Fenmenos naturales, desastres sociales

Transcripción

Fenmenos naturales, desastres sociales
FENÓMENOS NATURALES,
DESASTRES SOCIALES
Ernest Cañada
Una producció d’ALBA SUD
Con el apoyo de:
Serveis Urbans i Medi ambient
Se agradece la colaboración de: Alba Films, Fundación Luciérnaga y PNUD.
Introducción
Los medios de comunicación nos informan con frecuencia sobre diferentes desastres
“naturales” ocurridos alrededor del mundo, y en especial en los países del Sur. Durante unos
días, semanas a lo sumo, terremotos, huracanes, inundaciones o sequías protagonizan las
páginas de los diarios o los primeros minutos de los telediarios. De forma casi inmediata las
administraciones y las organizaciones de cooperación al desarrollo y ayuda humanitaria se
movilizan y hacen llamados a la ciudadanía pidiendo atención sobre la población afectada por
aquel desastre, así como su solidaridad y colaboración económica. De esta manera, los
considerados desastres “naturales” han acabado siendo una problemática habitual en el trabajo
de información, sensibilización y captación de recursos de las organizaciones dedicadas al
desarrollo y la ayuda humanitaria.
La realidad es que el incremento del riesgo y la vulnerabilidad medioambiental es creciente en
todo el mundo. Según un informe del PNUD del año 2004, La reducción de riesgos de
desastres: uno desafío para el desarrollo, miles de millones de personas en más de cien
países se ven expuestas periódicamente a algún terremoto, ciclón tropical, inundación o
sequía. Aproximadamente el 75% de la población mundial vive en zonas que han sido
afectadas, como mínimo, una vez entre 1980 y el 2000, por alguno de estos fenómenos
naturales. Se ha registrado que estos desastres suponen unos 184 muertos por día en
diferentes partes del mundo. Durante las dos últimas décadas, más de un millón y medio de
personas han muerto víctimas de desastres. Pero la cantidad de víctimas mortales no deja de
ser la punta del iceberg de una situación mucho más amplia y compleja. Además del número
de muertos es necesario tomar en cuenta todo un conjunto de pérdidas en materia de
desarrollo y el gran padecimiento humano que cualquier desastre comporta. Se calcula que por
cada muerto hay unas tres mil personas expuestas a peligros naturales.
Igualmente, y pese a excepciones recientes como el del huracán Katrina, el agosto del 2005 en
los Estados Unidos, los riesgos de desastre son considerados menores en los países de altos
ingresos, en comparación con los de ingresos medios y bajos. Los países que registran un alto
desarrollo humano suponen el 15% de la población expuesta a desastres, pero sólo sufren un
1,8% de las muertes por desastres. El impacto diferenciado que tuvo el huracán Katrina, antes
mencionado, entre la población más pobre, nos informa también de la mayor vulnerabilidad en
la que vive la población de más bajos recursos económicos en los mismos países ricos.
Pese a la gran información que genera cada uno de estos desastres, esto no necesariamente
supone su comprensión por parte de la población, y especialmente por los jóvenes. La
repetición de imágenes de las víctimas y las demandas económicas puede acabar provocando
una sensación de sobresaturación y cansancio entre la ciudadanía. Por ello se considera
necesario divulgar y facilitar el acceso a interpretaciones sobre estos fenómenos que tengan en
cuenta explicaciones más complejas de sus causas. De esta manera, desde Alba Sud y
Edualter pretendemos ofrecer una imagen más integral de las causas de los impactos sociales
y ambientales de los fenómenos naturales y de las mismas acciones de prevención que se
están llevando a cabo en diferentes países del Sur.
Cuando se informa o se pide la colaboración ciudadana ante un desastre “natural”, a menudo
se olvida que éstos se encuentran íntimamente relacionados con los procesos de desarrollo
humano. Los desastres ponen en peligro el desarrollo de una determinada zona. Pero al mismo
tiempo, las actuaciones en materia de desarrollo, llevadas a cabo por particulares,
comunidades y naciones, pueden generar nuevos riesgos de desastres. Los ejemplos son
numerosos:
• El crecimiento de asentamientos informales y tugurios en las ciudades, alimentado por
migrantes desplazados de otros países o de zonas rurales por la crisis de las
agriculturas locales, ha provocado un enorme crecimiento de entornos habitacionales
inestables. Estos asentamientos a menudo se encuentran ubicados en barrancos,
zonas inclinadas, inundables o próximas a plantas industriales o sistemas de transporte
nocivo o peligroso.
