¿activo? - My First Kiss

Transcripción

¿activo? - My First Kiss
¿ACTIVO?
@Carolunnie
My First Kiss Fanfics
¿ACTIVO?
Follar siempre estaba en sus planes. Enamorarse no.
PRIMER (DES)ENCUENTRO.
“¿Activo o pasivo?”
Aquel mensaje llegó de golpe, como una bofetada.
“Pero qué mierda…”
Miró la ventana emergente y pensó que se trataba de otro maldito virus. En la barra superior podía leerse “Pandora”.
“Puto Jinki, juro que me lo cargo por no actualizarme el antivirus”.
“¿Pasivo y tímido? XD”
Siempre había odiado la publicidad fácil de las salas de chats online. En realidad nunca le había gustado chatear con nadie. ¿El tipo
de hombre antisocial virtual? Ése era Kim Jonghyun.
“Ciérrate, maldita cabrona”, pero la ventana emergía de nuevo.
“¿Te la estás cascando y no puedes escribir? Perfecto, enciende la cam”
“¿¿PERDONA??”
“Maldito hijo de puta degenerado, deja de spamear mi ordenador, estoy trabajando y no me interesa nada de tu mierda”. Sólo lo
envió para desahogarse, en realidad no pensaba que estuviera hablando con alguien real, sólo con un absurdo sistema de spam.
“Si no te interesa follar, no entres en el chat”.
Y antes de que pudiera contestar a eso, “Almighty Cat ha dejado la sala”.
“¿Qué mierda…?”
Kim Jonghyun no entraba en chats, eso era algo que estaba más que claro. Todo eso había sido un error, un virus, spam, o… quién
sabe qué. Apagó el ordenador y se fue a la cama.
“Cuando te la chupan, siempre tienes la imperiosa necesidad de devolverle al otro el favor”
Aquella frase sentenció la discusión en la sala de chat y Kibum se sintió orgulloso de ser el moderador. Un par de minutos más tarde,
ya tenía algunos mensajes privados invitándole a cenar (y alguno que otro, directamente, a follar). Inventó una excusa para la
mayoría, Ejaculator fue el único que llamó su atención, por motivos obvios, y le respondió con un incitante emoticono de un helado
goteando.
“¿Estás libre esta noche?”
1
SEGUNDO (DES)ENCUENTRO.
“¿Sigues cabreado o ya has follado?”
El mensaje llegó de nuevo a través de una ventana emergente de algo llamado Pandora, en mitad de la redacción de las
conclusiones de un informe. Se desconcentró por un segundo y pestañeó para asegurarse de que había leído correctamente.
Almighty Cat de nuevo le había enviado un mensaje privado. No podía ser.
Trató de ignorarle y de nuevo emergió un nuevo mensaje :
“Nada de respuestas irónicas… Mmmmm… eso debe de ser que estás follando”.
“Será posible….”
“O… que no has follado y estás más cabreado que antes”.
Tecleó como un poseso sin ni siquiera revisar si estaba bien escrito. Lo envió apretando con fuerza el botón de enviar. Aquel
programa infernal (o lo que fuera) era imposible de entender.
“Esty trbajndo. DÉJAM EN PAZ”.
No quería ser amigable, ni siquiera educado, ni tampoco sabía por qué le estaba dando explicaciones a un desconocido, sólo quería
que le dejara terminar con su trabajo.
“¿A estas horas y trabajando? WOW, debes de ser algún tipo de adicto al trabajo... Pues nada, sigue, sigue…”
“No necesito tu permiso para trabajar tranquilamente desde mi casa”.
Ok, eso tampoco debería haberlo dicho. Odiaba esa extraña sensación de que ese pesado sabía cómo extraerle la información que
quería conseguir.
“Trabajar desde casa a estas horas sí que es una enfermedad. En fin, que sea leve”.
Almighty Cat había dejado la sala antes de que pueda contestarle una bordería, pero ni siquiera le apetecía hacerlo. Porque cada
palabra que leía le sacaba de sus casillas y tenía miedo de acabar lanzando su ordenador por la ventana de su piso 13. Y porque
sabía que en el fondo tenía toda la razón del mundo. “No sé qué coño hago trabajando a esas horas”.
2
“Deberías hacértelo mirar”.
Jonghyun se asustó al recibir la notificación mientras guardaba un documento.
“Joder, qué susto, pensaba que era un virus”.
“¬¬” – “¿Se ha ofendido? Pues mejor”.- “¿Sigues trabajando desde casa?”
“No es asunto tuyo”.
Cerró la ventana, pero casi inmediatamente, se volvió a abrir.
“Estás muy estresado. Deberías salir y relajarte un poco”.
“Tengo mucho trabajo, y responsabilidades”.
“Pero imagino que saldrás de vez en cuando para desestresarte”.
“No tengo tiempo para desestresarme”.
Bufó, molesto. ¿Por qué tenía que darle tantas explicaciones siempre? ¿Es que no se rendía nunca?
“Entonces tienes un problema”.
“No me digas”.
Una sonrisa irónica se le marcó inmediatamente en el rostro y trató de borrarla con un nuevo trago a su vaso de whisky.
“¿Estás bebiendo?”.
No funcionó. ¿Cómo podía saberlo?
“Bingo”.
“Beber solo es aburrido”.
“A mi lo que me aburre es beber con gente que no para de llorarme sus problemas”.
“Mmmmm… tienes razón”.
“¡Salud!”.
Alzó su vaso y brindó con la pantalla.
“Entonces prueba a dejar de beber con personas aburridas”.
Una suave risa le invadió.
Y con ella, el ligero recuerdo de una noche, un par de semanas atrás, en la que salió con Jinki, que acabó con ambos en el cuarto de
baño de una discoteca, él sujetándole el cabello mientras el otro vomitaba todo lo que se había bebido. No había sido precisamente
aburrido, sino simplemente lamentable.
3
Luego recordó la noche con Minho hacía casi un mes. Apenas estuvieron una hora juntos porque en seguida su amigo Casanova se
había ligado a una pelirroja impresionante y se había olvidado de él. Salir con Minho tampoco era aburrido. Sólo solitario.
“Salir con mis amigos es una pesadilla”.
“¿Y eso?”
“Son un poco… irresponsables”.
“Ah… tú eres del tipo que no incumple las normas”.
“A veces”.
“Interesante”.
Jonghyun se quedó un rato pensativo, mirando la pantalla. ¿Por qué le parecía interesante eso? ¿Y por qué seguía hablando con él?
“Tengo que irme”.
“¿Vas a salir?”
“Quizá”.
Apagó el ordenador antes de que Almighty Cat se despidiera. La insistencia de aquel chico ya rallaba en lo cansino. No parecía
detectar su falta de interés, al contrario, cada vez que “hablaban” tenía la sensación de que no pararía hasta que él aceptara quedar
para conocerse. Pero eso no pasaría. Era algo que tenía más que claro.
4
“¿Hoy tampoco sales?”
De nuevo sábado por la noche. De nuevo trabajando acompañado de un vaso de whisky. Y de nuevo Almighty Cat interrumpiendo
su tranquilidad laboral. Decidió ignorarle una vez más y cerró la ventana del chat. Revisó todos y cada uno de los iconos de su
escritorio hasta que dio con el indicado. Aún así, tuvo un cierto recelo y no se atrevió a eliminarlo. ¿Y si no era eso? Inmediatamente
escribió un mensaje directo a Jinki :
“O me desinstalas Pandora o lo que coño sea que me has instalado, o se acabaron las entradas VIP en los clubs. No lo aguanto
más”.
Un minuto y varios emoticonos divertidos precedieron a su respuesta :
“¿Has ligado?^^”
“Estoy hasta los cojones de que me acosen. O me lo quitas o formateo el ordenador”.
“Ok, mañana me paso por ahí”.
“GRACIAS”.
“De nada. Histérico XD.”
Jinki se desconectó antes de que Jonghyun le maldijera con todas sus ganas y suspiró con frustración. Le envió un mensaje al correo
de su trabajo cargado de palabras indecentes y sonrió satisfecho. “Puto friki”. Y se imaginó rápidamente a su mejor amigo
abriéndolo recién llegado a la oficina y atragantándose con su café expresso.
“Ahora que has ligado, ¿vas a pasar de mi?”
“NO HE LIGADO”.
En el momento en el que lo escribió, se arrepintió. ¿Por qué seguía explicándole cosas de su vida?
“Vaya… pues no lo entiendo. No estás tan mal. Digo, no eres ningún orco…”
¿Qué? ¿Cómo podía saber eso? Su indignación inicial se esfumó en unos minutos. Estaba claro que se había dedicado a cotillear
sobre él, pero ¿en dónde? Pensó durante un rato mientras daba clicks aquí y allí, y empezó a pensar que si esa mierda de Pandora
era algo tipo una red social, tendría un perfil (que él obviamente no había creado). Toqueteó los ajustes de su cuenta y accedió a sus
datos. Su amigo Jinki se había tomado la molestia de rellenar sus datos cuidadosamente y elegir una foto suya con un botellín de
cerveza en la fiesta de cumpleaños de Minho del año pasado. Se veía bien, no podía negarlo, aquel tatuaje estaba situado
estratégicamente, y el ángulo en que estaba tomada la foto y la luz acentuaban su preciosa piel morena, su clavícula insinuante,
incluso algo de su pecho tonificado. Aquella camiseta sin mangas marcaba sus brazos perfectamente y su expresión etílica le hacía
parecer todavía más guapo. A veces extrañaba sonreir. Casi ni recordaba cómo se hacía. Hacía casi dos años que no tenía ganas de
hacerlo.
“Deja de cotillear mi foto”.
No pretendió que sonara tan mal como finalmente sonó, pero ya estaba hecho.
“Tienes unos buenos brazos”.
5
Pensó que el chico se estaba recreando demasiado y decidió cotillear un poco también. Hasta ese momento nunca había imaginado
su aspecto, no se había parado a pensar en cómo sería pero tampoco le había importado. No le interesaba, no era alguien real para
él, sólo un acosador cibernético que pronto desaparecería de su vida. Tan pronto como Jinki desinstalara Pandora de su ordenador.
Pero cuando accedió a la foto de su perfil no pudo evitar sorprenderse. Vio unos preciosos ojos rasgados ligeramente iluminados y
una piel blanca y lisa, perfecta a simple vista, y unos cuantos mechones rubios cayendo sobre su frente, apenas tapados por una
capucha. Unas líneas azules decoraban sus mejillas elevadas y coquetas, aunque su expresión era más bien seria. O más que seria,
concentrada. Era totalmente hermoso. Lo mirara por donde lo mirara.
“Bonitas mejillas”. Escribió sin ni siquiera meditarlo un poco.
Pero Almighty Cat ya había abandonado la sala. De modo que se quedó un buen rato observando la foto, memorizando los rasgos
de aquel insistente chico, que entraba y salía de su vida de la forma que le apetecía.
“Eres muy raro”.
Cerró la ventana del chat y apagó el ordenador. Ya no trabajó más. Puso un poco de música y se relajó en su sillón favorito mientras
apuraba su whisky. Era una buena noche.
6
Jonghyun abría y cerraba el chat con la mirada fija en el nombre del administrador de la página. Pero Almighty Cat no estaba
conectado. No se había conectado desde el día anterior y no parecía que se fuera a conectar esa noche. “Qué irresponsable, si es el
administrador de esta mierda”.
Volvió a mirar su foto de perfil y memorizó los mechones desordenados de su dorado cabello. Analizó cada centímetro de su rostro,
volviendo a llegar a la misma conclusión una y otra vez : era brutalmente guapo. Pero una nueva conclusión eclipsó a la primera :
“Sabe perfectamente que lo es”.
Después de la cena volvió a conectarse. Cuando terminó de redactar el informe de ventas también abrió la ventana del chat y
aunque muchas personas parecían divertirse contando sus experiencias y tratando de repetir alguna con cualquier tipo dispuesto a
aceptar sus invitaciones, él sintió una cierta repugnancia al leer todo aquel libertinaje gratuito e impersonal y dejó de leer.
Abrió el chat privado y miró la ventana durante unos minutos, releyendo las conversaciones y sonriendo al captar su pedantería
omnipresente en cada palabra. No lograba comprender qué movía a Almighty Cat a insistir tanto en hablar con él cuando Jonghyun
nunca había mostrado ni un ápice de amabilidad con él. Le había molestado cada saludo y cada pregunta directa e indirecta que
había recibido de su parte, y cuanto más lo leía todo, más se convencía de que se había excedido en sus respuestas toscas. El chico
sólo parecía interesado en conocerle. Y él lo había ahuyentado. Como solía ahuyentar todo lo que no fuera su trabajo.
Entonces empezó a arrepentirse.
“¿Has ligado?”
Envió el mensaje con una sonrisa en la cara mientras imaginaba a Almighty Cat enviando miradas y sonrisas traviesas a cualquier
baboso desesperado que no las merecía. Y una nueva curiosidad le surgió : ¿cómo sería su sonrisa?
Conseguir ver una sonrisa de Almighty Cat se convirtió en su nueva obsesión. Quería deleitarse en la curvatura feliz de sus labios y
comprobar si sus ojos se afilaban todavía más cuando hacía ese gesto. Si sus mejillas brillaban emocionadas cuando estaba
contento.
No volvió a trabajar por las noches desde casa.
7
Encendió el ordenador mientras preparaba el desayuno y curioseó la sala de chat, prácticamente vacía a esas horas salvo por algún
grupito de insomnes que continuaban explicando sus últimas aventuras sexuales. Obvió la presencia de toda aquella gente
indeseable y se centró en mirar el estado actual de Almighty Cat. Y seguía desconectado. Abrió de nuevo su conversación privada y
no había ninguna respuesta a su último mensaje.
Tanteó el botón de ayuda y, tras varios minutos, no consiguió ser ayudado en nada. “Vaya mierda de programa, que ni siquiera te
informa si la otra persona ha leído tu mensaje” fue lo que tecleó en el “envío directo de petición de ayuda al soporte virtual de
Pandora” pero el resultado no fue el esperado. El mensaje fue enviado a la conversación privada con Almighty Cat y una vez más se
sintió en evidencia. ¿Cómo lo hacía ese chico, que aún sin estar conectado, conseguía siempre averiguar lo que sentía? Apagó el
ordenador y se prometió a si mismo no volver a encenderlo en todo el día. Mejor aún, en toda la semana.
Pero eso tampoco salió como esperaba.
Consiguió mantenerse “sobrio” mientras desayunaba, sacrificando su rutina de leer las noticias internacionales para ello, pero su
orgullo era capaz de superar incluso aquello. La pausa del café sin las novedades bursátiles no fue lo mismo, y para cuando llegó la
hora de comer ya estaba completamente desesperado por conectarse al mundo. Aunque en verdad la actualidad del mundo real no
le mantenía tan en vilo como la idea de poder leer una posible respuesta de Almighty Cat en Pandora.
Encendió el ordenador portátil, ocupando casi toda la mesa individual del restaurante y sin ni siquiera esperar a que llegara su
comida. Bebió de un solo golpe casi todo el vaso de refresco de cola y sus pupilas se fijaron en la pantalla.
-
Señor, disculpe.
La voz del camarero, bandeja en mano, y portando su comida, le devolvió al mundo real. Ese en el que Almighty Cat no le respondía
a sus mensajes por mucho que se mantuviera refrescando el navegador durante varios minutos.
Empezó a sentirse ligeramente frustrado y no tan ligeramente cabreado. ¿Finalmente aquel chiquillo acosador se había rendido?
¿Tan poco aguante tenía?
La fase de culpabilidad llegó antes del postre : ¿tan borde había sido él como para que no quisiera volver a hablarle?
-
¿En qué andas?
Jinki se sentó enfrente y curioseó la pantalla del ordenador.
-
En nada.
Bajó la pantalla y se apoyó en él.
-
¿Estabas en Pandora? ¿Te has enganchado? – Preguntó, sonriente, triunfante. Eso le enfadó todavía más.
Estoy intentando desinstalarlo. Como tú no me haces ni puto caso, al final voy a tener que hacerlo yo.
Está bien, trae…
Intentó quitarle el ordenador, pero a Jonghyun le invadió un pánico repentino : ¿y si desinstalaba el maldito programa y Almighty
Cat le escribía esa misma tarde y no conseguía leerlo? No podía permitirlo.
-
Ahora no, ya te llamaré.
Se levantó, guardó el portátil en su maletín y pagó la cuenta.
-
¿Salimos a beber esta noche?
Mañana es jueves.
8
-
No importa. Me apetece beber.
Vale.
Llegó a casa bastante tarde. La cena y la ronda de alcohol habían terminado cerca de la una. En ningún momento se preocupó por
cómo iría a trabajar al día siguiente con una resaca monumental sin que los jefes le descubrieran y le dieran la charla. Pensó con una
seguridad inconsciente que sería capaz de disimularlo. Pobre ingenuo.
“Maldito imbécil”. Pensó mientras encendía el ordenador. “Voy a mirar mi correo, ni pienses que me importa si me has respondido o
no”. Se puso su habitual camiseta vieja para dormir y se sentó en el escritorio, suspirando : “Qué sueño tengo”.
Pero un sonido le alertó y abrió los ojos como platos.
“He ligado. Pero todavía no contigo.”
Sonrió de lado, reconociéndose a sí mismo que el exceso de autoconfianza de aquel extraño le gustó. Se pasó la mano por la cara y
se espabiló totalmente. El sueño se había esfumado.
Le vio conectado, dudó durante un buen rato, pero finalmente tecleó :
“Quiero verte”.
Y automáticamente se arrepintió.
9
Almighty Cat era alguien realmente duro de roer. Había rechazado su videollamada en el mismo momento en que la envió y dejó
muy claro que no estaba dispuesto a tener cibersexo con él. No es que Jonghyun se lo hubiera propuesto, pero desde luego el chico
sabía leer entre líneas.
La obsesión por ver su sonrisa fue reemplazada por una obsesión todavía más enfermiza por escuchar su voz. Pero Almighty Cat
tampoco aceptó su llamada. Dijo que no estaba preparado para tener “tanta intimidad” con él. Después de todo, hasta ese
momento no tenían ni un ápice de confianza.
Jonghyun se propuso entonces empezar una especie de “relación” superficial con él. Aunque el otro no parecía demasiado
interesado, él se identificó : le dijo su nombre y a qué se dedicaba. Le dejaba mensajes de buenos días para que pudiera leerlos al
despertar, le pidió su número de teléfono para no tener que encender el ordenador para preguntarle cosas, e incluso le envió un par
de fotos con carita de pena tomadas en su despacho para que viera lo mucho que se aburría trabajando esa semana cuando lo que
le apetecía era salir a divertirse. En realidad salir a divertirse no era algo que le atrajera especialmente, no quería ver a Jinki, que
irremediablemente le preguntaría por el maldito Pandora e intentaría desinstalárselo de nuevo (algo que él ya no tenía tan claro
que quería). Tampoco quería quedar con Minho y acabar de nuevo bebiendo solo en mitad de cualquier antro. Lo que de verdad
quería era ver a Almighty Cat y perderse en esos ojos gatunos.
“Oh. Gato”.
Encontró por internet una imagen tierna de un gatito blanco bostezando y se la envió.
“Este eres tú por las mañanas”.
Y luego se regocijó durante horas imaginándole ronronear porque él había respondido “Rrrrr…” Y sí, tuvo su primera erección
durante su jornada laboral. Y no, no pudo hacer nada al respecto salvo aguantarse hasta llegar a casa.
Almighty Cat no solía entrar en su juego. Parecía ser capaz de predecir todos sus movimientos y cuando aquello empezaba a
ponerse mínimamente caliente, salía siempre con una excusa del tipo “me voy a bañar”, “me están llamando por teléfono” o su
gran hit : “búscate a alguien con quien follar, estás desesperado” . “Si tan sólo ese pequeño cabrón no me pusiera tan cachondo
que no me deja ni pensar en nada más, ya lo habría hecho” (por suerte, esto sólo lo pensó, y sus manos no lo pusieron en palabras).
Se contuvo mucho. Fue un esfuerzo casi titánico el evitar enviarle vídeos suyos semi-desnudo (grabó demasiados), fotos
prácticamente pornográficas (que clasificó convenientemente en su galería de fotos como “obscenidades”) y enlaces a páginas
eróticas que supuso le encantarían tanto como a él. Quería encenderle. Quería que llegara a sentir la misma obsesión virtual y
carnal que él, si es que eso era posible. Pero ante todo, no quería resultar TAN evidente como lo era el bulto omnipresente de sus
pantalones.
“Tengo que conseguirme a alguien este fin de semana o voy a reventar”. Iba a enviárselo a Minho, pero como sus últimas
conversaciones habían sido todas con Almighty Cat, erró el destinatario. “¡Puto inútil, lerdo, manazas, incapaz de hacer con éxito
algo tan sencillo…!”
Pero Almighty Cat estaba escribiendo una respuesta.
Tragó saliva y se sentó para leerla.
“¿Haces algo este viernes?”
10
Contó los días de la semana que faltaban para el viernes con una desesperación casi infantil. Almighty Cat había dejado claro que no
quería la típica cita de cena y baile porque tenía una vida muy ocupada como para andar perdiendo el tiempo en algo que
inevitablemente acabaría con ellos dos en la cama. Obviamente Jonghyun estuvo de acuerdo. Quería a ese chico en la cama. Y
cuanto antes.
No había visto su sonrisa todavía, ni había escuchado su voz, ni habían intercambiado imágenes durante aquellos días, pero eso no
era importante. Le deseaba desesperadamente. Y nunca supo exactamente el motivo.
Hasta que le vio.
Habían organizado el encuentro en un hotel de la ciudad, bastante caro por cierto, y como Jonghyun había insistido en pagar la
habitación, Almighty Cat había dicho que se encargaría de “todo lo demás” (fuera lo que fuera aquello).
Cinco minutos antes de la hora señalada, allí estaba, nervioso como un quinceañero y peinándose con tanta efusividad que terminó
consiguiendo un despeinado espantoso aunque ligeramente sexy. “Espero que sea alguien de mente abierta” pensó, riendo para si
mismo, “o pensará que soy un pordiosero”.
Era imposible que pensara aquello si se fijaba en cómo le quedaba aquel traje de Armani.
Carraspeó tratando de ganar un poco de autoconfianza y dejó escapar un suspiro. Estaba listo. O no. Pero de cualquier manera,
llamó a la puerta.
Por un momento se cruzó por su mente la idea se salir corriendo de allí, aquello era una locura impropia de él, como toda su
“relación virtual” con aquel chico, nadie que le conociera debidamente habría creído que él mismo hubiera propuesto algo como
aquello… Pero cuando la puerta se abrió y sus ojos se encontraron, mandó todo a la mierda.
Una copa de vino blanco, centelleante por las luces de la habitación, se alzó ante sus ojos.
-
-
¿Tienes sed? - Su voz ligeramente grave pero suave le hipnotizó hasta el punto en que no se dio cuenta de que estaba ya
dentro de la suite, la copa prácticamente vacía, y el chico rubio mostrando un enorme bufet de frutas colocado con sumo
gusto en un carrito. Se pasó la lengua por los labios cuando le vio mordisquear una fresa en un gesto sublime-. ¿Sueles ser
siempre así de callado en el cara a cara? No parecías del tipo tímido.
No lo soy.- Respondió rápidamente-. Es sólo que no suelo tener… citas a ciegas… y es demasiado extraño todo.
Esto no es una cita.- Dice, cogiendo una nueva fresa y caminando hacia él-. En absoluto.
Ya lo sé…
La fresa rozó sus labios entre los dedos del chico y él sacó la punta de su lengua para empujarla hacia el interior de su boca.
-
Eres muy guapo, Jonghyun.- Casi se atragantó al masticar la fruta-. Más que en las fotos.
Gracias.- Se dio cuenta de que no podía articular grandes frases frente a esa belleza exótica de pelo brillante y trató de
construir alguna sencilla. Se armó de valentía apurando su copa y la colocó en el carrito. Tomó una uva de allí y dio un paso
al frente-. Cierra los ojos.- Percibió una cierta desconfianza en su expresión, y añadió- : y di “ahhh”…
Almighty Cat (era extraño pensar en ese nick ahora que tenía ante él a una persona de carne y hueso) obedeció al verle avanzar
hacia él con una sonrisa y Jonghyun deslizó la uva en su boca una milésima de segundo antes que su lengua.
Sería evidentemente falso decir que eso no sorprendió al chico rubio, que prácticamente tuvo que tragarse la uva entera para poder
corresponderle, pero en ningún momento dio señales de querer detenerlo. Así de que de la uva y las fresas, pasaron a desnudarse
menos de 5 minutos después de su primer encuentro.
Aquello prometía.
11
Cuando Jonghyun acostó a Almighty Cat sobre la cama se dio cuenta de que el chico era algo más pesado de lo que aparentaba. Su
piel era suave y su rostro delicado pero su cuerpo era diferente. Al quitarle la camiseta notó los huesos de su clavícula pero no
demasiado marcados, sólo lo justo. Sus hombros no eran especialmente estrechos, más bien todo lo contrario, y su espalda estaba
marcada. Era evidente que no era del tipo de hombre que se pasaba el día en el gimnasio pero estaba claro que se cuidaba.
Cuando le quitó los pantalones (en medio de toda esa debacle de ropa, manos y torpeza ante la incomodidad de estar desnudando a
un completo extraño) no pudo apartar sus ojos de aquellas piernas bien formadas que acababan coronando el trasero más perfecto
que jamás había visto. En un chico.
Por un instante pensó que tal vez no lo era, que había dado por supuesto que no le había engañado pero que cabía la posibilidad de
que lo hubiera hecho. ¿Y si en realidad era una chica? Aunque estuvo pensando en ello durante unos segundos (a pesar de la
evidencia de la falta de pechos), el bulto delantero que exhibía bajo su ropa interior no era mentira. Estaba duro. Y grande. Y eso no
se podía fingir.
También se le pasó por la cabeza iniciar una pequeña conversación para que los preliminares no fueran tan evidentes o forzados,
quizá alguna frase picante o algún chiste… Pero no salió nada. Tampoco parecía ser demasiado necesario.
Almighty Cat se retorcía bajo su cuerpo y fue el encargado de quitar las últimas prendas de ambos. No parecía muy interesado en
romper el hielo o en preliminares de ningún tipo. Sólo sacó un condón y un bote de gel lubricante de su bolso mientras Jonghyun se
quedaba absorto mirando sus curvas.
-
¿No quieres seguir? – Le preguntó, al verle inmóvil, de rodillas frente a él-. ¿Es que estás casado y tienes algún cargo de
conciencia?
No.- Dijo, simple-. Sólo es… un poco raro...
El chico se incorporó y le miró sopesando mentalmente la situación. ¿Es que nunca había tenido sexo ocasional con nadie? No le
pareció del tipo tímido cuando le conoció, sino más bien del tipo borde antisocial que se tiene que quitar a sus pretendientes de
encima con matamoscas.
-
¿Eres impotente?
¿Qué? ¡¡No!! – Le señaló su entrepierna, también bastante abultada, y se rascó la cabeza.
¿Entonces?
¡Entonces, nada!
Volvió a tumbarle sobre el colchón y le aprisionó con su cuerpo, pero como no le gustó la expresión divertida del otro, le dio media
vuelta.
-
¡Eh!
Tampoco le explicó que le intimidaban sus ojos y su sonrisa de superioridad, de modo que sólo se dedicó a tocarle. En unos
segundos ya no sólo le tocaba, sino que le acariciaba. Y en un poco (sólo un poco, a su juicio) de tiempo, ya le estaba lamiendo.
Porque aunque a priori no tenía intenciones de intimar demasiado (al fin y al cabo era un encuentro esporádico) el olor y el tacto
suave de su piel era demasiado tentador. Y él no era de hielo. Aunque a veces lo parecía.
12
-
Joder, me siento genial ahora.- Jonghyun encendió un cigarro y dio una calada profunda-. Creo que estaba muy necesitado
de esto.
No, ¿en serio? – Rió el chico rubio.
Jonghyun le pegó suavemente en el hombro y le sonrió de vuelta.
-
Tenía demasiado estrés acumulado. Creí que acabaría convirtiéndome en Mr. Hyde.
Te faltó poco.
No sé ni cómo te atreviste a venir después de todo lo que te dije por chat.
Me gustan los retos. Y supuse que si canalizabas tu ira correctamente, sería un polvo salvaje.
Fui un idiota integral.
Lo fuiste. Pero lo puedo entender. Además eso que me has hecho con la lengua… borra todos los malos recuerdos que
podría guardar de ti.
Era lo mínimo que podía hacer para compensarte.
Me gustó.
Lo noté.
Nunca me lo habían hecho.
¿En serio?
Aprovechó su asombro para robarle el cigarro y apagarlo sobre el cenicero de la mesita de noche.
-
Era una de mis fantasías.- Jonghyun no podía dejar de mirar sus labios y la forma tan sensual en la que el chico arrastraba
las “S” al hablar. Era casi hipnótico.
Me alegro, entonces, de haberla satisfecho.
Miró casi con tristeza la colilla de su cigarro y se levantó de la cama.
-
¿Quieres beber algo antes de irte?
La invitación repentina le obligó a girarse para mirarle.
-
No puedo, tengo que conducir.
Oh…
¿Quieres que te acerque a algún sitio?
No, gracias, cogeré un taxi.
Como quieras.
Entró al baño para lavarse mientras el chico se quedaba mirando fijamente el techo de la habitación.
“Me ha gustado demasiado”. Suspiró. “Creo que sigo empapado”.
Jonghyun salió del baño y se rió al verle tan cómodo en la cama.
-
¿Es que vas a quedarte a dormir?
No, sólo hasta terminarme todas las botellitas del minibar.- Levantó una de un licor verde para que pudiera verla.
Eres más sexy de lo que esperaba.- Comentó, sentándose junto a él en la cama.
¿Esperabas que fuera un orco? Si viste mi foto de perfil en Pandora…
La sandía no te hacía justicia.
Oh… la sandía…- Recordó que había cambiado su foto hacía unos días-. En otra ocasión te contaré a qué viene lo de la
sandía.
13
-
Ya estoy intrigado.- Le dio un toquecito en la nariz y él no pudo evitar pensar que en realidad era demasiado dulce para ser
un polvo de una noche. Pero no estaba dispuesto a mostrarse demasiado desesperado por volver a verle. No era su estilo.
Jonghyun buscó algo en su bolsillo y le ofreció un pequeño trozo de cartulina de color hueso con letras impresas en sepia. Era una
tarjeta de presentación.
-
¿Debería entregarte la mía también? – Preguntó, mirándola-. Estoy confuso.
No hace falta.- Le peinó un mechón de pelo detrás de la oreja, haciendo que un escalofrío le recorriera-. Sólo que quiero
desinstalarme Pandora y voy a formatear mi ordenador y no quiero perder el contacto contigo.
“Oh…”
-
¿Y eso? – Preguntó, haciéndose el indiferente.
Por si otro día estoy… estresado, y tú… receptivo.- El chico estalló a reir-. O si simplemente te apetece charlar. O lo que sea.
Le sonrió y aceptó la tarjeta, para observarla con detenimiento.
-
Kim Jonghyun… - Le miró al oir cómo le llamaba, justo antes de abandonar la habitación-. Estoy seguro de que me
apetecerá charlar. O lo que sea.
Ok, había sido bastante evidente ahí.
-
O lo que sea.
Se despidió con la mano, casi a cámara lenta, y se fue, mientras él se deslizaba dentro de las sábanas, intentando llenar su mente de
su olor.
14
Jonghyun estaba contento. Más que eso, estaba pletórico. Nunca pensó estar tan estresado hasta que aquel chico rubio le había
abierto los ojos en una simple noche. ¿Cómo lo había hecho? ¿Tan desesperado y evidente era? Tendría que investigarle un poco
más a fondo. Pero, ¿por dónde iba a empezar, si ni siquiera sabía su nombre?
“Miau” tecleó, con la misma sonrisa clavada en su cara desde hacía horas. ¿Estaría despierto? A él sin duda le había costado mucho
más de lo normal levantarse aquella mañana, pero quizá era él el único no acostumbrado a desvelarse o a tener poca actividad
nocturna entre semana (que no fuera trabajar).
“Al final voy a terminar pensando que crees que soy un gato”. Sonrió más ampliamente, pensando que, efectivamente, su cara le
recordaba totalmente a la de un gatito bebé. Precioso y adorable.
“Eres un gatito muy bonito” se pegó con los nudillos en la sien, estaba siendo condenadamente cursi y se odiaba a si mismo por ello.
“Me reafirmo después de haberte visto”.
“¿Te gusté? :P ” . Ahí estaba de nuevo su omnipresente seguridad.
“No estuvo mal” . No le gustó ser tan parco en palabras o disimular tan excesivamente sus sentimientos cuando en realidad quería
decirle lo mucho que le gustaba estar flotando en esa nube de placer en la que se había instalado gracias a él.
“Vaya, aún tenía esperanzas de repetir…”
“¿Repetir? ¿VOLVER A VERLE?” . En realidad no sabía si esa era una buena idea. No quería un amante fijo con las obligaciones que
eso conllevaba, pero mucho menos una relación estable con alguien con el que, probablemente, lo único que tenía en común, era
una recién redescubierta adicción al sexo.
“Veo que quedaste impresionado”. Se le escapó la risa al enviarlo y antes de esperar una respuesta, volvió a escribir : “Es normal,
me pasa siempre”.
“Vaya, no parecías un Don Juan”. “Mierda, ya la he cagado”.
Mientras saludaba a Minho con el teléfono en la mano, le colocó su vaso de café sobre la mesa y llevó el otro a la suya.
“Te sorprenderías”.
“Aha… :P “
“¿Vas a decirme tu nombre al fin?”
-
Pareces contento.- Minho cogió el vaso de café y lo destapó para olerlo bien-. ¿Has follado?
Lo estoy, y sí.
Poco le importó que fuera tan evidente que necesitaba un poco de acción y menos aún reconocerlo delante de su mejor amigo.
-
Uh… ¿y quién es la afortunada?
Afortunado.
¿De nuevo?
Aunque no juraría que es un hombre delante de un tribunal. Es un poco extraño.- Se rió.
No sabía que salieras con alguien.
Y no salgo. Sólo nos conocimos.
15
-
¿Dónde?
Eso ya da igual. Lo importante es… - se inclinó sobre su mesa, bajando un poco el volumen para hacerse el interesante-...
que es el mejor culo en el que he estado en mucho tiempo.
¡Maldito cabrón! - Minho le golpeó el hombro, casi envidiándole-. ¡No habrás pagado!
No estoy tan desesperado.
Ah… qué envidia me das…- Admitió, por fin.- Ni recuerdo la última vez que tuve un polvo decente.
Eso es porque sólo te acuestas con fulanas.
Debería cambiar mis estereotipos.
Los hombres dan menos problemas.
Lo sé. Hace tiempo que no me tiro a ninguno. Tendré que ponerme a buscar.
Ten cuidado, tiendes a cagarla buscando novio.
No quiero un novio, sólo un culo como el que te tiraste anoche.
Estás fatal.
Tengo una idea.- De repente se acercó a él con las cejas arqueadas y Jonghyun no pudo evitar un cierto repelús-. ¿Por qué
no me das su teléfono?
¿Qué?
Sí, ya sé que va en contra del código, pero… es una cuestión de solidaridad con tu mejor amigo.
A decir verdad, hace tiempo que estoy pensando en borrarte de mi lista de amistades.
No me jodas, Kim…
No sé si a él le interesarías, la verdad. Parece muy selectivo.
¿Por qué mierda mentía? Nunca lo supo. O sí. No quería compartir a aquella maravilla con su amigo el insensible, que
probablemente no lo valoraría como merecía.
-
No seas malo, va…- Empezó a hacerle cosquillas, primero sobre la camisa, justo encima del cinturón, para continuar
metiendo las manos por dentro de su boxer.
¡Ya, está bien! - Lo separó un poco de un empujón, viendo como Minho se reía con cara de niño bueno-. No quiero que
termines violándome a mi.
No parecías muy a disgusto.- Le señaló el bulto semi erecto en sus pantalones.
Serás enfermo…
Le dio la espalda sólo lo suficiente para leer la respuesta de su último mensaje.
“Kibum. Gatito para ti”.
Y ya se arrepintió de habérselo cedido a Minho.
16
-
Espero que te guste el restaurante, es uno de mis favoritos.- Minho le separó la silla en un gesto caballeroso que encandiló
a Kibum.
Me gusta la pizza.- Le sonrió encantado-. Y ya había oído hablar de este lugar.
También tiene la mejor carta de vinos de la ciudad.- Levantó una ceja de forma coqueta.
Oh… ya veo… tienes la intención de emborracharme y ni siquiera lo disimulas.
Soy un tipo directo.
Ambos rieron y brindaron. Comieron pizza y charlaron amigablemente, porque con Minho era fácil tener confianza. No tenía tabúes
y no paraba de hablar nunca. Tampoco se cortaba a la hora de coquetear : hombre o mujer, señora o niño, no le importaba. Le salía
tan natural que parecía no tener que esforzarse lo más mínimo para que todos cayeran rendidos a sus pies. Y siempre ocurría.
-
Perdona si te pareció algo apresurada mi llamada.- Comentó Minho mientras paseaban.
La verdad es que me sorprendió. No te había visto por la sala.
¿La sala?
Es por ahí.- Se detuvo justo en un cruce e indicó lo que parecía la entrada a un club-. Hacen buenos cócteles.
Mmmm… buena idea…- Pero en realidad Minho miraba en la otra dirección, al final de la calle, donde se erguía uno de los
lugares más frecuentados por él : el hotel Hilton-. Por allá también se ven cosas interesantes…
Kibum se volteó a mirar y Minho aprovechó ese ligero descuido para acercarse más, de modo que cuando el otro volvió a mirarle, ya
estaba demasiado cerca como para echarse atrás.
-
Aquí también hay cosas interesantes, veo…
Muy interesantes…
Minho le acorraló contra una de las paredes del callejón y se lanzó a besarle. Aunque la impresión le mantuvo inmóvil unos
segundos, en seguida le correspondió. Ese chico besaba increíblemente bien y cuando sus manos empezaron a colarse bajo su ropa
no tuvo ninguna duda de que quería ir un poco más lejos.
Las risas de un grupo de chicas que pasaban por allí les hicieron separarse y se miraron, algo cohibidos.
-
Eres un descarado.- Le pegó en un hombro y Minho fingió que aquello le había dolido horriblemente.
¡Auch! - Se lo sobó durante un rato y cuando las chicas hubieron desaparecido, recobró la compostura-. Entonces, ¿vamos?
¿A tomar un cóctel?
Minho negó con la cabeza y Kibum sonrió, antes de ser atacado de nuevo por sus labios, que le mantuvieron ocupado hasta llegar a
la habitación del hotel, en donde fue nuevamente aprisionado (esta vez contra la puerta) y apenas en un abrir y cerrar de ojos ya
tenía las piernas alrededor de la cintura de Minho, la ropa desprendida y desperdigada por la habitación, y su cuerpo siendo
completamente entregado a aquel hombre que sabía exactamente lo que hacer con él.
17
-
¡Buenos días! - Minho le entregó un vaso de café muy caliente y una sonrisa.
Madre mía, sí que estás de buen humor hoy.
El mejor.- Se sentó en su escritorio.
Me alegro.
Tenías razón.- Jonghyun dio un pequeño sorbo a su café y le miró, extrañado-. En lo del mejor culo. Por dios, cómo se
mueve.- Se mordió el labio superior y Jonghyun notó una pequeña herida justo ahí.
¿Eh?
Kibum.
El café se volvió amargo de repente.
-
Kib…
Anoche salí con él.
Creí que esperarías al fin de semana.
La curiosidad me pudo.- Subió sus piernas a la mesa y las cruzó-. Y sabes que llevaba ya un tiempo en sequía.
¡Si follaste el fin de semana pasado!
Pero no fue tan genial.
Ya veo…
Kibum está tan bueno que en el primer polvo no llegamos ni a la cama.
¿¡El primero!? ¿¡Cuántos echásteis!? - Minho le mostró 3 dedos y levantó las cejas en su archifamoso gesto de satisfacción-.
JO-DER.
Gracias por darme su teléfono.
De nada.- Le mueve los pies para que se baje de SU mesa.
Me corrí tan rápido que temí haberme convertido en eyaculador precoz. Por suerte, no fue así.
Es bueno saberlo.- Ironizó.
Follamos durante dos horas sin parar. Y no se corrió hasta el final. Debe de hacer algún tipo de ejercicio de relajación.
¿Contigo se corrió?
¿Contigo no? - Jonghyun negó con la cabeza, un poco desilusionado-. Bueno, parece un chico difícil de complacer.
Desde ese momento, hacer que Kibum se corriera se convirtió en el nuevo objetivo vital de Jonghyun. Y como Minho había
insinuado que volvería a llamarle, tenía que ser más rápido que él y conseguir una nueva cita.
Esperó a estar solo en el despacho para escribirle.
Pero la respuesta no le gustó demasiado.
“La verdad es que ya tenía planes para el viernes por la noche”.
Pensó en que quizá Minho se le había adelantado y le entró el pánico. No quería evidenciar todavía más su interés pero tampoco
pensaba cederle (una vez más) su gran descubrimiento a su mejor amigo tan fácilmente. Al fin y al cabo, era cuestión de tiempo que
Minho se aburriera de Kibum. Claro que esperaba que eso sucediera antes de que él mismo se aburriera de él.
“Cancélalos”.
Él también tenía un poco (de mucha) autoconfianza.
“¿Por qué tendría que hacerlo?”.
Sonrió al leerlo y enviar su respuesta.
“Porque conmigo te divertirás más”.
18
Jonghyun no podía evitar sentirse como un perdedor tras la revelación de Minho. ¿Su mejor amigo era mejor que él en la cama? ¿Se
había aburrido Kibum cuando estuvieron juntos? Esa hipótesis no hacía más que reafirmarse en su mente cuando estuvo 2 días
enteros sin recibir noticias suyas (no es que los estuviera contando) pero aunque no se podía decir que le echase de menos (eso
sería ridículo, pues apenas se conocían) empezó a tener cierta curiosidad por saber a qué dedicaba su escaso tiempo libre Kibum.
Por no mencionar que las mañanas no eran lo mismo sin ese coqueteo constante vía mensajes de móvil.
“¿Los spaguetti engordan? :S”
Fue lo más inteligente que se le ocurrió tras horas de deliberación (e incapacidad de concentrarse en su trabajo). Pero la respuesta
tardó en llegar. Demasiado. Unos veinte minutos (o más) que le parecieron demasiado largos.
“LOL. ¿Qué clase de pregunta es esa? Depende de la salsa que los acompañe”
“La salsa…”
“¿Carbonara?”
“Eso es de lo peor”.
“Vaya… es mi favorita :( “
“Procura no comer nada más en toda la noche para compensarlo”.
“¿¿En toda la noche?? Imposible. Me acuesto muy tarde”.
“Acuéstate temprano XD”.
“No puedo dormir antes de las 2 de la madrugada”.
“¡Omo! ¿Cómo aguantas al día siguiente?”
“Café”.
“Bendito café…” (Y añadió un emoticono de un muñequito babeando de placer que le gustó más de lo que debía).
“Si no puedo comer en toda la noche, tendrás que entretenerme para que no lo haga”.
“WTF?? ¿YO?”
“Eres quien me ha dado la idea. Hazte responsable”.
Vio a Minho recogiendo sus cosas de la mesa y se dio cuenta de la hora que era y de que todavía seguían en la oficina.
“Lo siento pero yo soy un chico responsable y me voy a la cama ya”.
“Bfff… ¿y ahora qué hago yo?”
“Lee”. Ni de coña, eso lo espabilaría aún más. “O ve porno”.
“¬¬”
19
“Si quieres, te paso unos links”.
“Si alguna vez hubieras visto mi historial de páginas web favoritas, sabrías que NO necesito más links”.
“No me interesa el porno” (virtual) (más).
“Mentiroso”.
“¿Tú qué sabrás?”
“Nada… nada”. ¿Tan evidente era? “Que me voy a acostar ya”.
“¿Te puedo llamar?”
“¡Te acabo de decir que me voy a dormir!”
“Sólo 5 minutos…”
“…”
“Me aburro”.
“Ok, 5 minutos, ¿eh?”
Jonghyun le llamó justo cuando salía de la oficina, tras despedirse velozmente de Minho, y los 5 minutos se convirtieron en 3 horas.
Ambos llegaron tarde a trabajar al día siguiente. Y decir que fueron a trabajar es lo correcto, no así que trabajaron, pues sus mentes
estaban bastante alejadas de sus cuerpos.
Tenían que admitir (muy a su pesar) que lo suyo iba un poco más allá de un simple polvo : se entretenían hablando de cualquier
cosa, se interesaban por la vida del otro, sabían de antemano, con tal sólo un breve intercambio de mensajes, cuándo alguno de
ellos tenía un mal día o si la falta de sueño provocada por sus trasnochadas conversaciones le estaba afectando. Se
complementaban y se divertían juntos aún cuando no estaban juntos físicamente. Los mensajes pasaron de ser esporádicos a diarios,
y las llamadas de simple ocio a necesidad. Sí, se necesitaban desesperadamente, pero ninguno quería evidenciar que las reglas se
habían roto porque sin esas reglas no tenían ni idea de cómo seguir jugando ese juego.
20
-
Si te has enamorado al primer polvo, eres más patético de lo que pensaba.- Taemin, el mejor amigo de Kibum, le tiró a la
cabeza el jersey que había descartado porque “tapaba demasiado”.
Ya te he dicho que no estoy enamorado, sólo me hace gracia. Es guapo, educado y parece un buen tipo.
Y tiene pasta.- Releyó la tarjetita de presentación que había quitado de las manos a Kibum segundos antes-. ¿Director de
ventas? Debe de ser alguien importante.
Le arrebató la tarjeta y la guardó en su billetera rápidamente.
-
Deja de cotillear. Es un polvo.
Un polvo no te da su tarjeta.
Déjalo ya.
¿Le llamarás?
Claro que no.
¿Por qué?
Porque me gusta.
Caminó entre los expositores de pantalones, y Taemin le siguió, ensimismado.
-
No lo entiendo.
Me gusta tanto que podría convertirse en algo serio, que es lo que acordamos desde un principio que NO sería.
Las cosas pueden cambiar.
No quiero que cambien. Estamos bien como estamos y no hay más que hablar.
En ocasiones ni él mismo entendía por qué puñetas era tan obcecado en algunas cosas. Sobre todo si esas cosas le impedían ser
completamente feliz. Pero no podía arriesgarse a proponerle algo así a Jonghyun y perderle definitivamente.
-
Ok, esta noche salimos a comernos el mundo.
¿Eh?
Tú ligaste hace poco, yo todavía estoy en sequía.
Será porque tú quieres.
Porque estoy esperando…
¡A mi príncipe azul! – Se burló Kibum, dramatizando exageradamente e imitando las palabras que, año tras año, se había
cansado de escuchar.- Como sigas así, morirás siendo virgen.
Le lanzó un tanga a la cabeza, que aterrizó a los pies del probador de la sección de hombres, justo cuando alguien salía, asombrado
por la conversación que acababa de escuchar, y más aún al contemplar al chico sonrojado que corría a recoger la prenda y
devolverla a su lugar original.
“¿Virgen?”. Minho apenas podía pensar en nada más que en esa palabra mientras la cola de la caja avanzaba y sus ojos
permanecían clavados en el chico que al parecer había sido abandonado por su amigo escandaloso en esa cola. “Piensa rápido,
piensa rápido”. Se obligaba a sí mismo mientras el chico pagaba y se dirigía hacia la salida de la tienda. Dejó las prendas que se había
probado sobre cualquier mesa de ropa de temporada y siguió a Taemin casi corriendo, deteniéndolo por el brazo justo antes de salir.
-
Perdona…
Taemin se giró, sorprendido.
-
Di… dime…
Se te ha caído esto.
21
Como minutos antes había estado en la cola listo para pagar su compra, tenía su tarjeta de crédito en la mano, de modo que eso
mismo le sirvió como excusa.
-
¿Cómo? - Cogió la tarjeta que le estaba entregando y comprobó el nombre-. Ah no, no es mía. Aquí pone Choi Minho y yo
soy Lee Taemin.
Encantado, Lee Taemin, soy Choi Minho.- Le quitó la tarjeta y la sustituyó por su mano, dejando al pobre chico sin palabras.
¿Cómo iba a reaccionar si aquellos ojos inmensos le habían idiotizado?
22
Jinki cerró la puerta tras él y caminó con decisión por el pasillo de escritorios, sonriente y animado, como de costumbre.
-
Buenos días.- Saludó al nuevo becario con una reverencia que le obligó a ponerse en pie y a saludarle de la misma manera,
aunque con más tartamudeo-. Veo que lo estás haciendo bien. Sigue así.
G-gracias, presidente, lo haré.
Para no seguir atormentándole, siguió caminando, saludó a un par de chicos más y se detuvo durante un par de segundos frente a la
mesa de Jong In, que inmediatamente levantó la vista hacia él y le regaló una de sus seductoras sonrisas.
Jinki le acarició el mentón y le sonrió de vuelta.
-
Algún día acabarás conmigo, maldito cabrón.
Le dio un beso, algo sutil, como siempre hacía delante de los demás, y Jong In siguió trabajando como si nada hubiera pasado.
-
Buenos días, presidente.- Kibum le saludó desde su mesa, sin levantarse, ya que no era necesario entre ellos.
Hola, bomboncito.- Apoyó los codos en su mesa y le miró intensamente. Jinki no sabía mirar de otra manera-. ¿Qué tal todo?
Estupendamente.
Jinki sonrió, complacido.
-
Estupendo, pues.
Ya tiene los informes sobre su mesa.
Maravilloso.
Podemos discutirlos durante la comida.
Eso suena todavía mejor.
¿A las 12?
Dentro de 10 minutos en mi oficina.
Jinki no esperó una respuesta, nunca lo hacía. Se fue a su despacho y esperó pacientemente a que Kibum entrara, exactamente 10
minutos después, con un par de cafés y unos croissants.
-
¿Ya puedo pasar?
Por supuesto.- Dejó el desayuno sobre la mesa y caminó hacia su jefe, que con unas palmaditas en sus piernas le indicó que
se sentara sobre ellas-. ¿Va todo bien en la web?
Ya te dije que sí, presidente. Todo va como la seda.- Le rodeó con sus brazos el cuello tal como hacen los niños pequeños
con sus padres, en busca de algo de protección.
Lo estás haciendo muy bien, pequeño.- Le acarició el trasero con paternalismo y le dio un pequeño beso en la mejilla-. Pero
me refería a Pandora. Quiero detalles. ¿Cómo está funcionando ese proyecto?
Demasiado bien.
Detalles, detalles.- Le apremió.
Bueno… - Kibum sacó su teléfono móvil del bolsillo y buscó algo en la galería de fotos. A continuación, mostró a Jinki una
fotografía de Jonghyun en la cama (se la había enviado hacía escasos minutos)-… diría que nuestro objetivo está
completamente alcanzado.
Agarró el teléfono y sonrió, mirando la pantalla.
-
Jonghyun… cabrón… Qué calladito te lo tenías…
23
Dos horas de reuniones improductivas, un almuerzo prácticamente mudo y solitario (ese maldito Minho nunca estaba cuando
debía) y montones de papeles acumulados sobre su mesa pendientes de ser revisados. Pero en su mano, casi completamente sin
batería, su teléfono móvil, esperando por un nuevo mensaje.
“Entonces… ¿nos veremos este fin de semana?”
Jonghyun abrió los ojos como platos, ¿lo había conseguido?
“Finalmente te he convencido”.
“Reconozco que me sorprendió tu insistencia. Ahora tengo curiosidad sobre cómo vas a hacer que me divierta”.
“Mmmmm… no sé… ¿qué te gustaría?”
“¡MEK! Respuesta incorrecta. Si quieres impresionarme, vas a tener que esforzarte más”.
Y ya no contestó ni un mensaje suyo más en el resto del día.
A pesar de que Jonghyun había dejado a un lado su orgullo (hacía días) y no paró de intentar sacarle algo.
“Te lo pregunto porque si se me ocurre algo ofensivo, puede que te enfades, y eso es lo último que querría”. “¿Una pista?”. “¿En
serio no vas a hablarme?”. “Estoy empezando a pensar en desinstalarme Pandora del ordenador, ¿sabes cómo puedo hacerlo?
Soy un negado para estas cosas”. “¿Hola?” “¿Te has muerto?”. Cuando ya se iba a la cama y aún no había recibido ninguna
respuesta, su cabreo ya había alcanzado cotas históricas. “¿Quién se cree que es? ¿Es que piensa que voy a estar esperando sus
mensajes para siempre?”. Se acostó y se tapó hasta la cabeza, ofuscado y casi pataleando por desesperación. “Espera”. Se incorporó
y una sonrisa de sospecha se cruzó en su cara. “Está jugando contigo. Sólo intenta desesperarte porque seguramente tiene las
mismas ganas de que te lo folles como tú de follártelo. Sí… eso es…”
“No tenía batería, sorry :P”
Se quedó mirando la pantalla un buen rato.
“Mentiroso, has estado leyendo mis mensajes ¬¬”. “Se creerá muy listo”.
“Ups…”
“Este tipo de cosas te encantan, ¿verdad?”
“¿Qué cosas?”
“Hacerte de rogar y conseguir que supliquen un poco de tu atención.”
“Oh… ¿estabas haciendo eso?”
“Soy imbécil”.
Apagó el teléfono y se fue un rato al salón para entretenerse comprando algunas cosas por internet. Silenció los auriculares y
desactivó las notificaciones de Pandora, que cada día eran más numerosas, (“en serio, ¿qué le pasa a esa gente?”) y buscó algunos
videojuegos, accesorios para el móvil y un par de gemelos dorados para la boda de su primo, el mes siguiente. Odiaba las bodas.
Aunque no más que a su primo.
24
Pero en la tienda online que estaba visitando había muchas más cosas interesantes. Hizo click en la pestaña de novedades
simplemente por curiosidad y sus ojos fueron directamente a ese collar. Era un simple lazo negro ancho, de un diámetro bastante
ajustado al cuello de una persona, con un cascabel plateado en el centro. Era un collar de gato, pero… ¿para un gato humano?
25
-
Me aburro que te cagas.- Bufó Minho, soltando su vaso vacío sobre la barra.
-
Y yo.- Jinki se apoyó en el taburete de al lado, mirando a su alrededor en busca de algo llamativo-. ¿Dónde están las tías
buenas?
-
Creo que ya nos las hemos tirado a todas.
-
Pues vaya plan.
-
¡Eh, espera! – Señaló al medio de la pista, donde un chico bailaba llamando la atención del resto de la gente, que
terminaron haciendo un corro a su alrededor-. Ese chico me suena, creo que le conozco. Voy a ver si tengo suerte.
Se marchó tan rápido que no tuvo tiempo ni de agarrar la cerveza que Jonghyun le traía.
-
¿Minho se nos ha vuelto gay? – Preguntó Jinki, totalmente alucinado.
-
No es exactamente gay. Es… heteroflexible.
-
¡Juas!, ¿qué?
-
No me digas que nunca has visto a Minho con ningún chico.
-
Te juro que no.
-
¿En serio?
-
Tampoco salimos mucho juntos. Lo suelo perder bastante rápido.
-
Conozco el sentimiento.
Brindaron por el don de Casanova de su amigo y pidieron cerveza, luego algunos chupitos, y acabaron con una botella de champán
celebrando la gran idea que Jinki acababa de tener.
-
Lo haremos en mi casa.
-
¿Por qué en tu casa?
-
Porque está aislada…- Le acusó con el dedo índice-. No pretenderás meternos a todos en tu apartamento. Tus vecinos
fliparían demasiado.
-
Si no somos muy ruidosos…
-
Imposible. Ese chico es escandaloso a rabiar.
-
Joder, me estoy poniendo cachondo sólo de imaginarlo.
-
Deberíamos dejar fuera a ese capullo.- Ambos miraron cómo Minho caminaba hacia ellos con una expresión triunfal en su
rostro y la camisa y el pelo totalmente desarreglados.
-
Maldito Dios del sexo…
-
No tanto.- Les robó la botella y bebió un par de tragos largos.- Estaba deshidratado.
-
No me extraña. Tanta acción…
26
-
¿Qué os contáis?
-
Por aquí nada.- Respondió Jinki, ofuscado-. No como otros…
-
Bah, no pasó nada. Sólo nos besamos un poco.
-
No me lo creo.
-
Pues créetelo. El chico tenía que irse.
-
Qué putada.
-
Le habrás pedido el teléfono.
-
La duda ofende.- Se rieron y bebieron hasta terminarse la botella-. Aunque reconozco que me ha dejado muy cachondo.Se reajustó los pantalones, que sobra decir que le apretaban un poco justo “ahí”-. Odio que se hagan de rogar.
Jonghyun y Jinki se miraron en un gesto cómplice.
-
¿Le invitamos?
-
¿Estás seguro?
-
Claro. El pobre va un poco necesitado.
-
No sé… ¿y si nos estropea la noche?
-
Pondremos normas.
-
Mmm…. No sé…
-
Estableceremos turnos.
-
¡Ok!
-
¿De qué estáis hablando? – Preguntó curioso Minho.
-
Jinki ha tenido una idea.
-
Miedo me da.
-
Conozco a un chico. Es realmente increíble. Y le gustan las sensaciones extremas.
-
¡Preséntamelo!
-
Oh no, nada de monopolizarlo. Lo compartiremos.
-
¿Cómo?
-
Mañana. En mi casa.
Minho miró extrañado a sus amigos, sin poder creer lo que le estaban proponiendo. ¿Eso estaba pasando de verdad?
27
-
No puedo creer que hayas aceptado algo así.- Taemin le ayudaba a colocarse el flequillo mientras él se abrochaba los
ajustados pantalones de cuero con decisión.
Lo dices como si fuera algo horrible.
¿Y si te hacen daño? No conoces a esos chicos…
Conozco a Jinki. Y confío en él.
Se dio por vencido con su pelo y suspiró.
-
Nunca entenderé la política de tu empresa. Para ser tu jefe, actúa de forma muy extraña.
No es sólo mi jefe. Es mi amigo. Y le gusta darme lo mejor.
Sonrió, satisfecho, mientras ignoraba un nuevo mensaje de Jonghyun.
“Esta noche no sé si podré llamarte. He quedado”.
“Lo sé” se le escapó una risotada justo antes de salir de allí.
La casa de Jinki era un lugar que conocía bien. Había estado varias veces trabajando en algún proyecto insufrible o tomando el té
por la tarde. No llevaba a nadie nunca. Salvo a sus personas de confianza. Y sabía que él era uno de ellos desde la primera vez le
tocó más allá de lo estrictamente profesional y él no hizo nada para evitarlo. Tenía una extraña forma de dominarlo, dulce y libre,
que no podía llegar a inquietarle. Cuando uno de ellos pensaba en algo y lo decía en voz alta, al otro se le había ocurrido
exactamente lo mismo un segundo antes. Estaban conectados más allá de la mente y el cuerpo. Por eso, cuando vio a Jonghyun en
aquella cena de Navidad de la empresa (invitado obviamente por Jinki) no necesitó decirle lo interesado que estaba en conocerle
porque sus ojos brillaban con un entusiasmo exagerado y toda su cara era un libro abierto. Fue entonces cuando Pandora entró en
sus vidas.
-
¡Qué puntual!
Jinki le abrazó y le dio una copa de vino que rápidamente tomó entre sus manos.
-
Ya me conoces.
Eres el único con quien puedo contar.- Le pasó un brazo por los hombros-. Esos dos impresentables todavía no han llegado.
¿En serio?
Son un desastre.
No se habrán arrepentido, ¿verdad?
Les cortaré las pelotas personalmente si eso es así.
Por suerte la hipótesis de Jinki no se cumplió y 2 copas de vino y 15 minutos más tarde, el timbre sonó.
A Kibum se le iba a salir el corazón del pecho mientras escuchaba las voces de los chicos en el recibidor. Estaba seguro de que no
sería capaz de mantener su papel hasta el final. Le asustaba su reacción, que se enfadara, que le odiara, o que dejara de importarle
(si es que le importaba algo, al menos eso parecía por los mensajes). Pero Jinki estaba seguro de que aquello era la mejor parte del
plan. Su “prueba de fuego”.
-
Tengo hambre.- Gruñó Minho justo al entrar en el salón. Al ver a Kibum parado frente a él dejó de caminar y abrió mucho
los ojos, tratando de entender algo.
Hola.- Saludó con una sonrisa coqueta, aunque no podía negar que no esperaba encontrarse con Minho allí.
Kibum… - No pudo evitar contagiarse-. Esto sí que es una sorpresa.
Le agarró por la cintura y se acercó a él de manera seductora, besándole el cuello. Kibum apenas pudo moverse de la impresión.
28
-
¡Eh, las manos quietas!
Jinki interrumpió la escena y ellos se separaron justo antes de que Jonghyun clavara su mirada sobre ellos.
-
¿Ga…tito?
¿Cómo has dicho? – Se burló Minho.
Hola Jonghyun.
Kibum caminó hasta él y le saludó con un beso en los labios muy ligero.
-
¿Qué estás haciendo aquí?
Como tú no podías quedar hoy… vine a divertirme.
¿Cómo? ¿Os conocéis? – Jinki les rodeó con sus brazos mientras ellos bajaron la cabeza, optando por no responder. Y él
continuó representando su papel-. Bueno, vamos a cenar, me muero de hambre.
29
La cena había sido muy al estilo Jinki : varios platos de alta cocina francesa, vinos caros (de muchos colores), postres exquisitos y
elaborados, y más alcohol de diversos tipos. Kibum apenas comió, sólo intentaba relajarse mientras los ojos de Jonghyun le
escrutaban acusadoramente.
-
Estáis un poco tensos vosotros dos, ¿no? ¿Hay algo que debería saber?
Nada.- Se apuró en responder Jonghyun.
Bien. Porque estás incomodando un poco a nuestro invitado.
Se levantó y acarició la espalda de Kibum suavemente.
-
Estoy bien, tranquilo.
Tengo que reconocer que nos has sorprendido.- Rió Minho, sirviendo una nueva ronda de licores-. ¿Trabajáis juntos?
Desde hace 5 años.
El mundo es un puto pañuelo.
No tanto.- Jinki encendió el hilo musical-. La música amansa a las fieras.
Minho asintió, pero Jonghyun seguía con los ojos puestos sobre Kibum, que ya empezaba a sudar por la tensión y el alcohol.
-
Qué calor… - Se puso en pie para quitarse la americana, pero Jinki se le adelantó.
Deslizó la prenda por sus brazos y la dejó sobre una silla mientras agarraba la mano de Kibum.
- ¿Bailamos?
Jonghyun apuró su copa de vino antes de que Kibum pudiera responder y simplemente fuera arrastrado a una parte del salón más
alejada en donde se podían mover con mayor libertad. Minho se levantó inmediatamente después.
-
Creo que se van a enrollar.- Le susurró al oído-. ¿Vamos?
No tengo ganas.- Gruñó Jonghyun.
Vamos, no seas muermo.- Puso algo en sus manos, algo que tardó en descubrir lo que era porque continuaba en shock. Era
una pastillita blanca-. Tómatela, anda. Te animará.
Jinki ya había quitado la camisa de Kibum para cuando Minho llegó.
-
Es precioso, ¿no crees?
Minho asintió, sonriente.
-
Mucho.
Y alargó un dedo para acariciar uno de sus pezones, haciendo que Kibum se estremeciera.
-
Estás un poco nervioso, ¿no? – Le susurró Jinki, justo antes de acariciar su mandíbula con su lengua-. Relájate, no tienes por
qué tener miedo. Confías en mi, ¿verdad?
Kibum asintió, con algo de timidez todavía.
-
Abre.- Minho puso una nueva pastilla blanca sobre los labios de Kibum que, confiado, abrió la boca para deslizarla hacia
dentro mientras Minho bebía un largo trago de champán que vertió justo sobre ella.
Jonghyun no pudo contenerse y se levantó de la silla. Estaba furioso. Pero no con sus amigos, sino consigo mismo por haber
entregado a su “gatito” a aquellos viciosos.
30
Minho se limpió la boca justo después de separarse de Kibum, que respiraba agitadamente.
-
¿Qué le has dado? – Reía Jinki, al observar que el chico parecía un tanto ido.
Un acelerante de la diversión.
Jonghyun palpitaba desde las entrañas viendo cómo Kibum se movía al compás de la melodía lenta, restregando su trasero contra
Jinki, que le acariciaba el pecho sin pudor, repartiendo besos y lametones por su cuello y su espalda, mientras Minho se encargaba
de su boca.
¿Cómo iba a decirle a sus amigos que dejaran de tocar a “SU gatito” si no podía explicarles por qué lo era? Más aún, ¿cómo iba a ser
“SU gatito” si ni siquiera le había puesto el collar? Tal y como estaban las cosas, ni siquiera podía decir que tenía ningún derecho
sobre él.
Pero cuando Minho y Jinki introdujeron sus manos dentro del pantalón de Kibum, mientras él gemía y cerraba los ojos, aferrándose
a los cuerpos de ambos chicos, sintió que iba a explotar. De rabia y de deseo.
Lo que fuera que Minho le había dado estaba haciendo efecto, más tarde en él que en Kibum (o eso parecía) y no podía aguantarlo
más. De un empujón apartó a Minho, que estaba besando a Kibum y ninguno de los dos lo vio venir, y después a Jinki, que al estar
aferrado a los pantalones del chico rubio, que ya llevaban un tiempo desabrochados, los deslizó hacia un poco más abajo de la
cadera. Una nueva emoción les sobrevino a todos cuando se evidenció que Kibum no llevaba ropa interior.
-
Joder.
Jonghyun prácticamente lo derrumbó sobre la alfombra del salón de Jinki y lo penetró de una sola embestida, aguantándose las
ganas de empezar a moverse como un loco, incitado por el cuerpo de Kibum, que se arqueaba bajo el suyo, sin control, haciéndolo
todo prácticamente imposible. No podían seguirse el ritmo, estaban tan desbocados que sus ganas vencían las limitaciones físicas.
Los gemidos y los gritos eran tan demandantes y caóticos que no podían ni escuchar las advertencias de Jinki para que se
contuvieran un poco por miedo a que los vecinos de la casa de al lado llamaran a la policía.
Minho se dio por vencido y se sentó en el sofá, mirando el bulto en sus pantalones.
-
¿Y ahora qué? ¿Vamos a mirar cómo follan?
Jinki se sentó a su lado.
-
No están follando.- Minho inclinó la cabeza-. Están haciendo el amor.
Minho dedicó unos segundos a apreciar la escena. Jonghyun abrazaba el cuerpo de Kibum, que prácticamente se fundía con el suyo
al aprisionarlo entre sus piernas, exigiéndole más, y se besaban. Se besaban lento y sus lenguas bailaban juntas en un baile
perfectamente sincronizado y hermoso a la vista. Era innegable que el uno pertenecía al otro irremediablemente. Sólo que aún no lo
sabían.
31
Jonghyun se levantó muy tarde el domingo. La noche anterior había sido totalmente un descontrol y no estaba seguro de que todo
lo que recordaba hubiera sido real. La idea de haberse follado a Kibum delante de sus mejores amigos le repugnaba, pero como
Minho le había drogado, el sentido de culpa duró muy poco. Menos que el odio que empezó a sentir por él. Lo que le atormentaba
en ese momento era que no era capaz de ubicar a Jinki en todo eso. Si trabajaban juntos, ¿por qué nunca le había hablado de él?
¿Por qué le había invitado a aquella “fiesta”? ¿Es que Kibum solía hacer ese tipo de cosas a menudo?
“Quizá por eso conoce hombres por internet”. Aunque recordando sus reacciones horas atrás no podía asegurar eso tampoco.
También le intimidaba un poco que el chico fuera tan activo sexualmente porque eso supondría que él tendría que darle cosas que
ni siquiera sabía si podría darle.
“¿Qué estoy pensando? ¿Yo qué voy a darle? No somos nada”.
Pero aún a pesar de no ser nada, estuvo revisando la pantalla de su teléfono toda la mañana y parte de la tarde.
“No le volveré a ver”. No supo si lo pensó como un deseo o como una premonición.
“Buenos días, dormilón”.
Que no se cumplió.
¿Cómo iba a responder a ese mensaje? Obviamente, el exceso de alcohol y adrenalina de aquella noche le habían dejado devastado.
La hora y media de acción sobre la alfombra de Jinki todavía más. Todos sus músculos dolían. Sus piernas apenas le tenían en pie. Y
sus labios estaban hinchados y enrojecidos. ¿Tan brutal había sido?
“Buenas… ZZZZZ”.
Pensó que algo divertido les haría romper el bloque de hielo que aparentemente se había formado entre ellos.
“¿Has desayunado?”
“Apenas he sido capaz de llegar al sofá”.
En cuanto lo envió se arrepintió de haberle dado tanta información.
“Me duele todo XD”.
“Al menos no soy el único”.
“Debilucho”.
“¿Qué dices? ¡pero si tú estás igual!”
“No puedo leerte, estoy durmiendo”.
Y de esa manera infantil fue cómo consiguió no tener que seguir hablando con él en todo el resto del día. Se dio un baño largo y
calentito, se preparó algo para comer y se pasó la noche viendo películas ñoñas en la televisión hasta que su móvil vibró en la mesa,
se estaba quedando sin batería. Antes de conectarlo al cargador, vio que había varios mensajes que se había negado a revisar horas
antes.
32
“No me lo creo”. “Bueno, vale, me lo creo un poco”. “¿En serio te has quedado dormido hablando conmigo? Eso es tan de
ahjussi…” “Ya no tienes edad para salir de marcha, ¿eh, ahjussi?” “En fin, no te quedes dormido mañana por la mañana, recuerda
que tienes que trabajar, ¡ahjussi!”. “Borde”.
Se rió por el último mensaje, aunque le hizo considerar seriamente si se habría excedido al no contestarle durante tantas horas.
“Borde tú”.
33
Las ideas de Taemin nunca le gustaban a Kibum. Dejando a un lado sus desventuras amorosas, ya de por sí bastante épicas, estaba el
añadido de su ingenuidad crónica. Y por alguna maldita razón siempre le involucraba a él en sus maquinaciones. Bueno, la razón
evidente era que él era su mejor amigo y la única persona que siempre sabía cómo hacerle salir del paso cuando se encontraba
problemas. Y sabía incluso antes de llegar al restaurante que aquello iba a ser un gran error.
Taemin le había explicado cómo conoció a aquel chico tan impresionante mientras él había huido miserablemente de la tienda para
evitar la cola en la caja de pago. Días después se reencontraron en un pub y tuvieron un pequeño “hola qué tal” (palabras textuales
de Taemin cuando hacía referencia a ese momento de pasión en el que te estás enrollando con alguien y notas que ALGO se está
clavando contra tu ALGO y se saludan alegremente) y las cosas no fueron a más porque, como de costumbre, Taemin quería
conocerlo mejor antes de dar ese paso tan importante para él. Por estúpido que le pareciera, respetó su decisión, pero no conseguía
entender por qué tenía que ir él a conocer a su nuevo “novio” (si es que lo eran) haciendo el papel de la madre protectora que tiene
que dar el beneplácito a su yerno para que haga cochinadas con su hijo.
“Porque confío más en tu criterio que en el mío” había dicho Taemin. Y eso le desmoronó por completo. Luego añadió que su chico
llevaría a alguien más para que él no se sintiera completamente un sujetavelas.
-
Que es exactamente lo que soy justo ahora.- Consultó su móvil una vez más y respondió el mensaje.
“Esta noche tengo una cita. Si sale bien, hablaremos mañana”.
En realidad sólo lo escribió porque le gustaba jugar a poner celoso a Jonghyun. No creía que le importara tanto como para que
funcionara, pero no por eso iba a dejar de intentarlo. La respuesta llegó en forma de emoticono echando la lengua y Kibum sólo
resopló, frustrado.
-
¡Por fin!
Taemin lo divisó apenas puso un pie en el restaurante (que le resultaba endemoniadamente conocido) y le arrastró de la mano
hasta la mesa donde los otros dos chicos les estaban esperando.
-
Odio esto, en serio, no sé cómo me he dejado convencer.
Lo haces porque me quieres.
El aegyo de Taemin lanzado directo contra su cara, con el estómago vacío, era algo que no se podía pasar por alto.
-
-
Empiezo a odiarte de verdad.
Mira, hyung, este es Minho, el chico del que te hablé.- Los ojos de Kibum se posaron en el chico alto que acababa de
ponerse en pie y ambos quedaron petrificados al momento-. Y este es Jonghyun, su amigo.- Eso todavía fue peor. Jonghyun
ni se levantó de su silla y sólo le miró, igual o más petrificado que Minho, pero con la boca abierta, totalmente mudo-.
