Las sinastrias peligrosas

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Las sinastrias peligrosas
Las sinastrias peligrosas
Esta ponencia no es un curso sobre sinastrías. En este breve lapso de tiempo no os puedo enseñar
cómo se hace, pues eso nos ocuparía muchas más horas que las que tenemos aquí. Así pues, lo que
pretendo hacer en estos momentos es una reflexión sobre las sinastrías y cuál es el enfoque con el
que hay que abordarlas.
Cuando empecé con la astrología tenía una conocida que dirigía una agencia matrimonial y a veces
pensé que debería apoyarse en la astrología y en las sinastrías para seleccionar la pareja de cada
uno. Sería maravilloso que pudiera presentar a cada persona su hombre o mujer ideales. Pero, con
el tiempo, a medida que iba estudiando las sinastrías entre parejas estables y de larga duración me
convencí de que una agencia matrimonial que siguiera esos criterios quebraría. Así que vamos a
empezar con la primera pregunta, que es la idea fundamental de esta ponencia: ¿Los hombres
buscan la felicidad?
1-¿Qué buscamos en los demás?
No está nada claro que los seres humanos busquen la felicidad, pues hay una peculiaridad de la
naturaleza humana que los libros de sinastrías olvidan: somos adictos al dolor. Si uno tiene una
llaga en la boca, en vez de dejarla tranquila la hurgará sin parar. Si no lo hiciéramos, llegaríamos a
olvidarnos de ese pequeño dolor, pero, ¡qué va!, es mucho más emocionante estar allí, dale que te
pego.
Y si a uno le gusta torturarse solo, ¿porqué no hacerlo en compañía? Hay una canción de Quintin
Cabrera que dice “Las mujeres de mi pueblo son feas, pero son listas: en vez de tirarse al tren, se
tiran al maquinista”. Es un chiste, pero lo malo es que ese chiste describe una realidad terrible: hay
quien se tira al maquinista buscando el mismo objetivo que si se hubiera tirado al tren, con la
diferencia de que esa forma de suicidio es mucho más lenta y más dolorosa. Y si alguien lo duda, le
recomiendo que lea la sección de “sucesos” de la prensa. Obviamente, esto no es exclusivo de las
mujeres y esta ponencia va dedicada ambos sexos.
Hace unos años, cuando Penélope Cruz empezó a salir con su casi homófono Tom Cruise, se me
ocurrió hacer la sinastría entre ambos y me quedé sorprendida: era evidente que esa relación sólo
podía ser fuente de disgustos para los dos. ¿Qué les impulsaba a unirse? Lo comenté en una lista
de astrología, preguntándome si la gente buscaba a alguien a quien amar o a una persona que les
hiciera de verdugo, y Luís Kaplún me contestó que las personas buscan cumplir su destino, sea éste
bueno o malo.
Y allí está el meollo del asunto: los seres humanos no se buscan los otros a los otros para asociarse
o emparejarse siguiendo criterios de compatibilidad. No nos atraen necesariamente las personas
que más nos “van”, aquellas con las que disfrutaríamos de una existencia reposada y placentera,
sino que hay una fuerza ciega que nos empuja hacia aquellos que están en la misma frecuencia que
nosotros, para bien o para mal, y que nos ayudarían a cumplir lo que indica nuestra carta.
La respuesta a la pregunta planteada es por lo tanto: los hombres no buscan la felicidad, sino
cumplir su destino -aunque éste implique su destrucción-, y por eso tenderán a asociarse con
personas que:
1-Les ayuden a desarrollar los rasgos más señalados de su personalidad, pero sobre todo los rasgos
negativos y más dolorosos (por la adicción al dolor antes citada).
2-Respondan al patrón de relaciones que tienen en mente, su destino de pareja, sea esto para bien o
para mal.
2-¿Qué es el destino?
Puesto que he usado la palabra “destino”, primero hay que aclarar un poco el concepto de destino.
No vamos a entrar aquí en el determinismo sí o no, pues hacer astrología y negar el determinismo es
como pedir una pizza de anchoas y quitarle las anchoas porque no nos gustan. Me parece
simplemente un ejercicio de esquizofrenia intelectual. Ahora bien, un buen astrólogo debe tener
claros los límites del determinismo y cómo actúa:
1-En la vida hay hechos que no dependen en absoluto de nosotros. El ser humano no tiene poder
sobre ellos y ninguno de nosotros pudo hacer nada, por ejemplo, cuando el Sr. Bush fue elegido
presidente de los USA, aunque Dios sabe que nos ha cambiado la vida. Tampoco podemos evitar
que X o Y sea nombrado director de nuestra empresa y que sea una persona más o menos
competente que la lleve al éxito o al fracaso. Tampoco podemos evitar ser gordo o flaco, ser más o
menos listo, o medir 1.50 en vez de 1.80 etc. Ni tener los padres o hermanos que tenemos etc. Ese
es el terreno en el que mejor se desenvuelve la astrología, pues una enfermedad de los padres es
algo predecible y sobre lo cual el sujeto no tiene poder.
2-Hay otros hechos que requieren de nuestra participación necesaria. En esos casos tenemos un
cierto margen de maniobra: nadie puede obligar a su director a darle un ascenso, pero sí puede jugar
sus cartas lo mejor que sepa. Nadie podrá conseguir que se enamore de ti Brad Pitt, pero sí puedes
decidirte no casarte con ese vivalavirgen que te hace la corte. Y si quieres que te toque la lotería,
por lo menos tienes que comprar un boleto.
3-El tercer tipo de hechos son aquellos que dependen exclusivamente de nuestra voluntad. Puedes
elegir comer hasta matarte o aprender a controlarte. Beber o ser sobrio. Mejorar tus aptitudes
personales o entregarte a la holganza etc.
