la mente superior - trabajos dr. antonio paolasso

Transcripción

la mente superior - trabajos dr. antonio paolasso
LA MENTE SUPERIOR
HOLÍSTICA SOBRE MENTE HUMANA Y ACTOS MENTALES
Antonio Paolasso
INTRODUCCIÓN
S
e sabe que el hombre tiene diversos modos de ser, lo que hace que cada persona posea
un sello individual que la diferencia de todo otro ser humano. Pero lo que
genéricamente distingue a todos los hombres por igual, en relación a otros entes, es la
posesión de la inteligencia y de una vida afectiva e intelectiva. Estos elementos conforman la
esencia del hombre que lo eleva por encima de cualquier otro ser del Universo hasta ahora
conocido. En la escala de seres vivientes terrestres, por la dominancia de su esencia traducida por su
espíritu, ningún otro ente vivo puede alcanzar y sobrepasar la evidente superioridad del hombre,
ejercida a través de su mente y otras facultades sensibles. No obstante, no todos los hombres viven
en la dignidad plena de ejercer esa condición excepcional de la espiritualidad, sino que en la
realidad parece más habitual que el hombre se aleje de su condición de inteligente y se acerque más
a la escala animal de los irracionales. El desarrollo de bajos instintos, el abandono del ejercicio
intelectual elevado y educado, el desprecio por una vida de calidad excelente, ha derruido toda su
grandeza para degradarlo a un nivel más inferior que el de las bestias.1 El desprecio por su vida y la
ajena oficia como si siquiera vivir solo, o no vivir. Y si recordamos, Aristóteles ya predijo que el
hombre que intenta existir en la soledad o es Dios o es bestia. No se equivocó el sabio griego. Tanto
el santo que se eleva espiritualmente y abandona el mundo, sin llegar a ser Dios pero encontrándose
cerca de él, como el abyecto que abjura de su condición humana para conducirse peor que una
bestia, cumplen la máxima aristoteliana. No es un secreto que la humanidad siempre pareció
dividirse en grupos bien definidos: los hombres que eligen el camino de la verdad y la libertad y su
perfección humana y los que eligen perder el status de inteligentes para ubicarse en diferentes
escalas: el abandonado a sí mismo en lo social y personal, el que vegeta ritualmente sin manifestar
nada creativo, el psicópata que se droga, se vuelca a la delincuencia para violar, asesinar y dañar de
todas formas, el vil que hace de la guerra y el terrorismo su modus vivendi, el corrupto que usando
el poder político o el de la fuerza destruye política, social o econonómicamente a un pueblo o
nación mediante la apropiación indebida de la riqueza o el despotismo o el genocidio impulsado por
extremismos religiosos o ideológicos.
He encasillado en modo grosero a los que más sobresalen por el daño que causan a sí y a
otros, pero la lista de hombres depravados o degradados por distintas situaciones, es mucho mas
larga. Sin embargo, no me interesa detallar las formas inauténticas del ser humano. Sólo las destaco
1
A las bestias le es connatural ser tales, pero en el hombre la bestialidad es una degradación que lo coloca por
debajo de las bestias propiamente dichas
2
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
fugazmente para mostrar cómo puede desviarse del camino que le corresponde a un ser inteligente y
llegar a funcionar como un ente despreciable y desprovisto de toda cualidad racional. Precisamente,
la intención de este trabajo es reflexionar sobre la posibilidad, un tanto utópica, de que el hombre
comprenda qué es y cómo debe entenderse a sí mismo para ubicarse en el plano lógico y real en que
la naturaleza (o Dios) lo colocó. A mi entender, el ser humano no debería jamás perder su condición
de tal, pues el don que posee como ser espiritual lleno de inteligencia, afecto y voluntad, lo
transforma en un ente excepcional en el contexto del mundo y universo en que le toca vivir. Creo
que fue dotado de una excepcionalidad única, pero no se le dio en forma espontánea el don de
comenzar a vivir según su privilegiada esencia. No le es inherente automáticamente cuando nace,
saber cómo debe conducirse en perfecta armonía con su cualidad de ser viviente superior a otros.
Quizá esta circunstancia sea el eje que le lleva a amoldarse a las circunstancias que le rodean, a
copiar lo que culturalmente le impone la sociedad o a dar riendas sueltas a una vida instintiva
irracional bestial.
No intentaré explicar cómo y por qué el hombre se desvía de su verdadera naturaleza. No
me incumbe y no sé realmente las causas por más que se haya escrito mucho sobre la cuestión. Pero
presiento que si alguien se esfuerza por no perder el don de la racionalidad, no sólo encontrará la
senda más correcta y acorde con desarrollar lo qué es y perfeccionarlo al máximo. Este esfuerzo
presupone, además de entender que se es inteligente y espiritual, proponerse alcanzar la madurez
de una vida conformada por las cosas auténticas, aquellas que le impulsan a alcanzar el estado
de perfección de ente viviente inteligente. Esta máxima sí la puedo enunciar y jugarme por ella
porque no la he extraído de ningún libro ni doctrina, sino que empíricamente la he construido con
mi experiencia personal. Luego, el hombre para ser tal, básicamente deberá tener control sobre sí, y
el deseo vehemente de educarse para elevar su mente al nivel que le es propio. Ese estado es lo que
se ha llamado mente superior. La mente superior implica que cualquiera sea el estrato social, forma
de vida que se tenga o la elección de una actividad intelectual que opte por las ciencias, las artes, la
filosofía o la religión, siempre subyacerá el hombre educado y maduro que lima todo lo que le
aparta de la condición perfeccionada de su humanidad. A pesar de los anhelos de explicar y
entender qué es la mente superior, los preocupados por ellos no alcanzaron a abarcar todos los
aspectos posibles de la esencia de dicha mente.
Los grandes maestros como Buda y Cristo directamente dieron normas prácticas para
desarrollar la perfección personal como ser humano. Buda especificó lo que hoy se considera como
mente inferior a la “práctica habitual de aquellas cosas cuyo atractivo depende de las pasiones y
especialmente de la sensualidad, una manera baja de buscar la propia satisfacción, la cual no tiene
valor ni provecho”. Por mente superior entiende al “camino que abre los ojos y que da inteligencia
que guía a la paz de la mente y a la sabiduría superior o a la plena iluminación”. El Dalai Lama
considera a la mente superior como la mente que maneja el hombre superior como ser superior
(arya).2 Ese ser superior tiene una mente superior basada en una sabiduría muy especial que llaman
“realidad última” (vacío). Esa sabiduría depende de una extrema meditación sobre la naturaleza real
de las cosas, las que son independientes de toda interpretación humana, es decir, las cosas en sí
2
El término ario aplicado a los antiguos pueblos de agricultores y pastores de ganados que asentaban
principalmente en la llamada región indoaria (India) se refería a gente pacífica que habían aprendido a vivir
mundanamente cultivando la tierra y el ganado pero que también habían alcanzado una vida espiritual
superior en lo religioso. Recordemos que Buda precedió a otros maestros espirituales de la humanidad. En
ningún momento debe interpretarse en este trabajo al término ario en el sentido del nazismo alemán.
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mismas, lo que las cosas “son” (concepto de la verdad occidental). La sabiduría de la mente
superior arya combina la calma mental y la visión superior. La calma mental es una virtud
alcanzada por una meditación concentrada que evita que la mente fluctúe libremente. Es una mente
inconmovible que alcanza su iluminación y trascendencia, sin ser perturbada por dudas o
pensamiento relativos, pues la sabiduría le permite conocer lo que las cosas son y esto le da una
firmeza sólida por una certeza incontrovertible. Una vez que se alcanza la omnisciencia auténtica, la
mente deja de fluctuar y de dudar. Las cosas son vistas con una visión trascendente o visión
superior. Luego, la calma mental y la visión superior son las dos características de la mente
superior.
La calma mental a través de la meditación concentrada y trascendente permite suprimir el
sufrimiento que en la concepción oriental es lo que empuja a la mente inferior. El sufrimiento es la
posesión de emociones negativas, destructivas, aflictivas. El sufrimiento es la oscuridad. Sólo la
calma mental con la meditación trascendente borra la oscuridad y elimina temporalmente las
emociones aflictivas y las ilusiones (la visión de lo que las cosas parecen ser pero no son). La
meditación trascendente suprime a las emociones superficialmente pero no a su latencia profunda.
Por eso, además de la calma mental de la meditación trascendente, es necesaria la visión superior de
la sabiduría, la que traerá la luz completa (iluminación) y erradicará definitivamente la latencia de
las emociones aflictivas. La mente superior es la que llega a conocer la esencia de las cosas y
suprime y libera al hombre del sufrimiento y las ilusiones.
Los filósofos apelaron a racionalidades abstractas metafísicas para explicar la razón como el
elemento primordial de la esencia humana y cuáles eran los valores y las virtudes afines a la
autenticidad del hombre. Los religiosos y místicos intentaron mediante el valor de la religión y la
asistencia divina alcanzar el estado de gracia o santidad equivalente al de la mente superior y otros
estados similares, por intermedio de disciplinas de control de la mente y el cuerpo. En verdad, esto
ayudó mucho a comprender y alcanzar conductas afines con esa mente, pero no todas las prácticas
abarcaron la cuestión desde varios puntos de vista.
La ciencia, especialmente biológica y neurociencias, apoyadas en la biofísica y la
bioquímica y aparatología de alta tecnología avanzaron sobre fenómenos que van más allá de lo
meramente material, pero tampoco lograron unificar criterios de conclusiones afines sino que llegan
a una disparidad de conceptos que más que iluminar, confunden a quienes arriban a esos
conocimientos.
Muchos filósofos, apoyados aparentemente en principios y teorías científicas, intentan
“demostrar” determinados criterios sobre la mente humana, principalmente en lo relativo a la
espiritualidad. Citando los trabajos de las neurociencias, fundamentados en el uso del SPECT,3
concluyen que todos los fenómenos considerados espirituales, incluyendo el alma y el espíritu, son
meras funciones o creaciones del cerebro humano. Toda idea o pensamiento del hombre también es
una creación puramente cerebral. Así, el cerebro humano es el órgano milagroso que da,
exclusivamente, la inteligencia y todas las facultades mentales humanas. Analizaré en este trabajo,
3
Este método de tecnología de imágenes se denomina SPECT (sigla inglesa donde S = escaneo; P =
positrones; E = emisión, C = computarizado; T = tomográfico) y se puede traducir como escaneo tomográfico
computarizado por emisión de positrones. Es un método superior a la RMN y se hace en base a sustancias
radiactivas y las imágenes recogidas se procesan por computadora.
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en parte, tales teorías, a las cuales desde ya considera como especulativas por los grandes “baches”
que presentan. Si estas teorías fueran verdaderas, todos los hombres, que tienen el mismo cerebro
anatómicamente hablando (no me refiero al peso u otros detalles de la macroanatomía, sino a la
estructura tisular microscópica y a los mecanismos neurofisicobioquímicos que tal órgano posee.
Salvando a aquellos que poseen anomalías anatomofuncionales, en general, todos los hombres
poseen el mismo tipo de cerebro. Este principio anatomofuncional acuñado por las ciencias
biológicas y médicas (neurociencias) evita caer en el equívoco grosero de que cada hombre en
particular, tendría una masa orgánica también de exclusividad individual. Tal aserto no está probado
por ninguna ciencia.
Ergo, si todos los hombres normales posee el mismo tipo de cerebro, ¿a qué se debe que
dicho cerebro produzca ideas y sentimientos distintos para cada hombre en particular? La teoría
especulativa, no probada, que es el cerebro la fuente del alma, del espíritu y de toda clase de ideas,
tanto creativas, como filosóficas, científicas, religiosas, etc., queda a la deriva frente a la sólida y
lógica razón de que un mismo cerebro no puede dar frutos distintos y contradictorios, es decir, no
puede crear almas, espíritus, ideas y creencias diversas y equívocas. De aceptar esto, daríamos la
razón al salvaje relativismo posmodernista, tras el cual se escuda esta teoría, de que no existe la
verdad en sí, sino sólo fenómenos parcialmente veraces. Sin embargo, tal relativismo es tan
relativista que se incluye a sí mismo dentro de toda duda relativa. Sabemos positivamente que todo
lo que es blanco no es negro (a menos que se tenga una visión distorsionada de los colores) y lo que
es alto no es bajo (a menos que se ignore el concepto de dimensiones). Apelo a ejemplos muy
gruesos para indicar, entonces, que no todo es relativo sino que hay cosas absolutas en sí, siempre
hablando en el terreno objetivo. Es muy difícil concebir una nieve de un color que no sea blanco, de
un agua pura que no sea transparente, de un sol despejado que no sea luminoso y dé calor. Con esto
quiero expresar que las cosas fundamentales de la vida tienen una misma naturaleza y no es posible
concebir en ellas naturalezas equívocas o contradictorias. El objeto, los entes y el hombre mismo,
son fenómenos concretos. Las ideas sobre ellos son fenómenos subjetivos. Pero cuando el hombre
apela y confirma la universalidad de un concepto subjetivo, éste deja de ser relativo para
transformarse en algo de mayor certeza y no pasible de interpretaciones opuestas. Pero lo
interesante es que no solo yo he pensado lo que acabo de decir. Chopra confirma mis ideas: “La
única manera de satisfacer el anhelo más profundo es encontrando nuestras dimensiones ocultas.
Cabría esperar que este anhelo de conocimiento hubiera desaparecido con el nacimiento de la
ciencia, pero en realidad se ha fortalecido. No hay más ‘hechos’ por descubrir sobre las
dimensiones ocultas de la vida. Es ocioso analizar más tomografías de pacientes durante
‘experiencias cercanas a la muerte’ o resonancias magnéticas de yoguis en meditación profunda.
Esa fase de experimentación ha cumplido su cometido, sabemos que adonde vaya la conciencia,
allá irá el cerebro. Las neuronas son capaces de registrar las experiencias espirituales más
elevadas”.4
Estos hechos sucintos son los que me impulsan a buscar una idea holística del concepto
mente humana y para ello debo apelar tanto a lo religioso como a lo místico, lo científico y lo
metafísico filosófico. Sólo la integración de todo el conocimiento humano sobre el tema permite
una mejor perspectiva para englobar y comprender qué es la mente humana y de ahí partir para
acercarnos a un conocimiento mejor de lo que se debe entender por mente superior. Ésta es la
síntesis del contenido e intención de este escrito.
4
Deepak Chopra – EL LIBRO DE LOS SECRETOS, Sudamericana, Argentina, 2012.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
5
I
LA MENTE HUMANA
En busca del concepto mente: mente y cerebro
H
e intentado por todos los medios encontrar un texto que en forma clara y concisa
me explicara qué es la mente y los actos mentales. Me formulé esta inquietud
partiendo de una razón sencilla: todo el poder del hombre como tal, reside en su
mente. Pero he aquí que esta palabra usada para caracterizar al fenómeno más deslumbrante de la
naturaleza (o la creación, según las creencias) está rodeada, como muchas otras, de significados
diversos y, en alguna medida, hasta contradictorios. La primera sorpresa que recibí fue que la
mente, como tal, no está perfectamente delimitada ni por filosofía ni por la psicología. Los últimos
tratados de la mente se preocupan principalmente por la anatomía y la fisiología del cerebro y se
habla más de “funciones cerebrales” que de “funciones mentales”. Yo no tengo ninguna duda de
que el cerebro es el órgano en donde residen las “funciones mentales”. Pero las “funciones
cerebrales” son muchos más amplias que las funciones mentales, puesto que abarcan a éstas y
también a otras funciones orgánicas de las cuales depende, esencialmente, la vida. Ni el corazón, ni
el hígado, ni el riñón, ni ninguno de los otros “órganos vitales” funcionarían sin el cerebro. Todo
ocurre de tal modo, que estoy a punto de caer en la tentación de afirmar, sin más, que el cerebro es
el “órgano central de la vida”. Con este simplismo intentaría poner fin a tanta polémica y
preocupación entre funciones cerebrales y funciones vitales. No obstante, se impone diferenciar lo
que es pura organicidad (funciones vitales), de lo que delimita las llamadas “funciones mentales”.
Un hombre en coma sigue respirando y su corazón latiendo, trabaja su hígado y su riñón, etc., pero
su cerebro está obnubilado. Este simple fenómeno marca, sin dudas, la diferencia entre funciones
vitales y funciones mentales ejercidas por el cerebro.
En este aspecto, Robert White5 sostiene que el cerebro es la sede del alma mientras que el
resto del cuerpo es sólo el apoyo vital del cerebro. Afirma que “el cerebro es el origen del arte, de
la música. Buscamos a Dios con el cerebro”. Su principal opositor a las investigaciones de
trasplante de cerebro, el Dr. Arthur Caplan,6 refuta los conceptos de White diciendo: “¡Ridículo!
Aunque el órgano más importante es el cerebro, no se le puede aislar y decir ‘he aquí la esencia
humana’”. En el calor de la controversia entre ciencia y bioética, ambos científicos mezclan
conceptos que no son del patrimonio de la ciencia biológica y que están creando falsos dilemas a los
fisiologistas que intentan a través de la anatomía y fisiología del cuerpo humano, explicar los
fenómenos vitales y espirituales. Esto les trae lógicas confusiones.
La esencia humana no sólo está en el alma, en el espíritu o en el cuerpo. Todo eso
constituye la esencia humana. Una cabeza sola sin cuerpo, aunque pudiese estar viva y pensar (e
incluso admitir la casi utopía de que pueda comunicarse eficazmente como un hombre completo),
5
Investigador norteamericano, del Laboratorio de Investigación del Cerebro, del Hospital General
Metropolitano de Cleveland, que investiga el trasplante del cerebro. Es católico y es miembro de la Academia
Pontificia de ciencias con sede en el Vaticano.
6
Director del Centro de Bioética de la Universidad de Pensilvana.
6
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nunca constituirá un hombre cabal, sino la expresión de una parte de un hombre. Para ser un
hombre total deben estar presentes todos los elementos que lo constituyen. Pero uno de los modos
de ser de la esencia del hombre, que es la inteligencia, aunque puede decirse que se expresa a través
del cerebro, de ningún modo esto significa que el cerebro es la esencia del hombre. Es un órgano
más, que también es patrimonio de otros animales. White, incluso, en el paroxismo de su
entusiasmo llegó a afirmar que cerebro y alma son una sola cosa. Grave conclusión por el error
conceptual que encierra sobre el significado del alma. El alma “anima” todas las células del cuerpo,
no sólo el cerebro. Es una fuerza energética (energía vital) que está en la célula y desde allí
gobierna todo el organismo, incluyendo al cerebro. Tan vital es el cerebro como el corazón o los
pulmones. Sin ellos no hay vida, sin vida no hay alma. Luego, el alma está presente en todo el
organismo como manifestación de la vida (manifestación patente de la vida). Tan inmensamente
influye en cerebro, corazón, estómago e hígado, que los primeros investigadores de la mente y el
cuerpo llegaron a pensar que tanto el corazón como otros órganos, eran la sede de sentimientos. No
supieron distinguir que los sentimientos impactan sobre la fisiología de esos órganos, pero ninguno
de ellos origina sentimientos. Luego veremos en detalle qué significa en sí la palabra “alma”. Si
White quiso decir que el cerebro es el órgano del ser del hombre, eligió mal la palabra “alma” que
lingüísticamente no significa “ser”. Tampoco significa (totalmente) espíritu y, mucho menos,
mente. Si bien hay una tendencia generalizada, incluso por parte de la Real Academia Española a
emplear indistintamente la palabra alma, espíritu y mente, veremos luego que no es así. De ahí que,
en general, las ciencias, incluyendo a la filosofía, la psicología y otras ciencias espirituales, no
puedan dar definiciones abarcadoras y totalizadoras7 del fenómeno mente humana. James8 afirma
confusamente que “Tanto el cerebro como la mente se componen de elementos simples sensitivos y
motores”. Esto nace de una concepción fisiologista que es la que predomina en todos los estudiosos
de la mente, asociando el cerebro a la esencia de la mente. Es obvio que lo sensitivo como lo motor,
en términos fisiológicos de función de los nervios, depende exclusivamente del cerebro. La mente
puede influir sobre estas funciones cerebrales, pero no son de su incumbencia directa. Lo sensitivo,
referido a la sensibilidad neurológica, es función del cerebro. Lo sensitivo, referido a la vida
afectiva o emocional, es función de la mente. La acción cerebro-mente es un camino de doble vía,
donde la mente influye en el cerebro y viceversa. Cuando enferma el cerebro, enferma la mente e
inversamente: toda disfunción mental influye en las funciones cerebrales. Mas, de ninguna manera
significa que la mente tenga funciones sensitivas y motoras, de orden neurológico, iguales que el
cerebro. Esto es así, porque en el fondo de la cuestión, la mente termina siendo una función más del
cerebro, conectada con las otras funciones fisiológicas no espirituales.
Pero creo que la cuestión fundamental de mi preocupación no es el cerebro en sí, puesto que
éste es sólo el instrumento idóneo para que se manifieste la mente. Pienso que no debemos
confundir instrumento con función. Quien observe una azada por primera vez, casi seguro que no
tendrá una mayor idea de lo que es la función que presta hasta que no la usa o la ve usar. También
es obvio que los servicios que presta una azada nada tienen que ver con el metal y la madera con
que está construida, dado que sólo son elementos de sostén. Hago esta aclaración, a modo de
ejemplo grosero, para entender mejor la aseveración anterior (sobre que el cerebro es sólo un
instrumento o elemento anatómico de sostén de la mente), porque creo y entiendo que la mente
humana, como función, es mucho más que el cerebro. Pensar que el cerebro es el origen de la mente
7
Este concepto de abarcar en forma total es la base de la holística que proponemos como título de nuestro
trabajo
8
James, William – COMPENDIO DE PSICOLOGÍA, Editorial Emecé, Bs. As. 1947
7
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es tan ingenuo como aceptar que la mente ha creado el cerebro. Estos extremismos del pensamiento,
nos ayudan a ubicarnos en nuestro método reflexivo, para evitarlos. La armonía entre nuestros
pensamientos y la búsqueda de significado de los conceptos encerrados en las palabras, dependerá
de la prudencia en aceptar denotaciones o connotaciones o darle carácter de absoluto a las mismas.
En suma: todo lo relativo a mente y cerebro termina, en alguna medida, siendo un problema
semántico o lingüístico cuando se trata de explicarlos.
La mente como modelo informático
La teoría práctica
En el concepto de John McCarthy9 sobre la inteligencia artificial hay que recordar que
todo aparato tecnológico inteligente es obra de la inteligencia humana y de ninguna manera
puede concebirse que haya una inteligencia en el aparato que puede igualar o superar a la
inteligencia humana. La suma del saber y las posibilidades mecánicas de utilizar ese saber con
más eficiencia que la que puede obtenerse de un mecanismo intelectual natural no dan carácter
de superior. Simplemente un aparato no tiene las limitaciones naturales del órgano humano y
eso lo hace más eficiente, pero nunca más “inteligente”.
9
Como elemento que le dé autonomía, de forma tal que pueda prescindir del manejo humano y se maneje a sí
misma. Hasta que este “espíritu artificial” no aparezca, la “inteligencia artificial” seguirá siendo una creación
humana dependiente del hombre para lograr algún fin u operación. De igual modo, la informática y los
ordenadores o computadores, hasta el presente, dependerán de un operador humano.
8
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
En los programas informáticos hay un resumen de muchos tipos de inteligencia que cada
investigador aporta en la elaboración de dichos programas y esto hace que esos programas sean
formidables para la resolución de complejos problemas, generalmente, de naturaleza técnica, ya que
difícilmente un programa informático pueda crear un sistema filosófico, al menos en las actuales
circunstancias. No obstante, la inteligencia artificial es un arma creada por el hombre (obra creativa)
que a su vez se transforma en un instrumento de creatividad, pues las posibilidades operacionales de
la inteligencia artificial dan al hombre una herramienta formidable para cooperar con su creatividad.
Nos valdremos hoy de la inteligencia artificial para poder lograr una idea más cercana de lo que es
todo el mecanismo de la mente. Como antes lo expresamos, no hay duda que en la inteligencia
artificial electrónica como la que da lugar a una computadora u ordenador, es un fiel reflejo de lo
que puede hacer la mente humana calcado en la habilidad de un aparato ordenador.
Esto lo sostuvo Rayner con firmeza y en tal sentido preguntaba irónicamente si no sería
primero la computadora que el cerebro. Textualmente, este autor escribe: “cuando se les pide que
describan como piensan que funciona el cerebro, responden inevitablemente ‘como una
computadora’. Si se estableciera una analogía, lo único que se puede decir es que el hombre
solamente ha logrado imitar algunas de las funciones de su propio cerebro al construir las
computadoras…Si decimos del encéfalo que ‘trabaja como una computadora’, no deberíamos
olvidar que también funciona como un laboratorio”’10
Nosotros sabemos que en la computadora hay un hardware y software. Que el hardware es
el aparato en sí, con todos los accesorios que el hombre le puede adicionar para simular a los
sentidos humanos y para reproducir en forma audiovisual los proyectos más increíbles. Esas
máquinas tecnológicas han adquirido tal perfección que ahora hacen posible casi todo lo que pueda
imaginar o crear la mente humana. Yo diría que el hombre ha tratado de llevar su cuerpo sensible al
hardware y su espíritu al software. El software, como es conocido, es el programa o conjunto de
programas que se introduce en los mecanismos del hardware para lograr el funcionamiento
impecable de todo el ordenador. Las partes más relevantes del ordenador o computadora son la
pantalla, el teclado, el mouse y los reproductores de disquete o de CD o el DVD, las cámaras y otros
elementos que hacen al funcionamiento de la computadora y que simulan los sentidos de la vista y
el oído.
Nuestro modelo informático de la mente va a consistir en remarcar el correlato que existe
entre la computadora, nuestro sistema nervioso y los actos mentales. Digamos que el disco duro es
el cerebro. El disco duro es un sostén maleable y dúctil en el cual yo puedo poner todo el software
que disponga o necesite. Esto funciona como una condición símil: el cerebro es maleable de
acuerdo a las funciones a las cuales se someta, el disco duro es dúctil según los programas que se le
graben. Entre el modelo del disco duro como cerebro y el modelo de los programas grabados en él
como mecanismo mental, ya tenemos dos ideas bien claras de cómo funciona el cerebro respecto a
la mente. El cerebro pone lo material, la infraestructura (hardware) que hace posible que se
materialice lo que está grabado en el programa que se le transfiere (software).
Pero el disco duro no puede expresarse sino tiene un procesador y otros accesorios, los
cuales le darán mayor eficiencia o mayor extensión de funciones y harán que las mismas sean
rápidas o lentas, registrables momentánea o definitivamente, etc.
10
C. Rayner – LA MENTE HUMANA, Editorial Hyspamérica, Barcelona, España, 1986
9
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Todo lo que el disco duro contiene en lo atinente a programación que en él se ha volcado o
dotado, no puede expresarse sin otro elemento de hardware como es la pantalla. La pantalla, obra
así, como el único medio o instrumento que hace posible aparecer, patentizar, hacer perceptible
todo lo que el disco duro contiene. Presentada de esta forma la pantalla de PC oficia del mismo
modo que lo hace la conciencia en el hombre. Sin la conciencia, no se expresa la mente.
Ya tenemos, entonces, algunos indicadores útiles para comprender el funcionamiento de la
mente humana, a través del ejemplo de la computadora:
1. Hardware de la mente: cerebro (equivale a disco duro), conciencia (equivale a
pantalla) sistema nervioso (equivale a los circuitos y redes de la computadora,
puertos, etc.)
2. Software de la mente: todo lo que el espíritu ha colocado en ella: inteligencia,
afectividad y voluntad. Este software equivale al tipo de programa informático que
se grabe en el disco duro (Linnus, Appel, Windows, etc.). Cada uno de estos
programas dotará a la computadora de mecanismos semejantes al intelecto en la
mente. Después, el operador de la computadora, usará esos programas a su vez,
para dotarlos de carpetas y archivos de operabilidad. El espíritu, a su vez, tiene las
carpetas del intelecto, de las sensaciones y de las voliciones. Cada carpeta
informática contendrá diferentes archivos, según las intenciones del dueño de la
computadora (en nuestro caso, el hombre como poseedor de su mente, pondrá en
sus carpetas mentales lo que también convenga a sus intereses o expectativas o
intenciones vitales). Cada carpeta tendrá un programa especial disponible, pero
éste no funciona sino es de acuerdo a la forma en que se ha programado el disco
duro. El programa central de computadora es lo que nosotros hemos comparado
con el intelecto de la mente humana, porque de alguna manera, veremos luego, si
bien el programa central de la computadora interactúa simultáneamente con los
otros archivos, quien sustenta todo el poder de ordenar: es el programa principal u
organizador primario (en el hombre, ese organizador primario es el espíritu).
Si hemos podido explicar más o menos en forma inteligible nuestra teoría informática del
sistema nervioso y mente en el hombre, ahora será más accesible comprender como funciona la
conciencia en relación con lo que se ha llamado inconsciencia o preconciencia y otros mecanismos
y actos mentales. Veamos ahora el paso siguiente.
Cuando yo enciendo la computadora, la pantalla comienza disciplinadamente a ordenar
todos los programas que yo tengo disponibles en forma inmediata y aparece lo que denominamos
“escritorio”. Esta pantalla encendida, cuando deja de instalar los programas de escritorio,
equivale a la conciencia humana en pleno estado de vigilia. Mientras está procesando la
instalación de todos los programas, no es una pantalla hábil para ninguna acción informática. Está
en proceso de activación, pero no puede todavía procesar otra función que no sea la de completar su
instalación. Esto es similar a los estados oníricos o de obnubilación que suele sufrir nuestra
conciencia cuando despertamos en los primeros segundos. Hay una fracción de tiempo, de
extensión variable, hasta que nos “despertamos” totalmente, esto es, dejamos de ordenar nuestra
10
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
conciencia para que quede completamente vigil. Recién, en el estado de vigilia plena, ya está
dispuesta la conciencia, con todos los programas inmediatos a usar.
El escritorio de la pantalla de la computadora, equivale a todos los programas que aparecen
en nuestra conciencia cuando despertamos. Allí está el programa que dice “salir o saltar de la
cama”, “asearse, ducharse, afeitarse, peinarse, lavarse la cara, etc.” “desayunar” “buscar el medio
para viajar” “realizar las tareas cotidianas”, etc. Nuestra conciencia despierta a través de la
voluntad (representada en este esquema por el mouse o el teclado), pone en marcha nuestros
músculos y así vamos cumpliendo. La voluntad es similar al ratón o mouse o el teclado de la
computadora porque es mediante ellos que logramos elegir y hacer funcionar cada programa
instalado y dispuesto activamente en la computadora. Sin teclado ni mouse es imposible hacer
poner en movimiento la programación, realizar una tarea, esto es, deliberar y decidir con la flecha o
el cursor lo que deseo hacer y en qué forma. Mientras en la pantalla aparece un programa activo
que es el que yo opero con teclado y/o mouse, de acuerdo al modo que necesito trabajar, los otros
programas también están activos y a la expectativa de ser usados según la intención del operador
(espíritu del hombre). Yo puedo abrir la herramienta archivo y ahí elijo la operación a realizar.
Con el cuadro o ventana de archivo abierta puede seleccionar abrir otro programa y el que
está funcionando queda inmediatamente “por debajo” o “por detrás” del otro, pero operando
simultáneamente. Si no deseo operar con dos o tres cosas, procedo ordenadamente a cerrar un
programa mientras abro otro. La ventaja de tener “en espera” varios programas activados a la vez en
la pantalla, es porque puede usar coordinadamente de ellos, de acuerdo a lo que necesite realizar.
Así puedo interactuar con ellos sacando algo de uno y poniéndolo en el otro, ya sea como recorte o
simplemente copiar, o puede activar uno u otro sucesivamente para leer. Cualquiera de estas
funciones que realice, la computadora va memorizando, o no, depende del tiempo de permanencia
del uso del programa y del agregado o sacado de su texto. Esta función de memorización rápida y
fugaz, yo la completo cuando activo el cuadro de “guardar” y lo paso a una memoria fija y
permanente. ¿No hay, en esto, similitud entre memoria de corto alcance, memoria fugaz y la
memoria de largo alcance de la mente?
El cursor o la flecha es la atención de la conciencia. Ella es la que selecciona donde la
pantalla va a activar un programa y de la forma que lo va a hacer. Donde yo coloco el cursor, desde
ahí en adelante la computadora comenzará a inscribir lo que yo le coloco. En ese instante, el
operador de la computadora equivale a la realidad que impacta a la máquina. La máquina “percibe”,
“registra”, la realidad que el operador le va imprimiendo con escritura, imagen o sonido. Todos los
programas, carpetas y archivos que la computadora “guarda”, “almacena” en el disco duro
constituyen la “memoria” de la máquina y equivale a la memoria humana. Esa memoria tiene
registrada o inscripta todos los procesos, mecanismos, habilidades o aptitudes, que son necesarias
para el correcto funcionamiento. Cuando se “prende” la computadora y se activa la pantalla, todos
esos programas, carpetas y archivos están ya en movimiento. Pero éste es un dinamismo latente,
oculto a la pantalla y por lo tanto no es percibido por esa pantalla ni por el operador. La
programación completa del software queda en “permanente disposición” para ser usada. Los
programas que contienen la computadora activa y que están ocultos pero dinámicos, son el
equivalente del inconsciente o inconsciencia en la mente humana. Mientras el hombre vive (está
“enchufado”) esos programas están ahí persistiendo del mismo modo que lo hace la computadora
enchufada o conectada al circuito eléctrico. Algunos de esos programas siguen trabajando, como el
11
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
almanaque y el reloj, aunque la pantalla esté desactivada, esto es, la computadora esté “apagada”.
Algo así como cuando el hombre queda en coma, en inconsciencia o en sueño profundo.
Pero al activar la computadora y poner en marcha un programa o archivo, la herramienta
“Abrir” me permite traer a la pantalla en forma inmediata un programa que está “disponible” a la
mano. “Abrir” es como la preconciencia o subconciencia que me permite poner en la conciencia
algo que está subyaciendo superficialmente. Cuando necesito recurrir a otros archivos activados
pero ocultos en la memoria, allí también uso la herramienta “Abrir” y tendré que esperar la
instalación de la ventana que me ofrece la herramienta para seleccionar (recordar) el archivo
necesitado y recién entonces lo traeré a la pantalla (conciencia). Esta herramienta (Abrir)
igualmente oficia como el proceso del recuerdo en el ser humano. De este modelo informático lo
que se debe rescatar como hecho sumamente destacable es que nos permite interpretar al
inconsciente del hombre como su memoria. La memoria no es un mero proceso de guardar datos
sino el inconsciente en sí mismo.
Por último, cuando se trabaja con dos o tres o más ventanas simultáneamente en la pantalla
es como operar con una actividad múltiple como cuando ocurre que estamos leyendo algo,
escuchando música de fondo y rodeado por la actividad del entorno, la cual nos impacta
secundariamente con cada estímulo que abre “ventanas fugaces” en la pantalla de nuestra
conciencia. Podríamos seguir enumerando más similitudes entre una computadora o inteligencia
artificial y nuestra mente humana. Pero estimo que con esto es suficiente.
Una mente clara y ordenada oficia como cuando se usa el desfragmentador para dejar
perfectamente alineados los programas, de forma tal que no haya vacíos entre uno y otro que hace
“lenta” la dinámica de la computadora. La mente ágil debe aprender a desfragmentar, es decir, no
tener ideas fragmentadas o pensamientos fragmentados, sino hilar todo en forma coherente. Cuando
la mente está fragmentada es cuando hay más lapsus mente y lapsus linguae: hay lagunas mentales
difíciles de cubrir y de expresar.
De igual modo, Ribeiro nos habla de un “virus mental” comparándolo con el “virus
informático” que descompagina todos los programas y ordenes posibles.11 Ribeiro considera que
existen “ideas contaminantes”. Así como un virus biológico penetra en la célula y toma el comando
genómico para autorreproducirse indefinidamente, así un virus informático cuando penetra en el
disco duro del ordenador, también “instruye el aparato de reproducción de éste para producir y
difundir copias de sí mismo” en detrimento de los programas previamente establecidos a los que
“mata” para usar ese espacio en su perpetuación. El virus mental como el informático se introduce
con ciertas ideas que actúan como los emails contaminados.
Esas ideas llegan a través de mensajes diversos y con formas múltiples, en texto y contexto
corto, o también extenso. Son portadores de “ideas buenas” o que se consideran buenas para otros,
pero la adopción de las mismas y su repetición, las hacen funcionar como perniciosas. Ocurre como
con la propaganda de una bebida alcohólica o del cigarrillo: son introducidos por asociación con
momentos agradables o actividades placenteras. Pero todos sabemos lo que ocurre con el tabaco y el
alcohol cuando su uso se generaliza y se publica. Así como el virus informático consume la energía
de la computadora, también las ideas contaminantes “gastan” la energía psíquica. No sólo se instala
11
Lair Ribeiro – INTELIGENCIA APLICADA, Editorial Planeta Prácticos, Buenos Aires, 2003
12
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
el desorden sino que se termina agotado. Entre los virus de la mente figuran las ideas relacionadas
con el dinero, el poder, determinados modas o usos, trastornos de identidad, etc.
Además, hay “material de información” que nos llega por los medios de comunicación
social que nos “distraen” para conocerlos, comentarlos y difundirlos pero que no tienen ningún
contenido útil en sí mismos ni son datos que puedan servirnos en alguna dimensión, salvo la
novedad de la noticia que atrae la atención. Merecen un comentario aparte, los virus que
contaminan la mente con las llamadas “ideas asesinas” que vienen de la mano del estrés crónico
como impulso homicida (el que mata al que hace ruido o se burla de él, etc.) como el abrazar ciertas
ideologías (terrorismo o extremismos religiosos), o ingresar a la delincuencia o entrar en el
“negocio de la guerra” (armas y creación de conflictos guerreros), o adoptar usos y modas que
implican el riesgo de muerte (droga, promiscuidad sexual, etc.). La mente, para ser útil como una
buena computadora, debe estar protegida de los virus y de la fragmentación. Debe saber manejar
todas las “herramientas” necesarias para prevenir tales males o erradicarlos una vez que se
padecen.
Podríamos terminar agregando que el “ánimo” humano oficia como cuando yo estoy
incursionando con el mouse sobre la pantalla, poniendo la “atención” de la flecha para elegir el
programa o acción que estoy dispuesto a iniciar. Ese preciso instante la pantalla (conciencia)
cuando está dispuesta para comenzar a “trabajar” en un archivo sería el equivalente del “ánimo” del
hombre. Mientras que el encuadre, la luminosidad y los otros factores reguladores del “fondo” de la
pantalla constituyen fondo o telón del ánimo conocido como el humor. Si la pantalla está
funcionando “rápido” (instala inmediatamente el archivo pedido) o está “lenta”, representa el
“estado del ánimo”.
Cuando la pantalla está simplemente encendida pero no es estimulada por el mouse o el
teclado, en otra palabras, no activa ningún programa, puede estar en estado de escritorio (conciencia
vigil pero expectante, con ánimo en quietud) o bien puede estar reflejando un archivo el cual se esté
observando, si es imagen, o leyendo si es un texto (contemplación).
Existen fenómenos del alma y del espíritu como las experiencias cercanas a la muerte, que
plantean hechos que dan vuelta totalmente los conceptos de conciencia y de percepción. Estos
fenómenos operan como si “estuvieran en el aire” y en algún momento especial se introducen en
nuestro cerebro y se expresan. Si seguimos nuestro “modelo informático” de la mente, todas estas
cosas no deben llamarnos la atención. ¿Acaso todo lo que contiene Internet está en nuestra PC?
Evidentemente, no. Pero al encender nuestra PC y conectarnos a Internet, todos los datos y
conocimientos que hay en ella pueden ser registrados en algún momento en nuestra computadora.
¿Es, o no, el “modelo informático” un buen ejemplo para los fenómenos inexplicados de
nuestra mente? Quizá la mayor contribución de la “inteligencia artificial” sea esa: poder remedar
muchos fenómenos que la ciencia aún no registra debidamente ni puede explicarlos
“científicamente”. Es probable que si se reuniese un experto en informática y un experto en mente
humana, se podrían encontrar más y mejores similitudes. Pero no hay dudas de que la inteligencia
artificial es el reflejo fiel de la inteligencia natural del hombre.
13
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Sólo le falta el espíritu,12 que es el que está en el operador de la inteligencia artificial, esto
es, el hombre mismo. Si alguna vez esa inteligencia artificial se puede liberar de su operador
estaremos ante una nueva creación que actúa como una forma de clonación de la inteligencia
humana. Mientras esto no suceda, la inteligencia artificial existe pero sólo es útil cuando actúa
como herramienta comandada por la inteligencia humana. Del hardware, en cuanto a organismo
físico humano, tenemos muchos conocimientos científicos y algunas teorías de origen y evolución.
Del software, en lo relativo a mente y espíritu del hombre, sólo poseemos muchas teorías
científicas, religiosas y filosóficas, pero muy poco conocimiento certero. Incluso no sabemos quien
el programador que lo diseñó.
La mente como misterio y sus “modos de ser” elementales
La mente humana, como el ser del hombre mismo, hasta este momento histórico, entra en la
categoría de misterio. Misterio, según la RAE, es “arcano o cosa secreta en cualquier religión.
Cosa inaccesible a la razón y que debe ser objeto de fe. Cualquier cosa arcana o muy recóndita
que no se puede comprender o explicar”. Esto significa que arrancamos ya con una cuestión harto
clara: de que misterio no es algo que pueda ser sometido totalmente a la razón y que muchas veces
debe recurrirse más a la fenomenología y a la fe, que a una posible explicación. Luego, enfrentamos
un aparente tremendo dilema: la mente humana no puede ser explicada, esencialmente, por la mente
humana. Pero esto no es óbice para que la mente humana sea captada y analizada por la mente
humana (sea comprendida). Quiere decir que, si bien la mente no puede explicarse a sí misma,
puede percibirse a sí misma como un fenómeno. Algo que está y existe. El único impedimento que
tiene es significarse a sí misma para poder definirse en palabras, para decir qué es en su naturaleza.
La denotación del diccionario de la palabra misterio, como casi todas las denotaciones del mismo,
carece de amplitud suficiente para abarcar todas las posibles acepciones del término y la semántica
más ajustada al verdadero significado de las palabras. En la cuestión mente, el misterio sólo se
refiere a que no puede ser abarcada por la razón (y que no puede ser explicada como esencia), en
forma total. Nada más.
Esta digresión es para evitar que haber involucrado a la mente con el concepto de misterio,
sobre todo dado por el diccionario, pueda llevar a creer que es cosa de fe, de religión o una cosa
secreta. No es ninguna cosa de esas, puesto que como fenómeno evidente escapa al misterio de las
cosas abstractas. La mente existe y es conocida y percibida perfectamente por el hombre como cosa
concreta. Su existencia es real y tangible.13 Lo que no se conoce es su esencia o ser. Acepto esta
valla básica de que la mente no puede abarcar a la mente, para no intentar llegar a la esencia de la
mente. Por lo tanto me circunscribiré a describir el fenómeno y toda mi labor será eso: una
descripción que me permite acercarme mejor a los modos de ser de esa mente. A la forma
fenoménica de cómo la mente se presenta.
12
Como elemento que le dé autonomía, de forma tal que pueda prescindir del manejo humano y se maneje a
sí misma. Hasta que este “espíritu artificial” no aparezca, la “inteligencia artificial” seguirá siendo una
creación humana dependiente del hombre para lograr algún fin u operación. De igual modo, la informática y
los ordenadores o computadores, hasta el presente, dependerán de un operador humano.
13
Tangible es usado acá no como algo que se puede tocar sino como algo “que se puede percibir de manera
precisa”
14
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
El primer fenómeno es que la actividad mental es patente porque que hay muchas
funciones que se manifiestan o aprecian pero que no están comprendidas dentro del conocimiento
científico. Sólo ubican en lo fenomenológico. Otra creencia es que al hablar de mente debo pensar
en una estrechísima relación con otros conceptos como psiquis, alma o espíritu. Pero debo evitar
otra tentación que es confundir o creer que mente, psiquis, alma y espíritu es lo mismo. Para evitar
peligrosos juegos semánticos que pueden llevarnos a una discusión bizantina, llena de adornos
retóricos pero sin ninguna materia o sustancia que beneficie a la verdad o a la aclaración ortodoxa
de conceptos, lo ideal es definir al fenómeno “tal cual”. Esto quiere decir que debemos quedarnos
en el terreno descriptivo. El segundo fenómeno es que la mente, en sí, es una manifestación
compleja que se identifica fundamentalmente con los mecanismos intelectivos, afectivos y
volitivos. Esto significa que abarca las denominadas “facultades mentales”, pero sin ser
esencialmente las mismas. Debe traducirse como que las facultades no son en sí la mente, sino
funciones de la misma que complementan a otras y que son verdaderos poderes mentales que se
manifiestan en forma imposible de sistematizar dentro de un método científico. El tercer fenómeno
es que la mente permite inspeccionar el exterior y el interior del hombre, mediante los actos
mentales de la extro e introspección. Finalmente, el cuarto fenómeno a considerar es que la mente
gobierna el cuerpo. Estos cuatros serían las formas principales y obvias de reconocer al fenómeno
de la mente y los actos mentales. Naturalmente hay más modos de ser de la mente, que los iremos
desentrañando en cada caso específico.
Mente y espíritu: sus relaciones con el alma
La mente puede ser considerada como la operadora del espíritu. El medio con que el
espíritu se manifiesta. La herramienta o instrumento espiritual. Por esto, no es posible pensar que
mente y espíritu es lo mismo. Y acá sí podemos admitir que mente y psiquis son sinónimas para
evitar toda disquisición semántica. Pero excluye al espíritu de esta sinonimia. La mente no es el
espíritu sino la forma con que éste se manifiesta o, mejor dicho e insistiendo, a través de la mente se
manifiesta el espíritu. De igual modo discerniremos, luego, la diferencia entre alma y espíritu,
usados equívocamente como sinónimos.
El espíritu es algo que básicamente no puede ser, tampoco, definido totalmente con
palabras. Como prueba de esto vayamos al Diccionario de la Real Academia Española (RAE) y ahí
encontramos la acepción de “alma racional” “don sobrenatural y gracia particular que Dios suele
dar a algunas criaturas” “vigor natural y virtud que alienta y fortifica el cuerpo para actuar”;
“ánimo, valor, aliento, brío, esfuerzo” “Vivacidad, ingenio”.14 Si acudimos a la definición de alma
encontramos que es “sustancia espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, que
informa al cuerpo humano y con él constituye la esencia del hombre”. En cuanto a la palabra
ánimo la RAE nos informa que etimológicamente deriva del griego anemos y significa soplo y lo
define como “alma o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana”. Sin mucha
profundidad, observamos que el diccionario da vueltas y vueltas y define a espíritu como alma o
ánimo, a alma como sustancia espiritual y a ánimo como alma o espíritu y ahí se cierra el ciclo de
denotaciones. Nos deja sin mayor aclaración puesto que usa las mismas palabras y no nos ilustra
principalmente.
14
Más adelante incluiremos el concepto de espíritu que nos da Bertrand Russell, en cuanto a que el espíritu
abarca las esferas intelectiva, afectiva y volitiva, esto es, la intelectualidad, la vida emocional y la voluntad.
15
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
De las denotaciones podemos rescatar dos cosas a los fines de llegar a una acepción que nos
informe mejor sobre qué es el espíritu. La primera figura o propuesta, es la de don sobrenatural y
gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas y a esto lo enlazamos con la etimología de
ánimo como soplo (de acuerdo al texto bíblico). La segunda figura sería lo referido a sustancia no
material que da vivacidad, vigor, brío o valor que permite al cuerpo actuar.
La primera figura nos lleva, sin dilaciones, al campo de la fe religiosa y a la aceptación de
la doctrina creacionista del hombre y en esa dimensión debemos remitirnos a la Biblia. Cuando
Dios creó al hombre, conforme al texto bíblico, lo hizo a su imagen y semejanza, y según el mito
tradicional de la forma en que Dios creó al hombre, fue modelando el barro al cual le insufló el
espíritu (en hebreo nefesh o nepech).15 Acá alma se consustancia con soplo o aliento (tanto por su
origen etimológico como por su esencia y sería la manifestación principal de la vida). Si estos
conceptos extractados de la Biblia y los mitos tradicionales se tomaran en forma literal, nos llevan a
la definición etimológica de entusiasmo. Etimológicamente entusiasmo viene del griego enthous
(endo) (latín intus) = dentro; y siasmo significaría Zeus o theos (dios) o sea que entusiasmo sería el
“dios que cada uno lleva dentro”. Al leer la definición que la Real Academia Española da de
entusiasmo, encontramos una acepción que dice “inspiración divina de los profetas” y luego
consigna otras acepciones como la de “inspiración fogosa y arrebatada del escritor o del artista, y
especialmente del poeta o del orador”. Siguiendo las acepciones propuestas por la RAE también
entusiasmo es “exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por cosa que lo admire o cautive”.
Finalmente es “adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño”. Esto nos muestra
las diferentes maneras de aceptar a la palabra entusiasmo. La acepción de espíritu no estaría lejos de
estos conceptos, ya que en algún modo, el hombre desde que fue creado le ha sido dado una parte
de ese espíritu divino, de ese dios que cada uno lleva dentro. Este concepto del “dios interior”
significa la luz interior que nos impulsa, que nos “enciende” a emprender una tarea cualquiera, no
sólo dándonos la creatividad interior o inspiración sino también la energía o exaltación o fogosidad
del ánimo necesaria para llevar a cabo lo que desde nuestro interior se nos propone para
favorecer una causa o empeño. Es la fuerza o motor de la “adhesión fervorosa” y de la
“inspiración fogosa y arrebatada” que cada uno de nosotros puede poner en una acción cualquiera
que se desarrolle. Esto último nos conduce a la parte denotativa que implicaba aquello de “vigor
natural y virtud que alienta y fortifica el cuerpo para actuar”. Pero si no nos mueve la fe en Dios,
esta acepción de espíritu no tendría validez para conformar una idea clara de su naturaleza.
Personalmente acepto el concepto de soplo divino, como el mejor para entender la naturaleza del
espíritu.
Otro inconveniente de la acepción antepuesta es que nos lleva directamente al dualismo de
cuerpo y alma, dado que diferencia al espíritu como el vigor o fuerza del cuerpo para actuar. Acá
debiera diferenciarse que:
1. lo que anima al cuerpo y a cada célula (vida) es el alma (principio de la bios para
el griego y de la vis para el latín) y
15
Un acercamiento a la idea de insuflación en hebreo es el ruaj que significa viento y que los griegos
tradujeron por anemos que es soplo en griego. Pero los latinos crearon el término animus como equivalente al
alma del hombre. En castellano, es la etimología de la palabra ánimo. Es como si la nefesh/nepech (o
merajefet, forma femenina que significaría empollar como sinónimo de maternidad) hebrea fuera, en el
concepto grecolatino, un sinónimo de espíritu o alma, con lo cual caeríamos nuevamente a la dualidad
16
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
2. el espíritu sería el vigor o fuerza del alma y la forma de manifestarse del alma en sí
(no como fuente, principio o causa de vida sino como la manifestación superior del
gen divino que cada hombre porta, es decir, manifestación de la esencia humana).
No opera en cada célula, sino únicamente en el cerebro (o sea, la célula neuronal)
Digamos, para mejor entenderlo, que el alma tiene en sí un ser que es pura energía (energía
que no se materializa) y ese ser es el espíritu, pero como entidad energética efectiva (energía que se
materializa),16 la función del alma es dar la vida y una vez realizada ésta y consumado el organismo
humano, se mostrará en acciones vitales signadas por actos mentales, como actividad espiritual o
actividad anímica superior. Separamos así lo que el alma es (energía pura) de lo que es su función
energética (generar vida). Este concepto hay que tomarlo con pinzas para analizarlo pues encierra
una gran sutileza que no es fruto de una mera especulación intelectual, sino algo lógico que surge de
conocer lo biológico (la energía que mueve moléculas materiales para engendrar el fenómeno vida)
y el fenómeno espiritual que es la energía que mueve la inteligencia, el afecto y la voluntad. Esta
idea de que la vida o alma es lo que moviliza las moléculas o materia ha llevado a algunos
pensadores como González Pecotche17 a postular que el alma es mera materia. Todo el conjunto
energético se patentiza como vida, pues sin vida no hay, no se da el fenómeno de la energía
biológica ni de la espiritual. De ahí la dificultad de entender el fenómeno alma/espíritu porque
constituyen un bloque indivisible (provienen de una misma entidad) que se da como dos
manifestaciones energéticas, inmateriales, iguales y distintas a la vez (iguales en la naturaleza,
distintas en las funciones) Si consideramos al hombre como una unidad indivisible (individualidad)
estas afirmaciones nos colocan en el dilema de aceptar la dualidad cuerpo y alma en abierta
contradicción con la creencia de la individualidad. Salvando este dilema, podemos aceptar lo que la
filosofía antropológica nos sugiere en el sentido de carnalidad espiritual18 (espíritu encarnado)
puesto que los dos fenómenos manifiestos (cuerpo y alma)19 están dados así, en una sola unidad, y
solamente se le admite en el análisis como dos cosas separadas. Pero no debemos perder de vista
que este sentido de compartimiento (compartimentalidad) es sólo a los efectos de la descripción
analítica. El fenómeno no se percibe como análisis (lo que separa las partes de un todo) sino como
síntesis (lo que integra todas las partes en un todo) y, en este sentido, lo que captamos es una
totalidad difícil de separar con los sentidos (vemos, oímos y palpamos el cuerpo pero no el alma).
Luego, si espíritu y alma se identifican en que uno es el instrumento del otro, concepto que
eliminaría a la confusión entre espíritu y alma, esta identificación funciona también como que
espíritu y alma constituyen un solo bloque indisoluble, cuya unión, también indisoluble con el
cuerpo, nos lleva a la conclusión de que hay un bloque indivisible, indisoluble entre cuerpo, alma y
espíritu. Todo englobado conforma la entidad hombre, constituido por materia y energía, pero de
forma tal que la materia sin energía pierde todo sentido y viceversa. Para que haya sentido tienen
16
Quizás la moderna teoría física de los hadrones y bosones definan mejor estos conceptos abstractos: la
subpartícula que no adquiere masa queda como energía pura (fotón), la subpartícula que adquiere masa pasa a
ser materia
17
Carlos Bernardo González Pecotche (RAUMSOL), pensador argentino creador de la corriente de
pensamiento que denominó logosofía
18
que nosotros preferimos llamar “carnoespíritu” para usar una sola palabra y no caer en el dualismo
lingüístico también
19
el concepto alma que acá utilizamos involucra al concepto de espíritu en el caso del hombre
17
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
que estar fusionados ambos: materia y energía. Y la energía se diferencia, así, de la materia a través
de sus funciones efectivas.
La segunda figura o propuesta, en lo relativo al origen del alma, es más aceptable para los
que no creen en la fe de Dios. Concibe al alma, y con ella al espíritu, como una energía especial,
como un brío o fuerza. Esto define mejor la naturaleza de alma y espíritu, en cuanto a su
constitución, pero no a su esencia. Lo define como algo inmaterial. Queda a mitad de concepto,
pues sólo hay una referencia parcial del fenómeno. Con todo esto, hemos llegado a la conclusión de
que no hay una definición o concepto general de espíritu que sea adoptado sin condiciones por
todos. Pero provisoriamente aceptaremos lo de “vigor natural y virtud que alienta y fortifica el
cuerpo para actuar, bajo la animación del alma” a fin de obviar algunas objeciones. Esto nos sirve
también para diferenciar a la mente, del espíritu.
Finalmente cabe la síntesis o resumen de estos conceptos:
1. alma o ánimo o ánima es la fuerza por la cual la vida se manifiesta en el cuerpo (la
vida en sí o principio vital), está en todas las células humanas,
2. espíritu es el instrumento del alma para manifestarse como tal (esencia del ser), se
manifiesta sólo a través de la neurona,
3. mente, cuyo sustento material es el cerebro, es el instrumento de manifestación del
espíritu.
Itero: el alma tiene dos formas de manifestarse: materialmente dando vida a las células e
inmaterialmente como energía pura o espíritu. La esencia del alma es energía pura, pero al formar
un organismo esa energía moviliza a la materia bajo el fenómeno vida. El concepto griego bios
concebía a la vida como una energía20 interminable, sin fin. Y al no conocer si tuvo principio,
pensaron que era, como la naturaleza, eterna. Sólo al formar un organismo concreto, este organismo
al reproducirse contribuía a mantener la perennidad de la vida, pero individualmente la energía en
particular de ese organismo, cesaba con la tanatos (la muerte). Luego, la naturaleza (y en especial la
vida como parte de esa naturaleza), era eterna como energía pura, pero al concretar la formación de
un organismo, cesaba la eternidad para caer en la temporalidad. Como no se conocía a una religión
monoteísta con un Dios como principio absoluto (concepto que introdujeron los hebreos y algunas
doctrinas orientales) se pensó que un organismo al morir liberaba esa energía vital la cual volvía a
reencarnarse en otro organismo (Platón). Los hebreos, y después el cristianismo, pensaron que esa
energía o alma, volvía al seno de lo Absoluto, es decir, a Dios. No perdía su individualidad ni se
reencarnaba en otra individualidad. Incluso, el catolicismo postula que volverá el alma al cuerpo en
un tiempo indefinido, lo que permitirá la resurrección de la persona o individuo. (Acá la
resurrección opera como la propia reencarnación personal o reencarnación en el mismo cuerpo).
20
La palabra energía tampoco es bien definida en su concepto aplicado a alma o vida. Debe ser entendida
como una fuerza (ergos) y, en este sentido, como aplicación de un poder para mover o hacer algo o realizar un
trabajo, en nuestro caso, el proceso vital. Luego, energía y fuerza son sustancias inmateriales que sólo se
perciben por las consecuencias que ocasionan su accionar. No pueden ser abarcadas por los sentidos, en sí
mismas. Como cosa inmaterial, en sí mismas, no pueden ser sometidas a estudios de ninguna especie por lo
que únicamente se conocen sus formas de manifestarse.
18
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Todos estos conceptos apuntan a una sola idea: la vida es una energía que fluye sin que
termine nunca su curso, es decir, es una energía infinita que tiende a multiplicarse perdiendo su
perennidad21 en forma temporal, pero conservando su eternidad mientras fluye libremente
formando seres vivos en forma incesante.
Hacia la definición de mente
En cuanto a mente, el eje central de este trabajo, retomamos el tema procediendo a buscar
las denotaciones 22 del término. Encontramos que la RAE dice: “Potencia intelectual del alma.
Designio, pensamiento, propósito, voluntad. Conjunto de las actividades o procesos psíquicos
conscientes e inconscientes.” En lo referido a potencia, ésta sería: “Capacidad para ejecutar una
cosa o producir un efecto. Cualquiera de las tres facultades del alma: entendimiento, voluntad y
memoria. Capacidad pasiva para recibir el acto, capacidad de llegar a ser”.
Estas definiciones nos ayudan ahora a poder adoptar una mejor definición de mente en el
sentido de que aparte de ser la “potencia intelectual, emocional y volitiva” impulsada por el
espíritu, está asociada a un conjunto de actividades y procesos psíquicos conscientes e
inconscientes y, además, es una capacidad para ejecutar cosas y producir efectos, lo cual
significa que tiene un propósito y que está ligada a la voluntad. Pero no sólo es una capacidad de
hacer en forma efectiva, sino también es una capacidad pasiva para recibir un acto o estar en
condiciones de hacerlo cuando corresponda. Es decir, la mente no solo funciona en forma activa
sino también en forma pasiva. Es el instrumento con que opera el espíritu. La acepción del
concepto “conjunto de las actividades o procesos psíquicos conscientes e inconscientes” está más
cerca de englobar las esferas intelectuales, volitivas y afectivas. Esto lo explica bien Rayner23
cuando afirma que la mente humana es el origen de actos y fantasías, ideas e ideologías, facultades
y sensaciones.24 Es un término abstracto y relativo. Esto significa que no hay un sustrato concreto
(como materia) que podamos llamar mente y siempre el contenido del significado de la palabra será
relativo, según la intención del análisis o el aspecto particular que de ella se quiera resaltar.
John Cohen25 busca la definición de mente en un rastreo etimológico e histórico. Asevera
que conocer más de un idioma ayuda a comprender que “hay cosas que se dicen o expresan mejor”
en un idioma que en otro. No obstante, cree que “todo lenguaje natural es un museo de palabras,
cada una de las cuales representa un depósito de las creencias o formas de pensar propias de las
gentes entre las cuales ese idioma llegó a ser lo que es”. Pero, admite que no se debe adoptar el
dogmatismo de pensar que todas las nociones o conocimientos que el hombre tiene de sí mismo y
del entorno o mundo que le rodea, son estrictamente configuradas por la lengua materna. Tampoco,
piensa este autor, haber dado a la palabra mente un uso común y generalizado, con esta sola
utilización se expresa la verdad de lo que la mente es. De ser así, caeríamos en un grave error,
puesto que la misma palabra (o palabras afines), en otros idiomas, manifiesta vínculos “muy
21
La eternidad griega se traduce en este caso como perennidad, cuyo significado es perpetuidad,
continuación incesable y se vuelve sinónimo de perdurable como cosa eterna, sin fin, que dura siempre
22
definiciones del diccionario
23
Rayner, C. – LA MENTE HUMANA, Ediciones Orbis S.A., Bs. As. 1985
24
No debemos perder de vista lo que hemos postulado, por lo que más que origen hay que hablar de medio de
expresión.
25
John Cohen – INTRODUCCIÓN A LA PSICOLOGÍA, Editorial Labor, Barcelona, 1968
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
19
complicados”. De esta manera, analiza las raíces indogermánicas que son men, mon, las cuales
significan “pensar”, “recordar”, “atender”. Tiene alguna similitud con el sánscrito manas y man que
es “pensar”. La raíz latina del término español mente, es mens, que significa “yo recuerdo” (del
mismo modo que memini), en cambio el término latino moneo es “yo aviso”. En las lenguas
anglosajonas existe el término gemyd (relacionado con el gótico gamunds) que significa “memoria”.
El alemán minne se traduce por “amor”, mientras que el inglés mind significa, indistintamente,
“espíritu”, “inteligencia”, “sentimiento”, “pensamiento”, “opinión”, “gusto”. Todas estas palabras,
en realidad, están describiendo “cualidades” o “facultades” de la mente como es pensar, atender,
memorizar, expresar sentimientos, recordar, opinar, manifestar inteligencia o expresar un gusto,
representar al espíritu. Pero, comparando la interpretación de la palabra mente que las lenguas
indoeuropeas, con otras lenguas ajenas a la tradición occidental, veríamos que mente (o sus
nombres alternativos, alma o psique) tiene interpretaciones distintas. Quizás, esto se deba a
influencias religiosas o las concepciones de los antiguos filósofos griegos en parte y por otro lado, a
los sistemas de pensamiento del Oriente arcaico. De este modo, en los filósofos griegos antiguos
hallaríamos, por lo menos, cinco fases empleadas para desarrollar la idea alma (usada como
sinónimo de mente o psique):
1º.
2º.
3º.
El alma es una especie de aliento que se exhala al morir
Es “algo que toda persona tiene” y que constituye su parte más valiosa
Como espíritu que opera la mente es la sede de las emociones. Es el “intérprete”
intelectual de la información que le suministran los sentidos. Es una facultad tanto
moral como intelectual
Así, la palabra griega “psique” (usada como equivalente de alma), podía significar, a la vez,
una cosa, un proceso o un agente personal (o divino). Pero lo que más ha influido el uso del vocablo
“psique” en las modernas lenguas occidentales, han sido las concepciones platónica y aristotélica:
Platón: el alma está en armónica consonancia con un mundo de formas ideales
Aristóteles: el alma significa proceso o función y se define en palabras de
actividad
Dado que hasta ahora se confundía alma con mente, era natural que a psique se la
identificara con alma. Pero lo real es que psique debe aplicarse a mente, más que a alma. Incluso,
esta aceptación convendría para entender en forma mejor que es la psicología, la cual quedaría
como una ciencia dedicada al estudio de la mente. En el curso de la historia, en Occidente se tendió
a considerar a alma, espíritu o mente como términos equivalentes que designaban a “algo” propio
del hombre y de los animales y que estaba en estrecho vínculo con el cerebro, pero que era
imposible que ese “algo” estuviera en contacto directo con otras mentes (salvo la escasa aceptación
del fenómeno de la telepatía). En Oriente (y en algunos místicos occidentales) se supone que las
mentes individuales están en íntima conexión con una mente universal. En el modernismo y
contemporanismo, muchos pensadores creyeron que la mente era algo vacío que se llenaba con la
experiencia de los sentidos. Locke resume esto con la frase: “nada hay en el entendimiento que no
haya estado previamente en el sentido” (in intellectu nihil est quod non prius fuit in sensu), acuñada
por otros pensadores ingleses que le precedieron (Bodley, Bacon, etc.) La escuela inglesa cree así,
que la mente es un ente pasivo que se debe “asociar” a la experiencia sensual para llenarse de
sentido (escuela asociacionista de Locke, Berkeley, Hartley, Hume, James Mill). La escuela
20
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
francesa, encabezada por Descartes, sostenía la dualidad mente-cuerpo, siendo la mente o alma lo
que primaba sobre el cuerpo separadamente (dualismo). La escuela alemana tuvo varias tendencias
y fue la que influyó en la escuela anglonorteamericana. La más importante fue la tesis de Christian
von Wolf, creador de la psicología de las facultades, que propugnaba al alma como “un conjunto
de cualidades distintas” o entidades completas cada una en su línea (razón, juicio, memoria). Esta
idea aceptaba que cualquier hecho anímico queda suficientemente explicado si puede ser atribuido a
una de estas facultades (teoría que aún prevalece en el análisis de las capacidades psíquicas). De
Alemania también surge la psicología experimental y cuantitativa. La historia de los movimientos
psicológicos referidos a la mente (como alma, psiquis, espíritu) ha sido muy pendular y fueron
desde la concepción personal del hombre que puede hacerse a sí mismo (self-made man), a que
todas las formas del comportamiento humano son esencialmente sociales o están conformadas por
factores sociales. Resumimos todo en estas tendencias:
1. monismo: alma y cuerpo son un solo bloque que puede ser estudiado por la
psicología y la neurología. La teoría creacionista bíblica impuso este monismo.
También hay un monismo materialista sostenido por los griegos Leucipo y
Demócrito que pensaban que todos los átomos de la materia pueden moverse por
sí mismos. Esta teoría origina un materialismo posterior llamado reduccionismo
que sostiene que todos los hechos psíquicos, todo lo subjetivo, pueden explicarse
por la neurofisiología, la cual es más valiosa y “científica” que la psicología. El
otro concepto es el monismo espiritualista o mentalista que entiende que el espíritu
es el que rige la materia y por lo tanto la psicología es superior a toda otra ciencia.
2. dualismo: iniciado por Descartes con la tesis de que hay un cuerpo y un alma por
separado y que el alma es primero que el cuerpo y, por lo tanto, la psicología debe
ir separada de la neurología, puestos que cada una de estas disciplinas constituyen
sistemas distintos y diversos debido a sus materias respectivas: cuerpo (materia),
alma (inmaterial). Dentro del dualismo existe el idealismo sostenido por Berkeley,
Mac Taggart y Hegel y que se concebía como que “la existencia de la materia es
una mera posibilidad a la que sería insensato conceder la más mínima
importancia”. Dentro del dualismo hay que considerar lo que serían tres
variaciones del mismo:
⇒ paralelismo: postula que hay una “armonía preestablecida” entre el sistema
corpóreo y el sistema espiritual que no forman una unidad operacional
(Leibniz). En esta teoría se usó el término energía como concepto físico y de
ahí nació el concepto de que los hechos espirituales no pueden correlacionarse
con los físicos en términos de energía (Charles Sherrington). Así, el cerebro
sería, metafóricamente, un “convertidor” de la supuesta energía espiritual bajo
la forma de pensamientos e ideas, las cuales no están en el campo de las
ciencias naturales y la relación, por ejemplo, pensamiento-cerebro es una sólo
una gran correlación espaciotemporal. Esta idea fue tomada por Freud quien
pensó que la psicología tenía una base orgánica que algún día sería descifrada
por la ciencia. Este criterio dio origen al biologismo posmodernista que sostiene
que el cerebro es el que origina a la mente, al alma y al espíritu (teoría
abolicionista del alma). Luego, la “supuesta” “energía mental” o “energía
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
21
espiritual” es sólo un engendro de la “energía material” que es la que origina
todos los procesos neurobiofisicoquímicos del cerebro.
⇒ interaccionismo: si bien los procesos mentales y los fisiológicos son totalmente
distintos en su esencia, pueden afectarse mutuamente y en forma recíproca
constituyendo un mismo y único sistema causal. No obstante, este sistema
causal puede tener dos connotaciones distintas: a) es estrictamente espiritual y
se manifiesta a través de efectos fisiológicos derivados (epifenómenos); b) es
principalmente fisiológico y lo mental es sólo un efecto de lo físico. Ambas
concepciones transforman al hombre en una especie de “autómata consciente”
La principal objeción a estas concepciones surgen de la Lógica y la sensatez: si
alma y cuerpo son dos sustancias totalmente diferentes, no pueden establecer
ningún tipo de interrelación entre ellas, pues sería como mezclar agua y aceite.
Para admitir una relación o interacción alma-cuerpo hay que admitir que los dos
son una misma cosa. Esta última concepción hace más creíble la interacción
cuerpo-alma y es la que sustenta actualmente todas las teorías psicológicas y
algunas científicas (neurociencias).
⇒ isomorfismo: sostiene que hay cierta correspondencia estructural entre el estado
de conciencia y el estado del cerebro.
De todas estas concepciones surgieron otros ísmos tales como:
∗
∗
∗
∗
∗
estructuralismo: mediante la introspección se puede dividir en porciones diversas
cualquier experiencia
funcionalismo: la conciencia es un proceso no un catálogo de elementos
independientes unos de otros
behaviorismo: la psicología debe independizarse de la introspección para ser más
objetiva y menos subjetiva y ocuparse del comportamiento de los individuos o
animales
configuracionismo: sostiene que en nuestras percepciones del mundo externo, se
da, ya desde el comienzo mismo, una estructura o una configuración. Las
actividades mentales están organizadas bajo una preconfiguración.
individualismo o diferencismo individual: las personas no son sólo entes orgánicos
iguales, sino que existen diferencias individuales condicionados por el
conocimiento y el aprendizaje en el curso de la evolución (Galton, Darwin, Stuart
Mill)
Oakley Ray26 define a mente como “resultado del funcionamiento del cerebro: los
pensamientos, las creencias, las ideas, las esperanzas, resultan de actividades eléctricas y químicas
que tienen lugar en las células nerviosas del cerebro”. Ray sustenta la tesis biologista de que las
reacciones bioquímicas de las neuronas cerebrales son la causa de la existencia de la mente.
Personalmente creo que es al revés: la energía mental, como ente independiente en nuestro
criterio, es la que pone en marcha la bioquímica neuronal cerebral para manifestarse. Por eso, si
26
Psicólogo e investigador norteamericano, profesor de la Universidad Vanderbilt de EE.UU. y secretario
ejecutivo de la American Association of Neuropharmacology y del Colegio Internacional de
Neuropsicofarmacología.
22
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
falta una sustancia, como puede ser el litio, no puede llevar a cabo normalmente, sus funciones. De
igual modo ocurre cuando hay alguna neurona fallada o falta un neurotransmisor.
El nudo gordiano de la tesis biologista sustentada por Ray, James, White, Watson, Crik,
Newberg y D’Aquili entre otros, es que no es posible demostrar la existencia del espíritu (no del
alma como ellos sostienen) sin el apoyo material del cerebro. Pero muchos de los experimentos
biologistas, especialmente de Newberg-D’Aquili, se realizan con estudios como el SPET para lo
cual primero debe pensarse para después captar el fenómeno cerebral. Es decir, el hombre elige y
comanda el tema a pensar y luego el cerebro entra en acción cuando esta forma de pensar inicia su
efectividad. Esto es soslayado por los investigadores que, cautivados por los fenómenos captados
por el SPET, se limitan a concluir que es el cerebro el que causa esos fenómenos.
La incógnita del misterio es ¿el cerebro es el induce a pensar y sentir? o ¿el espíritu (como
operador del alma) es el que piensa e induce el trabajo cerebral? Si la primera cuestión o pregunta
fuera la acertada, los pensamientos dependerían del tamaño y otras variables anatómicas puesto que
no puede decirse que el cerebro sea totalmente distinto, como órgano anatómico, en cada persona.
Teóricamente, la anatomía y fisiología del cerebro, básicamente, es igual para todas y cada una de
las personas o seres humanos. Las diferencias de peso y tamaño no le hacen un órgano diferente en
cada persona. De seguir los postulados de la teoría biologista, todos deberíamos pensar lo mismo y
sentir de igual, en manera especial, aquellos que detentan la misma masa cerebral y en igualdad de
condiciones anatómicas y fisiológicas.
Empero, la realidad es otra. Con o sin diferencias anatomofuncionales, cada persona piensa
muy distinto de otras. Vaya como ejemplo los llamados genios. Si aceptamos que el cerebro es
causa de la inteligencia, los afectos y los pensamientos, debemos aceptar lisa y llanamente que
todos tienen que tener la misma inteligencia, afectos y pensamientos y, por lo tanto, no habría
hechos mentales que escapen a esta regla. No obstante, la realidad supera esta tesis porque nos
muestra que a pesar de tener la misma calidad y cantidad cerebral, cada hombre es un individuo que
genera actos, pensamientos y sentimientos totalmente distintos al de otros congéneres.
A esto agregaremos que aunque se exprese un mismo sentimiento, por ejemplo, el amor,
habrá situaciones o matices muy marcados en la manera en que se realice o se manifieste este
sentimiento. Esto, y muchos otros ejemplos, nos obligan a desechar al cerebro como causa de actos
espirituales. La teoría biologista no puede explicar cómo el hombre, con el mismo cerebro, va
cambiando históricamente su devenir y pasa de un ser cavernario a un ser histórico. Y dentro de la
historia desarrolla civilizaciones tan dispares y distintas que ha obligado a algunos a pensar que hay
diferentes clases de hombre, siendo algunos de ellos superiores y otros inferiores (principios de
racismo). La ciencia ha probado que el cerebro del antiguo es el mismo del posmodernista actual.
La realidad nos prueba que hay hechos inexplicables que no pueden ser concebidos como
originados por la materia.
Los fenómenos inmateriales no pueden ser explicados por la ciencia analítica ni
reproducidos en ningún laboratorio. White, que realiza injerto de cerebro en monos, no ha logrado
en sus éxitos efímeros (sólo relativos a la supervivencia), que un mono trasplantado llegue a actuar
de igual manera que el mono que cedió el cerebro. Pero, hallazgos fortuitos comprobados por
científicos, han demostrado en forma incontrovertible que a pesar de padecer “muerte cerebral”, los
23
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
que fueron reanimados y el cerebro volvió a funcionar (encuentros cercanos con la muerte), en el
período de muerte cerebral aparente, pues el cerebro no registró actividad alguna, los fenómenos
espirituales tuvieron lugar como es recordar y explicar lo sucedido en el lapso en que la persona se
encontraba con paro absoluto de respiración, circulación y actividad cerebral. Incluso se
manifestaron sentimientos y pensamientos. Pero como no estaban habilitados los órganos que son el
medio de expresión, como es el cuerpo y el cerebro activos, no podían mostrar lo que sentían o
pensaban y los hechos que registraban en el preciso instante de aparente muerte biológica.
Estos fenómenos reafirman el concepto de que el espíritu opera aún sin el órgano
habilitado, al cual necesita para expresarse pero no originarse. Incluso, el estudio NewbergD’Aquili demostró claramente que el misticismo tiene lugar en una zona cerebral sin actividad
bioeléctrica detectable por registros mecánicos. Sin embargo, el hecho espiritual estaba presente.
Tozudamente y a contrapelo con la misma teoría, estos autores no tuvieron empacho en
afirmar que la zona cerebral inactiva era la creadora de la idea de existencia de Dios. En otras
palabras, Dios es un concepto creado por un cerebro inactivo y carente de todo estímulo sensorial.
Yendo más lejos aún, los fenómenos extrasensoriales, como la telepatía, permite que un cerebro
actúe bajo la influencia del pensamiento de otro. Esto me obliga a esperar la explicación de los
biologistas “abolicionistas del alma” (los que niegan al alma como entidad independiente, con
existencia propia). Los fenómenos extrasensoriales son prueba de que la teoría espiritual es más
sensata que la biológica, porque un espíritu determinado puede operar con cualquier cerebro. Por
esto, Platón creía en la reencarnación.
Actos mentales y mentalidad
El carácter puramente fenomenológico de la mente y sus actos es perfectamente definido
por Grossmann al decir: “en la experiencia se dan actos mentales”27 Esto significa que para
conocer un acto mental debe ser experimentado personalmente, porque según este autor, “los actos
mentales son ‘dados’ desde dentro”. Por lo tanto, el acceso a un acto mental de una persona no es
permitido a otra porque está oculto a un observador exterior. Se diferencia de otros objetos de
percepción porque no pueden observarse relaciones espaciales, temporales y causales. Es un acto
propio de la mente que no está en la realidad exterior, sino sólo en el espacio interior que es la
mente (realidad mental), razón por la cual no es un objeto de percepción. Este razonamiento obliga
a Grossmann a distinguir entre cosas mentales,28 fenoménicas,29 perceptibles y físicas.30 Las
consecuencias lógicas de la concepción de los actos mentales que hemos citado, obliga a que el
único método válido para estudiar y analizar dichos actos, es la introspección. Esto es: la mente es
la única que puede estudiarse y conocerse a sí misma. Los actos mentales sólo pueden ser conocidos
mediante otro acto mental. Paradójico, ¿no?
Luego, la mentalidad entendida por la RAE como “poder o actividad intelectual en
distintos grados”, sería el conjunto de actos mentales, el que se manifiesta como un verdadero
poder mental a través de una actividad esencialmente intelectual. Los actos mentales necesitan de
27
Grossmann, Reinhardt – LA ESTRUCTURA DE LA MENTE, Editorial Labor, Barcelona, 1969
las que dan en la mente
29
las que se dan en la realidad
30
las que pueden ser captadas por los sentidos
28
24
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
otro acto mental, el intelecto, para poder manifestarse totalmente. La forma de manifestarse de esos
actos es lo que constituye la gradualidad a que se refiere la definición denotativa. La manifestación
gradual es lo que le da el carácter de mecanismo o proceso. El intelecto opera a través de la
voluntad y por esto la RAE lo involucra con la mente. Pero llama la atención que la RAE excluya
otros actos mentales como son las emociones, especialmente los sentimientos, los cuales también
operan sobre la voluntad.
De otro modo, en forma general, podemos expresar parafraseando con términos
fisiologistas que la mente es el “sistema de la espiritualidad” y opera en el hombre como otros
sistemas (nervioso, inmunitario, etc.) Volviendo a Grossmann, conviene detenernos en aquello de
“cosas mentales” y “cosas reales”. Así, tendríamos dos tipos de cosas a considerar:
1. las que se dan en la realidad que está fuera del interior del hombre (entorno o
circunstancias) (“cosas reales”)
2. y las que se dan en el interior del hombre, en su mente (“cosas mentales”)
Pero si no se está bien atento a discernir entre ambas cosas, podemos groseramente
confundir lo que la mente tiene en sí y lo que la realidad tiene en su contenido. Esto nos puede
ocurrir porque la mente forma las ideas, pero lo hace sobre la base de la abstracción de elementos
encontrados en la realidad. Es como decir, las cosas mentales tienen el sustrato de la realidad.
Luego, no hay cosas mentales sino únicamente reales, las que al ingresar a la mente constituyen una
cosa mental. Esta deducción parece coherente dado que las cosas mentales pertenecen a una esfera
privada y, por lo tanto, tendrían un “acceso privilegiado”. Pero el acceso privilegiado no es la
observación de actos mentales por un espectador (extrospección) (la forma en que un hombre
analizaría o examinaría los actos mentales de otro) sino en la propia percepción interior
(introspección). Queda así aclarado definitivamente la naturaleza subjetiva de la cosa mental o del
acto mental. Incluso, también es subjetiva la extrospección (un sujeto observa un objeto). Por lo
tanto, los actos mentales tienen el sustrato de la realidad, pero también el sustrato de la percepción
interior.
Esto está bien estipulado por Grossmann cuando dice: “la opinión de que los actos
mentales sólo son dados en la propia experiencia de un sujeto, descansa igualmente en dos
creencias del sentido común, a saber: que uno es a veces consciente de sus propios actos mentales
y que uno no podría ser consciente de los actos de otro, precisamente, de esa misma manera”. Acto
seguido profundiza aun más cuando asevera que “decir que los actos mentales... son privados
significa solamente que no pueden ser experimentado por varias personas” a la vez. Y agrega: “no
significa que sus propiedades no puedan ser experimentadas por varias personas (en forma
individual), ni que no pueda haber comunicación a propósito de ellos”. Esto implica que cuando yo
pienso, de la misma forma en que yo lo hago, con idéntico contenido, no lo podrá hacer otra
persona o varias de ellas simultáneamente. Cada uno de ellos puede pensar la misma cuestión en
forma simultánea, pero el acto mental de cada uno será distinto. Sólo comparten en común el tema o
cuestión a pensar y las propiedades intelectuales del proceso de pensar, pero no el modo personal de
hacerlo.
Como muchas de las opiniones o sentencias filosóficas descansan en “creencias del sentido
común”, las dos creencias del sentido común que dan origen a un argumento filosófico son:
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
25
⇒ por una parte, la creencia de que uno puede conocer los estados de conciencia de
otra persona;
⇒ por otra parte, de que uno sólo puede experimentar los suyos propios.
Para que no haya confusión filosófica deben ser aceptadas plenamente estas dos creencias,
pero esta condición exige entonces, que también varíe el método de observación a fin de que la
observación de los actos mentales de otra persona, son percibidos en modo distinto a los propios
actos mentales. Esto es lo que da el pie para la extro y la introspección, las que hemos señalado y
que después ampliaremos en otro parágrafo.
El proceso mental
Vamos a entender como proceso31 mental a un conjunto de mecanismos que usando fases
sucesivas manifiestan efectos fenomenológicos naturales, tanto objetivos como subjetivos, reales o
irreales, verdaderos o falsos. Entre esos mecanismos están los actos mentales. El proceso mental lo
iremos estudiando en parágrafos posteriores y describiendo todo lo hasta ahora conocido, en forma
muy básica y superficial, dado que la intención de este trabajo no es profundizar todo lo relativo a
la mente humana, sino realizar un análisis y una síntesis de ese todo y de la principal
fenomenología que involucra dicho proceso. Dado el carácter eminentemente fenomenológico,
coincidimos con Grossmann, en cuestiones filosóficas no hay completa satisfacción con la mera
afirmación de que las cosas existen.
De acuerdo a uno de los conceptos de Heidegger es inherente a la filosofía preguntar por el
ser o esencia de las cosas y el significado real de las mismas. Cuándo se admite la presencia o
existencia de algo, la primera pregunta lógica es ¿qué es en sí? Después se establecerán una serie de
relaciones en lo particular o universal, entre lo que se percibe y lo que la cosa es verdaderamente.
Cuando hay un consenso general en aceptar que algo existe, su análisis no ofrece dificultades
mayores entre los que se preocupan por estudiar el ente para conocerlo, aunque sea con puntos de
vista contradictorios. Pero si no hay consenso en apreciar o aceptar la existencia de una cosa o
cuestión, ahí comienzan los tropiezos para analizar o estudiar algo. Esto es precisamente lo que
ocurre con las cosas abstractas que son las que principalmente se discuten. Así, la vida es aceptada
como fenómeno por todos, pero la esencia de la vida es la que genera dilemas y controversias por
que es naturaleza abstracta. De ahí el esfuerzo de la psicología, la filosofía y otras ciencias del
espíritu para coordinar el fenómeno realismo-idealismo, esto es en lo referente a la forma en que las
cosas existen o las cuestiones se presentan y el modo cómo la mente los capta, los interpreta,
idealiza y significa. Los pasos naturales fundamentales del proceso mental, son los del intelecto:
percepción, aprehensión, abstracción, ideación, concepto, signo lingüístico, juicio y pensamiento. A
este proceso intelectivo le acompañan todos los fenómenos espirituales (afectivos, emotivos,
volitivos, anímicos, etc.)
De este proceso mental nace el pensamiento filosófico y los otros pensamientos y creencias.
De ese modo, los procesos mentales tratan de captar la realidad y de interpretarla de alguna forma,
aunque los puntos de vista diferentes dificulten llegar a un mismo concepto unánime o universal. A
31
Utilizaremos el término proceso en el sentido de “ conjunto de fases sucesivas de un fenómeno natural”
26
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
nadie se le ocurre poner en discusión que la vida existe. El conflicto se plantea al definir qué es la
vida. Y así, sucesivamente, con todos los otros fenómenos o cuestiones similares.
Formación de las creencias.
Creencia es un término que deriva del verbo creer el cual es definido por la Real Academia
Española (RAE) como “tener por cierta una cosa que el entendimiento no alcanza o que no está
comprobada o demostrada”, “pensar, juzgar, sospechar una cosa o estar persuadido de ella”,
“tener una cosa por verosímil o probable”, “dar crédito o asenso a las cosas, sin suficiente
fundamento”. En consecuencia, creencia es un “firme asentimiento y conformidad con alguna cosa
o completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos”. Estos conceptos
diferencian a creencia del saber al cual se considera como un conocimiento cierto. Las creencias
son conocimientos, del algún modo, inciertos pero a los cuales se le rodea de una certeza
subjetiva la que se tiene como certeza real y objetiva. Esta es la condición muy particular de toda
creencia. Quien sustenta una creencia no pone en dudas el objeto de su fe. Simplemente se limita a
aceptarlo como verdadero o real aunque carezca de la certeza plena.
En un estado místico hay un goce que produce en el alma humana el ajuste del deseo con el
objeto, por una emoción inefable del encuentro con la cosa querida. Esto necesita de un
temperamento místico, que es lo que otorga tanta intensidad y evidencia en un encuentro místico.
Este encuentro místico tiene infinidades de gama y matices en todas las formas de las actividades
del hombre. Bagehot llama a esto la emoción de la convicción, de forma tal que en el acto de
intuición propio del misticismo, la percepción de una verdad, cualquiera sea su grado, se acompaña
de una descarga emotiva que otorga a esa intuición la calidad de certidumbre y la hace adquirir la
fuerza de una creencia. Este sería uno de los mecanismos de formación de creencias en el hombre,
sobre todo el de la fe y también del afecto amor como querer a una persona o cosa. Esta emoción de
la certidumbre es lo constituye uno de los grandes resortes de la voluntad como móvil difuso
inconsciente de determinadas acciones humanas (religiosas, artísticas, conductas afectivas, etc.)
Ramón y Cajal ha descrito esa emoción que ayuda a desentrañar la esencia del querer
(como afecto y voluntad) en aquellas manifestaciones en que no es imprescindible el conocimiento
por mero esfuerzo intelectual, sino que éste puede provenir de una actividad espiritual distinta:
“Este placer indefinible, al lado del cual todas las demás fruiciones de la vida se reducen a pálidas
sensaciones, indemniza sobradamente al investigador de la pesada y perseverante labor analítica,
precursora, como el dolor del parto, de la aparición de la nueva verdad”. En este texto, el
investigador expresa cómo la idea intuitiva que surge en medio de un trabajo analítico y permite
descubrir un nuevo aspecto filosófico o científico produce un gozo infinito, el que magistralmente
Arquímedes inmortalizó con la frase “Eureka”.
Siempre el misticismo, una vez que inspira al artista, al científico y a los religiosos, produce
una descarga emotiva que concluye o acompaña a un acto volitivo. Pero el mecanismo o forma de
suceder el fenómeno de la emoción de la convicción, también puede tener un costado que no está
dedicado o allegado a buscar la verdad. Una mera obsesión sobre una cuestión cualquiera (objetiva
o subjetiva) puede concentrar a la mente de forma tal que por el mismo proceso que llega a la
emoción de la convicción frente a la verdad, el objeto de la obsesión puede interpretarse como
verdad irrefutable, aunque no lo sea (fenómeno que induce el fanatismo y los extremismos
27
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
espirituales). La gente, básicamente, anhela ver un orden, un modelo y un significado en el mundo.
Esto configura, de algún modo, una visión prejuiciosa o apriorística de los acontecimientos que
ocurren, pues consciente o inconscientemente, dichos acontecimientos son juzgados bajo pretensión
del concepto apriorístico.
Desde este punto de vista, los hechos comunes y cotidianos de la vida, así como los
problemas espirituales propios de la esencia del hombre, son vistos:
1. con datos estadísticos
2. con los prejuicios formados alrededor de ellos
3. subjetivamente
Situaciones como los accidentes de cualquier naturaleza, enfermedad, fenómenos cíclicos,
es decir, todo aquello que tiene una cierta repetición en diversas maneras, pueden conformar
algunos tipos de opinión según sea el modo en que se interpreten o, mejor dicho, se deseen
interpretar. Una práctica común es elaborar sentencias breves sobre determinadas cosas que
demuestran esta actitud. Por ejemplo, tanto en lo relativo a situaciones desastrosas como felices, se
acuña la frase “no hay dos sin tres” como queriendo significar que forzosamente, una mala
situación trae otra o viceversa: a un acontecimiento feliz sigue otro igual. La reiteración o aparición
repetitiva de determinados hechos, lleva a la elaboración estadística de los mismos, y esa noción de
número de casos o veces en que ocurren los hechos, es tomado literalmente como que fatídicamente
“las cosas deben ocurrir así”.
Probablemente esta concepción se base en la periodicidad de ciertos hechos, pero la
asociación de las cosas azarosas suele hacerse porque se tiene en cuenta que han ocurrido una vez y
se repiten en un día, en un mes o en años. La flexibilidad de estos extremos temporales es lo que
permite que la gente forme opinión de la sucesión inevitable de circunstancias especialmente
fatídicas. Cuando alguien sufre una persecución, un ataque o se ve enfrentando una acusación
policial o judicial, lo primero que se piensa es “por algo será”. ¿Cuál es el patrón con que la gente
se guía para llegar a estas conclusiones? En primer lugar hay una especie de aceptación de que “la
culpa es siempre ajena”. Así, el que conduce un vehículo se convence a sí mismo que lo hace bien
y, en la mayoría de los casos, que lo hace mejor que otro. Cuando hay un accidente vial, por la
lógica empleada, la culpa es del otro. Si en la conducta social no se ha encontrado con algún
problema que lo involucre en situaciones comprometidas (asalto, asesinato, violación, falsa
imputación policial o judicial) piensa que esto le ocurre porque “él es bueno y correcto”. O, como
concibe gran parte de las personas, “a mí no me va a ocurrir”. Estas apreciaciones subjetivas son las
que llevan a aceptar la idea de “las cosas le ocurren a otro” y es acá donde interviene el
subjetivismo, alimentado por las estadísticas.
Cuando un fenómeno ocurre, impacta a la mente humana al ser percibido. Aquello que se
ve, se oye y se toca se presenta como una verdad inmutable e indiscutible. Por sólo haber percibido
la existencia de algo, se toma esto como una “prueba irrefutable” de la cosa porque la mente le
atribuye una estructura y una coherencia: esto está ahí, eso es indudable y si está ahí es porque es
así. Las cosas “ocurren así” por una lógica mental aparentemente irrebatible: si yo estoy viendo,
oyendo y tocando algo esto es real y por lo tanto, si es real no puede ser otra cosa distinta de lo que
yo veo, oigo y toco. Hasta acá todo parece correcto. Pero lo que no se analiza profundamente es que
28
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
las cosas no siempre se presentan a la luz como son sino que casi siempre parecen ser una cosa y, en
realidad, son otras. Esta diferencia entre ser y parecer (parece ser) es fundamental para la
interpretación objetiva y verdadera de los fenómenos.
Precisamente, para aprender la actitud de interpretación correcta, se necesita un cierto
entrenamiento. Y, de Perogrullo, una integridad total de nuestros sentidos. Si tengo una falla de los
sentidos, naturalmente lo que percibo también es fallado. Si pensamos, teóricamente, que nuestra
percepción como tal es correcta, lo que sigue es analizar el fenómeno para saber si lo que estamos
viendo es real o irreal. En este punto siempre planteo la percepción de las alucinaciones o ilusiones.
Es el caso del esquizofrénico que “oye” voces (percepción alucinatoria mental), del conductor que
ve “el asfalto mojado” por un fenómeno de refracción y reflexión lumínica, del mismo modo que
los espejismos del desierto (ilusiones ópticas). Algo similar ocurre con los sonidos que se perciben
realmente pero que la mente interpreta como procedente de una fuente determinada cuando lo es de
otra (ilusión auditiva). En forma idéntica puede ocurrir con el tacto y los juegos llamados “ilusiones
ópticas”. Estas cosas se deben a que nuestros sentidos, en algún modo, perciben de acuerdo a lo que
nuestra mente “puede” percibir. El tacto de un ciego es muy desarrollado, pero jamás podrá tener
una noción cierta de lo que percibe táctilmente ya que al carecer de visión le falta la dimensión de la
vista para formar la idea adecuada de lo que toca. Por otro lado, las ideas son figuras mentales que
se forman con palabras. Si yo percibo en una planta un apéndice de color distinto al de las hojas, de
forma distinta, de perfume distinto, sospecho que es una flor. Pero si mi mente no registra la palabra
flor, sólo formaré una idea que no puedo definir.
Algo así ocurre con las percepciones subjetivas y abstractas, sobre todo aquellas que no
están debidamente expresadas en el lenguaje o, como ocurre últimamente, la falta de instrucción
hace que se desconozca gran parte del lenguaje que se usa. Por lo tanto, según el grado de cultura, la
educación de los sentidos y la actitud de juzgamiento, la interpretación de los fenómenos queda
sujeta a las circunstancias especiales de cada individuo. A mayor grado de falta de entrenamiento,
mayor percepción engañosa. Las percepciones engañosas son una de las bases de formación de las
creencias. La gente pretende darle forma definitiva a los sucesos azarosos. Así, casi todas las
personas tienden a impresionarse profundamente por lo que consideran una relación causa-efecto
irrebatible. Cuando hay tendencia a interpretar con esta intención causídica, inmediatamente la
mente relaciona su propia casuística32 para dar una confirmación definitiva a lo que considera
causa-efecto. Sin embargo, también es cierto que no todos los fenómenos están sujetos
inexorablemente a una relación causa-efecto. Si esto no se conoce o se pretende desconocer, se
explicaría la frecuencia de formar una opinión engañosa. Lamentablemente, cuando estas opiniones
se formulan en medios sociales homogéneos, se generaliza y se desata una “epidemia” de
“falsedades contagiosas”.
Thomas Gilovich se plantea la pregunta: ¿por qué son tan comunes estas creencias
infundadas? Y responde: “No es que la gente sea tonta e ingenua; lo que ocurre es que la vida nos
da a veces información incompleta y ambigua y entonces nos aferramos a suposiciones erróneas.
Nuestras imperfectas tentativas de hacer frente a datos incoherentes nos induce a dar créditos a
infundios”.33 Esto podría interpretarse que cuando un individuo no cuenta con un dato cierto de la
32
Número de casos conocidos personalmente
Gilovich, Thomas – HOW WE KNOW GAT ISN’T SO, The Free Press, y The Wilson Quarterly, N. York,
1991
33
29
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
realidad que percibe, acepta o repite lo que “todo el mundo dice”. Quizás también muchas de estas
tendencias engañosas surgen de la costumbre que tiene el hombre de recordar sus triunfos y
momentos de felicidad y olvidar el dolor y los fracasos.
El Estudio Walker34 confirmó el sistema inherente al ser humano que hace que los hechos
positivos guarden mejor memoria que los negativos. Este estudio demostró que lo primero que se
olvida es la tristeza (salvo en los casos que sufran trastornos de depresión). La tendencia al placer y
la huída del displacer es un principio psicológico ampliamente comprobado. Esto justifica el buen
recuerdo de lo positivo y el olvido de lo negativo, puesto que la intensidad del dolor siempre es
menor que la vehemencia de la alegría. Por otro lado, la tendencia a lo positivo está contemplada en
la denomina teoría de la adaptación, la cual siguiendo el principio de placer y displacer establece
que el ser humano cuenta con nivel básico de humor basado en la felicidad y el placer y, de ahí,
tiene tendencia a buscar ambos valores por sobre todas las cosas. El olvido es uno de los
instrumentos naturales de la mente humano para borrar lo indeseable o lo displacentero. Gracias a la
posibilidad de sublimar el sufrimiento es que se puede adquirir la capacidad de ser felices. Si cada
uno analiza bien su vida, aun en las peores crisis, siempre hay situaciones gratificantes y la
esperanza de algo mejor. Esto hace pensar que en realidad la mayoría de los seres humanos,
independiente de sus necesidades materiales o físicas insatisfechas, de un modo u otro alcanzan un
grado de felicidad, a su manera. Es decir, la felicidad no es lo mismo para todos. Un anacoreta goza
de la soledad, mientras que a otros los mata.
Anthony Robbins35 nos dice que cuando se habla de fe es normal que se piense en lo
relativo a credos o doctrinas, porque efectivamente muchas de esas creencias son pura fe. La
palabra fe deriva del latín fides que significa confianza, fidelidad, seguridad, firmeza, salvoconducto
o crédito. Probablemente, por el sentido de confianza y seguridad, Robbins deduce que
esencialmente fe es cualquier principio, guía, aforismo, convicción o pasión que puede dar sentido y
orientación a nuestra vida. Concluye que las creencias nuestras ofician como un tipo de filtro
previamente dispuesto y organizados, para una determinada percepción del mundo. Todo lo que así
explica este autor, es lo que nosotros aplicaremos al concepto de fe humana.36 De este modo, las
creencias serían una especie de gobernadores del cerebro porque al juzgar con coherencias a las
cosas, de alguna manera estamos ordenando al cerebro la forma en que debe representar lo que
sucede. Este autor sostiene que la fe es una especie de salvoconducto para la excelencia. El
mecanismo que justifica este aserto sería por el que una creencia ordena directamente al sistema
nervioso y si esta orden implica que se está percibiendo algo como si fuese verdadero, el cerebro
acepta tal cosa por verdad.
Puestas las cosas así, para Robbins, las creencias actuarían como una muy poderosa fuerza
dedicada a hacer el bien. Pero si, contrariamente, las creencias ponen límites a las acciones y
pensamientos que nos condicionan, esto es negativo. Basa tal afirmación en el hecho histórico de
34
Publicado por Richard Walker en REVIEW OF GENERAL PSYCHOLOGY
En su libro PODER SIN LÍMITES: 82-85
36
La RAE define a esta fe humana como “conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud
de personas” “confianza, buen concepto que se tiene de una persona o cosa” “creencia que se da a las cosas
por la autoridad del que las dice o por la fama pública” “seguridad, aseveración de que una cosa es cierta”
“palabra que se da o promesa que se hace a uno con cierta solemnidad o publicidad” “diligencia o
testimonio de escribano” “dar asenso a lo que otro dice”
35
30
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
que ciertas creencias religiosas, según se orienten, han permitido que sucedieran hechos que de no
mediar la fe hubieran sido irrealizables, tanto para el bien como para el mal. Usada positivamente,
la fe es una especie de extractora de recursos muy profundos que obran en nosotros, para dirigirlos
favorablemente a un determinado objetivo que se busca.
De este modo, es una especie de brújula y mapa que señalan el norte de nuestros objetivos
y, a su vez, la inspiradora de confianza en la que nos basamos para saber obtener lo que nos
proponemos. Si un hombre carece de creencias o de capacidad para obtenerlas, se verá en un total
desamparo y obrará “como barca sin motor ni timón”. También la historia ha mostrado que los
hombres con creencias firmes que utilizaron como guía de sus designios, fueron capaces de
emprender acciones y, a través de ella, dar formas al mundo, para adaptarlo al deseo de cómo
quisiera uno que dicho mundo fuera. Mediante la fe pudieron iluminar sus proyectos y obtener
energías para realizarlos. Esto es como decir que la historia de la humanidad es la historia de las
creencias humanas que cambiaron al mundo. Cita como ejemplo a Jesucristo, Mahoma,
Copérnico, Cristóbal Colón, Edison o Einstein. Quiere demostrar que no sólo en lo religioso la fe
opera como motor, sino también en proyectos científicos, en hipótesis como las de Copérnico,
Colón o Einstein.
Siguiendo el camino de quienes nos precedieron con el éxito y la excelencia, para obtener
un comportamiento plausible debemos modificar nuestras creencias y modelarlas de igual forma
que lo hicieron los grandes hombres. Cuando una creencia es una representación interna
congruente, puede controlar la realidad aun en lo fisiológico. Ergo, si nuestras creencias son buenas
y correctas, nuestro cuerpo funcionará bien. Pero si esas creencias son erradas, nos conducen a la
enfermedad. Esto ocurre porque es como si una creencia se convierte en realidad. Probablemente
debemos acudir a las creencias populares como aquello de que si “como (ingiero un alimento) con
desconfianza” seguramente el alimento me hará mal. Si pienso con intensidad que soy diabético, es
probable que tarde o temprano mi cuerpo se modifique de algún modo. Inversamente, si estoy
enfermo y deseo vehemente curarme, es probable que ello suceda. Estos hechos demuestran algo
que hoy la ciencia ha comprobado fehacientemente: el cerebro influye a través del sistema
nervioso en nuestro cuerpo y altera la fisiología.
Como toda creencia reside en el cerebro, por fuerza de la misma, el cerebro comandará
nuestra fisiología introduciendo los cambios que tal creencia genera. Esto se comprueba con el
llamado efecto placebo en Medicina, donde la autosugestión da poder de medicina a cualquier cosa
que se crea que es tal. Los hechos comprobados permiten aceptar la existencia de la autocuración
cuando el esfuerzo mental es lo suficiente fuerte y positivo para inducir el cambio. El mismo
mecanismo empleado negativamente provoca la autoenfermedad (enfermedad psicosomática). La
fe obra así, no como magia, sino como un estado o una representación interna que maneja al
comportamiento.
Es fe capacitante cuando actúa como creencia en una posibilidad positiva (la que da la
fuerte convicción de que se logrará un objetivo), o fe incapacitante cuando creemos que no
podemos ni sabemos lograr un propósito porque tenemos limitaciones evidentes incorregibles o
insuperables. Luego, si sabemos construir positivamente nuestras creencias y las incorporamos con
plena y fuerte convicción, con la profunda esperanza de que nos lleven al triunfo, se obtendrá dicho
triunfo. Pero si adoptamos creencias negativas significará el fracaso. Ambas convicciones, positivas
31
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
y negativas, tienen una gran potencia para obrar en nosotros produciendo el éxito y la excelencia o
el fracaso. La excelencia opera cuando comprendemos que podemos optar nuestras creencias, o sea,
elegirlas consciente y libremente. Así, elegimos lo que nos estimule o limite. El meollo está en
saber elegir lo que nos conviene realmente y desechar lo que no nos satisfaga. La fe que tengamos
servirá para determinar nuestra capacidad de liberación de todas nuestras posibilidades.
A las preguntas ¿qué son nuestras creencias? Y ¿de dónde proceden?, Robbins da algunas
respuestas. A la primera cuestión responde que nuestras creencias son “planteamientos
preformados y preorganizados de la percepción que filtran de una manera coherente nuestra
comunicación con nosotros mismos”. A la segunda cuestión, muestras las siguientes situaciones:
1. la primera fuente es el ambiente que nos rodea: uno de los ejemplos son los
moldes recibidos de los prohombres de la humanidad
2. los acontecimientos grandes o pequeños pueden dar forma a las creencias: hay
determinadas circunstancias que nos impulsan a decidir sobre nuestras creencias
3. una manera de fomentar las creencias es a través del conocimiento: las
circunstancias culturales y el modo en que tomamos conocimiento de las cosas
estimularán nuestras creencias
4. crear resultados a través de nuestros resultados anteriores: las experiencias
positivas son la mejor guía de nuestra fe en nuestras propias capacidades
5. representar una experiencia futura como ya se hubiese realizado o se está
realizando: es como experimentar por adelantado los resultados y este fenómeno se
conoce como visualización de una experiencia. De algún modo, es hacer un
planteamiento correcto de una determinada cuestión. Algo similar ocurre con la
denominada ley de atracción (todo lo que desee vehementemente, lo atraigo)
La forma con que Robbins trata el problema de la fe no está centrada estrictamente en
Dios. Estudia a la fe como un fenómeno o potencial espiritual humano que abarca todo el
espectro de sensaciones y sentimientos, generalmente preformados, que nos lleva a aceptar las
convicciones que guiarán nuestra vida. Es probable que, cuando ese potencial que nosotros
llamaremos fe humana y que comprende la red de creencias que tiene un hombre en particular y la
sociedad en general, sea traspolado a la metafísica nos encontremos con la fe religiosa. En este
contexto, deberemos aceptar que el estado de fe es propio de la esencia humana,
independientemente de que sea aplicado a los objetos y propósitos humanos o a objetivos divinos.
Es un don que nos ha sido dado con nuestro ser, como nos es dada la inteligencia. De concebir que
el cerebro del hombre tenga una zona exclusiva dedicada a Dios es como afirmar que Dios es un
invento de la mente del hombre. Seguramente las conclusiones de Newberg y D’Aquili, que luego
estudiaremos, llevarán a algún ingenuo a pensar en esta tesis. Dicho de otro modo: el espíritu, la
mente y el alma son inventos del cerebro puesto que se manifiestan a través de él. Esta es la
conclusión errónea de atribuir al cerebro facultades creativas para determinadas reacciones de
sentimientos o de fe. Opera como confundir una simple creencia con la verdad absoluta.
Felizmente, la realidad nos demuestra fehacientemente que la fe y la creencia en Dios no
residen únicamente en el cerebro, como idea propia. El cerebro, más que fuente de creación, es un
instrumento válido para acercarnos no sólo a Dios sino a todo lo metafísico, como ya lo explicamos.
32
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
El prejuicio
El prejuicio puede ser considerado una especie de creencia, pues consiste en antelar un
concepto sobre algo, basado en ideas subjetivas o visión preformada de la realidad (visión que
interpreta a la realidad desde un solo punto de vista y no en base a los datos precisos de esa
realidad). Generalmente se acepta como prejuicio a la opinión que se emite de algo, o sea, “juzgar
de las cosas antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento”. Pero el prejuicio,
en la forma en que se da dentro de la sociedad, más que juzgar con anticipación o sin conocimiento,
consiste en tener ideas previas de una cosa, ente o cuestión y juzgar según esa idea previa. No se
forma un juicio correcto de una realidad concreta, sino que a una realidad concreta se la juzga con
algo preformado antes de que se dé esa realidad concreta. Es el caso de los prejuicios religiosos o
racistas o los que determinan las discriminaciones sociales. En la base de un prejuicio siempre hay
una creencia, generalmente inadecuada o inauténtica o falsa sobre la realidad que se juzga.
El pensamiento prejuiciado forma sus opiniones sobre la base de un concepto irracional
nacido de una idea formulada sobre apreciaciones subjetivas personales que no surgen de una
realidad concreta pero que se aplica a ella, en especial la que juzga el prejuicio. El prejuicio es un
creencia tan arraigada que una vez establecida se niega al acceso de todo razonamiento que no sea
acorde con ella. Por esta razón, Einstein afirmó que “es más fácil desintegrar un átomo que un
prejuicio”. Los fundamentalismos, cualquiera sea a la cuestión a la que se aplican (social, político o
religiosa) se fundamentan en prejuicios irracionales y funcionan como postulados dogmáticos (lo
que debe aceptarse como una mera revelación sin ser sometida a la razón y aún en contra de ella).
Quizás, en la base del prejuicio, esté todo aquello que el hombre sabe que no puede aceptar
directamente como ser racional e inteligente y lo transfiere a una dimensión irracional para darle un
sustento de admisión intelectual, del mismo modo que acepta la existencia de otras cuestiones
irracionales. Por esta causa, el prejuicio es otra forma inauténtica del juzgar humano y una
desviación del pensamiento racional, para entrar en la órbita de lo instintivo, en el sentido de que
opera fuera de toda razón y control o freno volitivo.
33
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
II
ACTOS MENTALES
Concepto de acto mental
Retomando el concepto de acto como “hecho o acción”, necesariamente debemos concluir
que un acto mental es “todo hecho o acción producido por la mente”, como una definición obvia.
De ahí en más, cada analista puede agregar otras connotaciones, según la intención de definir o
considerar lo qué es un acto mental. Nuestra intención es más simple: tomar lo obvio como base
para comenzar a desmenuzar la cuestión que es tema de este trabajo. Una vez superada la primera
intención de tener bien claro qué entenderemos por acto mental, el paso siguiente es comenzar a
dilucidar los modos de presentación de ese acto.
La primera cuestión, que ya fue sometida a discusión filosófica es que el acto mental es
una función relacional, esto es, la de establecer diferentes tipos de relaciones entre el fenómeno y
la cuestión sometida al proceso mental y los mecanismos de este proceso. El acto mental concebido
como relación, nos lleva a la primera relación fundamental: a la relación consigo mismo y relación
con las otras cosas del mundo. La relación consigo mismo es el conocimiento del yo humano, de su
propia mente, de su interior espiritual. La otra relación es con los objetos que están fuera de ese yo.
Como generalmente se ha intentado denominar realismo a los objetos exteriores e idealismo a los
procesos interiores, surge la relación realismo-idealismo.
La segunda cuestión de discusión filosófica es si el acto mental es un acontecimiento
referido a un yo y ese yo se concibe como un paquete de sensaciones o afecciones intracorpóreas.
Esto operaría como si el acto mental nace y muere como cosa subjetiva, sin participación objetiva,
situación que considerada, fenomenológicamente, no se da como un yo empírico (un yo que sólo
puede operar subjetivamente). Esta segunda cuestión, como la primera, circunscribe todo a que no
existe un acto mental propiamente dicho, sino sólo objetos fenoménicos (Gallie)37 Acá, el yo debe
entenderse como el estado consciente de una persona determinada que ubicada frente a una realidad
específica interactúa con ella recibiendo estímulos y generando ideas, o bien, desde su propio
interior puede generar fenómenos subjetivos. Obviamente, siempre, aún cuando el estímulo sea
objetivo, todo el proceso mental será subjetivo. La distinción clara entre estímulo y percepción del
estímulo es la premisa fundamental que explica cómo un acto subjetivo (percepción) se conecta con
un acto objetivo (estímulo).
Una tercera cuestión filosófica es la referida a que el acto mental es una propiedad más de
la mente. Finalmente, la cuarta cuestión filosófica, que tiende a poner un poco de orden en esta
confusión de conceptos, es que el acto mental es un ente individual. (Moore-Alexander)38
Grossmann ordena este último concepto y termina definiendo que: “una sucesión de ciertos actos
mentales (a saber: actos de conciencia), constituyen un proceso mental”. De esta forma finaliza
37
38
Gallie, I. – HECHOS MENTALES, Aristotelian Society Proceedings: 37, 1937.
Moore, G. E. – LA REFUTACIÓN DEL IDEALISMO, Mind:12, 1903
Alexander, S. – LAS BASES DEL REALISMO, British Academy Proceeding: 183 y sig., 1914
34
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
poniendo en claro no sólo el acto mental como acto de conciencia, sino que da una idea del proceso
mental como una sucesión de actos mentales conscientes. Esto implica todo un proceso consciente
que está constituido por estados conscientes: toda clase de acto mental, sensaciones, sentimientos,
impresiones sensibles, imágenes y otros estados de conciencia. No obstante, la mente también
trabaja en la inconciencia (sueño, coma, desmayo o pérdida del conocimiento) y en la
subconciencia, pero sólo cuando lo inconsciente o subconsciente llega a la conciencia ahí es
percibido y opera como acto mental.
Mente y conciencia
Siguiendo esta lógica, para Grossmann la mente consiste en una sucesión de estados
mentales y sus correspondientes estados conscientes y, consecuentemente, contiene actos mentales
y cosas fenoménicas, pero nunca objetos perceptibles.39 Pero, por otro lado, la mente puede operar
tomando, o no, conciencia de sí misma. Y por esto, en un momento dado habrá estados mentales de
los cuales uno no tiene conciencia y en otro momento existirá cualquiera de los estados conscientes
en que uno tiene plena conciencia de lo que está ocurriendo. Una conclusión necesaria a esta
condición es que a veces no estamos sólo percibiendo algo, sino teniendo conciencia de lo que
percibimos. Incluso, por momentos más que experimentar impresiones sensibles, importa tener
conciencia de esa percepción.
Luego, un acto consciente es una toma de conciencia frente a una percepción determinada.
La percepción directa de objetos o fenómenos, es lo que constituye la conciencia natural (mera
experiencia de percibir) (no hay conciencia de una conciencia). Sólo cuando se toma conciencia de
que se está elaborando un acto consciente, hay un acto mental o un estado mental. Es lo que podría
ser considerado como una especie de sustancia mental o yo. No debemos confundir los fenómenos
inconscientes con los fenómenos conscientes. Hay una actividad espiritual consciente y una
actividad espiritual inconsciente. El espíritu abarca lo consciente y lo inconsciente, pero la mente es
operadora del espíritu sólo en estado de conciencia. La mente opera sobre lo consciente y lo
inconsciente, mas lo inconsciente es acto mental, propiamente dicho, cuando se vuelve consciente.
¿Por qué decimos esto? Porque cuando ocurre algo inconsciente y la conciencia no lo registra de
alguna forma, es como si no hubiera ocurrido, no tiene existencia, luego, no se tiene una noción de
acto, en este caso, mental. Si no hay un efecto no hay un acto, puesto que acto es un hecho o acción
y toda acción es un “efecto de hacer”.
No se debe confundir un acto mental con un acto físico inconsciente. Yo tengo reflejos
nerviosos y una actividad orgánica autónoma, independientes de mi conciencia. Hay procesos
espirituales independientes de mi conciencia que encuadran en los llamados actos inconscientes.
Esto significa que el espíritu, como ya lo demostramos en las experiencias cercanas a la muerte,
puede operar sin el cuerpo ni el cerebro activo. Pero sólo cuando el cuerpo y el cerebro recuperan la
actividad consciente, podremos manifestar o tener noción de lo ocurrido en la inconsciencia. Hay
que meditar muy bien este difícil punto de discernimiento para evitar equívocos o interpretaciones
falsas de los mecanismos mentales y de las acciones espirituales conscientes e inconscientes o
subconscientes. En síntesis y para evitar errar en esta particular y difícil situación que estamos
analizando: la mente puede participar en procesos conscientes y percibir estados inconscientes, pero
sólo será acto mental cuando el proceso sea, o se haga, consciente. Así, los actos mentales son cosas
39
Los actos mentales no pueden ser percibidos por los sentidos.
35
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
individuales que entran en la composición de la mente y que ejemplifican cierta relación intencional
a objetos. Nosotros hemos visto anteriormente que la mente no sólo es un proceso consciente sino
que también puede abarcar procesos inconscientes. No sólo se relaciona con objetos existentes sino
que también puede hacer referencia a objetos inexistentes (cosas reales e irreales, verdaderas y
falsas). Naturalmente, todas estas relaciones cobran valor cuando se hacen conscientes. En la
inconsciencia pura, por ejemplo el estado de coma, la mente no realiza actos mentales. Opera el
espíritu exclusivamente. Para patentizar los fenómenos espirituales ocurridos en la inconsciencia,
repetimos, tendrá que volverse al estado consciente. Esto plantea una incógnita más a la naturaleza
de la mente. Si todos los actos mentales fueran totalmente conscientes, no tendría explicación a lo
que se denomina fenómeno subliminal: cuando nuestra mente recibe mensajes o estímulos sin estar
plenamente consciente de ellos y genera una actitud o una conducta. Esto significa que los actos
mentales funcionan en pleno estado de conciencia o en un estado semipleno de la misma como sería
el llamado estado subconsciente o preconsciente, del cual muchos investigadores dudan porque
asignan a la conciencia un papel absoluto. La conciencia opera a pleno, si no, no es conciencia. A
esta aseveración absoluta se opone el fenómeno de que la realidad nos muestra que también hay
fenómenos de semiconciencia. Habría que definir este estado interesante porque es una zona de
fenómenos espirituales y mentales muy importante en el funcionamiento de la mente y donde
probablemente operen muchas de las percepciones extrasensoriales.
Actos mentales y sus relaciones
Por lo tanto, todas las cuestiones filosóficas atañen en alguna medida al acto mental, el que
siendo individual puede ser relacional, propiedad o un yo empírico, y todo esto debe ser
considerado como modos de ser de los actos mentales y de la propia mente. La idea de actos
relacionales está ligada a diferentes respuestas. Esto obliga a distinguir entre entidades diferentes:
1. en caso de percepción entre impresiones sensibles y objetos perceptibles
2. en caso de pensamiento semejante: entre cosas y sus conceptos
3. en caso de creencia, entre hechos y juicios
Esta distinción de diferentes cosas es debida a que los actos de percibir no siempre se
dirigen a objetos perceptibles, pues pueden ser percibidas alucinaciones sino también a conceptos y
juicios. Por lo tanto no sólo percibimos cosas y hechos existentes, sino que también podemos
percibir cosas u objetos inexistentes. La alucinación, en el momento de ser percibida, puede ser
interpretada como algo real, hasta tanto un sentido crítico nos lleve a discernir si es algo existente o
una ilusión o alucinación. De igual modo, un concepto, juicio o creencia puede estar referido a
cosas que no existen, aunque se tenga un concepto real. De este modo, por ejemplo, decir un “un
mar de ilusiones” es un concepto inexistente porque mientras mar está referido a una extensión de
agua, ilusión es una percepción extrasensorial. Pero acá está elaborado como alegoría40 por lo que la
frase es una ficción usada para significar un conjunto o cantidad importante de ilusiones. El
concepto mar no se refiere a la extensión de agua, sino como una especie de sustantivo figurado de
“mucho”, “gran cantidad” “extensión”, etc. No obstante, el concepto o juicio de “mar de ilusiones”
es tomado como un concepto que se percibe y se entiende, cobrando significado no como cosa
concreta, sino meramente como “concepto de concepto”, entidad puramente abstracta.
40
Ficción por la cual una cosa representa o significa algo diferente
36
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Actos mentales y creencias
A fin de establecer una clara diferencia entre saber y creer, volveremos a repetir que
creencia es un término que deriva del verbo creer el cual es definido por la Real Academia Española
(RAE) como “tener por cierta una cosa que el entendimiento no alcanza o que no está comprobada
o demostrada”, “pensar, juzgar, sospechar una cosa o estar persuadido de ella”, “tener una cosa
por verosímil o probable”, “dar crédito o asenso a las cosas, sin suficiente fundamento”. En
consecuencia, creencia es un “firme asentimiento y conformidad con alguna cosa o completo
crédito que se presta a un hecho o noticia como seguros o ciertos”. Estos conceptos diferencian a
creencia del saber al cual se considera, repetimos, como un conocimiento cierto. Las creencias son
conocimientos, del algún modo, inciertos pero a los cuales se le rodea de una certeza subjetiva a la
cual se tiene como certeza real y objetiva. Esta es la condición muy particular de toda creencia.
Quien sustenta una creencia no pone en dudas el objeto de su fe. Simplemente se limita a aceptarlo
como verdadero o real aunque carezca de la certeza plena. En el capítulo anterior adelantamos uno
de los mecanismos de formación de creencias. En lo relativo a “concepto de concepto” algo similar
puede ocurrir con las creencias, las que pueden coincidir o no con hechos existentes. Generalmente,
la mayoría de las creencias no representan a hechos existentes. De no ser así, si sólo se pudiera creer
lo que es real, se podría aducir que todos los actos mentales de creencia están dirigidos a hechos
concretos. Pero lo cierto es que las creencias proponen ideas de actos relacionales mediante la
introducción de juicios, a los que se dan como de existencia real. Si no fuera así, una fuerte
autocrítica, que demuestre la no-realidad de la creencia, automáticamente la eliminaría por ser falsa.
Si se acepta es porque se ha confundido como verdad de existencia real a una cuestión
aparentemente real. Esto opera como que todo acto mental tiene un objeto: hay algo que constituye
su “intención”. Sólo que ese objeto no necesita ser existente sino que basta con sea subsistente.
Actos mentales y formación de juicios
En el caso de conceptos y juicios, como actos mentales, son objetos subsistentes antes que
existentes.41 Esto podría asimilarse a otras palabras, teniendo como subsistente “lo irreal” y
existente “lo real”. Si se quiere ir más allá en un juego de palabras y conceptos, podemos hablar de
“objeto subjetivo” como aquello que está dentro del yo (puramente mental) y de “objeto objetivo”
como aquello que está fuera del yo, inserto en el mundo exterior. Esta circunstancia no es óbice
para la teoría de actos mentales relacionales, porque la relación puede ser tanto con entidades
interiores, subjetivas, meramente mentales, subsistentes, inexistentes o bien con objetos concretos,
existentes y reales. La capacidad de concepción y percepción sensorial y extrasensorial es
patrimonio de la creatividad humana. De no ser de esta forma, no tendrían lugar los conceptos
abstractos (belleza, fealdad, maldad, bondad, etc.) que sin ser reales en sí son aplicados en forma
relacional y adquieren la autonomía de ser valores.42 Es como si el concepto adquiriera una cualidad
que sólo poseen algunas realidades (objetos feos o bellos, buenos o malos) llamadas bienes, por lo
que son estimables e, incluso, susceptibles de ser polarizados como negativos o positivos y ser
41
Esta es la teoría Bolzano-Frege, dos autores que sostienen que conceptos y juicios son subsistentes, es
decir, no están en el espacio y tiempo, a diferencia de los existentes que se encuentran en el espacio y en el
tiempo.
42
Entendiendo como valor a todo “grado de utilidad o aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades o
proporcionar bienestar o deleite; o el alcance de la significación o importancia de una cosa” en este caso, de
una palabra o concepto
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
37
sometidos a jerarquías de superiores o inferiores. La aceptación o rechazo de los conceptos de los
actos mentales es, en nuestra opinión, una especie de discusión bizantina, llena de ornamentos
retóricos, con alguna base de sustentación según el punto de vista con que se lo quiera mirar. Lo
objetivo es que el acto mental existe como un modo de ser diverso y complejo de algo todavía
mucho más diverso y complejo que es la esencia de la mente en sí. Por esto, muchos abandonan la
tarea del análisis ontológico y filosófico, dado lo complicado de las diferentes aristas que presenta
el fenómeno mente. Pensamos también que no hay que declinar ningún análisis sino aceptar todos
los esfuerzos por aclarar la existencia del fenómeno mental. Es útil ver todos los aspectos lógicos e
ilógicos para ir comprendiendo algo que se hace incomprensible en el intento de un acceso directo.
