino como es interpretado y, si alguno lo ve distinto como ocurre con el simpatizante o fanático del signo político del acto, su opinión prontamente será rebatida y rechazada y, frente al disenso mayoritario, finalmente deberá cambiar su opinión para no ser marginado o enfrentado con el grupo social al cual pertenece. Esto se refleja en el fenómeno de una votación para candidatos a gobernar o legislar. Las encuestas muestran como las mismas opiniones van variando a medida que el consenso o disenso crecen en el grupo. No es infrecuente que al principio de una campaña electoral las encuestas ubiquen porcentajes de opiniones mayoritarias hacia un candidato determinado, pero al final de la misma, generalmente en la última semana previa al acto de votar, esas opiniones den giros en dirección contraria, porque la inmediatez del acto les hace perder la objetividad que tenían primariamente cuando aún no estaban compelidos a emitir el voto. 142 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Esto significa que por momentos, la opinión se guía por la razón y la inteligencia, pero al instante de entrar en acción concreta, los pensamientos ancestrales y las fobias irracionales, hacen cambiar una opinión muy concreta, sobre todo si esas creencias son mayoría en el grupo y en la discusión, la idea personal es rebatida o atacada por todo el grupo. Sólo prevalecen las ideas, creencias o convicciones muy arraigadas, ya sean guiadas por la inteligencia y la razón o por el fanatismo. Pero estas opiniones inmutables no son la mayoría. Es decir, según Pérez Martínez, la percepción social de la realidad es diversa porque hay diferentes puntos de vista y la opinión de la misma puede ser influenciada por la presión del grupo.107 Este mismo autor afirma que “una de las características más llamativa de la conducta humana es la cantidad de variables de las que depende. Un planteamiento muy simple sería ver que la conducta depende de lo que conocemos. Si eso fuera así...” sería como que “percepción más pensamiento = conducta”. Luego da el ejemplo de dos personas que están viendo como un adulto castiga brutalmente a un niño. Ambos piensan igual: lo que está ocurriendo es un hecho inhumano. Pero uno de ellos opta por irse para “no presenciar la crueldad” mientras que el otro decide intervenir para “evitar tal crueldad”. Igual pensamiento, distintas reacciones. En otros parágrafos propone que la conducta social está condicionada por “mecanismos de imitación” (la gente actúa como lo hacen otros como guiado por aquello de “donde fueres, haz lo que vieres”) y por los “esquemas de conducta generalizada” (hay que hacer “lo que hace todo el mundo”, “hay que seguir la corriente”). Pero destaca que también hay “esquemas o factores personales” que pueden diferenciar algunas conductas individuales, de las conductas colectivas o generales. El hombre debe reflexionar sobre “sus circunstancias” para comprender porque adoptó tal o cual estilo de vida y en juicio crítico entender si está viviendo en forma correcta, si sabe vivir. Para esto debe tener nociones de lo bueno y lo malo, lo lícito y lo ilícito, un equilibrio o armonía entre su vida interior y su manifestación vital exterior (existencia), saber si ha formulado o no un proyecto existencial y, sobre todo, si tiene “ganas de vivir”, ha encontrado “el sentido de su vida” y sabe confrontar la alegría y la tristeza, el placer y el disgusto, la satisfacción y la frustración, el amor y el odio, el sentimiento de caridad y la indiferencia, su autoestima y el amor a los demás. Le interesa de sobremanera averiguar si tiene una vida “chata”, inmanente, ensimismada o si vive con libertad, plenitud y manteniendo un pensamiento reflexivo que le permita trascender en todos los niveles, al medio estimúlico simple que le toca vivir. De otro modo, puede preguntarse si la vida que el hombre está cursando es (modo de ser) una vida auténtica (propia de su ser) o inauténtica (enajenada, ensimismada, no libre, intranscendente). La captación de la realidad se lleva a cabo a través de una serie de actos mentales o intelectuales, que obraría como la fisiología de la mente para conocer y comprender los fenómenos que se dan en la realidad y encontrarles un significado que le permita estar “dentro de la realidad” y no fuera de ella. El contexto social es parte de esa realidad y conocerlo es llegar a desarrollarse dentro de la comunidad, para lo cual la inteligencia social es el instrumento inexcusable. Y ese aspecto de la inteligencia humana está sujeto, como todos los otros modos de “ser inteligente” (inteligencia emocional, inteligencia comunicativa, etc.) a los actos mentales. Estos actos mentales tienen asiento en un sistema anatómico y fisiológico que también que ya hemos explicado extensamente en capítulos anteriores de este trabajo. 107 María Pérez Martínez - MECANISMO DE LA CONDUCTA. PERCEPCIÓN, PENSAMIENTO Y ACCIÓN, España, 1987 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 143 VII MENTE Y EMOCIÓN La esfera de lo emocional E l hombre está constituido por tres esferas que marcan su esencia humana, según lo vimos en un parágrafo anterior. Las tres esferas no son compartimientos separados sino constituyen una sola cosa, pero a los efectos de su conocimiento y estudio deben considerarse individualmente. Lo cierto es que funcionan como un todo, donde una se supedita a la otra y las tres se influyen mutuamente no pudiendo dejar de funcionar ninguna de ella para que el hombre sea un ser armónico y completo. La esfera de lo emocional está en el orden de lo emotivo y lo afectivo y lo instintivo. Consideramos a la esfera emocional propiamente dicha, al ámbito mental donde se originan y manifiestan las emociones y a los efectos y consecuencias de las mismas. Es todo lo relativo a la mente emocional y al emocionar. Emocionar es conmover el ánimo, causar emoción y emoción, de acuerdo a cómo lo explicamos anteriormente, es un estado de ánimo caracterizado por una conmoción orgánica consiguiente a impresiones de los sentidos, ideas o recuerdos, la cual produce fenómenos viscerales que percibe el sujeto emocionado, y con frecuencia se traduce en gestos, actitudes u otras formas de expresión. En esta definición hay cosas vectores: en primer lugar “estado de ánimo” y en segundo lugar que provoca “conmoción orgánica”. Esto puede ser traducido como que la emoción es un sentimiento netamente humano del cual no puede desprenderse el hombre y en este sentimiento refleja su esencia de ser total y no escindido en partes. La emoción es un compromiso completo de esa carnalidad espiritual del hombre, ante el cual reacciona “con todo”. No reacciona por partes. Al definir la emoción, en primera instancia Goleman recurre al Oxford English Dictionary el que denota a emoción como “cualquier agitación y trastorno de la mente, el sentimiento, la pasión; cualquier estado mental vehemente o excitado”. El autor prefiere definirla como “un sentimiento y sus pensamientos característicos, a estados psicológicos y biológicos y a una variedad de tendencias a actuar”. Pero para que haya un terreno propicio de la motivación, previamente debe haber un equilibrio de la vida emotiva. Según Cantón Duarte,108 la vida emotiva o vida afectiva es “el conjunto de reacciones psicofísicas que se asocian a la vida mental de todo individuo y se indican generalmente con los términos de sentimientos o estados de ánimo”. Los antiguos filósofos consideraban que las emociones, del mismo modo que los sentimientos y las pasiones, eran manifestaciones con un matiz de negatividad, puesto que suelen perturbar la paz o tranquilidad del alma. Arnold, una psicóloga actual, define a emoción como el “sentir tendencia hacia algo intuitivamente evaluado como bueno o beneficioso, o bien apartarse de algo intuitivamente evaluado como malo o penoso. Simultáneamente a esta atracción o aversión se produce una serie de cambios fisiológicos cuya finalidad estriba en que se pueda llevar a cabo esta aproximación o retirada. Estos cambios fisiológicos tienen características propias que son diferentes de unos estados emocionales a otros.” Esta definición coloca a la emoción como una especie de reacción frente a estímulos ambientales, en que no sólo interviene lo espiritual, sino también lo físico, comprometiendo al organismo en una serie de mecanismos fisiológicos distintos para el miedo o la alegría, la pena o la excitación, la depresión o el estrés, la ira o la frustración, el amor o el odio. Involucra todos los sentimientos por lo que se le llama vida afectiva. Luego, la emoción es una forma de responder frente a diferentes 108 José Cantón Duarte – LOS INSTINTOS Y LA EMOCIÓN, editorial Quórum, España, 1986 144 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR situaciones que despiertan la reacción. Es siempre una fuerza reactiva porque está en todas las reacciones psiconeurobiológicas, ya sean adquiridas o heredadas, estables o mutables, colectivas o individuales, positivas o negativas. De ahí que abarque sentimientos, afectos, instintos y todo tipo de impulso. La mente emocional Cuando Goleman aborda la inteligencia emocional, se preocupa de describir lo que es la mente emocional para lo imprime dos cuestiones, que casi podrían ser como principios de la mente emocional: 1. Primero los sentimientos y luego los pensamientos 2. Una respuesta rápida pero descuidada Para explicar a la mente emocional, que en realidad no es una mente diferente del concepto general de mente humana, sino una de las formas de expresión de dicha mente, Goleman acude a los trabajos de Paul Ekman y de Seymour Epstein,109 quienes ha investigado intensamente en el terreno de la mente para distinguir las emociones del resto de la vida mental. Las conclusiones de estos autores es que: 1. La mente emocional es mucho más rápida que la mente racional: se pone en acción sin pensar en absoluto a analizar lo que está haciendo 2. La rapidez con que actúa la mente emocional es causa de sacrificio de la exactitud de sus decisiones y acciones La rapidez de la mente emocional descarta toda reflexión deliberada analítica (postergación de la mente pensante). Esto sucede porque las acciones de la mente emocional conllevan una sensación de certeza muy fuerte. Esto parece ser un mecanismo de defensa de ponerse a pensar en lugar de actuar cuando la vida estaba en peligro. Uno de los mecanismos primitivos que condicionó el reflejo rápido de acción, es el principio del estrés de “luchar o huir” que se despertaba en los animales y en el hombre, frente a una situación conflictiva de peligro mortal o vital. No obstante, una vez que la acción ocurre, la mente racional o pensante analiza lo hecho y se sorprende de todo aquello que no tiene una razón lógica, a tal punto que se pregunta: ¿para qué hice esto?. La causa de una rápida percepción y la generación de una acción veloz actúa instantáneamente en milésimas de segundos y en forma automática (reacción emocional primaria). Esta velocidad, incluso, impide actuar a la conciencia. Pero esta modalidad de instantaneidad y acción rápida no permite realizar ningún tipo de cálculo por lo que las acciones carecen de exactitud debida, por lo que todo aquello que se realiza en un abrir y cerrar de ojos, puede ser erróneo o falso, o no lo debido. Ekman propone que esto sucede por un problema de adaptación ante acontecimientos urgentes y por esto la emoción debe actuar antes que tomar conciencia de lo que ocurre y analicemos racionalmente las acciones a realizar. Por eso, en estas circunstancias, el calor o energía de la emoción es breve por lo que dura segundos. Al no actuar la conciencia ni la razón, son actos que no pueden ser frenados por la voluntad y por lo tanto suelen irrefrenables (impulsivos) Esto causa la aceptación de la impresión 109 Ekman, Paul – An Argument for the Basic Emotions, COGNITION AND EMOTION 6, 1992 Epstein, Seymour – Integration of the Cognitive and Psychodynamic Unconscious, AMERICAN PSYCHOLOGIST,44, 1994 145 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR vulgar de que el “primer impulso” está en el corazón y no en la mente. Sin embargo, esta acción emocional incontrolable, es seguida por una contrarreacción emocional (reacción emocional secundaria), más lenta que la primera respuesta y esta actúa con mente racional más que emocional y su acción es deliberada y consciente, dos condiciones inexistentes en la reacción primaria. Entre las vías rápidas (percepción inmediata de la mente emocional) y lentas (pensamiento reflexivo de la mente racional o pensante) de la emoción, están las emociones buscadas: las que se autodespierta un artista, especialmente los actores, o las que nacen de recuerdos afectuosos o tortuosos o afligentes. Esto demuestra que la mente emocional no es la que decide sobre qué emociones debemos tener, pero la mente racional puede regular el curso de las reacciones emocionales. Los sentimientos buscados o de reacción lenta producen estados de ánimo muy apagados y no tienen la vehemencia y la velocidad de los estados emocionales espontáneos. ¿Qué y cuáles son las emociones? Muchos psicólogos se preguntan: ¿las emociones son congénitas o adquiridas? Es evidente, de acuerdo a estudios psicoantropológicos en el recién nacido, que hay tres manifestaciones primarias: miedo, cólera o ira y amor. A medida que irá creciendo, seguirán siendo emociones fuertes el miedo, la ira (ambos se manifestarán como hostilidad) y el amor, pero habrá variaciones como la ansiedad acompañada de angustia, la tristeza y la alegría como contraposición o la exageración de la depresión, la melancolía, pena y aburrimiento y finalmente los celos como desarrollo exagerado del amor con sentido de posesión. Estas emociones fuertes tienen un equivalente fisiológico que se acompaña de signos y síntomas de alteración orgánica afectándose la tensión arterial, el ritmo cardíaco, la respiración, sensaciones digestivas y otras alteraciones sensoriales. Pero, junto a las emociones fuertes, hay otras emociones como el sentimiento religioso, el patriotismo, el virtuosismo, etc. que cada persona va adquiriendo en el transcurso de su existencia y de acuerdo a patrones sociales. Goleman incluye entre las emociones primarias y sus familias a la: ⇒ Ira: furia, ultraje, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, aflicción, acritud, animosidad, fastidio, irritabilidad, hostilidad y, tal vez en el extremo, violencia y odios patológicos ⇒ Tristeza: congoja, pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, soledad, abatimiento, desesperación. En casos patológicos: depresión grave ⇒ Temor: ansiedad, aprensión, nerviosismo, preocupación, consternación, inquietud, cautela, incertidumbre, pavor, miedo, terror. En lo patológico: fobia y pánico ⇒ Placer: felicidad, alegría, alivio, contento, dicha, deleite, diversión, orgullo, placer sensual, estremecimiento, embeleso, gratificación, satisfacción, euforia, extravagancia, éxtasis. En lo patológico: manía ⇒ Amor: aceptación, simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, infatuación, ágape (amor espiritual. Lo que probablemente refiere acá Goleman es lo que vulgarmente conocemos como “amor platónico”) ⇒ Sorpresa: conmoción, asombro, desconcierto ⇒ Disgusto: desdén, desprecio, menosprecio, aborrecimiento, aversión, repulsión ⇒ Vergüenza: culpabilidad, molestia, disgusto, remordimiento, humillación, arrepentimiento, mortificación y contrición. Para Goleman, las emociones dependen del estado ánimo, el temperamento o la condición preexistente a la emoción como puede ser el padecimiento de un trastorno emocional previo 146 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR depresivo o ansioso. Nosotros agregamos también, la capacidad de respuesta a una emoción. La acción de respuesta frente a una emoción es la que se puede regular o controlar o “educar” mediante la inteligencia. Es lo que Goleman ha denominado inteligencia emocional (IE).110 Así como hay un cociente intelectual también existe un cociente emocional, pero éste no es susceptible de ser medido como el intelectual. Este aspecto de cociente emocional debe ser conocido y manejado porque el éxito de cualquier propósito o cambio dependerá en un 20% de la inteligencia y en un 80% restante de otros factores como el tesón, la intención y el control emocional o inteligencia emocional. Este concepto entronca a mente con emoción. La esfera de lo afectivo-emotivo Dentro de las emociones se encuentra la vida afectiva. La vida afectiva está íntimamente ligada a los sentimientos, dado que afecto es “cualquiera de las pasiones del ánimo como ira, amor, odio, etc., pero particularmente es entendido como amor o cariño”. Luego es afectuoso quien es “amoroso, cariñoso y expresivo en sus sentimientos”. El amor es “afecto por el cual busca el ánimo el bien verdadero o imaginado y apetece gozarlo. Es también la pasión que atrae una persona a otra, un sexo a otro. Pero amor es también blandura, suavidad. Desde otro punto de vista es el esmero con que se trabaja en una obra deleitándose en ella”. Las relaciones amorosas, además del afecto son “voluntad, consentimiento, convenio o ajuste y se expresan no sólo por manifestaciones cariñosas como las caricias sino que el otro es un objeto de cariño especial y por lo tanto esas relaciones son placenteras, no conflictivas”. Desde un punto de vista filosófico, el amor es la curia o cuidado que se pone al tratar al otro, al prójimo, procurando antelar su bienestar pero sin avasallar su autonomía ni libertad. Es decir, ejerciendo una actitud afectuosa de cuidado, pero no posesiva. Se tiende a ayudar al prójimo en sus problemas, pero no resolviéndolos en forma directa, sino enseñándole los métodos posibles para que él elija. Es como si el ser humano se completara cuando aprende a existir en función del otro. Martín Buber111 habla de un “yo y tú” como la dupla perfecta del afecto o amor projimal. Sólo identificando el yo y el tú se establece una correcta relación afectuosa projimal. Cuando el hombre pierde el sentido afectuoso de una relación projimal amorosa, ve al otro como algo alejado de sí e incluso él mismo no se ve con la dimensión de su ser, sino como algo desprendido del mismo. Esta deshumanización se traduce cuando el “yo” se transforma en “uno” y el “tú” en un “él” o “ello”. En este caso, el enajenado habla de sí mismo refiriéndose a “uno piensa”, “uno cree”. Ese uno lo despersonaliza de su propio afecto. El polo contrario de esta actitud deshumanizada es el exceso de atención sobre sí o egoísmo o narcisismo. En ambas situaciones tanto el “uno” como el “ego” constituyen modos inauténticos de verse a sí mismo y de manifestarse. En ambos casos los prójimos pasan a ser “ellos” y están completamente desvinculados del afecto projimal. El modo auténtico de expresar el amor a sí es la autoestima y sin ella es imposible que el hombre pueda cumplir la máxima cristiana “ama a tu prójimo como a ti mismo”. La identificación con su ser propio es plena cuando aprende a estimarse en función del otro, su prójimo y establece una verdadera relación del “yo y tú” que sería la expresión singular del “nosotros”, según lo expusimos previamente. Igualmente, considerar que el otro es “un igual a mí” nos lleva a “empatizar” que es un poco hacerse el otro, “meterse en el otro” para comprenderlo mejor. Es acercar mi mundo al mundo del otro para tener una coexperiencia, primer principio de la comunicación eficaz. Cuando se logra la correcta común unión (comunicación) con el otro, 110 111 Daniel Goleman – LA INTELIGENCIA EMOCIONAL, Javier Vergara Editor, Bs. As. 1997 Buber, Martín – YO Y TÚ, Ediciones Nueva Visión, Bs. As. 1967 147 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR comienza la empatización. Esta “ocupación” por el otro es la base del afecto o amor projimal. Comunicativamente es, también, una “área de coexperiencia”. La esfera de lo afectivo- instintivo: Concepto de instinto Tanto lo emotivo como lo afectivo, en alguna medida están en la esfera del instinto. De acuerdo a nuestro plan de exposición, para abarcar y comprender la extensión justa o denotativa de un término, único camino para hacerlo universal y escapar a la tentación de la interpretación personal, es ubicarlo adecuadamente en la etimología y la definición que primariamente lo originó. Sólo limitando la extensión de un término podremos entender qué es lo que queremos decir o comunicar. Este ejercicio de “ponerse de acuerdo previamente” sobre qué significado tendrá un término, es lo que evita la confusión, la dispersión y la controversia fútil. Es base también del manejo correcto y no caprichoso del lenguaje, único instrumento válido para la educación. Una vez más apelamos al Diccionario de la Real Academia y así sabemos que instinto (del latín instinctus) es un “estímulo interior que determina a los animales a una acción dirigida a su conservación o reproducción”. Pero también instinto es “instigación o sugestión” o “impulso o propensión maquinal e indeliberada”. Luego lo instintivo es “obra, efecto o resultado del instinto y no del juicio o la reflexión o del propósito deliberado”. Muchos afectos y emociones son impulsivos y no razonados por lo que creemos que entran en lo instintivo. El hombre, biológicamente como animal, está dotado de instinto. Pero el rasgo fundamental de su raciocinio, modifica su vida instintiva a la luz de la inteligencia. Otra definición de instinto es “conducta innata, transmitida genéticamente entre los individuos de una especie, que obliga a responder de un modo específico ante el mismo estímulo, sin que medien la experiencia o el aprendizaje, por ende, se aplica a toda aptitud para enfrentar con rapidez y éxito a situaciones nuevas. Freud postuló la existencia de sólo dos instintos: Eros o la vida, cuyo fin es unir e integrar, y Tanatos o la muerte, cuyo propósito es destruir. Algunos instintos humanos primarios serían: el maternal, el paternal, la huida, el combate, la curiosidad, la repulsión, el menosprecio, etc.” 112 Conocimiento de nuestros instintos Canton Duarte,113 en referencia a instintos y motivaciones, prefiere usar el término “pulsiones” (que no existe en el idioma castellano) pero que nos impresiona que está muy cerca del término “impulso” que sí existe en el idioma y que ya hemos analizado. Debemos entender que impulso es lo que empuja, incita o estimula, sugestiona para proceder bajo una determinada impresión del momento, casi en forma automática, sin reflexión ni cautela. Cuando esta acción se transforma en irresistible, irracional, incluso en contra la voluntad de quien la ejecuta (obligación de hacer lo que no se quiere) es lícito de hablar de una compulsión. Con fines académicos y prácticos, para ilustrar nuestro concepto de acto instintivo, podemos distinguir a impulso como la idea, la sugestión, la estimulación o la incitación para realizar un acto, mientras que compulsión es la fuerza irresistible, irracional e involuntaria que obliga a realizar el acto. También creemos que es necesario establecer algún tipo de distinción entre motivo estrictamente e instinto, dado que las motivaciones en el hombre tienen mucho que ver con su intelectualidad, mientras que lo instintivo va más contra ella. Los motivos pueden ser inducidos por el hombre; los instintos no, puesto que los hereda genéticamente. Salvada esta distinción y, afirmándonos en los conceptos dados de impulso y 112 113 DICCIONARIO ILUSTRADO DE CULTURA ESENCIAL Canton Duarte – LOS INSTINTOS Y LA EMOCIÓN, Editorial Quórum, Madrid, 1980 148 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR compulsión, haremos un análisis de los instintos, como intento de aproximación a su conocimiento. Así, podemos dar un punto de vista diciendo que nuestros instintos pueden ser impulsivos o compulsivos. ¿Cuáles serían los instintos compulsivos? Por lógica son aquellos que están relacionados con la necesidad (conviene recordar que lo necesario es “aquello que no puede dejar de ser”). Luego son necesarios los instintos conservadores de la vida: los instintos biológicos del hambre, la sed, el acto sexual procreativo, la defensa de la vida (como lucha o huida frente a un peligro). Estos instintos son estímulos básicos que generan conductas para obtener respuestas satisfactorias a los mismos. No obstante la naturaleza esencial de estos instintos básicos, las respuestas para satisfacerlos pueden ser diferentes para distintas personas o para una misma persona en ocasiones diversas. Cuando hay una misma ocasión para diferentes personas, las respuestas son disímiles porque dependerán de las condiciones de entrenamiento y la capacidad individual de respuesta. Si las condiciones y capacidades son iguales para todos los presentes pero igual hay respuestas distintas, entonces es cuando interviene la motivación para variar la respuesta. Para ilustrar lo expuesto, tomemos como ejemplo el acto de comer. Si este acto lo realiza una familia compuesta por varios miembros, veremos que ellos pueden estar conformados con las mismas condiciones de entrenamientos (referidas a horarios, forma de comportarse en la mesa, tipos uniformes de menús, etc.), pero hay capacidades individuales distintas de respuestas. Unos comerán disciplinadamente, otros lo harán más desordenadamente. Algunos ingerirán más rápidamente, otros lentamente. Muchos completarán el rito en familia, otros lo finalizarán primero o mucho después (sobremesa). ¿Cuáles son los motivos de esas conductas dispares?. En primer lugar los horarios: quienes llevan mayor cantidad de horas de ayuno tendrán mayor hambre y, por lógica, apuro por comer. Otra razón es el cumplimiento estricto de determinados horarios que obliga a comer en corto lapso. Esto determinará una ingesta rápida y desordenada, incluso incompleta. Por el contrario, quienes tengan ayuno menor y horarios complacientes, disfrutarán de una comida pausada, ordenada y completa (entrada, plato principal, postre) e incluso puede quedarse en un tiempo complementario de sobremesa. Otros factores que intervienen en las conductas de respuestas son: diferencias metabólicas, necesidades dietéticas, apetencias, etc. Esto referido a un instinto: comer. Esas mismas personas en otras condiciones pueden variar sus hábitos. Si nos explayamos en otros instintos básicos obtendremos resultados similares, de lo que se infiere que el despliegue de instintos en el hombre no se realiza del modo constante y estereotipado que se observa en la conducta animal. En referencia a lo que hemos llamado instintos impulsivos, veremos que este tipo de instinto no conlleva una conducta imperativa, es decir, son instintos en alguna manera regulables. ¿Cuántos instintos posee el hombre? No hay una lista taxativa pero algunos autores, como William James,114 creían que el hombre tiene “muchos instintos” con relación a los animales. Así considera como instintos a: la locomoción, la vocalización, la imitación, la emulación, la pugnacidad, la simpatía, la hostilidad, el miedo, la adquisitividad, la aptitud para construir, el juego, la curiosidad, la sociabilidad, la inclinación al secreto, la limpieza o aseo, la modestia, el amor (en todas sus formas: de pareja, filial, fraternal, paternal, etc.). Para James todas estas tendencias son instintivas y coloca en el rango de instinto las manifestaciones de la esfera volitiva y afectiva. McDougall, del mismo modo que James, sostiene que los instintos del hombre son varios y los llama “propensiones”, es decir, que un instinto es una “propensión a...”. Afirma que los instintos son “los móviles principales” de toda la actividad humana, la cual sin instintos carecería de 114 James, William – COMPENDIO DE PSICOLOGÍA, Emecé Editores, Bs. As., 1947 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 149 significación. Cataloga como instintos a: la huida, la repulsión, la curiosidad, la pugnacidad, la auto degradación, la autoafirmación, la reproducción, lo gregario, la adquisición y la construcción. McDougall asocia la emoción al instinto, coincide con James en algunos instintos y su idea abarca dos conceptos distintos: 1. los instintos “excitan” la actividad 2. los instintos “dirigen” la actividad para satisfacerse. Watson y Morgan no admitían los instintos sino hablaban de “reacciones emocionales primarias” y sostenían que eran sólo tres: 1. 2. 3. el miedo, la ira y el amor. Salvando los instintos que hemos llamados compulsivos, el resto de los nombrados serían impulsivos. Sobre estos términos de compulsión e impulsión para denominar a aquellos instintos que pueden ser o no controlables con la voluntad y la inteligencia, los psicólogos en general, distinguen entre pulsiones e incentivos, los que, primariamente, serían emociones. O sea, que prefieren más hablar de emociones que de instintos. Así definen a las pulsiones como “excitaciones que mueven a la acción” y las clasifican en primarias y secundarias. Serían primarias las biológicas y secundarias las adquiridas a través del aprendizaje. Mientras que incentivos son “aspectos o condiciones que se encuentran en el ambiente y que estimulan la conducta”. Inducen a actuar con menos imperativo que las pulsiones. Hay interacción entre incentivo y pulsión, de forma tal que cuando no existe una pulsión, un incentivo puede promover una acción conductual. Por ejemplo, si no tenemos hambre, la vista de un manjar delicioso puede despertar apetito. Todas estas definiciones, en síntesis, son cuestiones meramente semánticas, dado que pulsión tiene los mismos atributos del instinto: 1. está asociada a la noción de “propósito” 2. también implica un imperativo o “urgencia” 3. tiene un “patrón de conducta” relativamente fijo (por ejemplo: el hambre promueve la acción de comer, invariablemente). Mientras que la no-satisfacción de las compulsiones primarias conduce indefectiblemente a la muerte, como ser el hambre y la sed, la no-satisfacción de otras compulsiones secundarias o aprendidas, sólo conducen a la frustración,115 la que cuando es crónica produce graves alteraciones emocionales o psíquicas, generando muchas veces la ira que puede desembocar o no en una tendencia tanática (asesinato y/o suicidio) (impulso homicida). Cuando no se llega al impulso homicida, se producen alteraciones de angustia, ansiedad o distrés o alguna psicopatía, dependiendo del tipo de frustración y del motivo de la misma, como asimismo, de la personalidad del frustrado. La RAE define a agresión como “acción y efecto de agredir”, “acometer” lo que significa acometer a alguien para herirle, matarlo o hacerle algún tipo de daño. Puede decirse que de algún modo la agresión “significa el acto opuesto o contrario al derecho de otro”. Psicológicamente la 115 Frustración como acción de “privar a uno de lo que esperaba o dejar sin efecto algo o malograr un intento” 150 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR agresión “es una manifestación de la personalidad dirigida hacia un objeto y que implica un ataque, y a menudo un intento hostil y destructivo”. Alonso Fernández remarca que la agresividad específica del hombre, alcanza frecuentemente grados de ferocidad y violencia muy raros entre los animales. En este sentido Portman señala que “no hay animales que hagan a sus congéneres lo que se hacen unos hombres a otros”. Bruno116 destaca que la manera habitual de la conducta del hombre “lo conduce suavemente hacia satisfacciones acostumbradas y genera muy pocos o ningún impulso de agresividad, pero si los obstáculos surgen en los senderos habituales de los esquemas establecidos, habrá un fuerte impulso correspondiente a la conducta agresiva.” Sintetiza la secuencia en la tríada siguiente: frustración = ira = agresión, en la que ubica a la agresión como “un intento de eliminar la fuente de la frustración y así dejar libre el sendero hacia el objetivo deseado”. La agresividad puede manifestarse de diferentes formas o actos, entre los que se incluyen desde la agresión verbal (gritos, insultos, difamación, mentiras, etc.) hasta la agresión física (golpe, herida, tortura, muerte, etc.). La agresividad se cataloga más como pulsión aprendida que biológica, dado que el hombre se manifiesta en formas opuestas: mientras hay comunidades que son esencialmente agresivas, hay otras que tienen vocación pacifista. Igualmente ocurre con las personas: las hay agresivas en distintos grados y otras pacíficas, también en distintos grados. Una cosa es evidente: no todos los hombres son agresivos. Otra nota es que la agresividad nace con motivaciones y una vez que surge, si el motivo no cesa, la agresividad se expande. Raramente hay agresividad “sine materia” (inmotivada) en hombres normales. El instinto sexual Uno de los principales problemas de la vida instintiva de hoy es el manejo de la cuestión sexual. Toda la historia del hombre, en alguna medida, ha estado signada por cuestiones sexuales, ya que los grandes hombres de la historia han tenido o un problema o una relación sexual determinada. ¿ Cuál es la relación sexual auténtica?. Contestar esta pregunta es como querer establecer una norma general en lo relativo al sexo. No hay forma de “normatizar”117 el sexo o de formular maneras de vivirlo. Cada ser humano tiene una sensación y un sentimiento sexual muy particular y vive y se desarrolla de acuerdo a esta naturaleza interior. Lo que sí puede intentarse es una aproximación en un “ponerse de acuerdo” de cómo regular la conducta sexual para que resulte ética y auténtica. Quede definitivamente claro: la “forma de ser” sexual de cada uno es algo propio y libre que cada persona debe intentar conocer para poder manejarse en lo personal y en lo social, pero la “forma de manifestar” ese “ser sexual” es lo susceptible de tratar y buscar un camino para desarrollarse en forma natural pero adaptable al medio en que se vive. Es decir, buscar una conducta que no provoque daño ni escándalo ni para sí ni para otro, de acuerdo a nuestra “regla de oro” para proceder en libertad y con responsabilidad. Para encontrar cómo desarrollar y manifestar una conducta sexosocial hay que comenzar por conocer los “modos de ser” sexual que tiene el hombre. En primer lugar tendremos que distinguir entre deseo, atracción sexual, placer, libido, erotismo, genitalidad, rol sexual y vías de manifestación sexual. Partamos de un hecho simple y básico: la existencia de un hombre y una mujer. Ambos tienen caracteres sexuales primarios (órganos sexuales) y caracteres sexuales secundarios (voz, pelo, piel, senos, etc.) distintos. Esto los hace físicamente diferentes. Si profundizamos caracteres psicológicos veremos que se habla de “cerebro femenino” y de un “cerebro masculino” para señalar las maneras de 116 Bruno, Antonio Horacio – CONNOTACIONES MÉDICO-LEGALES DE LA AGRESIVIDAD:38-39, Rev. AMA, Bs. As., marzo-abril 1981 117 imponer normas 151 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR manifestar el pensamiento femenino y el masculino. Incluso hay una concepción distinta en lo afectivo, para cada sexo. A esto general, hay que adosarle lo particular y estas diferencias se marcan aún más. Pero nuestra intención, más que relevar las diferencias obvias de ambos sexos, es destacar lo que iguala genéricamente al hombre y la mujer. A las diferencias sexuales físicas, debe agregarse el rol sexual. Rol es un galicismo utilizado por papel, entendiendo por papel el conjunto de conductas que cada persona debe desarrollar en su desempeño social cotidiano, o sea, la “forma de ser social” o cómo cada persona se desempeña socialmente. El término papel o rol fue usado en Sociología, extrapolado del lenguaje teatral en el que el papel era la parte de la obra dramática que ha de representar cada actor y la cual se le da para que la estudie. Hemos destacado esta definición denotativa de rol o papel porque nos servirá para introducir una idea fundamental para la educación auténtica: los roles de la vida deben asumirse con plena aceptación y son susceptibles de ser estudiados. Con esto queremos decir que se puede desempeñar roles sociales en forma improvisada o bien seleccionarlos y prepararse para desarrollarlos de acuerdo a nuestra naturaleza real. El rol sexual es uno de los tantos roles sociales que el hombre debe representar, pero paradójicamente ya le es dado de antemano, incluso con una conformación física determinada y de acuerdo a lo que terminamos de definir, se puede aceptar o intentar cambiar el rol y prestar aceptación a otro distinto al asignado por la naturaleza. Naturalmente, cada rol tiene conductas no iguales que deben aprenderse para desarrollarse. Este concepto es controvertible, pero nosotros lo adoptamos, no en función de conductas probables, sino como una conclusión extraída directamente de los “modos de ser sexual” del hombre que se manifiestan en la realidad y en la práctica (roles fenomenológicos). Se podrá discutir si se acepta o no la probabilidad de cambiar el rol sexual, pero no se puede discutir el fenómeno que se da en la realidad, del permanente cambio del rol sexual, “desde que el hombre es hombre”. Muchas veces, tanto en el tema sexual como en otros, nosotros nos limitaremos a señalar los “modos de ser” sin abrir juicio sobre ellos, lo que no significa aceptarlos como un valor. Sólo se admite simplemente que “tal cosa existe” y así procedemos a consignar su existencia. Si es procedente o no, es harina de otro costal. En manera especial siempre pensamos y hemos sostenido que lo que se da en la realidad no siempre es la verdad. Esta aserción es fácil de comprender dado que lo real o realidad es el conjunto de las cosas y las formas como estas se manifiestan en el mundo, pero hemos advertido que las cosas no siempre aparecen como son y su verdadero ser debe ser develado. Luego, las cosas pueden tener apariencia falsa, no manifestarse como son realmente. Es muy importante esta distinción porque, sino, se cae en la tentación de confundir realidad con verdad o de creer que la verdad “es lo que se ve”. Hemos aclarado previamente que “lo que se ve” aunque tenga una tangibilidad indiscutible es simplemente “punto de vista” y éste, al no ser totalizador, induce engaño sobre el verdadero ser de la cosa “vista”. Todo lo que “se ve” es lo que aparece a la luz (fenómeno) y así debe consignarse: simplemente decir es lo que aparece a la luz. En absoluto, el carácter de real da carácter de verdad. Tampoco el hecho de ser un fenómeno significa que sea real (las visiones o alucinaciones son fenómenos que aparecen como reales y son imaginarios). ¿Por qué no todo lo que se percibe como real puede ser tal o verdad? Esta cuestión la dilucidamos en capítulos anteriores, pero recordaremos lo principal: la percepción depende de la integridad funcional de nuestra mente y nuestros sentidos. Cualquier falla en ellos nos da una percepción anormal o deformada. No es infrecuente que muchas percepciones que creemos reales sean imaginarias. También nuestro punto de vista está, no sólo condicionado por la integridad de los sentidos y la mente, sino por nuestras convicciones, cultura y forma de pensar. Si no balanceamos todo esto, es fácil caer en el error, el cual se agrava cuando creemos que nuestro error es la verdad. Hay que ser muy cauteloso antes de Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 152 aceptar por real y verdad cualquier fenómeno que nos impacta. Nuestra mente debe realizar una especie de autocensura y autocrítica, con una estricta comprobación (chequeo) de que nuestra percepción no es anormal y no está “teñida” por preconceptos. Esta forma de control es lo que constituye el juzgar correcto y la adquisición de “criterio” (buen criterio), ambas cosas necesarias para el pensar y el actuar auténtico. Como es nuestra costumbre, hicimos esta digresión recordatoria para poder abordar el tema del rol sexual, limpiando el camino de las “hierbas intelectuales” que pueden empañar la visión clara del problema, sobre todo en uno de los temas que más preocupa al hombre, pero que también, más que otros, ha cargado de tabú, preconceptos o muchos “a priori”. Ha llegado el momento en que el hombre, si quiere superar los problemas actuales, debe llegar a una nueva “forma de pensar” y para ello debe descartar todo aquello que se oponga a un formal razonamiento basado en la realidad, pero también guiado por la brújula interior que cada uno posee para no desviar el camino a la verdad. El rol sexual, concretamente, es lo relativo a lo “femenino” y lo “masculino” mientras que lo genital es más aplicable a lo de “hembra” y “macho” y con esto dejamos nuestra primera definición de estos términos, para no confundirlos al tratar el tema sexual. Por otro lado, “mujer” y “hombre” son los términos aplicados específicamente al género humano para distinguir lo genital y lo sexual. Aunando todo lo expresado anteriormente, es posible que se dé el fenómeno de tener el sexo de macho, pero querer desempeñar el rol femenino o viceversa. Esto ya marca la diferencia del lenguaje y el uso correcto de los términos. El “rol femenino” es la manera de “ser mujer” en la sociedad. Obviamente, el “rol masculino” es la forma o modo de “ser hombre” socialmente. Decimos sociedad y socialmente, porque estos términos son absolutos y necesariamente señalan que para ser algo social debe indefectiblemente “interactuar con otro”. Si no se tiene la referencia “del otro” no hay sociedad ni comunidad. Los roles o papeles siempre se desempeñan ante otros. Luego, la exigencia de ser femenino o masculino está en función de otro. Lo aceptado por natural es que la mujer represente el rol femenino de mujer y el hombre el rol masculino de hombre. Si esto ocurre estamos en el orden de lo esencial y auténtico. En este orden natural en el que la mujer se relaciona con el hombre como tal y el hombre con ella en su condición propia, estamos frente a roles heterosexuales. Es lo universalmente aceptado. Por lógica cuando un hombre y una mujer se unen forman una pareja (“conjunto de dos personas, hombre y mujer, consideradas una en relación con la otra”). Al formar la pareja existe el pareo: la unión de una cosa con otra. La formación de una pareja puede tener diferentes fines: • • • una simple convivencia (“vida en común”) reproducirse formar una sociedad para algún fin En el caso de una pareja que tengan los fines de vivir en común y reproducirse, forman en este caso una familia con lazos parentales de esposos, padres e hijos. Si hay una familia formal (se ajusta en forma legal o religiosa) constituyen un matrimonio,118 figura legal de una sociedad en común de la pareja o un vínculo religioso a través de un sacramento y bajo un juramento. Si sólo hay una unión no formal, esto se considera simplemente como “vivir en pareja”, con todos los atributos de un matrimonio pero constituyendo una relación extramatrimonial, por lo que para la ley 118 Según la RAE, matrimonio es la “unión de hombre y mujer, concertada mediante determinados ritos o formalidades legales” 153 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR es un concubinato (relación marital entre un hombre y una mujer sin estar casados). El término “concubinato” deriva etimológicamente del latín concubinãto y éste de concubitus = ayuntamiento carnal. Generalmente el concubinato conlleva el ayuntamiento carnal, pero el matrimonio puede llegar a ser una institución social usada con intereses ajenos a la procreación y puede existir un matrimonio sin ayuntamiento carnal o con el ayuntamiento pero sin concepción, mediante el uso de anticonceptivos o el aborto. Se usa por un interés secundario (adquirir poder, bienes, status, ser mantenidos, etc.). Cuando se constituye una pareja, generalmente lo es impulsada por un sentimiento afectuoso fuerte o amor. Esta es la base de la verdadera familia. Es una relación monogámica, sea matrimonio o concubinato. El hombre, por naturaleza tiende a la relación monogámica y así se ha dado en la Historia. La monogamia ha sido lo frecuente y predominante en la sociedad humana. Con estos conceptos queda bosquejado un aparente orden natural que implica como natural la unión carnal del hombre con la mujer con fines de procreación, a través de una relación afectuosa o amorosa, monogámica y permanente. Pero puede suceder, y sucede, que algunas personas trastroquen el orden natural y se sientan “diferentes” o sea, que un hombre quiera desempeñar un rol femenino y una mujer un rol masculino. O un rol ambiguo. Cuando un hombre quiera desempeñar el rol femenino y relacionarse así con otro hombre o viceversa, una mujer quiera representar un rol masculino y relacionarse de esta manera con otra mujer, éste es un rol homosexual. Los “bajos” instintos Los llamados bajos instintos son los relacionados con los instintos negativos y monstruosos que determinan la deformación de la esencia humana y transforman al hombre es una especie de bestia incontrolada e incontrolable. No hay duda que la interacción entre emociones e instintos es tan estrecha que no es fácil separarlos. Quizás se deba a que ambos, emoción e instinto, operan sobre una misma área del espíritu (sector afectivo) y por lo tanto tengan la misma vía común final de expresión, tanto en lo anatómico u orgánico, como en lo psíquico. Así como hay exacerbación de instintos positivos (empatía, amor, amistad) también hay de sentimientos que pueden llevar a conductas instintivas incontrolables, generalmente bajo el impulso de la ira, de la violencia y de otras actitudes destructivas y perversas. Mira y López define a los bajos instintos como “obscuras fuerzas que son capaces de emerger en nosotros, desde las profundidades del inconsciente, llevándonos a excesos y dislates de los que siempre es tarde para arrepentirse. Es una forma de desencadenamiento del genio maléfico que nos lleva en forma irrefrenable a la degradación” Repasaremos ahora las características de los bajos instintos. La perversión es el estado por el cual se realizan acciones “sumamente malas, que causan daño intencionadamente” y que se “corrompe las costumbres y el orden y estado habitual de las cosas”. Esto es, lisa y llanamente, las acciones de maldad. Estas son las acciones que, además de carecer de bondad, obviamente, son dañosas o nocivas tanto para la salud, el cuerpo y la vida, como para la sociedad en general, puesto que en este concepto, la maldad se opone a la razón y a la ley, es decir, atenta directamente contra la esencia del hombre y es otra de las manifestaciones de la antiesencialidad humana. Con estas acciones se involucra todo lo que produce los bajos instintos que hemos aludido. La malignidad es una “propensión del ánimo a pensar u obrar mal” y es lo opuesto a la bondad, la que no sólo implica el control total de emociones e instintos, sobre todo los bajos y negativos, sino también una propensión natural para hacer el bien y evitar el mal. Tanto la maldad como la bondad están en el 154 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR hombre. Por lo tanto, hay que aguzar el ingenio para descubrir los mecanismos, aún desconocidos, por los cuales un hombre decide obrar en uno u otro sentido. Como corolario es necesario destacar el incremento de la tendencia al instinto de agresión o violencia. Está ligado a los instintos primarios de odio e ira y el factor desencadenante es la frustración. La agresión, si bien puede estar motivada o impulsada por instintos primarios, siempre es una conducta aprendida y un resultado social. La agresión, más que instintiva, es una reacción condicionada culturalmente. Se es agresivo porque el medio condiciona esa agresividad. Todo ocurre a tal punto se ha llegado a hablar de que existe actualmente una “cultura de la violencia” en donde lo agresivo es el condimento principal. Esto amerita un tema aparte en el próximo parágrafo. De esta forma, hemos intentado un acercamiento elemental al conocimiento de los instintos humanos, primer paso para poder explicarnos hasta qué punto una tendencia es imperativa y hasta cuándo o cómo, no lo es. Controlar las emociones es, en algún modo, equilibrar los estados de ánimo (principalmente los estados iracundos). Cuando hay una perturbación o desorden de este estado ánimo, se instala la pasión, la que también puede manifestarse como “apetito o afición vehemente a una cosa” (RAE). En el “estado de pasión” el hombre pierde el control de sus emociones, sobre todo, de las emociones violentas. Es cuando cae bajo el estado de esclavitud de las pasiones. Son las personas iracundas sin motivo o que fácilmente montan en ira y actúan sin ningún sentimiento ni afecto, en forma irracional, automática o deliberada (según la intención). Es una ira inadecuada y fuera de control y que instala una furibundia permanente. Generalmente, los “malos iracundos” (los que no tienen razón alguna para ser iracundos) son personas que carecen de remordimientos y de empatía. Dentro de los bajos instintos hay que considerar a las sociopatías. Para Goleman119 la sociopatía es el equivalente de psicopatía. Lo que antes consideramos como psicópata, hoy Goleman le llama sociópata, lo que da la idea de que son quiere aludir a una especie de “enfermo social”, cuya falla principal es la falta de adaptación a la sociedad y por eso observa una conducta anormal que va desde la anomia a la violencia total. Dice Goleman que “los psicópatas se destacan por ser encantadores y al mismo tiempo totalmente carentes de remordimientos”. Define a la psicopatía como “la incapacidad de sentir la menor empatía o compasión”. Según este autor, la falta de remordimiento “es el más desconcertante de los defectos emocionales. El núcleo de la frialdad del psicópata parece asentarse en una incapacidad para hacer algo más que conexiones emocionales absolutamente superficiales. Los criminales más crueles, como los sádicos asesinos en serie que se deleitan con el sufrimiento de sus víctimas experimentan antes de morir, son la personificación de la psicopatía”. Goleman intenta explicar, en parte, que la “compleja conducta criminal” puede ser enfocada desde diversos puntos de vistas, evitando la teoría de una base biológica o del “gen criminal”. Una de las teorías posibles es la que él llama “tipo perverso de habilidad emocional intimidatoria” por la cual el criminal desarrolla su capacidad de intimidar a otros para lograr una especie de supervivencia en los barrios marginales o violentos, en los cuales generalmente vive. Naturalmente, esta habilidad intimidatoria es la que emplea también para el crimen. De ahí que para desarrollar esa habilidad, deba evitar todo tipo de empatía, la que es contraproducente para una “conducta intimidatoria”. Tanto la manipulación criminal como la torturadora (caso del policía malo), exige aprender a disociar los sentimientos de las víctimas, de los propios sentimientos del sociópata, “con el fin de hacer su ‘trabajo’”. En el origen de esta manipulación inempática o anempática120 (carente de empatía), Goleman cita el caso de maridos 119 120 Cap. 7 de LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Neologismo que proponemos para denotar la falta total de empatía 155 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR golpeadores, los cuales han sido estudiados y accidentalmente se descubrió que proceden así, no por “el apasionamiento de la ira” sino por la “adopción de un estado frío y calculador”. La “actitud beligerante y abusiva” es sólo exterior, pues interiormente gozan de plena serenidad. Estima que la violencia, en este caso, es un “calculado acto de terrorismo” como “método de control a través del temor” de las víctimas. En estos individuos existe una especie de “violencia sin motivos e irrefrenable” pues nada los detiene. Pero son tan buenos mentirosos y simuladores de bondad que engañan a todos con una “apariencia bonachona” para ocultar sus verdaderos instintos deformados. Aclara Goleman que muchos psicópatas y personas no psicópatas pueden padecer una especie de defecto nervioso no genético. Esto explicaría porque de todos los que son fríos o padecen de falta de empatía, la mayoría no son criminales. Para que se produzca una conducta criminal, además de la falta de empatía, deben estar en la consideración otras fuerzas psicológicas, económicas y sociales que contribuyan como “vectores de la criminalidad” Hemos asociado a los bajos instintos con instintos perversos, dañinos, irrefrenables, que no son compulsivos en el sentido natural, es decir, no tienen nada ver con la vida misma, sino que son frutos de una cultura de violencia o ausencia de una educación o formación cultural. Son instintos crueles en más, es decir, un verdadero desborde instintivo, donde los instintos no son ya para cumplir sus funciones naturales sino que son instintos desviados de lo normal y natural. Son antinaturales. Consisten en la desinhibición total, desenfreno social y libertinaje absoluto, que avasallan todos los derechos ajenos. Los prójimos sólo son objetos o instrumentos para el cumplimiento de los bajos instintos. Todo esto ocurre en la esfera de lo sexual y el instinto sexual natural se desnaturaliza. Aparecen motivaciones y deseos bastardos, nefastos y totalmente torcidos. Hay un exceso de fantasías morbosas y apetitos totalmente pervertidos. Los bajos instintos sexuales son los que originan las perversiones sexuales como la necrofilia (relación carnal con muertos), zoofilia (relación carnal con animales), la violación sexual, la pederastia (abuso y violación de niños), el incesto, el sadomasoquismo, las mutilaciones sexuales no rituales, el proxenetismo, la trata de blancas o prostitución esclavizante, la gerontofilia (relación carnal con ancianos), etc. Hay una libido exagerada en algunos casos como la ninfomanía indiscriminada o un deseo sexual depravado como en la violación y el sadomasoquismo o el abuso sexual en todas sus formas, especialmente el que se realiza bajo coerción física y psíquica, chantaje, etc. Las otras desviaciones sexuales son incomprensibles y sólo se conocen por su manifestación fenomenológica. La violación sexual es más execrable cuando es seguida de asesinato o se practica en bebés o niños de muy corta edad. La mente superior no es la que carece de bajos instintos sino la que puede controlarlos con la sublimación y la educación o control mental. Del conocimiento previo de los tipos de instintos humanos, se puede hacer una deducción primaria: hay instintos controlables con la voluntad y la inteligencia, que son los aprendidos y los no imperativos ni vitales. Controlar un instinto significa ponerle frenos, o sea, refrenar: “contener o reprimir la fuerza o la violencia de algo”. De no manejarse con inteligencia, los instintos pueden transformase en irrefrenables y así ser imperativos, cualquiera sea su categoría, llevando al libertinaje, al desborde, al desenfreno, al exceso de los instintos. El desenfreno transforma totalmente al hombre y lo deshumaniza, llevándolo a adoptar “modos de ser” inhumanos. Cuando un instinto se enseñorea, en total desenfreno, transforma al 156 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR hombre en casi una bestia insociable, depravado, degenerado, asesino, corrupto y todo tipo de calificativo que marque claramente una conducta irracional, impropia del ser humano, de la inteligencia humana. Pero ahora debemos agregar que el cuerpo humano tiene mecanismos de control propios para esos instintos, aún los vitales. Así en el Sistema Nervioso Central (SNC) hay “centros” que regulan la sed, el hambre, la libido. Estos centros generalmente son de dos tipos: excitatorios e inhibitorios. De esta manera hay un centro para el hambre y un centro para la saciedad. Lo extraordinario es que el hombre, en un esfuerzo supremo, puede controlar con su voluntad y razón estos centros, que actúan por sustancias que viajan por las vías nerviosas (neurotransmisores) y que pueden ser comandados tanto en la excitación como en la inhibición desde la corteza cerebral, sede fisiológica de la inteligencia razonada. Por estos mecanismos, una persona puede producir una excitación anormal del hambre (gula) que lo lleva a comer irracionalmente hasta enfermar y morir por sobreingesta. También por estos mecanismos puede ir al extremo contrario: la inhibición y provocar ayunos prolongados que, incluso pueden llevarle a la caquexia (debilitamiento grave) y a la muerte por inanición. También estos mecanismos que se pueden manejar voluntariamente, cuando hay alteraciones psicológicas, pueden desatar involuntaria e irracionalmente compulsiones para comer (bulimia) o para ayunar (anorexia). Estos mecanismos que hemos ejemplificado para el hombre también son aplicables a los otros instintos. Por estas manifestaciones es que afirmamos que los instintos humanos no son tan absolutos como en el animal. De igual modo que en el hambre, el hombre manipula su sed o su instinto sexual a los que puede voluntariamente sobredimensionar o anular. Los mecanismos de control ejercen una acción de inhibición de instintos. Cuando estos controles no se desarrollan, se debilitan o se pierden, aparece la desinhibición de los instintos. La Etología (del griego ethos = costumbre y logos = tratado) es una ciencia que se ocupa del estudio del carácter y modos de comportamiento del hombre como así también es la parte de la Biología que estudia el comportamiento de los animales, mientras que la Ética, que también proviene del griego ethos, es una parte de la Filosofía que trata la Moral y las obligaciones del hombre. De ese modo la ethos del hombre puede ser enfocada desde un punto estrictamente biológico, en tanto o en cuanto se refiere al modo de desarrollo de la conducta en una determinada sociedad o a lo largo de la vida, con relación a sus hábitos de subsistencia material u orgánica en el medio ambiente físico que le toca vivir. O bien, esa ethos se puede ocupar, mediante el pensamiento trascendental, de que esas conductas o comportamientos se ajusten a lo que se entiende por recta razón, sobre todo en lo referido a las relaciones interpersonales (interacción del hombre con el hombre). Ajustarse a la recta razón no es otra cosa que los hombres sean racionales e inteligentes y no meramente instintivos, en el sentido de irracional e incontrolado. La Etología sólo describe el fenómeno de un comportamiento o conducta, es decir, como se desarrolla físicamente. La Ética tiende a conformarlo dentro de normas o reglas para ajustarlo a “lo que debe ser” en el sentido de lo bueno, lo excelente, la justicia y la responsabilidad. Al tocar el tema de la Ética hemos introducido una forma más del control inteligente de la conducta instintiva Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 157 del hombre, pues el principio ético-moral del “no matarás” es un freno al impulso homicida o a la agresividad. De este modo el hombre regula o controla sus instintos tanto en forma fisiológica como en forma inteligente. Para redondear el tema del control sexual, como parte de una educación para la autenticidad, nos queda por tratar el tema de la sublimación. Sublimar es engrandecer, exaltar, ensalzar o poner en altura. Físicamente es pasar directamente, esto es sin derretir, del estado sólido al de vapor. Arrancamos con estas denotaciones para ensamblar con el sentido connotativo que queremos darle a la palabra sublimación, a la cual entenderemos como aquel mecanismo mental y afectivo que nos permite cambiar rápidamente un estado mental degradante a otro de mayor engrandecimiento, exaltación o altura. La sublimación sería un mecanismo intelectual en el que el hombre transforma un hecho negativo en algo más positivo. Es como olvidar o transformar un hecho penoso en algo distinto a lo que es realmente, para acercarlo a algo placentero. Lagache121 sostiene que la sublimación es un mecanismo y por ella “se cambian a la vez el objeto y la finalidad del impulso, de modo que el instinto encuentra su satisfacción en un objeto-finalidad que ya no es sexual, sino que posee una valoración social o moral más elevada”. La educación es otra de las formas de impedir la manifestación de los bajos instintos. Decimos la manifestación, porque no es posible evitar el sentir instintos bastardos. Seguramente los bajos instintos existen porque hay la posibilidad cierta de que el hombre sea acosado o accedido por fantasías instintivas degradantes. Así como la sublimación es el mecanismo natural para evitar llevar a cabo un acto de bajos instintos, la educación en general y la instintiva en especial (y dentro de ella la educación sexual) es la mejor arma para el control de bajos instintos. La educación nos permite conocer nuestros instintos, en forma particular, los bajos instintos. Esa educación también nos lleva a adquirir los mecanismos de control instintivo y a ocupar el “vacío instintivo” por falta de valores tales como la continencia, el amor, la pureza, etc. Aprender y adquirir valores morales es el método adecuado para llenar nuestro subconsciente o inconsciente y disminuir ahí la llegada de estímulos indebidos. O si llegan, eliminarlos en forma inmediata y efectiva. Desarrollo de la inteligencia emocional Nosotros, al abordar la inteligencia emocional nos hemos referido al control de estas emociones dado que la mayor parte de la vida del hombre está signada más por la emoción que por la inteligencia. Luego, siendo una reacción tan importante, es necesario que el hombre aprenda a desarrollar sus emociones, pero junto con su inteligencia emocional. El ser del hombre es un “ser emotivo”. Quitarle la emoción es desnaturalizarlo. La educación para el desarrollo de la emotividad debe centrarse en dos cosas fundamentales: • • en que el hombre aprenda a conocer sus emociones y a vivirlas en que desarrolle su ser emocional a la luz de la inteligencia emocional. El cambio debe comenzar por lo personal e individual dijimos. Para esto lo primero es motivar al hombre para el cambio. La motivación siempre está más cerca de la emoción que de la inteligencia. Estas reacciones emocionales son las que preceden en muchos casos a las reacciones 121 Daniel Lagache - EL PSICOANÁLISIS, editorial Paidos, Bs. As. 1976 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 158 racionales o de la inteligencia, por lo que la inteligencia sola no es suficiente para triunfar en la vida. La motivación122 es la sal del cambio, pero esta motivación debe estar tanto en la mente del educando como en la del educador. Pretender que sólo uno de ellos debe cargar con toda la responsabilidad no beneficia ningún cambio. Otro problema es el desarrollo de la conducta emocional. Se puede ser demasiado optimista o demasiado pesimista, demasiado consciente o inconsciente, muy expresivo o totalmente inexpresivo. Los sentimientos fuertes pueden degenerar en trastornos irreales y los miedos, en principio naturales, devengar en fobias como una desnaturalización del miedo natural a un elemento real y conocido, para transformarse en un miedo sin razón, a nada real o conocido. Simplemente en un miedo al miedo. Es muy importante inculcar a los padres y educandos que a los niños hay que regularle adecuadamente sus emociones primarias, tanto a través de la formación mediante la transmisión de conceptos educativos, como a través del ejemplo. Cuántas veces un padre aconseja a su hijo no temer, pero él no puede reprimir algún gesto de temor frente a un hecho determinado. Muchas conductas fóbicas son en alguna medida aprendida en la familia. Las nociones de: lo desconocido, las del ejercicio correcto del amor, de la posesión de bienes, de las relaciones amorosas con otros, deben ser enseñadas en la familia y en lo relativo a lo desconocido se debe tender a dejar bien en claro que lo desconocido debe aprender a sortearse y no temerse hasta tanto haya información adecuada. El temor a la oscuridad debe tratar de erradicarse enseñándose que la oscuridad es un hecho natural y que cuando se produce en un ámbito conocido no tiene porqué despertar temor. Igualmente debe procederse con otros fenómenos naturales como la lluvia, los truenos, temblores, etc. No debe confundirse respeto con miedo. Los fenómenos naturales deben ser respetados pero no temidos. El respeto es el freno de la temeridad. Muchas veces intentan darse moldes o modelos de temeridad para contraponerse al miedo. Pero la temeridad es tan irracional como el miedo. La prudencia es otra cosa a enseñar frente a la temeridad. Respeto y prudencia van de la mano frente al temor o al peligro. No se deben dar esquemas de imprudencia como tampoco de temor. Se debe enseñar a amar lealmente, señalando que el amor no significa posesión del ser amado, el que puede y debe ser compartido en el amor con otras personas. De lo contrario, es crear situación de celos que deterioran toda relación amorosa. La educación auténtica tiende al desarrollo de un ser emocional auténtico, expresivo pero medido, equilibrado, libre de deformaciones en más o en menos. La conducta emocional debe ser en alguna medida enseñada y aprendida, con la palabra y el ejemplo. La prédica sola no es efectiva. Pero por sobre todo, debe primar la inteligencia emocional que antes hemos enunciado y desarrollado. Algunos autores (Goleman y otros) atribuyen al hombre de hoy un analfabetismo emocional, es decir, la carencia de una educación emocional, la que sería, en contrapartida, una especie de alfabetización emocional, en donde el hombre aprende a conocer y manejar sus emociones, controlándolas eficazmente. Este analfabetismo emocional, o mejor dicho: la alfabetización emocional, necesitan de un reaprendizaje emocional que reeduque el cerebro emocional. Ned Herrmann destaca en la educación, dos objetivos: • • 122 educar a la persona en lo emotivo conseguir una adaptación vital, emocional y social. Según la RAE, emoción es el “estado de ánimo producido por impresiones de los sentidos, ideas o recuerdos que con frecuencia se traduce en gestos, actitudes u otras formas de expresión” Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 159 VIII MENTE Y VOLUNTAD ¿Qué es la voluntad? Concepto iguiendo nuestro método,123 primariamente entenderemos por voluntad a la “potencia del alma que mueve a hacer o no hacer una cosa o como el acto con que la potencia volitiva admite o rehuye una cosa, queriéndola o aborreciéndola. También puede ser libre albedrío o libre determinación o la elección de una cosa sin precepto o impulso externo que a ello obligue.” Otras acepciones son “ganas o deseo de hacer una cosa o intención, ánimo o resolución de hacer una cosa.” De estos conceptos deducimos que la voluntad es “una actividad propia del alma, la facultad de elección, que acepta o rechaza un objeto o acción después de haber considerado atentamente los motivos a favor y en contra y poner en marcha las ganas o deseo de hacer una cosa o intención, ánimo o resolución de hacer una cosa.”124 Con estos conceptos básicos, es lícito pensar que también la voluntad, en algún modo, es el instrumento de la libertad humana, pues a través de ella el hombre decide qué hacer o qué no hacer. Pittaluga125 dice que la voluntad es una actividad compleja de la mente, en que intervienen tanto los estímulos primarios de la vida orgánica como los factores temperamentales, emotivos y pasionales, dentro del juego lógico de la inteligencia, los móviles morales y los frenos de la educación y el carácter. El acto de volición se nutre en proporciones distintas de todos esos elementos. Por eso importa mucho examinar cuáles son las relaciones entre la voluntad y la pasión junto con otros temas, tales como: S • • El engendro de la deliberación volitiva sobre el tumulto pasional La influencia del tono pasional en los modos de conductas que realizan actos de voluntad. Este autor elabora lo que denomina teoría erótica de la voluntad, pues tanto el amor como la voluntad conjugan el mismo verbo: querer que en castellano significa, polisémicamente, amor y voluntad. De todas las facultades espirituales, la voluntad resulta la más importante porque en cierta medida, es la que domina y dirige a todas las otras facultades para ayudar al hombre a moldear su propio carácter y personalidad. Así puestas las cosas, más que de voluntad, sería preciso hablar de actos volitivos como la gran capacidad que posee el hombre para decidir y determinar su conducta y su vida. Es la que está más íntimamente ligada a la inteligencia porque el pensamiento debe preceder a la deliberación de la voluntad. La voluntad es un impulso que existe en el menor de nuestros movimientos, aún los más naturales, o sea, en la génesis de todas las acciones. Es una fuerza motriz que anima el cuerpo y la propia vida, concentrada en el imperativo del verbo querer. A pesar de todas sus bondades, la voluntad no es algo que está disponible espontáneamente. Hay que educarla, guiarla, manejarla, conquistarla. La primera condición necesaria para conquistar la voluntad, paradójicamente, está en querer conquistarla, porque para ello se precisa una gran dosis de voluntad. La voluntad como facultad está disponible y no es necesaria adquirirla, pero sí debe desarrollarse y robustecerse. En el acto voluntario o volición, se pueden considerar cuatro fases: 123 Consiste en un “ponerse de acuerdo” con el significado que daremos a las palabras Álvarez Merino, Ana Cruz – MOTIVACIÓN Y VOLUNTAD, Editorial Quórum, España, 1987 125 Pittaluga, Gustavo – SEIS ENSAYOS SOBRE LA CONDUCTA, Editorial Hachette, Bs. As. 1944 124 160 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 1. la concepción del fin: para poner en marcha a la voluntad es necesario tener un fin claro, es decir, conocer bien lo que se va a querer. El entendimiento concibe uno o varios objetivos, a lo que considera lo suficientemente buenos, es decir, convenientes, para presentar a la voluntad y tentarla a la acción. 