Las relaciones de pareja son del segundo tipo de hechos, los interiores-exteriores. No somos libres
de elegir a quien queramos. Tanto nosotros como nuestras posibles parejas tenemos un patrón de
relaciones, un destino diseñado, y tendemos a buscar a aquellos que se ajusten a dicho patrón y a
ese diseño. Tenemos pues un abanico de posibilidades más o menos amplio o estrecho. Ahora
bien, dentro de ese abanico, la decisión última nos corresponde a nosotros. Hay una parte
negociable. Es como una partida de cartas: ya naces con las cartas dadas, pero puedes aprender a
jugar mejor la partida.
3-¿Cómo hay que abordar una sinastría?
Teniendo en cuenta ese factor destino, cuando uno estudia la sinastría entre dos personas, debe por
lo tanto seguir el siguiente protocolo:
1-Estudiar detenidamente la carta de la persona para la que hacemos esa sinastría. Hay que buscar:
A-Sus puntos débiles y ver hasta qué punto está atado a ellos por un beneficio neurótico. Eso es lo
que llamo sus “enganches”, las configuraciones que más “pupa” le hacen, pues solemos tener
tendencia a ir buscando a lo largo de nuestra vida a gente que active eso. Si tengo una Luna
cuadrada a Saturno, ¿para qué voy a buscar a amigos con Venus en trígono a mi Luna? ¡Ni
pensarlo! Un buen Saturno será lo que me guste. Cuanto peor esté con mi Luna, mejor, así sufriré
más. Hay que tener las ideas muy claras y un gran dominio sobre el destino propio para no hacerlo.
Las personas que eligen buenas sinastrias demuestran con ello o que tienen una carta excelente, o
que comprenden su destino y saben manejarlo. La palabra “cónyuge” viene de “cum-iugum”, es el
yugo de los bueyes lo que nos ata al otro y nos hace tirar de la misma carreta.
Es muy difícil evitar que una persona busque en los demás a aquellos que activen sus enganches,
pero, por lo menos, hay que procurar que la cosa no vaya a peor.
B-Sus puntos fuertes: en cada carta hay puntos más fuertes que otros, salidas para conseguir mejorar
nuestro destino. Conviene por lo tanto observar si el otro nos ayuda en esa tarea, pues entonces nos
permitirá crecer y desarrollar lo mejor de nosotros mismos.
C-Las tónicas básicas: La gente no se junta con los demás por los buenos aspectos (Venus o Júpiter
en trígono a la Luna, por ejemplo), sino que buscan a aquellos que están en la misma sintonía que
ellos. Dime quién eres y te diré con quién vas. Si uno tiene una Luna “marcial” no le van a agradar
las personas con una tierna Luna venusina, preferirá a aquellos cuya Luna esté en domicilio de
Marte o en aspecto con él. A la inversa, el que tenga una Luna venusina encontrará demasiado seco
para su gusto al que la tenga saturnina y demasiado agrio al que la tenga marcial. No se sentirá a
gusto con ellos. Dios los cría y ellos se juntan. También hay una tendencia a repetir las posiciones
domales. Hay pues que buscar el parecido entre esas personas (posiciones en casas, en signos y
aspectos). Por muy distintos que sean a primera vista, para que haya relación debe haber sintonía,
en lo bueno o en lo malo.
D-Su destino de pareja (la VII y todos sus significadores): si una amiga vuestra tiene a Marte en
VII, es inútil presentarle a ese buen chico venusino que os parecería un marido ideal para ella. No
le va a gustar. Si queréis organizarle una cita, repasad vuestra agenda de deportistas. Es importante
también ver si el otro activa nuestros significadores de VII y cómo lo hace. Si uno tiene a Júpiter en
VII, está bien que el otro tenga a su propio Júpiter en trígono con él, y sospechoso que tenga a
Saturno cuadrado con él.
2-Aparte de eso, otros puntos importantes para redondear la sinastría serían:
•
Los aspectos a los significadores de I: cúspide del Asc., planetas en casa I y regente del Asc.
Esos aspectos son muy importantes, pues indican cómo nos va a tratar el otro físicamente.
Si son buenos aspectos, no sólo le gustamos, sino que respeta nuestra integridad física. Si
son malos aspectos (sobre todo de Saturno, Marte, Urano y Plutón), hay riesgos de malos
tratos físicos o psicológicos.
•
Los aspectos al Sol y a la Luna: éstos afectan nuestra personalidad (Sol) y nuestras
emociones (Luna), si bien, al regir otras casas, es posible que también impliquen otros
sectores.
•
Venus: cuál es nuestra forma de entender el amor y el placer.
Pero no olvidemos que lo fundamental va a ser siempre:
1-Dar más importancia a los aspectos que toquen puntos sensibles del natal y observar si están en
sintonía con ese natal: una mala configuración del natal suele estar aspectada por un mal planeta o
mala configuración del otro, y una buena configuración del rádix por una buena del otro.
Procuremos no empeorar.
2-Interpretar los contactos globalmente, nada de “”Venus sobre el Sol” o “Venus sobre la Luna”
etc. Los planetas del uno que aspectan a los planetas del otro llevan la carga de significación que
tienen en el natal: si uno tiene la Luna en sextil a nuestro Sol, eso puede ser bueno o malo. Si su
Luna natal rige la V y está domiciliada allí, será bueno. Si esa misma Luna rige la VIII y está en
XII, ese sextil no nos beneficiará para nada. El otro nos aporta lo que tiene: por eso, por ejemplo,
un buen o mal aspecto de un planeta que viene de la XII del otro implica siempre sus cosas
escondidas, enemigos o enfermedades. Es persona nos ocultará algo o nos perjudicará. Si su Luna
en trígono a nuestro Sol está cuadrada con Marte, lo que hará es proyectar sus emociones agresivas
sobre nosotros etc.
Pasemos ahora a los ejemplos para ilustrar esas afirmaciones.
4-El cumplimiento del destino
Hombre
Este hombre tiene tres puntos conflictivos en su carta:
1-El más importante es la oposición de Mercurio a la Luna-Saturno (en caída en Aries) en la VII.
