Libres - Fundación Lebensohn

Transcripción

Libres - Fundación Lebensohn
XLP16:XLP 13/06/11 00:35 Página 1
xlp
Año 8, nº 16. JUnIo 2011
Publicación de la Fundación Lebensohn sobre
acciones y temas vinculados a la promoción de la
cultura, fundamento de la tolerancia, el respeto, la
inclusión social y la convivencia pacífica
PoR LA PAZ
Libres
por la
paz
Premios
Fundación Lebensohn
Galería de fotografías y cuentos seleccionados
XLP16:XLP 13/06/11 00:35 Página 2
Editorial
2 xlp
XLP Por La Paz
Edición N° 16
Junio 2011
Propietario:
Dr. Abraham M. Lebensohn,
presidente de la
Fundación Lebensohn
L
a Fundación Lebensohn es una institución sin fines de lucro que se ha constituido con el objetivo primordial de oponerse a toda forma de violencia, luchar contra todo acto de discriminación, contribuir al bien común y mejorar la calidad de
vida. Para lograr esos objetivos, propone:
Fundación Lebensohn
CUIT: 30-70848512-4
Presidente:
Abraham Manuel Lebensohn
Directora: Diana Lebensohn
Asistentes: Silvia Sorgoni
y Graciela Santomauro
Montajista: Mario López
Editor periodístico:
Fernando Rodríguez
Diseño original: Javier Basile
Diagramación:
Gerardo Soloduja
Impresión: Escuela Talleres
Gráficos Manchita / 4208-4341
Copyright © 2011
Fundación Lebensohn
Todos los derechos reservados.
Fundación Lebensohn y
XLP Por la Paz
son marcas registradas
1. Desarrollar actividades y proyectos que se correspondan con
la misión y los principios de la fundación.
2. Promover la comprensión y el respeto de las ideas, creencias y prácticas. Trabajar para lograr una mayor integración social, fomentando la inclusión y estimulando la conciencia social
de las personas por la vía de la comunicación.
3. Generar un espacio de diálogo y conocimiento acerca de las
diferencias, lo que, creemos, contribuye a la aceptación de la
diversidad y el desarrollo de una conciencia más tolerante.
4. Informar y difundir problemáticas relacionadas con la violencia, para la prevención de posibles conflictos.
5. Llevar a cabo acciones en el campo de la educación, pues
creemos que la escuela es un espacio formador de conciencias
y eje para proyectar un mundo de paz y sin violencia, al tiempo
que consideramos que niños y adolescentes deben asimilar los
principios de la no violencia y la tolerancia desde los más tempranos años de la vida.
6. Fortalecer la comunicación, herramienta que debe ser considerada esencial para difundir estos principios, especialmente
entre los jóvenes, en quienes está la posibilidad de producir
cambios a través de la generación de nuevas ideas.
7. Promover la cultura como fundamento de la tolerancia, el
respeto, la inclusión social y la convivencia pacífica.
Para contactarse con la Fundación:
[email protected]
XLP16:XLP 13/06/11 00:35 Página 3
Premios Fundación Lebensohn 2011 / Fotografía
3
s
El cielo
de Sergio René Fasola
1er premio
Libres por la paz
obras que invitan a reflexionar sobre las condiciones
necesarias para desarrollar en paz la vida en sociedad,
sin discriminación, con solidaridad encaminada a la
integración social, respeto por la diversidad y
predisposición a la resolución pacífica de las diferencias.
g
XLP16:XLP 13/06/11 00:35 Página 4
4 xlp Premios Fundación Lebensohn 2011 / Fotografía
s
Severo
de Gerónimo Molina
2o premio
Mención de honor
s
S/T
de Santiago Hafford
XLP16:XLP 13/06/11 00:36 Página 5
5
s
Camino del viento
de Julieta Anaut
s
2a mención
S/T
de Alejandro
Damián Lipszyc
1a mención
g
XLP16:XLP 13/06/11 00:36 Página 6
6 xlp Premios Fundación Lebensohn 2011 / Fotografía
s
La bicicleta imaginaria
de Ana Luz Sanz
Selección
s
Empirismo
de Agustina García del Río
Selección

JULIO SANCHEZ
Desde hace ya varios años la Fundación Lebensohn organiza un concurso que, en la categoría de
fotografía, se ha convertido en un clásico de la agenda cultural. Se distingue de otros porque es
temático, no para restringir el acceso o para ilustrar
una propuesta sino para acompañar los objetivos
que guían a la institución.