2. deliberación: es examinar las razones a favor y en contra del objetivo propuesto a la voluntad. Siempre encontraremos alternativas o diferentes vías, al menos dos, de las cuales se puede escoger una que es la que se llevará a la práctica. 3. decisión: llamada también elección o resolución. Es el acto por el cual la voluntad decide cual vía seguir. Es la fase más importante en la que se manifiesta la actividad libre mediante un acto propiamente nuestro. 4. ejecución: es el intento de poner en práctica la decisión tomada, aunque no siempre pueda realizarse ya sea por impedimentos externos o falta de fuerzas. Esto es subsanable mediante la perseverancia en la decisión, lo que permite esperar circunstancias favorables a la realización del acto. En las fases de concepción y deliberación predomina lo intelectual. En la ejecución intervienen otras facultades, especialmente la imaginación y la potencia o fuerza locomotriz. En cambio la decisión es la fase más importante y depende exclusivamente de la voluntad y para esto necesariamente debe poseer libertad y responsabilidad. La decisión entraña la noción de la propia responsabilidad: al tomar una decisión nos obligamos a realizar aquello que hemos resuelto y el compromiso de arrostrar todas las implicancias que de nuestra decisión y actos emanen. En determinadas cosas tomar una decisión es relativamente fácil. Pero en las cuestiones conflictivas una decisión puede resultar, además de difícil, penosa. En esta instancia es cuando en el acto voluntario debe involucrarse en bloque toda la personalidad, la que se compromete definitivamente con el conflicto planteado. De ella dependerá ser decidido o indeciso. El hombre auténtico es un “hombre decidido”, es decir, sabe realizar con facilidad los actos voluntarios y tiene imaginación para concebir fines con claridad intelectual que le permite ponderar razones en pro o en contra, aptitud sin la cual no es posible ejecutar lo que se ha decidido. Además, tiene conciencia de su libertad de obrar y el valor para enfrentar la responsabilidad de sus propios actos, de las cuales nunca escapa. Contrariamente, el hombre inauténtico es un “hombre indeciso”, abúlico, incapaz de tomar y mantener una decisión porque carece de fuerza para romper el conflicto mental en que le ha puesto la reflexión, sobre las alternativas a seguir y la responsabilidad total de sus actos. Le abruma el peso de la responsabilidad y, salvo las actividades automáticas e individuales, que no necesitan reflexión ni decisión, con el resto de sus decisiones vegeta en la inacción. Sólo bajo el efecto de una emoción brusca u otro estímulo tónico excepcional puede actuar infrecuentemente. En este punto es muy problemático discernir entre inteligencia volitiva y conciencia volitiva. Si bien la voluntad comienza con un acto inteligente, quien delibera es la conciencia pues en alguna forma es la que gobierna la mente y sus acciones. Por eso, lo primero que se delibera es si el acto es malo o es bueno. Es difícil que el hombre desconozca totalmente la noción de bien o mal. Podrá tener interpretaciones diferentes de esa noción, pero siempre, en alguna medida, esa noción está presente. Puede ocurrir que una conducta no se ajuste debidamente a la noción de bien y el hombre no pueda corregirla, pero esto no es óbice para que se tenga conciencia de que esa conducta es aberrante. ¿Por qué puede haber dificultades para corregir una conducta?. Sencillamente porque nuestra voluntad, que en muchos casos obra bajo el dictado de la conciencia, en algunas 161 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR circunstancias obvia a esa conciencia. La mente, de algún modo, es neutral ante las cualidades de los impulsos o deseos. Se limita sólo a registrarlos. La que debe determinar sobre la bondad o no de los actos es la conciencia, la que en definitiva selecciona si se procede o no a dar curso a lo que imaginamos. Como la conciencia radica en el entendimiento, de acuerdo con él, decide el “cúmplase”. Pero en el acto de hacer efectivo lo aprobado, la voluntad puede presentar fallas en su gestión y volverla inacertada y, entonces, somos testigos de algo insólito: el hombre se comporta en sentido contrario a lo que ordena su propia conciencia. Esta falla puede ocurrir porque la conciencia en sí esté debilitada debido a que el hombre no fue educado a seguir plenamente los dictados de la misma, o bien puede ocurrir que un impulso irrefrenable, como el impulso homicida que genera el estrés crónico, logre torcer el “fin debido”. En este caso se comete un crimen, a sabiendas de que aquello estaba mal y no debía haberse hecho. Por esto, la educación en la autenticidad debe tender a reforzar la acción de la conciencia, a entrenar al hombre auténtico a oírla por sobre todo impulso o emoción fuerte. Con la inteligencia emocional enseñamos como controlar los impulsos irracionales o las emociones fuertes. Acá debemos centrarnos en dotar al hombre de mecanismos de conciencia volitiva poderosa. Para esto se debe trabajar con la imagen del “hombre decidido”, el que ante la propuesta de una “acción indebida” sabrá responder con un “no” rotundo, fuerte e inamovible. Ninguna insistencia ni tentación debe quebrar esta férrea decisión. Naturalmente, esta decisión debe tener todo el peso de su razón avalada por el “examen de conciencia” prolijo que determina la procedencia de un “sí” o de un “no” y una vez clarificada la procedencia de la decisión ésta debe llevarse a la práctica con toda libertad y responsabilidad que permita eludir las presiones que tienden a doblar o quebrar una decisión. Frente a una tentación perversa, insinuada por presiones inauténticas, si el hombre indeciso, tímido, ensaya un “no” sin mayor convicción, el algo que lo tienta o “dominio tentador” terminará por imponerse con insistencia apremiante y, en muchos casos, los temperamentos abúlicos terminan por ceder a la tentación con la ilustre frase: “Bueno, si se insiste...” o bien “si Ud. se empeña...” Estas mismas personas son las que cuando se les propone una acción meritoria para cooperar, responden con: “veremos...”, “a lo mejor...”, “tal vez lo haga”. Esta desconfianza en sí mismo, reserva o indecisión indica que la persona es débil de voluntad y de conciencia y, en consecuencia, es inauténtica. En este tema de la volición hemos tocado tangencialmente la cuestión de la convicción que no es otra que el convencimiento que sustenta una persona para seguir o abandonar una conducta. Convencer es “precisar con razones eficaces, o sea, probar una cosa de manera racional que una persona no se pueda negar a aceptarla y prestarle conformidad para adoptarla o abandonar una conducta que seguía.” La convicción, para ser tal, necesita de una fuerte adhesión de quien la adopta. Un hombre auténtico es hombre de “convicciones fuertes”, es decir, no tuerce con facilidad los fines propuestos a los cuales adhiere con su convicción. Esta convicción es la fuerza que permite ejecutar un “acto bueno” y rechazar con firmeza el “acto malo”. Por lógica, las convicciones, como todos los actos humanos, son mutables cuando las circunstancias aconsejan que un acto tenido por bueno en un momento determinado, pueda no serlo en otras circunstancias. Bajo la luz de la razón y la conciencia, el hombre auténtico puede saber cuando debe mudar sus convicciones. En esto, siempre obra la “razón eficaz”. La “recta razón” o “razón eficaz”, una convicción clara y oportuna, una conciencia fuerte o poderosa, enriquecida con el entrenamiento o examen meditado (examen de conciencia), factores para una “buena voluntad”, la que hace al “hombre decidido” auténtico e infunde plena confianza en sí y sus actos, a los que evalúa permanentemente a la luz de la razón y conciencia. De esta manera, razón y conciencia iluminan a la voluntad para el “buen impulso” y la “acción correcta” y luego, ambas ayudan a evaluar el acto realizado. 162 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Lo opuesto, es el hombre indeciso, pusilánime, que no confía en sí mismo y que no sabe o no tiene el valor para “enjuiciar” sus propios actos, por lo que es un hombre “dependiente” de las ocasiones y de las tentaciones impuras. Es aquél que se rige por el refrán de que “la ocasión hace al ladrón”. Es totalmente irresponsable de sus actos, negligente en su conducta y no tiene remordimientos porque su conciencia está anestesiada. Es amoral o inmoral básicamente y por esto no se rige éticamente. Se guía más por el instinto irracional y compulsivo que por una inteligencia emocional y una conciencia volitiva. De ahí que sea un “inconsciente” consigo y con los demás y así no respeta ni la propiedad ni la vida ajena y trata de apoderarse indebidamente de lo que no es suyo y causa daño irresponsablemente sobre vida y propiedades ajenas. Es el delincuente nato o el irresponsable social que alimenta la franja marginal de la sociedad. Carece de toda axiología y proyecto existencial auténtico. Si no es delincuente, es el abúlico social que se abandona a sí mismo para dedicarse a la vagancia. O el corrupto. Por último, debemos distinguir entre el hombre seguro de sí mismo, dotado de una fuerte conciencia volitiva regida por el buen juicio, la razón efectiva y la reflexión, que le lleva a realizar con concentración, plena convicción y “a conciencia”, y el hombre que sólo actúa por un automatismo: tiene un imperativo moral o social que le impulsa a una determinada conducta pero ésta es realizada sin convicción ni entrega, con desgano y dispersión. Este automatismo origina una conducta anómica (a = privación; nomos = reglas), que según Robert K. Merton,126 puede ser encuadrada como una conducta ritual: guarda todos los formalismos o convencionalismos pero carece de todas ganas o convicción íntimas. Es una conducta mecánica y fría. Sin embargo, es posible la debilitación del automatismo, el cual debe ser metódicamente conducido y el individuo debe esforzarse en dominar primeramente los impulsos más insignificantes y después los otros más importantes, asegurando poco a poco su subordinación rápida y fácil a los dictámenes auténticos y buenos de su conciencia volitiva. El proceso volitivo Según James, la mente tiene ante sí diferentes y diversos objetos, relacionados de un modo concordante o antagonista. Uno de esos objetos de pensamiento puede ser un acto determinado. Al momento de pensar en el acto, por el acto mismo, surgirá una especie de movimiento en el cual algunos de los otros objetos o consideraciones adicionales al tema central objeto del pensamiento, iniciarán acciones opuestas: o intentarán bloquear la descarga de la acción, mientras que otros solicitarán su ejecución. Si el hombre se detiene en este instante sin una elección de objetos, la puja entre ambos intereses puede llevarse a la indecisión que ya analizamos. Pero mientras dura el desfile de esos distintos objetos de pensamiento ante su atención, estamos en presencia de la deliberación. De la deliberación puede surgir la decisión de llevar a cabo, o no, dicho acto y exteriorización de una orden voluntaria. Los objetos reforzadores o inhibidores actuantes en estas operaciones se denominan las razones o motivos aportadores de la decisión. Hay en el proceso deliberativo grados sin fin de complicación. En todo momento de su desarrollo nuestra conciencia es extremadamente complicada, compuesta de varias series de motivos y sus conflictos respectivos. De la totalidad del complicado proceso, en la conciencia se destacan en un momento dado ciertas partes, más o menos 126 Merton, Robert K. –TEORÍA DE LA ANOMIA, Bs. As. 1970 163 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR pronunciadas que en otros momentos y que posteriormente pueden ser sustituidas por otras, como consecuencia de las oscilaciones de la atención y del flujo “asociativo” de las ideas. Pero en ese devenir a veces caótico aparecerá como una especie de freno efectivo sobre la descarga descontrolada y se producirá la descarga irrevocable de la decisión y exteriorización del acto volitivo. Las deliberaciones pueden ser de un instante de segundos, minutos u horas, o durar intervalos mayores (días, semanas o meses), ocupando la mente en remesas de intervalos variados. Los motivos que en un instante parecen agobiantes o vitales, en otros habrán dejado de ser apremiantes, aunque no quede definitivamente resuelta la cuestión motivadora. Es una especie de encadenamiento de razonamientos desobedecidos (no inducen a una decisión y acción) y se postergan hasta encontrar la posible solución. La decisión puede llegar de varios modos: 1. modo razonable: es en el caso en que los argumentos en pro y en contra de un curso dado van contrabalanceándose de modo igual e insensible en la mente terminando por quedar en perfecto equilibrio, favoreciendo una de las partes a la alternativa adoptada la que gozará de un sentimiento de evidencia. Es un acto totalmente libre y en la acción como en el razonamiento, lo fundamental del proceso es inquirir una concepción adecuada, esto es, que tenga un “carácter razonable”. 2. modo accidental externo: destaca el sentimiento de dejarnos llevar con cierta aquiescencia indiferente en una dirección accidentalmente determinada desde afuera, pues la decisión llega sin la evidencia de carácter razonable. 3. modo accidental interno: la determinación accidental procede de adentro y no de afuera. Es una sensación de determinación automática por descarga espontánea tras un intolerable estado de indeterminación. Es como si algo interno nos empuja a la acción para terminar con el conflicto “cueste lo que cueste”. Es un acto poco premeditado y abrupto. Es propio de personas temperamentales y de actos heroicos. Estas decisiones pueden ser geniales o catastróficas según provoquen un efecto beneficioso o desastroso (voluntad explosiva). 4. modo alternativo: de igual modo que el modo accidental interno, la deliberación termina bruscamente, pero no para pasar a la acción inmediata sino para pasar súbitamente de un estado sin cuidado a otro juicioso o definitivo o viceversa. Corresponde a este modo lo que denominamos “cambios de ánimo”, “despertar de la conciencia”. El carácter se exalta a otro nivel en forma súbita y la deliberación llega a un fin inmediato. 5. modo de la evidencia completa: es cuando la decisión llega con sin una sensación de esfuerzo ni de deliberaciones complicadas o contradictorias y nace de un esfuerzo interior. La inmensa mayoría de las decisiones humanas son decisiones sin esfuerzo. Cuando hay un esfuerzo, más que tal, es una sensación de esfuerzo que se experimenta durante el trabajo de deliberación, que deja esa sensación de un gran esfuerzo para decidir en el momento. El sentimiento de esfuerzo es natural, puesto que siempre la deliberación y la decisión, por muy rápidas y decisivas, implican un impulso consciente intenso. Sólo que la intensidad sufre diferentes graduaciones según la personalidad de cada uno. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 164 Dominio de la voluntad Educar la voluntad es, en cierta medida, dominarla. Pero lo paradójico es que la primera condición necesaria para conquistar o dominar la voluntad, reside, precisamente, en querer dominarla y sólo para poder sustentar este deseo, se precisa una gran dosis de voluntad. Sería algo así como que para generar voluntad hay que tener voluntad. Es decir, que es la única facultad que se engendra su propio acto. Ese conjunto de actos de la voluntad constituye la volición. ¿Cómo se consigue el dominio de la voluntad? A través de: • • • • • • la colaboración de las aspiraciones: para poder poner en práctica una propensión hacia el logro de algo, es preciso que el individuo sea capaz de realizar un pequeño esfuerzo. Las aspiraciones son movimientos interiores que nos impulsan a buscar bienestar. actuar con energía: la energía es una especie de fuerza interior necesaria para impulsar la voluntad, para lo cual es necesario buscar esa fuerza y aplicarla vivamente. regular los impulsos emocionales: para esto contamos con la inteligencia emocional que evite la expansión, el arrebato y la permisibilidad fácil regular los impulsos sensoriales: no hay que dejarse llevar por lo que se vea, oiga o toque. La información sensorial es útil cuando es debidamente encauzada y utilizada, pero antes debe ser cuidadosamente analizada. buscar la posibilidad de esforzarse buscar el dominio del carácter y de lo congénito para no caer en el determinismo de un destino fatal. Weisskopf relaciona a la educación con la voluntad de aprender: “no se puede enseñar a la gente metiéndole información por la fuerza; el conocimiento tiene que ser absorbido por el cerebro, no embutido en él. Primero hay que crear un estado de ánimo en el que se ansíe experimentar el conocimiento, el interés y el asombro. Sólo creando la imperiosa necesidad de saber, se puede enseñar”. Las premisas de Weisskopf en el sentido de “experimentar el interés” y la “imperiosa necesidad de saber” serían el motor de la voluntad para aprender. “Querer aprender” es una forma de desear adquirir sabiduría, no sólo erudición, y obtener la educación verdadera. Es escapar al ritualismo actual de una simple “transmisión-memorización-acumulamiento de datos” para encontrar una forma personalizada o definición personal que permita desarrollar una conducta humana: inteligente, creativa, afectiva y volitiva, con identidad propia y no prestada, con un pensamiento creador y no lleno de prejuicios, con una vida moral sólida, con una vida plena de sentido y de alegría de vivir y de descubrir “todo lo que nos rodea”, incluyendo al prójimo. Álvarez Merino sostiene que una voluntad bien cultivada, puede alcanzar proporciones extraordinarias de poder, puesto que la voluntad esencialmente es un poder hacer. Si se adiestra correctamente ayuda a despertar facultades o poderes ocultos que hay en la mente de cada uno de nosotros y en los cuáles están todas las claves necesarias, no sólo para la felicidad o dicha, sino también para vivir en paz y calma, obtener riquezas materiales y espirituales, adquirir el dominio de sí mismo y la influencia sobre otros, obtener un estado de buena salud o manejar el curso de la enfermedad y, sobre todo, alcanzar el genio creador de la energía vital. La consigna es: querer es poder y sobre la base de ella cultivaremos nuestra voluntad. 165 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Voluntad y libertad Aunque parezca algo incontrovertible, se ha planteado el dilema entre libertad y voluntad. Por lógica, el hombre para poder determinar un acto volitivo, ejercer una decisión, necesita ser libre. Sin embargo, algunos estudiosos de la conducta piensan que no todos los actos humanos son libres, en especial los volitivos. Así existen teorías deterministas que piensan que los actos volitivos son determinados o prefijados. Nosotros pensamos que hay actos que necesitan de la voluntad y hay actos involuntarios. No todos los actos del hombre son enteramente libres ni todos son enteramente determinados por factores ajenos a la voluntad. Pero no hay dudas de que la voluntad es de algún modo, como antes afirmamos, uno de los principales instrumentos de la libertad. Primero daremos algunos conceptos de libertad. Un valor inconmensurable es la libertad, pero para que el hombre sea verdaderamente libre supone que antes es un hombre preparado, cultivado o culto, para entender qué es la libertad y como usarla. Hay una libertad auténtica y una libertad inauténtica. La libertad auténtica es la capacidad de decidir con responsabilidad lo que significa tener esa capacidad de decisión pero con la única traba del derecho ajeno. Mi libertad llega hasta donde comienzan los derechos y la libertad ajena. Luego, libertad no es algo que no posea frenos ni límites. Toda libertad, para ser tal, es siempre limitada. No hay nada ilimitado. Pero, libertad también es responsabilidad, es decir, saber responder por todos nuestros actos ante nosotros mismos y los demás. Sólo el consenso social equilibrado y racional permite la convivencia y la participación en niveles diferentes, porque naturalmente todo hombre busca la utopía de la libertad y la igualdad plena, cosa que en la realidad no puede darse en forma absoluta. Siempre la libertad y la igualdad serán relativas y no absolutas. La libertad es una facultad del hombre para elegir, decidir y ejecutar con libre albedrío, todos sus actos que la RAE define como: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. Desde el punto de vista político, la RAE inserta la acepción 5ª: “Facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir todo lo no que se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres”. Luego la RAE incursiona en otras “libertades sociales” e individuales como: libertad de comercio: “Facultad de comprar y vender sin estorbo alguno”; libertad de conciencia: “Facultad de profesar cualquier religión sin ser inquietado por la autoridad pública”; libertad de cultos: “Derecho de practicar públicamente los actos de la religión que cada uno profesa”; libertad de imprenta: “Facultad de imprimir cuanto se quiera, sin previa censura, con sujeción a las leyes”; libertad de pensamiento: “Derecho de manifestar, defender y propagar las opiniones propias”. Al definir qué es facultad la RAE dice “aptitud, potencia física o moral. Poder, derecho para hacer alguna cosa”, mientras que capacidad es “aptitud, talento, cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo”. Finalmente, aptitud es la “cualidad que hace que un objeto sea apto, adecuado o acomodado para cierto fin”. Esto nos lleva directamente a entender que la libertad es una capacidad, un fin y una cualidad para hacer. Más adelante, analizaremos que desde el punto de vista filosófico, la libertad es la aptitud para ser. Según sea sujeto u objeto, será el fin. Como objeto será para hacer, como sujeto será para ser. Otros conceptos determinan que “la libertad consiste en la capacidad del ser humano para decidir entre las diversas opciones que se le presentan en la vida”. Esta definición nos lleva a otra nota fundamental de la libertad: la capacidad de deliberar y decidir cuándo y qué es lo que debe hacer o ser. La libertad es la facultad natural que tiene el hombre para obrar de acuerdo a una deliberación y decisión que usa para saber si actuará de una manera u otra o, sencillamente, no obrar y por estas características es responsable de todos sus actos. Responsabilidad, limitación y 166 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR disciplina son las notas sobresalientes de la libertad individual. De estas definiciones surge claramente el concepto de que la libertad no es un “cheque en blanco” sino que siempre que se habla de libertad, debe obligadamente preguntarse: ¿libertad para qué?. Siempre la libertad es una facultad condicionada en lo íntimo y personal por la responsabilidad que es una obligación de responder por todos nuestros actos. En el albedrío, como en el espíritu, la libertad es absoluta, pero cuando se trata de una acción cualquiera realizada en el seno de la sociedad, cada libertad personal estará limitada por la libertad ajena. Esto genera el aforismo clásico de “mi derecho llega hasta donde empieza el derecho del otro”. Luego, libertad, responsabilidad, derecho y deber están entrelazados de forma tal que son inseparables. Siempre una persona será libre mientras actúe dentro de las normas sociales (adaptado social) y acate las leyes escritas (conducta lícita o legal). Una de las tareas más importantes en la educación del hombre, en su adultez joven, consiste en alcanzar el desarrollo para asumir la responsabilidad de sus actos, especialmente de aquellos que en algunas ocasiones pueden implicar riesgo problemas para sí o para otros. La responsabilidad y el ejercicio de optar son dos notas fundamentales de la vida social, pues el hombre adulto adquiere garantías y obligaciones ciudadanas o políticos y debe elegir cuál será su tendencia política, por quien votará. Una responsabilidad plena implica una determinada conciencia política y la capacidad de decidir, hasta cierto punto, sobre el acontecer diario de su país. Otras opciones que deberá elegir son cuando se enfrenta a la toma de decisiones en lo relativo a la carrera más afín con su vocación, la selección de pareja y considerar la posibilidad de planificar su familia en cuanto a la composición de la misma (cantidad de hijos que concebirá, si comparte, o no, su hogar con otros parientes, etc.) Asimismo otra decisión importante es el trabajo, oficio o profesión que ejercerá en forma más o menos continua. Últimamente, parece ser que la capacidad para tomar decisiones es básica en el ejercicio de la sexualidad. La relativa libertad sexual que impera en la sociedad moderna y la manifestación pública y expresa de la condición sexual adoptada, como ocurre con el homosexualismo, obliga al imperativo de decidir. Si elige ser homosexual deberá hacerse responsable de muchos actos que le causarán serias dificultades para subsistir decorosamente, a menos que se incline a una vida escandalosa. La heterosexualidad también le exige una vida sexual responsable desde muchos puntos de vista. En lo referente a sus hijos deberá decidir por una planificación familiar, apelando a métodos de control de la natalidad o, sino tiene medios o educación suficientes, se enfrentará al dilema del aborto. Cuando una persona o individuo intenta comportamientos que se salen de las normas (conducta anómica. Término que ya explicamos y que iteramos que viene de anomia donde a es prefijo negativo que significa sin o ausencia de y nomia es el nomos o norma. Luego anomia significa “ausencia de normas” o “sin normas”)127 lleva una conducta anómica social, que en realidad es una falta de respeto o acatamiento a las normas constituidas. El comportamiento anómico da libertad plena al que ejerce el acto, pero avasalla la libertad de los otros. Este uso indebido de la libertad personal (abuso de libertad) constituye el libertinaje que es un “desenfreno en las obras o palabras”. La falta de frenos violenta toda norma, y el libertino es un inadaptado social que cae en la delincuencia cuando transgrede la ley. Luego, es un irresponsable social que avasalla la libertad y los derechos ajenos. Esto nos lleva directamente a la cuestión de que libertad y responsabilidad, necesitan frenos y por lo tanto se impone la disciplina que sería una especie de “instrucción y adiestramiento de una persona especialmente en lo moral, acatamiento u observancia de normas y leyes y ordenamiento de los actos” Esto implica que cada uno de nuestros actos está bajo nuestra propia lupa y la ajena. Por lo tanto, ser responsable significa ser: considerado, prudente, equilibrado consigo y los otros. El 127 Merton, Robert – TEORÍA DE LA ANOMIA 167 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR equilibrio, a su vez, armoniza con el medio y sus cambios y permite actuar a la luz de la inteligencia y la afectividad y no por la impulsividad irracional. Todos nuestros actos deben ser regidos por la razón y no por el instinto irracional que lleve a nuestro propio daño o al daño de los demás. Amor y libertad están inspirados en el mismo principio: lo primero es no dañarse uno ni dañar a los demás. La libertad inauténtica es la que pretende imponer nuestra voluntad, deseo o acción, arrastrando con todos los derechos ajenos y sin ningún tipo de freno. Esto es lo que se conoce como libertinaje, una de las formas degradadas de la libertad. Naturalmente, el libertinaje significa ausencia total de responsabilidad (irresponsabilidad absoluta). Repasados estos conceptos, vemos claramente algunas cosas: 1. tanto voluntad como libertad necesitan de la deliberación y decisión 2. cuando se aplican a un obrar o ejecutar ambas necesitan estar presentes: la voluntad para ejecutar, la libertad como un “poder ejecutar” 3. ambas necesitan ser regidas por la inteligencia y controladas por la conciencia 4. ambas necesitan de una educación previa para poder ser ejercidas auténticamente Todo acto consciente, que necesite de un obrar activo del hombre, necesita, sin hesitaciones, la conciencia, la libertad y la voluntad. Los actos inconscientes e involuntarios no necesitan ninguna de estas tres cualidades porque son precisamente eso: inconscientes, involuntarios y prefijados. Luego no hay conciencia, voluntad ni libertad. Habrá actos humanos que no necesitan ni dependen de la voluntad (actos involuntarios), pero los llamados actos volitivos siempre dependerán de la voluntad para ser tales y la voluntad implica libertad de decisión. Si un acto no está sometido a la deliberación y decisión, su ejecución no es libre ni voluntaria. Es un acto obligado por diferentes razones. Las motivaciones primarias, que luego veremos, que están relacionadas con las necesidades primarias (comer, respirar, dormir, defender la vida, etc.) determinan impulsos que motorizan acciones que no pueden dejar de ser (por eso son necesarias). Luego, el hombre no puede decidir dejar de hacerlas. Podrá modificar los tiempos y las formas de realizarlas con su voluntad, pero de ningún modo esa voluntad es la causa de esos actos. Cuando hay un “imperio de circunstancias que obligan”, todos los actos que surjan de eso, podrán ser regulados por la voluntad, pero nunca nacen estrictamente de una decisión voluntaria y libre. Son actos predeterminados, necesarios, obligatorios, etc. Sólo los actos facultativos y contingentes (aquellos que pueden ser o no), cuya ejecución está bajo el dominio de la libertad y la voluntad, son los verdaderos actos humanos volitivos. Casi, sin ser absolutistas, podría decirse que los verdaderos actos humanos volitivos necesitan de la libertad. Sin libertad no hay voluntad. Más aun: digamos libertad y conciencia. Un acto volitivo completo y esencial debe ser libre y consciente, aunque esto parezca iterativo. Los deterministas podrán considerar algunos puntos de vista sobre los actos regulados por la voluntad que pueden parecer determinados previamente y que no están sujetos a la libertad, pero antes de examinar esa cuestión en forma global, hay que considerar otras cosas como son las motivaciones y las circunstancias que nos llevan a realizar ciertos actos. Las cualidades de esos actos o el examen crítico de los mismos, para ser adecuado, deben ser enfocados desde todos los puntos de vista. 168 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Voluntad y motivación James128 afirma que el “desear” y el “querer” son estados mentales que no necesitan mayor definición basándose en que todos los experimentamos y la mera práctica o presencia de esos estados son suficientes para conocerlos. Esto es parcialmente cierto. Lo que no es totalmente cierto es que el hecho de tener estados mentales determinados como el desear y el querer, signifique que se conoce todo de ellos. La causa de no desarrollar un conocimiento completo de los mismos es múltiple. En primer lugar, los actos volitivos están sujetos a los modos de existir de cada hombre. Luego, hay modos diferentes en cada uno, hay motivaciones diversas y distintas y por lo tanto esto genera deseos y “quereres” también diversos y distintos. Lo que un hombre siente es probable que otros no puedan sentirlo y luego la experiencia volitiva tendrá ribetes o cualidades que hasta pueden ser totalmente opuestas entre uno y otros. Por la diferencia de los modos de manifestarse estos actos y la finalidad y diversidad de deseos y quereres, es lo que posible que algunos hombres no conozcan lo que otros sienten y desean. Esto sólo limita el poder conocer plenamente esas facultades o estados mentales por la mera experiencia personal. Sabremos sí que esos estados existen y que pueden tener los mismos caracteres para todos, puesto que por un principio general, no puede haber un ser, ontológicamente hablando, distinto para cada hombre. Según Heidegger, hay un solo ser y este se manifiesta en diferentes modos de ser en cada hombre.129 En el pensamiento de James deseamos sentir, tener y hacer toda suerte de cosas que en el momento en que esto ocurre, no son tenidas ni hechas. Todo ocurre de tal forma que si al deseo lo acompaña un sentimiento negativo, el que nos indica que no es posible realizar tal deseo, quedamos simplemente en un estado mental de deseo. Acá todo queda en la esfera desiderativa y no pasa de ser un mero acto mental sin otra consecuencia. Pero si tal deseo se acompaña de la convicción de que su fin está a nuestro alcance, de que es posible realizarlo y que lo deseable, tenible o factible es real y al alcance de nuestra mano, nuestra mente y cuerpo se ponen al servicio del deseo y queremos que todo se realice y presente en forma inmediata (o mediata de acuerdo al objeto del deseo y las circunstancias que hagan posible su efectivización), una vez cumplidos requisitos preliminares. El querer es el motor de la acción y la acción se gesta en la mente pero se hace efectiva cuando el cuerpo se pone en movimiento. Luego las sensaciones o posesiones que queremos obtener son resultados de movimientos corporales. Para explicar su teoría de corporización, James divide a los actos humanos según sean funciones primarias o ejecuciones secundarias. Con esto volvemos al esquema que antes aplicamos de las motivaciones primarias y secundarias. Por ejemplo, el acto de comer para satisfacer la sensación de hambre, es una función primaria y, desde luego, su motivación no está sujeta a la voluntad en forma absoluta. Todo el movimiento que se desata en pos de la acción de comer estará impulsado por la necesidad ineludible y no por la voluntad. Nosotros aclaramos que podemos regular el espacio, el tiempo y los modos con que comeremos, pero de ninguna manera podemos decidir no comer en forma natural y espontánea (sólo el deseo de un ayuno, incluso para morir, requiere la voluntad férrea). Cuando decidimos comer algo por un simple deseo y mera voluntad, estamos frente al apetito que es la aplicación del hambre hacia determinados alimentos. El apetito, si bien puede ser impulsado por hambre, es una forma de la conducta del hombre impulsada por instintos y no sólo el hambre es la fuente del impulso instintivo, sino que también puede ser lo sexual u otras motivaciones creadas por el hombre, a las que imprime un fuerte impulso compulsivo, simulando una necesidad. Luego el 128 129 James, William – COMPENDIO DE PSICOLOGÍA, Emecé Editores, Bs. As., 1947 Heidegger, Martín – EL SER Y EL TIEMPO 169 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR apetecer es una cuestión más cultural que estrictamente instintiva en donde intervienen el deseo, las ganas y el querer, pero regulados por el gusto o el agrado por determinadas cosas. Hemos introducido esta digresión para distinguir entre lo estrictamente automático y reflejo y lo que es disparado por la voluntad, aunque en la causa haya elementos automáticos y reflejos como son los impulsos instintivos. Por esto, James considera que “los movimientos voluntarios habrán de ser secundarios, es decir, no funciones primarias del organismo”. La teoría de James es útil para referirse a todos los actos voluntarios que estén estrictamente ubicados dentro de esas funciones primarias del organismo. Pero esto de las “funciones primarias” es un tópico indefinido sino se le delimita de algún modo. Como ya explicamos, hay funciones primarias necesarias del cuerpo como son las que hacen a su funcionamiento y a la vida (funciones vitales). Pero cuando nos movemos a la esfera intelectiva y emocional, hay allí otras funciones propias de esas esferas, pero cuyas manifestaciones no son homogéneas sino heterogéneas. Luego, lo que puede ser primario para unos, en estas esferas, es secundario para otros. Si los deseos de esas esferas no son satisfechos llevan a la frustración y ésta a la pérdida del sentido de la vida, despertando impulsos homicidas que llevan al asesinato o al suicidio. Si decimos que todo lo que sucede en la mente de los hombres son posibilidades de su ser, estamos ontológicamente hablando que teóricamente todas las tendencias del hombre son funciones primarias, aunque éstas desarrollen causas artificiales, esto significa, aunque sean creadas por el mismo hombre. La creación humana, considerada artificial porque no es obra de la naturaleza en forma directa, si se piensa con mayor hondura, veremos que si el hombre es obra de la naturaleza, por carácter transitivo, su producción cultural o instrumental es una extensión de la creación natural. Pero esto es hilar muy fino en un terreno subjetivo y es controvertible desde muchos puntos de vista. Sólo hay una cosa inobjetable: existe el hombre y existe su obra. Esto nadie puede negarlo por su obviedad. Luego, si consideramos a la voluntad sólo como un motor corporal para satisfacer necesidades orgánicas primarias, es un acto secundario sin discusión. Pero cuando el hombre elige aplicar su voluntad como facultad de hacer a un fin determinado, por ejemplo, meditar y dentro de las cuestiones a meditar hace elección de las mismas según su deseo o presuntas necesidades (no las reales), este acto volitivo es una mera realización voluntaria que secundariamente pone en marcha una serie de acciones que no requieren movimiento físico sino espiritual, intelectual, afectivo. Sólo cuando el hombre se proponga materializar de alguna forma lo meditado (aplicando esa meditación a una obra determinada, por ejemplo, escribir u otra acción), acá la voluntad sí genera un movimiento físico o corporal secundario. Vemos que la voluntad, en este particular ejemplo que analizamos obra como causa primaria y secundaria en un acto humano esencialmente volitivo. Si bien el pensar en una función primaria del hombre, el meditar es una función voluntaria. La meditación usa el mecanismo fisiológico del pensamiento, pero intrínsicamente es un acto trascendental, es decir, pasa del mero plano estimúlico ambiental o natural, a un plano metafísico. Debido a esto, es que entendemos que la volición tiene blancos y negros, pero hay zonas de grises en la que hay que profundizar metódicamente la observación para llegar a conclusiones válidas universalmente y que sean lo menos controvertibles posible. Acá se aplica el pensamiento o meditación global que obvia lo aspectual, pues se realiza buscando todos los puntos de vista que rodean a una cuestión definida. 170 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR James se enrola en una escuela “fisiologista” que intenta explicar a la mente humana más en función del cerebro que de su propia naturaleza. Dado que el cuerpo y el sistema nervioso (y dentro de él, el cerebro) son los instrumentos obligados de todo acto y facultad, propios del hombre, esa escuela tiene la tendencia a fijarse en el instrumento, más que en la esencia de una facultad. Nosotros pensamos que el espíritu, la verdadera causa de los efectos de la mente y el cuerpo, no es algo que vamos encontrar en la anatomía, la histología y la biología molecular. El espíritu motoriza todas esas cosas y provoca reacciones en ella, pero de ninguna manera el espíritu es esas cosas. Está en ellas, pero ellas no son el espíritu. Para poder conformar al hombre como ente real, tanto el espíritu como el cuerpo deben estar integrados. La simultaneidad de ambos no debe llevar a pensar dualmente como ocurrió con los filósofos antiguos, modernos y contemporáneos. Separar a cuerpo y alma o cuerpo y espíritu fue la gran tentación de todos los pensadores, pero la naturaleza no da lugar a esa separación. Esto es obvio. Sólo el esfuerzo intelectual puede dividir al hombre en compartimientos estancos y tratar de referirse a él como dos cosas separadas: cuerpo y alma. Aunque le pese a muchos y algunos lo nieguen abiertamente con sesudos razonamientos, el hombre es una unidad indivisible desde todo punto de vista, si quiere considerar totalmente. Sólo el deseo de conocer una determinada parte de su todo, puede llevar a puntos de vista específicos y así conoceremos su anatomía, su fisiología, su filosofía, su religiosidad, su psicología y todas las “ías” y “dades” posibles, existentes o a descubrir. Pero siempre, cada cuestión tratada será sólo eso: un punto de vista. La integridad, totalidad, lo holístico, el ser, esencia o naturaleza en sí, sólo podrá ser abordada parcialmente y para hacerlo más o menos abarcable, hay que abrir la conciencia a una forma de ver muy amplia y los conceptos serán siempre relativos. La verdad absoluta, por ahora, es sólo una abstracción de la mente, pero no una realidad palpable, “a la vista” y “a la mano” (objetualidad). Provisoriamente, la verdad relativa siempre será “algo objetiva” y “algo subjetiva”, pero tendrá “algo de absolutismo” si hay algo de concordancia entre lo conocido, lo pensado y lo actuado. No hay dudas de la finalidad de las diferentes conductas del hombre como de sus diferentes modos de ser. Cuando interviene la inteligencia y la conciencia para hacer algo, siempre habrá un fin, una meta, del mismo modo de la telos griega que impulsa toda la existencia humana. Luego, a fin de entendernos, concordemos provisoriamente que la zona gris de la voluntad que hemos referido, está en el campo de la motivación. Y acá llegamos a otra especie de “agujero negro” de la galaxia dialéctica que significa tratar de explicar todo lo relativo al ser del hombre. Dado el carácter de “unidad sellada” que antes explicamos en referencia a la naturaleza del hombre, por lógica, todas sus manifestaciones están entretejidas en un tramado o texto homogéneo. Un acto humano está estrechamente compuesto por el deseo, el querer, el estímulo o motivación y todo ello está sujeto a la inteligencia, al sentimiento, al deseo y a todo otro tipo de sensación, de forma tal que siempre estaremos ante un problema ríspido si intentamos saber qué es lo primero. Todo acto humano es un proceso circular. Luego si pretendemos romper ese círculo y extenderlo linealmente para ubicar todos los fenómenos en una sucesión escalonada de forma tal que haya uno que sea el origen y luego los otros serían secuenciales, chocaríamos con muchas contradicciones y espacios vacíos o no claros. Un acto puede surgir de un deseo, de una necesidad, de un estímulo inesperado, de un plan antelado, de algo preexistente o tener lugar en modo exabrupto, inesperado y sin intencionalidad aparente, totalmente accidental. Su anatomía y fisiología siempre será condicionada a una preexistencia lógica de su cuerpo y sus funciones y reflejos, puesto que sin el instrumento corporal, ningún acto es posible (al menos en el mundo humano). Pero esto no significa que el acto sea secundario al cuerpo y sus funciones. El cuerpo es el instrumento del acto. Y volvemos, como 171 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR una especie de mandala, 130 a la cuestión del espíritu y del cuerpo. Si el espíritu es parte del cuerpo, o viceversa, si la superioridad es de uno u otro, etc. No podemos hablar de quien es primero o quien es lo principal. Insistimos: el hombre, como ser concreto y material, es esencialmente una carnalidad espiritual o “carnoespíritu”131 (el orden del prefijo no indica ninguna prioridad sino una elección meramente fonética). Pero si insistimos en pretender una dualidad, personalmente pensamos que ésta debe dar la primacía al espíritu más que al cuerpo. Ergo, de aceptar esta proposición, la causa final de todo lo humano es el espíritu. Sin él no hay vida ni cuerpo útil. Sin cuerpo hay signos o sensaciones espirituales (fenómenos extrasensoriales) como las premoniciones o la telepatía, principalmente la que está relacionada con la comunicación con los muertos o los milagros, en donde aparentemente intervienen fenómenos sin cuerpo (materia). Si fuéramos religiosos, no dudaríamos en aceptar la existencia espiritual pura. Pero lo que no podemos aseverar en absoluto, que hay cuerpos sin espíritu (salvo la concepción de los míticos “zombis”). Esta integridad humana es la que no permite categorizar de primario o secundario, dado que todo el fenómeno está en bloque y alternativamente uno de los componentes puede aparecer como causa (proceso circular). Si intercalamos en este contexto a la motivación132 deberemos interpretarla como un elemento más de ese fenómeno que llamamos voluntad. De ahí en más, diremos de ella todo lo que sea pertinente al punto de vista con que se trate. Y con este criterio aceptaremos lo que otros digan. Así encontraremos conceptos de que la motivación utiliza la energía vital para la acción que engendra.133 Acá el concepto de energía vital es utilizado como “la capacidad dinámica que toda personalidad tiene a su disposición, en diferentes grados, para determinar y realizar sus deseos”. En esta concepción, toda motivación tiene un objetivo deseable. Por lo tanto al ser objetivo deseable, la motivación se presenta esencialmente como un problema de información, de forma tal, que cuanto más completa sea esa información en todos sus componentes, mayor será la carga de energía vital de cada motivación. La información puede estar en un nivel: 1. consciente 2. o inconsciente para realizarse. En el primer caso cada fase del proceso informativo motivador es un hecho mental, en cuya base hay integración de datos previamente conocidos, por lo que acá juega el aprendizaje, la intuición, la formación de conceptos, etc., todo esto en el nivel de la conciencia. En el segundo caso del nivel inconsciente, los estímulos motivadores se vinculan a procesos de condicionamiento de la vida de relación y así, se da la estructuración y la satisfacción de las necesidades o funciones primarias. Pero aun en este caso no es posible establecer una jerarquía de necesidades (teoría Maslow-Murray) dado que lo necesario es necesario y debe satisfacerse plenamente sin orden jerárquico sino en la medida en que la necesidad se presenta. Sólo hay algunos instintos que pueden estar sujeto a sublimación (ira o agresión o violencia, impulso sexual o erótico, impulso tanático). En estos casos, hay que analizar el proceso de sublimación y los símbolos que éste genera, 130 Palabra deriva del Tantra, doctrina budista del Tibet y que se usa en la liturgia tántrica como un sinónimo de círculo, pero también de centro o “lo que rodea”. 131 Neologismo que hemos inventado para poder resumir en una sola palabra la esencia del hombre sin caer en el dualismo léxico del cuerpo y alma o espíritu. (soma y psique de los griegos) 132 Motivación como causa que mueve o tiene eficacia o virtud para mover o como ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia. 133 Nuttin, J. y cols. – LA MOTIVACIÓN, Editorial Proteo, Bs. As., 1969 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 172 permitiendo a los impulsos sublimados insertarse en la dinámica social. A diferencia de lo que Tolman134 concibe, el proceso de motivación no es exclusivo del comportamiento sino de una dinámica psicológica compuesta de momentos asociados entre sí, en donde el interés rige esas asociaciones y marca el comportamiento según la información contenida (James) Estas conclusiones incluyen otro factor: el interés, entendido como inclinación más o menos vehemente del ánimo hacia un objeto, persona o narración, etc., ya sea por provecho, utilidad o ganancia o por el valor que en sí tiene una cosa. De acuerdo a la teoría de la obra de Nuttin, los procesos dinámicos, aun los perceptivos, sufren notables variaciones por la acción del interés, al que considera una de las “palancas motivacionales”, junto con los “móviles interiores” orgánicos, según las concepciones implícitas en las teorías de Freud y Adler. Voluntad y deseo Volvemos ahora a la definición de deseo. Denotativamente (por Diccionario) es un movimiento enérgico de la voluntad hacia el conocimiento, posesión o disfrute de una cosa. Hemos tomado deliberadamente el término deseo porque en él interviene un signo distintivo: movimiento enérgico de la voluntad. Si aceptamos que la voluntad es la fuerza de acción, es aquello que nos lleva a hacer algo, tendremos que convenir que el deseo es la sal de la voluntad, lo que empuja a la voluntad a una determinada acción. La voluntad es una facultad sujeta al control mental. Pero también puede actuar irrefrenablemente cuando es empujada por lo instintivo y en lo instintivo, el deseo es protagónico. Primero se debe desear para luego actuar. Recordando la definición de deseo, éste puede ser: 1. 2. 3. deseo de conocer deseo de poseer deseo de disfrutar. Acá, la denotación considera al deseo un movimiento enérgico de la voluntad, mientras que desde el punto de vista de la motivación el deseo era una orientación afectiva, emocional o instintiva que provocaba el interés por un fin determinado. Si esto es así, el deseo como acto o estado mental puede estar presente sin que haya movimiento de voluntad. Queda en el plano consciente o inconsciente de palanca de motivación. Sólo cuando el deseo se va a materializar en el acto, comienza el movimiento voluntario, en relación directa con el deseo: a mayor deseo más fuerza volitiva y viceversa. Acá lo de “enérgico” no debe ser entendido como intenso sino en lo relativo a la energía dinámica psicológica que antes aludimos, es decir, a la energía vital en general. Si el deseo queda sólo en el plano estimúlico sin concretar una acción puede considerarse como un estado mental puro o simple tendencia. Pasará a ser movimiento de voluntad, entonces, sólo cuando ponga en marcha a la voluntad para obrar en forma consciente o inconsciente. Cuando esta fuerza de deseo es muy intensa, deseo vehemente, estamos frente a un anhelo, palabra latina que se refería a uno de los efectos de un deseo muy intenso, como era respirar con dificultad. Bajo el estímulo del anhelo, el acto volitivo puede volverse imperioso, pero si hay educación o entrenamiento suficiente, puede ser graduado o controlado. El hecho de desear un objetivo, es de vital importancia para su realización. El nivel de ese deseo puede engendrar una dominación completamente tiránica de la motivación, que modifica considerablemente nuestras apreciaciones subjetivas que lleva a una fijación concentrada de la atención sobre el objeto y la conducta a desarrollar en relación con el 134 Este autor fijó una serie de reglas del proceso en el comportamiento motivado 173 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR mismo o bien si no es dominante, hay atención discontinua y distracción con estímulos variables. Deseo, motivo y estímulo se mueven por vías de doble mano, a tal punto que en determinados momentos pueden ser confundidos. Esto ocurre por la acción en bloque del acto humano. Creemos que de algún modo es posible hacer gráfico estos movimientos con el siguiente esquema: Estímulo ↔ deseo ↕ interés ↕ motivación ↓ acto volitivo (consciente o inconsciente) Voluntad y abulia Denotativamente abulia es la “falta de voluntad o disminución notable de su energía”. Nosotros creemos que falta, en el sentido de ausencia o inexistencia, es un concepto no aplicable a la voluntad, porque si existiese la ausencia de esta facultad seguramente sería como parte de un síndrome de daño severo del sistema nervioso con profunda alteración o déficit mental. Por sí sola no hay una patología de la voluntad como agenesia, esto es, la falta congénita exclusiva de voluntad. Cuando no hay voluntad es porque existe una severa alteración o déficit mental por daño neurológico. Luego, la abulia debe ser considerada siempre como una alteración de la energía volitiva o disminución de la conciencia volitiva, pero no, inexistencia de la misma. Si existiese una disminución de la voluntad, acá falta debe ser entendido no como carencia o privación, sino como defecto de la voluntad. Aclarado el concepto denotativo en lo relativo al significado de la palabra falta, podemos referirnos ahora las personas abúlicas que son personas incapaces de tomar una decisión porque carecen de fuerza para romper el conflicto mental en que les ha puesto una excesiva reflexión sobre las alternativas a seguir provocando la indecisión. Es lo que antes vimos como persona indecisa. La abulia como falla patológica, acompaña otro cortejo de signos y síntomas que definen algunas alteraciones o enfermedades mentales. Por ejemplo, en un trastorno de depresión, la abulia puede ser uno de los signos del mismo. Pero cuando una persona es de naturaleza abúlica, es decir, que posee una personalidad abúlica, esto es una actitud reversible. Hay que distinguir entre signo patológico y actitud personal. El signo patológico puede ser, o no, reversible. La actitud siempre es reversible. El abúlico grave vegeta en la inactividad, por excelencia. Pero cuando se trata de actividades automáticas, habituales, cotidianas, que no exigen una toma de decisiones sobre la base de la elección por deliberación de opciones determinadas, realiza actividades normales aunque sin mucho entusiasmo y en forma mecánica. Son actos rutinarios. De igual modo, una emoción brusca violenta o un estímulo tónico, puede despertar una reacción volitiva que le lleva a actuar en forma impensada o espontánea o reactiva y por esta razón, su mente no influye negativamente en la activación de la energía dinámica vital. Hay un antiguo aforismo por el cual se creía que toda idea tiende a transformarse en acto: “todo cuanto entra por el espíritu sale por los músculos”. Es una especie de tendencia volitiva, esto es, la tendencia que tiene toda idea a transformarse en acto. Pero este concepto, casi ley psicológica, no es obligadamente tal cual, sino que como todo acto humano está rodeado de una serie de 174 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR variables. Por ejemplo, si estamos considerando muy atentamente los múltiples y distintos motivos por los cuales resulta útil el desarrollo de la voluntad, veremos que teóricamente hay una inclinación natural al acto volitivo y el deseo permanente del desarrollo de la voluntad. Pero para que esto ocurra, es necesario que las personas normales tengan el hábito de razonar meditadamente todas las cosas sometidas a su conocimiento y criterio. Esta meditación razonada no es algo que espontáneamente se instala en todos, a pesar de que todos cuentan con esa facultad. Para que tenga lugar en forma sistemática, es necesaria una educación, especialmente una educación como entrenamiento mental. Hay que educar a la mente y para esto hay que conocer sus mecanismos y los modos de reacción personal de nuestra mente y cuales con sus condicionamientos culturales (instrucción, lenguaje, actitud existencial, educación recibida, el contexto ambiental, etc.). De todo esto puede surgir: personas que tengan la costumbre de practicar la contemplación mental de sus razonamientos y en practicar su autoeducación psíquica personas que no puedan, no sepan o no quieran usar dicha contemplación ni autoeducarse en ella En alguna medida la costumbre de meditar nuestros actos, fines y tendencias dependerán de nuestros motivos y de la capacidad de atención y concentración psíquica con que estemos preparados. Es razonable que aquellos que puedan utilizar el método de razonar sus actos tendrán una capacidad y una actitud personal de concentración, atención y motivación, suficiente para lograr sus metas y propósitos y obtener un resultado óptimo de su meditación. Y, consecuentemente, quien no esté suficientemente preparado en esas cosas sólo tiene dos posibilidades: ser un abúlico o incapaz de producir acciones efectivas en su vida o encarar la factibilidad de vigorizar eficazmente sus actos mentales trazando un plan claro y posible de las modificaciones que desee y deba introducir en su personalidad y sopesando las ventajas que dichas modificaciones le aportarán. Obviamente, cada persona tiene un proyecto existencial individual determinado y cada proyecto es diferente al de los otros. También hay gente que no sabe o no quiere tener dicho proyecto. Quienes lo tienen, según la finalidad que persigan, se inspirarán en las fórmulas más adecuadas para la consecución o realización de su proyecto en particular. En estos casos su funcionamiento mental o cerebral puede ser suficiente para sus metas. Pero en el caso de los que no saben, no quieren o son indecisos, vacilantes e inertes, éstos necesitan activar ese funcionamiento mental en forma acelerada, para lo cual hay medios físicos y psíquicos que le resolverán muchas dificultades. La movilidad física y psíquica estimula la excitación cortical del cerebro y lo predispone a agudizar sus facultades para mejorar su aplicación. Inversamente la inmovilidad psicofísica tiende a deprimir la excitación cerebral que estimula el pensamiento y la meditación, las únicas armas que hacen formidable al ser del hombre. Esto de la concentración mental para resolver un problema o realizar un proyecto es posible observarlo en las personas que alcanzan el éxito de sus propósitos. Son seres activos físicamente (se mueven de una forma u otra, ya sea caminando, paseando, realizando trámites o diligencias, viajando) pero no descuidan la meditación (dedican bastante tiempo al análisis de sus conflictos o planes), buscando los medios para realizarlos o sintetizando todo para comprenderlo mejor. Consultan con la almohada y muchos de ellos, sabiamente, discuten, conversan o consultan a otros para tener diversos puntos de vista). Los abúlicos, generalmente, no poseen la cualidad de poder concentrarse, no cultivan la meditación y, 175 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR en general, además de indecisos son abandonados en su persona e inertes en sus acciones. Incluso tiene baja autoestima. Esto lo trataremos cuando veamos algunas ideas para fortalecer la voluntad. La conciencia volitiva: ¿Qué es? Cuando realizamos actos conscientes interviene la voluntad. Nosotros hemos definido ya que es voluntad. Ahora repasaremos brevemente algunos conceptos sobre conciencia para después ubicarnos en las relaciones entre conciencia y voluntad. La conciencia, por su propia definición es el mundo interior del hombre. Es la “propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. También representa el conocimiento interior del bien y del mal y el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas”. Bien pensada, la conciencia es la que nos permite darnos cuenta o percatarnos de las cosas o de juzgar una ley o la moral. En otras palabras: conciencia es darnos cuenta de lo que nos está pasando a nosotros y de lo que pasa alrededor nuestro y juzgar a las cosas que pasan con un sentido de ética y moral. La conciencia, en alguna manera, es la forma de aprehender la realidad. Otras definiciones la explican como el “conocimiento inmediato de sí mismo que tiene el ser humano, de sus estados mentales y de relación con la realidad, integrado por un grado suficiente de vigilancia (funcionamiento nervioso) y de lucidez (funcionamiento psicológico)”.135 Luego, es evidente que todo acto lúcido o consciente necesita de esta facultad mental que hemos analizado como conciencia, pues ella nos dirá la calidad del acto en cuanto a si es bueno o malo, útil o inútil, verdadero o falso, necesario o innecesario, etc. Es lo que nos ayuda a analizar todo el proceso volitivo, desde la deliberación hasta la decisión. Esta aplicación de la conciencia al acto volitivo o volición, es lo que llamamos conciencia volitiva. Decisión e indecisión Nosotros hemos analizado ya algunos aspectos de las personas decididas y de las indecisas, al denotar lo que es la voluntad y en el parágrafo de la abulia, donde marcamos lo que es un hombre decidido y lo qué es un hombre indeciso. Ahora repasaremos estas dos actitudes a la luz de la conciencia. Cuando hay que evaluar si se toma o no una decisión interviene la voluntad. Pero la motivación de una decisión siempre nace con la “toma de conciencia” del problema o cuestión a evaluar y resolver. En el momento en que se estudia qué es lo que lleva al hombre a determinar o no una decisión, aparecen las llamadas teorías deterministas de la voluntad, que son las que no admiten la libertad en los actos volitivos del hombre. Estas teorías parten de la creencia de que todos los actos volitivos humanos ya están prefijados o determinados de antemano. En las teorías indeterministas, contrariamente se postula la libre elección de los actos volitivos. Esto también lo analizamos al ver el tema de la relación entre voluntad y libertad. En definitiva, quien gobierna o a quien compete gobernar nuestra mente y, por ende, los actos volitivos y acciones que ella procrea, es la conciencia.136 Luego, cuando debe determinar las acciones malas o buenas, puede ocurrir que muchas veces las acciones malas “empañen” la nitidez de la conciencia y puede ocurrir que la conciencia no aborrezca o deseche la mala acción 135 Ang, Gonzalo – DICCIONARIO ILUSTRADO DE CULTURA ESENCIAL, editado por Reader’s Digest, España, 1999 136 Alvarez Merino, Ana Cruz – MOTIVACIÓN Y VOLUNTAD, Editorial Quórum, Madrid, 1987 176 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR permitiendo que ésta tenga lugar, a pesar de estar sabiendo que es una “mala acción”. ¿Porqué no siempre la conciencia no acierta a rectificar una mala acción u oponerse a cometerla, a pesar de reconocerla como indebida?. Esto puede deberse a varios fenómenos. Uno de ellos, sencillamente nuestra voluntad no sirve en muchos casos para imponernos el obrar al dictado de la conciencia. Nuestra mente se suele mostrar neutral ante las cualidades de las cosas. Se limita a registrar la presencia de un impulso o un deseo. La conciencia es la que debe dictaminar si procede o no dar curso a lo que imaginamos. La conciencia se halla radicada en el entendimiento y de acuerdo con él, estampa, o no, el “cúmplase” que sanciona su efectividad. Pero aquí surge la intervención del agente ejecutivo, la voluntad, sin cuya acertada gestión podremos comprobar que en ocasiones el hombre se comporta en sentido contrario a lo que ordena su propia conciencia. En este caso, su voluntad, como agente ejecutivo, ha fallado lamentablemente y ha cometido una mala acción a sabiendas de que aquello estaba mal y no debía haberse hecho. Seguir, o no, voluntariamente los dictados de la conciencia, dependerá en estos casos de las motivaciones que conlleva una mala acción. Acá pueden ocurrir varias cosas cuando hay “fallas de la voluntad” o de la “conciencia volitiva”: 1. Obnubilación de la conciencia: por una emoción violenta que anula el poder volitivo de frenar una acción mala, a pesar de que conscientemente se ha reconocido expresamente como acción indebida, por ejemplo, lo que ocurre con un impulso homicida no psicopático sino desatado por esa emoción violenta. 2. Motivaciones poderosas: generalmente los impulsos instintivos o compulsiones obsesivas disparadas por emociones negativas como puede ser una ambición desmedida, la avaricia, la falta de pudor, un bajo instinto exacerbado, etc., pueden ser más persuasivos que las razones de ética o moral de la conciencia frente a un hecho inmoral o mala acción. Estas motivaciones son las que anulan la conciencia del bien del mal al momento de actuar. No es que no se sepa que se está actuando mal. Todo lo contrario: se tiene “plena conciencia”, pero las motivaciones negativas arrollan la voluntad de “seguir los dictados de la conciencia”, para plegarse a los “dictados de la conveniencia indebida”. Así se cometen delitos, actos corruptos, aberraciones sexuales, etc. Las motivaciones se escudan tras los llamados pseudorrazonamientos, que consisten en racionalizaciones, más o menos falsas, para justificar un hecho malo. Un ejemplo es cuando un hombre que comete una violación sexual aberrante, trata de justificarla por explicaciones como “impulsos pasionales irrefrenables”, “instinto irrefrenable”, etc. O aquel delincuente que hecha la culpa a la sociedad o a la familia de ser como es. 3. Conciencia complaciente o permisiva: es la que a pesar de reconocer la maldad de un hecho, lo lleva a cabo porque sus conceptos éticos o morales son muy elásticos o, mejor dicho, los relativiza con frases tales como “fue sin querer”, “todo el mundo lo hace”, “no creí que hiciera mal”, “nadie es perfecto”, “errar es humano”, etc. El repertorio de justificaciones o de interpretaciones relativas de la moral, en detrimento de lo auténtico y “lo que debe ser” es amplio. Cada vez más, el ingenio humano despliega más energía en justificar los actos malos que en reprimirlos. El provecho secundario que puede obtener de un acto malo impera más que la dignidad de obrar cabalmente, esto es, obedeciendo a su conciencia cuando le 177 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR señala un acto malo y este aviso es totalmente comprendido. La conciencia complaciente es como una “conciencia anestesiada”: está presente pero no opera. 