Es el más importante, porque es angular, implica al regente del Asc. (el yo físico) y las relaciones
con los demás (la VII).
2-El segundo más importante es la conjunción de Sol, Urano, Plutón en XII, por cuanto es una
conjunción muy dura –que implica al significador de la personalidad, el Sol- y en una casa aún más
dura. Eso produce muchos sinsabores y a la larga puede generar graves enfermedades.
3-La cuadratura de Venus con Neptuno: es malo a nivel sentimental, pues da desilusiones y riesgo
de enfermedad o engaño.
Las mujeres que va a conocer en su vida, sus posibles parejas (no necesariamente legales, son
relaciones sentimentales), están indicadas por los aspectos aplicativos de la Luna (aspectos de 30º,
que son los únicos “reales”). Su Luna aplica a Marte (trígono), Saturno (conjunción), Mercurio
(oposición) y Neptuno (quincuncio). Las peores experiencias de su vida sentimental serán
probablemente la segunda y la tercera pareja. Veamos ahora la carta de la esposa: Neptuno en I en
Escorpio en trígono con el Sol nos sugiere que es la cuarta persona de su vida, ya que el Neptuno
natal de él (cuarto aspecto aplicativo de la Luna) también está en Escorpio y en sextil al Sol. Vivirá
pues con ella la experiencia de su XI natal: Júpiter-Venus cuadrados con Neptuno en II. Por
derivadas, esto es la V y VIII de la VII y su esposa ha tenido efectivamente problemas de salud que
le impiden tener hijos.
Mujer
Pero, la otra cuestión es si con ella ha mejorado su destino o no. En cierto modo, sí, porque peor
hubiera sido que se hubiese quedado con la mujer representada para él por Saturno, pero vamos a
ver si, de los tres puntos negros detectados en la carta de él, ella le ayuda a salir de ello o, al
contrario, le acompaña en esas determinaciones nefastas.
Empecemos por el más duro: la oposición de su regente natal (Mercurio) en I a la Luna-Saturno en
VII. He despejado la carta de ella para focalizar la atención sólo en ese punto:
Hombre en el interior y mujer en el exterior: Mercurio/Saturno versus Mercurio/Saturno
Como podemos ver, no sólo ella (carta exterior) tiene también una cuadratura Mercurio-Saturno,
sino que añade el Sol y todo eso hace una T cuadrada a la oposición Mercurio-Saturno de él. No
cabe duda pues de que ambos están en la misma sintonía (los dos tienen una cuadratura MercurioSaturno) y cada uno hace que la del otro esté más activa (hay aspectos entre ambas cartas que
implican a Mercurio y a Saturno). En esta parte pues, no ha mejorado su destino. Ella lo aspecta
desde la IX de ella, así que los problemas que le causa su mujer serán más del tipo intelectual, de
estudios, viajes al extranjero, cuñados.
Veamos ahora su segundo punto negro: la conjunción Sol-Urano-Plutón en XII:
Hombre en el interior y mujer en el exterior: Sol/Urano/plutón versus Luna/Urano/Plutón
Según se ve en la sinastría, sobre el difícil Sol de él está la difícil Luna de ella (carta exterior).
Ambos se dan la mano en esto también. El Sol de él aspecta mal a la Luna de ella en XI desde la
XII del hombre, así que sus problemas, enemistades o asuntos ocultos de él perjudican las amistades
de ella (o le impiden tener hijos, puesto que las casas reflejan sobre su contraria). La Luna-UranoPlutón en XI de ella cae sobre el Sol-Urano-Plutón de él, por lo que es muy probable que amigos de
ella (XI) sean enemigos de él (XII).
Nos queda el tercer punto negro de este hombre: Júpiter-Venus cuadrados con Neptuno:
Hombre en el interior y mujer en el exterior: Júpiter/Venus/Neptuno versus Neptuno
En este caso tampoco hay más suerte, pues el Neptuno de ella está sobre el Neptuno de él, y VenusJúpiter de ella rondan Venus-Júpiter de él. La Venus de ella es incluso regente de la VII de esa
mujer (y está cuadrada con el Marte de él).
Bueno, pues éste es un caso típico y mucho más frecuente de lo que se suele creer. De hecho, es lo
más normal del mundo. La sinastría demuestra que esas personas no tenían ningún dominio sobre su
destino cuando se conocieron y se casaron, y que cada uno buscó en el otro a alguien que estuviera
sobre la misma frecuencia de dolor que él. Los astrólogos que buscan en las sinastrías trígonos de
Venus al Sol y cosas por el estilo no hubieran dicho que esos dos se iban a casar. Pero sí se han
casado, porque no buscamos en el otro la felicidad, sino a alguien que nos ayude a cumplir nuestro
destino. Esa sinastria tampoco indica que el matrimonio no funcione: es una relación que me
pareció buena y, a su modo, son almas gemelas: cada uno comprende al otro, porque están en la
misma frecuencia.
Cuando la sinastría es de ese tipo (que es lo más frecuente), hay dos posibilidades: o atormentarse el
uno al otro en un ejercicio de sadomasoquismo, o ayudarse mutuamente para salir juntos del
atolladero. Pero eso es condenadamente difícil. Hay un cuento sufí de un estudiante que va a
conocer a un maestro. Le recibe la esposa de éste, una mujer destemplada que insultaba a su marido
ausente. El estudiante, perplejo, espera a que llegue el maestro y lo ve arribar montado sobre un
león y con una cobra en la mano. Entonces, el joven se queda aún más perplejo y el maestro,
sonriendo, le dice con ironía: “¿De qué te sorprendes? Si no aguantara a una esposa como ella,
¿crees que podría dominar un león y una cobra?” Algo parecido decía Sócrates de Jantipa, su
mujer. Y con razón: es evidente que en esta vida no es nada difícil retirarse del mundo y dedicarse a
la contemplación. Lo verdaderamente heroico es aguantar a las personas que más cerca tenemos, la
familia y la pareja, porque ellos son una parte de nosotros, un espejo en el que nos reflejamos. Por
eso la mayoría de las sinastrías -puesto que cumplen nuestro destino y que reflejan nuestros puntos
negros- pueden ser una catástrofe o un excelente ejercicio de estoicismo.
