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Presentado por: 1 Publicidad para el ser Primera edición (impresa), 2009 © Segunda edición (primera electrónica), 2012 © Tercera edición (segunda electrónica), 2015 © Todos los derechos reservados © 2011, Félix Hompanera Velázquez. Indiana 217 – 7, Colonia Ciudad de los Deportes, Delegación Benito Juárez, C. P. 03710, México, D. F. ISBN: 978-607-00-5853-0 Dirección de arte: Gerardo Jiménez Levy Ilustraciones interiores: Héctor San Juan Ilustración portada: Laura Montes Ortega Fotografía: Pedro Sánchez Moguel Todas las marcas y marcas registradas, así como todos los logotipos y aplicaciones publicitarias mostradas en este libro electrónico son propiedad de sus respectivos propietarios y se utilizan únicamente de forma ilustrativa. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento. INDICE CAPÍTULO INTRODUCCIÓN 1 CAPÍTULO 2 PUBLICIDAD, MUCHO MÁS QUE UN OFICIO Cómo la publicidad conquistó tus neuronas El presente es reflejo del pasado Planeación, creatividad y estrategia Felicidad: ¿meta o camino? Un producto para cada necesidad EL “YO-MARCA” Del “yo” al “yo-marca” 1. Originalidad 2. Querible, creíble y confiable 3. Clara, consistente y confiable Lovemarks: una “yo-marca poderosa” La marca más allá de la marca La revolución lovemark 1. Misterio 2. Sensualidad 3. Intimidad 4. Amor y respeto INDICE C APÍTULO 3 TU “YO-MARCA” OBTIENE VALOR DENTRO DE LA AGENCIA DE PUBLICIDAD Paso 1: información base Una mirada a tu interior Estrategias para lograr tus objetivos Concentrarse en dar un paso a la vez Paso 2: investigación Tu historia determina lo que eres en el presente Paso 3: estrategia de medios Sentimiento de inferioridad Inferioridad infantil y publicidad La felicidad nunca será completa si no se comparte Algunas marcas carecen de interés social Paso 4: estrategia creativa a) Diferenciación b) Percepción c) Beneficio y evidencia d) Aplicación práctica de los conceptos de la estrategia creativa Paso 5: realización 1. La vida interior 2. La salud 3. La familia 4. La vida profesional 5. La vida social SOBRE EL AUTOR Félix Hompanera V. es un permanente buscador de sí mismo demasiado inquieto a nivel intelectual, de una reflexión emocional profunda y vasta experiencia en materia existencial. Este inventario de capacidades personales sumado a su enorme facilidad de palabra y aptitud para expresar de manera fácil lo difícil, lo convierten en un comunicador de implacable eficacia. Su perfil de estratega con una clara orientación humanista, lo llevó a encauzar su formación académica por dos disciplinas pertenecientes a las ciencias sociales y las que mejor conocen las emociones humanas en la actualidad: la publicidad y la psicología. En su etapa como profesional de la publicidad empleó técnicas para persuadir a sus semejantes usando estímulos emocionales con fines comerciales. Fue durante su propio proceso de introspección donde recibió el llamado existencial de la psicología. Su capacidad de análisis y asociación, la facultad de ver donde otros no ven y de escuchar con asertividad, así como su empatía y estricto apego a sus valores, fueron características determinantes en su formación como psicólogo y psicoterapeuta. En sus palabras: “La publicidad me dio las herramientas para influir en las emociones de las personas, la psicología me dio la facultad de sanarlas.” Este académico con más de una década de carrera, comunicador profesional con presencia permanente en medios escritos y electrónicos, activista social y novel escritor, se dio a la tarea de combinar sus dos grandes amores profesionales en el presente libro con la simplicidad y frescura que caracteriza su narrativa. El resultado logra persuadir al lector al conocimiento y aceptación de sí mismo mediante una técnica innovadora, reflexiva y en ocasiones confrontativa. De manera muy concreta expone no sólo los qué, sino los cómo transformarse en una marca auténtica capaz de triunfar en el competido mercado de la vida a partir del conocimiento y desarrollo interior. En los albores de la mediana edad, Hompanera acepta el llamado a convertirse en un interlocutor que orienta a los jóvenes en la búsqueda y definición de sí mismos. Su aportación actual y venidera será fundamental para mitigar el vacío que genera la búsqueda equivocada de satisfactores existenciales en el mercado y favorecer la toma de conciencia representativa de la Nueva Era. Vanessa Navas Directora General de Imatge Consulting Dedicatoria A ti que tienes sed de consciencia. Agradecimiento Mi gratitud y admiración eternas a quienes dedicaron su tiempo y talento para hacer de este proyecto una realidad: Armando Ruíz Contreras, Gerardo Jiménez Levy, Alfredo Rodríguez Vázquez, Héctor San Juan, Laura Montes Ortega, Claudia Rivas, Pedro Sánchez Moguel y Angélica Aguirre. Presentado por: La evolución del hombre no puede abordarse a través de las influencias de masas, sino que es el resultado del crecimiento interior individual. La búsqueda de la verdad, sea por el camino que sea, exige inevitablemente regresar a uno mismo y empezar a solucionar el problema de lo que uno mismo es y cuál es su lugar en el mundo que lo rodea. Sin este conocimiento, nada tiene un punto de enfoque en su búsqueda. G. I. Gurdjieff Pró lo go “Cuando un hombre empieza a aprender, nunca sabe lo que va a encontrar. Su propósito es deficiente; su intención es vaga.” Con estas palabras don Juan Matus —indio yaqui y chamán del estado de Sonora, México— internó a Carlos Castaneda en los terrenos propios de un “hombre de conocimiento”. Don Juan llevó a Castaneda a romper con la percepción cotidiana de la realidad a fin de poder realizar una “crítica sensible del mundo”, como lo refiere Octavio Paz en el prólogo de Las enseñanzas de don Juan. La primera edición de Publicidad para el ser representa el punto más alto del comienzo consciente de la búsqueda de mí mismo, y fue escrito desde la ignorancia del que comienza a aprender con un propósito deficiente y no sabe lo que va a encontrar. Cuando me di a la tarea de escribir, en todo momento tuve legítimas intenciones de realizar mi propia “crítica sensible del mundo”, a través del cruce de las variables “publicidad” y “desarrollo humano”. Como un capricho del destino, cuando el libro se encontraba en proceso de producción y estaba incubándose su lanzamiento, algunos sucesos existencialmente relevantes para mí sellaron el fin de una era y el comienzo de otra. En mi historia personal esa etapa fue como la transición entre la Edad Media y el Renacimiento, de la que esta obra constituye la pieza clave de mi propio proceso catártico y evolutivo. Si bien nunca imaginé la trascendencia que podría tener el libro en la vida de algunos de sus lectores —como tampoco el interés que desataría en diversos sectores de la industria editorial—, su lectura, casi un par de años después, me produjo la sensación de deslizarme a gran velocidad en un tobogán que desembocaba en una realidad que había dejado en el pasado, muy distinta de la que vivo ahora. Me llevó tiempo asimilar que una no sustituye a la otra, que ambas forman parte de la percepción que tengo de mi propia exis- 1 2 3 tencia, y que la aceptación de ello es la base sobre la que se construye cualquier “yo-marca”. Este inevitable proceso de “reinvención personal” también influyó en el presente libro: Se enriqueció el contenido al incorporar una visión actualizada en la mayoría de los temas y proponer técnicas más puntuales que favorecen la aplicación práctica de los conceptos aquí tratados en la vida cotidiana del lector. Las razones por las que esta edición se publica en una plataforma digital, son: Incorporar recursos digitales al contenido. A lo largo del libro se citan continuamente diversos anuncios y campañas publicitarias, por lo que un medio digital es idóneo para incorporar estos elementos al texto a fin de enriquecer la lectura mediante recursos interactivos que permitan al lector una mejor experiencia y aprovechamiento de los contenidos. Distribución. Los archivos digitales tienen potencial de llegar a un gran número de personas de manera muy fácil y económica a diferencia del libro tradicional. Si la primera publicación impresa logró sensibilizar a algunos corazones, la meta de esta edición es multiplicar el impacto positivo de la obra. Medio ambiente. Resulta imperativo tomar acción en todo aquello que pueda reducir nuestra huella ecológica en el planeta. A través de la crónica de Carlos Castaneda, don Juan nos conmina a “recorrer los caminos que tienen corazón”; así, Publicidad para el ser es una evidencia de mi incipiente trayecto en los terrenos de la conciencia. Octavio Paz sostuvo que “ser uno mismo es, siempre, llegar a ser eso otro que somos y que llevamos escondido en nuestro interior, más que nada como promesa o posibilidad de ser.” Escribir este libro ha sido un camino para descubrir lo que fui, soy y lo que podré llegar a ser. In tro duc ción Por naturaleza, el ser humano tiene la necesidad de desarrollarse. Aquel que considere que su estancia en la Tierra es intrascendente está muy equivocado. Estás aquí porque tienes la consigna de evolucionar. Cuando era niño, un amigo de mi padre me dijo que el motivo de estar vivo “es aprender lo más que puedas y aprovechar lo que ya sabes, es como ir a la escuela”. Con el tiempo comprendí que la escuela resulta ser una adecuada representación de la vida: te encuentras con maestros buenos y malos, las materias que te gustan y las que no, actividades que puedes desarrollar con facilidad y otras que te cuestan mucho trabajo. Están tus compañeros y los problemas derivados de la diaria convivencia con ellos, pues cada uno tiene diferentes virtudes y defectos, gustos y aficiones, antecedentes familiares, costumbres y educación. Si quieres evitar problemas con los maestros tienes que ser puntual, respetuoso, obediente, cumplido y disciplinado. En algunas ocasiones tendrás que hacer cosas que no te agraden; sin embargo, no tendrás opción de elegir. En realidad, ir a la escuela no resulta ser la actividad que más se disfruta durante la niñez. No obstante, todos los días tienes el recreo y de vez en cuando las vacaciones, la posibilidad de hacer amistades entrañables, practicar esa actividad o deporte que tanto te gusta, hacer una que otra travesura y aprender infinidad de cosas que te servirán para el resto de tu vida. En los años de escuela defines tu personalidad, forjas tu carácter, determinas tus intereses, concretas tu inclusión a la sociedad, conoces las costumbres y tradiciones de otras familias, aprendes a enfrentarte y a superar la adversidad, desarrollas tus primeros vínculos emocionales con otras personas y desarrollas las competencias que te abrirán todo tipo de caminos el resto de tu vida. La escuela es, sin duda, una representación fidedigna de lo que pasa en la vida de cualquier persona. Naciste con algunas capacidades que tendrás que desarrollar con una finalidad en específico; tendrás que aprender otras e incorporarlas a tu repertorio. Tal y como sucede en la escuela, no todo es color de rosa. Pero cuando termine tu vida, igual que cuando termina un año escolar, el esfuerzo habrá valido la pena porque alcanzaste el objetivo: evolucionaste. Tu verdadera misión en este mundo es alcanzar la evolución por tus propios medios. Afortunadamente, no todo está en manos del sistema educativo, de las habilidades docentes del maestro o de la ayuda que recibas de tus padres o compañeros; aquel que quiere aprender lo hace a pesar de su entorno y de sus propias limitaciones. El problema —al menos en México— es que no te enseñan a aprender, en cambio sólo te exigen los mejores resultados. El camino a la evolución es algo personal. En ningún libro celestial está escrito tu destino o tu misión en la Tierra, eso tienes que encontrarlo y decidirlo tú mismo. Tampoco hay un anciano barbado esperando recibir tu alma en la puerta del cielo con una serie de cuestionamientos sobre tu comportamiento terrenal. Sería absurdo dado que el verdadero aprendizaje proviene de la experiencia, se aprende al decidir hacer o no hacer y al asumir las consecuencias de ello. Si decides no llevar la tarea a la escuela o copiar en un examen, tendrás que responsabilizarte por estas decisiones y eso te enseñará a pensarlo dos veces antes de volver a intentarlo. En este caso, hay quien asegura que el anciano de las llaves del “reino de los cielos” no te dejaría entrar a disfrutar por incumplido o tramposo. Si fuera así el cielo estaría despoblado. ¿Existirá una manera más efectiva de aprender que no sea por medio de la experiencia propia? Todos los que te rodean te exigen perfección: “debes” ser el mejor elemento en la mejor empresa, el que más gana, el que mejor viste, el que sale con las mujeres más bellas, el más inteligente, el que tiene el mejor coche y la casa más grande, el mejor amante, el que posee el gusto más refinado, el mejor hijo, el mejor padre, etcétera. La sociedad te exige lo mismo que te exigían tus padres cuando ibas a la escuela. Tenías que ser el mejor en matemáticas, en deportes, en actividades artísticas, en literatura, en civismo y en ciencias naturales... ¡pero si no eres un semidios, sólo eres un ser humano! Si eres muy bueno en historia y sacas un seis, algo está pasando; sin embargo ese mismo seis en matemáticas es digno de festejo cuando esa materia no está entre tu lista de habilidades. No obstante, maestros, padres, sacerdotes, gobernantes, amigos, pareja e hijos, tratarán de hacerte sentir la necesidad de ser perfecto y te recriminarán cada vez que, a su juicio, no lo seas. Con tan pesada carga a cuestas es entendible que te sientas insatisfecho, que sientas que tu vida no tiene sentido y que, hagas lo que hagas, nunca será suficiente. Es en este punto donde la publicidad juega un rol determinante en la sociedad. Justo cuando la presión social comienza a ser insoportable aparece un oasis en medio del desierto: te recomiendan un tinte para las canas con el que podrás ser más atractivo para las mujeres más jóvenes; una camioneta con la que demuestras tu poder; un perfume para llevar a la cama al hombre de tus sueños; un seguro de vida con el que tus hijos estarán protegidos a pesar de tu ausencia; un gel que te hará adelgazar para que luzcas una figura maravillosa sin la necesidad de hacer dieta ni ejercicio; una universidad donde forman líderes; una pastilla que devuelve la estabilidad y la felicidad a tu matrimonio al provocarte erecciones interminables… ¿Es maravilloso? ¡Parece que la publicidad puede re- comendarte todo lo que necesitas para ser feliz! Y sí, así es. Sin embargo, los productos y servicios que te ofrece como soluciones a tus problemas únicamente son paliativos para tu infelicidad y símbolos que muestran a los demás la imagen que ellos mismos exigen de tu persona. La publicidad genera en ti un deseo por poseer lo que anuncia, y para ello utiliza tus carencias emocionales, pero no las compensa ni las repara. Se vale de tus necesidades insatisfechas para generar poderosos deseos hacia bienes materiales que mitigan de manera momentánea tu amargura y frustración. Las mujeres ahogan sus penas al gastar fortunas en ropa, zapatos y salones de belleza. Los hombres en cerveza, futbol y mujeres. Mujeres y hombres han dotado a las cosas materiales de un altísimo valor emocional y proyectan en ellas su idea de felicidad. Pobres de aquellos que no tengan las posibilidades financieras de acceder a una vida repleta de bienes materiales, porque eso los convierte en personas “de segunda” y por lo tanto están doblemente resentidos con la vida. Estás habituado a tener contacto permanente con la publicidad; está en todos lados y cada día se apodera de más espacios. Y, pese a todo, la naturaleza de la publicidad es muy positiva para la sociedad y es un eslabón esencial en la cadena económica. Si se la ha satanizado, es debido al trabajo de publicistas y anunciantes carentes de ética profesional que han utilizado su alcance y fuerza persuasiva para obtener beneficios personales, económicos y, en algunos casos, políticos. El objetivo de la publicidad es transformar productos ordinarios en marcas extraordinarias. ¿Te has preguntado qué pasaría si aplicaras en ti las estrategias que utiliza la publicidad? Precisamente en eso radica la finalidad principal de este libro: poner a la publicidad al servicio del desarrollo personal, emplear a fondo la esencia de una de las disciplinas más poderosas de esta época para favorecer la búsqueda interior de tu propio ser y aceptar tu naturaleza imperfecta, desarrollar tu potencial para lograr lo que te propongas y confiar en tus habilidades para encontrar tu propio lugar en un mundo que parece estar ansioso por devorarte. Es duro darse cuenta que en la época histórica en la que vivimos, el ser ha sido desplazado por el tener y que tus pensamientos, sentimientos y acciones, están fuertemente influenciados por la cultura de consumo. Pero es más difícil constatar que todos tus bienes materiales lograron proporcionarte una vida más cómoda, pero no una vida mejor. Que tu vida se llenó de artículos de primera, no de momentos de primera. Que mejoraron tus sensaciones, pero no tus sentimientos. Que te rodeaste de una gran cantidad de personas, pero no de personas de calidad… A lo largo de estas páginas conocerás el proceso de transformación que se da al interior de una agencia de publicidad cuando un producto se convierte en marca y una marca en una súper marca. Pero no sólo eso, al experimentar este proceso y aplicarlo en tu propia vida, aprovecharás los beneficios de las estrategias empleadas de manera cotidiana en la comercialización exitosa de productos y servicios en todo el mundo. La publicidad no sólo no es mala, sino que además es muy necesaria. Este libro te brinda la oportunidad de acercarte a ella y emplearla con el fin de favorecer el logro de tus objetivos existenciales. Se trata de que dejes de ser una persona ordinaria con una vida ordinaria y permitas que la fuerza de la publicidad te transforme en una marca extraordinaria, en un ser total capaz de construir y disfrutar una existencia maravillosa y plena. CAPÍTULO 1 Publicidad: Publicidad: mucho más que un oficio 18 Hay muy pocas cosas más destructivas que una idea errónea expresada persuasivamente. Bill Bernbach Oliverio Toscani, uno de los creativos publicitarios más exitosos y controvertidos de la historia por su trabajo con la marca italiana de ropa Benetton, afirmó en una ocasión que “la publicidad es el medio más rico y poderoso que existe en la actualidad” (O’Guinn, Allen y Smenik; 1999). Su declaración escandalizó a los conservadores, pero nadie estuvo en desacuerdo con el protagonismo y el alcance de la publicidad en el mundo de nuestra época. Desde hace siglos, la publicidad ha sido un eslabón importante en la cadena económica y se ha convertido en un reflejo de la sociedad que la produce. El ejercicio de la publicidad de finales del siglo XX y de principios del XXI es el resultado de décadas de estudio de la mente humana. La comunicación comercial se convirtió en objeto de investigación científica, los procesos para elaborar mensajes publicitarios cada vez se adaptan más a las características de la mente que los recibe. Además de la razón, las flechas que lanza la publicidad tienen como blanco las emociones. Los productos más vendidos en la actualidad son aquellos que en nuestra mente dejaron de ser productos ordinarios, debido a que la fuerza persuasiva de la publicidad los transformó en marcas extraordinarias dentro de nuestros corazones. Dichas marcas logran transmitir sensaciones a través de su comunicación, despiertan el deseo de un consumidor por adquirir o compartir un estilo de vida y se convierten en parte del sistema de creencias y de valores de miles de personas. Es tan efectivo el proceso que, incluso, hay marcas que llegan a tener mayor poder de convocatoria que algunas religiones, partidos políticos y movimientos sociales. La influencia de la publicidad no sólo ha crecido en tu interior, sino que su presencia se apodera de espacios que antes estaban destinados al entretenimiento, a la información, al juego, al tránsito y hasta al descanso. Incluso, hay personas que afirman que la publicidad se ha convertido en un “intruso necesario” en sus programas favoritos, en sus ciudades y hasta en sus conversaciones. En una ocasión escuché decir a Carl Jones, un publicista con más de dos décadas de prolífica actividad profesional en México, que es consciente de que su trabajo no beneficia a la sociedad tanto como el de un neurocirujano. Sin embargo, me atrevo a pensar que su trabajo ha obtenido mayor relevancia social que el de muchos neurocirujanos, científicos e investigadores. La publicidad toca más vidas diariamente en todo el planeta que la mayor parte de los avances tecnológicos y científicos, por la sencilla razón de que está ahí para casi todas las personas, en casi todos los lugares y en casi todo momento. Consumas o no, eres alcanzado por la publicidad continuamente. Al hablar de esta disciplina como un oficio, resulta obligado citar a don Eulalio Ferrer, conocido en México y España como “el supremo pontífice de la publicidad”. Este maravilloso personaje de la comunicación y promotor mundial de la lengua castellana, definió al publicista como “un amplificador de las sensaciones humanas que, al establecer una comunicación directa con el mundo de los sentidos, se especializa en averiguar lo que la gente quiere, aunque, irónicamente, él no sepa lo que quiere” (Ferrer, 1994). Se dice que la información es poder y la industria de la publicidad está llena de información confidencial lista para ser procesada y aparecer en los lugares más visibles para los ciudadanos del mundo. Algunos creativos publicitarios pierden el piso al entrar en contacto con esa información y ver que sus ideas —buenas o malas—, se vuelven parte de la cultura popular. Dominados por su ego, pretenden adquirir más notoriedad que las marcas para las que trabajan y ceden el control de sus impulsos a su necesidad de reconocimiento. De acuerdo con don Eulalio, los publicistas serios, los verdaderos profesionales de la comunicación comercial, (…) se forjan en la experiencia práctica, desde un oficio que le hace rehén de todas las incertidumbres. La experiencia práctica es importante, pero no suficiente, se necesita del conocimiento profesional e integral. Se debe estudiar, adquirir responsabilidad moral y responsabilidad por el trabajo que se desempeña (Ferrer, 1994). En una época en la que la sociedad de consumo está tan devaluada ante los ojos de quienes la culpan de la carencia de un sistema de valores que favorezca la convivencia entre los humanos, este exitoso profesional demostró que también se puede ser un hombre de principios y privilegiar los valores personales en cualquier escenario. Reconoció que la publicidad puede ser cómplice de aquellos productos que ofrecen beneficios imposibles de cumplir, si se hacen anuncios para favorecer su venta; pero como en cualquier dilema ético y moral, la decisión depende de cada quien: (…) cada profesional ejerce su criterio, puede incluso pensar que su producto es el mejor del mercado, pero somos muy pocos y generalmente extraños en la publicidad quienes hemos llegado a decir que no a alguna marca por cuestión de principios (Ferrer, 1994). Satanizar a la publicidad por “fomentar el consumismo” resulta injusto y absurdo. El consumismo es producto del sistema económico que priva en el mundo desde la caída del Muro de Berlín en 1989. El triunfo del capitalismo sobre el socialismo sentó las bases de la vida política, económica, social y cultural por la que se regirían, prácticamente, todos los países del mundo. El trance entre el llamado proteccionismo y el nuevo sistema económico neoliberal, dio pie al cambio en la estructura de los países subdesarrollados con economías emergentes. El ingreso de competencia extranjera con mejores argumentos de calidad, logística, precio y promoción, impactó de forma negativa en países subdesarrollados —como México— que vieron quebrar un sinnúmero de empresas, lo que provocó graves repercusiones sociales. Esta crisis motivó a los gobiernos, empresarios e instituciones educativas a renovarse al aprender a hacer uso de las herramientas mercadológicas empleadas por las empresas extranjeras para poder competir en circunstancias menos desfavorables. Quienes condenan a la publicidad por fomentar el consumismo, pierden de vista que empresas como Telmex, Bimbo, Cemex, Maseca, Grupo Modelo y muchas otras, no sólo nos brindan productos y servicios por medio de los cuales satisfacemos nuestras necesidades básicas, sino que además generan un gran número de empleos en todo el país y sus aportaciones fiscales son determinantes para evitar una catástrofe económica que sumiría en la miseria a toda la nación. Por lo tanto, la publicidad tiene una importancia social que va más allá de la económica y que en ocasiones es infravalorada por sus detractores y el público en general. Por si esto fuera poco, la publicidad produce y difunde cientos de campañas sociales en el mundo que tratan de persuadir a las masas para cuidar el agua, para alejarse de las drogas, para no manejar si ha bebido alcohol, para respetar el medio ambiente y muchas otras causas loables. Si estas campañas no tienen el éxito esperado no es, la mayoría de las veces, responsabilidad de los mensajes, sino de la educación y la cultura del público que los recibe. Bill Bernbach, reconocido como “el padre fundador de la publicidad contemporánea”, afirma que …el corazón de la creatividad publicitaria es vender. Por ello paga el anunciante. Y si ese objetivo no impregna cada idea que tengas, cada palabra que escribes, cada foto que haces, estás equivocado y es mejor que cambies de oficio (Moliné, 2000). Sería ocioso juzgar a la silla eléctrica por privar de la vida a personas que cometieron delitos graves, en todo caso habría que juzgar al sistema judicial que permite la pena de muerte o a las deficientes políticas educativas, deportivas, culturales, sociales y económicas que orillan a los ciudadanos a tomar un camino equivocado. Lo mismo sucede con la publicidad, juzgarla por las políticas neoliberales determinadas por los países más poderosos del mundo en términos económicos y militares, resultaría muy injusto. La publicidad es una herramienta de comunicación de la mercadotecnia como la silla eléctrica es un instrumento de ejecución del sistema judicial. Ambas son muy efectivas para cumplir con su objetivo, pero también duramente juzgadas por el evidente mal uso que algunos le han dado. Este es un libro que brinda herramientas para tu desarrollo interior basadas en estrategias publicitarias exitosas. Puedes amar u odiar a la publicidad, pero es imposible ignorarla. Su eficacia está probada y comprobada. Si por medio de ella has incorporado a tu vida determinadas experiencias que adquieres junto con ciertas marcas, productos y servicios, también podrás favorecer un proceso de transformación que no has podido culminar por medio de otros métodos. Ya lo decía Bernbach en una de sus citas más famosas: “Todos los que somos profesionales de la publicidad somos formadores de la sociedad. Podemos vulgarizarla, brutalizarla o ayudarla para que suba de nivel” (Moliné, 2000). Como mencioné anteriormente, si bien la publicidad tiene una trascendencia social que va más allá de la económica, a partir de este libro surge una nueva zona de impacto: la existencial. Deseo poderosamente que sea capaz de cumplir con la consigna de Bernbach: aportar lo que cada quien pueda aportar para tener una mejor sociedad. Cómo la publicidad conquistó tus neuronas No hay nada en la mente que no haya estado antes en los sentidos. Aristóteles La finalidad de toda campaña publicitaria es impactar los sentidos del ser humano con la mayor intensidad posible. Ante este planteamiento, se ha dado un debate entre los publicistas desde hace décadas: una parte de ellos sostiene que la efectividad de los mensajes se debe al contenido creativo de los mismos; mientras que la contraparte afirma que se debe a la constante repetición del mensaje. Quizá sea tema de otro libro hablar sobre las marcadas diferencias de personalidad entre los profesionales dedicados a crear de manera estratégica las imágenes y frases que conforman una campaña de publicidad y los profesionales que se encargan de planear y contratar los medios de comunicación que transmitirán los mensajes a una audiencia determinada. Sin embargo, a ambas partes las asiste la razón, aunque la solución del conflicto no dependa de ninguna de ellas: quien tiene la sartén por el mango es la empresa anunciante. El anunciante es quien determina los objetivos publicitarios y el presupuesto con el que deben ser alcanzados. Lo primero limita la creatividad y lo segundo limita la contratación de medios. Aun con lo anterior, la publicidad es una herramienta muy poderosa con la que cuenta la mercadotecnia para persuadir al consumo de bienes y servicios. Se vale de las implicaciones psicológicas de imágenes, sonidos, palabras, colores, texturas, movimientos, formas, trazos y ¡hasta olores y sabores!, para conquistar un espacio en tu mente y asegurar la presencia de una marca en el momento en el que surja en ti una necesidad. Existe un proceso complejo casi científico, detrás de la elaboración de los carteles que ves en la calle o los anuncios que interrumpen tu programa favorito de televisión; pero cuando se conoce cómo funciona tal proceso en el interior de una persona una vez que ésta ha sido alcanzada por un anuncio publicitario, la comprensión de este mecanismo se simplifica. La percepción es la facultad humana de recibir un estímulo del medio ambiente e interpretarlo (D’Egremy, 1993). Los animales también perciben estímulos del medio exterior, con la diferencia de que ellos no los interpretan. Un perro mira a su amo enojado y no se pone a pensar si es porque tiene gastritis, porque tuvo un mal día o porque recibió una multa por estacionarse en un lugar prohibido. Simplemente se mantiene a distancia porque percibe su enojo y prefiere no acercarse en ese momento. Una vez que alguno de tus sentidos capta un mensaje publicitario (principalmente la vista o el oído), éste viaja a tu cerebro por medio de neurotransmisores que se conectan con tus neuronas y almacenan dicho mensaje a través de impulsos eléctricos. Imagina que tu cerebro es como el disco duro de una computadora y que es capaz de almacenar cualquier cantidad de información al conectar entre sí millones de neuronas. Todo lo que has aprendido hasta hoy está almacenado en alguna cadena de neuronas en tu cerebro. Voy a hacer un alto aquí para explicar el proceso de aprendizaje, o cómo es que se “graba” en nuestro cerebro la información que obtenemos del medio ambiente y esto da paso al proceso de interpretación. Partiré de la base de que todo lo que sabes lo aprendiste en algún momento. Desde que eras bebé comenzaste a registrar información en el cerebro. Si así fuera el caso, un día detectaste que cada vez que te sentías mojado bastaba con llorar para que mamá apareciera en escena y, de manera amorosa, cambiara el pañal mojado por uno seco; no sin antes recibir placenteras caricias en el trasero mediante la aplicación de talco refrescante. Al repetir varias veces el mismo proceso y verificar el resultado, esa información registrada en tu cerebro se convirtió en una creencia. La capacidad de razonar que nos diferencia del resto de los animales, no es más que la actividad cerebral de relacionar la información anterior con la nueva. De esta manera, se construye lo que comúnmente conocemos como experiencia y, con el paso de los años, lo que popularmente se ha etiquetado como madurez. La cantidad de información de que disponemos al comienzo del siglo XXI es tremenda. Tu cerebro la organiza de tal manera que puedas relacionarla internamente con otros conocimientos adquiridos y con las situaciones que se te presentan de manera cotidiana. De no ser así, recordaríamos absolutamente todo lo que vimos, escuchamos, dijimos e hicimos y es muy probable que todos estuviéramos completamente locos. Para evitarlo, el cerebro tiene una función llamada memoria. Ésta es un mecanismo que nos permite almacenar información en el cerebro sin que ocupe espacio innecesario en la conciencia. Ahora bien, existen dos tipos de memoria: la memoria temporal que te permite recordar en dónde estacionaste tu automóvil y la hora de la función de cine; y la memoria a largo plazo, donde se almacena todo lo que consideras importante y es indispensable para ti. Esta información está tan bien resguardada que resulta casi imposible olvidarla. Es una parte tuya, de tu cuerpo. Es aquello que se conoce como sistema de creencias y que se forma en el cerebro por medio de las conexiones de neuronas a las que hacía referencia anteriormente. Cada que aprendes algo se crea en tu cerebro una cadena de neuronas que se fortalece cada vez que repites aquello que has aprendido. Por medio de las repeticiones, el cerebro detecta que esa información es importante para ti y genera una sustancia con la cual protege y aísla al cordón neuronal que la contiene. Como puedes ver, esto va más allá de simples pensamientos o recuerdos. La memoria es algo físico, tangible; tiene la misma presencia fisiológica en el cerebro que la que puede tener un tatuaje en la piel. Por lo tanto, existe un sistema de creencias en tu cerebro que tiene una presencia real en tu vida, que incluye lo que tú crees y lo que te ha hecho creer el ambiente en el que te desarrollas. Ahora bien, ¿somos realmente conscientes de nuestras creencias? De algunas sí pero ignoramos la mayoría de ellas, estas últimas forman parte de nuestro inconsciente. Si tu madre le teme a las serpientes y desde siempre habló de ellas con miedo, probablemente tú también les temas, pero, en realidad, ¿qué te ha llevado a creer que las serpientes son malas para ti? Si tu padre siempre se ha ganado la vida trabajando duro, probablemente tú también trabajes como desquiciado y lo que ganas no es proporcional al esfuerzo que realizas, ¿por qué tienes que creer que tú tienes que hacer lo mismo? ¿Existe alguna razón para que tu vida no pueda ser más fácil? Realmente nadie nos impone vivir de la manera que lo hacemos, pero creemos que así debe ser. He ahí la importancia de las creencias, nuestra forma de vivir está determinada por ellas. Somos lo que creemos que somos, estemos conscientes de ello o no. Cuando los publicistas comprendieron este proceso dentro de la mente humana, los mensajes que producían comenzaron a ser más efectivos. El objetivo primario de la publicidad es vender lo que anuncia. Vender a corto, mediano o largo plazo no importa; la finalidad es vender. El estadounidense David Ogilvy, uno de los genios de la publicidad contemporánea, inmortalizó la siguiente frase: “La única manera de medir la creatividad de nuestros anuncios, es por medio del sonido de las cajas registradoras de nuestros anunciantes” (Moliné, 2000). En un principio, los anuncios se realizaban con base en los atributos de los bienes que ofrecían los anunciantes. Los atributos se refieren a las características físicas de un producto; son aquellas partes, piezas, componentes, etcétera, que forman parte de un producto. Se decía a los consumidores que la textura de cierta tela es más fresca, que determinado sombrero era más bonito o que tal vehículo era más grande. Con el comienzo