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XV ENCUENTRO DE LA RED ULACAV
Septiembre, 2010
MAESTRIA EN VIVIENDA SOCIAL. CAPACITACIÓN E INVESTIGACIÓN
PARA LA SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS DE LA VIVIENDA EN
CUBA.
Dra. Arq. Dania González Couret
Facultad de Arquitectura, ISPJAE, Cuba, [email protected]
RESUMEN
El programa de Maestría en Vivienda Social que se imparte por la Facultad de
Arquitectura del ISPJAE desde hace diez años, fue certificado en el año 2003 y
evaluado de excelencia en el 2007. Cuenta con 84 graduados de 8 provincias del país y
el municipio especial Isla de la Juventud y tres extranjeros de Europa y América Latina.
En el trabajo se exponen las fortalezas y debilidades del programa en su experiencia de
impartición, desarrollo de las convocatorias y relación con los organismos de la
producción beneficiarios, y se fundamenta su evolución a partir de los procesos de
autoevaluación y evaluación externa realizados.
Particular atención se dedica a la selección de los temas de tesis, su relación con los
problemas de la vivienda en el territorio y los proyectos de investigación e intereses
identificados por la línea de investigación en viviendas de la Facultad. Los temas de
tesis de la Maestría en Vivienda Social se integran en la pirámide del sistema de
investigaciones de la Facultad en el tema de la vivienda y de esa manera, se multiplican
y se integran los esfuerzos por contribuir a la solución de los problemas del país en este
campo. El impacto social del programa se evalúa además, a través de un sistema de
seguimiento a los graduados.
INTRODUCCIÓN
La Maestría en Vivienda Social que imparte la Facultad de Arquitectura del ISPJAE se
inició en 1999 con el objetivo de capacitar a los profesionales que intervienen en la
producción de viviendas en Cuba, para promover un enfoque más integral en la toma
de decisiones, que favorezca el logro de soluciones más sustentables.
En los 10 años transcurridos se han desarrollado 9 ediciones, algunas de ellas con más
de un grupo de aspirantes, como resultado de lo cual se cuenta hoy con 84 graduados
de 8 provincias del país y el Municipio Especial Isla de la Juventud, y de tres países de
Europa y América Latina.
El programa fue acreditado en el año 2003 y evaluado de excelencia en el 2005. El
presente trabajo pretende divulgar las experiencias obtenidas en el proceso de
impartición, autoevaluación y perfeccionamiento del programa durante los 10 años
transcurridos desde su inicio, fundamentalmente en cuanto al logro de la
interdisciplinariedad, la relación con la realidad, la contribución a la solución de los
problemas del país, la relación con el sistema de investigación de la Facultad y los
impactos del programa.
EL CARÁCTER INTERDISCIPLINARIO
En sus inicios el programa se llamó “Maestría en Arquitectura” y la “Vivienda Social” era
una Mención inicial, a la cual podrían añadírsele posteriormente otras dirigidas a
diferentes ramas o temas de la Arquitectura, en la medida que fueran necesarias,
partiendo de una concepción sistémica (1).
Sin embargo, de acuerdo con los objetivos declarados, el programa pretende capacitar
a los profesionales involucrados en el proceso de producción de viviendas en Cuba,
cualquiera que sea su posición o rol en el mismo, con vistas a favorecer un enfoque
más integral en la toma de decisiones. Esto queda declarado no sólo en los objetivos,
sino también en los requisitos de ingreso.
En correspondencia con eso, aunque los arquitectos e ingenieros civiles constituyen
(como era de esperar) la mayoría de los aspirantes, también ingresan ingenieros de
otras especialidades, economistas, abogados, sociólogos y profesores, siempre y
cuando participen en el proceso de producción de la vivienda en Cuba a diferentes
niveles.
Así, los profesionales que cursan la maestría desempeñan diferentes roles dentro del
proceso, ya sea en el sistema de la vivienda o en otros organismos e instituciones que
también se dedican a esta actividad, generalmente para producir viviendas destinadas a
los trabajadores de su propio sector. El programa de maestría capacita a estos
profesionales para un mejor desempeño de sus funciones y responsabilidades como
inversionistas, presupuestistas, proyectistas, urbanistas, constructores, asesores
legales, profesores y decisores o dirigentes, entre los principales roles (2).