He hecho la sinastría partiendo de la carta de él, porque le conozco más, pero a la inversa también
es cierto, porque ella, por ejemplo, tiene el Sol natal cuadrado con Saturno y el Saturno de su
marido cuadra a su Sol. El regente de la VII de ella es Venus en caída, y el Marte de él le hace
cuadratura etc.
Pasemos a otro ejemplo, empezando por la mujer:
Mujer
He despejado la carta de ella (quitando planetas) para dejar el meollo del asunto: el stellium en I
cuadrado con el regente de VII, Saturno. Implica lo más importante de su carta: ella (los planetas
en I y el regente de I, el Sol) y el otro (Saturno rige la VII), pero también su forma de amar (Venus).
Todo su destino sentimental está condensado allí.
Pasemos a él:
Hombre
En el caso de él la conflictividad es mayor, así que no he podido quitar planetas. Destacaría sin
embargo el eclipse de Luna sobre el eje I-VII, estando la Luna conjunta a Plutón y el Sol a Mercurio
en XII. Lo curioso es que ella tiene en el natal una Luna conjunta al nodo sur, como él, lo cual la
hace más receptiva hacia una persona que nació con eclipse de Luna. La cuestión ahora sería: ¿Se
van ayudar el uno al otro?
Mujer en el interior y hombre en el exterior: Sol/Marte/plutón versus Sol/Luna/Plutón y Marte versus Saturno
El meollo de la carta de ella (Júpiter, Venus, Sol, Marte, Plutón, Mercurio en I cuadrados a Saturno,
regente de VII) es activado por el eclipse de él, su eje I-VII con ese Sol-Mercurio y esa LunaPlutón, pero además el Marte de él sobre el Saturno de ella fomenta esa cuadratura. Parece
arreglarlo un poco el sextil del Saturno de él, pero es un falso arreglo, pues Saturno aspecta a
planetas en su signo de exilio (Leo). Obsérvese cuáles son los protagonistas que se repiten entre
ambas sinastrías: Sol de ambos, Plutón de ambos, Saturno de ambos, Marte de ambos, Mercurio de
ambos, eje I-VII de ambos. No es que no haya buenos aspectos, como el trígono del Júpiter de él
(en Aries) a ese Stellium, lo cual también es una determinación natal de ella, pues su Júpiter natal
está en el stellium, pero los he quitado porque lo que se ha de mirar es si la sinastría es peligrosa,
repitiendo lo que más duele y causando todo el dolor posible. Y ésta lo es. Peligrosa y adictiva
(por Plutón), con riesgo incluso para la integridad física o con posibles malos tratos psicológicos
(Marte y Saturno de él aspectan mal a los planetas en el asc. de ella). Esta relación fue
extremadamente difícil y, aunque resultó duradera, nunca pudo cuajar del todo, cosa bastante
normal teniendo en cuenta el eclipse de Luna natal de él en el eje I-VII. La gente nacida con eclipse
de Luna tiene bastantes dificultades para tener relaciones de pareja corrientes.
Este es pues otro caso típico de cumplimiento del destino.
5-La mejora del destino
Hay otros casos en los que también se cumple el destino, pero con una ligera mejora. Nadie puede
huir de sí mismo y suelo decir que una puede cambiar de marido, pero no de Saturno. Ahora bien,
dentro de los estrechos límites que nos condicionan a todos a veces conseguimos no estar peor de lo
que estamos, o jugar incluso nuestras bazas más positivas.
Veamos ahora un matrimonio estable. Esta vez, vamos a diseccionar partes de la carta de ella. Para
empezar, ella tiene una Luna en caída en Escorpio, siendo la Luna regente del Asc. y, como se
puede ver, él tiene también una Luna marcial (en Aries) en trígono a la suya. Están pues los dos en
sintonía. No es una sintonía cómoda, pero es sintonía al fin y al cabo:
Mujer en el interior y hombre en el exterior: las lunas
Para seguir buscando puntos difíciles, ella tiene a Saturno regente de VII en conjunción a Marte y
en sextil al eje-I-VII, pero aspecta al Asc. por sextil en su signo de exilio. No es pues un buen sextil
y se parece más a una cuadratura. Los nodos también aspectan a ese eje.
Mujer en el interior: Saturno y Marte
En sinastría, el Saturno de él (carta exterior) está sobre el Asc. de ella. Es el destino de ella
(Saturno, regente natal de VII y aspectando al Asc, por sextil con recepción por exilio), así que él lo
ha cumplido. La conjunción Saturno-Asc. es pesada, y más si Saturno cae en su signo de exilio.
Saturno es el censor por excelencia y si aspecta tu asc. se pasa la vida reprimiéndote, censurándote
y diciéndote todo lo que haces mal.
Por otro lado, el Saturno de ella (regente de su VII) está conjunto a Marte (lo cual es una mala
determinación). Él no los tiene aspectados, porque hay 15º de orbe y ese orbe no es válido para
Marte-Saturno. Eso sí: es un asc. Capricornio, domicilio de Saturno y exaltación de Marte. Dentro
de lo que cabe, cumple la determinación de una manera muy leve, lo cual es una mejora. Tampoco
está el Marte de él cuadrado con el Asc.-DS de ella, así que de esa determinación se libra bastante.
Y mejora otra determinación: ella tiene los ejes cuadrados con los nodos y él le pone el nodo norte
sobre el asc. Es positivo, porque el que pone el nodo norte tiende a ensalzar al otro. Si fuera el
nodo sur, en cambio, sería mucho peor, pues el nodo sur critica y rechaza o abandona.
Hay también en el natal una oposición muy larga de Venus-Plutón y la sinastría la refuerza. En
esto, por lo tanto, ha ido a peor.