Para la edición 2011 eligió como tema Libres por la
paz. De casi medio millar de fotos finalmente el jurado
eligió una treintena para su exhibición. El primer premio
recayó en El cielo, obra del santafesino Sergio Fasola
que muestra a un joven exultante saltando en medio de
un sitio derruido; a pesar del encierro y el deterioro circundante una luz espesa parece difundir un cielo que lo
entusiasma y lo colma de alegría. El segundo, de Gerónimo Molina, testimonia el incansable esfuerzo de
un vecino de Dock Sud que milita en la protección del
medioambiente. Las menciones correspondieron a Alejandro Lipszyc, que supo estructurar colores y
geometrías en un barrio precario de trabajadores, y a
Julieta Anaut, que escenificó un futuro místico de paz
con símbolos arcaicos de abundancia.
Entre 250 cuentos, el primer premio fue para La
Blanca, de nicolás Loss, magistral alegoría de una
mujer que, con su mágica aparición, logra poner freno
temporalmente a las peleas entre hombres de malvivir.
En Los colonizadores se han ido, segundo premio,
Juan Pablo Fiorenza imagina la recuperación de las
Islas Malvinas y su impacto en la psiquis del primer argentino enviado a repoblarlas. La primera mención fue
para El orador, de Martín Etcheverry, discurso fantástico que atraviesa tres centurias de lucha contra la
opresión. La segunda correspondió a Macarena Moraña por Vergüenza, relato del drama de un hombre
obligado a hacer algo que no quiere.
Todas las obras pueden verse en: http://www.fundacionlebensohn.org.ar/ver/index.php?p=416
XLP16:XLP 13/06/11 00:36 Página 7
7
Fotografía
1° Premio
El cielo
Selección
Empirismo
Sergio René
Fasola
Agustina García
del Río
2° Premio
Severo
La bicicleta
imaginaria
Gerónimo Molina
Ana Luz Sanz
1° Mención
S/T
Apartheid
Alejandro Damián
Lipszyc
2° Mención
Camino
del viento
Julieta Anaut
Paz con trabajo (I)
Mujer de tacones
negros en azotea
S/T
Hernán Mariano
Oviedo
Cecilia Sauri
Donde comienza
a cultivarse la
Paz 2
de Andrés
Wertheim
Daniel Kiblisky
Aprendiendo
a escuchar
de Andrea Castaño
Díptico S/T
Camila Álvarez
Gisela Volá
Archivos sobre
reuniones de paz
para Kosovo
Carolina Santos
S/T
Mariela Constant
Rodolfo Lozano
González
S/T
S/T de la serie
Tráfico de Almas
Esqueleto
Suburbano 1, 2 y 3
María Laura
Vázquez
Martín Rubini
Flora y Fauna
de Karina Azaretzky
Manuel Costa
Cometa
Palacio de
Justicia
Ali Abbas
Eloy Elvis
Ovando Vallejo
Jóvenes cubanos
se reúnen a
practicar béisbol
Belén Majdalani
Santiago Hafford
Juan Beccar Varela
Especies en
extinción
Fernando Di Sisto
Libertad
A la mañana
Sebastian Sario
La piedad
Vacaciones de
Invierno
Semana Santa
en familia
Agustina Mihura
Mención
de Honor
S/T
Carlos Janon
S/T
Sol Santarsiero
Mallku Salles
S/T
Zona Liberada
Victoria Loos
Nicolás Israel
Adulto asiático
en Argentina
de Mariana V.