•
Los sistemas de explotación agropecuarios basados en la especialización y
exportación hacia mercados lejanos y la intensificación de la producción con un uso
generalizado de fertilizantes químicos ha provocado un incremento de la vulnerabilidad
medioambiental en muchas zonas rurales, y en especial de los países del Sur.
•
La destrucción de los manglares para la construcción de enclaves turísticos ha
generado una gran vulnerabilidad ante fenómenos como los ciclones tropicales o
tsunamis.
La “gestión de riesgos” es el paradigma desde el que se está elaborando un marco de
intervención social para prevenir y mitigar el impacto de los desastres.
Ficha didáctica
Destinatarios: Estudiantes de secundaria y bachillerato.
Objetivos:
• Aprender en leer críticamente la información que aportan los medios de comunicación
entorno a los desastres y las situaciones de emergencia post-desastre.
• Analizar los impactos sociales y ambientales que pueden tener determinados
fenómenos naturales dependiendo del contexto donde se producen.
• Entender la relación entre vulnerabilidad socio-ambiental, pobreza y desastres.
• Aproximarse a las diferentes estrategias de prevención de desastres que se están
llevando a cabo a diferentes países del Sur.
Metodología: Esta unidad didáctica ha sido pensada para ser trabajada en momentos
excepcionales, cuando después de un desastre, como un huracán o un terremoto, en algún
país del Sur, éste atrae la atención de los medios de comunicación. No se ha concebido como
parte del currículum, si no para ser utilizada en un momento de especial atención ciudadana
hacia los desastres “naturales” y se quiere abordar el fenómeno desde la escuela. La unidad
combina actividades que se pueden hacer en el aula y algunas que puede continuar el
alumnado des de su casa. Las diferentes estrategias didácticas que se utilizan son:
• Análisis de prensa.
• Visionado de vídeo.
• Debate en grupo.
• Juego de ordenador.
Recursos:
• Ordenador con conexión a Internet de alta velocidad.
• Cañón o proyector conectado al ordenador al aula.
• Papel de embalar, tijeras, pega, rotuladores gruesos de colores, pizarra, tiza.
Temporalidad: 6 horas.
Actividades
Actividad 1. ¿Qué dicen y qué no dicen los diarios?
Objetivos:
• Aprender a investigar un tema en los diarios y seleccionar los materiales que nos
interesan.
• Desarrollar habilidades para analizar críticamente la información que nos ofrecen los
medios de comunicación.
• Analizar cuál es el tipo de información ofrecida en los diarios sobre un determinado
desastre “natural”.
Desarrollo de la actividad:
Esta actividad tiene un carácter introductorio al tema estudiado. En primer lugar, se informa al
alumnado que durante unos días se abordará el problema de los desastres “naturales” y que
para hacerlo, primero, tendrán que seleccionar las noticias que hayan aparecido en los
principales diarios sobre aquel tema. El día siguiente, el alumnado tendrá que llevar recortes de
los diarios. Por grupos se confeccionarán diversos murales. Éstos se organizarán como quiera
cada uno de los grupos, tratando de que la información esté ordenada de la forma más clara
posible.
Una vez confeccionados los murales, por grupos tendrán que debatir las siguientes preguntas:
• ¿Cuál es la causa del desastre?
• ¿Qué consecuencias ha tenido?
• ¿Cuál ha sido la actuación de las autoridades y de la población local? ¿Han intervenido
organizaciones extranjeras? ¿Qué han hecho?
A partir de este primer nivel de conocimiento de lo que ha ocurrido, se sugerirá a los alumnos
que reflexionen por grupos, y posteriormente expongan ante toda la clase, qué cuestiones
piensan que son interesantes e importantes para entender lo que ha pasado, y que no han
encontrado explicadas en los diarios.
A partir de este trabajo de reflexión se elaborará un mural que se dejará visible durante el resto
de días con un listado de las preguntas que pensemos que es importante responder para
entender las diferentes dimensiones de un desastre “natural”. A medida que se realicen las
siguientes actividades se irá haciendo referencia a esas cuestiones.
Actividad 2: ¿Desastres “naturales” o “sociales”?
Objetivos:
• Reconocer de qué tipo de fenómenos naturales estamos hablante cuando nos
refiramos a los desastres.
• Reflexionar sobre las interrelaciones entre desastres, pobreza y subdesarrollo.