Mujer en el interior: Venus-Plutón
Por otro lado, hay una mejora sustancial de la relación por una ayuda inesperada, Júpiter de él en
sextil con recepción por exaltación al Asc. de ella y en conjunción al regente de VII de la mujer.
Tal vez eso se deba a la conjunción natal de ella entre Venus y Júpiter, lo cual le daría tendencia a
enamorarse (Venus) de hombres que la “jupitericen”.
Mujer en el interior: Júpiter
Ella pone a Venus-Júpiter en el Asc. de él y él le pone a ella Júpiter en sextil al Asc. y sobre su
regente natal de VII (Saturno). La Venus de él está cuadrada al Júpiter de ella, pero eso refuerza la
determinación, ya que lo que cuenta es el radix y un mal aspecto de un planeta benéfico no es
realmente malo.
Esta sinastría es, por lo tanto, la de una persona que tenía una determinación bastante mala: el
regente de VII, Saturno, conjunto a Marte y en sextil al Asc. con recepción por caída (trígono al DC
con recepción por domicilio). No ha podido evitar esa determinación (Saturno de él sobre el Asc.
de ella), pero sí se ha librado de Marte y ha potenciado al máximo la parte buena: la conjunción
natal de Venus con Júpiter.
Otro ejemplo:
Empezaremos con la sinastría con la primera pareja (mujer en el interior, hombre en el exterior):
Mujer en el interior: Sol versus Saturno y Sol/Luna versus Saturno
Urano/Venus versus Urano/Venus y Marte
Ambos están en sintonía pues los dos tienen un Sol saturnino (cuadratura ella, trígono él). Ella
tiene también la Luna cuadrada con Saturno. Esas cuadraturas son muy importantes para ella,
porque Saturno está en su VII, así que afecta a las relaciones de la mujer. En sinastría, la cuadratura
natal de ella Sol/Luna-Saturno es mantenida por él (el Saturno del hombre cuadra a ambos planetas
y está en la VII de la mujer), y el trígono natal de él Sol-Saturno también es mantenido por ella
(Saturno de ella en trígono al Sol de él). Todo se mantiene pues dentro de los límites del destino.
Uno de los puntos conflictivos de la carta de ella es Marte-Venus opuestos a Urano. Es importante
porque Venus es almuten del tema y está muy angular, aspecta al regente natal del Asc e indica la
forma de vivir el amor por su analogía natural. Como se puede ver, el Marte, Venus y Urano de la
primera pareja apuntan allí de lleno, ya que él también está en esa misma sintonía Venus-Urano
(conjunción en su caso). Además, de muy mala manera con ese Marte exiliado en XII de ella.
Mujer en el interior: Júpiter/Neptuno/Urano/Marte versus Júpiter/Neptuno/Venus
Las otras malas determinaciones de pareja de ella son Júpiter (regente de VII) conjunto a Neptuno y
cuadrado con Marte y Urano. Por sinastría es obvio que esa relación mantiene esas malas
determinaciones: Júpiter-Neptuno sobre Júpiter-Neptuno de la otra, Urano cuadrado al Neptuno de
ella. Corre un poco a Urano, pero para mal. Quita a Marte (aunque lo pone en un contexto aún
peor) y añade Venus.
Así pues, en esa relación se cumplen todas las malas determinaciones natales. Duró 6 años, pero
luego hubo ruptura y una nueva pareja. Vamos a ver ahora si con esta nueva relación se mejora el
destino o no:
Mujer en el interior: Sol/Saturno versus Sol/Saturno
En este caso, ambos tienen un Sol natal cuadrado con Saturno, por lo que están en la misma sintonía
(Dios los cría y ellos se juntan). No obstante, el Saturno de cada uno hace un buen aspecto al Sol
del otro. No es como para tirar cohetes de alegría (Saturno y el Sol no hacen buenas migas), pero
eso era una determinación natal, así que no se podía huir de ella. La cuestión era no empeorarla e
incluso se ha mejorado levemente, sobre todo si lo comparamos con la primera pareja.
Mujer en el interior: Júpiter/Neptuno/Urano/Marte versus Júpiter/Neptuno/Urano/Marte
Otra determinación mala del natal que ya hemos visto antes es Júpiter, regente de VII, cuadrado con
Marte y Urano y conjunto a Neptuno. Como se puede ver por la sinastría, esa determinación sigue
intacta: era mala en el natal y sigue siendo mala en la sinastría, pues hay malos aspectos de esos
mismos protagonistas.
La otra mala determinación natal (la oposición Venus y Marte a Urano natal) queda soslayada por la
pareja: en este caso, no es un hombre de tónica Venus-Urano, sino Venus-Saturno. Obsérvese que
al estar la Venus natal en Acuario (domicilio de Saturno) y opuesta a Urano podía inclinarse por
uno y otro planeta. Pero no hay aspectos del marido a esos grados más conflictivos.
La parte buena de la determinación del regente de VII (Júpiter) es el sextil con Saturno y con
Plutón. Advierto al lector que utilizo los aspectos disociados (como lo hacía Morín) y con los orbes
de los planetas, pues es el planeta el que tiene orbe, no el aspecto. La pareja también tiene esos
planetas aspectados en su propia carta (trígono Júpiter-Saturno y cuadratura Saturno-Plutón) y, en
sinastría, refuerza el sextil natal de Júpiter y Plutón (Plutón de la pareja está en sextil al Júpiter
natal) y el trígono natal de Saturno-Plutón (Plutón de las pareja hace un trígono a Saturno natal).
Mujer en el interior: Júpiter/Saturno/Plutón versus Plutón
Por otro lado, una de las mejores determinaciones de la carta natal es el sextil del regente del Asc.
(Mercurio, situado en XI) con la cúspide del MC y con Venus en X del natal. El sextil con Venus
es con una recepción por exilio, así que no es un sextil perfecto, pero Venus es un planeta benéfico
y está muy elevada en X.