Entonces, aunque la mayoría de los profesores del claustro son arquitectos de
profesión (también hay ingenieros civiles y sociólogos) la interdisciplinariedad del
proceso de formación se logra a partir de la composición del colectivo de aspirantes, no
tanto por sus profesiones de origen, sino por la labor o rol que desempeñan dentro del
proceso de producción de viviendas.
El juego de roles que usualmente se practica como método de enseñanza para simular
la realidad, por ejemplo en la formación de pregrado y también en la de postgrado de
determinadas especialidades, aquí se da de manera natural y espontánea y el proceso
de aprendizaje se enriquece a partir de la visión multidisciplinar y multiactoral.
Existe así una retroalimentación, debate e integración constante de los diferentes
puntos de vista que cada actor asume en los procesos reales en los que participa, y a la
vez una interpretación de cómo los contenidos que se abordan pueden ser asumidos y
asimilados por cada uno de los actores y qué rol debe jugar cada cual en la toma de
decisiones que partan de un enfoque más integral para el logro de soluciones más
sustentables.
La aceptación de esta realidad, tal y cómo había sido concebida, condujo al
reconocimiento de la contradicción entre el origen diverso de los aspirantes (según
roles y profesiones, pero fundamentalmente atendiendo a esto último) y el título original
de la maestría. Resultaba un poco contradictorio que un abogado o un economista (por
sólo poner un ejemplo de algunas posibles profesiones), recibiera un título de “Máster
en Arquitectura”, aunque posteriormente se añadiera que se trataba de una Mención en
“Vivienda Social”.
Esta contradicción fue ampliamente discutida cuando el programa de maestría fue
sometido al primer proceso de evaluación externa en el que resultó Certificada en el
año 2003 (3). Como resultado, se decidió cambiar el título del programa, renunciando a
su inclusión dentro de un sistema de maestrías en “Arquitectura” donde ésta, a cuatro
años de su surgimiento, continuaba siendo la única mención.
Como parte del “plan de medidas” para el perfeccionamiento del programa (derivado de
este proceso de evaluación externa) se decidió cambiar definitivamente su título por el
de “Maestría en Vivienda Social”, que ostenta hasta hoy (4).
LA RELACIÓN CON LA REALIDAD
Las tesis de maestría que desarrollan y defienden los aspirantes responden a
problemas reales de la localidad donde radican (donde viven o fundamentalmente,
donde trabajan). En todas las ediciones desarrolladas desde Pinar del Río hasta
Guantánamo, se ha promovido y estimulado la detección de problemas de la vivienda
en la vida y la práctica local, como base para su transformación en un problema
“científico” que sirva como punto de partida a la investigación que se desarrolla en la
tesis.
Por la extensión que el programa ha tenido a lo largo del país, los temas abordados en
las investigaciones desarrolladas para la defensa del grado reflejan los principales
problemas de la vivienda en Cuba en los últimos 10 años (5).
El tema y por tanto, el problema más recurrente ha sido la conservación de viviendas,
tanto tradicionales en centros urbanos históricos o en pequeños poblados, como del
patrimonio moderno, ya sea en viviendas unifamiliares aisladas o de edificios de
apartamentos construidos después del triunfo de la revolución, incluyendo las viviendas
de “bajo consumo material y energético” de los años 90’.
Particular importancia dentro de los problemas a resolver para conservar el fondo de
viviendas existente ha tenido lo relativo a las filtraciones, tanto en entrepisos como en
cubiertas, ocasionados por el deterioro de los sistemas de impermeabilización o de las
instalaciones hidrosanitarias de las edificaciones.
El segundo tema más frecuentemente abordado en las tesis de maestría se refiere a los
procesos de gestión, fundamentalmente, la gestión participativa, tanto en la vivienda
estatal como en la que se construye por esfuerzo propio de la población. Particular
atención dentro de esto se le ha brindado al proceso inversionista de la vivienda, su
influencia en la calidad de ejecución, la incorporación en éste de la Dirección Integrada
de Proyectos, y la capacitación de los diferentes actores que intervienen.
