rados transnacionales (Monsanto, Syngenta, entre
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rados transnacionales (Monsanto, Syngenta, entre
ACTUALIDAD rados transnacionales (Monsanto, Syngenta, entre otros). “Y respecto al origen de las variedades empleadas en la producción de cultivos anuales (trigo y arroz) en nuestro país el 47% han sido desarrolladas en Chile y la mayoría por INIA y por Semillas Baer. Ahora, respecto al sector frutícola, el origen de las variedades utilizadas es genética extranjera (de EEUU el 52%) y sólo el 5% de las variedades empleadas es genética nacional”, señala el director nacional del INIA. No obstante, acota Kalazich, el número o porcentaje de variedades nacionales en el registro dice poco de su uso. “Lo relevante es mirar el porcentaje del mercado nacional que abarcan las variedades registradas”, destaca. Como ejemplo, Kalazich señala que “las variedades de papa en el Registro de Variedades Protegidas (RVP) de nuestro país, el INIA tiene sólo 3 de las 45 variedades existentes (6,7%), pero la cobertura en el mercado nacional con estas tres variedades RVP alcanza un 48%, por ende, más que beneficiar a las transnacionales se beneficiará el trabajo nacional. Pero eso no es todo, al analizar las variedades de papa en el Registro de Variedades Aptas para Certificación (RVAC) el INIA tiene 5 variedades, con las cuales cubren el mercado nacional en un 60%”. Y en relación a los frutales, señala “solo hay unas pocas variedades desarrolladas en Chile, como el grueso de la producción de frutales se realiza para exportación de fruta fresca (Chile es un actor muy relevante en el mercado mundial en manzanas, uvas, arándanos, entre otros), en la práctica Chile hoy opera bajo UPOV 1991 porque todos los mercados de destino ya tienen esa normativa, que de no cumplirse en Chile el producto exportado sería requisado en el puerto de destino, y de hecho ocurrió y los productores nacionales aprendieron esa lección. Entonces lo que hoy ocurre es que al ser la mayoría de la fruta exportada producida con variedades extranjeras Chile hoy ya paga una cantidad importante de royalties al exterior. Como la actual UPOV 1978 no protege adecuadamente la obtención de variedades, no hay inversión nacional suficiente (que perfectamen08 / Marzo 2014 R e v i s t a A C H I P A , te puede ser público privada como empieza a ocurrir en los Consorcios de frutales en marcha), estamos perdiendo la opción de copar los mercados internacionales con fruta de variedades nacionales. El royalty que se percibiría en vez de ir a bolsillos de empresas internacionales podría reinvertirse en Chile con todos sus beneficios. En países importantes en producción de varieades de frutales como Nueva Zelanda, EE.UU., Francia y otros, el Estado a través de institutos como el INIA y universidades juntan fuerzas con el sector privado para generar las variedades que requiere el mundo”. Y los transgénicos Según sostiene Julio Berdegué se ha afirmado que ingresarían al país semillas transgénicas, “siendo que el convenio UPOV no les facilita la vida a las transnacionales en materia de organismos genéticamente modificados. Sólo los países pueden ser firmantes de la UPOV, no las empresas. En la actualidad, 69 países son miembros, incluyendo EE.UU., algunos países de Asia y todos los países europeos, y como se sabe, en Europa están prohibidos los transgénicos”, dice. El personero de la ANPROS descarta también que el proyecto tenga alguna relación con los transgénicos, ya que no hay nada en sus articulados que pueda hacer pensar que se introducirán los transgénicos comerciales en nuestro país. “Para lograr eso se necesitaría una normativa específica, lo cual no quie- A s o c i a c i ó n C h i l e n a d e l a p a p a re decir que en nuestro país no se produzcan semillas transgénicas, de hecho nosotros como industria nacional procesadora y exportadora producimos semillas transgénicas, siendo esto posible de acuerdo a la resolución Nº 1523 del SAG, pero la introducción comercial de cultivos transgénicos debiera ser objeto de una normativa específica”, comenta. Los alcances de la ley Un aspecto esencial, a juicio de las autoridades del Ministerio de Agricultura, apunta a comprender en su real magnitud dicho proyecto. En concreto, junto con actualizar el régimen jurídico que regula los derechos del obtentor de variedades vegetales a los estándares del Convenio UPOV 91, aspira a incentivar la producción de semillas en nuestro país, dando un paso decidido a convertir a Chile en una potencia agroalimentaria, sin descuidar el pleno respeto de los derechos sobre las obtenciones de variedades vegetales, fortaleciendo también la investigación, desarrollo e innovación de nuevas variedades vegetales y atrayendo inversión extranjera asociada a dicha investigación. Así lo ratifica Jaime Ibieta, jefe de la división Semillas del SAG, durante el gobierno del presidente Piñera, quien es enfático al señalar que esta nueva ley no desincentivará la producción nacional de semilla. “Por el contrario, la práctica y la historia han demostrado lo opuesto en los países donde se aplica esta Ley, dado que no ha disminuido ni la producción ni la certificación varietal de semillas.