Milanesi
Escuela
Orquesta 1
Panóptico
Caseros 3/3
Oliver Kornblihtt
Puro cuento
Patricia Ackerman
de Matías Sarlo
Nuevo Orden
Mundial
de Mariano Brizzola
Quiero sentir la
vida con los pies
Paola Andrea
Fontana
s
Gerardo Schachner
Libertad
de Belén Majdalani
s
Selección
Apartheid
de Andrés Wertheim
Selección
XLP16:XLP 13/06/11 00:37 Página 8
8 xlp Premios Fundación Lebensohn 2011 / Fotografía
Cometa
de Camila Álvarez
Selección
s
s
Aprendiendo a
escuchar
de Andrea Castaño
Selección
Díptico S/T
de Agustina Mihura
Selección
s
s
Archivos sobre
reuniones de paz
para Kosovo
de Gerardo
Schachner
Selección
s
Palacio de justicia
de Carolina Santos
Selección
Panóptico
Caseros 3/3
de oliver Kornblihtt
Selección
s
XLP16:XLP 13/06/11 00:37 Página 9
9
Semana santa en familia
de Fernando Di Sisto
s
Selección
Paz con trabajo (I)
s
de Carlos Janon
s
Selección
Vacaciones
de invierno
de Eloy Elvis
ovando Vallejo
s
La piedad
de Juan Beccar
Varela
S/T
de Cecilia Sauri
Selección
Selección
s
s
Selección
Jóvenes cubanos
se reúnen a practicar béisbol
de Gisela Volá
Selección
g
XLP16:XLP 13/06/11 00:38 Página 10
10 xlp Premios Fundación Lebensohn 2011 / Fotografía
Mujer de tacones negros en azotea
de Hernán Mariano oviedo
Selección
s
s
Alí Abbas
de Karina Azaretzky
Selección
Especies en
extinción
de Manuel Costa
Selección
s
de Martín Rubini
s
Esqueleto
Suburbano 1, 2 y 3
s
Adulto asiático en Argentina
de Mariana V. Milanesi
Selección
Selección
s
Puro cuento
de Patricia Ackerman
Selección
XLP16:XLP 13/06/11 00:39 Página 11
s
11
A la mañana
de Mariela Constant
nuevo orden
mundial
de Mariano Brizzola
Selección
s
Escuela orquesta 1
de Matías Sarlo
s
Selección
S/T
de Mallku Salles
Selección
s
s
s
Selección
S/T
Quiero sentir la
vida con los pies
de Sebastián Sario
de Paola
Selección
Andrea Fontana
Selección
XLP16:XLP 13/06/11 00:40 Página 12
PremiosFundación
Fundación Lebensohn
2008 2011 / Fotografía
12 xlp Premios
Lebensohn
s
S/T de la serie
tráfico de almas
S/T
de María Laura
de Rodolfo Lozano González
Vázquez
Selección
Selección
s
S/T
de Victoria Loos
Selección
s
s
Flora y fauna
de Sol Santarsiero
Selección
s
de Daniel Kiblisky
Selección
Zona liberada
de nicolás Israel
Selección
s
Donde comienza
a cultivarse la Paz 2
XLP16:XLP 13/06/11 00:40 Página 13
13
Premios Fundación Lebensohn 2011 / Cuentos
Cuentos breves
1° Premio
La Blanca
Nicolás Augusto
Loss
2° Premio
Los colonizadores
se han ido
Juan Pablo Fiorenza
Menciones de
Honor
Memoria de
sus dientes
Selección
Bolsilleo
Leporino
Alejandro Lombardi
Mariano Quirós
Mal de muchos,
consuelo de
pollos
Gerardo Leonel
Parisi
Ignaciosiempre
María Noelia
Antonietta
Elisabet Adriana
Jorge
1° Mención
El orador
El último arreo
El violinista
maravilloso
Martín Etcheverry
Máximo Simoni
Ezequiel Feito
Visitas
2° Mención
Vergüenza
María Laura
Galarza
Macarena Moraña
Lorenzo, Vicente,
Tony
El rito
Alejandra Kamiya
Alejandro Cruz
Tloupakis
La corriente
Patas de langosta
Alicia Duo
María Andrea Amé
Documento
Nacional de
Identidad
Mis primeras
letras
Rosa
Nora Julieta
Rabinowicz
Jorge Alberto
Barquero
El loco Vega
Frío, frío
Juan Guinot
Mirta Krevneris
El muro
Pensar en frío
Carlos Alberto
Magnato
Javier Hernán
Hildebrandt
Cadena de valor
Julián Mola
Victoria Vieyra
Capdepont
El tren
Rosalía Iturbe
Primer premio
LA BLANCA
Nicolás Augusto Loss
E
ra tan decadente aquel conventillo de lunfardos
que cuando la Blanca cruzó los enrejados tuvo
que orientarse como pudo entre charcos de orines, espantar con sus pasos la hojarasca de vidrio de los
azulejos desprendidos de las paredes, y recién la descubrieron cuando un malandrín que barajaba los naipes
sobre un cajón de pescados olfateó el ambiente adivinando los aires y dijo aquí hay una mujer, carajo.
Y era ella, la Blanca, la mulata maciza de nalgas de
miriñaque y pechos de melón que sin saludarlos arrojó
un par de billetes sobre la banca. Les propuso a los presentes que si les ganaba al truco ellos se encargaban de
alquilarle un cuarto. Aceptaron. Al rato andaban juntando de a monedas porque la Blanca los había mareado en
un torbellino de envidos y retrucos y flores de pétalos
de espadas hasta dejarlos vomitando en una boina todo
g
XLP16:XLP 13/06/11 00:40 Página 14
14 xlp
Premios Fundación Lebensohn 2011 / Cuentos
el contenido de los bolsillos. Sin embargo, y pese a despojarlos de sus ínfulas de apostadores, la recién llegada
no abusó de su victoria. Los vio tan derrotados recibiendo ya sin hombría el sol del atardecer que desde
los barandales altísimos de su nueva habitación les arrojó una mirada de compasión y les prometió que
durante el tiempo que se quedara en el conventillo les
haría la caridad de limpiarles el patio.