4. Conciencia indiferente: es el estado de conciencia que actúa como autómata pues no se molesta en cumplir su cometido: juzgar la bondad o maldad de un acto. Es lo que ocurre al individuo que ante un fenómeno que debe criticar o ejercer la autocrítica de sus actos, responde con una actitud del “qué me importa”, “al traste con eso”, “no me interesa si es bueno o malo”. Esto puede operar como un rechazo activo a la responsabilidad de decidir y evaluar o como una “conciencia perezosa” que no asume el trabajo de decidir. También puede interpretarse como debilidad de conciencia o falta de confianza en sí mismo. Felizmente, no siempre ocurre que haya “fallas de conciencia o voluntad”. El hombre ha demostrado que puede conducir correcta y firmemente su mente, conciencia y voluntad. Una conciencia volitiva poderosa, dispersa los impulsos indebidos o equivocados e impide enérgicamente la comisión de malas acciones. Hay un dilema que debe resolverse: ¿la voluntad es débil porque la conciencia lo es, o la conciencia no opera porque la voluntad es endeble?. Sabemos que pueden haber fallas de conciencia y fallas de voluntad y en la interacción de ambas, una influye sobre la otra, en caso de fallas. Si la conciencia es débil, la voluntad lo será y viceversa. Pero esta interacción también opera en sentido contrario: una conciencia fuerte determina una voluntad fuerte y viceversa. Esto pareciera operar como que cuando algo falla, es porque en realidad el defecto está en ambas facultades mentales: conciencia y voluntad. Debido a esto, el empleo resuelto y decidido de la voluntad puesta al servicio de la conciencia volitiva, tiene como tantas cosas, anverso y reverso. La volición admite una cosa o la rechaza de plano. Esto quiere decir que hay voluntad para hacer o no hacer (voluntad de comisión, o voluntad de omisión). Ambos casos dan lugar a posición inflexible en quien se acomoda a los dictados de la conciencia. En este caso la conciencia opera como un refuerzo de la voluntad, al darle el visto bueno a las decisiones. Quién goza del uso de una “voluntad decidida”, cuando se le presenta la ocasión de llevar a cabo una acción indigna o reprobable, siempre e incuestionablemente responderá en forma inmediata con un “¡No!” y no existirá razón alguna para torcer su voluntad o quebrar su conciencia. Esa misma persona cuando es solicitada para el concurso de una acción abnegada, heroica o beneficiosa, simplemente no dirá ni sí ni no, directamente la realizará, por el pleno acuerdo o concordancia entre conciencia y voluntad, entre los principios éticos y morales y la dignidad o integridad de la persona que los sustenta. Los riesgos de la conciencia volitiva El riesgo se origina cuando la voluntad de un sujeto no es categórica en su pronunciación en relación con los dictados de la conciencia. En este punto debemos reiterar o transcribir conceptos vertidos anteriormente. Ya hablamos de las fallas de voluntad y de conciencia. Ante una propuesta perversa, indigna e impertinente, los tímidos e indecisos con conciencia y voluntad débiles, no resistirán el “dominio tentador” y responderá a la tentación indebida como si ésta lo apremiase a responder malamente. En estos casos se escudan con excusas tales “Bueno, si usted se empeña...” o “Si usted insiste...”, o “Si a usted le parece bien”, etc. El “si” condicional es precisamente eso: es Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 178 como si el acto fuese condicionado por una relativa insistencia de otras personas o factores impulsivos o compulsivos a llevar a cabo una acción cuestionable. Por lo tanto el débil de carácter, conciencia y voluntad simulará que su acción es condicionada bajo el “imperio de las circunstancias” (acción condicionada imperativamente). Hemos analizado la voluntad débil que se aviene a cometer una acción mala o no debida. Dentro de este contexto debemos analizar también a otra forma de voluntad y conciencia débiles: son las personas que puestas ante la disyuntiva de realizar un acto no competente o participar en una acción meritoria, responde con un “veremos”, “tal vez sí”, “a lo mejor”, etc. Acá existen más probabilidades de que por desconfianza, reserva o falta de confianza en sí mismo, una petición no sea atendida. El indeciso no participa en las proposiciones de actuar bien o mal. Ya hemos aludido a la característica curiosa de que tanto la conciencia como árbitro y la voluntad como motor de acción, estriban su poder en la confianza o desconfianza que cada cual tiene en sí mismo. Si por intentar no cometer un error o desliz, buscamos evitar toda situación de tentación, esta actitud demuestra, de algún modo, que no nos sentimos seguros del todo para resistir una tentación. Esto se debe a la creencia arraigada de que la exposición a la tentación, lejos de fortalecer nuestra conciencia y voluntad, en realidad es un riesgo difícil de superar. De ahí el refrán popular que dice “la ocasión hace al ladrón”. Si uno rápidamente escucha este proverbio, a primera vista es totalmente razonable. Para eso está el otro refrán que lo que refuerza: “tanto va el cántaro al agua, que termina por romperse”. Si uno se expone indefinidamente a una tentación, es como natural que se quiebre y ceda a la misma. Estos dichos se basan en la experiencia de los casos de aquellos que no tuvieron la suficiente fuerza de ánimo para mantener una conciencia y una voluntad poderosas para resistir toda tentación, cualquiera sea la cantidad de veces que esté expuesto a ella. Así, quien maneja grandes sumas de dinero ajenas, tarde o temprano, si tiene una oportunidad conveniente (ocasión) como puede un control deficiente o una permisividad de los dueños del dinero, echará mano de sumas tentadoras. O sea, es muy posible que se motive lo suficiente para vencer todos los argumentos de su conciencia y fuerce a su débil voluntad a ceder al impulso de apoderarse de aquello que sobradamente sabe que no es suyo. La complacencia de su conciencia volitiva y de su autocrítica, hace que su conciencia volitiva sea muy amplia y esto cause su escasa resistencia para llevar a cabo la mala acción. Contrariamente, un individuo dota de una conciencia volitiva estrecha, no permite que ninguna tentación avasalle el fuerte criterio de un acendrado sentido de honestidad e integridad que le inspire un tremendo respeto por las posesiones ajenas, cualquiera sea la naturaleza de la misma (desde los bienes hasta la mujer del prójimo). El no escapar a las oportunidades (ocasiones) de quebrar nuestra moral y exponernos sin temor a la misma, es una especie de autoexamen o un “ponernos a prueba” a nosotros mismos. Ello nos permitirá comprobar la solidez de nuestra honradez. Si nuestra decencia es abigarrada, ni remotamente nuestra conciencia y voluntad (conciencia volitiva) se verá tentada de caer en la degradación por varios motivos: 1º. 2º. Nuestro pensamiento no concebirá ni por un segundo la idea de cometer lo indebido Si casualmente nuestro subconsciente nos juega la mala pasada de esbozar aunque sea la sombra de una apetencia impertinente, la conciencia volitiva la ahogará inmediatamente suprimiendo o sublimando la sugestión subconsciente. Es cuando uno se dice a sí mismo: “eso, ni pensarlo”, “absolutamente no” Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 179 3º. Estaremos permanentemente vigilando nuestras reacciones exteriores e interiores para evitar las fallas conscientes o inconscientes que permitan el acecho tentador. Luego, todo riesgo de “caída en el pecado” no es la ocasión en sí, sino las conciencias volitivas débiles o mal formados, señal de una personalidad ineducada o falta de madurez, por mal desarrollado del carácter y la falta o déficit de conciencia volitiva. Sólo el que esté seguro de sí mismo podrá actuar natural y espontáneamente sin rehuir ninguna ocasión de tentación. Esto será su mejor señal de una conciencia y voluntad fuertemente aleccionadas. En la puja por sobreponerse a toda tentación se podrá apreciar en sí mismo la existencia de dos fuerzas incitadoras: • • La conciencia, el juicio, la razón y la reflexión que todas juntas forman una fuerza especial y poderosa El automatismo, fuerza traicionera que se apodera del desprevenido y de quien no se preocupa por fortalecer su conciencia volitiva Ambas fuerzas están siempre en pugna. Puede ocurrir que un día tengamos una obligación que no está sujeta a medios coercitivos absolutos, como puede ser estudiar, pero fuera de nuestra habitación una hermosa mañana nos incita a salir. Si el sentido de responsabilidad de cumplir con nuestra obligación de estudiar se basa en una estrecha conciencia volitiva, esto permite superar el automatismo de la tentación de lo más fácil: abandonar los libros e irnos a gozar de una mañana esplendorosa. Ceder al automatismo es la conciencia volitiva amplia y débil. La debilitación del automatismo es conseguida metódicamente: primero dominando los impulsos más insignificantes y después seguimos con otros más importantes y esto logrado paso a paso, lleva a la rápida subordinación del automatismo a los dictámenes de la conciencia volitiva. Por esto es necesario crear conciencia. Las posibilidades de la conciencia volitiva Hemos analizado algunos riesgos de la conciencia volitiva. Salvando los mismos, en general y por razones obvias, debemos aceptar que la conciencia volitiva es un elemento fundamental de los actos volitivos conscientes. Sin conciencia nos sería poco posible, o prácticamente imposible, orientar adecuadamente toda nuestra volición. Como venimos repitiendo desde varios parágrafos anteriores, el hombre está constituido por tres esferas. Dentro de esas tres esferas de la vida del hombre, esta la esfera volitiva. Si está integrada a las otras dos, significa que la estará necesariamente lo intelectual y lo emocional intervendrán en lo volitivo. La conciencia nace en la esfera intelectual o inteligencia. Está regulada por ella, pero también lo está por la emoción o el afecto. La voluntad, en estricta conjunción con estas dos esferas, participa también en lo intelectivo y lo emotivo o afectivo. La conciencia es lo que orientará sus motivaciones, encauzará sus deseos y la inteligencia y el afecto permitirán que la volición no sea perniciosa sino útil a la existencia humana. Tanto la inteligencia, como la emotividad y la voluntad se encuentran e integran dentro de la conciencia, para proceder a los actos racionales y conscientes. Es acá donde actúan las llamadas inteligencias: emocional, intelectiva, social, instintiva y, ¿porqué no?, una inteligencia volitiva. Esto lo analizaremos en otro parágrafo. 180 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Insistimos muchas veces en que el hombre, por su naturaleza inteligente, debe buscar el significado de su vida o existencia personal. Dentro de ella, la de sus actos vitales. Y por lo tanto, la significación de su actuar debe estar dentro de un carril, ya sea como proyecto o plan u otra intencionalidad que hace a la consecución de sus fines, metas, propósitos o intenciones particulares. En este quehacer es la conciencia volitiva la que ejerce la función rectora de la acción fecunda. A través de ella, la potencia intelectiva y la energía o fuerza emocional nos permitirán reforzar la acción auténtica para encaminar metódicamente nuestra vida hacia un destino propio o afín a la naturaleza o esencia del hombre. La luz que ilumina nuestras ideas, fruto de percepciones interiores o exteriores, proviene de la conciencia y la inteligencia. Mantener vigentes a ambas desarrollando todas sus potencialidades posibles, es lo que nos asegura que también desenvolveremos nuestro accionar vital dentro de los parámetros naturales y correctos. La desviación de las conductas biológicas y racionales naturales se debe en gran parte a que nuestro espíritu no tiene vigorizadas sus esferas vitales de la inteligencia, la emoción y la voluntad. Cualquiera de ellas que no esté disponible con todos sus alcances, entorpecerá la función de las otras. Repetiremos hasta el hartazgo nuestro estribillo: un hombre inteligente, pero sin emoción ni voluntad, es un hombre incompleto, un hombre emotivo, pero sin inteligencia ni voluntad es un ser desintegrado, un hombre voluntarioso pero sin inteligencia ni emotividad es un hombre laborioso pero sin norte. El hombre íntegro, cabal, auténtico y dotado de plena autoridad, es el que posee en perfecto funcionamiento las tres esferas vitales: 1. es inteligente 2. afectivo 3. y voluntarioso todo esto simultáneamente. En bloque. La función de la conciencia volitiva es conseguir, con la ayuda de la inteligencia y el afecto, que todo el funcionamiento psicofísico del hombre se adapte lo más ajustada y ortodoxamente a estar integrado en los tres niveles, en forma proporcionada y armoniosa, sin excesos de una u otra esfera. Sólo la justicia en la intervención de los tres elementos, sin que haya excesos o déficit de ellos, será la base del hombre genuino y cabalmente desarrollado. Conciencia volitiva y mística En un estado místico hay un goce que produce en el alma humana el ajuste del deseo con el objeto, por una emoción inefable del encuentro con la cosa querida. Esto necesita de un temperamento místico, que es lo que otorga tanta intensidad y evidencia en un encuentro místico. Este encuentro místico tiene infinidades de gama y matices en todas las formas de las actividades del hombre. Ya hemos resaltado y ahora transcribimos, que Bagehot llama a esto la emoción de la convicción, de forma tal que en el acto de intuición propio del misticismo, la percepción de una verdad, cualquiera sea su grado, se acompaña de una descarga emotiva que otorga a esa intuición la calidad de certidumbre y la hace adquirir la fuerza de una creencia. Este sería uno de los mecanismos de formación de creencias en el hombre, sobre todo el de la fe y también del afecto amor como querer a una persona o cosa. Esta emoción de la certidumbre es lo constituye uno de los grandes resortes de la voluntad como móvil difuso inconsciente de determinadas acciones humanas (religiosas, artísticas, conductas afectivas, etc.) Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 181 Recordemos, también, que Ramón y Cajal ha descrito esa emoción que ayuda a desentrañar la esencia del querer (como afecto y voluntad) en aquellas manifestaciones en que no es imprescindible el conocimiento por mero esfuerzo intelectual, sino que éste puede provenir de una actividad espiritual distinta: “Este placer indefinible, al lado del cual todas las demás fruiciones de la vida se reducen a pálidas sensaciones, indemniza sobradamente al investigador de la pesada y perseverante labor analítica, precursora, como el dolor del parto, de la aparición de la nueva verdad”. Siempre el misticismo, una vez que inspira al artista, al científico y a los religiosos, produce una descarga emotiva que concluye o acompaña a un acto volitivo. Conciencia volitiva, querer, emoción y afecto. Teoría erótica de la voluntad de Pittaluga Ya adelantamos que una descarga emotiva, más o menos intensa, acompaña siempre al cumplimiento de un acto de voluntad. En la esfera estrictamente afecto-emotiva parece un arco tensado por el deseo que busca una finalidad para hacerla centro de sus flechazos. Esa finalidad es el objeto de su esfuerzo, de su querer y significa, en esta particular circunstancia, la posesión del objeto querido. Esta es la base de la teoría erótica de la voluntad, formulada por Pittaluga en lo relativo al querer como sentimiento de afecto. Pero la posesión del objeto querido varía de acuerdo a la finalidad. Así el hombre de ciencia quiere la posesión de una verdad concreta, el filósofo quiere la posesión de la verdad universal o absoluta, el artista quiere la posesión de la belleza de su obra; el hombre, en general, quiere la posesión de bienes, el amante la posesión de su amada y el místico la posesión de su ideal artístico o religioso (posesión de Dios). Dentro del orden emocional, los factores más dispares en la mezcla compleja de la esencia humana, intervienen como resortes que tensan a la voluntad. Nuestros afectos obedecen, a la vez, a instintos primarios, a impulsos subconscientes, a deseos diversos, a pasiones, a propósitos intelectuales, a decisiones calculadas fríamente, a decisiones basadas en las convenciones sociales y morales de la comunidad. Todo esto no tiene nada que ver en forma directa con cada “querer” personal en sí, con acto estricto de voluntad o con la postura espiritual del hombre que está detrás de un querer. Son, más bien, móviles o motivos que engendran ese estado particular que lleva al querer y en virtud de los cuales nuestras potencias se preparan para reaccionar de distintas formas. Unas veces con lentitud o pereza, otras veces más rápidamente o bien en forma exaltada y tumultuosa, según el objeto del deseo y el querer. De este modo, la voluntad puede ser: • • endeble: cuando las pasiones y apetencias son menguadas y las excitaciones sensibles pobres y los móviles del querer escasos o vulgares enérgica: si las apetencias y pasiones son ricas en estímulos y hay una capacidad de recios y enconados móviles del querer En la persona humana bien equilibrada, la voluntad no se doblega y las querencias no se forman, si los móviles no son adecuados, si los resortes que han de animarlas para el esfuerzo de querer, no corresponden por su condición y jerarquía, al impulso temperamental o a la resistencia del carácter. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 182 Finalmente, retomando la idea de Pittaluga en su teoría erótica de la voluntad, quizás acá hay un error de interpretación pues el concepto de querer en español, significa también una relación de afecto y deseo. Cuando una persona dice a otra “te quiero”, está manifestando un deseo de posesión de la misma. El objeto de este deseo puede ser meramente un deseo sexual de posesión o un afecto de amor. Como es un sentimiento difuso y vago, sino está encaminado con lo sexual, hay que pensar junto con Santa Teresa que el querer como afecto es una actividad sentimental debida a un estado de espíritu en virtud del cual la simpatía y la benevolencia hacia los demás se truecan en fervorosa adhesión. También interviene el deseo de colaboración para alcanzar otros bienes, para compartir las dichas propias y las venturas, o para aminorar las desdichas y males ajenos, y así llegar juntos, dentro de lo posible, a una cierta perfección. Esta interpretación castellana de la palabra querer funde dos conceptos: amor y voluntad o deseo sexual y voluntad. Ambos conllevan el deseo de la posesión de la persona que se desea o se ama y la voluntad tiende a realizar la posesión en forma efectiva. Esta tendencia volitiva es lo que distingue a querer de amar. Son dos verbos con distintos matices de significación. Mientras el amor es un sentimiento puro, que no necesariamente implica posesión y por lo tanto no está ligado a la voluntad en forma indisoluble, el querer siempre necesita un acto volitivo para concretar la posesión. Querer, en castellano, es polisémica, pues puede provenir del latín del infinitivo querer y en este caso es cariño, amor.137 Pero si proviene del latín quaerĕre significa tratar de obtener y se aplica al deseo, apetito, voluntad, determinación, pretensión, intención, amar, etc. La teoría erótica de la voluntad es sintetizada por Pittaluga de la forma siguiente: 1º. 2º. 3º. Todo acto de voluntad es acto de posesión Toda voluntad de actuar es un propósito de posesión Todo acto de posesión implica un goce o emoción placentera: el placer de la posesión 4º. Toda voluntad de actuar como esfuerzo de la voluntad o propósito de posesión entraña la evocación del placer de posesión 5º. El goce máximo del acto de posesión está en la posesión amorosa 6º. Los actos de la voluntad están impregnados por un vago y difuso erotismo porque la posesión de lo que se quiere es una expresión de estima amorosa hacia la cosa misma Los objetos o fines del querer humano son infinitos, tantos como la versatilidad del espíritu humano abarca. Pero referidos a cosas elementales, podemos agruparlos de tres formas, más o menos generales, aunque no taxativas: a. De naturaleza física: posesión de cosas o personas 137 “Amor platónico” como posesión de un goce de la pura belleza, como un placer del alma engendrado por la contemplación de la belleza abstracta. Amor como imagen abstracta del objeto amado construida en el espíritu con elementos concretos pero sin deseo de posesión. 183 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR b. De naturaleza emotiva, afectiva o espiritual: posesión de virtudes y afectos o sentimientos, de mística c. De naturaleza intelectiva: posesión del conocimiento y la verdad (ciencia, filosofía, etc.) Conciencia volitiva, temperamento y carácter Hemos incluido estas cuestiones y las anteriores dentro de la conciencia volitiva, porque de algún modo están en íntima relación con los actos conscientes voluntarios. Sabemos que sobre la personalidad del hombre influye una combinación de una gama infinita de factores. Estos factores pueden ser en parte: 1. constitucionales o congénitos 2. adquiridos por educación 3. adquiridos por hábitos y costumbres Entre los factores constitucionales, desde el punto de vista psicológico, se consideran cualidades o manifestaciones tales como: ⇒ temperamento ⇒ carácter Etimológicamente, carácter (que proviene del latín character) significa marca o señal y también estilo.138 Sería lo que se marca o imprime en alguna cosa. La RAE trae las siguientes acepciones: 1. Conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa o persona, que las distingue, por su modo de ser u obrar, de los demás 2. Fuerza y elevación de ánimo natural de alguien, firmeza, energía 3. Estilo Desde el punto de vista de estas definiciones, pareciera ser que a carácter se lo ha querido referir como aquello que conforma personalmente a un hombre, imprimiéndole un sello personal que lo distingue de otros hombres. Pero también como un signo de voluntad fuerte o firmeza de espíritu. También podría ser el estilo personal de vida como modo o forma de ser. Luego, todo esto liga a carácter con personalidad, voluntad y espíritu firme y enérgico. Aunque el término “carácter” prácticamente ha desaparecido de los textos modernos de psicología, empíricamente sigue siendo un concepto valioso para describir mejor al ser humano y hacerlo más comprensible. Ayuda también a formar a la inteligencia emocional. Hoy prefiere hablarse más de personalidad que de carácter. Erich Fromm139 concibe al carácter como la manera más o menos permanente en que la persona canaliza su energía. En su continuo interactuar del hombre con su medio (las cosas y 138 Estilo sería entendido acá como modo, manera o forma propio de una persona Psicoanalista estadounidense de origen alemán que se alejó de la concepción de Freud para ofrecer una perspectiva más social y cultural del desarrollo humano. 139 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 184 personas que lo rodean), despliega su energía espiritual. Es acá donde funciona la acepción de carácter como energía. Fromm, a diferencia de Freud que cifraba esa energía en el impulso sexual, atribuye al carácter el medio o modo que permite la utilización óptima de la energía humana, que no sólo como objetivo la relación interpersonal del hombre con otros hombres y las cosas del mundo, sino también la guía para su supervivencia. Precisamente, el carácter como personalidad, voluntad y espíritu firme y enérgico, sería el instrumento valioso que le permite al hombre resolver los conflictos y regular su desenvolvimiento mundano (ambiental) para llevar a cabo un proyecto de vida o proyecto existencial. Al realizar su proyecto existencial desarrolla su estilo de vida. Todo ese desarrollo es el carácter. El carácter, desde esta perspectiva no es estático, rígido, sino un proceso dinámico y, dentro de ciertos límites, permite a las personas adaptarse a las diversas situaciones, principalmente las sociales. En general, es posible afirmar que ni el carácter ni la personalidad (en el supuesto de considerarlos por separado), pueden ser pensados como entidades estables o inmutables, sino como cualidades que se van construyendo, incorporando y modificando en el transcurso de la vida. Esto deja abierta la posibilidad de modelar o formar el carácter a través de la educación. Una persona puede modificar en cualquier momento su forma habitual de ser, sobre todo si el ambiente que le rodea cambia de manera significativa o si dicha persona experimenta la necesidad de un cambio. El carácter, al igual que la personalidad, puede ser influenciado en algún modo por el ambiente y el pasado remoto, pero de ninguna manera hay un determinismo. La decisión de adoptar una forma u otra de carácter o de personalidad estará siempre ligada a la voluntad y a los estímulos del espíritu, más que de las necesidades estrictas del medio. En otra manera de distinguir lo que es carácter podemos decir que es el resultado de las características personales, incluyendo lo que se considera el temperamento y las interacciones con ese ambiente. Quizás este punto de vista es lo que dio origen al refrán que pregona lo de “genio y figura hasta la sepultura”. Si consideramos al carácter como firmeza de voluntad o espíritu, tendremos así dos tipologías caracterológicas en aquellas figuras que en la opinión social habla de personas de “carácter fuerte” o de “carácter débil” para definir a lo que nosotros creemos que serían los individuos que tienen un carácter formado o definido y la contrapartida de los que no lograron construir su carácter. Esta aseveración es lo que nos lleva a pensar que el carácter es algo que puede ser formado o educado y que tiene capacidad de cambio, lo que establece su carácter dinámico. Nos hemos referido, como de paso, al temperamento. Este es otro concepto muy usado pero poco considerado actualmente, en los términos o palabras tal cual. Es decir, hay una tendencia moderna a obviar el uso de las palabras carácter y temperamento para referirlos de otras formas al describir las cualidades de ambos. Quizás lo que mejor nos haga reflexionar sobre carácter y temperamento sea la frase de Nietzsche: “Un hombre parece tener carácter, mucho más frecuentemente cuando sigue su temperamento, que cuando sigue sus principios”. El filósofo alemán usa carácter y temperamento como dos cualidades distintas y antepone a ambos en la conducta humana, en relación con los usos de principios para regir dicha conducta. La Real Academia Española (RAE) como de costumbre, toma todas las acepciones posibles que el habla determina para una palabra. En el caso particular de temperamento separaremos algunas de estas acepciones útiles para nuestro trabajo: • • • Constitución particular de cada individuo, que resulta del predominio fisiológico de un sistema orgánico (esto es lo que llevó a configurar una tipología humana) Carácter, manera de ser o de reaccionar de las personas Manera de ser de las personas tenaces e impulsivas en sus reacciones Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 185 • Vocación o aptitud personal para un oficio o arte Algunos investigadores del desarrollo humano han propuesto definir a temperamento como “conjunto de características psicológicas que parecen tener componentes innatos, los cuales determinan las diferencias en el comportamiento de los seres humanos”. Estas acepciones, junto con otras, nos hacen creer que es lo que desalentó a los estudiosos contemporáneos a abandonar el uso de las palabras carácter y temperamento, para evitar las posibles confusiones que las mismas pueden inducir o llevar a connotaciones divergentes. Los psicólogos Carmen Rodríguez y Martín Reimat140 recurren a una nueva disciplina psicológica denominada caracterología cuya base es ordenar y sistematizar la serie de actitudes y de comportamientos que se observan en la manera de ser de las personas. De esas actitudes extraen dos cualidades que denominan rasgo y tipo. De esta forma eluden referirse directamente a los términos carácter y temperamento, a los cuales usarán cuando estudian determinados investigadores. Según el concepto de Rodríguez-Reimat, rasgo o rasgos serían el conjunto de propiedades o forma de actuar que son propias de cada persona y que se repiten en forma constante, dando al comportamiento de cada individuo una cierta coherencia y significación. Luego, rasgo denota la disposición a la constancia o repetición externa, a la estabilidad y la consistencia en el significado de las formas de conducta de un individuo. Para estos autores, los rasgos se pueden definir en varias categorías: 1. rasgos de aspectos formales de la conducta y de la personalidad y de relación con opiniones, intereses y actitudes personales 2. rasgos comunes a todos los hombres y rasgos característicos a ciertos individuos 3. rasgos superficiales y perceptibles (gesto, voz) y rasgos profundos (motivación, ideales o ilusiones) 4. rasgos específicos que representan una categoría muy reducida de comportamientos y rasgos inespecíficos de comportamientos de amplios sectores de la conducta Dejan así aclarado, que rasgo es un pequeño conjunto de respuestas habituales. En referencia a tipo lo definen como un conjunto de rasgos. Tipo sería el factor más general que se encuentra en esas diferentes formas de conducta. La noción de tipo tiene dos significados diferentes: 1. como representante de una conducta media (hombre tipo, hombre medio) 2. como modelo o caso ideal. Surge de la comparación de un modelo ideal con las conductas de todos los individuos y de ello se extrae un modelo que cumple todos los requisitos dados. Este significado es el más usado en la tipología psicológica Nosotros creemos que tanto rasgos como tipos, son sistemas de clasificación de las diferentes manifestaciones de caracteres y temperamentos del ser humano. ¿Qué entendemos por inteligencia volitiva? Antes de podernos explicar que es la inteligencia volitiva, es necesario adquirir un amplio concepto sobre qué entendemos por inteligencia, en general, como facultad mental fundamental del 140 Rodríguez-Reimat – LOS TIPOS HUMANOS, Editorial Quórum, España 1986 186 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR hombre, madre de todas las otras facultades. Ese primado es el que hace que la inteligencia sea el motor de todas las funciones mentales. En ese sentido es que los investigadores modernos pretenden usar determinados aspectos inteligibles para poder educar las facultades mentales y poder permitir el desarrollo adecuado de nuestros niños y jóvenes aun no desarrollados, o bien, introducir el cambio en aquellas personas que no aprendieron a usar debidamente todas sus facultades. Con relación al dilema de si podremos o no cambiar nuestra naturaleza, el aforismo que predica “no es posible cambiar nuestra naturaleza” es totalmente verdadero, pues cambiar la naturaleza sería como volver a crear el hombre y, por lógica, no es una tarea al alcance humano, por lo menos, hasta donde alcanza los actuales conocimientos. Además, si admitimos que la esencia o naturaleza humana es posible de ser cambiada, tendremos que admitir la posibilidad de obtener otro ser que no sea humano (¿acaso no lo cambiaríamos?). ¿Por qué afirmamos esto en referencia a un cambio? Por la simple razón de que la palabra cambio o acción de cambiar está referida, según la RAE, a “tomar o hacer tomar, en vez de lo que se tiene, algo que lo sustituya” y esto puede ser convertir lo que tenemos en “otro, especialmente en lo opuesto o en lo contrario”. Hasta donde ahora se sabe transformar (cambiar) al ser humano por otro ser distinto sería sólo obra de la propia naturaleza o, para el caso de los creyentes, obra de Dios. Luego, ante la visión actual de imposibilidad de que este cambio ocurra desde el hombre, lo más probable es que debamos aceptar otro aforismo más acertado: “combatamos nuestro modo de ser, y éste reaparecerá prestamente”.141 ¿Qué significa esto? Ante la presunción de que nuestro ser no se puede conocer tal cual por un acceso directo tanto de medios científicos como de disciplinas psicológicas o filosóficas, tendremos que aceptar la oferta de Heidegger de conocer ese ser a través de la modalidad humana que es el conjunto de los “modos de ser” del ser del hombre. En consecuencia, si nuestro modo de ser es correcto, por más que intentemos cambiarlo, la experiencia nos mostrará el equívoco por los resultados. Pero si nuestro modo de ser es incorrecto, el cambio del mismo hará que aparezca otro modo de ser más auténtico y esto es “reaparecer el ser”. Equivale a decir que si buscamos nuestro verdadero ser, éste estará disponible. El hombre ha mostrado inequívocamente que puede tener modos de ser auténticos e inauténticos. Asimismo, la experiencia también ha demostrado que para que nuestro ser “verdadee”, esto es, sea verdadero o se muestre lo más cerca posible de lo qué realmente es, es necesaria una condición muy primitiva de hombre natural, como era la idea del “salvaje” pensado por Rousseau (estado natural puro) o bien, lo más conocido y probado, es que ese hombre se autoeduque en busca de su ser real. Pero el hombre no es un ente que tenga una sola forma de ser. Cada hombre muestra su ser de formas diferentes. Sabemos que el ser del hombre tiene notas fundamentales como es la inteligencia (la primera nota y la básica) y luego vendrán otras como el sentido del tiempo y el espacio, de la realidad, la constitución de un mundo, etc. Pero cada hombre individualmente usará esas notas fundamentales de diferentes modos. Si las usa adecuadamente será hombre auténtico. Si contrariamente equívoca el modo, será inauténtico. La inautenticidad puede llegar a despojar al hombre de sus notas esenciales como la inteligencia, el afecto y la voluntad. En este caso, hablamos de despersonalización o deshumanización, el fenómeno que hoy se ha enseñoreado de media humanidad, sumergiéndola en la más tremenda crisis espiritual, históricamente conocida. De ahí la necesidad urgente de que el hombre obre a través de su inteligencia para cambiar los modos de ser. La aplicación de la inteligencia en cada una de sus esferas espirituales se ha dando en llamar 141 Esta frase significa que si analizamos nuestro modo de ser en forma intensa, casi agresiva, esto nos permitirá conocernos más profundamente y saber si el modo de ser que tenemos es auténtico o inauténtico, por eso aplica lo de “este reaparecerá prestamente” 187 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR inteligencia emocional, inteligencia social, inteligencia comunicativa, incluyendo lo que nosotros hemos llamado inteligencia intelectiva, inteligencia instintiva. En suma: aplicar la inteligencia a ordenar todo lo relativo al modo de expresar una esencia genuina. Con este sentido aplicaremos la frase inteligencia volitiva. Las facultades mentales son mecanismos operativos de la mente que no son pasibles de ser ubicados anatómicamente en el cerebro, pero que se sabe que dependen de él y en él residen, con una probable participación “in toto” de la masa cerebral completa. Toda la corteza, todos los hemisferios y todos los centros participan en la producción de esas facultades mentales que necesitan también todos los circuitos nerviosos, transmisores y toda reacción bioquímica o bioeléctrica para ser producidas. Todo lo que hemos analizado hasta acá de la parte anatomofisiológica del cerebro y todos los mecanismos vistos, confluyen para realizar las facultades mentales. Una vez más, para no olvidarlo, recordaremos que estas facultades constituyen el espíritu o alma del hombre y le confieren la calidad de ser racional e inteligente. La inteligencia es una abstracción hasta ahora imposible de definir en sí, en su magnitud y en su alcance y mucho más en su cuantificación, lo que se pretende groseramente a través de la medición del llamado cociente intelectual. Para que opere la inteligencia en general es necesaria la intervención de la voluntad. Si estuviéramos de acuerdo con algunas de las teorías filosóficas sobre la voluntad, tendríamos que aceptar la teoría de la voluntad por expresar que la voluntad siempre se manifestaría, en un instante dado, como el efecto del impulso que en ese momento o circunstancias hicieran más poderoso. Si bien es cierto que nuestros impulsos, nuestras impresiones y nuestros juicios primarios son el resultado de nuestros condicionamientos psicofisiológicos coyunturales, esto no significa que la voluntad sea, esencialmente, impulsiva. El impulso, como estímulo, motivación, deseo o interés, es parte del proceso volitivo, pero no lo es todo. Las circunstancias se imponen si el hombre no está prevenido para confrontar con ellas en la mejor forma posible y siempre apuntando a su verdadera esencia. No es menos evidente que una buena educación de la voluntad, adquirida por un autoimpulso o fuera de nosotros mismos, pero reflejada en todos los casos en nuestra conciencia, puede crear en nosotros primero la idea y después la decisión. Este es el camino de doble mano que antes analizamos. Si nos educamos para entender, abarcar y controlar los impulsos, es totalmente posible hacerlo y de ese modo evitar la reacción automática o automatismo que nos puede condicionar natural o socialmente a proceder sin razonar y sin límites. La primera condición del cambio o educación de la voluntad, y en general de todas nuestras facultades, es tener la noción de que estamos actuando automáticamente y con el control inteligente y despertar la idea de reaccionar contra ese automatismo. La persona que toma conciencia de la oportunidad en que reacciona percibiendo su realidad automática, y experimentado el determinismo o imperio de las circunstancias que le quita la libertad personal, está en camino de pensar en el cambio, aunque todavía no domine las situaciones vitales. El comprender su automatismo le permite el entendimiento de la noción de servidumbre (en el sentido de esclavitud). Este es el primer paso de la inteligencia volitiva: comprender cuando se está actuando por un automatismo esclavizante y comparar esto con lo que sería un acto libre y guiado por la inteligencia. 188 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Los extremos de la voluntad142 Dentro de la inteligencia volitiva debemos aprender a superar algunos extremos de la vida volitiva. Es conocido por todos, la existencia de dos tipos de personas colocadas en extremos opuestos: aquellos que tienen un compulsivo “afán de terminar” todo lo que se empieza y los que se enrolan en el “nunca acabar” porque jamás parecen finalizar lo que han comenzado a hacer. El síndrome del “afán de terminar” se da en aquellas personas que, por ejemplo, comienzan a leer un libro y tratan de hacerlo en el “menor tiempo posible” porque tiene obligadamente que terminar de leerlo. Son las personas que a veces intentan hacerlo en una “sola sentada” y se quedan leyendo toda una noche, aunque deba madrugar para realizar un compromiso o tarea ineludible. Y esto les ocurre con “cualquier” libro sea, o no, importante. Algunos psicólogos piensan que los seres humanos tienen una tendencia o afán innato de terminar todo lo que han iniciado. Pero algunos hacen de esto una cosa absoluta y se transforman en “terminadores compulsivos”, mientras que otros se toman su tiempo y, generalmente, no terminan lo que iniciaron. Son los “terminadores morosos”. Kurt Koffka, pionero de la psicología de la Gestalt, explicó que cuando uno dibuja un círculo, pero por cualquier motivo lo deja sin cerrar, el cerebro tenderá indefectiblemente a cerrarlo. Explicó que este “efecto de cierre” se manifiesta como tensiones que son producto de “pautas neurales imperfectamente formadas que conducen inevitablemente a su propia terminación”. La memoria alimenta el afán de terminación con otro recurso mental llamado el Efecto de Zeigarnik.143 Este efecto tiende a mantener latente en la mente, el recuerdo de las tareas que no alcanzan a completarse. Sólo una vez que se acaba con lo que se comenzó, el recuerdo de la tarea terminada se va desvaneciendo lentamente. Esto ocurre porque opera un sentimiento de realización. El Efecto de Zeigarnik sería una especie de frustración frente al sentimiento de realización. La manía de terminar quizás sea una cualidad excesiva. Las personas obsesionadas por terminar las cosas pueden perder la perspectiva de sus objetivos. En este sentido, Ray Fowler remarca que “por lo menos, el desidioso tiende a ser expansionista y puede llevar una vida más variada. Sin embargo, la vida de un terminador compulsivo puede ser demasiada limpia, apretada y estrecha”. Reprimir un afán obsesivo de terminar las cosas hace posible, en alguna medida, disfrutar más de la vida. Un terminador compulsivo se comporta en el empleo como un “adicto al trabajo” y esto es nocivo. Si modera su impulso quizás logre programar fines de semanas más placenteros y gratificantes que quedarse a trabajar. Es probable que en el caso de una adicción al trabajo haya problemas que causan la misma, como por ejemplo, desconfianza de sí mismo, sentimientos de inadecuación, falta de capacidad para soportar las tensiones. Esto le lleva a quedarse en un empleo sin porvenir en un tiempo interminable, a fin de que nadie les acuse de que “abandonaron” algo por incapacidad. Está demostrado que la fidelidad a un monotrabajo después de 25 años a lo único que conduce es a un premio como puede ser un reloj o una medalla de oro. ¿Valió la pena de sacrificar toda una vida? En el extremo contrario la adicción a la diversión se puede transformar en un 142 David a. Fryxell – TERMINAR O NO TERMINAR… Publicado en “Kiwanis”, noviembre-diciembre 1985, Indianápolis, Indiana, EE.UU. 143 La psicóloga Bluma Zeigarnik, en 1927 hizo un experimento dando una serie de tareas a un grupo de niños. A una mitad le permitió que terminara y a la otra le interrumpió la tarea. Una hora después el grupo que terminó recordaba poco de las tareas completadas, mientras que el grupo que no acabó mantenía vivo el recuerdo de las tareas que habían quedado inconclusas. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 189 fanatismo que nos impulse a terminar las cosas para tener más tiempo para el placer. O convertir una tarea en puro placer. En este caso no se abandona algo por el miedo de perder el puro placer de hacerlo. ¿Cómo poner fin al desenfreno compulsivo de terminar las cosas? Reconociendo que tanto el “cierre” como el Efecto de Zeigarnik pueden convertirnos en esclavos. Este reconocimiento ya es haber librado y ganado la mitad de la batalla para cambiar el estado pernicioso de los extremos. Pero esto solo no es suficiente sino que también hay que agregar una dimensión de valor. Así, se debe justipreciar cada tarea a emprender para saber si vale la pena o no. El aprender a desechar los “proyectos que no valen la pena” nos aliviará en parte la compulsión del cierre o de acabar. (Fowler). Otra cosa es también aprender a dejar cosas en suspenso, para distribuirlas en el tiempo. Quizás una lectura ininterrumpida nos obligar a mal distribuir el tiempo y la energía. Interrumpirla para reiniciarla en otro tiempo más oportuno puede ser una buena medida. Esto significa que toda tarea que no debe ser terminada en forma obligada de una sola vez, puede ser distribuida de forma que resulte más provechosa y menos fatigante. (Walder) Los terminadores morosos padecen una especie de fenómeno de fobia a la terminación. Normalmente los desidiosos crónicos suelen poseer atestados todos los proyectos realizados a medias, junto con un pasado repleto de esfuerzos muy tibios en lograr la superación personal. En estos casos, según los psicólogos, parece existir una escasa tolerancia a la frustración y sus expectativas están presentes sin fundamento en la realidad. Es como que no soportan una “molestia” actual con miras a una ganancia futura, por lo que se tornan impacientes y dejan a un costado todos los esfuerzos por terminar las cosas. A este grupo pertenecen los que cambian continuamente de empleo con la esperanza de lograr encontrar otro que tenga mejor compensación que los que posee actualmente. También pertenecen al grupo aquellos que anulan todo esfuerzo para completar una cosa, sólo porque padecen una especie de temor a fracasar. Luego, si no entregan un producto acabado, de ese modo evitan cualquier crítica adversa. El “estudiante eterno” es otro personaje de este conjunto. Acá el temor a finalizar los estudios quizás se deba a que la conclusión de sus estudios le obliga a salir a competir en la búsqueda de una ubicación profesional en un campo casi cruel y frío como es el de la ubicación laboral satisfactoria. Más remotamente, puede existir un sentimiento de repulsión al éxito porque inconscientemente existe una baja autoestima que crea el sentimiento de culpa de considerar que se obtiene algo inmerecidamente. En este conjunto complejo de razones de los terminadores morosos existe también otro temor: el completar una cosa puede estar unido a un temor al fin último que es la muerte. Esto lo interpreta Ray Fowler144 como que “existe una antigua superstición de que si uno completa la obra de su vida, muere”. Una de las soluciones para este síndrome de morosidad podría ser comprender algunas de las razones que le llevó a no completar lo que comenzó. Si se logra comprender esto, se plantea el problema de cómo cambiar la conducta de morosidad. Los especialistas en administración de tiempo aconsejan que se trate de disponer de períodos de tranquilidad para dedicarlos a planear como lograr los medios de finalizar lo que se empezó a hacer y luego premiarse cuando se concluye una tarea. Lo principal es concentrarse en terminar primero el proyecto más satisfactorio o el que tenga mayor urgencia. No obstante, vencer la fobia a terminar no se limita sólo a la administración del tiempo, por lo que William Knaus145 cree que el esfuerzo por administrar el tiempo puede ocasionar la postergación de las buenas ideas y aconseja combinar la táctica de la buena administración del tiempo con algunas reglas de psicología aguda: • 144 145 Establecer un programa. Anote todas las cosas que tiene que hacer y calcule cuánto tiempo requerirá cada una. Trate de desarrollar un sentido más realista del Psicólogo de la Universidad de Alabama en Tuscaloosa, EE.UU. Psicólogo Norteamérica autor de la obra “Do It Now” (HÁGALO AHORA) Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 190 • • tiempo del tiempo que cada cosa necesita. Fije plazos que se cumplan para cumplir metas antes del tiempo estipulado en que debe finalizar un compromiso (Loretta Walder) Desarrollar poco a poco la fuerza de voluntad. Al obligarse a completar una tarea menor, como realizar una compra o cortar el césped, se está fortaleciendo en forma gradual el afán o deseo de terminar las cosas. Aprovechar el período de concentración de la atención. Cada persona tiene un período personal de capacidad de atención o concentración. De ese modo, si el período personal es de 20 minutos y la tarea requiere una concentración de una hora, lugar de dispersarse deben realizarse ejercicios para aumentar la atención y dividir la tarea por períodos acordes con la capacidad personal de atención. Por ejemplo, cada veinte minutos intercalar un corto lapso (30 segundos) para caminar, tomar agua o realizar tensión dinámica (ejercicios isométricos) y luego volver a concentrarse por otros veinte minutos. (Leon Tec)146 De todos estos estudios y situaciones planteadas, lo ideal es que en todas las personas haya una cierta combinación de cierre y Efecto de Zeigarnik para evitar caer en uno de los dos extremos de voluntad que hemos señalado. El principio propuesto por Walder de prorratear el tiempo dedicado a terminar las tareas, en los casos posibles, nos evita ser compulsivos. Quizás también ayude en todo esto aprender a cultivar un cierto sentido del humor. Cuando algo le impida llegar a completar una tarea que parecía urgente, en lugar de frustrarse tómese unos minutos para observar lo que ocurre a su alrededor y disfrute de ese recreo. Es probable que el suspenso recreativo hasta llegue a provocarle risa en relación con el afán sin sentido de terminar algo a costo de su felicidad y de su salud. De este modo puede suceder que no toda película que está viendo valga la pena de seguirla hasta el fin de los créditos. Llevar una buena vida es más importante que proponerse terminar el grabado del Taj Mahal en un mondadientes. Dinamizar el espíritu Ya bosquejamos algunas ideas en cuanto a la reactivación de las funciones cerebrales, mediante la meditación y la energía física. Luego la reactivación espiritual comprenderá: ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ una dinámica psicofísica el concurso de aspiraciones auténticas el manejo voluntario de la energía vital la regulación de los impulsos buscar posibilidades de esfuerzo fortalecer el carácter y el temperamento De la dinámica psicofísica ya adelantamos al hablar de la concentración de nuestra atención en las cuestiones fundamentales, especialmente sobre nuestros defectos y los conflictos a resolver y la aplicación de la meditación inteligente a la búsqueda de conductas que nos lleven a un modo de 146 Psiquiatra Norteamérica autor de las obras TARGETS (“Objetivos”) y THE FEAR OF SUCCESS (“El temor al éxito”) 191 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ser aceptable en relación con nuestra esencia inteligente. También aludimos a la importancia de poner en movimiento nuestro cuerpo, instrumento necesario para toda acción consciente. Del concurso de aspiraciones auténticas, debemos entender por aspiración a la propensión hacia el logro de algo. Luego, para poner en práctica esa aspiración es preciso que la persona sea ya capaz de realizar un pequeño esfuerzo. Para esto habrá de recurrir a su sano juicio, lo que significa que en el curso de una jornada deberá tomar conciencia de sus diversos movimientos interiores, especialmente los nacidos de aspiraciones. Para ser efectivos, es decir, adquirir capacidad, el primer paso es que esos movimientos se traduzcan en estados de conciencia como el deseo vehemente de adquirir tal o cual facultad o de eliminar cualquier defecto. Esto es, un deseo irrefrenable de un mayor bienestar espiritual y material para procurar una satisfacción cualquiera, especialmente la dirigida a su perfección espiritual. De igual modo para adquirir la prudencia de una conducta sabia que le aconsejará cuáles son los objetos o bienes materiales realmente necesarios y cuáles los superfluos, qué tipo de influencia personal deberá tener y sobre qué, si tiene conciencia clara de perseguir un fin o meta auténtica. La costumbre de asociar a las aspiraciones la noción del desarrollo de la voluntad para realizarlas, crea la disposición hacia el esfuerzo, ya sea en forma momentánea o permanente. La permanencia dependerá de la continuidad con que nos esforcemos, pues será una verdadera suma de esfuerzos. A un esfuerzo obtenido, debe seguir otro y así, sucesivamente, hasta el logro deseado. La perspectiva de poder adquirir una personalidad auténtica con un cuerpo sano y una moral robusta (mens sana in corpore sano) nos permitirá adecuar el conjunto de nuestros actos vitales o conducta, para mejorar todas nuestras situaciones existenciales, de poder regirnos a nosotros mismos con principios provechosos y, en un orden general, de poder concretar nuestro proyecto existencial personal, o sea, lograr el objetivo que da sentido a nuestra vida. Esta perspectiva será el resultado de la serie de “ideas fuerzas” que podremos llegar a encauzar en provecho de nuestra voluntad. Para evitar la indecisión y la inercia de la abulia postrante, es necesario un caudal grande de autoestima como un egotismo superior, no como egocentrismo ni egoísmo. Si no nos amamos bien a nosotros mismos, no habrá alicientes para ser mejores de lo que somos. Fortalecer nuestras decisiones y nuestra voluntad es repetirnos constantemente, en un machaque inacabable, que de ningún modo consentiremos que afloren nuestras tendencias inferiores que ponen trabas a la realización de nuestros mejores deseos. Por otro lado, debemos tener en cuenta que la voluntad resuelta significa siempre, directa o indirectamente, una ventaja sobre nosotros mismos y los demás, porque nuestro poder volitivo regula la eficacia de nuestras reacciones contra todo cuanto las circunstancias tiendan a imponernos como negativo, desagradable o doloroso, como también la de nuestra acción para aceptar nuestras apetencias debidas y rechazar las indebidas, con un estricto control volitivo. Al hablar de poder volitivo hablamos de energía volitiva, esto es una relación entre energía y voluntad. Esa energía, obviamente, proviene de la usina de nuestro sistema nervioso, quien nos proporciona percepciones y sensaciones como estímulos sensuales (a través de los sentidos) o como intenciones o estímulos interiores. Estos estímulos endógenos o exógenos que actúan como motivaciones, si son suficientemente imperiosos, accionan nuestra voluntad e inducen la acción, la cual nuestra conciencia tratará de encauzar hacia lo que debe ser para construir lo beneficioso y positivo. Esta energía difunde por nuestro cuerpo y nuestra mente bajo el timón de la voluntad y la conciencia. Una para hacer y otra para dirigir. Luego el secreto está en conocer cómo generar y encarrilar esa energía para conservarla y no malgastarla y saberla renovar oportunamente. Esto es un tónico para nuestra volición, para que permanezca en una acción sostenida cuando las circunstancias lo reclamen ante las oportunidades que la vida nos ofrece. La presencia y el buen uso de esa energía requieren una buena salud espiritual y física, que impidan la patología volitiva, aquella que enferma 192 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR a la voluntad y la debilita o anula. Asimismo para adquirir la sabiduría del manejo de la energía vital, dado que la ignorancia nos hace derrochar inútilmente esa energía, que en el caso de los asténicos psicofísicos podría servirles para salir de su adinamia o anestesia volitiva. En cuanto a la posibilidad de esforzarse esto significa que ser enérgico en una cosa y obrar como si ya se fuera enérgico, por lo menos ocasionalmente, es el comienzo del esfuerzo positivo. Por consiguiente, no debemos decir nunca: “para observar lo precedente es menester tener ya voluntad”. Aunque esto sea parcialmente veraz en cuanto a observarlo continuamente y sin fatiga, por lo que no es prudente pensar que desde un principio debemos arrancar con este esfuerzo sostenido y enérgico. Para esforzarse, sobre todo en adaptar nuestra propia conducta, no es preciso contar con la voluntad preformada. Si esto se postulase, estaríamos en abierta contradicción contra nuestro propósito de exponer la idea de una educación volitiva para adquirir una voluntad firme. La posibilidad de esforzarse es factible observarla empíricamente, aun en individuos imperfectamente dotados de capacidad volitiva, pues muchos de ellos realizan tentativas de resistencia o de persistencia aunque no logren salir victoriosos de ese esfuerzo. El fruto del esfuerzo surge cuando este esfuerzo se realiza en forma permanente y progresiva, con permanente práctica del mismo. Aunque uno se crea muy fuerte, no debe alimentar la ilusión que desde el primer día veremos el resultado del esfuerzo al poner en marcha estas normas de conducta. El objetivo inmediato de quien comienza a transitar la senda del esfuerzo para capturar y dominar su propia voluntad, es estar en sobreaviso. Esto significa que se debe estar atento para no claudicar al primer desgano y no reprimir los impulsos positivos. Si uno no obtiene el triunfo inmediato hay que evitar la inútil emoción del despecho. Lo primero a desechar, es son los impulsos negativos reiterativos, sobre todo los de mayor intensidad y asiduidad. Si del combate salimos indemnes y triunfamos sobre ellos, el vigor que se coloca en esta acción es parte del proceso del dominio volitivo, puesto que los impulsos negativos son el principal escollo para lograr el control de nuestra volición. Esta lucha está en relación también con nuestro temperamento y carácter. Hay un encadenamiento entre voluntad, temperamento y carácter y una interrelación. Para manejar lo volitivo es preciso contar un con carácter y temperamento acordes. Ellos también deben ser educados y controlados para lograr el dominio completo de nuestra vida. 193 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR CAPÍTULO IX MENTE Y VIDA AFECTIVA Los conceptos de afecto y relaciones amorosas Constituida por las emociones y los sentimientos, se encuentra la vida afectiva. En esta cuestión deberemos repetir algunas denotaciones ya manifestadas en capítulos anteriores. Semánticamente, la vida afectiva está íntimamente ligada a los sentimientos, dado que afecto es “cualquiera de las pasiones del ánimo como ira, amor, odio, etc., pero particularmente es entendido como amor o cariño”. Luego es afectuoso quien es “amoroso, cariñoso y expresivo en sus sentimientos”. El amor es “afecto por el cual busca el ánimo el bien verdadero o imaginado y apetece gozarlo. Es también la pasión que atrae una persona a otra, un sexo a otro. Pero amor es también blandura, suavidad. Desde otro punto de vista es el esmero con que se trabaja en una obra deleitándose en ella”. Las relaciones amorosas, además del afecto son “voluntad, consentimiento, convenio o ajuste y se expresan no sólo por manifestaciones cariñosas como las caricias sino que el otro es un objeto de cariño especial y por lo tanto esas relaciones son placenteras, no conflictivas”. Filosóficamente, el amor es la curia o cuidado que se pone al tratar al otro, al prójimo, procurando antelar su bienestar pero sin avasallar su autonomía ni libertad. Es decir, ejerciendo una actitud afectuosa de cuidado, pero no posesiva. Se tiende a ayudar al prójimo en sus problemas, pero no resolviéndolos en forma directa, sino enseñándole los métodos posibles para que él elija. Es como si el ser humano se completara cuando aprende a existir en función del otro. Martín Buber147 habla de un “yo y tú” como la dupla perfecta del afecto o amor projimal. Sólo identificando el yo y el tú se establece una correcta relación afectuosa projimal. Cuando el hombre pierde el sentido afectuoso de una relación projimal amorosa, ve al otro como algo alejado de sí e incluso él mismo no se ve con la dimensión de su ser, sino como algo desprendido del mismo. Esta deshumanización se traduce cuando el “yo” se transforma en “uno” y el “tú” en un “él” o “ello”. En este caso, el enajenado habla de sí mismo refiriéndose a “uno piensa”, “uno cree”. Ese uno lo despersonaliza de su propio afecto. El polo contrario de esta actitud deshumanizada es el exceso de atención sobre sí o egoísmo o narcisismo. En ambas situaciones tanto el “uno” como el “ego” constituyen modos inauténticos de verse a sí mismo y de manifestarse. En ambos casos los prójimos pasan a ser “ellos” y están completamente desvinculados del afecto projimal. Del egoísmo nace el individualismo y la exageración de éste lleva a un trastorno mental conocido como hiperindividualismo. Díaz nos señala que “desde la modernidad se comenzó a generar la figura del individualismo y en la posmodernidad, la del hiperindividualismo. Los seres humanos ahora somos más independientes, pero esa independencia la pagamos con mucha soledad”. El hiperindividualismo es una exageración o sobrevaloración del individualismo. En la época de la posmodernidad, o sea, en la contemporaneidad, la Revolución Francesa nos trae la noción de individuo, dentro del sistema jurídico, como la propia persona u otra, con abstracción de las demás. La codificación de las leyes, especialmente el código civil, resalta los derechos del individuo, como si éste fuera algo aislado, sin familia, del resto de otros individuos. 147 Buber, Martín – YO Y TÚ, Ediciones Nueva Visión, Bs. As. 1967 194 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR El fin era distinguir los derechos del individuo dentro de la sociedad, especialmente los referidos a la libertad personal, la igualdad ante la ley y los llamados derechos humanos en general. Hoy ya se habla de “derechos personalísimos”. Así, el individualismo nace como un “sistema filosófico que considera al individuo como fundamento y fin de todas las leyes y relaciones morales y políticas”. Esta tendencia del sistema degenera en una “propensión a obrar según el propio albedrío y no de concierto con la colectividad”. El resultado final es una generalización de la “tendencia al aislamiento voluntario en los afectos, intereses, estudios, etc.” y es tan importante este hechos que la RAE estima esta definición como la primera acepción actual del término individualismo en el idioma español. La RAE considera como individualista a toda persona propensa al individualismo o partidario del mismo, en manera particular coincidiendo con el sentido dado en la primera acepción de individualismo. La exaltación de la libertad personal, en términos prácticos conduce a una tendencia al aislamiento social, pues el hiperindividualista no desea que se conozca o se invada su intimidad, por el temor de que participar su intimidad con la de otros, pueda dañarlo en alguna medida o que los otros se introduzcan en ella como advenedizos, inoportunos o la manipulen en beneficio de ellos y perjuicio propio. A diferencia de los primeros hombres (a los cuales el sentimiento de precariedad de la vida les llevó a la agregación social convirtiendo al hombre, por impulso de su propia esencia, en un ser gregario), hoy el hiperindividualismo es un disociador o un disgregante social. El fenómeno del hiperindividualismo lleva al hombre actual a ser un solitario en medio de toda la gente. Convive con la sociedad en el sentido de estar junto a..., pero no comparte su intimidad con nadie. Es una “soledad en la multitud” donde el hombre, en el pensamiento de Ortega y Gasset,148 permanece en calidad de un número dentro de una masa total de personas, pero sin manifestar su esencia de ser social. Esta paradójica hiperindividualidad conduce a una despersonalización en la que el hombre pierde su cualidad de “individuo afectivo, inteligente y volitivo” y prefiere encerrarse en sí mismo, en una antiesencialidad que ya señalamos y que lo convierte más que en Dios, en un animal (según la distinción aristotélica de que hombre que vive solo es Dios o bestia). De este concepto de aislacionismo social, nace el dicho popular de que “el buey solo, bien se lame”, en referencia a que es preferible permanecer aislado que mal integrarse a los grupos sociales de la familia, la vecindad, el trabajo, la escuela, la iglesia, al club y a otras instituciones sociales. El aislamiento, en esta concepción, evita el temor a la invasión de la privacidad, que pueda crear un daño o perder la libertad personal. Tanto es así que este siglo XXI comienza signado por una vida de anonimato, con hartas relaciones impersonales y la soledad en la multitud. Pero el hiperindividualismo no es una defensa de nada, sino una negación de la verdadera naturaleza humana y paga un precio muy alto, pues en todas las circunstancias termina con efectos negativos y, a la larga, siempre es otra forma del miedo a vivir. Herscovici declara que las estadísticas de las patologías psiquiátricas claramente demuestran que la gente que tiende a la soledad, enferma más, pues tarde o temprano, tiene más problemas, particularmente de tipo depresivo, que el resto de la gente que elige como estilo de vida, vivir en compañía de los demás y participar con ellos su intimidad afectiva, intelectiva y volitiva. En la concepción de Herscovici, la relación entre los distintos miedos que despiertan el miedo a vivir y el hecho de vivir en soledad, no es una relación lineal porque “porque no hay un miedo a la soledad, hay un efecto de la soledad; la soledad tiene sus efectos psicológicos y biológicos”. Esto 148 LA REBELIÓN DE LAS MASAS 195 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR quiere decir que en la gente no hay miedo a la tendencia a estar solo, sino que estar solo es lo que termina generando la angustia y el temor, pues se está “viviendo a contrapelo” contra la verdadera naturaleza humana, que al decir de Heidegger, es una esencia que se caracteriza por ser con... Esta afirmación refuerza al pensamiento aristotélico y señala definitivamente que el hombre está hecho para ser con otros, para vivir con el prójimo y no aislado de él. Consecuente con esta línea de reflexión, Díaz confirma que “el miedo raigal de nuestra época proviene justamente de la contradicción entre la tendencia a ser cada vez más independientes y por otro lado que no nos gusta asumir todo solos. La ciudad moderna tiene vocación de anonimato, y en ella lo que se ve es la indiferencia hacia el otro, la sensación de soledad en la multitud”. Esta aseveración nos señala que el aislamiento, si bien da una cierta sensación de no vivir preocupado por los demás y no permitir que éstos nos dañen, por otro lado nos despierta el horror a quedarnos solos, siendo de este modo el miedo a la soledad más que una causa del miedo a vivir, un efecto de la conducta individualista. Sin embargo, a los postres, es otra manifestación de ese miedo a vivir. Lamovsky destaca que “habitualmente se observa que la persona miedosa es tímida, tiene inhibiciones sexuales, rechazo al contacto con la gente, condiciones que le empobrecen en mucho la vida, a tal punto que a veces lo llevan a la depresión”. Esta declaración puede significar que otros miedos a vivir, pueden provocar también el hiperindividualismo, estableciéndose un doble camino: el hiperindividualismo conlleva el miedo a vivir y viceversa. El modo auténtico de expresar el amor a sí es la autoestima y sin ella es imposible que el hombre pueda cumplir la máxima cristiana “ama a tu prójimo como a ti mismo”. La identificación con su ser propio es plena cuando aprende a estimarse en función del otro, su prójimo y establece una verdadera relación del “yo y tú” que sería la expresión singular del “nosotros”, según lo expusimos previamente. Igualmente, considerar que el otro es “un igual a mí” nos lleva a “empatizar” que es un poco hacerse el otro, “meterse en el otro” para comprenderlo mejor. Es acercar mi mundo al mundo del otro para tener una coexperiencia, primer principio de la comunicación eficaz. Cuando se logra la correcta común unión (comunicación) con el otro, comienza la empatización. Esta “ocupación” por el otro es la base del afecto o amor projimal. Comunicativamente es, también, una “área de coexperiencia”. Entre los bienes supremos, propios de la naturaleza del hombre y como una nota constitutiva de su ser está el amor, uno de los valores más declamados pero muy poco conocido y practicado. Amor es una inclinación natural, “un afecto por el cual busca el ánimo el bien verdadero o imaginado y apetece gozarlo”. También es “voluntad, consentimiento”. Por eso debe ser uno de los primeros en ser enseñados bajo sus formas de autoestima, caridad y sentido de la vida. La manifestación de amor básica es el amor a uno mismo, la autoestima. La revalorización de sí mismo, como autoestima, permite también valorizar a los demás en el respeto y amor hacia ellos, considerando a cada uno de los prójimos como a sí mismo. Esto constituye el amor projimal o caridad. En cuanto al sentido de la vida, los dos polos, mundo y hombre, son los ejes posibles de llenar de sentido para poder valorar la vida en su plenitud de sentido. Para lograr esto hay que tener amor a la vida y acá unimos dos valores esenciales: vida y amor. Solamente amando a la vida, la misma cobra sentido pleno. Se debe enseñar a amar lealmente, señalando que el amor no significa posesión del ser amado, el que puede y debe ser compartido en el amor con otras personas. De lo contrario, es crear situación de celos que deterioran toda relación amorosa. 