EL CAUDILLO SAGRADO Historia de las Rebeliones Cristeras en el

Transcripción

EL CAUDILLO SAGRADO Historia de las Rebeliones Cristeras en el
ANTONIO AVITIA HERNÁNDEZ
EL CAUDILLO SAGRADO
Historia de las Rebeliones Cristeras
en el Estado de Durango
Tercera edición, México, 2006
El Caudillo Sagrado
Tercera edición, 2006
Copyright 54123
Derechos reservados
Antonio Avitia Hernández
[email protected]
2
Introducción
La gestación de las guerras cristeras mexicanas del siglo XX tiene sus
antecedentes en las pugnas por el poder político, entre los sectores católicos
conservadores o tradicionalistas y los grupos políticos emergentes, triunfadores de
la
Revolución
Mexicana;
así
como
en
la
conformación
de
sindicatos,
organizaciones y partidos políticos católicos de oposición al régimen revolucionario
como la Acción Católica de la Juventud Mexicana ACJM, la Liga Nacional
Defensora de la Libertad Religiosa LNDLR y el Partido Católico, con base
ideológica en las doctrinas del Catolicismo Social surgidas en la Encíclica Papal
Rerum Novarum, aunque en Durango, durante su desarrollo, las guerras cristeras
involucraron a sectores indígenas y campesinos, cuyos móviles tuvieron más de
sobrevivencia étnica que de pugna política, en la defensa del último territorio que,
en los bosques, los capitales madereros no habían
tocado. Al avanzar las
hostilidades se vería que estos grupos indígenas y campesinos no eran fácilmente
controlables y protagonizarían la más larga guerra de la región.
A principios de los años veinte del siglo XX, en diversas entidades de la República,
peleando por la recuperación del poder que habían perdido en la Revolución, los
católicos organizados se enfrentaron al jacobinismo revolucionario del llamado
Grupo Sonora, sector político que, al imponer su modelo económico, se
caracterizó por su extremada violencia y anticlericalismo, como forma directa de
establecer su hegemonía.
En el afán de imponer su hegemonía, ambos grupos beligerantes no dudaron en
involucrar, como sus aliados, a las masas campesinas, ya como cristeros o como
agraristas, cuyos intereses poco o nada tenían en común con la pugna entre
jacobinos y tradicionalistas.
El suceso que desató abiertamente las hostilidades por el poder, entre los dos
bandos, fue la suspensión de cultos del 31 de julio de 1926, decretada por el
Episcopado Mexicano, como respuesta a la entrada en vigor de la llamada Ley
Calles que lesionaba directamente los intereses de la Iglesia y los conservadores,
3
al limitar el campo de acción del Clero, afectando sus bienes terrenales y
confinando la libertad de conciencia.
Las hostilidades se extendieron a sectores, como los indígenas de Durango, para
quienes la libertad de conciencia y la suspensión de cultos era algo indiferente y
cuyas banderas de lucha tenían más razones económicas y de sobrevivencia, que
de libertad de conciencia y poder político. En la historia nacional, el lapso de los
años 1926 a 1929 es crucial, ya que en ese periodo se instala el sistema político
que más ha tiempo perdurado en la historia contemporánea del país. El nuevo
Estado Mexicano estableció su hegemonía sostenida por su propio aparato
burocrático y militar y por un fuerte estrato social privilegiado, producto de la
Revolución.
En el momento en que el nuevo Estado Mexicano es visto como la espada fuerte
del poder emergente, se suscitaron las Cristiadas como movimientos de masas;
sobre todo campesinas, políticamente independientes; indiferentes a los bandos
instigadores y que se desarrollaron, actuando un rol de importancia excepcional, a
causa de su alcance geográfico, su larga duración y el carácter popular de sus
rebeliones, al desvincularse de los grupos tradicionalistas católicos citadinos.
La Cristiada, según Jean Meyer:
Fue un movimiento de reacción contra lo que nos hemos puesto de acuerdo
en llamar la Revolución Mexicana, una revolución que aceleraba la empresa
modernizadora del régimen anterior y resucitaba la cuestión de las
relaciones entre la Iglesia y el Estado. El pueblo se moviliza entonces,
sobre la base de la legítima defensa, frente al anticlericalismo tan radical
como brutal.
1
La Cristiada tuvo, con la insatisfacción de sus actores regionales de la Primera
Rebelión, un poco conocido segundo brote guerrero, producto del despojo de
tierras; de las políticas agraristas ejidales para indígenas y mestizos del sur del
estado; de la limitación de cultos, la educación socialista y la represión política
para la Iglesia y los conservadores. Durante el brote de la Segunda Rebelión
Cristera, por incompatibilidad de intereses, en el estado de Durango los
4
conservadores y la Iglesia, como instigadores de la guerra, se desvincularon,
definitivamente de sus aliados, los guerreros indígenas y mestizos serranos.
Leña de fogatas distantes.
El primer enfrentamiento entre la Iglesia y sus aliados; conservadores, campesinos
e indígenas, contra el Estado Mexicano y sus adeptos en el país, que arrastró a
otros sectores de la población, llegó a tener 50,000 hombres alzados que
perturbaron la paz de diversas regiones de los estados de Jalisco, Michoacán,
Nayarit,
Durango,
Guerrero,
Colima,
Puebla,
Zacatecas,
Aguascalientes,
Guanajuato, Sinaloa, Estado de México, San Luis Potosí, Tlaxcala, Veracruz,
Oaxaca, Tabasco y el Distrito Federal. Si bien, una buena cantidad de estudios
sobre la Cristiada consideran que el foco geográfico principal de la rebelión fue la
región de los Altos de Jalisco y El Bajío guanajuatense.
2
El Caudillo Sagrado.
Los cristeros son guerreros que aunque tienen múltiples jefes regionales, de
manera sorprendente, carecen de un líder humano que los aglutine y les dé
identidad y nombre.
Hasta el momento de la Primera Rebelión, de manera
tradicional, los rebeldes mexicanos adoptaban el nombre de su caudillo o su
causa; son villistas, nateristas, carrancistas, pelaecistas, zapatistas o bien
constitucionalistas o anarquistas.
Los cristeros en cambio atacan y mueren exclamando ante sus adversarios el grito
de ¡Viva Cristo Rey! los llamaron Cristos-Reyes y después cristeros hasta llegar al
convencimiento de que el jefe de aquellos insurgentes irredentos era su redentor,
Cristo Rey, El Caudillo Sagrado.
Los cristeros del sur de Durango luchaban contra la invasión a sus terrenos
boscosos y por una forma de vida sincrética, indígena, comunal y mestiza que se
1
MEYER, JEAN. Historia de los cristianos en América Latina, México, Ed. Vuelta, colección La
Reflexión, 1989, p. 239.
2
DÍAZ, JOSÉ Y RAMÓN RODRÍGUEZ. El movimiento cristero y conflicto en los Altos de Jalisco,
México, Ed. Era,1979. Ver también BAILEY, DAVID. ¡Viva Cristo Rey! The Cristero Rebelion and
the state conflict in México, Austin and London U.S.A., University of Texas Press, 1974.
5
veía atacada por el avance de los programas del gobierno y de las compañías
madereras en la zona.
Ya desde su nombre, bautizado con fuego, la Cristiada y los cristeros no pueden
ser analizados a la luz de la razón pura, o con la exclusividad numérica de la
historia económica sino más bien en el terreno de la subjetividad del imaginario
colectivo, en el cual es posible la existencia del divino jinete con espada Santo
Santiago Apóstol, tocado con sombrero charro, apoyando en las batallas a los
mestizos e indígenas del Mezquital y la imagen de la Virgen de Guadalupe
protegiendo a los soldados de su hijo encarnado, mandando neblinas que
obscurecen el camino y confunden a las tropas federales y agraristas en los
campos de batalla.
Un imaginario colectivo tepehuán, mexicanero, cora y huichol en el que se
confunden los mitos y ritos del mitote con la Semana Santa, en un sincretismo que
intenta la sobrevivencia de los bosques de la Sierra Madre y la resistencia a la
extensión vital de las etnias más indomables de Aridoamérica; Aztecas del norte o
mexicaneros, tepehuanes, coras, huicholes y mestizos que más tienen de
indígena que de europeo; confunden sus deseos, frustraciones y resentimientos,
en torno a lo único que puede integrarlos: Ixcaitiungu, ¡Cristo Rey y la Santísima
Virgen de Guadalupe! Según Jean Meyer:
Estamos en presencia de una conciencia religiosa centrada en un hecho
histórico (el conflicto de 1926), pero también metahistórico con su grito de
"Viva Cristo Rey" sellan un pacto con la divinidad.
Y eso implica una
conciencia histórica y metahistórica en los sobrevivientes, que tratan de
comprender lo que han vivido.
3
El premio a la muerte en la lucha por lo subjetivo no es de poder, ni de bienes
terrenales, es la vida eterna a la diestra de Dios o a la diestra de Ixcaitiungu (el
que gobierna, héroe cultural de la mitología tepehuán que tiene aspectos
parecidos a Quetzalcóatl), que en otra visión del mundo es un don más valioso
que la vida en este Valle de Lágrimas, y con la garantía de la santificación
3
MEYER, JEAN. Op. Cit., p. 241.
6
inmediata y sin necesidad de juicio de beatificación o canonización, en la
obediencia a un sistema de ideas diverso al del catolicismo criollo.
El saldo rojo.
Desplazamientos y emigraciones masivas, descalabro de los sistemas agrícolas
de las zonas de guerra y desmantelamiento de diversas industrias, además de la
discordia política y la generación de enconos al interior de las poblaciones fueron,
entre otros muchos, los resultados no evidenciados de la Primera Rebelión
Cristera.
En los recuentos que, en 1973, presentó Jean Meyer, en su libro La Revolución
Mejicana, el saldo rojo de la Primera Rebelión Cristera se presentó de la siguiente
manera:
90,000 combatientes en tres años; 12 generales, 70 coroneles, 1,800
oficiales, 55,000 soldados y agraristas. Y 30,000 cristeros. Quedan todavía
por contar las víctimas de la población civil, pero esta operación es
imposible de efectuar, pues es preciso tener presente los efectos de la
reconcentración, de la carestía de víveres, de las epidemias.
4
En el año de 2004, el mismo Jean Meyer, en su libro Pro Domo Mea. La Cristiada
a la Distancia, con base en información oficial, aclaró el punto de las cifras de las
bajas durante la Primera Rebelión Cristera:
En mi libro no aparecen cifras fundamentadas en cuanto al costo en vidas
humanas del gran episodio bélico, tampoco del costo económico: unas
anotaciones impresionistas, nada más. Gracias al equipo de ayudantes de
la Historia de la Revolución Mexicana, aparecieron datos concretos sobre
el segundo punto. En cuanto al primero, fue el presidente de la república,
Miguel de la Madrid, en visita oficial a Francia en el año 1986, quien
proporcionó una cifra. Cifra muy alta. Cito la entrevista realizada: por André
Fontaine, director de Le Monde.
De esto resultó en los años veinte (de 1900. Nota de Jean Meyer)
una guerra de religión que causó 250,000 muertos. Luego se
4
Ibíd., pp. 157 a 158.
7
estableció a lo largo de los últimos años, un acuerdo
satisfactorio entre la Iglesia y el Estado” (Le Monde, sábado 30
de septiembre de 1986, Primera plana y toda la p. 6 “Un entretien
avec le president du Mexique) (...)
Alguna vez el general Luis Garfias, historiador militar entonces director del
Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, me dijo que él
había proporcionado esa estimación al presidente. La cifra incluye las bajas
entre los combatientes de los dos bandos y de las sufridas, directa o
indirectamente, por la población civil.
La Primera Rebelión Cristera
6
5
no pudo ser resuelta ni apaciguada por las armas
del Ejército Mexicano, sino por la vía de la negociación entre las jerarquías
episcopales y del Estado, haciendo a un lado las demandas de las bases
guerreras campesinas. Como se puede observar, en el escueto informe oficial
sobre los arreglos, del presidente Portes Gil, la guerra cristera aparece como si
todo el conflicto se hubiera propiciado por una mala interpretación de la Ley
Calles, reduciendo la causa de la muerte de cristeros, pacíficos, agraristas y
militares, a un simple problema de redacción literaria
No es difícil comprender que los motivos religiosos, políticos y económicos que
llevaron a la lucha a los miembros citadinos de la ACJM del Distrito Federal, no
fueron los mismos que los de los campesinos de los Altos de Jalisco o los de los
mestizos e indígenas tepehuanes y huicholes del estado de Durango.
Los ocotes prendidos de la Sierra de Durango
Uno de los rasgos que caracterizan a las nuevas tendencias de la historiografía
mexicana actual, es su reconsideración geográfica y regional; dando otro ámbito a
los estudios generales de los procesos históricos, a partir del reconocimiento
protagónico de los actores de los pueblos, villas, municipios y ciudades de las
entidades de la República.
5
MEYER, JEAN. Pro domo mea: La Cristiada a la distancia, México, Ed. Siglo XXI, 2004, pp. 13 a
14.
6
AGUILAR CAMÍN, HECTOR Y LORENZO MEYER. A la Sombra de la Revolución Mexicana,
México, Ed. Cal y Arena, 1989, p. 103.
8
De la misma manera se comienza a tomar en serio a diversas fuentes históricas,
como la lírica narrativa y la literatura testimonial, a las que anteriormente se les
negaba validez; entendiéndose que estas son parte y producto de los mismos
procesos y que, al tener estrecha relación con otras fuentes, logran su propia
validación y legitimación como elementos dignos y originales del discurso
histórico, surgidos del imaginario colectivo; en este contexto, Carmen Nava nos
dice que:
Los estudios sobre lo imaginario, las mentalidades y la cultura popular han
adquirido en nuestros días, dentro y fuera de las instituciones académicas,
un rango de primer orden. Más su legitimación hermenéutica y heurística
ha sido un proceso largo y accidentado.
7
Por su parte, en su texto sobre la Teoría de la microhistoria, Luis González y
González nos aclara que:
Las historias locales en la república de la historia tienen un lugar análogo al
ocupado por corridos y romances en la república de las letras.
microhistoria hay que verla como expresión popular.
A la
8
Considerando lo anterior, para analizar las Rebeliones Cristeras en el estado de
Durango, antes que nada, tenemos que ubicar el escenario de los acontecimientos
en los municipios del sur de la entidad, situados en la Sierra Madre Occidental y
caracterizarlo como un movimiento que, si bien tiene nexos débiles con las
organizaciones del centro de la instigación conservadora, se mantiene, por sus
particularidades especiales, hasta cierto punto autónomo en la Primera Rebelión y
casi autogestionario y autoabastecido en la Segunda Rebelión.
Las Cristiadas durangueñas son movimientos periféricos de escasa importancia
nacional pero que, al seno de los municipios y poblados que afectaron es la
epopeya más importante de su historia.
7
NAVA, CARMEN Y ALEJANDRO CARRILLO. México en el imaginario, México, Centro Francés
de Estudios Mexicanos y Centroamericanos / Universidad Pierre Mendes Francés / Universidad
Autónoma Metropolitana Xochimilco, 1995. pp. XIII y XIV.
8
GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, LUIS. Todo es Historia, México, Ed. Cal y Arena, 1989, p. 228.
9
De hecho, las relaciones entre la Iglesia y el Estado Mexicano, en el estado de
Durango, han tenido una historia por demás difícil, desde la instauración de los
dos poderes en el territorio estatal, la crisis de estas tirantes relaciones se
presentó, como en otros estados, en la década de los años veintes del siglo XX,
cuando el nuevo Estado posrevolucionario propició la limitación de la participación
de la Iglesia y los conservadores dentro del ámbito de las decisiones del gobierno.
Iglesia, Estado e indígenas, desde la colonia, fueron los tres polos de poder que
modificaron su peso específico y buscaron su equilibrio con diversas pugnas en
sus cuatro siglos de convivencia y violencia. Al ingresar el capital, a los reductos
territoriales de los indígenas, el débil punto de relación pacífica volvió a
quebrantarse.
En las Cristiadas durangueñas entraron en escena una gran cantidad de actores
con intereses diferentes y en ocasiones opuestos dentro de un mismo bando. Así
en una inusual vinculación, por parte del grupo rebelde participaron las
organizaciones católicas urbanas de la ciudad de Durango como los Caballeros de
Colón, las diversas archicofradías, la Acción Católica de la Juventud Mexicana,
ACJM, la Juventud Católica Femenina Mexicana JCFM, la Liga Nacional
Defensora de la Libertad Religiosa LNDLR, las Brigadas Femeninas Santa Juana
de Arco, también conocidas como Bi-Bi o Brigada Invisible-Brigada Invencible, los
miembros del Alto y el Bajo Clero católico, y los combatientes cristeros
campesinos; mestizos, tepehuanes, coras, huicholes y mexicaneros.
Los combatientes cristeros campesinos indígenas de Durango se vincularon en las
Cristiadas a los grupos conservadores aún cuando ambos no tenían intereses
afines, menos aún en el sentido religioso, ya que su práctica espiritual es más
sincrética y pagana, desde el punto de vista católico, y sin los oficios de los
ministros del Vaticano. Fue así como en la guerra durangueña por Cristo Rey hubo
cristeros que no comulgaban con la religión católica, es decir; cristeros no
católicos.
Si para los católicos citadinos y los que, en algunos poblados, contaron con
templos, sacerdotes y servicios religiosos sacramentales fue válido el motivo del
10
alzamiento por la reanudación de los cultos suspendidos. En cambio, para los
indígenas huicholes, tepehuanes, mexicaneros y coras, creyentes sincréticos -no
occidentales- que habitan en los lugares más inaccesibles de las quebradas, la
razón del cierre de templos es indiferente, por el simple hecho de que no recibían
visitas sacerdotales y aún hoy no tienen templos católicos sino oratorios donde
ofician sus shamanes y mujeres santas y porque su religión reconoce más al
panteón nahua prehispánico, creado por sus antepasados, que al Dios del
Vaticano, aunque su mitología no deja de ocupar elementos importantes del
cristianismo. De esta manera, los motivos de la lucha de los cristeros indígenas de
Durango no tienen nada en común con los del centro del país, incluso se podría
considerar que la guerra de los conservadores, en un extraño embrollo, es
antagónica a la de los cristeros de la sierra de Durango, aún cuando en su
momento, pelearon aliados en el mismo bando. No es de extrañar pues, el
abandono de los conservadores a los cristeros, una vez que las acciones
guerreras de los mismos no sirvieron a sus intereses de lucha por el poder político
en contra del Estado Mexicano y la insistencia en la guerra de resistencia indígena
por el reconocimiento del bosque como su patrimonio étnico primigenio, que
continuó, aún sin el apoyo de los conservadores.
La guerra de sobrevivencia indígena tiene poca relación de motivos con la
persecución religiosa y con la lucha por el poder entre la Iglesia y el Estado. De
allí que el tema de la historia de las Rebeliones Cristeras en Durango provoque
diversas preguntas para resolver en la investigación.
En el bando del gobierno, los grupos involucrados no fueron menos diversos, se
incluyeron los miembros de las Logias Masónicas del estado, sobre todo la
GLMGVED Gran Logia Masónica Guadalupe Victoria del Estado de Durango, el
Ejército Federal, los soldados auxiliares agraristas socialistas de la Liga de
Comunidades Agrarias del Estado de Durango LCAED, así como los indígenas
tepehuanes, huicholes y coras afiliados al gobierno y en conflicto de cacicazgos al
interior de sus propias etnias, sobre todo por la disputa en las opciones agraristas
de dotación en comunidad o ejido. En conjunto, los hombres del gobierno también
tenían serias diferencias entre sí, como lo demuestra la crisis escobarista de 1929,
11
en medio de la cual fue fusilado el líder agrarista socialista José Guadalupe
Rodríguez. Más allá de la lucha por la reanudación de cultos católicos y por el
reconocimiento de la Iglesia como sociedad sui juris, o por la derogación de la Ley
Calles, las Rebeliones Cristeras constituyeron para las familias conservadoras
citadinas, la oportunidad de limitar el avance agrarista ante la emergente
hegemonía del nuevo Estado Revolucionario; mientras que, para las compañías
madereras, sobre todo la Lumber Co., implicaba la apertura legal de los bosques,
venciendo la resistencia de sus tradicionales propietarios.
Para la Iglesia, las rebeliones eran la vía para que la sagrada institución recobrase
sus propiedades confiscadas y la legitimidad y poder que la Constitución y la Ley
Calles le limitaba, tanto en los cuerpos como en las almas de sus feligreses.
Las razones de los cristeros mestizos por la rebelión van desde la reanudación de
cultos, la restitución de terrenos serranos comunales de los que habían sido
despojados, incluyendo la defensa de un sistema de vida comunal cuyo eje
cultural central se encuentra en el calendario y sacramentos de la Santa Madre
Iglesia, en el que santos, mártires, viudas, vírgenes, nacimientos, pasiones
novenarios, bautizos, comuniones, extremaunciones, peregrinaciones, imágenes,
exvotos, milagros, escapularios, aguas benditas, rosarios, misas, confesiones,
cruces, medallas, oraciones, responsos, altares, hábitos, retablos y trisagios, sin
guía sacerdotal, integraban un sistema de ideas que los jacobinos y masones del
nuevo Estado Mexicano intentaban destruir sin apuntar alternativas válidas;
negando así toda identidad cultural religiosa a los afectados. En este sentido; de
acuerdo con Alan Knight con respecto a los cristeros mestizos:
Más que agravios materiales, fueron antagonismos culturales los que
provocaron la Rebelión Cristera.
9
Por su parte José Antonio González Fernández aclara que:
Cuando lo sagrado se convierte en el patrimonio de una institución y ésta
pacta con quien ejerce el poder, se convierte precisamente en una de las
9
KNIGHT, ALAN. "Revolutionary Project, Recalcitrant People, México 1910-1940", en: Rodríguez,
Jaime (Comp).The Revolutionary Process in México. Essays on Political and Social Change, 18801940, Los Angeles, University of California, 1990, p. 250
12
formas de ejercicio del poder y en un mecanismo a través del cual éste
puede mantenerse. (...) Una vez instaurada la obligación de una creencia
única, la Iglesia adquirió el poder suficiente como para querer mantenerlo a
través del tiempo, poder económico, social, político y cultural.
10
En el caso de los indígenas, indiferentes a la reanudación o suspensión de cultos,
la Cristiada es la última guerra de resistencia que pelean, en un desesperado
intento de sobrevivencia, los pueblos tepehuán, mexicanero, cora y huichol, ante
el despojo de sus territorios y la tala de sus bosques.
Así, Cristo, El Caudillo Sagrado de los cristeros no representa la misma imagen de
Jesucristo de los conservadores y la Iglesia y, tampoco, fue el mismo símbolo para
los cristeros indígenas no católicos.
En el bando contrario, los campesinos agraristas socialistas durangueños
intervienen en la gestación de una Revolución Comunista con el vano fin de lograr
la instauración de los soviets durangueños adoptando el modelo de la Unión
Soviética y la simbología de la estrella roja de cinco puntas, con la hoz y el
martillo, aunque el sueño de los Koljoz en la Región de los Llanos murió con la
figura de su organizador Guadalupe Rodríguez, miembro del Partido Comunista
Mexicano, PCM, luego de servir como combatiente aliado del Estado. Así como
los conservadores dejaban de lado a sus aliados campesinos; en el gobierno no
se dudó en hacer lo mismo con los agraristas, el peligro comunista a la legitimidad
del Estado era tal vez mayor que el cristero, desde el momento en que, por
principio, cuestionaba la propiedad privada.
Otra de las características que hacen diferente a las Cristiadas durangueñas es la
gran duración del movimiento. Los cristeros de Santiago Bayacora, municipio de
Durango, son los primeros que se levantan en el país en la Primera Rebelión,
durante el gobierno de Plutarco Elías Calles, el 29 de septiembre de 1926 y
prolongan su lucha hasta después de los Arreglos entre la Iglesia y el Estado, en
1929. En esta investigación se pudo comprobar que la Segunda Rebelión, iniciada
10
7).- GONZALEZ FERNÁNDEZ, JOSÉ ANTONIO. "Las Relaciones entre las Iglesias y el Estado
Mexicano", en Derecho Eclesiástico Mexicano, México, Ed. Porrúa/UAM/Universidad Americana de
Acapulco, 1993, p.8.
13
en 1934, se alargó en la sierra durangueña hasta 1941, durante más tiempo aún
que en los demás estados de la República en los que hubo levantamientos.
La historia no escrita.
La literatura histórica que aborda las rebeliones no es de por sí abundante y en lo
que respecta al ámbito regional, es aún más limitada. Dentro de la historiografía
sobre la Cristiada, que aborda el tema desde un enfoque nacional y que se
detiene en las particularidades regionales del estado de Durango, se pueden
mencionar los siguientes trabajos por orden de fecha de publicación:
En Aspectos del conflicto religioso de 1926 a 1929.
Sus antecedentes y
consecuencias, de Alicia Olivera Sedano, se estudia el enfrentamiento entre la
Iglesia y el Estado, así como las acciones de la Liga Nacional Defensora de la
Libertad Religiosa, LNDRL, y se establece la gran complejidad del levantamiento.
Sin embargo el texto de Olivera Sedano no hace ninguna mención a la Segunda
Rebelión Cristera. Las principales fuentes del libro de Olivera Sedano fueron el
periódico David, publicado por Aurelio Robles Acevedo y el archivo de la Liga
Nacional Defensora de la Libertad Religiosa de Miguel Palomar y Vizcarra.
Olivera Sedano consigna, en el norte de Durango, levantamientos en lugares
donde sólo hubo conatos de rebelión y las acciones armadas correspondían más
bien al bandidaje sin bandera; los lugares en cuestión fueron los municipios de
Santiago Papasquiaro y Tepehuanes.
11
Méjico Cristero, de Antonio Rius Facius, es una narración sobre la evolución de la
ACJM, Rius compiló y ordenó las acciones políticas y guerreras, sobre todo
urbanas de los acejotaemeros y diversas organizaciones religiosas en el periodo
de la Primera Rebelión, sin considerar la segunda fase del levantamiento.
12
Con un enfoque nacional, en su libro La Cristiada, Jean Meyer analizó y deslindó
la gran trama de factores y actores que intervinieron en la gran guerra cristera. En
tanto historia diplomática, entre el Vaticano, Washington y México, relato que
11
OLIVERA SEDANO, ALICIA. Aspectos del conflicto religioso de 1926 a 1929. Sus antecedentes
y consecuencias, México, INAH, 1966.
12
RIUS FACIUS, ANTONIO. Méjico Cristero, Historia de la ACJM, 1925-1931, México, Editorial
Patria, 1966.
14
involucra cristeros, ejército, católicos y demás, en la obra clásica sobre el tema, en
la que se hace énfasis sobre las características regionales del movimiento en El
Bajío, los Altos de Jalisco, Michoacán, Durango, Zacatecas y la ciudad de México,
entre otros. En La Cristiada es tal el cúmulo de grupos, sucesos y parcialidades,
que el ámbito regional no pudo ser cubierto en su totalidad y la Segunda Rebelión
Cristera se estudió, no como la continuación de la Primera, sino como un fruto
tardío sin mayor trascendencia. Con todo, los tres tomos de La Cristiada
constituyen la más completa investigación sobre las guerras cristeras; tanto por el
uso de una gran diversidad de fuentes, como por lo acertado de la interpretación.
13
Los textos regionales.
Dado el impacto que las rebeliones cristeras tuvieron en la vida regional del sur del
Estado, existen diversos trabajos sobre el tema, mismos que, en su mayoría, no
han gozado de suerte editorial y hasta el momento, permanecen inéditos o sus
tirajes han sido limitados.
En 1929, después de los arreglos de paz, entre el Episcopado y el Estado
Mexicano, Everardo Gámiz fue comisionado, por la Comisión de Historia de la
Secretaría de Guerra y Marina, para realizar un estudio sobre El Conflicto religioso
en el Estado de Durango, y éste fue el nombre que Gámiz puso a su trabajo, en el
que da relación de las causas del movimiento y los hechos de armas de la Primera
Rebelión Cristera, desde el punto de vista del gobierno. El texto de Gámiz no ha
sido publicado y como su factura data de 1929, la Segunda Rebelión no podía ser
mencionada, por el hecho de que aún no sucedía. Hasta donde sabemos éste es
uno de los primeros textos historiográficos que aborda el tema de la Cristiada.
14
Juan Gualberto Amaya en su libro: Los Gobiernos de Obregón, Calles y
Regímenes "Peleles" del Callismo, tercera etapa, 1920 a 1935, publicado en 1947,
relata su propia experiencia como protagonista, en tanto gobernador del estado de
Durango, en el año de 1929. En la narración, Amaya da su punto de vista con
13
MEYER, JEAN. La Cristiada, tres tomos, México, Ed. Siglo XX, 1973.
14
GÁMIZ, EVERARDO. El Conflicto Religioso en el estado de Durango, Durango, mecanoscrito
inédito, Biblioteca del Museo Regional de Durango, 1929.
15
respecto a los motivos de su defección del gobierno de Calles, su vinculación con
la Rebelión Escobarista y las conexiones de ésta con el Ejército Cristero de
Durango, aunque como protagonista, cuidando su propia imagen, Amaya
contradice hechos y situaciones que se detallan en otros textos y otras fuentes,
como el episodio de la entrada de las tropas cristeras de la ciudad de Durango, en
marzo de 1929.
15
La trinchera sagrada, del presbítero David G. Ramírez, a la sazón secretario del
arzobispo de Durango José María González y Valencia, es una compilación de
discursos de agitación, pronunciados por el autor, en diversos lugares de Durango
y otros estados, entre 1923 y 1947, y dirigidos a los miembros de las
organizaciones conservadoras como la LNDLR, la ACJM, la JCFM y los
Caballeros de Colón. En sus discursos, Ramírez se abocó a elogiar la labor de la
derecha urbana, ignorando y desdeñando a los cristeros serranos.
16
Historia del estado de Durango de Everardo Gámiz, en sus capítulos XIII, XIV y
XV, se ocupa brevemente de las Rebeliones Cristeras, desde la óptica del Estado
Mexicano y ponderando las acciones guerreras del Ejército Mexicano con un estilo
parcial desde el punto de vista del Estado.
17
La Segunda Rebelión Cristera produjo la excelente narrativa de Antonio Estrada
Muñoz, de cuya novela Rescoldo, los últimos cristeros, Juan Rulfo opinó:
Se trata de una de las cinco mejores novelas de la literatura
mexicana. 18
Los personajes de Estrada son los cristeros de la Sierra Madre Occidental que
luchan por defender la sierra y por la sobrevivencia de las Naciones Tepehuán,
15
AMAYA, JUAN GUALBERTO. (General). Los gobiernos de Obregón, Calles y regímenes
"Peleles" derivados del Callismo, tercera etapa, 1920 a 1935, México, Ed. del autor, 1947.
16
RAMÍREZ, DAVID G., La trinchera sagrada, el caso ejemplar mexicano, México, Ed. Rex Mex,
1948.
17
GÁMIZ, EVERARDO. Historia del estado de Durango, México, Ed. del autor, 1953.
18
JOSÉ GIL OLMOS. "Rescoldo, los últimos cristeros vuelve a prensas luego de 28 años", El
Nacional, sección Cultura, México, domingo 12 de marzo 1984, p. 2
16
Cora, Huichol y Mexicanera, muy lejos de los curas, los conservadores y las
Iglesias, aunque creyentes y fieles al Caudillo Sagrado: ¡Cristo Rey!
El caso de Antonio Estrada es único en el país, en particular por la represión que
sufrió durante toda su vida, tanto en su persona como en sus creaciones literarias.
Según Jean Meyer y Juan José Doñán
Dentro de la narrativa cristera, Antonio Estrada es un caso aparte. Con su
novela Rescoldo (1961) se acerca a una suerte de literatura sin ficción, en
la que apenas si puede hablarse de invención. Los hechos que se cuentan,
de un modo bastante austero -Estrada rehúye lo folklórico y pintoresco-,
corresponden a las peripecias vividas y sufridas por su familia durante la
reanudación de la guerra cristera en 1934 y las cuales culminan con la
muerte de su padre, el coronel Florencio Estrada, jefe cristero de Durango,
quien pierde la vida en combate en 1936. Como testimonio personal que en
gran medida es Rescoldo está narrado en primera persona, sin asomo de
sentimentalismos y sin caer en el tono lastimero tan frecuente en este tipo
de historias.
Con una emoción contenida, el testigo-narrador parece
aceptar el trágico destino de los suyos.
19
La importancia de Antonio Estrada y su novela histórico-testimonial Rescoldo,
tanto en el terreno literario como en la parte histórica, en especial lo que se refiere
a la Segunda Rebelión Cristera, obligó en este trabajo a dedicarle una parte
especial y a abundar más acerca de los detalles de su trayectoria como escritor y
a su papel de miembro del Ejército Libertador Cristero. Por estas razones, el
capítulo VI versa exclusivamente sobre el caso literario de Antonio Estrada Muñoz
en su relación con el conflicto entre la Iglesia y el Estado Mexicano, situación que
marcó, por espacio de treinta años, el ostracismo a su literatura de calidad
excelente.
20
Apuntes para la historia de la persecución religiosa en Durango de 1926 a 1929,
de José Ignacio Gallegos es un texto breve que se centra en el relato de las
19
MEYER, JEAN Y JUAN JOSÉ DOÑÁN. Antología del cuento cristero, Guadalajara, Secretaría
de Cultura de Jalisco, 1993, p. 22 y 23.
20
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, Los últimos cristeros, México, Ed. Jus, colección
Voces Nuevas # 17, 1961.
17
anécdotas sobre la represión que sufrió el Clero y diversas organizaciones y
archicofradías religiosas conservadoras de la ciudad de Durango, también se da
noticia del martirologio clerical en la entidad, entre 1926 y 1929, mencionando de
manera somera a los combatientes cristeros serranos y sin hacer alusión a la
Rebelión de 1934.
21
El coraje cristero (testimonios) de Jean Meyer, es una compilación de textos
testimoniales
de
los
hermanos
Francisco
y
Agapito
Campos,
oficiales
excombatientes cristeros de Santiago Bayacora, municipio de Durango, sobre su
participación en la guerra cristera que, como material de primera mano, dan luz
sobre la composición, motivos, organización y cuadros del Ejército Libertador
Cristero de Durango. Validado y apuntalado con otras fuentes, El coraje cristero
es una de los principales documentos de esta historia regional.
En desorden
cronológico, los testimonios de El coraje cristero abordan algunas acciones y
situaciones de la Segunda Rebelión Cristera.
En la compilación también se
incluyen textos de combatientes cristeros de otros estados de la República.
22
El levantamiento cristero de 1926, en Santiago Bayacora, Durango, de Francisco
Campos, es un libro manuscrito en el que se narra la participación de los
habitantes del poblado de Santiago Bayacora en las cristiadas; también se
detallan los débiles vínculos de los guerreros cristeros con las organizaciones
religiosas citadinas.
En este libro hay algunos textos que también fueron
reproducidos en El coraje cristero y en el periódico cristero David, dirigido por
Aurelio Robles Acevedo. El texto de Campos fue reproducido en computadora por
el santiaguero Luis Monreal, lo cual lo hizo más accesible.
23
El muy noble y leal Real de Minas de San Pedro de los Chalchihuites, del clérigo
Jesús Ramírez y Pérez, es un escrito hagiográfico que destaca el episodio,
21
GALLEGOS, JOSÉ IGNACIO. Apuntes para la historia de la persecución religiosa en Durango,
de 1926 a 1929, México, Ed. Jus, colección México Heroico # 42, 1965.
22
MEYER, JEAN. El coraje cristero, México, Universidad Autónoma Metropolitana, colección
Cultura Universitaria # 4, 1981.
23
CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento cristero de 1926, en Santiago Bayacora, Durango,
Santiago Bayacora, Durango, mecanografiado por Luis Monreal Lozano, 1986.
18
sucedido en 1926, de la inmolación de los beatificados mártires de Chalchihuites,
Zacatecas, cuya parroquia pertenece a la Arquidiócesis de Durango.
24
La lira de Cristo Rey
Generalmente los corridos populares no son considerados como una fuente
histórica fidedigna. Sin embargo, una buena cantidad de investigadores, entre
ellos: Francisco Castillo Nájera, Cuauhtémoc Esparza Sánchez, Robert Redfield,
Catherine Heau, Simmons Merle, Américo Paredes, Guillermo Hernández y Miguel
Ángel Gutiérrez, coinciden en que, si bien existen corridos de temática de ficción
también existe el corrido histórico que es de hecho un documento históricofolklórico que narra los sucesos de manera más sentida y con mayor intensidad
que los documentos oficiales, además de que está expresado con el lenguaje de
la región en que se produce. Catherine Heau nos dice que:
La producción del canto popular crece y adquiere tonalidades épicas
cuando se dan conjuntamente estas dos condiciones: la emergencia de una
coyuntura de lucha popular y la fusión de intelectuales cultos o semicultos
con los estratos populares del movimiento.
25
Al tratarse de un documento cantado, el corrido corre los peligros de la tradición
oral siendo muy susceptible de perderse en la memoria de los oyentes, los
creadores o los intérpretes, una historia en la que, el papel del compilador es vital
para su conservación como obra intangible, como lo expresa Carlos Navarrete:
Los corridos se escriben tomando en cuenta el impacto de las noticias de
los periódicos locales, principalmente de los temas novedosos que llenan la
página roja, con crímenes de resonancia o accidentes notables.
Estas
letras circulan en las ciudades grandes, en los mercados, plazas y
estaciones de ferrocarriles. Otro tipo de corridos, más domésticos y de
circulación limitada, son los que relatan sucesos ocurridos en rancherías,
colonias ejidales y ranchos, y solamente en contadas ocasiones llegan a ser
24
RAMÍREZ Y PÉREZ, JESÚS. El muy noble y leal Real de Minas de San Pedro de los
Chalchihuites, s/l, s/p, s/f.
25
HEAU, CATHERINE. "Para discutir sobre el corrido", Cuicuilco, Año III, # 7, Revista de la ENAH,
México, INAH/SEP, 1989, p. 25.
19
impresos; cumplen su función durante un tiempo y desaparecen a medida
que el caso pierde actualidad.
26
Hasta hace poco tiempo, una de las fuentes menos estudiada y más desdeñada
de la historia, era la folklórica. Al respecto el investigador Américo Paredes nos
dice que:
Quizá sea una verdad que en todo país nuevo el folklore y la historia se
desarrollan codo a codo, y que las pasiones y en nacionalismo juegan cierto
papel en la folklorización de la historia (...) el folklore puede servir al
historiador que tiene que hacer uso de informes verbales o de documentos
fundados en los mismos. Es decir, los folkloristas necesitamos ser también
historiadores y los historiadores según parece deberían ser folkloristas.
27
Como documentos históricos,. los corridos de una región son para el investigador
tan importantes como la información bibliográfica, hemerográfica o de archivo, o
como, de manera más apasionada lo expresa Franco Lao Méri:
El canto es también una forma de escribir la historia, de impugnar las
diversas formas de servidumbre e injusticia, de gritar el hambre o el dolor,
de revelarse y rebelarse. Bambucos, boleros, bossa-novas, incluso el tango
y el vals, componen el gigantesco y colorido fresco musical de la liberación
como anhelo o como acto, expresan la pena, la desesperación o la ira,
hablan de los trabajos y los males, de la revuelta y la revolución, de los
traidores y los héroes.
28
Visto de esta manera no se puede exigir que las composiciones de la lírica
narrativa histórica popular sean objetivas e imparciales, sino más bien que
expresen el punto de vista del bando al que pertenece el autor. Así, una de las
características del corrido en general es que el autor siempre justifica, en su
composición, la conducta y las hazañas de los personajes y las causas del bando
26
NAVARRETE, CARLOS. El romance tradicional y el corrido en Guatemala, México, UNAM,
1987, pp. 199 a 200.
27
PAREDES, AMÉRICO. "Folklore e Historia. Dos cantares de la Frontera Norte", en Veinticinco
estudios de folklore, México, UNAM, 1975 p. 156.
28
LAO-MERI, FRANCO. ¡Basta!, Canciones de testimonios y rebeldía de América Latina, México,
Ed. ERA, 1967, p. 15.
20
con el que está comprometido en el momento de hacer su composición, de esta
forma, en el corrido casi siempre se defiende al protagonista y se agrede al
antagonista.
La tradición de cantar la historia ha sido muy respetada en el país y, salvo
excepciones, todo movimiento social en México, a partir de la segunda mitad del
siglo XIX, tiene sus corridos y en correspondencia, los movimientos más
importantes han propiciado la creación de una mayor cantidad de corridos.
La creación de la mejor lírica narrativa histórica debe su origen a que en los
ejércitos populares, como una costumbre, eran incluidos los compositores oficiales
de los corridos del movimiento, como fue el caso de Irineo Menchaca, alias El
Jabalín, quien fue corridista de los cristeros huazamotecos de Florencio Estrada, o
también se podría mencionar a Marciano Silva, el sargento corridista, compositor
oficial de las bolas surianas del Ejército Zapatista del estado de Morelos.
Durante la fase de acopio de información, se logró obtener una buena cantidad de
corridos en fuentes bibliográficas y discográficas, así como recogidos en el mismo
sitio de su interpretación primigenia, otros fueron recogidos en hoja suelta o
manuscritos inéditos; a estos últimos hubo que aplicar una trascripción
paleográfica para descifrar sus versos. Con una gran riqueza narrativa y en
relación directa con los sucesos a que se refieren, los corridos cristeros
durangueños son de hecho la versión cantada y la memoria popular de la historia
de algunas de las acciones y de las tragedias de los personajes principales de la
lucha. Destacan por su belleza las Mañanas de Florencio Estrada y el Corrido de
la Muerte de Trinidad Mora. Al tener a la mano esta creativa aunque poco usada
fuente de narrativa histórica, se decidió incluir los versos de los corridos, las
mañanas y las tragedias en los lugares del texto que cronológicamente les
corresponde, de acuerdo al relato de los acontecimientos, abundando los detalles
y la validación documental de la lírica, con el apoyo de las diversas fuentes
tradicionales de archivo, bibliografía y hemerografía.
21
La región escenario de las Rebeliones Cristeras de Durango se caracteriza por ser
uno de los lugares en que se han producido una mayor cantidad de corridos
históricos en el país y hasta el final del siglo XX era tiempo en que se podía oír a
los corridistas o historiadores cantantes, como don Luis Domínguez y Francisco
Félix, tañer sus arpas y entonar los monorrítmicos versos de las tragedias,
mañanas y corridos, que describen las hazañas y acciones de guerra de los
personajes de la sierra de Durango, incluidas las tragedias de la Segunda
Rebelión Cristera.
Si bien, las composiciones líricas que se transcriben en este trabajo son sólo una
más de las fuentes en que se apoya la narración histórica.
De algunos de estos materiales se localizó también la música de la cual se hizo la
audiotranscripción cuya pauta se incluye en el texto.
El tema específico que ocupa a esta investigación hizo necesaria la consulta de
diversos archivos, en especial el Fondo Aurelio Robles Acevedo, que se encuentra
en el Centro de Estudios Sobre la Universidad, CESU, como parte del Archivo
Histórico, A.H., de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, el cual,
en su sección Durango, cuenta con un abundante acervo documental
directamente vinculado con las Rebeliones Cristeras de Durango, en él se
localizaron
actas,
correspondencias,
comunicados,
consignas,
órdenes,
proclamas, planes, folletos y partes de guerra del Ejército Libertador Cristero de
Durango y de la Guardia Nacional, en particular de la Segunda Rebelión Cristera,
por lo cual esta fuente primaria se transformó en uno de los pilares de la
investigación.
En el mismo tenor de las fuentes de archivo, la consulta de materiales del Archivo
General de la Nación, AGN, en sus grupos documentales: Álvaro Obregón,
Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas
complementaron diversos aspectos oficiales de la guerra y la política en la región.
De la misma manera se consultó el archivo personal de Antonio Estrada Muñoz,
mismo que fue facilitado por la señora Dora Maldonado viuda de Estrada, en la
ciudad de México.
22
También se revisaron los archivos de Antonio Rius Facius, en su propio domicilio
de la ciudad de México y el de Francisco Flores, excombatiente cristero de
Temoaya, municipio de Mezquital, Durango.
Hasta donde fue posible investigar, salvo la novela Rescoldo y los testimonios de
El coraje cristero, no se localizó literatura histórica específica acerca de la
Segunda Rebelión Cristera en Durango, de allí que para complementar los datos
de esta historia fuese preciso apoyarse indistintamente en fuentes de archivo,
hemerográficas, bibliográficas, discográficas y de comunicación oral.
En la cobertura de esta última fuente se efectuaron entrevistas con diversos
personajes sobrevivientes de la guerra que tuvieron roles deuteragónicos y
tritagónicos en el proceso, como Manuel Deras Rodríguez, Francisco Flores,
Francisco Hernández y Casimiro Ruiz todos ellos excombatientes cristeros rasos
de los municipios de Mezquital y Durango; también se pudo entrevistar a la
señorita María Teresa Sánchez Nájera ex miembro de las Brigadas Femeninas
Santa Juana de Arco.
En la mayoría de la literatura cristera sobresalen los comentarios y menciones
sobre la actuación de estos grupos clandestinos femeninos también conocidos
como BI-BI, Brigada Invisible-Brigada Invencible, mismos que, según la tradición,
manteniendo su clandestinidad con el voto de silencio promovieron la acción
guerrera y pertrecharon a los contingentes de combatientes serranos, además de
que realizaron acciones de espionaje y de adoctrinamiento, transformándose en la
fuerza femenina clandestina más activa de la historia nacional misma que, hasta
hoy, constituye un enigma en lo referente a sus cuadros y formas de organización
por su irrompible voto de silencio y su inquebrantable juramentación de lealtad,
aplicada a la defensa del ámbito religioso de los templos y oratorios
tradicionalmente considerados terreno del imaginario casi exclusivo del tiempo, las
ideas, los cantos y ritos de las mujeres católicas mexicanas.
Otro entrevistado fue don Walter Bishop, quien a la sazón fue secretario de
Clarence Henry Cooper, gerente del aserradero de El Salto, municipio de Pueblo
Nuevo, Durango, en la época de la Segunda Rebelión quien de manera casual
tuvo un papel clave para la amnistía de los últimos cristeros.
23
Para la reconstrucción de los hechos narrados en esta investigación fue
fundamental el material hemerográfico regional, ya que en los periódicos de la
capital del país las noticias sobre acciones y secuencia de las Rebeliones
Cristeras, cuando llegaban a aparecer, tuvieron una redacción que minimizó su
alcance e importancia. En cambio, en las publicaciones regionales se reproducen
testimonios, partes de guerra oficiales, declaraciones y relatos sobre el curso local
de los acontecimientos, en especial de la Segunda Rebelión.
De esta manera, los ejemplares de Revista Durangueña y Diario de Durango,
publicados entre los años de 1926 a 1945 que se localizan en la sección
hemerográfica de la Biblioteca Pública del Estado de Durango José Ignacio
Gallegos, establecen el alcance de la guerra en la entidad, mientras que los
mismos hechos, en la prensa nacional, fueron omitidos o desdeñados.
La imagen cristera
De manera afortunada, durante el trabajo de recopilación de información los
protagonistas de esta historia regional fueron adquiriendo rasgos y facciones, a
medida que se localizaba el acervo fotográfico en los diversos archivos
consultados.
Aurelio Robles Acevedo y Jesús Sanz Cerrada fueron los fotógrafos de la epopeya
cristera de Durango y tomaron la mayoría de las reproducciones gráficas que se
localizan en el antes mencionado Fondo Aurelio Robles Acevedo. De la misma
manera, del archivo de Francisco Flores, así como de diversas fuentes
bibliográficas, hemerográficas y del Primer Informe del gobernador Epidio G.
Velázquez, proviene el complemento del material iconográfico.
El pedazo cristero de estado
Al hacer el relato sobre algún conflicto o situación especial en alguna entidad, lo
usual es que se considere que dicho conflicto o situación especial afecta a todo el
estado, aún cuando la perturbación esté localizada en una porción específica de la
superficie de la entidad, sin tomar en cuenta las extensiones o variedades
territoriales de las diversas zonas geográficas de la jurisdicción.
24
Por lo anterior es preciso aclarar que el estado de Durango tiene una superficie de
123,520 kilómetros cuadrados, y por su extensión ocupa el cuarto lugar en la
República. Es un poco más chico que los 130,000 kilómetros cuadrados que tiene
Nicaragua y un poco más grande que la isla de Cuba con sus 114,524 kilómetros
cuadrados.
Por la ecología del terreno se ha dividido al estado en cuatro regiones; la de las
Barrancas o Quebradas, la de la Sierra, la de los Valles y la Semidesértica.
En la época de la cristiada 38 municipios integraban la división política (ahora son
39) y en lo que se refiere a los enclaves económicos sobresalen la región de los
Valles, en cuanto a producción agrícola. En la parte semidesértica, la Región
Lagunera es zona de atracción de población, por su desarrollo industrial, agrícola,
minero y ganadero. Por lo demás existen diversos enclaves de minerales y
aserraderos en las regiones de la Sierra y las Quebradas. Sólo la poco accesible
parte sur de la región de las Quebradas y de la Sierra; en los municipios de Pueblo
Nuevo, Mezquital, Durango y Súchil, fueron incendiados por el fuego de Cristo Rey
en la Primera Rebelión y la guerra afectó también a los municipios de Vicente
Guerrero (antes Muleros) y Nombre de Dios y de manera indirecta a los municipios
norteños de Santiago Papasquiaro y Tepehuanes, es decir que únicamente 8 de
los 38 municipios de la entidad sufrieron el conflicto.
En la Segunda Rebelión, las hostilidades se extendieron al municipio de Canatlán,
en el cual se conformó un Ayuntamiento cristero, si bien, en este periodo, los
vanos intentos de extensión geográfica del movimiento y de incremento de
efectivos del Ejército Libertador Cristero de Durango, por parte de la organización
instigadora, la Guardia Nacional, se centraban sin éxito en la rica Región Lagunera
y en el centro del estado, hasta poco antes del reparto agrario cardenista de La
Laguna en 1936.
Visto así, se puede especificar que las Cristiadas afectaron sólo una porción de la
entidad, lo cual viene a corroborar lo expresado por Luis González con respecto a
la controversia metodológica de la historia regional:
25
La región mexicana es una unidad cambiante de índole ecológica,
económica, histórica y cultural… que generalmente no corresponde a una
jurisdicción político-administrativa.
29
De este modo se podría hablar en detalle de la guerra cristera en la Región de las
Quebradas del sur del estado de Durango, o bien de la guerra cristera en la región
indígena del sur de Durango.
Las diversas regiones de la entidad han tenido un desarrollo desigual, por lo cual,
en la evolución histórica del estado, no puede estudiarse con el mismo enfoque a
la Región Lagunera, que a la Región de las Quebradas, por ejemplo.
La estructura.
La gran diversidad de protagonistas y la complicación de las acciones e influencias
recíprocas de los personajes del tema que nos ocupa dificultaban las posibilidades
de una estructura narrativa histórica líneal de principio a fin, de este periodo
regional, por lo que, para dar mayor fluidez al trabajo, éste fue dividido en siete
apartados, que corresponden a las diversas fases de la dinámica del movimiento
en su ámbito local, de acuerdo a la actuación de los múltiples grupos y a la
diversidad de actores del proceso, en el que el enfrentamiento entre el poder
político del Estado Mexicano y el poder Eclesiástico en la entidad dieron como
resultado una rebelión con la anexión de elementos fuera de control para ambos
bandos.
A lo largo del texto, constantemente se hace referencia a los sucesos nacionales
de importancia que incidieron en la historia regional como una forma de
contextualizar el periodo.
El primer apartado contiene un somero recorrido del devenir de los poderes
políticos de la Iglesia y el Estado, desde la instauración de los mismos, en el
actual territorio estatal, durante la época colonial, además se mencionan sus más
famosas desavenencias y pugnas de hegemonía en el siglo XIX, en el periodo
porfirista y en el proceso revolucionario, así como en los inicios de la instauración
29
GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, LUIS. El oficio de historiar, México, El Colegio de Michoacán, 1988,
p. 57.
26
del Estado posrevolucionario con sus diversos líderes, hasta llegar a los
acontecimientos que precipitaron el estallido de la Primera Rebelión, sin dejar, en
ningún momento, de lado la actuación de las etnias locales, y especificando el
papel de cada grupo separadamente, en los diversos periodos de la Colonia, la
Independencia, la Reforma, el Porfiriato y la Revolución.
En la primera parte del segundo capítulo se presenta y se describe a los actores y
grupos que tuvieron papel en la trama de la Primera Rebelión, como los citadinos
conservadores, la Iglesia, el Estado y sus aliados y los cristeros campesinos,
destacando sus roles, conformación y estilos de actuación; así como los motivos
económicos, religiosos, familiares y de poder que los llevaron a tomar parte en la
guerra. También se hace énfasis sobre los principales momentos de su aparición
en la escena histórica y las alianzas y vinculaciones, ya de cristeros con
conservadores, o del Estado con los agraristas, entre otros. Se incluye un análisis
de las condiciones económicas de la región cristera y su evolución ante la
determinante irrupción de las compañías madereras.
Una vez establecida la identidad, filiación y conducta de los personajes se
desarrolló una cronología de las acciones militares y los sucesos políticos de esta
primera etapa del proceso entre 1926 y 1929. Sin olvidar el importante episodio
de la Rebelión Escobarista en el que se reclutó a las huestes cristeras dentro de
las filas militares rebeldes antigobiernistas. Juntos, cristeros y escobaristas,
ocuparon la ciudad de Durango, siendo la única capital estatal del país que fue
momentáneamente ocupada por tropas de Cristo Rey, durante todo el transcurso
de la guerra.
En el tercer apartado se analiza el impacto que en la entidad tuvieron los Arreglos
entre las altas jerarquías nacionales del Estado Mexicano y la Iglesia Católica, así
como la manera en que algunos rebeldes fueron aceptando la amnistía, en otros
casos la cooptación y la manera en que los más insumisos fueron reprimidos,
iniciándose en este periodo la desvinculación entre la Iglesia, los conservadores y
los cristeros campesinos e indígenas.
La cuarta sección del trabajo se dedicó a los años de 1929 a 1934 que, en el
escenario de la historia que aquí se cuenta, fue de transición entre la Primera y la
27
Segunda Rebelión, en ese tiempo el estira y afloja entre el Estado y la Iglesia
propició el lanzamiento del poco conocido Plan de Durango, redactado por los
conservadores urbanos con el fin de instaurar un gobierno católico y destruir las
bases del nuevo Estado Mexicano. Mientras que los excombatientes y la Iglesia
eran hostilizados y perseguidos.
Sin alterar la secuencia de los acontecimientos, el quinto capítulo versa sobre la
Segunda Rebelión Cristera en Durango, de la cual se estudia, en un primer
momento, el comportamiento y evolución de los grupos y protagonistas que
actuaron en la Primera Rebelión y que volvieron a entrar en el reparto de papeles
de la Segunda, observando detenidamente la paulatina desvinculación de la
alianza entre el Clero, los conservadores y los cristeros, a medida que avanzaba la
derrota del Ejército Libertador Cristero de Durango, sin olvidar la participación de
los capitales madereros que influyeron en la evolución del movimiento, en el
municipio de Pueblo Nuevo.
Se analiza también el fallido intento de la Guardia Nacional, organización
conservadora instigadora de la Segunda Rebelión, para tomar a la Sierra de
Durango como base de reinicio de un nuevo levantamiento nacional. En esta parte
se incluye asimismo la cronología de la guerra y los acontecimientos aledaños que
intervinieron en esta fase del movimiento de 1934 hasta la amnistía final en 1941,
ya en los inicios del sexenio de gobierno del general Manuel Ávila Camacho. Esta
sección se concluye con un epílogo sobre la evolución de cacicazgo del último jefe
rebelde, Federico Vázquez, hasta su caída en 1945.
Hasta donde se pudo investigar, en lo que respecta a la Segunda Rebelión
Cristera en Durango, algunos trabajos solamente hacen mención de la misma y
nadie marca su exacta duración y evolución, en cuanto a acciones de guerra,
abastecimientos, traiciones, jefes, proclamas y comunicados, por lo que el
presente trabajo se encarga, en detalle, de los pormenores de la actuación
protagónica del Ejército Libertador Cristero de Durango, ELCED, en la Segunda
Rebelión
cuyo
curso
fue
opacado
por
importantes
acontecimientos
contemporáneos nacionales e internacionales como la Guerra Civil Española, La
28
Segunda Guerra Mundial, La Expropiación Petrolera y el Reparto Agrario de La
Laguna, entre otros.
Como rebeldes irredentos, por su garantía de oposición al régimen, la propaganda
vasconcelista llegó a manos de los líderes guerreros de Cristo en la sierra de
Durango y por su parte, Juan Andrew Almazán, tras perder las elecciones contra
Ávila Camacho, intentó incorporar a los soldados del Caudillo Sagrado entre sus
adeptos en su conato de rebelión en 1940. De la misma manera, en el periodo
cardenista, Saturnino Cedillo también llegó a enviar propios parlamentarios de
alianza con los rebeldes que más tiempo habían durado en pie de guerra.
El capítulo VI está dedicado al análisis del caso literario de Antonio Estrada
Muñoz, autor de la destacada novela histórica testimonial Rescoldo, los últimos
cristeros.
En la séptima parte del texto se hacen diversas reflexiones y consideraciones
sobre la suerte de los grupos que actuaron las Cristiadas regionales, después de
concluido el movimiento y se observa de nuevo la gran diferencia de intereses y
motivos de los variados elementos y personajes que intervinieron en esta
complicada urdimbre histórica regional.
La larga y complicada historia del Caudillo Sagrado en Durango puede dar más
luces sobre los procesos y grupos de poder que afectaron a la posterior vida
cotidiana de la entidad, de manera diferente al resto de la República, al mismo
tiempo aclara el origen de ciertas conductas y modos regionales que podrían
parecer extraños si se desconoce esta narración que, hasta hace poco tiempo, se
encontraba oculta por afectar los intereses de los dos principales grupos de poder
político que se enfrentaron.
La historia de la guerra de la Iglesia contra el Estado Mexicano en Durango, con
su arrastre de grupos ajenos a los intereses de las dos corporaciones, proyectada
a futuro, da las justificaciones de la reconciliación entre México y el Vaticano en la
década de los noventas del siglo XX.
Este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda amistosa y generosa de los
informantes que me dieron sus valiosos datos y el acceso a sus archivos
personales.
29
Muchas de las piezas que conforman este rompecabezas fueron facilitados por
amigos y familiares quienes, dándome ánimos, se interesaban en la personal
empresa. Por su tiempo, atención, aportes y paciencia nunca van a saber cuánto
les debo. No sería justo olvidarse de mencionar aquí la invaluable intervención de
la doctora Andrea Olivia Revueltas Peralta quien, de manera desinteresada,
entusiasta y profesional asesoró la realización de este trabajo hasta su
terminación, por lo cual le expreso mi más profundo agradecimiento, al igual que al
doctor Mario Ramírez Rancaño y a la doctora Andrea Sánchez Quintanar, por su
apoyo como sinodales de ésta Tesis de Maestría en Historia de México,
sustentada en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
Autónoma de México, UNAM, en 1998.
30
I Iglesia, Estado e indígenas en Durango.
Antecedentes
Los encuentros coloniales.
Iglesia, Corona, colonos y etnias primigenias del territorio durangueño fueron los
núcleos centrales de influencia y poder en la época colonial. A diferencia de lo
sucedido en los territorios centrales de La Nueva España, tras la derrota de los
nahuas, las etnias seminómadas del norte no fueron sometidas por la Iglesia, los
colonos y la Corona, con la misma rapidez. Así, el establecimiento de la Religión
Católica y de la entronización de la Corona en los vastos territorios que los
hispanos denominaron Nueva Vizcaya tuvo las dificultadas de los frecuentes y
severos encuentros con las etnias primigenias, nombradas como los bárbaros del
norte de México.
La constante resistencia indígena hizo de la Nueva Vizcaya una zona de guerra
constante en la que se propiciaba el frecuente pueble y despueble de los poco
abundantes asentamientos de hispanos, criollos y mestizos. Sólo las misiones, los
reales de minas más productivos y los presidios de las regiones llaneras y
semidesérticas del estado se conservaron como núcleos
de población
relativamente estable. Si bien, los esfuerzos guerreros y evangelizadores hispanos
redujeron a los grupos indígenas insumisos a los terrenos montañosos de la sierra
y a las quebradas inaccesibles, sobre todo en el extremo sur del estado, donde
aún hoy, sobreviven las mismas etnias primigenias, en una suerte de resistencia
cultural, ajena y diversa a las formas, ritos y mitos de la vida europea. En el lapso
de dos siglos y medio, a pesar de la resistencia indígena, la mayoría del territorio
de la Nueva Vizcaya era formalmente territorio colonial novohispano.
La Iglesia neovizcaína.
En su papel de capellán del Clero Regular, en el año de 1554, arribó al territorio
durangueño Juan García, el primer sacerdote católico en la Nueva Vizcaya, quien
inició el establecimiento del que sería, al igual que en todo Nueva España, uno de
31
los grupos de poder con más fuerza en la región. Pronto llegarían los frailes
franciscanos, seguidos de los jesuitas, conversores de las creencias nativas y
benjamines de la Iglesia Católica, como Fray Cintos, Fray Pedro de Espinareda y
Fray Diego de la Cadena, héroes de la historia hagiográfica de la conquista
evangélica en el estado. Los frailes destruyeron ídolos y centros ceremoniales de
los tepehuanes, de los tarahumaras, de los coras y demás etnias, fundaron
templos, catequizaron, impusieron santos y rituales y creyeron borrar todo vestigio
de supuestas herejías y supersticiones.
30
Ya desde el siglo XVI, en la región escenario de las guerras cristeras se
establecieron misiones en diversos lugares. En el pueblo de Súchil, hacia el año
de 1558 y en Agua Zarca, de la región del Mezquital, en 1560.
El convento de Mezquital se erigió en el año de 1558, dado que la misión se había
establecido desde 1586 en el barrio indígena llamado Jacales, integrando a la
población a la vida en policía.
Para fines del siglo XVI y principios del XVII había misiones en Atotonilco, Paura,
Troncón, Santiago Bayacora, San Juan de Analco, Nayar y Huazamota, con tierras
de cultivo deslindadas para el sostenimiento de las misiones.
31
Al inicio de las labores misionales, la Provincia de la Nueva Vizcaya quedó,
canónicamente, bajo la jurisdicción del Obispado de Guadalajara. Sin embargo, el
progreso de la expansión evangélica a tierras y etnias ignotas facilitó que el Papa
Paulo V emitiera la bula del 11 de octubre de 1620, mediante la cual se fundó el
Obispado de la Nueva Vizcaya.
Así, Durango quedaba como cabeza de la nueva Diócesis que según Porras
Muñoz:
Comprendía lo que hoy es territorio de cuatro provincias eclesiásticas: el
Arzobispado de Durango, Sonora, con las Diócesis sufragáneas de
Culiacán, Mazatlán y Torreón; el de Santa Fe, en Nuevo México; con los de
El Paso y Gallup; el de Chihuahua con los de Ciudad Juárez y el de
Hermosillo, con la de Ciudad Obregón. (…) Además comprendía el actual
30
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del estado de Durango, México, Ed. del autor, 1953.
P. 57.
31
Ibid, p.57.
32
Obispado de Tucson sufragáneo metropolitano de Los Ángeles, el Vicariato
Apostólico de la Tarahumara, una parte de Obispado de Saltillo,
correspondiente al Arzobispado de Monterrey, y algunos distritos de la
actual Arquidiócesis de Guadalajara.
32
De hecho, la Diócesis de la Nueva Vizcaya constituyó el Obispado más extenso de
la Nueva España.
Poco a poco, los establecimientos misionales se fueron transformando en las
actuales poblaciones estatales, como Nombre de Dios, San Juan del Río,
Cuencamé, Topia, San Francisco del Mezquital y Huazamota, y no pocas de estas
misiones vivían bajo la constante zozobra de la amenaza de la rebeldía étnica.
Para el siglo XVIII, en medio de la guerra de resistencia indígena, la Iglesia
neovizcaína se había hecho de múltiples propiedades terrenas, merced a las
generosas concesiones que recibió por parte de la Corona española.
Los ingresos de la Iglesia provenían de una gran variedad de formas de agencia,
como: las limosnas, los diezmos, los aniversarios, la ayuda de la Corona, la cesión
de tierras para la construcción de templos y monasterios, la donación o herencia
de fincas urbanas y rústicas o de haciendas y ranchos que hacían los fieles para la
salvación de sus almas, de acuerdo a la mitología católica.
Las autoridades eclesiásticas reinvertían sus riquezas en el préstamo usurario y
esta situación acrecentó los recursos de la institución, constituyéndola en la más
pudiente y de mayor influencia financiera durante el virreinato. Si bien, la Iglesia
colonial también tenía sus gastos en la propia administración de la Iglesia, la
cuenta episcopal, la cuarta capitular, los novenos reales, la fábrica y el hospital,
así como las tasas reales y las limosnas de la bula cruzada, los cuatro novenos
eclesiásticos y el mantenimiento del Seminario Conciliar,
33
fundado en 1702.
Con respecto a su relación con los indígenas, para los doctrineros estaba
prohibido que echaran derramas entre los indios con ningún pretexto, ni para
32
PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Iglesia y Estado en Nueva Vizcaya, 1562-1821, México,
UNAM, 1980, pp. 7 a 8.
33
Ibid, pp. 347 a 383.
33
gastos de la fábrica ni ornamentos, que mandaran a los pueblos de un sitio a otro,
o que quitaran o extinguieran cacicazgos.
34
Aunque la Iglesia progresaba, era evidente la pobreza, riesgo y falta de cobertura
de servicios religiosos en el tan extenso territorio neovizcaíno, de la misma
manera, los doctrineros se enfrentaban constantemente a las agresiones físicas,
incluso caníbales, de los indígenas regionales no conversos.
En la región de las Rebeliones Cristeras, en 1702, en la misión de San Bernardino
de Milpillas, los tepehuanes dieron muerte a los sacerdotes Ramiro de Álvarez y
Fray Diego de Hevia. En 1711, Fray Antonio de Margil intentaba evangelizar a los
nayaritas, entrando por Huejuquilla y arribando a Huazamota, pero viendo la
belicosidad de los naturales desistió de su intento.
Continuando con los esfuerzos misionales, en 1715, de San Antonio de Muleros
(hoy Vicente Guerrero), salió otra expedición al Gran Nayar, los misioneros
llegaron a Huazamota en donde, de manera fingida, los huazamotecos ofrecieron
sumisión y obediencia el Rey de España.
Según las referencias de Tamarón y Romeral, en 1765, el doctrinero franciscano
de Huazamota, era tan pobre que, cuando le faltaba comida tenía que pedir
limosna.
35
El funcionamiento de las misiones bien establecidas permitía que, una vez que se
cubrían las necesidades primarias de los indígenas allegados a las mismas, y que
vivían en policía, el resto de la cosecha se vendía, generalmente a los presidios
cercanos.
36
En la zona cristera, a fines del siglo XVIII, el poblado indígena de Santiago
Bayacora contaba con tres cofradías. Si bien, la Iglesia iba ganando terreno con
los indígenas, por otro lado las relaciones entre la Corona y la Orden de los
Jesuitas se deterioraban por diversos problemas de orden político en sus ámbitos
no definidos. Sin embargo, los problemas de una Orden, en términos políticos y su
34
Ibid, p. 411.
Ibid, pp. 304 a 305.
36
GALAVIZ DE CAPDEVILLE, MARIA ELENA. Rebeliones indígenas en el norte de la Nueva
España, XVI-XVII, México, Editorial Campesina, Clásicos de la Reforma Agraria, 1967, p. 24
35
34
sumisión a la Corona no significaba la sumisión de la Iglesia a los lineamientos de
la política de Estado en la Nueva Vizcaya ni en la Nueva España.
El Estado colonial en la Nueva Vizcaya.
Como provincia virreinal, la Nueva Vizcaya fue territorialmente mayor que la
Península Ibérica; incluía los actuales estados de Durango, Chihuahua, Sonora y
Sinaloa, con parte de los de Coahuila, Zacatecas, Nayarit y Jalisco, así como el de
Arizona en el sudoeste de los Estados Unidos. Esta era la vasta región que fue
parcialmente colonizada durante el periodo del dominio hispano, aunque, de
hecho, el límite septentrional neovizcaíno nunca fue definitivamente determinado.
37
La capital burocrática de la Nueva Vizcaya fue la ciudad de Durango, salvo en un
breve periodo, a principios del siglo XVII, cuando la ciudad de Parral substituyó a
la Perla del Guadiana como capital neovizcaína.
El ejercicio del poder de la Diócesis de Durango, como el del gobierno de la Nueva
Vizcaya, con fuerzas paralelas y convergentes en los altos mandos regionales
ejercieron su jurisdicción y desplegaron su actividad en un ámbito espacial
determinado y diferente, en sus límites y lindes, aunque con la mayoría de su
territorio coincidente.
Si la base de creación de propiedad privada de la conquista en el centro de la
Nueva España fue la encomienda, en el norte de la colonia la variante de esta
base de creación de propiedad en la jurisdicción europea fue la congrega. La
congrega se manifestó como la forma de propiedad legada a hispanos y criollos,
sobre todo en aquellos lugares donde no existían poblaciones indígenas estables,
mientras que en la encomienda, precisamente el hecho de tener población
indígena estable garantizaba la mano de obra para las labores agrícolas, mineras
y ganaderas.
La congrega consistía en la redada periódica de indígenas nómadas o
seminómadas a los que se reducía temporalmente, con objeto de compelerlos al
37
PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Op. Cit. p. 7.
35
trabajo, bajo la vigilancia de los miembros de las familias hispanas que ostentaban
el cargo de protectores de la congrega.
Dada la rebeldía de los naturales neovizcaínos, la Corona intentaba realizar la
congrega sin violentar a los congregados, empleando La persuasión y no la
fuerza, sin hacerles presión como ordenaba la Real Cédula de 1538, o con mucha
templanza y moderación, como expresa la de 1531.
Para evitar abusos y alentar a los naturales a que se congregaran, en el año de
1560, el Rey ordenó que aquellos indígenas que ingresaran a las nuevas
reducciones conservaran sus tierras.
38
Otra forma de poblamiento del septentrión novohispano fue mediante el traslado
de miembros de los grupos étnicos naturales sedentarios y sumisos llevados del
centro de la Nueva España, indios aculturados, como los tlaxcaltecas que, como
colonos, constituían un ejemplo de sumisión para los indomables norteños. Para el
establecimiento del poder colonial, los conquistadores crearon también los reales
de minas y los presidios militares y, por su parte, los frailes construyeron las
misiones, estos asentamientos paulatinamente se transformarían en los pueblos
como Santa Catarina de Tepehuanes y Guanaceví, desde 1610.
La constante guerra contra los indígenas insumisos dio carácter netamente militar
al cargo de gobernador de la Nueva Vizcaya, de manera que quien asumiera el
puesto, salvo raras ocasiones, debía tener virtudes guerreras. De hecho, la
diferencia entre la Nueva Vizcaya y otras provincias fue precisamente su
belicosidad y su atraso, en lo que a colonización respecta.
La resistencia indígena dificultó también el gobierno de la Iglesia y el territorio
neovizcaíno fue la tumba de los mártires doctrineros de la Iglesia Católica. La
misma resistencia provocó múltiples dificultades para el desarrollo de la economía
y la ausencia de boato en las celebraciones hispanas y criollas neovizcaínas. La
provincia se enfrentó a diversas trabas burocráticas para su defensa y seguridad,
en las que, por los límites jurisdiccionales, algunos presidios militares
38
GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA. Op Cit. pp. 17 a 19.
36
dependientes del virrey, no observaban la obligatoriedad de participación con el
Gobierno Provincial Neovizcaíno.
La religión oficial
Con antecedentes en el siglo IV, durante el reinado de Constantino, con el Edicto
de Milán, el Cristianismo emerge en Europa como la religión oficial, confundiendo
los poderes, legislaciones y jurisprudencia de la Iglesia con la del Estado. Así, la
Iglesia ampliaba su hegemonía hacia la sociedad civil, por medio del llamado
Derecho Canónico.
En el Imperio Español, la relación entre la Iglesia y el Estado, trasplantada a la
Colonia expone el entendimiento entre la Corona Española y el Papado, por medio
del cual se obtienen los títulos jurídicos de conquista de América, a cambio de la
responsabilidad de evangelización. Además, la Corona obtuvo de la Iglesia el Real
Patronato, que la facultaba para tener injerencia en las decisiones y actos
eclesiásticos coloniales. 39 En la práctica de la conquista de almas y tierras
neovizcaínas, con suma frecuencia surgieron problemas entre los misioneros de la
Iglesia y los soldados de la Corona, ya que ambos pretendían obtener el dominio
absoluto de la mano de obra y la voluntad de los indígenas. 40
El efecto de la legitimidad de la Corona Española, apoyada en la Iglesia, nos lo
explica Porras de la siguiente manera:
Cuando el Estado es absolutista y además, oficialmente católico, ha
necesitado de subterfugios para conciliar la temporalidad de sus intereses
con la eternidad de la doctrina de Cristo. Es decir, que la corrupción de su
absolutismo por lo que se refiere a la Iglesia, se ha disfrazado de
paternalismo engañado a los fieles nacionales y salvando la conciencia del
gobernante.
41
La inestabilidad de la Nueva Vizcaya reconocida como tierra de guerra, hacia que
pueblos indígenas enteros fueran identificados por sus acciones bélicas
39
RUIZ MASSIEU, JOSÉ FRANCISCO. “Hacia un derecho eclesiástico mexicano”, en Derecho
Eclesiástico Mexicano, México, Porrúa/UNAM/UAA, 1993, p. 32.
40
GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA, Op. Cit. p. 23
41
PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Op. Cit. p. 315.
37
provocando el despoblamiento de los asentamientos de españoles, mestizos y
mulatos, de manera que la conquista efectiva de la Nueva Vizcaya no se concluía
por completo. Según Atanasio G. Saravia:
Con toda facilidad se explica que no fuera Durango lugar en que se
acumularan grandes fortunas, si no fue en casos realmente excepcionales,
los medios de vida y los negocios que más principalmente se ejercitaban
eran de cuatro clases: el comercio, que en su mayor escala estaba
circunscrito a la capital, o sea Durango; la minería, que se ejercitaba en
muy diversas partes del estado, pero luchando contra la dificultad de las
comunicaciones y por lo alejados que estaban los centros minerales de los
grandes centros de población, y, en muchos casos de difícil acceso por lo
abrupto de los caminos.
42
De hecho, en la Nueva Vizcaya, la presencia de las etnias nómadas constituía un
serio obstáculo para el desarrollo de las regiones mineras, porque impedían el
desenvolvimiento social y en ocasiones el poblamiento mismo.
En la jerarquía social de la colonia, los propietarios de minas y haciendas, los
comerciantes, las autoridades coloniales y el Alto Clero hispano integraban la
cúpula de la pirámide, manteniendo como subalternos a españoles y criollos de
propiedades medianas, junto con burócratas y oficiales intermedios que eran el
soporte de la endeble y amenazada estabilidad del régimen novohispano, mientras
que indígenas y castas, principalmente mestizos, sin acceso a los puestos
dirigentes, configuraban la base de la estructura social de la colonia, en la Nueva
Vizcaya.
Las tierras llaneras más libres de conflictos o agresiones indígenas entraron en el
juego de la oferta y la demanda del mercado novohispano y, de ser territorios
donde trashumaban los indígenas, se transformaron en haciendas agrícolas o
ganaderas, reales de minas y tierras misionales, si bien los territorios más
inaccesibles de la sierra y las quebradas no fueron objeto de la codicia mercantil
de los colonos ni de la Iglesia.
42
SARAVIA, ATANASIO G. Obras, apuntes para la historia de la Nueva Vizcaya, tomo III, México,
UNAM, 1980, p. 231.
38
De acuerdo con la división política novohispana, en 1734: Sonora, Ostimari y las
Californias son segregadas de la Nueva Vizcaya. La administración virreinal
mantuvo hasta 1776 a la Nueva Vizcaya como reino, con gobernación de la Nueva
Vizcaya, dividida en dos provincias mayores: de la Guadiana o Durango y la de
Chihuahua. Para 1776, con las Reformas Borbónicas, se agrupó a los gobiernos
de las regiones septentrionales en una entidad política de más alto rango, e
independiente del virreinato que recibió el nombre de Gobierno Superior y
Comandancia Interna de las Provincias Internas, dentro del cual quedó incluido el
Gobierno de la Provincia de la Nueva Vizcaya. Veinte años después, en 1796, el
territorio colonial quedó dividido en 12 intendencias que recibieron el nombre de
sus ciudades capitales. Así, la Provincia de la Nueva Vizcaya pasó a ser la
Intendencia de Durango.
En 1803, la Intendencia de Durango estuvo dividida en 34 partidos y al territorio
del actual estado de Durango le correspondían 16 partidos.
En lo referente a la región escenario de las Rebeliones Cristeras, la presencia de
la Corona se manifestó desde 1530, cuando el capitán Pedro Almendes Chirinos,
quien formaba parte de la expedición de Nuño de Guzmán, visitó Huazamota, 25
años antes de que se iniciara la conquista formal de la Nueva Vizcaya. Desde ese
momento algunos españoles se asentaron en Huazamota, y se dedicaron a la
agricultura y la minería.
43
En 1551, el conquistador Ginés Vázquez de Mercado guió a un grupo de hombres
a caballo en una jornada al norte de Topia, que duró nueve días, durante la cual
descubrió el poblado de Huazamota y abrió comunicación con las montañas de
Culiacán.
44
Acabado de dar asiento a las villas, minas y lugares de su gobernación
aprestó gente y vituallas para enviar a poblar la provincia, sierras, valles y
minas de Guainamota y Guazamota, para cuyo afecto eligió por capitán o
caudillo a Salvador Ponce el cual con mucha solicitud, diligencia y cuidado
43
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Op. Cit. p. 55
MECHAM, J. LLOYD. (Trad. de Francisco Durán). Francisco de Ibarra y la Nueva Vizcaya,
Durango, UJED, p. 84
44
39
prosiguió en el viaje la serranía e valles con mucho trabajo e riesgos de las
vidas de los que llevó consigo, porque es tierra áspera, fragosa de poca
gente e la que se halló es desnuda y cursada de malicia de guerra y robo
de sus contrarios. Este viaje se hizo por la gran fama de los metales ricos
que de ordinario han habido noticia de religiosos e capitanes que en ellos e
sus alrededores habían andado, de ley de a treinta y cuatro marcos. Los
cuales no los hallaron ni es tierra que se puede poblar sin que primero
estén descubiertos y esperimentados metales ricos, así por ser tierra
áspera y poco poblada como por ser de gente indómita, rústica, débil y
villana y sin casas de asiento y venado.
45
Para el primer tercio del siglo XVII, la misión de San Francisco de Mezquital era
transformada en alcaldía mayor. Sin embargo, dado su despoblamiento, por causa
de la guerra constante con los indígenas, en 1671, esta alcaldía había
desaparecido en los legajos de la administración y un siglo después se tornaba a
su recreación.
La intención de transformar los territorios indígenas tepehuanes del sur del estado
en propiedades privadas es iniciada por el general Gregorio Mathías de Mendiola
quien, a principios del siglo XVIII, adquiere mercedes reales en Nombre de Dios y
Súchil y denuncia realengos en la Sierra de Michis. Siguiendo con la misma
intención, en 1774, el gobernador Fayni aprobó que, para obtener los fondos
necesarios para las obras de la Casa del Gobernador, entre otras, se avencindara
en Durango a los indígenas de Tunal y Santiago Bayacora y se vendieran los
terrenos que dichos naturales poseían. Ante el proyecto de despojo por parte del
Gobierno Neovizcaíno, la movilización indígena no se hizo esperar, por lo cual , el
mismo gobernador desistió de llevar a la práctica el despojo planeado.
46
Así, la
región de las guerras cristeras del siglo veinte, durante la era colonial permanecía
sin que los europeos pudieran ejercer, de hecho, su hegemonía religiosa ni política
sobre los indígenas.
45
OBREGÓN, BALTAZAR DE. Historia de los descubrimientos antiguos y modernos de la Nueva
España, escrita por el conquistador en el año de 1584, México, Ed. Porrúa, Biblioteca Porrúa # 92,
1988, p. 236.
46
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Op. Cit., p. 125.
40
Las etnias primigenias.
Al momento de su arribo a las tierras norteñas, los europeos se encontraron con
tribus seminómadas que se asentaban de manera temporal a las orillas de los ríos
y los aguajes, con sus coas cultivaban pequeñas parcelas de tierra y practicaban
la caza por los llanos y las sierras. El maíz, frijol, chile y calabaza eran sus
principales cultivos, mientras que los bizontes, venados, conejos y aves eran las
piezas que cobraban en sus cacerías.
Sin establecer poblados fijos, hasta donde se sabe, y sin conformar comunidades,
las reuniones de las etnias primigenias de Durango tenían como motivo principal,
el hacer la guerra a los enemigos comunes.
47
En Aridoamérica, los esfuerzos evangélicos y militares no siempre proporcionaron
los resultados esperados de sumisión a la Corona Española y a la cruz católica.
Algunos pueblos fueron sometidos a congregas, otros fueron destruidos y no
pocos presentaron resistencia armada a la conquista durante todo el periodo
virreinal, mientras que otros más preferían el suicidio colectivo, o dejaban de
proliferar por el desgano vital, ante las nulas expectativas de su existencia bajo el
dominio de los europeos.
Entre los pueblos que habitaban el territorio neovizcaíno se encontraba, con sus
espacios geográficos más o menos definidos los pueblos: cabezas, cacaris,
cocoyomes, colorados, conchos, coras, apaches, comanches, hinas, humis,
huicholes, irritilas, michis, acaxes, tarahumaras, tepehuanes, tobosos, xiximes,
zacatecos y mexicaneros o nahuas, entre otros.
De acuerdo con Porras Muñoz: Por la naturaleza indómita de los indios de Nueva
Vizcaya no se dio el caso de que cayeran en esclavitud.
48
No fueron suficientes
los tres siglos de conquista europea para arrancarles sus hábitos, ni su orgullo de
raza, innato y recio, que los hacía considerarse iguales, o quizá superiores, a los
47
48
PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Op. Cit. p. 399
Ibid, p. 402
41
conquistadores. Esta actitud contrastaba enormemente con la sumisa y paciente
observada por muchos de los indios del centro y sur de la Nueva España.
49
Los indomables tepehuanes
Poseedores de la mayor parte del actual territorio durangueño, los tepehuanes
fueron los indígenas que sobresalieron en la resistencia contra la conquista. En
tanto etnia seminómada, con sus complicados lazos religiosos y mitológicos que,
en su imaginario colectivo incluyen a Ixcaitungu-Lucero de la Mañana-El Hombre
que Manda- El Hermano Mayor- de allí viene el nombre de Ixcai, el gobernador, el
que manda. La Estrella Comedora de Huaraches que anuncia la noche, patrona
de chamanes y brujos cuyo cuerpo, aún hoy, sigue expuesto en la comunidad y
centro ceremonial de Santa María de Taxicaringa. Según la tradición, un gran
chiquihuite contiene su esqueleto milagroso. Así, Taxicaringa es el bastión y
baluarte principal del tepehuán, el lugar al que, con sólo visitarlo y poner de cerca
las partes enfermas del cuerpo, con el poder de la Estrella Comedora de
Huaraches, se logra la sanación.
Con mitotes, peyotes, ritos y mitos de una complicada religión, el mundo tepehuán
abarca los lugares místicos de San Pedro Xícoras y Cerro Gordo, en los que el
Dios y los santos judeocristianos, con todo su poder, lo estoico de sus sacrificios y
el martirio de los doctrineros católicos con sus predicas y sacramentos, se
estrellaron contra el muro irreductible del espíritu tepehuán. Según Benítez:
Arlegui no se explica por qué la luz del evangelio era incapaz de penetrar
en las oscuras almas de estos brutos. Creo que el cristianismo de por si
sólo compensa la pérdida de su libertad, el hecho atroz de que se apoderen
de sus mejores tierras y los obliguen a trabajar como esclavos en las minas
y en las haciendas de los blancos.
50
La constante resistencia.
49
GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA, Op. Cit. p. 38.
BENÍTEZ, FERNANDO. Los indios de México, los tepehuanes/los nahuas, Tomo V, México, ed.
ERA. 1980, p. 32.
50
42
Desde la llegada de los europeos a territorio durangueño, las etnias primigenias
iniciaron la constante resistencia contra la Corona Española y la cruz católica. La
Primera rebelión antihispana fue protagonizada por los tepehuanes en 1539, en
Huazamota, en la ocasión, tras la celebración de un mitote en el centro ceremonial
de Taxicaringa, los tepehuanes dieron muerte al encomendero Juan de Arco,
liberándose de su dominio para retomar su seminomadismo.
51
En 1579, la rebelión de los tarahumaras, cabezas y cocoyomes tuvo como motivo
el intento de impedir que los peninsulares poblaran los terrenos de Indé. Everardo
Gámiz da referencia de otra sublevación de tepehuanes en Huazamota, el 4 de
agosto de 1584, durante la cual los naturales acabaron con los misioneros
franciscanos y quemaron la misión. De inmediato, de Guadalajara, los hispanos
enviaron mil de tropa, bajo las órdenes del capitán Juan Salas para controlar a los
insurrectos y nunca se supo la cantidad de indígenas que murieron durante la
represión.
En el oeste durangueño, la región de la sierra fue el escenario de la rebelión de los
acaxees, en 1591, motivada por la sobreexplotación y el maltrato de que eran
objeto por parte de los hispanos. Los acaxees se separaron de las misiones e
hicieron de los minerales de Las Vírgenes y San Andrés los objetivos de sus
ataques. Ante la insurrección, el gobernador Francisco de Urdiñola aprehendió a
las mujeres y descendientes de los bravos acaxees y, en plan conciliatorio, envió
comida y regalos a los guerreros indios, quienes, con semejante actitud,
reconsideraron su rebeldía.
52
En 1601, los mismos acaxees se vuelven a insurreccionar en Topia y peleando por
su libertad, asaltan, matan y asolan los minerales. En esta ocasión, el obispo Mora
intervino en la pacificación, enviando su mitra y su anillo a los indígenas y, según
la tradición, el gesto apaciguador de Mora calmó los ánimos de los sublevados.
53
En adelante, los jesuitas se encargarían del adoctrinamiento de los acaxees. La
Nueva Vizcaya es zona de guerra y epidemias en la Colonia y el exterminio de su
población indígena es catastrófico, según los cálculos de Peter Gerhard: Entre
51
GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA. Op. Cit. pp. 98 y 99.
Ibid, p. 77.
53
Ibid, p.119.
52
43
1550 y 1800, la población indígena de la Nueva Vizcaya disminuyó de 344,500 a
sólo 50,400, es decir que la proporción bajo en razón de 6 a 1. En el municipio de
Mezquital, durante el mismo lapso, de 10,000 naturales que había, a la llegada de
los europeos, en 1800 únicamente existían 2,000. Por otra parte, en el partido de
Durango, de 20,000 originales tepehuanes, en 1800 sólo 1,000 vivían en ese
territorio, mientras que paulatinamente, otros grupos étnicos, como los españoles,
mestizos y negros progresaban.
54
Las causas de la disminución dramática de la población nativa fueron, entre otras:
el excesivo trabajo en las congregas, las epidemias, el hambre, el desgano vital, la
guerra, la miseria y el cruce de razas en el mestizaje novohispano.
Cogojito fue el nombre del jefe tepehuán que dirigió la rebelión de los tarahumaras
y tepehuanes en 1606. Para someter a los guerreros de Cogojito, 70 españoles,
unidos con los laguneros, xiximes y acaxees, pelean durante dos años hasta que
la insurrección de los gogojitistas termina al momento de la muerte del propio líder.
55
Olvidando a sus enemigos comunes peninsulares, en 1607, por problemas
territoriales, tepehuanes y tarahumaras se enfrascan en un conflicto interétnico
que es pacificado por los misioneros católicos, quienes, para ese entonces, ya
tienen cierta ascendencia sobre los indígenas.
El gran mitote
Misiones, minerales y presidios, paulatinamente fueron transformando la geografía
neovizcaína. Para el Gobierno y la Iglesia, el norte de la Nueva España iba siendo
domeñado y los salvajes se convertían al cristianismo y en las congregas, su
fuerza de trabajo era bien aprovechada. Sin embargo, de manera secreta, los
shamanes tepehuanes organizaron la gran Rebelión de 1616, bajo el argumento
del mesianismo y la redención indiana.
La guerra dio inicio en El Zape, Santiago Papasquiaro, Santa Catarina y Tenexpa,
lugares desde donde la insurrección se extendió rápidamente por todo el centro
54
GERHARD, PETER. La Frontera Norte de la Nueva España, México, UNAM, 1996, pp. 213 a
214.
55
GALAVIZ Y CAPDEVILLE, MARIA ELENA. Op Cit, p. 121.
44
del territorio estatal. Españoles y esclavos negros, así como xiximes y acaxees,
aliados de los conquistadores, son los enemigos de los bravos tepehuanes.
56
El terror se apodera de los hispanos y con miedo irracional masacran a sus
aliados indios en la villa de Durango. Aunque las cifras varían mucho, se calcula
que el número de sublevados llega a 20,000 y el gobierno de la Nueva Vizcaya
está fuerte con 1,000 de tropa. El enfrentamiento decisivo entre los seminómadas
y los europeos es en los Llanos de Cacaria (en el actual municipio de Canatlán).
En la batalla, la más costosa en vidas humanas en la historia durangueña, 15,000
bravos tepehuanes sucumben, ante los arcabuces y los cañones de los hispanos.
57
De acuerdo con Antonio Estrada:
Perdió así la tribu de una vez a casi todos sus mejores hombres, con un
gran desequilibrio entre la población masculina y femenina. El resultado fue
una gran baja en la procreación, hasta quedar reducido el grupo a su
mínima expresión. Después, aunado esto a la precaria vida en su hostil y
reducido territorio, pobre alimentación, epidemias, y enfermedades
endémicas, dio como consecuencia que se redujera más aún la población.
58
Los indígenas sobrevivientes de la guerra se reconcentraron, unos en Mezquital,
donde las inaccesibles quebradas permitían el exilio de los llanos del centro del
estado, y otros, en el sur de Chihuahua, poblando Nabogame y Baborigame. Los
antiguos centros de población tepehuán del centro del estado quedaron
abandonados y los restos de la etnia se vieron fraccionados definitivamente en
tepehuanes del norte y tepehuanes del sur.
59
Una vez lograda la frágil paz entre tepehuanes y españoles, en los pueblos
comarcanos a la ciudad de Durango, como Santiago Bayacora y El Tunal, se
56
Ibid, pp. 122 a 125.
RAMÍREZ, JOSÉ FERNANDO. Noticias históricas y estadísticas de Durango, (1849-1850),
Durango, Gobierno del Estado de Durango (edición facsimilar de la primera; México, Imprenta de
Ignacio Cumplido, 1851), 1994, p. 14.
58
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Los tepehuanes, la tribu más desconocida de la República,
mecanoscrito inédito, Archivo personal de Antonio Estrada Muñoz, p. 7.
59
MASON, J. ADEN. “Notas y observaciones sobre los tepehuanes”, en: Hinton, Thomas B. Coras,
Huicholes y Tepehuanes, México, INI, 1971, p. 138.
57
45
localizaron múltiples pertrechos de guerra, así como una corona, de rica plumería,
supuestamente destinada al Señor del Guadiana.
60
Entre 1617 y 1622 se suscitan diversos conatos de rebelión y los españoles optan
por la mediación, más que por la acción. La Nueva Vizcaya continúa siendo zona
de guerra y los brotes insurreccionales menores no dejan de perturbar la paz de
los colonizadores. En 1643, los tepehuanes, junto con los salineros, mamites,
julimes, conchos y cacazones se rebelan en Mezquital y, en 1645, la rebelión se
generaliza en el norte del estado a El Tizonazo, Ramos, Cuencamé y San Pedro.