Desarrollo de la actividad:
Se visiona con el grupo-clase la secuencia introductoria del documental: “Desastres
anunciados” realizado por Félix Zurita para el PNUD y la Unión Europea (2006). La duración
de la secuencia seleccionada es de 2'33 min.
Ficha técnica:
Título: “Desastres anunciados. Región Andina.”
Guión, realización y edición: Félix Zurita
Imagen: Jan Van Vilsen
Asistencia de edición y producción: Joaquín Zúniga
Música: canciones tradicionales andinas interpretadas por Carlos Sosa, Marcos Tax y Johny Andino
Locución: Nelson Reyes
Año de producción: 2005
Duración: 34 min
Producción: Una producción de Alba Films para el PNUD
Sinopsis: Este vídeo está basado en el proyecto “Gestión local del riesgo y preparativos de desastres en
la región andina: lecciones aprendidas y sistematización de buenas prácticas”, elaborado para el
programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y basado en 15 experiencias desarrolladas por
comunidades y gobiernos locales de Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y Venezuela.
Después del visionado del vídeo se debate en grupo a partir de las siguientes cuestiones y se
hace una puesta en común y recapitulación con todo el grupo-clase.
Preguntas motivadoras:
• Señala los diferentes tipos de fenómenos naturales que salen en el vídeo y que están
provocando “desastres”. ¿Puedes identificar alguna otro tipo de fenómeno natural que
no aparezca en él?
• ¿Crees que existe alguna relación entre la pobreza y los desastres? ¿Por qué?
• ¿Por qué se dice en el vídeo que pese a existir muchas amenazas naturales no todas
se traducen en desastres?
• ¿Qué quiere decir, como se afirma en el vídeo, que los desastres son un problema de
desarrollo?
• ¿Cuáles son las causas que pueden comportar que un fenómeno natural se convierta
en un desastre?
Actividad 3: Un drama humano, ambiental y social
Objetivos:
• Conocer los diferentes tipos de implicaciones que puede suponer un desastre en la
vida de las comunidades locales afectadas en un contexto rural.
Desarrollo de la actividad:
Se distribuye el texto “RAAN, huracán Félix y después” de Salvador García. Se trata de un
escrito hecho por un antropólogo días después de que el huracán “Félix” colpegés la costa del
Caribe nicaragüense, durante los primeros días del mes de septiembre de 2007. El autor
describe como han quedado las comunidades indígenas donde él estaba trabajando, durante
los
días
previos
y
posteriores
al
paso
del
huracán.
Después de que los alumnos lean el texto, se los pide que contesten por escrito las preguntas
planteadas a continuación.
Preguntas motivadoras:
• ¿Dónde se encuentra Bilwi? ¿Cuáles son las poblaciones indígenas más frecuentes de
la Costa Caribe de Nicaragua?
• ¿Sabes por qué los huracanes tienen nombres propios? ¿Quién se los pone? ¿Siguen
alguno tipo de orden?
• ¿Cuáles son las diferentes consecuencias, descritas al texto, del huracán “Félix”?
• ¿Por qué se considera que la destrucción del bosque puede ser tan negativa para las
comunidades locales?
• ¿Como entiendes la crítica a las implicaciones a larga duración de la ayuda
humanitaria que aparece en el texto?
RAAN, huracán Félix y después.
Salvador García*
Un huracán a lo lejos
Poco a poco los vientos del huracán Félix empezaron
a llegar el martes en la madrugada. La amenaza se iba
convirtiendo en realidad y, recién a esa hora, la mayoría
de los habitantes de Bilwi y las comunidades aledañas
fueron transformando la incredulidad y la confianza en
que una vez más nada pasaría, en carreras apresuradas
hacia escuelas, iglesias, casas de cemento, o espacios
descampados donde no pudiera caer ningún árbol. El
día anterior al desastre, recién a las 4 de la tarde, se
dio la primera reunión en la sede del Consejo Regional
donde se juntaron algunas de las principales instituciones
que trabajan en la región. Nadie sabía muy bien qué
comunidades se deberían evacuar, cómo trasladarlas ni
dónde ubicarlas.
La burocracia y la falta de coordinación mantenían a
todos ocupados en la eterna formación de comisiones de
trabajo, mientras afuera de ese edificio la vida transcurría
normalmente. Sumado a esto, la típica falta de energía
eléctrica impidió la transmisión de información vía radio
o televisión. Las autoridades de gobierno dieron la alerta
roja recién a las 12 de la noche del lunes, 6 horas antes
del desastre. Quien conoce la zona, diría que las cosas
avanzaban con “el ritmo costeño”.