El acceso indirecto da lugar a todas las especulaciones posibles y, aunque contradictorias, todas son
válidas, porque la mente, como suma representación del hombre, es en sí tan compleja y diversa
como el hombre mismo. De ahí todas las facetas de compatibilidad y de contradicción aparente que
presenta. Lo inteligente es abrirse al fenómeno y aceptar todos los puntos de vista, pues cada
aspecto tiene su utilidad.
Brentano y los actos mentales
Brentano intenta bajo la teoría de la “individualidad” del acto mental analizar lo relacional.
El punto de vista de Brentano es tan aceptable como toda otra teoría, naturalmente, desde la óptica
en que se ubican. Por supuesto, si no se ponen en un mismo punto de vista pueden resultar
contradictorios. Sin entrar en el análisis de Brentano, al que recomendamos leer en Grossmann,
nosotros creemos que es más útil aceptar al acto mental como lo hemos propuesto. Tanto
Grossmann como Brentano realizan una muy buena disertación sobre este tema, pero el resultado
final son conclusiones relativamente obvias. En el caso de Brentano es que todas las cosas
individuales son sustancias y por lo tanto son permanentes, pueden existir en forma independiente,
no son universales y tienen atributos y por lo tanto puede aparecer como pura sustancia o un
atributo que contiene una sustancia, etc., etc.43 Cuando Grossmann analiza a Brentano enfoca su
nominalismo en el cual una alegoría puede ser una especie de existente, es decir, un atributo que
contiene una sustancia mental, lo que equivale, en forma grosera, a aceptar que con sólo pensar o
imaginar algo, éste puede tener existencia propia. Sería una especie de realidad mágica donde al
darle expresión oral (nominar) una cosa es darle existencia. Claro que la interpretación final de la
ontología nominalista de Brentano es otra, pero prácticamente funciona e impresiona como
nosotros la hemos interpretado sin mayor profundidad. Nosotros hemos observado empíricamente
que la mente, como fenómeno, se presenta en el hombre, tanto en las cosas interiores como
exteriores, en lo objetivo como en lo subjetivo, e insistimos, en lo real e irreal, en lo consciente e
inconsciente. Sin embargo, debemos aceptar que muchas veces el hombre común, aquel que no
realiza una meditación profunda de las cosas, puede llegar a funcionar con una “ontología
nominalista”: creer con simpleza que con sólo darle un nombre a una cosa, ésta existe. Luego, en el
tema de mente y acto mental tendremos obligadamente que analizar los mecanismos o procesos
intelectuales que comprenden:
∗
∗
∗
43
la realidad
la percepción sensorial y extrasensorial de la realidad
lo objetivo y lo subjetivo
Brentano – PSYCHOLOGIE, vol. 2: 202,203 y 212
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
38
∗
∗
∗
∗
∗
∗
∗
el sustrato corporal o anatómico de la mente (mente y cuerpo)
la fisiología mental o proceso mental intelectivo (estructura de la función
mental)
la mente en el sentimiento o emoción (mente y emoción)
la mente en lo concreto y en lo abstracto
las funciones mentales y la inteligencia o intelecto como principal instrumento
de esas funciones
la mente y la voluntad
mente y sensaciones internas
La materia de este trabajo tendrá como intención y objeto una visión muy somera y
superficial de todos los temas enunciados en la lista antepuesta, la cual de ninguna manera es
taxativa sino tentativa. Referirse a todos los fenómenos mentales con profundidad es una tarea harto
difícil y casi imposible, teniendo en cuenta la cantidad de bibliografía que hoy es inabarcable. Es
tanto lo escrito y lo dicho en lo referente a la mente del hombre y son tan disímiles las concepciones
de los distintos puntos de vista, que intentar solamente enunciarlos ya es una tarea árida y
dificultosa. Nos limitaremos a extractar los conceptos más nítidos, los que ofrezcan menos
resistencia intelectual a ser aceptados. Esto no significa que se desconozcan otros conceptos.
Simplemente lo hemos desechados por las razones previas que hemos dado, en cuanto a que tanto
análisis termina en corolarios obvios desde el punto de vista particular del tratadista y, de alguna
manera, con la naturaleza del fenómeno. Esto descarta la labor de criticar los aparentes defectos o
contradicciones de tantas teorías.
Teoría unicista de los actos mentales
Es más positivo intentar una teoría unicista o una especie de vía común final por donde
obligadamente deberán transitar tantas concepciones divergentes. La naturaleza del fenómeno
mente hará que necesariamente se acepten como convergentes los diferentes puntos de vistas que
pueden parecer contradictorias, en la razón de que los modos de ser o de manifestarse de la mente,
admiten posiciones coyunturales opuestas. En los parágrafos que siguen iremos desgranando cada
uno de los puntos previos que hemos propuestos para tratar el fenómeno de la mente humana y los
actos mentales. Así veremos algunos de los problemas tradicionales de la filosofía de la mente
como pueden las emociones, voliciones, imaginación, memoria, etc., al problema del realismoidealismo, el pensamiento, la percepción, siempre desde el punto de vista de una ontología en
general. Se trata por todos los medios de mostrar que acto mental y acto cerebral son cosas
diferentes, a pesar de que el acto mental es un acto cerebral. El otro problema es el conocimiento,
además de mi mente, de la mente ajena. Ambas actividades están en la inquietud personal, fuera de
todas las otras inquietudes similares aunque metafísicamente sea una cuestión harto difícil de
abordar y acceder. Sólo con un esfuerzo de comprensión intentaremos una especie de hermenéutica
y exégesis de estos misteriosos pero reales problemas de la mente y los actos mentales.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
39
III
MENTE Y CUERPO
(Biología anatómica de la mente)
Descartes y el dualismo
escartes44 dejó planteada una separación entre cuerpo y alma, lo que los griegos, en
alguna medida, habían realizado con la creación de las palabras psiquis y soma.
Mientras los antiguos hebreos en la BIBLIA, recordando lo que ya dijimos en otros
párrafos de este trabajo, presentaban una sola unidad, el hombre como una especie de unidad
sellada donde cuerpo y alma constituían el nefesh/nepech (término hebreo intraducible que
analizamos en un parágrafo anterior) porque era lo que Dios insufló al barro para darle vida,
creando una carnalidad espiritual,45 en la que cuerpo y alma eran una sola cosa. La cuestión de la
mente y el cuerpo ha interesado tanto a religiosos como a filósofos, pero los que más han
intervenido en su discusión son los biologistas a través de la psicología, la psiquiatría y, ahora, las
neurociencias. De ellas nace el concepto de anatomía y fisiología de la mente, que este trabajo
obligadamente debe citar para demostrar que no desconoce el tema. Pero ocuparme de esta cuestión
no implica que acepte las teorías biologista que sólo saben interpretar fenómenos percibidos por la
tecnología pero no saben interpretar la esencia de esos fenómenos.
D
Sin embargo, las relaciones entre el cuerpo y el alma, o entre el cuerpo y la mente, que es lo
mismo, han intrigado a los pensadores por espacio de varios siglos. El dualismo cartesiano fue el
hito que dividió al quehacer científico y filosófico en dos vertientes distintas. Desde entonces hasta
ahora la filosofía y otras ciencias del espíritu caminan divorciadas de las ciencias biológicas, como
si el campo de cada una tuviera objetivos distintos. Ha sucedido, incluso, que algunas veces ambas
tendencias se confrontan con puntos de vista totalmente discrepantes a pesar de que el fenómeno
considerado (el hombre) es uno.
Lo usual es que dichas ciencias no se enfrenten, pero tampoco se junten, sino que marchan
por caminos paralelos, como si lo que consideran fueran dos cosas distintas o dispares. Los intentos
de entrecruzar ambos caminos, no produjeron un camino convergente, sino sendas divergentes o en
direcciones contrarias, o manteniendo la discrepancia existente antes del cruce. Pero el fenómeno
indiscutible es que cuerpo y alma coexisten en tan íntima unión que en Medicina no existen dudas
que cuando el espíritu se quiebra, el cuerpo se enferma (medicina psicosomática) o cuando la mente
se enferma (psiquiatría) la integridad del hombre se anula; o bien cuando se enferma el cuerpo
(medicina interna), la mente también se afecta. Es sabido que la fiebre obnubila, que un infarto
cerebral, de acuerdo al hemisferio que ubique anula una o varias o todas las funciones intelectuales.
Esto prueba definitivamente que el cuerpo enfermo modifica la forma emocional del sentir
y el pensamiento racional y viceversa. Precisamente es, desde la observación médica, donde surge
la idea de volver a la unicidad o integridad total del hombre en una sola cosa. Si se separan
44
en su DISCURSO DEL MÉTODO
a fin de no seguir usando un concepto dual como sería carnalidad espiritual, nosotros proponemos el
neologismo carnoespiritual como ya lo adelantamos en un parágrafo anterior
45
40
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
(disecan) cabeza y tronco, indudablemente ninguno de los dos sobrevive per se, al menos con las
funciones completas. Es también incontrovertible que la mente reside en el cerebro. Esto lo ha
probado completamente la medicina, terminando con las dudas aquellas de que el espíritu o las
emociones podían residir en otros órganos como el corazón o el hígado que son los que más sufren
cuando hay un trastorno emocional.
En nuestra afirmación anterior mostramos que las emociones trastocan los órganos tanto de
la circulación, como la respiración, la digestión, la catarsis, el sistema neuroendocrino y el trastorno
corporal puede desencadenar la emoción. Esta noción da lustre al viejo aforismo latino “mens sana
in corpore sano”,46 siendo la fórmula del hombre cabal, entero para que funcione normalmente
como hombre.
Para estudiar el cuerpo o el alma (mente), ya no es posible hacerlo como entes separados
sino debe hacerse el estudio en bloque: se debe admitir sin dilaciones, la interacción entre cuerpo y
alma como una sola unidad. Lo contrario es falso, por más que las conclusiones sean lógicas y
brillantes. El cuerpo es el sustrato del alma y, ergo, del espíritu y por lo tanto, de la mente. Esto
lleva a una única opción para estudiar holísticamente al hombre: el trabajo multidisciplinario o en
su defecto, todo estudioso del hombre deberá abarcar todas las disciplinas hasta ahora conocidas
para llegar a conclusiones válidas. Dada la extensión del conocimiento aportado por todas las
disciplinas que tratan al hombre, la última opción es más que imposible.
La solución inmediata es la remarcada como trabajo multidisciplinario en el que médicos,
biólogos, filósofos, psicólogos, sociólogos, profesores y didactas, los estudiosos de la lengua y de la
comunicación, políticos, economistas y toda otra actividad afín a éstas, deben ponerse cabeza a
cabeza para encontrar el camino convergente y poner fin a la dualidad artificial e inexistente. El
sistema nervioso con el órgano central que es el encéfalo y dentro de éste el cerebro es, sin dudas, el
más relacionado con la integración de mente y cuerpo y la sede exclusiva de la mente. Su estudio
nos permite romper el límite entre los fenómenos físicos u orgánicos y los fenómenos mentales.
Empezaremos con los sistemas de control de ese complejo sistema nervioso humano.
Sistemas de control
El descubrimiento espectacular de los neurotransmisores y sus funciones cada vez mejor
establecidas han despejado en gran parte el misterio de los mecanismos fisiológicos orgánicos y
mentales. El eje neuroendocrino manejado por los neurotransmisores es el motor real de todas las
funciones. Los neurotransmisores regulan todas las actividades celulares básicamente y al transmitir
el influjo nervioso se valen de mensajeros como las hormonas, verdaderos coordinadores químicos
de todo el sistema y constituyen los primeros mensajeros del sistema porque serán las encargadas
de estimular las funciones celulares mediante la estimulación y la inhibición de esas funciones. Son
las encargadas de poner en marcha los segundos mensajeros que son los que operan dentro de las
células y controlan las funciones intracelulares.
Los neurotransmisores viajan por los nervios que son como una especie de multicables
conductores, a través de sus haces, de los impulsos que podrán en marcha, junto con las hormonas,
a las células. Las hormonas viajan por la sangre, otra vía de comunicación sistémica del cuerpo.
46
“Mente sana en un cuerpo sano”
41
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Recordemos que todas estas sustancias, incluyendo las enzimas y otras partículas biológicas activas,
son proteínas o partículas proteicas lo cual desplaza al estudio del fenómeno vital del genoma
humano al proteoma humano. Si bien los genes son los responsables de elaborar las sustancias
proteicas activas, éstas son las que activan y modifican a los genes. Las mutaciones genéticas por lo
tanto, dependen más del proteoma, que del genoma en sí (salvo las mutaciones comprobadamente
hereditarias y con fenotipo congénito).
El encéfalo es la sede central o usina donde se originan los estímulos que los
neurotransmisores llevan a través de los nervios y red de neuronas a todos los tejidos y al sistema
endocrino y ponen en marcha al sistema de comunicación neuroendocrino y nervioso. El encéfalo
está dentro del llamado sistema nervioso central (SNC) porque en él residen todos los centros de
las funciones fisiológicas. Los impulsos nerviosos y hormonales operan a través de tres sistemas
periféricos: los nervios en el sistema nervioso periférico, verdadera red de conducción a través de
las fibras nerviosas que llegan directamente a los órganos y células efectoras, mediante el impulso
nervioso y los neurotransmisores.
Las hormonas actúan mediante secreciones (crinia) las cuales pueden ser volcadas en la
sangre (endocrinia), en la luz de un conducto (exocrinia) o de una célula a otra (paracrinia).
Finalmente, ambos sistemas, nervioso (en cuanto a nervios exclusivamente) y hormonal, confluyen
para manejar el sistema nervioso autónomo (SNA) o neurovegetativo que es el regulador de las
funciones vegetativas que no dependen exclusivamente de la voluntad, como son todas las
funciones orgánicas (circulación, digestión, catarsis, respiración, etc.). Este conjunto de sistemas
centrales y periféricos constituyen una verdadera red de comunicación y sus interacciones dan como
resultado al hombre y sus actividades.
Funciones del encéfalo
El encéfalo es el órgano más importante del sistema nervioso en general y del central en particular.
Posee los dos grandes hemisferios y ahí ubican la corteza cerebral (cortex), el tronco encefálico y
otras regiones como el sistema límbico, hipocampo, etc. La corteza cerebral es lo más importante
pues es la que prácticamente “dirige” y “coordina” todas las demás regiones encefálica. Dentro de
esa corteza es importante el llamado neocortex (isocortex o neopalio), que es la parte de la corteza
cerebral no olfatoria y filogenéticamente es la más joven. Es una de las zonas que interviene en la
regulación de los sentimientos y emociones. Goleman, afirma que “el deseo sexual procede del
sistema límbico, el amor del neocortex”.
El neocortex permite a los humanos proyectar, aprender y recordar. En menos de un siglo
se ha reunido montañas de datos que hasta ahora describen mucho pero hacen entender muy poco
sobre lo qué realmente es la mente y el cerebro humano. Se sabe que tiene alrededor de 100.000
millones de neuronas y cada neurona puede formar hasta 10.000 sinapsis (conexiones
interneuronales). El resultado es un circuito que resulta monstruoso para los neurocientíficos, dado
que representa cientos de billones de nexos o conexiones. El misterio del encéfalo sigue siendo el
cortex. Hasta ahora se tenía por cierto que la corteza era la llave maestra de todas las funciones
cerebrales, porque de ella dependía el funcionamiento ordenado de todo el sistema nervioso. Por lo
tanto, era capaz de generar comportamientos.
42
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Para explicar el funcionamiento del cortex se emitió la teoría modular del córtex. Consiste
en atribuir a la corteza diferentes áreas de funcionamiento (auditiva, visual, olfatoria, etc.). Así, el
córtex es un mosaico de módulos especializados que procesan la visión, la audición, el lenguaje,
detecta disonancias en una melodía, etc. Sin embargo, Jeff Hawkins, un ingeniero o arquitecto de
la computación (técnico en informática)47, formuló en 1996 la teoría de que la función del córtex no
era generar comportamientos sino realizar predicciones y que no trabajaba en módulos, sino en
forma total de forma tal que funcionalmente el córtex se comporta como si fuera anatómicamente
igual, sin módulos.48 Retoma la idea de Vernon Mountcastle49, publicada en 1978, quien postuló
que todas las regiones del córtex tienen las mismas seis capas, los mismos tipos de células y las
mismas conexiones y propuso que el conjunto de ellas realiza la misma función y llevan un
poderoso único algoritmo.
La zona del córtex que procesa la información visual está en la parte de atrás de la cabeza.
La información de los ojos llega a la zona más cercana a la nuca. Ahí, cada neurona responde a un
rasgo muy concreto del mundo, como puede ser la graduación de la luz. Pero la información se va
haciendo más abstracta a medida que sube hacia la región de la coronilla. De esta forma, un poco
más arriba, cada neurona responde a un tipo de frontera entre la luz y la sombra (una neurona se
dispara si la frontera es horizontal, otra, si tiene una ligera pendiente, etc.). Yendo más arriba aún,
una neurona reconoce un círculo, otra un triángulo. Y en una capa más superior, una neurona
reconoce un rostro en particular, por ejemplo Einstein, sin que importe si está de frente o de perfil.
Hawkins retoma esta teoría y según su idea, cada paso desde la información cruda (directa
desde los sentidos) hasta la formación de la idea abstracta de esa información, se basa en el mismo
algoritmo.50 Es la única computación de datos que sabe hacer el córtex, pero a pesar de ser una sola
es tan versátil que puede explicar todas las increíbles propiedades de la mente. ¿Cómo es ese
algoritmo prodigioso?
El rol del córtex in toto (cualquiera sea la región que use) es:
1. averiguar qué relación hay entre sus entradas de datos (inputs)
2. memorizar esa relación
3. usar la memoria para predecir cómo se comportarán los inputs en el futuro
Por ejemplo, en la entrada de datos sobre la visión, en la nuca los inputs son puntos de luz y
sombras (información cruda) que conforman el campo visual. Esos puntos tienden a formar
fronteras (entre zonas de luz y de sombras), la región del cortex de la nuca memoriza las fronteras
más comunes y transmite hacia arriba esa memoria. Es decir, la región más superior del córtex ya
no recibe simples puntos de información cruda, sino la memoria de fronteras, contenidas en inputs.
Si una frontera horizontal tiende a aparecer junto a otra vertical, el córtex memoriza un ángulo recto
47
Creador del Palm Pilot, computadora de mano sobre pantalla se puede escribir con un lápiz. Fundador de
Palm Computing y Handspring, empresas informática estadounidenses.
48
Jeff Hawkins-Sandra Blakeslee – ON INTELLIGENCE, Editorial Henry Holt, EE.UU.
49
Neurocientífico de la Universidad John Hopkins, EE.UU.
50
Algoritmo es un procedimiento mecánico para la resolución de ciertos tipos de problemas matemáticos que
funciona como una serie de pasos (paso a paso) o etapas coordinadas que hay que seguir en un orden
determinado para obtener un resultado específico.
43
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
y transmite esa memoria hacia arriba. La siguiente región del córtex recibe inputs de ángulos y
conforma figuras geométricas que luego transmite como objetos geométricos. Suponiendo que ese
objeto sea un edificio, a medida que lo rodeamos, sus ángulos cambian continuamente debido a la
perspectiva. Pero, debido a que toda esa secuencia de ángulos ocurre en la experiencia que se da
cada vez que rodeamos un edificio, una región del córtex memorizará la secuencia y transmitirá
hacia arriba a otra región de córtex, el concepto de edificio, lo que ya no depende de su orientación.
De esta forma, todo el córtex funciona detectando correlaciones entre sus inputs, pero esos
inputs son rasgos del mundo conocido, pero progresivamente más abstractos cada vez. Este flujo
“hacia arriba” es parte de toda la historia que conforma el mecanismo de la mente. El córtex manda
continuamente también, información “hacia abajo”, creando un flujo de las zonas más abstractas a
las más concretas. Ésta es la base de la teoría de predicciones de Hawkins. Todo ocurriría de esta
manera: en cuánto la región que memoriza “edificios” (en cualquier orientación) recibe “desde
abajo” un par de ángulos que podrían ser un edificio, devuelve hacia abajo su interpretación como
“edificio” (a pesar de que la información no es completa). Si la información que le sigue llegando
desde abajo es consistente con un edificio, la interpretación del córtex “desde arriba hacia abajo” se
consolida y se cumple la función predictora. El córtex anteló, antes de poseer toda la información,
que lo percibido era un edificio.
Todas las regiones del córtex, de esa forma, cualquiera sea su rango en la jerarquía de la
abstracción, están continuamente proponiendo hipótesis sobre el mundo y rellenando con
predicciones los datos que faltan en un “campo de información”, por ejemplo: fonemas no
pronunciados, sílabas inaudibles, palabras sepultadas por el ruido de un autobús o ideas que el
orador no ha llegado siquiera a tener. Las predicciones de más alto nivel, que son las que ocurren en
la mitad delantera del córtex (la zona del cerebro que creció de forma más espectacular durante la
evolución de los homínidos), son el fundamento de la inteligencia y la creatividad.
De esa manera, comprender o entender (conocer) algo consiste en la capacidad de
predicción del comportamiento de ese algo (ente o cuestión). La estructura jerárquica del córtex
permite aprovechar el poder de la combinatoria.51 Gracias a ese poder combinatorio y la posibilidad
de la inteligencia creativa, podemos explicar lo qué es el lenguaje. Vemos así, por ejemplo, que una
veintena de fonemas, combinados paso a paso se transforman en sílabas, raíces, palabras y frases, y
esto basta para codificar todas las ideas posibles. Podemos concluir que todo el córtex funciona
como lo hace con el lenguaje. Basta cambiar los datos y en lugar de fonemas y sílabas, se ponen
notas y frases musicales, o datos por ángulos y formas geométricas o por operaciones del
razonamiento lógico y todas las áreas operativas del córtex (visual, auditiva, olfatoria, intelectual,
etc.) funcionarán con el mismo algoritmo.
Lo que distingue el cerebro humano, del resto de los cerebros de los animales, no es que
tenga un córtex distinto sino que ese córtex posee mayor cantidad de conexiones, tanto con zonas
musculares motoras, como con zonas de pensamiento abstracto. De esa manera, sólo el hombre
puede generar las largas y complejas pautas motoras que exige la formación del lenguaje humano.
51
De alguna forma, esta teoría confirma algunos postulados de la evolución o “maduración” del sistema
nervioso y de la mente del ser humano, como así mismo da pie a las teorías de Piaget y otros investigadores
sobre las distintas formas o procedimientos de la mente humana que conformaba mente operativa, mente
matemática, etc.
44
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
¿Cómo se acomoda la teoría predictiva de Hawkins con la teoría modular del córtex? Conocemos
que la estructura cerebral a gran escala está determinada por los genes y existe una gran variabilidad
genética de una persona a otra. Por ejemplo, el área visual primaria (V1) mide más en unas personas
que en otras, llegando en algunas a triplicar su área, lo que confiere una gran agudeza visual. Igual
cosa pasa con el resto de las distintas áreas del córtex y por esta razón hay gente con un talento
innato para la música, mientras que otras lo tendrán para las matemáticas, otras para las relaciones
sociales y así sucesivamente. Pero, si un individuo no expone, en los primeros años de su vida, sus
áreas corticales a las pautas para las cuales está mejor condicionado, no desarrollarán esos
potenciales innatos.
Otra cuestión interesante que se plantea es el interrogante: ¿los seres humanos podemos
aprender de todo? No es posible que todos los humanos puedan aprender de todo. Según Hawkins,
“cada día percibimos nuestros límites”. En nuestra creencia, admitimos que si un individuo se
propone alcanzar una serie de conocimientos distintos, podrá en el curso de su existencia “aprender
un poco de todo”. Lo que no se puede, en razón de la extensión y las posibilidades del conocimiento
humano, durante una existencia individual humana, “conocer todo de todo”. Esa es la percepción
clara de nuestros límites que postula Hawkins.
La teoría de Hawkins coincide en parte con mi teoría del esquema “informático” de la
mente, concebida antes de que Hawkins publicara su doctrina. Asimismo confirma aquello que
afirmé de que la conjunción de técnicos informáticos con neurocientíficos permitiría descifrar el
funcionamiento de la mente humana.
De todos modos esta teoría condice:
1. En cualquiera de sus actividades u operaciones, el encéfalo trabaja “in toto” y no
por sectores, para lo cual debe activar unas zonas mientras inhibe otras. El trabajo
de activación-inhibición no significa que el cerebro no trabaja en unas zonas y en
otras sí, sino que está trabajando para mantener esas zonas activas e inactivas. Este
dato fisiológico de la función encefálica total generó en algunos investigadores que
es falso afirmar que sólo usamos del 5% al 10% de nuestras neuronas. Es verdad
que usamos casi el 100% de las neuronas en cada acto o función mental, pero lo que
no solemos activar es la capacidad creativa y la mente superior, y así, varios
circuitos y redes sinápticas están inactivas, trabajando sólo de un 5% a un 10% la
potencia creativa y el ordenamiento superior de la mente.
2. La capacidad del encéfalo para conformar ideas, conceptos y razonamiento lógico
siguiendo una serie de pasos o algoritmo de forma tal que en cada experiencia se
enriquece más y acumula datos operativos que hacen a la creatividad y la
inteligencia humana. Tal vez la evolución de la inteligencia no sea nada más que la
capacidad de procesar una cantidad mayor de datos extraídos de la experiencia y
aplicados en forma predictiva a un futuro.
3. La capacidad de trabajar en forma coordinada y de generar cuantas conexiones
necesite (cerebro proteico) está de acuerdo con la mayor capacidad que se
adquieren con la incorporación de datos a nivel de diferentes inputs de áreas
cerebrales o corticales, lo que se logra con el algoritmo de Hawkins-Mountcastle.
El cerebro proteico es la prueba total de que no es el cerebro el que genera la
45
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
inteligencia, sino que es la inteligencia la que opera a través del cerebro y modela
su anatomía y fisiología, para acomodarlo a una mayor capacidad operativa. Esto
tira a tierra toda teoría biologista de que es el cerebro el que origina los
pensamientos. El cerebro es sólo un instrumento de otra energía más poderosa que
es el espíritu, el que opera a través de la mente sobre el cerebro.
Hemisferios cerebrales: el intelecto
Si bien se ha diferenciado mucho la actividad de cada hemisferio cerebral, en realidad, en la
mayoría de los actos mentales ambos hemisferios participan por igual. Esto queda demostrado que
cuando un hemisferio cerebral se lesiona, el otro, poco a poco, va asumiendo sus presuntas
funciones. Sin embargo, a los efectos útiles de entender mejor la mecánica de la función cerebral,
he optado por explicar las actuales teorías de las funciones de los hemisferios cerebrales.
Los estudios sindican a los hemisferios cerebrales como la sede del intelecto: la
inteligencia, la memoria y la creatividad y las funciones del lenguaje, el pensamiento y el arte. Los
dos hemisferios del cerebro, réplica uno del otro, están implicados en diferentes tipos de
actividades. El hemisferio izquierdo está especializado principalmente en los procesos relativos a la
inducción, la deducción y el lenguaje. El hemisferio derecho nos proporciona las facultades de la
visión, el sentido espacial, la creatividad y la apreciación de la forma y del color.
Quedan, sin embargo, muchas áreas inexploradas. Las relaciones anatómicas específicas
entre las funciones intelectuales y los grupos de células del cerebro, están todavía por definirse. Los
procesos de la memoria, la conciencia del propio yo y el pensamiento, por ejemplo, son tan
complejos, que es posible que su funcionamiento involucre la totalidad del cerebro y no sólo a
regiones determinadas del mismo. De lo que no hay dudas es que el cerebro es la sede de
formidables poderes, aún inexplorados, y de los cuales sólo conocemos la conciencia, las formas
de aprendizaje, el habla, el pensamiento, la memoria y la creatividad que forman parte de la
inteligencia, principal campo de investigación y el más desafiante de todos.
Hemisferio izquierdo: el cerebro lógico
Para Ribeiro “es común encontrar personas que viven predominantemente con el lado
izquierdo del cerebro. Todo en su vida está sistematizado, detallado y controlado. Todo está tan
bien organizado que su visión del mundo es extremadamente limitada”. En su teoría esboza que el
pensador de hemisferio izquierdo tiene capacidad para distinguir los árboles, pero no ver el bosque:
tiene una visión parcial o aspectual y carece de visión global. Aprecia muy bien las partes pero no
capta el todo. Con esta semblanza, el autor determina que “el usuario del hemisferio cerebral
izquierdo” es una persona esquemática que encasilla toda su vida en órdenes determinados de los
cuales no puede, no quiere o no sabe salirse en busca de opciones opuestas. Por esta razón, se
considera al hemisferio izquierdo como “lógico”, es decir, racional y estrictamente metódico.
No hay casi dudas de que el hemisferio izquierdo está íntimamente conectado al mecanismo
del lenguaje. La adquisición del lenguaje simbólico ha sido un factor decisivo en el desarrollo del
pensamiento racional del hombre. Las numerosas y sutiles combinaciones fonéticas que permite el
lenguaje, aseguran la formación de una gran cantidad de palabras para comunicar una amplia gama
46
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
de ideas. El mecanismo que permite a la lengua agrupar palabras para formar frases gramaticales no
está completamente descifrado. La teoría psicolingüística52 postula que el proceso de construcción
de una frase está regido por un cierto número de ideas o principios relacionados entre sí.
Hay un esquema basado en un sistema de transportes para explicar analogías con los
principios psicolingüísticos y estos sistemas operarían en veintiuna etapas ordenadas (a manera de
una red de trenes y estaciones), según la sucesión en que actúan, de la forma siguiente:
1. en el banco mental de la memoria o almacén del léxico se guardan las palabras o
sus rasgos distintivos, ya que no hay evidencia de que ellas estén en el cerebro en
forma definitiva
2. hay un conjunto de palabras dispuestas para iniciar el proceso de formación de
frases
3. la entrada de palabras en el ascensor que lleva a la estructura profunda, parte del
cerebro donde residen las reglas fundamentales del lenguaje, que determinan la
forma gramatical (sintaxis) y el significado (semántica)
4. las palabras se agrupan en el área de salida para llegar a la estructura profunda
5. el centro de control simboliza al centro cerebral donde se organiza la actividad
lingüística, localizado probablemente en el hemisferio izquierdo
6. las palabras llegan al centro cerebral donde serán clasificadas según las leyes de la
sintaxis y la semántica. Quizás sea ésta la fase más importante, ya que la sintaxis
proporciona las reglas que hacen la frase correcta y la semántica se encarga de su
significado. Ambas están relacionadas estrechamente, pues sin la ordenación
sintáctica correcta el significado de la frase no resulta claro.
7. el tren transporta las palabras hasta los circuitos que elaborarán su forma
gramatical y semántica
8. llegada de un tren que transporta las palabras; durante el viaje, éstas han sido
articuladas sintácticamente y dotadas de un significado preciso
9. punto de intercambio entre trenes de las palabras que han de seguir viaje para
encontrar en forma sintáctica y semántica
10. las palabras que tras su viaje han adquirido sentido y forma gramatical llegan al
área de transformación
11. en el área de transformación son reordenadas y combinadas para ser utilizadas en
las frases. Ahí se les añaden otros rasgos distintivos, como el tiempo y el modo
gramaticales
12. llegada al área de transformación de palabras de carácter gramatical específico,
como los pronombres
13. otras palabras características como las conjunciones o adverbios, llegan al área de
transformación
14. llegada al área de transformación de las palabras que han escapado al proceso
sintáctico y semántico. Éstas podrían originar una frase no gramatical
52
La Psicolingüística es la disciplina que estudia los procesos mentales que intervienen en la producción y
comprensión del lenguaje y que consisten en una serie de mecanismos, en su mayoría, inconscientes y
automáticos, sucesivos y/o simultáneos, relacionados con la codificación y decodificación de palabras y las
construcciones sintácticas.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
47
15. las palabras se organizan para pasar del área de transformación a la estructura
superficial
16. el camino de descenso directo ha permitido a las palabras de uso común el acceso
directo a la estructura de superficie, puesto que estas palabras tienen de por sí
muchos rasgos sintácticos
17. las palabras de uso común entran en la estructura superficial, la cual contiene las
normas estructurales que rigen la disposición y pronunciación de las palabras
18. salida de las palabras dotadas de construcción gramatical y de pronunciación
correctas para ocupar su sitio en la frase.
19. palabras rechazadas en la fase de estructura profunda y que pueden llegar a la
estructura superficial con sentido y uso gramatical incorrectos
20. unidades lingüísticas organizadas en un orden preciso y dispuestas a ser utilizadas
en una frase comprensible
21. frase apta para ser comunicada
El mecanismo que permite a la mente agrupar palabras para formar frases gramaticales no
está completamente descifrado. La teoría psicolingüística postula que el proceso de construcción de
una frase está regido por un cierto número de ideas o principios relacionados entre sí.
El sistema de transportes que acabamos de describir tiene en su diseño analogías con los
principios psicolingüísticos:
•
•
•
•
•
el flujo y dirección de pasajeros y trenes se corresponde con el orden en que se
producen los procesos de construcción de frases a partir de sus unidades básicas,
como las palabras.
La estación terminal se nutre de varias estaciones menores.
Cada estación y tren subsidiarios, consignados en el orden número de la reseña que
antecede, representan una etapa del proceso psicolingüístico.
El intercambio de pasajeros acaba en la terminal, donde forman una secuencia
uniforme equiparable a la ordenación de las palabras correctamente formadas.
Del andén pasan al tren principal, que presenta la frase lista para ser expedida
(comunicada) de forma verbal, comprensible según las reglas de sintaxis y
semántica.
De esta teoría surge la siguiente organización cerebral para el lenguaje:
1º.
2º.
Existencia de una memoria lingüística o almacén de léxico
Centros de formación de lenguaje o centros profundos: que serían dos
Centro de control cerebral de la formación semántica y de la sintaxis, que
ubica en el hemisferio izquierdo
Centro de transformación o integrador: es el centro formador de frases
donde llegan las palabras ordenadas semántica y sintácticamente, las de
carácter gramatical específico como los pronombres, las conjunciones y los
adverbios. También acceden a este centro las palabras que no han pasado por
el centro de control y de formación semántica y sintáctica. Las palabras
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
48
ordenadas por el centro del control cerebral formarán “frases gramaticales”.
Las palabras no controladas darán origen a “frases no gramaticales”
3º.
Centro superficial o estructura superficial o centro estructurador de elocución: es
una especie de vía común final adonde llegan todas las palabras posibles, frases
gramaticales y no gramaticales que se usarán para estructurar una elocución
(disposición y pronunciación de una palabra), a saber:
a. Palabras de acceso directo (que no pasan por los otros centros del lenguaje y
que son las palabras de uso común o permanente)
b. Frases gramaticales
c. Frases no gramaticales
d. Palabras rechazadas por los centros profundos: son las que tienen un sentido
y un uso gramatical incorrecto
e. Unidades lingüísticas organizadas: formadas correctamente en lo semántico
y gramatical y dispuestas en un orden preciso para formar un pensamiento
completo comprensible, inteligible
4º.
Centro de comunicación o elocución: es el que permite la pronunciación hablada o
fonación (expresión verbal) de las palabras, juicios, frases o pensamientos
elaborados en los centros cerebrales del lenguaje. Coordina la respiración, la
articulación, la entonación y todos los matices de la expresión oral que permite el
sentido y comprensión de lo que se expresa. También puede expresar frases no
elaboradas por los centros cerebrales
Luego, el hemisferio izquierdo detenta, en general:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
la “facultad de expresión”
es el principal operador de la inteligencia en la adquisición del conocimiento
utiliza mecanismos convencionales para el análisis del pensamiento
elabora la información en fases lógicas y analíticas, usando como investigador y
mediador el poder del lenguaje
ejerce, junto con el lóbulo frontal izquierdo, el control del habla
en determinadas funciones, por ejemplo, escribir una carta, bloquea las funciones
del hemisferio derecho
detenta zonas, sobre todo en la occipital, relacionadas con la meditación profunda y
el control del estado del ánimo
está relacionado con el pensamiento positivo y los estados de ánimo optimistas,
alegres y felices
Las facultades del hemisferio izquierdo son más extensas que las consignadas en estas
generalidades, pero aún están en estudio y se está confirmando teorías y aclarando mecanismos
fisiopatológicos en relación con los estudios en personas normales y con lesiones cerebrales,
49
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
mediante los métodos modernos de SPECT, RMN, etc. Daniel Goleman, Richard Davidson,53
Paul Ekman y otros autores realizan estudios sobre las emociones y los estados afectivos y del
ánimo en los dos hemisferios cerebrales. Han concluido que la gente cuando tiene emociones
negativas (ira, enojo, distrés, depresión) los impulsos se dirige en forma convergente y activan el
hemisferio derecho en las zonas de la amígdala y la corteza prefrontal derecha (región cerebral
importante para la hiperdefensa típica de las personas con estrés). La amígdala es la emisora de
funciones perturbadoras. En forma opuesta, las personas con tendencia al ánimo positivo,
entusiasmo y energía tienen estimulada la corteza prefrontal izquierda. Davidson considera a la
corteza prefrontal izquierda como “el centro emocional de la felicidad”. Como ya se explicó cuando
funciona el hemisferio derecho, el izquierdo está quieto y viceversa.54 Esto permite modificar la
tendencia natural de la predominancia de un hemisferio sobre el otro. Hay consenso entre los
investigadores para considerar a la zona izquierda del cerebro como la de la creatividad. El área
prefrontal, especialmente, está vinculada con los estados de ánimo y la liberación de hormonas y
neurotransmisores. Es probable que contenga “centros de placer” y es posible que estímulos
positivos de la luz, olores, el ejercicio, determinados ambientes agradables y la meditación,
estimulen ese centro. Es posible que en un futuro puedan develarse otras funciones de ambos
hemisferios que completen el cuadro de comprensión, no sólo de los actos mentales normales, sino
también de los patológicos. En la educación infantil, hay autores como Dodson que postulan que en
la práctica para educar el hemisferio izquierdo hay que enseñarle al niño a “pensar con la mano
izquierda”, esto es, fomentar la creatividad y alentar la expresión de los sentimientos. Con esto, el
niño desarrolla la intuición, la imaginación y el inconsciente de su mente, del mismo modo que la
parte racional, lógica y consciente. Al obrar más con la intuición y el pensamiento, este pensar
“entraña el acceso al inconsciente más que a la conciencia”.55
Hemisferio derecho: el cerebro artístico
Al referirse al hemisferio derecho, Ribeiro explica: “en el otro extremo están las personas
soñadoras, llenas de preocupaciones sociales, pero que nunca consiguen concretar sus ideales”.
Postula que pueden captar el bosque pero no distinguir cada árbol, por lo que su visión de las cosas
es global y no aprecian lo parcial. Ven el todo, sin distinguir las partes. Se ha comprobado que el
hemisferio derecho gobernaba tantas funciones como el izquierdo y la forma de elaborar la
información es diferente para cada hemisferio. El hemisferio derecho no utiliza los mecanismos
convencionales para el análisis de los pensamientos, que utiliza el hemisferio izquierdo. En lugar de
ello, el hemisferio derecho, centro de las facultades viso-espaciales no verbales, concibe las
situaciones y las estrategias del pensamiento de una forma total. El hemisferio izquierdo elabora la
información en fases lógicas y analíticas, usando como investigador y mediador el poder del
lenguaje, mientras que el hemisferio derecho integra rápidamente varios tipos de información y acto
seguido los transmite como un todo. El método de elaboración utilizado por el hemisferio derecho
se ajusta al tipo de respuesta inmediata que se requiere en los procesos visuales y de orientación
53
Director del Laboratorio para las Neurociencias de los Afectos, Universidad de Wisconsin, EE.UU. Por
RMN constató que en la gente enojada o deprimida las partes del cerebro convergen hacia la amígdala y la
corteza prefrontal derecha.
54
Experiencia científica consignada en los libros de Daniel Goleman y los trabajos del Laboratorio para las
Neurociencias de la Universidad de Wisconsin. EE.UU., la Universidad de San Francisco, EE.UU. y la
Universidad de Massachussets, EE.UU.
55
Fitzhugh Dodson – EL ARTE DE SER PADRES, Editorial Aguilar, Madrid, 1973
50
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
espacial. El lóbulo frontal derecho y el lóbulo temporal derecho parecen ser los encargados de
ejercer las especializadas actividades no verbales del hemisferio derecho. Esto se corresponde, en
muchos aspectos, con las funciones de control del habla que ejercen el lóbulo frontal y el lóbulo
temporal del hemisferio izquierdo. Se ha detectado un pequeño grado de compresión verbal en el
lóbulo parietal derecho, que tiene capacidad de comprender una selección de nombres y verbos
simples y manejar el pensamiento abstracto. Como ocurre con el hemisferio izquierdo, cuando el
derecho está funcionando, anula parcialmente las funciones del izquierdo. Esto fundamenta que
cuando predomina un hemisferio, se produzca una forma de pensar también predominante y esto
provoque las diferencias de las dominancias que luego reiteraremos. Las facultades viso-espaciales,
(la memoria visual y ubicación temporoespacial) y el talento musical son las dos habilidades no
verbales más sobresalientes de entre las que regula el hemisferio derecho. De este modo, mientras el
hemisferio izquierdo se halla fundamentalmente ocupado en las facultades verbales e interpreta al
mundo en etapas lógicas, el hemisferio derecho lo concibe de manera global, sin realizar procesos
analíticos. Esto diferencia las distintas formas de pensar de los diferentes hombres, según
predomine el hemisferio izquierdo o el derecho. Los antropólogos y los psicólogos creen
actualmente que es posible que cada civilización se haya desarrollado bajo la influencia del
predominio de un hemisferio cerebral, especialmente en toda una población humana. La sociedad
occidental parece ser que está dominada por el hemisferio izquierdo, y esto se refleja en la
orientación y en los valores de su cultura. Sin embargo, el estilo de vida occidental en la actualidad,
parece estimular más el hemisferio derecho en los centros que son estimulados por la ira, el estrés,
la depresión y otros estados negativos. Sin embargo, los orientales han conseguido estimular mejor
al hemisferio izquierdo con diferentes disciplinas de oración, ejercicios y meditación, estimulando
los centros de placer y placidez. Otras culturas, en cambio, han orientado sus intereses según la
influencia predominante del cerebro derecho y son numéricamente más escasas, ejemplo de los
isleños de Trobriand que en lugar de manejar la información escalonada en el tiempo, como hacen
los occidentales, ellos consideran toda la información disponible a la vez. Así, si el viento azota su
embarcación, el isleño no lo considera como procedente de un punto cardinal determinado, sino que
lo describe con el nombre de la parte del bote en la que el viento golpea. Para educar a los niños en
el uso del hemisferio derecho, Dodson aconseja usar el método del “pensar con la mano derecha”,
lo que significa enseñarle al manejo de la percepción sensorial para captar la realidad en forma
consciente. Es el pensar lógico, analítico y racional. Es la forma de pensar que debe tratar de
desarrollar la escuela y la universidad en la enseñanza de niños y jóvenes.
Lóbulo frontal: sede de la inteligencia y la personalidad
El lóbulo frontal es la región más extensa de la corteza cerebral y la menos conocida y
constituye una gran masa de tejidos que se extiende desde atrás de la frente hasta el surco central de
la corteza cerebral. Actualmente se sabe que este lóbulo es el responsable de la ideación, del juicio
y de la facultad de formar conceptos y de modificar dichos conceptos mediante el uso de
información procedente de otras áreas del cerebro como es la de la memoria. Se cree, aunque no
está bien establecido, que es la sede de la personalidad y de la inteligencia y que, en colaboración
con el hipocampo y otras conexiones cerebrales, interviene en el aprendizaje. No obstante, el daño
de este lóbulo no modifica la mayoría de los testes de inteligencia normalizados. Suele alterarse la
capacidad de asociación del pensamiento frente al daño anatómico del lóbulo. Luego estudiaremos
todo lo relativo al aprendizaje.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
51
Sistema límbico
Es considerado una especie de sistema cerebral, tanto por su origen como por sus funciones
(de acuerdo a esta teoría el encéfalo tendría “tres cerebros” que trabajan conjuntamente en armonía
pero que difieren en estructura, función y bioquímica). El sistema límbico sería el segundo de esos
tres cerebros (el primero sería la estructura encefálica superior o lóbulos cerebrales y el tercero el
tronco encefálico). Ubica en la zona profunda de los lóbulos temporales rodea circularmente al
tronco del encéfalo y los ganglios basales. Está formado por:
1. hipocampo, fórnix y circunvoluciones hipocámpicas que constituyen el arco
inferior del círculo límbico
2. circunvolución cingular que forma el arco superior
3. septum, amígdala y cuerpos mamilares que ubican en la parte anterior
4. núcleo talámico anterior que está en el interior del círculo
Todas estas estructuras tienen conexiones neuronales y bioquímicas intrincadas entre ellas
mismas y con las áreas encefálicas superiores e inferiores. Es muy importante conocer la
neuroanatomía de la ansiedad y, en general, de los trastornos emocionales. En este mecanismo
neuroanatómico, el llamado sistema límbico ampliado abarca al sistema límbico propiamente dicho
y a sus regiones conexas con el SNC. El sistema límbico propiamente dicho comprende un sistema
olfatorio (bulbo olfatorio, estrías olfatorias y las áreas olfatorias corticales prepiriforme,
periamigdalina y entorrinal); la formación hipocámpica (hipocampo [asta de Ammon], fórnix o
trígono y circunvolución dentada); amígdala (grupo nuclear corticomedial y grupo nuclear basallateral); región septal (septum lucidum, área septal, núcleos septales); lóbulo límbico de Broca
(circunvolución del cuerpo calloso o cíngulo y circunvolución para hipocámpica) Las regiones
conexas con el SNC son: áreas límbicas mesencefálicas; hipotálamo; habénula y epífisis; áreas
límbicas de neocorteza cerebral y núcleos límbicos talámicos. Este sistema límbico es el que rige el
comportamiento y la vida instintiva del hombre.56 Al incluir el circuito de la memoria indica que el
sistema límbico no es únicamente el “cerebro de las pasiones, afectivo y emocional” sino que
participa de la racionalidad de la neocorteza. De ahí que las lesiones de este sistema provoquen no
sólo falla de memoria sino también indiferencia afectiva. El sistema límbico, por lo tanto, vincula la
información almacenada en la memoria, las pulsiones e instintos y la experiencia sensorial actual,
otorgando una tonalidad afectiva al conjunto. El hipocampo confiere un “valor” a cada información
nueva para compararla con la ya memorizada. En conexión con el área septal es donde arriban las
informaciones hipotalámicas (vegetativo-viscerales) y en relación con las áreas corticales de
asociación, el hipocampo puede comparar los mensajes actuales (la información sensorial
proveniente del ambiente y los “programas motores” de la neocorteza) con la reserva de
experiencias antiguas y de la memoria de especie (con toda su carga afectiva) de éxitos y fracasos,
placer o dolor. Es el “órgano” de la inteligencia emocional.
Conexión entre sistema límbico y tronco encefálico
Esta conexión, que acabamos de estudiar como regiones conexas, está relacionada con el
mantenimiento del equilibrio de los estados emocionales (que dependen del hipotálamo) y del
56
Gray, J. A. – THEORY OF ANXIETY. THE ROLE OF THE LIMBIC SYSTEM (publicado en
L’ENCÉPHALE, Revue de psychiatrie biologique e therapeutique), 1983, IX: 161
52
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
estado de alerta (que es función de la formación reticular). La función emocional del sistema
límbico ha sido ampliamente investigada en el animal y se ha podido establecer también en el
hombre. Las emociones, sobre todo las más fuertes como el miedo, parecen estimular el hipocampo
primero y luego éste actuará sobre el hipotálamo que es el centro integrador de todas las reacciones
emocionales. Las entradas de las reacciones sensoriales provenientes de los órganos de la
percepción, están influenciadas por el sistema límbico antes de que lleguen a las áreas del encéfalo
donde serán “descifrada”. Este “chequeo” límbico, incluso, según algunos psicólogos, puede estar
influenciado en la apreciación final de una escena de la realidad porque el sistema límbico de
alguna manera influye en el pensamiento, permitiendo que éste influya sobre las emociones y, a su
vez, éstas puedan influir sobre el pensamiento. De este modo, un fenómeno puede ser percibido
según sea el estado anímico previo: si hay alegría todo será “color rosa” y si hay tristeza, todo será
de “color azul” (algunos prefieren hablar de “color negro” o “color gris”). El hipocampo parece
estar continuamente comparando las entradas sensoriales con el patrón de conducta aprendido.
Además, el hipocampo parece ser el responsable de los casos en que los estresados por ruidos
permanentes, al cesar la fuente sonora, el cerebro reacciona en medio del silencio por la falta de
ruido, del mismo modo que reaccionaba con el ruido.
Amígdala
Parece estar relacionada con la alimentación, lucha, huída y cópula. Junto con el hipotálamo
parece ser el centro regulador del impulso y la respuesta sexual. La estimulación de la amígdala y el
hipocampo desatan conductas emocionales y en el caso de conflicto, antes de decidir si habrá lucha
o huída, es la estructura que discierne si hay o no enemigo. La amigdalectomía en el animal
trastorno su conducta en forma permanente. Por ejemplo, transforma en agresivo a un animal dócil.
Si bien pareciera que el arco superior del sistema límbico se superpone en sus funciones con el arco
inferior, en realidad hay una especialización del mismo relacionada, sobre todo, con sentimientos y
expresividad que lleva a la sociabilidad y al estímulo que provoca el cortejo o interés sexual y la
respuesta al mismo. La estimulación eléctrica en el ser humano, de la amígdala, el hipocampo y el
septum, provoca reacciones de ansiedad o excitación y agitación, ira, euforia, visiones coloreadas,
interés sexual y relajación. Esto confirma lo que se aseveró anteriormente como que la amígdala es
la responsable principal de emociones perturbadoras y distresantes.
Hipocampo y cuerpos mamilares: memoria
No hay dudas que la enseñanza, el aprendizaje y todo el quehacer del hombre se basan en su
memoria. Más aún: hay autores que afirman que memoria y aprendizaje, desde el punto de vista
funcional, es lo mismo. La función mental de la memoria queda incorporada a la fisiología del
sistema límbico en el denominado circuito de Papez. Más adelante estudiaremos en detalle todo lo
relativo a la memoria humana.
Tronco encefálico
Si bien el hombre, para ser tal en un todo, necesita de todas las funciones de su cuerpo, el
encéfalo como órgano central encargado de esas funciones tiene prioridades distintas. Para él la
respiración, el control de los latidos y la presión sanguínea que regulan básicamente la circulación
de la sangre y la oxigenación de los tejidos, dos condiciones primordiales de la vida biológica,
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
53
tienen más importancia que el habla, la vista o el oído. Los centros de las funciones vitales están en
el tronco encefálico, responsable del soporte de la vida. Es el cerebro más primitivo del hombre,
pues de él depende que viva y sean posibles las otras funciones. De ahí su prioridad fisiológica. En
el tronco encefálico se encuentra la protuberancia y el bulbo y en ellos la formación reticular, llave
maestra del tronco encefálico, pues es la usina de estímulos tanto activadores como inhibidores.
Sistema reticular activador y corteza cerebral: la conciencia
Cerca de cien mil millones de neuronas constituyen el SNC. El porcentaje mayor de
estas células está en la corteza cerebral que se encuentra en la superficie de ambos hemisferios
cerebrales. La superficie de cada hemisferio contiene las células que elaboran los códigos
neuronales que provienen de los sentidos. Tales códigos envían información sobre los estímulos
ambientales, a las áreas receptivas de la corteza, donde la información es procesada por columnas
de células y transferida a las áreas de asociación, que se encuentran adyacentes, de modo que pueda
combinarse con informaciones procedentes de la memoria, de los sentidos y de otras áreas
cerebrales. Esta función de asociación es muy compleja y explicaría la delicada esencia del
pensamiento humano y de las otras funciones intelectuales. De esta forma también se recibe la
información de las vías nerviosas sensitivas al sistema reticular activador, el que estimula la
actividad y la atención en toda la corteza cerebral. La información sensitiva sale del encéfalo, desde
la corteza motora a través de las vías motoras y de ahí a la medula espinal, última operadora de
sensaciones sensitivas y de impulsos motores. La combinación de la información de estas diferentes
fuentes y su elaboración por la corteza, produce el fundamento de la conciencia. Las células
reticulares excitadoras están extensamente conectadas con todo el sistema nervioso, tanto sensitivo
como motor, y son estimuladas por impulsos nerviosos procedentes tanto de afuera como de adentro
del cuerpo y sus distintas partes. Si por cualquier motivo se corta la entrada de información
sensorial o sensitiva (percepción externa e interna), la excitación de la corteza cerebral cambia y la
calidad de conciencia se modifica. El estado de conciencia se modifica según haya luz o oscuridad,
ruido o silencio, indemnidad o ruptura de las vías sensoriales. O se altera según haya pérdida del
estado de conciencia (inconsciencia), sueño o alucinaciones.
Funciones del hipotálamo: sede de los instintos y las emociones
El hipotálamo, ubicado en el diencéfalo está integrado por varias áreas que controlan los
instintos básicos como el hambre, la sed y la conducta sexual, como asimismo el medio interno u
homeostasis que regulan entre otras cosas la temperatura y otras funciones. Si bien los hemisferios
cerebrales controlan y polarizan el control de emociones y estados de ánimo, también el hipotálamo
contribuye con ellas porque es el centro de las emociones y de las sensaciones tanto del placer,
como displacer y dolor. Anatómicamente considerado en el hipotálamo tenemos:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
área anterior: controla el impulso sexual y la capacidad de reproducción
áreas posteriores: controlan la sed y el impulso de buscar agua
núcleo supraóptico: interviene en el control de la sed por osmorreceptores
núcleo preóptico o termostato: regula la temperatura interna del cuerpo
núcleo retromedial: controla el impulso del hambre
núcleo dorsomedial y locus ceruleus: regulan las emociones y la conducta agresiva
área dorsal: es del centro del placer.
54
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
El hipotálamo está conectado por diferentes vías nerviosas con el área frontal de la corteza
cerebral, con el sistema límbico y con el tronco encefálico. Por intermedio de la arteria cerebral, el
tallo infundibular, el sistema portal pituitario y los tractos neurosecretores, se conecta a la hipófisis
y regula todo el sistema neuroendocrino a través de las hormonas hipofisiarias. Es un verdadero
integrador de impulsos y quizás uno de los órganos más importantes que relacionan lo instintivo
con lo emocional y lo inteligente, dando la integridad física y mental del hombre. Las emociones
representan a la gama de sentimientos humanos expresados, como la alegría, la tristeza, el amor y el
odio, la serenidad (relajación) y la excitación (estrés), el pacifismo y la agresividad, etc., siendo
siempre estos sentimientos bipolares o en dupla que representan los extremos opuestos, pero
también con las gamas intermedias. Tan fuerte es la integración del cuerpo y la mente a través del
hipotálamo, que las sensaciones emotivas producen respuestas físicas a la emoción y dan la base a
la fisiopatología de las reacciones agudas y crónicas del estrés y la ansiedad y de las enfermedades
psicosomáticas.
He confeccionado esta síntesis científica de cómo funciona el cerebro y su correlación
anatómica con la expresión de sentimientos e instintos. Pero debe observarse que todo esto es una
mera descripción que varía a medida que se profundiza el conocimiento científico a través de una
mejor tecnología exploradora. Creo que cuánto más estudie tecnológicamente el hombre a su
cerebro, jamás llegará a completar todo lo que su cerebro es, puesto que la ciencia sólo describe
fenómenos fácticos de un órgano que puede tener un número infinitesimal de acciones y reacciones
que, ante un mismo estímulo, generan en cada individuo una manifestación distinta de otros. He
mostrado el quehacer científico para diferenciar claramente que la ciencia describe mucho y explica
poco. Describe fenómenos que registra en aparatos tecnológicos, pero no puede explicar la esencia
de los mismos y termina por atribuir la esencia al fenómeno en sí. El fenómeno de la vida humana
se manifiesta en la célula y en el cerebro del hombre. Ergo, concluye la ciencia, el origen y razón de
ser de esa vida es la célula y en el cerebro en sí. Se entra en un círculo vicioso, el que sólo agrega
nuevos datos o modifica los datos conocidos según sea el alcance del instrumento tecnológico que
le permite acceder a lo microscópico. Lo que la ciencia parece soslayar (o ignorar) que una cosa es
lo microscópico y otra muy distinta lo invisible. La ciencia siempre dependerá de lo visible. Lo
invisible es propio de la mente superior del hombre, es decir, de su espíritu. Chopra nos dice:
“vivimos en la Era del Cerebro Superior, esa corteza que creció desmedidamente en los milenios
recientes y eclipsó al cerebro inferior instintivo. También se llama “cerebro nuevo”, en
contraposición al que imperó sobre los seres humanos durante millones de años y sigue haciéndolo
en la mayoría de los seres vivos. El cerebro antiguo no puede concebir ideas ni leer, pero tiene el
poder de sentir y, sobre todo, de ser. Fue gracias a él que nuestros antepasados percibieron la
cercanía de una presencia misteriosa en la vida. Esa presencia, que habita cada partícula de la
creación, inunda también la vida”. Leyendo esto, colijo que Chopra piensa igual que yo que
sostengo que el “cerebro antiguo” de reptil es el que porta todo el milagro de la potencialidad del
ser del hombre porque en él está lo que hoy llamamos “memoria filética” que es como un sistema
informático Windows o Linnus que nos permite trabajar con el software de nuestra inteligencia
(cerebro superior) para obtener el conocimiento de la verdad de la vida y la realidad mundana.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
55
IV
LA ESTRUCTURA DE LA FUNCIÓN MENTAL
(Fisiología de la mente)
E
n el parágrafo anterior vimos algo así como la relación entre mente y cuerpo o sea la
“anatomía” de la mente. Este capítulo tiende a analizar los mecanismos mentales, o
sea, la estructura de la función mental, algo así comparable a una especie de
“fisiología” de la mente. Hemos explicado que la mente capta los objetos de conocimiento por
intermedio de la percepción sensorial o extrasensorial, siendo el instrumento final del conocimiento,
para lo cual pone en marcha delicados mecanismos que hemos esbozado de alguna manera en todo
lo explicado hasta acá. Ahora abordaremos más estrechamente la forma aproximada con que la
mente trabaja, esencialmente, en el orden intelectivo. La pantalla en la cual se proyectan los actos
mentales es la conciencia. Tras de ella están todos los mecanismos y procesos que se ponen en
marcha cada vez que la conciencia se activa. La conciencia, a su vez, es el escenario que ilumina y
permite conocer todos los fenómenos emocionales, afectivos, instintivos y volitivos. El orden
emocional, instintivo y volitivo, lo analizaremos en los parágrafos respectivos.
Actos mentales e introspección
Por experiencia estricta, o sea “de hecho” hemos constatado la existencia de actos
mentales. Estos actos mentales son “dados” desde dentro de las personas. Por esta razón están
ocultos en algún modo a una observación directa. Debido a esto no pueden ser estudiados de la
misma manera en que pueden observarse las relaciones espaciales, temporales y causales, entre los
objetos de la percepción sensorial normal. Tales actos son “realidades mentales” más bien que cosas
u objetos que suelen percibirse por los sentidos en la “realidad común” del entorno o medio que nos
rodea. Luego, es lícita la controversia que suscitan en el sentido de si pueden o no ser abordados por
un “acceso privilegiado” y cuáles serían las formas de ese presunto acceso. Si los actos mentales
son internos, por sentido común cabrían dos suposiciones:
1. uno puede conocer, ser consciente, a veces, de sus propios actos mentales
2. uno no podría ser consciente de los actos de otro de la misma manera que es
consciente de los propios.
Estas suposiciones confieren a los actos mentales la calidad de “privados”, que no tienen
acceso a la percepción sensorial común. De todos modos, considerando junto con Heidegger, que
así como el ser del hombre es un ser cerrado al no podemos acceder por nuestros sentidos ni por
nuestra mente en forma directa, en alguna manera los actos mentales guardan una similitud con esta
postura del ser. Pero, como lo remarca el pensador y filósofo alemán, el ser no puede ser accedido
en forma directa pero sí en forma indirecta por los modos de ser que exteriorizan las conductas
diferentes del hombre, causadas por su esencia o ser. Igualmente, los actos mentales pueden ser
accedidos desde el exterior por los modos de exteriorizarse. Así, a nuestros actos mentales los
conoceremos por experimentarlos directamente, pero a los actos de los otros tendremos acceso por
los modos de comportamientos que esos actos generan y, desde luego, por analogía con los
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
56
nuestros. Es decir, los actos mentales ajenos nos pueden ser develados mediante un mecanismo de
observación reflexiva y analogía. Esta conclusión da pie a dos tipos de observación:
⇒ extrospección: realizada por la percepción sensorial desde afuera. Es similar,
particularmente, a la extroversión como “movimiento que sale fuera de sí por
medio de los sentidos”. No es palabra del español el término extrospección.
⇒ introspección: (mirar adentro) llevada a cabo por un mecanismo de reflexión, que
es especie de auto inspección “hacia dentro” que con nuestro pensamiento crítico
nos realizamos. Es un término acuñado en el idioma español y es definido como
“observación interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia” a
lo que conviene agregar un concepto de la definición de introversión: “acción y
efecto de penetrar dentro de sí mismo, abstrayéndose de los sentidos”.
Hernández Monsalve57 interpreta a la introspección como una “capacidad para el diálogo
interno” y establece que dicho diálogo es posible “en virtud de al menos tres cualidades de la
persona” las cuales serían:
•
•
•
capacidad de introyección de la realidad (que consiste en incorporar los
elementos externos a su esquema referencial o mundo interno)
capacidad para el manejo de entidades abstractas o simbólicas
capacidad de reflexibilidad (tomarse a sí mismo como objeto de percepción)
La extrospección u observación directa puede ser hecha por la simple observación de
determinadas conductas, de actos conscientes y exteriorizaciones verbales o bien con una
extrospección sistémica en la cual sometemos a la persona observada a una serie de testes para
conocer sus reacciones frente a diferentes estímulos o problemas a resolver. De igual modo
podemos proceder con la introspección que puede ser directa o sistematizada. El único
inconveniente es que la sistematización de ambas observaciones, en algún modo, perturba los
procesos conscientes naturales, lo que limita cualquier método. ¿Es posible la introspección?.
Algunos autores como Brentano piensan que no, porque nunca habría un segundo acto de
conciencia cuando uno es consciente de un acto mental. ¿Qué significa esta afirmación? Que si yo
realizo una percepción consciente de un fenómeno (primer acto mental consciente) no podría
someterlo a introspección (segundo acto mental consciente). Esto implica aceptar que la conciencia
opera en forma sectorizada. En la realidad, cuando yo escucho un sonido (acto consciente)
enseguida mi mente comienza a clasificar las características de ese sonido y su significado, por
ejemplo, oír un trozo musical conocido y en forma inmediata y simultánea al acto de oír mi mente
me dice el nombre de la melodía e, incluso, si yo sé la letra en el caso de una canción, comienzo
automáticamente a seguir la melodía recordando la letra. En este ejemplo, como en todos los actos
mentales, más aún por los originados en una atención múltiple (percepción simultánea de diferentes
acciones u objetos), mi mente opera en un solo bloque, con la misma continuidad que la realidad
ofrece. La captación y el reconocimiento son actos que se dan al mismo tiempo. No hay cortes ni
sectorizaciones.
57
Hernández Monsalve – LA COMUNICACIÓN Y EL LENGUAJE, Editorial Quórum, España, 1986
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
57
De igual modo, mi mente consciente opera cuando yo la someto a la introspección: al
mismo tiempo que voy captando e interpretando la realidad, mi mente me permite ir apreciando los
mecanismos que usa. Esto es más patente cuando en un estado de percepción y atención múltiple,
de repente algo me llama la atención de un modo más poderoso y particular. En ese instante, como
si mi mente fuera el “zoom” de una lente de máquina fotográfica o filmadora, a manera de potente
lupa, hará resaltar el hecho llamativo y opera como las pantallas de los modernos televisores en los
cuales, habiendo una imagen central, tiene en los costados otras imágenes en recuadros menores,
permitiendo sintonizar varios canales simultáneamente. Valga este ejemplo tecnológico para
graficar un mecanismo que de otro modo sería imposible representar, explicar o entender. Para
acercar una explicación menos directa y más elaborada intelectualmente, según adelantamos en un
parágrafo anterior, Reinhardt Grossmann58 propone la teoría de los estados mentales y los estados
conscientes, distinguiendo como estado mental al momentáneo acto de conciencia consistente en
un acto de experiencia (por ejemplo, el acto de percepción es un acto experimentado y consiste en
un acto de “toma de conciencia” de un fenómeno [experiencia]). Mientras que estado consciente es
un momentáneo estado de la conciencia consistente en las intenciones u objetos que se proponen
para un estado mental (por ejemplo, al objeto percibido se le asignan determinadas funciones
intencionales como significaría escuchar una melodía musical para deleite o para bailar o para
aprenderla y asimismo elegir el objeto o medio por el cual se oirá la melodía, que puede ser un
tocadiscos, un CD, un vídeo, etc.)59 Una sucesión de ciertos actos mentales como los actos de
conciencia, constituye un proceso mental único, continuo, en bloque y sin sectores ni cortes. Otra
cosa distinta ocurre cuando debe formularse un juicio y acá si hay “cortes” de la realidad como
explicaremos después.
Intelecto: una función mental principal
Una de las funciones mentales principales es el intelecto o conjunto de procesos operativos
que usa la inteligencia para manifestarse. Las fases o pasos del proceso intelectivo comprenden:
1.
2.
3.
4.
5.
la abstracción
la significación
concepto
formulación de juicio
pensamiento
El proceso de abstracción
La abstracción, de acuerdo a la RAE, es la “acción de abstraer” y abstraer (del latín
abstrahere) es “separar por medio de una operación intelectual, las cualidades de un objeto para
considerarlas aisladamente o para considerar el mismo objeto en su pura esencia o noción”.
¿Cómo opera la abstracción?. Todo proceso básicamente es un “conjunto de las fases sucesivas de
un fenómeno natural o de una operación artificial”. Intrínsecamente todo proceso conlleva en su
naturaleza, dos condiciones que lo marcan:
58
Grossmann, Reinhardt – LA ESTRUCTURA DE LA MENTE, Editorial Labor, España, 1969
sostenemos que los ejemplos directos como el dado con las películas vista en una pantalla de multiimágenes
o imágenes simultáneas en diferentes planos, como asimismo el “zoom”, grafican mejor y más rápidamente a
los procesos mentales que tenemos en particular observación.
59
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
58
∗
∗
“es una acción de ir adelante en el transcurso del tiempo”
“es una acción de seguir una serie de cosas que no tiene fin”
Es decir, cuando el proceso de abstracción comienza a darse en el hombre, progresa (avanza
en el tiempo) y actúa en forma seriada (una acción tras otra en forma inmediata y consecutiva) hasta
que cesa la vida de un individuo. Trabajar en serie significa que una vez que alcanza un horizonte o
meta prosigue tras otro sucesivamente. La abstracción tiene etapas bien definidas:
1.
2.
3.
4.
percepción de un ente
aprehensión
comprensión
formación de la idea (ideación).
Percepción
La percepción es la “acción y efecto de percibir” y percibir es “recibir por uno de los
sentidos las imágenes, impresiones o sensaciones externas” de forma tal de “comprender o conocer
una cosa”. Luego, la percepción es una “sensación interior que resulta de una impresión material
hecha en nuestros sentidos determinando el conocimiento o idea de una cosa o ente” (percepción
sensorial). Sin embargo, no toda percepción es sensorial. También hay una percepción que no es
sensual, es decir, no impacta a nuestros sentidos sino que se capta fuera de ellos y por esto es
percepción extrasensorial o “percepción de fenómenos sin mediación normal de los sentidos”.
Esta percepción extrasensorial ha llevado a pensar en la idea de un sexto sentido que se sumaría a
los cinco conocidos (tacto, vista, gusto, oído y olfato). Lo que no está definido cual sería ese sexto
sentido, por lo que se ha especulado sobre él intentándolo identificar con el “sentido común” o bien
llamándole “el tercer ojo”. Una cosa solamente está clara: el sexto sentido no depende de nuestro
sistema nervioso por lo menos hasta donde llegan los conocimientos actuales, por cuanto no tiene
una vía conocida o un órgano de percepción. Probablemente tenga un centro de formación en el
encéfalo dado que es un “acto mental”, pero esto hoy no se sabe. Es un sentido que pertenece a las
sensaciones interiores por cuanto “nos viene de adentro”. Pero no es un proceso meramente
intelectivo sino que está en el orden de lo sensitivo, lo emotivo, lo instintivo, lo afectivo y lo
intuitivo. Por lo tanto no es racional, pero cuando opera se hace patente y “se racionaliza”, lo que
significa que entra en la percepción intelectiva y forma ideas y conocimientos. Por sus
características de no usar la percepción sensorial es originado por la intuición que, como luego
repetiremos, es una “percepción íntima e instantánea de una idea o una verdad tal como si
estuviera a la vista” y en la realidad opera cuando se da como una “facultad de comprender las
cosas instantáneamente sin razonamiento previo”.
Aprehensión
La aprehensión es la etapa que sigue a la percepción en el proceso de abstracción y consiste
en la “acción y efecto de aprehender”. Aprehender (del latín apprehendere que deriva de la
locución latina ad prehendere [ir a prender]) es “asir, agarrar, sujetar una cosa” y como operación
intelectual pura es “concebir las especies de las cosas, sin hacer juicios de ellas”, es decir, sin
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Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
calificarlas, negarlas o afirmarlas. Simplemente se prenden o toman tal cual se perciben
fenomenológicamente.
De aprehender deriva aprender que es “adquirir el conocimiento de una cosa por medio
del estudio o la experiencia, tomándola de la memoria” (es útil recordar que aprender también es
“concebir alguna cosa por meras apariencias o con poco fundamento” y esto se debería a que el
conocimiento adquirido por la percepción es incorporado como una mera idea sin darle el proceso
de concepto y juicio para su comprensión y conocimiento real, quedándose sólo con la idea de lo
que las cosas “parecen ser”. Este tipo de aprendizaje es el origina la mera doxa u opinión ligera, sin
fundamentos ni asidero real). Luego, aprehender es el mecanismo primario de la inteligencia que
sigue a la percepción y después precede y pone en marcha a la ideación. La aprehensión toma en la
mente el objeto percibido y lo fija para formar la idea.
Ideación: formación de las ideas
En el proceso de abstracción hay que tener bien claro que la percepción y la aprehensión
sólo captan un fenómeno: lo perciben y lo toman en consideración de forma tal que:
1. las cosas aparecen ante el hombre como fenómenos (lo que aparece a luz), es decir
están ahí como simples cosas, “como son”, desprovistas de significación e
interpretación. Simplemente “están” y “son” entes puros.
2. aparecer significa que se muestran, no como son esencialmente, sino que en la
realidad [(de res = cosa) o conjunto de cosas (concretas o imaginarias, reales o
irreales) donde las cosas se “dan” (dad) (ser-ahí)], las cosas “parecen ser”. Por el
hecho de que se vean, se toquen, se oigan, se palpen o se huelan, o se intuyan, lo
único que hacemos es percibir que esas cosas existen, están ahí, pero de ninguna
sabemos por ese mero acto “lo que las cosas son” (verdad). La verdad sería
cuando hay “plena conformidad entre lo que las cosas son realmente y la idea que
de ellas se forma la mente”. En la verdad las cosas se presentan de-veladas o descubierta de todo aquello que cubría, velaba u ocultaba su esencia natural.
3. la percepción sólo recibe apariencias y la idea de esa apariencia, sin el debido
análisis del concepto, significado y comprensión, puede ser falsa o superficial, sin
fundamento.
Por lo tanto el hombre percibe una forma o figura, un color, un olor, un sonido o palpa una
superficie, o sea, “siente algo” pero no puede conocer profundamente “lo que percibe”. En esos
actos mentales primarios de percepción, aprehensión e ideación la mente separa de la cosa los
caracteres físicos o cualidades comunes de las cosas que percibe, aprehende y forma con ellos una
figura mental o idea que es una imagen mental que representa las cualidades comunes, sin
considerar el sujeto. Así por ejemplo, si percibe el objeto “silla” toma de él sus características
principales (sirve para sentarse, tiene patas, asiento y un respaldo) pero no forma la idea exacta o
copia fiel del objeto percibido en ese momento, sino que guarda en la memoria esas cualidades
abstractas (abstracto es lo “que significa alguna cualidad con exclusión del sujeto”) bajo la forma
de una imagen llamada signo. Esta idea abstracta es la que permite luego el conocimiento del
aprendizaje porque del conjunto de ideas memorizadas, se efectúa el reconocimiento de objetos
similares. Por esto, aprender es “sacar de la memoria” esas ideas preformadas.
60
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
La idea (del griego: forma, apariencia) es el “primero y más obvio de los actos del
entendimiento que se limita al simple conocimiento de una cosa, formando una imagen o
representación del objeto que queda en la mente o en el alma. Es un conocimiento puro, racional,
debido a las naturales condiciones de nuestro entendimiento”. También puede entenderse por idea,
atendiendo a su etimología referida a la forma de las cosas, como “conceptos formales, formados
por abstracción, que representan en nuestra mente, reducidas a unidad común, realidades que
existen o se dan en diversos seres”. La ideación es el “efecto y acción de idear” e idear es la
“formación o génesis de ideas o formar idea de una cosa”. El proceso de ideación probablemente
es uno solo para la formación de imágenes tantos reales como irreales, o aquellas que son sólo un
producto del intelecto o nacidas por sensaciones interiores y que se conocen bajo el nombre de
ideales. Esta idealidad en general, referida a la capacidad del intelecto de formas ideas, tiene mucho
que ver con lo que se denomina imaginación que es considerada como la “facultad del intelecto
que representa las imágenes de las cosas reales o ideales”. Pero la mejor denotación y la que más
frecuentemente se le asigna a esa palabra es la de “imagen formada por la fantasía” o la de
“facilidad para formar ideas, proyectos, etc., nuevos” (esta última denotación es la referida al
pensamiento creativo). Igualmente, suele usar la expresión de “cosa imaginada” cuando hay
“aprensión falsa o juicio de una cosa que no hay en la realidad o no tiene fundamento”. La
cuestión semántica más importante que hay entre imagen o idea reside en que la idea puede ser una
imagen, pero la imagen, estrictamente considerada, es siempre una “figura, representación,
semejanza y apariencia de una cosa”. Cuando se quiere dar forma a una intuición o visión interior
o sensación, se recurre a la palabra para “formar imagen” de lo intangible, de lo inmaterial.
Siempre, la imagen está pegada a la materialización de algo inmaterial o a la representación de un
objeto, mientras que la idea es una formación abstracta que puede tener forma o no, según esté
referida a un objeto o cosa concreta percibida por los sentidos o esté indicando la presencia de una
sensación interna o intuición o producto de la fantasía o de la creatividad o de una ilusión. La
imagen está más referida a la ilusión cuando ésta es una percepción deformada de un objeto,
mientras que la idea se refiere a las ilusiones sentimentales. En síntesis: la formación intelectual de
un signo de un objeto o de una sensación se denomina idea y puede estar referida a entes reales o
irreales, mientras que la imaginación, semánticamente, está más ligada al concepto de “cosa
inventada o creada” por la imaginación, por lo que se refiere a entes irreales o aparentes (no son lo
que parecen ser). Ambos actos, facultad o proceso intelectual están realizados por la misma función
intelectual. En síntesis: debe queda en claro que la ideación es el proceso mental que sólo forma
imágenes mentales que representan (signos) a entes reales e irreales, y nada más.
Significación: signo y significado
Hemos referido ligeramente que idear “es formar signos” o una acción de signar. Después
que la imagen de la idea queda aprehendida en la mente, la siguiente tarea o acto intelectual es
signar que consiste en “hacer, poner o imprimir un signo”. Signo es un “objeto, una imagen o un
dibujo, un fenómeno o una acción material que, natural o convencionalmente representa o
sustituye a otro objeto, fenómeno o acción”. La idea es una imagen mental natural que representa al
objeto percibido, obtenida por la abstracción y la aprehensión por lo que constituye un signo directo
que representa mentalmente el dibujo abstracto del objeto percibido. En primer lugar, un objeto,
fenómeno o acción debe ser pasible de signar o ser signado. Cuando esto ocurre, el objeto adquiere
significación en el sentido de ser representado por un signo o significante que le da sentido, esto es,
61
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
lo vuelve significativo al darlo a entender o conocer con propiedad. El signo, por sí, es una señal de
otra cosa, a la que representa, pero no es la cosa en sí. Este aserto, formulado así, resulta obvio y de
Perogrullo, pero aun a pesar de esta aparente futilidad es necesario decirlo porque es el primer
concepto distintivo que evita la no infrecuente situación de confundir signo con significado. Un
objeto, fenómeno o acción puede ser signado o significado de varias formas:
⇒ una imagen o dibujo
⇒ una palabra o signo lingüístico
⇒ una señal física o material (ejemplo, humo que puede indicar fuego, la
hipertermia que significa enfermedad, etc.)
⇒ un fenómeno natural (viento que significa alteración meteorológica)
⇒ una acción (huida que significa peligro)
y así sucesivamente. El signo más importante que forma la mente, porque él permite el concepto,
luego el juicio y finalmente el lenguaje, es el signo lingüístico o palabra. Ergo, un objeto forma
primera una idea con una imagen (signo-imagen mental abstracta) y luego forma la palabra (signo
lingüístico). La palabra es el instrumento cultural más antiguo que el hombre heredó y fue lo que le
permitió salir de la prehistoria. Esa prehistoriedad inexpresada en palabras (pero no carentes de
signos. Recordar las pinturas de las cuevas), es la mejor prueba del poder de su facultad exclusiva:
la inteligencia. La imagen del objeto es un signo más fidedigno porque es directo y natural (es la
representación directa de lo percibido). La palabra o signo lingüístico es indirecto o convencional
porque es representación indirecta y debe ser convenido intersubjetivamente para que adquiera el
objeto representado la calidad de significado. La imagen mental puede ser abstracta, como proceso
generalizador (flor es todo lo que posee tallo, pétalos, sépalo o corola y que potencialmente puede
generar una semilla) o concreta al representar a un tipo de flor determinada, por ejemplo una rosa.
La palabra f-l-o-r, como signo lingüístico, por sí, es siempre abstracto y para hacerlo concreto hay
que agregar directamente el nombre específico de la flor y para precisarlo mejor en algunos casos
deberá llevar agregado la especie, el color, si es simple o compuesta (por el número de pétalos).
Como palabra, flor puede ser referida al producto vegetal que naturalmente representa o bien
padecer denotaciones que le atribuyen otra significación cuando, como por ejemplo, se refiere a lo
mejor de (la flor y nata de la sociedad). Luego texto y contexto de un significado dependerá del
sentido o denotación que uno quiera darle. La expresión de un significado o imagen mental,
además del signo lingüístico, puede realizarse mediante un dibujo o la mímica por gestos (lenguaje
del sordomudo). Hasta acá nos hemos referido al significado como “lo representado por un signo”.
Este es el primer concepto de significado.
Concepto: significado como sentido de las palabras
Concepto es la referencia a las notas esenciales de un objeto, las que son forzosas para que
el objeto o cosa sea tal.60 Es un pensamiento expresado con palabras referido a la idea que concibe
o forma el entendimiento. Es lo que ayuda a comprender lo que las cosas son. Por esa razón,
nosotros lo hemos categorizado como un significado-idea. Hemos hablado en el parágrafo anterior
del significado como significado-objeto. Ahora hablaremos de un segundo significado relacionado
con el significado-objeto, o sea: el significado que la mente asigna al significado-objeto. Este
60
Fatone – LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO, Editorial Kapelusz, Bs. As., 1951
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
62
segundo significado es también en alguna manera, un signo-idea porque es puramente mental y
opera como otro significado o modo de significar. No haber elegido otra palabra para nombrar esta
operación mental, hace que la expresión de estos conceptos pueda parecer un juego de palabras y de
no explicarse correctamente, también origina confusión. Este segundo significado o signo-idea
sería el que permite darle sentido a las cosas como entendimiento o razón que discierne las cosas.
Del signo-idea se formarán otros signos importantes: uno es el signo lingüístico que es el que dará
un sentido al significado y se convertirá en un signo-sentido que es el que origina el concepto. El
otro signo que nace de la idea es la imagen mental que sería una especie de signo-objeto. Este
proceso lo podemos resumir en el siguiente esquema:
signo-objetivo (idea)
objeto flor
→
f-l-o-r
imagen
↓
concepto
↑
→ signo lingüístico→ signo-sentido
→ signo-objeto
significado-objeto
Según este esquema el signo (como idea) es un biplano que puede ser representado por la
imagen del objeto y por la palabra y el significado es también biplanar ya que en él está el
significado-objeto y el signo-sentido. Formar concepto es “determinar una cosa en la mente
después de examinadas las circunstancias” de forma tal que concepto es “idea que concibe o
forma el entendimiento con forma de pensamiento expresada en palabras”. También es dar sentido
a las cosas, entendiendo por sentido al “entendimiento o razón cuando discierne las cosas y dar el
significado o acepción de una palabra”. La idea, una vez significada ( o sea, hecha signo mental), y
conceptuada como signo-sentido (palabra, logos, verbum, parábola), vuelve a ser sometida a otra
significación por la razón. La razón es la facultad principal del hombre dado que es la “facultad de
discurrir” o “el acto de discurrir el entendimiento”. Discurrir es “reflexionar, pensar, hablar de
una cosa, aplicar la inteligencia” y por esto razón es casi sinónimo de inteligencia, la nota
fundamental del hombre, la que denotativamente significa “capacidad de entender o comprender”
y por lo tanto es “conocimiento, comprensión o acto de entender” y esto depende en gran parte de
una “habilidad, destreza y experiencia”. La inteligencia está dirigida a las cosas inteligibles, “a lo
que puede ser entendido” y “se percibe clara y distintamente”, que sea “materia de puro
conocimiento, sin intervención de los sentidos”. El discurrimiento o razonamiento es lo que permite
formar juicios y éstos a su vez llenan de contenido a los pensamientos. Con el signo-sentido
adquiere importancia la idea de De Fleur,61 para quien significado está referido a las experiencias
internas que tienen relación con determinados estímulos que inciden sobre procesos perceptivos. Si
dichos estímulos se hallan vinculados con pautas de hábitos estables de modo tal que suscitan
respuestas internas, del tipo que originariamente solo provocaban los objetos o acontecimientos
reales, el resultado es una conducta basada en signos. Si la conducta basada en signos de dos seres,
se halla coordinada adecuadamente, puede tener lugar un tipo particular de comunicación. Dijimos
que la percepción, la abstracción, la aprehensión y la ideación son procesos mentales que captan a
los objetos o cosas de la realidad, pero sin atribuirle ningún sentido o significado en cuanto a su
61
De Fleur, Melvin – TEORÍAS DE LA COMUNICACIÓN MASIVA, Editorial Paidos, Bs. As. 1970
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
63
definición o concepto. La inteligencia o razón es la única que podrá tener esa función de llenar de
contenido al signo lingüístico y a toda imagen mental abstracta. También aludimos a lo que las
cosas parecen ser, pero que en realidad su verdadera esencia está oculta, velada, cubierta. Para saber
en forma aproximada lo que las cosas son, la inteligencia tiene a su cargo ese proceso de-velador,
descubridor.
Formulación de juicios
Juicio es una facultad del alma, por la que el hombre puede distinguir el bien del mal, lo
verdadero de lo falso en un estado de sana razón para que la operación del entendimiento pueda
comparar dos o más ideas o conceptos y determinar sus relaciones a fin de emitir una sentencia,
opinión, crítica, etc. Es el proceso que permite instaurar un proceso de pensamiento crítico”. La
primera parte de esta definición involucra tres concepciones de juicio:
1. como pensamiento: distingue lo verdadero de lo falso
2. como relación enunciativa entre conceptos: como elemento de relación es una
cópula que establece relaciones entre un sujeto y un predicado, que serían tres
elementos constitutivos del juicio
3. como afirmación: cuando se pronuncia un juicio, éste contiene una afirmación, que
es asegurar o dar por cierta una cosa.
Esta descripción de lo que es un juicio, pertenece a la disciplina de estudio denominada
Lógica (Fatone, op. cit.). En cierta manera el proceso de formar juicio o lógica, es el que permite
estructurar el conocimiento o saber. Es también, la base del pensamiento crítico. Seguiremos con lo
relativo al pensamiento crítico. El objeto del pensamiento crítico es la metafísica. La metafísica,
reflexión crítica trascendente que nosotros catalogamos como la segunda trascendencia más
importante (después de la instauración del mundo o primera trascendencia) ha sido motivo de
diversas interpretaciones filosóficas y muchos autores consideran o creen que los problemas
metafísicos con “meramente verbales”, lo cual asignaría a la metafísica un rol de “empresa
descriptiva” (Grossmann asevera que esto es parcialmente correcto). Visto así, la ontología,
corazón de la metafísica, es descriptiva en tanto y cuanto cataloga los rasgos categoriales del
mundo. Por lógica y dada la esencia del hombre y las cosas, tal catálogo no siempre resulta
satisfactorio porque puede ser incompleto (lo que ocurre la mayoría de las veces), porque no
contienen todos los rasgos categoriales del hombre y de su mundo. Más aún: dos catálogos
ontológicos coinciden en lo que mencionan, pero pueden diferir en aspectos filosóficos importantes.
Por ejemplo, es posible decir que los particulares están en el espacio y/o en el tiempo, en tanto que,
los universales no. Esto sugiere varias discrepancias:
◊
◊
◊
incluir universales, al mismo tiempo que afirma que sólo los particulares tienen
existencia por estar en el tiempo y en el espacio
sólo los universales existen porque ellos son intemporales
la cuestión ontológica de lo que hay no puede separarse de la cuestión
epistemológica de cómo conocemos lo que hay porque si bien preguntar por una
cuestión no es preguntar por la otra, sin dudas, que al preguntar por una cuestión
esto puede conducir inmediatamente a preguntar por otra.
64
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Por la forma de presentarse, todas estas cuestiones son vehiculizadas por los juicios
mentales al ser meramente verbales. Por lo tanto, antes que afirmar una cosa u otra de universales y
particulares, conviene aclarar como éstos se presentan a la mente y cómo ésta los percibe.
Universales y particulares
En la percepción nosotros nos enfrentamos con las cosas, que no son “cosas desnudas”
desde el punto de vista perceptivo sino que tienen propiedades o cualidades, y que no implican
relaciones en virtud del criterio ontológico de independencia que postula: lo que existe es lo que
puede hacerse presente en la percepción con independencia de otras cosas. Estas cosas ubican en
un espacio y un tiempo y de las relaciones perceptivas con ellas surgirán conceptos universales o
particulares. Los conceptos universales son los “que comprenden o son comunes a todos en su
especie, sin excepción de ninguno y comprende todo en la especie de que se habla.” Por esta
definición, lo universal revista una categoría de concepto abstracto, ya que no se refiere a un
ejemplar determinado de una especie sino que hace referencia a las cualidades comunes a toda la
especie en cuestión. Luego, un universal no está ubicado en el tiempo y en el espacio, sino que es
una abstracción mental inmanente e intemporal que no se da en el espacio. Comprende a las cosas
desnudas. El sujeto del juicio universal puede ser el pensamiento de todos los objetos de una clase,
individualmente considerados. Cuando un objeto está colocado en el tiempo y en el espacio, el acto
mental que lo percibe es una intuición sensible. Todo objeto de intuición sensible forma un
concepto particular, por cuanto está referido a un solo miembro de la especie concreto que se da en
un momento (tiempo) y en espacio determinado. El sujeto del juicio particular puede ser el
pensamiento de sólo algunos de los individuos de una clase, también individualmente considerados.
Por esta característica, los conceptos universales y particulares nos permiten realizar distinciones
entre un todo y sus partes y de las partes cuáles son separables o inseparables del todo (relación
todo-partes).El acto mental que conecta a los conceptos universales y particulares es el juicio
porque presenta el nexo parte-todo y los llamados particulares perfectos. Una vez que la mente ha
concluido todos los procesos hasta llegar a la formulación de los juicios, está en condiciones de
acceder al último y más complicados de todos los eslabones de las etapas intelectivas del proceso
cognitivo, que es el pensamiento.
Pensamiento
El pensar es una actividad psíquica, sin dudas. Es el mecanismo por excelencia, que
utilizando el razonamiento o raciocinio formula conceptos y juicios. El mecanismo psíquico del
pensamiento lo estudia la psicología, la estructura la lógica y su esencia, la filosofía o la
antropología filosófica. Todo pensamiento es el establecimiento de una relación. El pensamiento es
la “potencia o facultad de pensar” y pensar es “imaginar, considerar o discurrir, reflexionar,
examinar con cuidado, una cosa para formar un dictamen, sentencia u opinión”. El pensamiento
representa el “conjunto de ideas propias de una persona o de una colectividad”. Como operación
intelectual (potencia o facultad de pensar), es la etapa que coordina y unifica todos los procesos
mentales que hemos descrito para llegar al conocimiento de las cosas y poder expresar todo lo que
ese conocimiento despierta o desarrolla en nuestra mente.
Esta etapa mental procesal de la formación del pensamiento sería una especie de
pensamiento proceso (proceso que lleva a la formación de pensamientos) pero que
65
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
fundamentalmente es el que forma el concepto sobre las ideas y expresa el signo-sentido que es la
palabra o logos. Esta es una condición de la esencia humana que todos poseen. Sencillamente
queremos expresar que todo hombre, como tal, tiene la facultad mental para pensar. El pensamiento
formado como concepto o juicio, que resulta del proceso de pensar, lo hemos diferenciado como el
contenido del pensamiento (pensamiento–contenido). Así, distinguimos lo que es el proceso o
facultad mental para formar un concepto como signo-sentido, y el resultado de ese proceso o
pensamiento propiamente dicho cuando forma un juicio (ilación),62 por lo que usamos el concepto
de pensamiento-proceso para lo primero y de pensamiento-contenido para lo segundo. Pero puede
ocurrir que la formación del concepto no sea la correcta por no haber utilizado un modo de pensar
crítico (pensamiento crítico) y se pueden elaborar pensamientos con conclusiones parciales o
erróneas. Al formarse el juicio de las cosas se pueden llegar con un pensamiento crítico englobador
(pensamiento holístico, meditación profunda, pensamiento filosófico, etc.) y obtener el
conocimiento certero y completo de una cosa, o bien se puede formular un juicio parcial, aspectual
y no conformar un conocimiento certero o completo. El juicio parcial o aspectual es lo que lleva a
la formación de la opinión, en la cual las cosas no son totalmente en sí, sino parecen ser (parecer).
Es lo que consideramos como mera opinión (mera doxa de Platón), la cual puede ser falsa o
parcialmente verdadera. Esto nos lleva a distinguir en un pensamiento de juicio completo
(pensamiento holístico) y en un pensamiento de juicio incompleto (pensamiento aspectual). El
pensamiento es una verdadera “red de significados o sentidos” dados a las cosas y que a partir de
esos sentidos llegamos a una noción completa, a la cual también relacionamos en una verdadera
“red de nociones”. Una vez que se ha concretado la elaboración mental del pensamiento, el hombre
está en condiciones de realizar una serie de operaciones intelectivas inteligentes:
1. formar lenguaje o léxico (vocabulario, conjunto de palabras de un idioma, o de
las que pertenecen al uso de una región, a una actividad determinada, a un campo
semántico dado, etc.)
2. reflexionar (“considerar nueva o detenidamente una cosa”);
3. hablar (“formar, articular y proferir palabras para darse a entender o
comunicarse con otras personas”);
4. usar el criterio (“juicio o discernimiento que usa de normas para conocer la
verdad y que a través de la crítica tiene el arte de juzgar la bondad, la verdad y la
belleza de las cosas, transcendiendo a la metafísica)(usar el pensamiento crítico);
5. comunicarse a través del lenguaje hablado, escrito o gesticulado, a través de
hechos y acciones y otros fenómenos.
En la síntesis que antecede, vemos como la mente a través del mecanismo intelectivo o
intelecto y sus principales funciones, forma el signo lingüístico y, con él, el lenguaje del hombre
como verdadero instrumento de comunicación. La formación de un lenguaje adecuado y completo,
lo que de algún modo puede resultar también complejo, es lo que permite una interacción entre
pensamiento y lenguaje. Si bien el proceso del pensamiento permite formar los conceptos del
lenguaje, luego el lenguaje contribuirá a la formación de conceptos más complejos y con ello
modificará el pensamiento-contenido. Quede así en claro que primero es el pensamiento el que
62
La ilación, según la RAE puede ser “acción y efecto de inferir una cosa de otra” “trabazón razonable y
ordenada de las partes de un discurso” y en Lógica es el “enlace o nexo del consiguiente con sus premisas”.
La facultad de ilar los juicios es lo conduce a la formación del contenido del pensamiento o conjunto de
pensamientos de una persona.
66
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
crea el lenguaje (esto es obvio) y después este lenguaje contribuirá, secundariamente, a mejorar
el pensamiento, formando conceptos más profundos. Cuando el hombre está inserto en una
comunidad que ya sufrió un proceso cultural y tiene un lenguaje formado, su pensamiento creativo
podrá modificar el lenguaje y la cultura en la que está inmerso. Pero para ello debe conocer
previamente el manejo del lenguaje y su léxico. Cuando al hombre le falta léxico o desconoce los
mismos, tiene serias fallas del lenguaje y por lo tanto no podrá formar correctamente, el contenido
de sus pensamientos. Acá, la falta de lenguaje le impide pensar debidamente. Todo esto hay que
meditarlo serena y completamente, porque de por sí, la complejidad de los mecanismos o facultades
mentales, se suman a otra complejidad que es la formación del contenido del pensamiento humano.
Recordemos que, también, juicio involucra “seso, cordura y asiento” pero que, además,
implica el sentido de dictamen que es “opinión que se forma o emite sobre una cosa” y opinión es
el “parecer que se forma de una cosa cuestionada” “sentir o estimación en que coincide la
generalidad de las personas acerca de asuntos determinados” De esta forma vemos que opinión
está ligada al parecer, es decir, a lo que las cosas parecen ser pero no lo son. Por esto, los griegos la
llamaban la mera doxa u opinión simple. Se genera con el primer acceso a la cosa donde se ha
percibido y formado concepto de las cosas sin criterio profundo, debido a que en lugar de englobar
toda la cosa, se accede a ella desde un simple punto de vista que juzga un aspecto de la cosa y
genera un concepto o pensamiento aspectual (como resultado de un mero proceso intelectivo por lo
que le llamamos pensamiento procesal, pero que no se completa con el criterio). Este pensamiento
aspectual queda sólo con la idea que la mente ha formado de las cosas con la sola percepción y
definición aspectual (el aspecto de la cosa sin penetrar en su naturaleza), por lo que constituye una
verdad relativa, es decir, hace referencia al aspecto que se ve de la cosa o lo que la cosa parecer
(pero no es). El concepto originado en la verdad relativa es siempre contingente, es decir, que
“puede suceder o no” (en términos ontológicos: “puede ser o no ser”), por lo que es un concepto
sin certeza.
Contrariamente, el pensamiento crítico o filosófico o metafísico es el que intenta llegar a la
verdad absoluta de las cosas, lo que éstas son en sí misma, conforme a su esencia. Es el
pensamiento trascendental, envolvente, englobador, propio de la inteligencia comprensiva y por lo
tanto es globalizador o totalizador. Penetra en la cosa desde todos los puntos de vista para
comprenderla como un todo. Este pensamiento está dirigido a lo necesario (aquello que no puede
dejar de ser lo que es) y por lo tanto se acerca a lo absoluto, es decir, tiene plena certeza
(pensamiento certero). Se obtiene a través de lo que hoy se llama meditación profunda (entre otros
apelativos) Algunos autores han querido definir al pensamiento crítico, el que encuentra la certeza
en las cosas, como el pensamiento conceptual.63
Nosotros, para evitar confusiones comunes, hemos analizado al pensamiento desde su
formación procesal hasta la obtención del contenido. En todo caso, el término pensamiento
conceptual, en nuestro esquema, sería aplicado al pensamiento procesal. Por eso hemos querido
separar a concepto de otros términos como juicio, opinión, etc. y dilucidar entre el pensamiento
certero o total y el pensamiento aspectual o parcial. Mientras el primero nos permite el pensamiento
crítico o filosófico para el acceso más profundo a lo que las cosas son, el segundo sólo nos permite
al fenómeno, sin profundizar su sentido. Todo pensamiento que se forma es un pensamiento
63
Peter Belohavek, autor de la Teoría Unicista de la Evolución y creador de una comunidad académica
mundial que se dedica a entrenar a los jóvenes para aprender a usar correcta el proceso de pensar.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
67
conceptual, pues involucra el fenómeno mental de conceptualización (formación de conceptos).
Pero los conceptos pueden ser certeros o erróneos y de ellos se originan juicios también certeros o
erróneos. El “arte de pensar” o de “formar pensamiento certero”, siempre será una forma de
filosofar sobre la realidad, buscando el máximo horizonte abarcador. Es decir, buscar la verdad,
dejando que las cosas “verdadeen” por sí mismas y nosotros sólo la rodearemos para abrazarla en
toda su extensión y no dejar escapar ningún modo de ser, para comprender mejor aquella esencia
que nos es negada “de entrada”.
Hay autores como Dodson que postulan tres etapas en el proceso de pensar, el cual, según
esta teoría, comienza en el momento que se plantea un problema: la primera etapa es la presencia
del problema o dificultad, de un desequilibrio en la vida de la persona. La segunda etapa
consistiría en encontrar una hipótesis o idea que resuelva el problema planteado. La tercera etapa
estaría dada por la conclusión o resolución del problema presentado. Con la descripción del
pensamiento finalizamos este capítulo donde hemos querido analizar con determinada profundidad
que es la mente, cual era su anatomía y fisiología y cuáles eran los actos que producía,
condicionando los mecanismos por el cual el hombre comprende a las cosas, establece su mundo
dándoles sentido y lograr comunicar a otros todo lo que conoce, siente y crea. Estos conceptos
deben ser leídos y meditados detenidamente, paso a paso, para ser comprendidos cabalmente y no
inducir confusión. Nuestra intención no es un criterio académico o una pretensión filosófica
profunda. Simplemente es un intento más (que contiene cosas que deben ser completadas o
explicadas desde otro punto de vista) para acercarnos con mayor nitidez a nuestra naturaleza
inteligente y entender porqué el hombre piensa de una forma determinada y, en algunos casos
contradictoria, a pesar de que la naturaleza del hombre es una. Sintetizaremos todo en el esquema
siguiente:
ente
→ abstracción-aprehensión → idea →
entendimiento o comprensión
↑
inteligencia
↑
→
signo
↓
signo-sentido →
↓
pensamiento crítico
→
←
↓
filosofía
↓
alethea (descubrir lo que las cosas son)
↓
verdad absoluta→
→ lo necesario ← comunicación →
↓
(expresión del pensamiento)
↓
concepto
↓
juicio
conocimiento o gnosis
signo lingüístico
palabra o logos
→ pensamiento- procesal
→ pensamiento- contenido
↓
opinión-sentencia
↓
mera doxa (lo que no es)
↓
verdad relativa → lo contingente
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
68
Los principios de la Lógica
Hemos considerado a la lógica como una disciplina científica que intenta estudiar la
estructura del pensamiento y establecer reglas que aseguren un pensar correcto, evitando
desviaciones que lo alejen de la verdad o forma auténtica de pensar. Por su naturaleza, la Lógica ha
establecidos principios, en el sentido de “base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede
discurriendo en cualquier materia”. 64
Fatone65 reseña los principios más clásicos:
◊
◊
◊
◊
◊
◊
Principio de identidad, cuyo enunciado general es “toda cosa es idéntica a sí
misma”, es decir, no puede ser otra cosa. Aristóteles concebía a la identidad como
un principio de entidad en el sentido de que era una unidad del ser, o sea: una cosa
es una cosa. Más o menos como que la cosa es lo que es y no puede ser otra cosa.
Principio de contradicción, el que referido a una cosa puede ser enunciado como
que “es imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido”
Principio de exclusión (tercero excluido): opera como una consecuencia lógica
del principio de contradicción, puesto que algo que no puede ser verdadero y falso
a la vez, si es verdadero excluye lo falso y viceversa. De igual modo se procede
con las antinomias ser-no ser, afirmación-negación, correcto-incorrecto, etc.
Principio del devenir: no es un principio propiamente dicho y surgió de los
principios de contradicción y exclusión, planteado por Hegel. El principio de
contradicción es claro: una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. Pero esto
no excluye con el devenir del tiempo, o sea, con un cambio de los tiempos, lo que
hoy es o no es, mañana puede ser lo contrario.
Principio de razón suficiente: “Todo lo que es, por alguna razón que le hace ser
como es y no de otra manera”. La fuerza de este principio reside en que es
ontológico y no lógico estrictamente, puesto que se refiere a lo que las cosas son y
no a los juicios formulados sobre ellas.
Principio de razón deficiente: es una consecuencia o corolario del principio de
razón suficiente, y cuyo enunciado es: “lo que no es, no es porque no hay ninguna
razón para que lo sea”.
Todos estos principios son independientes, es decir, operan por sí sin que necesiten de otro
apoyo. Pero esto no significa que el pensamiento no pueda tener una red de conexiones con estos
principios, en forma simultánea, lo que lleva a que puedan existir relaciones entre ellos. Los
principios puros de identidad, contradicción y razón suficiente no derivan de ningún otro.
64
Lógica es la “ciencia que expone las leyes, medios y formas del conocimiento científico”. En filosofía,
Lógica y Dialéctica son equivalentes porque Dialéctica es “método de razonamiento desarrollado de
principios”. Dialéctica también admite otras acepciones como “arte de dialogar, argumentar y discutir”; y
“capacidad de afrontar una oposición” por lo que Hegel lo interpreta como “proceso de transformación en
que los opuestos tesis-antítesis se resuelven en una forma superior o síntesis”. A diferencia de Hegel, Platón
concibió a la dialéctica como “proceso intelectual que permite llegar a través del significado de las palabras
a las realidades trascendentales o ideas del mundo inteligible” (método usado por Heidegger usando el
significado etimológico)
65
Fatone, Vicente – LÓGICA Y TEORÍA DEL CONOCIMIENTO, Editorial Kapelusz, Bs. As. 1951
69
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Los principios que nosotros hemos separado y resaltado por su valor coadyuvante, como es
el de exclusión, devenir y razón deficiente, no son puros sino derivados de los otros tres, como lo
hemos señalado oportunamente.
Pensamiento y el método de pensar
He descripto los mecanismos o procesos que la mente pone en marcha para producir un
pensamiento. Ahora corresponde analizar la forma cómo el hombre usa de esos procesos para
producir su “modo de pensar”. Antes, creemos oportuno una digresión. Sabemos por mera o simple
experiencia que existe diversidad en cada hombre, tanto como individuo o como persona. Hay
diversidad biológica y hay diversidad para percibir, interpretar y expresar. Hay diversidad para
sentir. Hay diversidad para hacer. Esta diversidad es propia de su modalidad o modos de ser.
¿Tendrá su ser una naturaleza diversa? Siempre llamó la atención del hombre su propia diversidad.
Lo primero que advierte es la bipolaridad o presencia de las duplas antinómicas o contradictorias
(contrarios). Su mente puede concebir abstractos que fluctúan entre el ser y el no-ser. Entre el bien
y el mal. Entre lo bello y lo feo. Entre el amor y el odio. Entre la vida y la muerte. La naturaleza,
partiendo de este último principio, también es dual al permitir la vida y la muerte. Parece que la
dualidad es una constante que nos acompaña con el clásico “par de contrarios”. No debe asustarnos,
entonces, la disparidad. Lo que debe preocuparnos es nuestro afán de encasillarnos en uno de los
contrarios y, desde allí, negar lo otro. Esta tendencia a la refutación oficia como si mi verdad es sólo
oponerme a la verdad del otro.
Pero, ¿qué es verdad? Así, sucesivamente, cada hecho, cosa o cuestión primero planteará
una pregunta y luego formulará o intentará dar una respuesta. Inmediatamente, la misma persona u
otra opondrá un contrario. La misma definición de las palabras llevará dos facetas: la denotación y
la connotación. La denotación surge del consenso colectivo plasmada en el diccionario y la
connotación individual emana de lo que cada uno pone en el significado a cada palabra. Casi por
consenso histórico, la versión más aceptada de verdad sería la coincidencia entre lo que pensamos
o creemos de una cosa, hecho o cuestión y lo que esos entes son.
Junto a la verdad, reclamamos autenticidad y autoridad. La capacidad del ser de
manifestarse tal cual es. La coincidencia entre el ser y el pensar (verdad) y la coincidencia entre el
modo de ser y el ser (autenticidad) dará autoridad al hacer y al decir. La autoridad es que cada cosa
que se hace o se dice lleve en sí la verdad y la autenticidad del ser de cada cosa, hecho o cuestión
(portar lo que se es). Esto nos conduce, entonces, a la cuestión pura de cuándo algo es verdad y
cuando es falsedad (la no coincidencia de lo que se piensa con el ser real de lo pensado).
La diversidad de los contenidos del pensamiento humano fluctúa según el punto de vista
personal. La expresión del punto de vista personal u opinión, es lo que empuja siempre a que otro
oponga su opinión a una previamente expresada. La puja entre expresión y refutación decanta con el
tiempo y el consenso que cada opinión vaya cosechando. En el fondo, la cuestión procede como un
hecho estadístico: a mayor consenso (universalidad) mayor identidad con lo considerado verdad. Si
la intención de la refutación es tratar de ayudar a aclarar o comprender una realidad, la tarea de
discutir a través de un diálogo comprensivo, será lo mejor (filosofismo). Pero si la intención es
70
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
imponer una opinión, o discutir por discutir, o hablar (no dialogar sino monologar) para “ganar” en
poner el punto de vista personal, hablamos de sofismo.
Históricamente, el hombre ha perseguido una forma o manera de lograr el mejor
pensamiento (verdadero y auténtico). Inventa la dialéctica y la lógica. Pero esto no es suficiente. Su
mente le traiciona y le lleva a caminos puristas o perfeccionistas que le aleja de una realidad no tan
perfecta y cae en la mera abstracción intelectual. O peca de un pragmatismo o empirismo simplista
que le hace perder la profundidad y quedar en la superficialidad. O, si no puede alcanzar la
profundidad metafísico del abstracto “absoluto”, llega a la conclusión de que todo es relativo (lo
que significa admitir que no hay una sola verdad sino que cualquier punto de vista puede ser una
verdad relativa. Esto es un sofisma porque una cosa es lo que es o no lo es. No puede ser y no ser a
la vez) El camino intermedio no es lo usual. El superficial no entiende al profundo y el profundo
rechaza al superficial. No hay diálogo entre ellos sino discusión con disenso, excluyendo toda
comprensión.
La expresión del pensamiento personal queda inmersa entre la banalidad física
(superficialidad, inmanencia, simple opinión o creencia, etc.) y trascendencia metafísica. La
trascendencia lucha entre lo objetivo (ciencia) y lo subjetivo (filosofía o religión). Puede haber
coincidencia entre ambas posturas y consenso (globalidad, holística) o disenso dispare lo que lleva a
una especie de autismo o ensimismamiento (encierro en sí mismo) y cada tendencia queda “en lo
suyo”, sin comunicarse. Primero se piensa que la filosofía es superior a la ciencia, luego que la
ciencia es más que la filosofía y finalmente se cae en la posición de que la filosofía es una ciencia.
O que la ciencia es un modo de filosofar (epistemología). Lo que parece ignorarse es que ambas son
hijas de un mismo padre y no entes distintos de su creador.
Lo lógico es que debiera discernirse, de una vez por todas, lo que es conocimiento puro y
totalizador, global, holístico (filosofía y similares) de lo que es conocimiento aspectual aplicado
(ciencia). Y reconocer, también definitivamente, la intención con que cada hombre elige ser filósofo
o científico. O aceptar la fe en lugar del conocimiento y volcarse a la religión. Las tres cosas son
válidas en sí de acuerdo a la vocación personal. No son excluyentes. Pueden ser coincidentes. Lo
importante es que sean veraces, auténticas y no destructivas. La coincidencia, necesariamente,
depende de la voluntad y del modo de conocer personal. También de la forma de expresión.
Si yo tengo intención de buscar la coincidencia, acomodaré mi modo de pensar y conocer a
la forma de expresión en que pueda lograr coincidir. Pero si mi primera intención es discrepar, todo
queda empantanado en dos posiciones distintas y opuestas o distintas y paralelas, pero no
encontradas y fusionadas. A lo sumo, algunos intentos logran mezclar conceptos, pero en el fondo
siguen distintos. Otra forma de coincidir es por azar. Opera la similitud. Si yo encuentro un
pensamiento o concepto similar al mío, me sumo al otro. Pero puede ocurrir que dos pensamientos
similares coexistan sin encontrarse. Ergo, habrá formas diferentes de coincidir, o no, en algo.
¿Hay posibilidad de salir del círculo vicioso de la diferencia o diversidad? ¿O el hombre
quedará eternamente atado a su dualidad? Es evidente que el azar no soluciona la cuestión. Hay
cosas muy claras y sencillas. La solución, si se cree en ella, necesariamente deberá venir por un
camino lógico: la sinceridad consigo y los otros. Si mi verdadera pasión es encontrar la verdad y
autenticidad, deberé poner toda mi voluntad en comprender, primero a la realidad inmediata, mi
71
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
propio pensamiento y luego analizar todos los puntos de vista de los otros, sin ánimos de refutar
sino simplemente conocer.66 Finalmente, mi definición surgirá de una obligada síntesis para
concluir lo que más se acerca a un conocimiento aceptado universalmente como el más veraz y
auténtico. Sólo la universalidad me salvará de errar, siempre y cuando esa universalidad sea
decantada en el tiempo y en la experiencia de la humanidad y no sea fruto de una coyuntura
histórica o cultural.
Hay cuestiones que tienen probada universalidad. Una de ellas es que la mayoría de la
humanidad coincide en lo que se cree qué es el bien, en el sentido de lo valioso, lo que produce
satisfacción y evita la frustración, pero que, fundamentalmente, objetivamente no causa ningún tipo
de daño o escándalo. La otra universalidad es el amor. Para lograr un entendimiento real y ortodoxo
a esta universalidad, lo primero es aclarar qué se entiende con las palabras bien y amor, ambas muy
vapuleadas en todos estos siglos pasados. En el presente hay algunas voluntades para coincidir, a
pesar de los que ponen “palos a la rueda”.
La otra cuestión es si mi quehacer de búsqueda será para pura satisfacción personal e
íntima, o con afán de lograr mejorar las relaciones interpersonales. Acá surge la otra cuestión
universal: la otroridad, la alteridad, la projimidad, etc. El otro. El que plantea necesariamente otra
dupla uno-otro, yo-tú, nos y otros. La dupla puede interpretarse como que el otro es un “igual a mí”
e integramos una unidad del ser de una misma identidad, o, definitivamente, pensar que el otro es
“diferente a mí”. Ambos criterios están presentes y en la realidad predomina el último. Esto hace
que el hombre actual esté ensimismado y extrañado o enajenado. Siempre es un extraño al otro y
ajeno a él. Mientras que el “igual a mí” es el universal de mayor consenso histórico y de una parte
menor de la humanidad actual. Ambas concepciones llevan a dos conductas distintas. Amo al otro o
soy indiferente a él o su enemigo. Seguir analizando este tema del hombre, su pensamiento y su
conducta, es volver a iniciar la cuestión tan debatida en la historia y cultura del hombre.
Creo que esta simple digresión de “ubicación” con la cual analizaremos nuestro pensar
individual, mi pensar, es sólo para eso. Para ubicar parcialmente el contexto, en sus partes más
elementales y ya clásicas. El hombre, su ser, su modo de ser o conductas o personalidad y la
búsqueda de la excelencia de la vida humana. Esta búsqueda ha sido permanente. Pero los
resultados actuales son confusos. Lo cierto es que casi el 90% de la humanidad se debate en una
crisis amplia que va desde lo personal a lo social e histórico y no sólo comprende la biografía
personal y la historia de la humanidad (biografía de la humanidad), sino que compromete a lo que
se considera el mundo y el destino futuro del hombre. Parece que ni la ciencia, ni la filosofía ni la
religión han conformado un hombre inteligente, sino que cada vez más se bestializa, fenómeno muy
negativo. El 10% restante, la excepción, es la piedra fundamental de conformidad de algunos que
piensan “no todos somos iguales”, “no todo está perdido”, hay “progreso”, etc. Es decir, son
positivos, auténticos, filósofos reales o santos, pero a los ojos del 90% restante son tipos “fuera de
serie”, “pacatos”, “utópicos” o “demodé”. No parecen ser maestros de otros o modelos para
configurar una mayoría de adeptos.
66
Aristóteles llama esto la dialéctica como arte de descubrir la verdad del ser de las cosas, en contraposición
a la dialéctica sofista que sólo buscar “opinar de todo” sin interesarle si es verdadero o falso, pero
fundamentalmente cultivar el arte de la refutación. El dialéctico que busca la verdad es el dialéctico-filósofo,
mientras que el que meramente refuta es el dialéctico-sofista (no filósofo)
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
72
Mi intención es sencilla: quiero obtener un pensar lo menos complicado, más efectivo y que
realmente me ayude y ayude a “otros”. Esa otroridad que me preocupa, radica primero en mis
padres, mis hermanos, mi esposa y mis hijos. Mi familia. El otro más inmediato. No puede pensar
en que son extraños, aunque nos comportemos como tales. Quiero expiar la culpa que pueda
caberme por no saber salir de la enajenación y compartir con ellos mi existencia. También quiero
que ellos aprendan a compartir la suya conmigo y el resto de la gente que nos acompaña. Ese resto
es la segunda parte de la preocupación como una extensión de la primera. No sé si esto es
autenticidad y es verdad. Pero es parte de mi búsqueda de la excelencia. Para esto me basaré en el
bien o bondad, en el amor, en la conducta no dañina ni escandalosa y en la comprensión mejor del
mundo en que vivo.
Podré criticar, pero trataré de que sea crítica que ayude y no que destruya lo que no debe
destruirse; o escandalice sin un fin valedero. Podré juzgar, pero quisiera hacerlo con la misma vara
con que yo me mido. Si comprendo, quiero hacerlo con la mejor forma, a fin de evitar un gran
margen de error y tratar de achicar en lo posible dicho margen. Si busco conocer, que ese
conocimiento sea lo más cercano a lo que las cosas son y que esa cercanía no sea tan individual que
me aleje de la universalidad comprobadamente eficaz.
Retomemos ahora la cuestión de este parágrafo. La forma de pensar es importante. De ella
dependerá el producto del pensamiento. La primera intención para dedicarme a pensar es tratar de
poner toda mi voluntad sincera primero, luego pulir los procesos intelectuales para evitar el punto
de vista equívoco o por lo menos, el de mayor equívoco y por último, no despojar a mi pensamiento
de la afectividad para no volverlo demasiado conceptualista a tal punto que se desnaturalice. Creo
que debe haber equilibrio entre voluntad, intelecto y afectividad.
Asimismo es muy relevante tener en cuenta que previo a pensar, debo considerar el
contexto en el cual voy a pensar. En él me encuentro con el ambiente que me rodea, el lenguaje en
que nací y hablo, la cultura que alcancé a conocer. Ya tengo, entonces, consideradas mis primeras
limitaciones.
Las otras limitaciones dependerán de lo que yo soy, de cómo expreso mi ser y la orientación
que seguí para lograr expresarme. En esto entra mi preparación para la vida y el desarrollo que he
dado a mi persona. Sin más vueltas: mi educación. Dentro de lo personal, también está presente el
entrenamiento mental que he realizado para pensar.
Por lo tanto:
1.
2.
3.
4.
pensaré con palabras que ya encierran un sentido y un significado particular
estoy inserto en una cultura también particular
comparto un mundo o ambiente inmediato muy estrecho y condicionado
recibí una instrucción formal en la enseñanza escolar que va desde la escuela
primaria, la secundaria y la terciaria y universitaria
5. me he entrenado para tener una mente abierta, concentrada, analítica, comprensiva
y universal (he aprendido técnicas orientales y occidentales, he leído partes de otras
formas de pensar y de usar la mente)
73
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
6. mi afectividad está identificada con mi sentimiento y mi intelectualidad, no
separando a uno de otro, sino tratando de equilibrarlos.
7. me guía el interés de vivir mi propia vida con la mayor prudencia, más
satisfactoriamente y aportar algo para otros, pensando en aumentar el caudal del
pensamiento que apoya el bien, el amor, la sensatez y evade el daño, el escándalo y
la estupidez
¿Por qué describo todo esto? Porque tengo la esperanza que lo que escribo sobre mi
pensamiento, sea leído por otros, y que para su mejor comprensión, se conozca algunos de los
condicionamientos por los cuales he llegado a esa forma de pensar. Asimismo, mostrar mis
intenciones. Al leer a todos los principales pensadores y científicos de la humanidad, desde la
Antigüedad hasta este siglo XXI en que estoy inmerso, incluyendo tanto a Oriente como a
Occidente, me he encontrado con una selva impenetrable de palabras. De estilos literarios. De
métodos diversos y diferentes.
También he buceado la religión y personalmente soy católico, apostólico, romano. Pero
nada de esto me ata para liberarme de preconceptos. Cuando voy a pensar una cuestión, dejo de
lado todo prejuicio y conocimiento previo para lograr entender qué es lo que trato. A mi impresión
personal luego la someto a crítica y juzgamiento y por último, a comparación con otros puntos de
vista. De esa comparación, extraigo la universalidad válida de esos “otros puntos de vista”.
De todo esto, me admira la profundidad intelectual de algunos filósofos occidentales, el
avance de la ciencia occidental, especialmente la biología y la tecnología, la relativa sencillez y
espiritualidad oriental y la inspiración mística de la religión. Pero mi identificación total queda
sumergida en lo espiritual. Me asusta y confunde la retórica de la filosofía occidental. La conozco,
la entiendo y la domino. Pero, como a otras personas, no me lleva a identificarme con los ornatos
retóricos. Tampoco me opongo a ellos. Creo que cada uno ha contribuido a enriquecer el saber del
hombre y también mi saber personal. De ellos he aprendido la existencia de ese conocer. Incluso,
primero la religión y luego el pensar trascendente, me inspiraron una vocación espiritual.
A pesar de ser médico y tener una formación académica científica y profundamente
biologista, mi contacto con los enfermos me ha enriquecido al permitir conocer muchas formas de
ser. Pero también soy licenciado en ciencias de la comunicación humana y mi afán de relacionarme
con políticos, economistas, filósofos, artistas y científicos, a conversar con ellos, me ha hecho
conocer directamente las manifestaciones de cada uno. Esta conducta diversa me condujo a
enfrentarme con los diferentes puntos de vista de cada hombre en particular y de la humanidad
histórica y presente, en general. La experiencia personal me enriqueció. Me ayuda a comprender
mejor.
Pero no quiero ser soberbio y creer que todo esto me autoriza a ser mejor que otros o que he
logrado una forma más perfecta de ser y pensar. Todo esto está muy lejos. No soy de ningún modo
ni un genio ni un dechado de perfección. Por ser imperfecto me ocupé de tratar de conocer lo que se
considera perfección. Aspiro a ella. Mis ambiciones es dar o encontrar un sentido a mi vida y
testimoniar con ella. Me afirmo nuevamente en Chopra: “eres una criatura que actúa, piensa y
siente; la espiritualidad funde estos tres elementos en una realidad única. El pensamiento no
subyuga al sentimiento, y el sentimiento no se resiste tozudamente al cerebro superior; la acción
74
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
ocurre cuando el pensamiento y el sentimiento dicen: ‘esto es lo correcto’. En la realidad única es
espíritu, y la superficie de la vida es sólo un disfraz de mil máscaras que oculta la realidad. Hace
mil años, esta afirmación no hubiera encontrado oposición, todos aceptaban que el espíritu era la
auténtica fuente de la vida. Ahora debemos ver el misterio de la existencia con nuevos ojos, pues
como hijos orgullosos de la ciencia y la razón, hemos quedado huérfanos de sabiduría”.
Creo en los valores de la honestidad, la moral y la ética y toda la cohorte que acompaña a
ellos. Pero mi mayor sustento es mi adhesión a lo que se ha llamado el espíritu humano. Pienso que
en él residen todos los secretos y misterios y la razón de ser. Quizá exagere. En este sentido,
prefiere el exceso que la escasez. Acepto al espíritu, como concepto, de que es una expresión del
alma, la cual, a su vez, sería la vida operando sobre mi cuerpo en particular. Esa vida se transforma
en alma que sustenta cada célula mía por separado. Esto me emparienta con otros seres vivos, a los
cuales me incorpora en la escala animal. Luego, todos los seres vivos deben de tener su propia
ánima o energía vital que los hace vivos. Pero esa alma humana, la mía, al llegar a las células del
cerebro, ahí se expresa como espíritu. Esto es, la esencia espiritual de hombre.
¿Cuál es esa esencia espiritual? De todas las propuestas me pareció más atractiva la de
Bertrand Russell, en el sentido de que la expresión de la esencia espiritual es a través de la
inteligencia, la afectividad y la voluntad (modos de ser del espíritu). El espíritu es la síntesis de esas
tres cosas. También, básicamente, acepto que el espíritu usa de un proceso que depende de las
neuronas o células cerebrales, de neurotransmisores y de acciones y reacciones neuronales y ese
proceso constituye el instrumento o mente.
En síntesis: la vida se concreta en un organismo en particular y lo anima (alma) en todas sus
células. Pero en el hombre, esa alma al llegar al cerebro, instala un medio de expresión que es la
mente y a través de ella surge la vida humana como una totalidad formada por las partes de la
inteligencia o intelecto, los sentimientos o afectividad (que comprende las emociones y los
instintos) y la voluntad. La vida espiritual sería la meta de mi intención y ella involucra ser
intelectual, pero también dejar expresar mi afectividad y mi voluntad, sin que ninguna de ellas
prime sobre la otra (es decir, que haya equilibrio, armonía y prudencia).
El entrenamiento mental requiere la voluntad extrema de lograr la concentración
(meditación o pensar trascendente) y evitar que sobre él influyan instintos y emociones. Pero que no
estén ausentes los sentimientos de complacencia o satisfacción, de amor; y sea efectiva la ausencia
de la ira y el odio. En esto coincido con los orientales y Cristo.
Mi inteligencia me dice que debo aceptar un método o camino para pensar.67 Esto no es
nuevo. También lo sabían Aristóteles, Platón, Sócrates y más cercanamente Hegel, Kant,
Descartes, y todos los otros pensadores afines de la modernidad y la contemporaneidad. Ellos me
ayudaron a ordenar muchas cosas y a rendir admiración a sus conocimientos. Pero sólo Buda y
Cristo y en menor grado Mahoma, han influido con su pensamiento al mundo y la humanidad, para
67
Creo que una idea muy acertada la expresa Enrique Dussel: “Los elementos de este método son los que en
el pensar contemporáneo se describen en la llamada ontología fundamental, porque incluye el análisis de
todo lo que soy en el momento de enfrentarme en la cotidianeidad del ente, para comenzar sólo entonces la
superación por el pensar hacia lo que las cosas son”(LA DIALÉCTICA HEGELIANA, Editorial Ser y
tiempo, Mendoza, 1972)
75
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
lograr cambiar algunas cosas y ayudar a una mejor expresión espiritual. Los filósofos cautivan por
la brillantez del pensamiento y el academicismo riguroso. Para los intelectuales puros esto es oro.