A los temas mencionados le siguen en orden de importancia las acciones y estrategias
para mejorar el ambiente urbano, tanto en las llamadas “zonas de nuevo desarrollo” de
los años 60’s a los 80’s en la periferia de las ciudades tradicionales, como en
urbanizaciones de bajo consumo de los años 90’s, o en aquellas construidas por
esfuerzo propio. También se ha desarrollado en menor medida el estudio del repertorio
de edificios de vivienda en diferentes ciudades del país, propuestas y evaluación de
soluciones constructivas, así como recomendaciones para el incremento de la densidad
de uso del suelo en zonas urbanas. La calidad de diseño arquitectónico, la legislación
de la vivienda, las regulaciones urbanas, el ambiente térmico y el diseño de interiores
también han sido estudiados.
Todos los temas abordados ofrecen una valoración del estado del arte internacional y
de los antecedentes nacionales, identificando las tendencias y prácticas más exitosas,
un diagnóstico del problema en relación con el objeto de estudio y propuestas
fundamentadas para su solución. Es por ello que los trabajos de tesis constituyen una
documentación muy valiosa por su aporte al conocimiento teórico sobre cada uno de los
temas, pero también y fundamentalmente, una útil herramienta en manos de los
decisores para enfrentar la solución de los problemas de la vivienda, sobre todo, a
escala local.
LA RELACIÓN CON EL SISTEMA DE INVESTIGACIÓN
Los temas de investigación que se desarrollan en las tesis de maestría responden,
como se ha dicho, a las necesidades y problemas de la vivienda a escala local. Este
enfoque “de abajo hacia arriba” se complementa con otro “de arriba hacia abajo”, de
manera que esos temas también se insertan dentro de las líneas o sub - líneas de
investigación que dentro del campo de la vivienda se han identificado en la Facultad.
El tema de la vivienda ha sido reconocido como una línea principal integradora dentro
del sistema de las investigaciones que se desarrollan en la Facultad de Arquitectura del
ISPJAE (6). En esta línea “transversal” que integra otras especializadas o de servicio,
se han identificado, de acuerdo con las necesidades del país y con las posibilidades de
la propia facultad, varias sub – líneas o áreas temáticas: diseño, gestión, soluciones
constructivas y conservación.
Podrá constatarse que todos los problemas abordados en las tesis de maestría y
mencionados anteriormente, se encuentran incluidos en las sub – líneas declaradas. En
la de diseño se abordan todos los problemas relacionado con la forma de las viviendas
y su entorno o las urbanizaciones habitacionales, fundamentalmente con respecto a su
adecuación al contexto físico, a los requerimientos sociales, así como a los económicos
y las tecnologías que se emplean. La sub – línea de gestión se refiere a todos los
procesos legales y normativos, de concepción, diseño y producción, la participación de
los diferentes actores que intervienen y su capacitación. Con respecto a las soluciones
constructivas se trabaja tanto en la evaluación como en el desarrollo de nuevas
propuestas de materiales y tecnologías.
La sub – línea de Conservación se relaciona con las tres anteriores, ya que los
procesos de conservación de las viviendas y urbanizaciones deben ser gestionados, las
soluciones arquitectónicas y urbanas son previamente diseñadas y es necesario
proponer y evaluar soluciones constructivas específicas. Sin embargo, se ha mantenido
de forma independiente, precisamente, por su importancia (como se ha visto, es el tema
más ampliamente abordado en las tesis) y especificidad.
El grupo de investigación en Viviendas se estructura, como los de las restantes líneas
de la Facultad, en forma que pretende llegar a ser piramidal, en cuyo vértice se ubica el
líder del grupo que se estructura a partir de los doctores que están tutoreando
aspirantes a doctorado y que también de forma individual o conjunta con sus aspirantes
a doctor conducen a los maestrantes asignados, y todos se apoyan en el trabajo
científico estudiantil que constituye la base de la pirámide, tanto los diplomantes como
el resto de los estudiantes del pregrado.
Sucede que por el envejecimiento natural del claustro de la Facultad, agravado por la
falta de una adecuada política de reemplazo, el colectivo de la línea de investigación
cuenta con 19 doctores, tres de los cuales laboran en otros centros o facultades,
mientras que sólo cuenta con 6 aspirantes a doctor, de los que a penas la mitad (3) son
profesores jóvenes de la Facultad graduados en los últimos cinco años y que ya tienen
su tema de tesis doctoral aprobado y oficialmente inscrito. Los tres restantes son dos
profesores de otras universidades del país y un extranjero.