Los colonizadores y misioneros viven en la zozobra.
La inseguridad, la drástica disminución de la población indígena y, por
consiguiente, de la fuerza de trabajo producen el aletargamiento de la economía
de la Nueva Vizcaya, mientras que en toda la Nueva España, sucede algo
parecido y en 1650, la población novohispana se calcula en sólo 1,500,000
habitantes.
Las matanzas de españoles, mestizos, negros y grupos indígenas llevados, de
Tlaxcala, del Estado de México y de Michoacán, a trabajar los minerales serranos
durangueños se multiplicaron, por parte de los tepehuanes, como producto de su
empeño
por
no
dejarse
dominar.
Resultaba
pues
imposible,
para
los
colonizadores, servirse de tan insurrectos nativos. La Nueva Vizcaya no era
terreno seguro para extranjeros. Ante el carácter indómito de los tepehuanes, el
Gobierno Colonial sin obtener resultados, optó al fin mejor por dejarlos en paz y no
trabar más contacto con ellos.
En el siglo XVIII, las relaciones entre indígenas, españoles y Clero no varían
mucho, aunque el avance lento de la conquista es irreversible. Así, en 1717, en un
nuevo intento, los tepehuanes de Huazamota se enfrentan a los colonos
españoles y a un cacique nayarita, aunque al siguiente año son sometidos. Los
pleitos coloniales se extienden al nuevo orden borbónico, y los parcialmente
aculturados indígenas, evolucionando en el sincretismo, adoptan los sistemas de
60
SARAVIA, ATANASIO G. Op. Cit., Tomo I, p. 203.
46
gobierno español desde finales del siglo XVII y la figura del gobernador indígena
sustituye o cambia el nombre al tradicional indígena.
Sin embargo, indios y mestizos permanecen apartados de los puestos de la
administración pública colonial y sin posibilidades de acceso a la educación
occidental, excepto a la catequesis, hasta que, el 11 de septiembre de 1766, por
Cédula Real, se dispone su aparente igualdad, su acceso a los colegios hispanos
y la promoción, de acuerdo a sus méritos y capacidades, a los puestos públicos u
oficiales. Lo que fue la Ley no se hizo de hecho y en la Nueva Vizcaya la acción
guerrera marcaba la línea infranqueable de distanciamiento entre las naciones
indígenas y el mundo colonial. Aunque los tepehuanes están voluntariamente en
paz. Por otra parte, en 1777, Hugo O’Conor informaba a Teodoro de Croix, que la
guerra que se hacía en Nueva Vizcaya a los apaches, desde 1740, continuaba con
porfía. Por años habían caído los apaches sobre los pueblos de indios y españoles
causando destrozos, muertes y otras clases de daños, por lo que muchos ranchos
y haciendas, habían quedado despoblados. O’Conor calculaba las pérdidas de la
Nueva Vizcaya, en los años de guerra, en 12 millones de pesos y pasaban de
4,000 los muertos de uno y otro sexo
61
y a fines del siglo XVIII, los indios dieron
muerte a 1963 personas, despoblaron 116 ranchos y colonias de ganado. Los
riesgos del poblamiento hispano neovizcaíno, tanto para clérigos, como para
colonizadores, son demasiados y la pérdida de la vida, trunca muchos de los
esfuerzos de asentamiento, sobre todo en las regiones serranas.
El ocaso colonial.
En las postrimerías del dominio colonial, las relaciones entre la Iglesia y la Corona,
con constantes intervenciones mutuas, en sus respectivos ámbitos de poder.
aunque sin enfrentarse de manera directa, cuestionaban entre si la hegemonía de
ambas instancias. Con el escenario de la guerra constante con las tribus
seminómadas de apaches y comanches y de la limitación serrana de los
61
VELÁZQUEZ, MARÍA DEL CARMEN. El Marqués de Altamira y las Provincias Internas de la
Nueva España, México, El Colegio de México, Colección Jornadas # 8, 1976, p. 108.
47
tepehuanes, el territorio central de Durango, estaba ocupado y fraccionado a
conveniencia de la misma Iglesia y la Corona.
De hecho, la Iglesia se transformó en la institución poseedora de una buena
cantidad de propiedades urbanas y rurales con un valor estimado en tres millones
de pesos y con diversas transacciones hipotecarias y financieras que llegaban a
los 45 millones.
La Corona, por su parte, incrementó sobremanera la exacción a los habitantes
coloniales, poniendo énfasis en los gravámenes a la Iglesia. De esta manera, en
1804, con la Real Cédula sobre enajenación de bienes y cobro de capitales de
capellanías y obras pías para la consolidación de vales reales, la Corona obligó a
la Iglesia a realizar diversos movimientos financieros sobre sus propiedades e
hipotecas, para cubrir los impuestos reales que afectaron también a los pocos
pequeños propietarios. La cantidad de dinero que la Iglesia transfirió a la Real
Hacienda durante el lapso que el decreto estuvo vigente (1804-1809) se calculó
entre 10 y 12 millones de pesos. El incremento de los gravámenes disminuyó el
poder económico de la Iglesia y de su financiamiento a la agricultura en la
Intendencia de Durango.
62
En este contexto, establecidos en la región interétnica del suroeste del estado de
Durango, compartiendo territorios con coras, huicholes, y mexicaneros, los
tepehuanes del sur, durante el ocaso colonial, comenzaron a reconsiderar la
erección de su nación y la recuperación de sus territorios. Según los testimonios
del franciscano padre Colombano, primer sacerdote asignado a la Iglesia de Santa
María Ocotán, para 1807 los tepehuanes habían forjado una nueva religión y un
nuevo culto apoderándose totalmente del templo católico.
63
Sin poder efectivo de la Corona y sin ministros de la Iglesia en sus zonas, en
1808, los gobernadores indígenas del sur de Durango iniciaban una conspiración
independentista que involucraba a los poblados indígenas de Mezquital,
Huazamota, Santa María Ocotán, Temoaya, Taxicaringa, Santiago Teneraca y
Xoconoxtle, entre otros.
62
NAVARRO GALLEGOS, CESAR. Durango, las primeras décadas de vida independiente, México,
Tesis de Maestría en Historia de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1993, PP. 85 Y 86
63
BENITEZ, FERNANDO. Op. Cit. p. 81.
48
Denunciada la conspiración, los jefes José Domingo de la Cruz (mezquitaleño) y
José Tomás Páez (huazamoteco), víctimas de la intriga, son aprehendidos por las
fuerzas adictas a la Corona. Los conspiradores son investigados, sin que se
puedan comprobar cargos contra ellos, aunque la vigilancia de la zona y sus
habitantes se hace más frecuente y estricta.
64
En 1810, la Intendencia de Durango es dividida en 34 partidos, tiene 40 curatos,
27 misiones, 153 clérigos, 63 frailes y 177,400 habitantes en su territorio de
16,873 leguas cuadradas, con una densidad de población de 10 habitantes por
legua cuadrada.
65
Los tepehuanes insurgentes.
En octubre de 1810, con afán antihispano y secundando al levantamiento
insurgente del cura Miguel Hidalgo, se suscitan diversos brotes independentistas
en San Andrés de Teúl, Zacatecas, mismos que se vinculan con el de Huejuquilla
El Alto, Jalisco y el de Huazamota, Durango.
En el mes de noviembre, el cura de Mezquital denunciaba la conspiración
insurgente de los pueblos tepehuanes de San Francisco de Mezquital, San Miguel
Temoaya, Santa María Taxicaringa, Santa María Ocotán, San Lucas de Xalpa,
Huazamota, Lajas y Milpillas, entre otros asentamientos de la sierra. José Córdova
fue el capitán enviado por el mariscal del Ejército Insurgente Rafael de Iriarte, para
coordinar la revuelta tepehuana de apoyo a la insurgencia novohispana.
Everardo Gámiz, da fe de diversos disturbios y escaramuzas en Temoaya y
Taxicaringa, de múltiples aprehensiones y de una sistemática represión realista
contra los alzados tepehuanes.
66
Por su parte, criollos y peninsulares neovizcaínos, bajo la dirección del gobernador
intendente Pinilla, manifestaron abiertamente su apoyo a la Monarquía, sin vacilar
64
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Op. Cit., p. 148.
Una legua equivale a 5,572 metros; por lo que una legua cuadrada equivale a 31’047,184 metros
cuadrados, aproximadamente. PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Op. Cit. p. 197.
66
GAMIZ FERNANDEZ EVERARDO. El Conflicto Religioso en el estado de Durango, Durango,
mecanoscrito inédito, 1929, Biblioteca del Museo Regional de Durango, p. 9.
65
49
en la utilización del recurso de la guerra, a la cual, toda la provincia estaba ya
acostumbrada.
67
Cerrando filas, Pinilla presionaba a sus aliados y procesaba a varios sacerdotes
por no predicar con suficiente fuerza en contra de los insurgentes.
68
Con el temor incrementado por las batallas insurgentes en el centro de la Colonia,
los monarquistas durangueños organizaron compañías volantes para patrullar los
poblados del sur del estado en los que había insurrección, como Mezquital,
Xoconoxtle, San Miguel Temoaya, Santa María Taxicaringa, Santiago Teneraca,
Huazamota, San Antonio de Padua, San Lucas de Xalpa, San Pedro Xícoras y
San Buenaventura.
69
De hecho, estos son los poblados que, 116 años después,
serían escenarios de las Rebeliones Cristeras del siglo XX.
Con pocos datos sobre la guerra insurgente, Everardo Gámiz refiere que:
La independencia en el norte del país había sido proclamada en el rancho
de Porfías, del municipio de Pánuco de Coronado, por el capitán Gerónimo
Hernández quien, con unos 400 hombres, presentó batalla a un Ejército
Realista de 6,000 hombres en los llanos de Tapias, municipio de Peñón
Blanco, la mañana del 25 de diciembre de 1810. Este capitán, después de
su gloriosa derrota, se internó, a seguir revolucionando en los partidos de
Nombre de Dios y Mezquital, estableciendo una fundición de artillería en el
pueblo de Jacales, en territorio tepehuán.
70
Se desconocen los pormenores de la guerra insurgente tepehuán, en el lapso de
1811 a 1812. Tras el fracaso de la primera fase de la Guerra de Independencia.
En Durango, el Gobierno Colonial, sometió a juicio a los sacerdotes del Ejército
Libertador que fueron capturados junto con el cura Hidalgo, durante su huída, en
Acatita de Baján. Dada la investidura clerical de los procesados, éstos tuvieron las
consideraciones de un juicio canónico y el 17 de julio de 1812, en las cercanías de
la ciudad de Durango, los sacerdotes insurgentes Mariano Balleza, Ignacio
67
NAVARRO GALLEGOS, CESAR. Op. Cit. p. 109.
Ibid, p. 94.
69
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del Estado de Durango (…) p. 152.
70
Ibid p. 153
68
50
Hidalgo, Pedro Bustamante, Carlos Medina y Bernardo Conde fueron pasados por
las armas.
71
Mientras que en el centro y el sur del país continuaba la Guerra de Independencia,
el 17 de mayo de 1813, una partida de tepehuanes de Temoaya atacaba al
destacamento realista en Taxicaringa. Se pretendía así reanudar el levantamiento
de 1810, en los poblados tepehuanes y mexicaneros, bajo las órdenes de Valentín
Barraza y Domingo Gurrola. Para sofocar la nueva rebelión, el 18 de mayo, los
realistas fusilaron a los jefes tepehuanes.
72
115 años después, los descendientes
de los Barraza y los Gurrola serían líderes tepehuanes de las Guerra Cristeras.
La independencia criolla.
Como respuesta a las acciones de los independentistas, el Clero, los peninsulares
y los criollos del centro novohispano, ante la juramentación de la Constitución de
Cádiz, en España, en un intento por evitar la influencia de la nueva ley en la
Nueva España, cooperan con su mejor esfuerzo para acabar con la causa de la
Independencia, apoyando económicamente al Ejército Realista del Virrey Calleja.
En 1820, en un intento de mantener aislada la Intendencia de Durango, de la
Guerra Insurgente del recién formado Ejército Trigarante. Los monarquistas
neovizcaínos proyectaban segregar a las Provincias Occidentales del Virreinato,
para mantenerlas bajo el dominio de la Corona Española. Así, la ciudad de
Durango se transformó en el refugio de las tropas realistas de las intendencias que
habían caído en manos del Ejército Trigarante independentista. De hecho, la
Nueva Vizcaya fue el último reducto provincial de la Nueva España en adherirse al
Plan de Iguala.
73
De esta manera, en tanto sede del Obispado, de la Intendencia de la Nueva
Vizcaya y asiento de la Comandancia de las Provincias Internas de Occidente,
Durango era un preciado baluarte político, espiritual y militar de la Colonia, hasta
71
NAVARRO GALLEGOS, CÉSAR. Op. Cit. pp. 96 a 97.
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Op. Cit. p. 155.
73
NAVARRO GALLEGOS, CESAR. Op. Cit. p. 43.
72
51
el 4 de julio de 1821, cuando, a sangre y fuego, las tropas insurgentes del general
Pedro Celestino Negrete ponen sitio a Durango. El 30 de agosto. Al finalizar el
sitio, se aseguraba una independencia criolla de la América Septentrional que
defendería los intereses del Clero y de los terratenientes neovizcaínos,
desvinculada de mestizos e indígenas.
De acuerdo al Plan de Iguala, el 9 de septiembre de 1821, el Ayuntamiento y la
Diputación Provincial juraron la independencia.
74
El efímero Imperio.
La instauración del Primer Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide en 1822,
prometía la conservación de las canonjías y privilegios de la Iglesia, el ejército y
los tradicionalistas quienes, de inmediato, apoyaron el proyecto gubernamental de
la Corona Mexicana.
Con el Imperio de Iturbide, una nueva división política fraccionó al territorio de la
Nueva Vizcaya en las provincias de Durango y Chihuahua. No pasó mucho tiempo
antes de que se iniciara una larga sucesión de apoyos, asonadas y cuartelazos.
Así, en medio de una constante inestabilidad política, el 6 de mayo de 1823, la
Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Durango y el grueso de los elementos
de la guarnición militar se adhieren al Plan de Casa Mata, promovido por el
general Antonio López de Santa Anna, contra el emperador Agustín de iturbide,
75
mismo que acabaría con el primer gobierno del México independiente.
La naciente República.
Con la caída del Primer Imperio Mexicano, se dio paso a la instauración de la
Republica Mexicana, y Durango se transformó jurídicamente en un estado libre e
independiente, desde el 22 de mayo de 1824, y esta situación se ratificó al
promulgarse la Constitución de 1824. Es en este momento cuando emergen los
grupos políticos integrados a las llamadas logias o partidos, cuya respuesta
74
75
Ibid, p. 106.
NAVARRO GALLEGOS, CESAR. Op. Cit. pp. 124 a 133
52
ideológica obedecía a su pertenencia a las facciones federalistas y centralistas,
antecedentes inmediatos de liberales y conservadores.
En esta circunstancia y bajo juramento, el primer día de septiembre de 1825 se
estrenaba la primera Constitución Política del Estado Libre y Soberano de
Durango; presentada: En nombre de Dios Todopoderoso, Autor del Universo y
Supremo Legislador de las Sociedades.
76
En su texto, la constitución durangueña
reconocía a la católica como religión única, perpetua y excluyente para los
durangueños. Mantenía los fueros del Clero y el Ejército y, desconociendo el credo
indígena, otorgaba la propiedad individual de la tierra a los pueblos de indios.
De hecho, después del rompimiento de la dominación de la Corona Española, la
Iglesia no aceptó cambiar su régimen económico, ni tampoco que fueran limitadas
sus facultades y sus capacidades con respecto a los momentos fundamentales de
la vida de los hombres: el nacimiento, el matrimonio y la muerte. De la misma
manera, estableciendo exclusividad de conciencia, los jerarcas de la grey católica
no estuvieron de acuerdo en que pudiera permitirse otra religión en el país, que no
fuera la Católica Apostólica y Romana.
77
Dando inicio a los intentos de separación
de la Iglesia y el Estado en la entidad, en noviembre de 1826, durante su periodo
de gobierno, el señor Santiago Baca Ortiz, logró la promulgación de una ley,
privando al Clero de su jurisdicción sobre diezmos y declarando que; únicamente
al gobierno civil, incumbía la provisión de piezas eclesiásticas. Baca Ortiz también
presentó al Congreso Estatal una iniciativa de ley sobre la ocupación de capitales
píos destinados a obras públicas y además, reglamentó la inhumación de los
clérigos, limitándola a los cementerios ordinarios,
78
dejando atrás la costumbre de
inhumar a los jerarcas de la Iglesia en el interior de los templos.
Cuchas liberales y chirrines de conserva.
En 1827, según el censo del Gobierno del Estado, el territorio durangueño tiene
149,821 habitantes, de los cuales 556 son ministros religiosos regulares y
76
Ibid. pp. 148 a 149
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, JOSE ANTONIO. “Las relaciones entre las Iglesias y el Estado
Mexicano”, en: Derecho Eclesiástico Mexicano, (…) p. 6.
78
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto…, p. 14.
77
53
seculares. Una pequeña parte de los durangueños, siguiendo la corriente de la
época, se aglutinaron en dos organizaciones políticas, irreconciliables entre sí la
Logia Yorkina, que integró a liberales republicanos y a quienes sus antagónicos
pusieron el apodo de cuchas, y la Logia Escocesa, en manos del Alto Clero, que
estuvo conformada por conservadores centralistas y, a su vez, a estos, sus
antagónicos les pusieron el mote de chirrines.
El encono de la lucha de las logias y su peligrosidad, obligó al parlamento a
decretar la disolución de las mismas el 25 de octubre de 1828. Por su parte la
Iglesia Católica, mediante la publicación de la bula Quo Graviora, del Papa León
XII, el 13 de mayo de 1826, proscribió las sociedades masónicas, aunque estas
siguieron existiendo.
Cuchas y chirrines se enfrascaron en las luchas políticas que determinaba el
centro del país y, por lo general, coincidían con el predominio de los
correligionarios del gobierno del país, vinculándose, casi sincrónicamente, con las
revueltas y pronunciamientos de la tercera, cuarta y quinta décadas del siglo XIX.
Los casi 150,000 habitantes del estado no tenían más remedio que establecer
vínculos entre las muy pocas familias regionales, ante las opciones demográficas
tan limitadas del momento. Las cosas se estrechaban aún más, al pensar en la
división de la población en clases sociales. De hecho, para las relaciones de
pareja, no había mucho de dónde escoger.
De las pugnas entre escoceses y yorquinos, sobresale el cuartelazo de marzo de
1827, durante el cual, al grito de: Dios Libertad y Ley, los rebeldes masones
escoceses ocuparon la ciudad de Durango, en un intento de limitar el poder de los
masones yorquinos. Al final de la jornada, el 11 de abril, los yorquinos recuperaron
el centro del poder estatal.
Haciendo efectiva la independencia criolla, en 1827, los habitantes españoles
radicados de la otrora Nueva Vizcaya fueron expulsados del país y esta situación
provocó la especulación económica, sobre todo en lo referente a bienes raíces, al
ponerse en oferta las propiedades que pertenecían a los peninsulares expulsados.
En marzo de 1830, con la ascensión de los centralistas al poder, los escoceses
54
chirrines retribuyeron los capitales eclesiásticos que, los yorquinos cuchas,
durante su estadía en el poder, habían enajenado.
En medio de las pugnas políticas de cuchas y chirrines, las incursiones de
apaches, comanches y bandoleros se presentaban como conflicto irresoluble y
constante en la entidad, sobre todo en los lugares más alejados de los centros de
población del estado.
El clero definido
La reacción eclesiástica, ante la independencia de México, fue de negación del
reconocimiento de la misma y el Vaticano suspendió la designación de obispos
hasta 1831, por lo cual Durango, entre otras diócesis, sólo reciben nuevos obispos
hasta la reanudación diocesana. Antonio Zubiría y Escalante es el elegido para
llevar la mitra del Guadiana y, fiel a su tradicionalismo, catolicismo y
conservadurismo, Zubiría se enfrenta a los liberales y sus hazañas le hacen ganar
el mote de El Obispo Santo. Por otra parte, las pugnas entre centralistas y
federalistas y los cambios de límites estatales mueven los intereses territoriales de
terratenientes y suscitan las invasiones armadas del estado de Chihuahua al de
Durango. En la ocasión, los durangueños vencen a los chihuahuenses hasta que
los exaltados federalistas de Chihuahua calman sus ánimos.
La enconada lucha entre liberales y conservadores propicia que el Gobierno del
Estado, al igual que la Iglesia, también prohíba las logias masónicas. Siguiendo la
querella entre la Iglesia y los liberales, en 1853, el Gobierno de la República
expidió las Leyes de Desamortización de Bienes, llamadas Leyes de Manos
Muertas que afectaban principalmente a la Iglesia, enajenándole las propiedades
rústicas y urbanas. Correspondiendo a la puesta en vigor de las leyes
anticlericales, los conservadores organizaron una nueva rebelión ahora bajo la
bandera de: Religión y Fueros.
En 1834, la Iglesia duranguense contaba con un Seminario Conciliar y una
escuela lancasteriana, ambos centros educativos con relativo éxito de matrícula.
De hecho, el Seminario, en esos años, fue una de las instituciones educativas más
importantes del norte de México, con un menú de carreras que incluía gramática
latina, filosofía, teología y jurisprudencia civil y canónica.
55
Interviniendo en el Gobierno Eclesiástico, el 16 de abril de 1834, el presidente
Valentín Gómez Farías decretaba la secularización de todas las misiones de la
República, las cuales se transformarían en curatos, cuyas jurisdicciones serían
demarcadas por los gobernadores de las entidades respectivas. En el estira y
afloja militarista, el 3 de noviembre de 1834, los liberales federalistas sofocaban
otra rebelión conservadora más y, en abril de 1835, con el pronunciamiento del
Plan de Cuernavaca, se reiniciaban las hostilidades.
En medio de la zozobra, de manera incipiente, la industria textil y el comercio
intentan su reactivación y en 1835, se inicia formalmente la explotación de los
recursos madereros del estado.
Durango Centralista.
El advenimiento de la Primera República Central elevó a los conservadores al
poder y estos, de inmediato, promulgaron la Constitución Centralista, también
conocida como Las Siete Leyes. Sin tardanza, los conservadores reorganizaron la
administración pública y transformaron de nuevo la división política del país. Así,
los
fragmentos
llamados
entidades
federativas
se
transformarían
en
departamentos.
El gobierno de La República Central, juntos con sus aliados eclesiásticos y
militares, sufrió de gran inestabilidad y burocratismo, por lo que sus enemigos,
liberales
federalistas,
no
tardaron
en
realizar
sus
pronunciamientos
correspondientes.
Mientras la Iglesia se mantenía como el principal factor financiero de la época, las
hipotecas, los bienes improductivos y los endeudamientos de la sagrada
institución menguaban la capacidad de acción de los capitales locales. Según
Fernando Ramírez, refiriéndose al periodo: En Durango hay muy pocos grandes
capitales, y aunque es numerosa la clase medianamente acomodada, la casi
totalidad de los testadores dejan herederos legítimos.
79
RAMÍREZ, FERNANDO Op. Cit., p. 51.
56
79
La guerra entre federalistas y centralistas, en la ciudad de Durango, se prolonga
hasta octubre de 1841 y como es de esperar, quienes ganan la acción se alinean
a los designios del gobierno central de Anastasio Bustamante y Antonio López de
Santa Anna, dando paso a la Segunda República Federalista.
De acuerdo a sus propios intereses y grupos, cada gobierno expide decretos y
enmiendas que favorecen o agreden al poder eclesiástico. Así, en el momento de
la Invasión Estadounidense, el comportamiento de la Iglesia fue de indiferencia a
los planes de defensa del territorio nacional, al negarse a aportar parte de sus
bienes para el financiamiento de la guerra.
80
Los estadounidenses, durante su invasión a México, pisaron territorio durangueño,
sólo de ladito, en la región de Mapimí, y siguieron de largo hacia el estado de
Coahuila, mientras que, en la capital del estado de Durango, el gobierno
conformaba los batallones de voluntarios patriotas que serían destinados a
detener el avance de los invasores.
Sin embargo, a los 162,418 duranguenses que había en 1846, más que el drama
de la Invasión Estadounidense, les preocupaban las incursiones de indios del sur
de los Estados Unidos, por lo cual el Gobierno y el Congreso del Estado de
Durango, en peregrinación solemne, se encomendaron a San Francisco Javier,
pidiéndole su sagrada protección, ante los ataques de las etnias guerreras
seminómadas. Contraria a los decretos oficiales del gobierno del país, para la
defensa del territorio nacional por la Invasión Estadounidense, la Iglesia prohibía a
los durangueños adquirir sus bienes, mientras que de la cuota de 1,000 hombres
que el Gobierno Central había solicitado al estado de Durango, para engrosar las
líneas de defensa nacional contra los estadounidenses, el gobierno estatal
enviaba solamente 300 efectivos de la Guardia Nacional y estos combatieron a
los invasores yanquis en San Luis Potosí. A su retorno en el estado de Durango,
los 300 durangueños de la Guardia Nacional fueron enviados a pelear contra los
comanches y los apaches. De hecho, los únicos encuentros de fuerzas estatales
contra los invasores estadounidenses se suscitaron, en mayo de 1847, en la
80
NAVARRO GALLEGOS, CÉSAR. Op. Cit., p. 317.
57
hacienda de Sacramento, perteneciente al municipio de Mapimí. En ese lugar, las
fuerzas del general Antonio Heredia fueron derrotadas por los 1,000 de tropa del
Ejército Estadounidense. Una vez que la frontera de los Estados Unidos fue
cambiada hacia el sur del Río Bravo, en el estado de Durango, los tradicionalistas
promulgaron una nueva Constitución Política del Estado, en la que reafirmaban
que, para los durangueños, el catolicismo era la religión obligada y a perpetuidad,
de la misma manera, la Carta Magna retornaba los fueros eclesiásticos y
cambiaba la división política estatal, en doce partidos, a partir del 9 de diciembre
de 1847.
81
En el nuevo fraccionamiento, el partido de Mezquital contaba con los
municipios de Mezquital y Agua Zarca.
En este contexto, estableciendo la diferencia de ámbito histórico con el centro del
país, de acuerdo con María del Carmen Velázquez:
Si el cambio de soberanía hubiera convertido las tierras de guerra, en
tierras de paz quizá la colonización de la frontera norte hubiera prosperado
como habían ansiado los españoles y querían los republicanos. Pero allá
los indios seguían siendo motivo de intranquilidad y desasosiego, de
pérdidas y muerte. La vida de frontera no cambió con la independencia y
para los mexicanos eran tierras incultas y peligrosas, donde sólo aquellas,
relativamente pocas, de los españoles y misiones tenían algún atractivo.
82
Si bien el mestizaje seguía avanzando y el aculturamiento criollo progresaba, sin
considerar la configuración poblacional del partido de Mezquital, Fernando
Ramírez asentaba, a mediados del siglo XIX, que:
En la clasificación por razas, ha desaparecido enteramente la indígena, más
no porque toda se haya destruido, como le ha sucedido generalmente, sino
porque una gran parte ha quedado refundida en otras clases, perdiendo sus
costumbres y aún el recuerdo de su idioma. Los pueblos del Tunal, Nayar y
Bayacora, son los que presentan hondas huellas de la destrucción que ha
perseguido a esa infortunada familia.
81
83
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del estado de Durango (…) p. 97.
VELÁZQUEZ, MARÍA DEL CARMEN. Op. Cit., p. 79
83
RAMÍREZ, FERNANDO. Op. Cit., p. 32
82
58
Con objetivos claros, en esta época, el Clero durangueño seguía pugnando por el
control financiero y espiritual y sigue los pasos y golpes de sus aliados
conservadores nacionales que apoyan al general Antonio López de Santa Anna en
la secuencia de los planes insurreccionales de Guadalajara y del Hospicio,
fallando en sus pretensiones cuando retorna la Revolución Liberal, en 1854. La
separación de la Iglesia y el Estado, unidos por el Real Patronato de la Colonia se
operaba, en tanto que el nuevo Estado Mexicano no asumía el Real Patronato.
Si al principio de la vida independiente se adoptó como religión oficial a la
Católica, lo que llevaba virtualmente a un Estado confesional, el
desenvolvimiento de las ideas demoliberales exigieron después un estado
laico, aconfesional, pero no anticonfesional.
84
La persistencia liberal.
En 1856, al entrar en vigor la Ley de Desamortización de las Corporaciones Civiles
y Eclesiásticas, los conservadores y liberales protagonizaron la Guerra de Tres
Años, mientras que los 168,000 habitantes del estado de Durango, están
pendientes del conflicto interestatal, en el que los terratenientes del vecino estado
de Coahuila intentaban anexar dentro de sus límites al partido de Cuencamé. En
septiembre de 1856, los cuencameros, en lid formal, triunfaban sobre los
invasores estatales coahuilenses.
Por otra parte, las incursiones indígenas continúan y sólo los terrenos de
Mezquital, Pueblo Nuevo y San Dimas están exentos del ataque de los
comanches y los apaches.
85
Acostumbrados a la guerra, en 1857, los
durangueños también sufren la secuela guerrera de los religioneros o cristeros de
la Reforma, quienes al grito de: Religión y Fueros, atacan diversos poblados como
Nombre de Dios, El Calabazal y Graseros, entre otros.
El 8 de julio de 1858, los liberales, comandados por el coronel Esteban Coronado,
entran a Durango e intentan imponer la ley de la República, bajo la presión
constante del Clero. Jacobino y liberal, como gobernador, Coronado suspende las
84
RUIZ MASSIEU, JOSE FRANCISCO. “Hacia un Derecho Eclesiástico Mexicano”, en: Derecho
Eclesiástico Mexicano (…) p. 32.
85
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del estado de Durango, p. 184.
59
cofradías y hermandades, y limita las limosnas y diezmos en la capital del estado.
86
Entre 1859 y 1863, los liberales, en medio de su lucha constante contra los
conservadores, promulgan diversas Leyes de Reforma que separan, de derecho, a
la Iglesia del Estado, como la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos, la
Ley de Matrimonio Civil, la de Calendario de Melchor Ocampo, que modifica las
festividades del calendario clerical, la Ley Sobre Libertad de Cultos, que
propiciaba la diversificación de las confesiones religiosas en el país, la Ley de
Secularización de Hospitales y la de Extinción de Comunidades Religiosas, así
como las leyes de Registro Civil, entre otras.
En la desesperación guerrera, los conservadores durangueños no dudaron en
establecer alianzas con los bandidos Tulises quienes, perseguidos por el Gobierno
Liberal, por sus crímenes del orden común, ocuparon la ciudad de Durango el 11
de septiembre de 1859; aunque al día siguiente Los Tulises fueron desalojados de
la Perla del Guadiana por las tropas liberales de Tomás Borrego. En su secuela
destructiva, Los Tulises asolaron Santiago Papasquiaro, Mezquital, San Juan de
Guadalupe y Súchil, entre otros poblados.
Corrido de Los Tulises
87
(…)
Bonitos los Tulisanes
cuando empiezan a robar,
se embozan hasta los ojos
y empiezan a disfrutar.
Desde allá, de Sierra Fría,
vienen a robar los riales,
y al amparo de la noche
86
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto…, p. 20.
ESPARZA SÁNCHEZ, CUAUHTÉMOC. El Corrido Zacatecano, México, INAH, Colección
Científica # 46, 1976, pp. 23 a 25.
87
60
entran hasta los portales.
Decía Francisco Valdez
que nada le acongojaba,
que estando el potrero doble
su caballo lo brincaba.
(…)
El jefe don Mucio Aquino
no era ningún gallina,
pues el entró a Sombrerete
y al Fresnillo, rial de minas.
Estando por Zacatecas,
una mañana de invierno,
los agarraron a todos
las cordadas del gobierno.
El meco Francisco, era otro,
de los que echaban pirata,
quedó cerca de Las Pilas,
suspendido de una reata.
(…)
La cordada de Fresnillo,
también la zacatecana,
mataron a los Tulises,
el jueves por la mañana.
En todo el camino real,
61
Ya se acabó la alegría;
mataron al negro, Utimio
y al curro José María.
La guerra del Tigre de Alica.
En 1860 los guerreros tepehuanes, junto con los coras y los huicholes volvieron a
entrar en acción, esta vez secundando a Manuel Lozada, alias El Tigre de Alica
para luchar:
Por la independencia indígena. Los capitanes de la causa los llamaron para
la exterminación de los españoles y la restauración del Imperio Azteca, en
una de las reacciones nativistas más violentas habidas en nuestra historia.
Lozada, para lograr mayor influencia sobre sus seguidores, les ofreció
entrar en posesión de los terrenos que les pertenecían de acuerdo a los
títulos de propiedad comunal. La dirección de Lozada abarcó a “Los
Tepehuanes de Santa María Ocotán, San Francisco y Quiviquinta, a los
de Santiago Teneraca a los de Taxicaringa.
88
Las leyes liberales propiciaban la extinción de las comunidades indígenas y los
tepehuanes lozadistas, con bandera de Religión y Fueros, no dudan en oponerse
a los gobiernos que marcan la enajenación de sus territorios serranos.
Durante todo el periodo que dura el reino de Lozada, los tepehuanes combaten
casi siempre fuera de sus lugares de origen. Los escenarios de la guerra son en
Zacatecas, Jalisco y Nayarit, salvo algunas escaramuzas en Huazamota.
Las tropas liberales de Durango, Zacatecas y Jalisco se juntan para combatir a los
guerreros lozadistas sin muchos resultados. En 1863 se tiene noticia de que los
bandidos Tulises, unidos a los lozadistas, recorren el municipio de Nombre de
Dios. Los actuales municipios de Pueblo Nuevo y de Mezquital son parte de los
dominios del Tigre de Alica y su principal cabecilla tepehuán, de nombre
desconocido, se apellidaba Caldera.
88
SALOMÓN NAHMAD SITTON. “Coras, Huicholes y Tepehuanes durante el periodo 1854-1895,
Coras Huicholes y Tepehuanes, p. 156 y 158.
62
Manuel Lozada El Tigre de Alica
89
Durante la Rebelión de Lozada, la erección del Distrito Militar de Nayarit,
segregado del estado de Jalisco, transformó también la división política de los
estados de Durango y Zacatecas así, los tepehuanes del sur, sin proponérselo,
fueron nayaritas y durangueños, junto con sus vecinos coras y huicholes.
89
Manuel Lozada, El Tigre de Alica, en: MEYER, JEAN. La Tierra de Manuel Lozada, Universidad
de Guadalajara / Centro de Estudios Mexicanos y de Centroamérica, colección Documentos para
Historia de Nayarit IV, México, 1989.
63
Sello de Juzgado de Manuel Lozada en Huazamota
90
El Durango francés.
Dos placas de daguerrotipo dan fe exacta de cómo, el 3 de abril de 1864, los
14,000 habitantes de la ciudad de Durango vieron su Plaza de Armas ocupada por
las tropas invasoras de la Intervención Francesa. La, a sí misma llamada,
aristocracia conservadora y el Clero, ambos francófilos, por conveniencia de
facción, organizaron la gran recepción, mientras que los liberales, leales al
Gobierno de la República se preparaban para la resistencia.
Menores y Nombre de Dios, son lugares del estado donde los republicanos
combaten infructuosamente a los franceses.
Por su parte, sin compromiso con el Estado Mexicano Liberal, los seguidores de
Lozada hicieron alianza con los imperialistas franceses, leales al emperador
Maximiliano
de
Habsburgo,
quienes
aparecían
como
los
únicos
que,
aparentemente, respetaban sus demandas agraristas. Como indígenas adictos al
90
Sello de Juzgado Lozadista de Huazamota, Ibid.
64
Segundo Imperio, los tepehuanes se pusieron fuera del bando triunfante de la
República. Aunque su gran ventaja, en todas las ocasiones bélicas, fue lo
inaccesible de la sierra en que habitan. Al decir de los pobladores de Huazamota,
este lugar, ubicado en medio de las quebradas, fue el escondite ideal del Tigre de
Alica.
91
Al momento en que los tepehuanes y mezquitaleños se hacían imperialistas, el 20
de septiembre de 1864, los franceses derrotaban a los republicanos durangueños
en Majoma, la acción más fuerte de la Intervención en territorio durangueño.
Para la Iglesia, el Imperio de Maximiliano resultó ser un fiasco, pues éste, de
ideología liberal, atentando contra los intereses del Clero, decretó que los
sacramentos deberían darse en forma gratuita, las rentas debían ser cedidas al
Gobierno y el Registro Civil debía ser parte del Estado.
Merced a la evolución internacional de los acontecimientos y a la presión de los
republicanos, el 4 de agosto de 1866, los franceses comenzaron a salir de
Durango y, es de notar que, durante toda la Intervención Francesa no se alteraron
las acciones de los apaches y comanches en el territorio durangueño y estos
continuaron sus asaltos y masacres en poblados aislados hasta la octava década
del siglo XIX. El triunfo de la República aseguró el cambio de los propietarios de
los bienes terrenales y la separación efectiva de la Iglesia y el Estado.
Una vez que el Partido Liberal triunfó definitivamente y que la Constitución
de 1857 quedó como norma fundamental del país, los católicos
conservadores se enfrentaron al problema de adaptarse a un orden social
que en principio rechazaban. Restaurada la República en 1867, el gobierno
de Juárez fue tolerante y no aplicó en todo su rigor las Leyes de Reforma,
permitiendo así que la Iglesia subsistiera y que los fieles intentaran ubicarse
en el nuevo estado de cosas. No obstante, los católicos conservadores
carecían de oportunidades para participar en la política; el Partido
Conservador como grupo organizado, había desaparecido; algunos de sus
más señalados miembros fueron encarcelados o desterrados; quienes
tenían puestos públicos o mando de tropa fueron removidos y todos los que
91
ADOLFO ESTRADA MUÑOZ / Antonio Avitia, Huazamota, Durango, 1995.
65
habían colaborado con el Imperio fueron tachados con la nota de traidores
y consecuentemente se les suprimieron sus derechos políticos.
92
Guadalupe Rodríguez López, al referirse a este periodo nos dice sobre los
conflictos entre Iglesia, Estado y empresarios:
La Iglesia fue una institución de particular importancia en el periodo, dado el
doble papel que jugó, como traba y aliciente en el complejo proceso de
cambios que vivió entonces la economía. Así, de igual manera que
representó una de las más fuertes resistencias al nacimiento de una
sociedad de nuevo tipo, también fue uno de los principales factores que
contribuyeron al incipiente proceso de acumulación por la vía de la
afectación de que fueron objeto sus bienes por parte del Estado. (…) El
Estado, digamos pues que castiga de manera venial a los empresarios,
pero golpea de muerte a la Iglesia. De esta contienda del Estado contra la
Iglesia, los empresarios juegan un papel de contradicción, pues como tales,
su quehacer terrenal
(cualquiera que fuera su definición política) los
confrontaba con aquella, pero como miembros de las buenas familias,
herederos de buenas conciencias eran, en su mayoría, católicos de
nacimiento y convicción. De tal suerte, si bien, algunos negociantes (…)
beneficiados por el gobierno con garantías especiales que afectaban a la
Iglesia, fueron también los mismos que, en 1875, pidieron enérgicamente
fuera derogada la Ley Orgánica del 10 de diciembre en la que el Estado se
reservaba el derecho de autoridad sobre todas las religiones, prohibía la
instrucción religiosa en todos los establecimientos públicos y negaba a la
Iglesia el derecho de recibir limosna en el interior de los templos, como
también, que esta fuera propietaria de bienes raíces. A dicha protesta se
sumaron entonces más de 250 mujeres, incluido un gran número de damas
de la élite social que, en estas lides, alzaban la voz sin miramiento ni recato
alguno.
93
92
ADAME GODARD, JORGE. El pensamiento político y social de los católicos mexicanos 1867 –
1914, México, Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, Colección: Centenario de la Rerum
Novarum # 2, 2004, p. 27.
93
RODRÍGUEZ LÓPEZ, GUADALUPE. “Introducción”, en: Empresarios de Durango en el siglo
XIX, pp. VI a VIII.
66
Deslinde sin responsabilidades.
Durante el periodo presidencial de Sebastián Lerdo de Tejada, la modificación de
la propiedad territorial se agilizó con la Ley General del 31 de mayo de 1875,
misma que otorgó autorización al Ejecutivo Federal para deslindar los terrenos
nacionales en toda la República, por medio de particulares o compañías que se
organizaran con esta finalidad
94
y, merced a diversos decretos posteriores, las
compañías deslindadoras adquirieron la tierra y especularon con ella obteniendo
en recompensa, la tercera parte de lo negociado.
El deslinde se efectuó con el mayor brío en los sectores de terreno que
garantizaban las mejores ganancias con el menor esfuerzo. Así, al momento en
que por la Región Lagunera se litigaba por la propiedad territorial, la inaccesible
zona de las quebradas no era objeto de discordia. Sin embargo, el ejercicio del
deslinde, despojó a numerosos poblados de la sierra de sus bosques y sus
pastizales.
En este proceso de acumulación de riqueza participaron, principalmente quienes
podían disponer del dinero y las relaciones para hacerlo y en Durango, los que
tradicionalmente contaban con fondos suficientes o excedentes eran casi siempre
miembros del bando conservador; por lo cual hicieron a un lado su, en apariencia,
rígida ideología conservadora, ante la oferta de terrenos por parte del gobierno de
la dictadura liberal.
En Durango se propició un proceso de consolidación del liberalismo
económico y de conservadurismo político y moral en el que los intereses de
la burguesía empresarial que dominaba el país, se identifican plenamente.
95
La
acumulación
terrateniente
se
concentró
de
la
siguiente
manera:
48% en propiedades mayores de 50,000 hectáreas, siendo la más grande la
94
VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Durango en la era de la paz y del progreso, México, Tesis de
Maestría en Historia de México, FF y L/UNAM, 1993, p. 77.
95
YEN FERNÁNDEZ, MAURICIO. “La Industria y el Comercio en Durango, durante el Porfiriato”,
en: Transición, números 14 y 15, Durango. IIH, UJED, 1993, p. 27.
67
Hacienda de Santa Catalina del Álamo y Anexas con un total de 412.477
hectáreas.
21% en 42 propiedades de entre 20,000 y 50,000 hectáreas.
15% en 73 propiedades de entre 10,000 y 20,000 hectáreas.
Por último, un 16% dividido en 257 propiedades menos de 10,000 hectáreas.
96
Según Pastor Rouaix:
A principios del siglo XX, treinta personas eran dueñas de tres millones de
hectáreas (…) el que fue feudo de los Condes de San Pedro del Álamo, en
tiempos de la Colonia y que subsistía casi íntegro antes de la Revolución,
contaba con cuatrocientos cuarenta mil hectáreas, siendo mayor, en
consecuencia que el estado de Tlaxcala y poco menos que Morelos. 97
O dos veces el territorio de Belice.
La
burguesía
establecida
en
Durango
tuvo
dos
polos
principales
de
concentración, uno en la capital del estado y el otro en la Región Lagunera,
mientras que los terrenos de la sierra quedaban rezagados al desarrollo del capital
y las inversiones.
Los rezos del porfirismo.
Durante la treintena porfirista, el entendimiento de facto entre el Clero y el Estado
desactivó la pugna legal entre liberales y conservadores. Así, el 23 de junio de
1891, el Papa León XIII elevaba la Diócesis de Durango a la categoría de
Arzobispado, con la Diócesis de Sonora, Sinaloa y Chihuahua y el Vicariato
Apostólico de Baja California como sufragáneas.
La paulatina recuperación económica de la Iglesia se configuró mediante las
obvenciones parroquiales o pago por conceptos sacramentales, el diezmo
voluntario (la décima parte, o menos, de la producción agrícola y ganadera o de
cualquier otro tipo de producto o ingreso que algunos católicos, de manera
96
ARREOLA VALENZUELA, ANTONIO. Et. Al. Summa Duranguense, Durango, Gobierno del
Estado de Durango, 1979-1980, dos vols. pp. 10 a 14.
97
ROUAIX, PASTOR. La Revolución Maderista y Constitucionalista en Durango, México, De.
Cultura, 1931, p. 7.
68
voluntaria, entregan a la Iglesia para su mantenimiento), donaciones, herencias y
contentas. Este último concepto consistía en una cuota que, con el objeto de
obtener el perdón de su pecado de avaricia, daban aquellas personas que,
aprovechando la Ley de Desamortización de Bienes del Clero, habían adquirido, a
bajo costo, tierras que habían sido propiedad de la Iglesia.
98
Fue también durante el porfiriato que el Vaticano publicó la Encíclica Rerum
Novarum, como una crítica directa al liberalismo. De hecho, la Iglesia proponía
una solución divina a los problemas humanos y, con la Rerum Novarum como
sustento ideológico, los católicos mexicanos comenzaron a organizarse,
reproduciendo e imitando de otros países, sobre todo europeos, la doctrina del
Catolicismo Social, misma que, de manera paulatina, iba generando adeptos, en
los colegios particulares y en la publicación de textos sacros, historias
hagiográficas y catecismos.
Se pasó del catolicismo apolítico a uno crítico y preocupado por la cuestión
social. La Encíclica Rerum Novarum se oponía tanto al liberalismo como al
socialismo. Del primero criticaba el egoísmo, que se tornaba en pilar del
sistema. Del socialismo rechazaba la abolición de la propiedad privada, ya
que ésta era un derecho natural del hombre. Afirmaba también que si bien
los hombres eran iguales como hijos de Dios, en la Tierra éstos tenían
diferencias físicas, a partir de las cuales se daban las diferencias en la
fortuna. De la misma manera, León XIII, estaba en contra de concebir a las
clases sociales como enemigas naturales. Por el contrario, afirmaba que las
clases se necesitan unas a otras, por lo que era necesario que se diera el
amor y el respeto entre ellas.
99
La encíclica Rerum Novarum dio el sustento ideológico para la transformación y
reestructuración efectiva de la Iglesia, con la creación de nuevos arzobispados, el
98
MÁRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. “La oposición católica”, en: Así fue la Revolución
mexicana. Tomo I. Crisis del porfiriato, México, Senado de la República / SEP / INAH / CONAFE,
1985, p. 84.
99
MÁRQUEZ PADILLA, PAZ CONSUELO. “La oposición católica”, en: Así Fue La Revolución
Mexicana. Tomo I. Crisis del Porfiriato, México, Senado de la República / SEP / INAH / CONAFE,
1985, p. 84.
69
incremento del número de sacerdotes, de las asociaciones piadosas seglares y la
apertura de nuevas escuelas católicas.
Entre 1891 y 1914, el reconocimiento oficial por parte de la Rerum Novarum
de la “cuestión social” y la extraordinaria vitalidad que ese reconocimiento
generó en algunas naciones, lanzó a la palestra pública a cuatro grupos de
católicos que pretendían hacer participar a la Iglesia en los problemas de su
tiempo. Surgieron y contendieron así con mayor o menor capacidad e
identificación, dependiendo de las circunstancias de tiempo y de lugar los
católicos liberales, los tradicionalistas, los sociales y los demócratas.
100
Después de la publicación de la Rerum Novarum la posición de la Iglesia y de
algunos católicos citadinos con respecto a la pobreza y a diversos problemas
sociales tuvo algunas modificaciones y generó la doctrina del catolicismo social.
De acuerdo con Adame Godard:
El catolicismo social moderno que apareció hacia la segunda mitad del siglo
XIX, constituye una respuesta a los problemas económicos y sociales
causados por el liberalismo. Se distingue de la caridad tradicional, en que
se refiere no tanto a aliviar al pobre, sino a remediar el problema social
causado por la evolución de la sociedad que afecta, en primer lugar, al
proletariado industrial y a las demás clases laborales; y en que procura
descubrir las causas del desorden social y definir un remedio que no sólo
ataque los síntomas de los trastornos, sino sus raíces. Puede decirse que la
caridad procura socorrer a los miserables, en tanto que el catolicismo social
procura prevenir la miseria social, mediante un programa de reformas
sociales que se funde en el propio ser social.
101
Por su parte, los indígenas del estado, sin sacerdotes católicos, desarrollaban sus
ritos sincréticos, a su manera, en sus oratorios y lugares sagrados lejos de la
burocracia eclesiástica del Vaticano.
Con respecto a la evolución del Gobierno Estatal, Guadalupe Villa nos aclara que:
100
101
CEBALLOS RAMÍREZ, MANUEL. Op. Cit., p. 37.
ADAME GODARD, JORGE. Op. Cit., p. 191.
70
En cada toma y daca por la silla presidencial, aparecían en correspondencia
levantamientos en adhesión al pretendiente en turno.
Después de la
Guerra de Intervención y hasta el triunfo de Tuxtepec, la práctica en la
entidad siguió siendo la misma.
Finalmente el general Donato Guerra
designó gobernador al coronel Juan Manuel Flores, quien desde 1871,
durante la Revuelta de La Noria en Durango, había tomado las armas en
favor de Díaz.
Cuando en febrero de 1877, los generales Naranjo y
Jerónimo Treviño ocuparon la ciudad de Durango, Flores asumió el
gobierno provisionalmente y electo después para el periodo que terminaría
en 1880. De ahí en adelante la suerte de Flores siguió el mismo derrotero
que la de Porfirio Díaz. Las reformas constitucionales que permitieron las
sucesivas reelecciones del presidente, fueron las mismas que en Durango
permitieron las de Flores, con la sola excepción de Manuel González en el
Ejecutivo y de Francisco Gómez Palacio en la gobernatura estatal. Sólo la
muerte separó a Flores del poder 102
En las postrimerías del siglo XIX sólo el bandidaje social de Heraclio Bernal e
Ignacio Parra cuestionó la legitimidad del Gobierno Estatal. Los litigios entre
terratenientes; por tierra o por aguas se multiplicaron. El despojo violento a
comunidades, como el de los terrenos de Santiago y San Pedro Ocuila
evidenciaron la determinación y preferencia hacia la inversión capitalista. Aunque
el episodio de violencia institucionalizada que involucró mayormente a los diversos
grupos regionales fue el de…
Los sucesos de Velardeña o todo se reprime
El 13 de abril de 1908, la Mina de Terneras, del Real de Velardeña, municipio de
Cuencamé, que entonces era propiedad de la Compañía Velardeña Mining and
Smelthing Co. (del capitalista estadounidense Guggenheim) y de la cual se extraía
cobre, fue el escenario de un incendio. Los deudos de las noventa víctimas del
102
VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Durango en la era de la paz y el progreso, México, Tesis de
Maestría en Historia de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1993, p. 130.
71
siniestro fueron pobremente indemnizados, otros fueron reprimidos y no pocos
desterrados hacía el sur del país.
Un año después del incendio, los pobladores de Velardeña, dirigidos por el
sacerdote católico Ramón Valenzuela, organizaron una peregrinación con la
finalidad de festejar el día de La Pasión y la quema de los Judas. Esta
peregrinación religiosa fue realizada sin permiso oficial y únicamente contó con la
anuencia de los directivos extranjeros de la compañía minera.
El jefe político de Velardeña, José Antonio Fabián, consideró el ritual católico
como un acto de protesta por los acontecimientos del año anterior, sobre todo que
coincidía con la fecha del incendio (13 de abril). Por otro lado, las manifestaciones
religiosas en la época porfirista eran consideradas como violaciones a la Ley de
Culto Externo.
Con estos antecedentes, José Antonio Fabián se apresuró a disolver a los
peregrinos y con la ayuda de cuatro policías locales, se enfrentó a la multitud,
detuvo al sacerdote Valenzuela y lo encerró en el interior de la jefatura de
Velardeña. Los más de mil manifestantes católicos, enardecidos por la acción del
jefe político, se dirigieron a la jefatura y liberaron al padre Valenzuela. En seguida
los policías de Velardeña, armados con fusiles atacaron a los peregrinos, armados
con piedras. La superioridad numérica de los católicos obligó a los gendarmes a
refugiarse en las propiedades de la compañía minera mientras que la multitud
velardeñense se ocupaba de saquear las pocas tiendas del lugar.
Sin pérdida de tiempo, Fabián telegrafió a Durango pidiendo auxilio y el
gobernador del estado licenciado Esteban Fernández, decidió imponer un castigo
ejemplar a los amotinados de Velardeña. Para lograr su cometido, Fernández
juntó a los 30 rurales de Octaviano Meraz, quienes pocos días antes habían tenido
acción en Avino y para incrementar la fuerza Fernández pidió al Ejército Federal
60 soldados y de inmediato, el jefe político estatal se ofreció para coordinar los
movimientos de las fuerzas del Gobierno.
Al momento de arribo de la Acordada y el Ejército a Velardeña, muchos de los
amotinados habían huído, otros fueron aprehendidos y, de entre estos, los
esbirros porfiristas escogieron a 48 hombres al azar, a los que, sin formación de
72
causa, los pasaron por las armas, no sin antes obligarlos a cavar sus propias
tumbas en el lugar mismo de la masacre.
La matanza de Velardeña provocó un gran escándalo en la prensa nacional y el
Gobierno aseguró que se haría justicia y aunque los esbirros porfiristas, entre ellos
Antonio Calvillo y Octaviano Meraz, fueron consignados y sentenciados a prisión y
pena capital, poco después dejarían de ser huéspedes de la Penitenciaria del
Estado; merced a sus influencias y complicidades con las autoridades estatales.
Sin empacho, al inicio de la guerra revolucionaria, la mayoría de los rurales de
Durango fueron parte integrante del Ejército Federal.
103
(…)
El pueblo vengarse jura,
fue tanta la indignación
que incendió la jefatura
hizo horrores, una porción.
(…)
varios comercios saquearon
cometieron desatinos
fueron y acabaron
con el hotel de los chinos.
(…)
Los auxiliares llegaron
a Pedriceña, (estación)
luego, sin más agarraron
varios hombres del montón.
103
PARRA DURÁN, LORENZO. Cómo empezó la Revolución en Durango, Mérida, Yucatán,
Talleres de la Compañía Tipográfica Yucateca, 1930, p. 58. Ver también: ALTAMIRANO COZZI,
GRAZIELLA. Los años de la Revolución en Durango, 1910-1920, México, tesis de maestría en
Historia de México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1993, pp. 44 a 46. VANDERWOOD,
PAUL J. Los Rurales mexicanos, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, pp. 136 a 138.
73
Y sin más explicación
a Velardeña marcharon
y en la noche, en el panteón,
a varios de ellos mataron.
(…)
Quiénes fueron los dragones
que cometieron tantos males,
estos fueron los pelones
que comandaba Garza González.
104
A estas alturas, para la población durangueña, era muy evidente que la
implantación de la violencia institucionalizada había quebrantado la relación de
equilibrio entre el Gobierno y los capitalistas con respecto a las clases populares y
sólo era necesario un detonante que desencadenara la violencia popular.
La sierra es otro mundo
Mientras que en la Región Lagunera y la ciudad de Durango se observaba el
desarrollo capitalista e industrial, en el sur del estado; en el partido de Mezquital y
en la región de Pueblo Nuevo, las cosas eran diferentes. Para 1899, en Mezquital,
los movimientos de propiedades son muy limitados o no registrados. De manera
que, en archivos, sólo existen dos movimientos de compra-venta y uno
testamentario.
105
En 1893, la producción agrícola mezquitaleña representaba sólo el 0.85% del maíz
estatal, el 0.46% del
frijol y el 0.60% del trigo.
106
El único producto que se
distinguía en la región, era el mezcal, dado que el maguey mezcalero se daba en
la sierra de manera espontánea. Para 1890, existían 36 alambiques y los poblados
indígenas se ayudaban, en parte con la venta de una porción de los 10,000
104
MONTES EL DE LA GUARIPA (adjudicado). “Tragedia de los sangrientos sucesos de
Velardeña”, en ARRIETA SILVA, ENRIQUE, Corridos de la Revolución, Durango, Editorial del
Supremo Tribunal del Justicia del Estado de Durango, Cuadernos # 14, 1990, pp. 149 a 153.
105
BEATO, GUILLERMO, y col. Los archivos regionales y el trabajo en equipo, Experiencia en
Durango, Durango, IIH/UJED, Cuadernos del Archivo # 1, 1987, p. 49
106
VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Op. Cit. p. 54.
74
barriles anuales de mezcal que producían. Aún considerando estas cantidades, la
producción estatal de alcoholes sólo representaba el 2.44% del total de la
producción nacional.
107
Por otra parte, en
1887, Joaquín Contreras inició la
explotación del mineral de Minas Negras, en la esperanza de dar vida al partido
indígena de Durango.
108
El partido de Mezquital en 1900 estaba dividido en los municipios de Mezquital y
Huazamota. Mezquital contaba con 8,182 habitantes, en 8 pueblos indígenas, 3
congregaciones, 3 haciendas y 37 ranchos, mientras que, Huazamota tenía 824
habitantes, en cinco pueblos indígenas y 24 ranchos.
109
Ferrocarriles de saque.
En lo que respecta al municipio de Pueblo Nuevo, el proyecto de construcción del
Ferrocarril Durango-Mazatlán fue, sin duda, un acontecimiento vital en la
fundación de la cabecera de dicho municipio, El Salto, pues al concesionarse parte
de los bosques del poniente durangueño para la manufactura de durmientes de
ferrocarril, el mencionado proyecto que inicialmente fue planeado desde el año de
1889, sólo llevó los rieles hasta el principal campamento maderero del estado, en
el kilómetro 134.
110
La compañía minera británica Camp Bird LTD y su filial The Mexican Corporation,
a través de su representante estadounidense, nacionalizado mexicano, Edward
Hartmann solicitó, durante la décima década del siglo XIX, concesiones para la
explotación de los bosques de la sierra de Durango, en especial los de los
municipios de Pueblo Nuevo, Santiago Papasquiaro y San Dimas, con la finalidad
de obtener pilotes para las trabes de las minas. Todo eso a cambio del tendido de
vías del Ferrocarril Durango-Mazatlán. Con esta supuesta intención se fundó la
Durango Lumber Company, cuya razón social en México fue Compañía Maderera
de Durango.
107
Ibid, p. 26
Ibid, p. 26
109
HERNÁNDEZ, CARLOS. Durango Gráfico, Durango, Talleres de J. S. Rocha, 1903, pp. 133 a
134.
110
LUJAN CASTAÑEDA, JOSÉ LUIS. El Salto, nuestra historia…, Durango, Impresiones Gráficas,
1992, p. 13.
108
75
Como negociación, la Durango Lumber Company aglutinaba a la Compañía
Explotadora Coscomate y Carpintero y a la Compañía Explotadora La Ciudad y
Borbollón, además de otras empresas madereras que se le subordinaron como la
Esteban G. y la Juan José Rosas.
111
Dado que, por su naturaleza orográfica, la sierra no se prestaba para los cultivos
agrícolas, su explotación se configuró en 31 fraccionamientos de grandes
propiedades o concesiones boscosas. A la par que estas, en las vegas de los
pequeños valles, con microclimas específicos de las quebradas, nacieron
heredades de cierta dimensión cuya propiedad había sido por otorgamiento real,
desde la Colonia, o por el simple derecho de antigüedad. Sin embargo, el ojo de
las compañías deslindadoras se fijó en estas heredades, y de un día para otro, los
pequeños propietarios supieron lo que significaba el despojo. Aún así, en los
terrenos serranos, dado su aislamiento y falta de productividad, los gobiernos
indígenas y mestizos generaron una suerte de cacicazgos que escapaban al
interés y radio de acción de los gobiernos estatales.
Revolución. Facciones que van y vienen.
La estructura del poder porfirista, que protegía los capitales de los empresarios
estatales, estaba basada en la fuerza armada de la Policía Rural o Acordada,
mantenida por los hacendados y sustentada en el poder de los jefes políticos y el
gobernador del estado; en una jerarquía inamovible y rígida que no aceptaba
cuestionamientos.
La rígida estructura económica y de poder del porfirismo propició la protesta
proletaria y el aparato porfirista se esmeró en la represión, aún así, en el territorio
estatal, durante el porfirismo, y sobre todo en la primera década del siglo XX, hubo
diversos brotes de protesta y lucha huelguista, mutualista y anarquista, por parte
de campesinos, mineros, empleados, ferrocarrileros, vaqueros y obreros, mientras
que el número de durangueños, en 1910, llegaba a los 483,175.
111
Ibid, p. 20
76
Los días de Madero.
Poco a poco se fueron creando las organizaciones de la oposición política
efectiva, con la formación de clubes políticos que serían los centros de reunión de
los futuros líderes ideológicos y militares de la Revolución Mexicana.
La miseria, la sobreexplotación, el abuso, la inseguridad en el trabajo, la
discriminación y desigualdad en relación con los trabajadores extranjeros, el
despojo, la represión brutal, la falta de educación, la ausencia de libertad política y
de acceso al poder, fueron sólo algunas de
las razones por las cuales, al
momento de la convocatoria del Plan de San Luis en el estado de Durango, se
suscitaron diversos levantamientos de pequeños grupos rebeldes que de manera
paulatina se fueron vinculando entre si, incrementaron sus adeptos y sistemas de
abastecimiento. Así, de iniciar con tomar pequeños poblados, los rebeldes se
fueron aventurando a ocupar poblaciones grandes y para mediados de 1911 los
revolucionarios durangueños organizados como la Segunda División del Norte
ocupaban la ciudad de Torreón, en la cual sucedió el lamentable episodio de la
matanza de los inmigrantes chinos radicados en esa ciudad.
El 31 de mayo de 1911 Durango caía bajo la presión de los tratados de Ciudad
Juárez, en las manos de los revolucionarios maderistas de todo el estado, bajo la
dirección de los jefes regionales Domingo Arrieta, Calixto Contreras, Agustín
Castro, Matías Pazuengo, Conrado Antuna, Orestes Pereyra y otros.
En la sierra y los municipios de Mezquital y Nombre de Dios, José Maciel fue el
jefe natural de las pocas acciones maderistas, la guerra revolucionaria provocaba
la inestabilidad económica que, a la vez, comenzaba a hacer estragos en las
negociaciones que, por la inseguridad, preferían cerrar que continuar laborando,
incrementando el desempleo y la emigración.
El complot de los plutócratas.
Como era de esperarse, los poseedores de los puestos públicos clave y los
miembros de la burocracia porfirista no iban a dar facilidades para modificar sus
usos y costumbres ni sus jerarquías, por el sólo hecho del arribo de los maderistas
a la ciudad, o porque el gobernador maderista, de manera nominal, Alonso y
77
Patiño ocupara el poder ejecutivo del estado. Así, desde el inicio de su gestión,
Alonso y Patiño sufrió el bloqueo administrativo de la intacta burocracia porfirista.
Alonso y Patiño recibió un estado con treinta años de problemas acumulados y
una guerra de seis meses que había cerrado fábricas y minas, mientras que otros
centros de trabajo en la Región Lagunera y precisamente en minas y fundición de
Mapimí estaban en huelga o emplazadas por demandas salariales, de jornada
laboral y de seguridad en el trabajo.
Miles de trabajadores estaban desocupados o parados y Alonso y Patiño, sin
experiencia en el ejercicio del poder y sin ideas de concertación, tenía el
compromiso de reactivar la economía en mejores condiciones para los
trabajadores. También había prometido a sus gobernados que suprimiría las
impopulares jefaturas políticas; cosa que, con la burocracia y el Congreso
porfirista intactos no le fue posible realizar. Los miembros de la oligarquía
durangueña se aglutinaron para defender sus posiciones de privilegio, mientras
que los periódicos de la ciudad La evolución, Doña clarines, La gacetilla y El
criterio, este último dirigido por el sacerdote Jesús Villarreal, se esmeraban en
magnificar los errores del inexperto gobernante.
Para contrarrestar los ataques de la prensa conservadora, los maderistas
contaban con su propia publicación, El demócrata, periódico fundado por el
ingeniero Pastor Rouaix y dirigido por el poeta Antonio Gaxiola.
En otro orden de cosas, en la ciudad de México, Francisco I. Madero y José María
Pino Suárez, en su papel de candidatos por el Partido Constitucional Progresista,
ganaban las elecciones presidenciales del 15 de octubre de 1911 y el 6 de
noviembre Madero protestaba como jefe del poder ejecutivo del país. Tras la
ascensión de Madero, las movilizaciones y conspiraciones contra el Gobierno de
la Revolución se multiplicaban. La primera oposición efectiva fue la del general
Bernardo Reyes, quien había sido apoyado por algunos durangueños, entre ellos
Francisco Castillo Nájera, como candidato a la presidencia contra Madero.
Bajo los lineamientos de Bernardo Reyes, en la ciudad de Durango; banqueros,
hacendados, comerciantes y clérigos comenzaron a conspirar para derrocar al
gobernador Luis Alonso y Patiño y poner en su lugar a Fernando Hernández del
78
Campo. En Durango, los integrantes se intercambiaban mensajes y poco a poco
comenzaban a establecer relaciones con los grupos armados citadinos.
Con fe mesiánica puesta en la figura de Bernardo Reyes, los durangueños
adinerados, dirigidos por Miguel Garza Aldape, comenzaron a repartir monedas
entre algunos de los jefes revolucionarios para que apoyasen su complot. Algunos
jefes aceptaron el soborno y todo parecía indicar que el dinero iba a poder más
que la guerra revolucionaria.
Sin embargo, el coronel maderista Conrado Antuna, fingiendo ser adicto reyista,
recibió el dinero que se le ofreció, junto con cheques y listas de los complotistas y
una vez obtenido todo esto, el 10 de noviembre de 1911, los gendarmes
durangueños bajo las órdenes de Antuna aprehendieron a los organizadores del
complot como a Jesús Asúnsolo, Luciano Torres, Luis Caballero, Ventura A.
García y el sacerdote Francisco Berticioli, entre otros.
La noticia del complot desbaratado se corrió más rápido que los chismes. Unos
complotistas lograron huir, otros fueron aprehendidos y los más, de manera
benigna, fueron perdonados por el intacto aparato burocrático judicial porfirista en
el maderismo.
Sin convencerse de su derrota, los reyistas más aferrados se reunieron en la
Hacienda de Ramos, municipio de El Oro, donde la hacendada Ángela Flores les
dotó de una buena cantidad de dinero para patrocinar la Contrarrevolución, misma
que iba a ser dirigida por el ex jefe de Acordada Octaviano Meraz.
Para actuar de manera más eficaz, los contrarrevolucionarios fueron organizados
en diversos grupos comandados por los jefes Manuel Peyro, Miguel Garza Aldape,
Jesús Del Palacio y Andrés Orozco, los rebeldes antimaderistas presentaron
combate contra el 22 Cuerpo Rural que dirigía el coronel Sixto Ugalde, el capitán
Luis Guerrero, el jefe Francisco Aguirre y el coronel Orestes Pereyra. El rancho
de Zamaya, Santiago Papasquiaro, Chinacates, la ciudad de Durango, el
Kilómetro 23 del ferrocarril a Tepehuanes, el Cerro de San José de Cañas, la
hacienda de San Rafael y algunos puntos del municipio de Mezquital fueron los
lugares en los que se desgastaron y sucumbieron los pocos efectivos reyistas, a
finales de noviembre de 1911. Por otra parte, el supuesto director nacional de la
79
contrarrevolución, general Bernardo Reyes, era aprehendido en Linares, Nuevo
León, el 13 de diciembre. El fallido complot reyista puso de manifiesto que los
cambios revolucionarios, o la más pequeña reforma al modo de vida porfirista, no
iba a poder realizarse de manera pacífica y la resistencia de la oligarquía iba
creciendo y organizando nuevos golpes.
Desde febrero de 1912, surgieron en el estado diversos grupos armados
antimaderistras
contrarrevolucionarios,
patrocinados
por
los
capitalistas
regionales, que protagonizaron las rebeliones Orozquista y Vazquista, a los
nuevos rebeldes se les conoció con el mote de Colorados. Los colorados tuvieron
múltiples acciones guerreras en la entidad y destruyeron e incendiaron las
haciendas que encontraban a su paso y que eran propiedad de los hacendados
que no aportaban para su causa. Para combatir a los colorados el Gobierno
Maderista habilitó a diversos grupos auxiliares irregulares con el objeto de que
ayudaran en los combates a los cuerpos regulares. Si bien, los revolucionarios ex
maderistas habían sido licenciados y los cuerpos regulares del ejército formaban
parte del antiguo Ejército Porfirista que había permanecido intacto.
Llegado el momento, los militares regulares intentaron neutralizar a los auxiliares
irregulares aprehendiendo a sus principales jefes como Francisco Villa, Domingo
Arrieta y Calixto Contreras. Sin embargo, estos jefes recobraron su libertad, tras
pasar unos días en prisión y retomaron el mando de sus tropas populares.
El Gobierno Maderista no fue oficialmente jacobino, antes bien saludó entusiasta
la formación del Partido Católico Nacional, considerando que el programa de éste
revelaba ideas avanzadas. Así, el Partido Católico Nacional pudo llevar a la XXVI
legislatura a veinte diputados. De hecho, Madero hacía un gran intento de
formalizar la política de reconciliación nacional.
112
En febrero de 1913, cuando el Gobierno Maderista cayó por la acción de la
asonada huertista, Jesús Perea se declaró gobernador huertista de Durango y los
antiguos jefes colorados estatales. Jesús José Cheché Campos, Emilio Campa y
Benjamín Argumedo fueron integrados junto con sus tropas al Ejército Huertista,
112
PADILLA RANGEL, YOLANDA. Op. Cit. p. 42
80
en calidad de auxiliares irregulares. Mientras que, en la capital del estado, se
creaba un cuerpo paramilitar denominado Defensa Social; este grupo se conformó
con gente de la clase media, empleados del comercio y de las haciendas aledañas
a la ciudad de Durango. Fue dirigido por los hermanos Antonio y Emilio Bracho y
contó con el patrocinio de los propietarios de las haciendas, industrias y
concesionarios mineros establecidos en la capital del estado; muchos de ellos
habían sido partícipes del Complot Reyista de noviembre de 1911.
Las Defensas Sociales de Durango recibieron los motes populares de socialistas y
soldados de chocolate, por lo ineficiente de su imagen y por las pocas acciones
militares que desarrollaron. Sin embargo, la Defensa Social impuso el terror entre
los habitantes pacíficos de la ciudad de Durango, multiplicando las aprehensiones,
llenando la penitenciaria con los más importantes miembros del Gobierno
Maderista local y fusilando a algunos de ellos, sin formación de causa.
Los grupos de poder que influyeron en la formación de las Defensas Sociales y en
el apoyo al Gobierno Huertista; los tradicionalistas o conservadores, capitalistas,
comerciantes y miembros del Clero Alto, es decir, los que tenían algo que perder
con la Revolución Maderista, nombraron como jefe de armas de la ciudad a
Antonio Escudero.
Con fuerza y en el poder, los antiguos complotistas reyistas de 1911, no
perdonaron a Conrado Antuna, el enemigo maderista que había desbaratado su
conspiración y este fue asesinado por los miembros de la Defensa Social,
mientras que El fígaro, periódico del grupo armado de los conservadores,
justificaba en sus editoriales las acciones de los soldados de chocolate y la
imposición de la oligarquía durangueña en el poder ejecutivo.
Tras el asesinato del presidente Francisco I. Madero; de inmediato, en todo el
estado, los jefes ex maderistas volvieron a levantar a sus adeptos y pronto
empezaron a combatir contra los colorados y los federales huertistas y luego de
múltiples acciones y varios intentos de ocupar la capital del estado, se integraron
en el Ejército Popular Revolucionario Durangueño que fue dirigido por el general
Tomás Urbina. Los revolucionarios durangueños ocuparon la ciudad de Durango
81
el 18 de junio de 1913 y mientras los insurrectos incendiaban la ciudad, la Defensa
Social se desintegraba.
Poco después, el Ejército Popular Revolucionario Durangueño dirigido por Urbina
fracasaban en su intento de ocupar Torreón, igual suerte corrió Venustiano
Carranza, el primer jefe del Ejército Constitucionalista, a cuyo Plan de Guadalupe
se habían afiliado del rebeldes durangueños.
En septiembre de 1913, el general Francisco Villa arribó a la Región Lagunera,
integró la División del Norte con los cuerpos revolucionarios desperdigados y con
una genial táctica guerrera ocupó la ciudad de Torreón, combatió en Chihuahua y
destrozó a los cuerpos y ejércitos huertistas que encontró a su paso.
Por otra parte, en la ciudad de Durango, el ingeniero Pastor Rouaix, en su papel
de gobernador del estado promulgó, el 3 de octubre de 1913, la primera Ley
Agraria del país y el 20 de noviembre, haciendo efectiva la ley, fundaba el primer
pueblo libre del estado, estación Gabriel, mismo que, en honor a Francisco I.
Madero, fue rebautizado con el nombre del inmolado presidente. Era, en sí, el
primer intento serio de dar legalidad a los anhelos de justicia social de los
durangueños desheredados. Lamentablemente, la Ley Agraria de Rouaix no se
volvió a aplicar sino hasta mucho tiempo después. Rouaix, en el ejercicio de su
poder, también expidió algunos decretos en contra de los intereses del grupo
conservador y de la Iglesia, manifestando la expresión del jacobinismo del grupo
liberal y reiniciando una añeja lucha de poder entre los grupos económicamente
más sobresalientes de la entidad.
En diciembre de 1913 los generales Contreras y Arrieta desalojaron la ciudad de
Torreón, ante el poderoso embate de los huertistas de la División del Nazas.
Villa retornó a La Laguna en marzo de 1914 y con cruentos y sangrientos
combates, su División del Norte recuperó Torreón. Por su parte, don Venustiano
Carranza enviaba a los generales Pánfilo Natera, con su División del Centro; y
Domingo Arrieta, con su División Durango, a ocupar a sangre y fuego la plaza de
Zacatecas, el último baluarte fuerte del Gobierno Huertista. Sin embargo, los
hombres de Natera y Arrieta no son suficientes para tomar la difícil plaza de
Zacatecas y Villa insistía ante Carranza sobre la conveniencia de que la División
82
del Norte combatiera en Zacatecas. Carranza se niega y Villa, apoyado por su
Estado Mayor, se lanza sobre la victoria en el Cerro de la Bufa. La toma de
Zacatecas produce el rompimiento entre Carranza y Villa. Este rompimiento se
transformó en la creación de las facciones Constitucionalista de los adeptos de
Carranza y la convencionista producto de la Convención de Aguascalientes de
fines de 1914 y que aglutinó a los jefes de los diversos ejércitos populares.
Domingo Arrieta retornaba a Durango y mientras el general Victoriano Huerta, sin
tener esperanza de estabilidad en el poder, renunciaba a la presidencia de la
República. La usurpación había sido derrotada.
Durante la gubernatura de Pastor Rouaix se agudizó el jacobinismo del grupo en
el poder y los ataques contra los miembros del Clero se hicieron frecuentes. En
mayo de 1914 se expulsó del estado a los miembros de diversas organizaciones
religiosas y al arzobispo Mendoza, en julio se expidió la Ley de adjudicación de
bienes del Clero y, a fines del mismo mes, se allanaba el templo de los Jesuitas y
el de los Carmelitas y se exigían préstamos forzosos a diversos miembros del
Clero Alto.
En agosto, las pugnas de poder se desatan. Arrieta no está de acuerdo con el
gobernador Rouaix en Durango. Carranza apoya a Arrieta y lo impone en la
gobernatura durangueña. El mismo Carranza remueve a Rouaix y lo ubica en la
Secretaria de Fomento, en la ciudad de México. El 20 de agosto, los villistas
triunfantes entran a la ciudad de Durango, y Villa, sin considerar a Carranza y
desconociendo la autoridad de Arrieta, nombra gobernador y comandante militar al
general Máximo García, el último día de agosto de 1914.
En la lucha de facciones, en el estado de Durango, los generales Arrieta se
mantuvieron fieles a Carranza, y Villa impuso gobernadores
convencionistas,
desde finales de 1914 hasta los últimos meses de 1915, tiempo durante el cual se
suscitaron
diversos
enfrentamientos
armados
de
tropas
arrietistas
constitucionalistas contra convencionistas villistas, en todo el territorio estatal.
Tras la caída del Gobierno Convencionista, las tropas de Francisco Villa, vencidas
en Celaya y Trinidad, comenzaron una etapa de guerra de guerrillas. En los inicios
de este periodo, Villa realizó su entrada a territorio estadounidense que provocó la
83
Expedición Punitiva, en la que los soldados estadounidenses intentaron acabar
con el Centauro del Norte y no pocos villistas y constitucionalistas confraternizaron
para combatir a los invasores, mientras el tifo iba diezmando a la población del
estado.
A fines del 1916, los guerrilleros de Villa inician una campaña en la que ocupan
Gómez Palacio, Lerdo y Torreón, al tiempo que la economía estatal se deterioraba
completamente por tantos años de guerra.
Los gobernadores de Carranza.
Entre 1916 y 1917, cuatro generales incondicionales carrancistas, no oriundos de
Durango: Arnulfo González, Fortunato Maycotte, Gabriel Gavira y Carlos Osuna
ocuparon el máximo cargo del estado.
La intención de Carranza era que sus gobernadores militares pacificaran el
territorio villista de Durango. Además de cumplir sus funciones militares contra las
pertinaces guerrillas, cada gobernador, en su mandato, dio un toque especial a su
periodo.
El general Arnulfo González, argumentando que el Clero y sus seguidores estaban
contra el Gobierno de Carranza, en actitud jacobina, ordenó el cierre de templos y
la limitación de cultos. Por su parte, el general Fortunato Maycotte se dedicó más
al combate del villismo y se mostró indiferente a otros grupos de poder, mientras
que el general anticlerical Gabriel Gavira, haciendo énfasis en el respeto a la
Leyes de Culto Externo, ordenó la clausura de Colegios Católicos y cambió la faz
de la ciudad al ordenar la demolición del templo de San Francisco y otros edificios.
En 1917, el general Domingo Arrieta, ganaba las elecciones durangueñas y
ocupaba el ejecutivo estatal. De inmediato Arrieta promulgó la Constitución
Política del Estado de Durango, dando legalidad y legitimidad a su Gobierno.
Las guerrillas villistas continúan sus correrías asaltando trenes y atacando
guarniciones y poblados. Sin embargo, la epidemia de influenza española de 1918
arrasó con la vida de cientos de carrancistas, villistas y pacíficos. Es el año del
hambre, el sufrimiento, la peste, la guerra, la escasez y la miseria hacen estragos
entre los durangueños, mientras la burocracia militar y la poca funcionalidad del
84
Gobierno Constitucionalista, además de minar la lealtad de los carrancistas
facilitaban las operaciones de las guerrillas villistas.
Para contrarrestar esta situación, el Gobierno Carrancista estatal del general
Domingo Arrieta levantó fuerzas municipales, policías locales y rurales y autorizó
la organización de Defensas Sociales, no sólo contra las guerrillas villistas, sino
también contra las numerosas partidas de delincuentes comunes que asolaban el
estado.
En comparación con el resto del estado, en el municipio de Mezquital, al sur del
estado, se había observado poca acción guerrera. Sin embargo, desde mayo de
1918, los 60 hombres de la guerrilla villista de Alberto Jiménez intentaban unirse a
las tropas de Canuto Reyes en la hacienda de El Capulín, pero el día 17, los
rurales de Temoaya, municipio de Mezquital, dirigidos por Dámaso Barraza quien,
en 1926, sería el jefe del Ejército Libertador Cristero, combatieron a los villistas
mezquitaleños.
En 1919, Villa lanzaba su última campaña y fracasaba en su intento de ocupar la
ciudad de Durango.
En 1920 aprovechando el alzamiento del Grupo Sonora, Francisco Villa
amnistiaba a sus tropas ante el gobierno interino de Adolfo De la Huerta.
El estado de Durango es el escenario de la rebelión de Jesús Guajardo y del
alzamiento de Domingo Arrieta contra el Gobierno de Álvaro Obregón, mientras
que de manera incipiente, comenzaba a surgir el movimiento agrarista en el
estado, mismo que es atacado por guardias armados patrocinados por los
hacendados de la región.
La rebeldía de Arrieta, aunque tiene partidas muy pequeñas va incrementándose
con adeptos incondicionales como Dámaso Barraza, quien el 15 de febrero de
1921, atacaba el poblado de San Francisco de Mezquital, enfrentándose a la
Defensa Social que dirigía Julio Chávez; dos meses después varios arrietistas
mezquitaleños son fusilados por las tropas del general Martínez.
En Canelas merodean los arrietistas del jefe Juan Galindo y el 21 de abril el propio
Domingo Arrieta ocupaba Tepehuanes, sin encontrar resistencia. El ya conocido
cuento de las persecuciones volvía al escenario estatal. La guerra de Arrieta tuvo
85
dos regiones de apoyo, una en el centro y noreste del estado y la otra en el
extremo sur, precisamente en los municipios de Durango y Mezquital.
El cacique de Huazamota
Como caso especial en esta historia regional, el 18 de mayo de 1922, en el
entonces municipio de Huazamota, al sur del estado y en medio de la Sierra
Madre Occidental, uno de los lugares más inaccesibles de la República, en
territorio de la etnia Tepehuán, el joven Florencio Estrada (quien años después
sería uno de los principales jefes cristeros de Durango) junto con sus cuñados, de
apellido Muñoz, emboscaron y dieron muerte a Primo Ortiz, cacique de
Huazamota, dueño de tierras y vidas en esa región en la que poco había sucedido
durante los doce años de guerra revolucionaria. La vida de los huazamotecos era
insoportable bajo el yugo del cacique serrano y la prensa local de Durango daba la
noticia, más que como un suceso lamentable, como un beneficio para la zona.
Según el testimonio de Rogelio Estrada (hijo de Florencio Estrada):
Con la muerte de Primo Ortiz, Huazamota volvió a vivir, sus guardias no
dejaban a la gente en paz y nada se podía hacer sin su consentimiento
Si bien, la muerte del cacique de Huazamota sería uno de los antecedentes
regionales de la microhistoria de las Rebeliones Cristeras en Huazamota, que
enfrentó a los Muñoz contra los Estrada en una guerra que debe entenderse como
la lucha por la entronización en el cacicazgo vacío.
En 1923, Francisco Villa es asesinado, y sus ex leales dorados combaten al
Gobierno adhiriéndose a la Rebelión Delahuertista, Arrieta también se integra con
la rebelión. Así, ex villistas y arrietistas combaten juntos contra los hombres del
llamado Grupo Sonora hasta que los forjadores del Estado Mexicano moderno
hacen rendir sus armas a los arrietistas y a los ex villistas.
La Revolución impactó en diversos aspectos a la sociedad durangueña, en la
cuantificación demográfica, la población proyectada, el decremento (considerando
a los habitantes no nacidos, los emigrados y los muertos por el hambre, la peste y
la guerra) fue del 48% de la población, con respecto a las cifras de 1910, es decir
mucho mayor que en otras entidades de la República. De modo que el número de
86
durangueños en 1921 fue sólo de 333,697. En lo jurídico, la nueva Constitución
Política dio el marco a las lentas reformas sociales: de educación, agrarismo y
sindicalismo de la entidad.
Florencio Estrada, con guitarra, Frumencio Estrada, con acordeón y varios
amigos, en Huazamota, 1920 (circa)
113
Al igual que la población, la economía estatal sufrió estragos que durante mucho
tiempo no pudieron ser remediados: la destrucción de la planta productiva y la
ausencia de la mano de obra paralizó a la mayoría de las industrias, las minas, las
haciendas y los obrajes, aún así hubo empresas, sobre todo mineras que, dada su
productividad, no dejaron de trabajar durante todo el periodo armado de la
Revolución. Si bien, el corredor agrícola, minero e industrial de la Región
Lagunera fue el que, a pesar de ser escenario de múltiples acciones guerreras, se
113
Florencio Estrada (con guitarra), Frumencio Estrada (con acordeón) y varios amigo en
Huazamota, 1920 (circa). Archivo fotográfico de Adolfo Estrada, facilitado por él mismo, recogido
por Antonio Avitia, en Huazamota, 1995.
87
repuso de manera más rápida, mientras que las demás regiones del estado
tuvieron que esperar más para el reacomodo y la reinversión de los capitales.
Los principios de la guerra de la conciencia
Los jefes revolucionarios entronizados en el nuevo Estado Mexicano, en su
mayoría, coincidían en una ideología jacobina y una actitud anticlerical, por
considerar a la Iglesia Católica como institución partidaria de lo que se coincidía
en llamar la reacción, refiriéndose a los hacendados y los capitalistas, y también
porque la Iglesia lograba ejercer el evidente dominio de las conciencias de la
mayoría de la población.
Los gobernantes de la Revolución, sin cuestionar de fondo el sistema de
propiedad privada y libre empresa, como base estructural de la sociedad,
intentaban atacar a la Iglesia Católica, en tanto producto superestructural
ideológico partidario de los grupos conservadores, bajo la idea de que el sistema
de ideas divulgado en los púlpitos, era contrario al poder y creencias de los
francmasones, que se presentaban, a su vez, como el grupo mayoritario en el
poder del Estado Mexicano, a su vez antagónico a los grupos de poder
tradicionalistas. De hecho, se renovaba la no acabada lucha decimonónica de
liberales contra conservadores.
Los liberales, desde su punto de vista jacobino, intentaban liberar las conciencias
populares, limitando el poder de los propietarios de las almas.
Así, los gobiernos de la Revolución promulgaban y aplicaban leyes y decretos que
limitaban el poder económico y político de la Iglesia Católica en el estado, como la
Ley de Adjudicación de Bienes del Clero, expedida por Pastor Rouaix, el 29 de
julio de 1914, en la cual los ministros de la Iglesia perdían la capacidad legal para
adquirir, administrar o heredar bienes raíces. El Clero, por su parte, se esmeraba
en las acciones contrarrevolucionarias que, a su vez, radicalizaban su postura de
los gobiernos revolucionarios, sobre todo los carrancistas.
En este contexto, la doctrina del Catolicismo Social iba cobrando importancia con
el Partido Católico Nacional y la creación de sindicatos católicos, cuyas cédulas,
88
en sus argumentos ideológicos, en ningún sentido afectaban los intereses de los
conservadores y más bien los justificaban. Según Laura O’Dogherty:
La Iglesia impulsó el desarrollo de un amplio programa social y la
consolidación organizaciones católicas. A fines de 1919, se constituyó la
Confederación de Asociaciones Católicas de México, CATM, y en octubre
de 1920, el Secretariado Social Mexicano, SSM, como el organismo
coordinador del programa social católico. Este programa social se fundaba
en cuatro organizaciones que resurgen a principios de la década de 1920 y
alcanzan su punto más alto, a mediados de la misma: La Confederación
Nacional Católica del Trabajo, CNCT, que coordinaba en 1925 a 348
agrupaciones con 19,500 socios, La Unión Nacional de Damas Católicas
Mejicanas UNDCM que contaba con 216 centros regionales y locales y con
22,885 socias, la Orden de Caballeros de Colón OCC, con 51 consejos y
5,000 socios y la Asociación Católica de la Juventud Mexicana ACJM, que
tenía 170 grupos y 5,000 socios.
114
En sus inicios, el gobierno del general Álvaro Obregón pidió la colaboración de la
Iglesia para poner en práctica las reformas sociales del nuevo Estado Mexicano;.
Sin embargo, la respuesta del Episcopado fue negativa, al considerar el proyecto
social del régimen como una amenaza para el orden social católico. De hecho, los
poderes de la Iglesia y el Estado eran ya antagónicos y divergentes y sus
proyectos sociales excluyentes entre sí.
115
Antes del inicio de las hostilidades entre la Iglesia y el Estado, el Arzobispado de
Durango contaba con 45 párrocos, un arzobispo, Francisco Mendoza y Herrera, un
obispo, José María González y Valencia, un deán, un arcediano, un lectoral, dos
canónigos y 47 presbíteros. De todos estos clérigos, 43 de ellos estaban en el
114
O’DOGHERTY, LAURA. “Restaurarlo todo en Cristo: Unión de Damas Católicas Mejicanas,
1920-1926”, en: Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, # 14, México, UNAM,
1991, p. 133.
115
Ibid, p.130.
89
territorio arquidiocesano y 55 se asentaban en la capital del estado. En total eran
98 los ministros de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
116
El párrafo de la discordia.
En los primeros años de la tercera década del siglo XX, el movimiento agrarista en
Durango iba conformando su organización y las acciones de los agraristas en
diversos municipios de la Región de los Llanos y la Región Lagunera fueron
condenadas por los ministros de la Iglesia, desde los púlpitos. Según Everardo
Gámiz:
La ofensiva clerical contra el agrarismo fue tomada en cuenta en la Tercera
Convención Agrarista que, el primer día de enero de 1923, se verificó en
Villa Guadalupe Victoria, Durango, y de cuyos debates partió la idea de
gestionar que, de acuerdo con el párrafo séptimo del artículo 130 de la
Constitución General de la República, se limitara en el estado el número de
sacerdotes o ministros de diferentes cultos.
117
El párrafo en cuestión rezaba lo siguiente:
Las legislaturas de los estados únicamente tendrán facultad de determinar,
según las necesidades, el número máximo de ministros de los cultos.
Para Gámiz:
La limitación del número de ministros de los cultos en el estado, constituye,
en el mismo, realmente el preludio del llamado Conflicto Religioso.
118
La propuesta agrarista anticlerical siguió su curso burocrático y tomó forma de
iniciativa de decreto del diputado Urbano Luna y el 17 de mayo de 1923, la
Legislatura Estatal expidió el Decreto # 136 que limitaba a 25 el número máximo
de ministros de cada culto religioso que podían oficiar en el estado,
119
en el
mismo decreto se obligaba a los sacerdotes a ejercer su ministerio, controlados
por el Gobierno Estatal, mediante una patente.
116
GAMIZ FERNANDEZ, EVERARDO. El conflicto…, p. 29 a 31.
117
Ibid, p. 27.
118
Ibid, p. 27.
90
En respuesta al Decreto # 136, el 20 de mayo, monseñor Mendoza y Herrera, a su
vez, expidió una circular a los ministros de su Arquidiócesis, instando a la
desobediencia, prohibiendo que los sacerdotes aceptaran la patente de registro,
suspendiendo el ejercicio del culto hasta la derogación del decreto y recordando la
obligación sacerdotal de prestar auxilios espirituales aún en peligro de muerte.
120
Por su parte, el arzobispo José María González y Valencia, en el mismo momento,
se dirigía al gobernador del estado Jesús Agustín Castro, argumentándole que
durante la Revolución habían fallecido 38 sacerdotes a causa de las epidemias del
tifo, por lo cual había párrocos que debían atender dos parroquias, distantes una
de otra, mermando la calidad de los servicios religiosos. De la misma manera, en
aquellos lugares donde antes de la Revolución había tres sacerdotes, ahora
solamente había uno. Con estos argumentos, González y Valencia quería influir en
las decisiones de Jesús Agustín Castro para que este no aprobase la aplicación
del párrafo de la discordia,
121
dado que la única religión que, en el estado,
rebasaba con mucho la cantidad de ministros que marcaba el decreto, era la
Católica, resultaba más que evidente que la ley se aplicaría exclusivamente a los
sacerdotes obedientes al Vaticano. La reacción de las organizaciones católicas de
la ciudad no se hizo esperar y la Unión de Damas Católicas de Durango junto con
la Orden de los Caballeros de Colón Fray Diego de la Cadena, nombraron una
comisión para que se entrevistase con los miembros del Congreso del Estado,
para discutir la puesta en vigor del decreto de Castro. La cita fue en el Palacio de
Gobierno, el 30 de mayo de 1923, Jueves de Corpus, por cierto.
Mientras los representantes de las organizaciones católicas se entrevistaban con
los miembros del Congreso, una multitud se reunió ante las puertas del Palacio de
Gobierno, aglutinándose en el Jardín Victoria. El Palacio era resguardado por la
policía municipal. Nunca se definió qué grupo disparó primero, pero entre los
policías y la multitud se suscitó una balacera en la que los manifestantes católicos
119
BARQUIN Y RUIZ, ANDRES. José María González y Valencia, arzobispo de Durango, México,
Jus, Col. México Heroico #75, 1967, p. 18
120
Ibid, p. 20.