Pero, lamentablemente, todo el esplendor intelectual queda como patrimonio de unos pocos
que lo traspasan a otros pocos y así la filosofía profunda no trasciende a la humanidad, considerada,
masivamente, como el número de todos los individuos que la conforman. Habría que contemplar,
entonces, si yo me enrolaré en la escasa elite de los intelectuales que cultivan y acceden a ese
“pensamiento superior” de la intelectualidad u optaré por otra profundidad: la del pensamiento
espiritual que, además de lo intelectual, abarca lo afectivo y lo volitivo. Y que ese pensamiento
pueda ser compartido, de algún modo, por la mayoría de los otros, aún de los que carezcan de
profundidad y superioridad mental. Sería esto otra forma de pensamiento de la llamada “mente
superior”.
Es evidente que tomar uno u otro camino es parte de la vocación y la intención personal. He
decidido optar por la llamada mente superior (superior en el sentido de ascendencia o trascendencia,
como fruto de un elaborado entrenamiento mental y el propósito de una depuración intelectual,
emotiva y volitiva), no porque esto signifique que me impulsa el deseo de una perfección soberbia,
sino por considerar que ella involucra mejor al verdadero ser humano, el que piensa, siente y hace.
Pero este quehacer no es el mismo que el de la ciencia. Es el quehacer de buscar la transformación
propia primero y luego de otros, para mejorar y extender un movimiento mayor en busca de una
humanidad mejor. Evitar el vacío espiritual actual de la mayoría. No desprecio los que optan por la
filosofía, la ciencia o la religión. Creo que ellos harán lo suyo y también hacen su aporte con mayor
o menor trascendencia.
Pero me preocupa que ni la filosofía, ni la ciencia, ni la religión, hayan obtenido un hombre
equilibrado, sensato y que lleve una vida digna acorde con su esencia. Parece, que en lo personal,
cada filósofo, científico y religioso ha cerrado un círculo en su rededor. Esto no le permite llegar a
otros en forma extensa (a mayor número de personas) sino que su saber se limita a su persona y a un
relativo pequeño entorno (al que puede llegar por sus discípulos inmediatos o a través de un libro,
una escuela de pensamiento o una creencia determinada). En otra línea, muchas vidas personales de
brillantes filósofos no son ejemplo total de sabiduría y autenticidad, al provocar un divorcio entre lo
que se piensa y lo que se vive.
La necesidad y la miseria (material y espiritual) de la humanidad, me duele. Y como no
puedo dar materialmente lo que se necesita, me siento obligado a dar de mí. Esto es, compartir mi
mismidad. Para poder llegar a eso, debo ofertar una mismidad cálida y de calidad. Aportar algo
distinto y mejor. Debo, por lo tanto, poseer esa riqueza interior primero y después pensar en
compartirla. Al salir al ruedo, tendré que superar la diversidad y comprenderla para adaptarme.
La sensatez es el medio más idóneo. Si soy demasiado intelectual, me encontraré con la
pobreza intelectual de otros, si soy demasiado espiritual, hallaré el vacío de otro, si soy demasiado
voluntarioso chocaré con la abulia. Para transformar la tibieza y la indiferencia, tengo que caminar
un sendero de acercamiento y esto obliga a una pesada tarea de empatizar y de tolerar. Digo pesada
porque no es fácil entrar en el mundo sin contaminarse con lo que hay en él. Por eso, la firmeza de
mis decisiones y el tesón para realizarlas necesita de una voluntad fuerte y ordenada, entrenada o
educada para no caer en un mero voluntarismo nominal. La inteligencia es para sortear las
76
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
dificultades de comprender la realidad y los entes que hay en ella. La afectividad es para desear
ayudar y comprometerme a hacerlo sin que haya de por medio otro interés mezquino.
Hay que cultivar los sentimientos que construyen y evitar los que destruyen. La afectividad
me responde con el amor, la tolerancia auténtica, la responsabilidad y la honestidad. Ahora,
adoptados esos recaudos, estaré en condiciones mejores de comunicarme conmigo y con otros. Esto
no quiere decir que lo mío es lo correcto o lo mejor. Simplemente lo siento y presiento como una
necesidad de llenar algo que se aprecia como vacío.
Sé con certeza y sensatez que no todos piensan igual y que mucha gente no quiere, no sabe
y no puede comprender este sentido de la vida. La ciencia busca llenar el vacío material tras el
utópico progreso de un confort físico. La filosofía busca la perfección del intelecto y del
conocimiento. La religión persigue la adhesión a una idea determinada de Dios que cada iglesia
sustenta. La espiritualidad, en cambio, es sentirse y sentir a los otros como parte de un todo que nos
identifica.
Este sentir identificador es el motor que mueve a la religión y otras expresiones místicas de
acercar un hombre a otro. Es el que conforma el impulso de la espiritualidad. Habrá que usar
algunos principios intelectuales, poner mucho sentimiento, y toda la voluntad. Es un querer con un
amar y un sentir guiado por el pensamiento inteligente. La espiritualidad abarca todos los aspectos
del ser o modos de ser. Comprende y respeta a todos. Pero la idea básica es lograr un denominador
común a todos donde lo religioso, lo filosófico, lo científico, lo social, lo político, lo personal en
suma, no influya a tal punto de romper la interconexión. Ese denominador común es que todos los
hombres puedan acercarse a todos los hombres, sin pensar en los puntos en que discrepan sino
en los que coinciden. En esto subyace algo similar a la tolerancia, pero no a la tolerancia del “todo
vale”, sino a la tolerancia de “lo tolerable”. Esto es, tolerar lo que vale de cada persona. Lo
verdaderamente intolerable deberá ser siempre lo disvalioso, lo dañino o destructivo.
El camino de este quehacer espiritual será el método. Puede conllevar una dialéctica o un
diálogo, primero interior y después exterior, una introspección y una extrospección, un pensar y una
comunicación que exprese el pensar. Dijeran algunos filósofos un aquende y un allende, pero de
forma tal que no sean direcciones opuestas, sino enfiladas una hacia la encuentra para una fusión
enriquecedora de ambas. Lo contrario puede ser un ensimismamiento letal o una pura existencia sin
trascendencia, esto es, vivir enajenado o extrañado. No hay dudas que el vehículo principal es la
palabra y la acción el instrumento de la palabra.
Para mejor entender este objetivo-intención-meta, citaremos a Paúl Ricoeur: “los valores
acerca de los que hablamos aquí residen en las actitudes concretas ante la vida, en tanto que
forman sistema y que no son puestas en cuestión de manera radical por los hombres influyentes y
responsables”.68 Seguidamente, este autor hace referencia a que esas actitudes interesan en lo
relativo a la tradición misma, al cambio, al comportamiento común de las personas y, frente a ellas,
importa el “uso de los instrumentos posibles”.
Éste es el principal sentido de nuestra dialéctica: ir a la cotidianeidad actual, con nuestro
total potencial de ánimo interior, para buscar en ella los valores tradicionales, recuperarlos y lograr
68
Paúl Ricoeur – HISTOIRE ET VÉRITÉ, Seuil, París, 1964
77
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
un cambio de conducta y actitud... y nuevas aptitudes. Siguiendo a Ricoeur deberemos ir desde lo
superficial a lo profundo. A lo superficial habrá que repensarlo con una crítica auténtica para
conocer en qué consiste esa superficialidad y la axiología depreciada que conlleva. Mientras que
habrá que: sondear cuáles instrumentos están disponibles para hacer esto, lograr el cambio de
actitud mediante la adquisición de nuevas aptitudes para ir hacia lo profundo, en busca de los
valores eternos del ser (el núcleo ético-mítico de Ricoeur)
No es nuestra intención buscar una dialéctica elaborada como hasta ahora ha perseguido la
filosofía. Los miles de libros sobre dialéctica han dejado ya varias definiciones, pero creemos que
más importante que el buceo intelectual y la pulida expresión que hace a esa dialéctica, es lograr un
medio de expresión y comunicación más fluido. Esto es, más asible para el común de la gente a la
cual se proyecta nuestra intención.
Para nosotros, el núcleo principal, sin más vueltas está en el espíritu humano. Al que hay
conocer es a ese espíritu y acceder a sus modos de ser de la forma más directa y evidente. Si nos
detenemos a elaborar una doctrina con el clásico juego dialéctico de la filosofía, quedaremos, como
quedaron todas las dialécticas, en el mero campo de la intención y sin un logro efectivo para cada
miembro de la humanidad, porque no transciende lo académico. Si bien, el logro inmediato del
esfuerzo filosófico fue trazar el método o camino para llegar al espíritu, el acceso al mismo es
limitado para los no-filósofos. Empero, en nuestra intención, ese espíritu no se tratará como un ente
abstracto sino como la potencia o energía personal, la que cada uno lleva en sí.
Buscando ese espíritu y logrando descubrirlo, lo ético-mítico aflorará desde lo mejor del
bagaje cultural. Los valores han sido dados y conocidos. La Ética si bien no ha agotado todo lo
relativo a su materia, prácticamente ha sedimentado con los principales valores éticos. No se trata
de buscar una nueva ética. Simplemente es rescatar lo valioso y adoptarlo y adaptarlo a las
necesidades espirituales actuales. Recrear lo mejor de lo existente. El movimiento dialéctico será
para desencostrar esos valores depreciados para reactivar las potencias espirituales sobre una base
axiológica. Es lo más práctico e inmediato para el hombre común. Mientras tanto, la filosofía podrá
seguir su rumbo académico y ampliar sus consideraciones en el contexto histórico, cultural o
coyuntural y desde allí el otro movimiento espiritual, al que considero más pragmático. No
obstante, la necesidad inmediata está en lo espiritual.
Hay que reencontrar una nueva filosofía pragmática espiritual, una nueva psicología
espiritual y una nueva ciencia más espiritualizada y menos materialista. Principalmente renovar
las ciencias biológicas y en particular las dirigidas al hombre como la medicina, inyectándole la
inquietud por lo espiritual. De seguir ausente lo espiritual, el camino evidente es el del yerro. El
método o la dialéctica son antropológicos esencialmente. Para ello habrá que usar del único
instrumento dialéctico posible: la palabra, y con ella el recto pensamiento trascendente y, con
ambos, la metacognición y el metalenguaje que configuran la mente superior. Y los entes
obligados son el hombre y su vida.
Esto presupone que quien sea acicateado por la inquietud espiritual, además de conocer,
debe practicar una senda virtuosa. Tener un saber dialéctico pero compartido con una afectividad
amorosa y una voluntad para hacer, esto es, aplicar ese saber a la vida cotidiana. Construir lo
cotidiano en dirección a la verdad y la autenticidad es lo que llevará, obligadamente, al proyecto
78
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
existencial final de cada uno, a esa fuente primaria de su ser verdadero. Pero lo hará con
autenticidad y autoridad. También con libertad.
La virtud personal será el instrumento o modelaje para que otros tengan una guía dialéctica
y una conducta práctica. Ambas son necesarias para enseñar y aprender. Para educar y obtener un
cambio. Porque el fin último es esto: el cambio radical y profundo. Sintetizando un poco todo lo
antepuesto concluiremos que la forma de pensar o método deberá ser dialéctica, pero no carente de
sensibilidad o afectividad y de plena intención de hacer, esto es aplicar el saber dialéctico para
obtener el cambio de la vida personal cotidiana.
El cambio es de la inmanencia por la trascendencia. Evitar el ensimismamiento o la
enajenación y que el hombre vuelva a encontrar el eje real y verdadero y alcance su propia
realización como ser humano. Esto es, como ser espiritual e inteligente, bondadoso y cuidadoso de
sí y de otros. En esta tesitura, la convivencia natural armoniosa no tendrá necesidad de rótulos
políticos, económicos, religiosos, sociales, filosóficos o de otra naturaleza.
No importará tanto cual es la “sociabilidad” del hombre, su cultura, su historia, su
nacionalidad o su biografía personal. Importará sólo que un hombre aprenda a convivir con otros
hombres con dignidad, libertad y respeto. La cooperación necesaria para subsistir (la necesidad
material) y otros problemas o conflictos, se autosolucionarán si detrás hay un hombre preparado y
cultivado. Un hombre educado espiritualmente. Esto nos devuelve, un poco, de los que ya pensaron
en alguna forma de una dialéctica espiritual.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
79
V
FACULTADES MENTALES E INTELIGENCIA
Concepto de facultades mentales
L
as facultades mentales son mecanismos operativos de la mente que no son pasibles
de ser ubicados anatómicamente en el cerebro, pero que se sabe que dependen de él y
en él residen, con una probable participación “in toto” de la masa cerebral completa.
Toda la corteza, todos los hemisferios y todos los centros participan en la producción de
esas facultades mentales que necesitan también todos los circuitos nerviosos, transmisores y toda
reacción bioquímica o bioeléctrica para ser producidas. Todo lo que hemos analizado hasta acá de la
parte anatomofisiológica del cerebro y todos los mecanismos vistos, confluyen para realizar las
facultades mentales.
Estas facultades constituyen el espíritu del hombre y le confieren la calidad de ser racional
e inteligente, afectivo y volitivo. La inteligencia es el eje central de las facultades mentales, siendo
el intelecto la nota distintiva del hombre por excelencia. A ella se supeditan las emociones y la
voluntad. La inteligencia es una abstracción hasta ahora imposible de definir en sí, en su magnitud y
en su alcance y mucho más en su cuantificación, lo que se pretende groseramente a través de la
medición del llamado cociente intelectual. La pregunta fundamental de la esencia de la inteligencia,
(¿qué es la inteligencia?), es una de las cuestiones más debatidas y la que mayor cantidad de
conceptos ha acumulado.
Pero no se ha sabido distinguir lo que se ha extraído y sintetizado de las manifestaciones de
la inteligencia y de los mecanismos operativos de la inteligencia a través del intelecto, de tal
forma que:
•
•
•
la esencia de la inteligencia,
sus mecanismos intelectuales operativos
y sus manifestaciones femonenológicas
son tres cosas distintas aunque el tema central sea la inteligencia.
Esencia de la inteligencia (¿qué es la inteligencia?)
Desde el punto filosófico, la esencia de la inteligencia puede ser bosquejada o percibida
(pero no conocida) con bastante certeza, a pesar de lo complicado de la cuestión. Desde un punto de
vista etimológico, inteligencia deriva del latín intelligentia, que, a su vez, proviene de intus legère,
término empleado por Cicerón que se traduce como un “leer dentro” y que abarcaría a la capacidad
para entender, comprender e inventar.
¿Qué es esto de “leer dentro”?. Cicerón la entendió como “leer dentro de mí”. En esta
cuestión interviene la antropología filosófica, la que entiende que leer dentro es la capacidad que
80
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
tiene la inteligencia de escudriñar el interior de las cosas para ir aproximándose al ser (esencia)
de las mismas.
Para ejercer la facultad de “leer dentro” de las cosas, la inteligencia opera como un haz de
luz circular, que al llegar a las cosas forma un círculo luminoso a su alrededor, quedando la cosa
inmersa bajo el foco directo de ese haz luminoso:
inteligencia
cosa
De esta forma la cosa queda aprehendida (prendere) dentro de un círculo (circum). La cosa
“prendida dentro del circo” da lugar al proceso de comprensión (circumprendere) que sería la
“acción de comprender” y comprender es “abrazar, ceñir, rodear por todas partes una cosa para
contener o incluir en sí esa cosa para entenderla, alcanzarla y penetrarla en su esencia”. La luz
(del griego fos) de la inteligencia hace que las cosas se asomen y se den a esa luz como fenómenos
(lo que se da a la luz) que sería “toda manifestación o asomo, tanto material como espiritual, de las
cosas”. Mediante la comprensión, la inteligencia ilumina a los entes y devela el ser de las cosas y
las llena de significado, es decir, forma ideas primero de todos los fenómenos producidos en y por
entes y cosas y después les da un contenido y un sentido a todas las ideas para originar el signo
lingüístico o palabra y al signo lingüístico lo define, o sea, le confiere una definición que puede ser
personal (connotativa) o convencional y general (denotativa). Una vez que la inteligencia llena de
sentido y comprensión a todos los signos mentales abstractos, (instaura el mundo) el siguiente
proceso mental será la formulación de juicios. Con esto reitero los mecanismos intelectuales, pues
obviamente son los instrumentos de la inteligencia.
Concebir a la inteligencia de otro modo que no sea por el sentido dado por lo semánticoetimológico, es caer en el esquema de interpretar a la inteligencia, no como es en sí misma, su
verdadera naturaleza, sino definirla a través de sus manifestaciones o aplicaciones. Este concepto de
definir a la inteligencia por sus manifestaciones lleva a Jean Piaget a concebirla como una
capacidad de los seres vivos para adaptarse al medio ambiente. Si aceptamos esto, tal cual, es
admitir que la inteligencia es una facultad propia del hombre, de los animales y de las plantas y de
todo otro ser vivo. Luego, perdemos de vista a la inteligencia como la nota esencial propia del
hombre. El error de la definición de Piaget surge al estudiar los mecanismos intelectivos de la
inteligencia, pero obvia la visión filosófica sobre la naturaleza real de la misma.
Los seres vivos nacen con una serie de habilidades ancestrales que les permite realizar una
serie de acciones para sobrevivir. Esa evidencia llevó al naturalista Mauricio Maeterlinck a
estudiar el gregarismo animal organizado en verdadera sociedades como las abejas, las hormigas y
las termitas, en las cuales cada ejemplar de la especie tiene asignadas determinadas funciones y las
mismas son cumplidas con una cierta perfección y completa efectividad y rendimiento, con una
81
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
suerte de disciplina que no admite mucho margen de error y que existen conductas condicionadas
para responder con total eficiencia ante un conflicto o eventualidad. Asimismo estudió los diversos
mecanismos que los vegetales, a pesar de su condición de inmovilidad relativa, los lleva a
reproducirse aún en ambiente hostiles, para lo cual ponen en movimiento complicados mecanismos
como si respondieran a una conducta razonada, más que a una conducta mecánica. El error de
interpretación de estos esquemas dinámicos de animales y vegetales, le condujo a plantear la
existencia de una verdadera “inteligencia” animal y vegetal.69 Pero no hay que confundir esas
conductas gregarias o sociales ancestrales, tanto de los animales y las plantas como la de algunos
hombres, con el verdadero sentido de la inteligencia. La no correcta interpretación de lo qué
realmente es la inteligencia, confundió a Piaget en la interpretación de la misma, creyendo que los
mecanismos intelectuales que manifestaba el hombre, en su conjunto eran la inteligencia en sí. Con
el mismo concepto Howard Gardner y otros autores llegaron a clasificar la inteligencia en varios
tipos, según las capacidades de una persona.
Nosotros creemos que estas interpretaciones, que confunden lo que son meros mecanismos
intelectuales o intelecto, con lo que es en sí la inteligencia, no son válidas para definir a la
inteligencia del hombre. Incluso, en la actual tendencia al estudio de la inteligencia que constituye
una verdadera filosofía de la inteligencia, lo que se estudia no son las capacidades intelectuales,
sino los diversos modos con que la inteligencia puede aplicarse a los mecanismos intelectuales,
afectivos y volitivos que el hombre posee. Por eso se habla de “inteligencia emocional”,
“inteligencia comunicativa”, “inteligencia social”, etc.
En realidad, la inteligencia se manifiesta a través de procesos y como todo proceso
considerado en diferentes compartimientos o estamentos y dentro de ellos está el contenido de
diversas capacidades, pero el conjunto o las características de estas capacidades no son la
inteligencia en sí sino sólo una mera forma de manifestación de la misma. Así, es evidente que la
inteligencia humana opera como:
a) una interrelación de un conjunto de capacidades de un individuo, determinadas por
las características biológicas, los procesos psicológicos, el entorno social y la
conducta
b) que tales capacidades se desarrollan gradualmente para permitirle al ser humano
asimilar, retener, aplicar y modificar las experiencias y sensaciones necesarias para
conducirse y adaptarse a su medio
Como todo proceso, el proceso inteligente tiene diferentes aspectos:
1. aspecto biológico que incluye la dotación genética y la fisiología de la persona
(madurez fisiológica)
2. aspectos psicológicos: corresponden a los procesos psicológicos que involucran los
afectos, la memoria, la percepción, el pensamiento y el aprendizaje, como
asimismo, la madurez psicológica
3. aspecto ambiental: involucra al medio o ambiente en el que se desenvuelve la
persona y es incontrovertible que este ambiente influye a través de estímulos
diferentes que empiezan aún antes de nacer y se continúan en el seno de la familia
69
LA INTELIGENCIA DE LAS FLORES
82
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
y en las diferentes instancias sociales en que se desempeñará todo ser humano. Así
el ambiente puede dar estimulaciones negativas o positivas que influyen en el
desarrollo intelectual de la persona
4. aspecto de la conducta: esto está relacionado con el comportamiento de cada
persona o sea con la forma, “porte o manera con que los hombres gobiernan su
vida y dirigen sus acciones”. Desde este aspecto deben considerarse las
habilidades generales (modos de las capacidades intelectuales) como son: la
capacidad práctica para resolver problemas, la habilidad verbal, la destreza para
manejar símbolos lingüísticos, la capacidad de análisis y síntesis (necesaria para
plantear opiniones y hacer críticas), capacidad de aprendizaje, poder de adaptación,
habilidad para alcanzar metas escogidas racionalmente, manejo de las emociones y
sentimientos para expresarlos en “forma inteligente”. Todas estas “habilidades”
determinan una conducta inteligente
Estos aspectos nos dicen que el estudio de la inteligencia lleva, inexorablemente, a ser
considerado en cada uno de ellos, lo que genera diferentes puntos de vista o conceptos aspectuales.
Esto obliga a recordar que cuando se estudia la inteligencia humana debe saber distinguirse, sin
hesitar, qué corresponde a su esencia y qué corresponde a sus mecanismos (intelecto) y qué a sus
formas de manifestarse (conducta). Debe quedar bien claro que el estudio de la inteligencia puede
considerar todos y cada uno de sus aspectos, pero no debe perderse de vista la integridad (totalidad)
del ser humano, porque de otra forma se comete el error de calificar o clasificar a la inteligencia en
forma separada de sus atributos en conjunto y eso motiva los errores conceptuales de la inteligencia.
Por lo tanto, si la inteligencia tiene diferentes puntos de vistas, es lógico que las disciplinas
que entienden en esos aspectos, tiendan a considerar la inteligencia desde esos puntos de vistas,
interviniendo la filosofía, la psicología, la psiquiatría (y con ella la medicina), la pedagogía y toda
otra disciplina que tenga un punto de contacto con las características de la inteligencia o las
actividades intelectuales. Repetiremos conceptos dados sobre opinión a fin de refrescar los mismos.
Recordemos que, básicamente, los puntos de vista son una forma de captar la realidad en forma
tal que las cosas “parecen ser” pero esencialmente no son así, puesto que nuevos puntos de vista
sobre la misma cosa, cambia el parecer.
Este parecer, de acuerdo a lo expresado anteriormente, cuando se emite o comunica
formalmente, es lo que se conoce con el nombre de opinión.70 Luego, opinión es la manifestación
oral o escrita del pensamiento sobre lo que las cosas parecen ser. Naturalmente, así visto, la opinión
es cuestionable (no la cosa en sí como define la Real Academia Española), dado que siempre se
refiere a “lo que parece ser” y no “lo que es”. La referencia certera de “lo que las cosas son”, la da
la verdad. Una opinión puede, o no, coincidir con la verdad.71
Según Ortega y Gasset72 la verdad no consiste sólo en conocer el ser de las cosas, en
forma genérica, es decir, de todas las cosas conocidas o por conocer, sino únicamente de aquellas
70
Dictamen, juicio o parecer que se forma de una cosa cuestionable (RAE)
Según la RAE, verdad es la “conformidad de las cosas con el concepto que de ellas se forma la mente”.
Desde otra perspectiva es la “conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa”. Santo Tomás
define a verdad como “la concordancia del pensamiento con su objeto”.
72
EN TORNO A GALILEO, Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 1965
71
83
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
cosas con la cual el hombre tiene que habérselas en forma inmediata, sólo a las que se tiene que
atener. De no ser así se correría el riesgo de inventar un “ser de las cosas” y esto es lo que puede
ocurrir cuando el hombre trata de explicar lo abstracto nada más que como una afición intelectual.
Obra como aquello de que sólo porque tiene la facultad de explicar el ser de las cosas, se siente
compulsado a hacerlo, tenga o no, necesidad de ello.
Según sus definiciones denotativas o filosóficas, siempre la verdad será un concepto ligado
en forma inherente a la mente del hombre, pues depende del pensamiento y del entendimiento
humano, ambos frutos de la inteligencia. Ergo, sólo la inteligencia puede encontrar la verdad de las
cosas, mediante una comprensión adecuada de las mismas y la formulación del pensamiento
certero. La ciencia y la filosofía se han preocupado en definir la inteligencia humana con exactitud
pero la ciencia, sobre todo, trata de medirla y de establecer las diferencias de capacidad intelectual
entre distintos individuos. Para ello se ha descrito a la inteligencia de innumerables formas.
Considerando a la inteligencia no como una facultad inmaterial, sino como un proceso
mental se trató de estudiar los llamados factores de la inteligencia. Spearman trató de establecer
dos tipos de factores que determinaban la inteligencia:
1. factor de la “inteligencia general”: está presente en cualquier tipo de
funcionamiento mental
2. factor de “inteligencia específica”: presente cada vez que se deben resolver los
problemas específicos que cada actividad humana presenta.
De ninguna manera esta concepción simplista satisfizo a investigadores ni aportó ningún
esclarecimiento fundamental para saber que es la inteligencia. Ambiguamente se aceptaba que la
inteligencia era una “colección de facultades entretejidas estrechamente” a manera de una “red
compleja de conexiones de funciones mentales”. Otros autores como Thurstone tenían la teoría de
los “factores múltiples”. Thurstone concretamente hablaba de un “conjunto de siete capacidades
mentales principales” que iban desde la fluidez numérica y verbal, hasta el razonamiento y la
velocidad de percepción. Hoy, el acuerdo general es que la inteligencia es función del cerebro y del
sistema nervioso y sus receptores sensoriales, los que participan en la tarea de transformar la
energía que reciben en un modelo dotado de significado (función energética). Sin embargo, esta
función la ejerce el cerebro pero no la origina en sí. El cerebro recibe estímulos bajo la forma de
energía y los transforma en ideas, conceptos, etc.
Los conceptos biológicos sobre inteligencia
Consecuente con la teoría errónea de que la inteligencia era una mera función cerebral cuyo
autor exclusivo es el órgano cerebral y no los estímulos energéticos (función orgánica), se postuló
que esta expuesta a factores biológicos. Por esto, algunos estudios creen que la inteligencia depende
de la herencia genética en un 80% y factores ambientales en un 20%. Así por ejemplo, dos gemelos
univitelinos educados de formas diferentes tienen el mismo cociente intelectual (CI). Por otra parte,
el orden de nacimiento de los hijos de una familia da patrones de inteligencia: el primogénito
siempre es el más inteligente y el CI decae a partir del quinto hijo. Estas aseveraciones no son
concluyentes ni definitivas y admiten algunas reglas de excepción. Se pensó también que el
ambiente también influye en la formación de la inteligencia: a mayor culturización del medio
84
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
ambiente, mayor estímulo para el desarrollo de la inteligencia. Más aún: actualmente los genetistas
sostienen que los genes, en alguna medida, dependen más de los factores ambientales que de la
herencia en sí. Hay muchos genotipos que no están condicionados por genes heredados, sino por
genes modificados a través de deleciones provocadas por agentes del ambiente. Es lo que se conoce
como mutaciones genéticas adquiridas no heredables y su estudio es patrimonio de la epigenética.
Claro que esto se da en células somáticas y no germinales, por lo que no son caracteres heredables y
no afecta a caracteres generales de la inteligencia. Pero sí hay modificaciones que a veces pueden
cambiar, generalmente mediante patologías, las funciones intelectuales y afectar directamente a la
inteligencia. Otro punto de vista biológico a considerar fue la diferencia de inteligencia entre
ambos sexos, cosa que es difícil de demostrar porque las experiencias realizadas han señalado que
algunas facultades especiales son propias de un sexo u otro lo que equilibra probables diferencias.
Lo cierto es que la medición, la definición, la adquisición de la inteligencia son tareas hasta ahora
complicadas y desalentadoras, a tal punto que ninguna de las experiencias y métodos realizados
hasta el presente son efectivos más allá de un 50 a 60% y la mayoría de ellos aproximan a
determinadas realidades pero de ninguna manera alcanzan a comprender totalmente al fenómeno
intelectual. La herencia y la formación ambiental podrán ser factores muy importantes pero no lo
son totalmente determinantes, pues han nacido genios de padres mediocres y viceversa: padres
genios han tenido hijos mediocres. Igual consideración práctica rige para lo ambiental: hay una
media que engloba a la mayoría influenciada por el medio ambiente, pero hay porcentajes
importantes en los extremos de la curva estadística que dicen que de medios muy culturizados salen
muchos pobres intelectuales y viceversa: de medios poco culturizados pueden surgir grandes
genios. La Medicina estudia a la inteligencia a través de la Neurología que se dedica a las
estructuras y fisiología del sistema nervioso, dando el fundamento orgánico o anatómico de los
mecanismos intelectuales y para ello se vale de la neuroanatomía, la neuroquímica y la
neurofisiología. Otra disciplina médica es la Genética que estudia la normalidad o las alteraciones
entre los genes y sus relaciones con las alteraciones del crecimiento y desarrollo prenatal y postnatal
y los trastornos en la conformación física, funcional y psicológica del individuo, según conceptos
que hemos antedicho. La Psiquiatría se ocupa del origen, la dinámica, las manifestaciones y el
tratamiento de algunos trastornos de la personalidad que tienen base o repercusión orgánica y
pueden alterar la conducta. La Psicología, especialmente la clínica, aplica los principios
psicológicos al estudio y a la resolución de las diversas alteraciones de esta índole, que puede
presentar un ser humano en algún momento de su vida. Estudia específicamente a la inteligencia y
la considera mensurable. En este caso, la psicología trata de objetivar a la inteligencia para
evaluarla en su evolución, describir sus posibles alteraciones y, asimismo, predecir las diversas
potencialidades con las que cuenta el individuo. Este proceso puede ser cualitativo o cuantitativo y
los métodos de estudio abarcan la observación, la entrevista, las pruebas psicométricas y
proyectivas. Es evidente la imposibilidad de objetivar totalmente a los mecanismos intelectuales, los
cuales están muy comprometidos con el grado de instrucción o aprendizaje, con el desarrollo
cultural y social y estas variables interfieren introduciendo apreciaciones parciales o francamente
erróneas cuando se mide un cociente intelectual o se realiza una prueba psicométrica o proyectiva.
Otras ramas de la psicología son la psicología social que investiga la relación entre los factores
sociales y el desarrollo de los mecanismos intelectuales y la psicología educacional que estudia las
relaciones entre la enseñanza y el aprendizaje, es decir, se ocupa del estudio del papel que juegan
los mecanismos intelectuales en la educación. La Pedagogía, basada en el concepto de inteligencia
como conjunto de habilidades y capacidades diferentes, establece planes y estrategias de
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
85
aprendizaje y capacitación de acuerdo con las necesidades específicas de los individuos, tanto si
poseen un mecanismo intelectual normal, subnormal o si presentan necesidades especiales.
De todo lo visto hasta ahora en este parágrafo como punto de vista biológico de la
inteligencia, son experiencias equívocas por haber confundido groseramente a lo anatómico como
estructura que genera la inteligencia, cuando en realidad, lo biológico y lo anatómico son elementos
de sostén, como reiteradamente hemos venido sosteniendo y tratando de demostrar a lo largo de
todo este trabajo. La inteligencia en sí, como ente inmaterial, no depende de ningún proceso
ambiental ni genético y por lo tanto no es susceptible de ser medida y estudiada con parámetros
científicos.
Lo que es susceptible del estudio científico es el cuerpo humano y sus variaciones
fisicobioquímicas, como receptáculo e instrumento de manifestación de inteligencia. Es esto lo que
se transforma con el ambiente, los genes y todos los otros factores que se han tratado de introducir.
Pero la inteligencia en su verdadera esencia, jamás podrá ser medida en una célula, en un gen o por
factores ambientales. Todo esto ayuda a desarrollar o afinar el instrumento biológico. El desarrollo
de la inteligencia dependerá de otras disciplinas y de otros conceptos. En virtud de estas
afirmaciones, en la actualidad podemos considerar dos grandes vertientes en el estudio de la
inteligencia humana:
a)
la Antropología Filosófica o Filosofía Antropológica, dentro de la cual están los
modernos conceptos existencialistas sobre el ser del hombre, y por ende, la esencia de la
inteligencia
b) el estudio de los mecanismos intelectuales y formas de manifestación de esos
mecanismos los cuales originan distintos enfoques y perspectivas: el enfoque
psicobiológico, la perspectiva experimental, el enfoque genético y la perspectiva
diferencial
El concepto de esencia de la inteligencia ya lo hemos estudiado anteriormente, por lo que
correspondería pasa directamente a las formas con que se estudian los mecanismos intelectuales y
su manifestación.
El enfoque psicobiológico considera los fundamentos biológicos, los fisiológicos, los
neurológicos, los bioeléctricos y los bioquímicos de los mecanismos intelectuales. La perspectiva
experimental se centra en el pensamiento y la conducta inteligente, la cual tiene diversas
tendencias:
•
•
•
•
la introspectiva acerca de la intencionalidad y las representaciones mentales
la teoría de la Gestalt que subraya la reorganización perceptiva generadora de la
comprensión
las diversas concepciones del funcionalismo que conciben a los mecanismos
intelectuales como adaptación a situaciones nuevas
las corrientes conductistas y neoconductistas que realizan estudios objetivos y
estudian a los mecanismos intelectuales y sus manifestaciones mediante diversos
modelos de aprendizaje, con sus variantes cognitivas, por ejemplo, las que
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
86
•
entienden a los mecanismos intelectuales como capacidad de inhibición e
respuestas, o como estrategias mentales de ensayo y error
la perspectiva de la psicología cognitiva, que considera a la inteligencia como un
sistema de procesamiento y que estudia las estrategias y los componentes de la
recepción, la codificación y la elaboración de la información mediante
procedimientos experimentales, modelos y programas de imitación de la
inteligencia
El enfoque genético, a su vez, intenta ofrecer diversas áreas de estudio desde el punto de
vista genético y así origina:
•
•
la indagación filogenética que estudia la inteligencia considerando la evolución del
ser humano y que señala la importancia de la diferenciación y la creciente
complejidad del sistema nervioso, así como su progresiva encefalización
el estudio ontogenético que abarca una serie de teorías que consideran el desarrollo
de la inteligencia durante la vida del individuo, entre las que se encuentran:
a) las teorías madurativas que señalan la importancia de la maduración de las
actitudes innatas
b) las teorías empiristas que hacen hincapié en el aprendizaje acumulado
c) las teorías constructivistas que subrayan la actividad innovadora del sujeto
La perspectiva diferencial se refiere a las teorías que estudian las variaciones de los
mecanismos de la inteligencia a partir de las diferencias entre los individuos y los grupos y
abarcaría:
•
•
•
•
•
teorías psicométricas
teorías factoriales
teorías sociales
teorías culturales
teorías ecológicas
Esta pluralidad de teorías refleja las numerosas facetas y la multiplicidad de abordajes de
los mecanismos de la inteligencia y sus formas de manifestaciones, por lo que se hace indispensable
un esfuerzo de integración y coordinación entre ellas y la delimitación de cada punto de vista para
no caer en errores de interpretar a las manifestaciones de la inteligencia, con lo que la inteligencia
es en sí, como ocurre normalmente en las conclusiones de estas actividades “científicas”. Lo que sí
debe saber distinguirse es que hay factores que determinan la manifestación de la inteligencia como
son las características biológicas, los factores sociales y culturales y los procesos psicológicos,
pero hay otros factores que más que intervenir en la manifestación de la inteligencia, son
consecuencias de ella como es el factor de conducta y comportamiento individual (probablemente
puedan intervenir en la manifestación intelectiva una conducta y un comportamiento grupal o
social, pero esto está involucrado en los factores socioculturales que hemos considerado por
separado).
87
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Otras cuestiones sobre la inteligencia
Hay diferentes cuestiones planteadas en lo relativo a la inteligencia que han surgido de la
lógica de confundir a la inteligencia como algo biológico y no como función espiritual. Por lo tanto
las respuestas dadas a estas cuestiones quedan estrictamente dentro de esa concepción, sin que esto
signifique que nosotros estamos de acuerdo con ellas, ni modificamos nuestro punto de vista.
Simplemente exponemos estas cuestiones. Veamos algunas de ellas:
1. ¿se hereda la inteligencia? No hay un gen específico de inteligencia. Como
condición de la esencia humana, todo ser humano normal nace inteligente. Lo que
se puede heredar son predisposiciones determinadas que tienen que ver más con los
mecanismos y las formas de manifestaciones intelectivas que la inteligencia en sí
2. ¿es menos inteligente un artista que un matemático? No. Son diferentes niveles de
integración de facultades intelectuales que desarrollan aptitudes distintas que no
suponen superioridad intelectual de un individuo sobre otro.
3. ¿es lo mismo agilidad mental que inteligencia? No. La agilidad mental (“ser
rápido”) es una habilidad para manejar los mecanismos intelectuales, que puede ser
adquirida por entrenamiento o poseerse naturalmente
4. ¿hay relación entre signos anatómicos y la inteligencia? Se dice que hay miradas
inteligentes y que los individuos de frente amplia son más inteligentes. El manejo
de los ojos puede estar relacionado o no con un cierto grado del desarrollo de los
mecanismos intelectuales o del estado de indemnidad de los mismos. Quienes
tengan los mecanismos intelectuales indemnes y los usen con mayor eficiencia,
tendrán gestos, entre ellos la mirada, que puedan ser interpretados como signos de
mayor eficiencia intelectual, pero de ninguna manera hay relación entre la forma
mirar y la inteligencia o sus mecanismos. De igual modo ocurre con las
formaciones anatómicas de cualquier naturaleza
5. ¿es señal de inteligencia la capacidad para expresarse? La habilidad lingüística es
una forma de manifestación de una excelencia en la educación de los mecanismos
intelectuales, pero de ninguna manera condiciona a la inteligencia en sí, pues hay
buenos oradores sin que tengan una inteligencia notable.
6. ¿es posible medir el grado de inteligencia de una persona? No. Sólo es posible
medir el grado de habilidad con que se usan los mecanismos intelectuales que no
tiene nada que ver con la inteligencia en sí. De hecho muchas personas con alto
cociente en los testes psicométricos no siempre son los más inteligentes y
viceversa.
7. ¿son fiables las pruebas de inteligencia? No. Sólo evalúan una parte del desarrollo
cognitivo del individuo.
8. ¿el desarrollo intelectual es independiente del desarrollo físico y del emocional?
Hasta cierto punto sí. Es evidente que un débil mental no tendrá un buen desarrollo
físico, intelectual ni emocional, pero en personas normales pueden haber quienes
desarrollan más la emotividad que la inteligencia o el cuerpo, hay quienes
desarrollan muy bien el cuerpo (atletas) pero no alcanzan un grado de desarrollo
intelectual o emocional y hay quienes adquieren un desarrollo intelectual
(“intelectuales”) sin tener un desarrollo físico ni emocional. La educación auténtica
88
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
o inteligente consiste en equilibrar los distintos desarrollos a fin de optimizar la
unidad indivisible que es el hombre.
9. ¿existen diferencias entre la inteligencia femenina y la masculina? No.
Genéricamente son iguales. Hay diferencias en el manejo de los mecanismos
intelectuales, por ejemplo, en la mujer prevalece más la intuición.
10. ¿es cierto que la inteligencia está condicionada por un proceso de maduración?
La inteligencia en sí, no. Los mecanismos intelectuales, sí. La inteligencia está
sujeta a un entrenamiento que obliga a un pensamiento profundo o trascendental
para afinar mejor las funciones de su esencia. Naturalmente, como necesita de los
mecanismos intelectuales y éstos dependen del cuerpo, sino hay una maduración de
centros nerviosos y estructuras encefálicas, no habrá una correcta utilización de
mecanismos intelectuales.
11. ¿hay grupos raciales más inteligentes que otros? No. Las manifestaciones
intelectuales son distintas en las distintas razas, pero no se deben a que haya una
inteligencia distinta, sino que los mecanismos intelectuales y sus manifestaciones
son condicionados en forma distinta por diferencias ambientales diversas y
tendencias culturales distintas.
12. ¿la inteligencia evoluciona en etapas sucesivas? La inteligencia en sí, no. Los
mecanismos intelectuales, sí. El grado de perfección de la inteligencia, ya lo
dijimos, se alcanza con el entrenamiento del pensamiento, el que se puede lograr en
diferentes etapas. Pero el pensamiento es un mecanismo intelectual, no la
inteligencia en sí. No obstante, hay autores que al modo darviniano creen que la
inteligencia puede evolucionar a una mayor perfección, por ser un fenómeno único
en todo el universo conocido (Teilhard de Chardin)
Cualquiera sea su dimensión, la inteligencia es una facultad que hace al hombre un ser
biológico excepcional. Sin apresurarse a conceptos definitivos, se puede considerar que la
inteligencia humana se manifiesta como un sistema jerarquizado de procesos y estrategias
cognitivos, debidos a la interacción entre la herencia, la organización cerebral, la conducta y el
entorno social de la persona, que le permiten resolver problemas y desarrollar su creatividad.
La creatividad: el pensamiento original
El concepto de creatividad
Entre todas las facultades del ser humano, la creatividad ha sido siempre considerada como
la más misteriosa y se llegó a creer que es de origen divino o dependía de algún poder oculto, por lo
que se le interpretó una fuerza no controlada por la voluntad humana por medio de los recursos
conscientes ordinarios. La creatividad se ha definido desde diversos ángulos, pero en términos
generales se considera como la capacidad para realizar innovaciones valiosas a través del
establecimiento de nuevas relaciones, la recombinación de las que se poseen, la adopción de
medios y métodos originales, así como otros recursos. En realidad, si pensamos en términos
prácticos, la creatividad es la herramienta que nos ayuda a encontrar respuestas originales, ya sea
innovando las dadas a viejas preguntas o cuestiones o las descubiertas con nuevos puntos de vista
sobre cuestiones también nuevas o recientes. Pero referida a la obra cultural, la creatividad es la
inspiración de la obra artística (pintura, escultura, danza, música, obra literaria) o la serendepidad73
73
Hallazgo azaroso, casual, inesperado o imprevisto de elementos o valores valiosos
89
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
de la obra científica. La creatividad no es la inteligencia en sí, sino una de las variadas formas de
manifestación óptima o excelente de la inteligencia.
La diferencia entre los altamente creativos y los relativamente no creativos, no reside en la
inteligencia, tal cual ésta se mide en los testes de inteligencia. El individuo creativo puede
diferenciarse de los demás por sus rasgos de personalidad, puesto que tiende a ser introvertido,
necesita de largos períodos de soledad y parece tener poco tiempo para lo que él llama trivialidades
de la vida cotidiana y de las relaciones sociales. Son enormemente intuitivos e interesados por el
significado abstracto del mundo exterior, más que por su percepción sensitiva. Muestran a menudo
dificultad para relacionarse con las demás personas y suelen evitar los contactos sociales.
Tienen inclinación a considerar que la mayoría de la gente ordinaria es necia, así como
tendencias de dominio sobre los demás, lo que les aleja de establecer relaciones humanas en un
plano de igualdad. Están relativamente liberados de prejuicios y convencionalismos y no les
interesa particularmente lo que sus semejantes piensen de ellos. Tienen poco respeto por las
tradiciones establecidas y por la autoridad en lo referente a su campo de actividad, prefiriendo fiarse
de sus propios juicios. Obtienen a menudo resultados altos en los testes de “feminidad”, lo cual
indica que tienen una mayor sensibilidad y son más conscientes de sí mismos y más abiertos a la
emoción y a la intuición que el hombre medio de la cultura occidental. Una característica
importante de la mente creativa es la preferencia por la complejidad.
A grandes rasgos, los creativos se agrupan en artistas y científicos. Las características
fundamentales son las mismas en ambos grupos, pero en general el artista es más dado a expresar su
inconformidad tanto en su vida como en su trabajo, que el científico. El artista informal es corriente,
pero el científico anticonvencional es relativamente raro. Los músicos y científicos creativos
tienden incluso, a ser más estables emocionalmente que las personas corrientes y, cuando esto no
sucede así, su inestabilidad se manifiesta en forma de ansiedad, depresión, recelo social o
excitabilidad, algo parecido a una neurosis plenamente desarrollada.
Entre los artistas y escritores, el genio se confunde y se relaciona a menudo, con la locura.
En esta categoría de personas se manifiestan con excesiva frecuencia neurosis graves, adición a la
droga y al alcohol y diversas formas de locura. No existe mucha relación entre creatividad y
cociente intelectual. Es perfectamente posible ser altamente creativo y tener una inteligencia normal
o poseer una gran inteligencia y carecer de capacidad creativa.
A la pregunta ¿qué es la creatividad? podemos responderla con los conceptos que anteceden
y con los que subsiguen. Pero denotativamente la Real Academia Española (RAE) define a
creatividad como la capacidad de crear o capacidad de creación”. Pero al definir el término crear
la RAE lo hace en términos absolutos como es “producir algo de la nada” y, en este caso, es una
cualidad propia de Dios como creador absoluto. Pero en las acepciones siguientes introduce una
serie de conceptos relativos tales como “establecer, fundar, introducir por primera vez, una cosa;
hacerla nacer o darle vida, en sentido figurado”. Naturalmente, el sentido figurado se refiere a la
imposibilidad que tiene el hombre de crear la vida en sí, es decir, partiendo de otras moléculas
distintas a las ya conocidas y que constituyen la materia viviente. El concepto más importante de
esta acepción es que se hace algo por primera vez, esto es, se realiza una obra original, como lo
aclara el mismo diccionario al referirse a una obra industrial, literaria, sistema filosófico, político, o
90
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
subjetivamente, crear necesidades relativas, derechos, abusos, etc. Esto nos lleva al meollo de la
creatividad que es la originalidad. La RAE establece que la originalidad es la “calidad de original”
o la “actitud, comportamiento o acciones originales, pocos corrientes”. En cuanto a original nos
dice que es lo “perteneciente o relativo al origen” y a origen lo define como “principio,
nacimiento, manantial, raíz y causa de una cosa”. Como es costumbre de las denotaciones
académicas, la RAE da vueltas y vueltas con un juego de palabras donde originalidad está
relacionada con lo original y lo original con el origen, etc. Del juego de denotaciones podemos
extraer que la originalidad sería causar o dar existencia a una cosa que sea poco común (“poco
corriente”), es decir, algo singular. En otras acepciones de originalidad habla de las obras que se
distinguen de lo vulgar o conocido por tener cierto carácter de novedad y ser fruto de la creación
espontánea.
Saliendo de lo denotativo, podemos introducirnos en lo connotativo y acá hay mayores
posibilidades de referirnos a la creatividad humana, la cual puede ser interpretada como un símbolo
o un milagro, según la arista desde la cual se observe un fenómeno creativo u original. Ignacio
Bruno74 define a la creatividad humana como “la capacidad que tenemos las personas de generar
o tomar decisiones que pueden estar relacionadas con cuestiones artísticas, cognitivas o mixtas”.
Esta distinción de artístico y cognitivo nos ubica en lo que anteriormente dijimos que la obra
creativa puede ser intelectual o científica o tener carácter cultural relacionado con las artes. Pero lo
más importante que Bruno deja como tácito pero que en realidad debe ser resaltado explícitamente,
es que más importante que la toma de decisiones es la producción de la idea creativa. La capacidad
básica estaría referida a la facultad de tener u originar ideas creativas, esto es, ideas nuevas, no
conocidas ni comunes o vulgares. También nos dibujan mejor el perfil de la creatividad como “la
generadora de ideas”. Esta generación suele ser espontánea, pero para algunos autores esa
“espontaneidad” es fruto de un proceso que luego explicaremos en sus etapas principales.
El mundo de hoy nos plantea un esquema muy extendido que es de competencia/exclusión.
Esto significa que para sobrevivir hay que saber ser competitivo o “quedamos fuera” de toda carrera
de competición. Luego, esa competitividad nos permite sobrevivir en el sistema social; y para que
sea fructífera debe ser original y efectiva, esto es, creativa. Por eso algunos autores catalogan a la
creatividad actual como una habilidad de supervivencia75
Formas o “estilos” de la operabilidad mental creativa
Se ha hablado de dos “estilos” mentales básicos: el convergente y el divergente:
1. El pensamiento convergente tiende a abordar los problemas de una forma lógica y
a establecer relaciones convencionales.
2. El pensamiento divergente tiende a utilizar juicios ilógicos o “marginales”
buscando soluciones innovadoras e inconformistas.
El sistema educativo, en general, favorece el pensamiento convergente, o sea, la inteligencia
no creativa, en abierto detrimento del pensamiento divergente o creativo, porque el divergente es
74
Neurólogo y psiquiatra argentino, director del Centro de Neurología de la Conducta y Neuropsiquiatría de
la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA)
75
Clegg, Brian – Birch, Paul, autores del libro CREATIVIDAD AL INSTANTE, Editorial Granica
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
91
más pasivo, tímido, no comunicativo y algo indócil a las directivas de los profesores, siguiendo
generalmente sus propios impulsos. Contrariamente el convergente se adecua con facilidad al tipo
de trabajo que exige el aparato académico, sin poner en tela de juicio su orientación intelectual y
pedagógica.
La división entre divergente creativo y convergente convencional no es del todo absoluta,
ya que hay zonas grises, pues hay algunos divergentes con rasgos de convergentes y convergentes
con rasgos de divergentes. Esto indicaría que si bien pueden existir diferencias innatas e
inalterables en los individuos en cuanto a su creatividad, la forma de pensar de los conformistas no
se debe tanto a una incapacidad para el pensamiento original, como al temor de la posibilidad de
parecer una “persona extraña” al entorno social y perder así la aprobación de la sociedad, por lo
que opone resistencia a fiarse de la intuición antes que de la razón. Un componente alto en la
creatividad es la independencia respecto a las opiniones de los demás, razón por que un gran
número de gente altamente creativa opina después que los demás o no opinan permaneciendo
indiferentes frente a la opinión de los demás.
Otras formas por las que puede incrementarse la creatividad, están relacionadas con los
estados mentales durante los que los individuos creativos tienen generalmente sus inspiraciones. El
proceso creativo es casi invariable: la mente del creador debe ser preparada previamente mediante
la compilación de toda la información relevante sobre el problema que le preocupa. Habitualmente
se producen intentos continuados de plantear el problema de una forma lógica, aunque evitando
cuidadosamente aceptar ninguna solución convencional. Pero la respuesta en sí, la idea creativa,
surge casi siempre cuando el individuo no está concentrado en el problema, sino que puede
encontrarse en estado de “sueño despierto” o “ensoñación”.
Los estados de monotonía que favorecen el ensimismamiento, como un viaje largo en tren u
ómnibus, propician el trance creativo porque en esos estados de conciencia, las barreras del
inconsciente caen y se dan rienda suelta a la imaginación y la fantasía y es precisamente del
inconsciente, de donde surge la facultad para sintetizar ideas y pensamientos, más allá de los vacíos
que la mente lógica es incapaz de llenar y para liberarse de la conformidad y lo convencional,
liberando finalmente la creatividad de todas sus ataduras. (Rayner)76 Se han distinguido por lo
menos, cinco grandes obstáculos que dificultan la generación de soluciones creativas:
1.
2.
3.
4.
5.
la incapacidad para comprender el problema en cuestión
el olvido de los elementos que lo conforman
los conocimientos insuficientes en torno a éste
una firme creencia en reglas incompatibles con la hipótesis correcta
el miedo al fracaso
En cierta forma, una persona con una inteligencia superior tiene mayores posibilidades de
tener capacidades creativas, pero no siempre es así. Además, es posible que un individuo sea
creativo sin ser inteligente o, incluso, que no presente rasgos sobresalientes en ninguna de las dos
capacidades. En diferentes estudios se encontró que los individuos que sobresalen en inteligencia
y/o creatividad, por lo general, muestran confianza en sí mismos, son sociales y parecen tener una
76
Rayner, C. – LA MENTE HUMANA, Editorial Hyspamérica, España, 1986
92
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
actitud menos severa ante los errores, además de tener un buen rendimiento escolar (en el
rendimiento escolar pueden haber excepciones como la de Einstein)
Para Clegg y Birch, habría tres tipos de creatividad: artística, descubrimiento y humor.
Estos autores estudian la creatividad desde un ángulo práctico en la época actual y estiman que es
una herramienta para superar los diferentes conflictos sociales. De la creatividad artística no hay
dudas y ya hemos hablado de ella. Del descubrimiento, es evidente que es una capacidad creativa
para fines profesionales o laborales, por ejemplo, la del creativo de publicidad, la del industrial, la
del político, etc. donde, para algunos, descubrir nuevas técnicas o aparatos es mejorar las
condiciones socioeconómicas personales y de otros. En esta categoría entrarían los “inventores” de
la humanidad que han descubierto todos los aparatos tecnológicos útiles con diferentes finalidades.
Por último, la creatividad del humorismo es otra capacidad del hombre de hoy para sobrellevar las
penurias de las contingencias conflictivas sociales. Quizás el mejor resumen de todo este panorama
de hoy del hombre creativo común, lo hace Carolina Preve.77 Piensa que todos poseen capacidad
creativa, lo que nos habilita a vivir plenamente, ser flexible en los imprevistos y mantener frente a
los conflictos una actitud de un espíritu alegre y lleno de vida. En esto interviene el humorismo. La
creatividad no es privilegio de artistas o de unos pocos hombres sino de cualquier individuo que se
atreva a superar los condicionamientos sociales y familiares, los distintos temores personales,
autocensura y baja autoestima que bloquean la capacidad personal creativa. Sostiene: “más allá de
las creencias, nosotros no creamos: recibimos del Universo ‘información nueva’ a través de
nuestra intuición. Si cuando aparecen estos datos, que por ser creativos son nuevos y diferentes a
lo que la sociedad conoce, la persona los desecha por no poder sostenerlos, se pierden. Cada uno
de nosotros nace con una misión en la vida. Es inútil que aquel que nació para ser pintor se
esfuerce en ser doctor, del mismo modo que no sirve que el que está destinado a ser ingeniero o
cantante. Las cosas no van a salir y vamos a echarle la culpa a la suerte. La creatividad se
estimula fomentando la conexión con nuestro interior, con nuestra propia esencia”.
Pensamiento, inteligencia y creatividad
Antes de terminar, es necesario dilucidar definitivamente que pensamiento e inteligencia no
es lo mismo, puesto que el pensamiento es un eslabón de los mecanismos intelectuales,
probablemente el último, que permite a la inteligencia manifestarse. Pensamiento, juicio,
raciocinio, conceptuación, son parte de los mecanismos de expresión de la inteligencia, la cual, sin
dudas, es mucho más que todos esos mecanismos y por lo tanto no son abarcables en toda su
dimensión por el pensamiento.
Asimismo, los tipos o clases de inteligencia propuestos por diferentes autores (Guilford,
Gardner, Piaget, Goleman, etc.), no son “inteligencias” separadas sino formas o modos de
expresión de una sola, única y misma inteligencia. Es evidente, como ya lo resaltamos, que para
definir a la inteligencia cada investigador o autor toma un determinado punto de vista y con él emite
su concepción del significado de inteligencia. Otros autores prefieren describir los actos de la
inteligencia y por eso determinan que la inteligencia es todo un proceso en el cual intervienen
diferentes y diversas capacidades, siendo así la inteligencia “una interrelación de un conjunto de
capacidades del individuo, determinadas por las características biológicas, los procesos
77
Fotógrafa argentina y coordinadora de un espacio llamado Manantia-Larte que ubica en Buenos Aires y
funciona con talleres que investigan la creatividad en diversas disciplinas artísticas.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
93
psicológicos, el entorno social y la conducta personal”. En este criterio, esas capacidades no se dan
en bloque y simultáneamente sino que se adquieren gradualmente a medida que cada individuo
asimila, retiene, aplica y modifica sus experiencias y sensaciones, con el fin de guiarse y poder
adaptarse al medio en que le toca vivir. No obstante, a pesar de tantos intentos de definir a la
inteligencia, todos los expertos han convenido en aceptar habilidades generales, comunes a la
mayoría de las personas, tales como:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
resolver problemas
habilidad verbal
destreza para manejar símbolos lingüísticos
capacidad de análisis y síntesis
capacidad de aprendizaje
poder de adaptación
habilidad para alcanzar metas escogidas racionalmente
Cuando estas habilidades son empleadas en forma original o distinta a otros individuos y se
obtiene resultados efectivos, esto es parte del pensamiento creativo.
El funcionamiento de nuestro pensamiento oscila constantemente entre dos polos:
1. el pensamiento realista y
2. el pensamiento imaginativo.
El pensamiento realista es el que sigue las reglas de la lógica y está adaptado a la realidad
exterior en que el hombre vive. El pensamiento imaginativo es más difícil de definir, dado que la
palabra imaginación se emplea en tres sentidos:
1. como imaginación práctica: un individuo que tiene imaginación para resolver un
problema en forma original
2. una imaginación lingüística o verbal : la imaginación que califica la originalidad
de los medios con que un individuo se expresa a través de la palabra para producir
el efecto que busca en quien ha dirigido su mensaje lingüístico o verbal
3. una imaginación creadora que es la capacidad o facultad de combinar imágenes en
conjunto o en sucesiones que imitan los hechos de la Naturaleza, pero que no
representan nada real ni existente (definición aristotélica). Estos conceptos
convierten a la imaginación en una capacidad para utilizar las representaciones de
la realidad, sustituyendo a las percepciones sensoriales por los elementos formados
en el pensamiento.
La imaginación resulta así un término medio entre el pensamiento lógico y el pensamiento
sumergido en el mundo interior (casi autismo) Nosotros, en general y en coincidencia con algunos
psicólogos, hablaremos de imaginación creadora cuando un sujeto, situado frente a un problema,
descubre una solución original. Dicho de otra forma: frente a viejos problemas encuentra nuevos
enfoques o soluciones y esto es la creatividad. Para ello es necesario que la imaginación creadora
rompa los moldes de la rutina o hábitos de pensamiento y para esto necesita de una cualidad
importante o básica: la flexibilidad. Sólo un pensamiento flexible crea. El pensamiento rígido
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
94
mantiene el “statu quo” (“siempre lo mismo”). La flexibilidad es la adaptabilidad del individuo a
situaciones nuevas.
El pensamiento creativo tiene cuatro etapas:
1.
2.
3.
4.
Preparación
Incubación
Inspiración
Verificación.
La preparación es una larga fase de adquisición de conocimientos. Este primer paso
ayuda a tener en claro un problema que se busca resolver, la obra que se desea materializar, etc. El
acto de formular una pregunta y encontrar una respuesta fruto de una libre imaginación. Las fuentes
de información pueden ser preexistentes como revistas, libros, Internet, obras artísticas conocidas,
etc. La incubación es un proceso de maduración de los datos de la información recogida. La
organización de los elementos adquiridos, tanto en forma consciente como inconsciente. La
inspiración es el descubrimiento inconsciente, súbito, de una solución y puede llegar en medio de
una meditación, de un sueño e, incluso, en plena dispersión mental. Es un conocimiento intuitivo,
inconsciente, que bruscamente se hace consciente o inteligible y “aparece” milagrosamente con la
solución. Es un poco dejar volar con libertad del pensamiento para que pueda sortear todas las
restricciones posibles, sobre todo el temor al ridículo o al fracaso y asociar libremente varias ideas.
El barajar varias ideas simultáneas es el método del brainstorming, vulgarmente conocido como
“lluvia de ideas. La verificación es la comprobación que se hace de si la creación inspirada se
adecua o no a la realidad, es decir, si es en verdad una solución al problema y no una mera ilusión.
Para esto debe materializarse en forma oral (conversación, grabación, audiovisual), escrita o
mediante diagramas apropiados.
Para Goleman78 la preparación “es el momento en que te sumerges en el problema, en
busca de cualquier información que pueda resultar relevante” “La idea consiste en reunir una
amplia gama de datos, de modo que elementos insólitos e improbables puedan comenzar a encajar
una con otra. En esta etapa es de crucial importancia ser receptivo, poder escuchar abiertamente y
bien”. Incluye en esta etapa a la frustración que surge en el momento en que la mente que busca una
solución alcanza el límite de sus habilidades y no avanza. Es un “devanarse los sesos” sin solución
aparente. Es la etapa previa a que aparezca el gran salto hacia delante. Es la inevitable “oscuridad
antes del amanecer”.
En cuanto a la incubación es el período en que “se consulta con la almohada”, pues es el
momento en que el inconsciente es más fértil para las iluminaciones creativas que el consciente,
porque en el inconsciente no existen juicios de autocensura y ahí las ideas se recombinan libremente
dando asociaciones impredecibles que llevan a esquemas nuevos con “promiscua fluidez”. Es rico
en imágenes y sentimientos que nos llevan a la intuición o “corazonada”, de forma tal que “cuando
confiamos en nuestra intuición, en verdad recurrimos a la sabiduría del inconsciente”. Es la etapa
del “soñar despiertos”.
78
Daniel Goleman – EL ESPÍRITU CREATIVO, editorial Vergara, Bs. As. 2000.
95
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
En referencia a la inspiración, Goleman la llama “iluminación”, porque “la inmersión y el
soñar despierto llevan a la iluminación, cuando de repente se te ocurre la respuesta como salida de
la nada”. Empero, el autor considera que el pensamiento solo, a pesar de ser un “hallazgo
revelador”, no constituye aun el acto creativo, hasta que no se traduce en acción y, es ahí, donde
comienza la verificación. Es lo que luego otro autor propone como “toma de decisiones” como
luego veremos.
Barylko79 reconoce que la originalidad creativa es un des-viarse lo que quiere decir salirse
o alejarse de la única y excelente y buena vía. Pero este concepto de “buena vía” no es tan claro por
lo que debe considerarse como mejor, que des-viarse es “ensayar otras vías” y éste sería el método
operativo de la creatividad y sería algo así como la “obra abierta” propuesta por Humberto Eco. En
cambio, Arthur Koestler opina que “la originalidad creativa siempre implica un desaprendizaje y
un reaprendizaje, un deshacer y un rehacer. Implica la ruptura de estructuras mentales
petrificadas, deshacerse de matrices que han perdido su utilidad, recomponiendo otras hasta
formar nuevas síntesis. En otras palabras, se trata de una operación muy compleja de disociación y
bisociación80 en la que participan varios niveles de jerarquía mental”. Partiendo de éste y otros
conceptos, Barylko concluye que habría dos tipos de pensamientos:
1. pensamiento vertical
2. pensamiento lateral
El pensamiento vertical comienza como pensamiento auténtico pero luego va decayendo en
una especie de red que teje su propia rutina de forma tal que se vuelve automático y se expresa
como hábito reflejo, lo que equivale, prácticamente, a no pensar. Las ideas preformadas por este
pensamiento son un verdadero cliché de formula de algo que alguna pasó por la criba de la mente y
de la reflexión, pero que después se convirtió en un mero mecanismo iterativo o repetitivo (una
interpretación de lo llamado fetiche) Una vez que se llega a una conclusión, una convicción, una
idea, una fe, una creencia, se deja de analizar si es viable o actualizada y se sigue aferrado al
esquema formado sin cuestionarse su validez o su inteligibilidad. Esto es lo que Koestler llama
“estructuras mentales petrificadas” y que Barylko describe “el osificado por la rutina”. Es un
pensamiento que se clava en un punto y se queda ahí persistiendo sin reformarse ni renovarse. Es un
pensamiento fijo e inmóvil y que no se des-vía. Está colocado en un riel sin ramales y siempre con
un mismo destino o fin. Es el pensamiento que deja de ejercitar la búsqueda curiosa o que se niega a
encarar otros aspectos o puntos de vista porque cree que el suyo es el mejor o es el que abarca todo
otro concepto o que no hay otro concepto fuera del que ese pensamiento postula (fundamentalismo).
Usa los caminos trillados que son en cierta medida cómodos y confortables y que por ser
archiconocidos se presentan como verdad absoluta, lo que da la convicción de que al manifestarse
con frases trilladas, el pensamiento que se manifiesta tiene autoridad en sí y lleva a su autor a decir
con un grado de suficiencia: “yo pienso” y a continuación habla ex.cáthedra.81
Opuestamente, el pensamiento lateral, propuesto por De Bono, es un pensamiento, en el
concepto de Unamuno, vagabundo porque se atreve a vagar, a des-viarse, a des-prenderse de tanto
79
Jaime Barylko, SABIDURÍA DE LA VIDA, Editorial Planeta, Bs. As. 2000
Bisociación es el mecanismo por el cual se asocian dos conceptos
81
Forma de expresión propia del Papa o pontífice romano, jefe supremo de la Iglesia Católica, cuando
expresa conceptos de fe o dogma que no admiten discusión ni oposición racional
80
96
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
saber acumulado en forma rutinaria y que se suele expresar por “frases hechas” sin mayor análisis
de lo expresado y que se cree totalmente válido porque “todo el mundo piensa igual”. Cuando uno
se vacía de lo rutinario y comienza a buscar nuevas formas de expresarse, esto es pensar realmente
y usar una facultad cuya función permanente es descubrir lo que las cosas son, es decir, comprender
los conceptos e ideas que se forman y confrontarlas con la realidad para saber si se está expresando,
realmente, lo que las cosas son (o sea, si se expresa la verdad). Por eso, el pensamiento lateral es
irse a un costado o lado de la vía. Dicho pensamiento “va” hacia otro lado distinto de la vía común,
rutinaria y fosilizada. Se desvía al costado de “lo ha sabido y consabido”. Esto quiere decir que no
se opone a lo ya sabido, sino simplemente se desvía de ese preconocimiento para intentar un nuevo
enfoque de “lo ya sabido” y ver si encuentra un nuevo punto de vista.
En modo contrario, el pensamiento vertical se construye sobre la base irracional del
empecinamiento intelectual y de la incapacidad de movilizar el entendimiento para ensayar otra
dimensión reflexiva. El pensamiento lateral, precisamente, es el desvío a un costado para agilizar el
entendimiento e ir a otra dimensión reflexiva por una meditación más contemplativa y profunda,
que permita llegar a lo que las cosas son realmente, esto es, lo que significan en un momento dado
en una realidad determinada. Mientras el pensamiento vertical es un monólogo que repite todo “de
memoria”, siempre con la misma visión del mundo y la realidad, el pensamiento lateral es un pensar
con diálogo, porque “crear es confrontarse con otras creaciones”.
Es pensar frente a lo ya conocido y es un emprender nuevos caminos para “recorrer lo
finito en todas las direcciones” mientras se intenta conocer o llegar de algún modo a lo infinito
(Cassirer) Pero también es compartir ideas con otros para repasar las convenciones, los signos y
símbolos conocidos y aceptados, el lenguaje usado y las ideas en general, para chequear su validez
o su anacronía. Del diálogo fecundo y abierto, es otra forma de la creación humana, pues muchas
nuevas ideas nacen del análisis y síntesis de otras conocidas y compartidas. Por eso, repito, ser
creativo, de algún modo, no es nada más que encontrar nuevos puntos de vistas a viejas cosas
archiconocidas.
La creatividad puede adquirirse por la ejercitación
Dado que la creatividad no sólo sirve para la cultura o la ciencia sino también para resolver
satisfactoriamente las distintas cuestiones cotidianas, las que se nos presentan día a día, Epstein82
aconseja practicar desde niños algunos ejercicios para aumentar la creatividad, facultad que, según
este autor, todos poseemos y podemos incrementar. Los ejercicios de Epstein son:
Aprender a reconocer y atrapar las ideas creativas: las ideas originales o creativas
pasan por nuestra mente en forma fugaz. Al momento de reconocerlas debemos
fijarlas por escrito, porque de otro modo, con el paso de las horas se diluyen y se
pierden para siempre. Sólo cultivando la imaginación, como hacen los creadores de
la ciencia y del arte, se aprende a identificar y retener toda idea nueva que
reconozcamos en nuestra cabeza. Se ha dicho que uno de los mejores momentos en
que aparecen estas ideas nuevas es el momento que transcurre antes de hundirnos
en el sueño profundo. De ahí el aforismo “consulte con su almohada”. Otras
82
Robert Epstein, director emérito del Centro de Estudios del Comportamiento, Cambridge, Massachussets,
EE.UU.
97
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
personas se inspiran en cualquier momento y circunstancia y a determinadas horas
del día (ya sea en la cama, en la bañera o en un autobús) Una forma práctica de
retener las ideas intuitivas o creativas es llevar siempre un cuaderno de notas.
Técnica para favorecer el pensamiento creativo: hay que relajarse bien, cerrar los
ojos y dejar que la mente divague a sus anchas por espacio de algunos minutos.
Para esto, se debe dejar fluir libremente los pensamientos sin dirigirlos
voluntariamente. Con tiempo suficiente y sin distracciones, todo el mundo ve, oye
o percibe cosas imposibles de experimentar en la tensionante realidad cotidiana
(rutina y cotidianidad). La afluencia de ideas creativas es más fácil cuando se tiene
un entrenamiento especial a través del ejercicio de una actividad determinada que
necesita de la creatividad, como ocurre con las ciencias y el arte.
Aprender a afrontar desafíos: una forma de conseguir o incrementar el flujo de
ideas creativas es colocándose en situaciones difíciles de las cuales se tengan pocas
probabilidades de salir airoso. Aunque no se cree, el fracaso puede ser un
manantial de creatividad si se utiliza adecuadamente. El fracaso trae frustración y
si esa frustración no nos anula se puede usar para ensayar comportamientos
distintos a los empleados en la situación de fracaso (ensayo de conductas, actitudes
y comportamientos variados). Cuando las ideas se enfrentan y compiten en nuestra
mente, esto intensifica el proceso creativo. Otra forma de incrementar la
creatividad es estudiando los llamados “problemas sin solución” (hacerse
millonario en una semana, evitar la vejez, mejorar el clima, etc.)
Adquirir nuevos y mayores conocimientos: cuantos más conocimientos se
adquieran, tanto mayor será la capacidad creativa. Generalmente los creadores son
los que poseen conocimientos variados que adquieren leyendo o estudiando los
temas que desconocen y, a veces, de los que ni quisieran saber. Conviene leer
libros de historia, psicología, filosofía. Escuchar programas de radio instructivos o
programas educativos de televisión (Discovery, Infinito, etc.)
Variar el entorno habitual: Teniendo estímulos ambientales variados y renovados
diariamente es otra forma de aumentar la creatividad y de producir, también, ideas
variadas y cambiantes. El modo de relacionarse con los demás crea un entorno
estimulante para la creatividad. En este sentido, alternar en grupos oscilantes (que
comprendan alternativamente reuniones de pocas y muchas personas) incitan la
imaginación. Colocar en nuestro ambiente familiar y laboral elementos
estimulantes visuales o auditivos también ayuda (la música y los colores variados y
mezclados inducen sensaciones placenteras y creativas)
Es importante recordar sobre el significado de la vida y la creatividad, lo que agrega Paulo
Coelho:83 “Creo que los hombres perdimos el sentido mágico de la vida, el hecho de que la
realidad es algo más que lo que podemos ver y tocar. La magia es un lenguaje simbólico pero muy
empobrecido por la interpretación que hacen de ella. Todo es mágico. Pero una cosa es entenderlo
y otra explicarlo. ¿Alguien puede decir qué es el amor...? Nadie. Y el amor es un sentimiento
mágico de la vida. Entre las personas hay, por ejemplo, emociones que puede interferir mucho más
que los hechos concretos. El hombre quiere crear un universo manejable y predecible, pero en el
fondo siempre luchó contra esa tendencia a reducir la vida a lo material.
83
Charlab, Sergio – EL ALQUIMISTA DE LAS PALABRAS, entrevista publicada en Selecciones Reader’s
Digest, edición argentina de octubre de 2002
98
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Todos poseemos un potencial creativo que se puede aplicar a un libro, a la música, a la
edición de una revista, a la creación de un software o a la jardinería. La creatividad es un don de
las personas. La gente empobrece la vida cuando tiene miedo a usar su creatividad, porque la
creatividad implica asumir la responsabilidad de lo que hacemos. Algunas veces esta capacidad me
asusta y, en otros momentos, me ha traído problemas. Pero, gracias a Dios, se continúa
manifestando. La espiritualidad es un camino personal que no tiene nada que ver con la religión
formal. Es enfocar la vida en la comunión con Dios. No se trata de convertirse en una persona
mejor, no es un proceso acumulativo de dejar vicios y sumar cualidades.
La trascendencia es poder cambiar la forma sin modificar la esencia. Es entender que su
identidad continúa, pero que usted es otra persona cuando trasciende sus limitaciones. Es una
conciencia de la propia dignidad, de ser parte de la creación y de que uno merece lo mejor, pero
sobre todo, de que puede estar en comunión con Dios. Eso le da a uno la sensación de la propia
vida tiene sentido.
Con estas últimas reflexiones, cerramos este parágrafo donde se intenta mostrar como
mente y cuerpo están íntimamente entrelazados y cuales son los órganos susceptibles de crear los
procesos mentales y la diferencia que hay entre esencia de la inteligencia, los mecanismos que usa
para manifestarse y sus diferentes formas de manifestación, para evitar dualismos y concepciones
equivocadas sobre qué es la inteligencia.
Las estructuras intelectuales dependen también de una infraestructura física o
anatomofisiológica. Brusco cree que estas diferencias físicas son las que no permiten que todos los
seres humanos sean genios creativos, como los grandes creativos que la historia ha registrado en
todas las actividades humanas. Este investigador resalta que la primera cuestión sería el grado de
desarrollo de los distintos aspectos del funcionamiento cerebral que despliega el proceso. Existen
muchas regiones neuronales cerebrales que intervienen en la generación de las ideas, pero
básicamente, son patrimonio del lóbulo frontal y del sector prefrontal. Esta zona cerebral es la
última en formarse a nivel filoontogenético, referido a la historia de la evolución y a la evolución
personal de cada individuo. El desarrollo total de la zona cortical y precortical se completa en la
adultez que es cuando se manifiestan los aspectos de la toma de decisiones, los criterios culturales y
sociales y las capacidades de abstracción y atención. Todos estos son elementos fundamentales al
proceso creativo. No obstante, hay excepciones en determinados individuos que pueden alcanzar
desarrollo privilegiado en edades cortas y son los que se conocen como “niños genios” Estas zonas
se desarrollan según cada talento personal, pues no es lo mismo un talento racional, intelectivo que
un talento artístico y, aún dentro de lo artístico, hay diferencias entre un pintor, un músico y un
bailarín o un cantante. Unos utilizarán más el hemisferio izquierdo, otros el derecho. A esta base
anatómica hay que agregar lo que explicamos de la inteligencia o facultades mentales y entre ellas,
además de la inteligencia, se destaca la emoción. Ambas intervienen en toda creatividad. En este
caso, describe Brusco, funciona el sistema límbico en lo emocional (el sistema límbico está
relacionado con los instintos básicos de las cuatro “c”: comer, combatir, correr y copular). Esto se
relaciona con el impulso del hambre para llenar la necesidad de la alimentación, combatir (lucha) o
correr (huída) para enfrentar los conflictos elementales del medio o ambiente y copular o función
sexual reproductiva como instinto de reproducción para mantener la perpetuación de la especie. En
el criterio de Brusco, cada persona debe manejar su inteligencia y su emoción para desarrollarlas
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
99
con sentido creativo y acá juega, además del talento personal (tendencia y forma de las ideas), la
concreción de una obra creativa (toma de decisiones). Así como el desarrollo de estas zonas
cerebrales ayudan a la creatividad, el deterioro de las mismas anula dicha creatividad. Esto es lo que
llevó a Brusco a postular la tesis de “las cuestiones físicas que determinan el grado de
creatividad”.
Inteligencia y creatividad
Obviamente, para ser creativo hay que saber usar la inteligencia. Pero esto origina algún
grado de confusión entre los conceptos de creatividad e inteligencia. Si bien la creatividad, como la
inteligencia, admite varias definiciones, las más lógicas son las que asocian, en términos generales,
a la creatividad con la “capacidad de realizar innovaciones valiosas” las que se consiguen
realizando nuevas relaciones o combinando entre sí las que ya se conocen o adoptando medios y
métodos originales o bien, utilizando otros recursos cuyos resultados sea “lo nuevo”, “lo original”,
“lo fuera de lo común”. Generalmente, toda persona con un vasto repertorio que abarquen
conceptos, esquemas, imágenes y pueda formular reglas útiles, eficaces e interesantes, es la
considerada como “inteligente”, pero sólo se considera “creativa” a la que emplea ese repertorio en
forma original y constructiva. Nosotros ya hemos definido a la creatividad como la que suele
encontrar nuevas soluciones a viejos problemas. Esto significa que una idea creativa deriva siempre
de un conjunto previo de explicaciones y soluciones conocidas para un problema determinado, de
ahí que toda idea creativa tenga algún tipo de relación con las supuestas soluciones dadas con
anterioridad a lo que se considera problema o conflicto. En gran medida, también, muchas de las
“soluciones originales” dependen, además de la creatividad personal, de las circunstancias
personales. Diversos investigadores han coincidido en que, básicamente, los impedimentos para
encontrar soluciones creativas serían:
incapacidad de comprensión del problema planteado
no recordar o conocer (conocimientos insuficientes) algunos de los elementos del
problema
creer que hay normas incompatibles con la supuesta hipótesis correcta
tener miedo a fracasar
Contrariamente, los que han podido manifestar con inteligencia y creatividad generalmente:
1.
2.
3.
4.
tienen confianza en sí mismos
son sociables con gran capacidad de relaciones interpersonales
admiten sus errores con menos severidad (tolerancia al fracaso)
tienen un rendimiento intelectivo o racional bueno que puede expresarse o no en un
rendimiento escolar aceptable
La experiencia ha demostrado varias posibilidades:
1. individuos muy inteligentes que no son creativos
2. individuos escasamente inteligentes pero muy creativos
3. individuos sin rasgos de inteligencia ni de creatividad
100
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
La creatividad como patrimonio humano
Es admitido que la creatividad es intrínseca a todo ser humano. La diferencia entre creativos
y no creativos surge por diferentes circunstancias por las cuales muchos no tengan oportunidad de
saber que son creativos o despertar su creatividad personal o conocerla en los demás (falta de
percepción de la creatividad). Partiendo de la premisa que la creatividad es una facultad (que se
manifiesta como capacidad para crear algo, aptitud de descubrimiento de cosas, posibilidad de ser
imaginativo y dar forma a lo desconocido o inédito) es posible que todo ser humano puede
encontrarla y desarrollarla, pues de ella depende el progreso personal y de la humanidad. La
creatividad puede ser encontrada por sí mismo o advertida por otros. También es posible que haya
padres que se preocupen por entrenar a sus hijos para que sean creativos. Los expertos han
corroborado que cuando se otorga la atención debida a la creatividad, permite que la misma influya
con acciones transcendentales en el desarrollo de cada persona, de la comunidad y de la raza
humana, además, imprime un matiz muy especial a todas las experiencias vitales o existenciales,
permitiendo un proyecto existencial personal más auténtico y renovador. Cuando un niño o un
adulto hallan una veta creativa mediante el dominio natural de una cierta habilidad, por regla
general tratan de darle un toque personal, un sello individual. El estímulo que reciba por sus aciertos
o el descarte de fracasos, incitará más a improvisar con mayor frecuencia, alejándose de los
patrones estereotipados que conocen o se les intenta enseñar. Esta característica hace que muchos
docentes y padres consideren a niños y jóvenes como “rebeldes”, en lugar de percibir su
creatividad. Por las bondades de la creatividad humana es un imperativo personal y social tratar por
todos los medios de buscar la vena creativa y educar para desarrollarla, a fin de que el ser humano
mantenga permanentemente el deseo de contactar su esencia como fenómeno único en el universo,
sea un curioso eterno por lo que le rodea y su propio interior, y mantenga incólume su necesidad
insoslayable de aprender para conocer y ser sabio. Pero, por sobre todo, no pierda el anhelo o deseo
de hacer cosas mediante experiencias cotidianas que tiendan siempre a ser nuevas y originales, o
sea, que no pierda el espíritu de la innovación. Para esto debe la sociedad y la familia tratar de
educar a sus niños para darle todas las oportunidades, apenas nacen, de comenzar a ser creativos.
El desarrollo de la creatividad exige que la gente aprenda a no sentir que llega a extremos
insalvables, como una especie de punto final tras del cual ya no hay más posibilidades. El culmen
de las posibilidades sólo es la muerte (esto es así en el esquema existencial, pero debiera ser
aceptado por todos para comprender que mientras se vive nunca se acaban las posibilidades). Si un
hombre considera que “no tiene más posibilidades” cae en la desesperanza y es ahí cuando pierde su
capacidad de ser creativo, seguir creciendo y aprendiendo todo lo bueno, útil y eficaz. Jamás una
persona debe renunciar a la curiosidad por sí y por el mundo. Debe sentir el apremio acuciante de
buscar nuevos horizontes (ser abarcador en la concepción existencialista de Jaspers). Para esto
debe saber y aprender que no está compitiendo con otros ni con el medio, sino consigo. Cada día
debe intentar superarse a sí mismo y no a otros. No importa cuánta supuesta delantera le lleven
otros o el mundo o “su mundo”. Importa cuánto él pueda hacer para ser mejor y más creativo. Ésta
es una condición “sin la cual” no es posible llegar a vivir originalmente y sin tener que adaptarse a
moldes que le impiden desarrollarse o crecer. La creatividad como lucha por sí mismo es el arma
que le permitirá salir de todo pozo y elevarse a lo trascendente, cualquiera sea su situación personal
y social. Para esto debe poseer la plena convicción íntima de que debe estar dispuesto a crecer
permanentemente y alojar en su mente y en su corazón el sentimiento profundo de que vivir y
desarrollarse nunca terminan en el transcurso de su existencia. Siempre debe estar disponible para
101
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
levantarse en cada tropezón y buscar y aprender a hacer mejor las cosas tanto en el presente como
en el futuro, con su sello personal, aunque éste no sea del agrado de otros ni reconocido por los que
le rodean. La condición es que su conducta sea una fuente de satisfacción y de obras efectivas. Y, lo
más importante, es que puede ser un creador en el trabajo, en la ciencia, en un oficio, en el arte en
todas sus expresiones, en lo religioso o en lo comunitario. Basta que se lo proponga y aprenda a
vivir y a negociar con su entorno y el mundo. Que tenga siempre la ambición de tomar decisiones
para buscar soluciones y, lo primordial, que éstas sean únicas.
La inteligencia artificial como obra e instrumento de creatividad
En cuando al concepto de John McCarthy84 sobre la inteligencia artificial, que definió
como “amplio campo de investigación científica que trata de crear máquinas y sistemas que se
comporten de manera similar a la inteligencia humana, en el sentido de aplicación de ésta para
adquisición de habilidades especiales”. Uno de los precursores y creadores de “máquinas
inteligentes” fue Alan Turing , que en 1937 introdujo el concepto de una máquina similar a las
computadores digitales y que se le llamó “máquina de Turing”. A partir de estos primeros intentos,
la industria progresó y evolucionó hasta obtener máquinas tecnológicas automáticas, aplicadas a la
industria, electrodomésticos, ciencias, etc. y que se conocen como robots. Estas máquinas
automáticas remplazan al trabajo humano que antes significaba manejar manualmente las máquinas
o realizar manualmente determinadas tareas. El concepto dado en un parágrafo anterior, lo
recordaré nuevamente en forma textual a fin de ensamblar los nuevos conceptos con que ahora
ampliaré la cuestión de la inteligencia artificial: “todo aparato tecnológico inteligente es obra de la
inteligencia humana y de ninguna manera puede concebirse que hay una inteligencia en el aparato
que puede igualar o superar a la inteligencia humana. La suma del saber y las posibilidades
mecánicas de utilizar ese saber con más eficiencia que la que puede obtenerse de un mecanismo
intelectual natural no dan carácter de superior. Simplemente un aparato no tiene las limitaciones
naturales del órgano humano y eso lo hace más eficiente, pero nunca más “inteligente”. En los
programas informáticos hay un resumen de muchos tipos de inteligencia que cada investigador
aporta en la elaboración de dichos programas y esto hace que esos programas sean formidables para
la resolución de complejos problemas, generalmente, de naturaleza técnica, ya que difícilmente un
programa informático pueda crear un sistema filosófico, al menos en las actuales circunstancias.
Albert Einstein solía decir: “las máquinas inteligentes artificialmente podrán resolver problemas,
pero nunca podrán plantearse ningún problema a sí misma”. No obstante, la inteligencia artificial
es un arma creada por el hombre (obra creativa) que a su vez se transforma en un instrumento de
creatividad, pues las posibilidades operacionales de la inteligencia artificial dan al hombre una
herramienta formidable para cooperar con su creatividad.
Nosotros hemos utilizado el esquema de la PC, máxima expresión de la inteligencia
artificial, para conformar un esquema de la mente humana, como instrumento operador del espíritu.
La perfección de la PC ha debido seguir, necesariamente, la similitud de los mecanismos mentales
normales para lograr la eficiencia que ha alcanzado. Sólo le falta el espíritu, en este caso, el
programador y operador que es el hombre. Al término de la década de los ‘50, Robert Lindsay
construyó un programa de inteligencia artificial para la informática o programa de inteligencia
artificial (IA) para computadoras, cuyo fin era lograr orientar la lectura e interpretación de
oraciones y la extracción de conclusiones. De ese modo, el programa permitía escribir que “Jorge es
84
Creador de la palabra Inteligencia Artificial en 1956
102
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
hermano de Pedro” y que “La madre de Jorge es María”. Al leer estas frases, el programa Lindsay
permitía que la computadora, por sí misma concluyera que María debía ser también la madre de
Pedro. Esta operación del sistema ofició como una especie de evolución en la búsqueda de la
simulación artificial de la inteligencia humana.
Poco a poco, la IA informática ha ido logrando las áreas de aplicación y así puede realizar:
1. Tareas de la vida cotidiana (recibir correos, programar ventas, horarios para hacer
funcionar determinadas máquinas, etc.)
2. Colaborar con el lenguaje: corrigiendo errores de sintaxis y ortografía, ayudando a
su comprensión, generación y traducción
3. Ayudar a la percepción, especialmente en lo relativo a visión y sonidos y al habla.
Simula la formación de imágenes, análisis de sonidos, etc.
4. realiza cálculos matemáticos y resuelve problemas y teoremas
5. colabora con la enseñanza y aprendizaje mediante programas computarizados y el
aprendiza automático
6. en computación en sí, ayuda a verificación de programas, al aprendizaje
automático, software antifraudes, computación infinitesimal de datos y la
organización de los mismos, como ocurre en Internet
7. mejora la comunicación humana, en especial la globalización de la misma a través
de redes especiales, como la Internet
8. colabora con las diferentes disciplinas científicas: en ingeniería ayuda al diseño y
detección de fallas; construye audiovisuales para reconstruir cuerpos humanos,
animales extinguidos, ciudades destruidas, etc.: en medicina elabora programas de
diagnóstico y tratamiento médico, manejo de aparatos tecnológicos (robots), control
de calidad
9. ha mejorado notablemente a la creatividad humana al dotarla de instrumentos
ágiles, sumamente funcionales que evitan pérdidas de tiempo y simplifican al
máximo muchos problemas que antes de la era de la IA eran insolubles. Así, un
escritor o un científico o un filósofo puede escribir sus obras con mayor agilidad,
no debe borrar ni perder tiempo con la escritura con lapicera, puede guardar
memoria de lo que escribe y reproducirlo infinitas veces a través de un disquete, un
CD o la impresión en papel. Las funciones de marcar letras, pegar y cortar, insertar
imágenes, etc. ha revolucionado la función de escribir un libro.
10. la lista de operaciones de IA a través de diferentes aparatos es interminable y abarca
casi la mayoría de las áreas de investigación, de la industria, de la economía y las
finanzas, del trabajo agrario, del comercio, etc.
Japón es el país que más trabaja, como EE.UU. y algunos países europeos, para contribuir a
la IA. El último producto se le ha denominado ASIMO que es la inicial de Advancet Step in
Innotibe Mobility (paso avanzado en la innovación de la movilidad o movilidad innovadora).
Consiste en un robot humanoide de última generación que puede realizar gran cantidad de
movimientos que realiza el cuerpo humano y así, obedece instrucciones, habla, camina, sube y baja
escaleras, ensaya pasos de baile y gestos humanos como el de saludo. Mide 1.20 m. de estatura (es
enano), pesa 52 Kg. Y se desplaza a una velocidad de 1.6 Km./h. Su aspecto semeja al de un
astronauta enano. La idea de este robot, además de sus habilidades de entretenimiento, fue la de
103
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
crear una máquina con virtudes de poder asistir en un futuro cercano, a discapacitados, a personas
mayores. Una especie de asistente y compañía personal. La IA ha creado un nuevo lenguaje a partir
de la primera palabra que fue robot (término inglés adoptado del checo robota que significa trabajo
o prestación personal). Así surge una máquina automática dedicada a realizar trabajos que hasta
ahora sólo eran patrimonio del hombre. Robot es sinónimo de autómata y de ingenio electrónico
que puede ejecutar automáticamente operaciones o movimientos muy variados. De robot nace
robótica que es la técnica que aplica la informática al diseño y empleo de aparatos que, en
sustitución de personas, realizan operaciones o trabajos, tanto en lo industrial como en lo científico,
especialmente en tareas que pueden ser riesgosas o exigen alta precisión, en lo que la mano humana
puede ser afectada o fallar por diversos factores.
Otros de los neologismos es la inteligencia artificial en sí. Pero hay diferencia entre robótica
e inteligencia artificial, a pesar de que hay tendencia a usarlos como sinónimos. La robótica es lo
que se refiere al diseño, fabricación y utilización de aparatos electrónicos automáticos, para trabajos
muy delicados o para tareas repetitivas que exigen alta coordinación y precisión. Mientras que IA es
lo que determina y dirige la acción de los robots (programación de robots) pues los robots son el
fruto de un comando, también electrónico, pero que es el cerebro robótico que indica todos los
procesos o mecanismos de los movimientos que el robot debe realizar. El ingenio electrónico ha
creado una unidad inteligente que se llama chip. Etimológicamente, en inglés, chip es pedacito, pero
tecnológicamente es una microunidad de programación de un movimiento o actividad determinada.
En Medicina, estos chips o biochips no sólo permiten la construcción de máquinas de análisis sino
también para distinguir fracciones genéticas o tipos de cáncer, etc. Pero lo más espectacular son los
biochips que se insertan en el SNC y permiten la reconstrucción de los sentidos como el ojo y el
oído y otras funciones motoras y sensitivas y de la memoria.
Los órganos electrónicos ha originado la industria de los órganos biónicos. La biónica sería
la rama de la medicina tecnológica que permite la creación de órganos artificiales y reemplazo de
los mismos, especialmente de miembros. Éste es el alcance la IA y algunos de los beneficios que la
misma puede aportar al hombre. Pero ya vimos sus limitaciones y la aparente imposibilidad, hasta
ahora, de reemplazar a la inteligencia humana. Sólo la complementa, y como dijera Mc Luhan, en
relación a los medios que amplifican la vista y el oído, la IA es una extensión de la inteligencia
humana.
Con estas últimas reflexiones, cerramos este parágrafo donde se intenta mostrar como
mente y cuerpo están íntimamente entrelazados y cuales son los órganos susceptibles de crear los
procesos mentales y la diferencia que hay entre esencia de la inteligencia, los mecanismos que usa
para manifestarse y sus diferentes formas de manifestación, para evitar dualismos y concepciones
equivocadas sobre qué es la inteligencia. La creatividad humana es una cuestión de actitud. Osho85
afirma que “la creatividad es la mayor rebelión que hay en la existencia” pues el hombre para
crear, tiene que liberarse de todos los condicionamientos que pueda tener. Debe soltar las trabas y
todo tipo de obstrucción o atadura y dejar libre a su imaginación para idear cosas originales.
Prevé refuerza el pensamiento de Osho y considera que hay muchas herramientas para
manifestar la fuerza creativa. Una de ellas es ponerse a escribir en forma espontánea las ideas que
85
Místico hindú autor de libro CREATIVIDAD – LIBERANDO LAS FUERZAS INTERNAS, editorial
Debate
104
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
acuden a nuestra mente en el estado creativo. Para esto es necesario no obsesionarse en pensar, pues
la creatividad no es enteramente racional. Una de las condiciones es “meter menos la cabeza”,
máxime cuando esa cabeza está llena de pensamientos e ideas estereotipadas de las que nos llena
toda la intoxicación informadora e informática que recibimos diariamente a través de todos los
medios. Vaciarnos de ideas preformadas es uno de los caminos para liberar nuestra mente. Esta
actitud liberadora de prejuicios es una de las tantas que debemos adoptar para entrar plenamente en
la actitud creativa. En la actitud creativa es fundamental el pensamiento intuitivo.
El pensamiento intuitivo
La intuición es la “percepción íntima o instantánea de una idea o una verdad, tal como si
la tuviera a la vista”, esto es, una idea aceptada con la misma convicción que la que surge de la
percepción sensorial. También la intuición es la “facultad de comprender las cosas
instantáneamente, sin razonamiento” previo o evidente. Por lo tanto, la intuición es algo que parece
estar fuera de los sentidos y la razón, es decir, no es algo abarcado por la conciencia, lo que genera
la sensación de que es algo inconsciente que bruscamente se hace consciente. Tanto al tratar la
creatividad como los fenómenos inexplorados de la mente, hemos hecho referencia al pensamiento
intuitivo o intuición. Intuición es la percepción clara, íntima, instantánea de una idea o verdad, tal
como si se la tuviera a la vista. La intuición pertenece a un grupo de reacciones cerebrales que están
íntimamente relacionadas con la religión, el arte, los sentimientos y afectos amorosos, las
inspiraciones científicas y estos fenómenos se conocen como misticismo, inspiración, éxtasis,
fantasía, pensamiento mágico, fe y creencias. Generalmente se dice que la mujer es más intuitiva
que el hombre. Tal como se define, la intuición es una capacidad magnífica que permite antelar la
solución de un problema, adquirir un conocimiento o alcanzar una idea creativa, sin el esfuerzo del
razonamiento escalonado o meditado sobre un hecho. Operaría como una forma de pensar más
rápida, muy eficiente y de menor esfuerzo. Obviamente, la intuición no es un patrimonio común a
todos, en forma cuantitativa. No todos poseen la misma cantidad o grado de intuición, sino que es
tenida en formas muy diferentes. Incluso en algunos individuos hay diferencia de calidad en sus
intuiciones. Pero si existe la voluntad y la concentración suficiente y eficiente, es posible alcanzar
un cierto entrenamiento de la intuición, salvo en las situaciones de alta emotividad en que ésta
pueda surgir en forma espontánea.
La intuición es lo que vulgarmente se llama “corazonada” o “pálpito” y en opinión de
muchos autores bien podría ser el mejor recurso del cerebro, a tal punto que podría considerarse el
sexto sentido (o el séptimo ya que se postula para sexto sentido, también, al sentido común). Un
autor e investigador de la intuición, Gary Klein,86 la define como uno de los poderes perceptivos
ocultos que nos permiten “ver lo invisible”. Para Klein, las intuiciones son chispazos misteriosos
que solemos denominar como corazonadas, presagios, instinto animal y, últimamente, percepción
extrasensorial y sexto sentido, pero remarca que algunos investigadores tienen a lo llamado
intuición como un simple mecanismo de suposiciones, que cuando tiene algún acierto errático se
debe, sin dudas, a una mera suerte o coincidencia o “casualidades”. Nosotros ya hemos rebatido
estos conceptos.
86
Psicólogo cognitivo norteamericano que ha hecho estudios sobre personas que deben tomar decisiones
rápidas sobre casos de vida o muerte como son los bomberos, médicos de emergencias, enfermeras de terapia
intensiva, soldados, aviadores, socorristas, etc.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
105
Mecanismos probables de la intuición
Nos hemos referido a que la intuición escapa a las características de los mecanismos
conscientes y que se presenta en forma inconsciente, esto es, que nace inconscientemente y sólo se
percibe cuando llega a la conciencia y nos induce a pensar o a actuar de un modo determinado y no
razonado. Este concepto nos lleva nuevamente a considerar al inconsciente no como un mero
depósito de cosas que están fuera de la conciencia pero que de alguna manera pueden regresar a
ella, ya sea a través de la memoria o recuerdo o bien del razonamiento, sino como algo que tiene
existencia y función propia. Es una de las facultades espirituales que han demostrado
fehacientemente su existencia y su rol. Ya no es un concepto pasivo y antinómico que sólo se
presenta como una faceta opuesta al consciente, sino como una verdadera facultad mental operativa,
cuyos modos de actuar se están tratando de investigar y conocer. Freud y sus discípulos Adler y
Jung, éste último sobre todo, se dedicaron a describir e interpretar los actos o fenómenos de la
inconsciencia. Pero no alcanzaron a la totalidad del fenómeno. El mérito de Freud fue señalar
concretamente la existencia del inconsciente y su importancia en la vida espiritual del hombre.
Posteriormente, otros investigadores, algunos de ellos contemporáneos, han ido completando otras
fases de los mecanismos inconscientes y su relación con el cerebro, órgano en el cual residen y
operan a través de él todas las facultades espirituales. Timothy Wilson87 concibe al inconsciente
como una facultad activa que se adapta a diferentes operaciones. Lo llama el “inconsciente
adaptable”. Con esto se aleja de la concepción freudiana de un inconsciente pasivo que sólo era el
receptáculo de recuerdos reprimidos y el centro de emociones primitivas, algo así como un “centro
de los instintos primitivos” o ancestrales. Esto lo expresó luego Jung como el “inconsciente
colectivo”. Wilson cree que el inconsciente es un mecanismo cerebral cuya función es procesar y
clasificar de alguna manera, la información sensorial, de forma tal que tiene la capacidad de deducir
causas, formular juicios sobre las cosas y la gente y también, influir en los sentimientos y conducta,
desde luego, sin que intervenga en estos mecanismos ni la razón ni la conciencia, al menos, en
forma directa y activa. Klein estima que la intuición es un procesamiento subconsciente de
recuerdos e indicios físicos que se daría en dos pasos:
1º.
2º.
En el momento en que se está actuando se repasan rápidamente los recuerdos en
busca de un patrón conocido de conducta que sirva de guía
Mientras esto ocurre y tratamos de poner en práctica una conducta que dio resultado
en una experiencia anterior similar, nuestro inconsciente permanece atento a
cualquier factor extraño e inesperado, a fin de identificar reacciones emocionales o
físicas, propias y ajenas, hasta encontrar algo que despierta una idea o impulso
súbito y que nos lleva a una conducta de alguna manera refleja, inducida por
reflejos, más que por la razón y la conciencia
El concepto de Klein ilustra sobre que la intuición no es una simple adivinanza de algo, que
surge al azar y totalmente desconectada de todo otro factor o influencia. Es un proceso cerebral o
facultad mental que opera a través de determinadas señales o patrones. Se presenta en forma súbita
y fuera de la razón o conciencia, lo que la hace parecer como una cuestión de un momento, sin
conexión con otros antecedentes, pero no es tan así. Por esta razón, del estudio Klein surge que los
mensajes sub o inconscientes que nos envía el cuerpo propio o ajeno, es uno de los factores que
interviene en la intuición y, por lo tanto, hay que estar pendientes de ellos y prestarles atención
87
Psicólogo norteamericano, profesor de la Universidad de Virginia, EE.UU.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
106
cuando se presentan, aunque no sean comprendidos claramente en su significado. Basta que algo
nos llame la atención y nos haga pensar que algo no anda bien o no es normal, para que nuestro
subconsciente nos lleve a la actividad intuitiva. Lo que la razón y la conciencia no nos aclaran, lo
hace el subconsciente mediante la intuición. Los fenómenos observados por Klein fueron
confirmados por el estudio Iowa88que pudo establecer una cierta “inteligencia corporal” por la cual
el cuerpo humano a través de las conductas intuitivas nos avisa del peligro mediante determinadas
sensaciones físicas, las cuales pueden manifestarse a través de la piel u otros órganos, que suelen
reaccionar frente a impulsos o estímulos intuitivos. En el grupo estudiado en Iowa, algunos de los
participantes de las experiencias tenían lesiones en la corteza prefrontal del cerebro y ninguno de
ellos presentó reacciones intuitivas. Esto llevó al grupo investigador de Iowa a pensar que en dicha
región anatómica se procesa y origina el “conocimiento intuitivo” y esto explicaría, del mismo
modo que en el estrés u otras reacciones de alarma, como el cerebro participa a través de
determinados centros y descarga de neurotransmisores en una conexión infinita de redes neuronales
para evitar o enfrentar situaciones emergentes. Por estas observaciones es que ahora ya se sabe que
la intuición no es totalmente algo desconectada del cuerpo sino que es uno de los tantos
mecanismos de acción y conducta que el mismo posee, ya sea para salvar situaciones de emergencia
como para resolver algunas cuestiones o problemas o percibir lo que ocurre en nuestra realidad.
Cualquiera sea el concepto de intuición esta clarividencia que parece surgir de la nada,
hasta ahora tiene mecanismos desconocidos e intrigantes más sospechados que conocidos
fehacientemente. Malcom Westcott estudió diferentes grupos para averiguar porqué algunas
personas entendían más rápidamente que otros y encontró en los grupos intuitivos que,
probablemente, para obtener respuestas correctas los integrantes de esos grupos combinaron la
información proporcionada por Westcott con fragmentos de conocimiento sacados de su propia
experiencia y de ahí dedujo que todo ocurre en la intuición como que su componente clave es el
conocimiento y la experiencia que cada uno de nosotros lleva dentro. Con estas observaciones
Westcott concluye que intuición “es la capacidad de llegar a conclusiones acertadas,
rápidamente, a partir de información limitada, basada en el conocimiento y experiencias previos
que cada uno lleva dentro”. Esto confirma lo investigado por Klein. Herbert Simon comparte la
opinión de Westcott y afirma que “en lugar de seguir conscientemente una serie de pasos lógicos,
el experto adelanta una solución rápidamente echando mano de su profundo conocimiento de los
problemas” “Y con la experiencia, las corazonadas del experto se vuelven cada vez más atinadas”.
Por su parte, el neuropsiquiatra Larry Squirre, estudiando daños en diferentes partes del cerebro,
ha descubierto que, incluso cuando una persona no tiene memoria consciente, otro sistema de
memoria sigue funcionando y aprende como jugando un complicado juego de habilidad. Cuando
resolvemos un problema o se aprende a hacer algo se usa el sistema de memoria declarativo. Pero a
medida que nuestras habilidades se vuelven automáticas, pasan a formar parte del sistema de
memoria procesal, constituyendo un conocimiento inconsciente. ¿Existen reglas para el
pensamiento intuitivo? Los expertos aconsejan:
1.
2.
3.
4.
88
reunir información sobre el problema
plantearlo a fondo y luego dejarlo
confiar en la propia experiencia
verificar las intuiciones
Realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Iowa, EE.UU.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
107
VI
CONCIENCIA Y PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD
Esencia de la conciencia: Concepto
L
a conciencia, por su propia definición es el mundo interior del hombre. Es la
“propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en
todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. También representa el
conocimiento interior del bien y del mal y el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas”.
Bien pensada, la conciencia es la que nos permite darnos cuenta o percatarnos de las cosas o
de juzgar una ley o la moral. En otras palabras: conciencia es darnos cuenta de lo que nos está
pasando a nosotros y de lo que pasa alrededor nuestro y juzgar a las cosas que pasan con un
sentido de ética y moral. La conciencia, en alguna manera, es la forma de aprehender la realidad.
Algunas expresiones llaman a esto el registro.89 Otras definiciones la explican como el
“conocimiento inmediato de sí mismo que tiene el ser humano, de sus estados mentales y de
relación con la realidad, integrado por un grado suficiente de vigilancia (funcionamiento nervioso)
y de lucidez (funcionamiento psicológico)”.90
Para que la conciencia esté activa (lo que ocurre cuando el hombre está despierto o
consciente), desarrolla la atención o estado de vigilia (estado de conciencia) en el que las células
de la corteza cerebral se mantienen en un estado de excitación continua. Las funciones de la
conciencia, que se basan en la información de los sentidos, crean modelos de lo que le parece que
es el mundo. Tales modelos reúnen algunas peculiaridades:
1. son constantemente “puestos al día” con informaciones nuevas que llegan al
encéfalo desde el mundo exterior, de modo que pueden crear un cuadro de
imágenes en movimiento
2. pueden “engañar” al cerebro cuando el mundo exterior no coincide con el cuadro
interior de imágenes como ocurre con las alucinaciones y las ilusiones visuales,
auditivas u olfativas.
Esta última característica de esos modelos, nos alertan de que no hay un mundo exterior que
obligadamente sea real para el cerebro, es decir, que éste lo capte “tal cual” es. En última instancia,
para cada persona o individuo, solamente existe el mundo que su cerebro construye. Esta
afirmación es muy importante para poder entender y manejar el simple modelo de información
que nos llega al cerebro y que forma las ideas.
Nos muestra que no siempre el cerebro puede construir una idea adecuada, debido a un
error de percepción, ya sea porque el órgano no está disponible o porque el punto de vista no sea el
89
Registro o registrar es, según la RAE, “mirar, examinar una cosa con cuidado y diligencia. Examinar algo
o alguien minuciosamente, para encontrar algo que puede estar oculto”
90
Ang, Gonzalo – DICCIONARIO ILUSTRADO DE CULTURA ESENCIAL, España, 1999
108
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
correcto. También nos demuestra que el encéfalo puede ponerse a funcionar de distintas maneras
y cada una produce un mundo interior diferente.
Desde otro ángulo, podemos concebir a la conciencia como el puente que permite que
nuestra potencia interior “salga al exterior” sin abandonar su mismidad o interioridad. Esta
abstracción no es fruto de una idea como mera imaginación o concepción ilusa, sino una meditada
conclusión sobre el modo o la forma de cómo opera la conciencia para amalgamar lo interior con lo
exterior y viceversa.
Estados de conciencia
Este tema se refiere a la forma en que se puede encontrar la conciencia en lo relativo a su
funcionamiento. Se diferencian varios estados de conciencia, dependiendo de la intensidad y
rapidez de la actividad de ésta, de su claridad y de la comprensión de su contenido. Así tendremos:
Estado de máxima claridad de conciencia o de conciencia plena
Estados de enturbiamiento u obnubilación de conciencia o conciencia onírica
(estado de preconciencia o subconciencia): estados oníricos, estupor, confusión,
estado crepuscular, etc.)
Estado de falta absoluta de conciencia o pérdida de conocimiento: la anulación de
la conciencia es total cuando hay desvanecimiento o desmayo o lipotimia, sueño
profundo y coma.
Nos hemos referido con anterioridad a que el hombre para tomar contacto, percibir o
conocer las cosas, debe estar en estado de conciencia plena, el cual le permite ejercitar todas sus
facultades mentales. La conciencia es un estado vigil, dijimos, es decir, el hombre consciente está
despierto. No está alucinado, confuso, ni semiconsciente. Está completamente en pleno uso de sus
sentidos y su razón. Este estado de conciencia, a modo de un punto luminoso potente (foco), se
concentra en modos diferentes con la realidad:
1. Puede captar la realidad “tal cual” se le presenta a sus sentidos, es decir, conocer lo
que ve, a modo de una simple lente de cámara fotográfica. Sus sentidos registran la
presencia de la cosa, sin cuestionar su esencia. Esto ha sido interpretado por
algunos pensadores como conciencia natural.
2. Pero puede ocurrir y ocurre, que el hombre decide enfocar la realidad pensando en
ella, buscando un sentido y un significado de las cosas, formando un concepto y un
juicio sobre las mismas. Esta sería una conciencia reflexiva, la que puede ejercer
sobre las cosas exteriores (conciencia crítica) o reflexionar sobre sí mismo, sobre
su propio yo (autoconciencia).
3. Cuando esta conciencia reflexiva, deja el objeto físico (factum) para trascender a lo
metafísico, se transforma en conciencia de lo absoluto, tratando de indagar el fin
último de las cosas, lo que las cosas son realmente en sí, lo absoluto. La duda de
muchos filósofos es saber si el hombre tiene capacidad de abarcar lo absoluto. Más
aún: ¿existe lo absoluto?, ¿o es sólo una idea creada por el hombre? De cualquier
manera, hay una tendencia innata a través de todos los siglos de buscar y de
encontrar la razón suprema de todo: lo absoluto.
109
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Conciencia como saber
Heidegger ha definido que “el ser de la conciencia, como conciencia, es estar sabiendo” y
mientras esto ocurre “el ser del objeto, como objeto es el estar siendo sabido”. Luego, “el ser de
algo para una conciencia es el saber”. Estas conclusiones heideggerianas rematan el pensamiento
de que la conciencia, en cualquiera de sus modos de ser, es el único instrumento válido del hombre
para manifestar su inteligencia y todas sus notas fundamentales, y la vía exclusiva del conocimiento
y del saber. A estos párrafos que anteceden hay que remarcarlos o subrayarlos o ponerlos en
mayúscula porque son la llave que permitiría a estudiosos y educadores ponerlos en la pista para
que cuando estudien o intenten comunicarse o modelar al hombre, sepan que los signos o señales
que recibe no siempre pueden ser interpretados con una determinada intención. Por esto es
fundamental conocer muy bien la forma en que, el hombre a estudiar o educar, percibe y recepta las
señales, para adecuar los códigos de estudios o de comunicación a esa especial condición del
receptor. Así, también, sabemos que la conciencia o el estado de receptividad pueden ser
modificados por las situaciones ambientales, los fármacos, las propias emociones y otras variables.
Atendiendo todos los conceptos que hemos expuesto, en síntesis, se puede apreciar que la palabra
“conciencia” se utiliza para referirse a varios fenómenos y procesos y tendremos que:
1. se usa como sinónimo de vigilia o conciencia vigil (estar despierto y en contacto
con el mundo externo). La relación entre vigilia y conciencia es muy estrecha, por
lo que suelen considerarse sinónimos. La percepción es totalmente sensorial y hay
completo estado de atención. Se observan las cosas con interés y concentración. Es
la llamada conciencia clara.
2. como conciencia moral para lo cual se relaciona con los conceptos del mal y del
bien para lo cual debe observar un conjunto de normas y valores para regir la
conducta, lo que se adquiere con el proceso de socialización
3. como conciencia de percepción o sea “darse cuenta”, advertir los sucesos y los
objetos externos que capta continuamente el aparato sensorial de nuestros órganos
(percepción sensorial); como así también las cosas que “nos pasan por la cabeza”
como pensamientos, recuerdos e imágenes mentales diversas y otros fenómenos
mentales como la telepatía, premonición, etc. (percepción extrasensorial). En la
percepción extrasensorial, como puede ser un éxtasis, los sentidos quedan fuera de
uso y la conciencia está en una especie de “estado de suspensión”. Se está despierto
pero no hay percepción sensorial. No hay atención exterior, sino interior.
4. como conciencia onírica o preconciencia que es una especie de estado intermedio
entre el vigil y el sueño. Ocurre antes de dormirse y al despertar. No se está
durmiendo propiamente ni se está despierto del todo. No hay estado de conciencia
plena sino de semiinconsciencia. Es la conciencia de las imágenes hipnagógicas.
En este sentido conciencia no es igual que vigilia. Hay un estado de conciencia
nublada. Es también sinónimo de estado subconsciente.
5. como conciencia intelectiva o estado de conciencia que permite usar el intelecto
para adquirir el saber. Es un estado necesario para el aprendizaje y la adquisición
del conocimiento en general.
6. como conciencia volitiva que luego estudiaremos
110
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Conciencia, atención mental y concentración
La atención mental es denotativamente la acción de aplicar voluntariamente el
entendimiento a un objeto espiritual o sensible, tener en cuenta o en consideración cosa alguna. En
lo relativo a la conciencia, podemos definir a la atención como la concentración de la conciencia y
concentración es la acción de reunir en un centro o punto lo que estaba separado. La llamamos
atención mental para diferenciar otras denotaciones y connotaciones de la palabra atención. Es
como si la conciencia se enfocara en un punto determinado y ahí coloca la cosa o cuestión a
considerar. Opera como la comprensión de la inteligencia, lo que puede representarse con este
esquema:
Atención de la conciencia
cosa
La atención estaría representada por el haz de las dos líneas que abarcan el círculo, el cual
representa el punto donde está concentrada la cosa o cuestión que interesa. El mundo que nos rodea
es complejo. Muchos estímulos simultáneos bombardean nuestros órganos sensoriales, de modo
que, para que el medio sea coherente para nosotros y podamos desempeñarnos y conducirnos en él
de manera apropiada, es indispensable que hagamos una selección que nos permita percibir lo que
es relevante para nuestro interés y hacer a un lado lo irrelevante. Tanto nuestros sentidos internos
(la cinestesia que es la percepción de la postura y del movimiento propio y la cenestesia que es la
percepción visceral que se manifiesta cuando tenemos hambre o sed o necesitamos ir al baño) como
de los sentidos externos (vista, oído, tacto, olfato y gusto), nos ayudan en la tarea de prestar
atención a nuestro cuerpo y su rededor. La capacidad de enfocar esos sentidos hacia estímulos
específicos es lo que consideramos y llamamos atención y a la atención sostenida la denominamos
concentración. Lo contrario es la dispersión mental. La atención mental depende de muchos
factores:
1. Factores del organismo: es la atención en función de algunas necesidades
corporales o física, por ejemplo, hambre (la atención se concentra en estímulos
olorosos y visuales relacionados con la comida); si se desea llegar a un lugar
determinado, la atención se concentra en el sistema de señales que nos lleven a
destino; el impulso sexual nos conducirá hacia las personas atractivas (sex appeal).
De esta manera, los diversos intereses nos llevarán a la búsqueda de estímulos
pertinentes específicos. Esto es lo que hace que cada persona enfoque su atención
de manera distinta. Tanto la diversidad de intereses como la tendencia a
concentrarse más o menos en el detalle o en la situación global, dependen del tipo
de personalidad. Los obsesivos tienden a fijarse con mayor concentración en
detalles. Los “impresionistas” (que se dejan llevar por impresiones) tienden a
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
111
percibir las situaciones de manera global y con algún grado de dispersión y
asociándolas a emociones de agrado y desagrado.
2. Factores de la naturaleza del estímulo: en este punto hay que discernir tres
situaciones distintas:
•
•
•
intensidad del estímulo que atrae la atención y hace que se aparte del objeto o
de la situación en la que se concentraba anteriormente, por ejemplo, cuando
oímos un ruido fuerte o vemos una luz potente. Es un estímulo intenso que
estimula atención involuntariamente y en forma no deliberada.
novedad del estímulo: todo lo nuevo o en general, diferente, atrae la atención y
ya no se advierten hasta que desaparecen. Son percepciones de estímulos de
poca intensidad a los que enfocamos deliberadamente. Esto ocurre
generalmente con las modas o hábitos distintos a los nuestros que nos llevan a
advertir la vestimenta o el peinado de una persona, la pintura distinta de una
fachada conocida, etc.
repetición del estímulo: cuando un estímulo se repite indefinidamente y en
forma continua se produce el fenómeno de habituación y esos estímulos dejan
de llamar la atención a tal punto que dejan de advertirse o percibirse, obrando
de modo como si desaparecieran. Esto ocurre con el tic tac de un reloj y otros
sonidos monótonos.
Conciencia y dispersión mental (desatención)
Cuando se desvía la atención o se pierde la concentración aparece el estado de dispersión
mental o desatención que es todo lo contrario de concentración, pues acá se separa o desparrama lo
que estaba ubicado en un punto o centro de reunión. La dispersión mental es una alteración de la
atención por varios trastornos y constituye un déficit de atención. Acá podríamos hablar de estados
alterados de la atención y dan lugar a estados o conductas hiperactivas (hiperquinesia) o cuando
hay conductas por distracción. En los estados hiperactivos hay tres condiciones: desatención,
hiperactividad e impulsividad. En los estados de distracción predomina la desatención. Por lo tanto
trataremos las características de la desatención:
1. incapacidad para permanecer ocupado o concentrado en una tarea. Pérdida de la
contracción
2. facilidad con que los estímulos irrelevantes llaman la atención en forma múltiple
(dispersión)
3. dificultad para cumplir instrucciones en una tarea determinada o no retener lo que
se escucha
4. olvido de recuerdos, indicaciones o extravío frecuente de útiles determinados o
requeridos para una tarea (lo más común: olvidar llaves, anteojos “sin acordarse
donde se pusieron”)
5. rechazo o evitación a la dedicación de actividades que requieren atención mental
sostenida, por ejemplo, estudiar o manejar maquinarias que requieren atención
extrema.
112
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
La atención y la escuela de la Gestalt
Esta escuela sostiene la teoría que afirma que la atención es un proceso que selecciona
fracciones de una experiencia dada, de tal modo que resalten sobre su contexto. A esto se le conoce
como el predominio de la figura (estímulo por atender) sobre el fondo (contexto o circunstancia que
rodea a esa figura). Este proceso permite acomodar la figura como una estructura que
posteriormente se puede reconocer, en el caso de que sea novedosa, o bien, como confirmación de
lo ya observado. Para que este proceso se lleve a cabo, es sumamente necesario que la figura
(forma) afecte, interese o provoque la valoración del sujeto (es decir, que tenga que ver con su
historia personal), pero que también sea un estímulo estructurado a fin de que el sujeto lo considere
interesante. Las figuras desdibujadas, diluidas, no llaman la atención. La figura estructurada es para
la Gestalt, una “figura bien vista” o sea atractiva, lo que quiere significar lo que atrae la atención.
La atención implica que quien esté percibiendo esa figura, haga un análisis de la información para
resolver qué es ese objeto o figura que tiene ante sí. Esta teoría es bastante aceptada dado que es
frecuente observar en las diferentes personas, procesos y estilo de atención que conllevan
comportamientos que practican lo dicho en las formulaciones de la Gestalt.
Otros puntos de vista sobre la atención
Hay psicólogos que creen mejor discernir lo que es la atención estableciendo sinópticos o
esquemas de campos. Así consideran que hay un campo ambiental, un campo psicológico y un
campo de conciencia. Estos conceptos no cambian lo que hemos expresado sobre atención y
desatención sino que lo expresamos de modo diferente al discernir como entorno, o derredor o
circunstancias al campo ambiental, como mecanismo mental al campo psicológico y conciencia
directamente al campo de la conciencia. Hemos preferido hablar de atención o concentración
cuando nuestra conciencia y las facultades mentales están enfocada en un punto y desatiende otros
estímulos; y de desatención, dispersión o distracción cuando la conciencia y las facultades mentales
no están puestas sobre alguna cosa, o cuando deben prestar atención a una cuestión y se está
pensando en algo totalmente distinto. Dado que el fenómeno de conciencia alerta o atención opera
prácticamente con los dos mecanismos al mismo tiempo, y opera como un solo bloque con las
facultades mentales, no es fácil entender el proceso estableciendo varios compartimentos como si
fueran distintos entre sí. La realidad abarca el entorno o medio o ambiente donde nos ubicamos en
determinados momentos del día y ahí la conciencia opera sobre lo que estimula o interesa a nuestra
atención, mientras que paralelamente presta desatención a otros estímulos. Siempre la
concentración, contracción o atención plena exige que simultáneamente opere la desatención de
otros estímulos. Es lo que sucede con los que estudian escuchando música. La concentración total
en leer un texto y memorizar su contenido les impide atender a la música. Sin embargo, la música,
como otros estímulos externos e internos, sirve como una especie de marco subconsciente a pesar
de la aparente distracción. Estos fenómenos que operan junto a la conciencia atenta son los que han
permitido elaborar el concepto de subliminal: no son captados directamente por la conciencia sino
que operan en un espacio o limbo de la conciencia que se ha denominado preconciencia,
subconciencia, según las diferentes teorías. Lo cierto que cualquiera sea el modo en que se estudian
estos fenómenos de la atención y la desatención o el lenguaje empleado para describirlos, no afecta
al fenómeno en sí. Siempre será el mismo fenómeno y por lo tanto no se podrá describir cosas
totalmente distintas. Lo distinto son los puntos de vista sobre el mismo fenómeno.
113
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Los estados alterados de conciencia (EAC)
Normalmente estamos conscientes de nuestro estado emocional y éste influye en la
conciencia matizándola de formas diversas. Las emociones pueden concentrar o dispersar la
atención y de este modo alterar la conciencia. El funcionamiento de la mente emocional es, en gran
medida, específico del estado, dictado por el sentimiento particular ascendiente en un momento
dado. La forma en que pensamos y actuamos cuando nos sentimos románticos es opuestamente
diferente al modo en que nos comportamos cuando estamos furiosos o desalentados. En el
mecanismo de la emoción, cada sentimiento o estado de sentimiento, tiene su propio repertorio
definido de pensamiento, reacciones e, incluso, recuerdos. Todo lo que es específico de un estado
de sentimiento dado, se tornan más predominantes en las circunstancias en que opera una emoción
intensa. En esta reacción interviene una memoria selectiva, porque en una parte de ella la memoria
se reorganiza de manera que las opciones para la acción más importantes, ocupen el primer plano de
jerarquía y sean más velozmente representadas. Esto es así porque cada emoción importante tiene
su sello biológico y por esta razón también posee una pauta de cambios que ponen en
funcionamiento al organismo, cuando esa emoción se presenta. Ese conjunto de indicaciones es
único y actúa automáticamente cuando es enviado por el organismo que es presa de la emoción. En
las emociones intensas, en las que intervienen niveles elevados de adrenalina, la conciencia se
excita y la memoria registra detalles que pasarían inadvertidos en otras circunstancias. Incluso, si
son imágenes desagradables persisten por mucho tiempo y acuden en forma intempestiva y
reiterada a nuestra memoria, como recuerdos tipo flash, instantáneo pero suficientes para
emocionarnos y crearnos un estado especial de excitación. Es lo que ocurre con el trastorno de
estrés postraumático. Otras alteraciones importantes son el enturbamiento de la conciencia o estado
de obnubilación de la conciencia puede ocurrir por una emoción violenta o el estupor que causa el
fenómeno de estupidización que es como una obnubilación parcial de conciencia que sume en una
especie de estado de estupidez. Hay situaciones o drogas que se convierten en un estupefaciente
(que produce estupefacción o pasmo, estupor)91 En cuanto a la estupidez la comprenderemos como
una torpeza notable para comprender las cosas, en la que aparece esta disminución de la actividad
de las funciones mentales (déficit de conciencia) que produce una serie de torpezas, anulando las
posibilidades de un funcionamiento o desarrollo intelectual correcto. El hipnotismo o las situaciones
que ejercen un efecto hipnótico permiten que quien se encuentra bajo su influjo puede ser inducido
a conductas por sugestión.