Paradójicamente la misma historia de huracanes que
constantemente han amenazado la costa Norte del Caribe
les jugó una trampa. En el pasado muchos huracanes se
habían acercado, pero ninguno había entrado a Puerto
Cabezas, al menos no con esta fuerza. Se decía que la
poca profundidad de la plataforma marítima que está
frente a esta región hacía de barrera para que los vientos
perdieran velocidad al llegar a tierra firme. Evidentemente
esa teoría falló. El huracán de categoría 5 entró por
Pahara, una comunidad ubicada a 15 kilómetros de Bilwi
(Puerto Cabezas).
Desde Managua los noticieros daban informaciones
preliminares sobre algunos muertos en Bilwi y las
crónicas se hacían vía telefónica con los periodistas,
trabajadores de diferentes instituciones y con cualquiera
persona que tuviera un celular a mano y se animara a
contar su propia experiencia, pero nadie sabía a ciencia
cierta cuáles eran los daños materiales y humanos, ni el
recorrido que había seguido el huracán. La información
iría llegando muy lentamente para construir la dimensión
del desastre. Durante todo el martes los canales de
televisión mostraban la imagen satelital de un espiral de
colores que repetía un breve recorrido sobre un mapa de
Nicaragua. Nos fuimos enterando que la ciudad de Bilwi
estaba sin luz y sin teléfono debido a la gran cantidad de
árboles que se habían caído.
* Salvador García es antropólogo. Desde enero de 2007 vive en comunidades miskitas cercanas a Bilwi, donde trabaja en su tesis doctoral.
Es colaborador de Fundación Luciérnaga.
De los cayos miskitos, donde trabajan cientos de capitanes
de navío, cayuqueros, vendedores de crack y marihuana,
buzos, acopiadores de langosta y prostitutas, empezaron
a llegar una gran cantidad de muertos. Día tras día se
escuchaba decir: “ayer a la noche trajeron 19 muertos
al muelle, hace un rato trajeron 25 muertos al muelle”
y aún hoy, 13 de septiembre, las cifras siguen subiendo.
Una señora que vino de esa zona informaba que murieron
alrededor de 120 mujeres. Quizás esta cifra llegue a
confirmarse algún día, por ahora la realidad y la falta de
censos supera los niveles de organización y la capacidad
para dar datos definitivos. Hasta ahora las estimaciones
son de 180 mil damnificados.
Entrando al llano norte
Desde enero de este año he estado visitando tres
comunidades miskitas del llano norte ubicadas a 40
kilómetros de Bilwi: Sangnilaya, Iltara y Butku. Por eso,
apenas pude, viajé a esa zona para ver cómo estaba mi
gente. El viernes a la mañana salí con una camioneta
rumbo al llano norte. A medida que nos íbamos alejando
de la ciudad fui comprobando la gravedad de la situación.
Simplemente no podía creer lo que veía. Sisin, Santa Marta,
Auhia Pihni... no estaban. Es decir, estaban ahí pero ya no
había referencias de la comunidad. Faltaban los grandes
árboles que uno veía de lejos, sólo unos cascacarones de
cemento daban fe que allí hubo una iglesia y una escuela,
trozos de zinc en la copa de los pinos que aun quedaban
de pie, las casas en el piso o a medio caer, cortadas a la
mitad, inclinadas hacia un costado como naufragando, un
montón de tablas amontonadas desordenadamente.., la
vida había mutado. Tres días mas tarde y parecía que el
huracán recién había pasado.
Las comunidades se transformaron en campos de
refugiados. En Sangnilaya de las 67 casas, sólo diez
quedaron en pie, pero en Iltara y Butku con 19 y 28 casas
respectivamente no quedó ninguna entera. Saludar a los
amigos, ir escuchando las historias, recorrer la comunidad
casa por casa para ver las condiciones de cerca, dónde
estaban durmiendo, dónde estaban cocinando, qué había
pasado con la gente que vive en las fincas, allá arriba en las
montañas. Fui directo a la casa de doña Angela Moody, ex
wihta de la comunidad donde siempre me quedo a dormir.