121
Carta del Obispo González y Valencia a Jesús Agustín Castro, 2 de junio de 1923, AGN, Grupo
Documental presidentes, sección Obregón/Calles, Vol. 438, Exp. D., FS. 5.
91
llevaron la peor parte. Al levantarse el campo, siete de los muertos fueron
manifestantes y tres resultaron ser policías, mientras que los heridos nunca fueron
cuantificados.
Los sucesos del llamado Jueves Rojo hicieron que las pláticas entre los católicos y
los congresistas se suspendieran y que el decreto de Castro no se pusiera en
vigor.
Ante los sucesos del Jueves Rojo, el presidente de la República, general Álvaro
Obregón declaró que:
Reducir el número de éstos (los sacerdotes) es aliviar la carga que pesa
sobre el pueblo y es, al mismo tiempo, crear una situación más desahogada
para los ministros del culto, ya que disminuyendo su número, mejor podrán
vivir. Además el asunto es de carácter local y las autoridades federales no
pueden intervenir.
122
Con sus declaraciones, Obregón daba el espaldarazo a Castro, aunque se
advertía que, por la oposición, los decretos y leyes anticlericales tendrían que
esperar a que los conservadores se debilitaran aún más.
En el contexto nacional, la aplicación de decretos similares al de Castro, en
diferentes estados, hizo que las organizaciones católicas se integraran en la
LNDLR, Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, con el objeto de mejorar
su acción de oposición a la aplicación de las leyes anticlericales.
El cambio educativo
Durante todo el periodo colonial y hasta principios del siglo XX, la mayor parte de
la educación en México fue impartida por la Iglesia, tanto en las misiones
permanentes y de visita, como en los presidios, o bien en las escuelas y
seminarios de las ciudades, así como en los conventos y templos. De esta
manera, la Iglesia logró que la visión del mundo criollo y mestizo mexicano girara
alrededor del templo y que incluso, la calendarización de toda la vida cotidiana
122
ALFONSO TARACENA. La Verdadera Revolución Mexicana, Novena Etapa, 1923-1924,
México, De. Jus. Colección México Heroico # 7, p. 62, p. 53.
92
estuviese sujeta a la programación que la Iglesia ordenara, tanto en las
festividades como en el duelo, logrando gran parte de la legitimación de su poder,
por medio de las ceremonias rituales que aún hoy se siguen realizando.
El teatro ritual, con sus series de pastorelas, en Navidad, y pasiones en Semana
Santa, la propagación del cancionero religioso, con su buena carga de villancicos
y alabados, así como letanías y responsos, rosarios, misas, te deum, novenarios,
sacramentos, bautizos, comuniones, extremaunciones, matrimonios, trisagios, vía
crucis, peregrinaciones, imprecaciones, retablos, exvotos, misterios, pompas
fúnebres, sepelios, aguas benditas, exorcismos, santos, mártires, vírgenes y
viudas, con sus mandas y milagros, eran sólo algunos de los múltiples medios por
los que la Iglesia se valía para la propagación catequística de los dogmas de la fe
cristiana. La propuesta educativa clerical, obedeciendo al dogma, negaba de
antemano todo aquello que se acercara a la visión científica. Aún cuando, desde
el periodo histórico de la Ilustración, la frontera del conocimiento racional se había
abierto y rivalizaba, apoyada en los liberales, contra el pensamiento, y las formas
educativas míticas y tradicionalistas de la Iglesia.
La limitación violenta del mundo subjetivo que había creado el poder de la Iglesia,
por medio de decretos y leyes del poder del Estado atentaba directamente contra
una visión del mundo subjetivo, que había tardado varios siglos para lograr su
establecimiento en las conciencias, mentes y corazones de la población. Así, la
reacción de protesta popular, en contra de los decretos y leyes anticlericales fue
inmediata, en el ámbito nacional, sobre todo en el centro del país.
Ya en el siglo XIX, en el estado de Durango, se habían hecho algunos intentos
educativos fuera del ámbito eclesiástico y fue durante el gobierno revolucionario
del general Domingo Arrieta, en 1917, cuando se creó la legislación de educación
pública del estado, siguiendo los lineamientos del Artículo Tercero de la
Constitución
General,
dándole
las
mismas
características
de
laicismo,
obligatoriedad y gratitud.
En 1926, al aplicarse de hecho el Artículo Tercero Constitucional, que obligaba a
que la impartición de la educación debería ser laica y a los colegios, a no ostentar
nombres de personajes religiosos, muchas de las escuelas católicas se negaron a
93
obedecer esta ley y, como consecuencia, el Estado optó por su clausura,
aplicando la ley de manera estricta. Así, en Durango, el 7 de junio de 1926, fueron
cerradas seis escuelas religiosas y el Gobierno del Estado se preparó para
contrarrestar la reacción de la Iglesia y de los católicos conservadores. A la sazón,
Everardo Gámiz fue comisionado para inspeccionar la currícula, las labores
docentes y la validez académica del Seminario Conciliar de Durango y según su
propio testimonio: en el Seminario Conciliar de Durango había graves
contradicciones. En la matrícula se encontraban inscritos seminaristas de diez
años de edad, en el ciclo escolar de preparatoria, y la planta docente estaba
integrada sólo por presbíteros que impartían la materias de la primaria elemental,
primaria superior, preparatoria y profesional, por lo que, con base en las
anomalías académicas observadas por Gámiz, el Gobierno del general Jesús
Agustín Castro decidió clausurar el mencionado centro de estudios.
123
Las
acciones contra el Clero durangueño se extendieron y el periódico católico La
verdad fue suspendido y su imprenta secuestrada. Desde ese momento la
impartición de sacramentos se transformó en una práctica clandestina. Ante la
evidente represión, en la ciudad de Durango, en aparente actitud de repliegue y
conciliación, las militantes de la Unión de Damas Católicas de Durango, después
de entrevistarse con el jefe de la guarnición de la plaza, firmaron unas
declaraciones en las que se obligaban a: no hacer resistencia activa ni provocar
motines contra el gobierno constituido.
124
Sin embargo, la situación se iba haciendo cada vez más tensa y los miembros de
los grupos católicos del país comenzaron a ejercer una mayor oposición contra los
decretos antirreligiosos. Esta presión, a su vez, generó la represión del gobierno,
del Grupo Sonora y del presidente Plutarco Elías Calles quien trataba desde el
autoritarismo, hacer emerger el Estado Mexicano moderno.
Los dirigentes del Estado, confiados, tal vez no imaginaban el movimiento que se
gestaba y que iba a ser muy difícil de controlar, precisamente porque involucró a
123
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto…, p. 49.
TARACENA, ALFONSO. La verdadera Revolución Mexicana. Undécima etapa, México, Ed. Jus,
Colección México Heroico # 9, 1963, p. 136.
124
94
grupos cuyas diferentes relaciones se encontraban en el ámbito de lo personal,
reforzándose ante el embate estatal a la libertad de conciencia.
95
96
II
Los
protagonistas
de
la
Primera
Rebelión Cristera en Durango
Los actores protagónicos de la Primera Rebelión Cristera en Durango pueden ser
integrados en tres grupos, con diversidad de intereses y de móviles en sus
acciones. En el primer grupo se incluye a la Iglesia y a los conservadores, en el
segundo, al Estado Mexicano y sus aliados y el tercero, se integra con los
cristeros mestizos e indígenas.
En el grupo de la Iglesia y los conservadores participaron los miembros de las
asociaciones religiosas como la ACJM, la LNDLR, las Bi-Bi y las archicofradías del
Clero. En su lucha, los tradicionalistas pugnaban por los privilegios de la Iglesia, la
conformación de un Estado Católico y por la emergencia del grupo conservador en
el poder, para lo cual no dudaron en establecer alianzas y dar patrocinio limitado a
los grupos rebeldes cristeros.
En torno al Estado Mexicano se agrupaban los miembros del grupo liberal, la
burocracia, las logias masónicas, el Ejército Federal, y los grupos agraristas,
aliados naturales del Estado, en el inicio del desmantelamiento y repartición de los
latifundios. A los agraristas se unirían grupos indígenas tepehuanes, coras y
huicholes y, en su ámbito local, los huazamotecos gobiernistas. Los intereses del
gobierno y sus aliados, eran sobre todo de control político y de neutralización de
los grupos conservadores antagónicos, de cambio de conciencia e ideología en la
población, de apertura dinámica de la economía anquilosada por las prácticas de
atesoramiento, de usura y especulación de los conservadores y, en el caso del
terreno serrano, de la explotación transnacional de los recursos mineros y
madereros, sin los límites que implicaba la presencia de la población mestiza e
indígena de la zona, contraria a la implantación de los aserraderos y a la tala de
los bosques.
El tercer grupo protagónico de la Primera Cristiada fue el de los cristeros
propiamente dichos. Mestizos e indígenas de las comunidades del sur del estado,
97
dirigidos por sus jefes naturales como Trinidad Mora, Dámaso Barraza, Florencio
Estrada, Federico Vázquez y Chano Gurrola, sin vínculos ideológicos ni
económicos con la Iglesia o con el Estado, los cristeros hacen una guerra de
resistencia, por la sobrevivencia de sus formas de vida y cultura, en el ámbito
serrano, ante el embate de los capitales privados sobre los pinos y los metales de
la sierra y establecen alianzas bien limitadas con los conservadores y la Iglesia.
La derecha en acción
La ciudad (La guerrilla urbana)
El 14 de junio de 1926, el Gobierno Mexicano promulgó la Ley que Reforma el
Código Penal para el Distrito Federal y Territorios Federales Sobre Delitos del
Fueron Común y para toda la República sobre delitos contra la Federación en
materia de Culto Religioso y Disciplina Externa. Esta ley fue más comúnmente
conocida como Ley Calles, ya que su principal promotor fue el presidente Plutarco
Elías Calles.
La finalidad de la Ley Calles era sobre todo, limitar el culto externo y la educación
religiosa, así como el número de sacerdotes y su categoría como representantes
del Vaticano. Ante la nueva legislación, la jerarquía eclesiástica reaccionó y
conminó a sus adeptos a la protesta en contra del Estado Mexicano.
La protesta en las ciudades se dejó sentir con la organización de un boicoteo 125 al
comercio y con la movilización de las diferentes organizaciones religiosas, algunas
organizaciones religiosas realizaron su movilización en forma pacífica y otras
optaron por la violencia, presentándose divisiones al seno de las mismas, al
cuestionarse las formas de movilización y las designaciones jerárquicas.
ACJM. Asociación Católica de la Juventud Mexicana
125
El Boicoteo se inició el 12 de agosto de 1926 y afectó principalmente a los estados de: Colima,
Guanajuato, Nuevo León, Jalisco, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Puebla y el Distrito
Federal y otros en menor grado.
98
Fundada el 13 de diciembre de 1917, la ACJM estaba integrada en su mayoría por
jóvenes citadinos y empleados católicos de la clase media y por miembros de
sindicatos de obreros.
La movilización de los miembros de la ACJM, en contra la Ley Calles y de la
persecución religiosa, se realizó fundamentalmente de dos maneras: La primera
fue de resistencia pasiva y de desobediencia civil, sin arriesgar los intereses ni la
vida en la protesta, mientras que la segunda fue en abierta oposición directa e
incluso con la participación activa en la Guerra Cristera. No fueron pocos los
miembros de la ACJM que sucumbieron, en su resistencia, durante la persecución
religiosa, los primeros mártires de la ACJM fueron los que cayeron junto con el
padre Luis G. Batis, de la Arquidiócesis de Durango, en Chalchihuites, Zacatecas
126
el 15 de agosto de 1926, David Roldán Lara, miembro de la ACJM y
vicepresidente de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa de
Chalchihuites, Manuel Morales, secretario del Círculo de Obreros Católicos León
XIII
127
y miembro de la ACJM Y Salvador Lara Puente, presidente de la ACJM de
Chalchihuites. Denunciados como instigadores de un complot para levantar a los
católicos contra el gobierno, por la promulgación de la Ley Calles, fueron
aprehendidos y ejecutados en un punto llamado Puerto de Santa Teresa, por
miembros del Sexto Batallón, bajo las órdenes del teniente Blas Maldonado. El
martirio de los acejotaemeros y del padre Batis los elevó a los altares el 22 de
noviembre de 1992, cuando el papa Juan Pablo II los declaró beatos. El 21 de
mayo del año 2000, el mismo papa santificó a los mártires de Chalchihuites y al
padre Correa.
128
126
La división administrativa de la Iglesia Católica no corresponde a la división política del Estado
Mexicano; así Chalchihuites, Zacatecas pertenece a la Arquidiócesis de Durango y Huejuquilla,
Jalisco a la Diócesis de Zacatecas.
127
León XIII, papa progresista que, en 1891, publicó su Encíclica Rerum Novarum, sobre las
relaciones obrero patronales.
128
Beato: Personaje propuesto como modelo de santidad al que se le da un culto restringido a sólo
algunos lugares.
99
100
Los mártires de Chalchihuites
129
129
Mártires de Chalchihuites: Luis Batis, Manuel Morales, Salvador Lara y David Roldán.
Iconografía conmemorativa a su beatificación, Episcopado Mexicano, México, 1992.
101
Portada de historieta conmemorativa a la canonización de lo santos
durangueños, en mayo del año 2000 130
130
Los santos durangueños (historieta), México, Arquidiócesis de Durango, 2000.
102
Con respecto a los criterios que la Iglesia considera para la iniciación de los
procesos de beatificación y canonización de personas relacionadas con la
Cristiada, en septiembre de 2005, el cardenal de Guadalajara Juan Sandoval
Íñiguez explicó:
Quiero dejar muy claro que no estamos promoviendo cristeros, porque
éstos son los que tomaron las armas, los que defendieron la libertad
religiosa; ellos no son candidatos a beatificación o canonización.
Se trata de mártires de la persecución religiosa. Personas que sin deberla ni
temerla, derramaron su sangre por Cristo, por el hecho de ser sacerdotes o
hacer pública profesión de su religión católica.
Ser cristero no es el ejemplo luminoso de vida cristiana, porque Cristo fue
ejemplo máximo de mansedumbre, y se dejó crucificar pudiendo haberlo
evitado.
Ante el acoso de los enemigos de la fe, el cristiano sólo puede seguir dos
opciones: soportar pacíficamente a ejemplo de Cristo, o resistir, reclamar y
exigir su derecho por la fuerza: el de la libertad religiosa. Si lo hace es
humanamente correcto, socialmente encomiable, pero no es el ejemplo
luminoso de paciencia cristiana.
131
El sacrificio de los miembros de la ACJM de Chalchihuites decidió a otros
acejotaemeros a formar parte de las filas rebeldes de cristeros en la Sierra Madre
Occidental.
131
SÁNCHEZ, JULIÁN. “Confirma el Vaticano la beatificación de 13 mártires mexicanos en
Guadalajara”, en: El Universal, Primera Sección, México, Domingo 11 de septiembre de 2005, p.
A22.
103
Logotipo de la ACJM
132
LNDLR. Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa
Conformada por la élite de la facción conservadora mexicana, la Liga Nacional
Defensora de la Libertad Religiosa, fundada en 1925, tomó desde sus inicios la
dirección de la protesta de los católicos contra el Estado Mexicano y a fines de
1926, pretendió llevar la dirección de la lucha armada. Aunque, en Durango, de
hecho, su jerarquía se limitó a las organizaciones religiosas y su influencia fue
poca en las filas del Ejército Libertador Cristero.
Un buen escritor durangueño de derecha, Rafael Ceniceros y Villarreal, radicado
en Zacatecas donde fue gobernador interino en dos ocasiones, entre 1910 y 1911
y en 1913, por el Partido Católico Nacional, fungió como el presidente de la
LNDLR. En las novelas de Ceniceros: La Siega y El Hombre Nuevo, se observa
132
Logotipo de la Acción Católica de la Juventud Mexicana ACJM, RIUS FACIUS, ANTONIO.
Méjico Cristero, ed. Patria, México, 1966, s/p.
104
una gran animadversión a la gente pobre y a los indígenas del país a los que él,
en su narrativa, denominó la plebe. John S. Brushwood nos aclara que:
La agonía de la incertidumbre se advierte ampliamente en la novelística.
Algunos escritores –López Portillo, Ceniceros y Villarreal, Cayetano
Rodríguez- se aferraron a la esperanza del perfeccionismo individual del
hombre. Como este perfeccionamiento estaba ligado al cristianismo, lo que
les interesaba en verdad era la moral. Y la moral por la que abogaban está
más ligada al tradicionalismo que a la fe cristiana. El elemento costumbrista
de sus novelas es algo más que un cuadro de costumbres, es la base de la
moralidad. Muestran como actuaban las personas que sabían distinguir el
bien y el mal y proponen que dichas costumbres tradicionales sean la
norma de conducta. Quien es el ejemplo de buena conducta puede ser
también exponente de la fe cristiana; pero la pretensión de que cristianismo
y moral son equivalentes no es sino otro ejemplo más de la artificiosa
realidad del periodo.
133
En la defensa del mundo que había creado en su literatura y las costumbres de
sus cuentos y novelas, Ceniceros y Villarreal trabajó por la organización de la
llamada gente decente en la ACJM y el Partido Católico Nacional. La militancia
política absorbió su tiempo de escritor y en 1926, a los 71 años de edad,
Ceniceros y Villarreal, pretendió dirigir a la plebe, indecente pero católica,
asumiendo de manera nominal la jefatura de la Primera Rebelión Cristera. Sobre
Ceniceros, Meyer nos dice lo siguiente:
Rafael Ceniceros y Villarreal, jurisconsulto, poeta, docto, gobernador
católico de Zacatecas, había militado en el Partido Católico Nacional y
después en el Partido Republicano, había apoyado la candidatura de Ángel
Flores contra la de Calles. Integro, bueno, ingenuo, hombre de fe y de
acción, estuvo en prisión 14 veces entre 1914 y 1926, lo que permitía decir En milicia o combate la vida del hombre en la tierra-. Católico, estaba
convencido de que la Iglesia salva las almas, civiliza la sociedad, inspira la
133
).- BRUSHWOOD, JOHN S. México en su novela, México, Fondo de Cultura Económica,
colección Breviarios # 230, 1987, pp. 286 a 287.
105
política, humaniza la economía y forja la patria.
Nacionalista ardiente,
hispanófilo, -amaba a México con delirio-, veía en la decadencia nacional un
misterio de iniquidad perpetrado por los Estados Unidos, -Porque el
sepulcro blanqueado de los vituperados por Jesucristo, por eso se llama
Casa Blanca la residencia del poder supremo de nuestros vecinos, decía.
Luchador indestructible, no perdió jamás la esperanza de vencer y en medio
de las peores desilusiones, repetía: -La Virgen de Guadalupe no ha venido
a fracasar a México.
134
Rafael Ceniceros y Villarreal, presidente de la LNDLR
134
135
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I (…), pp. 57 a 58.
Rafael Ceniceros y Villarreal, presidente de la LNDLR, Fondo Aurelio Acevedo Robles, Centro
de Estudios Sobre la Universidad, Archivo Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de
México (ARA, CESU, AH, UNAM) sección fotográfica.
135
106
Durante todo el tiempo que duró la Primera Rebelión Cristera en el país, el
anciano Rafael Ceniceros y Villarreal, no dejó de dirigir y firmar las acciones de la
LNDLR. Aunque intentó, él y sus cuadros dirigentes, conseguir el apoyo
estadounidense, la LNDLR nunca lo logró. El liderazgo de la Liga tenía por seguro
que dominaba todas las acciones guerreras de todos lo levantamientos regionales,
cosa por demás fuera de la realidad, es decir confundían la ideología
conservadora con la Rebelión Cristera campesina, misma que incluía entre sus
cuadros a personas que jamás habían tenido contacto con la Iglesia.
Logotipo de la LNDRL
136
136
Logotipo de la LNDLR. VÁZQUEZ VALLE, IRENE Y JOSÉ DE SANTIAGO SILVA. Corridos
de la Rebelión Cristera, Disco INAH # 20, M 0-07080, México, 1983, texto adicional.
107
Después de los arreglos de 1929, entre el Estado Mexicano y la Iglesia Católica,
Ceniceros y Villarreal se dedicó a escribir la historia de la LNDLR, misma que dejó
inconclusa.
En la aventura de la Primera Cristiada, Ceniceros acabó con su fortuna y a los 78
años, el 27 de diciembre de 1933 murió con una supuesta alcurnia (inventada
como todas las alcurnias) que sus posibilidades económicas ya no podían
sostener y casi a la altura de los ingresos de la plebe que él despreció en su
literatura.
En la ciudad de Durango, el señor Florentino Díaz fue el principal dirigente
regional de la Liga, también participaron como miembros activos el Sr. Ángel
Santurtu, quien tuvo el papel de tesorero de la Liga, aunque su papel fue muy
corto ya que, casi al comienzo de la rebelión y después de haber hecho contacto
con los cristeros, fue hecho prisionero.
Los cristeros de Durango estuvieron en contacto constante con los miembros de la
sección regional de la LNDLR e incluso el Dr. (?) Villa militante de la Liga fue el
médico de los cristeros en campaña, a partir de 1927.
Según Jean Meyer La Liga reconoció no haber tenido contacto con Durango en
20 meses.
137
Esta afirmación se refiere a la dirección nacional de la LNDLR.
La Liga tuvo en el estado, entre 1925 y 1927, jefaturas locales y delegacionales
regionales en: Durango, Cuencamé, Ciudad Lerdo, Nombre de Dios, Mezquital,
Santiago Papasquiaro, Tepehuanes, Tlahualilo, Nazas, Peñón Blanco, Canatlán,
Muleros (hoy Vicente Guerrero), Otáez, San Andrés de la Sierra y Tejamen.
138
El primer contacto de los cristeros con la Liga fue, en octubre de 1926. Los
cristeros Francisco y Agapito Campos fueron a Durango a ver a unos familiares y
por medio de algunas pesquisas, una miembro de la Liga llamada Leonor (?),
localizó a los hermanos cristeros Campos. Una vez hecho el contacto, Leonor
relacionó a los Campos con don Juan Andrade, el entonces jefe de la Liga.
Andrade, después de entrevistarse con los cristeros, les facilitó algo de dinero y la
bandera cristera, que fue confeccionada por las militantes de la Sociedad de
Empleadas Católicas de Durango. Aún con las desavenencias, durante todo el
137
ALICIA OLIVERA SEDANO. Aspectos del Conflicto Religioso de 1926 a 1929, (…) pp. Mapa I.
108
tiempo que duró la Primera Rebelión Cristera en el estado de Durango, la
jerarquía máxima de las diferentes organizaciones religiosas recayó sobre la
LNDLR.
Como organización laica y eminentemente citadina, fundada el 9 de marzo de
1925, la mayoría de los cerca de 200,000 miembros y dirigentes de la LNDRL,
fueron gente de la clase media y algunos integrantes de la Orden de los
Caballeros de Colón
139
y del Partido Nacional Republicano, PNR, cuyas
principales acciones se redujeron a la protesta escrita y a la difusión de consignas
y manifiestos. En un principio los miembros de la Liga, que llegó a tener
ramificaciones en todos los estados de la República, intentaron defender la religión
por los medios constitucionales. Sin embargo, para los inicios de 1927, fue la
LNDRL, bajo la dirección del licenciado Rafael Ceniceros y Villarreal y de René
Capistrán Garza, la organización que declaró oficialmente la guerra contra el
gobierno de Plutarco Elías Calles y, de manera fallida, intentó ejercer el liderazgo
político y militar de la rebelión en el campo y en todo el país. Al respecto Jean
Meyer escribe:
La consigna había sido lanzada por la Liga, que demostró de esta manera
su falta de preparación militar, pues en aquella hacía un llamamiento a la
insurrección, sorprendiendo a los jefes de la resistencia cívica y no violenta.
En realidad, las consecuencias eran previsibles: la masacre del pueblo.
Aparte de algunas excepciones, los insurrectos no recibieron nada de la
Liga, ni armas, ni dinero, ni organizaciones.
140
Las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco, Bi-Bi, o Brigada Invisible Brigada Invencible.
El 21 de junio de 1927, en la ciudad de Zapopan, Jalisco, se conformó el primer
grupo de las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco, o Bi–Bi, Brigada Invisible 138
O’DOGHERTY, LAURA. Op. Cit., p. 134.
SILVA DE LA ROSA, ANA PATRICIA. Op. Cit., pp. 100 a 106.
140
MEYER, JEAN. La Revolución Mejicana, Barcelona, DOPESA, Colección Imágenes Históricas
de Hoy #2, 1973, p. 147.
139
109
Brigada Invencible, con 17 jóvenes integrantes de la Unión de Empleadas
Católicas de Guadalajara, organizadas por María Goyaz, quien operó bajo el
pseudónimo de Celia Gómez. De manera sorprendente, la organización femenina,
silente y clandestina fue multiplicando sus células, y pronto llegaron a ser 17,000
las brigadistas que operaron en las diversas regiones del país en guerra.
Con múltiples problemas de equidad y género, una buena parte de las cuarenta
mil militantes juramentadas de las Bi-Bi, también provenían de las archicofradías y
asociaciones religiosas femeninas de culto como: la Vela Perpetua, Hijas de
María, Esclavas de María y La Adoración Nocturna, entre otras, de manera que las
militantes de las Bi-Bi, no provenían de una clase social en específico.
En los estatutos de las Bi-Bi, se las describe como una sociedad,
exclusivamente femenina, cívica, libre, autónoma y racionalmente
secreta. Empero, organizadas en grupos pequeños sin aparente conexión
entre sí, cada grupo de mujeres estaba bajo la dirección de un hombre
quien tenía una posición consultiva y todas las brigadistas reconocían dos
superiores –el obispo, cuya autoridad era absoluta, y su director varón, cuyo
consejo podía ser desechado. De acuerdo con esto, los hombres –clérigos
y
laicos-
eran
las
máximas
exclusivamente femenina.
autoridades
de
esta
organización
141
Hasta donde se ha podido indagar, las Bi-Bi han sido la asociación clandestina
femenina más complicada y eficiente que haya existido en la historia nacional. Su
función principal consistió en avituallar de armas, víveres, municiones, ropa y
medicinas, hasta donde les fue posible, a los combatientes cristeros del país,
también tenían a su cargo la obtención de información estratégica para los
soldados de Cristo, acerca de los movimientos que realizaban las tropas federales
regulares y auxiliares, esta información era obtenida casi siempre, de entre los
cuadros militares, por medio de relaciones de noviazgo, amasiato o por el chisme,
todo ello aprovechando a su favor los arraigados prejuicios de género que
establecen, en las mentalidades machistas, la mitología de la imagen generalizada
141
VACA, AGUSTÍN. Los silencios de la historia. Las cristeras, México, El Colegio de Jalisco, 1998,
p. 242.
110
de la mujer con supuestas características de: sumisa, indecisa, débil, torpe,
sentimental y poco inteligente.
Natividad González González La Generala
142
El reclutamiento de las militantes de las Bi-Bi se hacía principalmente entre
mujeres jóvenes solteras o solteronas, ancianas y viudas, que de preferencia no
tuviesen hijos, para evitar que el enemigo los usara, contra las brigadistas, como
objeto de chantajes y presiones.
143
Mientras que los soldados de Cristo se dedicaban de tiempo completo al combate
de las fuerzas del gobierno, las militantes de las Bi-Bi se vieron en una azarosa y
142
Natividad González González. “La Generala”, BI-BI de Huejuquilla, El Alto, Jalisco, ARA, CESU,
AH, UNAM, sección fotográfica.
143
MEYER, JEAN. “La Cristiada I y II”, en: Nuestros maestros # 8, video VHS. Realizador: César
Parra Romero. México, SEP / Subsecretaría de Educación Básica y Normal/ Dirección General de
Materiales Educativos / Dirección General de Televisión Educativa, 1999.
111
comprometida situación, al tener que arriesgarse a llevar la doble vida de: hijas,
hermanas, madres o esposas, al tiempo que militantes, y efectuaban las
encomiendas de sus comisiones como brigadistas en el mayor de los peligros,
solas y desprotegidas.
A pesar de la gravedad del conflicto, las brigadistas hacían todo lo posible
por continuar con la realización de sus tareas principales repartidas en
distintas comisiones: la de finanzas, que se encargaba de la recaudación de
fondos monetarios para el sostenimiento de la guerra; comunicaciones, a
cuya cuenta corría la entrega de mensajes y correspondencia por todos los
campamentos; en la guerra estaban todas aquellas que conseguían y
distribuían las armas, municiones y provisiones a los remontados; las de
inteligencia realizaban labores de espionaje e información, y en la comisión
de beneficencia se agrupaban las que atendían a los heridos y procuraban
cierta ayuda a las esposas, hijos y viudas de los alzados.
144
El juramento de iniciación de las militantes de las Bi-Bi representaba un gran cargo
de conciencia y rezaba lo siguiente:
Ante Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo, ante la Santísima Virgen de
Guadalupe y ante la faz de mi Patria, yo ____, juro que aunque me
martiricen o me maten o me prometan todos los reinos del mundo, guardaré
todo el tiempo necesario secreto absoluto sobre la existencia y actividades,
sobre los nombres de personas, domicilios, signos... que se refieran a sus
miembros. Con la Gracia de Dios, primero moriré que convertirme en
delatora.
145
El voto de silencio juramentado por las brigadistas, obligaba a las militantes a
obedecer ciegamente a sus superiores, aun cuando no los conociesen, al tiempo
que debían realizar sus actividades clandestinas sin ninguna remuneración hasta
el triunfo de su causa. Estas características colocaban a las Bi-Bi entre las
144
145
Ibíd., 248.
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo 3, Op. Cit. p. 126.
112
sociedades secretas condenadas por el Vaticano, razón por la cual el voto de
silencio dejó de ser obligación de las militantes a partir de diciembre de 1928.
La mayoría de los envíos de armas que transportaban las militantes de las Bi-Bi,
tenían su origen en la Fábrica Nacional de Armas y llegaban a manos de los
cristeros, por la corrupción de algunos oficiales del Ejército.
En un momento dado, los oficiales corruptos, manteniendo intacta su supuesta
lealtad al Supremo Gobierno, iniciaron la delación de sus contactos rebeldes, por
lo que las militantes de las Bi-Bi comenzaron a ser localizadas y enviadas a la
Colonia Penal de las Islas Marías. En opinión de Agustín Vaca:
Pese al arraigado tradicionalismo, las prácticas concretas de las mujeres
que se convirtieron en cristeras permiten descalificar los lugares comunes
que hacían de las mujeres en general seres dominados por la naturaleza y
los sentimientos, incapaces de interesarse genuinamente por asuntos que
fueran más allá del mundo de lo doméstico, prejuicios que hasta el presente
conservan cierta vigencia. (…)
La Cristiada, pues, ofreció a las mujeres la posibilidad de romper con la
monotonía y los días sin futuro de la vida cotidiana a que estaban
condenadas, al mismo tiempo que encontraron la forma de convertirse en
sujetos históricos completos. A pesar de que una vez terminada la Cristiada
todo volvió a los antiguos cauces, las mujeres demostraron, como género,
sus capacidades efectivas, y es seguro que este movimiento contribuyó a
hacerlas conscientes de que su destino no está predestinado por ninguna
ley natural.
146
Hasta donde se sabe las Bi-Bi de Durango estaban organizadas en relación
jerárquica con las de Guadalajara, Jalisco y ninguna de las miembros de las Bi-Bi
nacional fue aprehendida hasta marzo de 1929, fecha en que se descubrió a una
mujer cargando cartuchos en un chaleco bajo la blusa; este sistema de transporte
de cartuchos siempre fue muy eficiente, ya que los cartuchos viajaban desde la
Fábrica Nacional de Armas y Municiones hasta los campos de batalla cristeros,
113
por medio de una extensa red de mujeres que los transportaban debajo de sus
blusas o en sus canastos sin despertar la menor sospecha de las fuerzas
federales. En testimonio, a más de sesenta años de su militancia, doña María
Teresa Sánchez Nájera confesó que:
Íbamos de día de campo y cargábamos los cartuchos en las canastas, y al
llegar a Cinco de Mayo o a la Ferrería, ahí se los entregábamos. Yo estaba
muy chiquita pero me acuerdo muy bien.
147
En la ciudad de Durango, lo más probable es que la dirigencia de la Brigada
estuviera a cargo de la señorita Ángela Araiza y debido a sus actividades con la
LNDLR, la ACJM y las Bi-Bi, fue enviada a la Colonia Penal de las Islas Marías, se
desconoce en cuál de las diversas cuerdas de Bi-Bi fue remitida Araiza.
También se sabe que, al igual que las de Guadalajara, algunas militantes del
sindicato Sociedad de Empleadas Católicas de Durango realizaron trabajos dentro
de las Bi-Bi.
Las Bi-Bi de la ciudad de Durango aprovisionaban, hasta donde podían, a los
cristeros de Santiago Bayacora, Mezquital, Yonora y Temoaya. En el caso de los
cristeros de Huazamota, su principal contacto urbano fue con Huejuquilla el Alto,
Jalisco, en donde María Natividad González González, alias la Generala, quien, a
fuerza de avituallar a los cristeros de la zona del jefe Pedro Quintanar, así como
de organizar a las Bi-Bi, llevando una doble vida, se transformó en el personaje
principal de la novela Pensativa, de Jesús Goytortúa.
Dada la eficiencia de las Bi-Bi, los combatientes cristeros no vacilaban en declarar,
en sus comunicados ante la LNDLR, que funcionarían mejor ellas que los jefes
locales de la Liga, en el manejo del subcomité regional de Durango:
Como algunas de las personas que integraban la Jefatura Local han
renunciado a sus cargos, he querido que cuanto antes se reorganice dicha
jefatura y he nombrado Jefe Local a la señorita Dolores Mojarro. Ustedes
146
147
VACA, AGUSTÍN. Los silencios de la historia. Op. Cit., p. 282.
MA. TERESA SANCHEZ NAJERA/ Antonio Avitia, Durango, 1987.
114
me dicen si les mandan sus nombramientos o me hacen favor de darme la
fórmula para dárselos yo aquí.
148
Archicofradías
En el ámbito urbano, las archicofradías y asociaciones religiosas de culto tuvieron
participación tanto activa como de resistencia pasiva. Aparentemente, la más
importante fue la Orden de Caballeros de Colón Fray Diego de la Cadena, fundada
en 1922 y la Asociación de Damas Católicas Mejicanas de Durango.
En 1926 la Orden de los Caballeros de Colón Fray Diego de la Cadena apoyó el
boicoteo nacional al comercio, convocado por la Liga Nacional Defensora de la
Libertad Religiosa, uno de los miembros de la archicofradía de los Caballeros de
Colón, Antonio Araiza, que fungía como presidente de la Cámara de Comercio
pretendió que esta Cámara apoyara la lucha y se prestara ayuda a los cristeros,
pero el jefe de la guarnición, general de brigada Manuel Madrigal hizo que el
Gobierno del Estado desconociera a la Cámara de Comercio por su apoyo al
boycott. Antonio Araiza tuvo que renunciar y fue sustituido por don Luis Muguiro
Leyva y este pudo reanudar las relaciones con el Gobierno.
149
Durante el tiempo
que duró el cierre de templos, la suspensión de cultos y la expulsión de sacerdotes
de la ciudad de Durango, 1927 a 1929, los centros rituales quedaron bajo la
custodia de las archicofradías que correspondían a cada templo, es de notar que
las archicofradías estaban organizadas de acuerdo al poder económico de sus
integrantes, siendo la más fuerte la de los Caballeros de Colón, si no en cantidad
de miembros, sí en el poder económico de los mismos y por lo tanto les
correspondió la custodia del templo más grande y suntuoso, la Catedral.
Por su parte, el centro regional de la Asociación de Damas Católicas Mejicanas de
Durango, fundada en 1922, contaba con tres centros regionales, en Ciudad Lerdo,
Gómez Palacio y Canatlán y mantenía una escuela, así como el Sindicato de
Nuestra Señora de Lourdes.
150
148
Carta del coronel José de la Rosa al Comité Especial, Archivo Aurelio Robles Acevedo # 13-56,
6727, CESU, UNAM.
149
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…) p. 15
150
) O’DOGHERTY, LAURA. Op. Cit., p. 137.
115
Templo
Archicofradías en Custodia
Santa Ana
La Vela Perpetúa, Hijas de María,
Esclavas de María y el Círculo de
Retiros Benedicto XV.
Catedral
Caballeros de Colón Fray Diego de
la Cadena.
San Agustín
Hermandad de Nuestro Padre Jesús
Nazareno.
San Miguel
Congregación del Santo Niño de Praga.
Sagrado Corazón
La Adoración Nocturna.
En los poblados del interior del estado, la custodia se sujetó, de la misma manera,
a las archicofradías o comisiones civiles de cada lugar.
Los púlpitos recalcitrantes
Como grupo de poder que durante la Colonia fue paralelo y después opuesto al
Estado, la Iglesia Católica, como hemos visto, se había desarrollado con base en
negocios financieros, hipotecarios y de bienes raíces. La organización de la Iglesia
en el mundo se había diseñado por regiones pastorales y la división territorial de la
institución obedecía al fraccionamiento en arquidiócesis, es decir: las sedes de los
arzobispados, las diócesis, o sedes de los obispados y las entidades misionales
divididas a su vez, en vicariatos apostólicos y prelaturas. Las parroquias son la
entidad más pequeña del gobierno eclesiástico. Es de señalar que el mapa
eclesiástico de división en arquidiócesis, diócesis, entidades misionales y
parroquias no corresponde y contrasta con la división política del Estado
116
Mexicano, en estados y municipios. 151 Los votos del Clero regular, con sus
órdenes monásticas, y la acción del Clero secular se organiza en los institutos
religiosos masculinos y femeninos, y en los organismos seglares, mediante un
rígido calendario litúrgico.
Como se ha señalado, desde el siglo XIX, la Iglesia y sus aliados del grupo
conservador van perdiendo el terreno de su poder económico y político, ante el
grupo liberal y, en la defensa de sus intereses, la acción de la Iglesia tomó
diversos conductos que respondieron a la respectiva jerarquía de los ministros, ya
como Clero Alto o como Clero Bajo.
El Clero Alto.
El 8 de febrero de 1924, José María González y Valencia recibía de Su Santidad
el Papa Pío XI, el nombramiento que lo designaba como cuarto Arzobispo de
Durango y dos meses después, González y Valencia tomaba posesión de su
cargo en la sede arquidiocesana del Guadiana. De inmediato, en nuevo arzobispo
se dispuso a actuar contra las modificaciones legales anticlericales promovidas
por el Grupo Sonora y en especial por el gobernador de Durango Enrique R.
Nájera. Así, el 16 de abril de 1926, desde Durango, González y Valencia
redactaba y distribuía en el país un Syllabus en el cual condenaba los alcances del
artículo 130 y reclamaba al Estado la recuperación de la libertad de conciencia.
Sin embargo, el Syllabus de González y Valencia no era un documento aislado en
la movilización clerical.
Al entrar en vigor la Ley Calles, el Alto Clero mexicano, como medida de protesta,
optó por la suspensión de cultos y por el cierre de templos: bautizos, comuniones,
casamientos y extremaunciones, entre otros servicios, se daban en forma
subrepticia en las capillas improvisadas de casas particulares.
151
GARCIA DE MIRANDA, ENRIQUETA. Nuevo atlas Porrúa de la República Mexicana, México,
Porrúa, 1989, p. 171.
117
Debe hacerse notar que, a pesar de haber sido una medida determinada
por el episcopado, los fieles creyeron que las autoridades gubernamentales
eran quienes habían dado esa orden.
152
Desde el momento del martirio de los acejotameros de Chalchihuites, José María
González y Valencia comenzó a dar instrucciones pastorales a sus fieles
conservadores citadinos:
Sigan las Damas Católicas dirigiendo a la gloria de Cristo las actividades
femeninas, continúen los Caballeros de Colón fomentando la caridad y la
beneficencia y enseñando a los hombres el derecho al respeto humano;
prosigan nuestros Sindicatos Católicos afanándose por el mejoramiento
integral de nuestros queridos jóvenes obreros, y persistan en su valiente
acción los jóvenes de la ACJM, luchando con denuedo por Cristo,
resistiendo con júbilo cárceles y martirios, hasta dejar bien sentados los
cimientos de una generación robusta que ha conquistado, a viva fuerza, la
libertad de amar a su Dios. Aplaudimos, ante todo, el que éstas
corporaciones hayan secundado la labor pacífica de resistencia iniciada
intrépidamente por la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.
153
Movilizado contra la Ley Calles, González y Valencia se trasladó a la ciudad de
México y, junto con varios jerarcas del Episcopado Nacional, conformó una
comisión, con la cual viajó al Vaticano para informar al Papa Pío XI, sobre la
persecución religiosa en México, solicitando su orientación al respecto. La
Comisión Episcopal salió de México el 19 de septiembre de 1926. José María
González y Valencia, como jefe de la Comisión, cuestionó al Papa Pío XI acerca
de la actitud que debían tomar los obispos y arzobispos de México con sus
feligreses en el conflicto religioso, y Pío XI contestó en su Encíclica Iniquis
Aflictisque, del 18 de noviembre de 1926, No les digan nada, que ellos, que están
en el terreno, hagan lo que juzguen conveniente. De esta manera, el Papa no se
comprometía con los cristeros, pero tampoco estuvo en contra de la rebelión.
152
OLIVERA DE BONFIL, ALICIA. La literatura cristera, México, INAH, 1970, p. 10
Instrucción Pastoral que el Exmo. Sr. Arzobispo de Durango, dirige a los sacerdotes, a los
padres de familia y a las corporaciones católicas. ARA, CESU, UNAM, Docto. 7746, 1253, 6153.
153
118
González y Valencia siguió insistiendo en el Vaticano para que el Papa tuviera una
actitud definida:
Y allí permaneció hasta que el Vaticano le manifestó su descontento y le
pidió que disolviera la Comisión Episcopal en Roma y se marchara.
154
En 1927, González y Valencia, junto con su secretario el padre David G. Ramírez
(alias Jorge Gram), lanzó desde Roma su famosa Pastoral del 11 de febrero. El
punto más importante de esta Pastoral reza lo siguiente:
A nuestros hijos que andan levantados en armas por la defensa de sus
derechos sociales y religiosos, después de haberlo pensado largamente
ante Dios, y de haber consultado con los teólogos más sabios de la ciudad
de Roma debemos decirles: ESTAD TRANQUILOS EN VUESTRAS
CONCIENCIAS Y RECIBID NUESTRAS BENDICIONES… 155
De hecho, la Pastoral de González y Valencia daba legitimidad a la lucha cristera
por parte del Episcopado Mexicano, aunque según Aurelio Acevedo, citado por
Meyer: “esta Carta Pastoral nunca llegó a los cristeros de Durango, aislados en
las montañas”.
La Pastoral de González y Valencia fue reproducida en hoja suelta y repartida por
los miembros de la LNDLR y la ACJM, en varias ciudades de la República,
incluyendo el Distrito Federal, se aprehendía a los repartidores de esta
propaganda subversiva.
González y Valencia tuvo dificultades con el Episcopado de México por su
posición radical y no pudo regresar a Durango, por lo cual se dedicó a viajar por
Europa y los Estados Unidos, haciendo propaganda internacional de apoyo a la
Guerra Cristera. Fueron famosos: el mitin de Munich, de abril de 1928, y el de
Colonia, de mayo del mismo año. En su movilización, González y Valencia fundó
la Unión Mundial de Socios Honorarios de la Liga Nacional Defensora de la
Libertad Religiosa y la Unión Internacional de Todos los Amigos de la Liga
154
MEYER JEAN. La Cristiada, Tomo 2, pp. 350 a 351.
BARQUIN Y RUIZ, ANDRES. José María González y Valencia, Arzobispo de Durango, México,
ed. Jus, Colección México Heroico # 75, 1967, pp. 42 a 45.
155
119
Nacional Defensora de la Libertad Religiosa de México, esta organización fue
mejor conocida por sus siglas VITA o VITA-México.
156
VITA-México hacia acopio de donativos para sostener la Guerra Cristera. Sin
embargo, a lo largo del traslado, desde los países de recolección, pasando por la
LNDLR y las juntas locales, los combatientes cristeros de la sierra, poco o nada
veían de ayuda internacional conseguida por VITA y, en su mayoría, los guerreros
cristeros desconocían la existencia de semejante organización.
Por su parte el padre oaxaqueño David G. Ramírez, secretario particular del
arzobispo González y Valencia, se puso a escribir diversas novelas cristeras, así
como discursos y pastorales que se difundieron ampliamente entre los
156
Portada de Carta Pastoral Colectiva del Episcopado Mexicano, VÁZQUEZ VALLE, IRENE. Op.
Cit.
120
conservadores, la novela más famosa de Ramírez fue Héctor misma que fue
publicada bajo el pseudónimo de Jorge Gram.
Desde los inicios del conflicto, el Alto Clero sostuvo vínculos directos con las
asociaciones religiosas citadinas, pero se mantuvo desvinculado de los guerreros
serranos, aunque los jerarcas de la Iglesia consideraban que tenían el control total
de la rebelión, y al momento de la amnistía, la desobediencia de los cristeros
mestizos e indígenas evidenciaba que el Cristo por el que luchaban los católicos y
la Iglesia no era el mismo que el Cristo de los cristeros. Eran otras las intenciones,
eran otras las palabras y eran otros los intereses de cada grupo.
Así, sin percatarse de su poca influencia entre los indígenas tepehuanes,
González y Valencia, al ver la tenacidad de la etnia guerrera, tenía la intención de
fundar un Seminario Conciliar para jóvenes indígenas en Huazamota.
157
Si lo
hubiese logrado, habría creado el primer seminario para infieles, desde el punto de
vista católico.
Los católicos citadinos desvinculados de los rurales
Los católicos citadinos reconocían que, desde su punto de vista, la evangelización
de la población indígena y mestiza aislada y desvinculada del Vaticano, de la
Arquidiócesis, de las Diócesis, de las parroquias y de las organizaciones católicas
citadinas, no era completa y que, en el ejercicio de sus propias religiones y del
sincretismo, haciendo a un lado la liturgia católica, se practicaba, entre los pueblos
indios y mestizos aislados, lo que algunos católicos citadinos consideraban como:
superstición, nigromancia, idolatría, hechicería y brujería.
La desvinculación, de hecho, de los católicos citadinos, en relación con sus
correligionarios rurales e indígenas, por los conceptos de vida, religiosidad,
ritualidad, costumbres, formas de producción y consumo, intereses, anhelos,
proyectos, visiones del mundo y relaciones cotidianas bien diferenciados, seguiría
presentándose de diversas maneras, aunque más específicamente en la
separación racial y de clase de los minoritarios católicos citadinos de las clases
157
GALLEGOS, JOSÉ IGNACIO. Historia de la Iglesia en Durango, México, de. Jus, col. México
Heroico # 100, 1969, p. 287.
121
media y alta, de la capital de la República, de algunas capitales de los estados y
de otras ciudades relativamente grandes, con respecto de la religiosidad y las
formas de entender, practicar y vivir el catolicismo por parte de los católicos
rurales, y más aún de los diversos pueblos indígenas. Este menosprecio y la
evidente división y prejuicios de la feligresía citadina, en términos de clase, región
y raza, para con la feligresía rural e indígena, que incluía e incluye el tipo de
templo y parroquia a que se asiste para recibir los sacramentos, restaba fuerza y
peso a la grey y beneficiaba a la hegemonía política del Estado.
El Clero Bajo.
Al aplicarse la Ley Calles y suscitarse la suspensión de cultos, algunos sacerdotes
comenzaron a ofrecer servicios religiosos en casas particulares, otros se dirigieron
a apoyar la lucha armada en el campo, dándose uno que otro caso de dirigencia
armada.
Para ejercer mayor control sobre los ministros religiosos, las autoridades del
Estado exigían a estos su registro y patente como sacerdotes mexicanos. La Ley
Calles, en su artículo primero, sancionaba a quien, no siendo mexicano, ejerciera
el ministerio sacerdotal, en el artículo 10 se penaba a las críticas al gobierno, en el
11 se hacía punible la asociación política de los prelados, en el 13, se limitaba la
prensa religiosa, en el 16 se prohibía el uso de los templos con fines políticos,
mientras que el 17 prohibió el culto externo, entre otros.
La Ley Calles fue infringida en todos sus puntos y, en el caso de artículo primero,
sobrevino la desobediencia clerical ante el poder del Estado, de manera que
ningún sacerdote del estado de Durango se presentó al registro. Esta situación
exacerbó los ánimos de los partidarios del presidente Calles, quienes desataron
una fuerte represión directa contra los sacerdotes y la peor parte de esta represión
recayó sobre el Clero Bajo.
Cuando el rumor de que los cultos serían suspendidos, comenzó circular en
Durango, a principios de 1926, se multiplicó la cantidad de gente que solicitaba
122
servicios religiosos: matrimonios, bautizos, confirmaciones y primeras comuniones
se impartían como nunca, antes de que los templos fueran clausurados.
Los cultos fueron suspendidos el 28 de julio y el día 12 de agosto, los templos
pasaron a la custodia de las juntas vecinales y archicofradías que se designaron
para recibirlos.
158
Como ya se señaló, el primer sacerdote duranguense sacrificado por las fuerzas
callistas fue el padre Luis G. Batis. Batis había sido secretario de la Sagrada Mitra
de la ciudad de Durango y en 1926 fungía como sacerdote en Chalchihuites,
Zacatecas. En agosto del mismo año, Batis, a pesar de la suspensión de cultos,
realizaba servicios religiosos, por lo que, acusado de conspiración, fue hecho
prisionero y asesinado el día 15 junto con varios acejotaemeros.
El asesinato del padre Batis y los acejotaemeros que lo seguían, fue uno de los
motivos que aceleraron el levantamiento del jefe cristero zacatecano Pedro
Quintanar.
Para el mes de noviembre de 1926, la Rebelión Cristera ya se había declarado en
el estado de Durango, sobre todo en Santiago Bayacora, y el temor a nuevos
posibles brotes de rebeldía, hizo que las fuerzas del gobierno se movilizaran y se
desconfiara de los ministros católicos más cercanos a los focos del levantamiento.
El padre Pedro López, párroco del Pueblo Nuevo, fue considerado responsable de
la organización del levantamiento de 100 hombres, miembros de la Hermandad de
Nuestro Padre Jesús, por tal motivo fue hecho prisionero y asesinado en la sierra.
En los partes oficiales se argumentó el levantamiento armado de López y su
enfrentamiento con las fuerzas federales en un lugar cercano a La Ciénega de los
Caballos, Municipio de Pueblo Nuevo. Lo cierto es que el cura Pedro López cayó
el 18 de noviembre de 1926.
Por otra parte, en diciembre de 1926, el cura Epifanio Martínez, merced a su
amistad con el jefe cristero Dámaso Barraza, fue acusado de sedición, siendo tal
el motivo de su proceso y permanencia en la Penitenciaría del Estado hasta el año
de 1928.
158
159
159
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El conflicto (…), p. 37.
Ibid, p. 55.
123
Después de que los cristeros lograron, en la batalla del Puerto de la Arena, la
primera victoria seria sobre tropas federales en el país, la represión contra la
Iglesia se acentúo, y el 6 de enero de 1927 el general Manuel Madrigal, jefe de
guarnición de la plaza de Durango, citó a todos los sacerdotes en la jefatura de la
guarnición. Madrigal informó a los sacerdotes que habían violado varios puntos de
la Ley Calles y que debían ceñirse a las disposiciones del Gobierno Federal. El
canónigo Julio del Palacio, Deán de la Catedral, discutió con Madrigal y este
cuestionó a los sacerdotes sobre su preferencia de filiación al Estado Mexicano o
al Vaticano, a lo que los representantes del Clero optaron, de manera unánime,
por el Vaticano que, de hecho, no los apoyaba. Ante esta situación, Madrigal les
informó que serían remitidos, como prisioneros, a la capital de la República y les
dio 15 días para que arreglaran sus asuntos pendientes.
Los sacerdotes expulsados fueron enviados a la cárcel de Santiago Tlatelolco y no
regresarían sino hasta 1929. Así, durante dos años, de 1927 a 1929, no hubo
sacerdotes en Durango, excepto los que de manera clandestina realizaban cultos,
apoyados por las organizaciones religiosas que, para ese entonces, tenían ya una
vida de catacumbas.
El caso más sonado del martirologio católico duranguense durante la Primera
Rebelión Cristera, lo constituye la ejecución del padre Mateo Correa Magallanes.
En febrero de 1927 Correa fue capturado por el mayor José Contreras, cerca de la
hacienda de San José de la Sauceda en donde Correa se había escondido,
después de la expulsión de los sacerdotes de la Arquidiócesis.
Correa fue conducido primero a Fresnillo, Zacatecas, en donde estuvo encerrado
en la enfermería de la cárcel, después fue llevado en tren a Durango y ahí se le
encerró en el cuartel militar.
En la noche del día 5 de febrero, el ministro fue presentado ante el general Eulogio
Ortiz, alias El Cruel. Este ordenó al sacerdote que confesara a algunos prisioneros
cristeros que iban a ser fusilados, Correa obedeció y después Eulogio Ortiz
dispuso que el sacerdote le informara lo que los confesos le habían comunicado,
el padre se negó a romper el secreto católico de confesión y la reacción del
124
general Ortiz fue en el sentido de ordenar el fusilamiento del cura. Correa fue
fusilado en la madrugada del día 6 de febrero de 1927, a un kilómetro del Panteón
de Oriente de la ciudad de Durango. El encargado de la ejecución del mártir fue el
coronel José Ruiz.
160
Durante varias décadas, el padre Mateo Correa Magallanes formó parte del
santoral popular duranguense y era objeto de culto, de manera no oficial, hasta
que, el 22 de noviembre de 1992, el Papa Juan Pablo II lo incluyó en la
beatificación colectiva del nuevo culto católico mexicano y en mayo del año 2000,
santificado, fue elevado a los altares
El Estado en emergencia.
En 1920, después de que el triunfo del Plan de Agua Prieta legó la hegemonía del
país al Grupo Sonora, esta facción se hizo fuerte en algunos sectores militares y
125
consiguió la anexión de varias de las corporaciones de mayor peso político del
país, así como de los nuevos caciques de la Revolución: Gonzalo N. Santos y
Tomás Garrido Canabal, entre otros. A pesar de esta fortaleza en el poder, la
hegemonía del Grupo Sonora no se extendió a los conservadores o
tradicionalistas ni a la Iglesia, así como tampoco a algunos sectores militares que
se sublevaron, en forma vana, durante el periodo de gobierno de Álvaro Obregón,
entre 1920 y 1924.
Durante el turno del general Plutarco Elías Calles en el poder ejecutivo, 19241928, se implantaron de manera impositiva, las bases de lo que sería el Estado
Mexicano moderno, se organizó la banca, se reformó la educación, se
reorganizaron las instituciones, tanto administrativas como el Ejército y se
comenzaron a conformar los antecedentes de las grandes centrales sindicales
obreras y campesinas del país.
Esta supremacía se iba conformando con la represión directa de organizaciones
como la CGT Confederación General de Trabajadores, y con la ubicación, en los
cuadros dirigentes de las organizaciones, a personas como Luis Napoleón
Morones, líder de la CROM Confederación Regional Obrera Mexicana.
Durante el callismo, el choque que llegó a tener mayores repercusiones tanto por
su extensión territorial como el número de sus participantes, fue sin duda la
Primera Rebelión Cristera, misma que perduró, aún después de terminado el
período de Calles.
En un fallido intento por crear una alternativa el culto católico, durante el periodo
de Calles, el mismo Estado Mexicano promovió la formación de la Iglesia Católica
Nacional, como un cisma dirigido por el patriarca Joaquín Pérez; sin embargo, el
cisma de Pérez nunca tuvo la cantidad de adeptos suficientes como para competir
contra la cantidad de feligreses de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Por otra parte, las relaciones del gobierno de Calles con Estados Unidos se vieron
marcadas por la acción diplomática del embajador Dwight Morrow, quien logró la
modificación de la Ley petrolera, a favor de los petroleros estadounidenses y de
otros países. Sin embargo, la guerra nacionalista de Nicaragua, dirigida por
160
Mártir Mateo Correa. Iconografía conmemorativa a su beatificación, Episcopado Mexicano,
126
Augusto Cesar Sandino, encontró de nuevo los intereses de México y Estados
Unidos, ya que cada país apoyó a una facción distinta en el conflicto
nicaragüense.
La presión llegó a tal extremo que el Gobierno Mexicano ordenó la ocupación
militar de varios campos petroleros y los buques de guerra estadounidenses
volvieron a anclar en aguas mexicanas. Luego de un gran escándalo de prensa
volvió
una
relativa
calma,
aunque
hay
que
aclarar
que
el
Gobierno
Estadounidense nunca apoyó a los antagónicos de Calles y el 28 de mayo de
1928, la prensa anunciaba el fin del conflicto entre México y los Estados Unidos,
toda vez que el problemático petróleo mexicano fue desplazado en el mercado por
el oro negro de los yacimientos de Medio Oriente y Venezuela. La oposición
menor al Hombre Fuerte, Plutarco Elías Calles, también conocido como Jefe
Máximo de la Revolución se suscitó también en conflictos regionales, como en el
caso soberanista del estado de Nayarit y la rebelión de los yaquis en Sonora que
fue sofocada con la llamada Guerra de Exterminio del Indio Yaqui, de julio de 1926
a julio de 1927.
La gestión callista se esmeró, a pesar de la guerra, en la tarea de la
reconstrucción de la infraestructura del país y en el fortalecimiento y la
cimentación del Estado Mexicano moderno.
Para la sucesión presidencial de 1928, los hombres de la Revolución se dividieron
en el apoyo a los generales: Arnulfo R. Gómez, jefe de operaciones militares en
Veracruz y Francisco R. Serrano, secretario de guerra. Sin embargo, el general
Álvaro Obregón, previa modificación de la Constitución por el Congreso, para
permitir la reelección, lanzó su nueva candidatura, mientras que Serrano y Gómez
sucumbían en sendos intentos levantiscos.
Así, sin oposición real, Álvaro Obregón fue reelecto presidente el 1 de julio de
1928 y para el 17, sin tomar posesión del cargo, el Manco de Celaya, fue
asesinado por José de León Toral, miembro de la ACJM.
La visión política de Calles propició que, en 1928, se creara un partido que
agrupara, de manera corporativa, a todas las corrientes de la heterogénea
México, 1992.
127
coalición gubernamental, el Partido Nacional Revolucionario, PNR antecedente del
Partido Revolucionario Institucional, PRI.
Calles continuó influenciando en el poder por medio del llamado Maximato,
durante los periodos presidenciales de: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio,
Abelardo Rodríguez y parte del de Lázaro Cárdenas.
Los gobernadores de Durango.
Durante la presidencia de Calles, su incondicional, el general Enrique R. Nájera,
gobernó el estado de Durango desde el 16 de septiembre de 1924 a julio de 1928
y después pidió licencia. Durante el periodo de Nájera se inició la Primera
Rebelión Cristera y la persecución religiosa. De hecho, el período de Nájera se
desarrolló en la constante del militarismo. Como hecho curioso en esta historia
regional, entre julio y septiembre de 1928, no hubo gobernador del estado en
Durango.
El 15 de septiembre de 1928, en medio de la Primera Rebelión Cristera tomó
posesión como gobernador del estado, el general Juan Gualberto Amaya, para el
periodo de 1928 a 1932. Sin embargo, en marzo de 1929, junto con el general
Francisco Urbalejo y el general Enrique R. Najera, Amaya se unió a la Rebelión
Escobarista, cuyo fracaso hizo huir a los tres generales hacia los Estados Unidos.
De su experiencia como ejecutivo del estado, el general Juan Gualberto Amaya
redactó su libro Los Gobiernos de Obregón y Calles y los regimenes “peleles” del
Maximato, en el cual, como protagonista, justifica las razones de su defección.
Sobre el momento del levantamiento Escobarista, Amaya, en su texto, argumenta
que su vinculación con los cristeros, quienes en la ocasión ocuparon la capital del
estado, fue limitada y que estos nunca entraron a la ciudad de Durango y además,
que en ningún momento perdió el control de la situación, salvo cuando él y sus
subordinados dejaron la Perla del Guadiana. En sus propias palabras Amaya nos
dice:
Resumiendo las circunstancias que constantemente me rodearon durante
los doce días de mi permanencia en Durango, a contar del 3 de marzo,
puedo decir sin falsas vanidades que, con 50 hombres a las órdenes del
128
teniente coronel Laborín destacamentados en Francisco I. Madero, no sólo
tuve constantemente a raya a cerca de 400 enemigos que se organizaron
en Guadalupe Victoria, sino que no volvieron a intentar un nuevo ataque
contra la pequeña guarnición de Francisco I. Madero; que con la
providencial llegada a Durango de José Aguirre y sus 200 hombres
montados, en las primeras horas de la mañana del 13 de marzo, pude
también derrotar a más de 400 cristeros que arteramente creyeron
aniquilarme en la estación de Durango; hasta aquí puedo consignar de
manera justificada que entre las 6 y las 7 de la mañana del día 15 de marzo
derroté también a todo el enemigo que se había concentrado en Canatlán
con la pretensión de obstaculizar mi marcha en retirada a Santiago
Papasquiaro.
161
Al arribo de las tropas leales al callismo, a la ciudad de Durango, el Senado de la
República declaró desaparecidos los poderes del estado de Durango. Una vez que
el Congreso y el general Jesús Salas Barraza, quien había sido nombrado
gobernador interino, en substitución de Amaya, habían huído de la capital del
estado, por haberse adherido a la Rebelión Escobarista, diversos magistrados del
Supremo Tribunal de Justicia del Estado quedaron mal parados, por haber firmado
su pliego de adhesión al llamado Movimiento Renovador (escobarista), por lo cual
el Poder Judicial acabó con su mínima legitimidad.
162
Tras la desaparición de poderes, el licenciado Alberto Terrones Benítez ocupó la
gubernatura estatal de manera interina, en medio del enredo político que mantenía
las parcialidades de la Revolución Socialista de José Guadalupe Rodríguez, la
Rebelión del Movimiento Renovador, los cristeros recién salidos de la capital del
estado y los conservadores rechazando cualquier propuesta que pudiese venir del
gobierno que demostraba estar quebrantado en sus propias lealtades. Sin
embargo, Terrones pudo mantenerse el poder hasta 1929 y le correspondió llevar
a cabo la amnistía de los cristeros en la Primera Rebelión.
161
AMAYA, JUAN GUALBERTO. Op. Cit. p. 267.
162
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), p. 68.
129
Durante la permanencia de Terrones Benítez en el poder, de marzo de 1929 a
septiembre de 1930 se desató el gran escándalo en la prensa nacional, por los
poco claros manejos en la expedición de las concesiones para la explotación
maderera en Mezquital a empresas transnacionales como la Lumber Co., como se
analizará más adelante.
Como se puede observar, el mismo Estado Mexicano en formación, adolecía de
una gran inestabilidad política. Sin embargo no era tan débil como para no
combatir a sus principales oponentes: la Iglesia y los conservadores
El Ejército
Durante el periodo de Calles, el general Joaquín Amaro se dio a la tarea de
organizar y modernizar al Ejército Mexicano así, de lo que en muchos casos sólo
eran gavillas, con múltiples generales irregulares y señores de la guerra que
habían servido en las diferentes facciones de la Revolución, se comenzó a
conformar el nuevo cuerpo armado. Los que habían sido generales revolucionarios
se encontraban en todas partes y en todos los puestos de la creación del nuevo
grupo revolucionario de poder, fue así como dos de los tres gobernadores que
hubo en Durango durante la Primera Rebelión Cristera, Enrique R. Nájera y Juan
Gualberto Amaya habían sido generales de la Revolución. Según Jean Meyer:
Durango era una zona que escapaba al Ejército Federal, pero que no
lograba darse una organización civil o militar.
163
El conocimiento del terreno por parte de los cristeros, así como la topografía difícil
y agreste de la Sierra Madre Occidental, hizo que el Ejército tuviera mayores
pérdidas en el campo de batalla que los soldados de Cristo.
Según el general Anacleto López, en la Primera Rebelión Cristera, el Ejército
perdió 5 regimientos en la Sierra de Durango, es decir, entre 6 y 7,000 soldados.
164
163
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 107
164
MEYER, JEAN. La Cristiada Tomo I, p. 111
130
La mayoría de los soldados federales provenían de otras regiones del país y su
lucha no obedecía a los valores que movían a la lucha cristera, cuantimás que la
mayoría de los soldados del Ejército no eran enrolados voluntariamente sino por
medio del sistema de levas que incluían a miembros de las etnias yaqui y
juchiteca, entre otras.
Durante la Guerra Cristera existió siempre, para el soldado regular, la zozobra por
el hecho de que los cristeros de la Sierra de Durango siempre atacaban sobre
seguro, tratando de obtener el menor número de bajas posibles en sus filas.
Otra congoja que, de una u otra manera, agobiaba a los soldados del gobierno,
era la de la supuesta ayuda sobrenatural de los santos y vírgenes que estaban del
lado cristero, esta situación la relata Francisco Campos cuando refiere una
entrevista que tuvo con soldados federales en las puertas del cuartel de la ciudad
de Durango:
Si, dijo uno de ellos, esos indios se levantaron en contra del gobierno ¿y
siquiera presentan combate?, si, pero todos son hechiceros, cuando les
queremos tirar se nos caen los brazos y caen las balas allí mismo, ellos
traen un general de un caballo blanco y nos echa el caballo encima y nos
retiramos para atrás, nosotros le tiramos pero no podemos darle, y una
mujer de un vestido café anda junto con el general, y ellos tumbe y tumbe
gente, y cuando queremos ganar se pone una neblina que no se puede ver
nada, y cuando se quita la neblina ya no hay nada de los indios. Y nosotros,
como en ese tiempo no teníamos ni un caballo, creemos que el de caballo
blanco era Santo Santiaguito que andaba con nosotros y aquí hago constar
lo que antes dije, que Santo Santiago andaba con nosotros.
165
No se sabe si el relato se deba realmente a un soldado federal regular o a la
imaginación de don Francisco Campos pero con mayor o menor fuerza, ayudaba a
la lucha de los cristeros y desmoralizaba a los soldados regulares.
165
).- CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento Cristero de 1926 en Santiago Bayacora, Dgo., p.
26.
131
Relación de generales que realizaron campaña contra los cristeros de
Durango:
- José Gonzalo Escobar, jefe de operaciones militares de Torreón y que encabezó
la Rebelión Escobarista de 1929.
- Francisco Urbalejo, jefe de operaciones militares de Durango entre 1928 y 1929,
intentó amnistiar a los cristeros y los incluyó como aliados para la Rebelión
Escobarista.
-Eulogio Ortiz, alias El Mataamarrados, alias El Cruel, jefe de operaciones
militares, reconcentraciones de las poblaciones cristeras del Mezquital y
destrucción de las fuentes de abastecimiento cristero, también desarrolló la
persecución de los miembros de la Arquidiócesis de Durango.
- Eliseo Páez, muerto en combate contra los cristeros en la batalla del Cerrito
Verde en 1926.
- Ismael Lares, muerto en combate contra los cristeros en la batalla del Cerro del
Capulín.
- Manuel Madrigal, Juan Antonio Domínguez y Manuel Enríquez, ante estos tres
generales los cristeros se amnistiaron al final de la Primera Rebelión Cristera en el
estado. Enríquez era el jefe del 59 Regimiento y Juan Antonio Domínguez se hizo
compadre y amigo de algunos de los jefes cristeros de la zona.
- Andrés Arrieta, Máximo García y Enrique Zertuche González fueron otros
generales federales que tuvieron acción contra los cristeros en el estado.
Coroneles:
- José Ruiz, responsable del fusilamiento del padre Mateo Correa, muerto en
acción contra los cristeros en la batalla del Cerro de las Papas.
- Dámaso Carrasco, combatió en la batalla del Cerro del Capulín.
Otros coroneles fueron: Antonio S. Arredondo, Adolfo Nevares, Arturo Canales,
Natalio Alvarado y Enrique Medina.
Mayor:
132
Marcelino Mendoza
Capitanes:
Ángel López Rivera, Ramón Méndez Jiménez.
Oficiales que realizaron campaña contra los cristeros en la zona oeste de
Zacatecas, norte de Jalisco, sur de Durango, sur de Sinaloa y noreste de
Nayarit.
- General Anacleto López, jefe de operaciones militares de Zacatecas, derrotó a
los cristeros en el Cerro del Capulín.
- Juan B. Vargas, realizó campañas constantes contra los cristeros de Florencio
Estrada, en la región aledaña a Huazamota.
166
Según Everardo Gámiz:
En enero de 1927 circulaban alarmantes rumores de que la derrota de los
federales había sido tremenda e infligida por más de 2,000 rebeldes que
atacarían la ciudad de un momento a otro, por lo cual muchos ciudadanos
pertenecientes al Partido Liberal se presentaron a la Jefatura de
Operaciones Militares para ofrecer sus servicios en defensa de la plaza.
167
Sin embargo, el reclutamiento de voluntarios que menciona Gámiz nunca tuvo
lugar.
Los cristeros de Durango, si bien tuvieron serias derrotas, nunca pudieron ser
vencidos en forma definitiva en el terreno de las armas. De acuerdo con Jean
Meyer:
En la guerra de los cristeros el Ejército fracasa año tras año, manifestando
su incapacidad para dar solución militar a un problema político: Este fracaso
ayudó a Obregón y a su grupo, reforzados por Morrow (embajador
166
167
MEYER, JEAN. La Cristiada Tomo I, pp. 259 a 264.
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…) p. 57
133
estadounidense en México, en la época de Calles), a convencer a Calles de
que la solución tendría que ser política.
168
Cuerpos Agraristas Auxiliares Irregulares.
El Ejército callista, imposibilitado para lograr la victoria contra los cristeros, habilitó
a 30,000 auxiliares irregulares agraristas y regionales, para apoyarse en la guerra.
De hecho, puede pensarse que Calles intentó utilizar; aunque de manera fallida, la
misma táctica que había usado Venustiano Carranza contra las fuerzas
convencionistas villistas campesinas norteñas, en 1914, al oponer a estas a los
Batallones Rojos, conformados por obreros del centro y este del país, enfrentando
así a los miembros de una misma clase social en una lucha en la cual el Gobierno
quedaba bien librado. Ante el incremento de los ataques y la fuerza de los
cristeros, en enero de 1928, el Gobierno de Durango autorizó la integración de
Defensas Civiles en los ranchos ubicados entre la ciudad de Durango y Santiago
Bayacora.
Las Defensas, en su mayoría, reclutaban a campesinos agraristas e indígenas
adictos al Gobierno, o que estaban en pugna contra los cristeros. Llegado el
momento, el Gobierno trasladó Defensas Civiles Agraristas de otras partes del
estado para combatir a los cristeros de Mezquital y Pueblo Nuevo.
Como jefes de las Defensas Civiles se escucharon los nombres de: Juan
Campagne, Tomás Subiría y Manuel Herrera y, entre los tepehuanes, el de Chón
Aguilar.
El reparto insuficiente.
Las estadísticas sobre reparticiones de tierra en el estado de Durango son bien
contradictorias. Si se hace un recuento de repartos, de acuerdo con las cifras de
Antonio Arreola se puede concluir que, en la década de 1910 a 1920, el reparto
agrario en el estado, tanto en su forma ejidal como comunal, sólo alcanzó la cifra
168
MEYER, JEAN. “Estado y Sociedad con Calles”, Historia de la Revolución Mexicana Tomo II,
1924-1928, México, 1987, p. 76
134
de 9,811 hectáreas y, en los diez años que transcurrieron de 1920 a 1930, la
dotación alcanzó la cifra de 288,900 hectáreas. Así, en los primeros veinte años
de la Revolución, únicamente el 2.34% del territorio estatal pasó a ser posesión,
que no propiedad, de los trabajadores del campo.
169
170
Sin embargo, según las cifras ofrecidas por Miguel Terrones Langone: entre 1917
y 1924, fueron 562,983 las hectáreas distribuidas en dotación ejidales, 54,491
hectáreas las que se obtuvieron del fraccionamiento de latifundios y 176,712
hectáreas de terrenos nacionales, haciendo un total de 794,186 hectáreas. De la
169
ARREOLA VALENZUELA, ANTONIO. Op. Cit., Tomo I, pp. 10 a 14.
170
Grabado cristero agrarista: “El Reparto de Tierras”. VÁZQUEZ VALLE, IRENE. Op. Cit.
135
misma manera, en las estadísticas de Terrones se consigna un reparto de 908,950
hectáreas, entre 1925 y 1934, dando el crédito de la gestión a Alberto Terrones
Benítez. Así; contra los datos de Arreola, de 1917 a 1934; según Terrones, se
repartieron 1, 703,136. hectáreas, es decir un 9.11% del territorio estatal.
171
De cualquier manera, el movimiento agrarista y el inicio de la dotación de tierra
proporcionó al Estado Mexicano un aliado, casi incondicional, contra los rebeldes
de Cristo Rey.
La mayoría de las dotaciones de tierra se realizaron en la región de Los Llanos; y
sobre todo en los municipios de Vicente Guerrero, Villa Unión, Guadalupe Victoria
y Poanas, entre otros.
El 5 de julio de 1925, el presidente Plutarco Elías Calles hizo una visita a Durango,
no sin recibir la sorpresa de que el tren que le precedía en su viaje sufrió un
atentado dinamitero, en la estación de Durango.
Dando legitimidad al agrarismo, Calles adquirió la hacienda de Santa Lucía,
misma que sería utilizada como sede de la Escuela Normal Rural José Guadalupe
Aguilera.
Manos sobre la sierra.
En los bosques y con los indígenas, la historia agraria forestal tomó un curso
diferente y se transformó en móvil de guerra. Entre 1917 y 1924, sólo se dio
posesión provisional al ejido de Pueblo Nuevo, con una dotación de 17,784
hectáreas. Los intereses económicos de las compañías extranjeras dedicadas a la
explotación forestal, sobre todo la Lumber Co., se opusieron a la dotación de
tierras forestales a los campesinos.
De hecho, El Salto fue formalmente fundado en 1919, por el empresario
estadounidense Eduard Shaw, una vez que la línea del inconcluso Ferrocarril de
Durango a Mazatlán alcanzó los terrenos madereros. El servicio ferroviario se
171
TERRONES, MIGUEL. “La acción social y política del Movimiento Agrario en Durango”, en
Historia de Las Ligas de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, Norte, Tomo 4, México,
CNC/CEHAM, 1988, PP. 325 A 382.
136
regularizó hasta 1922, hasta el Campamento Maderero de El Salto a Estación
Aserraderos, donde, en 1926, se instaló un gran aserradero.
172
En la evolución de las acciones forestales, paulatinamente se fueron conformando
diversas compañías madereras como la Compañía Explotadora Pinos Altos, en
1923. Aserraderos El Salto, en 1925 y estos dos, fusionados, integraron en 1926
la Compañía Explotadora Santa Lucía, S. A.
Para 1927 se crea la Compañía Explotadora Santa Bárbara y por su parte Eduard
Shaw, en 1926, vendió sus dos aserraderos a la Compañía Maderera de Durango,
administrada por Eduardo Hartman y, en 1928, Maximiliano Sliter ocupaba la silla
directiva de la Compañía Maderera de Durango. En 1927, los trabajadores de los
pueblos de madera crean el Sindicato de Obreros Unidos de El Salto, afiliado a la
Confederación Regional Obrera de México.
173
Por su parte, la Lumber Co., creaba su sindicato blanco, bajo el nombre de
Sindicato Industrial de Trabajadores Justicia, Honradez y Trabajo. Así, los terrenos
serranos no entraron en los programas de reparto agrario. Los indígenas y
comuneros fueron despojados de sus bosques y sus árboles talados para
alimentar las sierras de la Lumber Co.
Los llaneros comunistas.
La historia de la izquierda agrarista durangueña de los años veintes se puede
enfocar, partiendo de la trayectoria de su principal líder. Nacido en la ciudad de
Durango, en el año de 1897, José Guadalupe Rodríguez Favela quien se dedicó
desde muy joven al análisis de las leyes agrarias del país, sobre todo la primera,
promulgada en el estado de Durango en 1913, por el gobernador Pastor Rouaix.
De la misma manera, Guadalupe Rodríguez tenía conocimiento del Plan de Ayala,
la Ley Ejecutiva Sobre Reformas Agrarias del 6 de enero de 1915 y la Ley Agraria
Villista. En el transcurso de los años de la segunda década del siglo, el joven
Rodríguez participó en la conformación del Comité Agrario de Muleros (hoy
Vicente Guerrero).
172
LUJAN CASTAÑEDA, JOSÉ LUIS. El Salto, nuestra historia, Durango, Dgo., Impresiones
Gráficas, 1992, 13
173
Ibid, p. 26
137
En 1917, Rodríguez Favela se integró como maestro rural, a las Brigadas
Culturales y fue dado de alta en el nuevo magisterio estatal, luchando además por
hacer efectivos los derechos agrarios. Poco a poco, las gestiones de Rodríguez y
su
Comité
Agrario
iban
dando
resultados,
al
lograr
la
resolución
de
fraccionamiento ejidal de diversos latifundios en los municipios de Muleros (hoy
Vicente Guerrero) y Tapona (hoy Guadalupe Victoria).
Líder agrarista comunista durangueño José Guadalupe Rodríguez Favela
174
Con los éxitos obtenidos, el líder agrarista se ganó el apoyo y la seguridad de la
movilización de los campesinos de la Región de los Llanos mismos que, durante
1922, se organizaron en la Confederación de Sindicatos Obreros y Campesinos
174
José Guadalupe Rodríguez Favela, Líder Agrarista Socialista Durangueño. DOMÍNGUEZ
ROJO, SERGIO Y JAVIER GUERRERO ROMERO. José Guadalupe Rodríguez Favela, Biografía,
Gobierno del Estado de Durango, Durango, Dgo., 1989, sección fotográfica.
138
del Estado de Durango COSIOCED, órgano que posteriormente se afiliaría a la
CROM Confederación Regional Obrera Mexicana. Para los terratenientes
durangueños ese sindicato era verdaderamente una amenaza, porque afectaba
directamente sus bienes terrenales.
Con la confianza total puesta en su organización, los agraristas durangueños
realizaron en 1923 un gran congreso, en el que denunciaron la existencia de
cuerpos armados por los hacendados que actuaban para dispersar a sus
organizaciones, la multiplicidad de obstáculos burocráticos para la dotación ejidal,
la falta de garantías para los agraristas así como el caso omiso que se hacía a las
peticiones de ampliación ejidal.
Eran los tiempos del inicio de la Reforma Agraria y los terratenientes se defendían
a capa y espada, intentando incluso la nada novedosa táctica de involucrar a
grupos campesinos ajenos o guardias blancas como aliados o grupos de choque
contra los agraristas.
En mayo de 1923, Rodríguez Favela participaba en la Primera Convención
Agrarista de la República, en la ciudad de México, convocada por el Partido
Nacional Agrarista, PNA, durante la cual se constituyó la Liga Nacional
Campesina, LNC, y compartiendo la mesa directiva con Úrsulo Galván y Manuel
Montes, el agrarista durangueño Guadalupe Rodríguez fue nombrado tesorero de
la misma.
En su viaje a México, Guadalupe Rodríguez estableció contacto con la dirigencia
del Partido Comunista Mexicano PCM y, convencido de la inevitable ascensión del
proletariado al poder, se afilió al comunismo, doctrina que nunca abandonaría.
De regreso al estado de Durango, Rodríguez comenzó a movilizar a los agraristas
de los municipios de Canatlán, Cuencamé, Nombre de Dios, Súchil, Pánuco de
Coronado, Peñón Blanco, San Juan del Río y Guadalupe Victoria. Paulatinamente,
los contingentes agraristas iban siendo dotados de armas, más que de tierras y
con la promesa ejidal, ayudaban al apaciguamiento de diversas fuerzas
antigobiernistas del estado. Fue así como, los agraristas de Durango, al igual que
139
los de otras partes de la República jugaron un importante papel de apoyo al
Gobierno durante la Rebelión Delahuertista en 1923.
En 1924, el prestigio social del líder agrarista era muy grande y en las elecciones
del municipio de Durango obtiene el puesto de regidor por el Partido Durangueño
del Trabajo, PDT, sus gestiones como regidor no obstaculizan su actuación como
líder agrarista y participa en el Quinto Congreso de Ligas Agrarias Estatales, en
1925.
A la sazón, México había sido invitado a participar en el Primer Congreso
Internacional Campesino, a celebrarse en la ciudad de Moscú, en la Unión
Soviética y José Guadalupe Rodríguez fue nombrado como el delegado mexicano
al mencionado congreso.
El líder agrarista durangueño permaneció en la Unión Soviética por más de tres
meses y durante ese lapso conoció las diversas formas de trabajo productivo y
comunal de los soviets y aprovechando el viaje, también visitó algunos campos
agrícolas de Francia y Alemania con el interés puesto en sus formas de
organización. Con un acrecentado espíritu socialista, Rodríguez Favela retornó a
Durango con la idea fija de poner en práctica la organización de soviets
durangueños.
Sin tomar en cuenta las críticas, como convencido socialista internacional,
Rodríguez Favela adoptó el uso de los símbolos internacionales del comunismo, el
más famoso fue el fierro de herrar con la hoz y el martillo, que Rodríguez Favela
usaba para marcar al ganado mostrenco, para que pasara a ser propiedad del
proletariado durangueño. El líder también adoptó la bandera roja usándola en
lugar de la mexicana y los socialistas agraristas de Rodríguez, al estilo Konsomol,
comenzaron a usar los distintivos rojos con estrellas de cinco puntas en sus
sombreros anchos en los diversos municipios que estaban en pugna por la
dotación ejidal, aunque la principal preocupación de Guadalupe Rodríguez era la
de armar al futuro Ejército Soviético Durangueño. Ante las manifestaciones
públicas de Rodríguez, el Gobierno tenía los cabellos de punta, estaba bien que
fueran socialistas, pero no tanto.
140
Al respecto José Revueltas, refiriéndose al papel de Partido Comunista Mexicano
en ese momento, nos dice que:
Nuestro partido trató de encontrar una salida a la situación anormal en que
se encontraba por los años 26-29 (aproximadamente), periodo en el cual
había devenido, prácticamente, en un partido campesino cuyo papel no
había sido otro que el de revestir con un lenguaje de extrema izquierda y
radical las aspiraciones históricas de la burguesía y pequeña burguesía
democráticas. (…) Pronto aparecieron entonces, en los potreros de los
latifundistas de Durango, los caballos y las reses que los comunistas,
levantados en armas, habían herrado en las ancas con el hierro candente
de la hoz y el martillo (histórico), en señal de que a partir de ese momento
aquellos animales habían pasado a ser propiedad del pueblo.
175
Para Rodríguez Favela la lucha de sus agraristas era, en última instancia, por la
conformación de un Estado dirigido por obreros y campesinos. “Para 1926, los
agraristas de Durango contaban con 1,200 fusiles.”
176
Para el Estado Mexicano,
la solución contra sus opositores de izquierda y de derecha estaba en intentar, a
toda costa, el enfrentamiento entre cristeros y agraristas, como antagónicos
naturales.
El Estado no podía permitir que sus aliados agraristas se volteasen en su contra, y
pronto se presentó una oportunidad de acabar con el germen comunista
durangueño, la movilización de las fuerzas agraristas contra los cristeros en
Durango comenzó casi al mismo tiempo del inicio de la Primera Rebelión Cristera.
Los agraristas fueron enviados por el Ejército como punta de ariete en el ataque,
como carne de cañón o como soldados de segunda categoría.
Llegado en momento de la Rebelión Escobarista los datos sobre los agraristas en
Durango son muy contradictorios. Según Miguel Terrones:
175
REVUELTAS, JOSÉ. Escritos políticos, Obras completas, Tomo 12, México, ed. Era, 1989
pp.116 a 117.
176
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 50
141
Los agraristas, agrupados en lo que se llamó entonces Fuerzas Regionales,
fueron divididos en tres grupos de 500 hombres cada uno, que debidamente
armados y pertrechados combatieron; uno de ellos al mando del diputado
José Ramón Valdez, a los escobaristas que se habían hecho fuertes en el
norte del estado; otro grupo se agregó a la columna militar que combatía a
los rebeldes cristeros en el municipio de Mezquital y la Fuerza Regional
restante se destinó al resguardo de poblaciones y a la escolta de trenes.
Este contingente, con el asesoramiento del general Manuel Medinaveytia,
comandante de Durango; logró, en el transcurso del mes de abril de 1929,
expulsar a los escobaristas y derrotar a los cristeros que abandonaron las
poblaciones de Mezquital y Santiago Bayacora, remontándose a la sierra y
dispersándose en pequeños grupos que ya no constituyeron problema
militar.
177
El millón de pesos que costó la campaña contra los escobaristas fue cubierto por
el Gobierno del Estado y extrañamente, las acciones del Movimiento Renovador
(escobarista) en Durango causaron pocas bajas militares.
Según Jean Meyer:
En 1929, los agraristas, fueron movilizados a combatir a los cristeros fuera
de su lugar de origen. De Durango algunos agraristas comenzaron a
volverse cristeros (…) Los agraristas se desertaron en el momento de la
Rebelión Escobarista, y en algunos lugares fue preciso disolverlos a causa
de su ineficacia y de sus saqueos.
178
Aunque lo que realmente sucedía era que se iniciaba la efímera Revolución
Comunista Agrarista Durangueña. Sergio Domínguez relata que:
Ante la exigencia y presión de Rodríguez Favela de acelerar al reparto
agrario y aprovechando la insurrección cristera, se dan instrucciones a los
grupos agraristas, con Rodríguez Favela como Comandante en Jefe de
éstos, en el estado de Durango, para que marche tras los alzados en la
región serrana del sur de la entidad, con el fin de mantenerle ocupado en
177
TERRONES, MIGUEL. Op. Cit. pp. 354 a 355.
142
acciones militares, de dificultad extrema, toda vez que el Ejército Regular de
la plaza no había podido controlar a los cristeros de Durango. Sin embargo,
sus triunfos consecutivos resultan contraproducentes, puesto que obtiene
cada vez una mayor fuerza política y militar. (…) No obstante haber recibido
instrucciones de incautar todas las propiedades de los sublevados, causó
un enojo mayor al gobernador Alberto Terrones Benítez, por haber herrado
todos los animales recogidos con el fierro comunal de la hoz y el martillo.
179
Por su parte Lozoya Cigarroa, en su texto Hombres y Mujeres de Durango, afirma
que José Guadalupe Rodríguez fue comisionado por el general Plutarco Elías
Calles, para combatir a los adeptos a Escobar en 1929 y que su lid se centró
contra los generales Urbalejo y Amaya.
180
Lo cierto y coincidente es que José Guadalupe Rodríguez, al término de la
Rebelión Escobarista, fue desarmado, hecho prisionero y fusilado junto con su
correligionario Salvador Gómez, el 19 de mayo de 1929.
La muerte de los militantes comunistas Rodríguez y Gómez desató una campaña
mundial de protesta contra el Gobierno Mexicano por parte de las organizaciones
afiliadas a la Tercera Internacional Comunista y a la larga, fue una de las causas
de la ruptura de relaciones entre México y la Unión Soviética, en 1930, y del inicio
del clandestinaje del Partido Comunista Mexicano.
Tepehuanes, coras, huicholes y huazamotecos gobiernistas.
El Estado Mexicano logró hacerse de aliados regionales en la Sierra de Durango,
sobre todo entre algunos caciques que tomaron su partido por diversos intereses,
sobre todo de relación con las transnacionales madereras.
El jefe tepehuán de Santa María Ocotán, Chón Aguilar tomó el partido del
gobierno contra los cristeros de Florencio Estrada, Chón Aguilar fue el primer
cacique tepehuán que abrió los bosques comunales tepehuanes a las compañías
178
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, pp. 52 a 55.
DOMINGUEZ ROJO, SERGIO Y JAVIER GUERRERO ROMERO. José Guadalupe Rodríguez
Favela (Biografía), Durango, Gobierno del Estado de Durango, 1989, p. 27.
180
LOZOYA CIGARROA, MANUEL. Hombres y mujeres de Durango, Durango, ed. del autor, 1985,
p. 287.
179
143
forestales, de la misma manera Agustín Carrillo, de Santa Catarina, apoyó al
Ejército Federal.
En 1927, después de la batalla del Cerro del Capulín, el Gobierno instaló una
guarnición de coras, bajo el mandato del general Enrique León Contreras.
Por su parte los huazamotecos mestizos que tomaron el partido del Gobierno
fueron dirigidos por los caciques hermanos Muñoz, cuñados del jefe cristero
Florencio Estrada.
Según el testimonio de Dolores Muñoz: “Los Muñoz y los Estrada se llevaban muy
bien; el 18 de mayo de 1922, habían acabado con Primo Ortiz”, el cacique de la
sierra y ésta situación marcó el inicio de la lucha por el poder en la zona
interétnica serrana y al momento de la Primera Rebelión Cristera, para tener el
control de la situación, los Muñoz y los Estrada habían llegado a un arreglo,
estableciendo quiénes quedaban del lado del Gobierno y quiénes se iban del lado
de la Cristiada. A Florencio Estrada le tocó ser jefe de los cristeros, con la
condición de que los Muñoz lo auxiliarían mientras duraba el conflicto. Sin
embargo, la llegada de las tropas regulares a la zona desató la violencia y nadie
fue capaz de contenerla. Los Muñoz, de parte del Gobierno, se vieron obligados a
enfrentar a los hombres de su cuñado, el coronel cristero Florencio Estrada y a los
de su hermano gemelo Frumencio Estrada.
181
Si bien, algunos de los pobladores
de los municipios del Mezquital y Pueblo Nuevo lograron permanecer al margen
de la contienda, otros prefirieron la emigración, sobre todo los mestizos.
De hecho la Cristiada dividió a la etnia tepehuán entre gobiernistas, cristeros y
pacíficos y estableció alianzas que en otras circunstancias eran imposibles, el
motivo principal fue, como desde la Colonia, la posesión y explotación de los
bosques.
La legislación.
No todas las leyes que se promulgan en el país son aplicadas de manera expedita
y eficiente. Su desconocimiento y tergiversación, por parte del Gobierno y los
181
ADOLFO ESTRADA MUÑOZ / Antonio Avitia, Huazamota, Durango, Julio de 1995.
144
gobernadores han creado malentendidos y situaciones confusas e incluso
conflictos. A lo largo del proceso revolucionario, los conflictos que se generaron
con motivo de la resistencia del Clero y la grey católica a los artículos de la
Constitución de 1917 que perfilaban el estatuto eclesiástico de la Revolución y
diversos problemas de orden práctico, condujeron a un nuevo concordato de facto,
que tampoco conllevó a modificaciones legales, por lo que no hubo cabida para un
derecho eclesiástico.
182
El 7 de enero de 1926, el presidente Calles pudo obtener de las Cámaras, poderes
extraordinarios para hacer reformas al Código Penal en lo que se refería a
violaciones legales en materia religiosa. Los días 10, 11 y 12 de febrero de 1926,
Calles expidió diversos decretos para deportar a algunos ministros religiosos
extranjeros.
El 22 de febrero, el presidente expidió una reglamentación provisional del Artículo
Tercero Constitucional y el 14 de junio promulgó la Ley Reformando el Código
Penal para el Distrito y Territorios Federales sobre Delitos del Fuero Común y
Delitos contra la Federación en Materia de Culto Religioso y Culto Externo, misma
que, como ya se ha mencionado, fue comúnmente conocida como Ley Calles.
Desde el punto de vista de la Iglesia y los conservadores, la Ley Calles fue uno de
los motivos que propiciaron la Primera Rebelión Cristera. La Ley Calles estaba
lista, para entrar en vigor a partir del 31 de julio del mismo año e imponía la
reglamentación de los artículos: 3º, 5°, 24° y 130° de la Constitución, limitando el
ministerio de los sacerdotes extranjeros y el culto externo, también imponía la
educación laica y su vigilancia por parte del Estado, de la misma manera prohibía
y disolvía las órdenes monásticas y los votos religiosos. Penaba igualmente las
críticas a las leyes y al Gobierno, por parte de los sacerdotes, limitaba la libertad
de asociación y de prensa religiosa, en las restricciones se incluía el vestuario
religioso y sobre todo se legislaba la expropiación de los bienes terrenales de la
Iglesia.