Otro efecto que se produce es el fenómeno de enajenación que permite que se instale la
transformación de confundir la ficción con la realidad. La enajenación es un fenómeno en el cual la
persona está desposeída o privada de su estado pleno de conciencia o puede esta fuera de sí donde
se le entorpecen o turban el uso de la razón y de los sentidos. También consiste en un estado de
distracción o dispersión mental total donde hay falta de atención (déficit de atención) o bien un
estado embeleso o privación del juicio (esta privación cuando se instala en forma permanente se
conoce como locura o demencia). El embeleso es una suspensión transitoria o arrebato, del uso de
los sentidos (cautivamente o arrobamiento).
La catalepsia es un fenómeno que puede instalarse repentinamente y que afecta al sistema
nervioso central, periférico, voluntario y automático, pues el individuo parece estar muerto porque
91
estupor es una disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de cierto aire o
aspecto de asombro o indiferencia
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
114
sus signos vitales (pulso, respiración, psiquis, presión arterial) están tan deprimidos que se vuelven
imperceptibles al registro manual y auscultativo. Puede deberse a diferentes causas, siendo una de
ellas la histeria, pero es probable que también sea causado por el pánico o temor a morir en
enfermos graves o terminales. Hay suspensión total de las sensaciones. No se ha podido determinar
si hay pérdida de los sentidos y anulación de la conciencia. Los relatos de algunos afectados dicen
haber sufrido alucinaciones y otros, como los que han estado en coma, refieren haber percibido las
voces de los que rodeaban e, incluso, tener visión de las circunstancias que le rodeaban. Es decir es
como si hubiese un estado de conciencia similar al onírico en el cual hay una pequeña diferencia:
los sentidos captan con mayor nitidez algunos detalles del entorno. Esta especie de “quietud de la
conciencia” opera como si la conciencia perdiera contacto con su principal instrumento de
expresión: el sistema nervioso. Sería una especie de desconexión entre conciencia y sistema
nervioso. La catatonía o estado catatónico es un estado patológico que a veces la psiquiatría
cataloga como una especie de esquizofrenia en la cual el individuo queda en estado de estupor
permanente. El cuerpo puede tomar una actitud determinada y quedarse definitivamente en ella o
bien el catatónico adopta la posición del cuerpo en el cual se le coloque. Es un estado de quietud
intelectual y motora total. No obstante el afectado no pierde ni la percepción ni la conciencia. Tiene
disminuida o anulada la motricidad y la sensibilidad nerviosa. El estado de anulación de la
conciencia (falta absoluta de conciencia, pérdida del conocimiento) es la ausencia total de la
conciencia vigil debida en forma natural al sueño profundo, o por estados patológicos como el
desmayo, lipotimia o desvanecimiento que es la pérdida de conciencia o conocimiento pasajera. En
cambio el coma es la pérdida prolongada de conciencia o conocimiento, que incluso puede ser
irreversible y llevar a la muerte. A este estado se le denomina “pérdida del conocimiento”
El investigador Arnold Ludwing agrupó un conjunto de fenómenos que tenían
características similares, bajo la denominación de estados alterados de la conciencia (EAC) (ASC
por siglas en inglés). Estos estados de conciencia alterada no eran nuevos92 cuando Ludwing los
agrupó, sino que tuvo el mérito de sistematizarlos como tales. Los EAC presentan las siguientes
características:
•
•
•
•
92
Alteraciones del pensamiento: las categorías lógicas habituales desaparecen de
modo que las contradicciones no parecen tales, se deja de lado la causalidad y
surgen recuerdos vívidos de sucesos olvidados.
Distorsión del sentido del tiempo: sensación de que el tiempo no pasa y de que
se ha detenido su curso. O bien que el tiempo se acelera, o se hace más lento.
Ocurre en el éxtasis y es un estado de conciencia suspendida.
Cambio en la expresión emocional: ya que hay desinhibición se pueden
expresar emociones que habitualmente se callan o no se experimentan. Puede
haber cambios extremos desde un éxtasis, hasta un estado de ira, pasando por la
angustia y la depresión.
Distorsiones perceptivas: los colores y los sonidos se perciben con mayor
intensidad; hay ilusiones o alucinaciones; se presenta el fenómeno de la
sinestesia (percibir un estímulo con un órgano sensorial distinto al que
corresponde, por ejemplo oír un color o saborear una textura). También ocurren
William James los describe un siglo antes en su libro LAS VARIEDADES DE EXPERIENCIAS
RELIGIOSAS (The Varieties of Religious Experiencie)
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
115
•
•
cambios en la imagen corporal como sentir que una parte del cuerpo crece o se
encoge, sensaciones de ligereza o pesadez corporal o de irrealidad del cuerpo.
Esto ocurre en los llamados “estados de trance” (médium), en los éxtasis y en
los estados oníricos.
Sensación intensa de realidad: lo que se experimenta en los EAC suele resultar
tan intenso que provoca la sensación de ser muy real y significativo, de manera
que cualquier experiencia en estos estados puede sentirse como unión con el
Absoluto o el Todo. Esto es algo muy común en el éxtasis místico.
Inefabilidad: debido a lo poco usual de estas experiencias, quienes las
experimentan no encuentran palabras para describirlas.
Los EAC surgen por numerosos cambios de tipo metabólico en el organismo, por ingesta o
inhalación de sustancias alucinógenas, anestésicas, psicofármacos, alcohol o estupefacientes, etc.,
por exceso o defecto de estímulos ambientales o por prácticas intensas de meditación.
Inconsciencia
Y otro concepto importante es que tanto conciencia como inconsciencia son caras de una
misma moneda, como lo es la luz y la sombra para el día. Las dos conviven con el hombre
permanentemente y por toda la vida e interactúan en forma permanente, intercalando las acciones
conscientes con las inconscientes. Ignorar o soslayar esto, es crear una idea equivocada de la mente
humana y dejar de lado una condición que explica muchas aparentes “fallas” de la mente.
Normalmente se denomina estado de inconsciencia a la pérdida del conocimiento momentáneo o
prolongado, como ocurre después de un desmayo o en el coma. Pero la inconsciencia que nosotros
aludimos es aquello que Freud llamó el “ello” y que Jung denominó “el inconsciente” y que es la
función mental que está fuera de la conciencia y que nos permite almacenar vivencias voluntarias o
involuntarias, imágenes oníricas, ensueños, etc. Precisamente, a Freud es a quien se debe no sólo la
noción de la inconsciencia, sino la otra más valiosa: la conciencia puede hacer consciente la
inconsciencia. Es probable que la simple lectura de Freud induzca interpretaciones diversas e,
incluso, contradictorias. También puede generar rechazo. Pero lo que importa no es tanto una mera
discusión sobre interpretaciones probables, sino los hechos concretos: hay conciencia e
inconsciencia y ambas interactúan entre ellas y otros fenómenos mentales. En la conciencia
coexisten vivencias, percepciones, recuerdos, pensamientos, sentimientos, procesos de voluntad,
etc. Cuando todo esto queda relegado a un estado inactivo conscientemente, o sea, que queda “fuera
de la conciencia”, en un estado latente, esto es el inconsciente, el cual estaría conformado por todo
esto y determinadas tendencias arcaicas que luego analizaremos en el parágrafo relativo al
inconsciente colectivo de Jung. Igualmente hay que tener en cuenta la influencia del sueño y los
ensueños en las imágenes de la mente. Debe quedar perfectamente claro que ambas palabras tienen
contenidos significativos que se pueden referir al sueño o dormir, como actividad fisiológica y a las
imágenes que aparecen cuando se duerme, como así también a las ilusiones o fantasías que la mente
puede tener o crear. Mientras la conciencia se manifiesta (a través de una opinión, de una conducta),
esta forma de expresarse no es un mero reflejo, fruto de una captación simple, natural, tipo
fotografía, de un fenómeno, sino que una vez formada la idea de un fenómeno, para formular un
concepto, un juicio y sucesivamente un pensamiento, ya no influye sólo el punto de vista, la forma
como se captó el fenómeno (dispersa o atenta), sino también las creencias, costumbres y factores
inconscientes.
116
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Estos factores inconscientes fueron estudiado por Carl G. Jung,93 quien sostiene que el
inconsciente colectivo se encuentra como ubicado en zonas distintas (estratos). Así habría un estrato
superficial o inconsciente individual y un estrato profundo o inconsciente colectivo. Para Jung el
inconsciente individual estaría formado como consecuencia de la unilateralidad del desarrollo
personal, por el cual todos aquellos materiales que están en la conciencia y que dejasen de ser útiles
o interesantes o, al menos, no necesarios en un momento determinado, pero que guardan una
importancia o han impactado de un modo especial, se irían paulatinamente alejando del nivel
consciente (desvanecimiento progresivo) para ser incorporados al inconsciente individual, en el cual
existen tendencias y contenidos gnósticos positivamente valiosos y no sólo aquellos censurados
como creía Freud. El inconsciente pasa a ser así un instrumento que además de ser parte de la
esencia del hombre, es una fuente de formación de creencias y costumbres y de formación de la
personalidad. En cuanto al inconsciente colectivo albergaría, no ya los materiales que la conciencia
captó de la realidad y que almacena en el inconsciente individual, el cual actuaría como una especie
de inconsciencia superficial o preconciencia o subconciencia, de donde la memoria evoca hechos
y otros datos que ahí están, sino que este inconsciente colectivo sería una verdadera caja fuerte,
firmemente cerrada y ubicada en los planos de la inconsciencia más profunda, como una especie las
“infinitas posibilidades que alberga en su ser”. En ese inconsciente colectivo estaría lo “ancestral”
que es una especie de memoria colectiva que guarda el hombre como parte de su ser y de esa
memoria surgirían instintos no aprendidos, actos o acciones que no se basan en experiencias
previas, sino que surgen como algo “inspirado”, como una “visión” que este inconsciente a veces
revela a la conciencia. Suele manifestarse normalmente, como sueños, ensueños, fantasías,
devaneos y, en ciertos momentos de éxtasis, como “revelación” o “visión” que se muestra como una
alucinación. Las formas de manifestación del inconsciente colectiva tendrían el carácter de
“categorías universales” o de “éternels incrées” (“presencias eternas que pueden no llegar a ser
percibidas por el conocimiento”), pero que en algún momento surgen a la conciencia y determinan
conductas, estilos de vidas, creencias o costumbres, incluso opiniones o puntos de vista.
De este inconsciente pueden surgir impulsos tanáticos, la conducta violenta, todos los tipos
de instintos bajos (el arquetipo que Jung denomina la sombra). Otros de los arquetipos del
inconsciente colectivo de Jung es el “saber” (del griego noético o noesis) que obraría como una
especie de “visión intelectual” “pensamiento” “acto intencional de intelección o intuición”. Este
saber noético sería una especie de símbolo del conocimiento o saber acumulado en el curso de los
siglos prehistóricos e históricos y obraría como un saber ancestral, similar al de los animales que ya
nacen sabiendo lo que tienen que hacer.94 Este es el saber que una vez que se manifiesta
conscientemente da al hombre confianza en sí mismo, en su propio saber, lo que le permite alejarse
o liberarse del influjo de sus padres o de otros hombres (auto dependencia). Este saber, cuando se
da normalmente, hace que además de su propia confianza en sí, se sienta omnipotente y prometeico,
en el sentido de que se sabe capaz de hacer muchas y diversas cosas. Es una especie de instinto que
cuando decide desarrollar al nivel de conciencia, explota al máximo todas sus posibilidades
intelectuales, físicas y sociales. Pero puede ocurrir que este saber noético también se presente como
forma patológica en los cuadros conocidos como delirios de grandeza, estados oneroides de la
esquizofrenia o en la fantasía de creerse hombre-dios (homo divinans).
93
COLLECTED WORKS, Vol. 9, part 1 “Archetypes and the collective unconscious”, Pantheon Books Inc.
N. York
94
Últimamente se denomina a este fenómeno “memoria filética”
117
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Jung da a entender, sin explicarlo concretamente, que este saber noético es la causa de
aquellas personas que están afectadas por algunas intuiciones y creencias que le parecen obvias y
evidentes, a modo de dogma o postulado indiscutible, aunque no se sepa de dónde nuestra mente
tiene esas intuiciones y creencias y si las mismas tienen o no suficiente base lógica. Lo más
probable es que se trate de justificarlas a través de raciocinios o explicaciones no claras ni para el
que ostenta dichas creencias ni para el que las escucha. Se terminan aceptando bajo la frase “creo
porque sí” “así lo veo yo” “es mi opinión” “las cosas son como son y nada las cambia”, etc. El
repertorio de frases para justificar la ausencia de explicación lógica e inteligible de una intuición o
creencia, es tan amplio y diverso que no puede consignarse en breves líneas. Otras veces, este saber
actúa como “inspiración” acertada de muchas teorías o conceptos filosóficos que dan origen a
descubrimientos transcendentales. Este “saber noético” es, asimismo, el que da los personajes
sociales que suelen actuar como profesores de premoniciones, parapsicólogos, astrólogos, profetas,
caudillos, o presuntos líderes o sabios. También fundamenta el “saber del viejo” (el diablo sabe más
por viejo que por diablo) que se manifiesta por dichos o refranes populares y ciertas creencias sobre
meteorología, medicina casera, ritos contra males, etc. En alguna manera entronca con la magia
oculta, la hechicería, etc. Así, explicaría a los predicadores y a los seguidores de determinadas
sectas, al extremismo ideológico, al fundamentalismo religioso, a todo tipo de fanatismo y
fatalismo.
Estados mentales y estado consciente
Ya hemos remarcado anteriormente que para simplificar, Grossmann propone la teoría de
los estados mentales y los estados conscientes, distinguiendo como estado mental al momentáneo
acto de conciencia consistente en un acto de experiencia (por ejemplo, el acto de percepción es un
acto experimentado y consiste en un acto de “toma de conciencia” de un fenómeno [experiencia]).
Mientras que estado consciente es un momentáneo estado de la conciencia consistente en las
intenciones u objetos que se proponen para un estado mental (por ejemplo, al objeto percibido se le
asignan determinadas funciones intencionales como significaría escuchar una melodía musical para
deleite o para bailar o para aprenderla y asimismo elegir el objeto o medio por el cual se oirá la
melodía, que puede ser un tocadiscos, un CD, un vídeo, etc.). Acá pueden aparecer fenómenos de
atención múltiple donde es posible concentrarse en un solo acto la conciencia en dos o más puntos
de atención a la vez (leer y escuchar música, etc.) o de atención focal, concentrada a manera de
“zoom” fotográfico 95
Esencia de la realidad
Terminamos de analizar cómo la conciencia es una forma de registro, de aprehensión y de
otros fenómenos mentales, pero principalmente, como el instrumento idóneo para tomar contacto
con la realidad, conocerla e interpretarla. Dado que previamente hemos aludido a que tener un
sentido recto de realidad es parte de la inteligencia, pues de ese modo se regularía mejor la conducta
en general del hombre, nos ocuparemos ahora de reflexionar sobre lo qué es o lo que debemos
95
los ejemplos directos como las películas vistas en una pantalla de multiimágenes o imágenes simultáneas en
diferentes planos, lo que es posible ver en los televisores modernos, o como asimismo el “zoom”, grafican
mejor y más rápidamente a los procesos mentales que tenemos en particular observación, cuando se habla de
atención múltiple o de atención concentrada.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
118
entender por realidad, para ubicarnos en ella como el contexto (circunstancias) que rodea al texto
(desarrollo) de nuestra vida. Realidad, denotativamente (definición de diccionario), es “existencia
real y efectiva de una cosa”, “verdad, lo que ocurre verdaderamente”, “lo que es efectivo o tiene
valor práctico, en contraposición con lo fantástico e ilusorio”.
La definición del diccionario es algo anfibológica por varias razones:
•
•
•
define a realidad como existencia real lo que lisa y llanamente significa definir con
la misma palabra y esto no dice nada. También habla de existencia efectiva, es
decir, “lo que produce efectos”;
sigue con otra acepción como es verdad, lo que ocurre verdaderamente y acá el
concepto cae en una falacia. Nosotros sabemos, sin hesitar, que hay cosas
verdaderas y cosas falsas que tienen existencia real y efectiva. Luego es ambigua
referir la realidad como sólo la verdad.
incluye la acepción de que realidad es lo que es efectivo o tiene valor práctico, en
contraposición con lo fantástico e ilusorio. Esta acepción entra en franco conflicto,
precisamente, con la realidad porque las ilusiones son partes naturales de nuestra
realidad. ¿Acaso el sueño fisiológico con ensoñaciones o figuras oníricas no se dan
o existen? Negar la existencia de las ensoñaciones como “cosas” propias del estado
de dormir u otros estados oníricos, es no tener en cuenta un “fenómeno real”. No
hablemos de los ilusionismos que sobre las arenas tórridas del desierto o sobre el
asfalto caliente provoca la luz solar plena (Cuántas veces se han referido los
espejismos que sufren los que atraviesan el desierto de día. Y quién no ha
experimentado, en el conglomerado urbano, la sensación del hormigón “lleno de
agua”, otro espejismo producto del reflejo de esa luz solar, a determinada
distancia) Estas imágenes ilusorias se ven en forma patente, existen, son ilusorias
y, luego, en algunas circunstancias se perciben como reales. Estos y otros
fenómenos irreales se dan y aprecian, causan efectos visuales o sonoros, como
ocurre con sucesos tales como la premonición y la telepatía.
Estas observaciones o fenómenos circunstantes, dan la base para poder afirmar que la
realidad abarca “todo” lo que cae en la órbita de los sentidos, lo que es percibido de algún modo por
el intelecto y, aún, lo que el propio intelecto produce, pues aunque carezca de existencia física, su
presencia es tan fuerte que impacta como si tuviera existencia efectiva. Visto así, no debe caerse en
el error de la definición del diccionario, de creer que todo lo que está en la realidad es verdad,
porque hemos señalado que en la realidad se dan fenómenos falsos y verdaderos. Tampoco debe
tenerse por realidad sólo lo que tenga existencia física, palpable, dado que no es infrecuente
apreciar fenómenos que estimulan nuestros sentidos, pero que no tienen existencia física, como lo
referidos a espejismos, alucinaciones, premoniciones, telepatía y sustantivos abstractos (belleza,
fealdad, maldad, etc.). Y, a fuerza de cometer paradoja o contradicción con el diccionario,
deberíamos aceptar que la realidad (en el sentido de conjunto de cosas) abarca lo definido como real
y lo considerado como irreal. Etimológicamente, realidad viene del latín res, rei = cosa.96 Luego,
sintéticamente y en modo grueso, podemos considerar a la realidad como “el conjunto de cosas que
96
el diccionario latino-castellano Parvus Duplex de Editorial Sopena Argentina define a res, rei, además, de
“cosa en sentido indeterminado”, como “la cosa material, criatura, ser” y también como “asunto o
materia”
119
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
están ahí tanto dentro como fuera de nosotros” o que “se dan o presentan alrededor de
nosotros”, “lo que se muestra en nuestro mundo”. Pero, realidad no es sólo el conjunto de las
cosas que están ahí solamente. Si advertimos bien, se ha agregado de lo “alrededor nuestro”, “se
muestra en nuestro mundo”. Esto presupone que, además del conjunto de cosas exteriores, está
nuestra conciencia, nuestro yo, que examina ese conjunto. En consecuencia sería:
Realidad = conjunto de cosas que nos rodean o sentimos + nuestra conciencia que
observa y juzga
Con lo cual, a estos conceptos hay que agregar lo objetivo, es decir, aquello que está “a la
vista” y “a la mano”, que existe, que está fuera de sí y de nosotros. También lo subjetivo como lo
propio de nuestro interior, lo que no se manifiesta “a la vista” y “a la mano”. 97
Los filósofos existencialistas tratan de captar al hombre tal como es en la realidad, como él
se siente a sí mismo en una concreta situación histórica. Antes se pensaba filosóficamente que el
hombre era una entidad abstracta como una mente frente al universo. Los existencialistas ponen
como reflexión filosófica más importante a nosotros mismos y a los problemas vitales que nos
atormentan aquí y ahora. Esto, en alguna medida, exige la aplicación del “método subjetivo” basado
principalmente en la introspección. La dificultad del método es la ambigüedad con que se toma al
término “subjetivo”. Mientras que a la palabra “objetivo” la aplicamos sin mayores explicaciones
no podemos hacer lo mismo con la palabra “subjetivo” que está cargada más de connotaciones que
de denotaciones. Desde el punto de vista filosófico y científico, la aceptación más frecuente de la
palabra “subjetivo” está referido a algo con sentido de “parcial, falseado por algún prejuicio” o,
también, como un sinónimo de una cosa “fantasiosa o idealizante”. También lo “subjetivo” es
valorado como algo muy particular que carece de universalidad.
Pero no es así. La subjetividad es propia del hombre porque su yo es un fenómeno interno,
subjetivo. Y este yo es el valorador de la realidad. Pero para evaluar esa realidad debe hacerlo con
método. Lo del método objetivo o científico no se discute y se acepta sin mayores connotaciones.
Cuando se habla del método subjetivo debe procederse de igual forma, pues se debe entender que
con el término “método subjetivo” nos referimos a una particular forma de abordar las cosas, tanto
filosóficamente como científicamente, cuando la objetividad resulta insuficiente. O para adquirir
conocimientos en los cuales se precisa en forma absoluta, la participación personal. Ninguna
máquina puede remplazar al hombre para realizar una meditación trascendental. Sólo su
97
En estos términos, la Real Academia Española, pone las siguientes definiciones: objetivo es lo
“perteneciente o relativo al objeto en sí y no a nuestro modo de pensar o de sentir”, “lo que existe fuera del
sujeto que lo conoce”, “fin o intento”. Objeto es “todo lo que puede ser materia de conocimiento o
sensibilidad de parte del sujeto, incluso este mismo”, “lo que sirve de materia o asunto al ejercicio de las
facultades mentales”, “término o fin de los actos de las potencias”, “fin o intento a que se dirige o encamina
una acción u operación”, “materia o asunto de que se ocupa una ciencia”. Subjetivo es lo “relativo o
perteneciente al sujeto, considerado en oposición al mundo externo”, “relativo a nuestro modo de pensar o
sentir, y no al objeto del mismo”. Sujeto es “asunto o materia sobre la que se habla o escribe”, “el espíritu
humano considerado en oposición al mundo externo, en cualquiera de las relaciones de sensibilidad o
conocimiento y también en oposición a sí mismo como término de conciencia”. En Gramática, sujeto es quien
lleva a cabo una acción o de quien se predica o anuncia una cosa.
120
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
subjetividad. En última instancia, si bien parte de los objetos, todo conocimiento es subjetivo. Por lo
tanto no hay que temer en las conclusiones a que arribe el método subjetivo en cosas referentes
como la moral, los valores, los sentimientos y la fe. Las posibilidades de yerro son las mismas que
la del método objetivo. La dificultad consiste en saber disciplinar correctamente el método
subjetivo. De no hacerlo, se hace posible la intrusión de fantasías o creencias falsas, pues “se piensa
más con el corazón que con el cerebro”. No obstante, el corazón es muy necesario para la fe y los
sentimientos, pero debe estar sujeto al cerebro. Es lo que hoy conocemos como “inteligencia
emocional”.
Hemos traído a colación todas estas definiciones para mostrar que en la realidad cabe tanto
lo objetivo como lo subjetivo, pues ambos, también, son caras de una misma moneda, porque dicho
directamente, todo objeto está referido a un sujeto. Hegel98 admite que sujeto y objeto no son
términos que puedan darse ni pensarse aislados. La interpretación según la cual el sujeto va hacia el
objeto y se limita a reproducir sus características o determinaciones, es falsa. Sujeto y objeto son
términos correlativos, no dos entidades separadas; y, como términos correlativos, actúan uno sobre
el otro, en un proceso constante.
No hay una realidad fija, dada allí, que el sujeto tenga que conocer reflejándola o
aprehendiéndola. Sujeto y objeto se oponen en un proceso creador. La realidad no es una realidad
hecha, que podamos simplemente contemplar de una vez para siempre. La realidad se construye,
momento a momento, como también, de algún modo, se construye el sujeto. Hay un principio de
mutabilidad permanente en la realidad, en el sujeto y en el objeto. A lo sostenido por Hegel,
nosotros agregaremos ahora una definición más concreta de realidad y que esa mutabilidad depende
de lo que es la realidad en sí y del hombre que la observa y explica.
Por tanto, insistimos en considerar que realidad debe ser considerada como conjunto de
todas las cosas determinadas o indeterminadas que sentimos o están u ocurren en nuestras
circunstancias y que de algún modo son percibidas por nosotros, produciendo efectos,
estimulaciones, acciones o reflexiones.
Luego, en lo atinente a la realidad, hay dos cosas que discernir: la realidad en sí como
conjunto de cosas que existen y el hombre que está inmerso en esa realidad.
El hombre, su esencia y su existencia en la realidad
Cabe, ahora, profundizar un poco más la cuestión realidad. Como punto siguiente de
reflexión es lícito preguntar: ¿una misma realidad (o también realidad en forma indeterminada) es
igual para todos? o ¿cada uno interpreta la realidad en modo diferente?
En estas preguntas, para ser contestadas con una buena precisión, es necesario desmenuzar
las respuestas en una serie de reflexiones. La primera reflexión es que, sin dudas, los objetos o
cosas que se dan en la realidad son un todo único, su percepción por los sentidos no afectados es
idéntica, la naturaleza es única y, evidentemente, un mismo objeto no puede tener identidades o
naturalezas distintas. Esta reflexión está referida al objeto en sí, sin la interpretación de un sujeto,
esto es, la presentación del fenómeno (fenómeno puro), a la “cosa” que “se da” o “está ahí” como
98
ENCICLOPEDIA, “Lógica”, § 21 y sig.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
121
mero ser en un ámbito estimúlico. El ámbito estimúlico es el que permite estimular la percepción
por los sentidos o por la intuición o por la sensación interna (percepción que causa sensaciones
subjetivas) o imágenes por representación ideográfica, es decir a la mera formación de una idea, no
sujeta a la abstracción por la percepción de un fenómeno objetivo (la idea formada es puramente
una imagen mental sin correlación con ningún ser que tenga existencia fuera de la mente que forma
esa idea).
La segunda reflexión es, también sin dudas, de que la captación de la realidad por un
sujeto observador o perceptor de estímulos de cualquier naturaleza, necesita tener un estado de
conciencia determinado para que sus sentidos o sensaciones internas puedan ser estimuladas en
forma normal y debida, es decir, la forma en que habitualmente todas las personas viven, captan e
interpretan la realidad circundante. La conciencia plena es cuando la persona está vigil (despierta
completamente), sus sentidos están atentos o concentrados en la percepción de un fenómeno o cosa
y esos sentidos no padecen ninguna alteración. A su vez, los mecanismos intelectuales o mentales
que permiten la captación (abstracción), formación de ideas, conceptos y juicios, también deben
funcionar normalmente (sin estar afectados por alteraciones psiquiátricas, ni conceptos “a priori”) y
que permitan percibir la realidad “tal cual”.
La tercera reflexión es que debe considerarse como “condición sin la cual”, que la forma
de la interpretación de la realidad sea adecuada, es decir, se acerque lo más posible a la verdadera
naturaleza de las cosas percibidas. Esta reflexión, a su vez, genera otras como ser:
•
•
la interpretación directa, mera, pura de la cosa como ente “que aparece”, es decir,
saber interpretar si es real o irreal, si es conocido o desconocido, si tiene o no un
sentido previo, si es falso o verdadero. Esta reflexión cabe porque no es lo mismo
interpretar a un animal visto como lobo o como perro, o a una imagen como
ilusoria (alucinación) o real. Si la interpretación básica, simple o directa falla, es
seguro que toda la realidad será trastocada y deformada.
la interpretación reflexiva que es la que realiza el sujeto cuando intenta descubrir
la naturaleza de la cosa o fenómeno observado y darle un sentido. La
interpretación reflexiva puede ser hecha de dos maneras (las más sobresalientes
entre otras posibles):
a) en una forma global, abarcadora, considerando la cosa interpretada como un
todo o
b) en una forma parcial, como un simple punto de vista, es decir, teniendo en
cuenta sólo un aspecto (interpretación aspectual).
El hombre por su naturaleza inteligente, a diferencia del animal, además de una percepción
de la realidad en forma directa o pura, como algo solamente estimúlico, casi automáticamente
tiende a interesarse por la naturaleza o esencia de la cosa (lo que las cosas son) y, por tanto,
inmediatamente trata de ubicarlas en el contexto de su existencia o de su proyecto existencial, lo
que significa darle un sentido. Una cosa “sin sentido” para el hombre es como no existiera, es una
nada. El animal, que supuestamente vive sin buscar el sentido de las cosas, habita un lugar
asignando a los objetos y sensaciones que en ese ámbito se dan, el papel de cosas meramente
estimúlicas. Son cosas que afectan a sus sentidos como algo que “le sirve para...” (para satisfacer
122
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
un instinto de hambre, sed o sexual, para protegerse, para morar, para marcar un territorio) y en ese
sentido usa de los seres animados e inanimados que le rodean. Sus sensaciones internas son
solamente instintivas y se guía por ellas para subsistir, para placer, o para temerles o huir de ellas.
Sus sensaciones básicas son afectivas (cuando cuida de su cría, convive con su pareja o
integra un conjunto como manada, rebaño, enjambre, es decir, como animal gregario) o son
agresivas (ataca para defensa, para matar su presa que le alimenta, para evitar que otro ocupe su
territorio) o son simplemente de miedo o temor que le causa angustia y provocan el reflejo de huida
o de lucha. En el animal, el conflicto siempre desata, en forma neta, la resolución por la lucha o la
huida. Pero nunca queda siderado crónicamente. Por eso no padece “enfermedades por estrés”,
salvo que esté privado de su libertad, por algún motivo (enjaulado, entrampado o cercado por vallas
naturales). El hombre, en forma diferente al animal, vive interpretando su realidad, cargándola de
sentidos y transforma su ámbito estimúlico, en un “mundo” (un ámbito con sentido) y enseguida
comienza a “instrumentar” su mundo, instaurando la cultura. Es decir, cultiva su medio y lo llena
de instrumentos para adaptarlo a su gusto o necesidad. La transformación de un medio o ámbito
estimúlico puede ser: para mejorar lo natural o para destruirlo o para instalar lo artificial (el
instrumento físico creado por el hombre).
El sentido que el hombre da a las cosas, puede ser formulado como una interpretación
directa y, de ese modo, una piedra es sólo una piedra que “le sirve para...” instrumento, arma,
construir un muro, etc., y así vive circunstancialmente. En este caso, su proyecto vital es siempre un
proyecto cotidiano: aquel que sólo le sirve para “vivir al día” y satisfacer sus necesidades
inmediatas. O bien, el hombre puede adoptar una interpretación reflexiva y además de darle a las
cosas un sentido físico, mediante una reflexión profunda y crítica transciende su mundo cotidiano y
pasa a buscar un sentido metafísico. De esta forma inquiere ya en forma global y no sólo con un
punto de vista o aspecto, sobre la esencia de las cosas (lo que las cosas son en sí) y darles un sentido
englobador y más cierto. En este plano florecen ciertas ciencias de la comprensión y la filosofía, la
epistemología de las ciencias aspectuales, la conducta moral o ética, la fe religiosa, la vida virtuosa.
El hombre ya no sólo vive “para...” satisfacer necesidades materiales, sino agrega un “porqué” vive
y acepta un proyecto existencial más profundo que el meramente cotidiano.
La vida tiene un sentido completo que abarca lo físico y lo metafísico y el hombre ya no es
un mero instrumentador de ambientes, sino que vive la plenitud de su espiritualidad, acercándose
a la identidad plena de su condición de ser “pensante”, “inteligente”, dotado de un logos o verbum o
palabra que puede conducirle a un estilo de vida armónico consigo y con el universo (todo lo que le
rodea). Fundado en estas reflexiones extraídas de los pensadores filósofos de las últimas décadas,
que parten de las raíces del pensamiento griego liderado por Aristóteles y Platón (y a través de él,
Sócrates), se afirma el deseo de lograr una perfección espiritual que esté en correspondencia y
armonía con la verdadera naturaleza del hombre. Esta naturaleza que es principalmente buscadora
de la verdad, de la esencia de las cosas y de la manifestación del hombre como ser inteligente que
puede dominarse a sí mismo y manejar su ambiente, instalando una calidad de vida que sea
“excelente”, placentera y totalizadora. Para que esto ocurra, los dos polos principales de la vida (el
hombre y su realidad o circunstancias) deben lograr una afinación a tal punto que les permita usar
debidamente las potencias intelectuales, afectivas y volitivas del hombre, y la realidad sea vivida
siempre con tendencia a lo bueno, evitando o superando lo malo.
123
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
La escuela filosófica española, encabezada por Ortega y Gasset y sus discípulos han hecho
hincapié en reflexionar sobre “el hombre y sus circunstancias” siguiendo de algún modo los
preceptos de una filosofía antropológica basada en la fenomenología y algunos principios del
existencialismo. Naturalmente, no del existencialismo denostado por mucho pensadores filosóficos
por las conclusiones de Sartre, y otros pensadores, sino por el existencialismo que sólo trata
filosóficamente la vida que el hombre desarrolla cuando decide manifestarse, es decir, mostrar
“modos de ser”, dejando su “sistencia”, su “mismidad”, su “subjetividad”, su “intimidad”, todo lo
relativo a “sí mismo” para salir al mundo y obrar de diferentes modos. Cuando estos modos son
“globalizados”, es decir, universales (ambos conceptos utilizados en el sentido de que ocurren en
todos los hombres de idéntica manera y sin excepción), serán interpretados como notas
fundamentales de la esencia no conocida del hombre. Por eso habíamos afirmado que cuando el
hombre “sale de sí”, abandona su intimidad, queda fuera de su sistencia (sí mismo), empieza su
existencia (ex = fuera; sistencia = sí mismo).
La existencia humana es la “capacidad de relación consigo mismo y con las cosas
exteriores”, pero no es una subjetividad ni vive encerrada en sí misma, ya que el ser mismo
únicamente se realiza en comunicación con otro ser igual a él. La importancia de la comunicación
es que no sólo hace posible el ser, sino que es también el camino hacia la verdad en todas sus
formas. La verdad unívoca está en la “validez de las afirmaciones que están consolidadas por
una intuición inteligente y una evidencia lógica, a través de conocimientos exactos para la
conciencia en general” (Karl Jaspers)99
Los modos de ser del hombre y que se constituyen en notas fundamentales, son la
inteligencia con todos sus actos intelectuales realizados a través de sus facultades mentales
(aprehensión, abstracción, ideación, conceptuación y formulación de juicios o pensamientos), el
espacio y el tiempo. El hombre da al espacio físico que le rodea una dimensión que supera lo
meramente físico y llega hasta lo metafísico y vive el tiempo humano a un ritmo diferente del
transcurso de su vida medido en segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y siglos. El
tiempo humano transciende el tiempo físico marcado por el reloj y el almanaque, de forma tal que
un minuto puede ser percibido como si fuera una hora y viceversa. Un año puede resulta “corto” o
“largo” según la intensidad con que se haya vivido. Hay diversos modos de ser que pueden ser
observados.
El hombre puede vivir existiendo, es decir, mostrando una forma de vivir que puede ser
auténtica o inauténtica, centrada o enajenada, ordenada o desequilibrada, natural o artificial, etc. o
bien puede vivir ensimismado como un verdadero autista que no manifiesta ninguna nota
fundamental, lo que ocurre con eremitas, ermitaños y todos los que rehuyen una vida gregaria para
vivir aislados física y espiritualmente del mundo, sin producir ningún tipo de obra. Esto es
interpretado por Aristóteles, según dijimos antes, como que ese tipo de hombre o es Dios (tiene
suficiente poder u omnipotencia para autoabastecer sus necesidades físicas o espirituales), o es una
bestia que sólo cumple sus funciones orgánicas individuales (comer, dormir, catarsis orgánica) pero
no se reproduce ni manifiesta una conducta o una comunicación interpersonal. Rehuye y evita todo
contacto humano. ¿Por qué se dice que el solitario no es hombre?. Porque una de las notas
fundamentales del hombre es ser con... (con otros hombres, sus prójimos) y de ahí nace la
comunicación, la vida social y el amor projimal, donde el hombre muestra su solidaridad con sus
99
Jaspers, Karl – FILOSOFÍA DE LA EXISTENCIA, Editorial Aguilar, España, 1986
124
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
congéneres, mediante la generosidad, la filantropía, la generación de sentimientos afectivos y el
equilibrio instintivo que evita el desborde irracional y los sentimientos homicidas, de agresión, de
odio, de violencia, etc.
En este contexto de “ser con...” se muestra otra forma de ser que es la libertad o sea la
capacidad de deliberar para elegir realizar actos con responsabilidad y disciplina (facultad de
saber responder por los actos cometidos). La libertad es entendida en este contexto como la
realización de derechos y obligaciones con las restricciones que impone el derecho de otros (el
derecho ajeno, de los prójimos). Mis derechos y obligaciones son libres cuando no avasallan ni
dañan los derechos y obligaciones de mi prójimo y estoy dispuesto a responder por mis actos. En
este contexto mi prójimo es un “igual a mí” que merece todo el respeto y consideración y el mismo
amor o estima que prodigo a mí. Sin esta interpretación caritativa del prójimo (el que vive junto a
mí) no existe la libertad sino el libertinaje, la delincuencia y la corrupción en todas sus formas.
¿Por qué nos hemos referido a un equilibrio instintivo? Porque el hombre tiene instintos
que son parte de su ser. Pero estos instintos básicamente están colocados con una finalidad natural.
Así el hambre y la sed son para satisfacer su necesidad de nutrición, el instinto sexual es para
realizar su reproducción y los instintos de los sentimientos que están en la órbita de su afectividad y
son de una gama extensa, serían para ser usados en caso de peligro cuando estos instintos son
negativos para una vida social, como sería el impulso homicida y la agresión, que sólo sirven para
defenderse luchando con otros para salvar su vida.
Cuando estos instintos se manifiestan correctamente, es decir, con el fin para el cual han
sido puestos, se habla de un equilibrio instintivo, es decir, el hombre usa sus instintos con fines
benéficos para sí y otros y no para dañarse ni dañar. Contrariamente hay desequilibro instintivo
cuando el hombre arremete sin motivos, ejerce la violencia y el asesinato deliberadamente y sin
razón, cae en excesos como la hiperorexia (gula, bulimia) (comer en exceso) o la anorexia (no
comer o comer en forma insuficiente) o la adipsia (no beber o beber muy poco) o la polidipsia
(beber en exceso). También sufre anestesia afectiva pues pierde la autoestima y el amor al prójimo.
No le interesa su vida ni la de otros y por lo tanto cae en el terrorismo, la delincuencia, la conducta
violenta que asesina o viola sin consideraciones, o la corrupción donde no observa ninguna regla
moral o ética en su conducta social e individual.
El hombre equilibrado instintivamente vive prodigándose autoestima que no es egoísmo
ni narcisismo, ama y sirve a su prójimo (exoestima) sin ningún tipo de interés y es responsable de
cada uno de sus actos individuales o públicos. Acata las normas lícitas o convencionales de la
comunidad que le rodea y vive sin conflictuarse ni provocar conflictos a otros. Ejerce la curia o
cuidado de sí y de otros. Sabe sublimar los instintos bajos (impulso homicida, deseo genital
impúdico, excesos de comida y bebida, tendencia a su autodestrucción, etc.). Vive con alegría,
armonía y el saber extraer sólo lo positivo de todas las cosas.
Ya tratamos el tema de la sublimación y dijimos que sublimar los instintos negativos es lisa
y llanamente, evitar por todos los medios que estos se manifiestan indebidamente o se vuelvan
irrefrenables, tratando de convertirlos en impulsos positivos o benéficos. El hombre debe procurar
“frenar” la manifestación de los instintos bajos y el desborde de los instintos naturales. No puede
evitar tener sentimientos aberrantes o deseos impropios, pero si los tiene debe tomar conciencia de
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
125
ellos para refrenarlos o transformarlos en sentimientos positivos. La sublimación, en sentido
estricto, es cambiar un sentido negativo por otro positivo. Así, el deseo de tener un acto genital
(coito) en forma indebida (sin consentimiento del otro, con personas que no tienen uso debido de
sus facultades mentales, los indefensos, los que anatómicamente no están en condiciones de ser
penetrados como ocurre con los niños o las malformaciones genitales) debe ser trastocado por una
manifestación afectiva sincera. Si el deseo es hacia una persona con la cual no puede o no debe
mantener una relación carnal pero le atrae irremediablemente, debe transformar ese deseo en sólo
entablar una amistad sin fines secundarios, o simplemente buscar y encontrar otra actividad afectiva
que compense la insatisfacción del deseo no cumplido. En todos los casos, la sublimación exige la
supresión previa del instinto bastardo.
Las tres esferas
Permanentemente hemos hecho referencia a que el ser del hombre se manifiesta en tres
esferas o dimensiones:
a. la racional,
b. la afectiva
c. y la volitiva.
Estas esferas,100 cuando actúan normalmente, lo hacen en forma simultánea y equilibrada y
se establece un control de cada una entre sí. Este control es lo que permite la armonía y la sabiduría
de una conducta acorde con el ser humano inteligente y completo. Pero el funcionamiento de las
tres áreas en forma natural no se da espontáneamente. La coordinación de las tres esferas necesita
un aprendizaje a través de la educación de cada una de esas esferas, para poder asumir el control
personal de cada una e integrarlas para realizar cual acto de la conducta humana.
Esto ha llevado a que en las postrimerías del siglo XX algunos autores como Goleman101
empiecen a recomendar a la inteligencia como el medio de educación o de control de las tres esferas
y así se comienza a hablar de inteligencia emocional, inteligencia racional o intelectiva, inteligencia
volitiva. Dentro de ellas se habla de inteligencia de la comunicación, inteligencia instintiva,
inteligencia social, etc. Esto destaca la supremacía de la inteligencia como la nota constitutiva más
importante del ser humano y la que marca, en definitiva, al verdadero ser del hombre. Tanto es así
que no sería muy desacertado afirmar que el ser del hombre es la inteligencia.
Cuando no existe esa educación o intención de equilibrio, lo más común es que predomine
una de esas esferas sobre las otras. A veces ese desequilibrio es normal cuando se da en etapas de
inmadurez del cuerpo humano. Así, un recién nacido primará más lo instintivo que está dentro de la
afectivo y en el niño y adolescente pueden actuar lo racional y lo afectivo, predominando más esta
última esfera. Incluso puede haber una dicotomía en la conducta: un niño o un adolescente de los
llamados genios pueden ostentar un gran desarrollo racional, pero carecer del control efectivo. Es
decir, lo racional opera sobre el conocimiento y la adquisición del mismo, pero no controla
eficazmente lo afectivo, lo que hace que sea un hipermaduro en lo racional y un inmaduro en lo
afectivo. Cuando una esfera predomina sobre las demás, hay un desequilibrio que desnaturaliza el
100
101
Ya aclaramos que según Russell estas tres esferas constituyen el espíritu
Goleman Daniel – LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
126
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
ser humano. Quizás la esfera que más escapa al control de las otras dos es la esfera de lo afectivo y
dentro de ella se ubica lo instintivo y lo emocional. Como la emoción es la que parece graduar lo
instintivo, por esto se ha considerado a la parte emocional como la más importante del desajuste
social del hombre de hoy. También lo emocional está ligado a lo espiritual. Luego, la crisis
espiritual actual es, en última instancia, una crisis de la emocionalidad. La emocionalidad
descontrolada conlleva el conflicto y la crisis. Esa es la causa que llevó a Goleman a considerar que
la inteligencia emocional es el arma principal y más formidable para que el hombre corrija su
desequilibrio vivencial.
La ansiedad extrema, el convivir conflictivo, la violencia incontrolada, las reacciones
instintivas irrefrenables, la pérdida de la fe, todos los fanatismos y fundamentalismos,
discriminaciones, odios e insensibilización o el exceso de sensiblería, la mojigatería, etc., son
productos de esa emocionalidad en crisis. La inteligencia emocional consiste en aprender a
controlar lo que no permite la convivencia pacífica y armónica, el desarrollo de una existencia
normal y sin excesos con un gran respeto por sí y los otros. La inteligencia emocional es la base
para el desarrollo de una inteligencia instintiva, de la comunicación y social.
Para que el hombre pueda vivir y sobrevivir natural y socialmente, debe usar las tres esferas
sin poder prescindir de ninguna de ellas. Así la inteligencia es lo primero que debe conocer y afinar
para controlar y desarrollar las tres esferas. La esfera racional o intelectiva exige de una inteligencia
intelectiva que es la que debe regular todos los procesos del intelecto para que lo lleve a conocer la
verdad, el bien, el mal y otros conceptos abstractos que lo alejen de la falsedad y la inautenticidad.
También esa esfera le permite adquirir sabiduría, que es la conducta prudente y el ordenamiento del
conocimiento. Sin conocimiento no hay vida racional.
Además del aprendizaje, del habla, del pensamiento y de la formación de juicios y
conceptos verdaderos, la esfera racional es la que permite ser el instrumento natural de la
inteligencia. A través de ella se regula lo emocional y lo volitivo. Hemos repetido hasta el hartazgo
que un hombre racional, pero carente de afectividad y de voluntad, no es un ser humano completo.
De igual modo, un hombre muy afectivo pero poco racional y sin voluntad, tampoco es un ser
humano cabal. Y, sucesivamente, un hombre con mucha voluntad pero sin racionalidad ni voluntad,
tampoco es un verdadero ser humano. Ergo, sólo el que integra y armoniza las tres esferas y
establece un control y equilibrio de ellas, es el que logra manifestar un ser humano verdadero y
auténtico.
El hombre auténtico siempre tendrá la curiosidad de buscar el conocimiento de todas las
cosas y el mundo que le rodea y sabrá que debe tener y manejar una inteligencia intelectiva para
poder manejar el lenguaje y poseer un pensamiento sólido. Nunca aceptará un “abandono
intelectual”. Igualmente, irá tras de un “espíritu elevado” y tendrá una vida espiritual gobernada por
una inteligencia emocional que le llevará a manifestar adecuadamente lo instintivo, lo emocional, lo
social y lo personal, usando del don de la comprensión y de la comunicación inteligente. Como
corolario de esas cualidades, sabrá gobernar su conducta a través de una inteligencia volitiva de
forma tal que pueda refrenar todo exceso intelectual o afectivo-emotivo y llevar siempre una
conducta prudente a través de actos y actitudes sabias. La perfección y la búsqueda de la misma no
es una utopía, sino el fin natural de todo proyecto humano existencial auténtico.
127
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Percepción de la realidad: sentimiento de realidad
En lo referente al análisis de la realidad, es evidente que realidad-imagen-palabra
es una trilogía indisoluble, pues mi realidad penetra por imágenes táctiles, auditivas o visibles en lo
interior o en lo exterior, y mi mente debe traducirlas en términos o las palabras que ya están dadas
en la lengua que se maneja. No hay realidad sin imágenes ni palabras. No se puede expresar la
realidad sin palabras. Pero a todo esto se antepone otra cuestión: ¿existe un sentido o sentimiento de
realidad? Lo primero a considerar en la inteligencia de la sensibilidad o en la inteligencia
comunicativa es la capacidad del hombre para ubicarse y comprender a su entorno inmediato, a su
realidad inmediata.
Para esto debe desarrollar un sentido o sentimiento de realidad. El sentido de la realidad
está muy cerca del sentido común, o sea, la habilidad de captar la realidad lo más cercano posible a
“tal cual” es y no a deformarla con puntos de vista estrechos o distorsionados por los prejuicios. En
palabras del lenguaje y la comunicación, el realismo consiste en el sentido de aceptar no una
estructura inmanente de la realidad, sino un lenguaje ajustado a la realidad, la cual exige la apertura
de dicho lenguaje y una cierta sujeción a la posibilidad concreta de una rectificación oportuna en
caso de yerro. La realidad es un devenir continuo, pero el lenguaje transforma esa continuidad con
“cortes”. Esos “cortes” son apreciados por el hombre como una forma de organización que suple las
lagunas con abstracciones y palabras de relación y, otras veces, cuando esas lagunas son bien
perceptibles, se tiende a algo más efectivo que es la apertura del lenguaje (nuestra principal
proposición junto con Adrados y otros autores).102
En la percepción de la realidad, debemos atenernos a un texto y su contexto, de otra
forma no hay una idea completa de la realidad percibida. Aunque no todos los autores lo ven
nítidamente, la lengua o vocabulario en sí misma no es la realidad, sino un contenido de
significación de esa realidad, la que pretende ser reconstruida o recreada mediante el
establecimiento de una serie de relaciones a través de las palabras y otros signos. El producto final
de la expresión de un juicio surge tanto de un análisis seguido de una síntesis (dialéctica) por medio
de estas relaciones lexicales y ése es el problema porque:
1. las relaciones suelen ser individuales;
2. dentro del lenguaje, el elemento más irregular y problemático es el léxico, el que es
organizado con las palabras de forma tal que en parte resulta arbitrario.
Para comunicarnos con otros, e incluso con nosotros mismos, necesitamos de la palabra, la
verdadera herramienta social. La palabra, como entidad material portadora de un significado,
resulta en el uso cotidiano, un corte arbitrario de la realidad que no va conjugado con unidades
simétricas de sentido. El significado resulta así una clasificación arbitraria, que si bien se realiza
con una intención de significado que debería traducir finalmente un contenido continuo e
inagotable, en la práctica termina siendo un arbitrio individual que despoja a las palabras de
todo contenido o las llena de contenidos discontinuos y agotables. Samuel Ichiye Hayakawa103
sostiene que “el producto final de la educación es el esquema total de reacciones y posibles
102
103
Adrados, Francisco – ESTUDIOS DE LINGÜÍSTICA GENERAL, Editorial Planeta, Barcelona, 1969
Hayakawa, Samuel Ichiye – SU LENGUAJE EN ACCIÓN, Club del Libro, EE.UU., 1941
128
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
reacciones que llevamos dentro de nosotros... lo que aquí llamo un “esquema de reacciones” es,
por consiguiente, la suma total de nuestras maneras de actuar en respuesta a los hechos, a las
palabras y a los signos.” Explica que esquemas de reacción serían “nuestros hábitos semánticos”
porque de alguna manera actuamos, pensamos, interpretamos todas las acciones con base en las
palabras. Asevera que “las palabras cambian nuestra vida”.
Las palabras, como otros signos y símbolos (dinero, bandera, etc.), los entendemos
observando atentamente como la gente reacciona frente a ellos, pues en definitiva “somos según lo
que hablamos o interpretamos de otras personas, signos y símbolos” y comprendemos todo esto, si
conocemos y desciframos los mecanismos sociales de reacción frente a ellos y, a esa especie de fe,
el sentido que le dan a las cosas. Este sentido está íntimamente ligado al significado que asignamos
individualmente a las palabras y otros símbolos. Por eso cuando esos sentidos no están dentro de
nuestros códigos de comprensión, creemos que los demás están equivocados, que no saben o no
pueden expresarse, que sólo nuestros significados son los apropiados y desechamos todo aquellos “a
lo que no le encontramos sentido o significado”. Esto permite que los “estafadores sociales” o
“sofistas sociales” de hoy (políticos, sectarios, estafadores, charlatanes, publicistas, vendedores, y
cualquier “gente de palabra fácil”) nos engañen, dando a sus palabras el sentido que nosotros
queremos escuchar o el que creemos interpretar como verdadero. De esta forma “nos empaquetan”
(envuelven) con proposiciones de que desarrollemos determinadas conductas (naturalmente en
beneficio de ellos y perjuicio nuestro), simplemente porque supieron encontrar la palabra o el signo,
al que nosotros dimos un significado profundo, cuando en realidad eran palabras falaces o
engañosas.
Hayakawa critica a aquellos que creen en el “realismo” de las palabras y da por ejemplo la
palabra “azada” que para los que hablan castellano es una palabra “obvia”: designa un instrumento
para cavar y, por sentido común, no puede ser otra cosa. ¿Pero que ocurre con la misma palabra
frente a un extranjero que no habla español? Luego, se debe entender que los significados son los
que la gente quiere darles a las palabras y no siempre éstos se ajustan a la realidad. El secreto del
éxito está en intentar escudriñar cual es el significado más correcto y ajustarnos al mismo, cuando
estemos frente a situaciones engañosas. La palabra, como instrumento de conocimiento, es algo que
se interpreta a la luz de experiencias e intereses cambiantes, situación que se debe a los cambios
culturales mencionados anteriormente y estos cambios significan, a su vez, cambiar también los
puntos de vista (realidad aspectual).
El sentido de “realidad aspectual” (un aspecto de la realidad dado por un particular punto de
vista), transforma a la palabra en un instrumento de valor relativo (dado que como el contenido es
arbitrario y el significado cambiante, de acuerdo al cambio de punto de vista) al que no puede
dársele un significado absoluto, continuo e inagotable. Sin embargo, a pesar de esta arbitrariedad, se
le asigna al vocabulario y a las palabras un sentido de unidad formal y como algo “comunitario”,
asimismo como una unidad de sentido. Todo esto en un intento de no perder a la palabra como un
“valor comunicativo”. La relatividad impuesta a la palabra y al léxico, natural y obviamente,
obstaculiza al pensamiento lógico que percibe a la realidad como algo continuo y no “cortado”.
Ante el fenómeno del uso práctico arbitrario del lenguaje y la necesidad de una estabilidad
significativa de la palabra para que el pensamiento crítico pueda expresar ajustadamente una
realidad, se plantean dos opciones opuestas y controvertibles (que en alguna medida ya hemos
tratado):
129
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
1. el lenguaje influye en el pensamiento
2. el pensamiento condiciona el lenguaje.
En la práctica encontramos las dos opciones en formas diversas y en diferentes contextos:
1) la relatividad lexical obstaculiza el pensamiento lógico (una forma en que el
lenguaje influye al pensamiento en forma negativa)
2) el llenar de contenido menos relativo al léxico, ayudaría a ordenar el pensamiento
lógico (acción e influencia positiva del lenguaje sobre el pensamiento)
3) un lenguaje pobre no ayuda a pensar
4) un pensar débil no forma un léxico o vocabulario con sentido pleno
5) un pensamiento ordenado y lleno de valores y sentido, produce un léxico o
vocabulario de igual valor.
Estas opciones nos llevan a pensar en la magna tarea que le espera a los comunicadores,
educadores y estudiosos del lenguaje, ya que no es solamente ordenar un vocabulario o lengua, sino,
en algún modo, ordenar el pensamiento mismo. Y en esta disyuntiva, las opciones se acentúan bajos
dos precisas pretensiones que conforman un verdadero dilema:
1. Primero hay que ordenar el vocabulario para permitir el restablecimiento del
pensamiento lógico o
2. Contrariamente hay que promover básicamente un ordenamiento del pensamiento
lógico para lograr después el ordenamiento del vocabulario.
Estas opciones incluso, pueden llegar a ser válidas simultáneamente de acuerdo al punto de
vista (contexto) en que se incluyan, pues la oposición no surge de las funciones del lenguaje y del
pensamiento, sino de cómo se maneja el lenguaje y el pensamiento frente a la realidad. Según
vimos, la realidad a través de los sentidos impacta en la mente y genera sucesivamente las ideas.
Las ideas producen signos que intentan significar la realidad percibida (el signo puede ser existente
previamente y la idea se acomoda a él o puede ser creado o recreado) y del signo se pasa al
concepto y el juicio que será expresado por el lenguaje.
El quid de la cuestión no reside tanto en la percepción de la realidad, la cual teóricamente
debe ser igual para todos, sino en lo relativo a los sentidos que cada uno da a esa realidad (puntos de
vista). Con esto queremos decir que la percepción de la realidad no tiene que ser parcial o en
“cortes” sino que se debe tratar de captarse con su globalidad y su continuidad para después mejor
resaltar un aspecto determinado y, especialmente, subrayando que lo expresado está referido sólo a
un particular punto de vista. Esta forma de actuar involucra, entonces, los pasos siguientes:
1. captar la realidad tal cual es: con su globalidad (totalidad) y continuidad
2. una vez comprendida esa globalidad, sobre ella, a manera de un “zoom”, fijar la
atención en un determinado aspecto o “punto de vista”, pero sin perder la noción de
totalidad
130
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
3. al expresar (comunicar) ese particular punto de vista debe quedar bien en claro que
se está refiriendo a una parte de un todo, para evitar transmitir un concepto que
puede ser interpretado erróneamente
La comunicación de esos puntos de vista, como necesitan imprescindiblemente del
lenguaje, el observador de una realidad debe buscar un lenguaje preciso. Para esto tiene que ajustar
la idea que se forma de esa realidad, de la manera más acertada a lo que ella es, evitando el
prejuicio y la arbitrariedad y después necesita encontrar el signo que exprese correctamente lo
significado en la percepción. El pensamiento lógico deberá generar ese nuevo signo o llenar de
contenido a signos existentes cambiando los sentidos de los mismos para adaptarlos
correctamente a la realidad percibida.
Lo anteriormente expuesto se refiere al pensamiento lógico, pero cuando la realidad es vista
con un pensamiento creativo más que lógico, es permisible que los sentimientos influyan en ese
pensamiento y generen otro lenguaje, de mayor fuerza expresiva o comunicativa, siempre y cuando
esa expresión sea comprendida como un punto de vista sobre la realidad, pero teñido por la
creatividad afectiva o sentimental para dar otro significado, aunque éste no sea tan lógico. Lo
importante en todo este proceso, es que tanto el que comunica o expresa una idea y el que la recibe
tengan perfectamente en claro cuál es la intención de lo expresado (si el pensamiento es lógico o
creativo), a fin de evitar interpretaciones erróneas y arbitrarias. En este particular tema que
estamos abordando sobre lenguaje y pensamiento en la inteligencia comunicativa, aunque parezca
simplista se nos ocurre como válido el clásico razonamiento que postula: ¿qué es más importante:
regalar pescados o enseñar a pescar?.
Decimos esto porque la idea de generar u ordenar pensamientos en otros a través del
lenguaje, es una forma útil de iniciar un proceso de educación, pero si no se pasa de esto a otro
método, esto obraría como “estar regalando pescados”. Contrariamente si se complementa con la
intención y el método de enseñar a pensar, a construir un pensamiento lógico o creativo, es mejor
que sólo introducir ideas con el lenguaje y sería el método que “enseña a pescar”, porque provee al
hombre del único instrumento que le habilitará para comunicarse mediante el uso inteligente del
habla, que él mismo producirá una vez que se ubique lo más verazmente posible frente a una
realidad exterior o interior.
Nuestros postulados, dichos en forma más sencilla, tienden a lograr una forma de
comunicarse con un lenguaje más auténtico, es decir, llenando de contenido al lenguaje, el cual
debe elaborarse en una forma de pensar inteligente. Llenar de contenido es obtener signos o
palabras que contengan fielmente al significado, que tengan los rasgos presentes en el significado,
de manera que ese signo no sea portador de deformaciones, omisiones o interpretaciones
caprichosas de las características del significado, para evitar palabras o signos inexactos que den
lugar a interpretaciones arbitrarias del texto y contexto de una realidad (o mensaje) que se quiere
comunicar. Al efectuar esta reflexión, se impone, aunque parezca superflua, la aclaración de que
raramente una sola palabra o signo puede abarcar todos los rasgos propios del significado de una
realidad.
Por esta razón, un significado se completa con la red de relaciones de las palabras
(homónimos, sinónimos, oposiciones y todas las “hierbas lingüísticas” que se generan en el
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
131
“campo” del lenguaje). Esta “red de relaciones” es la que preocupó a los estudiosos del lenguaje y
llevó a proponer teorías sobre sistemas, estructuras, lógica, etc., pero esa actividad académica no
aportó lo necesario al significado, sino que complicó mucho la comprensión de los signos al
desviarse en consideraciones que a veces reflejaban más la forma que el contenido de las palabras.
Estas teorías académicas, en cierta medida, alejaron a las palabras más aún del significado de la
realidad.
Los estudiosos de hoy han comprendido que integrar un lenguaje, la mayoría de las veces,
exige un contexto extralingüístico, teniendo presente que una definición precisa y definitiva es
imposible, dado que la lengua admite un cambio constante en determinadas circunstancias y que las
mismas palabras pueden tener un significado distinto, de acuerdo al contexto cultural en la que esté
inserta. Por eso hemos insistido que al querer comunicarse algo, debe explicarse nítidamente a qué
nos referimos a un punto de vista en un especial texto y contexto (sólo así puedo dar contenido
preciso a un signo o palabra). Pero esa palabra o signo tendrá otro contenido si el contexto cambia,
por lo cual no puede tener un valor universal absoluto. Si la palabra puede trasladarse a contextos
idénticos (coexperiencia) puede adquirir un sentido más universal, aunque dichos contextos estén
separados por el tiempo y la distancia. Pero cuando el uso de un término es simultáneo (al mismo
tiempo y en el mismo lugar) y los contextos no son iguales, obviamente no tendrá el mismo valor su
contenido o significado.
Comprender las palabras
Es probable que, si afirmamos que para poder hablar y comunicarse es preciso previamente
entender y comprender las palabras que se usan, se interprete a esta actitud como redundancia o de
Perogrullo, pero lo real es que hablamos y manejamos un idioma sin tener un conocimiento cabal de
cada palabra que pronunciamos ni idea concreta de los significados. Esto es en alguna medida, la
causa de la incomunicación personal. Willem Levelt, un autor psicolingüístico actual, diagramó un
esquema para los mecanismos de entendimiento de las palabras, basado en la fórmula “pensar para
hablar”. Arranca, como punto de partida, desde el mecanismo intelectual de la percepción y
posteriormente resalta tres etapas previas en la elaboración de un mensaje:
1º.
2º.
3º.
4º.
la concepción,
la formulación
la articulación.
Su modelo concluye con la autoverificación.
En nuestro esquema descrito anteriormente nos ocupamos de los mecanismos de
percepción, concepción y formulación de palabras y juicios. En general coinciden con los descritos
por Levelt. En cuanto a la articulación, es una etapa más mecánica que intelectual porque se refiere
a la formación de la palabra en el aparato fónico o vocal en el que interviene la respiración, la
laringe y los resonadores vocales (faringe, nariz y paladar). La musculatura que pone en
movimiento esos aparatos responde a órdenes voluntarias que dependen del cerebro como centro de
estimulaciones, por lo que la articulación es compleja al necesitar tanto del aparato intelectual como
de lo mecánico de la fonación. La coordinación entre el estímulo cerebral que mueve los músculos
del aparato de fonación y la respuesta acertada de éste, originan la onda sonora de la voz que será el
medio de plasmar la señal de la palabra.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
132
La articulación es una etapa importante del lenguaje, dado que una vez que las operaciones
intelectuales han formado una palabra o un juicio, necesitan de la voz para expresarlo o
exteriorizarlo. La indemnidad del aparato fonador es tan importante como la del centro cerebral de
la palabra, pues la lesión de uno o de otro impide expresar el pensamiento (afasia, mudez). Pero
también se debe considerar que aunque ambos elementos estén indemnes, pueden ocurrir fallas
funcionales transitorias del mecanismo de emisión de una palabra, fallas que pueden depender de la
memoria, en parte, y de los mecanismos intelectuales.
Esto nos ocurre cuando aparece el fenómeno que expresamos como “tener una palabra en la
punta de la lengua” y no poder decirla. La memoria recuerda la imagen nítida de lo que queremos
comunicar (recordamos una persona, un objeto, una situación) pero no podemos nominarla
correctamente (olvido de un nombre, de una circunstancia). Evidentemente la idea de la cosa es
fácilmente evocada (memoria de la idea) pero no encontramos la “memoria de la palabra”. Para
Levelt la falla está en el mecanismo de formulación.
Para nosotros la formulación no yerra en sí, porque la palabra fue oportunamente codificada
y comprendida, sino en el mecanismo de evocación (falla mnemotécnica), y se debe a interferencias
tales como la dispersión mental, la falta de ejercicio de esa evocación (recordemos que la memoria
está sujeta a reglas de “recordación” o reglas mnemotécnicas, una de las cuales, es el ejercicio
permanente de evocar lo que se quiere memorizar o bien usar mecanismos de asociación).
Usualmente, cuando algo nos es de gran utilidad, difícilmente tengamos dificultad en evocarlo, pero
muchos conocimientos no fueron “grabados” correctamente en la memoria, pues se adquirieron un
poco apuradamente, con apresuramiento que no permitió su “grabación” mnemotécnica correcta.
Otras veces hay tal acumulación de datos en la memoria, que su evocación resulta lenta. Esto
motiva que si realizamos el esfuerzo, logremos recordar lo que “teníamos en la punta de lengua”.
Luego, la falla funcional del lenguaje en el fenómeno de “tener la palabra en la punta de la
lengua” pero no poder expresarla se debería a una de estas causas:
•
•
•
dispersión mental: no concentramos debidamente la atención
fallas del mecanismos para memorizar la palabra (falla mnemotécnica)
exceso de datos: que bloquean momentáneamente la evocación.
Estas causas interfieren en la formulación mental de una palabra.
Finalmente estudiaremos la última etapa propuesta por Levelt: la autoverificación. Según
su concepción, la autoverificación consistiría en que el comunicador hablante hace como una
especie de “chequeo” de su mensaje y actúa como auto receptor del mismo, a fin de comprobar si es
inteligible, comprensible, si no lleva errores de sentido o de pronunciación o de ordenamiento
sintáctico, para proceder a su corrección. Este proceso de auto corrección puede surgir en forma
espontánea, como ocurre con los llamados “furcios o furzios” que consiste en pronunciar
erróneamente una palabra o cambiarla por otra (balbuceo, “lapsus linguae”, etc.) e inmediatamente
desdecirse o corregir la pronunciación. Este mecanismo es fundamental para la inteligencia
comunicativa, sobre todo en lo referente a tratar de hacer comprensible un mensaje, repasando el
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
133
modo de decirlo y las palabras a emplear y estudiando la reacción del que escucha para aclarar o
corregir oportunamente los alcances de las palabras empleadas en el discurso.
La preocupación de una formulación ortodoxa de un discurso es parte de esa inteligencia
comunicativa. Mientras los estudiosos de la lengua dividieron sus opiniones entre la forma y el
significado del discurso, es evidente que en el coloquio cotidiano quien habla y quien escucha
atiende más al significado que a la forma del discurso. Sin embargo, el manejo lógico e inteligente
del idioma exige que el discurso tenga una forma determinada además de su contenido o
significado. Cuando se escucha atentamente un discurso, la mente inicia un proceso de
comprensión mediante el cual:
1.
2.
3.
4.
asocia el sonido o palabra con un significado
distingue los elementos que componen el discurso
forma una idea de lo que se le quiere comunicar
responde a su vez con otro discurso mediante el cual puede dar a entender que
comprendió el mensaje o que no lo comprendió, si lo acepta o no está de acuerdo
con él, si necesita otro tipo de discurso o mensaje.
El proceso de comprensión parte de la percepción del sonido que llega a sus oídos con la
señal de la palabra y simultáneamente con la percepción comienza el análisis comprensivo. Para
captar bien la señal palabra y analizarla, el oyente debe tener puesta su atención plena. Si esto no
ocurre y el oyente “oye a medias” o está disperso (“no pone atención”), la percepción no será
correcta y el análisis resultará equívoco. La comprensión del discurso fallará y no habrá
comunicación o ésta será defectuosa. En el supuesto de que el oyente “ponga toda la atención”,
puede ocurrir que el proceso de comprensión no sea fácil porque la señal que recibe en forma de
palabras es continua, sin separación entre las palabras. A esto se suma el modo de hablar que puede
ser correcto o incorrecto. El hablante puede hacerlo rápidamente o pronunciar mal las palabras o no
usar una forma precisa, pues las características del hablante dependerán de:
•
•
•
•
si habla la misma lengua o es extranjero que “chapurrea” el lenguaje
el sexo: la mujer tiene la voz más aguda que el hombre y suele hablar con mayor
rapidez. Suele tener connotaciones distintas en algunas palabras, salvo que
participe en coexperiencia con el interlocutor. Estas connotaciones dependen del
tema del discurso (modas, deportes, cocina, sexo, etc.)
edad: los ancianos y los niños tienen problemas del lenguaje. Los niños porque no
han madurado todos los mecanismos de aprendizaje y uso del lenguaje. Los
ancianos por fallas o enfermedades mentales o del aparato de fonación.
la indemnidad psíquica y física: algunos minusválidos y los que padecen trastornos
psíquicos tienen problemas para expresarse.
En el caso de que no se hable la misma lengua materna (se escucha un discurso en un
idioma extranjero) la estructura sonora o fonética de la palabra no es reconocida ni comprendida.
Este fenómeno se denomina sordera fonológica y consiste en la incapacidad de reconocer los
sonidos de una lengua extraña. Las diferencias de los fonemas entre las distintas lenguas humanas
no permiten a unos reconocer los sonidos de la lengua de otros y esto afecta la percepción de las
palabras. Por ejemplo, un español o un argentino distinguen perfectamente la erre de la ele, pero
134
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
ocurre que un japonés no. Así, cuando se pronuncia la palabra “tintorería” el japonés tiende a
escuchar y pronunciar “tintolelía”. La no percepción de la variación sonora se debe a que en el
japonés no existen esos sonidos porque sus palabras no se diferencian en llevar erre o ele (“r”, “l”).
Esto no afecta principalmente la comprensión del término una vez que se conoce esta particularidad
fonológica o fonética. Pero también existe la disemia o sordera semántica que consiste en no
conocer el significado de una palabra del mismo idioma que uno habla.
El proceso de oír (recepción acústica) no dependen sólo de las características acústicas de
los fonemas, sino también de la forma que los mismos “fonan” (cómo se articulan en el aparato
fonador, especialmente en la boca, donde intervienen la lengua, los dientes y los labios). Esto es
importante porque fallas del habla como las producidas por la mudez, labio leporino, paladar
hendido o falta de dentadura, afectan la estructura acústica de las palabras. Igualmente fallas del
receptor (sordera) obligan a resignar el sonido acústico en aras de los movimientos de los órganos
fonadores, especialmente del movimiento de los labios. Esto se entiende cuando se conocen los
modos de articular las letras o los fonemas. Clásicamente se sabe que la “d” y la “t” tienen apoyo
dental, así como la “v” tiene apoyo labio-dental, mientras que la “b” tiene formación estrictamente
labial. De igual manera, la abertura buco-labial dependerá de la formación de las vocales siendo la
más abierta la “a” y la más cubierta la “u” quedando el resto de las vocales en posiciones
intermedias de la apertura buco-labial. Cuando el receptor no puede visualizar el rostro del que
habla (porque está lejos o es ciego) para captar correctamente qué tipo de fonema se expresa se
suele aclarar “d” de dedo, “b” de burro, etc. como una manera de evitar la incomprensión o
distorsión ortográfica de una palabra.
Todo esto se debe a que para comprender correctamente un discurso es necesario identificar
los signos o “unidades de significación” que pueden ser palabras, frases verbales u otro tipo de
signos y por esto, cuando se habla, es importante no sólo fonar bien (pronunciar bien) sino que
también en el habla interviene la entonación, o sea, las formas de acentuar e inflexionar la voz. Las
diferentes inflexiones de la voz indican cuando se comienza o se termina una frase, las pausas dan
idea de las acentuaciones ortográficas, otras entonaciones nos manifiestan si hay extrañeza,
admiración, sorpresa, dolor, alegría y también si se nos interroga o si se afirma o niega un discurso.
En este tema se aplica y explica mejor lo del texto y contexto, porque lo qué se dice es el texto
mientras que el cómo se dice es el contexto.
Además de la entonación, en el diálogo o coloquio interviene el gesto, que puede reafirmar
un discurso o mostrar que se habla sin convicción o se piensa distinto de lo que se dice. La
variación de los gestos acompaña a la entonación y así un discurso alegre se manifiesta con una
sonrisa, mientras que uno penoso se acompaña de llanto o de gestos de preocupación (seriedad
facial, ceño fruncido, etc.). Otras veces, hay disensión entre lo que se dice y el gesto y así puede
ocurrir que se esté diciendo algo supuestamente triste, pero se lo dice sonriendo. La falta de
correlación entre el discurso y el gesto puede ser signo de que no se tiene la convicción de lo que se
está diciendo. O se está manifestando en forma irónica o socarrona.
Otro punto de vista para la inteligencia comunicativa y la comprensión del lenguaje son las
relaciones sintácticas. La forma o el orden en que se utilizan las palabras cambian el significado de
un discurso. Por ejemplo si digo: “el auto atropelló al peatón” no es lo mismo que decir “el peatón
atropelló al auto”. Mientras la primera frase expresa un hecho casi común y corriente, la otra
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
135
expresa un hecho insólito y, naturalmente, el sentido de ambas es opuesto. Es indudable que las
oraciones han sido construidas con las mismas palabras, pero el orden sintáctico de las mismas
cambia totalmente el significado.
En la consideración de la comprensión del lenguaje, otros factores de importancia son los
“contenidos internos” o “léxico mental” o “diccionario interno”, es decir, aquellos significados o
definiciones que cada uno da a las palabras. Por regla general, ya lo dijimos, lo más probable es que
se usen las palabras desconociendo su denotación. Es un “uso” automático adquirido en el ejercicio
del lenguaje, de escuchar las expresiones ajenas aprendidas en la familia, en la escuela, en el
trabajo, o sea, en el medio ambiente social que rodea a una persona. Si un investigador se tomara el
trabajo de hacer que cada hablante analice morfológica o sintácticamente cada palabra que
pronuncia, difícilmente la mayoría de la gente podría definir la función o la forma de la palabra y
muchos menos, su definición. Es más propio que se usen denotaciones o se tengan “ideas
aproximadas” de la definición de las palabras, lo que cada palabra quiere decir.
La confrontación de las palabras que se pronuncian o escuchan con las connotaciones del
“diccionario interno” puede producir varios fenómenos:
•
•
•
•
concordancia de sentido o significado y en este caso comprensión correcta
discordancia entre el sentido dado por el hablante y el “léxico interno” del que
escucha
identificación antelada de una palabra: el receptor reconoce la palabra antes de que
el hablante acabe de pronunciarla
desconcierto, indiferencia o bloqueo de interpretación por no encontrar sentido a
las palabras que se escuchan.
A todo lo analizado hay que agregar otro componente en la comprensión del lenguaje para
una inteligencia comunicativa y se trata de la estructura de la frase. Una frase u oración o discurso
se construye de una forma determinada y una vez expresada la frase o discurso, se le llama
estructura superficial a “lo que se dice”. Esta estructura puede estar o no en concordancia con la
intención de “lo que se quiso decir” que a su vez constituye lo que se llama la estructura profunda.
El fenómeno de “no encontrar las palabras justas” o “no poder precisar con palabras lo que se
siente” es muy común y puede responder a distintas situaciones:
•
•
•
•
•
que exista algún tipo de “bloqueo” intelectual o afectivo que impide manifestar
libremente lo que se siente
que no se tenga en claro ese “algo” que se siente
que exista una limitación del léxico o vocabulario personal
que realmente no exista en la lengua la palabra justa que traduzca lo que se siente
que exista una represión social que impide coercitivamente “decir lo que se
quiere”.
Otro aspecto de este mismo fenómeno se da con determinadas frases cuyo significado es
distinto de acuerdo al contexto o circunstancias en que se pronuncian. Por ejemplo “no agachar la
cabeza” puede tener un sentido diferente si se dice en un clase de gimnasia o si se entrenan personas
para mantener erguida la cabeza (sentido literal) y otro modo de interpretarse es cuando se usa
136
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
como un consejo para dar ánimos a quien es pusilánime o reacciona sumisamente en situaciones
que debería afrontar con energía (alegoría). Si el receptor de la frase en el primer caso lo interpreta
como alegoría y, viceversa, el aconsejado lo interpreta literalmente, no habrá correspondencia entre
la estructura superficial y la profunda. Lo ideal sería la concordancia plena entre estructura
superficial y estructura profunda, de forma tal que se esté habilitado para poder expresar con justeza
“lo que se siente” y “lo que se quiere decir” sin que existan las trabas que hemos señalado
someramente.
La inteligencia comunicativa consiste en saber encontrar, en forma y tiempo, la expresión
adecuada a las circunstancias en que se debe pronunciar un discurso, encontrando la palabra justa y
el estilo apropiado. Como toda inteligencia, debe buscar ejercitarse con el conocimiento de los
mecanismos que intervienen en la comunicación y la práctica constante para superar las
deficiencias, dificultades y conflictos que se plantean en cada “situación comunicativa”.
Percepción de la realidad y conciencia
Nos hemos referido previamente, a que el hombre para tomar contacto, percibir o conocer
las cosas, debe estar en estado de conciencia plena, el cual le permite ejercitar todas sus facultades
mentales. La conciencia es un estado vigil, dijimos, es decir, el hombre consciente está despierto.
No está alucinado, confuso, ni semiconsciente. Está completamente en pleno uso de sus sentidos y
su razón. Este estado de conciencia, a modo de un punto luminoso potente (foco) se concentra en
modos diferentes con la realidad. Puede captar la realidad “tal cual” se le presenta a sus sentidos, es
decir, conocer lo que ve, a modo de una simple lente de cámara fotográfica. Sus sentidos registran
la presencia de la cosa, sin cuestionar su esencia. Esto ha sido interpretado por algunos pensadores
como conciencia natural.
Pero, (repetimos también lo que antes afirmamos) puede ocurrir y ocurre, que el hombre
decide enfocar la realidad pensando en ella, buscando un sentido y un significado de las cosas,
formando un concepto y un juicio sobre las mismas. Esta sería una conciencia reflexiva, la que
puede ejercer sobre las cosas exteriores (conciencia crítica) o reflexionar sobre sí mismo, sobre su
propio yo (autoconciencia). Cuando esta conciencia reflexiva, deja el objeto físico (factum) para
trascender a lo metafísico, se transforma en conciencia de lo absoluto, tratando de indagar el fin
último de las cosas, lo que las cosas son realmente en sí, lo absoluto. La duda de muchos filósofos
es saber si el hombre tiene capacidad de abarcar lo absoluto. Más aún: ¿existe lo absoluto?, ¿o es
sólo una idea creada por el hombre?. De cualquier manera, hay una tendencia innata a través de
todos los siglos de buscar y de encontrar la razón suprema de todo: lo absoluto.
Asimismo, dijimos que Heidegger había manifestado que “el ser de algo para una
conciencia es el saber”. Estas conclusiones heideggerianas rematan el pensamiento de que la
conciencia, en cualquiera de sus modos de ser, es el único instrumento válido del hombre para
manifestar su inteligencia y todas sus notas fundamentales, y la vía exclusiva del conocimiento y
del saber. También lo es para percibir la realidad circundante y dentro de ella su vida en la
sociedad. La correcta percepción de una realidad social y la toma oportuna de conciencia de ella,
constituyen la inteligencia social. En la inteligencia social hay que considerar tres tipos de
conciencia (Goleman):
137
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
1. conciencia individual
2. conciencia grupal
3. conciencia colectiva.
Hemos dicho que la realidad se capta a través de la conciencia y hemos descrito el proceso
consciente de un individuo. Pero también hemos aclarado que la realidad, como fenómeno global,
es muy poco abarcable por un solo individuo, pues son tantos y tan diferentes los puntos de vista
desde los cuales puede aprehenderse y comprenderse, que la instantaneidad de un fenómeno no
permite toda su captación completa, sino sólo una especie de “toma instantánea y veloz” que opera
como el “flash” de una máquina fotográfica.
Sólo cuando el fenómeno es visto desde ángulos diferentes y por distintas personas, es
posible reunir muchos puntos de vista y desde esta “percepción grupal” nace una especie de
conciencia grupal. La conciencia grupal funciona en forma distinta frente a las cuestiones que debe
enfrentar. Una cosa es opinar sobre:
1. un fenómeno inmediato y otro mediato;
2. un fenómeno fugaz y transitorio y otro que se da permanentemente, imperecedero,
con el cual hay que convivir diariamente
3. un fenómeno local y otro universal.
Naturalmente nos referimos a fenómenos de igual percepción para una conciencia
normal. Otros fenómenos extrasensoriales caen dentro de una concepción muy particular, de
acuerdo a la naturaleza de los mismos y las posibilidades de ser experimentados por muchas
personas, a fin de extraer de las descripciones y opiniones de cada uno, un concepto general y no
sólo puntos de vista personales y muy subjetivos, imposibles de objetivar en conceptos generales.
De estas consideraciones es posible inferir que la conciencia individual es distinta de la grupal y
ésta puede estar influida o no por la conciencia colectiva.
Walter Lippmann104 observa que “Las imágenes que se hallan dentro de las cabezas... de
los seres humanos, las imágenes de sí mismos, de los demás, de sus necesidades, propósitos y
relaciones son sus opiniones públicas”. Este autor ubica a la percepción de la realidad, cuando ésta
es explícita, en la opinión y por lo tanto a través de opiniones personales y opiniones públicas, se
conocerá la forma de manifestar la conciencia individual y la grupal.
En la formación de un concepto, juicio y pensamiento, no influye sólo el punto de vista, la
forma como se captó el fenómeno (dispersa o atentamente), sino también las creencias, costumbres
y factores inconscientes. Estos factores inconscientes estudiados por Jung serían el estrato
superficial o inconsciente individual y un estrato profundo o inconsciente colectivo.
Transcribiré lo que antes afirmé del pensamiento de Jung: “El inconsciente pasa a ser así
un instrumento que además de ser parte de la esencia del hombre, es una fuente de formación de
creencias y costumbres y de formación de la personalidad. En cuanto al inconsciente colectivo
albergaría, no ya los materiales que la conciencia captó de la realidad y que almacena en el
inconsciente individual, el cual actuaría como una especie de inconsciencia superficial o
104
PUBLIC OPINION: 29, N. York, 1929
138
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
preconciencia o subconciencia, de donde la memoria evoca hechos y otros datos que ahí están, sino
que este inconsciente colectivo sería una verdadera caja fuerte, firmemente cerrada y ubicada en
los planos de la inconsciencia más profunda, como una especie las “infinitas posibilidades que
alberga en su ser”. En ese inconsciente estaría lo “ancestral” que es una especie de memoria
colectiva que guarda el hombre como parte de su ser y de esa memoria surgirían instintos no
aprendidos, actos o acciones que no se basan en experiencias previas, sino que surgen como algo
“inspirado”, como una “visión” que este inconsciente a veces revela a la conciencia. Suele
manifestarse normalmente, como sueños, ensueños, fantasías, devaneos y, en ciertos momentos de
éxtasis, como “revelación” o “visión” que se muestra como una alucinación.” Recordemos
también lo manifestado sobre el saber noético.
Es evidente que la conciencia colectiva, entonces, sería la manifestación consciente de
aquellas cosas (arquetipos de Jung) que están en el inconsciente colectivo, en un concepto
indefinido y universal aplicable a todas las acciones de todos los hombres del mundo. Pero también
puede ser referida, en un sentido más particular y limitado, como todas las creencias y costumbres,
las conductas y las normas, que racional o instintivamente imperan en una comunidad o
colectividad, como denominador común en sus habitantes. Algo así como la suma de las
conciencias grupales.
También es patente que la conciencia se manifiesta a través del pensamiento y de otras
formas de exteriorización, pero es el pensamiento la base fundamental. Así el pensamiento
individual está en la conciencia individual y el pensamiento grupal está al fondo de la conciencia
grupal y de la colectiva. En el concepto de Irving Janis105 el pensamiento grupal es el que surge en
un grupo frente a un hecho colectivo que afecta al grupo. Puede manifestarse como opiniones
grupales, conductas grupales ante determinadas circunstancias o como el “modus vivendi” típico de
un grupo social. Puede ser un pensamiento dirigido para hacer algo o bien para defenderse de algo,
es decir, para fundamentar las decisiones tomadas dentro de un grupo.
Pero Irving, estudiando experiencias grupales negativas, concibe también al pensamiento
grupal como un llamado de atención frente a una patología colectiva (Goleman aclara esto diciendo
que obra como “un nosotros que se ha distorsionado”). En un estado de cosas normales, “en un
grupo es posible tratar distintos aspecto de un tema, considerar otros puntos de vista, recopilar y
evaluar información adicional. Cuando funciona en forma óptima, un grupo puede tomar mejores
decisiones que cualquiera de sus miembros en forma individual”.
Irving afirma que el pensamiento grupal es una especie de llamado de atención cuando hay
una distorsión patológica colectiva y los grupos constituyen un antídoto sensato cuando la decisión
tomada por un solo individuo es un riesgo, debido a que esa decisión está sujeta a oscilaciones
emocionales o a puntos ciegos (subjetividades personales) producidos por prejuicios sociales o por
la incapacidad de comprender todas las secuelas complejas que pueden surgir de una decisión que él
considera simple. Las decisiones parcializadas de un individuo que pueden influir grupalmente,
como ocurren en determinadas sectas, o naciones que responden a líderes fanáticos (caso del
nazismo) pueden conducir a acciones o conductas sumamente lesivas a la sociedad o comunidad en
las que viven y se desempeñan.
105
VICTIMS OF GROUPTHINK, Boston, 1983
139
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Acá el pensamiento grupal denota el deterioro de la eficiencia mental, la atención y el
criterio de un grupo que suele aparecer como consecuencia de presiones y restricciones implícitas.
En estos casos, el pensamiento grupal es muy difícil de detectar y mucho más de contrarrestar. La
conformidad de los individuos miembros de ese grupo, los lleva a sentirse cómodos e identificados
completamente con el grupo. El grupo funciona como “algo hecho para él”, “a medida de él” y en
consecuencia anula sus opiniones o no expresa las mismas, por temor a destruir ese clima de
comodidad, unión y pertenencia que él siente.
En un grupo abierto, los líderes deliberadamente intentan que el grupo no sólo exprese lo
que a ellos les gustaría escuchar, sino que piden opiniones honestas, de forma tal que el grupo no se
transforma en un hato de aduladores. Todo lo contrario: expresan libremente sus pensamientos,
aunque difieran con los de los líderes y no ostentan temores en decir lo que sienten realmente.
No ocurre lo mismo en algunos grupos cerrados, en los que sus líderes alientan evitar que
sus miembros manifiesten plenamente su capacidad crítica y sus dudas y sólo se limitan a guardar
silencio como signo de aceptar plenamente lo que el grupo decide o piensa (consenso). En este caso
cada miembro del grupo cerrado se siente como sujeto a un mandato de evitar críticas que
provoquen conflictos con sus colegas y se destruya la unidad del grupo. Piensa que si su mente
concibe un argumento contradictorio éste puede ser equivocado o tan insignificante que no merezca
ser expresado.
La sensación de unidad y de consenso crea una ilusión de unanimidad y refuerzan la
autoestima de cada miembro de ese grupo. Sin embargo, esta aparente hegemonía del grupo es a su
vez una especie de “boomerang”, pues cuando hay un grado de corrupción o de daño muy intenso y
aparente, puede que el grupo se disuelve por sus propios miembros dañados por el grupo o por la
acción de la sociedad contra el grupo. La conciencia grupal, íntimamente ligado al pensamiento
grupal, puede ser así algo totalmente positivo, o algo totalmente negativo.
Cuando el grupo es heterogéneo y democrático, las disidencias internas y conflictos se
plantean “de frente” y buscan resolverse. Eso mantiene la unidad: la acción común para enfrentar
sus problemas y buscarles una solución, aunque ello implique el roce entre los miembros del grupo.
Sus líderes son honestos y permiten la libertad de opiniones, trabajando para llegar a conclusiones
que solucionen problemas comunes y no los causen.
Pero en los grupos cerrados, homogéneos, donde hay consenso para que “todos piensen
igual” y no se aceptan disensos (antidemocráticos), la unidad está en la aparente unanimidad y
esto permite la desviación o corrupción del grupo, pues el silencio o falta de crítica establece
permisividades activas o pasivas que no ponen freno a las inconductas sociales de sus líderes. 106
La inteligencia social consiste en que la conciencia individual, cuando debe sumarse a una
conciencia grupal o colectiva, lo haga en los términos de mantener de algún modo su individualidad
de forma tal que la conducta grupal sea el fruto de una “suma inteligente de opiniones personales”
que se amalgaman en busca de una solución común, previamente debatida y criticada para evitar
106
(Muñoz Martín - Riesco Rodríguez PSICOLOGÍA DE MASAS, PSICOLOGÍA DE GRUPOS, España,
1987) (Goleman LA PSICOLOGÍA DEL AUTOENGAÑO, Bs. As., 1997)
140
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
desvíos o errores. Las acciones colectivas guiadas por la conciencia colectiva deben buscar ajustar
las conductas a los patrones o normas que hagan al bienestar de la sociedad y no cause el escándalo
o el daño violento o corrupto.
Todo individuo tiene derecho a vivir en la sociedad del modo que le plazca, pero
respetando el principio inmutable de no dañarse a sí ni a otros ni promover el escándalo público.
Puede disentir con otros pero no puede “matar” a quienes piensen distinto de él. Sus conductas
públicas deben ser recatadas y honestas. Lo contrario quita todo derecho a vivir en sociedad y lo
convierte en un desadaptado social o en un marginal. No debemos soslayar que la conciencia
individual toma conocimiento de la realidad a través de sus sentidos y de su inteligencia y para esto
usa la extrospección y la introspección.
Repetiremos, para no olvidar los conceptos, que la extrospección es su estado de conciencia
hacia fuera de sí, concentrada en los objetos y fenómenos exteriores a su ser. La introspección,
contrariamente, es un estado de conciencia hacia dentro del hombre mismo y sería una especie de
autoconciencia (conciencia de sí mismo), lo que logra con la reflexión (el pensamiento que se
analiza a sí mismo). Esto es muy importante para que el hombre comprenda a la realidad, porque la
realidad no es una cosa ajena a sí mismo sino que comprende a todo, es decir, tanto a lo que está
fuera de la mismidad del hombre como a su propia mismidad (a los otros objetos - cosas u hombres
- y al sujeto: él mismo).
La conciencia individual para apreciar toda la realidad, debe estar presente poniendo su
atención sobre todo lo que nos rodea y sobre nosotros mismos, al momento de captar la
existencia de las cosas y de nuestra propia existencia. De nada vale que nuestros sentidos nos
muestren las cosas que están en nuestro mundo, si nuestra inteligencia está distraída, dispersa o
dormida y no puede develar el sentido de lo que las cosas son. En este estado irreflexivo, sólo
captaremos los que las cosas parecen ser y por lo tanto no habrá un juicio y un pensamiento
reflexivo, sino una mera opinión (mera doxa). Esta mera opinión consiste en interpretar conceptos a
través de palabras que parecen decir mucho (y de hecho lo dicen) pero que en el fondo no llegan a
lo que las cosas son, sino sólo expresan lo que las cosas parecen ser y pretende con el palabrerío,
que se acepte lo que las cosas parecen ser como la verdad absoluta (sofisma).
La percepción social de la realidad no es sólo la simple captación de las cosas a través de
los sentidos de todos los componentes del grupo o sociedad (lo cual a simple vista pareciera que
debe ser igual para todos), sino que esta percepción está condicionada a muchos otros fenómenos:
1. al punto de vista desde el cual cada uno de los miembros de la sociedad observa el
fenómeno
2. a los preconceptos, prejuicios o creencias con que cada uno interpreta lo que ve
3. a las necesidades personales
4. a presión social del grupo.
Esto ya lo explicamos cuando dijimos que un mismo fenómeno, visto en el mismo lugar, a
la misma hora y por personas iguales en cuanto a la capacidad de percepción e interpretación del
fenómeno, cuando intenta ser explicitado por los “testigos directos” de la ocurrencia de ese
141
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
fenómeno, nos encontramos sorpresivamente conque muchas opiniones no coinciden exactamente
con la impresión que el fenómeno nos causó a nosotros.
Así muchas veces, cuando varios intentan describir al fenómeno unos dicen que era nítido,
otros que no podían precisar qué era (por ejemplo, si yo estoy ubicado de forma tal que los rayos
solares están por detrás mío, luego tengo el punto de vista en que el fenómeno es iluminado a pleno
con la claridad de la luz y esto me permite captarlo con nitidez, pero aquél que está ubicado en el
extremo opuesto frente a mí, será cegado por la luz del sol y su percepción será bloqueado por el
encandilamiento que esa luz produce en sus ojos y por lo tanto la percepción del fenómeno será
borrosa e imprecisa).
Otra cosa es estar a diez centímetros del fenómeno y una muy distinta es estar a un metro
del mismo. Obviamente la cercanía me permitirá ver detalles menores, pero no la totalidad,
mientras que la lejanía me permite observar una totalidad sin precisar detalles, luego, la descripción
de uno o de otro testigo variará según la distancia que hay entre el punto de vista y el objeto. Otra
faceta a considerar es que si el fenómeno mirado de frente tiene factores totalmente opuestos a los
que se ve mirado desde atrás, dará origen a descripciones parciales y dispares. Si el objeto a
considerar es una figura humana de pelo largo, con aros y vestida con pantalones vaqueros y una
chaqueta de igual tela y color, el que mira de frente podrá apreciar si tiene senos femeninos, si tiene
o no, barba o bigotes o es lampiño y otros detalles que permitan determinar el sexo de la figura.
Los que miran desde atrás podrán describir una persona de pelo largo, vestida con un
conjunto de tela “blue” pero no podrán inferir principalmente el sexo, dado que si no hay detalles de
una figura femenina (cintura estrecha, glúteos prominente, espaldas y hombros redondeados) puede
deducir que es una mujer y viceversa (si ven espaldas anchas, de corte angulosos, glúteos chatos y
cintura poco estrecha), pueden inferir que es hombre. Pero la moda unisexo, las distintas
conformaciones o tipo biológicos pueden llevar a que una figura humana parezca ser hombre o
mujer, pero realmente no lo es. Esto es muy frecuente que determinados homosexuales travestidos
o transexuales, puedan simular su sexo aparentando ser lo contrario. Pero la realidad o percepción
social no queda ahí. Cuando un hecho es observado por varias personas, por ejemplo, un acto
político, éste será interpretado bajo creencias comunes. Por ejemplo, “todos los políticos mienten,
engañan y tienen doble discurso”.
Luego, la mayoría observará el fenómeno no como está ocurriendo sino como es
interpretado y, si alguno lo ve distinto como ocurre con el simpatizante o fanático del signo político
del acto, su opinión prontamente será rebatida y rechazada y, frente al disenso mayoritario,
finalmente deberá cambiar su opinión para no ser marginado o enfrentado con el grupo social al
cual pertenece.
Esto se refleja en el fenómeno de una votación para candidatos a gobernar o legislar. Las
encuestas muestran como las mismas opiniones van variando a medida que el consenso o disenso
crecen en el grupo. No es infrecuente que al principio de una campaña electoral las encuestas
ubiquen porcentajes de opiniones mayoritarias hacia un candidato determinado, pero al final de la
misma, generalmente en la última semana previa al acto de votar, esas opiniones den giros en
dirección contraria, porque la inmediatez del acto les hace perder la objetividad que tenían
primariamente cuando aún no estaban compelidos a emitir el voto.
142
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Esto significa que por momentos, la opinión se guía por la razón y la inteligencia, pero al
instante de entrar en acción concreta, los pensamientos ancestrales y las fobias irracionales, hacen
cambiar una opinión muy concreta, sobre todo si esas creencias son mayoría en el grupo y en la
discusión, la idea personal es rebatida o atacada por todo el grupo. Sólo prevalecen las ideas,
creencias o convicciones muy arraigadas, ya sean guiadas por la inteligencia y la razón o por el
fanatismo. Pero estas opiniones inmutables no son la mayoría.
Es decir, según Pérez Martínez, la percepción social de la realidad es diversa porque hay
diferentes puntos de vista y la opinión de la misma puede ser influenciada por la presión del
grupo.107 Este mismo autor afirma que “una de las características más llamativa de la conducta
humana es la cantidad de variables de las que depende. Un planteamiento muy simple sería ver que
la conducta depende de lo que conocemos. Si eso fuera así...” sería como que “percepción más
pensamiento = conducta”. Luego da el ejemplo de dos personas que están viendo como un adulto
castiga brutalmente a un niño. Ambos piensan igual: lo que está ocurriendo es un hecho inhumano.
Pero uno de ellos opta por irse para “no presenciar la crueldad” mientras que el otro decide
intervenir para “evitar tal crueldad”. Igual pensamiento, distintas reacciones. En otros parágrafos
propone que la conducta social está condicionada por “mecanismos de imitación” (la gente actúa
como lo hacen otros como guiado por aquello de “donde fueres, haz lo que vieres”) y por los
“esquemas de conducta generalizada” (hay que hacer “lo que hace todo el mundo”, “hay que
seguir la corriente”). Pero destaca que también hay “esquemas o factores personales” que pueden
diferenciar algunas conductas individuales, de las conductas colectivas o generales. El hombre debe
reflexionar sobre “sus circunstancias” para comprender porque adoptó tal o cual estilo de vida y en
juicio crítico entender si está viviendo en forma correcta, si sabe vivir. Para esto debe tener
nociones de lo bueno y lo malo, lo lícito y lo ilícito, un equilibrio o armonía entre su vida interior y
su manifestación vital exterior (existencia), saber si ha formulado o no un proyecto existencial y,
sobre todo, si tiene “ganas de vivir”, ha encontrado “el sentido de su vida” y sabe confrontar la
alegría y la tristeza, el placer y el disgusto, la satisfacción y la frustración, el amor y el odio, el
sentimiento de caridad y la indiferencia, su autoestima y el amor a los demás. Le interesa de
sobremanera averiguar si tiene una vida “chata”, inmanente, ensimismada o si vive con libertad,
plenitud y manteniendo un pensamiento reflexivo que le permita trascender en todos los niveles, al
medio estimúlico simple que le toca vivir. De otro modo, puede preguntarse si la vida que el
hombre está cursando es (modo de ser) una vida auténtica (propia de su ser) o inauténtica
(enajenada, ensimismada, no libre, intranscendente). La captación de la realidad se lleva a cabo a
través de una serie de actos mentales o intelectuales, que obraría como la fisiología de la mente
para conocer y comprender los fenómenos que se dan en la realidad y encontrarles un significado
que le permita estar “dentro de la realidad” y no fuera de ella. El contexto social es parte de esa
realidad y conocerlo es llegar a desarrollarse dentro de la comunidad, para lo cual la inteligencia
social es el instrumento inexcusable. Y ese aspecto de la inteligencia humana está sujeto, como
todos los otros modos de “ser inteligente” (inteligencia emocional, inteligencia comunicativa, etc.) a
los actos mentales.
Estos actos mentales tienen asiento en un sistema anatómico y fisiológico que también que
ya hemos explicado extensamente en capítulos anteriores de este trabajo.
107
María Pérez Martínez - MECANISMO DE LA CONDUCTA. PERCEPCIÓN, PENSAMIENTO Y
ACCIÓN, España, 1987
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
143
VII
MENTE Y EMOCIÓN
La esfera de lo emocional
E
l hombre está constituido por tres esferas que marcan su esencia humana, según lo
vimos en un parágrafo anterior. Las tres esferas no son compartimientos separados
sino constituyen una sola cosa, pero a los efectos de su conocimiento y estudio deben
considerarse individualmente. Lo cierto es que funcionan como un todo, donde una se supedita a la
otra y las tres se influyen mutuamente no pudiendo dejar de funcionar ninguna de ella para que el
hombre sea un ser armónico y completo. La esfera de lo emocional está en el orden de lo emotivo y
lo afectivo y lo instintivo. Consideramos a la esfera emocional propiamente dicha, al ámbito mental
donde se originan y manifiestan las emociones y a los efectos y consecuencias de las mismas. Es
todo lo relativo a la mente emocional y al emocionar. Emocionar es conmover el ánimo, causar
emoción y emoción, de acuerdo a cómo lo explicamos anteriormente, es un estado de ánimo
caracterizado por una conmoción orgánica consiguiente a impresiones de los sentidos, ideas o
recuerdos, la cual produce fenómenos viscerales que percibe el sujeto emocionado, y con
frecuencia se traduce en gestos, actitudes u otras formas de expresión. En esta definición hay cosas
vectores: en primer lugar “estado de ánimo” y en segundo lugar que provoca “conmoción
orgánica”. Esto puede ser traducido como que la emoción es un sentimiento netamente humano del
cual no puede desprenderse el hombre y en este sentimiento refleja su esencia de ser total y no
escindido en partes. La emoción es un compromiso completo de esa carnalidad espiritual del
hombre, ante el cual reacciona “con todo”. No reacciona por partes. Al definir la emoción, en
primera instancia Goleman recurre al Oxford English Dictionary el que denota a emoción como
“cualquier agitación y trastorno de la mente, el sentimiento, la pasión; cualquier estado mental
vehemente o excitado”. El autor prefiere definirla como “un sentimiento y sus pensamientos
característicos, a estados psicológicos y biológicos y a una variedad de tendencias a actuar”. Pero
para que haya un terreno propicio de la motivación, previamente debe haber un equilibrio de la vida
emotiva. Según Cantón Duarte,108 la vida emotiva o vida afectiva es “el conjunto de reacciones
psicofísicas que se asocian a la vida mental de todo individuo y se indican generalmente con los
términos de sentimientos o estados de ánimo”. Los antiguos filósofos consideraban que las
emociones, del mismo modo que los sentimientos y las pasiones, eran manifestaciones con un matiz
de negatividad, puesto que suelen perturbar la paz o tranquilidad del alma. Arnold, una psicóloga
actual, define a emoción como el “sentir tendencia hacia algo intuitivamente evaluado como bueno
o beneficioso, o bien apartarse de algo intuitivamente evaluado como malo o penoso.
Simultáneamente a esta atracción o aversión se produce una serie de cambios fisiológicos cuya
finalidad estriba en que se pueda llevar a cabo esta aproximación o retirada. Estos cambios
fisiológicos tienen características propias que son diferentes de unos estados emocionales a otros.”
Esta definición coloca a la emoción como una especie de reacción frente a estímulos ambientales,
en que no sólo interviene lo espiritual, sino también lo físico, comprometiendo al organismo en una
serie de mecanismos fisiológicos distintos para el miedo o la alegría, la pena o la excitación, la
depresión o el estrés, la ira o la frustración, el amor o el odio. Involucra todos los sentimientos por
lo que se le llama vida afectiva. Luego, la emoción es una forma de responder frente a diferentes
108
José Cantón Duarte – LOS INSTINTOS Y LA EMOCIÓN, editorial Quórum, España, 1986
144
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
situaciones que despiertan la reacción. Es siempre una fuerza reactiva porque está en todas las
reacciones psiconeurobiológicas, ya sean adquiridas o heredadas, estables o mutables, colectivas o
individuales, positivas o negativas. De ahí que abarque sentimientos, afectos, instintos y todo tipo
de impulso.
La mente emocional
Cuando Goleman aborda la inteligencia emocional, se preocupa de describir lo que es la
mente emocional para lo imprime dos cuestiones, que casi podrían ser como principios de la mente
emocional:
1. Primero los sentimientos y luego los pensamientos
2. Una respuesta rápida pero descuidada
Para explicar a la mente emocional, que en realidad no es una mente diferente del concepto
general de mente humana, sino una de las formas de expresión de dicha mente, Goleman acude a
los trabajos de Paul Ekman y de Seymour Epstein,109 quienes ha investigado intensamente en el
terreno de la mente para distinguir las emociones del resto de la vida mental. Las conclusiones de
estos autores es que:
1. La mente emocional es mucho más rápida que la mente racional: se pone en acción
sin pensar en absoluto a analizar lo que está haciendo
2. La rapidez con que actúa la mente emocional es causa de sacrificio de la exactitud
de sus decisiones y acciones
La rapidez de la mente emocional descarta toda reflexión deliberada analítica (postergación
de la mente pensante). Esto sucede porque las acciones de la mente emocional conllevan una
sensación de certeza muy fuerte. Esto parece ser un mecanismo de defensa de ponerse a pensar en
lugar de actuar cuando la vida estaba en peligro. Uno de los mecanismos primitivos que condicionó
el reflejo rápido de acción, es el principio del estrés de “luchar o huir” que se despertaba en los
animales y en el hombre, frente a una situación conflictiva de peligro mortal o vital. No obstante,
una vez que la acción ocurre, la mente racional o pensante analiza lo hecho y se sorprende de todo
aquello que no tiene una razón lógica, a tal punto que se pregunta: ¿para qué hice esto?. La causa de
una rápida percepción y la generación de una acción veloz actúa instantáneamente en milésimas de
segundos y en forma automática (reacción emocional primaria). Esta velocidad, incluso, impide
actuar a la conciencia. Pero esta modalidad de instantaneidad y acción rápida no permite realizar
ningún tipo de cálculo por lo que las acciones carecen de exactitud debida, por lo que todo aquello
que se realiza en un abrir y cerrar de ojos, puede ser erróneo o falso, o no lo debido. Ekman
propone que esto sucede por un problema de adaptación ante acontecimientos urgentes y por esto la
emoción debe actuar antes que tomar conciencia de lo que ocurre y analicemos racionalmente las
acciones a realizar. Por eso, en estas circunstancias, el calor o energía de la emoción es breve por lo
que dura segundos. Al no actuar la conciencia ni la razón, son actos que no pueden ser frenados por
la voluntad y por lo tanto suelen irrefrenables (impulsivos) Esto causa la aceptación de la impresión
109
Ekman, Paul – An Argument for the Basic Emotions, COGNITION AND EMOTION 6, 1992
Epstein, Seymour – Integration of the Cognitive and Psychodynamic Unconscious, AMERICAN
PSYCHOLOGIST,44, 1994
145
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
vulgar de que el “primer impulso” está en el corazón y no en la mente. Sin embargo, esta acción
emocional incontrolable, es seguida por una contrarreacción emocional (reacción emocional
secundaria), más lenta que la primera respuesta y esta actúa con mente racional más que emocional
y su acción es deliberada y consciente, dos condiciones inexistentes en la reacción primaria. Entre
las vías rápidas (percepción inmediata de la mente emocional) y lentas (pensamiento reflexivo de la
mente racional o pensante) de la emoción, están las emociones buscadas: las que se autodespierta
un artista, especialmente los actores, o las que nacen de recuerdos afectuosos o tortuosos o
afligentes. Esto demuestra que la mente emocional no es la que decide sobre qué emociones
debemos tener, pero la mente racional puede regular el curso de las reacciones emocionales. Los
sentimientos buscados o de reacción lenta producen estados de ánimo muy apagados y no tienen la
vehemencia y la velocidad de los estados emocionales espontáneos.
¿Qué y cuáles son las emociones? Muchos psicólogos se preguntan: ¿las emociones son
congénitas o adquiridas? Es evidente, de acuerdo a estudios psicoantropológicos en el recién
nacido, que hay tres manifestaciones primarias: miedo, cólera o ira y amor. A medida que irá
creciendo, seguirán siendo emociones fuertes el miedo, la ira (ambos se manifestarán como
hostilidad) y el amor, pero habrá variaciones como la ansiedad acompañada de angustia, la tristeza
y la alegría como contraposición o la exageración de la depresión, la melancolía, pena y
aburrimiento y finalmente los celos como desarrollo exagerado del amor con sentido de posesión.
Estas emociones fuertes tienen un equivalente fisiológico que se acompaña de signos y síntomas de
alteración orgánica afectándose la tensión arterial, el ritmo cardíaco, la respiración, sensaciones
digestivas y otras alteraciones sensoriales. Pero, junto a las emociones fuertes, hay otras emociones
como el sentimiento religioso, el patriotismo, el virtuosismo, etc. que cada persona va adquiriendo
en el transcurso de su existencia y de acuerdo a patrones sociales. Goleman incluye entre las
emociones primarias y sus familias a la:
⇒ Ira: furia, ultraje, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, aflicción,
acritud, animosidad, fastidio, irritabilidad, hostilidad y, tal vez en el extremo,
violencia y odios patológicos
⇒ Tristeza: congoja, pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, soledad,
abatimiento, desesperación. En casos patológicos: depresión grave
⇒ Temor: ansiedad, aprensión, nerviosismo, preocupación, consternación, inquietud,
cautela, incertidumbre, pavor, miedo, terror. En lo patológico: fobia y pánico
⇒ Placer: felicidad, alegría, alivio, contento, dicha, deleite, diversión, orgullo, placer
sensual, estremecimiento, embeleso, gratificación, satisfacción, euforia,
extravagancia, éxtasis. En lo patológico: manía
⇒ Amor: aceptación, simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración,
infatuación, ágape (amor espiritual. Lo que probablemente refiere acá Goleman es
lo que vulgarmente conocemos como “amor platónico”)
⇒ Sorpresa: conmoción, asombro, desconcierto
⇒ Disgusto: desdén, desprecio, menosprecio, aborrecimiento, aversión, repulsión
⇒ Vergüenza: culpabilidad, molestia, disgusto, remordimiento, humillación,
arrepentimiento, mortificación y contrición.
Para Goleman, las emociones dependen del estado ánimo, el temperamento o la condición
preexistente a la emoción como puede ser el padecimiento de un trastorno emocional previo
146
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
depresivo o ansioso. Nosotros agregamos también, la capacidad de respuesta a una emoción. La
acción de respuesta frente a una emoción es la que se puede regular o controlar o “educar” mediante
la inteligencia. Es lo que Goleman ha denominado inteligencia emocional (IE).110 Así como hay
un cociente intelectual también existe un cociente emocional, pero éste no es susceptible de ser
medido como el intelectual. Este aspecto de cociente emocional debe ser conocido y manejado
porque el éxito de cualquier propósito o cambio dependerá en un 20% de la inteligencia y en un
80% restante de otros factores como el tesón, la intención y el control emocional o inteligencia
emocional. Este concepto entronca a mente con emoción.
La esfera de lo afectivo-emotivo
Dentro de las emociones se encuentra la vida afectiva. La vida afectiva está íntimamente
ligada a los sentimientos, dado que afecto es “cualquiera de las pasiones del ánimo como ira,
amor, odio, etc., pero particularmente es entendido como amor o cariño”. Luego es afectuoso
quien es “amoroso, cariñoso y expresivo en sus sentimientos”. El amor es “afecto por el cual
busca el ánimo el bien verdadero o imaginado y apetece gozarlo. Es también la pasión que atrae
una persona a otra, un sexo a otro. Pero amor es también blandura, suavidad. Desde otro punto de
vista es el esmero con que se trabaja en una obra deleitándose en ella”. Las relaciones amorosas,
además del afecto son “voluntad, consentimiento, convenio o ajuste y se expresan no sólo por
manifestaciones cariñosas como las caricias sino que el otro es un objeto de cariño especial y por
lo tanto esas relaciones son placenteras, no conflictivas”. Desde un punto de vista filosófico, el
amor es la curia o cuidado que se pone al tratar al otro, al prójimo, procurando antelar su bienestar
pero sin avasallar su autonomía ni libertad. Es decir, ejerciendo una actitud afectuosa de cuidado,
pero no posesiva. Se tiende a ayudar al prójimo en sus problemas, pero no resolviéndolos en forma
directa, sino enseñándole los métodos posibles para que él elija. Es como si el ser humano se
completara cuando aprende a existir en función del otro. Martín Buber111 habla de un “yo y tú”
como la dupla perfecta del afecto o amor projimal. Sólo identificando el yo y el tú se establece una
correcta relación afectuosa projimal. Cuando el hombre pierde el sentido afectuoso de una relación
projimal amorosa, ve al otro como algo alejado de sí e incluso él mismo no se ve con la dimensión
de su ser, sino como algo desprendido del mismo. Esta deshumanización se traduce cuando el “yo”
se transforma en “uno” y el “tú” en un “él” o “ello”. En este caso, el enajenado habla de sí mismo
refiriéndose a “uno piensa”, “uno cree”. Ese uno lo despersonaliza de su propio afecto. El polo
contrario de esta actitud deshumanizada es el exceso de atención sobre sí o egoísmo o narcisismo.
En ambas situaciones tanto el “uno” como el “ego” constituyen modos inauténticos de verse a sí
mismo y de manifestarse. En ambos casos los prójimos pasan a ser “ellos” y están completamente
desvinculados del afecto projimal. El modo auténtico de expresar el amor a sí es la autoestima y sin
ella es imposible que el hombre pueda cumplir la máxima cristiana “ama a tu prójimo como a ti
mismo”. La identificación con su ser propio es plena cuando aprende a estimarse en función del
otro, su prójimo y establece una verdadera relación del “yo y tú” que sería la expresión singular del
“nosotros”, según lo expusimos previamente. Igualmente, considerar que el otro es “un igual a mí”
nos lleva a “empatizar” que es un poco hacerse el otro, “meterse en el otro” para comprenderlo
mejor. Es acercar mi mundo al mundo del otro para tener una coexperiencia, primer principio de la
comunicación eficaz. Cuando se logra la correcta común unión (comunicación) con el otro,
110
111
Daniel Goleman – LA INTELIGENCIA EMOCIONAL, Javier Vergara Editor, Bs. As. 1997
Buber, Martín – YO Y TÚ, Ediciones Nueva Visión, Bs. As. 1967
147
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
comienza la empatización. Esta “ocupación” por el otro es la base del afecto o amor projimal.
Comunicativamente es, también, una “área de coexperiencia”.
La esfera de lo afectivo- instintivo: Concepto de instinto
Tanto lo emotivo como lo afectivo, en alguna medida están en la esfera del instinto. De
acuerdo a nuestro plan de exposición, para abarcar y comprender la extensión justa o denotativa de
un término, único camino para hacerlo universal y escapar a la tentación de la interpretación
personal, es ubicarlo adecuadamente en la etimología y la definición que primariamente lo originó.
Sólo limitando la extensión de un término podremos entender qué es lo que queremos decir o
comunicar. Este ejercicio de “ponerse de acuerdo previamente” sobre qué significado tendrá un
término, es lo que evita la confusión, la dispersión y la controversia fútil. Es base también del
manejo correcto y no caprichoso del lenguaje, único instrumento válido para la educación. Una vez
más apelamos al Diccionario de la Real Academia y así sabemos que instinto (del latín instinctus)
es un “estímulo interior que determina a los animales a una acción dirigida a su conservación o
reproducción”. Pero también instinto es “instigación o sugestión” o “impulso o propensión
maquinal e indeliberada”. Luego lo instintivo es “obra, efecto o resultado del instinto y no del
juicio o la reflexión o del propósito deliberado”. Muchos afectos y emociones son impulsivos y no
razonados por lo que creemos que entran en lo instintivo. El hombre, biológicamente como animal,
está dotado de instinto. Pero el rasgo fundamental de su raciocinio, modifica su vida instintiva a la
luz de la inteligencia. Otra definición de instinto es “conducta innata, transmitida genéticamente
entre los individuos de una especie, que obliga a responder de un modo específico ante el mismo
estímulo, sin que medien la experiencia o el aprendizaje, por ende, se aplica a toda aptitud para
enfrentar con rapidez y éxito a situaciones nuevas. Freud postuló la existencia de sólo dos
instintos: Eros o la vida, cuyo fin es unir e integrar, y Tanatos o la muerte, cuyo propósito es
destruir. Algunos instintos humanos primarios serían: el maternal, el paternal, la huida, el
combate, la curiosidad, la repulsión, el menosprecio, etc.” 112
Conocimiento de nuestros instintos
Canton Duarte,113 en referencia a instintos y motivaciones, prefiere usar el término
“pulsiones” (que no existe en el idioma castellano) pero que nos impresiona que está muy cerca del
término “impulso” que sí existe en el idioma y que ya hemos analizado. Debemos entender que
impulso es lo que empuja, incita o estimula, sugestiona para proceder bajo una determinada
impresión del momento, casi en forma automática, sin reflexión ni cautela. Cuando esta acción se
transforma en irresistible, irracional, incluso en contra la voluntad de quien la ejecuta (obligación de
hacer lo que no se quiere) es lícito de hablar de una compulsión. Con fines académicos y prácticos,
para ilustrar nuestro concepto de acto instintivo, podemos distinguir a impulso como la idea, la
sugestión, la estimulación o la incitación para realizar un acto, mientras que compulsión es la fuerza
irresistible, irracional e involuntaria que obliga a realizar el acto. También creemos que es necesario
establecer algún tipo de distinción entre motivo estrictamente e instinto, dado que las motivaciones
en el hombre tienen mucho que ver con su intelectualidad, mientras que lo instintivo va más contra
ella. Los motivos pueden ser inducidos por el hombre; los instintos no, puesto que los hereda
genéticamente. Salvada esta distinción y, afirmándonos en los conceptos dados de impulso y
112
113
DICCIONARIO ILUSTRADO DE CULTURA ESENCIAL
Canton Duarte – LOS INSTINTOS Y LA EMOCIÓN, Editorial Quórum, Madrid, 1980
148
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
compulsión, haremos un análisis de los instintos, como intento de aproximación a su conocimiento.
Así, podemos dar un punto de vista diciendo que nuestros instintos pueden ser impulsivos o
compulsivos.
¿Cuáles serían los instintos compulsivos? Por lógica son aquellos que están relacionados
con la necesidad (conviene recordar que lo necesario es “aquello que no puede dejar de ser”).
Luego son necesarios los instintos conservadores de la vida: los instintos biológicos del hambre, la
sed, el acto sexual procreativo, la defensa de la vida (como lucha o huida frente a un peligro).
Estos instintos son estímulos básicos que generan conductas para obtener respuestas satisfactorias a
los mismos. No obstante la naturaleza esencial de estos instintos básicos, las respuestas para
satisfacerlos pueden ser diferentes para distintas personas o para una misma persona en ocasiones
diversas. Cuando hay una misma ocasión para diferentes personas, las respuestas son disímiles
porque dependerán de las condiciones de entrenamiento y la capacidad individual de respuesta. Si
las condiciones y capacidades son iguales para todos los presentes pero igual hay respuestas
distintas, entonces es cuando interviene la motivación para variar la respuesta. Para ilustrar lo
expuesto, tomemos como ejemplo el acto de comer. Si este acto lo realiza una familia compuesta
por varios miembros, veremos que ellos pueden estar conformados con las mismas condiciones de
entrenamientos (referidas a horarios, forma de comportarse en la mesa, tipos uniformes de menús,
etc.), pero hay capacidades individuales distintas de respuestas. Unos comerán disciplinadamente,
otros lo harán más desordenadamente. Algunos ingerirán más rápidamente, otros lentamente.
Muchos completarán el rito en familia, otros lo finalizarán primero o mucho después (sobremesa).
¿Cuáles son los motivos de esas conductas dispares?. En primer lugar los horarios: quienes llevan
mayor cantidad de horas de ayuno tendrán mayor hambre y, por lógica, apuro por comer. Otra razón
es el cumplimiento estricto de determinados horarios que obliga a comer en corto lapso. Esto
determinará una ingesta rápida y desordenada, incluso incompleta. Por el contrario, quienes tengan
ayuno menor y horarios complacientes, disfrutarán de una comida pausada, ordenada y completa
(entrada, plato principal, postre) e incluso puede quedarse en un tiempo complementario de
sobremesa. Otros factores que intervienen en las conductas de respuestas son: diferencias
metabólicas, necesidades dietéticas, apetencias, etc. Esto referido a un instinto: comer. Esas mismas
personas en otras condiciones pueden variar sus hábitos. Si nos explayamos en otros instintos
básicos obtendremos resultados similares, de lo que se infiere que el despliegue de instintos en el
hombre no se realiza del modo constante y estereotipado que se observa en la conducta animal.
En referencia a lo que hemos llamado instintos impulsivos, veremos que este tipo de instinto no
conlleva una conducta imperativa, es decir, son instintos en alguna manera regulables.
¿Cuántos instintos posee el hombre? No hay una lista taxativa pero algunos autores, como
William James,114 creían que el hombre tiene “muchos instintos” con relación a los animales. Así
considera como instintos a: la locomoción, la vocalización, la imitación, la emulación, la
pugnacidad, la simpatía, la hostilidad, el miedo, la adquisitividad, la aptitud para construir, el juego,
la curiosidad, la sociabilidad, la inclinación al secreto, la limpieza o aseo, la modestia, el amor (en
todas sus formas: de pareja, filial, fraternal, paternal, etc.). Para James todas estas tendencias son
instintivas y coloca en el rango de instinto las manifestaciones de la esfera volitiva y afectiva.
McDougall, del mismo modo que James, sostiene que los instintos del hombre son varios y los
llama “propensiones”, es decir, que un instinto es una “propensión a...”. Afirma que los instintos
son “los móviles principales” de toda la actividad humana, la cual sin instintos carecería de
114
James, William – COMPENDIO DE PSICOLOGÍA, Emecé Editores, Bs. As., 1947
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
149
significación. Cataloga como instintos a: la huida, la repulsión, la curiosidad, la pugnacidad, la auto
degradación, la autoafirmación, la reproducción, lo gregario, la adquisición y la construcción.
McDougall asocia la emoción al instinto, coincide con James en algunos instintos y su idea abarca
dos conceptos distintos:
1. los instintos “excitan” la actividad
2. los instintos “dirigen” la actividad para satisfacerse.
Watson y Morgan no admitían los instintos sino hablaban de “reacciones emocionales
primarias” y sostenían que eran sólo tres:
1.
2.
3.
el miedo,
la ira y
el amor.
Salvando los instintos que hemos llamados compulsivos, el resto de los nombrados serían
impulsivos. Sobre estos términos de compulsión e impulsión para denominar a aquellos instintos
que pueden ser o no controlables con la voluntad y la inteligencia, los psicólogos en general,
distinguen entre pulsiones e incentivos, los que, primariamente, serían emociones. O sea, que
prefieren más hablar de emociones que de instintos. Así definen a las pulsiones como “excitaciones
que mueven a la acción” y las clasifican en primarias y secundarias. Serían primarias las biológicas
y secundarias las adquiridas a través del aprendizaje. Mientras que incentivos son “aspectos o
condiciones que se encuentran en el ambiente y que estimulan la conducta”. Inducen a actuar con
menos imperativo que las pulsiones. Hay interacción entre incentivo y pulsión, de forma tal que
cuando no existe una pulsión, un incentivo puede promover una acción conductual. Por ejemplo, si
no tenemos hambre, la vista de un manjar delicioso puede despertar apetito. Todas estas
definiciones, en síntesis, son cuestiones meramente semánticas, dado que pulsión tiene los mismos
atributos del instinto:
1. está asociada a la noción de “propósito”
2. también implica un imperativo o “urgencia”
3. tiene un “patrón de conducta” relativamente fijo (por ejemplo: el hambre
promueve la acción de comer, invariablemente).