¿Hyung? – Kibum sólo miraba a los chicos de uno en uno, enrojeciendo por momentos- ¿Qué os pasa a todos?
¡Tengo que ir al lavabo! – Exclamó de pronto, lo que hizo que Minho suspirara de alivio y volviera a ocupar su asiento-.
¡Acompáñame, tengo que quitarme las lentillas!
Agarró con fuerza el brazo de Taemin y le hizo seguirle.
-
Pero hyung, tú puedes hacer eso solo…
No, no puedo.
Entraron en el baño a toda prisa y Taemin aseguró la puerta, riéndose al ver la cara desencajada de su mejor amigo.
-
¿Qué pasa? ¿Has vuelto a meterte bolas chinas y no te las puedes sacar?
¡No digas estupideces! – Le pegó en un hombro-. ¡Es sobre Minho!
34
-
¿A que es guapo? – Preguntó emocionado, agarrándose las manos.
Mucho.- Taemin sonrió, orgulloso-. Y además es bueno en la cama.
Bueno, eso todavía no lo sé porque…- Se fijó en el gesto de Kibum, con los brazos cruzados y expresión seria-. ¡Hyung, no
me jodas!
¿Recuerdas el chico con el que quedé el otro día? ¿El que me llevó al restaurante italiano? ¿A ESTE restaurante italiano?
¡No, no, no, no puede ser! ¡Dime que no es cierto!
Ojalá no lo fuera.
¡No…! ¡Dime que no te has follado a mi novio!
En ese momento un hombre mayor salió de uno de los cubículos individuales del cuarto de baño y les miró horrorizados, saliendo de
allí sin ni siquiera lavarse las manos.
-
Eso no es justo, Minnie. Aún no érais novios ni nada.
¿Qué vamos a hacer ahora? – El momento dramático de Taemin no hacía más que comenzar. Daba vueltas por todo el
baño intentando encontrar una solución a la situación, pero estaba desbordado.
También me he follado a Jonghyun.
¿¿¿Qué???
¡Yo no sabía que eran amigos, me acabo de enterar!
¡Madre mía! ¿Y cómo voy a volver a esa mesa si 3 de las 4 personas que se sientan ahí han tenido sexo entre ellas?
Estás dramatizando.- Se miraba las uñas, intentando quitarle importancia al asunto.
¡No me digas!
Bueno, yo me voy a quitar las lentillas. Ya pensaremos en algo.
En ese momento decidió que obviar que los 3 habían estado involucrados en la orgía frustrada en casa de Jinki. Sólo porque un
exceso de información era totalmente innecesario.
Mientras, en la mesa, las cosas no iban mucho mejor.
-
-
Cómo tardan, ¿no? – Minho vigilaba la puerta del baño, que seguía cerrada.
Es evidente que Kibum le está contando todo a Taemin.
¿Tú crees?
¿Acaso lo dudas?
Pues qué putada.
¿Por?
En el momento en el que Taemin se entere de que me follé a su amigo, ya no va a querer saber nada de mi.
Bueno, eso fue antes de que os conociérais.
No, no lo fue.
Bueno, pero aún no estábais saliendo. De hecho, ¿estáis saliendo?
Mmmm… no, bueno, no exactamente.
¿No te lo ha pedido ni se lo has pedido?
No.
Entonces, ¿qué sois?
No lo sé.- Jonghyun pestañeó al ver a su amigo dudar. Nunca le había pedido que le acompañara a una cita doble. Jamás se
tomaba esas molestias con nadie. Y se le veía perdido, desorientado, sin saber qué hacer para salvar aquello. Y eso no era
muy del estilo de Choi Minho.- Pero me gusta.
Uhh…
Y me lo voy a follar cueste lo que cueste.
Jonghyun casi se atragantó con el agua de su copa cuando esa frase fue pronunciada, segundos antes de que los otros dos chicos
llegaran del baño.
35
La cena transcurrió de manera silenciosa. Jonghyun continuaba sin apartar los ojos de Kibum (como había hecho en la cena de casa
de Jinki) y éste procuraba mantenerse concentrado en su plato para no morir de un infarto. Minho jugueteaba con los dedos de la
mano de Taemin mientras comían y se dedicaban miradas cómplices, y de vez en cuanto le acariciaba la mejilla o le tocaba el pelo.
Era totalmente un jugador. Kibum lo tenía más que claro. Pero Taemin todavía no.
Después de cenar, su pequeño amigo insistió en ir a un club a bailar y su consentidor novio (¿en serio eran novios?) no se vio capaz
de negarle nada. Intentaba convencer a Minho de que le acompañara a la pista, mientras él se aferraba al taburete de la barra con
pánico.
-
Así que esta noche tenías una cita.- Se burlaba Jonghyun, mientras Kibum se apoyaba en la barra y daba un sorbo a su
cerveza.
Cállate.
Me mentiste.
Lo hice para que me dejaras en paz. A veces te pones muy pesado.
¿Perdón?
No quería darte muchos detalles de mi vida.
¿Te das cuenta de que, aunque intentes ocultarme cosas, al final siempre acabamos envueltos en este tipo de situaciones?
Será el kharma.
O el destino.
Seguro…
¡Y no soy ningún ahjussi! – Golpeó el suelo con el zapato, inflando sus mofletes, haciéndole reir.
¡Vamos a bailar! – Taemin ya había conseguido poner en pie a Minho y a continuación quería conseguir lo mismo con los
demás.
Cuando me termine la cerveza.
¡Ok, estaremos por allí!
Señaló una zona atestada de gente y Kibum asintió, desganado, antes de verlos desaparecer entre la multitud.
-
¿Por qué le dices que sí si no piensas ir?
Porque él puede ser todavía más pesado que tú.
¿Qué…? – Kibum se rió y Jonghyun pareció ofenderse todavía más-. Borde.
Para ti más.
¿Crees que esos dos tienen futuro? – Señaló a la parejita, que trataba de hacerse un hueco en la pista saltando como locos.
Para nada. Tu amigo es un Casanova y voy a mantener a Taemin lejos de él.
¿Tan evidente es?
A kilómetros.
Pues parece que le gusta mucho.
Le gusta su culo virgen tanto como te gusta a ti.- Jonghyun abrió los ojos, impresionado ante su deducción.
¿A mi?
Todo el mundo quiere desflorar al dulce Minnie. Pero te aseguro que si tu amigo aprecia lo que tiene entre las piernas, más
le vale que lo mantenga alejado de él.
Wow, eso sonó duro.
Sólo te lo digo para que se lo digas.
¿Por qué crees que yo estaría interesado en Taemin?
¿No es obvio? – Se giró, mirándole, risueño-. Hasta yo me lo tiraría si no fuera mi mejor amigo. Pero sería casi como un
incesto.
Realmente no tienes límites.
No muchos.- Volvió a mirar a la pareja, que ya no bailaban, sólo se comían a besos-. Madre mía, qué noche más larga.
¿No vas a probar suerte?
¿Eh?
36
-
-
¿No quieres ligarte a alguno de esos macizos que no te quitan el ojo del encima? – Con la cabeza le indicó que mirara hacia
una de las mesas del fondo, donde un grupo de chicos musculosos examinaban detenidamente cada centímetro de su
cuerpo, como lobos hambrientos deseando despedazar a un inocente corderito.
Qué pereza.
Anda, eso sí que es nuevo.
Además parecen aburridos.
No se acercan porque parece que estamos juntos.
¿Tú crees?
Totalmente.
Kibum dejó la botella en la barra.
-
¿Vamos con Taemin y Minho?
Cuando acabe mi cerveza.- Le imitó.
Mentiroso.- Rió, yéndose hacia la pista. Era desesperante, pero le encantaba que Jonghyun jugara a hacerse el difícil con él.
37
Jonghyun observaba cómo Kibum se desenvolvía en la pista y la visión no era demasiado alentadora para él. Se unió a Taemin y
Minho, que por fin dejaron de sobarse, y parecían divertirse haciendo tonterías los tres juntos. Hasta que unos cuantos
“moscardones” empezaron a rondar a Kibum y su sangre empezó a subir de temperatura. Hubo un par de perdedores que no
entendió cómo siquiera tuvieron la osadía de acercársele. Incluso él se rió, viéndolos desde la barra, de aquel exceso de confianza
cuando era evidente que Kibum estaba a otro nivel. Se preocupó un poco cuando uno de los chicos musculosos de la mesa del fondo
le agarró por la cintura y le susurró algo al oído. Jonghyun se lo imaginó llevándoselo al baño al minuto siguiente, pero Kibum sólo le
apartó las manos y le dijo algo con una sonrisa, no podía saber el qué, pero había resultado efectivo porque el chico se había
largado. Jonghyun ya estaba a punto de empezar a aplaudir el espectáculo cuando un cuarto chico se acercó a Kibum y le ofreció
una cerveza. Su mente imaginó por dónde le iba a meter la botella cuando captó su sonrisa emocionada y la aceptación de la
bebida.
“No puedo creer que sea tan estúpido como para aceptar bebida de un desconocido”.
Por el bien de Kibum (y sólo por su bien) decidió ir al rescate por si acaso aquel extraño con pinta de psicópata intentaba algo malo
con él.
Caminó con largas zancadas (a pesar de que no solía hacerlo porque su estatura no se lo permitía, salvo en situaciones en las que su
mente dominaba a su cuerpo) y en un momento estaba junto a ellos, agarró de la nuca a Kibum y le besó. Pudo escuchar la
carcajada histérica de Minho detrás de él, pero no le importó. Tampoco le importó que Kibum estuviera empujándole para que se
apartara.
Se separó al cabo de unos segundos (y después de explorar sin contemplaciones la boca de Kibum muy a su pesar) y se dirigió al
chico que le había traído la cerveza.
-
Está conmigo.
¿Cómo?
¿Qué dices? – Todavía no salía de su asombro.
Vete de aquí. Molestas.
Le hizo una señal con la mano y abrazó a Kibum por la cintura, tratando de volver a besarle.
-
¿Qué crees que estás haciendo?
Espanto moscardones.
No soy ninguna damisela en apuros y no necesito que hagas eso, gracias.
Si eres tan idiota como para dejarte envenenar por un extraño, obviamente tendré que preocuparme.
¿Estás borracho?
Jonghyun señaló la cerveza en su mano y él se echó a reir.
-
¿Llamo a seguridad? – Preguntó el chico que se la había regalado.
Tranquilo, Dongwoon, es un amigo.
¿Seguro? – Parecía desconfiado.
Sí.- Se rió, dándole un golpe en el hombro-. Un amigo muy celoso.- El tal Dongwoon encontró otro amigo por allí cerca y les
dejó solos. Jonghyun estaba pletórico por haber conseguido que se marchara y ni le soltó aunque ya hubieran pasado unos
minutos-. Jonghyun, ya puedes soltarme, nadie va a secuestrarme.
Él negó con la cabeza, simple.
-
No me fío. Y no soy celoso.
Por supuesto que no.
38
De nuevo la risa estridente de Kibum se escuchaba por encima de la música. Y Jonghyun creyó haber tocado el cielo cuando llegó a
sus oídos.
-
Sólo te cuido porque creo que eres un inconsciente.
Sí, claro.- Señaló al chico que recién se acababa de ir-. Ese chico y yo somos compañeros de trabajo desde hace 3 años. Es
un encanto y somos muy amigos.
Eso no implica que no vaya a hacerte nada malo.
Tampoco sé qué tienes en contra de que me haga algo malo.- Elevó sus cejas, coqueto, y la sangre de Jonghyun hirvió
todavía más.
Eres un descarado, ¿lo sabías?
Maybe.
Se liberó de sus brazos y se puso a bailar, mientras Jonghyun se mordía los labios para evitar decir más tonterías o lanzarse
directamente a su cuello. ¿Qué le estaba pasando?
-
¡Estás muy jodido!- Le chilló Minho, apoyándose en su hombro.
¿Qué?
Estás idiotizado por ese culito rubio.
No lo estoy.
Sí lo estás. Doblemente idiotizado porque ni siquiera eres capaz de admitirlo.
No me digas que no conoces la sensación porque tú también te lo tiraste.
¡Chtss! – Puso un dedo sobre sus labios-. Taemin podría oírte.
¡Despierta, Choi, tu maldito novio ya sabe que te follaste a su mejor amigo!
¿Ese momento cuando estás en un club con la música sonando tan fuerte que apenas puedes escucharte pensar y de repente
cuando dices la frase más comprometida de la noche, la canción se acaba y todo el mundo en el lugar lo escucha y quieres que la
tierra se abra y lanzarte hacia la brecha? ¿Ese momento?
“Gracias, kharma”.
Por el bien de su dignidad masculina sólo podía hacer una cosa para solucionar aquella metedura de pata histórica. Se fue a casa.
“Bocazas” fue el mensaje de buenas noches de Kibum. Apagó el teléfono y no quiso saber nada más por ese día. Ya había tenido
suficiente de todo.
39
La charla con Minho no se demoró cuando apareció en la cafetería donde comía.
-
Qué solitario estás.
Me gusta comer solo.
Qué lástima, yo lo odio.
Sólo entonces se fijó en la bandeja de comida que traía.
-
¿Vienes a darme la charla? Es lunes.
Eres un puto bocazas, Kim.
No empieces de nuevo con eso. Ya tengo bastante con Kibum.
Suerte que Taemin es un chico comprensivo y ha entendido la situación…
Si sois felices y coméis perdices, ¿por qué me estás jodiendo?
Porque creo que tienes un problema y deberías hacer algo al respecto.
Yo no tengo ningún problema.
Entonces… ¿qué te está pasando con Kibum? Estás perdiendo el norte.
No me pasa nada.
No mientas, mira tu aspecto. ¿Te has duchado hoy?
Claro que me he duchado, ¿es que crees que no me importa mi aspecto?
Si te importa tanto como dices, deberías haberte quedado en casa.
Se echó un vistazo en el reflejo de la ventana de la cafetería y admitió mentalmente que su cara daba miedo. O pena. O ambas
cosas.
-
No he dormido mucho.
Ni anteayer, ni ayer, ni hoy. ¿Me vas a decir lo que te ocurre de una maldita vez?
Suspiró, derrotado y rehuyó sus ojos.
-
-
Kibum me está volviendo loco.
Lo he notado.
A veces parece que se muere por mi y otras… parece que quiere matarme.
Es difícil de domar.
Es una puta pesadilla. Cuando creo que estoy haciendo lo correcto para que se dé cuenta de que soy su mejor opción,
siempre pasa algo que lo arruina todo.
¿Su mejor opción?
¿Dónde va a encontrar algo mejor que yo? ¡Soy un premio gordo!
Y eres modesto.
En serio, Choi, ese chico no sabe lo que está dejando escapar.
No te veo escapando a ningún lado. Sólo cayendo más y más. Deberías detenerte ahora o seré incapaz de reconocerte.
Ojalá pudiera.
No, en serio, no es normal. Tú nunca has estado interesado en nadie de esta forma. Además, creía que sólo teníais una
aventura y ese tipo de relación conflictiva de pelearos hasta poneros cachondos y después solucionarlo en la cama. Pero…
cualquiera diría que vais en serio.
No hay marcha atrás. Lo sé.
No puede ser tan difícil.
No sé qué es, no lo entiendo. Sólo sé que tiene esa clase de… imán. Ya sabes. Me atrae.- Minho parpadeaba, atento, pero
incapaz de comprenderle-. No es ese rollo tuyo con Taemin, no es que me lo quiera follar (que por supuesto que quiero), es
que quiero que… de alguna manera… me pertenezca. Que sea mío. Que nadie más se le acerque, le hable o le toque.
Quiero que ese gatito sea MI gatito.- Sus dedos se deslizaron al interior del bolsillo de su chaqueta, donde todavía guardaba
el maldito collar de gato que continuaba sin dueño.
40
Minho vio las manos temblorosas de su amigo y su discurso dejó de parecerle divertido. Jonghyun estaba realmente jodido y él,
desde luego, no era el mejor indicado para ayudarle: no tenía ni idea de cómo actuar en caso de enamoramiento extremo. Porque
nunca había experimentado algo como eso. No todavía.
41
“Estás siendo muy infantil”. Era la tercera vez esa semana que discutían. Quizá no quisieran ser novios pero cada día lo parecían
más.
“Seré infantil, pero eso es mejor que ser un bocazas”. Y ahí iba de nuevo.
Desde la cena, la noche en el club, y su confesión a Minho, las cosas no habían ido demasiado bien entre ellos. Jonghyun le había
invitado a un café un par de veces y él había declinado la oferta. Empezaba a estar desesperado. ¿Es que no iba a volver a verle?
“¿Nos vemos esta noche?”
“He estado rechazando todas tus proposiciones esta semana, ¿qué te hace pensar que ahora voy a aceptar?”
“No puedes hacerte el duro pasa siempre”.
“Ponme a prueba”.
Ok. Cambio de planes. Si Kibum se había hartado definitivamente de él y no iba a volver a verle más, al menos merecía una
despedida en condiciones.
“Está bien, si no quieres verme nunca más lo entenderé. Pero al menos merezco un polvo de despedida, ¿no?”
Cuando lo envió no le sonó tan desesperado como cuando lo releyó varias horas después, aún sin haber recibido una respuesta por
parte de Kibum. Sí, había sido un completo imbécil. Era viernes por la noche y no iba a conseguir nada de él. De modo que se sirvió
un vaso de whisky y conectó el ordenador. Pensaba pasar la noche deleitándose con algo de porno en alta definición, pero ese
maldito programa del demonio se abrió automáticamente al iniciar su sesión.
“Bienvenido de nuevo a Pandora, Online”.
Online. ¿Qué clase de nombre de usuario era ese?
-
¿Pandora?
Por primera vez se fijó en el icono situado en la parte superior izquierda de la pantalla. Eso parecía un programa, pero él no lo había
instalado. Era como una cajita. Con sus escasos conocimientos informáticos, hizo click en las propiedades y no pudo averiguar nada
excepto la fecha de instalación, un mes antes, cuando había empezado a recibir aquellos mensajes de Kibum. Echó un vistazo a su
perfil de usuario, en donde se veía claramente su nick : Online. Rápidamente llegó a la conclusión que era el nick que salía por
defecto al instalarlo y decidió cambiarlo. Como nunca había sido demasiado imaginativo para ese tipo de cosas, decidió cambiarlo
por “Puppy” (en alusión al mote que Minho le había puesto hacía años porque aseguraba que tenía mirada de cachorrito triste),
pero como empezó a recibir extrañas proposiciones de adopción y adiestramiento por parte de chicos extremadamente directos (y
enfermos), optó por poner algo un poco más contundente : “Amo de Almighty Cat”. Sólo lo hizo por diversión, esperando que
Kibum lo viera y se emocionara un poco, pero entonces empezó a recibir más mensajes privados, esta vez de chicos interesados en
la sumisión y que malinterpretaron sus intenciones. Lo borró de nuevo y escribió algo más antisocial : “Ocupado”. Así esos salidos
dejarían de molestarle y alguno incluso podría darse por aludido. Y cuando ya estaba por apagar el ordenador, hastiado de todo
aquel acoso, el milagro ocurrió por fin.
“Si estás ocupado, no te conectes”.
Tan amable como siempre.
“Intento que esos idiotas descerebrados me dejen en paz”.
42
“???”
“Cada vez que me conecto, no paran de enviarme mensajes”.
“Cambia tu foto de perfil por una en la que salgas menos sexy”.
“He tardado un mes en aprender a cambiar mi nick, no voy a …” Espera, ¿había dicho que se veía sexy? “¿Crees que soy sexy?”
“No, sólo que sales sexy en tu foto de perfil”.
Bueno, algo era algo, y él podía conformarse con algo.
“La verdad es que estoy bastante bueno”. Sonrió, deleitándose en la maldita foto del cumpleaños de Minho. No conseguía
entender por qué aquel chiquillo podía hacerse el difícil de semejante manera cuando era tan evidente que él era alguien con quien
soñar.
“Cuando hablas así de ti mismo resultas bastante repugnante”.
Ya no había forma de hablar con él de forma amigable y/o cordial. Siempre le atacaba. Dijera lo que dijera.
“Si tan repugnante te parezco, deja de hablarme”.
“Eso intento, pero no paras de escribir chorradas”.
“¿¿Qué??”
“Toda la sala de chat está escupiendo mierda sobre ti, a saber qué has estado diciendo en los mensajes privados”.
“YO SLLL QUIR Q ME DDEEEJN EN PAAAAAAZ”. Como de costumbre, cuando usaba mayúsculas estaba cabreado. Y cuando estaba
cabreado, no sabía escribir.
“Odio a Jinki, le voy a matar”.
Cogió el teléfono y marcó el número de su amigo, pero sabía que no conseguiría nada, Jinki nunca estaba disponible por las noches.
Y menos para él, ya que le conocía bien y sabía que una llamada suya sólo significaba una cosa : BRONCA.
-
Maldito hijo de puta…- Tomó aire en cuanto sonó el pitido del buzón de voz, indicando que ya podía dejar su mensaje-. No
sé qué es esta mierda de Pandora, ni cómo me lo has instalado ni por qué la gente me quiere follar o ser follado por mi
como si no hubiera mañana. Pero más te vale estar el lunes en tu despacho porque voy a ir a verte y me vas a desinstalar
esta mierda o te romperé mi portátil en tu puta cabeza.
Colgó el teléfono y suspiró profundamente. Sonaba enfermo, pero se sentía mejor. Mucho mejor.
“Ok. Si quieres, nos vemos”.
Mucho mucho mejor.
43
Jonghyun estaba tan emocionado por encontrarse con Kibum de nuevo que se pasó como media hora eligiendo un traje para
finalmente decidir que eso era demasiado serio y que probablemente sería más efectivo llevar poca ropa pero algo más adecuada
para una salida nocturna informal. Se puso una camisa negra ajustada y unos pantalones de cuero negros porque se había fijado en
que Kibum le miraba más cuando se vestía de forma evidente (sus gatunos ojitos no podían esconder su exceso de interés por su
zona trasera). Estaba casi seguro de que le gustaba deleitarse con sus músculos, y que no podía resistirse a echar una ojeada a sus
pantalones cuando estaba de espaldas. Era tan obvio o más que él. Pero por alguna razón que aún no conseguía adivinar, le
encantaba ponérselo difícil.
Así que esa vez ni siquiera quedaron para follar. Kibum insistió en que tomarían un par de copas, charlarían sobre lo patético que
era Jonghyun intentando lidiar con las nuevas tecnologías, y cada uno se marcharía a su casa para volverse a ver quién sabe cuándo.
Jonghyun conocía la teoría pero obviamente no estaba de acuerdo con ella, y cuando llegó a la “cita” (10 minutos tarde,
estratégicamente) no le pasó desapercibido cómo Kibum se lamió los labios al verle aparecer y caminar de aquella manera hacia él,
mientras desabrochaba un par de botones de su camisa, debido al calor agobiante de aquel bar, apenas iluminado. Vestido de negro
y con esa forma de andar, parecía el diablo en persona. Y estaba allí para tentarlo. Y cuando vio que Kibum tragaba saliva con
dificultad supo que había dado en el blanco.
-
Hola, bonito.- Le sonrió, amable, mientras Kibum permanecía serio.
Llegas tarde.- Bebe un sorbo de su copa-. Ya he pedido porque me moría de sed.
No hay problema, voy a por mi bebida y ahora vuelvo.
Se inclinó sobre la barra para que la camarera pudiera escucharle perfectamente y pudo comprobar por el rabillo del ojo cómo
Kibum analizaba su cuerpo (como solía hacer cada vez que se encontraban), deteniéndose concretamente en su trasero y apurando
su copa con ganas. Estaba cachondo. Era casi tan evidente como lo cachondo que estaba él. O sea que si algo estaba claro era que
esa noche nadie iba a volver a casa sin más. Al menos él no pensaba dejar que su gatito se fuera así como así.
-
-
¿Para mi? – Preguntó al ver cómo Jonghyun le ofrecía una copa con un combinado de colores y se sentaba en el mismo sofá
que él, bastante cerca, a decir verdad, para todo el espacio libre que había.
Como disculpa por haber llegado tarde.
Mmmm, me parece justo.- Apuró el final de su copa y cogió la nueva con entusiasmo. Vio que Jonghyun encendía un
cigarrillo y no se molestó en pedirle que lo apagara, sólo observó cómo soltaba el humo despacio, apoyado en el respaldo
del sofá de piel, y apenas mojaba los labios con el whisky que había pedido-. ¿Un día duro?
Bastante.- Mintió. El día de trabajo no había sido ni la mitad de estresante que encontrarse con él y no saber muy bien qué
actitud tomar para que le tomara en serio de una vez por todas-. ¿Y tú?
Mucho trabajo, pero eso nunca me cansa. Adoro mi trabajo.
¿Es cierto que trabajas para Jinki? – Kibum asintió-. Creí que me estaba mintiendo.
¿Por qué iba a hacerlo?
¿Porque vi cómo te metía mano en su propio salón?
¿Y eso qué tiene que ver?
Hombre… no sé… pero yo nunca le meto la lengua hasta la garganta a mis jefes.
Quizá deberías probarlo.
De repente la idea de que Jinki se hubiese acostado con Kibum antes que él le repugnó. Y todavía le dio más repugnancia recordar
que él se lo había cedido a Minho. Sintió vergüenza de sí mismo, por ser tan estúpido.
-
-
Mi jefe es un viejo verde que contrata jovencitas en minifalda, no creo que pueda imaginar tener algo con ese asqueroso.Kibum rió tan fuerte que su bebida casi se derramó por el sofá-. Después está Minho… que no es mi jefe pero es mi
compañero de oficina, y definitivamente está mucho más bueno. Pero tiene las manos muy largas. A veces creo que ni
recuerda que somos como hermanos.
¡Omo! ¿Te ha metido mano?
En incontables ocasiones. Tiene un apetito sexual tan exagerado que creo que en algún momento se quedará ciego.- No le
pasó desapercibido que Kibum abrió los ojos y se mordió el labio inferior. Quizá darle tanta información sobre Minho le
44
-
estaba restando puntos a él. Se tatuó “imbécil” mentalmente en la frente y acortó un poco la distancia entre ellos-. Pero
basta de hablar de los demás. Cuéntame cosas.- Su dedo índice resbaló por su nuca, haciendo círculos.
¿Qué cosas?
Cosas sobre ti. Qué te gusta. Qué odias.
Kibum dejó su copa en la pequeña mesita de cristal frente a ellos y colocó una pierna sobre la de Jonghyun, casi
esposándose a él, y le obligó a acercársele más.
-
Me gusta beber. Y odio esperar.
Eso es evidente. Dime algo que no sepa.
No soporto que quieran saber más cosas de mi de las que quiero contar.
Mmmmmm… está bien.- Estaba a punto de darse por vencido-. Pregunta directa-. Pero decidió jugársela-. ¿Yo te gusto?
Kibum sonrió de medio lado y abrió la boca, pero en lugar de contestar, se aproximó a Jonghyun y deslizó su lengua en el interior de
su boca, algo que le descolocó por completo, pero por supuesto no le desagradó. Correspondió al beso con intensidad, de la única
manera en que podían corresponderse los besos de Kibum. Con ganas.
Hasta que una vocecilla ajena a ellos les detuvo.
-
Jjong.
Fue casi como un calambre. Como algo que no quieres que ocurra en un momento preciso. Como estaba siendo.
Se separó de Kibum como si acabaran de dispararle y quisiera conocer el rostro del asesino.
Y era el asesino más despiadado del mundo.
Aquel que deseó durante cientos de noches que no volviera a cruzarse en su camino.
-
Hola Minki.
Ese chico menudo, extremadamente delgado y con expresión prepotente saltó hacia sus rodillas como si fuera la cosa más natural
del mundo y se aferró a su cuello, provocando una reacción en cadena : Kibum se separó inmediatamente de ellos y Jonghyun
inclinó su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y suspirando profundamente.
-
¿No vas a darme un beso?
45
Kibum se apartó tanto de aquella escena tan extraña que acabó prácticamente en el borde del sofá. ¿Qué había hecho tan
condenadamente mal como para pasar de una intensa sesión pre-sexo a esa posición de simple observador? ¿Es que su “ley del
hielo” funcionaba de un modo totalmente contrario al esperado con Jonghyun? Hasta hacía un minuto parecía que todo iba bien.
Hasta que apareció ese mocoso y se le subió encima de forma casi vergonzosa. Y Jonghyun no sólo no le decía nada sino que
permanecía absorto en su mundo, fumando tranquilamente mientras el chiquillo le toqueteaba de arriba abajo.
-
¿Se puede fumar aquí? – Preguntó.
No.
¿Y por qué lo haces?
Porque quiero.
Kibum también pudo percibir el cambio de actitud que Jonghyun había sufrido en cuanto el tal Minki apareció en escena. No sabía
bien si estaba hastiado de él o simplemente actuaba.
-
Te has vuelto rebelde, ¿eh?
Supongo.
Es muy guapo.- Señaló a Kibum, que ni les miraba, fingiendo estar muy interesado por lo que pasaba cerca de la barra-. Veo
que te siguen gustando los rubios.
Tú ya no lo eres.- Finalmente Jonghyun le miró fijamente, y el chico se pasó una mano por su cabello, de color castaño
oscuro, y se encogió de hombros.
Me cansé.
Qué raro.
Hola.- Extendió la mano hacia Kibum-. Soy Choi Minki.
Kim Kibum.
Woah… qué voz tan grave… - Pegó en el pecho de Jonghyun -. Es más varonil de lo que aparenta.
Kibum se molestó un poco por esa apreciación y se removió, incómodo.
-
Nadie te ha pedido tu opinión.- Bufó Jonghyun, concentrándose en su cigarrillo mientras él continuaba sobre sus piernas.
Minki agarró las manos de Kibum para que le prestara atención.
-
Jjong es un novio estupendo.- Soltó sin más-. Eres afortunado.
Kibum se deshizo del agarre y soltó un quejido suave.
-
No te equivoques, nosotros no tenemos esa clase de relación.- Explicó Jonghyun, moviéndole para que se bajara de su
“asiento”-. No somos novios. Sólo tenemos sexo ocasional.
Sí, quizá era cierto, pero sonaba jodidamente horrible saliendo de los labios que habían estado besándole hacía escasos momentos
en lo que ya parecía otra realidad.
-
-
¿Es que ahora tienes amantes?
Supongo que he descubierto que tenías razón.- Lanzó una sonrisa irónica-. Los compromisos son un coñazo y no sirven para
nada. Te absorben la esencia hasta que te olvidas de quién eres. Por eso ya no quiero comprometerme con nadie. Soy
mucho más feliz así.
¡Wow, realmente eres alguien, Kim Jonghyun! – Minki enlazó de nuevo sus brazos alrededor de su cuello-. Al final vamos a
tener que volver a hacernos amigos.
Creo que no es una buena idea. ¿O es que ya has dejado al cabeza de chorlito adicto al gimnasio?
Dong Ho no es algo que simplemente se pueda dejar, ¿entiendes? – Hizo un gesto con sus manos que Kibum interpretó
como el tamaño del pene del susodicho, y se rió.
46
-
La última vez que le vi no parecía muy dispuesto a compartirte con nadie.
Bueno, es celoso, qué le voy a hacer.
Cuida de él, entonces.
Se levantó del sofá, provocando que Minki cayera sobre él.
-
Te has vuelto aburrido, Jjong.
Me he vuelto muchas cosas.- Kibum se levantó también, aunque no supo por qué-. ¿Vamos a mi casa? – Asintió
inmediatamente, y tampoco supo por qué.
47
Jonghyun entró en el apartamento sin detenerse a cerrar la puerta, sabía que Kibum lo haría en su lugar y lo cierto era que estaba
algo ofuscado por el encuentro con su ex novio.
-
¿Te encuentras bien? – Ni siquiera percibió el tono de preocupación del chico rubio, estaba demasiado absorto en sus
recuerdos, ninguno de ellos especialmente bueno.
Perfectamente.- Encendió un cigarrillo y guió a Kibum hasta el salón, donde sirvió un par de vasos de whisky-. Lo siento, no
bebo otra cosa-. Le puso el vaso en la mano.
De todas formas no me apetecía beber nada.- Rechazó el vaso y curioseó el pequeño apartamento, algo que a simple vista
se podía hacer sin ningún esfuerzo-. No creí que tu piso fuera así de… compacto.
¿Es que pensabas que soy el heredero de una gran empresa? – Dejó escapar una suave risa-. Nada de eso, sólo soy un
pringado más que trabaja mucho y cobra poco.
Pero eres jefe de ventas.- Recordó lo que había escrito en la tarjeta que le había dado la noche de su primer encuentro.
No es una compañía grande, sólo sobrevivimos.- Se sentó en el sofá, invitándole a acompañarle, pero Kibum parecía dudar
-. ¿Qué pasa? ¿Ahora que ya sabes que no soy millonario ya no quieres saber nada de mi?
Pero Kibum sí percibió la languidez de sus palabras.
-
No soy tan superficial como crees.
Se acomodó a su lado.
-
No he dicho que seas superficial.
Pero lo piensas.
No he dicho que lo piense.
No hace falta. Eres un libro abierto.
Jonghyun se echó a reir sin disimulo.
-
No se te escapa nada, ¿eh?
Nada.
Eso está bien.- Dejó su vaso sobre la mesita auxiliar que había al lado del sofá y se acercó a él-. Muy bien.- Fue a besarlo
pero Kibum se inclinó suavemente hacia atrás-. ¿Qué pasa?
Lo siento, pero no me gusta el sabor del tabaco.- Arrugó un poco la nariz al decirlo, algo que a Jonghyun le pareció
extremadamente tierno. Resultaba cómico la exagerada similitud que poseía con cualquier clase de felino.
Eres un gatito caprichoso.- Le tocó la punta de la nariz con el dedo y se inclinó a un lado para apagar el cigarro-. Me has
visto fumar antes. Y hace un momento, cuando estábamos en el bar, no parecía importarte.
No quería cortarte el rollo.- Susurró, planchándose el pantalón con las manos, fijando su vista en el suelo.
Ok, tienes razón : es asqueroso besar a alguien que fuma.- Se levantó-. Voy a lavarme los dientes y continuamos en donde
lo habíamos dejado, ¿ok?
Kibum asintió sonriente, un poco ansioso, aunque intentó disimular un poco sus ganas (sin demasiado resultado).
Al cabo de unos minutos, Jonghyun ya estaba de vuelta, con una sonrisa impecable y un aliento mentolado delicioso. Antes de
volver a sentarse, se inclinó sobre Kibum y besó sutilmente su cuello, provocándole un gemido nada tímido que le hizo reir otra vez.
Olisqueó el camino de su piel hasta sus labios y se detuvo un momento ante ellos, sobrepasado por ese brillo precioso con olor a
frambuesa que parecía ya formar parte de su anatomía. Se fijó de nuevo en esa forma acorazonada de su boca, pequeña pero
abultada, que siempre parecía invitarle a cosas pecaminosas. Nada bueno ni legal podía hacerse con la boca de Kibum.
Tiró de su brazo hasta ponerle de pie y recorrió su cuello nuevamente, esta vez con su lengua, evitando mirarle aún a pesar de que
el otro le buscaba con bastante anhelo. Las manos de Kibum se introdujeron directamente dentro de su pantalón, pillándole
desprevenido y sin saber cómo corresponder a eso.
48
-
Esto sí que es una novedad.- Kibum echó una ojeada por dentro de la ropa interior.- ¿No tienes ganas?
Jonghyun se hizo consciente de la ausencia de su erección y se rascó la cabeza, algo nervioso.
-
Jeje, lo siento. Creo que he bebido demasiado.
Sólo bebiste una copa en el bar.
Estuve bebiendo antes con Minho.- Mintió-. Supongo que me he pasado.
Kibum examinó la situación durante escasos segundos. Su propia entrepierna abultada, sus labios secos y necesitados, sus manos
temblorosas… Sí, quería a Kim Jonghyun aquella noche y todo indicaba que no iba ser así.
-
Qué mierda.- Se acomodó sus pantalones, para intentar relajar su evidente erección, y cogió su chaqueta.
Espera, ¿te vas?
Jonghyun reaccionó casi cuando estaba en la puerta.
-
Si no vamos a hacer nada, no veo por qué tendría que quedarme.
A lo mejor dentro de un rato me apetece más.
Lo dudo.
Abrió la puerta.
-
-
¡Espera, espera! – Le detuvo, agarrándole por una muñeca-. No te enfades…
No me enfado, Jjong.- No sabía por qué le había llamado así. Ah, sí, claro. Porque un rato antes había oído a Minki decirlo-.
Quería follar, no lo haré, y estoy frustrado, eso es todo.
Lo siento de verdad, no sé qué me pasa, nunca antes…
Minki te pasa.
¿Qué? - Jonghyun abrió la boca y la cerró un par de veces antes de tomar aire y soltar un suspiro-. Esto no tiene nada que
ver con Minki, eso ya está más que superado-. Resultaba mucho más creíble diciéndolo en voz alta que cuando se lo repetía
mentalmente-. No es por él.- Ni siquiera podía mentir con decencia.
Como tú digas.- Se soltó y abrió la puerta del todo-. Que descanses, Jjong.
¡No te vayas!
Si no hubiera sonado tan ahogado, simplemente se habría largado de allí sin mirar atrás, pero salió como una especie de gemido
lastimero que no le dejó indiferente. Se giró despacio, encontrándose de frente con los ojos de cachorro que pretendía evitar a toda
costa.
-
¿Qué es lo que quieres de mi?
Quédate a dormir.
No voy a…
No quiero estar solo esta noche.
Pero yo no…
Quédate conmigo, por favor.
Quizá fue esa frase. Quizá fue el tacto delicado de sus dedos en su muñeca. Quizá el beso mentolado en su cuello. O tal vez los ojos
de cachorro abandonado. O puede que el conjunto de todas esas cosas. Pero Kibum supo en ese preciso momento que la había
jodido pero bien.
49
Dormir con Kibum había sido más extraño de lo que había imaginado. Al principio parecían dos completos desconocidos (en realidad
lo eran) y permanecieron cada uno en un lado de la cama sin apenas atreverse a respirar durante un buen rato. Pero entonces
Kibum literalmente se arrastró hasta llegar hasta él y le rodeó de nuevo con sus piernas. Parecía que ya se había vuelto una
costumbre para él.
-
Tengo frío.
¿En serio? Se está bien.
Pero yo tengo frío.- Y se acercó todavía más, acomodando su cabeza entre su hombro y su cuello-. Y no puedo dormir si
tengo frío.
Ah… yo tampoco.- Levantó un brazo y rodeó sus hombros, pegándole más a su cuerpo, en un gesto demasiado íntimo para
lo que de verdad eran, pero ninguno protestó.
Esto es un poco…
¿Raro?
Sí.
Lo es.
Le besó la frente y cerró los ojos.
-
¿En serio vamos a dormir?
Claro.- Abrió los ojos, riendo-. ¿Qué esperabas?
Kibum pestañeó un par de veces, incrédulo.
-
No sé. Otra cosa.
Quizá mañana tengas otra cosa. Ahora vamos a dormir.
Volvió a cerrar los ojos y le abrazó con más fuerza, casi asfixiándole. ¿Es que pensaba tenerle ahí aprisionado toda la maldita noche
y sin nada de sexo? Debía de ser una broma.
Pero aunque parecía inconcebible, en unos minutos Jonghyun se quedó dormido y Kibum sólo podía maldecirse a sí mismo por no
haber huido a tiempo. ¿A qué estaban jugando? Mientras Jonghyun parecía dormir plácidamente, él apenas podía mover un
músculo debido a la incómoda postura que habían adoptado. Se pasó horas mirando al techo, alternándolo con memorizar los
rasgos del perfil de Jonghyun : su nariz ancha y esos pómulos marcados y varoniles, sus labios grandes y rojos, sus pestañas largas.
Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, hasta pudo fascinarse con el brillo de su piel. ¿Cómo podía ser tan brillante,
incluso de noche?
-
No seas estúpido.- Se obligó a dejar de mirarle-. Él no te mira así.
Se deshizo del lazo que habían formado sus piernas y se giró, dándole la espalda. Pero por acto reflejo, Jonghyun le siguió y colocó
su brazo sobre su cadera y su nariz pegada a su nuca.
-
Bonito.
Podía jurar que lo había dicho en sueños, pero ni siquiera de eso estaba seguro.
Finalmente entró en calor y antes de que se hiciera de día logró conciliar el sueño. Muy poco tiempo antes de que un ruido en la
cocina (demasiado cerca de la habitación, ya que el piso era bastante pequeño) y un intenso olor a café recién hecho se colara entre
sus sentidos.
-
¿Qué cojones…?
Buenos días, bonito.
50
Abrió los ojos completamente al escucharlo y notar el peso de Jonghyun en el colchón. Se sentó de golpe, asaltado por una fuerte
taquicardia.
-
¿Qué ha pasado?
Ya es de día.- Le peinó con los dedos e inclinó su cabeza sobre un lado para tomar una imagen mental de aquello-. Bonito.
¿Qué? – Desorientado, adormilado, estupefacto… Todavía más bonito a los ojos de Jonghyun.
A desayunar.
Se levantó y le invitó a que le siguiera.
-
¿Has hecho el desayuno?
Hay que alimentarse.
Acomodó un taburete para él junto a la barra de la cocina y sirvió todo con extrema dedicación, sonriendo y mostrándose bastante
cómodo con la situación.
-
Sin azúcar.- Kibum impidió que Jonghyun dejara caer los terrones de azúcar en su taza de café-. Engorda.
Jonghyun no pudo evitar reírse.
-
Tú no tienes problemas con eso, mírate.
¿Crees que esto se consigue así como así?
Se puso de pie y Jonghyun adoró la imagen de verle con una simple camiseta interior blanca suya, grande para su delicada figura,
cayendo con gracia por su cuerpo.
-
Creo que estás perfecto.
¡Porque sigo mi dieta estrictamente!
¿En serio?
Kibum bufó y se sentó a comer. ¿Realmente Jonghyun pensaba que era un ángel enviado a la tierra o qué?
51
-
¿Qué haces aquí? – Se preguntó, mirándose en el espejo del baño después de lavarse la cara-. ¿Por qué sigues en su casa?
¿es que eres idiota?- Se despeinó con las dos manos, intentando, inútilmente, ordenar sus ideas-. ¿Por qué no te vas? – El
flequillo cayó sobre sus ojos cansados y ni siquiera pensó, como cada día, en que necesitaba cortarlo un poco-. Porque te
gusta. – Suspiró con agotamiento-. Te gusta demasiado.
Cuando Jonghyun ya empezaba a preocuparse de lo mucho que tardaba en salir del baño, apareció frente a él, pero su aspecto no
había mejorado mucho.
-
Tienes cara de sueño.
Tengo sueño. Y me voy a mi casa antes de que sea demasiado de día como para acostarme a dormir.
¡Pero si ya son las 10!
Me da igual.- Empezó a recopilar su ropa con desgana.
No seas bobo.- Jonghyun se la quitó de las manos y la dejó donde estaba, sobre el baúl de la habitación-. Cuando llegues a
tu casa ya se te habrán pasado las ganas de dormir.
No creo.
Y yo también estoy cansado. ¡Durmamos un poco!
Lo arrastró a su cama de nuevo, ya empezaba a parecer una rutina entre ellos.
-
Pero si tú has dormido toda la noche.
¿Tú no?
¡Claro que no! – Protestó, mientras Jonghyun acomodaba su almohada y le obligaba a tumbarse-. ¿Cómo voy a dormir en
una cama que no es la mía? ¡No es lo mismo!
Para mi tampoco ha sido fácil.
No mientas.
En serio. Es raro dormir con alguien. Aunque debo admitir que tú eres más cómodo que la mayoría de tipos con los que he
dormido.
No necesito esa clase de información.
Eres suave y blandito.- Acarició su vientre, por debajo de la camiseta, provocando que a Kibum se le erizara la piel-. Como
dormir en un colchón de plumas.
¿Nunca te han dicho que eres muy cursi?
No.- Mintió-. Es que tú eres muy arisco.
No estoy de acuerdo.- Rió-. Es que tú eres un oso amoroso.
No tanto. Sólo cuando me apetece.
¿Y por qué te apetece tanto conmigo?
Porque eres bonito.
¡No soy bonito! ¡Soy guapo! – Se quejó.
Eres bonito.- Besó su mejilla, aunque inicialmente no eran esas sus intenciones, pero no quería estropear el ambiente-. Mi
bonito.
Kibum se quedó ligeramente atontado al escuchar eso, pero los labios de Jonghyun fueron más rápidos que su cerebro y sus propios
labios actuaron en correspondencia en seguida. Siempre tenía que corresponderle. Aunque no quisiera, no le apeteciera, o deseara
fervientemente hacerse el difícil. Con Jonghyun todo era siempre muy fácil.
Las camisetas volaron rápido, pero no tanto como la ropa interior. Kibum ya se notaba desesperado y sólo lo tumbó y se sentó sobre
su cintura, buscando con la mirada algo que le ayudara en su objetivo pero Jonghyun acarició despacio su pecho e inmediatamente
se lamió los dedos para probar el sabor que había quedado impregnado en sus yemas. Después abrió la boca y los metió en ella,
chupándolos, sin dejar de mirarle.
“Para o me correré antes de empezar”.
52
Cuando introdujo sus dedos en el interior de Kibum, él estaba tan caliente que entraron sin apenas esfuerzo. Lo demás fue mejor
todavía. Cabalgó a Jonghyun tan enérgicamente que por momentos pensaron que romperían la cama, la pared, y probablemente la
mitad del edificio. Después de todas las malditas horas que había tenido que esperar, era imparable. Cuando escuchó gritar a
Jonghyun y su cuerpo dejó de moverse, él continuó moviéndose con desesperación porque estaba tan a punto que quería y no
quería acabar. Pero Jonghyun se incorporó y le abrazó, haciendo que se moviera con mayor dificultad, y volvió a besarle con las
mismas ganas que antes. Y no pudo más.
-
Oh dios… - Suspiró, derrotado, dejándose caer sobre él, ambos inmóviles, sobre el colchón.
Ha sido…
Creí que iba a morirme.
Jonghyun se rió y le acarició el pelo.
-
¿Por qué siempre tienes tanta prisa?
No tengo prisa.
Pareces muy desesperado.
“¿Soy tan evidente?”
-
Me gusta rápido y fuerte.
¿Siempre?
Siempre.- Mintió. ¿Cómo iba a decirle que con él era incapaz de contenerse?
Me gustaría hacerlo lento alguna vez. Suave y muuuuy lento…
Si no lo hubiera dicho de esa manera tan grave y sexy probablemente no habría pasado nada. Pero en un par de segundos ya estaba
cachondo de nuevo. Y eso no podía ser.
-
Tengo que irme.
Se levantó de la cama y empezó a vestirse.
-
¿Ahora?
Lo siento, pero es tarde y tengo cosas que hacer.
¡Es sábado! - Protestó.
Aún así tengo cosas que hacer.
¿Con quién?
Con nadie. Sólo cosas. – “Debí haber mentido”.
No te vayas… - Desde la cama, boca arriba, desnudo aunque ligeramente cubierto con una sábana, le agarró de la camisa,
sólo colocada pero desabrochada-. Estábamos tan bien…
No voy a pasarme todo el fin de semana en tu casa.
¿Por qué no?
¡Porque no!
Está bien, se estaba quedando sin argumentos.
- Quédate.- El puchero que se formó en sus labios, compaginado con esos ojos de cachorrito fueron demasiado
demoledores. Kibum, de pie al lado de la cama, tomó su cara entre sus manos y le miró desde arriba.
- Aigooooo… tan lindo este cachorrito…
- ¿Por qué…?
Y le besó. Lentamente. Abriendo y cerrando sus labios con suavidad e introduciendo su lengua tan dentro que parecía que
abandonaría su propia boca. Cuando se dio cuenta de que se había dejado llevar demasiado, se separó. Aunque no borró su sonrisa.
Era imposible.
-
Perrito bueno.- Le acarició las mejillas con los pulgares, a pesar de la incómoda posición.
Qué dulce.
Kibum no pudo abrir la boca de nuevo si no era para besarle, porque Jonghyun tiró de él y de nuevo volvieron a la cama. Y antes de
que ninguno de los dos se diera cuenta de algo tan simple, resultó que habían pasado todo el fin de semana haciendo el amor. Algo
que se suponía nunca tenía que haber ocurrido. Porque ninguno de ellos quería que el otro fuera capaz de leer su mente, o incluso
más abajo, justo en su corazón.
53
Minho entró en la oficina el lunes con un gesto serio, casi enfadado, haciendo que sus quejidos sobre el mal tiempo de aquella
mañana chocaran con el aura de Jonghyun, que había estado todo el fin de semana en una nube y continuaba en ella.
-
¿No es precioso el sonido de la lluvia? – Colocó ambos brazos detrás de su cabeza y se relajó en su silla, con una sonrisa
enorme.
Debes de estar bromeando.- Minho sacudió su paraguas antes de abrirlo para que se secara en una esquina de la oficina-.
¿Has visto cómo me he puesto?
Es tan poético…
Apuesto a que tu coche se está mojando allá abajo. Y también granizó. O sea que puede que incluso la chapa esté abollada.
– Jonghyun simplemente no le escuchaba-. En días así no se debería trabajar.
Un mensaje sonó y Jonghyun se apresuró a leerlo.
“¿Cómo puedo seguir teniendo sueño?”
A él le pasaba exactamente lo mismo. Pero probablemente porque estaba en un estado de trance del que no se veía con intención
de salir.
“Mi cama provoca adicción XD”.
-
-
Tierra llamando a Kim.- Minho sacudió su chaqueta mojada sobre sus papeles.
¡Eh!, ¿qué estás haciendo?
¡Al fin reaccionas! Creí que estabas en coma.
Idiota…- Cogió unos pañuelos y empezó a limpiar su mesa.
¿Dónde has estado estos días? Te llamé.
Oh, lo siento, me quedé sin batería.
¿TODO EL FIN DE SEMANA?
Bueno, estuve entretenido.
Ya me imagino cómo.
¿Y a ti cómo te fue con Taemin? Íbais a veros, ¿no?
Pse… bien.
Por tu expresión, diría que no hubo “final feliz”.
Ni lo va a haber en un futuro próximo.
¿Cómo? ¿Ya habéis roto?
Parece que ha hecho una especie de voto de castidad.
No me jodas…
No quiere hacer nada hasta que le demuestre que voy en serio.
O sea que era verdad que el chico es virgen.
¿Tú también lo crees? – Casi saltó sobre él.
Eso me dijo Kibum.
¡Bendita suerte la mía! – Recordó la conversación con Kibum en los probadores de aquella tienda de ropa, cuando aquel
tanga había aterrizado en el lugar equivocado y él se había puesto a salivar como un maldito perro delante de una chuleta.
¿En qué momento dudó acerca de las intenciones de Taemin con él?
Jajajaja, eres tan perdedor.- Se levantó y le palmeó la espalda, dándole ánimos-. Olvídate de él y búscate un ligue un poco
menos complicado.
No lo entiendes, ¿verdad?
¿El qué?
Como sé que Taemin es virgen, ¡me gusta más que cualquier otra persona!
¿Qué?
“Maldito enfermo”.
54
-
Es como una prueba de fuego en mi camino para alcanzar la gloria como semental.
¿De qué hablas?
A partir de ahora, Kim, - posó su mano en su hombro y le miró con una expresión demasiado seria para el tema de esa
conversación-, ya tengo una misión en la vida.
Estás fatal…
Necesito que Taemin se muera de deseo por mi. De modo que este fin de semana, me iré de la ciudad.
Creo que no ese plan no tiene mucho sentido.
Durante la semana, le trataré como a un príncipe, y entonces desapareceré y se morirá de ganas de buscarme.
Tienes demasiada confianza para lo absurda que es esa idea.
Te invitaría a venir conmigo, pero seguramente saldrás con tu “gatito” como cada viernes.
En ese momento se odió a si mismo por compartir tanta información sobre su vida sexual con su mejor amigo.
-
¡No nos vemos cada viernes!
Claro que sí.
Que las últimas semanas hayamos quedado y haya coincidido que era viernes es sólo… casualidad.
Admítelo, sois totalmente una pareja.
¡No lo somos!
¿Con quién te estabas mensajeando cuando llegué? – Se cruzó de brazos.
Con mi madre.- Mintió rápidamente.
Seguro.
Se sentó en su mesa y encendió el ordenador.
-
Estoy totalmente libre, o sea que si quieres que salgamos de la ciudad en busca de aventuras, por mi perfecto.
Al fin y al cabo, era lunes. Todavía no había ni pensado en proponerle una nueva cita a Kibum.
-
Genial. Estoy empezando a oxidarme.
“¿Harás algo el fin de semana?”
Mierda.
“¿Es que ya me echas de menos? XD”
“Sólo preguntaba. Por hablar de algo”.
“ Me voy de la ciudad con Minho”.
“Anda”.
“Saldremos de fiesta”.
“Creí que te aburría salir con él”.
También se odió por contarle a Kibum lo mucho que odiaba a Minho por ser un maldito Casanova 24/7.
“Hace tiempo que no salimos juntos y me apetece un poco de desmadre como en los viejos tiempos”.
“Ah… ok… diviértete”.
Esa frase fue la primera ley del hielo que Kibum aplicó a Jonghyun por hacer planes para el fin de semana sin tenerle en cuenta.
Había sido muy estúpido por su parte suponer que volverían a pasarlo juntos como el anterior. Que Jonghyun había cambiado de
intenciones con él. Que ya no le veía como a un desestresante.
55
A pesar de que durante el fin de semana no se verían (y a decir verdad, especialmente por ese motivo) Jonghyun salió de su rutina
diaria para invitar a Kibum a tomar un café el miércoles. Llevaba tres días sin verle y su gatito había estado bastante frío en sus
últimas conversaciones. Incluso había evitado coger una de sus llamadas con la excusa de que estaba ocupado. Sabía que estaba
enfadado, que la rabia le corroía y que la venganza era su máxima prioridad, lo podía sentir en esa forma desafiante en que le
miraba, aún a plena luz del día y cuando él no había hecho nada malo aparte de invitarle a un afterwork.
Pero sentarse frente a él bajo la tenue luz de la cafetería no fue su idea más brillante. Casi sintió que le amaba. Se estaba metiendo
en terreno peligroso pero por mucho que intentara luchar contra eso, nada parecía funcionar.
-
Pensaba que iba a olvidarme de tu bonita cara.- Se inclinó hacia él para besarle, pero Kibum se apartó suavemente.
Aquí no.
Oh… - Ocupó su lugar-. ¿Por qué? ¿qué pasa?
No somos novios.
Ya.
A veces parece que se te olvida.
No se me olvida, sólo intentaba alegrarte un poco porque tienes cara de cabreado.
¿Qué te hace pensar que puedes solucionar mi humor?
Cruzó las piernas en un gesto definitivo y Jonghyun optó por llamar al camarero y pedir su café antes de tener que salir huyendo de
ese lugar.
-
Está bien, sólo hablemos, ¿sí? – Suspiró, apoyándose en la mesa para mirarle con más detenimiento-. ¿Cómo ha ido el día?
Horrible. Ojalá me hubiera quedado en la cama. Definitivamente, hay días en los que es mejor no levantarse.
¿Y eso?
No quiero aburrirte con historias de mi trabajo. Además, no lo entenderías.
Puede que sí.
Es demasiado complicado.- Bebió con delicadeza un sorbo de su taza y fijó sus ojos en él-. ¿Cómo te ha ido a ti?
Un atisbo de humanidad (por fin) que hizo que Jonghyun sonriera sin pudor.
-
Hoy ha sido un día genial.- En realidad no había sido nada productivo porque se había pasado el día pensando en él-.
Lamento que tu día haya sido tan malo porque el mío definitivamente ha sido increíble.
Qué suerte.
Volvió a mojar sus labios en el café y Jonghyun sintió ganas de arrebatarle la taza por tener la osadía de tocarle.
-
¿Puedo hacer algo para que tu día cambie?
No lo sé. ¿Puedes? – Dejó la taza en el platito y le lanzó una mirada retadora que no pudo obviar.
Vámonos.
Se levantó sin ni siquiera asegurarse de que le seguía. Le conocía (o parecía empezar a conocerle) tan bien que podía adivinar casi
todas sus reacciones. Pasó por la barra para pagar los cafés (a pesar de que no había llegado ni a probar el suyo) y se abrochó la
chaqueta.
-
¿A dónde vamos?
A mi casa.
Mañana tengo que levantarme temprano.
Y yo.
Le cogió de la muñeca y le guió hacia el aparcamiento.
56
-
Ah… es genial que este fin de semana estés fuera. Tenía ganas de hacer un viajecito con Taemin…
“¿Cómo? ¿ya has hecho planes?”
-
Bueno, si estoy ocupando demasiado tu tiempo libre, sólo tienes que decirlo.
¿Eh?
Pareces aliviado por deshacerte de mi.- Rió, aunque en el fondo deseaba que no fuera así.
No es eso, sólo que… ya sabes… no me gusta…
Como a mi. Hacer cosas siempre con la misma persona. Comprometerte.
“Que te vayas todo el fin de semana fuera a hacer lo que sea que vayas a hacer”.
-
Exacto.
Sé que dijimos que esto no sería serio y en fin… Lamento que a veces me comporte de forma un tanto posesiva.
“Pero no puedo evitarlo. Me gustas”.
-
Eres muy celoso. Eso te descarta completamente de mi lista de posibles futuras parejas.
“No hay nada que me guste más que un novio que se muera de celos”.
-
Entonces me alegro de que estemos de acuerdo.
Yo también.
57
-
¡Hice lo que me dijiste, maldita sea! – Kibum pateó el suelo mientras dejaba caer los expedientes sobre la mesa de Jinki.
¿Son todos los informes? ¿Sólo esto?
¡No hablo de los informes, hablo de Jjong!
¿Eh? ¿Qué pasa con él?
Me dijiste que cuanto más ignorara sus mensajes, más desesperadamente intentaría contactar conmigo. Que cuanto más
me hiciera el indiferente, más interés mostraría en mi, ¡pero está pasando justo lo contrario!
Conozco a Jjong, es imposible.- Su tono era calmado, mientras ordenaba las carpetas en montones, contrastando con los
chillidos de Kibum.
Puede que en otras circunstancias tu plan hubiera sido un éxito. Pero actualmente él no parece muy dispuesto a
comprometerse.
¿No pasásteis todo el fin de semana juntos? Eso me pareció un buen indicio.
Y a mi. Pero de repente se va de la ciudad con el Casanova de Choi Minho.
¿Con Minho? – Frunció el ceño en una expresión de extrañeza.
El muy capullo le ha dicho a Taemin que va a visitar a su tía enferma, ¡y el muy ingenuo le ha creído!
Ok, ok. No nos pongamos nerviosos.
¡Jinki, estoy a punto de perderle! ¿Cómo no me voy a poner nervioso?
No puedo creer que ese par de cabrones se vayan de fiesta sin mi.- Se levantó de la silla y empezó a caminar en círculos por
todo el despacho, mientras Kibum le seguía, mordiéndose las uñas.
¿Qué hago? ¿qué hago?
Yo no puedo ir porque ya tengo planes. Pero vosotros… - Frenó en seco, haciendo que Kibum chocara contra su espalda-…
vais a ir a hacerles una visita.
Pero Jinki, no sé ni a dónde van.
Pero yo sí.
“¿Estás loco, hyung?” Taemin sonaba todavía más desesperado que él. “No voy a seguir a Minho a un lugar al que no me ha
invitado a ir, y mucho menos después de descubrir que me ha mentido”.
“¿No te das cuenta de que es nuestra oportunidad de oro para que se den cuenta de lo importantes que somos para ellos?”
“Seh… somos tan importantes que se van de la ciudad para no vernos. Tengo ganas de llorar ”
“No sé tú pero yo no me voy a quedar de brazos cruzados mientras Jonghyun se folla a todo lo que se le pone por delante”.
“Pero si no sois nada…”
“¡Por eso mismo!”
“De verdad que no te entiendo, hyung… Mejor me voy a la cama, estoy agotado”.
“Está bien. Duerme. Mañana después del trabajo te recojo y nos vamos a hacer un viajecito”.
“No pienso ir a ningún lado. No soy un acosador”.
“Haz lo que quieras, pero después no te arrepientas de no haber hecho nada cuando tuviste la oportunidad”.
“…” “Te odio”.
Jinki podía ser un auténtico nerd y la peor compañía del mundo pasa salir por la noche, pero no se podía negar que era el mejor
investigando y rastreando. Bastó un leve intercambio de mensajes con Jonghyun para confirmar dónde estaban e indicarle a Kibum
58
cómo y dónde tenía que aparecer para que el encuentro fuera lo más casual posible. Si es que eso se podía hacer sin levantar
sospechas.
-
¡Creo que están en la barra! – Gritó Taemin directamente en su oreja.
¡Deja de señalar! – Le bajó la mano y se puso delante de él, impidiéndole que siguiera mirando hacia allá con total descaro-.
Tienen que vernos sin que sepan que sabemos que están aquí.
¿Es eso posible? Estamos llamando mucho la atención.
Examinando la situación… Kibum vestido con aquella camiseta de purpurina plateada y esos pantalones de cuero negros, y Taemin
con esa especie de red prácticamente transparente y esos pantalones blancos sobreajustados en sus piernas… se podía decir que
estaban llamando MUCHO la atención. Sobre todo bailando del modo en que lo hacían, en medio de la pista, rodeados por varias
decenas de leones hambrientos.
-
¡Eh! – Minho le dio un codazo a Jonghyun, que soltó inmediatamente el cuello de su acompañante al notarlo.
¿Qué quieres? ¿Otra cerveza?
¿Ese de ahí no es Kibum?
¿Qué dices? Estás fatal…
Estoy seguro de que es él, mira.
Señaló justo en medio de la pista y los ojos de Jonghyun se centraron en aquel brillo color plata casi cegador que emanaba de su
pecho.
-
No me jodas…
¿Te ha seguido?
Imposible. Él no sabe dónde estamos, no se lo dije.
Pues no entiendo nada.
Será casualidad.
Demasiada casualidad.
Espera… el que está con él… ¿no es tu novio? ¿El jovencito virginal?
Minho recorrió la pista ferozmente con la mirada para descubrir al inocente (supuestamente) Taemin restregándose con varios tipos
que no tenían ninguna intención de tratarlo con delicadeza. Supuestamente.
59
Minho soltó la botella de cerveza vacía encima de la barra con un golpe seco que sobresaltó a Jonghyun.
-
Hey, tranquilízate. Te va a dar algo.
¿Cómo no quieres que me dé algo con lo que estoy viendo?
Disculpa.- Volvió a alejar momentáneamente al chiquillo moreno y le susurró-. Creí que habíamos venido a buscar unas…
alternativas sexuales a lo que tenemos en Seúl. Y llevas toda la noche quejándote sin hacer nada.
¡Perdona si ver a mi novio zorreando me ha quitado las ganas de divertirme!
Que yo sepa, tú también venías a zorrear.
¡No es lo mismo!
Golpeó de nuevo la botella, que rápidamente Jonghyun sacó de su mano para evitar un accidente.
-
Imagina que no están aquí, ¿ok? – Le giró la cara en dirección contraria a la pista-. Intenta divertirte, para eso hemos
venido.
Esto es tan surrealista…
Lo sé, pero no seas estúpido, eres “el insaciable Choi Minho”.
Por absurdo que pareciera, aquellas simples palabras colocaron una sonrisa de seguridad sobre su cara y pareció sentirse mejor. En
realidad, Minho era así de simple.
-
-
Tienes razón. No puedo dejar que me afecte tanto. Ni siquiera nos hemos acostado. Y no voy a permitir que un niñato… Pero por error sus ojos volvieron a centrarse en el medio de la pista de baile y todas aquellas manos alrededor del cuerpo
de Taemin parecían estar dándole bofetadas en la cara-. ¡Malditos hijos de puta! – Emprendió el camino hacia allí con furia.
¡Choi Minho, vuelve aquí ahora mismo, no hagas una tontería!
¿Qué le pasa? – Preguntó el chico que mantenía sujeto por la cintura.
Celos.
Oh…
Taemin y Kibum no alcanzaron a ver a Minho acercarse a ellos hasta que estaban siendo arrastrados lejos de allí con violencia.
Minho había agarrado a Taemin del brazo, quien por miedo e instinto se había aferrado a la mano de Kibum y ambos estaban siendo
conducidos hasta donde Jonghyun parecía estarse divirtiendo por todo lo alto con un chico desconocido para ellos.
-
Hyung… él está con otro…- Le susurró al oído, al acercarse.
Ya lo estoy viendo, gracias por la información.
¿Qué vamos a hacer?
No lo sé.
Sabía que este plan era una mierda.
Y yo también, pero no tenía otra opción.
Y ahora…- Minho se detuvo, provocando que ellos le imitaran, y tomó un poco de aire para hablar con algo de tranquilidad
(si es que podía hacerlo)-… ¿me vais a explicar qué hacéis aquí?
Vinimos a divertirnos.- Se apresuró a explicar Kibum. Sabía que Taemin no sabía mentir y no le podía dejar a cargo de las
respuestas.
Precisamente al sitio donde nosotros vinimos.
No es como si fuérais los únicos que venís aquí.- Cruzó los brazos y miró a Jonghyun, que se limpiaba los labios con el dorso
de la mano, mientras afianzaba al chico moreno con la otra-. Por cierto, hola.
Anda, hola.- El gesto de fingida sorpresa le salió mejor que a él-. Qué casualidad, ¿no?
Mucha.
¡Esos idiotas te estaban manoseando! – Gritó Minho, que ya no era capaz de continuar con las respiraciones de relajación.
No es cierto, sólo bailábamos.- Se excusó Taemin, con un tono bastante neutral (y mal actuado, por supuesto).
Tú no bailas así conmigo.
En general nunca quieres bailar, o sea que no sabes cómo bailo.
60
-
¿Cómo…?
Creo que deberíais ir a bailar juntos.- Opinó Jonghyun, conteniendo la risa-. Está claro que no tienes ni idea de cómo
complacer a tu novio.
Minho se sintió contra la espada y la pared cuando Taemin le miró con los ojos brillantes, aparentemente emocionado ante la idea
de conseguir bailar con Minho después de tanto tiempo intentándolo. Minho lanzó una mirada fulminante a su amigo.
-
Yo no bailo.
Vamos, hombre.
Si bailas conmigo, olvidaré el hecho de que me has mentido para poder salir de fiesta en plan soltero.
Casi al borde del precipicio, Minho tragó saliva, suspiró una vez más, y asintió desganado.
-
Está bien. Pero vas a tener que darme algo a cambio.
Por supuesto.- Le dio un beso en la mejilla y tiró de él hasta llevárselo de allí, mientras Jonghyun se carcajeaba de lo inútil
que podía llegar a ser.
Hola, me llamo Kibum.- ¿Tanto se había desconcentrado que su gatito estaba presentándose ante su ligue?-. ¿Y tú?
Minhyun.
Oh… encantado. Este sitio es tan genial.
Sí…
¿Habéis estado en la pista? La sensación es maravillosa.
No hemos bailado aún…
Oh, Jjong, qué vergüenza, no sabes cómo conquistar a un chico.
De repente, por alguna razón que se le escapaba de las manos, sintió que se estaba comportando como… Minki. Y la idea le
repugnó. Pero ya había empezado.
-
Estábamos bebiendo algo aquí.
Qué aburridos.
Podemos ir a bailar un poco.- Minhyun pareció animarse un poco de repente.
¡Claro, será divertido!
Yo os espero aquí, no me apetece bailar.
Como quieras.
Kibum rápidamente agarró la mano de Minhyun y lo llevó tras él hasta donde estaban Taemin y Minho.
“¿Qué coño estoy haciendo?”.
Jonghyun no apartaba los ojos de la escena. Por un lado, Taemin y Minho, que bailaban sin ritmo alguno, sólo toqueteándose y
robándose intensos besos ante la mirada de una multitud de curiosos. Por otro, Kibum y ese chico, riendo sin parar y jugueteando a
darse besos fugaces para encenderle. Y vaya si lo estaban consiguiendo.
“Kim Kibum, no sé a qué mierda estás jugando, pero es hora de que te detengas”.
61
Caminaban hacia el aparcamiento con lentitud, sin ganas. Taemin y Minho se despedían efusivamente, apoyados en su coche,
mientras ellos trataban de alargar el camino lo máximo posible (sin que ninguno fuera capaz siquiera de insinuárselo al otro).
-
Dime la verdad, sabíais que estaríamos aquí, ¿a que sí?
No te des tanta importancia, Jjong, ha sido casualidad.
“No he llegado tan lejos para confesarlo todo a la primera”.
-
Entonces supongo que… estamos bien.
Claro.
Que… no pasa nada si estoy con… otras personas.
“En estos momentos, te mataría lenta y cruelmente”.
-
-
Claro que no, nosotros no somos nada.
Porque eso dijimos.
Exacto.
Me alegro de que quede claro.
No hay nada que aclarar.
Pues eso.
Pues eso.
Entonces, ¿os venís a nuestro hotel? – Preguntó Minho, animadamente, mientras Taemin asentía sonriente, esperando
encontrar la misma respuesta en la cara de su amigo.
Lo siento pero mañana tenemos muchas cosas que hacer.- Mintió con toda la naturalidad del mundo. Pero no podía seguir
viendo aquellos ojos de cachorro ni un minuto más-. Y tengo que conducir durante casi una hora todavía.- Se estiró con
cansancio, haciendo que su camiseta se levantara un poco y expusiera un poco de su cintura, ombligo incluido. Jonghyun se
lamió los labios.
Creo que es un poco peligroso que conduzcas por la noche tanto rato. ¿Y si te quedas dormido?
Eso no pasará, tranquilo. Aunque agradezco tu preocupación.- Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó las llaves. Vamos, Taemin, despídete.
Pero hyung…
No tengo toda la noche.- Se quitó la chaqueta y la colocó con cuidado en el asiento trasero mientras Jonghyun se rascaba la
nuca, interpretando como podía las miradas de Minho, en búsqueda de ayuda desesperada.
Kibum, vamos, no seas cabezota, no es una buena idea. Minho se volvería loco si os pasa algo.
“¿Sólo Minho?”
-
No soy ningún imprudente al volante.
Hyung, por favor…- Taemin se puso a dar saltitos delante de él-… ya que vinimos tan lejos… ¡Nos están invitando!
No nos están invitando, Taemin, quieren follar.
Taemin dejó de saltar y miró a Minho, que continuaba intentando buscar ayuda en Jonghyun.
-
Yo sólo quiero estar contigo, mi vida.
Oww…
No mientas, te habrías tirado a cualquier otro si no hubiéramos aparecido.- La voz de Kibum provocó el silencio-. Pero
vamos, es lo normal, en estos casos.
¿En qué casos? – Se interesó Jonghyun.
Cuando no vas en serio con alguien.
¡Yo voy en serio con Taemin!
Por supuesto. Por eso le dijiste que ibas a visitar a tu tía. ¿Es que trabaja en la discoteca tu tía?
62
-
-
-
¡Que salga a divertirme por la noche no es incompatible con que visite a mi tía!
¿Has ido a visitarla?
No…
¡Maldito Choi! – Protestó Jonghyun. ¿Por qué también era incapaz de mentir?
¿Qué quieres que diga?, ¿eh? – Empezó a hablar gesticulando exageradamente con sus brazos-. ¡Estaba desesperado por
un polvo!
Minho…- El hilo de voz que salió de la boca de Taemin les conmovió a todos, incluido a Kibum, que decidió abandonar su
intervención.
Cariño, te juro que…
Olvídalo.- Se abrochó su chaqueta, le devolvió a Minho su bufanda, y se acercó al coche de Kibum-. Vámonos a casa.
Taemin, no seas así, tienes que entenderme…
Te entiendo. Perfectamente.- Abrió la puerta del coche-. Supongo que tuviste mala suerte al cruzarte con alguien como yo.Se sentó en el asiento del copiloto-. Que os divirtáis el resto del fin de semana-. Cerró la puerta y se puso el cinturón de
seguridad.
Buenas noches, Casanovas.- Kibum hizo lo mismo. Durante el camino de vuelta a casa apenas hablaron, sólo escucharon un
deprimente programa de radio en el que el tema principal era las parejas que no confían las unas en las otras. Eso fue
todavía peor-. Bueno…- Se animó a decir algo-. Al menos hemos descubierto…- Se quedó sin palabras.
¿Que no les importamos lo más mínimo?
Eso… parece…
¡Pues vaya mierda!
Pues sí.
¿Y qué vamos a hacer ahora?
Pues… supongo que… pasar página.
¿Vas a olvidarte de Jonghyun después de todo lo que has hecho para conseguirle? ¡Jinki no te lo perdonará! ¡Él invirtió en
tu proyecto! ¡Pandora existe sólo por ti!
No tiene sentido si no está funcionando. Quizá no soy su tipo. Quizá no sea el tipo de nadie.