182
RUIZ MASSIEU, JOSE FRANCISCO. “Hacia un derecho eclesiástico mexicano”, en Derecho
Eclesiástico Mexicano, México, Porrúa /UNAM / Universidad Americana de Acapulco, 1993, p. 33.
145
En específico, la reglamentación del Artículo Tercero expresaba que ninguna
corporación religiosa podría impartir instrucción primaria. En lo referente al Quinto
se argumentaba que el Estado no podía permitir el sacrificio de la libertad por la
afiliación a los votos religiosos de cualquier orden, razón por la cual, a su vez, no
se podía permitir el establecimiento de órdenes monásticas. Con la mencionada
ley, la Iglesia perdía el derecho a recibir herencias y los templos pasaban a ser
propiedad de la Nación. En sí, el jacobinismo del Estado Mexicano tenía su mejor
momento con la promulgación y puesta en vigor de la Ley Calles.
Los seguidores del Gobierno del general Plutarco Elías Calles pusieron en
vigencia la Ley Calles de manera expedita en sus respectivas jurisdicciones y, en
el estado de Durango, como en otros estados, se exageraron los detalles de la
separación efectiva del Estado y la Iglesia.
El Episcopado Mexicano se apresuró en su reacción a la Ley Calles y en el
segundo punto de un cable enviado al Papa Pío XI, decía textualmente lo
siguiente:
El Comité Episcopal ha resuelto hacer un esfuerzo supremo para conservar
la vida de la Iglesia, y emplear el único medio que cree eficaz, y que
consiste en que, unidos todos los obispos, protesten contra ese decreto,
declarando que no pueden obedecer y que nos obliga en conciencia, a
suspender el culto público en toda la nación por no poder ejercitar conforme
lo piden los sagrados cánones y la estructura divina de la Iglesia.
183
Con la Ley Calles, los poderes de la Nación, por la vía legislativa, hacían efectiva
su separación del derecho canónico y de la Curia del Vaticano, en tanto la Iglesia
con más adeptos en el país.
La suspensión de cultos fue, de hecho, el decreto de respuesta del poder
eclesiástico contra el poder político de la Ley Calles y se programó para el primer
día de agosto de 1926; un día después de la entrada en vigor de la Ley Calles.
183
RIUS FACIUS, ANTONIO. Op. Cit., p. 55.
146
Por su parte, el coronel cristero de Santiago Bayacora, Francisco Campos, nos da
su interpretación de la Ley Reglamentaria que fue fijada, en la puerta del templo
de Santiago Bayacora:
Sucede que, el mes de julio de 1926, apareció un manifiesto en la puerta
del templo de éste lugar, en el cual decía así: El 31 de julio de 1926 tendrán
que ser cerrados todos los templos de la República Mexicano y los
sacerdotes tienen que ser expulsados a otros países.
Artículo 1.- Todo individuo encargado de un templo, si repica las campanas,
será multado con cincuenta pesos y un año de prisión.
Artículo 2.- Toda aquella persona que enseñe a rezar a sus hijos, la misma
pena.
Artículo 3.- Toda aquella casa que haya santos, por consiguiente.
Artículo 4.- Toda aquella persona que porte insignias en su cuerpo, por
igual; y así sucesivamente hasta el artículo 30.
184
A la pugna entre poderes en términos legales, sobrevino el pleito entre el Ejército y
los cristeros, en términos de armas: La cruz armada se enfrentaba a la nueva
espada.
Los cristeros de Durango.
A diferencia de lo que sucedía en otras regiones de la República, como la del
Bajío Guanajuatense y la de Los Altos de Jalisco, en donde la motivación guerrera
de la Primera Rebelión Cristera respondió a móviles religiosos y de poder; en la
cual, la Iglesia y al Liga tienen la batuta direccional del movimiento, en el sur de
Durango, donde, salvo algunos lugares, no había templos católicos ni presencia
del Gobierno del Vaticano, los motivos cambian, en tanto se va transformando la
explotación de los recursos naturales de la zona y se presenta la guerra como
resistencia a la tala de los bosques y como pugna de poder entre caciques de
indígenas y mestizos, mientras que los conservadores de la ciudad consideraban
erróneamente que los indígenas y mestizos cristeros peleaban la lucha por Dios y
184
CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento cristero en 1926 en Santiago Bayacora, p. 6.
147
por la Patria. En esta historia, la diversidad de ubicación territorial de los actores
es determinante.
Como ya hemos visto, hasta las postrimerías del siglo XIX, el sur del estado no es
motivo de codicia de terratenientes, la gran apropiación territorial se da durante la
última década del porfiriato, conquistadora e invasora de las mejores tierras del
país, es también cierto que la apropiación retrocede de manera constante en
ciertas regiones, como por ejemplo, en la zona serrana de Durango.
185
Los llanos
quedaron franqueados por el paso del ferrocarril y las sierras aisladas, sin que las
cintas de acero las atravesaran.
186
185
VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Durango en la era de la paz y del progreso, México, Tesis
de Maestría en Historia de México, FFyL, UNAM, 1993.
186
Grabado de Charro con bandera cristera, VÁZQUEZ VALLE, IRENE. Op. Cit.
148
Durante el proceso de deslinde, entre 1907 y 1909, en el estado de Durango se
deslinda, entre terrenos baldíos y nacionales, la superficie de 173,980 hectáreas y
sólo 998 fueron tituladas a labradores pobres.
187
Así, en la región occidental y sur
de la sierra se irían fraccionando los territorios accesibles entre pequeños ranchos
y rancherías.
Poco a poco los gambusinos comienzan a explorar el terreno, aunque todavía
para 1919, en la Carta Minera del Estado de Durango, realizada por Luis Zubiría y
Campa, el extremo sur de Durango es consignado como región poco explorada.
En lo que a minerales se refiere, en la Sierra de Michis se explotaron las minas de
El Toro, El Zagalejo, Chihuahuilla y San Pascual, las dos primeras con ley de
plata y plomo y la última con ley de plata, plomo y estaño. En la misma región, la
mina de oro y plata La Única se había hecho legendaria por su alta ley y porque,
desde el agotamiento de su primera bonanza, nunca fue relocalizada. En la región
de Mezquital, por la misma época, se consigna el mineral de Minas Negras.
188
En lo referente a la producción agrícola, el mezcal, el maíz, el trigo, el frijol y el
chile eran los productos que, en sus pocos lugares cultivables, producía el partido
de Mezquital, en las haciendas de La Laborcita, El Refugio y Santa Elena, que
eran propiedad de los hermanos Castillo y; La Joya de Atotonilco, propiedad de
Cuet Von Den Kmesebeck.
189
Era tan poca la producción agrícola de Mezquital
que el valor agrario del partido llegaba apenas al 0.9% del total del estado.
Ya desde el periodo porfirista, en el terreno del conflicto cristero, la riqueza que
era digna de codicia transnacional era la forestal. Así, los latifundios forestales del
porfiriato en los municipios de Pueblo Nuevo, Mezquital y Durango, competían por
su extensión.
En Pueblo Nuevo, el Durango Land Co., con 86,000 hectáreas, Ignacio Ortega
(Hartmann and Smith) Coscomate y Carpinteros, con 71,627 hectáreas, Luises C.
Willar, con 41,100 hectáreas, Patrick A. Ducey, Cd. Borbony, con 31,450
hectáreas, Abel Pereyra de Coscomate y Carpintero Fraccionamiento, con 38,778
hectáreas, Emma G. I. Smith, con 29,471 hectáreas; Edward Hartman, con la
187
Ibid., p. 81.
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. Historia del (…), p. 73.
189
VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Op. Cit., cuadro, s/p.
188
149
hacienda Coyotes de 27,812 hectáreas; e Hiram Smith con la Coscomate
Fraccionamiento de 21,511 hectáreas.
En Mezquital: Luis García Martínez, con 96,650 hectáreas, The Durango Land and
Lumber Co., con 86,060 hectáreas, Edward Ratan con La Montaña de 140,000
hectáreas, Rafael Martínez, con 81,636 hectáreas y Abel Pereyra con La
Esperanza de 41,715 hectáreas.
En el municipio de Durango: F. I. Morris, con Otinapa y Súchil de 71,020
hectáreas, Rafael Terán, con Corralitos y Durango de 39,350 hectáreas y U. S.
Mexican Realthy Col. San Blas, con 24,913.
190
Mientras que en la Sierra, The
Durango Land and Lumber Co. se iba desarrollando, en la Comisión Local Agraria,
el reparto de tierra ejidal y el reconocimiento de bienes comunales del municipio
de Mezquital se encontraba atorado, en el largo proceso de trámite de los
expedientes de Santa María Ocotán, Xoconoxtle, Atotonilco, Paura y San Miguel
Temoaya, aunque, de manera coincidente, los expedientes de regularización de
tenencia, posesión y propiedad terrenal afectaban directamente a los latifundios
forestales y los procesos de resolución se hacían largos y permanecían en el
letargo de los archivos.
Los títulos primordiales de propiedad y posesión territorial de los tepehuanes en
Santa María Ocotán datan del año de 1705 y fueron ratificados en 1861. 191 Sin
embargo, estos títulos nunca fueron considerados por los deslindadores y
generaron el grave conflicto centenario de Santa María Ocotán y Xoconoxtle,
mismo que ha perdurado hasta el siglo XXI.
Ubicación geográfica.
Durante la Primera Rebelión Cristera hubo levantamientos en 26 estados de la
República, con gran diversidad de fuerza en cada región.
Casi todos los
levantamientos cristeros armados fueron de carácter rural, con la sóla excepción
190
VILLA GUERRERO, GUADALUPE. Op. Cit., cuadro # 4.
191
SANCHEZ OLMEDO, JOSÉ GUADALUPE. Etnografía de la Sierra Madre Occidental. Tepehuanes y
Mexicaneros, México, SEP/INAH, colección Científica # 92, 1980, pp. 171 a 182.
150
de lo que se ha dado en llamar La Guerrilla Urbana Cristera protagonizada
principalmente por los miembros de la ACJM.
En el estado de Durango, la Primera Rebelión Cristera tuvo su mayor ímpetu en
los municipios de Durango, Mezquital y Pueblo Nuevo y perturbó la paz de los
municipios de Súchil y Vicente Guerrero (antes Muleros), aledaños a la región
cristera.
El municipio de Mezquital esta limitado al noreste por los municipios de Nombre de
Dios y Súchil, al sur por los estados de Zacatecas, Nayarit y Jalisco y al norte y
poniente por los municipios de Durango y Pueblo Nuevo respectivamente.
La superficie del municipio de Mezquital es de 7,047 Km2
y representa el
segundo lugar en extensión entre los municipios del estado, el primer lugar es
ocupado por el municipio de Durango. La cartografía anterior a los años sesentas
del siglo XX era muy imprecisa con respecto a los límites del municipio de
Mezquital, con los estados de Zacatecas, Nayarit y casi con Jalisco, e incluso
algunos centros de población de la región no eran consignados.
Según los censos oficiales, hasta la década de los años sesentas del siglo XX,
Mezquital nunca habría tenido una población mayor de los 7,000 habitantes, así
en 1950 la densidad de población del municipio era de un habitante por kilómetro
cuadrado.
La orografía del territorio de Mezquital es de lo más accidentada y desconocida del
país. El principal accidente orográfico del municipio es el Cañón de Mezquital, la
quebrada más extensa del territorio duranguense. Por el fondo del Cañón de
Mezquital corre el Río Mezquital, cuyo principal afluente es el Río Lajas. En el
estado de Nayarit, el Río Mezquital, toma el nombre de Río San Pedro.
Las alturas sobre el nivel del mar, en el municipio de Mezquital, varían desde los
3,000 metros que es la altura de la cima del Cerro Gordo, hasta los 500 metros
que son las alturas de las simas más bajas de la Quebrada o Cañón de Mezquital,
esto representa 2,500 metros de accidentes entre cima y sima.
Otro gran accidente orográfico del municipio de Mezquital es el de la Quebrada de
Huaynamota que se junta con la Quebrada de Huazamota. En las profundidades
151
de estas quebradas fluyen los ríos Huaynamota y Huazamota respectivamente.
Estos ríos son afluentes de lo que, en el estado de Jalisco, es el Río Santiago.
Hasta 1930, el entonces partido de Mezquital, incluía los municipios de
Huazamota y Mezquital y sus respectivas cabeceras ostentaban los nombres de
los municipios. A partir de 1930, a causa de la Primera Rebelión Cristera,
Huazamota perdió la categoría de municipio por falta de población y su territorio
fue dividido entre los municipios de Pueblo Nuevo y Mezquital, la cabecera del
antiguo municipio de Huazamota quedó en el actual municipio de Mezquital. La
población de Huazamota se encuentra ubicada en las márgenes del Río San
Lucas.
Con respecto al municipio de Durango, la parte que mayor participación tuvo en la
Primera Rebelión Cristera fue la del extremo sur, sobresaliendo en la guerra los
pobladores mestizos e indígenas aculturados de Santiago Bayacora y el Nayar y
en la guerrilla urbana los acejotaemeros y Brigadas Femeninas Santa Juana de
Arco de la ciudad de Durango.
En el municipio de Pueblo Nuevo, los aserraderos y las vías del ferrocarril fueron
los objetivos preferidos para los ataques de los cristeros y diversos pueblos
serranos se anexaron a la guerra, aunque no aquellos cuyos habitantes de los
campamentos madereros eran inmigrantes a la región y dependían de la tala y
aserrado de la madera.
El grupo cristero más fuerte del estado de Durango fue el que dirigió Trinidad
Mora, quien era originario de Santiago Bayacora, municipio de Durango. El
general cristero Trinidad Mora fue seguido en la lucha por los jefes Federico
Vázquez, de Temoaya, municipio de Mezquital. Dámaso Barraza, de Yonora y
Valente Acevedo, de Llano Grande.
Otro grupo que actuó en el extremo sur del estado fue el de Florencio Estrada,
oriundo de Huazamota, durante la Primera Cristiada, Estrada actuó más bien del
lado del general cristero zacatecano Pedro Quintanar, en la zona que comprenden
el extremo sur del estado de Durango, el noroeste de Zacatecas, y el noreste de
Nayarit, toda esta región ha sido tradicionalmente relegada por los gobiernos de
sus respectivos estados, sobre todo por lo accidentado de su terreno, por la
152
lejanía y falta de comunicación con las respectivas capitales de cada estado así
como por la dificultad para establecer hegemonía sobre las diversas etnias que la
habitan.
Los motivos del levantamiento en la Primera Rebelión Cristera fueron muy
diferentes, de acuerdo a cada grupo involucrado en la guerra; así, los
tradicionalistas y el Clero citadino pugnaban por la reapertura de los templos, la
libertad de conciencia, la continuación de cultos y la derogación de la legislación
jacobina, la reacción eclesiástica contra la Ley Calles y la implantación del
catolicismo como religión única y oficial en el país o; como lo menciona Alicia
Olivera Sedano:
Los cristeros habían decidido implantar una nueva constitución, acorde
también con el punto de vista del Catolicismo Social.
192
Como ya se apuntó, sin estar completamente desarrollada, la del Catolicismo
Social era una doctrina que intentaba dar una práctica más justa a las relaciones
laborales sin hacer mengua de los privilegios de la burguesía y la Iglesia; de
acuerdo con la Encíclica Rerum Novarum de León XIII. Así, desde el principio del
conflicto se observó, entre los participantes, grandes diferencias en sus demandas
mismas que revistieron carácter étnico, económico, de intereses de poder,
religiosos y de ideología.
Para los mestizos e indígenas serranos los móviles son de sobrevivencia étnica,
de aplicación real del artículo 27º de la Constitución, de conservación de los
terrenos boscosos comunales, de limitación del avance de las taladoras
transnacionales y, el arreglo de las pugnas de poder local de los cacicazgos entre
las etnias serranas y los poblados mestizos, por la guía de los destinos de la
sierra.
Los cristeros de Trinidad Mora.
Santiago Bayacora es un pequeño poblado situado a unos cuantos kilómetros al
sur de la ciudad de Durango. En Bayacora las festividades religiosas se celebran
192
OLIVERA SEDANO, ALICIA. La literatura Cristera, p.7.
153
con todo rigor sobresaliendo la fiesta de Santo Santiago Apóstol el día 25 de julio
de cada año. Los ritos sincréticos en la práctica religiosa extienden su influencia
hasta en el nombre del poblado; Santiago, de origen español, y Bayacora, de
origen Tepehuán.
Los antepasados de los pobladores de Santiago Bayacora, como ya hemos
observado, fueron tepehuanes y participaron en las diferentes rebeliones que
sostuvo la etnia contra los españoles, para la época de la Primera Rebelión
Cristera, la mayoría de la población de Santiago Bayacora eran mestizos o bien
tepehuanes aculturados. De hecho los santiagueros no eran, como decía Pastor
Rouaix, un pueblo de indios famosos por su carácter apacible
193
sino que se
trataba de los descendientes de los indomables tepehuanes.
Procesión cristera en Santiago Bayacora
194
Al inicio de la guerra, Trinidad Mora fue elegido democráticamente como el jefe
absoluto de la rebelión en el estado de Durango.
193
ROUAIX, PASTOR. Diccionario Biográfico Geográfico de Durango, p. 252.
154
Mora era el sacristán del templo de Santiago Bayacora y fue secundado por
Federico Vázquez, quien tuvo bajo su mando a los guerreros de Temoaya,
Dámaso Barraza, que dirigió a los de Yonora, y Valente Acevedo que comandaba
a los de Mezquital y Llano Grande.
Durante la Revolución, Barraza había sido revolucionario bajo las órdenes del
general Domingo Arrieta y, según Everardo Gámiz: como cacique de Mezquital,
contaba con un capital de más de 100,000 pesos, pues en Yonora poseía más de
1,000 cabezas de ganado.
195
Aún cuando Trinidad Mora no tenía experiencia en la dirección de tropas, ante la
guerra por la religión, por Cristo Rey, por la Virgen de Guadalupe, por los mitotes
tepehuanes y contra la tala de los bosques, los jefes de Temoaya, Yonora y
Mezquital lo reconocieron como su superior de manera incuestionable.
Como jefe cristero, Mora prefirió siempre la táctica de guerra de guerrillas, sólo
atacaba al enemigo sobre seguro y esto explica en gran medida, las terribles
pérdidas sufridas por los soldados federales, mucho mayores que las que tuvieron
los cristeros del estado. De acuerdo con Jean Meyer:
En Durango, peones de las grandes haciendas cercanas a la ciudad,
duramente afectados por la Revolución, y serranos mestizos e indios de las
comunidades, fueron los que se alzaron. Los comuneros vivían del trabajo
de sus tierras y de la explotación del bosque, y si bien ya no temían a las
haciendas que los habían rechazado a la montaña, tenían que luchar para
conservar la propiedad de los bosques.
196
Así pues, un pueblo que, despojado de sus tierras y explotado por los hacendados
y caciques, al que ya no quedaba más que la esperanza en el supuesto mundo
celestial y cuya vida social cotidiana y lazos de amistad y parentesco se centraban
en los templos o en los oratorios sin sacerdotes, en los que se desarrollaban los
múltiples
ritos
de
bautizos,
confirmaciones,
comuniones,
matrimonios,
extremaunciones, misas, rosarios, semanas santas, pasiones, posadas, pastorelas
194
Procesión Cristera en Santiago Bayacora, ARA, CESU, UNAM, sección fotográfica.
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), pp. 56 a 58.
196
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 20.
195
155
y fiestas de guardar; así como las fiestas a los santos patronos. Al cerrársele esta
única liga de identidad y sin la oferta de una alternativa válida e inmediata,
defendía con las armas su última instancia de sobrevivencia como pueblo, con
toda la subjetividad de sus relaciones, mermados a su vez, por las restricciones
que, el despojo de las tierras y la tala de los montes imponía la ley forestal, a los
habitantes de las comunidades serranas.
197
La imagen progresista y avanzada del nuevo Gobierno, se presentó en la región
como la agresión a lo subjetivo y religioso, aunque los bienes terrenales sólo
cambiaban de dueño o estaban en vías de cambiar, no precisamente a ser
propiedad de sus primigenios y legítimos dueños, es decir, los indígenas, sino de
los caciques del nuevo orden y las taladoras transnacionales.
En la Rebelión Cristera no hubo forma de cambiar de bando y el caudillo era el
irreconocible: Cristo Rey, si bien hubo escapularios y una seguridad sobrenatural
del premio a la muerte, con la vida eterna a la diestra de Dios, como soldados de
Cristo y la pena a la traición era la pérdida absoluta del alma. En la bandera el
símbolo del águila azteca fue sustituido por la imagen de la Virgen de Guadalupe
con la leyenda “Viva Cristo Rey y la Santísima Virgen de Guadalupe”, imagen de
la madre que azuzó al cristero a la lucha casi suicida por Dios y por la Patria, en el
reverso de la bandera cristera aparece el Santo Señor Santiago Apóstol o
Santiago el Mayor, santo que según la tradición, predicó en España y allí
descansan sus restos mortales, Santo guerrero Luz de las Españas, patrón y
guiador de los reyes de Castilla y Aragón y de la orden de Caballería de Santiago,
198
Santo Guerrero que sería el guía de las batallas de los hombres de Santiago
Bayacora. Es extraño cómo, en un estado asolado y despoblado por la acción de
casi todas las facciones de la Revolución: maderistas, orozquistas, huertistas,
villistas, constitucionalistas, murguiístas y arrietistas entre otros, aún hubiera bríos
para que, en 1928, existieran 2,000 cristeros en pie de guerra, a todo lo largo de
las quebradas del Mezquital, en Pueblo Nuevo y en el municipio de Durango,
197
198
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), p. 42.
SARAVIA G. ATANASIO. Apuntes para la Historia de la Nueva Vizcaya, Tomo IV, p. 143.
156
peleando una guerra en apariencia fanática, pero políticamente más complicada y
definida que las de los caudillos de la Revolución.
Santo Santiago Apóstol, con sombrero charro y con machete. Santo patrón
de los cristeros de Durango
199
Los cristeros de Florencio Estrada.
Huazamota, o Santa María de Huazamota, es un poblado situado en el extremo
sur del estado de Durango, que en el censo nacional de 1910 contaba a 2,700
huazamotecos. A pesar de ser un pueblo sin sacerdote, los habitantes de
199
Santo Santiago Apóstol Charro, Patrón de los cristeros de Durango. Foto de Antonio Avitia, del
altar del templo de Santiago Bayacora, Durango.
157
Huazamota cumplían con sus ritos litúrgicos de manera autónoma guiados por las
mujeres santas que rezaban el rosario y que asistían a los muertos, de la misma
manera que organizaban las peregrinaciones y fiestas religiosas, en el oratorio del
lugar.
El corazón de la lucha cristera
200
Los habitantes de Huazamota, sin faltar, tenían realizados y en regla todos sus
sacramentos por los viajes que hacían ex profeso a Huejuquilla El Alto, Jalisco,
para visitar el templo dedicado al Divino Preso, imagen de Jesucristo que se
venera los Domingos de Ramos.
Los cristeros de Huazamota fueron dirigidos por el coronel Florencio Estrada y por
su hermano gemelo Frumencio Estrada. Los Estrada se anexaron a lo que se
conoció como la Zona Quintanar, esta región integraba a los cristeros del norte de
200
El Corazón de la Lucha Cristera. MEYER, JEAN. El Coraje Cristero, ed. Universidad Autónoma
Metropolitana, colección Cultura Universitaria # 4, México, 1981, sección gráfica.
158
Jalisco, oeste de Zacatecas, sur de Durango y este de Nayarit. El territorio
Quintanar llegó a ser un verdadero país cristero con un Gobierno autónomo,
dirigido por el general Pedro Quintanar y gobernado por Aurelio Acevedo Robles.
Los cristeros de Estrada constituyeron la infantería de la Brigada Quintanar;
misma que estuvo integrada por mestizos e indígenas tepehuanes.
A la par de la lucha cristera, en Huazamota se suscitaron otras pugnas que se
centraban en la obtención del dominio total de los bosques del Mezquital y por el
ejercicio de poder en la zona interétnica de los límites entre los estados de
Durango, Jalisco, Zacatecas y Nayarit.
Sin embargo, la pugna que mayormente motivó a los hermanos
Florencio, Frumencio, Jesús, Rosario y Eleuterio
201
Estrada:
fue la del cacicazgo
huazamoteco: Huazamota, pueblo dividido por mitad, los Estrada y los Muñoz,
primos y cuñados se enfrentaron.
202
El 18 de mayo de 1928, cuando los cristeros de Florencio Estrada ocuparon
Huazamota, la violencia se desató y los incontenibles cristeros comenzaron a
pasar a cuchillo a quienes les habían presentado resistencia. Sólo las súplicas de
las mujeres al jefe Florencio, por la vida de los Muñoz, detuvo la masacre de los
huazamotecos pacíficos y gobiernistas y prolongó el aliento vengador a los Muñoz.
Sin embargo, el daño estaba hecho y durante la Segunda Cristiada, los Muñoz
perseguirían a los Estrada hasta su muerte en 1936.
203
Juan Carrancio era el enlace entre Pedro Quintanar y la sierra de Durango y
operaba en la costa de Sinaloa y Durango. La Brigada Quintanar llegó a hacer
incursiones hasta Huazamota para apoyar a los Estrada contra los Muñoz. Era tal
el control que tenía la Brigada Quintanar sobre su zona, que para que algún
extraño pudiera viajar por ella debía portar salvoconducto:
Los salvoconductos eran otorgados a los comerciantes y a la San Nicolás
Mining Co. de Durango, para evitarle requisas, ya que pagaban sus
impuestos a los cristeros.
204
201
AGN. Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 559, exp. #4, foja #1.
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 41.
203
ESTRADA, ADOLFO / Antonio Avitia, Huazamota, municipio de Mezquital, Durango, 1995.
204
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 142
202
159
La influencia de Quintanar se ejercía incluso sobre la forma de explotar el ganado
y las cosechas, en 1929 Quintanar regañó a Florencio Estrada por dar mal uso a
las bestias de tiro convirtiéndolas en bestias de montar.
Otro cristero huazamoteco fue Mariano Mejía famoso por aparecer en el conocido
corrido de Valentín de la Sierra. Mejía se hizo cristero, convencido por Perfecto
Castañón, y su levantamiento duró poco, pues a los pocos días de alzado fue
hecho prisionero y remitido a las Islas Marías, aunque según Cuauhtémoc
Esparza, Mariano Mejía murió combatiendo en Monte Escobedo, Zacatecas.
205
Las etnias cristeras.
Tepehuanes, coras, huicholes y mexicaneros, son las etnias que habitan la región
sur del estado de Durango, en los límites con los estados de Jalisco, Zacatecas y
Nayarit. Territorios estatales, cuyos mapas no corresponden a la división de los
lares indígenas de la región.
Hasta donde se sabe, los coras se mantuvieron al margen del conflicto cristero,
mientras que los miembros de las demás etnias se vieron involucrados en la
guerra, en ocasiones, en contra de su propia voluntad colectiva.
De acuerdo con Adolfo Estrada: De los huicholes, los pocos que entraron a la
guerra fueron del lado cristero.
206
En lo que se refiere a los mexicaneros o nahuas del norte, Neyra Alvarado nos
explica que:
La poca información histórica acerca de los mexicaneros se prolonga hasta
épocas más recientes; por ejemplo, durante la Revolución y la Guerra
Cristera no se menciona la participación de los mexicaneros en estos
movimientos sociales; sin embargo, podemos señalar los levantamientos de
la población de San Pedro Jícoras y también a la comunidad de Huazamota
como punto de reunión cristera de la región. La situación social en esta
época se caracterizaba por robos, hambres, incendios, violaciones, ataques
de vandalismo, por otra parte de los grupos indígenas y mestizos de la
205
ESPARZA SÁNCHEZ, CUAUHTÉMOC. Op. Cit., p. 159
206
ESTRADA, ADOLFO / Antonio Avitia, Huazamota, municipio de Mezquital, Durango, 1995.
160
región, así como también por esporádicos enfrentamientos con grupos
gobiernistas.
207
De hecho, la información documental y la lírica narrativa confirman la participación
de los mexicaneros en la Cristiada, al lado de los tepehuanes; por el hecho de que
su territorio se encuentra en medio de la zona del conflicto.
Los cristeros tepehuanes
La Nación Tepehuán cuyo nombre significa: gente cerrera o gente de la montaña,
es producto de un especial mestizaje de piel roja y de nahua, características que
no tienen ni siquiera sus vecinos coras y huicholes.
Como ya se mencionó, desde la época de la Colonia existen dos grupos
tepehuanes: los del norte y los del sur. Los tepehuanes del norte habitan en la
parte sur del estado de Chihuahua y sus principales centros de población son
Nabogame y Baborigame, mientras que los tepehuanes del sur se encuentran
establecidos en el extremo sur del municipio del Mezquital y parte del Pueblo
Nuevo, al sur del estado de Durango y sus principales comunidades son: San
Bernardino de Milpillas Chico y San Francisco de Lajas, en el municipio de Pueblo
Nuevo y en el municipio de Mezquital: Santa María Ocotán, Santa María
Magdalena, Taxicaringa, Santiago Teneraca y San Francisco Ocotán. En el estado
de Nayarit también habitan tepehuanes, en San Andrés de Milpillas Grande,
municipio de Huajícori, Nayarit. En cuantificaciones poco confiables se consignaba
la existencia de 3,000 tepehuanes en 1910 y 3,300 en 1921.
207
ALVARADO S., NEYRA Y ANDRES HERNÁNDEZ S. Mexicaneros, México, INI/SEDESOL,
Colección Pueblos Indígenas de México, 1994, P. 8.
161
Cristeros tepehuanes de Yonora
208
Dentro de la idiosincrasia tepehuán, la lucha guerrera tiene un lugar predominante:
Sólo los que morían por la patria, los prisioneros de guerra que morían en
poder del enemigo, los sacerdotes y los hombres y mujeres que se habían
distinguido por sus virtudes y sabiduría, iban a la morada de Sahuatoba.
209
Esta situación explica parcialmente la constante participación de los tepehuanes
en rebeliones y guerras de resistencia contra blancos y mestizos, conflicto
constante que obligó a los tepehuanes a ubicarse en las partes más inaccesibles
de la sierra. Por lo demás, el mundo Tepehuán se mantiene suspendido entre tres
poderes, cuyos hilos tienen diferente cantidad de fuerza política, el poder del
Estado Mexicano, el poder de la Iglesia Católica sincrética y sin sacerdotes, y el
poder de sus propios gobernantes, en ocasiones con graves pugnas internas.
Las misiones jesuitas de la Colonia trataron de catequizar a los tepehuanes y lo
lograron sólo de manera parcial, de forma que:
208
209
Cristeros Tepehuanes de Yonora, ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
GÁMIZ, EVERARDO. Monografía de la Nación Tepehuana, p. 77.
162
La actual religión de los tepehuanes es una mezcla de catolicismo y
elementos nativos. Figuras importantes incluyen al Dios Padre, identificado
algunas veces con el Sol; Jesús Nazareno, identificado con la Luna; Madre
María, quien tiene varias ayudantes que incluyen a la Virgen de Guadalupe;
la estrella de la Mañana y un héroe cultural IXCAITIUNGU, El que
Gobierna. Esta última figura tiene ciertos aspectos de Quetzalcóatl,
particularmente por la que se refiere a su caída debido a la borrachera y
fornicación su purificación mediante penitencia danzando en el primer
mitote y finalmente, su larga y última jornada, posiblemente hacia el cielo.
210
Por supuesto, entre los tepehuanes no hay sacerdotes católicos. Un sacristán
llamado fiscal tiene a su cargo la Iglesia auxiliado por un topil.
Después de observar estos datos, no parece convincente que la religión católica
haya sido la única causa por la que los tepehuanes se incorporaron a la lucha
cristera, al lado de Florencio Estrada. Según José Guadalupe Sánchez Olmedo:
A finales del siglo pasado (siglo XIX), el territorio Tepehuán sufrió varias
invasiones, por parte de buscadores de minas madera y los tepehuanes
pidieron al Gobierno la confirmación de sus títulos y lo consiguieron pero al
mismo tiempo el Gobierno Federal donaba a Rafael García Martínez y
socios gran parte del territorio tepehuán; de la misma manera, el gobierno
dio título de propiedad al Lic. Juan Hernández María, sobre 18,959.44
hectáreas de que se compuso el predio El Capulín, más tarde Colonia
Margarita. La Comunidad de Santa María Ocotán formuló una solicitud de
restitución de tierras, el 20 de agosto de 1918. Poco después la reformó
haciendo referencia a sus títulos primordiales.
La entonces Comisión
Nacional Agraria abrió un expediente con fecha del 10 de marzo de 1919.
En el segundo lustro de la década de los veintes la comunidad tepehuana
ha sufrido la intromisión de otros elementos como Los Vecinos (este
termino es usado por los tepehuanes para llamar a los mestizos) de
210
RILEY CARROLL L. “Los Tepehuanes del Sur y los Tepecanos”, Coras, Huicholes y
Tepehuanes, p. 132.
163
Huejuquilla el Alto, Jalisco y los de San Juan Capistrano Zacatecas, así
como la Compañía Minera Maderera Central, S. A., que como hemos visto
estaba en conexión con la Standard Export Lumber Co. de Nueva Orleáns.
Los señores William Elton Brock y Thomas Frothingam, canadiense y
estadounidense respectivamente presentaron un proyecto para abrir
fuentes de trabajo en la región de Mezquital, sus planes eran estos; habían
celebrado algunos contratos con los tepehuanes propietarios de Xoconoxtle
y Temoaya.
Estaban concertados con las autoridades de Santa María
Ocotán, Teneraca y San Buenaventura, querían surtir 25 millones de pies
cúbicos de madera a la compañía estadounidense citada para la
exportación al África del Sur; se instalarían en la región fábricas de
aguarrás y brea; se podrían explotar, inclusive, los bosques de Santa
Teresa del Nayar y San Pedro Jícoras; se flotarían los trozos por el Río
Grande de Santiago hasta el ferrocarril Sudpacífico de Nayarit; se podrían
establecer plantas hidráulicas, aprovechando el Río Mezquital, y se
sacarían cien mil pies cúbicos diarios de madera de la región. Cuando se
envió la petición de permiso a México ya se habían comenzado a explotar
los bosques.
A partir de ese momento hubo grandes intromisiones por
parte de los dos bandos políticos que se formaron: unos a favor de la
compañía y otros en contra.
211
Por otra parte, las conexiones internacionales de la Lumber Co. impedían la
entrada a otras compañías madereras a territorio tepehuán.
La Cristiada, en la zona interétnica durangueña, fue la guerra por el bosque,
contra la intromisión de la Lumber Co. y por la sobrevivencia de las mismas etnias.
De hecho los argumentos de Sánchez Olmedo, sobre las constantes invasiones al
territorio Tepehuán nos dan los móviles que causaron la alta tepehuán en el
Ejército Cristero o como también lo expresa Antonio Estrada Muñoz, en su novela
Rescoldo, los últimos cristeros, al darle voz a Chano Gurrola, quien fuera dirigente
211
SÁNCHEZ OLMEDO, JOSÉ GUADALUPE. Etnografía de la Sierra Madre Occidental,
Tepehuanes y Mexicaneros, pp. 36 a 38.
164
tepehuán cristero de Huazamota; durante una entrevista con el padre José
Buenaventura Montoya, Chano Gurrola, dice lo siguiente:
-Mire, pagrecito- le explicaba Chano -Tipihuán entra Cristiada, por mucho
sentido con Gubierno. Tamién coraje vecinos ese Huazamota y Mezquital,
hermanos Tipihuán Ocotán y Xoconoxtle.
Ese Ocotán y Xoconoxtle,
siempre mete cuchara contra Candelaria (…) Huazamota y Mezquital roba
ganado y mujer, tumba pinos, siempre harto pino. Ese Chón y Flores con
Gubierno, todo dice ta’bueno; no respinga asina Chano Gurrola, por
carajadas vecinos y Gubierno, hermanos Chón y Flores, ya no ricuerda
cosa sagrada sierra, que dejo nosotros antepasados-.
-Cuando hermano Florencio decir si Tipihuán contra Gubierno toda nosotros
responde: ta’bueno -apoyo al abuelo Doroteo, Tata de Chano-.
Ese Estrada siempre amigo Tipihuán, siempre quiere harto si Gubierno dice
mata Florencio, peleya nosotros por Diosito, tamién por Gualupita, a ver si
Gubierno porta mejor con Tipihuán (…) Día prontito, nosotras no tiene onde
viva. Vecino Mezquital recula siempre más adentro sierra. Toda sierra viene
pelando palos. Tipihuán no puede vivir sin pinos.
212
Los jefes cristeros tepehuanes, Chano Gurrola y Juan Andrés Soto se vieron en
pugna contra las fuerzas de José Ascensión “Chón” Aguilar y José Flores, jefe
gobiernistas tepehuanes, por la incorporación de estos últimos a las filas de
irregulares callistas y porque tanto José Ascensión Aguilar como José Flores
habían abierto el bosque comunal a las compañías forestales y mineras filiales a la
Lumber Co. Estas razones fueron las que indujeron a Chano Gurrola y a Juan
Andrés Soto a incorporarse a la Cristiada, como única alternativa de oposición,
con algo de fuerza, contra las fuerzas del Gobierno, la lucha por el bosque
sagrado aparece como más creíble que el poco coraje tepehuán por la suspensión
de cultos en los templos urbanos que, de hecho, entre los tepehuanes nunca
llegaron a suspenderse, al no existir sacerdote católico de planta para la etnia.
212
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, los Últimos Cristeros, p. 122.
165
Casimiro Ruiz es más escueto en su relato sobre la causa de la incorporación de
Florencio Estrada y los tepehuanes a la Cristiada: la bronca de Florencio Estrada
era más bien contra los Muñoces y los de los poblanos (nombre que los mestizos
dan a todos los indígenas de la región: Coras, Huicholes y Tepehuanes) era entre
ellos mismos.
213
Según Fernando Benítez en su ámbito ritual:
La incitación al combate es una reliquia de la Cristiada en que los
tepehuanes participaron activamente (…) La Santa Cruzada fue su última
oportunidad de mostrar que los olvidados y vencidos tepehuanes no habían
muerto. Afirmaban su razón de ser combatiendo a sus enemigos y aquella
participación fue tan importante que llevaron el himno (cristero) a la Semana
Santa y hasta la fecha los chamanes, cuando sueñan, ven las
enfermedades en figuras de soldados federales amenazando de muerte a
sus pacientes; lo que es también ejemplo de la forma en que opera el
sincretismo.
214
Se hace hincapié en la participación tepehuán en la Rebelión Cristera debido a
que la mayoría de los cristeros de los municipios de Mezquital y Pueblo Nuevo, en
Durango eran, o mestizos descendientes de tepehuán, o bien tepehuanes
aculturados u occidentalizados como en el caso de Dámaso Barraza.
Mezquital y Huazamota siguieron en masa a Dámaso Barraza cuando el
gran alzamiento de 1927, después de la muerte de éste, los cristeros de
San Lucas, San Pedro Jícora, Santiago Teneraca, San Miguel Yonora, San
José Xoconoxtle, Santa María Huazamota, Taxicaringa y Temoaya
siguieron a Federico Vázquez. Juan Cifuentes dirigió a los cristeros
tepehuanes de Santa María Ocotán, el principal centro de población de los
tepehuanes, también dirigió a los de Morohuate, Cerrito Gordo, y otros
lugares; Valente Acevedo y Trinidad Mora, como Vázquez y Barraza eran
tepehuanes aculturados y sus tropas estaban formadas por indios que lo
habían sido o que acababan apenas de serlo.
213
215
RUIZ, CASIMIRO / Antonio Avitia, San Francisco de Mezquital, Durango, 1987.
BENITEZ, FERNANDO. Los Indios de México, los Tepehuanes/los Nahuas, Tomo II, México,
ed. ERA, 1980, pp. 57 y 58
215
MEYER , JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 29.
214
166
Viendo la información de esta manera, podemos considerar que la Primera
Rebelión Cristera, en el estado de Durango, significó el inicio de la guerra de
resistencia de los tepehuanes del sur contra los mestizos y criollos (vecinos) y
entre sus hermanos (miembros de la misma tribu).
Otras partidas de cristeros que operaron en el estado de Durango.
Sin conexiones aparentes, en términos ideológicos, económicos, políticos o
regionales con los mestizos e indígenas cristeros sobresalió la partida del general
Porfirio Mayorquín quien, en 1927, defeccionó de las tropas federales, se integró a
las de Trinidad Mora y dirigió a un grupo cristero que actuó en la Sierra de Nayarit
hasta Sinaloa manteniendo contacto con los de Durango y Zacatecas. Su principal
acción fue la toma de Acaponeta el 17 de junio de 1929.
Por su parte, los hombres del coronel Perfecto Castañón, que pertenecían a las
fuerzas del general zacatecano Pedro Quintanar, incursionaron constantemente
en el estado de Durango por los municipios de Súchil y Vicente Guerrero (antes
Muleros).
Si bien, la mayoría de los guerreros cristeros del estado fueron de extracción rural,
también hubo anexiones de gente de los centros urbanos, aunque según Aurelio
Acevedo los catrines no sirven en el campo para nada y pronto se acaban, con
excepción de los de la ACJM; a pesar de ser inútiles, se aguantaron los sacrificios.
216
El gran éxito de los cristeros en el terreno de las armas, se debió principalmente a
su conocimiento de la difícil orografía de la sierra del Mezquital así como a su
constante cambio de cuartel, a la táctica de guerra de guerrillas, a su
abastecimiento de agricultura ambulante, reforzada con la ayuda de las Bi-Bi.
Mientras que los soldados regulares desconocían el territorio que pisaban. Su
abastecimiento, dependían de los convoyes de aprovisionamiento, que eran los
principales objetivos de los ataques cristeros, a esto se aunaba el servicio de
información que sobre sus movimientos, tenían los cristeros gracias a las Bi-Bi.
En contrapartida, la ausencia de información sobre los movimientos cristeros
216
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo III, p. 30.
167
dificultaba la búsqueda del enemigo. Por lo demás, los cristeros lograban
comunicarse en la sierra por medio del sonido de sus cuernos, en tanto que el
Ejército, al dividir en varios grupos a sus compañías, perdía fácilmente la
comunicación entre sus cuerpos.
El soldado de Cristo se caracterizó por un espíritu de combate poco común.
Soldado casi siempre voluntario, el cristero no temía morir porque en esta lucha, al
morir, se encontraría la vida eterna y el pase automático al cielo, sin necesidad de
confesión ni comunión y con categoría de mártir, en la calidad de soldado de
Cristo. Este espíritu de defensa de la religión permitió que Dámaso Barraza, quien
había sido jefe arrietista y por tanto, enemigo de las acordadas oficiales de
Federico Vázquez y Valente Acevedo, estos a su vez, enemigos de Barraza,
unieran sus fuerzas en 1927 para pelear por la religión, dejando a un lado lo
objetivo para luchar por lo subjetivo y por el bosque, con aliados citadinos
desconectados de la realidad de los mestizos e indígenas serranos. Vinculación
de fuerzas inédita y desconcertante hasta para los mismos aliados, en una
oportunidad de evolución que, de haber triunfado, según las especulaciones,
hubiera propiciado el desarrollo del católicismo social y habría hecho oficial la
doctrina católica en la República uniendo a esta Iglesia con el Estado. A partir de
1929, los cristeros de Durango recibieron asesoría militar a distancia, del máximo
jefe cristero, el general Enrique Gorostieta.
Relación de los jefes cristeros más conocidos de Durango
Generales:
Valente Acevedo, Dámaso Barraza, Juan Cifuentes, Aureliano
Hernández, Porfirio Mayorquín, Trinidad Mora, José María Valenzuela, Federico
Vázquez, Emilio Deras, Francisco “Chico” García.
Coroneles:
Agapito Campos, Francisco Campos, Florencio Estrada, Frumencio
Estrada, Manuel García y Fidel Mora.
Teniente Coronel: Pablo Reyes.
Mayor: Isidoro Flores, Irineo Valdez y Macario Valdez.
Jefes sin Grado: Chano Gurrola y Juan Andrés Soto.
168
Municipios del estado de Durango afectados por la guerra
217
Las tropas de Jesús 218
Las tropas de Jesús
sigan la bandera,
217
Municipios del Estado de Durango afectados por las Rebeliones Cristeras.
Proviene de la Sociedad Fidencista de la colonia La Amistad, de la ciudad de Torreón, Coahuila,
recogido por Hermelinda Hernández Terrazas, en 1986.
218
169
no desmaye nadie
vamos a la guerra.
Nuestro capitán,
ya toma su cruz,
el arma tomaron
tropas de Jesús.
Con valor marchando,
con valor deveras,
y todos cantando
vamos a la guerra.
Salid frente a frente,
cabos y ofciales,
soldados valientes,
no desmaye nadie.
Si todos llevamos
contrición deveras,
sigamos, sigamos,
vamos a la guerra.
A las armas soldados,
tomen ya su cruz,
vamos bien armados,
tropas de Jesús.
Sangrienta batalla,
pues ya nos espera,
ésta es la muralla,
170
sigan la bandera.
Van nuestros contrarios,
pues ya nos esperan,
rezando el rosario,
vamos a la guerra.
Vamos caminando
hasta llegar,
a desagraviar,
a Jesús llorando.
Contritos lleguemos,
con resolución,
pues de munición,
lágrimas llevemos.
Triste el corazón
va, muy compungido,
de aquel pecador
que va arrepentido.
Ya se oye el clamor,
y un triste gemido,
de aquel pecador
que va arrepentido.
Ya se oye el clarín,
de órdenes tocando,
la guerra sin fin,
vamos comenzando.
171
Vamos comenzando
a paso veloz,
vamos entonando,
y alabando a Dios.
El jefe es Jesús,
que ya nos espera,
tomemos la cruz,
sigan la bandera.
172
Cronología de la guerra durante la Primera
Rebelión Cristera en el estado de Durango
1926
Julio.- A mediados de julio, llegó a Santiago Bayacora el manifiesto del gobierno
que contenía el resumen de la Ley Calles.
La comunidad de Santiago Bayacora realizó las primera reuniones para adoptar
una posición frente a la Ley Calles y desde la primera reunión se nombró como
jefe al sacristán del templo Trinidad Mora. Después de algunas discusiones se
optó por la rebelión armada hasta lograr la reanudación de cultos.
En la segunda junta se hizo acopio y recuento de las armas y parque, que los
rebeldes tenían:
Y resulta que podría contarse con 150 y dijo Trinidad que era muy pocas;
pero la gente dijo que no le hacía, que pelearíamos con piedras, palos,
reatas y con quién sabe que más.
219
Meses antes, el Gobierno había decretado la veda forestal a la comunidad de
Santiago Bayacora.
15 de julio.- El periódico Revista Durangueña resaltaba la gran cantidad de
bautizos y matrimonios que se celebraban en Durango ante la inminente
suspensión de los cultos.
18 de julio.- El presidente Plutarco Elías Calles es excomulgado por el papa Pío
XI, junto con todo su gabinete. La Iglesia se enfrentaba al Estado Mexicano con
las armas de la fe.
25 de julio.- Se realizó la última fiesta en honor a Santo Santiago Apóstol, patrón
de Santiago Bayacora,
220
antes de comenzar el levantamiento armado.
219
CAMPOS, FRANCISCO. El Levantamiento cristero de 1926 en Santiago Bayacora, p. 7.
Santo Santiago Apóstol es considerado un santo guerrero ya que según la tradición, ayudó en
España en la lucha contra los moros apareciéndose con espada y a caballo en los campos de
batalla lo que le ganó el mote de Santiago Matamoros.
220
173
28 de julio.- La Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, LNDRL,
convoca al boicot nacional en un intento de paralizar la vida social y económica,
como forma de protesta contra la Ley Calles. El boicot incluía la abstención en el
consumo de bienes superfluos y la ausencia en los centros de diversión, así como
la inasistencia a las escuelas laicas, es decir a las públicas. A partir de ese
momento, algunos católicos mexicanos enlutaban sus casas como señal de
protesta pacífica.
15 de agosto.- Fue fusilado el padre Luis Batis, junto con los acejotaemeros:
Manuel Morales, Salvador Lara y David Roldán en Chalchihuites, Zacatecas,
Arquidiócesis de Durango. El asesinato de los mártires de Chalchihuites, acelera
el levantamiento en la zona norte del estado de Zacatecas.
Durante el mes de agosto llegó a Santiago Bayacora un oficio en el que el
Gobierno ordenaba que se inventariara el templo, para su posterior custodia
durante la suspensión de cultos y la respuesta de los santiagueros fue negativa al
inventario.
Septiembre.- En los primeros días de septiembre, el Gobierno del Estado envío a
Santiago Bayacora una lista de los pobladores civiles que debían encargarse de la
custodia del templo durante la suspensión de cultos, y los santiagueros incluidos
en la lista no hicieron aprecio al mandato.
La tercera semana de septiembre, en el norte del estado, el rebelde Juan Galindo,
sin bandera aparente, aprovechando que las tropas del estado son movilizadas
por los posibles brotes de rebelión cristera inicia sus correrías como bandolero en
los municipios de Santiago Papasquiaro y Canatlán, asaltando y saqueando
haciendas y tiendas. Se envía al mayor Mendoza al 75° Regimiento para
perseguirlo. Sin embargo, el experimentado ex villista Galindo se dirige hacia la
Sierra Madre Occidental, precisamente al municipio de Coneto de Comonfort,
evadiendo a Mendoza.
27 de septiembre.- Llegaron a Santiago Bayacora tres funcionarios del Gobierno
para hacer el inventario del templo y fueron agredidos a pedradas por los
pobladores. Los funcionarios huyeron a Durango, después de este incidente
174
Trinidad Mora, juntó a sus hombres armados y se dirigió al Cerrito Verde, cerca
del Pilar y ahí tomó posición de defensa.
28 de septiembre.- Es enviada la primera columna de fuerzas federales contra los
cristeros de Santiago Bayacora, los santiagueros presentan combate en Cerrito
Verde. La acción de Cerrito Verde es ganada por los cristeros. Según Trinidad
Mora, se enfrentaron 20 cristeros contra 50 federales comandados por el general
Eliseo Páez: Logramos triunfar haciéndole algunas bajas al enemigo y otros que
se ahogaron en el río (río Santiago Bayacora), por lo cual no recogimos más de 4
armas.
221
Después del combate del Cerrito Verde, los noveles cristeros, tras
recibir su bautizo de fuego, regresaron a Santiago Bayacora y con esta acción se
inició la larga Rebelión Cristera en el estado de Durango.
29 de septiembre.- Por la mañana, los soldados federales atacan a la población
de Santiago Bayacora y vuelven a ganar los cristeros. Durante el ataque, la
creciente del río Bayacora frustró el avance de los federales.
El mismo día Revista Durangueña refiere la aprehensión del canónigo Leopoldo
Bustamante y los presbíteros José María Castañeda y Manuel Gallegos por
celebrar actos religiosos subversivos, sin el debido registro oficial y fuera de
templo. Se conoce que los sacerdotes están realizando culto religioso en casas
particulares. En cumplimento de la Ley Reformatoria del Código Penal para el
Distrito y Territorios Federales, los sacerdotes fueron consignados a las
autoridades federales.
30 de septiembre.- El Ejército cercó Santiago Bayacora, sometiendo a la
población al fuego de metralla, los cristeros no hacen resistencia por encontrarse
en gran diferencia numérica y de armamentos.
1 de octubre.- Los cristeros de Santiago Bayacora rompen el cerco de los
federales y se dispersan, pero antes acuerdan reunirse en Santa Cruz.
2 de octubre.- En Santa Cruz se concentran las fuerzas cristeras y Trinidad Mora
decide organizar a los combatientes delegando mandos. De esta manera nombró
221
MORA, TRINIDAD. “Informe de Campaña”, El Coraje Cristero, p. 66.
175
cuatro capitanes y según Francisco Campos: les dijo a los capitanes que ellos
sabrían como mantenían a su gente.
222
Después de andar huyendo a santo de mata, los cristeros establecen su cuartel
provisional en El Arco: Allí estuvimos muy a gusto porque había mucho qué
comer; había maíz, frijol, calabazas y salíamos a los venados.
223
Durante la primera quincena de octubre, los cristeros establecen el primer
contacto con el jefe de la LNDLR, Juan Andrade y su tesorero Ángel Santurtu.
Estos les proporcionan algo de dinero, promesas y la bandera cristera
confeccionada por las miembros de la Asociación de Empleadas Católicas de
Durango. El jefe de la LNDLR de Durango, Juan Andrade, por medio de los
hermanos Francisco y Agapito Campos, intentó convencer a Mora de entrevistarse
con él en Durango pero Mora rechazó la invitación aunque sí recibió los pobres
regalos que le enviaron los miembros de La Liga.
Tepehuanes a la defensa del bosque sagrado 224
222
CAMPOS, FRANCISCO. Op. Cit. p. 14. A don Francisco Campos, autor del que tomamos esta
referencia, le tocó estar bajo el mando del capitán Pablo Reyes. Cristeros de Trinidad Mora, los
hermanos Francisco y Agapito Campos, al término de la guerra, escribieron sus fieles crónicas y
testimonios, desde el punto de vista cristero. De hecho, sus escritos son fuentes fundamentales de
esta historia.
223
Ibid, p. 16.
224
Tepehuanes a la defensa del Bosque Sagrado, ARA, CESU, UNAM, sección fotográfica.
176
19 de octubre.- Combate en San Lorenzo Calderón, en la Mesa de la Piedra. En
esta acción los cristeros derrotan al general en jefe Enrique León y a las tropas del
26° Batallón y del 76° Regimiento, después de este combate los cristeros se
avituallaron con el botín de los vencidos.
Para estas fechas el Gobierno Federal envía desde Chihuahua, al general Ismael
Lares para que asuma el mando de la campaña contra los cristeros en el estado
de Durango. Lares era famoso en el estado porque en 1919, en Navacoyán, había
derrotado a los guerrilleros villistas Feliz Días, alias El Tepiqueño, a Lorenzo
Ávalos y a sus seguidores. Lares llegó a Durango haciendo alarde de que llevaría
a los cristeros amarrados, a la capital del estado.
20 de octubre.- Otro encuentro, Mora al hablar de este combate dice: Nos
retiramos por ser gran número y viniendo ellos por distintos rumbos.
225
21 de octubre.- Revista Durangueña refiere el encuentro del día anterior
publicando que fue en la Hacienda de El Capulín y que el coronel Fermín Núñez
dirigía a la tropa que combatió a los rebeldes.
23 de octubre.- Se da a conocer que, de los 266 hombres con que contaba
Santiago Bayacora, solamente 79 han regresado a sus hogares luego de los
enfrentamientos. Así 187 hombres están levantados, guiados por Trinidad Mora y
Pedro Alcalá.
26 de octubre.- Combate del Puerto de La Arena, el general Ismael Lares, junto
con 250 de tropa, cayó en una emboscada cristera en el Puerto de la Arena, lugar
cercano a la Hacienda de Santa Elena, rumbo al poblado de Mezquital. A pesar de
que Fermín Núñez, asistente de Lares, había aconsejado a éste que tratara la
campaña contra los cristeros de manera más cautelosa, éste se confió demasiado
y sucumbió, junto con sus 250 soldados, ante las balas cristeras. El cadáver de
Lares quedó expuesto durante varios días.
Corrido del general Lares
225
MORA, TRINIDAD. Op. Cit. p. 66.
177
Comunicado por don Casimiro Ruiz,
en Santiago Bayacora, recogido
por Antonio Avitia en 1987.
(Fragmento)
Salió Lares de Durango
con su corazón dañado,
con puros lazos de a cinco,
los iba a traer amarrados.
El general lares dice:
“yo no conocí a mi madre,
en el Puerto de la Arena,
vine a conocer a mi padre”
Después de la derrota y muerte del general Lares, el movimiento cristero en el
estado de Durango, cobró seriedad ante las autoridades militares del país y, por
su parte, las tropas cristeras lograron una considerable dotación de parque, armas
y hasta unos gemelos.
Corrido del Combate del Puerto de la Arena
226
Francisco Campos.
Voy a cantar estos versos
para que los oiga la gente
ya murió el general Lares,
por masón e imprudente.
226
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, pp. 116 a 117.
178
El dieciocho de noviembre,
de año que ya pasó,
mataron al general Lares,
su raya se le llegó.
Por el Puerto de la Arena,
pasaba el general Lares,
muy quitado de la pena,
a morir por aquellos lugares.
El coronel le decía:
“No iremos a la batalla,
ahí iremos otro día
a ponerles la metralla”.
El general contestó:
“Yo vengo a cumplir con mi deber,
y si no quieres venir tú
ya nos volveremos a ver”.
El coronel Agapito Campos
le preguntó al general:
“¿Tú vienes a llevarnos amarrados?
¡ah!, que esperanza que nos lleve,
nosotros somos muy mal mandados”.
Ya se van los Santiagueros,
porque hicieron diablura
de matar al general,
ya le hicieron su sepultura.
179
Trinidad Mora
y Pancho Campos,
son los que lo mataron
nomás cayó del caballo,
y luego lo desarmaron.
El general Lares eran un hombre
trigueño y gordote
ahí esta tirado
que parece guajolote.
Vuela paloma, vuelve a volar
anda y dile a Calles,
que no se vaya a equivocar.
Vuela paloma, por esos lugares,
anda y dile a Calles,
que ya mataron a Lares.
Vuela paloma, vuelve a volar,
anda y dile a Calles,
que nos venga a visitar.
Vuela paloma y no te vayas a caer,
anda y dile a Calles,
que aquí están sus papacitos
que lo quieren conocer.
Y con esto me despido
del Puerto de la Arena,
180
nos vamos yo y mi hermano,
nos vamos a hacer la cena.
1 de noviembre.- Según Mora, en esta fecha se realizó el sexto combate contra
los federales en Santiago Bayacora. Los cristeros no presentaron resistencia por
la superioridad numérica del enemigo y los soldados les capturan 50 caballos así
como su campamento. Además, la tropa se lleva reses, mulas y burros, iniciando
la práctica de la tierra quemada.
2 de noviembre.- Las tropas federales descubren que los cristeros de Santiago
Bayacora tenían todo un almacén de víveres en la Cueva del Gavilán, previendo
que la guerra que habían iniciado se prolongaría por mucho tiempo. El mismo día,
la policía de la ciudad de Durango realiza un cateo en los domicilios de los
Caballeros de Colón: Miguel Gurrola y Enrique Rodarte y en la revisión se
encuentran diversos documentos comprometedores que los relacionan con la
rebelión.
3 de octubre.- El general Enrique León, jefe de operaciones militares de Durango,
arriba a la capital del estado con los restos del general Ismael Lares, mismos que
fueron localizados varios días después de la Batalla del Puerto de la Arena.
18 de noviembre.- El padre Pedro López cae abatido cerca del El Salto, municipio
de Pueblo Nuevo. López fue acusado de dirigir el levantamiento de 100 hombres
pertenecientes a la congregación de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús.
21 de noviembre.- El general Enrique León publica, en Revista Durangueña, un
parte de guerra sobre el encuentro entre los federales del mayor Marcelino
Mendoza y los 20 cristeros de Manuel García y de Marroquín, en la Hacienda del
Refugio, municipio de Durango. En la acción murió el propio Manuel García.
Durante la segunda quincena de noviembre de 1926, los cristeros trataron de
tomar la población de Nombre de Dios pero, como la encontraron muy fortificada,
desistieron del intento.
6 de diciembre.- Trinidad Mora proporciona la relación de otro encuentro, sin
especificar el lugar, y con saldo de un cristero muerto, desconociéndose el número
de bajas federales.
181
7 de diciembre.- Por medio de una estrategia en la que los cristeros hicieron
creer, a los federales, que formaban un gran contingente, los gobiernistas
perdieron el combate de la Cuesta Blanca y los cristeros obtuvieron 40 caballos y
mulas cargadas, así como 9,000 cartuchos, además de hacer dos bajas a sus
enemigos.
15 de diciembre.- Desde el inicio de la guerra, habían llegado a Santiago
Bayacora, procedentes de la ciudad de Durango y perseguidos por una columna
de fuerzas federales: Tirso Gurrola, Teódulo Ríos, Francisco Osorio e Isidoro
Hernández, pertenecientes a la archicofradía de los Caballeros de Colón, con la
finalidad de unirse a la rebelión para dirigirla. Sin embargo, aunque la opinión de
los Caballeros de Colón era tomada en cuenta por las tropas de Mora, los
caballeros conservadores no lograron obtener puestos de mando en el Ejército de
Cristo, su evidente diferencia de clase era un gran obstáculo. Desde entonces se
comienza a observar que la lucha de los conservadores tiene muy poco en común
con la guerra cristera. Sin tener mayor presencia en la rebelión, poco a poco, los
Caballeros de Colón que intentaron ser cristeros se irían separando del
movimiento. A pesar de ello en la ciudad de Durango, el general Eliseo Páez
aseguraba, en sus partes de guerra, que la dirección de la rebelión de los
indígenas del sur del estado, estaba en manos de los Caballeros de Colón. Con
estos antecedentes, el 15 de diciembre era fusilado el Caballero de Colón Teódulo
Ríos y Valles. En el ajetreo de la guerra, Ríos y Valles cayó enfermo y se fue a la
ciudad de Durango a restablecerse, el día 14 de diciembre se encontraba
encerrado en su casa convaleciendo, mientras uno de sus enemigos personales,
traicionándolo, lo denunció ante las autoridades y fue aprehendido. El día 15, Ríos
fue llevado a la sierra, por el rumbo de El Salto y allí fue fusilado. No fue sino
hasta el día 21 cuando el cadáver del Caballero de Colón fue localizado. El
episodio de los Caballeros de Colón que quisieron ser cristeros había terminado,
sólo algunos archicofrades aguantarían los rigores de la guerra en la sierra.
21 de diciembre.- Se registra combate en Santiago Bayacora, los 55 soldados de
Cristo que mandaba Tirso Gurrola huyen ante las tropas del 77° Regimiento de
Caballería que comandaba el capitán Ángel López Rivera.
182
22 de diciembre.- El periódico católico subversivo La Verdad es clausurado, por
violaciones a la Ley Calles y los responsables de la publicación son consignados.
En la segunda quincena de diciembre de 1926, Francisco Campos y Federico
Vázquez fueron comisionados por Trinidad Mora para viajar, a campo traviesa,
hacia Yonora. La comisión que llevaban consistía en entrevistarse con el veterano
villista de la Revolución y jefe de las defensas sociales del Mezquital Dámaso
Barraza para conseguir que éste y su gente se sumaran al movimiento cristero.
Antes del levantamiento, Mora ya había establecido contacto con Barraza y el ex
jefe villista había manifestado estar a favor del levantamiento, por lo que acordó
con los comisionados de Mora, el día y la fecha de la unión de las tropas de Cristo
Rey.
Cuando Campos y Vázquez arribaron a Yonora, municipio de Mezquital, Dámaso
Barraza los recibió muy bien y aceptó las proposiciones que le comunicaba
Trinidad Mora con respecto a su levantamiento. Al mismo tiempo que la comisión
de Campos y Vázquez se dirigía a Yonora, Trinidad Mora había enviado otra
comisión a Llano Grande, para invitar a Valente Acevedo a secundar la lucha por
la religión, esta comisión tuvo los mismos resultados favorables que la de Yonora.
Por su parte, Porfirio Mayorquín, quien era general del Ejército Federal, se había
presentado ante Trinidad Mora para incorporarse a los cuerpos cristeros. Sin
embargo, Mora sospechaba de Mayorquín, pues no lo conocía y ordenó su
aprehensión. La suerte de Mayorquín era incierta hasta que Francisco Campos,
quien sí conocía a Mayorquín, proporcionó buenas referencias de éste ante el jefe
Mora y en adelante el general Porfirio Mayorquín tuvo mando sobre las tropas
cristeras.
El prestigio del triunfo del Puerto de la Arena dio al sacristán de 45 años Trinidad
Mora, autoridad sobre los demás jefes cristeros de la sierra de Durango por lo que
la unión de los hombres de Barraza, Acevedo, Mayorquín y Mora se realizó sin
mayores contratiempos.
1927
183
1 de enero.- Los jefes cristeros: Trinidad Mora, de Santiago Bayacora, Dámaso
Barraza, de Yonora, Valente Acevedo, de Llano Grande, Federico Vázquez, de
Temoaya y Emilio Deras, de Mezquital juntaron sus fuerzas en la población de
Mezquital. Ante el asedio de los cristeros, la guarnición de esta población
abandona la plaza a los rebeldes sin presentar combate. Los pobladores de
Mezquital recibieron a los cristeros con música y repiques de campanas. Las
fuerzas de los cinco jefes reunían a 1,200 hombres, el general en jefe siguió
siendo Trinidad Mora aunque se delegó el cargo de operaciones militares a
Dámaso Barraza por su gran experiencia en el combate contra los federales en la
constante defensa de su territorio en Yonora.
A partir de su entrada a Mezquital, los cristeros se autonombran Ejército
Libertador. Para ese entonces, los combatientes ya portaban su bandera
confeccionada en la misma proporción de colores que la nacional, pero en
substitución del águila, aparecía en el anverso, la imagen de la Virgen de
Guadalupe con la leyenda Viva Cristo Rey y la Santísima Virgen de Guadalupe y
en el reverso la imagen de Santo Santiago Apóstol con sombrero charro. La
bandera de los cristeros había sido confeccionada por las miembros de la
Asociación de Empleadas Católicas de Durango.
Francisco Campos nos refiere la manera, un tanto forzada, como Dámaso Barraza
reclutó a la gente del Mezquital:
Barraza mandó hablar al presidente municipal que se llamaba Gabino
Pérez, alias La Pescada, cuando ya estuvo allí, le dijo Barraza: me junta a
todos los hombres que hay aquí y me los manda para acá.
Al rato
empezaron a llegar los hombres y los iba formando de dos en dos, hasta
que ya no llegaron. Entonces les dijo Barraza: “Señores: nosotros venimos
defendiendo la Religión, el que sea gustoso ayudarnos está bien y el que
no, que dé un paso al frente y ya sabe que, al que no quiera ayudarnos, se
considera como enemigo, y quién sabe qué le pasara”. Nadie quiso salirse
de su lugar, entonces Barraza apartó a los muchachos de doce años para
atrás y quedaron 215 hombres listos para ayudarnos.
227
CAMPOS, FRANCISCO. Op. Cit. p. 37
184
227
Según don Manuel Deras el reclutamiento en el Mezquital fue a güevito, y ahí
después andaban quejándose de que se los habían llevado a fuerzas.
228
Dámaso Barraza intentó dar formalidad a la guerrilla cristera
229
4 de enero.- Mora refiere un encuentro en la Hacienda del Refugio. Los cristeros
tienen dos bajas y se desconoce el número de las bajas de los federales.
228
DERAS RODRÍGUEZ, MANUEL / Antonio Avitia, 1987.
Dámaso Barraza intentó dar formalidad a la guerrilla cristera. Archivo Particular de Don
Francisco Flores, de Temoaya, municipio de Mezquital, Durango, facilitada por él mismo, recogida
por Antonio Avitia, en 1988.
229
185
6 de enero.- Las fuerzas del general Enrique León y su segundo, el general Eliseo
Páez, son derrotados por los hombres de Mora y Barraza en la Hacienda del
Refugio, cerca del Cerro de la Cócona a unos kilómetros de Mezquital. En esta
acción quedó muerto el general Eliseo Páez y el derrotado general Enrique León
huyó hasta Nombre de Dios. El balance es difícil de precisar, ya que mientras
Mora reconoce ignorar el número de muertos federales y acepta 4 bajas y 5
heridos cristeros, Francisco Campos asegura que los atacantes fueron 5,000 de
infantería y 2,500 de caballería. Si esto último hubiera sido cierto, se habría
tratado de una de las batallas más grandes libradas en el estado. Parece ser que,
en sus testimonios, Campos acostumbró a multiplicar por 10 el número de sus
participantes, bajas y monto de los botines de guerra.
Del mismo combate, el periódico Revista Durangueña reportaba la participación de
150 federales y 500 cristeros, de los cuales 300 eran de caballería. El parte del
general León hablaba de 20 bajas federales.
17 de enero.- El general Anacleto López, con tropas procedentes de Sinaloa,
Chihuahua y voluntarios de Santiago Papasquiaro, combatió y derrotó a los
cristeros en la Hacienda del Capulín, adyacente al Cerro del Capulín, cerca de
Mezquital. En este combate murió el general Dámaso Barraza al ser emboscado
por las fuerzas federales, según narra Francisco Hernández:
Imposible darle auxilio porque eran un montón de federales y de donde
estaba Barraza a donde estábamos nosotros, había un llano muy grande y
ahí hubiéramos muerto todos.
230
Aún cuando las bajas federales fueron mayores que las de los cristeros, la gente
de Barraza, 1600 hombres, al ver caído a su jefe:
Empezaron a desbandarse en lo más urgido del combate, quedando
comprometidos como 150 hombres, viéndose obligados a batirse en
retirada.
231
A pesar de huir en retirada los cristeros lograron recoger caballos y armas.
Puede decirse que al intentar iniciar una guerra formal, al estilo de las fuerzas de
Pancho Villa durante la Revolución, Dámaso Barraza fracasó y encontró la muerte.
230
HERNÁNDEZ, FRANCISCO / Antonio Avitia, Mezquital, Dgo., 1987.
186
La guerra cristera todavía no podía pasar de las guerrillas a los enfrentamientos
de línea por la carencia de tropas experimentadas y armas adecuadas.
Junto con Barraza murieron 34 cristeros entre los que se encontraba el jefe
Andrés Flores.
26 de enero.- Revista Durangueña decía:
Murió el Indio Barraza, el temible indio que fuera en otros tiempos de los
dorados de Pancho Villa, hombre muy malo y muy matón, se había alzado y
andaba por todos los ranchos del rumbo, recogiendo hombres para la
guerra.
El cadáver de Dámaso Barraza fue recogido por los federales, quienes lo
expusieron en el quiosco de la Plaza de Armas de la ciudad de Durango.
Corrido de Dámaso Barraza
Comunicado por don Manuel Deras
Rodríguez, en el Mezquital,
recogido por Antonio Avitia en 1987.
(FRAGMENTO)
Adiós pueblo de Temoaya,
adiós Rancho de Yonora,
ya murió el jefe Barraza,
toda la gente lo llora.
En la Hacienda del Refugio
salieron gallos valientes,
y en la Hacienda El Capulín,
salieron gallos corrientes.
231
MORA, TRINIDAD. “Informe de Campaña”, El coraje cristero, p. 67.
187
Tragedia de los voluntarios de Santiago Papasquiaro
o
Corrido de la batalla de la hacienda de El Capulín
(Versión de los federales)
De la colección de Antonio Raymundo
Muros, Facilitado por su hijo
Moisés Muros Martínez,
en Santiago Papasquiaro, Dgo.,
recogido por Antonio Avitia.
De Santiago Papasquiaro,
salieron los voluntarios,
pelearon como valientes,
redotaron los contrarios.
Entraron a la campaña,
todititos muy formales,
entraron los voluntarios,
y también los federales.
Se agarraron a balazos,
pues al toque del clarín,
los voluntarios pelearon
en el pueblo El Capulín.
188
Pelearon como valientes
en la guerra muy formal,
toda la gente decía
que los iban a acabar.
Eran quince voluntarios,
que de Santiago salieron,
once fueron los valientes,
y cuatro los que corrieron.
Válgame Dios de los cielos,
no saben lo que ya ha pasado,
pelearon en Bayacora,
los hombres de Papasquiaro.
Porfirio en el tiroteo
que entraron al Mezquital,
yo como el río es muy grande,
pues no lo podía pasar.
Se metió en un charco hondo
pues ¡Ay! no podía ni ver,
les gritaba: “no te asustes,
¿qué nos puede suceder?”.
Porfirio siempre valiente,
con sus armas muy formal,
les dice a sus compañeros;
“entramos al Mezquital”.
Entraron al Mezquital,
189
después de pelear un rato,
Porfirio se fue adelante
después de bañado tanto.
Salieron de Papasquiaro,
los voluntarios muy bien,
Gonzalo Lechuga, el jefe,
los federales también.
Gonzalo Lechuga, el jefe,
que les dió pruebas deveras,
pelearon como valientes,
la gente decía deveras.
Ya mataron a Barraza,
adiós querido Yonora,
adiós Mezquital hermoso,
y Santiago Bayacora.
Porfirio Gutiérrez dice:
y lo gritaba en la plaza:
“nos vamos a Bayacora,
pues a tra’iles una vaca”.
Adiós querido Yonora,
con todas sus serranías
ya mataron a Barraza
que muchos ni lo querían.
Quince de enero, por cierto,
toda la gente lloraba,
190
en Santiago Papasquiaro,
sin saber lo que pasaba.
Vuela, vuela palomita,
párate en esos laureles,
ya mataron a Barraza,
el jefe de los rebeldes.
Esta tragedia es compuesta,
pues no se sabe por quien,
pues siempre murió Barraza,
que tanto se acuerdan de él.
Toditos los voluntarios
son de mucho corazón,
¡Viva Gonzalo Lechuga!,
¡Viva la federación!.
¡Qué viva Anacleto López!
de todos muy estimado,
con poca federación,
los rebeldes ha acabado.
Me despido, amigos míos,
con todito el corazón,
que, en Santiago Papasquiaro,
muchos hombres de valor.
Gonzalo Lechuga dice,
que era el jefe de la escolta:
“muchachos, no tengan miedo,
191
al cabo la vida es corta”.
Les dice Mariano Vázquez;
“yo no me quemo los callos,
vale más que ya se vayan,
no soy de los voluntarios”.
Porfirio Gutiérrez dice:
“no se le conocía el miedo,
cantaba muchas canciones,
en el carro pasajero”.
24 de enero.- El triunfo de los federales en el Cerro del Capulín fue capitalizado
por los generales del Ejército Federal en los informes que enviaron a la ciudad de
México y a su vez, en esta, tergiversados por la prensa, Taracena nos dice que:
Anacleto López informa de un combate en la “Hacienda de Duplín”, Dgo.,
en el que murió el capitán rebelde Andrés López” y en su reporte del 28 de
enero: “El general Gonzalo Escobar jefe de operaciones militares de
Durango, informa que tomó la plaza de San Francisco del Mezquital y luego
destrozó al grupo principal rebelde refugiado en Temoaya y Yonora”.
232
6 de febrero.- El padre Mateo Correa es fusilado por los soldados del coronel
José Ruiz, cerca del Panteón de Oriente de la ciudad de Durango. Correa había
sido miembro del consejo de autoridades del Gobierno Cristero de la zona del
general Pedro Quintanar, en Zacatecas. Su fusilamiento se debió a que no
comunicó al coronel Ruiz lo que, en confesión, le habían declarado algunos
prisioneros cristeros.
El martirio de Correa hizo del sacerdote un santo popular que, como beato, fue
llevado a los altares el 22 de noviembre de 1992. Desde su martirio hasta su
beatificación Mateo Correa Magallanes fue venerado en la ciudad de Durango y en
232
TARACENA, ALFONSO. La verdadera Historia de la Revolución Mexicana, 1926-1927, p. 127.
192
algunos lugares de la misma se expendía un producto llamado aceite del Padre
Correa al que se le atribuían dotes milagrosas.
16 de febrero.- Trinidad Mora envió parte de sus fuerzas bajo el mando de Porfirio
Mayorquín y Valente Acevedo, hacia El Salto, municipio de Pueblo Nuevo,
mientras que él, con el resto del Ejército Libertador Cristero, se dirigía a Estación
Nevería, municipio de Durango, en medio del tramo de ferrocarril de Durango a El
Salto.
Al mando de Mora fuimos disque a tumbar el tren a una estación que se
llama Nevería, a dicho lugar llegamos más o menos a las dos de la
mañana. En seguida se mandó traer al cabo de la sección con todos sus
preparativos para desclavar la vía; a poco llegamos con él, le mando Trino
que desclavaran los rieles de una curva que está antes de llegar a Nevería
y luego que acabara, pusiera los rieles en su debido lugar; terminado el
trabajo, nos posesionamos muy bien ocultos en el bordo que está al lado de
arriba, no dejando ir a dicho cabo. Serían más o menos las siete y media de
la mañana cuando oímos pitar el tren en Cieneguita, iba haciendo ¡puf!…
¡puf!… a poco hacía o decía: que se quede…que se quede…que se
quede… y cuando ya iba llegando a nosotros, decía: se quedó…se
quedó…se quedó… Iba muy alegre, cuando llegó a donde estaba la trampa
y a la mitad del desclave, se abrieron los rieles y zás…que cayó… y él fue
el que se quedó.
Luego salimos haciendo fuego a la escolta, e inmediatamente se paró el
jefe de la escolta en la puerta del carro donde iban diciendo: “¡No tiren,
estamos rendidos!”, “Desarme pues a su gente”; le dice Mora y tráigame
todas las armas. Así se hizo y en seguida fueron entregadas las armas a
Mora. Luego nos subimos al tren y ahí estamos bajando cajas con fruta,
cartones de cerveza, dulces, canastas
con pan y otras cosas que nos
hacían falta. En seguida fuimos al express y hallamos… cinco mil pesos
que fueron a dar a nuestro poder. Y cuando ya nos íbamos dijo el jefe de la
escolta que se irían con nosotros, cosa que no fue aceptada. Entonces los
soldados le suplicaron a Mora que les perdonara la vida y que se iban con
193
nosotros y dijo Mora que a ellos si les perdonaría pero que al jefe no,
ordenando que lo hicieran morir, cosa que se cumplió inmediatamente.
Luego nos fuimos con los soldados que se rindieron.
233
Fines de febrero.- El Ejército Libertador Cristero de Durango cambió su cuartel
general de La Coyota a La Nopalera y durante febrero y marzo, los cristeros
reciben nuevas adhesiones, fue así como se unió a ellos gente de El Pino,
municipio de Durango, dirigidos por Manuel Ávila, de ellos dice Francisco Campos
que: Esos hombres duraron hasta que nos amnistiaron.
234
Los acontecimientos
fortalecieron al movimiento:
Les llegó mucho ánimo a la gente católica y empezaron a ir con nosotros
los de mi mismo pueblo que no habían ido; otros del Nayar, hasta de
Torreón, y en fin de otros lugares que no sé. De Durango se nos juntaron
unos señores españoles que tenían una tienda en la calle Pino Suárez junto
al templo de San Miguel, la tienda se llamaba La Iberia; otro señor, de
nacionalidad alemana, que tenía una zapatería por la Cinco de Febrero, que
se llamaba La Alfonsina y así otras personas más.
235
La anexión de nuevos elementos fue producto de la expulsión de sacerdotes de la
ciudad de Durango, llevada a cabo por el general Madrigal y el general Eulogio
Ortiz entre enero y febrero de 1927, así como de la quema de milpas y
reconcentraciones de las familias de los cristeros ordenadas por el mismo general
Ortiz. Meyer afirma que:
La atrocidad de la represión desencadenada por él, la desaparición de
centenares de prisioneros torturados en el antiguo Seminario de Durango y
la desolación de los campos no le dieron resultado alguno.
236
Por otro lado don Francisco Osorio, ante la represión creciente en Durango,
decidió integrarse a las fuerzas cristeras del estado de Jalisco y ahí continuó
peleando hasta 1929.
233
CAMPOS, FRANCISCO. “Memorias de Santiago Bayacora, Durango”, en MEYER, JEAN. El
Coraje Cristero, pp. 30 a 31.
234
Ibid, p. 31 A 32.
CAMPOS, FRANCISCO. Historia del levantamiento…, p. 48
236
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 220
235
194
El Ejército Libertador Cristero no tenía las reglamentaciones de reclutamiento de
un Ejército regular y las licencias se tomaban al albedrío de los combatientes para
ir a cambiarse de ropa, ver a la familia, asistir a una boda, entre otros. A pesar de
esta situación existía una gran disciplina entre las filas cristeras sobre todo en los
momentos de acción, de esta manera el número de cristeros en servicio activo
variaba mucho y se puede comparar con los cuerpos anarquistas de la guerra civil
española, aunque con bandera completamente opuesta; soldados sin paga pero
decididos a pelear hasta el fin por lo que consideran digno, aún cuando no dejó de
haber uno que otro caso de reclutamiento forzoso como el que ya hemos
mencionado que hizo Dámaso Barraza en el Mezquital.
23 de febrero.- En la ciudad de Durango son juzgados en consejo sumarísimo:
Juan Rodríguez, Juan Moreno y Silvio Trujillo por acciones delictivas de sabotaje
dentro de la Rebelión Cristera en los municipios de Santiago Papasquiaro y
Canatlán, lugares donde aún no se había extendido formalmente la guerra de
Cristo Rey. Luego de un consejo sumario, Rodríguez, Moreno y Trujillo fueron
fusilados en el Panteón de Oriente de la ciudad de Durango.
237
3 de marzo.- Rudo combate libran los cristeros en Llano Grande de Milpillas,
municipio de Pueblo Nuevo, los cristeros tienen que huir por el gran número de
soldados. Trinidad Mora reporta 15 bajas federales y 8 bajas cristeras.
Para evitar la reconcentración, algunas mujeres de los cristeros emigraron a la
ciudad de Durango, sobreviviendo con renta compartida, vendiendo tortillas y
lavando ropa ajena. Algunos pobladores de Mezquital prefirieron irse hacia
Chalchihuites, Zacatecas. La Sierra se fue despoblando poco a poco, o como lo
recuerda don Casimiro Ruiz: Nomás se veían las puras tapias pelonas, esto
estaba triste…triste… 238
10 de marzo.- Sin poder controlar la Rebelión, el jefe de operaciones militares de
Durango cambia constantemente los destacamentos que combaten a los cristeros.
En los primeros días de marzo correspondió al teniente coronel Antonio S.
237
238
Revista Durangueña, 25 de febrero de 1927. Primera Plana.
RUIZ, CASIMIRO/Antonio Avitia, Santiago Bayacora, 1987.
195
Arredondo meterse en la sierra y luego de su viaje reportaba acciones libradas
contra los llamados rebeldes fanáticos, en Llano Grande y Cerro Gordo. Para el
gobierno de Calles, la guerra cristera se va haciendo una molestia cotidiana que
cuesta vidas, pertrechos y legitimidad. Los cristeros han aguantado demasiado,
nadie sabe cuando terminará la guerra que parecía en sus inicios un pequeño
brote rebelde sin importancia.
En lugar de pacificarse, en el estado de Durango se comienzan a escuchar los
rumores de los levantamientos de Fernández y Galindo en la región norte.
16 de marzo.- Es atacado por los cristeros que comandaba el zacatecano
Serrano, el tren en La vía de Durango a Estación Felipe Pescador (antes Cañitas);
entre Vicente Guerrero (antes Muleros) municipio del mismo nombre y la estación
de Súchil, municipio de Súchil, el ataque resultó frustrado.
El bandido ex villista Juan B. Galindo, quien operaba con su banda desde 1926:
en los municipios de Santiago Papasquiaro, Canelas, Tepehuanes, Coneto, Indé y
Canatlán, en el norte del estado de Durango, fue perseguido por diversos
contingentes de tropa regular dirigidos por el general Enrique León, el coronel
Carrera Torres y los generales Marcelo Caraveo y Martín Triana, entre otros. A
pesar de las frecuentes campañas que se llevaron a cabo en contra de Galindo, el
Gobierno Federal nunca lo pudo vencer.
Abril.- Algunos miembros de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa,
LNDRL, intentaron convencer a Galindo de darse de alta en el Ejército Libertador
Cristero y al dirigirse al municipio de Santiago Papasquiaro. Al intentar realizar su
labor de convencimiento, los ligueros Justo Martínez, Espiridión Astorga, Jesús
Amaya, Jesús M. Chávez e Isaías Corral fueron descubiertos, aprehendidos y
fusilados en Santiago Papasquiaro, el 3 de abril con sólo un juicio sumarísimo de
por medio.
Finales de Mayo.- Juan Galindo se amnistió con todas las garantías. El corrido de
Galindo narra un encuentro de las tropas del general Marcelo Caraveo contra las
fuerzas de Juan Galindo, huelga decir que perdieron los federales.
El Corrido de Galindo
196
Comunicado por Francisco Félix
en el atrio de la catedral de
Durango, recogido por Hermelinda Hernández
Terrazas en 1987.
Dicen que ahí viene Galindo,
señores yo no lo creo,
llegó a Durango a operar;
el general Caraveo.
El general Caraveo,
cuando llegó a operar,
le aseguraba al gobierno;
que a Galindo iba a agarrar.
Galindo cuando lo supo
a la sierra se metió,
toda la gente decía:
“ya Galindo se perdió”.
No llegaban a veinte hombres,
los que Galindo traía,
pero todos eran gallos
como Brígido García.
Les decía a los agraristas
que no se fueran a creer
el gobierno lo que quiere,
es elevarse al poder.
En Llano Grande dirán
197
todos lo que presenciaron
y cuando asaltaron los trenes
y cantidad de changos mataron.
Les dice que a los agraristas;
a toditos por igual:
que no se crean del gobierno,
porque los vuelve a engañar.
Brígido le dice a Juan:
“Ya me voy a separar
me voy a la hacienda de Ramos,
porque me voy a amnistiar”.
A todos los agraristas
los llevaban como guía,
entró Galindo al Cañón,
ese de Jesús María.
Ya te fuiste, ya te vas,
ya volaste palomita,
adiós rumbos del Vergel,
y el rancho de La Casita.
En el Potrero de Campa,
donde acostumbraba pasar,
en el Rancho del Salitre,
dicen que viene a almorzar.
Los del Gobierno del centro
le preguntan al del estado,
198
que: “¿qué pasó con Galindo?,
¿qué si lo habían agarrado?”.
El Gobierno del estado
de pronto les contestó:
“pues ya Galindo se fue
y Brígido se amnistió”.
En arroyo de Tlanjuelas,
se soltó la balacera,
luego al poquito momento,
una pura coleadera.
Caraveo le dice a Triana:
“ se me hace mucha la gente,
el llano los esta brotando,
no te quedes. Vente, vente”.
Tiraron los chaquetines,
uniformes de soldados,
y le decían a Galindo
“nosotros somos forzados”.
Le dejaron a la gente
a Santiago los bajó,
y a todos los prisioneros,
en libertad los dejó.
Es hombre de gran honor,
ese mentado Galindo,
no mata nomás por matar,
199
sólo pelando a lo lindo.
Vuela, vuela palomita,
les llevarás la noticia,
que ya Galindo esta muerto,
que ya esta muerto de risa.
Agosto.- Durante este mes Francisco Campos refiere otro combate en el Campo
Maderero 244, después de la refriega: las mujeres de los soldados que han
perecido, suplican a los cristeros, que se las lleven con ellos y todos rechazan la
tentación.
239
26 de agosto.- Revista Durangueña refiere los combates que tiene la columna del
general de brigada Máximo García en la Mesa de los Caballos, donde Mora pierde
ocho hombres, su archivo y sus binoculares. Para ese momento, el jefe de
operaciones militares del estado es el general Francisco Urbalejo.
Septiembre.- La campaña contra los cristeros en la sierra es delegada a los
mayores Dámaso Carrasco y Marcelino Mendoza.
Diciembre.- Los cristeros ubican su campamento en San Antonio.
1928
25 de enero.- El jefe zacatecano Pedro Quintanar mandó a Aurelio Acevedo
Robles junto con Federico Vázquez y Justo Ávila a tomar la hacienda de San
Antonio, Zacatecas que estaba en poder del general Vargas, la acción se
presentaba inaplazable ya que la región dominada por Vargas era uno de los
principales centros de aprovisionamiento de granos para los cristeros de la zona
Quintanar. El contacto establecido por las fuerzas de Durango, Zacatecas, norte
de Jalisco y Nayarit, llegaba incluso a la cooperación en acciones de guerra en
una zona donde los límites entre los estados eran sólo nominales.
239
CAMPOS, FRANCISCO. Op. Cit., p. 50
200
Es de notar la ausencia de datos sobre Florencio Estrada y sus huazamotecos,
pero sabemos que, en el año de 1927, los cristeros de Estrada habían jurado
pelear por Cristo Rey ante la imagen del Divino Preso de Huejuquilla el Alto,
Jalisco, y con la presencia del padre Vega, este compromiso de la gente y
hermanos de Estrada se mantendría hasta 1936,
240
por su parte, Aurelio
Acevedo, el principal historiador y periodista cristero de la zona, perdió todos sus
apuntes sobre los huazamotecos.
En esta época aparece en Zacatecas el periódico cristero Peor es nada, publicado
en papel de china de colores y escrito a máquina, con un tiraje y número muy
reducidos, haciendo honor a su nombre de Peor es nada.
En enero, los cristeros actúan en Tamazula, Velardeña y Candelaria.
5 de febrero.- Gritando ¡Viva Cristo Rey!, Trinidad Mora asalta El Salto, municipio
de Pueblo Nuevo, Durango, y sus hombres incendian los archivos, cortan el
telégrafo, roban las oficinas y secuestran a Hipólito Morales, jefe de la Defensa
Civil.
241
Marzo.- El general Francisco Urbalejo lanzó una ofensiva para que los trenes
pudieran correr entre Cañitas (hoy Felipe Pescador) y Durango.
Valente Acevedo viajó a su pueblo, Llano Grande y fue sorprendido por las fuerzas
de Urbalejo, quien había ordenado la reconcentración de las familias que no
pudieron huir: Habían quemado los soldados casi todas las casas, no había ni una
240
El novelista Antonio Estrada, hijo de Florencio Estrada, nos narra en su novela “Rescoldo”, que
Florencio Estrada vivía en Estados Unidos y en 1927, al enterarse de la persecución religiosa en el
país, decidió regresar a su pueblo: Huazamota, para pelear al lado de los cristeros.
¿Quién más que los católicos, vamos pues, a defender nuestra religión?… En Huazamota
la fiesta en grande por su llegada. Todo el pueblo que corre a saludarlos, con sus ofrendas
en la mano. Sólo unos días después Florencio atizando lumbre, anima a todos a alzarse
contra el gobierno, aunque pronto , sólo lo siguen sus hermanos y otros cuantos.
Antonio Estrada refiere luego, un viaje a Durango, en donde en el Templo del Sagrario y ante el
arzobispo, los cristeros hacen su juramento de lucha:
Juro por mi vida, ser siempre el primero en defender mi religión, cuando sea y contra quien
se atreva a perseguirla.
Todo parece indicar que este juramento nunca tuvo lugar, al menos en Durango, y menos ante el
arzobispo José María González y Valencia, porque en 1927, éste se encontraba en Roma a unos
12,000 kilómetros de Huazamota, mientras que los sacerdotes habían sido expulsados de Durango
y los templos estaban en custodia de las archicofradías. Los hermanos de Florencio Estrada
fueron: Frumencio, Jesús y Rosario.
241
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El conflicto (…), p. 64.
201
familia.
242
Según cuenta Campos, en el mismo mes, Trinidad Mora y Porfirio
Mayorquín, acudieron en ayuda de Valente Acevedo pero fueron derrotados en la
Mesa del Oso,
243
cerca de Estación Otinapa, los federales habían efectuado una
maniobra conjugada transportando a la infantería en tren, mientras que la
caballería hacía un movimiento sobre la retaguardia de los cristeros.
244
En los días del mes de marzo, el cuartel cristero se ubicó en El Arco.
8 días después del combate de la Mesa del Oso los cristeros son atacados en su
campamento de El Arco, pero logran triunfar al tender una emboscada a los
federales que seguían las huellas de Porfirio Mayorquín, quien regresaba de El
Salto.
Abril.- El cuartel cristero cambia de lugar a Corralitos. En el cuartel de Corralitos,
varios miembros de la LNDLR se alistan en el Ejército Libertador: Saturnino
Campos, Mario Campos, Dámaso Villar, este último era médico.