Mientras que la no-satisfacción de las compulsiones primarias conduce indefectiblemente a
la muerte, como ser el hambre y la sed, la no-satisfacción de otras compulsiones secundarias o
aprendidas, sólo conducen a la frustración,115 la que cuando es crónica produce graves alteraciones
emocionales o psíquicas, generando muchas veces la ira que puede desembocar o no en una
tendencia tanática (asesinato y/o suicidio) (impulso homicida). Cuando no se llega al impulso
homicida, se producen alteraciones de angustia, ansiedad o distrés o alguna psicopatía, dependiendo
del tipo de frustración y del motivo de la misma, como asimismo, de la personalidad del frustrado.
La RAE define a agresión como “acción y efecto de agredir”, “acometer” lo que significa
acometer a alguien para herirle, matarlo o hacerle algún tipo de daño. Puede decirse que de algún
modo la agresión “significa el acto opuesto o contrario al derecho de otro”. Psicológicamente la
115
Frustración como acción de “privar a uno de lo que esperaba o dejar sin efecto algo o malograr un
intento”
150
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
agresión “es una manifestación de la personalidad dirigida hacia un objeto y que implica un
ataque, y a menudo un intento hostil y destructivo”. Alonso Fernández remarca que la agresividad
específica del hombre, alcanza frecuentemente grados de ferocidad y violencia muy raros entre los
animales. En este sentido Portman señala que “no hay animales que hagan a sus congéneres lo
que se hacen unos hombres a otros”. Bruno116 destaca que la manera habitual de la conducta del
hombre “lo conduce suavemente hacia satisfacciones acostumbradas y genera muy pocos o ningún
impulso de agresividad, pero si los obstáculos surgen en los senderos habituales de los esquemas
establecidos, habrá un fuerte impulso correspondiente a la conducta agresiva.” Sintetiza la
secuencia en la tríada siguiente: frustración = ira = agresión, en la que ubica a la agresión como
“un intento de eliminar la fuente de la frustración y así dejar libre el sendero hacia el objetivo
deseado”. La agresividad puede manifestarse de diferentes formas o actos, entre los que se incluyen
desde la agresión verbal (gritos, insultos, difamación, mentiras, etc.) hasta la agresión física (golpe,
herida, tortura, muerte, etc.). La agresividad se cataloga más como pulsión aprendida que biológica,
dado que el hombre se manifiesta en formas opuestas: mientras hay comunidades que son
esencialmente agresivas, hay otras que tienen vocación pacifista. Igualmente ocurre con las
personas: las hay agresivas en distintos grados y otras pacíficas, también en distintos grados. Una
cosa es evidente: no todos los hombres son agresivos. Otra nota es que la agresividad nace con
motivaciones y una vez que surge, si el motivo no cesa, la agresividad se expande. Raramente hay
agresividad “sine materia” (inmotivada) en hombres normales.
El instinto sexual
Uno de los principales problemas de la vida instintiva de hoy es el manejo de la cuestión
sexual. Toda la historia del hombre, en alguna medida, ha estado signada por cuestiones sexuales,
ya que los grandes hombres de la historia han tenido o un problema o una relación sexual
determinada. ¿ Cuál es la relación sexual auténtica?. Contestar esta pregunta es como querer
establecer una norma general en lo relativo al sexo. No hay forma de “normatizar”117 el sexo o de
formular maneras de vivirlo. Cada ser humano tiene una sensación y un sentimiento sexual muy
particular y vive y se desarrolla de acuerdo a esta naturaleza interior. Lo que sí puede intentarse es
una aproximación en un “ponerse de acuerdo” de cómo regular la conducta sexual para que resulte
ética y auténtica. Quede definitivamente claro: la “forma de ser” sexual de cada uno es algo
propio y libre que cada persona debe intentar conocer para poder manejarse en lo personal y en lo
social, pero la “forma de manifestar” ese “ser sexual” es lo susceptible de tratar y buscar un
camino para desarrollarse en forma natural pero adaptable al medio en que se vive. Es decir,
buscar una conducta que no provoque daño ni escándalo ni para sí ni para otro, de acuerdo a nuestra
“regla de oro” para proceder en libertad y con responsabilidad. Para encontrar cómo desarrollar y
manifestar una conducta sexosocial hay que comenzar por conocer los “modos de ser” sexual que
tiene el hombre. En primer lugar tendremos que distinguir entre deseo, atracción sexual, placer,
libido, erotismo, genitalidad, rol sexual y vías de manifestación sexual. Partamos de un hecho
simple y básico: la existencia de un hombre y una mujer. Ambos tienen caracteres sexuales
primarios (órganos sexuales) y caracteres sexuales secundarios (voz, pelo, piel, senos, etc.)
distintos. Esto los hace físicamente diferentes. Si profundizamos caracteres psicológicos veremos
que se habla de “cerebro femenino” y de un “cerebro masculino” para señalar las maneras de
116
Bruno, Antonio Horacio – CONNOTACIONES MÉDICO-LEGALES DE LA AGRESIVIDAD:38-39,
Rev. AMA, Bs. As., marzo-abril 1981
117
imponer normas
151
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
manifestar el pensamiento femenino y el masculino. Incluso hay una concepción distinta en lo
afectivo, para cada sexo. A esto general, hay que adosarle lo particular y estas diferencias se marcan
aún más. Pero nuestra intención, más que relevar las diferencias obvias de ambos sexos, es destacar
lo que iguala genéricamente al hombre y la mujer. A las diferencias sexuales físicas, debe agregarse
el rol sexual. Rol es un galicismo utilizado por papel, entendiendo por papel el conjunto de
conductas que cada persona debe desarrollar en su desempeño social cotidiano, o sea, la “forma de
ser social” o cómo cada persona se desempeña socialmente. El término papel o rol fue usado en
Sociología, extrapolado del lenguaje teatral en el que el papel era la parte de la obra dramática que
ha de representar cada actor y la cual se le da para que la estudie. Hemos destacado esta
definición denotativa de rol o papel porque nos servirá para introducir una idea fundamental para la
educación auténtica: los roles de la vida deben asumirse con plena aceptación y son susceptibles
de ser estudiados. Con esto queremos decir que se puede desempeñar roles sociales en forma
improvisada o bien seleccionarlos y prepararse para desarrollarlos de acuerdo a nuestra naturaleza
real. El rol sexual es uno de los tantos roles sociales que el hombre debe representar, pero
paradójicamente ya le es dado de antemano, incluso con una conformación física determinada y de
acuerdo a lo que terminamos de definir, se puede aceptar o intentar cambiar el rol y prestar
aceptación a otro distinto al asignado por la naturaleza. Naturalmente, cada rol tiene conductas no
iguales que deben aprenderse para desarrollarse. Este concepto es controvertible, pero nosotros lo
adoptamos, no en función de conductas probables, sino como una conclusión extraída directamente
de los “modos de ser sexual” del hombre que se manifiestan en la realidad y en la práctica (roles
fenomenológicos). Se podrá discutir si se acepta o no la probabilidad de cambiar el rol sexual, pero
no se puede discutir el fenómeno que se da en la realidad, del permanente cambio del rol sexual,
“desde que el hombre es hombre”. Muchas veces, tanto en el tema sexual como en otros, nosotros
nos limitaremos a señalar los “modos de ser” sin abrir juicio sobre ellos, lo que no significa
aceptarlos como un valor. Sólo se admite simplemente que “tal cosa existe” y así procedemos a
consignar su existencia. Si es procedente o no, es harina de otro costal.
En manera especial siempre pensamos y hemos sostenido que lo que se da en la realidad no
siempre es la verdad. Esta aserción es fácil de comprender dado que lo real o realidad es el
conjunto de las cosas y las formas como estas se manifiestan en el mundo, pero hemos advertido
que las cosas no siempre aparecen como son y su verdadero ser debe ser develado. Luego, las cosas
pueden tener apariencia falsa, no manifestarse como son realmente. Es muy importante esta
distinción porque, sino, se cae en la tentación de confundir realidad con verdad o de creer que la
verdad “es lo que se ve”. Hemos aclarado previamente que “lo que se ve” aunque tenga una
tangibilidad indiscutible es simplemente “punto de vista” y éste, al no ser totalizador, induce engaño
sobre el verdadero ser de la cosa “vista”. Todo lo que “se ve” es lo que aparece a la luz (fenómeno)
y así debe consignarse: simplemente decir es lo que aparece a la luz. En absoluto, el carácter de real
da carácter de verdad. Tampoco el hecho de ser un fenómeno significa que sea real (las visiones o
alucinaciones son fenómenos que aparecen como reales y son imaginarios). ¿Por qué no todo lo que
se percibe como real puede ser tal o verdad? Esta cuestión la dilucidamos en capítulos anteriores,
pero recordaremos lo principal: la percepción depende de la integridad funcional de nuestra mente y
nuestros sentidos. Cualquier falla en ellos nos da una percepción anormal o deformada. No es
infrecuente que muchas percepciones que creemos reales sean imaginarias. También nuestro punto
de vista está, no sólo condicionado por la integridad de los sentidos y la mente, sino por nuestras
convicciones, cultura y forma de pensar. Si no balanceamos todo esto, es fácil caer en el error, el
cual se agrava cuando creemos que nuestro error es la verdad. Hay que ser muy cauteloso antes de
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
152
aceptar por real y verdad cualquier fenómeno que nos impacta. Nuestra mente debe realizar una
especie de autocensura y autocrítica, con una estricta comprobación (chequeo) de que nuestra
percepción no es anormal y no está “teñida” por preconceptos. Esta forma de control es lo que
constituye el juzgar correcto y la adquisición de “criterio” (buen criterio), ambas cosas necesarias
para el pensar y el actuar auténtico. Como es nuestra costumbre, hicimos esta digresión recordatoria
para poder abordar el tema del rol sexual, limpiando el camino de las “hierbas intelectuales” que
pueden empañar la visión clara del problema, sobre todo en uno de los temas que más preocupa al
hombre, pero que también, más que otros, ha cargado de tabú, preconceptos o muchos “a priori”.
Ha llegado el momento en que el hombre, si quiere superar los problemas actuales, debe llegar a
una nueva “forma de pensar” y para ello debe descartar todo aquello que se oponga a un formal
razonamiento basado en la realidad, pero también guiado por la brújula interior que cada uno posee
para no desviar el camino a la verdad.
El rol sexual, concretamente, es lo relativo a lo “femenino” y lo “masculino” mientras que
lo genital es más aplicable a lo de “hembra” y “macho” y con esto dejamos nuestra primera
definición de estos términos, para no confundirlos al tratar el tema sexual. Por otro lado, “mujer” y
“hombre” son los términos aplicados específicamente al género humano para distinguir lo genital
y lo sexual. Aunando todo lo expresado anteriormente, es posible que se dé el fenómeno de tener el
sexo de macho, pero querer desempeñar el rol femenino o viceversa. Esto ya marca la diferencia del
lenguaje y el uso correcto de los términos. El “rol femenino” es la manera de “ser mujer” en la
sociedad. Obviamente, el “rol masculino” es la forma o modo de “ser hombre” socialmente.
Decimos sociedad y socialmente, porque estos términos son absolutos y necesariamente señalan que
para ser algo social debe indefectiblemente “interactuar con otro”. Si no se tiene la referencia “del
otro” no hay sociedad ni comunidad. Los roles o papeles siempre se desempeñan ante otros.
Luego, la exigencia de ser femenino o masculino está en función de otro. Lo aceptado por natural es
que la mujer represente el rol femenino de mujer y el hombre el rol masculino de hombre. Si esto
ocurre estamos en el orden de lo esencial y auténtico. En este orden natural en el que la mujer se
relaciona con el hombre como tal y el hombre con ella en su condición propia, estamos frente a
roles heterosexuales. Es lo universalmente aceptado. Por lógica cuando un hombre y una mujer se
unen forman una pareja (“conjunto de dos personas, hombre y mujer, consideradas una en relación
con la otra”). Al formar la pareja existe el pareo: la unión de una cosa con otra. La formación de
una pareja puede tener diferentes fines:
•
•
•
una simple convivencia (“vida en común”)
reproducirse
formar una sociedad para algún fin
En el caso de una pareja que tengan los fines de vivir en común y reproducirse, forman en
este caso una familia con lazos parentales de esposos, padres e hijos. Si hay una familia formal (se
ajusta en forma legal o religiosa) constituyen un matrimonio,118 figura legal de una sociedad en
común de la pareja o un vínculo religioso a través de un sacramento y bajo un juramento. Si sólo
hay una unión no formal, esto se considera simplemente como “vivir en pareja”, con todos los
atributos de un matrimonio pero constituyendo una relación extramatrimonial, por lo que para la ley
118
Según la RAE, matrimonio es la “unión de hombre y mujer, concertada mediante determinados ritos o
formalidades legales”
153
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
es un concubinato (relación marital entre un hombre y una mujer sin estar casados). El término
“concubinato” deriva etimológicamente del latín concubinãto y éste de concubitus = ayuntamiento
carnal. Generalmente el concubinato conlleva el ayuntamiento carnal, pero el matrimonio puede
llegar a ser una institución social usada con intereses ajenos a la procreación y puede existir un
matrimonio sin ayuntamiento carnal o con el ayuntamiento pero sin concepción, mediante el uso de
anticonceptivos o el aborto. Se usa por un interés secundario (adquirir poder, bienes, status, ser
mantenidos, etc.). Cuando se constituye una pareja, generalmente lo es impulsada por un
sentimiento afectuoso fuerte o amor. Esta es la base de la verdadera familia. Es una relación
monogámica, sea matrimonio o concubinato. El hombre, por naturaleza tiende a la relación
monogámica y así se ha dado en la Historia. La monogamia ha sido lo frecuente y predominante en
la sociedad humana. Con estos conceptos queda bosquejado un aparente orden natural que implica
como natural la unión carnal del hombre con la mujer con fines de procreación, a través de una
relación afectuosa o amorosa, monogámica y permanente. Pero puede suceder, y sucede, que
algunas personas trastroquen el orden natural y se sientan “diferentes” o sea, que un hombre quiera
desempeñar un rol femenino y una mujer un rol masculino. O un rol ambiguo. Cuando un hombre
quiera desempeñar el rol femenino y relacionarse así con otro hombre o viceversa, una mujer quiera
representar un rol masculino y relacionarse de esta manera con otra mujer, éste es un rol
homosexual.
Los “bajos” instintos
Los llamados bajos instintos son los relacionados con los instintos negativos y
monstruosos que determinan la deformación de la esencia humana y transforman al hombre es una
especie de bestia incontrolada e incontrolable. No hay duda que la interacción entre emociones e
instintos es tan estrecha que no es fácil separarlos. Quizás se deba a que ambos, emoción e instinto,
operan sobre una misma área del espíritu (sector afectivo) y por lo tanto tengan la misma vía común
final de expresión, tanto en lo anatómico u orgánico, como en lo psíquico. Así como hay
exacerbación de instintos positivos (empatía, amor, amistad) también hay de sentimientos que
pueden llevar a conductas instintivas incontrolables, generalmente bajo el impulso de la ira, de la
violencia y de otras actitudes destructivas y perversas. Mira y López define a los bajos instintos
como “obscuras fuerzas que son capaces de emerger en nosotros, desde las profundidades del
inconsciente, llevándonos a excesos y dislates de los que siempre es tarde para arrepentirse. Es
una forma de desencadenamiento del genio maléfico que nos lleva en forma irrefrenable a la
degradación”
Repasaremos ahora las características de los bajos instintos. La perversión es el estado por
el cual se realizan acciones “sumamente malas, que causan daño intencionadamente” y que se
“corrompe las costumbres y el orden y estado habitual de las cosas”. Esto es, lisa y llanamente, las
acciones de maldad. Estas son las acciones que, además de carecer de bondad, obviamente, son
dañosas o nocivas tanto para la salud, el cuerpo y la vida, como para la sociedad en general, puesto
que en este concepto, la maldad se opone a la razón y a la ley, es decir, atenta directamente contra la
esencia del hombre y es otra de las manifestaciones de la antiesencialidad humana. Con estas
acciones se involucra todo lo que produce los bajos instintos que hemos aludido. La malignidad es
una “propensión del ánimo a pensar u obrar mal” y es lo opuesto a la bondad, la que no sólo
implica el control total de emociones e instintos, sobre todo los bajos y negativos, sino también una
propensión natural para hacer el bien y evitar el mal. Tanto la maldad como la bondad están en el
154
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
hombre. Por lo tanto, hay que aguzar el ingenio para descubrir los mecanismos, aún desconocidos,
por los cuales un hombre decide obrar en uno u otro sentido. Como corolario es necesario destacar
el incremento de la tendencia al instinto de agresión o violencia. Está ligado a los instintos
primarios de odio e ira y el factor desencadenante es la frustración. La agresión, si bien puede estar
motivada o impulsada por instintos primarios, siempre es una conducta aprendida y un resultado
social. La agresión, más que instintiva, es una reacción condicionada culturalmente. Se es agresivo
porque el medio condiciona esa agresividad. Todo ocurre a tal punto se ha llegado a hablar de que
existe actualmente una “cultura de la violencia” en donde lo agresivo es el condimento principal.
Esto amerita un tema aparte en el próximo parágrafo. De esta forma, hemos intentado un
acercamiento elemental al conocimiento de los instintos humanos, primer paso para poder
explicarnos hasta qué punto una tendencia es imperativa y hasta cuándo o cómo, no lo es.
Controlar las emociones es, en algún modo, equilibrar los estados de ánimo (principalmente
los estados iracundos). Cuando hay una perturbación o desorden de este estado ánimo, se instala la
pasión, la que también puede manifestarse como “apetito o afición vehemente a una cosa” (RAE).
En el “estado de pasión” el hombre pierde el control de sus emociones, sobre todo, de las
emociones violentas. Es cuando cae bajo el estado de esclavitud de las pasiones. Son las personas
iracundas sin motivo o que fácilmente montan en ira y actúan sin ningún sentimiento ni afecto, en
forma irracional, automática o deliberada (según la intención). Es una ira inadecuada y fuera de
control y que instala una furibundia permanente. Generalmente, los “malos iracundos” (los que no
tienen razón alguna para ser iracundos) son personas que carecen de remordimientos y de empatía.
Dentro de los bajos instintos hay que considerar a las sociopatías. Para Goleman119 la
sociopatía es el equivalente de psicopatía. Lo que antes consideramos como psicópata, hoy
Goleman le llama sociópata, lo que da la idea de que son quiere aludir a una especie de “enfermo
social”, cuya falla principal es la falta de adaptación a la sociedad y por eso observa una conducta
anormal que va desde la anomia a la violencia total. Dice Goleman que “los psicópatas se destacan
por ser encantadores y al mismo tiempo totalmente carentes de remordimientos”. Define a la
psicopatía como “la incapacidad de sentir la menor empatía o compasión”. Según este autor, la
falta de remordimiento “es el más desconcertante de los defectos emocionales. El núcleo de la
frialdad del psicópata parece asentarse en una incapacidad para hacer algo más que conexiones
emocionales absolutamente superficiales. Los criminales más crueles, como los sádicos asesinos en
serie que se deleitan con el sufrimiento de sus víctimas experimentan antes de morir, son la
personificación de la psicopatía”. Goleman intenta explicar, en parte, que la “compleja conducta
criminal” puede ser enfocada desde diversos puntos de vistas, evitando la teoría de una base
biológica o del “gen criminal”. Una de las teorías posibles es la que él llama “tipo perverso de
habilidad emocional intimidatoria” por la cual el criminal desarrolla su capacidad de intimidar a
otros para lograr una especie de supervivencia en los barrios marginales o violentos, en los cuales
generalmente vive. Naturalmente, esta habilidad intimidatoria es la que emplea también para el
crimen. De ahí que para desarrollar esa habilidad, deba evitar todo tipo de empatía, la que es
contraproducente para una “conducta intimidatoria”. Tanto la manipulación criminal como la
torturadora (caso del policía malo), exige aprender a disociar los sentimientos de las víctimas, de los
propios sentimientos del sociópata, “con el fin de hacer su ‘trabajo’”. En el origen de esta
manipulación inempática o anempática120 (carente de empatía), Goleman cita el caso de maridos
119
120
Cap. 7 de LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Neologismo que proponemos para denotar la falta total de empatía
155
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
golpeadores, los cuales han sido estudiados y accidentalmente se descubrió que proceden así, no por
“el apasionamiento de la ira” sino por la “adopción de un estado frío y calculador”. La “actitud
beligerante y abusiva” es sólo exterior, pues interiormente gozan de plena serenidad. Estima que la
violencia, en este caso, es un “calculado acto de terrorismo” como “método de control a través del
temor” de las víctimas. En estos individuos existe una especie de “violencia sin motivos e
irrefrenable” pues nada los detiene. Pero son tan buenos mentirosos y simuladores de bondad que
engañan a todos con una “apariencia bonachona” para ocultar sus verdaderos instintos deformados.
Aclara Goleman que muchos psicópatas y personas no psicópatas pueden padecer una especie de
defecto nervioso no genético. Esto explicaría porque de todos los que son fríos o padecen de falta de
empatía, la mayoría no son criminales. Para que se produzca una conducta criminal, además de la
falta de empatía, deben estar en la consideración otras fuerzas psicológicas, económicas y sociales
que contribuyan como “vectores de la criminalidad”
Hemos asociado a los bajos instintos con instintos perversos, dañinos, irrefrenables, que no
son compulsivos en el sentido natural, es decir, no tienen nada ver con la vida misma, sino que son
frutos de una cultura de violencia o ausencia de una educación o formación cultural. Son instintos
crueles en más, es decir, un verdadero desborde instintivo, donde los instintos no son ya para
cumplir sus funciones naturales sino que son instintos desviados de lo normal y natural. Son
antinaturales. Consisten en la desinhibición total, desenfreno social y libertinaje absoluto, que
avasallan todos los derechos ajenos. Los prójimos sólo son objetos o instrumentos para el
cumplimiento de los bajos instintos. Todo esto ocurre en la esfera de lo sexual y el instinto sexual
natural se desnaturaliza. Aparecen motivaciones y deseos bastardos, nefastos y totalmente torcidos.
Hay un exceso de fantasías morbosas y apetitos totalmente pervertidos.
Los bajos instintos sexuales son los que originan las perversiones sexuales como la
necrofilia (relación carnal con muertos), zoofilia (relación carnal con animales), la violación sexual,
la pederastia (abuso y violación de niños), el incesto, el sadomasoquismo, las mutilaciones sexuales
no rituales, el proxenetismo, la trata de blancas o prostitución esclavizante, la gerontofilia (relación
carnal con ancianos), etc.
Hay una libido exagerada en algunos casos como la ninfomanía indiscriminada o un deseo
sexual depravado como en la violación y el sadomasoquismo o el abuso sexual en todas sus formas,
especialmente el que se realiza bajo coerción física y psíquica, chantaje, etc. Las otras desviaciones
sexuales son incomprensibles y sólo se conocen por su manifestación fenomenológica. La
violación sexual es más execrable cuando es seguida de asesinato o se practica en bebés o niños de
muy corta edad.
La mente superior no es la que carece de bajos instintos sino la que puede controlarlos con
la sublimación y la educación o control mental. Del conocimiento previo de los tipos de instintos
humanos, se puede hacer una deducción primaria: hay instintos controlables con la voluntad y la
inteligencia, que son los aprendidos y los no imperativos ni vitales. Controlar un instinto significa
ponerle frenos, o sea, refrenar: “contener o reprimir la fuerza o la violencia de algo”. De no
manejarse con inteligencia, los instintos pueden transformase en irrefrenables y así ser imperativos,
cualquiera sea su categoría, llevando al libertinaje, al desborde, al desenfreno, al exceso de los
instintos. El desenfreno transforma totalmente al hombre y lo deshumaniza, llevándolo a adoptar
“modos de ser” inhumanos. Cuando un instinto se enseñorea, en total desenfreno, transforma al
156
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
hombre en casi una bestia insociable, depravado, degenerado, asesino, corrupto y todo tipo de
calificativo que marque claramente una conducta irracional, impropia del ser humano, de la
inteligencia humana.
Pero ahora debemos agregar que el cuerpo humano tiene mecanismos de control propios
para esos instintos, aún los vitales. Así en el Sistema Nervioso Central (SNC) hay “centros” que
regulan la sed, el hambre, la libido. Estos centros generalmente son de dos tipos: excitatorios e
inhibitorios. De esta manera hay un centro para el hambre y un centro para la saciedad.
Lo extraordinario es que el hombre, en un esfuerzo supremo, puede controlar con su
voluntad y razón estos centros, que actúan por sustancias que viajan por las vías nerviosas
(neurotransmisores) y que pueden ser comandados tanto en la excitación como en la inhibición
desde la corteza cerebral, sede fisiológica de la inteligencia razonada. Por estos mecanismos, una
persona puede producir una excitación anormal del hambre (gula) que lo lleva a comer
irracionalmente hasta enfermar y morir por sobreingesta. También por estos mecanismos puede ir al
extremo contrario: la inhibición y provocar ayunos prolongados que, incluso pueden llevarle a la
caquexia (debilitamiento grave) y a la muerte por inanición.
También estos mecanismos que se pueden manejar voluntariamente, cuando hay
alteraciones psicológicas, pueden desatar involuntaria e irracionalmente compulsiones para comer
(bulimia) o para ayunar (anorexia). Estos mecanismos que hemos ejemplificado para el hombre
también son aplicables a los otros instintos. Por estas manifestaciones es que afirmamos que los
instintos humanos no son tan absolutos como en el animal. De igual modo que en el hambre, el
hombre manipula su sed o su instinto sexual a los que puede voluntariamente sobredimensionar o
anular. Los mecanismos de control ejercen una acción de inhibición de instintos. Cuando estos
controles no se desarrollan, se debilitan o se pierden, aparece la desinhibición de los instintos.
La Etología (del griego ethos = costumbre y logos = tratado) es una ciencia que se ocupa
del estudio del carácter y modos de comportamiento del hombre como así también es la parte de la
Biología que estudia el comportamiento de los animales, mientras que la Ética, que también
proviene del griego ethos, es una parte de la Filosofía que trata la Moral y las obligaciones del
hombre. De ese modo la ethos del hombre puede ser enfocada desde un punto estrictamente
biológico, en tanto o en cuanto se refiere al modo de desarrollo de la conducta en una determinada
sociedad o a lo largo de la vida, con relación a sus hábitos de subsistencia material u orgánica en el
medio ambiente físico que le toca vivir. O bien, esa ethos se puede ocupar, mediante el pensamiento
trascendental, de que esas conductas o comportamientos se ajusten a lo que se entiende por recta
razón, sobre todo en lo referido a las relaciones interpersonales (interacción del hombre con el
hombre).
Ajustarse a la recta razón no es otra cosa que los hombres sean racionales e inteligentes y
no meramente instintivos, en el sentido de irracional e incontrolado.
La Etología sólo describe el fenómeno de un comportamiento o conducta, es decir, como se
desarrolla físicamente. La Ética tiende a conformarlo dentro de normas o reglas para ajustarlo a “lo
que debe ser” en el sentido de lo bueno, lo excelente, la justicia y la responsabilidad. Al tocar el
tema de la Ética hemos introducido una forma más del control inteligente de la conducta instintiva
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
157
del hombre, pues el principio ético-moral del “no matarás” es un freno al impulso homicida o a la
agresividad. De este modo el hombre regula o controla sus instintos tanto en forma fisiológica como
en forma inteligente.
Para redondear el tema del control sexual, como parte de una educación para la
autenticidad, nos queda por tratar el tema de la sublimación. Sublimar es engrandecer, exaltar,
ensalzar o poner en altura. Físicamente es pasar directamente, esto es sin derretir, del estado
sólido al de vapor. Arrancamos con estas denotaciones para ensamblar con el sentido connotativo
que queremos darle a la palabra sublimación, a la cual entenderemos como aquel mecanismo mental
y afectivo que nos permite cambiar rápidamente un estado mental degradante a otro de mayor
engrandecimiento, exaltación o altura. La sublimación sería un mecanismo intelectual en el que el
hombre transforma un hecho negativo en algo más positivo. Es como olvidar o transformar un
hecho penoso en algo distinto a lo que es realmente, para acercarlo a algo placentero. Lagache121
sostiene que la sublimación es un mecanismo y por ella “se cambian a la vez el objeto y la finalidad
del impulso, de modo que el instinto encuentra su satisfacción en un objeto-finalidad que ya no es
sexual, sino que posee una valoración social o moral más elevada”.
La educación es otra de las formas de impedir la manifestación de los bajos instintos.
Decimos la manifestación, porque no es posible evitar el sentir instintos bastardos. Seguramente los
bajos instintos existen porque hay la posibilidad cierta de que el hombre sea acosado o accedido por
fantasías instintivas degradantes. Así como la sublimación es el mecanismo natural para evitar
llevar a cabo un acto de bajos instintos, la educación en general y la instintiva en especial (y dentro
de ella la educación sexual) es la mejor arma para el control de bajos instintos. La educación nos
permite conocer nuestros instintos, en forma particular, los bajos instintos. Esa educación también
nos lleva a adquirir los mecanismos de control instintivo y a ocupar el “vacío instintivo” por falta de
valores tales como la continencia, el amor, la pureza, etc. Aprender y adquirir valores morales es el
método adecuado para llenar nuestro subconsciente o inconsciente y disminuir ahí la llegada de
estímulos indebidos. O si llegan, eliminarlos en forma inmediata y efectiva.
Desarrollo de la inteligencia emocional
Nosotros, al abordar la inteligencia emocional nos hemos referido al control de estas
emociones dado que la mayor parte de la vida del hombre está signada más por la emoción que por
la inteligencia. Luego, siendo una reacción tan importante, es necesario que el hombre aprenda a
desarrollar sus emociones, pero junto con su inteligencia emocional. El ser del hombre es un “ser
emotivo”. Quitarle la emoción es desnaturalizarlo. La educación para el desarrollo de la emotividad
debe centrarse en dos cosas fundamentales:
•
•
en que el hombre aprenda a conocer sus emociones y a vivirlas
en que desarrolle su ser emocional a la luz de la inteligencia emocional.
El cambio debe comenzar por lo personal e individual dijimos. Para esto lo primero es
motivar al hombre para el cambio. La motivación siempre está más cerca de la emoción que de la
inteligencia. Estas reacciones emocionales son las que preceden en muchos casos a las reacciones
121
Daniel Lagache - EL PSICOANÁLISIS, editorial Paidos, Bs. As. 1976
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
158
racionales o de la inteligencia, por lo que la inteligencia sola no es suficiente para triunfar en la
vida. La motivación122 es la sal del cambio, pero esta motivación debe estar tanto en la mente del
educando como en la del educador. Pretender que sólo uno de ellos debe cargar con toda la
responsabilidad no beneficia ningún cambio. Otro problema es el desarrollo de la conducta
emocional. Se puede ser demasiado optimista o demasiado pesimista, demasiado consciente o
inconsciente, muy expresivo o totalmente inexpresivo. Los sentimientos fuertes pueden degenerar
en trastornos irreales y los miedos, en principio naturales, devengar en fobias como una
desnaturalización del miedo natural a un elemento real y conocido, para transformarse en un miedo
sin razón, a nada real o conocido. Simplemente en un miedo al miedo. Es muy importante inculcar a
los padres y educandos que a los niños hay que regularle adecuadamente sus emociones primarias,
tanto a través de la formación mediante la transmisión de conceptos educativos, como a través del
ejemplo. Cuántas veces un padre aconseja a su hijo no temer, pero él no puede reprimir algún gesto
de temor frente a un hecho determinado. Muchas conductas fóbicas son en alguna medida aprendida
en la familia. Las nociones de: lo desconocido, las del ejercicio correcto del amor, de la posesión de
bienes, de las relaciones amorosas con otros, deben ser enseñadas en la familia y en lo relativo a lo
desconocido se debe tender a dejar bien en claro que lo desconocido debe aprender a sortearse y no
temerse hasta tanto haya información adecuada. El temor a la oscuridad debe tratar de erradicarse
enseñándose que la oscuridad es un hecho natural y que cuando se produce en un ámbito conocido
no tiene porqué despertar temor. Igualmente debe procederse con otros fenómenos naturales como
la lluvia, los truenos, temblores, etc. No debe confundirse respeto con miedo. Los fenómenos
naturales deben ser respetados pero no temidos. El respeto es el freno de la temeridad. Muchas
veces intentan darse moldes o modelos de temeridad para contraponerse al miedo. Pero la temeridad
es tan irracional como el miedo. La prudencia es otra cosa a enseñar frente a la temeridad. Respeto
y prudencia van de la mano frente al temor o al peligro. No se deben dar esquemas de imprudencia
como tampoco de temor.
Se debe enseñar a amar lealmente, señalando que el amor no significa posesión del ser
amado, el que puede y debe ser compartido en el amor con otras personas. De lo contrario, es
crear situación de celos que deterioran toda relación amorosa. La educación auténtica tiende al
desarrollo de un ser emocional auténtico, expresivo pero medido, equilibrado, libre de
deformaciones en más o en menos. La conducta emocional debe ser en alguna medida enseñada y
aprendida, con la palabra y el ejemplo. La prédica sola no es efectiva. Pero por sobre todo, debe
primar la inteligencia emocional que antes hemos enunciado y desarrollado. Algunos autores
(Goleman y otros) atribuyen al hombre de hoy un analfabetismo emocional, es decir, la carencia
de una educación emocional, la que sería, en contrapartida, una especie de alfabetización
emocional, en donde el hombre aprende a conocer y manejar sus emociones, controlándolas
eficazmente. Este analfabetismo emocional, o mejor dicho: la alfabetización emocional, necesitan
de un reaprendizaje emocional que reeduque el cerebro emocional. Ned Herrmann destaca en la
educación, dos objetivos:
•
•
122
educar a la persona en lo emotivo
conseguir una adaptación vital, emocional y social.
Según la RAE, emoción es el “estado de ánimo producido por impresiones de los sentidos, ideas o
recuerdos que con frecuencia se traduce en gestos, actitudes u otras formas de expresión”
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
159
VIII
MENTE Y VOLUNTAD
¿Qué es la voluntad? Concepto
iguiendo nuestro método,123 primariamente entenderemos por voluntad a la “potencia
del alma que mueve a hacer o no hacer una cosa o como el acto con que la potencia
volitiva admite o rehuye una cosa, queriéndola o aborreciéndola. También puede ser
libre albedrío o libre determinación o la elección de una cosa sin precepto o impulso externo que a
ello obligue.” Otras acepciones son “ganas o deseo de hacer una cosa o intención, ánimo o
resolución de hacer una cosa.” De estos conceptos deducimos que la voluntad es “una actividad
propia del alma, la facultad de elección, que acepta o rechaza un objeto o acción después de
haber considerado atentamente los motivos a favor y en contra y poner en marcha las ganas o
deseo de hacer una cosa o intención, ánimo o resolución de hacer una cosa.”124 Con estos
conceptos básicos, es lícito pensar que también la voluntad, en algún modo, es el instrumento de la
libertad humana, pues a través de ella el hombre decide qué hacer o qué no hacer. Pittaluga125 dice
que la voluntad es una actividad compleja de la mente, en que intervienen tanto los estímulos
primarios de la vida orgánica como los factores temperamentales, emotivos y pasionales, dentro del
juego lógico de la inteligencia, los móviles morales y los frenos de la educación y el carácter. El
acto de volición se nutre en proporciones distintas de todos esos elementos. Por eso importa mucho
examinar cuáles son las relaciones entre la voluntad y la pasión junto con otros temas, tales como:
S
•
•
El engendro de la deliberación volitiva sobre el tumulto pasional
La influencia del tono pasional en los modos de conductas que realizan actos de
voluntad.
Este autor elabora lo que denomina teoría erótica de la voluntad, pues tanto el amor como
la voluntad conjugan el mismo verbo: querer que en castellano significa, polisémicamente, amor y
voluntad. De todas las facultades espirituales, la voluntad resulta la más importante porque en cierta
medida, es la que domina y dirige a todas las otras facultades para ayudar al hombre a moldear su
propio carácter y personalidad. Así puestas las cosas, más que de voluntad, sería preciso hablar de
actos volitivos como la gran capacidad que posee el hombre para decidir y determinar su conducta y
su vida. Es la que está más íntimamente ligada a la inteligencia porque el pensamiento debe
preceder a la deliberación de la voluntad. La voluntad es un impulso que existe en el menor de
nuestros movimientos, aún los más naturales, o sea, en la génesis de todas las acciones. Es una
fuerza motriz que anima el cuerpo y la propia vida, concentrada en el imperativo del verbo querer.
A pesar de todas sus bondades, la voluntad no es algo que está disponible espontáneamente. Hay
que educarla, guiarla, manejarla, conquistarla. La primera condición necesaria para conquistar la
voluntad, paradójicamente, está en querer conquistarla, porque para ello se precisa una gran dosis
de voluntad. La voluntad como facultad está disponible y no es necesaria adquirirla, pero sí debe
desarrollarse y robustecerse. En el acto voluntario o volición, se pueden considerar cuatro fases:
123
Consiste en un “ponerse de acuerdo” con el significado que daremos a las palabras
Álvarez Merino, Ana Cruz – MOTIVACIÓN Y VOLUNTAD, Editorial Quórum, España, 1987
125
Pittaluga, Gustavo – SEIS ENSAYOS SOBRE LA CONDUCTA, Editorial Hachette, Bs. As. 1944
124
160
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
1. la concepción del fin: para poner en marcha a la voluntad es necesario tener un fin
claro, es decir, conocer bien lo que se va a querer. El entendimiento concibe uno o
varios objetivos, a lo que considera lo suficientemente buenos, es decir,
convenientes, para presentar a la voluntad y tentarla a la acción.
2. deliberación: es examinar las razones a favor y en contra del objetivo propuesto a
la voluntad. Siempre encontraremos alternativas o diferentes vías, al menos dos, de
las cuales se puede escoger una que es la que se llevará a la práctica.
3. decisión: llamada también elección o resolución. Es el acto por el cual la voluntad
decide cual vía seguir. Es la fase más importante en la que se manifiesta la
actividad libre mediante un acto propiamente nuestro.
4. ejecución: es el intento de poner en práctica la decisión tomada, aunque no siempre
pueda realizarse ya sea por impedimentos externos o falta de fuerzas. Esto es
subsanable mediante la perseverancia en la decisión, lo que permite esperar
circunstancias favorables a la realización del acto.
En las fases de concepción y deliberación predomina lo intelectual. En la ejecución
intervienen otras facultades, especialmente la imaginación y la potencia o fuerza locomotriz. En
cambio la decisión es la fase más importante y depende exclusivamente de la voluntad y para esto
necesariamente debe poseer libertad y responsabilidad. La decisión entraña la noción de la propia
responsabilidad: al tomar una decisión nos obligamos a realizar aquello que hemos resuelto y el
compromiso de arrostrar todas las implicancias que de nuestra decisión y actos emanen. En
determinadas cosas tomar una decisión es relativamente fácil. Pero en las cuestiones conflictivas
una decisión puede resultar, además de difícil, penosa. En esta instancia es cuando en el acto
voluntario debe involucrarse en bloque toda la personalidad, la que se compromete definitivamente
con el conflicto planteado. De ella dependerá ser decidido o indeciso. El hombre auténtico es un
“hombre decidido”, es decir, sabe realizar con facilidad los actos voluntarios y tiene imaginación
para concebir fines con claridad intelectual que le permite ponderar razones en pro o en contra,
aptitud sin la cual no es posible ejecutar lo que se ha decidido. Además, tiene conciencia de su
libertad de obrar y el valor para enfrentar la responsabilidad de sus propios actos, de las cuales
nunca escapa. Contrariamente, el hombre inauténtico es un “hombre indeciso”, abúlico, incapaz de
tomar y mantener una decisión porque carece de fuerza para romper el conflicto mental en que le ha
puesto la reflexión, sobre las alternativas a seguir y la responsabilidad total de sus actos. Le abruma
el peso de la responsabilidad y, salvo las actividades automáticas e individuales, que no necesitan
reflexión ni decisión, con el resto de sus decisiones vegeta en la inacción. Sólo bajo el efecto de una
emoción brusca u otro estímulo tónico excepcional puede actuar infrecuentemente. En este punto es
muy problemático discernir entre inteligencia volitiva y conciencia volitiva. Si bien la voluntad
comienza con un acto inteligente, quien delibera es la conciencia pues en alguna forma es la que
gobierna la mente y sus acciones. Por eso, lo primero que se delibera es si el acto es malo o es
bueno. Es difícil que el hombre desconozca totalmente la noción de bien o mal. Podrá tener
interpretaciones diferentes de esa noción, pero siempre, en alguna medida, esa noción está presente.
Puede ocurrir que una conducta no se ajuste debidamente a la noción de bien y el hombre no pueda
corregirla, pero esto no es óbice para que se tenga conciencia de que esa conducta es aberrante.
¿Por qué puede haber dificultades para corregir una conducta?. Sencillamente porque
nuestra voluntad, que en muchos casos obra bajo el dictado de la conciencia, en algunas
161
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
circunstancias obvia a esa conciencia. La mente, de algún modo, es neutral ante las cualidades de
los impulsos o deseos. Se limita sólo a registrarlos. La que debe determinar sobre la bondad o no de
los actos es la conciencia, la que en definitiva selecciona si se procede o no a dar curso a lo que
imaginamos. Como la conciencia radica en el entendimiento, de acuerdo con él, decide el
“cúmplase”. Pero en el acto de hacer efectivo lo aprobado, la voluntad puede presentar fallas en su
gestión y volverla inacertada y, entonces, somos testigos de algo insólito: el hombre se comporta en
sentido contrario a lo que ordena su propia conciencia. Esta falla puede ocurrir porque la conciencia
en sí esté debilitada debido a que el hombre no fue educado a seguir plenamente los dictados de la
misma, o bien puede ocurrir que un impulso irrefrenable, como el impulso homicida que genera el
estrés crónico, logre torcer el “fin debido”. En este caso se comete un crimen, a sabiendas de que
aquello estaba mal y no debía haberse hecho. Por esto, la educación en la autenticidad debe tender a
reforzar la acción de la conciencia, a entrenar al hombre auténtico a oírla por sobre todo impulso o
emoción fuerte. Con la inteligencia emocional enseñamos como controlar los impulsos irracionales
o las emociones fuertes. Acá debemos centrarnos en dotar al hombre de mecanismos de conciencia
volitiva poderosa. Para esto se debe trabajar con la imagen del “hombre decidido”, el que ante la
propuesta de una “acción indebida” sabrá responder con un “no” rotundo, fuerte e inamovible.
Ninguna insistencia ni tentación debe quebrar esta férrea decisión. Naturalmente, esta decisión debe
tener todo el peso de su razón avalada por el “examen de conciencia” prolijo que determina la
procedencia de un “sí” o de un “no” y una vez clarificada la procedencia de la decisión ésta debe
llevarse a la práctica con toda libertad y responsabilidad que permita eludir las presiones que
tienden a doblar o quebrar una decisión. Frente a una tentación perversa, insinuada por presiones
inauténticas, si el hombre indeciso, tímido, ensaya un “no” sin mayor convicción, el algo que lo
tienta o “dominio tentador” terminará por imponerse con insistencia apremiante y, en muchos casos,
los temperamentos abúlicos terminan por ceder a la tentación con la ilustre frase: “Bueno, si se
insiste...” o bien “si Ud. se empeña...” Estas mismas personas son las que cuando se les propone una
acción meritoria para cooperar, responden con: “veremos...”, “a lo mejor...”, “tal vez lo haga”. Esta
desconfianza en sí mismo, reserva o indecisión indica que la persona es débil de voluntad y de
conciencia y, en consecuencia, es inauténtica.
En este tema de la volición hemos tocado tangencialmente la cuestión de la convicción que
no es otra que el convencimiento que sustenta una persona para seguir o abandonar una conducta.
Convencer es “precisar con razones eficaces, o sea, probar una cosa de manera racional que una
persona no se pueda negar a aceptarla y prestarle conformidad para adoptarla o abandonar una
conducta que seguía.” La convicción, para ser tal, necesita de una fuerte adhesión de quien la
adopta. Un hombre auténtico es hombre de “convicciones fuertes”, es decir, no tuerce con facilidad
los fines propuestos a los cuales adhiere con su convicción. Esta convicción es la fuerza que permite
ejecutar un “acto bueno” y rechazar con firmeza el “acto malo”. Por lógica, las convicciones, como
todos los actos humanos, son mutables cuando las circunstancias aconsejan que un acto tenido por
bueno en un momento determinado, pueda no serlo en otras circunstancias. Bajo la luz de la razón y
la conciencia, el hombre auténtico puede saber cuando debe mudar sus convicciones. En esto,
siempre obra la “razón eficaz”. La “recta razón” o “razón eficaz”, una convicción clara y oportuna,
una conciencia fuerte o poderosa, enriquecida con el entrenamiento o examen meditado (examen de
conciencia), factores para una “buena voluntad”, la que hace al “hombre decidido” auténtico e
infunde plena confianza en sí y sus actos, a los que evalúa permanentemente a la luz de la razón y
conciencia. De esta manera, razón y conciencia iluminan a la voluntad para el “buen impulso” y la
“acción correcta” y luego, ambas ayudan a evaluar el acto realizado.
162
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Lo opuesto, es el hombre indeciso, pusilánime, que no confía en sí mismo y que no sabe o
no tiene el valor para “enjuiciar” sus propios actos, por lo que es un hombre “dependiente” de las
ocasiones y de las tentaciones impuras. Es aquél que se rige por el refrán de que “la ocasión hace al
ladrón”. Es totalmente irresponsable de sus actos, negligente en su conducta y no tiene
remordimientos porque su conciencia está anestesiada. Es amoral o inmoral básicamente y por esto
no se rige éticamente. Se guía más por el instinto irracional y compulsivo que por una inteligencia
emocional y una conciencia volitiva. De ahí que sea un “inconsciente” consigo y con los demás y
así no respeta ni la propiedad ni la vida ajena y trata de apoderarse indebidamente de lo que no es
suyo y causa daño irresponsablemente sobre vida y propiedades ajenas. Es el delincuente nato o el
irresponsable social que alimenta la franja marginal de la sociedad. Carece de toda axiología y
proyecto existencial auténtico. Si no es delincuente, es el abúlico social que se abandona a sí mismo
para dedicarse a la vagancia. O el corrupto.
Por último, debemos distinguir entre el hombre seguro de sí mismo, dotado de una fuerte
conciencia volitiva regida por el buen juicio, la razón efectiva y la reflexión, que le lleva a realizar
con concentración, plena convicción y “a conciencia”, y el hombre que sólo actúa por un
automatismo: tiene un imperativo moral o social que le impulsa a una determinada conducta pero
ésta es realizada sin convicción ni entrega, con desgano y dispersión. Este automatismo origina una
conducta anómica (a = privación; nomos = reglas), que según Robert K. Merton,126 puede ser
encuadrada como una conducta ritual: guarda todos los formalismos o convencionalismos pero
carece de todas ganas o convicción íntimas. Es una conducta mecánica y fría. Sin embargo, es
posible la debilitación del automatismo, el cual debe ser metódicamente conducido y el individuo
debe esforzarse en dominar primeramente los impulsos más insignificantes y después los otros más
importantes, asegurando poco a poco su subordinación rápida y fácil a los dictámenes auténticos y
buenos de su conciencia volitiva.
El proceso volitivo
Según James, la mente tiene ante sí diferentes y diversos objetos, relacionados de un modo
concordante o antagonista. Uno de esos objetos de pensamiento puede ser un acto determinado. Al
momento de pensar en el acto, por el acto mismo, surgirá una especie de movimiento en el cual
algunos de los otros objetos o consideraciones adicionales al tema central objeto del pensamiento,
iniciarán acciones opuestas: o intentarán bloquear la descarga de la acción, mientras que otros
solicitarán su ejecución. Si el hombre se detiene en este instante sin una elección de objetos, la puja
entre ambos intereses puede llevarse a la indecisión que ya analizamos. Pero mientras dura el
desfile de esos distintos objetos de pensamiento ante su atención, estamos en presencia de la
deliberación. De la deliberación puede surgir la decisión de llevar a cabo, o no, dicho acto y
exteriorización de una orden voluntaria.
Los objetos reforzadores o inhibidores actuantes en estas operaciones se denominan las
razones o motivos aportadores de la decisión. Hay en el proceso deliberativo grados sin fin de
complicación. En todo momento de su desarrollo nuestra conciencia es extremadamente
complicada, compuesta de varias series de motivos y sus conflictos respectivos. De la totalidad del
complicado proceso, en la conciencia se destacan en un momento dado ciertas partes, más o menos
126
Merton, Robert K. –TEORÍA DE LA ANOMIA, Bs. As. 1970
163
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
pronunciadas que en otros momentos y que posteriormente pueden ser sustituidas por otras, como
consecuencia de las oscilaciones de la atención y del flujo “asociativo” de las ideas. Pero en ese
devenir a veces caótico aparecerá como una especie de freno efectivo sobre la descarga
descontrolada y se producirá la descarga irrevocable de la decisión y exteriorización del acto
volitivo. Las deliberaciones pueden ser de un instante de segundos, minutos u horas, o durar
intervalos mayores (días, semanas o meses), ocupando la mente en remesas de intervalos variados.
Los motivos que en un instante parecen agobiantes o vitales, en otros habrán dejado de ser
apremiantes, aunque no quede definitivamente resuelta la cuestión motivadora. Es una especie de
encadenamiento de razonamientos desobedecidos (no inducen a una decisión y acción) y se
postergan hasta encontrar la posible solución.
La decisión puede llegar de varios modos:
1. modo razonable: es en el caso en que los argumentos en pro y en contra de un curso
dado van contrabalanceándose de modo igual e insensible en la mente terminando
por quedar en perfecto equilibrio, favoreciendo una de las partes a la alternativa
adoptada la que gozará de un sentimiento de evidencia. Es un acto totalmente libre
y en la acción como en el razonamiento, lo fundamental del proceso es inquirir una
concepción adecuada, esto es, que tenga un “carácter razonable”.
2. modo accidental externo: destaca el sentimiento de dejarnos llevar con cierta
aquiescencia indiferente en una dirección accidentalmente determinada desde
afuera, pues la decisión llega sin la evidencia de carácter razonable.
3. modo accidental interno: la determinación accidental procede de adentro y no de
afuera. Es una sensación de determinación automática por descarga espontánea tras
un intolerable estado de indeterminación. Es como si algo interno nos empuja a la
acción para terminar con el conflicto “cueste lo que cueste”. Es un acto poco
premeditado y abrupto. Es propio de personas temperamentales y de actos heroicos.
Estas decisiones pueden ser geniales o catastróficas según provoquen un efecto
beneficioso o desastroso (voluntad explosiva).
4. modo alternativo: de igual modo que el modo accidental interno, la deliberación
termina bruscamente, pero no para pasar a la acción inmediata sino para pasar
súbitamente de un estado sin cuidado a otro juicioso o definitivo o viceversa.
Corresponde a este modo lo que denominamos “cambios de ánimo”, “despertar de
la conciencia”. El carácter se exalta a otro nivel en forma súbita y la deliberación
llega a un fin inmediato.
5. modo de la evidencia completa: es cuando la decisión llega con sin una sensación
de esfuerzo ni de deliberaciones complicadas o contradictorias y nace de un
esfuerzo interior. La inmensa mayoría de las decisiones humanas son decisiones sin
esfuerzo. Cuando hay un esfuerzo, más que tal, es una sensación de esfuerzo que se
experimenta durante el trabajo de deliberación, que deja esa sensación de un gran
esfuerzo para decidir en el momento. El sentimiento de esfuerzo es natural, puesto
que siempre la deliberación y la decisión, por muy rápidas y decisivas, implican un
impulso consciente intenso. Sólo que la intensidad sufre diferentes graduaciones
según la personalidad de cada uno.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
164
Dominio de la voluntad
Educar la voluntad es, en cierta medida, dominarla. Pero lo paradójico es que la primera
condición necesaria para conquistar o dominar la voluntad, reside, precisamente, en querer
dominarla y sólo para poder sustentar este deseo, se precisa una gran dosis de voluntad. Sería algo
así como que para generar voluntad hay que tener voluntad. Es decir, que es la única facultad que se
engendra su propio acto. Ese conjunto de actos de la voluntad constituye la volición. ¿Cómo se
consigue el dominio de la voluntad? A través de:
•
•
•
•
•
•
la colaboración de las aspiraciones: para poder poner en práctica una propensión
hacia el logro de algo, es preciso que el individuo sea capaz de realizar un pequeño
esfuerzo. Las aspiraciones son movimientos interiores que nos impulsan a buscar
bienestar.
actuar con energía: la energía es una especie de fuerza interior necesaria para
impulsar la voluntad, para lo cual es necesario buscar esa fuerza y aplicarla
vivamente.
regular los impulsos emocionales: para esto contamos con la inteligencia
emocional que evite la expansión, el arrebato y la permisibilidad fácil
regular los impulsos sensoriales: no hay que dejarse llevar por lo que se vea, oiga
o toque. La información sensorial es útil cuando es debidamente encauzada y
utilizada, pero antes debe ser cuidadosamente analizada.
buscar la posibilidad de esforzarse
buscar el dominio del carácter y de lo congénito para no caer en el determinismo
de un destino fatal.
Weisskopf relaciona a la educación con la voluntad de aprender: “no se puede enseñar a
la gente metiéndole información por la fuerza; el conocimiento tiene que ser absorbido por el
cerebro, no embutido en él. Primero hay que crear un estado de ánimo en el que se ansíe
experimentar el conocimiento, el interés y el asombro. Sólo creando la imperiosa necesidad de
saber, se puede enseñar”. Las premisas de Weisskopf en el sentido de “experimentar el interés” y
la “imperiosa necesidad de saber” serían el motor de la voluntad para aprender. “Querer aprender”
es una forma de desear adquirir sabiduría, no sólo erudición, y obtener la educación verdadera. Es
escapar al ritualismo actual de una simple “transmisión-memorización-acumulamiento de datos”
para encontrar una forma personalizada o definición personal que permita desarrollar una conducta
humana: inteligente, creativa, afectiva y volitiva, con identidad propia y no prestada, con un
pensamiento creador y no lleno de prejuicios, con una vida moral sólida, con una vida plena de
sentido y de alegría de vivir y de descubrir “todo lo que nos rodea”, incluyendo al prójimo. Álvarez
Merino sostiene que una voluntad bien cultivada, puede alcanzar proporciones extraordinarias de
poder, puesto que la voluntad esencialmente es un poder hacer. Si se adiestra correctamente ayuda
a despertar facultades o poderes ocultos que hay en la mente de cada uno de nosotros y en los cuáles
están todas las claves necesarias, no sólo para la felicidad o dicha, sino también para vivir en paz y
calma, obtener riquezas materiales y espirituales, adquirir el dominio de sí mismo y la influencia
sobre otros, obtener un estado de buena salud o manejar el curso de la enfermedad y, sobre todo,
alcanzar el genio creador de la energía vital. La consigna es: querer es poder y sobre la base de ella
cultivaremos nuestra voluntad.
165
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Voluntad y libertad
Aunque parezca algo incontrovertible, se ha planteado el dilema entre libertad y voluntad.
Por lógica, el hombre para poder determinar un acto volitivo, ejercer una decisión, necesita ser
libre. Sin embargo, algunos estudiosos de la conducta piensan que no todos los actos humanos son
libres, en especial los volitivos. Así existen teorías deterministas que piensan que los actos
volitivos son determinados o prefijados. Nosotros pensamos que hay actos que necesitan de la
voluntad y hay actos involuntarios. No todos los actos del hombre son enteramente libres ni todos
son enteramente determinados por factores ajenos a la voluntad. Pero no hay dudas de que la
voluntad es de algún modo, como antes afirmamos, uno de los principales instrumentos de la
libertad. Primero daremos algunos conceptos de libertad. Un valor inconmensurable es la libertad,
pero para que el hombre sea verdaderamente libre supone que antes es un hombre preparado,
cultivado o culto, para entender qué es la libertad y como usarla. Hay una libertad auténtica y una
libertad inauténtica. La libertad auténtica es la capacidad de decidir con responsabilidad lo que
significa tener esa capacidad de decisión pero con la única traba del derecho ajeno. Mi libertad llega
hasta donde comienzan los derechos y la libertad ajena. Luego, libertad no es algo que no posea
frenos ni límites. Toda libertad, para ser tal, es siempre limitada. No hay nada ilimitado. Pero,
libertad también es responsabilidad, es decir, saber responder por todos nuestros actos ante nosotros
mismos y los demás. Sólo el consenso social equilibrado y racional permite la convivencia y la
participación en niveles diferentes, porque naturalmente todo hombre busca la utopía de la libertad
y la igualdad plena, cosa que en la realidad no puede darse en forma absoluta. Siempre la libertad y
la igualdad serán relativas y no absolutas.
La libertad es una facultad del hombre para elegir, decidir y ejecutar con libre albedrío,
todos sus actos que la RAE define como: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una
manera o de otra y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. Desde el punto de vista
político, la RAE inserta la acepción 5ª: “Facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas,
de hacer y decir todo lo no que se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres”. Luego la RAE
incursiona en otras “libertades sociales” e individuales como: libertad de comercio: “Facultad de
comprar y vender sin estorbo alguno”; libertad de conciencia: “Facultad de profesar cualquier
religión sin ser inquietado por la autoridad pública”; libertad de cultos: “Derecho de practicar
públicamente los actos de la religión que cada uno profesa”; libertad de imprenta: “Facultad de
imprimir cuanto se quiera, sin previa censura, con sujeción a las leyes”; libertad de pensamiento:
“Derecho de manifestar, defender y propagar las opiniones propias”. Al definir qué es facultad la
RAE dice “aptitud, potencia física o moral. Poder, derecho para hacer alguna cosa”, mientras que
capacidad es “aptitud, talento, cualidad que dispone a alguien para el buen ejercicio de algo”.
Finalmente, aptitud es la “cualidad que hace que un objeto sea apto, adecuado o acomodado para
cierto fin”. Esto nos lleva directamente a entender que la libertad es una capacidad, un fin y una
cualidad para hacer. Más adelante, analizaremos que desde el punto de vista filosófico, la libertad es
la aptitud para ser. Según sea sujeto u objeto, será el fin. Como objeto será para hacer, como sujeto
será para ser. Otros conceptos determinan que “la libertad consiste en la capacidad del ser humano
para decidir entre las diversas opciones que se le presentan en la vida”. Esta definición nos lleva a
otra nota fundamental de la libertad: la capacidad de deliberar y decidir cuándo y qué es lo que debe
hacer o ser. La libertad es la facultad natural que tiene el hombre para obrar de acuerdo a una
deliberación y decisión que usa para saber si actuará de una manera u otra o, sencillamente, no
obrar y por estas características es responsable de todos sus actos. Responsabilidad, limitación y
166
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
disciplina son las notas sobresalientes de la libertad individual. De estas definiciones surge
claramente el concepto de que la libertad no es un “cheque en blanco” sino que siempre que se
habla de libertad, debe obligadamente preguntarse: ¿libertad para qué?. Siempre la libertad es una
facultad condicionada en lo íntimo y personal por la responsabilidad que es una obligación de
responder por todos nuestros actos. En el albedrío, como en el espíritu, la libertad es absoluta, pero
cuando se trata de una acción cualquiera realizada en el seno de la sociedad, cada libertad personal
estará limitada por la libertad ajena. Esto genera el aforismo clásico de “mi derecho llega hasta
donde empieza el derecho del otro”. Luego, libertad, responsabilidad, derecho y deber están
entrelazados de forma tal que son inseparables. Siempre una persona será libre mientras actúe
dentro de las normas sociales (adaptado social) y acate las leyes escritas (conducta lícita o legal).
Una de las tareas más importantes en la educación del hombre, en su adultez joven, consiste en
alcanzar el desarrollo para asumir la responsabilidad de sus actos, especialmente de aquellos que en
algunas ocasiones pueden implicar riesgo problemas para sí o para otros. La responsabilidad y el
ejercicio de optar son dos notas fundamentales de la vida social, pues el hombre adulto adquiere
garantías y obligaciones ciudadanas o políticos y debe elegir cuál será su tendencia política, por
quien votará. Una responsabilidad plena implica una determinada conciencia política y la capacidad
de decidir, hasta cierto punto, sobre el acontecer diario de su país.
Otras opciones que deberá elegir son cuando se enfrenta a la toma de decisiones en lo
relativo a la carrera más afín con su vocación, la selección de pareja y considerar la posibilidad de
planificar su familia en cuanto a la composición de la misma (cantidad de hijos que concebirá, si
comparte, o no, su hogar con otros parientes, etc.) Asimismo otra decisión importante es el trabajo,
oficio o profesión que ejercerá en forma más o menos continua. Últimamente, parece ser que la
capacidad para tomar decisiones es básica en el ejercicio de la sexualidad. La relativa libertad
sexual que impera en la sociedad moderna y la manifestación pública y expresa de la condición
sexual adoptada, como ocurre con el homosexualismo, obliga al imperativo de decidir. Si elige ser
homosexual deberá hacerse responsable de muchos actos que le causarán serias dificultades para
subsistir decorosamente, a menos que se incline a una vida escandalosa. La heterosexualidad
también le exige una vida sexual responsable desde muchos puntos de vista. En lo referente a sus
hijos deberá decidir por una planificación familiar, apelando a métodos de control de la natalidad o,
sino tiene medios o educación suficientes, se enfrentará al dilema del aborto. Cuando una persona o
individuo intenta comportamientos que se salen de las normas (conducta anómica. Término que ya
explicamos y que iteramos que viene de anomia donde a es prefijo negativo que significa sin o
ausencia de y nomia es el nomos o norma. Luego anomia significa “ausencia de normas” o “sin
normas”)127 lleva una conducta anómica social, que en realidad es una falta de respeto o
acatamiento a las normas constituidas. El comportamiento anómico da libertad plena al que ejerce
el acto, pero avasalla la libertad de los otros. Este uso indebido de la libertad personal (abuso de
libertad) constituye el libertinaje que es un “desenfreno en las obras o palabras”. La falta de
frenos violenta toda norma, y el libertino es un inadaptado social que cae en la delincuencia cuando
transgrede la ley. Luego, es un irresponsable social que avasalla la libertad y los derechos ajenos.
Esto nos lleva directamente a la cuestión de que libertad y responsabilidad, necesitan frenos y por lo
tanto se impone la disciplina que sería una especie de “instrucción y adiestramiento de una persona
especialmente en lo moral, acatamiento u observancia de normas y leyes y ordenamiento de los
actos” Esto implica que cada uno de nuestros actos está bajo nuestra propia lupa y la ajena. Por lo
tanto, ser responsable significa ser: considerado, prudente, equilibrado consigo y los otros. El
127
Merton, Robert – TEORÍA DE LA ANOMIA
167
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
equilibrio, a su vez, armoniza con el medio y sus cambios y permite actuar a la luz de la inteligencia
y la afectividad y no por la impulsividad irracional. Todos nuestros actos deben ser regidos por la
razón y no por el instinto irracional que lleve a nuestro propio daño o al daño de los demás. Amor y
libertad están inspirados en el mismo principio: lo primero es no dañarse uno ni dañar a los
demás. La libertad inauténtica es la que pretende imponer nuestra voluntad, deseo o acción,
arrastrando con todos los derechos ajenos y sin ningún tipo de freno. Esto es lo que se conoce como
libertinaje, una de las formas degradadas de la libertad. Naturalmente, el libertinaje significa
ausencia total de responsabilidad (irresponsabilidad absoluta).
Repasados estos conceptos, vemos claramente algunas cosas:
1. tanto voluntad como libertad necesitan de la deliberación y decisión
2. cuando se aplican a un obrar o ejecutar ambas necesitan estar presentes: la voluntad
para ejecutar, la libertad como un “poder ejecutar”
3. ambas necesitan ser regidas por la inteligencia y controladas por la conciencia
4. ambas necesitan de una educación previa para poder ser ejercidas auténticamente
Todo acto consciente, que necesite de un obrar activo del hombre, necesita, sin
hesitaciones, la conciencia, la libertad y la voluntad. Los actos inconscientes e involuntarios no
necesitan ninguna de estas tres cualidades porque son precisamente eso: inconscientes,
involuntarios y prefijados. Luego no hay conciencia, voluntad ni libertad.
Habrá actos humanos que no necesitan ni dependen de la voluntad (actos involuntarios),
pero los llamados actos volitivos siempre dependerán de la voluntad para ser tales y la voluntad
implica libertad de decisión. Si un acto no está sometido a la deliberación y decisión, su ejecución
no es libre ni voluntaria. Es un acto obligado por diferentes razones. Las motivaciones primarias,
que luego veremos, que están relacionadas con las necesidades primarias (comer, respirar, dormir,
defender la vida, etc.) determinan impulsos que motorizan acciones que no pueden dejar de ser (por
eso son necesarias). Luego, el hombre no puede decidir dejar de hacerlas. Podrá modificar los
tiempos y las formas de realizarlas con su voluntad, pero de ningún modo esa voluntad es la causa
de esos actos.
Cuando hay un “imperio de circunstancias que obligan”, todos los actos que surjan de eso,
podrán ser regulados por la voluntad, pero nunca nacen estrictamente de una decisión voluntaria y
libre. Son actos predeterminados, necesarios, obligatorios, etc. Sólo los actos facultativos y
contingentes (aquellos que pueden ser o no), cuya ejecución está bajo el dominio de la libertad y la
voluntad, son los verdaderos actos humanos volitivos. Casi, sin ser absolutistas, podría decirse que
los verdaderos actos humanos volitivos necesitan de la libertad. Sin libertad no hay voluntad. Más
aun: digamos libertad y conciencia. Un acto volitivo completo y esencial debe ser libre y
consciente, aunque esto parezca iterativo. Los deterministas podrán considerar algunos puntos de
vista sobre los actos regulados por la voluntad que pueden parecer determinados previamente y que
no están sujetos a la libertad, pero antes de examinar esa cuestión en forma global, hay que
considerar otras cosas como son las motivaciones y las circunstancias que nos llevan a realizar
ciertos actos. Las cualidades de esos actos o el examen crítico de los mismos, para ser adecuado,
deben ser enfocados desde todos los puntos de vista.
168
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Voluntad y motivación
James128 afirma que el “desear” y el “querer” son estados mentales que no necesitan mayor
definición basándose en que todos los experimentamos y la mera práctica o presencia de esos
estados son suficientes para conocerlos. Esto es parcialmente cierto. Lo que no es totalmente cierto
es que el hecho de tener estados mentales determinados como el desear y el querer, signifique que
se conoce todo de ellos. La causa de no desarrollar un conocimiento completo de los mismos es
múltiple. En primer lugar, los actos volitivos están sujetos a los modos de existir de cada hombre.
Luego, hay modos diferentes en cada uno, hay motivaciones diversas y distintas y por lo tanto esto
genera deseos y “quereres” también diversos y distintos. Lo que un hombre siente es probable que
otros no puedan sentirlo y luego la experiencia volitiva tendrá ribetes o cualidades que hasta pueden
ser totalmente opuestas entre uno y otros. Por la diferencia de los modos de manifestarse estos actos
y la finalidad y diversidad de deseos y quereres, es lo que posible que algunos hombres no conozcan
lo que otros sienten y desean. Esto sólo limita el poder conocer plenamente esas facultades o
estados mentales por la mera experiencia personal. Sabremos sí que esos estados existen y que
pueden tener los mismos caracteres para todos, puesto que por un principio general, no puede haber
un ser, ontológicamente hablando, distinto para cada hombre. Según Heidegger, hay un solo ser y
este se manifiesta en diferentes modos de ser en cada hombre.129
En el pensamiento de James deseamos sentir, tener y hacer toda suerte de cosas que en el
momento en que esto ocurre, no son tenidas ni hechas. Todo ocurre de tal forma que si al deseo lo
acompaña un sentimiento negativo, el que nos indica que no es posible realizar tal deseo, quedamos
simplemente en un estado mental de deseo. Acá todo queda en la esfera desiderativa y no pasa de
ser un mero acto mental sin otra consecuencia. Pero si tal deseo se acompaña de la convicción de
que su fin está a nuestro alcance, de que es posible realizarlo y que lo deseable, tenible o factible es
real y al alcance de nuestra mano, nuestra mente y cuerpo se ponen al servicio del deseo y
queremos que todo se realice y presente en forma inmediata (o mediata de acuerdo al objeto del
deseo y las circunstancias que hagan posible su efectivización), una vez cumplidos requisitos
preliminares. El querer es el motor de la acción y la acción se gesta en la mente pero se hace
efectiva cuando el cuerpo se pone en movimiento. Luego las sensaciones o posesiones que
queremos obtener son resultados de movimientos corporales. Para explicar su teoría de
corporización, James divide a los actos humanos según sean funciones primarias o ejecuciones
secundarias. Con esto volvemos al esquema que antes aplicamos de las motivaciones primarias y
secundarias. Por ejemplo, el acto de comer para satisfacer la sensación de hambre, es una función
primaria y, desde luego, su motivación no está sujeta a la voluntad en forma absoluta. Todo el
movimiento que se desata en pos de la acción de comer estará impulsado por la necesidad ineludible
y no por la voluntad. Nosotros aclaramos que podemos regular el espacio, el tiempo y los modos
con que comeremos, pero de ninguna manera podemos decidir no comer en forma natural y
espontánea (sólo el deseo de un ayuno, incluso para morir, requiere la voluntad férrea). Cuando
decidimos comer algo por un simple deseo y mera voluntad, estamos frente al apetito que es la
aplicación del hambre hacia determinados alimentos. El apetito, si bien puede ser impulsado por
hambre, es una forma de la conducta del hombre impulsada por instintos y no sólo el hambre es la
fuente del impulso instintivo, sino que también puede ser lo sexual u otras motivaciones creadas por
el hombre, a las que imprime un fuerte impulso compulsivo, simulando una necesidad. Luego el
128
129
James, William – COMPENDIO DE PSICOLOGÍA, Emecé Editores, Bs. As., 1947
Heidegger, Martín – EL SER Y EL TIEMPO
169
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
apetecer es una cuestión más cultural que estrictamente instintiva en donde intervienen el deseo, las
ganas y el querer, pero regulados por el gusto o el agrado por determinadas cosas. Hemos
introducido esta digresión para distinguir entre lo estrictamente automático y reflejo y lo que es
disparado por la voluntad, aunque en la causa haya elementos automáticos y reflejos como son los
impulsos instintivos.
Por esto, James considera que “los movimientos voluntarios habrán de ser secundarios, es
decir, no funciones primarias del organismo”. La teoría de James es útil para referirse a todos los
actos voluntarios que estén estrictamente ubicados dentro de esas funciones primarias del
organismo. Pero esto de las “funciones primarias” es un tópico indefinido sino se le delimita de
algún modo. Como ya explicamos, hay funciones primarias necesarias del cuerpo como son las que
hacen a su funcionamiento y a la vida (funciones vitales). Pero cuando nos movemos a la esfera
intelectiva y emocional, hay allí otras funciones propias de esas esferas, pero cuyas manifestaciones
no son homogéneas sino heterogéneas. Luego, lo que puede ser primario para unos, en estas esferas,
es secundario para otros. Si los deseos de esas esferas no son satisfechos llevan a la frustración y
ésta a la pérdida del sentido de la vida, despertando impulsos homicidas que llevan al asesinato o al
suicidio. Si decimos que todo lo que sucede en la mente de los hombres son posibilidades de su ser,
estamos ontológicamente hablando que teóricamente todas las tendencias del hombre son funciones
primarias, aunque éstas desarrollen causas artificiales, esto significa, aunque sean creadas por el
mismo hombre. La creación humana, considerada artificial porque no es obra de la naturaleza en
forma directa, si se piensa con mayor hondura, veremos que si el hombre es obra de la naturaleza,
por carácter transitivo, su producción cultural o instrumental es una extensión de la creación natural.
Pero esto es hilar muy fino en un terreno subjetivo y es controvertible desde muchos puntos de
vista. Sólo hay una cosa inobjetable: existe el hombre y existe su obra. Esto nadie puede negarlo por
su obviedad.
Luego, si consideramos a la voluntad sólo como un motor corporal para satisfacer
necesidades orgánicas primarias, es un acto secundario sin discusión. Pero cuando el hombre elige
aplicar su voluntad como facultad de hacer a un fin determinado, por ejemplo, meditar y dentro de
las cuestiones a meditar hace elección de las mismas según su deseo o presuntas necesidades (no las
reales), este acto volitivo es una mera realización voluntaria que secundariamente pone en marcha
una serie de acciones que no requieren movimiento físico sino espiritual, intelectual, afectivo. Sólo
cuando el hombre se proponga materializar de alguna forma lo meditado (aplicando esa meditación
a una obra determinada, por ejemplo, escribir u otra acción), acá la voluntad sí genera un
movimiento físico o corporal secundario. Vemos que la voluntad, en este particular ejemplo que
analizamos obra como causa primaria y secundaria en un acto humano esencialmente volitivo. Si
bien el pensar en una función primaria del hombre, el meditar es una función voluntaria. La
meditación usa el mecanismo fisiológico del pensamiento, pero intrínsicamente es un acto
trascendental, es decir, pasa del mero plano estimúlico ambiental o natural, a un plano metafísico.
Debido a esto, es que entendemos que la volición tiene blancos y negros, pero hay zonas de grises
en la que hay que profundizar metódicamente la observación para llegar a conclusiones válidas
universalmente y que sean lo menos controvertibles posible. Acá se aplica el pensamiento o
meditación global que obvia lo aspectual, pues se realiza buscando todos los puntos de vista que
rodean a una cuestión definida.
170
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
James se enrola en una escuela “fisiologista” que intenta explicar a la mente humana más
en función del cerebro que de su propia naturaleza. Dado que el cuerpo y el sistema nervioso (y
dentro de él, el cerebro) son los instrumentos obligados de todo acto y facultad, propios del hombre,
esa escuela tiene la tendencia a fijarse en el instrumento, más que en la esencia de una facultad.
Nosotros pensamos que el espíritu, la verdadera causa de los efectos de la mente y el cuerpo, no es
algo que vamos encontrar en la anatomía, la histología y la biología molecular. El espíritu motoriza
todas esas cosas y provoca reacciones en ella, pero de ninguna manera el espíritu es esas cosas. Está
en ellas, pero ellas no son el espíritu. Para poder conformar al hombre como ente real, tanto el
espíritu como el cuerpo deben estar integrados. La simultaneidad de ambos no debe llevar a pensar
dualmente como ocurrió con los filósofos antiguos, modernos y contemporáneos. Separar a cuerpo
y alma o cuerpo y espíritu fue la gran tentación de todos los pensadores, pero la naturaleza no da
lugar a esa separación. Esto es obvio. Sólo el esfuerzo intelectual puede dividir al hombre en
compartimientos estancos y tratar de referirse a él como dos cosas separadas: cuerpo y alma.
Aunque le pese a muchos y algunos lo nieguen abiertamente con sesudos razonamientos, el hombre
es una unidad indivisible desde todo punto de vista, si quiere considerar totalmente. Sólo el deseo
de conocer una determinada parte de su todo, puede llevar a puntos de vista específicos y así
conoceremos su anatomía, su fisiología, su filosofía, su religiosidad, su psicología y todas las “ías”
y “dades” posibles, existentes o a descubrir. Pero siempre, cada cuestión tratada será sólo eso: un
punto de vista. La integridad, totalidad, lo holístico, el ser, esencia o naturaleza en sí, sólo podrá ser
abordada parcialmente y para hacerlo más o menos abarcable, hay que abrir la conciencia a una
forma de ver muy amplia y los conceptos serán siempre relativos. La verdad absoluta, por ahora, es
sólo una abstracción de la mente, pero no una realidad palpable, “a la vista” y “a la mano”
(objetualidad). Provisoriamente, la verdad relativa siempre será “algo objetiva” y “algo subjetiva”,
pero tendrá “algo de absolutismo” si hay algo de concordancia entre lo conocido, lo pensado y lo
actuado. No hay dudas de la finalidad de las diferentes conductas del hombre como de sus
diferentes modos de ser. Cuando interviene la inteligencia y la conciencia para hacer algo, siempre
habrá un fin, una meta, del mismo modo de la telos griega que impulsa toda la existencia humana.
Luego, a fin de entendernos, concordemos provisoriamente que la zona gris de la voluntad
que hemos referido, está en el campo de la motivación. Y acá llegamos a otra especie de “agujero
negro” de la galaxia dialéctica que significa tratar de explicar todo lo relativo al ser del hombre.
Dado el carácter de “unidad sellada” que antes explicamos en referencia a la naturaleza del hombre,
por lógica, todas sus manifestaciones están entretejidas en un tramado o texto homogéneo. Un acto
humano está estrechamente compuesto por el deseo, el querer, el estímulo o motivación y todo ello
está sujeto a la inteligencia, al sentimiento, al deseo y a todo otro tipo de sensación, de forma tal que
siempre estaremos ante un problema ríspido si intentamos saber qué es lo primero. Todo acto
humano es un proceso circular. Luego si pretendemos romper ese círculo y extenderlo linealmente
para ubicar todos los fenómenos en una sucesión escalonada de forma tal que haya uno que sea el
origen y luego los otros serían secuenciales, chocaríamos con muchas contradicciones y espacios
vacíos o no claros. Un acto puede surgir de un deseo, de una necesidad, de un estímulo inesperado,
de un plan antelado, de algo preexistente o tener lugar en modo exabrupto, inesperado y sin
intencionalidad aparente, totalmente accidental. Su anatomía y fisiología siempre será condicionada
a una preexistencia lógica de su cuerpo y sus funciones y reflejos, puesto que sin el instrumento
corporal, ningún acto es posible (al menos en el mundo humano). Pero esto no significa que el acto
sea secundario al cuerpo y sus funciones. El cuerpo es el instrumento del acto. Y volvemos, como
171
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
una especie de mandala, 130 a la cuestión del espíritu y del cuerpo. Si el espíritu es parte del cuerpo,
o viceversa, si la superioridad es de uno u otro, etc. No podemos hablar de quien es primero o quien
es lo principal. Insistimos: el hombre, como ser concreto y material, es esencialmente una
carnalidad espiritual o “carnoespíritu”131 (el orden del prefijo no indica ninguna prioridad sino una
elección meramente fonética). Pero si insistimos en pretender una dualidad, personalmente
pensamos que ésta debe dar la primacía al espíritu más que al cuerpo.
Ergo, de aceptar esta proposición, la causa final de todo lo humano es el espíritu. Sin él no
hay vida ni cuerpo útil. Sin cuerpo hay signos o sensaciones espirituales (fenómenos
extrasensoriales) como las premoniciones o la telepatía, principalmente la que está relacionada con
la comunicación con los muertos o los milagros, en donde aparentemente intervienen fenómenos sin
cuerpo (materia). Si fuéramos religiosos, no dudaríamos en aceptar la existencia espiritual pura.
Pero lo que no podemos aseverar en absoluto, que hay cuerpos sin espíritu (salvo la concepción de
los míticos “zombis”). Esta integridad humana es la que no permite categorizar de primario o
secundario, dado que todo el fenómeno está en bloque y alternativamente uno de los componentes
puede aparecer como causa (proceso circular). Si intercalamos en este contexto a la motivación132
deberemos interpretarla como un elemento más de ese fenómeno que llamamos voluntad. De ahí en
más, diremos de ella todo lo que sea pertinente al punto de vista con que se trate. Y con este criterio
aceptaremos lo que otros digan. Así encontraremos conceptos de que la motivación utiliza la
energía vital para la acción que engendra.133 Acá el concepto de energía vital es utilizado como “la
capacidad dinámica que toda personalidad tiene a su disposición, en diferentes grados, para
determinar y realizar sus deseos”. En esta concepción, toda motivación tiene un objetivo deseable.
Por lo tanto al ser objetivo deseable, la motivación se presenta esencialmente como un problema de
información, de forma tal, que cuanto más completa sea esa información en todos sus componentes,
mayor será la carga de energía vital de cada motivación. La información puede estar en un nivel:
1. consciente
2. o inconsciente
para realizarse. En el primer caso cada fase del proceso informativo motivador es un hecho mental,
en cuya base hay integración de datos previamente conocidos, por lo que acá juega el aprendizaje,
la intuición, la formación de conceptos, etc., todo esto en el nivel de la conciencia. En el segundo
caso del nivel inconsciente, los estímulos motivadores se vinculan a procesos de condicionamiento
de la vida de relación y así, se da la estructuración y la satisfacción de las necesidades o funciones
primarias. Pero aun en este caso no es posible establecer una jerarquía de necesidades (teoría
Maslow-Murray) dado que lo necesario es necesario y debe satisfacerse plenamente sin orden
jerárquico sino en la medida en que la necesidad se presenta. Sólo hay algunos instintos que pueden
estar sujeto a sublimación (ira o agresión o violencia, impulso sexual o erótico, impulso tanático).
En estos casos, hay que analizar el proceso de sublimación y los símbolos que éste genera,
130
Palabra deriva del Tantra, doctrina budista del Tibet y que se usa en la liturgia tántrica como un sinónimo
de círculo, pero también de centro o “lo que rodea”.
131
Neologismo que hemos inventado para poder resumir en una sola palabra la esencia del hombre sin caer en
el dualismo léxico del cuerpo y alma o espíritu. (soma y psique de los griegos)
132
Motivación como causa que mueve o tiene eficacia o virtud para mover o como ensayo mental
preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia.
133
Nuttin, J. y cols. – LA MOTIVACIÓN, Editorial Proteo, Bs. As., 1969
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
172
permitiendo a los impulsos sublimados insertarse en la dinámica social. A diferencia de lo que
Tolman134 concibe, el proceso de motivación no es exclusivo del comportamiento sino de una
dinámica psicológica compuesta de momentos asociados entre sí, en donde el interés rige esas
asociaciones y marca el comportamiento según la información contenida (James) Estas
conclusiones incluyen otro factor: el interés, entendido como inclinación más o menos vehemente
del ánimo hacia un objeto, persona o narración, etc., ya sea por provecho, utilidad o ganancia o
por el valor que en sí tiene una cosa. De acuerdo a la teoría de la obra de Nuttin, los procesos
dinámicos, aun los perceptivos, sufren notables variaciones por la acción del interés, al que
considera una de las “palancas motivacionales”, junto con los “móviles interiores” orgánicos, según
las concepciones implícitas en las teorías de Freud y Adler.
Voluntad y deseo
Volvemos ahora a la definición de deseo. Denotativamente (por Diccionario) es un
movimiento enérgico de la voluntad hacia el conocimiento, posesión o disfrute de una cosa. Hemos
tomado deliberadamente el término deseo porque en él interviene un signo distintivo: movimiento
enérgico de la voluntad. Si aceptamos que la voluntad es la fuerza de acción, es aquello que nos
lleva a hacer algo, tendremos que convenir que el deseo es la sal de la voluntad, lo que empuja a la
voluntad a una determinada acción. La voluntad es una facultad sujeta al control mental. Pero
también puede actuar irrefrenablemente cuando es empujada por lo instintivo y en lo instintivo, el
deseo es protagónico. Primero se debe desear para luego actuar. Recordando la definición de deseo,
éste puede ser:
1.
2.
3.
deseo de conocer
deseo de poseer
deseo de disfrutar.
Acá, la denotación considera al deseo un movimiento enérgico de la voluntad, mientras que
desde el punto de vista de la motivación el deseo era una orientación afectiva, emocional o
instintiva que provocaba el interés por un fin determinado. Si esto es así, el deseo como acto o
estado mental puede estar presente sin que haya movimiento de voluntad. Queda en el plano
consciente o inconsciente de palanca de motivación. Sólo cuando el deseo se va a materializar en el
acto, comienza el movimiento voluntario, en relación directa con el deseo: a mayor deseo más
fuerza volitiva y viceversa. Acá lo de “enérgico” no debe ser entendido como intenso sino en lo
relativo a la energía dinámica psicológica que antes aludimos, es decir, a la energía vital en general.
Si el deseo queda sólo en el plano estimúlico sin concretar una acción puede considerarse como un
estado mental puro o simple tendencia. Pasará a ser movimiento de voluntad, entonces, sólo cuando
ponga en marcha a la voluntad para obrar en forma consciente o inconsciente. Cuando esta fuerza
de deseo es muy intensa, deseo vehemente, estamos frente a un anhelo, palabra latina que se refería
a uno de los efectos de un deseo muy intenso, como era respirar con dificultad. Bajo el estímulo del
anhelo, el acto volitivo puede volverse imperioso, pero si hay educación o entrenamiento suficiente,
puede ser graduado o controlado. El hecho de desear un objetivo, es de vital importancia para su
realización. El nivel de ese deseo puede engendrar una dominación completamente tiránica de la
motivación, que modifica considerablemente nuestras apreciaciones subjetivas que lleva a una
fijación concentrada de la atención sobre el objeto y la conducta a desarrollar en relación con el
134
Este autor fijó una serie de reglas del proceso en el comportamiento motivado
173
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
mismo o bien si no es dominante, hay atención discontinua y distracción con estímulos variables.
Deseo, motivo y estímulo se mueven por vías de doble mano, a tal punto que en determinados
momentos pueden ser confundidos. Esto ocurre por la acción en bloque del acto humano.
Creemos que de algún modo es posible hacer gráfico estos movimientos con el siguiente
esquema:
Estímulo ↔ deseo
↕
interés
↕
motivación
↓
acto volitivo (consciente o inconsciente)
Voluntad y abulia
Denotativamente abulia es la “falta de voluntad o disminución notable de su energía”.
Nosotros creemos que falta, en el sentido de ausencia o inexistencia, es un concepto no aplicable a
la voluntad, porque si existiese la ausencia de esta facultad seguramente sería como parte de un
síndrome de daño severo del sistema nervioso con profunda alteración o déficit mental. Por sí sola
no hay una patología de la voluntad como agenesia, esto es, la falta congénita exclusiva de
voluntad. Cuando no hay voluntad es porque existe una severa alteración o déficit mental por daño
neurológico. Luego, la abulia debe ser considerada siempre como una alteración de la energía
volitiva o disminución de la conciencia volitiva, pero no, inexistencia de la misma. Si existiese una
disminución de la voluntad, acá falta debe ser entendido no como carencia o privación, sino como
defecto de la voluntad. Aclarado el concepto denotativo en lo relativo al significado de la palabra
falta, podemos referirnos ahora las personas abúlicas que son personas incapaces de tomar una
decisión porque carecen de fuerza para romper el conflicto mental en que les ha puesto una
excesiva reflexión sobre las alternativas a seguir provocando la indecisión. Es lo que antes vimos
como persona indecisa. La abulia como falla patológica, acompaña otro cortejo de signos y
síntomas que definen algunas alteraciones o enfermedades mentales. Por ejemplo, en un trastorno
de depresión, la abulia puede ser uno de los signos del mismo. Pero cuando una persona es de
naturaleza abúlica, es decir, que posee una personalidad abúlica, esto es una actitud reversible. Hay
que distinguir entre signo patológico y actitud personal. El signo patológico puede ser, o no,
reversible. La actitud siempre es reversible. El abúlico grave vegeta en la inactividad, por
excelencia. Pero cuando se trata de actividades automáticas, habituales, cotidianas, que no exigen
una toma de decisiones sobre la base de la elección por deliberación de opciones determinadas,
realiza actividades normales aunque sin mucho entusiasmo y en forma mecánica. Son actos
rutinarios. De igual modo, una emoción brusca violenta o un estímulo tónico, puede despertar una
reacción volitiva que le lleva a actuar en forma impensada o espontánea o reactiva y por esta razón,
su mente no influye negativamente en la activación de la energía dinámica vital.
Hay un antiguo aforismo por el cual se creía que toda idea tiende a transformarse en acto:
“todo cuanto entra por el espíritu sale por los músculos”. Es una especie de tendencia volitiva, esto
es, la tendencia que tiene toda idea a transformarse en acto. Pero este concepto, casi ley psicológica,
no es obligadamente tal cual, sino que como todo acto humano está rodeado de una serie de
174
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
variables. Por ejemplo, si estamos considerando muy atentamente los múltiples y distintos motivos
por los cuales resulta útil el desarrollo de la voluntad, veremos que teóricamente hay una
inclinación natural al acto volitivo y el deseo permanente del desarrollo de la voluntad. Pero para
que esto ocurra, es necesario que las personas normales tengan el hábito de razonar meditadamente
todas las cosas sometidas a su conocimiento y criterio. Esta meditación razonada no es algo que
espontáneamente se instala en todos, a pesar de que todos cuentan con esa facultad. Para que tenga
lugar en forma sistemática, es necesaria una educación, especialmente una educación como
entrenamiento mental. Hay que educar a la mente y para esto hay que conocer sus mecanismos y los
modos de reacción personal de nuestra mente y cuales con sus condicionamientos culturales
(instrucción, lenguaje, actitud existencial, educación recibida, el contexto ambiental, etc.). De todo
esto puede surgir:
personas que tengan la costumbre de practicar la contemplación mental de sus
razonamientos y en practicar su autoeducación psíquica
personas que no puedan, no sepan o no quieran usar dicha contemplación ni
autoeducarse en ella
En alguna medida la costumbre de meditar nuestros actos, fines y tendencias dependerán de
nuestros motivos y de la capacidad de atención y concentración psíquica con que estemos
preparados. Es razonable que aquellos que puedan utilizar el método de razonar sus actos tendrán
una capacidad y una actitud personal de concentración, atención y motivación, suficiente para
lograr sus metas y propósitos y obtener un resultado óptimo de su meditación. Y,
consecuentemente, quien no esté suficientemente preparado en esas cosas sólo tiene dos
posibilidades: ser un abúlico o incapaz de producir acciones efectivas en su vida o encarar la
factibilidad de vigorizar eficazmente sus actos mentales trazando un plan claro y posible de las
modificaciones que desee y deba introducir en su personalidad y sopesando las ventajas que dichas
modificaciones le aportarán.
Obviamente, cada persona tiene un proyecto existencial individual determinado y cada
proyecto es diferente al de los otros. También hay gente que no sabe o no quiere tener dicho
proyecto. Quienes lo tienen, según la finalidad que persigan, se inspirarán en las fórmulas más
adecuadas para la consecución o realización de su proyecto en particular. En estos casos su
funcionamiento mental o cerebral puede ser suficiente para sus metas. Pero en el caso de los que no
saben, no quieren o son indecisos, vacilantes e inertes, éstos necesitan activar ese funcionamiento
mental en forma acelerada, para lo cual hay medios físicos y psíquicos que le resolverán muchas
dificultades. La movilidad física y psíquica estimula la excitación cortical del cerebro y lo
predispone a agudizar sus facultades para mejorar su aplicación. Inversamente la inmovilidad
psicofísica tiende a deprimir la excitación cerebral que estimula el pensamiento y la meditación, las
únicas armas que hacen formidable al ser del hombre. Esto de la concentración mental para resolver
un problema o realizar un proyecto es posible observarlo en las personas que alcanzan el éxito de
sus propósitos. Son seres activos físicamente (se mueven de una forma u otra, ya sea caminando,
paseando, realizando trámites o diligencias, viajando) pero no descuidan la meditación (dedican
bastante tiempo al análisis de sus conflictos o planes), buscando los medios para realizarlos o
sintetizando todo para comprenderlo mejor. Consultan con la almohada y muchos de ellos,
sabiamente, discuten, conversan o consultan a otros para tener diversos puntos de vista). Los
abúlicos, generalmente, no poseen la cualidad de poder concentrarse, no cultivan la meditación y,
175
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
en general, además de indecisos son abandonados en su persona e inertes en sus acciones. Incluso
tiene baja autoestima. Esto lo trataremos cuando veamos algunas ideas para fortalecer la voluntad.
La conciencia volitiva: ¿Qué es?
Cuando realizamos actos conscientes interviene la voluntad. Nosotros hemos definido ya
que es voluntad. Ahora repasaremos brevemente algunos conceptos sobre conciencia para después
ubicarnos en las relaciones entre conciencia y voluntad. La conciencia, por su propia definición es
el mundo interior del hombre. Es la “propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus
atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. También
representa el conocimiento interior del bien y del mal y el conocimiento exacto y reflexivo de las
cosas”. Bien pensada, la conciencia es la que nos permite darnos cuenta o percatarnos de las cosas
o de juzgar una ley o la moral. En otras palabras: conciencia es darnos cuenta de lo que nos está
pasando a nosotros y de lo que pasa alrededor nuestro y juzgar a las cosas que pasan con un
sentido de ética y moral. La conciencia, en alguna manera, es la forma de aprehender la realidad.
Otras definiciones la explican como el “conocimiento inmediato de sí mismo que tiene el ser
humano, de sus estados mentales y de relación con la realidad, integrado por un grado suficiente
de vigilancia (funcionamiento nervioso) y de lucidez (funcionamiento psicológico)”.135
Luego, es evidente que todo acto lúcido o consciente necesita de esta facultad mental que
hemos analizado como conciencia, pues ella nos dirá la calidad del acto en cuanto a si es bueno o
malo, útil o inútil, verdadero o falso, necesario o innecesario, etc. Es lo que nos ayuda a analizar
todo el proceso volitivo, desde la deliberación hasta la decisión. Esta aplicación de la conciencia al
acto volitivo o volición, es lo que llamamos conciencia volitiva.
Decisión e indecisión
Nosotros hemos analizado ya algunos aspectos de las personas decididas y de las indecisas,
al denotar lo que es la voluntad y en el parágrafo de la abulia, donde marcamos lo que es un hombre
decidido y lo qué es un hombre indeciso. Ahora repasaremos estas dos actitudes a la luz de la
conciencia. Cuando hay que evaluar si se toma o no una decisión interviene la voluntad. Pero la
motivación de una decisión siempre nace con la “toma de conciencia” del problema o cuestión a
evaluar y resolver. En el momento en que se estudia qué es lo que lleva al hombre a determinar o no
una decisión, aparecen las llamadas teorías deterministas de la voluntad, que son las que no
admiten la libertad en los actos volitivos del hombre. Estas teorías parten de la creencia de que
todos los actos volitivos humanos ya están prefijados o determinados de antemano. En las teorías
indeterministas, contrariamente se postula la libre elección de los actos volitivos. Esto también lo
analizamos al ver el tema de la relación entre voluntad y libertad.
En definitiva, quien gobierna o a quien compete gobernar nuestra mente y, por ende, los
actos volitivos y acciones que ella procrea, es la conciencia.136 Luego, cuando debe determinar las
acciones malas o buenas, puede ocurrir que muchas veces las acciones malas “empañen” la nitidez
de la conciencia y puede ocurrir que la conciencia no aborrezca o deseche la mala acción
135
Ang, Gonzalo – DICCIONARIO ILUSTRADO DE CULTURA ESENCIAL, editado por Reader’s Digest,
España, 1999
136
Alvarez Merino, Ana Cruz – MOTIVACIÓN Y VOLUNTAD, Editorial Quórum, Madrid, 1987
176
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
permitiendo que ésta tenga lugar, a pesar de estar sabiendo que es una “mala acción”. ¿Porqué no
siempre la conciencia no acierta a rectificar una mala acción u oponerse a cometerla, a pesar de
reconocerla como indebida?. Esto puede deberse a varios fenómenos. Uno de ellos, sencillamente
nuestra voluntad no sirve en muchos casos para imponernos el obrar al dictado de la conciencia.
Nuestra mente se suele mostrar neutral ante las cualidades de las cosas. Se limita a registrar la
presencia de un impulso o un deseo.
La conciencia es la que debe dictaminar si procede o no dar curso a lo que imaginamos. La
conciencia se halla radicada en el entendimiento y de acuerdo con él, estampa, o no, el “cúmplase”
que sanciona su efectividad. Pero aquí surge la intervención del agente ejecutivo, la voluntad, sin
cuya acertada gestión podremos comprobar que en ocasiones el hombre se comporta en sentido
contrario a lo que ordena su propia conciencia. En este caso, su voluntad, como agente ejecutivo,
ha fallado lamentablemente y ha cometido una mala acción a sabiendas de que aquello estaba mal y
no debía haberse hecho. Seguir, o no, voluntariamente los dictados de la conciencia, dependerá en
estos casos de las motivaciones que conlleva una mala acción. Acá pueden ocurrir varias cosas
cuando hay “fallas de la voluntad” o de la “conciencia volitiva”:
1. Obnubilación de la conciencia: por una emoción violenta que anula el poder
volitivo de frenar una acción mala, a pesar de que conscientemente se ha
reconocido expresamente como acción indebida, por ejemplo, lo que ocurre con un
impulso homicida no psicopático sino desatado por esa emoción violenta.
2. Motivaciones poderosas: generalmente los impulsos instintivos o compulsiones
obsesivas disparadas por emociones negativas como puede ser una ambición
desmedida, la avaricia, la falta de pudor, un bajo instinto exacerbado, etc., pueden
ser más persuasivos que las razones de ética o moral de la conciencia frente a un
hecho inmoral o mala acción. Estas motivaciones son las que anulan la conciencia
del bien del mal al momento de actuar. No es que no se sepa que se está actuando
mal. Todo lo contrario: se tiene “plena conciencia”, pero las motivaciones negativas
arrollan la voluntad de “seguir los dictados de la conciencia”, para plegarse a los
“dictados de la conveniencia indebida”. Así se cometen delitos, actos corruptos,
aberraciones sexuales, etc. Las motivaciones se escudan tras los llamados
pseudorrazonamientos, que consisten en racionalizaciones, más o menos falsas,
para justificar un hecho malo. Un ejemplo es cuando un hombre que comete una
violación sexual aberrante, trata de justificarla por explicaciones como “impulsos
pasionales irrefrenables”, “instinto irrefrenable”, etc. O aquel delincuente que hecha
la culpa a la sociedad o a la familia de ser como es.
3. Conciencia complaciente o permisiva: es la que a pesar de reconocer la maldad de
un hecho, lo lleva a cabo porque sus conceptos éticos o morales son muy elásticos
o, mejor dicho, los relativiza con frases tales como “fue sin querer”, “todo el mundo
lo hace”, “no creí que hiciera mal”, “nadie es perfecto”, “errar es humano”, etc. El
repertorio de justificaciones o de interpretaciones relativas de la moral, en
detrimento de lo auténtico y “lo que debe ser” es amplio. Cada vez más, el ingenio
humano despliega más energía en justificar los actos malos que en reprimirlos. El
provecho secundario que puede obtener de un acto malo impera más que la
dignidad de obrar cabalmente, esto es, obedeciendo a su conciencia cuando le
177
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
señala un acto malo y este aviso es totalmente comprendido. La conciencia
complaciente es como una “conciencia anestesiada”: está presente pero no opera.
4. Conciencia indiferente: es el estado de conciencia que actúa como autómata pues
no se molesta en cumplir su cometido: juzgar la bondad o maldad de un acto. Es lo
que ocurre al individuo que ante un fenómeno que debe criticar o ejercer la
autocrítica de sus actos, responde con una actitud del “qué me importa”, “al traste
con eso”, “no me interesa si es bueno o malo”. Esto puede operar como un rechazo
activo a la responsabilidad de decidir y evaluar o como una “conciencia perezosa”
que no asume el trabajo de decidir. También puede interpretarse como debilidad de
conciencia o falta de confianza en sí mismo.
Felizmente, no siempre ocurre que haya “fallas de conciencia o voluntad”. El hombre ha
demostrado que puede conducir correcta y firmemente su mente, conciencia y voluntad. Una
conciencia volitiva poderosa, dispersa los impulsos indebidos o equivocados e impide
enérgicamente la comisión de malas acciones.
Hay un dilema que debe resolverse: ¿la voluntad es débil porque la conciencia lo es, o la
conciencia no opera porque la voluntad es endeble?. Sabemos que pueden haber fallas de
conciencia y fallas de voluntad y en la interacción de ambas, una influye sobre la otra, en caso de
fallas. Si la conciencia es débil, la voluntad lo será y viceversa. Pero esta interacción también opera
en sentido contrario: una conciencia fuerte determina una voluntad fuerte y viceversa. Esto
pareciera operar como que cuando algo falla, es porque en realidad el defecto está en ambas
facultades mentales: conciencia y voluntad. Debido a esto, el empleo resuelto y decidido de la
voluntad puesta al servicio de la conciencia volitiva, tiene como tantas cosas, anverso y reverso. La
volición admite una cosa o la rechaza de plano. Esto quiere decir que hay voluntad para hacer o no
hacer (voluntad de comisión, o voluntad de omisión).
Ambos casos dan lugar a posición inflexible en quien se acomoda a los dictados de la
conciencia. En este caso la conciencia opera como un refuerzo de la voluntad, al darle el visto
bueno a las decisiones. Quién goza del uso de una “voluntad decidida”, cuando se le presenta la
ocasión de llevar a cabo una acción indigna o reprobable, siempre e incuestionablemente responderá
en forma inmediata con un “¡No!” y no existirá razón alguna para torcer su voluntad o quebrar su
conciencia. Esa misma persona cuando es solicitada para el concurso de una acción abnegada,
heroica o beneficiosa, simplemente no dirá ni sí ni no, directamente la realizará, por el pleno
acuerdo o concordancia entre conciencia y voluntad, entre los principios éticos y morales y la
dignidad o integridad de la persona que los sustenta.
Los riesgos de la conciencia volitiva
El riesgo se origina cuando la voluntad de un sujeto no es categórica en su pronunciación en
relación con los dictados de la conciencia. En este punto debemos reiterar o transcribir conceptos
vertidos anteriormente. Ya hablamos de las fallas de voluntad y de conciencia. Ante una propuesta
perversa, indigna e impertinente, los tímidos e indecisos con conciencia y voluntad débiles, no
resistirán el “dominio tentador” y responderá a la tentación indebida como si ésta lo apremiase a
responder malamente. En estos casos se escudan con excusas tales “Bueno, si usted se empeña...” o
“Si usted insiste...”, o “Si a usted le parece bien”, etc. El “si” condicional es precisamente eso: es
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
178
como si el acto fuese condicionado por una relativa insistencia de otras personas o factores
impulsivos o compulsivos a llevar a cabo una acción cuestionable. Por lo tanto el débil de carácter,
conciencia y voluntad simulará que su acción es condicionada bajo el “imperio de las
circunstancias” (acción condicionada imperativamente).
Hemos analizado la voluntad débil que se aviene a cometer una acción mala o no debida.
Dentro de este contexto debemos analizar también a otra forma de voluntad y conciencia débiles:
son las personas que puestas ante la disyuntiva de realizar un acto no competente o participar en una
acción meritoria, responde con un “veremos”, “tal vez sí”, “a lo mejor”, etc. Acá existen más
probabilidades de que por desconfianza, reserva o falta de confianza en sí mismo, una petición no
sea atendida. El indeciso no participa en las proposiciones de actuar bien o mal.
Ya hemos aludido a la característica curiosa de que tanto la conciencia como árbitro y la
voluntad como motor de acción, estriban su poder en la confianza o desconfianza que cada cual
tiene en sí mismo. Si por intentar no cometer un error o desliz, buscamos evitar toda situación de
tentación, esta actitud demuestra, de algún modo, que no nos sentimos seguros del todo para resistir
una tentación. Esto se debe a la creencia arraigada de que la exposición a la tentación, lejos de
fortalecer nuestra conciencia y voluntad, en realidad es un riesgo difícil de superar. De ahí el refrán
popular que dice “la ocasión hace al ladrón”. Si uno rápidamente escucha este proverbio, a primera
vista es totalmente razonable. Para eso está el otro refrán que lo que refuerza: “tanto va el cántaro al
agua, que termina por romperse”. Si uno se expone indefinidamente a una tentación, es como
natural que se quiebre y ceda a la misma. Estos dichos se basan en la experiencia de los casos de
aquellos que no tuvieron la suficiente fuerza de ánimo para mantener una conciencia y una voluntad
poderosas para resistir toda tentación, cualquiera sea la cantidad de veces que esté expuesto a ella.
Así, quien maneja grandes sumas de dinero ajenas, tarde o temprano, si tiene una oportunidad
conveniente (ocasión) como puede un control deficiente o una permisividad de los dueños del
dinero, echará mano de sumas tentadoras. O sea, es muy posible que se motive lo suficiente para
vencer todos los argumentos de su conciencia y fuerce a su débil voluntad a ceder al impulso de
apoderarse de aquello que sobradamente sabe que no es suyo. La complacencia de su conciencia
volitiva y de su autocrítica, hace que su conciencia volitiva sea muy amplia y esto cause su escasa
resistencia para llevar a cabo la mala acción. Contrariamente, un individuo dota de una conciencia
volitiva estrecha, no permite que ninguna tentación avasalle el fuerte criterio de un acendrado
sentido de honestidad e integridad que le inspire un tremendo respeto por las posesiones ajenas,
cualquiera sea la naturaleza de la misma (desde los bienes hasta la mujer del prójimo). El no escapar
a las oportunidades (ocasiones) de quebrar nuestra moral y exponernos sin temor a la misma, es una
especie de autoexamen o un “ponernos a prueba” a nosotros mismos. Ello nos permitirá comprobar
la solidez de nuestra honradez. Si nuestra decencia es abigarrada, ni remotamente nuestra
conciencia y voluntad (conciencia volitiva) se verá tentada de caer en la degradación por varios
motivos:
1º.
2º.
Nuestro pensamiento no concebirá ni por un segundo la idea de cometer lo
indebido
Si casualmente nuestro subconsciente nos juega la mala pasada de esbozar aunque
sea la sombra de una apetencia impertinente, la conciencia volitiva la ahogará
inmediatamente suprimiendo o sublimando la sugestión subconsciente. Es cuando
uno se dice a sí mismo: “eso, ni pensarlo”, “absolutamente no”
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
179
3º.
Estaremos permanentemente vigilando nuestras reacciones exteriores e interiores
para evitar las fallas conscientes o inconscientes que permitan el acecho tentador.
Luego, todo riesgo de “caída en el pecado” no es la ocasión en sí, sino las conciencias
volitivas débiles o mal formados, señal de una personalidad ineducada o falta de madurez, por mal
desarrollado del carácter y la falta o déficit de conciencia volitiva. Sólo el que esté seguro de sí
mismo podrá actuar natural y espontáneamente sin rehuir ninguna ocasión de tentación. Esto será su
mejor señal de una conciencia y voluntad fuertemente aleccionadas. En la puja por sobreponerse a
toda tentación se podrá apreciar en sí mismo la existencia de dos fuerzas incitadoras:
•
•
La conciencia, el juicio, la razón y la reflexión que todas juntas forman una fuerza
especial y poderosa
El automatismo, fuerza traicionera que se apodera del desprevenido y de quien no
se preocupa por fortalecer su conciencia volitiva
Ambas fuerzas están siempre en pugna. Puede ocurrir que un día tengamos una obligación
que no está sujeta a medios coercitivos absolutos, como puede ser estudiar, pero fuera de nuestra
habitación una hermosa mañana nos incita a salir. Si el sentido de responsabilidad de cumplir con
nuestra obligación de estudiar se basa en una estrecha conciencia volitiva, esto permite superar el
automatismo de la tentación de lo más fácil: abandonar los libros e irnos a gozar de una mañana
esplendorosa. Ceder al automatismo es la conciencia volitiva amplia y débil. La debilitación del
automatismo es conseguida metódicamente: primero dominando los impulsos más insignificantes y
después seguimos con otros más importantes y esto logrado paso a paso, lleva a la rápida
subordinación del automatismo a los dictámenes de la conciencia volitiva. Por esto es necesario
crear conciencia.
Las posibilidades de la conciencia volitiva
Hemos analizado algunos riesgos de la conciencia volitiva. Salvando los mismos, en
general y por razones obvias, debemos aceptar que la conciencia volitiva es un elemento
fundamental de los actos volitivos conscientes. Sin conciencia nos sería poco posible, o
prácticamente imposible, orientar adecuadamente toda nuestra volición. Como venimos repitiendo
desde varios parágrafos anteriores, el hombre está constituido por tres esferas. Dentro de esas tres
esferas de la vida del hombre, esta la esfera volitiva. Si está integrada a las otras dos, significa que
la estará necesariamente lo intelectual y lo emocional intervendrán en lo volitivo. La conciencia
nace en la esfera intelectual o inteligencia. Está regulada por ella, pero también lo está por la
emoción o el afecto. La voluntad, en estricta conjunción con estas dos esferas, participa también en
lo intelectivo y lo emotivo o afectivo.
La conciencia es lo que orientará sus motivaciones, encauzará sus deseos y la inteligencia y
el afecto permitirán que la volición no sea perniciosa sino útil a la existencia humana. Tanto la
inteligencia, como la emotividad y la voluntad se encuentran e integran dentro de la conciencia,
para proceder a los actos racionales y conscientes. Es acá donde actúan las llamadas inteligencias:
emocional, intelectiva, social, instintiva y, ¿porqué no?, una inteligencia volitiva. Esto lo
analizaremos en otro parágrafo.
180
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Insistimos muchas veces en que el hombre, por su naturaleza inteligente, debe buscar el
significado de su vida o existencia personal. Dentro de ella, la de sus actos vitales. Y por lo tanto, la
significación de su actuar debe estar dentro de un carril, ya sea como proyecto o plan u otra
intencionalidad que hace a la consecución de sus fines, metas, propósitos o intenciones particulares.
En este quehacer es la conciencia volitiva la que ejerce la función rectora de la acción fecunda. A
través de ella, la potencia intelectiva y la energía o fuerza emocional nos permitirán reforzar la
acción auténtica para encaminar metódicamente nuestra vida hacia un destino propio o afín a la
naturaleza o esencia del hombre. La luz que ilumina nuestras ideas, fruto de percepciones interiores
o exteriores, proviene de la conciencia y la inteligencia. Mantener vigentes a ambas desarrollando
todas sus potencialidades posibles, es lo que nos asegura que también desenvolveremos nuestro
accionar vital dentro de los parámetros naturales y correctos. La desviación de las conductas
biológicas y racionales naturales se debe en gran parte a que nuestro espíritu no tiene vigorizadas
sus esferas vitales de la inteligencia, la emoción y la voluntad. Cualquiera de ellas que no esté
disponible con todos sus alcances, entorpecerá la función de las otras. Repetiremos hasta el hartazgo
nuestro estribillo: un hombre inteligente, pero sin emoción ni voluntad, es un hombre incompleto,
un hombre emotivo, pero sin inteligencia ni voluntad es un ser desintegrado, un hombre
voluntarioso pero sin inteligencia ni emotividad es un hombre laborioso pero sin norte. El
hombre íntegro, cabal, auténtico y dotado de plena autoridad, es el que posee en perfecto
funcionamiento las tres esferas vitales:
1. es inteligente
2. afectivo
3. y voluntarioso
todo esto simultáneamente. En bloque. La función de la conciencia volitiva es conseguir, con la
ayuda de la inteligencia y el afecto, que todo el funcionamiento psicofísico del hombre se adapte lo
más ajustada y ortodoxamente a estar integrado en los tres niveles, en forma proporcionada y
armoniosa, sin excesos de una u otra esfera. Sólo la justicia en la intervención de los tres elementos,
sin que haya excesos o déficit de ellos, será la base del hombre genuino y cabalmente desarrollado.
Conciencia volitiva y mística
En un estado místico hay un goce que produce en el alma humana el ajuste del deseo con el
objeto, por una emoción inefable del encuentro con la cosa querida. Esto necesita de un
temperamento místico, que es lo que otorga tanta intensidad y evidencia en un encuentro místico.
Este encuentro místico tiene infinidades de gama y matices en todas las formas de las actividades
del hombre. Ya hemos resaltado y ahora transcribimos, que Bagehot llama a esto la emoción de la
convicción, de forma tal que en el acto de intuición propio del misticismo, la percepción de una
verdad, cualquiera sea su grado, se acompaña de una descarga emotiva que otorga a esa intuición la
calidad de certidumbre y la hace adquirir la fuerza de una creencia. Este sería uno de los
mecanismos de formación de creencias en el hombre, sobre todo el de la fe y también del afecto
amor como querer a una persona o cosa. Esta emoción de la certidumbre es lo constituye uno de los
grandes resortes de la voluntad como móvil difuso inconsciente de determinadas acciones humanas
(religiosas, artísticas, conductas afectivas, etc.)
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
181
Recordemos, también, que Ramón y Cajal ha descrito esa emoción que ayuda a
desentrañar la esencia del querer (como afecto y voluntad) en aquellas manifestaciones en que no
es imprescindible el conocimiento por mero esfuerzo intelectual, sino que éste puede provenir de
una actividad espiritual distinta: “Este placer indefinible, al lado del cual todas las demás
fruiciones de la vida se reducen a pálidas sensaciones, indemniza sobradamente al investigador de
la pesada y perseverante labor analítica, precursora, como el dolor del parto, de la aparición de la
nueva verdad”. Siempre el misticismo, una vez que inspira al artista, al científico y a los religiosos,
produce una descarga emotiva que concluye o acompaña a un acto volitivo.
Conciencia volitiva, querer, emoción y afecto. Teoría erótica de la voluntad de Pittaluga
Ya adelantamos que una descarga emotiva, más o menos intensa, acompaña siempre al
cumplimiento de un acto de voluntad. En la esfera estrictamente afecto-emotiva parece un arco
tensado por el deseo que busca una finalidad para hacerla centro de sus flechazos. Esa finalidad es
el objeto de su esfuerzo, de su querer y significa, en esta particular circunstancia, la posesión del
objeto querido. Esta es la base de la teoría erótica de la voluntad, formulada por Pittaluga en lo
relativo al querer como sentimiento de afecto. Pero la posesión del objeto querido varía de acuerdo
a la finalidad. Así el hombre de ciencia quiere la posesión de una verdad concreta, el filósofo quiere
la posesión de la verdad universal o absoluta, el artista quiere la posesión de la belleza de su obra; el
hombre, en general, quiere la posesión de bienes, el amante la posesión de su amada y el místico la
posesión de su ideal artístico o religioso (posesión de Dios).
Dentro del orden emocional, los factores más dispares en la mezcla compleja de la esencia
humana, intervienen como resortes que tensan a la voluntad. Nuestros afectos obedecen, a la vez, a
instintos primarios, a impulsos subconscientes, a deseos diversos, a pasiones, a propósitos
intelectuales, a decisiones calculadas fríamente, a decisiones basadas en las convenciones sociales y
morales de la comunidad. Todo esto no tiene nada que ver en forma directa con cada “querer”
personal en sí, con acto estricto de voluntad o con la postura espiritual del hombre que está detrás
de un querer. Son, más bien, móviles o motivos que engendran ese estado particular que lleva al
querer y en virtud de los cuales nuestras potencias se preparan para reaccionar de distintas formas.
Unas veces con lentitud o pereza, otras veces más rápidamente o bien en forma exaltada y
tumultuosa, según el objeto del deseo y el querer.
De este modo, la voluntad puede ser:
•
•
endeble: cuando las pasiones y apetencias son menguadas y las excitaciones
sensibles pobres y los móviles del querer escasos o vulgares
enérgica: si las apetencias y pasiones son ricas en estímulos y hay una capacidad
de recios y enconados móviles del querer
En la persona humana bien equilibrada, la voluntad no se doblega y las querencias no se
forman, si los móviles no son adecuados, si los resortes que han de animarlas para el esfuerzo de
querer, no corresponden por su condición y jerarquía, al impulso temperamental o a la resistencia
del carácter.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
182
Finalmente, retomando la idea de Pittaluga en su teoría erótica de la voluntad, quizás acá
hay un error de interpretación pues el concepto de querer en español, significa también una relación
de afecto y deseo. Cuando una persona dice a otra “te quiero”, está manifestando un deseo de
posesión de la misma. El objeto de este deseo puede ser meramente un deseo sexual de posesión o
un afecto de amor. Como es un sentimiento difuso y vago, sino está encaminado con lo sexual, hay
que pensar junto con Santa Teresa que el querer como afecto es una actividad sentimental debida a
un estado de espíritu en virtud del cual la simpatía y la benevolencia hacia los demás se truecan en
fervorosa adhesión.
También interviene el deseo de colaboración para alcanzar otros bienes, para compartir las
dichas propias y las venturas, o para aminorar las desdichas y males ajenos, y así llegar juntos,
dentro de lo posible, a una cierta perfección. Esta interpretación castellana de la palabra querer
funde dos conceptos: amor y voluntad o deseo sexual y voluntad. Ambos conllevan el deseo de la
posesión de la persona que se desea o se ama y la voluntad tiende a realizar la posesión en forma
efectiva.
Esta tendencia volitiva es lo que distingue a querer de amar. Son dos verbos con distintos
matices de significación. Mientras el amor es un sentimiento puro, que no necesariamente implica
posesión y por lo tanto no está ligado a la voluntad en forma indisoluble, el querer siempre necesita
un acto volitivo para concretar la posesión. Querer, en castellano, es polisémica, pues puede
provenir del latín del infinitivo querer y en este caso es cariño, amor.137 Pero si proviene del latín
quaerĕre significa tratar de obtener y se aplica al deseo, apetito, voluntad, determinación,
pretensión, intención, amar, etc.
La teoría erótica de la voluntad es sintetizada por Pittaluga de la forma siguiente:
1º.
2º.
3º.
Todo acto de voluntad es acto de posesión
Toda voluntad de actuar es un propósito de posesión
Todo acto de posesión implica un goce o emoción placentera: el placer de la
posesión
4º. Toda voluntad de actuar como esfuerzo de la voluntad o propósito de posesión
entraña la evocación del placer de posesión
5º. El goce máximo del acto de posesión está en la posesión amorosa
6º. Los actos de la voluntad están impregnados por un vago y difuso erotismo porque
la posesión de lo que se quiere es una expresión de estima amorosa hacia la cosa
misma
Los objetos o fines del querer humano son infinitos, tantos como la versatilidad del espíritu
humano abarca. Pero referidos a cosas elementales, podemos agruparlos de tres formas, más o
menos generales, aunque no taxativas:
a. De naturaleza física: posesión de cosas o personas
137
“Amor platónico” como posesión de un goce de la pura belleza, como un placer del alma engendrado por
la contemplación de la belleza abstracta. Amor como imagen abstracta del objeto amado construida en el
espíritu con elementos concretos pero sin deseo de posesión.
183
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
b. De naturaleza emotiva, afectiva o espiritual: posesión de virtudes y afectos o
sentimientos, de mística
c. De naturaleza intelectiva: posesión del conocimiento y la verdad (ciencia, filosofía,
etc.)
Conciencia volitiva, temperamento y carácter
Hemos incluido estas cuestiones y las anteriores dentro de la conciencia volitiva, porque de
algún modo están en íntima relación con los actos conscientes voluntarios. Sabemos que sobre la
personalidad del hombre influye una combinación de una gama infinita de factores. Estos factores
pueden ser en parte:
1. constitucionales o congénitos
2. adquiridos por educación
3. adquiridos por hábitos y costumbres
Entre los factores constitucionales, desde el punto de vista psicológico, se consideran
cualidades o manifestaciones tales como:
⇒ temperamento
⇒ carácter
Etimológicamente, carácter (que proviene del latín character) significa marca o señal y
también estilo.138 Sería lo que se marca o imprime en alguna cosa. La RAE trae las siguientes
acepciones:
1. Conjunto de cualidades o circunstancias propias de una cosa o persona, que las
distingue, por su modo de ser u obrar, de los demás
2. Fuerza y elevación de ánimo natural de alguien, firmeza, energía
3. Estilo
Desde el punto de vista de estas definiciones, pareciera ser que a carácter se lo ha querido
referir como aquello que conforma personalmente a un hombre, imprimiéndole un sello personal
que lo distingue de otros hombres. Pero también como un signo de voluntad fuerte o firmeza de
espíritu. También podría ser el estilo personal de vida como modo o forma de ser. Luego, todo esto
liga a carácter con personalidad, voluntad y espíritu firme y enérgico. Aunque el término “carácter”
prácticamente ha desaparecido de los textos modernos de psicología, empíricamente sigue siendo
un concepto valioso para describir mejor al ser humano y hacerlo más comprensible. Ayuda
también a formar a la inteligencia emocional. Hoy prefiere hablarse más de personalidad que de
carácter.
Erich Fromm139 concibe al carácter como la manera más o menos permanente en que la
persona canaliza su energía. En su continuo interactuar del hombre con su medio (las cosas y
138
Estilo sería entendido acá como modo, manera o forma propio de una persona
Psicoanalista estadounidense de origen alemán que se alejó de la concepción de Freud para ofrecer una
perspectiva más social y cultural del desarrollo humano.
139
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
184
personas que lo rodean), despliega su energía espiritual. Es acá donde funciona la acepción de
carácter como energía. Fromm, a diferencia de Freud que cifraba esa energía en el impulso sexual,
atribuye al carácter el medio o modo que permite la utilización óptima de la energía humana, que no
sólo como objetivo la relación interpersonal del hombre con otros hombres y las cosas del mundo,
sino también la guía para su supervivencia. Precisamente, el carácter como personalidad, voluntad y
espíritu firme y enérgico, sería el instrumento valioso que le permite al hombre resolver los
conflictos y regular su desenvolvimiento mundano (ambiental) para llevar a cabo un proyecto de
vida o proyecto existencial. Al realizar su proyecto existencial desarrolla su estilo de vida. Todo ese
desarrollo es el carácter. El carácter, desde esta perspectiva no es estático, rígido, sino un proceso
dinámico y, dentro de ciertos límites, permite a las personas adaptarse a las diversas situaciones,
principalmente las sociales. En general, es posible afirmar que ni el carácter ni la personalidad (en
el supuesto de considerarlos por separado), pueden ser pensados como entidades estables o
inmutables, sino como cualidades que se van construyendo, incorporando y modificando en el
transcurso de la vida. Esto deja abierta la posibilidad de modelar o formar el carácter a través de la
educación. Una persona puede modificar en cualquier momento su forma habitual de ser, sobre todo
si el ambiente que le rodea cambia de manera significativa o si dicha persona experimenta la
necesidad de un cambio. El carácter, al igual que la personalidad, puede ser influenciado en algún
modo por el ambiente y el pasado remoto, pero de ninguna manera hay un determinismo. La
decisión de adoptar una forma u otra de carácter o de personalidad estará siempre ligada a la
voluntad y a los estímulos del espíritu, más que de las necesidades estrictas del medio.