Estoy seguro de que Jonghyun siente algo. Él te mira de esa manera.
No me mira de ninguna manera. Y al chico de esta noche tampoco. No le importa nada ni nadie.
El sonido de un mensaje entrante en su móvil rompió la tensión del coche. Taemin se ocupó de leerlo mientras Kibum continuaba
conduciendo.
“Avísame cuando lleguéis a casa, no me quedaré tranquilo sin saber si habéis llegado bien”.
¿Por qué se preocupaba tanto por él (o por ellos) si no eran nada?
63
Kibum dejó a Taemin en su casa ya muy de madrugada, y aunque el sueño ya estaba empezando a invadirle, mantuvo los ojos fijos
en la carretera hasta que llegó a su piso. Se derrumbó sobre la cama mentalmente exhausto. Aquello no iba bien. Taemin se había
peleado con Minho porque él era un estúpido bocazas y Jonghyun estaba sintiendo algún tipo de lástima hacia él después de que le
hubiera visto abrazado a aquel otro chico, Minhyun.
“¿Quién coño te manda meterte en esto?”
Comió un trozo de pastel de chocolate que había hecho a mediodía, y se sentó en el sofá, mientras leía los mensajes que Jinki le
había enviado de camino.
“Vuelve, Kibum, no seas idiota, estás desperdiciando una oportunidad de oro”. “Si te vas, puede que no vuelvas a verle”. “Eres
más estúpido de lo que creía”. “Llámame cuando llegues”. “LLÁMAME”. “Ok, te llamo yo”.
Antes de recibir la llamada de Jinki optó por apagar el teléfono, no sin antes leer el mensaje de Jonghyun :
“¿Habéis llegado bien? Deberíais haberos quedado…”
Efectivamente. Debería haberse quedado. Pero, ¿para qué?
Como sabía que no iba a ser capaz de dormir, encendió el ordenador y empezó a revisar sus mensajes en Pandora. Vio que, como de
costumbre, tenía unas cuantas invitaciones para tener cibersexo, algunas más para encontrarse en algún hotel de Seúl, y unas pocas
peticiones de ayuda para tener tanto éxito en el chat como él.
“Follar y joder no es lo mismo. Una vez que follas con alguien que te quiere joder, estás perdido”.
Los comentarios a su post no tardaron en aparecer y supuso que si Jonghyun lo veía, las cosas no mejorarían entre ellos. Pero no
podía quedarse de brazos cruzados. Y tampoco podía hablarlo con nadie más porque 1) Taemin ya estaría llorando abrazado a su
almohada (porque bastante tenía con lo suyo) y 2) Jinki volvería a insistir en mantenerse fieles a su plan inicial (ya que había
invertido tanto dinero y esfuerzo en él).
No tenía tantos amigos como le gustaría y tampoco quería contarle su vida a nadie más. Sobre todo en lo relacionado con Pandora.
¿Quién podría entender que había montado una mega red de espionaje ilegal sólo para seducir a un chico al que finalmente no sólo
había dejado escapar sino que, día tras día, estaba más lejos de él?
“Jódele tú también”.
“El mundo está lleno de imbéciles que no valen la pena”.
“Menudo cabrón”.
“¿Quieres follar?”
Fueron las primeras respuestas que obtuvo. No, no quería follar. Ni con ese extraño, ni con Jonghyun. Sólo quería actuar como un
niño pequeño y vengarse por lo que fuera que le había hecho : pegarle fuerte, insultarle, tal vez empujarle o gritarle algo, y salir
corriendo para nunca volver a mirar atrás. Pero sabía que no podía hacer eso y tirar por tierra el proyecto estrella de la empresa.
Tampoco quería olvidar lo que había ocurrido y pasar por alto su propio orgullo para ir a suplicar un poco de atención por su parte.
No podía hacerlo. Sus manos no eran capaces ni de encender el teléfono.
Como a pesar de que estaba muy cabreado con Jonghyun no podía quitárselo de la cabeza y sus accesos como webmaster de
Pandora eran demasiado tentadores, se metió en su perfil y se dedicó a estudiar sus últimas modificaciones, que en los últimos días
habían sido demasiadas (para realmente odiar tanto el maldito programa). Sólo descubrió lo absurdamente incompetente que era
con la informática y lo mucho que le costaba elegir un nick adecuado para su perfil. Cuando vio que uno de los descartados había
64
sido “Dueño de Almighty Cat” quiso gritar de felicidad, pero al comprobar que, al igual que los demás, había sido desechado, llegó a
la conclusión de que ese tampoco le había parecido oportuno. “Pero al menos lo pensó durante unos segundos…” Luego leyó los
mensajes eliminados y maldijo a toda esa panda de salidos que se habían ofrecido a ser sus sumisos. Malditos hijos de perra.
65
Jonghyun entró en la oficina un poco desorientado. Desde la última vez que había estado allí, la empresa parecía haber cambiado y
crecido mucho. Veía a muchos empleados (todos muy atractivos, porque Jinki era muy estricto en la selección de personal)
tecleando concentrados en sus ordenadores. Y en un lugar privilegiado, justo antes del despacho de Jinki, aquel gatito rubio que
estaba resultando ser tan escurridizo.
-
Hola.
Kibum estuvo a punto de derramarse el café por encima al tenerle enfrente.
-
Jjong…
Veo que aún recuerdas mi nombre. ¿También recuerdas mi número? – Le mostró su teléfono.
Estoy ocupado.- Kibum volvió la vista a su monitor, intentando parecer desinteresado.
¿Tanto como para ni siquiera responderme a un sólo mensaje?
Tengo mucho trabajo.
La semana pasada no pasamos ni una hora al día sin hablar.
La semana pasada esto estaba más relajado.
No me lo creo.- Se afirmó en su mesa.
¡Madre mía, Kim Jonghyun! – Jinki salió de su despacho eufórico al ver a su amigo allí-. ¿Cuánto hace que no venías a
verme? ¿Un año?
En realidad, dos.
¿Y no te da vergüenza? – Le soltó una colleja y Jonghyun tuvo que, forzosamente, sobarse la nuca para apaciguar el dolor.
Hyung, por favor.- Susurró Kibum, con un ligero rubor en sus mejillas (¿por qué se sonrojaba, si no era él quien estaba
siendo dejado en evidencia?) -. La gente está mirando.
Tienes razón, vamos dentro.- Empujó a Jonghyun al interior de su despacho y le hizo un gesto para que les siguiera.
¿Yo? ¿Por qué?
Porque sí.
Suspiró y le hizo caso. Jinki cerró la puerta justo cuando terminó de entrar.
-
Hyung, eres un bestia.- Cuando Jonghyun se fijó en que Kibum también estaba allí, cambió totalmente su expresión.
No veo por qué yo tengo que estar presente en vuestras conversaciones.- Se cruzó de brazos.
Pensé que podríamos tomar un café.- Propuso Jinki, sonriente.
Yo ya he tomado mi café hoy.- De hecho, casi se lo había tirado encima.
A mi no me apetece.- Jonghyun tampoco parecía a gusto con su presencia.
¿Ha pasado algo de lo que no me he enterado?
Por supuesto que no. – Mintió Kibum, a pesar de que Jinki sabía de sobra lo que había pasado, pero no podía dejar que
Jonghyun se enterara de que hablaban de él a sus espaldas.
Nada interesante.- Dijo, tranquilamente.
¿Entonces por qué os comportáis como si fuérais un matrimonio peleado?
Se te va la olla, jefe.- Kibum abrió la puerta-. Ahora os traigo los cafés.
Yo no quiero, gra…- pero él no esperó la respuesta de Jonghyun, sólo quería salir de allí.
¿Un mal polvo? – Jinki palmeó la espalda de su amigo para reconfortarle.
¿Cómo puedes decir eso cuando nos has visto follar? – Parecía hasta ofendido.
Yo qué sé. Tienes esa cara de cabreo…
¡Porque estoy frustrado!
Porque no follas bieeeen.
Joder, hyung, parece mentira que me digas eso. ¡No se trata de follar, se trata de manipulación!
Creo que no te sigo.- Jinki se sentó tras su escritorio y Jonghyun colocó sus manos sobre la mesa.
No sé cómo lo hace, dónde ha aprendido o si es que soy tan predecible o… transparente. Pero Kibum sabe todo de mi
incluso aunque no se lo cuente.
Es normal en las parejas.
66
-
Pero nosotros no somos una pareja.
Pues ahora mismo lo parecéis.
¡No me escuchas! – Se deja caer sobre el respaldo de la silla, cansado.
Si te escucho, pero no te capto. Está Kibum, que te gusta y al que parece que también le gustas. No encuentro el problema.
Ese chico creo que me está manipulando, hyung. Y necesito detenerlo.
¿Manipulándote? ¿Cómo?
No puedo explicarlo… Pero él tiene mucha información.
Ah.
Por casualidad… tú no estarás…
Perdón.- Kibum entró con una pequeña bandeja y sin llamar antes-. Aquí tenéis vuestros cafés.
¿Es tu secretaria? – Bromeó Jonghyun al comprobar la actitud sumisa que traía.
¿Eh? No. Es el responsable del desarrollo de nuestra página web y nuestro producto estrella. Y recientemente se ha
convertido en analista de sistemas de la empresa.
¿Eso qué es? ¿Un jefe?
Que manda casi tanto como yo.
Ojalá.- Suspira, riéndose, Kibum-. Sólo me encargo de los proyectos cobaya. Testing.
¿Testing?
Es difícil de explicar.- Interrumpió Jinki-. Tampoco es la clase de información que compartiría con cualquiera.
Pero yo no soy cualquiera, hyung.
Ya…
Bueno, si no necesitáis nada más, tengo mucho trabajo.
Oh…
Claro, luego ya comentaremos las… conclusiones.
Por suerte, Kibum fue el único que entendió el guiño de Jinki. Sobra decir que Jonghyun lo malinterpretó. Esperó a quedarse solo
con su amigo para averiguar si sus sospechas eran ciertas.
-
-
En realidad… ¿qué tipo de relación tenéis? – Al notar su intranquilidad, se apresuró a concretar sus ideas-. No me entiendas
mal, que te lo hayas follado o no, no es asunto mío.- En realidad sí lo era, y mucho-. Si le has ascendido porque tiene un
buen culo, también lo entiendo.- “Pero ojalá no haya sido el caso”.- Pero… ¿no es un poco extraño que te lo tires y luego
intentes regalárnoslo, como el otro día en tu casa?
No te equivoques, Jonghyun. Lo mío con Kibum no tiene nada que ver con eso. Simplemente, es el mejor. Y por eso está a
cargo de los proyectos más ambiciosos de mi empresa.
Sólo cuando el silencio inundó el despacho y las miradas se volvieron incómodas, Jonghyun se fijó en la pequeña cajita de madera
que adornaba el lateral del escritorio de Jinki. Una cajita con forma hexagonal, con unos ribeteados envejecidos y a su juicio pasados
de moda. La reconoció en seguida porque sus ojos se habían acostumbrado a ella. Justo desde la primera vez que vio la foto de
perfil de Almighty Cat. No podía ser otra cosa más que aquello. Tan inconfundible. Tan real. Y tan instalado en su vida diaria como
en el escritorio de su ordenador. Entonces leyó la portada del informe que Jinki sostenía en sus manos y lo acabó de confirmar : no
podía ser otra cosa más que Pandora.
67
Minho tecleaba con demasiada energía en su ordenador, mientras Jonghyun miraba por la ventana, ensimismado y aún dándole
vueltas a todo lo que le había mantenido en vela la noche anterior. Todas las cosas que parecían tan extrañamente conectadas en su
vida.
-
No vamos a entregarlo a tiempo, si sigues haciendo nada.
¿Crees que Kibum ha pasado definitivamente de mi?
¿Cuántas pistas necesitas? – Se rió, haciendo que su amigo le mirara, algo enfadado.
Tampoco le he hecho nada terrible.
Creo que él pensaba que teníais algo más serio.
Pues no sé por qué. Nunca dijimos algo así.
Pero os comportabais como una pareja.
Eso no es verdad.
Como tú digas.- No dejaba de teclear y mirar los documentos que tenía sobre la mesa.
¿Qué hay de Taemin? ¿Habéis hablado?
No me coge el teléfono ni me contesta los mensajes. Está claro que hemos roto.
¡Pero si acabáis de empezar!
Pues he batido mi nuevo record en cuanto a duración de mis relaciones, entonces.
Te veo muy tranquilo para haber estado tan ilusionado con él la semana pasada.
No puedo perder más tiempo en esa historia, me hace pensar demasiado.
Sí, me pasa lo mismo.
Salgamos a beber.
¿Ahora?
Cuando acabemos. Lo necesitaré.
Ok.
Su móvil vibró inesperadamente, y aunque no pensó en ningún momento que se tratara de Kibum, deseó que en realidad sí lo fuera.
“¿Te apetece salir a cenar?”
Eso había sido muy extraño.
“¿Una cita?” No era algo que se pudiera predecir así como así.
¿En realidad quería salir con él? Es decir… tener una cita común y corriente, sin sexo. ¿Era algo que podía hacerse con Kibum?
“Ya tengo planes”.
No se molestó en parecer amable.
“Cancélalos XD”.
“No puedo creer que esté usando eso contra mi”.
“Lo siento, es imposible”.
“¡Bien hecho!”
“¿Estás enfadado? Es que me pillaste trabajando y fue… raro… No me lo esperaba”.
“No estoy enfadado”. “En realidad estoy que hecho humo”. “Sólo que no me gusta que juegues conmigo”.
68
“No estoy jugando”.
“Pues lo parece”. Dejó pasar un rato pero Kibum no escribió nada más. “Dime la verdad, cuando nos vimos en aquel club… ¿cómo
sabías que estaríamos allí? ¿Fue Jinki?”
“Sal conmigo a cenar y te lo contaré”.
“Maldito seas”.
-
Vas a romper la pantalla.- Se rió Minho, lanzándole una bola de papel a la cabeza.
¿Eing?
Si sigues tecleando con esa fuerza.
Y tú vas a romper el teclado.
¿Acabamos el proyecto o qué?
Ok, voy.
“Ya te dije que tengo planes importantes”.
“Tú te lo pierdes”.
Odió lo rápido que se había dado por vencido, pero tampoco quiso mostrarse muy ansioso, aunque en realidad lo estaba. Lo que
más le carcomía era que no sabía cuál de sus vocecitas interiores tenía más peso : la que le decía que se alejara de él, que sólo iba a
causarle problemas, o la que sólo deseaba abrazarlo y llevárselo a su piso y encerrarle en su cuarto hasta el final de los tiempos.
“Pero mañana estoy libre”.
Quizá pensar en disfrutar del final de los tiempos con él en su cama era una tentación demasiado poderosa.
“Mierda”.
69
“No puedo creer que le dejara tirado ayer” fue la primera frase que se le vino a la mente cuando le vio sentado en aquel rincón del
restaurante, en una mesa apenas iluminada por unas velas pequeñas que le hacían ver más frágil y delicado de lo que en realidad
era. “¿Por qué tiene que ser tan bonito?” abandonó su cerebro cuando tosió para alejar pensamientos cursis de él. ¿Qué coño
estaba pasando con él y por qué no podía controlar su mente?
-
Lo has hecho a propósito, ¿verdad? – Sonrió Kibum, apoyando los codos sobre la mesa y cruzando sus manos.
¿El qué?
Llegar tarde. Porque sabes que odio esperar.
“Casi tanto como que quieran saber más cosas de ti de las que quieres contar”.
-
El tráfico estaba horrible. Y no salí muy puntual de la oficina. Apenas me dio tiempo a cambiarme.
“Dos mentiras en tres frases. No está mal, Kim Jonghyun”.
-
Por eso siempre voy en taxi. Al menos puedo juguetear con el móvil en el trayecto.
Se sentó frente a él, remangando su camisa negra hasta los codos.
-
Me muero de hambre.
Qué casualidad. Yo también.
¿Cuál es la especialidad aquí? – Tomó la carta y se puso a leer el menú (o a intentarlo) mientras la mirada gatuna de Kibum
le atravesaba.
Carne.
Tragó con dificultad pero la carta que mantenía (temblorosamente) en las manos impidió que él lo viera.
-
Perfecto, tomaré… - fingía estar realmente interesado en la comida-… un magret de pato con salsa de frutas del bosque.
Woah, qué combinación… Yo iba a pedirme algo a la brasa pero me ha dado envidia eso.- Le arrebató la carta y se puso a
leer con devoción mientras se mordía el labio, indeciso.
“Mierda, no le mires o estás perdido”.
Pero desgraciadamente Kibum levantó la vista y le pilló mirándole.
-
¿Has elegido ya?
Creo que me quedo con la carne a la brasa. La salsa engorda demasiado.
“¿Otra vez con esa mierda?”
Pero como le conocía bien y sabía que lo que esperaba era una sarta de alabanzas a su figura del estilo “oh, tú no necesitas dieta,
tienes un cuerpo maravilloso” o “un día es un día, y ya que estamos juntos, vamos a celebrarlo” que realmente estaban en la punta
de su lengua. Sin embargo había planeado lo suficiente aquella cita como para echarlo todo a perder por una debilidad
momentánea.
-
Sí, tienes que cuidarte para que los chicos te sigan viendo atractivo.- Llamó al camarero antes de que los rayos láser que
Kibum emanaba de los ojos le perforasen el corazón. - ¿Deberíamos pedir vino?
Kibum asintió y él se encargó de hacer el pedido.
70
-
No estoy saliendo con nadie, Jjong…- Sonaba ofendido, pero Jonghyun no permitió que ninguna frase con sabor a excusa
saliera de sus labios.
¿Cómo está Taemin? – Ni si quiera supo por qué lo soltó, pero tenía que pensar en cosas menos interesantes que en
aquellos labios brillantes aprisionados por esos dientes traviesos.
¿Taemin? Ah… bien.
¿Sale con alguien?
Bebió un sorbo de su copa para probar el vino y el camarero llenó las copas.
-
No. ¿Es que estás interesado? – Elevó un poco el tono (muy sutilmente pero de forma bastante obvia para Jonghyun) y su
expresión se endureció.
Para nada. No me gusta el material virgen. Demasiada responsabilidad.
Se rió de sus propias palabras mientras Kibum le miraba perplejo.
-
¿Has bebido antes de venir?
No, ¿y tú?
“Ojalá lo hubiera hecho. ¿Quién coño eres tú y qué has hecho con Jonghyun?” “Espera”. “Conozco este juego”. “Estás intentando
darme la patada, ¿no es cierto? Te comportas como un simio sólo para que no tenga ganas de volver a verte y ponértelo fácil. Pues
lo llevas claro”.
-
¿Hace calor aquí? – Kibum se quitó la americana, dejando al descubierto una ceñida camiseta negra de manga corta, con
una zona ligeramente transparente justo encima de su pezón izquierdo, que se veía perfectamente, incluso con esa luz.
“¿Eso… eso es un piercing? ¿Lleva un piercing en el pezón? Eso es nuevo”.
“Lo ha visto y se está poniendo nervioso”. Kibum sonrió, triunfal, mientras se estiraba la camiseta hacia abajo, ciñéndola más a su
cuerpo, y provocando que el brillante pendiente se moviera, cegando a su acompañante.
“Q-U-I-E-R-O-L-A-M-E-R-L-O”.
“Dios, no vamos a llegar ni al baño”.
“Ahhhh….. mierda, Jonghyun, piensa con claridad”. Desplegó la servilleta y la colocó sobre sus rodillas en el momento en que
trajeron la comida y se juró a si mismo no apartar los ojos de su plato.
-
Sí que hace calor, sí.- Jonghyun se desabrochó un par de botones de la camisa, todavía más apretada que la de Kibum,
dejando expuesto un buen trozo de su cuello y su hombro, y con ellos, la mitad de su tatuaje.
“Joder, Jjong, tápate o no respondo de mis actos”. Imitó su gesto con la servilleta y centró sus pocas neuronas restantes en su plato.
-
Qué buena pinta.- Se relamió, mientras en realidad pensaba que meterse toda la carne de golpe en la boca era lo mejor
que podía hacer para evitar hablar más. TODA. LA. CARNE. EN. LA. BOCA. “Joder”.
71
Si el ambiente durante la cena había sido ligeramente hostil, no mejoró demasiado cuando abandonaron el restaurante. Jonghyun
había propuesto ir a tomar algo por allí cerca, pues sabía que debía mantener alejado a Kibum de su cama si quería conservar la
escasa cordura que le quedaba.
-
Podemos ir a mi casa.- Propuso Kibum, sin mirarle, transformando la hostilidad es una especie de extraña timidez.
¿A tu casa?
Vivo cerca de aquí, y tengo una botella de vino que quiero probar hace tiempo.
¿Podía ser más evidente que lo había planeado?
-
No sé… había imaginado que sería una cita tranquila y eso…
No tiene por qué no serlo.
“En tu casa también hay una cama, ¿verdad?” Suspiró y asintió, algo desganado, pero no porque no tuviera ganas de estar con él,
sino porque se había prometido a sí mismo no volver a caer en ese absurdo juego de seducción que ya duraba demasiado.
El piso de Kibum resultó ser, como siempre ocurría con él, para nada como lo había imaginado. Era más grande que el suyo, con
colores sobrios y elegantes, todo en un perfecto orden y combinación. Casi como una revista de decoración femenina.
-
¿Lo has decorado tú? – No supo por qué preguntó esa tontería, ¿es que pensaba que Kibum contrataría a alguien para
hacerlo?
Sí… me gustan los sitios tranquilos.
¿En serio? – Intentó no sonar tan sorprendido, pero no funcionó.
A veces pienso que nos conocemos poco, ¿tú no?
“A veces me da pánico llegar a conocerte más”.
-
En este mundo loco, ¿quién conoce a quién? – Paseó por el salón curioseando las fotos que había colgadas en las paredes.
Voy a por el vino.
Mientras Kibum iba a la cocina, Jonghyun recordó la cajita que llevaba en el bolsillo de la chaqueta y la cogió rápidamente (sabía que
de lo contrario volvería a olvidársele entregarla a su dueño) pero estuvo a punto de caérsele al suelo cuando él volvió, de nuevo sin
la americana y esa camiseta semi transparente que dejaba en evidencia su piercing. Se obligó a mirar al suelo.
-
No pensaba llegar muy tarde a casa hoy, la verdad.
Yo pensaba en que, simplemente, no llegaras.- Le entregó la copa de vino y brindó con él-. Pero pareces un poco…
abrumado.
¿Eing?
¿Qué es eso? – Señaló la cajita, y por fin Jonghyun pudo reaccionar.
¡Oh! ¡es un regalo! – Se la entregó-. ¡Para ti!
Kibum también falló intentando disimular su emoción y tomó la cajita con sumo cuidado.
-
¡Jjong, no me lo puedo creer! ¡No hacía falta que…! – Su rostro se congeló durante unos segundos, intentando descifrar
qué significaba aquello-. Esto…
Es un collar de gato. De gato humano. – Rió Jonghyun, extrayéndolo de la caja y abriéndolo para colocarlo en su cuello-. Tú
eres totalmente uno.
Kibum no dijo nada, sólo acarició el cascabel, haciéndolo sonar, mientras Jonghyun le abrochaba el collar con cuidado.
72
“¿Es esta una de esas mierdas de dominación? ¿Se supone que ahora él es mi amo o algo así?”
-
Jjong… no sé si entiendo bien el significado de esto…
“Desde luego, lo que sí sé es que no me estás pidiendo matrimonio”.
-
Sólo quiero tener vigilado a mi gatito. Ya sabes, para saber por dónde viene.
“No sé si quiero entender eso”.
-
Yo no te he comprado nada.
No importa, estoy seguro de que me darás algo mucho mejor.
“Mierda, cállate idiotaaaaaa”.
Kibum sonrió y se dio la vuelta, encerrándole entre sus brazos.
-
Gracias por el regalo, me encanta.
“En realidad me parece absurdo, pero como me lo has regalado tú, no volveré a quitármelo jamás”.
“Joder, se supone que tenía que cabrearse por esto”.
-
No sabía que te habías puesto un piercing.
“Bien, campeón, sigue así e irás directo al infierno”.
-
Hace unos días. Dolió bastante.- Se lo acarició por encima de la camiseta-. ¿Quieres verlo?
“No”.
Desafortunadamente para él, sus labios dijeron otra cosa y Kibum se quitó la camiseta. Su piel perfecta y suave que siempre se
antojaba deliciosa, de repente había sido mancillada por esa joya brillante que conseguía mantener erecto su pezón izquierdo de
una forma aberrante (para su salud mental). Era tan perfecto que ya no le importó que su erección doliera como la mierda dentro
de esos apretados pantalones tejanos negros, sino que empezó a preocuparse sobre qué ocurriría si se corría dentro de ellos justo
en ese momento.
-
Tiene… tiene pinta de doler mucho.
Pues así es.- Dio un paso hacia él, rozando sus pantalones, bien marcados-. ¿Lo quieres tocar?
Jonghyun levantó su mano despacio, inseguro, pero deseoso de acariciarlo, y cuando alcanzó su destino, su dedo índice jugueteó
titubeante con el piercing, para a continuación deslizarse hasta el pezón, haciendo que Kibum cerrara los ojos y soltara un gemido
placentero que le mandó lejos de allí.
“Puta mierda”.
Le besó con furia, desabrochándose su propia camisa y empujando a Kibum a través del pasillo. Las copas fueron olvidadas sobre
alguna mesa, los zapatos, quitados a la fuerza y lanzados a cualquier esquina, y para cuando llegaron a la habitación, la expresión de
Kibum era tan etérea que se detuvo, agachándose un poco, y empezó a lamer aquel nuevo fetiche, mientras él le agarraba la
cabeza, extasiado.
Llegar a la cama fue todavía más fácil que eso, envueltos en aquella espiral de deseo urgente, pero cuando Kibum sacó de la mesita
de noche un condón y se lo ofreció, Jonghyun simplemente sonrió.
-
Póntelo tú.
¿Cómo dices?
Le acarició el pelo, tocó el cascabel de su cuello para hacerlo sonar, e inmediatamente, susurró :
-
Fóllame.
73
Kibum dudó acerca de la calidad del vino que acababan de beber cuando esa frase llegó a sus oídos. ¿En serio iba a pasar? ¿Él iba a
follarle? ¿Cómo demonios…?
Jonghyun gateó sobre la cama para mostrar su disposición mientras se desprendía de lo que le quedaba de ropa.
“¿Esto va en serio?”
Mentiría si dijera que no había pensado en ello. Que nunca había deseado estar dentro de él. Pero por algún motivo aquella
invitación había sido extraña y algo forzada, aunque no quería darle demasiadas vueltas.
“Disfruta el momento, idiota”.
Se desnudó y avanzó hasta casi chocar con el cuerpo de Jonghyun, de rodillas sobre el colchón, y se pegó a su espalda, abrazándolo
con algo de timidez. Era muy raro que estuviera pasando de aquella manera. Casi irreal.
-
¿Estás seguro?
Jonghyun no contestó, sólo asintió, abriendo las piernas y bajando la cabeza. Era como un cachorrito pidiendo perdón a su amo por
haber hecho una travesura. Totalmente.
“Dios, si no lo hace me voy a sentir muy gilipollas”.
-
Toma.- Le dio un bote de lubricante sin ni siquiera girarse a mirarle. “Me va a doler la vida, lo sé”.
Oh… claro… - “Si le hago daño, no me lo perdonaré”. – Has hecho esto antes, ¿verdad?
Claro. – “Que no”.
Genial.
Tú también, ¿no? – Esa vez sí se giró, con los ojos suplicantes, quizá esperando por una respuesta negativa.
Por supuesto. – “¿Para qué mientes? ¡Se va a notar!”
Pues venga.- Volvió a inclinar su cabeza hacia abajo y apretó fuerte los ojos. Sabía que no iba a ser fácil.
¿Cómo quieres que…
Así está bien.- “Deja de hablar, y sólo hazlo”.
Kibum terminó de colocarse el preservativo y abrió el bote de lubricante con torpeza (las manos le temblaban demasiado) para
empezar a repartirlo entre las nalgas de Jonghyun, que eran escandalosamente suaves y aunque pequeñas, muy apetecibles.
-
¿Está frío?
No, tranquilo.
Era extrañamente incómodo. Todo en sí. Como si nunca se hubieran visto desnudos. Como si aquello fuera algún tipo de primera vez
que el otro no debía saber.
Así era.
Kibum empujó su miembro lentamente mientras trataba de que Jonghyun lo aceptara, cosa que no fue tan sencilla como se suponía
debía de ser.
-
Ah…
“¿Es un quejido o un gemido? ¡Mierda, le estoy haciendo daño!”
-
¿Te d… duele?
74
-
No, qué va, me gusta.- “Dios, me va a partir en dos, ¿por qué se me ocurren estas tonterías?”
Si te duele en algún momento, dímelo, ¿de acuerdo?
Eh, estoy bien, no te preocupes.
Separó más las piernas para poder apoyar la cabeza en la almohada (y de paso silenciar sus quejidos con ella) y Kibum no tardó en
profundizar la penetración, mientras se inclinaba sobre su espalda y le besaba la nuca.
-
Eres increíble, Jjong.
Su susurro le encendió, y como por arte de magia el dolor y la preocupación desaparecieron. Sólo estaba él, moviéndose lentamente
pero con fuerza, siguiendo el ritmo de Kibum, imponente y cariñoso, repartiendo besos por su rostro y lamiendo su espalda, que se
arqueaba de placer, exigiendo más.
-
Sigue… sigue…
Conocía esa expresión en su cara, esa forma de moverse, (aunque no en esa posición) y podía notar la desesperación previa al
orgasmo. Él mismo no podía seguir conteniéndose por mucho más tiempo pero no quería quedar como un puto eyaculador precoz,
sobre todo teniendo en cuenta que nunca antes había conseguido llegar al clímax con él. Jonghyun era demasiado extasiante.
-
Voy a correrme, Jjong…- Jadeó en su oído.
Maldita sea… - Se empujó hacia atrás siendo aprisionado por los brazos de Kibum, que gritó en su oído mientras se corría
en su interior, y él se derrumbaba sobre el colchón con el peso de ambos, importándole poco el dejarlo todo perdido con
su semen.
“Ha sido…” “No puedo creer que por fin…”
“Dios….” “Se ha corrido… se ha corrido…”
“¿Debería decírselo o sería muy obvio?”
“¿Debería besarle?”
“Nah, sería una estupidez”.
“Pensaría que soy un cursi”.
-
¿Te quedarás a dormir? – Susurró, besando apenas en un roce su mejilla.
Jonghyun se estremeció.
-
Imposible.- Se giró, haciéndole caer de encima suyo-. Mañana estoy liado.
Oh… - “Soy un bocazas”.
Gracias por todo.
Se levantó de la cama para ir al cuarto de baño, mientras Kibum seguía inmóvil, boca abajo, todavía sintiendo los espasmos.
“¿Me acaba de dar las gracias?”
-
Jjong… - Se sentó en la cama cuando Jonghyun volvía a la habitación.
Tengo que irme.
Qué prisa.
Un poco. - Se vistió a la velocidad del rayo y suspiró, cansado-. Estos días voy a estar muy ocupado, o sea que no me llames.
Ya te llamaré yo a ti.
¿Qué? Oh… ok… - “¿Qué le pasa? ¿Tan mal he estado?”-. No trabajes mucho, ¿de acuerdo? Es malo para la salud.
Lo tendré en cuenta.
Tampoco te saltes comidas como haces siempre.
Vale, mamá.
Le sonrió, aunque de una forma un tanto melancólica y se fue, sin ni siquiera un beso de despedida.
“Me estás dejando, ¿no es cierto, Jjong?”
75
Limpió una lágrima que se habría atrevido a aparecer. La noche había sido muy extraña. Todo. La cita, la cena, el cambio de roles sin
apenas preparación… No entendía por qué lo hacía, pero estaba claro que quería huir de él. Lo acababa de hacer.
Mientras, en el ascensor, todavía cerrando los botones de su camisa, nervioso y conteniendo más lágrimas de las que salían de sus
ojos (que no eran pocas) Jonghyun sintió como un fuerte dolor se instalaba a la altura de su estómago.
“Acabo de entregarte mi virginidad. Adiós, Kibum”.
Esa era (estaba decidido) la última vez que le vería.
76
“Alguien va a llegar tarde al trabajo”. Fue el primer mensaje que Kibum le escribió tras más de un día y medio sin noticias de
Jonghyun. No se había conectado en todo ese tiempo y esa mañana tampoco, lo cual le sorprendió un poco y le hizo suponer que no
había escuchado el despertador y se había quedado dormido. “No salgas corriendo sin desayunar”. Se odió un poco por seguir
hablando como una madre y dejó de enviarle mensajes. Al menos hasta la tarde.
A las seis todavía no había recibido respuesta, ni emoticonos, ni burlas, ni fotos… ni nada de nada. Algo muy poco común. Primero
pensó en que seguramente estaría trabajando como un esquizofrénico en algún informe importante, luego sintió lástima por él,
porque si era así seguramente no habría comido nada en todo el día. Más tarde, cuando comprobó que ninguno de sus mensajes
había sido recibido, empezó la intranquilidad.
La primera hipótesis era que hubiera perdido el teléfono. Era una muy mala situación, pero sabía dónde vivía, de modo que eso no
les incomunicaría totalmente. Pero la idea de que las fotos que habían compartido estuvieran en manos de cualquiera tampoco le
entusiasmó.
Cuando llegó la hora de acostarse y no había ni rastro de Jonghyun, la intranquilidad se convirtió en preocupación y lo que más le
angustiaba para entonces era que le hubiera sucedido algo terrible. Pensó en llamar a Jinki para que comprobara que estaba en
perfectas condiciones, incluso en presentarse en su piso sólo para ver su cara. Pero habría sido demasiado enfermo. Teniendo en
cuenta la fría despedida de la última noche que habían pasado juntos… si efectivamente estaba en perfectas condiciones, se sentiría
como un idiota yendo a verle a su casa, sin invitación.
“Totalmente acosador”.
Entró en Pandora pero tampoco había señales de vida virtual por ahí. Cuando quiso entrar a su perfil, una novedad le golpeó en la
cara con bastante fuerza : “este usuario ya no existe”.
¿Había abandonado Pandora? Y la pregunta era : ¿Cómo? Él, que no era precisamente un entendido de las nuevas tecnologías…
¿había desinstalado el programa y cancelado su cuenta? Rápidamente utilizó sus accesos como administrador y comprobó que se
había dado de baja el día anterior. ¿Le habría ayudado Jinki? Si había sido así, más tarde le exigiría explicaciones.
Pero… ¿por qué lo había hecho?
Eran casi las once de la noche y no podía dormir. No era justo no volver a saber nada de él y ni siquiera haber sido advertido.
Necesitaba una respuesta. Aunque fuera gritada a través del teléfono, pero la necesitaba.
Se levantó de la cama y le llamó. Estaba bien si le despertaba y le insultaba por haberle despertado. No le importaba si, incluso, le
colgaba. Pero necesitaba saber que estaba… vivo.
“El número de teléfono que ha marcado no corresponde a ningún usuario”.
Miró fijamente la pantalla. La foto de perfil de ese número (que él se había encargado de editar convenientemente) seguía ahí pero
el nombre no. Sólo los números. Jonghyun ya no era una persona en su agenda. Se había convertido en un número anónimo. O lo
que era peor : se había esfumado.
-
Es definitivo. Ha pasado de mi.
Lo dijo en voz alta justo un minuto antes de escribirlo y enviárselo a Taemin, que como también estaba despierto, le contestó en
seguida :
“¿Es que has vuelto a verle?”
77
“Mierda”. Tendría que explicar demasiadas cosas a demasiadas personas.
“Voy a decirle la verdad”.
“Si lo haces, serás todavía más idiota”.
Era consciente de ello. Pero ¿qué más podía hacer? Ya le había perdido.
78
Kibum no pasó lo que se puede decir “una de las mejores noches de su vida” tras haber sido borrado de un plumazo de la vida de
Jonghyun. Primero se odió por haber sido tan insistente, y luego por no haberlo sido lo suficiente. Por haber hablado tan
sinceramente de lo mucho que le gustaba y por no haberlo sabido ocultar con madurez. Por haberle mentido, y sobre todo, por
haberle perdido.
Eran casi las dos de la madrugada cuando empezaron los sofocos y la angustia e incluso tuvo que levantarse para hacerse un té e
intentar centrar sus pensamientos. Sabía que no estaba enamorado. No creía en esas mierdas del amor a primera vista, aunque
aquella atracción hubiese sido tan incontenible desde el principio, incluso antes de conocer su nombre. No lo podía explicar, pero
fuera lo que fuera, no era amor.
Pero entonces, en mitad de su cocina, le asaltaron los recuerdos. Flashes de preciosos momentos vividos en el piso de Jonghyun
durante aquel fin de semana en el que parecía que se había acabado el mundo.
-
Acaríciame.- Se tumbó en el sofá con la cabeza sobre su regazo y encogió las piernas-. Aquí.- Señaló su cabeza.
Jonghyun soltó una risita y estiró la mano hasta su pelo, que tocó con suavidad, mientras Kibum ronroneaba.
-
Totalmente un gato.
Me gustan los mimos.
¿Eh? Pues no te pega.
¿Por qué lo dices? – Casi cerraba los ojos de placer.
No sé… siempre pareces tan… autosuficiente… No parece que te guste que hagan cosas por ti.
Me gusta.
Anotado.
¿En dónde? – Abrió los ojos y le miró.
En la lista de cosas que sé de Kim Kibum. Es una lista muy pequeña, ¿sabes? Algo así como un post it.
El té no le sentó bien. Casi le provocó náuseas. ¿Por qué había tratado con tantas ganas de ocultarle TODO a Jonghyun? ¿Por qué no
podía mostrar ni un poquito de su ser, aunque fuera mínimamente, para que él se diera cuenta de que era… no sé… humano?
Volver a la cama que habían compartido hacía escasas horas no era la mejor de las ideas. La imagen de los músculos de la espalda
tensos por el esfuerzo, el gruñido de placer mezclado con quejidos, el olor… ese inconfundible olor de Jonghyun… aunque pasaran
años no podría olvidar cómo olía. Cómo su pelo se movía con rapidez con cualquier mínimo movimiento. Cómo las venas de sus
brazos se marcaban mientras sujetaba con fuerza las sábanas. Y el tatuaje. Ese tatuaje que siempre daban ganas de lamer.
-
Creo que cuando vuelva a vestirme, me sentiré raro.- Jonghyun se tumbó a su lado, sobre la alfombra, colocando un cojín
bajo su cabeza.
¿Llevamos dos días desnudos o es cosa mía?
Llevamos dos días desnudos.
Esto es escandaloso.
Si tuviera ama de llaves, tendría que ponerle una venda en los ojos.
Uh… no me importaría que me hicieras eso.
Jonghyun le miró con una sonrisa traviesa.
-
No me des alas…
Kibum rodó un poco hacia él, pero no hasta quedar demasiado pegado, no era bueno hacerse el desesperado.
-
Mi móvil debe de haber muerto hace horas.
79
-
¿Y?
Si cuando llegue a mi casa, resulta que mi edificio entero se ha quemado y no he podido salvar ni un par de zapatos, vas a
tener que tomar la responsabilidad y me vendré a vivir contigo.
Por mi genial.
Por un segundo pareció incluso una especie de proposición-aceptación. Pero sabía que no era eso en absoluto.
Afuera llovía. Ya no tenía nada de sueño y no merecía la pena pensar en acostarse, ni tampoco quería hacerlo. Se dio una ducha y
empezó a prepararse para ir a trabajar. Llegaría dos horas antes pero al menos mantendría el cerebro ocupado.
De camino a la oficina compró un café tamaño gigante y se concentró en desarrollar las últimas novedades de la web : llamadas
grupales ilimitadas, consecución de puntos de fidelidad para poder acceder a los datos privados de los usuarios más populares, y su
favorita, un software propio para editar fotos instantáneamente.
-
Ese no es tu mejor perfil y lo sabes.
Kibum le miró, ofendido.
-
¿Qué estás tratando de decirme?
Dame algo auténtico.
Como las sutilezas no iban con él, se bajó la goma del bóxer lo suficiente para ofrecer una buena vista.- Lo es.
Jonghyun disparó la fotografía sin apenas dejarle tiempo a reaccionar. Eso sí que no se lo esperaba. Pensaba que se quedaría en
shock, mirándole con el móvil en las manos sin saber qué hacer. Pero lo había hecho. Había fotografiado su polla semi-erecta .
-
Espero que utilices correctamente esa imagen.
Por supuesto.- Se deleitaba mirándola.
Déjamela ver.
Nop, es mía. Sólo yo la puedo ver.
No me jodas…
Se siente…
¿Qué piensas hacer con ella?
Nada.
Pero su cara era un libro abierto. Seguramente se la enseñaría a Minho y jugarían a las adivinanzas en plan : “a ver si sabes de quién
es esta polla”. O quizás a Jinki. No le importaba. Mientras siguiera conservándola con él.
Marcó una vez más.
“El número de teléfono que ha marcado no corresponde a ningún usuario”.
Se terminó el café y empezó a trabajar.
(AL FINAL JONGHYUN HABÍA FOTOGRAFIADO SU SONRISA)
80
-
¿Por qué tienes esa cara? – Preguntó Jinki en cuanto entró en la oficina, dejando sobre su mesa una caja de croissants que
le revolvieron el estómago.
Aleja eso de mi si no quieres que vomite.
Uh… - Cambió la caja a la mesa de JongIn, que como siempre, tenía buen apetito-. ¿Estás en tus días?
Tenemos que hablar.
Se levantó con brusquedad y caminó hacia su despacho, mientras Jinki permanecía quieto, mirándole extrañado.
-
Creo que quiere que le sigas.- Balbuceó JongIn con la boca llena.
Lo hizo y apenas tuvo tiempo para cerrar la puerta porque Kibum ya había empezado a maldecir.
-
-
-
¡Tú y tus putas ideas de mierda! “Vamos a hackearle el ordenador, ni lo notará”. “Averigüemos qué clase de cosas le
mantienen ocupado toda la noche”. “Enviémosle hordas de acosadores ficticios para que no tenga más remedio que verte
como la mejor opción”…
Te recuerdo que esas “ideas de mierda” no fueron sólo mías.
¡Yo no pensaba con claridad! ¿por qué me hiciste caso?
¿Qué querías que hiciera? Te veía tan involucrado…
¡Me cegué, joder! ¿no era evidente? Y tú me seguiste el juego y, hostia puta, le he perdido y de la manera más estúpida.
¿Qué estás diciendo?
No tenía que haber aparecido en aquella discoteca. Ni montar esa escena de celos cuando él sólo estaba pasando el rato
con aquel chico.
¿Qué chico?
¡Jinki! ¿has sido tú quién le ha borrado su usuario de Pandora?
¿Yo? ¿Por qué iba a hacerlo? ¿Es que se ha enterado de algo?
Obviamente. Porque su usuario ya no existe y aunque he tratado de hackear su línea telefónica tampoco he podido
hacerlo. Llevo dos horas de mierda intentando acceder a alguno de sus dispositivos pero no hay forma. ¡Es como si se
hubiese evaporado!
A ver… - Jinki se sentó ante su escritorio y encendió su portátil-. En primer lugar, ¿cuánto café te has tomado?
Mucho.
Bien, pues siéntate y respira hondo.
Es que…- Suspiró cabreado y se sentó con un gesto similar al que había usado para levantarse de su silla-… Jinki, ha
cambiado su número de teléfono y ni siquiera me ha enviado un puto mensaje.
No jodas.
Hace dos noches nos vimos. ¡Fue increíble! Pero en realidad se comportó de forma extraña, como si algo hubiera cambiado
para siempre.
¿Por qué llevas eso? – Señaló el cuello de su jersey-. Nunca vas tan tapado.
Hace frío. Y no cambies de tema.
Tú nunca tienes frío.- Se incorporó sobre su mesa para bajar un poco aquel cuello de lana gruesa-. ¿Qué mierda llevas
puesto? – El cascabel sonó, respondiendo a su pregunta.
Es un… es un regalo de Jjong.
¿Es que ahora eres su sumiso o qué cojones?
No es nada de eso. Él dice que soy su gatito…
Gatito, claro. Él se está haciendo el escurridizo sólo para que te arrastres más y más. Y aún encima te pone su collarcito de
“propiedad de”, serás idiota…
Te estás equivocando del todo, Jinki. Él no quiere volver a verme.
¿Entonces por qué te lo ha regalado?
¿Como… recuerdo?
Jonghyun no es así. Él marca el territorio y luego obtiene todo lo que hay en él.
Te digo que no. Por la forma en la que se comportó, sé que se ha despedido.
81
Jinki cruzó las manos sobre la mesa.
-
¿Qué fue lo que hizo para que pienses eso?
82
-
Me estás vacilando.- Minho casi no podía hablar de tanta risa.
No sé para qué te cuento nada.
¿En serio dejaste que te la metiera? ¿Estás tonto?
Olvídalo.
Minho le detuvo antes de que saliera por la puerta, volviéndolo a sentar en el taburete.
-
Dos más, por favor. Lo necesito.- Pidió al camarero. Jonghyun suspiró y él bebió su vaso de whisky de un solo trago-. No creí
que fuéramos a hablar de esto tú y yo.
¿Ahora me vienes con remilgos? ¿Tú, que te has follado a todos, a todas y a todo, de todas las maneras posibles?
Di lo que quieras, pero no me la han metido.
Vete a la mierda.
Volvió a detenerlo para que no se fuera, aunque seguía riéndose.
-
-
Perdona, ya sé que soy un poco insensible, pero joder, Kibum es lo más pasivo que he visto en mi vida, no me lo puedo
imaginar. Es como… no sé, aberrante. ¿En qué posición te coloca esto? – Él mismo se reía de su propio juego de palabras-.
Bueno, está claro que abajo.
Choi, en serio. Tú no eres el más indicado para darme lecciones de moralidad.
Nadie habla de moralidad aquí. Hablamos de pasividad. – De nuevo se reía y Jonghyun notaba cómo sus ganas de pegarle
un puñetazo en toda la cara y hacerle caer al suelo iban en aumento.
Si vas a quedarte en esta acera, y no sólo vienes de visita, vas a tener que abrir tu mente.
Sí, claro.
Y tu culo.
Se levantó, dejó un par de billetes para pagar lo que había bebido, y salió del bar.
-
-
Kim, joder, no seas así.- Le persiguió hasta el aparcamiento, y le agarró por la cintura. Debido a su altura, siempre era fácil
detenerle-. Si lo puedo entender, tu culito es irresistible.- Se lo pellizcó, haciéndole saltar.
¡Mierda, para! – Se agitó un poco para intentar soltarse, pero no resultó.
Eres una nenaza, siempre lo has sido. Y reconoce que desde que pasó lo de Minki, no has vuelto a ser el mismo.
¡No menciones a ese bastardo! – En ese momento la rabia le ayudó a alejarse de los brazos fuertes de Minho, que le
miraba perplejo-. Ese pequeño manipulador ahora no para de enviarme mensajes porque me vio con Kibum y ahora quiere
volver conmigo.
¿No salía con aquel tipo musculoso?
¡Y sale con él! Pero ahora quiere engañarle conmigo, ¿te lo puedes creer? Engañar al amante con el marido. Es tan
surrealista.
No estábais casados…
¡Ya sabes lo que quiero decir!
Como sea, Kibum no es Minki. Es sexy y provocador, sí, pero él ha estado muy pendiente de ti. Y se os veía… no sé. Bien.
¿Cómo puedes decir eso si hasta tú te lo follaste?
¡Necesitaba un polvo, joder!
Puto Choi, ¡si follas más que cualquier porn star!
Ah, contigo no se puede hablar de nada.
Vuelve al bar y emborracha a algún jovencito, anda.
Un mensaje sonó, sobresaltándole.
“Lo siento pero no quiero verte. Creo que no tenemos nada en común”.
83
Ignoró la curiosidad de Jonghyun (apartándole de un empujón) y respondió.
“No seas tan duro conmigo XD Soy un imbécil en proceso de desintoxicación”.
“Genial, llámame cuando estés completamente desintoxicado”.
-
¡Mierda! – Pateó el neumático del coche de Jonghyun.
¡Eh!
“Sólo un café. Seré un buen chico”. E insertó un emoticono de un angelito (con su corona dorada y todo).
“No bebo café”.
“Pues un batido de chocolate”.
“Que sea de plátano”.
Y justo en ese momento los cielos se abrieron para Minho.
DE PLÁTANO.
“Hasta mañana, Taeminie”.
84
Entró en la pastelería sólo para echar un vistazo, pero no le encontró. Salió de nuevo y decidió dar una vuelta a la manzana. Era
temprano, y no quería parecer demasiado desesperado por verle (cosa que no se podía ocultar en realidad) pero tampoco quería
llegar tarde.
Se entretuvo lo máximo posible mirando escaparates de tiendas que no le interesaban en absoluto hasta que ya sólo faltaban 5
minutos para la hora acordada. Desde la puerta miró hacia el interior, escrutando a un chico con un gorrito azul que se acababa de
sentar. ¿Era él?
-
¿Buscas a alguien?
Estuvo a punto de perder el equilibrio con el susto, pero al girarse y ver el rostro sonriente de Taemin, recuperó la compostura.
-
No quería entrar sin ti.
Mentira. No querías entrar ANTES que yo.
No es así.- Aunque así era.
Empezamos mal, Minho. Si vas a mentirme de nuevo, hasta aquí llegamos.
Dio media vuelta para irse, pero Minho le cogió del hombro.
-
Espera, hombre. Joder, ¿por qué todos os vais así de dignos, cuando estoy hablando?
¿Qué?
Nada, joder.
Taemin abrió los ojos, sorprendido por su tosquedad.
-
-
-
¿Te pasa algo?
Vamos dentro, ¿sí? – Necesitaba algo que le calmara. Pero para su desgracia, en la pastelería no había nada que contuviera
alcohol, a no ser que fuera un tiramisú, y se pidió uno sólo para probar a ver si eso servía. Obviamente no fue así.
No puedo obligarte a ser sincero, si yo no lo soy también.- Taemin se limpió los labios con una servilleta, hipnotizándole.
Quería esos labios carnosos y húmedos-. Admito que cuando te fuiste de la ciudad y nos encontramos en aquella
discoteca… no fue casualidad.
¡Lo sabía! – Gritó, señalándole, pero cuando notó que el resto de la clientela de la pastelería les miraba y Taemin había
empezado a enrojecer, bajó el volumen-. Nunca he creído en ese tipo de casualidades. Sabía que alguien os lo había
chivado, ¿fue Jinki?
No pienso decírtelo.
No hace falta.- Se cruzó de brazos-. Puto confabulador.
Nuestras intenciones eran buenas. Pero el resultado obviamente no.
¿Nunca te han dicho que no intentes averiguar por tu cuenta algo que en realidad no quieres saber?
No fue por mi, fue por Kibum.
Sí, claro.
Bueno, yo también fui, después de todo, pero fue él quien alquiló el coche y me convenció para acompañarle, aún sabiendo
que era una locura.
¿Por qué lo hizo? – Ya no se reía, sino que estaba serio y concentrado en sus ojos.
Bueno… él… él está enamorado de Jonghyun y no quería… que estuviera con nadie más…
¿Enamorado?
Desde hace mucho tiempo.
Pero si apenas llevan unas semanas viéndose.
Él le conoce desde hace más que eso.
¿En serio? ¿De qué?
No puedo decírtelo.
¿Por?
85
-
Porque eso me convertiría en cómplice.
Joder, ni que hubiera hecho algo ilegal.
Si introducirse en su ordenador personal e investigar todo acerca de su vida sin su permiso no era algo ilegal, entonces Kibum podía
estar completamente tranquilo.
Taemin decidió dejar el tema, porque sabía que era demasiado fácil extraerle información y no quería delatar a su mejor amigo.
-
¿Por qué me llamaste?
No sé.- Minho apoyó los codos en la mesa y su cara en sus manos-. Supongo que te echaba de menos.
Prueba otra vez.
¿Qué?
Dime la verdad.
Lo estoy haciendo.
¿Entonces no me has llamado porque quieres acostarte conmigo?
Minho tragó saliva, en un gesto que desde luego a Taemin no le pasó desapercibido, y se acomodó en la silla, pegando su cuerpo al
respaldo (alejándose de la mesa y de esos ojos acusadores).
-
¿Por qué lo dices como si fuera un crimen? Me atraes, y eso no tiene nada de malo.
Me parece bien que te atraiga, pero no busco sexo.
¿Por qué no?
Porque no.
Dio un sorbo a su batido y se relamió los labios para limpiar los restos de leche sobre ellos. En ese punto Minho ya quería
abalanzarse sobre él pero se contuvo con estoicismo (qué remedio).
-
Cuando dos personas se gustan…
No me sueltes esa mierda, Minho. No pienso entregarle mi virginidad al primer salido que se cruce en mi camino.
Y puede que ahí, o quizá un poco antes que eso, pero para él fue exactamente ahí, fue cuando la infalible técnica de acoso y derribo
de Choi Minho empezó a flaquear.
-
Está bien. Salgamos.
¿Qué? ¿Es que no me escuchas?
Te escucho, pero no te entiendo. No te quieres acostar conmigo pero te gusto, es evidente.- Taemin se sonrojó de nuevo y
Minho se anotó otro punto mentalmente-. Entonces no queda más remedio que salir.
No voy a salir contigo. Menos después de lo que pasó la última vez.
Entonces ni siquiera establecimos términos. Puedo hacerlo ahora.
¿Términos? ¿para qué?
Negociemos.
Estás loco.- Ahí fue cuando Taemin se cruzó de brazos y se echó a reir.
Dejemos claro el tipo de relación que queremos y así nadie estará frustrado.
Yo quiero un novio, y dudo que tú tengas el perfil.
Puedo aprender.
Seguro…
Yo quiero follar, y tú eres exactamente el perfil que busco para ello.
Eres un cerdo.- Puso cara de asco.
Conseguiré que te mueras de ganas.
Apuesto a que sí.- Se levantó de la mesa y cogió su abrigo-. Espera sentado.
¿Cenamos mañana?
No. Tengo planes.
¿Pasado mañana?
No estoy interesado en comprar, Minho. Será mejor que retires la oferta.
Pero Choi Minho no era de los que se rendían fácilmente. Se levantó de la silla y agarró a Taemin por la cintura, para a continuación
besarle con dramatismo, lo que provocó que se escucharan varios silbidos y grititos a su alrededor.
-
Te llamaré mañana.
Y salió de la pastelería dejando a Taemin temblando como un flan, sin saber ni qué hacer ni qué pensar, simplemente deseando un
poco más de aquello que acababa de recibir, aunque fuera en contra de su voluntad.
86
Sí, había caído rendido a los pies de Choi Minho en apenas un parpadeo. Patético.
87
“No lo estoy” se repetía continuamente, tratando de no volverse loco en el intento.
Kim Jonghyun. 25 años. Varias relaciones esporádicas con algunas chicas fáciles y un noviazgo de 2 años con un niñato demasiado
provocativo que acabó engañándole con su entrenador personal.
No era el tipo de perfil enamoradizo. Tampoco el que cambiaba de opinión. Mucho menos el que llamaba en primer lugar (sobre
todo después de haber cortado toda posible vía de comunicación con él). ¿CÓMO PODÍA SER TAN IDIOTA?
Después de trabajar (o más bien, ir al trabajo, porque apenas pudo escribir un par de frases en el informe urgente que tenía que
entregar al día siguiente –no le alcanzaría una vida para agradecer el carácter imperturbable de Minho, que jamás se veía afectado
por temas personales- ) decidió ir a hacerle una nueva visita a Jinki. Iba a invitarle a cenar, sí, era perfecto. No levantaría sospechas.
Pero cuando entró en la oficina, rebuscando con la mirada a Kibum, y muy a su pesar, no supo disimular su frustración al no
encontrarle.
-
No ha venido hoy.- Murmuró Jong In, sin alejar la vista de su monitor.
¿Perdón?
Buscas a Kim Kibum, ¿no?
¿Ah? No.- Mintió, mal y descaradamente, pero aún así lo hizo-. He venido a ver a Jinki.
Oh…- Entonces sí le miró, pero su expresión nunca era especialmente amigable (salvo con su jefe)-. Está reunido. Puedes
esperarle en la salita, si quieres. Te llevaré un café.
No necesito nada, gracias.
Le esperó durante casi media hora, una media hora eterna en la que echó de menos su teléfono móvil y su entretenimiento favorito
de las últimas semanas : intercambiar mensajitos con su gatito favorito. Pero como había sido tan imbécil como para anular su línea
telefónica en un arranque de obnubilación, ni eso podía hacer (además de que se había prometido a sí mismo no volver a tener
ningún tipo de contacto con él).
-
¿De nuevo por aquí? – Jinki llegó justo cuando empezaba a considerar seriamente echarse una siesta.
Joder, ya pensaba que no vendrías.
No salgo de mi asombro.
¿Vamos a cenar?
Ash… has elegido un mal día. Tengo una cita.
Vamos, Jinki…
¿Tú le has visto bien? – Señaló la mesa de Jong In-. ¿Crees que es alguien de quien se puede pasar?
Su… supongo que no.
Y no le has visto sin ropa.
No es que Jonghyun fuera alguien especialmente pervertido (que lo era) pero esa innecesaria información no le calmó para nada, ya
sólo podía imaginar a ese precioso chico moreno desnudo.
-
Mierda.- Rió, forzándose a mirar hacia otro lado mientras Jong In se pasaba la lengua por los labios, sabiendo que hablaban
de él.
Mañana estoy libre, si quieres.
Vale.
Pero podemos tomar una cerveza.
No, gracias, conozco tus “una cerveza” y mañana tengo que trabajar.
Como quieras.- Jonghyun se colocó su chaqueta para irse-. ¿Sólo habías venido a eso?
Sí.
¿En serio?
En serio.
Oh...
88
-
Nos vemos.- Pero no pudo evitarlo. Salió por si solo de sus labios cuando vio aquella mesa desocupada y perfectamente
ordenada-. Veo que tus empleados trabajan menos que tú.
¿Por qué lo dices?
Kibum.- Señaló el escritorio.
Ah… es eso. No ha venido hoy.
¿Está enfermo o algo? – No quiso sonar preocupado, pero tampoco eso funcionó.
No, sólo le di unas pequeñas vacaciones. Estaba trabajando como un esquizofrénico.
Y ese pequeño duendecillo que tan bien conocía se instaló de nuevo en su cabeza, obligándole a cuestionarse si él era el motivo por
el que Kibum se había volcado tanto en su trabajo, o si realmente ese chico era tan adicto a hacer horas extras en su casa como él. El
duende también le produjo migraña esa noche, y la migraña un problema de insomnio que no se podía resolver fácilmente. Quería
verle, quería sentirle, besarle, abrazarle y dormir pegado a su espalda una vez más (al menos) y el duendecillo de los
remordimientos y la culpabilidad le abofeteó por haber sido tan capullo como para ni siquiera ser capaz de contactarle a pesar de
que se moría de ganas.
“No lo estoy”. Se repitió a sí mismo, y se tomó una pastilla para dormir.
89
-
¡Te dije que no era buena idea venir! - Le medio-gritó Jinki al oído.- ¿Eres masoquista o algo así?
Kibum terminó su botella de cerveza de un solo trago.
“Muy masoquista. No se puede serlo más”.
Porque intentar emborracharse lo antes posible mientras Jonghyun jugueteaba con aquel par de chicos justo delante de la barra
central de la discoteca, no era lo que él había imaginado como “una noche perfecta”.
-
¿Ahora va de dos en dos? – Taemin se apoyó en su hombro-. Menudo cerdo.
Él puede hacer lo que quiera. Es su vida.
Fue la última frase medianamente sensata que pronunció esa noche.
-
-
A veces juro que no le entiendo. Daba por hecho que todo estaba funcionando.- Jinki no apartaba la mirada de aquella
suculenta escena.
Pues ya ves que no.
Él tiene a dos nenes y yo a… ¿ti? – Le miró, haciendo una mueca desagradable.
Olvídame. No estoy de humor. Además, ¿no habíais venido juntos?
Sí, pero cuando estoy con él, no ligo.
¿Por qué será?
¿Qué insinúas?
Hyung, son gemelos.- Puntualizó Taemin, intentando observar con más atención sin ser visto, escondido detrás de la
columna junto a los lavabos.
¿Qué?
Esos chicos. Uno rubio y el otro moreno.- Señaló el lugar donde Jonghyun repartía mordiscos de cuello en cuello.
Gracias por la información. La necesitaba mucho.
¿Estás celoso? Creía que lo habías superado.
No se supera a Kim Jonghyun, ¿sabes? – Taemin abrió los ojos, desconcertado-. No se supera el hecho de que después de
habértela metido hasta el fondo – hacía gestos exagerados con las manos mientras trataba de hacérselo entender- y
sacado – más gestos confusos que le aturdían- … todavía sientes que la tienes dentro.
¿Qué coño estás diciendo? – Jinki le quitó la botella de las manos-. ¿Ya estás borracho?
¡Dame eso! – Y una ridícula pelea por la botella de cerveza de Kibum estalló allí mismo.
¡Hey, rubito! – La voz estaba demasiado cerca de su oído como para no darse por aludido.
“Esto tiene que ser una broma”.
Puede que ese pequeño arrogante no recordara su nombre, pero él sí lo hacía. Con todas las letras.
Minki.
-
Hola.- Saludó, seco, ante la mirada confundida de Taemin.
¿Cómo te va todo?
“Pfff… ni que fuéramos amigos y supiera algo de mi vida”.
-
Excelente.- Explicó simplemente, con una sonrisa irónica.
No creí que dejarías a Jonghyun por este nerd.
¡Hombre, Minki! – Jinki se acercó a saludarle, aunque más bien le empujó, haciendo que el chico retrocediera un poco-.
Hace mucho que no te veo jodiéndole la vida a nadie. ¿Qué te trae por aquí?
Olisqueando presas.
90
-
Para variar…
Oye, rubito.- Rodeó los hombros de Kibum con dificultad, puesto que era más alto que él-. Conozco esa expresión, apuesto
a que puedo descifrar lo que estás pensando.
Lo dudo.
“Apenas puedo descifrarlo yo…”
-
Le has dejado escapar y te sientes estúpido.- Bingo-. Conozco el sentimiento.
Creía que había quedado claro el otro día… que Jonghyun y yo no tenemos nada. Sólo un par de polvos ocasionales.
Jonghyun no es algo ocasional, querido.- Le empujó un poco hacia los lavabos, esperando que entendiera sus intenciones
de ir hacia allí-. Una vez que te la mete, ya no la quieres fuera de ti nunca más.
“Maldito cabrón… A ÉL TAMBIÉN LE PASA”.
-
Yo no quiero nada con Jonghyun. Para mi es agua pasada.
Minki rió fuerte y le dio una especie de ampolla transparente para que la diluyera en su cerveza. Le guiñó un ojo y le susurró :
-
Te hará sentir mejor.
Para después pasar su lengua por la parte trasera de su cuello.
Quizá no se sintió mejor en ese momento. Puede que media hora saltando como un loco y sudando a más no poder, ante la
estupefacta atención de sus amigos tampoco le ayudaran a calmar sus ideas. Pero cuando vio a Jonghyun dirigirse a los lavabos
(solo) (perfecto) simplemente decidió ir a por todas.
-
¿A dónde crees que vas? – Desgraciadamente, Jinki leyó sus intenciones, esas que estaban tatuadas justo en su frente.
Voy al lavabo.
Serás muy estúpido si haces eso. Sólo te hará lamentable.
¡Voy a mear! – Chilló, haciendo que la gente a su alrededor se separara un poco.
¡Ok! Si no vuelves en 5 minutos, iré a buscarte.
¡Vale, mamá!
Su primer contacto con el atestado lavabo de hombres fue un golpe en el hombro contra el marco de la puerta. No, no estaba en las
mejores condiciones. Y lo que fuera que le hubiera dado Minki (que no supo por qué aceptó) sólo lo alteró todavía más. Ver a
Jonghyun lavándose las manos y querer saltar sobre él fue un efecto inmediato.
-
Hola, gatito.
Sólo entonces cayó en la cuenta de que frente a ellos estaba un enorme espejo que evidenciaba su cara de depravado en ese
preciso instante.
-
Jjong.
¿Estás borracho?
Nop.- Sonrió.
¿Te has metido algo?
Todavía no.- Agrandó su sonrisa-. Pero mi suerte puede cambiar.
Dejó la botella de cerveza sobre el mármol y le agarró de las solapas de la camisa, besándolo con fiereza y arrastrándolo al fondo del
lugar, buscando desesperadamente un puto cubículo desocupado.
-
Por si no te has fijado, he venido con alguien.
¿Te refieres a los gemelos menores de edad que te estabas comiendo hace un rato?
“Puta boca”.
-
Veo que sigues mis movimientos.
Ni loco creas que me voy a quedar esperando.
¿Eh?
Justo en ese momento un chico salió del último cubículo y él entró, llevándose consigo a Jonghyun, y aguantando la puerta con el
pie.
91
-
Puede… - Le desabrochó los botones del pantalón-… que no pueda competir con esos bombones adolescentes… Pero tengo
algo bueno aquí.- Se lamió los labios mostrando su evidente apetito.
Youngmin es bueno haciendo mamadas, también. – Eso le ofendió un poco-. Y Kwangmin tiene un culo delicioso.
¿Entonces por qué no estás con ellos ahora mismo, sino conmigo?
Tú me has arrastrado aquí.
No te has quejado.
Porque estoy justo donde quiero estar.- Introdujo sus dedos por debajo del cuello de la camiseta de Kibum, extrayendo el
collar de gato, cascabel incluido, y mirándolo con satisfacción-. Con mi gatito.
Puede que no fuera la mejor de las ideas tener sexo con quien no había querido saber nada de él en toda una semana, y no sólo eso
sino que le había reemplazado con una facilidad pasmosa. Puede que tampoco fuera lo más inteligente aceptar drogas de su ex
novio (que por cierto, parecía poco de fiar) y acabar con una erección incontenible embistiendo la boca de Jonghyun para poder
calmarse.
Y puede que, después de correrse (casi al punto del desmayo) no debía haber permitido que Jonghyun le inmovilizara contra la
pared y se la metiera tan profundo que no quisiera volver a tenerla fuera de él nunca más.
Palabras textuales de Minki.
92
-
Kibum, ¿estás ahí dentro?
El grito de Jinki justo al otro lado de la puerta no les detuvo, Jonghyun terminó de correrse con un gruñido seco y él alargó sus
gemidos de forma grotesca. Aún gemía cuando Jonghyun se estaba subiendo los pantalones.
-
Puto escandaloso.- Se rió, mientras Kibum permanecía apoyado en la frágil pared de chapa que impedía que cayera al
suelo.
Kibum, ¡sal de una vez!
La puerta se abrió y un sonriente Jonghyun saludó a su amigo.
-
¿Te estás meando o algo así?
La que habéis liado, cabrones.
Sólo cuando Kibum salió del claustrofóbico cubículo se fijó en la cantidad de chicos que les rodeaban. Jinki, cruzado de brazos, no
parecía muy feliz.
-
¿Eras tú el que gemía? – Preguntó alguien.
Jonghyun señaló a Kibum y caminó hasta la salida, mientras algunos desconocidos le ofrecían su número de teléfono y otros pedían
detalles escabrosos a su gatito rubio, que parecía en shock tras lo ocurrido.
-
Vámonos a casa.- Jinki le agarró del brazo y le llevó de vuelta a la pista, pero él se soltó y corrió tras Jonghyun, que se
reunía con sus gemelos.
Jjong, espera.
¿Qué?
Los tres le miraron con una expresión de satisfacción desesperante.
-
¿Por qué no me has llamado?
¿Tenía que hacerlo? – Los gemelos se rieron al unísono.
Cambiaste de número.
Tuve un incidente con el móvil.
¿Qué pasó?
Se rompió.
¿Por qué no te compraste otro? ¿Y por qué borraste tu perfil en Pandora?
Porque no acabo de entender cómo un chat de encuentros tiene tanta información sobre mi. Incluso subió a la red una foto
mía. Debe de ser un programa realmente inteligente.
¿Pandora? ¿Eso qué es? – Preguntó el gemelo rubio.
Nada que te interese.
Jjong, es muy difícil de explicar, pero si… si me das un momento, yo… yo te lo explicaré todo.
Pues venga.
¿No podemos ir a un lugar más tranquilo?
¿Cómo a dónde? ¿A tu casa? – Kibum asintió al momento-. Me temo que ya tengo planes.
Agarró a los gemelos por la cintura y se despidió con un gesto burlesco, siendo imitado por aquellos mocosos.
-
¿Te… te vas?
Sip.- Su sonrisa se amplió de una forma terrorífica-. A por el segundo round.
93
-
Pero… pero… - Tuvo que seguirlos hasta fuera de la discoteca, y aún así seguían caminando como si él no existiera-. ¡Joder,
para un poco!
Vuelve a dentro con Jinki o se quedará sin follar.
¡No voy a follarme a Jinki!
Pues eso sí que es una novedad.
¿¡Quieres parar!? – Los gemelos, que empezaban a sentirse un poco incómodos, le miraron con un poco de tristeza.
Es obvio que pasa de ti.- Dijo el moreno-. Vuelve con tus amigos y olvídale.
Búscate a otro.- Le apoyó su hermano.
“A otro”, dice… ¡pero si acaba de comérmela en el puto lavabo!
Los niños se quedaron mirando a Jonghyun, que seguía sin hacerle caso, pero su expresión ya no era divertida.
-
-
Kibum, deja de contarles cosas que no quieren escuchar. No hay nada entre tú y yo. “Nosotros” no existe. Nunca ha
existido. Lo dejé muy claro la primera vez que nos vimos. Y todas las demás. O sea que deja de seguir montando escenitas,
¿ok?
Jjong… - lejos de detenerse, siguió caminando hacia el aparcamiento-. ¡Jonghyun, maldita sea, estoy enamorado de ti!
Jonghyun paró de caminar, soltó a los gemelos, y dio un paso hacia él. Sólo uno.
-
No me digas.- Dejó escapar una risita-. Pues no sabes cuánto lo siento.
Antes de que alguna palabra saliera de su boca, ya se habían marchado de allí. Y Kibum nunca en su vida se había sentido más
estúpido.
94
-
¿Una copa?
Los gemelos rieron y Youngmin procedió a dar las explicaciones.
-
No podemos beber alcohol. Somos menores.
Jonghyun levantó una ceja, incrédulo.
-
¿En serio?
Supuso que su expresión había sido demasiado lasciva porque el chico abrazó el cuello de su hermano.
-
Pero no siempre somos buenos.- Deslizó su lengua por aquel trozo de piel expuesto, haciendo que Kwangmin gimiera un
poco.
Me encantan los niños juguetones…
Jonghyun cogió su copa y caminó hacia ellos, moviendo su dedo de uno a otro.
-
¿Qué haces, hyung?
Echo a suertes a quién me voy a follar primero.
¿Y por qué no a los dos a la vez? – Ya se acariciaban y él ni siquiera había llegado a su lado-. Somos muy ardientes.
Ya lo veo, pequeños viciosos.
Los tomó a ambos por la nuca y les indicó que se arrodillaran.
-
¿No vas a besarnos antes?
No me gustan los besos.
“Y menos después de haber besado los labios de Kibum esta noche. Sería un pecado”.
Los niños no parecían muy dispuestos a acatar órdenes, por lo que se colocaron a ambos lados de Jonghyun y empezaron a
desnudarle.
-
-
No somos sumisos, por si en algún momento te lo pareció.
Qué mal.- Se rió-. Entonces supongo que tendré que esperar a ver qué tipo de jueguecitos son vuestra especialidad.- Hizo
equilibrios con su copa mientras le quitaban la camisa pero antes de beber introdujo su mano en el bolsillo trasero de su
pantalón, extrayendo algo que a los gemelos no pareció gustarles demasiado.
Nada de drogas.
Tranquilo, sólo es una aspirina.- No resultó creíble ni para él-. Me duele un poco la cabeza.- Se tomó la pastilla,
acompañada de un trago de whisky.
Pues no deberías mezclarla con alcohol.
No me pasará nada, no te preocupes.
Dejó que le guiaran hasta su propio sofá, acariciándole por encima de los pantalones mientras se desprendían de sus propias ropas,
y rozando sus cuerpos contra su torso desnudo.
-
¿Cuánto has bebido exactamente?
¿Eh? – Abrió los ojos para encontrárselos prácticamente encima de él.
Esto está muy muerto por aquí abajo.- Rieron, haciendo que se ofendiera.
Algo estaréis haciendo mal.
95
Eso les ofendió a ellos, que se quedaron congelados sin saber qué más hacer durante un momento.
-
No seréis vírgenes o algo así, ¿no?
Ambos rieron y Kwangmin tomó la iniciativa, colocándose sobre sus piernas.
-
¿Tenemos pinta de ser estrechos?