Mujer en el interior: Venus-Mercurio versus Venus y Mercurio
La pareja también tiene a Venus en X (pero esta vez es regente de VII) y Mercurio en XI (hay
sintonía pues en eso), y el contacto por sinastría es doble, si bien con una cuadratura. En ambos
casos pues, el Mercurio natal en XI del uno estimula a la Venus en X del otro, lo cual indica que
para ambos los amigos de su cónyuge (Mercurio en XI) les resultan un apoyo social o mejoran su
imagen (Venus en X). No siempre es fácil, ya que el Mercurio de la mujer (interior) está cuadrado
con la Venus del marido (exterior) y eso ha dado como resultado que, a pesar de la buena voluntad
de esos amigos de la mujer (Mercurio en XI de ella), el marido ha desaprovechado excelentes
oportunidades que le dieron (Venus del marido recibe a Mercurio por exilio). No obstante, siendo
ésta la mejor determinación de la carta natal, una determinación importante puesto que afecta a los
ángulos (I y X en un caso, VII y X en el otro), es bueno que esté tan remarcada por la sinastría y la
cuadratura de un planeta benéfico no lo empeora.
En resumen, en esta sinastría hay una leve mejora en la determinación natal Sol-Saturno (cuadrados
en el natal), se mantiene las determinaciones nefastas de la VII, pero también las buenas, y cada uno
refuerza la determinación más positiva del otro (Venus-Mercurio). Si comparamos con la primera
pareja, hay una notable mejora, lo cual es indicio de que algo se ha aprendido. No se puede salir del
destino que nos ha tocado, pero, dentro de esos límites, se puede no elegir lo peor de lo peor.
4-El empeoramiento del destino
Hasta ahora hemos visto que la mayoría de la gente se suele mantener dentro de su destino y para
ello busca parejas que les hagan vivir esas experiencias. Algunas veces, cuando el vivir ese destino
ha resultado demasiado amargo, se puede buscar una segunda oportunidad evitando lo que más
dolía. Pero no siempre es así como veremos por el ejemplo siguiente.
En el caso de esta mujer, uno de los puntos más duros de la carta (por lo que a relaciones
sentimentales se refiere) es la cuadratura de Venus a Marte exiliado en XII.
Mujer en el interior: Venus/Marte versus Marte
Su primera pareja (carta exterior) no tenía aspecto, pero sí una recepción muta entre ambos y, como
se puede observar, el Marte de él (también en Tauro) está en cuadratura partil a la Venus de ella.
Mujer en el interior: Venus/Marte versus Marte
En el caso de la segunda pareja se mantiene la misma determinación, ya que el Marte de él (también
en Tauro) cuadra a la Venus de ella. En eso ha sido una mujer persistente.
Otro de los puntos duros de la carta de ella es los malos aspectos al regente natal, Mercurio, situado
en X:
Mujer en el interior: Mercurio/Saturno/Plutón versus Plutón, y Mercurio y Saturno
El Mercurio de ella está opuesto a Plutón y, aunque no lo indique el programa, cuadrado con
Saturno. La primera pareja mantiene la determinación de Plutón, pero mejora algo la de Saturno, en
cuanto el suyo hace un trígono al Mercurio de ella. De hecho, ambos se apoyan con un trígono de
Saturno al Mercurio del otro.
Mujer en el interior: Mercurio-Saturno/Plutón versus Mercurio/Plutón/Venus/Marte
En el caso de la segunda pareja, se mantiene también la determinación de la oposición MercurioPlutón, que él también tiene (así que en eso están en la misma sintonía, aunque sea para mal), pero
este hombre añade además Venus y Marte, colocados de tal manera que perjudican al Mercurio de
ella (su regente natal). Es decir: la oposición natal Venus-Plutón de él la focaliza sobre esa mujer.
Y el Marte de él la perjudica mucho, puesto que afecta a su regente natal (Mercurio). Pero, además,
el Marte-Plutón de él refuerza otro de los puntos conflictivos de ella: la oposición Marte-Saturno de
ella de VI a XII. Hay pues un empeoramiento respecto a la primera pareja.
Por otro lado, en cuanto al Sol de ella, que tiene buenas determinaciones:
Mujer en el interior: Sol/Júpiter versus Júpiter
Podemos observar que ella tiene un trígono natal de Júpiter al Sol y el Júpiter de su primer marido
lo reforzaba (con un sextil con buena recepción), y añadía además a Mercurio. De hecho, hay un
doble contacto de Júpiter del uno al Sol del otro. En cambio, con la segunda pareja:
Mujer en el interior: Sol/Júpiter versus Júpiter
Luna versus Sol/Luna/Saturno
El Júpiter de él no sólo es muy débil, sino que hace una oposición al Sol de ella, lo cual no es malo,
pero debilita un poco la determinación natal. Pero lo peor es que, además, implica al Sol y a la
Luna de ella en la peor configuración de su carta: una conjunción Sol-Luna cuadrados con Saturno.
Por lo tanto, en esta segunda sinastría no sólo no se han mejorado los puntos cruciales del natal,
como la cuadratura Venus-Marte y la oposición Mercurio-Plutón, o la oposición Marte-Saturno de
VI a XII, sino que esa oposición Mercurio-Plutón se ha empeorado y el Sol de ella, afortunado en el
natal, queda, junto con la Luna, maleficiado por los planetas de él.
5-El empeoramiento transitorio y los posibles círculos viciosos
Una carta es una foto y una película. Los planetas siguen moviéndose y sufrimos lo que se podría
llamar “destinos accidentales”, periodos en los que nuestra carta recibe determinaciones transitorias.
Hay una regla general que no deberíamos olvidar: en los periodos buenos aparecen las personas o
las cosas buenas; y en los malos, los malos. Por eso un astrólogo debería echar una mirada al cielo
del momento para saber si aquello que se le ha presentado le conviene o no. Es muy poco probable
que te puedan perjudicar cuando el cielo está a tu favor (y tu carta natal no lo propicia), pero lo
contrario también es cierto: si te ofrecen un buen negocio con unos tránsitos y progresiones
horrendos para tu X y tu II, o no te quieren ningún bien o esa persona es un gafe y te arrastrará con
él.