Tuvieron que acostumbrarse a su presencia. En pocos días la Blanca se manejaba como uno más en aquella
madriguera de ladrones. Era un antro de despatriados
de baja moral, un rejunte de rufianes de diversas naciones que tenían tan incorporado el vicio de robar que a
menudo los botines de unos aparecían en los cuartos
de otros. Por las noches, una vez apagados los faroles,
el silencio era un abrir y cerrar de puertas, una tierra de
nadie donde lo robado se robaba con tan mal sentido
del sigilo que los rateros siempre eran pillados infraganti. El insulto más corriente en tales ocasiones era
injuriar el buen nombre de las patrias natales. De modo
que el patio amanecía convertido en un tendal de banderas pisoteadas y borrachos heridos, donde la Blanca
tenía que esquivar brazos y piernas para barrer con la
escoba la hierba de vidrio de las botellas reventadas en
las paredes.
Los inquilinos, todavía resentidos por la apuesta de
las cartas, tomaron aquellas labores de limpieza como
un alivio. Para mantenerla ocupada en su feminidad, no
escatimaron en arrojar sobre las baldosas escupitajos y
colillas; jamás se imaginaron que el acto de barrer era
para la Blanca la inauguración disfrazada de un propósito que no iba a revelar. Siempre silenciosa, con su
andar imponente que embestía el tabaco del aire como
un rompehielos de guerra, no sólo se dedicaba a levantar las astillas de las damajuanas sin servirse de guantes,
sino que también desafiaba a jugar a las fuerzas de brazos como un hombre del puerto.
Las sospechas sobre su procedencia no se hicieron
esperar. Intuyeron que era una mujer de mala vida,
porque del mismo modo que mezclaba los naipes alternaba los idiomas de los inquilinos. Quienes menos le
temían, se burlaban en secreto diciendo que era un
hombre atrapado en el cuerpo de una hembra, y quienes más la respetaban, que la mulata había fajado al
cafishio al que mantenía y que no había hallado mejor
manera de esconderse de su venganza que viviendo entre rufianes.
Un gurrumín sin musculatura fue el primero en avanzarla. Una mañana apareció en el patio
desperezándose de orgullo y con la noticia de que la
Blanca era una fiera en la cama. Si bien no le creyeron
el cuento, pues argumentaron que nadie sería capaz de
sobrevivir intacto a las demandas de aquel cuerpo descomunal, él les dijo que en el ajetreo de la penumbra la
mulata le había parecido tan liviana como un saco de
plumas.
El rumor adquirió más fuerza a medida que pasaron
los días. En efecto, comprobaron que la Blanca no tenía
el menor pudor en dejar sin pestillo la puerta de su
cuarto. Los interesados en sus caricias se preocuparon
por sumarla a sus prontuarios. Por las noches, cuando el
conventillo era un murmullo de ronquidos, se despertaban afiebrados, daban pasos de títeres en la soledad y
subían como sonámbulos las escaleras de barandas de
flores de cemento y se impregnaban en un perfume de
amapolas que les aceleraba el corazón y les quitaba el aliento. Entonces se envalentonaban, empujaban la puerta
de la habitación, el silencio se cuajaba en un jarabe de
latidos y la Blanca los asaltaba en la oscuridad.
Era tan dislocada la sensación de sentir etérea a la
mujer cuyo tamaño había puesto en duda la hombría
de los inquilinos, que los visitantes creían someterla pero le juraban eterno amor. Dime cuál es el cafishio del
cual huyes así lo apuñalo, le decían, así lo estrangulo, le
imploraban, y ella les susurraba al oído que los senderos de la venganza conducían al error, que otro sería el
XLP16:XLP 13/06/11 00:40 Página 15
Los cuentos y fotos premiados pueden verse en http://www.fundacionlebensohn.org.ar/ver/index.php?p=416
mundo si las gentes fueran criadas con amor, y así, luego de los trances rítmicos de la pasión, les rascaba la
nuca con sus uñas índigas y los dejaba dormirse en su
regazo para vaciarles el tambor de sus revólveres.