Jonghyun se rió, algo aturdido.
-
No mucho. Y además eso sería muy aburrido.
Demasiado aburrido.- Añadió su hermano, metiendo sus manos bajo el pantalón-. No será que en realidad eres hetero y
estás jugando con nosotros, ¿verdad?
¿Estás de coña? – No pretendió que sonara como un grito, pero así fue-. En cuanto tu hermano se quite de encima, te
demostraré lo poco hetero que soy.
Espero que tengas suficiente para los dos.
Eran despiadados, sí, pero precisamente eso fue lo que le atrajo en cuanto los vio, lanzándole miradas asesinas desde el podio y
restregando sus cuerpos entre sí para calentar a todo el que estuviera mirando, que no eran pocos. Había sido algo así como
llevarse el premio gordo aquella noche. Conseguir lo que todos querían.
Salvo él.
Él quería otra cosa, una que estaba saltando como un loco en medio de la pista, sudoroso y ajeno a su estrategia, y que luego había
dicho aquello… que intentaba sacar de su cabeza con todas sus fuerzas. A base de alcohol.
-
Vuelve.- Uno de los gemelos empezó a desabrocharle los pantalones mientras el otro bajaba el elástico de sus bóxers-. O
vas a resultar un fracaso esta noche.
¿Eh?
El sonido del timbre fue como una alarma antiincendios. Los tres se quedaron quietos, sin saber muy bien qué hacer.
-
¿Vives con alguien?
Jonghyun negó con la cabeza y se levantó del sofá para abrir.
-
Será una visita.- Miró el reloj de su muñeca-. ¿A las 3 de la madrugada? – Al abrir la puerta, el estado onírico en el que
parecía flotar, se desvaneció por completo-. ¿Kibum?
96
-
Jonghyun, necesito hablar contigo.
¿Qué coño haces aquí a estas horas?
Por favor… - Entró en su salón con prisa, como si temiera que él le cerrara la puerta en las narices.
Oh… el chico de antes.- Los gemelos miraban la escena, desconcertados, mientras Kibum caminaba hasta el fondo de la
estancia, nervioso.
Creo que no es un buen momento, Kibum. Estaba algo… ocupado.- Señaló a los chicos, que se abrochaban los pantalones,
algo avergonzados.
Tengo algo que decirte.
¿Y no puede esperar a mañana?
No, no puede.- “No pienso dejar que te folles a estos dos esta noche mientras yo no puedo quitarme de la cabeza lo que
acaba de pasar”.
Te todos modos, no íbamos a follar hoy…
Se levantaron del sofá y empezaron a recoger las prendas que habían dejado esparcidas por el suelo.
-
¿Qué creéis que estáis haciendo, mocosos? – Protestó Jonghyun, ante la inminencia de su huída.
Hyung, admítelo. No se te levanta.
Kibum abrió los ojos, sorprendido.
-
Puede que tu novio esté bien con eso. Pero nosotros queremos sexo.
Fuerte y duro.
Ambos le lanzaron un beso y se fueron de allí soltando enormes carcajadas.
-
Muchas gracias, Kibum. Has sido muy oportuno.- Y se derrumbó en el sofá, volviendo a beber de su copa.
Jjong…- Mientras, Kibum permanecía al otro lado del salón, agarrándose las manos, sin saber muy bien qué hacer con ellas… lo siento, yo…
Ven aquí.
¿Qué?
Que vengas.
Kibum se acercó y Jonghyun le señaló el suelo, haciéndole entender que le quería ahí. Obedeció y él abrió sus piernas para dejarle
en medio, se desabrochó el pantalón y se deslizó un poco en su asiento.
-
Yo venía a hablar.
Sí, claro.- Agarró un mechón de sus rubios cabellos y le acercó a su miembro-. Chúpamela.
¿Qué te has metido, Jjong?
He dicho que me la chupes.
Kibum estaba desbordado. No era algo que había planeado ni esperaba que sucediera. Mucho menos después de todo lo ocurrido
esa noche. Pero él se lo pedía. E inevitablemente tenía que complacerle.
Empezó a lamérsela despacio, pero Jonghyun estaba demasiado impaciente y se movió contra su boca para meterla dentro de una
sola embestida. Se movió y rodeó el cuerpo de Kibum con sus piernas para mantenerlo igual de dentro mientras sus gemidos
ahogados le exasperaban. Escuchaba el cascabel y eso le endurecía todavía más. Porque lo llevaba puesto. Porque eso significaba
que era suyo y que estaba dispuesto a hacer todo lo que él quisiera para que así siguiera siendo.
“¿Por qué coño la comes tan bien?”. Sentía que iba a desmayarse de placer pero un quejido se lo impidió.
97
-
Agh…
Casi pudo sentir las arcadas de Kibum mientras se tragaba su semen, que también resbalaba por su cara. Por sus preciosas mejillas
blancas y suaves.
“Espera. Eso no es semen”.
Kibum estaba llorando.
98
“Mierda”.
-
¿Por qué estás llorando?
Kibum se sobresaltó al escuchar la pregunta, pues se mantenía con los ojos cerrados, aún tratando de normalizar la respiración.
-
No estoy llorando.
No mientas.- Alargó un dedo hacia su rostro, pero Kibum se echó hacia atrás para impedir que le tocara.
Te digo que no estoy llorando.
Cogió un kleenex de la caja que reposaba sobre la mesa de centro y se lo pasó por la cara.
-
-
Lo de esta noche… parece que no entiendes bien…- Por mucho que lo intentara, no podía pensar con claridad ni mucho
menos construir una frase con sentido.- No sé muy bien lo que pretendes pero… o sea… yo… ¡joder!- “¿Qué me pasa?”-.
Puto Choi-. “¿Por qué sigo aceptando su mierda?”.
Jjong, tengo que decirte algo.
¿No puedes esperar a mañana?
No, no puedo. Porque si lo hago, puede que no te lo diga nunca.
Está bien. Deja que me cambie y en seguida estoy contigo.- Se levantó del sofá, tambaleándose, y casi volviendo a caer
sobre él.
Te ayudaré.- Kibum le agarró por el brazo.
No necesito tu…
Yo creo que sí.
Le acompañó a su cuarto, donde ya conocía el cajón de la ropa interior, el de los pijamas, y el de las toallas, y luego le ayudó a
lavarse un poco para que se despejara. Como también sabía dónde estaban las bolsitas de té, calentó un poco de agua y preparó las
tazas.
-
Vaya, aún recuerdas dónde guardo las cosas…
Tengo buena memoria.- Sonrió, en un gesto tierno que derritió a Jonghyun.
“¿Qué me está pasando?”
-
Con leche, sin azúcar.- Se lo puso prácticamente en las manos-. Le he puesto poca leche porque no me parece una buena
idea mezclarla con alcohol.
Aquella actitud realmente empezaba a enfermarle.
-
Hace un momento estabas llorando y ahora te comportas como una esposa. Si pudieras explicarme a qué viene todo esto,
te estaría bastante agradecido.
Se sentó enfrente y Kibum suspiró, cansado.
-
Te he mentido.
No me digas.- Acercó la mano hasta una caja de cigarrillos abierta, al final de la mesa.
Te he mentido mucho.
¿Es la hora de las confesiones? – Lo encendió y dio una calada, soltando el humo lentamente.- Yo también.
Pero yo más.- Insistió.
Dudo que eso pueda medirse así como así.- Rió, irónicamente, antes de probar su té-. Está bueno.
No sólo he mentido, sino que he hecho cosas ilegales.
99
-
Todos hemos hecho…
Hackeé tu ordenador y tu teléfono móvil. Controlo todo lo que haces desde que te levantas hasta que te acuestas. Veo tus
mensajes con Minho, con tus padres, con tus amantes, incluso los que envías a tus jefes. Lo sé TODO. No hay nada que no
sepa. Bueno… probablemente lo que piensas.
Jonghyun apagó el cigarro, tras haber dejado unos segundos de silencio por si a Kibum se le ocurrían más cosas que confesar, y alejó
la taza de té, que apenas había probado. Se levantó y recuperó su copa de whisky, la bebió de un solo trago y volvió a rellenarla.
-
-
-
De modo que has venido aquí… Aparte de a joderme el polvo… para decirme… no, para explicarme, lo culpable que te
sientes por haberme espiado.
No tenía derecho a hacerlo, pero es que…
Yo te gustaba y “el fin justifica los medios”.- Hizo comillas con los dedos mientras el whisky de su copa caía al suelo.
No es tan fácil como crees.
¡Apuesto a que no!- Tiró la copa al suelo, haciéndola añicos, provocando un gritito asustado en Kibum, que se encogió en
su silla.- Y seguro que Jinki fue tu cómplice, como si lo viera. Vi esa maldita caja en su escritorio… por eso formateé mi
ordenador.
Él no…
¿¡¿Qué mierda es Pandora?!? – Gritó, y en ese momento Kibum se puso en pie, no podía continuar en posición fetal
mientras el Apocalipsis se avecinaba.
P… Pandora es…
¿Tenéis acceso a todo? ¿A todas mis contraseñas?
Sólo a…
¿Sabes qué? ¡No me importa! ¡No quiero saberlo!
Jjong, te juro que…
¡No digas nada, joder! ¡Ya no puedo creer nada de lo que sale por esa puta boca!- Las lágrimas de Kibum volvían a resbalar
por sus bonitas mejillas, poniéndolo todavía más tenso-. Todo este tiempo has estado jugando a un juego muy distinto del
mío, y no me parece justo. Siempre has ido con ventaja. Te anticipabas a mis movimientos y ahora entiendo el porqué.
Ya sé que suena muy mal. Sé que he sido rastrero y estúpido, pero estaba desesperado : te quiero y no podía perderte…
¿¡¿ Que me quieres?!? – Su voz ya sonaba desquiciante - ¿¡De verdad estoy escuchando lo que estoy escuchando!? ¡No me
hagas reir!
Y sé que tú también me quieres a mi.- Fijó sus ojos en el suelo, conscientemente, para no mirarle a él-. Sé que no soy sólo
un polvo. Que también soy algo especial para ti y que te hago sentir cosas que creías muertas en tu interior.
¿También lees mi agenda?
No podía mentir más.
-
Todo.
Jonghyun dejó de gritar cuando ya era demasiado evidente que sus sentimientos habían sido totalmente expuestos… contra su
voluntad.
-
-
Maldito enfermo.
Y ya sé que confesártelo sólo conseguirá que me odies, pero no podía seguir con esto. No podía seguir mintiendo de esta
forma a la persona que amo.- Sus sollozos empezaron a ser más fuertes, impidiéndole continuar hablando.- L… lo s… - Las
palabras no fluían entre todas las lágrimas.
Al menos conservas algo de inteligencia. Aunque no haya aparecido hasta que me has visto con otros.
J…Jjong… - Casi parecía al borde de un ataque de ansiedad.
Te pegaría, pero no puedo hacer daño a ese rostro tan bonito.
“¿Por qué soy tan marica?”
Eso sólo consiguió más lágrimas y temblores.
-
Te juro… te juro que te compensaré…
No sigas. No quiero que me compenses con nada.
Yo te…
Sólo quiero que te vayas.
“No, por favor. No”.
100
-
-
Jjong…- Le agarró del brazo pero él se soltó, haciendo que cayera de rodillas delante de él, con sus ojos y su cara
totalmente empapados-. Entiendo que estés enfadado, yo también lo estaría, pero… pero… mis intenciones no eran
malas… Sólo quería que te fijaras en mi.
Pues bien, ya lo he hecho.- Se cruzó de brazos-. Levántate.- Kibum le miraba, asustado-. ¡Que te levantes! – Le cogió del
brazo y le acompañó hasta la puerta-. Y no se te ocurra volver. Ni a mi casa ni a mi vida.- Le susurró al oído, justo antes de
cerrar la puerta de un golpe.
“Porque yo también te amo”.
101
-
¿Por qué me estás siguiendo? – Taemin no dejaba de caminar, aún obligando con ello a Minho a acelerar el paso.
Te dije que no pararía hasta conseguir un sí.
Y yo te dije que no vas a conseguir nada de mi.
No seas tan cabezota, hombre… Uno no puede estar siempre negándose la diversión.
No me niego nada, es sólo que no me interesas.
¡Eso no es verdad! – Exclamó, riendo-. Cuando te besé el otro día no parecías muy desinteresado…
Eso fue porque no me lo esperaba. Y te agradecería que no lo volvieras a hacer.
¿El qué? ¿Esto? – Agarró su cabeza con ambas manos, le giró y le recostó en sus brazos en un estilo todavía más peliculero
que la vez anterior, y antes de que Taemin pudiera protestar, ya le estaba besando de nuevo.
Mmmmhhh…- Se revolvía en sus manos-…¡Suelta!
Casi se cayó de bruces al suelo en su afán de deshacerse de sus brazos, pero Minho le sujetó, como siempre.
-
Te vas a hacer daño.
¿Y a ti qué te importa? – Se incorporó y reemprendió la marcha, a pasos más rápidos.
No quiero que mi novio se lesione.
Se detuvo, y pateó el suelo con fuerza, irritado :
-
¿Qué te pasa, eh? ¡Ya te dije que no somos novios!
Me lo tendrás que demostrar.
¡No! ¡TÚ me tendrás que demostrar que lo somos!
Ok.- Se acercó de nuevo a él, dispuesto a continuar con la acción frustrada segundos atrás.
¡Quieto ahí!
Pero…
¡No más besos!
Pataleó un poco más y volvió a caminar deprisa.
-
Eres muy cansino, ¿lo sabías?
Y me lo dices tú a mi… tú… que me estás siguiendo.
Sólo quiero hablar.
Sí, claro, hablar.
Joder, ¿tan difícil es creer que quiero tomar un café contigo?
Taemin se giró, provocando que Minho casi chocara con él.
-
Escúchame bien, Minho. Conozco a los tipos de tu calaña. He visto lo que Jonghyun le hizo a mi amigo. Y no creas que soy
tan idiota como para permitir que repitas la historia conmigo.
Jonghyun no le hizo nada. Ambos son adultos y sabían lo que hacían. Si Kibum se encaprichó con él es sólo su problema.
Él le hizo creer que era especial.
No sé en qué momento.
¡En todos!
Escucha, Taemin. Es normal que las cosas se hayan jodido. Tu amigo le mintió a mi amigo.
¡Porque está enamorado de él!
Menuda mierda de excusa.
Pfff… no sé ni por qué me molesto. Alguien como tú ni siquiera puede entender la cantidad de cosas que alguien puede
llegar a hacer por amor.
102
La discusión se zanjó rápido cuando Taemin mencionó la palabra tabú. Minho se quedó quieto en mitad de la calle, buscando en su
mente algún argumento con el que contradecirle, pero nada parecía ordenarse en su cabeza cuando ese pequeño escurridizo estaba
cerca.
“¿Amor? ¡Tks! Y una mierda. Eso no existe”.
Jonghyun entró en la oficina pasando de largo entre las mesas (en las que sin ni siquiera desviar su atención ya advirtió que Kibum
no se encontraba por allí) y llamó a la puerta del despacho de su amigo. Mientras esperaba a que le abrieran, también notó que
JongIn no estaba en su sitio y supuso que se lo estarían montando allí dentro. Muy en la línea de Jinki.
-
¡Maldito degenerado, abre la puerta, soy yo!
Algunos de los chicos que trabajan en las mesas que había detrás de él dejaron de teclear y le miraban totalmente impactados.
Pero le importó muy poco. Golpeó la puerta con más fuerza y casi se cayó al suelo cuando ésta se abrió sin previo aviso.
-
¿Qué demonios haces?
El rostro enfadado de Kibum era lo último que esperaba y quería ver en ese momento.
-
No vengo a verte a ti, sino a Jinki.
Entró en el despacho y se sentó en su silla favorita.
-
Pues entonces has venido al sitio equivocado.
¿Eh?
Se giró hacia la puerta abierta, donde permanecía Kibum, quieto. Por un momento se miraron, incapaces de iniciar explicaciones de
ningún tipo. Ninguno de ellos estaba preparado mental ni físicamente para enfrentarse al otro y lo sabían. Sus cuerpos permanecían
alejados pero de algún modo extraño parecía que estaban más unidos que nunca. Era totalmente inexplicable.
Pero Kibum sabía que no era el momento de pensar ni de actuar en nada que les concerniera, o terminaría estropeándolo todavía
más.
-
Este ya no es el despacho de Jinki. Ahora es mi despacho.
Jonghyun se levantó de SU silla.
-
¿Y cómo ha ocurrido eso?
Jinki ha decidido empezar a usar el despacho de la Presidencia y me ha ascendido a Director de Sistemas.
Ya veo… en esta empresa ascienden a cualquiera…
Ignoró eso.
-
Puedo acompañarte a su nueva oficina, si quieres.
Tranquilo, le preguntaré a JongIn.
Él no está tampoco. Ahora es su asistente personal.
Por qué no me extrañará…
Ven conmigo.
103
Sólo empezó a caminar y Jonghyun en seguida fue tras él. Subieron por las escaleras hasta un piso más arriba, caminaron durante un
interminable pasillo y varias docenas de despachos inmensos hasta que al fondo se veía la puerta cerrada (la única cerrada de toda
la planta) de la oficina de Jinki, con un enorme letrero sobre ella.
-
Puto egocéntrico.- Se rió, mientras Kibum llamaba suavemente.
Presidente, ¿puedo pasar?
Jonghyun bufó, algo molesto porque Kibum siempre empleara formalidades con Jinki cuando estaban en el trabajo, mientras era
totalmente capaz de recordar aquella noche en su casa en la que vio perfectamente cómo le comía el cuello.
“¿Por qué mierda tengo que pensar en eso ahora?”
-
Adelante.
Cuando Kibum abrió la puerta y ambos vieron a JongIn sentado sobre las rodillas de Jinki, mientras éste jugueteaba con sus pezones
por debajo de su camiseta, rápidamente empujó a Jonghyun a dentro y cerró tras ellos.
-
¿Te has vuelto loco? ¿Cómo nos haces pasar mientras estás haciendo… eso?
Estaba incluso sonrojado. Jonghyun sólo alucinado.
-
Hay confianza, hombre.- Rió, acomodando a JongIn, que entrelazó sus brazos en su cuello.
Si hubiera sido otra persona… dios… no quiero ni pensarlo…
Deja de preocuparte tanto. Después de todo… es mi empresa.
Kibum suspiró y dio media vuelta.
-
Os dejo solos.
Jinki invitó a su amigo a sentarse.
-
¿Un café?
Vale.
Palmeó el trasero de JongIn, haciendo que se levantara de un saltito.
-
Tesoro, tráenos unos cafés, ¿sí?
Por supuesto, amo.
Y se deslizó hasta la puerta junto con Kibum, desapareciendo por el enorme pasillo.
-
¿Amo? – Jonghyun hizo una mueca-. No me jodas.
Estoy probando cosas nuevas.
Pfff…
Cuando vi el collar de Kibum me surgieron algunas ideas.
¿Qué collar?
El que le regalaste. El collar de sumiso.
¿Qué dices? No es ningún collar de sumiso. Sólo una tontería.
¿Ah no? Pues lo parece.
Como sea. No he venido a hablar de Kibum, sino de Pandora.
¿Eh?
Jonghyun alargó la mano hasta el escritorio y agarró la pequeña caja, que siempre estaba en la mesa donde Jinki se suponía que
estaba trabajando.
-
¿Qué es Pandora? Y no ahorres detalles.
Ya sé que Kibum te lo ha contado todo. ¿Qué más quieres? – Cogió un caramelo de un recipiente de cristal y le ofreció otro
a Jonghyun, quien lo rechazó.
Quiero tu versión.
104
Jinki se estiró en su silla, cansado. “Aunque no creo que de trabajar, maldito salido”. Y encendió su portátil, girándolo para su amigo
pudiera ver la pantalla, mientras JongIn traía los cafés y se iba a su mesa a continuar lo que se supone que tenía que hacer como
asistente de Jinki. “Buscar locales de intercambio de parejas o algo por el estilo”.
-
Pandora tiene la apariencia de una red de encuentros homosexuales.- Comenzó a explicar, mientras aparecía una
presentación llena de colores y luces centelleantes. Tras un montón de títulos de crédito que no entendió, y que sólo
alcanzó a leer en parte (el maldito nombre de Kibum no le pasó inadvertido) apareció la tan conocida sala de chat donde
muchas noches había intercambiado mensajes o leído los de aquellos desesperados en busca de sexo ocasional-. Pero en
realidad es un macrosistema de rastreo.
Al pulsar un botón sobre un usuario al azar, aparecieron un montón de opciones que jamás había visto y a las que supuso sólo podía
acceder el administrador de aquello.
-
¿Quieres decir que todas esas personas que escriben guarradas no existen? Porque yo los leí, ¡y hasta me tiraron los tejos!
No digo que no existan. Sólo que se trata de una tapadera de algo mucho más complejo.
¿El qué?
Hizo click en “rastrear” y rápidamente se abrió una pequeña pantalla en la que podía verse el escritorio de un ordenador de otra
persona.
-
Pandora es un proyecto a gran escala que se diseñó para que las esposas engañadas por los hijos de puta que tienen por
maridos tuvieran algo sólido con lo que ir a los tribunales.
Jonghyun tragó saliva, algo sobrepasado por la explicación.
-
Creo que no entiendo nada.
Se quedó un rato mirando cómo un montón de imágenes descargadas se movían a la carpeta “X” del usuario en cuestión, para más
tarde ver que se abría una página web de vídeos eróticos. Jinki cerró la conexión.
-
-
Es un programa espía. Se instala en el ordenador o en el teléfono móvil del objetivo y lo rastrea todo. Cada vez que esa
persona lo enciende, nos da más y más información. Un dominio completo de todo lo que hay dentro e incluso la
posibilidad de entrar en él a través de control remoto.
Estás diciendo… ¿que me instalaste esa mierda? ¿En mi ordenador y en mi teléfono? ¿En serio hiciste eso? ¿POR QUÉ?
Porque Kibum se enamoró de ti.
¿QUÉ?
Y era la única forma de acceder a ti, Jonghyun. Eres tan cerrado desde que pasó lo de Minki…
Me habéis estado… utilizando…
No seas dramático, no es para tanto. Y tienes que reconocer que Kibum es lo mejor que te ha pasado en mucho tiempo.
¡Jinki, joder, eres mi amigo!
Por eso quería ayudarte.
¿Ayudarme? ¡Sólo te ayudabas a ti mismo!
Bueno, admito que fuiste un poco nuestra cobaya, ayudándonos a probar el juguete, pero la idea principal no era esa.
Maldito cabrón… - Se levantó de la silla de golpe, y Jinki le imitó-. ¿Sabes que puedo demandarte por invasión de mi
privacidad? Podrías ir a la cárcel.
Jinki se cruzó de brazos, risueño.
-
¿Vas a demandarme por haberte conseguido el mejor polvo de tu vida?
“No, no voy a demandarte. Te voy a matar”.
105
-
Está muy cabreado.- Kibum bebió un sorbo de su botellín de cerveza y descansó la espalda sobre la barra del bar-. Le ha
puesto un ojo morado a Jinki.
¿Le ha pegado? – Rió Minho-. Yo eso lo quiero ver.
Qué agresivo…- Taemin le robó el vaso a Minho y bebió también.
Es comprensible. Se siente expuesto. Yo creo que me sentiría igual en su lugar.
Tienes que reconocer que se os fue un poco la olla… - Minho, que estaba sentado en un taburete, acomodó a Taemin entre
sus piernas.
¡Eh!
Tengo frío.- Y apoyó su mentón en su hombro-. Dame calor.
Ash…
¿Vosotros dos, qué? ¿Estáis juntos?
¡No!
Sí.
¡Que no!
Pues no entiendo nada.
Es un pesado…
Taemin se apartó y se colocó detrás de Kibum, provocando un puchero en la cara de Minho.
-
Ahora tengo más frío.
Y lo que te queda.
Ah… eres tan terco…
Asúmelo, Taemin no es una presa fácil. ¿Por qué no te buscas a otro? Mira cuántos chicos bonitos hay por ahí.
Minho no apartó los ojos de él.
-
No me interesan los demás chicos bonitos.
Pfff.- Bufó Taemin-. Allá va de nuevo.
No te vas a follar a Taemin.- Kibum le pasó un brazo sobre los hombros a su amigo-. Él está esperando por alguien especial.
Yo puedo ser esa persona.
Seguro…
Voy a esperar por él.
Los dos se miraron, atónitos por sus palabras, aunque algo escépticos todavía.
-
No podrías hacerlo.- Retó Taemin, con una sonrisa irónica-. Reventarías por todo el esperma acumulado.
Kibum estalló en carcajadas y Minho se levantó del taburete, le cogió del brazo y le susurró al oído :
-
Ponme a prueba.
Caminó hacia una mesa llena y saludó a unos chicos a los que parecía conocer, y que se veían demasiado emocionados por tenerle
cerca.
-
Como no te espabiles, te vas a quedar sin el polvo Choi.
Es un cerdo.- Le robó a él también la cerveza-. Por mi ya se puede ir a la mierda.
No sabes lo que te pierdes.- Recuperó su botellín y pidió uno nuevo.
¿Crees que podría hacerlo?
¿Eing? ¿el qué?
106
-
Esperar.
No. Ni de coña.
¿Ni siquiera por mi? ¿Aunque me quisiera?
¿Tú le has visto? – Señaló a la mesa en la que Minho se desenvolvía con total desparpajo, entre litros de babas y ojos
brillantes-. A eso no se le puede dejar solo ni 5 minutos.
Le he rechazado, es normal que busque alternativas.
¡No ha pasado ni un minuto!
No paro de decirle que no tiene posibilidades, ¿qué quieres que haga?
¡Omo! ¿Le estás defendiendo?
¡No!
¿Cómo que no?
Ash… maldita sea…
Volvió a mirarle y cuando las manos de aquel niño rubio se posaron sobre los bíceps de Minho, su cuerpo saltó como un
resorte, ni siquiera dijo nada más. Sólo se movió rápidamente hacia allí, agarró a Minho de la cintura, provocando que se girara
un poco, se puso de puntillas para llegar a su altura y le besó. Kibum casi escupió la bebida al presenciarlo, más cuando las
manos de Minho atraparon el frágil cuerpo de su amigo y le devolvió el beso. ¿Podría ser que el indomable Choi Minho hubiera
caído en las virginales redes de Lee Taemin y estuviera dispuesto a ceder a sus condiciones?
Jjong no quiere enamorarse más y aleja a Kibum.
JongKey empieza desde 0.
107
-
¡Maldita sea! – Jonghyun arrojó una nueva bola de papel a la papelera, ofuscado, pero su compañero de oficina no parecía
advertir su estado de ánimo-. Choi. – Se mantenía con la mirada fija en la pantalla de su móvil, tecleando y leyendo
mensajitos-. Choi, ¿puedes dejar lo que coño estés haciendo y ayudarme?
Minho levantó un momento la vista, sonrió, y volvió a bajarla.
-
Esta es mi venganza por todas tus ausencias.
¡No seas capullo! Tenemos que entregar el informe hoy.
Pues date prisa.
Serás… - Se despeinó con las manos, suspirando con frustración, pero Minho no parecía preocupado-. ¿Con quién hablas?
¿Eh? – Le miró de nuevo-. Ah, con Taemin.
¿Taemin? ¿El amigo de Kibum?
Sip, ese mismo.
¿Ahora sois amigos?
Estamos saliendo, Kim.
¿Qué?
“Bien por ti, estúpido. No vas a meterla en caliente en muuuucho tiempo”. Casi se rió al pensarlo pero la invitación de Minho se lo
impidió.
-
Cenemos juntos. Los tres.
Paso.- Volvió a concentrarse en su papel (en blanco).
No quiero que mi mejor amigo sea incapaz de relacionarse con mi novio.
¿”Novio” has dicho? Estás peor de lo que creía.
Voy en serio.
Sí, claro, hasta que te lo folles.
No todo en el mundo es sexo, Kim.
Fue incapaz de añadir nada más cuando el Casanova número 1 de todo Seúl estaba hablando de esa forma tan absolutamente
rotunda. El shock le duró tanto rato, que sólo reaccionó cuando, ya sentados a la mesa del restaurante, la mirada asesina de Taemin
le atravesó por completo.
“¿Y yo por qué coño he venido?”
-
¿Por qué está él aquí? – Le señaló sin ninguna vergüenza, antes incluso de sentarse.
Porque le he invitado.- Minho le acercó la silla, y aunque dudó, acabó accediendo a sentarse.
Con él delante, no podré comer nada. Me da náuseas.
Ya somos dos.- Atacó Jonghyun.
Ya basta, comportaos.
Taemin bajó la vista y se concentró en su plato, todavía vacío, deseando internamente que los minutos pasaran rápido o que
Jonghyun se decidiera a dejarles cenar a solas. Pero parecía que eso no iba a pasar.
-
Sólo estoy aquí porque Minho me invitó a cenar. No habría venido si hubiera sabido que tú también ibas a estar.- Aclaró
Taemin, removiéndose nervioso en la silla. Acto seguido, miró a Minho-. Gracias por eso.
No quería putearte, sólo me pareció que teníais que… bueno, conoceros un poco.
No quiero conocer a este hijo de puta.- Se cruzó de brazos y bufó.
Perdona, pero el único hijo de puta aquí fue tu amiguito.- Intervino Jonghyun, alzando la voz-. Que en lugar de comportarse
decentemente me espió ilegalmente.
108
-
Él no fue quien tuvo la idea.
Sí, lo sé. Ya he hablado con el otro hijo de puta que tengo por amigo.
No debiste pegarle a Jinki.- Dijo Minho, serio-. Entiendo que estabas decepcionado, pero él es tu amigo.
Un amigo que se aprovechó de mi ignorancia para sacar mis trapos sucios. Menudo amigo.
No es para tanto, Kim. Ellos pasaron la línea, ok, estoy contigo, pero no sé, deberías sentirte halagado.
No me jodas.
Lo hicieron porque Kibum estaba interesado en ti, eso es bueno. Es como… como una comedia romántica mala.
Pues finalmente llegaron los títulos de crédito.
Además, no puedes fingir que no te gusta. Recuerdo perfectamente que me dijiste que lo querías solo para ti.- Taemin
abrió los ojos como platos al escuchar esa información-. Y sabes tan bien como yo que si lo dejas ir, lo vas a lamentar.
Fin de la discusión. Tengo hambre.
Jonghyun desenroscó su servilleta y la colocó sobre sus piernas con rapidez.
-
-
Él te quiere.- Ambos miraron a Taemin cuando habló, apenas en un susurro-. No sé por qué, pero te quiere. Y no tengo ni
idea de lo que te hace repeler el amor de esa manera, si fue culpa de ese niñato que tuviste por novio o simplemente te
volviste un capullo arrogante porque creiste que molaba. Pero no le mereces.
Taemin, basta.
Lo siento, Minho, pero no puedo cenar mirándole a la cara.- Taemin se levantó de la silla y Minho en seguida le imitó.
No seas así…
Podemos cenar cualquier otro día. A solas.- Le agarró del brazo-. Pero no me obligues a esto.
Ok.
Te llamaré.
Le dio un beso rápido y se fue. Jonghyun se rió.
-
O sea que iba en serio eso de que eres su novio.
¿Algún problema con eso?
Ninguno. Es tu polla.
Abrió la carta y escogió un plato al azar. No quería pensar más por esa noche. Ya empezaba a dolerle la cabeza.
109
Revisó la pantalla del móvil y dejó escapar un suspiro.
“¿Qué esperabas? Él no tiene tu nuevo número”.
Aunque conociendo sus habilidades como hacker, no le parecía un obstáculo insuperable y no pudo evitar sentirse un poco
decepcionado por aquel repentino acto de rendición. “¿Hasta aquí hemos llegado?”
Le aburría la idea de que su vida volviera a la rutina habitual, sin mensajes que le emocionaran, esperando respuestas con el corazón
en la garganta o simplemente recibiendo fotos que le alegraban la mañana justo cuando se despertaba. ¿Tan cursi se había vuelto
con Kibum?
El timbre le bajó de la nube (aunque no quería).
-
¿Qué haces aquí?
Los saludos formales sobraban siempre entre ellos.
-
Vine a visitarte, hace tiempo que no nos vemos.
Minki entró sin esperar invitación, y Jonghyun sólo se dejó caer en el sofá del salón, mientras el chico trataba de analizar cada
pequeño detalle.
-
No voy a ofrecerte nada de beber, por si lo estás esperando.
Esto está muy diferente.- Se acercó a la pared que estaba justo al lado del sofá-. ¿Esto no era verde?
Me aburrí.
Ahora todo es gris y siniestro. ¿Has borrado los colores de tu vida o qué?
Puede. – Encendió un cigarro y se puso a fumar desinteresadamente.
Deberías dejar esa mierda.- Le robó el cigarro y le dio una calada, expulsando el humo con lentitud, saboreándolo.
Quién fue a hablar… - Recuperó su cigarro y le miró, curioso-. En realidad, ¿para qué has venido?
Minki sonrió y trató de sentarse a su lado, pero Jonghyun se movió hasta el otro lado del sofá. Quería evitar cualquier estupidez, por
pequeña que fuera.
-
Te echaba de menos.
Has tardado.
Bueno… supongo que no soy de los que se aferran al pasado…
Mejor para todos.
¿Por qué fuimos tan mierda?
¿Eh? – Eso sí que no se lo esperaba.
¿Por qué no funcionó?
Jonghyun no pudo disimular una sonrisa ladeada.
-
Porque te gustan demasiado las pollas. Todas.
Minki soltó una carcajada estruendosa que contagió a Jonghyun.
-
No fue por eso. Te volviste un ermitaño.
Siempre lo fui. Sólo que tú no lo quisiste ver.
110
-
Ah… maldito antisocial…
¿Cómo van las cosas con Dong Ho? Exactamente… ¿cuántas veces le has puesto los cuernos?
No es asunto tuyo.
Por suerte, no. Sólo me da un poco de lástima.
No sé por qué. ¿Y tú qué tienes que decir de tu rubito?
Tampoco esperaba que se hubiera fijado en él.
-
Nada.
Le vi el otro día.
¿Qué? ¿Cuándo? – De repente sintió una especie de angustia ante la idea de que alguien pudiera haber visto a Kibum más
veces que él esa semana. “Ridículo”.
En una discoteca del centro. Es muy fiestero. Me sorprendió que le dejaras solo. Mal hecho.
Ya te expliqué que no somos pareja.
“Sexo ocasional, bla bla bla…” A mi no me engañas. Te gusta tanto como tú a él.
Tú qué sabrás…
Se tumbó en el sofá y siguió fumando pausadamente.
-
No puedo creer que yo te haya convertido en esto.
No es culpa tuya. Yo me confié demasiado.
Es injusto que digas eso. Fui yo quien se dejó llevar y traspasó la línea.
De repente ya no le hablaba de lejos, sino extremadamente cerca, pegando sus labios a su oreja.
-
Será mejor que te vayas antes de que haga algo de lo que pueda arrepentirme mañana.
¿Es que todavía soy tan irresistible para ti?
Me encantaría golpearte hasta dejarte inconsciente.- Minki abrió los ojos, impactado-. Y verte sangrar mucho. – Dio un
paso hacia atrás-. Puede que eso me hiciera sentir mejor.
Dios, Jonghyun, ¿qué te está pasando?
Tú me pasas. Me jodiste la vida y me dejaste sin corazón. No tienes ni idea de lo mucho que te odio.
Sus ojos emanaban mucho más que simple odio. Rabia, tristeza, decepción… y agresividad. Nunca antes había pensado que
Jonghyun fuera un tipo agresivo. Hasta ese momento.
-
Lo siento si te jodí la vida. Pero tú fuiste el que empezó, fijándose en un niño de 16 años que no sabía nada del amor.
Eso, ahora soy un pederasta.
Tú fuiste el primero cuando yo ni siquiera sabía nada acerca de las relaciones.
Pero luego te convertiste en un experto, ¿no?
Ash, esto es ridículo, eres un idiota.
Caminó hacia la puerta, hastiado.
-
-
-
Cierra bien cuando salgas.
¿Sabes, Jjong? Que lo nuestro no funcionara porque fuimos unos niñatos de mierda no significa que siempre vaya a ser así.
Y si pasas de Kibum sólo por miedo al compromiso, estás cometiendo el peor error de tu vida. Porque sé que él te quiere de
verdad, cualquiera puede verlo.
No hables de cosas de las que no sabes nada ni de personas que no conoces.
Tienes razón, no le conozco. Pero escuché cómo te lo follabas en el baño. Todo el mundo lo escuchó. Cualquier persona en
un kilómetro a la redonda pudo escuchar los malditos gritos de Kibum. ¿Y sabes qué? Yo le di esa mierda. Le di un
empujoncito hacia ti sólo porque me parece que te has vuelto demasiado marica como para tomar las decisiones
adecuadas.
Vete, por favor.
No pensaba quedarme, tranquilo.
Sólo cuando oyó la puerta cerrarse, respiró. Se hundió más en el sofá y se odió un poco por seguir dejando que le afectaran las cosas
que le decía su ex prometido.
111
-
Ese hijo de puta no tiene vergüenza.- Blasfemó Minho, acercándole un botellín de cerveza-. No sé para qué coño se
presenta en tu casa si no es para causar problemas.
Lo mismo pienso yo.
Al menos espero que no me estés ocultando información y no te lo hayas follado.
No soy tan imbécil.
Sabes que no suelo opinar sobre lo que te llevas o no a la cama, pero no quiero volver a verte pasar por eso. No con Minki.
Tranquilo, yo tampoco quiero repetir esa experiencia.
Brindo por ello.
Chocaron sus botellas y apuraron rápido el contenido.
- Estaba seco.
- Yo también, ¿pedimos otra?
- Vale, pero sólo una porque quiero volver pronto a casa. Tengo que acabar el dichoso informe.
Minho pidió una nueva ronda y se sentó de nuevo en su taburete, con una expresión divertida.
-
¿Es que vas a volver a trabajar en casa?
Me has salvado demasiado el culo en las últimas semanas.
Al menos te has dado cuenta.
Cogieron los nuevos botellines y volvieron a brindar.
-
-
Eres un buen amigo, Choi. Aunque ahora apenas te reconozca porque te has convertido en un príncipe azul empalagoso y
aburrido.
Cállate.
Al menos tú no me espías ilegalmente.
¿Sigues con eso? No seas rencoroso, Jinki sólo estaba ayudando…
Ni le menciones.
Ok… Jinki es un nerd, ya lo sabes. Siempre está haciendo idioteces. No te lo tomes tan a pecho.
Cuando sus idioteces se limitaban a poner webcams en el vestuario de las chicas en la universidad me parecía divertido.
Esto es otra cosa.
Estás exagerando.
¿Sabes que me estoy planteando muy seriamente el denunciarle por lo que me ha hecho?
No me jodas, Kim. Jinki te prestaba sus apuntes en la universidad cuando eras demasiado vago como para ir a clase o
cuando tenías demasiada resaca como para prestar atención. Incluso consiguió las respuestas de muchos exámenes para
salvarte el culo.
También conseguía esas cosas para él.
Pero te ayudó.
Y por eso es que todavía no le he denunciado. Aunque me muera de ganas.
Olvídalo. No es para tanto.
¿Qué no es… - Pero un sonido lejanamente familiar desvió su atención de golpe.
¿Qué pasa?
¡Chtsss! - Le hizo callar y se giró lentamente hacia una mesa cerca de la entrada-. Lo sabía.
¿El qué?
Maldito… Me dijo que sólo eran compañeros. Y una mierda.- Se bebió de un solo trago el resto de su cerveza-. Me voy a
casa, ya he visto suficiente.
¿Pero por qué?
112
Sólo cuando Jonghyun pasó junto a esa mesa cerca de la puerta, chocando contra uno de sus ocupantes hasta casi hacerlo caer de la
silla, Minho se dio cuenta de que Kibum estaba allí.
-
Mierda, ¿qué ha sido eso?
Alguien con prisa, parece.- Dongwoon miró hacia la puerta pero no reconoció aquella espalda fuerte enfundada en una
cazadora de cuero.
Seguro que iba borracho.
Hey, hola.- Minho se acercó a ellos y saludó aguantando la risa por lo que acababa de hacer su amigo.
Minho…
¿Emborrachándote también?
¿Eh? No.- Rió-. Sólo tomábamos algo después del trabajo. ¿Conoces a Dongwoon?
Nop.
Es un compañero de la oficina.
Ah, hola.
Hola.
Yo soy Choi Minho.
Es amigo del presidente. Aunque no sé por qué.
Que Kibum hablara de Jinki como “el presidente” fue algo que no pasó inadvertido a Minho, y también le hizo algo de gracia.
Después de todo, le había visto enrollarse con él.
-
Jonghyun es el nexo. Fueron compañeros en la facultad.
Ah…
Pero está claro que no aprovecharon las clases de la misma manera, jajaja.
Pues no.- Echó un vistazo a su alrededor-. ¿Has venido solo?
No. Vine con… - No podía delatarle, habría sido de muy mal gusto-. Con alguien de la oficina, pero se acaba de ir.
Oh… ¿Jonghyun estaba por aquí?
No le he visto.- Mantuvo su mentira hasta el final. Creyó que se lo debía a su amigo-. ¿Por?
Por nada.- Se sobó el brazo-. Sólo porque un gilipollas me ha hecho daño arrasando con todo como si fuera una estampida
de elefantes.
Igual estaba cabreado.
Igual. – Le miró. “Era él, ¿verdad?”
En fin, me voy a casa, es tarde y mañana madrugo.
Que descanses, entonces.
¡Ah! Este fin de semana celebraré mi cumpleaños. Le dije a Taemin que te invitara, ¿lo hizo?
Algo me comentó. Pero no sé muy bien qué pinto yo ahí, la verdad.
Bueno, estará lleno de gente que Taemin no conoce y no quiero que se sienta desplazado. Si estás tú, al menos tendrá
alguien con quien hablar.
Tan tierno…- Se rió, sin disimulo alguno-. Sólo porque me ha parecido muy atento por tu parte preocuparte por mi niño, iré.
Tampoco quiero que esté solo en tu fiesta.
No es que vaya a dejarle solo.
Lo sé.
Bueno, pues nos vemos el sábado.
Minho, espera.
Qué.
Kibum se levantó y le acompañó hasta la puerta, sólo para poder susurrarle algo sin que Dongwoon le escuchara y le tomara por un
loco.
-
Sigo vigilándote. O sea que mucho cuidadito con Taemin.
¿A qué viene eso?
A que si te pasas un pelo, tendrán que reconstruirte con pinzas de depilar.
Minho tragó saliva, con esfuerzo y asintió rápidamente con la cabeza, antes de marcharse de allí definitivamente. Aquel gatito
rubio era difícil sí, pero sobre todo terrorífico.
113
Desde que Taemin se lo propuso supo que era una mala idea. Pero no sólo mala, sino una de esas ideas tan terribles que si en
teoría ya daba miedo, en la práctica era algo así como un camino al paredón.
“¿Cómo me he dejado convencer para esto?”
En esa fiesta no conocía a nadie. Y a la única persona que conocía no quería verla. O mejor dicho, no quería ser visto por esa
persona. Y en realidad él tampoco estaba preparado para encararle. Las cosas habían ido demasiado mal. Y un “borrón y cuenta
nueva” a esas alturas era prácticamente imposible. Sin el “prácticamente”.
-
Deja de preocuparte, todo irá bien.- Taemin se recolocaba la americana delante de la puerta de la casa.
Eso es tan fácil de decir…
Sólo diviértete. Ya verás cómo encontramos a gente conocida.
Lo dudo.
Habrá alcohol.- Le miró, sonriente.
Bingo.
La puerta se abrió, dejando paso a un Minho más que emocionado, que abrazó a Taemin, levantándole por los aires.
-
¡Por fin llegáis!
Taemin estaba tan sorprendido por la efusividad de Minho que no pudo ni responder.
-
Es que esta casa está en el culo del mundo.
Pero Kibum siempre tenía palabras.
-
Yo también me alegro de verte, Kibum.
Lo que sea. Felicidades.- Le entregó una bolsa de papel con su regalo y caminó hacia el interior de la casa, deleitándose con
la decoración de aquel inmenso salón principal (vacío)-. ¿Dónde está la gente?
En el jardín.
Dejó a Taemin en el suelo y les indicó el camino.
“Por supuesto, una casa como esta tiene que tener un jardín”.
El laberinto de puertas y cristaleras les condujo a la algarabía del exterior. Había por lo menos 50 personas allí afuera, bebiendo,
comiendo, bailando y charlando a gritos para hacerse entender por encima de la música.
-
Tu novio tiene pasta.- Kibum cogió dos copas de champán de una de las mesas y le ofreció una a Taemin.- Esto sí que es
una sorpresa.
Para mi también.
Taemin miraba de un lado a otro, con los ojos completamente abiertos, totalmente impactado por aquel descubrimiento, y sin saber
muy bien qué lugar ocupaba él en todo eso.
-
-
Si lo llego a saber, me pongo algún traje de diseñador en lugar de esto.- Kibum se analizaba su atuendo, compuesto por
unos simples vaqueros rotos y una camiseta negra, totalmente transparente y con una enorme calavera blanca en el
centro.
Estás genial, hyung.
Me siento absurdo.
Hay alcohol.
114
-
¿Esa es tu respuesta para todo?
Taemin se encogió de hombros y él sólo caminó hacia un lateral del jardín, haciendo que le siguiera. Estaba más vacío por ese
lugar, y se respiraba un aire mucho más limpio y fresco.
-
¿A qué huele? – Taemin rastreaba a su alrededor como un perrito.
Jazmín.
Efectivamente.- Minho apareció con una bandeja de aperitivos-. A mamá le encanta el jazmín.
¿Vives con tus padres? Ya decía yo…
Nop. Esta es su casa, pero ellos viven en la casa de la playa.
¿La casa de la playa? – Preguntó Taemin, alucinado.
Sólo vienen a visitarme por Navidad o a vigilar que todo sigue en orden de vez en cuando. Y de que los jazmines no
mueran.- Acarició los pétalos de una de las flores.
Reconozco que esto sí que no me lo esperaba, Choi. Tú… amante de las flores… es surrealista…
No juzgues un libro por su portada, Kibum.- Rodeó la cintura de Taemin con una mano y le acercó a él-. Si no te importa,
quiero presentarle a Taemin a unos amigos de la universidad.
No te preocupes. Tengo comida y bebida, sobreviviré.
Hyung, no tardaré.
Ve, anda.
Sabía que no era buena idea (tampoco) quedarse solo en ese lugar repleto de desconocidos. Y mucho menos ante la enorme
probabilidad de encontrarse con Jonghyun y no saber si huir o esconderse (o ambas cosas) para evitar que le viera.
“Debería haberme quedado en casa terminando la maldita página web”.
Pero Jinki le había insistido insanamente en que se dejara de cobardías y enfrentara el odio de Jonghyun de una vez por todas.
“Claro, como a él ya le ha pegado, ahora me toca a mi…”
No creía que fuera capaz de hacerle daño (al menos, no físico) pero no sabía hasta qué punto podía estar enfadado con él, aunque
lo podía imaginar no muy sutilmente.
Pudo percibir la energía negativa desde el otro lado del jardín cuando sus miradas se encontraron.
“Mierda”.
“¿Qué hace aquí?”
“¿Qué coño hago aquí?”
“Mataré a Minho por haberle invitado”.
“Si se acerca, me voy”.
“Como se atreva a acercarse, juro que le golpearé”.
“¿Debería fingir que no le he visto?”
Le pareció una idea fabulosa, y le dio la espalda, caminando hasta la mesa de las bebidas, para servirse una nueva copa de
champán.
“Ni que hubiera algo que celebrar”.
Mientras, Jonghyun, al otro lado del jardín, estrujando una servilleta, no dejaba de mirarle.
“No hagas como que no me has visto, es evidente que sabes que estoy aquí, maldito seas”.
Caminó hacia él decididamente, tropezando con algunas personas, soltando su servilleta en el césped con furia, y ya estaba a punto
de llegar a él, cuando Minho le interceptó :
-
Hey, ¿a dónde crees que vas?
Tengo que hablar con él.
115
-
Nada de escenitas en mi cumpleaños. En tu casa haz lo que quieras, pero en la mía no permito peleas.
Jonghyun pareció tranquilizarse un poco por el agarre y las palabras de su amigo, y suspiró.
-
Está bien. No diré nada. Pero haz el favor de tenerle alejado de mi vista.
Déjalo en mis manos.
Mientras Jonghyun contaba hasta 100, Minho se llevó a Kibum y a Taemin a una especie de chill out cerca del porche, apenas
iluminado por unas velas, y se acomodaron entre los centenares de cojines de colores.
“¿Por qué tienes que ser tan bonito?” Odiaba a las velas por ser incapaces de ocultar esa evidencia.
116
Kibum miraba con cierta repugnancia la escena. No porque en realidad sintiera asco, sino porque les envidiaba demasiado.
Sentados en los cojines de aquel chill out tan bien acondicionado por el anfitrión, Taemin y Minho se besaban como si hubiera
mañana. Minho incluso le había subido encima de sus piernas para tener un control más completo de su cuerpo.
“No sé por qué le he dejado beber tanto” era un pensamiento que no abandonaba su mente, porque la evidencia de que ese
Casanova estaba aprovechándose de la situación era innegable.
-
Muchas gracias, amigos.- Dijo, arrastrando un poco las palabras. Sí, él también había bebido más de lo que su cuerpo podía
asimilar. Ellos le miraron, confusos-. Por comer delante del hambriento. Gracias.
Levantó su vaso y brindó con el aire.
-
No seas así, hyung…
Kibum, si estás solo es porque quieres. Hay un montón de chicos guapos en la fiesta.
Hay un montón de chicos heteros en la fiesta.- Puntualizó.
Bueno… yo confío en tus capacidades.
Vete a la mierda.
Además, aquí se está muy bien. Estamos tranquilos, nadie nos molesta…
¡Es una fiesta! Se supone que uno debe relacionarse con gente.
Bah, tonterías.
Sobre todo tú, ya que es tu cumpleaños y son tus invitados.
Eso es cierto, Minho.- Le apoyó Taemin-. ¿Te estoy acaparando demasiado? – Quitó los brazos de alrededor de su cuello.
Para nada. Yo te estoy acaparando a ti.
Volvió a colocarlos en la misma posición y empezaron una nueva ronda de besos.
-
Ah… tan pesados…
Deja de quejarte. Si no hubieras estado huyendo de Jonghyun toda la noche, no estarías así.
¿Qué quieres, que me pegue como le hizo a Jinki?
Hablando del Rey de Roma…
Jinki hizo su aparición en la fiesta de la forma menos insospechada. Venía vestido con una americana elegante y tras él, con pasos
tímidos pero seguros, JongIn. Minho levantó el brazo para que les encontrara y se acercaron.
-
Felicidades, Minho.
Le dio una enorme caja que JongIn ayudó a colocar junto a ellos y se sentó al lado de Kibum.
-
Las bebidas están por allá.- Señaló al centro del jardín.
Ok, cariño, trae bebidas, ¿sí?
Sí, amo.
JongIn se dirigió a las mesas y los demás le miraron, totalmente impactados.
-
¿Te ha llamado “amo”?
Se me ocurrió y parece que le gusta. Es tan vicioso…
Tiene cara de serlo.- Opinó Taemin.
Pues ahora que lo dices… os parecéis un poco, ¿no?
¡Qué dices!
Salvo que él no es un hada virginal como tú.
¡Yo no soy ningún hada!
Ya, ya, basta.- Minho impidió que se levantara-. ¿Es el portátil que te pedí?
117
-
Sí.
Genial, gracias.- Empezó a desembalar su regalo-. Por cierto, bonito color de cara.
Jinki sonrió de lado, haciendo que su pómulo amarillento-verdoso resaltara todavía más.
-
Es una bestia.- Susurró Kibum.
No es como si no me hubieran pegado antes.
¿En serio?
Woah, Minho, es muy bonito…- Taemin parecía más emocionado que él con el regalo.
¿Esos dos están juntos? – Jinki les señaló, sin ningún tipo de disimulo.
Eso parece. Al menos ahora están respirando y no metiéndose la lengua hasta la campanilla.
Maldito envidioso…
La risa de Minho se contagió a Jinki, que en seguida recibió su cerveza de manos de JongIn, quien se acomodó entre sus piernas y
bebía pequeños sorbos de su botellín.
-
Mierda, voy a tener que llamar un taxi para volver a casa. Ya es tarde.
Yo te llevo, si quieres.
Pero si acabas de llegar.
¿Por qué no os quedáis? – Kibum giró la cabeza hacia Minho-. Tengo habitaciones de invitados de sobras.
Genial, así puedo beber con tranquilidad.- Jinki abrazó un poco contra si a JongIn, que pareció sentirse más cómodo de ese
modo.
¿No habla nunca? – Preguntó Taemin, curioso.
Sólo cuando se lo permito.
Eso es tan retrógrado, Jinki…- Kibum parecía ofendido.
A él le gusta el juego, ¿cierto?
JongIn bajó la cabeza un poco y se escondió entre sus brazos. Realmente parecía cómodo con eso.
-
Qué mono…- Minho acarició el pelo de Taemin, enternecido.
Ni lo sueñes.
Vaaaaale, pero ¿os quedaréis?
Kibum esa vez no pudo negarse. La última vez, en aquel viaje frustrado, él había sido el culpable de que aquellos dos tuvieran
problemas y no quería repetir la misma experiencia. De todos modos, Jonghyun ya no estaba en escena.
La gente tardó en irse pero ellos no se preocuparon hasta que se acabó el hielo. Sólo entonces se fueron a dormir. Taemin insistió
en compartir el cuarto con Kibum y Minho no tuvo más remedio que aceptarlo.
“Jódete, por salido”.
Jinki y JongIn no tuvieron reparos en apropiarse de una cama grande para ellos y mucho menos en ser silenciosos en sus jugueteos.
-
Yo así no puedo dormir.- Se quejó Kibum, pataleando en el colchón-. Y todo me da vueltas.
Has bebido mucho, es normal.
Tú también bebiste.
Pero menos.
Creo que voy a… vomitar…
Pues ve al baño, no quiero que le manches la habitación a Minho.
Ya voyyyyyyy.
¿Desde cuándo se preocupaba por ese Casanova de Choi más que por él? No lo pensó demasiado porque sus náuseas eran
demasiado inminentes y tuvo que vaciar su estómago de forma casi animal.
“Dios, voy a morir”.
Pero unas manos fresquitas y suaves aguantaron su cabeza, justo en su frente, para que su pelo no le tapara la cara mientras
vomitaba. Quizá no fue especialmente romántico, pero al menos sí bastante íntimo. Apenas por el rabillo del ojo pudo notar la cara
de preocupación de Jonghyun mientras le mojaba la nuca con agua y sujetaba su cabello rubio, susurrando cosas del tipo “después
estarás mejor” que le hicieron prácticamente caer inconsciente.
118
Jonghyun apenas alcanzó a sujetar la cintura de Kibum antes de que resbalara hacia atrás, pues las rodillas no sujetaban el peso de
su cuerpo inconsciente. Si no hubiera estado ahí, probablemente su golpe en la cara contra la cerámica del wc habría sido horrible.
Se alegró de haberse quedado a dormir, a pesar de que 1) no estaba durmiendo y 2) se encontraba de nuevo en “ese tipo de
situaciones” que solían envolverles a los dos. Huir del magnetismo de Kibum, aunque estuviera dormido, era imposible.
“¿Cómo coño lo hará?”
Intentó levantarle para llevarle a su cuarto pero, al igual que había ocurrido durante su primer encuentro, su cuerpo no era tan
ligero como aparentaba. Sabía que si intentaba moverle, montaría tal escándalo que despertaría a todo el mundo, y no quería que
nadie viera que le estaba ayudando. No después de prácticamente haberle quemado con sus ojos durante toda la fiesta.
Había sido testigo de cómo había escapado de su radio de visión, de cómo Minho le había llevado lejos del tumulto sólo para evitar
una catástrofe. También había visto a Jinki llegar con JongIn y unirse a ellos en su fiestecita particular (esa a la que a él no había sido
invitado). Pero sobre todo pudo contar la cantidad de copas que Kibum había bebido. Demasiadas para alguien que solía beber
poco y que comía todavía menos por esa mierda de obsesión insana por la dieta.
Se decidió por la solución más fácil. Tumbó a Kibum en el suelo y fue a la habitación que Minho le había asignado para buscar una
almohada y una manta. Le hizo rodar un poco para que no estuviera en contacto con el frío suelo y le apoyó la cabeza en la
almohada. Kibum balbuceó algo pero apenas sonaba como el gruñido de un gato.
-
Gatito.
Sonrió y le tocó la nariz, provocando que la arrugara, y le tapó con el resto de la manta que no estaba bajo su cuerpo. Una vez que
comprobó que dormía, se fue a su habitación para intentar dormir él también.
“¿Y si vomita mientras duerme y se asfixia?”
Pensamientos catastrofistas acudieron de golpe y colaboraron en su desvelo. Volvió al cuarto de baño, donde todo parecía igual que
como lo había dejado excepto porque Kibum se había destapado y se había intentado quitar la camiseta, sin éxito.
“Te resfriarás”.
Le tapó de nuevo y se sentó un rato a mirarle.
Sus párpados se apretaban como si estuviera luchando en sueños. Sus labios se contraían una y otra vez, y su respiración era
entrecortada, parecía estar sufriendo. Alargó la mano hasta su frente y la acarició. Había prácticamente olvidado el tacto de su piel
suave y delicada, ahora envuelta en sudor, pero que conservaba intactas sus cualidades.
“¿Qué me has hecho?”
Cogió una toalla de su cuarto y la humedeció, para pasarla por su frente y su cuello, limpiando el sudor y refrescándole. En un
momento se detuvo y se preguntó por qué estaba haciendo eso, cuando horas antes lo único que quería era darle una paliza.
“¿A quién trato de engañar? No podría ponerle un dedo encima”.
-
¿Qué pasa?
Pegó un saltito, sorprendido, dejando caer la toalla.
-
Choi, joder, qué susto.
¿Qué hacéis aquí?
119
-
Alguien bebió demasiado.
Minho clavó sus ojos en el bulto inconsciente del suelo.
-
¿Está bien?
Sólo duerme. Anda, ayúdame.
Entre los dos levantaron a Kibum y lo llevaron hasta la habitación de Minho, según sus instrucciones.
-
Quiero pasar la noche con Taemin.
Kibum te matará mañana, lo sabes, ¿no?
Sólo voy a dormir con él, no a violarle.
Seguro.
Y tú deberías dormir, ya casi es de día y mañana nos vamos a la playa.
No creo que esté en condiciones de ir a ningún sitio.- Señaló a Kibum, que dormía boca abajo, babeando la almohada.
Bueno, ya lo hablaremos durante el desayuno. Buenas noches.
Minho salió de la habitación y Jonghyun terminó de acomodar la colcha sobre el cuerpo de Kibum.
-
Jjong…
Se sobresaltó al entender el gruñido, que ya no era un sonido abstracto.
-
¿Necesitas algo?
Jjong…
¿Vas a vomitar? – Por un momento, temió por la ropa de cama de Minho.
¿Por qué te preocupas por mi?
“Llevo dos horas haciéndome la misma pregunta”. “Bueno, en realidad dos meses”.
-
Quería usar el baño y estabas ocupándolo.
Kibum se restregó los ojos y con esfuerzo, se incorporó, apoyándose en su codo.
-
Hay otro baño abajo.
No lo sabía.
Podías haberme dejado allí y no lo hiciste.
Pensé que Taemin se asustaría si te encontraba ahí por la mañana.
¿Por qué no lo admites de una vez? ¿eh?
¿El qué?
Que tenemos algo más especial de lo que te gustaría.
No empieces con esa mierda.- Kibum detuvo su gesto cuando intentó levantarse de la cama, en la que se encontraba
sentado.- No tenemos nada.
No te creo.
Ese es tu problema. Pero yo no me relaciono con espías y mentirosos.
Kibum aflojó el agarre en su brazo y bajó la cabeza.
-
Lo estropeé todo de esa manera, ¿no?
Mucho.
Podía haber sido genial si no lo hubiera hecho.
Eso ya no podemos saberlo.
Pero fue real, ¿verdad? – El ligero jadeo de su voz hizo temer a Jonghyun que se fuera a echar a llorar-. Dime que lo que
tuvimos fue algo más que sexo, que pensabas en mi por las noches de la misma manera en la que yo pensaba en ti.
¿Para qué quieres hurgar en el pasado?
Porque quiero saber si en mi mundo de fantasía también fui capaz de inventarme que me querías.
Nunca he dicho que te quiera.
Pero lo haces.
No pongas en mi boca palabras que nunca he dicho.
¿A qué tienes tanto miedo? Yo también tragué mierda en el pasado y eso no me convierte en un fóbico.
No lo entenderías. Dudo mucho que sufrieras al nivel en que sufrí yo.
No puedo saberlo porque nunca me cuentas nada.
120
-
No hay nada que contar. No eres nada mío. Nadie a quien deba contarle cosas de mi vida.
Kibum bajó la cabeza. Quizá eso era todo. Quizá sólo había sido especial para él. Las ansias por un nuevo mensaje, una nueva foto,
una llamada, o una conversación picante por medio del chat de Pandora… sólo las sentía él.
-
-
Ya veo.- Le miró, con una sonrisa triste, y parpadeó un par de veces, evitando que las lágrimas abandonaran sus ojos-. Lo
siento por eso también. Por creerme con derecho a que me cuentes las cosas que te pasan. Abusé de tu confianza.- Se
tumbó, dándole la espalda-. Que descanses.
No fue sólo sexo.- La respiración de Kibum se cortó, apenas pudo tragar una pequeña bocanada de aire justo antes de
escucharle, y no se atrevió a seguir haciéndolo por miedo a eclipsar lo que fuera que iba a decir-. Pero se acabó.
Se fue de la habitación, llevándose consigo, además de la toalla mojada con la que había estado refrescado a Kibum, todas sus
ilusiones de recuperarle.
121
Minho se deslizó silenciosamente en el interior de la habitación, deseando no ser descubierto (aunque en el fondo le atraía bastante
la idea de despertar a Taemin y empeza cualquier tipo de cosa). Taemin dormía bastante profundamente, con los brazos de fuera de
la colcha, y la boca abierta. Le pareció la cosa más tierna que jamás había visto.
-
Deja de pensar estupideces.- Se dijo a sí mismo, para a continuación entrar bajo las sábanas y acercarse un poco al cuerpo
dormido.
Hyung… hace calor…
Se quedó petrificado al oírle, pero como al momento volvió a escuchar su respiración calmada supuso que se había vuelto a dormir.
Se quitó la camiseta porque, diablos, allí dentro hacía un calor inhumano. Por precaución, no se acercó más y mantuvo una ligera
distancia de seguridad.
-
Esto tiene que ser malo para la salud.- Murmuró, con la vista clavada en esos labios abultados, que parecían estar pidiendo
ser besados.
Hyung… déjame dormir…
Taemin se giró y se abrazó a su cuello, impidiéndole tragar saliva debido a lo tenso que estaba.
-
Me ahogas.- Susurró.
Hueles mucho a cerveza, hyung… - Le olisqueó la boca y el pelo y volvió a acomodarse en el hueco de su cuello-. ¿Has
vomitado?
No, ha sido Kibum.
Ah.- Unos segundos después el colchón vibró por el movimiento brusco de Taemin al sentarse-. ¡Minho! ¿qué haces aquí?
Minho alargó la mano hasta la mesita de noche y encendió la lamparita que había en ella.
-
Kibum estaba un tanto… borracho…
¿Dónde está?
En mi cuarto. Jonghyun cuida de él.
¿Qué?
Yo también he flipado con eso.
Se pasó la mano por el flequillo, desordenándolo.
-
Me has asustado, no te esperaba.
No creas que venía a aprovecharme de ti, sólo quería que durmiéramos abrazados.
Taemin le miró como si acaba de escuchar la cosa más absurda del mundo. Pero Minho se mantenía quieto en su posición, con una
sonrisa tranquila y un gesto somnoliento.
-
¿Es otro de tus truquitos?
¿Qué truquitos? Anda, deja de pensar tonterías.- Apagó la lamparita y se tumbó-. Ven aquí.
¿Para qué?
Para dormir.
¿Seguro?
Joder, ¡claro! Estoy agotado. La fiesta ha sido una locura y he bebido mucho.
Te pones muy tontito cuando bebes.- Se acurrucó entre sus brazos, de frente-. Aunque creo que te ves bastante sexy.
Entonces voy a tener que estar borracho 24/7.
Bobo.
122
Cerró los ojos y dejó que le acariciara el pelo hasta que se quedó dormido.
-
Eres tan lindo…
Apenas pudo terminar de suspirar esa frase y ya estaba durmiendo también. Y habría dormido como un tronco durante el resto de
la noche y buena parte de la mañana si no hubiera notado esa sensación fría en el cuello.
-
Ah…
O era su imaginación o eso era un jadeo.
-
¿Estás bien?
Minho…
¿Ocurre algo?
Bésame.
Los labios de Taemin se apoderaron de los suyos rápidamente, casi demandantes, mientras Minho trataba de asegurarse de que no
estaba soñando.
-
Hey… ¿a qué viene esto?
Estoy cachondo.
Y tras decir esa frase que le dejó en shock, se sentó sobre su cintura y se deshizo de su camiseta.
-
Wowowow…. Espera un momento.
No puedo esperar. Vamos a hacerlo.
¿Qué? ¡No!
Lo apartó a un lado y se alejó un poco.
-
Pero era lo que tú querías…
Eso era antes de que fuéramos… novios…
¿Eso quiere decir que ahora ya no quieres?
No es que no quiera, es que dijimos que no lo haríamos.
Eso fue antes de estar durmiendo en la misma cama. Las circunstancias han cambiado.
Le vio tan seguro de sí mismo que casi le pidió el contrato para firmarlo en ese momento.
-
A ver… esta noche todos hemos bebido mucho…
Yo no he bebido tanto. Sé lo que hago.
¡Pero yo no! Casi no puedo ni mantenerme en pie, ¿crees que haría de esto una noche memorable para ti?
Yo haré que sea memorable.
Haciendo caso omiso a sus palabras, volvió a colocarse sobre él, esta vez restregándose contra su cuerpo de un modo descarado y
desesperante, atacando su boca sin que le diera tiempo a prepararse para el siguiente beso.
-
Taemin, espera…
No puedo.
Acarició el pecho desnudo de Minho, delineando sus músculos con cuidado, encendiéndole todavía más de lo que ya estaba por
semejante invitación.
-
Mierda.
Se lo quitó de encima al rodar por la cama y lo colocó bajo su cuerpo para deleitarse con sus pequeños pezones, erectos y deliciosos,
que no tardó en saborear.
-
Sigue…
Por encima de los pantalones agarró sus nalgas y las apretó, provocando un gemido agudo en Taemin, que las tensó, excitándole
todavía más.
123
-
Me muero de ganas de…
¿De?
De repente se encontró con esos ojos brillantes que le interrogaban, expectantes, esos dulces ojos almendrados que habían
cambiado el curso de la historia de Choi Minho. Y se sintió expuesto.
-
No puedo seguir con eso.
¿Qué dices? ¿Tú me has visto?
Señaló su entrepierna abultada, pero Minho sólo agachó la cabeza y le besó la frente. Tuvo que respirar muy hondo para
contenerse.
-
No me perdonaría si te hiciera esto.
¡Pero es lo que yo quiero hacer!
Pero no de esta manera. No aquí ni así.
Minho, quiero hacerlo.- Cogió su cara entre sus manos-. Te lo juro.
Pero yo no.- Se las quitó-. Quiero que tu primera vez sea especial. Y pienso encargarme de ello.
No pudo objetar nada a eso, había sido demasiado apabullante. ¿Era posible que le importara de verdad a Minho?
124
-
Déjalo ya, vas a hacerte daño.- Jonghyun le quitó a Minho el cojín con el que se estaba pegando en la cara.
Es que… ¡mierda! ¿Cómo puedo ser tan idiota? ¡Le tenía a tiro!
Ya me lo has contado una docena de veces…
¿Qué pudo fallar? ¿Por qué le solté todas esas gilipolleces? ¿Me estaré volviendo demasiado marica?
Hombre… marica ya eres…
Soy una vergüenza para mi reputación.
Lo eres.
Jonghyun caminó hacia la cocina para terminar de preparar el desayuno.
-
Gracias por tu apoyo.
De nada.
¿No vas a aconsejarme? ¿A decirme que he hecho lo correcto respetando su virginidad?
Choi.- Puso las manos en sus hombros-. Debiste habértelo follado. Te van a doler los huevos durante meses. Estúpido…
Se concentró en la olla al fuego y Minho asumió que su amigo no iba a ser un buen consejero en esa ocasión.
-
¿Qué cocinas?
Una sopa de resaca. No quiero que por culpa de Kibum los demás nos quedemos sin ir a la playa.
¿Tengo yo tantos ingredientes aquí? – Abrió la nevera y echó un vistazo. Había muchas cosas dentro.
Por suerte tus empleados te hacen la compra.
Así sobrevivo.- Mordisqueó un trozo de zanahoria que Jonghyun había dejado en el mármol-. ¿En realidad por qué te
preocupas tanto por él?
Te lo acabo de decir : porque no quiero que nos estropee el día a los demás.
Prueba otra vez.
Ash, ya vete a ducharte, apestas.
Tienes razón. A ver si la ducha es capaz de arreglar esto.
Señaló sus pantalones, algo abultados en la entrepierna, y Jonghyun soltó una carcajada.
-
Qué pena me das.
Vete a la mierda.
Mientras Minho se duchaba, Taemin bajó a desayunar y Jonghyun le pidió que le llevara la sopa a Kibum. “No quiero que piense que
me preocupo por él”. Jinki y JongIn acabaron bajando después de una buena cantidad de gritos.
-
Menuda nochecita, par de salidos. ¿No podéis dejar eso para cuando estéis en vuestra casa?
JongIn se colocó detrás de Jinki al escucharlo.
-
¿Es que tienes envidia?
¿De tu ojo morado?
Touché.
Jinki se sentó a la mesa junto a Taemin, y animó a JongIn a imitarle.
-
No vas a pegarle de nuevo, ¿verdad? – Susurró Taemin-. Después de todo, estamos en casa de Minho.
No voy a pegarle.- Se sentó frente a ellos-. No tengo ganas.
Mejor para ti.- Rió Jinki-. Porque esa vez me contuve porque tenías tus razones y necesitabas desquitar tu rabia. No habrá
una segunda ocasión.
Eso ya lo veremos.
125
-
¿Por qué hacéis tanto ruido?
Un Kibum apenas despierto entró en la cocina con un simple short y una camiseta holgada, propiedad de Minho.
-
¿Por qué llevas mi camiseta?
¿Eh?
Vomitó toda su ropa.- Explicó Jonghyun-. Que por cierto, está en el baño de arriba.
¡Puaj, qué asco!
Hyung, ¿has comido la sopa?
Sí, gracias…- Susurró, mirando a Jonghyun, que simplemente volvió su vista a su bol de arroz.
¿A qué hora nos vamos? – Trató de evitar sus ojos y sólo lo preguntó al aire.
En cuanto terminemos de desayunar.
Minho trajo unos cuantos bañadores, ya que no había avisado a nadie de su plan y se organizaron en dos coches para ir. Él por
supuesto, eligió su deportivo biplaza para no tener que llevar a nadie más que a Taemin.
-
Puto jugador…
No sé si podré aguantar todo el viaje sin vomitar. Tengo el estómago fatal.- “Si anoche creía que iba a morir, ahora tengo la
certeza absoluta”.
Siéntate delante.- Se apresuró a opinar Jinki-. Así no te marearás.
“Eso. Lo que más necesito es conducir durante media hora con Kibum al lado”.
El viaje habría sido un infierno a causa del movimiento en el asiento trasero si no hubiera sido porque Jonghyun subió el volumen de
la radio y se concentró en la carretera. A pesar del ruido Kibum durmió todo el rato (o al menos mantuvo los ojos cerrados) y eso
consiguió que no se pusiera todavía más nervioso.
“Mierda, ¿por qué me pone tan nervioso?”
En la playa se reunieron con más amigos de Minho, que habían estado la noche anterior en la fiesta, y se fueron a bañar juntos.
Kibum tenía bastante trabajo tratando de sobrevivir y simplemente se quedó tirado en la toalla boca abajo, maldiciéndose por
haber aceptado todo aquel champán.
-
Odio el champán. Nunca más.
Podía escuchar perfectamente cómo la gente se divertía, gritaba, inventaba juegos en el mar, competía en absurdeces y los
perdedores se veían obligados a comprar cosas a los otros.
-
Hyung, ¿quieres un helado? Minho perdió el partido.
Sólo quiero morir.
¿Vas a estar todo el día ahí tirado? – Se agachó delante de él, obligándole a abrir los ojos-. ¿Por qué no intentas divertirte?