Por lo tanto es fácil comprender que, mientras que hay personas que pertenecen a nuestro “destino
raíz”, también hay otras que corresponden a una época de nuestra vida. Son seres a los que nos
unimos porque estamos en su misma frecuencia durante un periodo de tiempo, pero, en cuanto
volvamos a nuestras tendencias habituales, esas mismas personas quedarán relegadas y se alejarán
de nosotros. Y eso puede ser bueno o malo, según ese periodo transitorio haya sido benéfico o
maléfico.
En el 96 tuve una conjunción de Marte-Saturno sobre mi Sol natal en XI, lo cual es muy perjudicial
para las amistades. Unos meses después, fui presentada a la gente de una asociación y a partir de
allí entré en esa asociación. La carta siguiente es la fecha de la “presentación”. Lo fundamental es
que era un día de eclipse de Sol conjunto a Mercurio (que estaba opuesto a Saturno y cuadrado con
Júpiter) y que eso involucraba al regente natal, Mercurio en XI, significador por lo tanto del sujeto y
de sus amigos. Entre la anterior conjunción de Marte-Saturno (con un plazo de validez de dos años)
y ese eclipse que implicaba una T cuadrada Mercurio-Saturno-Júpiter, el cielo era adverso para
hacer nuevas amistades. De hecho, las conjunciones Marte-Saturno tienen un periodo de validez de
dos años y dos años fueron los que pasé allí.
Mujer en el interior y fecha de la presentación en el exterior:
Mercurio opuesto a Mercurio natal, Júpiter cuadrado con Mercurio natal y Saturno entre Sol y Mercurio natales.
Voy a enseñar algunas de las sinastrías de los nuevos amigos que hice en aquella época. La
cuestión era: si conocí a una gente cuando una CU implicaba para mal a mi Mercurio natal, esa
gente debe tener una sinastría mala con ese Mercurio natal, pues si no fuera así, la astrología no
funcionaría. Vamos a comprobarlo:
Mujer en el interior: cuadratura Marte/Urano del otro afectando a Mercurio natal
En este caso, su Urano hacía una cuadratura a Mercurio natal y Marte estaba conjunto a dicho
Mercurio natal. Esa persona tiene en su radix una oposición Marte-Neptuno/Saturno de VII a I que,
indirectamente, también afectaba a ese Mercurio natal, por lo menos a través de la conjunción de su
Marte, tan mal determinado. No olvidemos lo dicho: cada planeta que aspecta a la carta de otro
lleva consigo sus determinaciones del natal. Saturno y Neptuno ya no están en orbe, pero Marte
lleva su energía.
Mujer en el interior: oposición Mercurio/Saturno del otro afectando a Mercurio natal
Este tiene en el natal una oposición Mercurio-Saturno, también de I a VII, y ésta caía sobre el
Mercurio natal.
Mujer en el interior: oposición Mercurio/Neptuno del otro afectando a Mercurio natal
Este otro tiene allí una oposición de Mercurio-Neptuno.
Mujer en el interior: oposición Sol/Marte del otro afectando a Mercurio natal
Para otra, es una oposición de Sol-Marte.
Mujer en el interior: cuadratura Venus/Luna/Urano del otro afectando a Mercurio natal
Esa persona tiene una cruz cósmica que implica a la Luna, Venus, Urano y Saturno. Tres de esos
puntos (Luna, Venus y Urano), cargados del aspecto del cuarto (Saturno) implicaban a Mercurio
natal. Saturno del otro no aspecta a Mercurio natal, pero recordemos lo dicho de que, en una
sinastría, cada planeta lleva su determinación del rádix. Tanto Venus como la Luna y Urano de esa
persona llevan la impronta de su mal aspecto con Saturno.
Mujer en el interior: oposiciónMarte/Urano del otro afectando a Mercurio natal y oposición de Neptuno
Esta otra persona tenía el Asc, Marte, Urano y Neptuno perjudicando a Mercurio natal.
Acabamos de ver 6 sinastrías perjudiciales de personas pertenecientes todas a la misma asociación.
Eso no debe parecernos nada raro, pues ya he dicho que solemos unirnos con aquellos que
estimulan nuestros “enganches”, nuestros puntos más dolorosos. Por eso es lógico que esas 6
personas tuvieran amistad entre ellas, pues estaban en la misma sintonía.
El problema es qué hace un sujeto con un regente natal bien aspectado entre otras personas que
fríen con malos aspectos de Marte, Urano y Saturno a dicho regente natal. Porque así como
tendemos a engancharnos con la gente que activa nuestros “puntos negros”, en cambio he
comprobado que instintivamente rehuímos a los que perjudican nuestros “puntos buenos”. Si una
persona tiene un Sol natal cuadrado con Saturno, le atraerán mucho aquellos cuyo Saturno
perjudique a su Sol. Y si no es Saturno, alguna configuración difícil. En cambio, alguien que
tuviera un Sol natal en trígono a Júpiter domiciliado no soportaría a una persona cuyo Saturno
estuviera en cuadratura a su Sol.
Esto sólo puede suceder como resultado de un destino transitorio. Por ejemplo, si uno tiene el Sol
natal en trígono con Júpiter, pero durante unos años su Sol progresado hace cuadratura con Urano,
tenderá a unirse a lo largo de ese periodo con personas cuyo Urano perjudique a su Sol. Y estas
relaciones normalmente acaban al mismo tiempo que dicha progresión.
Pero, si bien los psicólogos hablan de la teoría del péndulo (después de una alteración uno suele
tender a volver a su estado habitual), si la alteración ha sido muy larga y muy profunda, hasta el
punto de desestabilizar todo el sistema central, cuando uno ha vivido experiencias que le han
marcado negativamente, es posible que ese “destino transitorio” se convierta en duradero. Se ha
creado un reflejo condicionado.