de la era industrial, de forma automática aumentó la oferta y apareció la competencia. El consumidor ya tenía la opción de elegir el mismo artículo entre varias marcas. Por lo tanto, los productos se convirtieron en satisfactores de necesidades y la publicidad comenzó a anunciar principalmente los beneficios del producto. Aquellas características no necesariamente tangibles que podrían diferenciar a un producto del resto y ser determinantes en la decisión de compra del consumidor. Por ejemplo: estos pantalones de mezclilla, además de estar fabricados con una tela suave y resistente, favorecen mi figura y me permiten estar a la moda, por ende, ser aceptado en un grupo social determinado. La globalización de la economía y la caída de las fronteras comerciales, lograron que, prácticamente, se estandarizara el consumo a nivel mundial. Debido a ello, ahora no basta con anunciar los atributos y beneficios de los productos, la publicidad determinó que era necesario generar un valor agregado; es decir, aquella característica, tangible o no, que un producto ofrece de manera exclusiva y que supera las expectativas del consumidor que lo adquiere. Por ejemplo: los adolescentes varones, por razones biológicas y sociales, se encuentran ávidos de explorar su sexualidad. Su libido está a tope. Fue por eso que la publicidad creada para el desodorante Axe, prometía a los consumidores potenciales que al utilizarlo serían irresistibles para el sexo opuesto. Por medio de imágenes que mostraban a chicas mirando sugestivamente y acercándose de forma provocativa al chico que usaba el producto, la empresa fabricante colocó la nueva marca en el número uno en ventas a nivel mundial en poco tiempo. AXE 2010 SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO Los anuncios resultaron un éxito por la combinación de dos factores: la información que ofrecía el anuncio no estaba dirigida a ofrecer los atributos y beneficios del producto (aparentemente). De ser así, el cerebro de los jóvenes no hubiera registrado nada nuevo. Cualquiera de ellos sabe para qué sirve un desodorante y cómo se usa. El éxito radicó en que la publicidad activó el proceso de aprendizaje en el cerebro de los jóvenes por medio de imágenes que ya tienen registradas y que, al ver el anuncio, relacionan con su sistema de creencias previamente instalado. Es decir, fue creada una nueva cadena neuronal con la sencilla premisa de que Axe atrae a las mujeres, las imágenes en el anuncio validaron esa información y la convirtieron en parte de un sistema de creencias. La estrategia mercadológica consistió en seguir repitiendo la misma premisa año con año (hasta la actualidad), por medio de mostrar diferentes situaciones que reafirmaran esa idea en el cerebro del público. Como resultado se obtuvo un reforzamiento en el cordón neuronal y la información ha pasado a ser parte de la memoria a largo plazo de un gran número de adolescentes varones de todo el planeta. Es importante señalar que el gran impacto de los mensajes publicitarios en la mente se debe, además de lo ya comentado, a las características y funciones de los dos hemisferios que conforman el cerebro. Ambos hemisferios operan de manera independiente. El hemisferio izquierdo es la sede del consciente y podríamos decir que es la que alberga nuestra parte masculina, ya que es analítico, lógico, racional, estructurado, calculador, ordenado y coherente. Es en el lado izquierdo del cerebro donde se llevan a cabo las funciones del lenguaje (la escritura y la lectura), las funciones matemáticas y todo aquello que requiere seguir un orden lógico. Por lo tanto, el lenguaje que maneja este hemisferio está conformado por números y palabras. Por su parte, el hemisferio derecho del cerebro es la sede del inconsciente y la casa de nuestra parte femenina. En este hemisferio están la creatividad y las emociones, principalmente. El hemisferio derecho trabaja con imágenes y sentimientos; no analiza la información recibida, únicamente la recuerda y la convierte en acciones. Es decir, en la parte izquierda de tu cerebro se encuentra almacenado el nombre de la primera persona de la que te enamoraste y el año en el que se hicieron novios; en el lado derecho, está guardado lo que sentiste la primera vez que la besaste, el olor de su perfume y la canción que estaba de moda durante el tiempo en el que se conocieron. Seguramente te ha sucedido que escuchas en algún lugar aquella canción que te recuerda a esa pareja. Basta con escuchar las primeras notas para que la parte derecha de tu cerebro proyecte en tu mente una serie de imágenes que corresponden a recuerdos de esa época. Junto con las imágenes aparecen algunos sentimientos positivos que percibes en una o varias partes de tu cuerpo a manera de sensaciones. El hemisferio izquierdo de tu cerebro es el encargado de realizar el análisis de una forma más estructurada y de almacenar los argumentos que sustentan racionalmente todos los sucesos relacionados con esa situación. Volviendo al ejemplo del desodorante, las imágenes del anuncio quedaron guardadas en el hemisferio derecho del cerebro y las frases que incluyen la idea de la atracción al sexo opuesto se registraron en el lado izquierdo. No es casualidad que, además, el nombre del desodorante lo conformen tres letras únicamente: a menor cantidad de información, menor dificultad para almacenar datos en la memoria. Si atamos todos estos cabos, podemos confirmar que la publicidad asegura una presencia integral en tu cerebro. La marca y el deseo por adquirirla quedan fisiológicamente grabados en tu razón (hemisferio izquierdo) y en tus emociones (hemisferio derecho). La publicidad ha logrado que una marca forme parte de ti, de tu vida, de tu experiencia, de tu cotidianidad, de tu sistema de creencias. Tomando en cuenta este proceso casi científico, nadie podría dudar del poder que tiene la publicidad cuando se realiza de esta manera. Afortunadamente para los consumidores, y lamentablemente para los publicistas y anunciantes, la publicidad en México y una buena parte del mundo aún no sigue religiosamente este proceso. De ser así, nuestro cerebro sería equiparable con el directorio amarillo y, muy probablemente, la vida de las personas sería aún más superficial y consumista. El presente es un reflejo del pasado Esta información puede ayudarte a comprender cómo es que te convertiste en lo que eres, porque sería un error pensar que venías “programado de origen” para comportarte como lo haces en la actualidad. Una magnífica y muy atinada campaña creada en los noventa por el Consejo de la Comunicación, A. C. (México), muestra la fotografía de un bebé de meses acompañado de la frase “Él nació un buen mexicano, de ti depende que siga así”. Hacerte consciente de tus creencias y desear cambiarlas, son los únicos requisitos para comenzar un proceso de transformación interna que marque la pauta de la satisfacción de tus verdaderas necesidades de manera libre y responsable. Te invito a que reflexiones por un momento en toda la información proveniente del exterior que tu cerebro ha grabado desde que eras un bebé incapaz de filtrar o etiquetar los estímulos que recibías como “buenos” o “malos”, como “correctos” o “incorrectos”. Dichos estímulos encontraron tierra fértil en tu cerebro y formaron las primeras cadenas neuronales mismas que, en algunos casos, después de años han pasado a ser “grilletes” neuronales. Estas estructuras de pensamiento que adoptaste en la infancia y juventud temprana se convirtieron en tu sistema de creencias. Es decir, interpretas la vida a través de esas ideas que alguien más puso en ti y que te orillan a satisfacer las necesidades de otras personas antes que las propias. Incluso, me atrevo a decir que una buena parte de tus pensamientos, sentimientos y conducta, están regidas por las creencias que adquiriste por influjo externo. Nadie puede negar la gran influencia que tienen nuestros padres sobre nosotros. Juegan un rol fundamental en nuestra formación. Simple y sencillamente, la relación que tienes contigo mismo es resultado de la forma en la que te trataron tus padres; incluso como resultado de esto, tratas así a los demás y les exiges que te traten de la misma manera. Esos estímulos han quedado tatuados en el lado derecho de tu cerebro, en tu inconsciente, y gobiernan tu vida. Han logrado que te relaciones con cierto tipo de personas y que evites a otras, que cometas cierto tipo de errores con frecuencia, que te tropieces con las mismas piedras, que no disfrutes tu trabajo o que te sientas incapaz de encontrar una actividad que te haga sentir bien contigo mismo, que te sientas imposibilitado para generar abundancia o que no encuentres sentido a la vida sin acumular bienes materiales, etcétera. * * * Luisa tenía una hermana menor y unos padres que vivían una relación en la que la madre ejercía el control del resto de la familia. Ante su incapacidad de tomar sus propias decisiones y las riendas de su vida, la madre de Luisa manipulaba a su familia para que hiciera su voluntad y adquiriera responsabilidades que ella misma rechazaba. Por lo tanto, desde que se embarazó de su segunda hija, repitió a Luisa constantemente que ella debía cuidar y querer a su hermana por sobre todas las cosas, debía comprenderla y permitirle todo, estaba obligada a darle el mejor ejemplo y protegerla de cualquier peligro. Luisa, que creció sometida a llevar a cabo la voluntad de su madre o afrontar graves consecuencias emocionales, “aceptó” la responsabilidad que ella le confería y se esforzó al máximo para proveerle una vida fácil y segura a su hermana de acuerdo con sus limitadas posibilidades. Cuando no cumplía sus actividades, aparecía su madre con la amenaza de que “las niñas malas se quedan solas, nadie las quiere y son muy infelices”. Al igual que la mayoría de las madres, la de Luisa seguramente quería lo mejor para sus hijas; pero el no conocerse a sí misma le orillaba inconscientemente a actuar de una manera bastante perjudicial para impartir una formación adecuada. A la mayor la convirtió en una mujer sometida y condenada a obtener la propia felicidad a través de la felicidad que pudiera proveerle a los demás. A la menor, la enseñó a depender de otros para tomar decisiones y para resolver sus problemas. Hizo de ella una persona irresponsable que llevaría una vida despreocupada al limitarse a decir “quiero esto”, “quiero aquello” y sentarse a recibirlo de manos de otros, fuera su hermana, sus padres, su pareja o cualquiera que estuviera cerca. Cuando Luisa dejó la casa paterna para formar su propio hogar con su esposo, comenzó a cuestionarse hasta dónde los problemas que tenía en su matrimonio eran un reflejo de los problemas de pareja de sus padres. Con el tiempo y por medio de la intervención psicoterapéutica, se dio cuenta de que tenía grabada esa enseñanza en la mente y que inconscientemente todas las decisiones que tomaba estaban encaminadas a darle gusto a su madre y a obtener su aprobación. Estaba tan profundamente arraigada en el hemisferio derecho de su cerebro esa “orden” que le había proferido su madre, que se había adueñado de su voluntad y su conducta, de manera que la madre ya no necesitaba estar presente físicamente para decirle las cosas, ya la había interiorizado, habitaba permanentemente en su interior, en su mente. Y para muestra un botón: Un día en la escuela, la maestra castigó a su hermana encerrándola en un armario oscuro durante un par de horas. El episodio horrorizó a la niña y la mantuvo en una crisis nerviosa durante varias semanas. La madre quería comerse viva a la maestra y armó un escándalo de epopeya en la dirección del colegio. Luisa tendría menos de 10 años cuando se suscitó este episodio y el impacto que recibió por las reacciones de su hermana y de su madre fue muy intenso, a tal grado que generó en ella una culpa muy profunda por no haber podido ayudar a su hermana a salir de ese lugar. Si Luisa hubiera estado presente en el salón cuando la maestra encerró a su hermana, con toda seguridad, se hubiera ofrecido para ocupar su lugar, aunque eso significara aceptar un castigo que no le correspondía. Pero como no pudo hacer esto en la realidad, lo hizo a nivel inconsciente. Buscó castigarse y encerrarse en ese lugar dentro de su mente y seguir al pie de la letra las instrucciones de su madre: “Tú no debes permitir que tu hermana sufra, debes defenderla y evitar a toda costa que a ella le pase algo malo”. Al poco tiempo, Luisa comenzó a experimentar pavor por los lugares cerrados y la soledad; la oscuridad y el frío la hacían sentirse de lo más incómoda hasta en su propia casa además de sentirse culpable cada vez que creía que no hacía algo bien para halagar a los demás y sentir que tenía la obligación de cumplir todos los caprichos de su hermana y de su madre. Vivió de esa manera casi dos décadas hasta que llegó el momento de hacer frente a las creencias arraigadas en su cerebro, determinar cuáles le pertenecían y cuáles no, comenzar a buscar sus propias creencias, reforzar sus valores y personalidad para conducirse de una manera más libre, más propia, más auténtica. Más adelante profundizo en la influencia psicológica que tienen en tu vida las creencias de otros. Sirva esta primera parte para que conozcas cómo se lleva a cabo el proceso de aprendizaje en tu cerebro, que generes conciencia de que las creencias que adquiriste en el pasado —sin importar si en realidad son tuyas o de alguien más— determinan tu personalidad o tu conducta en el presente. Planeación, creatividad y estrategia No hay ningún viento favorable para el que no sabe a dónde dirigirse. Arthur Schopenhauer En el mundo corporativo, constantemente se plantean objetivos y se determinan las estrategias necesarias para alcanzarlos. En buena medida, el éxito organizacional radica en la planeación a corto, mediano y largo plazos. Si bien el planteamiento de objetivos es el resultado de proyecciones económicas, financieras y de mercado que proporcionen utilidades a los accionistas, las estrategias dependen totalmente de la capacidad creativa de los empleados. En una junta en las oficinas de Hewlett Packard, un director informó a su equipo de trabajo que debían encontrar la fórmula para disminuir en 90 por ciento el precio de venta al público de las impresoras. Los ejecutivos pusieron en marcha su creatividad para alcanzar lo que a todas luces parecía una utopía, hasta que encontraron la fórmula para vender las impresoras al costo de fabricación y obtener utilidades por medio de los consumibles. Creatividad y estrategia siempre deben ir de la mano si quieres lograr tus objetivos. La creatividad que no es estratégica no es más que mera imaginación. Son muchísimos los creativos publicitarios —empecinados en aparentar rebeldía e irreverencia— que se niegan a utilizar la estrategia para elaborar sus campañas. Les molesta, dicen, que “encierren en un calabozo oscuro” sus alcances creativos. Cuando un anunciante confía en ellos y pone en sus manos el futuro de su empresa, puede comprar anuncios muy buenos a nivel artístico, pero muy malos a nivel comercial. Anuncios realizados para satisfacer el ego del publicista, no las necesidades del anunciante y del consumidor final. Ernesto Barba, publicista, declaró estar convencido de que “la publicidad sin estrategia es como una relación sexual sin protección: es rico, pero muy peligroso”. Es la definición más elocuente que he escuchado sobre la relación entre creatividad y estrategia. Ahora bien, toda estrategia requiere de una planeación, así como la planeación requiere de objetivos. En un spot de televisión noruego en el que se anuncia la marca de chocolates Stratos, aparece un niño jugando solo con su balón de futbol. Definitivamente no es lo mismo jugar solo que con alguien, así que el “goleador solitario” pone en marcha su creatividad y determina una estrategia para tener un compañero de juego: prepara una cena romántica para sus padres que da como resultado un hermano en nueve meses. Este es el ejemplo perfecto del equilibro entre creatividad y estrategia, entre generar ideas y convertirlas en acciones. AXE 2010 SPOT 2 DE TELEVISIÓN VER VIDEO Las agencias de publicidad que han dedicado tiempo y recursos a perfeccionar sus métodos creativos y de comunicación cuentan con un área de planeación. Esta área se encarga de visualizar al producto a largo plazo y de desarrollar todos los pasos que deben seguirse para llegar a construir un significado para la marca en la mente del consumidor. Las marcas exitosas han atravesado por un riguroso proceso de planeación. Cada palabra, cada frase, cada imagen, cada campaña, se originan con base en el eje estratégico definido por la empresa que resulta de un análisis de las acciones realizadas en el pasado, de la situación actual de mercado y de las tendencias para el futuro. Philip Knight, fundador y CEO de Nike, practicaba el atletismo a un muy buen nivel en su natal Oregon, Estados Unidos. Fue gracias a la práctica de este deporte que se dio cuenta de que las prendas deportivas estaban diseñadas únicamente para un público minoritario: aquellos que practicaban deporte a un nivel de competencia semiprofesional o profesional. Por lo tanto, en un inicio su empresa dirigió sus esfuerzos en ofrecer ropa deportiva de calidad profesional a quienes no practican deporte o lo hacen de manera recreativa, con la finalidad de que incorporaran a sus vidas la experiencia de sentir el orgullo de ser deportistas. Knight se propuso lograr este propósito por medio de tres pasos: el primero fue diseñar ropa y calzado deportivo con materiales de la más alta calidad y a la vanguardia en diseño y tecnología; el segundo paso consistía en dotar a la marca de un significado entre los consumidores al conectar a éstos con profesionales del deporte, por lo tanto, patrocinaron a los deportistas más destacados en diversas categorías (la sociedad entre Michael Jordan y Nike ha sido una de las alianzas comerciales más exitosas en la historia de la mercadotecnia deportiva); una vez logrado lo anterior, el último paso fue dirigir esta conexión a las emociones de los consumidores de todo el mundo por medio de publicidad en la que se presenta a la marca y a los deportistas que la usan de una manera épica, sensual y emocionante. Contar con un objetivo organizacional bien establecido y planear los pasos necesarios para alcanzarlo, convirtieron a Nike en una de las 10 marcas más exitosas a nivel transnacional, que ha logrado que los deportistas gocen del reconocimiento de la sociedad y que fomenta en todo el mundo la práctica del deporte amateur con una credibilidad, alcance y eficacia que envidian los programas de salud y educación de los gobiernos de la mayoría de los países subdesarrollados. Felicidad: ¿meta o camino? Si te preguntara cómo te ves en los próximos cinco años, ¿qué me responderías? No importa si tienes 15 o 70 años. Si estás sano o no. Si estás conforme con tu vida actual o no. Si te crees capaz de alcanzar una meta o no. Lo que te estoy preguntando es ¿cómo te gustaría que fuera tu vida en un plazo de cinco años? ¿Lo has pensado alguna vez? A menudo realizo esta pregunta a mis alumnos y sin importar su edad o la época en que realice el cuestionamiento, las respuestas son muy similares: “Me veo ejerciendo mi carrera, ganando bien y viajando”. Y cuando les pregunto en dónde les gustaría trabajar, qué área de su carrera ejercerán, cuánto les gustaría ganar o a dónde quisieran viajar, la respuesta siempre es “pues no lo sé todavía”. ¡Todavía! ¿Cuándo se supone que lo definirán? ¡Estoy hablando de jóvenes que estudian el último año de una licenciatura y que no tienen ni idea de qué van a hacer una vez que la terminen! Increíble, pero la respuesta que recibo con mayor frecuencia es: me veo feliz, ¿ah, sí?, ¿qué es eso?, pues así… feliz. Triste pero cierto. Esto es un asunto muy delicado. Consideremos que la gran mayoría de las personas que vivimos en este planeta queremos ser felices, por tanto, ese debe ser considerado como el objetivo más importante de la humanidad y justamente ahí es en donde radica nuestra infelicidad: la felicidad no está en el logro del objetivo, sino en lo que nos mueve a dar cada paso que necesitamos para alcanzarlo. Esto lo comprendí cuando comencé a correr regularmente. Salía a correr y para mí era un martirio completar la distancia que me había propuesto. Un dolor en las rodillas me impedía avanzar y terminaba más por disciplina que por disfrute. Cuando me di cuenta de que lo que me provocaba felicidad era terminar la carrera y no la carrera en sí, fue cuando todo cambió. Sin que lo buscara, aparentemente, comenzaron a llegarme tips para aprender a calentar y a correr. Al poco tiempo el dolor de mis rodillas desapareció. Hoy participo en carreras de fondo y soy capaz de incrementar mi entrenamiento sin preocuparme de nada más que de disfrutar de cada paso que doy, de cada respiración, de cada gota de sudor y, por supuesto, del júbilo de llegar a la meta y lograr el objetivo. Entendí que la felicidad está en la carrera, no en la llegada. Al igual que en el mundo corporativo, la creatividad es una herramienta fundamental para plantearte un objetivo personal, profesional, familiar o espiritual, y la forma de llegar a él. En el mundo de hoy, todo y todos a tu alrededor te dicen constantemente lo que esperan de ti, pero nadie te dice cómo lograrlo. Los medios de comunicación y tu entorno social han llenado tu mente con todo aquello que debes poseer para no quedar fuera, sin embargo, pocas personas se detienen a pensar si esa enorme lista de benefactores materiales satisface realmente sus propias necesidades o las de los demás. Son muy pocos los padres que enseñan a sus hijos a tomar decisiones. En América Latina, particularmente en México, existe la tendencia de que los padres enseñan a sus hijos a depender de ellos. Tal parece que ignoran los beneficios sociales de formar personas libres y amarlas aunque no sean como a ellos les gustaría que fueran. Resulta frecuente encontrarse con historias de padres frustrados que buscan realizarse a través de sus hijos, por ejemplo, al imponerles la pareja que deben tener, la profesión que deben ejercer, la forma de vestir, el grupo social al que deben pertenecer… Los gobiernos son un reflejo de la situación familiar. Hay varios ejemplos de países latinos donde los gobernantes luchan por mantener a los ciudadanos hundidos en la ignorancia para obtener beneficios personales con total impunidad. Los padres prefieren imponer sus ideas —disfrazándolas de tradiciones familiares— para que sus hijos no les hagan ver sus carencias. Por lo tanto, es probable que te hayan enseñado a obedecer y no a planear. Aquel que no ha podido tomar decisiones sobre sus intereses personales, no sabe a dónde llegar y mucho menos cómo. Cuando se enseña a alguien a satisfacer las necesidades de otros, automáticamente se le sitúa en un sitio bastante confortable en donde los demás son responsables de las decisiones que toma y, por ende, de las consecuencias de las mismas. Por ejemplo, recuerdo a una persona que se encontraba atrapada en la disyuntiva de permanecer con su esposa o irse con su amante. Sin darse cuenta, la confusión que experimentaba en realidad se trataba de una profunda negación de hacerse responsable de las consecuencias que traería su elección. Era preferible hartar a su esposa para que lo corriera de la casa o enloquecer de celos a su amante para que se fastidiara de su falta de compromiso y lo dejara. De esa manera él no tendría que decidir, y en caso de que las cosas no salieran como él esperaba la responsable sería alguna de las dos mujeres. Fernando Savater asegura que las personas tienen tanto miedo al compromiso que se pasan la vida exigiendo a los demás que les resuelvan sus problemas. De unas décadas a la fecha, las personas han desarrollado una habilidad fantástica para culpar al mundo entero de su incapacidad para tomar las riendas de su vida. De tal forma que gobernantes, maestros, dirigentes, jefes, vecinos, amigos, padres, hermanos y aquel que pase por enfrente, serán los culpables de todo cuanto pase en sus entornos. Principalmente de los errores, aunque existen quienes tienen tan poca estima propia que también responsabilizan a los demás de sus aciertos. En unas cuantas décadas, la raza humana —salvo algunas muy honrosas excepciones—, perdió el interés por formar parte del juego de la vida y se limitó a reaccionar ante ella. La mayoría de las personas han permitido que el miedo merme sus ganas de volverse parte del juego y se limiten a ocupar un lugar en el graderío. Olvidaron que una persona “existe” cuando “hace”, no sólo cuando “piensa”. La pasividad ha reemplazado a la acción y aquellos que optan por “hacer” obtienen grandes beneficios. Por eso, el mundo es un gran mercado. Los visionarios generaron una oportunidad de negocio a partir de la indecisión de los demás y la debilidad de una mente capaz de soportar cualquier dolor cuando tiene un centro comercial cerca o el control remoto de la televisión a la mano. Fueron los gobiernos, corporaciones, religiones y medios de comunicación, quienes aceptaron de manera gustosa tomar las decisiones por las personas que renunciaron a su libre albedrío. Y éste se ha convertido en el entorno favorito de la publicidad: personas que no saben lo que quieren, que se sienten plenamente insatisfechas con su existencia y que tratan de aparentar lo contrario al llenar esos inmensos vacíos emocionales comprando y consumiendo. Un producto para cada necesidad Seguramente conoces los Corn Flakes que produce la empresa estadounidense Kellogg’s. Esta marca de cereal es tan poderosa que se convirtió en el nombre de todos los productos de su categoría. En todos lados se pedían Corn Flakes en lugar de cereal de hojuelas de maíz. Su éxito radicó, en buena medida, en la estrategia publicitaria que se ha empleado desde su lanzamiento: mostraron una familia sentada a la mesa en una cocina muy amplia, de color blanco y llena de luz. En la mesa hay frutas, miel, jarras de jugo y leche y, como elemento principal, la caja de cereal. Los padres sentados a las cabeceras sonríen y escuchan a sus hijos. Ellos les devuelven miradas amorosas mientras vierten el cereal en sus grandes platos. La familia perfecta ¿no crees? Esta familia desayuna junta, en una cocina que bien podría ser del tamaño de la estancia de cualquier departamento. Sobre la mesa puede distinguirse la abundancia, el padre no está leyendo el periódico, la madre no está apurando a nadie, los hijos no tienen cara de dormidos ni están enajenados enviando mensajes de texto por el celular, embobados mientras juegan con un PSP o haciendo algún berrinche. Al contrario, los mayores escuchan atentamente la conversación de sus hijos y, a su vez, estos parecen disfrutar de la compañía de sus padres y de un desayuno sin la queja permanente de que algo no les gusta… Te reto a que hagas memoria y me digas cuántos desayunos de tu vida han sido como el que acabo de describir. Si contaste más de cinco, te felicito. La realidad de la mayoría de las familias en el mundo entero es muy diferente, no tienen una “súper mamá” como la que mostraba la marca en un spot. Sin embargo, compran el cereal porque lo asocian con el deseo de tener una casa cómoda, una mesa repleta de comida y una familia amorosa. Quizá la eficacia de la publicidad radica en que los productos que anuncia rellenan esos vacíos emocionales que hay en nuestros corazones (aunque no los resuelvan). La publicidad ha logrado incorporar en tu vida diaria hábitos, conductas, sensaciones, emociones, experiencias y deseos con tal fuerza que se han convertido en parte de ti. La publicidad transformó artículos ordinarios en paliativos contra la pobreza existencial. COCA COLA 2010 SPOT 3 DE TELEVISIÓN VER VIDEO CAPÍTULO 2 Publicidad: El “yo -marca” 60 Para que un anuncio tenga éxito —lo mismo que una persona o un producto—, debe establecer su propia y singular personalidad, o nunca será tomado en cuenta. Bill Bernbach Seguramente has estado parado frente a la estantería de algún supermercado. Es impresionante la cantidad de productos de las mismas características que te ofrecen prácticamente los mismos beneficios a un precio muy similar. ¿Qué te hace decidirte por uno o por otro? La respuesta es simple: la marca. El concepto de marca ha ido evolucionando con el tiempo. Primero fue el nombre de quien fabricaba un producto, después se comenzó a nombrar a los productos con diferentes denominaciones para diferenciarlos de sus competidores. Hace algunos años las marcas comenzaron a ofrecernos una serie de promesas, y en la actualidad, si una marca quiere ser exitosa, debe comunicar valores y crear en la mente del consumidor un escenario al que desee pertenecer. “Una marca es el nombre, el término, símbolo o diseño, o una combinación de ellos, asignado a un producto o servicio con la finalidad de darlo a conocer, identificarlo y diferenciarlo de la competencia, garantizar su calidad y asegurar su mejora constante”, afirma el economista Michael Porter, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard y especialista en gestión y administración de empresas. (Porter, 2002). Pero no sólo eso, también se considera una marca “todo aquello que los consumidores reconocen como tal” (Trout y Rivkin, 2002). En otras palabras, la empresa que ofrece un producto o servicio establece las características de una marca con base en un determinado mercado. Sin embargo, es en la mente del consumidor en donde la marca toma un significado real que está cargado de afectividad. Según Al Ries, una autoridad en el ámbito de la mercadotecnia a nivel mundial, una marca “es una idea o concepto singular que se posee en la mente del cliente potencial” (Ries, 2005); es decir, la marca exitosa en la ac- tualidad debe quedar tatuada en la mente de quien se pretende que lo consuma, ya que tiene la capacidad de influir en el comportamiento de compra. Por lo tanto, resulta más poderosa cuando está impresa en la mente que en una etiqueta. Básicamente, una marca es una promesa. Una marca debe inspirar confianza y ofrecer algo que nadie más pueda cumplir. Debe despertar entusiasmo y generar una lealtad a largo plazo. En un documento interno que pretendía convertirse en el plan estratégico anual de una empresa para la que trabajaba hace unos cuantos años, escribí que “la empresa que pretenda ser competitiva bajo las condiciones de mercado actuales, debe enfocar el esfuerzo de todas sus áreas en la consecución de clientes, no sólo de ventas”. Estas palabras buscaban generar conciencia en los directivos acerca de la importancia de la lealtad a la marca por parte de los compradores de un producto, pero para conseguirlo, debíamos otorgar una identidad al nombre de la empresa. Es decir, nuestra marca debía convertirse en un conjunto de activos vinculados al nombre y símbolo de la misma que incorporaran el valor suministrado por el producto a nuestros clientes. Quizás parezca irrelevante mencionar que perdí mi trabajo un par de semanas después de presentar ese plan, cuando los directivos que me habían contratado con el fin de “levantar la empresa”, decidieron que estaba bien la manera como venían haciendo el trabajo y que su empresa “no necesitaba de ese tipo de cosas”. Lamentablemente esa es la realidad de la mayoría de las empresas en México, con todo y que fuimos el tercer país del mundo en adoptar el enfoque por competencias laborales desde 1996 (sólo después de países como Reino Unido y Australia). El caso es que, aunque algunos se nieguen a aceptarlo, la oferta es tan grande y la competitividad es tal en el mundo actual, que la necesidad por aplicar estrategias de mercadotecnia y publicidad se presenta hasta en las personas. En el mundo de la mercadotecnia se emplea el término “personalidad de marca” para determinar el conjunto de características humanas asociadas a una marca. Grant McCracken explica que “existe una analogía entre marca y consumidor semejante a ese complejo de procesos cognitivos, afectivos y de comportamientos que constituyen la relación entre dos personas” (Moliné, 2000). Marçal Moliné, uno de los mejores creativos publicitarios de la historia, considera que “las marcas, para que sean marcas y no sencillamente nombres, han de ser como personas” (Moliné, 2000). Esto demanda la existencia de un grado de identidad importante entre la marca y quien la compra. Pero también tiene que ser a la inversa. Al Ries asegura que “si una persona quiere tener éxito en la vida, debe considerarse una marca y actuar en consecuencia” (Ries, 2005). En el siglo XXI, los nombres representan mucho más que la forma de diferenciar a una persona del resto. Alguna vez le pregunté a un diseñador de moda que pretendía ser reconocido internacionalmente, si usaría una marca diferente a su nombre propio (o “artístico”) para vender sus creaciones. La respuesta que obtuve fue un categórico “¡jamás!”