196 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Desarrollo de la vida afectiva Es indudable que nuestra mente no sólo interviene en la formación de los sentimientos, sino que también puede contribuir eficazmente a su control. El hombre primitivo que vivía más intensamente con lo instintivo, y hasta la antigüedad mostró más inclinación hacia los sentimientos negativos que a los positivos. La aparición de Cristo en esa antigüedad introdujo una doctrina que permitió al hombre superar su hostilidad natural exacerbada para comprender su capacidad de afecto amoroso. El cristianismo trajo una concepción del amor superior a cualquier otra antes conocida, pero no logró romper el cerco egoísta del hombre y la naturaleza de este amor más amplio ha sido apenas comprendida por muy pocos. Una cosa es que en principio se acepte la doctrina de amor cristiano y otra cosa es que se practique. Nadie discute la bondad del amor cristiano, pero son muy pocos los que llevan a cabo una conducta o vida amorosa en función del prójimo. Entre los sentimientos negativos ubica el egoísmo, que es la falta de sentimiento de comunidad con los otros, porque sólo en la medida que hay un proyecto común, un mundo compartido de ideas, nos sentimos unidos a otros. Esto es así porque en la sociedad el mundo no es creación exclusiva de un único individuo, sino que es una conjugación de los mundos individuales que se edifica sobre la base de acuerdos consensuados. En esto interviene la voluntad y el consentimiento de que hablábamos como condición sin la cual no hay relación afectuosa o amorosa. Por esto decimos que la mente, a través de la inteligencia y la voluntad puede generar sentimientos tanto negativos como positivos. Es importante comprender este concepto porque de él se desprende que el hombre puede cambiar su conducta afectiva dañina por una conducta afectiva más acorde con su inteligencia. En el amor debe haber participación plena, por esto afirmamos que el amor es totalizador, envolvente y no un mezquino punto de vista o una “participación a medias”. En el amor el hombre interviene como un todo con su mente, su afecto y su voluntad. Compromete todo su espíritu y su cuerpo, todo él está inmerso en la relación amorosa cualquiera sea su naturaleza. Así concebido el amor es plenitud. El hombre acaba o completa el desarrollo de su ser sólo cuando aprende a amar y comprende plenamente a su prójimo. El afecto humano puede tener manifestaciones físicas similares al afecto que el animal muestra, generalmente, a sus crías o a algún miembro de su manada (si es gregario). Pero esto se refiere sólo al plano de caricias y cuidado físico. La concepción del afecto en el hombre abarca todo esto y mucho más. Es toda una concepción de un proyecto auténtico de vida. Se puede elegir ser afectuoso o indiferente. Tanto la indiferencia como el afecto pueden ser adquiridos bajo determinados estímulos ambientales y la forma de ser educado. Por este motivo, educar es enseñar a amar plenamente. No retacear ni condicionar las relaciones afectuosas, amorosas. El refrán de “amor con amor se paga” es un condicionante egoísta dado que “yo te amaré si tú me amas primero”. El amor cristiano es un “absurdo” dado que es todo lo contrario del amor condicionador puesto que se ama a quien nos odia. Nunca amar es exigir amor. Si hubiera una exigencia, sería la propia, lo que nos exigimos a nosotros mismos para poder dar amor pleno sin acondicionamientos de ninguna especie. El verdadero amor es el que obvia la agresión y el conflicto. No significa que quien ame no va sentir una emoción violenta o agresiva. Se puede en un momento determinado sentir enojo, 197 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR hostilidad, ira hacia la persona amada, pero el amor consisten en no dejarse llevar por el sentimiento hostil y agresivo, sino sublimar la violencia interior bajo la luz de la comprensión del ser amado. El otro no es un ser perfecto al que yo debo amar por su integridad. Es un ser falible, pleno de imperfecciones, es un “igual a mí” y así, comprendiéndome, comprendo al otro. No debo criticar la impureza del otro, sino ocuparme de limar mis defectos para poder ayudar al otro a limar los suyos. Y esto no es obra de violencia agresiva, sino de actitud afectiva. ¿Cuántas veces mi desprolijidad incita o despierta el enojo del otro? Tantas veces como el desperfecto ajeno despierta mi ira. La agresión o conflicto surgirá ante la intolerancia propia y ajena. Habrá hostilidad interior y exterior cuando yo no pueda comprender y sublimar mis propios defectos, pues tampoco podré comprender los de los otros. En este caso se cumple la parábola cristiana de “la paja del ojo ajeno” que no permite ver “la viga del ojo propio” y entonces me preocupo por criticar y tratar por medios violentos de sacar la “paja ajena” sin advertir, o no querer advertir, que mi “viga” es peor o mayor que esa “paja” del otro. La crítica de la inautenticidad ajena es propiedad del que “va un paso atrás” de otros, ya que es propio del hombre inauténtico no tener sus defectos “a la vista” para conocerlos y erradicarlos, sino de “colocárselos detrás” como una especie de mochila o joroba. Sólo yendo detrás se puede advertir la joroba ajena. Cuando uno camina al lado del otro, se “emparejan” errores y vicios o defectos y yo no me detendré a observar sólo los defectos ajenos, sino que permitiré que el otro “junto a mí” me haga notar los propios. Así la relación amorosa permite escuchar lo que los otros puedan señalar de mí y esto no debe afectarme para rechazar la crítica ajena, sino que debe servirme como guía de corrección para suprimir “aquello que molesta al otro”. E igualmente, el otro escuchará de mí lo que veo en su joroba y si tiene la misma actitud de humildad para escuchar y proponerse la enmienda, nace la relación voluntariosa y consensuada del afecto mutuo. El amor exige la humildad. El soberbio no puede amar porque se ama a sí mismo con amor egoísta y narcisista. En el mundo y en la sociedad sólo existe él y los otros o son sus “enemigos” a los que debe liquidar o son “estorbos” en su camino o son “objetos” que se pueden manipular, a los que exige la subordinación. Los otros son simplemente instrumentos que están a su servicio, nunca “objetos de amor”. Es fácil para el soberbio despreciar o desprenderse de aquellos que alguna vez tuvieron sus afectos, especialmente si éstos no llenan sus expectativas cambiantes. La soberbia es una venda que impide verse a sí mismo, conocerse y mucho menos ver a otros y comprenderlos. Es tanta la afición a sí mismo, que el soberbio es un ensimismado que no asoma al mundo del afecto, que no transciende su propio mundo y está cerrado a todo. Es un ser cerrado que no puede manifestarse y por lo tanto es otro modo de deshumanización. El humilde es, en cambio, un ser abierto que sale del ensimismamiento para comprenderse como ser falible, aceptarse como tal y en función de sí comprende a los otros, a los que acepta “como son” y quiere ayudar a superar sus dificultades de ser. Es un ser que asume su propia existencia y la de otros, sin exigir nada ni reparar en la falibilidad. No es un idealista, sino un realista que comprende al mundo, “tal cual es” y lo acepta no sufriéndolo, sino con el goce de “participar plenamente” en humanizarlo con amor y afecto, corrigiéndose primero a sí y luego, con su experiencia, tratar de corregir amorosamente a otros. No con la violencia, el rechazo, la represión 198 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ni la censura, sino con el ejemplo propio, la palabra oportuna, el afecto permanente y la comprensión absoluta. No manipula ni instrumenta a los otros en beneficio propio, sino más bien se entrega a los otros. El ser auténtico se expresa por un modo de ser afectivo. El ser inauténtico, contrariamente, se manifiesta con un modo de ser soberbio, egoísta, agresivo e instrumentador del otro en beneficio propio y perjuicio ajeno. Ergo, educar auténticamente es imbuir al otro de afecto, de humildad, de comprensión hacia sí y otros, de orientarlo hacia el desinterés por lo mezquino, a enseñarle con el ejemplo a tener autoestima y a manifestarla como amor al prójimo, el que siempre debe ser considerado como un “igual a mí”, al que debo tratar como me gustaría que me tratarán a mí o como yo intento tratarme. Amor y los poderes de nuestra mente Es evidente que quien vive con amor y pleno sentido de la vida, lleva una existencia más sana y menos conflictiva que aquella persona que pasa por la vida sin tener afecto a sí y a otros y sin encontrar un sentido pleno a todo lo que vive. Los científicos modernos que han encontrado fenómenos vitales que establecen una relación entre la salud mental y física, se ocupan afanosamente de demostrar que los momentos felices en que uno emplea varios minutos u horas del día, además de dar un contenido satisfactorio a la vida, preservan de enfermedades psicofísicas.149 La teoría Locke-Colligan establece que “los placenteros estados de ánimo que generan los momentos felices, pueden ejercer en nuestra salud un efecto sutil, pero perceptible”.150 Poppy hace referencia a un nuevo campo de investigación que se le ha denominado psiconeuroinmunología (PNI), el cual con sus estudios revela que hay una estrecha relación entre nuestro cerebro y el sistema inmunitario y cita el estudio Tecumseh realizado en Michigan por el sociólogo James House sobre 2754 personas que comprobó fehacientemente que “la gente casada y socialmente activa tiende a vivir más y mejor que las personas separadas, divorciadas o solteras menos activas. Naturalmente, el estudio se refiere a personas que realizan actividades placenteras (un buen matrimonio y actividades positivas). Estas conclusiones fueron confirmadas por el Estudio Ohio,151 por pruebas de laboratorio que demostraron que las casadas tenían sistemas inmunitarios más fuertes y que las que eran felices en su matrimonio, poseían los sistemas de inmunidad más vigorosos. Iguales conclusiones dieron los estudios sobre varones de idénticas circunstancias.152 Estas investigaciones científicas recientes, ponen en evidencia que las actitudes positivas hacia la vida (con amor y sentido), acrecientan la salud y la longevidad, con una mejor calidad de vida. El Estudio Tecumseh comprobó que las relaciones interpersonales afectivas positivas y satisfactorias contribuyen a la longevidad y a la buena salud. La actividad social de esta forma, llevada a cabo por lo menos una vez por semana aumenta la longevidad en relación con quienes no llevan esa vida social. Pennbaker y Susman probaron que compartir nuestros sentimientos como 149 Esto lo confirma un estudio de John Poppy publicado en ESQUIRE en mayo de 1989. En el libro THE HEALER WITHIN: THE NEW MEDICINE OF MIND AND BODY (El médico interior: la nueva medicina del cuerpo y el alma), escrito por los Dres. Steven Locke y Douglas Colligan y publicada en Nueva York en 1986 151 Realizado por los Dres. Kiecolt-Glaser (psiquiatra e inmunólogo), en la Universidad Estatal de Ohio 152 Steven Locke, LONGEVITY, octubre de 1988 150 199 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR sucede cuando confiamos a alguien nuestras penas, puede aportarnos beneficios psíquicos y físicos.153 Por su parte, el Dr. Locke154 y Bruce Bower,155 encontraron que el optimismo es otro factor decisivo de salud, según el estudio realizado por el psicólogo Cristopher Peterson de la Universidad de Michigan mediante cuestionarios realizados sobre salud física y emocional de 99 egresados de la Universidad de Harvard. El estudio Peterson estableció que quienes fueron pesimistas a los 25 años de edad, tuvieron enfermedades más graves cuando cumplieron entre 40 y 60 años de edad. Este autor sugiere que quizás los pesimistas se vuelven pasivos o resignados ante la enfermedad, aceptándola de algún modo, por lo que esa enfermedad cronifica ante la falta de cuidado o preocupación positiva. Contrariamente los optimistas enfrentan y luchan con su enfermedad hasta someterla o curarla. Daniel Goleman156 cita el estudio de la psicóloga Sandra Levy del Instituto de Cancerología de la Universidad de Pittsburg, que durante siete años siguió de cerca a 36 cancerosas de mama en etapa avanzada. A los siete años de iniciado el estudio, sólo sobrevivía 12 pacientes. Encontraron que el factor primordial de supervivencia se debió a dos circunstancias: primero que estas mujeres se conservaron sanas después del tratamiento y segundo, tenían un alto nivel de felicidad y regocijo, según cuestionario estandarizado. Este estudio resalta que viviendo positivamente con optimismo, se puede cambiar el curso de una enfermedad letal como el cáncer. Otros estudios realizados en Salisbury, Inglaterra, sugieren que existe la posibilidad de una relación entre ciertos factores psicológicos y la susceptibilidad a los resfriados comunes. En 1988 el estudio Peterson observó también que los pesimistas se acatarraban más que los optimistas porque al aceptar pasivamente su enfermedad, recurrían menos al médico o no tomaban precauciones preventivas sencillas. El estudio McClelland, realizado por el psicólogo David McClelland, investigador en el campo de la medicina psicosomática, basó en los resultados preliminares de estudios realizados en 1987 que demostraron que la inmunoglobulina A secretada por las mucosas respiratorias altas y que protegen contra las infecciones respiratorias, se encontraban más altas (mayor incremento) en los individuos que eran más afectivamente amorosos (manifestaban más amor en sus sentimientos hacia los demás). Este estudio concluye que el amor manifiesto puede ser un preventivo o un remedio contra el resfriado común. Todos estos estudios llevan a preguntar si es posible que un pensamiento influya sobre las enfermedades. Los expertos del PNI han probado que el cerebro y el sistema inmunitario se comunican entre sí a través de los neurotransmisores nerviosos. A fines de la década del 70, Karen Bulloch, directora del programa neuroinmunológico de la Universidad de San Diego, California, localizó fibras nerviosas en el timo, glándula productora de las células inmunitarias T (linfocito T) que se encuentran en la sangre. Los psiquiatras Darko e Irwin identificaron receptores en ciertas células que captan señales procedentes del sistema nervioso. David Felten de la Universidad de Rochester encontró fibras nerviosas que comunican al sistema nervioso con el timo, bazo, ganglios 153 estudio publicado en SOCIAL SCIENCE 6 MEDICINE, Vol. 26 Nº 3, en 1988 en LONGEVITY de noviembre de 1988 155 en SCIENCE NEWS del 23 de julio de 1988 156 en TIMES de N. York, (suplemento dominical del 27 de setiembre de 1987) 154 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 200 linfáticos y médula ósea, órganos productores de células inmunocompetentes. Estas fibras nerviosas documentan una conexión probada entre estos órganos y el cerebro. Y explican por qué las emociones influyen en el hígado, corazón y otros órganos. Las sustancias químicas (neurotransmisores) que establecen los vínculos entre el cerebro y los órganos del sistema inmunitario se cuentan en gran número, de las cuales destacan la serotonina, las catecolaminas, la histamina, la acetilcolina, la dopamina, y otros tantos neuropéptidos, que ejercen un marcado efecto en los estados de ánimo y en las emociones, estableciendo relaciones complejas e insospechadas entre el sistema nervioso y todo el resto de los órganos del cuerpo. En 1987, Pert y Ruff encontraron que los monocitos, células inmunitarias que ayudan a cicatrizar heridas y devorar bacterias, son sensibles a la acción de los neuropéptidos, especialmente los producidos por las células del sistema límbico del cerebro, el cual controla las emociones. Estos neuropéptidos puede reforzar o aumentar, o anular las funciones de esos monocitos. (Goleman). Las conexiones entre cerebro y sistema inmunitario son en el ámbito molecular y por ese medio se envían los mensajes a los leucocitos o glóbulos blancos que intervienen en la inmunidad. Los científicos descubrieron que los participantes en programas especiales que los prepararon psicológicamente para resistir a la enfermedad como el cáncer, desarrollaron células asesinas naturales (natural killer), fagocitos activos que protegen contra la formación de tumores, en relación a otros pacientes que sólo recibieron una atención médica ordinaria (Goleman). Según Sheldon Cohen “tener esperanzas puede mejorar la calidad de nuestra vida”. Es probable que también la esperanza influya positivamente sobre el sistema inmunitario. Todos estos estudios y otras experiencias científicas y empíricas ponen de manifiesto que quienes tienen actitudes positivas, que implican: 1. 2. 3. 4. 5. relaciones interpersonales satisfactorias compartir nuestros sentimientos practicar el optimismo establecer relaciones amorosas tener esperanzas tienen mejor calidad de vida, son más sanos, viven más y... ¡alcanzan la felicidad!. Víctor Frankl157 afirma que el amor constituye la única forma de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. Por lo tanto, nadie puede conocer totalmente a la esencia de otro ser humano si no le profesa amor. Sólo el acto espiritual del amor es capaz de ver los trazos y rasgos esenciales en la persona amada y sus potencias: lo que aun no se ha revelado, lo que todavía ha de mostrarse. A través del amor, la persona que ama a otro le posibilita que haga evidente esas potencias. Mediante el amor le hace consciente de lo que él puede ser o de lo que pueda llegar a ser, por lo cual puede obtener que lo potencial se haga real. El amor no debe ser interpretado como un epifenómeno de los impulsos e instintos sexuales primarios, en el sentido de tenerse como una sublimación de los mismos. Nuestra mente inexplotada William James escribió: “Si pensamos en todo lo que deberíamos ser, llegaremos a la conclusión de que estamos despiertos a medias. Sólo aprovechamos una parte pequeña de nuestros 157 En su libro EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO, editorial Herder, Barcelona, 1979 201 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR recursos mentales”.Estudios posteriores a la afirmación de James demostraron que el hombre actual, en la generalidad, sólo usa un 5% de sus neuronas en la actividad mental. El resto se va atrofiando con el paso de los años. La nota principal del hombre, que lo distingue sobre todos los seres creados, es la inteligencia. Si el cerebro es la sede de todos los actos intelectuales, el instrumento a través del cual opera la inteligencia, debemos concluir que no estamos usando esa facultad mental inherente a nuestra condición de hombres. Es decir, nos comportamos inhumanamente. Esta lógica conclusión es consecuencia aparente del descubrimiento de que el 95% de nuestro cerebro pierde sus funciones por falta de uso,158 lo que fatalmente nos lleva a que usamos sólo un 5% de nuestra inteligencia. Pero el cerebro, no el corazón ni el hígado como pensaban nuestros antiguos médicos y filósofos griegos, es también la sede de otros sectores importantes de nuestra esencia: la afectividad y la voluntad. Luego, teóricamente, también nuestros afectos y voluntad están en un orden del 5% de su rendimiento total. Este aserto es de terror, pues nos pone frente a un drama que es bien actual: estamos desnudos de inteligencia, afecto y voluntad. Esta circunstancia podría explicar la crisis vigente del hombre que ingresa al siglo XXI y al tercer milenio del almanaque de nuestra civilización occidental actual (y de los casi 6.000 años de otros calendarios). Si esto ha ocurrido en otros tiempos, explicaría sin más las guerras, la corrupción, la decadencia de las civilizaciones, la impiedad, el terrorismo, la delincuencia, la anestesia afectiva, la incapacidad de amar al prójimo y a nosotros mismos, y la abulia para provocar el cambio de todo esto. El desafío del nuevo milenio es, precisamente, la reconquista de nuestra inteligencia y con ella, nuestra capacidad plena de hacer y de amar. Esto será el fruto de un arduo trabajo y de una férrea voluntad puesto al servicio de automejorarnos, pues si cada uno de nosotros se propone el cambio para recuperar lo perdido, en el conjunto se perfeccionará la humanidad. Alexander Hamilton nos marca el camino cuando confiesa: “Todo el talento que poseo consiste en que, cuando me ocupo de un asunto, lo estudio profundamente. Día y noche lo tengo delante de mí. El esfuerzo que he realizado es lo que la gente se complace en considerar fruto del talento, pero es el fruto del trabajo y la reflexión”. Este testimonio personal y, a la vez, profunda reflexión, nos indica, sin ambages, que el cambio se deberá, inexorablemente, a un esfuerzo basado en dos grandes pilares: trabajo y reflexión. Y este esfuerzo no es con un horario determinado sino con la continuidad de las veinticuatro horas del día (día y noche). Pero hay un ingrediente más: el paso del tiempo. No se alcanza ninguna meta de un día para otro. Menos las grandes metas como es la transformación propia para contribuir a la transformación del universo. Sólo puede llevarnos unos segundos, minutos u horas un único hecho: tomar la decisión definitiva de cambiarnos mediante la búsqueda de cómo recuperar el 100% del uso de mi inteligencia, afectividad y voluntad. El resto y los resultados serán obras del esfuerzo mencionado y del tiempo. Nos debe mover la disconformidad total con el “cómo somos ahora” y evitar el conformismo (o fatalismo) de creer que lo que estamos manifestando como nuestra esencia, es lo real. Hay que comprender que si fuéramos completamente lo que debemos ser, el mundo sería distinto de lo que es y la sociedad y las relaciones entre los hombres también deberían ser. Debemos 158 La falta de uso no se refiere a lo anatómico sino a lo funcional y fisiológico. El abandono o el no ejercicio de facultades mentales, inactiva sinapsis y circuitos y disminuye el rendimiento mental. Esto es lo que ocurre en más del 90% de la gente en la actualidad. Contrariamente, el entrenamiento mental y la ejercitación de todas las funciones aumenta el número de circuitos, activa sinapsis inertes y da lugar a la neuronagénesis (cerebro proteico) 202 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR pensar junto con Mauricio Maeterlinck: “pero hay algo más dentro de mí” Las miserias, crueldades y todo lo incomprensible de la humanidad que pasó y la que hoy está, objetivamente no nos hablan de una perfección humana. Si bien la tecnociencia ha llegado a cumbres increíbles con las máquinas y el hombre domina cada vez la biología molecular a tal punto de incursionar en la modificación de la vida biológica, no ocurre lo mismo con su espíritu. Como en todo ciclo histórico, cada vez que el hombre alcanza la cúspide técnica de la civilización, paradojalmente cae en la degradación de su ser. Esto ha sido y es así hoy. El reto actual, que nunca antes existió con la misma magnitud en el curso de la evolución social, es encontrar un camino que nos lleve, para siempre, al reencuentro de nuestra naturaleza humana plena. La tremenda crisis espiritual de ahora, exige ahora y aquí una gran revolución espiritual, de igual o mayor intensidad que la provocada por la filosofía griega y la venida de Jesucristo. La filosofía griega nos enseñó a pensar, la doctrina cristiana a amarnos, amar a Dios y al prójimo (doctrina de amor). El tercer milenio nos tiene que llevar a una filosofía y doctrina de encontrar nuestra voluntad y colocarla al servicio del correcto pensar y del buen amor. Pendleton Dudley, empresario norteamericano de relaciones públicas que se preocupó por la falta de uso de nuestro cerebro, ha escrito: “Es difícil pensar a solas o con fines creadores en nuestro mundo moderno. Pero es posible hacerlo. En primer lugar, es preciso aislarse de todo lo que pueda distraer (...) Pero la tarea (de aislarnos) no debe reclamar mucha atención o fuerza pues entonces nuestra mente no estará en libertad para funcionar por su cuenta. Una vez establecida la situación (de aislamiento) hay que elegir un problema, ya sea personal o de negocios, que por su misma naturaleza requiera pensar en él seriamente, no una ociosa meditación. Dedíquele tiempo suficiente para llegar a una conclusión ponderada, después de buscar y analizar las otras soluciones posibles. Si no halla la respuesta en el primer período de reflexión, es preferible dejar de pensar en el tema y volver a él en otro momento”. Las palabras de Dudley son un compendio de su método particular de encarar su cambio personal y de utilizar con mayor rendimiento sus recursos mentales. De ellas extraemos algunas conclusiones útiles: 1. la tarea del cambio es difícil pero posible 2. exige concentración dentro de nuestro esquema habitual de vida (hacer lugar en nuestro quehacer diario para meditar) 3. empezar con casos y problemas concretos personales 4. repensar todas las veces que sea necesario hasta encontrar la solución del problema. ¡Nos resta solamente, si es que queremos realmente un mundo mejor, empezar ya nuestra propia revolución espiritual en la búsqueda de ese 95% de las capacidades pérdidas de nuestras neuronas para llegar al 100% de optimización de nuestra capacidad de pensar, amar y hacer! Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 203 CAPÍTULO X LA MEMORIA HUMANA ¿Qué es la memoria? L a memoria es un registro donde guardamos los sucesos que nos han ocurrido o los conocimientos que hemos adquirido. Es, también, donde almacenamos el pasado y el mecanismo mediante el cual podemos recuperarlo más tarde, de forma tal que ese pasado se “actualiza”, es decir, se pone en contacto y afecta nuestra conciencia y nuestro presente. La memoria puede sintetizarse como la función mental de percibir, almacenar y recordar o evocar en forma consciente, todos los estímulos sensoriales y extrasensoriales.159 Otra definición de memoria es la que la refiere como el almacenamiento y posterior evocación de la información adquirida a través de la experiencia (aprendizaje). Todo esto, también, puede expresarse como un sistema de estructuras de almacenamiento diferentes, a través de las cuales fluye la información, se registra y se codifica (como esquema, imagen o concepto) que se transfiere de un proceso de corto plazo a otro de largo plazo y que después se recupera mediante el reconocimiento o recuerdo de dicha información. Hay definiciones que tienden a ser más resumidas y definen a la memoria como la capacidad de preservar hechos fácticos o sentimientos en un lugar del cerebro.160 Si no existiera la memoria, la vida transcurriría como un mero presente, que aunque se nos presentara como siempre lo mismo, se le consideraría cada vez como algo nuevo. Vivir sería transitar de un momento a otro en un eterno presente sin significado. Esto operaría como repetir eternamente las cosas sin ninguna posibilidad de adquirir nuevos conocimientos ni progresar en ellos. En otras palabras: no tendríamos capacidad cognitiva y de aprendizaje. Tan grave sería la falta de memoria que no existiría el lenguaje ni otras formas de comprensión y de comunicación. No tendríamos la capacidad de construir ni entender una frase, pues al finalizar ésta no sabríamos como comenzó la misma. En otro sentido, perderíamos el sentido de nuestra mismidad o ego (sentido del yo) por lo que no llegaríamos a conocernos a nosotros mismos. Por consiguiente, tampoco existiera el sentido 159 La RAE define a memoria como “potencia del alma, por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado” “Recuerdo que se hace o aviso que se da de una cosa pasada”. Los diccionarios médicos dan diferentes definiciones. Las sencilla “facultad mental que conserva y reproduce ideas y conocimientos” la da el Diccionario Médico Salvat. Un poco mas explícita “conjunto de mecanismos neuronales que se ocupan del almacenaje y representación de una experiencia; facultad mental de retener en el subconsciente una impresión o una idea que una vez fue consciente” es la definición del Diccionario Médico Melloni. Introduce dos conceptos: uno biológico de “conjunto de mecanismos neuronales” y otro psicológico de “facultad mental”, donde introduce la participación del subconsciente que nosotros resaltaremos luego como espacio mnésico o lugar donde quedan los datos almacenados. El Diccionario Médico Dorland define a memoria como “facultad mental por medio de la cual se recuerdan sensaciones, impresiones e ideas”. Esta definición es escasa puesto que sólo habla de recuerdo pero no del almacenaje, rasgo fundamental de la memoria 160 Dr. Ignacio Previgliano, neurólogo Hospital Fernández, Argentina 204 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR de la vida y la existencia, pues cada vez que despertemos de dormir deberíamos tratar de adivinar quién y qué somos, como nos llamamos, quienes son nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.161 Resumiendo: careceríamos de esa continuidad de conocimientos que a lo largo del tiempo y el transcurrir de la existencia nos integra a una comunidad con una identidad propia y el reconocimiento de identidades ajenas. Basta observar a un afectado grave por enfermedad de Alzheimer para tener una idea adecuada del valor inconmensurable de la potencia o facultad que llamamos memoria. Por todas sus cualidades, la memoria, en síntesis, además de una facultad mental única como herramienta imprescindible para el conocimiento, es el guardián o “backup document” de nuestra biografía y la conciencia operante del sentimiento de identidad (yo soy yo y no otro). La base de todo conocimiento, de nuestra facultad o capacidad cognitiva estriba en una tríada contenida en un solo bloque que opera como una unidad sellada: 1. el proceso intelectivo 2. el proceso de aprendizaje 3. el proceso de memoria (como guarda, reserva, fondo o acumulación de conocimientos) En consecuencia, todo lo que debemos aprender y aprendemos involucra tener memoria. Obviamente, si no pudiéramos retener el conocimiento adquirido por aprendizaje y luego recordarlo tanto lo aprendido como lo experimentado, no construiríamos todo ese bagaje espiritual que implica nuestra personalidad (capacidad cognitiva, formación de ideas y pensamientos, manejo del lenguaje, sentimientos o afectos, emociones y voluntad). Pero, como toda facultad mental, la memoria en sí misma, no es un órgano, aparato o sistema orgánico ni función donde intervengan etapas que puedan estudiarse en un laboratorio o registrar por imágenes o por inscripción de ondas bioeléctricas. La investigación de la memoria Si bien los estudios usan métodos y medios que registran la actividad del cerebro y de otras funciones fisiológicas que la memoria, como otros actos mentales, pueden afectar o alterar, en última instancia estamos registrando funciones efectivas de determinados órganos, en especial, el encéfalo, pero de ningún modo podemos decir que estudiamos un órgano o “aparato mnésico”. Simplemente hablamos de un proceso o “forma de trabajar” de los actos mentales y recogemos indirectamente los resultados o efectos de ese trabajo y su influencia en la parte orgánica. Sin embargo, la inexistencia de una entidad física objetiva no es un óbice para poner en duda la existencia de actos mentales y sus efectos reales.162 161 Serían situaciones similares a lo que ocurre en los enfermos de Alzheimer o de afasia por destrucción cerebral por infarto o hemorragia 162 Pérez Martínez, María T.; Casero Escamilla, Alfonso – LA MEMORIA. CLAVES, DESARROLLO Y POTENCIACIÓN, editorial Quórum, Madrid, 1986 205 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Más aún: podemos individualizar, con una cierta precisión, los efectos orgánicos. Lo que no nos es posible es explicar con claridad, coherencia y total consenso, la forma o modo de cómo operan esos procesos. Los vamos integrando por partes, a veces desordenadas, a veces interpretadas de formas diferentes, a tal punto que se habla de un mismo fenómeno pero con lenguaje o denominaciones distintas. El análisis del fenómeno ha sido muy fructífero, pero los resultados son dispares y desordenados. Hoy la función de los investigadores de los actos mentales, más que proseguir un análisis, sobre todo de tipo anatómico y físico, es lograr entender el todo, en forma holística, a los fenómenos mentales integrados, para comprender que no hay diferencias sustanciales en los mecanismos, que lo orgánico es sólo una vía común final para todos y que lo importante es el principio ordenador que está en la esencia de cada uno de ellos, pero que no es accesible al mero conocimiento científico, psicológico ni filosófico. Se ven y se comentan sombras del fenómeno, pero no puede describirse con precisión y claridad al fenómeno mismo en su naturaleza, o sea, lo que el fenómeno es realmente en sí. Por eso se impone un repaso somero de todo experimento e hipótesis y con ellos realizar asociaciones para unificar lenguaje y criterios y lograr una síntesis final de todos estos fenómenos, los que no deben comprenderse como actos o hechos separados sino como manifestación diversa de una misma cosa. La idea de ordenador nos trae también la imagen de la computadora y de la tecnología informática. Oportunamente, en un parágrafo anterior, analicé la comparación de la mente con el sistema informático de una PC, razón por la cual reiteraré algunos conceptos. La acción de la memoria es continua, permanentemente, a manera de “disco duro” de una computadora, y modifica permanente la actividad cerebral. En términos informáticos, el encéfalo es el hardware de la mente, mientras que ésta es el software que opera programando. Con la imagen de la computación podemos afirmar que la memoria es como la función electrónica y así podemos comparar a la memoria reciente como algo similar a la memoria RAM de la PC. Esta RAM es la memoria anterógrada, la que permite ir recogiendo lo inmediato y cotidiano. Pero luego pasará al disco duro en “carpetitas virtuales” y cada carpeta conformará un archivo determinado o directoria del disco duro que será la base de registro de la memoria retrógrada. Cuando abrimos un archivo, es como poner en funcionamiento el “recuerdo”. Cuando se “borra” un archivo, equivale a amnesia total. En el momento que escribimos y mandamos a “guardar” usamos la memoria anterógrada. Memoria y facultades mentales La disparidad de las formas de actuar de la memoria se debe, en parte, a que como cualquier otro mecanismo psicológico, tiene diferentes niveles de funcionamiento según la individualidad de las personas y sus capacidades, las circunstancias en que ocurren los hechos y el transcurrir de la existencia y el objeto preciso y particular que se somete a las funciones de los actos mentales, en suma, del espíritu todo. Por esto interesa conocer no sólo un sustrato anatómico responsable de los actos mentales, sino la fisiología de los mismos y la fisiopatología de las alteraciones que afectan a los mismos. 206 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR También debemos recordar que cada persona en particular tiene una intención de memoria, por cierto, muy distinta entre las diferentes intenciones de todos los seres humanos. Tampoco debemos perder de vista que la memoria, como todas las otras facultades y funciones del hombre, no es una cosa aislada. Diremos iterativamente que la memoria es una función mental superior que actúa estrechamente coordinada con los otros mecanismos y facultades mentales como la percepción, abstracción, ideación, conceptuación, asociación de ideas y formación de juicios. Esto nos lleva a un íntimo enlace con el aprendizaje y la formación del pensamiento y todo lo relacionado con lo volitivo y la función ejecutiva de todas las facultades mentales. Ninguna función mental puede operar eficientemente por sí sola. Necesita obligadamente el apoyo y el acompañamiento de otras. Lo que no debemos dejar de interpretar es que todo este conocimiento es una mera observación de los modos de ser de los actos mentales, pero de ninguna forma implica conocer la esencia de esos actos ni cuál el principio motor de los mismos. Los estímulos y todo el proceso orgánico que ellos generan, explican sólo cómo se manifiesta el fenómeno del acto mental. La causa absoluta de los mismos es lo que queda oculto bajo el misterio desconocido de la naturaleza misma del hombre, al cual, según Heidegger, de acuerdo a lo que recordamos constantemente al referirnos al ser del hombre, únicamente podemos conocer también por su modalidad o conjunto de modos de ser. La explicación de cómo el cerebro y otros órganos participan en la concreción del misterio, de ningún modo significa que el origen creador de ellos sea el propio órgano. Insistimos, una vez más para que la reiteración quede definitivamente nítida y clara: el conjunto de órganos u organismo, es sólo el instrumento de los fenómenos llamados espirituales, pero de ningún modo son la causa absoluta. Toda causa absoluta sobre el ser del hombre y sus modos de manifestarse, queda inmersa en el misterio ontológico, aún no revelado por la mente humana (aunque sí es percibido). La memoria, según lo explicamos en lo relativo a la naturaleza del hombre, no sólo es capacidad de adquisición y almacenamiento de información, sino que posee otro elemento que es la capacidad de reclamar que el elemento memorizado vuelva a la conciencia y se haga presente “tal cual” cuando es necesario (recuerdo). Pero, esencialmente, es el quid del ser del hombre, pues sin memoria no tendría su identidad de humano. Sólo la memoria le da tal identidad.. Luego, el proceso de memoria se puede resumir en tres pasos: 1. recepción y registro de un estímulo sensorial, extrasensorial o interno como impresión mental 2. retención o preservación de la impresión mental previamente adquirida 3. la reproducción o el recuerdo de dicha impresión Como todas las funciones relacionadas con el organismo humano, la memoria tiene un sustrato anatómico y uno fisiológico. Tiene mecanismos generales pero también algunos muy específicos. Todo esto lo iremos desarrollando en capítulos sucesivos para ordenar muchos aspectos conocidos e investigados en relación con la función mental conocida como memoria. 207 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR También, como otras funciones orgánicas, la memoria está sujeta a modificaciones de los órganos que la sustentan, modificaciones que pueden deberse al envejecimiento o a enfermedades. Todas estas fallas o trastornos mnésicos también será considerados en los capítulos siguientes. El fenómeno de la memoria humana se intenta explicar por determinados grupos de neuronas o regiones cerebrales y circuitos neuronales, también por genes y por factores ambientales. Es incontrovertible que todo eso está en el proceso de la memoria, pero la memoria es mucho más que todo eso en conjunto. Aunque se diga que todo el cerebro o una parte de él es sede de la memoria, eso no aclarará otros fenómenos mnésicos como los descriptos en algunos trasplantados con órganos de otras personas. Es como si cada célula del cuerpo potencialmente tuviera un chip de memoria. Esta posibilidad desplaza toda teoría hasta ahora conocida sobre el proceso de memoria. En cambio, si se acepta la posibilidad de que el alma como fuerza vital y formadora del espíritu sea la causa última de todos los fenómenos llamados psíquicos o mentales, explicaría plenamente todas las dudas sobre la esencia de la memoria y de todos los procesos y fenómenos espirituales. Al ser el cuerpo el instrumento donde asienta el espíritu, es lógico que cada vez que éste opere, el cuerpo se transforme. Los aparatos tecnológicos y el estudio de las moléculas del cuerpo sólo son elementos que sirven para detectar los cambios que el espíritu realiza en el cuerpo, pero no para indicar cuál estructura o molécula de dicho cuerpo origina el espíritu. Esta posibilidad puramente espiritual explica porque no se pueda descifrar, o al menos conocer, si realmente una estructura anatómica o molecular es la causa de los fenómenos mentales y, en general, de todo lo espiritual. Personalmente creo que tal cosa no existe y que es el espíritu el que comanda todo y no depende esencialmente de ninguna molécula. Opera sobre ellas, nada más. La ontología espiritual es otro fenómeno que hasta ahora se manifiesta pero no es fácil acceder a ella, si simplemente tratamos de hacerlo a través de lo físico y lo objetivo. El misterio se torna más inteligible cuando la exploración es en la propia mismidad. Aunque no comparto las teorías anatomofisiológicas, no es posible por ahora prescindir de ellas para poder comunicarnos con otros sobre el tema de la memoria humana. Pero insistimos en que todo eso que hoy se postula y conoce a través de las neurociencias, cambiará a medida que aparezcan nuevos aparatos sofisticados que permitan captar las transformaciones moleculares infinitas que el fenómeno espiritual ocasiona en cada molécula, dentro y fuera del cuerpo. Luego, los datos actuales están sujetos a cambios y revisiones, lo cual prueba palpablemente que no son la causa real de los fenómenos que estamos estudiando. El espacio mnésico o inconsciencia Es indudable que la memoria debe ubicar en un espacio real o virtual. No hay dudas de que ese espacio reside en el cerebro y la operadora es la mente. Y la única función mental disponible y obvia, para el espacio mnésico, es la inconsciencia. En el espacio de la memoria o mnésico, hay que distinguir entre el espacio mnésico total y absoluto y el espacio mnésico relativo (span). Span es una palabra inglesa que, entre otras cosas significa “espacio o tramo”. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 208 De algún modo, puede traducirse a span mnésico (espacio mnésico) como “espacio de la memoria”. Se refiere a la cantidad de información que una persona puede almacenar o guardar en su mente después de haberla percibido. Así, span mnésico es, también, el proceso relativo al espacio ocupado inmediato ocupado en la percepción de datos a memorizar. La capacidad perceptiva disminuye cuando el individuo debe memorizar información y simultáneamente procesarla (manipularla y transformarla) (memoria con alteración aislada del procesador central). También está estimulada por el tipo de estímulos periféricos ajenos al dato y que acompañan al dato en el instante en que es adquirido. Estos estímulos periféricos ajenos pueden ser externos (provenientes del entorno o ambiente externo) o internos (agregados en el ambiente interno o interior del individuo mediante el estado emocional o afectivo en que se encuentra cuando recibe el dato o información). Todo esto ocurre de forma tal que el span mnésico aumenta con un estado atencional concentrado y disminuye con un estado de dispersión mental o desatención. Por esta razón, es un espacio mnésico relativo, mientras que el conjunto total de lo guardado en la memoria, después de haber sido sometido al span mnésico, es lo que constituye el espacio mnésico absoluto y total, al cual lo consideramos en la inconsciencia, pasando a constituir ésta, el “almacén de la memoria”, en general. Estudiamos anteriormente conceptos sobre el inconsciente y sus interpretaciones. Pero lo que importa no es tanto una mera discusión sobre interpretaciones probables, sino los hechos concretos: hay conciencia e inconsciencia y ambas interactúan entre ellas y otros fenómenos mentales. Para el léxico común, no psicológico, la inconsciencia es sólo la “falta de conciencia” o sea, el “estado en que el individuo no se da cuenta exacta del alcance de sus palabras o acciones”. Esta distancia entre las concepciones lingüísticas de conciencia y las concepciones psicológicas, nos muestran el tremendo vacío de conocimiento de uno de los estados mentales más importantes del hombre. La inconsciencia ha sido un fenómeno perfectamente percibido y conocido como tal, pero cuya naturaleza no ha sido posible explicar bien. Si bien se han establecido polémicas entre actos y acciones mentales, en lo relativo a conciencia e inconsciencia, no hay dudas de que la conciencia y la inconsciencia son acciones o actos mentales. Lo que corresponde es darle entidad a cada uno de ellos basándose sólo en el fenómeno de su existencia. Así habría: 1. actos mentales conscientes 2. actos mentales inconscientes No debemos olvidar que denotativamente, al menos en el idioma español, acción es el “ejercicio de una potencia y el efecto de hacer”. Es, por lo tanto, la posibilidad o facultad de hacer alguna cosa”. El acto, según el mismo idioma, es simplemente el “hecho o acción”. Con esto completamos denotativamente la diferencia entre acción y acto. Mientras la acción es una posibilidad o facultad de hacer algo, en este caso, hacer que lo potencial o latente se haga efectivo o patente, el acto es cuando se efectivizó realmente una acción. Siempre, connotativamente, la acción se asocia a movimiento, a cosas que ocurren, a todo “comportamiento de la realidad”. 209 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Luego, los actos o acciones deben ser, por naturaleza, reales, es decir, concretos, verdaderos, de existencia cabal. Si algo queda en potencia, pero no se realiza no hay acción, pues no hay “ejercicio de una potencia” que cause un efecto. Naturalmente toda acción tiene efecto, el cual, a su vez, es un hecho o una nueva acción o reacción y este “efecto del hacer” es lo que se llama acto. ¿Por qué esta digresión sobre acto y acción? Porque parece ser que no aclarar debidamente el sentido o significado de las palabras ha conducido a algunos autores como Brentano a confundir que es un acto mental consciente y qué es un acto mental inconsciente. Brentano confunde a lo consciente con lo real y verdadero. Además, cree que para que un acto sea tal debe ser percibido por la conciencia. Es como si la conciencia fuese el instrumento idóneo para discernir o conocer toda acción y acto. En realidad, acto consciente es el acto producido con plena participación de la conciencia. En este punto cabe diferenciar lo que es un acto producido en pleno estado de conciencia de lo que es un acto captado en estado de conciencia. El autor no discrimina que las acciones pueden ocurrir independientes del hombre (acciones externas) o dependientes de él, pero sin participación de su conciencia ni voluntad (acciones internas). El ejemplo más claro de las acciones internas es el funcionamiento orgánico y celular, de los cuales, la mayor parte de estas acciones y actos no son conscientes ni voluntarios. El caso más concreto es el latir del corazón y la respiración. El hombre puede tomar conciencia, o no, de estas funciones y se las denomina neurovegetativas porque no dependen totalmente de la voluntad ni de la conciencia. De igual forma ocurre con la función de los otros órganos. Esto quiere decir que una acción o un acto puede ser conocido o no por la conciencia. Los actos mentales, en general, son percibidos por la conciencia de un modo u otro. Mientras un acto mental está en el foco de atención de la conciencia, decimos que es acto mental consciente. Esto no significa que haya otros actos mentales, como la memoria, que no estén en ese momento en actividad, pero no por eso deja de estar en acción automática. Cada vez que el hombre percibe sensorialmente algo, su memoria está detrás para recordarle lo que está percibiendo. Sin embargo, en ese acto, no hay conciencia plena de que la memoria esté trabajando, a pesar de estar en la conciencia. Otra cosa es cuando el hombre voluntariamente trata de recordar algo y, en este caso, la memoria se vuelve consciente a través de lo recordado. Se hizo un “uso consciente de la memoria”. Luego, podemos decir lo mismo de otros actos mentales como es la percepción extrasensorial que sólo se hace consciente después de ocurrida y que, incluso, puede ser efectiva aun sin la presencia de la conciencia. En esa categoría podrían entrar las sensaciones subliminales, los estados oníricos y, de alguna manera, los sueños. Esas acciones son actos mentales inconscientes o semiconscientes. 163 163 Ya hemos descrito a la conciencia como una facultad mental que necesita estar dinámica, estar actuando, para ser percibida. De otro modo, la falta de conciencia, es lo que etimológicamente y lingüísticamente se considera inconsciencia. Para la RAE inconsciencia es “falta de conciencia”, esto es, “estado en que el individuo no se da cuenta exacta del alcance de sus palabras o acciones”. El Diccionario Médico Dorland no registra la palabra inconsciencia y sólo habla del inconsciente al que define como “insensible; incapaz de reaccionar a los estímulos sensitivos y de tener experiencias subjetivas conscientes. Parte de la actividad mental que no resulta fácilmente accesible a la conciencia por medios ordinarios, pero cuya existencia se puede manifestar en la formación de síntomas, en los sueños o bajo la influencia de fármacos”. 210 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Sin dudas, hasta ahora el “convidado de piedra” o la “gran ignorada” de este proceso de inconsciencia ha sido la memoria. La memoria es lo único que nos permite las dos funciones más importante de la mente humana: llenar el inconsciente con todos los datos aprendidos y conocidos (y aquellos con qué nacemos); hacer consciente lo inconsciente. Está como el programa madre del disco duro de la computadora, al fondo de todo el software y para ayudar a hacer efectivo el resto de la programación. Sin memoria todo el trabajo de la conciencia sería efímero y se “perdería”. No habría conocimiento ni aprendizaje. Incluso, los actos conscientes no tendrían una cualidad de plenos, pues si carecen de los recuerdos, cada vez que haya una sensación o percepción, la mente tendría que reelaborarla para reconocerla. Por todas estas circunstancias, la inconsciencia puede ser: 1. la falta o pérdida de la conciencia (desmayo, colapso, shock, coma, estado vegetativo etc.) 2. estado mental que no se da cuenta exacta del alcance de hechos, palabras o acciones 3. acciones mentales no conscientes: memoria, sueños, estados subconscientes, estados oníricos 4. factores inconscientes Estos factores inconscientes estudiados por Carl G. Jung los citamos antes y, como dijimos, el inconsciente colectivo de Jung representa lo “ancestral” o atávico que es una especie de memoria colectiva que hoy denominamos memoria filética, que guarda el hombre como parte de su ser y de esa memoria surgirían instintos no aprendidos, actos o acciones que no se basan en experiencias previas, sino que surgen como algo “inspirado”, como una “visión” que este inconsciente a veces revela a la conciencia. Cuando algo se revela del contenido de la memoria filética, esa revelación no es completamente nítida y aparece como una reminiscencia, en el sentido de un recuerdo vago e impreciso. Si de acuerdo a algunas teorías, el saber del hombre se encuentra en esta memoria filética (todo el saber), sería cierta la deducción que Platón realizó al pensar que el hombre, frente al conocimiento, operaba como si estuviera inmerso en una cueva y sólo podía percibir sombras. La reminiscencia o recuerdo impreciso, actuaría acá con la acepción de la RAE como “facultad del alma con que traemos a la memoria aquellas imágenes de que estamos trascordados o que no tenemos presente”. Esto se puede traducir como que realmente tenemos todas las ideas e imágenes posibles en nuestra mente, pero sólo algunas de ellas se nos harán presentes alguna vez en la vida, a través de una especie de reminiscencia involuntaria, a la que luego veremos como “el saber” que propone Jung. Por esto, la memoria filética, más comúnmente, suele manifestarse normalmente como sueños, ensueños, fantasías, devaneos y, en ciertos momentos de éxtasis, como “revelación” o Seguidamente habla del inconsciente colectivo con la definición de “en la psicología de Jung, elementos del inconsciente que son teóricamente comunes a todo el género humano” 211 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR “visión” que se muestra como una alucinación. Las formas de manifestación del inconsciente colectivo tendrían el carácter de “categorías universales” o de “éternels incrées” (“presencias eternas que pueden no llegar a ser percibidas por el conocimiento”), pero que en algún momento surgen a la conciencia y determinan conductas, estilos de vidas, creencias o costumbres, incluso opiniones o puntos de vista. Recordemos cómo relacionamos a la memoria filética con el “saber noético” de Jung. También del inconsciente nace la conducta refleja que contiene todos los reflejos congénitos o actos reflejos que en un momento determinado el hombre realiza en forma automática, sin intervención de la voluntad ni en forma consciente, aunque los realice en plena conciencia. Es decir, estando consciente, el hombre realiza actos reflejos inconscientes congénitos (reflejo de búsqueda y succión, reflejos defensivos, reflejo de prensión, etc.). Otra probabilidad es que el inconsciente o preconsciente intervenga en los llamados pensamientos automáticos que son pensamientos breves, de los cuales la persona apenas percibe conscientemente, en cuanto a su contenido pleno y cierto. Por ejemplo, si un grupo de personas que han jugado a un mismo número de quiniela o de otro juego similar, este número sale premiado secundariamente, de forma tal que le permite recuperar el dinero invertido o ganar apenas un poco más, algunos interpretan a esto como un alivio alegre de no haber perdido, otros lo reciben como un fracaso (no haber ganado todo) y a otros le resulta indiferente, mientras que el jugador compulsivo lo aprecia como un “siga participando”. Estas diferencias de interpretaciones son causadas por pensamientos automáticos, tras los cuales hay un fondo de positividad o negatividad y esto podría explicar también la tendencia a actitudes positivas o negativas connatas (tendencias que se manifiestan apenas se nace). Estas tendencias inconscientes a una determinada conducta o comportamiento o interpretación de la realidad están dentro del misterio ontológico o misterio del ser humano, como podría ser la tendencia homosexual. Naturalmente, nos referimos a las tendencias no adquiridas, aunque es posible que estas tendencias en unos sean congénitas y en otros adquiridas. Pero quienes la adquieren por aprendizaje o por deliberación voluntaria, quizás, tengan el trasfondo inconsciente. Las características del inconsciente Siguiendo a Weiss,164 el inconsciente es un “sistema que se extiende más allá del alcance de la introspección”. Con esto, el autor nos quiere decir que el inconsciente es un acto íntimo, subjetivo totalmente, pero dado que la introspección es un acto consciente para sondear lo interno, la mismidad, la subjetividad, la subjetividad inconsciente queda fuera del alcance de esa introspección, por ser algo externo a la conciencia. Dicho de otro modo, cuando opera la conciencia de cualquier forma, el inconsciente queda oculto e inalcanzable, fuera de todo intento directo de exploración. Una persona no puede investigar ni conocer su propio inconsciente, a menos que éste llegue de algún a la conciencia, estando el individuo en pleno acto consciente. 164 Edoardo Weiss – LOS FUNDAMENTOS DE LA PSICODINÁMICA, Editorial Psique, Bs. As. , 1957 212 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Por esta razón, Weiss que “puede ser explorado sólo por vía indirecta; en otras palabras, su naturaleza y su modo de funcionar puede ser estudiados sólo mediante el análisis de aquellos productos de los procesos que llegan al conocimiento del yo” (por yo debe entenderse a la conciencia). Sin embargo, el propio Weiss que afirma que el inconsciente está más allá de la introspección, deja entreabierta la posibilidad de que, de algún modo, esa introspección, usada bajo un método y una dirección, como puede ser el psicoanálisis, pueda intervenir en el estudio de los fenómenos inconscientes. Cuando el psicoanalista pregunta y el psicoanalizado busca indagar sobre la respuesta, debe obligadamente realizar una introspección concentrada. Siempre que se investiga psicológicamente los contenidos mentales conscientes, a través de estos hay fenómenos que dejan entrever una actividad mental inconsciente que suele conocerse como “actos o frases fallidas”. Así, Weiss distingue entre: 1. contenido mental manifiesto: que son los datos conscientes obtenidos por la introspección 2. contenido mental latente: que son los fenómenos inconscientes obtenidos por medio de la interpretación El autor destaca que las conclusiones sobre los contenidos y el proceso de cómo funciona el inconsciente, son temas en discusión con muchos puntos inciertos. Actualmente no es posible responder con certeza absoluta sobre impulsos, factor hereditario de los contenidos mentales y tipos de conductas y varios problemas relacionados con la conciencia y el inconsciente. Distingue que en el inconsciente “hay profundidades insondables” pero que también hay elementos mentales conscientes que no pueden, sin lugar a dudas, ser plenamente explicados por otros datos también conscientes. Así, por ejemplo, cuando una persona teme una situación determinada, comprendida y conocida, entiende plenamente “la razón de su reacción emocional” y siente que “hay una evidente conexión entre la reacción del individuo y sus pensamientos conscientes”. Pero otra cosa distinta es cuando la persona “es incapaz de reconocer la causa de su miedo, y esto constituye un punto de partida para la investigación de los procesos inconscientes; lo mismo puede decirse de todos los impulsos, de los contenidos de los sueños y de algunas alucinaciones”. La hipnosis ha demostrado como puede existir una motivación inconsciente de los pensamientos conscientes. Bajo el estado de hipnosis, el individuo está prácticamente inconsciente y el hipnotizador imparte indicaciones u órdenes que luego, cuando el individuo sale de la hipnosis (“despierta”) comenzará a proceder de acuerdo a lo indicado bajo hipnosis, pero en forma consciente. Realiza actos conscientes o tiene pensamientos conscientes que han sido inducidos por la hipnosis. Algo similar ocurre con la sugestión en el fenómeno de la autosugestión. Igualmente, la hipnosis hace manifestar (expresar) las partes recónditas inconscientes, actuando como una especie de “recordar” lo que está sumergido en el inconsciente (quizá aquellos pensamientos o intenciones reprimidas que aludía Freud). Si esto es así, existiría una especie de memoria represiva. 213 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR También suceden otras similitudes cuando los padres introyectan en el niño la idea “obligatoriedad” de obedecer y de identificarse con sus padres y familia. El niño incorpora estos actos conscientes en forma consciente, al que acabamos de aludir, con el fenómeno conocido como “represión interior” (especie de autocensura) y que Freud denominó “súper-yo”. Este “súper-yo” no es plenamente consciente y está en el límite entre el inconsciente y el pre o subconsciente. Mientras no actúa es inconsciente, pero al momento de ponerse en marcha, actúa no conscientemente sino en forma pre o subconsciente. Este “súper-yo” pueden ser barreras morales o éticas muy fuertes, a tal punto, que aún en estado de inconsciencia, como sucede en la hipnosis, una persona se resiste a determinadas órdenes o conductas sugeridas, debido a la presión represiva del “súper-yo”. El mismo Freud reconoce que esto constituye un “impulso pasivo” que precede al desarrollo de la capacidad crítica. Hasta acá, todo coincide con lo que he designado como “memoria represiva”. Este criterio formaría parte de la idea griega de la ethos que según la concepción de Ricoeur constituía el “núcleo ético-mítico” el que “se trata del sistema de proyectos que posee un grupo inconsciente o existencialmente aceptado y no críticamente establecido”. Pero Freud centra la idea de impulso pasivo en la tendencia original e innata a la identificación y a la obediencia, a los que describe como incompatibles con la actitud emotiva del individuo bien adaptado a la realidad. Con estos, y otros conceptos, lo que Freud quiso señalar es que aunque los impulsos surgen del inconsciente, algunos son aceptados por la conciencia (yo) y otros no, porque sólo son aceptados condicionalmente o rechazados del todo (según lo que dicte el súper-yo, o represión; o la ética o moral o creencia previa) Una de las formas de investigar el inconsciente, usado en el psicoanálisis es el llamado libre asociación de pensamientos donde se estimulan muchos pensamientos y recuerdos y el individuo trata de captar todas estas asociaciones, sin hacer caso de ninguna objeción crítica que pueda surgir contra ellas (obvia el súper-yo). Esto constituye un modo de pensar distinto y opuesto al pensar acostumbrado y que es familiar al individuo, pues en la libre asociación de pensamientos el sujeto aplica su capacidad introspectiva a la elaboración de ideas que surgen espontáneamente y se expresan libremente, sin barreras represivas de ninguna naturaleza. De este método, Weiss comenta: “No es el razonamiento, sino el proceso de las libres asociaciones el que nos proporciona los datos necesarios para comprender las conexiones existentes entre el contenido en consideración y las situaciones emotivas que lo han provocado” Bajo el proceso de la libre asociación, el pensamiento lógico queda en suspenso y sólo se recurre a él cuando quieren analizarse las expresiones obtenidas por la libre asociación de pensamientos. Muchos impulsos pasivos de otra naturaleza distinta a los dados por ejemplos, suceden cuando el individuo se niega inconscientemente a reconocerlos implícitamente, como ocurre con el olvido de sueños. La libre asociación oficia de “recuerdo” de lo reprimido y, en este concepto, sería el mecanismo para poner en evidencia la memoria represiva. Por ejemplo, el fumador o el vicioso de otra drogadicción (drogas, alcohol), saben íntimamente que su conducta es dañina o no aceptable, pero no reconoce conscientemente este hecho, como si tal cosa le ayuda a poder consumar su adicción. Lo mismo le sucede al obeso que rehúsa toda dieta y niega que su gordura sea fruto de comer excesivamente. O al diabético que no sigue una dieta estricta para no abandonar ciertas costumbres alimentarias (evitar exceso, dulces, 214 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR etc.). Por esta razón, los terapeutas sostienen que la curación de estos males comienza cuando el afectado “reconoce a plena conciencia” de que padece una adicción o comete el error de no seguir pautas de conductas que le preserven la salud. “Tomar conciencia” del error o del impulso pasivo, puede llevar a controlar tales impulsos y en determinados casos en que dichos impulsos sean nocivos, evitarlos. En el psicoanálisis, la catexia es lo referido a la “concentración consciente o inconsciente de la energía mental en una persona, idea u objeto”. Para Weiss, “el yo pierde la catexia durante el sueño, lo que quiere decir, que tampoco el sistema preconsciente queda investido de catexia. En realidad, apenas el yo se queda dormido, cesa de pensar. Un individuo que no puede librarse de sus pensamientos, como sucede cuando tiene disgustos o preocupaciones muy graves, acaba por superar la tensión emotiva, o basta que el sufrimiento haya aplicado suficientemente el conflicto interior. De todos modos, durante el sueño sin sueños, el campo del yo, que durante el estado de vigilia comprende en potencia el preconsciente, queda privado de catexia. Vemos así que los contenidos preconscientes de la vida en estado de vigilia sufren una extraña metamorfosis en cuanto el yo pierde su catexia. Parece ser que es propia del yo una especial capacidad de ‘ligar’ o ‘fijar’ tales contenidos en virtud de la cual los contenidos mentales quedan inalterados, para que puedan ser pronto reconocidos y usados, correcta y lógicamente siempre que el yo necesita disponer de ellos. Cuando el material preconsciente pierde su conexión con la unidad de la catexia integradora y adaptada a la realidad, es decir, con el yo, tal material se desprende del yo y los elementos mentales, no estado ya investidos de la catexia del yo, sufren ciertos cambios”. De este manera, los actos preconscientes, e incluso algunos conscientes, desligados del yo (pérdida de la catexia) queda relegados a un plano inconsciente y se automatizan pasando a la forma de sueños o de síntomas neuróticos, propios de los “procesos de ello” (en el lenguaje de Freud el “ello” es el inconsciente). Se sustituye a la realidad por figuras abstractas o a las figuras abstractas se las convierte en símbolos investidos de realidad, de manera, que tales sustituciones de carácter general tienen una significación “simbólica”. En esta cuestión siento la tentación de aludir a este fenómeno con el nombre de memoria simbólica, lo que justifica toda la complejidad del inconsciente como verdadero “almacén” de cosas muy heterogéneas. ¿Qué significa todo esto? Weiss lo explica así: “Estos sorprendentes fenómenos propios del inconsciente obedecen al ‘proceso mental primario’ que consiste en el estado “libremente flotante” de las catexias. Las cargas de energía que invisten a las representaciones inconscientes individuales no están ligadas a éstas, sino que puede pasar a otras representaciones unidas a las primeras por conexiones asociativas. Puesto que este fenómeno es incompatible con toda forma de adaptación a la realidad, deja perplejo a quien lo considera desde el punto de vista de nuestra actividad mental consciente y preconsciente. En efecto, tal estado de libre desplazamiento de las catexias da lugar a diferentes consecuencias. En el inconsciente una representación puede sustituirse con otra sin ninguna razón lógica, sino solamente a base de un motivo superficial y muchas veces incompatibles. En el sueño y en el síntoma neurótico, una persona o un objeto pueden aparecer en el lugar de otra persona o de otro objeto; un tipo de actividad o de función puede ser ‘simbolizado’ por otro. En los sueños y alucinaciones, además, las catexias de dos o más representaciones pueden condensarse en una sola imagen, que recibe así una mayor intensidad perceptiva o afectiva”. En virtud de estos procesos, y otros, Weiss concluye que “es evidente que el contenido del inconsciente comprende todos los impulsos y todas las experiencias personales (que 215 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR fueron algunas vez conscientes) que han sufrido la represión. Tales contenidos constituyen el inconsciente personal de cada individuo”. La represión acá significa la referencia a la represión de los estados del yo consciente en el hecho de que la catexia preconsciente del yo actual es retirada de las representaciones de tales estados del yo. Volvemos así, a la idea de que todo lo que “desliga” del yo y la preconciencia (retiro de la catexia). Es posible que este análisis del inconsciente que realizan los psicoanalistas con Freud a la cabeza, sea una explicación aceptable de la “energía mental” que se moviliza desde la conciencia (el consciente) hasta la inconsciencia (el inconsciente) desde el punto de vista que ellos lo ubican. Incluso, es mérito de la escuela freudiana de haber incursionado sobre el misterio de la inconsciencia y de haberla traído al centro de atención del estudio científico en la psicología y en la psiquiatría. Pero es indudable que la movilización energética mental va más allá de todo esquema o aparato descriptivo, de toda concepción rígida o cientificista. Es un fenómeno que sólo puede ser mejor comprendido como “fenómeno espiritual” y que, como antes afirmamos, tanto lo consciente como lo inconsciente están formando parte de un solo bloque fenomenológico y, por lo tanto, son parte de una misma cosa. Separarlos en procesos distintos aunque imbricados no explica mejor su naturaleza. Es importante, en lo relativo a la memoria, conocer las teorías de su condición anatomofuncional desde el punto de vista biológico. Anatomía de la memoria Los circuitos mnésicos o circuitos de la memoria Los circuitos mnésicos son circuitos neuronales son los grupos de neuronas cerebrales que se ponen en marcha cuando necesitamos guardar el conocimiento de algo como recuerdo o aprendizaje. No hay dudas que la enseñanza, el aprendizaje y todo el quehacer del hombre se basan en su memoria. Más aún: hay autores que afirman que memoria y aprendizaje, desde el punto de vista funcional, es lo mismo.165 Los circuitos mnésicos son los responsables de todas las formas o tipos conocidos y desconocidos de memoria. Ninguna actividad humana sería posible si no existiera la memoria. Pero nos ocurre algo muy particular: consideramos a la memoria y hablamos de ella como si fuera una entidad física diferenciada que sabemos que está en alguna zona de nuestra cabeza, como una especie de álbum o almacén de fotogramas de películas mentales, al que pudiéramos conectar a voluntad una y otra vez. Esto nos lleva a considerar como “normal” quejarnos de tener “mala memoria”, como quien se queja de tener caries dentales o pies planos. Lo cierto es que la memoria está muy lejos de ser algo tangible como lo es un determinado órgano de nuestro cuerpo. Lo apropiado sería considerarla como función fundamental de todo cerebro vivo, más que un organismo material. El cerebro cambia a medida que pasan a través de él los mensajes recibidos. Esa modificación o cambio, ya se produzca en períodos de tiempo cortos o en fases 165 Hay principios fundamentales que diferencia memoria de aprendizaje: la memoria recoge un dato de conocimiento y lo guarda para después recordarlo o relacionarlo con otros datos. Nada más. Al aprendizaje es un entrenamiento para recoger determinados datos útiles que necesariamente deberá memorizar primero para usar después para desarrollar un determinado comportamiento u obtener un conocimiento específico de una disciplina concreta, como es el caso del conocimiento científico. Luego, se “memorizan datos”, se “aprenden habilidades y conocimientos”. Ergo, la memoria es pura función mental o intelectual, el aprendizaje es función mental o intelectual pero también es praxis, es motor volitivo y modulador emocional e intelectivo. 216 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR largas, confiere al cerebro la facultad de recordarla ante el requerimiento de la misma para sacar provecho de ella. Sin esta facultad nos sentimos “faltos de mente”, incapaces de aprender, de leer, de escribir, entender, hablar e, incluso, de pensar. La ausencia de memoria nos impediría comprender y comunicarnos, al no poder hablar ni pensar. La memoria trabaja en la vigilia y en el sueño (nos permite recordar las ensoñaciones) y toda la información queda “registrada” en complejos circuitos. La adquisición de memoria consiste básicamente en la modulación de las sinapsis, los contactos entre neuronas. Las memorias están formadas por la facilitación de las uniones sináptica entre agregados neuronales que representan aspectos singulares del entorno o del interior del propio organismo. Esto hace que todas las memorias sean esencialmente asociativas, de forma tal que la información adquirida, guardada y recordada puede ser gestada por determinadas moléculas o grupos neuronales individuales, pero el mecanismo mnésico dependerá principalmente de la asociación de redes neuronales. Donald O. Hebb166 propuso la idea de que, cuando una neurona excita a otra, repetida e persistentemente participa en su activación, produciendo cambios metabólicos o de otra naturaleza en una de esas células o en ambas, a de aumentar la eficacia de la primera para excitar a la segunda. Los estudios en animales invertebrados y en el encéfalo de mamíferos demostraron que en los invertebrados los cambios son metabólicos mientras que en los mamíferos constituye un fenómeno eléctrico duradero de facilitación sináptica que resulta de la transmisión de impulsos a través de la sinapsis. Esto ocurre principalmente en la potenciación a largo plazo. Explicó Hebb el llamado principio de la convergencia sincrónica cuyo enunciado sintetizó de esta forma: “dos células o sistemas que reiteradamente se muestren activos al mismo tiempo, tenderán a convertirse en ‘asociados’ de suerte tal que la actividad de uno facilita la actividad del otro”. En la corteza, muchas fibras que portan informaciones sensoriales convergen en las mismas neuronas. Sumando informaciones coincidentes en el tiempo, estas neuronas se asociarán entre sí hasta el punto de que podrán mutuamente substituirse para activar otras células. Tendremos así dos tipos neuronales: 1. las neuronas de entrada de información (input neurons) (neuronas de almacenamiento) 2. y las neuronas de salida de información (output neurons) (neuronas de evocación). Las interconexiones entre neuronas de entrada y de salida se verán reforzadas por fibras recurrentes que favorecen los procesos asociativos debidos a las interconexiones neuronales en verdaderas asociaciones celulares que constituyen unidades funcionales de memoria. Luego, las memorias o imágenes sensoriales elementales se formarían en módulos celulares que ubican en áreas sensoriales o extrasensoriales de la corteza. Una representación neuronal formada por una combinación de módulos y áreas en amplias extensiones de la corteza de asociación, sería la representación neuronal de nuestras memorias personales. 