Su casa, o lo que quedaba de ella, daba la impresión de ser
un viejo barco encallado. De la cocina que había tardado
cuatro meses en construir y que aún no estaba terminada,
sólo quedaba una parte del piso. Las familias miskitas viven
hacinadas no por una cuestión “cultural”, sino por los
costos económicos que implica construir
una casa. Puede tardar muchos meses
e incluso años. Cuando se sabe esto,
uno empieza a entender la dimensión
del desastre y la impotencia que
produce ver caer en unas horas lo que
costó tanto esfuerzo.
Doña Angela me contó que murieron
tres niños, hijos de la Segundina,
quienes vivían en la casa más alejada
al otro lado del campo de baseball.
Segundina, como muchas otras familias
de la comunidad, se negó a moverse
hacia la escuela o la iglesia la noche
anterior, en parte por incredulidad
respecto a las consecuencias del
fenómeno natural, pero sobre todo por
temor a dejar sus cosas solas durante
tantas horas , bajo peligro de ser robadas. Cuando los
vientos se incrementaron a las 6 de la mañana, Segundina
y sus hijos ya no pudieron llegar a ningún refugio. Salieron
del interior del hogar y se trasladaron abajo del tambo
(ese espacio de un metro que hay entre la tierra y el piso
de la casa tan característico de las viviendas miskitas y
mayangnas) pero la casa no soportó mucho tiempo y se
derrumbó sobre la familia. Segundina quedó con fractura
de cadera y fue traslada a un hospital de Bilwi, sus tres
hijos fueron enterrados en la comunidad.
Valeria Manuel no salió de su casa hasta último momento.
Una vez afuera, se refugiaron bajo el tambo, pero
alcanzaron a darse cuenta que los pilares no iba a soportar
mucho tiempo, apenas salieron la casa se derrumbó.
Valeria piensa que Dios la estaba sosteniendo. Ya en la
intemperie metió a sus dos hijas en una estructura se
cemento con forma de barril que iba a utilizarse para un
pozo y que estaba a un costado de la casa. El resto de la
familia hizo una cadena humana y se “amarraron” a un
palo de coco grueso de los que no crecen mucho.
Doña Reina tampoco pudo llegar a un albergue. Junto a
su familia salió corriendo rumbo al llano donde no corría
peligro de que un árbol les cayera encima. Hicieron un
círculo y entre todos sujetaron con todas sus fuerzas un
plástico que los cubría. Tuvieron suerte que ninguna de
las láminas de zinc que volaban como papeles les hicieran
daño.
Del otro lado del Wawa
Un grupo de hombres están dedicados a construir una
casa comunal aprovechando una vieja estructura de
cemento de lo que nunca llegó a ser un puesto de salud
y parte del machimbre (largas tablas de pino que se
usan como paredes o techos) de la escuela que el viento
arrancó. Alrededor de la actividad otro grupo de hombres
comenta los últimos acontecimientos, intercambian la
información escuchada en la radio sobre la situación en
otras comunidades. Entre ellos reconozco a Emilio Taylor
que tiene casa en Sangnilaya pero vive en su finca ubicada
en Kukas Kiam, una de las montañas del otro lado del
río Wawa donde muchos siembran los productos que
semana a semana comercializan (o comercializaban) en
el mercado de Bilwi. El martes a medio día, luego de
que se calmaran los vientos, emprendió el regreso a la
comunidad para saber la situación de familiares y amigos.
Debía caminar hasta el Wawa y de ahí bajar en cayuco.
La caminata hasta el río que generalmente le suponía dos
horas caminando, esta vez, por la cantidad de árboles que
se encontró a su paso, le tomó casi dos días de viaje. Allí
empecé a entender la dimensión del desastre: 400 mil
hectáreas de bosque desbastadas. La yuca, el arroz, los
plátanos, el pijibai, los frutales... todo derribado, casi todo
echado a perder. Los animales seguramente muertos, y
los que sobrevivieron se quedaron sin hábitat. ¿Qué van
a comer en estas semanas, en los próximos meses, el año
que viene? ¿Qué van a vender, con qué van a comprar la
sal, el aceite, el jabón, la ropa, los medicamentos, cómo
van a pagar el colegio de los muchachos que estudian en
la ciudad? Desde el punto de vista de la reproducción
social, el huracán Félix destruyó el equilibrio económico
entre las necesidades de la comunidad, los recursos del
bosque y la relación que hay entre ambos, traducido en
los bienes materiales y simbólicos que obtienen de la
ciudad de Bilwi. Un futuro incierto pero del que nadie
todavía se atreve a hablar, la preocupación más que nunca
está en el presente.