. Y este fenómeno no sólo impacta directamente en la venta de productos de consumo. Ya hubo un nombre propio que recibió el mismo tratamiento que una marca y durmió en Los Pinos durante seis años. Recuerda la campaña presidencial de Vicente Fox y dime si las tres letras de su apellido no se convirtieron en una marca que comunicaba cierto tipo de valores y un escenario político, económico y social al que la mayoría de los mexicanos aspirábamos (y seguimos aspirando). El resultado de la campaña fue una victoria apabullante en las urnas y la caída de un régimen tras siete décadas consecutivas de gobierno. Y si de políticos se trata, nuestros vecinos del norte hicieron una jugada estratégica maestra: la marca Obama, cargada emocionalmente con argumentos que conmueven a todo el planeta, fue en un principio el estandarte sobre el cual comenzó a reconstruirse la imagen de marca del gobierno de Estados Unidos a nivel internacional y a restaurar la confianza de los electores y contribuyentes estadounidenses después de la escalofriante “era Bush”. Este par de ejemplos parecen otorgar la razón a David A. Aaker, profesor emérito de Estrategias de Mercadotecnia en la Universidad de California en Berkeley, cuando afirma que “las percepciones de la marca pueden ser, efectivamente, más importantes que el producto físico” (Aaker, 1996). Ahora bien, ¿qué tan propio es el nombre propio? Existen millones de personas que llevan uno o más nombres por tradición familiar, por inmortalizar a un ser querido que ya murió, por cariño a los padres o abuelos… incluso, hay quien nombra a sus descendientes por admiración a algún deportista, artista o personaje religioso, mitológico, histórico y hasta del mundo de la farándula. En este caso, lo que logran los padres, o al menos lo intentan, es transferir la identidad de otra persona a sus descendientes. Tuve una compañera en la universidad cuyo segundo nombre era Yaira elegido por el padre en honor al futbolista brasileño Jair (se pronuncia “Yair”), campeón del mundo en 1970. El padre quería tener un varón y como no fue así no se quedó con las ganas de inmortalizar su admiración por aquel jugador y marcó a su hija de por vida con un nombre al que ella odiaba tanto como al futbol. Los padres no se dan cuenta de que descargan en sus hijos una buena parte de su personalidad, identidad, deseos y frustraciones, con lo cual condicionan su individualidad desde su nacimiento. Si bien no se puede esperar a que un ser tenga uso de razón para que él mismo elija su nombre con base en su propio criterio, tampoco es conveniente transferirle una identidad cargada de tradiciones, gustos, ideas y responsabilidades familiares y sociales. El filósofo Jacques Derrida, que criticara, analizara y revisara fuertemente las palabras y sus conceptos a través del método que denominó “deconstrucción”, escribió que “el nombre propio debería garantizar una cierta conexión entre el lenguaje y el mundo, en la medida en la que debería designar a un individuo concreto, sin ambigüedad, sin necesidad de pasar por los circuitos de la significación” (Derrida, 1998). Sin embargo, es en el terreno de la significación donde un nombre de pila se convierte en un nombre propio. El encargado de otorgar esa significación es el propio individuo al transferir a su nombre su propia esencia y dotarlo de su personalidad, para que no se limite a ser un elemento de identidad individual, sino social. Un nombre es propio, sin importar si existe en 15 generaciones anteriores, en el momento en el que el individuo otorga un significado diferente a las letras que lo conforman. En términos artísticos, el artista toma como influencia a los autores que le transmiten algo que le hace vibrar y sus primeras obras se parecen a quienes tomó como referencia. Con el paso del tiempo comienza a escuchar su voz interior y a explorar diferentes caminos hasta que encuentra su propio estilo, que no es otra cosa que el sello propio que imprime a su obra, que la distingue del resto y que la hace única. Lo mismo puede pasar con un individuo que conoce sus raíces, las tradiciones que imperan en su familia y sociedad, la forma en que las personas cer- canas interpretan el mundo e, incluso, los planes que tenían sus padres para él, y encuentra en su propia naturaleza el sentido de su existencia. Es entonces que el nombre propio se convierte en un componente esencial del ser humano. Una corriente del psicoanálisis posfreudiano asegura que el nombre propio tiene una función especial en el psiquismo del sujeto. En todo psiquismo hay algún elemento que tiene la función de un nombre propio, que es parte de su destino, de su conducta. Es decir, pareciera que cada nombre propio tiene un significado que “predestinara” al propio sujeto a comportarse de acuerdo a él. Por ejemplo, Félix es mi único nombre y tiene una raíz latina con dos acepciones: la primera de ellas “feliz” (alegría, felicidad) y la segunda “fertilidad” (aplicada no sólo a lo referente a hijos, sino también a ideas, conocimiento, etcétera). Pero también tiene una raíz griega que viene de “fénix”, en la que la referencia obligada es el ave de la mitología griega que “renace de entre sus cenizas”; es decir, que se “reinventa a sí misma”. Si miro mi vida en retrospectiva, encuentro que las tres acepciones han sido parte fundamental en mi historia personal y que al presentarse de manera constante parecieran predeterminarme a un estado de ánimo, a una capacidad o a una manera de enfrentar la vida. Lo cual no quiere decir que mi estructura física, psíquica y espiritual, mi ser, se reduzca a ello. Como lo mencioné anteriormente, los humanos tenemos la capacidad de dotar con un significado personal a nuestro propio nombre, pero no cabe duda el gran apoyo que representa conocer los significados que ya están implícitos en él y que, probablemente, significa para nosotros una carga algunas veces positiva y otras no tanto. El nombre es a una persona lo que la marca al producto, la única diferencia es que nunca escucharás a un producto quejarse de que no le gusta su nombre. Para evitarlo, antes de su lanzamiento al mercado, se realizan pruebas ante una muestra representativa del público que se pretende que lo compre; aun así, hay casos en los que ha sido necesario cambiar parcial o totalmente la marca de un producto o servicio para que tenga éxito. Te puedo asegurar que la palabra que más escucharás en tu vida es tu nombre. Si no te gusta, tienes que investigar qué es exactamente lo que te disgusta para encontrar una solución. Lo más fácil para algunas personas es cambiárselo, para otras lo más adecuado es modificar su nombre y dotarlo de una identidad acorde a su persona partiendo de cero. Eso es una decisión meramente personal y para la que no tengo una opinión a favor o en contra. De lo que sí estoy completamente seguro, es de someter a un nombre de pila al mismo tratamiento de una marca para transformarlo en un nombre propio que sea capaz de transmitir a cualquiera la esencia de un individuo. Por lo tanto, tu andanza particular por el camino de la publicidad comienza con la metáfora de convertirte en un producto que necesita buscar una marca adecuada para satisfacer sus necesidades. DEL “YO” AL “YO-MARCA” Hasta el día de hoy tienes un nombre de pila, en el mejor de los casos, un nombre propio. Pero para poder lograr lo que te propones y ganarte un lugar destacado en un planeta con casi siete mil millones de habitantes, necesitas convertir tu nombre en una marca. No propongo cambiar tu nombre, sino dotar de un significado al que ya tienes; es decir, de una identidad afín a tus intereses, habilidades, historia personal, gustos, preferencias, hábitos, expectativas, etcétera. Marçal Moliné afirmó que: “Nos convertimos en marcas. Cada vez más. Y por esto, el recurso de la diferenciación que utilizan las marcas para posicionarse y desarrollarse, hoy parece estar al alcance de todos, sobre todo de quienes necesitan convertirse en marcas con valor agregado para generar más rentabilidad” Moliné, 2000 Si entendemos la palabra “rentabilidad” como sinónimo de “realización personal”, verás que resulta atractivo para cualquiera. Este libro te mostrará las reglas del juego, pero depende de ti y de tus valores encontrar las respuestas a los cómo, cuándo, para qué y en qué tipo de marca deseas convertirte, así como las áreas de tu vida en las que estás buscando ser rentable. Considerar los elementos que caracterizan a las marcas más exitosas en la actualidad, te puede ayudar en la búsqueda: 1.Originalidad De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, la palabra “original” hace referencia directa a lo “perteneciente o relativo al origen” (www.rae.es). Eres cuerpo, mente y espíritu. Por lo tanto, mientras más conciencia tengas sobre el origen de cada uno de los componentes de tu ser, podrás obtener una perspectiva real de tu naturaleza. Alguna vez escuché a una productora musical contestar a la simple pregunta “¿de dónde eres?”, con una respuesta muy singular: “soy un ser humano y habito el planeta Tierra, decirte que soy mujer o de alguna parte en especial me haría sentir limitada”. Una respuesta “original”, sin duda. No sé hasta qué punto acertada, pero respetable. Es evidente que aunque no sienta nada por el lugar en donde nació y por el lugar en el que vive, esa información otorga un marco de referencia a su vida. Si esta mujer hubiera sido un tequila, se enorgullecería de decir que es de Jalisco, ya que para nadie representa lo mismo un tequila mexicano que uno japonés. Si ves formados en la línea de salida a los competidores de una maratón, seguramente apostarías por los africanos. De la misma manera que buscarías ingenieros automotrices en Alemania, pandilleros en el Bronx y guías espirituales en Tíbet. En México es común que cuando alguien viaja a otra ciudad hispanoparlante, dentro o fuera del país, regresa hablando con el acento característico del país o la región que visitó. Con sudamericanos y españoles pasa lo contrario, ya que aun viviendo cuarenta años en otro país, jamás pierden el acento de la región donde nacieron. Eso es un indicador del respeto que sienten por su origen. Una buena parte de su identidad fue construida sobre sus raíces, su historia, su geografía, su gastronomía, sus costumbres, su familia… En México perdimos nuestra identidad tras la caída de la gran Tenochtitlán y todavía seguimos buscándola. Curiosamente, la buscamos fuera y a lo que hallamos le damos más valor que a lo propio. Cuando era niño tuve cualquier cantidad de compañeros que, al igual que yo, descendían directamente de españoles. Todos los veranos iban con su familia a España y regresaban con la zeta atravesada en el gaznate. Me causaban mucha curiosidad porque no eran ni de aquí ni de allá. Eran demasiado españoles para nosotros y demasiado mexicanos para ellos. Pero cada septiembre llegaban sintiendo que estaban en un escalón por encima de los demás. Para profundizar un poco más en la importancia del origen en la formación de la personalidad, tomaré como referencia al psiquiatra suizo Carl G. Jung, uno de los más grandes estudiosos de la mente humana que ha dado la historia. Jung dividió la estructura de la mente humana en tres partes: el consciente, el inconsciente personal y el inconsciente colectivo. Este último concepto resultó ser el más innovador y controvertido de la psicología jungiana. El inconsciente personal incluye cualquier cosa que no esté presente en la conciencia, pero que no está exenta de estarlo. El inconsciente personal es aquello que comúnmente se entiende como “inconsciente” y cuenta con una memoria que podemos atraer rápidamente a nuestra conciencia y con otra que guarda aquellas experiencias que han sido reprimidas por algún motivo. Ahora bien, el inconsciente colectivo es una “herencia psíquica” (Frager y Fadiman, 2007). En él se almacena toda la experiencia adquirida como especie; representa un conocimiento con el que todos nacemos y compartimos por generaciones, aunque, según Jung, nunca llegamos a ser plenamente conscientes de ello. Es a partir del inconsciente colectivo que se establece una influencia en las experiencias y comportamiento humanos, especialmente en los que intervienen las emociones. Jung llamó arquetipos a los símbolos por medio de los cuales se manifiesta el inconsciente colectivo. Es muy común encontrar estos símbolos en cualquier representación creativa, generalmente artística, de la realidad de cualquier época. Por ejemplo, prácticamente todas las culturas han representado a la naturaleza como una madre. Existe una gran similitud entre los dioses egipcios, griegos, romanos, mayas, mexicas, hindúes, etcétera. Por lo que se puede afirmar que cada cultura ha interpretado el mundo a su manera, pero entre todas ellas siempre habrá símbolos en común que pertenecen al inconsciente colectivo de la raza humana que se transmite de generación en generación. Por ejemplo, si tu madre nació en la década de los cuarenta muy probablemente piense que una “buena mujer” es aquella que se casa y atiende a su marido, que tiene hijos y que dedica su vida a trabajar con ahínco dentro de su hogar, tal y como le enseñaron que debía ser a través de historias como la de Cenicienta, la típica mujer de aquella época. A pesar de que los tiempos han cambiado y el rol de la mujer en la sociedad ha evolucionado, pareciera que aún existe el estereotipo de la princesa en busca del príncipe azul que resolverá todos sus problemas y por el cual entregará su vida. Esas ideas, de acuerdo con el pensamiento jungiano, son atemporales y pertenecen al inconsciente colectivo. Me gustaría aclarar una confusión que se da con frecuencia entre el instinto y el inconsciente colectivo. Un bebé recién nacido sabe que puede encontrar alimento en el pecho materno y es capaz de succionar sin recibir ninguna enseñanza previa. Eso lo hace por instinto. El inconsciente colectivo explica la habilidad que muestran los niños nacidos en esta época para familiarizarse desde una edad muy temprana con el uso de teléfonos celulares, consolas de videojuegos, computadoras, etcétera. Pareciera que hubieran nacido con el manual de instrucciones almacenado en el cerebro. Diferencia muy marcada con quienes pertenecemos a otras generaciones y manifestamos cierta resistencia ante los avances tecnológicos. Si en este momento encargaras una campaña de publicidad a 10 agencias en diferentes partes del mundo, seguramente obtendrías propuestas con el sello particular de cada cultura; pero también encontrarías en todas ellas algunos elementos en común en forma de trazos, colores, símbolos, sensaciones, emociones, necesidades o palabras que están almacenados en el inconsciente colectivo. Por medio de este concepto quiero transmitirte que tu naturaleza humana ha sido influida por la experiencia y comportamiento de innumerables generaciones de la raza humana, así como la experiencia y comportamiento de las personas con las que coexistes influirán, de una u otra forma, a las generaciones venideras. Al final del día, y apelando un poco al sentido espiritual, todos salimos de la misma estación, tomamos el mismo tren para llegar al mundo y fuimos dotados con el mismo equipaje: cuerpo, mente y espíritu. Lo que nos diferencia de los demás es lo que decidimos hacer en nuestra estancia terrenal. En eso, precisamente, consiste el hecho de existir. Lo hermoso de la existencia es saber qué, cuándo, dónde, cómo, en qué y para qué utilizamos el contenido del equipaje. Todos formamos parte del universo, interdependemos mediante la energía con la que fuimos creados. El origen de todo el universo es una inmensa fuente de energía. Todos nuestros pensamientos, acciones, sentimientos, palabras, movimientos, etcétera, se manifiestan en el universo por medio de energía. Por lo tanto, todo lo que hagas, digas, sientas y pienses tiene una repercusión directa en el universo que lo afecta o lo beneficia. Tu existencia es mucho más trascendente de lo que te han hecho creer. Todos compartimos el mismo origen y tarde o temprano regresaremos a él. Así que conocer, aceptar y respetar tu verdadero origen es el punto de partida para conocerte, aceptarte y respetarte, que, a su vez, representa el origen de una existencia plena. Más adelante haré referencia a la relevancia que tiene conocer tu origen como miembro de una familia. Sin duda, un eslabón fundamental para comprender quién eres y favorecer tu desarrollo personal. 2.Querible, creíble y confiable Uno de los principios de la teoría de la comunicación humana, sentencia que “es imposible no comunicar” (Watzlawick, 1981). Ya sea verbal o no verbalmente, en todo momento estamos comunicando algo. De hecho, el cuerpo es mucho más efectivo que las palabras para comunicar lo que pensamos y sentimos. Se ha documentado que, únicamente, 8% de las personas perciben lo que les dicen y 35% perciben la forma como se los dicen; el resto depende de la comunicación no verbal que escapa a la percepción consciente de la mayoría de las personas (Ailes, 1993). Por lo general, no es necesario que hables para que las personas se formen una imagen de ti por lo que perciben de tu comunicación no verbal. Es muy común que alguien se sienta atraído o rechazado por lo que, de manera inconsciente, lee en tu cuerpo. Una vez que nos tuvimos confianza, una amiga de la universidad me dijo que antes de conocerme le daba la impresión de ser un tipo muy “sangrón”. No era la primera vez que me lo decían, pero esa vez sentí la necesidad de conocer sus argumentos y le pregunté qué había provocado esa percepción en ella. Con ese tipo de honestidad que busca no lastimar, pero que cala profundamente, me dijo que siempre tenía cara de enojado, que caminaba con el ceño fruncido y los puños cerrados, que jamás sonreía con alguien que no fuera parte de mi grupo de amigos y que daba la impresión de ser desconfiado porque tensaba los músculos cuando alguien se me acercaba. Si esa era la etiqueta que los demás tenían de mí, no era de extrañar que nadie se me acercara o que lo hicieran con reservas. Curiosamente, mi personalidad es opuesta a la imagen que proyectaba de manera involuntaria. Sin embargo, el miedo, la inseguridad y la falta de autoestima que privaban en mí en esa etapa de mi vida se reflejaban a través de mi cuerpo con las señales antes descritas. En esto radica parte de la importancia del trabajo interior, en hacer consciente esa información almacenada en la mente, conocer su origen, superarlo y encontrar una congruencia y armonía entre cuerpo, alma y espíritu como la base de una vida plena. Así como basta un comercial de 30 segundos para que decidas adquirir o no un producto, puedes decidir si te gustaría convivir de manera más cercana o no con una persona con sola verla pasar o sentada en un salón de clases, de belleza o de baile. En conciencia o no, has puesto una etiqueta a todas las personas que conoces. En esa etiqueta se pueden leer uno o varios adjetivos que harán que aceptes o rechaces a alguien. Y claro, los demás también te han etiquetado con base en la percepción que tienen de tu imagen. Escuchar las palabras sinceras de mi amiga no fue algo grato, pero las agradezco desde el fondo de mi corazón porque fueron parte importante en mi crecimiento personal. De la misma manera, tú debes conocer la imagen que proyectas hacia el exterior. Es fundamental que te des cuenta de la comunicación verbal y no verbal que dio origen a los adjetivos que los demás han escrito en la etiqueta que portas. De esta manera podrás descubrir si existe una incongruencia entre lo que dices que quieres proyectar y lo que en realidad proyectas. Una marca debe ser querible, creíble y confiable. Una persona también. En condiciones normales, resulta muy complicado que alguien te quiera, te crea y confíe en ti cuando tu comportamiento es paradójico, es decir, cuando dices una cosa y haces otra. Esas personas tienden a quedarse solas porque resulta casi imposible convivir con ellas, igual que pasa con los productos que salen del mercado porque no se venden. El activo más valioso de la empresa Coca-Cola, es su marca. Basta con que se acerque diciembre para que en todas las salas de cine del mundo se registren entre el público las manifestaciones de ternura al ver la nueva versión del anuncio protagonizado por los osos polares. Cuando esa marca acuñó su slogan “Siempre Coca-Cola”, todo el mundo lo creyó porque sin importar la época, el lugar, el evento o la fecha, “siempre” está Coca-Cola. Lo que me parece más asombroso de esto es que la mayoría sabe del daño que el consumo habitual de ese líquido negro con gas es capaz de provocar en el cuerpo humano, ¡y aun así lo desean y consumen con confianza! Nadie en su sano juicio quisiera hacerse daño, sin embargo lo hacemos. Si lo hacemos a través de otros es porque los queremos, les creemos y confiamos en ellos aunque nuestra vida, seguridad, salud o dignidad estén de por medio. Una mujer que permite que alguien la maltrate, argumenta que soporta la agresión por cariño, porque creyó que, de alguna u otra manera, habría provocado la ira de su agresor y porque las flores que le llevó después de la última golpiza y el sexo de reconciliación le dieron la confianza para creer que nunca más sucedería. En este caso, el agresor se ha convertido en una marca que goza de un poder muy grande en la mente de la agredida igual que el refresco de cola en la mente de sus consumidores. Para evitar construir una marca bajo promesas falsas o situaciones negativas, debes apelar a tus valores. Recuerda que reza el dicho que “a cada iglesia le llega su fiesta y a cada guajolote le llega su Navidad”. Así que ten en mente que las marcas que verdaderamente perduran son aquellas que adquieren un compromiso con sus accionistas, trabajadores, proveedores, consumidores y el medio ambiente. El compromiso contigo mismo, con tu familia y amigos, con tu trabajo, con tus sueños, con tu proyecto de vida y la congruencia de éstos con tu sistema de valores, es la piedra de toque de un cambio sustentable y perdurable a largo plazo. No es casualidad que cariño, credibilidad y confianza aparezcan juntas, quizás porque la mayor parte del tiempo una depende de la otra. Puedes encariñarte con una persona por un sinfín de cosas, pero si con el tiempo comienzas a descubrir que te ha mentido dejarás de creer en ella y, por ende, tu confianza disminuirá al grado de que cada vez que llegue tarde o no te conteste el teléfono imaginarás lo peor. La desconfianza da pie al sufrimiento y éste termina con el cariño, incluso, puede transformarlo en un sentimiento negativo. Bacardí Limón fue el primer ron “de sabor” que hubo en el mercado mexicano. Un error estratégico en la distribución del producto provocó que no estuviera disponible en los puntos de venta acostumbrados. La campaña publicitaria de lanzamiento fue un éxito y “encariñó” a los consumidores jóvenes. Probar el producto en los clubs nocturnos de la época, generó “credibilidad” al poder constatar que la marca les ofrecía algo que cumplía con sus expectativas. Pero querer comprar el producto para llevarlo a una fiesta y no encontrarlo por ningún lado, comenzó a mermar la confianza de la gente en el mismo. Fue la publicidad la encargada de resolver la situación con una campaña rematada con la siguiente frase: “Bacardí Limón, si no lo encuentras, imagínate qué bueno es”. Gracias a esta creativa y estratégica campaña, el producto logró recuperar la “confianza” perdida en los consumidores y rodear la marca de un halo de exclusividad muy positivo. Lastimosamente este es un caso entre millones, al igual que cuando alguien, por ejemplo, descubre la infidelidad de su pareja. La relación nunca vuelve a ser la misma, por mucho cariño que haya de por medio, la credibilidad y la confianza resultan factores decisivos para un desmembramiento del vínculo. Para los humanos, querer y ser queridos es algo muy importante. El problema es que por lo general nos enfocamos en querer a otros y ser queridos por otros. No comenzamos por querernos a nosotros mismos para después poder querer a otros y elegir el tipo de personas que deseamos que nos quieran. Cuando una persona no se quiere, va por el mundo exigiendo a los demás que le den el cariño que no es capaz de darse por sí misma; asimismo aceptará el “cariño” de cualquiera aunque éste sólo sea una carga o influencia negativa. No te quieres porque no te consideras valioso. Cuando eso sucede no te crees capaz de hacer nada. Aquel que no reconoce sus virtudes no es capaz de creer en ellas, por tanto, tampoco siente confianza en sí mismo. Pero eso sí, pretendemos que los demás lo hagan y nos den un lugar en sus vidas que nosotros mismos no nos hemos dado en la nuestra. Exigir a la vida y a los demás su cariño, credibilidad y confianza cuando no tenemos un solo argumento para ello, no sólo es injusto, sino incongruente. La congruencia, según el psicólogo humanista Carl Rogers, es “el equilibrio que impera entre la experiencia, la comunicación y la conciencia” (Rogers, 1985). Comienza por buscar el equilibrio entre estas tres variables en tu interior haciéndote las siguientes preguntas: ¿Para qué me ha servido todo lo que he vivido, tanto positivo como negativo? ¿Qué aprendí de estas vivencias? ¿Qué debo hacer para evitar volver a vivir lo que me hizo daño? ¿Hablo conmigo? Cuando hablo conmigo, ¿qué adjetivos utilizo? ¿Busco momentos de soledad o lo evito? ¿Disfruto de mi compañía? ¿Soy lo que elegí ser o lo que los demás me dijeron que tenía que ser? 3.Clara, consistente y constante Estas tres características de las marcas exitosas están más orientadas a la comunicación que permanentemente ejerce una marca, tanto al interior de la empresa que la produce como a sus diversos públicos al exterior: autoridades gubernamentales, prensa, comunidad y, por supuesto, consumidores. Una marca exitosa tiene total claridad acerca de lo que es y lo que no es. Sabe lo que ofrece al consumidor de forma exclusiva y que en eso radica la diferencia con la competencia, por lo tanto siempre enfoca su comunicación en esta promesa. Volvo, la marca de automóviles de origen sueco, tiene muy claro que diseña, fabrica y vende automóviles seguros. Sabe bien que lo suyo no son los autos deportivos y de lujo, por lo tanto, limitó su competencia a la categoría de automóviles familiares, misma que lidera al utilizar la propuesta única de “seguridad”, argumento que resulta fundamental para el comprador de vehículos en los que se transportará su familia. En cualquier parte del mundo que veas publicidad de Volvo ésta hará referencia a la seguridad, por tanto, en nuestra mente Volvo significa seguridad. 88 En una entrevista de trabajo debes destacar tus cualidades por encima de tus defectos. Los vendedores deben hablar de lo que hace diferente su empresa y los beneficios exclusivos que ofrecen sus productos en lugar de perder el tiempo hablando mal de la competencia, como sucede en algunas reuniones sociales donde suele dedicarse una parte del tiempo y de la energía de los asistentes a criticar a los que no están presentes… Al viajar en alguna carretera mexicana, seguramente has visto salir volando por la ventanilla de un auto la bolsa de botana, el envase de refresco o un pañal usado. El patán responsable muestra una actitud retadora y agresiva cuando alguien osa señalar su inadecuada conducta. Sin embargo, una vez que cruza la frontera hacia Estados Unidos se transforma en un ciudadano civilizado que respeta los límites de velocidad, se detiene antes de las franjas peatonales y no tira basura en las calles. Si una persona es capaz de comportarse ordenadamente en otro país, quiere decir que también puede hacerlo en el propio. Entonces, ¿por qué a un mexicano le cuesta tanto trabajo? Hay quien dice que este es un problema de identidad. Un mexicano promedio no tiene claro lo que es y lo que no es. La noche del 15 de septiembre, sale a la calle a beber tequila, comer garnachas y cantar rancheras hasta hartarse, pero el resto del año hace hasta donde puede por perjudicar a su país: rige su productividad bajo la ley del menor esfuerzo, evita a toda costa tener que pagar impuestos, es desidioso para ejercer su voto en periodos electorales, desafía a la autoridad y a sus paisanos permanentemente, pretende que las autoridades resuelvan sus problemas por arte de magia sólo porque es “su obligación”, atenta contra el medio ambiente, no sabe y no le interesa trabajar en equipo, es irresponsable, valora inconmensurablemente todo lo que provenga del exterior, siempre piensa primero en su bienestar y jamás contempla el bien común, condena lapidariamente el éxito de otro mexicano y es capaz de pasar por encima de cualquiera, incluso de su propia patria y familia, con tal de salirse con la suya… Pero eso sí, “la noche del grito” se pinta la cara de verde, blanco y colorado para festejar “el orgullo de ser mexicano”. Lamentablemente, mi amado país no es valorado ni respetado por la mayoría. Si las personas valiosas fueran mayoría, no estaríamos a la deriva flotando sobre las aguas de la mediocridad, esclavizados por la ambición desmedida de las autoridades y la iniciativa privada. Viendo pasar la vida entre la ignorancia, el egoísmo y la mentira, entre la promesa, el sueño y mezquindad. Conozco a varias personas que viven quejándose de la corrupción y de la incapacidad de los gobernantes y empresarios, pero cuando han llegado a ocupar una posición en donde pueden hacer las cosas de acuerdo con lo que predican, terminan siendo seducidos por el poder que ofrece el sistema y actúan de la misma forma que tanto criticaron. Para tener claro lo que es una marca, se debe tener identidad; es decir, definir qué eres y qué no eres. La claridad en este sentido puede ser un auxiliar muy efectivo en tu búsqueda de una mejor vida. Conocer lo que te diferencia de los demás te puede servir como brújula para orientar las decisiones que tomes con respecto a tu vida personal, familiar, sentimental, profesional y social. Comunicarte y actuar con base en esa idea que tienes de ti mismo te dará la congruencia necesaria para conducirte con libertad y con respeto a ti mismo y a tus semejantes. Saber a dónde vas te abrirá una gama de oportunidades para llegar a ese punto, pero tendrás que elegir aquellas que se ajusten a tu sistema de valores, a la promesa que como marca ofreces a ti mismo y a tu entorno. No es suficiente adueñarte de una idea de lo que eres. Hay que reforzarla continuamente practicando la congruencia entre lo que piensas, sientes, dices y haces. Pretender construir una “yo-marca” sobre características propias, que serían el resultado de un cambio en tu personalidad, sería construir sobre arenas movedizas. Es fácil caer en la trampa de apoyarse en lo que “se quiere ser”, resulta más efectivo concentrarse en lo que “ya se es” y a partir de eso impulsarse hacia lo que se “quiere ser”. Considera que una marca tiene una responsabilidad social y que todo lo que hagas afecta al ambiente. Busca que esa promesa que te ofreces a ti mismo, ofrezca también un beneficio a los demás. El mundo y este país están urgidos de líderes que adquieran la responsabilidad de hacer algo por los seres que le rodean y por el medio ambiente en el que se desenvuelven. Por ejemplo, Gandhi eligió la “no violencia” como su bandera y ganó una guerra sin disparar un solo tiro contra nadie. Con base en sus necesidades espirituales, definió la característica que lo diferenciaría del resto de las personas, al respetar sus ideas, metas y derechos en la misma medida que los de sus semejantes. El impecable manejo de la imagen de Pelé, tanto dentro como fuera de la cancha, ha sido fundamental para convertirlo en el icono del futbol a nivel mundial. La responsabilidad que adquirió con esa promesa lo hizo ser capaz de declarar a favor de la justicia cuando la policía capturó a su hijo Edinho durante una operación para desmantelar una red de narcotráfico en el sur de Brasil. O Rei se ganó el respeto del planeta entero con ese gesto que fue congruente con su imagen. Madonna se ganó la atención del mundo por sus excentricidades y hábitos moralmente cuestionables. Sin embargo, todo eso no fue más que herramientas para lograr lo que realmente quería: “ser la mejor y gobernar el mundo de la música”. Esta declaración que realizó públicamente a mediados de los años ochenta, se convirtió en el objetivo máximo de la cantante y se valió de todo —fingir masturbarse con un crucifijo en pleno escenario— para alcanzarlo. Louise Veronica Ciccone Fortin, convirtió a la marca “Madonna” en la representación viva de que querer es poder. Esta adolescente de Michigan hizo absolutamente de todo para conquistar el mundo de la música pop: desde canciones, videos, conciertos y amoríos controvertidos, hasta adoptar una niña en Malawi y convertirse a la Kabbalah. Podrá agradar o no, pero es admirable su determinación para ser y hacer siempre lo que ha querido. Una marca es consistente cuando es en todo momento lo que dice ser y constante cuando lo comunica mediante todas las herramientas disponibles para ese fin. Al inicio de la década pasada, El Palacio de Hierro estaba a punto de desaparecer por haber dejado de trabajar en su imagen. La visión de algunos directivos de la empresa y el talento de su agencia de publicidad, convirtieron a una marca que era percibida como anticuada y pasada de moda, en el almacén de las mujeres independientes, liberales y vanguardistas. Con una renovación total que incluyó el logotipo, el diseño de interiores de las tiendas, la renovación de los proveedores y, por supuesto, una campaña de publicidad espectacularmente cargada del enfoque feminista representativo de la época, esta tienda departamental rápidamente logró modificar la imagen de marca anterior por una que representaba lo que, para muchos, es el ideal de la mujer contemporánea. Desde entonces, la marca no ha dejado de destacar su personalidad en toda la comunicación que realiza. Desde los impresos colocados en el interior de la tienda hasta las campañas en televisión, revistas y exteriores, la marca presenta la frase que la proyectó al futuro: “Soy totalmente Palacio”. Esta frase convirtió a la tienda en un verdadero palacio y a la marca en un estereotipo. Esta marca es totalmente clara, consistente y constante. Desde 1997 adoptó una identidad y permanentemente la comunica por todas las vías que tiene a su alcance. Al grado de que no solamente se vale de los medios de comunicación convencionales para transmitir sus ideas, sino que es congruente con su imagen de marca vanguardista. En 2007 organizó la llamada “Gran carrera en tacones”, en la que se convocó a las mujeres mayores de 25 años a correr 100 metros planos en un máximo de dos minutos en zapatos que tuvieran un tacón mayor a ocho centímetros. La controversia que desató este peculiar evento en todos los sectores de la sociedad, no sirvió más que para impulsar su éxito y la imagen de la marca que se ha convertido en una aspiración para muchas mujeres en diferentes ciudades del país. En numerosas ocasiones, controversia es igual a éxito. Esto quiere decir que no basta con definir lo que eres, sino que debes vivir de acuerdo con los valores que representas. El mundo podrá estar de acuerdo o no contigo, pero mientras no perjudiques a los demás debes mantenerte firme y constante. Nadie debe determinar lo que debes ser, elegir te hace independiente, elegirte te hace libre, elegir, simple y llanamente, “te hace”. El filósofo existencialista francés Jean-Paul Sartre, sentenció que Nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construiremos nosotros mismos mediante nuestros actos. Los actos son ineludibles; no actuar es un acto en sí mismo, puesto que nuestra libertad no es algo que pueda ser dejado de lado. Sartre, 2008 96 La obra de Sartre no solamente otorga al ser humano la libertad de elegir lo que quieres ser, sino también la de la no elegir que, en sí mismo, también es un acto de elección. Pero una elección demanda un alto grado de conciencia que pocas personas ostentan, pero sobre todo de responsabilidad al aceptar tomar las riendas del propio destino y aceptar las consecuencias, tanto positivas como negativas, de nuestras acciones. Toda persona que está en busca de herramientas para tener una vida mejor debe poner de su parte, debe hacer algo más que sólo leer y quedarse sentada a esperar a que las cosas pasen como por arte de magia. Continuar con tu vida como hasta ahora es una elección que impide que te desarrolles, pero te brinda la comodidad necesaria de seguir culpando a los demás por las cosas que te pasan o dejan de pasarte. Si eso es lo que quieres, decídelo de forma consciente; es una gran manera de comenzar a hacerte responsable de ti mismo. Si lo que buscas es tu desarrollo, entonces deberás salir de la zona de confort y comenzar a tomar las elecciones, conscientes y consistentes que te acerquen al objetivo que con toda claridad trazaste previamente. El camino no es fácil, pero continuar intentando y aprendiendo de tus errores constantemente, elevará la confianza que tienes en ti mismo al demostrarte que eres capaz de hacer cosas que antes ni siquiera pensabas, aumentará la credibilidad en tus capacidades y desarrollará un cariño por ti mismo producto de un manejo responsable de tu propia existencia. El mismo Sartre dio un ejemplo de claridad, consistencia y constancia al rechazar el Premio Nobel de Literatura. Por medio de una carta dirigida a la Academia Sueca, explicó que tenía por regla declinar todo reconocimiento o distinción, ya que “los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por instituciones” (Sartre, 1996). Con esta acción, Sartre representó el paso de lo que se supone ideal, a lo que es real. Del tamaño del premio que rechazó es el valor que tiene el acto al mirarlo desde la óptica de la congruencia entre lo que “se es” y lo que “se hace”, aunque sus detractores interpretaran esta elección como un acto sublime de soberbia. El propio Sartre declaró que fue un acto de autenticidad, concepto que posteriormente desarrollaría