Sin embargo, en el nivel de la pirámide correspondiente a los aspirantes a máster, el
grupo cuenta con 10 profesores jóvenes de la facultad, la mayoría de los cuales
pasarán pronto a la categoría de aspirantes a doctor, ya que sus temas serán
sometidos a aprobación aún antes de concluir sus estudios de maestría. Estos son
recién graduados que han permanecido como adiestrados en la facultad a partir de los
últimos dos cursos.
En esta categoría o nivel de la “pirámide” se incluyen además, los 88 aspirantes
matriculados en las tres ediciones del programa abiertas y que aún no han defendido
sus tesis en las provincias de Ciudad de La Habana, Ciego de Ávila, Holguín y Granma.
Todos ellos desarrollan sus investigaciones encaminadas a resolver problemas de la
vivienda a escala local, inscritos dentro de las sub – líneas identificadas.
Los estudiantes de pregrado que integran la base de la pirámide son los que menos
tiempo de permanencia tienen en el grupo de investigación, ya que la mayoría al
graduarse pasan a desempeñar funciones profesionales en diversas instituciones del
país y no siempre es posible (ni necesario o deseable) su reincorporación al postgrado
y la investigación, al menos no en un plazo de tiempo inmediato. En el momento de
redactar este trabajo, el grupo de investigación de la Línea de vivienda cuenta con el
apoyo de 8 diplomantes de 5to año y más de 100 estudiantes de 2do año de la carrera.
En estos momentos se trabaja en dos proyectos de investigación inscritos en el PRCT
del MICONS hacia los cuales se dirigen los esfuerzos de la mayoría de las tesis de
maestría y doctorado que se desarrollan: uno sobre el estudio de los edificios de
apartamentos en Cuba, y el otro encaminado a la gestión participativa de la vivienda en
el país. También se trabaja en la propuesta de un nuevo tema que continúe aunando
esfuerzos en las diferentes sub – líneas y objetos de estudio identificados, dirigido al
“mejoramiento de la habitabilidad de las viviendas en Cuba”
Como puede apreciarse, aunque se transita hacia un modelo de organización de la
investigación que favorezca la integración de los esfuerzos, la composición actual del
claustro no permite que cada uno de los doctores pueda actuar como tutores de nuevos
aspirantes (sólo 4 de los 19 doctores tutorean aspirantes actualmente), pero sí
prácticamente todos conducen trabajos de maestría, que se integran dentro del
sistema. Esta situación debe tender a mejorar en un futuro, en la medida que aumente
la composición de jóvenes en el claustro y en el grupo de la línea de investigación.
Sin embargo, no se está aprovechando adecuadamente la potencialidad que ofrecen
los estudiantes de pregrado para apoyar el trabajo científico. Sólo 8 de los 16 jóvenes
que desarrollan sus tesis de maestría y doctorado tutorean actualmente trabajos de
diploma de 5to año. Esto es también responsabilidad de los doctores que actúan como
tutores de estos aspirantes.
Por la propia edad y composición del claustro, hasta hace algunos años la atención a su
formación se había concentrado en el doctorado y no en la maestría. Sólo
recientemente, a partir del ingreso masivo de jóvenes recién graduados, es que se está
incluyendo dentro de los objetivos el grado de máster como una etapa preparatoria para
la obtención del grado de doctor. Es por ello que el programa de maestría siempre
priorizó la formación de los profesionales directamente vinculados a la vivienda en todo
el país y sólo recientemente se ha graduado de máster una profesora de la facultad que
continúa su formación hacia el doctorado, de la misma manera que lo harán
próximamente otros 11 profesores jóvenes que cursan el programa en el presente.
Es así que sólo 3 de los 84 graduados de la Maestría en Vivienda Social desarrollan
actualmente sus estudios de doctorado, además de la mencionada profesora, otros dos
extranjeros, uno de ellos profesor de una universidad colombiana. Otro graduado del
sistema de la vivienda está solicitando la aprobación de su tema de doctorado. Esta
cifra tenderá e incrementarse en el futuro.