El bosque caído no sólo ha bloqueado la entrada a las
parcelas, cientos de familias que se fueron de una u otra
comunidad del llano a vivir a las montañas Tungla, Kukas
Kiam,Wiwas, Likus siguen incomunicados. Estas personas
son las más vulnerables, pues no sólo no cuentan con
alimento sino que casi nadie ha podido
comunicarse con ellos. Digo casi
nadie porque desde las comunidades
han mandado expediciones para
llevar provisiones y en algunos casos
han podido traer a cierta cantidad de
gente. Los viajes como ya mencioné
pueden durar entre 6 horas y dos
días en dependencia de la distancia o
de si alguien ya abrió antes la trocha
para atravesar la maraña de árboles y
maleza. La ayuda en ese sentido no ha
sido suficiente, por ejemplo, el sábado
cuando llegó el concejal Garbash,
don Apolinar Taylor le planteó que
necesitaba gasolina y aceite para
avanzar con una motosierra en el
rescate de su familia, que aún estaba
en la finca. Le entregaron 10 galones
de combustible y dos litros de aceite.
Finalmente no los usaron y mandaron
a 5 hombres con machete. Según don Apolinar con esa
cantidad no avanzarían más de 300 metros.
La vida continúa
Las familias que crecieron y se multiplicaron en
matrimonios ocupando diferentes casas (kiamka), en pocas
horas se volvieron a encontrar bajo un mismo espacio.
Madres, yernos, hijos, nietos, todos viviendo juntos. La
gente no se quedó con los brazos cruzados. Improvisó
pequeñas ranchitos con las laminas de zinc, las tablas y
los clavos que pudieron salvar donde ahora duermen,
cocinan, comen, y guardan las pocas cosas que no se llevó
el huracán. Más de 10 familias que no pudieron recuperar
nada permanecen aun bajo el techo de la escuela.
Un grupo de jóvenes juegan dominó sobre la lona que
donaron los gringos. Por cada partido apuestan un peso.
Algunos jóvenes reparan sus bicicletas, otros acompañan a
sus padres o tíos a buscar algún racimo de pijibai o de plátano
que se pueda recuperar de los terrenos que están próximos
al río. No todos tienen suerte en la búsqueda de frutos.
Me invitan a comer y me dicen orgullosos “este plátano lo
recuperamos hoy, es de los últimos”. Urge empezar a limpiar
el camino a las milpas y pensar dónde conseguir las semillas
para sembrar. Enero que es cuando empieza el ciclo, está a
la vuelta de la esquina.
Más allá del impacto que causó el huracán en la vida de
Sangnilaya, la vida sigue, los roles se mantienen. En la
mañana, como siempre, las mujeres encienden el fuego
y ponen a cocinar yuca, arroz o tortillas de harina. La
abuela, centro de la familia, organiza la alimentación. Ella
administra las porciones, manda a conseguir el aceite que
hace falta, autoriza que le den un poco de azúcar a los
vecinos. Primero ella y sus hijas mayores cocinan para la
prole de línea materna. Luego viene el puesto de las nueras
y sus familias. Mientras sucede todo esto, los niños más
pequeños que todavía no caminan son cuidados por los
hermanitos dos o tres años más grandes. Aparentemente
ninguno tendrá clases hasta el año que viene.
Las primeras ayudas. Instituciones y formularios.
Negrito, vice wihta de Sangnilaya y vocal dentro del
gobierno territorial de las diez comunidades, estaba en
Bilwi durante el huracán. Durante todo el martes trató de
encontrar algún transporte en vano. El miércoles contactó a
dos de los concejales (Garbash y a Harold) que representan
a ese territorio (circunscripción 7). En medio del caos, la
burocracia y desafiando la orden de que nada saldría sin
la firma del Gobernador, partieron hacía Sangnilaya con
12 sacos de arroz, 4 de frijoles, 4 de cereales, 4 galones
de aceite, 70 unidades de jabón y 130 libras de sal. Era la
primera ayuda que llegaba.
El jueves pasó Aikukiwal y Pana
Pana y el viernes le tocó el turno a
Masangni , todos dejaron algunos
sacos de alimento para las tres
comunidades y evaluaron daños.
El sábado llegaron tres personas
de la Alcaldía de Puerto Cabezas
con personal de FISE central; su
objetivo, evaluar los daños. Ese
día volvieron los dos concejales
y dejaron un rollo de plástico
negro que alcanzó sólo para la
mitad de la población. Un par de
horas más tarde llegó personal
del IDR, INAFOR y del Consejo
Regional (la oficina de recursos
naturales); su objetivo, evaluar
los daños. Durante todo el día
se instaló una brigada de tres
médicos cubanos y una de Bilwi.