En otra manera de distinguir lo que es carácter podemos decir que es el resultado de las
características personales, incluyendo lo que se considera el temperamento y las interacciones con
ese ambiente. Quizás este punto de vista es lo que dio origen al refrán que pregona lo de “genio y
figura hasta la sepultura”. Si consideramos al carácter como firmeza de voluntad o espíritu,
tendremos así dos tipologías caracterológicas en aquellas figuras que en la opinión social habla de
personas de “carácter fuerte” o de “carácter débil” para definir a lo que nosotros creemos que serían
los individuos que tienen un carácter formado o definido y la contrapartida de los que no lograron
construir su carácter. Esta aseveración es lo que nos lleva a pensar que el carácter es algo que puede
ser formado o educado y que tiene capacidad de cambio, lo que establece su carácter dinámico. Nos
hemos referido, como de paso, al temperamento. Este es otro concepto muy usado pero poco
considerado actualmente, en los términos o palabras tal cual. Es decir, hay una tendencia moderna a
obviar el uso de las palabras carácter y temperamento para referirlos de otras formas al describir las
cualidades de ambos. Quizás lo que mejor nos haga reflexionar sobre carácter y temperamento sea
la frase de Nietzsche: “Un hombre parece tener carácter, mucho más frecuentemente cuando sigue
su temperamento, que cuando sigue sus principios”. El filósofo alemán usa carácter y
temperamento como dos cualidades distintas y antepone a ambos en la conducta humana, en
relación con los usos de principios para regir dicha conducta. La Real Academia Española (RAE)
como de costumbre, toma todas las acepciones posibles que el habla determina para una palabra. En
el caso particular de temperamento separaremos algunas de estas acepciones útiles para nuestro
trabajo:
•
•
•
Constitución particular de cada individuo, que resulta del predominio fisiológico
de un sistema orgánico (esto es lo que llevó a configurar una tipología humana)
Carácter, manera de ser o de reaccionar de las personas
Manera de ser de las personas tenaces e impulsivas en sus reacciones
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
185
•
Vocación o aptitud personal para un oficio o arte
Algunos investigadores del desarrollo humano han propuesto definir a temperamento como
“conjunto de características psicológicas que parecen tener componentes innatos, los cuales
determinan las diferencias en el comportamiento de los seres humanos”. Estas acepciones, junto
con otras, nos hacen creer que es lo que desalentó a los estudiosos contemporáneos a abandonar el
uso de las palabras carácter y temperamento, para evitar las posibles confusiones que las mismas
pueden inducir o llevar a connotaciones divergentes. Los psicólogos Carmen Rodríguez y Martín
Reimat140 recurren a una nueva disciplina psicológica denominada caracterología cuya base es
ordenar y sistematizar la serie de actitudes y de comportamientos que se observan en la manera de
ser de las personas. De esas actitudes extraen dos cualidades que denominan rasgo y tipo. De esta
forma eluden referirse directamente a los términos carácter y temperamento, a los cuales usarán
cuando estudian determinados investigadores. Según el concepto de Rodríguez-Reimat, rasgo o
rasgos serían el conjunto de propiedades o forma de actuar que son propias de cada persona y que
se repiten en forma constante, dando al comportamiento de cada individuo una cierta coherencia y
significación. Luego, rasgo denota la disposición a la constancia o repetición externa, a la
estabilidad y la consistencia en el significado de las formas de conducta de un individuo. Para estos
autores, los rasgos se pueden definir en varias categorías:
1. rasgos de aspectos formales de la conducta y de la personalidad y de relación con
opiniones, intereses y actitudes personales
2. rasgos comunes a todos los hombres y rasgos característicos a ciertos individuos
3. rasgos superficiales y perceptibles (gesto, voz) y rasgos profundos (motivación,
ideales o ilusiones)
4. rasgos específicos que representan una categoría muy reducida de comportamientos
y rasgos inespecíficos de comportamientos de amplios sectores de la conducta
Dejan así aclarado, que rasgo es un pequeño conjunto de respuestas habituales. En
referencia a tipo lo definen como un conjunto de rasgos. Tipo sería el factor más general que se
encuentra en esas diferentes formas de conducta. La noción de tipo tiene dos significados
diferentes:
1. como representante de una conducta media (hombre tipo, hombre medio)
2. como modelo o caso ideal. Surge de la comparación de un modelo ideal con las
conductas de todos los individuos y de ello se extrae un modelo que cumple todos
los requisitos dados. Este significado es el más usado en la tipología psicológica
Nosotros creemos que tanto rasgos como tipos, son sistemas de clasificación de las
diferentes manifestaciones de caracteres y temperamentos del ser humano.
¿Qué entendemos por inteligencia volitiva?
Antes de podernos explicar que es la inteligencia volitiva, es necesario adquirir un amplio
concepto sobre qué entendemos por inteligencia, en general, como facultad mental fundamental del
140
Rodríguez-Reimat – LOS TIPOS HUMANOS, Editorial Quórum, España 1986
186
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
hombre, madre de todas las otras facultades. Ese primado es el que hace que la inteligencia sea el
motor de todas las funciones mentales. En ese sentido es que los investigadores modernos pretenden
usar determinados aspectos inteligibles para poder educar las facultades mentales y poder permitir
el desarrollo adecuado de nuestros niños y jóvenes aun no desarrollados, o bien, introducir el
cambio en aquellas personas que no aprendieron a usar debidamente todas sus facultades. Con
relación al dilema de si podremos o no cambiar nuestra naturaleza, el aforismo que predica “no es
posible cambiar nuestra naturaleza” es totalmente verdadero, pues cambiar la naturaleza sería
como volver a crear el hombre y, por lógica, no es una tarea al alcance humano, por lo menos, hasta
donde alcanza los actuales conocimientos. Además, si admitimos que la esencia o naturaleza
humana es posible de ser cambiada, tendremos que admitir la posibilidad de obtener otro ser que no
sea humano (¿acaso no lo cambiaríamos?). ¿Por qué afirmamos esto en referencia a un cambio? Por
la simple razón de que la palabra cambio o acción de cambiar está referida, según la RAE, a “tomar
o hacer tomar, en vez de lo que se tiene, algo que lo sustituya” y esto puede ser convertir lo que
tenemos en “otro, especialmente en lo opuesto o en lo contrario”. Hasta donde ahora se sabe
transformar (cambiar) al ser humano por otro ser distinto sería sólo obra de la propia naturaleza o,
para el caso de los creyentes, obra de Dios. Luego, ante la visión actual de imposibilidad de que este
cambio ocurra desde el hombre, lo más probable es que debamos aceptar otro aforismo más
acertado: “combatamos nuestro modo de ser, y éste reaparecerá prestamente”.141 ¿Qué significa
esto? Ante la presunción de que nuestro ser no se puede conocer tal cual por un acceso directo tanto
de medios científicos como de disciplinas psicológicas o filosóficas, tendremos que aceptar la oferta
de Heidegger de conocer ese ser a través de la modalidad humana que es el conjunto de los
“modos de ser” del ser del hombre. En consecuencia, si nuestro modo de ser es correcto, por más
que intentemos cambiarlo, la experiencia nos mostrará el equívoco por los resultados. Pero si
nuestro modo de ser es incorrecto, el cambio del mismo hará que aparezca otro modo de ser más
auténtico y esto es “reaparecer el ser”. Equivale a decir que si buscamos nuestro verdadero ser, éste
estará disponible.
El hombre ha mostrado inequívocamente que puede tener modos de ser auténticos e
inauténticos. Asimismo, la experiencia también ha demostrado que para que nuestro ser “verdadee”,
esto es, sea verdadero o se muestre lo más cerca posible de lo qué realmente es, es necesaria una
condición muy primitiva de hombre natural, como era la idea del “salvaje” pensado por Rousseau
(estado natural puro) o bien, lo más conocido y probado, es que ese hombre se autoeduque en busca
de su ser real. Pero el hombre no es un ente que tenga una sola forma de ser. Cada hombre muestra
su ser de formas diferentes. Sabemos que el ser del hombre tiene notas fundamentales como es la
inteligencia (la primera nota y la básica) y luego vendrán otras como el sentido del tiempo y el
espacio, de la realidad, la constitución de un mundo, etc. Pero cada hombre individualmente usará
esas notas fundamentales de diferentes modos. Si las usa adecuadamente será hombre auténtico. Si
contrariamente equívoca el modo, será inauténtico. La inautenticidad puede llegar a despojar al
hombre de sus notas esenciales como la inteligencia, el afecto y la voluntad. En este caso, hablamos
de despersonalización o deshumanización, el fenómeno que hoy se ha enseñoreado de media
humanidad, sumergiéndola en la más tremenda crisis espiritual, históricamente conocida. De ahí la
necesidad urgente de que el hombre obre a través de su inteligencia para cambiar los modos de ser.
La aplicación de la inteligencia en cada una de sus esferas espirituales se ha dando en llamar
141
Esta frase significa que si analizamos nuestro modo de ser en forma intensa, casi agresiva, esto nos
permitirá conocernos más profundamente y saber si el modo de ser que tenemos es auténtico o inauténtico,
por eso aplica lo de “este reaparecerá prestamente”
187
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
inteligencia emocional, inteligencia social, inteligencia comunicativa, incluyendo lo que nosotros
hemos llamado inteligencia intelectiva, inteligencia instintiva. En suma: aplicar la inteligencia a
ordenar todo lo relativo al modo de expresar una esencia genuina. Con este sentido aplicaremos la
frase inteligencia volitiva.
Las facultades mentales son mecanismos operativos de la mente que no son pasibles de ser
ubicados anatómicamente en el cerebro, pero que se sabe que dependen de él y en él residen, con
una probable participación “in toto” de la masa cerebral completa. Toda la corteza, todos los
hemisferios y todos los centros participan en la producción de esas facultades mentales que
necesitan también todos los circuitos nerviosos, transmisores y toda reacción bioquímica o
bioeléctrica para ser producidas. Todo lo que hemos analizado hasta acá de la parte anatomofisiológica del cerebro y todos los mecanismos vistos, confluyen para realizar las facultades
mentales. Una vez más, para no olvidarlo, recordaremos que estas facultades constituyen el espíritu
o alma del hombre y le confieren la calidad de ser racional e inteligente. La inteligencia es una
abstracción hasta ahora imposible de definir en sí, en su magnitud y en su alcance y mucho más en
su cuantificación, lo que se pretende groseramente a través de la medición del llamado cociente
intelectual.
Para que opere la inteligencia en general es necesaria la intervención de la voluntad. Si
estuviéramos de acuerdo con algunas de las teorías filosóficas sobre la voluntad, tendríamos que
aceptar la teoría de la voluntad por expresar que la voluntad siempre se manifestaría, en un instante
dado, como el efecto del impulso que en ese momento o circunstancias hicieran más poderoso. Si
bien es cierto que nuestros impulsos, nuestras impresiones y nuestros juicios primarios son el
resultado de nuestros condicionamientos psicofisiológicos coyunturales, esto no significa que la
voluntad sea, esencialmente, impulsiva. El impulso, como estímulo, motivación, deseo o interés, es
parte del proceso volitivo, pero no lo es todo. Las circunstancias se imponen si el hombre no está
prevenido para confrontar con ellas en la mejor forma posible y siempre apuntando a su verdadera
esencia. No es menos evidente que una buena educación de la voluntad, adquirida por un
autoimpulso o fuera de nosotros mismos, pero reflejada en todos los casos en nuestra conciencia,
puede crear en nosotros primero la idea y después la decisión. Este es el camino de doble mano que
antes analizamos.
Si nos educamos para entender, abarcar y controlar los impulsos, es totalmente posible
hacerlo y de ese modo evitar la reacción automática o automatismo que nos puede condicionar
natural o socialmente a proceder sin razonar y sin límites. La primera condición del cambio o
educación de la voluntad, y en general de todas nuestras facultades, es tener la noción de que
estamos actuando automáticamente y con el control inteligente y despertar la idea de reaccionar
contra ese automatismo. La persona que toma conciencia de la oportunidad en que reacciona
percibiendo su realidad automática, y experimentado el determinismo o imperio de las
circunstancias que le quita la libertad personal, está en camino de pensar en el cambio, aunque
todavía no domine las situaciones vitales. El comprender su automatismo le permite el
entendimiento de la noción de servidumbre (en el sentido de esclavitud). Este es el primer paso de
la inteligencia volitiva: comprender cuando se está actuando por un automatismo esclavizante y
comparar esto con lo que sería un acto libre y guiado por la inteligencia.
188
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Los extremos de la voluntad142
Dentro de la inteligencia volitiva debemos aprender a superar algunos extremos de la vida
volitiva. Es conocido por todos, la existencia de dos tipos de personas colocadas en extremos
opuestos: aquellos que tienen un compulsivo “afán de terminar” todo lo que se empieza y los que
se enrolan en el “nunca acabar” porque jamás parecen finalizar lo que han comenzado a hacer.
El síndrome del “afán de terminar” se da en aquellas personas que, por ejemplo,
comienzan a leer un libro y tratan de hacerlo en el “menor tiempo posible” porque tiene
obligadamente que terminar de leerlo. Son las personas que a veces intentan hacerlo en una “sola
sentada” y se quedan leyendo toda una noche, aunque deba madrugar para realizar un compromiso
o tarea ineludible. Y esto les ocurre con “cualquier” libro sea, o no, importante. Algunos psicólogos
piensan que los seres humanos tienen una tendencia o afán innato de terminar todo lo que han
iniciado. Pero algunos hacen de esto una cosa absoluta y se transforman en “terminadores
compulsivos”, mientras que otros se toman su tiempo y, generalmente, no terminan lo que iniciaron.
Son los “terminadores morosos”. Kurt Koffka, pionero de la psicología de la Gestalt, explicó que
cuando uno dibuja un círculo, pero por cualquier motivo lo deja sin cerrar, el cerebro tenderá
indefectiblemente a cerrarlo. Explicó que este “efecto de cierre” se manifiesta como tensiones que
son producto de “pautas neurales imperfectamente formadas que conducen inevitablemente a su
propia terminación”.
La memoria alimenta el afán de terminación con otro recurso mental llamado el Efecto de
Zeigarnik.143 Este efecto tiende a mantener latente en la mente, el recuerdo de las tareas que no
alcanzan a completarse. Sólo una vez que se acaba con lo que se comenzó, el recuerdo de la tarea
terminada se va desvaneciendo lentamente. Esto ocurre porque opera un sentimiento de realización.
El Efecto de Zeigarnik sería una especie de frustración frente al sentimiento de realización. La
manía de terminar quizás sea una cualidad excesiva. Las personas obsesionadas por terminar las
cosas pueden perder la perspectiva de sus objetivos. En este sentido, Ray Fowler remarca que “por
lo menos, el desidioso tiende a ser expansionista y puede llevar una vida más variada. Sin
embargo, la vida de un terminador compulsivo puede ser demasiada limpia, apretada y estrecha”.
Reprimir un afán obsesivo de terminar las cosas hace posible, en alguna medida, disfrutar más de la
vida. Un terminador compulsivo se comporta en el empleo como un “adicto al trabajo” y esto es
nocivo. Si modera su impulso quizás logre programar fines de semanas más placenteros y
gratificantes que quedarse a trabajar. Es probable que en el caso de una adicción al trabajo haya
problemas que causan la misma, como por ejemplo, desconfianza de sí mismo, sentimientos de
inadecuación, falta de capacidad para soportar las tensiones. Esto le lleva a quedarse en un empleo
sin porvenir en un tiempo interminable, a fin de que nadie les acuse de que “abandonaron” algo por
incapacidad. Está demostrado que la fidelidad a un monotrabajo después de 25 años a lo único que
conduce es a un premio como puede ser un reloj o una medalla de oro. ¿Valió la pena de sacrificar
toda una vida? En el extremo contrario la adicción a la diversión se puede transformar en un
142
David a. Fryxell – TERMINAR O NO TERMINAR… Publicado en “Kiwanis”, noviembre-diciembre
1985, Indianápolis, Indiana, EE.UU.
143
La psicóloga Bluma Zeigarnik, en 1927 hizo un experimento dando una serie de tareas a un grupo de
niños. A una mitad le permitió que terminara y a la otra le interrumpió la tarea. Una hora después el grupo que
terminó recordaba poco de las tareas completadas, mientras que el grupo que no acabó mantenía vivo el
recuerdo de las tareas que habían quedado inconclusas.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
189
fanatismo que nos impulse a terminar las cosas para tener más tiempo para el placer. O convertir
una tarea en puro placer. En este caso no se abandona algo por el miedo de perder el puro placer de
hacerlo. ¿Cómo poner fin al desenfreno compulsivo de terminar las cosas? Reconociendo que tanto
el “cierre” como el Efecto de Zeigarnik pueden convertirnos en esclavos. Este reconocimiento ya es
haber librado y ganado la mitad de la batalla para cambiar el estado pernicioso de los extremos.
Pero esto solo no es suficiente sino que también hay que agregar una dimensión de valor. Así, se
debe justipreciar cada tarea a emprender para saber si vale la pena o no. El aprender a desechar los
“proyectos que no valen la pena” nos aliviará en parte la compulsión del cierre o de acabar.
(Fowler). Otra cosa es también aprender a dejar cosas en suspenso, para distribuirlas en el tiempo.
Quizás una lectura ininterrumpida nos obligar a mal distribuir el tiempo y la energía. Interrumpirla
para reiniciarla en otro tiempo más oportuno puede ser una buena medida. Esto significa que toda
tarea que no debe ser terminada en forma obligada de una sola vez, puede ser distribuida de forma
que resulte más provechosa y menos fatigante. (Walder) Los terminadores morosos padecen una
especie de fenómeno de fobia a la terminación. Normalmente los desidiosos crónicos suelen poseer
atestados todos los proyectos realizados a medias, junto con un pasado repleto de esfuerzos muy
tibios en lograr la superación personal. En estos casos, según los psicólogos, parece existir una
escasa tolerancia a la frustración y sus expectativas están presentes sin fundamento en la realidad.
Es como que no soportan una “molestia” actual con miras a una ganancia futura, por lo que se
tornan impacientes y dejan a un costado todos los esfuerzos por terminar las cosas. A este grupo
pertenecen los que cambian continuamente de empleo con la esperanza de lograr encontrar otro que
tenga mejor compensación que los que posee actualmente. También pertenecen al grupo aquellos
que anulan todo esfuerzo para completar una cosa, sólo porque padecen una especie de temor a
fracasar. Luego, si no entregan un producto acabado, de ese modo evitan cualquier crítica adversa.
El “estudiante eterno” es otro personaje de este conjunto. Acá el temor a finalizar los estudios
quizás se deba a que la conclusión de sus estudios le obliga a salir a competir en la búsqueda de una
ubicación profesional en un campo casi cruel y frío como es el de la ubicación laboral satisfactoria.
Más remotamente, puede existir un sentimiento de repulsión al éxito porque inconscientemente
existe una baja autoestima que crea el sentimiento de culpa de considerar que se obtiene algo
inmerecidamente. En este conjunto complejo de razones de los terminadores morosos existe
también otro temor: el completar una cosa puede estar unido a un temor al fin último que es la
muerte. Esto lo interpreta Ray Fowler144 como que “existe una antigua superstición de que si uno
completa la obra de su vida, muere”. Una de las soluciones para este síndrome de morosidad podría
ser comprender algunas de las razones que le llevó a no completar lo que comenzó. Si se logra
comprender esto, se plantea el problema de cómo cambiar la conducta de morosidad. Los
especialistas en administración de tiempo aconsejan que se trate de disponer de períodos de
tranquilidad para dedicarlos a planear como lograr los medios de finalizar lo que se empezó a hacer
y luego premiarse cuando se concluye una tarea. Lo principal es concentrarse en terminar primero el
proyecto más satisfactorio o el que tenga mayor urgencia. No obstante, vencer la fobia a terminar no
se limita sólo a la administración del tiempo, por lo que William Knaus145 cree que el esfuerzo por
administrar el tiempo puede ocasionar la postergación de las buenas ideas y aconseja combinar la
táctica de la buena administración del tiempo con algunas reglas de psicología aguda:
•
144
145
Establecer un programa. Anote todas las cosas que tiene que hacer y calcule
cuánto tiempo requerirá cada una. Trate de desarrollar un sentido más realista del
Psicólogo de la Universidad de Alabama en Tuscaloosa, EE.UU.
Psicólogo Norteamérica autor de la obra “Do It Now” (HÁGALO AHORA)
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
190
•
•
tiempo del tiempo que cada cosa necesita. Fije plazos que se cumplan para cumplir
metas antes del tiempo estipulado en que debe finalizar un compromiso (Loretta
Walder)
Desarrollar poco a poco la fuerza de voluntad. Al obligarse a completar una tarea
menor, como realizar una compra o cortar el césped, se está fortaleciendo en forma
gradual el afán o deseo de terminar las cosas.
Aprovechar el período de concentración de la atención. Cada persona tiene un
período personal de capacidad de atención o concentración. De ese modo, si el
período personal es de 20 minutos y la tarea requiere una concentración de una
hora, lugar de dispersarse deben realizarse ejercicios para aumentar la atención y
dividir la tarea por períodos acordes con la capacidad personal de atención. Por
ejemplo, cada veinte minutos intercalar un corto lapso (30 segundos) para caminar,
tomar agua o realizar tensión dinámica (ejercicios isométricos) y luego volver a
concentrarse por otros veinte minutos. (Leon Tec)146
De todos estos estudios y situaciones planteadas, lo ideal es que en todas las personas haya
una cierta combinación de cierre y Efecto de Zeigarnik para evitar caer en uno de los dos extremos
de voluntad que hemos señalado. El principio propuesto por Walder de prorratear el tiempo
dedicado a terminar las tareas, en los casos posibles, nos evita ser compulsivos. Quizás también
ayude en todo esto aprender a cultivar un cierto sentido del humor. Cuando algo le impida llegar a
completar una tarea que parecía urgente, en lugar de frustrarse tómese unos minutos para observar
lo que ocurre a su alrededor y disfrute de ese recreo. Es probable que el suspenso recreativo hasta
llegue a provocarle risa en relación con el afán sin sentido de terminar algo a costo de su felicidad y
de su salud. De este modo puede suceder que no toda película que está viendo valga la pena de
seguirla hasta el fin de los créditos. Llevar una buena vida es más importante que proponerse
terminar el grabado del Taj Mahal en un mondadientes.
Dinamizar el espíritu
Ya bosquejamos algunas ideas en cuanto a la reactivación de las funciones cerebrales,
mediante la meditación y la energía física. Luego la reactivación espiritual comprenderá:
∗
∗
∗
∗
∗
∗
una dinámica psicofísica
el concurso de aspiraciones auténticas
el manejo voluntario de la energía vital
la regulación de los impulsos
buscar posibilidades de esfuerzo
fortalecer el carácter y el temperamento
De la dinámica psicofísica ya adelantamos al hablar de la concentración de nuestra atención
en las cuestiones fundamentales, especialmente sobre nuestros defectos y los conflictos a resolver y
la aplicación de la meditación inteligente a la búsqueda de conductas que nos lleven a un modo de
146
Psiquiatra Norteamérica autor de las obras TARGETS (“Objetivos”) y THE FEAR OF SUCCESS (“El
temor al éxito”)
191
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
ser aceptable en relación con nuestra esencia inteligente. También aludimos a la importancia de
poner en movimiento nuestro cuerpo, instrumento necesario para toda acción consciente. Del
concurso de aspiraciones auténticas, debemos entender por aspiración a la propensión hacia el logro
de algo. Luego, para poner en práctica esa aspiración es preciso que la persona sea ya capaz de
realizar un pequeño esfuerzo. Para esto habrá de recurrir a su sano juicio, lo que significa que en el
curso de una jornada deberá tomar conciencia de sus diversos movimientos interiores,
especialmente los nacidos de aspiraciones. Para ser efectivos, es decir, adquirir capacidad, el primer
paso es que esos movimientos se traduzcan en estados de conciencia como el deseo vehemente de
adquirir tal o cual facultad o de eliminar cualquier defecto. Esto es, un deseo irrefrenable de un
mayor bienestar espiritual y material para procurar una satisfacción cualquiera, especialmente la
dirigida a su perfección espiritual. De igual modo para adquirir la prudencia de una conducta sabia
que le aconsejará cuáles son los objetos o bienes materiales realmente necesarios y cuáles los
superfluos, qué tipo de influencia personal deberá tener y sobre qué, si tiene conciencia clara de
perseguir un fin o meta auténtica. La costumbre de asociar a las aspiraciones la noción del
desarrollo de la voluntad para realizarlas, crea la disposición hacia el esfuerzo, ya sea en forma
momentánea o permanente. La permanencia dependerá de la continuidad con que nos esforcemos,
pues será una verdadera suma de esfuerzos. A un esfuerzo obtenido, debe seguir otro y así,
sucesivamente, hasta el logro deseado. La perspectiva de poder adquirir una personalidad auténtica
con un cuerpo sano y una moral robusta (mens sana in corpore sano) nos permitirá adecuar el
conjunto de nuestros actos vitales o conducta, para mejorar todas nuestras situaciones existenciales,
de poder regirnos a nosotros mismos con principios provechosos y, en un orden general, de poder
concretar nuestro proyecto existencial personal, o sea, lograr el objetivo que da sentido a nuestra
vida. Esta perspectiva será el resultado de la serie de “ideas fuerzas” que podremos llegar a
encauzar en provecho de nuestra voluntad. Para evitar la indecisión y la inercia de la abulia
postrante, es necesario un caudal grande de autoestima como un egotismo superior, no como
egocentrismo ni egoísmo. Si no nos amamos bien a nosotros mismos, no habrá alicientes para ser
mejores de lo que somos. Fortalecer nuestras decisiones y nuestra voluntad es repetirnos
constantemente, en un machaque inacabable, que de ningún modo consentiremos que afloren
nuestras tendencias inferiores que ponen trabas a la realización de nuestros mejores deseos. Por otro
lado, debemos tener en cuenta que la voluntad resuelta significa siempre, directa o indirectamente,
una ventaja sobre nosotros mismos y los demás, porque nuestro poder volitivo regula la eficacia de
nuestras reacciones contra todo cuanto las circunstancias tiendan a imponernos como negativo,
desagradable o doloroso, como también la de nuestra acción para aceptar nuestras apetencias
debidas y rechazar las indebidas, con un estricto control volitivo. Al hablar de poder volitivo
hablamos de energía volitiva, esto es una relación entre energía y voluntad. Esa energía,
obviamente, proviene de la usina de nuestro sistema nervioso, quien nos proporciona percepciones
y sensaciones como estímulos sensuales (a través de los sentidos) o como intenciones o estímulos
interiores. Estos estímulos endógenos o exógenos que actúan como motivaciones, si son
suficientemente imperiosos, accionan nuestra voluntad e inducen la acción, la cual nuestra
conciencia tratará de encauzar hacia lo que debe ser para construir lo beneficioso y positivo. Esta
energía difunde por nuestro cuerpo y nuestra mente bajo el timón de la voluntad y la conciencia.
Una para hacer y otra para dirigir. Luego el secreto está en conocer cómo generar y encarrilar esa
energía para conservarla y no malgastarla y saberla renovar oportunamente. Esto es un tónico para
nuestra volición, para que permanezca en una acción sostenida cuando las circunstancias lo
reclamen ante las oportunidades que la vida nos ofrece. La presencia y el buen uso de esa energía
requieren una buena salud espiritual y física, que impidan la patología volitiva, aquella que enferma
192
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
a la voluntad y la debilita o anula. Asimismo para adquirir la sabiduría del manejo de la energía
vital, dado que la ignorancia nos hace derrochar inútilmente esa energía, que en el caso de los
asténicos psicofísicos podría servirles para salir de su adinamia o anestesia volitiva. En cuanto a la
posibilidad de esforzarse esto significa que ser enérgico en una cosa y obrar como si ya se fuera
enérgico, por lo menos ocasionalmente, es el comienzo del esfuerzo positivo. Por consiguiente, no
debemos decir nunca: “para observar lo precedente es menester tener ya voluntad”. Aunque esto
sea parcialmente veraz en cuanto a observarlo continuamente y sin fatiga, por lo que no es prudente
pensar que desde un principio debemos arrancar con este esfuerzo sostenido y enérgico. Para
esforzarse, sobre todo en adaptar nuestra propia conducta, no es preciso contar con la voluntad
preformada. Si esto se postulase, estaríamos en abierta contradicción contra nuestro propósito de
exponer la idea de una educación volitiva para adquirir una voluntad firme. La posibilidad de
esforzarse es factible observarla empíricamente, aun en individuos imperfectamente dotados de
capacidad volitiva, pues muchos de ellos realizan tentativas de resistencia o de persistencia aunque
no logren salir victoriosos de ese esfuerzo. El fruto del esfuerzo surge cuando este esfuerzo se
realiza en forma permanente y progresiva, con permanente práctica del mismo. Aunque uno se crea
muy fuerte, no debe alimentar la ilusión que desde el primer día veremos el resultado del esfuerzo al
poner en marcha estas normas de conducta. El objetivo inmediato de quien comienza a transitar la
senda del esfuerzo para capturar y dominar su propia voluntad, es estar en sobreaviso. Esto significa
que se debe estar atento para no claudicar al primer desgano y no reprimir los impulsos positivos. Si
uno no obtiene el triunfo inmediato hay que evitar la inútil emoción del despecho. Lo primero a
desechar, es son los impulsos negativos reiterativos, sobre todo los de mayor intensidad y asiduidad.
Si del combate salimos indemnes y triunfamos sobre ellos, el vigor que se coloca en esta acción es
parte del proceso del dominio volitivo, puesto que los impulsos negativos son el principal escollo
para lograr el control de nuestra volición. Esta lucha está en relación también con nuestro
temperamento y carácter. Hay un encadenamiento entre voluntad, temperamento y carácter y una
interrelación. Para manejar lo volitivo es preciso contar un con carácter y temperamento acordes.
Ellos también deben ser educados y controlados para lograr el dominio completo de nuestra vida.
193
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
CAPÍTULO IX
MENTE Y VIDA AFECTIVA
Los conceptos de afecto y relaciones amorosas
Constituida por las emociones y los sentimientos, se encuentra la vida afectiva. En esta
cuestión deberemos repetir algunas denotaciones ya manifestadas en capítulos anteriores.
Semánticamente, la vida afectiva está íntimamente ligada a los sentimientos, dado que afecto es
“cualquiera de las pasiones del ánimo como ira, amor, odio, etc., pero particularmente es
entendido como amor o cariño”. Luego es afectuoso quien es “amoroso, cariñoso y expresivo en
sus sentimientos”. El amor es “afecto por el cual busca el ánimo el bien verdadero o imaginado y
apetece gozarlo. Es también la pasión que atrae una persona a otra, un sexo a otro. Pero amor es
también blandura, suavidad. Desde otro punto de vista es el esmero con que se trabaja en una obra
deleitándose en ella”. Las relaciones amorosas, además del afecto son “voluntad, consentimiento,
convenio o ajuste y se expresan no sólo por manifestaciones cariñosas como las caricias sino que el
otro es un objeto de cariño especial y por lo tanto esas relaciones son placenteras, no conflictivas”.
Filosóficamente, el amor es la curia o cuidado que se pone al tratar al otro, al prójimo,
procurando antelar su bienestar pero sin avasallar su autonomía ni libertad. Es decir, ejerciendo una
actitud afectuosa de cuidado, pero no posesiva. Se tiende a ayudar al prójimo en sus problemas,
pero no resolviéndolos en forma directa, sino enseñándole los métodos posibles para que él elija. Es
como si el ser humano se completara cuando aprende a existir en función del otro. Martín Buber147
habla de un “yo y tú” como la dupla perfecta del afecto o amor projimal. Sólo identificando el yo y
el tú se establece una correcta relación afectuosa projimal.
Cuando el hombre pierde el sentido afectuoso de una relación projimal amorosa, ve al otro
como algo alejado de sí e incluso él mismo no se ve con la dimensión de su ser, sino como algo
desprendido del mismo. Esta deshumanización se traduce cuando el “yo” se transforma en “uno” y
el “tú” en un “él” o “ello”. En este caso, el enajenado habla de sí mismo refiriéndose a “uno
piensa”, “uno cree”. Ese uno lo despersonaliza de su propio afecto. El polo contrario de esta actitud
deshumanizada es el exceso de atención sobre sí o egoísmo o narcisismo. En ambas situaciones
tanto el “uno” como el “ego” constituyen modos inauténticos de verse a sí mismo y de manifestarse.
En ambos casos los prójimos pasan a ser “ellos” y están completamente desvinculados del afecto
projimal. Del egoísmo nace el individualismo y la exageración de éste lleva a un trastorno mental
conocido como hiperindividualismo. Díaz nos señala que “desde la modernidad se comenzó a
generar la figura del individualismo y en la posmodernidad, la del hiperindividualismo. Los seres
humanos ahora somos más independientes, pero esa independencia la pagamos con mucha
soledad”. El hiperindividualismo es una exageración o sobrevaloración del individualismo. En la
época de la posmodernidad, o sea, en la contemporaneidad, la Revolución Francesa nos trae la
noción de individuo, dentro del sistema jurídico, como la propia persona u otra, con abstracción de
las demás. La codificación de las leyes, especialmente el código civil, resalta los derechos del
individuo, como si éste fuera algo aislado, sin familia, del resto de otros individuos.
147
Buber, Martín – YO Y TÚ, Ediciones Nueva Visión, Bs. As. 1967
194
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
El fin era distinguir los derechos del individuo dentro de la sociedad, especialmente los
referidos a la libertad personal, la igualdad ante la ley y los llamados derechos humanos en general.
Hoy ya se habla de “derechos personalísimos”. Así, el individualismo nace como un “sistema
filosófico que considera al individuo como fundamento y fin de todas las leyes y relaciones morales
y políticas”. Esta tendencia del sistema degenera en una “propensión a obrar según el propio
albedrío y no de concierto con la colectividad”. El resultado final es una generalización de la
“tendencia al aislamiento voluntario en los afectos, intereses, estudios, etc.” y es tan importante
este hechos que la RAE estima esta definición como la primera acepción actual del término
individualismo en el idioma español. La RAE considera como individualista a toda persona
propensa al individualismo o partidario del mismo, en manera particular coincidiendo con el sentido
dado en la primera acepción de individualismo. La exaltación de la libertad personal, en términos
prácticos conduce a una tendencia al aislamiento social, pues el hiperindividualista no desea que se
conozca o se invada su intimidad, por el temor de que participar su intimidad con la de otros, pueda
dañarlo en alguna medida o que los otros se introduzcan en ella como advenedizos, inoportunos o la
manipulen en beneficio de ellos y perjuicio propio. A diferencia de los primeros hombres (a los
cuales el sentimiento de precariedad de la vida les llevó a la agregación social convirtiendo al
hombre, por impulso de su propia esencia, en un ser gregario), hoy el hiperindividualismo es un
disociador o un disgregante social.
El fenómeno del hiperindividualismo lleva al hombre actual a ser un solitario en medio de
toda la gente. Convive con la sociedad en el sentido de estar junto a..., pero no comparte su
intimidad con nadie. Es una “soledad en la multitud” donde el hombre, en el pensamiento de
Ortega y Gasset,148 permanece en calidad de un número dentro de una masa total de personas, pero
sin manifestar su esencia de ser social. Esta paradójica hiperindividualidad conduce a una
despersonalización en la que el hombre pierde su cualidad de “individuo afectivo, inteligente y
volitivo” y prefiere encerrarse en sí mismo, en una antiesencialidad que ya señalamos y que lo
convierte más que en Dios, en un animal (según la distinción aristotélica de que hombre que vive
solo es Dios o bestia). De este concepto de aislacionismo social, nace el dicho popular de que “el
buey solo, bien se lame”, en referencia a que es preferible permanecer aislado que mal integrarse a
los grupos sociales de la familia, la vecindad, el trabajo, la escuela, la iglesia, al club y a otras
instituciones sociales. El aislamiento, en esta concepción, evita el temor a la invasión de la
privacidad, que pueda crear un daño o perder la libertad personal. Tanto es así que este siglo XXI
comienza signado por una vida de anonimato, con hartas relaciones impersonales y la soledad en la
multitud. Pero el hiperindividualismo no es una defensa de nada, sino una negación de la verdadera
naturaleza humana y paga un precio muy alto, pues en todas las circunstancias termina con efectos
negativos y, a la larga, siempre es otra forma del miedo a vivir.
Herscovici declara que las estadísticas de las patologías psiquiátricas claramente
demuestran que la gente que tiende a la soledad, enferma más, pues tarde o temprano, tiene más
problemas, particularmente de tipo depresivo, que el resto de la gente que elige como estilo de vida,
vivir en compañía de los demás y participar con ellos su intimidad afectiva, intelectiva y volitiva.
En la concepción de Herscovici, la relación entre los distintos miedos que despiertan el miedo a
vivir y el hecho de vivir en soledad, no es una relación lineal porque “porque no hay un miedo a la
soledad, hay un efecto de la soledad; la soledad tiene sus efectos psicológicos y biológicos”. Esto
148
LA REBELIÓN DE LAS MASAS
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Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
quiere decir que en la gente no hay miedo a la tendencia a estar solo, sino que estar solo es lo que
termina generando la angustia y el temor, pues se está “viviendo a contrapelo” contra la verdadera
naturaleza humana, que al decir de Heidegger, es una esencia que se caracteriza por ser con... Esta
afirmación refuerza al pensamiento aristotélico y señala definitivamente que el hombre está hecho
para ser con otros, para vivir con el prójimo y no aislado de él. Consecuente con esta línea de
reflexión, Díaz confirma que “el miedo raigal de nuestra época proviene justamente de la
contradicción entre la tendencia a ser cada vez más independientes y por otro lado que no nos
gusta asumir todo solos. La ciudad moderna tiene vocación de anonimato, y en ella lo que se ve es
la indiferencia hacia el otro, la sensación de soledad en la multitud”. Esta aseveración nos señala
que el aislamiento, si bien da una cierta sensación de no vivir preocupado por los demás y no
permitir que éstos nos dañen, por otro lado nos despierta el horror a quedarnos solos, siendo de
este modo el miedo a la soledad más que una causa del miedo a vivir, un efecto de la conducta
individualista. Sin embargo, a los postres, es otra manifestación de ese miedo a vivir. Lamovsky
destaca que “habitualmente se observa que la persona miedosa es tímida, tiene inhibiciones
sexuales, rechazo al contacto con la gente, condiciones que le empobrecen en mucho la vida, a tal
punto que a veces lo llevan a la depresión”. Esta declaración puede significar que otros miedos a
vivir, pueden provocar también el hiperindividualismo, estableciéndose un doble camino: el
hiperindividualismo conlleva el miedo a vivir y viceversa.
El modo auténtico de expresar el amor a sí es la autoestima y sin ella es imposible que el
hombre pueda cumplir la máxima cristiana “ama a tu prójimo como a ti mismo”. La identificación
con su ser propio es plena cuando aprende a estimarse en función del otro, su prójimo y establece
una verdadera relación del “yo y tú” que sería la expresión singular del “nosotros”, según lo
expusimos previamente. Igualmente, considerar que el otro es “un igual a mí” nos lleva a
“empatizar” que es un poco hacerse el otro, “meterse en el otro” para comprenderlo mejor. Es
acercar mi mundo al mundo del otro para tener una coexperiencia, primer principio de la
comunicación eficaz. Cuando se logra la correcta común unión (comunicación) con el otro,
comienza la empatización. Esta “ocupación” por el otro es la base del afecto o amor projimal.
Comunicativamente es, también, una “área de coexperiencia”. Entre los bienes supremos, propios
de la naturaleza del hombre y como una nota constitutiva de su ser está el amor, uno de los valores
más declamados pero muy poco conocido y practicado. Amor es una inclinación natural, “un
afecto por el cual busca el ánimo el bien verdadero o imaginado y apetece gozarlo”. También es
“voluntad, consentimiento”. Por eso debe ser uno de los primeros en ser enseñados bajo sus formas
de autoestima, caridad y sentido de la vida. La manifestación de amor básica es el amor a uno
mismo, la autoestima. La revalorización de sí mismo, como autoestima, permite también valorizar a
los demás en el respeto y amor hacia ellos, considerando a cada uno de los prójimos como a sí
mismo. Esto constituye el amor projimal o caridad.
En cuanto al sentido de la vida, los dos polos, mundo y hombre, son los ejes posibles de
llenar de sentido para poder valorar la vida en su plenitud de sentido. Para lograr esto hay que tener
amor a la vida y acá unimos dos valores esenciales: vida y amor. Solamente amando a la vida, la
misma cobra sentido pleno. Se debe enseñar a amar lealmente, señalando que el amor no significa
posesión del ser amado, el que puede y debe ser compartido en el amor con otras personas. De lo
contrario, es crear situación de celos que deterioran toda relación amorosa.
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Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Desarrollo de la vida afectiva
Es indudable que nuestra mente no sólo interviene en la formación de los sentimientos, sino
que también puede contribuir eficazmente a su control. El hombre primitivo que vivía más
intensamente con lo instintivo, y hasta la antigüedad mostró más inclinación hacia los sentimientos
negativos que a los positivos. La aparición de Cristo en esa antigüedad introdujo una doctrina que
permitió al hombre superar su hostilidad natural exacerbada para comprender su capacidad de
afecto amoroso. El cristianismo trajo una concepción del amor superior a cualquier otra antes
conocida, pero no logró romper el cerco egoísta del hombre y la naturaleza de este amor más amplio
ha sido apenas comprendida por muy pocos. Una cosa es que en principio se acepte la doctrina de
amor cristiano y otra cosa es que se practique. Nadie discute la bondad del amor cristiano, pero son
muy pocos los que llevan a cabo una conducta o vida amorosa en función del prójimo.
Entre los sentimientos negativos ubica el egoísmo, que es la falta de sentimiento de
comunidad con los otros, porque sólo en la medida que hay un proyecto común, un mundo
compartido de ideas, nos sentimos unidos a otros. Esto es así porque en la sociedad el mundo no es
creación exclusiva de un único individuo, sino que es una conjugación de los mundos individuales
que se edifica sobre la base de acuerdos consensuados. En esto interviene la voluntad y el
consentimiento de que hablábamos como condición sin la cual no hay relación afectuosa o amorosa.
Por esto decimos que la mente, a través de la inteligencia y la voluntad puede generar sentimientos
tanto negativos como positivos. Es importante comprender este concepto porque de él se desprende
que el hombre puede cambiar su conducta afectiva dañina por una conducta afectiva más acorde
con su inteligencia.
En el amor debe haber participación plena, por esto afirmamos que el amor es totalizador,
envolvente y no un mezquino punto de vista o una “participación a medias”. En el amor el hombre
interviene como un todo con su mente, su afecto y su voluntad. Compromete todo su espíritu y su
cuerpo, todo él está inmerso en la relación amorosa cualquiera sea su naturaleza. Así concebido el
amor es plenitud. El hombre acaba o completa el desarrollo de su ser sólo cuando aprende a
amar y comprende plenamente a su prójimo. El afecto humano puede tener manifestaciones físicas
similares al afecto que el animal muestra, generalmente, a sus crías o a algún miembro de su
manada (si es gregario). Pero esto se refiere sólo al plano de caricias y cuidado físico. La
concepción del afecto en el hombre abarca todo esto y mucho más. Es toda una concepción de un
proyecto auténtico de vida. Se puede elegir ser afectuoso o indiferente. Tanto la indiferencia como
el afecto pueden ser adquiridos bajo determinados estímulos ambientales y la forma de ser educado.
Por este motivo, educar es enseñar a amar plenamente. No retacear ni condicionar las
relaciones afectuosas, amorosas. El refrán de “amor con amor se paga” es un condicionante egoísta
dado que “yo te amaré si tú me amas primero”. El amor cristiano es un “absurdo” dado que es todo
lo contrario del amor condicionador puesto que se ama a quien nos odia. Nunca amar es exigir
amor. Si hubiera una exigencia, sería la propia, lo que nos exigimos a nosotros mismos para poder
dar amor pleno sin acondicionamientos de ninguna especie.
El verdadero amor es el que obvia la agresión y el conflicto. No significa que quien ame
no va sentir una emoción violenta o agresiva. Se puede en un momento determinado sentir enojo,
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Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
hostilidad, ira hacia la persona amada, pero el amor consisten en no dejarse llevar por el sentimiento
hostil y agresivo, sino sublimar la violencia interior bajo la luz de la comprensión del ser amado. El
otro no es un ser perfecto al que yo debo amar por su integridad. Es un ser falible, pleno de
imperfecciones, es un “igual a mí” y así, comprendiéndome, comprendo al otro. No debo criticar la
impureza del otro, sino ocuparme de limar mis defectos para poder ayudar al otro a limar los suyos.
Y esto no es obra de violencia agresiva, sino de actitud afectiva.
¿Cuántas veces mi desprolijidad incita o despierta el enojo del otro? Tantas veces como el
desperfecto ajeno despierta mi ira. La agresión o conflicto surgirá ante la intolerancia propia y
ajena. Habrá hostilidad interior y exterior cuando yo no pueda comprender y sublimar mis propios
defectos, pues tampoco podré comprender los de los otros. En este caso se cumple la parábola
cristiana de “la paja del ojo ajeno” que no permite ver “la viga del ojo propio” y entonces me
preocupo por criticar y tratar por medios violentos de sacar la “paja ajena” sin advertir, o no querer
advertir, que mi “viga” es peor o mayor que esa “paja” del otro.
La crítica de la inautenticidad ajena es propiedad del que “va un paso atrás” de otros, ya que
es propio del hombre inauténtico no tener sus defectos “a la vista” para conocerlos y erradicarlos,
sino de “colocárselos detrás” como una especie de mochila o joroba. Sólo yendo detrás se puede
advertir la joroba ajena. Cuando uno camina al lado del otro, se “emparejan” errores y vicios o
defectos y yo no me detendré a observar sólo los defectos ajenos, sino que permitiré que el otro
“junto a mí” me haga notar los propios.
Así la relación amorosa permite escuchar lo que los otros puedan señalar de mí y esto no
debe afectarme para rechazar la crítica ajena, sino que debe servirme como guía de corrección para
suprimir “aquello que molesta al otro”. E igualmente, el otro escuchará de mí lo que veo en su
joroba y si tiene la misma actitud de humildad para escuchar y proponerse la enmienda, nace la
relación voluntariosa y consensuada del afecto mutuo.
El amor exige la humildad. El soberbio no puede amar porque se ama a sí mismo con amor
egoísta y narcisista. En el mundo y en la sociedad sólo existe él y los otros o son sus “enemigos” a
los que debe liquidar o son “estorbos” en su camino o son “objetos” que se pueden manipular, a los
que exige la subordinación. Los otros son simplemente instrumentos que están a su servicio, nunca
“objetos de amor”. Es fácil para el soberbio despreciar o desprenderse de aquellos que alguna vez
tuvieron sus afectos, especialmente si éstos no llenan sus expectativas cambiantes. La soberbia es
una venda que impide verse a sí mismo, conocerse y mucho menos ver a otros y comprenderlos. Es
tanta la afición a sí mismo, que el soberbio es un ensimismado que no asoma al mundo del afecto,
que no transciende su propio mundo y está cerrado a todo. Es un ser cerrado que no puede
manifestarse y por lo tanto es otro modo de deshumanización.
El humilde es, en cambio, un ser abierto que sale del ensimismamiento para comprenderse
como ser falible, aceptarse como tal y en función de sí comprende a los otros, a los que acepta
“como son” y quiere ayudar a superar sus dificultades de ser. Es un ser que asume su propia
existencia y la de otros, sin exigir nada ni reparar en la falibilidad. No es un idealista, sino un
realista que comprende al mundo, “tal cual es” y lo acepta no sufriéndolo, sino con el goce de
“participar plenamente” en humanizarlo con amor y afecto, corrigiéndose primero a sí y luego, con
su experiencia, tratar de corregir amorosamente a otros. No con la violencia, el rechazo, la represión
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Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
ni la censura, sino con el ejemplo propio, la palabra oportuna, el afecto permanente y la
comprensión absoluta. No manipula ni instrumenta a los otros en beneficio propio, sino más bien se
entrega a los otros. El ser auténtico se expresa por un modo de ser afectivo. El ser inauténtico,
contrariamente, se manifiesta con un modo de ser soberbio, egoísta, agresivo e instrumentador del
otro en beneficio propio y perjuicio ajeno.
Ergo, educar auténticamente es imbuir al otro de afecto, de humildad, de comprensión hacia
sí y otros, de orientarlo hacia el desinterés por lo mezquino, a enseñarle con el ejemplo a tener
autoestima y a manifestarla como amor al prójimo, el que siempre debe ser considerado como un
“igual a mí”, al que debo tratar como me gustaría que me tratarán a mí o como yo intento tratarme.
Amor y los poderes de nuestra mente
Es evidente que quien vive con amor y pleno sentido de la vida, lleva una existencia más
sana y menos conflictiva que aquella persona que pasa por la vida sin tener afecto a sí y a otros y
sin encontrar un sentido pleno a todo lo que vive. Los científicos modernos que han encontrado
fenómenos vitales que establecen una relación entre la salud mental y física, se ocupan
afanosamente de demostrar que los momentos felices en que uno emplea varios minutos u horas del
día, además de dar un contenido satisfactorio a la vida, preservan de enfermedades psicofísicas.149
La teoría Locke-Colligan establece que “los placenteros estados de ánimo que generan los
momentos felices, pueden ejercer en nuestra salud un efecto sutil, pero perceptible”.150
Poppy hace referencia a un nuevo campo de investigación que se le ha denominado
psiconeuroinmunología (PNI), el cual con sus estudios revela que hay una estrecha relación entre
nuestro cerebro y el sistema inmunitario y cita el estudio Tecumseh realizado en Michigan por el
sociólogo James House sobre 2754 personas que comprobó fehacientemente que “la gente casada y
socialmente activa tiende a vivir más y mejor que las personas separadas, divorciadas o solteras
menos activas. Naturalmente, el estudio se refiere a personas que realizan actividades placenteras
(un buen matrimonio y actividades positivas). Estas conclusiones fueron confirmadas por el Estudio
Ohio,151 por pruebas de laboratorio que demostraron que las casadas tenían sistemas inmunitarios
más fuertes y que las que eran felices en su matrimonio, poseían los sistemas de inmunidad más
vigorosos. Iguales conclusiones dieron los estudios sobre varones de idénticas circunstancias.152
Estas investigaciones científicas recientes, ponen en evidencia que las actitudes positivas
hacia la vida (con amor y sentido), acrecientan la salud y la longevidad, con una mejor calidad de
vida. El Estudio Tecumseh comprobó que las relaciones interpersonales afectivas positivas y
satisfactorias contribuyen a la longevidad y a la buena salud. La actividad social de esta forma,
llevada a cabo por lo menos una vez por semana aumenta la longevidad en relación con quienes no
llevan esa vida social. Pennbaker y Susman probaron que compartir nuestros sentimientos como
149
Esto lo confirma un estudio de John Poppy publicado en ESQUIRE en mayo de 1989.
En el libro THE HEALER WITHIN: THE NEW MEDICINE OF MIND AND BODY (El médico interior:
la nueva medicina del cuerpo y el alma), escrito por los Dres. Steven Locke y Douglas Colligan y publicada
en Nueva York en 1986
151
Realizado por los Dres. Kiecolt-Glaser (psiquiatra e inmunólogo), en la Universidad Estatal de Ohio
152
Steven Locke, LONGEVITY, octubre de 1988
150
199
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sucede cuando confiamos a alguien nuestras penas, puede aportarnos beneficios psíquicos y
físicos.153
Por su parte, el Dr. Locke154 y Bruce Bower,155 encontraron que el optimismo es otro
factor decisivo de salud, según el estudio realizado por el psicólogo Cristopher Peterson de la
Universidad de Michigan mediante cuestionarios realizados sobre salud física y emocional de 99
egresados de la Universidad de Harvard. El estudio Peterson estableció que quienes fueron
pesimistas a los 25 años de edad, tuvieron enfermedades más graves cuando cumplieron entre 40 y
60 años de edad. Este autor sugiere que quizás los pesimistas se vuelven pasivos o resignados ante
la enfermedad, aceptándola de algún modo, por lo que esa enfermedad cronifica ante la falta de
cuidado o preocupación positiva. Contrariamente los optimistas enfrentan y luchan con su
enfermedad hasta someterla o curarla.
Daniel Goleman156 cita el estudio de la psicóloga Sandra Levy del Instituto de
Cancerología de la Universidad de Pittsburg, que durante siete años siguió de cerca a 36 cancerosas
de mama en etapa avanzada. A los siete años de iniciado el estudio, sólo sobrevivía 12 pacientes.
Encontraron que el factor primordial de supervivencia se debió a dos circunstancias: primero que
estas mujeres se conservaron sanas después del tratamiento y segundo, tenían un alto nivel de
felicidad y regocijo, según cuestionario estandarizado. Este estudio resalta que viviendo
positivamente con optimismo, se puede cambiar el curso de una enfermedad letal como el cáncer.
Otros estudios realizados en Salisbury, Inglaterra, sugieren que existe la posibilidad de una relación
entre ciertos factores psicológicos y la susceptibilidad a los resfriados comunes. En 1988 el estudio
Peterson observó también que los pesimistas se acatarraban más que los optimistas porque al
aceptar pasivamente su enfermedad, recurrían menos al médico o no tomaban precauciones
preventivas sencillas.
El estudio McClelland, realizado por el psicólogo David McClelland, investigador en el
campo de la medicina psicosomática, basó en los resultados preliminares de estudios realizados en
1987 que demostraron que la inmunoglobulina A secretada por las mucosas respiratorias altas y que
protegen contra las infecciones respiratorias, se encontraban más altas (mayor incremento) en los
individuos que eran más afectivamente amorosos (manifestaban más amor en sus sentimientos hacia
los demás). Este estudio concluye que el amor manifiesto puede ser un preventivo o un remedio
contra el resfriado común.
Todos estos estudios llevan a preguntar si es posible que un pensamiento influya sobre las
enfermedades. Los expertos del PNI han probado que el cerebro y el sistema inmunitario se
comunican entre sí a través de los neurotransmisores nerviosos. A fines de la década del 70, Karen
Bulloch, directora del programa neuroinmunológico de la Universidad de San Diego, California,
localizó fibras nerviosas en el timo, glándula productora de las células inmunitarias T (linfocito T)
que se encuentran en la sangre. Los psiquiatras Darko e Irwin identificaron receptores en ciertas
células que captan señales procedentes del sistema nervioso. David Felten de la Universidad de
Rochester encontró fibras nerviosas que comunican al sistema nervioso con el timo, bazo, ganglios
153
estudio publicado en SOCIAL SCIENCE 6 MEDICINE, Vol. 26 Nº 3, en 1988
en LONGEVITY de noviembre de 1988
155
en SCIENCE NEWS del 23 de julio de 1988
156
en TIMES de N. York, (suplemento dominical del 27 de setiembre de 1987)
154
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
200
linfáticos y médula ósea, órganos productores de células inmunocompetentes. Estas fibras nerviosas
documentan una conexión probada entre estos órganos y el cerebro. Y explican por qué las
emociones influyen en el hígado, corazón y otros órganos. Las sustancias químicas
(neurotransmisores) que establecen los vínculos entre el cerebro y los órganos del sistema
inmunitario se cuentan en gran número, de las cuales destacan la serotonina, las catecolaminas, la
histamina, la acetilcolina, la dopamina, y otros tantos neuropéptidos, que ejercen un marcado efecto
en los estados de ánimo y en las emociones, estableciendo relaciones complejas e insospechadas
entre el sistema nervioso y todo el resto de los órganos del cuerpo. En 1987, Pert y Ruff
encontraron que los monocitos, células inmunitarias que ayudan a cicatrizar heridas y devorar
bacterias, son sensibles a la acción de los neuropéptidos, especialmente los producidos por las
células del sistema límbico del cerebro, el cual controla las emociones. Estos neuropéptidos puede
reforzar o aumentar, o anular las funciones de esos monocitos. (Goleman). Las conexiones entre
cerebro y sistema inmunitario son en el ámbito molecular y por ese medio se envían los mensajes a
los leucocitos o glóbulos blancos que intervienen en la inmunidad. Los científicos descubrieron que
los participantes en programas especiales que los prepararon psicológicamente para resistir a la
enfermedad como el cáncer, desarrollaron células asesinas naturales (natural killer), fagocitos
activos que protegen contra la formación de tumores, en relación a otros pacientes que sólo
recibieron una atención médica ordinaria (Goleman). Según Sheldon Cohen “tener esperanzas
puede mejorar la calidad de nuestra vida”. Es probable que también la esperanza influya
positivamente sobre el sistema inmunitario.
Todos estos estudios y otras experiencias científicas y empíricas ponen de manifiesto que
quienes tienen actitudes positivas, que implican:
1.
2.
3.
4.
5.
relaciones interpersonales satisfactorias
compartir nuestros sentimientos
practicar el optimismo
establecer relaciones amorosas
tener esperanzas
tienen mejor calidad de vida, son más sanos, viven más y... ¡alcanzan la felicidad!. Víctor Frankl157
afirma que el amor constituye la única forma de aprehender a otro ser humano en lo más profundo
de su personalidad. Por lo tanto, nadie puede conocer totalmente a la esencia de otro ser humano si
no le profesa amor. Sólo el acto espiritual del amor es capaz de ver los trazos y rasgos esenciales en
la persona amada y sus potencias: lo que aun no se ha revelado, lo que todavía ha de mostrarse. A
través del amor, la persona que ama a otro le posibilita que haga evidente esas potencias. Mediante
el amor le hace consciente de lo que él puede ser o de lo que pueda llegar a ser, por lo cual puede
obtener que lo potencial se haga real. El amor no debe ser interpretado como un epifenómeno de
los impulsos e instintos sexuales primarios, en el sentido de tenerse como una sublimación de los
mismos.
Nuestra mente inexplotada
William James escribió: “Si pensamos en todo lo que deberíamos ser, llegaremos a la
conclusión de que estamos despiertos a medias. Sólo aprovechamos una parte pequeña de nuestros
157
En su libro EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO, editorial Herder, Barcelona, 1979
201
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
recursos mentales”.Estudios posteriores a la afirmación de James demostraron que el hombre
actual, en la generalidad, sólo usa un 5% de sus neuronas en la actividad mental. El resto se va
atrofiando con el paso de los años. La nota principal del hombre, que lo distingue sobre todos los
seres creados, es la inteligencia. Si el cerebro es la sede de todos los actos intelectuales, el
instrumento a través del cual opera la inteligencia, debemos concluir que no estamos usando esa
facultad mental inherente a nuestra condición de hombres. Es decir, nos comportamos
inhumanamente. Esta lógica conclusión es consecuencia aparente del descubrimiento de que el 95%
de nuestro cerebro pierde sus funciones por falta de uso,158 lo que fatalmente nos lleva a que
usamos sólo un 5% de nuestra inteligencia. Pero el cerebro, no el corazón ni el hígado como
pensaban nuestros antiguos médicos y filósofos griegos, es también la sede de otros sectores
importantes de nuestra esencia: la afectividad y la voluntad. Luego, teóricamente, también nuestros
afectos y voluntad están en un orden del 5% de su rendimiento total. Este aserto es de terror, pues
nos pone frente a un drama que es bien actual: estamos desnudos de inteligencia, afecto y voluntad.
Esta circunstancia podría explicar la crisis vigente del hombre que ingresa al siglo XXI y al tercer
milenio del almanaque de nuestra civilización occidental actual (y de los casi 6.000 años de otros
calendarios). Si esto ha ocurrido en otros tiempos, explicaría sin más las guerras, la corrupción, la
decadencia de las civilizaciones, la impiedad, el terrorismo, la delincuencia, la anestesia afectiva, la
incapacidad de amar al prójimo y a nosotros mismos, y la abulia para provocar el cambio de todo
esto.
El desafío del nuevo milenio es, precisamente, la reconquista de nuestra inteligencia y con
ella, nuestra capacidad plena de hacer y de amar. Esto será el fruto de un arduo trabajo y de una
férrea voluntad puesto al servicio de automejorarnos, pues si cada uno de nosotros se propone el
cambio para recuperar lo perdido, en el conjunto se perfeccionará la humanidad. Alexander
Hamilton nos marca el camino cuando confiesa: “Todo el talento que poseo consiste en que,
cuando me ocupo de un asunto, lo estudio profundamente. Día y noche lo tengo delante de mí. El
esfuerzo que he realizado es lo que la gente se complace en considerar fruto del talento, pero es el
fruto del trabajo y la reflexión”. Este testimonio personal y, a la vez, profunda reflexión, nos indica,
sin ambages, que el cambio se deberá, inexorablemente, a un esfuerzo basado en dos grandes
pilares: trabajo y reflexión. Y este esfuerzo no es con un horario determinado sino con la
continuidad de las veinticuatro horas del día (día y noche). Pero hay un ingrediente más: el paso del
tiempo. No se alcanza ninguna meta de un día para otro. Menos las grandes metas como es la
transformación propia para contribuir a la transformación del universo. Sólo puede llevarnos unos
segundos, minutos u horas un único hecho: tomar la decisión definitiva de cambiarnos mediante la
búsqueda de cómo recuperar el 100% del uso de mi inteligencia, afectividad y voluntad. El resto y
los resultados serán obras del esfuerzo mencionado y del tiempo. Nos debe mover la
disconformidad total con el “cómo somos ahora” y evitar el conformismo (o fatalismo) de creer que
lo que estamos manifestando como nuestra esencia, es lo real.
Hay que comprender que si fuéramos completamente lo que debemos ser, el mundo sería
distinto de lo que es y la sociedad y las relaciones entre los hombres también deberían ser. Debemos
158
La falta de uso no se refiere a lo anatómico sino a lo funcional y fisiológico. El abandono o el no ejercicio
de facultades mentales, inactiva sinapsis y circuitos y disminuye el rendimiento mental. Esto es lo que ocurre
en más del 90% de la gente en la actualidad. Contrariamente, el entrenamiento mental y la ejercitación de
todas las funciones aumenta el número de circuitos, activa sinapsis inertes y da lugar a la neuronagénesis
(cerebro proteico)
202
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
pensar junto con Mauricio Maeterlinck: “pero hay algo más dentro de mí” Las miserias,
crueldades y todo lo incomprensible de la humanidad que pasó y la que hoy está, objetivamente no
nos hablan de una perfección humana. Si bien la tecnociencia ha llegado a cumbres increíbles con
las máquinas y el hombre domina cada vez la biología molecular a tal punto de incursionar en la
modificación de la vida biológica, no ocurre lo mismo con su espíritu. Como en todo ciclo histórico,
cada vez que el hombre alcanza la cúspide técnica de la civilización, paradojalmente cae en la
degradación de su ser. Esto ha sido y es así hoy. El reto actual, que nunca antes existió con la
misma magnitud en el curso de la evolución social, es encontrar un camino que nos lleve, para
siempre, al reencuentro de nuestra naturaleza humana plena.
La tremenda crisis espiritual de ahora, exige ahora y aquí una gran revolución espiritual, de
igual o mayor intensidad que la provocada por la filosofía griega y la venida de Jesucristo. La
filosofía griega nos enseñó a pensar, la doctrina cristiana a amarnos, amar a Dios y al prójimo
(doctrina de amor). El tercer milenio nos tiene que llevar a una filosofía y doctrina de encontrar
nuestra voluntad y colocarla al servicio del correcto pensar y del buen amor. Pendleton Dudley,
empresario norteamericano de relaciones públicas que se preocupó por la falta de uso de nuestro
cerebro, ha escrito: “Es difícil pensar a solas o con fines creadores en nuestro mundo moderno.
Pero es posible hacerlo. En primer lugar, es preciso aislarse de todo lo que pueda distraer (...)
Pero la tarea (de aislarnos) no debe reclamar mucha atención o fuerza pues entonces nuestra mente
no estará en libertad para funcionar por su cuenta. Una vez establecida la situación (de
aislamiento) hay que elegir un problema, ya sea personal o de negocios, que por su misma
naturaleza requiera pensar en él seriamente, no una ociosa meditación. Dedíquele tiempo
suficiente para llegar a una conclusión ponderada, después de buscar y analizar las otras
soluciones posibles. Si no halla la respuesta en el primer período de reflexión, es preferible dejar
de pensar en el tema y volver a él en otro momento”. Las palabras de Dudley son un compendio de
su método particular de encarar su cambio personal y de utilizar con mayor rendimiento sus
recursos mentales. De ellas extraemos algunas conclusiones útiles:
1. la tarea del cambio es difícil pero posible
2. exige concentración dentro de nuestro esquema habitual de vida (hacer lugar en
nuestro quehacer diario para meditar)
3. empezar con casos y problemas concretos personales
4. repensar todas las veces que sea necesario hasta encontrar la solución del
problema.
¡Nos resta solamente, si es que queremos realmente un mundo mejor, empezar ya nuestra
propia revolución espiritual en la búsqueda de ese 95% de las capacidades pérdidas de nuestras
neuronas para llegar al 100% de optimización de nuestra capacidad de pensar, amar y hacer!
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
203
CAPÍTULO X
LA MEMORIA HUMANA
¿Qué es la memoria?
L
a memoria es un registro donde guardamos los sucesos que nos han ocurrido o los
conocimientos que hemos adquirido. Es, también, donde almacenamos el pasado y el
mecanismo mediante el cual podemos recuperarlo más tarde, de forma tal que ese
pasado se “actualiza”, es decir, se pone en contacto y afecta nuestra conciencia y nuestro presente.
La memoria puede sintetizarse como la función mental de percibir, almacenar y recordar
o evocar en forma consciente, todos los estímulos sensoriales y extrasensoriales.159 Otra
definición de memoria es la que la refiere como el almacenamiento y posterior evocación de la
información adquirida a través de la experiencia (aprendizaje).
Todo esto, también, puede expresarse como un sistema de estructuras de almacenamiento
diferentes, a través de las cuales fluye la información, se registra y se codifica (como esquema,
imagen o concepto) que se transfiere de un proceso de corto plazo a otro de largo plazo y que
después se recupera mediante el reconocimiento o recuerdo de dicha información. Hay
definiciones que tienden a ser más resumidas y definen a la memoria como la capacidad de
preservar hechos fácticos o sentimientos en un lugar del cerebro.160
Si no existiera la memoria, la vida transcurriría como un mero presente, que aunque se nos
presentara como siempre lo mismo, se le consideraría cada vez como algo nuevo. Vivir sería
transitar de un momento a otro en un eterno presente sin significado. Esto operaría como repetir
eternamente las cosas sin ninguna posibilidad de adquirir nuevos conocimientos ni progresar en
ellos. En otras palabras: no tendríamos capacidad cognitiva y de aprendizaje. Tan grave sería la
falta de memoria que no existiría el lenguaje ni otras formas de comprensión y de comunicación.
No tendríamos la capacidad de construir ni entender una frase, pues al finalizar ésta no sabríamos
como comenzó la misma.
En otro sentido, perderíamos el sentido de nuestra mismidad o ego (sentido del yo) por lo
que no llegaríamos a conocernos a nosotros mismos. Por consiguiente, tampoco existiera el sentido
159
La RAE define a memoria como “potencia del alma, por medio de la cual se retiene y recuerda el
pasado” “Recuerdo que se hace o aviso que se da de una cosa pasada”. Los diccionarios médicos dan
diferentes definiciones. Las sencilla “facultad mental que conserva y reproduce ideas y conocimientos” la da
el Diccionario Médico Salvat. Un poco mas explícita “conjunto de mecanismos neuronales que se ocupan del
almacenaje y representación de una experiencia; facultad mental de retener en el subconsciente una
impresión o una idea que una vez fue consciente” es la definición del Diccionario Médico Melloni. Introduce
dos conceptos: uno biológico de “conjunto de mecanismos neuronales” y otro psicológico de “facultad
mental”, donde introduce la participación del subconsciente que nosotros resaltaremos luego como espacio
mnésico o lugar donde quedan los datos almacenados. El Diccionario Médico Dorland define a memoria
como “facultad mental por medio de la cual se recuerdan sensaciones, impresiones e ideas”. Esta definición
es escasa puesto que sólo habla de recuerdo pero no del almacenaje, rasgo fundamental de la memoria
160
Dr. Ignacio Previgliano, neurólogo Hospital Fernández, Argentina
204
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
de la vida y la existencia, pues cada vez que despertemos de dormir deberíamos tratar de adivinar
quién y qué somos, como nos llamamos, quienes son nuestra familia, amigos, compañeros de
trabajo, etc.161
Resumiendo: careceríamos de esa continuidad de conocimientos que a lo largo del tiempo y
el transcurrir de la existencia nos integra a una comunidad con una identidad propia y el
reconocimiento de identidades ajenas. Basta observar a un afectado grave por enfermedad de
Alzheimer para tener una idea adecuada del valor inconmensurable de la potencia o facultad que
llamamos memoria. Por todas sus cualidades, la memoria, en síntesis, además de una facultad
mental única como herramienta imprescindible para el conocimiento, es el guardián o “backup
document” de nuestra biografía y la conciencia operante del sentimiento de identidad (yo soy yo y
no otro).
La base de todo conocimiento, de nuestra facultad o capacidad cognitiva estriba en una
tríada contenida en un solo bloque que opera como una unidad sellada:
1. el proceso intelectivo
2. el proceso de aprendizaje
3. el proceso de memoria (como guarda, reserva, fondo o acumulación de
conocimientos)
En consecuencia, todo lo que debemos aprender y aprendemos involucra tener memoria.
Obviamente, si no pudiéramos retener el conocimiento adquirido por aprendizaje y luego recordarlo
tanto lo aprendido como lo experimentado, no construiríamos todo ese bagaje espiritual que implica
nuestra personalidad (capacidad cognitiva, formación de ideas y pensamientos, manejo del lenguaje,
sentimientos o afectos, emociones y voluntad). Pero, como toda facultad mental, la memoria en sí
misma, no es un órgano, aparato o sistema orgánico ni función donde intervengan etapas que
puedan estudiarse en un laboratorio o registrar por imágenes o por inscripción de ondas
bioeléctricas.
La investigación de la memoria
Si bien los estudios usan métodos y medios que registran la actividad del cerebro y de otras
funciones fisiológicas que la memoria, como otros actos mentales, pueden afectar o alterar, en
última instancia estamos registrando funciones efectivas de determinados órganos, en especial, el
encéfalo, pero de ningún modo podemos decir que estudiamos un órgano o “aparato mnésico”.
Simplemente hablamos de un proceso o “forma de trabajar” de los actos mentales y recogemos
indirectamente los resultados o efectos de ese trabajo y su influencia en la parte orgánica. Sin
embargo, la inexistencia de una entidad física objetiva no es un óbice para poner en duda la
existencia de actos mentales y sus efectos reales.162
161
Serían situaciones similares a lo que ocurre en los enfermos de Alzheimer o de afasia por destrucción
cerebral por infarto o hemorragia
162
Pérez Martínez, María T.; Casero Escamilla, Alfonso – LA MEMORIA. CLAVES, DESARROLLO Y
POTENCIACIÓN, editorial Quórum, Madrid, 1986
205
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Más aún: podemos individualizar, con una cierta precisión, los efectos orgánicos. Lo que no
nos es posible es explicar con claridad, coherencia y total consenso, la forma o modo de cómo
operan esos procesos. Los vamos integrando por partes, a veces desordenadas, a veces interpretadas
de formas diferentes, a tal punto que se habla de un mismo fenómeno pero con lenguaje o
denominaciones distintas. El análisis del fenómeno ha sido muy fructífero, pero los resultados son
dispares y desordenados.
Hoy la función de los investigadores de los actos mentales, más que proseguir un análisis,
sobre todo de tipo anatómico y físico, es lograr entender el todo, en forma holística, a los
fenómenos mentales integrados, para comprender que no hay diferencias sustanciales en los
mecanismos, que lo orgánico es sólo una vía común final para todos y que lo importante es el
principio ordenador que está en la esencia de cada uno de ellos, pero que no es accesible al mero
conocimiento científico, psicológico ni filosófico.
Se ven y se comentan sombras del fenómeno, pero no puede describirse con precisión y
claridad al fenómeno mismo en su naturaleza, o sea, lo que el fenómeno es realmente en sí. Por eso
se impone un repaso somero de todo experimento e hipótesis y con ellos realizar asociaciones para
unificar lenguaje y criterios y lograr una síntesis final de todos estos fenómenos, los que no deben
comprenderse como actos o hechos separados sino como manifestación diversa de una misma cosa.
La idea de ordenador nos trae también la imagen de la computadora y de la tecnología
informática. Oportunamente, en un parágrafo anterior, analicé la comparación de la mente con el
sistema informático de una PC, razón por la cual reiteraré algunos conceptos. La acción de la
memoria es continua, permanentemente, a manera de “disco duro” de una computadora, y modifica
permanente la actividad cerebral. En términos informáticos, el encéfalo es el hardware de la mente,
mientras que ésta es el software que opera programando.
Con la imagen de la computación podemos afirmar que la memoria es como la función
electrónica y así podemos comparar a la memoria reciente como algo similar a la memoria RAM de
la PC. Esta RAM es la memoria anterógrada, la que permite ir recogiendo lo inmediato y cotidiano.
Pero luego pasará al disco duro en “carpetitas virtuales” y cada carpeta conformará un archivo
determinado o directoria del disco duro que será la base de registro de la memoria retrógrada.
Cuando abrimos un archivo, es como poner en funcionamiento el “recuerdo”. Cuando se “borra” un
archivo, equivale a amnesia total. En el momento que escribimos y mandamos a “guardar” usamos
la memoria anterógrada.
Memoria y facultades mentales
La disparidad de las formas de actuar de la memoria se debe, en parte, a que como
cualquier otro mecanismo psicológico, tiene diferentes niveles de funcionamiento según la
individualidad de las personas y sus capacidades, las circunstancias en que ocurren los hechos y el
transcurrir de la existencia y el objeto preciso y particular que se somete a las funciones de los actos
mentales, en suma, del espíritu todo. Por esto interesa conocer no sólo un sustrato anatómico
responsable de los actos mentales, sino la fisiología de los mismos y la fisiopatología de las
alteraciones que afectan a los mismos.
206
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
También debemos recordar que cada persona en particular tiene una intención de memoria,
por cierto, muy distinta entre las diferentes intenciones de todos los seres humanos. Tampoco
debemos perder de vista que la memoria, como todas las otras facultades y funciones del hombre,
no es una cosa aislada. Diremos iterativamente que la memoria es una función mental superior que
actúa estrechamente coordinada con los otros mecanismos y facultades mentales como la
percepción, abstracción, ideación, conceptuación, asociación de ideas y formación de juicios. Esto
nos lleva a un íntimo enlace con el aprendizaje y la formación del pensamiento y todo lo
relacionado con lo volitivo y la función ejecutiva de todas las facultades mentales.
Ninguna función mental puede operar eficientemente por sí sola. Necesita obligadamente el
apoyo y el acompañamiento de otras. Lo que no debemos dejar de interpretar es que todo este
conocimiento es una mera observación de los modos de ser de los actos mentales, pero de ninguna
forma implica conocer la esencia de esos actos ni cuál el principio motor de los mismos. Los
estímulos y todo el proceso orgánico que ellos generan, explican sólo cómo se manifiesta el
fenómeno del acto mental. La causa absoluta de los mismos es lo que queda oculto bajo el misterio
desconocido de la naturaleza misma del hombre, al cual, según Heidegger, de acuerdo a lo que
recordamos constantemente al referirnos al ser del hombre, únicamente podemos conocer también
por su modalidad o conjunto de modos de ser.
La explicación de cómo el cerebro y otros órganos participan en la concreción del misterio,
de ningún modo significa que el origen creador de ellos sea el propio órgano. Insistimos, una vez
más para que la reiteración quede definitivamente nítida y clara: el conjunto de órganos u
organismo, es sólo el instrumento de los fenómenos llamados espirituales, pero de ningún modo son
la causa absoluta. Toda causa absoluta sobre el ser del hombre y sus modos de manifestarse, queda
inmersa en el misterio ontológico, aún no revelado por la mente humana (aunque sí es percibido).
La memoria, según lo explicamos en lo relativo a la naturaleza del hombre, no sólo es
capacidad de adquisición y almacenamiento de información, sino que posee otro elemento que es la
capacidad de reclamar que el elemento memorizado vuelva a la conciencia y se haga presente “tal
cual” cuando es necesario (recuerdo). Pero, esencialmente, es el quid del ser del hombre, pues sin
memoria no tendría su identidad de humano. Sólo la memoria le da tal identidad..
Luego, el proceso de memoria se puede resumir en tres pasos:
1. recepción y registro de un estímulo sensorial, extrasensorial o interno como
impresión mental
2. retención o preservación de la impresión mental previamente adquirida
3. la reproducción o el recuerdo de dicha impresión
Como todas las funciones relacionadas con el organismo humano, la memoria tiene un
sustrato anatómico y uno fisiológico. Tiene mecanismos generales pero también algunos muy
específicos. Todo esto lo iremos desarrollando en capítulos sucesivos para ordenar muchos aspectos
conocidos e investigados en relación con la función mental conocida como memoria.
207
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
También, como otras funciones orgánicas, la memoria está sujeta a modificaciones de los
órganos que la sustentan, modificaciones que pueden deberse al envejecimiento o a enfermedades.
Todas estas fallas o trastornos mnésicos también será considerados en los capítulos siguientes.
El fenómeno de la memoria humana se intenta explicar por determinados grupos de
neuronas o regiones cerebrales y circuitos neuronales, también por genes y por factores
ambientales. Es incontrovertible que todo eso está en el proceso de la memoria, pero la memoria es
mucho más que todo eso en conjunto. Aunque se diga que todo el cerebro o una parte de él es sede
de la memoria, eso no aclarará otros fenómenos mnésicos como los descriptos en algunos
trasplantados con órganos de otras personas. Es como si cada célula del cuerpo potencialmente
tuviera un chip de memoria. Esta posibilidad desplaza toda teoría hasta ahora conocida sobre el
proceso de memoria.
En cambio, si se acepta la posibilidad de que el alma como fuerza vital y formadora del
espíritu sea la causa última de todos los fenómenos llamados psíquicos o mentales, explicaría
plenamente todas las dudas sobre la esencia de la memoria y de todos los procesos y fenómenos
espirituales. Al ser el cuerpo el instrumento donde asienta el espíritu, es lógico que cada vez que
éste opere, el cuerpo se transforme.
Los aparatos tecnológicos y el estudio de las moléculas del cuerpo sólo son elementos que
sirven para detectar los cambios que el espíritu realiza en el cuerpo, pero no para indicar cuál
estructura o molécula de dicho cuerpo origina el espíritu. Esta posibilidad puramente espiritual
explica porque no se pueda descifrar, o al menos conocer, si realmente una estructura anatómica o
molecular es la causa de los fenómenos mentales y, en general, de todo lo espiritual. Personalmente
creo que tal cosa no existe y que es el espíritu el que comanda todo y no depende esencialmente de
ninguna molécula. Opera sobre ellas, nada más.
La ontología espiritual es otro fenómeno que hasta ahora se manifiesta pero no es fácil
acceder a ella, si simplemente tratamos de hacerlo a través de lo físico y lo objetivo. El misterio se
torna más inteligible cuando la exploración es en la propia mismidad. Aunque no comparto las
teorías anatomofisiológicas, no es posible por ahora prescindir de ellas para poder comunicarnos
con otros sobre el tema de la memoria humana. Pero insistimos en que todo eso que hoy se postula
y conoce a través de las neurociencias, cambiará a medida que aparezcan nuevos aparatos
sofisticados que permitan captar las transformaciones moleculares infinitas que el fenómeno
espiritual ocasiona en cada molécula, dentro y fuera del cuerpo. Luego, los datos actuales están
sujetos a cambios y revisiones, lo cual prueba palpablemente que no son la causa real de los
fenómenos que estamos estudiando.
El espacio mnésico o inconsciencia
Es indudable que la memoria debe ubicar en un espacio real o virtual. No hay dudas de que
ese espacio reside en el cerebro y la operadora es la mente. Y la única función mental disponible y
obvia, para el espacio mnésico, es la inconsciencia. En el espacio de la memoria o mnésico, hay que
distinguir entre el espacio mnésico total y absoluto y el espacio mnésico relativo (span). Span es
una palabra inglesa que, entre otras cosas significa “espacio o tramo”.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
208
De algún modo, puede traducirse a span mnésico (espacio mnésico) como “espacio de la
memoria”. Se refiere a la cantidad de información que una persona puede almacenar o guardar en su
mente después de haberla percibido. Así, span mnésico es, también, el proceso relativo al espacio
ocupado inmediato ocupado en la percepción de datos a memorizar. La capacidad perceptiva
disminuye cuando el individuo debe memorizar información y simultáneamente procesarla
(manipularla y transformarla) (memoria con alteración aislada del procesador central). También está
estimulada por el tipo de estímulos periféricos ajenos al dato y que acompañan al dato en el instante
en que es adquirido. Estos estímulos periféricos ajenos pueden ser externos (provenientes del
entorno o ambiente externo) o internos (agregados en el ambiente interno o interior del individuo
mediante el estado emocional o afectivo en que se encuentra cuando recibe el dato o información).
Todo esto ocurre de forma tal que el span mnésico aumenta con un estado atencional
concentrado y disminuye con un estado de dispersión mental o desatención. Por esta razón, es un
espacio mnésico relativo, mientras que el conjunto total de lo guardado en la memoria, después de
haber sido sometido al span mnésico, es lo que constituye el espacio mnésico absoluto y total, al
cual lo consideramos en la inconsciencia, pasando a constituir ésta, el “almacén de la memoria”, en
general.
Estudiamos anteriormente conceptos sobre el inconsciente y sus interpretaciones. Pero lo
que importa no es tanto una mera discusión sobre interpretaciones probables, sino los hechos
concretos: hay conciencia e inconsciencia y ambas interactúan entre ellas y otros fenómenos
mentales. Para el léxico común, no psicológico, la inconsciencia es sólo la “falta de conciencia” o
sea, el “estado en que el individuo no se da cuenta exacta del alcance de sus palabras o acciones”.
Esta distancia entre las concepciones lingüísticas de conciencia y las concepciones psicológicas, nos
muestran el tremendo vacío de conocimiento de uno de los estados mentales más importantes del
hombre.
La inconsciencia ha sido un fenómeno perfectamente percibido y conocido como tal, pero
cuya naturaleza no ha sido posible explicar bien. Si bien se han establecido polémicas entre actos y
acciones mentales, en lo relativo a conciencia e inconsciencia, no hay dudas de que la conciencia y
la inconsciencia son acciones o actos mentales. Lo que corresponde es darle entidad a cada uno de
ellos basándose sólo en el fenómeno de su existencia.
Así habría:
1. actos mentales conscientes
2. actos mentales inconscientes
No debemos olvidar que denotativamente, al menos en el idioma español, acción es el
“ejercicio de una potencia y el efecto de hacer”. Es, por lo tanto, la posibilidad o facultad de hacer
alguna cosa”. El acto, según el mismo idioma, es simplemente el “hecho o acción”. Con esto
completamos denotativamente la diferencia entre acción y acto. Mientras la acción es una
posibilidad o facultad de hacer algo, en este caso, hacer que lo potencial o latente se haga efectivo o
patente, el acto es cuando se efectivizó realmente una acción. Siempre, connotativamente, la acción
se asocia a movimiento, a cosas que ocurren, a todo “comportamiento de la realidad”.
209
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Luego, los actos o acciones deben ser, por naturaleza, reales, es decir, concretos,
verdaderos, de existencia cabal. Si algo queda en potencia, pero no se realiza no hay acción, pues no
hay “ejercicio de una potencia” que cause un efecto. Naturalmente toda acción tiene efecto, el cual,
a su vez, es un hecho o una nueva acción o reacción y este “efecto del hacer” es lo que se llama
acto.
¿Por qué esta digresión sobre acto y acción? Porque parece ser que no aclarar debidamente
el sentido o significado de las palabras ha conducido a algunos autores como Brentano a confundir
que es un acto mental consciente y qué es un acto mental inconsciente. Brentano confunde a lo
consciente con lo real y verdadero. Además, cree que para que un acto sea tal debe ser percibido por
la conciencia. Es como si la conciencia fuese el instrumento idóneo para discernir o conocer toda
acción y acto. En realidad, acto consciente es el acto producido con plena participación de la
conciencia.
En este punto cabe diferenciar lo que es un acto producido en pleno estado de conciencia de
lo que es un acto captado en estado de conciencia. El autor no discrimina que las acciones pueden
ocurrir independientes del hombre (acciones externas) o dependientes de él, pero sin participación
de su conciencia ni voluntad (acciones internas). El ejemplo más claro de las acciones internas es el
funcionamiento orgánico y celular, de los cuales, la mayor parte de estas acciones y actos no son
conscientes ni voluntarios. El caso más concreto es el latir del corazón y la respiración. El hombre
puede tomar conciencia, o no, de estas funciones y se las denomina neurovegetativas porque no
dependen totalmente de la voluntad ni de la conciencia. De igual forma ocurre con la función de los
otros órganos.
Esto quiere decir que una acción o un acto puede ser conocido o no por la conciencia. Los
actos mentales, en general, son percibidos por la conciencia de un modo u otro. Mientras un acto
mental está en el foco de atención de la conciencia, decimos que es acto mental consciente. Esto no
significa que haya otros actos mentales, como la memoria, que no estén en ese momento en
actividad, pero no por eso deja de estar en acción automática. Cada vez que el hombre percibe
sensorialmente algo, su memoria está detrás para recordarle lo que está percibiendo. Sin embargo,
en ese acto, no hay conciencia plena de que la memoria esté trabajando, a pesar de estar en la
conciencia. Otra cosa es cuando el hombre voluntariamente trata de recordar algo y, en este caso, la
memoria se vuelve consciente a través de lo recordado. Se hizo un “uso consciente de la memoria”.
Luego, podemos decir lo mismo de otros actos mentales como es la percepción
extrasensorial que sólo se hace consciente después de ocurrida y que, incluso, puede ser efectiva
aun sin la presencia de la conciencia. En esa categoría podrían entrar las sensaciones subliminales,
los estados oníricos y, de alguna manera, los sueños. Esas acciones son actos mentales
inconscientes o semiconscientes. 163
163
Ya hemos descrito a la conciencia como una facultad mental que necesita estar dinámica, estar actuando,
para ser percibida. De otro modo, la falta de conciencia, es lo que etimológicamente y lingüísticamente se
considera inconsciencia. Para la RAE inconsciencia es “falta de conciencia”, esto es, “estado en que el
individuo no se da cuenta exacta del alcance de sus palabras o acciones”. El Diccionario Médico Dorland no
registra la palabra inconsciencia y sólo habla del inconsciente al que define como “insensible; incapaz de
reaccionar a los estímulos sensitivos y de tener experiencias subjetivas conscientes. Parte de la actividad
mental que no resulta fácilmente accesible a la conciencia por medios ordinarios, pero cuya existencia se
puede manifestar en la formación de síntomas, en los sueños o bajo la influencia de fármacos”.
210
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Sin dudas, hasta ahora el “convidado de piedra” o la “gran ignorada” de este proceso de
inconsciencia ha sido la memoria. La memoria es lo único que nos permite las dos funciones más
importante de la mente humana: llenar el inconsciente con todos los datos aprendidos y conocidos
(y aquellos con qué nacemos); hacer consciente lo inconsciente.
Está como el programa madre del disco duro de la computadora, al fondo de todo el
software y para ayudar a hacer efectivo el resto de la programación. Sin memoria todo el trabajo de
la conciencia sería efímero y se “perdería”. No habría conocimiento ni aprendizaje. Incluso, los
actos conscientes no tendrían una cualidad de plenos, pues si carecen de los recuerdos, cada vez que
haya una sensación o percepción, la mente tendría que reelaborarla para reconocerla.
Por todas estas circunstancias, la inconsciencia puede ser:
1. la falta o pérdida de la conciencia (desmayo, colapso, shock, coma, estado
vegetativo etc.)
2. estado mental que no se da cuenta exacta del alcance de hechos, palabras o acciones
3. acciones mentales no conscientes: memoria, sueños, estados subconscientes,
estados oníricos
4. factores inconscientes
Estos factores inconscientes estudiados por Carl G. Jung los citamos antes y,
como dijimos, el inconsciente colectivo de Jung representa lo “ancestral” o atávico que es una
especie de memoria colectiva que hoy denominamos memoria filética, que guarda el hombre como
parte de su ser y de esa memoria surgirían instintos no aprendidos, actos o acciones que no se basan
en experiencias previas, sino que surgen como algo “inspirado”, como una “visión” que este
inconsciente a veces revela a la conciencia.
Cuando algo se revela del contenido de la memoria filética, esa revelación no es
completamente nítida y aparece como una reminiscencia, en el sentido de un recuerdo vago e
impreciso. Si de acuerdo a algunas teorías, el saber del hombre se encuentra en esta memoria
filética (todo el saber), sería cierta la deducción que Platón realizó al pensar que el hombre, frente
al conocimiento, operaba como si estuviera inmerso en una cueva y sólo podía percibir sombras.
La reminiscencia o recuerdo impreciso, actuaría acá con la acepción de la RAE como
“facultad del alma con que traemos a la memoria aquellas imágenes de que estamos trascordados
o que no tenemos presente”. Esto se puede traducir como que realmente tenemos todas las ideas e
imágenes posibles en nuestra mente, pero sólo algunas de ellas se nos harán presentes alguna vez en
la vida, a través de una especie de reminiscencia involuntaria, a la que luego veremos como “el
saber” que propone Jung.
Por esto, la memoria filética, más comúnmente, suele manifestarse normalmente como
sueños, ensueños, fantasías, devaneos y, en ciertos momentos de éxtasis, como “revelación” o
Seguidamente habla del inconsciente colectivo con la definición de “en la psicología de Jung, elementos del
inconsciente que son teóricamente comunes a todo el género humano”
211
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
“visión” que se muestra como una alucinación. Las formas de manifestación del inconsciente
colectivo tendrían el carácter de “categorías universales” o de “éternels incrées” (“presencias
eternas que pueden no llegar a ser percibidas por el conocimiento”), pero que en algún momento
surgen a la conciencia y determinan conductas, estilos de vidas, creencias o costumbres, incluso
opiniones o puntos de vista. Recordemos cómo relacionamos a la memoria filética con el “saber
noético” de Jung.
También del inconsciente nace la conducta refleja que contiene todos los reflejos
congénitos o actos reflejos que en un momento determinado el hombre realiza en forma automática,
sin intervención de la voluntad ni en forma consciente, aunque los realice en plena conciencia. Es
decir, estando consciente, el hombre realiza actos reflejos inconscientes congénitos (reflejo de
búsqueda y succión, reflejos defensivos, reflejo de prensión, etc.).
Otra probabilidad es que el inconsciente o preconsciente intervenga en los llamados
pensamientos automáticos que son pensamientos breves, de los cuales la persona apenas percibe
conscientemente, en cuanto a su contenido pleno y cierto. Por ejemplo, si un grupo de personas que
han jugado a un mismo número de quiniela o de otro juego similar, este número sale premiado
secundariamente, de forma tal que le permite recuperar el dinero invertido o ganar apenas un poco
más, algunos interpretan a esto como un alivio alegre de no haber perdido, otros lo reciben como un
fracaso (no haber ganado todo) y a otros le resulta indiferente, mientras que el jugador compulsivo
lo aprecia como un “siga participando”. Estas diferencias de interpretaciones son causadas por
pensamientos automáticos, tras los cuales hay un fondo de positividad o negatividad y esto podría
explicar también la tendencia a actitudes positivas o negativas connatas (tendencias que se
manifiestan apenas se nace).
Estas tendencias inconscientes a una determinada conducta o comportamiento o
interpretación de la realidad están dentro del misterio ontológico o misterio del ser humano, como
podría ser la tendencia homosexual. Naturalmente, nos referimos a las tendencias no adquiridas,
aunque es posible que estas tendencias en unos sean congénitas y en otros adquiridas. Pero quienes
la adquieren por aprendizaje o por deliberación voluntaria, quizás, tengan el trasfondo
inconsciente.
Las características del inconsciente
Siguiendo a Weiss,164 el inconsciente es un “sistema que se extiende más allá del alcance
de la introspección”. Con esto, el autor nos quiere decir que el inconsciente es un acto íntimo,
subjetivo totalmente, pero dado que la introspección es un acto consciente para sondear lo interno,
la mismidad, la subjetividad, la subjetividad inconsciente queda fuera del alcance de esa
introspección, por ser algo externo a la conciencia.
Dicho de otro modo, cuando opera la conciencia de cualquier forma, el inconsciente queda
oculto e inalcanzable, fuera de todo intento directo de exploración. Una persona no puede investigar
ni conocer su propio inconsciente, a menos que éste llegue de algún a la conciencia, estando el
individuo en pleno acto consciente.
164
Edoardo Weiss – LOS FUNDAMENTOS DE LA PSICODINÁMICA, Editorial Psique, Bs. As. , 1957
212
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Por esta razón, Weiss que “puede ser explorado sólo por vía indirecta; en otras palabras,
su naturaleza y su modo de funcionar puede ser estudiados sólo mediante el análisis de aquellos
productos de los procesos que llegan al conocimiento del yo” (por yo debe entenderse a la
conciencia).
Sin embargo, el propio Weiss que afirma que el inconsciente está más allá de la
introspección, deja entreabierta la posibilidad de que, de algún modo, esa introspección, usada bajo
un método y una dirección, como puede ser el psicoanálisis, pueda intervenir en el estudio de los
fenómenos inconscientes. Cuando el psicoanalista pregunta y el psicoanalizado busca indagar sobre
la respuesta, debe obligadamente realizar una introspección concentrada.
Siempre que se investiga psicológicamente los contenidos mentales conscientes, a través de
estos hay fenómenos que dejan entrever una actividad mental inconsciente que suele conocerse
como “actos o frases fallidas”.
Así, Weiss distingue entre:
1. contenido mental manifiesto: que son los datos conscientes obtenidos por la
introspección
2. contenido mental latente: que son los fenómenos inconscientes obtenidos por
medio de la interpretación
El autor destaca que las conclusiones sobre los contenidos y el proceso de cómo funciona el
inconsciente, son temas en discusión con muchos puntos inciertos. Actualmente no es posible
responder con certeza absoluta sobre impulsos, factor hereditario de los contenidos mentales y tipos
de conductas y varios problemas relacionados con la conciencia y el inconsciente. Distingue que en
el inconsciente “hay profundidades insondables” pero que también hay elementos mentales
conscientes que no pueden, sin lugar a dudas, ser plenamente explicados por otros datos también
conscientes. Así, por ejemplo, cuando una persona teme una situación determinada, comprendida y
conocida, entiende plenamente “la razón de su reacción emocional” y siente que “hay una evidente
conexión entre la reacción del individuo y sus pensamientos conscientes”.
Pero otra cosa distinta es cuando la persona “es incapaz de reconocer la causa de su miedo,
y esto constituye un punto de partida para la investigación de los procesos inconscientes; lo mismo
puede decirse de todos los impulsos, de los contenidos de los sueños y de algunas alucinaciones”.
La hipnosis ha demostrado como puede existir una motivación inconsciente de los pensamientos
conscientes. Bajo el estado de hipnosis, el individuo está prácticamente inconsciente y el
hipnotizador imparte indicaciones u órdenes que luego, cuando el individuo sale de la hipnosis
(“despierta”) comenzará a proceder de acuerdo a lo indicado bajo hipnosis, pero en forma
consciente. Realiza actos conscientes o tiene pensamientos conscientes que han sido inducidos por
la hipnosis. Algo similar ocurre con la sugestión en el fenómeno de la autosugestión. Igualmente, la
hipnosis hace manifestar (expresar) las partes recónditas inconscientes, actuando como una especie
de “recordar” lo que está sumergido en el inconsciente (quizá aquellos pensamientos o intenciones
reprimidas que aludía Freud). Si esto es así, existiría una especie de memoria represiva.
213
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
También suceden otras similitudes cuando los padres introyectan en el niño la idea
“obligatoriedad” de obedecer y de identificarse con sus padres y familia. El niño incorpora estos
actos conscientes en forma consciente, al que acabamos de aludir, con el fenómeno conocido como
“represión interior” (especie de autocensura) y que Freud denominó “súper-yo”. Este “súper-yo”
no es plenamente consciente y está en el límite entre el inconsciente y el pre o subconsciente.
Mientras no actúa es inconsciente, pero al momento de ponerse en marcha, actúa no
conscientemente sino en forma pre o subconsciente. Este “súper-yo” pueden ser barreras morales o
éticas muy fuertes, a tal punto, que aún en estado de inconsciencia, como sucede en la hipnosis, una
persona se resiste a determinadas órdenes o conductas sugeridas, debido a la presión represiva del
“súper-yo”. El mismo Freud reconoce que esto constituye un “impulso pasivo” que precede al
desarrollo de la capacidad crítica. Hasta acá, todo coincide con lo que he designado como “memoria
represiva”.
Este criterio formaría parte de la idea griega de la ethos que según la concepción de
Ricoeur constituía el “núcleo ético-mítico” el que “se trata del sistema de proyectos que posee un
grupo inconsciente o existencialmente aceptado y no críticamente establecido”. Pero Freud centra
la idea de impulso pasivo en la tendencia original e innata a la identificación y a la obediencia, a los
que describe como incompatibles con la actitud emotiva del individuo bien adaptado a la realidad.
Con estos, y otros conceptos, lo que Freud quiso señalar es que aunque los impulsos surgen del
inconsciente, algunos son aceptados por la conciencia (yo) y otros no, porque sólo son aceptados
condicionalmente o rechazados del todo (según lo que dicte el súper-yo, o represión; o la ética o
moral o creencia previa)
Una de las formas de investigar el inconsciente, usado en el psicoanálisis es el llamado libre
asociación de pensamientos donde se estimulan muchos pensamientos y recuerdos y el individuo
trata de captar todas estas asociaciones, sin hacer caso de ninguna objeción crítica que pueda surgir
contra ellas (obvia el súper-yo). Esto constituye un modo de pensar distinto y opuesto al pensar
acostumbrado y que es familiar al individuo, pues en la libre asociación de pensamientos el sujeto
aplica su capacidad introspectiva a la elaboración de ideas que surgen espontáneamente y se
expresan libremente, sin barreras represivas de ninguna naturaleza.
De este método, Weiss comenta: “No es el razonamiento, sino el proceso de las libres
asociaciones el que nos proporciona los datos necesarios para comprender las conexiones
existentes entre el contenido en consideración y las situaciones emotivas que lo han provocado”
Bajo el proceso de la libre asociación, el pensamiento lógico queda en suspenso y sólo se recurre a
él cuando quieren analizarse las expresiones obtenidas por la libre asociación de pensamientos.
Muchos impulsos pasivos de otra naturaleza distinta a los dados por ejemplos, suceden cuando el
individuo se niega inconscientemente a reconocerlos implícitamente, como ocurre con el olvido de
sueños. La libre asociación oficia de “recuerdo” de lo reprimido y, en este concepto, sería el
mecanismo para poner en evidencia la memoria represiva.
Por ejemplo, el fumador o el vicioso de otra drogadicción (drogas, alcohol), saben
íntimamente que su conducta es dañina o no aceptable, pero no reconoce conscientemente este
hecho, como si tal cosa le ayuda a poder consumar su adicción. Lo mismo le sucede al obeso que
rehúsa toda dieta y niega que su gordura sea fruto de comer excesivamente. O al diabético que no
sigue una dieta estricta para no abandonar ciertas costumbres alimentarias (evitar exceso, dulces,
214
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
etc.). Por esta razón, los terapeutas sostienen que la curación de estos males comienza cuando el
afectado “reconoce a plena conciencia” de que padece una adicción o comete el error de no seguir
pautas de conductas que le preserven la salud. “Tomar conciencia” del error o del impulso pasivo,
puede llevar a controlar tales impulsos y en determinados casos en que dichos impulsos sean
nocivos, evitarlos.
En el psicoanálisis, la catexia es lo referido a la “concentración consciente o inconsciente
de la energía mental en una persona, idea u objeto”. Para Weiss, “el yo pierde la catexia durante
el sueño, lo que quiere decir, que tampoco el sistema preconsciente queda investido de catexia. En
realidad, apenas el yo se queda dormido, cesa de pensar. Un individuo que no puede librarse de
sus pensamientos, como sucede cuando tiene disgustos o preocupaciones muy graves, acaba por
superar la tensión emotiva, o basta que el sufrimiento haya aplicado suficientemente el conflicto
interior. De todos modos, durante el sueño sin sueños, el campo del yo, que durante el estado de
vigilia comprende en potencia el preconsciente, queda privado de catexia. Vemos así que los
contenidos preconscientes de la vida en estado de vigilia sufren una extraña metamorfosis en
cuanto el yo pierde su catexia. Parece ser que es propia del yo una especial capacidad de ‘ligar’ o
‘fijar’ tales contenidos en virtud de la cual los contenidos mentales quedan inalterados, para que
puedan ser pronto reconocidos y usados, correcta y lógicamente siempre que el yo necesita
disponer de ellos. Cuando el material preconsciente pierde su conexión con la unidad de la catexia
integradora y adaptada a la realidad, es decir, con el yo, tal material se desprende del yo y los
elementos mentales, no estado ya investidos de la catexia del yo, sufren ciertos cambios”.
De este manera, los actos preconscientes, e incluso algunos conscientes, desligados del yo
(pérdida de la catexia) queda relegados a un plano inconsciente y se automatizan pasando a la forma
de sueños o de síntomas neuróticos, propios de los “procesos de ello” (en el lenguaje de Freud el
“ello” es el inconsciente). Se sustituye a la realidad por figuras abstractas o a las figuras abstractas
se las convierte en símbolos investidos de realidad, de manera, que tales sustituciones de carácter
general tienen una significación “simbólica”. En esta cuestión siento la tentación de aludir a este
fenómeno con el nombre de memoria simbólica, lo que justifica toda la complejidad del
inconsciente como verdadero “almacén” de cosas muy heterogéneas.
¿Qué significa todo esto? Weiss lo explica así: “Estos sorprendentes fenómenos propios del
inconsciente obedecen al ‘proceso mental primario’ que consiste en el estado “libremente flotante”
de las catexias. Las cargas de energía que invisten a las representaciones inconscientes
individuales no están ligadas a éstas, sino que puede pasar a otras representaciones unidas a las
primeras por conexiones asociativas. Puesto que este fenómeno es incompatible con toda forma de
adaptación a la realidad, deja perplejo a quien lo considera desde el punto de vista de nuestra
actividad mental consciente y preconsciente. En efecto, tal estado de libre desplazamiento de las
catexias da lugar a diferentes consecuencias. En el inconsciente una representación puede
sustituirse con otra sin ninguna razón lógica, sino solamente a base de un motivo superficial y
muchas veces incompatibles. En el sueño y en el síntoma neurótico, una persona o un objeto
pueden aparecer en el lugar de otra persona o de otro objeto; un tipo de actividad o de función
puede ser ‘simbolizado’ por otro. En los sueños y alucinaciones, además, las catexias de dos o más
representaciones pueden condensarse en una sola imagen, que recibe así una mayor intensidad
perceptiva o afectiva”. En virtud de estos procesos, y otros, Weiss concluye que “es evidente que el
contenido del inconsciente comprende todos los impulsos y todas las experiencias personales (que
215
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
fueron algunas vez conscientes) que han sufrido la represión. Tales contenidos constituyen el
inconsciente personal de cada individuo”.
La represión acá significa la referencia a la represión de los estados del yo consciente en el
hecho de que la catexia preconsciente del yo actual es retirada de las representaciones de tales
estados del yo. Volvemos así, a la idea de que todo lo que “desliga” del yo y la preconciencia (retiro
de la catexia). Es posible que este análisis del inconsciente que realizan los psicoanalistas con
Freud a la cabeza, sea una explicación aceptable de la “energía mental” que se moviliza desde la
conciencia (el consciente) hasta la inconsciencia (el inconsciente) desde el punto de vista que ellos
lo ubican. Incluso, es mérito de la escuela freudiana de haber incursionado sobre el misterio de la
inconsciencia y de haberla traído al centro de atención del estudio científico en la psicología y en la
psiquiatría. Pero es indudable que la movilización energética mental va más allá de todo esquema o
aparato descriptivo, de toda concepción rígida o cientificista. Es un fenómeno que sólo puede ser
mejor comprendido como “fenómeno espiritual” y que, como antes afirmamos, tanto lo consciente
como lo inconsciente están formando parte de un solo bloque fenomenológico y, por lo tanto, son
parte de una misma cosa. Separarlos en procesos distintos aunque imbricados no explica mejor su
naturaleza.
Es importante, en lo relativo a la memoria, conocer las teorías de su condición
anatomofuncional desde el punto de vista biológico.
Anatomía de la memoria
Los circuitos mnésicos o circuitos de la memoria
Los circuitos mnésicos son circuitos neuronales son los grupos de neuronas cerebrales que
se ponen en marcha cuando necesitamos guardar el conocimiento de algo como recuerdo o
aprendizaje. No hay dudas que la enseñanza, el aprendizaje y todo el quehacer del hombre se basan
en su memoria. Más aún: hay autores que afirman que memoria y aprendizaje, desde el punto de
vista funcional, es lo mismo.165 Los circuitos mnésicos son los responsables de todas las formas o
tipos conocidos y desconocidos de memoria. Ninguna actividad humana sería posible si no existiera
la memoria. Pero nos ocurre algo muy particular: consideramos a la memoria y hablamos de ella
como si fuera una entidad física diferenciada que sabemos que está en alguna zona de nuestra
cabeza, como una especie de álbum o almacén de fotogramas de películas mentales, al que
pudiéramos conectar a voluntad una y otra vez. Esto nos lleva a considerar como “normal”
quejarnos de tener “mala memoria”, como quien se queja de tener caries dentales o pies planos. Lo
cierto es que la memoria está muy lejos de ser algo tangible como lo es un determinado órgano de
nuestro cuerpo. Lo apropiado sería considerarla como función fundamental de todo cerebro vivo,
más que un organismo material. El cerebro cambia a medida que pasan a través de él los mensajes
recibidos. Esa modificación o cambio, ya se produzca en períodos de tiempo cortos o en fases
165
Hay principios fundamentales que diferencia memoria de aprendizaje: la memoria recoge un dato de
conocimiento y lo guarda para después recordarlo o relacionarlo con otros datos. Nada más. Al aprendizaje es
un entrenamiento para recoger determinados datos útiles que necesariamente deberá memorizar primero para
usar después para desarrollar un determinado comportamiento u obtener un conocimiento específico de una
disciplina concreta, como es el caso del conocimiento científico. Luego, se “memorizan datos”, se “aprenden
habilidades y conocimientos”. Ergo, la memoria es pura función mental o intelectual, el aprendizaje es
función mental o intelectual pero también es praxis, es motor volitivo y modulador emocional e intelectivo.
216
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
largas, confiere al cerebro la facultad de recordarla ante el requerimiento de la misma para sacar
provecho de ella. Sin esta facultad nos sentimos “faltos de mente”, incapaces de aprender, de leer,
de escribir, entender, hablar e, incluso, de pensar. La ausencia de memoria nos impediría
comprender y comunicarnos, al no poder hablar ni pensar. La memoria trabaja en la vigilia y en el
sueño (nos permite recordar las ensoñaciones) y toda la información queda “registrada” en
complejos circuitos. La adquisición de memoria consiste básicamente en la modulación de las
sinapsis, los contactos entre neuronas. Las memorias están formadas por la facilitación de las
uniones sináptica entre agregados neuronales que representan aspectos singulares del entorno o del
interior del propio organismo. Esto hace que todas las memorias sean esencialmente asociativas, de
forma tal que la información adquirida, guardada y recordada puede ser gestada por determinadas
moléculas o grupos neuronales individuales, pero el mecanismo mnésico dependerá principalmente
de la asociación de redes neuronales.
Donald O. Hebb166 propuso la idea de que, cuando una neurona excita a otra, repetida e
persistentemente participa en su activación, produciendo cambios metabólicos o de otra naturaleza
en una de esas células o en ambas, a de aumentar la eficacia de la primera para excitar a la segunda.
Los estudios en animales invertebrados y en el encéfalo de mamíferos demostraron que en los
invertebrados los cambios son metabólicos mientras que en los mamíferos constituye un fenómeno
eléctrico duradero de facilitación sináptica que resulta de la transmisión de impulsos a través de la
sinapsis. Esto ocurre principalmente en la potenciación a largo plazo.
Explicó Hebb el llamado principio de la convergencia sincrónica cuyo enunciado sintetizó
de esta forma: “dos células o sistemas que reiteradamente se muestren activos al mismo tiempo,
tenderán a convertirse en ‘asociados’ de suerte tal que la actividad de uno facilita la actividad del
otro”. En la corteza, muchas fibras que portan informaciones sensoriales convergen en las mismas
neuronas. Sumando informaciones coincidentes en el tiempo, estas neuronas se asociarán entre sí
hasta el punto de que podrán mutuamente substituirse para activar otras células.
Tendremos así dos tipos neuronales:
1. las neuronas de entrada de información (input neurons) (neuronas de
almacenamiento)
2. y las neuronas de salida de información (output neurons) (neuronas de evocación).
Las interconexiones entre neuronas de entrada y de salida se verán reforzadas por fibras
recurrentes que favorecen los procesos asociativos debidos a las interconexiones neuronales en
verdaderas asociaciones celulares que constituyen unidades funcionales de memoria.
Luego, las memorias o imágenes sensoriales elementales se formarían en módulos celulares
que ubican en áreas sensoriales o extrasensoriales de la corteza. Una representación neuronal
formada por una combinación de módulos y áreas en amplias extensiones de la corteza de
asociación, sería la representación neuronal de nuestras memorias personales.
166
Hebb, Donald O. – ORGANIZATION OF BEHAVIOR, Wiley, N. York, EE.UU. 1949
217
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Hayek167 propuso una extensa red o “mapa” de neuronas corticales que representaría en su
estructura de conexiones, las asociaciones que forman la esencia de cualquier percepción y
cualquier memoria.
Los circuitos mnésicos, anatómicamente, comprenden:
1. corteza cerebral
2. sistema límbico (circuito de Papez)
3. redes o interconexiones neuronales (circuito de Hayek)
Corteza cerebral
Áreas sensoriales primarias
En la corteza, los circuitos mnésicos se desarrollan desde los niveles inferiores, es decir,
desde las áreas corticales sensoriales o motoras hacia las áreas de asociación. Este crecimiento
ascendente se basa en:
conexiones laterales
conexiones de acción proyectiva (feedforward)
retroalimentación (feedback)
En el primer escalón de las jerarquías resultantes residen los módulos neuronales que, por
asociación, forman redes elementales de memoria sensorial y motora. Estas jerarquías constituyen
los bloques básicos de las redes multisensoriales y motoras complejas, las cuales, a su vez, originan
redes más elaboradas e idiosincrásicas de la corteza asociativa. Y éstas prestan soporte a la memoria
declarativa o explícita, a la no declarativa o implícita y a la procedimental. El mecanismo
subyacente de la memoria cortical y sus interconexiones involucran acciones de neurotransmisores
y sus receptores que luego estudiaremos. Estos mecanismos son cruciales para la consolidación de
la memoria cortical, para la conversión de la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo. Las
cortezas primarias proporcionan a la corteza de asociación los elementos de la experiencia que, por
asociación sincrónica crean o facilitan sinapsis en las redes de la memoria individual.
Del mismo modo que en la evolución, la neocorteza de asociación experimenta un
desarrollo tardío y mayor que la corteza sensorial o motora primaria. La neocorteza de asociación,
sustrato de la memoria más personal, no alcanza la maduración plena hasta la juventud y
probablemente conserva la plasticidad sináptica durante toda la vida. En la corteza cerebral humana
puede reconocerse dos grandes gradientes de desarrollo: uno en su parte posterior, que comprende
los lóbulos: temporales, parietal y occipital y otro en la corteza del lóbulo frontal. El primero marca
el desarrollo de las áreas implicadas en la percepción; el segundo, el de las áreas involucradas en el
movimiento y la acción. Las últimas en desarrollarse son las áreas de asociación de las regiones
temporal y parietal y la corteza prefrontal en el lóbulo frontal.
La mayoría de las veces, los recuerdos surgen de impresiones sensoriales. Antes de
preguntarnos cómo almacena el cerebro una experiencia sensorial en forma de recuerdo deberíamos
analizar cómo procesa la información sensorial. De hecho, la etapa inicial de cualquier
167
Friedrich von Hayek, premio Nóbel de economía, 1976
218
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
investigación sobre este tema debe iniciarse con el estudio de la vía nerviosa responsable de la
percepción visual. El sistema visual central comienza en el córtex estriado o corteza visual primaria,
situada en la superficie posterior del cerebro y que, a través del nervio óptica y del cuerpo
geniculado lateral, recibe información del mundo visible desde la retina. El córtex estriado dispone
de un mapa sistemático del campo visual y cada porción de ese campo, activa un grupo diferente de
neuronas. Sin embargo, el sistema visual no concluye en el córtex estriado, sino que también
participa por interconexión el lóbulo temporal (córtex temporal inferior y subsuperficie del lóbulo
temporal). Estos y otros hallazgos indican que la información visual se procesa secuencialmente a
lo largo de toda la vía. Las neuronas que integran este circuito disponen de “ventanas” abiertas al
mundo visible que, en las sucesivas estaciones irían ensanchándose tanto en extensión espacial
como en complejidad.
Las neuronas responden en particular a diferentes propiedades físicas de los objetos (color,
forma, textura, etc.) hasta que en las estaciones finales del circuito el córtex temporal inferior
sintetiza la representación completa del objeto. La vía visual integra datos sensoriales y los
transforma en experiencia perceptiva. Al parecer los datos que aportan los restantes sentidos se
procesan de idéntica manera, de forma tal que experiencia y memoria están estrechamente ligadas.
Los circuitos mnésicos entran en juego con la corteza, como un mecanismo de
retroalimentación. Cuando un estímulo sensorial activa la amígdala y el hipocampo, los circuitos
mnésicos producen esa activación proyectándola sobre el área cortical. Esa retroalimentación
refuerza y almacena la representación neural del episodio sensible que acaba de acontecer. Como
consecuencia de esa retroalimentación inducida por los circuitos mnésicos, las sinapsis sufrirían
algunos cambios en los que se mantendría el diagrama de conexiones y se formaría un recuerdo
duradero. El reconocimiento se produciría más tarde al reactivarse esa agrupación neuronal ante el
mismo episodio sensible que la origina. La existencia de estos circuitos mnésicos nos está
demostrando que la memoria es de naturaleza global. Se manifiesta por determinados grupos
neuronales, por procesos en gradiente, por interconexiones, etc., pero en sí, el acto de memoria se
da como algo en bloque y no en partes. La memoria, como aptitud o facultad mental es una sola
cosa indivisible, pero se manifiesta diferentemente en cada situación o estímulo en particular. Es
similar a la esencia misma del hombre, la cual, siendo una, tiene componentes diferentes que
obligan a separar lo orgánico de lo funcional, para estudiar sus mecanismos.
Ascendiendo en la jerarquía cortical de la memoria (y la percepción), cuando entramos en
las áreas de desarrollo más tardío, nos introducimos en el sustrato de las redes más complejas y
extensas de la memoria polisensorial y declarativa, tanto episódica como semántica. Aquí la
topografía de las memorias resulta oscura debido a la amplia distribución de sus redes, que unen los
dominios dispersos de la corteza de asociación, cada uno de los cuales representan distintas
cualidades asociadas por la experiencia. Como estas memorias son más difusas que las memorias
sensoriales simples, poseen también mayor solidez. Hay pruebas de que las memorias declarativas
se distribuyen en la corteza posterior de asociación. Dichas pruebas inducen experiencias
sensoriales y mnemónicas muy diversas, algunas con todas las características de la memoria
episódica.
Otras pruebas proceden de los numerosos trabajos sobre amnesia retrógrada tras lesiones de
la corteza posterior de asociación. En cualquier caso, sin embargo, la naturaleza y probablemente la
219
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
amplia distribución de las redes de memoria episódica hacen que sea difícil definir con precisión su
topografía cortical. La memoria semántica se apoya en redes extensas de la corteza cerebral
posterior, incluyendo el área de Wernicke, el tercio posterior de la circunvolución temporal
superior. El conocimiento intelectual, integrado por todas las memorias, no tiene un sustrato
anatómico conocido por lo que se deduce que ocupa la distribución cortical más extensa, dado que
incluye todas las topografías mnésicas conocidas y las desconocidas. Tiene experiencias
particulares múltiples y profusas asociaciones entre modalidades. Semejante distribución de sus
redes es lo que le proporciona tan excepcional y tremenda robustez.
La corteza del lóbulo frontal es la base de los niveles superiores de la jerarquía de las
memorias motoras. En el nivel cortical inferior está la corteza motora primaria, sede de la memoria
filética, que representa, y media, los actos motores elementales. Estos actos están definidos por la
contracción muscular. Por encima de la corteza motora primaria, siguiendo gradientes de desarrollo
y conectividad de la jerarquía motora, está la corteza premotora. En coordenadas espaciales y
temporales, la representación y el procesamiento del movimiento en esta corteza son más complejos
que en la corteza motora. Se ha comprobado que las redes premotoras codifican actos motores
definidos por su objetivo, secuencia y trayectoria.
La corteza prefrontal es la corteza de asociación del lóbulo frontal y constituye el nivel
superior de la jerarquía motora. Recibe conexiones de fibras de estructuras subcorticales y límbicas,
así como de otras áreas de la neocorteza. Portan hasta la corteza prefrontal, información relativa a
los estados internos y al medio exterior. Largas fibras aferentes unen las redes de memoria
perceptiva de la corteza posterior con redes motoras prefrontales, formando así asociaciones
perceptivo-motoras en el nivel superior. Las áreas corticales prefrontales representan en sus redes
los esquemas de acciones secuenciales dirigidas a un objetivo. Tras la práctica intensa, las
representaciones frontales de las acciones parecen reacomodarse en estructuras motoras inferiores,
sobre todo en ganglios basales. Una jerarquía de áreas frontales aloja una jerarquía de memorias
motoras. Las memorias y habilidades motoras (memoria procedimental) están codificadas y
almacenadas en redes prefrontales y premotoras, al menos en sus estadios iniciales de aprendizaje.
Cuando se ha aprendido una secuencia motora hasta hacerla automática, su representación parece
relegarse a estructuras inferiores.
Pero ciertas tareas continúan dependiendo de la corteza frontal. Éste es el caso de tareas que
contienen contingencias temporales variables entre estímulos y respuestas motoras, tales como las
tareas demoradas. La ejecución correcta requiere entonces un acto de integración temporal
(temporaria) que descansa en la función integradora temporal de la corteza prefrontal. Un
determinado nivel de estrés agudo libera dopamina (DA) en la corteza prefrontal durante 30 a 40
minutos. Esta liberación DA se debe fundamentalmente a la activación con estímulos emocionales
sobresalientes o relevantes. La liberación DA está íntimamente ligada o depende de la transmisión
glutamatérgica, estableciendo una estrecha relación glutamato-dopamina en la corteza prefrontal.
De ahí que la liberación de DA puede ser bloqueada por antagonistas de receptores AMPA.
Recordemos que por estos y otros mecanismos la corteza prefrontal controla de algún modo, la
actividad emocional al procesar estímulos y de este modo influye o controla la actividad de otras
estructuras encefálicas, en particular, la amígdala que es, de alguna manera, el centro de
procesamiento de emociones e instintos, entre otras funciones. Por esto, si la corteza prefrontal llega
a alterar su funcionamiento de algún modo, la amígdala queda liberada del control prefrontal y se
220
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
produce un desnivel o descontrol en la manifestación emocional e instintiva, e, incluso, en los
procesos mnésicos.
La memoria cortical tiene una amplia distribución y una composición mixta. En las
memorias perceptivas, las imágenes obtenidas de la actividad neuronal en funcionamiento a través
de SPECT o RMN durante se realiza una tarea de memoria, muestran activaciones variables y
pobremente definidas de la corteza posterior, pero, sólo parecen activadas fidedignamente aquellas
áreas que procesan las características sensoriales del memorándum. En el lóbulo frontal, sin
embargo, las áreas prefrontales se activan siempre que el memorándum se retiene para la acción
prospectiva. La activación metabólica de las áreas prefrontales durante la retención de señales
visuales o verbales para respuestas manuales o verbales, está hoy bien documentada.
Las activaciones prefrontales reflejan la activación de la memoria motora y, por unión
funcional con la corteza posterior, la activación persistente de la memoria perceptiva. Por esto, la
memoria operativa (working memory) no es más que la activación temporal, ad hoc, de una extensa
red de memoria perceptiva y motora a largo plazo. El componente perceptivo de dicha red podría
ser recuperable y expansible por un nuevo por un nuevo estímulo o experiencia. La memoria
operativa tiene el mismo sustrato cortical que el tipo de memoria a corto plazo tradicionalmente
considerada como la perta de la memoria a largo plazo. Ambas encajan en la categoría de memoria
activa, que sólo difiere de la memoria a largo plazo pasiva en el estado de la red, no en su
distribución cortical. De lo anterior, se infiere que la dinámica cortical para evocar memoria
episódica es la misma que para evocar un estímulo familiar, tal como la señal en la tarea demorada.
Esta señal está representada en la corteza posterior.
Pero sabemos que la corteza prefrontal es esencial para toda la memoria operativa de
cualquier señal conducente a la acción prospectiva. Por eso, es que esta corteza revista tanto interés
para la secuenciación de la conducta, el pensamiento y el habla, funciones todas que requieren
memoria operativa. La memoria operativa aparece vinculada con la memoria a largo plazo cuando
se realiza una tarea con demora. La señal para recordar es una memoria antigua reactivada. Podría
no evocar los episodios que condujeron a la adquisición de su significado, pero sí evoca su
significado al igual que evoca la memoria procedimental de la tarea. En otras palabras, esto ocurre
porque la persona “ha estado antes allí”, por lo que puede realizar la tarea.
Las viejas memorias se activan para su uso a corto plazo en cada una de sus etapas. Cuando
la secuenciación motora o la integración temporal requieren la retención durante cierto tiempo de
una memoria perceptiva antigua, tal como ocurre en cualquier tarea demorada, en tal retención
intervienen la corteza posterior y la prefrontal. Un probable mecanismo subyacente es la
reanudación de la actividad a través de circuitos recurrentes. La reentrada del impulso explicaría las
descargas neuronales sostenidas que se han observado en ambas cortezas durante los períodos de
retardo de las tareas demoradas. La correcta ejecución de tareas de memoria visual puede impedirse
reversiblemente mediante el enfriamiento temporal de la corteza prefrontal inferior o de la corteza
ínferotemporal en la persona activa. Estos resultados destacan el papel de las influencias tónicas de
la corteza prefrontal en relación con la activación sostenida de la memoria visual en la corteza
ínferotemporal.
221
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Hay hallazgos neuroanatómicos que señalan núcleos del tálamo comunicados con
estructuras límbicas y a su vez interconectados al neocortex frontal ventromedial que es un área de
la corteza escondida bajo el frontis del cerebro. Bachevalier estudió lesiones quirúrgicas de esa
zona que llevan a la profunda pérdida de la memoria recognitiva. Esto comprueba que la estación
final del sistema visual y de los restantes sistemas sensoriales, está conectada con dos circuitos
mnésicos paralelos que incluyen las estructuras límbicas del lóbulo temporal, sectores medios del
diencéfalo y la corteza prefrontal ventromedial. Todo esto conduce a deducir que los depósitos más
probables de la memoria son las áreas corticales donde toman forman las impresiones sensoriales.
Los circuitos mnésicos entran en juego con la corteza como un mecanismo de
retroalimentación. Cuando un estímulo sensorial activa la amígdala y el hipocampo, los circuitos
mnésicos reproducen esa actividad proyectándola sobre el área cortical (memoria cortical). Esta
retroalimentación refuerza y almacena la representación neuronal del episodio sensible que acaba de
acontecer. Esta representación neuronal adquiere la forma de una agrupación de muchas neuronas
interconectadas de un modo determinado. Como consecuencia de esa retroalimentación inducida
por los circuitos mnésicos, las sinapsis sufrirían cambios en los que se mantendría el diagrama de
conexiones y se formaría el recuerdo duradero. El reconocimiento se produciría más tarde al
reactivarse esa agrupación neuronal ante el mismo episodio sensible que la originó.