bajo el nombre de “la vida auténtica”. Ésta “es la vida propia e individual que, desde la responsabilidad que sobreviene al saber que el proyecto vital elegido compromete también a la comunidad, debe igualmente favorecer formas de organización social fundamentadas en la libertad” (Atkinson y Field, 2004). Si bien una marca debe construirse en absoluta libertad y de manera individual, tener presente que todos tus actos repercuten en los demás, te ayudará a diseñar una existencia más armoniosa con el universo al adquirir la responsabilidad de procurar el equilibrio entre tu origen, tu entorno, tus creencias, tu destino y los medios que elijas para llegar a él. LOVEMARKS: UNA “YO-MARCA” PODEROSA Con el nacimiento de la era industrial en 1712, las corporaciones, con la complicidad de los gobiernos, se convirtieron en entes generadores de utilidades para los dueños del negocio. Mientras dichas utilidades se multipliquen de manera sostenida, más exitosa será la empresa y mayor poder ejercerá en la toma de decisiones relevantes para la vida en este planeta. En este contexto, un producto puede satisfacer las necesidades de un mercado determinado y generar riqueza para los accionistas de la empresa. Una marca satisface necesidades en un mercado global y fortalece la identidad entre millones de consumidores y la empresa, lo que le genera una mayor influencia social y grandes utilidades. Pero una marca exitosa llega a tener una trascendencia social, económica y política tal, que dota a sus dueños y dirigentes de un poder extraordinario. Y, como sentenció el gobernante griego Pitaco de Mitilene, “si queréis conocer a un hombre, investidle de un gran poder”. Si una marca puede ser poderosa, también lo puede ser aquella persona que se convierta en marca. Para que obtengas los mismos beneficios que reciben diariamente millones de productos y servicios en todo el mundo, es indispensable que vayas más allá de lo que hasta ahora he definido como una marca exitosa. Las técnicas y estrategias publicitarias avanzan y cada vez son más los métodos para crear marcas exitosas, marcas poderosas. Al decir “poderosa”, quiero que se entienda el poder como “tener expedita la facultad o potencia de hacer algo”, tal y como lo define la Real Academia de la Lengua (www.rae.es). Al hablar de poder, me refiero a la facultad humana de hacer lo que te venga en gana, siempre y cuando sustentes tu comportamiento en un sistema de valores individual. LOVEMARKS: UNA “YO-MARCA” PODEROSA. El verdadero poder en términos existenciales es el poder de “hacer”, tal y como lo estableció Walt Disney con su frase “si puedes soñarlo, puedes lograrlo”, o aquella máxima que afirma categóricamente “querer es poder”. El filósofo ruso G. I. Gurdjieff, escribió que “ser humano es aquel que puede hacer. Hacer significa actuar conscientemente y de acuerdo con la propia voluntad” (Gurdjieff, 2004). Hacer por y para ti, responsabilizándote de las consecuencias de tus actos. Solamente “es” aquel que ejerce el poder de razonar, de sentir, de elegir y de actuar con base en su propia concepción del mundo. Aquel que sigue, que imita sin cuestionarse ni formar su propio criterio, se limita a ser una copia de alguien más. Es un ente, no un individuo; es parte de una masa. No es libre, es un esclavo permanente de la voluntad de otros. Bajo esta perspectiva, la del existencialismo, el planteamiento filosófico de Descartes, “pienso, luego existo”, resulta fuera de lugar. Existes cuando el pensamiento forma tu propio criterio, éste te empuja a tomar una decisión y actuar con base en ella. Por lo tanto, realmente existes cuando haces. El pensamiento abstracto debe dar paso a la experiencia real y concreta. Sentir y vivir deben ser una prioridad antes que pensar o teorizar. De nada sirve pensar acerca de tu existencia, tienes que experimentarla, vivirla. LOVEMARKS: UNA “YO-MARCA” PODEROSA. La marca más allá de la marca Hasta ahora, te he mostrado una visión de lo que puede pasar cuando decides comenzar a desarrollar tu “yo-marca”, pero eso solamente es el principio. Para mostrarte una perspectiva más amplia de lo que puedes lograr por medio de la publicidad, debo llevarte más allá. En el mercado global una marca tiene muchas oportunidades, pero eso no quiere decir que sea realmente competitiva y que su éxito esté asegurado. El hecho de ser una marca solamente te otorga un lugar en la línea de salida en la verdadera competencia; y una cosa es participar en ella y otra muy diferente es aspirar a ganarla. La mayoría de los atletas se sienten ganadores por el hecho de participar en los Juegos Olímpicos; pero las grandes estrellas compiten para ganar. Ellos son quienes obtienen las medallas y pasan a la historia. Lo curioso es que casi ninguno de los ganadores de medallas se presenta al entrenamiento y a las competencias pensando en derrotar a sus rivales. Su objetivo está en superar sus propios límites. El poder ha sido asociado inherentemente al concepto de “dominación”, a mandar sobre otros. Esta limitada concepción de la naturaleza del poder, limita también al ser humano que busca colocarse encima de los demás por obedecer a su propio ego y negar el miedo de saberse igual a los demás. De acuerdo con el pensamiento de Friederich Nietszche, poder significa “asentarse; asegurar, preservar y poder desenvolver la propia existencia” (Nietszche, 2000). Por lo tanto, al convertirte en una marca poderosa estás determinando lo que quieres hacer de tu propia existencia y, a la vez, otorgando a los demás la libertad de hacer con la suya lo que les plazca. Al aceptar tu propia naturaleza, renuncias a imponer tu voluntad sobre quienes te rodean. Aceptar que tu poder tiene jurisdicción únicamente en lo que se refiera a tu existencia, te aleja del deseo inmaduro y narcisista de pretender que el mundo sea como a ti te gusta o te conviene. La revolución lovemark A pesar de que las marcas más poderosas del mundo gozaban de estabilidad financiera a finales del siglo pasado, hubo alguien que pensó que la labor de una agencia de publicidad no era suficiente y que debía emprender acciones para llevarlas más allá. Kevin Roberts, presidente ejecutivo de Saatchi & Saatchi, una agencia de publicidad inglesa de gran tradición en la industria y con presencia en 140 países, dedicó la mayor parte de su vida profesional a contratar los servicios de agencias de publicidad para las empresas anunciantes a las que representaba, razón por la cual conocía muy bien sus limitaciones y sus alcances en la construcción de marcas. Cuando recibió la oportunidad de dirigir una agencia, su experiencia como anunciante fue la base sobre la que construyó un método para transformar una simple marca en una marca poderosa. Lo denominó Lovemark y es un concepto tan original y efectivo que revolucionó las estrategias aplicadas al desarrollo de marca a nivel mundial. La palabra Lovemark nace de la idea “I love brand” (“yo amo a una marca”) y, en palabras de su creador, “sur- gió como una respuesta a la pregunta, ¿qué hace que algunas marcas sean tan inspiradoras, mientras otras no encuentran forma de lograrlo?” (Roberts, 2005). En su libro Lovemarks: el futuro más allá de las marcas (2005), Roberts explica que “las grandes marcas sólo sobrevivirán si crean lealtad más allá de la razón, sólo así podrán diferenciarse de las millones de insulsas marcas sin futuro”. Incluso, el poder transformador de este concepto va más allá al modificar la forma en la que las compañías se ven a ellas mismas y se sienten respecto a sus consumidores. Pero ¿qué hace que las lovemarks sean tan poderosas? Las lovemarks se basan en una relación entre el consumidor y la marca, no simplemente una transacción económica entre el comprador y el fabricante. Son grandes conexiones basadas en el amor. Llegan a tu corazón y a tu mente y crean una conexión íntima, altamente emocional que detona una complicidad entre la marca y tú. Ésta trata de concebir experiencias que desees incorporar a tu vida, que su consumo transforme o refuerce tu identidad y que suscite un vínculo emocional que pueda fortalecerse con el paso del tiempo. No es lo mismo “convencerte” de comprar un producto, que “motivarte” a hacerlo. El convencimiento se da una vez que escuchaste argumentos suficientemente sólidos como para tomar una decisión. La motivación se da una vez que recibes un estímulo que coincide con tu experiencia previa, tu sistema de creencias y tus deseos. El convencimiento se da a partir de argumentos racionales, mientras que la motivación emplea los emocionales. Para lograr que una marca se convierta en una lovemark; es decir, que genere la lealtad del consumidor hacia el producto y trascienda la razón, debe poseer tres ingredientes clave: misterio, sensualidad e intimidad. A continuación abordaré cada uno de ellos desde la perspectiva del desarrollo humano: 1.Misterio Veo a las Lovemarks envueltas en grandes historias y grandes metáforas. Hábilmente combinan pasado, presente y futuro. Tienen la habilidad de engraparse en nuestros sueños y aspiraciones. Kevin Roberts 104 Las personas mayores pasan la mayoría del tiempo añorando su pasado. Los jóvenes “invierten” su tiempo planeando el futuro. Tal parece que los únicos que viven el presente de forma natural son los niños. Obsérvalos. Si tienen una pelota cerca, juegan con ella y su imaginación es capaz de hacerlos sentir que están disputando un partido importante en un estadio lleno de gente que clama su nombre. Si tienen una caja vacía son capaces de construir con ella un castillo en donde se desarrollan las aventuras más inverosímiles. Si tienen una hoja de papel y un lápiz, son capaces de representar su percepción del mundo al crear obras abstractas de difícil entendimiento para los adultos. Los niños están en el presente, aquí y ahora. Un niño no tiene pasado, no lo recuerda. Su visión del futuro es a muy corto plazo, casi inmediato. Su mente está en el presente. Existen millones de personas que van por la vida cargadas de experiencias dolorosas adquiridas en el pasado y que en su mayoría no han sido aceptadas, mucho menos superadas; situación que deriva en un presente intensamente infeliz y en una sensación de angustia por lo que vendrá en el futuro acompañado por la resignación de que será igual de malo que el pasado y el presente. Si bien es cierto que nuestra historia de vida determina la interpretación que tenemos del mundo, la inconciencia domina gran parte de nuestra actividad cotidiana. Actuamos y vivimos como en “piloto automático”, sin tener conciencia de nuestros pensamientos, acciones y emociones. Hemos encerrado la mente en el resentimiento, frustración y negatividad adquiridas en el pasado y admitimos que pasen desapercibidos los buenos momentos que nos presentan aquí y ahora. Kevin Roberts asume que las lovemarks cuentan grandes historias afines a los sueños y aspiraciones de sus consumidores. Así que el mundo pudo apreciar una magnífica campaña de la marca alemana Adidas, en la que aparecían los grandes deportistas de la actualidad hablando de la historia que hay detrás de su éxito bajo el concepto “nada es imposible”. En una versión de la campaña, aparecía Jonah Lomu, jugador de rugby de origen maori y figura del equipo nacional neozelandés, quien fue diagnosticado con síndrome nefrítico cuando se encontraba en la cima de su carrera. Tuvo que ser sometido a un trasplante de riñón y los médicos creían que no volvería a caminar. Tres años después de la operación reapareció en las canchas y es uno de los jugadores de rugby más importantes a nivel mundial. JONAH LOMU SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO La rusa plus marquista mundial y bicampeona olímpica en salto con garrocha, Yelena Isinbayeva, aparece en el comercial dando el testimonio de su gran pasión por la gimnasia. El temprano desarrollo de su cuerpo y el largo de sus piernas obstaculizaron su camino como gimnasta olímpica, pero esas características le brindaron una ventaja competitiva sobre el resto de las competidoras del salto con garrocha, deporte que la convirtió en una leyenda. YELENA ISINBAYEVA SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO El mejor futbolista del mundo en los albores del siglo XXI, el argentino Lionel Messi, sufrió de una disfunción en la hormona de crecimiento que le impidió desarrollar un físico corpulento. Sin embargo, su complexión menuda le permitió aprender a conducir el balón pegado al pie, explotar su velocidad en campo abierto y desarrollar una gran habilidad para driblar rivales más robustos que él en un palmo de terreno. Esta historia es narrada por él en un emotivo spot de televisión. LIONEL MESSI SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO 109 Esta campaña de Adidas ganó bronce (tercer lugar) en Cannes, el festival de creatividad publicitaria más importante del mundo. Más que la simplicidad con la que logró comunicar el mensaje y la excelente ejecución de las ideas, el éxito de los anuncios radica en la “humanización” de la marca y las figuras que la visten percibida por el público. Mientras Nike, su principal competidor y líder del mercado de prendas y accesorios deportivos, patrocina a importantes figuras del deporte y las convierte en iconos de su especialidad la destacar de manera épica y fantástica sus habilidades, Adidas convirtió a las figuras en personas, en seres humanos convencionales cuyo principal triunfo no está en el campo de juego, sino en la vida. Adidas convirtió a los referentes del deporte en personas tan comunes y corrientes como tú y yo, admirables por su voluntad para sobreponerse a las adversidades y explotar la destreza que los ha llevado al éxito deportivo y la realización personal. El mensaje que las marcas transmiten por medio de su publicidad es muy claro: si quieres sentirte un súper atleta, no hay mejor marca que Nike; pero si quieres sentirte una súper persona, debes elegir Adidas. En términos de desarrollo humano, Nike representa al “ego” y Adidas al “ser”. Lo que no necesariamente debe ser negativo. Puesto que el ser humano, de una u otra forma, está en busca del éxito y la realización personal. Puedes ser exitoso y tener la suficiente humildad como para no sentirte superior al resto de los humanos. Si bien el saberte capaz de superar los obstáculos que plantea la vida te otorga una cierta sensación de poder, éste debe ser canalizado hacia la preservación de la vida y de la especie, no hacia el dominio sobre el prójimo. Las figuras que aparecen en esta campaña han sabido convertir sus debilidades en fortalezas. No trataron de luchar contra la naturaleza o de responsabilizar a otros por su desventura, ni siquiera perdieron tiempo en lamentarse y enojarse con Dios o con la vida. Recibieron una mala noticia y enfocaron su mente y su corazón en la oportunidad que la acompañaba. La aceptación del problema fue el primer paso para reforzar la voluntad de alcanzar su sueño. Lejos de encerrarse a rumiar su desgracia, se concentraron en dar un paso a la vez y celebraron los pequeños logros fruto de la disciplina y el trabajo duro. Pronto adquirieron seguridad propia y la suma de esos pequeños logros sucedió al éxito. Y al hablar de éxito no hago referencia a los goles de fantasía de Messi o las marcas mundiales de Isinbayeva, sino a la paz interior de saberse personas capaces de sobreponerse a la adversidad en cada momento de su vida. Los goles o los récords son el corolario de una existencia plena; de la salud física, mental y espiritual; de la humildad que les da saberse vulnerables; del hacer lo que aman y amar lo que hacen; del agradecer por lo que tienen en lugar de lamentar lo que no tienen… Conocer el pasado para entender el presente y modificar el futuro Si tu pasado está lleno de experiencias dolorosas que no has aceptado y superado, tu presente no es como tú quieres y puedes estar seguro de que tu futuro tampoco lo será. Conocer la historia te ayuda a comprender el presente y a modificar el futuro. Pero las cosas empeoran si el dolor, la frustración, el rencor, el miedo y la angustia por situaciones del pasado están en tu inconsciente y no te has dado cuenta del daño que hacen en tu presente. Es como tratar de leer un libro de historia sin abrirlo porque resulta doloroso. 112 Sin duda el trabajo psicoterapéutico es el mejor auxiliar para que te des cuenta de las situaciones que afectan tu estado emocional, para que inhumes aquella o aquellas experiencias que enterraste en lo más profundo de tu memoria. La mente es sabia. Sin que te des cuenta, encapsula y entierra las vivencias que te provocan dolor para evitar tu sufrimiento. Sin embargo, el que una experiencia traumática permanezca oculta no quiere decir que no esté ahí. La mente tiene la facultad de evitar que el recuerdo permanezca en la conciencia, pero no puede evitar que su recuerdo inconsciente afecte tu energía emocional y tu comportamiento. Hace poco me platicaban de la muerte del hijo de un periodista muy reconocido. El mayor de tres hermanos fue arrollado por un camión de pasajeros que no se detuvo en una luz roja. Mientras la ambulancia se abría paso para llegar al área de emergencias del hospital al que sería remitido, uno de los paramédicos buscaba en el directorio del teléfono celular de la víctima el número de algún familiar a quien pudiera dar aviso de lo sucedido. El estado de salud del joven de tan sólo 17 años de edad era precario, apenas y podía respirar a causa de las múltiples fracturas de costillas producto del fuerte impacto que recibió con el parachoques del camión. Sin embargo, cuando se percató de lo que hacía el paramédico, dijo con un hilo de voz: “Avise a mi mamá… papá nunca está y no contesta las llamadas…”. Estas fueron sus últimas palabras, murió poco antes de que la ambulancia llegara al hospital. El padre escuchó este testimonio de boca del paramédico en una de las audiencias en las que se procesaba al conductor del camión. El golpe fue devastador. A pesar del profundo dolor que sentía, tomó una determinación inmediata: todavía tenía dos hijos vivos y nunca se perdonaría continuar ausente en sus vidas. Renunció a su trabajo como periodista, dejó la ciudad e invirtió sus ahorros en un negocio de venta y renta de equipo de buceo en una playa del Caribe. La tranquilidad de una ciudad pequeña, la flexibilidad de horario y la fortuna de poder ganarse la vida haciendo lo que siempre había sido su pasatiempo favorito, le permitieron dedicar a sus hijos todo el tiempo, atención y cariño que les había negado en el pasado. Una tragedia como esta es capaz de hundir a cualquiera. El dolor de perder a un hijo siempre permanecerá en el corazón de ese padre, pero la templanza que tuvo para ver una oportunidad en medio de la desgracia, queda como testimonio de que eres el único responsable de cambiar tu historia. Tienes el poder de elegir entre continuar lamentándote de lo que ya pasó y culpando a los demás de tu desdicha, o de levantarte para erigir tu existencia sobre las cenizas del pasado. 2.Sensualidad Las Lovemarks suplican ser tocadas. No es posible entender el mundo sin vivirlo por medio de los cinco sentidos. Por lo tanto, los productos deben ser atractivos para los cinco sentidos. Es la única forma en la que podemos llegar a amarlos. Kevin Roberts Si alguna vez pasaste frente a una tienda de la marca estadounidense The Body Shop, seguramente el olor que viene de su interior captó tu atención de inmediato. Si entraste a la tienda, seguramente percibiste la excelente distribución de espacios, la adecuada selección de imágenes y colores de la decoración y señalización; que junto con la música de fondo y su apropiado volumen, lograron que te sintieras en un ambiente cautivante. Si permaneciste dentro de la tienda más de cinco minutos, seguramente no pudiste resistir la tentación de untar en tus manos una de las cremas en exhibición que te dejó una sensación muy agradable por su equilibrio entre textura, color y olor. Si tu economía lo permitía, seguramente compraste algo ¡aunque en ese momento no lo necesitaras! A esto se refiere Kevin Roberts cuando afirma que las marcas y los productos deben cautivar a los cinco sentidos. Como ya lo he mencionado antes, los sentidos son el mecanismo fisiológico de la percepción. Por medio de ellos conoces y te relacionas con tu entorno, pero también son un medio para experimentar placer. Una persona que cuida su aspecto es alguien que se preocupa por sentirse bien consigo misma. “Verse” bien es el resultado de “sentirse” bien. Arreglarse por pura vanidad puede ser una forma de aparentar exteriormente algo que no se es interiormente. Es utilizar el cuerpo y apariencia para encajar en un estereotipo social o cultural que privilegia “la envoltura” y no “el contenido”. Sin embargo, cuando cuidas tu aspecto personal como una forma de rendirle tributo a tu cuerpo, por sentirte bien contigo mismo y por aceptarte tal cual eres, irremediablemente proyectas hacia el exterior una imagen muy atractiva y tu presencia resulta agradable a los demás. Es innegable que en la actualidad existe una especie de “culto al cuerpo estético” que ha globalizado el estereotipo de belleza que existe en los países de mayor poderío económico del mundo. Las características físicas caucásicas se han convertido en algo aspiracional para todas aquellas personas que tienen un autoconcepto muy pobre y la autoestima por los suelos. En todo momento recibimos el bombardeo de los medios de comunicación que nos “venden” la idea de que todas aquellas personas que no encajamos en ese estereotipo no valemos nada, nadie nos quiere, sufrimos todo el tiempo y nos quedamos solas y amargadas toda la vida (como si esto fuera un “pecado”). Quienes “compran” este mensaje suelen pagar muy caro su obsesión por convertirse en alguien que no son. Ahí tienes a quienes murieron o dañaron severa e irreversiblemente su salud a causa de la anorexia y la bulimia; quienes confiaron en “productos milagrosos” y consumieron sustancias altamente dañinas para el organismo; quienes creyeron que la cirugía plástica es más poderosa que la propia genética; quienes sufrieron depresiones muy profundas provocadas por el desprecio de sí mismos, etcétera. Los detractores de la publicidad responsabilizan a esta disciplina por crear y difundir este tipo de estereotipos, pero pierden de vista que la gran mayoría de las veces ese contenido no depende de la agencia de publicidad, sino del anunciante que la contrata. Con conocimiento de causa, puedo asegurar que la mayor parte de las veces el anunciante impone su punto de vista y se niega a aceptar propuestas que difieran de él. Se encierran en fórmulas baratas y poco éticas para construir marcas con base en la “aspiración”, no en la “inspiración”. No imaginas la cantidad de grandes ideas que se van al bote de basura todos los días porque un anunciante prefirió no correr riesgos (esto es igual a no facturar sumas millonarias) y seguir los patrones dictados por el mercado, por la cultura. Eso sí, no importa la presión de un anunciante cuando un publicista tiene valores y se responsabiliza por lo que hace. Tristemente, siempre habrá alguno dispuesto a cobrar una jugosa comisión por “hacerse de la vista gorda” y publicar anuncios que no aportan nada positivo a su comunidad —sea local o global—; es por ellos que paga toda una industria y el prestigio de una profesión. El mundo de los olores Para compensar el impacto cultural de los estereotipos de belleza actuales, es muy importante que establezcas contacto con tu cuerpo, pues al aceptarlo refuerzas tu propia identidad y te conectas con tu “yo”. No hay mejor manera de hacerlo que conociéndolo, aceptándolo, respetándolo, apapachándolo, mimándolo… Pasamos la vida dependiendo de que otros lo hagan y correspondiéndolos, y rechazamos la idea de que una manera muy efectiva de establecer contacto con uno mismo es procurarse y alimentar sus órganos sensoriales; es decir, desarrollar los canales por medio de los cuales percibimos y otorgamos un significado a nuestro propio mundo y al mundo exterior. Por ejemplo, resulta muy positivo aromatizar el ambiente donde te desenvuelves, ya sea tu casa, lugar de trabajo o vehículo. Conoce los olores que van con tu personalidad y los que te favorecen al realizar determinadas actividades: trabajo, descanso, estudio, intimidad, etcétera. Entrar a un lugar cuyo aroma es agradable, favorece la primera impresión y provoca que la estancia en él se prolongue. Se dice que 90% de las personas determina si su ropa está limpia por medio del olfato. Lo primero que hacemos al sacar una prenda de la lavadora es olerla. Por ello las marcas de detergentes y suavizantes hacen tanto énfasis en el olor de sus productos. Con sus contadas excepciones, los jabones corporales ofre- cen prácticamente lo mismo. Lo que te lleva a tomar la decisión de comprar una marca u otra es el precio y el aroma. Consiente a tu sentido del olfato mientras te bañas. En el supermercado hueles varios jabones y cuando encuentras el que te gusta, lo hueles por lo menos tres veces. Sin embargo, en el momento de usarlo estás pensando en todo lo que tienes que hacer una vez que salgas de la regadera y el aroma del jabón pasa desapercibido. Lo mismo pasa con el shampoo y el acondicionador. La gente gasta fortunas en estos productos y ni siquiera los disfruta. Al permanecer en tiempo presente te harás consciente de esos agradables estímulos que traen pensamientos positivos a tu mente y relajación a tu cuerpo. Paladear la vida La misma desatención se presenta durante la comida. Para muchos, parece que comer es un requisito o una carrera. Utilizan la mesa y la hora de la comida como el lugar para socializar, para pensar, para leer, para ver la televisión o para cualquier cosa que les impide saborear lo que se llevan a la boca. De por sí el uso indiscriminado de condimentos y conservadores ha minado el sentido del gusto de las nuevas generaciones como para que, además, le niegues a tus papilas gustativas el placer de percibir. En el mundo de hoy es difícil dedicarle el mismo tiempo a la comida y la sobremesa en comparación con el acostumbrado en antaño, pero inevitablemente y aunque sea por cuestiones básicas de supervivencia, destinas algún momento de tu agitado día a ingerir alimentos. Cuando lo hagas, sin importar si dispones de mucho tiempo o no, lleva a tu boca pequeños bocados, mastica despacio y trata de percibir las texturas y los sabores. Come hasta que te sientas satisfecho, no hasta quedar lleno como tinaco. Prueba de todo tipo de comida sin dejarte llevar por su aspecto. Aprende a cocinar y date la oportunidad de experimentar. Pero, sobre todo, no desperdicies la comida. Las personas cuyos países no han vivido la desventura de la guerra o la hambruna, tienden a ser inconscientes con el desperdicio de alimentos en buen estado. En este sentido, nunca olvidaré el ejemplo que recibí de mi familia paterna, exiliados españoles por el régimen franquista que vivieron y murieron en México. Cada sábado mi abuela preparaba los más ricos manjares que yo haya probado jamás. No escatimaba en ingredientes ni en la variedad de platillos, pero era de llamar la atención que la cantidad de comida preparada estaba perfectamente calculada de acuerdo con el número de personas que estaríamos sentadas a la mesa. Jamás sobraba nada en los platos, ni había un excedente que guardar en el refrigerador y, mucho menos, se tiraba a la basura ni un sólo grano de arroz. Mi padre decía que nosotros no sabíamos lo que era tener hambre y no he visto a nadie disfrutar, valorar y agradecer cada bocado como él lo hizo. El sensible contacto con el exterior En muchos países latinoamericanos se puede escuchar con frecuencia la frase “no te toques ahí”. Los niños crecen con miedo de explorar su cuerpo. Lo relacionan con algo malo, sucio, como un pecado. ¿Sabes qué se siente acariciarte? Y no me refiero necesariamente a caricias eróticas o a masturbarte, me refiero a pasar la yema de tus dedos sobre tu cabello, tu cara, brazos, piernas… ¿la piel de tus manos está seca o húmeda, fría o tibia, es gruesa o delgada? Tocar a otras personas es sinónimo de intimidad, pero no estamos acostumbrados a tener ese tipo de intimidad con nosotros mismos. Así como existe el tabú de que tocarse es malo, existe otro que erróneamente determina que el sentido del tacto se encuentra limitado a la palma de las manos. ¡Puedes sentir con toda tu piel! Las terminaciones nerviosas que se encuentran en tu epidermis, transmiten diferentes sensaciones a tu cerebro captadas a lo largo y ancho de tu cuerpo. Las zonas más sensibles es donde se concentran una mayor cantidad de terminaciones nerviosas: los pies, las manos, la cabeza, el cuello, la espalda y los genitales. Intenta estimular tu sentido del tacto y permítete experimentar un poco de placer al recorrer tu cuerpo con las yemas de los dedos. Hazlo con los ojos cerrados y trata de percibir las sensaciones que van apareciendo, y evita a toda costa juzgarlas o racionalizarlas. En ese momento desaparece la necesidad de otros, eres tú mismo quien está proporcionando esas placenteras sensaciones corporales y no necesitas tener a nadie, por la buena o por la mala, que lo haga por ti. La mayoría de las personas le resta importancia al cuidado de la piel. Mantenla hidratada con crema y protégela de los rayos UV. Si vives en un lugar caluroso o practicas algún deporte al aire libre, debes utilizar bloqueador o protector solar para proteger a tu piel del contacto directo con los rayos de sol. Las enfermedades de la piel, incluyendo el cáncer, cada vez son más frecuentes debido al agujero en la capa de ozono y el efecto invernadero. Evita exponerte al sol, aunque la influencia de la cultura te persuada de que broncees tu piel para incrementar tu atractivo sexual. Más vale una piel pálida y sana, que una bronceada y enferma. El universo a través de los oídos Por influencia familiar, desde muy pequeño me relacioné con la música mal llamada “clásica”. Y desde que descubrí la obra del maestro Ludwig Van Beethoven, valoré copiosamente mi sentido del oído. Siempre me ha impresionado la genialidad de este hombre capaz de componer obras musicales de tal magnitud ¡sin escuchar una sola nota! Además de la música de tu predilección, los halagos y las buenas noticias, ¿qué más te gusta escuchar? Una de cada 10 personas puede contestar a esta pregunta sin tener que detenerse a reflexionar. La risa de un bebé, el vaivén de las olas del mar, el canto de los pájaros en el bosque, el grito de ¡gol! en un estadio de futbol, el rugir de las guitarras distorsionadas en un concierto… Piénsalo. En la medida en la que te concentras en el presente, puedes encontrar un sinfín de sonidos a los que no pones atención y que forman parte de tu entorno. Los sonidos son una especie de “banda sonora” de tu vida; son una fuente inagotable de sensaciones y recuerdos, ¿puedes imaginar la película Titanic sin My heart wll go on cantada por Celine Dion?, ¿recuerdas la rúbrica sonora al final de los comerciales de Iusacell? Parece increíble pero una de las cosas que más extrañas cuando te cambias de casa son los sonidos; y también son ellos a los que más tardas en acostumbrarte en tu nueva vivienda. Pregunta a un alcohólico en rehabilitación la sensación que experimenta al escuchar el caer de los hielos en un vaso de vidrio; al invitado a una fiesta sobre la importancia que tiene la música como factor para quedarse hasta tarde o despedirse temprano; o las emociones que se generan en el atleta que escucha su himno nacional antes o después de participar en una competencia internacional. El sentido del oído, además, te mantiene alerta y en equilibrio. Al escuchar una sirena mientras conduces, disminuyes la velocidad y diriges la vista a los espejos retrovisores. Si has viajado a una embarcación de tamaño considerable, habrás percibido la sensación corporal de movimiento o desequilibrio horas después de que regresas a tierra firme. Pero estos son factores externos. ¿Qué tan a menudo te escuchas y regulas tus palabras bajo un sentido de alerta y equilibrio? Antes de seguir, me parece pertinente establecer la diferencia entre “oír” y “escuchar”. Cuando percibes sonidos por medio del oído, se dice que estás “oyendo”; cuando prestas atención a esos sonidos y los interpretas, estás “escuchando”. Oír es un acto involuntario, mientras que escuchar implica voluntad deliberada de oír y entender. Escuchas cuando prestas atención a lo que dice el maestro durante la clase. Oyes cuando estás concentrado en la carta de amor que estás escribiendo mientras el maestro da su cátedra. Existe un total desequilibrio en la manera en la que percibimos las palabras que nos profieren y que proferimos. Algunos oyen cuando su interlocutor está hablando; solamente lo escuchan cuando se refiere a ellos de manera positiva. Pero eso sí, al tomar la palabra demandan la total atención del interlocutor al que han sido indiferentes durante toda la conversación. A otros, les encanta oírse. Y digo oírse porque si realmente se escucharan, se darían cuenta de que la mayoría del contenido de su conversación se basa en ellos mismos y suele resultar aburrido y agresivo para su interlocutor. O aquellos que se reúnen con un amigo y hablan de inicio a fin, pero cierran la conversación diciendo “lástima que ya tenemos que irnos, pero la próxima vez me cuentas qué ha sido de ti”. Estar pendiente de lo que dices y escuchas, puede ser el mejor auxiliar en tu comunicación interpersonal, pues te mantendrá en alerta sobre la interpretación que das a las palabras de otros. Puede que alguien te diga algo que no te guste, pero si sólo lo estás oyendo, es muy probable que tu respuesta sea agresiva y que esto dé pie a una discusión. En cambio, si estás realmente escuchando, puedes interpretar la comunicación de manera que des un justo peso a las palabras y no te enganches en discusiones insulsas. Oír es un excelente recurso cuando otra persona quiere desquitar su amargura y su frustración contigo, cuando alguien tiene un mal día y quiere desahogarse contigo. Entiende que no eres tú el destinatario del veneno que salga de la boca de tu interlocutor. Sin la intención de sonar peyorativo, es común que cuando una mujer está en su período menstrual diga (y haga) cualquier cantidad de incongruencias. Ese es el mejor momento de oírlas sin tratar de comprenderlas, porque si realmente prestas oído a todo lo que dicen vivirás una batalla campal mes con mes y con toda seguridad terminarás utilizando una camisa de fuerza. Lo mejor es armarse de paciencia y no tomar muy en serio lo que se oye durante esos días. Imágenes que simbolizan la realidad Si preguntas a 10 personas cuál de sus sentidos le afectaría más perder, al menos nueve contestarán que la vista. Resulta obvio que es un sentido fundamental para vivir en un mundo que no está diseñado para personas débiles visuales. Para nadie que pierde un sentido es fácil abrirse paso por la vida, pero no ver disminuye nuestra inclusión al mundo actual en un alto porcentaje, ya que en esta época la mayor parte de las actividades requieren de la vista: trabajo, entretenimiento, deporte, etcétera. Quienes tenemos la bendición de ver podemos percibir una enorme cantidad de sensaciones al mirar un amanecer, una noche estrellada, una persona hermosa, una obra de arte, un paisaje, etc. No obstante, la influencia de la cultura nos ha llegado a hacer creer que “de la vista nace el amor”, “como te ven te tratan”, “santo que no es visto, no es adorado”, etcétera. En