El domingo apareció la Cruz
Roja y luego la Iglesia Moraba,
ambos entregaron medicamentos y evaluaron daños. Ese
mismo día aterrizó un helicóptero y le entregó a cada familia
una lona de 20 metros por metros para cubrirse de la lluvia.
Sobre la superficie traía estampado el logo: USAID, from the
american people. Sangnilaya, Iltara y Buku nunca fueron tan
visitadas en tan poco tiempo.
La ruta de la ayuda, retos y contradicciones
Hasta ahora, la ayuda ha seguido la ruta de las instituciones
que ya trabajaban en sus territorios. Cada una con “su grupo
meta”. En parte porque ya las conocen, en parte porque
existe un mayor compromiso con quienes ya hay un vínculo
laboral y afectivo. En ese sentido las comunidades menos
atendidas lo han seguido siendo. Salud, techo, comida,
¿cuáles son las necesidades más importantes? ¿Por donde
empezar? ¿Cómo organizar la numerosa y variada ayuda
que viene llegando? Son interrogantes que aún quedan por
responder y que en el mejor de los casos cada institución
resuelve de manera individual.
Uno de los mayores retos con los que se enfrentan las
instituciones que van a trabajar en la zona afectada y que
al mismo tiempo supone la mayor contradicción, es lograr
que tarde o temprano las comunidades restablezcan una
mínima autonomía económica y que al mismo tiempo se
vaya rompiendo la cadena asistencialista tan cómoda para
ciertas instituciones pero tan cara para la autonomía de las
comunidades.
Bilwi, 13 de septiembre de 2007
Actividad 4: De la administración de desastres a la gestión del
riesgo.
Objetivos:
• Conocer qué estrategias se están llevando a cabo para prevenir los desastres.
• Entender en qué consiste la “gestión del riesgo” como estrategia y porque es más
adecuada que la “administración de desastres”.
• Valorar la importancia de la organización comunitaria en la prevención de los
desastres.
Desarrollo de la actividad:
Se visiona con el grupo-clase dos secuencias del vídeo “Desastres anunciados”. Una sobre
la experiencia de la ciudad Manizales, en Colombia (4'58 min.), y la otra de La Paz, en Bolivia
(2'14 min.). Después del su visionado se propone a los alumnos que respondan, por grupos, a
las siguientes cuestiones. Posteriormente se llevará a cabo una puesta en común con todo el
grupo-clase y se hará una recapitulación de los principales aspectos abordados.
Video Manizales, Colombia
Video La Paz, Bolivia
Preguntas motivadoras de la experiencia de Manizales:
• ¿Por qué crees que se producen los desastres?
• ¿A quién crees que afectan más los desastres?
• ¿Cómo funciona la iniciativa “guardianas de la ladera”?
• ¿Cuáles crees que son las virtudes de esta forma de prevención?
• ¿Qué quiere decir “gestión del riesgo”?
Preguntas motivadoras de la experiencia de La Paz:
• ¿Por qué crees que a las ciudades de los países del Sur es donde se concentra más el
riesgo de un desastre? ¿Qué relación tiene eso con la pobreza?
• ¿De qué manera los desastres pueden afectar el gasto público?
• ¿Cuáles son las características de la propuesta de gestión del riesgo de la Alcaldía de
La Paz?
• ¿Qué quiere decir que la gestión del riesgo es “un concepto de seguridad más
democrática, integral y comunitaria”?
Preguntas motivadoras de las dos experiencias:
• ¿Cuáles son las principales diferencias y similitudes en los dos casos visionados?
• ¿De qué manera se concreta la gestión del riesgo en estas dos experiencias?
Actividad 5: De tiempos pasados nos llegan soluciones
Objetivos:
• Valorar la riqueza de la cultura y la tecnología pre-colombina, así como su capacidad
de aportar soluciones a los problemas actuales.
• Reflexionar sobre la necesidad de desarrollar tecnologías productivas arraigadas en las
características de los territorios donde se desarrollan.
Desarrollo de la actividad:
Se visiona con el grupo-clase una secuencia del vídeo “Desastres anunciados” sobre la
experiencia de producción agraria en Bolivia basada en los “socacoyu”, una tecnología precolombina desarrollada por el pueblo inca. Además de obtener buenos resultados productivos,
este sistema de canales permite que la tierra se mantenga húmeda, impide las heladas y evita
las inundaciones, al mismo tiempo que da más fertilidad a la producción.