En Corralitos, Trinidad Mora decidió tomar la población de El Nayar, municipio de
Durango, cosa que se logró en forma sencilla, pues los soldados del gobierno
abandonaron la plaza a los cristeros.
Después de ocupar la población de El Nayar, los cristeros se dedicaron a festejar
su fácil victoria y tras haber ingerido algunos litros de sabroso pulque de El Nayar,
varios cristeros, en un peligroso alarde, hablaron por teléfono al cuartel de
Durango, retando al general Eulogio Ortiz, a que los fuera a visitar a El Nayar.
Ortiz aceptó el reto y rápidamente llegó al punto, con fuerzas de infantería,
caballería y un avión de guerra.
Los cristeros lograron derribar el avión pero tuvieron que correr; tanto porque
agotaron su parque, como por la superioridad del enemigo, en la refriega fueron
heridos 18 cristeros y murió el abanderado Margarito Hernández. En un
comunicado, la LNDLR informó a los cristeros que: Al día siguiente el Ejército
Federal recogió dos trocas de changos 245 muertos.
242
246
CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 32.
Ibid., p. 32.
244
MEYER, JEAN. La Cristiada Tomo I, p. 221.
245
Chango.- Nombre despectivo que los cristeros daban a los soldados federales.
246
CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento…, p. 59
243
202
6 de mayo.- Los cristeros de Florencio Estrada ocupan Huazamota, venciendo a
la Defensa Civil jefaturada por los hermanos Muñoz. Mientras Florencio celebra la
victoria, Jesús Estrada, medio hermano de Florencio, asesina a cuchilladas a 18
miembros de la Defensa Civil, a quienes había alineado en la Plaza de
Huazamota, sólo la entrada en escena de Florencio Estrada y los llantos y súplicas
de la parentela de los Muñoz detuvieron la masacre. Sin embargo, ocho años
después; en la Segunda Cristiada, los Muñoz no perdonarían a Florencio Estrada.
247
12 de mayo.- Tropas del general Juan Antonio Domínguez aprehendieron a varias
mujeres, esposas de cristeros. Estas mujeres sobrevivían en la ciudad de
Durango, compartiendo el arrendamiento de algunas humildes viviendas de
vecindad.
El general Eulogio Ortiz interrogó a las prisioneras sobre el paradero de los
cristeros y al no obtener información, decidió enviar junto con la tropa, en el tren
militar para El Salto, a Joaquina Sierra por haber respondido con retobos en el
interrogatorio, pero al no tener causa que perseguir, en junio, Joaquina fue
liberada.
Junio, sin fecha exacta.- Trinidad Mora viajó con su gente a la Hacienda de San
Juan Capistrano, Zacatecas, para de allí dirigirse a Huejuquilla El Alto, Jalisco, en
donde se entrevistó con Pedro Quintanar y Florencio Estrada. Juntas, las fuerzas
de los cristeros de Durango, Zacatecas y el norte de Jalisco obtuvieron la victoria
en la batalla del Cerro de las Papas, el pico más alto de la sierra Tepehuán, en la
sierra de Santa María Ocotán. En esa ocasión, según Agapito Campos:
Los indios poblanos que al parecer eran del gobierno pero fingidos,
reunidos por el coronel Ruiz para la campaña, habían avisado que
conducirían a los federales hasta la emboscada y que ellos irían a la
vanguardia, con las piernas al aire. Llegados al lugar elegido, los indios
hicieron señas al Ejército de que avanzara como si no hubiera peligro y
abrieron fuego. Los soldados venían muy sin cuidado, porque ni en las
247
ESTRADA, ADOLFO / Antonio Avitia, Huazamota, 1995.
203
manos traían los rifles… y empezaron a caer como ratones en la ratonera.
248
En la batalla del Cerro de las Papas sucumbió el coronel José Ruiz, alias El Azote
quien, en febrero de 1927, había ejecutado al sacerdote Mateo Correa.
Según el testimonio de Agapito Campos los cristeros lograron obtener una
ametralladora Thompson calibre 45, modelo 1921, núm. 4867, quedando esta en
poder de la gente de Florencio Estrada.
Según Antonio Estrada, en el Cerro de las Papas murieron unos 300 soldados
federales.
Corrido del Combate del Cerro de las Papas
Comunicado por don Manuel Deras Rodríguez
y don Francisco Hernández,
recogido por Antonio
Avitia Hernández, en Mezquital
1987.
(Fragmentos)
El Coronel Ruiz decía:
“acabé con los cristeros,
acabé por la otra sierra,
ya nomás Juan Andrés falta,
que habita por estos cerros”.
Le contestó Juan Andrés,
de la cima donde estaba:
“aquí traigo unos cartuchos,
pa’ formarte tu emboscada”.
248
CAMPOS, AGAPITO. “Combate del Cerro de las Papas”, en MEYER, JEAN. El Coraje Cristero,
pp. 47 a 50.
204
Es imposible explicar
nuestros cabecillas guerreros,
que en el Cerro de las Papas,
los mataban como perros,
a los pobres federales,
que hasta lloraban los cerros.
Pelearon como valientes,
el señor don Juan Andrés
y don Valente Acevedo,
también Macario Valdez.
Un día después del combate
que acababa de pasar,
llegó don Lucas Mora,
que los iba a auxiliar
que traía quinientos hombres,
de don Pedro Quintanar.
Mataron a José Ruiz,
también su estado mayor,
y trescientos federales,
quedaron alrededor.
Allí murió José Ruiz,
con su cruz y su letrero,
con otros habías podido,
porque eras camandulero.
Allí murió José Ruiz,
205
y en el letrero decía:
“moriste en este cerro
porque eras camandulero”.
Como a las tres de la tarde,
ya acabaron los cristeros
al Cuarenta Batallón,
nomás el teniente Leandro,
Leandro Valles les quedaba.
De la misma manera que el combate del Cerro de las Papas, se ignora la fecha en
que, entre finales de mayo y principios de junio, los cristeros huazamotecos y
tepehuanes de Florencio Estrada pusieron cerco a Huajimi, Nayarit para atacar a
los Muñoz, cuñados de Florencio, quienes buscaban la venganza por la masacre
de Huazamota.
17 de julio.- Trescientos hombres, dirigidos por el jefe cristero zacatecano
Perfecto Castañón, hermano de Trinidad Castañón, tomaron la población de
Vicente Guerrero.
La situación se había agravado de tal modo para los federales que las
compañías mineras norteamericanas
no podían ya ser protegidas y se
veían abandonadas por los destacamentos militares, Amatlan Minning, San
Nicolás Minning Co., Durango Tuppertine Co., Durango Lumber Co., de
Chalchihuites, Vacas, Sombrerete, Coyotes y El Salto.
249
Al regresar a la zona de Quintanar en Zacatecas, Perfecto Castañón fue atacado
por las tropas del general Anacleto López.
El general López perdió 30 soldados, pero los cristeros tuvieron 11 muertos
y 18 prisioneros, entre ellos Castañón; deseoso de tomar a su servicio al
fogoso guerrero, Anacleto López lo hizo cuidar y lo conservó a su lado,
poco después hubo de ejecutarlo, una vez que Castañón comenzó a
corromper a su escolta.
249
250
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 222n.
206
Corrido de López y Castañón
251
Anónimo
Mil novecientos veintiocho,
presente por la ocasión,
agarraron prisionero
a Perfecto Castañón.
Salieron tres escuadrones
y también los colorados,
que parecían unos leones,
a perseguir los alzados.
Nos movimos del Malpaso
toda la federación
a embarcar a Zacatecas
en busca de Castañón.
Luego salieron los trenes
poco a poco, caminando,
en Cañitas transbordaron
por esa vía de Durango.
En Súchil desembarcaron
todita la artillería,
se ponen a descansar
pa’ caminar otro día.
250
Ibid. p. 219.
VÁZQUEZ VALLE IRENE Y JOSÉ DE SANTIAGO SILVA. Corridos de la Rebelión Cristera,
disco INAH, # 20, cantado por Ángel y Juan Manuel Morales.
251
207
Salieron de Chalchihuites,
salieron de madrugada
sólo una… se llevaron
cortando la retirada.
Les mandaron hacer alto,
toda la tropa formada,
el clarín tocaba dianas,
el general descansaba.
A las ocho de la mañana
que tomaron la avanzada
el clarín tocaba dianas
y toque de una emboscada.
Desde arriba de los cerros
|
Castañón los devisaba;
les dice a sus compañeros:
“ se llegó la hora deseada”.
Ahí les dice un huicholito
del pueblo de San Andrés:
“ oiga usted mi coronel
atacamos a las tres”.
Le contestó este Perfecto
con todo su corazón:
“ Sin duda que moriremos
peleando la religión”.
Comenzaron a bajarse
208
toda la gente regada;
les dice “Generales,
se llegó la hora deseada”.
Entre las cuatro y las cinco,
fueron terribles las horas;
se oían las cuarenta y cinco,
parecían metralladoras.
Pobrecito de Perfecto,
mala suerte le tocó;
en lo mejor del combate
su caballo lo tumbó.
No se pudo levantar,
lo levantaron en brazos,
le registraron su cuerpo
clareado de dos balazos.
Gritaba el generalote
bastante despreocupado,
“ Ya Castañón cayó preso,
¡Que vivan los colorados!”
Ya después de haber perdido
los cristeros ya gritaban:
“Hemos perdido esta acción
y los rojos avanzaban”.
Qué bien nos decía el huichol
del pueblo de San Andrés;
209
“A Perfecto Castañón
no lo volveremos a ver”.
Caminaron con los reos,
los llevan a la estación
de los brazos amarrados,
a echarlos en un furgón.
Silbó el tren que ya se va,
pobrecitos prisioneros,
les daban tortas de pan
y garritas de sombreros.
Llegaron a la estación
de Zacatecas mentado;
hasta dolía el corazón
de ver tanto desdichado.
Luego les tomó una escolta
prisioneros al cuartel,
pacíficos y soldados
que los querían conocer.
Vuela, vuela palomita
que en el pico llevas flores;
fue aprehendido Castañón
en Ciénega de Dolores.
En Ciénega de Jerez,
el día 14 de julio,
a media noche tal vez
210
Perfecto despidió el mundo.
Lo que pasó con los reos
no les sabré platicar;
porque unos se desertaron
y Perfecto a descansar.
Vuela, vuela palomita,
a las cumbres de un limón,
aquí da fin el corrido
de López y Castañón.
Durante el mismo mes de julio los cristeros de Durango deciden ubicar su cuartel
general en el Arroyo de la Nopalera.
Agosto.- El cristero José Alvarado guió a las tropas federales hasta el cuartel del
Arroyo de la Nopalera. De esta manera los federales tendieron una emboscada a
los cristeros. Se desconoce si Alvarado fue obligado a revelar la ubicación de los
cristeros o si se trato de una traición deliberada.
El general Eulogio Ortiz ordenó que la población de Santiago Bayacora y del
municipio de Mezquital fuera reconcentrada en la guarnición de Durango.
Eulogio Ortiz, apodado por los cristeros El Cruel y El Mataamarrados, había
ordenado que: Toda mujer que anduviera su marido con los de afuera, fuera
llevada allí.
252
10 de septiembre.- El jefe zacatecano Pedro Quintanar incursiona en Durango y
arriba hasta la Vinata del Carrizal, cerca de Nombre de Dios.
12 de septiembre.- Mora, con su gente, asalta el tren cerca de estación Otinapa,
los cristeros arrojan bombas caseras y peñascos al tren.
253
15 de septiembre.- El gobierno inicia los preparativos para una campaña de
ofensiva y las tropas de Durango son concentradas en Súchil, con la finalidad de
252
253
CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 37 a 38.
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), p. 63
211
quitar el control de toda la zona a los cristeros quienes, en ese momento, se
encuentran desde el municipio de Pueblo Nuevo hasta el de Vicente Guerrero
(Muleros) y por toda la vía del ferrocarril de Durango a Cañitas (Felipe Pescador),
en Zacatecas.
Octubre.- Los tepehuanes y coras armados por el gobierno en Xoconoxtle, fueron
derrotados dos veces por los hombres de Florencio Estrada.
En el mismo mes, la partida de Valente Acevedo merodea por Santa María
Ocotán, mientras el Ejército reconcentra a la población de Ventanas, para que los
cristeros no tengan en donde abastecerse.
En la sierra y en los llanos, bandidos y cristeros son confundidos. Pablo Beltrán,
junto con Juan Enciso, Loreto Martínez, Juan Sosa y Marcos Díaz, andan por
Ventanas y San Dimas. El ex villista Nicolás Fernández actúa en San Luis del
Cordero, al norte del estado y Juan Galindo, por su parte, con cincuenta bragados,
amenaza San Juan del Río.
Noviembre.- A mediados de noviembre el general Francisco Urbalejo lanza su
ofensiva desde Durango coordinándose con los generales Juan B. Vargas y
Anacleto López de Zacatecas. La ofensiva de Urbalejo, Vargas y López llegó
hasta Huejuquilla El Alto, Jalisco, mientras los cristeros respondieron atacando
Laguna Grande, Zacatecas y Justo Ávila sistemáticamente deshizo los
destacamentos que Urbalejo había instalado en octubre.
Durante el regreso a Durango, Urbalejo y su contingente son hostilizados
constantemente por los hombres de Juan Cifuentes.
Diciembre.- Urbalejo lanza otras dos ofensivas sin éxito y los cristeros se crecen
tomando Palmarejo y Canutillo, en Zacatecas, así como Las Adjuntas y El Salto,
en Durango.
Antes de Navidad, los cristeros ubican su campamento en San Antonio. En el
mismo mes, Pablo Reyes, Victoriano Ruiz, Trinidad Mora y los hermanos Agapito
y Francisco Campos, cada quien por diferente camino, se reúnen en Santiago
Bayacora y de ahí se dirigieron a Durango, el viaje fue realizado para que Trinidad
Mora se entrevistase con los jefes de la LNDLR de Durango y en el punto San
Agustín, los cristeros tuvieron un encuentro con fuerzas agraristas, resultando
212
heridos: Victoriano Ruiz y Cruz Campos, estos dos heridos fueron atendidos en
Durango por los miembros de La Liga.
1929
Enero.- En los primeros días de enero, el inspector de policía de la ciudad de
Durango, mayor Guillermo Meraz Medina, coordinó la aprehensión de un grupo de
hombres y mujeres de Santiago Bayacora, Garavito y El Salto, a quienes se
comprobó que servían de enlace para avituallar a los cristeros de Mora. La
aprehensión fue en el barrio de Tierra Blanca, en la calle de Bravo # 603, los
hombres se hacían pasar por carboneros y de esta manera sacaban provisiones,
parque y armas para los cristeros entre las cargas de carbón que transportaban en
sus burros. Todo hace suponer que Juana Vázquez, Genoveva Gurrola, Julia
Torres, Joaquina Sierra y Crescencia, Ramona y Cesárea Noriega, aprehendidas
en esa ocasión, eran militantes de las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco.
En el mismo mes el general Enrique Gorostieta, quien había sido nombrado
general en jefe del movimiento cristero, en la República por la LNDLR, se dedicó a
dar una forma más militarizada a los cuerpos cristeros del país. En enero de 1929,
Gorostieta visitó Huejuquilla El Alto, Jalisco, y ahí organizó los cuadros dirigentes
de la Zona Quintanar incluyendo a las fuerzas de Federico Vázquez quien se
encontraba de visita, también Florencio Estrada estuvo durante la visita de
Gorostieta. A partir de ese momento las acciones de guerra de los cristeros se
activaron bajo la influencia de las órdenes y consejos del general Enrique
Gorostieta.
Gorostieta, en su papel de jefe nacional del movimiento cristero, trató de encontrar
alianzas con otros sectores de oposición al Gobierno, como el dirigido por José
Vasconcelos, en un intento de que la rebelión dejara de limitarse al ámbito
campesino. Los esfuerzos de Gorostieta por encontrar aliados fueron vanos, pero
debido a su liderazgo y a la experiencia de dos años de lucha, la rebelión tomó
213
mayor cohesión a nivel nacional, significando, a la larga, un verdadero
cuestionamiento a la legitimidad del Estado.
En los años de la guerra cristera, el Estado Mexicano había sobrevivido a la
rebelión militar de los generales Arnulfo R. Gómez y Francisco Serrano y en 1927,
la ACJM había asestado su golpe más audaz con el asesinato del presidente
electo, general Álvaro Obregón, mientras que el grupo Sonora y el maximato de
Plutarco Elías Calles se mantenían en el poder con la figura de Emilio Portes Gil
como presidente de la República.
Por su parte, los cristeros de Durango en su constante nomadismo y
acuartelamiento ambulante se establecieron en Corralitos.
12 de enero.- En El Nayar, Durango, se concentran los jefes cristeros: Federico
Vázquez, Valente Acevedo, Luis Ruiz, Irineo Valdez, Emilio Deras y Juan
Hernández, con la finalidad de unificar sus fuerzas para obtener una mayor
eficiencia guerrera. Las tácticas de los cristeros comienzan a cambiar.
Febrero.- Solamente se publicaban en la prensa local los partes de guerra en los
que resultaba triunfante el Ejército Federal. Así fue publicado en Revista
Durangueña del día 9 el parte del coronel Enrique Zertuche González:
Empalme de Purísima, febrero 8.- Hónrome comunicar a usted que ayer
batí en Mesa del Oso a la partida que saqueó El Salto y que mandaba el
cabecilla Mora haciéndole nueve muertos, capturándoles once caballos
ensillados y quedaron muertos ocho más (…) El resto de la partida se
dispersó, siendo el grupo mayor como de cuarenta a cincuenta hombres,
los cuales huyeron con dirección a La Casita, rumbo a Nayarit.
Los testimonios cristeros dan más luz sobre el curso de la guerra. Así Agapito
Campos nos informa que:
Los hombres de José Mireles y Agapito Campos atacan y derrotan a los
agraristas en El Durazno, municipio de Durango, en la acción muere el jefe
de los agraristas (?) quien alardeaba de que tenía una bala especialmente
para Trinidad Mora.
254
254
CAMPOS, AGAPITO. “Memorias de Santiago Bayacora, Durango” en El Coraje Cristero, p. 41.
214
Después del combate de El Durazno, los cristeros atacan y derrotan a las fuerzas
del capitán Contreras en la Boca del Mezquital en la acción participaron: Pedro
Vázquez (hermano de Federico) y el capitán Pablo Reyes. El capitán Contreras
murió en la refriega y Federico Vázquez decidió fusilar a los prisioneros en el
Banco de San Juan.
Durante el mismo mes se realizó otro encuentro en San Lorenzo Calderón. Ya
diestros en la guerra, después de dos años y medio de pelear y contando con la
dirección a distancia del general Gorostieta, los cristeros realizaron una maniobra
para sacar a los federales de su fortín de San Lorenzo, emboscándolos después
en el Cerro del Sombreretillo. A los 38 soldados federales que fueron muertos en
el combate se les transformó en cenizas y los 5 cristeros que cayeron fueron
sepultados a la entrada de Santiago Bayacora.
Las acciones de febrero formaron parte de la cuarta ofensiva organizada por
Urbalejo, para acabar con los cristeros. Aunque, cómo se puede observar, esta
cuarta ofensiva, así como las tres precedentes, resultaron fracasos para federales.
A fines de febrero, las tropas de Trinidad Mora, Florencio Estrada, Federico
Vázquez y Valente Acevedo se juntaron para combatir a las fuerzas del general
Francisco Urbalejo en el Mezquital. El triunfo fue para los cristeros,
200 cadáveres quedaron en el campo. Esta última derrota parece haber
sido lo que decidió a Urbalejo a incorporarse, posteriormente al
levantamiento escobarista con el general Caraveo.
255
Corrido de la toma de Mezquital
Anónimo.
Comunicado por don Casimiro Ruiz,
en Santiago Bayacora, Durango,
recogido por Antonio Avitia en 1987
255
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 259.
215
En el nombre sea de Dios
y de la Virgen María,
voy a cantar estos versos,
porque está muy triste el día.
Los soldados de la torre,
suben y bajan corriendo,
unos a los otros dicen:
“¿qué no oyen pitar el cuerno?”.
Decía Federico Vázquez,
con todos sus oficiales,
“A la hora de los balazos,
toditos somos iguales”.
Decía Federico Vázquez;
“ya no hallo ni qué pensar
y si Dios nos da licencia,
tomamos el Mezquital”.
Decía Federico Vázquez,
con muchísimo valor;
“y aprieten bien sus caballos,
pa’ darles pruebas de amor”.
De los cinchos para abajo,
ya apretaron bien sus sillas,
porque iban a emborracharse,
ya mero sale la silla.
Valiente Irineo Valdez
216
y Pedro Pérez también,
que, en el Cordón de la Chuza,
se afortinaron muy bien.
Valientes son los Noriega,
valientes muy afamados;
se vinieron de la Chuza,
con los bracitos quebrados.
Los señores del Nayar;
tomaron un contrabando,
que se alisten los Noriega,
que ya no sigan robando.
Gritaba José Mireles:
“Yo ya me voy para el plan,
y a Federico le dejo,
mi caballito alazán”.
Decía don José Mireles:
“Muchachos, cómo le hacemos,
ya bajamos a la costa,
sabe Dios si volveremos”.
Gritaba José Mireles,
con todo su corazón:
“Lo que les dejo de herencia
que peleen la religión”.
El capitán era Utimio,
hombre de mucho valor,
217
cuando llegaron al río,
lo agarró un fuerte temblor.
Valencia le dice a Utimio;
“No creas que voy a correr,
aquí te voy aguardando,
por la Mesa del Laurel”.
Valencia le dice a Utimio:
“mi caballo lo he sentido,
me cuesta seiscientos pesos,
en los Estados Unidos”.
3 de marzo.- El general José Gonzalo Escobar, jefe de operaciones militares del
estado de Coahuila, residente en Torreón, junto con varios generales de diferentes
zonas militares del país, lanza el Plan de Hermosillo, en el que desconoce al
gobierno de Emilio Portes Gil y a su secretario de Guerra el general Plutarco Elías
Calles, éste último en el ejercicio de maximato de poder sobre la presidencia
En el estado de Durango, el general Juan Gualberto Amaya, quien fungía como
gobernador, y el jefe de operaciones militares general Francisco Urbalejo se
unieron a la Rebelión Escobarista con 2,000 soldados.
El general Francisco Urbalejo redactó un manifiesto a la población de Durango,
invitando a los cristeros a unirse al movimiento militar.
Manifiesto al pueblo de Durango
Esta Jefatura de Operaciones Militares a mi mando, en unión con las de
Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Oaxaca, Veracruz,
Istmo, Chiapas, Yucatán, Estado de México, Campeche,Territorio de
Quintana Roo y parte del estado de Puebla, han desconocido al gobierno
del centro para noseguir una campaña más, sin razón y fratricida que se
viene haciendo a causa de unos cuantos.
218
A últimas fechas se quiso imponer con el mayor descaro a un hombre sin
actuación y desconocido para la mayor parte de la República, pero no así
para el eterno grupo de políticos ambiciosos que, para ellos, sí reunía
ciertas características como servil y que sólo sería un maniquí. Fue
entonces cuando una mayor parte del Ejército, no queriendo, con su
silencio, hacerse solidario del desbarajuste económico-administrativo que el
C. Portes Gil y camarilla están haciendo, ha procedido a desconocer como
Primer Mandatario, puesto que adolece hasta de la legitimidad, como todo
el mundo lo sabe, fue impuesto por el general Calles.
El principal objeto de hacer saber esto al pueblo de Durango es justificar
ante él, la actitud asumida por la Jefatura de Operaciones Militares a mi
cargo, y a la vez que el nuevo programa al que se ha agrupado la mayor
parte
del
Ejército
es:
SUFRAGIO
EFECTIVO
Y
LIBERTAD
DE
CONCIENCIA.
Esto es, el pueblo deberá elegir, como le corresponde, a su candidato, y no
que se lo impongan, y lo segundo que todo el pueblo mexicano deberá
tener libertad de conciencia observando la religión que mejor le agrade, sin
cortapisas de ninguna especie.
Por lo que esta jefatura cree que los grupos de gente que se encuentran en
las montañas no tendrán razón de seguir, pues la causa que pelean es la
que está incluida en nuestra bandera, y además, se les invita a todos estos
grupos para que vuelvan a sus hogares ya que ha desaparecido el motivo
por el que se encuentran en rebelión.
Esta Jefatura de Operaciones Militares dará a la sociedad toda clase de
garantías a que tiene derecho, y en cuanto a las partidas de rebeldes,
pueden estar seguros de que se les respetará su vida e intereses
haciéndose con ello la paz pública, todas las fuerzas que hasta hoy han
desconocido al Gobierno, no están ávidas de sangre, sólo desean que
cuanto antes se establezca de una manera sólida y duradera la paz.
Todas las fuerzas que han desconocido al Gobierno se han agrupado al
mando supremo del general de División Francisco Urbalejo, en el estado,
219
secundando al general J. Gonzalo Escobar, quienes con los demás jefes
del Ejército de alta graduación, en este movimiento, no pretendan ser
caudillos, sino sólo reconocer un mando para las operaciones militares.
Esto se hace saber al pueblo de Durango y a todas las facciones rebeldes
en particular, para que sin temor, se presenten a cualquiera de nuestras
fuerzas, donde desde luego se les considera amigos de la causa.
256
Los cristeros, que entonces tenían su cuartel general en La Estancia, pactaron con
Urbalejo en El Nayar y se dirigieron a la ciudad de Durango, ya unidos a la
Rebelión Escobarista, pero manteniendo su causa aparte y desconfiando de sus
antiguos enemigos.
En su texto de Historia del Estado de Durango, Everardo Gámiz afirma que: El
nueve de marzo llegaron los cristeros, en número de quinientos, a la ciudad de
Durango, juntándose con los escobaristas. Durante la Escobariada, la prensa
durangueña brilló por su ausencia y las relaciones son confusas.
El 12 de marzo:
Mora y Acevedo invitaron a los cónsules extranjeros a que asistieran a la
asamblea
de
sus
jefes:
el
cónsul
norteamericano
refiere
cuan
impresionados quedaron por la facilidad con que Mora y Acevedo
resolvieron el problema del mando supremo, ofreciendo cada uno de ellos
obedecer al otro. El general Escobarista Amaya retrasaba lo más posible el
encuentro con ellos, pues se sentía rebasado.
257
13 de marzo.- Los cristeros comienzan a requisa algunos comercios de Durango,
Amaya no los puede contener, pero Mora y Acevedo reconvienen a los
saqueadores y estos se disciplinan, sobre todo por la ayuda que los simpatizantes
de Durango habían dado a los cristeros a lo largo de su movimiento a través de
organizaciones como la ACJM, la LNDLR y las Bi-Bi.
14 de marzo.- La relación entre los cristeros y los escobaristas se pone tensa
debido a que los cristeros no obedecen a los jefes escobaristas y a que los
escobaristas no proporcionan a los cristeros los cartuchos y armas que les habían
256
257
Impreso suelto, facilitado por don Casimiro Ruiz, en Santiago Bayacora, Durango 1987.
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 291.
220
prometido. Ante el avance de las tropas callistas, los escobaristas optan por
retirarse de la ciudad de Durango hacia Torreón después de vaciar las arcas de
los bancos. Por un momento los cristeros son dueños absolutos de la ciudad de
Durango. Según relata Francisco Campos:
Nosotros nos quedamos en la plaza guarneciendo la plaza; a los poquitos
días llegaron los callistas y tuvimos que evacuar la plaza e irnos otra vez a
los campos de batalla.
258
Se desconoce también el día exacto de la evacuación de la ciudad de Durango por
parte de los cristeros.
15 de marzo.- El general Juan Antonio Domínguez, quien tenía bajo su mando
uno de los regimientos de la guarnición de Durango da la espalda a Urbalejo,
combatiéndolo en Cañitas (Felipe Pescador), Zacatecas. Domínguez derrotó a
Urbalejo y éste decidió ir a Torreón para juntarse con Escobar.
El general Lázaro Cárdenas del Río, después de haber ocupado Sinaloa se
internó en el estado de Durango para brindar apoyo a Juan Antonio Domínguez.
Mientras tanto Juan Gualberto Amaya es desconocido como gobernador de
Durango y es sustituido por el licenciado Alberto Terrones Benítez.
Los escobaristas destruyen las vías de ferrocarril para retardar el avance del
general Cárdenas. Por su parte, el coronel Orozco defecciona de las fuerzas
escobaristas y trata de aliarse a los cristeros, pero estos no lo aceptan en sus filas.
Los cristeros desarman a Orozco y este regresa a Durango con su jefe
Domínguez.
Marzo.- Durante este mes, el general Calles ordenó al líder agrarista José
Guadalupe Rodríguez Favela que organizara a su fuerza agrarista como apoyo
contra los escobaristas.
José Guadalupe Rodríguez se movilizó en la Región de los Llanos y organizó a
unos 1,000 agraristas que avanzaron sobre Durango, realizando acciones en
Ignacio Allende, donde quemaron un tren y en Francisco I. Madero, lugar en que
258
CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 41.
221
se enfrentaron a los escobaristas para después continuar su marcha hacia
Durango.
José Guadalupe Rodríguez, junto con sus agraristas y los soldados del nuevo jefe
de operaciones militares, el general Manuel Medinaveytia, ocuparon la ciudad de
Durango, después de que esta había sido evacuada por los cristeros.
Abril.- Al resultar vencida la asonada escobarista en el estado, José Guadalupe
Rodríguez fue comisionado para combatir a los cristeros del municipio de
Mezquital y, como socialista sui generis, en lugar de obedecer las órdenes de los
militares gobernantes, se dedicó a herrar todo el ganado que encontró a su paso,
con el fierro de la hoz y el martillo, de esta manera el ganado pasaba a ser
propiedad del proletariado durangueño.
Algunos agraristas se pasaron a las filas cristeras y otros, aprovechando la
ocasión, decidieron dedicarse al pillaje. En el caso de José Guadalupe Rodríguez,
este se dedicó a la labor de concientización socialista de campesinos y, a corto
plazo, resultó un peligro mayor que los cristeros, desde el punto de vista del
Estado.
10 de mayo.- El gobierno tras ver que los grupos agraristas socialistas resultaban
contraproducentes a su legitimidad, ya de por si desgastada, comenzó a desarmar
y disolver a sus cuerpos.
14 de mayo.- En la ciudad de Durango el líder agrarista José Guadalupe
Rodríguez Favela es asesinado, a causa de las intrigas del poder en el gobierno
del Estado. Se desconocen las circunstancias en las que el maestro socialista
José Guadalupe Rodríguez Favela fue muerto.
Tanto el asesinato de José Guadalupe Rodríguez Favela, como el fusilamiento de
Salvador Gómez, ambos miembros del Partido Comunista Mexicano, provocaron:
una campaña mundial de protesta contra el gobierno mexicano por las
organizaciones afiliadas a la Tercera Internacional.
259
Según Francisco A. Gómez Jara y Alfonso Taracena, José Guadalupe Rodríguez
se dedicó a formar Soviets Locales, mandado por la LNC (Liga Nacional
259
MEYER, LORENZO, RAFAEL SEGOVIA Y ALEJANDRA LAJAOUS. Historia de la Revolución
Mexicana # 12: 1928 a 1934, p. 263.
222
Campesina) y el pretexto de su fusilamiento fue el herraje de ganado con la hoz y
el martillo. La orden de ejecución fue girada a Durango en el telegrama 4024 del
entonces ministro de guerra del presidente Emilio Portes Gil, Plutarco Elías Calles
y el encargado de ejecutar la orden fue el general Manuel Medinaveytia quien, el
16 de mayo, fue ascendido a general de División.
260
El maestro y líder agrarista comunista durangueño José Guadalupe
Rodríguez Favela
Mayo.- El Ejército ordenó la reconcentración de toda la región al sur de Durango,
mientras los cristeros operaban entre Otinapa y Durango. Por primera vez, desde
260
José Guadalupe Rodríguez Favela hacia 1928. DOMÍNGUEZ ROJO, SERGIO Y JAVIER
GUERRERO ROMERO. Op. Cit.
223
octubre de 1927, hostilizaron los trenes entre Durango y El Salto, y al sur de
Vicente Guerrero.
261
En este mes también se vieron amenazadas las minas norteamericanas y los
soldados de Cristo dominaban toda la región del Mezquital, así como las vías
férreas hasta Cañitas y a El Salto, Porfirio Mayorquín y el jefe Beltrán asediaban
en el estado de Sinaloa en las poblaciones de San Blas, Payán, San Felipe y
Santa Cruz.
Los trenes militares que regresaban a Durango después de vencer a los
escobaristas eran atacados en pleno día.
Los cristeros de Quintanar unidos a los de Durango, toman Chalchihuites,
Zacatecas y Murales, Pueblo Nuevo, en Durango.
Los soldados de Cristo se atreven a desplazarse hasta San Dimas, San Patricio y
Tayoltita, el más importante centro minero, productor de oro, en América Latina.
Las correrías de los cristeros llegan hasta Bacis y cerca de Santiago Papasquiaro.
12 de mayo.- Nombre de Dios, El Arenal y Santa Rosa fueron atacados. En toda
esta ofensiva relámpago y sorpresiva de los cristeros se dejó sentir el peso de las
órdenes a distancia del general Enrique Gorostieta. Mientras tanto, los 3,000
soldados federales que llegaron para llevar a cabo la reconcentración y la quema
de la tierra, observaban lo inútil de sus acciones porque los cristeros se
aprovisionaban en diversas partes del estado, con un eficiente sistema de
autoabastecimiento.
28 de mayo.- Llegaron a Durango, como refuerzo, el Veintiocho Regimiento y el
Cincuenta y cuatro Batallón aunque incompletos, contando sólo con 450 hombres.
El mismo día llega a Estación Canutillo, Zacatecas, el general Juan B. Vargas con
2 regimientos, 500 hombres listos para marchar sobre Huejuquilla, Jalisco.
17 de junio.- Porfirio Mayorquín con 100 hombres, en una sorpresiva acción toma
Estación Acaponeta, Nayarit, quedando momentáneamente con el control de parte
de la vía Sudpacífico.
261
MEYER, JEAN. La Cristiada Tomo I, p. 291.
224
El general Porfirio Mayorquín, al centro, con su Estado Mayor
262
Corrido de Porfirio Mayorquín
Comunicado por Francisco Félix en el atrio
de la Catedral de Durango.
Recogido por Hermelinda Hernández Terrazas
El principio del diré,
la tonada no la supe,
¡Viva Porfirio, El Pillaco,
la Virgen de Guadalupe!
Gritaban los de Durango,
con toda su voz completa;
262
General Porfirio Mayorquín, al centro, con su Estado Mayor. ARA, CESU, AH, UNAM, sección
fotográfica.
225
“Como Dios nos dé licencia,
entramos a Acaponeta”.
El diecisiete de junio,
como a las cuatro serían;
entró Porfirio “El Pillaco”
con 100 hombres que él traía.
Porfirio se dedicó;
a saludarle a sus gentes,
a dos escoltas mandó,
a que quemaran los puentes.
Porfirio se dirigió,
como si fuera a la plaza,
el presidente y el guardia,
no hallaban como indultarse.
Don Valentín de Morán,
de momento lo aprehendió:
“Oiga usted don Valentín,
las llaves las quiero yo”.
“Oiga usted don Valentín,
pues por qué me desconoce,
ahora me entrega las llaves,
de todos los calaboces”.
Luego le entregó las llaves,
se puso a pensar un rato,
mientras abrieron el uno,
226
el dos, el tres y el cuatro.
Salieron todos los presos,
pensando en irse con él,
gritando: “¡Viva “El Pillaco”!
¡Y que Viva Cristo Rey!
Gritaban todos los cuícos;
gritaban muy afligidos:
“Hermanitos de mi vida,
ahora sí fuimos perdidos”.
Gritaban todos los cuícos
que parecían monos-changos,
del miedo que le tenían
a esa gente de Durango.
Salieron todos los presos,
con rumbo pa’ la estación,
¡Viva Porfirio “El Pillaco”,
y Viva la Religión!
Salieron todos los presos,
toda la gente mirando,
a un lado de la estación,
todos los fueron armando.
Gritaban los del Pillaco,
con toda su voz completa:
“¡Como Dios nos preste vida,
entramos a Acaponeta!”.
227
Despedida no les doy,
porque no la traigo aquí,
señores son las mañanas
de Porfirio Mayorquín.
Vuela, vuela palomita,
que al cabo si soy de aquí,
estas son las mañanitas,
de Porfirio Mayorquín.
228
III Los arreglos
Corrido del Conflicto Religioso y los Arreglos
263
Ignacio Fernández Esperón Tata Nacho
Esta es la historia señores,
del problema religioso,
que Portes Gil arreglara
pacifista y generoso.
Tras muchos días amargos,
en que no hubo religión,
se han abierto las iglesias
y cesó la rebelión.
ESTRIBILLO:
Ya no hay tiros ni trancazos,
toditito está arreglado,
‘ora si puedo casarme,
por la Iglesia y el Estado.
La leyes de la Reforma,
que habían sido letra muerta,
tomaron vigor y forma
al terminar De la Huerta.
263
Mexican Corridos, Folkways Records, Nueva York, disco FW-6913 B, 1956. Cantado por Guty
Cárdenas y Chalín.
229
Vino como consecuencia,
una cruel persecución,
y no hubo libre conciencia,
ya ni en la Constitución.
ESTRIBILLO
Fue en el año veintidós
que tuvo principio el mal,
al decretar la expulsión
de un delegado papal.
En el año veintiséis,
floreció la intransigencia,
al declararse la guerra
a la fe y a la conciencia.
ESTRIBILLO
Y en la lucha fratricida;
por valles, montes y llanos,
nunca pudo ser vencida
la fe de los mexicanos.
Y es que nuestra religión
por la que damos la vida,
el alma y el corazón,
nunca puede ser vencida.
ESTRIBILLO
230
Don Emilio Portes Gil,
Presidente mexicano,
ya arregló las diferencias
que había con el Vaticano.
Hoy por eso las campanas,
repican con tanta prisa,
llamando a los mexicanos
a la iglesia y a la misa.
ESTRIBILLO
Cesó ya la intransigencia,
volvió la paz a reinar;
de libertad de conciencia
ya podemos disfrutar.
México ha reconquistado
su gloriosa religión,
la fe del gran cura Hidalgo,
y Morelos y Pavón.
ESTRIBILLO
La reconciliación entre la espada y la cruz
En la protección de sus intereses y de sus ciudadanos radicados en México, el
Gobierno de los Estados Unidos, representado por el embajador Dwight Whitney
Morrow, funcionó como intermediario entre la Iglesia Católica y el Estado
Mexicano para llegar a los arreglos que permitieron lograr la paz en la guerra
cristera. De acuerdo con Gastón García Cantú, el texto de Los acuerdos de 1929,
231
logrados entre los miembros del Episcopado y el presidente de la República reza
lo siguiente:
Los acuerdos de 1929
264
Después de los saludos de rigor; el señor arzobispo Ruiz y Flores expresó:
Señor Presidente. Agradecemos a usted en el alma las atenciones que ha
tenido para nosotros desde nuestro arribo a Nuevo Laredo, donde las
autoridades nos han dado toda clase de facilidades. Dios Nuestro Señor,
nos permitirá que las entrevistas que hoy se inician, bajo tan buenos
auspicios, tengan completo éxito y podamos reanudar los servicios
religiosos de que está tan ansioso el pueblo de nuestra patria.
Arzobispo Díaz. También yo, señor Presidente, celebro en lo más profundo
de mi alma que usted haya manifestado en sus declaraciones, que publicó
la prensa, la mayor buena volunta de oírnos para ver si es posible terminar
con las dificultades que existen. Yo también expreso a usted mi
agradecimiento por todas sus gentilezas.
Presidente. Estoy a sus órdenes, señores, y pueden ustedes tener la
seguridad de que de mi parte, como representante del supremo gobierno de
la República, estoy en la mejor disposición de escucharlos y de obrar con la
mejor buena voluntad, a fin de lograr la terminación de las dificultades
existentes, siempre de conformidad con las disposiciones constitucionales.
Arzobispo Ruiz y Flores. Señor Presidente: La Iglesia se vio obligada a
suspender los cultos debido a la imposibilidad en que se encontraba para
impartir la religión; pues, en conciencia, no podía aceptar la ley que ha sido
puesta en vigor y esto, no por capricho, sino como solemne deber. En esa
virtud, con todo respeto, pido a usted se den los pasos necesarios para
264
GARCÍA CANTÚ, GASTÓN. El pensamiento de la reacción mexicana (La derecha). Historia
documental. Tomo Tercero, (1929- 1940), Antología, México, UNAM, Lecturas universitarias # 40,
1997, pp. 17 a 20. El texto trascrito fue inicialmente publicado en el libro de Emilio Portes Gil.
Autobiografía de la Revolución Mexicana, México, Instituto Mexicano de Cultura, 1964.
232
eliminar la confusión entre la iglesia y la política y preparar el camino para
una era de paz y tranquilidad.
Presidente. Señor Arzobispo. Yo creo que el clero católico, al suspender
los cultos precipitó un conflicto cuyos resultados estamos lamentando
todos. La actitud enérgica que el gobierno que me precedió se vio obligado
a tomar, se debió a las declaraciones que hizo a un diario de gran
circulación de la ciudad de México el señor arzobispo Mora y del Río, en
cuyas declaraciones expresó: que desconocía de manera absoluta la
Constitución General de la República e incitaba a todos los ciudadanos del
país a su desobediencia. Ante esta actitud del señor Mora y del río, el
gobierno no tomó ninguna medida y prefirió dar la callada por respuesta;
pero como días después dicho señor ratificó en la prensa de los Estados
Unidos y en la de México lo publicado y el Episcopado aprobó lo dicho por
el señor Mora y del Río, el gobierno se vio en la necesidad de tomar las
medidas que consideró oportunas, defender la estabilidad y defenderse de
los ataques que le fueron lanzados. Hay que advertir que las declaraciones
del señor Mora y del Río, fueron hechas en momentos de grave crisis
internacional, cuando nuestro país estaba amenazado de una intervención
a consecuencia de la agria disputa que provocó con el gobierno americano
la debatida cuestión petrolera. Para mí es muy penoso tener que recordar el
origen del conflicto y rememorar todos los incidentes surgidos a través de
los tres años y medio que ha durado; pero es necesario que se definan las
verdaderas causas que lo precipitaron y se deje sentado que el gobierno no
fue, en manera alguna, el responsable. Yo no puedo, señor Arzobispo,
entrar a la discusión - como usted sugiere- de la legislación vigente. Usted
sabe que el Congresote la Unión es la única institución facultada para hacer
las reformas. Además, es mi convicción que la legislación sobre cultos debe
seguir vigente tal y como está.
Obispo Díaz. (Dirigiéndose al señor Arzobispo Ruiz Flores). Mi querido
hermano, creo que no debemos pedir al señor Presidente lo que no está en
sus manos concedernos. Efectivamente, él no puede hacer ninguna reforma
233
a las leyes vigentes; pero sí influir para que éstas no sean aplicadas con
espíritu sectario y se permita alguna tolerancia en el ejercicio de nuestros
deberes religiosos. Volver a discutir lo que tanto se ha discutido, sería
ponernos al principio del camino y no llegar a ningún acuerdo. En tal virtud,
yo le pido al señor Presidente sea indulgente y se nos permita abrir los
templos para que nuestros fieles puedan ejercitar sus derechos religiosos.
¡Dios Nuestro Señor, quiera inspirarnos para poder encontrar la fórmula que
ponga fin a estas dificultades!
Presidente. Me agrada oír al señor Obispo Díaz y decirle que él está en lo
justo y en lo práctico. Y sólo me permito aclararle que no es exacto que los
templos hayan sido cerrados por el gobierno. Al abandonar las iglesias los
sacerdotes, por acuerdo del presidente Calles, se entregaron ajuntas de
vecinos nombradas por los mismos feligreses. En cuanto a mí, como
Presidente de la República, quiero referir a ustedes lo que he manifestado
públicamente, o sea: que el gobierno no persigue a ninguna religión; que es
respetuoso de la libertad de creencias y que el clero mexicano puede
regresar a los templos, cuando lo desee, siempre y cuando se someta a la
Constitución y a las leyes vigentes. Así mismo, puedo asegurar a ustedes
que, dentro de las disposiciones legales, se obrará con la mayor tolerancia
y se castigará con toda energía a los funcionarios que a pretexto de hacer
cumplir las leyes cometan actos violatorios y traten de molestar o perseguir
a los files de cualquier religión.
Obispo Díaz. Y en cuanto a los hermanos que equivocadamente han
asumido una actitud violenta y se hallan levantados en armas,¿qué
medidas tomará el gobierno para que vuelvan a sus hogares?
Presidente. El gobierno será indulgente con todos los que se sometan
incondicionalmente, les dará toda clase de garantías y les facilitará los
elementos para que puedan regresar a sus hogares. Si algunos de ellos
desean dedicarse a la agricultura, se les proporcionarán implementos y
tierras en sus respectivos estados. Ya esto se ha empezado a realizar. El
general Cedillo, encargado de la campaña en los estados de Jalisco y
234
Michoacán, recibió instrucciones mías para instalar va los rebeldes que se
han sometido dotándolos de tierras e implementos agrícolas. También
andan brigadas de la Secretaría de Educación Pública, cuya misión es
establecer escuelas en las regiones que han vuelto al dominio del gobierno.
Ya para la fecha suman varios miles de individuos que se han rendido y
gozarán de toda clase de garantías.
Obispo Díaz. ¿Me permite el señor Presidente hacer una pregunta?
Presidente. Con mucho gusto, señor Obispo.
Obispo Díaz. ¿Cree usted, señor Presidente, que el pueblo mexicano es
católico?
Presidente. Sin duda que la inmensa mayoría de los mexicanos son
católicos, más que católicos diría yo, son idólatras.
Obispo Díaz. Muchas gracias, señor Presidente. Y siendo católica la
inmensa mayoría de la nación, ¿no cree usted que el gobierno no sólo
debía garantizar la libertad de creencias, sino también ayudar a la Iglesia
para que ejerza su ministerio y pueda impartirse la ayuda que necesitan los
fieles para lograr su bienestar?
Presidente. Yo creo, señor Obispo, que el Estado y la Iglesia tienen cada
uno sus funciones perfectamente delimitadas. El error es invadir las
funciones que corresponden al Estado, lo cual ha originado los seculares
conflictos que hemos tenido a través de nuestra historia. Es cierto que la
inmensa mayoría del pueblo es católico, pero también es verdad que esta
inmensa mayoría ha apoyado al gobierno en esta lucha, pues los rebeldes,
cuando llegaron a tener mayores contingentes, sumaron, según cálculos
aproximados, unos 40, 000 hombres, y el gobierno recibió el apoyo de más
de 500, 000 campesinos, muchos de los cuales están a las órdenes del
general Cedillo combatiendo a los fanáticos. Esos campesinos son católicos
y muchos de ellos ostentan en el sombrero la efigie de la Guadalupana;
pero sostienen al gobierno, seguramente porque éste está cumpliendo el
programa de la Revolución. Les ha dotado de tierras, que les habían sido
arrebatadas en épocas anteriores,
235
lo que es lo mismo, les está
proporcionando en esta vida lo que la Iglesia les ofrece en la otra y,
naturalmente, naturalmente, ellos prefieren tener un poco de felicidad en la
vida presente. Pero, señores, creo que nos estamos desviando del asunto y
deseo que vayamos al tema que nos tiene reunidos. Repito, ustedes
pueden reanudar los cultos cuando lo deseen, con la única condición de
que ejercicio se ajuste estrictamente a las disposiciones legales vigentes.
Para tal efecto, tengo aquí un proyecto de declaraciones que, en caso de
que ustedes estén conformes con lo que he manifestado, publicaré desde
luego.
Los parlamentos antes transcritos dieron pie a la redacción del texto relativo a las
declaraciones que menciona el presidente Emilio Portes Gil, mismo que fue
publicado en la prensa nacional, el 22 de junio de 1929, sin ningún membrete
oficial, suscrito por el propio presidente de la República y que contenían la versión
final de los arreglos entre la Iglesia Católica y el Estado Mexicano:
He tenido pláticas con el Arzobispo Ruiz y Flores y el Obispo Pascual Díaz.
Estas pláticas tuvieron lugar como resultado de las declaraciones públicas
hechas por el Arzobispo Ruiz y Flores en mayo 2 y las declaraciones
hechas por mí en mayo 8.
El Arzobispo Ruiz y Flores y el Obispo Díaz me manifestaron que los
Obispos mexicanos han creído que la Constitución y las leyes,
especialmente la disposición que requiere el registro de ministros y la que
concede a los Estados el derecho a determinar el número de sacerdotes,
amenazan la identidad de la Iglesia dando al Estado el control de sus oficios
espirituales.
Me aseguran que los Obispos mexicanos están animados por un sincero
patriotismo y que tienen el deseo de reanudar el culto público, si esto puede
hacerse de acuerdo con su lealtad a la República Mexicana y sus
conciencias. Declararon que eso podría hacerse si la Iglesia pudiera gozar
de libertad, dentro de la ley, para vivir y ejercitar sus oficios espirituales.
Gustoso aprovecho ésta oportunidad para declarar públicamente, con toda
sinceridad, que no es el ánimo de la Constitución, ni de las leyes, ni del
236
Gobierno de la República, destruir la identidad de la Iglesia Católica, ni de
ninguna otra, ni intervenir en manera alguna en sus funciones espirituales.
De acuerdo con la protesta que rendí cuando asumí el Gobierno Provisional
de México, de cumplir y hacer cumplir la Constitución de la República y las
leyes que de ella emanen, mi propósito ha sido en todo tiempo cumplir
honestamente con esa protesta y vigilar que las leyes sean aplicadas sin
tendencia sectarista y sin prejuicio alguno, estando dispuesta la
Administración que es a mi cargo, a escuchar a cualquiera persona, ya sea
dignatario de alguna Iglesia o simplemente de un particular, las quejas que
pueda tener respecto a las injusticias que se cometen por la indebida
aplicación de las leyes.
Con referencia a ciertos artículos de la ley que han sido mal comprendidos,
también aprovecho ésta oportunidad para declarar:
1.- que el artículo de la ley que determina el registro de ministros, no
significa que el Gobierno pueda registrar a aquellos que hayan sido
nombrados por el superior jerárquico del credo religioso respectivo, o
conforme a las reglas del propio credo.
2.- En lo que respecta a la enseñanza religiosa la Constitución y las leyes
vigentes prohíben en manera terminante que se imparta en las escuelas
primarias y superiores, oficiales o particulares, pero esto no impide que en
el recinto de la Iglesia, los ministros de cualesquiera religión impartan sus
doctrinas a las personas mayores o a los hijos de estas que acudan para tal
objeto.
3.- Que tanto la Constitución como las leyes del país garantizan a todo
habitante de la República el derecho de petición y en esa virtud, los
miembros de cualesquiera Iglesia pueden dirigirse a las autoridades que
corresponda para la reforma, derogación o expedición de cualesquiera ley.
Palacio Nacional, junio 21 de 1.929.
El Presidente de la República.
237
Rúbrica
E. Portes Gil. 265
Como se puede observar, en el texto publicado en la prensa, no se mencionan los
pormenores referentes a la guerra ni a la amnistía de los combatientes cristeros.
Más bien se trata de la situación del clero frente al Estado Mexicano. Así, lo que
aparece trascrito en los textos Los acuerdos de 1929 y la publicación del 22 de
junio, parecen no tener mucha relación entre sí, y en el segundo se omite toda
mención a la guerra cristera. Sin embargo, se considera que ambos documentos
redactados en conjunto por el presidente Emilio Portes Gil, el arzobispo Leopoldo
Ruiz y Flores y el obispo Pascual Díaz son la base para el armisticio y el arribo de
la paz. El mismo día 22 el presidente Portes Gil, por medio de la Secretaría de
Gobernación ordenó lo necesario para que se pusiera en libertad todos los
detenidos por motivo de la no obediencia a las leyes de cultos. Por su parte el
arzobispo Leopoldo Ruiz en su calidad de delegado apostólico, declaraba que la
cuestión había sido resuelta.
266
Para lograr el licenciamiento de la tropa cristera con un mínimo de garantías, el
general Jesús Degollado Guízar, jefe supremo de la Guardia Nacional cristera
envió al acejotaemero Luis Beltrán Mendoza ante el presidente Emilio Portes Gil, a
negociar la siguiente lista de condiciones previas para la entrega de las armas
cristeras:
I.
Garantías plenas de vidas e intereses para que puedan regresar a
sus hogares todos los generales, jefes, oficiales y soldados de la
Guardia Nacional.
II.
Garantías plenas de vidas e intereses para todos los civiles, que en
cualquier forma hayan ayudado al movimiento de la defensa de la
libertad religiosa.
III.
Libertad absoluta de todos los presos por la cuestión religiosa, ya
sean civiles o miembros de la Guardia Nacional.
265
RIUS FACIUS, ANTONIO. Méjico cristero, Op. Cit., pp.385 a 387.
“Iglesia Católica en México (Arreglos de 1929)”, en: en: Diccionario Porrúa, Historia, Biografía y
Geografía de México, Tomo II, México, Ed. Porrúa, 1995, p. 1763.
266
238
IV.
Sobreseimiento de los juicios incoados contra los católicos, con
motivo de la cuestión religiosa.
V.
Repatriación de los desterrados por el mismo motivo.
VI.
Entrega de veinticinco pesos por rifle a los soldados de la guardia
Nacional que entreguen su arma, adjudicándoseles sus caballos a
los que los necesiten.
VII.
A los jefes y oficiales se les permitirá la portación de su pistola, con
la licencia respectiva de portación de armas y salvoconductos y un
auxilio en metálico a juicio de los Jefes de Operaciones.
VIII.
Que se den las facilidades necesarias para que puedan desarrollarse
los trabajos.
IX.
Que el licenciamiento de las tropas de la Guardia Nacional, sea ante
los Jefes de Operaciones.
Sin mayor impedimento, el presidente Portes Gil aprobó las garantías pedidas por
el jefe de la Guardia Nacional y de inmediato se inició el licenciamiento de las
tropas de Cristo Rey. De acuerdo con Armando Bartra:
Mientras los cristeros combatían, la Iglesia había reanudado las
negociaciones con el Gobierno, y en junio de 1929 llegan a un acuerdo por
el cual el Estado se compromete a suspender la Ley de Cultos, restituir los
templos y permitir el regreso de los párrocos; a cambio el Episcopado
garantiza la reanudación del culto y naturalmente se compromete a liquidar
definitivamente la guerra cristera. Con estos arreglos la Iglesia ha logrado
sus objetivos como institución religiosa, pero el movimiento cristero, que
también sostenía reivindicaciones sociales y políticas, no obtiene nada; y su
pacificación es negociada por el Episcopado a cambio de una vaga
promesa de amnistía para los combatientes. (...) De los 50 mil combatientes
pertrechados, sólo 14 mil entregan armas y monturas; dos de cada tres
cristeros se reincorporan a sus comunidades sin dar aviso y conservando
las armas.
267
267
BARTRA, ARMANDO. Los herederos de Zapata. Movimientos campesinos posrevolucionarios
en México, México, Ediciones Era, Colección Problemas de México, 1985, pp. 50 a 51.
239
Al respecto Jean Meyer explica:
Entre el 12 y el 21 de junio todo quedó arreglado: Morrow había redactado
el memorándum de las dos partes. Roma estaba de acuerdo, el 22 la
prensa publicaba los arreglos: la ley era suspendida, pero no derogada, se
prometía amnistía a los rebeldes, así como la restitución de los templos y la
vuelta de los párrocos. A cambio de ello, la Iglesia podía de nuevo celebrar
cultos.
268
Desplazamientos y emigraciones masivas, descalabro de los sistemas agrícolas
de las zonas de guerra y desmantelamiento de diversas industrias, además de la
discordia política y la generación de enconos al interior de las poblaciones fueron,
entre otros muchos, los resultados no evidenciados de la Primera Rebelión
Cristera.
Mientras que la mayoría de los miembros del Episcopado Mexicano acataron los
arreglos y reanudaron una distante relación con el Estado Mexicano, delimitando
el ámbito de su poder, el arzobispo de Durango José María González y Valencia,
radicado en Texas, demostró abiertamente su oposición a los arreglos y los
jerarcas del Episcopado Nacional de manera sutil le aconsejaron que no regresara
al país, el destierro de González y Valencia duró hasta 1930.
El sentimiento de los cristeros ante los arreglos es expresado por Francisco
Campos de la siguiente manera:
El 21 de junio se hicieron los mentados arreglos del conflicto religioso y los
señores que intervinieron en dichos arreglos no debían haber admitido que
entregáramos las armas porque esas armas costaron muchas vidas, mucha
sangre, nosotros expusimos nuestras vidas para quitar esas armas y no es
posible ni justo que después de tantos sufrimientos y trabajos como los que
pasamos vayamos a entregar las armas.
268
269
MEYER, JEAN. La Revolución Mejicana, Barcelona, DOPESA, Colección Imágenes Históricas
de Hoy # 2, 1973, p.157.
269
CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 9.
240
Desde el momento en que se llevaron a cabo los arreglos, tanto el Estado como la
Iglesia comenzaron a realizar su labor de apaciguamiento del movimiento del que
de hecho, habían perdido el control.
En los primeros días del mes de julio de 1929 regresaron a Durango, provenientes
de México, los sacerdotes que estaban desterrados y el día siete se dijo misa en la
catedral.
Mientras tanto, la mayoría de los cristeros que no se habían apegado a la amnistía
que propuso el gobierno, siguieron peleando durante algún tiempo pero con la
muerte del general Enrique Gorostieta, el 2 de junio, el movimiento nacional quedó
decapitado.
Ya sin Gorostieta y con el convencimiento de paz, por parte de los sacerdotes, la
bandera de los cristeros es arriada y muchos de los jefes comenzaron a aceptar la
amnistía.
Corrido de Lauro Salas.
Procede de Santiago Bayacora,
recogido por Javier Guerrero Romero
Entraron a Chalchihuites,
repicando las campanas,
toda la gente decía:
“Es el señor Lauro Salas”.
Llegó Lauro a Chalchihuites
se fue con el general,
“Señor, si usted nos acepta,
nos venimos a amnistiar”.
Les respondió el general:
“Tu pistola y tu machete,
241
¿no has visto ninguna gente?
pásense pa’ Sombrerete”.
Le respondió el coronel
“Si se quieren amnistiar,
dennos a reconocer,
a ese Pedro Quintanar”.
Y Lauro le contestó:
“Quintanar paso el invierno,
y siguió matando gente,
de las tropas del gobierno”.
Esa gente que venía,
de número treinta y siete,
porque venían a pelear
de ese Real de Sombrerete.
Salió Lauro ‘e Chalchihuites,
muy triste y desconsolado,
porque iba pa’ con su gente,
que ‘sta en Rancho Colorado.
Llegó Lauro con su gente,
les empieza a platicar:
“Y el que me quiera seguir,
yo ya me voy a amnistiar”.
La gente le contestó:
“No nos vamos a amnistiar,
‘ora agarramos las armas,
242
hasta morir o ganar”.
Responde Roberto Jacques:
“No nos vamos a amnistiar,
la verdad yo tengo miedo,
no nos vayan a matar”.
En el estado de Durango la amnistía no fue acatada inmediatamente y todavía
después de publicada se suscitaron algunas acciones de guerra.
El 25 de junio.- Los soldados del 49° Regimiento de Caballería y un escuadrón
del 55° Regimiento, bajo las órdenes del general de brigada Máximo García se
enfrentaron contra los cristeros que tenían ocupada la población del Mezquital. En
la acción murió el jefe cristero Alberto Deras y ocho cristeros. Para los soldados de
Cristo en el Mezquital, la guerra todavía no se acaba, es cuando el Estado y la
Iglesia entienden que la guerra de los cristeros ya no es por la Iglesia sino por el
Caudillo Sagrado.
28 de junio.- Combate entre los federales del 61° Regimiento que obedecían al
capitán segundo Ramón Méndez Jiménez en Santiago Bayacora. Los federales
logran ocupar el poblado haciendo a los rebeldes dos muertos.
El general Máximo García, al recibir el oficio con la orden de alto el fuego y la
comunicación del armisticio expresó su satisfacción: Está bien, padre, tengo
mucho gusto que ya se haya arreglado este asunto, ya estoy fastidiado, muchas
gracias.
270
A fines de junio, el general de Brigada jefe de la Décima Zona Militar Jaime Carrillo
comisionó al licenciado Antonio Hernández para tratar la amnistía con los jefes de
varias partidas rebeldes que operaban en los límites de Sinaloa y Zacatecas.
Hernández se estableció en el poblado serrano minero de San Patricio, municipio
de Pueblo Nuevo y allí logró ponerse en comunicación con los jefes cristeros:
Marcos Díaz, Juan Beltrán, Juan Olivas, Francisco Olivas, Venancio Zúñiga,
Wilebaldo Zúñiga y Luis Rentería todos ellos dirigentes de partidas menores. Los
270
CAMPOS, FRANCISCO. Memorias…, p. 55.
243
jefes cristeros en su mayoría ignoraban por completo el arreglo del conflicto
religioso pero tuvieron confianza en el licenciado Hernández, aceptaron la
amnistía de manera incondicional y solicitaron 20 días de plazo para entregar las
armas al Ejército.
271
No sucedió lo mismo en el sur de Durango, debido a que ni los arreglos ni el
regreso de los sacerdotes al culto lograron persuadir a los cristeros de deponer las
armas, por lo tanto, el Gobierno tomó otra táctica sirviéndose de la cooptación. En
julio de 1929 el sacerdote J. Abundio Nájera fue encargado de comunicar el
armisticio a los cristeros y federales del Mezquital.
Un día antes de la llegada del sacerdote Nájera, los federales habían acribillado a
Emilio Deras, jefe de los cristeros de Mezquital, hermano de Alberto, lo mataron en
la plaza mientras se emborrachaba y esta acción dificultó la labor del padre
Nájera.
En los primeros días de julio se registra un combate en La Vinata y en los mismos
días los soldados aprehenden a los jefes cristeros: Marcelino Espino, José
Castellanos, Lázaro García, José Burciaga y Juan Méndez. En La Vinata, los
soldados arrebataron a los rebeldes una pieza de manta de la fábrica de La
Constancia, en el municipio de Nombre de Dios.
En otros dos combates en Santiago Bayacora, los federales hacen huir a los
soldados del Ejército Libertador comandados por Lucas Mora (hijo de Trinidad) y
por Martín Espino, en los tiroteos, los federales también encuentran piezas de
manta de la fábrica de La Constancia. La frecuencia con que se encontraba
productos de La Constancia a los cristeros, evidenciaba la ayuda de los dueños de
la fábrica a los rebeldes.
El 4 de julio se presentaron ante el capitán Bernardino Pacheco, jefe del
destacamento del Mezquital, en plan de amnistiarse y entregar las armas Blas
Valdez, Joaquín Reyes, Juan Villa y Pedro Villa, al amnistiarse estos cristeros
recibieron garantías y salvoconductos para retornar a sus hogares. Los primeros
amnistiados del Mezquital pertenecían a la partida capitaneada por Feliciano Celiz
quien no aceptó la amnistía y desde ese momento seguía peleando solo.
271
Revista Durangueña, 26 de junio de 1929, primera plana.
244
En su edición de 7 de julio, Revista Durangueña informaba de la rendición del
cabecilla Miguel Rosales, ante el jefe de Operaciones Militares Jaime Carrillo, la
rendición tendría lugar en la hacienda de Santa Rosa, municipio de Durango. Sin
embargo todavía no se rendían los principales jefes del Ejército Libertador
Cristero. La desesperación del Gobierno es grande al no obtener respuesta
inmediata a los arreglos. En los días siguientes Jaime Carrillo se dirigió a Súchil y
organizó contingentes auxiliares con una sección montada y con 15 hombres
tepehuanes gobiernistas de Xoconoxtle que obedecían a Ascensión Chón Aguilar,
para combatir a una partida que actuaba sobre la vía de Cañitas a Durango. El
combate con los llamados fanáticos tuvo lugar en el cerro de Chicuilote y en el
mismo encontraron la muerte seis cristeros, entre los que se localizó a los jefes
Manuel Lugo y Casimiro Soto.
El 17 de julio, maltrechos, hambrientos y sólo cubiertos con sus harapos y
escapularios, 28 soldados de Cristo entregaban las viejas e inservibles armas ante
el general de Brigada Máximo García, en Mezquital:
El mismo general recomendó a los individuos que componen sus fuerzas,
antes de la entrada de los que fueran rebeldes, se abstuvieran en lo
absoluto de dirigirles pullas, sátiras (…) Uno de ellos, el más original, a la
par que el más joven, casi un niño, ostentaba, no sé qué santo que, sin
exageración alguna, tenía las dimensiones de una tarjeta postal.
272
Inmediatamente después de realizados los arreglos y las amnistías, el gobierno
procedió a la caza de los principales jefes cristeros en el país. En el estado de
Durango, la mayoría de los jefes se salvaron de esta cacería excepto Emilio
Deras, muerto en el Mezquital y Porfirio Mayorquín, quien fue ejecutado en julio de
1929 en Jacalitos, Durango.
Hasta agosto pudo el padre Nájera entrevistarse con Trinidad Mora, Mora puso
sus condiciones para el mejoramiento de su comunidad antes de amnistiarse, el
sacerdote no podía prometer nada y hubo discusión entre los cristeros de Mora
por causa del armisticio, unos estaban a favor y otros en contra.
272
Revista Durangueña, 18 de julio de 1929, primera plana.
245
De inmediato, el gobernador del estado Alberto Terrones Benítez, se apresuró a
expropiar las tierras de la hacienda Santa Rosa, propiedad del señor Jesús Pérez
Gavilán y parte de las de San Lorenzo Calderón, para conformar el rancho Río de
Santiago que sirviera de dotación ejidal a los combatientes de Santiago Bayacora.
Sin embargo, para los hombres de Mora no se trataba de crear un ejido, no eran
agraristas, sino de reconstruir la antigua comunidad.
El general Porfirio Mayorquín, cayó después de los arreglos
273
273
Porfirio Mayorquín, cayó después de los Arreglos. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
246
El 29 de agosto, los huazamotecos de Florencio Estrada secuestraron a Lino
Etzel, miembro de la Mexican Corporation, S. A. de Fresnillo, Zacatecas, los
secuestros no tenían mucha validez, ya que el cobro de los rescates casi nunca se
llegaba a realizar. Otro secuestrado fue un joven norteamericano de la mina de
Vacas, Durango, este joven enseñó a los cristeros de Estrada el manejo de una
ametralladora Thompson que se había recogido en la batalla del Cerro de las
Papas.
El 3 de septiembre de 1929, Revista Durangueña, publicaba la expropiación y
dotación antes mencionada y que alcanzaba un total de quinientas noventa y
nueve hectáreas con noventa y tres áreas de terreno. La dotación con tierras de
bosques, agostadero y de sembradío llenaba el ojo a los santiagueros. El gancho
era demasiado fuerte. Las discusiones entre los cristeros sobre su amnistía
comenzaron a ser más fuertes y la balanza se inclinaba hacia la paz con tierra.
El desfile de los amnistiados.
El primero en entregar las armas fue Florencio Estrada quien, junto con sus
subjefes Juan Flores, Juan Cifuentes y el tepehuán Pedro Soto, se amnistiaron
ante el general Manuel F. Enríquez, en Santa Cruz, municipio de Durango, el 2 de
septiembre. El día 14 del mismo mes, en estación Cieneguita y ante el mismo
general; Federico Vázquez se apegó al ofrecimiento de paz. El 18, tocó el turno a
los hombres de José Noriega, en estación Garavitos, ante el mismo Enríquez.
Continuando con su labor de recogedor de armas benditas, el general Manuel F.
Enríquez amnistió a Valente Acevedo y su gente en La Vinata, el día 20 de
septiembre. Por fin, para el 28 de septiembre, ante el general Juan Antonio
Domínguez y por gestiones del general Domingo Arrieta, Trinidad Mora, el
principal jefe del Ejército Libertador Cristero de Durango, junto con 72 hombres
bien armados y montados se rindió ante el Estado Mexicano.
El fenómeno se repitió entre los grupos más reacios al desarme y el Estado logró
la amnistía de más de 1,400 cristeros quienes, después de entregar sus armas y
caballos, recibieron un salvoconducto,
247
Todo el armamento y parque con que pelamos al Gobierno, se lo quitamos
al mismo Gobierno – decía Federico Vázquez -… y como prueba, la
caballada que le entregamos al Gobierno al rendirnos, era toda del mismo
Gobierno.
274
Algunos cristeros y miembros de la LNDLR y la ACJM, no conformes con los
arreglos, la amnistía y la rendición, en un afán de recuperar poder frente al Estado,
se afiliaron a la campaña presidencial de José Vasconcelos, pero el PNR, Partido
Nacional Revolucionario, se fortaleció en las elecciones de noviembre, luego de
una dura represión a los vasconcelistas y de ir invalidando paulatinamente las
banderas al movimiento y sus partidarios.
El triunfo de la consolidación del nuevo Estado Mexicano se celebró en los
banquetes de las Logias Masónicas del país, en Durango fue la “Gran Logia
Masónica Guadalupe Victoria”.
Corrido de Santiago Bayacora
275
Francisco Campos.
Aquí me hinco a rezar,
al pie de esta verde mora,
esta es la historia señores,
de Santiago Bayacora.
Año de mil novecientos,
veintiséis, que digo yo,
que la gente de Santiago Bayacora,
en armas se levantó.
274
Carta de Víctor Manuel González al señor Guerrero, Durango, Dgo., 3 de diciembre de 1929.
Archivo Aurelio Acevedo Robles, ARA, CESU, UNAM, documento 15-68, 8865
275
CAMPOS, FRANCISCO. El levantamiento cristero de Santiago B., pp. 80 a 82
248
El veintinueve de septiembre,
ni me quisiera acordar,
llegó la federación
y empezamos a pelear.
Gritaba Trinidad Mora,
con su código de ley:
“Que muera todo el gobierno,
y que ¡Viva Cristo Rey!”.
Pancho Campos les decía:
“Ahora cabezas de azadones,
pensaban que andaban solos,
y aquí andan nuestros patrones”.
Gritaba Trinidad Mora,
con sus armas en las manos;
“Hagan fuego muchachos,
que al cabo no somos hermanos”.
Pues ya les di a conocer,
lo que en mi pueblo pasó
y si no lo quieren creer,
embustero seré yo.
La lumbre ya se prendió,
dijo una señora:
“La gente se levantó
en Santiago Bayacora”.
De eso no hay que dudar,
249
ahí se está combatiendo,
y sin poderlo remediar,
muchos se estarán muriendo.
Calles fue el culpable
que nos levantáramos
en armas y sólo Dios lo sabe,
adonde irán tantas pobrecitas almas.
A mis queridos lectorcitos,
de esto a duda no lo tengan,
de lo que dicen estos rengloncitos
y si se van ya no vengan.
Los amigos agraristas
muchos nos persiguieron,
también metieron las patitas,
pero también de ellos muchos murieron.
Esto todo no es todavía
me faltó más,
pero voy a ver al juez,
que se llama don Tomás.
Y con esto me despido,
es cuanto les digo por ahora,
nomás un favor les pido,
que no digan que soy de Santiago Bayacora.
En los arreglos de 1929, la Iglesia no logró recuperar el poder perdido, por el
ejercicio de la hegemonía del nuevo Estado Mexicano. De hecho, la limitaciones
250
que le fueron impuestas en la Ley Calles continuaron sin variación al mantenerse
intacta la misma legislación.
Se acordó que habría un estado de tolerancia y un estado de conciencia
mutua de que; aplicar las leyes podría conducir a un nuevo enfrentamiento
violento y que, por lo tanto, el Estado y su Gobierno debían tomar la
decisión de no poner en práctica y de no hacer que se cumpliesen, de
manera estricta, las leyes reglamentarias de los artículos constitucionales
(…) fue este un acuerdo al que se le denominó Modus Vivendi, es decir, un
modo de vida de coexistencia entre ambas instituciones; la eclesiástica y el
Estado.
276
El Modus Vivendi era una forma de conciliación del Gobierno con los 16,179,667
católicos que había en el país en 1930 y cuya abrumadora mayoría no tenía
comparación con los 130,332 protestantes y los 9,072 judíos, sin tomar en
consideración a las minorías étnicas no cuantificadas y que fueron las que
presentaron mayor resistencia durante las Cristiadas. Sin embargo, el Modus
Vivendi no constituyó, de ninguna manera, un instrumento jurídico por lo cual
carecía de toda validez.
En 1929, en el estado de Durango existían 244 templos católicos y el Gobierno del
Estado seguía limitando el número de sacerdotes para el territorio durangueño a
sólo 25 y, aún cuando el vicario de la Arquidiócesis comenzó a proponer
sacerdotes para ocupar las vacantes de los templos, el Gobierno de la entidad no
transigió en la modificación de la cantidad de ministros católicos permitidos.
Como instancia sin categoría jurídica, la Iglesia estaba legalmente maniatada en
su oportunidad de adquirir y vender propiedades y se hacía más evidente su
fracaso, en la manipulación de las ovejas de su rebaño, así como en la intentona
del retorno a su supremacía económica de la época Colonial.
276
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, JOSE ANTONIO. “Las relaciones entre las Iglesias y el Estado
Mexicano”, en: Derecho Eclesiástico Mexicano, México, ed. Porrúa/UNAM/Universidad Americana
de Acapulco.
251
El triunfo del Estado Mexicano, en la guerra de la sierra, representaba la
hegemonía de los grupos adictos a la instalación de los aserraderos y de la
explotación de la madera. La Lumber Co. podía ahora acceder a la tala de los
mejores árboles. Con los golpes de la represión, los conservadores de Durango se
replegaron y, retornando al encendido de sus cirios y a la quema de sus inciensos,
entonaron de nuevo sus alabanzas en el interior de los templos. La guerra por el
culto de Dios Padre no era la misma que la de la sobrevivencia de sus supuestos
correligionarios hijos de la sierra. Sin embargo, los conservadores citadinos
insistían en sus vínculos con los cristeros, únicos aliados armados, en su
enfrentamiento contra el Estado Mexicano.
Al replicar de nuevo las campanas, los fieles retomaron las cuentas de sus
rosarios y los sacerdotes volvieron a lucir sus flamantes albas y sotanas, aunque
su pleito legal contra el Gobierno se quedaba pendiente.
En la región de la guerra, el Ejército redistribuyó sus fuerzas y desarmó a sus
auxiliares, Defensas Civiles de agraristas y gobiernistas.
De las tres formas de tenencia de tierra contempladas en el Artículo 27 de la
Constitución: pequeña propiedad, ejido y comunidad, a Santiago Bayacora le
correspondió la dotación de bienes en régimen comunal, era el primer
reconocimiento de la tenencia del bosque en la región, a sus propietarios
primigenios, mientras que, para otras poblaciones serranas de mestizos e
indígenas, el reparto agrario quedaba a la expectativa, en un arreglo de cuentas
inconcluso, al que se le darían las largas de la burocracia y la preferencia de
decisiones a los intereses de la explotación maderera industrial.
Mientras que la Iglesia Católica se adaptaba a la sobrevivencia del Modus Vivendi,
con las limitaciones que le imponía el Estado, los conservadores discutían sobre la
reorganización de sus derrotadas agrupaciones, los masones jacobinos se
jactaban de su triunfo, los indígenas cristeros curaban sus heridas y se
preparaban para continuar la larga guerra contra los vecinos y el Gobierno y, entre
ellos, por la hegemonía interna de sus propias etnias.
252
Asegurando el apaciguamiento de la sierra, paulatinamente, la represión del
Gobierno se iba centrando en la cacería de los líderes de la Primera Rebelión
Cristera.
En la euforia por la reanudación de los cultos, del 18 de julio al 31 de agosto de
1929, el cura de Tepehuanes, Justo F. Cazares, al regularizar los sacramentos de
su grey, como quien hace enchiladas, rompió su propio récord, haciendo 4,000
bautizos, 20 matrimonios y 80 misas.
277
Durante la Primera Rebelión Cristera, a la que la Iglesia llamó Persecución
Religiosa, el registro sacramental de la población se desarrolló de manera poco
regular. El cierre de los archivos eclesiásticos se nota en los libros de registro de
los bautizos, confirmaciones, matrimonios y extremaunciones de 1926 a 1929,
lapso en el que, aparte de que los registros son mínimos en relación con los de
años anteriores, los datos no están completos y los libros sólo cuentan con el
vaciado de las pocas boletas de sacramentos impartidos, de manera clandestina,
entre los católicos insumisos, con los pocos sacerdotes que se refugiaron entre
sus fieles.
277
GÁMIZ FERNÁNDEZ, EVERARDO. El Conflicto (…), pp. 70 a 71.
253
254
IV La transición. Un lustro de paz
Desde fines de 1929 hasta 1934, las fuerzas rebeldes cristeras apaciguadas, se
reacomodaron bajo la supervisión de los triunfadores. El Estado Mexicano se
fortaleció en los gobiernos del maximato, al tiempo que la Iglesia, sobreviviendo,
se replegaba al interior de los templos y edificios que, sin poseer en propiedad,
había logrado salvar en posesión, después de los Arreglos de 1929.
La paz no firmada ni negociada, sino forzada con los cristeros mestizos e
indígenas, dejó latentes y pendientes las cuentas y pleitos de la región de las
quebradas. Sólo era cuestión de tiempo para que, con el detonante del avance
del agrarismo, en su modalidad ejidal y con el progreso de los capitales
madereros, las fuerzas volvieran a buscar el reacomodo por la vía de la violencia.
El Estado
A partir del 4 de marzo de 1929, Plutarco Elías Calles pudo establecer la
organización del Partido Nacional Revolucionario, antecedente del Partido
Revolucionario Institucional, con todas sus características de corporativismo
organizado, con participación limitada, que lo haría sobrevivir triunfante, durante
las siguientes siete décadas.
La primera contienda electoral ganada por el Partido Nacional Revolucionario
PNR, fue la de los comicios extraordinarios del 17 de noviembre de 1929, en
competencia por la presidencia contra José Vasconcelos candidato del Partido
Nacional Antirreeleccionista.
Luego de la azarosa y violenta campaña de los vasconcelistas, tras perder las
elecciones, el candidato opositor a los hombres del Grupo Sonora, lanzó el inocuo
Plan de Guaymas, que no tuvo mayor repercusión, y se vio obligado a permanecer
fuera del país hasta 1940.
A pesar de las determinantes decisiones del gobierno de Portes Gil, durante todo
su periodo, la fuerza política real del general Plutarco Elías Calles controló a la
255
política oficial, al tener las riendas no visibles de los principales grupos de poder y
sobre todo, de los militantes del naciente Partido Nacional Revolucionario.
En esta situación el corto interinato de Portes Gil se consideró como el primero de
los gobiernos del maximato político del general Plutarco Elías Calles y los dos
gobiernos siguientes llevarían el sino de las decisiones últimas del llamado
Hombre Fuerte de la Revolución.
En 1929, la crisis económica mundial del sistema capitalista repercutió en México
con la disminución de la producción petrolera y minera, al restringirse la fluidez de
los mercados internacionales. En medio de la crisis, el 5 de febrero de 1930, el
ingeniero Pascual Ortiz Rubio tomó posesión del Poder Ejecutivo.
Durante el gobierno de Ortiz Rubio, el poder político del general Plutarco Elías
Calles se hizo evidente con la conformación, al seno del Congreso, de dos grupos
antagónicos: el Blanco, que apoyaba la independencia de decisiones de Ortiz
Rubio ante el poder de Calles, y el Rojo, que trataba de mantener el poder del
maximato callista.
Presionado y maniatado por el poderoso grupo Rojo, que aglutinaba a varios
gobiernos de estado y gran parte del Congreso, el presidente Pascual Ortiz Rubio
optó por presentar su renuncia ante el Congreso, con efecto al 4 de septiembre de
1932.
El maximato callista se configuró con la presencia de diversos hombres fuertes
regionales que secundaron incondicionalmente el poder de Calles, en los
territorios de su influencia como: Saturnino Cedillo en San Luis Potosí, Tomás
Garrido Canabal, en Tabasco, Carlos Real, en Durango, y Saturnino Osornio, en
Querétaro, entre otros.
A la caída de Ortiz Rubio, el Congreso designó a Abelardo Rodríguez como
presidente interino hasta el término del sexenio iniciado por Ortiz Rubio.
Durante la época fuerte del maximato callista, la Confederación Regional Obrera
Mexicana, CROM, dirigida por Luis Napoleón Morones, comenzó a perder fuerza
ante la emergencia de nuevos grupos y organizaciones obreras como la CGOCM
Confederación General de Obreros y Campesinos de México, bajo la dirigencia
256
directa del líder socialista Vicente Lombardo Toledano, creándose un constante
conflicto entre las centrales obreras por el control de los diversos gremios.
El maximato callista, además de fortalecer la legitimidad del Estado Mexicano,
rompió la barrera entre el nuevo partido oficial, PNR, Partido Nacional
Revolucionario y el Gobierno mismo, surgiendo así la llamada administración del
partido de Estado.
Durante el periodo de Rodríguez, limitado a lo administrativo, por la influencia de
Calles, el movimiento agrarista en el estado de Veracruz se radicalizó, bajo la
dirección del gobernador veracruzano Adalberto Tejeda y del líder agrarista Úrsulo
Galván Reyes. Los elementos agraristas armados que habían servido al Estado
Mexicano para el apaciguamiento de las rebeliones militares de Adolfo de la
Huerta y José Gonzalo Escobar, ya no servían a los intereses del Gobierno y
algunos grupos agrarios fueron desarmados. Sin embargo, los más radicales se
lanzaron a la ocupación de tierras y a la lucha armada por la posesión y usufructo
de la misma, formando múltiples guerrillas.
En otros estados de la República, la política agraria continuó un curso más
pacífico, aunque no en la cuantía deseada por los propios agraristas.
La prolongación de la crisis económica, sobre todo en los Estados Unidos, hizo
que el Congreso Estadounidense expidiera leyes para contener el flujo de
inmigración de trabajadores mexicanos a su territorio, limitando éste, por medio de
un sistema de cuota de inmigrantes por país. De esta manera se inició la
deportación masiva de trabajadores mexicanos al país, en condiciones indignas.
En 1929, el nicaragüense Augusto Cesar Sandino, conocido como General de
Hombres Libres, se exilió en México con el visto bueno del Estado Mexicano, sin
embargo, sus antiimperialistas declaraciones a la prensa y el cambio de las
relaciones entre México y los Estados Unidos, hicieron de Sandino un asilado
político poco cómodo a las relaciones internacionales del Estado Mexicano, a esta
situación el mismo Sandino puso solución al regresar a su patria en 1930, para
continuar la lucha contra la Intervención Estadounidense en Nicaragua, al lado del
doctor Juan Bautista Sacasa, quien, en 1933, substituyó en el poder al general
José María Moncada. Así, sin servir más a sus aliados, en 1934, la Guardia
257
Nacional Nicaragüense, bajo las órdenes de Anastasio Somoza (padre), acabó
con la guerrilla del general Sandino y con el mismo Sandino.
A fines de 1933, luego de una azarosa selección, los dirigentes del Partido
Nacional Revolucionario, PNR, contando con el visto bueno del general Plutarco
Elías Calles, designaron al secretario de guerra, general Lázaro Cárdenas del Río
como candidato a la presidencia de la República.
Durante casi todo el año de 1934, Cárdenas realizó una exhaustiva gira electoral
por todo el país, utilizando los medios más variados de transporte, desde la mula
hasta el avión, cubriendo lo que, hasta ese momento, ningún candidato había
cubierto en giras similares.
Compitiendo
con
los
débiles
candidatos
de
los
partidos:
Nacional
Antirreeleccionista, Socialista de las Fuerzas de Izquierda y el Comunista,
Cárdenas obtuvo el triunfo en las urnas del grupo revolucionario y todo parecía
indicar que el maximato político de Calles, continuaría con Lázaro Cárdenas.
El primer día de diciembre de 1934, el general Cárdenas tomó posesión del poder
ejecutivo, para el primer periodo presidencial de seis años y adoptando el Plan
Sexenal confeccionado por el PNR.
En los primeros meses de su mandato, de manera silenciosa pero efectiva,
Cárdenas comenzó a remover los cuadros provincianos del Ejército, poniendo
especialmente militares del grupo carrancista que había sido relegado desde el
movimiento del Plan de Agua Prieta, lo que, a la larga minaría los apoyos
castrenses del grupo callista.
Tras el triunfo sobre la Primera Rebelión Cristera, el Gobierno reinició su actitud
de vencedor enfatizando su jacobinismo sobre el grupo conservador y la Iglesia,
particularmente en el estado de Durango. Así, el 10 de diciembre de 1932, el
Gobierno del Estado de Durango publicaba en el Diario de Durango, el Decreto #
136 en el que se limitaba de nuevo el número de sacerdotes en el territorio estatal,
esta vez serían solamente 25 y deberían quedar registrados ante el Gobierno
Estatal.
El día 29 de mismo mes se iniciaba el registro de los sacerdotes de las diversas
religiones aunque, para el Estado, era evidente que la Religión Católica fue la
258
única afectada. Se iniciaba el cumplimiento de la Reglamentación de la Ley de
Cultos, para los amnistiados cristeros hubiera podido ser un nuevo motivo para la
rebelión pero esta vez la calma ganó a los ánimos guerreros de los seguidores de
Trinidad Mora, ya que no se sintieron involucrados en la pugna entre la Iglesia y el
Estado. Poco a poco se iba haciendo más grande el distanciamiento entre los
excombatientes cristeros rurales, en relación con la Iglesia y los conservadores
citadinos.
Entre 1933-34, bajo el régimen de Abelardo Rodríguez y con tutelaje del llamado
Jefe Máximo de la Revolución, el general Plutarco Elías Calles, se modificó el
Artículo Tercero de la Constitución, dando inicio a la educación socialista, el
concepto, aunque nunca fue bien entendido, ni tampoco explicado, pese a su
ambigüedad, comenzó a modificar los sistemas pedagógicos tradicionales
mexicanos.
En 1933 los estudiantes del Instituto Juárez de Durango se lanzaron a la huelga,
con el propósito de que no les afectara la reforma socialista.
El gobernador de Durango sostuvo pláticas con los estudiantes del Instituto
Juárez y modificó el proyecto de Ley Orgánica del Instituto Juárez para
dejar instituida la enseñanza, sin caer en la reforma, de modo que continuó
la libertad de cátedra y una relativa autonomía ya que el gobernador se
reservaba el derecho de nombrar Rector y revisar la cuenta anual de
gastos.
278
Si bien, la huelga universitaria del 33 no tuvo relación alguna con los cristeros
serranos y estuvo limitada como un conflicto de carácter académico al interior de
las aulas, en su momento, los conservadores usaron su oposición a la educación
socialista, a las brigadas culturales y a la expansión de la escuela rural, como
banderas de los últimos gritos de su derrota. Sin embargo, organizaciones como la
SPF, Sociedad de Padres de Familia, y la Liga de la Decencia tenían aún voz
fuerte entre algunos sectores conservadores citadinos.
278
SOTELO INCLAN, JESÚS. “La educación socialista”, en: Historia de la educación en México,
México, Secretaría de Educación Pública/Fondo de Cultura Económica, 1981, p. 266.
259
La guerra latente
Mientras que, en el país, las cabezas cristeras iban cayendo una a una, el Estado
Mexicano comenzó a adoptar medidas para poder limitar de nuevo el poder de la
Iglesia y sus aliados, era el momento preciso, ya que la mayoría de los miembros
de las organizaciones religiosas y los cristeros no estuvieron muy conformes con
los arreglos entre la Iglesia y el Estado y empezaban a reanudar sus actividades y
una guerra latente de hostigamiento y atosigamiento.
A fines de 1929 el Ejército Libertador Cristero se reorganizó y la LNDRL, su
dirección, cambió de nombre por el de Guardia Nacional. El Alto Comando de la
misma envió a Durango a Víctor Lara Sánchez, con la encomienda de que hiciera
un balance de la pasada guerra, de 1926 a 1929, así como de las fuerzas y
situación de los excombatientes cristeros del estado. En su reporte, Lara revelaba
algunas divisiones en el seno del Ejército Libertador Cristero del Estado de
Durango, ELCED, durante la Primera Rebelión, mismas que según él impidieron el
desarrollo de las actividades guerreras y evitaron que el movimiento se propagara
en los estados de Nayarit y Sinaloa. Para Lara, el principal motivo de
desavenencia, al interior del ELCED, fue la poca movilidad que Mora, por
mantener la disciplina, daba a sus tropas y el hecho de que no otorgaba grados
mayores a los jefes que más lo deseaban, porque no controlaban un número
suficiente de soldados. En el informe de Lara se argumentaba que algunos jefes
durangueños, en vista de la poca actividad, habían optado mejor por cooperar con
los jefes cristeros zacatecanos. Lara también recomendaba que al continuarse la
guerra se nombrase, como jefe de la zona de Zacatecas y Durango, a Pedro
Quintanar. Otra observación del enviado era en el sentido de la ausencia
constante de vituallas y pertrechos en la pasada guerra para los cristeros de la
sierra
del
Mezquital. Por lo
que
ante tal
situación,
los grupos cristeros
durangueños, hasta antes de su rendición, tuvieron que mantenerse con los
pertrechos que pudieron quitar a sus enemigos. Dice Federico Vázquez Porque
260
las partidas de pertrechos que nos enviaban eran tan pequeñas que no nos
habrían bastado
279
fue así como los cristeros pudieron prolongar la resistencia.
El informe de Lara incluía un reclamo a la Guardia Nacional, sobre el
nombramiento que se hacía a Federico Vázquez como jefe de operaciones
militares de la sección de la Guardia Nacional de Durango, con autoridad sobre el
general Trinidad Mora. Sin embargo, en el estado, Trinidad Mora, seguía siendo
reconocido como jefe por todos los cristeros amnistiados de Durango. Era
evidente el desconocimiento que la Guardia Nacional tenía acerca del tipo de
relaciones que llevaban los cristeros en la sierra.
En el mismo documento citado, Lara indicaba que había obtenido de Federico
Vázquez, la información sobre las principales zonas de influencia de los jefes en
los pueblos del sur del Estado:
Federico, en Yonora, Taxicaringa, Cerro Gordo; Acevedo (Valente) Llano
Grande, Milpillas y Teneraca; Luis Ruis con Noriega en el Salto, Pueblo
Nuevo; Mora, en Santiago Bayacora.
280
A pesar de la amnistía, la guerra latente continuaba y el 14 de marzo de 1930,
José Guadalupe Hernández, lugarteniente de Pedro Quintanar, caía fusilado en la
Sierra del Capulín. Los cristeros, con la nueva dirección de la Guardia Nacional,
estaban listos para volverse a levantar.
En la sierra, no sólo la guerra había hecho estragos entre la población, el
paludismo y la miseria diezmaban a los indígenas y mestizos de la región, parecía
que Cristo Rey se había olvidado de sus combatientes.
En ese mismo año se instaló en Santa María Ocotán el Internado Cultural
Indígena, los hombres del Estado Mexicano pensaban que la Rebelión Cristera
tenía en sí un fondo de fanatismo e ignorancia y que, con la apertura de centros
culturales y escuelas, a la luz de las letras, la ciencia y la técnica, de manera
automática, desaparecerían el fanatismo, los prejuicios y la ignorancia.
La experiencia de los Internados Culturales Indígenas es descrita en la novela de
Ramón Rubín, La bruma lo vuelve azul y su resultado no es muy halagüeño. El
279
Carta de Víctor Manuel González al señor Guerrero, Durango, Dgo., a 3 de diciembre de 1929,
Fondo Aurelio Acevedo Robles, ARA, CESU, UNAM, documento 15-68, 8865.
280
Ibid.
261
protagonista de la novela; un niño indígena huichol, es forzado a recibir instrucción
occidentalizada en un Internado Cultural Indígena y, al egresar del plantel, es
repudiado por los miembros de su etnia y el mundo criollo y mestizo le es ajeno,
transformándose así en un renegado que más tarde estará fuera de la ley indígena
y de la del Estado Mexicano.