Finalmente, recordemos que existe un fenómeno de plasticidad en todo el cerebro, que tiene
intervención en los cambios en los circuitos neuronales. En este fenómeno de plasticidad interviene
principal y fundamentalmente el sistema límbico y la corteza y se denomina LTP (Potenciación de
Largo Aliento). El estrés agudo puede modificar el LTP de la corteza prefrontal y de ese modo
también interviene en la alteración de circuitos mnésicos.
Sistema límbico
Hipocampo y cuerpos mamilares: anatomía de la memoria
La función mental de la memoria queda incorporada a la fisiología del sistema límbico en el
denominado circuito de Papez. Este circuito es un consiste en un conjunto neuronal ubicado en la
corteza endorrinal, hipocampo, cuerpo mamilar, núcleo talámico anterior, de modo tal que el
proceso mnésico nace en la corteza endorrinal, circula por los otros núcleos y retorna a la corteza
endorrinal.
El hipocampo, estructura profunda del lóbulo temporal, desempeña un papel crítico en la
formación de redes de memoria en la corteza asociativa. Evidencias experimentales y clínicas
indican fehacientemente que las formaciones del cerebro límbico en el hipocampo son virtualmente
el núcleo de todo proceso vinculado con el aprendizaje y la memoria (ambas funciones están
íntimamente ligadas).
Para que la actividad o funciones mnésicas se realicen sin fallas, es necesario que estas
regiones anatómicas estén ilesas o intactas bilateralmente. Se ha constatado que las lesiones
hipocámpicas derechas provocan un menoscabo de la evocación de las caras, los modelos espaciales
y las melodías musicales. En cambio, las del hemisferio izquierdo afectan el recuerdo del material
verbal oído o leído. Además, hay que recordar que una afasia, una apraxia o una agnosia implican
básicamente una alteración de la memoria. Esto se comprobó en los humanos que padecen lesiones
222
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
hipocámpicas (Korsakoff, traumatismos, resecciones quirúrgicas, tumores, etc.). Se sugiere que el
hipocampo suprime las entradas de estímulos no significativos o de interferencia mientras la
atención se dirige a un grupo específico de señales. Los pacientes con lesiones en el hipocampo
sufren de amnesia anterógrada: tienen graves dificultades para adquirir y consolidar nuevas
memorias.
La adquisición y consolidación de nuevas memorias resultan de conexiones recíprocas entre
el hipocampo y las áreas neocorticales de asociación. Es probable que el hipocampo, como
cualquier estructura cerebral importante, no tenga una función única, sino que participe en varias.
Posiblemente organice mapas cognoscitivos ordenando la información espacial y disponiéndola en
una escala lógica multidimensional, organizando el “ingreso en el archivo” donde se almacena la
información adquirida.
Cada “casillero” serían las neuronas receptoras de los estímulos que parten del mismo. Este
modelo explica por qué las lesiones límbicas provocan grosero deterioro mnésico y por qué las
lesiones alejadas del hipocampo (los “casilleros”) también pueden comprometer la memoria, pero
en una modalidad específica o de manera más atenuada. También podría explicar por qué en los
casos de lesión hipotalámica grave e irreversible, una persona es capaz de reorganizar
rudimentariamente sus huellas mnésicas, planteando la pregunta de si algún “casillero” es capaz de
reemplazar el archivo.
Estos “casilleros” están en todos los circuitos mnésicos cerebrales, los cuales comprometen
al cerebro in toto como el operador de la memoria. A su vez, la posible existencia de “casilleros”
sustenta la denominada “teoría multialmacén” por la cual se explica a la memoria comparándola
con los modernos ordenadores o computadoras.
Esto es que el hombre analiza, trata y guarda la información para después “recuperarla” de
la misma forma que el software o conjunto de programas de una computadora que sirve para
realizar un conjunto de operaciones. A su vez, el sustento orgánico es considerado como el
hardware o infraestructura que usan dichos programas (esto corresponde al concepto de anatomía
de la memoria). El programa o software de la memoria sería un conjunto de apartados o almacenes
distintos y con características diferentes, en los que se va almacenando sucesivamente la
información y ese conjunto de almacenes funciona con un proceso de control que fiscalizaría y
determinaría el paso de una información de un almacén a otro. Esta teoría permite explicar en parte
la memoria como retención de datos, su función de recordarlos y, también, la función de supresión
u olvido de alguno de esos datos.
El hipocampo, además del papel preponderante en las funciones del aprendizaje y la
memoria, también, está relacionado con la memoria de la secuencia de los eventos, como es la
propia biografía. Por sus funciones, el hipocampo es el organizador principal de la memoria de otras
áreas cerebrales. Pero no es el “almacén de recuerdos” (donde se guardan los engramas) sino es una
especie de catálogo o índice que guarda el conocimiento de dónde están los engramas (reconocedor
de engramas)
Conocida así la “anatomía” de la memoria, los mecanismos o procesos de la misma está
sujeta a neurotransmisores y neuromodulares relacionados con la memoria, de los cuales el sistema
223
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
colinérgico central es el principal actor. Todo ocurre como que es más útil considerar la existencia
de un farmacosistema colinérgico que una estructura anatómica definida. Este concepto permite
tener en cuenta todas las neuronas diseminadas por el cerebro que interactúan gracias a la
transmisión colinérgica (transmisión mediada por la acetilcolina).
También permite la investigación de un patrón particular de alteraciones
mnesicocognoscitivas producidas por fármacos colinérgicos y qué grado de especificidad tiene el
farmacosistema en las pruebas de rendimiento con el auxilio de drogas anticolinérgicas. Uno de los
hallazgos más recientes demostró que los receptores colinérgicos de las células piramidales del
hipocampo tiene la sorprendente características de comportarse como muscarínicos o nicotínicos
indistintamente. Estos efectos en la periferia están mediados por dos tipos de receptores
diferenciados y separados entre sí. Los receptores colinérgicos cerebrales “híbridos” del hipocampo,
sugieren la posibilidad de un sistema colinérgico específico y de características no conocidas aún.
Esto explicaría algunos efectos llamativos de las drogas colinérgicas sobre el aprendizaje.
Las conclusiones hipotéticas entienden que la memoria es, en esencia, una ampliación de la
conductividad sináptica en el sistema colinérgico y que existe un nivel crítico de acetilcolina
necesario para permitir un funcionamiento óptimo de estas situaciones mnésicas. Un déficit de
acetilcolina impediría que dichas sinapsis alcancen el umbral necesario para la descarga de
impulsos, en tanto que un exceso del neurotransmisor daría lugar a un bloqueo por despolarización.
Esta teoría, aunque demasiado esquemática, es interesante desde el punto de vista neurofisiológico.
En el hipocampo y sus conexiones con la corteza también interviene el sistema glutamatérgicogabaérgico y sus receptores.
El hipocampo participa tanto en la reactivación de una red neuronal para el recuerdo o
reconocimiento de datos guardados en la memoria, como en los procesos neuronales de formación
de la memoria. Esto hace sospechar que tal vez los mecanismos de las redes de memorias nuevas
son como una especie de expansión de las antiguas y da pie a pensar que si los mecanismos de los
procesos neuronales de formación y recuperación de memoria no son idénticos, es muy
estrechamente relacionado entre sí.
Amígdala y la memoria emocional
La amígdala, otra estructura del lóbulo temporal y parte del sistema límbico, es
imprescindible para la evaluación del significado afectivo y emocional de las percepciones,
interviene también en la formación y consolidación de la memoria, especialmente en la memoria
emocional. También la amígdala tiene especializaciones. Muchas de las contribuciones a la
memoria, características de la amígdala, las sugirió su singular neuroanatomía. El número y la
variedad de sus conexiones sugieren su funcionamiento como central básica de asociación para los
recuerdos. Procesa todos los recuerdos y los asocia entrecruzándolos específicamente. Por ejemplo,
ver una ciruela madura nos hace recordar su sabor. Para que este cruzamiento sea posible debe,
necesariamente, existir un intercambio entre las áreas corticales que almacenan los recuerdos
correspondientes a cada percepción. Hoy se sabe que la amígdala es el centro cerebral intermediario
de esas asociaciones y existe el reconocimiento de que la amígdala sirve de intermediaria en la
asociación de recuerdos formados por diferentes sentidos. Además, toda experiencia sensible suele
tener una carga emocional y la asociación entre ambos también es función de la amígdala.
224
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
La amígdala es un área muy rica en neurotransmisores, en especial opioides u opiáceos
endógenos. Las pruebas experimentales que hoy disponemos tienden a sugerir que las fibras que
contienen opiáceos discurren desde la amígdala hacia los sistemas sensoriales, liberando dichos
opiáceos en respuesta a estados emocionales generados por el hipotálamo. Por este mecanismo, la
amígdala permitiría que las emociones influyeran en lo que se percibe y aprende. La reciprocidad de
efectos entre la amígdala y el córtex explica porque tanto en monos como en humanos, los
episodios ligados con carga emocional provocan una impresión y dejan un recuerdo indeleble.
Interacciones entre amígdala e hipocampo
La amígdala interviene en el circuito mnésico como moduladora de la formación de
memoria y de la función de evocación o recuerdo. El hipocampo forma la memoria, pero la
amígdala modula esa función bajo el control de la corteza prefrontal. A su vez, el hipocampo
detenta la función de evocación, la cual está también bajo el control de la amígdala. Este concepto
de interacción es parte del concepto general de que todos los fenómenos mentales e intelectuales
funcionan en un solo bloque, en el cual no es posible determinar con precisión cada función. Se
establecen conceptos, datos y conocimientos de las funciones mentales a medida que las
investigaciones neurocientíficas avanzan en biología molecular, el perfeccionamiento de las
imágenes del encéfalo mientras éste se encuentran en plena función y el fenómeno de alteración de
la mente a través de cada mecanismos fisiopatológicos y el estudio anatomofisiológico de lesiones
específicas. Precisamente, una alteración de la amígdala demuestra como se desregula la función
del hipocampo.
Colofón
Aunque las neurociencias batallan con denuedo por descifrar los mecanismos
anatomofisiológicos de la memoria, la lucha, según nuestro parecer, es ardua y perdida de entrada.
Los nuevos aparatos tecnológicos han perfeccionado el rastreo de los fenómenos mnésicos a nivel
molecular y genético. Pero nada de lo que se encuentra o se sabe abarca al fenómeno memoria en
todo su sentido, esencia y extensión. Creo, junto con un grupo de pensadores modernos, que la
memoria es un fenómeno total y totalizador y que no ubica en modo especial en un centro
determinado. Se vale de muchas neuronas y vías y neurotransmisores, pero todo eso no es
específico ni determinante. De ahí, que cuando un científico honesto debe opinar sobre la memoria,
lo primero que asevera es: algo que todavía no se conoce bien. Es posible según las nuevas
tendencias sobre las funciones espirituales, que la memoria, como una principal función espiritual,
sea una energía que está en todo el cuerpo. Esto debe parecer aventurado y fantasioso como todo lo
estrictamente espiritual. Pero muchos hechos fenomenológicos están tras esta razón.
Fisiología de los circuitos mnésicos
Biología molecular de los mecanismos o procesos de la memoria
Existen demasiadas teorías sobre los mecanismos de la memoria humana, pero lo correcto
es que no se sabe a ciencia cierta cuáles son los mecanismos reales y donde asienta el lugar de
almacenamiento. Por esta razón hicimos la anterior digresión a modo de colofón. Se conoce que
todo se debe a circuitos neuronales y complejas sinapsis con cambios bioquímicos y que intervienen
225
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
diversas moléculas a través de neurotransmisores y otras sustancias.168 Se cree que uno de los
responsables de este mecanismo puede ser el RNA dado que éste interviene en la elaboración de
proteínas mediadoras en los procesos electroquímicos de la conducción nerviosa. Luego, RNA,
neurotransmisores y otros elementos se conjugan en la delicada operación de la memoria, la que
opera a través de diversos circuitos. La destrucción de circuitos y/o el exceso o falta de
neurotransmisores (como ocurre en el Alzheimer) deterioran gravemente la memoria. El bloqueo
del RNA por fármacos también altera gravemente la memoria o la bloquea, fenómeno que aboga en
favor de la intervención del RNA en el proceso de la memoria. Pero la memoria puede ser alterada
por otros factores como el estrés o enfermedades que alteren la atención o el pensamiento.
Asimismo, la alteración de sentidos como la audición y la vista pueden influir en la memoria. El
mecanismo principal de la memoria contempla los pasos siguientes:
1. El estímulo percibido ingresa al hipocampo, primer receptor de memoria o
preceptor de estímulos, donde las neuronas procesan los datos a través del AMP
cíclico. El hipocampo es el centro de la memoria reciente, temporal, anterógrada y
de corto plazo (almacenamiento de la memoria reciente y de corto plazo). El AMPc
es sólo un mensajero intracelular, de acción catalítica y proveedora de energía.
2. Es probable que por acción del AMPc, el RNA de las neuronas de hipocampo
procesen una proteína denominada CREB (teoría Tully-Kandel). Esta proteína será
la responsable de proseguir la transmisión de recuerdos para continuar el proceso de
memoria y llegar a la memoria duradera, retrógrada, de largo plazo. La CREB actúa
al nivel de sinapsis entre neuronas hipocampo y neuronas de la corteza cerebral. Es
una especie de grabadora de recuerdos, a los que descarga en la corteza cerebral. La
CREB está regulada por mecanismos estimuladores y mecanismos inhibidores. Se
cree que la afectación de la memoria de largo alcance, como es el Alzheimer u otros
tipos de deterioros seniles, es debido a un proceso de inhibición de la producción de
CREB. En este proceso de inhibición, tal vez, intervengan las endorfinas
(McEwen)
3. La corteza cerebral es el centro de la memoria de largo plazo o retrógrada o
duradera (almacenamiento de la memoria de largo plazo). Eso explica que los TEC
(traumatismos encéfalocraneanos que se producen en determinados accidentes
como los viales o laborales) afecten la memoria retrógrada y produzcan amnesia
retrógrada
Los mecanismos fisiológicos del almacenamiento
La forma elemental de almacenar información en el cerebro se conoce como trazo de
memoria o engrama. Una tendencia se inclina a pensar que los recuerdos se registran por distintos
mecanismos, requiriendo cada uno un método diferente de entrada y teniendo distintas capacidades
de almacenamiento, duración y acceso. Otras escuelas consideran la suma de las funciones
mnésicas como las manifestaciones de un mecanismo básico, fundamentalmente uniforme, que
sufre un fortalecimiento gradual debido a la repetición de los estímulos. Las principales teorías del
aprendizaje o memoria serían:
168
Teoría del “caos y ráfagas” basada en estudio de ondas electroencefalográficas durante experimentos
hechos con estímulos sensoriales
226
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
1. hipótesis de la neoformación de sinapsis
2. hipótesis de la acción en masa
3. hipótesis del almacenamiento químico del recuerdo
La hipótesis de la neoformación de sinapsis podría también llamarse de activación de
sinapsis, porque originalmente y con motivo de los experimentos de Pavlov se pensó que la
adquisición de reflejos condicionados se debía a la formación de nuevas sinapsis entre las neuronas
corticales. Pero dado que existe el concepto de que en el sistema nervioso adulto de los mamíferos
no podrían desarrollarse nuevas fibras,169 lo más lógico era aceptar que existen conexiones
sinápticas inactivas funcionalmente, las que son congénitas y que pueden ser activadas a medida
que el cerebro adquiere nuevas experiencias. Experimentos actualizados originan la posibilidad de
que coexistan formación de nuevas sinapsis y activación sináptica de conexiones preexistentes. Otra
forma hipotética sería considerar que en los períodos de inmadurez del sistema nervioso, la
excitación puede pasar entre varios puntos cualesquiera al azar, a través de la red de conexiones
nerviosas. Pero a medida que el organismo madura, se ponen en marcha mecanismos de inhibición
sináptica que eliminan gradualmente las sinapsis no deseadas para después modelar esquemas
sinápticos utilizables para un fin determinado. Esto explicaría, de algún modo, ciertos aspectos de la
desorganización funcional de las experiencias adquiridas que se observa en las lesiones cerebrales.
La teoría de la neoformación de sinapsis se ha renovado en algunos investigadores para asociarla a
la memoria de largo plazo. La inactivación de sinapsis usadas, fuera de los procesos patológicos,
puede causarse por desuso o afectación por neurotransmisores.
Harold Koplewicz y los estudios Duke y Texas,170 determinaron que durante la
adolescencia, la sustancia gris pasa por un proceso de depuración, el que actuaría en forma similar
al programa denominado “liberador de espacio” en la computación. El proceso consiste en que,
entre los 14 y 17 años de edad, se produce una especie de eliminación de conexiones neuronales en
desuso, a fin de crear las superconexiones que permiten a los adultos concentrarse y aprender con
mayor profundidad. Cuando la velocidad con que se eliminan las sinapsis ociosas no se acompaña
con una debida instalación “a tiempo” de las superconexiones,171 ocurre algo así como que el
cerebro, en cierta forma, se “desprograma” un poco sin contar con un nuevo sistema de
programación que organice un “programa de tareas”. Esto produce una cierta desestructuración
mental que influye provocando la inestabilidad espiritual, emocional e intelectiva propia del estado
de adolescencia. Si el medio ambiental concurre positivamente a formar la mente y reprogramarla
en forma eficaz, la desestructuración es pasajera e inocua y queda como lo que vulgarmente se ha
llamado “la edad del pavo”, donde el adolescente parece estar en una especie de nube pues no
acierta a organizar sus pensamientos y acciones, quedando en una especie de inactividad por “ocio
mental”. A esto se debe, en parte, los fracasos escolares y las fallas del desenvolvimiento social que
familiarmente se denominan “despiste”.172 En este cambio de frente mental es cuando ocurren las
enfermedades mentales o se desestructura la personalidad produciendo los desvíos sociales como
son las conductas marginales, la drogadicción, etc. El adolescente ayudado por el entorno supera
esta etapa de inestabilidad sin sufrir ninguna consecuencia y se transforma en adulto equilibrado.
Una de las cosas que ayudaría a que esto ocurriera en la mayoría de los adolescentes, sería la
169
Tesis puesta en duda por el actual concepto de cerebro proteico o neuronagénesis
Realizados en las Universidades de Duke y Texas respectivamente, EE.UU.
171
fenómeno de desincronización
172
Despiste o despistado es equivalente a decir que “está fuera de pista”
170
227
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
educación, en el sentido de formación de personalidad y aprender todos los resortes que activan sus
facultades mentales intelectivas, afectivas y emotivas. Es decir, lo reespiritualiza para evitar el vacío
espiritual o existencial muy frecuente actualmente en casi todos los adolescentes. Este vacío es el
fundamento mayor de las dificultades de aprendizaje y de la memoria. Lo cierto es que
experimentalmente es muy difícil comprobar fehacientemente cualquiera de estas hipótesis, las que
surgen de la mera observación de los comportamientos de los fenómenos mnésicos. Los conceptos
que hemos consignados acá, refuerzan la teoría de las sinapsis en los circuitos mnésicos.
La hipótesis de la acción en masa fue formulada por Lashley que propone que todas las
partes de la corteza cerebral son equipotenciales. Este concepto acepta que la evocación significa
reactivar un modelo previo de excitación nerviosa que no es patrimonio de ningún grupo específico
de células nerviosas, sino de muchos de ellos, en especial de cualquiera de los correspondientes a
las regiones del cerebro que intervienen en la función de la memoria. Las excitaciones corticales
múltiples se entrelazarían de la misma forma en que interfieren unas con otras las ondas de
superficie de un líquido, cuando se originan simultáneamente en varios puntos diferentes de esa
superficie. Esta hipótesis posibilita la idea de que el cerebro almacene la información de un modo
semejante a la holografía láser, restableciendo la “imagen original” por medio de una fuente de
estímulos, puntual. El problema de esta teoría es que no explica cuál es el proceso físico que le
permite al cerebro almacenar un holograma. Esta hipótesis, de algún modo, interviene en la teoría
del caos y ráfagas.
La hipótesis del almacenamiento químico del recuerdo nace al saber que las especies
animales almacenan su experiencia en la información genética de los núcleos celulares neuronales.
Los recuerdos estarían codificados en proteínas y ácidos nucleicos, ya que sólo estas moléculas
tienen el tamaño y la complejidad estructural requeridos para llevar la cantidad necesaria de
información. Esto es lo que anteriormente explicamos como biología molecular de la memoria. Esta
teoría explica por qué participan determinadas neuronas en el proceso de memoria y se
complementa con el conocimiento de la acción de neurotransmisores que permiten que la señal
neuronal se transforme en compuesto químicos y éstos puedan volver a convertirse en señal
nerviosa cuando es preciso recordar. De acuerdo a la intensidad de los estímulos (que dependen del
estado de atención y concentración o de su repetitividad) será la cantidad de información
almacenada y la velocidad con que será recordada. A estímulos más intensos o repetidos, mayor
almacenamiento y velocidad de evocación o recuerdo.
A la luz de todos estos conocimientos debe quedar en claro que la memoria tiene un
sustratos anatómico cerebral específico en el cual participan diversas regiones cerebrales a través de
múltiples sinapsis e interconexiones, mediante un comando genético a través de proteínas y ácidos
nucleicos que ponen en marcha a neurotransmisores que se encargan de reacciones bioquímicas
complejas y de gran velocidad e instantaneidad que permiten almacenar y evocar los recuerdos.173
Relaciones entre conciencia, conducta y memoria como capacidad de recordar. Hábitos
Cuando estudiamos memoria implícita y explícita, de alguna manera podemos inferir que la
memoria está asociada tanto a la percepción sensorial y extrasensorial. Esta particularidad nos
muestra que la memoria funciona tanto en estado de conciencia como de inconsciencia, como
173
Neurobiology of Aging 12: 481-87, 517-523, 605-609, 1991; Brain Research 559: 233-241, 1991
228
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
ocurre cuando se recuerdan los sueños. Está demostrado por diferentes estudios que los estímulos
por imágenes se graban más rápidamente pero sólo cuando una imagen o un estímulo se acompañan
de un sentido significante, se fija más firmemente la huella mnésica de la figura. Esto ocurre, por
ejemplo, con el rinoceronte, al cual cuando se ve su figura se almacena la misma rápidamente, pero
al tratar de recordarse mucho tiempo después esto se hará mejor si a la figura se le agrega la lectura
de la palabra rinoceronte y el concepto de que es una especie en extinción o que habita en
determinas regiones.
Este fenómeno recibió el nombre de codificación conceptual y de ella se desprende que
cuanto más carga de significado se da a un concepto, tanto más sólidamente se fijará en la memoria
y más fácilmente se le recordará. De ahí que cualquier concepto abstracto es difícil de memorizar
sin el auxilio imprescindible de la imaginación (lógica matemática, física teórica, etc.).
Otros resultados sorprendentes se vieron al estudiar las posibles causas de los olvidos
cotidianos en el reconocimiento de las personas, los cuales presentan tres tipos de fallas:
1. simplemente no reconocer a alguien conocido
2. reconocer a la persona pero con incapacidad de recordar el contexto en el que la
ubican (se formula la pregunta: ¿de dónde la conozco?)
3. reconocer perfectamente a la persona y de donde se le conoce y el medio en que se
desempeñe pero es imposible recordar su nombre
Estas observaciones constituyen un patrón interesante cuyo aspecto llamativo es que en
ningún caso se da la situación que falta: reconocer a la persona y saber su nombre, pero no recordar
nada más de ella (se llama George Bush pero ¿quién es él?). Al cabo de largos y complicados
ensayos y experimentos, pudo llegarse a la conclusión de que los nombres se almacenan en la
estructura nerviosa en zonas diferentes a las correspondientes al resto de las características de las
personas. Uno de estos experimentos consistió en exponer a un grupo de personas una lista de
apellidos tales como Sastre, Escribano, Herrero, etc., pidiéndoles que intentaran memorizarlos. Se
hizo lo mismo con otro grupo de personas, pero a este grupo se le agregó que además de memorizar,
asociaran los apellidos como si fueran profesiones. Sorpresivamente el segundo grupo utilizó la
mitad del tiempo que empleó el primer grupo en memorizar dichos apellidos.
El experimento se completó con el uso del SPECT (tomografía por emisión de positrones)
para ambos grupos y se comprobó un incremento de la actividad cerebral en áreas que eran
diferentes, según los términos se interpretaran como apellidos únicamente o como profesiones. Se
repitió la prueba de los apellidos con diferentes grupos y mientras unos debían memorizar sólo
apellidos y otros grupos, además, la nacionalidad, talla y otros datos, siempre los grupos mostraron
la misma diferencia: los que debían recordar sólo apellidos demoraban más en hacerlo que los que
habían asociado otras características a los apellidos. Esto sugirió que los nombres en sí de las
personas se codifican independientemente de toda otra característica de identificación de personas.
Esta codificación de nombres se propuso llamarse unidades de información semántica.174
Los recuerdos necesitan ser exactos para guiar el comportamiento, pero a su vez necesitan
estar abiertos a la nueva información. En lo profundo de la estructura cerebral yace el mecanismo
174
Behavioral Brain Research 44: 151-163, 1991; Behavioral and Brain Sciences 14: 438-444, 1991
229
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
por el cual la corteza busca las huellas de la experiencia, que están impresas en un sustrato vital y
cambiante en el curso de una existencia.
Resumiendo, la formación de memoria se inicia en el sistema límbico pero el
almacenamiento y evocación es obra de la corteza cerebral. La evocación de antiguas memorias
perceptivas, al igual que la formación de otras nuevas, supone la activación asociativa de vastas
redes neuronales de la corteza posterior que las presentan en su estructura conectiva. Si una
memoria evocada está asociada con una acción, entonces la red activada se extiende hasta el lóbulo
frontal. La necesidad de retener la memoria para la acción prospectiva conduce al reclutamiento de
redes prefrontales. Éstas envían impulsos tónicos a la corteza posterior y mantienen activa la red
perceptiva hasta la terminación de la acción motora o mental.
La memoria, definitivamente, se almacena en redes de neuronas corticales que se
superponen y se hallan interconectadas a lo largo y ancho de su amplia distribución. Puesto que la
conectividad cortical puede formar un número casi infinito de asociaciones potenciales, las redes
potenciales son asimismo, casi infinitas. Los circuitos mnésicos se forman y se expanden mediante
la activación simultánea de conjuntos neuronales que representan informaciones y acontecimientos
externos e internos, incluidas las informaciones en las redes reactivadas de la memoria a largo
plazo. Estas redes permanecen abiertas durante toda la vida, sujetas a expansión y recombinación
por las nuevas experiencias. Al mismo tiempo, sus uniones conectivas o conexas y los elementos
neuronales, son vulnerables al envejecimiento, como luego veremos, lo que afecta a las memorias
que estos elementos hacen posibles.
Los circuitos mnésicos perceptivos y motores se organizan jerárquicamente a partir de las
cortezas sensorial y motora primarias, fundamentos de la memoria filética. La organización
jerárquica, sin embargo, no supone que las diversas memorias individuales estén rígidamente
empaquetadas y almacenadas en dominios corticales definidos. Así pues, los diferentes tipos de
memoria están vinculados entre sí en redes mixtas que abarcan distintos niveles de las jerarquías
perceptiva y motora. No hay una clara razón para asignar las memorias de corto y de largo plazo a
diferentes sustratos corticales. Probablemente la misma red sirve para almacenar una memoria a
largo plazo y para retener una memoria de corto plazo. La diferencia en el almacenamiento se debe
más que nada al tipo de estímulo. La memoria de corto plazo es la que produce el fenómeno
percibido en forma inmediata y de no mediar un esfuerzo de atención y concentración y de
“memorización” del fenómeno, ésta no se transformará en memoria de largo plazo.
Atención, concentración y esfuerzo mnésico (memorización) ejercen una excitación
sostenida de la red, lo que permite la activación recíproca entre sus componentes corticales. La
repetición del fenómeno también realiza una excitación sostenida de la red. Sólo la intensidad del
estímulo y el interés puesto en él o su iteración serán los elementos precisos que transforman la
memoria corta en la de largo plazo. La conectividad entre distintos niveles y de distribución amplia,
determina que la memoria esté ampliamente representada y que sea recuperable a través de
múltiples líneas de acceso asociativo. Consecuentemente, la memoria episódica o semántica, que
está anclada en asociaciones extensas, es robusta y resistente a las lesiones corticales circunscritas.
Sin embargo, algunas de sus asociaciones específicas (lugar, tiempo, nombre o cara) son muy
susceptibles de perderse por debilitamiento de la corteza, incluso en el envejecimiento normal. La
230
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
repetición y el ejercicio mental probablemente contrarrestan este desgaste reforzando antiguas
asociaciones y creando otras nuevas.
Nosotros hemos venido describiendo modelos de memoria que hacen al aprendizaje
cognitivo, sobre todo el basado en la memoria sensorial o de percepción. Pero también existe un
aprendizaje no cognitivo o aprendizaje automático, que es el que se adquiere a través de los
hábitos.175 Este aprendizaje no está basado en el conocimiento, ni siquiera en los recuerdos, sino en
conexiones automáticas que según sostenían, hace años, los psicólogos conductistas, constituyen la
base de todo aprendizaje.
Hoy se sabe que de aceptar este criterio del punto de vista conductual, quedaría excluidos
los términos como mente, conocimientos e, incluso, memoria, pues se opone a la psicología
cognitiva. Actualmente se acepta que el conocimiento puede ser adquirido tanto por el aprendizaje
automático como por el cognitivo, lo que concilia ambas tesis y cada una de ellas pasa a ser un
simple punto de vista sobre un mismo fenómeno, el cual se manifiesta de formas diferentes. El
córtex estriado del cerebro anterior, constituye el sustrato anatomofisiológico de la formación del
hábito. En lo que hace al desarrollo, el hábito parece primitivo porque impresiona como que no
contribuye a la formación de memoria.
Mecanismos sinápticos con neurotransmisores y receptores
Ya señalamos que las neuronas de la memoria utilizan sus sinapsis que se conectan con
determinados neurotransmisores y sus receptores que permiten que la señal neuronal se transforme
en compuesto químicos y éstos puedan volver a convertirse en señal nerviosa cuando es preciso
recordar. A su vez estos neurotransmisores son los que modulan la actividad genética que produce
las denominadas las denominadas proteínas de la memoria de las cuales se conoce la CREB. Hasta
ahora los más conocidos son el sistema colinérgico cerebral y el sistema glutatérgico-gabaérgico
cerebral.
Sistema colinérgico
El sistema colinérgico del SNC es un sistema intrínseco similar al tuberoinfundibular
dopaminérgico, que ubica en neuronas extrahipotalámicas. El neurotransmisor principal es la
acetilcolina. La acción de este sistema es fundamentalmente sobre el hipotálamo, estimulando la
liberación de ACTH y gonadotrofinas. Está constituido por dos partes:
1. Por células colinérgicas aisladas o en pequeños grupos: que son motoneuronas,
células del sistema nervioso periférico (SNP) y las interneuronas. Las
motoneuronas puede ser periféricas o centrales. Las periféricas ubican en la médula
espinal (motoneuronas espinales) y comandan las funciones del músculo
esquelético. Las motoneuronas del SNP se encuentran en los núcleos
visceromotores y somatomotor de los pares craneanos III, IV, VII, IX, X y XII.
Hay motoneuronas dispersas en la formación reticular. Estas células aisladas
forman redes dendríticas densas, tanto en planos verticales como horizontales. En
175
La RAE entiende por hábito al “modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de
actos iguales o semejantes u originado por tendencias instintivas”
231
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
el SNP las células preganglionares y las células parasimpáticas posganglionares
son colinérgicas. Algunas células simpáticas posganglionares, como las glándulas
sudoríparas, también son colinérgicas. Las interneuronas son neuronas que actúan
como verdaderos puentes funcionales entre neuronas gobernadas por distintos
sistemas de neurotransmisores. Las interneuronas colinérgicas se encuentran en
varias estructuras formando un puente entre las células dopaminérgicas
nigroestriales (sustancia negra compacto-estriato) y las células gabaérgicas
estriatopalidales (estriato-pálido) y estriatonigrales (estriato-sustancia negra
reticulada).
2. Por células que forman grupos mayores (núcleos colinérgicos): se encuentran
como núcleos colinérgicos en dos zonas cerebrales: prosencéfalo (banda diagonal
de Broca, núcleo preóptico, sustancia innominada, núcleo basal de Meynert y
núcleos del septum). En el prosencéfalo subfrontal está el mayor número de
núcleos colinérgicos. Estos núcleos se denominan por nomenclatura alfanumérica y
zonas: zona AC1 (núcleo mediano del septum) formada por células colinérgicas
pequeñas; zona AC2 (brazo vertical de la banda de Broca)176 con células fusiformes
y de tamaño mediano; zona AC3 (parte lateral del brazo horizontal de la banda de
Broca);177 zona AC4 (núcleo basal de Meynert, globus pallidus, núcleo del asa
lenticular, parte media del brazo horizontal de la banda de Broca y núcleo
preóptico). Las células se agrupan en masas y tienen proyecciones difusas. La otra
zona cerebral es el tronco cerebral: (núcleos: cuneiforme, peduncular, parabraquial
y tegmento lateral) con dos zonas: AC5 (todos los núcleos menos tegmento lateral);
AC6 en tegmento lateral. Ambas zonas forman la vía dorsotegmental ascendente
que inerva los núcleos talámicos, la habénula y el septum.
Los receptores colinérgicos son mediados por GMPc. No afectan la liberación de
somatohormona ni de la prolactina. Existen dos tipos de receptores colinérgicos: muscarínicos (M)
y nicotínicos (N). Los receptores muscarínicos se encuentran en el SNC y SNP. En el SNC se
hallan en las neuronas corticales y subcorticales (corteza cerebral y mesencéfalo) y difieren de los
periféricos. Son de tipo M1 y M2. Son bloqueados por la atropina y estimulados por la muscarina,
pilocarpina, arecolina y oxohemonio. Se encuentran en estudio, receptores M3, M4 y M5. Los
receptores M1 están acoplados a proteína G (proteína-gp) y su estimulación provoca la activación
del metabolismo de los fosfoinosítidos. Activan el AMPc y el cierre de canales de K por
movilización de Ca para formar fosfoinosítidos. El Ca++ liberado en la reacción también activa la
adenilciclasa calmodulina-dependiente. Los M1 del SNC se encuentran en la corteza cerebral, el
estriato, el hipocampo y los ganglios de la base. Tienen antagonistas selectivos (pirenzepina,
piperacina, telenzapina, transhexbutinol y moléculas en desarrollo. Los agonistas específicos serían:
oxotremorina, muscarina y la propia AC.
Los receptores M2 están acoplados a proteína G (proteína-Gi) y su estimulación disminuye
la formación de AMPc. Se manejan por apertura de canales de K lo que provoca hiperpolarización
y, como los M1, pueden intervenir en la activación del metabolismo fosfoinosítido. En el SNC los
M2 se encuentran en cerebelo, ganglios de la base y tronco cerebral. Sus agonistas selectivos son:
176
Los núcleos AC1 y AC2 constituyen la vía septohipocámpica (septum-hipocampo). Sus axones inervan
también la corteza cerebral.
177
Establece continuidad entre AC2 y AC4
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
232
pilocarpina, betanecol y oxotremorina. Sus antagonistas son: himbacina, metoctramina, Nmetilscopolamina, quinuclinidilbenzilato (QNB). Los receptores ubican tanto pre como
postsinápticamente.
Los receptores nicotínicos se encuentran en SNC en el nivel de medula espinal y tectum
óptico. Son estimulados por carbacol y antagonizados por d-tubocurarina (d-TC). Son receptores
ionotrópicos de la fibra muscular estriada, del SNP y del SNC y configuran receptores canales, cuya
estimulación modifica la posición del canal y lo hace permeable para el Na+ y el K+, despolarizando
la membrana. En el SNC los receptores nicotínicos (rCAN) (rAChN) N se distinguen por
subunidades α y β siendo los más conocidos los Nα2 y los Nβ3. Estos receptores cuatro unidades
alfa diferentes (α1, α3, α4 y α5). Los efectos centrales de los N no se conocen bien aun.
Desde los experimentos de T. Aigner se sabe que la fisostigmina178 mejora los resultados
de los tests cognitivos en monos. El antagonista de la fisostigmina, la escopolamina, bloquea la
actividad colinérgica y empeora los resultados de tests cognitivos. Actualmente se conoce que la
lesión quirúrgica de la base del cerebro anterior (área colinérgica) menoscaba la memoria
recognitiva aunque no con tanta intensidad como las lesiones de las restantes estructuras. Estas
sustancias actuarían en la formación de los recuerdos al nivel de hipocampo y amígdala por sus
proyecciones al cerebro anterior. La acetilcolina (y probablemente otros neurotransmisores como la
serotonina) iniciarían una serie de procesos en etapas celulares modificando la sinapsis y reforzando
las conexiones neuronales para transformar una percepción sensible en una huella mnésica física.
Routtemberg sostiene que la repetida estimulación eléctrica de ciertas neuronas activa mecanismos
de fosforilación y a través del sistema de la proteinquinasa da origen a las síntesis de nuevas
proteínas.
Sistema glutatérgico o glutamatérgico
Es el sistema mediado por el glutamato, el aminoácido más abundante y el neurotransmisor
más importante del SNC de los mamíferos. Su difusión está muy generalizada a diferencia de otros
neurotransmisores que se localizan en pequeñas cantidades en lugares específicos. Del 60 al 80% de
las neuronas que integran la corteza cerebral humana son glutamatérgicas. Muchos órganos
sensoriales emplean el glutamato como su principal neurotransmisor (cóclea, bulbo olfatorio,
retina). También las fibras tálamocorticales son glutamatérgicas, así como la mayoría de los
aferentes y eferentes del hipocampo y la amígdala. El sistema glutamatérgico es, pues, responsable
de la mayor parte de la información organizada que sale del cerebro. Hoy se cree que el papel de los
otros neurotransmisores es tan sólo el de regular y modular las conexiones glutamatérgicas.
Las principales proyecciones glutamatérgicas comprenden:
1.
2.
3.
4.
5.
178
cápsula interna
vía córticoestriatal ipsilateral
vía córticoestriatal contralateral
hipocampo
núcleo accumbens
fármaco que intensifica la acción de la acetilcolina del SNC y SNP
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
233
6.
7.
8.
9.
10.
núcleo olivar
septum
estriato
tálamo
vía perforante
El anión L-glutamato y el anión L-aspartato son responsables de las principales excitaciones
en los centros nerviosos por lo que constituyen los llamados aminoácidos excitatorios (AAE) que
denomina el conjunto de estas dos moléculas.
Se habla de transmisión glutamatérgica pero debe quedar entendido que dicha transmisión
puede funcionar con glutamato exclusivamente o con aspartato exclusivamente o con la acción
conjunta de ambos. Son fundamentales en la potenciación a largo plazo en el hipocampo y el córtex
cerebral, en particular.179 Son aminoácidos naturales con una función carboxílica suplementaria en
gamma: para el glutamato es el ácido gamma-amino-succínico; para el aspartato, el ácido gammaamino-glutárico. El glutamato se origina a partir de la ornitina, el aspartato a partir del propio
glutamato o glutamina, o de la asparagina o del oxaloacetato. El glutamato que utiliza la
neurotransmisión es distinto al que interviene en el metabolismo energético. Proviene de la
glutamina y es sintetizado por la enzima glutaminasintetisa o glutaminasa. El ingreso de calcio a la
terminación postsináptica y la liberación retrógrada de oxido nítrico realimenta el sistema y eleva la
síntesis y liberación del glutamato. El glutamato del SNC se distribuye en tres compartimientos: el
extracelular, el citosólico y el vesicular. El gradiente entre el espacio intersticial y el citoplasma
presináptico es sostenido por un mecanismo sodiodependiente. A su vez, el gradiente entre las
vesículas presinápticas de almacenamiento y el citoplasma neuronal depende de una bomba
ATPasa.
La secreción del glutamato a la hendidura sináptica se realiza por un mecanismo de
exocitosis. Una vez allí, el glutamato puede seguir tres caminos diferentes:
1. puede sufrir recaptación glial y en ese caso la glutamina-sintetasa lo transforma en
glutamina y lo almacena en el interior de las mitocondrias, donde se une al ácido
alfacetoglutárico que la integra al ciclo de Krebs y la transforma en una fuente de
energía celular
2. puede experimentar recaptación presináptica, lo que depende de la bomba
sodio/potasio que lo recaptura en las terminales presinápticas y en los astrocitos
gliales. Si el exceso de recaptación produce citotoxicidad al descender el pH
intracelular, la misma bomba sodio/potasio lo devuelve a la hendidura sináptica
pero liberándolo con una significativa cantidad de radicales libres lo que constituye
una situación patológica
3. finalmente, el glutamato puede unirse con los receptores glutamatérgicos
específicos.
Los receptores glutamatérgicos específicos se dividen en: receptores ionotrópicos y
receptores metabolotrópicos. El receptor metabolotrópico es único, los ionotrópicos son diversos.
179
Meunier-Shvaloff, NEUROTRANSMISORES, Editorial Polemos, Bs. As., 1999
234
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Entre los receptores ionotrópicos (llamados así porque están ligados a canales iónicos) se
identifican dos grandes grupos:
receptores NMDA (N- metil- D – aspartato)
receptores no-NMDA
• receptor AMPA (Ácido alfa-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazol-propiónico)
• receptores Kainato
• receptores metabolotrópicos
El receptor único NMDA actúa por segundos mensajeros, induce la formación de inositolfosfato (IP3), inhibe la adenilciclasa y disminuye al AMPc intracelular. Se denomina NMDA
porque es activado por el N-metil-D-aspartato. Existen dos subtipos de rNMDA: receptor de
componente lento y receptor de componente rápido, lo que explica las respuestas electrofisiológicas
bifásicas. Exhibe un primer enlace para el agonista glutamato, un segundo enlace para coagonista
glicina que es absolutamente necesario para regular la apertura del canal iónico y un tercer enlace
para las poliaminas positivas (espermina, espermidina y arcaína). Existiría un cuarto enlace para los
antagonistas (fenciclidina, zinc, etc. El magnesio extracelular elevado disminuye la excitabilidad del
canal iónico.
Recientemente se han ubicados más subtipos e isoformas de receptores NMDA lo que está
indicando que estos receptores son como “maleables” a múltiples funciones por lo que adoptan la
forma más adecuada. Los subtipos conocidos, de despolarización lenta, son NMDAIR, NMDAr 2B,
NMDAr 2C, NMDAr 2D. En general, los NMDAr se componen de dos subunidades múltiples, con
estructura semejante a los no NMDAr y GABAr.
Los receptores no-NMDA tienen una clasificación controvertida. Las técnicas moleculares
para fijación de radioligandos permitieron identificar por lo menos seis proteínas receptoras, con
varios dominios. Los dominios intracelulares contienen mecanismos activadores de proteinquinasas.
Los Glu1r a Glu4r, son proteínas AMPA, mientras Glu5r y Glu6r presentan proteínas receptores de
kainato con alta afinidad. Se han descrito AMPAr “rápidos” que no varían en cantidad en el
desarrollo y la maduración y AMPAr “lentos” pocos numerosos al comienzo pero que aumentan
con el desarrollo y la maduración. La presencia de un módulo “rápido” en los receptores de
glutamato incrementa mucho la sensibilidad a la estimulación. La heterogeneidad de los receptores
nativos se debería al ensamble de unidades múltiples de diferentes subtipos en áreas y circuitos
cerebrales definidos. Los procesos de “rapidez” y “lentitud” están relacionados con uno de los
fenómenos regulados por factores transcripcionales muy importantes que se verifican en el
hipocampo y son parte del fenómeno de neurogénesis regulado por epigénesis.
Los receptores AMPA Glu1r o Glu3r forman canales permeables a los iones sodio y calcio.
Si se agregan subunidades de Glu2r sólo permiten el pasaje de sodio y el calcio los bloquea. La
denominación AMPA se debe al ácido alfa-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazol-propiónico que es
su agonista específico. Todos los receptores AMPA se encuentran en la vecindad de los receptores
Kainato con los cuales interactúan. Los dos receptores se ubican de manera preferencial en el
teleencéfalo. Los receptores kainatos abundan más en el estrato celular CA3 del hipocampo, las
capas profundas de la corteza y el estrato granuloso del cerebelo. El AMPA tiene su más alta
densidad en el estrato CA1 del hipocampo, las capas corticales externas, el septum lateral y el
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
235
estrato molecular del cerebelo. El receptor AMPA está asociado en la membrana neuronal con una
proteína dota de papel regulador. Algunos investigadores creen que el receptor Kainato es una
subfamilia derivada del AMPA.
El receptor metabolotrópico difiere de los anteriores. Puede ser activado por el glutamato y
también por el quisqualato o quiscalato. No responde al AMPA ni al Kainato. La respuesta de estos
receptores está ligada a oscilaciones en una corriente de cloro. El acoplamiento con agonistas se
concreta a través de una proteína G y se efectúa mediante el inositol-fosfato (IP3) o el aracnoidato.
Puede bloquearse con EDTA. Estos receptores se han detectado en las células bipolares de la retina.
La fisiopatología de todos estos receptores glutamatérgicos requiere el ingreso
intraneuronal del catión calcio. Algunos de estos efectos son beneficiosos para el organismo,
favorecen la maduración neuronal y la plasticidad sináptica y aparecen estrechamente vinculados
con los procesos de aprendizaje y memoria. Otros efectos en cambio desbordan los mecanismos de
control fisiológicos y originan diferentes patologías degenerativas. La potenciación a largo plazo
(PLP = LTP) puede definirse como un aumento de amplitud de la respuesta postsináptica
prolongada a continuación de un tren de estímulos presinápticos. Para que exista PLP es necesario
que el estímulo previo reúna ciertas condiciones: debe ser breve (menos de un segundo) y de
frecuencia elevada (superior a 100 Hz) y los encargados de estos mecanismos son los receptores
NMDA. El fenómeno PLP tiene tres fases:
1º.
2º.
3º.
Fase rápida: corresponde a la llamada potenciación postetánica y dura algunos
minutos (potenciación a corto plazo o PCP)
Fase de mediano plazo: que dura de 30 minutos a algunas horas
Fase de largo plazo: oscila entre una hora y varias semanas.
Para que un recuerdo pueda pasar de la memoria de corto plazo a la de largo plazo, es
preciso que transite por lo que se conoce como el “portero de la memoria” que es toda la atención
que la persona debe prestar para concentrarse en el dato o acontecimiento que se pretende recordar
para siempre. Sin embargo, en la realidad ocurren cosas curiosas. Hay ocasiones en que los
acontecimientos que ocurren son tan intensos que sin mediar la voluntad de atención o
concentración de una persona, quedan grabados en forma indeleble. Esto ocurre con la llamada
memoria del horror o miedo, despertada por hechos traumáticos. Curiosamente, en determinadas
ocasiones, el mismo trauma produce la llamada amnesia postraumática. Otras veces una persona
realiza un gran esfuerzo de concentración y atención pero le es imposible grabar en la memoria a
largo plazo determinados conocimientos o datos que necesita. Estos fenómenos, en parte, suceden
porque falla el proceso de recuperación pero no porque se haya alterado la función de
almacenamiento de la memoria. Esto se ha probado porque el algunos procesos patológicos, el
individuo recuerda datos que se tenían olvidados o que nunca pudo retener a pesar de esforzarse por
ello.
Estos fenómenos son el de la Potenciación de Largo Aliento (LTP) (PLP) que consiste en
una especie de fortalecimiento duradero de la eficacia sináptica en respuesta a un corto período de
estimulación intensa. La LTP requiere receptores glutamatérgicos NMDA y AMPA. Es un proceso
que actúa, cuando un circuito determinado es estimulado en forma continua e intensa, amplificando
236
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
la respuesta y fortaleciendo la sinapsis (Greengard)180 Este mecanismo de fortalecimiento
sináptico permite que un estímulo posterior encuentre una sinapsis facilitada. La LTP, además de
ser un fenómeno químico, también involucra un fenómeno estructural. Por ejemplo, en la amígdala,
las neuronas con estimulación reiterada permite que alguna de estas neuronas sufra cambios
estructurales en espinas dendríticas, de forma tal que primero hay ensanchamiento del cuello
dendrítico, después perforación sináptica y, por último, división de la espina sináptica. Esto ocurre
por factores de trascripción genética tanto en la memoria como en el aprendizaje cotidiano. La
multiplicación de espinas dendríticas del LTP producen, a su vez, cambios estructurales sinápticos,
que en determinadas patologías (estrés postraumático) hipersensibilizan a los receptores del CRF lo
que induce también una hiperrespuesta a una cortisolemia normal (no necesita aumento del cortisol
circulante para producir el fenómeno de alteración mental o psíquica). Esto explicaría, en parte, los
trastornos de la memoria en el estrés/distrés.
El análisis del PLP (LTP) se realiza habitualmente sobre neuronas del hipocampo en las que
los receptores glutamatérgicos provienen de la vía comisural de Schäffer. El fenómeno PLP aparece
como un refuerzo de interacción entre neuronas pre y postsinápticas. Se da siempre después de una
estimulación sostenida. Por esta razón, el fenómeno se considera soporte o uno de los soportes de la
función mnésica. Gracias a él se conserva el recuerdo de la coactivación de dos neuronas en el
circuito sináptico. El origen del fenómeno PLP se ha investigado a nivel presináptico (aumento de
liberación de glutamato) y postsináptico (aumento del número de receptores y/o esfuerzo del
acoplamiento). La hipótesis presináptica se apoya en el análisis electrofisiológico y en particular en
la observación de una disminución en el número de fracasos de la transmisión durante el PLP.
Algunos autores creen que las condiciones de liberación, vuelven poco probable la persistencia de
un muy fuerte aumento durante un tiempo lo suficientemente prolongado.
La hipótesis postsináptica se fundamenta en el hecho de que la PLP puede ser reproducida
por despolarización postsináptica. El papel del calcio iónico fue ratificado en las neuronas que
integran el estrato CA1 del hipocampo. La despolarización prolongada impuesta artificialmente
puede sustituir a la estimulación presináptica de alta frecuencia e inducir PLP. En estas condiciones
se reproduce un aumento de la concentración intraneuronal de calcio. A la inversa una
hiperpolarización previene el desarrollo del fenómeno PLP. La despolarización en sí misma
constituye la forma más simple y eficaz de aumentar la probabilidad de éxito de la transmisión por
caída del umbral de activación. Los agentes bloqueadores competitivos del receptor NMDA
interrumpen el fenómeno PLP. Sin embargo, parece que la activación NMDAr no es indispensable
para la PLP, con la condición de que se produzca una despolarización suficiente para activar los
canales cálcicos dependientes del potencial.
Para una buena coordinación de efectos hay que concebir una retroalimentación o feedback
postsináptica mediada por el óxido nítrico que se sintetiza a partir de la oxido-nítrico-sintetasa y es
recaptado en la presinapsis. Los fenómenos observados durante el crecimiento y maduración del
sistema nervioso se acompañan de fenómenos comparables con el PLP. Las finalidades son
cercanas porque se trata de reforzar relaciones sinápticas luego de coactivar dos neuronas de modo
que la actividad de una de ellas se transfiera a la otra. Este fenómeno utiliza el mismo tipo de
receptores y durante el desarrollo neuronal, las conexiones se consolidan de la misma manera. En el
180
Marcelo Cetkovich-Bakmas – ASPECTOS EPIGENÉTICOS DE LAS ENFERMEDADES
MENTALES, Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 2006
237
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
montaje de ciertos circuitos (red de Purjinje o Purkinje del cerebelo) se ha demostrado la presencia
transitoria de receptores NMDA, que son funcionales durante el establecimiento de las sinapsis y
luego desaparecen para dar lugar a otros subtipos de receptores (AMPA). Durante estos procesos
aparecen botones sinápticos, emergen conos de crecimiento neuronal y se liberan factores
neurotróficos. Los receptores glutamatérgicos están, así, involucrados en la sinaptogénesis.
La fenciclidina (PCP) es un bloqueante de la neurotransmisión glutamatérgica mediada por
los receptores NMDA. Como anestésico usado en al década del ‘50 producía una disociación del
paciente respecto del mundo exterior. En la década del ’70 comienza su empleo ilícito como
adulterante de anfetaminas o sustituto del LSD y se usa para fumar, ingerir, administrar por vía
nasal o inyectarse. La utilizan un 3% de los adictos de EE.UU. Su uso induce psicosis que dura de 1
a 30 días (con un promedio de 4 días) en personas normales. En los psicóticos aumenta la
enfermedad y las pérdidas cognitivas y perceptuales. Un 20 a un 25% de individuos expuestos al
PCP desarrollan síntomas psicóticos. La edad de mayor riesgo para uso de PCP oscila entre los 15 y
los 20 años de edad. Los aminoácidos excitatorios, en particular el ácido kaínico, producen excitotoxicidad.
La administración sistémica de glutamato ocasiona una necrosis neuronal circunscripta a
regiones ubicadas fuera de la barrera hematoencefálica. La captación de glutamato por células
gliales del sistema nervioso atenúa la toxicidad. La regulación de las cantidades de glutamato
presente en el medio extracelular y en la hendidura sináptica depende, entre otros factores, de la
captación neuronal, de la captación de células gliales y del equilibrio con el metabolismo del
GABA. El fenómeno tóxico se da cuando sobreviene un déficit no compensado en alguno de esos
mecanismos. En el hipocampo, el fenómeno PLP puede ser en parte compensando por la actividad
concomitante de una sinapsis gabaérgica (tipo B) que podría contribuir a acotar sus efectos tóxicos.
Entre los mecanismos citotóxicos debemos señalar a:
⇒ La activación de los calpains, que degradando los distintos constituyentes del
citoesqueleto celular desorganizan las terminaciones
⇒ La activación de las fosfolipasas con producción del ácido araquidónico y radicales
libres
⇒ La producción de monóxido de carbono y de un exceso de óxido nítrico que
promoverían una inhibición terminal de la secuencia respiratoria mitocondrial
Se conocen intoxicaciones alimentarias que involucran los receptores glutamatérgicos: el
latirismo por consumo de una leguminosa (lathyrus sativus) por antagonismo irreversible de los
receptores AMPA; el síndrome Guam por consumo de un aromato (Cicus circinalis) por
antagonismo de receptores AMPA y NMDA. Las propiedades tóxicas de los aminoácidos
excitatorios se manifiestan en enfermedades degenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica y
el envejecimiento, lo que despierta el interés por la investigación de estas estructuras y de aquellas
moléculas que desarrollan sobre dichas estructuras, fenómenos de alta y baja regulación (up y
down-regulation).
También se conoce el fenómeno inverso de la PLP que es el fenómeno de depresión a
largo plazo (DLP), que interviene en la abolición de la plasticidad sináptica. En el cerebelo la
estimulación conjunta de las fibras trepadoras y de las fibras llamadas paralelas induce DLP. La
238
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
aspiración de monóxido de carbono provoca este fenómeno, siendo esa la razón de que aspirar
monóxido de carbono, por ejemplo, cuando se fuma y se aspira el humo que sale directamente de la
combustión de la punta del cigarro o cigarrillo, provoca una pérdida parcial de la memoria,
especialmente para los nombres propios. Esto explica porque los estudiantes fumadores, en época
de examen con estudios intensos y prolongados, aspiren demasiado humo directo del cigarrillo y
tenga dificultades de memoria.
Teoría de las ráfagas: experiencia, percepción y aprendizaje
Cuando se observa el rostro de un personaje célebre, se huele una comida predilecta o se
oye la voz de un amigo, se los reconoce de inmediato. Una fracción de segundos basta para que la
estimulación de nuestros sentidos nos informe que estamos en presencia de algo familiar, deseable o
peligroso. Este reconocimiento casi instantáneo se llama percepción preatentiva o preatencional
requiere un análisis de los estímulos, que realiza la corteza cerebral. Es imposible comprender este
proceso de percepción examinando sólo las propiedades de neuronas individuales o grupos aislados
de neuronas.
Hoy se sabe que la percepción es producto final de la actividad cooperativa simultánea de
millones de neuronas ubicadas en distintos estratos de la corteza cerebral, las que se activan en cada
experiencia o estímulo. Los más modernos avances en este terreno sugieren que existe en el cerebro
cierto “caos” o comportamiento complejo que parece casual, aunque de hecho responde a algún
orden oculto. Este caos se torna patente cuando amplios grupos de neuronas cambian de repente y
de modo simultáneo un tipo de actividad compleja por otro, en respuesta a un estímulo cualquiera.
La mutabilidad es, sin duda, una característica primordial de muchos sistemas caóticos y en el
cerebro es la propiedad que hace factible la percepción. El caos subyace en la capacidad del cerebro
para responder de un modo flexible al mundo exterior para generar nuevos patrones de actividad
que se perciben como experiencias o ideas originales.
Para entender la percepción y su aprendizaje hay que partir del conocimiento de las
propiedades de las neuronas que la efectúan. Por ejemplo, cuando se aspira un aroma, las moléculas
que lo transportan son capturadas por unas pocas de las muchísimas neuronas receptoras situadas en
las fosas nasales, existiendo receptores especializados para las diferentes clases de aromas. Las
células excitadas disparan potenciales de acción o pulsiones que se propagan a lo largo de las
dendritas y axones hasta alcanzar un sector de la corteza cerebral denominado bulbo olfatorio. El
número de receptores activados depende de la intensidad del estímulo; su ubicación en la nariz
externa expresa la naturaleza del olor. Esto significa que cada olor se manifiesta por una disposición
espacial de la actividad receptora que, a su vez, se transmite al bulbo. El bulbo analiza cada tipo de
entrada y a continuación sintetiza su propio mensaje, que retransmite al córtex cerebral. Desde allí
se envían nuevas señales a muchas partes del cerebro, entre ellas al llamado córtex endocrino donde
se fusionan con percepciones o señales precedentes de otros sistemas sensoriales. El resultado es
una percepción cargada de significados, una “Gestalt” o configuración sensorial propia y única de
cada individuo, de forma tal que la interpretación de un todo no siempre es una mera conjunción o
sumatorias de parte, sino que cada parte, como un complicado y extenso rompecabezas, debe
ubicarse en el todo con una completa armonía y sentido.
239
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Desde luego, la interpretación de un “todo” o de los “todos” que puedan existir en el
universo humano, es también como la existencia de múltiples y diversos rompecabezas. Los hay
muy sencillos y fáciles de armar y los hay muy intrincados y con partes muy disímiles que exigen
una gran capacidad y paciencia para lograr la comprensión de un ensamble adecuado y correcto. En
esto interviene la creatividad y la originalidad de los “armadores de rompecabezas”, como serían los
artistas en general, los científicos en particular y la rara especie en extinción de los “filósofos de
raza”.
¿Cómo distingue el cerebro un olor de todos cuantos los acompañan y cómo logra lo que se
denomina la generalización sobre los receptores equivalentes? A causa de la turbulencia de la
corriente de aire que ingresa a la nariz, sólo unos pocos receptores de los muchos que existen, se
excitan durante una aspiración. La selección de los mismos varía imprevisiblemente de una
aspiración a otra. Para reconocer las señales provenientes de distintos grupos de receptores para un
mismo estímulo, todas las neuronas participan en la elaboración de cada una de las percepciones
olfatorias.
En otras palabras, la información más destacada acerca del estímulo se debe a alguna
configuración distintiva de la actividad del bulbo entero y no a un pequeño subgrupo de neuronas
detectoras de ese rasgo, que sean excitadas en forma aislada o independiente. Es más: aunque esa
actividad nerviosa conjunta refleja el aroma, la actividad de la misma no viene determinada
únicamente por el estímulo. El funcionamiento del bulbo es autoorganizado, es decir, está
controlado por factores internos que influyen gradientes de sensibilidad de las neuronas a los
estímulos. Las neuronas del córtex reciben sin cesar, los impulsos provenientes de millares de otras
neuronas. Algunos de estos estímulos son excitatorios, otros inhibitorios.
Estas corrientes dendríticas recorren todo el cuerpo celular y se concentran sobre un área
denominada zona de disparo. Allí las corrientes atraviesan la membrana celular y pasan al espacio
intersticial. Mientras esto acontece, la célula calcula la fuerza promedio de las corrientes (que se
refleja en los cambios de potencial al atravesar la membrana) y refuerza las ondas excitatorias,
deprimiendo las inhibitorias. Si el resultado es una corriente que supera el umbral crítico o nivel
mínimo de excitación, la neurona promueve un disparo. El EEG no registra la actividad de una
neurona, sino de un grupo de neuronas, dado que el espacio intersticial está atravesado por
corrientes que provienen de millares de células. Los registros del EEG siempre oscilan ante la
percepción de la actividad neuronal y los trazos de las ondas electroencefalográficas suben y bajan,
registrando variaciones bastantes irregulares.
Cuando un individuo aspira un aroma y está bajo control del electroencefalógrafo se
determina un registro que se denominado ráfaga. Todas las ondas procedentes de la retícula de
electrodos se vuelven de pronto más regulares u homogéneas durante unos pocos ciclos, hasta que
el individuo exhala el aire. Esas ondas en ráfaga tienen mayor amplitud y frecuencia que las
convencionales y oscilan a 40 ciclos por segundo, razón por la cual se les denomina “ondas de 40
Hertz” (en realidad la frecuencia se mueve en un rango que abarca desde 20 a 90 Hertz). El análisis
de estas ráfagas ha permitido descubrir en ellas una onda común que se llama “onda portadora” que
exhibe un mismo tipo de ascenso y descenso. Esto ocurre en cuatro etapas:
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
240
1º.
2º.
3º.
4º.
Las neuronas excitadoras se excitan o liberan desde el estado de inhibición
(ascenso de la curva)
Las neuronas excitadoras estimulan a las neuronas inhibidoras que amortiguan la
actividad excitadora (meseta o estabilidad del ascenso)
Las neuronas inhibidoras deprimen más a las excitadoras y ellas mismas se
deprimen (ascenso de curva)
En cuanto las neuronas inhibidoras se quedan en reposo, las excitadoras se libran
de la inhibición y el ciclo comienza nuevamente
En ocasiones estas ondas portadoras son más regulares y otras veces se las recoge con una
mayor irregularidad. Curiosamente, no es la forma de la onda portadora la que revela la identidad
del olor. De hecho, la onda cambia de forma cada vez que el individuo inhala, aunque el aroma
aspirado sea repetidamente el mismo. La identidad de un olor se puede discernir sólo en la
representación espacial de la amplitud de la onda portadora que recorre el bulbo entero. Los
patrones de amplitud se evidencian con nitidez cuando se traza la amplitud media de las distintas
versiones de la onda portadora en una cuadrícula que representa la superficie del bulbo. Esto se
llama “mapas”.
Los “mapas” recuerdan esos diagramas de contorno que perfilan las elevaciones de los
montes y las honduras de los valles. Mientras no se altere el entrenamiento del individuo, se
obtendrá siempre el mismo mapa frente a un determinado aroma, aunque la onda portadora difiera
en cada aspiración. Esto mapas han servido de ayuda para evidenciar que no sólo la percepción
requiere una actividad global del bulbo entero, sino también éste participa en el proceso de asignar
significado a los estímulos.
El mapa que representa la amplitud de la onda portadora de cierto aroma cambia
bruscamente cuando alteramos el recuerdo asociado a ese aroma. Si el bulbo no hiciese que la
experiencia influyera en esa percepción, el mapa permanecería inalterado después de haber
cambiado la asociación condicional. Las técnicas de refuerzos para distinguir entre diferentes
estímulos olfatorios hacen que ciertas sinapsis que conectan neuronas dentro del bulbo y dentro del
córtex olfatorio, se consolidan selectivamente. Esto significa que la sensibilidad de las células
postsinápticas al estímulo excitador (propiedad conocida como ganancia) crece al nivel de las
sinapsis y hace que un estímulo origine una respuesta mayor que la que habría provocado sin ese
estado de entrenamiento especial.
La ganancia es la relación entre respuesta y estímulo, medida en intensidad. Este fenómeno
de potenciación en el mediano y largo plazo, está vinculado con la idiosincrasia de receptores
NMDA del sistema glutamatérgico, que según estudiamos, tiene los receptores AMPA como
responsables de la potenciación a largo plazo (PLP). La asociación de células nerviosas no genera
por sí misma las ráfagas de actividad colectiva del bulbo entero. Para que sobrevenga una de tales
ráfagas en respuesta a un aroma, es preciso que las neuronas que integran la asociación y todo el
conjunto de las que forman el bulbo, estén “preparadas” para responder con fuerza al estímulo. Hay
dos procesos que complementan la preparación llevada a cabo por el desarrollo de sinapsis
múltiples. Ambos afectan a la ganancia y lo hacen modificando la sensibilidad de la zona de
disparo. Aquí la ganancia es la proporción entre el número de impulsos disparados (salida) y la
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
241
corriente dendrítica neta (entrada). Así, llamamos ganancia total al producto de lo obtenido en las
sinapsis (nivel de receptores) y en las áreas de disparo.
Los dos procesos serían:
1º.
2º.
Factor de preparación de estimulación general: Ante diferentes estímulos
simultáneos (hambre, sed, miedo) la ganancia de neuronas se incrementa tanto a
nivel del bulbo como del córtex. Esto se debe a la liberación y actividad de
sustancias neuromoduladoras que actúan como facilitadoras
Factor de preparación o estímulo mismo: cada excitación aumenta la respuesta de
modo que hasta un cierto nivel los estímulos reiterados funcionan como factores de
potenciación. La mayoría de los modelos aplicados al conocimiento de redes
nerviosas da por sentado que las neuronas logran su máxima ganancia cuando se
encuentran en reposo, pero para el cerebro humano esto es inapropiado, pues no los
modelos no admiten que las redes neuronales generen cambios explosivos.
De este modo, la información procedente de los aromas pasa de un corto número de
receptores a un número aún menor de células bulbares. Si el aroma es familiar y el bulbo ha sido
preparado por excitación, la información se transmite con la celeridad de un relámpago debido a la
reunión de neuronas. El bulbo envía entonces a través de axones paralelos una “notificación de
consenso” hasta el córtex olfatorio. La respuesta está vinculada, sin duda, con el tendido que
conecta bulbo y córtex. La comunicación entre ambas estructuras se hace con axones paralelos.
Cada axón ramifica y transmite impulsos a miríadas de neuronas situadas en el córtex olfatorio.
Cada célula target recibe el estímulo procedente de miles de células bulbares. La actividad
transmisora de las líneas entrantes, sincronizada por cooperación, se destaca porque esas señales se
suman unas a otras. De esta manera, cada neurona receptora del córtex, capta una porción de la
señal vulvar cooperativa y transmite las señales sumadas a millares de sus vecinas. Como respuesta,
las neuronas del córtex, masivamente interconectadas, generan su propia ráfaga colectiva.
Resumiendo: la senda transitoria para el patrón global dominante depura el mensaje,
elimina el “ruido agregado”,181 y hace que una señal pura impresione el córtex olfatorio. Este
mismo mecanismo, adaptado a cada sentido, puede ser la vía común final al resto de las
percepciones sensoriales.
Hay varios argumentos por los que se admite que la actividad cerebral, durante las ráfagas y
entre ellas, es caótica y no meramente estocástica.182 Para entender esto hay que definir primero dos
ideas referidas al caos y la aleatoriedad:
1. En el caos o actividad caótica subyace un cierto orden cooperativo. Ejemplo: una
muchedumbre que en hora pico espera en un andén de la estación ferroviaria para
orientarse cada grupo a un tren definido con un recorrido determinado y de un
horario específico. Cada pasajero, a pesar del tumulto y movimiento, tiene
181
Se denomina así a todo proceso que interfiere una señal o mensaje y oscurece o no deja bien claro, su
contenido
182
Estocástico es un término que etimológicamente significa “hábil en conjeturas” y denotativamente es todo
lo “perteneciente o relativo al azar” y se refiere a lo errático y azaroso de un proceso.
242
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
objetivamente ordenada su actividad al buscar un tren determinado y moverse para
encontrarlo.
2. En la aleatoriedad o estocásticismo, sólo hay movimientos fortuitos o erráticos que
no comparten ninguna actividad cooperativa. Ejemplo: también una multitud en un
andén de estación ferroviaria pero que está aterrorizada por amenaza de algo
(bomba, derrumbe de edificio, temblor o terremoto, explosión de una maquinaria,
incendio, etc.). Cada persona realizará movimientos erráticos, sin un fin
determinado, completamente desordenado y de acuerdo al azar, sin coordinación
cooperativa de ningún tipo y que ningún anuncio o señal puede ordenar.
Un indicio a favor de la teoría cerebral del caos es que durante las ráfagas, e incluso entre
ellas, todo el bulbo olfatorio es atravesado por una única onda portadora. Sus características no
pueden ser cambiadas por estímulos externos porque se autogenera en el propio bulbo. Esta es una
de las características distintivas de los sistemas caóticos. Otro indicio es que los colectores
neuronales del bulbo y del córtex exhiben una notoria capacidad para pasar en forma instantánea de
un estado de no explosión al de explosión en ráfaga. A estos cambios superrápidos, motivados por
estímulos débiles, son denominados por los físicos transiciones y por los matemáticos,
bifurcaciones. La bifurcación es muy difícil de controlar en un sistema caótico y suele estar bajo
control en uno de tipo estocástico. La identificación del caos no nos revela automáticamente su
origen. Surgen en el cerebro cuando una o más áreas como el bulbo y el córtex olfatorio se excitan
entre sí de modo que ninguna permanezca en calma y al propio tiempo son incapaces de coincidir
en una frecuencia oscilatoria común. La competencia entre las partes aumenta la sensibilidad y la
inestabilidad del sistema contribuyendo al caos. La importancia de esta interacción se evidencia si
desconectamos ambas regiones. Sólo entonces desaparece el caos y ambas se tornan anormalmente
estables y quietas. Los moduladores bioquímicos o neurotransmisores, llegados desde cualquier
ámbito, aumentan la sensibilidad al estímulo y participan de la formación de ondas aumentando la
excitación. Esta comprobación ligada con la percepción de que el cerebro exhibe un caos
controlado, constituye en realidad una propiedad fundamental de este órgano, la principal que lo
diferencia de una máquina de inteligencia artificial.
Hemos usado la teoría de las ráfagas y del caos, estudiada principalmente para el olfato,
porque muchos investigadores piensan que la memoria humana funciona de un modo parecido al
propuesto por la teoría de ráfagas y caos.
La ventaja decisiva del cerebro radica en que los sistemas caracterizados por él, producen
continuamente nuevos patrones de actividad. Sobre estos conceptos puede esbozarse un algoritmo
de comportamiento basal. El cerebro busca continuamente información e impulsa al individuo a que
mire, huela y escuche. Esa búsqueda es el resultado de una actividad autoorganizadora que tiene
lugar en el sistema límbico. Recordemos que este sector del cerebro involucra el córtex endocrino
que es la sede de la vida emocional y de una forma de memoria. Transmitida la orden de moverse,
el sistema límbico despacha un mensaje de referencia alertando a todos los sistemas sensoriales para
que se alisten a responder a la nueva información. Todas y cada una de las neuronas de un área
dada, responde generando una actividad colectiva que hemos llamado ráfaga. La actividad
sincrónica de cada una de las neuronas que integra un sistema se retrotransmite hacia el sistema
límbico donde todos estos impulsos se integran en una sensación completa o “Gestalt”. De
inmediato se demanda otra búsqueda de información y los sistemas sensoriales vuelven a alistarse
243
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
por referencia. El estado de coincidencia podría asentarse en la experiencia subjetiva de este
proceso recursivo motor, referencia y percepción. Esto capacitaría al cerebro para hacer planes y
preparar cada acción subsiguiente, basándose en la anterior.
William Blake, poeta, escribió: “si las puertas de la percepción se purificaran, cada cosa
aparecería ante el ser humano como realmente es, es decir, infinita”. Tanta purificación sería
probablemente abrumadora. De esta percepción no asumible, nos protege la autocontrolada
actividad caótica del córtex que es la única propiedad que les resta adquirir a los robots artificiales
para humanizarse. Sin embargo, seguimos sosteniendo que la memoria como fenómeno espiritual
usa de la anatomía y fisiología cerebral y celular, pero no es causada ni reside en ella. Prueba de lo
que decimos, es aportada por los propios neurobiólogos.
Ronald Davis183 asevera que el cerebro humano posee más de 10.000 millones de neuronas
y, a su vez, cada neurona posee 10.000 interconexiones (en números redondos y aproximados). “es
una red enorme que no podemos todavía entender”. También entiende este investigador experto
que si bien hay factores genéticos (genoma) que indudablemente intervienen en el circuito mnésico,
por otro lado hay otros factores, siendo el principal el ambiente, medio o entorno que rodea a cada
persona (ambioma). Los genes se pueden encontrar en animales y seres humanos, pero los factores
ambientales del ser humano o de cada ser humano, constituyen un estudio “más difícil por hay
muchas posibilidades que entran en juego. En mi opinión, no estamos preparados o no somos
suficientemente inteligentes como para abordar la cuestión medioambiental”. En sus declaraciones,
Davis omite hacer referencia a los fenómenos espirituales, pues como todo científico tecnológico
cree más en la aparatología, la molecularidad que el factor espiritual intrínseco o inherente a cada
ser humano en particular. La dificultad no está en las moléculas ni en las neuronas ni en las
conexiones de la misma. La dificultad más grande está en aceptar, conocer y estudiar el fenómeno
espiritual.
Memoria y plasticidad cerebral
Concepto de plasticidad cerebral
Hasta hace casi un poco más de una década, la neurociencia afirmaba que a partir del
nacimiento, el cerebro contenía todas neuronas definitivas y que éstas no se verían modificadas por
la experiencia vital. Desde esa perspectiva, los únicos cambios posibles que podrían producirse a lo
largo de la vida, serían variaciones menores en las conexiones sinápticas (conexiones
interneuronales) y la muerte celular que acompaña al proceso de envejecimiento. Según esta teoría
tradicional era imposible la neurogénesis de nuevas neuronas (neuronagénesis), fuera de las que ya
venían en el cerebro al nacer. Pero los descubrimientos posteriores de las neurociencias debieron
asumir el nuevo concepto de plasticidad cerebral, donde no sólo puede el cerebro inhibir o activar
las conexiones sinápticas, estableciendo nuevas y múltiples sinapsis según las necesidades de la
función de un cerebro individual, sino que el cerebro se va modificando continuamente a medida
que cada persona lo usa con mayor intensidad o una necesidad determinada y esto permite crear
183
Director de laboratorio en el Baylor College of Medicine, Houston, EE.UU., realiza estudios especiales
sobre la memoria humana sobre bases moleculares y genéticas. Sus expresiones son extraídas de una
entrevista concedida al periódico español EL PAÍS durante su concurrencia al Instituto de Neurobiología
Ramón y Cajal, Madrid, España, julio 2005
244
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
nuevas sinapsis y nuevas neuronas. El descubrimiento de esta capacidad de crear neuronas y
sinapsis modificó todos los conceptos de la función cerebral.
Mecanismos de la plasticidad cerebral
La plasticidad neuronal (neuronas) o neural (sinapsis) es el proceso que nuestro cerebro
utiliza para crecer, aprender y vivir cotidianamente. Antes, frente a las enseñanzas de Santiago
Ramón y Cajal, se creía que las neuronas no se reproducían sino que se nacía con una cantidad
determinada de neuronas y se vivía así hasta morir. El envejecimiento o enfermedad que afectaba y
mataba neuronas, dejaba al cerebro sin las mismas y con la imposibilidad de reponerlas. Sin
embargo, estudios sobre animales permitieron descubrir que las neuronas se reproducían después
del nacimiento.
¿Cómo se expresa la plasticidad cerebral? A través de dos mecanismos:184
Epigenoma: interjuego entre lo genéticamente determinado y las influencias
ambiómicas (factores epigenéticos).185
Genoma: conjunto de genes del ser humano
1. neurogénesis: generación de nuevas neuronas
2. apoptosis: mecanismos genéticos que regulan o programan la “muerte” de
determinadas células. Hay apoptosis fisiológica y apoptosis patológica (debida a
efectos neurotóxicos neuronales directos.
3. “pruning”:186 o “poda sináptica” que se expresa por atrofia o desaparición de
sinapsis inactivas
4. “sprouting:187 o brote sináptico (producción o reproducción de nuevas sinapsis
= sinaptogénesis)
5. “damming:188 mecanismos de control sináptico por el cual se cierran sinapsis
activas que no se usan o se activan sinapsis que no se usaban
Los factores epigenéticos inducen alteraciones moleculares, celulares y de los circuitos
neuronales o neurales. El hipocampo, junto con la región supraventricular es una de las principales
estructuras donde se verifica la plasticidad cerebral y la neurogénesis, pues al estudiar el estrés se
probó que a través del cortisol y del ácido glutámico, se modifica la neurogénesis, la sinaptogénesis
y la neuronagénesis. En el proceso de disminución de la neurogénesis y pérdida de densidad celular
en el hipocampo, que ocurre en el estrés, hay:
1º. Alteraciones neuroquímicas189
184
Marcelo Cetkovich-Bakmas – ASPECTOS EPIGENÉTICOS DE LAS ENFERMEDADES MENTALES
– Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 2006
185
Carlos A. Soria – EPIGENOMA: LOS ESPEJOS DE LA REALIDAD, Congreso Internacional de la
Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 2006
186
Del inglés pruning = poda
187
Del inglés sprout = brotar, retoñar
188
Del inglés dam = contener o reprimir
245
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
2º. El deterioro en la plasticidad celular y en el remodelado dendrítico del hipocampo
3º. Pérdida neuronal por hipercortisolemia por exposición de episodios repetidos de
estrés
4º. Pérdida de células gliales que aumentan la vulnerabilidad al ácido glutámico y a la
disminución de factores neurotróficos
La plasticidad cerebral se muestra ante lesiones específicas del cerebro, el cual, tras un
entrenamiento debido puede modificar la actividad de las zonas lesionadas o destruidas, mediante
nuevas sinapsis o nuevas neuronas. Pero también en condiciones normales, bajo un estricto
entrenamiento o adiestramiento para determinadas habilidades o aprendizajes, el cerebro estimulado
crea nuevas sinapsis y neuronas. En la normalidad o en la enfermedad, el cerebro puede inactivar
sinapsis que no se usan. Luego, habría una plasticidad que actúa en la enfermedad y otra que actúa
en la normalidad
El secreto de la plasticidad en la normalidad, ergo, está en el uso intenso y adecuado
mediante un adiestramiento o entrenamiento de habilidades específicas. Por ejemplo, si un
pianista practica intensamente y en forma diaria por muchos años, los instrumentos de las
neurociencias demuestran la neuroplasticidad al detectar el desarrollo inusitado de las regiones
cerebrales que controlan el movimiento de las manos del pianista. Hay una relación directa en la
neuroplasticidad cerebral: hay mayor cambio cerebral cuando el proceso de adiestramiento se
instaura en forma temprana y es más prolongado (a mayor extensión e intensidad del entrenamiento,
mayor cambio cerebral) Estas conclusiones son fundamentales para determinadas prácticas
cerebrales sutiles como es la meditación. Cuánto más, mejor e intensamente se medite, habrá
cambios cerebrales fundamentales que aumenten también la capacidad de meditar y de obtener
mayores frutos creativos y mayores capacidades mentales (capacidades extraordinarias).
En la práctica de la meditación, desde una perspectiva cognitiva, puede considerarse al
desarrollo como el esfuerzo sistemático de controlar la atención y las habilidades mentales y
emocionales relacionadas. Esto trae a colación una nueva pregunta que formuló Davidson:
¿podríamos servirnos de diferentes tipos de meditación para modificar los circuitos cerebrales
asociados a los distintos aspectos de la emoción? Las neurociencias, mediante tecnología como el
llamado difusor de tensión, ha logrado captar imágenes de la función cerebral durante las
emociones y la meditación y este estudio ha puesto de relieve los sutiles procesos de remodelación
en los que se basa el fenómeno de la neuroplasticidad cerebral. Esto permitió una respuesta
afirmativa a la pregunta del principal investigador de la emoción y la neuroplasticidad.
La neuroplasticidad es la nueva frontera de las neurociencias que comenzó a estudiarse y
postularse en 1998 y que culminó con el descubrimiento de la remodelación cerebral mediante la
creación de sinapsis y neuronas nuevas. Hoy, el desafío es averiguar las conexiones entre la
neuroplasticidad cerebral para encontrar nuevas conexiones en los circuitos cerebrales que regulan
las emociones perturbadoras, desarrollando en los afectados una capacidad para controlar más
eficazmente la ansiedad, el miedo o la ira, acompañando el desarrollo de nuevas conexiones
interneuronales.
189
Gage, F.; Van Praag, H. – NEUROPSYCHOPHARMACOLOGY THE FITH GENERATION OF
PROGRESS, ACNP, 2002
246
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
El descubrimiento de que el cerebro y el sistema nervioso generan nuevas células en
función de la experiencia y el aprendizaje, que dio origen a la noción de plasticidad neuronal, lleva
al nuevo concepto de cerebro proteico.190 El creador e investigador del concepto, Davidson, cree
que esta noción de cerebro proteico terminará remodelando todos los conceptos de la Psicología
clásica hasta ahora conocida y estudiada. Siguiendo con sus investigaciones, en la actualidad, este
estudioso cree que las modificaciones cerebrales encontradas cuando son duraderas o permanentes,
pueden provocar un cambio de temperamento. Este “cambio temperamental” sería el antídoto de las
emociones destructivas, al fomentar la activación de las regiones del lóbulo frontal que inhiben o
modulan la actividad de la amígdala, responsable de ciertas emociones negativas. Éste sería uno de
los posibles mecanismos a introducir para contrarrestar las emociones negativas y destructivas, ya
sea disminuyéndolas en lo posible o anulándolas cuando aparecen. Como contrapartida, se
estimularían las emociones positivas, aumentándolas. De todo esto deducimos que la neurogénesis
como la neuroatrofia, procesos antagónicos, estarían regulados por diferentes efectos. Así, la
existencia de un ambioma negativo o conflictivo, distresante, o la pasividad intelectual-afectiva y
las emociones negativas generan un proceso de neuroatrofia y ofician como antiplásticos o
antineurogénico. A la inversa: un ambioma favorable y armónico, las emociones positivas, ciertos
psicofármacos (tranilcipromina, fluoxetina), la actividad intelectual y la educación mental, son
factores protoplásticos y proneurogénicos, que además de reparar neuronas y circuitos dañados,
pueden aumentar una población neuronal indemne o activar circuitos nunca antes usados.
La modificación de la función cerebral en pro del mejor y mayor uso de la corteza cerebral
para regular más y mejor, también, la amígdala, podría ser obtenida mediante el uso de
psicofármacos. Pero el inconveniente de los psicofármacos, por lo menos en lo conocido hasta
ahora, es que tiene una incidencia sobre la función total del cerebro y sistema nervioso y carecen de
la puntualidad y especificidad necesaria y útil para una determinada región cerebral o el incremento
o inhibición de una función cerebral específica. Luego, el camino más confiable y seguro es el
método natural espiritual de obtener un mayor adiestramiento mediante la meditación y la
experiencia continua e intensa. También las ondas electromagnéticas pueden activar la
neuroplasticidad, pero tiene efectos más deletéreos, menos controlables y efectos secundarios que
ponen en duda su eficacia. Sin embargo, es útil conocer el dato por las implicancias de una
contaminación ambiental electromagnética intensa, la cual influye en la plasticidad cerebral, pero
también lo hace en otros funciones orgánicas y el saldo total de la exposición generalmente son
consecuencias patológicas más que fisiológicas.
Todos estos conceptos de plasticidad cerebral son completamente aplicables a la memoria
humana, la cual puede perfeccionarse o deteriorarse según lo explicado por la acción de factores
positivos y negativos para la plasticidad cerebral.
Características de la memoria. Formas de memoria
Memoria a corto plazo
Es importante conocer las diferentes características de la memoria puesto que hay muchas
formas de obtener y almacenar la información. Este proceso de memorización se realiza en
diferentes etapas y procesos. Según Atkinson y Shiffrin (modelo Atkinson-Shiffrin), hay un
190
Término derivado del dios griego Proteo que castigado para que sus entrañas fueran comidas por aves, en
la noche se regeneraban apareciendo intactas al día siguiente. Proteico es lo “que cambia de formas o ideas”
247
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
registro sensorial de los estímulos externos que constituye un primer almacén o memoria sensorial.
Se llama sensorial porque generalmente la recepción de datos es por conjuntos y por la vía
sensorial. Es muy fugaz y alcanza apenas unos segundos de duración. Este tiempo de permanencia
es a los efectos de analizar si el registro sensorial debe ser memorizado o no. Hay estímulos muy
fuertes que demoran ese lapso, pero no para su análisis sino por su gran intensidad. Así, lo más
inmediato es la memoria sensorial, la cual una vez analizada o en virtud de su fuerza de impacto
pasa selectiva o automáticamente a un segundo almacenamiento denominado memoria de corto
plazo.
La memoria a corto plazo usa del “almacenamiento sensorial” que tiene una etapa breve de
obtención de información seguida de un olvido casi inmediato. La información queda almacenada
en esta memoria también es de un lapso muy corto (no mayor de 30 segundos) pero mayor que el de
la memoria sensorial.
Vuelve a realizar un segundo análisis más detallado de la información recibida y extrae los
componentes verbales que ésta pueda poseer. Se diferencia del registro o memoria sensorial y de la
memoria a largo plazo porque sólo puede mantener una pequeña cantidad de información
simultánea.
La principal característica de la memoria de corto plazo es que la información o dato que
contiene es en estado activo (es usada y procesada constantemente mientras permanece en este
almacén). Es la memoria práctica utilizada para rendir un examen, retener una lista de compras,
memorizar una agenda de ocupaciones temporales, etc.
Otra característica importante es la cualidad de ser una información o dato consciente, a tal
punto que muchos investigadores consideran a esta memoria como la actividad de la conciencia en
el momento en que ésta es activa. Esto lleva a pensar que la memoria de corto plazo es propiamente
la conciencia o estado de conciencia, pero más bien debiera pensarse que es la memoria que usa la
conciencia y que es ella misma, dado que el estado de conciencia es mucho más complejo que un
simple registro de la realidad circundante.
La característica de estado activo y consciente, hace que la memoria de corto plazo sea el
mejor mecanismo para explicar el recuerdo. Esto tiene lugar porque para recordar lo memorizado, la
información contenida en el almacenamiento de memoria a largo plazo debe desplazarse
nuevamente a la memoria de corto plazo para ser reactivado y usado. Por estas razones podemos
creer que la memoria de corto plazo es una especie de memoria consciente.
Memoria a largo plazo
Si esta memoria de corto plazo es estimulada en forma reiterada por el mismo tipo de
información, pasa a una etapa prolongada de información la cual será procesada en otra forma de
almacenamiento que es la memoria a largo plazo. Se trata de un almacén de capacidad ilimitada en
el que vamos acumulando todos los acontecimientos que nos ocurren y los conocimientos que
podamos aprender. Todos estos contenidos permanecen, además, indefinidamente en este almacén,
al que debemos recurrir siempre que necesitamos recordarlos.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
248
La información o datos registrados en esta memoria son inactivos o inconscientes (memoria
inconsciente), a diferencia de la memoria de corto plazo, pero la memoria de largo plazo necesita
inevitablemente el proceso de la memoria de corto plazo que es de donde recibe información. El
modelo Atkinson-Shiffrin resume rápidamente tres procesos mnésicos simples y supone que cada
uno de esos procesos tiene una serie de procesos de control y selección. Estos procesos dependerán
del modo en que cada persona los use de acuerdo a sus motivaciones o intenciones, constituyendo
para cada uno, en forma individual, estrategias o formas de procesar la información, para utilizarla
según sus necesidades o las circunstancias que deberá afrontar. Este modelo es muy elemental y
básico y explica a grandes rasgos los atributos más importantes del proceso mnésico de adquisición
y almacenamiento de datos.
Pero habría otras modalidades de memoria, las cuales tendrán como base siempre un
modelo que comprende:
1.
2.
3.
4.
5.
registro del dato
almacenamiento a corto plazo
almacenamiento a largo plazo
recuerdo o evocación
olvido
Otros modos de ser de la memoria
Memoria personal común
Estudiaremos ahora otras modalidades de memoria. La memoria personal común que es la
que abarca genéricamente a todos los tipos de memoria, tanto a la memoria de corto como la de
largo plazo o memoria adquirida y la denominada memoria de la especie o memoria filética o
memoria innata.
Memoria filética
Prácticamente puede considerarse al cerebro humano como compuesto con tres estructuras
(tres cerebros). La primera estructura es el llamado “encéfalo de reptil”, heredado de los
antepasados reptiles que tuvieron la primera estructura encefálica animal, y que está conformado en
el hombre por el tronco encefálico superior (formación reticular, mesencéfalo y ganglios basales) e
hipotálamo. La función principal del “cerebro de reptil” es la regulación de la conducta
estereotipada (instintiva), de los biorritmos y de las funciones fisiológicas vitales.
El sistema límbico, es la segunda estructura encefálica en el hombre, llamada “viejo
encéfalo de mamíferos” porque se formó en los primeros mamíferos, nace rodeando al antiguo
“cerebro de reptil”. Ambos encéfalos (encéfalo de reptil y viejo encéfalo de mamíferos) quedan
interconectados tan íntimamente que funcionan regulando tanto lo instintivo como lo emotivo,
modulándose ambas funciones entre sí.
La generación que siguió a los viejos mamíferos y que comprende al ser humano, formó
una tercera estructura encefálica o “nuevo encéfalo de mamíferos” constituido por el neocortex,
órgano regulador con la razón y el lenguaje.
249
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
De esa manera, el encéfalo del hombre queda formado por tres “encéfalos”:191
1. encéfalo de reptil (cerebro de reptil): tronco encefálico e hipotálamo
2. viejo encéfalo mamíferos (viejo cerebro mamíferos): sistema límbico
3. nuevo encéfalo mamíferos (nuevo cerebro mamíferos): neocortex
El neocortex se relaciona con el sistema límbico en este tercer cerebro, el que conforma el
cerebro humano. El sistema límbico, a su vez, tiene conexiones con el sistema olfatorio y queda
relacionado con el rinencéfalo o “cerebro olfatorio”. El desarrollo del sistema límbico ha hecho
posible que se constituya en el verdadero comando cerebral de las funciones que incluyen atención,
memoria, afectividad (emociones) y aprendizaje. Dicho sistema ubica anatómicamente en la zona
profunda de ambos lóbulos temporales (derecho e izquierdo) a manera de una doble representación
especular (en imagen de espejo). En cada lóbulo forma un círculo que rodea el tronco del encéfalo y
las circunvoluciones hipocámpicas, formando el arco inferior del círculo, mientras que en el arco
superior del círculo ubica la circunvolución cingular. La parte anterior el círculo está constituida por
septum, amígdala y cuerpos mamilares. El interior del círculo comprende el núcleo talámico
anterior. Todas esas estructuras están tan íntimamente conectadas entre sí, tanto en lo neuronal
como en lo bioquímico, y, a su vez, se interconectan también neuronal y bioquímicamente con las
áreas superiores e inferiores.
Estas intrincadas conexiones forman relaciones tan complejas que es lo que comanda al
fenómeno del funcionamiento en bloque de todas las áreas cerebrales, influyéndose mutuamente.
Las relaciones del sistema límbico con el tronco encefálico inferior participan parcialmente en las
funciones del equilibrio de los estados afectivos-emocionales y en el estado de alerta. La parte
inferior del circuito límbico, cuyo motor es la amígdala, controla las funciones de alimentación,
lucha, huída y cópula. El arco superior del sistema límbico parece superponerse en sus funciones
con el arco inferior e impresiona como que ambos se encargan muy particularmente de las
funciones de los sentimientos, expresividad de sociabilidad y estímulo del cortejo o interés sexual.
El sistema límbico, constituye el “cerebro emocional” cuyas reacciones son sumamente rápidas y se
descargan en cuestiones de segundos, sin intervención del “cerebro racional”, cuyas complejas
funciones intelectuales le llevan a reaccionar con mayor lentitud. Sin embargo, ambos cerebros,
emocional y racional están íntimamente conectados en el hombre de forma tal que las emociones
influyen en la razón y, a su vez, la razón puede modular las emociones.
191
Siguiendo las teorías de Gardner y otros autores, sobre el concepto de que no hay una única inteligencia
sino diferentes formas de aplicar la inteligencia, lo que genera distintas inteligencias, Ribeiro identifica a la
inteligencia con los tres encéfalos que acabamos de citar, de la forma siguiente:
1. cerebro reptiliano: centro de las inteligencias del comportamiento (inteligencia básica,
inteligencia de los patrones, inteligencia de los parámetros
2. viejo cerebro de mamífero (primer cerebro de mamífero): centro de las inteligencias emocionales
(inteligencia afectiva, inteligencia de los estados de ánimo, inteligencia de la motivación)
3. nuevo cerebro de mamífero: centro de las inteligencias mentales (inteligencia racional,
inteligencia asociativa, inteligencia espacial, inteligencia intuitiva)
250
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
El sistema límbico es el primer receptor encefálico de los estímulos y la respuesta
emocional es la primera en manifestarse (respuesta primaria), para ser luego modulada por la
respuesta racional secundaria. Pero también el sistema límbico acumula todas las conductas
aprendidas y forma de ellas un patrón que puede actuar aún en ausencia del estímulo original. El
almacenamiento de conductas y otros datos o información es lo que constituye la memoria. El
hipocampo, cumple en el circuito de la memoria, el rol protagónico de seleccionar sólo lo que
resulta importante o vital, de los estímulos receptados que continuamente recibe en forma de
“bombardeo” y desecha los que considera irrelevantes. Asimismo, es el que controla el recuerdo de
experiencias almacenadas, seleccionando dichos recuerdos en el momento en que es necesario. Por
su intervención en el circuito de la memoria, el sistema límbico parece regir la memoria encerrada
en el cerebro de reptil y de los viejos mamíferos, que son el patrón de las reacciones necesarias para
las conductas vitales del hombre (todas las funciones que le permiten preservar la vida). Es la
memoria de los instintos y de todos los patrones de conducta que están en la inconsciencia, en
estratos muy profundos.
Según lo citamos antes, Rayner192 ha comparado al cerebro humano con una computadora,
idea que compartimos ampliamente. Las estructuras encefálicas y orgánicas en general son el
hardware y el cerebro contiene el software que controla todas las funciones de las otras estructuras
anatómicas. Ese software contiene una base de datos atávica, heredada de los primeros animales o
reptiles y de los primeros mamíferos. Esa base de datos almacenada en el software cerebral es
conocida como memoria filética (del filum humano) y ella es la caja que posee todas las
herramientas y conocimientos necesarios para la vida y los patrones de conductas elementales para
el hombre. Ese software dependerá del programador informático que lo maneje, en este caso, cada
persona en particular y de la habilidad de ese programador se podrán activar programas de
reacciones y conductas de patrones ancestrales.
A la memoria filética (innata o de la especie) podemos llamarla propiamente memoria ya
que como toda memoria personal es información ancestral almacenada que puede recuperarse
mediante estímulos sensoriales o la necesidad de actuar. Es eminentemente adaptativa, ya que
contiene la prologada experiencia adaptativa de la especie.
Para servir a un organismo, la memoria filética requiere la “repetición” al inicio de la vida.
En efecto, resulta apropiado considerar como períodos de repetición las etapas críticas postnatales
en las cuales las áreas sensoriales primarias necesitan experimentar estímulos sensoriales para el
desarrollo temprano de su función. Además, hay pruebas de que las estructuras sensoriales y
motoras primarias conservan su plasticidad en la fase adulta, pues se modifica y amplía en el
organismo adulto.
Las áreas sensoriales primarias de la memoria filética envían información a las áreas
asociativas posteriores donde las asociaciones que coinciden con el tiempo forman redes de
memoria perceptiva. A través de mecanismos similares, la retroalimentación motora y la llamada
“copia eferente” de la acción tejen redes de memoria motora en la corteza frontal. Al reconstruir los
esquemas motores que representan, estas redes conducen los actos elementales, innatos,
manifestados a su vez en la corteza motora primaria y en las estructuras motoras subcorticales.
192
C. Rayner – LA MENTE HUMANA, Editorial Hyspamerica, Barcelona, España, 1986
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
251
Así consideradas, las memorias perceptiva y motora derivan de la memoria filética. Ambas
son asociativas, se distribuyen por la corteza y están jerárquicamente organizadas. Sobre la base de
la memoria filética crece la memoria personal o individual, la que obraría como expansión de la
memoria filética en la corteza de asociación. La transición anatómica de la memoria filética a la
individual, de la corteza primaria a la asociación, sigue gradientes de desarrollo y gradientes
conectivos. En la medida en que la ontogenia recapitula la filogenia, la transición también sigue un
gradiente filogenético.
La memoria filética comprendería:
•
•
•
•
•
la memoria instintiva
la memoria perceptiva
la memoria motora
la memoria emocional o afectiva
memoria noética (saber ancestral)
Memoria instintiva
La memoria instintiva o memoria de los instintos, opera en el mismo nivel que la memoria
filética, motora, emotiva, de los reflejos, etc. y es una memoria innata, estereotipada y relacionada
con motivaciones básicas (sed, apetito, deseo sexual, conservación de la vida, etc.). También es una
memoria condicionable, sujeta a control neocortical y modulación. La memoria a largo plazo es
considerada como memoria pasiva o la memoria almacenada sin activación temporal. A grandes
rasgos puede determinarse que memoria pasiva es la que está conservada o guardada pero no usada
(inactiva) mientras que memoria activa es el uso temporal o activación de la memoria inactiva.
La memoria instintiva es la que permite que tengan lugar los actos reflejos. De ese modo,
también opera como memoria de actos reflejos. Esta memoria, como la mente emocional, actúa
rápidamente, en segundos, y por eso no está sometida al control racional. Es la que permite tener
actos reflejos que pueden llevarnos a reacciones consideradas estúpidas, como es tratar de poner
una mano o un pie cuando cae algo pesado.
La mente racional no tiene tiempo de reaccionar para modular el reflejo y por esto la
mayoría de los actos reflejos son irracionales y subconscientes. Quizás la naturaleza nos dotó de los
actos reflejos, no para analizarlos sino para que podamos desempeñarnos rápidamente en la
emergencia, antes de que la razón intervenga con su control.
Memoria emocional
Las investigaciones recientes demuestran que el cerebro maneja la información olfativa
enviándola directamente a las partes del cerebro asociadas a la memoria y a la emoción. El bulbo
olfatorio es parte del sistema límbico por sus conexiones con las estructuras del mismo. En forma
contrastada, la vista, el oído y el tacto procesan sus datos a través del aparato analítico cortical antes
de alcanzar áreas más primitivas, más emocionales, por lo que el olfato es el sentido más rápido en
guardar recuerdos pues el olor se dirige directamente hacia el sistema límbico formado por el
hipocampo y la amígdala (estructura conocida como “cerebro de reptil”). Esto es un fenómeno
252
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
evolutivo, probablemente basado en condiciones primitivas de supervivencia y que genera
recuerdos altamente emocionales en las personas.
La activación de receptores betaadrenérgicos de la amígdala es la que desempeña un rol
fundamental en lo que se ha llamado memoria emocional.193 Las emociones constituyen un
conjunto de respuesta de gran intensidad, provenientes de múltiples manifestaciones expresivas,
fisiológicas y subjetivas. Asocian estados de activación de los sistemas neurovegetativos con
sensaciones psíquicas y su resultado es, por ejemplo, sensación de temor, alegría, tristeza,
sentimientos y afectos o enojo. El humor, en cambio, se define por lo general, como un conjunto de
pequeñas emociones persistentes, a partir de las cuales se puede identificar un determinado estado
de humor. En las investigaciones neurocientíficas de procesos cognitivos tales como la memoria y
la percepción, se incluyó en los últimos tiempos el conocimiento de las emociones y por eso
prosperó el campo de investigación dedicado a las relaciones entre memoria y emoción, en forma
especial, el miedo o temor. Estos estudios tratan de establecer el modo en que los acontecimientos
específicos o estímulos llegan, mediante experiencias individuales de aprendizaje, a provocar la
repetición de un estado emocional determinado. Este proceso ha sido denominado memoria
emocional y juega un rol importante en los desórdenes emocionales originados en las disfunciones
de la capacidad cerebral para controlar una determinada emoción. Este conocimiento ha permitido
el desarrollo de la denominada inteligencia emocional que permite mediante aprendizaje, conocer
técnicas y métodos para lograr el control mental de todo tipo de emoción, en especial, la relacionada
con el miedo, la ansiedad y el distrés.
La relación entre los mecanismos subcorticales de la emoción, aparentemente suficientes
para provocar una respuesta, y las estructuras corticales, es objeto de estudios en razón de la
relación entre cognición y emoción. Esto da lugar a que algunos autores consideren a la emoción
como un proceso cognitivo, pero en realidad no es así, sino que el entrecruzamiento de funciones
mentales como son las funciones cognitivas y las emocionales, puede dar la falsa sensación de que
la emoción es un producto de la cognición. Una cosa es que los estímulos que producen reacciones
emocionales sean recogidos por centros cognitivos para modularlos o guardar recuerdo de ellos y
otra cosa es que esos centros cognitivos sean los productores de la emoción. Hemos repetido hasta
el cansancio de que el hecho de que las mismas estructuras orgánicas y funcionales del sistema
nervioso y otros aparatos estén interconectadas para la recepción de estímulos y producción de
fenómenos mentales, no significa necesariamente, que una de ellas sea la causa de otras.
Simplemente es eso: una mera interconexión que conforma un proceso holístico único. La
regulación cerebral de la expresión emocional ha sido expuesta por estudios que mostraron la
condición especial de que cuando la corteza prefrontal se encuentra dañada, la memoria emocional
es muy difícil de extinguir. Estos estudios, de algún modo, ponen de manifiesto que las áreas
corticales regulan la respuesta emocional y las impiden cuando son negativas. Pero perdido el
control por alteración de las vías corticoamigdalinas, se transforma el comportamiento de una
persona, el cual se vuelve más rígido al impedir la extinción de lo que parece ser un proceso de
aprendizaje activo. La amígdala conforma un centro de aprendizaje fundamental debido a su
localización intermedia entre regiones aferentes y eferentes. Las vías que nacen en el tálamo
ofrecen una percepción sumaria pero rápida del mundo externo (mente emocional), mientras que las
vías corticales proveen una información detallada y analítica lo que hace más lento el
193
Estos fenómenos de memoria emocional han sido investigados por Larry Cahill, Universidad de
California, EE.UU.
253
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
reconocimiento sensorial del objeto. La existencia de dos vías distintas de aprendizaje emocional
(una rápida y otra lenta) parece deberse a las diferencias temporales, pues en ocasiones es necesario
producir una respuesta emocional rápida que permita evitar un peligro potencial, sin esperar el lento
reconocimiento cortical que la justifique. La amígdala se encuentra así en el centro de un
mecanismo de memoria no declarativa que opera fuera del campo de lo consciente. Cuando el
componente emocional de un acontecimiento determinado es almacenado en el centro de la
memoria declarativa (hipocampo) el individuo puede recordar lo que sintió en ese momento, pero
sólo como uno más de los detalles que componen la experiencia. En cambio, para que el sujeto
vuelva a sentir lo mismo que en ese momento, o para que los mencionados detalles produzcan una
reacción emocional al ser reencontrados, es necesario que también se reactive la memoria
emocional por medio de la amígdala. Ambos tipos de memoria son almacenados y recuperados en
paralelo, pero el acceso consciente a lo emocional sólo puede hacerse por medio de las
consecuencias del acto emocional, como sucede con el comportamiento o las sensaciones subjetivas
que se combinan con la memoria declarativa existente, para modificarla y formar una nueva
memoria declarativa.194
Memoria perceptiva o sensorial
La memoria perceptiva o sensorial es la memoria que se guarda de todos los fenómenos o
estímulos recibidos a través de los sentidos. Abarca cuanto solemos entender por memoria personal
y conocimiento: representación de eventos, objetos, personas, animales, hechos, nombres y
conceptos. Según hemos dicho anteriormente, esta memoria recoge una enorme cantidad de
información desde todos los sentidos, pero la permanencia del registro es muy breve y se mide en
fracciones de segundo. En ese tiempo pueden ocurrir dos fenómenos: que lo registrado se traslade a
un almacenamiento de mayor duración y mejor análisis como lo es la memoria a corto plazo, para
seguir siendo procesado. O que la mayor parte de ese registro se desvanezca en forma inmediata
para dar lugar a nuevos registros. La pérdida del registro sensorial es irreversible, pues nunca más
se recupera. La transitoriedad muy efímera del registro sensorial se debe a que el análisis que la
memoria visual realiza es muy superfluo pues sólo se limita a captar imágenes o sonidos o
superficies o sabores u olores, tal cual le llegan, sin someterlos a un análisis más profundo de
carácter semántico o simbólico. Es decir, no forma una idea concreta de lo que percibe. Para que
este análisis e ideación de las imágenes recibidas ocurra, es necesario el desplazamiento del dato al
almacén de la memoria de corto plazo. La diversidad de formas de memoria perceptiva puede
agruparse en distintas categorías de rangos diferentes, según su contenido sensorial y su
generalidad. Hay una jerarquía de memorias perceptivas que van de lo sensorialmente concreto a lo
conceptualmente general. En la base encontramos las memorias de las sensaciones elementales; en
la cima los conceptos abstractos que, aunque adquiridos por la experiencia sensorial, se han
independizado de ella. La jerarquía de las memorias perceptivas se basa a su vez, en una jerarquía
paralela de áreas de la corteza posterior, dispuesta en el orden indicado de desarrollo y conexiones.
En los niveles inferiores, la jerarquía de memoria perceptiva se corresponde con la jerarquía
neuronal para el procesamiento y análisis de la información sensorial. De hecho hay también una
jerarquía de áreas para cada una de las modalidades sensoriales: vista, tacto, oído, gusto y olfato.
Todas ellas convergen en la corteza de asociación polisensorial y, además, en estructuras límbicas
del lóbulo temporal, en particular, el hipocampo. Los tipos de memoria sensorial son: visual,
194
MEDICAL MAG, Vol. 5 (45): 87-91, 1994
254
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
verbal, auditiva, olfativa y táctil. Así como hay una memoria visual o memoria eidética195 con
capacidad para recordar imágenes, también hay una memoria verbal (esta memoria tiene mucho
que ver con los fenómenos de codificación conceptual y a las unidades de información semántica
que luego estudiaremos) como capacidad para recordar relatos, lecciones, charlas, lecturas, etc. que
es parte de una memoria auditiva que además de palabras recuerda sonidos de cualquier
naturaleza.196 Una memoria olfativa para recuerdos de sensaciones percibidas por el olfato y una
memoria táctil adquirida por el tacto (siendo la más conocida la empleada por el sistema Braille de
lectoescritura para ciegos).
Memoria procedimental (memoria motora)
Hay también una memoria de procedimientos o memoria procedimental que es la que nos
permite guardar el recuerdo de cómo se realizan trabajos, los juegos, deportes, etc. Esta memoria es
considerada como memoria activa, la cual comprendería la memoria a corto plazo y la memoria
operativa (“working memory”) (o memoria de trabajos o procedimientos) que consiste en la
activación temporal de la red de memoria perceptiva y motora a largo plazo. La memoria motora o
ejecutiva es la representación de los actos y conductas motoras. La jerarquía de las estructuras
neuronales dedicadas a la ejecución de acciones motoras es la base de una jerarquía de memorias
motoras que cursa en paralelo con diversos aspectos (complejidad, generalidad) con la jerarquía de
las memorias perceptivas. Dentro de la memoria motora habría que considerar una especie de
memoria de los reflejos o memoria reflexiva que, además, de los centros corticales posee centros en
medula espinal, troncoencéfalo y cerebelo. Estas estructuras almacenan formas de memorias
motoras elementales o primarias conocidas como actos reflejos, y que son parte también de la
memoria filética. Los reflejos simples están en la vía espinal, pero los complejos y condicionados
dependen del troncoencéfalo y centros superiores porque necesitan integrar la memoria perceptiva
con la motora. Por ejemplo el reflejo palpebral sólo acciona ante un ruido o un objeto que se
aproxime a la vista o algo que roce la piel cercana al párpado. La integración entre memoria
perceptiva, motora y filética, de tipo crítica, se establece principalmente en el cerebelo, pero
intervienen mecanismos más complicados del troncoencéfalo como núcleos del tálamo, ganglios
basales e hipotálamo.
Memoria semántica y memoria episódica
Para dejar más claro todo este proceso de la memoria perceptiva hay que definir dos cosas
muy claras. Por ejemplo, se ve una flor. El ojo capta la forma, el color y la estructura de esa flor.
Esa es la percepción primaria que forma la memoria visual de esa flor en particular y de la especie
que representan en sí (el resto de las mismas flores o similares como es el caso de una rosa en
particular que comparte la familia con otras rosáceas).197 Pero esta imagen visual o idea de la forma
flor que está en el sustrato inferior de la memoria perceptiva que hemos comentado, luego pasa a
otro estrato superior de la mente y allí se forma el concepto flor, el cual se traduce en un signo
195
La memoria eidética tiene una variedad denominada vulgarmente “memoria fotográfica” que luego
estudiaremos
196
Denominada, también, memoria ecoica
197
G. Sperling (1960) denominó a esta primera imagen visual icón, el cual tiene como característica principal
su pronta desaparición. Se demora 50 milisegundos en el registro del icón y si no pasa a memoria de corto
plazo, se diluye en ese lapso.
255
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
lingüístico, el cual en sí, no tiene nada que ver con la forma de la idea visual. La única que traducía
“tal cual” la imagen o idea visual o forma del objeto percibido, era la llamada “escritura
ideográfica” que dibujaba lo visto. Pero el grafismo español flor no tiene nada que ver con la
imagen en sí. Luego, del mismo fenómeno hay dos memorias: la visual y la conceptual (la imagen
tal cual en sí percibida y la palabra que representa el concepto formado de esa imagen o idea). Esto
es lo que se conoce con el nombre de codificación y es el proceso donde interviene la
poliasociación y la polisensorialidad, pues en ella participan diferentes estratos y procesos mentales.
La formación de conceptos da lugar a la denomina memoria semántica y memoria episódica. La
memoria episódica es la relativa al conocimiento y registro de acontecimientos que conocemos o
episodios que han ocurrido y se presenciaron.198 La memoria semántica es la que procede de la
información relativa a definiciones de términos o a la conceptuación de conocimientos del mundo o
de algunos hechos de la realidad. Mientras que la memoria episódica está más referida al proceso
mental de la percepción e ideación, la memoria semántica se relaciona con el paso siguiente del
proceso mental: la conceptualización. Las ventajas de una memoria sobre otra, es que la episódica
nos permite recordar rápidamente cualquier conocimiento adquirido, pero este recuerdo puede tener
interferencias, menor asociación y algunos olvidos. La memoria semántica en cambio, produce
recuerdos más nítidos, precisos y difíciles de olvidar, porque la memorización de hechos con
significados o de concepto, se graban más y menor que el registro de un acontecimiento simple, sin
necesidad de conceptuación, como ocurre cuando nos formamos sólo la idea de algo, sin tratar de
explicarla o individualizarse.
La reactivación del recuerdo del fenómeno flor exige la poliasociación y la memoria deberá
acudir a los estratos inferiores de la memoria perceptiva y a los superiores de la conceptuación para
rememorar una flor determinada, pues debe recordar tanto el nombre como la imagen del fenómeno
flor. Así por ejemplo, si se recuerda que se vio una flor, pero no se puede precisar que tipo o clase
de flor se vio es memoria episódica. Pero si se recuerda que se vio una flor y se puede precisar que
tipo de flor es, estamos en presencia de la memoria semántica que representa al conocimiento cabal
de las cosas. La memoria episódica es quizás, la más usada e inmediata no sólo porque refleja el
episodio conocido, sino porque lo recuerda debido a que conoce un significado previamente
estipulado. En cambio la memoria semántica es más propia del proceso de memorización de datos
nuevos o de aquellos que necesitan ser reconceptuados. El hecho de que las mismas áreas corticales
sirvan tanto para almacenar la memoria perceptiva como para el procesamiento de información
sensorial, proporciona fundamento neuronal para la estrecha relación que existe entre la percepción
y la memoria.
De esta forma, recordamos lo que percibimos y percibimos lo que recordamos. La memoria
episódica se refiere a lo aprendido en un contexto o espacio temporal particular y en forma
sucesiva. Por ejemplo, se utiliza una prueba donde el sujeto debe aprender una lista de 15 ó 20
palabras presentadas sucesivamente. La dificultad de esta memoria no reside en el aprendizaje de
las palabras sino en el recuerdo de un cierto número de ellas, a las que debe ubicar por el contexto
de las mismas y la sucesión temporal del aprendizaje. Por esto, memoria semántica y episódica van
siempre hermanadas.
198
Episodio es un término usado acá con la denotación de “cada una de las acciones parciales o partes
integrantes de una acción principal”. Esto se debe a que muchos acontecimientos diarios no son fugaces o
instantáneos sino que se dan en un lapso de tiempo más o menos largos y con actos sucesivos o episodios.
256
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Memoria extrasensorial
En contraposición con la memoria sensorial, hay una memoria extrasensorial que guarda
recuerdos de fenómenos extrasensoriales como son los sueños, imágenes oníricas, fantasías, etc.
Estaría muy implicada con la memoria implícita. Todas estas memorias constituyen por su
capacidad de recordar y reconocer los elementos memorizados, la denomina memoria recognitiva.
La memoria recognitiva integra las diferentes memorias perceptivas y así una memoria visual, en
virtud de esa integración no sólo guarda la imagen del objeto visto, sino que también guarda
memoria de sus cualidades que le permite guardar rasgos distintivos (memoria cualitativa o
distintiva) y de su ubicación en el espacio o espacialidad (memoria espacial). Estos tipos de
memoria son muy útiles en los animales.
Memoria implícita, memoria explícita y memoria declarativa
En las discusiones más recientes, la mayoría de los investigadores sostienen que hay varias
clases cualitativamente diferentes de almacenamiento de memoria, de forma tal que a las tres
conocidas como corta, intermedia y larga, se agregarían dos variantes más denominadas memoria
implícita o memoria no declarativa y memoria explícita. La memoria implícita (memoria
inconsciente del pasado) es la facultad de recordar sin tener un conocimiento consciente de los
trazos de memoria que genera dicho recuerdo. La memoria explícita (memoria consciente del
pasado) es la contrapartida de la implícita porque permite a partir de un estímulo sensorial (olores,
imágenes, sonidos, etc.) rememorar toda una serie de hechos asociados psicológicamente con dicho
estímulo.199 La memoria declarativa es la que incluye la memoria explícita y la memoria espacial.
Memoria anterógrada y memoria retrógrada
Estas memorias están en relación a hechos ocurridos antes y después de un suceso
determinado (envejecimiento, traumatismos, etc.) y de ahí los nombres pues el prefijo antero se
refiere a la memorización de hechos ocurridos después de un suceso y el prefijo retro indica la
memoria de hechos acaecidos antes de un suceso. La memoria anterógrada es una memoria hacia
delante y la memoria retrógrada es una memoria hacia atrás, para hacer más gráfico el concepto de
cada una. En realidad estos términos surgen en relación a la amnesia postraumática, la que refiere la
pérdida o presencia de estas memorias en relación al trauma.200
Normalmente los tratados sobre memoria no consignan estos tipos de memorias. El
diccionario médico Salvat define a memoria anterógrada únicamente, como “memoria de los
sucesos lejanos, pero incapaz de conservar las impresiones recientes”. Esta definición abarca,
indirectamente, los dos conceptos: de memoria retrógrada al definir la “memoria de sucesos
lejanos” y la “memoria anterógrada”, propiamente dicha, como “memoria de impresiones
recientes”. Es propio de los ancianos la conservación y exacerbación memoria retrógrada y la
alteración de la anterógrada: recuerdan con nitidez hechos de su niñez y juventud y olvidan los
hechos más recientes.
199
MEDICAL MAG, Vol. 3, N° 18: 28-34, 1992; New Scientist 133: 39-42, 1992; 131: 39-43, 1991
María Pérez Martínez, Alfonso Casero Escamilla – LA MEMORIA: 122-123, Editorial Quórum,
España, 1986
200
257
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Memoria cenestésica y memoria de pantalla
Son dos términos extraídos de diccionarios médicos. La memoria cenestésica201 es la
“memoria de los movimientos de los miembros u otras partes del cuerpo” (Diccionario Médico
Salvat). Estaría relacionada con la memoria motora. La memoria de pantalla (del inglés screen
memory) es la “memoria consciente tolerable, que sirve de “pantalla” para otra memoria que
puede trastornar al sujeto o serle dolorosa emocionalmente si la recuerda” (Diccionario Médico
Dorland). Sería una especie de memoria que ayuda a ocultar el recuerdo de algo desagradable y que
produce gran sufrimiento. El recuerdo de determinados hechos, más o menos gratos, inducen el
olvido parcial del suceso penoso.
El recuerdo o evocación
La reactivación consciente de un dato memorizado es una función denominada recuerdo y
se realiza a través de la evocación, que es un mecanismo de “convocación de imágenes o datos”
para “traerlos a la conciencia” desde la inconsciencia. Tanto el almacenamiento de datos como el
recuerdo están íntimamente ligados a la asociación de ideas o conceptos.
Asociación de ideas o conceptos
Todos estos fenómenos descriptos nos indican que la memoria a largo plazo tiene esquemas
múltiples de organización. Uno de ellos es la asociación de ideas o conceptos, otro es el efecto
“von Restorf” de la escuela gestaltista, el cual distingue entre conceptos homogéneos (los formados
por una misma categoría de imágenes, por ejemplo, letras) y conceptos heterogéneos (los conceptos
introducidos dentro de un grupo de homogéneos, por ejemplo, si en un grupo de letras se inserta un
número). Según la teoría del efecto “von Restorf”, los conceptos heterogéneos son más fáciles de
memorizar y recordar. Otros modos de organizar la memoria y el recuerdo están en los modelos de
organización impuesta y organización subjetiva. La organización impuesta se denomina así
porque generalmente es impuesta por una circunstancia determinada (grabar una lección escolar,
dar un examen, contestar una encuesta o someterse a una investigación). En este caso, la persona
tiende a ordenar el pensamiento en categorías. Por ejemplo si se le somete a consideración una larga
lista donde se entremezclan dispersos los nombres de animales, transportes, grupos sociales, a fin de
facilitar el recuerdo, el individuo agrupa a cada uno de los términos dispersos dentro de un grupo
específico. La organización subjetiva es la organización que libremente hace un individuo frente a
una lista conocida por azar, la cual contiene agrupaciones débiles, es decir, no hay grupos
específicos determinados. En esta coyuntura, la persona se orienta a buscar inconscientemente una
forma de agrupar sobre la base de la función de cada palabra o término. Estos tipos de
organizaciones se deben a que el individuo, cuando debió almacenar o memorizar los datos también
lo hizo con algún tipo de agrupación o categoría. La función asociativa, según Laborit, es
manifiesta entre la memoria semántica y la memoria episódica, las cuales realizan una asociación
cortical o subcortical mediante la intersección de ambas, cuando hay un tren de estímulos múltiples
y variados. Esta asociación es útil para obtener un mecanismo mnésico óptimo (memorizar mejor
todos los datos posibles para después recordarlos más fielmente)
201
La cenestesia es “conjunto de sensaciones vagas internas procedentes de distintos órganos, que produce el
sentimiento general de existencia, independientemente de los sentidos” (Diccionario Médico Salvat);
“sentimiento general de la existencia consciente, percepción de la función normal de los órganos”
258
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Reactivación de la memoria (recuerdo)
En el acto perceptivo, proyectamos sobre el mundo nuestras expectativas e “hipótesis”
basadas en la experiencia pasada. En cualquier momento de la vida diaria, la mayor parte de nuestra
memoria a largo plazo se halla en estado de latencia, fuera de la conciencia. Probablemente, los
agregados neuronales de sus redes se encuentren inactivos u ocupados en actividades “espontáneas”
aleatorias. Una red de memoria se reaviva cuando la memoria a la que representa se recupera por el
recuerdo o el reconocimiento. Es lo que se denomina reactivación de la memoria y se piensa que
es mediada por la memoria de corto plazo.
Un estímulo o grupo de estímulos, cuya representación cortical se ha convertido en parte de
la red mediante asociación previa, reactivará esta representación y, también por asociación, al resto
de la red. Ni los estímulos activadores ni la memoria activada necesitan ser plenamente conscientes.
Algunos fragmentos de la red pueden activarse subconscientemente. En la reactivación de una red
neuronal por el recuerdo o reconocimiento, el hipocampo parece desempeñar un papel importante.
Se ha observado que los pacientes con lesiones de esa estructura no sólo tienen dificultades
para formar nuevas memorias, sino también para recuperar memorias antiguas. A partir de esas
dificultades aparece la amnesia retrógrada, o la anterógrada o ambas. Puesto que las redes de
memorias nuevas son expansiones de las antiguas, los procesos neuronales de formación y
recuperación de la memoria están estrechamente relacionados, si no son idénticos. El hipocampo
participa en ambos.
Recuerdo libre
Marca la diferencia del rendimiento de la memoria entre los jóvenes y los viejos. Si a este
recuerdo libre lo asociamos con claves con las que el sujeto es invitado a recordar las palabras
aprendidas, la diferencia con el joven disminuye y se observa una mejoría más importante todavía si
en un conjunto de palabras, la persona debe reconocer las palabras aprendidas de algunas otras
distractoras. La presencia o ausencia de diferencias en el rendimiento de la memoria ligada a la
edad, varía en función de la exigencia del sujeto par iniciar la búsqueda de la información en la
memoria.
La reminiscencia
Si bien reminiscencia es un vocablo que en general designa a la representación mnésica el
recuerdo de algo que pasó, en particular se refiere al recuerdo vago e impreciso, propio de datos mal
almacenados o muy remotos o al recuerdo individual o personal de datos de la memoria filética. La
impresión del recuerdo también puede ser por los recuerdos teñidos por la afectividad en especial o
la emotividad en general. En filosofía, la reminiscencia habla de la transcordación (recuperación de
datos trascordados). Trascordar etimológicamente significa “a través del corazón” y
denotativamente está referido a “perder la noticia puntual de una cosa, por olvido o por confusión
con otra” cosa. El uso vulgar de la reminiscencia está ligado al recuerdo de momentos placenteros
o displacenteros y de recuerdos afectivos-emocionales.