IMPACTOS
Una forma de medir los impactos del programa es la contribución a la solución de los
problemas de la vivienda en Cuba, lo cual queda expresado en los problemas
abordados en las investigaciones, que responden fundamentalmente a las necesidades
locales identificadas, además de a las líneas de estudio priorizadas. La inmensa
mayoría de los resultados de investigación obtenidos han logrado ser total o
parcialmente aplicados, a lo cual ha contribuido el rol de los propios aspirantes que
ocupan responsabilidades a través de las cuales pueden influir en la toma de
decisiones dentro del sistema de la vivienda (5).
Aquellos que por diversas razones no han podido ser aplicados en la práctica, al menos
ofrecen un conocimiento de partida, el diagnóstico de los problemas y un surtido de
herramientas que podrán ser aplicadas para resolver los problemas en el momento en
que existan las condiciones propicias.
Otra forma de medir el impacto es a través de la transformación operada en los
graduados y el aumento de sus capacidades. Más de la mitad de los egresados del
programa son cuadros de dirección o reservas a diferentes niveles y aproximadamente
la mitad de ellos han sido promovidos una vez graduados.
Esta información se mantiene actualizada a través de un sistema de seguimiento que
será automatizado en el futuro inmediato y que permite mantener el contacto
sistemático con los graduados y la retroalimentación de la información. Sin embargo,
por razones financieras, no se han podido materializar los encuentros de graduados
que se han estado planeando durante los últimos 5 años y que constituirían un
excelente espacio para constatar y potenciar el impacto.
BASE MATERIAL
Las primeras ediciones del programa, desarrolladas en la Facultad de Arquitectura de
La Habana, contaban con la infraestructura de la facultad en cuanto a aulas, equipos de
proyección y laboratorios de computación con conexión a correo electrónico e internet y
se autofinanciaban parcialmente con los ingresos provenientes de la matrícula de
aspirantes extranjeros.
Sin embargo, la baja eficiencia de esas ediciones y el reconocimiento de la necesidad
prioritaria de capacitar a los profesionales de otras provincias del país con menores
oportunidades de acceso a la información, condujo a la apertura de ediciones en una
provincia diferente cada año desde 2002.
Para el desarrollo de las ediciones en otras provincias del país se han firmado
convenios con las diferentes instituciones involucradas, entre las cuales, la Universidad
local, la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba
(UNAICC) Provincial y las diferentes instituciones del sistema de la vivienda, han
desempañado un rol principal.
La base material disponible para la impartición de la maestría no es uniforme en las
diferentes provincias, sobre todo en lo relativo a las condiciones de las aulas y
generalmente no se dispone de equipos de proyección; pero la situación se hace más
crítica con respecto al acceso de los aspirantes al correo electrónico y el Internet, ya
que las universidades locales disponen de una menor cantidad de computadoras y
conectividad y generalmente se encuentran alejadas de las ciudades. Por tanto, aunque
se ha contado con el apoyo de algunos de los centros laborales de donde proceden los
estudiantes, fundamentalmente los vinculados al MICONS que tienen mayor cantidad
de recursos, la satisfacción de estas necesidades se queda por debajo de lo que se
lograba al inicio de esta década en la Facultad.
La impartición de la maestría en otros provincias genera nuevos gastos relativos al
movimiento, alojamiento y alimentación de los profesores que se trasladan a los
territorios para el desarrollo de las diferentes actividades del programa, los cuales han
sido asumidos en la mayoría de los casos por la UNAICC, ya que ni las universidades ni
el sistema de la vivienda disponen de recursos para ello. Sin embargo, los cambios
ocurridos en la UNAICC hace dos años han privado a esta asociación de los fondos que
autogeneraba para el financiamiento de la capacitación de sus profesionales, entre
otras actividades.
El ingreso casi masivo de nuevos jóvenes profesores al claustro de la facultad en los
últimos años también ha condicionado la necesidad de abrir en paralelo ediciones semi
– presenciales en la Facultad, que puedan ser cursadas por ellos. Sin embargo, la base
material con que cuenta la facultad en estos momentos, diez años después del inicio
del programa, está en peores condiciones y no satisface plenamente las necesidades.
Por otra parte, tampoco es ya posible el autofinanciamiento parcial a partir de los
propios ingresos.