281
El Internado Cultural Indígena de Santa María Ocotán fue objeto de ataques, por
parte de los cristeros y, durante la Segunda Rebelión Cristera, sus docentes
sufrieron el secuestro. El secuestro de los maestros del Internado provocó la
movilización del magisterio estatal, en apoyo a sus compañeros.
282
Como representación del Estado Mexicano y con su pedagogía occidental,
desvinculado de la educación tradicional indígena, el Internado Cultural Indígena
de Santa María Ocotán no contaba con el apoyo de los indígenas y mestizos. Por
otra parte, ante la expectativa de la agresión cristera, pocos eran los docentes que
se interesaban en cubrir las alejadas plazas en Santa María Ocotán, por lo que la
conformación de escuelas oficiales en lugares como Taxicaringa, Temoaya o
Yonora eran sucesos que debieron esperar varias décadas.
Por su parte, la catequesis de la Iglesia misma tampoco se movilizaba. Todo
parecía indicar que las etnias regionales intentaban mantener sus usos y
costumbres lejos del contacto de sus vecinos.
En otro orden de cosas, los cristeros citadinos de la ACJM, consideraban que, con
sus gestiones ante los jefes cristeros mestizos y con las pocas vituallas que
ofrecían, era suficiente para mantener el control del movimiento guerrero de Cristo
Rey.
Sin que importara mucho a los cristeros serranos, el 6 de diciembre de 1931, el
ingeniero Pastor Rouaix, en su calidad de gobernador provisional del estado de
Durango, del 17 de septiembre de 1931 al 15 de septiembre de 1932, prohibió las
manifestaciones de culto externo, volviendo al estira y afloja entre la Iglesia y el
Estado en su lucha por el poder. A la nueva limitación del culto externo, los
conservadores citadinos respondieron con el Plan del Ejército Libertador, conocido
281
282
RUBÍN, RAMÓN. La bruma lo vuelve azul, México, Fondo de Cultura Económica, 1984.
SÁNCHEZ, ENRIQUE W. / Antonio Avitia Hernández, Durango, Dgo., 1990.
262
también como Plan de Durango, que no incluyó ni movilizó a los cristeros de la
sierra.
Aprovechando la desvinculación entre los conservadores citadinos y los cristeros
serranos y para evitar que Trinidad Mora se afiliara al Plan de Durango, el
Gobierno reconoció a Mora su grado de general, como amnistiado, y le entregaba
media paga, como general del Ejército regular. En ese momento, Mora no tenía la
menor intención de movilizar a las tropas de Cristo. Sin embargo, los rumores
sobre la supuesta rebeldía de Mora corrían por la ciudad de Durango y llegaron a
sonar tanto que, el 7 de octubre de 1932, el general amnistiado Trinidad Mora se
entrevistó con el nuevo gobernador del estado, Carlos Real y al día siguiente, el
Diario de Durango publicaba en primera plana la supuesta lealtad y sumisión de
Mora al Gobierno de Durango.
Un plan recalcitrante
Fue así como, en 1932, los conservadores citadinos de Durango, intentando crear
un Estado Católico, lanzaron un plan de muy poca difusión y que casi solamente
ellos y las principales autoridades del Gobierno conocieron:
Plan del Ejército Libertador
283
En el nombre de Dios y de Santa María de Guadalupe
I.- Se formará un ejército para restituir a la Iglesia y a la Patria la libertad.
II.- Su lema será: Religión, Justicia y Libertad.
III.- Estará dirigido por un Jefe Supremo, a quien todos quedarán
plenamente sujetos y a su elección, se le prestará juramento de obediencia.
IV.- El grito de guerra será el mismo del antiguo y heroico Ejército
Libertador, ¡VIVA CRISTO REY!
V.- Las leyes opresoras serán derogadas.
283
Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, CESU, UNAM.
263
VI.- Las tropas tendrán Capellanes que se encargarán de su asistencia
espiritual y de enfermeros. (Si son sacerdotes tendrán grado y honores de
coronel y de capitán si son simples clérigos).
VII.- El Romano Pontífice es reconocido como Jefe Supremo de la Iglesia
Católica y se tratará de entablar con la Santa Sede relaciones diplomáticas.
VIII.- El Ejército proclama la libertad de cultos, pero declara guerra a la
masonería.
IX.- La Iglesia Católica es reconocida como Sociedad “sui-juris” e
independiente del Estado; capaz de poseer y por ende las Iglesias,
Obispados, Casa Cúrales, Seminarios y Colegios son propiedad de la
Iglesia.
X.- La enseñanza es libre y basta la petición de 24 familias para que en las
Escuelas del Estado se imparta enseñanza religiosa.
XI.- Los católicos tienen el libre ejercicio de sus derechos como ciudadanos,
sin que el gobierno se meta a investigar sus ideas.
XII.- Los Sacerdotes y Ministros del cultos gozan de los mismos derechos
que los ciudadanos.
XIII.- El matrimonio es indisoluble.
XIV.- El matrimonio canónico tiene los efectos civiles.
XV.- Los Sacerdotes extranjeros, con recomendación de su Ordinario y
licencia de la Santa Sede, podrán entrar al país y ejercer libremente su
seminario.
XVI.- Las asociaciones religiosas, órdenes, congregaciones, etc., son
declaradas lícitas.
XVII.- El sufragio popular será efectivo.
XVIII.- La libertad de prensa sensata será un hecho.
XIX.- Se disminuirán los gastos superfluos y dispendiosos en el
presupuesto del Estado.
XX.- Se reducirán los sueldos de los altos funcionarios y previo detenido
examen, se procederá según convenga con los empleados subalternos.
264
XXI.- Se disminuirán las contribuciones a los propietarios de casas,
industriales, comerciantes, etc. etc.
XXII.- Se dará garantías al capital y al mismo tiempo protección decidida,
verdadera y eficaz al trabajador.
XXIII.- Se impulsará la industria minera.
XXIV.- Se resolverá equitativamente la cuestión agraria y se protegerá al
campesino sin detrimento del terrateniente.
XXV.- Se favorecerá al comercio de un modo efectivo.
XXVI.- El comercio extranjero nocivo a los pequeños comerciantes, será
sujeto a ciertos límites.
XXVII.- Se ejercerá estricta vigilancia en la administración de justicia.
XXVIII.- Una vez logrado el triunfo se reconocerán los grados adquiridos
durante la campaña.
XXIX.- Los simples soldados, acreedores a ello, recibirán condecoraciones y
aumento de sueldo.
XXX.- Los que quisieran abandonar la milicia, recibirán tierra y casas con
ayuda del gobierno para trabajar dichas tierra.
XXXI.- Se fundarán, con los fondos del Erario Público, capitales para el
sostenimiento de las viudas, huérfanos de los que murieren en la guerra.
XXXII.- A los hijos se les dará, a costa del Estado, conveniente educación.
XXXIII.- Finalmente, se admitirán, después de concienzudo examen,
cuantas proposiciones se hagan para mejorar las condiciones del pueblo
mexicano, debiendo el gobierno lícitamente poner de su parte todo el
empeño posible para su realización.
Victoria de Durango, enero de mil novecientos treinta y dos.
El Capellán Mayor
El Rep. Del Jefe
Supremo en el Edo.
(Firma ilegible)
José Sánchez
265
El Consultor Militar
Ángel Peña.
La promulgación casi secreta del Plan de Durango, reinició la persecución
religiosa, ahora con justificación. Hasta donde se tiene noticia, este es el último
plan conservador de guerra contra el Estado Mexicano, en el estado de Durango,
mismo que resultó inútil pues no contó con apoyo de los cristeros.
En 1934, la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, LNDRL, se
desintegró de manera definitiva, y el movimiento cristero se condenaba a ya no
tener brotes nacionales de importancia y se limitaría a regiones aisladas y
recónditas del territorio nacional, una de esas regiones sería en adelante la
comprendida por los municipios de Pueblo Nuevo, Mezquital y parte del de
Durango y Canatlán. Con grandes diferencias entre los conservadores citadinos y
los cristeros serranos, la Guardia Nacional tomaba la batuta de la oposición de la
derecha extrema al Estado Mexicano.
La Iglesia resentida
En el lapso de la paz y ante la nueva ola de represión a la Iglesia; el Papa Pío XI,
en el Vaticano, promulgaba su Encíclica Acerva Ánimi, en octubre de 1932. El
documento en cuestión condenaba los motivos de la persecución religiosa en
México y levantaba la protesta de la Iglesia ante el nuevo ataque del Estado
Mexicano.
En el periodo de la transición, en su derrota, la Iglesia enfrentaba la ley que
reglamentaba el párrafo séptimo del artículo 130 de la Constitución en el Distrito y
Territorios Federales, publicada en el Diario Oficial de la Federación, del 31 de
diciembre de 1931, en la cual se especificaba ahora, que el número de sacerdotes
no debe exceder de uno por cada 450,000 habitantes. Así, de acuerdo con el
nuevo párrafo séptimo, del artículo 130, y con el conteo del censo de 1930, el
estado de Durango sólo podía contar con un sacerdote.
266
Otro decreto, publicado en la misma fecha, fue el que establecía el plazo dentro
del cual los civiles podían presentar solicitudes para encargarse de la custodia de
los templos que se retirasen del culto. El Estado triunfante destina entonces los
templos a la satisfacción de servicios públicos, o los da en custodia a los
encargados civiles. El templo más peleado es el de San Juan de Dios, mismo que
el Gobierno había transformado en garage.
Si bien, la Encíclica Acerva Ánimi, dando el punto de vista de la Iglesia con
respecto a las acciones del Estado Mexicano, contra los sacerdotes y seglares,
señalaba la trasgresión a los arreglos de 1929, la prohibición de la enseñanza
religiosa en las escuelas y, como más grave, la limitación del Clero al arbitrio de
los cuerpos legislativos de los estados.
La respuesta del Gobierno, ante la Acerva Ánimi se dio a conocer en las
declaraciones del presidente Abelardo Rodríguez, en el sentido de que se harían
respetar las leyes y la soberanía del país y, en el ámbito regional, el gobernador
Carlos Real se alineo a las declaraciones de su superior inmediato del Ejecutivo
Federal, seguido por la mayoría de los elementos de su burocracia oficial, los
sindicatos, agrupaciones agraristas campesinas, logias masónicas y agrupaciones
liberales.
Los bosques aserrados
En el censo de 1930, se reportó la existencia de 404,364 durangueños lo que, en
cifras, significaba la recuperación poblacional en el estado, excepto en la región de
la guerra cristera.
En la Comarca Lagunera se desarrollaban las bonanzas del algodón y del guayule
y en diversos municipios se litigaban los repartos agrarios de algunas extensiones
latifundistas. En el municipio de Mezquital los repartos, en régimen de comunidad,
se extendieron, en 1930, a El Troncón y Agua Zarca con 4,169 hectáreas y en
Atotonilco y Paura con 2,917 hectáreas, en 1932.
Una vez iniciada la Segunda Rebelión Cristera, cooptando y dividiendo a los
tepehuanes, en 1936, el Gobierno cardenista dotaba a Santa María Ocotán y
Xoconoxtle con la mayor cantidad de tierra comunal repartida en la República;
267
421,139 hectáreas. De hecho, era el reconocimiento de la legalidad de los
territorios tepehuanes consignados en sus documentos primordiales de la época
de la Colonia.
Las poblaciones cercanas a Durango y circundantes a Santiago Bayacora también
fueron dotadas de tierras, bajo el régimen ejidal, montándose así un cerco político
agrarista ejidal a los comuneros de Santiago Bayacora. Por su parte, en 1930, la
Lumber Co., cambiaba a su director Maximiliano Sliter por Clarence H. Cooper y
su centro de operaciones madereras de El Salto era dotado de los servicios de
agua potable, electricidad y de una planta hidroeléctrica, estos servicios marcaron
la transformación del municipio de Pueblo Nuevo, en zona de atracción de
población. Así, en 1931, El Salto incrementó el número de sus habitantes con la
creación de las colonias Morelos, Juárez, Vicente Guerrero, Obregón y Calles,
Americana y Victoria.
Del trabajo de los aserraderos se creó el gremio maderero con sendas
agrupaciones: el Sindicato de Obreros Unidos de El Salto, de extracción laboral, y
el Sindicato Industrial de Trabajadores, Justicia, Honradez y Trabajo, vinculado
con los intereses de la patronal.
El 8 de septiembre de 1935, ambos sindicatos se fusionaron en el Sindicato Único
de Obreros Unidos Madereros, SUDOUM, mismo que, en 1937, fue reprimido por
no aceptar su afiliación a la Confederación de Trabajadores México, CTM.
284
El fortalecimiento de la Lumber Co. representaba la tala y el despojo de los
bosques tepehuanes y el inicio de otras formas de relación de las etnias nativas
con las empresas transnacionales, los mestizos y los criollos, así como la
industrialización de la explotación de las maderas, sobre todo en el poniente del
municipio de Durango y en el de Pueblo Nuevo.
La voracidad de la Lumber Co. en la tala de los bosques, sin previos estudios
dasonómicos y sin un mercado asegurado para los productos, incrementó la
producción en los años treinta del siglo XX y, una vez que los trece millones de
pies-tabla, de primera calidad, acumulados no tenían salida mercantil, el destino
final de los pinos durangueños fue la producción de cajas para empaque.
284
LUJAN CASTAÑEDA, JOSE LUIS. Op. Cit., pp. 26 y 27.
268
Fue entonces cuando las cajas de jabón y las rejas de tomate se manufacturaron
con madera de primera calidad, en tanto que los tepehuanes tradicionalistas
pugnaban la Segunda Rebelión Cristera por la defensa del bosque sagrado que
les da su nombre de O’Dam, en una guerra que conservadores e Iglesia
consideraban como propia o que se apropiaban, sin tener vínculos reales con sus
guerreros y sobre la cual descargaban sus intereses ideológicos.
Si se comparan los postulados del Plan del Ejército Libertador emitido por los
conservadores, con la forma de vida de indígenas y mestizos de la sierra, se
puede observar que el único vínculo que existe entre cristeros y conservadores de
Durango, es el que establecen los miembros de la Guardia Nacional y la ACJM,
instigadores de la contienda, quienes intentaban, a su vez, levantar la guerra en la
región de los Llanos y transportarla a la Comarca Lagunera.
Desde los arreglos y las amnistías de 1929, hasta 1934, la sierra tuvo paz, los
amnistiados intentaron conciliarse y sobrevivir en sus respectivos territorios,
mientras que el Gobierno fortalecido, establecía su hegemonía ante los
insurrectos, los indígenas rebeldes resanaban sus heridas y reconstruían sus
cacicazgos. Por su parte, los conservadores desempolvaban sus reliquias,
mientras que los capitales se adentraban en los bosques instalando los
aserraderos. La Iglesia, replegada, se sometía a los designios del Gobierno,
despotricando sus encíclicas, pero la resistencia a los grupos triunfantes de la
sierra a los capitales madereros, al Estado Mexicano, al reparto agrario en su
modalidad ejidal y las pugnas interétnicas de cacicazgos no liquidadas,
revolucionaron de nuevo las quebradas. El Mezquital conocería de nuevo la
guerra, larga y penosa, ingrata y desgastadora, en la que todos los participantes:
conservadores, Iglesia, mestizos, indígenas, caciques, agraristas, Ejército,
Gobierno y capitalistas madereros salieron perdiendo, en tanto la destrucción y la
inseguridad desolaban y despoblaban Mezquital, Pueblo Nuevo y diversas partes
de otros municipios.
En este lapso de paz, los actores reconsideraron las ventajas de la guerra y
atosigados y forzados, resolvieron volver a pelear, los cristeros mestizos por el
269
Cristo de sus bosques, los tepehuanes, por el Cristo sincrético de su
sobrevivencia, en tanto etnia, y los acejotaemeros de la ciudad, por aquel Cristo
de los católicos que servía a los intereses económicos y subjetivos de los
conservadores y a sus ideas de la moral y la decencia. En medio de la lucha,
pronto se vería que los Cristos de cada grupo eran incompatibles e incluso
divergentes entre sí. El Cristo de los serranos no era ya el Cristo de los católicos.
270
V La Segunda Rebelión Cristera en el
estado de Durango
Ocho años después del inicio de la Primera Rebelión, los cambios de
nomenclatura en los grupos de poder del Estado y la evolución de las jerarquías
eclesiásticas, así como las dolencias de los grupos católicos golpeados a lo largo
de tres años de guerra, propiciaron que las relaciones entre los protagonistas de la
Primera Rebelión y los de la Segunda ya no tuvieran la fuerza ni el convencimiento
de ideas que caracterizó a los recalcitrantes conservadores citadinos de los años
veintes del siglo XX. Los débiles móviles clericales de suspensión de cultos y
expulsión de sacerdotes, en los años treintas, ya no tuvieron que ver con la
fortaleza de motivos de guerra de sobrevivencia étnica de los indígenas y mestizos
de la sierra.
En la Segunda Rebelión, el nuevo acomodo de fuerzas integró a diversos
elementos que buscarían su lugar en los pueblos de madera, las compañías
madereras transnacionales y los trabajadores inmigrantes de los aserraderos.
En los casi ocho años que duró la Segunda Rebelión Cristera, el Estado
Mexicano, además de promover sus planes y programas de educación y política
económica, mantuvo a raya a los aislados cristeros y estos, a su vez, no tuvieron
vínculos con otros movimientos sociales de la época, al tiempo que sus supuestos
aliados citadinos, cuidando su propia vida y sin comulgar con los intereses
rancheros de los cristeros, dejaron que los fusiles del Gobierno acallaran la furia
de Cristo Rey en la sierra.
Tradicionalistas citadinos, rebeldes inconstantes
Los conservadores citadinos, al momento del inicio de la Segunda Rebelión
Cristera, observaron diversos comportamientos en sus actuaciones de protesta y,
salvo algunas excepciones, casi todos permanecieron a la zaga con respecto a la
guerra serrana.
271
Derrotados en la Primera Rebelión y enfrentados a la limitación del culto y al
peligro de pérdida de la libertad, de la vida o de sus bienes, los miembros de las
archicofradías optaron por permanecer al margen de la guerra de los mestizos e
indígenas del Mezquital, el sur del municipio de Durango y Pueblo Nuevo.
Únicamente las militantes de las Bi-Bi, algunos miembros de la ACJM y pequeños
sectores radicales conservadores insistían en el levantamiento, bajo la bandera
del conservador Plan de Durango de 1932, en el cual se planteaba la vuelta al
idílico mundo criollo del terrateniente católico, conservador; con sus peones
acasillados, con la vida en el orden del evangelio y la decencia creada y recreada
y bajo el gobierno espiritual de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y
Romana.
Sin embargo, los únicos que empuñaban las armas contra el gobierno, en
aparente alianza con los conservadores, pero con fines diversos eran los cristeros
mestizos e indígenas de la sierra. La ausencia de objetivos comunes entre
cristeros y conservadores en la Segunda Rebelión Cristera, marcó los límites de
apoyo en vituallas, por parte de los conservadores citadinos a los guerreros
cristeros de la sierra.
Por otra parte, la guerra agrarista de mestizos e indígenas en los bosques, entraba
en contradicción con las pugnas de poder económico y político de los
conservadores y el Clero, contra el Estado Mexicano. A medida que avanzaba el
tiempo y que la guerra se tornaba inútil, los miembros conservadores de la
burguesía nacional se convencían de que, derrocar al gobierno de Lázaro
Cárdenas era tarea más política que guerrera y, en 1940, los conservadores no
fallaban en crear su flamante partido de oposición al PNR, el PAN, Partido Acción
Nacional.
Dividida, la derecha mexicana había generado también su facción del
Sinarquismo, doctrina católica, nacionalista, hispanista, de tradición familiar y
extracción popular, sustentada en el socialcristianismo que, entre sus banderas,
de manera pacífica, exigía la propiedad, que no la posesión (como era la oferta del
régimen ejidal oficial) de la tierra en la reforma agraria. Confundido y relacionado
en su ideología y vínculos con la Falange Española, con el nacional socialismo
272
alemán, y con los demás totalitarismos europeos, el mal llamado fascismo prieto,
en contradicción con el fascismo ario protestante pangermanista y antisemita; el
Sinarquismo católico, nacionalista y jerárquico constituyó la Unión Nacional
Sinarquista, UNS, organización fundada el 23 de mayo de 1937, en la ciudad de
León, Guanajuato y que, en su mejor momento, durante el año de 1940, bajo la
dirección de Salvador Abascal Infante, llegó a tener hasta 250,000 afiliados.
Según Mario Gill, el ingeniero químico nazi alemán, Helmuth Óscar Schreiter,
residente en México, fue quien puso las bases organizativas de la UNS, como
agrupación mexicana paralela de los partidos nazifascistas.
285
Al respecto Jean
Meyer me comentó que: “la atribución de la fundación de la UNS a este ingeniero
químico nazi es leyenda pura”. El mismo Jean Meyer describe al Sinarquismo
como:
Ideología de la obediencia y de la conquista, retórica de la fe y el combate,
mística del jefe, de la jerarquía, exaltación del nacionalismo, denuncia de la
revolución de los bolcheviques, de los masones, de los protestantes, del
capitalismo; elementos todos que nos conducen al lado del fascismo que
alía al nacionalismo extremo a un programa utópico de justicia social para
todas las clases.
286
En 1944, Salvador Abascal Infante escribió que la UNS pugnaba por la
instauración de:
Un orden social cristiano en el que es necesario que Cristo gobierne en las
leyes, en los palacios de gobierno, en los hogares, en las escuelas, en los
medios de difusión de ideas: libros, periódicos, cine, radio; en el vestir, en la
calle, en los comercios, en las fábricas y en el campo (...) El catolicismo es
el padre y la esencia de México; pero en relación con los hombres, el primer
padre es Hernán Cortés.
287
285
GILL, MARIO. Sinarquismo. Origen y esencia, México, Editorial Olín, 1962, p. 312.
MEYER, JEAN. “Una Idea de México: Los Católicos en Revolución”, Op. Cit, pp. 29 y 30.
287
“Unión Nacional Sinarquista”, en: MUSACCHIO, HUMBERTO. Gran diccionario enciclopédico
México visual, Volumen III, México, Andrés León Editor, 1990, pp. 3117 a 3119. A partir de la
quinta década del siglo XX, en constante enfrentamiento con el Estado Mexicano y con frecuentes
pugnas internas y periodos en los que casi llega a desaparecer, la Unión Nacional Sinarquista,
desde 1946, actuó políticamente en alianza con el Partido Acción Nacional, configuró el Partido
286
273
Ante el nuevo levantamiento cristero, las Brigadas Femeninas Santa Juana de
Arco, o Bi-Bi, Brigada Invisible-Brigada Invencible, a pesar de que, oficialmente, la
Iglesia las había hecho desaparecer, de manera clandestina y muy sacrificada,
volvieron a funcionar, aunque ya con una menor efectividad en su contacto
nacional y sólo hicieron lo que estuvo a su alcance para sostener a los aferrados
cristeros de Jalisco, Colima, Zacatecas, Michoacán, Guanajuato y Durango.
Durante la Segunda Rebelión Cristera, las organizaciones religiosas que no
habían sido desmanteladas eran golpeadas en su seno, tanto por el Estado, como
por las autoridades eclesiásticas. Así, la Liga Nacional Defensora de la Libertad
Religiosa, LNDLR, nunca pudo volver a reorganizarse como en 1926.
El jefe cristero Lauro Rocha, antiguo secretario del general Enrique Gorostieta, en
el estado de Jalisco, llevó la bandera de la Rebelión Nacional, aunque los cristeros
en sus respectivas y aisladas regiones, se ceñían a sus propias posibilidades y
mandos. De hecho, salvo algunas acciones de los miembros de la ACJM y de la
Guardia Nacional, heredera de la LNDRL, los citadinos se mantuvieron al margen
de la rebelión, o la Iglesia les prohibió su participación. Durante el periodo
cardenista, la derecha, dividida en: conservadores, sinarquistas y cristeros,
estableció diversas formas de oposición al Estado, los conservadores y
sinarquistas por la vía pacífica y la lucha política, en la ilusión de la democracia.
Por su parte, los cristeros, aparentemente sin vínculos reales con la extrema
derecha, optaron por el ejercicio de la violencia.
Jesús Sanz Cerrada, en tanto representante regional de los conservadores
durangueños, mantuvo su ayuda a los cristeros enviando materiales y vituallas
desde Durango y Torreón de 1934 a 38. En diciembre de 1938, Sanz Cerrada
cesó su apoyo, considerando que la lucha, ante el cambio de políticas del Estado
cardenista, se tornaba inútil por no tener posibilidades de progresar. A Sanz
Fuerza Popular, fundado en el mismo año de 1946, al que la Secretaría de Gobernación le
canceló el registro en 1949. En 1971 la UNS volvió a la carga, esta vez con el Partido Demócrata
Mexicano que, por su escaso número de votos en las urnas, fue disuelto el 29 de marzo de 1998
para integrar el Partido Alianza Social, en el mismo año.
274
Cerrada se debe la toma de las placas de una buena parte del material fotográfico
cristero de la sierra de Durango.
Jesús Sanz Cerrada, a la derecha
288
En el centro urbano de Huejuquilla, Jalisco, Pacha Arroyo alias La Generala, junto
con las Bi-Bi, continuó dando su apoyo a los cristeros de Florencio Estrada.
Lauro Rocha, en el estado de Jalisco, llevaba la bandera de la Rebelión Nacional;
aunque, como se verá,
los cristeros de Durango se ceñían a sus propias
posibilidades y mandos. De hecho, salvo algunas acciones de los miembros de la
ACJM y de la Guardia Nacional en la ciudad, como el fallido intento de atentado
288
Jesús Sanz Cerrada, a la izquierda. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
275
dinamitero del Parque Guadiana, de Mitre, Aganza y Villagrán, los citadinos se
mantuvieron al margen de la rebelión o la Iglesia les prohibió su participación.
Durante el periodo cardenista, la derecha, dividida en conservadores, sinarquistas
y cristeros, estableció diversas formas de oposición al Estado: conservadores y
sinarquistas por la vía pacífica y la lucha política, en la ilusión del ascenso al poder
por la vía de la democracia, y los cristeros, sin vínculos reales con la extrema
derecha, en el ejercicio de la violencia vana.
Las bendiciones sin fieles.
Los arreglos de 1929, entre la Iglesia y el Estado Mexicano, y la emisión de las
encíclicas papales: Acerva Ánimi y Aflictisque, sobre la persecución religiosa en
México, no modificaron la situación jurídica del Clero, antes bien, la Ley Calles fue
reafirmada en su aplicación.
Para evitar enfrentamientos que cuestionaran su ya de por sí deteriorada
legitimidad, por la promoción de la guerra, siendo una institución de ideología
supuestamente pía y pacifista, el Episcopado Nacional, dividido en sus opiniones,
decidió no levantar más la mano ni enfrentarse abiertamente al Gobierno y dejó al
Clero regular la acción y la protesta contra la legislación anticlerical, misma que, a
pesar de las diferencias políticas entre los hombres del maximato y del jefe del
ejecutivo, en lo tocante al punto jacobino, coincidían y actuaban en consecuencia.
En busca de la sobrevivencia entre sus fieles de México y del llamado Modus
Vivendi, como forma de operar; la Iglesia aceptaba la limitación del número de sus
ministros y confiaba en su permanencia y apoyo internacional, en la espera del
cambio de los hombres de poder, para la modificación providencial de la
correlación de fuerzas a su favor.
Mientras que, en algunos estados de la República, se iniciaba la convivencia
pacífica y el dejar pasar el culto externo y el registro sacerdotal, en el estado de
Durango, se hacía mayor énfasis en la aplicación del ya mencionado párrafo
séptimo del artículo 130 de la Constitución y se volvía a limitar el número de
sacerdotes, mientras que el Episcopado Nacional intentaba calmar los ánimos de
sus miembros más beligerantes, como el arzobispo de Durango. Sin embargo,
276
pasando por alto el voto de obediencia, unos cuantos sacerdotes recalcitrantes se
anexaron a la inútil guerra de la Segunda Rebelión Cristera, en la cobertura de la
práctica sacramental y la supuesta ayuda espiritual a los sincréticos mestizos e
indígenas cristeros. Para los conservadores, en la Segunda Cristiada, lo más
importante de la guía eclesiástica era la conversión de las almas, la recuperación
de los bienes de la Iglesia, la reorganización de las archicofradías y, de pasada, la
limitación del reparto agrario de los terrenos que eran propiedad de las familias
conservadoras.
El Clero Alto. Las sotanas insumisas
Al firmarse los arreglos de 1929, entre los representantes del Episcopado Nacional
y el Estado Mexicano, el arzobispo de Durango, José María González y Valencia
se encontraba en los Estados Unidos y desde allí declaró su inconformidad con la
firma de los arreglos que impedían la transformación de México en un país
oficialmente católico. Así, al intentar internarse a México en 1929, el arzobispo de
Durango se enteró con sorpresa, de que no se le permitía entrar a su país de
origen, por considerársele como peligroso para el cumplimiento de los arreglos.
Fue hasta principios de abril de 1930 cuando la frontera mexicana se abrió para el
gobernante eclesiástico de la Arquidiócesis de Durango.
Es de suponer que González y Valencia tuviese conocimiento de la promulgación
del Plan Conservador de Durango de 1932 y que además brindara su anuencia y
autorización para el mismo, por lo que la respuesta estatal ante el reto no se hizo
esperar y en el mismo año, el gobernador Carlos Real redujo a 25 el número de
sacerdotes.
289
Siguiendo con las limitaciones, el 29 de octubre de 1934, el Gobierno del Estado
de Durango reformó el decreto del 15 de mayo de 1923, autorizando únicamente
nueve sacerdotes para que ejercieran sus servicios religiosos en el territorio
estatal. Así, González y Valencia, junto con su Clero, fue nuevamente expulsado
del estado. En su destierro, el arzobispo y sus allegados se establecieron en la
289
Carta al general Lázaro Cárdenas del gobernador de Durango Carlos Real 24/4/35, AGN, grupo
documental presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 547, fojas 37.
277
ciudad de Los Ángeles, California, mientras que el también expulsado Seminario
de Durango, trabajando fuera de sus edificios, impartía sus materias teologales en
la ciudad de San Luis Potosí.
El retorno de los sacerdotes y el arzobispo a su Arquidiócesis fue hasta principios
de 1936, durante el año y medio de destierro, la ciudad de Durango contó con un
sólo sacerdote, el padre Carlos Rojas, mejor conocido como El Padre Rojitas y
según nos narró la ex militante de las Bi-Bi, señorita María Teresa Sánchez
Nájera:
El Padre Rojitas nos hacía confesiones multitudinarias, se paraba en el
púlpito y nos decía que, como era imposible darnos la confesión a todos,
que levantáramos nuestro corazón al Señor e hiciéramos acto de contrición
y él nos perdonaba todos nuestros pecados. Era cuando más se llenaba la
Catedral. Pobrecito del Padre Rojitas, trabajaba demasiado, era un santo.
Cuando se inició la Segunda Rebelión Cristera, González y Valencia mostró su
desacuerdo con el levantamiento de Mora, Estrada y Vázquez. Él prefería arreglar
todo en los círculos del poder eclesiástico y estatal, antes que entrar en
componendas engorrosas con quienes él, racista y despectivamente llamaba los
desarrapados y los indígenas cristeros.
Tras su retorno a la Arquidiócesis, González y Valencia envió ante Mora y Estrada
al padre Sergio Vargas para que intentase amnistiar el molesto foco de la guerra
santa que ya no servía a su gobierno eclesiástico. Ante la oposición de los
cristeros a la amnistía, Vargas, por orden expresa de González y Valencia,
excomulgó a los cristeros del Ejército Libertador Cristero del Estado de Durango.
A partir de la excomunión, la guerra se vio como un movimiento casi anarcocristero, desligado de la autoridad eclesiástica y luchando contra el Estado
Mexicano, sin Dios católico y sin Patria mexicana. Al desvincularse de la Iglesia, el
principal motivo aparente de la lucha cristera entraba en una incógnita subjetiva
solamente comprensible en la literatura de Antonio Estrada:
- Perdone otra vuelta mi mala cabeza, padrecito… pero aunque seamos
unos rancheros de lo más cerrados, sabemos dos cosas. Si el Papa nos
quito el compromiso, nuestros adentros ya nunca lo podrán hacer. No le
278
hace que los demás hayan corrido… Mire, señor cura, en esta sierra
acostumbramos a cumplir la palabra empeñada a cualquier hombre.
Cuánto menos nos vamos a rajar con Dios…
290
Además del compromiso con su Dios, la lucha agraria, en términos de comunidad
indígena y mestiza, la defensa del bosque, la libertad y la vida misma, eran otros
los móviles de guerra, muchísimo más poderosos que la petición del retorno de los
sacerdotes a los templos de los centros urbanos, o la entronización del arzobispo
en su Arquidiócesis.
Después de la muerte de Trinidad Mora en 1936, los sacerdotes y el arzobispo de
Durango pudieron regresar a sus funciones. Esparciendo inciensos y aguas
benditas, González y Valencia ayudó a los cristeros con la indiferencia, la
prohibición y la condena de la guerra que él mismo había azuzado en sus inicios y
prefirió dedicarse a escribir sus famosas Cartas Pastorales, en 1938 lanzó una de
las más nombradas, en la que apoyaba a la Falange Franquista Española. Para
ese entonces, cristeros e Iglesia no tenían nada en común. La cruz de los cristeros
ya no era la de la Iglesia, y a la cruz de la Iglesia ya no le servían las armas del
Ejército Libertador.
Desde el cardenismo y bajo la presión de los conservadores, los sinarquistas, las
archicofradías y la misma Iglesia, las relaciones entre la Iglesia y el Estado, fueron
más de hecho, que de derecho. La Iglesia desarrollaba sus cultos ante la aparente
indiferencia del Estado y este seguía promulgando leyes anticlericales como la de
Nacionalización de Bienes, Reglamentaria de la Fracción II del artículo 27 de la
Constitución, publicada en el Diario Oficial de la Federación del 31 de diciembre
de 1940, en la cual se especificaba, de nueva cuenta, que los bienes de la Iglesia,
dedicados al culto público eran propiedad de la Nación. Ante lo cual, la Iglesia ya
no llamaría a los católicos a la guerra contra el Estado, sino a la oración y al
ejercicio del culto sin exacerbar los ánimos de los hombres de poder.
Caso especial fue el del padre David G. Ramírez, quien fuera secretario particular
de González y Valencia, quien entró en conflicto con su jefe inmediato y se dedicó
290
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, los Últimos Cristeros, p. 55.
279
a fortalecer la Acción Católica de la Juventud Mexicana, ACJM, como se puede
observar en su compilación de discursos, arengas y escritos: La Trinchera
Sagrada. Pasado el tiempo, Ramírez, sería uno de los intelectuales de derecha
con mayor prestigio de la ciudad de Durango. Oriundo de la ciudad de Oaxaca,
Oaxaca, David G. Ramírez radicó desde niño en la ciudad de Durango y allí
ingresó al Seminario Conciliar, donde fue ordenado sacerdote. Después se dirigió
a Roma y en el Vaticano obtuvo la borla en Teología. De regreso en Durango,
David G. Ramírez fue nombrado maestro del Seminario Conciliar, después fungió
como párroco del Sagrario Metropolitano y Canónigo lectoral de la Catedral de
Durango.
Durante la época de las Rebeliones Cristeras, como secretario de González y
Valencia, Ramírez escribió tres novelas que firmó bajo el seudónimo de Jorge
Gram. En lo que a literatura testimonial se refiere, Héctor, Jahel y La guerra
sintética, las novelas de Jorge Gram, dejan mucho que desear. Sin embargo
Héctor es una de las novelas más famosas escrita sobre el tema de la Cristiada,
con una tesis favorable a la Iglesia, según Meyer: Es falsa y deformante. El
protagonista Héctor, no es un campesino cristero, sino un hombre de ciudad, la
ideología que ha inspirado estas páginas es la de la derecha católica de las clases
medias.
291
Con un lenguaje academicista y culterano, fuera de lugar y con
múltiples referencias a la Grecia clásica, el acejotaemero citadino Héctor,
increíblemente e inopinadamente transformado en jefe cristero de una partida de
rancheros a quienes apenas conoce, se compara con el más valiente de los
personajes troyanos, hijo mayor de Príamo, quien fuera muerto por Aquiles. En
Jahel, ubicada en el tiempo de la Segunda Rebelión Cristera, David G. Ramírez
buscaba la justificación del magnicidio, ejecutado por una militante de las Bi-Bi,
como forma válida de la lucha de la Iglesia contra el Estado. Otro tanto sucede en
La guerra sintética, en la que se recomienda a los combatientes a que asesinen a
los funcionarios de alto mando del Gobierno para terminar rápidamente con la
guerra.
291
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 404.
280
Es de notar que las novelas de Ramírez, si bien tuvieron buena acogida durante
cuatro décadas, poco a poco han ido perdiendo fuerza y sus personajes cada vez
son menos creíbles o soportables. Ideólogo natural de los conservadores
recalcitrantes durangueños, David G. Ramírez esgrimía en sus discursos y
conferencias los preceptos de la doctrina del Catolicismo Social:
1.- Preservación del hogar doméstico y de la vida de familia, para lo cual se
requieren como condiciones indispensables:
a)
La fijación en cada industria, por un consejo profesional, de un
salario
mínimo
correspondiente
a
un
obrero
adulto
en
condiciones normales de vida;
b)
una sabia reglamentación del trabajo de mujeres y de niños
tendiendo a la supresión del de mujeres
casadas y del de los
niños menores de doce años; dando sólidas garantías de
higiene, moralidad y seguridad de jóvenes solteras;
c)
la adquisición de un bien de familia inembargable e indivisible,
consistente no sólo en la pequeña finca rural, sino también en la
pequeña habitación urbana y taller de artesano.
2.- Instituciones que aseguren al obrero contra el paro involuntario,
los accidentes, la enfermedad y la penuria en la vejez.
3.- Consejos permanentes de arbitraje obligatorio para resolver
pacíficamente los conflictos entre el capital y el trabajo.
4.- Facultad de participar en lo posible de los beneficios y aún de la
propiedad de las empresas que se presten a ello, por medio de
acciones liberadas o por otros medios de fácil aplicación.
5.- Protección contra el agiotaje y la especulación manifiesta o
solapada, que de diversas manera concentran en pocas manos las
riquezas nacionales, abusando de la inexperiencia y necesidad
ajena.
6.- Facultades para la organización y protección de la clase media,
por
medio
de
asociaciones
281
independientes,
de
empleados
particulares y del estado, de pequeños industriales, pequeños
comerciantes, etc.
7.- Protección eficaz del trabajo a domicilio, sobre todo de las
mujeres y jóvenes costureras, fundándose con este objeto las obras
de asistencia y defensa profesional que sean necesarias.
8.- Representación legal ante los poderes públicos, de los
trabajadores,
por
medio
de
delegaciones
profesionales
corporativas.
9.- Por lo que toca a la cuestión agraria, propondremos aparte, un
programa especial, en el que, haciéndonos cargo del respeto
debido a los legítimos derechos de los terratenientes y propietarios,
ofrecemos todo un sistema de reformas enderezado a asegurar en
lo posible al campesino laborioso y honrado, la posesión o el uso
más estable de un terreno suficiente para el decoroso sostenimiento
de su familia.
292
Defensor de los católicos urbanos, Ramírez desconocía la forma de ser y los
intereses de los cristeros tepehuanes y mestizos del Mezquital, sintiéndose
protagonista de la historia, Jorge Gram resumía su visión de la vida y de los
cristeros de la siguiente manera:
Al calor de la Eucaristía, faro del Cristianismo, aparecimos nosotros
señores, los mexicanos, los meros mexicanos, los pendencieros, los
indómitos, los gustadores, como quieran llamarlos, pero siempre buenos en
el fondo, valientes como Pancho Villa, simpáticos como Cantinflas, heroicos
como el Padre Correa, prietos y renegridos como el Nigromante don Ignacio
Ramírez; pero todos embriagados de verde, blanco y colorado; todos
amartelados por la Virgen de Guadalupe, todos bautizados con el bautismo
católico, todos respetuosos de Jesús Nazareno; en una palabra, esa
multitud aguerrida y turbulenta, pero fiera y avanzadota que se llama el
292
RAMÍREZ, DAVID G. La trinchera sagrada, el caso ejemplar mexicano, México, Editorial Rex
Mex, 1948, pp. 162 a 163.
282
pueblo mexicano, y que al través de los tumbos de su historia no ha perdido
totalmente de vista el faro conductor de sus bonanzas.
293
Fieles a los conservadores y terratenientes tradicionalistas, González y Valencia y
David G. Ramírez, desde el momento en que pudieron retornar a su Arquidiócesis,
reinstalaron la pompa y el boato eclesiástico, con los rituales y mitologías del
catolicismo, refrendando al estado de Durango como uno de los más
conservadores de la República.
El Clero Bajo, bajo presión
En mayor contacto con la pobreza extrema de los fieles del campo y sin atender a
los focos de la Rebelión Cristera, por no tener parroquias ni planta en el Mezquital,
actuando en la clandestinidad, por las limitaciones legales, unos pocos sacerdotes
católicos que quedaron en el estado y sobre todo en la región cristera, siguieron
en comunión con sus fieles, sin acatar el voto de obediencia y vinculando su
propia existencia y su interés con los fieles no conservadores.
Es aquí donde la Segunda Cristiada se transformaba en el antecedente de la
Teología de la Liberación, en la creación de esa Iglesia popular, sin oropeles ni
albas, ni mitras, sino con el sacramento y la actividad catequista lejana de la
burocracia del Vaticano. Sin esperanza de encumbramiento en las Diócesis o las
Arquidiócesis, ni en la ocupación de los mejores arzobispados, parroquias,
templos y sacristías, sino en la relación directa con la feligresía mestiza e indígena
sincrética, desconocida y prejuzgada por el Alto Clero, debido sobre todo a su
mínima aportación económica a la Iglesia. Así, muy por su iniciativa, el único
sacerdote que asistió a los excomulgados cristeros del Mezquital fue el padre José
Buenaventura Montoya, mejor conocido como Montoyita, de la Diócesis de
Zacatecas, quien fuera el último ministro mártir de la Cristiada. Descobijado de la
bendición de la Iglesia y fuera del tiempo, el padre Montoya fue expulsado del
mundo en 1936 por el Mayor Tejeda.
El Estado cardenista.
293
Ibid, p.131.
283
Desde el ascenso del general Lázaro Cárdenas al poder ejecutivo, en 1934, el
maximato callista mantenía su relación muy estrecha con el nuevo presidente. Sin
embargo, poco a poco se fue haciendo evidente que Cárdenas no estaba
dispuesto a seguir la línea de sus tres predecesores y que su proyecto de
desarrollo nacional no coincidía con los cuadros y planes políticos del general
Plutarco Elías Calles. Así, los hombres de poder comenzaron a dividirse en los
grupos de apoyo a Cárdenas y a Calles. La situación de desavenencia de
Cárdenas con el maximato hizo crisis el 12 de junio de 1935, cuando la prensa
nacional publicó unas declaraciones del general Calles, en las que se cuestionaba
la capacidad de Cárdenas y se comparaba la situación política de Cárdenas en el
momento, con la de Ortiz Rubio antes de su renuncia. De manera aparente, el
apoyo y la cargada de los grupos de poder se inclinaron hacia Plutarco Elías
Calles, aunque también hubo adeptos notables a la línea cardenista. De igual
manera las cámaras se vieron divididas:
El presidente actuó con rapidez y determinación (…) casi de inmediato los
gobernadores de los estados y los comandantes de las zonas militares
recibieron visitantes que representaban personalmente al presidente y que
habían sido enviados para asegurar las posiciones de los visitados.
294
Para el día 14 de junio, el presidente, condenando la interferencia al ámbito del
ejecutivo, removió ministros, militares y funcionarios de filiación callista. Por su
parte, Calles y el líder de la Confederación Regional Obrera Mexicana, Luis
Napoleón Morones, se declararon contra el derecho de huelga y las fuerzas
obreras más combativas se alinearon al gobierno de Cárdenas. Ante la inesperada
movilización de los grupos cardenistas, Calles optó por salir del país y radicó
temporalmente en los Estados Unidos.
Si bien, durante los primeros meses del periodo cardenista, la educación
socialista, la limitación de los cultos religiosos y el número de sacerdotes, en
varios estados de la República, junto con la persecución a los ex jefes cristeros de
la Primera Rebelión Cristera, la continuación del maximato y los problemas de
294
DULLES, JOHN W. F. “Cárdenas se impone a Calles”, Cuadernos Mexicanos, Año II, # 68,
México, SEP / CONASUPO, s/f, p. 10
284
reparto agrario, propiciaron la continuación de la Segunda Rebelión Cristera, con
focos importantes y crecientes en: Durango, Zacatecas, Jalisco, Aguascalientes,
Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Puebla y Sonora, donde los cristeros tuvieron
enfrentamientos con fuerzas regulares y agraristas auxiliares. En lo que se refiere
al movimiento obrero, en los primeros meses del cardenismo, el enfrentamiento
entre centrales obreras se hizo más patente y algunos sectores se radicalizaron.
En ausencia de Calles, el general Lázaro Cárdenas, afianzando su posición,
neutralizó a algunos de los caciques regionales callistas más fuertes y apoyó a los
grupos anticallistas regionales, para que los callistas desaparecieran de la escena
política, como en los casos de Saturnino Osornio, en Querétaro, y el de Tomás
Garrido Canabal, en Tabasco.
En diciembre de 1935, el general Plutarco Elías Calles y Luis Napoleón Morones,
regresaron al país y con mucho menos apoyo que seis meses antes, iniciaron una
vana campaña por retomar y reaglutinar las fuerzas de su poder perdido. Los
intentos de Calles se vieron suspendidos el 10 de abril de 1936, cuando Lázaro
Cárdenas ordenó la expulsión de ex presidente y sus principales adeptos.
Con el destierro del Jefe Máximo de la Revolución, el gobierno del general Lázaro
Cárdenas no tuvo, en los cuatro años posteriores a 1936, problemas de
enfrentamiento político serio. Las milicias cardenistas de la recién creada
Confederación de Trabajadores Mexicanos CTM y la Confederación Nacional
Campesina CNC, así como la fuerza burocrática organizada en la Federación de
Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado FSTSE, conformaron el
corporativismo integrador del Partido de la Revolución Mexicana que, en el afán
de aceptación y conciliación de clases, incluyó a algunas organizaciones
patronales.
Caracterizado por drásticos cambios, el periodo cardenista tuvo, en 1937, con la
nacionalización de los ferrocarriles, el inicio de una serie de expropiaciones a
capitales extranjeros y en 1938, luego de un largo y conflictivo enfrentamiento con
las compañías petroleras transnacionales, el presidente Lázaro Cárdenas tomó la
decisión más trascendental de su sexenio, la expropiación petrolera. La
nacionalización del petróleo propició diversas reacciones, por parte de las
285
compañías expropiadas: presiones de mercado, incremento de la deuda externa,
devaluación de la moneda nacional, negación de créditos, entre otros.
La política expropiatoria cardenista se extendió al reparto agrario de los latifundios
algodoneros de La Laguna, de los del Valle del Yaqui y las plantaciones
henequeneras de Yucatán; así como el Valle de Mexicali, junto con las empresas
agrícolas de Lombardía y Nueva Italia, en el estado de Michoacán, aunque el
brusco cambio de propiedad de la tierra propició un decremento en la producción
agrícola nacional pero salvó de múltiples conflictos regionales al país. En total, los
ejidos otorgados desde el primer día de diciembre de 1934, al 31 de agosto de
1940 fueron: 10,651 posesiones que beneficiaron a 1.020,594 campesinos con 18,
352,275 hectáreas. Mientras tanto, en el estado de Veracruz, la reforma agraria
sufrió un grave revés con la formación de la Mano Negra, nombre de la
organización de las guardias blancas integradas por los latifundistas contra los
líderes y miembros de la Liga de Comunidades Agrarias del Estado de Veracruz
LCAEV.
Durante el régimen de Cárdenas se realizó también la construcción de múltiples
obras de servicio público: carreteras, vías férreas, centros de salud y centros
educativos de enseñanza técnica media y superior, incluido el Instituto Politécnico
Nacional.
Cárdenas se enfrentó a las oposiciones que las expropiaciones y las drásticas
políticas agrarias de su régimen propiciaron. El más grave cuestionamiento a la
legitimidad de Cárdenas fue la rebelión del general agrarista Saturnino Cedillo,
quien, vinculado con las compañías petroleras expropiadas, se lanzó en una, de
antemano perdida, lucha sin futuro alguno. Como ya vimos, la derecha, afectada
en sus intereses, gestionó sus centros de organización con el surgimiento, en
1937, del Sinarquismo en 1940, otra fracción de la derecha, la de la burguesía
conservadora nacional, organizó su oposición en el Partido Acción Nacional, PAN,
que pugnaba sobre todo, por la libre empresa conservadora y la educación
confesional, para contrarrestar a la educación socialista que el Estado imponía,
por la vía constitucional, al modificar el artículo tercero. Promovida por Narciso
Bassols, la educación socialista, sin estar bien definida, interpretada ni aplicada,
286
escandalizó a la derecha nacional y fue usada como pretexto para la protesta y la
instigación de la Segunda Cristiada. Se iniciaba la educación científica y el Clero
veía desplazada su doctrina y su mitología del terreno de las aulas. Sólo el cambio
en la redacción del artículo tercero y la omisión de la palabra socialista calmaría
parcialmente los ánimos de la derecha.
Consecuente con su política exterior, el presidente Cárdenas envió ayuda a
Abisinia, durante la invasión que sufrió este país por las tropas fascistas italianas y
además promovió la defensa de los etíopes ante la Sociedad de Naciones.
En octubre de 1936, León Trotsky, el famoso ex dirigente de la Revolución
Bolchevique, llegó a México ciñéndose al asilo político que, ante la oposición de
las fuerzas de la derecha y la izquierda mexicanas, el gobierno de Cárdenas le
otorgó. Ante la Guerra Civil Española, la respuesta de Cárdenas fue el envío de
armas al gobierno de la República Española, la recepción de los niños españoles
víctimas de la guerra, el 7 de junio de 1937, la de los 6,304 intelectuales
trasterrados y la admisión de cerca de 40,000 refugiados republicanos que se
integraron a la vida cotidiana del país.
Dentro de la política cardenista de poblamiento del país, se hizo el fallido intento
de repatriar a una buena cantidad de mexicanos residentes en los Estados
Unidos. Sin embargo, al inicio de la Segunda Guerra Mundial se incrementó la
oferta de trabajo en los Estados Unidos y el retorno de los compatriotas se hizo
menos posible. En las cuestiones artísticas, se generó un movimiento nacionalista
popular en el que artistas de gran calidad en su expresión estética, retomaron
desde su punto de vista, las raíces del indigenismo y el mestizaje nacional.
El tiempo de Cárdenas fue también el de las hazañas del aviador durangueño
Francisco Sarabia, del ocaso de las curaciones masivas del Niño Fidencio, el
Taumaturgo de Espinazo, y del escándalo policiaco internacional del asesinato de
León Trotsky a manos de Ramón Mercader, alias Jacques Mornard.
Para la sucesión presidencial de 1940, de entre la terna de: Francisco J. Múgica,
Manuel Ávila Camacho y Juan Andrew Almazán, el presidenciable para el Partido
de la Revolución Mexicana fue Manuel Ávila Camacho. Ante su no selección,
Andrew Almazán aglutinó a casi todos los sectores de la oposición conservadora
287
en el PRUN: Partido Revolucionario de Unificación Nacional. Durante la campaña
de Almazán y en medio de las elecciones del 7 de julio de 1940, se suscitó una
violencia electoral sin precedentes, con múltiples choques entre avilacamachistas
y almazanistas, con saldo de algunos cientos de muertos y heridos.
Luego del extraño y poco creíble resultado oficial de las elecciones, en las que,
por amplísima mayoría, se dio el triunfo a Manuel Ávila Camacho, Almazán,
argumentando su triunfo robado, se autoexilió en Cuba y después en los Estados
Unidos, en medio de un intenso rumoreo de inminente levantamiento armado. Sin
embargo, a fines de 1940, el general Juan Andrew Almazán regresó a la patria
haciendo pública su renuncia a la presidencia de la República. Con la presencia
del presidente estadounidense y del general Lázaro Cárdenas del Río, el general
Manuel Ávila Camacho ocupó el poder ejecutivo el primer día de diciembre de
1940.
El Estado en el estado.
En la historia nacional es muy común que se presente al periodo cardenista,
exceptuando a la Rebelión Cedillista, como completamente legítimo y libre de
sublevaciones y levantamientos armados. Sin embargo, en el estado de Durango,
durante todo el periodo cardenista, estuvo presente la Segunda Rebelión Cristera.
En 1934, el general Lázaro Cárdenas ocupaba la presidencia de la República y
todo parecía indicar que el maximato de Calles se mantendría. Sin embargo, a
mediados de 1935, se presentó la gran sorpresa de la política nacional con el
destierro del general Calles:
En Durango, el gobernador Carlos Real Félix, era un incondicional de
Calles, por eso se envió a la comandancia militar, el 15 de junio de 1935, al
general carrancista Jesús Agustín Castro.
Con las aguas turbias, en
diciembre de 1936 se declaraban desaparecidos los poderes del estado.
295
La habilidad del centro para controlar a los gobiernos de los estados de la
Federación había sido muy favorecida por una de las innovaciones de la
Constitución de 1917; la previsión que permitía al Gobierno Federal
288
rescindir un Gobierno Estatal por abuso de poder (…) fue invocada
formalmente 24 veces entre 1918 y 1927 y 16 veces entre 1928 y 1937.
Además hubo un buen número de casos en los que la sola amenaza de
emplear la facultad fue suficiente para someter a los líderes locales (…). La
fuerza creciente del Gobierno Central fue probada, no solamente por su
capacidad para controlar a los estados, sino también por su éxito en la
guerra abierta contra la Iglesia Católica (…). La concentración de poder en
manos del Gobierno Central fue un proceso continuo, entre 1917 y 1934. La
habilidad del presidente para controlar las maquinarias políticas de los
estados, una vez que su fuerza se hizo evidente, se alimentó de sí misma.
Esta habilidad significó que, también pudo controlar las nominaciones de los
estados al Congreso Nacional. Así, más y más, los representantes del
Congreso eran escogidos por el poder central, más que por los jefes
políticos locales.
296
Por supuesto que Durango era una de las entidades en donde el poder central
había ejercido con mayor fuerza su influencia en la designación de los
gobernantes revolucionarios. De esa manera, Cárdenas nombró al general
revolucionario Severino Ceniceros como gobernador de la entidad para suceder al
general tamazulteco Carlos Real, por acuerdo de las Cámaras de la Unión.
En el periodo del gobierno del general Carlos Real, de septiembre de 1932 a
diciembre de 1935, debido a una situación especial en la Constitución Política del
Estado, se obligaba al gobernador a dejar substituto, durante cualquier ausencia,
por pequeña que fuera, sucedió que el ingeniero Alejandro Antuna y el licenciado
Enrique Torres Sánchez se turnaban la gobernatura del Estado en las múltiples
substituciones del Ejecutivo local hasta el periodo de Severino Ceniceros, que
duró de diciembre de 1935 a septiembre de 1936. A partir de ese momento ejerció
como titular el gobernador Enrique Calderón R. y sus interinos fueron: Manuel
Ortega, Aureliano de la Rocha y Benito Antuna, este desfile de gobernadores
295
HERNANDEZ CHAVEZ, ALICIA. Historia de la Revolución Mexicana # 16, de 1934 a 1940. “La
mecánica cardenista”, México, El Colegio de México, 1981, p. 104.
296
VERNON, RAYMOND. El dilema del desarrollo económico de México, papeles representados
por los sectores público y privado, México, ed. Diana, 1969, pp. 56 a 57
289
interinos se limitó cuando el Gobierno del Estado modificó la legislación con el
decreto 291, de septiembre de 1937, en el que se permitía al gobernador
ausentarse del poder sin tener que nombrar substituto, en los casos en que su
ausencia no excediera de 30 días.
Ceniceros, contra la costumbre, renunció por verdaderos motivos de salud y murió
en 1937. Durante el breve periodo de Ceniceros cayeron dos de los principales
jefes cristeros: Trinidad Mora y Florencio Estrada.
Fiel al cardenismo, Enrique Calderón R. y sus substitutos despacharon en el
Palacio de Zambrano (Palacio de Gobierno de Durango) entre 1937 y 1940,
mientras que la Segunda Rebelión Cristera se mantenía, molesta y pertinaz, en la
Sierra del Mezquital.
Durante el periodo cardenista, la Segunda Rebelión Cristera fue neutralizada más
que por medio de las armas, por la política de masas del populismo y la Reforma
Agraria. En 1936 Cárdenas entregó las tierras algodoneras de la Región Lagunera
a los campesinos durangueños del noreste del estado. Dado que, durante la
Primera Rebelión Cristera, el fraccionamiento de latifundios, en la Región de Los
Llanos y
la creación de ejidos en esa zona aseguró la participación de los
agraristas en las filas de irregulares auxiliares para la lucha contra las rebeliones:
Delahuertistas, Escobaristas y Cristera. Durante la Segunda Cristiada, con el afán
de neutralizar la fuerza de los mestizos e indígenas cristeros serranos, el Gobierno
del Estado agilizó el reparto agrario ejidal en el municipio de Durango, formando
un cerco de ejidos alrededor de la región cristera. Así, creando nuevos centros de
población, una buena cantidad de agraristas, con derechos a salvo, recibieron su
dotación de tierras en régimen ejidal.
El poblado de Aquiles Serdán recibió parcelas en 1932 y 1936, el ejido Felipe
Ángeles, en dos ocasiones durante 1934, Calixto Contreras y Gabino Santillán
fueron dotados en 1936, Refugio Salcido, en 1932 y 1936, José María Pino Suárez
en 1931, Llano Grande en 1934, Otinapa y Estación San Carlos en 1937 y
Praxedis Guerrero en 1934. El mismo movimiento agrarista no se veía libre de
violencia y su enfrentamiento contra los terratenientes en la sierra, provocaba la
lucha armada entre guardias blancas y agraristas. En el caso del líder agrarista
290
Nicasio Parra, éste murió al intentar la ocupación de los terrenos serranos de
Otinapa, en febrero de 1933. El estado también intentaba controlar a los ejidos
aledaños a los aserraderos serranos, por medio del recién creado Banco Ejidal y
el Departamento Agrario, mientras que la Compañía Maderera de Durango, S. A.,
en el municipio de Pueblo Nuevo, continuaba con la tala indiscriminada de los
pinos de la sierra y el proletariado de los pueblos de madera intentaba obtener sus
derechos y mantener su independencia sindical por sobre las grandes centrales
obreras nacionales.
297
En los terrenos cristeros del estado, diversas poblaciones serranas fueron dotadas
de tierra, en régimen de comunidad, una vez que la guerra cristera se veía llegar o
ya había empezado. Algunos poblados cristeros que recibieron dotación en
régimen comunal fueron: Llano Grande, en 1934, Otinapa y Estación San Carlos,
en 1937, El Troncón y Agua Zarca, en 1930, y Santa María Ocotán y Xoconoxtle
en 1936, éste último fue dotado con 421,139 hectáreas, siendo la comunidad con
mayor superficie en el estado y su población pertenece a la etnia tepehuán.
298
En sus acciones guerreras, los indígenas de Santa María Ocotán que recibieron
parte de la dotación de bienes en régimen ejidal pelearon, como defensas sociales
agraristas, al lado del Gobierno de Cárdenas y los tradicionalistas, o quienes no
fueron dotados de bosques y quebradas, permanecieron fieles a la lucha cristera.
Si bien, las defensas sociales nunca recibieron haberes pecuniarios sino sólo
ayuda en especie y armamentos. El pleito legal por la dotación de la totalidad de
los terrenos comunales de Santa María Ocotán y Xoconoxtle se prolongaría hasta
el mes de junio de 1997.
Hasta 1994, la oferta del agrarismo, en régimen de comunidad, se diferenciaba
básicamente del de régimen ejidal por el hecho de que mientras que la comunidad
es propietaria de los bienes terrenales, el ejido es sólo una forma de posesión, que
no de propiedad de los bienes. De ahí la cercanía de identificación del régimen
comunal con la forma de propiedad en el derecho tradicional indígena.
297
Telegrama del general Enrique Calderón al presidente Lázaro Cárdenas, AGN, ramo
presidentes, sección Lázaro Cárdenas, documento 501.1/52.
298
ARREOLA VALENZUELA, ANTONIO. Summa duranguense (…), pp. 19 a 76.
291
Por su parte, el Ejército, a pesar de no tener más trabajo bélico que el de someter
a los últimos cristeros del país, en los estados de Durango, Guanajuato y Puebla,
y de contar con los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana FAM, siguió sufriendo
derrotas en medio de las inexpugnables quebradas de la Sierra Madre Occidental.
Los focos cristeros fueron cayendo muy lentamente. Cabe hacer notar que los
principales dirigentes cristeros de Durango se habían salvado de la cacería de
cabezas de 1929 a 1934 debido a sus cordiales relaciones de compadrazgo y
amiguismo con las autoridades militares del estado, previas al levantamiento; tanto
Mora como Estrada fueron prevenidos por el gobernador Carlos Real y el jefe de
la Décima Zona Militar, José Antonio Domínguez, sobre las órdenes que habían
girado en su contra para que fueran pasados por las armas en 1934. Atosigados,
los antiguos rebeldes tuvieron que volver a remontar la sierra.
Antonio Estrada, en su novela Rescoldo, menciona dos oficios que antes de
iniciada la guerra, le llegaron a Florencio Estrada, fechados el 30 de octubre de
1934, en los cuales, el gobernador Carlos Real y el jefe de la Décima Zona le
comunicaban las órdenes que tenían de fusilarlo y como señal de amistad lo
conminaba a que huyera.
De la misma manera Trinidad Mora recibió un recado con un propio, enviado por el
general Domínguez, en términos similares a los oficios que recibió Florencio
Estrada. Trinidad Mora era compadre de Domínguez y, al parecer, el general
Carlos Real, como buen serrano tamazulteco, comprendía en el fondo las causas
que movían a los cristeros.
Esta situación aceleró el nuevo levantamiento de Mora, Acevedo, Estrada y
Vázquez en la Segunda Rebelión Cristera, más larga y penosa que la primera,
aunque con menor cantidad de acciones brillantes en el constante huir de los
cristeros; una vez caídos Mora, Estrada y Acevedo.
Para 1937, se habían
concentrado en Durango 13 regimientos y 3,000 miembros de fuerzas auxiliares.
Al igual que en la Primera Cristiada, el Ejército se fortaleció con grupos regionales
armados, ahora llamados Defensas Rurales, cuyo éxito dejo mucho que desear;
excepto en los grupos de los Muñoz de Huazamota y los grupos tepehuanes
292
armados por el gobierno, que peleaban contra las tropas cristeras de Florencio
Estrada.
El general Elpidio G. Velázquez tomó las riendas del gobierno del estado en 1940,
ya en el periodo presidencial de Manuel Ávila Camacho, y a Velázquez mejor
conocido como Tata Elpidio le correspondió, en 1941, amnistiar al último cristero
serrano personificado en la figura de Federico Vázquez.
Los últimos cristeros.
Las quebradas de la sierra, que no habían sido objeto de discordia entre capitales
durante la Colonia ni en el siglo XIX, excepto por algunos minerales, dado lo
inaccesible del terreno y los incrementos en los costos de cualquier tipo de flete, y
por lo costoso de su explotación y por su hostil población indígena, de manera
repentina se transformaba, en los años treintas del siglo XX, en la oportunidad de
obtención de riqueza en la tala de los bosques. Mientras los agraristas avanzaban
en sus peticiones de terrenos, en régimen ejidal, los terrenos boscosos
documentados eran la fuente de materia prima para los aserraderos instalados en
el municipio de Pueblo Nuevo y los mestizos e indígenas de Mezquital y Pueblo
Nuevo se enfrentaban entre sí en la trama de las decisiones, bajo la propuesta
única de legitimidad y legalidad del gobierno, misma que hacia a un lado el
derecho tradicional de los tepehuanes, coras, huicholes y mexicaneros.
La opción agrarista comunitaria, diversa a la ejidal y a la de pequeña propiedad y
observada en la Constitución, era lo que más se acercaba a los intereses de una
buena parte de los indígenas liderados por Chano Gurrola, afiliados al bando
cristero, quienes rechazaban toda influencia externa a la sierra, mientras que otro
sector, lidereado por Chón Aguilar optaba por la alternativa más innovadora y
liberal, abierta al gobierno y a las compañías madereras.
Refiriéndose al momento y a la región tepehuán, Fernando Benítez nos dice que:
Se instauró una situación enteramente kafkiana. Desde la época cardenista
y en un contexto muy distinto, el gobierno, previendo el desconocimiento
que, en materia agraria tiene el comisariado ejidal comunal, instituyó
procuradores de asuntos indígenas, dependientes de la Secretaría de
293
Educación, encargados de asesorar a los indios en materias agrarias y
judiciales.
299
La compleja legalidad burocrática agraria no podía dar a entender a los indígenas
y mestizos del municipio de Mezquital, cómo, de un momento a otro, ya no eran
poseedores de sus bienes comunales y cómo el despojo, merced a documentos
elaborados en otros lugares, era legítimo y legal y sobrepasaba el derecho
tradicional indígena de las naciones tepehuán, cora, huichol y mexicanera, mismo
que, para el derecho agrario mexicano, no existía. De allí la queja de los indios de
la sierra de Bayacora de que les fueran quitadas cerca de 150,000 hectáreas de
tierra adjudicándoselas el propio gobernador
300
o como el jefe cristero Federico
Vázquez lo refiere en una entrevista personal del 30 de abril de 1939:
El motivo del levantamiento fue por habérsenos arrebatado nuestras tierras
para entregarlas al ejido. Sabiendo que es una pequeña propiedad que
poseemos para obtener el pan de nuestros hijos, derrumbando nuestros
pueblos como Santiago Bayacora, Temoaya, Taxicaringa y Teneraca.
301
El Plan del Ejército Libertador de 1932, redactado y promulgado por los
conservadores citadinos de Durango, no surtió el efecto del levantamiento de
1934, en este último, sin plan, se luchó contra la nueva expulsión de sacerdotes
del estado y, al final, la lucha se hacía por la tierra, y por la sola sobrevivencia de
la identidad cristera, a costa de la muerte corporal.
Antes de ser sacrificados sin pelear, los cristeros decidieron volverse a las
quebradas para continuar una lucha en busca de la muerte, cada vez con menor
cantidad de adeptos y apoyos y con mayor cantidad de enemigos a vencer o
esquivar. Para abundar más sobre las causas del levantamiento, durante la
Segunda Rebelión Cristera, además de la amenaza de muerte y la expulsión de
los sacerdotes, Trinidad Mora respondió al general federal Domingo Arrieta, en
1935, quien le preguntaba: ¿Por qué proseguía una guerra absurda?
299
BENÍTEZ, FERNANDO. Op. Cit.
Memorándum, AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. Vol. 606, Exp. 3, fojas 62.
301
).- Carta de Rafael Gómez Vela. Secretario general del Subcomité de Veteranos de la
Revolución al general de Brigada Lorenzo Ávalos, del 1 de mayo de 1939, AGN, Ramo
Presidentes, Lázaro Cárdenas, Vol. 606, Exp. fojas 62.
300
294
Que lo hacía por el triple título de mexicano, de católico y padre de familia,
contra el Nerón que perseguía a la Iglesia, contra el demonio que quería
pervertir al niño; Calles y compañía predican el socialismo y tienen en los
bancos cuentas exorbitantes. Predican el agrarismo y son los más grandes
latifundistas.
302
En el caso específico de Florencio Estrada, después de los arreglos de 1929, el
Gobierno le otorgó la concesión para que fuese el proveedor de víveres del
Internado Cultural Indígena de Santa María Ocotán, con el cual el Gobierno
intentaba cambiar, por la vía educativa, la idiosincrasia de los indígenas de la
región de acuerdo a los lineamientos de la educación socialista.
Según Adolfo Estrada, hijo de Florencio: El trabajo en el Internado Cultural
Indígena fue una de las causas de la enemistad de algunos huazamotecos para
con Florencio.
303
Las intrigas contra Estrada, por los supuestos manejos indebidos de los dineros y
vituallas del Centro Cultural Indígena de Santa María Ocotán, llegaron hasta la X
Zona Militar de Durango y Florencio Estrada, perdió el trabajo de proveedor.
Atosigado, víctima de las intrigas y perseguido. Sin alternativa pacífica, Estrada
retornaba a la rebeldía como la forma única de sobrevivir, fuera de la ley del
Estado Mexicano.
Florencio Estrada, junto con su familia, peleaba por el respeto a su juramento
cristero y contra los Muñoz, la Iglesia, el Estado y los tepehuanes gobiernistas, y
su lucha es narrada con gran maestría por su hijo Antonio Estrada, en la novela
Rescoldo. Este texto es considerado por la crítica, en el terreno literario, como una
de las mejores novelas mexicanas.
En Rescoldo se narra la esperanza de Florencio Estrada y los últimos cristeros, de
transformar su lucha en una brasa que volvería a prender como lumbrada bien
fuerte, pero este rescoldo, en lugar de avivarse, completamente desvinculado de
los grupos de poder regionales y nacionales y completamente aislado en la
302
Carta de Trinidad Mora al General Domingo Arrieta, del 22 de abril de 1935, documento sin
número, Fondo Aurelio Robles Acevedo, CESU, UNAM, Sección Durango.
303
ESTRADA, ADOLFO / Antonio Avitia, Huazamota, Municipio de Mezquital, Durango, julio de
1995.
295
geografía terminó por hacerse cenizas que el viento de la sierra se llevó en 1936,
con las muertes de Florencio Estrada y Trinidad Mora. Finalmente, el último
ventarrón, acabó con Federico Vázquez en 1945.
Ante la soledad de la lucha, en 1937, después de la muerte de Estrada y con el
constante aumento numérico de los enemigos, a Federico Vázquez no le quedaba
más que decir:
Nuestra situación es lamentable y triste y en nuestras manos esto se acaba;
no podemos con la cruz, sólo Dios sabe las angustias que hemos pasado.
Dios tenga misericordia de nosotros.
304
La lucha de los últimos cristeros resulta sólo comprensible como forma de
sobrevivencia por el agrarismo comunitario, ya sin grandes acciones y sin motivo
político aparente, después de que la educación socialista y sexual ha sido abolida,
los cultos se han reanudado, a la Iglesia le importa más su relación con el Estado
que la vida de los cristeros. La cruz eclesiástica no puede tampoco soportar el
peso de la cruz cristera mientras que al Estado cardenista le estorba en su
hegemonía y legitimidad, la pequeña comezón de algunos cristeros en la aislada
quebrada de Mezquital, un lugar muy difícil para rascarse.
Otros focos de rebelión en el estado.
Sin tener grandes acciones guerreras y con una mínima relación familiar con los
cristeros del Mezquital, Francisco Chico García estableció las Juntas Provisionales
de Gobierno Cristero Municipal, en el municipio de Canatlán, durante todo el año
de 1936. El orden de los presidentes de las juntas fue el siguiente: Francisco
García Arreola, del 5 de enero al 4 de abril de 1936, Benjamín Nevares, del 9 de
abril al 3 de septiembre de 1936 y Manuel M. Celis, del 5 de septiembre al 31 de
diciembre
del
mismo
año.
El
movimiento
cristero
canatleco
se
debió
principalmente a la modificación del artículo tercero de la Constitución,
suscitándose en la zona, algunos asesinatos de maestros rurales. El orden del
Estado Mexicano cardenista fue restablecido en Canatlán hasta 1937.
304
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, p. 373.
296
Durante la Segunda Rebelión Cristera, los objetivos militares preferidos por los
cristeros fueron: los aserraderos, los ferrocarriles, los campamentos madereros,
las poblaciones, las escuelas rurales, los aviones de la FAM, los ejidos aledaños a
su región y las guarniciones militares del Ejército Mexicano. Diestros en la guerra
de guerrillas y en el autoabastecimiento de víveres y armas, los cristeros dejaron
de recibir ayuda efectiva de los conservadores desde 1936 y continuaron su
solitario pleito, ignorando sus estigmas de derechistas y contrarrevolucionarios y
sin que la atención de la Nación tomara en cuenta sus motivos, aún cuando en sus
mejores batallas, como la del Cerro de Chachamole, las bajas militares superaran
a la mayoría de las acciones de la Primera Rebelión y fuesen los más importantes
hechos de armas del periodo cardenista.
Con sus poblados destruidos, sin el apoyo de sus familias y con toda la tropa
encima, a medida que pasaba el tiempo, los soldados de Cristo, defeccionaban, se
amnistiaban, desertaban, o bien, morían, ya en la guerra, por el hambre, por las
picaduras de los temibles alacranes güeros, o por las mordidas de las víboras, en
medio del implacable clima de la sierra y aislados en lo inexpugnable de las
quebradas vírgenes.
En 1941, al final de la guerra, el Ejército Libertador Cristero del Estado de Durango
ELCED, jefaturado, en sus inicios, por Trinidad Mora y, a la muerte de este, por
Federico Vázquez, no constituía en sí, más que algunas pequeñas partidas de
hambrientos, harapientos, desarrapados, desmoralizados y humillados guerreros
vencidos por el Gobierno y sus aliados.
297
298
Cronología de la Segunda Rebelión Cristera en
Durango
Mañanas de los cristeros de Durango
305
Irineo El Jabalín Menchaca
Señores, vengo yo de Durango,
vengo a traerles una canción:
es el corrido de los cristeros
que allá hicieron la rebelión.
Trinidad Mora por Bayacora,
Federico Vázquez por Mezquital;
Florencio Estrada por Huazamota
y rancherías del Río San Juan.
En 27 unieron sus fuerzas
con Castañón y con Quintanar;
en 34 pelearon solos
por no dejarse nomás matar.
Tropas de línea y de rurales,
más grupos cora y tepehuán,
los combatían desde Durango
a Huejuquilla y Peyotán.
305
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, Los Últimos Cristeros, p 130.
299
Las tres partidas en la callista,
juntas lograron exterminar
dos regimientos de federales,
en Candelaria y Río San Juan.
Vuela, paloma de los arroyos,
vete ligera sin descansar,
dile al gobierno que va a costarle
un poco caro poder ganar.
1934
Desde junio se inician una serie de ataques verbales, por parte de los jefes del
Estado Mexicano a la Iglesia, el día 21, en Gómez Palacio, Durango, el candidato
a la presidencia de la República, general Lázaro Cárdenas declaró que, si
triunfaba, no permitiría: Que el clero intervenga en forma alguna en la educación
popular, la cual es facultad exclusiva del Estado.
306
Siguiendo la línea del candidato a la presidencia, el gobernador Carlos Real suma
al estado de Durango a la política de la educación socialista, exhortando al
magisterio duranguense a inculcar en el niño el espíritu de la Revolución. Los
nuevos programas de estudio incluyen la materia de: Informaciones y Prácticas
Socialistas.
El 30 de octubre el Congreso Estatal decretaba que el número máximo de
ministros que podrían ejercer en el estado sería de nueve por cada culto. En el
mismo decreto se exigía a los sacerdotes la patente respectiva, expedida por el
Gobierno Estatal. Se aclaraba también que no podían ejercer en un mismo
lugar dos ministros o más. La nueva legislación de cultos, junto con la educación
socialista decidió el nuevo levantamiento de los cristeros de la sierra. Aunque el
306
TARACENA, ALFONSO. La Verdadera Revolución Mexicana, (1932-1934), p. 391.
300
principal motivo fue el del agrarismo comunitario tradicional de mestizos e
indígenas, en contraparte con el agrarismo ejidal.
A mediados de noviembre, la huelga estudiantil universitaria pone en cuestión la
legitimidad de Carlos Real, Calles opina que: La mano oculta y falaz del clero y los
elementos fanáticos, que mueven a su antojo, principalmente beatas histéricas y
hombres
de
conciencia
aprisionada,
307
son
los
que
promueven
las
manifestaciones y huelgas estudiantiles. El mismo Calles hacía votos porque las
organizaciones obreras y campesinas se opusieran a los fanáticos. Sin embargo,
los sindicatos campesinos y obreros se adhieren a los estudiantes huelguistas. La
palabra de Calles cada vez valía menos.
3 de noviembre.- Imágenes y ornamentos religiosos son recogidos, por órdenes
del procurador de Justicia del Estado, en el domicilio de don Jesús Mendívil, en la
ciudad de Durango, los objetos son trasladados en camión a la Inspección de
Policía.
308
De nuevo la persecución religiosa hace el terror entre los católicos y
tradicionalistas de la ciudad.
Entre el 4 y el 6 de noviembre.- Sale a la luz pública el escándalo nacional por la
venta de los terrenos de Santa María Ocotán y Xoconoxtle, por parte del ex
gobernador
Alberto
Terrones
Benítez
a
Eduardo
Rosas
y
Compañía,
representantes de diversas Compañías Madereras que intentaban desforestar el
municipio de Mezquital, la razón de la lucha cristera se hace más fuerte al
afectarse los territorios comunales de los tepehuanes, en el predio conocido como
La Montaña, sustraído de la dotación de ejidos del poblado La Tinaja. Terrones
Benítez intenta defenderse acusando de despojo a Ferrocarriles Nacionales de
México, el prestigio de Terrones como diputado del Congreso Constituyente de
1917 se derrumba con el escándalo de Santa María Ocotán y Xoconoxtle. Sin
mayor posibilidad de defenderse, Terrones argumentó, como último recurso, que
la situación se debió a que su gestión administrativa como gobernador del estado
fue solamente provisional.
307
308
Ibid, p. 291.
Ibid, p. 455.
301
15 de noviembre.- Aparecen las primeras noticias sobre el nuevo levantamiento
cristero, los defensores de la sierra vuelven a la carga. Federico Vázquez asalta
El Encinal, que era defendido por la Defensa Social y se rumora que durante la
refriega, Vázquez ha caído. Por otra parte en San Bernardino de Milpillas,
Vázquez logra hacer huir a sus atacantes.
22 de noviembre.- Todos los jefes cristeros de la sierra, tomando formalidad, se
juntan en Cerrito Gordo.
Acta levantada en Cerrito Gordo
309
A los 22 días del mes de noviembre de 1934
reunidos todos los grupos de libertadores en la sierra de Teneraca
selebramos una junta en la que se reunieron todos los jefes; con el fin de
nombrar un solo jefe, que encabeze todo este movimiento armado del
estado de Durango, habiendo designado; por unanimidad de votos, el señor
J. Trinidad Mora F. quien aseptó dicho cargo; con las condisiones
necesarias; entre las cuales, la primera fué; que habiamos de andar unidos
perfectamente y fue aseptada, segunda que todos tendriamos que operar
sujetos á un programa, todos dentro del orden y la justicia y otras cosas que
se acordaron favorables á conservar la unificación pues con la esperencia
de tres años quedamos convencidos de que desunidos los de afuera se
desunen los de adentro, y surgen las pasiones unos se hasen al lado de un
jefe y otros al lado de otro, y resulta un puro desbarajuste y es lo que nos
lleva al fracaso; por lo que todos acordamos con la mejor buena voluntad
haser lo posible por mejorar nuestra conducta y correjirnos en cuanto sea
posible, y en seguida se hiso la jura de bandera, ofresiendole a Cristo Rey y
309
FONDO AURELIO ROBLES ACEVEDO. ARA, CESU, UNAM, Docto. S/n.
Nota: Se respetó la ortografía original del texto.
302
á la Virgen de Guadalupe todos nuestros sacrificios, los que esperamos
seran aseptados pues su Divina Majestad nos dará santa grasia, para que
unidos por el vinculo de la caridad mas estrecho y asi caminaremos de
victoria en victoria y Dios será servido que veamos el triunfo de nuestra
causa…
Firmado todos los Jefes en presencia de mas de cien hombres que
presenciaron el acto.
Acto continuo se prosiguió a tratar de las libertades que se les puede dar a
los soldados para que trabajen con voluntad.
Se acordó tanbien con respecto a la caballada que cada jefe usara una
marquita para evitar desconformidades y todo fue aseptado.
Se acordó tanbien que se ejerserian en cuanto sea posible las virtudes
militares;
cuando
menos
abnegasión valor etc.
las
mas
indispensables
como
fidelidad,
se acordó tanbien que el soldado que fuera
desobordinado; en lugar de castigarlo con duresa mejor seria desarmado y
retirado del servicio lo mismo que al que ande difamando á sus jefes; se
acordó tanbien que se respetarian a los pasificos que sean muy pobres,
dejandoles su tronquito que tengan para buscarse su vida y aseptadas
dichas condisiones, se prosedio a firmar todos los jefes de acuerdo con
toda la ofisialidad.
Grl. Brigadirr
J. Trinidad Mora F.
Cnl.
Cnl.
Federico Vazquez
Cnl.
Valente Acevedo.
Mr.
Florensio Estrada.
Juan Andres Soto.
Capitan 1°.
303
Juan Flores
A principios de diciembre.- El fayuquero serrano Pedro Rueda informaba a Diario
de Durango que se había encontrado con la partida de Trinidad Mora y que el
número de cristeros que seguían al general irregular no pasaba de treinta y cinco.
Según su propio testimonio: los cristeros habían robado a Rueda, caballos, reses y
monturas.
Para las tropas de Cristo Rey, en Durango, la edad era lo de menos
310
A mediados de diciembre.- Según el Diario de Durango en Xoconoxtle, las
Defensas Rurales tepehuanes gobiernistas lograban batir y aniquilar a la partida
310
Para las Tropas de Cristo Rey, en Durango, la edad era lo de menos. ARA, CESU, AH, UNAM,
sección fotográfica.
304
cristera de Florencio y Frumencio Estrada, el mismo periódico aseguraba que los
jefes cristeros tepehuanes Andrés Soto y Juan Aguilar habían caído en el campo
de la guerra.
24 de diciembre.- El mayor Meza López, junto con sus tropas, sostuvo un
combate contra los cristeros de Florencio Estrada en Río Grande y La Barranca de
Los Aguacates, en los límites entre Durango y Nayarit, Meza reportaba 8 bajas
cristeras y la captura de vituallas y materiales de guerra.
26 de diciembre.- Mister Clarence Henry Cooper, gerente de la Compañía
Maderera de Durango reporta al Gobierno Federal la presencia de 200 rebeldes
en el campamento maderero Juan Manuel.
311
A finales de diciembre, según reporte del general de brigada José Cortés Ortiz,
varios jacales de Taxicaringa fueron quemados por una columna federal
destacada por la
X
Zona Militar. En el mismo reporte, el general Cortés da
detalles de las exploraciones que los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana FAM
han realizado para determinar la posibilidad de acción y la visibilidad aérea, en los
municipios de Mezquital y Pueblo Nuevo, así como en el sur del de Durango.
312
1935
1 de enero.- Las fuerzas de Federico Vázquez tienen un gran combate en el Cerro
de Chachamoles, municipio de Mezquital, en el cual los cristeros acaban con las
tropas del Décimo quinto, y Vigésimo octavo Regimiento y con parte del
Cuadragésimo. En el encuentro murió el teniente coronel Luis Barba Uribe, y la
misma suerte corrió el
mayor Mateo Muñoz Martínez, el saldo excedió a los
cuatrocientos soldados federales muertos. Con respecto al combate del cerro de
Chachamoles, el general José Cortés refiere lo siguiente:
311
Telegrama de Mister Clarence Cooper al Secretario de Guerra. AGN, Ramo Presidentes, Lázaro
Cárdenas, documento 559.1/5.
312
CORTÉS ORTIZ, JOSÉ. (general de brigada). Datos generales sobre la topografía donde
merodea el enemigo, X Zona Militar, Cuartel General, Durango, AGN. Grupo Documental
Presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 559 exp. I, f. 5, 20 de marzo de 1935.
305
Chachamoles.- punto situado en las estribaciones de Cerro Gordo, donde
existía una sola vivienda, en este lugar fue donde sufrió el golpe el día
primero de enero de 1935, la columna mixta que comandaba el extinto
teniente Luis Barba Uribe que perteneció al Vigésimo octavo Regimiento de
Caballería y, dada la topografía tan accidentada y peñascosa, fue una de
las causas de la emboscada que sufrió la mencionada columna.
313
Cortés Ortiz consideraba a Cerro Gordo como el cuartel general de los rebeldes,
en donde No ha entrado jamás fuerza federal.
314
Mientras los cristeros vencían a los federales en la batalla del Cerro de
Chachamoles, en la ciudad de Durango, el general Manuel Ávila Camacho,
subsecretario de guerra, quien permaneció en la capital del estado por espacio de
varios días, al momento en que partía a la ciudad de México, restando valor a la
derrota federal en el Cerro de Chachamoles,
se declaraba: satisfecho de las
actividades desplegadas por el general Anacleto López en la batida contra los
enemigos de la sociedad.
315
Niños cristeros tepehuanes
313
316
CORTÉS ORTIZ, JOSÉ. Op. Cit., s / p.
Ibid, s/p.
315
TARACENA, ALFONSO. La Verdadera Revolución Mexicana, (1935-1936), p. 6.
316
Niños cristeros tepehuanes. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
314
306
Corrido del combate del Cerro de Chachamoles
Compuesto por un soldado del Décimo quinto Regimiento, recogido por Javier
Guerrero Romero, en Santiago Bayacora, comunicado por Agapito Campos, en
1984.
Allá voy con la canción,
de la bola que hizo Mora,
haciendo revolución,
con indios de Bayacora.
Ya la bola se rompió,
y allí mismo reventó,
y aquí, dijo una señora,
“la lumbre ya se prendió”.
Corre, corre maquinita,
nos vamos hasta ‘onde vayas,
fueron a desembarcarse,
a la estación de Murallas. 317
El día primero de enero,
de sus recuerdos hagamos,
que en el Cerro’e Chachamoles,
una emboscada encontramos.
Gritaba el teniente Chávez,
cuando le faltó el valor:
“muchachos hemos perdido,
317
Murallas.- Estación terminal de un ramal de ferrocarril, que parte de la estación Purísima del
ferrocarril al Salto, donde hay campamentos madereros.
307
ya mataron al mayor”.
“Muchachos, hemos perdido”,
decía el sargento Rangel,
ya mataron al mayor,
y al teniente coronel.
Decía Federico Vázquez:
“¿Venancio, cómo le hacemos?,
si se nos acaba el parque,
ya mejor nos rendiremos”.
Le contestó don Venancio:
“no hay cuidado compañeros,
acabaremos el parque,
y después nos rendiremos”.
Entró Castro con su gente,
y entró por un vado blanco,
de zapatos la trinchera,
y le dejaron el zanco.
Ese Batallón de línea,
su brillante me engañó,
ya se acabó tu mayor,
que era tu primera espada.
Ese Batallón de línea,
y con el Veintiocho a bordo,
caminaban muy contentos,
porque iban pa’Cerro Gordo.
308
Principios de 1935.- El general Trinidad Mora reportaba a la Guardia Nacional su
nombramiento y las diversas acciones de su tropa, aclaraba además:
Andamos perfectamente unidos, ya fuimos a Santa María Ocotán y
sacamos un internado de niños y jóvenes que tenía el gobierno para
echarlos a la perdición, les sacamos cuanto tenían en la Escuela y me traje
prisionero al hijo del director, con el fin de sacarle una suma por su rescate
y parece que ésta en disposición de darla.
318
Tras el secuestro del hijo del director del Internado Cultural Indígena de Santa
María Ocotán, en Durango, el magisterio estatal organizó una colecta para pagar
el rescate. En su mismo reporte, Mora, daba fe del alcance de la nueva rebelión:
Están en movimiento: Santa María, Yonora, Teneraca, Llano Grande, y
hasta Pueblo Nuevo y el Salto.
319
Por su parte, el general Domingo Arrieta, convencido de su influencia sobre los
cristeros, envió un telegrama al presidente Lázaro Cárdenas, ofreciendo aplacar la
ira de Cristo Rey y, por lo precario de sus recursos económicos, solicitaba dinero,
para el pasaje de Durango a México, con la finalidad de entrevistarse
personalmente con el jefe del Ejecutivo Federal.
320
23 de febrero.- Cosme Solís, comandante de las Defensas Sociales de Santa
María Ocotán y Xoconoxtle, da fe de un combate contra los cristeros de Federico
Vázquez y Florencio Estrada, en el cual, según el parte, los miembros de la
Defensa lograron rechazar a los cristeros.
2 de marzo.- En telegrama dirigido al presidente Cárdenas, el general brigadier
comandante Enrique Díaz, relata un combate contra los cristeros de Federico
Vázquez, Trinidad Mora y Macario e Irineo Valdéz, en Mezquital, durante el cual
pereció el sargento segundo Luis Martínez Acosta. En su reporte, Díaz aseguraba
que los soldados de Cristo Rey pasaban de trescientos.
318
321
Reporte del general Trinidad Mora a la Guardia Nacional. Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA,
CESU, UNAM, docto s/n.
319
Ibid.
320
AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 120/558.
321
Ibid.
309
Cristeros de la Sierra de Michis
322
3 de marzo.- Nuevo ataque de los cristeros a Mezquital, en esta ocasión son
rechazados y sufren bajas; ante la situación, los rebeldes se refugian en el centro
ceremonial tepehuán de Taxicaringa.
323
15 de marzo.- Los cristeros durangueños de Florencio Estrada se lanzaron sobre
San Miguel de Mezquital, Zacatecas y fueron derrotados por las tropas del coronel
Tereso Salas. Los constantes ataques a la cabecera municipal de Mezquital dejan
huérfanos y viudas. Los mezquitaleños piden ayuda al presidente Cárdenas y este
envió dos mil pesos, como apoyo económico para las familias de los defensores
del Gobierno en Mezquital. El Ejército Mexicano vuelve a operar las tácticas de
reconcentración, en los poblados de Mezquital, Pueblo Nuevo y sur del municipio
de Durango.
324
Para fines de marzo, los poblados de la sierra están nuevamente deshabitados.
Se trata de evitar que los pacíficos apoyen a los cristeros. Como si fuese el juego
de Los Encantados, los cristeros se llamaban a sí mismos los de afuera y quienes
permanecían en lo poblados eran los de adentro.
322
Cristeros de la Sierra de Michis. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
Telegrama del general José Cortés Ortiz al general Lázaro Cárdenas. AGN, Ramo Presidentes,
Lázaro Cárdenas, docto. 120/558.
323
310
11 de abril.- Lucas Mora, Trinidad Mora y Pablo Reyes reciben una misiva de
parte del teniente coronel Alberto Bello Santa Ana, subcomandante del Vigésimo
noveno Regimiento, en el cual Bello les urge su amnistía, argumentando la
rendición de una buena parte de la gente de Valente Acevedo. La carta es llevada
hasta el campamento cristero por los propios Irineo Rodríguez y Prisciliano
Guadiana. Para intimidar a los cristeros, Bello Santa Ana anexaba fotografías del
campamento militar federal en Milpillas.
325
Primeros meses de 1935.- En Huejuquilla El Alto, Jalisco, Florencio Estrada
refrendó su contacto con las militantes de las Bi-Bi dirigidas por Pacha Arroyo y
con el dirigente nacional de la rebelión Lauro Rocha.
En la desesperación por terminar la guerra, el general Anacleto López, jefe de la
X Zona Militar de Durango, manda fijar impresos en los árboles de la sierra
invitando a la amnistía.
Primera quincena de abril.- Comienzan a llegar a las jefaturas militares, diversos
grupos pequeños de cristeros que se apegan a la amnistía.
20 de abril.- Los cristeros canatlecos de Francisco Chico García, atacan Canatlán,
cabecera del municipio del mismo nombre. En la refriega, los rebeldes dan muerte
al maestro rural Manuel Unzueta Villa y dos gendarmes, destruyen el Archivo
Municipal y saquean el comercio.