Cuando quisieron darse cuenta había tomado el
control del conventillo. No sólo se había apoderado de
las municiones y las facas y los garrotes, sino que con
sus gritos de comando había implantado una nueva jerarquía de autoridad. Desde lo alto de su balcón, un
espacio de privilegio donde el patio se revelaba sin escondites, señalaba con el índice de su mano las urgencias
cotidianas: grifos destartalados, frutas podridas, hojas
marchitas en los desagües. Los inquilinos, sobrepasados por el fenómeno, se sentían paralizados. No podían
revelarse contra la confusión. No terminaban de entender el mecanismo de conversión mediante el cual la
misma mulata de nombre anémico que los recibía en la
oscuridad, se transfiguraba en aquel general de cuartel
que les ordenaba que se acomodaran la camisa y se afeitaran la barba.
Su partida fue un puntapié en el hormiguero del
conventillo. Una madrugada cualquiera, sin dar explicaciones, la Blanca anunció que se iría al anochecer. Aquel
comentario al pasar, que no pronunció con su habitual
vozarrón de trombón sino con un tono maternal, los
dejó aún más desconcertados. Se estaban encariñando
con su presencia. Y no sólo porque era buena para amar, sino porque había ventilado con sus polleras de
pétalos de amapolas un aire viciado por el tabaco y la
pereza. De modo que no tuvieron mejor idea que descargar los anticipos de la nostalgia con una batalla
campal, sin mayores argumentos que disfrazar su vértigo de orfandad con un cataclismo de insultos donde
volaban sillas y botellas y botas.
La Blanca, que contemplaba todo aquello desde su
balcón, decidió intervenir. Descendió los escalones que
la separaban del patio, y cuando dejaron de pelear y miraron alrededor, se dieron cuenta de que la mulata había
quitado las banderas que colgaban de los barandales y
las había sumergido en lavandina, las había fregado en
lejía pura y doméstica, y allí estaban, fulgurantes de
blancas, flameaban al sol que se filtraba de a sábanas de
lumbre por entre las hojas recortadas de la parra. Eran
tan semejantes las unas de las otras, tan idénticas en su
naturaleza, que para el mediodía los contrincantes ya se
habían pedido disculpas. Se agarraron una curda cerrera; descorcharon un sartal de damajuanas y terminaron
a las risotadas.
Sin embargo, eran tan oscilantes en su temperamento que no resistieron la inminencia de la partida. Uno
por uno, en los universos privados de su imaginación,
soñaron con seguir a la Blanca para rescatarla para
siempre del amor obsceno de los hombres presentes y
de todos aquellos que pudiera conocer en el futuro.
Volvieron a discutir; el aire se cargó de nuevo con los
chispazos de las insinuaciones, con los eructos de desprecio; la existencia del otro era un obstáculo para
quedarse con la Blanca. Y así, entre las miradas revueltas de injurias y recelos, no se conformaron con
desafiarse a los puñetazos sino que se armaron de navajas. La Blanca alcanzó a ponerse justo en medio para
evitar una desgracia, cuando el desmadre de cuchilladas
tuvo impulso pero no dirección. De repente, un grito,
un ahogo de la respiración, la Blanca, gritaron, la Blanca, exclamaron. Le habían clavado un puñal en el pecho.
Encorvada, dando pasos inciertos, la mulata de sus
fantasías sujetaba la empuñadura con los ojos cegados
mientras la sangre le brotaba de a borbotones por entre sus puños trémulos.
Y así fue desvaneciéndose, fue perdiendo el andar;
ellos se apartaron alzando las manos para desligarse de
cualquier sospecha de culpabilidad. Y nunca la vieron
morir, nunca tuvieron que llorarla, porque al caer al
suelo se deshizo en un alboroto de palomas blancas
que quedaron revoloteando sin amargura en el aire silencioso del anochecer. ///
15
XLP16:XLP 13/06/11 00:40 Página 16
Espacio para publicidad
Fundación
Lebensohn
Acciones contra todo acto de violencia
Acción Social | Premios a expresiones culturales |
Exposiciones | Apoyo a organizaciones juveniles |
Proyectos educativos | Conferencias y seminarios |
Publicaciones | Promoción del desarme voluntario |
Informes: (54 11) 5093-6750 – [email protected]
General Hornos 238. Ciudad Autónoma de Buenos Aires
www.fundacionlebensohn.org.ar
FOROS | DOWNLOADS | NOTICIAS SOLIDARIAS | INVESTIGACIONES
CALENDARIO DE EVENTOS | INFORMACIóN INSTITUCIONAL

Documentos relacionados