nuestra era es más importante vernos bien que sentirnos bien. Los productos y servicios que venden algo para vernos mejor se multiplican día con día. Juzgamos a las personas por su apariencia y no por aquello que pudiéramos tener en común con ellas. Publicamos en las redes sociales sólo aquellas fotos que nos favorezcan físicamente y en las que los demás puedan “ver” el estilo de vida que llevo (o el que pretendo llevar), nos “dejamos ver” en lugares que aumenten nuestro prestigio social… Hemos desarrollado una impresionante capacidad visual para las cosas superficiales, pero evitamos a toda costa ver lo que pasa en nuestro interior. Dedicamos varios minutos a criticar nuestro reflejo en el espejo, pero evadimos el hecho de quedarnos quietos frente a él y, simplemente, vernos. Para muchos resulta insoportable sostener su propia mirada mientras observan el reflejo de sus ojos en el espejo. Los orientales han desarrollado técnicas para mirarse interiormente y concentrarse por un momento en lo que existe dentro de nosotros y dejar de ocuparnos en lo que hay por fuera. La meditación es una práctica que consiste en contactar por medio de la respiración con esa parte espiritual de nuestro ser. Por medio de ella se reconocen y validan sensaciones y emociones a las que no hemos puesto atención por estar atentos al mundo exterior. Por fortuna, cada vez los occidentales nos familiarizamos más con estas prácticas milenarias que tantos beneficios físicos, espirituales y mentales han ofrecido a los orientales. Al mirar en tu interior puedes descubrir quién eres y, como resultado, favorecer la relación que tienes contigo mismo. No es lo mismo estar solo que estar contigo, pero si te resulta desagradable tu compañía buscarás a toda costa evitarla. Para ello la tecnología brinda un sinfín de posibilidades: navegas en internet, te “conectas” a tu reproductor MP3 o a tu consola de videojuegos, enciendes la televisión y paseas entre las más de 300 opciones, chateas, etcétera. Curiosamente, todos estos medios sólo nos brindan la oportunidad de experimentar compañía, mas no de hacer contacto con otras personas. Paradójicamente, es en esta era de la información y la comunicación en la que más aislados estamos. Compartimos información, pero no nos comunicamos. Estamos “cerca” de otros, pero difícilmente tenemos intimidad con alguien. Pareciera que nos da miedo encontrarnos a nosotros mismos a través de la reflexión que permite la soledad, pero también mostrarnos a los demás. Construimos una imagen falsa de nosotros mismos y la publicamos en una red donde puede ser vista por 500 millones de usuarios, pero nos sentimos vulnerables ante el acecho de nuestra propia esencia o la proximidad con alguien que pueda desenmascararnos y descubrir nuestras carencias. Dedicar tiempo a observarnos interiormente puede ser una fuente de sabiduría. Existen infinidad de opciones además de la meditación y la psicoterapia. Es muy importante que dediques tiempo a realizar alguna actividad que te permita desconectar tu mente de las exigencias del entorno físico y virtual, para concentrarte en lo que pasa dentro de ti. No hay duda en que la percepción que tienes de ti mismo se verá afectada positivamente. Los estímulos determinan la conducta En este apartado he hecho referencia tanto a sensaciones como a percepciones. Me gustaría aclarar la diferencia entre ellas. La sensación es la respuesta de los órganos de los sentidos frente a un estímulo. La percepción incluye la interpretación de esas sensaciones, al darle significado y organización. El filósofo y teólogo español Jaime L. Balmes, sostuvo que “el conocimiento inmediato que los sentidos nos dan de la existencia de una cosa, es a veces errado, porque no nos servimos como debemos de estos admirables instrumentos que nos ha concedido el Autor de la naturaleza” (Balmes, 1999). El individuo común de principios de siglo pondera la sensación sobre la percepción. Al relegar la percepción, relega la razón. Por lo tanto reduce su capacidad cerebral de razonar y se limita a buscar satisfacer el instinto propio de su naturaleza animal. “Es que no se siente igual”, es la respuesta de la mayoría de las personas que no se protegen de una enfermedad venérea o de un embarazo no deseado con el uso de un preservativo. No me digas que se siente peor al recibir un resultado positivo de la prueba de VIH; o que se siente maravilloso tener que decir a tus padres que esperas un hijo a los 16 años… Sin duda la sensación mató a la razón. Cuando eras niño empleabas la mayoría de tus recursos psíquicos para abrirte paso en un mundo regido por adultos. Para convertirte en adulto, tuviste que aprender las reglas necesarias para vivir en sociedad. Una vez dentro del sistema social, “tienes” que someterte a su voluntad para ganarte su aceptación. Si no trasciendes adecuadamente esta etapa infantil, irás por las diferentes etapas de tu vida imitando lo que hacen los demás, perdiendo naturalidad y convirtiéndote en una copia de otros. Al reproducir la vida de otros te olvidas de cimentar tu propia existencia. Comenzamos a fumar y a beber por imitar a los demás, por ganarnos un lugar en un círculo social. En ocasiones, la falta de aceptación de nuestro ser es tal que puede llevarnos a cometer los peores atentados contra uno mismo con tal de no ser rechazado. Eso sí, a cambio obtenemos la ilusión de escuchar cuánto te aman cuando accedes a hacer algo en contra de tu voluntad por pertenecer al círculo; pero todo es tan efímero que se evapora en cuanto decides empezar a cumplir tu propia voluntad. A partir de ese momento te etiquetan como el raro, el que está mal, el que ha cambiado para empeorar. Conozco a una persona que era el líder de un grupo de amigos, a los que perdió cuando decidió dejar de beber y de meterse en problemas. Y a otra que perdió a su familia cuando decidió convertirse a otra religión y sentirse mejor con su vida espiritual. Cada vez que la sociedad percibe que estás dejando de seguir las reglas establecidas, te castiga duramente. Para evitarlo, tienes que recuperar la naturali- dad que tuviste cuando niño. Nunca desapareció, sigue en tu interior. Simplemente fue desplazada por prioridades adquiridas en tu inclusión a la sociedad. Esta influencia negativa de la sociedad en la mente en formación de los niños, se puede ver reflejada al extremo en la llamada “Tierra santa”. Los palestinos aprenden desde muy chicos a odiar a los judíos y viceversa. Todos tienen suficientes motivos racionales — tan válidos como absurdos—, para alimentar ese odio constantemente. Sin embargo, el documental “Promesas” (Bolado, Shapiro y Goldenberg, 2001, Estados Unidos) pone en entredicho lo definitiva que puede ser la influencia del entorno. Tres jóvenes cineastas —un mexicano, un estadounidenseisraelí y un sudafricano—, se dan a la tarea de conocer la percepción del conflicto que tienen siete niños: cuatro israelíes y tres palestinos. A través del filme se documenta la historia de unos niños que viven a sólo 20 minutos de distancia, pero parecen tener suficientes motivos para odiarse: la muerte violenta de familiares o amigos, atentados terroristas, una ciudad dividida por retenes militares, diferentes creencias y tradiciones, etcétera. El documental se filmó en tres años y parece que, en un principio, se limitaría a captar las impresiones de los niños sobre el conflicto bélico y religioso en su propio entorno. No obstante, conforme pasó el tiempo fueron presentándose circunstancias favorables para reunir a estos siete chiquillos y es a partir de ahí cuando la magia aparece en la pantalla. A pesar de que ninguno de ellos parece muy convencido de querer convivir con el “enemigo”, su encuentro es por demás esperanzador para la búsqueda de la paz en Oriente medio y merece una profunda reflexión sobre la influencia adulta en la conducta infantil. Los directores, mediante una visión muy objetiva, muestran al espectador la polaridad de pensamiento de algunos niños que, por un lado, creen en la tolerancia que debe imperar entre los seres humanos y, por otro, siente rabia de perder a un familiar cercano en un ataque terrorista a un autobús. Mientras que en otros su personalidad deja ver desde tan temprana edad, algunos rasgos fundamenta- listas al negarse violentamente a conocer a cualquiera que no comparta la manera de interpretar el conflicto que fue enseñada por sus padres y que es reforzada cotidianamente por su entorno. El encuentro de los niños protagonistas es conmovedor y esperanzador. Se puede apreciar a una pareja de mellizos judíos y a un niño y una niña palestinos que son capaces de intercambiar puntos de vista de manera respetuosa, de divertirse jugando al futbol y de prometerse encontrar un común denominador para alcanzar su ideal de erradicar la violencia en la zona y poder vivir juntos y en paz. Como ya lo mencioné, solamente volviendo a adquirir la naturalidad que tenías de niño puedes enfrentar a la sociedad por injusta, intolerante y absurda que sea. Estos niños pudieron hacer lo que nadie o muy pocas personas harían. Rompieron con los paradigmas impuestos por la cultura en la que fueron educados y actuaron con base en lo que les dictó su corazón. Se impusieron a sensaciones dolorosas, a razonamientos incongruentes y actuaron movidos por sus sentimientos. Aunque el acercamiento se dio paulatinamente por medio de cartas que los directores y su equipo entregaban a unos y otros, el verdadero contacto entre ellos surgió cuando rompieron el anonimato y se plantaron los unos frente a los otros (así como cuando decidimos reunirnos con alguien y no sólo escribirle por el celular, el messenger o Facebook). Simbólicamente, su sola presencia física derribó la barrera del prejuicio y el miedo para dar paso a la intimidad. Es difícil aceptar que la sociedad puede tener una influencia negativa en nosotros. Cuando recuerdo mi infancia veo a alguien muy diferente de lo que soy ahora. Veo a alguien más autentico, más libre. El filme Promesas muestra los alcances de la influencia social a la que hago referencia. Los niños que se juntaron aquella tarde, volvieron a ser entrevistados una vez que alcanzaron su etapa preadolescente y que se reinició el conflicto armado en la región. Como es evidente, se pueden ver más desarrollados física e intelectualmente; no obstante, sus ideales ya no son los mismos, muestran una velada renuencia a repetir el encuentro y un casi nulo interés en el tema de la convivencia entre palestinos y judíos. Las sensaciones expresan emociones Conectar los cinco sentidos a la razón y a las emociones te ayuda a permanecer en la realidad, de lo contrario tu visión de la misma se torna subjetiva. La felicidad consiste en aceptar la realidad tal y como es, en sustentar en ella el sentido de tu vida. Tu percepción del mundo es personal, por lo tanto vives en una realidad construida por ti. Es por ello que no es posible determinar lo que es bueno y lo que es malo, lo que está bien y lo que está mal, es algo meramente subjetivo. Lo bueno y lo malo depende de la interpretación que le dé cada quien. Yo considero que correr 40 kilómetros a la semana es bueno para mi salud física y mental, pero hay quien piensa que es lo peor para mis rodillas y articulaciones. Respetar la manera de percibir el mundo de cada quien, nos brinda la sensibilidad necesaria para convivir en sociedad. Ya lo decía Martin Luther King: “Juzguemos las ideas, no a las personas”. 3.Intimidad Las personas deben sentir que tienen una conexión íntima con la marca. La intimidad se refiere al contacto físico, al tocarse. El consumidor quiere a la Lovemark cerca y siente dolor cuando se retira. La Lovemark tiene empatía con el consumidor y la alimenta mediante la pasión. Kevin Roberts 137 Para la Real Academia de la Lengua Española, intimidad significa “zona espiritual íntima y reservada de una persona o un grupo, especialmente una familia”. Milan Kundera aseguró que “el que pierde su intimidad lo pierde todo” porque no resulta fácil abrir esa zona a otras personas. Invitar a alguien a compartir nuestra intimidad demanda un grado de confianza muy significativo. Los mexicanos demostramos nuestro afán de intimar con otra persona, cuando la invitamos a entrar a nuestra casa y a sentarse a la mesa. Es una manera muy cordial de insinuar que se está dispuesto a permitir el acceso a nuestro núcleo más íntimo. Defraudar esa confianza con palabras o con actos, equivale, en la mayoría de los casos, al finiquito de la relación. Claro que esto varía de acuerdo con la cultura de cada país. Por ejemplo, por ahí escuché que si alguien te invita una cerveza en un bar en Holanda, te está proponiendo tener intimidad sexual. Aceptar la bebida implica aceptar la invitación. Incluso el contacto físico entre los habitantes de países latinos es mucho más cercano y constante que los asiáticos o europeos. Los latinos tenemos la costumbre de darnos la mano, abrazarnos o besarnos al saludarnos. En Europa hay países donde apenas se saludan con un “hola” o un “buenas tardes”, en otros ni siquiera eso… Que una pareja camine por la calle tomada de la mano es muy común en países latinos, pero en algunos países orientales puede ser percibido como una falta de respeto. Es común que una pareja latina busque, aunque sea en determinados lapsos, el abrazo o la caricia de su pareja mientras están acostados en la cama viendo la televisión. Una pareja nórdica en las mismas circunstancias, a duras penas se dirige la palabra y se sentirá más cómoda cuando impere suficiente espacio entre ellos. Lo que no cambia entre los seres humanos es el empleo y la percepción que cada uno tiene de lo que se conoce popularmente como “espacio vital”. En la década de los sesenta, el antropólogo estadounidense Edward Hall introdujo el término “proxémica”, basado en un estudio científico de los sistemas de comunicación no verbal que imperan en la raza humana. Si observas a un par de chicos caminando por la calle, podrías ser capaz de definir cuál es la relación que existe entre ellos con sólo fijarte en la distancia que los separa. De acuerdo con las conclusiones de Hall, si los separa más de metro y medio, seguramente se trata de un par de compañeros de trabajo. Si la distancia es menor al metro y medio y mayor de 45 centímetros, es muy probable que estés viendo a dos buenos amigos. Y si la distancia es menor a los 45 centímetros, quizás estés frente a una pareja. Edward Hall determinó que la distancia íntima entre las personas se da entre 15 y 45 centímetros. Cuando una persona de tu confianza o por la que tienes sentimientos agradables, atracción o deseo, ingresa en esta zona, la emoción florece como buganvilia en primavera. Pero si se trata de un desconocido o de alguna compañía desagradable, podrías incomodarte al grado de experimentar angustia. El modelo Altea de la marca de automóviles española Seat, fue lanzado al mercado a principios de siglo con una campaña mundial de publicidad que en sus spots de televisión mostraba a personas “encapsuladas” en una especie de burbuja mientras realizan actividades cotidianas que implican compartir el espacio con otras personas: tomar el sol en la playa, viajar en el transporte público, cruzar una calle congestionada, la entrada a un concierto e, incluso, hacer el amor... A lo largo del comercial, se aprecia a las personas chocando unas a otras con esas burbujas que suponen ser lo que delimita su espacio vital. El anuncio cierra con cuatro jóvenes viajando relajadamente en el Altea, a la vez que un locutor destaca los atributos de comodidad del vehículo y concluyen con la frase “Seat Altea, respeta tu espacio vital”. Sin duda, una ingeniosa, atractiva y no menos estratégica forma de posicionar el valor agregado que hace único a este automóvil entre los de su categoría. ALTEA - SEAT SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO El ser humano es un animal social, encuentra una buena parte de la felicidad en sus relaciones. Sin embargo, en ocasiones siente miedo de exponerse al contacto con los demás, ya sea con los asistentes a una reunión o con los comensales en una cena de negocios; se trate de hablar en público o de solicitar una entrevista de trabajo. A menudo se cree que las personas tímidas son aquellas que se sienten insignificantes o que valen menos que los demás, pero esto es una idea equivocada. Una persona tímida ha idealizado su imagen, es perfeccionista y con un nivel de autoexigencia supremo. Estas características son el resultado del alto nivel de exigencia al que fue sometido por sus padres y que suscitaron en ella la imagen de que nunca sería posible cubrir con sus expectativas. Aún recuerdo los días de entrega de calificaciones en la primaria. Los nervios se apoderaban de mí a medida que se acercaba ese momento. Cuando escuchaba que mencionaban mi nombre dentro de los primeros cinco lugares, el nerviosismo disminuía. La única manera de que desapareciera del todo, era cerciorarme de que mis calificaciones fueran de nueves y dieces. Pero si aparecía un ocho o alguna calificación menor, podía estar seguro de que habría un gran descontento en casa. Un día, al terminar la entrega de calificaciones se me acercó un compañero que había reprobado dos materias. “¿Por qué estás tan preocupado?”, me preguntó. “Porque saqué dos ochos y mis papás se van a enojar”, contesté apenado y visiblemente angustiado. “¡¿Se van a enojar por dos ochos?! ¡No inventes, a mí me harían una fiesta con tus calificaciones!”. No me parece que sea algo malo exigir a los demás que se esfuercen, el problema es cuando se exige perfección. Interiormente se gesta un duro “juez” que se convierte en el calificador de todas nuestras acciones. Ese juez —que no es otra cosa más que la interiorización de la figura de los padres— señala todas las acciones negativas que emprendemos, nuestras derrotas, fracasos, errores, faltas, etcétera; pero nunca aparece cuando hacemos algo positivo, y si lo hiciera, sería para descalificarlo: “hubiera sido el colmo que ni eso pudieras hacer bien”. El diálogo interno con ese juez —que el grupo Iron Maiden representara inmejorablemente en la portada de una de sus producciones— resulta sumamente desgastante. Es tal su influencia y, muchas veces, nuestra incapacidad para detener sus sentencias, que logramos sentir culpa y vergüenza. Esta constante perorata no es más que un reflejo del concepto que tenemos de nosotros mismos y, por ende, lo que mostramos a los demás: desconfianza, inseguridad, menosprecio, incapacidad, etcétera. Audiencia permanente con el juez interno La intimidad resguarda tu mundo interior, es un lugar en donde sólo tú puedes ingresar. Ese santuario está protegido por la vergüenza (en una acepción positiva de la palabra) y sólo tú tienes la llave para abrirlo voluntariamente a quien tú quieras, en el momento y de la forma que consideres conveniente. Pero cuando por alguna situación externa y en contra de tu voluntad queda al descubierto el santuario, sientes como si te desnudaran en público. La vergüenza se relaciona con la deshonra, la humillación y la indignidad, aspectos que moldean la imagen que el niño tiene de sí mismo. Y si los episodios de vergüenza acompañan su crecimiento, se originará un sentimiento de desprecio por sí mismo: el niño expuesto constantemente a la vergüenza creerá que no es capaz de hacer nada bien, que no es merecedor del éxito, que no es digno de respeto y que no puede ser tomado en cuenta. Un adulto supeditado a un desarrollo como éste, alberga un sentimiento de culpa por sentirse incapaz de cumplir las expectativas que sus padres depositaron en él. Por el contrario, aquella persona que va por la vida pavoneándose de sí misma esconde su inseguridad y un profundo sentimiento de inferioridad. Estas personas eminentemente narcisistas, buscan demostrar que valen más que los demás al actuar de manera prepotente y soberbia, con la crítica y el sarcasmo a flor de piel, aparentando ser frías y calculadoras y escondiendo tras esa armadura el miedo de mostrarse tal cual son, de aceptar que tienen debilidades, de mostrarse vulnerables al rechazo, la crítica o la indiferencia de los demás. Ninguno de los dos extremos es positivo —ni la autodegradación ni la superioridad—, pero ambos ponen en evidencia las limitaciones de quien no sabe cómo entablar relaciones de intimidad, ni consigo mismo ni con los demás. Partamos de la base de que sólo al intimar contigo mismo podrás intimar con los demás. Para lograrlo, lo primero es permitirte estar contigo mismo, en contacto con tus sensaciones corporales, con tus pensamientos y con tus emociones. Esto es más fácil cuando te permites momentos de soledad, es decir, momentos para “estar contigo”. Muchas personas evitan esta situación a toda costa —para ello aprovechan la gran variedad de distractores que existen producto de nuestra imaginación o de los avances de la tecnología—, porque los momentos de soledad son los más propicios para que el juez haga su aparición. El temor a la soledad, en muchas ocasiones, representa el temor a enfrentarnos con nosotros mismos. Entablar un diálogo consciente con ese juez, representa poner a tus emociones a dialogar con tu razón y, por lo tanto, tomar el control de ti mismo. Evitar este diálogo interno al refugiarse en la compañía de otras personas o de algún comportamiento compulsivo (el consumo de alcohol, de tabaco o de drogas; las compras, el juego, la comida, internet, etcétera), es una puerta falsa, ya que eso sólo logra “anestesiar” el problema, pero no eliminarlo. Al contrario, cada vez es necesaria una dosis mayor de la sustancia o el comportamiento compulsivo para aplacar esa voz interior. En un anuncio premiado en el Festival de Cannes, el desodorante Axe muestra lo que son capaces de hacer unos adolescentes con tal de eludir su soledad. Aunque sugerir que es mejor que tengan novia antes de seguir intentando todo tipo de suertes extrañas con unas monedas para no estar solos, podrá ser positivo para los objetivos comerciales de la empresa, pero no para el desarrollo de una “yo-marca” funcional, ya que sería sustituir las monedas por la compañía femenina; es decir, rehusar el encuentro con uno mismo. Pero citaré un ejemplo más común de esta evasión: es la angustia la que lleva al alcohólico a desear que sea viernes en la tarde para servirse el primer trago. Una vez que lo hace sobreviene en él una sensación de tranquilidad. Mientras está bebiendo, siente que tiene el control sobre los problemas que lo llevaron a angustiarse, así que busca prolongar esa sensación el mayor tiempo posible. Una vez que pasó el efecto del alcohol y recupera la conciencia, se da cuenta de que el juez al que silenció mientras bebía ahora se encuentra desatado recriminándole la AXE SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO cantidad de alcohol que bebió, el dinero que gastó, el ridículo que hizo, aquello que dijo y que no tenía que haber dicho, el riesgo al que se expuso, etcétera. Evidentemente esto vuelve a angustiarlo, y si a eso agregamos la angustia que lo llevó a beber el día anterior, comprenderemos que muy probablemente decida “curarse” la borrachera y seguirla. La mayoría de los casos, el proceso se repite indefinidamente hasta que destruya sus relaciones familiares, sentimentales, sociales y laborales; su salud y su vida. O bien, podría impedir el dramático final al decidir permitirse la oportunidad de mirar en su interior aquello que tanto le avergüenza. Me viene a la memoria un spot de la cerveza holandesa Bavaria (2006) en el que se anunciaba la edición especial 2006. En éste se muestra cómo un tipo que se encuentra absolutamente deprimido porque su novia lo dejó, encuentra en un perro la fuga de su tristeza y el aparente sentido de su vida (algo que resulta “apropiado” si consideramos que el anunciante es una marca de cerveza y lo que expusimos anteriormente). La frase con la que cierra el comercial es “La felicidad no es para siempre”, y en el caso del protagonista del anuncio será muy escasa si continúa evitando la intimidad con él mismo para depositar en otros la obligación de que lo distraigan o que lo hagan sentir mejor. BAVARIA SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO Estrategias para generar intimidad A continuación, te presento algunas ideas que pueden favorecer tus relaciones de intimidad, tanto intra como interpersonales. Al renovar la conexión íntima contigo mismo, habrás dado un paso importante para reparar la imagen que tienes de ti mismo, tu autoestima y tu voluntad para intimar con los demás sin sentirte en riesgo: Aprende a relajarte, a dejarte llevar por el momento y por la situación. Evita ser rígido y poco flexible. Permítete salir de la “fortaleza” y experimentar nuevas rutas, nuevos sabores, nuevos ritmos, personas diferentes, nuevos lugares, otros temas, sensaciones distintas… Planea pero no calcules, sé más espontáneo. Céntrate en tus necesidades reales, no en las que sólo buscan la aprobación y aceptación de los demás. Aprende a decir “no” y evita justificarte por cada vez que lo haces. Evita pedir la opinión de otros, responsabilízate de las decisiones que tomas. Olvídate de interpretar todas las miradas, gestos, palabras y comportamiento de los demás, céntrate en tus emociones y fíltralas por medio de la razón. Acepta el equilibrio entre cosas positivas y negativas que impera en el universo y acostúmbrate a ver las oportunidades que traen consigo las adversidades. Ríete de tus defectos, de tus complejos y de tus miedos; es la mejor forma de volverte inmune a su influencia negativa. Muéstrate tolerante ante ti mismo cuando cometas errores, no pretendas ser infalible. No esperes estar acompañado o realizar una actividad extraordinaria para divertirte. Llora cuando tengas ganas. Camina más suelto. Respira profundamente y relaja tus músculos de la tensión provocada por el miedo. Medita, contémplate interiormente. Haz ejercicio. Renueva tus sueños y convicciones constantemente. Intenta hacer o aprender aquello que hiciste a un lado por sentirte incapaz, por temor a fracasar o al juicio lapidario de los demás. Deshazte del rol de víctima, sacúdete la tristeza, levántate, identifica tus emociones poniéndoles nombre y lánzate con decisión a encontrar tu lugar en el mundo antes de que el miedo lo decida por ti. 4.Amor y respeto Las lovemarks son marcas que inspiran lealtad más allá de la razón. La gente las ama por lo que son, no por lo que hacen. Cuando el consumidor se enamora de una marca y decide hacerla parte de su vida, es porque la ama y la respeta. El amor y el respeto son el corazón del juicio humano. A partir de ellos, la relación entre la marca y el consumidor se explica con las siguientes variables resultantes del cruce entre ambos conceptos: Cuando el amor y el respeto son bajos, el consumidor sólo percibe un producto. Cuando el amor es bajo y el respeto alto, reconoce a una marca. Cuando el amor es alto y el respeto bajo, se trata de una moda pasajera. Pero cuando el amor y el respeto percibidos son altos, el producto es una lovemark. Reflexiona por un momento. Si te pidiera que dieras un valor numérico entre el 1 y el 10 al amor y al respeto que sientes por ti mismo, ¿cuál sería?, ¿serías una lovemark o serías un simple producto? Piensa en la manera en la que te alimentas, en tus hábitos, en las horas de descanso en comparación con las horas de trabajo o de fiesta, piensa en tu disciplina para la práctica del deporte. Recuerda cuándo fue la última vez que te regalaste un tiempo para hacer lo que más te gusta, que cediste al capricho y compraste algo para ti, que te recriminaste por algo que ante ti mismo estuvo mal hecho o mal dicho, que te atreviste a decir “no”. ¿Tomas tus propias decisiones y te responsabilizas de sus consecuencias? ¿Necesitas la compañía y aprobación de los demás para sentirte útil y querido? ¿A menudo te sientes culpable? ¿Tienes una vida espiritual activa? ¿Estás satisfecho con tu vida actual? Tómate unos minutos para reflexionar sobre esto, pero no sólo lo hagas por medio de la razón. Escucha a tu corazón, escucha lo que tu cuerpo quiere decirte. Cierra los ojos y respira profundamente tres veces seguidas. Escucha tu interior. Regálate unos minutos para ponerte en contacto con esa parte de ti que no buscas con frecuencia. Una vez que con toda honestidad determines el nivel de amor y respeto que sientes por ti mismo, vuelve a ver la clasificación que se encuentra unas líneas arriba. ¿Te sientes como un producto, como una marca, como una moda pasajera o como una lovemark? Sin importar cuál de ellas te corresponde, puedes estar seguro de que eso es solamente un estado actual. En este momento te sientes de esa manera, no eres eso. Eres parte del universo, una parte de la energía creadora que algunos llaman Dios, otros Yavhé, otros Alá… Eres mucho más que la forma en la que te percibes. Sin embargo, la forma en la que te sientes sólo refleja tu situación actual y la forma en la que has venido conviviendo contigo mismo que, te recuerdo, es lo único que realmente tienes y lo único que depende de ti al 100 por ciento. El psicólogo estadounidense Abraham Maslow, aquel que jerarquizara las necesidades humanas en una pirámide que ha sido de gran utilidad para mercadólogos y publicistas, hizo la distinción de dos tipos fundamentales de amor: el “amor deficiente” y el “amor del ser”. El amor deficiente es el amor a los demás como satisfactores de necesidades. Es decir, más allá del amor que puedes sentir por una persona, la necesitas porque obtienes algo de ella. Cuanto mayor es la gratificación que recibes, mayor el sentimiento y la necesidad que manifiestas por esa persona. De acuerdo con Maslow, este tipo de amor tiene por origen la necesidad de autoestima y el temor a la soledad. El amor del ser es el amor de la esencia, del ser de la otra persona. No es un sentimiento posesivo ni egoísta, porque se enfoca en la satisfacción del otro antes que en la satisfacción propia. Desde que el ser humano existe sobre la Tierra, ha cometido cualquier cantidad de atrocidades en nombre de Dios y del amor. Por mencionar un ejemplo, la Iglesia católica, apostólica y romana, basó su doctrina de fe en la figura de Jesús de Nazareth, un ser que no se limitó a hablar del amor, sino a practicarlo todos los días y en todo momento. La enseñanza del Gran Maestro puede ser resumida en una frase: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. El mejor ejemplo del amor del ser del que habla Maslow y una práctica muy poco común en la llamada “santa” sede. Durante más de 2,000 años, los jerarcas católicos han obtenido importantes beneficios por utilizar la figura de Jesús: una posición política privilegiada, riqueza y poder, sólo por mencionar algunos. Las cruzadas (“guerras santas”), la “santa inquisición”, la evangelización de América y un sinfín de acciones en contra del amor al prójimo, han sido las prácticas más comunes en el Vaticano. Eso sin mencionar que el puesto político de Papa, “vicario (representante) de Cristo en la Tierra”, históricamente se ha visto envuelto en escándalos que incluyen intereses políticos, corrupción, incesto y asesinatos. Incongruencia absoluta, o bien, un excelente modelo del amor deficiente. Para Maslow, el amor del ser carece de intereses y no pide nada a cambio. El acto mismo de amar, de poder integrar a la propia vida la esencia del objeto amado, representa una recompensa por sí mismo. Para los simples mortales como tú y yo, afirmar que realmente no estamos obteniendo ningún beneficio del “objeto de nuestro amor”, podría ser demasiado osado. Los grandes avatares del calibre de Jesús, Buda, Lao Tse, Mahoma, Moisés, Krishna y otros, nos han puesto la muestra. Pero ellos son “ligamayoristas”, la mayor parte de los humanos sólo podemos aspirar a un equilibrio entre el amor del ser y el amor deficiente. ¿Podríamos juzgar a un bebé de semanas de nacido que “necesite” a su madre más de lo que la ama? El amor nacerá de la confianza que el niño sienta por su madre, no nació sintiéndola. Por tanto, los verbos “necesitar” y “amar” pueden complementarse entre ellos. Primero identificas la necesidad de un vehículo para transportarte, cuando lo tienes y satisface tus necesidades llegas a quererlo. Igual pasa con la familia, los amigos, las parejas y todos los vínculos interpersonales. Si bien ayudar con una moneda a una persona que nos la pide en la calle es un acto de amor, de amor al prójimo, a la raza humana, el acto nace de una necesidad personal del benefactor. En ese momento, esa persona siente la necesidad de ayudar a otra aunque no la conozca. A través de la satisfacción de esa necesidad meramente personal, es que surge el sentimiento de amor, de amor del ser. En la medida en la que comenzamos a ser concientes de que otorgamos la categoría de amor al beneficio que obtenemos de un objeto o una persona, es que aceptamos nuestras debilidades y nos acercamos a la congruencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Sólo así podemos comenzar a liberarnos del egoísmo, el interés y la dependencia, para encontrar la propia esencia. Respetarse es el primer paso para llegar a amar nuestro propio ser. “No se puede amar sin amarse”, decretó Albert Camus. El problema es que reiteradamente se busca obtener amor y respeto de los demás, en vez de amarse y respetarse uno mismo. ¿Con qué cara exigir a los demás algo que no se es capaz de procurar a nadie, ni siquiera a uno mismo? El poeta portugués Fernando Pessoa aseveró que realmente “nunca amamos a nadie: amamos, sólo, la idea que tenemos de alguien. Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos”. O dicho en otras palabras, el reflejo de mí mismo en otra persona. El amor narcisista en toda la extensión de la palabra. Un spot de Alcohólicos Anónimos muestra el escaso amor que se tiene una joven al salir de su casa dispuesta a consumir alcohol inmoderadamente. ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO Publicidad y satisfacción de necesidades Todos necesitamos de todos y no hay nada malo en ello. En una relación siempre existirá un interés por parte de los involucrados, en ese complemento se encuentra el equilibro. Tal y como decía la escritora francesa George Sand: “Hay amor propio en el amor como hay interés personal en la amistad”. El problema es que desde pequeños nos enseñan que obtener un beneficio de los demás nos convierte en seres egoístas y convenencieros, en “pecadores”. La cultura —en buena medida percudida por la religión—, nos obliga a satisfacer las necesidades de los demás en vez de las propias. Y como muestra ahí tienes los 10 mandamientos. No hay uno que haga referencia al amor, al respeto o al cuidado de uno mismo. Primero Dios, primero los padres, primero la mujer del otro, la vida del otro y los bienes del otro. La conducta sugerida por estos preceptos es absolutamente represiva del yo, de la sexualidad, de la naturaleza humana. Pero eso sí, según el sermón de los domingos, “todo eso es porque Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros”. Igualito que nuestros padres, ¿verdad? “Deficiente” manera de mostrarnos su amor, pero “efectiva” herramienta para manipularnos y controlarnos. Pero no sólo ellos, la publicidad también “quiere lo mejor para nosotros”: para nadie es secreto que existen productos en el mercado que están fabricados con materias primas que dañan la salud de los consumidores y el medio ambien- te: plomo, plásticos, transgénicos, conservadores, azúcares, grasas, etcétera. Tanto gobiernos como agencias de publicidad y medios de comunicación se vuelven cómplices de los corporativos que buscan obtener beneficios económicos con la venta de sus productos sin importar el daño que provocan, para luego lavar su imagen con campañas a favor de causas sociales o ambientales que les reditúan en ventas Cuando una lovemark basa su amor en este tipo de amor deficiente, muestra que está más interesada en el dinero del consumidor que en satisfacer sus necesidades, pero tarde o temprano es descubierta y las consecuencias son muy graves. A Bill Clinton —para muchos el mejor presidente en la historia contemporánea de Estados Unidos— le pasó una factura política muy alta tener que aceptar públicamente su infidelidad después de haberla negado en la corte. Clinton es una lovemark y estuvo a punto de ser destituido de su cargo por mentir. Ese fue el verdadero problema, no la infidelidad. La infidelidad pudo haber afectado a su familia, pero la mentira afectó la credibilidad del presidente de uno de los países más poderosos del mundo ante la comunidad nacional e internacional. Sería ridículo pensar en que podríamos ver un anuncio de Nestlé en el que se afirme que el consumo de cereales fabricados con transgénicos (organismos genéticamente modificados de los que hasta el momento se desconoce el daño que puede provocar su producción y consumo) puede ser dañino para la salud. En lugar de eso, vemos que se anuncian como productos enriquecidos con cereal integral, vitaminas y minerales que benefician la digestión y asimilación de nutrientes. En algún momento de mi carrera como publicista, creí que la industria podría ser capaz de practicar todo ese amor del ser que se predica en las presentaciones de agencia, en las conferencias de prensa y los congresos internacionales. La mayor parte de los publicistas aseguran que trabajan tomando en cuenta al consumidor, pero eso no siempre es verdad. Si fuera así, se rehusarían a trabajar con marcas que pudieran perjudicarlo. La única de la que tengo conocimiento que tuvo el valor de rechazar abiertamente a un anunciante por contraponerse a sus valores fue don Eulalio Ferrer. El medio en México se lo quería comer crudo por haber “despreciado” a un cliente del tamaño y la facturación de General Electric, pero a don Eulalio poco le importó lo que dijeran sus colegas y fue congruente con el amor a su ser, a su profesión y a los consumidores. Ese acto le valió el desprecio de unos cuantos, pero el respeto de la mayoría. Sin embargo, el amor de verdad nada tiene que ver con el intentar cambiar a los demás, mucho menos con el sufrimiento o el sacrificio. El verdadero amor implica autenticidad. Nietzsche sentenció que “los que más han amado al hombre le han hecho siempre el máximo daño. Han exigido de él lo imposible, como todos los amantes”. Cualquier relación que se sostenga sobre la condición de que alguno tiene que cambiar está destinada al fracaso, ya que el hecho de cambiar significa dejar de ser lo que eres, implica sacrificarte. No se confunda “ceder” con “sacrificar”. Ceder significa rendirse ante alguien, dejar de oponerse. Implica la renuncia a la satisfacción de las necesidades del ego para hacer posible la convivencia armónica con otros seres. Al ceder, se muestra tolerancia ante otras formas de interpretar la vida, se afirman las convicciones y se respeta la diversidad. Sacrificar conlleva a privarse voluntariamente de algo en beneficio de algún propósito o de alguien. Al sacrificar se renuncia a las necesidades del ser para satisfacer las de alguien más. Sacrificar es poner a los demás delante de uno mismo y relegarse al último lugar de la fila. Sacrificar implica ir en contra de uno mismo y al hacerlo se muestra un nulo respeto y amor propio. La única manera de amar a los demás, es amándose. Al entender esto, desistí de la arrogante, utópica y egoísta idea de transformar a la industria de la publicidad en lo que a mí me gustaría que fuera y me concentré en transformar mi propio mundo. Me di cuenta de que existe un miedo inherente al acto de amar, que es dar poder al otro sobre uno mismo; pero poner en juego mis valores era algo que no tenía sentido. Cuando reconocí la necesidad de recuperar el respeto por mí mismo y el amor por lo que hago, así como de establecer un compromiso con lo que creía y sentía, y congruencia con lo que decía y hacía, llegó a mis manos la sabiduría de oriente y todo volvió a tener sentido. La enseñanza del Tao es contundente: a medida que el hombre se vaya distanciando de su naturaleza, su vida se irá haciendo falsa, mezquina y rebuscada. Así que intenté comenzar a construir mi propia lovemark fuera de la industria de la publicidad utilizando como “mantra” una frase que escuché de alguien que recomienda “aprender a despedirse para poder encontrarse”. Evitar ser juez y parte era un camino obligado y, quizás desde fuera, poder aportar algo positivo a una profesión por la que siento un profundo orgullo, amor y agradecimiento. No podía “aventurarme a amarme, procurando que la empresa dure toda la vida” (como decía Oscar Wilde), sin tener credibilidad en mí mismo. Ante mis propios ojos, dar un paso al costado, que no es lo mismo que “renunciar” o “abandonar”, generó confianza y, claro, también respeto. En Occidente, la educación está encaminada a recibir el reconocimiento y la admiración de los demás. No obstante, “siempre es mejor contar con el respeto que con la admiración de las personas”, determinó el filósofo francés Jean Jaques Rousseau. Así mismo, Kevin Roberts afirma que las lovemarks deben contar con el amor y el respeto de los consumidores para poder ocupar una posición privilegiada en su corazón y en el mercado. Burger King es una marca que representa “sabor”, pero McDonald’s simboliza “amor”. Volvo representa “seguridad”, pero Toyota simboliza “confianza”. Powerade significa “poder”, pero Gatorade representa “evolución”. Tal y como decretó el científico y filósofo francés Blaise Pascal: “El primer gran efecto del amor es generar respeto; se siente veneración por quien se ama”. Por lo tanto, ¡veneremos todo aquello que fue creado con amor! “El amor es una fuente inagotable de reflexiones: profundas como la eternidad, altas como el cielo y grandiosas como el universo”, rubricó el escritor francés Alfred de Vigny. La energía que mueve al universo es la del amor. O más aún, tal y como sentenció Hesiodo, “el amor es el arquitecto del universo”. La esencia de todo ser vivo es la energía de amor por la que fue creado. Desde un átomo hasta un sistema solar, son motivo de amor y respeto por parte del resto de los seres vivos. Cualquier atentado que cometas contra el ambiente o cualquier ser vivo, es un atentado al universo y a ti mismo. El escritor y filósofo indio Rabindranath Tagore, declamó que “el amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea, no es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación”. En la medida en la que estés conciente de que eres parte de la energía de amor creadora del universo y que la permitas fluir por todo tu ser, abrirás un canal de comunicación con ella más efectivo que cualquier oración. “El amor representa la Ley Superior y única de la vida… Y eso cada uno lo sabe y lo siente en lo profundo de su corazón”, escribió el novelista ruso L. N. Tolstói. Hay energía en todos los procesos de la vida: en el movimiento, en el sentimiento y en el pensamiento. Depende de ti canalizar esa energía hacia lo positivo o lo negativo. Si en tu interior fluye en su mayoría energía negativa, contaminas con ella tu cuerpo, mente y espíritu, y transmites a tu entorno la misma negatividad permanentemente. Te conviertes en el epicentro de energía perniciosa que afecta tu salud, tus proyectos, tus relaciones y a todos los que te rodean. Cuando únicamente fluye energía nega- tiva a través de tu ser, nadas contracorriente, vas en contra del universo. El curso de la energía tiene que ser igual que el del agua. Cuando el agua fluye es vida, pero cuando se estanca es un foco de infección que puede provocar la muerte. Lo mismo pasa con la energía que fluye a través de tu ser. Incluso el amor estancado puede ser nocivo. Esto pasa cuando reservas la energía de amor o positiva para ti mismo. Al momento de impedir el flujo de la energía de amor hacia todo lo que te rodea, se empantana en tu interior y muta en energía negativa. Recuerda que el universo está formado por energía positiva y negativa. Existe el bien, pero también el mal. Al haber luz también hay oscuridad. Este equilibrio se da de manera natural en tu interior. Sería absurdo pretender que todo en ti fuera permanentemente positivo o negativo. Simplemente no existirías. Pero debes ambicionar a reconocer tu energía y dejarla fluir para que no se atasque y te inmovilice. A pesar de que puede ser terriblemente negativa, el enojo es una emoción muy valiosa. Te avisa de tus necesidades no satisfechas y te proporciona la energía necesaria para buscar las alternativas que te orienten a hacer lo que necesitas. El verdadero problema con el enojo es cuando no lo manejamos racionalmente y permitimos que se convierta en ira. No se puede evitar sentir enojo, es parte de la naturaleza humana tanto como la bondad o la alegría. Lo importante es aprender a vivir con él, reconociéndolo y validándolo cuando aparece a fin de evitar reprimirlo o transformarlo en ira. Así mismo es necesario dejar circular la energía positiva, la energía de amor. Hay madres que abrazan a sus hijos hasta que los ahogan en su pecho. Hay madres que aman a sus hijos y pretenden evitarles cualquier tipo de sufrimiento, robándoles su independencia, negándoles el autoconocimiento, la libertad para tomar decisiones, la aceptación de sus limitaciones y el desarrollo de su creatividad. La madre sobreprotectora no ha dejado circular la energía de amor y destapa en su mente inconsciente la necesidad de brindar a sus hijos todo aquello de lo que careció en su familia de origen, donde sus necesidades de amor y reconocimiento fueron negadas o satisfechas de modo insatisfactorio, o bien, recibieron indiferencia, maltrato o demasiada exigencia por parte de sus padres. Aquella idea de que “si amas algo déjalo ir” para unos sugiere separación, abandono, lejanía y todo el dolor que ello conlleva. A lo que verdaderamente hace referencia este refrán es al amor con libertad, al dejar ser y hacer. Al permitir que la persona amada tenga un proyecto de vida en el que el fin sea su realización personal, no la tuya. Un amor basado en la confianza de ser quien eres y dejarla ser quien es; capaz de acompañar pero también de respetar el espacio íntimo, de compartir y no de depender; con plena conciencia de que uno más uno siempre es dos y que el cuento de la “media naranja” no es más que eso, un cuento. El escritor y abogado francés Henri Bordeaux, precisó el cometido esencial de la energía de amor universal al afirmar que “la felicidad no es lo que le pedimos al amor, sino el poder de perfeccionarnos interiormente; perfeccionamiento que es la mayor riqueza de esta vida”. CAPÍTULO 3 “Tu yo-marca” Publicidad: obtiene valor dentro de la agencia de publicidad 163 No hay mejor medida de lo que una persona es, que lo que hace cuando tiene completa libertad de elegir. William M. Bulger Los negocios se encuentran cada día más globalizados y el consumidor se ha vuelto mucho más exigente. Las tecnologías de la información le permiten conocer productos, servicios y marcas diferentes, evaluar su calidad y precio de acuerdo con sus necesidades específicas y acceder a ellos por diferentes vías que, día con día, se vuelven accesibles para un número mayor de consumidores. En un escenario como éste, la publicidad es el eslabón de la cadena que se encarga de brindar a las empresas y corporativos una mayor velocidad a la rentabilidad de sus inversiones y el incremento y protección del valor de las marcas que produce y ofrece al mercado. Fundada en 1917, la Asociación Americana de Agencias de Publicidad define la agencia de publicidad como una organización comercial independiente, compuesta de personas creativas y de negocios, que desarrolla, prepara, coloca publicidad en los medios, para beneficiar a los vendedores que buscan encontrar consumidores para sus bienes y servicios (Treviño, 2000). Sería bueno que alguien recomendara a la asociación que agrupa a 80% de las agencias del país que más dinero invierte anualmente en publicidad, actualizar la definición del rol que juega la agencia de publicidad en el mundo de los negocios de principios de siglo. Hoy los anunciantes demandan a sus agencias servicios más eficientes, el empleo de tecnología de punta, un profundo conocimiento del consumidor y del mercado, así como la elaboración de procesos y estrategias de comunicación que impacten al mercado global de manera más creativa, rápida y eficiente. Hoy las empresas transnacionales buscan agencias de publicidad que cuenten con una estructura sólida, conocimiento y experiencia comprobables que les permita ofrecer una recomendación estratégica que conciba, cimiente y garantice un valor agregado a las marcas a largo plazo. Hoy las agencias de publicidad que se precian de ser competitivas, y las que aspiran a serlo, deben agregar valor a los servicios que ofrecen a sus clientes, ser autocríticas, mejorar continuamente sus sistemas, procesos e infraestructura en busca de la excelencia en el servicio, así como tener la capacidad de fundamentar su creatividad en valores y ética profesional que presente al consumidor información veraz, honesta y respetuosa. Cada agencia de publicidad tiene su propio método o proceso de trabajo. Sin embargo, existe un flujo de actividades que, en la mayoría de los casos, se llevan a cabo una vez que se formaliza la relación de trabajo entre agencia y anunciante. En los capítulos anteriores traté de brindarte los elementos necesarios para transformarte, simbólicamente, en una marca. Pero para recibir todos los beneficios que la publicidad puede ofrecerte, es necesario que conozcas el proceso por el que atravesaría una marca dentro de una agencia de publicidad. Es en este capítulo donde intentaré guiarte a través de una serie de pasos orientados a otorgar un valor agregado a tu “yo-marca”, a tu existencia. PASO 1 INFORMACIÓN BASE EL AUTOCONOCIMIENTO COMO BASE DE UNA “YO-MARCA” PODEROSA Si nunca has manejado un auto deportivo, ¿podrías recomendármelo? Seguramente sí, aunque los argumentos que utilizarías para hacerlo serían muy débiles: “el diseño es excelente”, “es rapidísimo”, “a mí me encanta”. En cambio, si tienes la oportunidad de manejarlo percibirías las sensaciones de estar al volante, el olor de los asientos de piel, el vértigo de moverte a gran velocidad casi pegado al suelo, la adrenalina de alcanzar los 100 kph en 10 segundos. O mejor aún, podrás hablarme de lo que ocurrió cuando te recibieron el auto en un restaurante elegante, las reacciones que provocaste en los demás mientras circulabas por la calle, cómo te sentiste al ser observado por personas que te hubieran ignorado de no ser por el auto que manejas… A mediados del siglo pasado, las personas compraban productos. Después comenzaron a comprar marcas. Hoy compramos experiencias. Para que un producto sea exitoso en un mercado global, no basta con que satisfaga una necesidad, que esté de moda o que puedas adquirirlo a un precio proporcional a su valor. Además de esto, debe seducir al consumidor para invitarlo a incorporar a su 1. 1 vida una experiencia novedosa a través de ese artículo. Por lo tanto, debes vivir la experiencia que te ofrece un producto para poder transformarla en emociones que puedan ser transmitidas con argumentos convincentes como para generar un deseo lo suficientemente sólido que motive la compra. De igual manera sucede en la agencia de publicidad en esta etapa. Todo mundo se involucra con el producto: conoce su proceso de fabricación, los materiales de los que está hecho, su historia, lo prueba, lo usa, lo desarma y lo vuelve a armar, inventa nuevas aplicaciones, etcétera. En pocas palabras, vive la experiencia de consumir ese producto para poder convencer a otros de que también lo hagan. Ahora te pregunto, ¿qué tanto has vivido la experiencia de ser tú mismo? ¿Qué tanto sabes lo que se siente ser tú mismo? ¿Tu vida será lo suficientemente atractiva para ti que despiertas el deseo de otras personas por vivir igual que tú o compartir su vida contigo? Una respuesta superficial no servirá de nada. Trata de reflexionar en que has pasado una buena parte de tu vida viviendo lo que otros quieren, escondiendo tus emociones, fingiendo ser de determinada manera para ser aceptado por tu familia, tu pareja o un grupo social determinado. ¿De verdad podrías decirme qué se siente ser tú, qué se siente estar “en ti”? 1. 1. Conozco una persona que desde temprana edad tuvo que enfrentar la pérdida de su padre y, por consiguiente, la necesidad de abandonar los estudios para apoyar la manutención de los hermanos menores. Una mujer que tuvo que aprender desde muy joven lo que significa la responsabilidad y renuncia a los propios sueños en beneficio de aquellos a quienes ama. La mujer a la que hago mención tuvo todo tipo de trabajos y aprendió a hacer muchas cosas, y, a pesar de carecer de estudios superiores, las hacía bien. Hizo carrera en la comercialización de seguros y sus ingresos le permitieron sacar adelante a su familia, pero la muerte de su madre la confrontó con una realidad muy dura para ella: sus hermanos eran profesionistas y padres de familia, mientras que ella sólo había tenido un par de novios y no había podido realizar su sueño de ir a la universidad. Se dio cuenta de que los eventos de su infancia la forzaron a adoptar la responsabilidad de apoyar a su madre con labores que no correspondían a una niña de su edad en circunstancias normales. Ya sin la responsabilidad de cuidar de su madre y hermanos, vio la oportunidad de comenzar a trazar su proyecto de vida individual, pero pronto advirtió que había pasado su vida pensando en los demás antes que en ella misma y no tenía ni idea quién era, qué quería, qué le gustaba... Una mirada a tu interior Existen muchas diferencias entre la cultura oriental con la occidental. Pero destaco por encima de todas, que la educación en oriente está enfocada al conocimiento de uno mismo; en occidente nos educan para lo contrario. En oriente una persona “exitosa” es aquella que logra sobreponerse a su ego; en occidente el éxito consiste en la acumulación de reconocimiento. El desconocimiento total de la propia naturaleza o de una idea equivocada de uno mismo acarrea insatisfacción, buscar la autoestima en fuentes de alimentación externas es sinónimo de frustración. El objetivo del primer paso de tu “yo-marca” dentro de una agencia de publicidad, es brindarte elementos para que voltees tu mirada hacia tu interior y evitar, en la medida de lo posible, que lo que pasa afuera ocupe tu atención y acción la mayor parte del tiempo. En esta época, resulta muy común que la cultura global nos adoctrine para satisfacer las necesidades externas a costa de las internas. Por ejemplo, un niño es capaz de pasar horas jugando con una caja vacía o la rama de un árbol; estos objetos aparentemente sin chiste alguno, pueden ser sus mejores aliados para crear todo un mundo de aventuras por medio de su imaginación. Sin embargo, para la cultura eso “no es correcto” y pretende sustentar la felicidad de niños y niñas en los videojuegos, en los muñecos de acción de la última película o en las muñecas de moda. Al condicionar nuestra búsqueda de la felicidad por los medios de uno mismo, se pierde la perspectiva de lo que se desea y se necesita. Porque podemos pensar que la necesidad de la madre del niño que juega con una caja vacía, era presumir a la vecina que su marido había traído de Estados Unidos la nueva consola fulanita de tal antes de que saliera en México, para “justificar” ante los demás su ausencia permanente y hacer manifiesto, por un lado, su nivel social y por otro el cariño que tiene por su familia. Evidentemente este es sólo un ejemplo, no todos los padres que compran consolas lo hacen por estas razones. Pero es útil para comenzar a reflexionar en qué momento se comienza a desear poseer satisfactores externos y a encontrar a través de ellos una ganancia adicional a la simple satisfacción de necesidades. Es decir, en qué momento se desea un juguete solamente por gusto o diversión y se comienza a buscar para acceder a posiciones de liderazgo dentro del grupo de amigos. Los niños aprenden muy rápido de sus padres y comienzan a ver ese tipo de ganancias secundarias como una manera de lograr su aceptación. Es muy probable que podrías vivir perfectamente cómodo y satisfacer tus necesidades reales con la mitad de lo que tienes. Seguramente tu vida sería más plena y sabrías que la felicidad es el camino y no la meta, de haber dedicado más tiempo a conocerte a ti mismo que a estar con los demás, a competir con ellos, a ir de compras, etcétera. La planeación estratégica en el mundo de los negocios, cuenta con una herramienta analítica que resulta esencial para examinar la interacción entre las características particulares de una empresa, producto, servicio o marca, y del entorno en el que compite. Se le conoce como Análisis FODA por las siglas de las variables que examina: Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas. La situación interna de la empresa, producto o marca se compone de dos factores controlables: sus fortalezas y debilidades. Mientras que la situación externa se compone de dos factores no controlables: las oportunidades y amenazas. Soporto el autoconocimiento en el análisis de estas variables porque lo considero muy útil para llegar a un autoconocimiento objetivo y profundo. A través de él podrás hacerte consciente de tus fortalezas y debilidades como “yo-marca”, como ser humano. Parece algo muy obvio, pero es alarmante el número de personas que no conocen, reconocen o aceptan sus virtudes y defectos. No es muy común encontrar personas que tengan claro el equilibrio interno de estas dos fuerzas. Mientras que unas explotan al máximo sus virtudes y se esfuerzan por esconder o negar sus defectos, otras pueden estar seguras de que sus defectos pesan más que sus virtudes. Ambos casos están equivocados. Ya he mencionado anteriormente que en el universo prevalece un equilibrio perfecto. El origen de todas las cosas —lo que los masones llaman el Gran Arquitecto del Universo o lo que se conoce popularmente como Dios—, es bueno y malo, hombre y mujer, está arriba y abajo, adentro y afuera, es luz y oscuridad, es positivo y negativo, es la totalidad y la nada… En todo el universo se manifiesta este concepto de equilibrio. Incluso, cuando parece que no lo hay, la naturaleza se encarga de proveerlo. Este equilibrio se manifiesta en el ser al formar parte inherente del universo. Se tienen defectos y virtudes, fortalezas y debilidades. El problema es el ego que impide ver con objetividad la esencia del ser y aceptarla con naturalidad. Nos educan para ser perfectos: “no llores”, “no tengas miedo”, “no cometas errores”, “no odies”, “no te enojes”, “no te alejes”, “no te avergüences”, “no descanses”, “no cuestiones”, etcétera. Es el ego quien busca a toda costa la perfección, se niega a aceptar la falibilidad porque la confunde con vulnerabilidad. Cuando las dos fuerzas están en equilibrio, se tiene la capacidad de aceptar los errores y aprender de ellos, de ver las oportunidades que traen consigo los momentos difíciles, a no ufanarse del éxito y admitir que sólo es momentáneo, a ganarse las cosas saliendo de la zona de confort, etcétera. Me he topado con personas que asisten a mis talleres que llegan cargados de razones por las que creen que no han logrado lo que se proponen: “mi madre nos abandonó cuando era pequeño”, “tuve que dejar la escuela para comenzar a trabajar y no tengo una profesión”, “estoy enfermo”… La vida no las ha tratado bien, pero tampoco es la única responsable de que no hayan querido hacerse responsa- bles de su propia evolución. Su actitud negativa ante las circunstancias imperantes en su vida, es su primera debilidad; usar de pretexto esas circunstancias para justificar sus carencias, es la segunda. “Algunos nacen con estrella y otros nacemos estrellados”, es la frase que escuché en mi casa con mayor frecuencia como la justificación a que las cosas no avanzaran o mejoraran. Es muy común que creamos que los problemas fueron ocasionados por aspectos externos (amenazas) y el ego nos impide ver que no importa lo adverso de las circunstancias, depende de nosotros tomar el control de nuestra vida para conducirla al puerto deseado (oportunidades). Creer que el mundo conspira a favor de unos y en contra de otros o que el universo tiene favoritismos, equivale a jugar el nada honroso pero muy cómodo papel de víctima. Negar la falta de actitud para lograr objetivos, responsabilizar a los demás o a la vida de la desdicha, equivale a negar el talento (fortalezas) y a renunciar a alcanzar lo anhelado. Ese puede ser un gran defecto (debilidades). Negarte a admitir tus fortalezas al enfocarte en tus debilidades, es como tratar de correr un Fórmula 1 con el freno de mano puesto. Negar tus debilidades por miedo a que pesen más que las fortalezas, es como lanzarse de un avión sin paracaídas. Solamente falla un penalti el que se atreve a cobrarlo. Si aciertas, adquirirás confianza para seguir adelante. Si fallas, habrás aprendido algo que te servirá para ponerlo en práctica la próxima vez que lo intentes. ¿Tú crees que se empañó la carrera de Platini, Maradona, Zico, Hugo Sánchez o Roberto Baggio después de fallar un penalti en un momento clave de un partido o un campeonato? Estas grandes figuras lo son gracias a que confiaron en su capacidad, tuvieron el arrojo de enfrentarse a situaciones significativas e intentaron lograr lo que a muchos les da miedo; pero sobre todo, son figuras porque se permitieron sentir la decepción y el dolor en el momento en que todo pasó, reconocieron su error, aprendieron de lo vivido y pidieron el balón la siguiente vez que el árbitro marcó un penalti a favor de su equipo. Michael Jordan fue expulsado del equipo de la preparatoria como una medida correctiva que le aplicó su entrenador. El propio Jordan describiría el aprendizaje que le dejó aquel suceso: “Cuando me expulsaron del equipo, supe que jamás quería volver a sentirme así de mal. No volvería a tragar esa medicina amarga ni a padecer ese vacío en el estómago” (Jordan, 2000). Así que se concentró en volver a empezar fijándose una meta y después otra y otra… Confiando en su talento, trabajándolo todos los días en el entrenamiento, evocando sus orígenes y aceptando sus debilidades, llegó a convertirse en el mejor jugador de baloncesto de la historia e icono del deporte mundial. “Puedo aceptar el fracaso. Todos fallamos en algo. Lo importante es intentarlo siempre.”, sugiere el mismo Jordan. Inevitablemente la vida siempre te presentará la oportunidad de materializar tus sueños, por lo tanto debes saber cuáles son tus sueños. ¿Cuál es esa primera pequeña meta que te llevará a la consecución de la siguiente y así sucesivamente hasta que alcances tu objetivo? No tener claro lo que se persigue, representa un obstáculo muy importante para alcanzar una meta. Es como subirse a un barco y no decirle al capitán a dónde quieres que te lleve. Definir lo que quieres puede representar un extenuante examen de conciencia, pero es la única manera que puedes dirigirte al puerto deseado. No saber a dónde vas te mantendrá en medio del océano a merced de los caprichos del viento y las tormentas. Una meta equivale a alcanzar la cima de la montaña. Pero necesitas cumplir varios objetivos para llegar a la cima, a la meta. Un maratonista sabe que tiene que recorrer poco más de 42 kilómetros para llegar al final de la ruta, pero si se para en la línea de salida con el número 42 en la mente, es probable que tenga que abandonar la competencia antes de cubrir la mitad del recorrido. Para llegar a la meta, debe establecer un plan de carrera para los primeros 16 kilómetros, otro para los siguientes 16 y uno más para los 10 restantes. Es básica, su concentración en el disfrute de cada kilómetro y la flexibilidad para cambiar de planes si se presenta algún contratiempo o una oportunidad no contemplada antes de arrancar. Aquella mujer que quiere tener un hijo, primero tiene que encontrarse alguien que desee depositar un espermatozoide fértil en su útero. Si lo que quieres es ser madre y tener una familia, debe comenzar por enamorar al hombre que comparta su objetivo y que desee pasar el resto de su vida con ella. Para lograrlo, ayudaría mucho que fuera atractiva física, mental y emocionalmente para lograr que un hombre renuncie a la comodidad de la soltería y decida compartir su espacio, tiempo e ingresos con ella (es decir, asumir un compromiso real). Ayudaría mucho considerar la competencia, así que preguntémonos ¿cuántas mujeres desean lo mismo en esta época? No muchas si miras a las menores de 25, pero la cifra aumenta dramáticamente si volteas a ver a las que llegaron a los 30; ni hablar de las que los sobrepasan… Por mucho que la mujer de inicio de siglo sea autónoma y multifacética, en su inconsciente colectivo sigue albergando la idea del “príncipe azul”. En resumen, el primer paso sería definir el tipo de relación de pareja deseada, para después definir el perfil del hombre que encaja en el patrón, el lugar donde puede conocer a ese tipo de hombres o las personas que podrían presentárselo, las fortalezas propias que debe destacar para ser lo suficientemente atractiva para él y cómo va a manejarse una vez que lo tenga frente a ella. Conozco a una joven que se embarazó antes de ser mayor de edad. Siempre se sintió menos ante la figura de su hermana mayor. La consideraba más guapa, más simpática, más inteligente, mejor estudiante y, además, la que tenía la atención y preferencia de sus padres. Demasiada “perfección” como para competir con ella. Aunque en conciencia no era su intención embarazarse, esa fue la mejor manera de llamar la atención de sus padres, de demostrar que ella también podía enfrentarse a grandes retos por los que su esfuerzo sería reconocido; además de que tendría el mejor pretexto para culpar a la vida por no terminar sus estudios y tener una vida llena de sinsabores. Estrategias Estrategias para lograr tus objetivos Hemos visto que el primer paso es definir las metas que te llevarán al objetivo. Determínalos, escribirlos puede ayudarte a aclarar tu mente. Redáctalos comenzando con un verbo conjugado en infinitivo. Estos verbos son los que terminan en ar, er, ir, y que al pronunciarlos suenan como una orden, un decreto, un hecho consumado. Por ejemplo: llegar, hacer, decir, acudir, alcanzar, tener, etcétera. “Leer al menos dos páginas diarias”, puede ser un objetivo a corto plazo que puede fomentar tu hábito de lectura. Si te das cuenta, el verbo con el que comienza la oración logra que ésta suene como si se tratara de un hecho consumado. Esto significa una orden para tu cerebro y su absorción es inmediata. Lo que le dices a tu mente es que “lees al menos dos páginas diarias”. Sería muy diferente decir “me gustaría comenzar a leer…”, “ojala que pueda convertirme en lector algún día…”, “los que leen es porque desde niños comenzaron a hacerlo, a mí me costaría trabajo adquirir ese hábito…”. “Leer al menos dos páginas diarias” representa una tarea programada para tu mente y mientras más la repitas, tendrá más efectividad. tus obj para lograr Es muy importante que tus objetivos incluyan un elemento que los haga mensurables. Es decir, necesitas incorporar algún elemento que mida la cantidad o el tiempo en que alcanzarás tu objetivo. De acuerdo al ejemplo anterior, ¿cuántas páginas vas a leer? Dos. ¿Cada cuándo? Diariamente. “Leer al menos dos páginas diarias”, no es lo mismo que “Comenzar a leer”. Si la mente no está habituada a leer, necesitará de una instrucción precisa para evitar que aparezca la resistencia en forma de pereza, sueño, desidia, etcétera. “Comprar una casa” puede ser una meta para la que muchas personas trabajan. Pero no basta con tener clara la intención. Hay que convertirla en una meta que pueda ser alcanzada de manera realista. Por ejemplo: “ahorrar 30% de mis ingresos anuales para comprar una casa estilo mexicano en Chimalistac en un lapso de cinco años”. Es importante ser lo más específico posible, sin olvidar determinar plazos y cantidades de manera objetiva. La disciplina y el esfuerzo que demanda cumplir metas y objetivos, favorece la sensación de estar vivo, de sentirse bien con uno mismo, de que tenga sentido levantarse de la cama todos los días. Pero si el cumplimiento de esa meta comienza a resultar estresante o implica una renuncia a la tranquilidad o a la dignidad, probablemente se trate de una obsesión, no de una meta. En ese caso hay que replantearla buscando no afanarse a ella. Es mejor buscar otros caminos o alternativas para satisfacer las necesidades del ser, que empeñarse en andar caminos que pudieron haber sido trazados por otros pensando en su propio beneficio. jetivos Traza una ruta que resulte agradable para ti. Disfruta recorriendo las metas que trazaste para llegar al objetivo final, pero ten presente que en el camino pueden presentarse innumerables obstáculos. Considera que todo logro, por pequeño que sea, representa esfuerzo. Ver a un atleta premiado en un podium es el resultado de años de entrenamiento físico y mental, de una estricta dieta, de disciplina, de soledad, de aburrimiento, de viajes extenuantes, de renuncia a relaciones sociales, sentimentales y familiares. Por eso es que una medalla olímpica representa tanto. El objetivo de estar en el podium se cumplió, pero para ello fue necesario cumplir una meta todos los días. Esto me recuerda aquel anuncio de Nike que se basa en la famosa escena del inicio de la película “Carros de fuego”. Aquella en la que los integrantes del equipo de atletismo de la Gran Bretaña que participó en los Juegos Olímpicos de 1924, van corriendo en la playa con el tema más famoso de Vangelis de fondo. La escena del anuncio es tomada de la película, pero por medio de la magia de la tecnología incorporan sobre el paisaje de la playa algunos elementos propios de una ciudad moderna: escaleras de emergencia, automóviles, contenedores de basura, etcétera. Al final del anuncio, se muestra a un corredor neoyorkino que salió a la calle a hacer su entrenamiento visualizando aquella escena y formando parte de ella en su mente. NIKE SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO Concentrarse en dar un paso a la vez Fui un fumador empedernido durante 15 años. Intenté dejar el cigarro, sin éxito, en varias ocasiones. La última vez, intenté disminuir la cantidad de cigarros que fumaba diariamente, pero sentía que eso no iba a ser suficiente. Hasta que me di cuenta que estaba buscando el camino fácil. Pretendía habituar a mi cuerpo a recibir una cantidad de nicotina menor y que el golpe de la abstinencia no fuera tan drástico. Era bastante cómodo, pero poco efectivo. Cuando me di cuenta de esto y de la resistencia mental que me impedía lograr mi objetivo, salí a comprar unos parches de nicotina y desde el momento que el primero de ellos se adhirió a mi espalda, no volví a probar un cigarro. Entendí que para alcanzar el éxito debía tomar decisiones determinantes y pedir ayuda. Una vez que el primer parche de nicotina estuvo en mi espalda, mi primera meta fue no