Me duele todo. Creo que si me pongo en pie, vomitaré.
¿Sigues con eso?
Nunca más champán. Nunca más.
Al menos protégete un poco.- Le tapó con una toalla la cabeza-. Te vas a quemar.
Puedes usar esto.- Una voz sonó tras ellos y Taemin cogió al vuelo lo que le lanzó.
Ah… gracias.
De nada. Tiene la piel muy blanca. Si no se protege, sufrirá.
Gracias papá.- Murmuró Kibum, aún boca abajo.
Sé más amable, el chico te está ayudando.- Le regañó Taemin-. Y úsalo.- Se puso en pie-. Voy por mi helado.
Kibum apenas rodó unos centímetros para quitarse la toalla de encima y leer la etiqueta del bote de protección solar.
“SPF 50, perfecto”.
Lo destapó y se deleitó con su suave aroma. Siempre le habían gustado los olores de los protectores solares. Estuvieras donde
estuvieras, siempre olían a verano.
-
¿No te gusta la playa? ¿Te obligaron a venir?
El chico se sentó en la toalla vacía frente a él, removiéndose el pelo con las manos para que secara mejor.
126
-
Tengo resaca.
Oh… mierda.
Exacto.
La fiesta estuvo bien, ¿eh?
Pse…
Se incorporó poco a poco y centró la vista en aquellos ojos sonrientes que le miraban con intensidad.
-
Nam Woohyun. ¿Y tú?
127
-
¿Desde el instituto? Eso es mucho tiempo.- Kibum aceptó el frappé de café que Woohyun había insistido en comprar.
Entonces Minho ya era “el Terror de las Nenas”.
Está muy bueno, pero odio que salga con mi mejor amigo.
¿Celoso?
Preocupado.
Te entiendo.
¿También te lo follaste?
¿Qué? ¡No! – Pudo jurar que el chico se había sonrojado-. ¿Es que tú sí?
Bueno, es un poco complicado…
Ya… - Sorbió con algo de desgana antes de reanudar la conversación-. Pero con Taemin se le ve bien. Nunca le había visto
salir con un chico.
¿Ah no?
Nop. Ha tenido novias. Muchas.
Ya me lo imagino.
Y ha tenido líos diversos con algunos chicos. Pero nunca una relación. A sus padres les daría algo.- Dejó escapar una rsisita.
¿Es que son muy tradicionales?
Algo así.
Pobre Taemin.- De repente, el frappé ya no era tan delicioso-. Sabía que tenía que alejarle de él.
Quizá cambien de opinión cuando le conozcan…
“Eso no pasará. Sé cómo son ese tipo de padres. Por experiencia”.
-
¿No te gusta el fútbol? – Señaló la orilla del mar, donde los chicos se habían divido en dos grupos y trataban de enseñar a
las chicas las normas básicas del juego.
Hace demasiado calor. Nunca he entendido la necesidad de hacer deporte en la playa.
¡Ni yo! Salvo deportes acuáticos y refrescantes, claro.
¿Te gustan los deportes acuáticos?
Por favor… - Su mano se movió sola, casi fingiéndose ofendido-. Cuando estaba en secundaria mi equipo ganó el
campeonato nacional de esquí acuático.
Wow, ¿en serio?
En serio.- Su sonrisa altiva se instaló de forma automática en su rostro.
Por eso tienes los hombros tan bien formados.
Casi se atragantó ante el cumplido. “Pero es cierto, son realmente perfectos”.
-
Lo dejé hace años, es una pena, porque me gustaba bastante.
Nunca he hecho algo así, suena divertido.
Es muy divertido.
¿Deberíamos quedar un día para que me enseñes?
¿Quieres aprender?
Al menos así se combate el calor infernal de este lugar.
Bueno, también están los frappés.
Woohyun levantó su vaso de plástico, obligándole a brindar con él.
-
¿Me das tu número de teléfono?
De nuevo volvió a atragantarse. “¿Qué está pasando?”
-
Eres muy directo.
128
-
No me gusta perder el tiempo.- Sacó su móvil, a la espera de anotar el número.
Dios… esto es tan repentino…
¿Es que sales con alguien?
Ehm… no.
¿Entonces?
Bueno… no es que esté buscando una relación precisamente… He tenido una experiencia un tanto… traumática. O no
traumática pero sí… extraña… y no estoy… muy abierto al amor en estos momentos.
Nadie está hablando de amor. Sólo hablo de salir, conocernos, ver qué pasa… ya sabes…
Tampoco busco sexo.- Eso lo dijo tan asombrosamente serio que podría haber firmado ejemplares del libro “Virgen hasta el
matrimonio” del autor Lee Taemin.
Woohyun abrió los ojos, un tanto sorprendido por ese comentario.
-
No me refería a eso.
Te lo digo por si acaso.
No puedes estar para siempre a la defensiva, ¿sabes? En algún momento, tendrás que bajar la guardia y aceptar que hay
gente estupenda ahí fuera.
No pretendo quedarme en este estado por mucho tiempo. Sólo necesito reflexionar un poco.
Tú no tuviste la culpa, estoy seguro. De lo contrario, no estarías así.
Te equivocas completamente. No sólo tuve la culpa sino que yo mismo desencadené todos los acontecimientos por actuar
como un enfermo.
No me lo creo.
Hice cosas vergonzosas.- Sólo de pensarlo ya se avergonzaba-. Que nunca pensé que haría por un tío.
Quizá él lo valía.
Lo vale.
Pero quizá… no está hecho para ti.
En realidad no está hecho para nadie. Es como el fruto del árbol prohibido que todo el mundo puede admirar pero nadie
tocar. Y mucho menos probar.
Woohyun asintió, dándole a entender de alguna forma, que era capaz de ponerse en su pellejo.
-
¿Hace mucho de todo eso?
No. Muy poco. Por eso me emborraché anoche y por eso tengo resaca.
Nadie merece que destruyas tu cuerpo de esa manera.
Lo necesitaba de verdad. Necesitaba evadirme un poco de toda la mierda que he montado.
No creo que seas capaz de hacer algo tan malo como para que alguien se aleje de ti.
Le espié ilegalmente.- Lo soltó, sin más. “A la mierda, no voy a volver a ver a este tipo”-. No te aburriré con los detalles,
pero fue bastante épico todo.
Las palabras parecieron abandonar los labios del chico de pelo castaño, que sólo boqueaba intentando ordenar sus ideas.
-
Eso que dices es muy fuerte.
Fue peor. Porque tuve un cómplice que era su amigo.
Woohyun carraspeó, en un último intento de comprender por qué alguien haría algo así.
-
¿Al menos él se fijó en ti?
Kibum sonrió, lánguido, y negó con la cabeza.
-
Sólo fue sexo para él.
Esa historia (sesgada, pero lo suficientemente detallista) no le quitó las ganas de acostarse con ese chico rubio que en todo el día no
se había relacionado con prácticamente nadie. Al contrario, su curiosidad aumentó cuando empezó a imaginar hasta qué punto
podría ser apasionado Kibum, si había hecho tanto a cambio de tan poco.
-
Él se lo pierde.- Dejó su vaso en la arena y agarró los tobillos de Kibum, que se escalofrió con el toque de sus dedos fríos por
el hielo del refresco-. Si Jonghyun es idiota, no podemos hacer nada.
Kibum nunca entendió como Woohyun había atado cabos de esa manera. Tampoco era consciente de la forma en la que sus ojos
desviaban su atención hacia Jonghyun, en pleno partido de fútbol varios metros más allá, mientras hablaba. Ni siquiera tuvo la
oportunidad de encontrar los ojos de Jonghyun clavados en ese chico amable, escrutándole, imaginando cuáles serían sus
129
intenciones con “su gatito” y por qué había dejado el equipo de Minho voluntariamente, cuando era evidente que era el delantero
perfecto.
Quizá no volvería a verle nunca, pero ese día Nam Woohyun hizo algo que Kibum nunca tendría demasiada vida para agradecerle :
demostrarle a Jonghyun que si él dejaba pasar ese tren, cualquier otro podría subirse y hacer un increíble viaje en su lugar.
130
-
¿Y ese quién es?
Jonghyun señaló con una mueca al chico sentado junto a Kibum, en la toalla.
-
¿Quién? ¿Namu? Un amigo del instituto.
¿Por qué acosa a Kibum? ¿Se conocen?
Diría que no. Y no le está acosando.
Pues parecen muy amigos.
No sé… yo sólo les veo hablando normal.
No me jodas, mira cómo le sobetea todo el rato.
Observaron con detenimiento la escena. Cómo Woohyun acariciaba los tobillos de Kibum y éste parecía encoger las piernas un
poco, algo intimidado por el contacto.
-
Sólo están hablando. No tiene nada de raro.
Minho le quitó importancia pero él no dejaba de ver señales de coqueteo por todos lados. Y no era que Kibum las estuviera evitando
precisamente…
-
Me da la sensación de que Kibum se siente incómodo con ese chico. Ve y dile algo.
¿Yo?
Bueno, es tu amigo, dile que no le toque.
Minho le miró, soltando el balón de fútbol en la arena.
-
¿Estás diciendo en serio que vaya allí y le diga que no se acerque a Kibum porque… tú… que no eres nada suyo… crees que
le está acosando?
Es evidente que se está propasando.
Como si se lo quiere follar en mitad de la playa. ¡No es asunto tuyo!
“Claro que no es asunto mío. Pero lleva mi collar”.
Ese collar que tintineaba entre los dedos de Woohyun, curioso por conocer el motivo por el que esa joya colgaba de su cuello.
-
Fue un regalo.
Me parece sexy.
“¿Por qué todo lo que dice parece tener una doble intención?”
-
¿Minho siempre ha sido tan alto?
“Cambia de tema, cambia de tema”.
-
Sí, siempre.- Pero sus ojos seguían concentrados en el cascabel-. ¿Es algo así como un juego sexual?
¿Qué? – No había forma de evitar el jugueteo constante de ese chico-. Nooooo, sólo fue una broma y… no sé… me hace
gracia llevarlo.
Te queda bien.- Deslizó sus dedos desde el collar hasta su pecho. Kibum se separó un poco para evitar el roce, ya
demasiado avasallador.
“¿Por qué me toca tanto?”
131
-
O vas tú, o voy yo.- Jonghyun volvió a acercarse a Minho, ya fuera de sí, deteniendo por segunda vez el partido.
Pero qué…
Se lo va a violar ahí mismo y no estás haciendo nada para evitarlo.
¿Acaso él es mi amigo?
Taemin tampoco está haciendo nada.
Ambos fijaron la atención en Taemin, que hablaba animadamente con un par de chicas que le hacían trenzas en el pelo.
-
Le están peinando.
Muy masculino todo.
Al menos yo tengo novio.- Sonrió, orgulloso, cogiendo el balón de las manos de Jonghyun para sacar de nuevo-. Saco yo.
¿En serio vas a seguir sin hacer nada?
Mírame.
Le ignoró y volvió a su posición, mientras Jonghyun se quedaba estático, indeciso.
“Si voy, pensará que soy un pesado. O que estoy interesado en él.”
Pateó la arena.
“No voy”.
Intentó concentrarse en el partido, en el que ya ni participaba, allí quieto en medio del campo, siendo empujado de vez en cuando e
incluso golpeado por el balón un par de veces. Ni se inmutó.
“No me gusta. Sólo fue un polvo. Bueno… varios”.
Su cabeza giró casi demoníacamente cuando escuchó el chillido de Kibum, provocado por una pequeña batalla de arena recién
iniciada, de la que trataba de defenderse.
“¿Es que tienen 3 años?”
Vio como Namu (“¿Eso es un nombre?”) lanzaba puñados de arena contra su cara y Kibum sólo movía las piernas para intentar
alejarle, pero al tener los ojos cerrados no atinaba.
“¿Eso le gusta?”
Hasta que empezó a mover sus pies enérgicamente y a levantar un poco de polvo, consiguiendo que se alejara y escupiera (porque
algo había entrado en su boca).
“Idiota. Eso te pasa por no saber cerrar la puta boca”.
Pero entonces hizo un movimiento inesperado. Con una rapidez asombrosa, cogió una toalla y con ella inmovilizó todo el cuerpo de
Kibum, acostándole en la arena, y poniendo sus rodillas sobre la tela.
“Vas a morir.”
Kibum dejó de gritar. Pero el pensamiento de Jonghyun, que no sólo había sonado en su mente, aunque él ni se dio cuenta de ello,
detuvo el partido completamente. Minho hizo el amago de detenerle, pero antes de mover un solo músculo, Jonghyun ya había
llegado a la zona de toallas, había agarrado a Woohyun por los hombros y lo había levantado en el aire (para asombro de todos)
para empujarlo lejos con todas las ganas.
Kibum se revolvió, sintiéndose liberado, y se destapó, encontrándose con una imagen inesperada.
-
¿A qué juegas?
El reproche de Jonghyun le descolocó.
-
¿Perdona?
¿Cómo puedes dejar que ese estúpido se propase de esa manera?
¿Qué…? Sólo… estábamos… pasando el rato.
132
“Aunque no me gusta que se tome tantas confianzas conmigo”.
-
Él te toca demasiado. ¿Es que no te importa?
¿Es que a ti sí? – Preguntó Namu, de brazos cruzados, detrás de él. Jonghyun le encaró, y aunque en seguida notó su
inferioridad de estatura, no dudó.
No me gusta que toquen mis cosas.
“¿Qué acabas de decir?”
-
Que yo sepa, Kibum es libre.
Jonghyun mostró una sonrisa de superioridad que le hizo dar un paso hacia atrás.
-
¿Ves ese cascabel? – Señaló el collar que Kibum acariciaba, temeroso-. Eso es lo que indica quién es el dueño de este gato.
Namu parpadeó un par de veces.
-
Jjong…- Un susurro salió apenas de la boca de Kibum.
El gato es mío. No lo toques más.
133
Cogió a Kibum de la muñeca, lo levantó de la arena, y entre empujones lo apartó de la zona de toallas, de Namu, y de la vista de los
demás, que habían dejado de jugar al fútbol en cuanto vieron que Minho se apoderaba del balón para detener el juego.
-
¿Pero qué está haciendo? – Taemin intentó correr tras ellos, pero Minho le agarró de la camiseta y frenó sus intenciones.
Deja que arreglen sus problemas.
¿Pero es que no has visto su cara? – Les señaló, mientras se alejaban más y más-. ¡Estaba como loco! No quiero que le haga
daño a mi hyung.
Creo que es más bien lo contrario.
¿Cómo?
Parece que se acaba de dar cuenta de lo mucho que le jodería perder a Kibum.
Pero…
¿Vamos al agua?
Taemin dudó un momento, pero finalmente supuso que Minho tenía razón. Podía ser que Jonghyun hubiera actuado
irreflexivamente pero desde luego estaba interesado en su amigo. Aunque lo demostrara muy mal.
-
¡Para, para!
Key luchaba con todas sus fuerzas (que no eran pocas) pero Jonghyun seguía arrastrándole, ya con los pies dentro del agua,
caminando a grandes zancadas y levantando un montón de arena tras él.
-
Ese tipo no sé quién se cree, ¡maldita sea!
¡Me estás haciendo daño!
Cuando sintió la mano de Kibum apretar su muñeca con fuerza fue cuando se dio cuenta de lo mucho que se habían alejado.
-
¿Dónde estamos? – Se detuvo y miró a su alrededor, confundido. Casi no había nadie en esa zona de la playa, tan sólo un
par de parejas, que les miraban curiosos.
¡Y yo qué sé! – Aprovechando su confusión, se soltó y sacudió el polvo de su ropa-. Estaba ocupado intentando no caerme
mientras era arrastrado.- “Es cierto. ¡JA! Le he arrastrado por toda la playa”-. ¿Se puede saber a qué ha venido eso?
¿El qué?
¡Esto!
Movía los brazos a su alrededor, fuera de sí.
-
Sólo… sólo intentaba defenderte. Te estaban acosando.
¡No es cierto!
¿Cómo que no? ¡Si incluso te tocó!
Sólo estábamos hablando.
¡Te tocó el puto collar!
Señaló el collar, con los ojos abiertos, rojos, llenos de ira.
-
¿Y a ti qué te importa lo que me toque?
¡Yo te regalé el puto collar y no quiero que nadie lo toque!
¡Está bien, nadie más lo tocará! – Dirigió sus manos a la parte trasera de su cuello y lo desabrochó-. ¡Aquí lo tienes!- Se lo
puso en las manos-. ¡Ahora ya no lo tocará nadie más que tú!
Y lo siguiente que hizo fue empezar a caminar para volver a donde estaban sus amigos.
-
Pero… ¿qué estás haciendo?
134
-
¡Dejarte en paz! ¿No era lo que querías?
Seguía caminando en dirección contraria a él.
-
Pero… ¿por qué me devuelves el collar?
¡Porque ya veo que le tienes mucho cariño! ¡Pues bien, ahí lo tienes, todo tuyo!
“¿¡Cómo puedes ser tan estúpido!?”
-
¿¡Crees que me importa algo el maldito collar!?
Cuando Kibum escuchó el chapoteo, inmediatamente paró de caminar y se giró a comprobar lo que creía que acababa de pasar.
-
Dime que no lo has tirado al mar.- Jonghyun boqueó, incapaz de decir nada-. ¿Cómo puedes ser tan gilipollas?
Corrió hacia la orilla, empujándole en el camino, y trató de distinguir algo entre el oleaje.
-
No lo vas a encontrar.
Kibum se giró a mirarle, con los ojos aguados.
-
¿Es que no vas a detenerte nunca? – Las lágrimas caían ya por sus mejillas, impactando a Jonghyun, que borró rápidamente
esa sonrisa prepotente que trataba de mantener-. ¡Basta! ¡Ya aprendí la lección! ¡Ya no quiero más! ¡No vengo a por más!
¡Sólo finge que no me conoces y basta!
Se quitó la camiseta y se zambulló en el agua, desesperado, intentando encontrar el collar antes de que la marea se lo llevara lejos.
“No puedo creer que hayas hecho esa estupidez”.
-
¡Kibum, sal del agua!
Pero él no le escuchaba, bajo el mar, sólo arañaba la arena del fondo afinando la vista para encontrar la cinta negra, que no parecía
estar por ningún lado.
Después de un rato viéndole asomar la cabeza levemente fuera del agua para volver a introducirse en ella, decidió actuar.
“Qué mierda, no quería mojarme”.
Se quitó su camiseta también y entró, escalofriándose por las bajas temperaturas, y nadó un poco hacia Kibum, que ya se había
adentrado bastante. Le empujó por la espalda para que volviera a la superficie, donde ambos cogieron una bocanada de aire.
-
¿Qué quieres?
¿Puedes dejar de hacer lo que sea que estés haciendo?
¡No quiero que se pierda y no volverlo a encontrar nunca!
¡Pero si te lo quitaste! ¡Eso significa que no lo querías!
¡Sólo te lo devolví porque parecía que tú de verdad lo querías para ti!
¿Para qué iba a quererlo yo?
¡Y yo qué sé, Jjong! ¡No es como si pudiera entender nada de lo que haces!
Iba a volver a sumergirse, pero Jonghyun colocó rápidamente el collar en sus manos.
-
Es tuyo, yo no lo quiero para nada.
Y salió del agua como quien no quiere la cosa, dejando a Kibum estupefacto y tembloroso por el frío, mirando el cascabel brillante.
-
¿Quieres decir que lo tenías tú todo el rato?
Jonghyun sonrió y se puso la camiseta.
“Eres imbécil”.
-
Se está haciendo tarde y mañana hay que trabajar, vamos a por el coche.
135
Kibum salió del agua tiritando y abrazándose a sí mismo.
-
Eso que has hecho ha sido muy patético.
No fui yo el patético que buceaba buscando el maldito collar.
Porque a diferencia de ti, para mi sí que significa algo.
Le empujó y cogió su camiseta, para largarse cuando antes de allí.
-
¿Quién ha dicho que para mi no significa nada?
Le alcanzó con pasos rápidos y le quitó el collar de las manos para volver a colocarlo sobre su cuello.
-
¿Qué haces?
Ponerlo en su sitio.- Se puso frente a él y lo recolocó perfectamente-. Así está bien.
No te entiendo, de verdad que no.
Jonghyun hizo sonar el cascabel, que soltó un poco de agua con el toque.
-
Yo soy el dueño de este gato. Y no quiero volver a verlo ronroneándole a nadie más.
Kibum casi podía jurar que iba a besarle, pues había movido su mano hasta su mejilla, y la acariciaba delicadamente, mientras se
acercaba a él.
-
¿Qué coño hacéis?
Pero el maldito Jinki llegó en el momento menos oportuno.
-
Hyung, ¿estás bien? – No sólo él, sino también que Taemin estaba allí.
“Perfecto, a la mierda todo”.
-
Se avecina una tormenta.- Explicó Minho-. Será mejor que nos vayamos cuanto antes.
Kibum agachó la cabeza, rindiéndose. Pero Jonghyun le colocó una toalla seca sobre los hombros.
-
No quiero que te resfríes.- Y la deslizó suavemente por su espalda-. Vamos, te llevo a casa.
Vale que no fuera la escena más romántica del mundo, pero al menos el gatito se sentía muy reconfortado por las caricias de su
dueño, el único que siempre sabía cómo hacerle sentir especial, aunque fuera de una forma poco común.
PELEA JONGHYUN-NAMU y posterior evidencia de que Namu ha sido contratado por Minho para poner celoso a Jonghyun.
136
Minho condujo hasta la ciudad casi enternecido por la manera en que Taemin dormía en el asiento del copiloto. De vez en cuando,
le acariciaba el pelo y le veía retorcerse un poco entre sueños. Era a todas luces adorable. Tanto, que no podía dejar de sentirse
culpable por todos los pensamientos que copaban su mente cada vez que le tenía cerca.
-
Soy un salido de mierda.
Pero la visión de su cuello inmaculado y desnudo a su alcance era demasiado tentadora. Se concentró en la carretera y cuando la
lluvia se intensificó ya estaba totalmente enfocado en no salirse del camino.
-
¿Qué pasa?
Taemin se despertó con el ruido de las gotas sobre el cristal.
-
Está lloviendo mucho.
Woah… casi no se ve la carretera.
Por eso voy tan despacio.
Se puso de rodillas en el asiento para tener una visión más completa, pero sin mucho éxito.
-
¿Ya ves algo?
Poco.
¿Deberíamos parar y esperar a que parara de llover?
El pronóstico dijo que llovería toda la noche. Es mejor seguir. De cualquier forma estamos cerca de mi casa.
Oh…
Será mejor que pases la noche conmigo. Ir a la otra punta de la ciudad no es recomendable, han cortado el tráfico porque
se ha inundado el puente.
¿En serio? Vaya…- Buscó su móvil en su bolsillo-. ¿Hyung habrá llegado a casa?
Le mandó un mensaje y esperó ansioso la respuesta.
-
¿Y bien?
Estoy esperando.
Ah.
Se removió inquieto durante un rato hasta que algo llegó.
-
Menos mal. Dice que ha llegado pero que ha sido horrible.
¿Cómo ha podido pasar el puente?
Oh... tienes razón.- Le escribió algo y en seguida lo leyó-. Dice que se quedará en casa de sus padres.
Seguro…
Minho fue el único que entendió en dónde iba a pasar la noche Kibum. Taemin parecía completamente ajeno a lo que pasaba.
-
Hoy Jonghyun se ha comportado de una forma muy extraña.
Es así la mayor parte del tiempo.
¿En serio?
¿Entonces vienes a mi casa?
No pretendió que sonara tan desesperado, pero parecía que Taemin esquivaba su pregunta.
137
-
No sé… no quiero molestar. Y además ir solo… sin hyung…
No voy a comerte. Sólo es por tu seguridad. Por la de ambos.
No podía negar que le hacía un poco (de mucha) ilusión volver a pasar la noche entre los brazos fuertes de Minho. Se ponía nervioso
sólo de pensarlo. Sin embargo, antes de que atravesaran la avenida principal, ya estaba más que emocionado con la idea de tratar
de convencer a Minho de que continuaran donde lo habían dejado la noche anterior. Justo antes del ataque de culpabilidad.
Llegaron a su casa justo antes de que la tormenta estallara de verdad y agradecieron haber tenido la idea de detenerse ahí, porque
incluso se había ido la luz y no podían cocinar. Por suerte, todavía quedaba comida de la fiesta y la empezó a colocar en platos
coloridos por toda la mesa de la cocina.
-
¿Todo eso sobró anoche? – Taemin caminó hacia la mesa con el albornoz puesto y una toalla en la cabeza.
Qué sexy…- Rió Minho, mientras masticaba un canapé.
Idiota… - Robó un par de aperitivos de un plato-. Tengo hambre.
Voy a por unas velas, no se ve nada.
Colocó unas cuantas velas sobre la mesa y empezaron a comer.
-
Es incluso romántico, ¿no?
Lo sería si no estuvieras disfrazado de Mata-Hari.- Rió Minho, señalando su toalla-turbante-. Quítate eso, anda.
Borde.
Se lo quitó y su pelo desordenado se movió en todas direcciones cuando agitó la cabeza para eliminar el exceso de humedad.
-
Precioso.
La tenue luz de las velas disimuló su enrojecimiento. A Minho no le pasó inadvertido que con el movimiento de su cabeza el
albornoz se había deslizado ligeramente por su hombro, dejando una considerable porción de piel expuesta. Casi se relamió cuando
lo vio.
-
¿Ya no quieres más? – Taemin señaló los platos, aún repletos de comida.
Ven aquí.
¿Eh?
Repitió la orden con su dedo índice y Taemin obedeció.
-
¿Qué pasa?
Ven.
Lo cogió por la cintura y lo colocó en medio de sus piernas, con el trasero apoyado en la mesa, y colocó las manos en el cinturón del
albornoz, mirando a los ojos de Taemin, por miedo a sobrepasarse.
-
Minho… no llevo nada debajo…
Tragó saliva. Joder, demasiada información.
-
Mejor.
La idea de tenerle en la cocina, a su merced, sin ropa… y a solas… le sobrepasaba.
-
Mira.- Él mismo desabrochó el cinturón y abrió ligeramente el albornoz, pero la luz no era suficiente para que Minho
pudiera advertir más que un trozo de su abdomen.
Quiero ver más.
Yo también.
Minho asintió y se quitó la camiseta sin mangas que llevaba. Taemin se agachó hasta su cuello y le besó, rozó su lengua por su
clavícula y jugueteó con sus dientes por sus hombros. Las manos de Minho se mantuvieron quietas hasta que Taemin estaba lo
suficientemente cerca para que su pene, libre dentro de la prenda de algodón, rozara sus muslos.
-
Mierda, Taemin.
138
Entonces se aferraron a su trasero, suave y desnudo, y le atrajeron a él. Lo aprisionó entre sus piernas y agarró los extremos del
albornoz para deshacerse de él de una vez por todas, repartiendo mientras pequeños besos alrededor del ombligo de Taemin, justo
a punto de descender…
-
Minho…
Taemin…
Minho…
Oh… cielos…
¡Minho!
El movimiento se detuvo de pronto. Taemin abrió los ojos, sin entender qué pasaba.
-
¿Ocurre algo?
¡Mierda!
¿Qué?
¡Minho!
Se contagió del gesto de sorpresa de su novio cuando las voces, que procedían del recibidor, ya empezaban a escucharse demasiado
cerca.
-
¡Mis padres!
139
-
¡Dios, parece el fin del mundo!
Jonghyun entró en el apartamento sacudiéndose como un perro, provocando que a Kibum se le escapara la risa.
-
Sólo es un poco de agua.
Pero su expresión no era divertida, sino todo lo contrario. Completamente seria.
-
Me resfriaré y me pongo de mal humor cuando me enfermo.
Tú siempre estás de mal humor.- Dejó caer casi sin pensarlo, mientras se entretenía mirando las fotos de la pared, una vez
más.
Muy gracioso. Voy a por toallas.
“¿Por qué estás aquí de nuevo? ¿Eres tonto?” Era lo único en lo que podía pensar mientras sus ojos recorrían aquellas fotos de Minki
abrazando el cuello de Jonghyun posesivamente. O aquella otra en la que Jonghyun permanecía arrodillado frente a él con un ramo
de flores y una pequeña cajita.
“¿Le pidió matrimonio?”
Aquello le parecía demasiado poco típico del Jonghyun que conocía. El Jonghyun que tenía fobia al compromiso y en ese preciso
momento casi podía jurar que entendía el porqué.
“Debería irme o acabaré muy jodido”.
Aunque ya lo estaba.
Desde que había visto a Jonghyun en esa fiesta. Desde que Jinki le había hablado de él. Y desde que había iniciado toda aquella
pesadilla esquizofrénica de acoso y derribo y que justo entonces le pareció lo más ridículo que había hecho en toda su vida. Y tenía
precedentes.
-
Esto es tan deprimente…- Suspiró.
¿El qué? – Jonghyun ya volvía con las toallas.
“Ver fotos tuyas con tu ex novio por todos lados”.
-
Que el día haya acabado así.- Cogió la toalla que Jonghyun le ofrecía-. Con esta lluvia.
Al menos disfrutamos de la playa.
“Más o menos”.
-
Hacía calor.
Se secó el pelo con bastante efusividad y se colgó la toalla sobre los hombros.
-
Será mejor que te cambies la camiseta. Toma.- Le entregó una limpia. Sintió ganas de olerla antes de ponérsela, pero le
pareció que eso ya rozaría la enfermedad. Todavía más.
Gracias.
¿Cómo va tu resaca?
Ah… bien. Creo que la tormenta la eliminó.
140
-
Eso es bueno.- Entró en la cocina-. No hay electricidad en toda la ciudad, o sea que tendremos que cenar un sándwich o
algo similar.
“No es que tenga mucha hambre”.
-
Cualquier cosa está bien.- Entró tras él para ayudarle-. ¿Te echo una mano?
Vale.
Se colocó a su lado y empezaron a colocar sobre el pan los ingredientes que Jonghyun iba sacando de la nevera.
-
Esto tiene buena pinta.
Prúebalo.- Jonghyun agarró uno de los sándwiches y se lo puso delante de la boca, esperando a que lo mordiera. Se pasó la
lengua por el labio superior, inconscientemente, cuando notó el mordisco cerca de sus dedos. La boca de Kibum no era una
broma. Y lo que causaba en él, tampoco.
“Mierda. Ahí vas otra vez”.
No supo a dónde fue a parar la comida cuando empujó a Kibum contra la nevera y le besó casi con desesperación. Sin el casi. Ni
siquiera pudo cerrar los ojos porque no quería dejar de perderse en esos ojos gatunos que le miraban estupefactos, sin apenas
capacidad de reacción.
“No debería estar haciendo esto de nuevo”.
Pero cuando los dedos ágiles de Kibum se colaron dentro de su pantalón todas las dudas desaparecieron. Ambos deseaban aquello
con ganas y no tenía sentido contenerse más.
-
Vamos a la cama.- Se sorprendió de la seguridad de las palabras de Kibum, que le arrastraba agarrándole por el cinturón.
Espera.- Agarró sus muñecas en un gesto delicado-. Esto no quiere decir que haya olvidado lo que hiciste.
No he dicho nada.
Sólo quería aclararlo.
No era necesario.
Kibum tenía demasiada prisa como para escucharle.
-
Tampoco quiero que pienses que esto es algo que en realidad no es.
No estaba pensando.
Si te vas a hacer ilusiones de que somos algo… que no somos… mejor detengámonos aquí.
Jjong.- Le miró fijamente, con el rostro ardiendo-. Somos adultos. Y no tengo complejo de princesa enamorada o sea que
no me digas lo que tengo que sentir. Eso ya no importa.
“¿Cómo que no?”
Se quitó la camiseta de Jonghyun y caminó hasta el dormitorio delante de él. Sabía que no podría contenerse al movimiento de sus
caderas, como así fue. Se deshizo del resto de su ropa antes incluso de que Jonghyun entrara en la habitación y se tumbó en la
cama.
-
¿Sabes que eres endemoniadamente sensual?
Kibum sonrió y abrió sus piernas, demandante.
-
Hazme lo que quieras.
En realidad era lo más auténtico que le había dicho desde que le conocía.
“Me vas a volver loco”.
A pasos torpes se desnudó y se colocó entre sus piernas, dedicándose durante un buen rato a inspeccionar el terreno. Besó su ingle,
provocándole varios gemidos ansiosos; deslizó su lengua por su glande lentamente, notando ya el líquido preseminal amenazando
con salir.
“¿Tan pronto?”
141
Y se rió para sí mismo al notar que su propio glande estaba igual o más húmedo.
“No tengo autocontrol”. Se sorprendió al verse ya chupando el miembro erecto y caliente de Kibum, mientras éste se retorcía sobre
la cama. “Ninguno”.
Lamió con destreza y succionó con energía, porque incluso esa parte de Kibum era deliciosa, y no podía dejar de saborearla. No supo
cuánto tiempo estuvo chupando, sólo que Kibum le imitó, y se giró con maestría, en un gesto sublime (como siempre) para
chupársela a él. Era como una serpiente en la cama. Se movía de la forma menos predecible y definitivamente era muy letal.
Casi perdió el ritmo de su lengua cuando notó sus labios alrededor de su pene.
-
Joder…
Nunca había sabido por qué la boca de Kibum era su perdición pero comenzaba a entenderlo. Su lengua traviesa sabía cómo y por
dónde moverse, mientras los labios suaves esparcían besos por toda la extensión, casi como atesorando cada pedazo de piel.
“¿Por qué tienes que ser tan dulce incluso en un momento como este?”
Jonghyun decidió dar el siguiente paso antes de volverse completamente loco y lo colocó boca abajo para embestirlo con fuerza.
Echaba de menos los gritos exagerados de Kibum cuando se la metía hasta el fondo, como a él le gustaba. No tardó en escuchar esa
hermosa música de nuevo, mientras veía sus manos arañando las sábanas en busca de un poco de alivio, que tardó en llegar.
Era imposible calcular las horas que estuvieron follando (“Esto no es follar”) pero la luz del sol les cegaba y Kibum seguía pidiendo
más, sudado y acalambrado, y sin apenas resistencia para llegar al final. Pero Jonghyun ya conocía todo de él. Incluso eso. Con la
ayuda de sus manos le abrió las nalgas, empujándole contra el colchón, en el que cayó de cara, y embistió una sola vez con fuerza.
Con todas sus fuerzas. Y el gemido fue tan intenso que nadie (en todo el edificio, y probablemente en toda la ciudad) tuvo la menor
duda de que acababa de correrse. Pero aún así continuó moviéndose sobre él, porque si algo sabía también, era que tenía el poder
de experimentar orgasmos múltiples, como muy poca gente en el mundo. Y a pesar de que él mismo ya estaba totalmente vacío,
mientras sus piernas lo soportaron, siguió empujando todo su cuerpo sobre aquel otro, delicado, (“pero no tanto”) que
convulsionaba debajo de él.
Tardaron varios minutos en recuperar el habla. En verdad no hacía falta decir nada. Nadie quería oir nada tampoco. Los dos sabían
que estaban en terreno peligroso. Y que cualquier frase podría echarlo todo a perder.
-
Creo que tengo hambre.
Jonghyun se rió ante su sinceridad.
-
Voy a por los sándwiches.
Volvió en seguida y comieron en la cama, jugueteando con la mayonesa y haciendo comparaciones absurdas. Bebieron también algo
de vino y a Jonghyun le entró el sueño. Kibum le miraba con la cabeza apoyada en su mano.
-
¿Quieres que me quede? - Jonghyun le sonrió y negó-. Vale.- Él también sonrió (aunque algo entristecido) y se levantó de la
cama-. Perdona.- Recogió la ropa del suelo y empezó a vestirse-. Te devolveré la camiseta limpia.
No hace falta, tranquilo.
“¿Eso quiere decir que no vamos a volver a vernos?”
-
Pero es tuya.
Tengo muchas camisetas.
Ya.
Se vistió lo más rápido que pudo. “No llores, no llores”.
-
Kibum…
“Quédate”.
-
Qué.
“Te quiero”.
142
-
Cierra bien la puerta al salir.
Claro, tranquilo.
“Estoy enamorado de ti”.
-
Gracias.
De nada.
Caminó hasta la salida de la habitación, aún con el nudo en la garganta.
-
Kibum.
Esa vez no se giró.
-
¿Sí… Jjong?
“Me gustas”.
-
Me gustas.
143
Taemin se escabulló rápidamente a la parte más oscura de la cocina, en donde se puso la ropa que Minho ágilmente se había
quitado para ponerse él su propio albornoz y no resultar tan… evidentes.
Fingió que cortaba unos tomates, pero su pelo alborotado y sus mejillas enrojecidas no ayudaban a que la escena resultara creíble.
Dieron gracias mentalmente a la falta de luz por salvar aquella película porno casera.
-
Minho, cariño, ¿no escuchabas?
La voz de su madre se materializó en una señora de mediana edad, elegantemente vestida, entrando en la cocina con un candelabro
en la mano.
-
Mamá… - Su fingida sorpresa hizo reir a Taemin, impidiendo que su escondite resultara del todo-. ¿Qué hacéis aquí? ¿No
estábais en la playa?
Vinimos al teatro y no pudimos volver con la tormenta, así que decidimos pasar la noche aquí.
Oh…
¿La fiesta fue bien? – El señor Choi daba todavía más miedo con ese candelabro de plata y esa expresión endurecida, que
uniéndolos a su increíble altura hacía que todo se viera muy pequeño en comparación.
Bastante bien. No se rompieron cosas (creo) y la comida estaba rica.
Ese cátering de mi amiga es el mejor.- Sonrió su madre.
Lo es.
¿Recibiste muchos regalos?
Se acercó a su hijo, peinándole con su mano libre en un gesto cariñoso.
-
Bastantes.- Dejó escapar una risita y el cuchillo de Taemin cayó al suelo, provocando que todas las miradas se clavaran en
él.
¿Y se puede saber qué haces así vestido? – Interrogó su padre.
Oh… me mojé un poco y me di una ducha mientras Taemin preparaba algo de comer.
De nuevo la atención se centró en él, que hizo una reverencia rápida y recogió el cuchillo del suelo.
-
Pero si aquí hay mucha comida… - Su madre avanzó por el lateral de la mesa hasta casi llegar a donde él estaba-. ¿Y quién
este chico tan callado? ¿O es una chica?
Y ahí fue cuando Minho empezó a sentir el pánico. Las dudas. La intranquilidad. ¿Iba a decirles a sus padres que Taemin era su
amigo? ¿Que normalmente sus amigos le cocinaban mientras él se paseaba medio desnudo por casa?
Desechó esa posibilidad por absurda y porque sabía que sus padres no eran tontos.
¿Iba a decirles que era su novio? ¿Que ya no organizaran más citas a ciegas con las hijas de sus amigos ricos porque no tenía ningún
interés en casarse ni en formar una familia? ¿Que de repente… al menos para ellos… se había vuelto gay?
Ninguna de las ideas parecía lo suficientemente acertada.
-
Lee Taemin.- Susurró cuando su madre le puso el candelabro prácticamente en la cara, para distinguir el género de esa
persona delgada que se avergonzaba simplemente al presentarse.
Es un chico.- Se giró y miró a su marido-. ¡Es un chico!
Ya lo veo, ya lo veo.
Volvió a iluminarle.
144
-
¿Estás saliendo con Minho?
¿Qué…?
Mamá…
Minho se levantó para impedir que siguiera acosándole.
-
¿Sales con un chico ahora?
Taemin tropezó con sus propios pies al intentar dar un paso atrás pero Minho ya había llegado a su lado y puso una mano
suavemente en su espalda (para darle estabilidad física y emocional).
-
Es el amigo de un amigo.
¿Qué?
Taemin casi alucinaba tanto como su madre.
-
¿De qué amigo?
Eso no estaba yendo bien.
-
No le conoces.
¿Es que tienes algún amigo que no conocemos?
Será alguno de esos maricas de su oficina.- Su padre dejó el candelabro sobre la mesa y picoteó algo de uno de los platos-.
¿Ahora eres marica, Minho?
Taemin casi sintió que sus ojos se humedecían.
-
Pues parece que sí.
Lo dijo como si nada. Su madre abrió los ojos, impactada, y Taemin soltó un gemido de sorpresa.
-
Está bien saberlo porque Soojin quería presentarnos a su hija mañana.- Mordisqueó un canapé-. Esto está realmente
bueno. ¿Deberíamos contratar a estos cocineros en lugar de los nuestros?
Cariño… Minho acaba de decir que es gay.
Sí.- Se abrió la chaqueta para estar cómodo y se sentó, mirándoles-. Y es un alivio que por fin esté interesado en alguien,
¿no?
La señora Choi analizó a Taemin a través de su escáner de suegra malvada (o así lo detectó él) y emitió un veredicto.
-
¿No es muy delgado para ser un chico?
Mamá, no empieces…
¿Te alimentas correctamente, hijo? – Parecía preocupada.
Soy bailarín.- Contestó, tajante.
¿En serio? – Minho tampoco se lo creía.
¿Es que no lo sabías? – Su madre no entendía nada.
Llevo una dieta bastante estricta, por eso no tengo grasa corporal.
Increíble…- Minho casi babeaba escuchándole hablar con esa seguridad mientras a él le temblaba todo. Además que ahora
que sabía que era bailarín, le obligaría a hacerle pequeños shows privados y la simple idea ya le estaba poniendo cachondo.
¿Entonces salís juntos o no? – Preguntó su padre, ya algo cansado de tanto misterio.
Es obvio, ¿no? – Su madre señaló el albornoz, algo nerviosa.
Nos estamos conociendo.- Fue lo que salió de la boca de Minho en aquel caos mental-. Taemin me gusta y… bueno… me
gustaría que fuera algo… ya sabes… serio…
Los tres le miraron algo aturdidos. Esas palabras eran algo vergonzosas y habían fluido con total naturalidad. Y hasta quedaron
bonitas en medio de aquella escena tan extraña.
-
¿Os hemos interrumpido? – Su padre, algo más hábil mentalmente que su madre, señaló la mesa, algo revuelta.
¿El qué?
A lo mejor estábais teniendo una cena romántica o…
¡Nada de eso! – Taemin alzó las manos, en un gesto de inocencia.
No hemos hecho nada.- Suspiró Minho, casi derrotado-. Taemin se está reservando para el matrimonio.
145
Aquella no fue su intervención más inteligente.
-
¿Es que pensáis casaros?
¿En qué momento he dicho eso?
¿Quieres decir que aún quedan chicos virginales en este mundo?
¡Yo no quiero casarme!
A la abuela le va a dar algo.
Pues a Soojin ni te cuento.
¿Entonces no te vas a casar? ¿Y qué pasará con la empresa? ¿Y quién nos cuidará cuando seamos mayores?
¿Eh?
Minho, eres un irresponsable.
Ya, mujer, deja al chico que se acueste con quien quiera, está en la edad.
¡Que no nos acostamos! – Gritó Taemin, ya totalmente enrojecido.
Pues eso sí que es una novedad.- Miró a su hijo, que permanecía con las manos en la cara, ocultándose de todo aquello
para evitar (volver a) hablar demasiado-. Tienes que estar a punto de reventar.
Genial. Incluso su propio padre sabía que Minho era un salido de mierda.
146
Seguía inmóvil, delante del teclado del ordenador, como desde que había entrado a la oficina. Sin capacidad de raciocinio como en
las últimas 5 horas. No había dormido. No había pasado por su casa. Sólo compró algo de café, un pastel y se fue caminando desde
casa de Jonghyun. Durante una hora.
“Pues no parecía borracho”.
Su mente todavía no era capaz de asimilar lo que había oído. No sabía si Jonghyun se había dejado llevar por el momento, si había
sido un arranque, o de verdad sentía lo que dijo. Pero él no iba a volver a dormir en su vida gracias a aquellas palabras.
“Le gusto”.
Se quemó los labios con el café demasiado caliente y soltó un quejido al mismo tiempo que su teléfono vibraba sobre la mesa.
“No he ido al trabajo”.
El número era desconocido, pero la fotografía que acompañó el mensaje no dejaba lugar a dudas. La cara de un Jonghyun
adormilado con el pelo tapándole media cara le hizo sonreir al instante.
“Buenos días, hermoso desconocido”.
Se apresuró a guardar su nuevo número. Esperaba que esa vez se mantuviera un poco más de tiempo en su agenda.
“Perdona por eso”.
¿Él se estaba disculpando? No tenía ningún sentido.
“¿Por qué no vas a trabajar? ¿Estás enfermo?” – No pudo evitar preocuparse un poco.
“Digamos que estoy un poco cansado^^”.
Se ruborizó inconscientemente al suponer el motivo. Él se habría sentido igual si hubiera bajado de la nube en la que se mantenía
desde que salió de su casa.
“Me he quemado con el café”.
Fue lo que se le ocurrió para evitar el tema.
“A ver, mándame una foto”.
“No se ve”.
“Igualmente quiero una foto de tus labios”.
“Está loco”.
Pero accedió, como siempre. Y se sacó una foto con el café en la mano y con la lengua de fuera.
“Está delicioso”.
“Vaya… ahora quiero un café yo también. Pero no quiero levantarme”.
147
“Pide que te lleven uno”.
“Tráemelo tú”. Y añadió un icono de un perrito con carita de pena.
“¡Estoy trabajando!”
“No es cierto XD”.
“Tiene razón”.
“Pero estoy en el trabajo”.
“No sé por qué has ido”.
“Porque tengo que pagar el alquiler”.
“Tenías que haberte quedado”.
“Maldito”.
“Dijiste que no querías que me quedara”.
“No me entendiste bien”.
“No te explicaste bien”.
“Genial, he deambulado durante 5 horas por la ciudad inútilmente pudiendo estar en su cama. Soy idiota”.
“Llevas la misma ropa que ayer. ¿No has ido a casa?”
“Nop.”
“¿Y eso?”
“No tenía sueño”.
“Qué mal”.
“Alguien me dijo algo inesperado y de repente se me fueron las ganas de dormir”.
“Jajajaja, ¿en serio? ¿Qué te dijo?”
“Que me quiere”.
“Soy el mejor”.
“Dudo que te haya dicho eso”.
“Pues lo hizo”.
“¿En qué momento?”
“Cuando estaba a punto de irme”.
“Creo que lo escuchaste mal”.
“No lo escuché. Lo vi”.
“¿En dónde?”
“En sus ojos”.
148
Sabía que estaba hablando de más, como casi siempre, pero era verdad. Siempre había leído los ojos de Jonghyun, incluso era capaz
de leer a través de sus palabras, aunque estuvieran escritas en forma de mensaje de texto. Era el ser más condenadamente evidente
que jamás había conocido. Quizá había influido el hecho de haberle leído durante tanto tiempo (legal e ilegalmente).
“¿Entonces qué pasa con ese café?”
También era un experto en evitar temas escabrosos.
“Puedo llevártelo al mediodía, si quieres”.
“Perfecto. Lo estaré esperando”.
¿Iba a verle ese mismo día? ¡No estaba preparado! ¡Ni siquiera se había duchado!
-
¡Mierda!
¡Buenas noticias! – Jinki irrumpió en su despacho con una carta en la mano y muy emocionado-. ¡Nos vamos a Nueva York!
¿Quiénes?
Tú y yo. Han comprado Pandora.- Le enseñó la carta, que le costó un poco leer porque estaba llena de palabras
rimbombantes-. Los americanos, están interesados en nuestro Pandora.
¿Y qué vamos a hacer?
La semana que viene iremos a hacer una presentación. Si les gusta, les venderemos una licencia carísima y tú y yo, nene, -le
guiñó un ojo-, nos forraremos.
Uff… no sé… eso es como mucha responsabilidad… - Ordenó con nerviosismo los papeles de su mesa-… ¿y si estamos
sobreestimando Pandora?
No puedo creer que digas eso. Precisamente tú que conoces mejor que nadie su poder…
Su poder es un arma de doble filo, Jinki. Me ha jodido la vida. Y también a Jonghyun.
Pues no lo parece.- Se sentó sobre su escritorio, cruzando los brazos-. ¿Llevas la misma ropa que ayer?
No respondió porque un nuevo mensaje entrante le entretuvo.
“Sigo desnudo”.
Acompañado de una foto de su cuerpo enredado en sus sábanas blancas.
Se relamió, hambriento.
Pandora no había resultado tan terrible, después de todo.
149
-
Pensaba que bromeabas.- Rió Jonghyun al verlo en la puerta de su casa con el café en la mano.
Y yo que te habrías puesto algo encima a estas horas.
Pasó sin pedir permiso, mientras Jonghyun se paseaba en ropa interior por su apartamento.
-
Me he puesto esto.- Tiró de la goma-. Por si era el cartero.
Eres un descarado.
¿Y tú por qué no te has duchado?
“Porque me encanta oler a ti”.
Dejó el café sobre la mesita de noche y se sentó en el borde de la cama.
-
Tenía mucho trabajo y no quería entretenerme.
La higiene es importante.
Lo es.
Además, no me gusta que lleves la ropa de Minho.
“Ah… cierto, aún llevo la ropa que Minho me prestó porque vomité la mía…”
-
Conque era eso… - Alzó las cejas, risueño-. Estás celoso de que lleve la ropa de Minho…
Claro que no es eso.- Se sentó a su lado-. Pero Minho no tiene ningún gusto para la moda.- Tiró de la camiseta hasta
quitársela por completo-. Mucho mejor.
Tú lo que querías era tenerme desnudo.
Para eso te invité.
Creía que era por el café.
Idiota.- Le besó el hombro con dulzura, lo cual no dejó de resultarle extraño a Kibum. Pero le gustó. Por supuesto que le
gustó.
“Podría traerte cafés a domicilio durante el resto de mi vida”.
-
Así que no has hecho nada en todo el día.- Subió las piernas a la cama y rodeó con ellas la cintura de Jonghyun-. Debería
darte vergüenza.
Sí que he hecho. He pensado en ti.- Le agarró por los muslos para acercarle más.
¿En serio? ¿Qué has pensado?
Mmmmm… - Hizo sonar el cascabel-. En lo mucho que me gusta esto.- Resiguió el collar hasta el cierre.
¿El collar?
Todo.- Se aproximó a su cuello y jugueteó con sus labios por él-. El collar… tu cuello…- Sopló suavemente en su nuca hasta
erizarle los casi invisibles vellos rubios-… tu culo…- lo apretó entre sus manos, haciéndole suspirar…- Tú en general…
Y se fundieron en un beso distinto. No era el beso pre-sexo típico ni obligado, ni tampoco un beso desesperado ni demandante. Sólo
un beso lento y profundo, que saboreaba la lengua del otro con cuidado y dedicación.
-
¿Entonces no lo soñé? – Preguntó Kibum, agarrándole la cara con las manos-. ¿Dijiste que te gusto?
Una risita nerviosa le traicionó y hundió la cabeza en su cuello para evitar responder.
“¿Por qué te gusta tanto avergonzarme? Ya lo he dicho, ¿no?”
“¿Por qué te cuesta tanto admitirlo cuando es tan evidente?”
150
-
Te gusta exagerar las cosas un poquito, ¿no?
Sólo un poco.- Rieron, tumbándome en la cama para continuar los besos y las caricias-. ¿Esto quiere decir que me
perdonas?
Jonghyun deslizó su dedo índice por sus labios y dudó durante unos segundos, hipnotizado en ellos.
-
Aún no lo sé. Sigo cabreado y si lo pienso mucho, tengo ganas de pegarte.
Pero no lo harías.- En el fondo, sonó como un deseo más que una afirmación.
Nunca te haría daño, Kibum.- Introdujo el dedo en su boca, haciendo que lo chupara con deleite, envolviéndolo con su
lengua. Sabía que pronto ese dedo estaría abriéndose paso en su interior y la idea le excitaba enormemente. Tanto, que su
garganta empezó a emitir sonidos antes incluso de que fuera consciente de lo que pasaba.
Jonghyun bajó sus pantalones y su ropa interior, y se deshizo de sus pequeños slips casi en un mismo movimiento. Le rodeó con sus
brazos en un gesto casi amoroso y empezó a besarle el pecho, mientras sus entrepiernas despiertas ya se rozaban con ganas.
-
Más.
Nunca hacía falta que Kibum pidiera nada porque Jonghyun siempre estaba dispuesto a dárselo. Aunque al principio se lo negara a sí
mismo, aunque pensara que no dominaba su mente y su cuerpo de aquella manera. Todo él era suyo. Y no había demasiado que
discutir al respecto.
Cuando se introdujo en él, el gemido de Kibum fue exagerado (como siempre) y Jonghyun tuvo que contener la risa.
-
Si sigues así, van a echarme del edificio.
Kibum se mordió el labio inferior para tratar de contenerse, pero funcionó por poco rato, lo que tardó Jonghyun en sentarse y
colocarle sobre él, para hundirse todavía con más fuerza en su interior.
-
Empieza a hacer las maletas.
Empezó a moverse con violencia, dejando que entrara hasta el fondo en embestidas fuertes y duras, que le hacían perder el control.
“No puedo más”.
Las palabras de Minki siempre resonaban en su interior. “Una vez que te la mete, ya no la quieres fuera de ti nunca más.” Odiaba
pensar en él en esos momentos pero era inevitable. Podría morir en ese instante y no lo lamentaría.
-
Espera, espera, todavía no…
Pero Kibum no podía esperar. Y Jonghyun no podía resistir aquella estrechez repentina, aquellos espasmos salvajes, y los mordiscos
en la nuca. Estaba fuera de sí, casi a punto de volverse loco, lo que le volvió loco a él.
Le acostó y continuó penetrándole de modo esquizofrénico hasta que él mismo se corrió. Casi lloró cuando sintió el orgasmo
recorrerle y todo su esperma salió incontroladamente hasta el punto que dudó si habría traspasado el preservativo.
“Como un maldito cañón”. Pensó, mientras se acomodaba al lado de Kibum, que mantenía los ojos cerrados, tratando de recuperar
el aire. Se detuvo contemplando las marcas rojas sobre el cuello y los hombros de Kibum, sabía que se mantendrían allí durante días
y la idea le encantaba. “Propiedad de Kim Jonghyun” resonaba en su mente con orgullo. “El gato es mío”.
-
Tengo que volver al trabajo.- Kibum se incorporó de golpe.
¿Qué? ¿Ahora?
Estoy en la hora de la comida.
Jonghyun se rió ante la situación.
-
Pues no has comido nada.- Levantó la pelvis, insinuante.
Bobo.
Se levantó de la cama y empezó a vestirse.
-
¿No quieres ducharte?
Me gusta tu olor.- Dijo con sinceridad, mientras le sonreía con burla.
151
“Mierda, ¿por qué lo he dicho en voz alta?”
-
Tus clientes huirán.
No me importa. -Terminó de vestirse y volvió a sentarse a su lado-. Ojalá la hora de la comida fuera siempre así de
entretenida.
Ojalá.
Se besaron por un largo rato.
-
Me voy o volverás a lanzarte sobre mi.
Es que eres irresistible.
Ya lo veo.
Cogió su chaqueta para irse.
“Piensa algo, maldita sea”.
-
¿El fin de semana te gustaría hacer una pequeña excursión?
Oh… imposible… Me voy a Nueva York.
¿Cómo dices? – Se quitó la sábana de encima, dispuesto a levantarse.
Hemos vendido Pandora a los americanos, y Jinki quiere que vayamos a Estados Unidos para cerrar el negocio.
¿Tú con Jinki? ¿Por qué tienes que ir precisamente tú?
Porque soy el que ha desarrollado el programa.
Pero él es el jefe.
Y yo el que entiendo cómo funciona.
No me gusta la idea.- Se cruzó de brazos, fingiéndose ofendido-. Eso de que vayáis los dos solos…
Qué mono…- Le acarició el pelo-… Estás celoso.
¡Y dale! ¡Que no lo estoy! Es sólo que… conociendo a Jinki… buscará cualquier excusa para meterte mano.
“¿Y eso no son celos?”
-
Jinki no es así.
¡No, claro!
“Tan infantil”.
-
Sólo vamos a trabajar.
Entonces prométeme una cosa.
¿El qué?
Que no te vas a follar a Jinki ni a nadie mientras estés en Nueva York.
“Hay que joderse”.
-
Pero Jjong…
Ya sé que no tengo derecho sobre ti pero… no me gusta imaginarte con otras personas.
Es un viaje de negocios, no voy a follar con nadie. Sólo a trabajar como un desgraciado.
Prométemelo.
¿Y qué me darás tú a cambio?
Jonghyun sonrió y abrió los brazos, señalando su cuerpo desnudo.
-
Todo esto.
“¿Dónde hay que firmar?”
152
Minho le puso el café encima de su mesa y le despeinó un poco el pelo.
-
Deja ya eso, estás enganchado.
Jonghyun sonrió y dejó el móvil sobre la mesa, no sin antes darle un último vistazo por si se había perdido algún mensaje más.
“¿Dónde estáaaaaaas?”
-
Protejo mis posesiones.
Te estás volviendo loco de remate.
Se sentó en su escritorio y se perdió entre las decenas de expedientes pendientes de revisión.
-
¿Y qué me dices de ti? Tú con tu cachorrito virginal al que exhibes como un trofeo.
Lo es. Y no tan virginal.
¡No me jodas!
Aún no me lo he tirado.- Amplió su sonrisa-. Pero estoy cerca.
Wow, Choi, nunca dejarás de sorprenderme. Eso ha sido rápido.
También yo me he sorprendido, no creas.
Pensaba que Taemin era de ideas fijas.
Yo también. Pero al parecer también tiene hormonas. Y bastante descontroladas.
“Al final el muy cabronazo va a mojar y todo…”
Levantó su móvil para que Jonghyun pudiera ver, desde su sitio, una foto de Taemin en la cama de Minho, con más bien poca (o
ninguna) ropa encima, al menos según lo que podía ver.
-
¡A ver, enséñamela de cerca! – Se incorporó un poco en su silla.
Eso es todo.- Se guardó el móvil en el bolsillo de la chaqueta-. No quiero que babees por mi tesorito.
Juas, ¿tu qué?
Ya me entiendes.
Jonghyun movía sus piernas nervioso, esperando un nuevo mensaje de Kibum, que se hacía de rogar demasiado.
“Nada aún, maldita sea. ¿Has llegado bien?”.
-
Entonces, ¿qué pasó cuando te lo llevaste a tu casa?
¿Qué pasó? ¿Qué NO pasó? – Se levantó de su lugar y fue a sentarse en el borde del escritorio de Jonghyun-. Aparecieron
mis padres.
Jonghyun estalló en carcajadas, tanto que estuvo a punto de caerse de su silla, y no tuvo más remedio que aferrarse a ella con sus
dos manos.
-
¿Y os pillaron?
Justo ANTES de que el show comenzara.- Apretó los puños y la mandíbula en un gesto dramático que sólo consiguió
aumentar la risa de Jonghyun-. Si no hubieran aparecido, me lo habría follado en mitad de la cocina.
Qué romántico…
En medio de los canapés y los sándwiches de pavo.
No volveré a comer en tu cocina.
No hables como si nunca hubieras tenido sexo en la cocina.
La diferencia es que yo no te invito a comer en mi casa.
153
-
Porque tu apartamento es tan pequeño que apenas cabe una persona.
Idiota.
Seguro que Kibum y tú habéis estado restregándoos por todo el maldito piso. Par de enfermos.
Qué mala es la envidia.
“Y es totalmente cierto”.
Cogió su teléfono de nuevo, pero ninguna conexión reciente apareció, y suspiró, algo decepcionado.
-
Reconozco que tu gatito es impresionante en la cama.- Miró al vacío, como intentando recordar algo, pero Jonghyun le
golpeó en una pierna.
¡No pienses en él!
¡Estamos hablando de él!
Como sea, no quiero que pienses en mi novio.
¿Tu qué?
“Mierda”.
-
Borra eso último.
No puedo hacerlo.- Contenía la risa de mala manera.
No lo he dicho en serio. Era una forma de hablar.
Lo has dicho muy en serio.
¡No es cierto! Sólo… sólo no me gusta la idea de que le hayas visto desnudo.
Y de que me lo follara antes que tú.
¡No te estoy escuchando! – Se tapó los oídos y empezó a tararear una canción a gritos para evitar seguir oyendo los
detalles sucios que Minho no se avergonzaba de explicar.
Nunca te había visto así de colgado. Desde lo de Minki.- Jonghyun seguía sin oírle-. No sé si es bueno o es malo, pero… es
muy divertido.
Aprovechó que Jonghyun tenía sus manos ocupadas en sus oídos y le robó el teléfono, desbloqueándolo inmediatamente para
cotillear la foto de fondo de pantalla, un segundo antes de que Jonghyun se abalanzara sobre él para recuperarlo.
-
¿No sabes lo que es la propiedad privada?
Minho parpadeaba rápido, confundido por lo que acababa de ver. ¿Es que acaso Jonghyun le estaba ocultando lo que de verdad
sentía? Y no sólo a él, ¿también a Kibum?
-
Pensaba que Kibum sólo era un polvo esporádico reincidente.
Jonghyun le dio la espalda.
-
Es lo que yo quiero que sea.
“Y no es asunto tuyo”.
-
¿Y qué es?
“No lo entenderías ni en un millón de años”.
-
Mi aire. Mi vuelta a la realidad. Mi perdición.
Eso no suena como algo bueno.
No es bueno. Nunca lo ha sido.
Kim… ¿estás enamorado de ese gatito juguetón? ¿Es eso posible? ¿Para ti?
Jonghyun negó con la cabeza y volvió a su trabajo (que era comprobar sus notificaciones).
“Creo que el amor es algo que se queda demasiado corto si lo comparo con mis sentimientos actuales. Mi problema es más bien de
adicción. Y aunque me gustaría encontrar una cura, siento que esta enfermedad es degenerativa”.
154
Kibum se derrumbó sobre la cama del hotel, abriéndose la chaqueta para sacar el móvil, en vibración continua como toda la noche.
“¿Has cenado ya? Aliméntate bien.”
¿En qué momento Kim Jonghyun se había convertido en su madre?
Suspiró, cansado, pero feliz al notar ese exceso de preocupación cariñosa.
“Acabamos de cenar en un restaurante italiano increíble. Creo que no había visto una pizza mayor que esa en mi vida”.
-
¿Vamos?
Jinki se había cambiado el traje por algo más informal mientras él yacía, totalmente devastado, sobre el colchón.
-
¿A dónde?
A celebrar el éxito de Pandora.
Estoy molidooooo…
No seas vago, ¡estamos en Nueva York!
Tiró de la manga de su chaqueta para ponerle en pie.
-
Con esa excusa llevas arrastrándome por toda la ciudad todo el día. Y ni siquiera hemos ido de compras.
Ok, mañana iremos de compras. Pero hoy vamos a beber.
Ash… te odio…
Sabes que no es cierto.
Le dio una palmada en el trasero para que se preparara y le esperó (durante más tiempo del que quería) viendo la televisión.
-
¿Ya entiendes algo? – Kibum apareció en mitad de una telenovela con música exageradamente dramática.
Nop. Pero creo que alguien es el padre de alguien.
Vámonos, anda.
Ahora que me había enganchado…
Tú tuviste la idea de salir, yo sólo quería dormir.
Estuvo repitiendo la misma frase prácticamente hasta que probó el primer sorbo de su Cosmopolitan.
-
Al fin te callas.- Jinki le obligó a brindar con su jarra de cerveza, que bebió prácticamente entera de una sentada.
Qué bestia eres.
He sufrido mucha tensión hoy. Necesitaba relajarme.
¿Tú, tensión, cabronazo? Yo he sido el que he tenido que explicarlo todo y quien ha respondido a todas esas preguntas en
inglés mientras tú jugueteabas con la secretaria.
No jugueteaba con la secretaria.
¿Cómo que no? Si hasta vi cómo le tocabas la pierna.
Estábamos hablando de cremas corporales y trataba de entender por qué la suya es mejor que la mía.
No me jodas, Jinki, le estabas metiendo mano descaradamente. Eres un enfermo sin límite.
Me gusta disfrutar de la vida.- Se encogió de hombros, sonriente, y pidió otra cerveza-. Y la chica no parecía molesta.
Hay que joderse… Yo creo que he perdido como… un millón de neuronas intentando convencer a esa gente de que
compraran Pandora, y tú mientras zorreando.
Por eso yo soy el director y tú el jefe de equipo.
Pues, ¿sabes? Empiezo a echar de menos mi antiguo puesto de programador. Era más tranquilo y discreto.
Tú no eres ninguna de las dos cosas.
155
Eso era cierto. Kibum nunca había destacado por pasar inadvertido en ninguna de las facetas de su vida. Por eso Jinki le contrató,
varios años atrás. Porque cuando le vio entrar en su despacho con aquella chaqueta verde y sus enormes gafas de pasta rojas, lo
primero que se le vino a la mente fue que aquella era la cosa más mona que había visto en su vida. Cuando, en mitad de su
entrevista de trabajo, envueltos en una maraña de cursos extra curriculares, Jinki le había preguntado sobre su orientación sexual,
jura que grabó a fuego en su mente aquel precioso aegyo vergonzoso que Kibum había hecho con sus mofletes. Y si el gesto le
cautivó, cuando admitió sin ningún tipo de vacilación que le gustaban los hombres, simplemente se derritió. Por su voz grave dentro
de un cuerpo tan frágil (o eso pensó en un principio, más tarde comprobaría muy personalmente que los golpes de Kibum dolían, y
mucho); por su sentido del saber estar en toda clase de situaciones, incluso en las más adversas; por su inteligencia, precisa y
detallista pero que podía quedar reducida a la mínima expresión cuando un nuevo reto se presentaba y la locura le invadía. El Kibum
loco y apasionado siempre fue su favorito. Y cuando probó su cuerpo por primera vez tuvo que hacer un esfuerzo titánico para no
quedar atrapado para siempre entre esas piernas lechosas, esa espalda perfectamente formada y con hombros anchos, de piel
suave, y contoneo sensual. Kibum era probablemente lo más sensual que tenía en su vida diaria, una tentación que podía tomar con
tan sólo extender su mano… hasta que apareció Jonghyun. Casi sin darse cuenta, Kibum se había enamorado del estúpido de su
mejor amigo. El que le utilizó a su conveniencia durante los años universitarios porque era demasiado torpe o vago para estudiar. El
mismo que había tenido que llevar a terapia para evitar que destruyera su vida cuando Minki le dejó. Al que acompañó durante
muchas noches a beber en bares de mala muerte sólo para que desquitara todo su odio mientras le prometía que nunca más
querría a nadie. Ese mismo amigo al que había lanzado a los brazos de Kibum, muy a su pesar, porque desde el principio supo, con el
brillo de los ojos de Kibum en aquella fiesta de Navidad, que irremediablemente ese par de estúpidos ateos del amor estaban
hechos el uno para el otro.
-
Estás en babia, ¿en qué piensas? – Kibum le pasó la mano por delante de la cara.
Jinki sonrió y bebió el resto de su cerveza.
-
En que hace mucho tiempo que no tenemos una celebración como es debido.
¿Eh?
¿Te acuerdas cómo celebrábamos antes cuando terminábamos con éxito los proyectos?
Hablas como un anciano recordando los viejos tiempos.- Mordisqueó el trozo de lima que decorada la copa de su cocktail.
No sé en qué punto nos convertimos en amigos. El sexo era bueno.
Vete a la mierda.- Rió-. No quiero pensar en eso ahora.
¿Por?
¡Es vergonzoso! – Le pegó en el hombro-. Creo que nunca me planteé que por tu parte era abuso de poder.
Nunca te obligué a nada. Ni te condicioné a ello.
Ya lo sé, pero estuvo mal.
Yo no lo recuerdo tan mal.- Levantó las cejas, seductor.
Basta.
Más le vale a Jonghyun cuidarte como mereces.- Se levantó y se colocó detrás del taburete en el que estaba Kibum y colocó
su mentón sobre su hombro-. Porque el muy capullo aún no se ha dado cuenta de lo que tiene en las manos.
Haré que se dé cuenta.
No lo dudo.- Le besó el cuello.
Jinki…
Aquí solo estamos nosotros.
Y el camarero, y un montón de clientes por allí.- Se burló, señalando a su alrededor.
Jinki giró su taburete hasta situarle enfrente y le besó. No fue tan inesperado, se había tomado su tiempo, o sea que no se puede
decir que Kibum no hubiera tenido tiempo de esquivarlo, simplemente no lo hizo. Porque Jinki siempre era tierno en todo lo que
hacía, y nunca, por depravado que fuera lo que estuvieran haciendo en cualquiera de sus aventuras, le hizo sentir sucio o inseguro
acerca de nada. Porque Jinki tenía ese don de tranquilizarlo placenteramente. Justo todo lo contrario de lo que hacía Jonghyun.
“Oh joder”.
Se limpió los restos de saliva (y el sabor a cerveza) mientras contemplaba los sonrientes ojos de Jinki, algo perturbados por el
alcohol, pero no lo suficiente (todavía).
-
¿Otra? – Levantó su copa vacía, y Kibum asintió.
Vale.- Se giró en dirección a la barra, mientras la mano de Jinki continuaba en su cintura, protectora.
La miró durante un rato, en realidad no era nada, siempre actuaban así, y las caricias entre ellos eran algo que ya formaba parte de
su manera de relacionarse y se sentían bien así. O por lo menos hasta ese momento.
-
¿Pasa algo? – Kibum había removido la mano hasta el taburete, y ya no le tocaba.
No voy a acostarme contigo.- Apoyó su mejilla en su mano-. Se lo prometí a Jonghyun.
156
Taemin rebuscaba entre todas las perchas, ya casi desesperado, y lanzaba maldiciones, mientras Kibum continuaba en su envío de
mensajitos picantes.
“No llevo nada encima” .- Mintió descaradamente, apoyándose en la pared junto a los probadores y aguantando la risa más de lo
saludable.
“No te creo. Foto”.
“Mierda”. Era tan escandalosamente evidente cuando mentía que ni siquiera resultaba creíble vía mensajes de texto.
Sacó una foto de su mano y se la envió. Cuando se ponía ocurrente se hacía más fan de sí mismo.
“Estoy mostrando mucha piel ahora mismo”.
El primer emoticono confuso de Jonghyun aún le hizo reir más. “Apuesto a que va a rogar por más en menos de 5 segundos”.
“¿Estás en la calle? Eso no es tu casa.”
¿Cómo podía saber eso? Amplió la imagen hasta notar que además de la mano, en la esquina inferior de la foto se veía el suelo de la
tienda, así como el reflejo de un montón de gente deambulando por ahí.
“Malditos suelos limpios efecto espejo”.
“Es secretooooo”.
Guardó el móvil en el bolsillo justo cuando Taemin salía del bosque de perchas, todavía más cabreado que cuando había entrado.
-
No tienen mi talla.
¿No tienen talla Super-Raquítico? ¿En serio? – Le hizo a un lado-. Déjame ver.
Se introdujo en aquel bosque inmenso y empezó a apartar prendas.
-
Déjalo, hyung, eso es imposible.
No pueden ser más desordenados en este lugar. No sé por qué seguimos viniendo a comprar.
Porque tienen buenas ofertas.
Cierto.
Su teléfono vibró en su bolsillo.
“Si estás desnudo en la calle me voy a preocupar”.
“Idiota”.
Salió de aquella pesadilla con un par de camisetas de colores.
-
Hyung, ¿qué es eso?
No encontré lo que querías pero esto me pareció mejor.
Son horribles y no me las pienso probar.
Puestas quedan mejor que así vistas.
Ni hablar.
157
Se dio la vuelta en busca de algo interesante.
-
¡Que sepas que no tienes ni idea de moda! -Y las arrojó en otro bosque de ropa de saldo con peor aspecto que la que él
había elegido POR SUPUESTO. Paseó por la zona de complementos, un poco aburrido por la falta de algo que despertara su
interés, cuando encontró de nuevo a Taemin en la zona de interiores, sujetando un artilugio extraño-. ¿Qué coño es eso?
Lo levantó delante de su cara, riéndose, y tratando de colocarlo en la posición correcta.
-
¿Es un liguero masculino?
No lo sé. ¿Lo es?
Ni idea.
Dios… qué mal gusto…
Lo dejó en la cestita de donde lo había sacado y sacó una especie de tanga de vinilo con adornos dorados muy llamativos.
-
¿Esto es sexy?
¿Para quién?
No sé… en general…
Si a alguien le parece sexy eso, no deberías salir con esa persona.
Cogió otro distinto.
-
¿Y rojo?
Kibum se cruzó de brazos, acusador.
-
¿Por qué de repente estás interesado en la lencería de fantasía?
Sólo me parece curiosa, eso es todo.
No le pasó desapercibido el color de sus mejillas y su parpadeo rápido.
-
¿Es que estás pensando en usarla? - Le empujó con el hombro.
Claro que no. Vamos a mirar chaquetas.
Lee Taemin, no le mientas a tu hyung, no eres creíble.
¡Que no miento!