326
Es la violencia contra la educación socialista
y el magisterio estatal protesta ante el Gobierno del Estado y pide garantías. El
peligro de la guerra cristera y los asesinatos de maestros rurales hicieron que las
plazas de docentes de los municipios en guerra fueran abandonadas, y que los
mentores prefirieran trabajar en lugares menos peligrosos.
327
22 de abril.- Como jefe del Movimiento Popular Libertador, Trinidad Mora
responde al general Alberto Bello Santa Ana su misiva del día 11, negándole la
gracia de la rendición de sus tropas y en tono burlesco le externaba: Le agradezco
que nos haya enviado a dos libertadores más, pues tanto Irineo Rodríguez como
324
325
Ibid.
Fondo Aurelio Robles Acevedo. ARA, CESU, UNAM, documento # 11232, ARA, 16-72, 9231.
326
Telegrama del Grupo de Estudiantes Marxistas José Guadalupe Rodríguez, de Santa Lucía,
Durango, a Lázaro Cárdenas, AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, documento # 120/558.
327
SANCHEZ, ENRIQUE W. / Antonio Avitia, Durango, Dgo. 1992.
311
Prisciliano Guadiana, se han dado de alta y firman en mi unión, de conformidad
esta carta.
328
Irineo y Prisciliano habían sido los propios portadores de la carta de
Bello Santa Ana. Con la misma fecha, Trinidad Mora envía otra carta dirigida al
general Domingo Arrieta León, ex gobernador carrancista de Durango, quien lo
invitaba también a la rendición.
Sierra de Durango, abril 22 de 1935.
Sr. D. Domingo Arrieta.
Durango, Dgo.
Recibí su carta del doce de los corrientes, y quedo enterado de que el
llamado presidente de la República, ha dado órdenes a su Secretaría de
Guerra y Marina y, que ésta, ha comisionado a usted para tratar sobre mi
amnistía. En debida contestación le manifiesto:
Que, realmente es doloroso que personas como usted se presten en alguna
forma a obedecer órdenes del tirano. Seguramente está usted enterado,
toda vez que el Movimiento Popular Libertador, en el Estado de Durango,
se ha adherido, al de la República entera, que mi actitud no se debe, en
ninguna manera a ambiciones de poder o medro personal, sino que,
ciudadano consciente de mis derechos, al ver estos conculcados en la
forma más soez, por un grupo constituido en gobierno, por la fuerza de las
bayonetas, la simple dignidad humana, me he visto precisado a defender
también, con la misma fuerza, aquello que los tiranos tratar de arrebatar.
Me he enterado ya de los impresos que el señor Anacleto López, ha fijado
en la sierra, invitándonos a la rendición y dado lo anteriormente expuesto,
me parece hasta infantil, tratar de darles contestación, pues se nos ofrece
trabajo, provisiones y hasta vestido que siempre como hombres honrados,
a base de trabajo y no de canonjías políticas, hemos sido capaces de
328
Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, Centro de Estudios Sobre la Universidad CESU, UNAM,
docto. s/n.
312
conseguir, pero no se toca ni por pensamiento el motivo fundamental de
nuestra llamada rebeldía, ya que no queremos el pan material a cambio de
la venta espiritual de nuestros derechos ciudadanos.
Soy Mexicano, y, como Mexicano, quiero ver a mi patria en el concierto de
las Naciones civilizadas y no como huérfana abandonada, que se debate
aprisionada por pulpos insaciables, como Plutarco Elías Calles y Compañía,
que tan sólo se preocupan por enriquecerse fabulosamente a costa de
lágrimas del pueblo y de engañifas a los campesinos. Hombres que, como
los constituidos en gobierno, predican el socialismo y ellos hasta tienes en
bancos, cuentas corrientes exorbitantes. Predican el agrarismo y son los
más grandes latifundistas que se han visto desde el tiempo de la conquista.
Soy ciudadano católico y como tal, no puedo permitir que la tiranía
organizada, me reduzca al peor nivel que el del esclavo, derrumbando los
templos en los que alabo a Dios, o convirtiéndolos en cabaret prostíbulos, y
persiguiendo a los sacerdotes, que para mí, son representantes del Sumo
Hacedor. Soy hombre y padre de familia y por esos títulos no puedo permitir
ya más, que nada ni nadie, toque mi hogar o mis hijos, pero después de
Dios, el único que tiene derecho a inculcarles las ideas que más le plazcan
soy yo, y ni Calles, ni Cárdenas, ni ningún otro, tienen facultad de ninguna
especie para dizque socializar a la niñez.
Todos los hechos anteriores, demuestran a un hombre consciente de la
legitimidad de mi actitud, y como no tengo derecho a pensar que usted
(ilegible) yo lo invito a usted a que se adhiera a nuestra causa juntamente
con todos aquellos hombres que tengan siquiera un dejo de patriotismo aún
cuando ofuscados por el momento, militen en las filas del Usurpador.
Sin más por el momento, no dudando que sopesará usted razonadamente
todos y cada uno de los motivos que expreso en esta, aprovecho la
oportunidad para ofrecerme como:
General Brigadier de las Fuerzas de la Guardia Nacional del Movimiento
Popular Libertador del Estado
313
J. Trinidad Mora.
329
Mes de abril.- Los cristeros de Mora se despabilan y atacan las cercanías de
Durango y el ferrocarril a El Salto, mientras que los de Federico Vázquez
comienzan a hostilizar al Mezquital.
Campamento cristero en la sierra
330
Finales de abril.- Se juntaron las fuerzas de Mora, Vázquez, Acevedo, Estrada y
Chano Gurrola, quienes habían rehusado la amnistía, para tomar el Mezquital. Es
curioso notar que, en el corrido que se compuso a la memoria de esta acción, es
más importante una carrera parejera entre las remudas de Valente Acevedo y
Chano Gurrola que el propio combate.
Corrido de la Toma del Mezquital
329
331
Ibid. documento 16-72, 9328.
Campamento Cristero de la Sierra. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
331
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit. pp. 51-51
330
314
Irineo El Jabalín Menchaca
Señores, traigo la historia
de una apuesta desigual:
un penco zacatecano
con un potro tepehuán.
Valente Aceves montaba
su Naranjo bailador,
el indio Chano Gurrola
en su Cosquillo Ratón.
El pelotón de Valente
se reía del tepehuán:
“juego caballos y armas”.
Les dijo Chano al retar.
Llegó primero el Cosquillo
y nadie podía ni hablar;
menos Valente y los suyos
que tuvieron que pagar.
La pareja la corrieron
un ratito antes nomás
que emboscaran a resguardo
que defendía Mezquital.
“Maldita mi mala suerte”,
decía Valente al pelear;
315
“con estos riflones indios
ni un sardo voy a tumbar”.
Extendida la guerra al municipio de Canatlán, en los Llanos de Cacaria, la Fuerza
Aérea Mexicana, FAM, envió a los aviones tripulados por los tenientes Jesús
Garfias y Efrén Gutiérrez Nava para localizar los focos cristeros de Francisco
Chico García. Una vez que los pilotos dieron con los campamentos rebeldes, los
cristeros canatlecos fueron batidos por las tropas del teniente coronel Alberto Bello
Santa Ana en el arroyo de Béstigos.
Tropas cristeras de Florencio Estrada
332
Fines de mayo.- Lucas Mora, hijo de Trinidad, cayó durante la emboscada
tendida por el coronel Alberto Bello Santa Ana, en Boca del Mezquital.
Corrido de Lucas Mora
(Fragmento)
332
Tropas Cristeras de Florencio Estrada. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
316
Recogido por Javier Guerrero
en Santiago Bayacora
Veintinueve Regimiento
pero ¡ah! qué fuerte peleó
y en el Rincón del Infierno,
a Lucas Mora mató.
Salió el coronel Alberto,
como a las 10 de la noche,
ahí se fueron a quedar,
a atajarles el retache.
Dice el coronel Alberto,
Alberto Bello Santana;
“nos bajamos a La Pinta,
a las 6 de la mañana”.
Se bajaron a La Pinta,
antes de alborear el día,
a los primeros balazos,
les mataron el vigía.
26 de mayo.- Amnistiado, Valente Acevedo entrega sus armas ante el general
Anacleto López y entra en componendas con el Ejército para apaciguar a sus ex
compañeros de armas.
18 de junio.- En un reporte el licenciado Raúl de León, inspector de la Guardia
Nacional Cristera en el estado de Durango, comunicaba a sus superiores que ya
había instalado una Delegación Regional en La Laguna y que se preparaba para
dar algunos golpes en la región de Mapimí así como en Cuencamé y Pedriceña
317
haciendo hincapié en la peligrosa concentración de fuerzas federales de Jalisco,
Nayarit y Chihuahua, mismas que se dirigían a combatir a los cristeros de
Durango. El mismo León informaba de actividades que había realizado para
movilizar la rebelión en Sinaloa y reportaba la adhesión de algunos miembros de
las etnias yaqui y mayo de Sonora.
333
Sin embargo, en el mes siguiente se
produjeron algunas defecciones del Ejército Libertador Cristero del estado de
Durango.
2 de julio.- En Canatlán, el jefe Manuel Arreola, quien militaba bajo las órdenes de
Francisco Chico García, sin tener claro el objeto de su lucha, entregaba sus armas
ante el Ejército.
4 de julio.- En el municipio de Mezquital, Higinio Ávila, de la gente de Federico
Vázquez, junto con Felipe Ríos y Pedro Flores, tepehuanes del grupo de Macario
Valdez, se rindieron ante Antonio Heredia, jefe de la Defensa Regional, los
amnistiados fueron presentados ante el general de División Jesús Agustín Castro.
Fines de agosto.- Con la finalidad de descansar y reabastecerse, Federico
Vázquez finge una rendición ante el gobierno y los cristeros comienzan a
concentrarse en El Nayar; ante la amnistía de Vázquez, el general de División
Jesús Agustín Castro, jefe de Operaciones Militares, pidió a la Cámara de
Comercio de la ciudad de Durango: Su ayuda en efectivo para proporcionar a los
individuos levantados en armas, algunos elementos con que puedan regresar a
sus hogares. Los comerciantes citadinos comisionados para la colecta juntaron
$2,938.70 y las aportaciones de sus negocios variaron entre uno y doscientos
pesos.
334
La amnistía fue en realidad fingida, poco tiempo después, Vázquez
continuaba la guerra.
Nuevos Levantamientos.
6 de octubre.- Extendiendo el territorio levantado, Eduardo Sáenz presenta
combate en el norte del estado, precisamente en el municipio de San Luis del
Cordero. De inmediato se destacaron en persecución de Sáenz, fuerzas de la
333
Fondo Aurelio Robles Acevedo, informe de Raúl de León, documento s/n, ARA. CESU, UNAM.
334
Ibid, documento s/n.
318
Jefatura de Operaciones de La Laguna, mientras que éste se trasladaba, según el
informe de Raúl de León, hacia el centro del estado. Por otra parte, las tropas de
Chico García se incrementaron hasta el número de 450, listos para atacar Santa
Lucía.
15 de octubre.- Ascensión Chón Aguilar, jefe de las Defensas Sociales
Tepehuanes de Xoconoxtle recibía una felicitación de parte del Secretario de
Guerra por sus hechos de armas contra los rebeldes.
335
Del mismo mes de octubre de 1935, Raúl de León da informes a la Guardia
Nacional Cristera de diversas movilizaciones en los municipios de San Juan del
Río y Cuencamé, capitaneadas por Apolonio López y el coronel Buenaventura
Valenzuela, respectivamente, de igual manera, en el municipio de Poanas,
Zacarías González está dispuesto a levantarse.
336
13 de noviembre.- Continuando la guerra, en su reporte, Raúl de León informaba
al jefe de la Guardia Nacional Cristera los combates que las tropas de Federico
Vázquez protagonizaron en Agua Zarca, el 18 y 19 de octubre, los destrozos que
los cristeros causan a los federales ascienden a 150 muertos, la guerra cada vez
cuesta más al Ejército. Para esos momentos, los ataques aéreos a los
campamentos cristeros de la sierra eran algo cotidiano, como le relata Estrada en
su novela Rescoldo, los Últimos Cristeros:
Altagracia lavaba en una poza, cuando de repente oímos como si alguien
pegara de palos a una caja vacía. Corrimos a asomarnos al fondo de la
quebrada. En eso nos golpeó el sentido un ruidazo que hacía temblar todo
el cerro. Al voltear, ya teníamos de frente un avión prieto, de dos alas
cuadradas y con cruces de calabrotes.
Venía más bajo que nosotros, y al girar en el vacío, casi rozó la picachera y
lo pudimos mirar por encima.
Un instante después, ya lo oíamos traquetear por todo el plan, ametrallando
y aventando bombas.
335
336
Ibid, documento s/n.
Fondo Aurelio Acevedo, documento # 7312, ARA, 12-49, 5883, CESU, UNAM.
319
Nosotros hasta gateábamos por llegar a la cumbrita, donde mamá
manoteaba apurándonos a llegar.
Enseguida de nuevo el zumbido. Entonces el avión nos fue rodeando por
encima, casi testereando la punta del pino solitario que nos daba sombra.
En cada canteada, mirábamos las cabezas de los pilotos al tamaño de la
ollita del cocido.
El artillero sacó más al aire la ametralladora y nos
comenzó a apuntar. Unas cuantas balas picaron la tierra por aquí y por allá.
Nosotros seguimos a la corre y
corre alrededor del pino, chillando y
gritándole a Diosito socorros, y siempre al parejo de las vueltas del avión.
Fue un ratito que parecía nunca acabar. Luego se regresó al llano, a seguir
golpeando donde creía ver rebeldes, como no paraban de hacerlo otros
dos.
No nos reponíamos del Jesús bendito en la boca, ni del sacudimiento de
todo el cuerpo, cuando ese cacho de sierra retumbó con un tronidazo que
nos dejó aturdidos.
- Parece que fue por el Estribo - dijo mamá por lo bajito -. Vamos a mirar.
Cayendo y levantando, llegamos a la cumbre final donde ya se sentía el
vacío del Hondo. De junto al Estribo, subía una culebra gruesa del humo
renegrido y espeso, hasta tocar la misma panza de las nubes de tormenta.
- Sabe Dios lo que habrá sido - siguió ella, mordiéndose las uñas y amarilla
de la cara como nosotros -.
- El caso es que siempre nos han de caer a nosotros. Hasta los aviones.
Sea por Dios.
(…)
Ya anocheciendo aparecieron nuestros hombres.
- Diosito cada vez se porta mejor con nosotros - decía papá entre sollozos
de puro gusto y cuando todos lo teníamos abrazado. Luego agrego:
- Cuando miramos que los aviones agarraban para acá, le dije a la gente
que ya se había acabado mi familia.
- No nos mataron porque no quisieron, Florencio - respondió mamá -. Eso
hay que agradecerles… Bueno, ¿y qué fue el tronidazo por el Estribo?
320
- Una travesura de Mencho y sus tiradores, comadrita - terció el capitán -.
Quién sabe cómo carajos le atinaron al motor, o al piloto que manejaba. El
asunto es que comenzó a quemarse.
- Luego enfiló de trompa hacia la barranca - continuó papá -. Seguro traía
el cajerío de balas, porque también se oyó una truena como de veinte
ametralladoras.
- Bien haya Mencho con su tinito, y que ya hasta les ha convidado a sus
hombre - prosiguió mamá -.
Lo que me pesa, deveras, es que haya sido el que tuvo lástima. Seguro
nomás porque miró a mis criaturitas.
(…)
Volvieron los aviones. Volando más bajito rebuscaron señales de cristeros,
pero teníamos días sin movernos de los rincones más cerrados de monte y
peñasquero. Luego, por media semana anduvieron roncando por los
alrededores, hasta que sus círculos se fueron oyendo cada vez más lejos.
- Ese aviona piensa cristero corrió barrancas - dijo el Tejón muy seguro -.
Aviona echa bombas jabalinas hora.
337
El invierno de 1935 resultó muy frío en la sierra y la gente de Estrada tuvo que
refugiarse en cuevas y alimentarse con lo que podían. El niño Antonio Estrada
sufrió, junto con su familia, del frío, el hambre y el aislamiento casi total, así como
la persecución constante de los soldados, los tepehuanes gobiernistas y sus tíos,
los Muñoz de Huazamota. Para éste momento no se comprende ya por qué
luchan los cristeros, pero persisten hasta que Dios quiera.
31 de diciembre.- Pero la guerra tampoco era fácil para el Ejército, según la
prensa durangueña, en medio de la sierra, los cristeros de Federico Vázquez
masacran a más de doscientos soldados.
338
Son las acciones más costosas del
periodo cardenista, en términos de guerra. Antonio Estrada, a quien más adelante
se dedica el capítulo VI, describe la acción de la siguiente manera:
337
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit., pp. 100, 101, y 112.
338
Diario de Durango, lunes 21 de mayo de 1945.
321
Federico había llegado hasta allí, siguiendo a un destacamento recién
colado por Nombre de Dios.
- Llegó un propio de Ángel Santillán - contaba después de los rezos -. El
papelito traía los nortes…
- Pensaban caerles a ustedes a la descuidada. Con los gemelos los fui
divisando por un filo, a mano izquierda del Toboso… Pero páseme el bulito
de mezcal, Lencho, para animarme mejor en la contada ésta… Bueno. Nos
dividimos en dos flancos, nomás a pie, diatiro como gatos monteses tras la
parvadota de godornices.
- Páseme su lumbre, Federico. Esto se pone rete bueno.
- Pues nada, que así fueron dos días. Hasta que acamparon en aquella
mesa donde brotó la lunita, seguro aguardando noticias de Chón Aguilar…
Pero en eso se soltó la nevada. Pensaron que no dudaría porque nomás
armaron ramadas encima de las tiendas de lona.
Cuando quisieron
arrendarse sin tripas, de tanto ir al común por la disentería.
- Chúpese éste más largo, Federico. Para que me la cuente más calmado.
- Gracias Florencio… Ahí va lo mejorcito. Otros sardos a poquito nomás se
pandeaban, de los resfríos con fiebronas altas.
- “Alístense a agarrar al máiz fiado - les dije a mis muchachos -. Por aquí
tienen que bajar. No me vayan a dejar ir uno solo, que no de diario los
venados solitos entran a nuestros potreros. Chupó tres veces seguidas y
aventó lejos la colilla.
- Los agarramos en la mera subidona. Los pocos caballos enteros cargaban
las sartas de enfermos; los de a pie se repartían parque, bastimento y
monturas… Mire qué Mayor tan pendejo ése, por Dios. ¡Acarrear hasta con
las monturas, bah!
- Deveras qué zorrillo el pobre, Federico.
- Bueno. Pues si viera que hasta lástima me dio de repente, amigo Lencho.
Lástima de toparlos así… Pero ni modo.
mandan son los rifles.
- Otro cigarrito largo, de favor.
322
Aquí en la bola ésta los que
- Se lo hice de toda la hoja. Para que no me vuelva a mochar de repente tan
bonita tonada.
- Con éste acábalo, Lencho. Bueno. Pues sin que se la olieran de dónde les
llovía el plomo, despacio y uno a uno los fuimos echando a rodar.
- Qué cosas tiene una bola, Florencio. Pues mire nomás: diatiro parecía una
feria, como esas que caen por Mezquital para el día de San Francisco.
Igualito a que si jugáramos al tiro al blanco con venaditos de lámina.
- ¡Ja, ja, jaaaaá!… ¡Ah, qué diantre de Federico!
- Pues sí, Lencho. Nomás faltó que el patrón nos hubiera dado nuestro
mono de barro, por haberlos tumbado a toditos… Por eso puede mirar a mis
hombres rete gustosos, por las carrilleras tan llenitas. Hasta le voy a pasar
unos cartuchitos. Nomás en recuerdo de la suerte de nuestros rifles, en la
nevada ésta.
339
1936
9 de febrero.- Raúl de León, en su calidad de inspector, informaba al jefe de la
Guardia Nacional Cristera que el coronel Florencio Estrada, con 150 seguidores
de Cristo había asaltado, a principios de enero, San Juan de Michis. Por su parte,
el general Federico Vázquez con 250 de tropa, iniciaba en enero una campaña por
el estado de Nayarit, atacando las poblaciones de Picachos, el día 18, Estrella el
día 22 y Providencia, el día 24. Mientras que los cristeros de Vázquez, regresando
de Nayarit, se refugian en los campamentos de Taxicaringa, el mismo Vázquez
con 50 de sus leales, va a Santiago Bayacora a recoger una carga de parque.
El coronel Florencio Estrada recibe nuevas adhesiones de gente de los límites del
estado de Zacatecas y tiene instrucciones de reconcentrarse con el general Mora
en la región de Mezquital.
340
Febrero.- Las incursiones del Ejército son tan frecuentes que, Federico Vázquez
se finge en amnistía, aunque sólo para darse un respiro y poder continuar la lucha
339
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO., Op. Cit. pp. 138 a 139.
323
después de reabastecerse. Por su parte, Florencio Estrada también flaquea y junto
con su familia, intenta dejar la sierra.
También en Peñascos Bravos
dejó la tropa cristera
una prenda de dolor.
Dejó otra cruz de madroño
sobre el mogote de piedras,
por señas de su mayor.
341
Marzo.- El movimiento, debilitado pero no destruido, vuelve a resurgir en la ciudad
de Durango, donde se acusa a algunos habitantes a colaborar con los rebeldes.
El general Federico Vázquez con su segundo Luis Longoria
340
342
Carta de Raúl de León al C. Jefe de la Guardia Nacional, del 9 de febrero de 1936, documento
s/n, Fondo Aurelio Robles A., ARA, CESU, UNAM.
341
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit. p. 172.
342
El general Federico Vázquez, junto con su segundo el coronel Luis Longoria. ARA, CESU, AH,
UNAM, sección fotográfica.
324
2 de marzo.- En la ciudad de Durango, Alfonso Diez González, conocido agricultor
de la región, fue aprehendido junto con otros tres individuos, al comprobárseles su
relación con los cristeros, sobre todo en lo que a propaganda católica subversiva
se refiere.
A mediados de marzo.- Desatadas las intrigas, la Liga de Comunidades Agrarias
y Sindicatos Campesinos del Estado de Durango LCASCED, envía un oficio al
gobierno del estado, en el que se señalaba como cristeros a diversos personajes
de su propia organización como a Feliciano Romero, de Texcalillo, perteneciente a
San Francisco del Malpaís, municipio de Nombre de Dios. Los mismos agraristas
acusaban a Hilario Venegas, dueño de la Fábrica de Hilados La Constancia de
hacer propaganda católica subversiva en el municipio de Poanas.
343
22 de marzo.- En la madrugada, cincuenta cristeros, dirigidos por El Pinto, atacan
la población de Canatlán, cabecera del municipio del mismo nombre, los
cristeros fueron rechazados por la guarnición federal de la localidad, entre los
atacantes se encontraban algunos rebeldes que anteriormente se habían
amnistiado. Para calmar los ánimos, Jesús Agustín Castro, jefe de la X Zona
Militar hace declaraciones y discursos ofreciendo amnistía y paz.
24 de marzo.- En El Salto, municipio de Pueblo Nuevo, se descubre un complot
antigobiernista para acabar con los maestros socialistas. Ante la amenaza a su
integridad física, los miembros del Sindicato de Trabajadores de la Educación
piden nuevamente garantías al Gobierno de Lázaro Cárdenas.
344
15 de abril.- En una acción simultánea, los cristeros de Federico Vázquez y de
Pánfilo Reyes atacan a los poblados agraristas de reciente creación: Colonia
Felipe Ángeles y El Chimal (hoy Plan de Ayala), las defensas de los Rurales de los
dos poblados de Colonia Pino Suárez y Colonia Aquiles Serdán, entre otros, junto
con el destacamento de San Lorenzo Calderón, todos del municipio de Durango.
En la refriega cayó el teniente coronel cristero Pánfilo Gurrola.
343
345
Diario de Durango, 12 de marzo de 1936.
AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. # 559.1/5 del 24 de marzo de 1936.
345
Diario de Durango, 17 de abril de 1936.
344
325
Corrido de la Defensa del Chimal
Comunicado por don Santos Quirino García en el ejido Plan de Ayala, municipio
de Durango, Dgo., recogido por Antonio Avitia en 1984.
Voy a cantar un corrido,
que compuse en esta tarde,
el mero quince de abril,
todos tráiban el alarde.
Ahí bajaron los cristeros,
por el Potrero del Salto,
no les tiraron de lejos,
para agarrarlos de asalto.
Ahí bajaron los cristeros,
se fueron por el camino,
mataron dos compañeros
de la casa’e don Albino.
Gritaba Santiago Núñez;
gritaba muy afligido:
“¡que me manden la Defensa
de ese pueblo de Salcido!”.
Vuela, vuela palomita,
párate en aquella loma,
anda tráeme la Defensa,
de ese pueblo de La Noria.
Vuela, vuela palomita,
326
párate en esos nopales,
anda tráeme la Defensa
del pueblo de Pino Suárez.
Ahí venía Santiago Núñez
como lobo encarnizado,
se quiso poner el saco,
pero le vino forzado.
Cuatro tiros les tiraron,
ya no les tiraron más,
con esos cuatro tuvieron,
para no voltear pa’tras.
A pezuña de caballo,
don Francisco se peló,
dirección de Santa Cruz,
que hasta el sombrero tiró.
Estaba Pancho Morales,
acostadito en su cama,
por agarrar su pistola,
agarró la sobrecama.
Ahí bajaron los cristeros,
por una lado del Chimal,
devisan a Aurelio Torres
le empezaron a tirar.
Venía don Tiburcio Torres,
que parecía bicicleta,
327
con Aurelio mal herido
atascándose en la huerta.
La Defensa del Chimal
faltaba don Luis Contreras,
en el cerro de La Noria,
se volvió puras carreras.
De la Defensa del Chimal,
faltaba Próspero Chávez,
en el cerro de La Noria,
se aterraba de nopales.
Ahí bajaron los cristeros
por un lado del Chimal,
ahí se llevaron las mulas,
de Lupe y don Juan Leal.
El teniente’e San Lorenzo,
fue muy triste su destino,
nomás le llegó el aviso,
y parecía remolino.
Gritaba Santiago Núñez,
¡ay! Gritaba con afán:
“que me manden la defensa,
del pueblo Aquiles Serdán”.
Ahí viene José Borrego,
que parecía la dientona,
del miedo que les tenía,
328
no llego más que a la loma.
Ahí venía este Luis Pineda,
como queriendo llorar,
del miedo que les tenía,
ni el cuerno podía pitar.
Las mujeres de ese pueblo,
estaban muy asustadas;
unas se meaban a gatas,
y otras se meaban paradas.
“Aquí no hay quien valga más”,
gritaban los agraristas,
ahí salieron asustados,
toditos los fraccionarios.
Otro día por la mañana,
devisan por los rincones,
el primero que corrió,
fue don Canuto Pintores.
Ya con esta me despido,
con estos versos cabales,
estos versos los compuso;
el que teje los huacales.
Ya con esta me despido,
ladeándome mi sombrero,
aquí termina el corrido,
de los mentados cristeros.
329
Luego de su ataque a la Colonia Felipe Ángeles, Federico Vázquez fue perseguido
por las tropas del Vigésimo noveno Batallón, en medio de desesperada evasión,
Federico Vázquez capeando las balas como buen jinete, logró escapar por un
cañón de la serranía salvándose de la muerte.
346
12 de mayo.- La partida cristera de Francisco Chico García atacó el poblado de
Guatimapé, municipio de Canatlán. Los hombres del Caudillo Sagrado incendiaron
la escuela, saquearon el lugar y combatieron a la Defensa Rural. Sin parque, los
miembros de la Defensa se rindieron y los cristeros dejaron el lugar, de inmediato
los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana FAM salieron a localizar a los atacantes
de Guatimapé, mientras el Vigésimo noveno Regimiento salía de Durango a luchar
contra los hombres de Chico García.
18 de mayo.- Combate entre las tropas del Vigésimo noveno Regimiento contra
los cristeros de Francisco García en Santa Isabel (hoy Donato Guerra) municipio
de Canatlán. Los federales logran dispersar a los cristeros.
20 de mayo.- La guerrilla urbana de Durango tuvo su episodio más dramático, el
acto fue protagonizado por el licenciado y coronel Manuel Villagrán y Anzorena,
nacido en la ciudad de México y enviado a Durango desde el inicio de la Segunda
Rebelión, por la jefatura de la Guardia Nacional, para que fungiera como inspector
del Movimiento Libertador. El nombre de batalla de Villagrán era Raúl de León.
Otros actores de la jornada fueron el capitán Arturo Mitre Ramírez y el teniente
Alfonso Aganza y Luna, este último oriundo de Sierra Mojada, Coahuila, los dos
hacían las veces de colaboradores de Villagrán.
Los tres guerrilleros urbanos planeaban la voladura del tren de Durango a
Aserraderos, para lo cual habían fabricado bombas con tubos de hierro, baterías
eléctricas y dinamita. El coche que los transportaba era conducido por un chofer
de nombre desconocido y en el interior del mismo automóvil había una buena
carga de dinero, armas y propaganda subversiva.
En las primeras horas del día, cuando los guerrilleros se dirigían a realizar la
mencionada voladura, fueron detenidos en un retén federal, ubicado en la salida
346
Diario de Durango, 22 de abril de 1936.
330
del Parque Guadiana de la ciudad de Durango y que estaba comandado por los
soldados del sargento Enrique Zertuche.
Manuel Villagrán, Arturo Mitre y Alfonso Aganza, representantes de la
Guardia Nacional Cristera en Durango
347
Cuando los soldados estaban a punto de descubrir las armas y bombas en el
interior del automóvil, Villagrán, Aganza y Mitre comenzaron a disparar, con la
intención de escapar. Sin embargo, el resultado de la refriega fue la muerte de los
miembros de la Guardia Nacional Cristera y dos soldados regulares heridos. Los
347
Manuel Villagrán, Arturo Mitre y Alfonso Aganza. Representantes de la Guardia Nacional
Cristera en Durango. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
331
cadáveres de los guerrilleros urbanos fueron expuestos en el Hospital Civil y de
inmediato transformados en mártires, por la propaganda cristera.
348
En el municipio de Canatlán, el Decimosegundo Batallón, bajo las órdenes del
capitán Gatica, sigue combatiendo a los cristeros de Francisco Chico García, en
Donato Guerra y en el punto conocido como Puerta de Quiñones. A los
dispersados cristeros, la federación les recogió una bomba y algunas armas.
Día 21.- Se reporta otro encuentro entre federales y cristeros de Canatlán, en La
Soledad. Alardeando, Chico García amenazaba con acabar con los maestros y
maestras rurales del municipio.
27 de mayo.- En Xoconoxtle, Ascensión Chón Aguilar y sus Defensas tepehuanes
reciben felicitaciones del Presidente de la República por efectiva cooperación han
prestado a fuerzas federales. La Defensa gobiernista de Xoconoxtle recibió el
mensaje en radiograma.
349
Chón Aguilar, a su vez, reitera que sus tepehuanes
de Santa María Ocotán y Xoconoxtle siempre son adictos al Gobierno.
Abril y mayo.- Los cristeros de Florencio Estrada atacan Huejuquilla y salen
perseguidos por el Ejército y las fuerzas de irregulares. Poco a poco, el Ejército
Libertador va menguando sus filas, tanto por las deserciones como por las bajas
causadas por las enfermedades, el hambre, la miseria y los soldados regulares e
irregulares, sin contar el letal peligro durangueño de los piquetes de los alacranes
güeros de la zona:
Malditos alacranes, y también malditos binagrillos y víboras…
Se ponen del lado del gobierno, como si no lo conocieran. - Sobre todo los
alacranes, Jabalín - asegundó el Zarco -. Ya nos llevan cinco hombres
tumbados… Que los binagrillos, poco sale.
350
El mes de mayo.- Abatido por las balas de los soldados del mayor Tejeda cayó
también el padre José Buenaventura Montoya, último mártir de la Iglesia en la
348
MARTINEZ DE LOS RIOS, HECTOR (JESÚS SANZ CERRADA). El Crimen del Guadiana.
impreso suelto, s/n, Fondo Aurelio Robles A. ARA, CESU, UNAM, ver también: Diario de Durango
21 de mayo de 1936.
349
Documento s/n, ARA, CESU, UNAM.
350
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit. , pp. 74. Y 75.
332
Segunda Cristiada quien, violando su voto de obediencia, prestó su ayuda
espiritual a los cristeros, aún en contra de los designios del Clero de la
Arquidiócesis de Durango y Jalisco. En un golpe de audacia, Florencio Estrada va
a Huejuquilla y se presenta solo, ante el mayor Tejeda, para vengar la muerte del
padre Montoya, el solitario ataque del bragado cristero le gana el respeto y el
miedo de los federales.
Altar en el campamento cristero de Federico Vázquez
351
Altar en el campamento cristero de Federico Vázquez.
fotográfica.
333
351
ARA, CESU, AH, UNAM, sección
27 de mayo.- Las tropas del Décimo octavo Batallón, del comandante general
Ernesto Aguirre Colorado, sostienen un combate con los cristeros de Federico
Vázquez en Loma Quebrada, cerca del poblado tepehuán de Teneraca que era
donde se ubicaba el cuartel cristero.
A principio de junio, Florencio Estrada recibe dos avisos, en uno se le comunica el
envío de unas cajas de cartuchos que le manda Lauro Rocha, y en el otro, se le
advierte de que en realidad se trata de tenderle una celada, Estrada decide hacer
frente a los dos avisos y…
- Ríndete por las buenas, Florencio. Te habla el amigo Tejeda.
- Vengan por mí, guachos piojosos - respondió el cabecilla -. Arrímense
más si tienen tantos tenates.
Tuvo que retroceder de nuevo porque ya habían apresado al muchachito.
En eso una bala de tanteo le estrelló el tobillo derecho a Florencio. Ya no
pudo caminar y sus hombres bajaron a sacarlo en brazos.
- Les ordeno que se salven - les dijo -. Sigan subiendo, que mi hora se ha
llegado.
Ya le habían pegado en la cabeza a don Atilano, que rodó a su izquierda.
Los guachos estaban como a veinticinco pasos y Tejeda arreciaba sus
invites a rendición. El coronel ahora gritaba vivas a Cristo Rey y mueras al
gobierno mientras seguía disparando sobre los que asomaban la cabeza.
Pero se le embaló la pistola. Todavía pudo desarmarla y volverla a armar.
Quiso tumbar a los que ya subían por el picachero pero tampoco funcionó el
arma. Ahora golpeaba la peña a cachazos, a ver si salía la bala atorada. De
repente, otra bala le cortó las palabras para siempre. Le entró por media
cara llevándole la punta de la lengua. Los pelones se carcajeaban y él
rodaba ya por el desfiladero. El Charro y el Gringuito abatieron a los que
corrían a agarrarlo. Pero apareció otro pelotón que los echó a rodar con
muchos hoyos en el cuerpo.
Florencio ya estaba en manos de la tropa. Le seguían gritando que dijera un
viva al Supremo Gobierno, pero sólo podía hacer un ruido en la garganta
que más se parecía a un “muera”.
334
- ¿Quién fue el hijo de su tiznada madre que desobedeció? - preguntaba el
Mayor loco de rabia -. ¡Este maldito bandolero ya no vale nada sin lengua!
Me hicieron perder todo cuando ya lo tenía en la mano.
(…)
Paso a paso llegó hasta el cuerpo, que más parecía una bola de caliche con
sangre. Lo alzó en los brazos y lo llevó a recargar contra una guásima.
Cuando la tropa los rodeaba, siguió hablando, con los ojos untados de
agua:
- Este hombre y yo éramos buenos amigos en Mezquital… Nos
emborrachábamos juntos por cualquier motivo. Les puedo decir que era de
los camaradas de a deveras, de los partidos con uno… Lástima que se
haya metido de rebelde. Por eso les digo que era más hombre que muchos
de nosotros. Se necesitan más tamaños para ir contra la corriente, que
para quedarse sentado aguardando a que baje el agua… Ni modo. No sé
como hay hombres así, que nomás no hay quien lo baje de su macho.
352
Mañanas de Florencio Estrada.
Anónimo. Cantado por don Luis Domínguez, corridista de la plaza de Armas de
Durango, recogido por Javier Guerrero y Antonio Avitia en 1993
Escuchen señores,
con mucho cuidado
con todita la atención,
murió don Florencio,
el hombre valiente,
hombre de resolución.
Le dijo Florencio,
montado en su macho,
352
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit. p. 212 a 214.
335
a los que de su infantería;
“Qué dicen muchachos,
nos vamos temprano,
antes de alborear el día”.
En ese Paso Ancho,
estaban almorzando,
cuando el gobierno llegó,
allí se batieron
a fuego cerrado,
donde Florencio murió.
Pobre de Florencio,
cuando ya lo hirieron,
se le acercó más la bola,
detrás de una peña,
se puso a hacer fuego,
y ya no tronó su pistola.
Vuela paloma, sigue volando,
con todo el vuelo,
que Dios te dio,
anda a avisar, a ese Huazamota,
que Florencio Estrada,
ya se murió.
Pobre de Florencio,
cuando andaba herido,
la bola se le arrimaba,
luego un capitán
de esos del gobierno,
336
le dio un balazo en la cara.
Adiós mis amigos,
y mis compañeros,
los que no quieren andar,
váyanse muy lejos,
a otros países,
no los vayan a matar.
Adiós mis hermanos,
y mis compañeros,
los acompaño hasta aquí,
váyanse muy lejos,
a otros países,
no les pase lo que a mí.
Adiós mi señora,
Lolita Muñoz,
ya me voy a separar,
lo que sí te encargo
y son a mis hijos
no los vayas a entregar.
Adiós mi señora,
Lolita Muñoz
me despido en tu presencia,
y cómo quieres
que yo tenga vida,
si Dios me echó la asistencia.
Ese dieciséis,
337
en el mes de junio,
un sábado por la tarde,
tomó don Florencio,
por San Juan, señores,
muy silencio y sin alarde.
Andaba esa gente,
de ese Huejuquilla,
la gente con mucho ruido,
querían conocer,
a ese rebelde,
que nunca se había rendido.
Vuela paloma, sigue volando,
con todo el vuelo,
que Dios te dio,
anda a contar
a ese Huazamota,
que Florencio Estrada
ya se murió.
La muerte del coronel Florencio Estrada caló muy hondo entre los soldados de
Cristo, pero aún así la lucha continuó.
24 de junio.- Juan Soto, quien había sustituido a Raúl de León (Manuel Villagrán)
como inspector de la Guardia Nacional, enviaba a ésta una relación de los
avances de la guerra. Soto notificaba que, Félix Mata junto con don Alfonso Diez
González, tenían preparados 500 hombres para entrar en acción en el rumbo de
La Ochoa, municipio de Poanas, pero no saben cómo levantarse en armas, por lo
que se ponen a las órdenes de Federico Vázquez. En el mismo informe se da
razón de los ataques de los cristeros de Vázquez a la Hacienda de El Pino, en la
línea de la vía férrea al Salto y al campamento maderero de Las Truchas, cercano
338
a Otinapa, el 22 de junio. Por otra parte, los rebeldes de Chico García hicieron otro
tanto contra los federales en La Cañada, municipio de Canatlán.
Florencio Estrada y Dolores Muñoz, en Los Ángeles, California, 1925 (circa)
353
353
Florencio Estrada y Dolores Muñoz, en los Ángeles, California, 1925; Archivo fotográfico
personal de Adolfo Estrada Muñoz, facilitada por él mismo, recogida por Antonio Avitia, en
Huazamota, 1995.
339
Oficiales de Federico Vázquez
354
12 de agosto.- El general Jesús Agustín Castro reporta al presidente Lázaro
Cárdenas la amnistía de Macario e Irineo Valdez, así como la de Juan Flores,
junto con 45 hombres de la tropa cristera de Federico Vázquez, ante el coronel
Julio Pardiñas, en Mezquital.
355
A lo largo de toda la Segunda Rebelión Cristera,
las amnistías temporales de los cristeros serranos fueron tan frecuentes como su
retorno a las armas. Cada amnistía se presentaba, en el plano burocrático, como
354
Oficiales de Federico Vázquez. ARA, CESU, AH, UNAM, sección fotográfica.
340
el gran triunfo, o como el avance irreversible hacia la pacificación total de la sierra.
Sin embargo, las acciones políticas agraristas para limitar la guerra no
correspondían a los afanes de pacificación y mientras tanto: soldados, defensas
sociales, agraristas, cristeros y pacíficos continuaban esa guerra en la que no
embonaban los intereses de conservadores, compañías madereras, Estado
Mexicano,
etnias
locales, rancheros mestizos e Iglesia, la conciliación no se
intentaba más que con la sumisión de los vencidos y,
pesar de que se
establecieron líneas directas de comunicación entre el Gobierno de Cárdenas y los
soldados de la Segunda Rebelión Cristera, nunca se intentó la negociación
parlamentaria de la paz.
12 de septiembre.- El jefe cristero Federico Ramírez fue aprehendido en la ciudad
de Durango. Para ese entonces la lucha contra la rebelión se hace más tenaz, se
trata de dar legitimidad a los repartos agrarios, especialmente los de La Laguna y
acabar con los más empecinados opositores del país. Las planas de los periódicos
se llenan con los triunfos políticos del cardenismo, como la expulsión de Calles y
el reparto agrario de La Laguna, pero no hay espacio en sus páginas para cubrir
las batallas de la Segunda Rebelión Cristera que, de manera sistemática, es
ocultada por el Estado y por la Iglesia. Sólo se hacen reportes de rendiciones,
amnistías y derrotas de cristeros y triunfos del Ejército Federal.
17 de noviembre.- Ascensión Chón Aguilar, comandante de la Reserva Indígena
de Santa María Ocotán, desde la Laguna de Berros, reporta un combate en La
Soledad, municipio de Durango, contra los cristeros de José Sánchez, Ignacio
Roldán y Jesús Estrada. En el confuso reporte se señalaba la muerte de los
reservistas Agustín Solís y Benigno Cumplido, así como la del jefe cristero
tepehuán Juan Andrés Soto.
356
355
Telegrama del general Jesús Agustín Castro al presidente Lázaro Cárdenas. AGN, Ramo
Presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 686, exp. 3, fojas 62, del 12 de agosto de 1936. Ver también
Diario de Durango, del 13 de septiembre de 1936.
356
AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 559.1/5.
341
El general Federico Vázquez y su segundo Pedro Sierra
Corrido de Juan Soto
357
358
Anónimo tepehuán.
Voy a cantarles amigos,
357
El general Federico Vázquez y su segundo, el coronel Pedro Sierra. ARA, CESU, AH, UNAM,
sección fotográfica.
358
La música en el Nayar, México, cassette INI-RAD-II-8 (XEJMN), 1994, cantado por Gregorio
Ciriani Flores Lorenzo Soto Soto, Jorge Soto Soto y Honorato de la Rosa Mijares.
342
de una historia muy famosa,
en Santa María Ocotán
estao’e Durango vivía:
“Me llamó Juan Andrés Soto”
con mucho valor decía.
Era un hombre decidido,
el miedo no conocía,
andando por dondequiera,
valientemente luchaba,
con sus trescientos soldados
de la Rebelión Cristera.
Por dondequiera que andaba
todos ya no lo querían,
porque era un hombre cristero
y en armas contra el gobierno,
del estado de Durango,
Nayarit y de Chihuahua.
Año de mil novecientos
en treinta y seis fue su muerte,
en el campo Los Crestones,
le pusieron la emboscada,
lo mató Chon Aguilar,
Juan Andrés no traiba gente.
Los dos eran compañeros,
Juan Andrés y Federico
que se apellidaba Vázquez,
el Gobierno lo seguía,
343
los dos hombres muy valientes
pero ellos se defendían.
Más antes fue perseguido,
el coronel José Ruiz,
pero en Cerro de Las Papas,
el coronel fue perdido,
por un hombre traicionado
llamado Lucio Carrillo.
Era el año treinta y tres,
en Santa María Ocotán,
cuando el señor Juan Andrés,
apañó varios soldados,
para expulsar a unos maestros
de un Internado mentado.
Año de mil novecientos,
treinta y seis fue su muerte,
en el Campo Los Crestones,
le pusieron la emboscada,
lo mató Chon Aguilar,
Juan Andrés no traiba gente.
27 de noviembre.- La Columna Expedicionaria Número Dos, del Cuadragésimo
Batallón, bajo las órdenes del teniente coronel Lázaro González además de 52 de
tropa, baten a los cristeros de Federico Vázquez en El Cordón de Las Tinajas. El
saldo de la acción es de tres cristeros muertos.
359
359
Telegrama de Llano Grande al Tren Presidencial, en San Pedro de Las Colonias, Coahuila, del
27 de noviembre de 1936. AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 559.1/5.
344
Diciembre.- Los espías del gobierno no descansan y logran uno de sus mayores
triunfos contra la guerrilla, la caída de Trinidad Mora, misma que es relatada por
Francisco Campos:
En ese tiempo se fue Mora a Durango con el objeto de arreglar algunos
asuntos; éste se estuvo mucho tiempo en Durango hasta que el Gobierno
se dio cuenta que por allí estaba Mora y emprendió la búsqueda contra él
hasta que lo encontró. Este vivía por la de Zarco número tantos, él y otros
dos, uno era yerno de él y se llamaba Cruz Campos.
La comisión que los buscaba en la noche, llevaban de guía a una mujer de
Santiago, dicha comisión se valió de la mujer que llevaban para que tocara
la puerta, dicha mujer tocó la puerta. - ¿Quién es? - Yo, dice la mujer. ¿Quién es yo? - ¿Qué no me conoce? - Ah, ¿tú eres Concha? - Si, señora.
- ¿Pues qué anda haciendo tan noche? - Ando buscando un remedio para
una señora que tiene un dolor. – Ahorita voy, dice la señora de Mora; y
cuando abrió la puerta dice el jefe de la escolta: - ¿Aquí está don Trinidad?
- Sí, señor, aquí está. - Favor de decirle que salga, que traigo orden de
amnistiarlo. - Está bien, señor. Ya se fue ella y dijo a Trinidad lo que habían
dicho; luego dice Mora; - Pues dile que pase. Y luego se pusieron los tres
detrás de la puerta con las cuarenta y cinco en las manos. Ya se fue ella y
les dijo:
- Pues dice que pasen, que no puede salir. - Pues dígale que mande las
armas que tenga, dijo el comandante. Ya se fue ella otra vez con Mora y le
dijo: Pues dice el comandante que le mandes las armas que tengas.
- Pues dile que venga por ellas que aquí están. Fue otra vez ella con el jefe
y le dijo: - Pues dice que vaya por ellas que allí se las tiene. Entonces se
atrevió el jefe a ir por ellas pero nomás entró y cayó luego luego. Y que
venga otro, dice Mora.
Ya no quisieron más armas sino que se subieron a la azotea de la casa e
hicieron un agujero y por allí estaban haciendo fuego los soldados hasta
345
que se les acabó el parque a los de adentro y entonces si los agarraron
pero les mataron muchos soldados.
360
Corrido de la muerte de Trinidad Mora
Anónimo
Comunicado por Francisco Félix, en el atrio de la catedral de Durango, recogido
por Hermelinda Hernández Terrazas en 1987
Año de mil novecientos,
treinta y seis, en esta vez,
hubo que agarrar a Mora,
en compañía de otros tres.
Mora se vino a Durango,
para poderse curar,
y se le puso, en el centro,
una casita comprar.
Dos meses tenía viviendo,
y otro que no completaba,
pero a las escondidillas,
del gobierno se burlaba.
360
CAMPOS, FRANCISCO. “Memorias de Santiago Bayacora”, en El Coraje Cristero, p. 59. Sin
citar sus fuentes, Javier Guerrero Romero consigna la fecha de la muerte de Trinidad Mora, el 18
de julio de 1935: Delatado por un vecino el 17 de julio, el Ejército preparó una emboscada en la
mañana del día siguiente, parapetándose los militares en las azoteas de las casas vecinas y en las
alturas del Templo (de San José). Desde aquí en la mañana del 18 de julio, se inició el asalto, que
fue repelido por el propio Mora y sus acompañantes, cayendo muertos luego de una intensa
refriega (GUERRERO ROMERO, JAVIER. “El templo de San José”, en: El Siglo de Durango,
Durango, domingo 12 de junio de 2005). Sin embargo, de acuerdo con los oficios posteriores en los
que se menciona a Mora y la data que cita el corrido. Lo más probable de que la muerte de Mora
tuviese lugar a fines de 1936.
346
Se fueron unos charritos,
a una cantina a tomar
y de copita en copita,
de Mora empiezan a hablar.
Un soldado del Cuarenta
al oír que platicaban,
se fue a vestir de paisano,
a ver si los encontraba.
Cuando regresó el soldado,
todavía logró encontrarlos,
les empezó a dar copitas,
y poco a poco a tantiarlos.
Luego les dice el soldado,
con muchísima atención:
“¿dónde se encontrará Mora?,
quiero darme de alta yo”.
Le contestó el individuo:
“si usted quiere hablar con él;
vive en la calle de Zarco,
número seiscientos seis”.
Luego regresó el soldado,
a hablar con el coronel;
“ya sé donde se halla Mora,
vamos a acabar con él”.
347
Le contestó el coronel:
“tú te encargas de esa gente,
si tú logras descubrirlo,
te la doy de subteniente”:
Luego que el gobierno supo,
que en Durango subsistía,
ahí le velaron la casa,
de noche como de día.
Y una noche los soldados,
ya cansados de velar,
le destecharon la casa,
para poderlo agarrar.
Mucho parque y medicina,
fue lo que se le encontró,
porque pensaba salir,
y no se le concedió.
Vuela, vuela palomita,
a Santiago Bayacora,
avísale a los cristeros,
que ya mataron a Mora.
Ya con esta me despido,
porque ya llegó la hora,
aquí termina el corrido,
del señor Trinidad Mora.
348
Los cuerpos del general Trinidad Mora y quienes cayeron junto con él,
expuestos en un patio del Hospital Civil de Durango
361
Tras la muerte de Trinidad Mora, Federico Vázquez y Héctor Martínez de los Ríos
(Jesús Sanz Cerrada) ocuparon los lugares que habían dejado vacantes Mora y
Villagrán, para lo cual redactaron el siguiente…
Manifiesto al pueblo de Durango
362
Dios permitió la muerte del Lic. Manuel Villagrán y del General J. Trinidad
Mora quienes fueron en el Estado, respectivamente, Inspector del
Movimiento Popular Libertador y Jefe de las Operaciones Militares pero
como ambos no empuñaban bandera personalista sino el Lábaro de Cristo
361
Los cuerpos del general Trinidad Mora y los que cayeron junto con él, expuestos en un patio del
Hospital Civil. El Sol de Durango, Durango, Dgo., jueves 13 de octubre de 1988, sección Foto del
Recuerdo, p. 6.
362
Documento sin número, Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, CESU, UNAM.
349
Rey, la desaparición de ellos, deplorada por todos nosotros, no implica la
muerte de su ideal porque ¡DIOS NO MUERE!
Por esto, ahora que nosotros empuñamos el mismo Lábaro, juramos
continuar la lucha hasta obtener nuestras libertades absolutas o perecer en
la demanda.
Nosotros no reconocemos caudillos ni banderías bastardas sino que
combatimos por la reconquista total de nuestros derechos, pisoteados por la
tiranía que está causando la desgracia del país amado en que vimos la luz
primera. Carecemos de nuestra libertad de creencias y de la libertad de
enseñar a nuestros hijos. Sin el reconocimiento de tales derechos, nosotros
quedamos considerados como parias o ilotas. Estos ideales nos obligan a
seguir el heroico ejemplo que, como herencia sagrada, nos dejaron
nuestros desaparecidos hermanos de armas y si los tiranos, enemigos de la
Patria, creen que por la muerte de Villagrán y Mora sus anhelos
sucumbieron también, debemos de probar con hechos que aún viven en
Durango los nobles ideales. Por lo demás, las tropas del despotismo bien
saben que han sufrido cruentas derrotas después de la defunción de estos
llorados compañeros. Al aceptar los puestos vacantes, tenemos fe en el
triunfo, recordando las palabras del Apóstol San Pablo: “Todo lo puedo de
Aquel que me conforta” y de Dios esperamos su gracia para conducir a la
Victoria al EJÉRCITO POPULAR LIBERTADOR.
DURANGUEÑOS: Estad ciertos de que en todos sentidos y en cualquier
forma, lucharemos en contra de la nefasta educación socialista que,
obedeciendo a la Rusia Judía, se está implantando en nuestro país, pues
queremos que nuestros hijos sean educados según los dictados de
nuestras conciencias, y no conforme al criterio filosófico venido de lejanas
tierras.
No somos rebeldes, ni salteadores, ni asesinos sino que, como libertadores
de nuestra Patria, tratamos de salvarla del comunismo en que ahora se
debate.
350
COMPAÑEROS DE ARMAS, HERMANOS DE SUFRIMIENTO Y DE
VICTORIAS:
Tened confianza en Dios. Vuestros sacrificios no serán estériles. El día del
triunfo no está lejano, ese hermoso día en que la noble BANDERA
TRICOLOR será izada en todos los hogares, en todos los templos, en
nuestras montañas, en nuestros risueños valles y en toda la bendita Patria
nuestra.
Y mientras tanto, que se oiga por doquiera el grito de bendición y de guerra,
ante el cual tiemblan todos los tiranos:
¡VIVA CRISTO REY!… ¡VIVA LA VIRGEN DE GUADALUPE!… ¡VIVA
MÉXICO!
LIBERTADES
Y
GARANTÍAS
EJERCITO PÓPULAR LIBERTADOR.- Durango, Dgo., diciembre de 1936.
El jefe de las Operaciones Militares en el Estado,
General Federico Vázquez.
Hector Martínez de los Ríos.
1937
Para el inicio del año, los miembros del Alto Clero durangueño y su arzobispo,
José María González y Valencia ya habían retornado a su grey, con la consigna
de terminar con la Segunda Rebelión Cristera y borrar todo nexo comprometedor
de la Iglesia con los guerreros tepehuanes y mestizos de la sierra. La difícil
relación del Episcopado Nacional con el Estado Mexicano no permitía otra cosa.
351
En los primeros meses de 1937, Héctor Martínez de los Ríos (Jesús Sanz
Cerrada), el nuevo inspector del llamado Movimiento Popular Libertador en el
estado, lanza un manifiesto en términos similares al del año anterior clamando,
ante los católicos citadinos, por la ayuda económica para el Ejército Libertador
Cristero del Estado de Durango, ELCED, aunque la dura represión y los cambios
en la política eclesiástica hacen que su manifiesto no tenga gran efecto. Por otra
parte, la traición comenzaba a minar las filas del Caudillo Sagrado. El jefe cristero
Valente Acevedo se había amnistiado y ahora peleaba del lado del Gobierno.
Francisco Campos y Antonio Estrada nos narran lo que hicieron los cristeros con
Acevedo:
Cosa que, cuando salía la Federación a perseguir a Vázquez también él
salía a dicha persecución, cosa que le caía muy mal a Vázquez siendo
hasta compadres, pero no le hacía.
363
- Si, Federico, hace tiempecito que la Bi-Bi nos lo avisó, Valente fue quien
nos llevó al matadero en Llano Grande.
- También les sopló a los aviones, Florencio.
- Y estaba por rematarnos, con el siguiente trancazo nomás, Pacha Arroyo
me escribió que le tenían prometidos cinco mil pesos.
364
Después de la acción de Llano Grande, Vázquez fue invitado a amnistiarse y
aceptó entrar en componendas, siempre y cuando el parlamentario fuese Valente
Acevedo. De esta manera se organizó una entrevista entre Vázquez y Acevedo.
Se fue la gente al encuentro de Acevedo, ya estaba él donde habían
quedado de verse, ya llegaron con él, lo saludaron todos pues lo conocían y
le preguntaron que qué andaba haciendo por aquel lugar y él les contestó
que iban a tratar algunos negocios con su compadre Federico, pero que lo
veía por allí, ya le dijeron ellos, él no pudo venir y nos ordenó a nosotros lo
que debemos hacer: ¿con que ya nos persigues?, tú venías con los
363
364
CAMPOS, FRANCISCO. “Memorias de Santiago Bayacora”, en El Coraje Cristero, (…) p. 60.
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo.., p. 131.
352
changos a perseguirnos, ¿ahora por qué veniste solo?, pues que traimos
orden de pasarte por las armas y lo mataron.
365
Sobre el mismo tema, en su reporte del mes de abril, Héctor Martínez de los Ríos
(Jesús Sanz Cerrada), notificaba a la Guardia Nacional Cristera que:
Confirmaron la noticia de la muerte de Valente Acevedo, ex rebelde
amnistiado que se había dedicado a entregar a sus ex compañeros o
familias. El general Enríquez, antiguo jefe de operaciones militares lo
llevaba en sus frecuentes raids aéreos para que indicara las madrigueras y
campamentos de los alzados.
Acevedo estuvo sosteniendo correspondencia con Federico, pidiéndole una
entrevista en la que quería matarlo, advertido lo pudo aprehender y fusilar,
pagando así, con su vida, una larga e interminable lista de traiciones.
366
En el mismo reporte de abril, se hacía notar que: En la ciudad se ha pasado una
circular de la Arquidiócesis a todos los sacerdotes, prohibiéndoles prestar su
ayuda, tanto moral como pecuniaria al movimiento
367
y para ese momento: Sólo
ayudan un grupito sumamente reducido de viejitas atemorizadas (…) todo lo que
se recibe aquí, viene de Torreón.
368
Lugar donde, de manera exitosa, se sigue
haciendo propaganda subversiva.
Ante el temor de los católicos citadinos por la represión constante del Estado, la
guerra santa ya no es bienvenida, casi ya nadie quiere morir por Cristo Rey, es
preferible vivir en el pecado y morir arrepentido. No obstante, Héctor Martínez de
los Ríos
(Jesús Sanz Cerrada) logra organizar una Cruzada Femenil
Guadalupana en Durango. Las quejas de Héctor Martínez, son de gran desaliento
para el movimiento:
Desgraciadamente hemos lamentado cierta oposición de parte del Clero,
para nuestras actividades, ha circulado una hojita a todos los sacerdotes,
prohibiéndoles ayudar en cualquier forma al movimiento armado, debiendo
365
CAMPOS FRANCISCO. Op. Cit. p. 60.
Informe del mes de abril de 1937, Fondo Aurelio Robles Acevedo, documento s/n, ARA, CESU,
UNAM.
367
Ibid.
368
Informe del 15 de julio de 1937, Fondo Aurelio Robles Acevedo, documento s/n, ARA, CESU,
UNAM.
366
353
sujetarse, en este asunto, a las normas del Episcopado, del Delegado
Apostólico y a las de la Santa Sede. Esto redunda en perjuicio nuestro pues
los padrecitos se valen de ello para desanimar a las personas que les
consultan algo relacionado con nuestras actividades.
369
Los abastecedores de los cristeros hacen malabares para obtener fondos, desde
la venta de lotería cristera hasta las colectas y la venta de propaganda. Los
esfuerzos cada vez son más infructuosos.
El general Federico Vázquez en su campamento
370
Abril.- Los cristeros canatlecos queman un puente del ferrocarril de Durango a
Tepehuanes, así como cinco mil durmientes de la misma vía, por lo cual el tráfico
de dicha vía es suspendido.
Primera quincena de mayo.- Federico Vázquez ataca el poblado tepehuán de
Teneraca, luego de la incursión cristera a Teneraca, los 200 soldados del coronel
Andrés Bello Santa Ana salen a perseguir a los alzados.
Junio.- Las acciones de guerra son cada vez menores. Se reporta un ataque al
pueblo tepehuán de Temoaya cercano a Mezquital, en donde los cristeros abaten
369
370
Ibid
El general Federico Vázquez en su campamento. ARA, CESU, AH, UNAM, sección Fotográfica.
354
a tres agraristas. La temporada de lluvias de ese año hace que el Ejército se retire
y que los mismos pocos soldados de Cristo aminoren sus incursiones. Mientras
tanto, la Cruzada Femenil Guadalupana Santa Juana de Arco que organiza
Martínez de los Ríos (Jesús Sanz Cerrada) tiene más bríos que los meses
anteriores, el aletargamiento de la represión va cediendo lentamente:
Dice Federico que, en un recorrido que hizo por varios pueblos y rancherías
tiene mucha gente del “partido” (palabra textual) que está dispuesta a
seguirlo, pero que no la ha aceptado, por carecer de elementos suficientes
para el trabajo y yéndose sin armas, únicamente sirven de estorbo y es un
problema cuidarlos y mantenerlos, que poco a poco y a medida que vaya
consiguiéndolas los irá aceptando.
371
El informe de Hector Martínez de los Ríos de junio de 1937, a la Guardia Nacional
Cristera, hace mención de las pocas vituallas de guerra y boca que los cristeros
reciben de la ciudad de México y otros lugares.
1938
Los informes de guerra de Durango y las noticias periodísticas se limitan cada vez
más, los cristeros ya no ocupan las primeras planas.
Marzo.- Una parte de los hombres de Federico Vázquez, al seguir con una guerra
ya perdida, tuvo un encuentro contra los agraristas tepehuanes de Santa María
Ocotán. Otro grupo se presentó en Tepocates, enfrentándose a los soldados
regulares y de inmediato se enviaban fuerzas a perseguirlos. Las acciones
cristeras, a estas alturas, tienen más imagen de bandidaje que de guerra de
guerrillas y cada vez se alejan más de la guerra formal. La falta de municiones
hace que los grupos de combatientes sean cada vez más reducidos y esa es la
queja constante para la Guardia Nacional Cristera.
Último día de abril.- Los miembros del Ejército Libertador dirigidos por el coronel
Pedro Sierra, nuevo lugarteniente de Federico Vázquez, tienen un encuentro
371
Informe mensual correspondiente al mes de junio, firmado por Hector Martínez de los Ríos,
Fondo Aurelio Robles A., documento # 7317, 12-49, 5888, ARA, CESU, UNAM.
355
contra los agraristas en un lugar no definido, la batalla, dadas las circunstancias y
necesidades de la ahora llamada División Durango del Ejército de Cristo Rey, es
cruel, en la misma muere el propio Pedro Sierra. Sin embargo, los rebeldes logran
llevarse armas, ropa, víveres, caballos ensillados y muchas reses, así como
algunos documentos oficiales que, 59 años después, servirían para armar esta
historia.
Por su parte, Federico Vázquez se da una vuelta por la costa, mientras que a la
Guardia Nacional Cristera le interesa más el cambio de las banderas viejas del
Ejército Libertador por otras nuevas. De la misma manera, la Guardia Nacional
está en arreglos para asegurar los abastecimientos a los cristeros de la sierra
desde la ciudad de Torreón.
En el país, la política nacionalista de Lázaro cárdenas acaba con los posibles
adeptos a la Segunda Rebelión Cristera: la Expropiación Petrolera y la ayuda a los
republicanos españoles son noticias que se capitalizan por parte del Estado
Mexicano, los ideales del Caudillo Sagrado no pueden casi nada contra los
repartos agrarios cardenistas. Aún así, los vasconcelistas sonorenses hacen
coqueteos a los insurrectos más pertinaces del país. Saben que los del Bajío, en
los Cerros Agustinos, han bajado la bandera y que el Movimiento Social
Sinarquista es la nueva alternativa de la derecha popular o el mal llamado
fascismo prieto. Los contactos de la ciudad de Durango también reciben señales
de alianza de parte de los próximos rebeldes cedillistas. Sin embargo, nada es
posible, en medio del aislamiento de la sierra del Mezquital y Pueblo Nuevo, la
bandera de Cristo Rey está demasiado vieja y casi ya no hay quien quiera
enarbolarla. El mismo general Federico Vázquez se queja en sus misivas:
Me permito recordarles a mis hermanos y compañeros de la lucha santa
que venimos defendiendo. Les pregunto, ¿si están con nosotros o si han
olvidado su obligación que tenemos esperando?
372
Mientras que el último cristero del centro del país, El Tallarín, cae en Puebla, los
cristeros de la sierra de Durango se quedan completamente solos, el sentimiento
372
Carta de Federico Vázquez a la Guardia Nacional, del 14 de septiembre de 1938, fondo Aurelio
Robles Acevedo, documento s/n, ARA, CESU, UNAM.
356
de derrota hace que, de los pocos hombres que tiene Federico Vázquez, un grupo
de ellos se insubordine y se separe del Ejército Libertador. Sin la guía atinada de
su estratega natural, los insubordinados son aprehendidos y fusilados por los
soldados regulares en El Salto.
Por otra parte, los apoyos citadinos cada vez sufren mayores contratiempos, las
denuncias y los soplos están a la orden del día, las ancianas de las Bi-Bi de
Durango apenas si pueden mantenerse a ellas mismas.
Con el seudónimo de Ignacio Villa, el gambusino Juan Nevárez firma, en
diciembre, como dado de alta en el ahora llamado Ejército Popular Libertador de la
Gloriosa Guardia Nacional, de inmediato se le nombra como jefe organizador
militar de la Segunda Zona del Estado al Noroeste, en sus últimas patadas, la
Guardia Nacional tenía todavía esperanzas de insurreccionar a los municipios del
norte del estado.
Entre noviembre y diciembre, Diego Franco, nuevo representante de la Guardia
Nacional, hace una gira por varios municipios de Zacatecas y Durango intentando
entrar en contacto con los posibles insurrectos. En su gira, Franco se percataba de
la desorganización de los núcleos cristeros:
Se les había denominado (con engaños) al sexo femenino Cruzadas
Guadalupanas de Santa Juana de Arco, y el masculino Legiones o
Sinarquistas por lo que se vino deduciendo que todo esto fue obra de Jesús
Sanz Cerrada quien, al haber sido designado en el 36 como delegado
regional por la superioridad en México, en vez de venir a hacer labor
benéfica para nuestra bendita causa, vino a darle muerte, preparando
solamente el terreno para el Sinarquismo, arrastrando a los miembros de la
Liga, declarando su traición el mes de octubre de 1936 a nuestra institución.
373
2 de noviembre.- En un combate aislado con la Defensa de Santa María Ocotán,
muere Magdaleno Noriega, el principal asistente de Federico Vázquez.
373
374
Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, CESU, UNAM, documento 2488, 7-76.
. Mensaje del general Matías Ramos, jefe de la X Zona Militar al general Lázaro Cárdenas,
AGN, Ramo Presidentes, vol. 606, exp. 3, fojas 62.
374
357
Diciembre de 1938, el citadino Jesús Sanz Cerrada (verdadero nombre de
Héctor Martínez de los Ríos, personaje de las novelas de Jorge Gram), miembro
de la Guardia Nacional, quien brindaba apoyo y hacía llegar vituallas a los últimos
cristeros serranos de Durango, se comunicó con el general Federico Vázquez y
según su propio testimonio:
Humanamente era ya insostenible la situación. Hablé de esto con el Gral.
Vázquez y sintiéndome responsable en parte de la misma, le expuse mi
criterio en el sentido de que debíamos NO amnistiarnos, ni rendirnos, ni
entregarnos al gobierno. Eso nunca, sino disolvernos, que los muchachos
se fueran a sus casas conservando sus armas y tuviéramos conciencia de
la realidad.
375
Sanz Cerrada no pudo imponer su criterio sobre los últimos cristeros de Durango y
estos siguieron peleando y resistiendo, en la práctica de su ya probado sistema de
autoabastecimiento.
1939
A principios de 1939, Diego Franco continuaba su gira por los municipios de Villa
Unión, Madero, Vicente Guerrero y Durango convenciendo a los correligionarios,
también viaja a Torreón, Mapimí, Saltillo, Ciudad Lerdo, Viesca y su labor parece
no tener mucho éxito, Sanz Cerrada había suspendido de manera definitiva la
ayuda urbana a los cristeros del Mezquital y Pueblo Nuevo.
30 de abril.- El Subcomité Agrarista del Ejido Calixto Contreras se entrevista con
Federico Vázquez, en un intento de parlamentar el cese de las hostilidades entre
cristeros y agraristas. En la entrevista, Federico Vázquez propone rendirse si se
cumplen las siguientes demandas:
1.- Que se suspenda la persecución a los cristeros.
2.- Que se dé ayuda pecuniaria a los amnistiados y
375
MEYER, JEAN. Pro domo mea. Op. Cit., p. 58.
358
3.- Que se otorgue ayuda para la reconstrucción de los poblados de
Santiago Bayacora, Temoaya, Taxicaringa y Teneraca.
376
25 de mayo.- haciendo caso a las demandas de Federico Vázquez, el general
Matías Ramos promueve el otorgamiento de la amnistía a algunos cristeros de
Santiago Bayacora, quienes a su vez entregan las armas. Sin embargo, esta no es
aún la rendición definitiva.
Mayo de 1939.- La Guardia Nacional hacía saber a Federico Vázquez que Sanz
Cerrada (Martínez de los Ríos) había sido suspendido de sus labores por
indisciplinado y desleal. Federico, a su vez, es advertido de no seguir los consejos
de Sanz Cerrada, quien se ha pasado al bando sinarquista. Las advertencias a
Vázquez van en el sentido de no rendirse ante la bestia comunista. Se le previene
para que tenga cuidado con los Judas traidores sobre el comportamiento de los
hombres del Estado, poniendo como ejemplo la reciente rebelión de Saturnino
Cedillo.
Durante todo 1939, las intrigas se enseñorean entre los últimos cristeros citadinos,
nadie confía en nadie y todos tienen miedo de todos. El solitario general cristero
de la sierra recibe mensajes sin aliento y sin apoyo:
Si usted sufre donde anda, no menos sufrimos nosotros en los pueblos
donde todo lo contrario a usted y a nosotros, presenciamos, verdad es, el
abandono de los ricos y la traición de los desertores de nuestras filas.
377
Diciembre.- En un memorándum enviado al presidente Cárdenas, el general
Matías Ramos recomendaba que, siendo imposible acabar con Federico Vázquez,
era necesario ocupar guías conocedores de la sierra, porque los soldados
dispersos se pierden en el bosque.
378
Las inexpugnables quebradas seguían
siendo la principal protección de los soldados de Cristo.
La guerra ha despoblado la, de por sí, deshabitada sierra, desconociendo la
participación de los tepehuanes en las cristiadas Pastor Rouaix refiere que:
376
AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 606/3/62.
377
Carta a Federico Vázquez del representante y jefe de operaciones de organización militar Diego
Franco, del 15 de noviembre de 1939, documento s/n, ARA, CESU, UNAM.
378
Memorándum al presidente Cárdenas, enviado por el general Matías Ramos. AGN, Ramo
Presidentes, Lázaro Cárdenas, vol. 559, exp. I, fojas 5.
359
Milpillas, Milpillas Chico. Pueblos de indios del municipio de Pueblo Nuevo,
que en el censo de 1940, aparecieron el primero deshabitado, y con tres
individuos solamente el segundo. En 1930 el pueblo de Milpillas figuró con
633 habitantes. Este caso de despoblación es general en los pueblos de
indígenas del sur del estado y sus causas deben ser investigadas, pues
parece tratarse de una emigración en masa de las tribus a otras regiones.
379
El despueble tepehuán en la sierra obedecía a diversos motivos: la guerra, las
epidemias y la natural dispersión de la Nación Tepehuán que se reúne solamente
para las fiestas propias de la etnia, en las fechas previamente fijadas. Si bien,
también hubo y hay un flujo de emigración de Pueblo Nuevo y Mezquital a
Canatlán. De cualquier manera, la larga guerra cristera obligaba a la emigración.
1940
En febrero de 1940 la Guardia Nacional advierte al general Federico Vázquez que
tenga cuidado con la tentación satánica del Frente Revolucionario Almazanista
pues intentarán que sus armas disparen contra el gobierno a favor de Almazán,
las intrigas se multiplican y Vázquez recibe solamente cartas con chismes y
advertencias pero sin vituallas ni dinero.
Según la Guardia Nacional, Vázquez debe cuidarse de los sinarquistas, de Sanz
Cerrada, de los almazanistas y de las intrigas de doña Chona, la nueva generala
de las militantes de las Bi-Bi. Así, sin más apoyo, aún cuando están
acostumbrados a autoabastecerse, los cristeros se comienzan a cansar después
de seis años de lucha inútil.
28 de mayo.- El coronel Antonio Sánchez, del Cuadragésimo Batallón, y el
coronel Dámaso Carrasco combaten a los cristeros de Federico Vázquez, los
reportes de guerra dicen que Vázquez porta ahora la bandera de almazanista y
379
ROUAIX, PASTOR. Diccionario Geográfico Histórico y Biográfico del estado de Durango, p.
264.
360
que su guerra tiene renovados bríos. Sin embargo, no especifican las acciones,
excepto la del 17 de mayo, que tiene lugar en el Mineral de El Cuarenta.
380
381
El 23 de agosto de 1940, El Diario de Durango ponía en primera plana la muerte
del coronel José Contreras, en Cerro Gordo y el comienzo de la amnistía definitiva
de los cristeros tepehuanes.
El 1 de diciembre de 1940, Lázaro Cárdenas entregaba el poder a Manuel Ávila
Camacho y éste decide acabar, de una vez por todas, con la Segunda Rebelión
Cristera.
1941
Desde el domingo 26 de enero de 1941, los aviones de la Fuerza Aérea
Mexicana, sobrevolando la sierra, comienzan a arrojar hojas volantes en las que
se invita al general Federico Vázquez y a sus tropas cristeras, a que depongan su
actitud rebelde, los volantes van firmados por el gobernador del estado Elpidio
Velázquez, alias Tata Elpidio. No es la primera vez que se lanzan hojas sueltas a
los pinos de la sierra, pero ahora parece que van a dar resultado.
De acuerdo con el testimonio del señor Walter Bishop, quien en 1941 trabajaba
como secretario de Clarence Henry Cooper, gerente del aserradero de El Salto,
municipio de Pueblo Nuevo, éste último había aceptado, por parte del gobernador
Elpidio Velázquez, la comisión secreta de entrevistarse con los cristeros para
determinar las condiciones de su amnistía y rendición. Para el caso, Cooper envió
a un propio a que localizara a los hombres de Vázquez. El propio regresó varios
días después y habló con Cooper, sobre lo que Walter Bishop me platicó que:
Era en enero de 1941, no me acuerdo bien qué día, pero el señor Cooper
me pidió que me quedara en la oficina del aserradero en la noche, porque
había trabajo que hacer y yo le dije que sí, que estaba bien.
También me dijo que viera lo que viera y oyera lo que oyera, que no me
asustara, que no había peligro y ya cuando él dijo eso comencé a ponerme
380
381
AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 606.3/6.
Ibid, docto. 559.1/5.
361
nervioso. Yo le pregunté que qué quería que hiciera, y ya me explicó todo y
que quería que yo apuntara todo lo que oyera, pero que era secreto y le dije
que contara conmigo.
En la noche, ya muy noche, llegaron los cristeros y Federico Vázquez,
todos con sus armas listas y desconfiados. Iban muy mal; sucios, enfermos
y cansados. Ya hicieron la junta y yo apunté todo. Ellos pedían ayuda
económica, alimentación y granos, medicinas, educación para sus niños,
escuelas, troncos para sembrar con animales, y que les dieran los terrenos
de Taxicaringa (centro ceremonial tepehuán) pero lo que más les importaba
era que les respetaran su vida. Parece que les concedieron todo, ahí ya no
supe, yo estaba muy joven. Yo nada más le entregué la lista de lo que
pedían al señor Cooper.
Esa fue la única vez que vi a los cristeros. De la junta no se hizo ningún
documento, nada formal, ni una carta, nadie firmó nada, nada más se
escribió la lista que yo hice.
382
El interés de Cooper en el apaciguamiento de los cristeros de Durango, Mezquital
y Pueblo Nuevo, se centraba en la posibilidad de incrementar la productividad de
la tala de los bosques, para la exportación de la madera. El mercado internacional
incrementaría la demanda de los productos de la Compañía Maderera de
Durango, toda vez que la Segunda Guerra Mundial se extendía ya en los
continentes de Asia, África y Europa.
En estas circunstancias, era preferible cubrir las mínimas demandas de
tepehuanes y mestizos cristeros y cooptar a las cabezas, para tener los bosques y
los aserraderos en paz. Los serruchos y cepillos de la Compañía Maderera de
Durango, filial de la Lumber Co., no podían esperar para transformar en aserrín y
madera comercial a los pinos de la sierra de Durango.
Al final Clarence Henry Cooper decidía la conclusión de la guerra del Caudillo
Sagrado, sin intervención de la Iglesia, ni de los conservadores, ni del Estado
Mexicano.
382
BISHOP, WALTER / Antonio Avitia, Durango, 1995.
362
El epílogo
En 1940, Lázaro Cárdenas, al dejar el poder, entregaba a su sucesor, Manuel
Ávila Camacho, un Estado Mexicano fortalecido y este recibía un país a gobernar,
con múltiples problemas de radicalismo a suavizar, por los efectos de las reformas
cardenistas. Sin embargo, el aparato construido por Cárdenas y el Partido de la
Revolución Mexicana PRM, con sus ligas y sindicatos de obreros y campesinos
corporativizados y con sus capitalistas organizados, resistió el embate del cambio
de sexenio y de la Segunda Guerra Mundial.
Al último periodo de gobierno administrado por un militar le correspondió, en las
entidades de Guanajuato y Durango, terminar con la resistencia de los pertinaces
rebeldes de la Segunda Cristiada.
Mientras que, en Europa y Asia, se decidía el destino de la humanidad, en la
Segunda Guerra Mundial y los Estados Unidos se afiliaban al bando de los
aliados, vía el Océano Pacífico, en México se observaba un incremento en el
número de los grupos sinarquistas, en diversas partes del país. Sintiéndose
fuertes, los sinarquistas de Salvador Abascal realizaron la fracasada intentona de
colonización del territorio de Baja California Sur.
El hundimiento del barco petrolero Potrero del Llano y otros buques tanque con
bandera mexicana, en aguas del Golfo de México, por parte de los nazis
alemanes, obligó al Gobierno Mexicano a declarar la guerra a las potencias del
Eje.
La participación de México en la Segunda Guerra Mundial se hizo efectiva con el
envió del Escuadrón Doscientos Uno, de la Fuerza Aérea Expedicionaria
Mexicana, a los frentes de guerra del Océano Pacífico. Otra de las formas de
participación del país en la lucha contra las potencias del Eje, sentando las bases
de una nueva relación con los Estados Unidos, fue la del envío de braceros a los
campos de trabajo agrícola de los Estados Unidos, para sustituir a los hombres
que, de ese país, fueron enviados a pelear a los frentes de guerra de Europa y del
Pacífico.
363
Durante el sexenio de Ávila Camacho, la guerra propició un nuevo trato con los
Estados Unidos y la distensión de relaciones, tirantes desde la expropiación
petrolera y, al finalizar el conflicto, con Miguel Alemán se franqueó el ingreso de
las inversiones estadounidenses en México, por lo que, en los litigios entre obreros
y compañías extranjeras, se optó por favorecer a estas últimas, al igual que a la
central obrera que aglutinaba a la mayor fuerza trabajadora del país, la
Confederación de Trabajadores de México, CTM, cuyo dirigente original, Vicente
Lombardo Toledano, fue removido por líderes emergentes, como Fidel Velázquez.
Al inicio del sexenio avilacamachista, en el censo oficial se consignaba que el
estado de Durango contaba con 483,829 habitantes, que representaban una
quinta parte más que los durangueños que había en 1930.
Un oficial cristero, el general Lorenzo Ávalos, el general cristero Federico
Vázquez, el gobernador Elpidio G. Velázquez y otro oficial cristero el día de
la amnistía en la Décima Zona Militar
383
383
Un oficial cristero, el general Lorenzo Ávalos, el general cristero Federico Vázquez el
gobernador Elpidio G. Velázquez y otro oficial cristero el día de la amnistía en la Décima Zona
364
Sin embargo, en el ámbito regional, específicamente en los municipios de
Mezquital, Pueblo Nuevo y Durango, en 1941, la historia era diferente a la del
resto del país y todavía se seguía escuchando aquel viejo grito de guerra de: ¡Viva
Cristo Rey!.
El lunes 24 de febrero de 1941, Federico Vázquez enviaba un aviso al
gobernador del estado, general Elpidio G. Velázquez informándole de su intención
de amnistiarse de manera definitiva.
Ante semejante oportunidad, Velázquez se dirigió de inmediato, de la Región
Lagunera, donde se encontraba, a Santiago Bayacora para entrevistarse con los
alzados. El general Velázquez y sus acompañantes salieron de una troca (camión)
chica al lugar mencionado, donde sostuvo larga entrevista con Federico Vázquez.
384
Militar; en: VELÁZQUEZ, ELPIDIO. Mi primer año de gobierno, Durango, Departamento de
Publicidad y Turismo del Gobierno del Estado de Durango, 1941, p. 111.
384
Diario de Durango, miércoles 26 de febrero de 1941.
365
Los últimos cristeros en el momento de la amnistía, al fondo el muro de la X
Zona Militar
385
Luego de la entrevista, Vázquez y Velázquez, junto con la tropa de cristeros
amnistiados, se dirigieron a la Comandancia de la Décima Zona Militar, en el cruce
de las calles de Hidalgo y Aquiles Serdán, de la ciudad de Durango, donde los
rebeldes hicieron entrega de sus armas y, a Federico Vázquez, se le permitió
tener cinco hombres armados, para su propia seguridad. Acto seguido, se les hizo
entrega de salvoconductos. Por su parte los cristeros, cinco con grado de oficiales,
y 22 de tropa, incluido Vázquez hacían promesa formal de retornar al trabajo. El
último cristero del país, Federico Vázquez, está pacificado.
En septiembre de 1941, durante su primer informe de gobierno, ante el Congreso
del Estado, el general Elpidio G. Velázquez declaraba:
Desde hace algunos años la población, especialmente campesina,
avecinada en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental, al suroeste
del estado, no podía dedicarse tranquilamente a sus labores de producción
debido a la constante amenaza de algunos grupos de gente armada a
cuyas depredaciones se temían; siendo el más numeroso el encabezado
por el General Federico Vázquez que, en multitud de ocasiones, evadió el
contacto con las fuerzas federales encargadas de lograr la pacificación de
esta extensa zona.
Fue mi intención avocarme a la resolución este problema de intranquilidad
social luchando por entenderme directamente con el cabecilla mencionado,
propósito que logré con todo éxito puesto que, en unos cuantos días, se
logró su rendición y la del grupo a sus órdenes evitándose un
derramamiento de sangre interviniendo personalmente acompañado del
gral. Lorenzo Ávalos, siéndome satisfactorio poder informar a ustedes que
la paz y la tranquilidad han vuelto a los hogares y todos los ciudadanos de
esa región se dedican a sus trabajos y el gral. Vázquez se ha puesto en
385
Los últimos cristeros en el momento de la amnistía, al fondo el muro de la X Zona Militar; en:
VELÁZQUEZ, ELPIDIO. Mi primer año de gobierno, Durango, Departamento de Publicidad y
Turismo del Gobierno del Estado de Durango, 1941, p. 111.
366
contacto directo con el señor Presidente de la República y Autoridades
Militares de esta entidad, dedicado ya a sus labores agrícolas. Con igual
finalidad tomé participación en la rendición del grupo armado que en la
región Norte encabezan Ismael Palma y Melitón Lozoya, logrando idénticos
resultados.
386
Las cosas de la posguerra municipal en el Mezquital, Pueblo Nuevo y Durango, no
iban a ser sencillas y ya para marzo de ese año, los ejidatarios de Pilar de
Zaragoza, municipio de Mezquital, se quejaban ante el Gobierno de que los ex
rebeldes cristeros intentaban despojarlos de sus terrenos de labranza, se
rumoraba también un nuevo levantamiento. Sin embargo la paz iba ganando
terreno.
Ya sin reconocimiento de la Guardia Nacional Cristera, Pedro Carranza intentó
aún levantar la fogata de Cristo, en el municipio de Tamazula, muriendo en el
intento al tirotearse con los federales, en julio de 1942. Vivir en paz, en compañía
de los aguerridos cristeros, era cuestión de paciencia.
Entre 1940 y 1944, Vázquez se transformó en el cacique de la región cristera de
Durango, situación que, para el Gobierno, representaba cierta fuerza política
que, en cualquier momento, podía ser movilizada formalmente.
Cuando se amnistió Vázquez, estaba de gobernador Elpidio Velázquez;
éstos quizás eran muy cuates, como luego dicen, porque le dio toda clase
de garantías haciéndolo jefe forestal y otros cargos más.
Este, cuando se vio con esos cargos, se fue a Santiago, allí empezó a
hacer cuanto él quería con los pobres poblanos (tepehuanes y huicholes)
imponiéndoles cuotas muy altas, estableciendo uniones, como por ejemplo,
Unión de Veteranos y no dejándolos trabajar libremente y multándolos
cuando hacían cosas que a él no le caían bien; él era el único que era todo,
él era el jefe del cuartel, el que representaba el pueblo y en fin, él era todo;
386
VELÁZQUEZ, ELPIDIO. Mi primer año de gobierno, Durango, Departamento de Publicidad y
Turismo del estado de Durango, 1941, p. 111.
367
sin acordarse de cuando andábamos sufriendo todos en la sierra, en vez de
hacer por los del pueblo, era su primer enemigo.
387
En 1944, misivas, telegramas y recados al Ejecutivo Federal, solicitaban una plaza
burocrática para el ex general Federico Vázquez, ya que el nombramiento que se
le había otorgado al amnistiarse le había sido retirado.
388
Luego de algunos problemas de tipo administrativo, con el Gobierno del Estado;
durante el periodo de Blas Corral….
Fue una comisión a Santiago, a poner mal en contra de Quico Vázquez y el
gobernador ordenó que ya no anduviera metiendo en ningún asunto y que
si tenía otra queja de él, se procedería en su contra.
389
Era ya el año de 1945 y, considerando las declaraciones del gobernador como una
amenaza formal, hombre de pocas palabras, Federico Vázquez se retiró hacia El
Varal. En el Gobierno se sospechó de este movimiento y se interpretó como un
nuevo intento de alzamiento cristero, en tiempos en que México ya participaba en
la Segunda Guerra Mundial y Hitler sucumbía en Alemania.
Pero el nuevo gobernador decidió apagar de una buena vez aquella única
brasa de rescoldo que sobraba.
Mandó diez mezquitaleños que se apostaran en los potreros de Federico.
A dos fuegos lo tumbaron de su caballo El Quelite.
390
Así, el Diario de Durango, en una de sus ediciones más vendidas, la del 21 de
marzo de 1945, noticiaba, en su encabezado de primera plana: Acribillado a
balazos pereció el ex temible cristero, Federico Vázquez.
La prensa daba razón de que, la muerte de Vázquez, había sido en el campo
maderero denominado Los Ejes. El último cristero, emboscado por sus enemigos,
no tuvo ninguna oportunidad de defenderse.
Corrido de Federico Vázquez.
Anónimo
387
CAMPOS, FRANCISCO. “Memorias de Santiago Bayacora”, Op. Cit., p. 60 a 61.
AGN, Ramo Presidentes, Lázaro Cárdenas, docto. 710.11/207.
389
CAMPOS, FRANCISCO. Op. Cit., p. 63
390
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Op. Cit., p. 231.
388
368
Manuscrito inédito, comunicado por el corridista Abel Martínez, en la plazuela
Baca Ortiz, de la ciudad de Durango, recogido por Antonio Avitia en 1991.
(ilegible)
defendieron a su pueblo
contra fuerzas federales,
les querían cerrar el templo,
órdenes presidenciales.
(ilegible) el primer combate
que aquellos hombres tuvieron,
(ilegible) toda la sierra
allí moría mucha gente,
otros desaparecieron.
La causa que ellos peleaban
en aquella rebelión,
no querían que un mal gobierno
quitara la religión
ellos mismos se impusieron
aquella noble misión.
Así fue como surgieron
aquellos hombres cabales,
no midieron el peligro
lo tuvieron a raudales
por eso fue que llegaron
a ser grandes generales.
Después de tantas peleas
369
Trinidad siempre cayó,
y en el año del cuarenta
Federico se amnistió.
Así tuvo su final
aquella revolución.
Todavía para el día 27 de mayo de 1945, los bandoleros-cristeros del municipio de
Tamazula, Ubaldo Gamboa, Juan Carrancio y Pedro Carrancio, de la banda de
José Sánchez, eran abatidos por las tropas de la Defensa de Los Remedios,
comandados por Pedro Sámano.
De esta manera y completamente desvinculada de todos sus adeptos
conservadores finalizaba en la Sierra Madre Occidental de Durango, la lucha por
el Caudillo Sagrado y por los bosques tepehuanes. Pugna remanente del conflicto
nacional entre el moderno Estado Mexicano y la cruz de la Iglesia Católica
contemporánea.
370
VI El caso literario de Antonio Estrada
Durante la presentación de la segunda edición de Rescoldo. Los últimos cristeros,
de Antonio Estrada, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, de la
ciudad de México, en 1989, Jean Meyer declaró:
Me dijo Juan Rulfo que, para entender a la Cristiada, habría que leer
una de las mejores cinco novelas mexicanas como es Rescoldo.
391
El mismo Jean Meyer, en su libro La Cristiada recogió la opinión ampliada de Juan
Rulfo sobre Antonio Estrada y Rescoldo:
Antonio Estrada, hijo del jefe cristero de Durango, Florencio Estrada, muerto
en combate en 1936, cuenta sencillamente, escuetamente, la reanudación
de la guerra en 1934 y la búsqueda de la muerte. Un lenguaje
perfectamente dominado, al servicio de un pensamiento tan claro como
simple, hace de este libro (Rescoldo. Los últimos cristeros) el único libro,
obra novelesca y obra histórica, escrito sobre los cristeros.
392
Sobre Rescoldo, al paso de los años: Jean Meyer, Guy Thiebaut, Vicente Leñero,
José Luis Martínez, Christopher Domínguez Michael, Adolfo Castañón, Juan José
Doñán, Ángel Arias Urrutia, Alicia Olivera de Bonfil, Agustín Vaca, María del
Carmen Lucía Ramírez Coronado, Irma Angélica Camargo Pulido, María Rosa
Fiscal, Luisa Paulina Nájera Pérez, Xorge del Campo y Álvaro Ruiz Abreu, entre
otros, han multiplicado los análisis, estudios, comentarios y críticas que ponderan
la alta calidad literaria de la novela. Al respecto; Adolfo Castañón señala que:
La eficacia de Antonio Estrada en Rescoldo, una de las grandes novelas
mexicanas deliberadamente desconocida por la crítica oficial, consiste entre
otras cosas en lograr un injerto bilingüe dentro de una obra literaria escrita
en español. Y no sólo eso: Rescoldo y La sed junto al río constituyen
391
GIL OLMOS, JOSÉ. “Rescoldo. Los últimos cristeros, vuelve a prensas luego de 28 años”, en:
El Nacional, Sección Cultura, México, domingo 12 de marzo de 1989, p. 2.
392
MEYER, JEAN. La Cristiada, Tomo I, México, Ed. Siglo XXI, 1977, p.404
371
también lecturas alternativas, diferentes, del territorio del noroeste de
México.
393
En relación a la parcialidad histórica e ideológica de Rescoldo, Agustín Cortés
Gaviño señala que Antonio Estrada:
No pretende defender ninguna tesis de manera apriorística sino que se
limita a narrar los acontecimientos con todas sus contradicciones, porque su
dramatismo no parte de las opiniones del autor sino del lógico desarrollo de
las situaciones y porque será la narración misma la que nos entregue la
posición ideológica no del autor sino de los personajes de la obra. (...)
Rescoldo es en realidad la única novela cristera que nos permite
acercarnos a lo que significó ese movimiento en el ánimo de los hombres
que lo vivieron, un tanto al margen de las causas sociales y políticas y los
intereses económicos que lo auspiciaron queriendo sacar las castañas con
la mano del gato. Nos permite, al margen también de sus motivaciones,
entender y hasta dolernos de las peripecias de ese puñado de hombres que
terminaron aislados, abandonados y combatidos tanto por sus enemigos
como por sus supuestos aliados, por quienes habían conformado su propio
bando.