fumar en las siguientes 24 horas. Cuando lo logré no podía creerlo. En 15 años no había dejado de fumar un día completo. Luego de un mes sin fumar y pensando en mantenerme lejos del cigarro por 24 horas, la meta fue no fumar en una semana, luego en un mes y cuando me di cuenta el antojo del cigarro había desaparecido. No lo hubiera logrado, primeramente, sin descubrir mi fuerza de voluntad, pero tampoco sin el apoyo de los parches y de la paciencia, comprensión y amor de quienes me acompañaron en el camino. Nada fácil, por cierto: subí 24 kilos, mi carácter era más irritable que nunca, mi estómago estaba tan inflado de gas como un globo aerostático, me sentía fatigado, triste y ansioso; pero cada que aparecía la necesidad de fumar, pensaba en que quería estar vivo, sano y que mi determinación para obtener una mejor vida era más fuerte que mi afán de terminar con ella. Después de años sin fumar, volteo hacia atrás y veo con mucha satisfacción todas las pruebas que superé para llegar a mi objetivo. Me puse a prueba y me demostré que puedo hacer lo que me proponga, tanto para bien como para mal. Recuperé la credibilidad en mí, además de la salud. Ese fue el primer paso de un renacimiento hacia una vida basada en el bienestar, no en la autodestrucción. Ahora, cada que termino una carrera me conmuevo profundamente, algunas veces hasta las lágrimas, al recordar todo lo que he superado para poder gozar de buena salud y tener hábitos positivos. Cambié las lágrimas de pesar por lágrimas de satisfacción, cambié el dolor que va acompañado de angustia por el dolor portador del regocijo. El verdadero sentido de un objetivo es hacerte crecer, no es bueno evitarlo por miedo o por sentirte incapaz. Piensa que si estás en donde estás es porque así lo decidiste y porque estás obteniendo algo a cambio de ello. Concéntrate en lo que vas a obtener una vez que alcances el objetivo, visualízate y siente con todo tu ser la dicha de permitirte hacer las cosas. Toma conciencia de tu capacidad para lograr lo que sea que te propongas y, lo más importante, no te confor- mes con eso y le delegues la responsabilidad al universo de hacer las cosas por ti (como recomiendan algunos métodos). Visualizar y sentir deben tener como objetivo llevarte a la acción, de lo contrario nada sucederá. Ya lo dice aquella canción de El Tri: “Si quieres llegar a la mesa puesta, nadie te la va a poner; lo que no hagas por ti mismo, nunca nadie lo va a hacer”. Ahora bien, seguramente en este momento tendrás más de un objetivo. Eso implica un número considerable de metas, algunas más fáciles que otras. Una vez que defines tus objetivos de la manera que describí antes, tendrás que jerarquizarlos. ¿Qué es más importante para ti en este momento? Una vez que determines, supongamos, del uno al cinco tus objetivos, ordénalos de manera que el objetivo más fácil de cumplir (o el que para ti represente un menor esfuerzo en este momento) quede en primer lugar y el más difícil en quinto lugar. Se ha comprobado que las personas que tienen un mayor índice de éxito en el cumplimiento de los típicos propósitos de año nuevo, son aquellos que comienzan por el más sencillo y distribuyen todos sus propósitos a lo largo del año. Lo que hace la mayoría de personas equivocadamente es comenzar por todos a la vez y sin importar si representan mayor esfuerzo y tiempo: bajar de peso, aprender otro idioma, dejar de fumar o beber, hacer una inversión grande, etcétera. Supongamos que estás excedido de peso por 10 kilos. No existe régimen alimenticio, dieta o rutina de ejercicio que te ayuden a bajarlos en un mes. ¿Cuánto tiempo te llevó subirlos? Sería absurdo pretender bajarlos en 10% del tiempo que invertiste en subirlos. Así que lo mejor será que para el primer mes te pongas como objetivo bajar dos kilos. El siguiente mes, mantenerte en ese peso y para el tercero bajar otros dos… ¿Quieres comprar una casa? Si tienes que ahorrar 30% de tu ingreso mensual durante cinco años para lograrlo, te ahorcarías en los primeros meses y abandonarías la idea del ahorro y, por ende, al objetivo de comprar una casa. Si no tienes el hábito de ahorrar, esa podría ser tu primera meta. Si tu objetivo es a cinco años, el primer año ahorra solamente 15% de tu ingreso mensual y fíjate la meta de que al tercer año habrás conseguido un ascenso o un nuevo trabajo que te permita ahorrar 30% de tu salario mensual. La primera meta será comenzar a ahorrar. Si nunca lo has hecho en tu vida, comienza a hacerlo poco a poco. Antes de comenzar a caminar, gateaste. Igual debes hacerlo con la idea de comprar una casa. Aprende a ahorrar poco a poco y el cumplimiento de esa meta te llevará a la que sigue, obtener un ascenso o un trabajo mejor que te permita ahorrar un poco más. No pretendas convertirte de la noche a la mañana en un cantante que llena estadios cada fin de semana, primero debes comenzar a cantar en la regadera, después en las fiestas familiares, luego en los karaokes y así seguir aprendiendo, trabajando y creciendo hasta que llegues a donde deseas. Los golpes de suerte no existen. Las cosas se ganan. O como dicen los estadounidenses “no pain, no gain” (sin dolor, no hay ganancia). Para lograr tus metas y objetivos, es preciso que estés muy consciente de tus fortalezas y debilidades. Conocerte te ayudará a trazarte metas y plazos realistas de acuerdo a tu capacidad y te permitirá saborear del camino y disfrutar los peque- ños avances. Considerar las oportunidades y amenazas del entorno, te permitirá navegar con viento a favor. Ignorarlas te puede llevar contracorriente. Tendrás muy pocas probabilidades de éxito si comienzas una dieta en diciembre. Las amenazas que te presenta el entorno son excesivas. Invertir en la bolsa en plena crisis financiera es como ponerse un revólver en la sien. Estar pasado de peso es una limitante para conocer al amor de tu vida. En cambio, la crisis financiera puede representar una oportunidad si quieres comprar una casa o el automóvil que siempre quisiste. Que te mudes a un lugar cercano a un parque, puede ser clave en tus aspiraciones de comenzar una rutina de ejercicios. Que te den unos días de incapacidad médica puede ser decisivo para que te desarrolles el hábito de la lectura. Aprende a ver oportunidades donde generalmente ves amenazas y tu panorama se ampliará drásticamente. De acuerdo con el análisis FODA, una marca debe explotar sus fortalezas, aprovechar las oportunidades que se le presentan, corregir sus debilidades y sortear las amenazas. Al aplicar estos sencillos principios en beneficio de tu “yo-marca”, de tu propia vida, te estás convirtiendo en el arquitecto de tu propio destino. Define el puerto que quieres conquistar, determina el mejor camino, toma en cuenta las condiciones ambientales, conoce a fondo las características de tu barco y tu tripulación y ¡lánzate al mar! PASO 2 LA INFLUENCIA DEL ENTORNO EN LA PERSONALIDAD DE LA “YO-MARCA” Soy un convencido de que la investigación de mercados es a una campaña publicitaria como los cimientos a un edificio. Mientras más profunda sea la investigación, se obtendrán argumentos más sólidos para conocer al público objetivo al que se pretende persuadir a la compra. Digamos que en el apartado anterior se puede conocer profundamente el producto o servicio que se va a anunciar. En esta segunda etapa los esfuerzos se enfocan en conocer al comprador o consumidor de ese bien, su entorno, sus necesidades, sus costumbres, sus aficiones, sus hábitos y todo aquello que pueda arrojar información que pueda traducirse en una estrategia de persuasión. De hecho, esta es la finalidad de la información obtenida en cualquier investigación de mercados: transformarla en estrategias orientadas a la venta del producto o servicio. La investigación de mercados ha tenido una evolución muy importante en los últimos treinta años. Prácticamente, se ha convertido en una ciencia que fusiona especialidades como la antropología, la sociología, la psicología, la estadística, las matemáticas avanzadas, la mercadotecnia e, incluso, la cibernética y la medicina. Todas estas disciplinas trabajan juntas para lograr un mismo objetivo: conocer profundamente al consumidor, y algunas veces mejor que lo que uno mismo se conoce, para que compre determinados satisfactores de necesidades. 2. . Aunque suene exagerado no lo es. Las agencias de investigación de mercados saben más que cualquiera sobre la forma en la que nos desplazamos dentro de un supermercado, de las reacciones sensoriales ante determinados estímulos, de las diferentes motivaciones internas que llevan a elegir una marca, sobre la manera en la que se manipula el entorno y a uno mismo para lograr o justificar una compra, etcétera. Es tal el interés que los productores tienen en conocer lo que motiva a la compra, que se ha llegado a contratar a una agencia de investigación de mercados con la intención de conocer los factores que desatan en un niño pequeño la reacción de un berrinche dentro del supermercado y los factores que evalúa la madre para tomar la decisión de comprar o no el producto que desea su hijo en ese momento. Las agencias de publicidad encuentran en la investigación de mercados una mina de oro, ya que obtienen información sobre la personalidad, hábitos, fantasías y hasta deseos reprimidos, que transforman en estereotipos en los anuncios para construir puentes emocionales entre una marca y la mente consciente e inconsciente del receptor del mensaje. La investigación llega tan lejos que no solamente se concentra en el consumidor, sino también analiza el entorno en el que se desenvuelve, las características de los grupos sociales en los que se desarrolla, sus costumbres, sus creencias, su educación, etcétera. Vamos, se investiga hasta la forma en la que el clima y la hora del día afectan su estilo de vida y hábitos de consumo. En teoría, los productos y servicios fueron creados para satisfacer necesidades en determinados mercados. Por lo tanto, el consumidor es la razón de ser de las empresas y la fuente de sus utilidades. El ser humano es un ente cambiante y cada generación es diferente. Para que un producto o servicio, incluso su publicidad, permanezcan vigentes en el gusto del consumidor, forzosamente tienen que adaptarse a él y a su manera de interpretar la vida. Hace 25 años se transmitía por televisión un comercial de sopa instantánea que ofrecía como principal beneficio “un sabor que reúne a las familias”. Era la época donde culturalmente las mujeres estaban relegadas a ser amas de casa y a cuidar de la familia. Los tiempos han cambiado y hoy esa misma marca se anuncia como “el auténtico sabor casero en sólo cinco minutos”, mostrando imágenes de mujeres que trabajan y que disponen de poco tiempo para las labores del hogar, entre ellas, preparar la comida. Ahora bien, si en el paso anterior de este capítulo te invité a que te conozcas a ti mismo como algo fundamental para reencontrarte con tu propia naturaleza, en este segundo paso enfocarás tu energía en conocer a tu entorno, para que por medio de él, avances en el proceso de autoconocimiento. Aunque es una linda historia, en realidad no fuimos creados del barro ni de la costilla de un hombre. Durante el proceso de concepción y gestación, los padres transmiten al producto parte de su personalidad por medio de su ADN. Y no sólo se trata del legado de esta herencia genética, sino que además condicionan una buena parte de la conducta actual y futura de sus descendientes con su ejemplo. Consciente de ello, la asociación australiana Child Friendly puso al aire un anuncio de televisión multipremiado en todo el mundo, donde se muestra a una serie de adultos teniendo conductas consideradas impropias o negativas, que son imitadas por un niño que va junto a ellos. El mensaje es muy claro: los niños ven lo que hacen, haz que tu influencia sea positiva. CHILD FRIENDLY SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO Tu historia El tema es que cada quien habla como le va en la feria y en descargo de nuestros padres podemos pensar que lo que hicieron, tanto para bien como para mal, lo hicieron creyendo que era lo mejor para nosotros. Seguramente, repitieron con nosotros lo que vieron en sus padres y ellos en sus padres y así sucesivamente por muchas generaciones. Así que parte de nuestra historia es el resultado de la historia de un gran número de personas, en la mayoría de los casos, completamente desconocidas. Si te encuentras en posibilidad de preguntar a tus padres, tíos o hermanos mayores sobre cómo era la vida de tus padres cuando se enteraron que te esperaban y durante tus primeros meses y años de vida, te sorprenderás de la gran cantidad de datos que obtendrás y la utilidad que puedes darles para comprender tu realidad en tiempo presente de una manera más integral. Tu historia determina lo que eres en el presente El pequeño Sigismund Schlomo, fue el hijo mayor de un matrimonio judío que tuvo ocho hijos. Su padre Jacob, un comerciante de lana, se casó por tercera vez a la edad de 40 años cuando ya tenía hijos y nietos producto de sus dos matrimonios anteriores. lo que eres en a determina Aunque el niño en cuestión nació en la ciudad de Freiberg, Moravia (que en la actualidad pertenece a la República Checa), prácticamente se crió, creció y desarrolló en Viena, Austria; ciudad a la que llegó cuando tenía cuatro años y que abandonaría un año antes de morir. Su infancia estuvo marcada por una sociedad católica y antisemita tan radical, que las personas de origen judío no podían caminar sobre las aceras ni estudiar, prácticamente, ninguna carrera universitaria; así como por el desmoronamiento del imperio austrohúngaro que socialmente reflejaba una gran diferencia entre la ideología oficial y los hechos cotidianos. A pesar de todo, el pequeño Sigismund Schlomo fue el hijo consentido de Amalie, su madre. Ella lo consideraba como “el niño de sus ojos” y le dio todo su amor y atención por encima de sus hermanos. Podríamos decir que este niño gozó del reconocimiento y la confianza ciega de su madre. No así de su padre, del que recibía indiferencia y descalificaciones permanentes. La relación entre ambos, padre e hijo, fue lejana. Este niño reprocharía a su padre que en su casa fuera autoritario y dominante, mientras que en la calle su actitud era completamente sumisa antes las discriminatorias “reglas” antisemitas impuestas por la sociedad vienesa de finales del siglo XIX. La relación con su madre desarrolló en él una personalidad muy segura de sí acompañada de un fuerte sentimiento de estar destinado al éxito. Mientras que la relación con su padre y el entorno social, generaron en él una marcada rebeldía, un espíritu analítico, una fuerte resistencia ante la crítica y una necesidad de reconocimiento que le acompañaría durante toda su vida. en el presente Hoy Sigmund, nombre que surge cuando el pequeño al que he estado haciendo referencia decidió abreviar su primer nombre, ocupa un lugar preponderante en la historia de la humanidad como uno de los pensadores más importantes del siglo XX y uno de los seres que más cerca ha estado de descifrar el misterio del comportamiento humano. Entiéndase que el interés que me motiva a citar a herr doctor Freud no es otro que ejemplificar la relevancia que tiene el entorno en la vida de cualquier persona, incluso en la de un personaje que está muy lejos de ser catalogado como “cualquier persona” y gracias al que la humanidad ha podido comprender y favorecer el desarrollo de su propia raza. Todas las circunstancias históricas, familiares, interpersonales, religiosas, culturales, sociales, económicas, etcétera, que rodearon la vida de Freud fueron determinantes a la hora de definir su teoría de la personalidad y el método psicoanalítico. Por lo tanto, no podemos ignorar todo aquello que forma parte de nuestra historia si queremos llegar a conocernos y comprendernos mejor. El ser humano tiene la capacidad para observar su pasado desde una óptica objetiva, que le permite visualizar sus experiencias anteriores para enmarcar en un contexto muy personal su realidad actual y poder proyectarse de una manera más libre y madura hacia el resto de su existencia. No obstante, esta capacidad se ve disminuida cuando se toma la cómoda posición de responsabilizar al entorno por el dolor, el sufrimiento y la insatisfacción experimentados a lo largo de la vida. La negación de la posibilidad de ser co-responsables de las situaciones negativas que se presentan en la vida, impide el avance y la consecución de metas. Pero, por curioso que parezca, en ese estancamiento se presenta la posibilidad de obtener una ganancia que, por lo general, se mantiene oculta. Por ejemplo: alguna vez conocí a una mujer que decía tener problemas para aprender el idioma inglés. Trabajaba en el área de comercio exterior y esto le exigía manejar el idioma de los negocios a nivel internacional. Apenas pasaba los 30 años, había terminado la universidad con un promedio alto, no tenía pareja estable porque decía que le costaba mucho trabajo relacionarse con los hombres y decía entender bien el idioma, pero que le era imposible hablarlo. Intentó con todo tipo de métodos de estudio, hipnosis y hasta limpias, pero no obtenía un resultado satisfactorio. Sus padres llegaron a pensar que su impedimento se debía a algo sobrenatural, no se explicaban cómo tal inversión de tiempo, dinero y esfuerzo no fuera suficiente para brindar a su hija las habilidades que le permitieran acceder a mejores condiciones laborales. Para esa familia era mejor sostener que la causa del problema era algo “sobrehumano”, en vez de aceptar la ganancia que obtenían de él: al no hablar inglés no podía aspirar a un mejor puesto y, por ende, a un mejor salario. Por lo tanto, no podría siquiera pensar en vivir en otro lado que no fuera en casa con sus padres. A pesar de que sus padres eran muy exigentes con ella, le procuraban una vida con todas las comodidades. Como todos sabemos, no es tarea fácil pretender formar una familia o llevar una vida fuera de la seguridad que representa el seno paterno. Para el común de las personas es una decisión que demanda valor, esfuerzo y sacrificio; mismos que no todas están dispuestos a asumir. Pero no sólo eso, su comportamiento inadecuado con el sexo opuesto reducía considerablemente las posibilidades de casarse y tener que renunciar a la comodidad de vivir en una casa donde no tenía que hacer gran cosa para tenerlo todo. Lo interesante es ver los pretextos que la mente de esta mujer fabricaba para hacer creíble la situación ante sí misma y ante los demás: “Papá, no es que no quiera aprender inglés, ¡mira cuántos intentos he hecho! Seguro es algo raro que le pasa a mi cerebro”. “No amiga, si no me he casado no es porque no quiera, es porque los hombres se asustan ante la idea de estar con una mujer profesionista que no va a estar metida en su casa como esclava”. Y qué decir de la ganancia de los padres: no se quedarían solos en su vejez, seguirían más pendientes de los “problemas” de su hija que de los suyos como pareja, tendrían un tema en común y evitarían que el silencio y la monotonía los asfixiara, se unirían en un esfuerzo loable por “sacar adelante” a su hija que ayudaría a evitar darse cuenta que ya no sentían nada el uno por el otro, etcétera. Identificar los pretextos que crea tu mente para evitar que te percates de aquello que obtienes de una determinada conducta, es un paso muy importante para transformar tu presente. Un pretexto que esconde este tipo de ganancia tiende a ser extraño, inexplicable, involuntario, poderoso y eficaz. Y ya que hablamos de pretextos, un spot de Volkswagen demuestra que siempre hay uno a la mano para sentir que manejas un Golf. GOLF SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO PASO 3 ESTRATEGIA DE MEDIOS ¿EL FIN DE UNA “YOMARCA” JUSTIFICA LOS MEDIOS DE LLEGAR A ÉL? Anteriormente hice referencia al incansable, y algunas veces innecesario, debate que sostienen creativos y estrategas de medios para adjudicarse la eficacia de una campaña de publicidad. Los primeros argumentando que la recordación se logra por el impacto en la mente de un mensaje creativo, los segundos por la repetición del mensaje en el medio adecuado. El equilibrio natural que se manifiesta en todo el universo, también encuentra eco en la publicidad. Los creativos necesitan que alguien oriente sus ideas hacia el cumplimiento de los objetivos del anunciante, tanto como los planeadores necesitan que los especialistas en comunicación comercial ejecuten los planes y estrategias que desarrollan. Cotidianamente vemos el resultado del trabajo de los creativos. Dentro y fuera de casa nos encontramos en una constante exposición a cientos de mensajes publicitarios. En realidad lo que juzgamos es el mensaje, no la estrategia empleada para ponerlo en la posición exacta dentro de un programa de televisión, en la sección más leída de una revista o en la ruta que tomamos para ir al trabajo. En Y ESTRATEGIA una reunión se puede escuchar que las personas hablan de historias, personajes, imágenes o frases, no de medios. Únicamente lo hacen cuando el medio llega a ser tan o más impactante que el mensaje. Una campaña publicitaria estará más cerca del éxito cuando encuentra el equilibrio entre el qué decir y cómo, y el para qué y dónde decirlo. En mi andar profesional tuve la oportunidad de trabajar de ambos lados y aprendí que el éxito en ambas disciplinas (y en la vida misma), radica en el balance entre investigación, creatividad y estrategia. Los creativos utilizan argumentos más emocionales y los planeadores más racionales que, cuando están orientados hacia el cumplimiento de los objetivos en común, suelen ser infalibles. Por lo tanto, la planeación de medios debe ser contemplada como parte de la estrategia creativa, en vez de limitarse a ser vista como el formato en el que se han de ejecutar las ideas que desarrolla del departamento creativo. A propósito de esto, el creativo Marçal Molinè afirma categóricamente que “la planificación de los medios publicitarios no es una mera consecuencia de la estrategia que estamos elaborando para la marca, sino que es parte de la estrategia misma” (Moliné, 2000). La especialización de los planeadores y estrategas de medios es tal que merece ser el tema de otro libro. Pero para cumplir los objetivos de éste, resulta muy importante aclarar que son los encargados de distribuir y encauzar el presupuesto publicitario de un anunciante. Es decir, el anunciante determina el presupuesto que invertirá en la comunicación de su marca y es en el departamento de medios (o agencia de medios) en donde se planea dónde, cómo, cuánto y cuándo conviene invertir cada centavo para lograr los objetivos de comunicación de la marca. YO-MARCA A diferencia del pasado, existe una inmensa variedad de medios a tomar en cuenta en esta planeación y que permiten maximizar el rendimiento de la inversión publicitaria. Se conoce como “medios convencionales” a la televisión, la radio, el cine, periódico, revistas y la publicidad exterior. Con excepción de esta última, todos nacieron con la finalidad de informar o entretener. La labor de estos medios fue una pieza clave para construir el mundo globalizado de la actualidad. Sin embargo, fueron quedando rezagados ante la creciente necesidad de la industria por transmitir información inmediata y personalizada a los consumidores de sus productos. Este fenómeno favoreció a la creación de nuevos y diversos medios de comunicación que se conocen como “no convencionales” y que permiten establecer contacto con una persona utilizando de forma racional, estratégica y sinérgica, todos los canales de comunicación y tipos de comunicación comercial posibles. Enumerar los medios no convencionales aquí, resulta completamente innecesario. Pero el correo y telefonía convencional, así como internet (chat, correo electrónico, redes sociales, etcétera), la telefonía celular, los lugares públicos y el punto de venta son los espacios más comunes utilizados como soportes publicitarios que buscan transmitir mensajes publicitarios al consumidor dentro de su casa, cuando sale, durante sus momentos de trabajo o de estudio, de descanso, ocio y esparcimiento. Son mucho más comunes los eventos que se realizan para favorecer la imagen de una marca y comunicar sus beneficios, los mensajes publicitarios y promociona- les en internet, por teléfono celular y en el punto de venta. Los que se desarrollan en lugares públicos y son totalmente inesperados para el público, son los que llaman más la atención y favorecen la recordación de los mensajes. Por ejemplo: el gobierno de Nueva Zelanda realizó una campaña para generar conciencia en los conductores sobre las consecuencias del exceso de velocidad. En el crucero carretero más conflictivo, montaron la escena de un accidente automovilístico con todo y heridos, policías, grúas, paramédicos, ambulancias y bomberos; de manera que los conductores que transitan por esas vías descendieran la velocidad al toparse de frente con él. 500 metros después de la escena, encontraban un anuncio espectacular con la siguiente pregunta: “¿Es un choque lo único que puede hacerte desacelerar?” GOBIERNO DE NUEVA ZELANDA SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO La pasta de dientes Colgate salió a las calles de Tailandia a regalar paletas a los niños con la finalidad de apoyar el cuidado de los dientes y de generar la presencia de su marca en el mercado infantil. Lo innovador no es eso, sino que los niños recibían el mensaje una vez que se terminaban la paleta, ya que el palito de madera con el que la sujetaban tenía la forma de cepillo de dientes y los persuadía a usar el cepillo real después de haber comido el dulce. El banco alemán Sparkasse escribió la siguiente frase al fondo de decenas de fuentes a las que las personas acostumbran arrojar monedas para pedir deseos: “¿Deseos? Mejor invierte tu dinero de forma segura”. Ikea, la marca de muebles para el hogar de origen sueco, decoró los parabuses en toda España con diferentes modelos de sillones de venta en sus tiendas. Los parabuses estaban cubiertos por cortinas y tenían un sillón acompañado por la típica mesita esquinera con alguna decoración. La finalidad de esta campaña era que los usuarios del transporte público pudieran conocer y disfrutar los muebles de la marca sin la necesidad de acudir a la tienda. La noche de un viernes de julio de 2008, parecía normal en algunos cines de la cadena Cinemex en la Ciudad de México. Una mujer de mediana edad decide pasar al baño antes de abandonar el complejo y al cruzar por la puerta y acercarse a los servicios, se encuentra con una escena que le provoca una crisis nerviosa que requirió de la intervención de un equipo de paramédicos. Lo que se encontró esa mujer dentro del baño, y muchas otras que lo visitaron esa misma noche, fue las piernas inmóviles de una persona asomándose por debajo de la puerta de uno de los servicios. Las piernas yacían inmóviles sobre un charco de sangre y el área estaba acordonada por esos listones amarillos que utiliza la policía para acordonar la zona y evitar el paso a los curiosos en una escena del crimen. Pocas personas lograron llegar hasta la puerta donde se encontraba el supuesto cadáver, ya que inmediatamente salían del baño horrorizados. Pero las que lo hicieron, se percataron de que se trataba de un anuncio del lanzamiento en México de la serie televisiva llamada Dexter. Esta serie norteamericana transmitida por la televisión mexicana a través de Azteca 7, trata de un asesino serial que hace justicia por su propia mano. Algunas voces a favor y otras en contra de este tipo de publicidad, pero ninguna permanece indiferente. En eso radica el éxito de estas nuevas plataformas publicitarias en las que la creatividad se imprime también en el medio, no solamente en el mensaje. Y es aquí cuando se puede afirmar que “el medio es el mensaje”, tal y como lo hiciera el educador y filósofo canadiense Marshall McLuhan experto en comunicación de masas y la sociedad de la información. En esta parte del proceso dedicado a los medios que seleccionarás para convertirte en la persona que quieres ser, es decir, en alcanzar los objetivos que te propones, me parece fundamental establecer algunos lineamientos para orientarte y brindarte ideas que puedas poner en práctica. Para ello, me basaré en la valiosa aportación de Alfred Adler en el campo de la psicología individual al vincular una parte concreta de su pensamiento con los dos puntos anteriores de este capítulo: la determinación de objetivos con base en el conocimiento de ti mismo (de tus fortalezas y debilidades), la consciencia de la influencia del entorno en la imagen que tienes de ti mismo que determina la consecución de tus metas (oportunidades y amenazas), así como la voluntad de llevar a la acción las ideas surgidas de tu creatividad y los medios que empleas para materializarlas. S i Sentimiento Sentimiento de inferioridad Ya he hablado del equilibrio que impera en la naturaleza. Como parte de ella, el cuerpo humano tiene partes o funciones débiles y fuertes. Hay quien nace con algún problema cardiaco, respiratorio o renal; algunos otros son bajos de estatura y con una estructura ósea y muscular muy débil, mientras hay otros altos, robustos y fuertes. Hay quien nace con cáncer, VIH o diabetes; niños con debilidad visual, auditiva o mental, niños que no se expresan debidamente… Alfred Adler definió esto con el término “inferioridad”: el saberse en desventaja ante el resto (Adler y Bret, 1993). Pero la inferioridad no sólo se manifiesta a nivel físico, también a nivel psicológico. El sentimiento de inferioridad surge cuando un niño, o un adulto, siente que no es lo que debe ser, o que no puede hacer lo que le piden o lo que le gustaría hacer. Generalmente los padres pueden ser los responsables de sembrar este complejo de inferioridad al mostrar rechazo a sus hijos, al castigarlos dura e injustificadamente, al avergonzarlos ante otras personas, al no reconocer su esfuerzo, al imponer su voluntad, al negarles la oportunidad de opinar y tomar sus propias decisiones, al exigirle desmedidamente, al sobreprotegerlo, enseñándole a depender de los demás… inferioridad Sentim Un tercer tipo de inferioridad es la que Adler definió como “natural de los niños”. Todos los niños son física, intelectual y socialmente más pequeños que los adultos que les rodean; por ello sus juguetes, juegos y fantasías están enfocadas a satisfacer el deseo de crecer, de ser adultos: una gran cantidad de niñas son las mamás de sus muñecas, juegan a la maestra o la enfermera. Son muy comunes las que juegan con los cosméticos, los zapatos de tacón y la bolsa de su madre. Los niños compiten permanentemente entre ellos: en los videojuegos, en el deporte, en calificaciones… Generalmente se sienten atraídos por las armas como símbolo de poder o de superioridad. Estas conductas pueden ser la forma en la que la mente infantil compensa el sentimiento de inferioridad. Pero ¿cómo es esto de “compensar”? Adler creía que, de alguna manera, las personas se sobreponen a sus deficiencias desarrollando sus limitaciones hasta convertirlas en fortalezas, o bien, desarrollando otras capacidades o destrezas que equilibren una debilidad. Por ejemplo, las personas con ceguera parcial o total, superdesarrollan el resto de sus sentidos para contrarrestar la insuficiencia visual. El mismo Adler compensó su incapacidad de realizar deportes debido al raquitismo, con el desarrollo de su inteligencia. Sigmund Adler, su hermano mayor, destacó como deportista, pero nunca alcanzó ni siquiera un grado académico intermedio. En cambio Alfred ayudó a cientos de miles de personas en el mundo con su trabajo y se inmortalizó como uno de los grandes pensadores del siglo XX, aunque no haya sido capaz de terminar una carrera de cien metros lisos. Adler creía que “lo importante no es con qué nació uno, sino qué uso le dé a esas dotes” (Frager y Fadiman, 2007). inferio miento El sentimiento de inferioridad y la capacidad para desarrollar otras habilidades que lo compensen, es algo innato en el ser humano. De hecho, es esta capacidad de compensar o superar los problemas que te plantea la vida, lo que determina tu personalidad, fundamentalmente, en los primeros cinco años de vida. Cabe señalar que existe una importante diferencia entre “ser” inferior y “sentirse” inferior. En estrictus sensus no existe un ser inferior a otro, aunque la historia de la humanidad esté llena de ejemplos de que algunos no comparten esta idea. Si por la salud de la estructura social algunas personas tienen voz y voto para tomar decisiones que otras no tienen, no quiere decir que sean superiores o que valgan más que las demás. Un niño no puede ejercer el derecho al voto porque no tiene plena conciencia para elegir a las personas que representen sus intereses ciudadanos, no porque sea inferior a los adultos o valga menos que ellos. De acuerdo con el derecho canónico, sólo se puede contraer el sacramento del matrimonio si los contrayentes cumplen con tres requisitos: discernimiento, intención no espuria y libertad; por lo tanto, una persona con alzheimer no puede contraer matrimonio (tal y como sucede en la película argentina El hijo de la novia), no por ser inferior (según el derecho canónico), sino por la falta de conciencia. Muchas personas justificarían el sentimiento de inferioridad y hasta el resentimiento a la vida de un hombre de edad media, cuyo cuerpo está paralizado por completo y que solamente es capaz de mover el pie derecho. Pero, muy probablemente, terminarían retractándose si supieran que esa persona es capaz de completar una prueba de atletismo de 10 kilómetros impulsando su silla de ruedas sólo con la fuerza de su pie derecho y sin la ayuda de nadie. Ante el prejuicio, ¿quién es el inferior? Este extraordinario atleta no se siente inferior y aprovecha mejor que oridad muchos de nosotros las oportunidades que le da la vida. Compensa su inferioridad orgánica con una fuerza de voluntad extraordinaria y una determinación de acero. Algunos sienten lástima por él al verlo pasar por ahí, pero ¿no es más digna de lástima aquella persona que prefiere victimizarse a sobreponerse a los obstáculos que la vida presenta? La cerveza holandesa Heineken muestra en un spot lo que son capaces de hacer algunos hombres por compensar con “talento” su sentimiento de inferioridad. HEINEKEN SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO infantil Inferioridad infantil y publicidad Todos los niños tienen la inclinación natural a sentirse débiles, pequeños, insuficientes, por lo tanto, inferiores a los adultos que los rodean. Esta situación anímica provoca que no puedan desenvolverse cotidianamente con confianza, lo que refuerza en su mente el sentimiento de inferioridad. Lo importante es que este sentimiento de inferioridad es el origen de los afanes y deseos que el niño manifestará en su vida adulta, por lo tanto, la inferioridad se convierte en una motivación. Una motivación para ser superior. Según Adler, “la más importante de las fuerzas que mueven la conducta de la persona es el esfuerzo por ir de una condición inferior a una superior, de menos a más, de abajo hacia arriba” (Adler y Bret, 1993). Es imposible evitar que un niño se sienta inferior, pero corresponde a los adultos tratarlo como un igual para evitarle daños psicológicos. El niño pequeño debe comenzar a experimentar la sensación de formar parte de una familia. Es responsabilidad de los padres y los adultos que conforman