Ven aquí.- Le agarró por el cinturón del pantalón para traerle de nuevo a su lado-. Y deja de hablar como si no te conociera
de nada.
Pffff.- Bufó.
Vas a acostarte con Minho, ¿cierto?
Taemin abrió la boca, ofendido. Casi un par de segundos le costó reaccionar ante aquello.
-
¡Sólo estoy mirando ropa!
Taemin…
Le quitó las manos de su cinturón y puso un metro de distancia entre ellos, apoyándose en la pared, derrotado, con la mirada fija en
el suelo brillante.
-
Sólo lo estoy considerando. No es nada definitivo.
No… claro…
Simplemente… es algo que se me pasó por la cabeza.
Así sin más.
Efectivamente.
Eso no te lo crees ni tú.
Ash… déjame en paz.
¡Eh! – Le agarró de nuevo por el cinturón, frenando su repentino intento de huida-. Si quieres seducirle, esta no es la
manera.
¿Por qué?
Minho no va a dejarse impresionar por un tanga hortera.
No quiero escuchar cómo fue cuando se acostó contigo.
Pues me temo que vas a tener que escucharlo si quieres complacerle como es debido.
¿Complacerle…? – Se rascó la cabeza-. Creo que eso no lo había pensado. ¿Qué hay sobre que él me complazca a mi?
158
-
Le has tenido bastante tiempo con las pelotas moradas. Creo que necesitas compensar eso.
Y una mierda. Le estoy haciendo un regalo.
Hey hey hey… quítate de la cabeza esa idea absurda de que le estás regalando tu virginidad. No eres el Santa Klaus del sexo.
Pero tiene que ser muy especial para mi.
Sólo es sexo. No tiene nada de especial. Fóllatelo y ya.
“Quiero desnudarte”.
¿A quién trataba de engañar? Todo era especial. Sobre todo si el regalo se lo iba a entregar a la persona más perfecta del mundo. A
la que parecían haber sacado del mismo molde con el que había sido diseñado él mismo.
-
Yo no quiero que sea sólo sexo. Aunque ya sé que para Minho será así.
Había sonado tan lastimero que Kibum sintió pena por él.
-
Estoy seguro de que para él también será… algo especial.
No es necesario que me mientas para que me sienta mejor.
Si piensas eso, ¿por qué vas a hacerlo?
Porque le quiero.
“Joder”.
159
Jonghyun siempre se comportaba de la manera más inesperada. Al menos, Kibum lo veía poco predecible. Claro que también influía
el hecho de que por primera vez desde que se conocían, no espiaba cada uno de sus movimientos. Ya no podía saber si seguía
manteniendo esa horda de amantes ocasionales los fines de semana, si su hermana habría ido al ginecólogo de nuevo para intentar
una nueva inseminación, o si sus padres le habían invitado a comer para celebrar cualquier estupidez. Estaba literalmente en blanco.
Para colmo de males, mientras había estado en Estados Unidos no había dejado de escribirle a todas horas y de asegurarse de que
estaba solo (o vestido) incluso cuando estaba trabajando. Pero al regresar a Corea era como si todo hubiera sido un sueño. Ni
siquiera contestó con una frase su “acabo de aterrizar” sino simplemente con una carita sonriente. Y no volvió a escribir nada en
todo el día. Con lo que Kibum asumió que su relación no había cambiado, por mucho que se lo hubiera imaginado los últimos días.
-
¿No va a venir? – Preguntó Taemin, justo después de entregarle la cerveza que acaba de conseguir en la barra.
No le dije que vendría.- Dio un trago y suspiró-. No es adivino.
Minho sí que vendrá.
¿Y me dejarás tirado?
Sabes que nunca haría eso.
Más te vale.
La música sonaba fuerte y ellos no dudaron en comenzar a moverse y a darlo todo, realmente hacía tiempo que no salían juntos a
bailar y eso les desestresaba de una manera casi mágica.
-
Mira, tu NOVIO está allá.- Minho enfatizó la palabra que más odiaba Jonghyun en el mundo.
Ya te dije que no…
Bla bla bla… o te espabilas, o uno de esos salidos llenos de esteroides se llevará el premio gordo a casa.
Le empujó pero él no se movió de su sitio, embriagado por los movimientos sensuales de Kibum, aunque estaba casi seguro de que
no lo hacía conscientemente. ¿O sí?
“¿Por qué tienes que ser siempre así de sexy?”
Intentó no quedarse embobado mirándole pero fue inútil. Si media discoteca le estaba escaneando detalladamente, no había
motivos para que él no lo hiciera.
-
Seguro que me ha visto.
¿Eh?
Si no, no bailaría así.
Minho se echó a reir, palmeándole la espalda.
-
Tu gatito es un zorrito, Kim. Él ES así.
Se giró a pedir una nueva ronda de chupitos y en ese momento, como si los astros se acabaran de alinear, sus ojos se encontraron.
Kibum se detuvo inesperadamente, provocando que muchos de aquellos tipos desesperados aprovecharan la ocasión para
acercarse a él. Los rechazó a todos, sin excepción, incluso a los más guapos, mientras su mirada seguía fija en los ojos de cachorro
que le sonreían desde la otra punta del local.
Jonghyun vio cómo la punta de su lengua tocaba suavemente sus dientes (como a cámara lenta) cuando vocalizó un “안녕*” y le
imitó, con una sonrisa más tierna de lo que pretendía.
-
Ven. – Jonghyun exageró cada letra para que Kibum lo entendiera desde donde estaba, y así fue. Pero no lo hizo, sólo negó
con la cabeza y sonrió con malicia.
Ven tú.
160
“Maldito manipulador”.
Aquello no lo dijo pero estaba seguro de que Kibum había leído su mente. Tuvo que acercarse, muy a pesar de su orgullo, cuando
sus hoyuelos se marcaron en su sonrisa de respuesta. Era básicamente adorable. Y atrayente. Simplemente, no podía escapar de
todos sus encantos. Por mucho que lo intentara.
La pista se hizo eterna mientras la atravesaba con el objetivo marcado de llegar a él lo antes posible. Caminaba con decisión, pero
sin prisa, aunque las ganas fueran demasiadas, humedeciendo sus labios, preparándolos para el abordaje. Kibum bebió un buen
sorbo de su cerveza y la abandonó cerca del podio para tener las manos libre en el momento en que llegara a él.
“Joder, ¿por qué vas tan despacio?”
No dijo nada. Ni siquiera un “bienvenido a casa”. No hacía falta. No había tiempo.
Atacó sus labios al mismo tiempo que su brazo protector rodeó su cintura entera, aproximándole a su cuerpo hasta casi dejarle
completamente pegado a él. Sus lenguas se encontraron rápidamente y se saborearon con dedicación, mientras sus bocas se abrían
y se cerraban al compás de una música nunca ensayada, pero que siempre resultaba un éxito en el show en vivo. Fue tan intenso
que pudo incluso escuchar un gemido saliendo de la boca de Kibum, y entrando directamente en la suya.
Su mano se introdujo sin titubear dentro de sus pantalones, acarició una de sus nalgas, y mientras aún estaban envueltos en el beso,
se dirigió a su entrada sin previo aviso. Kibum se sobresaltó ante la intromisión y se separó un momento.
-
¿Qué haces? – Pero sus brazos seguían aferrados a su cuello.
¿Has estado follando sin mi?
No supo si era una pregunta o una acusación. Ninguna de las dos le gustaba.
-
¿Y tú?
Jonghyun soltó una risita nerviosa.
-
Sin comentarios.
“Si supieras que no se me levanta con nadie más desde que te conozco…”
Kibum no pudo evitar sentirse un poco decepcionado al escuchar aquello. Pero analizándolo detalladamente… Jonghyun no le había
prometido lo mismo que él. Se sintió completamente estúpido. Lo peor.
-
Eres incorregible.- Le acercó de nuevo, empujándole por la nuca, y retomaron el beso anterior, esta vez más ansioso (si
cabía) y largo.
Sus erecciones se rozaban sin vergüenza y Jonghyun le había acorralado contra el podio, introduciendo el dedo todavía más,
matándolo por dentro.
-
Vamos a mi casa.- Le susurró en el oído, justo antes de empezar a besar su cuello.
“Oh Dios”.
-
No puedo…
¿Por qué no? – Ni siquiera se detuvo.
Taemin se viene a dormir a mi apartamento y… no puedo…- más besos-… dejarle solo…
¿Es que vais a hacer una fiesta de pijamas? – Se estaba burlando y seguía besando su cuello, muy ajeno al rechazo.
Algo… algo así.
Qué monos…- Subió hasta su oreja y respiró en ella. Sonaba angustiado-. Lavabo.
Señaló el cuarto de baño de la discoteca.
“Joder, sí”.
Estuvo a punto de ceder. Tan a punto que incluso empezó a moverse para caminar hacia allí.
Pero se lo había prometido a sí mismo.
161
-
Jjong… perdona…
Tiró de su mano, frenándole en seco.
-
¿Qué ocurre?
No… no quiero…
¿Qué? – Se rió, mirando los bultos de los pantalones de ambos-. ¿Cómo que no?
Lo siento… Debí decírtelo.
¿El qué?
Tragó saliva.
-
Estoy saliendo con alguien.
“Mierda”.
“Mierda”.
(*En coreano : Hola.)
162
Jonghyun retrocedió un paso, casi buscando un poco de aire que le ayudara a digerir la noticia. Aflojó un poco su agarre en la
muñeca de Kibum, pero sólo un poco.
“Esto no puede estar pasando”.
Miró fijamente el dorso de la mano de Kibum, suave, blanca, lánguida.
“Como sea Jinki, juro que lo mato”.
Levantó su mano y la llevó suavemente a sus labios, depositando sobre ella un beso ligero, pero mortalmente húmedo.
“No hagas eso, maldito”.
-
¿Cómo puede ser eso?
¿Eh?
Despertó del estado de shock en el que llevaba varios minutos.
-
¿Cuándo tuviste tiempo de encontrar… novio?
Ah… eso…
¿Le conozco?
¿Qué?
Porque si es Jinki, déjame decirte que eso no tiene mucho futuro. Él no es capaz de mantener una relación monógama con
nada más que con sus revistas porno.
No es él.
¿Y quién es?
No le conoces.- Aprovechó su afloje y tiró de su mano, para recuperar su sensibilidad.
¿Es alguien de tu trabajo?
Negó rápidamente con la cabeza.
-
No preguntes más. No te lo voy a decir.
¿Por qué? ¿Es que es feo?
¡No lo es!
¿Cuánto tiempo lleváis juntos?
Apenas unos días.
Entonces, ¿le conociste en Nueva York?
Ash, ya deja de cotillear, no te importa.
Se dio la vuelta para volver a la zona en la que había dejado a Taemin, a quien no veía por ningún lado.
“¿Dónde te has metido?”
-
¿Crees que eso tiene futuro? – Le abrazó por la espalda, apoyando su mentón en su hombro para que pudiera escucharle.
No lo sé. Aún nos estamos conociendo.
Yo creo que no. O sea, apenas lleváis juntos unos días y ya le has sido infiel.
¿Qué dices?
Hace un momento me estabas comiendo la boca con muchas ganas, o sea que debe de ser porque él no te satisface como
debería.
“No sabes cómo te odio en estos momentos”.
163
-
¡Él no tiene ningún problema!
Se separó de él y de sus susurros lo más que pudo, que no fue demasiado.
-
Pues déjame decirte…
¡Sólo fue por costumbre! – No supo por qué era el único que estaba chillando ahí-. ¡Porque desde que te conozco, sólo
caigo y caigo en tus redes una y otra vez! ¡Porque parece que no sé hacer otra cosa!
“Mierda, ¿estoy llorando?”
“¿Está llorando?”
-
Kibum, tranquilízate…
Esquivó su intento de volver a agarrarle y caminó hacia la puerta de la discoteca, seguido por Jonghyun, que no estaba dispuesto a
aceptar ese tipo de situación así como así.
-
¡Déjame solo!
Al menos llama a ese tipo y que venga a recogerte, no quiero que te vayas solo a estas horas.
¿¡Podrías dejar de hacer eso!?
Un grupo de gente que había en la entrada les miraba con atención, casi como si estuvieran mirando una película de terror,
palomitas incluidas.
-
¿¡El qué!? – El volumen de Kibum empezaba a ser contagioso.
¡Fingir que te preocupas por mi!
¡No finjo!
¡Pues deja de preocuparte sólo cuando estoy delante!
¿Y eso a qué viene?
¡Cuando no estoy, haces lo que quieres con quien quieres!
¡Es lo normal!
¿¡Lo normal!?
¡Soy joven y tengo una vida sexual, perdón!
¡No necesitas disculparte por eso!
¡Pues parece que actualmente tengo que disculparme!
¡No es así!
¿¡Entonces por qué parece que me lo estás echando en cara!?
“Exacto. ¿Por qué?”
Kibum suspiró y miró al suelo. Contó mentalmente hasta 10 y trató de mantener la compostura, aunque fuera para evitar que toda
la gente que les miraba llamara a la policía.
-
Tienes razón. Ha sonado muy estúpido.
No somos novios. – “¿De qué me suena eso?”-. De hecho, ahora el que tiene novio eres tú. O sea que eres el menos
indicado para reprocharme nada.
“En realidad nunca he tenido el derecho a hacerlo. Porque nunca hemos sido nada”.
-
Mientras estaba fuera… - dejó que una sonrisa ladeada, burlona, se colocara en su rostro, mientras evitaba sus ojos-… me
he dado cuenta de que la lista de hombres dispuestos a metérmela es bastante considerable.
“Hijo de puta”.
Jonghyun soltó una risita nerviosa.
-
Yo debería estar en el primer lugar en esa lista.
Kibum se dejó contagiar por la risa.
-
Lo estabas. Créeme.
164
Jonghyun acarició un mechón de pelo que se le había cruzado en la frente y lo colocó detrás de su oreja.
-
Tienes el pelo largo.
Estaba pensando en cortármelo. Está horrible.- Intentó peinarse con las manos, pero no funcionó. Seguía hecho un
desastre a causa de los productos de fijación mezclados con el sudor de hacía un rato.
No lo hagas.
Se tomó su tiempo en un dulce beso en la mejilla, al tiempo que acariciaba su pómulo izquierdo con el pulgar.
“Ese cabrón es demasiado afortunado”.
-
Jjong…
Gracias por todo.
“Porque ya no me siento como si estuviera muerto. Aunque no sé si es realmente bueno porque todo esto te juro que me está
matando”.
-
Es mejor así.
“Por nuestro bien”.
165
-
Espera… espera… - No fue fácil para Taemin liberarse de los brazos de Minho, que le rodeaban posesivamente durante
todo el tiempo que estuvieron besándose, en medio de la pista.
¿Qué pasa?
No veo a hyung.
Minho se puso de puntillas para conseguir tener una visión panorámica del lugar, algo sencillo para él, ya que con su altura superaba
la media de la mayoría de las personas que había allí.
-
Está… gritándole algo a Kim.
¿El qué?
Van hacia la salida.
¡Vamos!
¿Crees que vamos a poder movernos con facilidad?
Taemin usó sus codos y Minho sus buenos modales para disculparse con toda la gente a la que Taemin había empujado para
conseguir llegar a la puerta. Eran algo así como un buen equipo.
Al llegar a la calle sólo encontraron a Jonghyun, fumando apoyado en la pared del edificio.
-
¿Dónde está hyung?
Taemin se plantó delante de él mientras Jonghyun dejaba salir el humo lentamente, para después tirar la colilla al suelo y apagarla
con el zapato.
-
Se fue a casa.
¿Solo?
Es mayorcito, no creo que le pase nada.
No es por eso, idiota.
¿Entonces?
Taemin bufó, tragándose la explicación que Jonghyun no merecía. No valía la pena explicarle que le preocupaba que su mejor amigo
se hubiera ido solo a casa, probablemente llorando, después de tener una acalorada discusión con ese capullo que le quitaba lo
poco que le quedaba de cordura.
-
Será mejor que le llames.- Opinó Minho, intentando apaciguarle-. Seguro que querrá hablar contigo.
Sí, eso haré.
Mientras marcaba, Jonghyun mantenía una actitud extraña para los otros dos, riéndose y moviéndose nervioso de un lado a otro.
-
Puedes pedirle que nos invite a Choi y a mi a vuestra fiesta de pijamas.
¿Nuestra qué?
Kibum me dijo que hoy dormías en su casa.
Taemin parpadeó repetidamente, como hacía siempre cuando los nervios le sobrepasaban, y aunque Jonghyun no le conocía lo
suficiente, no pasó por alto ese detalle.
“Me ha mentido”.
-
Hyung, ¿qué haces? ¿Estás en casa?
Lo siento, Taeminnie, no quería irme tan pronto, pero ocurrió algo…
166
No se había equivocado en sus suposiciones. La voz nasal de Kibum le delataba.
-
Estoy con ese gilipollas.- Susurró, alejándose un poco de ellos para mantener la privacidad-. ¿Le has dicho que hoy dormía
contigo?
Joder… - Suspiró-. Sí, lo siento por involucrarte, pero no quería llevármelo a casa.
No entiendo nada.
Mañana te lo explico, ¿sí? Ahora sólo quiero tomarme un té caliente y acostarme.
Ok… iré por la mañana con el desayuno.
Un completo de calorías, por favor.
Por supuesto.
Colgó la llamada antes de que Minho se acercara para comprobar si todo iba bien.
-
¿Te llevo allá?
Echó un último vistazo a Jonghyun, que seguía fumando como si el drama de su amigo no tuviera nada que ver con él.
-
Sí, vamos.
Apenas subieron en el coche de Minho, Taemin le indicó la dirección e iniciaron el camino.
-
¿No es un poco tarde para visitas?
No vamos a casa de Kibum.
¿Perdón? – Ahí sí que ya no entendía nada.
Vamos a mi casa.
Minho no pudo contestar a eso. Su mente no podía trabajar con elocuencia tras esa información.
-
Mierda.- Fue el único sonido con letras que logró articular, no sin dificultad.
¿Ocurre algo?
Nop.
No dijo nada más hasta que llegaron, porque el pánico a volver a soltar más estupideces le venció.
El piso de Taemin era pequeño, obviamente ridículamente pequeño si lo comparaba con su casa, apenas había espacio para
sentarse pero estaba limpio y ordenado, aunque una pila de dvd’s adornaban la pequeña mesa de centro. Vio en las portadas
algunos hombres vestidos con mallas y mujeres con tutús, con lo que no le fue difícil suponer que eran vídeos de ballet.
-
Perdona el desorden.
¿Qué desorden? – Rió-. Mi casa estaría peor si no la limpiaran por mi.
Maldito niño rico.- Taemin se quitó la cazadora y le invitó a sentarse-. ¿Qué quieres beber?
Lo que tengas estará bien.
¿Refresco?
¿No tienes nada con alcohol? – Preguntó, un tanto decepcionado.
Lo siento, no tengo alcohol en casa. No suelo beber mucho, en general. Pierdo coordinación.
Ah… cierto… que eres bailarín…- Se sentó en el pequeño sofá blanco y cogió algunos de los dvd’s para curiosear las
fotografías-. ¿Cuándo te veré actuar?
El mes que viene tengo una presentación importante. Pero a lo mejor te aburres.
¿Llevas mallas?
Claro.
Entonces me gustará.- Se relamió, sonriente.
Pervertido…
Colocó un par de latas de refresco sobre la mesita y se sentó a su lado, con las piernas arriba.
-
¿Y cuándo me harás un baile privado?
¿¡PERDONA!? – Le miró como ofendido.
Oh… vamos… ¿tienes ese don y no lo vas a usar conmigo?
No soy un stripper.
Y yo no digo que lo seas. Sólo que… bueno… me gustaría un numerito de esos.
Qué cerdo.
167
-
Vamos, te mueves bien sobre la pista. La única diferencia sería que… bueno… te moverías sobre mi. Dios, se me pone dura
sólo de pensarlo.
¡Minho!
No era que no pudiera enfrentar una conversación como aquella, pero la realidad era que le había llevado a su casa para hablar
sobre Kibum y sus problemas con el estúpido de Jonghyun, y de repente toda la acción se estaba centrando en ellos dos. Aunque
para qué negarlo, aquello estaba bien. Muy bien, de hecho.
Cuando Minho se acarició la entrepierna para dejar claro que “se me pone dura” no era algo metafórico, Taemin supo que toda su
contención se acababa de ir a la mierda. Se sentó sobre él, notando aquella protuberancia rozando sus nalgas y le desabrochó la
camisa, lentamente, besando todos los pedazos de piel que pudo encontrar.
-
Aquí no viven tus padres, ¿no?
¿A qué viene esa pregunta? Ya sabes que vivo solo.
Es por seguridad. Porque no quiero que se repita lo de la última vez…
Oh Dios, no me hagas recordar eso, me muero de la vergüenza.
A mi padre le gustaste bastante.
Sí, claro.
Mi madre sigue un tanto cabreada por eso de que sea gay “de repente”. Pero no ha sido tan trágico como pensaba que
sería.
Aquí no nos va a interrumpir nadie.
La forma en la que Taemin había bajado el volumen de su voz, junto a la camisa abandonando su cuerpo, más la camiseta de Taemin
siendo lanzada sobre su cabeza… era un combinado explosivo.
Taemin se pegó literalmente a su pecho para demostrar lo erectos que tenía los pezones, que acariciaron los de Minho y
respondieron de la misma manera. Mordió su oreja, sopló en su nuca, y cuando ya le tenía prácticamente domado, colocó su mano
sobre su entrepierna, a punto de reventar el pantalón.
-
Ah…
Nunca había oído gemir a Minho porque nunca habían llegado a intimar hasta ese punto. Y le gustó. Vaya que le gustó.
-
Dime qué es lo que quieres de mi.- Susurró en su oído, erizándole la piel.
Quiero metértela.
Un ataque de sinceridad repentino. Bien.
-
¿Y después?
Mierda, Taemin, ¿es necesario que hablemos ahora?
Sonaba tan desesperado que le hizo gracia. Pero sus ojos oscuros perforándole, intimidándole, eran más poderosos.
-
Sólo quería ponerte cachondo.
¿Crees que hace falta? ¡Mírame? – La punta de su miembro ya asomaba por el elástico de su bóxer, porque Taemin se
había encargado de desabrocharle el pantalón para liberarle un poco.
¿Te la puedo chupar?
Minho creyó ver cómo los ángeles bajaban del cielo al escuchar esa frase. Se deslizó por el respaldo del sofá en respuesta, mientras
Taemin se arrodillaba en el suelo, tirando de sus pantalones. Lo siguiente que hizo fue agarrar su ropa interior y bajarla un poco, lo
suficiente para liberar su pene, escandalosamente duro y grande, que en cálculos mentales rápidos, no cabría en su boca.
Pero eso no le amedrentó. El primer contacto fue un toque ligero con su lengua en la punta. Sólo con eso, Minho ya se estremeció.
Sabía que un par de lamidas más, y probablemente se correría sin haberle siquiera penetrado. Era extasiante.
Sabía que en cuanto comenzara, no habría nada capaz de detenerle.
Y eso le asustó.
Tanto que le empujó suavemente hacia atrás, poniendo un poco de espacio entre ambos.
-
Un momento.
168
Taemin le miraba, con los labios brillantes por el presemen y casi sintió que podría morir ante esa imagen.
-
¿No te gusta? – Ese puchero podría matarle. Es más, lo haría.
Sí me gusta. Me gusta mucho, de hecho.
¿Entonces?
Entonces, ¿qué?
Le miró durante unos segundos, en silencio, para después subirse la ropa interior, los pantalones, y buscar la camisa por el sofá.
-
Perdona, pero tengo que irme.
¿¡Por qué!?
Había sonado desesperado, pero su propia voz también sonaba así, aunque aparentara estar más calmado.
-
Dijimos que iríamos poco a poco.
¡Pero Minho! – Taemin se levantó del suelo, enfurruñado-. ¡Yo quiero hacerlo! – Pateó el suelo.
Podría haberle parecido un ofrecimiento perfecto pero sólo podía ver el aegyo más dulce que jamás había visto. ¿Qué le estaba
pasando? Un minuto antes iba a correrse en su boca, y ahora… ¿ahora sólo quería besarle y dormir abrazado a él hasta la mañana
siguiente?
-
Mierda, me estoy volviendo moñas.
¿Qué?
Joder, mierda.
Caminaba de un lado a otro, con la camisa entre las manos.
-
Minho…
Será mejor que me vaya.- Se lo dijo más a sí mismo que a Taemin-. Sí, será lo mejor.
Pero…
Mañana te llamo, ¿sí? – Le cogió por los brazos, tembloroso, sin saber por qué.
¿Por qué tienes que irte? Estábamos pasándolo tan bien… - En ese momento ya sonaba hasta dolido.
Taemin, escucha.- Acercó su cara sólo porque hablaba tan bajito que apenas podía escucharle, pero no quería subir el
volumen, por miedo a escucharse él mismo y morir de la vergüenza-. Quiero respetarte.
¿Eh?
Es difícil para mi. Es una puta tortura. Pero te lo prometí.
Minho, no hace falta…- Minho colocó un dedo sobre su boca, callándole.
Y como te respeto, no voy a acostarme contigo. Todavía.
Pero… pero…
Cuando estés preparado, lo haremos.
Le besó la frente y poco más. Se fue, dejando la escena del crimen hecha un caos.
Pero el caos mayor estaba en el interior de Taemin.
-
¿Es que no le excito? - Se sentó en el sofá, justo minutos después de aquel arrebato apasionado cuyo recuerdo le
mantendría en vela toda la noche, y se pasó la mano por el pelo, frustrado-. Tengo que conseguir que Minho se muera de
ganas de follarme.- Apretó sus manos en un puño-. Y que venga a mi suplicando por más.
169
Tal y como había prometido, Taemin apareció en casa de Kibum con una bolsa llena de croissants recién horneados y dos capuccinos
bien cargados procedentes de la cafetería favorita de su amigo.
El olor inundó los sentidos de Kibum apenas abrió la puerta.
-
¡Buenos días! – Levantó la bolsa a la altura de su cara, demostrando que había cumplido su promesa, y fue directo hacia la
cocina.
Son las 8 de la mañana, ¿qué haces aquí? – Se rascó la cabeza, despeinándose todavía más.
Dijiste que trajera el desayuno.
¡Pero no a las 8!
No vamos a desayunar a las 2 de la tarde, ¡yo tengo hambre!
No iba a discutir por eso. Su estómago también dolía algo. De hambre.
“O quizá de otra cosa”.
-
El café me vendrá bien.- Lo cogió con delicadeza entre sus manos y sopló un poco-. Está caliente.
¿Has dormido?
¿Eh?
Tienes ojeras.
Es que aún no me he duchado ni me he puesto mis cremitas…- Se toqueteó la cara con la punta de los dedos.
Pues ya va siendo hora.
¡Es domingo! Déjame dormir. ¿Y tú por qué tienes tanta energía?
¡Porque estoy lleno de amor! – Levantó sus brazos, sobreactuando, al punto de casi caerse de la silla.
¿Qué amor ni qué amor? Lo que estás es cachondo perdido. ¿Ya os habéis acostado?
El rostro de Taemin se tornó serio de repente. Dejó de masticar con las mismas ganas e incluso el tono de su voz cambió.
-
No, no lo hemos hecho. Ni creo que lo hagamos en un futuro cercano.
Bueno, eso era lo que querías, ¿no?
¡Eso era antes! – Pateó una silla.
¡Eh, no me rompas el mobiliario!
Perdona.- Se acomodó de nuevo.
Quieres decir… ¿que ahora ya no piensas igual?
Se la chupé, hyung.
Kibum escupió el café que tenía en la boca, repartiéndolo por la mesa.
-
No necesitaba esa clase de detalles a esta hora de la mañana.
Bueno, más que chupársela… se la lamí.
Joder… - “¿Por qué me pone cachondo eso? Ah ya, ¡porque estoy a dos velas!”
No sabía que la tenía tan grande. Fue una grata sorpresa. Y dura. Bastante.
Dejando a un lado tus virginales impresiones… - “O tendré que ausentarme durante unos minutos en el cuarto de baño”-… si
llegasteis hasta ahí será porque ambos queríais.
¡Claro que queríamos! ¡Estuvo a punto de correrse! Y apenas hice nada.
No sabía que se te daba tan bien el sexo oral.
Ni yo. Era la primera vez que lo hacía.
¿En serio?
Los tutoriales de internet ayudaron bastante.
¿Usaste tutoriales para chupársela a tu novio?
No me juzgues, ¿vale?
170
“¿Yo? No soy el más indicado para juzgar a nadie”.
-
Entonces, ¿qué más hicisteis? Si no llegásteis al final, imagino que al menos hubo algo bueno.
Pues no.
¿Cómo que no?
Minho me soltó un discurso acerca del respeto y sobre no follar hasta estar preparado.
Bueno… yo diría que si se la has chupado es que ya estás más o menos preparado para el siguiente paso.
Efectivamente.
¿Se lo dijiste? Igual no te entendió bien.
Hyung, fui vergonzosamente sincero.
Oh…
Por alguna razón, Minho está acojonado ante la idea de tener sexo conmigo.
Pero eso es normal, Taemin. Él debe de tener algo de presión con todo eso de tu virginidad. No querrá ser torpe o hacerte
daño… no sé…
Él no dijo nada acerca de eso, sino sobre hacerlo romántico y no sé qué mierda.
“No me lo creo”.
-
-
Si alguna vez escucho a Choi Minho diciendo algo como eso, creo que me reiré en su cara.
Es que no lo entiendo, hyung. Me ligo a un Casanova de primera, tengo la oportunidad de perder mi virginidad con él, y se
me vuelve puritano. ¿Qué hay de malo conmigo?
No hay nada de malo contigo. Es él, que es un imbécil.
A este paso moriré siendo virgen.
Pero a ver, Taemin, hasta ahora no has tenido prisa, ¿a qué viene este ansia repentina?
A que quiero dejar de ser un estúpido.- Soltó su croissant sobre la mesa-. Esperando por el amor de mi vida, que
probablemente ni exista, y tratando de que mi primera vez sea como una película de Hollywood. Quiero que pase cuanto
antes, y poder seguir con mi vida sin tanto drama.
Entonces, la razón por la que quieres acostarte con Minho es sólo porque… ¿quieres “quitarte” de encima todo ese rollo de
la virginidad?
Minho es un semental. No hay día que salgamos y no se le acerque alguna ex amante a ofrecerse como una perra en celo.
Eso debe de ser porque es bueno en la cama.
Lo es.
“Mierda, ¿lo he dicho?”
-
Si hasta tú te lo has tirado…
Escucha, Taemin. Probablemente Minho sienta como mucha responsabilidad contigo debido a esto y tenga miedo de
cagarla, por eso actúa con tanta prudencia.
¡Yo me ofrecí, hyung! ¡Y él sólo se largó!
Probablemente está planeando algo muy especial para vuestra primera vez.
La expresión frustrada de Taemin fue poco a poco transformándose en una cursi sonrisa. Incluso sus mofletes se tiñeron de rojo.
-
¿Eso piensas?
“No. Lo que pienso es que tu novio se debe de estar follando a media ciudad mientras se da el valor para follarte a ti”.
-
Puede que hagas sentar la cabeza a Choi, el Casanova.
“No me lo creo ni yo”.
-
Lo dudo bastante.- Bebió un sorbo de su café, aún demasiado caliente-. Pero lo importante es que me la meta.
¡Taemin!
¿¡Qué!?
¡Que dejes de hablarme así!
¡Tú hablas igual!
¡Pero viniendo de ti es traumático!
Se echó a reir y se terminó su croissant mientras Kibum intentaba borrar de su mente aquellas palabras.
-
¿Y qué pasó con Jonghyun?
171
Apoyó la cara en la mesa, fría, e hizo un puchero con la boca.
-
Pasó… que me he dado cuenta… por fin… de que sólo soy un polvo para él.
Pero dijiste que te escribió mientras estabas fuera…
Sí, y eso me hizo dudar bastante. Pero he vuelto a la realidad. Apenas nos hemos encontrado, ya me estaba invitando a su
casa.
Eso no es malo, ¿no?
Ni siquiera se ofreció a ir a recogerme al aeropuerto. Ni parecía emocionado con la idea de que volviera.
A lo mejor estaba ocupado.
Admitió que había estado con otras personas en mi ausencia.
¡Qué cabrón!
En realidad no. No somos novios.
“Esa frase va a acabar tatuada en mi frente. Para que la vea cada vez que me mire al espejo y así pueda asumirlo de una puta vez”.
-
Estoy seguro de que quiere estar contigo, hyung.
Y yo. Sólo que no de la misma manera en la que yo quiero estar con él. Por eso, lo mejor para los dos es que busquemos
algo que se adecúe más a lo que queremos.
Pero… pero él es tu… bueno… tu amo…- Dio un golpecito en el cascabel que colgaba del cuello de Kibum, como siempre.
No lo es.- Con algo de dificultad abrió el cierre del collar y se lo quitó, dejándolo sobre la mesa en mitad del desayuno-. Ni
yo soy su gatito.
Taemin se quedó mirando el cascabel brillante y finalmente, después de tomar una bocanada de aire, soltó :
-
Jonghyun está enamorado de ti. Me lo ha dicho Minho.
Kibum soltó su taza y abrió la boca, intentando responder a eso.
No salió nada.
“¿Qué sabrá Choi Minho, el Casanova, acerca del amor?”
172
-
-
¿No es eso demasiado porno? – Jonghyun ojeaba las revistas sobre la cinta del supermercado.
Cállate.
¿”Tetas Inmensas”? - A la fuerza tuvo que escoger la que sobresalía sobre las demás. Cuando llegó al poster central, no le
quedó otro remedio que cerrarla-. Esto es una aberración.- Minho pagó (aguantando estoicamente la mirada acusadora de
la cajera) y las metió todas en su maletín del trabajo-. En serio, ¿ahora vuelves a ser hetero?
Nunca he dejado de ser hetero, ¿vale?
Continuaron el camino hacia la oficina, pues la hora de comer ya había terminado y tenían mucho trabajo pendiente.
-
Pues creo que deberías saber que Taemin es un chico.
Menos mal que me lo dices.
Habría sido trágico descubrirlo más tarde.
Claro.
Jonghyun siguió riéndose hasta que la montaña de expedientes sobre su mesa le devolvieron a la vida real.
-
Joder, hoy no acabaremos.
Nunca habíamos llevado tanto retraso. Por favor, no vuelvas a enamorarte nunca más.
Ash… sigues con eso…- Tiró su chaqueta sobre el sofá, plagado de más expedientes-. No me utilices como cortina de humo
para tus frustraciones sexuales.
¿Frustraciones? – Negó con su dedo índice-. Nada de eso. Todo lo que necesito lo tengo aquí-. Acarició su maletín.
Eres muy patético.
No creas que eres mejor que yo.
Saldremos tarde.- Volvió su atención a los papeles-. ¿Vamos a cenar y a beber luego?
Lo siento, ocupado.
Acaricia una vez más su maletín y se sienta en su escritorio.
-
Puto pervertido.
Yo no tengo la culpa de que mi novio sea virgen y me la ponga tan dura.
Jonghyun se esparramó sobre su silla, aguantándose un poco el “te lo dije” que llevaba varios días pululando por su cerebro.
“¿Para qué sales con un virgen?”
-
Podrías convencerle para que te haga un par de trabajos manuales. Ya sabes, la táctica Choi de “sólo quiero sentir tu piel”
bla bla bla…
No tengo que convencerle de nada. Créeme. Últimamente está bastante… receptivo…
Omo! ¿Te la cascó?
Mejor que eso.
¿Te la chupó? – La sonrisa de Minho respondió por si sola-. ¡Qué cabrón! Anda que dices nada.
Fue el sábado, y no nos hemos visto desde entonces, ¿cuándo te lo iba a contar?
¿Te la chupó en la discoteca? Y parecía tonto.
¿Qué dices, hombre? Fue en su casa.
¿Cuándo fuiste a su casa?
Después de despedirnos.
“¿QUÉ?”
Minho supo, por la interrupción repentina del interrogatorio, que acababa de hablar más de la cuenta. Y por si eso fuera poco,
acababa de comprometer a Taemin con ello.
173
-
¿No ibas a llevarle a casa de Kibum?
Se puso a mover las carpetas sobre la mesa, fingiendo que buscaba algo para evitar su mirada acusadora.
-
Sí… y en teoría íbamos a ir… pero cambió de opinión…
Kibum no quiso que fuéramos a su casa porque Taemin se suponía que iba a dormir allí. ¿Y no fue así?
Yo qué sé, Kim, esos niños son muy raros.
A lo mejor lo de Taemin fue sólo una excusa porque… iba a ver a alguien más.
¿A quién?
Eso me gustaría saber.- Toqueteó la pantalla de su móvil, sin notificaciones de mensajes suyos, como desde hacía dos días.
“Otra vez en este punto, no”-. ¿No sabes quién es el hijo de puta que se lo está follando?
¿Se está follando a alguien más?
Eso parece.
Eso no tiene sentido. Os vi en plena acción el sábado.
No creas que yo lo entiendo.
Pero… ¿quién…?
Ni idea.- Cruzó los brazos y las piernas y suspiró.
No será Jinki.
“Mierda, tú también lo has pensado. ¿POR QUÉ?”.
-
Él dice que no. Pero no sé qué pensar.
Bueno, no es que hagan una pareja de película, pero ya han follado antes.
Lo sé, pero precisamente porque no me lo quiere decir, estoy casi seguro de que es él. ¡Y quiero matarle! – Estruja sus
dedos en el aire, imaginando que entre ellos está el cuello de su “ex amigo”.
¿Por qué te importa tanto?
¿Eh?
A quién se tire Kibum. Tú haces lo que quieres.
No es lo mismo.
¿Por qué no?
¡Porque no!
“La lógica aplastante de Kim Jonghyun batea de nuevo”.
-
Es un poco egoísta por tu parte, ¿no crees?
Las reglas eran claras. Que no se acostaría con nadie más.
Mientras estaba fuera.
¡Mientras lo que sea!
Kim… me temo que dejaste algunas lagunas rebeldes en ese contrato de mierda que le obligaste a firmar a Kibum.
¿Por qué se tiene que follar a otro? Es decir, ¿por qué no a mi?
Minho le miró, algo sorprendido de volver a notar ese resquicio de miedo en su voz. Estaba desesperado e intentaba por todos los
medios que no se le notara. Pero era tarde para eso.
-
Le trataste como la mierda. Es normal que se haya fijado en alguien que le haya tratado mínimamente bien. Peor que tú,
imposible.
Gracias por tus palabras de ánimo.
Sólo digo la verdad. ¿Creías que te iba a esperar por siempre, mientras tú le tratabas como a un perrito, enseñándole y
ocultándole el hueso todo el rato?
Gatito.
¿Qué?
Le trataba como un gatito. Él tiene esa expresión felina, ya sabes. Amenazante.
Por eso mismo no entiendo a qué jugabas tratando de domesticarle. Se ve a la legua que no es fácil.
Al principio no parecía eso.
Estabas demasiado caliente como para detectar nada.
¡Y después toda la historia de Pandora! ¿Cómo quieres que le trate bien después de todo lo que hizo?
Porque te gusta.
¿Y eso qué?
Porque estás enamorado de él.
What…?
Y porque sabes que ese cabrón que le tiene en su cama ahora mismo es un millón de veces más afortunado que tú.
174
-
Puto Jinki…
Puede que sea ese chico de su trabajo.
¿Tú crees?
O Woohyun.
¿Quién?
El chico al que estuviste a punto de golpear en la playa. Mi amigo Woohyun.
Ese imbécil se estaba sobrepasando.
No me pareció que Kibum se sintiera mal con eso.
¡Eso es porque no le conoces!
Puede.
Precisamente porque le conozco, no entiendo a qué viene todo esto de su novio. O sea, ¿una relación con quién? Tiene
que ser alguien poderoso, o tal vez increíblemente fuerte y alto…
No le he visto nunca con alguien así.
Ni yo.
Puede que Taemin sepa quién es.
Apuesto a que lo sabe.
Le llamaré para preguntarle.
Jonghyun se lanzó sobre él antes de que marcara su número, y se apoderó de su teléfono.
-
Ni se te ocurra llamarle.
Pero…
Si lo haces, quedará en evidencia que quiero saber quién es el novio de Kibum.
Pero es la verdad.
¡Pero no quiero que lo sepa!
¿Por qué?
¡Porque no!
“Porque hasta yo me siento avergonzado de estar tan jodidamente pillado por él”.
175
El sábado por la noche Kibum no había dormido en su casa. Ese fue el motivo principal por el que estuvo a punto de asesinar a
Taemin cuando apareció dispuesto a desayunar tan sólo 10 minutos después de que se hubiera metido en la cama.
Tras la discusión con Jonghyun, pensó que lo menos oportuno era irse a su casa, porque si existía una remota posibilidad de que
Jonghyun fuera a buscarle, no quería volver a entrar en ese bucle. Así que decidió que iría a cualquier lugar que no fuera ese.
-
Hola.
Su saludo fue débil y desganado.
-
Qué sorpresa.
Lo sé. ¿Interrumpo algo?
Nop. Estábamos haciendo la cena, ¿tienes hambre?
La verdad es que no.
Pasa.
Jinki le obligó a sentarse a la mesa, e incluso le sirvió un pequeño trozo de lasaña que Kibum sólo pudo olisquear.
-
Tiene muy buena pinta, pero en serio que no tengo hambre.
Es un pecado no comerse esto.- Le hizo una señal a JongIn, que seguía moviendo trastes en la cocina, y en seguida se unió a
ellos.
Dime, amo.
Trae una botella de vino, tesoro.
En seguida.
Cuando desapareció de su vista, Kibum le reprendió :
-
¿Todavía sigues con esa mierda?
No es ninguna mierda, es algo fascinante.
Será para ti, porque JongIn tiene que estar jodido con todo esto de estar sometido a tus deseos. Es muy retrógrado.
No tienes ni idea de lo mucho que disfruta él. Porque yo marco los límites de su placer.
JongIn apareció con la botella y sirvió las copas, mientras Jinki le acariciaba el trasero sin ningún pudor.
-
Si molesto, mejor me voy.
No digas tonterías. Ven, cielo.- JongIn se sentó sobre sus rodillas, tal y como le indicó, y esperó a que Jinki empezara a darle
de comer con su propio tenedor-. ¿Está bueno?
Asintió en seguida.
-
Amo cocina muy bien.
Eso es porque lo hago con amor. Para ti.
Kibum casi deseó que la tierra se abriera para poder desaparecer lo antes posible. Estaba sobrando.
Después de la cariñosa cena, tras la cual al menos sí accedió a comerse el exquisito tiramisú, sirvieron un licor italiano de limón que
Jinki aseguraba era la cura para todos los males.
-
Está bueno.
¿Acaso lo dudabas?
Se sentaron en el sofá mientras JongIn recogía la cocina.
176
-
No sabía que vivíais juntos.
No vivimos juntos. Sólo hacemos cosas juntos.
Hacéis una bonita pareja los dos.
No es como si fuéramos una pareja.
Se rió ante el sustantivo usado por su amigo y se apoyó en el brazo del sofá, interesado.
-
¿Y ahora me explicarás qué te trae por aquí?
Kibum bebió un chupito del licor de limón antes de contestar.
-
Le he mentido a Jonghyun. Pero ha sido por nuestro bien.
Jinki pestañeó, incrédulo.
-
¿Qué le has dicho?
Que tengo novio.
Espera, ¿qué?
No quiero seguir jugando su juego de “contigo pero sin ti”. Ya estoy harto.
Pero si tú le quieres.
Aún así no voy a soportar que me siga humillando. Está empezando a afectarme de verdad. Y quiero recuperar mi vida. Y
estoy seguro de que a él le irá todo mejor sin mi.
Él también te quiere, Kibum.
Pero me quiere de una forma muy enfermiza, Jinki. Fui muy estúpido al creer que podría tener una relación convencional
con alguien como él. Su fobia es demasiado difícil de superar.
Yo le veo mejor que hace unos meses, la verdad. Creo que le estás haciendo bien.
Pues yo no tengo esa sensación.
Como quieras, Kibum. Yo no voy a intentar convencerte de que vuelvas a sus brazos.- Le acarició el pelo con ternura, como
siempre hacía cuando sabía que lo necesitara.
Kibum resopló y colocó su cabeza sobre sus piernas, tumbándose de lado en el sofá.
-
¿Por qué él no puede ser como tú?
Porque entonces me quitaría a mis ligues. Espera, ya lo hizo.
Idiota.
Amo, ya he terminado, ¿deseas algo más?
Bebe un poco con nosotros.
JongIn se sentó en el suelo delante de ellos y se sirvió un poco de licor, después por supuesto de rellenar sus vasos.
-
Está bueno.
Jinki asintió, acariciando los mechones rubios de su amigo.
-
Si sigues así, me dormiré.
Imposible.- Le dio un cachete en el culo-. Hasta que no nos terminemos la botella, prohibido dormir.
No pienso emborracharme hoy.
Pues yo sí. Tesoro, sírveme otro poco.
Siguieron bebiendo mientras Kibum permanecía acostado, riéndose de la torpeza de los otros dos, ya en evidente estado de
embriaguez. Y cuando parecía que iba a dormirse del todo, una sensación fría y húmeda sobre sus labios, le despertó de golpe. Vio
la cara risueña de JongIn alejándose y se incorporó de golpe.
-
¿Me acabas de besar?
Eres muy bonito.
De hecho, lo es.- Apoyó Jinki, agarrándole la mandíbula-. Muy muy bonito.- Y estampándole un beso también.
Pudo haberse levantado y salir por la puerta en ese mismo instante. Pudo haberles pegado, gritado e insultado y haberles jurado
que no les volvería hablar. Pero nada de eso pasó porque Kibum sabía que Jinki siempre estaba dispuesto a darle algo que él
necesitaba pero que nunca era capaz de advertir hasta le tenía totalmente a su merced.
177
Tras soltar su vaso, volvió a besarle, esa vez con más ganas, y le agarró por las caderas para acercarle más, y tener un mejor control
de su boca. Kibum no se resistió ni dio muestra alguna de querer acabar con eso, porque le estaba gustando. Porque no tenía que
fingir ni tratar de parecer el ser humano más perfecto del mundo porque Jinki sabía perfectamente cómo era. Por eso cuando le
desabrochó los pantalones y deslizó su mano en el interior de sus bóxers, supo perfectamente que no había vuelta atrás.
Se colocó sobre sus piernas, apoyando su espalda en su pecho para permitirle un mejor acceso y empezó a moverse para marcar el
ritmo de la masturbación, cuando una nueva mano rodeó su miembro erecto. Abrió los ojos y encontró a JongIn, sonriente y con
una mirada lasciva impresionante que tuvo miedo de interpretar. Pero no hizo falta, porque en seguida empezó a chuparle y por
más extraño que le pareciera estar en manos de un compañero de oficina con quien apenas tenía relación (fuera de haberle visto
varias veces en situaciones indecorosas con su amigo) ese extraño sumiso sabía lo que hacía. Casi podía apostar a que Jinki le había
entrenado para ello.
-
Jinki…
No fue un ruego ni una petición para que se detuviera, sino todo lo contrario. Y él lo sabía, porque le conocía. Porque sabía hasta
qué punto Kibum podía entregarse a él sin límites.
Le bajó los pantalones y la ropa interior, ayudado por JongIn, que le entregó un preservativo e incluso ayudó a colocarlo para
después observar atentamente cómo se la iba introduciendo. Y lejos de incomodarle o hacerle sentir expuesto, eso excitó
terriblemente a Kibum. Se sintió como si le estuvieran valorando al mismo nivel que una obra de arte. Y comenzó a moverse
despacio, arrancando gemidos en Jinki, que le movía aferrándose a su pequeña cintura, y mordía su cuello con ganas.
JongIn siguió alternando su boca y sus manos alrededor de su miembro, volviéndole loco e incluso provocando que sus manos
fueran a parar a su cabeza, descontroladas, para obligarle a marcar el ritmo que él quería. De repente también se había convertido
en su sumiso. Y eso le puso todavía más cachondo. Aunque no admitiría eso en otras circunstancias.
-
Muévete.
La orden de Jinki fue inmediatamente obedecida, y su velocidad cambió inmediatamente. Fue cuando comprendió que él también
estaba actuando de modo sumiso y no le importó (lejos de eso, la idea le pareció sublime) cuando ya de un modo agresivo y
violento embistió la boca de JongIn, provocando que el retroceso de rebote en Jinki fuera tan bestia que no le permitiera
contenerse ni un segundo más. Se había corrido cómo y cuándo él había decidido, y eso le hizo sentirse poderoso.
JongIn se levantó del suelo y le cogió de la mano, obligándole a seguirle. Miró a Jinki un momento, quien le indicó que no había
ningún problema en ello, y sólo le siguió. Le condujo al dormitorio de Jinki, que ya conocía a la perfección, y le tumbó en la cama,
comenzando un camino de besos por su pecho y su abdomen que rápido terminaría de nuevo en su pene. Los gemidos de Kibum ya
no eran una broma. Jinki se les unió cuando JongIn empezaba a sentir sus labios entumecidos y se sentó al otro lado de Kibum. Le
acarició los pezones con suavidad, haciéndole estremecer, y le besó una vez más. A continuación besó a JongIn, con una destreza
impecable de lenguas, que les excitó a todos. Ambos se dirigieron, traviesos, a su entrepierna, y empezaron a turnarse para
chupársela. Aquello era insuperable. Puso sus manos en cada una de sus cabezas y empezó a dirigir sus movimientos cuando los dos
empezaron a chupar a la vez. Era sin duda la escena más caliente que jamás había protagonizado y sentía que iba a estallar de la
forma más indecorosa.
-
Diosssss…
No era creyente pero en ese instante creyó ver el mismo cielo. Sus espasmos fueron terribles, tanto que casi parecían un ataque de
epilepsia. Los chicos sonreían orgullosos de su hazaña y él sólo intentaba que sus ojos se centraran en un punto fijo.
Apenas unos minutos después, Jinki le tenía abrazado bajo las sábanas, intentando que volviera a la realidad, repartiendo besos aquí
y allá, jugueteando por su cara con sus pestañas.
-
¿Te quedas a dormir?
¿No sería extraño para JongIn?
Él no duerme aquí.
Me voy ya, amo.- JongIn entró en la habitación, ya vestido, y ante un gesto de Jinki, se acercó a la cama. Se besaron
durante un buen rato, pero Kibum ya no se sintió incómodo con ello.
Has estado increíble.- Le acarició el incipiente bulto de sus pantalones-. Y sigues duro.
Gracias, amo. Estoy duro por ti.
Eso me encanta. Guárdalo para mañana. Así tendrás más ganas.
Como desees.
Bajó la cabeza, aceptando la orden, y se puso la sudadera que llevaba en la mano.
178
-
Mañana estrenaremos las esposas.
El brillo en los ojos de JongIn y la sonrisa que se instaló de inmediato en su rostro le hizo asumir que la idea le había encantado.
“Putos enfermos”.
-
Buenas noches, sunbae.
Se fue y Kibum se hundió todavía más bajo los brazos de su amigo.
-
Gracias por esta noche. Has hecho que me sienta genial, como siempre.
Le acarició los hombros, despacio.
-
Puedes volver siempre que quieras.
Volvieron a besarse, y aunque ya sólo querían dormir, aún hubo tiempo para una sesión extra de caricias, gemidos y fluidos.
Jonghyun llamó por tercera vez al timbre, arrimó la oreja a la puerta, y tras comprobar que no parecía haber ningún movimiento
dentro, se dio la vuelta y se marchó a casa. Era evidente que Kibum no estaba allí. Y lo más probable era que estuviera con él. Fuera
quien fuera.
179
Jonghyun entró en el edificio todavía inseguro de los motivos que le habían arrastrado hasta allí. En su interior se libraba una batalla
campal entre el deseo de saber y el de permanecer más tiempo en la feliz ignorancia. Pero siempre pesaron más las ganas de
conocer la situación de una vez por todas, aunque no estuviera preparado para afrontarla.
-
De verdad que no sé qué coño hacemos aquí.
Y se había llevado a Minho con él porque estaba seguro de que en un arranque de histeria, él era el único capaz de contenerle.
-
Sólo vengo a hablar con él.
Debiste haberle avisado.
Así pierde la gracia.
Subieron en el ascensor mientras intentaba recordar la planta en la que se ubicaba su nuevo despacho, pero el botón de
“presidencia” le facilitó las cosas.
-
No se te ocurra montar una escena, que te conozco.
No soy tan bestia.
Permíteme que lo dude.
Caminaron a lo largo del interminable pasillo hasta llegar a la puerta abierta de su oficina, y no pudieron evitar sorprenderse al verle
(aparentemente) trabajando y teniendo una videoconferencia (al parecer con alguien de China). Se extrañó al verles pero mientras
hablaba les indicó que se sentaran. De la misma manera, cuando JongIn entró para dejarle unos papeles en la mesa, le hizo una seña
para que trajera café para todos.
Ni siquiera era la hora de comer y Jonghyun ya sentía hervir sus tripas.
Jinki colgó el teléfono tras una conversación más larga de lo que ellos esperaban y se puso de pie para recibirles.
-
Queridos amigos…- Enfatizó, abriendo los brazos-. Qué emocionante esto de que vengáis a verme por sorpresa.
Sabemos que te gustan las emociones fuertes.- Se burló Minho.
Mucho.
JongIn trajo los cafés y Jinki cerró la puerta en cuanto salió de allí.
-
Me alegro de que Pandora esté yendo tan bien, hyung, trabajaste duro.- Jonghyun carraspeó para que se callara-. ¿Qué
pasa?
¿Cómo puedes alegrarte si por culpa de esa mierda me estuvieron espiando sin piedad?
Ah… ya deja eso, eres tan pesado…
Vamos, Jonghyun, no seas así, no estuvo tan mal. No me vayas a negar que te divertiste.
Minho agarró el brazo de Jonghyun al notar que sus nudillos se ponían blancos mientras apretaba su puño con fuerza.
-
Dejemos el tema, ¿sí?
Jinki acercó el azúcar y se sentó frente a ellos en la mesa de reuniones para apaciguar un poco la atmósfera.
-
Este fin de semana nos vamos a un refugio en la montaña. Es algo así como un “campamento” – por la forma en la que lo
entrecomilló con las manos, supieron que no era eso en absoluto- pero sólo para valientes.
¿Es una de tus fantasías?
Jeje, uno de esos rollos D/S que me van últimamente.
Qué cabrón. ¿Y qué haréis allí?
180
-
Supongo que explorar nuevos límites.
Puto vicioso… - Se echó a reir.
Me han dicho que incluso tienen una mazmorra. Dios, a JongIn le encantará. Sólo de pensarlo, no sé cómo voy a ser capaz
de soportar toda la semana hasta entonces.
Minho rió más alto y se chocaron las manos.
-
Eres mi puto héroe.
Igual deberíais veniros Taemin y tú. Nunca sabrás si te gusta hasta que lo pruebes.
No, gracias, creo que dejaría de hablarme si simplemente se lo menciono.
Actualmente Minho es el sumiso de Taemin.- Habló Jonghyun, ya más calmado.
¿Cómo?
Eso no es cierto, no digas gilipolleces.
No es ninguna gilipollez, desde que estáis juntos no te reconozco. Ni siquiera te follas a nadie. Mucho menos a él.
¿En serio? ¿No te has tirado a nadie? – Jinki dejó la taza en el platito de porcelana-. ¿Quieres decir que le eres fiel?
Minho les miró a ambos, se encogió de hombros y soltó :
-
Es un nuevo concepto.
Lo que eres capaz de hacer sólo por mojar. No sabes cuánto te admiro. Debes de estar muy jodido ahí abajo.- Señaló su
entrepierna y Minho le miró con odio.
Me quiero morir.
¡Lo sabía!
Esa vez fue Jinki quien estalló en carcajadas mientras Minho sólo suspiraba, hastiado de que aquella conversación se repitiera una y
otra vez.
-
Deberías simplemente follarte al primero que encuentres y así no se te hará tan larga la espera.- Opinó Jonghyun.
No voy a engañarle.
No tiene por qué saberlo. Y sólo es un polvo. En realidad no es nada.
Si se enterara, me mataría.
No se lo digas.
Ok, no quiero seguir escuchando esto.- Jinki se levantó de la silla-. Taemin es mi amigo y sé lo mucho que significa para él
su primera vez, y aunque no entiendo cómo cojones ha podido fijarse en ti… Le entiendo. Si vas a engañarle, déjale antes.
¡Que no voy a engañarle!
Ahora de repente parece que sí te importa la amistad.- Jonghyun mantenía una sonrisa ladeada-. Cuando a mi me espiaste
sin contemplaciones.
Ya te expliqué los motivos.
Sí, y no puedo creer que de verdad piensas que eso sea suficiente.
Dejadlo ya, ¿queréis?
Jonghyun cruzó sus manos sobre la mesa y le miró, con los ojos clavados en su cuello.
-
JongIn es muy apasionado.
¿Eh?
Para ser un sumiso, le gusta bastante marcarte.
¿Cómo dices?
Tu cuello, hyung.- Explicó Minho.
Jinki de repente pareció recordar algo y se llevó la mano a esa zona de su piel, que esa misma mañana había descubierto de color
casi morado.
-
Bastante apasionado, sí…
Se sentó de nuevo tras el escritorio y se puso a revisar su correo.
-
En realidad veníamos a invitarte a salir a beber.- Minho trataba de recobrar el buen rollo allí dentro.
¿Hoy?
Hace tiempo que no salimos y necesitamos desintoxicarnos.
No creo que pueda, estoy a tope.
181
Alguien llamó a la puerta y Jinki indicó con normalidad que pasara. No lo habría hecho si hubiera sabido que se trataba de Kibum. De
Kibum y de su cuello marcado de la misma o peor manera que el suyo, totalmente expuesto en ese jersey con un escote en V tan
marcado que no había forma humana de ocultarlo.
“Malditos seáis los dos”.
Probablemente las plantas del despacho fueron las únicas que no advirtieron la relación. Minho empezó a rascarse la cabeza,
pensando en mil maneras de iniciar una conversación alejando la atención de aquella evidencia, pero no era capaz de encontrar las
palabras adecuadas.
-
Bonito jersey.- Dijo Jonghyun, con total tranquilidad, mientras Kibum le miraba de reojo al avanzar hacia el escritorio.
Gracias.
No se detuvo y dejó sobre él unos cuantos expedientes y una agenda.
-
¿Esto es todo?
Sí.
Puedes irte, entonces.
Asintió y se habría ido impunemente de no haber sido porque Jonghyun no estaba dispuesto a permitirlo.
-
Tu novio debe de ser muy apasionado también, ¿no?
¿Perdona?
Tu cuello.
Kibum se sonrojó levemente y pudo notar que sus pies acababan de ser atornillados al suelo.
-
Me voy ya. Hasta luego.
Debéis de creer que soy imbécil.- Se levantó de su asiento y caminó hacia él, haciéndole retroceder de nuevo hacia la mesa
de Jinki.
Hyung, tranquilízate.- Minho se levantó y se ubicó detrás de él, en modo guardaespaldas, pero no precisamente suyo.
Si eres mi amigo, - señaló a Jinki- , esta vez te va a tocar demostrarlo de verdad.- Jinki echó una mirada fugaz a Kibum, que
parpadeaba nervioso-. Dime que no os estáis acostando.
“Si me mientes de nuevo, quemaré el puto edificio contigo dentro”.
182
Kibum detuvo las explicaciones de Jinki antes de que empezaran a salir de su boca.
-
No es asunto tuyo.
Minho se pasó la mano por la cara, temiéndose lo peor, y Jinki hizo una mueca parecida a la que se suele hacer al predecir un
estallido, una especie de preparación para los oídos ante el apocalipsis.
-
¿Desde cuándo no lo es?
Jonghyun parecía algo confuso, aunque lo más confuso allí dentro eran sus palabras.
-
Nunca lo fue.
… Qué…
De la misma forma en la que tú estás con quien quieres, yo también.
¿Es que acaso tienes idea de con quién he estado?
Ni lo sé ni me importa, la verdad.- Se sacudió los hombros, fingiendo indiferencia-. Ya me dejaste claro que no tienes que
darme explicaciones.
No he dicho que me haya acostado con alguien.
No es necesario.
En ese punto Jonghyun ya no podía seguir manteniendo un tono de voz cordial.
“¿Estás desconfiando de mi?”
-
¡No me jodas, Kibum! ¿Y el collar que te regalé? ¿Eso no fue nada?
Sólo fue una distracción. Para que creyera que era especial para ti y así me entregara completamente. Tienes que
reconocer que eres muy bueno manipulando a la gente. Mejor de lo que pensaba.
“¿YO?”
-
Será mejor que les dejemos solos…- Opinó Minho, pero Jonghyun le envió una mirada de súplica y se detuvo.
Kibum sólo susurró :
-
No es que tenga nada más que decir.
Jonghyun se acercó al escritorio y puso las manos sobre él, apretando la madera.
-
¿Y qué clase de amigo eres tú? – Jinki abrió los ojos ante la pregunta inesperada-. Que esperas a que me dé la vuelta para
follártelo.
Eso no fue así.
¿¡Y cómo fue!?
Yo fui a su casa.- Explicó Kibum, tranquilamente, mirando la alfombra-. Quería sexo y él me lo dio. Eso es todo. No hay nada
más.
O sea, que él no es tu novio.
No.
Esto es genial. Primero me besas y luego te acuestas con él, tu novio debe de ser un tipo de mente muy abierta.
Eso tampoco es asunto tuyo.
Casi siento lástima por él.
No tienes por qué.
Bueno, supongo que no es fácil tener como pareja a alguien que se pasa abierto 24/7.
183
Ahí fue cuando todo se terminó de joder.
-
¿Qué has dicho?
Jonghyun, cállate.- Minho intentó taparle la boca, porque sabía que era la única forma de lograrlo.
De hecho, fíjate, es hasta gracioso.- Señaló a sus amigos-. Todos en esta habitación te hemos follado.
Mierda, Jonghyun.- Minho le empujó un poco para que dejara el tema.
Pero sólo uno te ha follado a ti.- Dijo seco, Kibum-. En todas las connotaciones posibles.
Jonghyun le miró, lleno de rabia.
-
¡Omo! ¿eres pasivo? – Le señaló, casi a punto de empezar a reírse-. Eres tan impredecible…
Eso ha sido un golpe bajo.
No es que te hubiera obligado. Te ofreciste tú solito.
¿¿¿Qué??? – Minho y Jinki parecían espectadores de un sketch de humor.
“Maldita perra”.
-
-
¿Vas a sacar aquí toda nuestra mierda?
Yo no he empezado.
Pues pareces muy feliz.
Sólo me defiendo.
Atacando.
Hago lo que puedo.
Chicos… ¿por qué sois así? – Jinki les rodeó a cada uno con un brazo, pero Jonghyun se apartó-. Estáis tan hechos el uno
para el otro que asusta. Dejaos de chorradas y largaos a follar.- Empujó a Kibum un poco hacia Jonghyun, que dio un paso
hacia atrás para esquivarle.
Eso no va a pasar.
¡Venga ya!
No voy a compartir fluidos con tantos tipos. Aprecio mi salud.
Bien por ti y por el sexo seguro.
Esto es tuyo.- Kibum rebuscó en su bolsillo algo, que rápidamente hizo un ruidito desvelándose ante él.
“No hagas esto”.
-
¿Por qué me lo das? – Cogió el collar con el cascabel con ambas manos y lo aprieta entre ellas.
Porque ya conseguiste lo que querías de mi, ¿no? No es necesario que lo use más.
Y según tú, ¿qué quería?
Follar. Como todo el mundo.
Jonghyun sonrió pensando en las ganas que tuvo de apagar su ordenador la primera vez que se sintió acosado por él. Esas ganas se
vieron totalmente eclipsadas por unas nuevas cuando descubrió su foto de perfil. Quería besarle. Delinear con la lengua aquellos
pequeños labios rosas con forma de corazón, que cuando los probó resultaron ser todavía más suaves y dulces de lo que
aparentaban. Deseó abrazarse a él y dormir juntos más horas de las recomendadas cuando tuvieron su primer encuentro en aquel
hotel. Oliendo su pelo y acariciando sus hombros para hacerle ronronear, como siempre hacía.
No. No era sexo. Nunca lo había sido.
Tampoco era amor.
Era otra cosa.
Pero tampoco alcanzaba a entenderla.
-
Me has juzgado inapropiadamente. Pero no te culpo, yo contribuí a eso.
Le lanzó el teléfono móvil, que apenas logró salvar antes de que cayera al suelo.
“Compruébalo por ti mismo”.
Jonghyun salió del despacho, seguido inmediatamente por Minho, que antes de irse susurró un “idiotas” que Kibum ya tenía más
que tatuado.
184
-
¿Por qué te ha dado su móvil? – Preguntó, Jinki, desbloqueándolo.
No lo sé.
Oh.
Qué.
Mira esto.
El fondo de pantalla era una foto suya. No una foto especialmente buena ni bonita, pero era su cara. O más bien su sonrisa y un
trozo de su cara sutilmente iluminada. ¿De cuándo era eso? Intentó recordar.
***
– Dame algo auténtico.- Como las sutilezas no iban con él, se bajó la goma del bóxer lo suficiente para ofrecer una buena vista.– Lo
es.
Jonghyun disparó la fotografía sin apenas dejarle tiempo a reaccionar. Eso sí que no se lo esperaba. Pensaba que se quedaría en
shock, mirándole con el móvil en las manos sin saber qué hacer. Pero lo había hecho. Había fotografiado su polla semi-erecta .
***
Toda la galería de imágenes del teléfono estaba repleta de fotografías suyas (más alguna de Jonghyun desnudo, ese tipo de
fotografías que le enviaba por las mañanas mientras tenían cortas sesiones de flirteo pre-masturbatorio). Pero no vio ninguna de su
cuerpo. Sólo sus ojos. Su boca. Su nariz también. Sus manos. Y en una estaba dormido, de perfil, apenas tapado con una sábana, y
Jonghyun había dibujado un corazón encima de su cadera. No recordaba haber visto eso nunca. Es más, estaba prácticamente
seguro de que lo había borrado antes de que se despertara.
Porque así era Jonghyun. Tan odiosamente evidente para algunas cosas, que tenía que esforzarse de un modo sobrehumano para
no descubrirse siendo un total y absoluto…
-
Moñas.
¿Eh?
No sabía que Jonghyun era tan moñas.
Jinki cotilleaba sin parar la galería hasta que Kibum se apoderó del teléfono.
-
También para mi es una sorpresa, pensaba que sólo lo hacía como ritual de cortejo.
Buscó en la agenda, porque creía que ya nada podría hundirle más de lo que ya estaba. Pero no fue así. Jonghyun guardaba su
número con una foto de perfil de su dedo sobre sus labios, probablemente robada en mitad de la noche, y en la que parecía estar
acariciando su boca.
El nombre del contacto era bastante conciso.
“Mi gatito”.
185
-
¿Y qué vas a hacer con eso? – Taemin señaló el teléfono móvil de Jonghyun, en la mesita de centro del comedor.
Kibum se encogió de hombros. No es que no hubiera pensando en mil alternativas, sino que ninguna de ellas parecía satisfacerle.
-
Debería devolvérselo.
¿Y lo harás?
Aún no sé cómo.
Dáselo a Minho.
Se apoyó en el respaldo del sofá, sin ánimo.
-
-
No quiero involucrar a nadie más en esto.
Hyung… tú no has hecho nada malo.- Kibum le miró, arqueando una ceja-. Ok, bueno, lo de espiarle estuvo mal pero
tampoco es algo totalmente imperdonable.
Al parecer para él sí.
Lo importante aquí es que os gustáis.
Prácticamente me llamó “puta”. Sin el prácticamente.
Estaba cabreado, no sabía lo que decía.
Tengo que admitir que lo último que me esperaba era que le defendieras.
No le defiendo, sólo intento entenderle.
¡Pues intenta entenderme a mi!
¡Ya lo hago! Pero no sé exactamente en qué punto estás ahora mismo. No sé si aconsejarte que vayas corriendo a por él o
que te vayas del país para siempre. – El rostro de Kibum se tornó algo triste, porque era capaz de entender ese
sentimiento, estaba experimentando ese mismo caos interno desde el día anterior-. ¿Qué esperas oir de mi?
No lo sé. No sé cómo puede ser que Jjong y yo no seamos capaces de encontrarnos nunca. Que siempre nuestra montaña
rusa nos mantenga en polos opuestos. Es algo así como un mal destino.
Yo creo que el destino no tiene nada que ver aquí. Es una total falta de comunicación.
“¿Comunicación? Pero si es la persona con la que más horas he hablado en toda mi vida”.
-
Es muy patético estar intentando reanimar algo que está totalmente muerto. Es el momento de aceptarlo y dejarlo ir.
Entonces devuélvele el teléfono.
Sí, eso estaba pensando.
¿Irás a su oficina?
Puede que se lo deje en el buzón de su casa.
¿Eso no es como muy… frío?
Lo que menos me apetece es encontrarme con él cara a cara.
Ya…
Bebió el resto de su té y se tumbó boca arriba en el sofá, poniendo sus piernas sobre el regazo de Taemin.
-
Woohyun me ha llamado.
¿Quién?
El amigo de Minho. El de la playa.
¡Ah!, el chico guapo.
¿Verdad que sí? Es una monada.
¿Qué quería?
Salir por ahí.
¿Y cuándo será la gran cita? – Le hizo cosquillas en los pies, haciendo que los encogiera.
Le he rechazado.
Anda.
No estoy preparado. No me apetece nada estarlo.
186
Como tampoco le apetecía en absoluto encontrarse con Jonghyun. Pero sabía (y odiaba) que la idea de dejar el teléfono en el buzón
y largarse como un criminal era demasiado cobarde. Implicar a más gente en aquello era infantil. Y quedárselo para siempre no era
una posibilidad desde aquel mensaje.
“¿He recibido alguna llamada? Olvidé que estoy a la espera de unos presupuestos”.
También era importante mencionar que el número de llamadas que recibía ese maldito aparato en un día era terrorífico. Al principio
había tratado de ignorarlas pero cuando el nombre del Sr. Yang apareció en pantalla por cuarta vez, descolgó. Y tomó el mensaje. Y
los cinco siguientes. Y en menos de 24 horas se había convertido en la secretaria personal de Kim Jonghyun, jefe de ventas.
“¡A la mierda!”
Su dedo tembló durante un par de segundos mientras hundía el timbre de su casa.
“¿Por qué coño estás aquí?”
La puerta se abrió y juró mentalmente estar atravesando la entrada al cielo cuando Jonghyun, vestido simplemente con unos
vaqueros ajustados y rotos, le regaló una sonrisa matadora (y posiblemente ebria).
-
Qué puntual.
Toma.- Cortó la conversación antes de que empezara-. Y todo esto.- Sacó unos papelitos de su bolsillo y se los entregó,
junto con su teléfono-. Son varios recados que tomé.
¿Contestaste las llamadas?
Se pusieron muy pesados.
Qué eficiente.- Se burló, analizando detalladamente su indumentaria.
Conocía bien a Kibum. Tanto como para adivinar que se había pasado horas delante del espejo para elegir la ropa cuidadosamente
pero consiguiendo un look lo más casual posible. Unos pantalones blancos, por supuesto, pegados a su perfecto trasero; una
camiseta negra holgada que dejaba ver uno de sus hombros, y una boina roja que hacía destacar sus mechones rubios,
sobresaliendo sobre su frente.
“Mierda, me dan ganas de comerte”.
Pero de golpe sus ojos fueron a parar al ya rosáceo chupetón de su cuello y el deseo cambió repentinamente.
“Eres un descarado”.
Porque sí, también conocía a Kibum lo suficiente como para saber que esa camiseta holgada insinuante había sido estratégicamente
colocada para mostrar la obra de arte de SU AMIGO JINKI. El protagonista de su “Oda a la amistad traicionada”.
“Os odio no sabes cuánto”.
-
Tengo que irme.
Espera.- Lo dijo antes de pensarlo e inmediatamente se arrepintió-. Lo siento, no quiero entretenerte.
¿Eh?
Toma un café antes de irte.
“No quiero nada. Sólo quiero largarme”.
-
Es que tengo algo de prisa…
Ya lo tengo hecho.- Señaló la jarra humeante.
Fue consciente completamente de que había sonado desesperado, pero su situación (“maldita sea, está medio desnudo”) le
aventajaba considerablemente.
Kibum no supo cómo aceptó la invitación porque al momento se vio a si mismo sentado en la mesa de la cocina de Jonghyun,
mientras mantenían un duelo de miradas. Saboreó su café despacio. “Tu café sigue siendo el mejor” le dijo mentalmente. “Lo sé”
respondió con total seguridad.
Los músculos del pecho de Jonghyun se movían con su respiración, y cada vez que cogía la taza con una de sus manos. Era tan
erótico que apenas podía tragar. Pero sabía que podía ponerse peor.