166 Hebb, Donald O. – ORGANIZATION OF BEHAVIOR, Wiley, N. York, EE.UU. 1949 217 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Hayek167 propuso una extensa red o “mapa” de neuronas corticales que representaría en su estructura de conexiones, las asociaciones que forman la esencia de cualquier percepción y cualquier memoria. Los circuitos mnésicos, anatómicamente, comprenden: 1. corteza cerebral 2. sistema límbico (circuito de Papez) 3. redes o interconexiones neuronales (circuito de Hayek) Corteza cerebral Áreas sensoriales primarias En la corteza, los circuitos mnésicos se desarrollan desde los niveles inferiores, es decir, desde las áreas corticales sensoriales o motoras hacia las áreas de asociación. Este crecimiento ascendente se basa en: conexiones laterales conexiones de acción proyectiva (feedforward) retroalimentación (feedback) En el primer escalón de las jerarquías resultantes residen los módulos neuronales que, por asociación, forman redes elementales de memoria sensorial y motora. Estas jerarquías constituyen los bloques básicos de las redes multisensoriales y motoras complejas, las cuales, a su vez, originan redes más elaboradas e idiosincrásicas de la corteza asociativa. Y éstas prestan soporte a la memoria declarativa o explícita, a la no declarativa o implícita y a la procedimental. El mecanismo subyacente de la memoria cortical y sus interconexiones involucran acciones de neurotransmisores y sus receptores que luego estudiaremos. Estos mecanismos son cruciales para la consolidación de la memoria cortical, para la conversión de la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo. Las cortezas primarias proporcionan a la corteza de asociación los elementos de la experiencia que, por asociación sincrónica crean o facilitan sinapsis en las redes de la memoria individual. Del mismo modo que en la evolución, la neocorteza de asociación experimenta un desarrollo tardío y mayor que la corteza sensorial o motora primaria. La neocorteza de asociación, sustrato de la memoria más personal, no alcanza la maduración plena hasta la juventud y probablemente conserva la plasticidad sináptica durante toda la vida. En la corteza cerebral humana puede reconocerse dos grandes gradientes de desarrollo: uno en su parte posterior, que comprende los lóbulos: temporales, parietal y occipital y otro en la corteza del lóbulo frontal. El primero marca el desarrollo de las áreas implicadas en la percepción; el segundo, el de las áreas involucradas en el movimiento y la acción. Las últimas en desarrollarse son las áreas de asociación de las regiones temporal y parietal y la corteza prefrontal en el lóbulo frontal. La mayoría de las veces, los recuerdos surgen de impresiones sensoriales. Antes de preguntarnos cómo almacena el cerebro una experiencia sensorial en forma de recuerdo deberíamos analizar cómo procesa la información sensorial. De hecho, la etapa inicial de cualquier 167 Friedrich von Hayek, premio Nóbel de economía, 1976 218 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR investigación sobre este tema debe iniciarse con el estudio de la vía nerviosa responsable de la percepción visual. El sistema visual central comienza en el córtex estriado o corteza visual primaria, situada en la superficie posterior del cerebro y que, a través del nervio óptica y del cuerpo geniculado lateral, recibe información del mundo visible desde la retina. El córtex estriado dispone de un mapa sistemático del campo visual y cada porción de ese campo, activa un grupo diferente de neuronas. Sin embargo, el sistema visual no concluye en el córtex estriado, sino que también participa por interconexión el lóbulo temporal (córtex temporal inferior y subsuperficie del lóbulo temporal). Estos y otros hallazgos indican que la información visual se procesa secuencialmente a lo largo de toda la vía. Las neuronas que integran este circuito disponen de “ventanas” abiertas al mundo visible que, en las sucesivas estaciones irían ensanchándose tanto en extensión espacial como en complejidad. Las neuronas responden en particular a diferentes propiedades físicas de los objetos (color, forma, textura, etc.) hasta que en las estaciones finales del circuito el córtex temporal inferior sintetiza la representación completa del objeto. La vía visual integra datos sensoriales y los transforma en experiencia perceptiva. Al parecer los datos que aportan los restantes sentidos se procesan de idéntica manera, de forma tal que experiencia y memoria están estrechamente ligadas. Los circuitos mnésicos entran en juego con la corteza, como un mecanismo de retroalimentación. Cuando un estímulo sensorial activa la amígdala y el hipocampo, los circuitos mnésicos producen esa activación proyectándola sobre el área cortical. Esa retroalimentación refuerza y almacena la representación neural del episodio sensible que acaba de acontecer. Como consecuencia de esa retroalimentación inducida por los circuitos mnésicos, las sinapsis sufrirían algunos cambios en los que se mantendría el diagrama de conexiones y se formaría un recuerdo duradero. El reconocimiento se produciría más tarde al reactivarse esa agrupación neuronal ante el mismo episodio sensible que la origina. La existencia de estos circuitos mnésicos nos está demostrando que la memoria es de naturaleza global. Se manifiesta por determinados grupos neuronales, por procesos en gradiente, por interconexiones, etc., pero en sí, el acto de memoria se da como algo en bloque y no en partes. La memoria, como aptitud o facultad mental es una sola cosa indivisible, pero se manifiesta diferentemente en cada situación o estímulo en particular. Es similar a la esencia misma del hombre, la cual, siendo una, tiene componentes diferentes que obligan a separar lo orgánico de lo funcional, para estudiar sus mecanismos. Ascendiendo en la jerarquía cortical de la memoria (y la percepción), cuando entramos en las áreas de desarrollo más tardío, nos introducimos en el sustrato de las redes más complejas y extensas de la memoria polisensorial y declarativa, tanto episódica como semántica. Aquí la topografía de las memorias resulta oscura debido a la amplia distribución de sus redes, que unen los dominios dispersos de la corteza de asociación, cada uno de los cuales representan distintas cualidades asociadas por la experiencia. Como estas memorias son más difusas que las memorias sensoriales simples, poseen también mayor solidez. Hay pruebas de que las memorias declarativas se distribuyen en la corteza posterior de asociación. Dichas pruebas inducen experiencias sensoriales y mnemónicas muy diversas, algunas con todas las características de la memoria episódica. Otras pruebas proceden de los numerosos trabajos sobre amnesia retrógrada tras lesiones de la corteza posterior de asociación. En cualquier caso, sin embargo, la naturaleza y probablemente la 219 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR amplia distribución de las redes de memoria episódica hacen que sea difícil definir con precisión su topografía cortical. La memoria semántica se apoya en redes extensas de la corteza cerebral posterior, incluyendo el área de Wernicke, el tercio posterior de la circunvolución temporal superior. El conocimiento intelectual, integrado por todas las memorias, no tiene un sustrato anatómico conocido por lo que se deduce que ocupa la distribución cortical más extensa, dado que incluye todas las topografías mnésicas conocidas y las desconocidas. Tiene experiencias particulares múltiples y profusas asociaciones entre modalidades. Semejante distribución de sus redes es lo que le proporciona tan excepcional y tremenda robustez. La corteza del lóbulo frontal es la base de los niveles superiores de la jerarquía de las memorias motoras. En el nivel cortical inferior está la corteza motora primaria, sede de la memoria filética, que representa, y media, los actos motores elementales. Estos actos están definidos por la contracción muscular. Por encima de la corteza motora primaria, siguiendo gradientes de desarrollo y conectividad de la jerarquía motora, está la corteza premotora. En coordenadas espaciales y temporales, la representación y el procesamiento del movimiento en esta corteza son más complejos que en la corteza motora. Se ha comprobado que las redes premotoras codifican actos motores definidos por su objetivo, secuencia y trayectoria. La corteza prefrontal es la corteza de asociación del lóbulo frontal y constituye el nivel superior de la jerarquía motora. Recibe conexiones de fibras de estructuras subcorticales y límbicas, así como de otras áreas de la neocorteza. Portan hasta la corteza prefrontal, información relativa a los estados internos y al medio exterior. Largas fibras aferentes unen las redes de memoria perceptiva de la corteza posterior con redes motoras prefrontales, formando así asociaciones perceptivo-motoras en el nivel superior. Las áreas corticales prefrontales representan en sus redes los esquemas de acciones secuenciales dirigidas a un objetivo. Tras la práctica intensa, las representaciones frontales de las acciones parecen reacomodarse en estructuras motoras inferiores, sobre todo en ganglios basales. Una jerarquía de áreas frontales aloja una jerarquía de memorias motoras. Las memorias y habilidades motoras (memoria procedimental) están codificadas y almacenadas en redes prefrontales y premotoras, al menos en sus estadios iniciales de aprendizaje. Cuando se ha aprendido una secuencia motora hasta hacerla automática, su representación parece relegarse a estructuras inferiores. Pero ciertas tareas continúan dependiendo de la corteza frontal. Éste es el caso de tareas que contienen contingencias temporales variables entre estímulos y respuestas motoras, tales como las tareas demoradas. La ejecución correcta requiere entonces un acto de integración temporal (temporaria) que descansa en la función integradora temporal de la corteza prefrontal. Un determinado nivel de estrés agudo libera dopamina (DA) en la corteza prefrontal durante 30 a 40 minutos. Esta liberación DA se debe fundamentalmente a la activación con estímulos emocionales sobresalientes o relevantes. La liberación DA está íntimamente ligada o depende de la transmisión glutamatérgica, estableciendo una estrecha relación glutamato-dopamina en la corteza prefrontal. De ahí que la liberación de DA puede ser bloqueada por antagonistas de receptores AMPA. Recordemos que por estos y otros mecanismos la corteza prefrontal controla de algún modo, la actividad emocional al procesar estímulos y de este modo influye o controla la actividad de otras estructuras encefálicas, en particular, la amígdala que es, de alguna manera, el centro de procesamiento de emociones e instintos, entre otras funciones. Por esto, si la corteza prefrontal llega a alterar su funcionamiento de algún modo, la amígdala queda liberada del control prefrontal y se 220 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR produce un desnivel o descontrol en la manifestación emocional e instintiva, e, incluso, en los procesos mnésicos. La memoria cortical tiene una amplia distribución y una composición mixta. En las memorias perceptivas, las imágenes obtenidas de la actividad neuronal en funcionamiento a través de SPECT o RMN durante se realiza una tarea de memoria, muestran activaciones variables y pobremente definidas de la corteza posterior, pero, sólo parecen activadas fidedignamente aquellas áreas que procesan las características sensoriales del memorándum. En el lóbulo frontal, sin embargo, las áreas prefrontales se activan siempre que el memorándum se retiene para la acción prospectiva. La activación metabólica de las áreas prefrontales durante la retención de señales visuales o verbales para respuestas manuales o verbales, está hoy bien documentada. Las activaciones prefrontales reflejan la activación de la memoria motora y, por unión funcional con la corteza posterior, la activación persistente de la memoria perceptiva. Por esto, la memoria operativa (working memory) no es más que la activación temporal, ad hoc, de una extensa red de memoria perceptiva y motora a largo plazo. El componente perceptivo de dicha red podría ser recuperable y expansible por un nuevo por un nuevo estímulo o experiencia. La memoria operativa tiene el mismo sustrato cortical que el tipo de memoria a corto plazo tradicionalmente considerada como la perta de la memoria a largo plazo. Ambas encajan en la categoría de memoria activa, que sólo difiere de la memoria a largo plazo pasiva en el estado de la red, no en su distribución cortical. De lo anterior, se infiere que la dinámica cortical para evocar memoria episódica es la misma que para evocar un estímulo familiar, tal como la señal en la tarea demorada. Esta señal está representada en la corteza posterior. Pero sabemos que la corteza prefrontal es esencial para toda la memoria operativa de cualquier señal conducente a la acción prospectiva. Por eso, es que esta corteza revista tanto interés para la secuenciación de la conducta, el pensamiento y el habla, funciones todas que requieren memoria operativa. La memoria operativa aparece vinculada con la memoria a largo plazo cuando se realiza una tarea con demora. La señal para recordar es una memoria antigua reactivada. Podría no evocar los episodios que condujeron a la adquisición de su significado, pero sí evoca su significado al igual que evoca la memoria procedimental de la tarea. En otras palabras, esto ocurre porque la persona “ha estado antes allí”, por lo que puede realizar la tarea. Las viejas memorias se activan para su uso a corto plazo en cada una de sus etapas. Cuando la secuenciación motora o la integración temporal requieren la retención durante cierto tiempo de una memoria perceptiva antigua, tal como ocurre en cualquier tarea demorada, en tal retención intervienen la corteza posterior y la prefrontal. Un probable mecanismo subyacente es la reanudación de la actividad a través de circuitos recurrentes. La reentrada del impulso explicaría las descargas neuronales sostenidas que se han observado en ambas cortezas durante los períodos de retardo de las tareas demoradas. La correcta ejecución de tareas de memoria visual puede impedirse reversiblemente mediante el enfriamiento temporal de la corteza prefrontal inferior o de la corteza ínferotemporal en la persona activa. Estos resultados destacan el papel de las influencias tónicas de la corteza prefrontal en relación con la activación sostenida de la memoria visual en la corteza ínferotemporal. 221 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Hay hallazgos neuroanatómicos que señalan núcleos del tálamo comunicados con estructuras límbicas y a su vez interconectados al neocortex frontal ventromedial que es un área de la corteza escondida bajo el frontis del cerebro. Bachevalier estudió lesiones quirúrgicas de esa zona que llevan a la profunda pérdida de la memoria recognitiva. Esto comprueba que la estación final del sistema visual y de los restantes sistemas sensoriales, está conectada con dos circuitos mnésicos paralelos que incluyen las estructuras límbicas del lóbulo temporal, sectores medios del diencéfalo y la corteza prefrontal ventromedial. Todo esto conduce a deducir que los depósitos más probables de la memoria son las áreas corticales donde toman forman las impresiones sensoriales. Los circuitos mnésicos entran en juego con la corteza como un mecanismo de retroalimentación. Cuando un estímulo sensorial activa la amígdala y el hipocampo, los circuitos mnésicos reproducen esa actividad proyectándola sobre el área cortical (memoria cortical). Esta retroalimentación refuerza y almacena la representación neuronal del episodio sensible que acaba de acontecer. Esta representación neuronal adquiere la forma de una agrupación de muchas neuronas interconectadas de un modo determinado. Como consecuencia de esa retroalimentación inducida por los circuitos mnésicos, las sinapsis sufrirían cambios en los que se mantendría el diagrama de conexiones y se formaría el recuerdo duradero. El reconocimiento se produciría más tarde al reactivarse esa agrupación neuronal ante el mismo episodio sensible que la originó. Finalmente, recordemos que existe un fenómeno de plasticidad en todo el cerebro, que tiene intervención en los cambios en los circuitos neuronales. En este fenómeno de plasticidad interviene principal y fundamentalmente el sistema límbico y la corteza y se denomina LTP (Potenciación de Largo Aliento). El estrés agudo puede modificar el LTP de la corteza prefrontal y de ese modo también interviene en la alteración de circuitos mnésicos. Sistema límbico Hipocampo y cuerpos mamilares: anatomía de la memoria La función mental de la memoria queda incorporada a la fisiología del sistema límbico en el denominado circuito de Papez. Este circuito es un consiste en un conjunto neuronal ubicado en la corteza endorrinal, hipocampo, cuerpo mamilar, núcleo talámico anterior, de modo tal que el proceso mnésico nace en la corteza endorrinal, circula por los otros núcleos y retorna a la corteza endorrinal. El hipocampo, estructura profunda del lóbulo temporal, desempeña un papel crítico en la formación de redes de memoria en la corteza asociativa. Evidencias experimentales y clínicas indican fehacientemente que las formaciones del cerebro límbico en el hipocampo son virtualmente el núcleo de todo proceso vinculado con el aprendizaje y la memoria (ambas funciones están íntimamente ligadas). Para que la actividad o funciones mnésicas se realicen sin fallas, es necesario que estas regiones anatómicas estén ilesas o intactas bilateralmente. Se ha constatado que las lesiones hipocámpicas derechas provocan un menoscabo de la evocación de las caras, los modelos espaciales y las melodías musicales. En cambio, las del hemisferio izquierdo afectan el recuerdo del material verbal oído o leído. Además, hay que recordar que una afasia, una apraxia o una agnosia implican básicamente una alteración de la memoria. Esto se comprobó en los humanos que padecen lesiones 222 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR hipocámpicas (Korsakoff, traumatismos, resecciones quirúrgicas, tumores, etc.). Se sugiere que el hipocampo suprime las entradas de estímulos no significativos o de interferencia mientras la atención se dirige a un grupo específico de señales. Los pacientes con lesiones en el hipocampo sufren de amnesia anterógrada: tienen graves dificultades para adquirir y consolidar nuevas memorias. La adquisición y consolidación de nuevas memorias resultan de conexiones recíprocas entre el hipocampo y las áreas neocorticales de asociación. Es probable que el hipocampo, como cualquier estructura cerebral importante, no tenga una función única, sino que participe en varias. Posiblemente organice mapas cognoscitivos ordenando la información espacial y disponiéndola en una escala lógica multidimensional, organizando el “ingreso en el archivo” donde se almacena la información adquirida. Cada “casillero” serían las neuronas receptoras de los estímulos que parten del mismo. Este modelo explica por qué las lesiones límbicas provocan grosero deterioro mnésico y por qué las lesiones alejadas del hipocampo (los “casilleros”) también pueden comprometer la memoria, pero en una modalidad específica o de manera más atenuada. También podría explicar por qué en los casos de lesión hipotalámica grave e irreversible, una persona es capaz de reorganizar rudimentariamente sus huellas mnésicas, planteando la pregunta de si algún “casillero” es capaz de reemplazar el archivo. Estos “casilleros” están en todos los circuitos mnésicos cerebrales, los cuales comprometen al cerebro in toto como el operador de la memoria. A su vez, la posible existencia de “casilleros” sustenta la denominada “teoría multialmacén” por la cual se explica a la memoria comparándola con los modernos ordenadores o computadoras. Esto es que el hombre analiza, trata y guarda la información para después “recuperarla” de la misma forma que el software o conjunto de programas de una computadora que sirve para realizar un conjunto de operaciones. A su vez, el sustento orgánico es considerado como el hardware o infraestructura que usan dichos programas (esto corresponde al concepto de anatomía de la memoria). El programa o software de la memoria sería un conjunto de apartados o almacenes distintos y con características diferentes, en los que se va almacenando sucesivamente la información y ese conjunto de almacenes funciona con un proceso de control que fiscalizaría y determinaría el paso de una información de un almacén a otro. Esta teoría permite explicar en parte la memoria como retención de datos, su función de recordarlos y, también, la función de supresión u olvido de alguno de esos datos. El hipocampo, además del papel preponderante en las funciones del aprendizaje y la memoria, también, está relacionado con la memoria de la secuencia de los eventos, como es la propia biografía. Por sus funciones, el hipocampo es el organizador principal de la memoria de otras áreas cerebrales. Pero no es el “almacén de recuerdos” (donde se guardan los engramas) sino es una especie de catálogo o índice que guarda el conocimiento de dónde están los engramas (reconocedor de engramas) Conocida así la “anatomía” de la memoria, los mecanismos o procesos de la misma está sujeta a neurotransmisores y neuromodulares relacionados con la memoria, de los cuales el sistema 223 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR colinérgico central es el principal actor. Todo ocurre como que es más útil considerar la existencia de un farmacosistema colinérgico que una estructura anatómica definida. Este concepto permite tener en cuenta todas las neuronas diseminadas por el cerebro que interactúan gracias a la transmisión colinérgica (transmisión mediada por la acetilcolina). También permite la investigación de un patrón particular de alteraciones mnesicocognoscitivas producidas por fármacos colinérgicos y qué grado de especificidad tiene el farmacosistema en las pruebas de rendimiento con el auxilio de drogas anticolinérgicas. Uno de los hallazgos más recientes demostró que los receptores colinérgicos de las células piramidales del hipocampo tiene la sorprendente características de comportarse como muscarínicos o nicotínicos indistintamente. Estos efectos en la periferia están mediados por dos tipos de receptores diferenciados y separados entre sí. Los receptores colinérgicos cerebrales “híbridos” del hipocampo, sugieren la posibilidad de un sistema colinérgico específico y de características no conocidas aún. Esto explicaría algunos efectos llamativos de las drogas colinérgicas sobre el aprendizaje. Las conclusiones hipotéticas entienden que la memoria es, en esencia, una ampliación de la conductividad sináptica en el sistema colinérgico y que existe un nivel crítico de acetilcolina necesario para permitir un funcionamiento óptimo de estas situaciones mnésicas. Un déficit de acetilcolina impediría que dichas sinapsis alcancen el umbral necesario para la descarga de impulsos, en tanto que un exceso del neurotransmisor daría lugar a un bloqueo por despolarización. Esta teoría, aunque demasiado esquemática, es interesante desde el punto de vista neurofisiológico. En el hipocampo y sus conexiones con la corteza también interviene el sistema glutamatérgicogabaérgico y sus receptores. El hipocampo participa tanto en la reactivación de una red neuronal para el recuerdo o reconocimiento de datos guardados en la memoria, como en los procesos neuronales de formación de la memoria. Esto hace sospechar que tal vez los mecanismos de las redes de memorias nuevas son como una especie de expansión de las antiguas y da pie a pensar que si los mecanismos de los procesos neuronales de formación y recuperación de memoria no son idénticos, es muy estrechamente relacionado entre sí. Amígdala y la memoria emocional La amígdala, otra estructura del lóbulo temporal y parte del sistema límbico, es imprescindible para la evaluación del significado afectivo y emocional de las percepciones, interviene también en la formación y consolidación de la memoria, especialmente en la memoria emocional. También la amígdala tiene especializaciones. Muchas de las contribuciones a la memoria, características de la amígdala, las sugirió su singular neuroanatomía. El número y la variedad de sus conexiones sugieren su funcionamiento como central básica de asociación para los recuerdos. Procesa todos los recuerdos y los asocia entrecruzándolos específicamente. Por ejemplo, ver una ciruela madura nos hace recordar su sabor. Para que este cruzamiento sea posible debe, necesariamente, existir un intercambio entre las áreas corticales que almacenan los recuerdos correspondientes a cada percepción. Hoy se sabe que la amígdala es el centro cerebral intermediario de esas asociaciones y existe el reconocimiento de que la amígdala sirve de intermediaria en la asociación de recuerdos formados por diferentes sentidos. Además, toda experiencia sensible suele tener una carga emocional y la asociación entre ambos también es función de la amígdala. 224 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR La amígdala es un área muy rica en neurotransmisores, en especial opioides u opiáceos endógenos. Las pruebas experimentales que hoy disponemos tienden a sugerir que las fibras que contienen opiáceos discurren desde la amígdala hacia los sistemas sensoriales, liberando dichos opiáceos en respuesta a estados emocionales generados por el hipotálamo. Por este mecanismo, la amígdala permitiría que las emociones influyeran en lo que se percibe y aprende. La reciprocidad de efectos entre la amígdala y el córtex explica porque tanto en monos como en humanos, los episodios ligados con carga emocional provocan una impresión y dejan un recuerdo indeleble. Interacciones entre amígdala e hipocampo La amígdala interviene en el circuito mnésico como moduladora de la formación de memoria y de la función de evocación o recuerdo. El hipocampo forma la memoria, pero la amígdala modula esa función bajo el control de la corteza prefrontal. A su vez, el hipocampo detenta la función de evocación, la cual está también bajo el control de la amígdala. Este concepto de interacción es parte del concepto general de que todos los fenómenos mentales e intelectuales funcionan en un solo bloque, en el cual no es posible determinar con precisión cada función. Se establecen conceptos, datos y conocimientos de las funciones mentales a medida que las investigaciones neurocientíficas avanzan en biología molecular, el perfeccionamiento de las imágenes del encéfalo mientras éste se encuentran en plena función y el fenómeno de alteración de la mente a través de cada mecanismos fisiopatológicos y el estudio anatomofisiológico de lesiones específicas. Precisamente, una alteración de la amígdala demuestra como se desregula la función del hipocampo. Colofón Aunque las neurociencias batallan con denuedo por descifrar los mecanismos anatomofisiológicos de la memoria, la lucha, según nuestro parecer, es ardua y perdida de entrada. Los nuevos aparatos tecnológicos han perfeccionado el rastreo de los fenómenos mnésicos a nivel molecular y genético. Pero nada de lo que se encuentra o se sabe abarca al fenómeno memoria en todo su sentido, esencia y extensión. Creo, junto con un grupo de pensadores modernos, que la memoria es un fenómeno total y totalizador y que no ubica en modo especial en un centro determinado. Se vale de muchas neuronas y vías y neurotransmisores, pero todo eso no es específico ni determinante. De ahí, que cuando un científico honesto debe opinar sobre la memoria, lo primero que asevera es: algo que todavía no se conoce bien. Es posible según las nuevas tendencias sobre las funciones espirituales, que la memoria, como una principal función espiritual, sea una energía que está en todo el cuerpo. Esto debe parecer aventurado y fantasioso como todo lo estrictamente espiritual. Pero muchos hechos fenomenológicos están tras esta razón. Fisiología de los circuitos mnésicos Biología molecular de los mecanismos o procesos de la memoria Existen demasiadas teorías sobre los mecanismos de la memoria humana, pero lo correcto es que no se sabe a ciencia cierta cuáles son los mecanismos reales y donde asienta el lugar de almacenamiento. Por esta razón hicimos la anterior digresión a modo de colofón. Se conoce que todo se debe a circuitos neuronales y complejas sinapsis con cambios bioquímicos y que intervienen 225 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR diversas moléculas a través de neurotransmisores y otras sustancias.168 Se cree que uno de los responsables de este mecanismo puede ser el RNA dado que éste interviene en la elaboración de proteínas mediadoras en los procesos electroquímicos de la conducción nerviosa. Luego, RNA, neurotransmisores y otros elementos se conjugan en la delicada operación de la memoria, la que opera a través de diversos circuitos. La destrucción de circuitos y/o el exceso o falta de neurotransmisores (como ocurre en el Alzheimer) deterioran gravemente la memoria. El bloqueo del RNA por fármacos también altera gravemente la memoria o la bloquea, fenómeno que aboga en favor de la intervención del RNA en el proceso de la memoria. Pero la memoria puede ser alterada por otros factores como el estrés o enfermedades que alteren la atención o el pensamiento. Asimismo, la alteración de sentidos como la audición y la vista pueden influir en la memoria. El mecanismo principal de la memoria contempla los pasos siguientes: 1. El estímulo percibido ingresa al hipocampo, primer receptor de memoria o preceptor de estímulos, donde las neuronas procesan los datos a través del AMP cíclico. El hipocampo es el centro de la memoria reciente, temporal, anterógrada y de corto plazo (almacenamiento de la memoria reciente y de corto plazo). El AMPc es sólo un mensajero intracelular, de acción catalítica y proveedora de energía. 2. Es probable que por acción del AMPc, el RNA de las neuronas de hipocampo procesen una proteína denominada CREB (teoría Tully-Kandel). Esta proteína será la responsable de proseguir la transmisión de recuerdos para continuar el proceso de memoria y llegar a la memoria duradera, retrógrada, de largo plazo. La CREB actúa al nivel de sinapsis entre neuronas hipocampo y neuronas de la corteza cerebral. Es una especie de grabadora de recuerdos, a los que descarga en la corteza cerebral. La CREB está regulada por mecanismos estimuladores y mecanismos inhibidores. Se cree que la afectación de la memoria de largo alcance, como es el Alzheimer u otros tipos de deterioros seniles, es debido a un proceso de inhibición de la producción de CREB. En este proceso de inhibición, tal vez, intervengan las endorfinas (McEwen) 3. La corteza cerebral es el centro de la memoria de largo plazo o retrógrada o duradera (almacenamiento de la memoria de largo plazo). Eso explica que los TEC (traumatismos encéfalocraneanos que se producen en determinados accidentes como los viales o laborales) afecten la memoria retrógrada y produzcan amnesia retrógrada Los mecanismos fisiológicos del almacenamiento La forma elemental de almacenar información en el cerebro se conoce como trazo de memoria o engrama. Una tendencia se inclina a pensar que los recuerdos se registran por distintos mecanismos, requiriendo cada uno un método diferente de entrada y teniendo distintas capacidades de almacenamiento, duración y acceso. Otras escuelas consideran la suma de las funciones mnésicas como las manifestaciones de un mecanismo básico, fundamentalmente uniforme, que sufre un fortalecimiento gradual debido a la repetición de los estímulos. Las principales teorías del aprendizaje o memoria serían: 168 Teoría del “caos y ráfagas” basada en estudio de ondas electroencefalográficas durante experimentos hechos con estímulos sensoriales 226 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 1. hipótesis de la neoformación de sinapsis 2. hipótesis de la acción en masa 3. hipótesis del almacenamiento químico del recuerdo La hipótesis de la neoformación de sinapsis podría también llamarse de activación de sinapsis, porque originalmente y con motivo de los experimentos de Pavlov se pensó que la adquisición de reflejos condicionados se debía a la formación de nuevas sinapsis entre las neuronas corticales. Pero dado que existe el concepto de que en el sistema nervioso adulto de los mamíferos no podrían desarrollarse nuevas fibras,169 lo más lógico era aceptar que existen conexiones sinápticas inactivas funcionalmente, las que son congénitas y que pueden ser activadas a medida que el cerebro adquiere nuevas experiencias. Experimentos actualizados originan la posibilidad de que coexistan formación de nuevas sinapsis y activación sináptica de conexiones preexistentes. Otra forma hipotética sería considerar que en los períodos de inmadurez del sistema nervioso, la excitación puede pasar entre varios puntos cualesquiera al azar, a través de la red de conexiones nerviosas. Pero a medida que el organismo madura, se ponen en marcha mecanismos de inhibición sináptica que eliminan gradualmente las sinapsis no deseadas para después modelar esquemas sinápticos utilizables para un fin determinado. Esto explicaría, de algún modo, ciertos aspectos de la desorganización funcional de las experiencias adquiridas que se observa en las lesiones cerebrales. La teoría de la neoformación de sinapsis se ha renovado en algunos investigadores para asociarla a la memoria de largo plazo. La inactivación de sinapsis usadas, fuera de los procesos patológicos, puede causarse por desuso o afectación por neurotransmisores. Harold Koplewicz y los estudios Duke y Texas,170 determinaron que durante la adolescencia, la sustancia gris pasa por un proceso de depuración, el que actuaría en forma similar al programa denominado “liberador de espacio” en la computación. El proceso consiste en que, entre los 14 y 17 años de edad, se produce una especie de eliminación de conexiones neuronales en desuso, a fin de crear las superconexiones que permiten a los adultos concentrarse y aprender con mayor profundidad. Cuando la velocidad con que se eliminan las sinapsis ociosas no se acompaña con una debida instalación “a tiempo” de las superconexiones,171 ocurre algo así como que el cerebro, en cierta forma, se “desprograma” un poco sin contar con un nuevo sistema de programación que organice un “programa de tareas”. Esto produce una cierta desestructuración mental que influye provocando la inestabilidad espiritual, emocional e intelectiva propia del estado de adolescencia. Si el medio ambiental concurre positivamente a formar la mente y reprogramarla en forma eficaz, la desestructuración es pasajera e inocua y queda como lo que vulgarmente se ha llamado “la edad del pavo”, donde el adolescente parece estar en una especie de nube pues no acierta a organizar sus pensamientos y acciones, quedando en una especie de inactividad por “ocio mental”. A esto se debe, en parte, los fracasos escolares y las fallas del desenvolvimiento social que familiarmente se denominan “despiste”.172 En este cambio de frente mental es cuando ocurren las enfermedades mentales o se desestructura la personalidad produciendo los desvíos sociales como son las conductas marginales, la drogadicción, etc. El adolescente ayudado por el entorno supera esta etapa de inestabilidad sin sufrir ninguna consecuencia y se transforma en adulto equilibrado. Una de las cosas que ayudaría a que esto ocurriera en la mayoría de los adolescentes, sería la 169 Tesis puesta en duda por el actual concepto de cerebro proteico o neuronagénesis Realizados en las Universidades de Duke y Texas respectivamente, EE.UU. 171 fenómeno de desincronización 172 Despiste o despistado es equivalente a decir que “está fuera de pista” 170 227 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR educación, en el sentido de formación de personalidad y aprender todos los resortes que activan sus facultades mentales intelectivas, afectivas y emotivas. Es decir, lo reespiritualiza para evitar el vacío espiritual o existencial muy frecuente actualmente en casi todos los adolescentes. Este vacío es el fundamento mayor de las dificultades de aprendizaje y de la memoria. Lo cierto es que experimentalmente es muy difícil comprobar fehacientemente cualquiera de estas hipótesis, las que surgen de la mera observación de los comportamientos de los fenómenos mnésicos. Los conceptos que hemos consignados acá, refuerzan la teoría de las sinapsis en los circuitos mnésicos. La hipótesis de la acción en masa fue formulada por Lashley que propone que todas las partes de la corteza cerebral son equipotenciales. Este concepto acepta que la evocación significa reactivar un modelo previo de excitación nerviosa que no es patrimonio de ningún grupo específico de células nerviosas, sino de muchos de ellos, en especial de cualquiera de los correspondientes a las regiones del cerebro que intervienen en la función de la memoria. Las excitaciones corticales múltiples se entrelazarían de la misma forma en que interfieren unas con otras las ondas de superficie de un líquido, cuando se originan simultáneamente en varios puntos diferentes de esa superficie. Esta hipótesis posibilita la idea de que el cerebro almacene la información de un modo semejante a la holografía láser, restableciendo la “imagen original” por medio de una fuente de estímulos, puntual. El problema de esta teoría es que no explica cuál es el proceso físico que le permite al cerebro almacenar un holograma. Esta hipótesis, de algún modo, interviene en la teoría del caos y ráfagas. La hipótesis del almacenamiento químico del recuerdo nace al saber que las especies animales almacenan su experiencia en la información genética de los núcleos celulares neuronales. Los recuerdos estarían codificados en proteínas y ácidos nucleicos, ya que sólo estas moléculas tienen el tamaño y la complejidad estructural requeridos para llevar la cantidad necesaria de información. Esto es lo que anteriormente explicamos como biología molecular de la memoria. Esta teoría explica por qué participan determinadas neuronas en el proceso de memoria y se complementa con el conocimiento de la acción de neurotransmisores que permiten que la señal neuronal se transforme en compuesto químicos y éstos puedan volver a convertirse en señal nerviosa cuando es preciso recordar. De acuerdo a la intensidad de los estímulos (que dependen del estado de atención y concentración o de su repetitividad) será la cantidad de información almacenada y la velocidad con que será recordada. A estímulos más intensos o repetidos, mayor almacenamiento y velocidad de evocación o recuerdo. A la luz de todos estos conocimientos debe quedar en claro que la memoria tiene un sustratos anatómico cerebral específico en el cual participan diversas regiones cerebrales a través de múltiples sinapsis e interconexiones, mediante un comando genético a través de proteínas y ácidos nucleicos que ponen en marcha a neurotransmisores que se encargan de reacciones bioquímicas complejas y de gran velocidad e instantaneidad que permiten almacenar y evocar los recuerdos.173 Relaciones entre conciencia, conducta y memoria como capacidad de recordar. Hábitos Cuando estudiamos memoria implícita y explícita, de alguna manera podemos inferir que la memoria está asociada tanto a la percepción sensorial y extrasensorial. Esta particularidad nos muestra que la memoria funciona tanto en estado de conciencia como de inconsciencia, como 173 Neurobiology of Aging 12: 481-87, 517-523, 605-609, 1991; Brain Research 559: 233-241, 1991 228 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ocurre cuando se recuerdan los sueños. Está demostrado por diferentes estudios que los estímulos por imágenes se graban más rápidamente pero sólo cuando una imagen o un estímulo se acompañan de un sentido significante, se fija más firmemente la huella mnésica de la figura. Esto ocurre, por ejemplo, con el rinoceronte, al cual cuando se ve su figura se almacena la misma rápidamente, pero al tratar de recordarse mucho tiempo después esto se hará mejor si a la figura se le agrega la lectura de la palabra rinoceronte y el concepto de que es una especie en extinción o que habita en determinas regiones. Este fenómeno recibió el nombre de codificación conceptual y de ella se desprende que cuanto más carga de significado se da a un concepto, tanto más sólidamente se fijará en la memoria y más fácilmente se le recordará. De ahí que cualquier concepto abstracto es difícil de memorizar sin el auxilio imprescindible de la imaginación (lógica matemática, física teórica, etc.). Otros resultados sorprendentes se vieron al estudiar las posibles causas de los olvidos cotidianos en el reconocimiento de las personas, los cuales presentan tres tipos de fallas: 1. simplemente no reconocer a alguien conocido 2. reconocer a la persona pero con incapacidad de recordar el contexto en el que la ubican (se formula la pregunta: ¿de dónde la conozco?) 3. reconocer perfectamente a la persona y de donde se le conoce y el medio en que se desempeñe pero es imposible recordar su nombre Estas observaciones constituyen un patrón interesante cuyo aspecto llamativo es que en ningún caso se da la situación que falta: reconocer a la persona y saber su nombre, pero no recordar nada más de ella (se llama George Bush pero ¿quién es él?). Al cabo de largos y complicados ensayos y experimentos, pudo llegarse a la conclusión de que los nombres se almacenan en la estructura nerviosa en zonas diferentes a las correspondientes al resto de las características de las personas. Uno de estos experimentos consistió en exponer a un grupo de personas una lista de apellidos tales como Sastre, Escribano, Herrero, etc., pidiéndoles que intentaran memorizarlos. Se hizo lo mismo con otro grupo de personas, pero a este grupo se le agregó que además de memorizar, asociaran los apellidos como si fueran profesiones. Sorpresivamente el segundo grupo utilizó la mitad del tiempo que empleó el primer grupo en memorizar dichos apellidos. El experimento se completó con el uso del SPECT (tomografía por emisión de positrones) para ambos grupos y se comprobó un incremento de la actividad cerebral en áreas que eran diferentes, según los términos se interpretaran como apellidos únicamente o como profesiones. Se repitió la prueba de los apellidos con diferentes grupos y mientras unos debían memorizar sólo apellidos y otros grupos, además, la nacionalidad, talla y otros datos, siempre los grupos mostraron la misma diferencia: los que debían recordar sólo apellidos demoraban más en hacerlo que los que habían asociado otras características a los apellidos. Esto sugirió que los nombres en sí de las personas se codifican independientemente de toda otra característica de identificación de personas. Esta codificación de nombres se propuso llamarse unidades de información semántica.174 Los recuerdos necesitan ser exactos para guiar el comportamiento, pero a su vez necesitan estar abiertos a la nueva información. En lo profundo de la estructura cerebral yace el mecanismo 174 Behavioral Brain Research 44: 151-163, 1991; Behavioral and Brain Sciences 14: 438-444, 1991 229 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR por el cual la corteza busca las huellas de la experiencia, que están impresas en un sustrato vital y cambiante en el curso de una existencia. Resumiendo, la formación de memoria se inicia en el sistema límbico pero el almacenamiento y evocación es obra de la corteza cerebral. La evocación de antiguas memorias perceptivas, al igual que la formación de otras nuevas, supone la activación asociativa de vastas redes neuronales de la corteza posterior que las presentan en su estructura conectiva. Si una memoria evocada está asociada con una acción, entonces la red activada se extiende hasta el lóbulo frontal. La necesidad de retener la memoria para la acción prospectiva conduce al reclutamiento de redes prefrontales. Éstas envían impulsos tónicos a la corteza posterior y mantienen activa la red perceptiva hasta la terminación de la acción motora o mental. La memoria, definitivamente, se almacena en redes de neuronas corticales que se superponen y se hallan interconectadas a lo largo y ancho de su amplia distribución. Puesto que la conectividad cortical puede formar un número casi infinito de asociaciones potenciales, las redes potenciales son asimismo, casi infinitas. Los circuitos mnésicos se forman y se expanden mediante la activación simultánea de conjuntos neuronales que representan informaciones y acontecimientos externos e internos, incluidas las informaciones en las redes reactivadas de la memoria a largo plazo. Estas redes permanecen abiertas durante toda la vida, sujetas a expansión y recombinación por las nuevas experiencias. Al mismo tiempo, sus uniones conectivas o conexas y los elementos neuronales, son vulnerables al envejecimiento, como luego veremos, lo que afecta a las memorias que estos elementos hacen posibles. Los circuitos mnésicos perceptivos y motores se organizan jerárquicamente a partir de las cortezas sensorial y motora primarias, fundamentos de la memoria filética. La organización jerárquica, sin embargo, no supone que las diversas memorias individuales estén rígidamente empaquetadas y almacenadas en dominios corticales definidos. Así pues, los diferentes tipos de memoria están vinculados entre sí en redes mixtas que abarcan distintos niveles de las jerarquías perceptiva y motora. No hay una clara razón para asignar las memorias de corto y de largo plazo a diferentes sustratos corticales. Probablemente la misma red sirve para almacenar una memoria a largo plazo y para retener una memoria de corto plazo. La diferencia en el almacenamiento se debe más que nada al tipo de estímulo. La memoria de corto plazo es la que produce el fenómeno percibido en forma inmediata y de no mediar un esfuerzo de atención y concentración y de “memorización” del fenómeno, ésta no se transformará en memoria de largo plazo. Atención, concentración y esfuerzo mnésico (memorización) ejercen una excitación sostenida de la red, lo que permite la activación recíproca entre sus componentes corticales. La repetición del fenómeno también realiza una excitación sostenida de la red. Sólo la intensidad del estímulo y el interés puesto en él o su iteración serán los elementos precisos que transforman la memoria corta en la de largo plazo. La conectividad entre distintos niveles y de distribución amplia, determina que la memoria esté ampliamente representada y que sea recuperable a través de múltiples líneas de acceso asociativo. Consecuentemente, la memoria episódica o semántica, que está anclada en asociaciones extensas, es robusta y resistente a las lesiones corticales circunscritas. Sin embargo, algunas de sus asociaciones específicas (lugar, tiempo, nombre o cara) son muy susceptibles de perderse por debilitamiento de la corteza, incluso en el envejecimiento normal. La 230 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR repetición y el ejercicio mental probablemente contrarrestan este desgaste reforzando antiguas asociaciones y creando otras nuevas. Nosotros hemos venido describiendo modelos de memoria que hacen al aprendizaje cognitivo, sobre todo el basado en la memoria sensorial o de percepción. Pero también existe un aprendizaje no cognitivo o aprendizaje automático, que es el que se adquiere a través de los hábitos.175 Este aprendizaje no está basado en el conocimiento, ni siquiera en los recuerdos, sino en conexiones automáticas que según sostenían, hace años, los psicólogos conductistas, constituyen la base de todo aprendizaje. Hoy se sabe que de aceptar este criterio del punto de vista conductual, quedaría excluidos los términos como mente, conocimientos e, incluso, memoria, pues se opone a la psicología cognitiva. Actualmente se acepta que el conocimiento puede ser adquirido tanto por el aprendizaje automático como por el cognitivo, lo que concilia ambas tesis y cada una de ellas pasa a ser un simple punto de vista sobre un mismo fenómeno, el cual se manifiesta de formas diferentes. El córtex estriado del cerebro anterior, constituye el sustrato anatomofisiológico de la formación del hábito. En lo que hace al desarrollo, el hábito parece primitivo porque impresiona como que no contribuye a la formación de memoria. Mecanismos sinápticos con neurotransmisores y receptores Ya señalamos que las neuronas de la memoria utilizan sus sinapsis que se conectan con determinados neurotransmisores y sus receptores que permiten que la señal neuronal se transforme en compuesto químicos y éstos puedan volver a convertirse en señal nerviosa cuando es preciso recordar. A su vez estos neurotransmisores son los que modulan la actividad genética que produce las denominadas las denominadas proteínas de la memoria de las cuales se conoce la CREB. Hasta ahora los más conocidos son el sistema colinérgico cerebral y el sistema glutatérgico-gabaérgico cerebral. Sistema colinérgico El sistema colinérgico del SNC es un sistema intrínseco similar al tuberoinfundibular dopaminérgico, que ubica en neuronas extrahipotalámicas. El neurotransmisor principal es la acetilcolina. La acción de este sistema es fundamentalmente sobre el hipotálamo, estimulando la liberación de ACTH y gonadotrofinas. Está constituido por dos partes: 1. Por células colinérgicas aisladas o en pequeños grupos: que son motoneuronas, células del sistema nervioso periférico (SNP) y las interneuronas. Las motoneuronas puede ser periféricas o centrales. Las periféricas ubican en la médula espinal (motoneuronas espinales) y comandan las funciones del músculo esquelético. Las motoneuronas del SNP se encuentran en los núcleos visceromotores y somatomotor de los pares craneanos III, IV, VII, IX, X y XII. Hay motoneuronas dispersas en la formación reticular. Estas células aisladas forman redes dendríticas densas, tanto en planos verticales como horizontales. En 175 La RAE entiende por hábito al “modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes u originado por tendencias instintivas” 231 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR el SNP las células preganglionares y las células parasimpáticas posganglionares son colinérgicas. Algunas células simpáticas posganglionares, como las glándulas sudoríparas, también son colinérgicas. Las interneuronas son neuronas que actúan como verdaderos puentes funcionales entre neuronas gobernadas por distintos sistemas de neurotransmisores. Las interneuronas colinérgicas se encuentran en varias estructuras formando un puente entre las células dopaminérgicas nigroestriales (sustancia negra compacto-estriato) y las células gabaérgicas estriatopalidales (estriato-pálido) y estriatonigrales (estriato-sustancia negra reticulada). 2. Por células que forman grupos mayores (núcleos colinérgicos): se encuentran como núcleos colinérgicos en dos zonas cerebrales: prosencéfalo (banda diagonal de Broca, núcleo preóptico, sustancia innominada, núcleo basal de Meynert y núcleos del septum). En el prosencéfalo subfrontal está el mayor número de núcleos colinérgicos. Estos núcleos se denominan por nomenclatura alfanumérica y zonas: zona AC1 (núcleo mediano del septum) formada por células colinérgicas pequeñas; zona AC2 (brazo vertical de la banda de Broca)176 con células fusiformes y de tamaño mediano; zona AC3 (parte lateral del brazo horizontal de la banda de Broca);177 zona AC4 (núcleo basal de Meynert, globus pallidus, núcleo del asa lenticular, parte media del brazo horizontal de la banda de Broca y núcleo preóptico). Las células se agrupan en masas y tienen proyecciones difusas. La otra zona cerebral es el tronco cerebral: (núcleos: cuneiforme, peduncular, parabraquial y tegmento lateral) con dos zonas: AC5 (todos los núcleos menos tegmento lateral); AC6 en tegmento lateral. Ambas zonas forman la vía dorsotegmental ascendente que inerva los núcleos talámicos, la habénula y el septum. Los receptores colinérgicos son mediados por GMPc. No afectan la liberación de somatohormona ni de la prolactina. Existen dos tipos de receptores colinérgicos: muscarínicos (M) y nicotínicos (N). Los receptores muscarínicos se encuentran en el SNC y SNP. En el SNC se hallan en las neuronas corticales y subcorticales (corteza cerebral y mesencéfalo) y difieren de los periféricos. Son de tipo M1 y M2. Son bloqueados por la atropina y estimulados por la muscarina, pilocarpina, arecolina y oxohemonio. Se encuentran en estudio, receptores M3, M4 y M5. Los receptores M1 están acoplados a proteína G (proteína-gp) y su estimulación provoca la activación del metabolismo de los fosfoinosítidos. Activan el AMPc y el cierre de canales de K por movilización de Ca para formar fosfoinosítidos. El Ca++ liberado en la reacción también activa la adenilciclasa calmodulina-dependiente. Los M1 del SNC se encuentran en la corteza cerebral, el estriato, el hipocampo y los ganglios de la base. Tienen antagonistas selectivos (pirenzepina, piperacina, telenzapina, transhexbutinol y moléculas en desarrollo. Los agonistas específicos serían: oxotremorina, muscarina y la propia AC. Los receptores M2 están acoplados a proteína G (proteína-Gi) y su estimulación disminuye la formación de AMPc. Se manejan por apertura de canales de K lo que provoca hiperpolarización y, como los M1, pueden intervenir en la activación del metabolismo fosfoinosítido. En el SNC los M2 se encuentran en cerebelo, ganglios de la base y tronco cerebral. Sus agonistas selectivos son: 176 Los núcleos AC1 y AC2 constituyen la vía septohipocámpica (septum-hipocampo). Sus axones inervan también la corteza cerebral. 177 Establece continuidad entre AC2 y AC4 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 232 pilocarpina, betanecol y oxotremorina. Sus antagonistas son: himbacina, metoctramina, Nmetilscopolamina, quinuclinidilbenzilato (QNB). Los receptores ubican tanto pre como postsinápticamente. Los receptores nicotínicos se encuentran en SNC en el nivel de medula espinal y tectum óptico. Son estimulados por carbacol y antagonizados por d-tubocurarina (d-TC). Son receptores ionotrópicos de la fibra muscular estriada, del SNP y del SNC y configuran receptores canales, cuya estimulación modifica la posición del canal y lo hace permeable para el Na+ y el K+, despolarizando la membrana. En el SNC los receptores nicotínicos (rCAN) (rAChN) N se distinguen por subunidades α y β siendo los más conocidos los Nα2 y los Nβ3. Estos receptores cuatro unidades alfa diferentes (α1, α3, α4 y α5). Los efectos centrales de los N no se conocen bien aun. Desde los experimentos de T. Aigner se sabe que la fisostigmina178 mejora los resultados de los tests cognitivos en monos. El antagonista de la fisostigmina, la escopolamina, bloquea la actividad colinérgica y empeora los resultados de tests cognitivos. Actualmente se conoce que la lesión quirúrgica de la base del cerebro anterior (área colinérgica) menoscaba la memoria recognitiva aunque no con tanta intensidad como las lesiones de las restantes estructuras. Estas sustancias actuarían en la formación de los recuerdos al nivel de hipocampo y amígdala por sus proyecciones al cerebro anterior. La acetilcolina (y probablemente otros neurotransmisores como la serotonina) iniciarían una serie de procesos en etapas celulares modificando la sinapsis y reforzando las conexiones neuronales para transformar una percepción sensible en una huella mnésica física. Routtemberg sostiene que la repetida estimulación eléctrica de ciertas neuronas activa mecanismos de fosforilación y a través del sistema de la proteinquinasa da origen a las síntesis de nuevas proteínas. Sistema glutatérgico o glutamatérgico Es el sistema mediado por el glutamato, el aminoácido más abundante y el neurotransmisor más importante del SNC de los mamíferos. Su difusión está muy generalizada a diferencia de otros neurotransmisores que se localizan en pequeñas cantidades en lugares específicos. Del 60 al 80% de las neuronas que integran la corteza cerebral humana son glutamatérgicas. Muchos órganos sensoriales emplean el glutamato como su principal neurotransmisor (cóclea, bulbo olfatorio, retina). También las fibras tálamocorticales son glutamatérgicas, así como la mayoría de los aferentes y eferentes del hipocampo y la amígdala. El sistema glutamatérgico es, pues, responsable de la mayor parte de la información organizada que sale del cerebro. Hoy se cree que el papel de los otros neurotransmisores es tan sólo el de regular y modular las conexiones glutamatérgicas. Las principales proyecciones glutamatérgicas comprenden: 1. 2. 3. 4. 5. 178 cápsula interna vía córticoestriatal ipsilateral vía córticoestriatal contralateral hipocampo núcleo accumbens fármaco que intensifica la acción de la acetilcolina del SNC y SNP Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 233 6. 7. 8. 9. 10. núcleo olivar septum estriato tálamo vía perforante El anión L-glutamato y el anión L-aspartato son responsables de las principales excitaciones en los centros nerviosos por lo que constituyen los llamados aminoácidos excitatorios (AAE) que denomina el conjunto de estas dos moléculas. Se habla de transmisión glutamatérgica pero debe quedar entendido que dicha transmisión puede funcionar con glutamato exclusivamente o con aspartato exclusivamente o con la acción conjunta de ambos. Son fundamentales en la potenciación a largo plazo en el hipocampo y el córtex cerebral, en particular.179 Son aminoácidos naturales con una función carboxílica suplementaria en gamma: para el glutamato es el ácido gamma-amino-succínico; para el aspartato, el ácido gammaamino-glutárico. El glutamato se origina a partir de la ornitina, el aspartato a partir del propio glutamato o glutamina, o de la asparagina o del oxaloacetato. El glutamato que utiliza la neurotransmisión es distinto al que interviene en el metabolismo energético. Proviene de la glutamina y es sintetizado por la enzima glutaminasintetisa o glutaminasa. El ingreso de calcio a la terminación postsináptica y la liberación retrógrada de oxido nítrico realimenta el sistema y eleva la síntesis y liberación del glutamato. El glutamato del SNC se distribuye en tres compartimientos: el extracelular, el citosólico y el vesicular. El gradiente entre el espacio intersticial y el citoplasma presináptico es sostenido por un mecanismo sodiodependiente. A su vez, el gradiente entre las vesículas presinápticas de almacenamiento y el citoplasma neuronal depende de una bomba ATPasa. La secreción del glutamato a la hendidura sináptica se realiza por un mecanismo de exocitosis. Una vez allí, el glutamato puede seguir tres caminos diferentes: 1. puede sufrir recaptación glial y en ese caso la glutamina-sintetasa lo transforma en glutamina y lo almacena en el interior de las mitocondrias, donde se une al ácido alfacetoglutárico que la integra al ciclo de Krebs y la transforma en una fuente de energía celular 2. puede experimentar recaptación presináptica, lo que depende de la bomba sodio/potasio que lo recaptura en las terminales presinápticas y en los astrocitos gliales. Si el exceso de recaptación produce citotoxicidad al descender el pH intracelular, la misma bomba sodio/potasio lo devuelve a la hendidura sináptica pero liberándolo con una significativa cantidad de radicales libres lo que constituye una situación patológica 3. finalmente, el glutamato puede unirse con los receptores glutamatérgicos específicos. Los receptores glutamatérgicos específicos se dividen en: receptores ionotrópicos y receptores metabolotrópicos. El receptor metabolotrópico es único, los ionotrópicos son diversos. 179 Meunier-Shvaloff, NEUROTRANSMISORES, Editorial Polemos, Bs. As., 1999 234 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Entre los receptores ionotrópicos (llamados así porque están ligados a canales iónicos) se identifican dos grandes grupos: receptores NMDA (N- metil- D – aspartato) receptores no-NMDA • receptor AMPA (Ácido alfa-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazol-propiónico) • receptores Kainato • receptores metabolotrópicos El receptor único NMDA actúa por segundos mensajeros, induce la formación de inositolfosfato (IP3), inhibe la adenilciclasa y disminuye al AMPc intracelular. Se denomina NMDA porque es activado por el N-metil-D-aspartato. Existen dos subtipos de rNMDA: receptor de componente lento y receptor de componente rápido, lo que explica las respuestas electrofisiológicas bifásicas. Exhibe un primer enlace para el agonista glutamato, un segundo enlace para coagonista glicina que es absolutamente necesario para regular la apertura del canal iónico y un tercer enlace para las poliaminas positivas (espermina, espermidina y arcaína). Existiría un cuarto enlace para los antagonistas (fenciclidina, zinc, etc. El magnesio extracelular elevado disminuye la excitabilidad del canal iónico. Recientemente se han ubicados más subtipos e isoformas de receptores NMDA lo que está indicando que estos receptores son como “maleables” a múltiples funciones por lo que adoptan la forma más adecuada. Los subtipos conocidos, de despolarización lenta, son NMDAIR, NMDAr 2B, NMDAr 2C, NMDAr 2D. En general, los NMDAr se componen de dos subunidades múltiples, con estructura semejante a los no NMDAr y GABAr. Los receptores no-NMDA tienen una clasificación controvertida. Las técnicas moleculares para fijación de radioligandos permitieron identificar por lo menos seis proteínas receptoras, con varios dominios. Los dominios intracelulares contienen mecanismos activadores de proteinquinasas. Los Glu1r a Glu4r, son proteínas AMPA, mientras Glu5r y Glu6r presentan proteínas receptores de kainato con alta afinidad. Se han descrito AMPAr “rápidos” que no varían en cantidad en el desarrollo y la maduración y AMPAr “lentos” pocos numerosos al comienzo pero que aumentan con el desarrollo y la maduración. La presencia de un módulo “rápido” en los receptores de glutamato incrementa mucho la sensibilidad a la estimulación. La heterogeneidad de los receptores nativos se debería al ensamble de unidades múltiples de diferentes subtipos en áreas y circuitos cerebrales definidos. Los procesos de “rapidez” y “lentitud” están relacionados con uno de los fenómenos regulados por factores transcripcionales muy importantes que se verifican en el hipocampo y son parte del fenómeno de neurogénesis regulado por epigénesis. Los receptores AMPA Glu1r o Glu3r forman canales permeables a los iones sodio y calcio. Si se agregan subunidades de Glu2r sólo permiten el pasaje de sodio y el calcio los bloquea. La denominación AMPA se debe al ácido alfa-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazol-propiónico que es su agonista específico. Todos los receptores AMPA se encuentran en la vecindad de los receptores Kainato con los cuales interactúan. Los dos receptores se ubican de manera preferencial en el teleencéfalo. Los receptores kainatos abundan más en el estrato celular CA3 del hipocampo, las capas profundas de la corteza y el estrato granuloso del cerebelo. El AMPA tiene su más alta densidad en el estrato CA1 del hipocampo, las capas corticales externas, el septum lateral y el Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 235 estrato molecular del cerebelo. El receptor AMPA está asociado en la membrana neuronal con una proteína dota de papel regulador. Algunos investigadores creen que el receptor Kainato es una subfamilia derivada del AMPA. El receptor metabolotrópico difiere de los anteriores. Puede ser activado por el glutamato y también por el quisqualato o quiscalato. No responde al AMPA ni al Kainato. La respuesta de estos receptores está ligada a oscilaciones en una corriente de cloro. El acoplamiento con agonistas se concreta a través de una proteína G y se efectúa mediante el inositol-fosfato (IP3) o el aracnoidato. Puede bloquearse con EDTA. Estos receptores se han detectado en las células bipolares de la retina. La fisiopatología de todos estos receptores glutamatérgicos requiere el ingreso intraneuronal del catión calcio. Algunos de estos efectos son beneficiosos para el organismo, favorecen la maduración neuronal y la plasticidad sináptica y aparecen estrechamente vinculados con los procesos de aprendizaje y memoria. Otros efectos en cambio desbordan los mecanismos de control fisiológicos y originan diferentes patologías degenerativas. La potenciación a largo plazo (PLP = LTP) puede definirse como un aumento de amplitud de la respuesta postsináptica prolongada a continuación de un tren de estímulos presinápticos. Para que exista PLP es necesario que el estímulo previo reúna ciertas condiciones: debe ser breve (menos de un segundo) y de frecuencia elevada (superior a 100 Hz) y los encargados de estos mecanismos son los receptores NMDA. El fenómeno PLP tiene tres fases: 1º. 2º. 3º. Fase rápida: corresponde a la llamada potenciación postetánica y dura algunos minutos (potenciación a corto plazo o PCP) Fase de mediano plazo: que dura de 30 minutos a algunas horas Fase de largo plazo: oscila entre una hora y varias semanas. Para que un recuerdo pueda pasar de la memoria de corto plazo a la de largo plazo, es preciso que transite por lo que se conoce como el “portero de la memoria” que es toda la atención que la persona debe prestar para concentrarse en el dato o acontecimiento que se pretende recordar para siempre. Sin embargo, en la realidad ocurren cosas curiosas. Hay ocasiones en que los acontecimientos que ocurren son tan intensos que sin mediar la voluntad de atención o concentración de una persona, quedan grabados en forma indeleble. Esto ocurre con la llamada memoria del horror o miedo, despertada por hechos traumáticos. Curiosamente, en determinadas ocasiones, el mismo trauma produce la llamada amnesia postraumática. Otras veces una persona realiza un gran esfuerzo de concentración y atención pero le es imposible grabar en la memoria a largo plazo determinados conocimientos o datos que necesita. Estos fenómenos, en parte, suceden porque falla el proceso de recuperación pero no porque se haya alterado la función de almacenamiento de la memoria. Esto se ha probado porque el algunos procesos patológicos, el individuo recuerda datos que se tenían olvidados o que nunca pudo retener a pesar de esforzarse por ello. Estos fenómenos son el de la Potenciación de Largo Aliento (LTP) (PLP) que consiste en una especie de fortalecimiento duradero de la eficacia sináptica en respuesta a un corto período de estimulación intensa. La LTP requiere receptores glutamatérgicos NMDA y AMPA. Es un proceso que actúa, cuando un circuito determinado es estimulado en forma continua e intensa, amplificando 236 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR la respuesta y fortaleciendo la sinapsis (Greengard)180 Este mecanismo de fortalecimiento sináptico permite que un estímulo posterior encuentre una sinapsis facilitada. La LTP, además de ser un fenómeno químico, también involucra un fenómeno estructural. Por ejemplo, en la amígdala, las neuronas con estimulación reiterada permite que alguna de estas neuronas sufra cambios estructurales en espinas dendríticas, de forma tal que primero hay ensanchamiento del cuello dendrítico, después perforación sináptica y, por último, división de la espina sináptica. Esto ocurre por factores de trascripción genética tanto en la memoria como en el aprendizaje cotidiano. La multiplicación de espinas dendríticas del LTP producen, a su vez, cambios estructurales sinápticos, que en determinadas patologías (estrés postraumático) hipersensibilizan a los receptores del CRF lo que induce también una hiperrespuesta a una cortisolemia normal (no necesita aumento del cortisol circulante para producir el fenómeno de alteración mental o psíquica). Esto explicaría, en parte, los trastornos de la memoria en el estrés/distrés. El análisis del PLP (LTP) se realiza habitualmente sobre neuronas del hipocampo en las que los receptores glutamatérgicos provienen de la vía comisural de Schäffer. El fenómeno PLP aparece como un refuerzo de interacción entre neuronas pre y postsinápticas. Se da siempre después de una estimulación sostenida. Por esta razón, el fenómeno se considera soporte o uno de los soportes de la función mnésica. Gracias a él se conserva el recuerdo de la coactivación de dos neuronas en el circuito sináptico. El origen del fenómeno PLP se ha investigado a nivel presináptico (aumento de liberación de glutamato) y postsináptico (aumento del número de receptores y/o esfuerzo del acoplamiento). La hipótesis presináptica se apoya en el análisis electrofisiológico y en particular en la observación de una disminución en el número de fracasos de la transmisión durante el PLP. Algunos autores creen que las condiciones de liberación, vuelven poco probable la persistencia de un muy fuerte aumento durante un tiempo lo suficientemente prolongado. La hipótesis postsináptica se fundamenta en el hecho de que la PLP puede ser reproducida por despolarización postsináptica. El papel del calcio iónico fue ratificado en las neuronas que integran el estrato CA1 del hipocampo. La despolarización prolongada impuesta artificialmente puede sustituir a la estimulación presináptica de alta frecuencia e inducir PLP. En estas condiciones se reproduce un aumento de la concentración intraneuronal de calcio. A la inversa una hiperpolarización previene el desarrollo del fenómeno PLP. La despolarización en sí misma constituye la forma más simple y eficaz de aumentar la probabilidad de éxito de la transmisión por caída del umbral de activación. Los agentes bloqueadores competitivos del receptor NMDA interrumpen el fenómeno PLP. Sin embargo, parece que la activación NMDAr no es indispensable para la PLP, con la condición de que se produzca una despolarización suficiente para activar los canales cálcicos dependientes del potencial. Para una buena coordinación de efectos hay que concebir una retroalimentación o feedback postsináptica mediada por el óxido nítrico que se sintetiza a partir de la oxido-nítrico-sintetasa y es recaptado en la presinapsis. Los fenómenos observados durante el crecimiento y maduración del sistema nervioso se acompañan de fenómenos comparables con el PLP. Las finalidades son cercanas porque se trata de reforzar relaciones sinápticas luego de coactivar dos neuronas de modo que la actividad de una de ellas se transfiera a la otra. Este fenómeno utiliza el mismo tipo de receptores y durante el desarrollo neuronal, las conexiones se consolidan de la misma manera. En el 180 Marcelo Cetkovich-Bakmas – ASPECTOS EPIGENÉTICOS DE LAS ENFERMEDADES MENTALES, Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 2006 237 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR montaje de ciertos circuitos (red de Purjinje o Purkinje del cerebelo) se ha demostrado la presencia transitoria de receptores NMDA, que son funcionales durante el establecimiento de las sinapsis y luego desaparecen para dar lugar a otros subtipos de receptores (AMPA). Durante estos procesos aparecen botones sinápticos, emergen conos de crecimiento neuronal y se liberan factores neurotróficos. Los receptores glutamatérgicos están, así, involucrados en la sinaptogénesis. La fenciclidina (PCP) es un bloqueante de la neurotransmisión glutamatérgica mediada por los receptores NMDA. Como anestésico usado en al década del ‘50 producía una disociación del paciente respecto del mundo exterior. En la década del ’70 comienza su empleo ilícito como adulterante de anfetaminas o sustituto del LSD y se usa para fumar, ingerir, administrar por vía nasal o inyectarse. La utilizan un 3% de los adictos de EE.UU. Su uso induce psicosis que dura de 1 a 30 días (con un promedio de 4 días) en personas normales. En los psicóticos aumenta la enfermedad y las pérdidas cognitivas y perceptuales. Un 20 a un 25% de individuos expuestos al PCP desarrollan síntomas psicóticos. La edad de mayor riesgo para uso de PCP oscila entre los 15 y los 20 años de edad. Los aminoácidos excitatorios, en particular el ácido kaínico, producen excitotoxicidad. La administración sistémica de glutamato ocasiona una necrosis neuronal circunscripta a regiones ubicadas fuera de la barrera hematoencefálica. La captación de glutamato por células gliales del sistema nervioso atenúa la toxicidad. La regulación de las cantidades de glutamato presente en el medio extracelular y en la hendidura sináptica depende, entre otros factores, de la captación neuronal, de la captación de células gliales y del equilibrio con el metabolismo del GABA. El fenómeno tóxico se da cuando sobreviene un déficit no compensado en alguno de esos mecanismos. En el hipocampo, el fenómeno PLP puede ser en parte compensando por la actividad concomitante de una sinapsis gabaérgica (tipo B) que podría contribuir a acotar sus efectos tóxicos. Entre los mecanismos citotóxicos debemos señalar a: ⇒ La activación de los calpains, que degradando los distintos constituyentes del citoesqueleto celular desorganizan las terminaciones ⇒ La activación de las fosfolipasas con producción del ácido araquidónico y radicales libres ⇒ La producción de monóxido de carbono y de un exceso de óxido nítrico que promoverían una inhibición terminal de la secuencia respiratoria mitocondrial Se conocen intoxicaciones alimentarias que involucran los receptores glutamatérgicos: el latirismo por consumo de una leguminosa (lathyrus sativus) por antagonismo irreversible de los receptores AMPA; el síndrome Guam por consumo de un aromato (Cicus circinalis) por antagonismo de receptores AMPA y NMDA. Las propiedades tóxicas de los aminoácidos excitatorios se manifiestan en enfermedades degenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica y el envejecimiento, lo que despierta el interés por la investigación de estas estructuras y de aquellas moléculas que desarrollan sobre dichas estructuras, fenómenos de alta y baja regulación (up y down-regulation). También se conoce el fenómeno inverso de la PLP que es el fenómeno de depresión a largo plazo (DLP), que interviene en la abolición de la plasticidad sináptica. En el cerebelo la estimulación conjunta de las fibras trepadoras y de las fibras llamadas paralelas induce DLP. La 238 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR aspiración de monóxido de carbono provoca este fenómeno, siendo esa la razón de que aspirar monóxido de carbono, por ejemplo, cuando se fuma y se aspira el humo que sale directamente de la combustión de la punta del cigarro o cigarrillo, provoca una pérdida parcial de la memoria, especialmente para los nombres propios. Esto explica porque los estudiantes fumadores, en época de examen con estudios intensos y prolongados, aspiren demasiado humo directo del cigarrillo y tenga dificultades de memoria. Teoría de las ráfagas: experiencia, percepción y aprendizaje Cuando se observa el rostro de un personaje célebre, se huele una comida predilecta o se oye la voz de un amigo, se los reconoce de inmediato. Una fracción de segundos basta para que la estimulación de nuestros sentidos nos informe que estamos en presencia de algo familiar, deseable o peligroso. Este reconocimiento casi instantáneo se llama percepción preatentiva o preatencional requiere un análisis de los estímulos, que realiza la corteza cerebral. Es imposible comprender este proceso de percepción examinando sólo las propiedades de neuronas individuales o grupos aislados de neuronas. Hoy se sabe que la percepción es producto final de la actividad cooperativa simultánea de millones de neuronas ubicadas en distintos estratos de la corteza cerebral, las que se activan en cada experiencia o estímulo. Los más modernos avances en este terreno sugieren que existe en el cerebro cierto “caos” o comportamiento complejo que parece casual, aunque de hecho responde a algún orden oculto. Este caos se torna patente cuando amplios grupos de neuronas cambian de repente y de modo simultáneo un tipo de actividad compleja por otro, en respuesta a un estímulo cualquiera. La mutabilidad es, sin duda, una característica primordial de muchos sistemas caóticos y en el cerebro es la propiedad que hace factible la percepción. El caos subyace en la capacidad del cerebro para responder de un modo flexible al mundo exterior para generar nuevos patrones de actividad que se perciben como experiencias o ideas originales. Para entender la percepción y su aprendizaje hay que partir del conocimiento de las propiedades de las neuronas que la efectúan. Por ejemplo, cuando se aspira un aroma, las moléculas que lo transportan son capturadas por unas pocas de las muchísimas neuronas receptoras situadas en las fosas nasales, existiendo receptores especializados para las diferentes clases de aromas. Las células excitadas disparan potenciales de acción o pulsiones que se propagan a lo largo de las dendritas y axones hasta alcanzar un sector de la corteza cerebral denominado bulbo olfatorio. El número de receptores activados depende de la intensidad del estímulo; su ubicación en la nariz externa expresa la naturaleza del olor. Esto significa que cada olor se manifiesta por una disposición espacial de la actividad receptora que, a su vez, se transmite al bulbo. El bulbo analiza cada tipo de entrada y a continuación sintetiza su propio mensaje, que retransmite al córtex cerebral. Desde allí se envían nuevas señales a muchas partes del cerebro, entre ellas al llamado córtex endocrino donde se fusionan con percepciones o señales precedentes de otros sistemas sensoriales. El resultado es una percepción cargada de significados, una “Gestalt” o configuración sensorial propia y única de cada individuo, de forma tal que la interpretación de un todo no siempre es una mera conjunción o sumatorias de parte, sino que cada parte, como un complicado y extenso rompecabezas, debe ubicarse en el todo con una completa armonía y sentido. 