EL FUTURO
El programa de Maestría en Vivienda Social mantiene un alto grado de pertinencia,
mucho más ahora que la solución del problema de la vivienda en Cuba, agravado por
los huracanes que han azotado al país recientemente, ha alcanzado una primera
prioridad. Sin embargo, la posibilidad de continuar su impartición en provincias se
dificulta, ya que ni las instituciones beneficiarias ni la Facultad cuentan con los recursos
necesarios para financiar el movimiento de los profesores. El abandono de la
impartición del programa en las diferentes localidades del país impediría la influencia
del colectivo científico de la línea de investigación en la solución de los problemas y en
la capacitación de los profesionales del sector en el país.
El aumento de la cantidad de jóvenes que permanecen en la facultad formándose como
adiestrados para asumir en un futuro inmediato funciones docentes, demanda que se
continúen abriendo sistemáticamente nuevas ediciones en la propia facultad, al menos,
en los próximos años, pero para una matrícula mucho más reducida que la histórica de
las ediciones en provincias. Por otra parte, las condiciones materiales necesarias para
la impartición del programa en la facultad hoy no están totalmente garantizadas,
incluida, la falta de un aula para dedicar a la enseñanza de postgrado.
A partir de lo expuesto podrá comprenderse que el futuro del programa, con sus logros
e impactos positivos, es incierto por la falta del necesario respaldo económico que ya
no puede obtenerse por la vía del autofinanciamiento, ni a través del presupuesto de la
facultad que es insuficiente, ni de las instituciones beneficiarias como la UNAICC que ya
no cuenta con recursos para apoyar la capacitación de sus afiliados.
Sólo quedaría pensar en una fuente de financiamiento externo mediante un proyecto de
colaboración internacional, que ya se ha intentado en otras ocasiones sin resultados,
pero que carecería en definitiva de mecanismos internos que garanticen su
sustentabilidad, es decir, su continuidad una vez que el capital externo se haya
extinguido.
CONCLUSIONES
El carácter interdisciplinario del proceso de formación en este programa de maestría se
logra por la composición multiactoral del colectivo de aspirantes, más que por la
diversidad de las profesiones de origen.
Esto favorece el cumplimiento del objetivo general declarado relativo a la capacitación
de los aspirantes, cualquiera que sea su rol en el proceso de producción de viviendas,
para un enfoque más integral en la toma de decisiones con vistas al logro de soluciones
más sustentables.
Los temas abordados en las tesis de maestría reflejan los principales problemas de la
vivienda en Cuba, los diagnostican y les dan solución a nivel local, a la vez que se
insertan en las sublíneas identificadas dentro de la línea de vivienda y tributan a los
proyectos de investigación inscritos en los programas de ciencia y técnica.
Por la composición de edades del claustro, la pirámide de la línea de investigación se
encuentra deformada, pero se vislumbra su reordenamiento paulatino futuro, aunque
actualmente aun se subutiliza el potencial que representa el pregrado como apoyo al
sistema de investigación.
Los impactos positivos del programa se demuestran a través de la contribución a la
solución de los problemas del país y del incremento de las capacidades de sus cuadros
de dirección.
El futuro del programa que mantiene un alto grado de pertinencia es incierto por la falta
de fuentes de financiamiento y las condiciones de la base material, lo cual pone en
riesgo sus logros e impactos.
REFERENCIAS
(1)- “Maestría en Arquitectura. Opción Vivienda Social”, Programa, Facultad de
Arquitectura, ISPJAE, La Habana, 1999.
(2)- “Maestría en Vivienda Social”, Programa, Facultad de Arquitectura, ISPJAE, La
Habana, 1999.
(3)- JAN, “Dictamen de la evaluación externa de la “Maestría en Arquitectura, Opción
Vivienda Social”, MES, La Habana, 2003.
(4)- “Plan de Medidas” para el mejoramiento de la “Maestría en Arquitectura, Opción
Vivienda Social” derivadas del proceso de evaluación externa, Facultad de Arquitectura,
ISPJAE, La Habana, 2003.
(5)- González, Dania, “Capacitación e investigación para la solución de los problemas
de la vivienda en Cuba. Maestría en Vivienda Social”, Ponencia presentada a la III
Jornada Internacional de Vivienda Social, La Habana, marzo de 2007.
(6)- González, Dania, “Gestión de la Ciencia en la Facultad de Arquitectura del ISPJAE”,
Tesis del Diplomado de Gestión Universitaria para Decanos, ISPJAE, 2002.

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