187
-
Quiero follarte.
“¿Pero qué…?”
Ese tipo de cosas salían de sus labios de la forma más natural. Incluso aunque el contexto fuera algo tan extraño como estar
tomando un café medio desnudos después de haberse prácticamente jurado que no se volverían a ver.
-
Siempre dices esas cosas que…
Pero no voy a hacerlo.
¿Qué? – “¿PUES PARA QUÉ LO DICES?” “JODER, ¿Y AHORA QUÉ HAGO CON ESTA EMPALMADA?”
Creo que siento algo de compasión por tu novio, de repente.- Soltó una risita burlona, que le estremeció-. Y he aprendido
algunas cosas sobre mi, también.
¿Como cuáles?
Que me encanta… - se acercó a su cara y le recolocó un mechón de pelo debajo de la boina-… que ahora mismo estés más
jodido que yo. Que te mueras de ganas de que te folle y que te frustre terriblemente saber que eso no va a pasar. Porque
en el fondo tú has llegado a ser un adicto a esto tanto como yo. – Tragó saliva, mientras sus dedos abandonaban su cara-.
Ya hemos hecho el idiota lo suficiente.- “Creo que he batido mi propio récord personal”-. Para no haber sido nada más que
un simple polvo.
Kibum se levantó de la mesa por acto reflejo, con el rostro enrojecido de rabia, aunque un tanto confuso por tratar de dar una
explicación a ese movimiento, que Jonghyun parecía observar con detenimiento.
-
No puedo estar más de acuerdo contigo. Busquemos una alternativa más acorde a nuestras necesidades.
“¿Qué necesidades?”
-
Bien. – “¿Por qué “bien”? ¿Qué estoy diciendo?”
Kibum recompuso su camiseta ante su mirada penetrante.
-
Después de todo… no la tienes tan grande.
“¿¡QUÉ!?”
Intentó, como pudo, contener su furia.
-
Jinki siempre ha sido el super héroe del campus, ¿qué puedo hacer contra eso? La leyenda de “Lee, la anaconda” todavía
pervive.
Tuvo ganas de reírse y de sentarse a escuchar más acerca de aquella historia, pero de nuevo la situación no era la idónea. Con
Jonghyun solía ser así. Y no se iba a sentar a charlar con él amigablemente cuando era tan evidente y definitivo que estaban
rompiendo. Lo que fuera que les estuviera manteniendo unidos hasta ese momento.
-
Cuida tu salud. No te vayas a resfriar por andar desnudo.- Sonó como un reproche, pero no había sido esa la intención.
Tranquilo, estoy acostumbrado.- Se acarició el pecho, orgulloso, haciendo que a Kibum le temblaran las piernas.
Come bien, también. Y no bebas demasiado.
Lo prometo, mamá.
Eso no se lo creía ni él.
“Mamá”.
-
Ah, llamó Minki. Creo que deberías volver con él o lo que sea.
Jonghyun borró su sonrisa de golpe tras la frase y el portazo que dio Kibum al marcharse, sin haber escuchado una respuesta a eso.
Porque ni siquiera existía. Minki no formaba parte de su disco duro de recuerdos desde todo aquel tiempo y dinero invertidos en
terapia. Ya no era una opción. Sólo una pesadilla que pretendía dejar a un lado de su vida para siempre.
Y Kibum se había convertido en el sueño que la contrarrestaba. Pero que por algún motivo se había convertido también en un
infierno de monstruos e inseguridades que no le dejaban pensar con claridad. Nunca.
“Sólo sé que te quiero”.
188
Pero no podía explicar ni siquiera eso.
189
-
Va, Minho, no seas así…
Pero él no le escuchaba, mientras seguía recogiendo sus cosas.
-
Ya te dije que tengo planes.
Sólo una cerveza… por favoooooor.- Jonghyun rogó y suplicó durante todo el camino hacia el aparcamiento, poniendo su
mejor carita de cachorro para conseguir convencerle-. Antes no era tan difícil quedar contigo pero desde que estás con
Taemin…
Minho se detuvo.
-
Ok. Basta.- Tecleó algo en su móvil y lo guardó de nuevo en el bolsillo de su pantalón-. Pero sólo una.
Lo que Jonghyun obvió fue que le iba a llevar a un local de striptease y que las cervezas serían sustituidas por champán antes de que
pudiese siquiera pedir una.
-
¿No crees que este sitio es genial?
Le asesinó con la mirada, mientras se quitaba la chaqueta, empapado en sudor. Aquello era una sauna.
-
¡Dijiste una cerveza!
Ehm… ¡sorpresa!
Qué cabrón.
El camarero, que llevaba una simple redecilla negra hasta la cintura y unos shorts vergonzosamente cortos, sirvió las copas y recibió
gustoso la propina de Jonghyun, que no se cortó en acariciarle el culo mientras se marchaba.
-
-
Está bueno.
¿Qué estás tratando de demostrar exactamente?
Nada. Sólo quiero divertirme.
Mierda, me voy a perder la cena.- Consultó su móvil y vio que estaba en lo cierto. Por mucho que corriera, se saltara
semáforos o se teletransportara, iba a llegar tarde. Y sabía cómo acabaría eso. Con Taemin cabreado. Y Taemin cabreado
significaba nada de preliminares.
Deja eso.- Le quitó el móvil de las manos-. No sé para qué te esfuerzas tanto si no te lo vas a tirar.
Suspiró, para evitar dejarle allí solo hasta el coma etílico. Y eso fue exactamente lo que le impidió marcharse : que no tenía idea de
cómo volvería Jonghyun a casa y se sentía, de alguna manera, responsable de él.
-
Una copa y nos vamos.
Te-lo-juro.- Hasta levantó su mano en señal de juramento y Minho se lo creyó del todo. Durante menos de 5 minutos.
Porque después todo fue como siempre. Como en los viejos tiempos.
Minho llegó a casa de Taemin pasada la medianoche, totalmente borracho pero no lo suficiente como para arriesgar su vida al
volante. Un taxi le dejó allí sano y salvo (si es que podía considerarse así a un muerto viviente apestando a alcohol).
-
Por Dios, Minho, ¿de dónde vienes a estas horas?
¡Hola cariñoooooooo! – Se abrazó a él y empezó a repartir besitos cortos por toda su cara.
Joder, qué mal hueles…
La culpa es de Jonghyun, ¡puto enano manipulador!
Ya, deja de gritar, los vecinos van a llamar a la policía.
190
Cerró la puerta y le ayudó a sentarse en una silla del comedor. Le trajo un vaso de agua y aflojó el nudo de su corbata.
-
¿No tienes cerveza?
Ya te dije que no. Bébete eso.
Desapareció por el pasillo, dejándole solo.
-
¿Estás enfadado? – Gritó, desde el comedor.
¡Ya no! Estaba más preocupado que enfadado, me alegro de que sigas vivo.
¿Qué estás haciendo?
¡Vuelvo enseguida!
Durante escasos minutos, Minho mantuvo la vista fija (o al menos lo intentó con todas sus fuerzas) en la pared repleta de florecitas
de colores. No conocía a nadie capaz de usar ese tipo de papel pintado en una pared. Nadie que no fuera Lee Taemin.
-
Qué hortera.- Se rió.
¿Qué balbuceas?
Se giró a mirarle y su chaqueta cayó al suelo.
Taemin avanzaba hacia él con pasos lentos y seguros. Llevaba puesto una especie de corsé negro con unas puntillas rosas en los
bordes y en el escote. Era extrañamente sexy. Mucho. Más de lo que cualquier humano podría soportar.
Se relamió cuando le vio agacharse a encender su reproductor de música. No llevaba ropa interior y la visión de su trasero desnudo
fue casi como un bombardeo contra su pene.
-
Joder, ¿hoy es Navidad?
Se frotó las manos deseando tocarlo, pero Taemin negó con una sonrisa.
-
Voy a bailar para ti.
¿Qué?
¿No era eso lo que querías?
Minho asintió con emoción, deshaciéndose definitivamente de la corbata cuando Taemin empezó a mover las caderas.
-
Dios…
Caminó hasta estar frente a él y se agachó lentamente hasta quedar a la altura de sus rodillas. Separó sus piernas y se colocó en
medio, para desabrochar con parsimonia los botones de su camisa. Con su lengua acarició sus abdominales, marcados y perfectos,
mientras notaba cómo algo se iba endureciendo y clavándose en su pecho.
Minho terminó de quitarse su camisa y observó cómo se ponía de nuevo en pie, dándole la espalda, para iniciar un nuevo baile,
mientras se acariciaba las nalgas y las piernas.
Le oyó suspirar y por un momento temió que hubiera empezado a masturbarse, pero al darse la vuelta vio que le miraba con una
expresión desencajada inolvidable.
-
¿Te gusta lo que ves?
Mucho.
No dudó en su respuesta, pero tampoco podía mentir. Su cara era una muestra de adoración total y absoluta en ese momento.
Taemin se acercó de nuevo, bajándole los pantalones y dejando expuesta su gloriosa erección, casi sobresaliendo de sus bóxers. La
rozó con un dedo, haciendo que temblara de deseo, y bailó un poco más cerca, consiguiendo que los bordes de su corsé le enviaran
un bombeo constante de sangre hacia su miembro, que ya lo sentía incluso dormido de tan hinchado que lo tenía.
Pero eso no fue nada. Desabrochó los primeros corchetes, dejando a la vista su pecho plano, impoluto, y se chupó un dedo con
maestría, para dirigirlo a uno de sus pezones, que empezó a acariciar, soltando pequeños gemidos y entrecerrando los ojos. Minho
nunca en su vida había deseando tanto ser la mano de otra persona como en ese momento.
Cuando ya pensaba que todo eso era alguna especie de tortura de venganza por toda su vida de Casanova, ocurrió algo que no se
esperaba. Taemin se sentó sobre él, dejando caer su espalda sobre su pecho, y acogiendo entre sus nalgas el bulto deforme que
191
todavía luchaba por salir de su ropa interior. La música seguía sonando y él se movía sobre sus muslos, despacio, masajeando con su
trasero toda su extensión, hasta que consiguió arrancarle un suspiro.
Se detuvo un instante, pensando en que aquellos tutoriales de internet habían sido realmente didácticos, al fin y al cabo, y evaluó
mentalmente la situación : era evidente que le tenía completamente en sus manos. O en sus nalgas, mejor dicho.
Agarró sus manos y las metió por el interior del escote abierto del corsé. Rápidamente se aferraron a sus pezones y empezaron a
estrujarlos mientras ellos se besaban con más ganas de lo que podía recordar. Minho liberó una de sus manos para bajarse los
bóxers y coger un preservativo de sus pantalones, mientras Taemin ya casi podía sentir la punta rozando su entrada, y de no haber
sido por los consejos de Kibum, se la habría dejado meter así sin más, porque de verdad que no podía seguir aguantando.
Cuando notó que Minho parecía entretenerse demasiado buscando nosequé, le miró, extrañado :
-
¿Qué pasa?
Mierda… nada…
Le daba vueltas a los pantalones y no había forma de encontrarlo.
-
¿Qué buscas?
Ah, olvídalo.
Volvió a concentrarse en los besos y Minho agarró su miembro para proceder a introducirlo sin preparación alguna, no había más
tiempo. No si quería sobrevivir.
-
Espera…
No puedo esperar, créeme.
Tenemos que usar un condón.
Lo sé, pero no lo encuentro.- Siguió besándole el cuello.
¿Cómo que no lo encuentras?
Tenía uno, pero ya no.
Empezó a masturbarle, pero Taemin le detuvo con sus manos.
-
¿Y cómo lo has perdido?
Mierda, no sé…
Removió sus manos de encima para poder estimularle a su antojo.
-
Eso te pasa por beber tanto.- Rió.
Y probablemente si no se hubiera abrazado a su cuello de esa manera, si no se hubiera recostado en su pecho de esa manera… Si no
se hubiera ENTREGADO a él como lo estaba haciendo… Minho podría haber seguido adelante.
-
Taemin.- Agachó la cabeza, resoplando. Quizá odiándose un poco-. Tengo algo que decirte.
¿No puede esperar? – Sonrió, forzando a sus manos a continuar el movimiento, sin éxito.
Esta noche he follado con alguien más.
Ahí, justo ahí. El disparo de Minho fue directo, como siempre, a su corazón.
192
Kibum descubrió que cuando estaba completamente inmerso en Pandora, el día pasaba mucho más deprisa. De modo que lo
empezó a utilizar como vía de escape. Como una evasión placentera de la mierda en la que se había convertido su vida.
Subió a la web un par de actualizaciones de aspecto y finalmente incorporó algo que provocó demasiados mensajes en su inbox : las
videollamadas a través del programa Celestina. El funcionamiento de Celestina era impecable y sus estadísticas de éxito innegable. A
través de un sencillo formulario los usuarios debían expresar sus deseos más íntimos, sus fantasías más locas y sus perfiles ideales
de pareja, y el programa inmediatamente enviaba una videollamada a la persona que mejor cumpliera sus requisitos, siempre y
cuando tuvieran activada la opción de “aquí y ahora” de Pandora. Una vez que lo activaban, estuvieran donde estuvieran y fuera la
hora que fuera, siempre que recibían una petición de videollamada, se encendía una luz roja en la pantalla del teléfono que indicaba
que… ¡la hora feliz empezaba! El secreto del éxito de Celestina radicaba en que sólo los 10 primeros minutos eran gratis, de modo
que si querían seguir hablando (o lo que fuera) con esa persona tenían que darse de alta en un programa de fidelización que
acumulaba sus horas de conexión activa en Pandora y las convertía en minutos gratis en llamadas.
Mientras programaba todo eso pensó en lo divertido que habría sido probar todas esas novedades con Jonghyun. Habría jugado con
la opción de pixelar de la cámara para sólo permitir que viera lo que él quisiera. Y se habrían puesto cachondos intentando que su
cibersexo no durara más de 10 minutos para no tener que canjear sus horas por minutos extras para poder seguir.
“Yo creo que puedo hacer que se corra en menos de 10 minutos”.
Aunque vistas las circunstancias actuales, era bastante improbable que Jonghyun siquiera le cogiera el teléfono. Aunque tampoco él
iba a llamarle. No tenía ningún sentido. Y no quería probar Celestina con nadie más. A pesar de que no dejaba de recibir peticiones.
Iba a desactivar la opción de permitir llamadas entrantes, cuando la foto de perfil de un usuario le llamó la atención.
“Yo a este chico le conozco”.
Amplió el tamaño de la fotografía pero no acabó de relacionarlo con nada en concreto hasta que le envió un mensaje privado.
-
My Bum!
“Mierda”.
Mientras intentaba buscar en su cerebro una excusa lo suficientemente convincente para ignorarle, la llamada entró. Podía
simplemente fingir que no la había visto y seguir trabajando. Pero Jinki apareció en su despacho con un par de cafés.
-
Tienes una llamada.
“No me digas”.
Pulsó “aceptar” y se arregló un poco el pelo con las manos. Llevaba demasiadas horas allí dentro como para continuar teniendo
buen aspecto.
-
No te esfuerces, ya te he visto.
“¿Eh?”
Vio la cara sonriente de Woohyun en el monitor y se estremeció un poco.
“Nota mental : aumentar el tiempo de activación de la cámara para una mayor privacidad.”
-
¿Ese no es el amigo de Minho? – Jinki asomó la cabeza para cotillear-. ¡Hola! – Le saludó con la mano.
193
-
¡Hola hyung!
¡Hey Namu! – Movió un poco a Kibum para sentarse a su lado y acaparar la cámara-. ¿Cómo está el tiempo en Busán? He
oído que llueve mucho estos días.
Menos de lo habitual, pero sí, el tiempo está horrible.
Oh… ¿al final habéis ganado el campeonato?
Por supuesto.- Levantó las manos haciendo una “V” con los dedos-. Somos los mejores,
¿De qué hablamos? – Susurró Kibum, que se sentía totalmente excluido de la conversación.
Fútbol.- Contestaron ambos.
“Segunda nota mental : bajar el volumen de audio del micrófono” aunque incorporar una opción para silenciarlo le parecía más
tentadora.
-
¿Cómo me has encontrado?
Oh… - Se rascó la cabeza. “Idiota, te estoy viendo”-. Sólo busqué en internet “el chico más sexy de Seúl” y me salió tu
contacto.
Pffffff…- Jinki escupió su café directamente contra la pantalla.
¡Hey!
Kibum tuvo que coger varios tissues para impedir que su jefe se cargara su precioso ordenador.
-
Perdón, perdón, ya os dejo solos. ¡A ver si nos vemos pronto, Namu!
Ojalá.
Se despidieron como si fueran los mejores amigos y Jinki por fin salió de su oficina.
-
Lo siento
¿Por?
La interrupción. Jinki suele ser bastante inoportuno.
Ha sido divertido hablar con él.
No sabía que érais tan amigos.
Es fácil ser amigo suyo.
Eso es cierto.
Un silencio incómodo se hizo presente. Kibum jugueteaba con unos mechones de pelo que ya rozaban su cuello.
“Tengo que cortármelo”.
-
¿Te estoy acaparando? ¿Estabas trabajando o algo?
La verdad es que sí.
Vaya…
Pero no te preocupes, ya llevo demasiadas horas encerrado, debería irme a casa.
Buena idea. Recuerda descansar un poco más.
Lo intentaré.
Bien.
Nos vemos.
¡Kibum, espera! – Le detuvo antes de que cortara la conversación-. La semana que viene estaré en Seúl, me gustaría verte.
“Inventa algo, inventa algo…”
-
Ah…
¿Te gustaría verme?
“Di que te vas del país, del planeta, de la galaxia…”
-
Claro.
Lo dijo tan poco convencido que ni siquiera pensó que Woohyun se lo creería.
-
Genial, espero que me lleves a algún sitio interesante.
“A mi cama”.
194
“Eh, espera, ¿qué estás diciendo? ¡Si no te gusta!”
“Bueno, pero tienes que admitir que está bastante bueno”.
-
Seh…
¿Kibum?
¿Eh?
Te has quedado en babia.
Cierto, podía notar su propia saliva goteando fuera de su boca.
“Estúpido”.
-
Lo siento, Namu, es que… hoy estoy hecho polvo.
Tienes razón, disculpa si te he quitado mucho tiempo.- Esa sonrisa sincera era algo realmente admirable, teniendo en
cuenta su bordería-. Vete a casa.
Gracias. Ya que usas Pandora, tendrás mi teléfono. Llámame cuando llegues a Seúl.
La sorpresa de Woohyun fue evidente por su mueca.
-
¡Claro!
Bien, cuídate hasta entonces.
Kibum.
¿Sí?
Me alegro de que nos vayamos a ver.- Sonrió, contagiado por la aparente emoción que mostraba-. Porque tengo que
decirte algo importante.
195
Kibum se pasó toda la semana intentando entender las palabras de Woohyun. El porqué había sido tan misterioso, cuando era la
segunda vez que hablaban en toda su vida, y sobre todo, su insistencia en quedar con él a como diera lugar.
“Joder, no, ¿se me va a declarar?”
Eso era lo que más le aterrorizaba.
Si ya no podía lidiar con un ex amante (¿eso era Jonghyun? ¿ya era un “ex”?) mucho menos iba a poder hacerlo con alguien que no
era nada, ni siquiera sabía qué clase de persona era, no estaba ni en situación de darle explicaciones porque no había ninguna. Salvo
que no se conocían. De nada. Y salir de repente no era nada lógico.
-
Pero si no sabes nada de él.- Opinó Taemin, mientras le ayudaba a colocar las bolsas sobre la mesa de la cocina.
¡Ya lo sé! Podría ser perfectamente un psicópata o… ¡estar casado!
Woah… ¿te imaginas que estuviera casado?
Prefiero no hacerlo.
Es que… no sé…- se sentó y empezó a mordisquear una manzana-… ahora mismo estás totalmente en blanco. ¿Y si es un
fetichista o un… o un cerdo asqueroso como Minho?
Kibum le miró, con el ceño fruncido, sin entender demasiado aquella apreciación.
-
¿Desde cuándo Minho es un cerdo asqueroso?
Taemin subió sus pies a la silla, apoyando así su mentón en las rodillas.
-
Desde que se folla a desconocidos estando saliendo conmigo.
¿Qué me estás contando? –Kibum empezó a utilizar su famoso tono dramático y su habitual pose “brazos en jarra” en
demanda de explicaciones más detalladas-. ¿Cuándo pasó eso y por qué no me has dicho nada en tooooodo el rato que
hemos estado comprando en el supermercado y hablando de lo caro que estaba el salmón?
Se encogió de hombros y volvió a morder la manzana.
-
Porque sabría que te pondrías en modo dramático y no quería hacer una escena en la sección de pescadería.
Kibum se agachó frente a él y le agarró por los tobillos, mirándole con angustia.
-
¿Estás bien?
Suspiró, pensativo, al menos durante unos segundos.
-
Mmmmm… creo que sí. No ha sido un shock tan tremendo como creía.
¿Ah no?
A ver, al principio casi me puse a llorar, pero pensé que era una estupidez, porque no arreglaría nada.
Aha.
Luego me sentí un poco gilipollas porque… jaja… - su risa sonaba algo melancólica-… estaba a punto de entregarme
completamente a él… estaba desnudo… Qué idiota…
¿Qué esperabas que sucediera? – Kibum no pudo esconder su cara de asco-. Es un cerdo. Te lo dije desde el principio.
Dijiste que cambiaría.
¡Porque a mi también me engañó un poco! Le amenacé con romperle las pelotas si te hacía daño y eso es lo que haré.
No hace falta que me vengues.
¿Cómo que no? ¡Se ha aprovechado de ti!
Yo dejé que lo hiciera.
Pero…
196
-
No vas a hacer nada. Y yo tampoco.
Al menos le habrás dado una bofetada, o una patada, o algo…
Me temblaban demasiado las piernas, no pude hacer nada de eso.
Kibum se enterneció ante ese relato y le acarició el pelo.
-
Aigo… mi niño… qué mal lo ha debido pasar…
He decidido que nos demos un tiempo.
¿C… cómo un tiempo?
Pues eso, que estemos una temporada separados, que… aprendamos a necesitarnos.
Espera, ¿no le has dejado? – Taemin movió la cabeza a ambos lados-. ¿Por qué no?
Ya te lo expliqué : quiero que Minho sea mi primera vez. Pase lo que pase.
¡Pero volverá a hacerte daño!
No si lo consigo antes de que se folle a alguien más.
Kibum se puso en pie, alucinado con sus palabras, incapaz de asumir toda esa información.
-
¿Quieres decir que te da igual que te haya engañado?
No me da igual, ¿cómo podría darme igual? Es sólo que no puedo hacer nada para cambiar eso, ya sucedió y el pasado no
se puede cambiar.
“A mi me lo vas a decir”.
-
Si le perdonas una vez, volverá a hacerlo.
Hyung, no voy a casarme con él. Sólo quiero que me desvirgue.
Se apoyó en la nevera, necesitaba algo firme o se caería al suelo.
-
¿Y crees que después de que eso suceda, no te vas a enamorar de él?
Volvió a encogerse de hombros y mordió la manzana una vez más.
-
Lo superaré.
“Sólo espero que tengas un nivel de autocontrol superior al mío”.
Era el plan más absurdo que se le había ocurrido a Taemin desde que se conocían, y hacía bastante de eso. ¿Iba a soportar la
humillación de ser engañado por el chico que le gustaba sólo para conseguir su objetivo de acostarse con él? Eso era tan poco típico
de él…
“Diga lo que diga Taemin, yo a ese cabrón le rompo las pelotas”.
Por suerte el hecho de tener que preparar la cena para esa noche le mantuvo lo suficientemente ocupado para no largarse
corriendo a la casa de Minho y poner en práctica su plan. Cocinó durante dos horas para conseguir un sushi bastante decente y una
tarta de manzana (que temió no poder hornear porque parecía que Taemin acababa de convertirse en un shinigami).
-
Hola.- Woohyun, un precioso ramo de flores lilas y una sonrisa aparecieron al otro lado de la puerta.
“Mierda, es cierto, se me va a declarar”.
-
Qué bien que no te hayas perdido.- Le indicó que pasara, y Woohyun le extendió el ramo de flores.
Son para ti.
¿Flores? Esto es muy gay.- Rió.
¿Lo es?
Kibum sonrió más amplio pero las agarró para ponerlas en un jarrón.
-
No suelo recibir flores, ¿sabes?
Yo tampoco suelo regalarlas, si te sirve de consuelo.
Oh… ¿entonces a qué viene esta excepción?
“Te encanta pisar suelo minado, ¿eh? Se lo estás poniendo a huevo”. “Mejor, así se va antes y puedo ir a matar a Minho”.
197
-
A que necesitaba pedirte disculpas y pensé que las flores son lo ideal en ese tipo de circunstancias.
¿Disculpas? – Dejó la elaboración dedicada de su recién estrenado centro de mesa y le miró-. ¿Tú a mi?
Por lo que pasó el otro día en la playa. Te hice sentir incómodo y creo que fui demasiado… evidente.
Oh…
“Pues un poco”.
-
Jonghyun se enfadó bastante, ¿no?
Es un poco territorial.
Ya me di cuenta.
Pero no tenemos nada, ¿eh? O sea, teníamos algo… pero tampoco era nada.
Aha.
Pero ahora ya no es NADA DE NADA.- No sabía por qué estaba dando tantas explicaciones a alguien que no se las había
pedido.
Me alegro, entonces, de no haber creado ningún mal entendido.
Kibum cogió la fuente de sushi y se la acercó.
-
Prueba.
¿Lo has hecho tú? – Parecía impresionado.
Seh… no soy un gran cocinero pero está comestible.
Tiene buena pinta.
Gracias.
Cogió con delicadeza un trozo de sushi de salmón y lo introdujo de la misma manera en su boca. Aquella exquisita forma de
empujarlo con la lengua le pareció casi pornográfica a Kibum.
“Puto enfermo, ¿en qué estás pensando?”
-
Tu apartamento es muy bonito.
¿Ah sí? – Salió del trance como pudo-. No sabía si había sido una buena idea invitarte a mi casa, pero… como eres amigo de
Minho…
“Ese gilipollas cretino al que le quedan pocas horas de vida sexual…”
-
No soy amigo de Minho.
¿Eh?
Sus planes homicidas se detuvieron de golpe.
-
En realidad no le conozco de nada.
No entiendo.
Woohyun le cogió por las muñecas, obligándole a soltar la comida, y le miró fijamente.
-
Jinki me contrató.
198
-
Creo que me he perdido… ¿Jinki?
Kibum todavía mantenía su vista fijada en el gran plato de sushi y en el fondo pensaba que se iba a quedar demasiado seco si no se
lo comían pronto.
“¿Pero quién tiene hambre ahora?”
-
Yo no suelo hacer este tipo de trabajos, pero…
¿Trabajos?
Soy actor.- Kibum añadió una gota más al vaso desbordado de su incredulidad.
¿Qué tipo de actor?
“Si es un actor porno, todavía le perdono la vida a Jinki”.
-
Ya sabes… actor…
“Sin demasiada capacidad de improvisación, por lo que veo”.
-
¿Y para qué te ha contratado? Si puede saberse. - Ahí ya se cruzó de brazos, ya empezaba a estar molesto-. ¿Para
seducirme? Debe de creer que estoy muy desesperado.
Para poner celoso a Jonghyun.
¿Qué?
Pensó que ya que lo vuestro iba tan… bueno… mal… pues que quizá necesitábais un empujoncito.
Un empujoncito…
Mentir no es mi estilo, pero él me contrató para eso...
Pues si no sabes mentir, quizá la actuación no sea lo tuyo.
No creas que yo no lo he pensando también.- Dijo, rascándose la cabeza, algo tímido.
Y también involucrasteis a Minho.
Jonghyun conoce demasiado bien a Jinki y nunca creería que éramos amigos. En cambio con Minho era más fácil.
Todo es más fácil con Minho…
Se alegró mentalmente de tener una nueva razón para agredirle físicamente y no sentirse luego mal por ello.
-
-
Lo siento, Kibum… - Se acercó a él, que se había sentado en el brazo del sofá, intentando asumir toda esa nueva
información-. Si te hubiera conocido antes, las cosas habrían sido diferentes. Nunca habría participado en esto de haber
sabido que…
De haber sabido, ¿qué?
Que me gustarías.
No se atrevió a tocarle porque no lo consideró oportuno debido a las circunstancias, pero Kibum le miró con una sonrisa tierna.
-
¿Sabes? Me he pasado toda la semana pensando en cómo reaccionaría a tu declaración.- Se rió un poco, más que nada de
sí mismo-. Porque soy tan estúpido que creí que ibas a declararte y no quería rechazarte de cualquier manera, ya que
habías mostrado tanto interés en mi.- Le agarró del borde de su americana. Dios, le quedaba como un guante-. Incluso se
me ocurrió que podríamos tener sexo sin compromiso siempre y cuando estuvieras de acuerdo y eso no implicara nada
serio…
Woohyun le agarró por la nuca y le besó. Fue tan inesperado para Kibum que perdió el equilibrio y se cayó al sofá, arrastrándole
consigo, porque no sirvió de nada que intentara evitar su caída. Se echaron a reir por su torpeza, hasta que Woohyun le apartó el
pelo de la cara, todavía demasiado largo, y le dio un pequeño beso en los labios.
199
-
Tómatelo como una declaración.
Kibum sonrió, un poco orgulloso de no haber sido tan idiota como creía, aunque a decir verdad todavía se sentía un poco
desubicado.
-
¿Cenamos?
Después.
Se quitó la americana casi en un abrir y cerrar de ojos, mostrando una camiseta sin mangas algo ajustada, de color blanco, que se le
adhería al cuerpo con una precisión casi matemática.
-
Joder.
Sí, lo había dicho en voz alta.
El problema de todo era que había conocido a Woohyun en la playa, en bañador, y el primer encuentro había sido tan apabullante
con todos esos músculos y esa sonrisa perfecta que había hecho que sus expectativas crecieran y crecieran sin control. Estaba
bueno. Vergonzosamente bueno. Porque quería tirárselo y no podía hacerlo después de lo que acababa de descubrir.
“Al final toda mi vida sexual va a estar ligada a Jonghyun por los siglos de los siglos”.
-
Deja de pensar.- Volvió a besarle, esta vez dejando caer un poco el peso de su propio cuerpo sobre él, ya que aún no habían
cambiado su postura.
No era una buena idea. Para nada.
-
Esto es ridículo.- Le detuvo, poniendo sus manos en su pecho-. Jinki te contrata para que me reconcilie con Jonghyun y
acabamos liados. – Woohyun le acariciaba una mano, suavemente-. Porque no te ha contratado para que me folles, ¿no?
Claro que no.- Aseguró, serio-. Nunca haría algo así. Aunque entiendo que lo pienses.
¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿En qué punto le daba todo igual?
-
¿Jinki sabía que ibas a decirme la verdad?
Me mataría.
¿Entonces por qué lo has hecho?
Porque quiero estar contigo. Y porque creo que Jonghyun no te merece.
“Yo también lo creo”.
-
Aunque agradezco tu sinceridad, supongo que entenderás que no vamos a tener nada.
Woohyun asintió, algo triste.
-
¿Es por mi? ¿Por todo esto? ¿O por él?
Podría haber sido por todo. Pero no. Era por él. Por el maldito fóbico de Kim Jonghyun.
-
No quiero salir con nadie.
Comprendo.
No iba a decirle que estaba enamorado de Jonghyun cuando todavía mantenía la esperanza de acostarse con él.
-
Pero eso no significa que no podamos divertirnos tú y yo.
Woohyun sonrió cuando Kibum levantó sus caderas para incitarle a moverse. Y en seguida lo hizo. Volvieron a besarse, provocando
un caos de ropa en el sofá, y la cena, como era obvio, se quedó bastante seca.
200
Jonghyun se levantó como pudo de la cama. Todo le daba vueltas pero al ponerse en pie las cosas no fueron mucho mejor. Tuvo
que agarrarse a la pared para evitar caerse cuando tropezó con sus propios zapatos. Estaba hecho mierda.
“Maldito Choi”.
Porque a pesar de que había sido él quien había insistido en sustituir las cervezas por champán, Minho había encargado la segunda
botella, y la tercera, y las que siguieron y ya no pudo seguir contando. Y al día siguiente le dolía todo tanto que no sabía ni por
dónde empezar a maldecir.
-
¿Tienes algo para la resaca? – El gruñido le sobresaltó, aunque no tanto como encontrarse a Minho tirado en el sofá, en
ropa interior y apretando un cojín contra su cara.
Voy a buscar algo.- Se puso a abrir cajones de los armarios de la cocina intentando encontrar las pastillas.
Una sopa de resaca estaría bien.
Jonghyun le miró, ofendido.
-
¿Es que crees que soy tu madre? No pienso cocinarte. ¡A mi también me duele la cabeza!
Vaaaleeee…
Se levantó, también buscando el equilibrio en una pared, y caminó (o más bien, logró sobrevivir caminando) hasta la cocina, para
sentarse en uno de los taburetes.
-
Nunca más, Choi.- Él le miró, desorientado-. Ni champán, ni “yo invito”, ni “vamos a divertirnos”, ni nada de nada. Se acabó
el alcohol. Para siempre.
Eso no te lo crees ni tú.- Esbozó una sonrisa (lo máximo que su dolorida cara podía hacer).
¡Yo sólo quería ver un par de chicos desnudos y largarme! ¡Pero no, el señor tenía que probarlos a todos!
¿Qué dices?
¡Pensé que nos echarían del local! Y creo que estuvieron a punto cuando le tocaste el culo al dueño.
¿Al dueño?
Por suerte, entendió que estabas tan borracho que no sabías lo que hacías.
Ja, qué bueno.- Su risa tampoco era muy efusiva, le costaba hasta respirar-. Debió de ser muy épico eso.
No lo fue. Te juro que nunca he tenido tantas ganas de asesinarte.
Eres tan exagerado…
Repartió las pastillas y llenó un par de vasos de agua. Miró a su alrededor. La casa por lo menos tenía buen aspecto, lo que
significaba que se habían ido directos a dormir cuando llegaron.
-
¿Vinimos en taxi?
No lo recuerdo.- Apoyó los brazos en la mesa y recostó la cabeza sobre ellos.
Mierda, como haya jodido mi coche, te dejo de hablar.
Mmmmmm…- Murmuró, bostezando.
Al menos uno de nosotros tuvo una buena recompensa.
¿Mmm?
El chico con el que follaste.
¿Eh? – Levantó la cabeza, restregándose los ojos-. ¿De qué hablas?
Te lo llevaste al baño porque estaba a punto de chupártela por debajo de la mesa.
¿Eso pasó?
Dios, ¿no lo recuerdas?
Nop.
Qué idiota.
201
¿Cómo podía olvidar el momento más embarazoso en la vida de Jonghyun –hasta el momento-?
Había tenido que arrastrar a Minho a los lavabos de aquel lugar para que no se la sacara allí mismo para metérsela en la boca a
aquel camarero que había estado lanzándole miradas traviesas toda la noche. Y justo cuando habían decidido marcharse, él había
aparecido con una botella extra “regalo de la casa” a los mejores clientes del local. Y eso había enternecido a Minho tanto que le
había querido dar una generosa propina. Pero para ese entonces su cartera estaba tan vacía como su cerebro y no pudo hacer otra
cosa que pagar en carne. Obligó al chiquillo a sentarse sobre sus rodillas (cosa que aceptó gustoso) y lo demás ya figuraba en la
mente de Jonghyun como un espectáculo lamentable. Incluso para el Casanova Choi Minho.
-
Estaba bueno.- Sonrió Minho, algo más espabilado, cogiendo un plátano del frutero y empezando a comerlo-. La comía
bien.
Jonghyun se rió con la escena.
-
No sé como lo haces, Choi, pero cuando pienso que ya no puedes tener más agallas, haces algo como esto y me matas. En
serio, ¡me matas!
Ni que fuera para tanto, me has visto hacer cosas similares en multitud de ocasiones.
Ya ya, pero nunca después de haber jurado que mantendrías tu polla en su sitio mientras esperabas que Taemin te
entregara su flor. ¡Me voy a la ducha!
Minho terminó de tragar el último trozo de plátano cuando las palabras de Jonghyun llegaron a sus neuronas.
-
Me cago en mi puta vida.
Corrió (tras un leve mareo al incorporarse de golpe) hasta el cuarto de baño y abrió la mampara de la ducha, en la que Jonghyun ya
se estaba enjabonando.
-
¡Hey! A mi no me mires, si no tuviste suficiente ayer…
¡He engañado a Taemin!
¿Qué?
¡Que me acosté con otro!
Bueno… técnicamente no…
¡He tenido sexo con otro chico!
Eso sí.- Sonrió, orgulloso ante la precisión acertada de Minho.
¡Pero cómo puedo ser tan imbécil!
Jonghyun cogió el champú y empezó a lavarse el pelo, ajeno al pequeño drama que se estaba montando en aquellos escasos metros
cuadrados.
-
Querías follar, tu novio no, follaste con otro, ¡eso no tiene nada de malo!
¿Cómo que no? ¡Le prometí que no lo haría!
Pues no sé para qué prometes cosas que sabes que no podrás cumplir.
¡Pero yo quería cumplirlo!
¿Y mantenerte en sequía hasta que al niño se le despertara la libido? Eso es muy patético.
¡Se supone que tenemos una relación!
¡Eso es tan absurdo! – Se aclaró la espuma y cerró el grifo-. Choi Minho en una relación, ¿pero qué mundo es este?
¿El mundo en el que un Casanova total se había enamorado de un niño virginal y le había prometido respeto y abstención? ¿Ese
mundo?
-
No estoy enamorado de Taemin.
Yo no he dicho eso.
Pero lo piensas.
¡Tú qué sabrás lo que yo pienso!
¡Es tan fácil etiquetar todo así!
Pero… ¿qué dices?
De pronto un montón de imágenes aparecieron en su cabeza. Un taxista charlatán, una tarjeta de crédito (cuyo saldo debía
consultar urgentemente), música lenta, un corsé muy sugerente… y Taemin. Un movimiento de caderas hipnótico y la sensación de
sus pieles entrando en contacto.
202
Había estado a punto de entregarse a él. Fue capaz de notar esa relajación previa a la entrega absoluta mientras sus brazos se
colgaban de su cuello, marcado por otro, pero que le pasó inadvertido. Sus labios dulces besando despacio, su lengua
entrometiéndose sin cautela, sus nalgas acariciando su pene justo en una preparación sublime… Dios, podría habérselo follado en
ese preciso instante…
-
¡Joder! ¡Mierda!
¿Qué pasa? – Jonghyun salía de la ducha con la toalla anudada a la cintura.
¡Después de eso fui a casa de Taemin!
¿Qué? ¿Cuándo?
Te dije que tenía que hacer una cosa importante.
¿En serio? No lo recuerdo.
Fue mientras le escribías aquellos mensajes a Kibum.
¿Mensajes? ¿Qué mensajes?
Mierda, ¡Taemin lo sabe!
“¿Qué mensajes?”
203
“¿Dónde se habrá metido ese cabrón?”
Hacía un buen rato que no encontraba a Minho, le había buscado por el club de striptease, había preguntado a todos los camareros
que recordaba habían sido sobados por sus manos, pero nadie sabía dónde podía estar. Sólo el chico del lavabo comentó que se
había excusado un momento porque tenía una llamada importante.
“Sería su vergüenza, que le estaba llamando”.
Se rió como un loco durante un par de calles recordando su chiste, hasta que empezó a preocuparse de verdad.
“¿Dónde estás, maldito Choi?”
Pero no recibió ninguna respuesta. Lo cual podía significar que estaba totalmente borracho y probablemente vomitando en alguna
esquina (robando el papel de Jinki, en quien prefería no pensar o su noche acabaría todavía peor) o demasiado ocupado follándose
a alguien más.
“Deja de follar y contéstame”.
Caminó mucho. Tanto que apenas se hizo consciente de dónde estaba cuando sus manos tiraron de la manilla de la puerta para
abrirla.
“Este sitio me suena”.
Claro que sí. Había estado allí.
El buzón negro con la placa dorada perfectamente colocada, destacando entre las demás, demasiado desgastadas por el paso del
tiempo, no dejaba lugar a dudas : Kim Kibum.
“Eres gilipollas”.
Miró su nombre durante varios segundos, fijándose en el detalle de la tipografía, los trazos y el delicado afinamiento de las letras al
final. ¿Podía haberlo hecho él personalmente? Era demasiado bonito como para haber sido hecho por una imprenta.
Acarició la placa con cuidado, no quería dañarla, y su mano se deslizó hacia su bolsillo. Sí, seguía ahí. Sacó el collar de gato que ya no
tenía dueño e hizo sonar el cascabel.
-
Ven, gatito, gatito, ven…
El sonido del cascabel sonando fue eclipsado por el de una puerta que se cerraba, y el pánico no le permitió actuar con coherencia.
Le dio un beso al cascabel y rápidamente lo introdujo con un poco de esfuerzo en el buzón, escuchando cómo sonaba al caer en su
interior.
Escuchó unos pasos bajando las escaleras.
“¿Y si es él?”
La idea le aterraba bastante, no quería encontrárselo, estaba ebrio y no controlaría sus palabras, probablemente ni saldría nada
coherente de su boca. De modo que aprovechó una de las columnas laterales del portal y se ocultó tras ella.
204
Pero quien apareció no fue Kibum. Era ese chico, el amigo de Minho. Aquel manos-largas al que había estado a punto de golpear en
la playa y al que ahora quería directamente matar. ¿Por qué salía de la casa de Kibum? Y lo que más le molestó : ¿por qué llevaba
esa sonrisa en la cara?
Cuando salió del portal pensó que, si Kibum ahora estaba con ese chico, no tenía ningún sentido devolverle el collar de gato, de
modo que trató de meter una de sus manos por la pequeña ranura del buzón para recuperarlo, pero era demasiado pequeña. Lo
intentó varias veces, incluso sus nudillos se pusieron rojos y su piel empezaba a mostrar pequeñas heridas bastante molestas, y él
casi quería patear ese chisme. ¿Por qué lo había hecho? ¿POR QUÉ?
“Se me cayó algo en tu buzón, ¿me lo puedes devolver?”
No supo por qué su dedo obró por su cuenta dándole al botón de “enviar” antes de poder releerlo y corregirlo debidamente.
“Imbécil”.
“Quiero decir… que necesito eso. Es mío. No sé cómo llegó ahí”.
No estaba resultando nada inteligente.
“Bueno, ¿qué? ¿Bajas y me lo devuelves o tendré que destrozarte el buzón?”
Lo que a él le parecieron muchos minutos en espera de respuesta no fueron más que unas décimas de segundo, pero fue más que
suficiente para encabronarle.
El primer puñetazo al buzón obviamente le dolió más a él que otra cosa.
-
¡Hijo de puta!
Insultar a un pobre trozo de aluminio no iba a mejorar las cosas, pero visto el estado en el que se encontraba, nada de lo que hiciera
iba a mejorar NADA. Soplar en la ranura no fue eficaz porque, obviamente no se trataba de algo ligero como un papel. Sopló muy
muy fuerte y al menos pudo escuchar el ligero sonido del cascabel moviéndose.
“Me cago en la puta”.
Su cerebro estaba totalmente bloqueado y ya había empezado a dar vueltas en círculos en el portal cuando se le ocurrió la genial
idea de hacer palanca en la ranura con algún objeto. Pero no tenía nada. Salvo una botella de champán vacía que ni siquiera
recordaba por qué la llevaba en las manos. Y a quien quiera que le expliques el plan de forzar un objeto bastante duro con otro de
cristal se reirá en tu cara de la misma manera en la que la botella se rió de él haciéndose pedazos en sus manos, esparciendo
diminutos (y no tan diminutos) cristalitos por todos lados.
-
¡Mierda!
Y el buzón seguía intacto.
Un par de golpes más, un par de docenas de golpes más, quizá, más insultos y más odio.
“Odio a tu buzón”.
La placa estaba ya algo rallada según su perspectiva, puede que algo sucia y goteante. Era bastante asqueroso.
“Lo odio de verdad”.
Dio un último puñetazo y maldijo algo ya en forma de murmullo y salió de allí.
“Menuda mierda de noche. Y no sé dónde está Choi”.
Iba a enviarle un nuevo mensaje pero su móvil estaba apagado, probablemente sin batería.
“Sencillamente genial”.
205
A la mañana siguiente, Kibum se levantó temprano, había planificado perfectamente su mañana con una completísima rutina de
limpieza facial y corporal, algo de yoga y un buen desayuno nutritivo para luego relajarse en el sofá y dedicarse a ver películas ñoñas
y a imaginarse como el protagonista de una comedia romántica cutre al que todo parece irle completamente mal y al final se casa
con el protagonista rico. Sí, eso era lo mejor de esas películas. La boda hortera y criticar sin fin los trajes de los novios mediante
capturas de pantalla que inmediatamente eran enviadas a Taemin para que la crítica fuera más contundente.
Pero vio la parpadeante pantalla de su teléfono móvil y alteró su pequeño planning para leer sus notificaciones.
No le prestó atención a nada más que a los 5 mensajes de Jonghyun. Que además eran bastante confusos.
“rm solhanlafa sa , ,,, hñsdfhkldmvoler?”
“qsajklsef fmek….—nm eso mío no sejhgv allh”
“kasdnke ¿??¿ ba?? Ssfne nodestroque klnbuón¿¿”
“odddn boómmm”
“lodio,,,aadrmnn!!!”
Parpadeó varias veces y se rascó los ojos con fuerza para asegurarse de que su miopía no le estaba jugando una mala pasada. Se
puso las gafas y volvió a leer. Pero seguía teniendo el mismo sentido. NINGUNO.
De lo poco que podía leer (que fuera comprensible) sólo la palabra “mío” y “odio”.
¿Por qué le habría escrito tan cabreado? Si algo conocía perfectamente de él era que cuando se cabreaba sus dedos se convertían
en pies y no había forma de que tecleara nada con sentido. Si estaba muy enfadado, seguramente ese había sido el motivo por el
cual había tenido ese deseo irrefrenable de decirle algo, fuera lo que fuera, y que además incluía la palabra “odio”. Eso le produjo
un escalofrío, y algún que otro temblor. ¿Jonghyun le odiaba?
206
Después del impacto inicial y la consiguiente conclusión de que Jonghyun debía de estar muy cabreado cuando había escrito
aquellos mensajes, tuvo miedo de recibir una respuesta mucho más desagradable si le llamaba y apagó el teléfono para dedicar su
domingo a cumplir su planning de tratamientos de belleza, lagrimeo y cotilleo vía chat con Taemin, y hornear un pastel.
“Total, hacer dieta no me consigue hombres”.
Y el lunes se iba a trabajar pensando en cómo sonsacarle a Jinki todos sus maquiavélicos planes (que desconocía el motivo de por
qué siempre le incluían a él) cuando algo crujió bajo sus zapatos y le hizo mirar al suelo. Cuando vio los trozos de cristal repartidos
por el portal, algunos manchados de un color granate sospechoso, bufó, cansado :
-
Putos borrachos.- Pero siguió con la mirada el pequeño reguero de gotitas de sangre seca hasta la pared y… ¡oh Dios!¿Pero que coj…?
Su buzón (sí, sólo el suyo) estaba completamente abollado, la preciosa chapa dorada estaba tan rayada que apenas podía leerse
“BM” en ella, y la ranura estaba visiblemente forzada. Alguien había jodido su buzón voluntariamente.
Lo primero que pensó fue en Woohyun. Que el hecho de haberle calentado tanto para luego enviarlo a casa sin nada más que un
par de besos le había frustrado y se había vengado de él. Pero no le creía tan estúpido. No cuando le había dicho que le llamaría la
próxima vez que estuviera de vuelta en Seúl. Él no era de esa clase de hombres infantiles que patalean y destrozan lo que hay a su
alrededor cuando las circunstancias le sobrepasan. Él no era como…
“Jonghyun”.
Cogió su teléfono y revisó una vez más los mensajes crípticos que le había enviado, ni siquiera una llamada. Si tantas ganas tenía de
decirle algo, debería haberle llamado, ¿no? No sería tan urgente cuando no lo hizo.
Sus ojos examinaban detalladamente la “escena del crimen” cuando detectaron algo brillante a través de la ventanita inferior del
buzón, que ya no tenía el trocito de plástico protector, pues también había sido arrancado de su sitio quién sabe cómo.
Se acercó, tomó sus llaves y abrió la pequeña puertecita, tan abollada que casi tuvo que forzarla, y chirrió cuando lo consiguió. Y allí
estaba. La prueba definitiva de quién había sido el loco encabronado que había provocado el caos en su edificio.
Y pasó por varias fases :
1.
2.
3.
4.
5.
-
La inseguridad : Cuando se avergonzó terriblemente de que sus vecinos supieran (al descubrir todo aquello) que tenía algún
tipo de relación tormentosa con un lunático.
La rabia : Cuando pensó que tendría que recoger todo aquello él solo, cuando ni siquiera lo había provocado él.
El miedo : Cuando empezó a temer que sus vecinos hablaran con su casero y trataran de convencerle de que le echara
porque ellos querían vivir en una “comunidad pacífica” (algo que ya había tenido que aguantar tras su primera juerga con
Jinki).
El pánico : Cuando llegó a la conclusión de que la violencia extrema de Jonghyun podría llegar a herirle de verdad, algo que
no había llegado a tomar en serio hasta ese momento.
El odio : Cuando la impotencia ante ese lamentable espectáculo se convirtió en rabia y ganas de abofetearle y pedirle una
orden de alejamiento, o buscarle un psicólogo… o hacer que Jinki tramara alguna venganza interesante…
Oh, mierda, Jinki.
“Llegaré tarde. Tengo que limpiar una mierda”.
Jinki se rió cuando recibió el mensaje y automáticamente pensó que algún tipo de ave con diarrea había decorado su precioso pelo
rubio.
207
“Esas malditas palomas son una plaga”.
Kibum no le contradijo; tenía bastante trabajo allí.
Llegó a la oficina dos horas tarde pero tampoco dio explicaciones. Tenía demasiadas ganas de hablar con Jinki y que le explicara qué
coño había sido toda esa historia del supuesto amigo de Minho y por qué estaba contratándole para seducirle. ¿Tanto quería que las
cosas se arreglaran con Jonghyun? Nop, definitivamente, Jinki no era de esa clase de personas altruistas.
“Si has sido tú el del buzón, eres un gilipollas”.
Después de enviarlo pensó que quizá había sido demasiado duro con él. Porque si Jonghyun era inocente, le estaba insultando de
forma gratuita e injusta. Pero como ya estaba hecho, no había más vueltas que darle.
“No sé de qué me hablas”.
Cogió el collar, ya libre de cristales y de sangre (sí, había llegado hasta ahí) y lo colocó sobre la palma de su mano mientras con la
otra le sacaba una foto y se la enviaba.
“Encontré una bonita sorpresa en mi buzón”.
Jonghyun se maldijo por no haber sido capaz de recuperarlo en su momento. Y más aún por haberlo puesto allí.
“¿Lo de “bonita sorpresa” lo dirá con ironía o realmente le ha gustado?”
Le respondió con un emoticono sonriente y Kibum con una cara roja. Era una cara graciosa. Pero no era una cara vergonzosa ni
tímida. Era una cara muy cabreada.
-
¿Y ahora qué le pasa?
“Ayer perdí a Choi. Fue divertido”.
-
Cómo puedes ser tan hijo de puta…
“Estaría dentro del culo de algún niñato afeminado”.
-
¿Y eso a qué viene?
“Eso parece, jaja”.
-
¿¡Y le parece divertido!?
“¿Puedes darle un recado de mi parte?”
-
No estará pensando en follárselo…
“Claro”.
“Dile que es mejor que se empiece a comprar ropa interior de acero. Porque esta misma tarde voy a ir a buscarle al trabajo y le
voy a romper las pelotas”.
Jonghyun casi se cayó de la silla cuando leyó aquello. Creía a Kibum capaz de eso y mucho más con tal de salvar la virginidad del
pequeño e indefenso Taemin.
-
¿Qué te pasa? Menuda cara.
Minho le entregó el café caliente.
-
Choi, será mejor que te prepares para lo peor.
¿Por qué? – Sus cejas se elevaron, curioso.
Porque Kibum viene a buscarte.
¿A mi? ¿Para qué?
208
-
Para matarte.
“Y mucho me temo que yo también entro en el pack”.
209
No se puede decir que fuera una jornada laboral tranquila y normal cuando ambos contaban los minutos para que la puerta se
abriera y apareciera Kibum con quién sabe qué tipo de arma mortal dispuesto a amputar sus preciados miembros.
-
¿Crees que sea capaz de hacernos daño? Es decir, ¿tiene algún tipo de fuerza?
La pregunta de Minho evidenció que no era el único que temía que llegara la tarde.
-
Al principio yo también creía que era débil, pero resultó que no.
¿Me pegaría?
Imagino que sí.
Se dio unos golpecitos con el bolígrafo en la sien.
-
¿Me dolería?
Seguramente.
Buscó su teléfono en el bolsillo de su chaqueta.
-
¿Y si llamo a Taemin?
No creo que arregle las cosas. ¿Qué vas a decirle? ¿Que tienes miedo de que su amigo acabe con tu virilidad? Eso es tan
patético…
¡Pero es que tengo miedo!
Alguien llamó a la puerta y ambos se sobresaltaron. Apenas se miraron y la puerta se abrió, dejando paso a Tiffany, que entró con
toda la tranquilidad del mundo.
-
Choi, tienes una visita.
Minho tragó saliva, asustado.
-
¿Q… qué visita? No espero a nadie.
Un hombre ha preguntado por ti.
¿Un hombre joven? ¿Con el pelo rubio?
No, un señor de unos 50 años.
Oh…
Dice que es importante.
Quizá sea el señor Kang, él me dijo que vendría a firmar los contratos.- Miró a Jonghyun, esperanzado, que le sonrió,
burlón.
O un asesino a sueldo.
Tifanny les miró, horrorizada.
-
¿En qué lío os habéis metido?
Nada, mujer.- Minho se levantó, ignorando a su compañero, y se dirigió a la sala de espera en la que, efectivamente, había
un hombre mayor con traje y ni rastro de la rubia cabellera de Kibum.
Disculpe, ¿me buscaba? – Extendió su mano, intentando analizar los rasgos de su cara, que estaba seguro que le
recordaban a alguien.
¿Choi Minho?
Sí, soy yo.
210
Las facciones del hombre se endurecieron súbitamente y miró con desgana la mano de Minho, todavía en el aire, esperando ser
estrechada.
-
Soy el señor Lee, el padre de Taemin.
Sólo esa frase fue suficiente para que quisiera que le tragara la tierra. Durante escasos segundos (que fueron los pocos en los que su
cerebro funcionó) deseó internamente que en lugar de al señor Lee tuviera delante a Kibum. El dolor no le importaba. Las marcas de
golpes tampoco. Pero no quería lidiar con un sermón paternal. No cuando sabía que él había sido el hijo de puta incapaz de
mantener su polla dentro de sus pantalones.
-
En… encantado de conocerle, señor Lee.
Hizo una reverencia tan exagerada que incluso se mareó, pero después supuso que eso había sido por los nervios de no saber cómo
resolver aquello satisfactoriamente.
-
Me alegro de por fin ponerte cara. Taemin no hace más que hablar de ti.
¿Eh?
Se incorporó y le miró, descubriendo una sonrisa sincera en su cara, la misma que hace un momento parecía dispuesta a asesinarle.
-
Taemin alardea mucho de ti, de tu trabajo y de tu talento.
No soy ningún crack, la verdad.
Supongo que está un poco cegado por el amor.- Rió, extendiendo ahora sí, su mano-. Minho, encantado de conocerte.
Minho suspiró aliviado, y le estrechó por fin la mano, mucho más relajado.
-
Taemin es adorable.
De pronto sintió una repentina presión, un dolor agudo en sus nudillos, debido a la fuerza que el señor Lee estaba ejerciendo en su
mano.
-
-
Taemin es mi bebé.- Su expresión ya no era amigable ni simpática-. Es mi angelito, ¿entiendes? – Minho asintió, nervioso-.
Él es muy inocente y puro, nunca desconfía de nadie ni cree que nadie puede llegar a hacerle daño, ¿sabes? – Minho sentía
su boca secarse por momentos-. Y a veces tenemos que asegurarnos de que las personas que se le acercan son buenas
personas. ¿Me sigues?
Po…por supuesto.
Dio un tirón a la mano y le hizo acercarse todavía más, apenas unos centímetros separaban sus rostros.
-
Espero por tu bien que tus intenciones con mi pequeño sean buenas. Que no estés intentando llevártelo a la cama para
luego publicarlo en las redes sociales y burlarte de él.
Nunca haría algo así, señor.
Más te vale. Porque te aseguro, Minho, que si algún día mi bebé me cuenta que le has hecho algo, lo lamentarás.- Minho
parpadeaba rápido, ya notaba que esa costumbre se le había pegado de Taemin-. Dame tu dirección.
¿Qué?
Soltó su mano y sacó una pequeña libretita, con un bolígrafo en su interior, y se lo ofreció.
-
Anota tu dirección aquí.
Minho tomó la libretita y el bolígrafo con las manos temblorosas y escribió la dirección. No tuvo demasiado tiempo de pensar.
-
-
Aquí tiene.
Bien.- La guardó en su bolsillo-. De verdad espero que hagas feliz a mi hijo, Minho.- Cada vez que pronunciaba su nombre,
tenía la sensación de que le estaba latigando-. Porque si me entero de que le haces sufrir… si mi bebé derrama una sola
lágrima por tu culpa… Iré a buscarte. Y lamentarás terriblemente no haber sabido valorar lo que tenías en las manos.Minho asentía, con los ojos llorosos, asustado, más asustado que si Kibum hubiera entrado allí con unas tijeras de
jardinería-. Ahora sé dónde vives. No hagas que vaya a visitarte porque no será una visita de cortesía.
No…no…- No salió nada de su boca. Estaba demasiado invadido por el pánico.
Que tengas un buen día, Minho.
211
Sonrió de un modo terrorífico antes de salir de allí. Minho se sentó en una de las sillas de la sala, intentando que sus piernas dejaran
de temblar. Jonghyun llegó al cabo de un momento.
-
¿Y bien? ¿Quién era?
Minho le miró, todavía con su expresión descompuesta.
-
El padre de Taemin.
¿¡Qué!?
Ha venido a amenazarme.
No me jodas.- No pudo evitar reírse cuando le vio en semejante situación.
Creo que no sabe que le he engañado.
Oh…
No entiendo nada.
Su teléfono móvil vibró en su bolsillo y cuando vio la pantalla, empezó a entender las cosas un poco mejor.
De Kibum : “¿Ha sido una reunión agradable?”
Realmente Kibum no mentía. Dijo que iría a cortarle las pelotas y, de algún modo, a él de repente se le habían quitado las ganas de
volver a usarlas.
212
Después de darle convenientemente la dirección de la empresa en la que trabajaba Minho al señor Lee, Kibum entró en el edificio
donde trabajaba, fichó como cada día, pero en lugar de ir a su oficina y empezar a pelearse con las decenas de mails con asuntos
urgentes de los que debía encargarse, fue directamente a la planta de la presidencia. Necesitaba tener una charla.
-
-
Buenos días, Kibum, te estaba esperando.- Un sonriente Jinki, sin ni siquiera levantarse de la silla, le indicó que pasara-.
Tesoro, tráenos un par de cafés.- Comunicó a JongIn por teléfono, mientras Kibum entraba con paso decidido-. Siéntate.Así lo hizo-. ¿Has tenido un buen fin de semana? – Cruzó las manos, y puso su cara sobre ellas, colocando los codos sobre la
mesa.
He llegado tarde porque un gilipollas asaltó mi buzón.
¿Cómo?
Sacó el collar de gato del bolsillo y lo tiró sobre la mesa, haciendo que el cascabel sonara escandalosamente. JongIn no disimuló su
sorpresa al entrar con los cafés y ver ese objeto brillante sobre la mesa.
-
¿Necesita algo más, amo?
No, gracias, cierra la puerta al salir.
Se fue silenciosamente y de la misma manera cerró la puerta.
-
-
Jonghyun al parecer tiene ciertas aficiones vandálicas.- Sacó su móvil y le mostró una a una las fotografías que había sacado
al desastre que se había organizado en su portal. Jinki las miraba totalmente estupefacto, suspirando incluso cuanto más
avanzaban-. He tenido suerte de no encontrarme con ningún vecino o ahora mismo estaría buscando un nuevo hogar.
No sabía que Jonghyun podía ser así de…
No sabías, ¿qué, Jinki? – Tiró el teléfono sobre la mesa, haciendo que la carcasa trasera se desmontara, y con ella la batería. ¿No sabías que tu amigo es un peligro público? ¡Dios mío, había sangre por todos lados! ¿Qué está pasando? ¿Debo
tomarlo como una amenaza?
Jinki le miró, algo preocupado.
-
Ya sé que Jonghyun no es la persona más estable del mundo pero es incapaz de hacerle daño a nadie.
¿Entonces cómo quieres que interprete esto?
Tal vez… tal vez él se autolesionó.
Kibum notó cómo su cara se descomponía al escuchar eso.
-
¿Quieres decir que él se ha hecho daño? ¿Se ha desangrado o está desangrándose en algún lugar?
No creo que sea tanto. No había tanta sangre ahí.
¡A mi me pareció mucha sangre!
Si eso te tranquiliza, le llamaré para asegurarme de que está bien.
No creo que conteste, él te odia bastante.
Averiguaré si todo está correctamente, ¿ok?
Ok.
Cruzó sus brazos y se dejó caer en el respaldo de la silla.
-
¿Cómo fue tu cita con Woohyun?
Levantó una ceja y sonrió.
-
La come muy bien.
La sonrisa de Jinki ocupó toda su cara.
213
-
Debería pedirle a Minho que me presente a alguno de sus amigos.
O quizá hacer un cásting internacional.
¿Eh?
Para encontrar un actor un poco más creíble.- Ahí fue cuando Jinki dejó de sonreir-. Y que no vaya por ahí enamorándose
de sus objetivos. Quizá un actor porno la próxima vez, con una polla bien grande y dura.- Él sí sonreía. Sonreía de rabia.
Se quedaron mirándose en silencio durante un buen rato, hasta que Jinki carraspeó. Si Kibum no le conociera bien, diría que sólo era
un gesto de nerviosismo. Pero sabía que se estaba armando de valor para reconocer algo.
-
Tiene una explicación.
No sé por qué pero me imaginaba que así sería. Soy todo oídos.
Jinki probó su café, todavía demasiado caliente. Se quejó al notar eso.
-
Mierda, esto es lava.
No puedes esperar que tu sumiso sea una buena secretaria y camarera a la vez.
Ya me conoces, soy muy exigente.
A mi nunca me pedías cafés.
Tú nunca habrías aceptado someterte a nadie.
¿Entonces por qué me siento como una puta marioneta en estos momentos?
Jinki sopló su taza, mirando el contenido totalmente concentrado.
-
Ya te conté que Jonghyun estuvo en terapia durante dos años para superar su ruptura con Minki.
Aha.
Estuvo medicándose contra la depresión, pensábamos que no saldría con vida de eso.
Eso es una exageración.
Intentó suicidarse.
Kibum sintió como una bofetada fría le golpeaba en el rostro.
“Eso no es verdad”.
-
Estás mintiendo.
No, no lo hago.
Jonghyun nunca haría algo así.
¿Tú qué sabes? ¿Le conoces?
¿Por qué iba a hacer eso?
Porque estaba muy enamorado de él.
Eso dolió todavía más. Más incluso de lo que creyó que dolería.
“No quiero saberlo”.
-
-
Eso es muy cobarde.
No conocemos nuestros límites hasta que nos ponen a prueba.- Kibum entornó los ojos, sintiendo cómo un halo de
culpabilidad penetraba por sus poros con fuerza-. Después de su internamiento, estaba bastante mejor. Le dieron el alta y
no necesitó más tratamiento, sólo un par de copas de whisky para poder dormir por las noches.- ¿Jonghyun era alcohólico?
– Eso no era tan terrible comparado con autolesionarse.- Empezó a recordar todas las veces que había visto a Jonghyun
beber o él mismo había colaborado en ello-. Por lo menos su estado de ánimo mejoró y empezó a salir de nuevo, a conocer
gente.- ¿Quizá él había sido todavía más cruel con algunas cosas que había dicho o hecho? No podía recordar nada.- ¿Estás
ahí? – Chasqueó los dedos delante de su cara.
Probablemente yo le haya hundido todavía más en su mierda.
No es así.- Le miró, notaba que sus ojos escocían-. Él ha vuelto a la vida gracias a ti. Se puede decir que… el estudio entero
ha sido un éxito por ti.
¿El estudio?
Abrió un cajón de su escritorio y sacó un par de carpetas. Una ya la conocía, era el expediente completo de Jonghyun, podía decirse
que se lo sabía de memoria. Sujeto pasivo : Kim Jonghyun. Había pasado noches enteras memorizando su curriculum, las novelas
que le gustaban, la música que escuchaba, incluso la clase de lugares que frecuentaba. La personalidad de Jonghyun traducida en
cientos de hojas que podía recitar con los ojos cerrados.
214
Pero la segunda carpeta era nueva para él.
Sujeto activo : Kim Kibum.
“¿Activo?”
215
-
¿Puedes explicarme esto? – Kibum sostenía la carpeta sin abrir, mirando a los ojos a Jinki, que sólo le indicaba con las
manos que continuara-. ¿Qué me voy a encontrar aquí dentro?
La verdad.
¿Qué verdad?
El origen.
No quería. De verdad que no quería saber nada más. Si había más cosas que habían permanecido ocultas a su conocimiento, quería
que siguiera siendo así. No estaba preparado para afrontar cualquier mierda.
-
¿Qué es esto de “sujeto activo”?
Jinki abrió la carpeta por él y puso su dedo índice sobre una casilla en la que figuraba una fecha. Al lado había una nota : “El sujeto
activo interactúa por primera vez con el sujeto pasivo. El resultado es infructuoso”.
“Maldito hijo de puta degenerado, deja de spamear mi ordenador, estoy trabajando y no me interesa nada de tu mierda”.
Se rió al reconocer el mensaje. La primera vez que Jonghyun le había respondido, aún sin saber cómo funcionaba Pandora.
-
Tú le has incitado a actuar.- Señaló otra casilla, anterior a esa, en la que describía algunos rasgos de la personalidad de
Kibum.
“Paciente, reflexivo, dotes de liderazgo, constante…”
-
Yo sólo cumplía tus órdenes.
“Obediente pero no sumiso, educado y entregado a su trabajo”.
-
Yo nunca te dije que le dieras tu teléfono.
Avanza unas cuantas páginas y le obliga a leer lo que su dedo nuevamente señalaba :
“El sujeto activo está empezando a desarrollar sentimientos por el sujeto pasivo, con lo que la dirección se ve obligada a actuar de
manera fulminante”.
Y algunas notas sobre el (afortunadamente) casi olvidado intento de orgía en casa de Jinki. Detalles sobre la comida, la bebida, y la
composición de aquella extraña droga que Minho les había dado.
-
¿Qué era esto? – Golpeó la palabra con su dedo sobre el papel.
Anfetaminas.
¿Para qué eran?
Es un estimulante potente.
¿Era peligroso?
Era una dosis controlada. Nunca te pondría en peligro. Ya lo sabes.
Minho me dio esa pastilla.- Intentó recordar-. Y a Jonghyun también. ¿Es que él también forma parte de esto?
Minho no sabe nada. Sólo actúa cuando se lo digo porque se preocupa por Jonghyun, como yo.
¿Cómo tú? – Sonrió de medio lado, irónicamente.
No pretendo que se convierta en un drogadicto, sino ayudarle a tomar decisiones.
Pues creo que te estás sobrepasando.
Por eso contraté a Namu. Quise probar con un método un tanto más… tradicional.
Y de la misma manera que utilizaste a Minho, me utilizaste a mi.
Eso no es así. Tú sabías todo sobre Jonghyun.
Excepto el hecho de que yo fui elegido para seducirle.
216
-
Eso no fue así exactamente.
¿Y cómo fue?
Jonghyun te gustó desde la primera vez que lo viste. Tengo que admitir que me sentí un poco celoso porque hasta entonces
tú sólo tenías ojos para mi.
No me jodas, Jinki. No se te ocurra decirme que yo te gustaba porque nunca has tenido un amante exclusivo ni siquiera
durante un fin de semana.
Jinki dejó escapar una risa aguda.
-
Ay… Kibum… qué ingenuo eres a veces.- Colocó sus brazos detrás de su cabeza-. Claro que me gustabas. Siempre has tenido
un don especial para saber lo que pienso. Y lo que quiero. Excepto cuando se trata de ti.
Justo ahora estás intentando manipularme para que no te denuncie por lo que me has hecho.
¿Crees que estás en posición de hacerlo? ¿Cuando tú has hecho lo mismo con Jonghyun?
“Empiezo a entender sus ganas de matarte”.
-
Nunca te vi de esa manera.
Lo sé.
¿Pensaste de verdad que podría tener algo con un enfermo como tú?
La sonrisa de Jinki creció con ese adjetivo. Al muy cabrón de verdad le encantaba escuchar ese tipo de cosas.
-
No.- Suspiró-. Tu enfermedad y la mía no son compatibles.
Kibum abrió los ojos, sorprendido por la seguridad de sus palabras, mientras Jinki volvía a la página 1 y le enseñaba de nuevo las
casillas relativas a su personalidad.
“Trastorno orgásmico continuado”.
-
¿Qué cojones…?
¿Cuántas veces te has corrido en tu vida? – Su cara era la imagen gráfica de la incomprensión-. Quiero decir, sin haber
fingido. Como hacías conmigo.
Sus mejillas se colorearon de una manera casi salvaje. Podía notar el calor.
No estaba preparado para ese tipo de charla.
-
Eso no es…
Con Minho también fingiste. Sólo que él se lo creyó porque es un imbécil egoísta en la cama.
“¿Para qué te habré contado nada?”
-
-
¿Estabas intentando… curarme?
Jonghyun tiene un trastorno obsesivo.- Abrió la otra carpeta, la que Kibum conocía perfectamente.
Lo sé.
Una incapacidad adquirida para enamorarse. Para tener cualquier tipo de intimidad con alguien más allá del sexo. Como
sabes, recibió tratamientos potentes para vencer su miedo pero no dieron resultado. Tiende a huir cuando la cosa se pone
muy seria, eso ya lo has notado. De hecho, si has tenido tanta paciencia con él es porque conocías este aspecto.
Así es.
Pero él no conocía el tuyo. Aunque no tardó en darse cuenta.
¿Cómo…?
¿Crees que sólo le monitoreábamos a él?
Sus manos se convirtieron en gelatina ante esa confesión. De repente su vida entera parecía haber dejado de tener sentido. Al
menos el sentido que él le había dado.
-
¿Me habéis hackeado?
Va un poco más allá. Estamos dentro de ti.
¿Qué?
Los cafés de JongIn están muy buenos, ¿verdad? - Su cerebro no era capaz de procesar tanta información, era demasiado
avasallador.- JongIn trabaja para una importante farmacéutica al margen de las leyes del gobierno. Experimentos, ya sabes.
217
Kibum se tapó la boca con las manos, asustado, pero dejó escapar sus pensamientos una vez más.
-
¿No es informático?
Es químico.
Tragó saliva.
-
¿Me habéis estado drogando?
Nop. Sólo hemos controlado tus emociones desde dentro.
¿¡Cómo!?
Son unas capsulitas diminutas que se diluyen en el líquido. Más tarde te explicaré más sobre eso, te encantará.
Kibum alejó las manos de su boca, tembloroso. Estaba verdaderamente sobrepasado.
-
-
Jinki, yo creía que éramos amigos, ¿por qué me has hecho esto? – Casi podía sentir sus lágrimas empezando a acumularse.
Oh, se avecina un drama.- Consultó su portátil y tecleó un par de frases-. No necesitábamos monitorearte para saber eso,
pero bueno…- Y empezó a llorar. De una forma bastante contenida, pero sus ojos no dejaban de derramar lágrimas
silenciosas-. No, cariño, no llores.- Se levantó de su mesa y se acercó a su silla, agachándose enfrente de él y acariciándole
el pelo-. Te quiero mucho, Kibum, de lo contrario no habría hecho todo esto. También me preocupa Jonghyun. Y el objetivo
de todo era que os ayudárais mutuamente. Pero sois tan malditamente orgullosos que no hacéis más que joderlo todo.- Se
rió, limpiándole las mejillas con sus pulgares.
¿Po… por qué me has utilizado así…?
No te he utilizado, te he ayudado.
¿Ayudar? ¿Cómo? Había conseguido que se enamorara completamente de un imbécil que le rechazaba y con el que no tenía
absolutamente ninguna posibilidad… a cambio de… oh.