239 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Desde luego, la interpretación de un “todo” o de los “todos” que puedan existir en el universo humano, es también como la existencia de múltiples y diversos rompecabezas. Los hay muy sencillos y fáciles de armar y los hay muy intrincados y con partes muy disímiles que exigen una gran capacidad y paciencia para lograr la comprensión de un ensamble adecuado y correcto. En esto interviene la creatividad y la originalidad de los “armadores de rompecabezas”, como serían los artistas en general, los científicos en particular y la rara especie en extinción de los “filósofos de raza”. ¿Cómo distingue el cerebro un olor de todos cuantos los acompañan y cómo logra lo que se denomina la generalización sobre los receptores equivalentes? A causa de la turbulencia de la corriente de aire que ingresa a la nariz, sólo unos pocos receptores de los muchos que existen, se excitan durante una aspiración. La selección de los mismos varía imprevisiblemente de una aspiración a otra. Para reconocer las señales provenientes de distintos grupos de receptores para un mismo estímulo, todas las neuronas participan en la elaboración de cada una de las percepciones olfatorias. En otras palabras, la información más destacada acerca del estímulo se debe a alguna configuración distintiva de la actividad del bulbo entero y no a un pequeño subgrupo de neuronas detectoras de ese rasgo, que sean excitadas en forma aislada o independiente. Es más: aunque esa actividad nerviosa conjunta refleja el aroma, la actividad de la misma no viene determinada únicamente por el estímulo. El funcionamiento del bulbo es autoorganizado, es decir, está controlado por factores internos que influyen gradientes de sensibilidad de las neuronas a los estímulos. Las neuronas del córtex reciben sin cesar, los impulsos provenientes de millares de otras neuronas. Algunos de estos estímulos son excitatorios, otros inhibitorios. Estas corrientes dendríticas recorren todo el cuerpo celular y se concentran sobre un área denominada zona de disparo. Allí las corrientes atraviesan la membrana celular y pasan al espacio intersticial. Mientras esto acontece, la célula calcula la fuerza promedio de las corrientes (que se refleja en los cambios de potencial al atravesar la membrana) y refuerza las ondas excitatorias, deprimiendo las inhibitorias. Si el resultado es una corriente que supera el umbral crítico o nivel mínimo de excitación, la neurona promueve un disparo. El EEG no registra la actividad de una neurona, sino de un grupo de neuronas, dado que el espacio intersticial está atravesado por corrientes que provienen de millares de células. Los registros del EEG siempre oscilan ante la percepción de la actividad neuronal y los trazos de las ondas electroencefalográficas suben y bajan, registrando variaciones bastantes irregulares. Cuando un individuo aspira un aroma y está bajo control del electroencefalógrafo se determina un registro que se denominado ráfaga. Todas las ondas procedentes de la retícula de electrodos se vuelven de pronto más regulares u homogéneas durante unos pocos ciclos, hasta que el individuo exhala el aire. Esas ondas en ráfaga tienen mayor amplitud y frecuencia que las convencionales y oscilan a 40 ciclos por segundo, razón por la cual se les denomina “ondas de 40 Hertz” (en realidad la frecuencia se mueve en un rango que abarca desde 20 a 90 Hertz). El análisis de estas ráfagas ha permitido descubrir en ellas una onda común que se llama “onda portadora” que exhibe un mismo tipo de ascenso y descenso. Esto ocurre en cuatro etapas: Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 240 1º. 2º. 3º. 4º. Las neuronas excitadoras se excitan o liberan desde el estado de inhibición (ascenso de la curva) Las neuronas excitadoras estimulan a las neuronas inhibidoras que amortiguan la actividad excitadora (meseta o estabilidad del ascenso) Las neuronas inhibidoras deprimen más a las excitadoras y ellas mismas se deprimen (ascenso de curva) En cuanto las neuronas inhibidoras se quedan en reposo, las excitadoras se libran de la inhibición y el ciclo comienza nuevamente En ocasiones estas ondas portadoras son más regulares y otras veces se las recoge con una mayor irregularidad. Curiosamente, no es la forma de la onda portadora la que revela la identidad del olor. De hecho, la onda cambia de forma cada vez que el individuo inhala, aunque el aroma aspirado sea repetidamente el mismo. La identidad de un olor se puede discernir sólo en la representación espacial de la amplitud de la onda portadora que recorre el bulbo entero. Los patrones de amplitud se evidencian con nitidez cuando se traza la amplitud media de las distintas versiones de la onda portadora en una cuadrícula que representa la superficie del bulbo. Esto se llama “mapas”. Los “mapas” recuerdan esos diagramas de contorno que perfilan las elevaciones de los montes y las honduras de los valles. Mientras no se altere el entrenamiento del individuo, se obtendrá siempre el mismo mapa frente a un determinado aroma, aunque la onda portadora difiera en cada aspiración. Esto mapas han servido de ayuda para evidenciar que no sólo la percepción requiere una actividad global del bulbo entero, sino también éste participa en el proceso de asignar significado a los estímulos. El mapa que representa la amplitud de la onda portadora de cierto aroma cambia bruscamente cuando alteramos el recuerdo asociado a ese aroma. Si el bulbo no hiciese que la experiencia influyera en esa percepción, el mapa permanecería inalterado después de haber cambiado la asociación condicional. Las técnicas de refuerzos para distinguir entre diferentes estímulos olfatorios hacen que ciertas sinapsis que conectan neuronas dentro del bulbo y dentro del córtex olfatorio, se consolidan selectivamente. Esto significa que la sensibilidad de las células postsinápticas al estímulo excitador (propiedad conocida como ganancia) crece al nivel de las sinapsis y hace que un estímulo origine una respuesta mayor que la que habría provocado sin ese estado de entrenamiento especial. La ganancia es la relación entre respuesta y estímulo, medida en intensidad. Este fenómeno de potenciación en el mediano y largo plazo, está vinculado con la idiosincrasia de receptores NMDA del sistema glutamatérgico, que según estudiamos, tiene los receptores AMPA como responsables de la potenciación a largo plazo (PLP). La asociación de células nerviosas no genera por sí misma las ráfagas de actividad colectiva del bulbo entero. Para que sobrevenga una de tales ráfagas en respuesta a un aroma, es preciso que las neuronas que integran la asociación y todo el conjunto de las que forman el bulbo, estén “preparadas” para responder con fuerza al estímulo. Hay dos procesos que complementan la preparación llevada a cabo por el desarrollo de sinapsis múltiples. Ambos afectan a la ganancia y lo hacen modificando la sensibilidad de la zona de disparo. Aquí la ganancia es la proporción entre el número de impulsos disparados (salida) y la Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 241 corriente dendrítica neta (entrada). Así, llamamos ganancia total al producto de lo obtenido en las sinapsis (nivel de receptores) y en las áreas de disparo. Los dos procesos serían: 1º. 2º. Factor de preparación de estimulación general: Ante diferentes estímulos simultáneos (hambre, sed, miedo) la ganancia de neuronas se incrementa tanto a nivel del bulbo como del córtex. Esto se debe a la liberación y actividad de sustancias neuromoduladoras que actúan como facilitadoras Factor de preparación o estímulo mismo: cada excitación aumenta la respuesta de modo que hasta un cierto nivel los estímulos reiterados funcionan como factores de potenciación. La mayoría de los modelos aplicados al conocimiento de redes nerviosas da por sentado que las neuronas logran su máxima ganancia cuando se encuentran en reposo, pero para el cerebro humano esto es inapropiado, pues no los modelos no admiten que las redes neuronales generen cambios explosivos. De este modo, la información procedente de los aromas pasa de un corto número de receptores a un número aún menor de células bulbares. Si el aroma es familiar y el bulbo ha sido preparado por excitación, la información se transmite con la celeridad de un relámpago debido a la reunión de neuronas. El bulbo envía entonces a través de axones paralelos una “notificación de consenso” hasta el córtex olfatorio. La respuesta está vinculada, sin duda, con el tendido que conecta bulbo y córtex. La comunicación entre ambas estructuras se hace con axones paralelos. Cada axón ramifica y transmite impulsos a miríadas de neuronas situadas en el córtex olfatorio. Cada célula target recibe el estímulo procedente de miles de células bulbares. La actividad transmisora de las líneas entrantes, sincronizada por cooperación, se destaca porque esas señales se suman unas a otras. De esta manera, cada neurona receptora del córtex, capta una porción de la señal vulvar cooperativa y transmite las señales sumadas a millares de sus vecinas. Como respuesta, las neuronas del córtex, masivamente interconectadas, generan su propia ráfaga colectiva. Resumiendo: la senda transitoria para el patrón global dominante depura el mensaje, elimina el “ruido agregado”,181 y hace que una señal pura impresione el córtex olfatorio. Este mismo mecanismo, adaptado a cada sentido, puede ser la vía común final al resto de las percepciones sensoriales. Hay varios argumentos por los que se admite que la actividad cerebral, durante las ráfagas y entre ellas, es caótica y no meramente estocástica.182 Para entender esto hay que definir primero dos ideas referidas al caos y la aleatoriedad: 1. En el caos o actividad caótica subyace un cierto orden cooperativo. Ejemplo: una muchedumbre que en hora pico espera en un andén de la estación ferroviaria para orientarse cada grupo a un tren definido con un recorrido determinado y de un horario específico. Cada pasajero, a pesar del tumulto y movimiento, tiene 181 Se denomina así a todo proceso que interfiere una señal o mensaje y oscurece o no deja bien claro, su contenido 182 Estocástico es un término que etimológicamente significa “hábil en conjeturas” y denotativamente es todo lo “perteneciente o relativo al azar” y se refiere a lo errático y azaroso de un proceso. 242 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR objetivamente ordenada su actividad al buscar un tren determinado y moverse para encontrarlo. 2. En la aleatoriedad o estocásticismo, sólo hay movimientos fortuitos o erráticos que no comparten ninguna actividad cooperativa. Ejemplo: también una multitud en un andén de estación ferroviaria pero que está aterrorizada por amenaza de algo (bomba, derrumbe de edificio, temblor o terremoto, explosión de una maquinaria, incendio, etc.). Cada persona realizará movimientos erráticos, sin un fin determinado, completamente desordenado y de acuerdo al azar, sin coordinación cooperativa de ningún tipo y que ningún anuncio o señal puede ordenar. Un indicio a favor de la teoría cerebral del caos es que durante las ráfagas, e incluso entre ellas, todo el bulbo olfatorio es atravesado por una única onda portadora. Sus características no pueden ser cambiadas por estímulos externos porque se autogenera en el propio bulbo. Esta es una de las características distintivas de los sistemas caóticos. Otro indicio es que los colectores neuronales del bulbo y del córtex exhiben una notoria capacidad para pasar en forma instantánea de un estado de no explosión al de explosión en ráfaga. A estos cambios superrápidos, motivados por estímulos débiles, son denominados por los físicos transiciones y por los matemáticos, bifurcaciones. La bifurcación es muy difícil de controlar en un sistema caótico y suele estar bajo control en uno de tipo estocástico. La identificación del caos no nos revela automáticamente su origen. Surgen en el cerebro cuando una o más áreas como el bulbo y el córtex olfatorio se excitan entre sí de modo que ninguna permanezca en calma y al propio tiempo son incapaces de coincidir en una frecuencia oscilatoria común. La competencia entre las partes aumenta la sensibilidad y la inestabilidad del sistema contribuyendo al caos. La importancia de esta interacción se evidencia si desconectamos ambas regiones. Sólo entonces desaparece el caos y ambas se tornan anormalmente estables y quietas. Los moduladores bioquímicos o neurotransmisores, llegados desde cualquier ámbito, aumentan la sensibilidad al estímulo y participan de la formación de ondas aumentando la excitación. Esta comprobación ligada con la percepción de que el cerebro exhibe un caos controlado, constituye en realidad una propiedad fundamental de este órgano, la principal que lo diferencia de una máquina de inteligencia artificial. Hemos usado la teoría de las ráfagas y del caos, estudiada principalmente para el olfato, porque muchos investigadores piensan que la memoria humana funciona de un modo parecido al propuesto por la teoría de ráfagas y caos. La ventaja decisiva del cerebro radica en que los sistemas caracterizados por él, producen continuamente nuevos patrones de actividad. Sobre estos conceptos puede esbozarse un algoritmo de comportamiento basal. El cerebro busca continuamente información e impulsa al individuo a que mire, huela y escuche. Esa búsqueda es el resultado de una actividad autoorganizadora que tiene lugar en el sistema límbico. Recordemos que este sector del cerebro involucra el córtex endocrino que es la sede de la vida emocional y de una forma de memoria. Transmitida la orden de moverse, el sistema límbico despacha un mensaje de referencia alertando a todos los sistemas sensoriales para que se alisten a responder a la nueva información. Todas y cada una de las neuronas de un área dada, responde generando una actividad colectiva que hemos llamado ráfaga. La actividad sincrónica de cada una de las neuronas que integra un sistema se retrotransmite hacia el sistema límbico donde todos estos impulsos se integran en una sensación completa o “Gestalt”. De inmediato se demanda otra búsqueda de información y los sistemas sensoriales vuelven a alistarse 243 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR por referencia. El estado de coincidencia podría asentarse en la experiencia subjetiva de este proceso recursivo motor, referencia y percepción. Esto capacitaría al cerebro para hacer planes y preparar cada acción subsiguiente, basándose en la anterior. William Blake, poeta, escribió: “si las puertas de la percepción se purificaran, cada cosa aparecería ante el ser humano como realmente es, es decir, infinita”. Tanta purificación sería probablemente abrumadora. De esta percepción no asumible, nos protege la autocontrolada actividad caótica del córtex que es la única propiedad que les resta adquirir a los robots artificiales para humanizarse. Sin embargo, seguimos sosteniendo que la memoria como fenómeno espiritual usa de la anatomía y fisiología cerebral y celular, pero no es causada ni reside en ella. Prueba de lo que decimos, es aportada por los propios neurobiólogos. Ronald Davis183 asevera que el cerebro humano posee más de 10.000 millones de neuronas y, a su vez, cada neurona posee 10.000 interconexiones (en números redondos y aproximados). “es una red enorme que no podemos todavía entender”. También entiende este investigador experto que si bien hay factores genéticos (genoma) que indudablemente intervienen en el circuito mnésico, por otro lado hay otros factores, siendo el principal el ambiente, medio o entorno que rodea a cada persona (ambioma). Los genes se pueden encontrar en animales y seres humanos, pero los factores ambientales del ser humano o de cada ser humano, constituyen un estudio “más difícil por hay muchas posibilidades que entran en juego. En mi opinión, no estamos preparados o no somos suficientemente inteligentes como para abordar la cuestión medioambiental”. En sus declaraciones, Davis omite hacer referencia a los fenómenos espirituales, pues como todo científico tecnológico cree más en la aparatología, la molecularidad que el factor espiritual intrínseco o inherente a cada ser humano en particular. La dificultad no está en las moléculas ni en las neuronas ni en las conexiones de la misma. La dificultad más grande está en aceptar, conocer y estudiar el fenómeno espiritual. Memoria y plasticidad cerebral Concepto de plasticidad cerebral Hasta hace casi un poco más de una década, la neurociencia afirmaba que a partir del nacimiento, el cerebro contenía todas neuronas definitivas y que éstas no se verían modificadas por la experiencia vital. Desde esa perspectiva, los únicos cambios posibles que podrían producirse a lo largo de la vida, serían variaciones menores en las conexiones sinápticas (conexiones interneuronales) y la muerte celular que acompaña al proceso de envejecimiento. Según esta teoría tradicional era imposible la neurogénesis de nuevas neuronas (neuronagénesis), fuera de las que ya venían en el cerebro al nacer. Pero los descubrimientos posteriores de las neurociencias debieron asumir el nuevo concepto de plasticidad cerebral, donde no sólo puede el cerebro inhibir o activar las conexiones sinápticas, estableciendo nuevas y múltiples sinapsis según las necesidades de la función de un cerebro individual, sino que el cerebro se va modificando continuamente a medida que cada persona lo usa con mayor intensidad o una necesidad determinada y esto permite crear 183 Director de laboratorio en el Baylor College of Medicine, Houston, EE.UU., realiza estudios especiales sobre la memoria humana sobre bases moleculares y genéticas. Sus expresiones son extraídas de una entrevista concedida al periódico español EL PAÍS durante su concurrencia al Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal, Madrid, España, julio 2005 244 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR nuevas sinapsis y nuevas neuronas. El descubrimiento de esta capacidad de crear neuronas y sinapsis modificó todos los conceptos de la función cerebral. Mecanismos de la plasticidad cerebral La plasticidad neuronal (neuronas) o neural (sinapsis) es el proceso que nuestro cerebro utiliza para crecer, aprender y vivir cotidianamente. Antes, frente a las enseñanzas de Santiago Ramón y Cajal, se creía que las neuronas no se reproducían sino que se nacía con una cantidad determinada de neuronas y se vivía así hasta morir. El envejecimiento o enfermedad que afectaba y mataba neuronas, dejaba al cerebro sin las mismas y con la imposibilidad de reponerlas. Sin embargo, estudios sobre animales permitieron descubrir que las neuronas se reproducían después del nacimiento. ¿Cómo se expresa la plasticidad cerebral? A través de dos mecanismos:184 Epigenoma: interjuego entre lo genéticamente determinado y las influencias ambiómicas (factores epigenéticos).185 Genoma: conjunto de genes del ser humano 1. neurogénesis: generación de nuevas neuronas 2. apoptosis: mecanismos genéticos que regulan o programan la “muerte” de determinadas células. Hay apoptosis fisiológica y apoptosis patológica (debida a efectos neurotóxicos neuronales directos. 3. “pruning”:186 o “poda sináptica” que se expresa por atrofia o desaparición de sinapsis inactivas 4. “sprouting:187 o brote sináptico (producción o reproducción de nuevas sinapsis = sinaptogénesis) 5. “damming:188 mecanismos de control sináptico por el cual se cierran sinapsis activas que no se usan o se activan sinapsis que no se usaban Los factores epigenéticos inducen alteraciones moleculares, celulares y de los circuitos neuronales o neurales. El hipocampo, junto con la región supraventricular es una de las principales estructuras donde se verifica la plasticidad cerebral y la neurogénesis, pues al estudiar el estrés se probó que a través del cortisol y del ácido glutámico, se modifica la neurogénesis, la sinaptogénesis y la neuronagénesis. En el proceso de disminución de la neurogénesis y pérdida de densidad celular en el hipocampo, que ocurre en el estrés, hay: 1º. Alteraciones neuroquímicas189 184 Marcelo Cetkovich-Bakmas – ASPECTOS EPIGENÉTICOS DE LAS ENFERMEDADES MENTALES – Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 2006 185 Carlos A. Soria – EPIGENOMA: LOS ESPEJOS DE LA REALIDAD, Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 2006 186 Del inglés pruning = poda 187 Del inglés sprout = brotar, retoñar 188 Del inglés dam = contener o reprimir 245 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 2º. El deterioro en la plasticidad celular y en el remodelado dendrítico del hipocampo 3º. Pérdida neuronal por hipercortisolemia por exposición de episodios repetidos de estrés 4º. Pérdida de células gliales que aumentan la vulnerabilidad al ácido glutámico y a la disminución de factores neurotróficos La plasticidad cerebral se muestra ante lesiones específicas del cerebro, el cual, tras un entrenamiento debido puede modificar la actividad de las zonas lesionadas o destruidas, mediante nuevas sinapsis o nuevas neuronas. Pero también en condiciones normales, bajo un estricto entrenamiento o adiestramiento para determinadas habilidades o aprendizajes, el cerebro estimulado crea nuevas sinapsis y neuronas. En la normalidad o en la enfermedad, el cerebro puede inactivar sinapsis que no se usan. Luego, habría una plasticidad que actúa en la enfermedad y otra que actúa en la normalidad El secreto de la plasticidad en la normalidad, ergo, está en el uso intenso y adecuado mediante un adiestramiento o entrenamiento de habilidades específicas. Por ejemplo, si un pianista practica intensamente y en forma diaria por muchos años, los instrumentos de las neurociencias demuestran la neuroplasticidad al detectar el desarrollo inusitado de las regiones cerebrales que controlan el movimiento de las manos del pianista. Hay una relación directa en la neuroplasticidad cerebral: hay mayor cambio cerebral cuando el proceso de adiestramiento se instaura en forma temprana y es más prolongado (a mayor extensión e intensidad del entrenamiento, mayor cambio cerebral) Estas conclusiones son fundamentales para determinadas prácticas cerebrales sutiles como es la meditación. Cuánto más, mejor e intensamente se medite, habrá cambios cerebrales fundamentales que aumenten también la capacidad de meditar y de obtener mayores frutos creativos y mayores capacidades mentales (capacidades extraordinarias). En la práctica de la meditación, desde una perspectiva cognitiva, puede considerarse al desarrollo como el esfuerzo sistemático de controlar la atención y las habilidades mentales y emocionales relacionadas. Esto trae a colación una nueva pregunta que formuló Davidson: ¿podríamos servirnos de diferentes tipos de meditación para modificar los circuitos cerebrales asociados a los distintos aspectos de la emoción? Las neurociencias, mediante tecnología como el llamado difusor de tensión, ha logrado captar imágenes de la función cerebral durante las emociones y la meditación y este estudio ha puesto de relieve los sutiles procesos de remodelación en los que se basa el fenómeno de la neuroplasticidad cerebral. Esto permitió una respuesta afirmativa a la pregunta del principal investigador de la emoción y la neuroplasticidad. La neuroplasticidad es la nueva frontera de las neurociencias que comenzó a estudiarse y postularse en 1998 y que culminó con el descubrimiento de la remodelación cerebral mediante la creación de sinapsis y neuronas nuevas. Hoy, el desafío es averiguar las conexiones entre la neuroplasticidad cerebral para encontrar nuevas conexiones en los circuitos cerebrales que regulan las emociones perturbadoras, desarrollando en los afectados una capacidad para controlar más eficazmente la ansiedad, el miedo o la ira, acompañando el desarrollo de nuevas conexiones interneuronales. 189 Gage, F.; Van Praag, H. – NEUROPSYCHOPHARMACOLOGY THE FITH GENERATION OF PROGRESS, ACNP, 2002 246 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR El descubrimiento de que el cerebro y el sistema nervioso generan nuevas células en función de la experiencia y el aprendizaje, que dio origen a la noción de plasticidad neuronal, lleva al nuevo concepto de cerebro proteico.190 El creador e investigador del concepto, Davidson, cree que esta noción de cerebro proteico terminará remodelando todos los conceptos de la Psicología clásica hasta ahora conocida y estudiada. Siguiendo con sus investigaciones, en la actualidad, este estudioso cree que las modificaciones cerebrales encontradas cuando son duraderas o permanentes, pueden provocar un cambio de temperamento. Este “cambio temperamental” sería el antídoto de las emociones destructivas, al fomentar la activación de las regiones del lóbulo frontal que inhiben o modulan la actividad de la amígdala, responsable de ciertas emociones negativas. Éste sería uno de los posibles mecanismos a introducir para contrarrestar las emociones negativas y destructivas, ya sea disminuyéndolas en lo posible o anulándolas cuando aparecen. Como contrapartida, se estimularían las emociones positivas, aumentándolas. De todo esto deducimos que la neurogénesis como la neuroatrofia, procesos antagónicos, estarían regulados por diferentes efectos. Así, la existencia de un ambioma negativo o conflictivo, distresante, o la pasividad intelectual-afectiva y las emociones negativas generan un proceso de neuroatrofia y ofician como antiplásticos o antineurogénico. A la inversa: un ambioma favorable y armónico, las emociones positivas, ciertos psicofármacos (tranilcipromina, fluoxetina), la actividad intelectual y la educación mental, son factores protoplásticos y proneurogénicos, que además de reparar neuronas y circuitos dañados, pueden aumentar una población neuronal indemne o activar circuitos nunca antes usados. La modificación de la función cerebral en pro del mejor y mayor uso de la corteza cerebral para regular más y mejor, también, la amígdala, podría ser obtenida mediante el uso de psicofármacos. Pero el inconveniente de los psicofármacos, por lo menos en lo conocido hasta ahora, es que tiene una incidencia sobre la función total del cerebro y sistema nervioso y carecen de la puntualidad y especificidad necesaria y útil para una determinada región cerebral o el incremento o inhibición de una función cerebral específica. Luego, el camino más confiable y seguro es el método natural espiritual de obtener un mayor adiestramiento mediante la meditación y la experiencia continua e intensa. También las ondas electromagnéticas pueden activar la neuroplasticidad, pero tiene efectos más deletéreos, menos controlables y efectos secundarios que ponen en duda su eficacia. Sin embargo, es útil conocer el dato por las implicancias de una contaminación ambiental electromagnética intensa, la cual influye en la plasticidad cerebral, pero también lo hace en otros funciones orgánicas y el saldo total de la exposición generalmente son consecuencias patológicas más que fisiológicas. Todos estos conceptos de plasticidad cerebral son completamente aplicables a la memoria humana, la cual puede perfeccionarse o deteriorarse según lo explicado por la acción de factores positivos y negativos para la plasticidad cerebral. Características de la memoria. Formas de memoria Memoria a corto plazo Es importante conocer las diferentes características de la memoria puesto que hay muchas formas de obtener y almacenar la información. Este proceso de memorización se realiza en diferentes etapas y procesos. Según Atkinson y Shiffrin (modelo Atkinson-Shiffrin), hay un 190 Término derivado del dios griego Proteo que castigado para que sus entrañas fueran comidas por aves, en la noche se regeneraban apareciendo intactas al día siguiente. Proteico es lo “que cambia de formas o ideas” 247 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR registro sensorial de los estímulos externos que constituye un primer almacén o memoria sensorial. Se llama sensorial porque generalmente la recepción de datos es por conjuntos y por la vía sensorial. Es muy fugaz y alcanza apenas unos segundos de duración. Este tiempo de permanencia es a los efectos de analizar si el registro sensorial debe ser memorizado o no. Hay estímulos muy fuertes que demoran ese lapso, pero no para su análisis sino por su gran intensidad. Así, lo más inmediato es la memoria sensorial, la cual una vez analizada o en virtud de su fuerza de impacto pasa selectiva o automáticamente a un segundo almacenamiento denominado memoria de corto plazo. La memoria a corto plazo usa del “almacenamiento sensorial” que tiene una etapa breve de obtención de información seguida de un olvido casi inmediato. La información queda almacenada en esta memoria también es de un lapso muy corto (no mayor de 30 segundos) pero mayor que el de la memoria sensorial. Vuelve a realizar un segundo análisis más detallado de la información recibida y extrae los componentes verbales que ésta pueda poseer. Se diferencia del registro o memoria sensorial y de la memoria a largo plazo porque sólo puede mantener una pequeña cantidad de información simultánea. La principal característica de la memoria de corto plazo es que la información o dato que contiene es en estado activo (es usada y procesada constantemente mientras permanece en este almacén). Es la memoria práctica utilizada para rendir un examen, retener una lista de compras, memorizar una agenda de ocupaciones temporales, etc. Otra característica importante es la cualidad de ser una información o dato consciente, a tal punto que muchos investigadores consideran a esta memoria como la actividad de la conciencia en el momento en que ésta es activa. Esto lleva a pensar que la memoria de corto plazo es propiamente la conciencia o estado de conciencia, pero más bien debiera pensarse que es la memoria que usa la conciencia y que es ella misma, dado que el estado de conciencia es mucho más complejo que un simple registro de la realidad circundante. La característica de estado activo y consciente, hace que la memoria de corto plazo sea el mejor mecanismo para explicar el recuerdo. Esto tiene lugar porque para recordar lo memorizado, la información contenida en el almacenamiento de memoria a largo plazo debe desplazarse nuevamente a la memoria de corto plazo para ser reactivado y usado. Por estas razones podemos creer que la memoria de corto plazo es una especie de memoria consciente. Memoria a largo plazo Si esta memoria de corto plazo es estimulada en forma reiterada por el mismo tipo de información, pasa a una etapa prolongada de información la cual será procesada en otra forma de almacenamiento que es la memoria a largo plazo. Se trata de un almacén de capacidad ilimitada en el que vamos acumulando todos los acontecimientos que nos ocurren y los conocimientos que podamos aprender. Todos estos contenidos permanecen, además, indefinidamente en este almacén, al que debemos recurrir siempre que necesitamos recordarlos. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 248 La información o datos registrados en esta memoria son inactivos o inconscientes (memoria inconsciente), a diferencia de la memoria de corto plazo, pero la memoria de largo plazo necesita inevitablemente el proceso de la memoria de corto plazo que es de donde recibe información. El modelo Atkinson-Shiffrin resume rápidamente tres procesos mnésicos simples y supone que cada uno de esos procesos tiene una serie de procesos de control y selección. Estos procesos dependerán del modo en que cada persona los use de acuerdo a sus motivaciones o intenciones, constituyendo para cada uno, en forma individual, estrategias o formas de procesar la información, para utilizarla según sus necesidades o las circunstancias que deberá afrontar. Este modelo es muy elemental y básico y explica a grandes rasgos los atributos más importantes del proceso mnésico de adquisición y almacenamiento de datos. Pero habría otras modalidades de memoria, las cuales tendrán como base siempre un modelo que comprende: 1. 2. 3. 4. 5. registro del dato almacenamiento a corto plazo almacenamiento a largo plazo recuerdo o evocación olvido Otros modos de ser de la memoria Memoria personal común Estudiaremos ahora otras modalidades de memoria. La memoria personal común que es la que abarca genéricamente a todos los tipos de memoria, tanto a la memoria de corto como la de largo plazo o memoria adquirida y la denominada memoria de la especie o memoria filética o memoria innata. Memoria filética Prácticamente puede considerarse al cerebro humano como compuesto con tres estructuras (tres cerebros). La primera estructura es el llamado “encéfalo de reptil”, heredado de los antepasados reptiles que tuvieron la primera estructura encefálica animal, y que está conformado en el hombre por el tronco encefálico superior (formación reticular, mesencéfalo y ganglios basales) e hipotálamo. La función principal del “cerebro de reptil” es la regulación de la conducta estereotipada (instintiva), de los biorritmos y de las funciones fisiológicas vitales. El sistema límbico, es la segunda estructura encefálica en el hombre, llamada “viejo encéfalo de mamíferos” porque se formó en los primeros mamíferos, nace rodeando al antiguo “cerebro de reptil”. Ambos encéfalos (encéfalo de reptil y viejo encéfalo de mamíferos) quedan interconectados tan íntimamente que funcionan regulando tanto lo instintivo como lo emotivo, modulándose ambas funciones entre sí. La generación que siguió a los viejos mamíferos y que comprende al ser humano, formó una tercera estructura encefálica o “nuevo encéfalo de mamíferos” constituido por el neocortex, órgano regulador con la razón y el lenguaje. 249 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR De esa manera, el encéfalo del hombre queda formado por tres “encéfalos”:191 1. encéfalo de reptil (cerebro de reptil): tronco encefálico e hipotálamo 2. viejo encéfalo mamíferos (viejo cerebro mamíferos): sistema límbico 3. nuevo encéfalo mamíferos (nuevo cerebro mamíferos): neocortex El neocortex se relaciona con el sistema límbico en este tercer cerebro, el que conforma el cerebro humano. El sistema límbico, a su vez, tiene conexiones con el sistema olfatorio y queda relacionado con el rinencéfalo o “cerebro olfatorio”. El desarrollo del sistema límbico ha hecho posible que se constituya en el verdadero comando cerebral de las funciones que incluyen atención, memoria, afectividad (emociones) y aprendizaje. Dicho sistema ubica anatómicamente en la zona profunda de ambos lóbulos temporales (derecho e izquierdo) a manera de una doble representación especular (en imagen de espejo). En cada lóbulo forma un círculo que rodea el tronco del encéfalo y las circunvoluciones hipocámpicas, formando el arco inferior del círculo, mientras que en el arco superior del círculo ubica la circunvolución cingular. La parte anterior el círculo está constituida por septum, amígdala y cuerpos mamilares. El interior del círculo comprende el núcleo talámico anterior. Todas esas estructuras están tan íntimamente conectadas entre sí, tanto en lo neuronal como en lo bioquímico, y, a su vez, se interconectan también neuronal y bioquímicamente con las áreas superiores e inferiores. Estas intrincadas conexiones forman relaciones tan complejas que es lo que comanda al fenómeno del funcionamiento en bloque de todas las áreas cerebrales, influyéndose mutuamente. Las relaciones del sistema límbico con el tronco encefálico inferior participan parcialmente en las funciones del equilibrio de los estados afectivos-emocionales y en el estado de alerta. La parte inferior del circuito límbico, cuyo motor es la amígdala, controla las funciones de alimentación, lucha, huída y cópula. El arco superior del sistema límbico parece superponerse en sus funciones con el arco inferior e impresiona como que ambos se encargan muy particularmente de las funciones de los sentimientos, expresividad de sociabilidad y estímulo del cortejo o interés sexual. El sistema límbico, constituye el “cerebro emocional” cuyas reacciones son sumamente rápidas y se descargan en cuestiones de segundos, sin intervención del “cerebro racional”, cuyas complejas funciones intelectuales le llevan a reaccionar con mayor lentitud. Sin embargo, ambos cerebros, emocional y racional están íntimamente conectados en el hombre de forma tal que las emociones influyen en la razón y, a su vez, la razón puede modular las emociones. 191 Siguiendo las teorías de Gardner y otros autores, sobre el concepto de que no hay una única inteligencia sino diferentes formas de aplicar la inteligencia, lo que genera distintas inteligencias, Ribeiro identifica a la inteligencia con los tres encéfalos que acabamos de citar, de la forma siguiente: 1. cerebro reptiliano: centro de las inteligencias del comportamiento (inteligencia básica, inteligencia de los patrones, inteligencia de los parámetros 2. viejo cerebro de mamífero (primer cerebro de mamífero): centro de las inteligencias emocionales (inteligencia afectiva, inteligencia de los estados de ánimo, inteligencia de la motivación) 3. nuevo cerebro de mamífero: centro de las inteligencias mentales (inteligencia racional, inteligencia asociativa, inteligencia espacial, inteligencia intuitiva) 250 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR El sistema límbico es el primer receptor encefálico de los estímulos y la respuesta emocional es la primera en manifestarse (respuesta primaria), para ser luego modulada por la respuesta racional secundaria. Pero también el sistema límbico acumula todas las conductas aprendidas y forma de ellas un patrón que puede actuar aún en ausencia del estímulo original. El almacenamiento de conductas y otros datos o información es lo que constituye la memoria. El hipocampo, cumple en el circuito de la memoria, el rol protagónico de seleccionar sólo lo que resulta importante o vital, de los estímulos receptados que continuamente recibe en forma de “bombardeo” y desecha los que considera irrelevantes. Asimismo, es el que controla el recuerdo de experiencias almacenadas, seleccionando dichos recuerdos en el momento en que es necesario. Por su intervención en el circuito de la memoria, el sistema límbico parece regir la memoria encerrada en el cerebro de reptil y de los viejos mamíferos, que son el patrón de las reacciones necesarias para las conductas vitales del hombre (todas las funciones que le permiten preservar la vida). Es la memoria de los instintos y de todos los patrones de conducta que están en la inconsciencia, en estratos muy profundos. Según lo citamos antes, Rayner192 ha comparado al cerebro humano con una computadora, idea que compartimos ampliamente. Las estructuras encefálicas y orgánicas en general son el hardware y el cerebro contiene el software que controla todas las funciones de las otras estructuras anatómicas. Ese software contiene una base de datos atávica, heredada de los primeros animales o reptiles y de los primeros mamíferos. Esa base de datos almacenada en el software cerebral es conocida como memoria filética (del filum humano) y ella es la caja que posee todas las herramientas y conocimientos necesarios para la vida y los patrones de conductas elementales para el hombre. Ese software dependerá del programador informático que lo maneje, en este caso, cada persona en particular y de la habilidad de ese programador se podrán activar programas de reacciones y conductas de patrones ancestrales. A la memoria filética (innata o de la especie) podemos llamarla propiamente memoria ya que como toda memoria personal es información ancestral almacenada que puede recuperarse mediante estímulos sensoriales o la necesidad de actuar. Es eminentemente adaptativa, ya que contiene la prologada experiencia adaptativa de la especie. Para servir a un organismo, la memoria filética requiere la “repetición” al inicio de la vida. En efecto, resulta apropiado considerar como períodos de repetición las etapas críticas postnatales en las cuales las áreas sensoriales primarias necesitan experimentar estímulos sensoriales para el desarrollo temprano de su función. Además, hay pruebas de que las estructuras sensoriales y motoras primarias conservan su plasticidad en la fase adulta, pues se modifica y amplía en el organismo adulto. Las áreas sensoriales primarias de la memoria filética envían información a las áreas asociativas posteriores donde las asociaciones que coinciden con el tiempo forman redes de memoria perceptiva. A través de mecanismos similares, la retroalimentación motora y la llamada “copia eferente” de la acción tejen redes de memoria motora en la corteza frontal. Al reconstruir los esquemas motores que representan, estas redes conducen los actos elementales, innatos, manifestados a su vez en la corteza motora primaria y en las estructuras motoras subcorticales. 192 C. Rayner – LA MENTE HUMANA, Editorial Hyspamerica, Barcelona, España, 1986 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 251 Así consideradas, las memorias perceptiva y motora derivan de la memoria filética. Ambas son asociativas, se distribuyen por la corteza y están jerárquicamente organizadas. Sobre la base de la memoria filética crece la memoria personal o individual, la que obraría como expansión de la memoria filética en la corteza de asociación. La transición anatómica de la memoria filética a la individual, de la corteza primaria a la asociación, sigue gradientes de desarrollo y gradientes conectivos. En la medida en que la ontogenia recapitula la filogenia, la transición también sigue un gradiente filogenético. La memoria filética comprendería: • • • • • la memoria instintiva la memoria perceptiva la memoria motora la memoria emocional o afectiva memoria noética (saber ancestral) Memoria instintiva La memoria instintiva o memoria de los instintos, opera en el mismo nivel que la memoria filética, motora, emotiva, de los reflejos, etc. y es una memoria innata, estereotipada y relacionada con motivaciones básicas (sed, apetito, deseo sexual, conservación de la vida, etc.). También es una memoria condicionable, sujeta a control neocortical y modulación. La memoria a largo plazo es considerada como memoria pasiva o la memoria almacenada sin activación temporal. A grandes rasgos puede determinarse que memoria pasiva es la que está conservada o guardada pero no usada (inactiva) mientras que memoria activa es el uso temporal o activación de la memoria inactiva. La memoria instintiva es la que permite que tengan lugar los actos reflejos. De ese modo, también opera como memoria de actos reflejos. Esta memoria, como la mente emocional, actúa rápidamente, en segundos, y por eso no está sometida al control racional. Es la que permite tener actos reflejos que pueden llevarnos a reacciones consideradas estúpidas, como es tratar de poner una mano o un pie cuando cae algo pesado. La mente racional no tiene tiempo de reaccionar para modular el reflejo y por esto la mayoría de los actos reflejos son irracionales y subconscientes. Quizás la naturaleza nos dotó de los actos reflejos, no para analizarlos sino para que podamos desempeñarnos rápidamente en la emergencia, antes de que la razón intervenga con su control. Memoria emocional Las investigaciones recientes demuestran que el cerebro maneja la información olfativa enviándola directamente a las partes del cerebro asociadas a la memoria y a la emoción. El bulbo olfatorio es parte del sistema límbico por sus conexiones con las estructuras del mismo. En forma contrastada, la vista, el oído y el tacto procesan sus datos a través del aparato analítico cortical antes de alcanzar áreas más primitivas, más emocionales, por lo que el olfato es el sentido más rápido en guardar recuerdos pues el olor se dirige directamente hacia el sistema límbico formado por el hipocampo y la amígdala (estructura conocida como “cerebro de reptil”). Esto es un fenómeno 252 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR evolutivo, probablemente basado en condiciones primitivas de supervivencia y que genera recuerdos altamente emocionales en las personas. La activación de receptores betaadrenérgicos de la amígdala es la que desempeña un rol fundamental en lo que se ha llamado memoria emocional.193 Las emociones constituyen un conjunto de respuesta de gran intensidad, provenientes de múltiples manifestaciones expresivas, fisiológicas y subjetivas. Asocian estados de activación de los sistemas neurovegetativos con sensaciones psíquicas y su resultado es, por ejemplo, sensación de temor, alegría, tristeza, sentimientos y afectos o enojo. El humor, en cambio, se define por lo general, como un conjunto de pequeñas emociones persistentes, a partir de las cuales se puede identificar un determinado estado de humor. En las investigaciones neurocientíficas de procesos cognitivos tales como la memoria y la percepción, se incluyó en los últimos tiempos el conocimiento de las emociones y por eso prosperó el campo de investigación dedicado a las relaciones entre memoria y emoción, en forma especial, el miedo o temor. Estos estudios tratan de establecer el modo en que los acontecimientos específicos o estímulos llegan, mediante experiencias individuales de aprendizaje, a provocar la repetición de un estado emocional determinado. Este proceso ha sido denominado memoria emocional y juega un rol importante en los desórdenes emocionales originados en las disfunciones de la capacidad cerebral para controlar una determinada emoción. Este conocimiento ha permitido el desarrollo de la denominada inteligencia emocional que permite mediante aprendizaje, conocer técnicas y métodos para lograr el control mental de todo tipo de emoción, en especial, la relacionada con el miedo, la ansiedad y el distrés. La relación entre los mecanismos subcorticales de la emoción, aparentemente suficientes para provocar una respuesta, y las estructuras corticales, es objeto de estudios en razón de la relación entre cognición y emoción. Esto da lugar a que algunos autores consideren a la emoción como un proceso cognitivo, pero en realidad no es así, sino que el entrecruzamiento de funciones mentales como son las funciones cognitivas y las emocionales, puede dar la falsa sensación de que la emoción es un producto de la cognición. Una cosa es que los estímulos que producen reacciones emocionales sean recogidos por centros cognitivos para modularlos o guardar recuerdo de ellos y otra cosa es que esos centros cognitivos sean los productores de la emoción. Hemos repetido hasta el cansancio de que el hecho de que las mismas estructuras orgánicas y funcionales del sistema nervioso y otros aparatos estén interconectadas para la recepción de estímulos y producción de fenómenos mentales, no significa necesariamente, que una de ellas sea la causa de otras. Simplemente es eso: una mera interconexión que conforma un proceso holístico único. La regulación cerebral de la expresión emocional ha sido expuesta por estudios que mostraron la condición especial de que cuando la corteza prefrontal se encuentra dañada, la memoria emocional es muy difícil de extinguir. Estos estudios, de algún modo, ponen de manifiesto que las áreas corticales regulan la respuesta emocional y las impiden cuando son negativas. Pero perdido el control por alteración de las vías corticoamigdalinas, se transforma el comportamiento de una persona, el cual se vuelve más rígido al impedir la extinción de lo que parece ser un proceso de aprendizaje activo. La amígdala conforma un centro de aprendizaje fundamental debido a su localización intermedia entre regiones aferentes y eferentes. Las vías que nacen en el tálamo ofrecen una percepción sumaria pero rápida del mundo externo (mente emocional), mientras que las vías corticales proveen una información detallada y analítica lo que hace más lento el 193 Estos fenómenos de memoria emocional han sido investigados por Larry Cahill, Universidad de California, EE.UU. 253 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR reconocimiento sensorial del objeto. La existencia de dos vías distintas de aprendizaje emocional (una rápida y otra lenta) parece deberse a las diferencias temporales, pues en ocasiones es necesario producir una respuesta emocional rápida que permita evitar un peligro potencial, sin esperar el lento reconocimiento cortical que la justifique. La amígdala se encuentra así en el centro de un mecanismo de memoria no declarativa que opera fuera del campo de lo consciente. Cuando el componente emocional de un acontecimiento determinado es almacenado en el centro de la memoria declarativa (hipocampo) el individuo puede recordar lo que sintió en ese momento, pero sólo como uno más de los detalles que componen la experiencia. En cambio, para que el sujeto vuelva a sentir lo mismo que en ese momento, o para que los mencionados detalles produzcan una reacción emocional al ser reencontrados, es necesario que también se reactive la memoria emocional por medio de la amígdala. Ambos tipos de memoria son almacenados y recuperados en paralelo, pero el acceso consciente a lo emocional sólo puede hacerse por medio de las consecuencias del acto emocional, como sucede con el comportamiento o las sensaciones subjetivas que se combinan con la memoria declarativa existente, para modificarla y formar una nueva memoria declarativa.194 Memoria perceptiva o sensorial La memoria perceptiva o sensorial es la memoria que se guarda de todos los fenómenos o estímulos recibidos a través de los sentidos. Abarca cuanto solemos entender por memoria personal y conocimiento: representación de eventos, objetos, personas, animales, hechos, nombres y conceptos. Según hemos dicho anteriormente, esta memoria recoge una enorme cantidad de información desde todos los sentidos, pero la permanencia del registro es muy breve y se mide en fracciones de segundo. En ese tiempo pueden ocurrir dos fenómenos: que lo registrado se traslade a un almacenamiento de mayor duración y mejor análisis como lo es la memoria a corto plazo, para seguir siendo procesado. O que la mayor parte de ese registro se desvanezca en forma inmediata para dar lugar a nuevos registros. La pérdida del registro sensorial es irreversible, pues nunca más se recupera. La transitoriedad muy efímera del registro sensorial se debe a que el análisis que la memoria visual realiza es muy superfluo pues sólo se limita a captar imágenes o sonidos o superficies o sabores u olores, tal cual le llegan, sin someterlos a un análisis más profundo de carácter semántico o simbólico. Es decir, no forma una idea concreta de lo que percibe. Para que este análisis e ideación de las imágenes recibidas ocurra, es necesario el desplazamiento del dato al almacén de la memoria de corto plazo. La diversidad de formas de memoria perceptiva puede agruparse en distintas categorías de rangos diferentes, según su contenido sensorial y su generalidad. Hay una jerarquía de memorias perceptivas que van de lo sensorialmente concreto a lo conceptualmente general. En la base encontramos las memorias de las sensaciones elementales; en la cima los conceptos abstractos que, aunque adquiridos por la experiencia sensorial, se han independizado de ella. La jerarquía de las memorias perceptivas se basa a su vez, en una jerarquía paralela de áreas de la corteza posterior, dispuesta en el orden indicado de desarrollo y conexiones. En los niveles inferiores, la jerarquía de memoria perceptiva se corresponde con la jerarquía neuronal para el procesamiento y análisis de la información sensorial. De hecho hay también una jerarquía de áreas para cada una de las modalidades sensoriales: vista, tacto, oído, gusto y olfato. Todas ellas convergen en la corteza de asociación polisensorial y, además, en estructuras límbicas del lóbulo temporal, en particular, el hipocampo. Los tipos de memoria sensorial son: visual, 194 MEDICAL MAG, Vol. 5 (45): 87-91, 1994 254 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR verbal, auditiva, olfativa y táctil. Así como hay una memoria visual o memoria eidética195 con capacidad para recordar imágenes, también hay una memoria verbal (esta memoria tiene mucho que ver con los fenómenos de codificación conceptual y a las unidades de información semántica que luego estudiaremos) como capacidad para recordar relatos, lecciones, charlas, lecturas, etc. que es parte de una memoria auditiva que además de palabras recuerda sonidos de cualquier naturaleza.196 Una memoria olfativa para recuerdos de sensaciones percibidas por el olfato y una memoria táctil adquirida por el tacto (siendo la más conocida la empleada por el sistema Braille de lectoescritura para ciegos). Memoria procedimental (memoria motora) Hay también una memoria de procedimientos o memoria procedimental que es la que nos permite guardar el recuerdo de cómo se realizan trabajos, los juegos, deportes, etc. Esta memoria es considerada como memoria activa, la cual comprendería la memoria a corto plazo y la memoria operativa (“working memory”) (o memoria de trabajos o procedimientos) que consiste en la activación temporal de la red de memoria perceptiva y motora a largo plazo. La memoria motora o ejecutiva es la representación de los actos y conductas motoras. La jerarquía de las estructuras neuronales dedicadas a la ejecución de acciones motoras es la base de una jerarquía de memorias motoras que cursa en paralelo con diversos aspectos (complejidad, generalidad) con la jerarquía de las memorias perceptivas. Dentro de la memoria motora habría que considerar una especie de memoria de los reflejos o memoria reflexiva que, además, de los centros corticales posee centros en medula espinal, troncoencéfalo y cerebelo. Estas estructuras almacenan formas de memorias motoras elementales o primarias conocidas como actos reflejos, y que son parte también de la memoria filética. Los reflejos simples están en la vía espinal, pero los complejos y condicionados dependen del troncoencéfalo y centros superiores porque necesitan integrar la memoria perceptiva con la motora. Por ejemplo el reflejo palpebral sólo acciona ante un ruido o un objeto que se aproxime a la vista o algo que roce la piel cercana al párpado. La integración entre memoria perceptiva, motora y filética, de tipo crítica, se establece principalmente en el cerebelo, pero intervienen mecanismos más complicados del troncoencéfalo como núcleos del tálamo, ganglios basales e hipotálamo. Memoria semántica y memoria episódica Para dejar más claro todo este proceso de la memoria perceptiva hay que definir dos cosas muy claras. Por ejemplo, se ve una flor. El ojo capta la forma, el color y la estructura de esa flor. Esa es la percepción primaria que forma la memoria visual de esa flor en particular y de la especie que representan en sí (el resto de las mismas flores o similares como es el caso de una rosa en particular que comparte la familia con otras rosáceas).197 Pero esta imagen visual o idea de la forma flor que está en el sustrato inferior de la memoria perceptiva que hemos comentado, luego pasa a otro estrato superior de la mente y allí se forma el concepto flor, el cual se traduce en un signo 195 La memoria eidética tiene una variedad denominada vulgarmente “memoria fotográfica” que luego estudiaremos 196 Denominada, también, memoria ecoica 197 G. Sperling (1960) denominó a esta primera imagen visual icón, el cual tiene como característica principal su pronta desaparición. Se demora 50 milisegundos en el registro del icón y si no pasa a memoria de corto plazo, se diluye en ese lapso. 255 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR lingüístico, el cual en sí, no tiene nada que ver con la forma de la idea visual. La única que traducía “tal cual” la imagen o idea visual o forma del objeto percibido, era la llamada “escritura ideográfica” que dibujaba lo visto. Pero el grafismo español flor no tiene nada que ver con la imagen en sí. Luego, del mismo fenómeno hay dos memorias: la visual y la conceptual (la imagen tal cual en sí percibida y la palabra que representa el concepto formado de esa imagen o idea). Esto es lo que se conoce con el nombre de codificación y es el proceso donde interviene la poliasociación y la polisensorialidad, pues en ella participan diferentes estratos y procesos mentales. La formación de conceptos da lugar a la denomina memoria semántica y memoria episódica. La memoria episódica es la relativa al conocimiento y registro de acontecimientos que conocemos o episodios que han ocurrido y se presenciaron.198 La memoria semántica es la que procede de la información relativa a definiciones de términos o a la conceptuación de conocimientos del mundo o de algunos hechos de la realidad. Mientras que la memoria episódica está más referida al proceso mental de la percepción e ideación, la memoria semántica se relaciona con el paso siguiente del proceso mental: la conceptualización. Las ventajas de una memoria sobre otra, es que la episódica nos permite recordar rápidamente cualquier conocimiento adquirido, pero este recuerdo puede tener interferencias, menor asociación y algunos olvidos. La memoria semántica en cambio, produce recuerdos más nítidos, precisos y difíciles de olvidar, porque la memorización de hechos con significados o de concepto, se graban más y menor que el registro de un acontecimiento simple, sin necesidad de conceptuación, como ocurre cuando nos formamos sólo la idea de algo, sin tratar de explicarla o individualizarse. La reactivación del recuerdo del fenómeno flor exige la poliasociación y la memoria deberá acudir a los estratos inferiores de la memoria perceptiva y a los superiores de la conceptuación para rememorar una flor determinada, pues debe recordar tanto el nombre como la imagen del fenómeno flor. Así por ejemplo, si se recuerda que se vio una flor, pero no se puede precisar que tipo o clase de flor se vio es memoria episódica. Pero si se recuerda que se vio una flor y se puede precisar que tipo de flor es, estamos en presencia de la memoria semántica que representa al conocimiento cabal de las cosas. La memoria episódica es quizás, la más usada e inmediata no sólo porque refleja el episodio conocido, sino porque lo recuerda debido a que conoce un significado previamente estipulado. En cambio la memoria semántica es más propia del proceso de memorización de datos nuevos o de aquellos que necesitan ser reconceptuados. El hecho de que las mismas áreas corticales sirvan tanto para almacenar la memoria perceptiva como para el procesamiento de información sensorial, proporciona fundamento neuronal para la estrecha relación que existe entre la percepción y la memoria. De esta forma, recordamos lo que percibimos y percibimos lo que recordamos. La memoria episódica se refiere a lo aprendido en un contexto o espacio temporal particular y en forma sucesiva. Por ejemplo, se utiliza una prueba donde el sujeto debe aprender una lista de 15 ó 20 palabras presentadas sucesivamente. La dificultad de esta memoria no reside en el aprendizaje de las palabras sino en el recuerdo de un cierto número de ellas, a las que debe ubicar por el contexto de las mismas y la sucesión temporal del aprendizaje. Por esto, memoria semántica y episódica van siempre hermanadas. 198 Episodio es un término usado acá con la denotación de “cada una de las acciones parciales o partes integrantes de una acción principal”. Esto se debe a que muchos acontecimientos diarios no son fugaces o instantáneos sino que se dan en un lapso de tiempo más o menos largos y con actos sucesivos o episodios. 256 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Memoria extrasensorial En contraposición con la memoria sensorial, hay una memoria extrasensorial que guarda recuerdos de fenómenos extrasensoriales como son los sueños, imágenes oníricas, fantasías, etc. Estaría muy implicada con la memoria implícita. Todas estas memorias constituyen por su capacidad de recordar y reconocer los elementos memorizados, la denomina memoria recognitiva. La memoria recognitiva integra las diferentes memorias perceptivas y así una memoria visual, en virtud de esa integración no sólo guarda la imagen del objeto visto, sino que también guarda memoria de sus cualidades que le permite guardar rasgos distintivos (memoria cualitativa o distintiva) y de su ubicación en el espacio o espacialidad (memoria espacial). Estos tipos de memoria son muy útiles en los animales. Memoria implícita, memoria explícita y memoria declarativa En las discusiones más recientes, la mayoría de los investigadores sostienen que hay varias clases cualitativamente diferentes de almacenamiento de memoria, de forma tal que a las tres conocidas como corta, intermedia y larga, se agregarían dos variantes más denominadas memoria implícita o memoria no declarativa y memoria explícita. La memoria implícita (memoria inconsciente del pasado) es la facultad de recordar sin tener un conocimiento consciente de los trazos de memoria que genera dicho recuerdo. La memoria explícita (memoria consciente del pasado) es la contrapartida de la implícita porque permite a partir de un estímulo sensorial (olores, imágenes, sonidos, etc.) rememorar toda una serie de hechos asociados psicológicamente con dicho estímulo.199 La memoria declarativa es la que incluye la memoria explícita y la memoria espacial. Memoria anterógrada y memoria retrógrada Estas memorias están en relación a hechos ocurridos antes y después de un suceso determinado (envejecimiento, traumatismos, etc.) y de ahí los nombres pues el prefijo antero se refiere a la memorización de hechos ocurridos después de un suceso y el prefijo retro indica la memoria de hechos acaecidos antes de un suceso. La memoria anterógrada es una memoria hacia delante y la memoria retrógrada es una memoria hacia atrás, para hacer más gráfico el concepto de cada una. En realidad estos términos surgen en relación a la amnesia postraumática, la que refiere la pérdida o presencia de estas memorias en relación al trauma.200 Normalmente los tratados sobre memoria no consignan estos tipos de memorias. El diccionario médico Salvat define a memoria anterógrada únicamente, como “memoria de los sucesos lejanos, pero incapaz de conservar las impresiones recientes”. Esta definición abarca, indirectamente, los dos conceptos: de memoria retrógrada al definir la “memoria de sucesos lejanos” y la “memoria anterógrada”, propiamente dicha, como “memoria de impresiones recientes”. Es propio de los ancianos la conservación y exacerbación memoria retrógrada y la alteración de la anterógrada: recuerdan con nitidez hechos de su niñez y juventud y olvidan los hechos más recientes. 