259
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Trastornos de la memoria
Tipos de alteraciones
La memoria recibe la influencia del afecto y tiende a modificarse según los intereses y las
necesidades emocionales del individuo, interrumpiendo o modificando el curso normal del proceso
de la memoria. Esto trae como consecuencia alteraciones anormales o trastornos de la memoria, de
los cuales hay tres bien conocidos como la hipermnesia, hipomnesia y la amnesia, a los cuales se
suman otro conformado la lista siguiente:
1. Hipermnesia: es la capacidad mnemónica intensa o excesiva. Se observa en algunos
trastornos mentales como manía, paranoia y catatonía. Por ejemplo un paranoico
puede recordar los números de matrícula de todos los autos que marchan detrás del
suyo. Esta capacidad mnemónica excesiva se limita, sobre todo, a períodos
específicos o a incidentes determinados que tienen que ver con afectos de especial
intensidad. Las impresiones que surgen con motivo de incidentes emocionalmente
matizados, se registran con mayor intensidad de lo habitual, debido a la excesiva
atención y concentración compulsiva en dichos incidentes y a la voluntad de
memorizarlos y recordarlos. Otra forma de adquirir hipermnesia es con un
entrenamiento especial para aumentar la capacidad de memorizar. Es lo que ocurre
con los eruditos que acumulan una cantidad impresionante de datos que escapan a
la capacidad normal de las personas. La memorización excesiva puede ser
fisiológica como es el esfuerzo de adquirirla por ejercicios mnemotécnicos; o
patológica como ocurre con la memoria del horror en el estrés postraumático.
2. Hipomnesia: sería una especie de memoria escasa debido a la falta de ejercicio de la
memorización o a defectos del proceso de memorización. También puede ser
secuela de enfermedades neurológicas o traumatismo psíquicos u orgánicos.
3. Amnesia: Así como se habló de memoria retrógrada y anterógrada, igualmente, ante
la pérdida de la memoria por una lesión cerebral, la pérdida de memoria de hechos
anteriores se denomina amnesia retrógrada, la pérdida de memoria de hechos
ocurridos después, se denomina amnesia anterógrada. Luego, en la pérdida o
deterioro de la memoria no sólo influye la edad y los procesos patológicos
(accidente cerebrovascular, infarto o Alzheimer y otras patologías mixtas), como
estudiaremos luego, sino que junto con la edad influye la escolaridad más baja, la
falta de ejercicio de la memoria y la mayor dependencia de otros. La amnesia es
una pérdida de la memoria que puede ser orgánica o psicológica. En la amnesia
orgánica hay trastornos fisiológicos de las neuronas en los procesos de asociación y
por eso se pierde la capacidad tanto del registro como de la retención de datos y
afecta mucho a la memoria anterógrada como a la retrógrada (memoria
generalizada, de hechos remotos y de hechos recientes). La amnesia psicológica es
un fenómeno que aparece inducido consciente o inconscientemente por una persona
como defensa activa contra experiencias negativas, sobre todo las dolorosas,
angustiantes o muy frustrantes. Es una represión voluntaria del recuerdo, el cual
cuando es traído a la conciencia puede ocasionar angustia o ansiedad. La amnesia
psicológica es para temas puntuales. La amnesia orgánica para todo tipo de tema.
La amnesia psicológica es la que permite una recuperación por completo en forma
repentina y completa, mientras que la recuperación de la amnesia orgánica es
260
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
gradual y a menudo incompleta. La amnesia postraumática, entre otros
mecanismos, ocurre en un traumatismo encéfalocraneano se superponen tanto la
falla orgánica como la falla psicológica de la memoria. La falla psicológica es
debida al traumatismo psicológico o distrés que provoca el accidente (amnesia
psicológica). Esto afecta la memoria anterógrada (amnesia anterógrada) pues no
permite grabar los sucesos traumáticos y, por lógica, no habrá memoria retrógrada
(amnesia retrógrada) al no existir la anterógrada (amnesia postraumática). La falla
orgánica se debe a la conmoción (desplazamiento brusco y violento del cerebro
dentro de la caja ósea craneana sin hemorragias ni lesiones evidentes) o a la
contusión (herida abierta del cerebro o contusión con derrame o hemorragia
meníngea o cerebral). La falla psicológica permite recuperar rápidamente la
capacidad de uso de la memoria, lo que se consigue en horas o días o a lo sumo en
pocos meses (sólo queda una amnesia retrógrada postraumática que no permite
recordar los hechos ocurridos durante el transcurso del trauma). Las fallas orgánicas
afectan a los mecanismos o circuitos de la memoria durante décadas o de por vida
(amnesia orgánica). El Alzheimer es una típica amnesia orgánica. No hay
recuperación completa (las fallas orgánicas son las que impiden recuperar la
capacidad de memoria puesto que permiten la prolongación de la amnesia
anterógrada del síndrome postconmocional subjetivo que impide recordar cosas
ocurridas después del trauma o accidente y que en casos graves tampoco permite
recordar las cosas sucedidas antes del trauma o accidente o amnesia retrógrada). La
suma de ambas amnesias y el trastorno de asociación de ideas o producción de
ideas irracionales pueden llevar a la demencia postraumática). Hay amnesias
psiquiátricas o psicológicas como la producida en la depresión o en la histeria, en la
cual hay, en medio de una actividad normal, lapsus o “fuga” de la memoria. No
son amnesias orgánicas. No debemos olvidar otras fallas orgánicas patológicas que
incluye varias demencias que, incluso, pueden ser consecuencia de enfermedades
infecciosas como HIV y la demencia de la sífilis por parálisis general progresiva; o
del abuso de drogas.
4. Paramnesia: es una distorsión de la memoria en forma consciente o inconsciente
que obra como falsificación de memoria. Se considera como una especie de
“confabulación de la memoria” en que el paciente inventan hechos que no existen y
con ellos llenan los espacios de la memoria y que el paramnésico acepta como si
fueran hechos reales. Es un trastorno patológico que se presentan en las demencias
seniles, especialmente en el síndrome de Korsakoff (generado por un problema
orgánico cerebral asociado a un trauma cerebral)
5. Apraxia y afasia: la apraxia es la referida a la pérdida de la memoria como
incapacidad de recordar cómo se realizan determinados movimientos elementales y
comunes del cuerpo. Puede afectar el caminar, mantener el equilibrio, cierta
coordinación de movimientos o la ausencia de algunos movimientos, por ejemplo,
cómo sacar la lengua. Generalmente no se deben a trastornos motores sino a
defectos del encéfalo. Puede afectar a la mitad del cuerpo mientras la otra es normal
o a todo el cuerpo. Es estrictamente una apraxia o afección del aparato locomotor
donde se olvida como abrir una puerta o manejar o conectar un electrodoméstico
Cuando afecta el lenguaje se denomina afasia y es lesión grave. Es un trastorno
neurológico.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
261
6. Agnosia: son alteraciones neurológicas poco comunes que afectan a la memoria,
por ejemplo, visual y en este caso se habla de agnosia visual donde el individuo a
pesar de tener indemne el sentido de la vista, no puede reconocer imágenes visuales
y si las reconoce no puede recordar su nombre. No padecen ningún trastorno mental
y tienen una comprensión normal del lenguaje, pero han perdido la memoria de
nombres e imágenes. Sin embargo, si les muestra un objeto que no reconocen y se
le dice cómo se llama y para qué sirve, esto ayuda a que recuerden el objeto
olvidado.
El olvido
La amnesia debe ser distinguida del olvido. Si bien ambas palabras se refieren a una
ausencia de recuerdos, la amnesia tiene una connotación de tipo patológico que significa pérdida o
debilidad de la memoria que no permite recordar nada. Mientras que olvido se refiere a la cesación
de un recuerdo que se tenía y esta cesación no es patológica sino que está referida a trastornos no
patológicos del mecanismo o proceso mnésico para grabar un recuerdo. El olvido tiene un circuito
anatómico distinto al de la memoria. Mientras el recuerdo tiene más apoyo en el circuito del
hipocampo, el olvido necesita un circuito más complicado que abarca el hipocampo, la amígdala y
la corteza prefrontal.
Luego, no debemos perder de vista que la memoria es un complejo de cuatro funciones
principales:
1.
2.
3.
4.
Almacenar datos
recordar datos
olvidar datos
modificar datos recibidos
La modificación de los datos es producto de la imaginación, la cual siempre está activa,
aún cuando la memoria esté alterada o inactiva.
Generalmente el recuerdo de datos o hechos aislados no asociados a otros elementos es una
de las causas de un registro débil de memoria. Pero, a diferencia de la amnesia, los datos olvidados,
mediante un determinado esfuerzo o espontáneamente pueden surgir después del intento de
acordarse de algo y no poder hacerlo instantáneamente. En este caso opera como una especie de
retardo de memoria. El olvido también debe diferenciarse del bloqueo o represión mental.
Olvido por datos transitorios
Otra circunstancia es la presencia de datos transitorios, por ejemplo, cuando se guardan o
dejan las llaves en lugares no habituales. También son difíciles o imposibles de recordar los datos
poco usados o memorizados que se borran con el paso del tiempo. La falta de utilización continua
de la memoria lleva a su degradación o decadencia de la misma que facilita el olvido fisiológico de
los recuerdos. Otra faceta es el de no realizar el esfuerzo debido o correcto para recordar. Esto
puede deberse a cuando se intenta recordar apresuradamente algo o no se realizan asociaciones
correctas o no hay suficiente atención o concentración o insistencia sobre el recuerdo buscado.
262
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Olvido por formación insuficiente de engramas
Otros mecanismos del olvido son la formación insuficiente de engramas, sobre todo en la
memoria a corto plazo. Esto puede suceder porque no hay mayor interés en grabar un recuerdo, ya
sea por decadencia de la memoria o por la banalidad del dato o para evitar una sobrecarga de la
memoria de largo plazo (fallas de engranajes de la memoria).
Olvido como falla de memoria
El olvido, como “falla de memoria” cuando se plantea por cuestiones psicológicas, se da en
los casos en que “no queremos” recordar ciertas cosas. Este “no querer” puede ser voluntario, pero
generalmente es involuntario202 y ahí se plantean los denominados actos fallidos. En esta situación
se dice una cosa por otra, no se hace algo cuando debe hacerse o se cambia un acto debido por otro
indebido. Se dice en estos casos que “la memoria nos ha traicionado”. Estas pequeñas traiciones son
las que nos llevan a decir cosas con palabras que no debíamos pronunciar y lo hacemos en el
instante menos propicio o debido.
Olvido por bloqueo mental
También están los actos fallidos relacionados con los bloqueos mentales o bloqueos de
memoria y/o bloqueos de voluntad. Previgliano refiere que es ocurre “las veces que nos
preparamos para hacer algo y al llegar ahí, ‘nos bloqueamos’ y todo sale mal”. O no sale. Alicia
Díaz Farina203 interpreta que los bloqueos, en general y desde el punto de vista psicoanalítico, “es
lo que llamamos represión. Le ocurre a todas las personas y tiene que ver con la dificultad para
reproducir cosas que por alguna razón no resultan placenteras. El estudio del inconsciente nos
permite comprender estos procesos, los que se dividen entre lo que no se recuerda y lo que nunca
se registró”.
Esta interpretación pone de manifiesto que los bloqueos por olvido pueden deberse a lo que
no se quiere recordar en forma consciente o inconsciente hechos o sucesos desagradables, dolorosos
o traumas psíquicos, por lo que voluntariamente se forja el olvido de los mismos al sumergirlos en
la subconciencia o inconciencia, pero también a aquello “que no prestamos atención”. Esta falta de
atención puede ser producida porque no nos interesa algo o nos resulta desagradable o insulso y no
nos concentramos en la cuestión, a pesar de presenciarla y conocerla.
De igual modo, cuando estamos inmersos en algún problema angustioso, nos aislamos del
entorno y entramos en una dispersión mental que nos lleva a un estado de “autómatas”. Estamos en
un lugar físicamente, pero mentalmente estamos ausentes (limbo mental). Otra cosa es la dispersión
mental que presentan los niños, especialmente los hiperactivos. Pero, en este caso, se está entre la
frontera de lo que es el olvido y lo que es una falla mental.
Las zonas de represión se hallan en la corteza prefrontal que es la encargada de seleccionar
“lo que se debe recordar” y “lo que no se debe recordar”. Cuánto más se activan esas regiones en el
202
203
Más adelante trataremos lo del olvido voluntario e involuntario
Directora del Centro de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, Argentina
263
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
ejercicio voluntario o involuntario de reprimir actos o palabras, peor será el olvido o “falta de
recuerdo” de lo reprimido. El hipocampo ayuda a la corteza prefrontal en la tarea de represión o
bloqueo pues aunque guarda la memoria de lo que no tiene que recordar, sólo se activa para
recordar, pero permanece inactivo durante el bloqueo para “no recordar”. Luego, la corteza
prefrontal se activa al máximo para captar lo que debe bloquear, mientras el hipocampo, a la
inversa, se desactiva en el bloqueo para no recordar u olvidar lo que se le ha recomendado reprimir
o bloquear, tanto en forma consciente como inconsciente.
Freud postuló que la represión no hace olvidar lo bloqueado (no es un mero olvido), sino
que el recuerdo queda en el inconsciente y no se hace consciente, de ahí la imposibilidad del
recuerdo. Pero esa memoria inconsciente puede afectar el comportamiento de una forma u otra.
Queda en la categoría de la llamada memoria implícita, de forma tal que la experiencia pasada
bloqueada puede modificar el comportamiento de una persona pero esa modificación es siempre
inconsciente y el afectado jamás se dará cuenta de estos actos inconscientes.
Olvido por interferencias mentales
Finalmente, en el mecanismo del olvido, debemos considerar la teoría de las
interferencias.204 Por ejemplo, si a un grupo de personas se les pide que memoricen algo y se les
envía a reposa o dormir y a otro grupo se les pide que después de memorizar continúen con otras
tareas, el grupo que reposa o duerme recordará mejor lo memorizado. Esto se debe a que la puesta
de la atención, inmediatamente después de memorizar, en otras tareas o acciones ajenas a lo
memorizado establece una especie de interferencia en el proceso mnésico. Quizás la teoría de la
interferencia sea la más preferida para explicar el mecanismo del olvido por causas comunes. De
acuerdo a observaciones y experimentos habría dos tipos de interferencias: retroactiva y proactiva.
La interferencia retroactiva es la que se refiere a la acción de interferencia que ocurre entre el acto
de aprendizaje y memorización de algo y la aparición de un nuevo acto para memorizar
inmediatamente después de iniciado el primer proceso de memorización. A pesar de que la nueva
memorización es posterior a la primera, la inmediatez de la misma impide una correcta
memorización de la primera o de ambas. La interferencia proactiva es la que sucede en el momento
en que se intenta memorizar algo, aparece el recuerdo de otras cosas. Acá hay un proceso de
simultaneidad que superpone a la memorización actual, el recuerdo anterior. Luego, un proceso de
memorización puede ser interferido en forma simultánea por el recuerdo de algo anterior o bien
posteriormente por la incorporación inmediata de una nueva memorización, cuando aún no ha
sedimentado la primera. La interferencia, de algún modo, está relacionada con los mecanismos de
desatención o distracción: en el momento en que debemos concentrarnos para memorizar, la
interferencia nos “distrae”.
Olvido consciente y olvido inconsciente
Puede existir un olvido activo o consciente y un olvido pasivo o inconsciente. El olvido
activo o consciente es el referido a la adquisición de datos triviales que no hacen a una necesidad
concreta y que no interesa principalmente retener. En esto interviene un criterio de selección
204
Interferencia es cuando es cuando se cruza o interpone algo en el transcurso de una acción o en el camino
de una cosa
264
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
voluntaria y consciente que lleva a no prestar atención a hechos o cosas o de buscar su eliminación
en el tiempo.
En el olvido inactivo o inconsciente el mecanismo se debe a que hay ciertos hechos,
generalmente amenazantes que producen ansiedad, temor o distrés que inconscientemente deseamos
no recordar. De acuerdo con teorías freudianas, este sería un mecanismo de represión de nuestro
inconsciente. Tanto la memorización como el recuerdo de cosas y hechos dependen en gran parte de
nuestros intereses, intenciones y motivaciones. Hay cosas que estimulan el proceso de atención,
retención y recuerdo y otras que determinan que deprimen dicho proceso e inducen el olvido. Las
cosas importantes e inmediatas que necesitamos son las que más nos inducen a memorizar y
recordar, pero pasado el interés, o la intencionalidad o motivación, después caen en el olvido. Por
ejemplo, voy de compras y memorizo la lista de objetos a comprar, pero una vez realizada la
compra, olvido luego dicha lista. En cambio no sucede lo mismo si debo rendir un examen o
aprender un conocimiento útil para el ejercicio de una profesión. Acá el esfuerzo de retener y
recordar datos es permanente y se vive repasando a los mismos o recordándolos cada vez que se
usan. Esto evita el deterioro de la memoria y el olvido de esos datos. Por esto, los investigadores
concluyen que en el proceso de memorización los factores emocionales y de motivación son los
motores principales de una memoria perenne o de una transitoria, del recuerdo permanente o del
olvido. Las emociones positivas ayudan a recordar siempre, las negativas favorecen el olvido
consciente o inconsciente.
Olvidos benignos y malignos
Finalmente, debemos incorporar los conceptos de olvidos benignos y malignos. Se
consideran benignos los olvidos normales del envejecimiento y otras situaciones en que una
persona olvida parte de las situaciones, las que se vuelven a recordar con ayuda externa, un esfuerzo
de memorizar o la aparición espontánea en un tiempo posterior al momento en que se intentó
recordar. Estos olvidos preocupan a quien los padece pero no afectan la esfera laboral, familiar y
social y no se acompañan de episodios de desorientación temporo-espacial. Frecuentemente se
deben a estados depresivos transitorios o de gran ansiedad o preocupación, pero no a fallas de
memoria propiamente dichas. No empeoran con el transcurrir del tiempo. Los llamados olvidos
malignos son aquellos que no detentan carácter de transitorios, parciales y de recuperabilidad sino
que involucran los olvidos totales y que no tienen recuperación de recuerdos nunca más. Estos se
acompañan de desorientación temporo-espacial, afectan lo laboral, familia y social y se agravan con
el transcurso del tiempo. Son fallas de memoria propiamente dichas y pueden acompañar a
trastornos orgánicos.
Distrés y memoria
El nudo gordiano de los mecanismos mnésicos, el estrés y el aprendizaje
Hay que considerar que los circuitos neuronales, el complejo de los neurotransmisores y
todos los mecanismos del sistema nervioso, actúan en bloque conformando una unidad de proceso,
en la cual es imposible establecer etapas claras mientras funcionan las neuronas bajo un estímulo
determinado. Tanto la memoria, como la emoción, los sentimientos, los instintos y todo el complejo
mental funcionan como si “ocuparán” todo el cerebro, pues de algún modo, mientras trabaja una
zona específica, otras permanecen también activas. Esto es lo que impide establecer mecanismos y
265
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
zonas perfectamente delimitadas para las funciones intelectuales, emocionales y volitivas. Hay una
especie de “vía común final” donde cada neurotransmisor juega un papel determinado
preponderante pero no esencial. A medida que se perfecciona la tecnología de estudio y los
conceptos de biología molecular, el conocimiento de los circuitos neuronales, las sinapsis, los
neurotransmisores y otras proteínas activas van engrosando miles de estudio. Esto produce
confusiones lógicas. Yendo específicamente a la cuestión del estrés, conviene recordar su
etimología puesto que esto ayudaría a comprender muchas otras cuestiones ligadas a los
mecanismos neuronales. Centremos la atención en el concepto de tensión que básicamente significa
fuerza y, a su vez, este concepto implica de alguna forma la energía como fenómeno inmaterial. La
inmaterialidad es lo que destaca al espíritu que está detrás de todos los fenómenos mentales. Para
poder entender mejor determinados conceptos es necesario acudir a desgranar las palabras, pues,
nos guste o no, nuestro pensamiento está formulado en palabras y las ideas o teorías que formamos
lo hacemos como palabra. Luego, todo proceso mental que implique una tensión debida a una
determinada fuerza o energía, puede considerarse desde varios puntos de vista. Uno es el estrés o
distrés. Pero hay determinadas tensiones que ocurren en planos orgánicos y en planos psíquicos o
mentales. Así la tensión muscular no tiene nada que ver, en su esencia, con la tensión psíquica. Pero
ambas tensiones, lingüísticamente significan lo mismo, en estratos diferentes. Muchas veces la
tensión psíquica causa tensión muscular (como ocurre en el distrés), pero yo puedo tensar los
músculos por otras razones como es realizar un ejercicio o hacer un sobreesfuerzo o simplemente
realizar una tensión isométrica.
Por otro lado, por ejemplo, cuando algo me impulsa a hacer una cosa, hablamos de
intención o motivo. Si centro mi interés en la palabra intención, en forma independiente de las
denotaciones de la Real Academia Española y de los diccionarios médicos, puedo considerarla
desde el punto de vista como una “tensión interior”. Efectivamente, todos los fenómenos
intencionales nacen de una fuerza o empuje interior que obran como tensión. Algo similar ocurre
con la palabra atención donde la tensión generada es externa pues yo he colocado el foco de mi
conciencia en un objeto o punto externo donde me concentro, de igual forma que un haz de luz
redondo ilumina un objeto. Luego, si yo tengo que estudiar un texto, necesito de la intención de
hacerlo y debo poner atención para leer y memorizar. Ambas tensiones (interna y externa) operan
sobre mi sistema nervioso del mismo modo que puede hacerlo un estrés, dado que el instrumento es
el mismo para todas las tensiones psíquicas.
El sólo hecho de estar consciente ya conlleva un grado de algún tipo de tensión. La vigilia
así lo impone evidentemente. Este fenómeno no necesita mucha explicación ni estudios que sean
sofisticados porque la simple experiencia o empirismo nos demuestra tal aserto. Luego, es posible y
lícito inferir que vivir, estar despierto, pensar, sentir o hacer me causa algún grado de estrés y que
éste “es parte normal de la vida”. Hasta acá todo parece lógico. Pero hay matices sutiles que hacen
que la cosa no sea tan clara ni sencilla.
Las tensiones de la atención y la intención (entre otras similares), si bien operan con
intensidad variable en los circuitos neuronales, debemos considerarlas con una posición mental o
punto de vista diferente al concepto de estrés. Ya hice la salvedad de que fenoménicamente y
fisiológicamente pueden operar como cosas iguales. Pero conviene reservar el término estrés para
las situaciones que lo impusieron sus creadores, principalmente Hans Selye. De esta forma, la
separación entre lo “normal”, lo que me pasa todos los días apenas despierto y estoy vigil, los actos
266
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
de conversar, leer, estudiar, ver una película, y los “estados conflictivos” que despiertan sensaciones
más intensas que la normales, establece una calidad distinta de estímulos y una comprensión
diferente del fenómeno fisiológico que esos estímulos generan. Este criterio que estoy exponiendo
de la similitud de las tensiones normales y las conflictivas generan algún tipo de confusión entre los
estudiosos de la fisiología del estrés y del sistema nervioso en general y de los circuitos neuronales
cerebrales en especial. Así, he leído la conferencia del Dr. Pfsor. Jorge Medina205 donde analiza los
efectos del estrés agudo y crónico sobre la memoria. Allí afirma que el estrés interviene en el
aprendizaje. Es decir, para aprender es necesario el estrés. A continuación aclara que es un estrés de
“rango fisiológico” que “genera un gran estado de alerta, un gran estado de atención y se obtiene
un máximo de rendimiento, una máxima formación de memoria”. Estamos de acuerdo con que una
gran alerta y concentración para aprender da un rendimiento máximo traducida por una buena y
correcta memorización de lo aprendido. Lo que no concordamos es en el uso de la palabra estrés y
asociarla con la idea de que el estrés mejora el aprendizaje y que la falta de estrés “produce un mal
aprendizaje”.
Mi disentimiento con los conceptos se debe a la digresión con que introduje este parágrafo.
Comprendo muy bien la hipótesis del Dr. Medina sobre estrés y aprendizaje porque como lo aclaré,
las tensiones que el proceso de aprendizaje exige son iguales o similares a las tensiones estresantes
y usan los mismos mecanismos. Pero a los efectos de no crear conceptos entremezclados que
puedan llegar a confundir o sacar conclusiones no válidas para determinadas cosas, considero que
es mejor distinguir entre lo que es una tensión normal que genera la vigilia, la atención y la
concentración con que normalmente actuamos en la vida cotidiana para aprender y las tensiones
circunstanciales extremas que se generan en situaciones anormales o conflictivas. No hablo de
tensiones anormales porque el estrés es una reacción normal del organismo. Pero hay una cierta
diferencia entre la tensión normal para actos cotidianos y la tensión que es normal para enfrentar
situaciones especiales signadas por conflictos.
Así también hay que separar bien lo que es estrés agudo del que es estrés crónico
puesto que no sólo hay diferencias cronológicas entre uno y otro sino también hay diferencias de
neurotransmisores y procesos neuronales. En el estrés agudo, aunque parezca sorprendente, la
mente conserva una especie de poder analítico y crítico con un grado de subconciencia o
inconsciencia, según el tipo y la intensidad del estímulo. De esta forma, cuando un estímulo desata
un estrés agudo donde hay tiempo de analizar una situación y de optar por luchar o huir, se activa la
memoria filética. Esta memoria está relacionada con el instinto de conservación de la vida. La
memoria filética no funciona si el estímulo es disruptivo: súbito e inesperado (accidente de
cualquier tipo, un desastre natural súbito como un rayo, un terremoto, etc.). Acá, si la persona
sobrevive y ha tenido tiempo de “tomar conciencia” del hecho traumático, pueden ocurrir que
guarde memoria (“memoria del horror”). Sólo cuando el estrés agudo es muy intenso y traumático
se produce un bloqueo mental que se interpreta como amnesia postraumática.
Maleabilidad de la memoria
205
“ESTRÉS, MEMORIA Y APRENDIZAJE”, X Congreso de la Asociación Argentina de Psiquiatras,
octubre de 2003, Bs. As.
267
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Probablemente en esta memoria del horror tenga algo que ver lo que se denomina
maleabilidad de la memoria que fue estudiada en el esquema de memoria del miedo condicionado.
Si bien maleabilidad es semánticamente una palabra referida a la propiedad de los metales que bajo
el efecto de un martillo o una máquina moldeadora pueden ser batidos y extendidos en forma de
lámina, en lo relativo a la memoria el concepto queda referido como la propiedad de la memoria de
sufrir transformaciones o de manifestarse bajo formas diferentes. En realidad, quizás el término más
apropiado sea plasticidad, expresado como la capacidad para ser moldeado o modelado. Pero la
condición más puntual del concepto de maleabilidad de la memoria, es la capacidad que tiene la
memoria de pasar de condición de corto plazo a largo plazo, siendo el período de corto plazo donde
mejor se manifiesta dicha maleabilidad como apertura a la manipulación de formación del recuerdo
duradero. En el experimento denominado miedo condicionado206 se investigó lo que se denominó la
memoria del miedo cuyo centro reside en el centro de las emociones en la amígdala cerebral. En ese
experimento se inyectó en la amígdala de los animales una droga que bloqueara la síntesis de
proteínas, poco después de provocado el miedo condicionado. Este primer experimento demostró
que en los primeros minutos u horas de un suceso distresante, si se bloquea la memoria no se
adquiere el recuerdo de largo plazo del miedo. En un segundo grupo se inyectó la misma pero seis
horas después de provocado el miedo condicionado. Los animales conservaron la memoria del
miedo.
La conclusión de este experimento es que en un período de seis horas la memoria es
maleable, abierta o sensible a algunos tipos de manipulación y puede fabricar nuevas proteínas para
consolidar y almacenar la memoria, pero si se bloquea la posibilidad de elaborar esas nuevas
proteínas, antes de las seis horas, no habrá memoria. Después de las seis horas las proteínas ya han
sido fabricadas y por lo tanto la inhibición de la síntesis proteica no afecta al recuerdo o memoria.
Luego, durante seis horas la memoria es maleable, abierta o sensible a algunos tipos de
manipulación. Después de este plazo, los recuerdos se asientan firmemente. (Gerald Maurice
Edelman)207 Se pueden distinguir dos interfases amigdalinas en la respuesta de miedo:
1. una interfase sensorial mediada por grupos neuronales que reacción al sonido y a la
luz. En el caso del sonido la corteza auditiva casi no participa en el
condicionamiento sino las zonas subcorticales que reciben proyecciones neuronales
del tálamo auditivo, que causan efectos cuando alcanza la amígdala, involucrada en
varios tipos de respuestas y comportamientos emocionales. Su núcleo central tiene
conexiones con las áreas del tronco cerebral responsables del control de la
frecuencia cardiaca, respiración y vasodilatación y es indispensable para la
expresión de las respuestas autonómicas condicionadas. El sonido no parece
alcanzar el núcleo central directamente desde el tálamo auditivo, del cual no recibe
proyecciones neuronales. En cambio el núcleo lateral (receptor directo de
información sensorial) las recibe.
2. una interfase con los sistemas de control de las respuestas
206
Llevado a cabo por los profesores Karim Nader-Glenn Shafe en la New York University, EE.UU., en un
grupo de ratas a las que sometían a descargas eléctricas en las patas mientras sonaba un silbato, comprobaron
que después de un tiempo, aplicar el silbato sin descargas producía la misma reacción de miedo, lo que
operaba como una memoria del miedo adquirido por un distrés crónico.
207
ESTRÉS, TRAS LAS HUELLAS DE LA MEMORIA, Internet, agosto de 2003
(http://www.rpinternet.com.ar)
268
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
La conexión entre ambas parece realizarse mediante el núcleo basal o basolateral que recibe
información del núcleo lateral y la envía al central mediante contactos sinápticos (neurona a
neurona). El significado emocional del estímulo también depende del contexto en que tiene lugar, es
decir, de las condiciones que pueden transformarlo en peligroso. La amígdala controla la respuesta
al sonido y al contexto, en cambio el hipocampo208 sólo las respuestas al contexto. Esta región
interviene en el procesamiento de la información compleja y se conecta con el núcleo lateral de la
amígdala a través de un área denominada subiculum, por la cual los datos contextuales adquieren
una significación emocional. La mayor parte de la respuesta emocional parece producirse en el
núcleo lateral cuyas células se dividen en dos grupos: las que se habitúan a los estímulos y las que
continúan respondiendo a él. El primer grupo neuronal dejan de reaccionar cuando el estímulo se
repite y serían responsables de la detección de los estímulos no habituales y de la falta de respuesta
a los estímulos familiares (parece que la asociación persistente del estímulo puede reducir el
acostumbramiento). El segundo grupo neuronal posee umbrales de alta intensidad y sólo puede ser
recibir estímulos intensos, por encima de lo normal y que sean peligrosos. La memoria emocional
es muy difícil de extinguir a pesar de que la corteza prefrontal pueda sufrir algún tipo de daño, lo
que sugiere que las áreas corticales regulan la respuesta emocional y las impiden cuando ya no son
necesarias. La amígdala se encuentra en el centro de un mecanismo de memoria no declarativa, que
opera fuera del campo de lo consciente. Cuando el componente emocional de un hecho cualquiera
es almacenado en el centro de la memoria declarativa, ubicado en el hipocampo, el individuo puede
recordar lo que sintió en ese momento, pero sólo como uno más de los detalles que componen la
experiencia. En cambio, para que el sujeto vuelva a sentir lo mismo que en ese momento o para que
los mencionados detalles produzcan una reacción emocional al ser reencontrados, es necesario que
también se reactive la memoria emocional por medio de la amígdala. Ambos tipos de memoria son
almacenados y recuperados en paralelo, pero el acceso consciente a la emocional sólo puede
hacerse por medio de sus consecuencias, como el comportamiento o las sensaciones subjetivas, que
se combinan con la declarativa para modificarla y formar una nueva memoria declarativa.209
En el hombre es probable que este tipo de memoria esté asociado a las fobias específicas,
donde el miedo irracional se genera con hechos que en determinadas circunstancias pueden
ocasionar o significar daño como es el caso de animales venenosos, la sangre, los accidentes, etc.
Una vez que la persona se entera o conoce o presencia un episodio donde alguien es afectado por un
animal peligroso, generalmente víboras, arañas, otros insectos, se genera la respectiva fobia y,
aunque no se haya tenido contacto personal con estos animales, el sólo pensar en el daño potencial
que pueden significar hace que se guarde un recuerdo de horror, el cual desata un miedo irracional
horroroso ante la presencia de cualquier animal de ese género, aunque el mismo sea totalmente
inofensivo. De igual modo, la vista de la sangre provoca un miedo intenso e inconsciente, aunque
dicha sangre no importe un episodio cruento peligroso, pero siempre se asocia la presencia de
sangre a algo que supuestamente significa daño o peligro para la vida.
Otra cosa distinta es el miedo que se desata ante el recuerdo de la peligrosidad real frente a
conocidos elementos dañinos. Por ejemplo, la electricidad, el fuego, una bestia salvaje. Este es un
miedo racional o espanto, desatado por una memoria del peligro que puede producir casi la misma
conmoción que el miedo irracional fóbico. La maleabilidad de la memoria nos muestra como
208
209
El hipocampo es necesario para la memoria declarativa que incluye la información explícita y la espacial
LAS RUTAS DE LA MEMORIA Y LA EMOCIÓN, Medical Mag, Vol. 5, Nº 45, 1994
269
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
diferentes estímulos pueden producir mecanismos mnésicos casi idénticos pero con características
especiales que nos permiten diferenciar las cualidades de cada uno.
La maleabilidad de la memoria es visible a través de algunos experimentos que demuestran
que dicha maleabilidad tiende a reaparecer en el mismo instante en que se pretende recuperar un
recuerdo. Este hecho es muestra de que existe una especie de revisión cada vez que se intenta
recuperar un conocimiento. Es como un repaso rápido por los archivos o casilleros de la memoria
para encontrar y seleccionar el recuerdo buscado. Es en este acto donde las neuronas deben fabricar
nuevas proteínas antes de que los datos guardados como recuerdos sean devueltos al archivo o
casillero donde se encuentran almacenados. Este mecanismo ha sido establecido experimentalmente
con grupos situados a situaciones de miedo, por lo que no permite establecer si los recuerdos más
antiguos ya establecidos, están abiertos a reediciones; o si este mecanismo sólo está abierto a
recuerdos relacionados con el miedo.
El experimento UBA210 planteó la posibilidad de que los recuerdos consolidados pueden ser
eliminados mediante el artificio de activarlos primero y luego exponerlos a un agente amnésico
como puede ser el estrés. Este mecanismo tendría que ver con algunos desórdenes psiquiátricos de
la memoria. Quizás el distrés actúe como inhibidor de la síntesis proteica.
El grupo Maguire211 investigó la memoria espacial en dos grupos diferentes de personas:
uno que necesita la misma para la profesión como ocurre con los taxistas, otros que no ejercían
dicha memoria. Estudiaron los cerebros y sus diferentes partes en ambos grupos y observaron que
en los taxistas el hipocampo ocupaba un volumen mayor en la RMN respecto del grupo que no
usaba la memoria espacial. Este espacio tenía una relación directa con la experiencia de la
profesión: a mayor cantidad de años, mayor volumen del hipocampo. Este experimento demostró
algo considerado insólito: que ciertas regiones cerebrales crecieran con el transcurso de los años,
cuando se pensaba que los años de edad era un factor de involución cerebral como consecuencia de
la incapacidad teórica del tejido nervioso de crecer como consecuencia del uso porque la
incapacidad de crecimiento disminuiría con la edad. Este estudio indica que el cerebro conserva
cierto grado de plasticidad para satisfacer las demandas específicas a las que podemos llegar a
someter a aquella región del cerebro porque desarrolla estrategias que permite ser altamente
maleables a los recuerdos.
De acuerdo a algunos experimentos realizados se ha relacionado la plasticidad o
maleabilidad de la memoria con la existencia de aminoácidos excitatorios como el glutamato que
bajo la forma de N-metil-aspartato (NMDA), que actúa en los circuitos mnésicos según lo hemos
estudiado en el parágrafo anterior, el cual tiene receptores propios y conforma el denominado
sistema glutatérgico o glutamatérgico. Este sistema es el se involucra en la memoria, aprendizaje,
210
Realizado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) por un equipo de investigadores de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales, dirigido por Héctor Maldonado y publicado en la revista NEURON
211
Dirigido por Eleanor Maguire en el University College London, Inglaterra, mediante RMN realizó una
investigación publicada en PROCEEDINGS OF THE NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES.
270
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
comportamiento, plasticidad sináptica, muerte celular, en los procesos de potenciación de largo
plazo (PLP) y otras funciones del SNC.212
Relaciones entre distrés y memoria
Entre las fallas de la memoria cobra un capítulo interesante las fallas ocasionadas por el
distrés y los traumatismos. La relación entre distrés (estrés) y la memoria es muy compleja. Quizás
los ejemplos más comunes de olvido o amnesia por distrés sean los conocidos en los ejemplos de
los estudiantes que al momento de rendir no recuerdan lo que segundos antes manejaban como
datos totalmente memorizados. Otro tanto ocurre en los oradores o en los cantantes o recitadores
que pueden llegar a “perder la letra” que “sabían de memoria”. En los traumatismos hay una gran
paradoja.
Las experiencias traumáticas intensas son las que pueden, o no, causar daños anatómicos.
Esto suele ser en los que viven un accidente que los somete a experiencias de horror, o participan en
hechos horrorosos (guerra, cataclismos naturales, víctimas de violación y asaltos o atentados de
homicidio, maltrato crónico, abuso sexual reiterado, etc.). Guardan una memoria del horror por los
hechos intensos que provocaron recuerdos vívidos que tienen la facultad de perdurar transitoria o
indefinidamente en el tiempo. Mientras que el distrés agudo o crónico, que no es producido por
recuerdos muy vívidos e intensos ni horrorosos, deteriora la atención posterior y la memoria y llega
a inducir una amnesia profunda como la que recién hemos denominado amnesia postraumática.
Bruce McEwen213 estudió los efectos del estrés agudo y crónico. Descubrió que un estrés
agudo importante y sumamente impactante en lo emotivo, lesiona el hipotálamo en forma
irreversible y afecta, entre otras cosas, la memoria verbal y particularmente en la memoria del
contexto, el tiempo y el lugar donde se producen los hechos que más impactan emocionalmente.
Este es el mecanismo provocado por un traumatismo craneal ya sea como contusión o concusión y
que cuando hay pérdida de conocimiento, al recuperarse éste, se padece de amnesia retrógrada
inmediata postraumática.
La explicación fisiopatológica de estas lesiones, se basa en mecanismos traumáticos que
provocan, por golpe y contragolpe, el desplazamiento violento de la masa cerebral, la que golpea
contra las paredes óseas del cráneo, lesionando células corticales (con mayor frecuencia en lóbulos
temporales, frontales y occipitales) pero sin provocar necrosis importantes, que no son detectables
con los medios clásicos o modernos para estudio por imágenes (Rx, TAC, RMN, etc.).
Además de la onda de presión originada por el impacto y de las fuerzas lineales de
aceleración y desaceleración (estas últimas al chocar contra un objeto físico, situación muy
frecuente en los accidentes de tránsito), la cabeza se ve sometida a fuerzas angulares o rotatorias
originadas por los movimientos de flexo extensión o lateralización cervical (contusión por latigazo).
212
THE NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE 330:613-622, 1994; SCIENCE 256: 1217-1221,
1992; NEUROCHEMICAL RESEARCH 16: 951-963, 1991; ANNALS REVUE OF NEUROSCIENCE 14:
379-397, 1991; NATURE 345: 716-718, 1990.
213
científico de la Universidad Rockefeller, EE.UU.
271
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
El cerebro, anclado en su base por el tronco y los nervios craneales, es relativamente libre
en la convexidad (superior) y no sigue al cráneo en sus desplazamientos debido a su mayor inercia
por lo que sufre fuertes deformaciones e impactos contra algunas estructuras rígidas y prominentes
del cráneo. Estas lesiones por concusión cerebral provocan estado de conmoción cerebral por
inflamación y edema cerebral transitorios.214
La lesión anatomopatológica es magullamiento con lesiones microscópicas por
cromatólisis, estiramiento o disrupción de axones del área lesional (en este punto Strich sugiere que
si se estiran las fibras nerviosas en vez de desgarrarse, las lesiones pueden ser reversibles),
fenómenos isquémicos o hipóxicos que desencadenan infartos locales microscópicos, micro
hemorragias y disturbios en la actividad normal de neurotransmisores. Estos datos neuropatológicos
fueron investigados por Strich, Nevin, Adams y cols. y Gennarelli y cols., quienes les llamaron
lesiones axonales por degeneración desigual y difusa de la sustancia blanca cerebral.
Fotz y Schmidt demostraron que la actividad eléctrica de la formación reticular medial es
la que queda más deprimida por un tiempo más prolongado y a nivel más grave que la de la corteza
cerebral. Estas microlesiones, sólo detectables por biopsia cerebral se manifiestan con
complicaciones tardías como cefalea postraumática crónica o el síndrome postconmocional que
puede ser subjetivo o más grave con alteraciones electroencefalográficas.215
Además de las lesiones anatomoneurológicas que produce en sí el traumatismo
encéfalocraneano, si el estrés agudo producido es muy intenso puede provocar, por sí, lesiones de
atrofia en ciertas neuronas de la región CA3 del hipotálamo lo que perpetúa en el tiempo el
trastorno de la memoria, debido a secreciones excesivas de neurotransmisores, especialmente
glucomineralcorticoides. Testifican estos estudios y conclusiones, las imágenes obtenidas con RMN
por McEwen en personas que han sufrido enfermedades relacionadas con el estrés agudo. El
mecanismo de amnesia retrógrada postraumática también es mediado por endorfinas. Cuando el
estrés físico es muy severo o impresionante, la liberación de endorfinas es mayor y esto embota la
atención selectiva, lo que altera el proceso de la memorización de los acontecimientos que en esos
momentos ocurren.
Esto explicaría la “amnesia por shock” que sufren la mayoría de los individuos sometidos a
grandes accidentes (viales, terremotos, derrumbamientos, etc.), tanto en los casos de traumatismos
con conmoción cerebral, como en los que ésta no existe. Es muy frecuente escuchar en la anamnesis
de estos traumas, la frase “no sé qué pasó” “no recuerdo qué ocurrió”, etc., o bien se efectúa relatos
imprecisos o indefinidos.
El estudio Zúrich consistió en realizar un análisis en dos etapas sobre un grupo de hombres
cuyas edades ubicaban entre los 20 y los 40 años:
214
(Maguire y col. JAMA 15:2041, 1986).(Farreras-Rozman - MEDICINA INTERNA (12): 1445, 1995)
(Adams-Victor-Ropper - PRINCIPIOS DE NEUROLOGÍA: 762 - Edit. Panamericana, Méjico,
1999).(Bryan Jennett, Graham Teasdale – DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LOS
TRAUMATISMOS CRANEOENCEFÁLICOS, Editorial Salvat, Barcelona, 1986)
215
(Aminoff DIAGNOSTICO CLÍNICO Y TRATAMIENTO, 21ª edición de Krupp-Chatton y col. (17):
622, 1986) (Farreras-Rozman - MEDICINA INTERNA (12): 1445, 1995) (Adams-Victor-Ropper PRINCIPIOS DE NEUROLOGÍA: 762 - Edit. Panamericana, Méjico, 1999).
272
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
1. En la primera etapa se les pidió que memorizaran 60 sustantivos, para lo cual
debían mirar cada sustantivo durante 4 segundos. Luego se les tomaba una
evaluación inmediata que consistía en escribir todos los sustantivos que recordaran.
Después de 24 horas volvía a repetirse la evaluación.
2. En una segunda etapa los investigadores administraron a los mismos voluntarios del
grupo en estudio, 24 horas antes de la evaluación, una dosis de cortisona en tabletas
(la cortisona al metabolizarse se transforma en cortisol, el glucocorticoide que se
secreta en el estrés crónico). Después de esta ingesta, en la evaluación inmediata no
hubo efecto sobre la memoria. En la evaluación tardía, a las 24 horas subsiguientes
a la prueba, se encontraron fallas en las respuestas, que demostraron la afectación
de la memoria. El glucocorticoide afecta el proceso de evocación o recuerdo de la
memoria y es el mecanismo que se suma a las lesiones del hipotálamo y acción de
las endorfinas, para alterar el proceso de la memoria en situaciones de estrés.
Estas conclusiones son importantes en situaciones cotidianas como las que atraviesan los
estudiantes cuando deben rendir un examen, de quienes deben memorizar una agenda de trabajo y,
en un caso muy particular, de los que deben testificar ante autoridades judiciales o policiales sobre
hechos traumáticos, o los que han sufrido catástrofes o guerras. La acción distresante aumenta el
cortisol y endorfinas y esto causa la alteración de la memoria. Debido a estos resultados, las
conclusiones a las que arribó este estudio, contemplan la posibilidad de que ciertos testimonios en
determinados procesos judiciales, puedan resultar viciados por omisión de detalles o alteración de la
narración de los hechos. Igual cosa ocurre en las entrevistas de todo tipo, incluidas las anamnesis de
los médicos. Esta situación lleva al estudio a aseverar que “sobre la base de los resultados parece
probable que los niveles elevados de glucocorticoides, inducen desequilibrios de memoria en
situaciones tensas como los exámenes estudiantiles, las entrevistas y los testimonios ante un
tribunal”.216
Las alteraciones de la memoria, sobre todo en el estrés postraumático, son bien conocidas y
se expresan como fragmentación mnésica, ideas intrusivas (a veces en forma de flashbacks),
disociación (separación inconsciente de algunos procesos mentales de otros como, por ejemplo,
falta de correlación entre la expresión facial y el estado de ánimo manifestado). El hipocampo que
ya hemos estudiado, tiene un papel crucial tanto en la memoria como en la regulación
neuroendocrina de las hormonas del estrés. Es, asimismo, una de las dianas de las hormonas del
estrés, con una de las mayores concentraciones de receptores para corticosteroides del cerebro de
mamíferos.
Una función neuroendocrina del hipocampo es participar en la terminación de una respuesta
de estrés mediante una retroalimentación negativa que inhibe el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal
(eje HHA). Se ha comprobado por estudios multicéntricos que el estrés y las hormonas del estrés
deterioran las formas de memoria dependiente del hipocampo, fenómeno que ocurre tanto en
animales como en seres humanos.
216
(Snyder y cols. Hospital J. Hopkins, EE.UU. 1970) (Estudio Zúrich realizado por Dominique de
Quervain en la Universidad Zúrich, Suiza, juntamente con científicos de la Universidad de California
EE.UU.)
273
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Un ejemplo lo encontramos en el trastorno por estrés postraumático que provoca atrofia del
hipocampo y déficit marcado en las tareas de recuerdo, dependientes del hipocampo. Como
demostramos en este trabajo, el hipocampo tiene funciones determinantes en la conexión y
organización de varios aspectos mnésicos como, por ejemplo, ubicar un determinado recuerdo en el
adecuado contexto tempo-espacial. Esto da una razón biológica para explicar por qué dos personas
que viven un mismo hecho pueden, años después, tener diferentes recuerdos de lo ocurrido. Todo
funcionaría como que constantemente un viejo recuerdo es empujado hacia la conciencia. En este
caso el cerebro lo selecciona, lo actualiza y acto seguido procede a fabricar nuevas proteínas
durante el proceso de devolución, de dicho recuerdo, al almacén de la memoria de largo plazo.
La creación de nuevas proteínas significa, de algún modo, que el recuerdo está siendo
transformado permanentemente para reflejar las experiencias vitales de cada persona, pero no se
modifican los mecanismos en sí de la memoria misma. Esto significa que hay que considerar lo que
es la memoria proceso como un mecanismo o facultad intelectual de la mente y diferenciarla del
contenido de la memoria o recuerdo. Lo que cambia de una persona a otra es la forma en como
almacena el contenido de un recuerdo, pero los mecanismo de la memoria proceso son iguales para
todos.
El hallazgo experimental de la modificación de los contenidos de la memoria o recuerdos se
realizó con el estudio, en animales, de recuerdos específicos relacionados con el miedo. Pero
estudios casuísticos de diferentes grupos de seres humanos determinan que este fenómeno también
puede confirmarse con otros tipos de recuerdos que no sean exclusivamente los relacionados con el
miedo. Al mismo tiempo aseveran que el descubrimiento también podría llevar al desarrollo de
algunas formas de alterar o borrar los recuerdos de las personas, generalmente, mediante situaciones
estresantes en las que no necesariamente interviene el miedo.217
Desde el siglo pasado se conoce que los recuerdos recientes son inicialmente inestables; de
forma tal que un golpe en la cabeza, una descarga eléctrica o ciertas drogas pueden alterar el
proceso mnésico que gradualmente lleva un recuerdo de corto plazo a uno de largo plazo, mediante
la intervención de nuevas conexiones y la síntesis de nuevas proteínas. En la década del ‘60 se
descubrió que ciertas drogas interferían en la rememoración de recuerdos, pero la investigación no
pudo avanzar debido a esas drogas afectaban a todo el cerebro en forma inespecífica, lo que evitó
rastrear los mecanismos celulares de las redes de memoria.
La formación de memoria y evocación, en el estrés agudo
Si bien se ha estudiado la memoria del horror, hay otras memorias de miedo y episodios de
memorización en el estrés agudo que según los estudios recientes se deben a diferentes grados de
intensidad del estrés agudo. Cuando dicho estrés está dentro de niveles bajos de estrés pueden
ocurrir dos cosas:
1. que se altere el mecanismo de evocación: es lo que ocurre con los estudiantes en los
exámenes, el orador, artista o el cantante que olvida la letra, etc.
2. que se mejore la formación de memoria: el aumento primario de la concentración
de adrenalina liberada por la médula adrenal o de cortisol por la corteza suprarrenal,
217
Uno de los experimentos es el realizado por los doctores Nader-Shafe que citamos en este trabajo.
274
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
en dosis relativamente bajas pero dentro de niveles fisiológicos no basales, elevan
el poder de vigilia, atención y concentración, de la misma forma que ocurre cuando
voluntariamente usamos esas facultades, y se configura el fenómeno de un
“aumento del poder de memoria” pero no en la evocación sino en la formación de
conocimientos (aprendizaje). Estos neurotransmisores actúan sobre la amígdala
indemne, especialmente la amígdala basolateral que filogenéticamente es la de
formación neurológica más reciente. La indemnidad o daño de la amígdala
corticomedial (la de formación neurológica más arcaica) no altera el mecanismo
mnésico del aprendizaje. La explicación de este fenómeno se explica por la teoría
del “arousal” (del inglés arouse = despertar, estimular) o buen tono noradrenérgico.
Esto influye también en la transmisión gabaérgica otro factor para buena formación
de memoria. Esto que hemos explicado es una especie de “gatillo” de la formación
de memoria, pues debemos recordar que además de la amígdala basolateral
intervienen otras áreas encefálicas como el hipocampo, la corteza prefrontal, etc.
Luego, recordemos siempre: la amígdala no es formadora estricta de memoria, sino
moduladora de la misma, la cual para formarse y almacenarse debidamente necesita
irremediablemente de casi todo el cerebro. Otro detalle importante es que
recordemos que la catecolamina noradrenérgica no atraviesa la barrera
hematoencefálica, sino que dentro del cerebro actúan las catecolaminas
adrenérgicas formadas por el mismo cerebro. Para estimular a la amígdala, primero
la epinefrina estimula periféricamente al sistema vagal o vago y este inicia una
cascada de estímulos que se convierten en señales intracerebrales que estimulan el
locus ceruleus, el principal liberador de noradrenalina cerebral. De ese modo la
presencia de receptores adrenérgicos cerebrales y las cascadas intraneuronales
moduladas por estos neurotransmisores intracerebrales estimulados en parte e
indirectamente por los neurotransmisores periféricos son los que consolidan la
formación de memoria. Los glucocorticoides, en la formación de memoria, sabemos
que actúan directamente sobre el hipocampo, el que posee la mayor cantidad de
receptores para los mismos, pero en la amígdala lo hacen en forma directa sino
como intermediarios. En la amígdala controlan la actividad y también lo hacen en el
tracto solitario, pero para actuar necesitan que previamente haya activación y
transmisión noradrenérgica, pues los glucocorticoides son un paso intermedio entre
la cascada intracelular y la activación noradrenérgica. De este modo, se consolida el
papel de la amígdala como modulador de la memoria y regulador del estrés y en
ambos casos interviene como agente de regulación emocional, pues determinará
que calidad o grado hay que darle a un estímulo emocional, normal o estresante.
En resumen: recordemos que el estrés agudo actúa:
•
•
•
•
de acuerdo a su intensidad y calidad
en estrés leve, anula la evocación en la memoria
en estrés agudo súbito no catastrófico ni traumático, activa la memoria
filogenética que ayuda a poner en marcha mecanismos instintivos para
luchar o huir
ayuda la formación de memoria: en grado de activación dentro de límites
normales superiores a los basales activa la formación de memoria normal;
275
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
•
en grados intensos y situaciones de miedo forma la memoria del miedo o
del horror: en situaciones de maleabilidad (conocimiento o recuerdo
previo), por ejemplo cuando nos salta encima una araña, la cual
recordamos por saber que pueden ser animales peligrosos, o en presencia
de fobias
en estrés agudo grave y traumático produce amnesia postraumática y
altera tanto la evocación como la formación de memoria según sea amnesia
anterógrada o retrógrada.
Estrés crónico y memoria
Recordemos todo lo que hemos repasado del estrés crónico en nuestras consideraciones
anteriores. Ahora agregaremos otras consideraciones relativamente obvias. Hay que considerar tres
tipos de estrés crónicos:
1. El estrés crónico generado por estímulos repetitivos de un mismo agente
estimulante o mismo estresor
2. El estrés crónico debido a estímulos múltiples sucesivos por diferentes estresores
3. El estrés crónico generado por un estímulo único que primero produce un estrés
agudo grave e intenso y luego por diferentes mecanismos, generalmente mnésicos,
se autoperpetúa como es la memoria del miedo o la memoria del horror del estrés
postraumático.
En general y según algunos de los estudios que hemos citado en este trabajo, principalmente
el de McEwen, el estrés crónico perjudica la memoria e induce hipoamnesia, amnesia o evocación
defectuosa y si alguna vez contribuye a la formación de memoria, sólo lo es en forma peyorativa
como puede ser la idea fija u obsesivo-compulsiva, o las memorias del miedo y del horror que en
alguna medida son evocaciones defectuosas.
Por ejemplo, en el caso del estrés crónico por un estímulo generado por un mismo estresor,
como puede ser el ruido molesto o situaciones similares que se repiten indefinidamente, el agente
estresor se fija en la memoria constituyendo un recuerdo obsesivo-compulsivo y ante la reiteración
del estímulo se origina una reacción de oposición, como sentimiento de ira o estado iracundia que
lleva también a una reacción compulsiva, generalmente violenta por la generación de un impulso
homicida no psicopático. El estrés crónico repetitivo ayuda a formar una memoria patológica
reforzando no sólo la formación sino el almacenamiento y la evocación. Exacerba patológicamente
el mecanismo mnésico en todas sus etapas. En la biofisiopatología del estrés crónico o sostenido, la
principal hormona que opera es el cortisol.
El estudio Coryell218 demostró que los propensos al suicidio, como son los depresivos
graves, tienen un aumento importante del cortisol sanguíneo, a tal punto que un estudio metódico de
las tasas de cortisolemia en pacientes depresivos graves, son predictores útiles de que el impulso
suicida se lleve a cabo. Este estudio es uno, de los tantos, que confirma que la hipercortisolemia es
un buen marcador del estrés crónico y/o sostenido. En el estrés crónico avanzado o grave, deja de
218
realizado por el psiquiatra William Coryell en la Universidad de Iowa (EE.UU.) sobre 78 pacientes
hospitalizados por depresión grave
276
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
funcionar el mecanismo de retroalimentación que frena normalmente al sistema de secreción de
cortisol y, en consecuencia, hay más producción de ACTH y más producción de cortisol. Entre otras
cosas, el nivel alto de cortisol es causa de depresión y por este mecanismo, el estrés queda ligado a
la conmorbilidad con la depresión. Esta hipercortisolemia, cuando persiste en grado mayor y por
mucho tiempo, produce hipotrofias en el hipocampo y termina con un agotamiento del circuito
ACTH-cortisol, llegando a generar situaciones extremas de hipocortisolemia, a pesar del estrés
sostenido o de la depresión activa.
En los trastornos del ánimo por estrés crónico también se afecta la memoria generalmente
por hipomnesia o amnesia. En el estrés crónico hay muchas y variadas respuestas, que además de
los circuitos mnésicos, afectan otros mecanismos físicos y psíquicos. La respuesta crónica o estado
de vigilancia permanente, es aquella en que se pierde sucesivamente el control de la identidad y la
autoestima y en la que se observa sumisión y pérdida de esperanza. También en aquellos casos en
que un estímulo se repite varias veces, en forma crónica (estrés repetitivo), hay un período de
latencia antes de que se manifiesten los síntomas. Por esto, se llama también período o estadio de
resistencia o estado de agotamiento, fase del SGA de Selye, en donde puede aparecer una marcada
aceptación al estresor (período de adaptación).
Como consecuencia de una exposición prolongada a un estrés de elevada intensidad, puede
producirse también la muerte. En el caso de muerte, actúa el estrés de la impotencia (Richter).
Luego, para comprenderlo mejor hay que considerar que en el estrés crónico hay:
a. Liberación de hormonas: GH, ACTH, corticosterona, cortisol y otras y se reduce la
producción de testosterona
b. Estimulación vagal: con liberación de colinérgicos, que puede causar la muerte por
estrés de impotencia y que Richter denominó muerte trivial ya que puede ser
evitada con la aplicación atropina. Si no muere el afectado, la producción excesiva
de colinérgicos provoca lesión del sistema colinérgico central, producida por una
baja del número de células colinérgicas, de la tasa de CAT y de ACE
c. Atrofia de estructuras límbicas y disminución de cortisol: ocurre en la faz terminal
de un cuadro de estrés crónico y se acompaña de otros fenómenos en vías de
estudio (Jones, Mc Ewen, otros autores)
d. Atrofia de estructuras del hipocampo: En el estrés crónico hay estimulación de la
corteza entorrinal que a su vez estimula los receptores NMDA, liberación de
glucocorticoides y de serotonina (5HT) que también estimula receptores NMDA
(sistemas neuroquímicos alterados). La presencia de un gran número de estructuras
hipocampales ricas en receptores para glucocorticoides, el exceso de éstos produce
muerte neuronal y acortamiento dendrital con atrofia de la arborización dendrítica,
especialmente en región CA3. El árbol dendrítico piramidal se “deshilacha” y
disminuyen los contactos sinápticos, lo que altera la neurotransmisión
intrahipocampal. Paralelamente han disminución de la neurogénesis, especialmente
en el giro dentado, región hipotalámica en continua proliferación neuronal. (Jones,
1942 y otros autores). Los glucocorticoides actúan sobre los receptores kainato
presinápticos, sobre receptores GABA β2, los que regulan la interneurona. Todos
estos mecanismos provocan disminución o desaparición de la memoria.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
277
La más alterada en el estrés crónico es la memoria declarativa.
Conclusiones
El estrés crónico afecta fundamentalmente los sistemas neuroquímicos del glutamato, la
serotonina y el GABA, provocando una pequeña alteración neuroquímica cuando el nivel de ese
estrés no es tan intenso ni grave y en este caso sólo hay cierto deterioro cognitivo, especialmente al
nivel de aprendizaje y memoria, los cuales no tienen mayor impacto sobre la salud mental de esos
mecanismos. Esto ocurre en algún grado, en el estrés agudo intenso también. Pero el estrés crónico
muy intenso o sostenido, además de alterar los sistemas neuroquímicos, también alteran la anatomía
neuronal y afectan la plasticidad sináptica de cambiar los circuitos neuronales, provocando cambios
morfológicos en hipocampo, amígdala y determinadas áreas de la corteza cerebral o prefrontal. Los
cambios morfológicos, según vimos, abarcaban desde el acortamiento dendrítico que altera las
sinapsis neuronales, la neurogénesis hipotalámica del giro dentado, anulándola, y, finalmente hay
necrosis neuronal que determinan atrofias en hipotálamo y amígdala. Estos procesos pueden llevar
al envejecimiento cerebral y todos estos procesos afectan la cognición en las fases del aprendizaje y
la memoria. Los defectos son la disminución o pérdida de la memoria, con grave alteración del
aprendizaje. El uso de benzodiazepinas altera la memoria, causando disminución de la misma.
Envejecimiento de la memoria
Los trastornos por fallas físicas u orgánicas pueden ser provocados por el
envejecimiento y según Previgliano, pueden instalarse normalmente “a partir de los 25 años,
cuando empieza en todos los seres humanos el proceso de apoptosis celular: las neuronas, que
están programadas para una determinada vida útil, empiezan a morirse. Y esto hace que a partir de
los 40 años el cerebro cambie su morfología. Ese envejecimiento normal del cerebro continúa a lo
largo del tiempo y sólo se detiene con la muerte. Pero también existe un envejecimiento patológico,
que puede estar mediado por distintas alteraciones. Enfermedades como el Alzheimer;
enfermedades que afectan áreas subcorticales, como la demencia por múltiples infartos; y también
procesos mixtos”.
En el Alzheimer hay fallas metabólicas que provocan cambios en las neuronas cerebrales
con acumulación de placas que provocan la muerte neuronal. De acuerdo con el número de
neuronas afectadas en un tiempo determinado, hay un proceso patológico progresivo. De este modo
hay una instalación lenta que comienza con una leve “mala memoria” y hay pérdida progresiva de
la memoria hasta llegar a graves deterioros en los que se pierde la capacidad de pensamiento,
formulación de juicios y amnesia total con pérdida de la identidad. Esto lleva a una incapacidad
total en el desempeño cotidiano de la existencia personal. La demencia vascular se debe
alteraciones de la irrigación sanguínea del cerebro que va desde pequeños a grandes derrames o
hemorragias o infarto por trombosis. Estos procesos generalmente se instalan bruscamente, pero si
la afección es episódica hay agravamiento progresivo en el tiempo. La gravedad de la demencia
vascular dependerá de la zona cerebral afectada. En lo referente a las demencias por enfermedades o
envejecimiento, es bueno recordar que si bien la palabra demencia denotativamente se la relaciona
con la locura,219 conviene conocer que en Medicina se la considera como una forma lingüística de
denominar a las alteraciones de las funciones cognitivas y esto lo acerca más a la acepción
219
La RAE define a demencia como “locura, trastorno de la razón”
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
278
denotativa que la RAE hace al describirla como “estado de debilidad, generalmente progresivo y
fatal, de las facultades mentales”
Siempre se ha creído que lo primero que se pierde al envejecer es la memoria. Pero
Schrof220 realiza una serie de investigaciones en estudios multicéntricos y logra establecer que la
mayor edad no es causa obligada de deterioro de la capacidad intelectual y que por lo menos hasta
los 70 años la mayoría de las personas conservan intactas sus facultades mentales. Incluso, más de
una cuarta parte de la gente mayor llega a los 80 o 90, sin sufrir un deterioro mental importante. En
realidad, no se deteriora la memoria en sí, sino el proceso memoria en lo relativo al procesamiento
de datos y la velocidad de ese procesamiento. En la vejez se descuida mucho cómo se procesa un
dato, o no se procesa, y luego se tiene dificultad para rememorarlo o, directamente, no se puede
evocar, ni ese dato, ni datos anteriores.
Los neurocientíficos recomiendan una saludable actividad mento-cerebral para que ese
proceso de la memoria se mantenga intacto y sólo se tenga dificultad en la demora del recuerdo,
pero sin pérdida de la memoria de los datos.221 En el envejecimiento hay una declinación cognitiva
por disminución de la memoria, inducida, quizá, porque es una edad en que se somete menos a la
práctica, debido a una disminución paulatina de responsabilidades, lo que conlleva emplear menos
estrategias, no desarrollar habilidades compensatorias y, de hecho, perder motivaciones. En
realidad, puede que haya algún grado de disminución del potencial mento-cerebral como algo
natural, pero esto no siempre se traduce por deterioro mnémico.
Se han identificado cuatro factores influyentes en la conservación de la capacidad
intelectual:
1.
2.
3.
4.
haber hecho estudios superiores al nivel medio
llevar una vida productiva, con intereses múltiples
tener el apoyo de un cónyuge inteligente
mantener una actividad intelectual creativa, proclive al cambio permanente y en
permanente proceso de elaboración y proyectos nuevos
Los factores negativos para la conservación de la lucidez mental:
1. la rigidez de creencias, ideas, etc.
2. el apego a la rutina en las costumbres y actividades
3. la falta de satisfacciones en la vida
Los estudios realizados han demostrado que en realidad, lo que primero se pierde no es la
memoria sino la capacidad de comprender relaciones espaciales (cómo ubicar un punto en un mapa
o el auto en un estacionamiento público poblado). Sólo después de los 50 años de edad comienza la
disminución de la capacidad de abstracción para establecer analogías y un poco más tarde, se pierde
la memoria verbal consecutiva a una distracción (consiste en recordar detalles de un relato después
220
Joannie Schrof – A LA VEJEZ, LUCIDEZ, publicado en U.S. NEWS & WORLD REPORT,
Washington, EE.UU., 1994, donde cita diferentes estudios multicéntricos sobre la memoria en los ancianos.
221
Roberto Schiefelbein, Servicio de Neurología del Hospital Alemán, Buenos Aires
279
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
de haber dedicado la atención a otras tareas). La memoria de procedimientos es la menos afectada
por la edad, al igual que la memoria retrógrada.
Lo que más daña a la capacidad intelectual es la falta de ejercitación. Los que se empeñan
en hacer lo mismo todos los días de su vida son los que más rápidamente sufren deterioro mental.
Para retener la agilidad mental es menester proporcionar al cerebro experiencias y estímulos
nuevos, al mismo tiempo que se tratan de ejercitar todas las facultades mentales frente al nuevo
entrenamiento, especialmente la memoria y las capacidades de formular juicios y razonamientos,
establecer analogías, etc.
En manera especial no debe perderse la capacidad de orientación temporoespacial: saber en
qué lugar nos encontramos, la fecha del día, donde vivimos. Es muy común en los ancianos perder
dicha orientación porque ya no les interesa saber fechas, días e inquirir sobre los lugares que visitan
o son llevados. Otro hecho fundamental es que todo ejercicio mental sea placentero. No es lo mismo
obligarse a leer para “mantenerse al día” que hacerlo para satisfacer un gusto, un placer intelectual o
satisfacer una curiosidad. La flexibilidad de pensamiento y la disposición para improvisar son
factores que favorecen la viveza o lucidez mental.
En cuanto a la salud corporal es otro factor importante para las funciones mentales. El
anciano cuyo cuerpo enfermo, también daña físicamente su cerebro y esto le produce las demencias
seniles o el deterioro intelectual. Un anciano sometido a un proceso de aprendizaje es más lento que
un joven pero con la actividad mental va creando nuevas conexiones neuronales que les permiten
compensar la pérdida funcional de algunas neuronas. Por esto aprenden menos, pero con mayor
seguridad debido a una mayor capacidad de asociación. La lentitud cognitiva se debe a leves
modificaciones de funciones cognitivas (pensamiento, lenguaje y capacidad de abstracción) que
influyen algo en la memoria, según venimos explicando.
El envejecimiento del cerebro puede transferir determinadas funciones de una región a otra
para seguir manteniendo la eficiencia cerebral o mental. El mantenimiento de la lucidez en las
personas mayores se debe a un entrenamiento continuo con tareas de razonamiento, comprensión de
relaciones espaciales y memorización a fin de que conserven la lucidez y la autonomía personal.
Los ancianos lúcidos demuestran que pueden superar mejor determinadas pruebas psicométricas,
que los más jóvenes. Además, resuelven mejor todos los dilemas de la vida y pueden conservar un
conocimiento conceptual extenso, con mayor capacidad de asociación de los datos, con lo que
suplen la falta de memoria de detalles. Esto refuerza el aforismo de que la vejez da sabiduría. El
anciano cuenta con un repertorio de experiencias que le ayudan a una mayor capacidad de
resolución. Probablemente sean más lentos en reaccionar que los jóvenes pero le superan en mayor
información, experiencia y sabiduría. Los jóvenes deben compensar ese déficit con mayor velocidad
para discurrir y actuar. Por eso los jóvenes logran ser más eruditos pero no más sabios.
Como punto final de este parágrafo, queremos remarcar que muchos estudiosos de la mente
y sus funciones y efectos, tratan de buscar dentro del cuerpo la explicación de esos actos o su
interpretación. Las funciones corporales son muy complejas y cada vez más, la biología molecular
complica el estudio de los fenómenos mentales, por más aparatos sofisticados que se usen. Los
estudios por imágenes de lo que ocurre en el cerebro cuando funciona la mente, son sólo eso:
efectos de la energía sobre la materia. No es el funcionamiento de la materia la que provoca el acto
280
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
mental, sino que el acto mental modifica la biología molecular. Si esto no llega a ser entendido
desde el principio, se llenarán muchas bibliotecas con las descripciones de los mecanismos
biológicos moleculares que se encuentran en cada acto mental. Pero no podemos decir que un acto
mental se debe (sea causado) a una actividad o inactividad de una determinada zona cerebral. Es a
la inversa: el acto mental es la causa de esa actividad o inactividad.
De este modo, recuperamos el misterio ontológico del origen y esencia del alma, espíritu y
mente. Existen, pero su naturaleza y causa no es el cuerpo humano. El cuerpo es sólo el vehículo o
instrumento. Lo que debemos sostener es que los actos mentales activan o desactivan diferentes
zonas cerebrales o circuitos neuronales. Movilizan los neurotransmisores y encienden todo el
metabolismo cerebral (y del cuerpo en general), pero es la mente la causa y no al revés. Este
concepto debe tenerse en cuenta para explicar los trastornos de la ansiedad en particular, incluyendo
al estrés y otros trastornos y enfermedades mentales. No sólo deben los científicos empecinarse en
el cuerpo y la biología molecular, sino estudiar como piensa el ser humano.
Conociendo la energía mental y la del espíritu en general, conocerán el tremendo poder que
puede modificar nuestros genes y, a través de ellos, todas las funciones de cada una de nuestras
células. La vejez trae como secuelas una disminución de las actividades laborales (ya sea en el
activo que cada vez declina más su participación en el trabajo o en el pasivo o jubilado que deja de
trabajar), menores responsabilidades tanto en la vida hogareña como social y, en muchos casos,
mayor tiempo de ocio no empleado en ninguna actividad. En lo social disminuyen actividades de
relación y entretenimiento, lo que reduce el círculo de amistades (por fallecimiento de amigos,
abandono de la costumbre de reunirse y falta de comunicación personal).
Además del deterioro cognitivo natural de la edad, se suman las enfermedades de la
vejez,222 siendo una de las más temible el Alzheimer. La declinación de las funciones mentales se
inicia solapadamente a los 25 años de edad, pero se acentúa en forma patente, desde los 60 años, en
especial cuando hay inactividad mental-intelectual. El 70% de sujetos mayores de 70 años se queja
del deterioro de la memoria. De ellos un 60% tiene test mentales normales, un 40% sufre de
trastornos psíquicos transitorios y sólo un 20% padece enfermedades cerebrales u orgánicas.
En relación con la denominada memoria de trabajo, la mayor parte de los testes no se
modifican con la edad. El efecto de memoria reciente (por ejemplo recordar las últimas palabras de
una lista) tampoco varía con el transcurso de la edad. La memoria semántica (test de vocabulario) se
altera sólo con el Alzheimer. La memoria remota (posibilidad de evocar recuerdos de lo vivido por
el individuo) incorpora la memoria episódica (aprendizaje de hechos sucesivos) y la memoria
semántica. Un individuo normal utiliza la lectura, fotografías, rostros célebres, eventos públicos,
programas de cine o TV, etc. para ayudamemoria de épocas pasadas que vivió. La ley de Ribot (los
viejos recuerdan mejor lo vivido en la infancia) se da parcialmente pero no en todos los casos y
puede ser superada con el entrenamiento mental.
El span mnésico disminuye con la edad. Puede observase esta disminución en paciente con
lesiones focales prefrontales.
222
La hipertensión arterial, la diabetes, la desnutrición, la deshidratación, problemas de la tiroides, un
sedentarismo pasivo y los trastornos del estado del ánimo, especialmente los depresivos, son los que más
afectan a la memoria
281
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Desarrollo de la memoria
Nemotecnia (mnemotécnica)
Otros de los elementos del desarrollo intelectual es el desarrollo de la memoria. Para esto
debemos recordar la esencia de la misma como potencia del alma por medio de la cual se retiene y
recuerda (sede de los recuerdos):
1. el pasado
2. el conocimiento adquirido
3. los hechos actuales o presentes.
Por cuanto, la memoria es una potencia intelectual y, como tal, puede adquirirse y
desarrollarse mediante el entrenamiento, mientras haya un aparato psíquico o mente normal. La
memoria, según lo que hemos visto, se pierde sólo si hay deterioro mental psíquico u orgánico. Una
de las funciones básicas de la memoria, cual es la retención, está ya presente desde el nacimiento,
pero la operación de codificación o de registro es muy deficiente en los bebés por lo que los únicos
estímulos que pueden memorizar son de carácter muy simple y que no necesitan, por tanto, de
ningún tipo de operación de codificación compleja. Por otro lado, el número de estímulos que puede
retener un bebé es muy bajo por simples que estos estímulos sean.
Además, si bien retienen estímulos sencillos, sólo recuerdan (evocan) a los mismos
únicamente cuando actúan reiteradamente. Contrariamente, los adultos normales, especialmente los
que realizan entrenamientos mnemotécnicos (nemotecnia = arte de ejercitar la memoria),223 tienen
gran capacidad de retención y fácil evocación, la cual es voluntaria y no sólo en presencia de
estímulos.
A la mnemotécnica se la define como “el arte de retener mucha información en el menor
tiempo posible”. Consiste en una serie de ejercicios para dar lógica y orden a un conjunto datos, la
mayoría de las veces, inconexos. Se cree que la mnemotécnica fue ideada en el siglo V a.C. por el
poeta griego Simónides, quien le llamó paseo mental. El método se le ocurrió después de salir con
vida del derrumbe de un templo y debía recordar la identidad de los cadáveres irreconocibles,
tratando de recordar donde estaba sentada cada persona. La correcta memorización (proceso de
retención) exige, además de una observación atenta y concentrada o de una lectura en esas
condiciones, de un continuo repaso del tema o cuestión a memorizar.
Tanto la retención como la evocación y el almacenamiento de datos y hechos a recordar,
exigen técnicas y métodos propios para cada persona. Así la memoria tiene algo de congénito pero
mucho de aprendido. La memoria guardada de habilidades y destrezas aprendidas, es permanente y
óptima cuando se reúnen dos condiciones:
1. uso continuo
2. automatización de los actos aprendidos y memorizados (por ej. conducir, escribir a
máquina, etc.)
223
El nombre de mnemotecnia proviene de un homenaje rendido a Mnemosine, diosa griega de la memoria
282
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Hay diferentes mecanismos de memoria que nosotros reconocimos anteriormente, al tratar
los tipos de memorias, que ahora repasaremos brevemente, y así hablamos de una memoria
sensorial que se desarrolla de acuerdo a necesidades específicas, por ejemplo, un ciego desarrollará
una memoria táctil y una memoria auditiva. El sordo desarrolla una memoria visual. Naturalmente,
las personas normales también pueden desarrollar estas memorias sensoriales según las necesiten.
Otra memoria es la memoria gustativa que desarrollan los catadores. Habría una memoria a corto
plazo que retiene la información por minutos o segundos o lapsos muy cortos. Es una memoria para
uso inmediato, con capacidad muy limitada ya que sólo puede mantener una pequeña cantidad de
información al mismo tiempo y por corto lapso. Se le llama también memoria activa. Es la que
tiende a fallar con el tiempo en la mayoría de las personas. Registra hechos recientes. Ejerce control
sobre el cerebro al indicarle qué información debe tener en cuenta. En una conversación permite
recordar la primera parte de la frase del interlocutor hasta que éste llegue al final. Es asimismo, la
base de la atención múltiple simultánea (memoria múltiple simultánea) que permite atender varias
cosas a la vez, por ejemplo, mientras se habla por teléfono hojear la correspondencia o una revista, a
la vez que se solicite por seña o expresamente algo a una persona que pase en ese momento (pedir
un café, llamar la atención, saludar, etc.). La memoria puede ser un acto involuntario mediante el
cual queda grabada un dato en la memoria sin mediar el querer o voluntad de hacerlo (memoria
involuntaria). O puede ser un acto voluntario en el cual expresamente se pone la intención de
memorizar un dado (memoria intencional).
La memoria de corto plazo, naturalmente, comienza a declinar entre los 40 y 50 años de
edad. Si algo le afectara patológicamente, no se podrían ejercer profesiones como comprador de
valores de la bolsa o piloto de avión de caza (Richard Mohs). Una forma de esta memoria, es la
memoria episódica (memoria anterógrada o de hechos recientes) que también guarda hechos y
experiencias relativamente recientes (la película vista hace pocos días, donde se dejan los anteojos o
estaciona el auto, etc.). Su declinación comienza alrededor de los 40 años de edad, pero su
decadencia es más lenta a tal punto que no se advierte, quizás, hasta dos décadas después del
comienzo de la pérdida. Así una persona de 50 años nota la facilidad de los jóvenes para estudiar,
aprender y memorizar el uso de aparatos electrónicos o un nuevo programa de computadora,
actividades que a él le cuestan mucho más. La capacidad de retención de esta memoria es menor a
medida que aumenta la edad. Esto acarrea problemas en profesiones tales como la medicina en la
que la diversidad de conocimientos y su renovación permanente, es una de las profesiones que más
exige memoria episódica y al disminuir ésta, puede hacer que un médico sea susceptible de incurrir
en negligencia profesional, ya que sólo se recuerda la mitad de la información y se produce el
olvido de las dolencias de pacientes en el mismo día en que éstos son atendidos.
En cambio, cuando la información es transferida a la memoria de largo plazo, la capacidad
se vuelve ilimitada y en esa memoria, a manera de “disco duro” de una computadora, se van
grabando y acumulando todos los acontecimientos que nos ocurren y los conocimientos que
podamos aprender. Todos estos contenidos permanecen, además, indefinidamente en esta memoria,
a la que debemos recurrir siempre que necesitemos recordarlos. La evocación puede ser rápida o
inmediata cuando el conocimiento es manejado asiduamente o de grabación reciente o puede ser
lenta o mediata a medida que los recuerdos son más lejanos.
Abarca la memoria semántica que es la capacidad de recordar el significado de las palabras
y los símbolos y es la más perdurable de todas. Es la que más se conserva en el mal de Alzheimer
283
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
(pérdida patológica de la memoria) y es la que hace difícil olvidar los términos aprendidos en la
juventud y que luego nunca más se usan, como “baile de graduación” o “comedor universitario”.
También es la que graba los símbolos religiosos, las marcas comerciales, las diferencias entre un
perro y un gato, etc. La memoria semántica puede seguir enriqueciéndose hasta la muerte. Otra
parte de la memoria a largo plazo, es la memoria implícita que permite recordar cómo montar en
bicicleta, nadar o conducir, aptitudes que dependen del recuerdo automático (memoria automática)
de una serie de movimientos iterativos y automáticos. Es la memoria de los reflejos condicionados
que permite, por ejemplo, sacar rápidamente el pañuelo ante la sensación de estornudo inminente.
Es una memoria también duradera y su pérdida es signo seguro de deterioro mental grave. Otro tipo
de memoria de largo plazo es la memoria remota (memoria retrógrada) que es la que conserva los
recuerdos de la infancia, los conocimientos escolares, los libros, revistas y películas que han
causado un gran impacto o que han sido vistos o leídos repetidamente, determinadas conversaciones
y toda suerte de situaciones vividas muy en el pasado y cuya memoria se conserva a través de los
años. Esta memoria también es difícil de perder, pero en edades avanzadas, a pesar de ser una de las
memorias más conservadas, puede ocurrir que haya dificultad para evocación, o sea, traer al
presente el recuerdo del pasado.
Barry Gordon interpreta a esto como una especie de “interferencia” ya que al envejecer se
debe clasificar una y otra vez la información que se va sumando sin cesar a nuestros conocimientos
y el recuerdo de la misma puede entrecruzarse con otros recuerdos y no permitir la correcta
evocación, o al menos la evocación oportuna, y esto sería la interferencia. La llamada memoria
fotográfica que se aplica a las personas que tienen la capacidad de memorizar en forma rápida una
gran cantidad de detalles, es mal llamada fotográfica porque “nadie registra los hechos de la
manera indiscriminada, gráfica y precisa como lo hace una fotografía. La memoria es siempre
selectiva” (Mohs). Lo que ocurre es que hay personas con mayor capacidad de memoria, quizás
debido a una mayor atención y a un gran poder de observación que les permite clasificar o
seleccionar rápidamente la mayor cantidad de detalles y su capacidad de retención aumentada, les
permite obtener una memoria rápida y completa de hechos observados.
Para el desarrollo de la memoria o evitar la pérdida o disminución de la misma, se acude a
la nemotecnia, disciplina que estudia las técnicas de memorización. Las estrategias mnemotécnicas
o mnemotécnicas (ambos términos son válidos e iguales) pueden ser:
1. sectorización del dato: cuando el dato a memorizar es extenso o complicado se le
descompone por sectores y se memorizan éstos en un orden determinado (ítem o
“chuncks”)
2. localización visual: sirve para el conocimiento que se adquiere con la memoria
visual y que surge del uso deliberado de imágenes mentales retenidas a través de la
visión. La memoria visual o fotográfica o eidética es notable en muchas personas y
son históricamente recordadas la de Leonardo Da Vinci y Napoleón Bonaparte.
En general, los artistas plásticos (escultores, pintores, dibujantes) tienen
desarrollada esta memoria.
3. método de lugares: se visualizan todos los lugares a recordar, buscando detalles
especiales de individualización de los mismos, mediante una secuencia lógica y
ordenada. Consiste en identificar cada lugar con una imagen y esa imagen con una
palabra.
284
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
4. uso de palabras claves: es útil para aprender un texto o una lengua extranjera. Para
memorizar un texto se buscan las palabras claves que son las que determinan el
sentido del texto. En el caso de idiomas extranjeros, hay que buscar palabras que
tengan algo en común con el idioma que manejamos y luego asociar esas palabras
con la imagen del objeto designado por la palabra extranjera. La combinación de
palabras claves con imágenes mentales es proceso muy importante para organizar
la memoria y el proceso de pensar.
5. organización verbal: se refiere a que es más fácil retener las palabras en forma de
verso rimado que en prosa. Por esto es más fácil memorizar una poesía que una
prosa. Por ejemplo, para recordar la cantidad de días de cada mes se usa la
conocida frase “30 días tiene setiembre como abril, junio y noviembre”
6. método de asociaciones: relación del texto con el contexto, por ejemplo, pez nos
lleva a pensar en agua.
7. importancia del contexto: el método de asociaciones nos lleva a considerar
especialmente el contexto, siendo éste una clave importante para la recuperación de
material mnésico. Cuando no se puede recordar directamente un hecho preciso en
un momento preciso, el tratar de recordar lo que hizo en ese momento es parte de la
recuperación del recuerdo. Si me preguntan, en mi caso particular, ¿qué hizo el 3
de julio de 1980? es probable que en forma inmediata no tenga ni la menor idea.
Pero si recuerdo que ese año es anterior al término de mi carrera profesional y que
era empleado del gobierno y esta cursando el internado obligatorio de mi profesión,
podré ir recordando otros detalles. Y así paulatinamente y por asociación iré
recuperando datos “lógicos” que tenía almacenados recónditamente en mi
memoria.
8. la organización del material a memorizar: es una clave fundamental para recordar
y la mejor regla mnemotécnica. Hay diferentes formas de organizar el material
almacenado en la memoria. Ya hicimos referencia a uno como es el recuerdo del
contexto, pero esta organización no es aplicable a todo el material almacenado en
la memoria. Cada material en especial requerirá de una forma determinada de
organización. Ya hemos hecho referencia a las palabras claves, a la organización
visual, a la organización verbal, etc. Hay muchas otras formas de organización que
dependerá de la habilidad y entrenamiento de cada persona, como así de sus
intenciones y motivaciones.
9. Repaso permanente del material memorizado: ya dijimos que el olvido y otros
trastornos de la memoria pueden obviarse con la atención, concentración y
repetición en los hechos y cosas a memorizar y por otro lado, el entrenamiento
continuo de tratar de recordar las cosas principales que hacen a las necesidades
precisas de cada uno. El mecanismo de repetir un mismo dato para mejorar la
memoria es llamado repaso y consiste en una capacidad susceptible de ser
adquirida mediante entrenamiento. Este repaso puede ser escrito, verbal o
simplemente una meditación. Para esto es preciso tratar de prescindir de agendas o
notas cuando son datos de poca extensión y de uso cotidiano (número de teléfonos,
número de documentos, direcciones, tareas a realizar, etc.). El repaso es una forma
de repetición o reiteración de un mismo conocimiento y es una actividad que
necesita un continuo estímulo de nuestra parte. El repaso puede ser espontáneo o
voluntario, de acuerdo a nuestras necesidades de recordar o mantener un dato. En
285
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
algunos casos, es un verdadero hobby para quienes se especializan en una
disciplina o cuestión no académica. El estudio Flawell-Beach-Clumsky (1966)
demostró diferentes capacidades de repaso en los niños siendo menor esta
capacidad para los muy chicos y mayor para los que superan los cinco años de
edad. Tanto niños como adultos tienen la misma capacidad de repaso. El repaso
ayuda a mejorar, mantener y aumentar la capacidad de memorizar datos. Cada
persona tiene capacidad para desarrollar estrategias y formas nuevas de repaso para
mejorar la capacidad general de la inteligencia y el control del pensamiento.
10. Ayudamemoria: se da este nombre a las agendas, “machetes” y otros medios
escrito, filmados o grabados que ayudan a recordar y repasar datos útiles. Se
emplean cuando el material a recordar es muy extenso o de uso relativamente
escaso.
11. Uso del olfato: quizás sea uno de los sentidos que mejor ayudan a guardar memoria
(memoria olfativa) y facilitar el recuerdo, debido a que el circuito nervioso
mnésico del olfato es más corto en su recorrido y extensión que el del resto de los
sentidos, quienes tienen un recorrido más largo para llegar a los centros de
reconocimiento. El olor pasa directamente del bulbo olfatorio al sistema límbico e
ingresa en la memoria rápidamente a través del hipocampo. Esto lo asocia en gran
parte a lo emotivo o afectivo. De ahí su facilidad para retener y recordar un olor y
asociarlo a otros hechos.
12. educación de la memoria en la niñez: todo intento de desarrollar la memoria debe
iniciarse desde la niñez que es el momento de mayor potencialidad de la memoria
humana. En la vejez, sólo el uso permanente y el ejercicio de asociación, son los
elementos más poderosos para mantener o desarrollar la memoria.
13. uso de tests mnemotécnicos: son útiles, sobre todo para recordar imágenes o
sonidos.
14. método de lectura veloz: son útiles porque enseñan a leer de otra manera al obligar
a interpretar la frase sin leerla completamente. Es un método que adiestra la
memoria visual y la semántica reforzando a ambas
15. repetición permanente: este procedimiento es útil con las palabras difíciles o
rebeldes de recordar, las letras de las canciones, los nombres nuevos, etc.
16. ubicación de detalles: por ejemplo se pueden ubicar a determinados objetos
recordando marcas, o teniendo lugares especiales para colocar las cosas como los
llaveros, anteojos, etc. En el caso de nombres, la ubicación por el abecedario suele
ser un método eficiente
17. rutina de memoria: se consigue combinando varios procesos como ubicación,
repetición, Ayudamemoria, uso de test mnemotécnicos, asociaciones, etc. Oficia
como una verdadera “conducta de memorización”
El desarrollo de la memoria, según Horacio Krell224 se debe obtener a través de cuatro
etapas (método Ilvem):
1. con un efecto sinérgico entre los tres tipos de inteligencia básicas del hombre:
emocional, racional e instintiva
224
Director Fundador de Ilvem Internacional, organismo que investiga métodos para mejorar la
concentración, la memoria y el perfeccionamiento de la mente
286
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
2. los instrumentos de procesamiento de la información
3. tener en cuenta el modo operativo de los dos hemisferios cerebrales
4. unificar las tres etapas anteriores para conformar un todo que supere a la suma de
partes
El método tiende a mejorar la memoria y la creatividad.
Andi Bell225 da los siguientes consejos para mejorar y aumentar la memoria:
1. Adquirir el máximo posible de concentración: para esto hay que aprender a poner
toda la atención únicamente en lo que se desea memorizar, evitando todo factor de
dispersión mental
2. Aprovechar el espacio que lo rodea para visualizar la información que no quiere
olvidar: un ejemplo de esto puede cuando necesita comprar artículos de hogar.
Antes de ir de compras imagine cada artículo de su lista como si ya estuviera puesto
en su lugar dentro de su casa
3. Convertir en imágenes afines nombres y datos difíciles de recordar: esto significa
que debo buscar una imagen o sigla alegórica para recordar nombres difíciles de
retener. Por ejemplo, si quiere recordar nombres de componentes de ácidos
nucleicos como citosina-guanina use para las primeras letras un nombre fácil de
recordar como es Carlos Gardel, e inmediatamente asociará Carlos a citosina y
Gardel a guanina. Un nombre poco usado o conocido como Mara se puede asociar a
mar.
4. Separar los datos en grupos lógicos: por ejemplo si son nombres de personas en
idiomas extranjeros, separarlos por géneros (masculino-femenino), en columnas
determinadas: masculinos a la derecha, femeninos a la izquierda.
5. Repetición sistemática del dato a recordar
Simónides, el poeta griego, pasó a la historia como el creador del artificio nemotécnico que
dio origen al concepto de “memorización clásica” que consistía en relacionar las cosas con una idea
o pensamiento o relacionar los mismos entre sí.
Galvin226 proporciona otros métodos mnemotécnicos:
1. En varias sesiones cortas se retiene más que en una larga
2. Nos grabamos partes completas y pautas significantes
3. La completa atención o concentración en lo que se va a memorizar, por lo que se
debe elegir un solo objetivo
4. La emoción tiene un gran impacto en los recuerdos (esto nos recuerda la asociación
de memoria y estrés)
Desarrollo de la memoria en ancianos
225
Campeón mundial de memoria en el Campeonato Mundial de Memoria del 2003 realizado en Kuala
Lampur
226
Ruth Mehrtens Galvin – UNA PORTENTOSA MEMORIA, Harvard Magazine, 1988
287
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
En los ancianos los mecanismos de compensación de la memoria nos obligan a conocer el
cambio de perfil de la memoria, que se da con el tiempo. Reconocido el perfil de cambio estamos en
condiciones de optimizar el rendimiento. Por ejemplo, si se compensa el descenso en la eficiencia
de las operaciones de codificación y recuperación de la información, eso refleja la plasticidad de la
memoria en la edad avanzada.
En el sujeto senil se puede corregir un déficit de memoria propio de la edad mediante
ciertas técnicas:
1. organización del material a memorizar
2. dar consignas de codificación (por ejemplo, reagrupar por categorías, asociar por
rimas, etc.)
3. indicar claves motoras (por ejemplo, incorporar gestos para utilizar un objeto o
pedir algo)
4. corregir la lentitud de codificación, la fragilidad del registro contextual y el déficit
de recuerdo libre
Es importante recordar que no hay técnicas generales que sean aplicables a todos los casos
por igual. Cada caso requiere una técnica personalizada.
Gene Cohen227 sostiene que se debe usar el cerebro “a pleno” para mantener el crecimiento
de las neuronas en las edades maduras. El cerebro senil o maduro desarrolla todas las células
cerebrales cuando funciona plenamente. Para esto no debe declinar ninguna actividad y debe
complementar los ejercicios lúdicos a través de juegos (crucigramas, scrabel, etc.) con actividades
físicas (natación, caminata, ciclismo, tennis, etc.). Pero fundamentalmente debe ejercitar el
pensamiento con actividades intelectuales como leer, escribir y desarrollar temas o cuestiones que
impliquen el uso de un pensamiento activo y creativo. El área pensante cerebral contiene casi
100.000 millones de neuronas que producen miles de dendritas con lo que adquiere la capacidad de
obtener más de un billón de conexiones intercelulares. El uso continuo a pleno del pensamiento
filosófico o creativo aumenta sensiblemente el incremento de las conexiones intercelulares. Por
ejemplo, no dejar de conducir vehículos le permite seguir ejercitando la memoria sobre paisajes,
lugares, etc. La creatividad del anciano o persona mayor se manifiesta ante la aceptación de
desafíos que implican el sentido del “¿por qué no?” que significa animarse a aprender uno o varios
idiomas, escribir un libro o estudiar una determinada profesión o disciplina o dedicarse a la
investigación de un tema determinado. Asimismo, implica mantenerse informado sobre los sucesos
locales, nacionales e internacionales a nivel económico, social y político. Leer revistas, periódicos,
usar Internet, libros, ensayos, dossiers o revistas científicas, etc. es una de las maneras de “estar al
día” y de no declinar el afán de seguir conociendo cosas, sucesos y otros eventos de su interés.
Cuanto mayor campo intelectual abarque, mayor será su capacidad de mantener el cerebro activo y
renovado hasta edad avanzada.
La higiene cerebral
227
Gene Cohen – LA MENTE MADURA: EL PODER POSITIVO DEL CEREBRO QUE ENVEJECE
(“The Mature Mind: The Positive Power of the Aging Brain”), editorial Basic Book, EE.UU.
288
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Es muy importante para ayudar al mantenimiento y desarrollo de la memoria, como de las
otras facultades mentales, que haya una higiene cerebral, esto es, evitar el uso de tóxicos como el
cigarrillo, el alcohol, drogas (como drogadicción y medicamentos) y sustancias de contaminación
ambiental que puedan afectar al cerebro. También se deben evitar los procesos metabólicos
patológicos como la diabetes, la hipercolesterolemia (hiperlipemia en general). Los trastornos
cardiovasculares que pueden afectar al cerebro deben ser controlados como los procesos
hemorrágicos, vasculopatías, cardiopatías, hipertensión arterial, trombosis, etc. Hay que respetar
los ritmos biológicos circadianos, en especial en lo relativo al dormir. La falta de sueño o los
trastornos del sueño (hipersomnia, insomnio, dificultad para conciliar el sueño, sueño entrecortado
o el despertar temprano), la fatiga mental y física, dificultan tanto el almacenamiento como la
evocación de datos o recuerdos. En el plano alimentario, la alimentación incompleta (sobre todo el
déficit de vitaminas, de ciertas proteínas o aminoácidos) y la mala o incompleta hidratación, la
ingesta de comidas cuantiosas o alimentos de difícil digestión (hacen un efecto robo en la
circulación cerebral) y producen embotamiento mental e intelectual, alterando el proceso mnésico.
Por último, no debemos olvidar huir del estrés y todos los procesos de ansiedad (en especial la
depresión) y el estrés por traumas, que interfieren con las facultades mentales, especialmente la
memoria. Tanto los tóxicos, como las enfermedades y los trastornos de ansiedad, son como
verdaderos “virus informáticos” que dañan el cerebro o disco duro y borran todos nuestros
programas de realización personal o del manejo de la existencia.
La vida social activa, evitando el aislamiento, y mantener la práctica de deportes o de
actividades placenteras que nos distraen de las preocupaciones u obsesiones, ayuda a despejar la
mente y a mantener vivos los recuerdos útiles, especialmente los referidos a la creatividad. La
meditación relajada, junto con los ejercicios mnésicos, es uno de los métodos de “higiene cerebral”
que más nos ayudan a mejorar no sólo la memoria, sino todas las funciones mentales, en especial la
atención y la concentración, verdaderas antesalas de la memoria. Otro factor importante es la vejez
que ya estudiamos y la higiene mental requiere estar preparado cuando se llega a ella. Las personas
suelen envejecer en forma imperceptible: no se dan cuenta, hasta que un día descubren su cabello
totalmente cano, las arrugas de su piel y las enfermedades orgánicas u osteomusculares que le
quitan su capacidad de ambulación o su independencia individual, quedando en estado de
dependencia física (y hasta psíquica) de otras personas, en particular sus familiares. Este
desembarco “inesperado” en la vejez es tardío y no hay ninguna posibilidad de una vuelta hacia
atrás. Por esta razón, la vejez se debe ir previendo cuando la edad nos está dando síntomas y signos
de que nuestra juventud comienza a retroceder. Es ahí dónde hay “darse cuenta” que comienza el
envejecimiento y proceder a detenerlo o mejorarlo. Se debe cuidar la higiene, la alimentación y la
hidratación, la actividad social. Pero esencialmente, lo que importa, es sostener una vida mental
activa buscando innovaciones en la vida diaria a través del emprendimiento de cosas que antes
“nunca se habían hecho”. La lectura de obras que obligan a pensar, una vida afectiva en pareja o en
familia o con amigos, un desarrollo de actividades que nos obligan a usar la memoria y la agilidad
mental, al mismo tiempo que el cuerpo, son actividades a tener en cuenta en la agenda diaria.
Asimismo, el control o chequeo médico permanente es otra arma fundamental. Apenas se detecte un
sobrepeso o una alteración de una función, inmediatamente ponerse a buscar la solución y no
quedarse con el mal. La alimentación es algo que debería preocuparnos toda la vida, pero en la
vejez es el eje fundamental de la salud física. Luego, salud física y salud psíquica no sólo proveen
longevidad sino que dan una calidad de vida superior, particularmente en lo espiritual.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
289
CAPÍTULO XI
EL APRENDIZAJE: LA ADQUISICIÓN DE HABILIDADES
Concepto
Denotativamente aprendizaje es la “acción y efecto de aprender” algo y aprender es
“llegar a conocer” algo mediante la “adquisición del conocimiento de alguna cosa, ya sea por
medio del estudio o de la experiencia y tomar ese conocimiento en la memoria”.
En cada momento en que transcurren nuestras vidas conscientes, tenemos experiencias
nuevas, las que almacenamos en nuestra memoria para utilizarlas en el futuro. De ahí que las
funciones cognitivas como el conocimiento mismo adquirido, estén íntimamente involucrados con
las funciones mentales intelectivas y afectivas, las cuáles a su vez interactúan teniendo como base a
la memoria, para desarrollar el proceso del aprendizaje. Las experiencias pasadas condicionarán
nuestras reacciones futuras de modos diversos. Esto es lo que conocemos como aprendizaje.
El aprendizaje influye en todos los aspectos de nuestra existencia, en nuestros gustos y
aversiones, en nuestras opiniones y creencias, incluso en el modelo de sociedad en que vivimos.
Esto, de alguna manera, significaría que vivimos de acuerdo a lo que hemos aprendido. Hay
muchas formas de aprendizaje. Por regla general, se tiende a comprender al aprendizaje como la
adquisición de algunas aptitudes y eso ha conformado el concepto clásico sobre aprendizaje. De ese
modo todo lo que incorpora a partir del nacimiento como es caminar, hablar, etc. se entienden como
habilidades aprendidas, de la misma manera que leer, escribir, realizar operaciones matemáticas,
etc. se aceptan como habilidades adquiridas por la enseñanza escolar.
Realmente todas estas aptitudes, habilidades y conocimientos son formas de aprendizaje,
pero hay que concordar que no son las únicas. Esto se debe al fenómeno “de hecho” (factum) en que
la mayoría de las experiencias individuales como ocurre con la percepción sensorial, las emociones
y afectos, las voliciones, las relaciones interpersonales y todo tipo de acciones y actividades que se
desempeñan mientras se vive, son materia de un aprendizaje en particular, el que puede exigir
múltiples modalidades. Casi tantas, como las modalidades (personalidad) del ser del hombre en
cada individuo particular.
Para entender en qué consiste el proceso de aprendizaje, es preciso estudiar la conducta y
valorar los actos. Deben tenerse en cuenta factores tan importantes como la fatiga o como la
ausencia o presencia de recompensa para una determinada conducta. Si bien aprender viene de la
palabra latina apprehendere, esta raíz etimológica origina dos palabras como aprehender y
aprender.
Aprehender es una de las facultades intelectuales estimulada por los sentidos. Cuando los
sentidos son estimulados por la realidad, captan los fenómenos de esa realidad y los incorporan para
formar la idea. Es la primera etapa del proceso intelectual, por lo que todas las funciones
intelectuales dependen de la aprehensión. Pero en el lenguaje, aprehender también tiene la acepción
de tomar algo (coger, asir o prender), ya sea por los sentidos o por las manos. En cambio, aprender
290
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
es adquirir el conocimiento de una cosa.228 Indudablemente, en el proceso intelectual sin
aprehensión no hay aprendizaje. Es decir, primero hay que aprehender para luego aprender. Y esto
no es un juego de palabras. Ya dijimos, que aprender es el resultado de las experiencias que surgen
del estudio o de la vida cotidiana.
Por lo tanto, el aprender conlleva dos mecanismos importantes:
La asimilación o comprensión. Consiste en incorporar la nueva
experiencia o inserción del nuevo conocimiento y su integración al
repertorio previo cosas conocidas (marco personal).
La acomodación es la forma en que la asimilación de un conocimiento
modifica a la persona a partir de la incorporación del nuevo conocimiento
adquirido y cómo se va modificando cuando experimenta esas cosas
nuevas (cambio personal)
Hay una asimilación reproductora que consiste en las cosas aprendidas “de memoria” y
una asimilación recognitiva que consiste en un reconocimiento discriminado de objetos que
pertenecen a un esquema en particular, por ejemplo, los números a las matemáticas, lo orgánico a
la biología, etc. y, finalmente, una asimilación generalizadora que es la culminación del
aprendizaje, pues es la que permite utilizar un determinado conocimiento en modos diversos o
circunstancias diferentes. Este tipo de asimilación es el que permite la ampliación de un campo de
conocimiento.
A principios del siglo XX, los psicólogos empezaron a considerar el aprendizaje como una
cuestión de asociación entre un estímulo y una respuesta, siendo “gratificada” la respuesta correcta
con una recompensa. Este esquema funcionaba perfectamente en el aprendizaje animal
experimental (Pavlov y cols.). Según esta teoría el aprendizaje se construía a parte de unidades
básicas de comportamiento llamadas reflejos condicionados.
Pero esta teoría no era absoluta para el hombre por lo que otros psicólogos posteriores a la
escuela reflexológica, puntualizaron que las respuestas condicionadas era únicamente una de las
formas de aprendizaje y que existe un concepto fundamental ligado a cada actividad o trabajo
llamado impulso. En nuestros puntos de vista, el impulso es más propio de la esfera emocional que
de la intelectiva. Por ende, este concepto introduce en la teoría del aprendizaje elementos que
complementa una acción intelectiva pura. El hombre aprendería por su inteligencia y por el empuje
emotivo que ponga en la tarea de aprender. Por eso tal vez el esquema de castigo / recompensa
funcione más por el lado emocional que el de un simple reflejo condicionado.
Aprendizaje social o socialización
El aprendizaje social o proceso de socialización del hombre para aprender a convivir en la
sociedad civilizadamente y no ser un ser marginado de esa sociedad, se guía por principios de
condicionamiento (aprendizaje) y descondicionamiento (desaprendizaje o extinción). Por los
228
En este caso, el conocimiento abarca todo el proceso intelectual de aprehensión, ideación, conceptuación y
juicio
291
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
primeros, si son correctos, el hombre aprende una conducta “condicionada a” y es el método o
principio de toda educación humana correcta.
Pero cuando los principios de condicionamiento han sido incorrectos y se traducen por
conductas socialmente indeseables,229 los desadaptados (inadaptados) sociales deben ser
desacondicionados de una conducta inadecuada y “reacondicionados” a una conducta normal o
aceptada socialmente (trabajo que generalmente realizan los psiquiatras, psicoterapeutas y
psicólogos con alcohólicos, drogadictos, delincuentes o psicópatas). Otras formas de condicionar
conductas inadecuadas también son realizadas por los psiquiatras en los casos de fobia (miedos
irracionales que producen conductas negativas de evitación).
El aprendizaje humano
Es evidente que el aprendizaje humano no sólo se guía por esquemas de castigo / premio.
Nuestra inteligencia hace que el aprendizaje y la conducta sean algo más complejos que simples
reflejos condicionantes u operantes (teoría del acondicionamiento operante de Skinner). El ser
humano no aprende únicamente por su propio interés o provecho como lo hace el animal. En la
mente humana hay motivaciones de diferentes naturalezas e impulsos atávicos que nos llevan a
aprender a inventar, construir y manejar instrumentos para nuestras culturas o a desarrollar el
pensamiento abstracto o creativo. Estas bases no son estimuladas desde afuera ni por esquemas
premio / castigo, sino por algo que nace de adentro y que nos guía, por diferentes caminos como la
vocación y otras brújulas interiores, a aprender cosas. Incluso, estas cosas pueden no tener ninguna
actividad o ser simplemente lúdicas, o inducir conductas que nos producen más perjuicio que
beneficios (¡cuántos prohombres de nuestra humanidad sufrieron y murieron por ideales aprendidos
sin ningún tipo de interés ni de provecho personal!) (¡Cuántos hombres aprenden y realizan
conductas fútiles que no le sirven ni a él ni a otros y viven y mueren en la más absoluta
mediocridad!). Nuestra capacidad de aprender sobrepasa cualquier modelo animal, dado que el solo
hecho de aprender el lenguaje nos muestra que los modelos de aprendizaje son tan complejos que
deben ser estudiados y reordenados con algo más que un test de medición de inteligencia o
experimentos con animales en laboratorio. No hay mejor laboratorio que la experiencia directa del
contacto mutuo que socialmente tenemos con nuestros prójimos y nuestro propio interior, para
hacer una investigación holística del fenómeno del aprendizaje y guiarse menos por el cientificismo
de los experimentos reproducibles.
La enseñanza y el aprendizaje, en la realidad práctica, están más dentro de la intuición que
de métodos, dado que cada hombre aprende de manera diferente y el éxito de enseñar, depende
mucho del arte del maestro y de la inspiración del alumno, dos cosas bastante difíciles de meter en
un esquema, sistema o método.
Otro de los motores del aprendizaje es la curiosidad. 230
229
Del mismo que cuando una conducta o práctica queda en desuso u obsoleta
La curiosidad es una palabra que connotativamente es un deseo de saber o averiguar lo que no nos
concierne, pero denotativamente es una facultad propia del hombre, lo que le lleva a averiguar cosas que
desconoce pero que le interesan o intrigan. Es una especie de “antena existencial” que rastrea todo lo
conocido y desconocido en busca de facetas extrañas o no aprendidas. Es el motor básico de muchos
aprendizajes, a tal punto que se ha dicho que sin curiosidad no se puede enseñar ni aprender.
230
292
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
La pedagogía y la didáctica, en la práctica, siguen sujetas más a la experiencia personal, a la
memoria colectiva y al predicamento del ejemplo directo, que a normas de ciencias de la educación,
las cuales orientan pero de ninguna manera son la llave absoluta para aprender a enseñar o inducir
el aprendizaje. Hay muchas cosas prácticas y sencillas como las predicadas por Pestalozzi, pero es
evidente que las acciones de enseñar y aprender siguen dependiendo en gran medida de
interacciones personales, subjetivas, que tienen que ver más con la creatividad que la racionalidad,
con el arte más que con la ciencia y, sobre todo, con la voluntad y la afectividad del ser humano
(incluyendo la inteligencia emocional).
El aprendizaje es un proceso que se da, prácticamente, en todos los momentos de la vida de
una persona, desde su nacimiento hasta su muerte. El aprender significa, que de algún modo, se
modifica la conducta de una persona, con cambios, más o menos permanentes, en dicha conducta.
Estos cambios pueden ser:
Adquisición de habilidades y destreza en el manejo de instrumentos
diversos
Adquisición de conocimientos
Desarrollo de capacidades latentes
Modificación de hábitos
Cambio de actitudes hacia los demás
Transformar prejuicios o desprenderse de ellos
Adquirir una escala de valores
El aprendizaje, como proceso interno y complejo, da la posibilidad de aprender en cualquier
edad, lugar o momento y por diferentes medios (viajes, escuelas, reuniones, conferencias,
espectáculos, discusiones, juegos, medios audiovisuales, libros, periódicos, revistas, folletines, etc.).
Todo ocurre como que el aprendizaje es llevado a cabo como una interacción de la persona con su
entorno, de modo tal que mediante una actividad determinada que desarrolla frente a las cosas de su
medio, se modifica a sí misma, formándose mediante la experiencia (condición de cualquier
aprendizaje).
Las experiencias de aprendizaje pueden darse de varias formas:
1. en contacto directo con las cosas con que se interactúa
2. pueden deberse al uso de un medio (experiencia mediatizada) como ocurre cuando
se transmite un conocimiento o información a través de un medio de información,
de símbolos, del lenguaje, etc.
293
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
Un aprendizaje puede ocurrir:
1. en forma natural y espontánea por la actividad de la persona (aprendizaje por
imitación)
2. en forma intencionada y sistemática (aprendizaje escolar)
Los requisitos de aprendizaje de una persona, básicamente, son:
necesidad de enfrentar una situación desconocida que exija una respuesta
nueva
la situación de aprendizaje tiene que estar de acuerdo con las necesidades,
posibilidades, preparación, capacidad y grado de madurez del aprendiz
debe existir una motivación que despierte la curiosidad, el interés y el
deseo de respuesta al estímulo específico
debe instaurarse una interacción entre la persona afectada y la situación
concreta en que se encuentra, para que de esa interacción surja la nueva
respuesta que se necesita
De las experiencias que se tengan, pueden surgir estas posibilidades:
1. que sean experiencias agradables y gratificantes, que produzcan satisfacción en
algún grado y ayuden a mantener un interés permanente para aprender cada vez
que se presenta una nueva situación que exija una respuesta diferente no conocida.
2. que las experiencias satisfactorias motiven otras acciones buscando mayores
probabilidades de logros
3. las experiencias frustrantes que tiene por resultado que la persona no vuelva a
interactuar cuando se encuentre en circunstancias análogas o presenten problemas
de aprendizaje por inadaptación u otras variables
En síntesis: el aprendizaje es la herramienta que permite al hombre adquirir y desarrollar
todas sus habilidades y capacidades. Se aprende para sobrevivir en el medio o ambiente que toca a
cada uno y por eso se hace imperativo aprender todo lo necesario que se debe saber. Esta condición
de necesidad incluye mecanismos mediante los cuales el ser humano se adapta al ambiente en el que
se desenvuelve y que le provee elementos necesarios para responder a las exigencias físicas y
sociales del mismo.
Igualmente, el aprendizaje lo prepara para alcanzar nuevas metas y resolver problemas, pero
lo más fundamental es que a través de él, el hombre intenta entender la realidad que percibe. Así, se
aprende desde las cosas más básicas de la vida hasta los conocimientos más complicados, pasando
294
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
por los que no son transcendentes para la vida y existencia humana. El aprendizaje puede no tener
límites porque en él interviene una enorme cantidad de aspectos que hoy son objeto de
investigación. Aunque los investigadores no llegan a un acuerdo formal para la interpretación
unívoca de los variados aspectos del aprendizaje, en términos generales todos coinciden en que es
esencial estar permanentemente abiertos a nuevas experiencias para que el proceso de aprendizaje
sea constante y enriquecedor. Los expertos, también en términos generales, aceptan que se aprende
para, a su vez, aprender otras cosas, de modo tal que cada aprendizaje, de igual manera que cada
etapa de desarrollo del ser humano, se supera constantemente mediante los procesos de aprendizaje
posteriores a cada etapa superada.
En consecuencia, cada experiencia tiene una capital importancia por lo que el hombre
comienza a aprender, incluso, antes de nacer y de una forma u otra sigue aprendiendo durante toda
su vida. Por medio del aprendizaje se adquiere información específica acerca del medio y luego esta
información interactúa con la que ya se tenía previamente y produce una reorganización de la nueva
información. Este proceso determina a veces que la persona aplique el conocimiento adquirido a
otras situaciones, convirtiéndolo en un conocimiento estable y duradero.
Por esta circunstancia, aprender significa una adquisición continua de conocimientos, en
uno de cuyos extremos se encuentra el aprendizaje sin sentido (simple acumulación de
conocimientos sin ningún significado para la persona) y en el extremo está el aprendizaje
comprensivo, que es inherente al individuo porque lo conduce al conocimiento personal que es más
fácil de retener, por la necesidad de poseerlo y tener sentido. El aprendizaje depende del nivel de
desarrollo y éste se vale del aprendizaje para seguir su curso. Esto es importante porque quien
aprende evalúa la posibilidad de hacerlo en función estricta de sus necesidades, hecho que le
permite clasificar y situar el conocimiento adquirido a lo largo de la continuidad de su vida o
existencia.
Visto así, aprender siempre requiere un determinado esfuerzo, el cual en ocasiones parece
no tener recompensa equivalente, pero, aprender y desarrollar los recursos propios conlleva, en la
generalidad de los casos, la satisfacción suficiente para valorarlo y para continuar el proceso con el
deseo de aprender cada vez más.
Aprendizaje por imitación
Nadie puede dudar que se pueda aprender imitando. La imitación231 necesita de un ejemplo.
Este ejemplo es el sirve de modelo. Debido a esto, Robert Bandura232 llama a esto el “efecto
modelado”, pues el aprendizaje es un efecto producido por la exposición a un modelo. Este efecto
no indica la importancia de conocer y comprender bien todo el proceso, en el que interviene la
observación como instrumento de aprendizaje. Se ha comprobado en el estudio de este mecanismo
lo que ocurre cuando un observador, después de estar viendo un modelo por un tiempo
determinado, desarrolla un comportamiento similar al observado y que él antes nunca había
realizado. Es un comportamiento conductual no registrado en el repertorio de sus respuestas y
actitudes.
231
232
Ejecutar una cosa a ejemplo o semejanza de otra
Investigador de la Universidad de Stanford, EE.UU.
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
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Este tipo de aprendizaje por modelado puede ser positivo o negativo, según sus resultados.
En ambos casos puede aplicarse el llamado procedimiento reforzador vicario que consiste en un
sistema de premios y castigos, pero que no se aplica al aprendiz sino al modelo. Así si el resultado
es positivo, el modelo será premiado o ensalzado. Contrariamente, el modelo es denigrado. Se le
llama método reforzador por su aplicación indirecta pues ayuda a reforzar al aprendiz, ya sea
induciendo a seguir el ejemplo positivo o rechazar el negativo.
El aprendizaje por observación, imitación o modelado puede ser de varias formas:
∗
Por desinhibición conductual: por ejemplo, alguien que decide dejar de beber
alcohol, si integra un grupo de bebedores es probable que retome el hábito de
beber. En este caso no ha aprendido nada nuevo, sino que el modelo del grupo le
ayudó a abolir la inhibición que se autoejercía cuando decidió dejar la adicción.
Volvió a adquirir una conducta ya conocida.
∗
Por inhibición conductual: este caso opera en sentido inverso al anterior. Una
persona que no tiene el hábito de beber alcohol, si se junta con un grupo adicto,
puede adquirir la compulsión de beber. Es el método que se usa para corregir
conductas desviadas, colocando al observador en una exposición de modelos de
conductas que debe adquirir para cambiar una conducta indebida o negativa. En
este caso, la conducta del modelo inhibe una conducta del aprendiz.
∗
Método de intensificación o generación de emociones: muchas reacciones
conductuales emocionales se enseñan y aprenden del medio o ambiente. Este
método es patente cuando se concurre a ver una película o al teatro y el rol del
actor nos conmueve y produce emociones que luego imitaremos. La reacción
emocional también tiene efectos en otras áreas. Por ejemplo, el discurso
apasionado de un orador convincente puede conducirnos a cambiar nuestras
opiniones (es el típico caso de la influencia de políticos en adeptos o de las sectas
religiosas). El efecto se debe a una opinión categorizada como valiosa porque nos
lleva a poner la atención en aspectos que antes no habíamos considerado o
descubierto. Asimismo el resultado de este aprendizaje se da con frecuencia en
sectores en los que hay previamente firmes compromisos conductuales (conductas
fluctuantes) o aceptación tenaz de determinados valores.
∗
Adopción de actitudes insistentes: es cuando la observación de un modelo que
desarrolla una conducta de insistencia nos obliga a emularlas. Por ejemplo, si
alguien parado en una vereda mira con fijeza un punto del espacio (cielo o suelo),
automáticamente tendemos a hacer lo mismo. También es el mecanismo por el cual
se imponen las modas. Cuando un grupo adquiere el uso de una determinada
costumbre y se repite sistemáticamente imponiéndose a todos, generalmente
quienes no tengan una opinión muy convincente sobre esa costumbre, seguramente
la adaptará, para “no ir contra la corriente”, “no desentonar con lo que se estila” o
para “identificarse con el grupo”
Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
296
∗
La imitación de modelos mediáticos: las conductas que pueden ser inducidas por
modelos vistos o conocidos a través de los medios, como puede ser el cine, la
televisión y los videojuegos, son tema de controversia. Mientras algunos sostienen
la abierta tesis de la “influencia directa de los medios”, otros investigadores creen
que lo que los medios ofrecen como modelos no crean conductas nuevas, sino que
refuerzan las ya existentes o sólo ayudan a aflorar un impulso o motivo latente. Es
decir, la conducta que se adquiere a través de los modelos mediáticos no es creada
por los estímulos de esos modelos, sino que la habituación a esos modelos ayudan
a promover una conducta preexistente o latente. Los modelos mediáticos ofrecen
conductas para canalizar o hacer patente lo que ya estaba en la mente o en el
sentimiento. Operan a manera de enseñar el “modo” cómo debe expresarse el
estímulo subyacente.
Alteración del proceso de aprendizaje
Cualquier forma de alteración del proceso de aprendizaje es lo que se conoce vulgarmente,
como “problemas de aprendizaje”. Los mecanismos del proceso de aprendizaje pueden ser dañados
o viciados a diferentes niveles:
⇒ Alteración de los sentidos: esto puede ocurrir en sordomudos o en ciegos
⇒ Déficit mental congénito o adquirido: ocurre cuando un niño nace con algunos
defectos mentales o bien pueden ser ocasionados por infecciones, traumatismos u
otras enfermedades o adicciones
⇒ Dificultad de las operaciones mentales: generalmente se manifiestan cuando hay
problemas que exigen condicionar una facultad mental determinada como es la que
se aplica para operaciones matemáticas, aprendizaje de la lectura y escritura
(dislexia). En la mayoría de casos, se deben a problemas de maduración con
retrasos o interrupciones del desarrollo sensoriomotor, el desarrollo perceptual y el
integrativo. Esta inmadurez se traduce como deficiencias en la discriminación de
las sensaciones (generalmente sonidos o colores) alteraciones visuales que afectan
la integración, alteraciones de la memoria o defectos en la formación de símbolos;
recepción, comprensión y expresión del lenguaje, etc.
⇒ Factores ambientales: desnutrición, intoxicaciones por ingerir aguas contaminadas
con metales (arsénico, plomo, etc.) procesos infecciosos crónicos, problemas en la
interacción de madre e hijo, entorno de bajo nivel cultural como ocurre en los
barrios marginales, otras influencias ambientales
⇒ Influencia familiar: los problemas de familia influyen en el estado de ánimo y
pueden traer problemas de atención (déficit de atención, hiperquinesia)
retraimiento, depresión y otros cuadros que alteran el proceso de memorización
⇒ Falta de corrección de alteraciones emocionales: ocurre cuando en un niño nadie
se preocupa por conocer a qué se deben sus fallas de aprendizaje y esto ocasiona lo
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Antonio Paolasso – LA MENTE SUPERIOR
que se ha dado en llamar trastorno específico del aprendizaje no diagnosticado. El
niño puede arrastrar sus incapacidades durante todo un período escolar (jardín,
primario o secundario) y esto le produce, además del trastorno de aprendizaje, una
disminución de su autoimagen, autoestima y trastornos de conducta, ya que para
protegerse de las críticas de maestros, familiares y compañeros, puede aprender a
simular o disimular sus defectos con conductas agresivas o adquiriendo algunas
“mañas” (aprenden a copiar, se hacen hacer sus tareas escolares por otros,
desarrollan un discurso incoherente pero verborrágico - tipo Cantinflas - en el que
dicen mucho sin decir nada).
Todo lo que hemos explicado nos lleva a concluir que en el aprendizaje, además de factores
biológicos y fisiológicos que intervienen en el proceso natural del mismo, también influyen
aspectos emocionales y la interacción con la familia y el medio. Estos factores se manifiestan
cuando un niño ingresa a un establecimiento escolar y comienza a desarrollar las relaciones sociales
propias del ambiente: maestros y compañeros, separación temporal de su hogar y del apego a sus
padres. Pueden aparecer “de inmediato” o irse manifestando paulatinamente, a medida que
transcurre el proceso escolar, de forma tal que se evidencian bajo cualquier circunstancia del
desarrollo escolar (ocasiones distintas, momentos críticos). Los padres muy descuidados o
negligentes o los “superexigentes” determinan distintas expectativas y demandas sobre los hijos y
esto altera la conducta escolar.
Por otro lado, las crisis de edad propias del niño que pasa de la primera a la segunda
infancia y luego a la adolescencia también influyen en el desempeño académico. Estas crisis etarias
pueden ocasionar trastornos de identidad, de conducta antisocial (aislamiento) y de dispersión o
depresión, situaciones en las cuales el aprendizaje pasa a ser muy secundario.
Finalmente, debemos destacar que los trastornos de aprendizaje, asimismo, pueden deberse
a fallas del sistema de educación, lo cual es muy frecuente cuando se cambian permanentemente los
esquemas y métodos educativos o se reestructuran los planes de estudios (agregando o quitando
años del curso).
Actualmente la crisis educativa, como parte de la crisis espiritual que afecta a la sociedad,
ha dañado tanto a los alumnos como a los profesores, a los hijos como a los padres y esto ha
provocado un déficit de aprendizaje muy grande, tanto en las costumbres como en la instrucción y
en el desarrollo de facultades intelectuales.
No sólo hay carencia de una educación cultural sino que hay fallas de dicción y
comprensión de la lectura y abandono del hábito de leer. Los factores económicos no ayudan para la
adquisición de libros o revistas instructivas y todo esto contribuye a una decadencia, no sólo del
aprendizaje, sino, de todo el sistema social.
Un problema bien planteado, es un problema solucionado. Este aforismo nos lleva a que la
corrección de los trastornos del aprendizaje hace a lo más fundamental al conocimiento de los
mismos. Para adquirir ese conocimiento es necesario e ineludible un diagnóstico temprano y
oportuno (diagnóstico precoz) de factores distorsivos, el cual debe ser, lógicamente, individual e
integral.
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Esta conducta involucra abarcar todas las áreas alteradas, a conocerlas y corregirlas,
evitando los desvíos que proponen cursos alternativos o de presunta regularización, pero que no van
al fondo de la cuestión.
Teoría Vigotsky 233 de la “zona de desarrollo próximo”
Esta teoría se desarrolla con la oposición al concepto que sostiene que el aprendizaje sigue
al desarrollo y que para que una persona aprenda algo, debe estar ya preparado para ello. Según lo
supuesto en esta concepción, el docente o investigador deberá averiguar cuál es el momento en que
el individuo tiene ya instalada una capacidad para aprender una actividad determinada.
Contrariamente, la teoría Vigotsky analiza la relación entre aprendizaje y desarrollo desde
una perspectiva interaccional porque postula

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