Oh.
Fue aquella vez.
– Oh dios… – Suspiró, derrotado, dejándose caer sobre él, ambos inmóviles, sobre el colchón.
– Ha sido…
– Creí que iba a morirme.
Jonghyun se rió y le acarició el pelo.
– ¿Por qué siempre tienes tanta prisa?
– No tengo prisa.
– Pareces muy desesperado.
“¿Soy tan evidente?”
– Me gusta rápido y fuerte.
– ¿Siempre?
– Siempre.- Mintió. ¿Cómo iba a decirle que con él era incapaz de contenerse?
Su primera vez.
218
Minho no estaba habituado a esa clase de situaciones. ¿Cagarla y disculparse? ¿Aguantar un sermón y prometer cualquier estupidez
sólo por asegurarse un polvo? No, definitivamente ese no era el estilo de Choi Minho. Además, ni siquiera iba a conseguir un polvo,
con lo cual no era necesario todo ese sacrificio.
Pero estaba jodido. Más de lo que nunca creyó que lo estaría por nadie. Quizá se había acostumbrado demasiado a los besos de
Taemin, y a su forma coqueta de mover el trasero para provocarle erecciones en el momento menos indicado. Era terriblemente
cruel cuando se lo proponía. Pero eso era precisamente lo que más le gustaba de él : que no era un pobrecito chico virgen puro e
inocente, sino un desgraciado con las hormonas revolucionadas y ansioso por una buena sesión de sexo desenfrenado.
-
Podría haberle convencido.- Se pegó un puñetazo en la sien, despegando una de sus manos del volante-. Pero no, tuve que
follarme a aquel idiota…
Nunca antes había experimentado el sentimiento de culpa. Mucho menos por acostarse con nadie, ya que siempre había defendido
que su cuerpo era solamente suyo y podía hacer con él lo que le apeteciera. Pero cuando lo que más le apetecía era quitarle a
Taemin aquel corsé tan provocador, se dio cuenta de que había cometido un error que no tenía fácil arreglo.
No había hablado con él desde entonces, ni habían tenido ningún tipo de contacto telefónico, ni siquiera un mensajito de buenos
días (y conociendo a Taemin y su obsesión por las fotos de perritos con mensajes cursis aquello le debía de estar costando una
barbaridad). Echaba de menos que le preguntara si había comido bien o si Jonghyun había vuelto a escaquearse del trabajo.
Pero no hubo mensajes. Peor que eso : no hubo rastro de Taemin en una semana (exceptuando la visita de su padre, que en esos
momentos estaba empezando a valorar positivamente, de tanta necesidad que tenía de sentirse al lado de un Lee).
Se estaba enfermando y podía notarlo. Y no era sólo por la frustración.
Condujo hasta la casa de Taemin sin saber muy bien con qué finalidad. ¿Iba a pedirle perdón? Probablemente Taemin le echaría a
escobazos y le gritaría cuatro verdades que a esas horas de la mañana no quería escuchar. Iba a llegar tarde al partido de tenis con
su padre porque no podía pensar en nada más que en aquellos ojitos que le habían mirado tan desilusionados cuando todo estalló.
-
¿Lo dices en serio? – Se mantuvo sentado sobre su regazo durante unos segundos.
Lo siento, no era mi intención. Ni siquiera sabía lo que hacía.
Y una mierda.
Se levantó y se abrochó torpemente el corsé, veía cómo sus manos apenas alcanzaban los corchetes.
-
Ya sé que en estos momentos no puedes entenderlo, pero no fue un acto de conciencia, sino de inercia.
Esa es la peor excusa que he oído nunca.
No es una excusa, es la verdad.
Vete, Minho.
¿Qué? – Sólo podía pensar en lo duro que estaba allá abajo-. ¿Vamos a dejarlo así? – Señaló sus pantalones, desesperado,
mientras Taemin suspiraba.
Apuesto a que encuentras una forma de arreglarlo.
Le ayudó a levantarse de la silla y le acompañó a la puerta.
-
Minnie…
Necesitamos pensar en esto un poco.
¿Qué?
Nos precipitamos pensando que podríamos hacerlo, pero quizá fue un error.
No, no es así…
Vamos a darnos un tiempo, ¿sí?
No, mierda, no…
219
-
Te llamaré cuando no tenga ganas de castrarte.
Lo recordaba muy nítidamente para haber estado tan borracho. Y también recordó lo mucho que le sorprendió que Taemin no
llorara ni gritara, ni le maldijera, sino que se comportara con tanta normalidad, como si en realidad acabara de ocurrir algo que
llevaba esperando bastante tiempo. Y eso sí que le hizo sentir mal.
-
¡Mierda! – Escuchó el grito proveniente del baño mientras él entraba, sorprendido de encontrar la puerta entreabierta.
¡Está abierto! – Gritó Minho desde el recibidor, para hacerse notar.
¡Minho, atrápala! ¡No dejes que se escape!
¿Qué?
Cayó en la cuenta de lo que hablaba cuando escuchó unos rápidos pasitos e inmediatamente apareció un cachorrito blanco
pequeñito que corría torpemente pero con decisión hasta la puerta.
-
¡Cuidado, se escapará!
Minho se agachó lentamente y la tomó entre las manos. Apenas ocupaba su palma, era realmente pequeña.
-
¿A dónde vas con tanta prisa, eh? – La acercó a su nariz para rozarle el pelo, y la perrita le lamió la cara-. Eres muy cariñosa.
Menos mal.- Taemin apareció en el recibidor, lleno de espuma, intentando limpiarse la cara para poder ver algo-. Pensaba
que había huido.
¿Por qué dejas la puerta abierta si se puede escapar?
Llegué un tanto apurado porque la muy maldita…- se la arrebató de las manos, haciéndolo sentir un poco vacío-… se
revolcó en el barro.
Qué cochina.- Rió Minho.
Cierra la puerta, por favor.
El hecho de que no le hubiera echado ya, era bueno, o sea que le obedeció y le siguió al baño, donde el cachorro fue de nuevo
colocado en el interior de la bañera. Minho alcanzó una toalla seca para limpiar los restos de jabón del pelo de Taemin.
-
No sabía que tuvieras una perrita.
Es de mi hyung. Se fue de vacaciones y me la dejó al cargo.
Es muy traviesa.
Una pesadilla.
La cachorrita se quejó lastimosamente cuando el agua la roció, y Taemin le susurró algunas palabras de consuelo.
-
-
No le gusta el agua. ¿Cómo se llama?
Eva.
Qué nombre más raro para un perro.- Taemin se encogió de hombros, sin alterar su plan de bañar al animal, de modo que
Minho se arrodilló detrás de él, frente a la bañera, y le rodeó la cintura con sus brazos, apoyando su mejilla en su hombro-.
Te echo de menos.
¿Ah sí?
En una escala del 1 al 10… ¿cuánto me odias?
Mmmmm…. Puede que un 5.
Oh, no está mal.
Pero hubo días en los que te odié un 50.
Besó su hombro desnudo, ya que la camiseta holgada le resbalaba por todos los lados.
-
Yo también me odié bastante. No quería verte porque creía que no te merecía. Fui un imbécil.
Sólo hiciste lo que querías. No puedo culparte por eso.
Te lo prometí. Y fallé.
Esas cosas pasan.
¿Por qué se estaba haciendo el comprensivo? ¿O era que realmente comprendía que aquello “había tenido que pasar”?
-
Nunca fue mi intención. De verdad que iba en serio. VOY en serio.
Lo siento, Minho, pero yo no puedo estar con alguien en quien no confío, y a la vista está que no puedo confiar en ti. Ni
siquiera sé por qué me sorprendo, cuando todo el mundo me lo advirtió.
¿Qué?
220
Levantó su rostro y le miró.
-
-
Dijeron que lo harías, que no ibas a poder contenerte. Que formaba parte de tu naturaleza de… Casanova.
No puedes creer lo que digan de mi siempre.
Todos parecen conocerte mejor que yo.
Ellos no me conocen estando contigo.- Le agarró la cara con las manos-. Taemin, sé que la he cagado mucho, y llevo una
semana abofeteándome por eso. Nunca creí que me arrepentiría por follarme a nadie, esto es nuevo para mi, y sé que no
volveré a hacerlo porque el sentimiento una auténtica mierda. No quiero volver a sentirlo.
No quiero volver a perdonarte.
Minho pestañeó, confuso. ¿Significaba eso que le estaba perdonando?
-
Si alguna vez vuelvo a hacerte daño, te doy permiso para pegarme. O para mandarme de nuevo a Kibum.
¿A Kibum?
Da igual.- Supuso que no sabía nada de la visita que su padre le había hecho al trabajo-. Voy a ser el mejor aspirante a
novio de la historia.- Le abrazó fuerte, haciendo que la cachorrita se escurriera de las manos de Taemin.
¡Cuidado!
La rescató a duras penas y empezó a secarla despacio.
-
Se te da bien esto.
Bastante.- Sonrió, orgulloso.
¿Quieres escuchar algo gracioso?
Dime.
Creo que me estoy enamorando de ti.
Mierda.
El shock fue tan tremendo que la toalla cayó de sus manos y Eva salió corriendo tan despavorida que ambos tuvieron que
perseguirla durante media mañana por todo el piso.
Pero eso no le importó a nadie porque Minho quería a Taemin. Y a lo mejor los milagros existen y nadie conocía tan bien a Minho
como creían.
221
Kibum se tomó el resto del día libre (regalo de Jinki) para asumir toda la información que acababa de recibir. Se sintió estúpido por
haber actuado sin ni siquiera un ápice de duda en todo lo referente a Jonghyun. Nunca se planteó si estaba bien o mal hackearle, no
pensó en cómo se sentiría si alguna vez descubría la verdad (cosa que en realidad no veía probable) y mucho menos se había
imaginado a sí mismo sufriendo una situación similar. De modo que la empatía llegó por la fuerza.
Releyó uno a uno sus mensajes. Las respuestas. Los coqueteos. Las discusiones. Y se entretuvo mirando las fotos, unas tiernas, otras
absurdas, alguna casi pornográfica y un par de ellas absolutamente reveladoras. Jonghyun había estado intentando desprenderse de
su coraza, mostrando cada vez un poquito más de sí mismo. Sus mensajes le delataban. La cantidad había ido aumentando
progresivamente y el contenido también había cambiado de forma bastante evidente. En sus últimas conversaciones se le notaba
más desesperado, más ansioso, e incluso emocionado ante la proximidad de un nuevo encuentro. Ya no era el chico arisco que
odiaba al mundo y a las personas molestas que le hablaban por chat. Incluso vio que había participado (muy escuetamente) en
algún debate del foro de Pandora. ¿En qué momento había escrito eso, si él no lo había leído?
¿Cómo saber si es amor?
Ejaculator : Cuando te lo quieres follar a todas horas.
Bomba_Sexual : ¡Venga ya!
Bombero69 : Eso no es amor, es un polvo.
Ejaculator : Nadie habla de amor, aquí.
Bomba_Sexual : ¡Mira el hilo de este post, idiota!
“Este tío es muy gilipollas. Menos mal que al menos la tiene grande”.
Recordó uno de sus encuentros virtuales, uno en el que sólo miró como Ejaculator hacía honor a su nombre a través de la webcam.
A él no le iban esos rollos exhibicionistas.
Volvió a la conversación que se había generado con las respuestas y se sorprendió al leer a Online ahí. Con su nick inconfundible.
Online : No es eso.
Ejaculator : ¿Y qué es? ¿Es que eres un doctor en el tema? ¿Y QUÉ MIERDA DE NICK ES ESE?
Quiso expulsarle del foro por haberle hablado así de mal a Jonghyun, pero como era el que más participaba, se arriesgaba a que
Pandora se volviera rutinaria y aburrida.
Bomba_Sexual : Deja que se explique, igual lo sabe de primera mano.
Bombero69 : ¿Eres nuevo?
Me_mide_25_cms : Hola.
Ejaculator : El que faltaba…
Sexo_Salvaje : ¿Quién es el nuevo?
Ejaculator : YO soy el nuevo.
Sexo_Salvaje : Vete a dormir, Daesung.
Ejaculator : ¿SE PUEDE SABER POR QUÉ DICES MI NOMBRE?
Me_mide_25_cms : ¿Alguien sabe quién es el nuevo?
Tras rebuscar entre cientos de mensajes randoms, encontró una nueva respuesta de Online, media hora después.
Online : Cuando por muchos amantes que tengas, sólo quieres follarte a ese.
Ejaculator : Eso sólo significa que su culo te gusta más que el de los otros.
Me_mide_25_cms : ¿Queréis ver una foto de mi culo?
Sexo_Salvaje : ¡NO!
Ejaculator : ¡NO!
222
Bombero69 : Tal vez más tarde.
Ejaculator : …
Online : No es sólo su culo.
Me_mide_25_cms : ¿Tiene una buena polla?
Online : ¡Joder, no es eso!
Online : ¡No es sexo!
Online : NO SE TRATA DE SEXO.
Ejaculator : Eh. No grites.
Online : ¡lmal ejhdgagt skl PUTYAMAM ANB ¡
Bombero69 : Le ha dado un ictus o algo.
Sexo_Salvaje : Igual se la está cascando encima del teclado.
Ejaculator : JAJAJAJAJAJAJA
Me_mide_25_cms : Online, tío, pon la cam.
Online dejó la sala de chat.
Ejaculator : ¿???
Bombero69 : Ya le habéis espantado.
Me_mide_25_cm : Seguro que estaba bueno.
Kibum rastreó más pruebas de actividad del usuario “Online” en los foros y encontró una respuesta al final de ese hilo, allá por la
página 77.
“Cuánto rajan estos cabrones”.
Online escribió :
Es amor cuando por mucho que te fuerzas a no pensar en esa persona, lo haces. Cuando no puedes estar con nadie más porque
crees que van a ensuciar el precioso recuerdo que esa persona te dejó. Cuando tus sentimientos están tan descontrolados que
tienes que alejarte de él o te acabarás volviendo loco. Porque aunque no te conviene, no quieres otra cosa.
Bombero69 escribió :
Joder, qué profundo.
Amapola escribió :
Qué envidia sentir algo como eso por alguien… ¡Suerte!
Me_mide_25_cms escribió :
¿Tienes cam?
¿Jonghyun era capaz de sentir ese tipo de cosas? Daría lo que fuera por haber averiguado un poco más. Aunque si investigar en la
capacidad de amar de Jonghyun significaba toparse de nuevo con Minki, no quería seguir indagando.
¿Por qué no podía quererle a él al menos una décima parte de lo que había querido a aquel muchachito irreverente?
“Quizá tengo alguna tara que aún no me he encontrado”.
Pero nunca había estado envuelto en algo como aquello. Había tenido novios, ligues, amantes, amigos con derecho a roce… un poco
de todo. Si esas relaciones no habían cuajado fue porque eran demasiado críos todavía. Le trataron bien y trató bien. Recibió
regalos, dio regalos, conoció a los padres de alguno, fue a una fiesta de la empresa con otro… No había señales de que algo
estuviera mal en él.
“¿Entonces por qué no me quiere?”
“Ah, ya, porque le mentí”.
Mentir, ocultar, engañar… espiar… Esa delgada línea roja tan hija de puta que lo complicaba todo tanto.
“Yo sólo quería que se fijara en mi”. Se miró en el espejo, intentando acomodar unos mechones rebeldes. “Y córtate el pelo de una
vez”.
Mientras dispensaba un poco de acondicionador sobre la palma de su mano pensaba en lo mucho que había tenido… y perdido. Lo
deslizó por las puntas, con tranquilidad, deleitándose con el perfume de caramelos de nata.
223
“Echo de menos su olor”.
Se lavó las manos y miró por la ventana. El día era bastante soleado, y se aplicó un poco de protector solar antes de salir a la calle.
-
Pimiento, aguacate y ajos.
Intentaba que no se le olvidara y lo repetía constantemente. Cuando ya llevaba más de media hora caminando se dio cuenta de que
su camino al supermercado se había desviado LIGERAMENTE.
“Soy realmente estúpido”.
O muy masoquista. Porque había que serlo para volver a ese lugar del que había sido despedido. Pero ahí estaba, sin las verduras,
con los pies adoloridos por el paseo improvisado y las mejillas enrojecidas por el sol.
“Aún encima me quemaré”.
Eran las siete de la tarde y no parecía la peor hora para hacer una visita. Aunque no hubiera sido invitado. Se peinó mirándose en el
espejo del portal, maldiciéndose una vez más por no haber pasado por la peluquería, y subió hasta su piso.
Llamó a la puerta, que fue abierta antes de que pudiera pensar en una excusa para su aparición repentina.
-
¿Kibum?
Hola.- Sonrió exageradamente, levantando la mano.
¿Qué haces aquí?
Aguacate.
¿Qué?
“Puta mierda”.
-
Necesito aguacate. Quiero hacer guacamole y no tengo aguacate. ¿Tú tienes?
Jonghyun le miró con una expresión confusa :
-
No, no tengo. Pero, ¿has caminado hasta aquí por eso?
Estaba dando un paseo y…
Mira, este no es un buen momento, ¿sabes?
Oh…
Escuchó el ruido de un objeto de cristal al posarse sobre su mesa de mármol.
OH.
-
Exacto.
No hizo falta decir nada porque su cara reflejó la sorpresa a la perfección.
-
Perdona, no sabía que estabas con alguien.
Es lo que pasa cuando te presentas sin avisar.
Casi le dolió la bofetada mental que se acababa de dar a sí mismo por gilipollas.
-
Tienes razón, lo siento. No sé por qué lo he hecho.
Hola.- La puerta se abrió totalmente, dejando ver tras ella a un chico alto y rubio, con la mitad del pelo rapada y una
camiseta sin mangas que dejaba ver unos cuantos tatuajes acariciando sus trabajados músculos. Pasó el brazo sobre los
hombros de Jonghyun y le sonrió-. ¿Y tú quién eres?
224
Kibum entró en el apartamento con reservas, porque las impresionantes dimensiones de aquel chico le intimidaban bastante. Pero
había sido tan encantador y amable (mucho más que el dueño de la casa) que no había podido resistirse a su invitación.
-
Además, yo ya me iba.- Recogió su chaqueta del respaldo del sofá y se despidió de los dos con una reverencia-. Gracias por
todo, hyung.
¿Te vas? – Jonghyun parecía un tanto aterrado por quedarse a solas con Kibum y eso no le pasó desapercibido.
Bueno, tendréis cosas de que hablar…
¡Una cerveza más! – Prácticamente le rogó y el chico simplemente suspiró y volvió a sentarse, haciendo que Kibum se
desplazara un poco para dejarle sitio.
Es imposible decirle que no a nada.
Ya…
No tenía ni la menor idea de por qué seguía allí si Jonghyun estaba con ese chico, fuera quien fuera, y a la vista estaba que se
divertían bastante ellos dos solos.
-
Kang Dong Ho.
¿Cómo dices?
Es mi nombre.
Ah…
A pesar de que hace años que nos conocemos, es la primera vez que estoy aquí. He venido a hablar con hyung de hombre a
hombre.
¿”Hyung”?
-
Dong Ho es el novio de Minki.
“Esa rata”.
-
Supongo que ya le conoces.
“Rata no, zorra”.
-
Más o menos.
Es hermoso, ¿verdad?
“Con sólo mirarle un par de segundos, te das cuenta de que es un foco de problemas”.
-
Es bastante… convincente.
Lo sé.
Jonghyun colocó los botellines de cerveza sobre la mesita de centro y se sentó en el sillón individual. Todo era tan incómodo…
-
Minki me dejó por él.- Bebió un trago de su botella y cruzó las piernas-. Y hasta hoy pensaba que sólo era un musculitos sin
cerebro pero con la polla lo suficientemente grande como para que Minki perdiera el culo por él.
Dong Ho se rió mientras Kibum trataba de actuar una cara relajada (sin éxito).
-
Por suerte, he conseguido que entienda que las cosas no fueron como él pensaba.
¿Y… cómo fueron? – “Mierda, si en el fondo no lo quiero saber”.
Me enamoré de Minki la primera vez que le vi en el gimnasio.
Yo ni sabía que iba al gimnasio.- Sonrió Jonghyun-. Me mentía hasta en eso.
225
-
Fue casualidad que me tocara ser su entrenador personal, y aunque él ya estaba comprometido con hyung, me dijo que
estaba soltero.
“Qué hijo de puta”.
-
-
No soy tan imbécil como para creer que alguien así no tenía pareja, pero me esforcé para que me eligiera sobre él. No
pensé que vivieran juntos ni que las cosas fueran tan serias…- Se calló durante un momento, mientras Jonghyun bebía un
trago largo de cerveza y Kibum les miraba alternadamente para que alguien continuara con la explicación-. Cuando lo
averigüé ya estaba muy jodido. No había marcha atrás.
Y Minki simplemente se fue con él.- Jonghyun dejó su botella vacía sobre la mesa-. Y me hizo el favor de mi vida.
Y me jodió la mía.
Se rieron, cómplices, aunque Kibum no entendía la gracia del asunto.
-
Y ahora él está aquí porque cree que Minki le está engañando.
“Menuda sorpresa”.
-
Con su profesor de yoga.- Explicó él, apenado-. Siempre se escriben mensajes y a veces salen a tomar café…
“Café. Claro. Me imagino totalmente a Minki bebiendo café con ese tipo”.
“O sea, NO”.
-
-
A lo mejor sólo es alguien con quien ha conectado mucho.- Susurró, provocando que le miraran inquisidoramente-. Minki
es una persona sociable, le gusta relacionarse con gente, quizá se divierte con él.
Tal vez…- Dong Ho tenía la mirada fija en la mesita. Jonghyun sonreía, probablemente porque anticipaba cómo terminaría
todo.
Minki es una zorra sin remedio.- Descruzó las piernas y se puso en pie. Caminó hasta Dong Ho y puso las manos en sus
hombros, masajeándole con ánimo-. Le pierden las pollas, es una realidad. Puedes aceptarlo y tratar de vivir con eso, o
puedes largarte.
No pienso dejarle, hyung.
Entonces vas a tener que tragar mucha mierda.- Se rió, empujándole un poco hacia adelante-. Y te acordarás de lo viable
que era la otra alternativa cuando estés durmiendo solo una noche tras otra, preguntándote en dónde cojones se ha
metido ese chupapollas, y si volverá para desayunar juntos o para la cena de aniversario de tus padres.
“Así que todo eso fue lo que te hizo a ti”.
-
Sé que no puedo cambiarle, y no trato de hacerlo porque él me gusta tal y como es… Pero me duele imaginarle en brazos
de otro…
No deberías permitir que te engañe.- Dijo Kibum, simple. Jonghyun le recriminó con la mirada, como si no le hubiera dado
permiso para intervenir.
Es cosa suya, no nuestra.
¿Es que quieres que sufra como tú lo hiciste?
Pues mira, el karma habría obrado por sí mismo, de ser así.
Eres un egoísta, Jjong.
Él me jodió, es lo justo.
Perdonad…- Dong Ho intervino, impidiendo una discusión inminente-. Entiendo tu postura, hyung, yo también te odiaría si
Minki me hubiera dejado por ti… Pero habría hecho todo lo posible por rehacer mi vida.
No hables sin saber.
Jonghyun se puso serio y se fue a la cocina a buscar sus cigarrillos.
-
Jjong estuvo en terapia, y medicándose, para superar la depresión.- Explicó Kibum, bajito, para que no lo escuchara.
¿Cómo lo sabes?
Conozco a sus amigos. Él estuvo mal por Minki.- Le miró fijamente-. Ten cuidado con ese chico. Te hará daño.
No le des consejos que no quiere escuchar.- Jonghyun soltó una bocanada de humo cuando entró de nuevo al salón-. Él no
va a dejarle, va a aguantar lo que sea porque está agilipollado perdido.
Yo sólo quiero que él tenga suficiente conmigo.- Murmuró Dong Ho, jugando con sus dedos.
Pues cuanto antes te quites esa idea de la cabeza, más feliz serás. Porque no va a pasar.
La gente cambia.- Opinó Kibum, como la parte optimista de la conversación.
226
“Aunque dudo mucho que Minki sea de esos que cambian. Y mucho menos por un tío”.
-
Minki siempre ha sido un manipulador de primera.- Jonghyun le daba caladas largas a su cigarrillo mientras hablaba,
parecía que intentaba relajarse-. Puede llegar a hacerte sentir culpable por desconfiar de él, aún cuando te ha engañado.Dong Ho abrió los ojos impresionado. Estaba claro que aquello le resultaba familiar-. Mírate, ya has caído.
Se puso en pie y cogió de nuevo su chaqueta.
-
Creo que es mejor que me vaya.
¿Tan pronto?
Tengo muchas cosas que hacer. Gracias por tus consejos, hyung, me han servido mucho.
Apuesto a que sí.
Encantando de conocerte, Kibum.
Igualmente.
Y hyung…- miró a Jonghyun desde la puerta-… no la jodas con él sólo por cobardía, él te quiere.
Cerró la puerta y ambos se miraron, impactados.
-
¿Se puede saber de dónde ha sacado eso? – Kibum señaló la puerta.
Minki es un puto bocazas y se inventa historias. Tiene mucho tiempo libre.- Encendió un nuevo cigarrillo y subió sus pies
desnudos al sillón-. ¿Y tú para qué has venido? Aparte de a por aguacate.
“A cavar mi propia tumba, supongo”.
-
Supongo que Dong Ho tiene razón.
“Y te quiero”.
227
-
¿A qué te refieres? – Jonghyun seguía fumando tranquilamente, como si mientras tanto el estómago de Kibum no estuviera
a punto de salirse por su boca.
No sé. Dijo muchas cosas.
Habla demasiado.
También lo noté.
Supongo que por fin ha probado un poco del “veneno Minki”.- Se recostó en el respaldo del sofá, mirando al techo.
Deberías tener algo de empatía con ese chico. Parece muy jodido.
Yo también lo estuve. Y gracias a él.
Te equivocas. Fue culpa de Minki.
Lo que sea.
Apagó el cigarro en el cenicero y volvió a su posición.
-
Eso que hiciste en mi buzón fue una gilipollez.
Jonghyun le miró, como si acabara de ser pillado in fraganti en algo que en teoría parecía un plan con riesgo 0.
-
No sé de qué me hablas.- “¿Sigues con eso?”
Deja de fingir, sé que fuiste tú.
Rebuscó en su bolsillo el collar y se lo lanzó, siendo capturado en el aire por Jonghyun, aún un poco alucinado.
-
Anda, ¿y esto?
Cogió el collar por la cinta negra y lo analizó escrupulosamente.
-
Destrozaste el portal del edificio. Si se hubieran enterado los vecinos, me habrían echado.- Jonghyun agachó la cabeza, algo
avergonzado-. Y aún no logro entender por qué lo hiciste.
Tú y ese tipo.
¿Eh?
El amigo de Minho. No sé por qué te lo llevaste a casa, ni lo que hiciste con él, ni tampoco lo quiero saber.- Subió el tono al
decir eso último-. Pero me puso de muy mal humor.
O sea, deja que lo entienda : ¿tú te pones celoso sin motivo y me destrozas mi buzón?
No era sin motivo, ¡te lo follaste!
“O sea que acabas de admitir que estabas celoso”.
-
De verdad que no te entiendo.
Esto deberías tenerlo todo el tiempo.- Balanceó el collar en sus manos, haciendo sonar el cascabel, hipnotizándose en él-.
No puede estar en otro sitio que no sea en tu precioso cuello.
“Ha dicho precioso…”
-
¿A qué estás jugando conmigo, Jjong?
¿Mmm?
No quieres que estemos juntos, pero tampoco puedo estar con nadie. ¿No es muy egoísta por tu parte?
Detuvo el balanceo del collar y le observó fijamente.
-
No puedo tener una relación. Soy incapaz.
Ya me he dado cuenta.
No puedo ser fiel. O mejor dicho : no quiero serlo porque sé que será algo unidireccional.
228
-
Yo no soy como Minki.
Ya lo sé. Pero yo sigo siendo ese Jonghyun. El Jonghyun que quiso a Minki y rompía espejos a puñetazos porque no
soportaba el dolor de no tenerle.
Kibum tragó saliva cuando esas imágenes aparecieron súbitamente en su mente.
-
-
Lo siento mucho.- Se acercó a él, deslizándose por el sofá. Cogió el collar entre sus manos y abrió el cierre-. Ojalá pudiera
borrar lo que pasó. Lo de Minki. Mis mentiras. Ojalá me hubiera acercado a ti en esa fiesta, y te hubiera invitado a una
copa. Quizá habríamos ido a mi casa después. Y te habría obligado a quedarte a desayunar.- Sonrió, poniendo en palabras
las escenas que decenas de veces se habían repetido en su imaginación-. Y después de eso no te habrías querido marchar.
Te habrías quedado para siempre.
Ese es un final muy optimista, ¿no crees?
Kibum asintió, sonriente.
“Es que quería que todo fuera como en un cuento de hadas”.
-
Supongo que no soy suficiente para ti, tampoco.- Recordó las palabras de Dong Ho hacía escasos minutos.
No se trata de eso.
Ya.
“¿Entonces de qué?”
-
Trae.- Le quitó el collar de las manos y se sentó detrás de él para abrocharlo-. Un momento.- Le dio un pequeño beso en la
nuca.- Ahora ya está.
“¿Por qué lo haces?”
Kibum giró levemente la cabeza, provocando que sus mejillas se rozaran. Su piel se erizó casi instantáneamente. Porque por mucho
que se lo negara a si mismo, Jonghyun seguía teniendo ese imán insoslayable.
-
Si nos acostamos, esto sólo puede ir a peor.
“Cállate, él no ha dicho que quiera acostarse contigo”.
-
O no…
Los dedos de Jonghyun pasearon por su clavícula, introduciéndose por debajo de la camiseta vieja de Kibum.
“¿Por qué coño me he puesto esta mierda de ropa?”
Precisamente porque era vieja, la fina tela cedía con pasmosa facilidad a las manos de Jonghyun, que la removía a su antojo. Sus
labios fueron paseando por su cuello hasta llegar a su hombro, en donde la cosa se complicó bastante con la ropa puesta. No fue
complicado deshacerse de la estúpida camiseta porque Kibum seguía completamente en shock.
-
Deberíamos detener esto ahora.
Jonghyun pareció algo sorprendido por sus palabras, y durante un momento se detuvo, pero continuó a los pocos segundos.
-
No me parece muy buena idea eso.
Deslizó sus manos hasta el cierre de su pantalón y empezó a bajarlo.
“A la mierda todo”.
Kibum levantó sus brazos y le rodeó el cuello, sintiendo el pecho de Jonghyun moverse al ritmo de una respiración agitada, casi
necesitada. Sólo tuvo que mover levemente su cabeza a la derecha para encontrarse con sus labios. Se besaron con urgencia,
mientras las manos intentaban llegar más allá de lo que la postura les permitía.
-
Ven.
229
Era lo único que Jonghyun necesitaba decir para que Kibum le siguiera hasta su habitación. Se deshizo de su propia ropa mientras él
sólo era capaz de analizar vagamente la situación.
“No lo hagas, no lo hagas”.
Pero cuando Jonghyun le tumbó sobre la cama y le desnudó, se dio cuenta de que su autocontrol era más lamentable que esos
bóxers de Mickey Mouse de los que Jonghyun acababa de reírse.
-
Fueron un regalo.
Apuesto a que sí.
Los lanzó tan lejos como pudo (de hecho Kibum tuvo que hacer un esfuerzo mental enorme para intentar recordar la zona por
donde habían caído, no quería volver a casa en plan Comando).
Y lo siguiente ya fue como un huracán. Totalmente devastador. Los besos intensos, las caricias, los dedos de Jonghyun entrando sin
permiso y sin cuidado (como casi siempre), arrancándole gemidos exagerados y provocando que sus piernas se abrieran todavía más
por acto reflejo. Apenas era capaz de ver, con los ojos entrecerrados, el musculoso brazo de Jonghyun empujando en su interior de
manera casi dramática. El ruido del envoltorio rompiéndose, la sensación fría del lubricante sobre su entrada, y a continuación la
gloria. La carne dura y gruesa irrumpiendo en su interior sin dilación, llenándolo todo y creando una nueva necesidad en él. “Justo
cuando menos lo necesitaba” : la necesidad de tenerle siempre así. Dentro. Fuera. De cualquier manera. Pero así. De la manera en la
que Jonghyun le miraba con los ojos muy abiertos mientras le embestía, como si quisiera transmitirle con la mente algo que no
podía decirle con palabras.
“Te quiero”.
Su cara abandonada al placer parecía decir eso. Le miraba tan profundo, que casi le dolía. Pero no salió de sus labios nada más que
un agudo gemido justo en el momento en el que Kibum empezó a sentir el cosquilleo.
-
Sigue...
A pesar de haberse corrido, continuó moviéndose con el mismo ritmo enfermo e incansable, hasta que los ojos de Kibum se
cerraron y dejó caer la cabeza en la almohada, casi inconsciente, por lo que acababa de experimentar.
Su grito fue escandaloso. Como siempre. Como a Jonghyun le gustaba.
-
Me encanta que chilles así.- Le besó la frente y se tumbó a su lado, alcanzando una cajetilla de cigarrillos que tenía en la
mesita de noche.
El olor del tabaco hizo que Kibum despertara de golpe de su letargo. Abrió los ojos, exhausto, y le miró mientras Jonghyun se
colocaba a su lado, pasando una mano sobre su cintura.
-
No vamos a volver a vernos.
“¿Es una pregunta?”
-
¿Cómo dices?
Que no quiero que volvamos a vernos, Jjong.
Se sentó en la cama, apartando la mano que le acariciaba hacía escasos segundos.
-
¿Y eso por qué?
Porque estoy enamorado de ti, ya te lo dije. Y si seguimos así, me harás daño. YO me haré daño. Y no quiero.
Jonghyun apagó el cigarro en el cenicero y le acarició el pecho con un dedo.
-
Bonito… ya sé que soy nefasto en las relaciones, pero eso no quiere decir que no me gustes.
Ya sé que te gusto. O al menos, que te gusta follarme.- Sonrió, melancólico-. Pero no es suficiente. Al menos no para mi.
Se levantó de la cama y fue a buscar sus bóxers de Mickey Mouse.
-
¿Vas a irte en serio? Pensaba prepararte el desayuno mañana.
230
Se giró para mirarle, aguantando las lágrimas pero seguro de su decisión.
“Después de todo, ya no me puede doler más”.
Pero se equivocó. Porque cuando salió de su apartamento, pudo notar eso que dicen que se nota cuando tu corazón se rompe y casi
puedes escuchar cómo los trocitos caen repartidos por todo tu organismo. Su garganta se secó, mientras sus palpitaciones se
multiplicaban e intentaba, con las manos temblorosas, teclear el número de un taxi para que viniera a buscarle. Aunque finalmente
decidió que caminar hasta su casa sería la mejor opción. Tendría tiempo a dejar atrás todo lo que él mismo había construido como
algo ideal y que se había convertido, gracias a él, en su peor pesadilla.
“Ojalá pudiera quererte de otra forma. Pero te quiero de esta”.
231
A Kibum le sorprendió bastante la llamada de Taemin. No porque no se mantuvieran en contacto telefónico diariamente (se
mantenían informados mutuamente sobre lo que comían, lo que se habían puesto ese día, o cómo había ido el trabajo) sino porque
había insistido más de lo normal en ir a su casa. No es que le molestara su visita, al contrario, le encantaba tenerle cerca, pero no
dejaba de resultarle extraño que se mostrara tan ansioso.
-
-
¿Ocurre algo?
Nada, ¿por? – Le puso en las manos un envase de helado de fresa y se puso a rebuscar entre los cajones de la cocina un par
de cucharas.
¿Tenemos drama? – Preguntó, mirando el bote, todavía cerrado. Conocía a su amigo lo suficientemente bien como para
saber que el helado era la medicina habitual (prescrita por él mismo) en caso de dolor de corazón extremo-. ¿Problemas
con Minho? Te advertí que te alejaras de él. No sé ni por qué le has dado otra oportunidad, ya la ha cagado mucho contigo.
No es eso, hyung.- Le quitó el bote de las manos y se sentó en el sofá, descalzándose, para subir los pies también-. Todo va
bien.
Pues tu cara no refleja eso en absoluto. Ni tampoco el helado.
Este fin de semana voy a acostarme con Minho.- La cuchara de Kibum se cayó al suelo y su boca se abrió inútilmente-. Y
necesito que me expliques lo que tengo que hacer.
Tras una sesión muy intensa de consultorio sexual, en el que intentó memorizar todos los detalles importantes, el paso por una sex
shop en busca de algunos accesorios necesarios, y consejos de higiene íntima para nada agradables de seguir, se podía decir que
estaba preparado. Habían sido 3 días intensos de aprendizaje pero habían servido para que al menos no le dieran ganas de meterse
debajo de la cama cuando Minho llamó a la puerta de su casa, con un ramo de flores enorme y una sonrisa tan seductora que supo
desde ese momento que no llegarían al postre.
-
¿No está Eva?
¿Eh?
La perrita.
Oh… - Vale, sí estaba algo nervioso-. No, mi hyung ya volvió y se la llevó.
Vaya… le había traído un regalo.- Le enseñó un paquetito de galletas para perros con forma de hueso, que a Taemin le
enterneció.
Qué detalle, Minho.
Me pareció tan linda…
La próxima vez que la vea, se las daré. Le diré que son de tu parte.
Me gustaría dárselas en persona.
Ya veremos.
Desde luego, no estaba en sus planes volver a cuidar de Eva tan pronto, después del desastre que había hecho con sus tenis nuevos
y las patas de la mesa del comedor. Era un perro roedor insoportable.
Y mucho menos iba a llevar a Minho a casa de su hermano. No, eso desde luego estaba todavía menos en sus planes.
-
¿Todo va bien? Pareces algo irascible.
Era un libro abierto. Eso no lo podía negar.
-
Hoy no me salía un paso de baile y me frustré.- Mintió-. Lo siento, tú no tienes la culpa.
Oh… entiendo.- Ayudó a colocar las flores en un jarrón y le abrazó por la cintura-. Apuesto a que mañana te saldrá todavía
mejor que al profesor.
¿Por qué estaba siendo tan odiosamente encantador? ¿Por qué justo ahora?
-
Cociné.
232
-
¿Ah sí?
Nada espectacular. Sé que te gusta la carne y que no comes hidratos de carbono por las noches, así que preparé pollo con
verduras. En realidad no es nada del otro mundo.
Si lo cocinaste tú, apuesto a que está delicioso.
Le siguió a la cocina y miró atontado cómo servía los platos, con una calma exagerada y poniendo especial atención en que todo
estuviera en su lugar, sin que los ingredientes se mezclaran.
-
Espero que te guste.
Tiene muy buena pinta.- Era casi una obra de arte de colores y texturas. Y él realmente tenía hambre, de modo que lo
probó con ganas y se recreó en el primer bocado-. Eres increíble, Taemin.
¿Vino?
Asintió, sonriente, y llenó las copas. El plato de Minho se vació en un abrir y cerrar de ojos, mientras el de Taemin continuaba
prácticamente intacto, a pesar de que había servido menos de la mitad de cantidad que a él. Pero no podía comer. No mientras su
cuerpo entero temblaba por lo que iba a suceder después.
Antes de que Minho pudiera siquiera interesarse por el postre, Taemin había recogido los platos y había ocupado la mesa (o más
bien, la zona de la mesa enfrente a Minho) con un bandejita de fresas. Dejó algo en el microondas durante un par de minutos
mientras se ausentó para quién sabe qué. Minho no pudo evitar probar una de las fresas, estaban dulces y eran grandes, y no veía el
momento de dárselas con sus propias manos a Taemin. El postre parecía algo simple, pero cuando Taemin se acercó con el pequeño
cuenco con chocolate fundido todo dio un giro inesperado. Porque su indumentaria había cambiado .
Llevaba una camiseta negra de rejilla muy reveladora, aunque menos que esos bóxers oscuros totalmente transparentes, que
mostraban algo nuevo para él, que ya había tenido el placer de conocer la anatomía de su novio. Estaba depilado. Total y
completamente.
-
Joder.
Exacto.
Se sentó en el borde de la mesa, casi entre las piernas de Minho, y tomó una fresa entre sus dedos y la untó en el chocolate
lentamente, mientras le veía relamerse de anticipación.
-
Eso es tan…
¿Transparente?
Sugerente.- Le corrigió. Aunque no hacía falta.
Intentó agarrarle de las caderas pero Taemin no se lo permitió.
-
Todavía no.
Le obligó a abrir la boca y a probar la fresa, que mordió sin dudar y acarició con la lengua el resto de chocolate impregnado en sus
dedos. En ese punto ya creía que iba a morir de la impresión.
Minho siguió comiendo las fresas que él le ofreció, y cada vez más concentrado en eliminar todo rastro de chocolate de sus dedos,
hasta que ya directamente se los lamía, olvidándose del postre. La erección de Taemin, para nada oculta en esa tela (si es que podía
llamarse así) era lo más incitante que había visto nunca. Estaba tan visible todo…
Tuvo que esperar a que Taemin tomara la iniciativa de quitarse la ropa interior, y eso no sucedió demasiado rápido. Tuvo que verle
tocarse sobre el bóxer, haciendo que el bulto fuera escandalosamente evidente. Cuando ya creía que iba a violarle en mitad de la
cocina, se deshizo de su ropa y se sentó completamente en la mesa, abriendo sus piernas y mostrando su trasero con descaro,
hipnotizándole e instándole a actuar. Pero antes de que consiguiera llegar a él, cogió de nuevo el cuenco de chocolate y la mano de
Minho, que se acercaba decidida a tocarle, y hundió un par de dedos en el dulce.
-
¿Qué planeas? – Elevó una sonrisa.
He visto que te gusta el chocolate bastante.
Mucho.
Pues come.
Lo siguiente que hizo, para estupefacción de Minho, fue dirigir su mano a su entrada, y jugar con sus dedos despacio, mientras
Minho apenas reaccionaba a tanto estímulo.
233
-
¿Estás seguro de esto?
Completamente.
Introdujo un primer dedo sin demasiada dificultad, algo que le sorprendió un poco, y aunque Taemin había apretado los ojos en
anticipación al dolor, pronto se dio cuenta de que aquello no le estaba molestando en absoluto.
- ¿Has estado practicando?
La pregunta cayó como una tormenta en un día de picnic. Pero decidió que no le amedrentaría.
-
Puede.
El segundo dedo ya no fue tan agradable. Entró muy despacio, pero recreándose en abrir el agujero poco a poco, haciéndole sentir
incómodo. Casi presentía un desgarro y una visita a urgencias, con el consiguiente relato vergonzoso de qué era lo que le había
llevado ahí.
Pero Minho se había detenido. Había percibido el color enrojecido de sus mejillas y creía conocer demasiado bien esa reacción
como para ignorarla. Y no iba a hacerle daño. No en lo que parecía que iba a ser su primera vez.
Sacó los dedos de su interior y se agachó. Por increíble que le pareciera que Minho fuera a obedecer sus órdenes, así fue. Separó sus
nalgas con cuidado y pronto sintió su lengua húmeda acariciar su entrada lentamente, con un mimo exagerado, durante bastante
rato, para después introducir la punta y enviarle descargas eléctricas que no sabía cómo disimular.
-
No te reprimas.
Por supuesto, también era un experto en leer las reacciones ajenas a sus estímulos. Era, se podía decir, la mayor de sus virtudes.
Así que esa vez fue él quien obedeció y se dejó caer hacia atrás, mientras Minho penetraba más profundo, y sus dedos empezaron a
acompañar la expedición. Ni siquiera fue consciente de cuando ya tenía tres dentro y estaba completamente listo para la última
fase. Sólo se dio cuenta cuando Minho le llevaba en brazos hasta su habitación, todavía con sus dedos dentro, y le besaba con
ganas, por primera vez en la noche. En esa noche en la que para Taemin, los besos estaban prohibidos.
El contacto con las sábanas fue delicioso. Había impregnado toda la habitación con un perfume suave de melocotón que a Minho no
le pasó inadvertido, pero no mencionó, porque sabía que bastante le había costado tomar esa decisión como para estropearla
revelando sus preparativos de comedia romántica. Había velas también, y unas esencias suaves que daban al ambiente un toque
muy cálido y acogedor. Muy Taemin.
-
Tengo esto.
Debajo de la almohada había un tubo de lubricante y una caja de condones, que le entregó inmediatamente, antes incluso de que
terminara de arrodillarse delante de él.
-
Estás muy preparado.
Soy un chico del siglo XXI.- Rió.
Estás temblando.- Le acarició una pierna.
Tampoco en eso podía engañarle. Su cuerpo entero era como el episodio de una serie que no paraban de reponer en su canal
favorito : se lo sabía de memoria. Cada reacción, cada suspiro, cada centímetro de piel de gallina… Todo era captado y analizado
minuciosamente por su mente de Casanova.
-
Es por la emoción.
No es cierto.- Abrió sus rodillas con las manos y miró durante un buen rato todo lo nuevo que veía ahí-. Me gusta cómo
luce esto.
Por suerte la falta de iluminación fue su aliada para que no pudiera recrearse en sus mejillas ardientes.
-
Ábrelo.
Minho tomó el bote de lubricante y lo abrió. Se vertió una cantidad considerable en la mano y acto seguido lo esparció alrededor de
su entrada, produciéndole un escalofrío.
-
¿Está frío?
Un poco.
234
Minho se deshizo lentamente de su ropa, embobándole con sus músculos perfectos, mientras el gel, espeso, goteaba sobre las
sábanas y Taemin se preguntaba si sería la cantidad suficiente, ya que se estaba escurriendo inevitablemente.
- No hagas eso.
- ¿El qué?
- Contraerlo.- Introdujo un dedo de nuevo, tensándole por primera vez, porque no se lo esperaba-. O te dolerá.
¿Cómo había visto eso?
-
Minho.- Le agarró la muñeca, deteniéndole-. Por favor, no me hagas daño.
Y justo ahí todo su plan se había ido a la mierda.
El pánico, finalmente, se había apoderado de él.
-
No te preocupes.- Le sonrió, acariciándole el pelo-. Iremos a tu ritmo.
Respiró hondo, un poco (sólo un poco) más relajado.
-
Entonces nos llevará horas.
Mejor.
Pero no fue así. Minho esparció una cantidad exagerada de lubricante sobre su entrada, y un poco más que introdujo con sus dedos,
y otro poco más sobre su miembro, una vez que el condón estaba puesto. Iba a ser lo más suave posible porque lo último que quería
era dejarle el sinsabor de una amarga primera vez.
Agarró sus caderas para colocarle sobre sus rodillas, que descansaban en el colchón, y le abrió las piernas, notando las gotas de
lubricante en su pelvis, poniéndole todavía más cachondo. Entrelazó los dedos de su mano izquierda con los suyos y con la derecha
ayudó a la introducción. Cuando sólo la punta estaba dentro, ya veía los ojos brillantes y desesperados de Taemin, con lo que se
retiró despacio. Hizo una nueva tentativa, con similares resultados. Le estaba doliendo. Y no sabía cómo cojones arreglar eso. Y eso
sí que no se lo esperaba.
-
No te preocupes, e…estoy bien.
Al parecer, él no era el único capaz de leer su lenguaje corporal.
-
No tengo prisa.- Se inclinó sobre él-. Y vamos a hacerlo bien.
Se fundieron en un beso tan lento y profundo que casi se podía decir que le estaba haciendo el amor a su boca. Su lengua, dios, su
lengua, que hacía escasos minutos había estado acariciando su entrada, recubierta de chocolate, ahora estaba explorando su boca.
Y eso le hizo sentirse sucio. Y le gustó.
Mientras Minho continuaba con ese beso demandante, él agarró su pene y lo dirigió a su trasero, empujándose contra él.
-
Métemelo.
Y toda la tensión acumulada pareció nunca haber existido cuando entró, de golpe, entera, y se quedó quieto, esperando algún tipo
de reacción.
-
¿Te duele?
Taemin negó con la cabeza, pues las palabras se habían atragantado en su garganta ante la sensación tan apabullante de tener a
Minho dentro de él. Una lágrima resbaló por su mejilla, que fue limpiada de inmediato por un beso cariñoso. Minho se movió
despacio, enseñándole una nueva coreografía que no tardó en aprender.
-
Más.
No supo por qué salió eso de su boca, ni por qué de repente aquello le resultaba insuficiente y quería más fuerte, más duro, y más
rápido. Quería más de Minho y no podía esperar. Y Minho tampoco.
Las embestidas empezaron y los gemidos también. Al principio, Taemin trataba de callarse, pero eso sólo conseguía que pusiera
extrañas muecas que hacían reir a Minho.
235
-
Quiero escucharte.- Le susurró al oído-. Y que me escuches.
Y los gemidos se sucedieron, acompañando a cada embestida, entre las respiraciones entrecortadas y el sudor recorriendo sus
cuerpos. Minho parecía un maestro sabio que conocía el detalle perfecto en cada momento. Cómo colocarle de lado para poder
penetrarle más profundo, cómo subir su pierna sobre su hombro para que no se cansara de mantenerla en el aire, cómo apoyarse
en sus caderas sin aplastarle… Era absolutamente un artista del sexo, aunque no tuviera la experiencia necesaria para comparar.
No tardó en escuchar un “me corro” angustioso, que le hizo sentir que quizá estaba haciendo algo mal, porque él no sentía eso para
nada, pero Minho se encargó, de nuevo, de arreglar la situación. Apenas tomó su miembro entre sus manos e hizo un par de
movimientos bruscos, al ritmo de sus fuertes embestidas, y ambos se corrieron al instante.
Había sido CASI DEMONÍACO.
Minho se tumbó sobre él, haciéndole realmente difícil respirar, pero parecía no estar dispuesto a moverse.
-
Me aplastas.
No quiero sacarla.
Taemin se rió.
-
Idiota.
Le movió a un lado, provocándole un quejido cuando sintió que había abandonado su interior.
-
Eres cruel.
¿Todo eso ha salido? – Miró el condón lleno de esperma.
Así que eres del tipo guarro, ¿eh?
Sólo era un comentario.
Y a pesar de lo que acababa de pasar, aún tuvo la desfachatez de sonrojarse, haciendo que Minho se riera, enternecido. Le atrajo
hacia sí y le colocó sobre su pecho.
-
Gracias por esto.
¿Por el sexo? Eso es muy patético.
Por regalarme tu primera vez. Hace que me sienta especial.
No es para tanto.
Le miró, confuso.
-
¿Cómo que no?
Es algo que tenía que pasar, tarde o temprano. Y mejor contigo, que sabes lo que haces.
Espera, ¿qué?
Taemin se incorporó, mirándole fijamente.
-
Ahora ambos tenemos lo que hemos querido desde el principio, ¿no?
No es así.
Sí lo es.
Te estás equivocando del todo. Admito que cuando te conocí me moría de ganas de follarte, pero las cosas son muy
distintas ahora.
¿Quieres decir “ahora mismo” o “este fin de semana”? Porque seguramente el que viene ya te estarás follando a otro.
No voy a follarme a nadie más.
Eso sí que es una novedad.
¿Por qué haces esto? – Se incorporó, también-. Dijiste que me habías perdonado y te prometí que no lo volvería a hacer.
Veamos lo que tardas en faltar a tu promesa.
Esta vez es distinto.
¿Ah sí? ¿Por qué? ¿Porque finalmente nos hemos acostado?
No.- Acarició su mejilla, aún en contra de su voluntad, ya que trató de rehuir el gesto-. Porque ya he aceptado que te amo.
Me costó. No quería. Aunque no sé por qué, pero no quería. Imagino que me daba miedo volverme vulnerable y sufrir.
Quedar a merced de otra persona. Parecer estúpido cuando mi teléfono suena y eres tú. Caminar por la calle y mirar
escaparates pensando en que esto o aquello se vería genial en ti. Planificar un viaje juntos, e incluso sorprendiéndome
236
comprando las maletas para eso.- Taemin ya había dejado de pensar y sólo podía escuchar-. No sé en qué punto empecé a
pensar en nosotros, y no sólo en mi, pero ya no hay marcha atrás.
No cuando Choi Minho, el peor Casanova de todo Seúl, acababa de aceptar que había caído ciegamente en las garras del amor.
237
Los dos meses siguientes no fueron fáciles para ninguno de los dos. Para Kibum desde luego que no, porque su mejor amigo estaba
saliendo con el mejor amigo de Jonghyun y eso parecía que no iba a cambiar a corto plazo (en contra de sus predicciones). Por lo
que respectaba a Jonghyun, después de haber llamado a Kibum unas cuantas veces sin conseguir contactar con él, tuvo que asumir
lo más difícil para él : que no había por qué luchar cuando una de las partes había decidido por sí misma que aquello había
terminado.
Las salidas nocturnas se volvieron complicadas porque siempre tenían que preguntar si ÉL iba a estar allí (sus nombres dejaron de
mencionarse como si se tratara de una maldición) y declinar invitaciones cuando así era. Porque el hecho de que Minho y Taemin se
hubieran convertido en inseparables sólo les dejó más y más jodidos, ya que simplemente salir a cenar requería tanta organización
que al final acababan optando por quedarse en casa y evitar cualquier posibilidad de encuentros fortuitos.
-
¿Vamos a beber? – Jinki irrumpió en su despacho, mirando el reloj-. ¿Y se puede saber por qué sigues aquí?
Estaba trabajando en algo.
Eso espero. Y no que estés usando el internet de la empresa para ver porno online.- Kibum frunció el ceño-. Y si lo haces y
encuentras algo que merezca la pena, compártelo.
Apagó su ordenador y se levantó de la silla, que ya tenía la forma perfecta de su cuerpo esculpida en el cuero.
-
No me apetece socializar. Lo siento, hyung.
Ayer vi a Jonghyun.
Lo dijo tan casual, mientras cerraban la puerta, que casi se había diluido entre sus labios. Pero a Kibum se le encogió el corazón al
escuchar su nombre. Aún.
-
¿Y qué tal está? – Fingió poder llevar una conversación normal con Jonghyun de protagonista sin problemas.
Algo delgado. Pero bien.
Me alegro.
Volvió a terapia.
Y entonces su viejo amigo el cargo de conciencia volvió a instalarse en él.
-
Por Dios, ¿qué ha pasado?
Nada, sólo creyó que le iría bien. Y estoy de acuerdo.
“Yo también, pero no quiero pensar que haya entrado en depresión”.
-
¿Está comiendo adecuadamente?
¡Y yo qué sé! No soy su madre.
Cierto. Ese papel era suyo exclusivamente.
-
Seguro que se machaca en el gimnasio y se salta comidas.
Si estás tan preocupado por él, ¿por qué no le llamas?
No estoy preocupado. Sólo deduzco lo mal que lo está haciendo porque le conozco y sé que es un irresponsable.
No morirá de hambre, tranquilo.
¡Estoy tranquilo!
Aunque la forma de decirlo no fuera especialmente convincente.
Se fue a casa y se terminó el bote de helado de fresa que Taemin le había traído, lo que le hizo recordar todos los consejos que le
había dado, y preguntarse acerca de cómo habrían funcionado. Porque Taemin sólo contó de su noche de pasión que Minho se le
había declarado y habían “hecho el amor” como en las películas.
238
“Seguro que no se corrió”.
Aunque viendo cómo se devoraban cada vez que los veía juntos, casi podía apostar a que tenían una vida sexual envidiable.
“Salidos de mierda”.
Era adulto y podía reconocer cuándo los celos se apoderaban de él, así que evitó los pensamientos negativos y pensó en enviarle un
mensaje algo críptico a Taemin, para sonsacarle un poco más de su “primera vez legendaria”, como él la llamaba.
“¿69?”
Recordó haber comprado las fresas y el chocolate y haberle explicado cómo debía utilizarlas de un modo sensual. Ya rodaba por el
sofá de la risa cuando el teléfono móvil vibró.
“¿Ahora?”
Era Jonghyun. Y no podía entender qué tenía que ver en su conversación con Taemin. Hasta que consultó el mensaje que él había
enviado y CRASO ERROR, se había equivocado de destinatario.
“¿Cómo puedes ser tan torpe, joder?”
Pensó durante un rato la respuesta perfecta. Además no quería contestar demasiado rápido para no parecer ansioso. Aunque lo
estaba.
“Ups, me equivoqué”.
Vale, estaba claro que no iba a ganar un premio a la frase más inteligente del año.
“Qué suerte que no se lo enviaste a tu padre XD”.
La idea le hizo estallar en carcajadas y volver a rodar por el sofá, con el teléfono en las manos y la pantalla iluminándole la cara,
parpadeante.
“Habría flipado mucho”.
“Disfruta de tu sexo telefónico”.
Genial, ahora creía que tenía amantes vía mensajes de teléfono móvil. ¿Podía joderse todavía más?
Jonghyun lanzó el teléfono al otro lado de la cama tras media hora de inactividad por parte de Kibum.
“Al menos podría haberme dado las gracias”.
Era evidente que Kibum había pasado página y no quería volver a leer el capítulo anterior. Y no le culpaba, en realidad, porque él se
había comportado como un niñato asustadizo.
“Y ahora se estará follando a cualquier desgraciado que no le merezca”.
Y el maldito amigo de Minho, cuyo nombre era incapaz de recordar, volvió a su cabeza.
“¿Tu amigo sale con Kibum?”
Lo tecleó y lo envió abruptamente. Caminó por el comedor de su casa con pasos rápidos y nerviosos, mordiéndose las uñas, hasta
que la respuesta llegó.
“¿Qué amigo?”
“Este tío se está riendo de mi”.
239
“¡El pesado de la playa!”
“Ahhhhhhh”.
Varios minutos y nada más que ese “ahhhhhhh” estúpido.
“¿¿¿¿Y bien????”
“Algo tienen, pero no sé el qué”.
“¿Pero no estaba en Busan? O sea, él es de allí, ¿no?”
“Creo que vino porque le ofrecieron un puesto en una empresa importante”.
“Ni que me importara”.
“Necesito alejar a Kibum de él”.
“¿Qué? :O “
“Creo que si no lo hago, van a acabar casándose o algo”.
“JAJAJAJAJJAA, adoro el drama”.
“Vete a la mierda”.
No era una novedad que no podía contar con su compañero de trabajo para nada importante porque en general era un vago para
casi absolutamente todo. Para lo único que le había visto esforzarse en serio había sido para conseguir a Taemin.
“Ten amigos para eso”.
Su mente empezó a calibrar la situación y a imaginar posibles escenarios en los que sus ideas tenían que ser un éxito total sí o sí.
Pero sus maquinaciones fueron interrumpidas por el timbre.
Se emocionó pensando en que a lo mejor Kibum y él tenían algún tipo de relación telepática y le había atraído de tanto pensar en él,
así que se fue corriendo a abrir.
Menuda decepción.
Ante él, un hombre de mediana edad, de traje, con una expresión seria y que causaba una impresión para nada agradable.
-
Estoy buscando a Choi Minho.
¿Cómo? No… no, señor, él no vive aquí.
¿Cómo que no?
Pues que no.
Escúchame, jovencito…- De un solo paso adelante entró en su apartamento, consiguiendo intimidarle-. Si le estás
protegiendo, más te vale que dejes de hacerlo.
¡Es en serio! ¡Él no vive aquí, se lo juro!
El señor suspiró, contrariado, y sacó un papelito de su bolsillo, que le entregó para que lo leyera. En él estaba escrito, con la
inconfundible caligrafía que tan bien conocía, su dirección. Justo donde el señor estaba plantado, en la puerta, exigiendo
explicaciones.
-
Ese desgraciado ha desvirgado a mi bebé y vengo a advertirle unas cuantas cosas.
“¿Bebé?”
Oh mierda. El padre de Taemin.
Pero… ¿por qué tenía su dirección?
240
– Anota tu dirección aquí.
Minho tomó la libretita y el bolígrafo con las manos temblorosas y escribió la dirección. No tuvo demasiado tiempo de pensar.
– Aquí tiene.
Miró el papel de nuevo, intentando encontrar sentido a todo aquello. No tardó en encajar las piezas y llegar a la conclusión de que
su amigo era más cobarde incluso de lo que creía. Y le había involucrado en algo en lo que él era totalmente inocente.
-
¡Puto Choi!
241
Kibum se restregó los ojos, cansado, pero incapaz todavía de acostarse. Era muy tarde, ya de madrugada, pero como al día siguiente
no había que madrugar, no tenía prisa por abandonar el trabajo. Seguía haciendo actualizaciones en Pandora, probando cosas
nuevas y observando la reacción de los usuarios, cuando recibió un mensaje entrante.
“¿Activo o pasivo?”
“No me puedo creer que todavía haya alguien con esa mierda”.
“Depende de los centímetros”.
Se rió ante su ocurrencia y continuó trabajando sin más, estaba demasiado concentrado como para que un ciberpolvo lo arruinara
todo.
“Deja de trabajar desde casa”.
“¿Eing?”
Se recolocó las gafas y abrió el mensaje a pantalla completa. El usuario se llamaba “Gatito” y su foto de perfil era un cascabel.
“No puede ser”.
Intentó entrar en su información de perfil pero estaba protegida. No podía ver nada salvo lo que él quería que viera.
“¿Cómo ha podido configurarlo él solo? Se supone que soy el único que tengo los permisos”. “Además de Jinki”.
-
Hijo de la gran puta.
“Jinki, puedes decir lo que quieras, pero las horas extras te las voy a cobrar a precio de oro”.
“No soy Jinki”.
“No, claro”.
“¿Y quién eres, oh, misterioso caballero nocturno?”
“Ya es de día, son las 4”.
“¡No me jodas!”
“Qué tarde, me voy a dormir, buenas noches”.
Apagó el ordenador y se metió en la cama. Pero realmente no se durmió en seguida. Porque en su mente creía (y anhelaba) que el
chico misterioso del chat fuera Jonghyun, aunque sabía que era algo totalmente imposible. Ni tenía los conocimientos informáticos
para eso ni tomaría la iniciativa de esa manera para tener una conversación, aunque fuera virtual.
No, Jonghyun no era y si no era él, tampoco le importaba más el tema.
Pero al día siguiente, cuando encendió el ordenador para revisar su correo, una nueva conversación se abrió.
4:23 “¿Te has ido sin despedirte? Qué maleducado. Yo pensaba en charlar un poco y conocernos mejor”.
4:35 “¿No vas a volver?
4:41 : “Me aburro”.
242
5:11 : “¿Ya duermes?”
5:55 : “¡Rápido, pide un deseo!”
5:57 : “Espero que se cumpla. Buenas noches”.
-
Puto pesado.
Cerró la ventana emergente y preparó un poco de café. Si ese tipo tenía tantas ganas de ligar, seguramente se habría encontrado en
la sala de chat con Bombero_69 y Ejaculator, que siempre estaban dispuestos a recibir a los nuevos miembros de Pandora.
Literalmente.
“Deja de hacer el gilipollas en Pandora”. Le envió a Jinki, antes de desayunar.
No fue hasta la tarde que recibió su respuesta, acompañada de una foto en lo que parecía un balneario de lujo.
“Estoy fuera de la ciudad, ¿qué pasa?”
“¿A qué vino lo de ayer?”
“¿El qué?”
“¡Ya lo sabes!”
“Te juro que no sé de qué me hablas”.
Y al momento el teléfono ya estaba sonando.
-
¿Qué ha pasado y por qué se supone que tengo la culpa?
Porque no puede ser nadie más. Nadie tiene el acceso.
¿A dónde?
Alguien ha entrado en mi ordenador.
¡Qué dices!
¡Él sabía lo que estaba haciendo!
Te habrán hackeado.
¿A mi? Imposible.- Se echó a reir. Hackearle a él era más difícil que hackear a la CIA, era una realidad aplastante.
Pues no sé qué decirte.
Olvídalo, sólo será un acosador que probó a decir una chorrada y tuvo suerte.
Puede ser.
Ok, perdona por haberte molestado. Disfruta del spa.
¡Eso está hecho! Ah, y recuerdos de Jong In.
Esos dos parecían más una pareja de lo que ellos mismos pretendían, pero no era algo que le perturbara demasiado. Jinki solía ser
juguetón con sus ligues, y normalmente ellos no soportaban sus “infidelidades” y acababan largándose ofendidos. Pero Jong In era
diferente. Porque no sólo aceptaba sus fetiches, sino que los compartía con él. Y eso les había convertido prácticamente en almas
gemelas.
-
Hasta ese cerdo consigue novio antes que yo.
Se sirvió un té y volvió a acercar el portátil para seguir probando los nuevos plugins, pero su reproductor multimedia se había
abierto solo y sonaba una canción. “An Ode To You”.
“Seré tu canción.
Me convertiré en música calmada.
Así podré secar tus dolorosas lágrimas.
Seré tu canción.
Seré tu aliento que tú confortablemente respiras.
Si sólo puedo dar un paso hacia ti”.
Sonó dramáticamente hasta el final, dejándole hipnotizado en las ondas que venían por defecto en el software. ¿Podría ser eso un
mensaje? ¿Cómo había podido llegar hasta él de esa manera?
-
Me están espiando.
243
Pulsó dos veces el botón de escape pero no vio ningún programa cerrándose ni actividad inusual deteniéndose. Fue extraño.
“No te esfuerces. Ya estoy dentro”.
Y eso sí que le asustó. Porque si no podía controlar Pandora, si su pequeña hija favorita tenía un agujero de seguridad mínimo (que
no era el caso, ya que se estaba demostrando que era bastante grande) su puesto en la empresa y todo por lo que había trabajado
no servía para nada.
“¿Qué es lo que quieres de mi?”
“Que no sea dinero, porque lo lleva claro”.
“Ya te lo dije : quiero conocerte”.
“¿Por qué?”
“Creo que podría ser interesante”. “Y me gusta tu pelo”.
Hacía una semana se había cambiado la foto de perfil. Como finalmente no se había cortado el pelo, se lo tiñó de colores y le
gustaba alborotárselo, le daba un aspecto de loco encantador. O eso dijo Jinki cuando le vio aparecer así en la oficina.
“Me gustaría poder decir lo mismo, pero no puedo verte”.
“Huyo de los salidos de la sala de chat, por eso no tengo foto”.
“Qué injusto para mi”.
Entonces un archivo entrante apareció en la cola. Era una foto. En ella se podía leer : “VENI VIDI VINCI” escrito sobre la piel. Era un
tatuaje.
Y ahí fue cuando por fin comprendió todo.
“Me llamo Jonghyun y tengo la mala costumbre de llevarme el trabajo a casa. Igual que tú”.
Sonrió, más tranquilo al comprobar que sus sospechas eran ciertas.
“Me llamo Kibum y suelo stalkear a los chicos que me gustan”.
“Ya que estamos siendo sinceros…”
“No me digas… ¿De qué manera?”
“De la peor”.
“Si yo fuera uno de esos chicos, me sentiría halagado”.
“No lo creo”.
“¿Quedamos para tomar un café y lo discutimos?”
“¿En tu casa o en la mía?”
“¡He dicho un café!”
“Tengo café en casa”.
“Ok, ¿dónde quedamos?”
¿Por qué estaba siendo tan complaciente? Ah sí, claro. Porque se moría de ganas de verle. Así que consiguió batir su propio récord
para vestirse y acomodar su extraño peinado en menos de 20 minutos para no llegar tarde. Y cuando le vio sentado tranquilamente,
con las piernas cruzadas y visiblemente más delgado (como le había advertido Jinki) y con el pelo teñido de un rubio casi plateado
casi sintió que estaba delante de un extraño. Si no hubiera levantado la mano hacia él no le habría reconocido en absoluto.
244
-
Estás… muy diferente.
Lo sé. Creo que mi obsesión por los rubios ha alcanzado su nivel máximo.- Rieron.
¿Te he hecho esperar mucho? – Se peinó con las manos el desastre que había provocado la carrera hasta el centro.
Vine temprano. Sé que odias esperar.-“Oh”-. Necesitaba tener una conversación contigo.
Kibum se señaló, un tanto confuso.
-
¿Sobre qué?
Jonghyun le invitó a sentarse, y en cuanto llegó la camarera pidieron sus cafés.
-
Hay algunas cosas sobre mi que deberías haber sabido y te oculté.
¿Cómo qué?
Tengo alergia a los compromisos por culpa de Minki. Él me hizo odiarme a mi mismo. Perdí mi autoestima e incluso mis
ganas de vivir.
Entiendo.- No era el momento de interrumpirle y decirle que ya lo sabía.
No estaba precisamente abierto a tener algo serio con alguien. Pero desde que te conocí, me cambiaste mucho.
¿Yo?
Me daban ganas de contarte todo lo que pasaba en mi día a día. De enviarte fotos de los cachorritos que encontraba por la
calle… y de saber qué hacías cuando no estabas conmigo.
¿En serio?
Me sentía tan estúpido que sólo quería alejarme de todos esos pensamientos. Te habrías burlado bastante.
Puede.
¿Lo ves?
Pero secretamente me habría encantado.
¿Ah sí?
Me gustan las comedias románticas cursis.- Admitió-. O sea que estoy acostumbrado a ver de todo.
Odio las comedias románticas.
Vaya.
Pero puedo ver alguna de vez en cuando. – Sonrió-. Si la compañía es buena.
Kibum podía notar a su corazón latiendo desbocado. ¿Le estaba proponiendo una cita?
-
Tengo algo que decirte, yo también.
Dime.
Los bóxers de Mickey Mouse…
Oh, esos boxers tan bonitos.
No me los regaló nadie. Los compré yo.
Ya lo sabía.
¿Y eso?
Eres un fan de Disney.- Señaló la carcasa de su móvil, de un personaje de “Toy Story”-. Como para no saberlo.
Soy muy evidente, supongo.
Sólo un poco.- En cierto modo la situación era bastante surrealista. Ese chico esquivo que había estado intentando ligarse
durante tanto tiempo resultaba que le conocía mucho mejor de lo que él creía. Conocía a la perfección todos esos
pequeños detalles y él ni siquiera se había dado cuenta de ello-. Y lo que más me gusta de ti no es tu culo. Sino tus ojos de
gatito.
Se ruborizó al escuchar aquello en un lugar público como ese. ¿Y si alguien les oía?
-
Me gusta tu boca.- Dijo, mirando su taza-. Es totalmente invasiva.
Jonghyun dejó escapar un hipido de risa.
-
Eso no me lo habían dicho nunca.
Tal vez sólo es así conmigo.
Tal vez.
Pero seguía manteniendo la curiosidad acerca de lo que había estado haciendo durante las últimas 24 horas.
-
¿Cómo hackeaste mi ordenador?
245
Jonghyun mostró todos sus dientes, no pudiendo evitar la risa.
-
¿De verdad que no te lo imaginas?
Kibum suspiró.
-
Jinki.
Jonghyun levantó su taza de café, brindando en el aire, para probarlo después.
-
Ha sido divertido estar en tu lugar por una vez.
Pues estar en el tuyo, no.
Me alegro de que puedas entenderme un poco mejor.
No vuelvas a hacerlo.
Ni tú.
Asintió. Realmente no le habían quedado ganas de repetir la experiencia. Al menos no con alguien que de verdad le gustara.
-
Ya que hemos intercambiado los roles… entonces… ¿ahora eres pasivo?
Por encima de mi cadáver.
Aquella vez te gustó.
Tuve mis motivos.
¿Cómo cuáles?
Nunca lo había hecho antes y quería que fueras tú el primero.
Anda… qué casualidad.
¿Tú tampoco…?
No.
Vaya…
Tengo una disfunción… importante.- Bajó la cabeza.
¿Una qué?
Un trastorno… sexual. Que contigo parece que deja de manifestarse.
¿Y de qué se trata?
“Trastorno orgásmico continuado”.- Bajó la voz, y le miró, sonrojado-. No soy capaz de correrme.
Ah, eso, ya me había dado cuenta. Pero con Minho…
Fingí.
Oh… entiendo…- Pensó durante un rato, intentando recordar-. ¿Y conmigo?
No podía fingir. Era demasiado avasallador. Has sido la primera persona con la que he podido superar mi problema. Por eso
creo que, de alguna manera, estamos destinados.
Podría ser.- Dejó la taza sobre el platito-. Tú me ayudaste a recobrar el amor por la vida. O sea que estamos en paz.
¿Ha sido una especie de… ayuda mutua?
Solidaridad.
Seh…
Ah…
¿Y ahora qué?
Pues… no sé… deberíamos… ¿empezar de 0?
¿Cómo amigos, quieres decir?
Como lo que sea.
Lo que sea.
Sí, lo que sea.
Lo que sea está bien.
Kibum.
Qué.
No creo que podamos ser amigos.- La música en su cabeza se detuvo.
¿Y eso por qué?
Porque te quiero.
Yo también te quiero, Jjong.
Pero desde hace mucho.
Lo sé.
La última vez que estuvimos juntos…
Lo leí en tus ojos esa vez. Y todas las anteriores.
¿Tan transparente soy?
-
Para mi, sí.
-
FIN
246

Documentos relacionados