199 MEDICAL MAG, Vol. 3, N° 18: 28-34, 1992; New Scientist 133: 39-42, 1992; 131: 39-43, 1991 María Pérez Martínez, Alfonso Casero Escamilla – LA MEMORIA: 122-123, Editorial Quórum, España, 1986 200 257 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Memoria cenestésica y memoria de pantalla Son dos términos extraídos de diccionarios médicos. La memoria cenestésica201 es la “memoria de los movimientos de los miembros u otras partes del cuerpo” (Diccionario Médico Salvat). Estaría relacionada con la memoria motora. La memoria de pantalla (del inglés screen memory) es la “memoria consciente tolerable, que sirve de “pantalla” para otra memoria que puede trastornar al sujeto o serle dolorosa emocionalmente si la recuerda” (Diccionario Médico Dorland). Sería una especie de memoria que ayuda a ocultar el recuerdo de algo desagradable y que produce gran sufrimiento. El recuerdo de determinados hechos, más o menos gratos, inducen el olvido parcial del suceso penoso. El recuerdo o evocación La reactivación consciente de un dato memorizado es una función denominada recuerdo y se realiza a través de la evocación, que es un mecanismo de “convocación de imágenes o datos” para “traerlos a la conciencia” desde la inconsciencia. Tanto el almacenamiento de datos como el recuerdo están íntimamente ligados a la asociación de ideas o conceptos. Asociación de ideas o conceptos Todos estos fenómenos descriptos nos indican que la memoria a largo plazo tiene esquemas múltiples de organización. Uno de ellos es la asociación de ideas o conceptos, otro es el efecto “von Restorf” de la escuela gestaltista, el cual distingue entre conceptos homogéneos (los formados por una misma categoría de imágenes, por ejemplo, letras) y conceptos heterogéneos (los conceptos introducidos dentro de un grupo de homogéneos, por ejemplo, si en un grupo de letras se inserta un número). Según la teoría del efecto “von Restorf”, los conceptos heterogéneos son más fáciles de memorizar y recordar. Otros modos de organizar la memoria y el recuerdo están en los modelos de organización impuesta y organización subjetiva. La organización impuesta se denomina así porque generalmente es impuesta por una circunstancia determinada (grabar una lección escolar, dar un examen, contestar una encuesta o someterse a una investigación). En este caso, la persona tiende a ordenar el pensamiento en categorías. Por ejemplo si se le somete a consideración una larga lista donde se entremezclan dispersos los nombres de animales, transportes, grupos sociales, a fin de facilitar el recuerdo, el individuo agrupa a cada uno de los términos dispersos dentro de un grupo específico. La organización subjetiva es la organización que libremente hace un individuo frente a una lista conocida por azar, la cual contiene agrupaciones débiles, es decir, no hay grupos específicos determinados. En esta coyuntura, la persona se orienta a buscar inconscientemente una forma de agrupar sobre la base de la función de cada palabra o término. Estos tipos de organizaciones se deben a que el individuo, cuando debió almacenar o memorizar los datos también lo hizo con algún tipo de agrupación o categoría. La función asociativa, según Laborit, es manifiesta entre la memoria semántica y la memoria episódica, las cuales realizan una asociación cortical o subcortical mediante la intersección de ambas, cuando hay un tren de estímulos múltiples y variados. Esta asociación es útil para obtener un mecanismo mnésico óptimo (memorizar mejor todos los datos posibles para después recordarlos más fielmente) 201 La cenestesia es “conjunto de sensaciones vagas internas procedentes de distintos órganos, que produce el sentimiento general de existencia, independientemente de los sentidos” (Diccionario Médico Salvat); “sentimiento general de la existencia consciente, percepción de la función normal de los órganos” 258 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Reactivación de la memoria (recuerdo) En el acto perceptivo, proyectamos sobre el mundo nuestras expectativas e “hipótesis” basadas en la experiencia pasada. En cualquier momento de la vida diaria, la mayor parte de nuestra memoria a largo plazo se halla en estado de latencia, fuera de la conciencia. Probablemente, los agregados neuronales de sus redes se encuentren inactivos u ocupados en actividades “espontáneas” aleatorias. Una red de memoria se reaviva cuando la memoria a la que representa se recupera por el recuerdo o el reconocimiento. Es lo que se denomina reactivación de la memoria y se piensa que es mediada por la memoria de corto plazo. Un estímulo o grupo de estímulos, cuya representación cortical se ha convertido en parte de la red mediante asociación previa, reactivará esta representación y, también por asociación, al resto de la red. Ni los estímulos activadores ni la memoria activada necesitan ser plenamente conscientes. Algunos fragmentos de la red pueden activarse subconscientemente. En la reactivación de una red neuronal por el recuerdo o reconocimiento, el hipocampo parece desempeñar un papel importante. Se ha observado que los pacientes con lesiones de esa estructura no sólo tienen dificultades para formar nuevas memorias, sino también para recuperar memorias antiguas. A partir de esas dificultades aparece la amnesia retrógrada, o la anterógrada o ambas. Puesto que las redes de memorias nuevas son expansiones de las antiguas, los procesos neuronales de formación y recuperación de la memoria están estrechamente relacionados, si no son idénticos. El hipocampo participa en ambos. Recuerdo libre Marca la diferencia del rendimiento de la memoria entre los jóvenes y los viejos. Si a este recuerdo libre lo asociamos con claves con las que el sujeto es invitado a recordar las palabras aprendidas, la diferencia con el joven disminuye y se observa una mejoría más importante todavía si en un conjunto de palabras, la persona debe reconocer las palabras aprendidas de algunas otras distractoras. La presencia o ausencia de diferencias en el rendimiento de la memoria ligada a la edad, varía en función de la exigencia del sujeto par iniciar la búsqueda de la información en la memoria. La reminiscencia Si bien reminiscencia es un vocablo que en general designa a la representación mnésica el recuerdo de algo que pasó, en particular se refiere al recuerdo vago e impreciso, propio de datos mal almacenados o muy remotos o al recuerdo individual o personal de datos de la memoria filética. La impresión del recuerdo también puede ser por los recuerdos teñidos por la afectividad en especial o la emotividad en general. En filosofía, la reminiscencia habla de la transcordación (recuperación de datos trascordados). Trascordar etimológicamente significa “a través del corazón” y denotativamente está referido a “perder la noticia puntual de una cosa, por olvido o por confusión con otra” cosa. El uso vulgar de la reminiscencia está ligado al recuerdo de momentos placenteros o displacenteros y de recuerdos afectivos-emocionales. 259 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Trastornos de la memoria Tipos de alteraciones La memoria recibe la influencia del afecto y tiende a modificarse según los intereses y las necesidades emocionales del individuo, interrumpiendo o modificando el curso normal del proceso de la memoria. Esto trae como consecuencia alteraciones anormales o trastornos de la memoria, de los cuales hay tres bien conocidos como la hipermnesia, hipomnesia y la amnesia, a los cuales se suman otro conformado la lista siguiente: 1. Hipermnesia: es la capacidad mnemónica intensa o excesiva. Se observa en algunos trastornos mentales como manía, paranoia y catatonía. Por ejemplo un paranoico puede recordar los números de matrícula de todos los autos que marchan detrás del suyo. Esta capacidad mnemónica excesiva se limita, sobre todo, a períodos específicos o a incidentes determinados que tienen que ver con afectos de especial intensidad. Las impresiones que surgen con motivo de incidentes emocionalmente matizados, se registran con mayor intensidad de lo habitual, debido a la excesiva atención y concentración compulsiva en dichos incidentes y a la voluntad de memorizarlos y recordarlos. Otra forma de adquirir hipermnesia es con un entrenamiento especial para aumentar la capacidad de memorizar. Es lo que ocurre con los eruditos que acumulan una cantidad impresionante de datos que escapan a la capacidad normal de las personas. La memorización excesiva puede ser fisiológica como es el esfuerzo de adquirirla por ejercicios mnemotécnicos; o patológica como ocurre con la memoria del horror en el estrés postraumático. 2. Hipomnesia: sería una especie de memoria escasa debido a la falta de ejercicio de la memorización o a defectos del proceso de memorización. También puede ser secuela de enfermedades neurológicas o traumatismo psíquicos u orgánicos. 3. Amnesia: Así como se habló de memoria retrógrada y anterógrada, igualmente, ante la pérdida de la memoria por una lesión cerebral, la pérdida de memoria de hechos anteriores se denomina amnesia retrógrada, la pérdida de memoria de hechos ocurridos después, se denomina amnesia anterógrada. Luego, en la pérdida o deterioro de la memoria no sólo influye la edad y los procesos patológicos (accidente cerebrovascular, infarto o Alzheimer y otras patologías mixtas), como estudiaremos luego, sino que junto con la edad influye la escolaridad más baja, la falta de ejercicio de la memoria y la mayor dependencia de otros. La amnesia es una pérdida de la memoria que puede ser orgánica o psicológica. En la amnesia orgánica hay trastornos fisiológicos de las neuronas en los procesos de asociación y por eso se pierde la capacidad tanto del registro como de la retención de datos y afecta mucho a la memoria anterógrada como a la retrógrada (memoria generalizada, de hechos remotos y de hechos recientes). La amnesia psicológica es un fenómeno que aparece inducido consciente o inconscientemente por una persona como defensa activa contra experiencias negativas, sobre todo las dolorosas, angustiantes o muy frustrantes. Es una represión voluntaria del recuerdo, el cual cuando es traído a la conciencia puede ocasionar angustia o ansiedad. La amnesia psicológica es para temas puntuales. La amnesia orgánica para todo tipo de tema. La amnesia psicológica es la que permite una recuperación por completo en forma repentina y completa, mientras que la recuperación de la amnesia orgánica es 260 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR gradual y a menudo incompleta. La amnesia postraumática, entre otros mecanismos, ocurre en un traumatismo encéfalocraneano se superponen tanto la falla orgánica como la falla psicológica de la memoria. La falla psicológica es debida al traumatismo psicológico o distrés que provoca el accidente (amnesia psicológica). Esto afecta la memoria anterógrada (amnesia anterógrada) pues no permite grabar los sucesos traumáticos y, por lógica, no habrá memoria retrógrada (amnesia retrógrada) al no existir la anterógrada (amnesia postraumática). La falla orgánica se debe a la conmoción (desplazamiento brusco y violento del cerebro dentro de la caja ósea craneana sin hemorragias ni lesiones evidentes) o a la contusión (herida abierta del cerebro o contusión con derrame o hemorragia meníngea o cerebral). La falla psicológica permite recuperar rápidamente la capacidad de uso de la memoria, lo que se consigue en horas o días o a lo sumo en pocos meses (sólo queda una amnesia retrógrada postraumática que no permite recordar los hechos ocurridos durante el transcurso del trauma). Las fallas orgánicas afectan a los mecanismos o circuitos de la memoria durante décadas o de por vida (amnesia orgánica). El Alzheimer es una típica amnesia orgánica. No hay recuperación completa (las fallas orgánicas son las que impiden recuperar la capacidad de memoria puesto que permiten la prolongación de la amnesia anterógrada del síndrome postconmocional subjetivo que impide recordar cosas ocurridas después del trauma o accidente y que en casos graves tampoco permite recordar las cosas sucedidas antes del trauma o accidente o amnesia retrógrada). La suma de ambas amnesias y el trastorno de asociación de ideas o producción de ideas irracionales pueden llevar a la demencia postraumática). Hay amnesias psiquiátricas o psicológicas como la producida en la depresión o en la histeria, en la cual hay, en medio de una actividad normal, lapsus o “fuga” de la memoria. No son amnesias orgánicas. No debemos olvidar otras fallas orgánicas patológicas que incluye varias demencias que, incluso, pueden ser consecuencia de enfermedades infecciosas como HIV y la demencia de la sífilis por parálisis general progresiva; o del abuso de drogas. 4. Paramnesia: es una distorsión de la memoria en forma consciente o inconsciente que obra como falsificación de memoria. Se considera como una especie de “confabulación de la memoria” en que el paciente inventan hechos que no existen y con ellos llenan los espacios de la memoria y que el paramnésico acepta como si fueran hechos reales. Es un trastorno patológico que se presentan en las demencias seniles, especialmente en el síndrome de Korsakoff (generado por un problema orgánico cerebral asociado a un trauma cerebral) 5. Apraxia y afasia: la apraxia es la referida a la pérdida de la memoria como incapacidad de recordar cómo se realizan determinados movimientos elementales y comunes del cuerpo. Puede afectar el caminar, mantener el equilibrio, cierta coordinación de movimientos o la ausencia de algunos movimientos, por ejemplo, cómo sacar la lengua. Generalmente no se deben a trastornos motores sino a defectos del encéfalo. Puede afectar a la mitad del cuerpo mientras la otra es normal o a todo el cuerpo. Es estrictamente una apraxia o afección del aparato locomotor donde se olvida como abrir una puerta o manejar o conectar un electrodoméstico Cuando afecta el lenguaje se denomina afasia y es lesión grave. Es un trastorno neurológico. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 261 6. Agnosia: son alteraciones neurológicas poco comunes que afectan a la memoria, por ejemplo, visual y en este caso se habla de agnosia visual donde el individuo a pesar de tener indemne el sentido de la vista, no puede reconocer imágenes visuales y si las reconoce no puede recordar su nombre. No padecen ningún trastorno mental y tienen una comprensión normal del lenguaje, pero han perdido la memoria de nombres e imágenes. Sin embargo, si les muestra un objeto que no reconocen y se le dice cómo se llama y para qué sirve, esto ayuda a que recuerden el objeto olvidado. El olvido La amnesia debe ser distinguida del olvido. Si bien ambas palabras se refieren a una ausencia de recuerdos, la amnesia tiene una connotación de tipo patológico que significa pérdida o debilidad de la memoria que no permite recordar nada. Mientras que olvido se refiere a la cesación de un recuerdo que se tenía y esta cesación no es patológica sino que está referida a trastornos no patológicos del mecanismo o proceso mnésico para grabar un recuerdo. El olvido tiene un circuito anatómico distinto al de la memoria. Mientras el recuerdo tiene más apoyo en el circuito del hipocampo, el olvido necesita un circuito más complicado que abarca el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal. Luego, no debemos perder de vista que la memoria es un complejo de cuatro funciones principales: 1. 2. 3. 4. Almacenar datos recordar datos olvidar datos modificar datos recibidos La modificación de los datos es producto de la imaginación, la cual siempre está activa, aún cuando la memoria esté alterada o inactiva. Generalmente el recuerdo de datos o hechos aislados no asociados a otros elementos es una de las causas de un registro débil de memoria. Pero, a diferencia de la amnesia, los datos olvidados, mediante un determinado esfuerzo o espontáneamente pueden surgir después del intento de acordarse de algo y no poder hacerlo instantáneamente. En este caso opera como una especie de retardo de memoria. El olvido también debe diferenciarse del bloqueo o represión mental. Olvido por datos transitorios Otra circunstancia es la presencia de datos transitorios, por ejemplo, cuando se guardan o dejan las llaves en lugares no habituales. También son difíciles o imposibles de recordar los datos poco usados o memorizados que se borran con el paso del tiempo. La falta de utilización continua de la memoria lleva a su degradación o decadencia de la misma que facilita el olvido fisiológico de los recuerdos. Otra faceta es el de no realizar el esfuerzo debido o correcto para recordar. Esto puede deberse a cuando se intenta recordar apresuradamente algo o no se realizan asociaciones correctas o no hay suficiente atención o concentración o insistencia sobre el recuerdo buscado. 262 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Olvido por formación insuficiente de engramas Otros mecanismos del olvido son la formación insuficiente de engramas, sobre todo en la memoria a corto plazo. Esto puede suceder porque no hay mayor interés en grabar un recuerdo, ya sea por decadencia de la memoria o por la banalidad del dato o para evitar una sobrecarga de la memoria de largo plazo (fallas de engranajes de la memoria). Olvido como falla de memoria El olvido, como “falla de memoria” cuando se plantea por cuestiones psicológicas, se da en los casos en que “no queremos” recordar ciertas cosas. Este “no querer” puede ser voluntario, pero generalmente es involuntario202 y ahí se plantean los denominados actos fallidos. En esta situación se dice una cosa por otra, no se hace algo cuando debe hacerse o se cambia un acto debido por otro indebido. Se dice en estos casos que “la memoria nos ha traicionado”. Estas pequeñas traiciones son las que nos llevan a decir cosas con palabras que no debíamos pronunciar y lo hacemos en el instante menos propicio o debido. Olvido por bloqueo mental También están los actos fallidos relacionados con los bloqueos mentales o bloqueos de memoria y/o bloqueos de voluntad. Previgliano refiere que es ocurre “las veces que nos preparamos para hacer algo y al llegar ahí, ‘nos bloqueamos’ y todo sale mal”. O no sale. Alicia Díaz Farina203 interpreta que los bloqueos, en general y desde el punto de vista psicoanalítico, “es lo que llamamos represión. Le ocurre a todas las personas y tiene que ver con la dificultad para reproducir cosas que por alguna razón no resultan placenteras. El estudio del inconsciente nos permite comprender estos procesos, los que se dividen entre lo que no se recuerda y lo que nunca se registró”. Esta interpretación pone de manifiesto que los bloqueos por olvido pueden deberse a lo que no se quiere recordar en forma consciente o inconsciente hechos o sucesos desagradables, dolorosos o traumas psíquicos, por lo que voluntariamente se forja el olvido de los mismos al sumergirlos en la subconciencia o inconciencia, pero también a aquello “que no prestamos atención”. Esta falta de atención puede ser producida porque no nos interesa algo o nos resulta desagradable o insulso y no nos concentramos en la cuestión, a pesar de presenciarla y conocerla. De igual modo, cuando estamos inmersos en algún problema angustioso, nos aislamos del entorno y entramos en una dispersión mental que nos lleva a un estado de “autómatas”. Estamos en un lugar físicamente, pero mentalmente estamos ausentes (limbo mental). Otra cosa es la dispersión mental que presentan los niños, especialmente los hiperactivos. Pero, en este caso, se está entre la frontera de lo que es el olvido y lo que es una falla mental. Las zonas de represión se hallan en la corteza prefrontal que es la encargada de seleccionar “lo que se debe recordar” y “lo que no se debe recordar”. Cuánto más se activan esas regiones en el 202 203 Más adelante trataremos lo del olvido voluntario e involuntario Directora del Centro de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, Argentina 263 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR ejercicio voluntario o involuntario de reprimir actos o palabras, peor será el olvido o “falta de recuerdo” de lo reprimido. El hipocampo ayuda a la corteza prefrontal en la tarea de represión o bloqueo pues aunque guarda la memoria de lo que no tiene que recordar, sólo se activa para recordar, pero permanece inactivo durante el bloqueo para “no recordar”. Luego, la corteza prefrontal se activa al máximo para captar lo que debe bloquear, mientras el hipocampo, a la inversa, se desactiva en el bloqueo para no recordar u olvidar lo que se le ha recomendado reprimir o bloquear, tanto en forma consciente como inconsciente. Freud postuló que la represión no hace olvidar lo bloqueado (no es un mero olvido), sino que el recuerdo queda en el inconsciente y no se hace consciente, de ahí la imposibilidad del recuerdo. Pero esa memoria inconsciente puede afectar el comportamiento de una forma u otra. Queda en la categoría de la llamada memoria implícita, de forma tal que la experiencia pasada bloqueada puede modificar el comportamiento de una persona pero esa modificación es siempre inconsciente y el afectado jamás se dará cuenta de estos actos inconscientes. Olvido por interferencias mentales Finalmente, en el mecanismo del olvido, debemos considerar la teoría de las interferencias.204 Por ejemplo, si a un grupo de personas se les pide que memoricen algo y se les envía a reposa o dormir y a otro grupo se les pide que después de memorizar continúen con otras tareas, el grupo que reposa o duerme recordará mejor lo memorizado. Esto se debe a que la puesta de la atención, inmediatamente después de memorizar, en otras tareas o acciones ajenas a lo memorizado establece una especie de interferencia en el proceso mnésico. Quizás la teoría de la interferencia sea la más preferida para explicar el mecanismo del olvido por causas comunes. De acuerdo a observaciones y experimentos habría dos tipos de interferencias: retroactiva y proactiva. La interferencia retroactiva es la que se refiere a la acción de interferencia que ocurre entre el acto de aprendizaje y memorización de algo y la aparición de un nuevo acto para memorizar inmediatamente después de iniciado el primer proceso de memorización. A pesar de que la nueva memorización es posterior a la primera, la inmediatez de la misma impide una correcta memorización de la primera o de ambas. La interferencia proactiva es la que sucede en el momento en que se intenta memorizar algo, aparece el recuerdo de otras cosas. Acá hay un proceso de simultaneidad que superpone a la memorización actual, el recuerdo anterior. Luego, un proceso de memorización puede ser interferido en forma simultánea por el recuerdo de algo anterior o bien posteriormente por la incorporación inmediata de una nueva memorización, cuando aún no ha sedimentado la primera. La interferencia, de algún modo, está relacionada con los mecanismos de desatención o distracción: en el momento en que debemos concentrarnos para memorizar, la interferencia nos “distrae”. Olvido consciente y olvido inconsciente Puede existir un olvido activo o consciente y un olvido pasivo o inconsciente. El olvido activo o consciente es el referido a la adquisición de datos triviales que no hacen a una necesidad concreta y que no interesa principalmente retener. En esto interviene un criterio de selección 204 Interferencia es cuando es cuando se cruza o interpone algo en el transcurso de una acción o en el camino de una cosa 264 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR voluntaria y consciente que lleva a no prestar atención a hechos o cosas o de buscar su eliminación en el tiempo. En el olvido inactivo o inconsciente el mecanismo se debe a que hay ciertos hechos, generalmente amenazantes que producen ansiedad, temor o distrés que inconscientemente deseamos no recordar. De acuerdo con teorías freudianas, este sería un mecanismo de represión de nuestro inconsciente. Tanto la memorización como el recuerdo de cosas y hechos dependen en gran parte de nuestros intereses, intenciones y motivaciones. Hay cosas que estimulan el proceso de atención, retención y recuerdo y otras que determinan que deprimen dicho proceso e inducen el olvido. Las cosas importantes e inmediatas que necesitamos son las que más nos inducen a memorizar y recordar, pero pasado el interés, o la intencionalidad o motivación, después caen en el olvido. Por ejemplo, voy de compras y memorizo la lista de objetos a comprar, pero una vez realizada la compra, olvido luego dicha lista. En cambio no sucede lo mismo si debo rendir un examen o aprender un conocimiento útil para el ejercicio de una profesión. Acá el esfuerzo de retener y recordar datos es permanente y se vive repasando a los mismos o recordándolos cada vez que se usan. Esto evita el deterioro de la memoria y el olvido de esos datos. Por esto, los investigadores concluyen que en el proceso de memorización los factores emocionales y de motivación son los motores principales de una memoria perenne o de una transitoria, del recuerdo permanente o del olvido. Las emociones positivas ayudan a recordar siempre, las negativas favorecen el olvido consciente o inconsciente. Olvidos benignos y malignos Finalmente, debemos incorporar los conceptos de olvidos benignos y malignos. Se consideran benignos los olvidos normales del envejecimiento y otras situaciones en que una persona olvida parte de las situaciones, las que se vuelven a recordar con ayuda externa, un esfuerzo de memorizar o la aparición espontánea en un tiempo posterior al momento en que se intentó recordar. Estos olvidos preocupan a quien los padece pero no afectan la esfera laboral, familiar y social y no se acompañan de episodios de desorientación temporo-espacial. Frecuentemente se deben a estados depresivos transitorios o de gran ansiedad o preocupación, pero no a fallas de memoria propiamente dichas. No empeoran con el transcurrir del tiempo. Los llamados olvidos malignos son aquellos que no detentan carácter de transitorios, parciales y de recuperabilidad sino que involucran los olvidos totales y que no tienen recuperación de recuerdos nunca más. Estos se acompañan de desorientación temporo-espacial, afectan lo laboral, familia y social y se agravan con el transcurso del tiempo. Son fallas de memoria propiamente dichas y pueden acompañar a trastornos orgánicos. Distrés y memoria El nudo gordiano de los mecanismos mnésicos, el estrés y el aprendizaje Hay que considerar que los circuitos neuronales, el complejo de los neurotransmisores y todos los mecanismos del sistema nervioso, actúan en bloque conformando una unidad de proceso, en la cual es imposible establecer etapas claras mientras funcionan las neuronas bajo un estímulo determinado. Tanto la memoria, como la emoción, los sentimientos, los instintos y todo el complejo mental funcionan como si “ocuparán” todo el cerebro, pues de algún modo, mientras trabaja una zona específica, otras permanecen también activas. Esto es lo que impide establecer mecanismos y 265 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR zonas perfectamente delimitadas para las funciones intelectuales, emocionales y volitivas. Hay una especie de “vía común final” donde cada neurotransmisor juega un papel determinado preponderante pero no esencial. A medida que se perfecciona la tecnología de estudio y los conceptos de biología molecular, el conocimiento de los circuitos neuronales, las sinapsis, los neurotransmisores y otras proteínas activas van engrosando miles de estudio. Esto produce confusiones lógicas. Yendo específicamente a la cuestión del estrés, conviene recordar su etimología puesto que esto ayudaría a comprender muchas otras cuestiones ligadas a los mecanismos neuronales. Centremos la atención en el concepto de tensión que básicamente significa fuerza y, a su vez, este concepto implica de alguna forma la energía como fenómeno inmaterial. La inmaterialidad es lo que destaca al espíritu que está detrás de todos los fenómenos mentales. Para poder entender mejor determinados conceptos es necesario acudir a desgranar las palabras, pues, nos guste o no, nuestro pensamiento está formulado en palabras y las ideas o teorías que formamos lo hacemos como palabra. Luego, todo proceso mental que implique una tensión debida a una determinada fuerza o energía, puede considerarse desde varios puntos de vista. Uno es el estrés o distrés. Pero hay determinadas tensiones que ocurren en planos orgánicos y en planos psíquicos o mentales. Así la tensión muscular no tiene nada que ver, en su esencia, con la tensión psíquica. Pero ambas tensiones, lingüísticamente significan lo mismo, en estratos diferentes. Muchas veces la tensión psíquica causa tensión muscular (como ocurre en el distrés), pero yo puedo tensar los músculos por otras razones como es realizar un ejercicio o hacer un sobreesfuerzo o simplemente realizar una tensión isométrica. Por otro lado, por ejemplo, cuando algo me impulsa a hacer una cosa, hablamos de intención o motivo. Si centro mi interés en la palabra intención, en forma independiente de las denotaciones de la Real Academia Española y de los diccionarios médicos, puedo considerarla desde el punto de vista como una “tensión interior”. Efectivamente, todos los fenómenos intencionales nacen de una fuerza o empuje interior que obran como tensión. Algo similar ocurre con la palabra atención donde la tensión generada es externa pues yo he colocado el foco de mi conciencia en un objeto o punto externo donde me concentro, de igual forma que un haz de luz redondo ilumina un objeto. Luego, si yo tengo que estudiar un texto, necesito de la intención de hacerlo y debo poner atención para leer y memorizar. Ambas tensiones (interna y externa) operan sobre mi sistema nervioso del mismo modo que puede hacerlo un estrés, dado que el instrumento es el mismo para todas las tensiones psíquicas. El sólo hecho de estar consciente ya conlleva un grado de algún tipo de tensión. La vigilia así lo impone evidentemente. Este fenómeno no necesita mucha explicación ni estudios que sean sofisticados porque la simple experiencia o empirismo nos demuestra tal aserto. Luego, es posible y lícito inferir que vivir, estar despierto, pensar, sentir o hacer me causa algún grado de estrés y que éste “es parte normal de la vida”. Hasta acá todo parece lógico. Pero hay matices sutiles que hacen que la cosa no sea tan clara ni sencilla. Las tensiones de la atención y la intención (entre otras similares), si bien operan con intensidad variable en los circuitos neuronales, debemos considerarlas con una posición mental o punto de vista diferente al concepto de estrés. Ya hice la salvedad de que fenoménicamente y fisiológicamente pueden operar como cosas iguales. Pero conviene reservar el término estrés para las situaciones que lo impusieron sus creadores, principalmente Hans Selye. De esta forma, la separación entre lo “normal”, lo que me pasa todos los días apenas despierto y estoy vigil, los actos 266 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR de conversar, leer, estudiar, ver una película, y los “estados conflictivos” que despiertan sensaciones más intensas que la normales, establece una calidad distinta de estímulos y una comprensión diferente del fenómeno fisiológico que esos estímulos generan. Este criterio que estoy exponiendo de la similitud de las tensiones normales y las conflictivas generan algún tipo de confusión entre los estudiosos de la fisiología del estrés y del sistema nervioso en general y de los circuitos neuronales cerebrales en especial. Así, he leído la conferencia del Dr. Pfsor. Jorge Medina205 donde analiza los efectos del estrés agudo y crónico sobre la memoria. Allí afirma que el estrés interviene en el aprendizaje. Es decir, para aprender es necesario el estrés. A continuación aclara que es un estrés de “rango fisiológico” que “genera un gran estado de alerta, un gran estado de atención y se obtiene un máximo de rendimiento, una máxima formación de memoria”. Estamos de acuerdo con que una gran alerta y concentración para aprender da un rendimiento máximo traducida por una buena y correcta memorización de lo aprendido. Lo que no concordamos es en el uso de la palabra estrés y asociarla con la idea de que el estrés mejora el aprendizaje y que la falta de estrés “produce un mal aprendizaje”. Mi disentimiento con los conceptos se debe a la digresión con que introduje este parágrafo. Comprendo muy bien la hipótesis del Dr. Medina sobre estrés y aprendizaje porque como lo aclaré, las tensiones que el proceso de aprendizaje exige son iguales o similares a las tensiones estresantes y usan los mismos mecanismos. Pero a los efectos de no crear conceptos entremezclados que puedan llegar a confundir o sacar conclusiones no válidas para determinadas cosas, considero que es mejor distinguir entre lo que es una tensión normal que genera la vigilia, la atención y la concentración con que normalmente actuamos en la vida cotidiana para aprender y las tensiones circunstanciales extremas que se generan en situaciones anormales o conflictivas. No hablo de tensiones anormales porque el estrés es una reacción normal del organismo. Pero hay una cierta diferencia entre la tensión normal para actos cotidianos y la tensión que es normal para enfrentar situaciones especiales signadas por conflictos. Así también hay que separar bien lo que es estrés agudo del que es estrés crónico puesto que no sólo hay diferencias cronológicas entre uno y otro sino también hay diferencias de neurotransmisores y procesos neuronales. En el estrés agudo, aunque parezca sorprendente, la mente conserva una especie de poder analítico y crítico con un grado de subconciencia o inconsciencia, según el tipo y la intensidad del estímulo. De esta forma, cuando un estímulo desata un estrés agudo donde hay tiempo de analizar una situación y de optar por luchar o huir, se activa la memoria filética. Esta memoria está relacionada con el instinto de conservación de la vida. La memoria filética no funciona si el estímulo es disruptivo: súbito e inesperado (accidente de cualquier tipo, un desastre natural súbito como un rayo, un terremoto, etc.). Acá, si la persona sobrevive y ha tenido tiempo de “tomar conciencia” del hecho traumático, pueden ocurrir que guarde memoria (“memoria del horror”). Sólo cuando el estrés agudo es muy intenso y traumático se produce un bloqueo mental que se interpreta como amnesia postraumática. Maleabilidad de la memoria 205 “ESTRÉS, MEMORIA Y APRENDIZAJE”, X Congreso de la Asociación Argentina de Psiquiatras, octubre de 2003, Bs. As. 267 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Probablemente en esta memoria del horror tenga algo que ver lo que se denomina maleabilidad de la memoria que fue estudiada en el esquema de memoria del miedo condicionado. Si bien maleabilidad es semánticamente una palabra referida a la propiedad de los metales que bajo el efecto de un martillo o una máquina moldeadora pueden ser batidos y extendidos en forma de lámina, en lo relativo a la memoria el concepto queda referido como la propiedad de la memoria de sufrir transformaciones o de manifestarse bajo formas diferentes. En realidad, quizás el término más apropiado sea plasticidad, expresado como la capacidad para ser moldeado o modelado. Pero la condición más puntual del concepto de maleabilidad de la memoria, es la capacidad que tiene la memoria de pasar de condición de corto plazo a largo plazo, siendo el período de corto plazo donde mejor se manifiesta dicha maleabilidad como apertura a la manipulación de formación del recuerdo duradero. En el experimento denominado miedo condicionado206 se investigó lo que se denominó la memoria del miedo cuyo centro reside en el centro de las emociones en la amígdala cerebral. En ese experimento se inyectó en la amígdala de los animales una droga que bloqueara la síntesis de proteínas, poco después de provocado el miedo condicionado. Este primer experimento demostró que en los primeros minutos u horas de un suceso distresante, si se bloquea la memoria no se adquiere el recuerdo de largo plazo del miedo. En un segundo grupo se inyectó la misma pero seis horas después de provocado el miedo condicionado. Los animales conservaron la memoria del miedo. La conclusión de este experimento es que en un período de seis horas la memoria es maleable, abierta o sensible a algunos tipos de manipulación y puede fabricar nuevas proteínas para consolidar y almacenar la memoria, pero si se bloquea la posibilidad de elaborar esas nuevas proteínas, antes de las seis horas, no habrá memoria. Después de las seis horas las proteínas ya han sido fabricadas y por lo tanto la inhibición de la síntesis proteica no afecta al recuerdo o memoria. Luego, durante seis horas la memoria es maleable, abierta o sensible a algunos tipos de manipulación. Después de este plazo, los recuerdos se asientan firmemente. (Gerald Maurice Edelman)207 Se pueden distinguir dos interfases amigdalinas en la respuesta de miedo: 1. una interfase sensorial mediada por grupos neuronales que reacción al sonido y a la luz. En el caso del sonido la corteza auditiva casi no participa en el condicionamiento sino las zonas subcorticales que reciben proyecciones neuronales del tálamo auditivo, que causan efectos cuando alcanza la amígdala, involucrada en varios tipos de respuestas y comportamientos emocionales. Su núcleo central tiene conexiones con las áreas del tronco cerebral responsables del control de la frecuencia cardiaca, respiración y vasodilatación y es indispensable para la expresión de las respuestas autonómicas condicionadas. El sonido no parece alcanzar el núcleo central directamente desde el tálamo auditivo, del cual no recibe proyecciones neuronales. En cambio el núcleo lateral (receptor directo de información sensorial) las recibe. 2. una interfase con los sistemas de control de las respuestas 206 Llevado a cabo por los profesores Karim Nader-Glenn Shafe en la New York University, EE.UU., en un grupo de ratas a las que sometían a descargas eléctricas en las patas mientras sonaba un silbato, comprobaron que después de un tiempo, aplicar el silbato sin descargas producía la misma reacción de miedo, lo que operaba como una memoria del miedo adquirido por un distrés crónico. 207 ESTRÉS, TRAS LAS HUELLAS DE LA MEMORIA, Internet, agosto de 2003 (http://www.rpinternet.com.ar) 268 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR La conexión entre ambas parece realizarse mediante el núcleo basal o basolateral que recibe información del núcleo lateral y la envía al central mediante contactos sinápticos (neurona a neurona). El significado emocional del estímulo también depende del contexto en que tiene lugar, es decir, de las condiciones que pueden transformarlo en peligroso. La amígdala controla la respuesta al sonido y al contexto, en cambio el hipocampo208 sólo las respuestas al contexto. Esta región interviene en el procesamiento de la información compleja y se conecta con el núcleo lateral de la amígdala a través de un área denominada subiculum, por la cual los datos contextuales adquieren una significación emocional. La mayor parte de la respuesta emocional parece producirse en el núcleo lateral cuyas células se dividen en dos grupos: las que se habitúan a los estímulos y las que continúan respondiendo a él. El primer grupo neuronal dejan de reaccionar cuando el estímulo se repite y serían responsables de la detección de los estímulos no habituales y de la falta de respuesta a los estímulos familiares (parece que la asociación persistente del estímulo puede reducir el acostumbramiento). El segundo grupo neuronal posee umbrales de alta intensidad y sólo puede ser recibir estímulos intensos, por encima de lo normal y que sean peligrosos. La memoria emocional es muy difícil de extinguir a pesar de que la corteza prefrontal pueda sufrir algún tipo de daño, lo que sugiere que las áreas corticales regulan la respuesta emocional y las impiden cuando ya no son necesarias. La amígdala se encuentra en el centro de un mecanismo de memoria no declarativa, que opera fuera del campo de lo consciente. Cuando el componente emocional de un hecho cualquiera es almacenado en el centro de la memoria declarativa, ubicado en el hipocampo, el individuo puede recordar lo que sintió en ese momento, pero sólo como uno más de los detalles que componen la experiencia. En cambio, para que el sujeto vuelva a sentir lo mismo que en ese momento o para que los mencionados detalles produzcan una reacción emocional al ser reencontrados, es necesario que también se reactive la memoria emocional por medio de la amígdala. Ambos tipos de memoria son almacenados y recuperados en paralelo, pero el acceso consciente a la emocional sólo puede hacerse por medio de sus consecuencias, como el comportamiento o las sensaciones subjetivas, que se combinan con la declarativa para modificarla y formar una nueva memoria declarativa.209 En el hombre es probable que este tipo de memoria esté asociado a las fobias específicas, donde el miedo irracional se genera con hechos que en determinadas circunstancias pueden ocasionar o significar daño como es el caso de animales venenosos, la sangre, los accidentes, etc. Una vez que la persona se entera o conoce o presencia un episodio donde alguien es afectado por un animal peligroso, generalmente víboras, arañas, otros insectos, se genera la respectiva fobia y, aunque no se haya tenido contacto personal con estos animales, el sólo pensar en el daño potencial que pueden significar hace que se guarde un recuerdo de horror, el cual desata un miedo irracional horroroso ante la presencia de cualquier animal de ese género, aunque el mismo sea totalmente inofensivo. De igual modo, la vista de la sangre provoca un miedo intenso e inconsciente, aunque dicha sangre no importe un episodio cruento peligroso, pero siempre se asocia la presencia de sangre a algo que supuestamente significa daño o peligro para la vida. Otra cosa distinta es el miedo que se desata ante el recuerdo de la peligrosidad real frente a conocidos elementos dañinos. Por ejemplo, la electricidad, el fuego, una bestia salvaje. Este es un miedo racional o espanto, desatado por una memoria del peligro que puede producir casi la misma conmoción que el miedo irracional fóbico. La maleabilidad de la memoria nos muestra como 208 209 El hipocampo es necesario para la memoria declarativa que incluye la información explícita y la espacial LAS RUTAS DE LA MEMORIA Y LA EMOCIÓN, Medical Mag, Vol. 5, Nº 45, 1994 269 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR diferentes estímulos pueden producir mecanismos mnésicos casi idénticos pero con características especiales que nos permiten diferenciar las cualidades de cada uno. La maleabilidad de la memoria es visible a través de algunos experimentos que demuestran que dicha maleabilidad tiende a reaparecer en el mismo instante en que se pretende recuperar un recuerdo. Este hecho es muestra de que existe una especie de revisión cada vez que se intenta recuperar un conocimiento. Es como un repaso rápido por los archivos o casilleros de la memoria para encontrar y seleccionar el recuerdo buscado. Es en este acto donde las neuronas deben fabricar nuevas proteínas antes de que los datos guardados como recuerdos sean devueltos al archivo o casillero donde se encuentran almacenados. Este mecanismo ha sido establecido experimentalmente con grupos situados a situaciones de miedo, por lo que no permite establecer si los recuerdos más antiguos ya establecidos, están abiertos a reediciones; o si este mecanismo sólo está abierto a recuerdos relacionados con el miedo. El experimento UBA210 planteó la posibilidad de que los recuerdos consolidados pueden ser eliminados mediante el artificio de activarlos primero y luego exponerlos a un agente amnésico como puede ser el estrés. Este mecanismo tendría que ver con algunos desórdenes psiquiátricos de la memoria. Quizás el distrés actúe como inhibidor de la síntesis proteica. El grupo Maguire211 investigó la memoria espacial en dos grupos diferentes de personas: uno que necesita la misma para la profesión como ocurre con los taxistas, otros que no ejercían dicha memoria. Estudiaron los cerebros y sus diferentes partes en ambos grupos y observaron que en los taxistas el hipocampo ocupaba un volumen mayor en la RMN respecto del grupo que no usaba la memoria espacial. Este espacio tenía una relación directa con la experiencia de la profesión: a mayor cantidad de años, mayor volumen del hipocampo. Este experimento demostró algo considerado insólito: que ciertas regiones cerebrales crecieran con el transcurso de los años, cuando se pensaba que los años de edad era un factor de involución cerebral como consecuencia de la incapacidad teórica del tejido nervioso de crecer como consecuencia del uso porque la incapacidad de crecimiento disminuiría con la edad. Este estudio indica que el cerebro conserva cierto grado de plasticidad para satisfacer las demandas específicas a las que podemos llegar a someter a aquella región del cerebro porque desarrolla estrategias que permite ser altamente maleables a los recuerdos. De acuerdo a algunos experimentos realizados se ha relacionado la plasticidad o maleabilidad de la memoria con la existencia de aminoácidos excitatorios como el glutamato que bajo la forma de N-metil-aspartato (NMDA), que actúa en los circuitos mnésicos según lo hemos estudiado en el parágrafo anterior, el cual tiene receptores propios y conforma el denominado sistema glutatérgico o glutamatérgico. Este sistema es el se involucra en la memoria, aprendizaje, 210 Realizado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) por un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, dirigido por Héctor Maldonado y publicado en la revista NEURON 211 Dirigido por Eleanor Maguire en el University College London, Inglaterra, mediante RMN realizó una investigación publicada en PROCEEDINGS OF THE NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES. 270 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR comportamiento, plasticidad sináptica, muerte celular, en los procesos de potenciación de largo plazo (PLP) y otras funciones del SNC.212 Relaciones entre distrés y memoria Entre las fallas de la memoria cobra un capítulo interesante las fallas ocasionadas por el distrés y los traumatismos. La relación entre distrés (estrés) y la memoria es muy compleja. Quizás los ejemplos más comunes de olvido o amnesia por distrés sean los conocidos en los ejemplos de los estudiantes que al momento de rendir no recuerdan lo que segundos antes manejaban como datos totalmente memorizados. Otro tanto ocurre en los oradores o en los cantantes o recitadores que pueden llegar a “perder la letra” que “sabían de memoria”. En los traumatismos hay una gran paradoja. Las experiencias traumáticas intensas son las que pueden, o no, causar daños anatómicos. Esto suele ser en los que viven un accidente que los somete a experiencias de horror, o participan en hechos horrorosos (guerra, cataclismos naturales, víctimas de violación y asaltos o atentados de homicidio, maltrato crónico, abuso sexual reiterado, etc.). Guardan una memoria del horror por los hechos intensos que provocaron recuerdos vívidos que tienen la facultad de perdurar transitoria o indefinidamente en el tiempo. Mientras que el distrés agudo o crónico, que no es producido por recuerdos muy vívidos e intensos ni horrorosos, deteriora la atención posterior y la memoria y llega a inducir una amnesia profunda como la que recién hemos denominado amnesia postraumática. Bruce McEwen213 estudió los efectos del estrés agudo y crónico. Descubrió que un estrés agudo importante y sumamente impactante en lo emotivo, lesiona el hipotálamo en forma irreversible y afecta, entre otras cosas, la memoria verbal y particularmente en la memoria del contexto, el tiempo y el lugar donde se producen los hechos que más impactan emocionalmente. Este es el mecanismo provocado por un traumatismo craneal ya sea como contusión o concusión y que cuando hay pérdida de conocimiento, al recuperarse éste, se padece de amnesia retrógrada inmediata postraumática. La explicación fisiopatológica de estas lesiones, se basa en mecanismos traumáticos que provocan, por golpe y contragolpe, el desplazamiento violento de la masa cerebral, la que golpea contra las paredes óseas del cráneo, lesionando células corticales (con mayor frecuencia en lóbulos temporales, frontales y occipitales) pero sin provocar necrosis importantes, que no son detectables con los medios clásicos o modernos para estudio por imágenes (Rx, TAC, RMN, etc.). Además de la onda de presión originada por el impacto y de las fuerzas lineales de aceleración y desaceleración (estas últimas al chocar contra un objeto físico, situación muy frecuente en los accidentes de tránsito), la cabeza se ve sometida a fuerzas angulares o rotatorias originadas por los movimientos de flexo extensión o lateralización cervical (contusión por latigazo). 212 THE NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE 330:613-622, 1994; SCIENCE 256: 1217-1221, 1992; NEUROCHEMICAL RESEARCH 16: 951-963, 1991; ANNALS REVUE OF NEUROSCIENCE 14: 379-397, 1991; NATURE 345: 716-718, 1990. 213 científico de la Universidad Rockefeller, EE.UU. 271 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR El cerebro, anclado en su base por el tronco y los nervios craneales, es relativamente libre en la convexidad (superior) y no sigue al cráneo en sus desplazamientos debido a su mayor inercia por lo que sufre fuertes deformaciones e impactos contra algunas estructuras rígidas y prominentes del cráneo. Estas lesiones por concusión cerebral provocan estado de conmoción cerebral por inflamación y edema cerebral transitorios.214 La lesión anatomopatológica es magullamiento con lesiones microscópicas por cromatólisis, estiramiento o disrupción de axones del área lesional (en este punto Strich sugiere que si se estiran las fibras nerviosas en vez de desgarrarse, las lesiones pueden ser reversibles), fenómenos isquémicos o hipóxicos que desencadenan infartos locales microscópicos, micro hemorragias y disturbios en la actividad normal de neurotransmisores. Estos datos neuropatológicos fueron investigados por Strich, Nevin, Adams y cols. y Gennarelli y cols., quienes les llamaron lesiones axonales por degeneración desigual y difusa de la sustancia blanca cerebral. Fotz y Schmidt demostraron que la actividad eléctrica de la formación reticular medial es la que queda más deprimida por un tiempo más prolongado y a nivel más grave que la de la corteza cerebral. Estas microlesiones, sólo detectables por biopsia cerebral se manifiestan con complicaciones tardías como cefalea postraumática crónica o el síndrome postconmocional que puede ser subjetivo o más grave con alteraciones electroencefalográficas.215 Además de las lesiones anatomoneurológicas que produce en sí el traumatismo encéfalocraneano, si el estrés agudo producido es muy intenso puede provocar, por sí, lesiones de atrofia en ciertas neuronas de la región CA3 del hipotálamo lo que perpetúa en el tiempo el trastorno de la memoria, debido a secreciones excesivas de neurotransmisores, especialmente glucomineralcorticoides. Testifican estos estudios y conclusiones, las imágenes obtenidas con RMN por McEwen en personas que han sufrido enfermedades relacionadas con el estrés agudo. El mecanismo de amnesia retrógrada postraumática también es mediado por endorfinas. Cuando el estrés físico es muy severo o impresionante, la liberación de endorfinas es mayor y esto embota la atención selectiva, lo que altera el proceso de la memorización de los acontecimientos que en esos momentos ocurren. Esto explicaría la “amnesia por shock” que sufren la mayoría de los individuos sometidos a grandes accidentes (viales, terremotos, derrumbamientos, etc.), tanto en los casos de traumatismos con conmoción cerebral, como en los que ésta no existe. Es muy frecuente escuchar en la anamnesis de estos traumas, la frase “no sé qué pasó” “no recuerdo qué ocurrió”, etc., o bien se efectúa relatos imprecisos o indefinidos. El estudio Zúrich consistió en realizar un análisis en dos etapas sobre un grupo de hombres cuyas edades ubicaban entre los 20 y los 40 años: 214 (Maguire y col. JAMA 15:2041, 1986).(Farreras-Rozman - MEDICINA INTERNA (12): 1445, 1995) (Adams-Victor-Ropper - PRINCIPIOS DE NEUROLOGÍA: 762 - Edit. Panamericana, Méjico, 1999).(Bryan Jennett, Graham Teasdale – DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LOS TRAUMATISMOS CRANEOENCEFÁLICOS, Editorial Salvat, Barcelona, 1986) 215 (Aminoff DIAGNOSTICO CLÍNICO Y TRATAMIENTO, 21ª edición de Krupp-Chatton y col. (17): 622, 1986) (Farreras-Rozman - MEDICINA INTERNA (12): 1445, 1995) (Adams-Victor-Ropper PRINCIPIOS DE NEUROLOGÍA: 762 - Edit. Panamericana, Méjico, 1999). 272 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 1. En la primera etapa se les pidió que memorizaran 60 sustantivos, para lo cual debían mirar cada sustantivo durante 4 segundos. Luego se les tomaba una evaluación inmediata que consistía en escribir todos los sustantivos que recordaran. Después de 24 horas volvía a repetirse la evaluación. 2. En una segunda etapa los investigadores administraron a los mismos voluntarios del grupo en estudio, 24 horas antes de la evaluación, una dosis de cortisona en tabletas (la cortisona al metabolizarse se transforma en cortisol, el glucocorticoide que se secreta en el estrés crónico). Después de esta ingesta, en la evaluación inmediata no hubo efecto sobre la memoria. En la evaluación tardía, a las 24 horas subsiguientes a la prueba, se encontraron fallas en las respuestas, que demostraron la afectación de la memoria. El glucocorticoide afecta el proceso de evocación o recuerdo de la memoria y es el mecanismo que se suma a las lesiones del hipotálamo y acción de las endorfinas, para alterar el proceso de la memoria en situaciones de estrés. Estas conclusiones son importantes en situaciones cotidianas como las que atraviesan los estudiantes cuando deben rendir un examen, de quienes deben memorizar una agenda de trabajo y, en un caso muy particular, de los que deben testificar ante autoridades judiciales o policiales sobre hechos traumáticos, o los que han sufrido catástrofes o guerras. La acción distresante aumenta el cortisol y endorfinas y esto causa la alteración de la memoria. Debido a estos resultados, las conclusiones a las que arribó este estudio, contemplan la posibilidad de que ciertos testimonios en determinados procesos judiciales, puedan resultar viciados por omisión de detalles o alteración de la narración de los hechos. Igual cosa ocurre en las entrevistas de todo tipo, incluidas las anamnesis de los médicos. Esta situación lleva al estudio a aseverar que “sobre la base de los resultados parece probable que los niveles elevados de glucocorticoides, inducen desequilibrios de memoria en situaciones tensas como los exámenes estudiantiles, las entrevistas y los testimonios ante un tribunal”.216 Las alteraciones de la memoria, sobre todo en el estrés postraumático, son bien conocidas y se expresan como fragmentación mnésica, ideas intrusivas (a veces en forma de flashbacks), disociación (separación inconsciente de algunos procesos mentales de otros como, por ejemplo, falta de correlación entre la expresión facial y el estado de ánimo manifestado). El hipocampo que ya hemos estudiado, tiene un papel crucial tanto en la memoria como en la regulación neuroendocrina de las hormonas del estrés. Es, asimismo, una de las dianas de las hormonas del estrés, con una de las mayores concentraciones de receptores para corticosteroides del cerebro de mamíferos. Una función neuroendocrina del hipocampo es participar en la terminación de una respuesta de estrés mediante una retroalimentación negativa que inhibe el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (eje HHA). Se ha comprobado por estudios multicéntricos que el estrés y las hormonas del estrés deterioran las formas de memoria dependiente del hipocampo, fenómeno que ocurre tanto en animales como en seres humanos. 216 (Snyder y cols. Hospital J. Hopkins, EE.UU. 1970) (Estudio Zúrich realizado por Dominique de Quervain en la Universidad Zúrich, Suiza, juntamente con científicos de la Universidad de California EE.UU.) 273 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Un ejemplo lo encontramos en el trastorno por estrés postraumático que provoca atrofia del hipocampo y déficit marcado en las tareas de recuerdo, dependientes del hipocampo. Como demostramos en este trabajo, el hipocampo tiene funciones determinantes en la conexión y organización de varios aspectos mnésicos como, por ejemplo, ubicar un determinado recuerdo en el adecuado contexto tempo-espacial. Esto da una razón biológica para explicar por qué dos personas que viven un mismo hecho pueden, años después, tener diferentes recuerdos de lo ocurrido. Todo funcionaría como que constantemente un viejo recuerdo es empujado hacia la conciencia. En este caso el cerebro lo selecciona, lo actualiza y acto seguido procede a fabricar nuevas proteínas durante el proceso de devolución, de dicho recuerdo, al almacén de la memoria de largo plazo. La creación de nuevas proteínas significa, de algún modo, que el recuerdo está siendo transformado permanentemente para reflejar las experiencias vitales de cada persona, pero no se modifican los mecanismos en sí de la memoria misma. Esto significa que hay que considerar lo que es la memoria proceso como un mecanismo o facultad intelectual de la mente y diferenciarla del contenido de la memoria o recuerdo. Lo que cambia de una persona a otra es la forma en como almacena el contenido de un recuerdo, pero los mecanismo de la memoria proceso son iguales para todos. El hallazgo experimental de la modificación de los contenidos de la memoria o recuerdos se realizó con el estudio, en animales, de recuerdos específicos relacionados con el miedo. Pero estudios casuísticos de diferentes grupos de seres humanos determinan que este fenómeno también puede confirmarse con otros tipos de recuerdos que no sean exclusivamente los relacionados con el miedo. Al mismo tiempo aseveran que el descubrimiento también podría llevar al desarrollo de algunas formas de alterar o borrar los recuerdos de las personas, generalmente, mediante situaciones estresantes en las que no necesariamente interviene el miedo.217 Desde el siglo pasado se conoce que los recuerdos recientes son inicialmente inestables; de forma tal que un golpe en la cabeza, una descarga eléctrica o ciertas drogas pueden alterar el proceso mnésico que gradualmente lleva un recuerdo de corto plazo a uno de largo plazo, mediante la intervención de nuevas conexiones y la síntesis de nuevas proteínas. En la década del ‘60 se descubrió que ciertas drogas interferían en la rememoración de recuerdos, pero la investigación no pudo avanzar debido a esas drogas afectaban a todo el cerebro en forma inespecífica, lo que evitó rastrear los mecanismos celulares de las redes de memoria. La formación de memoria y evocación, en el estrés agudo Si bien se ha estudiado la memoria del horror, hay otras memorias de miedo y episodios de memorización en el estrés agudo que según los estudios recientes se deben a diferentes grados de intensidad del estrés agudo. Cuando dicho estrés está dentro de niveles bajos de estrés pueden ocurrir dos cosas: 1. que se altere el mecanismo de evocación: es lo que ocurre con los estudiantes en los exámenes, el orador, artista o el cantante que olvida la letra, etc. 2. que se mejore la formación de memoria: el aumento primario de la concentración de adrenalina liberada por la médula adrenal o de cortisol por la corteza suprarrenal, 217 Uno de los experimentos es el realizado por los doctores Nader-Shafe que citamos en este trabajo. 274 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR en dosis relativamente bajas pero dentro de niveles fisiológicos no basales, elevan el poder de vigilia, atención y concentración, de la misma forma que ocurre cuando voluntariamente usamos esas facultades, y se configura el fenómeno de un “aumento del poder de memoria” pero no en la evocación sino en la formación de conocimientos (aprendizaje). Estos neurotransmisores actúan sobre la amígdala indemne, especialmente la amígdala basolateral que filogenéticamente es la de formación neurológica más reciente. La indemnidad o daño de la amígdala corticomedial (la de formación neurológica más arcaica) no altera el mecanismo mnésico del aprendizaje. La explicación de este fenómeno se explica por la teoría del “arousal” (del inglés arouse = despertar, estimular) o buen tono noradrenérgico. Esto influye también en la transmisión gabaérgica otro factor para buena formación de memoria. Esto que hemos explicado es una especie de “gatillo” de la formación de memoria, pues debemos recordar que además de la amígdala basolateral intervienen otras áreas encefálicas como el hipocampo, la corteza prefrontal, etc. Luego, recordemos siempre: la amígdala no es formadora estricta de memoria, sino moduladora de la misma, la cual para formarse y almacenarse debidamente necesita irremediablemente de casi todo el cerebro. Otro detalle importante es que recordemos que la catecolamina noradrenérgica no atraviesa la barrera hematoencefálica, sino que dentro del cerebro actúan las catecolaminas adrenérgicas formadas por el mismo cerebro. Para estimular a la amígdala, primero la epinefrina estimula periféricamente al sistema vagal o vago y este inicia una cascada de estímulos que se convierten en señales intracerebrales que estimulan el locus ceruleus, el principal liberador de noradrenalina cerebral. De ese modo la presencia de receptores adrenérgicos cerebrales y las cascadas intraneuronales moduladas por estos neurotransmisores intracerebrales estimulados en parte e indirectamente por los neurotransmisores periféricos son los que consolidan la formación de memoria. Los glucocorticoides, en la formación de memoria, sabemos que actúan directamente sobre el hipocampo, el que posee la mayor cantidad de receptores para los mismos, pero en la amígdala lo hacen en forma directa sino como intermediarios. En la amígdala controlan la actividad y también lo hacen en el tracto solitario, pero para actuar necesitan que previamente haya activación y transmisión noradrenérgica, pues los glucocorticoides son un paso intermedio entre la cascada intracelular y la activación noradrenérgica. De este modo, se consolida el papel de la amígdala como modulador de la memoria y regulador del estrés y en ambos casos interviene como agente de regulación emocional, pues determinará que calidad o grado hay que darle a un estímulo emocional, normal o estresante. En resumen: recordemos que el estrés agudo actúa: • • • • de acuerdo a su intensidad y calidad en estrés leve, anula la evocación en la memoria en estrés agudo súbito no catastrófico ni traumático, activa la memoria filogenética que ayuda a poner en marcha mecanismos instintivos para luchar o huir ayuda la formación de memoria: en grado de activación dentro de límites normales superiores a los basales activa la formación de memoria normal; 275 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR • en grados intensos y situaciones de miedo forma la memoria del miedo o del horror: en situaciones de maleabilidad (conocimiento o recuerdo previo), por ejemplo cuando nos salta encima una araña, la cual recordamos por saber que pueden ser animales peligrosos, o en presencia de fobias en estrés agudo grave y traumático produce amnesia postraumática y altera tanto la evocación como la formación de memoria según sea amnesia anterógrada o retrógrada. Estrés crónico y memoria Recordemos todo lo que hemos repasado del estrés crónico en nuestras consideraciones anteriores. Ahora agregaremos otras consideraciones relativamente obvias. Hay que considerar tres tipos de estrés crónicos: 1. El estrés crónico generado por estímulos repetitivos de un mismo agente estimulante o mismo estresor 2. El estrés crónico debido a estímulos múltiples sucesivos por diferentes estresores 3. El estrés crónico generado por un estímulo único que primero produce un estrés agudo grave e intenso y luego por diferentes mecanismos, generalmente mnésicos, se autoperpetúa como es la memoria del miedo o la memoria del horror del estrés postraumático. En general y según algunos de los estudios que hemos citado en este trabajo, principalmente el de McEwen, el estrés crónico perjudica la memoria e induce hipoamnesia, amnesia o evocación defectuosa y si alguna vez contribuye a la formación de memoria, sólo lo es en forma peyorativa como puede ser la idea fija u obsesivo-compulsiva, o las memorias del miedo y del horror que en alguna medida son evocaciones defectuosas. Por ejemplo, en el caso del estrés crónico por un estímulo generado por un mismo estresor, como puede ser el ruido molesto o situaciones similares que se repiten indefinidamente, el agente estresor se fija en la memoria constituyendo un recuerdo obsesivo-compulsivo y ante la reiteración del estímulo se origina una reacción de oposición, como sentimiento de ira o estado iracundia que lleva también a una reacción compulsiva, generalmente violenta por la generación de un impulso homicida no psicopático. El estrés crónico repetitivo ayuda a formar una memoria patológica reforzando no sólo la formación sino el almacenamiento y la evocación. Exacerba patológicamente el mecanismo mnésico en todas sus etapas. En la biofisiopatología del estrés crónico o sostenido, la principal hormona que opera es el cortisol. El estudio Coryell218 demostró que los propensos al suicidio, como son los depresivos graves, tienen un aumento importante del cortisol sanguíneo, a tal punto que un estudio metódico de las tasas de cortisolemia en pacientes depresivos graves, son predictores útiles de que el impulso suicida se lleve a cabo. Este estudio es uno, de los tantos, que confirma que la hipercortisolemia es un buen marcador del estrés crónico y/o sostenido. En el estrés crónico avanzado o grave, deja de 218 realizado por el psiquiatra William Coryell en la Universidad de Iowa (EE.UU.) sobre 78 pacientes hospitalizados por depresión grave 276 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR funcionar el mecanismo de retroalimentación que frena normalmente al sistema de secreción de cortisol y, en consecuencia, hay más producción de ACTH y más producción de cortisol. Entre otras cosas, el nivel alto de cortisol es causa de depresión y por este mecanismo, el estrés queda ligado a la conmorbilidad con la depresión. Esta hipercortisolemia, cuando persiste en grado mayor y por mucho tiempo, produce hipotrofias en el hipocampo y termina con un agotamiento del circuito ACTH-cortisol, llegando a generar situaciones extremas de hipocortisolemia, a pesar del estrés sostenido o de la depresión activa. En los trastornos del ánimo por estrés crónico también se afecta la memoria generalmente por hipomnesia o amnesia. En el estrés crónico hay muchas y variadas respuestas, que además de los circuitos mnésicos, afectan otros mecanismos físicos y psíquicos. La respuesta crónica o estado de vigilancia permanente, es aquella en que se pierde sucesivamente el control de la identidad y la autoestima y en la que se observa sumisión y pérdida de esperanza. También en aquellos casos en que un estímulo se repite varias veces, en forma crónica (estrés repetitivo), hay un período de latencia antes de que se manifiesten los síntomas. Por esto, se llama también período o estadio de resistencia o estado de agotamiento, fase del SGA de Selye, en donde puede aparecer una marcada aceptación al estresor (período de adaptación). Como consecuencia de una exposición prolongada a un estrés de elevada intensidad, puede producirse también la muerte. En el caso de muerte, actúa el estrés de la impotencia (Richter). Luego, para comprenderlo mejor hay que considerar que en el estrés crónico hay: a. Liberación de hormonas: GH, ACTH, corticosterona, cortisol y otras y se reduce la producción de testosterona b. Estimulación vagal: con liberación de colinérgicos, que puede causar la muerte por estrés de impotencia y que Richter denominó muerte trivial ya que puede ser evitada con la aplicación atropina. Si no muere el afectado, la producción excesiva de colinérgicos provoca lesión del sistema colinérgico central, producida por una baja del número de células colinérgicas, de la tasa de CAT y de ACE c. Atrofia de estructuras límbicas y disminución de cortisol: ocurre en la faz terminal de un cuadro de estrés crónico y se acompaña de otros fenómenos en vías de estudio (Jones, Mc Ewen, otros autores) d. Atrofia de estructuras del hipocampo: En el estrés crónico hay estimulación de la corteza entorrinal que a su vez estimula los receptores NMDA, liberación de glucocorticoides y de serotonina (5HT) que también estimula receptores NMDA (sistemas neuroquímicos alterados). La presencia de un gran número de estructuras hipocampales ricas en receptores para glucocorticoides, el exceso de éstos produce muerte neuronal y acortamiento dendrital con atrofia de la arborización dendrítica, especialmente en región CA3. El árbol dendrítico piramidal se “deshilacha” y disminuyen los contactos sinápticos, lo que altera la neurotransmisión intrahipocampal. Paralelamente han disminución de la neurogénesis, especialmente en el giro dentado, región hipotalámica en continua proliferación neuronal. (Jones, 1942 y otros autores). Los glucocorticoides actúan sobre los receptores kainato presinápticos, sobre receptores GABA β2, los que regulan la interneurona. Todos estos mecanismos provocan disminución o desaparición de la memoria. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 277 La más alterada en el estrés crónico es la memoria declarativa. Conclusiones El estrés crónico afecta fundamentalmente los sistemas neuroquímicos del glutamato, la serotonina y el GABA, provocando una pequeña alteración neuroquímica cuando el nivel de ese estrés no es tan intenso ni grave y en este caso sólo hay cierto deterioro cognitivo, especialmente al nivel de aprendizaje y memoria, los cuales no tienen mayor impacto sobre la salud mental de esos mecanismos. Esto ocurre en algún grado, en el estrés agudo intenso también. Pero el estrés crónico muy intenso o sostenido, además de alterar los sistemas neuroquímicos, también alteran la anatomía neuronal y afectan la plasticidad sináptica de cambiar los circuitos neuronales, provocando cambios morfológicos en hipocampo, amígdala y determinadas áreas de la corteza cerebral o prefrontal. Los cambios morfológicos, según vimos, abarcaban desde el acortamiento dendrítico que altera las sinapsis neuronales, la neurogénesis hipotalámica del giro dentado, anulándola, y, finalmente hay necrosis neuronal que determinan atrofias en hipotálamo y amígdala. Estos procesos pueden llevar al envejecimiento cerebral y todos estos procesos afectan la cognición en las fases del aprendizaje y la memoria. Los defectos son la disminución o pérdida de la memoria, con grave alteración del aprendizaje. El uso de benzodiazepinas altera la memoria, causando disminución de la misma. Envejecimiento de la memoria Los trastornos por fallas físicas u orgánicas pueden ser provocados por el envejecimiento y según Previgliano, pueden instalarse normalmente “a partir de los 25 años, cuando empieza en todos los seres humanos el proceso de apoptosis celular: las neuronas, que están programadas para una determinada vida útil, empiezan a morirse. Y esto hace que a partir de los 40 años el cerebro cambie su morfología. Ese envejecimiento normal del cerebro continúa a lo largo del tiempo y sólo se detiene con la muerte. Pero también existe un envejecimiento patológico, que puede estar mediado por distintas alteraciones. Enfermedades como el Alzheimer; enfermedades que afectan áreas subcorticales, como la demencia por múltiples infartos; y también procesos mixtos”. En el Alzheimer hay fallas metabólicas que provocan cambios en las neuronas cerebrales con acumulación de placas que provocan la muerte neuronal. De acuerdo con el número de neuronas afectadas en un tiempo determinado, hay un proceso patológico progresivo. De este modo hay una instalación lenta que comienza con una leve “mala memoria” y hay pérdida progresiva de la memoria hasta llegar a graves deterioros en los que se pierde la capacidad de pensamiento, formulación de juicios y amnesia total con pérdida de la identidad. Esto lleva a una incapacidad total en el desempeño cotidiano de la existencia personal. La demencia vascular se debe alteraciones de la irrigación sanguínea del cerebro que va desde pequeños a grandes derrames o hemorragias o infarto por trombosis. Estos procesos generalmente se instalan bruscamente, pero si la afección es episódica hay agravamiento progresivo en el tiempo. La gravedad de la demencia vascular dependerá de la zona cerebral afectada. En lo referente a las demencias por enfermedades o envejecimiento, es bueno recordar que si bien la palabra demencia denotativamente se la relaciona con la locura,219 conviene conocer que en Medicina se la considera como una forma lingüística de denominar a las alteraciones de las funciones cognitivas y esto lo acerca más a la acepción 219 La RAE define a demencia como “locura, trastorno de la razón” Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 278 denotativa que la RAE hace al describirla como “estado de debilidad, generalmente progresivo y fatal, de las facultades mentales” Siempre se ha creído que lo primero que se pierde al envejecer es la memoria. Pero Schrof220 realiza una serie de investigaciones en estudios multicéntricos y logra establecer que la mayor edad no es causa obligada de deterioro de la capacidad intelectual y que por lo menos hasta los 70 años la mayoría de las personas conservan intactas sus facultades mentales. Incluso, más de una cuarta parte de la gente mayor llega a los 80 o 90, sin sufrir un deterioro mental importante. En realidad, no se deteriora la memoria en sí, sino el proceso memoria en lo relativo al procesamiento de datos y la velocidad de ese procesamiento. En la vejez se descuida mucho cómo se procesa un dato, o no se procesa, y luego se tiene dificultad para rememorarlo o, directamente, no se puede evocar, ni ese dato, ni datos anteriores. Los neurocientíficos recomiendan una saludable actividad mento-cerebral para que ese proceso de la memoria se mantenga intacto y sólo se tenga dificultad en la demora del recuerdo, pero sin pérdida de la memoria de los datos.221 En el envejecimiento hay una declinación cognitiva por disminución de la memoria, inducida, quizá, porque es una edad en que se somete menos a la práctica, debido a una disminución paulatina de responsabilidades, lo que conlleva emplear menos estrategias, no desarrollar habilidades compensatorias y, de hecho, perder motivaciones. En realidad, puede que haya algún grado de disminución del potencial mento-cerebral como algo natural, pero esto no siempre se traduce por deterioro mnémico. Se han identificado cuatro factores influyentes en la conservación de la capacidad intelectual: 1. 2. 3. 4. haber hecho estudios superiores al nivel medio llevar una vida productiva, con intereses múltiples tener el apoyo de un cónyuge inteligente mantener una actividad intelectual creativa, proclive al cambio permanente y en permanente proceso de elaboración y proyectos nuevos Los factores negativos para la conservación de la lucidez mental: 1. la rigidez de creencias, ideas, etc. 2. el apego a la rutina en las costumbres y actividades 3. la falta de satisfacciones en la vida Los estudios realizados han demostrado que en realidad, lo que primero se pierde no es la memoria sino la capacidad de comprender relaciones espaciales (cómo ubicar un punto en un mapa o el auto en un estacionamiento público poblado). Sólo después de los 50 años de edad comienza la disminución de la capacidad de abstracción para establecer analogías y un poco más tarde, se pierde la memoria verbal consecutiva a una distracción (consiste en recordar detalles de un relato después 220 Joannie Schrof – A LA VEJEZ, LUCIDEZ, publicado en U.S. NEWS & WORLD REPORT, Washington, EE.UU., 1994, donde cita diferentes estudios multicéntricos sobre la memoria en los ancianos. 221 Roberto Schiefelbein, Servicio de Neurología del Hospital Alemán, Buenos Aires 279 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR de haber dedicado la atención a otras tareas). La memoria de procedimientos es la menos afectada por la edad, al igual que la memoria retrógrada. Lo que más daña a la capacidad intelectual es la falta de ejercitación. Los que se empeñan en hacer lo mismo todos los días de su vida son los que más rápidamente sufren deterioro mental. Para retener la agilidad mental es menester proporcionar al cerebro experiencias y estímulos nuevos, al mismo tiempo que se tratan de ejercitar todas las facultades mentales frente al nuevo entrenamiento, especialmente la memoria y las capacidades de formular juicios y razonamientos, establecer analogías, etc. En manera especial no debe perderse la capacidad de orientación temporoespacial: saber en qué lugar nos encontramos, la fecha del día, donde vivimos. Es muy común en los ancianos perder dicha orientación porque ya no les interesa saber fechas, días e inquirir sobre los lugares que visitan o son llevados. Otro hecho fundamental es que todo ejercicio mental sea placentero. No es lo mismo obligarse a leer para “mantenerse al día” que hacerlo para satisfacer un gusto, un placer intelectual o satisfacer una curiosidad. La flexibilidad de pensamiento y la disposición para improvisar son factores que favorecen la viveza o lucidez mental. En cuanto a la salud corporal es otro factor importante para las funciones mentales. El anciano cuyo cuerpo enfermo, también daña físicamente su cerebro y esto le produce las demencias seniles o el deterioro intelectual. Un anciano sometido a un proceso de aprendizaje es más lento que un joven pero con la actividad mental va creando nuevas conexiones neuronales que les permiten compensar la pérdida funcional de algunas neuronas. Por esto aprenden menos, pero con mayor seguridad debido a una mayor capacidad de asociación. La lentitud cognitiva se debe a leves modificaciones de funciones cognitivas (pensamiento, lenguaje y capacidad de abstracción) que influyen algo en la memoria, según venimos explicando. El envejecimiento del cerebro puede transferir determinadas funciones de una región a otra para seguir manteniendo la eficiencia cerebral o mental. El mantenimiento de la lucidez en las personas mayores se debe a un entrenamiento continuo con tareas de razonamiento, comprensión de relaciones espaciales y memorización a fin de que conserven la lucidez y la autonomía personal. Los ancianos lúcidos demuestran que pueden superar mejor determinadas pruebas psicométricas, que los más jóvenes. Además, resuelven mejor todos los dilemas de la vida y pueden conservar un conocimiento conceptual extenso, con mayor capacidad de asociación de los datos, con lo que suplen la falta de memoria de detalles. Esto refuerza el aforismo de que la vejez da sabiduría. El anciano cuenta con un repertorio de experiencias que le ayudan a una mayor capacidad de resolución. Probablemente sean más lentos en reaccionar que los jóvenes pero le superan en mayor información, experiencia y sabiduría. Los jóvenes deben compensar ese déficit con mayor velocidad para discurrir y actuar. Por eso los jóvenes logran ser más eruditos pero no más sabios. Como punto final de este parágrafo, queremos remarcar que muchos estudiosos de la mente y sus funciones y efectos, tratan de buscar dentro del cuerpo la explicación de esos actos o su interpretación. Las funciones corporales son muy complejas y cada vez más, la biología molecular complica el estudio de los fenómenos mentales, por más aparatos sofisticados que se usen. Los estudios por imágenes de lo que ocurre en el cerebro cuando funciona la mente, son sólo eso: efectos de la energía sobre la materia. No es el funcionamiento de la materia la que provoca el acto 280 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR mental, sino que el acto mental modifica la biología molecular. Si esto no llega a ser entendido desde el principio, se llenarán muchas bibliotecas con las descripciones de los mecanismos biológicos moleculares que se encuentran en cada acto mental. Pero no podemos decir que un acto mental se debe (sea causado) a una actividad o inactividad de una determinada zona cerebral. Es a la inversa: el acto mental es la causa de esa actividad o inactividad. De este modo, recuperamos el misterio ontológico del origen y esencia del alma, espíritu y mente. Existen, pero su naturaleza y causa no es el cuerpo humano. El cuerpo es sólo el vehículo o instrumento. Lo que debemos sostener es que los actos mentales activan o desactivan diferentes zonas cerebrales o circuitos neuronales. Movilizan los neurotransmisores y encienden todo el metabolismo cerebral (y del cuerpo en general), pero es la mente la causa y no al revés. Este concepto debe tenerse en cuenta para explicar los trastornos de la ansiedad en particular, incluyendo al estrés y otros trastornos y enfermedades mentales. No sólo deben los científicos empecinarse en el cuerpo y la biología molecular, sino estudiar como piensa el ser humano. Conociendo la energía mental y la del espíritu en general, conocerán el tremendo poder que puede modificar nuestros genes y, a través de ellos, todas las funciones de cada una de nuestras células. La vejez trae como secuelas una disminución de las actividades laborales (ya sea en el activo que cada vez declina más su participación en el trabajo o en el pasivo o jubilado que deja de trabajar), menores responsabilidades tanto en la vida hogareña como social y, en muchos casos, mayor tiempo de ocio no empleado en ninguna actividad. En lo social disminuyen actividades de relación y entretenimiento, lo que reduce el círculo de amistades (por fallecimiento de amigos, abandono de la costumbre de reunirse y falta de comunicación personal). Además del deterioro cognitivo natural de la edad, se suman las enfermedades de la vejez,222 siendo una de las más temible el Alzheimer. La declinación de las funciones mentales se inicia solapadamente a los 25 años de edad, pero se acentúa en forma patente, desde los 60 años, en especial cuando hay inactividad mental-intelectual. El 70% de sujetos mayores de 70 años se queja del deterioro de la memoria. De ellos un 60% tiene test mentales normales, un 40% sufre de trastornos psíquicos transitorios y sólo un 20% padece enfermedades cerebrales u orgánicas. En relación con la denominada memoria de trabajo, la mayor parte de los testes no se modifican con la edad. El efecto de memoria reciente (por ejemplo recordar las últimas palabras de una lista) tampoco varía con el transcurso de la edad. La memoria semántica (test de vocabulario) se altera sólo con el Alzheimer. La memoria remota (posibilidad de evocar recuerdos de lo vivido por el individuo) incorpora la memoria episódica (aprendizaje de hechos sucesivos) y la memoria semántica. Un individuo normal utiliza la lectura, fotografías, rostros célebres, eventos públicos, programas de cine o TV, etc. para ayudamemoria de épocas pasadas que vivió. La ley de Ribot (los viejos recuerdan mejor lo vivido en la infancia) se da parcialmente pero no en todos los casos y puede ser superada con el entrenamiento mental. El span mnésico disminuye con la edad. Puede observase esta disminución en paciente con lesiones focales prefrontales. 222 La hipertensión arterial, la diabetes, la desnutrición, la deshidratación, problemas de la tiroides, un sedentarismo pasivo y los trastornos del estado del ánimo, especialmente los depresivos, son los que más afectan a la memoria 281 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Desarrollo de la memoria Nemotecnia (mnemotécnica) Otros de los elementos del desarrollo intelectual es el desarrollo de la memoria. Para esto debemos recordar la esencia de la misma como potencia del alma por medio de la cual se retiene y recuerda (sede de los recuerdos): 1. el pasado 2. el conocimiento adquirido 3. los hechos actuales o presentes. Por cuanto, la memoria es una potencia intelectual y, como tal, puede adquirirse y desarrollarse mediante el entrenamiento, mientras haya un aparato psíquico o mente normal. La memoria, según lo que hemos visto, se pierde sólo si hay deterioro mental psíquico u orgánico. Una de las funciones básicas de la memoria, cual es la retención, está ya presente desde el nacimiento, pero la operación de codificación o de registro es muy deficiente en los bebés por lo que los únicos estímulos que pueden memorizar son de carácter muy simple y que no necesitan, por tanto, de ningún tipo de operación de codificación compleja. Por otro lado, el número de estímulos que puede retener un bebé es muy bajo por simples que estos estímulos sean. Además, si bien retienen estímulos sencillos, sólo recuerdan (evocan) a los mismos únicamente cuando actúan reiteradamente. Contrariamente, los adultos normales, especialmente los que realizan entrenamientos mnemotécnicos (nemotecnia = arte de ejercitar la memoria),223 tienen gran capacidad de retención y fácil evocación, la cual es voluntaria y no sólo en presencia de estímulos. A la mnemotécnica se la define como “el arte de retener mucha información en el menor tiempo posible”. Consiste en una serie de ejercicios para dar lógica y orden a un conjunto datos, la mayoría de las veces, inconexos. Se cree que la mnemotécnica fue ideada en el siglo V a.C. por el poeta griego Simónides, quien le llamó paseo mental. El método se le ocurrió después de salir con vida del derrumbe de un templo y debía recordar la identidad de los cadáveres irreconocibles, tratando de recordar donde estaba sentada cada persona. La correcta memorización (proceso de retención) exige, además de una observación atenta y concentrada o de una lectura en esas condiciones, de un continuo repaso del tema o cuestión a memorizar. Tanto la retención como la evocación y el almacenamiento de datos y hechos a recordar, exigen técnicas y métodos propios para cada persona. Así la memoria tiene algo de congénito pero mucho de aprendido. La memoria guardada de habilidades y destrezas aprendidas, es permanente y óptima cuando se reúnen dos condiciones: 1. uso continuo 2. automatización de los actos aprendidos y memorizados (por ej. conducir, escribir a máquina, etc.) 223 El nombre de mnemotecnia proviene de un homenaje rendido a Mnemosine, diosa griega de la memoria 282 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Hay diferentes mecanismos de memoria que nosotros reconocimos anteriormente, al tratar los tipos de memorias, que ahora repasaremos brevemente, y así hablamos de una memoria sensorial que se desarrolla de acuerdo a necesidades específicas, por ejemplo, un ciego desarrollará una memoria táctil y una memoria auditiva. El sordo desarrolla una memoria visual. Naturalmente, las personas normales también pueden desarrollar estas memorias sensoriales según las necesiten. Otra memoria es la memoria gustativa que desarrollan los catadores. Habría una memoria a corto plazo que retiene la información por minutos o segundos o lapsos muy cortos. Es una memoria para uso inmediato, con capacidad muy limitada ya que sólo puede mantener una pequeña cantidad de información al mismo tiempo y por corto lapso. Se le llama también memoria activa. Es la que tiende a fallar con el tiempo en la mayoría de las personas. Registra hechos recientes. Ejerce control sobre el cerebro al indicarle qué información debe tener en cuenta. En una conversación permite recordar la primera parte de la frase del interlocutor hasta que éste llegue al final. Es asimismo, la base de la atención múltiple simultánea (memoria múltiple simultánea) que permite atender varias cosas a la vez, por ejemplo, mientras se habla por teléfono hojear la correspondencia o una revista, a la vez que se solicite por seña o expresamente algo a una persona que pase en ese momento (pedir un café, llamar la atención, saludar, etc.). La memoria puede ser un acto involuntario mediante el cual queda grabada un dato en la memoria sin mediar el querer o voluntad de hacerlo (memoria involuntaria). O puede ser un acto voluntario en el cual expresamente se pone la intención de memorizar un dado (memoria intencional). La memoria de corto plazo, naturalmente, comienza a declinar entre los 40 y 50 años de edad. Si algo le afectara patológicamente, no se podrían ejercer profesiones como comprador de valores de la bolsa o piloto de avión de caza (Richard Mohs). Una forma de esta memoria, es la memoria episódica (memoria anterógrada o de hechos recientes) que también guarda hechos y experiencias relativamente recientes (la película vista hace pocos días, donde se dejan los anteojos o estaciona el auto, etc.). Su declinación comienza alrededor de los 40 años de edad, pero su decadencia es más lenta a tal punto que no se advierte, quizás, hasta dos décadas después del comienzo de la pérdida. Así una persona de 50 años nota la facilidad de los jóvenes para estudiar, aprender y memorizar el uso de aparatos electrónicos o un nuevo programa de computadora, actividades que a él le cuestan mucho más. La capacidad de retención de esta memoria es menor a medida que aumenta la edad. Esto acarrea problemas en profesiones tales como la medicina en la que la diversidad de conocimientos y su renovación permanente, es una de las profesiones que más exige memoria episódica y al disminuir ésta, puede hacer que un médico sea susceptible de incurrir en negligencia profesional, ya que sólo se recuerda la mitad de la información y se produce el olvido de las dolencias de pacientes en el mismo día en que éstos son atendidos. En cambio, cuando la información es transferida a la memoria de largo plazo, la capacidad se vuelve ilimitada y en esa memoria, a manera de “disco duro” de una computadora, se van grabando y acumulando todos los acontecimientos que nos ocurren y los conocimientos que podamos aprender. Todos estos contenidos permanecen, además, indefinidamente en esta memoria, a la que debemos recurrir siempre que necesitemos recordarlos. La evocación puede ser rápida o inmediata cuando el conocimiento es manejado asiduamente o de grabación reciente o puede ser lenta o mediata a medida que los recuerdos son más lejanos. Abarca la memoria semántica que es la capacidad de recordar el significado de las palabras y los símbolos y es la más perdurable de todas. Es la que más se conserva en el mal de Alzheimer 283 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR (pérdida patológica de la memoria) y es la que hace difícil olvidar los términos aprendidos en la juventud y que luego nunca más se usan, como “baile de graduación” o “comedor universitario”. También es la que graba los símbolos religiosos, las marcas comerciales, las diferencias entre un perro y un gato, etc. La memoria semántica puede seguir enriqueciéndose hasta la muerte. Otra parte de la memoria a largo plazo, es la memoria implícita que permite recordar cómo montar en bicicleta, nadar o conducir, aptitudes que dependen del recuerdo automático (memoria automática) de una serie de movimientos iterativos y automáticos. Es la memoria de los reflejos condicionados que permite, por ejemplo, sacar rápidamente el pañuelo ante la sensación de estornudo inminente. Es una memoria también duradera y su pérdida es signo seguro de deterioro mental grave. Otro tipo de memoria de largo plazo es la memoria remota (memoria retrógrada) que es la que conserva los recuerdos de la infancia, los conocimientos escolares, los libros, revistas y películas que han causado un gran impacto o que han sido vistos o leídos repetidamente, determinadas conversaciones y toda suerte de situaciones vividas muy en el pasado y cuya memoria se conserva a través de los años. Esta memoria también es difícil de perder, pero en edades avanzadas, a pesar de ser una de las memorias más conservadas, puede ocurrir que haya dificultad para evocación, o sea, traer al presente el recuerdo del pasado. Barry Gordon interpreta a esto como una especie de “interferencia” ya que al envejecer se debe clasificar una y otra vez la información que se va sumando sin cesar a nuestros conocimientos y el recuerdo de la misma puede entrecruzarse con otros recuerdos y no permitir la correcta evocación, o al menos la evocación oportuna, y esto sería la interferencia. La llamada memoria fotográfica que se aplica a las personas que tienen la capacidad de memorizar en forma rápida una gran cantidad de detalles, es mal llamada fotográfica porque “nadie registra los hechos de la manera indiscriminada, gráfica y precisa como lo hace una fotografía. La memoria es siempre selectiva” (Mohs). Lo que ocurre es que hay personas con mayor capacidad de memoria, quizás debido a una mayor atención y a un gran poder de observación que les permite clasificar o seleccionar rápidamente la mayor cantidad de detalles y su capacidad de retención aumentada, les permite obtener una memoria rápida y completa de hechos observados. Para el desarrollo de la memoria o evitar la pérdida o disminución de la misma, se acude a la nemotecnia, disciplina que estudia las técnicas de memorización. Las estrategias mnemotécnicas o mnemotécnicas (ambos términos son válidos e iguales) pueden ser: 1. sectorización del dato: cuando el dato a memorizar es extenso o complicado se le descompone por sectores y se memorizan éstos en un orden determinado (ítem o “chuncks”) 2. localización visual: sirve para el conocimiento que se adquiere con la memoria visual y que surge del uso deliberado de imágenes mentales retenidas a través de la visión. La memoria visual o fotográfica o eidética es notable en muchas personas y son históricamente recordadas la de Leonardo Da Vinci y Napoleón Bonaparte. En general, los artistas plásticos (escultores, pintores, dibujantes) tienen desarrollada esta memoria. 3. método de lugares: se visualizan todos los lugares a recordar, buscando detalles especiales de individualización de los mismos, mediante una secuencia lógica y ordenada. Consiste en identificar cada lugar con una imagen y esa imagen con una palabra. 284 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 4. uso de palabras claves: es útil para aprender un texto o una lengua extranjera. Para memorizar un texto se buscan las palabras claves que son las que determinan el sentido del texto. En el caso de idiomas extranjeros, hay que buscar palabras que tengan algo en común con el idioma que manejamos y luego asociar esas palabras con la imagen del objeto designado por la palabra extranjera. La combinación de palabras claves con imágenes mentales es proceso muy importante para organizar la memoria y el proceso de pensar. 5. organización verbal: se refiere a que es más fácil retener las palabras en forma de verso rimado que en prosa. Por esto es más fácil memorizar una poesía que una prosa. Por ejemplo, para recordar la cantidad de días de cada mes se usa la conocida frase “30 días tiene setiembre como abril, junio y noviembre” 6. método de asociaciones: relación del texto con el contexto, por ejemplo, pez nos lleva a pensar en agua. 7. importancia del contexto: el método de asociaciones nos lleva a considerar especialmente el contexto, siendo éste una clave importante para la recuperación de material mnésico. Cuando no se puede recordar directamente un hecho preciso en un momento preciso, el tratar de recordar lo que hizo en ese momento es parte de la recuperación del recuerdo. Si me preguntan, en mi caso particular, ¿qué hizo el 3 de julio de 1980? es probable que en forma inmediata no tenga ni la menor idea. Pero si recuerdo que ese año es anterior al término de mi carrera profesional y que era empleado del gobierno y esta cursando el internado obligatorio de mi profesión, podré ir recordando otros detalles. Y así paulatinamente y por asociación iré recuperando datos “lógicos” que tenía almacenados recónditamente en mi memoria. 8. la organización del material a memorizar: es una clave fundamental para recordar y la mejor regla mnemotécnica. Hay diferentes formas de organizar el material almacenado en la memoria. Ya hicimos referencia a uno como es el recuerdo del contexto, pero esta organización no es aplicable a todo el material almacenado en la memoria. Cada material en especial requerirá de una forma determinada de organización. Ya hemos hecho referencia a las palabras claves, a la organización visual, a la organización verbal, etc. Hay muchas otras formas de organización que dependerá de la habilidad y entrenamiento de cada persona, como así de sus intenciones y motivaciones. 9. Repaso permanente del material memorizado: ya dijimos que el olvido y otros trastornos de la memoria pueden obviarse con la atención, concentración y repetición en los hechos y cosas a memorizar y por otro lado, el entrenamiento continuo de tratar de recordar las cosas principales que hacen a las necesidades precisas de cada uno. El mecanismo de repetir un mismo dato para mejorar la memoria es llamado repaso y consiste en una capacidad susceptible de ser adquirida mediante entrenamiento. Este repaso puede ser escrito, verbal o simplemente una meditación. Para esto es preciso tratar de prescindir de agendas o notas cuando son datos de poca extensión y de uso cotidiano (número de teléfonos, número de documentos, direcciones, tareas a realizar, etc.). El repaso es una forma de repetición o reiteración de un mismo conocimiento y es una actividad que necesita un continuo estímulo de nuestra parte. El repaso puede ser espontáneo o voluntario, de acuerdo a nuestras necesidades de recordar o mantener un dato. En 285 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR algunos casos, es un verdadero hobby para quienes se especializan en una disciplina o cuestión no académica. El estudio Flawell-Beach-Clumsky (1966) demostró diferentes capacidades de repaso en los niños siendo menor esta capacidad para los muy chicos y mayor para los que superan los cinco años de edad. Tanto niños como adultos tienen la misma capacidad de repaso. El repaso ayuda a mejorar, mantener y aumentar la capacidad de memorizar datos. Cada persona tiene capacidad para desarrollar estrategias y formas nuevas de repaso para mejorar la capacidad general de la inteligencia y el control del pensamiento. 10. Ayudamemoria: se da este nombre a las agendas, “machetes” y otros medios escrito, filmados o grabados que ayudan a recordar y repasar datos útiles. Se emplean cuando el material a recordar es muy extenso o de uso relativamente escaso. 11. Uso del olfato: quizás sea uno de los sentidos que mejor ayudan a guardar memoria (memoria olfativa) y facilitar el recuerdo, debido a que el circuito nervioso mnésico del olfato es más corto en su recorrido y extensión que el del resto de los sentidos, quienes tienen un recorrido más largo para llegar a los centros de reconocimiento. El olor pasa directamente del bulbo olfatorio al sistema límbico e ingresa en la memoria rápidamente a través del hipocampo. Esto lo asocia en gran parte a lo emotivo o afectivo. De ahí su facilidad para retener y recordar un olor y asociarlo a otros hechos. 12. educación de la memoria en la niñez: todo intento de desarrollar la memoria debe iniciarse desde la niñez que es el momento de mayor potencialidad de la memoria humana. En la vejez, sólo el uso permanente y el ejercicio de asociación, son los elementos más poderosos para mantener o desarrollar la memoria. 13. uso de tests mnemotécnicos: son útiles, sobre todo para recordar imágenes o sonidos. 14. método de lectura veloz: son útiles porque enseñan a leer de otra manera al obligar a interpretar la frase sin leerla completamente. Es un método que adiestra la memoria visual y la semántica reforzando a ambas 15. repetición permanente: este procedimiento es útil con las palabras difíciles o rebeldes de recordar, las letras de las canciones, los nombres nuevos, etc. 16. ubicación de detalles: por ejemplo se pueden ubicar a determinados objetos recordando marcas, o teniendo lugares especiales para colocar las cosas como los llaveros, anteojos, etc. En el caso de nombres, la ubicación por el abecedario suele ser un método eficiente 17. rutina de memoria: se consigue combinando varios procesos como ubicación, repetición, Ayudamemoria, uso de test mnemotécnicos, asociaciones, etc. Oficia como una verdadera “conducta de memorización” El desarrollo de la memoria, según Horacio Krell224 se debe obtener a través de cuatro etapas (método Ilvem): 1. con un efecto sinérgico entre los tres tipos de inteligencia básicas del hombre: emocional, racional e instintiva 224 Director Fundador de Ilvem Internacional, organismo que investiga métodos para mejorar la concentración, la memoria y el perfeccionamiento de la mente 286 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 2. los instrumentos de procesamiento de la información 3. tener en cuenta el modo operativo de los dos hemisferios cerebrales 4. unificar las tres etapas anteriores para conformar un todo que supere a la suma de partes El método tiende a mejorar la memoria y la creatividad. Andi Bell225 da los siguientes consejos para mejorar y aumentar la memoria: 1. Adquirir el máximo posible de concentración: para esto hay que aprender a poner toda la atención únicamente en lo que se desea memorizar, evitando todo factor de dispersión mental 2. Aprovechar el espacio que lo rodea para visualizar la información que no quiere olvidar: un ejemplo de esto puede cuando necesita comprar artículos de hogar. Antes de ir de compras imagine cada artículo de su lista como si ya estuviera puesto en su lugar dentro de su casa 3. Convertir en imágenes afines nombres y datos difíciles de recordar: esto significa que debo buscar una imagen o sigla alegórica para recordar nombres difíciles de retener. Por ejemplo, si quiere recordar nombres de componentes de ácidos nucleicos como citosina-guanina use para las primeras letras un nombre fácil de recordar como es Carlos Gardel, e inmediatamente asociará Carlos a citosina y Gardel a guanina. Un nombre poco usado o conocido como Mara se puede asociar a mar. 4. Separar los datos en grupos lógicos: por ejemplo si son nombres de personas en idiomas extranjeros, separarlos por géneros (masculino-femenino), en columnas determinadas: masculinos a la derecha, femeninos a la izquierda. 5. Repetición sistemática del dato a recordar Simónides, el poeta griego, pasó a la historia como el creador del artificio nemotécnico que dio origen al concepto de “memorización clásica” que consistía en relacionar las cosas con una idea o pensamiento o relacionar los mismos entre sí. Galvin226 proporciona otros métodos mnemotécnicos: 1. En varias sesiones cortas se retiene más que en una larga 2. Nos grabamos partes completas y pautas significantes 3. La completa atención o concentración en lo que se va a memorizar, por lo que se debe elegir un solo objetivo 4. La emoción tiene un gran impacto en los recuerdos (esto nos recuerda la asociación de memoria y estrés) Desarrollo de la memoria en ancianos 225 Campeón mundial de memoria en el Campeonato Mundial de Memoria del 2003 realizado en Kuala Lampur 226 Ruth Mehrtens Galvin – UNA PORTENTOSA MEMORIA, Harvard Magazine, 1988 287 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR En los ancianos los mecanismos de compensación de la memoria nos obligan a conocer el cambio de perfil de la memoria, que se da con el tiempo. Reconocido el perfil de cambio estamos en condiciones de optimizar el rendimiento. Por ejemplo, si se compensa el descenso en la eficiencia de las operaciones de codificación y recuperación de la información, eso refleja la plasticidad de la memoria en la edad avanzada. En el sujeto senil se puede corregir un déficit de memoria propio de la edad mediante ciertas técnicas: 1. organización del material a memorizar 2. dar consignas de codificación (por ejemplo, reagrupar por categorías, asociar por rimas, etc.) 3. indicar claves motoras (por ejemplo, incorporar gestos para utilizar un objeto o pedir algo) 4. corregir la lentitud de codificación, la fragilidad del registro contextual y el déficit de recuerdo libre Es importante recordar que no hay técnicas generales que sean aplicables a todos los casos por igual. Cada caso requiere una técnica personalizada. Gene Cohen227 sostiene que se debe usar el cerebro “a pleno” para mantener el crecimiento de las neuronas en las edades maduras. El cerebro senil o maduro desarrolla todas las células cerebrales cuando funciona plenamente. Para esto no debe declinar ninguna actividad y debe complementar los ejercicios lúdicos a través de juegos (crucigramas, scrabel, etc.) con actividades físicas (natación, caminata, ciclismo, tennis, etc.). Pero fundamentalmente debe ejercitar el pensamiento con actividades intelectuales como leer, escribir y desarrollar temas o cuestiones que impliquen el uso de un pensamiento activo y creativo. El área pensante cerebral contiene casi 100.000 millones de neuronas que producen miles de dendritas con lo que adquiere la capacidad de obtener más de un billón de conexiones intercelulares. El uso continuo a pleno del pensamiento filosófico o creativo aumenta sensiblemente el incremento de las conexiones intercelulares. Por ejemplo, no dejar de conducir vehículos le permite seguir ejercitando la memoria sobre paisajes, lugares, etc. La creatividad del anciano o persona mayor se manifiesta ante la aceptación de desafíos que implican el sentido del “¿por qué no?” que significa animarse a aprender uno o varios idiomas, escribir un libro o estudiar una determinada profesión o disciplina o dedicarse a la investigación de un tema determinado. Asimismo, implica mantenerse informado sobre los sucesos locales, nacionales e internacionales a nivel económico, social y político. Leer revistas, periódicos, usar Internet, libros, ensayos, dossiers o revistas científicas, etc. es una de las maneras de “estar al día” y de no declinar el afán de seguir conociendo cosas, sucesos y otros eventos de su interés. Cuanto mayor campo intelectual abarque, mayor será su capacidad de mantener el cerebro activo y renovado hasta edad avanzada. La higiene cerebral 227 Gene Cohen – LA MENTE MADURA: EL PODER POSITIVO DEL CEREBRO QUE ENVEJECE (“The Mature Mind: The Positive Power of the Aging Brain”), editorial Basic Book, EE.UU. 288 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Es muy importante para ayudar al mantenimiento y desarrollo de la memoria, como de las otras facultades mentales, que haya una higiene cerebral, esto es, evitar el uso de tóxicos como el cigarrillo, el alcohol, drogas (como drogadicción y medicamentos) y sustancias de contaminación ambiental que puedan afectar al cerebro. También se deben evitar los procesos metabólicos patológicos como la diabetes, la hipercolesterolemia (hiperlipemia en general). Los trastornos cardiovasculares que pueden afectar al cerebro deben ser controlados como los procesos hemorrágicos, vasculopatías, cardiopatías, hipertensión arterial, trombosis, etc. Hay que respetar los ritmos biológicos circadianos, en especial en lo relativo al dormir. La falta de sueño o los trastornos del sueño (hipersomnia, insomnio, dificultad para conciliar el sueño, sueño entrecortado o el despertar temprano), la fatiga mental y física, dificultan tanto el almacenamiento como la evocación de datos o recuerdos. En el plano alimentario, la alimentación incompleta (sobre todo el déficit de vitaminas, de ciertas proteínas o aminoácidos) y la mala o incompleta hidratación, la ingesta de comidas cuantiosas o alimentos de difícil digestión (hacen un efecto robo en la circulación cerebral) y producen embotamiento mental e intelectual, alterando el proceso mnésico. Por último, no debemos olvidar huir del estrés y todos los procesos de ansiedad (en especial la depresión) y el estrés por traumas, que interfieren con las facultades mentales, especialmente la memoria. Tanto los tóxicos, como las enfermedades y los trastornos de ansiedad, son como verdaderos “virus informáticos” que dañan el cerebro o disco duro y borran todos nuestros programas de realización personal o del manejo de la existencia. La vida social activa, evitando el aislamiento, y mantener la práctica de deportes o de actividades placenteras que nos distraen de las preocupaciones u obsesiones, ayuda a despejar la mente y a mantener vivos los recuerdos útiles, especialmente los referidos a la creatividad. La meditación relajada, junto con los ejercicios mnésicos, es uno de los métodos de “higiene cerebral” que más nos ayudan a mejorar no sólo la memoria, sino todas las funciones mentales, en especial la atención y la concentración, verdaderas antesalas de la memoria. Otro factor importante es la vejez que ya estudiamos y la higiene mental requiere estar preparado cuando se llega a ella. Las personas suelen envejecer en forma imperceptible: no se dan cuenta, hasta que un día descubren su cabello totalmente cano, las arrugas de su piel y las enfermedades orgánicas u osteomusculares que le quitan su capacidad de ambulación o su independencia individual, quedando en estado de dependencia física (y hasta psíquica) de otras personas, en particular sus familiares. Este desembarco “inesperado” en la vejez es tardío y no hay ninguna posibilidad de una vuelta hacia atrás. Por esta razón, la vejez se debe ir previendo cuando la edad nos está dando síntomas y signos de que nuestra juventud comienza a retroceder. Es ahí dónde hay “darse cuenta” que comienza el envejecimiento y proceder a detenerlo o mejorarlo. Se debe cuidar la higiene, la alimentación y la hidratación, la actividad social. Pero esencialmente, lo que importa, es sostener una vida mental activa buscando innovaciones en la vida diaria a través del emprendimiento de cosas que antes “nunca se habían hecho”. La lectura de obras que obligan a pensar, una vida afectiva en pareja o en familia o con amigos, un desarrollo de actividades que nos obligan a usar la memoria y la agilidad mental, al mismo tiempo que el cuerpo, son actividades a tener en cuenta en la agenda diaria. Asimismo, el control o chequeo médico permanente es otra arma fundamental. Apenas se detecte un sobrepeso o una alteración de una función, inmediatamente ponerse a buscar la solución y no quedarse con el mal. La alimentación es algo que debería preocuparnos toda la vida, pero en la vejez es el eje fundamental de la salud física. Luego, salud física y salud psíquica no sólo proveen longevidad sino que dan una calidad de vida superior, particularmente en lo espiritual. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 289 CAPÍTULO XI EL APRENDIZAJE: LA ADQUISICIÓN DE HABILIDADES Concepto Denotativamente aprendizaje es la “acción y efecto de aprender” algo y aprender es “llegar a conocer” algo mediante la “adquisición del conocimiento de alguna cosa, ya sea por medio del estudio o de la experiencia y tomar ese conocimiento en la memoria”. En cada momento en que transcurren nuestras vidas conscientes, tenemos experiencias nuevas, las que almacenamos en nuestra memoria para utilizarlas en el futuro. De ahí que las funciones cognitivas como el conocimiento mismo adquirido, estén íntimamente involucrados con las funciones mentales intelectivas y afectivas, las cuáles a su vez interactúan teniendo como base a la memoria, para desarrollar el proceso del aprendizaje. Las experiencias pasadas condicionarán nuestras reacciones futuras de modos diversos. Esto es lo que conocemos como aprendizaje. El aprendizaje influye en todos los aspectos de nuestra existencia, en nuestros gustos y aversiones, en nuestras opiniones y creencias, incluso en el modelo de sociedad en que vivimos. Esto, de alguna manera, significaría que vivimos de acuerdo a lo que hemos aprendido. Hay muchas formas de aprendizaje. Por regla general, se tiende a comprender al aprendizaje como la adquisición de algunas aptitudes y eso ha conformado el concepto clásico sobre aprendizaje. De ese modo todo lo que incorpora a partir del nacimiento como es caminar, hablar, etc. se entienden como habilidades aprendidas, de la misma manera que leer, escribir, realizar operaciones matemáticas, etc. se aceptan como habilidades adquiridas por la enseñanza escolar. Realmente todas estas aptitudes, habilidades y conocimientos son formas de aprendizaje, pero hay que concordar que no son las únicas. Esto se debe al fenómeno “de hecho” (factum) en que la mayoría de las experiencias individuales como ocurre con la percepción sensorial, las emociones y afectos, las voliciones, las relaciones interpersonales y todo tipo de acciones y actividades que se desempeñan mientras se vive, son materia de un aprendizaje en particular, el que puede exigir múltiples modalidades. Casi tantas, como las modalidades (personalidad) del ser del hombre en cada individuo particular. Para entender en qué consiste el proceso de aprendizaje, es preciso estudiar la conducta y valorar los actos. Deben tenerse en cuenta factores tan importantes como la fatiga o como la ausencia o presencia de recompensa para una determinada conducta. Si bien aprender viene de la palabra latina apprehendere, esta raíz etimológica origina dos palabras como aprehender y aprender. Aprehender es una de las facultades intelectuales estimulada por los sentidos. Cuando los sentidos son estimulados por la realidad, captan los fenómenos de esa realidad y los incorporan para formar la idea. Es la primera etapa del proceso intelectual, por lo que todas las funciones intelectuales dependen de la aprehensión. Pero en el lenguaje, aprehender también tiene la acepción de tomar algo (coger, asir o prender), ya sea por los sentidos o por las manos. En cambio, aprender 290 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR es adquirir el conocimiento de una cosa.228 Indudablemente, en el proceso intelectual sin aprehensión no hay aprendizaje. Es decir, primero hay que aprehender para luego aprender. Y esto no es un juego de palabras. Ya dijimos, que aprender es el resultado de las experiencias que surgen del estudio o de la vida cotidiana. Por lo tanto, el aprender conlleva dos mecanismos importantes: La asimilación o comprensión. Consiste en incorporar la nueva experiencia o inserción del nuevo conocimiento y su integración al repertorio previo cosas conocidas (marco personal). La acomodación es la forma en que la asimilación de un conocimiento modifica a la persona a partir de la incorporación del nuevo conocimiento adquirido y cómo se va modificando cuando experimenta esas cosas nuevas (cambio personal) Hay una asimilación reproductora que consiste en las cosas aprendidas “de memoria” y una asimilación recognitiva que consiste en un reconocimiento discriminado de objetos que pertenecen a un esquema en particular, por ejemplo, los números a las matemáticas, lo orgánico a la biología, etc. y, finalmente, una asimilación generalizadora que es la culminación del aprendizaje, pues es la que permite utilizar un determinado conocimiento en modos diversos o circunstancias diferentes. Este tipo de asimilación es el que permite la ampliación de un campo de conocimiento. A principios del siglo XX, los psicólogos empezaron a considerar el aprendizaje como una cuestión de asociación entre un estímulo y una respuesta, siendo “gratificada” la respuesta correcta con una recompensa. Este esquema funcionaba perfectamente en el aprendizaje animal experimental (Pavlov y cols.). Según esta teoría el aprendizaje se construía a parte de unidades básicas de comportamiento llamadas reflejos condicionados. Pero esta teoría no era absoluta para el hombre por lo que otros psicólogos posteriores a la escuela reflexológica, puntualizaron que las respuestas condicionadas era únicamente una de las formas de aprendizaje y que existe un concepto fundamental ligado a cada actividad o trabajo llamado impulso. En nuestros puntos de vista, el impulso es más propio de la esfera emocional que de la intelectiva. Por ende, este concepto introduce en la teoría del aprendizaje elementos que complementa una acción intelectiva pura. El hombre aprendería por su inteligencia y por el empuje emotivo que ponga en la tarea de aprender. Por eso tal vez el esquema de castigo / recompensa funcione más por el lado emocional que el de un simple reflejo condicionado. Aprendizaje social o socialización El aprendizaje social o proceso de socialización del hombre para aprender a convivir en la sociedad civilizadamente y no ser un ser marginado de esa sociedad, se guía por principios de condicionamiento (aprendizaje) y descondicionamiento (desaprendizaje o extinción). Por los 228 En este caso, el conocimiento abarca todo el proceso intelectual de aprehensión, ideación, conceptuación y juicio 291 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR primeros, si son correctos, el hombre aprende una conducta “condicionada a” y es el método o principio de toda educación humana correcta. Pero cuando los principios de condicionamiento han sido incorrectos y se traducen por conductas socialmente indeseables,229 los desadaptados (inadaptados) sociales deben ser desacondicionados de una conducta inadecuada y “reacondicionados” a una conducta normal o aceptada socialmente (trabajo que generalmente realizan los psiquiatras, psicoterapeutas y psicólogos con alcohólicos, drogadictos, delincuentes o psicópatas). Otras formas de condicionar conductas inadecuadas también son realizadas por los psiquiatras en los casos de fobia (miedos irracionales que producen conductas negativas de evitación). El aprendizaje humano Es evidente que el aprendizaje humano no sólo se guía por esquemas de castigo / premio. Nuestra inteligencia hace que el aprendizaje y la conducta sean algo más complejos que simples reflejos condicionantes u operantes (teoría del acondicionamiento operante de Skinner). El ser humano no aprende únicamente por su propio interés o provecho como lo hace el animal. En la mente humana hay motivaciones de diferentes naturalezas e impulsos atávicos que nos llevan a aprender a inventar, construir y manejar instrumentos para nuestras culturas o a desarrollar el pensamiento abstracto o creativo. Estas bases no son estimuladas desde afuera ni por esquemas premio / castigo, sino por algo que nace de adentro y que nos guía, por diferentes caminos como la vocación y otras brújulas interiores, a aprender cosas. Incluso, estas cosas pueden no tener ninguna actividad o ser simplemente lúdicas, o inducir conductas que nos producen más perjuicio que beneficios (¡cuántos prohombres de nuestra humanidad sufrieron y murieron por ideales aprendidos sin ningún tipo de interés ni de provecho personal!) (¡Cuántos hombres aprenden y realizan conductas fútiles que no le sirven ni a él ni a otros y viven y mueren en la más absoluta mediocridad!). Nuestra capacidad de aprender sobrepasa cualquier modelo animal, dado que el solo hecho de aprender el lenguaje nos muestra que los modelos de aprendizaje son tan complejos que deben ser estudiados y reordenados con algo más que un test de medición de inteligencia o experimentos con animales en laboratorio. No hay mejor laboratorio que la experiencia directa del contacto mutuo que socialmente tenemos con nuestros prójimos y nuestro propio interior, para hacer una investigación holística del fenómeno del aprendizaje y guiarse menos por el cientificismo de los experimentos reproducibles. La enseñanza y el aprendizaje, en la realidad práctica, están más dentro de la intuición que de métodos, dado que cada hombre aprende de manera diferente y el éxito de enseñar, depende mucho del arte del maestro y de la inspiración del alumno, dos cosas bastante difíciles de meter en un esquema, sistema o método. Otro de los motores del aprendizaje es la curiosidad. 230 229 Del mismo que cuando una conducta o práctica queda en desuso u obsoleta La curiosidad es una palabra que connotativamente es un deseo de saber o averiguar lo que no nos concierne, pero denotativamente es una facultad propia del hombre, lo que le lleva a averiguar cosas que desconoce pero que le interesan o intrigan. Es una especie de “antena existencial” que rastrea todo lo conocido y desconocido en busca de facetas extrañas o no aprendidas. Es el motor básico de muchos aprendizajes, a tal punto que se ha dicho que sin curiosidad no se puede enseñar ni aprender. 230 292 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR La pedagogía y la didáctica, en la práctica, siguen sujetas más a la experiencia personal, a la memoria colectiva y al predicamento del ejemplo directo, que a normas de ciencias de la educación, las cuales orientan pero de ninguna manera son la llave absoluta para aprender a enseñar o inducir el aprendizaje. Hay muchas cosas prácticas y sencillas como las predicadas por Pestalozzi, pero es evidente que las acciones de enseñar y aprender siguen dependiendo en gran medida de interacciones personales, subjetivas, que tienen que ver más con la creatividad que la racionalidad, con el arte más que con la ciencia y, sobre todo, con la voluntad y la afectividad del ser humano (incluyendo la inteligencia emocional). El aprendizaje es un proceso que se da, prácticamente, en todos los momentos de la vida de una persona, desde su nacimiento hasta su muerte. El aprender significa, que de algún modo, se modifica la conducta de una persona, con cambios, más o menos permanentes, en dicha conducta. Estos cambios pueden ser: Adquisición de habilidades y destreza en el manejo de instrumentos diversos Adquisición de conocimientos Desarrollo de capacidades latentes Modificación de hábitos Cambio de actitudes hacia los demás Transformar prejuicios o desprenderse de ellos Adquirir una escala de valores El aprendizaje, como proceso interno y complejo, da la posibilidad de aprender en cualquier edad, lugar o momento y por diferentes medios (viajes, escuelas, reuniones, conferencias, espectáculos, discusiones, juegos, medios audiovisuales, libros, periódicos, revistas, folletines, etc.). Todo ocurre como que el aprendizaje es llevado a cabo como una interacción de la persona con su entorno, de modo tal que mediante una actividad determinada que desarrolla frente a las cosas de su medio, se modifica a sí misma, formándose mediante la experiencia (condición de cualquier aprendizaje). Las experiencias de aprendizaje pueden darse de varias formas: 1. en contacto directo con las cosas con que se interactúa 2. pueden deberse al uso de un medio (experiencia mediatizada) como ocurre cuando se transmite un conocimiento o información a través de un medio de información, de símbolos, del lenguaje, etc. 293 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Un aprendizaje puede ocurrir: 1. en forma natural y espontánea por la actividad de la persona (aprendizaje por imitación) 2. en forma intencionada y sistemática (aprendizaje escolar) Los requisitos de aprendizaje de una persona, básicamente, son: necesidad de enfrentar una situación desconocida que exija una respuesta nueva la situación de aprendizaje tiene que estar de acuerdo con las necesidades, posibilidades, preparación, capacidad y grado de madurez del aprendiz debe existir una motivación que despierte la curiosidad, el interés y el deseo de respuesta al estímulo específico debe instaurarse una interacción entre la persona afectada y la situación concreta en que se encuentra, para que de esa interacción surja la nueva respuesta que se necesita De las experiencias que se tengan, pueden surgir estas posibilidades: 1. que sean experiencias agradables y gratificantes, que produzcan satisfacción en algún grado y ayuden a mantener un interés permanente para aprender cada vez que se presenta una nueva situación que exija una respuesta diferente no conocida. 2. que las experiencias satisfactorias motiven otras acciones buscando mayores probabilidades de logros 3. las experiencias frustrantes que tiene por resultado que la persona no vuelva a interactuar cuando se encuentre en circunstancias análogas o presenten problemas de aprendizaje por inadaptación u otras variables En síntesis: el aprendizaje es la herramienta que permite al hombre adquirir y desarrollar todas sus habilidades y capacidades. Se aprende para sobrevivir en el medio o ambiente que toca a cada uno y por eso se hace imperativo aprender todo lo necesario que se debe saber. Esta condición de necesidad incluye mecanismos mediante los cuales el ser humano se adapta al ambiente en el que se desenvuelve y que le provee elementos necesarios para responder a las exigencias físicas y sociales del mismo. Igualmente, el aprendizaje lo prepara para alcanzar nuevas metas y resolver problemas, pero lo más fundamental es que a través de él, el hombre intenta entender la realidad que percibe. Así, se aprende desde las cosas más básicas de la vida hasta los conocimientos más complicados, pasando 294 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR por los que no son transcendentes para la vida y existencia humana. El aprendizaje puede no tener límites porque en él interviene una enorme cantidad de aspectos que hoy son objeto de investigación. Aunque los investigadores no llegan a un acuerdo formal para la interpretación unívoca de los variados aspectos del aprendizaje, en términos generales todos coinciden en que es esencial estar permanentemente abiertos a nuevas experiencias para que el proceso de aprendizaje sea constante y enriquecedor. Los expertos, también en términos generales, aceptan que se aprende para, a su vez, aprender otras cosas, de modo tal que cada aprendizaje, de igual manera que cada etapa de desarrollo del ser humano, se supera constantemente mediante los procesos de aprendizaje posteriores a cada etapa superada. En consecuencia, cada experiencia tiene una capital importancia por lo que el hombre comienza a aprender, incluso, antes de nacer y de una forma u otra sigue aprendiendo durante toda su vida. Por medio del aprendizaje se adquiere información específica acerca del medio y luego esta información interactúa con la que ya se tenía previamente y produce una reorganización de la nueva información. Este proceso determina a veces que la persona aplique el conocimiento adquirido a otras situaciones, convirtiéndolo en un conocimiento estable y duradero. Por esta circunstancia, aprender significa una adquisición continua de conocimientos, en uno de cuyos extremos se encuentra el aprendizaje sin sentido (simple acumulación de conocimientos sin ningún significado para la persona) y en el extremo está el aprendizaje comprensivo, que es inherente al individuo porque lo conduce al conocimiento personal que es más fácil de retener, por la necesidad de poseerlo y tener sentido. El aprendizaje depende del nivel de desarrollo y éste se vale del aprendizaje para seguir su curso. Esto es importante porque quien aprende evalúa la posibilidad de hacerlo en función estricta de sus necesidades, hecho que le permite clasificar y situar el conocimiento adquirido a lo largo de la continuidad de su vida o existencia. Visto así, aprender siempre requiere un determinado esfuerzo, el cual en ocasiones parece no tener recompensa equivalente, pero, aprender y desarrollar los recursos propios conlleva, en la generalidad de los casos, la satisfacción suficiente para valorarlo y para continuar el proceso con el deseo de aprender cada vez más. Aprendizaje por imitación Nadie puede dudar que se pueda aprender imitando. La imitación231 necesita de un ejemplo. Este ejemplo es el sirve de modelo. Debido a esto, Robert Bandura232 llama a esto el “efecto modelado”, pues el aprendizaje es un efecto producido por la exposición a un modelo. Este efecto no indica la importancia de conocer y comprender bien todo el proceso, en el que interviene la observación como instrumento de aprendizaje. Se ha comprobado en el estudio de este mecanismo lo que ocurre cuando un observador, después de estar viendo un modelo por un tiempo determinado, desarrolla un comportamiento similar al observado y que él antes nunca había realizado. Es un comportamiento conductual no registrado en el repertorio de sus respuestas y actitudes. 231 232 Ejecutar una cosa a ejemplo o semejanza de otra Investigador de la Universidad de Stanford, EE.UU. Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 295 Este tipo de aprendizaje por modelado puede ser positivo o negativo, según sus resultados. En ambos casos puede aplicarse el llamado procedimiento reforzador vicario que consiste en un sistema de premios y castigos, pero que no se aplica al aprendiz sino al modelo. Así si el resultado es positivo, el modelo será premiado o ensalzado. Contrariamente, el modelo es denigrado. Se le llama método reforzador por su aplicación indirecta pues ayuda a reforzar al aprendiz, ya sea induciendo a seguir el ejemplo positivo o rechazar el negativo. El aprendizaje por observación, imitación o modelado puede ser de varias formas: ∗ Por desinhibición conductual: por ejemplo, alguien que decide dejar de beber alcohol, si integra un grupo de bebedores es probable que retome el hábito de beber. En este caso no ha aprendido nada nuevo, sino que el modelo del grupo le ayudó a abolir la inhibición que se autoejercía cuando decidió dejar la adicción. Volvió a adquirir una conducta ya conocida. ∗ Por inhibición conductual: este caso opera en sentido inverso al anterior. Una persona que no tiene el hábito de beber alcohol, si se junta con un grupo adicto, puede adquirir la compulsión de beber. Es el método que se usa para corregir conductas desviadas, colocando al observador en una exposición de modelos de conductas que debe adquirir para cambiar una conducta indebida o negativa. En este caso, la conducta del modelo inhibe una conducta del aprendiz. ∗ Método de intensificación o generación de emociones: muchas reacciones conductuales emocionales se enseñan y aprenden del medio o ambiente. Este método es patente cuando se concurre a ver una película o al teatro y el rol del actor nos conmueve y produce emociones que luego imitaremos. La reacción emocional también tiene efectos en otras áreas. Por ejemplo, el discurso apasionado de un orador convincente puede conducirnos a cambiar nuestras opiniones (es el típico caso de la influencia de políticos en adeptos o de las sectas religiosas). El efecto se debe a una opinión categorizada como valiosa porque nos lleva a poner la atención en aspectos que antes no habíamos considerado o descubierto. Asimismo el resultado de este aprendizaje se da con frecuencia en sectores en los que hay previamente firmes compromisos conductuales (conductas fluctuantes) o aceptación tenaz de determinados valores. ∗ Adopción de actitudes insistentes: es cuando la observación de un modelo que desarrolla una conducta de insistencia nos obliga a emularlas. Por ejemplo, si alguien parado en una vereda mira con fijeza un punto del espacio (cielo o suelo), automáticamente tendemos a hacer lo mismo. También es el mecanismo por el cual se imponen las modas. Cuando un grupo adquiere el uso de una determinada costumbre y se repite sistemáticamente imponiéndose a todos, generalmente quienes no tengan una opinión muy convincente sobre esa costumbre, seguramente la adaptará, para “no ir contra la corriente”, “no desentonar con lo que se estila” o para “identificarse con el grupo” Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR 296 ∗ La imitación de modelos mediáticos: las conductas que pueden ser inducidas por modelos vistos o conocidos a través de los medios, como puede ser el cine, la televisión y los videojuegos, son tema de controversia. Mientras algunos sostienen la abierta tesis de la “influencia directa de los medios”, otros investigadores creen que lo que los medios ofrecen como modelos no crean conductas nuevas, sino que refuerzan las ya existentes o sólo ayudan a aflorar un impulso o motivo latente. Es decir, la conducta que se adquiere a través de los modelos mediáticos no es creada por los estímulos de esos modelos, sino que la habituación a esos modelos ayudan a promover una conducta preexistente o latente. Los modelos mediáticos ofrecen conductas para canalizar o hacer patente lo que ya estaba en la mente o en el sentimiento. Operan a manera de enseñar el “modo” cómo debe expresarse el estímulo subyacente. Alteración del proceso de aprendizaje Cualquier forma de alteración del proceso de aprendizaje es lo que se conoce vulgarmente, como “problemas de aprendizaje”. Los mecanismos del proceso de aprendizaje pueden ser dañados o viciados a diferentes niveles: ⇒ Alteración de los sentidos: esto puede ocurrir en sordomudos o en ciegos ⇒ Déficit mental congénito o adquirido: ocurre cuando un niño nace con algunos defectos mentales o bien pueden ser ocasionados por infecciones, traumatismos u otras enfermedades o adicciones ⇒ Dificultad de las operaciones mentales: generalmente se manifiestan cuando hay problemas que exigen condicionar una facultad mental determinada como es la que se aplica para operaciones matemáticas, aprendizaje de la lectura y escritura (dislexia). En la mayoría de casos, se deben a problemas de maduración con retrasos o interrupciones del desarrollo sensoriomotor, el desarrollo perceptual y el integrativo. Esta inmadurez se traduce como deficiencias en la discriminación de las sensaciones (generalmente sonidos o colores) alteraciones visuales que afectan la integración, alteraciones de la memoria o defectos en la formación de símbolos; recepción, comprensión y expresión del lenguaje, etc. ⇒ Factores ambientales: desnutrición, intoxicaciones por ingerir aguas contaminadas con metales (arsénico, plomo, etc.) procesos infecciosos crónicos, problemas en la interacción de madre e hijo, entorno de bajo nivel cultural como ocurre en los barrios marginales, otras influencias ambientales ⇒ Influencia familiar: los problemas de familia influyen en el estado de ánimo y pueden traer problemas de atención (déficit de atención, hiperquinesia) retraimiento, depresión y otros cuadros que alteran el proceso de memorización ⇒ Falta de corrección de alteraciones emocionales: ocurre cuando en un niño nadie se preocupa por conocer a qué se deben sus fallas de aprendizaje y esto ocasiona lo 297 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR que se ha dado en llamar trastorno específico del aprendizaje no diagnosticado. El niño puede arrastrar sus incapacidades durante todo un período escolar (jardín, primario o secundario) y esto le produce, además del trastorno de aprendizaje, una disminución de su autoimagen, autoestima y trastornos de conducta, ya que para protegerse de las críticas de maestros, familiares y compañeros, puede aprender a simular o disimular sus defectos con conductas agresivas o adquiriendo algunas “mañas” (aprenden a copiar, se hacen hacer sus tareas escolares por otros, desarrollan un discurso incoherente pero verborrágico - tipo Cantinflas - en el que dicen mucho sin decir nada). Todo lo que hemos explicado nos lleva a concluir que en el aprendizaje, además de factores biológicos y fisiológicos que intervienen en el proceso natural del mismo, también influyen aspectos emocionales y la interacción con la familia y el medio. Estos factores se manifiestan cuando un niño ingresa a un establecimiento escolar y comienza a desarrollar las relaciones sociales propias del ambiente: maestros y compañeros, separación temporal de su hogar y del apego a sus padres. Pueden aparecer “de inmediato” o irse manifestando paulatinamente, a medida que transcurre el proceso escolar, de forma tal que se evidencian bajo cualquier circunstancia del desarrollo escolar (ocasiones distintas, momentos críticos). Los padres muy descuidados o negligentes o los “superexigentes” determinan distintas expectativas y demandas sobre los hijos y esto altera la conducta escolar. Por otro lado, las crisis de edad propias del niño que pasa de la primera a la segunda infancia y luego a la adolescencia también influyen en el desempeño académico. Estas crisis etarias pueden ocasionar trastornos de identidad, de conducta antisocial (aislamiento) y de dispersión o depresión, situaciones en las cuales el aprendizaje pasa a ser muy secundario. Finalmente, debemos destacar que los trastornos de aprendizaje, asimismo, pueden deberse a fallas del sistema de educación, lo cual es muy frecuente cuando se cambian permanentemente los esquemas y métodos educativos o se reestructuran los planes de estudios (agregando o quitando años del curso). Actualmente la crisis educativa, como parte de la crisis espiritual que afecta a la sociedad, ha dañado tanto a los alumnos como a los profesores, a los hijos como a los padres y esto ha provocado un déficit de aprendizaje muy grande, tanto en las costumbres como en la instrucción y en el desarrollo de facultades intelectuales. No sólo hay carencia de una educación cultural sino que hay fallas de dicción y comprensión de la lectura y abandono del hábito de leer. Los factores económicos no ayudan para la adquisición de libros o revistas instructivas y todo esto contribuye a una decadencia, no sólo del aprendizaje, sino, de todo el sistema social. Un problema bien planteado, es un problema solucionado. Este aforismo nos lleva a que la corrección de los trastornos del aprendizaje hace a lo más fundamental al conocimiento de los mismos. Para adquirir ese conocimiento es necesario e ineludible un diagnóstico temprano y oportuno (diagnóstico precoz) de factores distorsivos, el cual debe ser, lógicamente, individual e integral. 298 Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR Esta conducta involucra abarcar todas las áreas alteradas, a conocerlas y corregirlas, evitando los desvíos que proponen cursos alternativos o de presunta regularización, pero que no van al fondo de la cuestión. Teoría Vigotsky 233 de la “zona de desarrollo próximo” Esta teoría se desarrolla con la oposición al concepto que sostiene que el aprendizaje sigue al desarrollo y que para que una persona aprenda algo, debe estar ya preparado para ello. Según lo supuesto en esta concepción, el docente o investigador deberá averiguar cuál es el momento en que el individuo tiene ya instalada una capacidad para aprender una actividad determinada. Contrariamente, la teoría Vigotsky analiza la relación entre aprendizaje y desarrollo desde una perspectiva interaccional porque postula