Por otra parte, aparte de los tres tipos de destino más o menos condicionados de los que he hablado
antes, existe también otra dimensión del destino mucho menos conocida, que es el destino
subordinado.
El destino es como una matrioshka, esas muñecas rusas que se meten una dentro de la otra. Hay un
destino del ser individual, pero también de la familia, del país, de la raza, de la especie, del planeta.
La matrioshka más pequeña es ese destino personal, pero está constreñido y limitado por las otras
muñecas, cada vez más grandes, sí, pero que lo aprisionan. Y no estoy hablando simplemente de
una relación causal directa (como la del conductor de autobús que tiene nuestra vida en sus manos),
es algo mucho más complicado.
Estudios con ratas han demostrado que si se enseña a algunos de esos animales a buscar la salida de
un laberinto, sus descendientes la encontrarán más pronto. Y no sólo eso: si el experimento se
repite a menudo durante mucho tiempo, incluso ratas distantes sin ninguna relación con las
anteriores se muestran también más rápidas a la hora de dar con la solución. Se ha probado algo
parecido con seres humanos: hacer en Gran Bretaña, en la TV, programas que giraban en torno a
juegos de inteligencia. Miles de personas vieron esos programas. Luego se dio la respuesta en la
BBC y se repitió el experimento en otros países, en gentes que no tenían ningún acceso a la BBC:
ellos también encontraron la solución más pronto.
Es como si estuviéramos todos bañando en una especie de mar común y si un grupo grande de
nosotros realizara al mismo tiempo un mismo movimiento, todos percibiéramos la ola que levantan.
Eso sería los campos morfogenéticos. Bien, pues si toda la especie humana está metida en el
mismo océano, un país será como un lago y una familia como una piscina: se percibe más
rápidamente los movimientos de alguno del grupo y todos quedan afectados con mayor intensidad
cuanto más pequeño sea el espacio común. Aplicado esto a las matrioskas-destino, es fácil
comprender lo que decía antes, de que unas a otras se limitan y constriñen.
Ahora bien, si pensamos ahora en un grupo, nos encontramos con que:
1-Toda asociación tiene un egregor propio. Es una de las “matrioshkas” que están por encima del
destino individual.
2-Al ser una matrioshka mayor, el nivel de energía es mucho más alto y el individuo tiene muchas
menos posibilidades de quedar inmune.
3-Si una persona que no tiene ese mismo destino colectivo (en ese caso, malas configuraciones en
los signos cardinales) queda atrapada en ese egregor, corre el riesgo de vivir experiencias que no le
pertenecen y que tal vez no estén reflejadas en su carta. Y es muy difícil sustraerse a esa influencia.
De hecho, incluso después de dejar la asociación seguí relacionándome con gente cuyo Marte o
Saturno (o ambos) perjudicaban gravemente a mi regente natal, lo cual es indicio de que estaba
metida en una dinámica ajena que no conseguía cortar. Esa inercia negativa duró unos 10 años y
para salir de ella tuve que recurrir a otros métodos. Luego, a través de las constelaciones familiares
he descubierto que hay mucha gente atrapada en destinos que no les corresponden y que vienen de
matrioshkas mayores, sean éstas grupos o familias, países etc.
Por lo tanto, la sinastría también es útil para eso: para detectar cuándo se ha metido uno en un
círculo vicioso que no le corresponde y del que no puede salir. En esos casos es conveniente buscar
ayuda. Se puede hacer a través de constelaciones familiares o de la magia, pero sea como sea, se
necesita un aporte especial de energía para enmendar esa situación.
Conclusión
Ya he dicho que esta ponencia no es un curso de sinastría. Lo que me interesaba era que la gente
comprendiera que esos libros de sinastrías que se limitan a darnos recetas del tipo: “Venus sobre el
Sol, Venus sobre la Luna, Venus sobre Mercurio etc.”, no son útiles. La forma de abordar una
sinastría debería ser más bien, en mi opinión:
•
Estudiar las tendencias del individuo: sus puntos débiles y sus puntos fuertes.
•
Ver que tiene un abanico de posibilidades, limitado, pero abanico al fin y al cabo. Uno no
puede salirse de su destino, pero puede jugar sus cartas lo mejor posible. Hay que aceptar
ese punto de partida y no pretender lo imposible.
•
Cuando se compara la carta del otro con la suya, hay que ver si empeora sus puntos débiles
o si apoya los puntos fuertes. En el primer caso estamos empeorando el destino.
•
Los buenos o malos aspectos entre ambas cartas se deben mirar siempre de forma
contextual: un trígono de la Venus del otro a nuestro Sol será importante si refuerza una
tendencia del natal. Por ejemplo: si nuestro Sol natal está conjunto a Venus o encuadrado
por ella. Los aspectos que no coinciden con una tendencia del rádix son de menor
importancia.
•
Hay puntos más importantes: la I (asc. planetas en I, regente), la VII, el Sol y la Luna. No
cuenta la cantidad de aspectos, sino la calidad.
•
Los planetas del uno que aspectan a los planetas del otro llevan la carga de significación que
tienen en el natal. El otro nos aporta lo que tiene.
Y, por último, conviene recordar que una sinastría no sólo nos dice si el otro está en consonancia
con nuestro destino y si esa persona nos conviene. Puesto que Dios los cría y ellos se juntan,
aquello que elegimos nos refleja (es nuestro espejo) y es un excelente indicio del grado de dominio
que tenemos sobre nuestros actos. Una sinastría es como un test que nos permite saber si elegimos
nuestra vida o si estamos inmersos en la inercia de nuestro destino. O, incluso, si estamos viviendo
un destino que no nos pertenece.
Si empeoramos las cartas que Dios nos ha dado, el único responsable somos nosotros mismos. Y si
las mejoramos, demostraremos con ello que hemos sabido hacer un uso adecuado de nuestro libre
albedrío.

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