394
La historia narrada en Rescoldo corresponde directamente a la vida personal del
propio Antonio Estrada. En La Cristiada, Jean Meyer cita repetidas veces la novela
Rescoldo y en el tomo I, el mismo Meyer comenta que “Rescoldo es una novela a
todo punto notable en cuanto al fondo y al contenido”.
395
Antonio Estrada Muñoz nació en el poblado de Santa María de Huazamota,
municipio de Mezquital, en el estado de Durango, el 23 de octubre de 1927 y fue
hijo del coronel cristero Florencio Estrada García y de Doña Dolores Muñoz. A la
edad de 7 años, el niño Antonio Estrada y su familia se encontraban en la Sierra
del Mezquital y, mientras Florencio Estrada luchaba en la Segunda Rebelión
393
CASTAÑON, ADOLFO. Arbitrario de la Literatura mexicana, México, Ed. Vuelta, Colección
Paseos # 1, 1993, p.84
394
CORTES GAVIÑO, AGUSTÍN. La novela de la Contrarrevolución Mexicana (La novela cristera),
México, Tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras,
UNAM, 1977, pp.59 a 60.
395
MEYER, JEAN. Op. Cit., p.404.
372
Cristera, contra las fuerzas federales y sus cuñados los Muñoz (caciques de
Huazamota), doña Dolores huía constantemente con sus hijos, escondiéndose en
las cuevas de la sierra y sufriendo hambres y frío para sobrellevar la lucha en la
Segunda Rebelión.
Florencio Estrada, Antonio Estrada y Dolores Muñoz
396
En 1936, al morir el coronel Florencio Estrada, doña Dolores se trasladó con sus
hijos a la ciudad de México. Los hijos fueron internados en la Escuela para
373
Huérfanos de Cristeros, en Mixcoac, Distrito Federal, y doña Dolores sin muchas
opciones se puso a trabajar como sirvienta.
Antonio, Florencio, Adolfo y Rogelio Estrada Muñoz, alumnos de la Escuela
para Huérfanos de Cristeros
397
Al egresar de la Escuela para Huérfanos de Cristeros (Asilo de la Divina Infantita),
donde hizo los estudios de primaria, secundaria y latín, el joven Estrada se
396
Florencio Estrada, Antonio Estrada y Dolores Muñoz. ARA, CESU, AH, UNAM, sección
fotográfica.
397
Antonio, Florencio, Adolfo y Rogelio Estrada Muñoz, alumnos de la Escuela para Huérfanos de
Cristeros, 1939, Archivo fotográfico personal de Adolfo Estrada Muñoz, facilitada por él mismo,
recogida por Antonio Avitia, en Huazamota, 1995.
374
matriculó en el Seminario Conciliar de León, Guanajuato. Allí cursó Filosofía,
Letras y Teología.
Recién casado con la yucateca Dora Maldonado, Antonio Estrada se dedicó a
trabajar de lo que saliera, e incluso fue velador en una fábrica de colchas en
Zumpango, Estado de México.
En 1953, Antonio Estrada, ingresó a la Escuela de Periodismo Carlos Septién, en
ese periodo estableció amistad con su condiscípulo Vicente Leñero y por esa
misma época se relacionó con Juan Rulfo. En 1955 Estrada comenzó a escribir
Rescoldo. Mientras tanto, como ejercicio del oficio, cubría gratis la fuente policiaca
de El Universal Gráfico.
398
Para 1959, Estrada tiene terminada su novela Rescoldo. Mientras escribía sus
novelas y cuentos lograba sobrevivir trabajando de lo que fuera, haciendo
artículos, reseñas de libros y correcciones de estilo, entre otros trabajos, para
varias revistas y periódicos como: Mundo mejor, Señal, Gente, El Universal y la
revista Siempre a incluso trabajó en Elektra (las tiendas del catálogo).
Todos los escritores mexicanos saben que, de entrada, es difícil publicar una
novela en el país y posiblemente, a finales de la sexta década del siglo XX lo haya
sido más, el campo se estrecha todavía más, cuando el contenido de lo que se
pretende publicar no corresponde a los intereses de los patrocinadores de la
inversión editorial.
Estrada, como miembro del Ejército Libertador Cristero, no podía publicar su
obra en editoriales oficiales.
La Iglesia, por su parte, tampoco se podía
comprometer en la publicación de Rescoldo, porque la novela no correspondía a
los lineamientos ideológicos del Episcopado y los conservadores quienes no
podían comprometerse a la ruptura de los términos de los arreglos de 1929, en los
que se especifica que los combatientes cristeros no podían ser tratados como
héroes y aparte porque, en Rescoldo, la Iglesia Católica no tiene la imagen ideal
de la santidad garantizada; las posibilidades de publicación se limitaban aún más
al saber que, en el Ejército Libertador Cristero, su dirigente, Aurelio Robles
Acevedo, sólo era capaz de publicar el periódico David. Todo esto sin tomar en
398
LEÑERO, VICENTE / Antonio Avitia, México, 1988.
375
consideración que, en los años sesentas del siglo XX, lo que más se leía en
México eran las historietas y no así los libros de puras letras. La única editorial que
en ese entonces, podía interesarse por Rescoldo era Jus, cuyo gerente, en ese
momento, era Salvador Abascal (ex dirigente nacional de la Unión Nacional
Sinarquista, UNS). La administración de Abascal en la editorial Jus, daba a ésta la
tendencia sinarquista de la derecha mexicana en sus textos. Los sinarquistas
guardaban serias diferencias ideológicas con la tendencia cristera. El catolicismo
social de los cristeros, no era muy compatible con el social cristianismo de los
sinarquistas. Además:
Publicar en Jus, en los años sesentas era condenarse al silencio, y no ser
considerado por la alta cultura mexicana, porque un libro de Jus era un libro
de derecha y era malo, aunque no se hubiese leído.
399
Así el panorama. La disyuntiva de Antonio Estrada estaba entre sufrir el silencio
de la alta cultura nacional y la corrección de sus textos por Salvador Abascal, o
que su obra nunca conociera los escaparates de las librerías ni las fichas de las
bibliotecas.
Abascal le corrigió varios libros hasta a José Vasconcelos, en
Botas, y así se quedaron; era muy puritano.
Ediciones
400
Rescoldo pasó por la censura de Salvador Abascal, pero afortunadamente, el
retoque se limitó a las malas razones y los cabrones se escribieron como
carbones, y ante el enojo de Estrada, los hijos de la chingada de su novela, se
transformaron en hijos de la tiznada, pero no había alternativa de publicación. En
opinión de Adolfo Castañón las novelas de Estrada:
Son nuevos mapas de México o por lo menos mapas de un México
desconocido, geografía de un México no dividido por estados, sino vivido
según las fronteras naturales y los límites que los rancheros de la región y
las comunidades huicholes han establecido. Rescoldo de Antonio Estrada
es la crónica de una masacre y la novela misma es el fuego en ascuas, el
399
400
Ibíd.,
LÓPEZ MENDOZA, JUAN / Antonio Avitia, México, 1988.
376
Rescoldo de aquel incendio cristero. Las obras de Antonio Estrada ilustran
cómo en México la literatura es estatal o no existe.
401
Las virtudes literarias de Rescoldo, así como su gran riqueza en la recreación del
lenguaje, evitan que la obra pueda ser juzgada a la luz de la exactitud histórica; a
pesar de ser un fiel ejemplo de la literatura testimonial, completamente original y
que nada tuvo que ver con los escritores de su tierra y de su tiempo, ganado por
un tema vivido y recurrente en una memoria infantil por demás lúcida, con una
compleja estructura narrativa.
El gran embrollo de la Segunda Rebelión Cristera que en el estado de Durango se
prolongó hasta 1941, con sus múltiples actores de: caciques Muñoz, Ejército
Federal, las compañías madereras, los tepehuanes y coras gobiernistas y las
defensas sociales de agraristas, versus los cristeros tepehuanes y mestizos, las
Bi-Bi, Brigada Invisible-Brigada Invencible o Brigadas Femeninas Santa Juana de
Arco, los miembros de la ACJM, Acción Católica de la Juventud Mexicana,
así como las miembros de la JCFM, Juventud Católica Femenina Mexicana, la
cada vez menos poderosa LNDLR, Liga Nacional Defensora de la Libertad
Religiosa, la Guardia Nacional y el Ejército Libertador Cristero del Estado de
Durango, ELCED, se mantuvo vigente, a pesar de que se había resuelto el
problema religioso y la cuestión de la educación socialista; y se transformó en una
lucha por la posesión y explotación del bosque y los minerales del Mezquital y por
la sobrevivencia de la etnia tepehuán.
En Rescoldo no hay objetividad histórica, como cristero, Florencio Estrada es
antigobiernista, en el periodo presidencial del general Lázaro Cárdenas del Río,
una de las épocas de mayor legitimidad del Estado Mexicano, pero Florencio
Estrada tampoco toma el partido de la Iglesia y los conservadores, toda vez que
estos lo han abandonado.
De esta manera Florencio Estrada toma el tercer partido, es decir, el bando
cristero. Los cristeros de Antonio Estrada se describen en Rescoldo casi como un
pequeño ejército loco, con un pensamiento que podría ser una primitiva relación
con la teología de la liberación, fuera de la jerarquía de la Iglesia y del Estado y
401
CASTAÑON, ADOLFO. Op. Cit., p.84.
377
sujetos sólo a las jerarquías militares del Ejército Libertador. Un ejército rescoldo
de la brasa de la Primera Cristiada que esperaba agarrar aire para volver a
prender el fuego de Cristo Rey, pero la leña del catolicismo social ya se había
quemado y estaba muy desparramada como para volver a encenderse.
El Ejército Libertador siguió existiendo, hasta los años sesenta del siglo XX,
aunque sin pelear y sin armas desde los cuarenta, hasta que el rescoldo se apagó
definitivamente.
Para la razón de Adolfo Castañón:
Vale la pena leer Rescoldo o La sed junto al río, de Antonio Estrada,
porque allí vemos surgir una mexicanidad, quizá por primera vez antiestatal:
Un México donde los representantes legales de la autoridad son retratados
como verdugos cancerberos, donde los héroes son los pequeños
campesinos que se oponen a la educación positivista, donde los mártires
son indistintamente criollos, mestizos o indígenas y lo más importante,
como en el caso de Antonio Estrada, un México donde mestizos, criollos e
indígenas no sólo comparten la cultura de estos últimos sino que se
inventan una especie de “patois” o dialecto híbrido de huichol y castellano .
402
En Rescoldo se introducen personajes de novela de tema cristero que no
aparecen ni aparecerán en las demás novelas de tema cristero. Se trata de los
cristeros indígenas no católicos. Coras, huicholes, tepehuanes y mexicaneros se
unieron a las Cristiadas, en pro y en contra, de acuerdo a intereses que poco o
nada tenían que ver con los templos y las sotanas, cosas extrañas y poco
frecuentes en el ámbito serrano. El encuentro y la tensión ritual y litúrgica junto
con las tragicómicas situaciones sincréticas, aportan a Rescoldo una originalidad
sin similitudes en la literatura mexicana.
Entre 1961 y 1962 Antonio Estrada radicó en San Luis Potosí, ahí participó en el
Movimiento Navista, que dirigió el doctor Salvador Nava, contra el cacique
potosino Gonzalo N. Santos; y Estrada en su reportaje político La grieta en el
402
Ibíd., p.84
378
yugo, recogió la secuencia del movimiento, compiló corridos y testimonios de la
lucha contra quien él llamó El Señor del Cargaleote y señaló la participación de la
UNS, Unión Nacional Sinarquista, de San Luis Potosí, en la lucha contra Santos.
Como consecuencia de la publicación en la primera edición de La grieta en el
yugo, Antonio Estrada se vio obligado a huir de San Luis Potosí, junto con su
esposa y sus entonces tres hijos, hasta Mérida, Yucatán, para salvarse de la
persecución de los esbirros de Gonzalo N. Santos, toda vez que los secuaces del
cacique, sin el menor escrúpulo, prendieron fuego a la primera edición del libro de
Estrada, aunque rápidamente se hizo una segunda edición.
Como narrativa literaria, La grieta en el yugo tiene poco valor, en algunos
momentos el texto es tan combativo que raya en el panfleto, es más bien, como su
nombre lo dice, un reportaje político.
En la lucha política potosina de principios de los años noventa del siglo XX, La
grieta en el yugo fue uno de los textos que inspiró el nuevo brío del movimiento
democrático del doctor Salvador Nava.
En agosto de 1964, El Universal publicó el cuento Vente, pasmao con el que
Estrada ganó el concurso mensual de la sección dominical, Revista de la semana,
del citado periódico.
Vente, pasmao también aparece en el libro de cuentos
Narrativa típica y trata del reencuentro amistoso de dos alejados ex enemigos de
la Sierra de Durango.
Para agosto de 1965, el número 4 de la revista El Cuento publicó Los benditos,
como parte de la colaboración de los lectores a la revista. En Los benditos se
narran algunas costumbres de la etnia tepehuán y su relación con los vecinos
(mestizos). La misma revista en su número 13 ofreció a sus lectores el cuento El
Sombrero. En este relato hay una gran similitud de situación con la muerte de
Florencio Estrada, en Huejuquilla el Alto, Jalisco; visto por su hijo, pero el autor
decidió cambiar el tiempo del relato y en lugar de ubicarlo en medio de la Rebelión
Cristera, lo establece en medio de la Revolución, asimismo el espacio lo sitúa en
Sombrerete, Zacatecas, y al personaje le trueca el nombre por el ficticio Emeterio
Sosa, cuyo sombrero es llevado por los federales, como trofeo de guerra, ante la
379
mirada impotente del hijo.
Es posible que para ese momento, Estrada ya no
quisiera publicar sobre los cristeros.
Estrada siguió escribiendo en condiciones por demás difíciles y a principios de
1967, sale a la circulación La sed junto al río, que es la novela menos estudiada
de Estrada, de la que pocos han gozado su complicada, pero bien lograda,
estructura literaria y que se refiere al limitado campo de decisión de las mujeres,
en el ámbito rural de los años cincuentas del siglo XX.
En las fojas de La sed junto al río, editorial Jus enumera las obras de Estrada y se
compromete a publicar sus textos inéditos: Rescoldo, con un tiraje de 4 mil
ejemplares, publicada en 1961.
La sed junto al río, con un tiraje de 3 mil
ejemplares y publicada en 1967 y Los indomables, que la editorial anunciaba
como, en prensa. Las tres novelas anteriores conforman el Tríptico duranguense,
de novela costumbrista de Antonio Estrada.
También se menciona en las fojas de La sed junto al río: La grieta en el yugo
(reportaje político-caso San Luis Potosí) con dos ediciones: la primera en enero de
1963 y la segunda en junio de 1963, de 5 y 10 mil ejemplares respectivamente.
De la misma manera se anunciaba la próxima aparición de la novela moderna La
buena cizaña y de la colección de relatos Narrativa típica-Fábula popular.
Lo cierto es que sólo Rescoldo, La sed junto al río y La grieta en el yugo y algunos
cuentos, son las únicas obras de Antonio Estrada que han conocido los tipos de la
imprenta. Se preguntaba Adolfo Castañón:
¿No es significativo que novelas como las de Antonio Estrada: Rescoldo y
La sed junto al río no hayan sido ampliamente reeditadas y que incluso
existan, hasta donde sabemos, manuscritos inéditos de este autor admirado
por Juan Rulfo?.
403
En 1967 Jean Meyer se comunicó con Estrada y éste le aclaró algunos puntos
sobre la Segunda Rebelión Cristera y le señaló la verdadera historia de Valentín
de la Sierra, que también se incluye en la Narrativa típica.
Para ese entonces la situación económica del novelista había mejorado
parcialmente, trabajaba como director de la revista interna de la compañía ICA,
403
Ibíd.., p.363.
380
Ingenieros Civiles Asociados, mientras que la Secretaría de Educación Pública, en
México, lo tenía registrado como el número uno para ser presentado, en junio de
1968, dentro del ciclo: Los narradores ante su público, como parte de los festejos
de la Olimpiada Cultural.
Todo iba bien, pero desde diciembre de 1967, el escritor comenzó a sentirse mal y
el 7 de abril de 1968 un infarto al miocardio terminó con su creativa existencia.
La historia de los textos inéditos de Estrada es por demás lamentable, la suerte de
Los indomables fue que unos dos meses después de la muerte de Antonio
Estrada, su viuda recibió, del Fondo de Cultura Económica, el legajo mecanoscrito
de Los indomables y una carta, en donde, además de darle el pésame, le
comunicaban que, como su marido ya había fallecido, no tenía sentido la
publicación de su texto. La edición de Los indomables hubiera completado el
Tríptico Duranguense, ambientada en el seno de la etnia tepehuán.
Del libro de cuentos Narrativa típica, varios se han publicado, de manera aislada.
Esta serie de cuentos se desarrollan en la zona que comprenden los límites entre
los estados de Durango, Jalisco, Zacatecas y Nayarit, pedazos de estados llenos
de sierra caliente e inaccesible, donde prendieron con mayor fuerzas las
Rebeliones Cristeras.
El estilo literario natural de Antonio Estrada fue el costumbrismo. Según Thiebaut:
Estrada no representó a la parte ortodoxa de la literatura cristera, sino más
bien la parte disidente y la fuerza literaria y el tema de Rescoldo superan su
estilo costumbrista.
404
Sin importar lo anterior, en La buena cizaña, Estrada incursionó en un estilo más
moderno, al narrar el conflicto moral de un sacerdote católico que rompe el
celibato y las presiones a las que se ve sometido por parte de la curia y por la
cizaña de la asidua e insidiosa feligresía.
Antonio Estrada fue bien querido por sus amigos escritores, al momento de su
muerte, algunos de ellos abrieron una cuenta bancaria a nombre de su viuda Dora
Maldonado, y Juan Rulfo, el entrañable amigo de Estrada, nunca olvido depositar
dinero a la cuenta de doña Dora:
404
THIEBAUT, GUY. / Antonio Avitia, México, 1986.
381
Juan Rulfo nos mandaba dinero al banco cada mes, ese señor nos ayudó
mucho, aunque nunca lo conocí.
405
Luego de una campaña periodística y de las recomendaciones de Jean Meyer, en
1989, editorial Jus volvió a imprimir Rescoldo y La sed junto al río; sin embargo,
nadie se ha ocupado de los inéditos del escritor. En el mismo año, Christopher
Domínguez Michael, en su Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, primer
tomo, reproduce dos capítulos de Rescoldo y cita algunos reconocimientos al valor
literario del mismo, como parte importante de la literatura nacional.
Haciendo una desinteresada apología del escritor, Jean Meyer escribió sobre
Estrada en los siguientes términos:
Valiente, publicó reportajes atrevidos sobre el caciquismo en Baja California
y San Luis Potosí; a la hora del movimiento cívico potosino encabezado por
el doctor Nava se la jugó publicando La grieta en el yugo, libro que le valió
la persecución, los sustos, el acoso constante que le llevaron a una muerte
prematura. Juan Rulfo admiró su talento y lo defendió en la Casa del
Escritor Mexicano (…) Rescoldo debería figurar en la colección Lecturas
Mexicanas.
406
En el ambiente globalizado, el lenguaje arcaico de las zonas aisladas del país se
torna como algo extraño, por su gran riqueza de vocablos y sus estilo coloquial, si
volteamos a la provincia, veremos que Estrada narra, con ese lenguaje casi
olvidado, una realidad que para algunos es del siglo diecinueve, pero que en la
cuarta y quinta décadas del siglo XX, era vigente en el Mezquital.
Estrada dejo inéditos varios textos; las novelas: Los indomables y La buena cizaña
y el libro de cuentos Narrativa típica al que; al parecer, quería cambiar el título por
el de Sembrar un manantial.
Inéditos e inconclusos quedaron el ensayo Los cristeros y la Literatura y las
novelas: La tierra era blanca, El enemigo y Cinco mujeres. Todos los inéditos de
Antonio Estrada son propiedad de la familia que le sobrevivió.
405
ESTRADA, DORA MALDONADO VIUDA DE. / Antonio Avitia, México, 1988.
MEYER, JEAN. “Valentín de la Sierra, Historia de un mito”, en: Sábado, Suplemento del
periódico Uno más uno, México, 11 de febrero de 1989, p. 4.
406
382
En el año de 1999, editorial Jus sacó a la venta la tercera edición de Rescoldo,
esta vez con el número 6 de la Colección Clásicos Cristianos y con prólogos de
José Luis Martínez y Jean Meyer. En la tercera edición de Rescoldo se corrigieron
los yerros que, como producto de la corrección de Salvador Abascal, aparecieron
en la primera y segunda ediciones, además se le añadió un vocabulario para
explicar el significado de algunos regionalismos y palabras de origen tepehuán.
En la primera edición de Rescoldo, el tiro fue de cuatro mil ejemplares. En la
segunda de tres mil y en la tercera de dos mil. En total, durante 42 años, sólo
nueve mil ejemplares de Rescoldo han circulado por las librerías y bibliotecas del
país. La obra de Antonio Estrada Muñoz incluye:
Novela: Rescoldo. Los últimos cristeros, 1961. La sed junto al río, 1967. Los
indomables, inédita. La buena cizaña, inédita. Cuento: El Cura de los muertos,
1964. La cruz de la huertera, 1964. Los benditos, 1964. El sombrero, 1965. El
pañito, 1968. La gavilla, 1968. La otra mejilla, 1968. Leandra, 1968. La cita, 1968.
El lobo, 1989. Udocio Mister, 1989. Valentín de la Sierra, 1989. Vente pasmao,
1989. Remedios, 2000. Suerte de San Antonio, 2000. Cómo nacen las culebras,
2001. Sembrar un manantial, 2001. Narrativa típica-Fábula popular- libro de
cuentos inédito. Ensayo: Figuras durangueñas, 1964. Los tepehuanes. La tribu
más desconocida en la República, 1964. ¿Hubo Pigmeos? Por tierras
durangueñas. Testimonios de que poblaron Bardantam, 1964. Recorrido
inolvidable. Un camino de prodigio para llegar a Durango, 1964. Reportaje
Periodístico: La Grieta en el Yugo, 1963.
407
407
CAMARGO PULIDO, IRMA ANGÉLICA. Rescoldo, Los últimos cristeros de Antonio Estrada.
Valor literario e histórico en sincronía, México, tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura
Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2003. Ver también: MARTÍNEZ., JOSÉ LUIS.
“La mejor novela cristera”, en: ESTRADA, ANTONIO. Rescoldo, México, Editorial Jus, Tercera
edición, Colección Clásicos Cristianos # 6, 1999, pp.5 y 6. MEYER, JEAN. “Rescoldo”, en:
ESTRADA, ANTONIO. Rescoldo, México, Editorial Jus, Tercera Edición, Colección Clásicos
Cristianos # 6, 1999, pp.7 a 11. DOMÍNGUEZ, MICHAEL, CHRISTOPHER. Antología de la
narrativa mexicana del siglo XX, Tomo I, México, Fondo de Cultura Económica, Colección Letras
Mexicanas, 1989, pp. 51 a 53 y 423 a 434. MARTÍNEZ, JOSE LUIS y CHRISTOPHER
DOMÍNGUEZ MICHAEL. La Literatura mexicana del siglo XX, México, CONACULTA, 1995, pp. 98
a 99. MUSACCHIO, HUMBERTO. Milenios de México. Diccionario enciclopédico de México, Tomo
I, México, Raya en el Agua, 1999, pp. 922.. Ver también: THIEBAUT, GUY. Le Contre-Révolutión
mexicaine á travers sa Littérature,.Paris, L’Harmattan, l997, pp. 300 a 301. CAMPO, XORGE DEL.
Diccionario ilustrado de narradores Cristeros, Zapopan, Jalisco, Editorial Amate, 2004, pp. 37 a 38.
CORTES GAVIÑO, AGUSTÍN. La novela de la Contrarrevolución Mexicana (La novela cristera) ,
383
Portada de la primera edición de Rescoldo
408
México, Tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras,
UNAM, 1977,pp. 59 a 62. NÁJERA PÉREZ, LUISA PAULINA. La narrativa cristera (Visión
panorámica), México, Tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Facultad de
filosofía y Letras de la UNAM, 1986, p. 101. OCAMPO, AURORA M. y Col. Diccionario de
escritores mexicanos, Desde las generaciones del Ateneo y novelistas de la revolución hasta
nuestros días, Tomo II (D – F), México, UNAM / Instituto de Investigaciones Filológicas, 1992, pp.
139 a 140.
408
Portada de la primera edición de Rescoldo. ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, los
últimos cristeros, ed. Jus, colección Voces Nuevas # 17, México, 1961.
384
Antonio Estrada Muñoz, en 1950 (circa)
409
409
CAMARGO PULIDO, IRMA ANGÉLICA. Rescoldo, Los últimos cristeros de Antonio Estrada.
Valor literario e histórico en sincronía, México, tesis de Licenciatura en Lengua y Literatura
Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2003.
385
Antonio Estrada, el rescoldo de los cristeros, en la ciudad de México, en
1960 (circa)
410
410
Antonio Estrada, el rescoldo de los cristeros, en la ciudad de México. Archivo personal de doña
Dora Maldonado viuda de Estrada, facilitada por ella misma recogida por Antonio Avitia, en la
ciudad de México, en 1988.
386
Rescoldo. Los últimos cristeros, de Antonio Estrada Muñoz, 1961
Reseña: En un día, de la década de los cincuenta, del siglo XX, Antonio Estrada y
su madre Dolores Muñoz recién acaban de llegar a Huejuquilla El Alto, Jalisco y
visitan los lugares en donde el coronel Florencio Estrada, padre y esposo de
ambos respectivamente, peleó y murió durante la Segunda Rebelión Cristera.
Doña Dolores se acuerda de muchos detalles del final hacia atrás y Antonio
recuerda mejor iniciando por el principio de los acontecimientos.
El 15 de septiembre de 1934, en el Mezquital, en medio de la gran fiesta por la
Independencia de México. Florencio Estrada goza de la compañía de su amigo, el
mayor Ignacio Tejeda.
El Mayor Tejeda se duele que su amigo Florencio no haya aceptado adherirse al
gobierno, toda vez que sabe que Florencio Estrada siempre será cristero y que
será inútil el intentar disuadirlo de su forma de pensar. En un duelo de coplas, el
Mayor Tejeda inquiere, cantado, la filiación de los serranos a la Segunda Rebelión
Cristera que es dirigida por Lauro Rocha. Sin embargo, en ese momento todos
aprecian la paz y la fiesta mexicana.
Días después, Florencio le comunica a su angustiada esposa que de nuevo van a
tener que irse a la sierra a pelear por Cristo Rey, que habrá una nueva
Revolución. De inmediato, Florencio se ajuarea de rebelde y carga hasta con las
ollas, en su caballo y sus machos. El Galafre y El Sultán, los perros de la familia,
lo siguen fieles.
A campo abierto y durante la travesía, la familia entera llora su suerte. Algunos
habitantes de Mezquital, huyendo de la inminente guerra, toman camino para
Fresnillo, Zacatecas. Mientras avanzan en su huída hacia la sierra, los niños
Estrada observan el arribo de los soldados federales. La huída se hace
desesperada, bajo la metralla federal y en medio de los carrizales. Los soldados
se llevan todo lo que los mezquitaleños cargaban. Florencio intenta y logra
distraerlos y después se vuelve a juntar con su familia. Para ese momento los
soldados han tomado otro camino.
387
Florencio Estrada da lectura a una misiva que le ha enviado su amigo el
Gobernador del Estado de Durango, en la cual se le conmina a salir del territorio
estatal porque sus enemigos, Los Muñoz de Huazamota; hermanos de Dolores y
a la vez sus cuñados, han logrado que el gobierno federal ordene su persecución
y fusilamiento. Florencio también lee otro oficio, éste emitido por el General de
Brigada Comandante de la Décima Zona Militar en el que se entera de que los
efectivos del ejército regular tienen la orden literal de acabar con él.
Se trata de la cacería de las cabezas que han quedado de la Primera Rebelión
Cristera. De hecho, únicamente quedan los jefes cristeros de Durango y éstos, a
su vez, reflexionan si no será mejor emigrar a otros lugares antes que pelear otra
nueva guerra.
Florencio Estrada rememora cuando se alistaron a la Primera Rebelión, de cómo
regresó de los Estados Unidos para levantarse y el solemne juramento que todos
los cristeros hicieron, en el Sagrario de Durango, ante Dios y por la defensa de la
religión.
En la noche siguiente, los mezquitaleños perseguidos y atosigados rompen el
cerco que les han puesto los soldados federales. Los que huyen son: Florencio,
Dolores, la tía, los hijos, Sotero, el peón indígena, y Altagracia, la sirvienta
tepehuán.
Los Estrada logran ponerse relativamente a salvo y se improvisan bastimentos
silvestres. Logran juntarse con otras familias perseguidas y juntos ven con una
gran pena y desolación cómo el humo, que sale de sus casas incendiadas por los
soldados, se eleva al cielo.
En la sierra, cualquier sospechoso de ser cristero es liquidado sin ningún
cuestionamiento. Los mezquitaleños lloran la muerte de sus pueblos y en medio
de la desgracia rezan rosarios y cantan himnos cristeros, enarbolando la bandera
del Ejército Libertador Cristero.
Don Atilano, un anciano ex villista que tiene por familia a una nieta, desenvuelve
un papel en el que se declara la justicia de la Cristiada, supuestamente firmado
por el Papa Pío XI. En el texto se lee la promesa del cielo ganado al luchar la
guerra por Cristo Rey. Al cuestionársele la validez del documento para la Segunda
388
Rebelión Cristera, después de los arreglos. Don Atilano responde que Lo escrito.
Escrito está.
A los involuntarios y atosigados cristeros de la Segunda Rebelión se les junta
gente de Nombre de Dios y miembros de la ACJM de la ciudad de Durango.
Entonces hace su aparición El Jabalín, corridista oficial de los cristeros de
Durango. Los acejotaemeros declaran que no tienen ligas con sus correligionarios
citadinos.
Los soldados que persiguen a los cristeros dan muerte a La Novia, la mejor vaca
de los Estrada y se reparten su carne. Los Estrada le lloran, La Novia era como de
la familia.
Los soldados continúan con el incendio y el saqueo de los pueblos y el arreo del
ganado, mientras que a lo lejos, los cristeros se despiden de sus animales. El niño
Antonio Estrada le llora a la Prieta Gualama, su querida vaca que se quiere
regresar. El saqueo de las pertenencias y los ganados es inmisericorde.
Con el coraje acumulado, los cristeros se preparan para iniciar su precaria
campaña de guerra, mientras los niños juegan seriamente a los cristeros y
federales. Todo ello en el ambiente de las quebradas de la sierra con altas
temperaturas en lo bajo y con el insoportable frío de las cumbres.
Los cristeros de los jefes Florencio Estrada y Federico Vázquez atacan
sorpresivamente Mezquital. Reunión de cristeros mestizos de Trinidad Mora,
Florencio Estrada, Federico Vázquez y Valente Acevedo, con los cristeros
tepehuanes de Chano Gurrola. Durante la reunión Valente Acevedo prejuzga la
capacidad de combate y la mala calidad de los machos, pertrechos y armas de los
tepehuanes, por lo que Chano reta a una carrera de remudas a Valente. En la
carrera parejera gana el macho del tepehuán. Lo que se había apostado era las
armas y los caballos. Acto seguido, los cristeros mestizos y tepehuanes unidos
emboscan a los soldados federales y durante el ataque tiene algunas bajas de
cristeros, incluyendo a Zermeño, un acejotaemero de Durango. Sepultura de
cristeros caídos con honores y ceremonial cristero serrano.
El padre Sergio Vargas, representante de la Arquidiócesis de Durango, con actitud
prejuiciosa y despectiva, visita el campamento cristero e indica a los combatientes
389
que deben amnistiarse. Les argumenta que hay garantías, a esta indicación los
cristeros se oponen. Para ese momento las razones de lucha de los cristeros
serranos no son las mismas que las de la Iglesia Católica:
-Perdone otra vuelta mi mala cabeza, padrecito… Pero aunque seamos
unos rancheros de lo más cerrados, sabemos dos cosas. Si el Papa nos
quitó el compromiso, nuestros adentros ya nunca lo podrán hacer. No le
hace que los demás hayan corrido… Mire, señor cura: en esta sierra
acostumbramos a cumplir la palabra empeñada a cualquier hombre. Cuánto
menos nos vamos a rajar con Dios.
411
Las malas negociaciones del padre Sergio Vargas son inútiles
y no puede
convencer a los cristeros de que depongan las armas y se establezcan en otros
lugares. Así, al sacerdote Sergio Vargas no se le ocurre otra cosa más que
excomulgar a los cristeros, dejando en la zozobra, el desconcierto y el desamparo
espiritual a los soldados de Cristo.
Florencio Estrada ordena la dispersión de sus tropas para obtener una mayor
eficiencia de la guerrilla. Unos se dirigen a Durango, otros a Nayarit y otros se
quedan en la sierra. Son los inicios del año de 1935. Los ataques cristeros se
hacen a varios poblados y trenes. Florencio Estrada, a pesar de que recibe pocos
apoyos ataca Huejuquilla.
Las integrantes de las Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco, o Brigada
Invisible-Brigada Invencible, Bi-Bi, están en una junta en la que se informa que no
reciben apoyo de ninguna parte. El gobierno intercepta los envíos de armas y los
cristeros de Florencio Estrada tienen que comer puras tunas.
Los jefes cristeros de las diversas guerrillas de Durango, bajo el mando de
Trinidad Mora, con sus respectivas tropas se juntan. Se cuestionan la lealtad y la
fidelidad a la causa. Alguien propone hacer un nuevo juramento y Florencio
Estrada se opone. La realidad de la escasez de parque abate a todos.
Mientras tanto, doña Dolores, junto con sus hijos, sobreviven en una quebrada
poco accesible de la sierra. No tienen la opción de la huída. Ya saben que si son
411
ESTRADA MUÑOZ, ANTONIO. Rescoldo, los últimos cristeros, México, Ed. Jus, Colección
Voces Nuevas # 17, 1961, p.55.
390
aprehendidos, las mujeres son conducidas a la Colonia Penal de las Islas Marías,
mientras que los niños serán incluidos en las listas de las Escuelas para Hijos del
Ejército y su destino será el ser militares. En la quebrada, Florencio y sus soldados
visitan frecuentemente a los Estrada y le informan a doña Dolores de cómo
transcurre la guerra. De Florencio sólo se sabe cuando esta triste en los
momentos en que toca su lastimero acordeón. La principal preocupación de los
cristeros es la falta de parque. Los envíos son descubiertos o simplemente no
llegan a su destino.
Para evitar ser sorprendidos por el enemigo, los Estrada constantemente cambian
de paraje y de refugio. La naturaleza de la sierra es exuberante y descrita a
detalle. Plantas, animales y orografía se imponen y conforman otro personaje
protagónico de la novela. Doña Dolores y sus hijos sobreviven de la recolección y
de la fisga. Altagracia, la leal tepehuán, los enseña a aprovechar al máximo las
cosas que la sierra les brinda para sobrevivir.
Mientras tanto, los guerreros cristeros son emboscados y están desesperados. Sin
embargo logran salir con bien. En lugar de parque, reciben de las Bi-Bi, medallitas
con las imágenes de Cristo y la Virgen de Guadalupe y tienen que rellenar sus
casquillos de cartuchos usados por no tener parque nuevo.
Doña Dolores sufre de tristeza y soledad por la ausencia de Florencio y por la
incertidumbre en que se vive la Segunda Cristiada. Las oraciones son el único
consuelo y estímulo. El Galafre, con sus cacerías surte de algo de bastimento a la
familia.
A la sazón Sotero y otro tepehuán, Domingo Soto, van por los Estrada para
llevarlos adonde se encuentra Florencio quien ha resultado herido en un encuentro
contra las tropas del gobierno. Sin embargo durante el viaje, la creciente del río
Hondo no los deja pasar.
Altagracia y Domingo Soto se entienden sentimentalmente. Por su parte, en medio
de la creciente del río, Sotero le declara su amor a Altagracia y ella no le define
sus preferencias. Dos días después el Hondo les permite pasar. Por fin, la familia
Estrada logra llegar a la cueva en la que Florencio se recupera. Por la herida no
pudo huir. Los soldados federales tienen ahora el apoyo de los indígenas coras y
391
huazamotecos gobiernistas. Doña Dolores escucha el relato de una batalla campal
cuerpo a cuerpo; en la que los soldados federales y sus auxiliares gobiernistas
pelean contra los cristeros: mestizos, tepehuanes y coras.
A quienes han caído prisioneros del gobierno, los soldados federales intentan
hacerlos renegar de su causa y como contestación, los cristeros entonan sus
alabanzas. Entre los heridos se encuentra también el viejo ex villista don Atilano,
quien, mientras se recupera, canta corridos de La Villada.
En medio de la convalecencia de Florencio, doña Dolores le hace saber a su
marido que tiene todo su respeto y apoyo por su valiente lucha por la religión. Al
mismo tiempo lo estimula para que continúe la guerra:
Ahora sí los estoy mirando firmes con Dios, Florencio. Me arrepiento de
haberme retobado por esta bola. Ahora yo también digo que debemos
seguir hasta acabar la obra. Ni mis hijos ni yo valemos más que Cristo Rey.
y es más, no pararé de llamarlos yeguas juilonas, si algún día quieren
correr.
412
A los muertos cristeros se les hace un sencillo ceremonial en el que, antes de
darles sepultura, por unos momentos, sus cuerpos son cubiertos con la bandera
cristera. Ese es el mínimo ritual que espera cada cristero de sus compañeros de
armas.
Domingo Soto y Sotero pelean por el amor de Altagracia. Sin embargo Domingo
amansa (seduce) a Altagracia y ella complacida le corresponde. Frumencio, el
hermano cuate de Florencio, también está muy mal herido de una pierna y el
chamán huichol, sorbiéndole la pus, logra salvar al jefe cristero.
En el campamento cristero los soldados federales son avistados. Hay alarma
general y todos están listos para el combate. Afortinados en las alturas, los
cristeros resisten, lanzan granadas a sus enemigos y, provocando un
alud,
acaban con el flamante cuerpo de federales y las defensas huicholas y
tepehuanes auxiliares que los atacaron. Luego, una tormenta cerrada provoca una
nueva creciente del río Hondo que hace desaparecer todo vestigio de la pasada
batalla de gobiernistas contra cristeros.
412
Ibíd., p 86.
392
En la batalla, los cristeros hicieron prisioneros a varios individuos de la familia
Muñoz, parientes de Dolores, y para Florencio Estrada, no queda más remedio
que fusilarlos, toda vez que durante la Primera Rebelión, también habían sido
aprehendidos y se les perdonó la vida con la condición de que ya no actuaran
contra los cristeros y faltaron a su palabra. Dolores no es capaz de cuestionar la
decisión de Florencio.
Los cristeros llegan al poblado tepehuán de Candelaria. Los tepehuanes ponen
una prueba de amistad a El Gringo y El Charro, a quienes poco conocen. La
prueba consiste en que los tepehuanes ofrecen a los visitantes frutas casi
podridas y si el visitante las rechaza ello determinará que nunca podrán ser
amigos de él. Caso contrario, si el visitante come de buena gana lo que se le
ofrece, se le recompensa con lo mejor de la comida tepehuán y con la amistad
perenne.
Los cristeros acampan en las faldas del Cerro de Las Papas y hasta allí llegan los
aviones de la Fuerza Aérea Mexicana, FAM, cuyos pilotos no dudan en soltar sus
bombas sobre la población civil o el enemigo cristero. Durante el bombardeo
varios habitantes tepehuanes de Candelaria resultan muertos o heridos, mientras
que los cristeros logran derribar un avión y al fallecido aviador lo despojan de su
dentadura de oro.
Lucila, una de las integrantes de las Bi-Bi y de la Archicofradía de las Hijas de
María, se resiste parcialmente al cortejo de un teniente federal. Sin embargo, su
resistencia tiene el límite suficiente para obtener del teniente la
información
estratégica sobre los movimientos de tropa y así poder alertar a los cristeros.
En Huejuquilla, durante una junta general de las Hijas de María y las Bi-Bi,
realizada como fiesta de cumpleaños para no despertar sospechas, se establecen
las estrategias, objetivos y operaciones de la organización. Se reporta que por sus
actividades corren el peligro de ser excomulgadas, que el padre Montoya,
rompiendo su voto de obediencia, se decide a ir a auxiliar a los combatientes
cristeros. La vieja Celis reporta que dio muerte a trece federales envenenándolos,
cuando ellos le pidieron de comer. También se informa que los envíos de armas
393
son bloqueados por una mujer llamada Rosa, mejor conocida como La Coralilla.
Entre las Bi-Bi se sortean la comisión de ejecutar a Rosa y al general Elizondo.
Cándida resulta la ganadora de la rifa y sin tardanza cumple su misión. Engaña y
embosca a Rosa La Coralilla y la sorprendida Rosa es aprehendida por los
cristeros.
El padre Montoya llega a visitar a los cristeros en su propio campamento, convive
con los tepehuanes y pasa la difícil prueba de la amistad. Hace sacramentos
atrasados entre la feligresía y dice misa serrana, a campo abierto. Todos los fieles
se muestran devotos, toda vez que el padre Montoya se muestra humilde y pobre
como todos ellos.
Jesús Estrada, hermano de Florencio, intenta convencer a Rosa La Coralilla su
prisionera, de que sirva a La Cristiada como correo de parque. La Coralilla, por
respuesta se declara como atea y rechaza tajantemente la proposición de Jesús.
Mientras tanto en Candelaria el padre Montoya intenta formalizar, de acuerdo con
los cánones de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, las uniones maritales de
los tepehuanes, es decir que intenta casar a los tepehuanes polígamos quienes,
según Antonio Estrada, no habían sido bien catequizados por los jesuitas en la
época colonial. El padre Montoya condiciona a los tepehuanes su monogamia
para poder ser soldados de Cristo y los tepehuanes dicen que prefieren dejar de
ser cristeros a abandonar a sus varias esposas. En el afán de llegar a un arreglo
medianamente litúrgico, poco católico, que garantizará que siga habiendo cristeros
tepehuanes no católicos, el padre Montoya cede parcialmente. Así, los
tepehuanes se casan como católicos con una sola mujer, sin dejar de tener varias
esposas como tepehuanes. En las ceremonias, se turnan para ser compadres.
Gran fiesta y borrachera. Al día siguiente se castiga a cintarazos a los que se han
excedido en el festejo. El padre Montoya dice a los fieles cristeros un reconfortante
sermón guerrero. Todos los cristeros lloran y le piden el sacramento de la
extremaunción porque saben que tal vez sea la última vez que vean a un
sacerdote católico.
Chano Gurrola, el jefe cristero tepehuán, explica las causas por las que los
tepehuanes participan en la Cristiada: Chano Gurrola habla de la defensa de la
394
integridad territorial del bosque y de la étnia ante la tala indiscriminada de los
pinos de la sierra sagrada, del honor como seres humanos, de las alianzas y
compromisos con sus vecinos los mestizos y las otras étnias de la región: Coras,
Huicholes y Mexicaneros, y finalmente la defensa de sus propias creencias
sincréticas y de la religión católica que, en el entorno, es relativamente lejana, al
no tener sacerdotes católicos de planta y no contar con templos católicos de la
propia étnia, lo que hace que El Vaticano y el Episcopado mexicano y la
Arquidiócesis durangueña les sea completamente indiferente.
-Mira. Pagrecito – le explicaba Chano-. Tipihuán entra Cristiada por mucho
sentido con gubierno. Tamién coraje vecinos ese Huazamota y Mezquital, y
hermanos tipihuán Ocotán y Xoconoxtle. Este Ocotán y Xoconoxtle,
siempre mete cuchara contra Candelaria. (…)
-Huazamota y Mezquital roba ganados y mujier, tumba pinos, siempre harto
pino. Ese Chon y Flores con gubierno, todo dice tá bueno; no respinga
asina Chano Gurrola, por carajadas vecinos y gubierno. Hermanos Chon y
Flores, ya no recuerda cosa sagrado Sierra, que deja nosotros
antepasados. –Cuando hermano Florencio decir si tipihuán contra gubierno,
toda nosotros responde: Tá bueno –apoyó el abuelo Doroteo, tata de
Chano-. Ese Estrada siempre amigo tipihuán, siempre quiera harto. Si
gubierno dice mata Estrada, Doroteo consejo Chano: alevanta con él, hijo.
Hora también peleya nosotros por Diosito, tamién por Gualupita, a ver si
gubierno porta mijor con tipihuán. (…)
-Día prontito, nosotra no tiene onde viva. Vecino Mezquital recula, recula
siempre más dentro Sierra. Todo sierra viene pelando palos. Tipihuán no
puede vivir asina sin pino.
413
Al momento en que el padre Montoya va a dejar a su grey serrana, todos los
cristeros le hacen una muy sentida despedida y lo acompañan un buen trecho del
413
Ibíd., pp. 123 a 124. Para las etnias del sur del estado de Durango: coras, huicholes,
tepehuanes y mexicaneros, el término vecino se aplica a los mestizos y criollos y el término
hermano se usa para denominar a los miembros de cualquier etnia de la región.
395
camino, entonando canciones y corridos. Es entonces cuando Florencio se entera
de que doña Dolores está de nuevo embarazada.
En medio de las campañas cristeras se suscita una desagradable desavenencia
entre los jefes Federico Vázquez y Florencio Estrada por diversas tropelías que
han causado los tepehuanes gobiernistas a los que se les ha confundido con
cristeros. La situación está a punto de salirse de control y ambos jefes no dudan
en batirse en un inútil y fatal duelo, al tiempo en que el capitán Jesús, más
prudente, apuntándoles a los dos con el cañón de su rifle, los conmina a que
arreglen sus diferencias. Una vez que los jefes están más calmados, la tropilla
cristera les compone unas emotivas mañanas, que todos sin excepción celebran y
cantan.
Hechas las paces, Federico Vázquez le confiesa a Florencio Estrada que se vio
obligado a ejecutar al jefe Valente Acevedo por el hecho de que se le había
comprobado su traición a los cristeros, dando parte de la ubicación de los
campamentos cristeros a los aviones de la FAM, la ejecución también alcanzó a
Rosa, La Coralilla, por seducir a su custodio Nemesio Espejel, para poder darse a
la fuga.
Es enero de 1936, en medio de sus movilizaciones, los Estrada se ocultan en una
peña a mitad de un cordoncito, por demás inaccesible. Aún así, los hombres de
Federico Vázquez encuentran a la familia de Florencio Estrada y no caben en su
sorpresa al descubrir que Florencio está peleando la Segunda Cristiada con todo y
su familia. Los cristeros de Vázquez avituallan momentáneamente a la familia
Estrada, y Federico le comunica a doña Dolores que va a tratar de convencer a
Florencio de que saque a su familia de los peligros de la guerra, sin embargo
Dolores lo disuade de sus intenciones. Federico les dice que se pueden trasladar
a Torreón con su mujer e hijos. Mientras cae la nieve sobre la sierra, Florencio
llega al refugio de su familia y Federico intenta convencerlo de que saque a su
familia de la sierra ingrata. Federico le relata a Florencio que llegó hasta el
escondite siguiendo las huellas de un destacamento que andaba en busca de la
partida de Florencio. Sin embargo, con la nevada el destacamento se hizo muy
vulnerable. Para los cristeros no fue difícil ir cazando uno a uno a los soldados que
396
fueron cayendo como si se tratara de un juego de tiro al blanco. De esa acción (del
cerro del Chachamole) los cristeros de Vázquez se hicieron de una buena
dotación de parque y armas y, como buenos correligionarios, comparten el
preciado botín con los cristeros de Estrada. Ambos jefes cristeros están
concientes de que al momento en que ellos caigan, también la Cristiada tendrá su
fin.
En Huejuquilla, algunas miembros de las Bi-Bi, han sido aprehendidas por los
federales y Cándida finge estar en contra de las archicofrades para quedar
aparentemente bien con el mayor Tejeda y el general Elizondo, quienes a toda
costa tratan de obtener evidencias de la subversión de las Bi-Bi, en medio de un
ambiente enrarecido, cargado de claves, mensajes cifrados, intrigas y chismes.
De México llega el mensaje en el que se da a conocer que los más connotados
miembros de las archicofradías católicas de laicos no apoyan más la guerra
Antonio Estrada se luce en la narración del tierno romance entre el joven citadino
acejotaemero Jacinto Robles y la brigadista Pilar Cortes, ambos se cantan
mutuamente canciones rancheras de amor. Los enamorados, en sus diálogos, se
prometen no romper su juramento de lucha cristera por su amor, ya que sienten
que si lo hacen así, su relación se condenará.
Los Estrada temen por la cercanía de sus enemigos y afrontando un sinnúmero de
peligros, no dejan de movilizarse en la sierra. Los hermanos de Dolores Muñoz
buscan a la familia de Florencio Estrada y casi dan con ellos. Dolores sufre un
ataque al corazón, mientras los niños piensan que su mamá esta dormida y
esperan a que se despierte. Dolores tuvo la prudencia de dejar señales con tiras
de su reboso a Florencio y solo así éste los pudo localizar en su inaccesible
escondite.
Es la semana santa de 1936, los rituales sincréticos tepehuanes en toda su gala.
El Santo Niño está lleno de adornos. Los Benditos (tepehuanes que hacen
penitencia de ayuno y abstinencia para obtener así la bendición) terminan su largo
ayuno de varios días y así quedan desbendecidos. Se inicia la monorrítmica,
monocorde y monomelódica danza del mitote tepehuán que se prolonga durante
toda la noche. Participan los hombres y las mujeres. La fiesta se desanima por la
397
repentina muerte de una niña picada de alacrán. Alguien sentencia que los
alacranes han matado más gente a los cristeros que los soldados federales.
A medida que pasa el tiempo, los cristeros están más desencantados con la
guerra, por la falta de ayuda a las guerrillas y poco a poco se van regresando a
sus lugares de origen. Cada día son menos los soldados de Cristo Rey. El mayor
Tejeda recibe un soplo que le comunica que el padre Montoya se encuentra en
Cruces y de inmediato se le da muerte, se le decapita y su cabeza es exhibida en
Huejuquilla. El general Elizondo, portando la cabeza del padre Montoya, se la
muestra a Cándida como trofeo de guerra. De inmediato, Cándida remueve a las
Bi-Bi y a los cristeros para vengar la muerte del padre Montoya.
Contando con el apoyo de las Bi-Bi, Florencio Estrada, disfrazado de tepehuán, se
introducen el cuartel de Huejuquilla y acaba con la vida de Elizondo. El padre
Montoya ha sido vengado. Sin dilación Tejeda sale a perseguir a los cristeros y es
sorprendido por Estrada.
Estrada perseguido por las tropas de Tejeda se esconde en una nopalera por
espacio de dos días y cuando sus compañeros cristeros ya lo daban por muerto se
les aparece en su campamento. En Huejuquilla hay consternación por la muerte
de Elizondo, los chismes apuntan ahora contra Cándida quien no ha perdido el
tiempo y ahora es la querida de Tejeda. La red de espionaje de las Bi-Bi sigue
intacta.
Los Estrada, hambrientos y con los sufrimientos acumulados reciben ahora la
noticia de la muerte del cuate Frumencio. Rosario, la mujer de Frumencio emigra a
Chalchihuites, Zacatecas. El relato de la muerte de Frumencio señala que
después de atacar Ocotán, Frumencio fue perseguido por los tepehuanes
gobiernistas de Flores quienes, de hecho, lo cazaron, creyendo que el que había
caído era Florencio.
Florencio se decide a dejar la sierra y la Cristiada y se lo comunica a Dolores. Al
conocer la decisión de Florencio, Dolores le hace saber que, a pesar de la
gravedad de su situación, no está de acuerdo con su decisión y le recuerda su
juramento de lucha. Sin embargo, desanimada, Dolores se pone a preparar lo
poco que tiene para salir de la sierra. La caravana de emigrantes viaja en medio
398
de una triste lluvia. En un refugio nocturno, los viajeros son sorprendidos por la
creciente del río Huazamota que se lleva las últimas pertenencias de los Estrada,
incluyendo el acordeón de Florencio, la miseria de los cristeros es terrible.
El viejo Atilano está herido, Dolores opina que es mejor quedarse en el lugar en
donde están. María Gregoria, una mujer tepehuán, le regala a Dolores los trapos
de su ultimo niño para que siquiera tenga algo para el momento de su parto. En
medio de la noche nace una niña a la que llamarán Constancia, a pesar de todas
sus miserias e infortunios, en ese momento, los Estrada son felices Se hacen
ilusiones de cómo será su vida en otros lugares.
Los Muñoz de Huazamota, junto con los tepehuanes gobiernistas, atacan a la
maltrecha partida de Florencio. Los Estrada huyen con los últimos cristeros Unos
se emboscan y otros siguen avanzado en su huida. Dolores apenas puede seguir.
Se acampan, Constancia, la niña recién nacida se está muriendo y Dolores junto
con ella. Florencio bautiza a Constancia en artículo mortis. En una cueva, la recién
nacida es enterrada con la gran pena de sus dolientes.
Una parihuela sirve para trasladar a Dolores. En otra cueva Florencio le pide
perdón a Dolores por la vida tan dura que le ha dado en medio de la Cristiada. Ella
lo reconforta diciéndole que ella también es cristera. Garamalla, el shamán
huichol, se encarga de curar a Dolores quien sufre de altas fiebres y en sus
desvaríos llora la muerte de su niña. Garamalla también se encarga de atender al
viejo Atilano.
Los últimos cristeros llegan a refugiarse al coamil del huichol Aquilino Maciel.
Hasta el coamil de Aquilino llega un propio que lleva un correo de Pacha Arroyo, la
jefa de las Bi-Bi, dirigido a Florencio Estrada. Se le comunica la entrega de un
envío de parque. En el mensaje se le informa de la muerte del Zarco. También se
le comunica que a la mujer de su hermano cuate Frumencio se la ha quedado un
mayor del ejército y que a sus sobrinos los han internado en el Hospicio de la
ciudad de Durango. Por su parte, la convaleciente Dolores recuerda la experiencia
onírica que tuvo bajo la influencia del licor de peyote
Mientras el tepehuán Chano Gurrola decide separarse de los cristeros, los últimos
soldados de Cristo continúan su camino y arriban a la casa del ex cristero cora
399
Teófilo Anaya y también hasta allí llega un correo enviado por el cura de
Huejuquilla, aunque en esta ocasión Florencio no da a conocer el contenido de la
misiva. Sólo refiere que les ha llegado un envío con armas, ropa, dinero y
provisiones, por lo que ordena que se le prepare todo para ir él solo a recoger el
envío. Los subalternos de Estrada le insisten en que debe delegar la comisión
pero él se aferra a su decisión y sólo requiere a cuatro cristeros voluntarios de
escolta. Acostumbrados a los peligros: Atilano, Sotero, El Charrito y Jacinto
Robles se apuntan para acompañar a su jefe Florencio. Se cantan canciones
rancheras de despedida.
Florencio acaricia y nombra a cada uno de sus hijos y les reconviene que no
hagan renegar a su madre y que la quieran y la obedezcan. El niño Antonio
Estrada acompaña a su papá hasta el cerro y este le hace algunas
recomendaciones; que sí él llegase a faltar, que vayan con su compadre Jesús
para que él se encargue de todo. Le previene que se van a ir a México ayudados
por varias personas y que su futuro ya está arreglado. Florencio, de manera no
directa, le da a entender a Antonio que ya no retornará. El fiel Galafre desaparece
siguiendo a la tropilla de los últimos cristeros.
En la búsqueda de El Galafre, Teófilo Anaya y los niños Estrada van a dar a uno
de los corrales donde los huicholes encerraban a los venados. Dos días después,
El Galafre, con heridas de bala y moribundo, regresa al lugar de Teófilo Anaya.
Las Bi-Bi preparan el envío del parque para Florencio Estrada en manta gruesa y
acomodando los cartuchos entre las enaguas. Cuando están listas se preparan
para salir. Como si se tratara de un día de campo van en burros y pasan retenes
federales. Pilar, enamorada y con sentimiento, canta la canción que ha entonado
junto con Jacinto. En un lugar del camino, las Bi-Bi, juntan los cartuchos y Pilar los
hace llegar a Jacinto. En esta nueva oportunidad de verse, Pilar y Jacinto, sin
siquiera besarse, se hacen arrumacos y juntos entonan de nuevo la canción que
une sus sentimientos. Una vez cumplida la misión, las Bi-Bi retornan a Huejuquilla,
mientras que los cristeros recogen y transportan el preciado parque.
Los cristeros han hecho una parada en la casa de Galación Cisneros. Allí
Expedito Lara insiste en que se queden para hacer una fiestecita. En medio de la
400
borrachera mezcalera, Galación le advierte a Florencio de una posible traición, por
lo que le insiste en que se queden, por el hecho de que están muy cansados y
desvelados. En medio de su embriaguez, los cristeros delatan el camino que van
a seguir. Se irán por el arroyo del Junco, una vez que hayan tomado una buena
siesta.
Poco después la tropilla sale de la casa de Galación Cisneros y llega al arroyo del
Junco, vuelven a sestear tendidos en las monturas y en las sudaderas de sus
remudas.
Hasta el lugar de Teófilo, llega un correo huichol que da la noticia de la muerte del
coronel Florencio Estrada y el dolor de Dolores y sus hijos es sentido por todos los
que los rodean. En una mula vieja, Dolores monta a tres de sus hijos y unas
gordas de bastimento y camina junto con Antonio, para salir definitivamente de la
sierra. El Galafre los sigue cojeando. En la noche los Estrada llegan a la casa del
huichol Prudencio Isaías quien los atiende bien y llora al enterarse de la muerte de
Florencio. Dolores se aparta de sus hijos y se dirige hacia el arroyo para llorar a
solas toda su pena y su desgracia.
Cuando Dolores regresa, el fiel y valiente Galafre ya no está. Tres de los últimos
cristeros de Florencio llegan también a la casa de Prudencio y dan la noticia de
que a los demás los han matado. Con los últimos cristeros, los Estrada reinician el
viaje a espaldas de los guerreros. Entran a territorio zacatecano y allí el compadre
Jesús y Dolores reflexionan sobre lo inevitable de la muerte de Florencio y la
justicia de la causa de Cristo Rey. Jesús le comunica a Dolores sobre las
disposiciones de Florencio para que los contactos con la gente de las
archicofradías los hagan llegar a la ciudad de México y que los niños entren al
colegio.
Poco a poco bajan de la sierra. Irineo Menchaca, El Jabalín, compone las
Mañanas de Florencio Estrada y Jesús recuerda cómo cayó el coronel Florencio
Estrada, emboscado por la guarnición de Huejuquilla y cómo, mientras todos
huían, Florencio hacía frente a los soldados. El mayor Tejeda intentó aprehender a
Estrada vivo. Florencio fue alcanzado por un balazo en el tobillo y ya no pudo
caminar. Sus hombres intentaron llevarlo en hombros y él les dio la orden de que
401
se salvaran. Don Atilano cayó con un balazo en la cabeza. Florencio no dejaba de
gritar ¡Vivas! a Cristo Rey y seguía disparando, pero se le embaló su pistola
escuadra.
Los cristeros que quedaban seguían disparando, pero llegaron refuerzos a los
federales. Tejeda regaña a sus soldados porque Estrada tiene un balazo en la
cara que le cortó la lengua y porque le han metido una tranca por la boca, misma
que le han empujado hasta sacársela por el pecho. Los soldados gritan ¡Vivas! al
Supremo Gobierno. Los soldados juegan irrespetuosamente con el cuerpo inerte
de Florencio. Ignacio Tejeda exige respeto para el cuerpo de Estrada y le llora
como su amigo que fue y se duele por el hecho de que se haya hecho rebelde.
Por su parte, Expedito Lara recibe de Tejeda cien pesos como pago por su
traición.
En la plaza de Huejuquilla, la fiesta y la borrachera de los soldados es en grande.
Se juega con los cuerpos de los cristeros exhibidos. Expedito paga la música y le
advierten que Jesús o Rosario, los otros hermanos de Florencio, le van a cobrar
por su traición. Dolores le dice a Rosario que ya se salga de la Cristiada y éste le
responde que sí, que nada más que le vea la cara a Expedito.
Dolores y sus hijos se encuentran con una señora que los lleva a Huejuquilla. Al
ver sus lares y enterarse, por boca de la señora, de la suerte de su marido,
Dolores no puede contener el llanto. La fiesta con los cuerpos de los cristeros se
oficializa y en ella está presente el presidente municipal y las fuerzas vivas. Se
organiza baile. Llegan vendedores. Se instala una feria y se realiza una ceremonia
en la que se otorgan medallas a Ignacio Tejeda. La banda toca Dianas y se hace
un desfile triunfal de la tropa federal.
Las mujeres de las Bi- Bi, dándose valor, interrumpen el desfile y Tejeda prefiere
dejar los cuerpos de los cristeros muertos a las mujeres para que les hagan su
mortaja, les recen, los cubran de rosarios y escapularios y los entierren en dos
fosas del camposanto.
Para evitar ser reconocida por las fuerzas del gobierno, Dolores se inventa una
historia en la que dice ser la viuda de un cristero muerto durante la guerra callista
(Primera Rebelión Cristera). Al pasar por Huejuquilla, Dolores puede rezar ante la
402
tumba de su marido. Nadie se percata del paso de Dolores y sus hijos por
Huejuquilla El Alto, Jalisco. Al alejarse del poblado, a lo lejos, de una de las casas
del poblado, los Estrada escuchan una bulla musical que canta las Mañanas de
Florencio Estrada.
En la ciudad de México, los hijos de Florencio Estrada ingresan al Colegio de la
Divina Infantita, para huérfanos de cristeros y, mientras los agentes de la policía
investigan el paradero de los Estrada, Dolores Muñoz trabaja de sirvienta
ocultando su verdadera identidad. En una ocasión, Dolores regresa a Huazamota,
donde los Muñoz tienen jurada su muerte. Sin embargo, al llegar nadie la molesta.
La cosa era nada más con Florencio.
Poco a poco los odios se van diluyendo. Dolores visita a los siete pertinaces
cristeros de Jesús Estrada. En el Cañón del Tigre. Ella los convence de que ya
dejen la sierra de una vez por todas. Los hermanos de Florencio Estrada se
desperdigan entre Mazatlán, Nayarit y Zacatecas.
Trinidad Mora, general en jefe del Ejército Libertador Cristero del Estado de
Durango, ELCED, muere emboscado en su casa de Durango. El tío Manuel,
durante una visita a la escuela de la Divina Infantita, da razón de la suerte de los
últimos cristeros y de cómo van cayendo uno a uno.
El Jabalín, cae después de propinar sus balazos de muerte al traidor Expedito
Lara.
Cándida se separa de todo y de todas, durante una parada de la troca en que
viajaba, al momento en que al mayor Tejeda le ordenaron su cambio a la ciudad
de Jerez, Zacatecas. Nadie, nunca, vuelve a saber de ella.
Altagracia y Domingo Soto viven felices. El tío Manuel lee una parte de carta en la
que Florencio le recomienda a Antonio que no vaya a Huejuquilla porque dan
precio sobre su cabeza.
Los últimos hombres de Federico Vázquez fueron cayendo uno a uno y finalmente
a Quico lo tumbaron un día de mayo de 1940.
403
404
VII Conclusiones
En el periodo colonial, el lento establecimiento de la Nueva Vizcaya, con sus
gobiernos: Imperial español y Eclesiástico católico, limitó los territorios de
asentamientos prehispánicos indígenas en la zona. El paulatino progreso de la
Iglesia Católica, con sus doctrinas, misiones y parroquias, como grupo de poder
ideológico, hegemónico, financiero y de posesión territorial, y el desarrollo de la
población criolla y mestiza, con sus reales de minas, sus presidios y sus
congregas, cimentaron los elementos culturales, de civilización, política, economía
y propiedad privada territorial a la región, con el escenario del constante
enfrentamiento bélico ante las etnias nómadas y seminómadas. Situación que
marcaba la inseguridad y el consecuente pueble y despueble del extenso territorio
neovizcaíno.
En el siglo XIX, una vez instaurado el estado de Durango en la República del
México Independiente, los grupos emergentes de poder criollo se enfrentaron
entre sí en múltiples pugnas por la hegemonía económica y política, al igual que
en la mayoría del territorio nacional, integrándose en facciones nominadas como:
centralistas y federalistas, liberales y conservadores y, en el ámbito regional, como
cuchas y chirrines, mientras que los últimos indígenas sobrevivientes de la
conquista y la Colonia, reconcentrados en el sur del estado, protagonizaban
diversas rebeliones esporádicas como la encabezada por Manuel Lozada, en el
intento de recuperar su original territorio. La lucha por el poder, entre liberales
jacobinos y conservadores católicos produjo la legal separación de la Iglesia
Católica y el Estado Mexicano, así como el cambio de propietarios de los bienes
terrenales, mediante el cual, la Iglesia perdía supremacía ideológica, así como la
hegemonía y propiedad territorial que tuvo durante la Colonia y, durante el
Porfiriato, con la adjudicación de las propiedades de la Iglesia y las comunidades
indígenas a un grupo selecto, se conformó la pequeña y poderosa oligarquía de
hacendados e industriales durangueños que establecieron sus mejores enclaves
405
en la Región Lagunera y la ciudad de Durango, mientras que en el sur, la sierra
indígena seguía indocumentada y poco codiciada por lo inaccesible de sus
riquezas.
Entre 1910 y 1925, las múltiples facciones revolucionarias enfrentaron de nuevo
los intereses de conservadores y liberales y, al momento de la entronización del
Grupo Sonora en el poder político nacional, las relaciones entre la Iglesia y el
Estado se tensaron de nuevo, sobre todo por las limitantes legales a la libertad de
conciencia y de culto y a los candados administrativos que se impusieron a los
negocios de los conservadores y del Clero. El nuevo Estado emergente intentaba
acabar con el dominio clerical para imponer una nueva ideología que aún no se
tenía por bien estructurada.
En la acción defensiva, los conservadores y el Clero, se habían aglutinado en
organizaciones, cofradías, sindicatos, partidos políticos y ligas, sobre todo en los
centros urbanos más importantes y dispuestos, en apariencia al menos, a
defender a la religión y el status conservador.
En el ámbito regional, y merced a diversas formas legales de decisión anticlerical,
la represión del gobierno se exacerbó en contra de la Iglesia y los grupos
conservadores y esta situación provocó la protesta católica, así como múltiples
disturbios violentos en las zonas urbanas del estado.
Motivada, en apariencia, por la persecución religiosa, e instigada por los
conservadores y la Iglesia, la Primera Rebelión Cristera fue peleada, en Durango,
no tanto por los conservadores citadinos, sino por los cristeros campesinos
mestizos e indígenas: tepehuanes, huicholes y mexicaneros del sur del estado y
esta participación de los indígenas no católicos en la guerra de Cristo Rey, marcó
la gran diferencia entre las Rebeliones Cristeras regionales de Durango con
respecto a los levantamientos cristeros en otros estados del país. Para los
indígenas, el interés guerrero, más que religioso, era de resistencia étnica, ante la
intromisión de diversas compañías madereras transnacionales a sus territorios
boscosos que, para ese entonces, comenzaban a ser objeto de codicia y de
trámites de documentación en propiedad privada para su explotación.
406
Ante la Rebelión Cristera, el gobierno opuso al Ejército Federal y a los auxiliares
agraristas irregulares, habilitados para el combate a los enemigos del Estado
Mexicano.
En la guerra del Caudillo Sagrado, la fortuna bélica favoreció a los cristeros y, tras
múltiples acciones, componendas y enredos políticos y militares, como el de la
Rebelión Escobarista y el del radical agrarismo comunista de José Guadalupe
Rodríguez, el Estado Mexicano optó por la amnistía a los rebeldes y por la
solución política del conflicto con el Episcopado Nacional mediante los Arreglos de
1929.
Durante las primeras décadas del siglo XX, la sierra durangueña se hizo objeto de
los intereses de inversión de los capitales madereros transnacionales, por lo que
su documentación, ante las autoridades del nuevo Estado Mexicano, a favor de los
inversionistas, se hizo expedita y sin considerar los intereses de los indígenas y
mestizos, propietarios primigenios de la zona del conflicto. Así, mientras que
algunos pobladores, indígenas y mestizos del sur de Durango, apoyaban la
inversión sobre la tala de los bosques, otros consideraban que la sierra era el
patrimonio último de los nativos y había que defenderlo y, si el vínculo con la
Rebelión de Cristo Rey era la opción, ese era el camino a seguir, sin importar la
filiación ideológica de los aliados, en este caso, los conservadores y el Clero.
Entre agosto de 1929 y agosto de 1934, los jefes cristeros permanecieron, en su
mayoría, apaciguados, mientras la instalación de los aserraderos serranos
avanzaba y los jefes del Gobierno Revolucionario iniciaban de nuevo la
persecución religiosa, aprovechando los elementos de justificación legal de la
Constitución para el caso, como el párrafo séptimo del artículo 130, en el cual se
especificaba que los gobiernos estatales tenían la última decisión sobre la
cantidad de ministros a autorizar, de los diversos cultos, para ejercer su confesión
en el territorio de la entidad. De la misma manera, los cambios en la Legislación
sobre planes y programas de estudio del sistema educativo nacional fueron objeto
de protestas y reacción.
407
En el estado de Durango, las limitaciones del gobierno local al clero Católico, sólo
permitieron un sacerdote católico para la atención espiritual del casi medio millón
de durangueños de la época.
En 1932, ante la nueva represión a la Iglesia, los conservadores citadinos lanzaron
el Plan de Durango, de poca repercusión y menor difusión, pero que proponía la
instauración de México como Estado Católico, la protección de los latifundios ante
los intentos agraristas y diversos lineamientos de orden civil como la prohibición
del divorcio, entre otros.
La represión directa, la imposición de las formas ejidales de tenencia de la tierra
en los repartos agrarios en la sierra, alrededor del territorio cristero, la
conformación de los aserraderos y latifundios madereros, así como el despojo de
los territorios indocumentados de indígenas y mestizos de los municipio de
Mezquital, Pueblo Nuevo y del sur del de Durango, incluida la propuesta educativa
del Estado que no consideraba las particularidades culturales indígenas, fueron
algunos de los móviles que llevaron a los habitantes del sur de Durango a
conformar el Ejército Libertador Cristero del Estado de Durango y a iniciar la
Segunda Rebelión Cristera, con una total indiferencia a los motivos religiosos de
los conservadores citadinos y del Clero. Si bien, en 1934, los conservadores de la
Guardia Nacional (dirigentes de la Segunda Rebelión) así como las archicofradías
locales se vincularon con los cristeros serranos, como en la Primera Rebelión;
para 1936, la gran incompatibilidad de intereses de los diversos grupos
beligerantes antigobiernistas, propició que los conservadores y el Clero, dadas sus
negociaciones con el Estado Mexicano y sus cambios de tácticas de lucha
guerrera y terrorista, por la de competencia política y partidista pacífica, se
desvincularon definitivamente de los grupos cristeros campesinos, mestizos e
indígenas.
Durante todo el periodo cardenista, la sierra de Durango fue escenario de la
Segunda Rebelión Cristera y los saldos de la misma, en términos de guerra,
demográficos, económicos y políticos no son fácilmente cuantificables. A lo largo
de la guerra, los principales jefes de la Rebelión como Trinidad Mora y Florencio
408
Estrada caían junto con sus soldados y otros, como Valente Acevedo cambiaban
de bando, defeccionaban o se amnistiaban.
Sólo las resoluciones de dotación de tierra en régimen comunal agrario, el
despueble y la intervención de los funcionarios de los aserraderos, por medio de la
negociación, apagaron con la amnistía, el fuego de Cristo Rey en 1941. A partir de
ese momento, el último jefe cristero, Federico Vázquez, se transformó en el
cacique de Las Quebradas y representaba una amenaza latente de levantamiento
contra el Gobierno.
En 1945, Vázquez fue emboscado y acribillado en sus terrenos de la sierra, y con
su muerte se acababa toda Cristiada. Así, el enfrentamiento de católicos, Clero,
conservadores y cristeros mestizos e indígenas, contra agraristas, Ejército,
masones y capitalistas madereros, entraba de nuevo en el terreno de la
convivencia pacífica, con la anuencia y conveniencia del Estado Mexicano y con la
bendición del Episcopado Nacional.
La Segunda Rebelión Cristera fue el tema de Rescoldo, los últimos cristeros, la
novela testimonial más loada del ciclo, en términos literarios, producto de la
narrativa de Antonio Estrada Muñoz.
Incómoda e inconveniente para la Iglesia, para los grupos conservadores citadinos
y para el Estado Mexicano hasta el año 2000, la historia de las Rebeliones
Cristeras durangueñas había permanecido soterrada, en su ámbito regional y una
buena parte de los estudios al respecto, adolecían de una gran carga de
partidismo. Después de más de sesenta años de que ocurrió la muerte del último
cristero, aún se duda sobre la conveniencia de incluir esta historia, o al menos
mencionarla, en los libros de texto de historia de escuelas primarias oficiales laicas
y privadas confesionales.
Si bien, la Primera Rebelión Cristera había sido investigada y trabajada
ampliamente, la Segunda era, hasta el momento, un tema que no había sido
objeto de estudio profundo y, en el mejor de los casos, el de Jean Meyer,
solamente hace mención de la misma y no hay abundancia sobre la particularidad
regional del estado de Durango en su estudio. Los trabajos sobre el periodo
cardenista no habían tomado en cuenta la constante y pertinaz lucha y resistencia
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cristera y tepehuana en Durango al gobierno de Cárdenas. Por otra parte, los
estudios históricos sobre las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado
Mexicano en el mismo periodo omitían esta misma constante. A la par que su
interferencia causal: agrarista, comunal y ejidal, y su antagonismo a la explotación
industrial de la madera serrana. En el transcurso de más de medio siglo, la suerte
de los contendientes ha evolucionado y algunos se han extinguido como grupos.
El Episcopado Nacional y particularmente la Arquidiócesis de Durango ha
acrecentado el número de sus fieles y de sus pastores. En 1992, la visita papal a
la ciudad de Durango, con el entorno de la mayor ordenación sacerdotal del país,
producto del Seminario Conciliar de Durango, evidenció el poder que ha logrado la
Iglesia, situación que sirvió de fuerte y determinante soporte mediático para la
entronización, en el año 2000, y la usurpación de la derecha, en el año 2006, en el
Ejecutivo Federal. Sin embargo, para la Iglesia Católica, los enemigos actuales no
son el Demonio, la carne o el Estado Mexicano sino las demás Iglesias que
compiten, en el mercado espiritual por la posesión de las almas, mentes y
corazones de los fieles.
Con la misma libertad de credos y con técnicas publicitarias avanzadas, las
religiones protestantes poco a poco han ido minando la base espiritual del
catolicismo. Así: Testigos de Jehová, Mormones, Dianéticos, Adventistas,
Metodistas, Pentecostales, Gnósticos, Bethel y Trinitarios Marianos, entre otras
religiones e Iglesias, compiten por las ánimas perdidas o descarriadas a las que el
catolicismo no puede ayudar o atender espiritual o materialmente. La mayoría de
las novedosas doctrinas responden a los valores del sistema de vida
estadounidense. Ahora la gran cruz católica tiene que enfrentarse; ya no a la
espada del Estado sino a las nuevas y diversas cruces que se instalan y se
multiplican en todos los ámbitos y clases sociales.
La Guardia Nacional Cristera, siguió existiendo hasta los años sesentas, más que
de manera efectiva, sólo nominalmente. Los cristeros se reunían para recordar sus
victorias y sus derrotas. De las cenizas de la generación de los combatientes
cristeros durangueños, a finales del siglo XX sólo quedó el aislado orgullo de don
410
Francisco Flores, excombatiente quien, según sus propias palabras, nunca se
rindió al Gobierno porque nunca entregó su carabina.
Sin rencillas aparentes con la Iglesia o con los conservadores citadinos por su
abandono en la guerra, los cristeros se afiliaron en su lucha opositora a
organizaciones como la Unión Nacional Sinarquista o permanecieron en la
Guardia Nacional aunque los más se olvidaron del asunto, mientras que en el
templo de Santiago Bayacora, las misas siguieron siendo oficiadas para los
soldados de Cristo quienes, al momento de ser nombrados, respondía a una:
¡Presente! Declarando un gran orgullo y resentimiento cristero.
Por su parte, los indígenas tepehuanes, huicholes, coras y mexicaneros continúan
sufriendo, como la mayoría de las etnias del país: discriminación, olvido, despojos,
asesinatos, ignorancia, miseria y cacicazgos, entre otras calamidades, en tanto
que las promesas oficiales incumplidas de los gobiernos liberales y conservadores
se multiplican.
Desde la posguerra, una buena cantidad de las tierras tepehuanes, comprendidos
los bosques, pertenecen a todos los indígenas, si bien legalmente funcionan como
sociedades de bienes comunales, con excepción de Santa María de Ocotán y
Xoconoxtle que funciona como sociedad ejidal y, en la práctica, de acuerdo con
las costumbres, las pocas tierras cultivables se consideran propiedad individual del
que las trabaja y sólo las pendientes de los cerros, donde se siembran coamiles,
están libres y pertenecen a todos.
Cuando se dan invasiones, o no se labran las tierras cultivables, o se presentan
disputas, el gobernador indígena resuelve los pequeños conflictos de modo
patriarcal y se acata su fallo. Lo más grave radica en las imprecisiones de linderos
de las comunidades. Cada cual tiene conflictos con sus vecinos, y sus habitantes
viven agazapados detrás de sus imprecisos límites, en medio de reclamaciones y
disputas sin término posible, ya que, tratando de hacer valer las llamadas
resoluciones presidenciales, emplean gestores que nunca resuelven el problema
de los linderos. El caso más sonado fue el de Bernalejo de la Sierra, mismo que
permanece en impasse.
411
Con otra lengua, sin registros civiles ni eclesiásticos, con un concepto del tiempo
diverso al del mundo occidental, con un sistema de ideas y una mitología y religión
ajena a la de los mestizos y criollos, los tepehuanes, coras, huicholes y
mexicaneros perviven, mientras las vías de comunicación y la tecnología los van
integrando al mundo de los vecinos. Así las Naciones Tepehuán, Cora, Huichol y
Mexicanera, se integran involuntariamente a la Nación Mexicana y al ámbito del
gobierno del Estado Mexicano.
La infraestructura de explotación forestal ha ido cambiando la faz de los
municipios de Mezquital, Pueblo Nuevo y sur de Durango, la introducción de la
carretera de Mezquital y a Huazamota, la construcción de la Presa de Santiago
Bayacora, los vuelos de ruta de las líneas aéreas serranas cuyas avionetas hacen
el viaje, de días por tierra, en minutos por aire y la carretera Durango-Mazatlán, ha
modificado la situación de aislamiento de la zona cristera durangueña, mientras la
compañías madereras talan y talan sin cesar la materia prima de los aserraderos
de los pueblos serranos de madera. Esa madera sagrada por la que pelearon los
cristeros tepehuanes y que, de 1949 a de 1967, estuvo vedada, hasta que, merced
al manipulado movimiento estudiantil de 1966 esa veda a la tala fue levantada,
para beneficio de los capitalistas talamontes, especialmente Gilberto Rosas.
Los conservadores o tradicionalistas citadinos durangueños consideran que, para
ellos, la guerra cristera fue una victoria, desde el momento en que el padre David
G. Ramírez recuperó, para sus feligreses, el templo de San Juan de Dios, mismo
que durante el conflicto había sido usado como garage. Para festejar la gran
victoria conservadora en 1943, los católicos citadinos durangueños inauguraron el
lujoso templo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Con la reanudación de
cultos y la apertura de las escuelas y órdenes religiosas, los conservadores se
sentían satisfechos, para ellos el orden y la Iglesia se habían salvado.
Las diversas modificaciones a la legislación con respecto al artículo 130 de la
Constitución, durante el periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari,
otorgaron a las diversas Iglesias la oportunidad de ser sociedades sui juris y la
posibilidad de obtener propiedades, de manera legal. De hecho, salvo algunos
puntos, con las reformas al artículo 27 constitucional, realizadas durante el
412
régimen salinista, el Plan de Durango, promulgado por los conservadores en 1932,
casi se cumple en su totalidad, excepto por los postulados referentes a la guerra,
al divorcio y a la exclusividad del catolicismo como religión oficial.
De hecho, las relaciones que se establecieron a partir de los años sesentas del
siglo XX, se caracterizaron por una particular y destacada tolerancia, en la que el
Estado permitió que la Iglesia Católica se desarrollara e incrementara el número
de sus diócesis y arquidiócesis y que realizara la mayor parte de los actos propios
de su misión evangélica pública sin la interferencia de las autoridades del Estado.
No sólo eso, sino que los hombres del Estado vieron con simpatía las acciones de
la Iglesia, en este ambiente comenzaron a ser constantes las conversaciones y
comunicados entre el Episcopado y el Gobierno.
Ante la reanudación de cultos, el Estado dejó de insistir en la limitación al número
de sacerdotes, en el registro y en todas los demás términos y trabas legales que
provocaron el enfrentamiento de 1926.
El 15 de julio de 1992, la promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y
Culto Público LARCP, publicada en el Diario Oficial, abrogaba las leyes limitantes
de culto a los diversos credos y confesiones.
Al recobrar legalmente la personalidad jurídica, las iglesias pudieron volver a
adquirir propiedades, tener libertad de culto externo, con ciertos límites, impartir
educación y, además se liberaba la situación jurídica de los ministros. Sólo que
estas libertades no eran ya exclusivas de la Iglesia Católica, de esta manera, la
igualdad de las Iglesias conlleva a la no discriminación por razones religiosas y a
la ausencia de una religión oficial.
Sin mayores problemas, la Asociación Católica de la Juventud Mexicana ACJM y
la Juventud Católica Femenina Mexicana, JCFM, continuaron su existencia y
recientemente celebraron la ascensión de sus mártires a los altares, así como los
pequeños triunfos de los partidos de derecha en diversos municipios.
Sin llegar a pensar en el cisma nacional, la Iglesia Católica se ha visto obligada a
cerrar filas a la derecha, a pesar de no poder enfrentar directamente a las nuevas
religiones, mismas que de una u otra forma, también forman parte de la derecha,
además, el catolicismo se topa ahora con diversos cuestionamientos en su propio
413
seno, por el advenimiento más estructurado de la Teología de la Liberación y
movimientos afines, mismos que renuevan las históricas pugnas entre el clero bajo
y el clero alto.
En medio de la distensión en las diferencias entre la Iglesia y el Estado Mexicano,
los términos peyorativos habían ido desapareciendo del lenguaje, cada vez era
más raro escuchar hablar de los católicos como fanáticos, retardatarios, mochos o
rezanderos. Por otra parte, las expresiones ofensivas para los liberales casi han
sido borradas de la retórica: demonios, masones, herejes, cismáticos y fariseos,
son términos cada vez menos usados. Sin embargo con el advenimiento de la
derecha al poder, en año 2000 y por los múltiples escándalos de su ineficacia y
corrupción, estos epítetos retornaron al lenguaje cotidiano. Es de notar también
que el antiguamente famoso nacionalismo de la derecha citadina que participó en
las Cristiadas, ahora fue trocado por un entreguismo transnacional que obedece a
las políticas de la globalización.
Así, difícilmente podrían conjuntarse nuevamente los múltiples grupos que
protagonizaron las Rebeliones Cristeras en Durango. Además, por el silencio con
que se les había ocultado a su población, los movimientos estudiantiles civilistas
populares de 1966 y 1970 no tenían la referencia a la rebelión civil anterior más
inmediata. De hecho, los cristeros no católicos tepehuanes no existían, como
tales, en la historiografía durangueña.
El castigo no escrito para la entidad con regiones rebeldes, fue la notoria ausencia
de flujo de recursos para la construcción de obras de infraestructura y de
comunicación, con lo cual se postergó el desarrollo del Estado y se propició la
emigración de sus habitantes a los centros de atracción más cercanos como las
ciudades de Torreón y Monterrey y las del sur de los Estados Unidos.
En 1990, el cuarto Estado más grande de la República contaba apenas con
1,349,378 habitantes y, según datos oficiales, ocupó el trigésimo lugar en lo
referente a crecimiento poblacional. El municipio de la capital y dos municipios
laguneros más: Lerdo y Gómez Palacio, son los centros más importantes de
población en los cuales radica el 54.9% de los habitantes, esta concentración
coexiste con una amplia dispersión en el resto de los municipios.
414
En el momento de su construcción, en los años cuarentas y cincuentas del siglo
XX, las vías de acceso carretero a los Estados Unidos rodearon al estado de
Durango y pasaron por Torreón, o no cubrieron los centros de población del
estado que debían ser comunicados.
El costo de la guerra del Caudillo Sagrado en Durango se siguió pagando con
soledad y aislamiento por varias décadas. En la cuenta del pago se incluyó que
tanto la Iglesia como el Estado intentaran, y casi lograran, enterrar la belleza épica
y dramática de la historia de los cristeros de Durango, que Antonio Estrada
transformó en Rescoldo, una de las mayores glorias de la literatura mexicana,
letras de una gesta resistente al tiempo y a los grupos de poder y que, de manera
inexorable, de acuerdo con la crítica especializada y los lectores comunes,
representa un clásico de la narrativa nacional.
415
416
Glosario de siglas
ACJM.- Acción Católica de la Juventud Mexicana.
AGN.- Archivo General de la Nación.
AH.- Archivo Histórico.
ARA.- Aurelio Robles Acevedo.
BI-BI.- Brigadas Femeninas Santa Juana de Arco o Brigada Invisible - Brigada
Invencible.
CATM.- Confederación de Asociaciones Católicas de México.
CEHAM.- Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México.
CESU.- Centro de Estudios Sobre la Universidad.
CGOCM.- Confederación General Obrero y Campesina de México.
CGT.- Confederación General del Trabajo.
CNC.- Confederación Nacional Campesina.
CNCT.- Confederación Nacional Católica del Trabajo.
COSIOCED.- Confederación de Sindicatos Obreros y Campesinos del Estado de
Durango.
CROM.- Confederación Regional Obrera Mexicana.
CTM.- Confederación de Trabajadores de México.
ELCED.- Ejército Libertador Cristero del Estado de Durango.
FAM.- Fuerza Aérea Mexicana.
GN.- Guardia Nacional.
GLMGVCD.- Gran Logia Masónica Guadalupe Victoria de la Ciudad de Durango.
IIH.- Instituto de Investigaciones Históricas.
417
INAH.- Instituto Nacional de Antropología e Historia.
INEGI.- Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
INEHRM.- Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.
INI.- Instituto Nacional Indigenista.
JCFM.- Juventud Católica Femenina Mexicana.
LARCP.- Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.
LCAED.- Liga de Comunidades Agrarias del Estado de Durango.
LNC.- Liga Nacional Campesina.
LNDLR.- Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa.
OCC.- Orden de Caballeros de Colón.
PAN.- Partido Acción Nacional.
PCM.- Partido Comunista Mexicano.
PCN.- Partido Católico Nacional.
PDT.- Partido Durangueño del Trabajo.
PNA.- Partido Nacional Agrarista.
PNA.- Partido Nacional Antirreeleccionista.
PNR.- Partido Nacional Revolucionario.
PRI.- Partido Revolucionario Institucional.
PRM.- Partido de la Revolución Mexicana.
SEDESOL.- Secretaría de Desarrollo Social.
SEP.- Secretaría de Educación Pública.
SPF.- Sociedad de Padres de Familia.
SSM.- Secretariado Social Mexicano.
418
SUDOUM.- Sindicato Único de Obreros Unidos Madereros.
UANL.- Universidad Autónoma de Nuevo León.
UJED.- Universidad Juárez del Estado de Durango.
UNAM.- Universidad Nacional Autónoma de México.
UNDCM.- Unión Nacional de Damas Católicas Mejicanas.
UNS.- Unión Nacional Sinarquista.
VITA o VITA- México.- Unión Internacional de Todos los Amigos de la Liga
Nacional Defensora de la Libertad Religiosa de México
419
420
Fuentes
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facilitado por los habitantes de los poblados mencionados, recogido por Antonio Avitia, en
Cuencamé, 1987.
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Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo Rodríguez, Lázaro Cárdenas y
Manuel Ávila Camacho.
• Archivo personal de Antonio Estrada Muñoz, facilitado por Dora Maldonado viuda de Estrada,
en la ciudad de México, 1988.
• Archivo personal de don Francisco Flores, excombatiente cristero de Temoaya, municipio de
Mezquital, Durango, facilitado por él mismo, en Mezquital, 1988.
• Colección de manuscritos y hojas sueltas del corridista Antonio Raymundo Muros, facilitado por
su hijo Moisés, en Santiago Papasquiaro, Durango, en 1987.
• El Archivo Cristero o Colección Antonio Rius Facius del Centro de Estudios de Historia de
México, CONDUMEX.
• Fondo Aurelio Robles Acevedo, ARA, Centro de Estudios Sobre la Universidad, CESU, Archivo
Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México, AH, UNAM.
Entrevistas
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Pueblo Nuevo, Durango en 1945. Entrevistado en Durango, 1995.
• MANUEL DERAS RODRÍGUEZ. Excombatiente cristero de las tropas de Federico Vázquez, en
Mezquital, municipio de Mezquital, Durango, 1987.
• LUIS DOMÍNGUEZ. Corridista ciego de la Plaza de Armas de la ciudad de Durango, 1993.
• ADOLFO ESTRADA MUÑOZ. Hermano del escritor Antonio Estrada Muñoz, en Huazamota,
municipio de Mezquital, Durango 1995.
• FRANCISCO FELIX. Corridista ciego de la Catedral de la ciudad de Durango, entrevistado por
Hermelinda Hernández Terrazas, en 1987.
421
• FRANCISCO FLORES. Excombatiente cristero de las tropas de Federico Vázquez, en
Temoaya, municipio de Mezquital, Durango, en 1988.
• JAVIER GUERRERO ROMERO. Historiador de la ciudad de Durango, en 1987, 1988, 1989 y
1990.
• FRANCISCO HERNÁNDEZ. Excombatiente cristero de las tropas de Trinidad Mora, en
Mezquital, municipio de Mezquital, Durango, en 1988.
• VICENTE LEÑERO. Escritor, en la ciudad de México, 1988.
• DORA MALDONADO VIUDA DE ESTRADA.
México, 1987 y 1988.
Viuda de Antonio Estrada, en la ciudad de
• ABEL MARTÍNEZ. Corridista, miembro del grupo musical Virgilio Torres y los Mensajeros de
Durango, en la Plazuela Baca Ortiz de la ciudad de Durango, en 1991.
• JUAN MENDOZA LÓPEZ. Expendedor de libros y amigo personal de Antonio Estrada, en la
ciudad de México, 1987 y 1988.
• ENRIQUE W. SÁNCHEZ. Ex director de la Secretaria de Educación Pública del Estado de
Durango, en la ciudad de Durango, 1990.
• MOISES MUROS. Hijo del corridista Antonio Raymundo Muros, en Santiago Papasquiaro,
Durango, en 1987 y 1989.
• CASIMIRO RUIZ. Excombatiente cristero de las tropas de Trinidad Mora, en Santiago
Bayacora, Durango, en 1987 y 1989.
• SEÑORITA MARIA TERESA SÁNCHEZ NAJERA. Exmiembro de las Brigadas Femeninas
Santa Juana de Arco, en la ciudad de Durango, en 1987.
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440
Índice
Página
Introducción______________________________________________________3
I Iglesia, Estado e indígenas en Durango. Antecedentes___________________31
II Los protagonistas de la Primera Rebelión Cristera en Durango_____________97
Cronología de la guerra durante la Primera Rebelión Cristera
en el estado de Durango______________________________________173
III Los arreglos __________________________________________________229
IV La transición. Un lustro de paz____________________________________255
V La Segunda Rebelión Cristera en el estado de Durango_________________271
Cronología de la Segunda Rebelión Cristera en Durango____________299
El epílogo_________________________________________________363
VI El caso literario de Antonio Estrada________________________________371
VII Conclusiones_________________________________________________405
Glosario de siglas___________________________________________417
441
Fuentes________________________________________________________421
442

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