Video "socacoyu"
Después del visionado, por grupos, se debaten las siguientes cuestiones y, al final, se hace
una puesta en común y recapitulación de los temas tratados.
Preguntas motivadoras:
• ¿En que consisten los “socacoyu”?
• ¿De qué manera contribuyen a la mitigación de posibles desastres? ¿Qué opinas del
hecho que una tecnología anterior a la conquista de América pueda mejorar las
estrategias de prevención de desastres?
• ¿De qué manera los “socacoyu” contribuyen a la reducción de la pobreza?
Actividad 6: Construyamos un entorno más seguro
Objetivos:
• Aprender la importancia de la planificación urbanística para la prevención de desastres.
Motivar a los estudiantes en la comprensión de la materia explicada a partir de un
juego de ordenador.
Desarrollo de la actividad:
Se propone a los estudiantes jugar a un juego de simulación por Internet sobre prevención de
desastres. Ya sea en el aula de informática o en casa, se les distribuye individualmente o por
grupos y se les pide que jueguen al juego Stop Disasters.
Stop Disastres es un juego de simulación que podéis encontrar y jugar gratuitamente por
Internet en: http://www.stopdisastersgame.org/es
Se trata de un juego elaborado por la International Strategy for Disaster Reduction (ISDR). El
juego aporta información diversa sobre las condiciones de vulnerabilidad que pueden agrabar
los impactos sociales y ambientales de un determinado fenómeno natural. A partir de esta
información se dispone de los siguientes escenarios para jugar:
• Un pueblo de costa del Sureste asiático afectado por uno tsunami.
• Una isla caribeña afectada por un huracán.
• Una zona árida al centro de Australia afectada por un incendio.
• Las tierras bajas de una montaña afectada por un terremoto al Este del Mediterráneo.
• Un valle del centro de Europa afectada por una inundación.
Una vez se selecciona uno de estos escenarios (cada uno con tres niveles de dificultad), un
personaje explica el contexto y expone el reto que el jugador debe lograr: ubicar en aquel
territorio elementos de defensa, nuevas construcciones o infraestructuras, entre otros, en un
tiempo limitado antes que no suceda el desastre. Para colocar todos estos elementos se
dispone de un determinado presupuesto que no se puede sobrepasar y que obliga a
seleccionar las diferentes opciones posibles. Su ubicación se debe hacer siguiendo criterios
que ayuden a reducir los posibles impactos de los desastres. Terminado el tiempo disponible
ocurre el fenómeno natural anunciado (un huracán, un terremoto, una inundación, etc.) y quién
está jugando puede ver el impacto que tiene en aquel territorio. Después una simulación de
diario informa de lo que ha ocurrido y aparece un informe con la relación de daños. En función
de los resultados se determina si el trabajo de planificación ha sido bien hecho o no.
Si se quiere, para que el alumnado entienda mejor la idea de la importancia de la planificación
previa y de los impactos de un crecimiento desordenado, se puede proponer que jueguen con
dos escenarios diferentes y que, una vez los hayan aprobado, escriban una breve reseña de
los pasos que han tenido que dar para alcanzar un resultado positivo. Se recomienda una
cierta atención del profesorado mientras el alumnado juega para que las dudas que pudieran
aparecer puedan ser resueltas en aquel momento.
Recursos complementarios en Internet
Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (ETI/RD)
La ETI/RD es el órgano principal que se encarga de las políticas para la reducción de desastres
y constituye el punto de enlace dentro Naciones Unidas sobre asuntos humanitarios. Su sitio
web dispone de abundante documentación en temas relevantes para la reducción de
desastres.
Red Desastres
Se trata de un portal de Internet impulsado por el PNUD con información sobre experiencias,
buenas prácticas, herramientas y lecciones aprendidas en materia de desastres a América
Latina y El Caribe. Dispone de una amplia biblioteca de documentos on-line.
Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina
Esta web está formada por investigadores de diferentes disciplinas que trabajan en el análisis
de desastres. Dispone de mucha información actualizada.
Centro Regional de Información sobre Desastres (CRID)
El CRID es una iniciativa de seis organizaciones que han hecho un esfuerzo para recopilar y
centralizar información sobre desastres que se encontraba dispersa. Dispone de una sección
de enlaces muy estructurada e informada.