su entorno, que el niño aprenda a colaborar mediante su esfuerzo personal al funcionamiento de su familia. Esta es la única manera de que el niño deje de ser egoísta e integre su ser a su naturaleza social. Si por alguna razón este proceso se interrumpe, ese niño, joven o adulto, puede desarrollar algún trastorno psicológico. Generalmente los padres obstaculizan el proceso, aunque la influencia de la cultura también afecta considerablemente a que alguien no desarrolle la necesidad de pertenencia e integración plena en un mundo inminentemente social. Por ello es tan común ver a personas con trastornos mentales que tuvieron una infancia en la que consiguieron la atención de sus padres y la satisfacción de sus necesidades por medio del llanto o del berrinche. Durante su infancia, estas personas aprendieron a utilizar la debilidad de sus padres y adultos que les rodeaban para ponerla a su servicio. El problema se acentúa cuando estos niños tipo “gendarme” o “tirano” se convierten en adultos y siguen actuando igual. Su conducta infantil les acarrea conflictos graves en su relación con los demás: intentan llamar la atención constantemente, creen que son incapaces de hacer o mostrar lo mejor de sí mismos, tratan de descalificar la imagen de otros a fin de resaltar la suya, muestran y abusan de su autoridad ante los menos favorecidos, sienten envidia, se dedican a alguna actividad que les ayude a ocultar su inferioridad, recurren a la sexualidad para satisfacer su necesidad de poder, se intimidan fácilmente ante las figuras que le representen mayor autoridad o jerarquía, etcétera. En ocasiones, la lucha por alcanzar la superioridad se convierte en una búsqueda de la perfección. Quien tuvo un desarrollo “normal” recibiendo de los padres un trato basado en la tolerancia, la individualidad y el afecto, es o será una persona funcional y madura que accede con relativa facilidad a la autorrealización. Quien tuvo padres ausentes o sobreprotectores, fue dotado de un carácter agresivo y de un deseo de poder sobre los demás producto de su lucha por la superioridad, manifestando un mínimo sentido de responsabilidad social y una motivación inminentemente egoísta y caprichosa. La lucha de un niño por obtener poder, es su primera compensación ante el sentimiento de inferioridad. Un sentimiento de inferioridad moderado puede ser una fuente de motivación para buscar la realización personal. Por el contrario, un sentimiento de inferioridad profundo impide el crecimiento y desarrollo, lo que da como resultado la infelicidad. Para Adler, el progreso es el resultado inseparable de los intentos por compensar el sentimiento de inferioridad. En sus palabras, “los sentimientos de inferioridad no son en sí mismos anormales. Son la causa de todos los avances del hombre” (Frager y Fadiman, 2007). La publicidad ha manejado con mucha exactitud los conceptos de inferioridad y compensación. Por medio de la investigación de mercado se determina el sentimiento de inferioridad de un determinado tipo de público y se presenta al producto o servicio como la vía más efectiva para compensarlo. Por ejemplo: en el estado de Chihuahua, México, apareció un anuncio espectacular de la marca Audi con el siguiente texto: “En Chihuahua, tener camioneta significa poder. Tener un Audi, significa saber controlarlo”. En las ciudades fronterizas mexicanas es muy común tener una camioneta. Cuanto más grande, equipada y ruidosa, mayor poder refleja el dueño. De acuerdo con el texto de este anuncio, manejar una camioneta rebaja el poder al alcance de cualquiera y quien adquiere un auto de lujo, adquiere también el sentimiento de poder ser capaz de “controlar el poder” y, por medio de este, controlar a los demás. Un claro argumento para generar sentimientos de superioridad. Hay mujeres que al llegar a los 40 y después de tener hijos entran en una etapa en la que generan marcados sentimientos de inferioridad. Su cuerpo comienza a mostrar las huellas del paso del tiempo, de las reacciones hormonales y de la descompensación propia de los embarazos. Ante este panorama, se incrementan los episodios de celos y se vuelven más posesivas al sentir que mujeres más bellas pudieran “entusiasmar” a su marido. Tomando en cuenta la etapa por la que atraviesan sus clientas, la marca Pond’s publicó anuncios espectaculares en las principales ciudades de México en los que se podía leer la siguiente sentencia: “En unos días tu esposo saldrá con una mujer más joven”. El anuncio provocó cierto morbo en el público femenino, y por qué no decirlo, también en el masculino. Una vez que se generó cierta controversia, se agregaron dos elementos al anuncio: la palabra “Tú” y la imagen del envase de la entonces nueva crema Pond’s RenAscent, “el renacer de tu rostro”. Por lo tanto el anuncio se leía: “En unos días tu esposo saldrá con una mujer más joven: Tú”. Resulta evidentemente la promesa de compensación ofrecida por el producto a las mujeres de ese segmento demográfico. Este anuncio me recuerda una versión de la publicidad de la marca de automóviles de lujo Jaguar. Aparecía una fotografía del Jaguar X Type con un texto que decretaba que “ahora puedes tener al amor de tu vida y a tu esposa también”. Una frase muy creativa que invita al varón a continuar realizándose individualmente sin tener que renunciar a los compromisos que demanda el matrimonio. Es importante que reflexiones en tu sentimiento de inferioridad y que descubras las conductas por medio de las cuales buscas compensarlo. Además de obtener algunos de los beneficios ya expuestos, resulta determinante a la hora de definir tus metas como ser humano y el estilo de vida adecuado para alcanzarlas. Otros dos conceptos Adlerianos: las metas y el estilo de vida. Tener metas hace que la vida valga la pena. Planear una actividad y movilizar la energía para su realización es existir. Las metas en la vida otorgan una dirección y un propósito a todo lo que se hace, y están determinadas directamente por un conjunto de experiencias previas, valores, actitudes y personalidad. Para Adler resultaba muy importante resaltar que una meta no necesariamente representa un objetivo elegido voluntariamente. Esto se debe a que las metas en la vida se generan de manera inconsciente durante la niñez como una forma de compensación de los sentimientos de inferioridad ante el mundo de los adultos. Es decir, lo que determina lo que vas a perseguir y a lo que te vas a dedicar cuando crezcas, en buena medida, es lo que tu mente infantil e inconsciente considere que debes hacer para compensar los sentimientos de inferioridad que adquiriste durante la infancia. El propio Adler aseguraba que eligió la carrera de medicina cuando era pequeño como una manera de compensar la inseguridad que le provocaron un par de encuentros tempranos con la muerte. Como adulto puedes tener ciertos argumentos para sustentar las elecciones que haces, sin embargo, las metas en la vida que han guiado y motivado tus decisiones se gestaron cuando eras niño. Pero cuando los sentimientos de inferioridad son demasiado intensos, las metas en la vida siempre dejan de ser realistas y exageradas. Cuando eso sucede, las personas fijan sus metas en la consecución de sus fantasías de superioridad personal y en función de la obtención de una mejor autoestima y autoconcepto, en lugar de buscar objetivos que representen logros concretos en su vida. Adler afirmaba que las experiencias de todos los niños incluyen sentimientos de debilidad, incompetencia y frustración. Los niños buscan tener el control de su propio comportamiento y liberarse del dominio de los adultos. La lucha de un niño por obtener poder, es su primera compensación ante el sentimiento de inferioridad. De una u otra manera, cualquier ser humano se siente inferior. Es natural. Un sentimiento de inferioridad moderado puede ser una inyección de motivación para buscar una forma constructiva de realización personal. Por el contrario, un sentimiento de inferioridad arraigado en el inconsciente impide el crecimiento y desarrollo. Según Adler, el progreso es el resultado inherente de los intentos por compensar el sentimiento de inferioridad, que a su vez es el que nos impulsa para alcanzar logros más importantes. En sus palabras, “los sentimientos de inferioridad no son en sí mismos anormales. Son la causa de todos los avances del hombre”. Por lo tanto, si has pasado tu vida evitando ponerte en contacto con tu pasado por lo dolorosos que resultan los recuerdos, es momento de que comiences a reconciliarte con él. Si los recuerdos duelen, es porque esas vivencias no han sido superadas. Una vez que lo hagas, las convertirás en experiencia y ésta es tu mejor aliada para evitar cometer una y otra vez los mismos errores. La raza humana tro- pieza una y otra vez con la misma piedra por la falta de conciencia. El estilo de vida es esa forma que tú eliges para interactuar, adaptarte a la vida y lograr tus metas en la vida. Es por eso que se dice que el estilo de vida es único y completamente individual, porque se basa en la historia de vida de cada quien. Pueden existir un sinfín de modelos a seguir, pero tú debes elegir tu propio camino. Un líder espiritual hindú sugería que “seguir a un maestro puede hacerte una mala copia de él; aprende de él y sigue tu propio camino” (Osho, 2005). Resulta poco auténtico tratar de imitar el estilo de vida que eligieron otros con base en su propio marco de referencia. Por ejemplo, las religiones cristianas promueven el estilo de vida de Jesús de Nazareth. El Maestro tuvo una meta y determinó el estilo de vida por medio del cual la alcanzaría. Pero esa fue la existencia que el propio Jesús eligió, no la nuestra. Incluso la gran mayoría de los pastores y sacerdotes que fomentan ese estilo de vida, no lo cumplen cabalmente. Jesús de Nazareth tuvo padres diferentes a los nuestros, fue educado de manera diferente, vivió en una parte del mundo y en época radicalmente distinta a la nuestra, tenía otras necesidades y sus circunstancias fueron extremadamente dispares a las que vive el mundo más de dos mil años después de su muerte. Tratar de vivir como él vivió y no lograrlo, frustra en vez de engrandecer. Aprender de la esencia de un maestro puede darte la clave para determinar tu propio estilo de vida, pero no es positivo buscar imitarlo en todo. Llena tu espíritu de su sabiduría pero emprende tu propio camino. Si Buda creyó necesario abandonar su vida opulente para encontrarse a sí mismo, no es necesario que tú también lo hagas. Sería mejor cuestionarte interiormente si necesitas todos los bienes materiales que posees o que deseas, muy diferente a dejar la vida mundana para sentarte a meditar hasta iluminarte. Buscarse uno mismo es algo muy positivo, pero el marco de referencia debe ser la propia historia personal y las necesidades interiores. Como ya lo mencioné, el estilo de vida es personalizado, cualquier imitación implica el riesgo de vivir la vida de otros. Adler afirmaba que la clave para entender la conducta “se encuentra en los propósitos escondidos hacia los cuales se dirige toda la energía” (Adler y Bret, 1993). Según su teoría, estos propósitos, es decir, el estilo de vida, emerge a los cuatro o cinco años de edad. El significado que le das a la vida, la meta que persigues, tu estilo para relacionarte y tu disposición emocional, quedan fijados en tu mente a una temprana edad. Pueden cambiar en la vida adulta siempre y cuando identifiques y trasciendas las condiciones que te llevaron a adquirir esa visión durante tu infancia. Para que el estilo de vida sea congruente con las metas trazadas, es preciso establecer quién eres, a dónde vas y cómo llegarás ahí. Determinar la misión de tu vida puede ser una gran guía para determinarlo. ¿Para qué naciste? ¿Para qué estás aquí? ¿Cómo trascender en esta vida? Puede ser muy útil contestar a esta interrogante existencial apoyado en la conciencia, no desde el sentimiento de inferioridad. Sea lo que sea que respondas, ten presente que no es algo definitivo, va modificándose con el tiempo y con el autoconocimiento. Existir es darse la oportunidad de vivir libre, de experimentar, de explorar nuevos caminos. Es un error pretender obtener resultados diferentes haciendo siempre lo mismo, sólo quien intenta las cosas de una manera diferente obtiene resultados diferentes y, aunque no siempre se obtienen los resultados esperados, son esos intentos los que logran que la vida sea una experiencia de evolución. Uno de los comerciales más hermosos que he visto, muestra a una serie de niños y niñas pidiendo a su madre que los perdone por ensuciar su ropa mientras jugaban. Lo genial del spot es la naturalidad con la que los niños hablan de lo que estaban haciendo al momento de ensuciarse: “Perdón mamá, sucedió cuando estaba buscando ayudar a otros, venciendo miedos ilógicos”, dice un pequeño que se sube a un árbol a bajar el balón de futbol que se había quedado atorado; “jugar así me ayudó a darme cuenta de que ayudar está bueno, a no abandonar ante una dificultad”, dice una niña que ayuda a un niño a subir una ladera; “perdón mamá, me ensucié tratando de fortalecer mi autoestima”, dice un niño que escala un árbol con una cuerda. Y tras una serie de testimonios como estos, el comercial termina con los niños prometiendo a su madre ¡que lo van a volver a hacer!, a la vez que aparece en pantalla un mensaje sensacional para aquellas madres que sólo ven mugre en la ropa de sus hijos y no el desarrollo interior que están obteniendo por medio del juego: “El crecimiento permanece, la mugre se va. Detergente Ala, la mugre es buena”. Y vaya que vale la pena recordar cuando éramos niños y determinábamos lo que haríamos con enorme facilidad, explorábamos varias opciones, elegíamos una y, simplemente, lo hacíamos. Los golpes que nos hemos dado nos han hecho temerosos y han menguado esa capacidad inherente a nuestra naturaleza, pero ahí está, duerme mientras decidimos ponerla a nuestro servicio. ALA SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO La felicidad nunca será completa si no se comparte Ahora bien, los niños de este comercial de Ala nos dan una clave importante: su propio desarrollo contempla, de una u otra forma, el de los demás. Adler sentenciaría que los únicos que pueden enfrentar y dominar los problemas de la vida son aquellos que muestran en su lucha una tendencia a enriquecer a los demás, que van adelante y, al hacerlo, benefician también a los demás. Llamó “interés social” a este concepto que busca alejarnos de la idea egoísta de satisfacer nuestras necesidades siempre y, de ser necesario, a costillas de los demás. El interés social se refiere al sentido de solidaridad humana, a una vinculación entre las personas, al interés que pones en los otros y no sólo en tus propósitos personales. Pero para algunos aprovecharse de los demás es un estilo de vida. Algunos lectores de la revista masculina Che encajarían en esta descripción, tal es el caso del que se presenta en el siguiente spot de la marca. CHÉ - MENS MAGAZINE SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO Un individuo motivado por alcanzar la superioridad puede hacerlo por dos diferentes vías: esforzándose por crecer y fomentar sus habilidades en beneficio propio y de quienes lo rodean, o sometiendo a los demás para servirse de ellos. “La lucha por la superación personal es una perversión neurótica, resultado de un sentimiento intenso de inferioridad y una carencia de interés social”, deducía Adler (Frager y Fadiman, 2007). Pero cuidado, una cosa es buscar la superioridad como compensación sana del sentimiento de inferioridad, y otra muy diferente es sentir que se es más que los demás. Esto representa un claro atentado al interés social al anular a los demás, en vez de favorecerlos. Esta conducta que busca esconder un potente sentimiento de inferioridad, puede identificarse fácilmente: el que presume de cosas que no tiene; el que quiere pertenecer a círculos sociales que no le corresponden sólo por aparentar; la que no se acepta como es y quiere operarse todo lo que pueda; la que habla de firmas de diseñador aunque no pueda pagarlas; la que discrimina a otros por su condición física, religiosa, sexual, económica o social; el que manipula, chantajea o controla a las personas que quiere; la que descalifica constantemente a sus interlocutores o no les permite expresar su opinión ni contradecirla; el que aprovecha su lugar en un organigrama para sacar provecho personal de ello; el que se mete en una fila; el que rebasa por el acotamiento; el que ofrece un soborno y el que lo acepta, etcétera. Estas conductas evidencian con relativa facilidad a quien busca sentirse más que los demás, pero existen otras que se refugian tras la máscara de “buenas intenciones” y que son igualmente perversos: la madre que “elige” los novios de sus hijos e hijas argumentando que “es por su bien”; el padre que obliga a los hijos a estudiar determinada carrera porque “sabe lo que es mejor para ellos”; el religioso que usa su poder para abusar sexualmente de menores con el pretexto de que “así entrarán al reino de los cielos”; etcétera. Adler creía que el interés social es una condición innata en el ser humano, pero que también debe fomentarse para que se arraigue. Es muy común que en occidente se eduque a las personas para destacar sobre de las demás. El concepto de éxito consiste en sobresalir aunque eso implique atentar contra uno mismo, contra la sociedad o contra el medio ambiente. Se considera que las personas exitosas, por lo general, tienen algo que los demás no tienen: belleza, dinero, poder, bienes materiales, etcétera; esto da como resultado que las personas encaminen sus acciones a obtener el reconocimiento, la aprobación y la admiración de otros, y, por ende, dependen de los demás para dar sentido a su existencia. Para Adler, “aquellos que han hecho las contribuciones más valiosas a la humanidad han sido los más cooperativos y los trabajos de los grandes genios siempre han favorecido a la sociedad” (Adler y Bret, 1993). No es necesario que regales todos tus bienes a los pobres y renuncies a tu vida para seguir a un predicador. Tampoco se trata de rapar tu cabeza y encerrarte en un templo en medio de la nada a meditar hasta que mueras. Puedes comenzar cultivando tu humildad y buscando que tu paso por el planeta sea positivo para ti y para los demás. Apoyar a otros le da sentido a tu existencia. Nadie es tan importante para exigir al mundo que satisfaga sus necesidades sin dar nada a cambio. La vida no funciona de esa manera, si quieres ganar algo tienes que dar algo a cambio. Cada elección demanda una renuncia; quien quiera lograr algo, tendrá que prescindir de algo. Ya he dicho que el interés social es innato, pero hay que desarrollarlo para que se convierta en parte de la personalidad y, en algunas ocasiones, el universo elige caminos muy complejos y dolorosos para que nos demos cuenta del rumbo a seguir: Para muchas mujeres, la vida de Alejandra de Cima estaba resuelta cuando se casó con el presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, ya que sería la esposa del dueño de una fortuna de 3,000 millones de dólares. Había cumplido el sueño de casarse con el príncipe e ir a vivir con él a su castillo. Sin embargo, se separarían 15 meses después de la boda. Se dice que el principal motivo del rompimiento de la relación fue el diagnóstico de cáncer de mama que recibió la Señora de Cima cuando apenas tenía 30 años. Sólo alguien con voluntad es capaz de enfrentar públicamente y al mismo tiempo un divorcio y al cáncer. Cuando el papel de víctima hubiera sido el más cómodo y socialmente justificado, Alejandra de Cima decidió ver las oportunidades que le presentaban ambos infortunios y no sólo lo hizo con éxito, sino que con ello encontró el verdadero sentido a su existencia, que distaba mucho de ser el de estar casada con un millonario como “dictan los cánones”. Una vez superada la enfermedad se unió a Bertha Aguilar para fundar la Asociación Civil de nombre Cim*ab, desde la cual han logrado apoyar a una importantísima cantidad de muje- marcas res a prevenir y superar esta enfermedad que cobra la vida de una mujer mexicana cada dos horas y veinte minutos, aproximadamente. Lo que parecía ser un cuento de hadas se convirtió en una película de terror. La adversidad le dio la oportunidad de escribir su propia historia al alejarla de la ficción y situarla en la realidad de otras como ella. El sentido de su vida no estaba en aparecer “haciendo nada” en las revistas de sociales, está en el apoyo desinteresado a las mujeres que conforman su sociedad. Fue su tragedia personal la que detonó su interés social, lo convirtió en una meta y definió su estilo de vida. Algunas marcas carecen de interés social Cada día más personas buscan transformar su vida sin saber cómo ni por dónde comenzar. Cada día cuesta más trabajo sobrevivir en la sociedad de inicios del siglo XXI y los periódicos y noticiarios de todo el mundo lo comprueban a cada momento. Hambre, desastres naturales, guerras, crisis económicas y diversos conflictos sociales han convertido a este planeta en un lugar peligroso. Por ello, los consumidores comienzan a razonar más sus compras. Diversas investigaciones de mercado han demostrado que las personas prefieren adquirir artículos que donen cierto porcentaje de la utilidad al apoyo de una causa social. Comprar ha dejado de ser suficiente, comienza a gestarse cierta conciencia social en la actividad comercial. La publicidad de tipo social es cada día más frecuente y las empresas buscan dar valor a sus marcas relacionándolas con causas que son percibidas positivamente por sus consumidores: el apoyo al medio ambiente, a evitar y tratar el cáncer de mama, a la salud y educación de los niños, a la mejora de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables, al rescate de alguna zona devastada por algún fenómeno natural, etcétera. social l Es indudable que el interés social se está manifestando en las empresas, lamentablemente en la mayoría de los casos no es más que una máscara para generar más ventas y para tapar prácticas cuestionables moral, económica, social, ambiental y políticamente. A los grandes corporativos les interesa que continuemos comprando y están dispuestos a compartir una parte de las utilidades con una causa social para motivarnos a hacerlo. El interés social puede ser cuestionable cuando no se actúa de buena fe, cuando detrás hay estrategias dirigidas a obtener mayores beneficios personales que los que se comparten con los demás. Los periodistas austriacos Klaus Werner y Hans Weiss se dieron a la tarea de poner a las marcas más famosas bajo la lupa y publicar los resultados en el famoso y difamado Libro negro de las marcas. El lado oscuro de las empresas globales. En el prólogo del libro exponen la motivación que tuvieron para realizar esta peligrosa investigación: En el mundo existen doce millones de niños que se desloman para fabricar artículos de exportación baratos, sin duda hay alguien que está sacando provecho de eso. Y porque cuando se dice que los grupos multinacionales promueven la explotación, la venta de armas, la destrucción ambiental, el maltrato a los animales, es necesario que a esas multinacionales se les ponga nombre y apellido. Werner y Weiss, 2003 Lo que descubrieron es asombroso y pone en tela de juicio la legitimidad del interés social de las empresas más influyentes del mundo. Por mencionar algunas empresas de alcance global, Werner y Weiss revelaron que el laboratorio Aventis —su slogan es “nuestro reto es la vida”—, fabricó el gas Zyklon B con el que exterminaron a los judíos en los campos de concentración nazis. La historia de Henry Ford representa la realización del “american way of life”, sin embargo su amistad con Adolf Hitler le llevó a suministrar material empleado en la fabricación del armamento nazi, incluso una vez que Estados Unidos declaró la guerra a Alemania. Levi’s ha sido acusada en diversas ocasiones por explotación y acoso sexual en sus fábricas africanas y europeas. En Bulgaria, obligaban a las 350 mujeres que trabajaban en la fábrica a desnudarse frente a la dirección al terminar su turno con el pretexto de verificar que no se robaran algo. Walt Disney fabrica sus productos en China, donde personas menores de 16 años trabajan hasta 18 horas diarias los siete días de la semana por menos del salario mínimo. McDonald’s es la segunda cadena de restaurantes más grande en el mundo, se estima que se abre uno cada cuatro horas. Obviamente, es la mayor demandante de carne vacuna y la responsable de la desaparición de enormes superficies de selvas tropicales ante la necesidad de alimentar al ganado de la empresa. Greenpeace demostró que alimentan a los pollos con soya transgénica, además de ser cómplices de Disney al comprar una buena parte de la producción de los muñecos que incluyen en sus paquetes. Maseca, Minsa, Barcel, Bimbo, Maizoro, Gamesa y otras empresas mexicanas, han sido solapadas por el gobierno mexicano para utilizar cultivos modificados genéticamente en la fabricación de sus productos. La empresa Daimler (dueña de Chryrsler y Mercedes-Benz entre otras), es la principal accionista de la European Aeronautic Defense and Space Company a la cual fue encomendada la tarea de producir armamento nuclear para el Ministerio de Defensa Francés. Nestlé produce sus alimentos con materia prima transgénica y ha sido acusada en países del Tercer Mundo de la comercialización de alimento para bebés mediante métodos condenados internacionalmente, explotación de trabajadores agrícolas a través de los proveedores de materias primas y de la contaminación y destrucción del medio ambiente. Samsung —“nuestros productos contribuyen a una vida mejor”—, Panasonic — “ideas para la vida”—, Siemens y Sanyo, han sido acusadas por la organización internacional de derechos humanos Human Rights Watch, de realizar a sus empleadas pruebas de embarazo ilegales, donde no sólo se somete a las mujeres a contestar a preguntas íntimas sobre su sexualidad, los métodos anticonceptivos que utiliza y su ciclo menstrual, sino que se les realiza un estudio de orina y una palpación en el vientre. Mujer que resulta embarazada, mujer que pierde el empleo. La investigación de Werner y Weiss es muy extensa y resulta interminable la lista de acusaciones a las empresas transnacionales registradas por las ONG a lo largo y ancho del planeta. El interés social de las grandes empresas es muy relativo, pero lo verdaderamente preocupante es que esas empresas facturan miles de millones de dólares anuales gracias a la carencia de interés social de quienes consumen los productos que fabrican. En ocasiones es más cómodo anteponer el hedonismo y el egoísmo a la conciencia. Ojos que no ven, corazón que no siente. Pero si conocer estos datos te hizo reflexionar, considera que tú tienes el poder de lograr que todo esto se de- tenga. Tú tienes el control en tus manos para evitar que algunas empresas en complicidad con los gobiernos sigan destruyendo al planeta, a los animales y a las personas cuya necesidad es más grande que su dignidad… El poder del consumidor radica en algo muy simple: razonar antes de comprar. La inmensa mayoría de seres humanos compran de manera emocional y luego justifican sus compras de manera racional. El problema se da cuando las emociones están “fuera de foco”. Cada vez que alguien compra una “cajita feliz” por evitarse la molestia de que su hijo haga un berrinche, es cómplice de la explotación infantil en Asia. Cuando alguien compra una pantalla de plasma Samsung y la presume a sus amigos en el siguiente partido de futbol, es cómplice de la discriminación y maltrato a la mujer mexicana. Pero como las mujeres de la familia de ese “alguien” no trabajan ahí, no importa. Si fuera su mujer o su madre la que tiene que desnudarse frente al director de una fábrica para verificar su honestidad y mantener su empleo, apuesto que no compraría Levi’s. En suma, puede que seas próspero y que disfrutes de todos los bienes materiales que puedas poseer, pero jamás serás feliz hasta que consideres el bienestar de los demás como parte de tu estilo de vida. Teresa de Calcuta encontró su propia felicidad en la felicidad de otros y por fortuna compartió su secreto: “Dar hasta que te duela y cuando te duela, dar todavía más”. PASO 4 ESTRATEGIA CREATIVA MATERIALIZAR IDEAS QUE TRANSFORMEN LA REALIDAD DE UNA “YO-MARCA” La creatividad es una combinación de flexibilidad, originalidad y sensibilidad orientada hacia las ideas que permiten desprenderse de las secuencias comunes de pensamiento y producir otras secuencias diferentes, productivas y transformadoras (Navarro, 2006). En otras palabras, la creatividad no sólo consiste en generar ideas innovadoras y diferentes, sino que, además, esas ideas deben estar orientadas hacia una aplicación práctica que alcance un objetivo concreto. A menudo se confunde la creatividad con la imaginación. La imaginación es el ejercicio mental de abstracción de la realidad actual. Las imágenes generadas en la mente pueden ser realistas, pueden ser útiles para encontrar soluciones o pueden ser mera fantasía. El papel principal de la imaginación es el de representar experiencias pasadas, presentes y futuras. Por ejemplo: la primera vez que subí a un avión tenía T IDEAS ocho años. Jamás voy a olvidar la ansiedad que me robó el sueño la noche anterior al viaje que emprenderíamos mi madre y yo. Era diciembre y el aeropuerto internacional de la Ciudad de México operaba a su máxima capacidad. Cuando la tripulación avisó por el micrófono que podíamos comenzar a abordar, las piernas me temblaban y apenas y logré caminar por el “gusano” que conecta la sala de espera con la puerta de la aeronave. Con cada paso que daba, sentía en el pecho cómo aumentaba la intensidad de los latidos de mi corazón. Una sonriente mujer nos recibió en la puerta y nos indicó cómo llegar a nuestro asiento. No sabría explicar si hacía calor dentro del avión o si la ansiedad hacía que sintiera que me cocinaba ahí adentro, pero la temperatura me hizo buscar la manivela para bajar la ventana y refrescarme con la entrada de un poco de aire fresco. Mi búsqueda fue en vano. Aunque me explicaron por qué no podía bajar la ventana, no lo entendí y seguí asándome como pollo dentro de un horno de microondas hasta que el avión se elevó y activaron el aire acondicionado. Es posible que mientras leías esta pequeña historia, tu imaginación comenzara a representar imágenes, sonidos, olores, sensaciones e, incluso, emociones. Si viviste algo similar a lo narrado, tienes recuerdos que verifican la información que acabas de obtener. Incluso pudiste experimentar corporalmente el calor, cierta desesperación por no poder bajar la ventana, los nervios previos al abordaje… Incluso, si nunca has viajado en avión, seguramente has visto alguno atravesar el cielo del lugar en donde vives, o en fotografías, o a través de imágenes de televisión. Al leer esta historia, tu cerebro extrae de tu memoria a largo plazo esas imágenes previamente percibidas y las proyecta en tu mente para que puedas TRANSFORMEN comprender lo que estás leyendo. Pero su función no se limita a la representación de la historia en tu mente. Una vez leída la historia, tu cerebro es capaz de relacionar las sensaciones corporales de ansiedad, calor, taquicardia y temblor de piernas, con la sensación de volar y con la imagen de un avión. Tu cerebro ha relacionado la información anterior con la nueva. La creatividad se vale de la imaginación para encontrar soluciones mediante la relación de la gran cantidad de imágenes, sonidos, sensaciones o emociones almacenadas en tu cerebro y la experiencia previa que hayas adquirido en relación con la problemática a resolver. Pero eso sí, siempre con la intención de materializar el resultado. Por lo tanto, aunque se trate de generar ideas poco convencionales o fuera de lo común, deben tener una aplicación en la realidad. En otras palabras, la imaginación genera contenidos mentales que pueden ser fantasiosos o realistas, y la creatividad aporta ideas que pueden ser trasladadas a la realidad para transformarla. La creatividad publicitaria es una disciplina altamente estratégica. Si bien la inspiración juega un papel importante en el día a día al interior del departamento creativo de cualquier agencia de publicidad, la elaboración de un documento conocido como “estrategia creativa” resulta una pieza fundamental para desarrollar cualquier campaña. La estrategia creativa es la herramienta que guía la concepción de ideas y fundamenta el contenido creativo de los anuncios, con una marcada orientación hacia el cumplimiento de los objetivos comerciales del anunciante. (Navarro, 2006) El escritor francés Henri Beyle Stendhal hizo una bonita alegoría: “Ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir por el mar sin la estrella que nos oriente”. O, agrego, como hacer publicidad sin estrategia… Aunque en las aulas enseñamos a los futuros integrantes de la industria a) a) de la publicidad a realizar estrategias creativas muy elaboradas, se topan con una realidad distinta cuando aterrizan en el campo de trabajo. Cada agencia de publicidad tiene su propio formato para realizar una estrategia creativa. Si algo me enseñó la publicidad es a percibir el gran valor de lo simple. Ojo, “simple” no quiere decir lo mismo que “sencillo”. Hacer las cosas sencillas es hacerlas incompletas, escuetas, fáciles, asequibles, comunes… En cambio lo simple es directo, preciso, breve, contundente… Los publicistas españoles son unos verdaderos magos para generar anuncios simples, efectivos, arriesgados y creativos. Por lo tanto, la estrategia creativa con la que trabajan en la mayor cantidad de agencias de esas latitudes se compone, únicamente, de cuatro puntos: diferenciación, percepción, beneficio y evidencia. Este cuarto paso del proceso busca que desarrolles la estrategia creativa de tu “yo-marca” tomando como base los cuatro puntos mencionados. Con ella obtendrás las herramientas para definir tus metas en la vida de manera creativa y las estrategias necesarias para poner tus pensamientos y emociones al servicio de la satisfacción de tus necesidades, pero sobre todo, estos conceptos pueden transformar tus ideas en acciones. Diferenciación La naturaleza nos ha hecho diferentes unos de otros. Nuestras huellas dactilares y nuestro ADN son únicos, no se repite en ningún otro ser en el planeta. Podrás encontrar personas afines a ti, pero cada una interpreta su experiencia vital a su manera y obedeciendo a experiencias diferentes adquiridas con anterioridad. No existen dos seres que hayan llevado la misma vida o experimentado lo mismo. Incluso una pareja de hermanos siameses percibe e interpreta los estímulos que reciben del medio ambiente de forma individual y su experiencia es diferente por la sencilla razón de que son dos seres diferentes. D Diferenciación Afirmar que un ser es diferente del resto es un pleonasmo. Todos somos diferentes y la diversidad es una de las cosas más hermosas de la creación; sin embargo, la humanidad se ha empeñado en homogenizar a sus semejantes a lo largo de la historia. En diversas ocasiones se ha intentado que el mundo se rija bajo la misma moneda, que hablemos el mismo idioma y que tengamos la misma religión. No niego que sería un mundo más práctico al poder llegar a cualquier parte del mundo y no tener que cambiar divisas, comunicarte con naturalidad con cualquier persona y no temer ser discriminado por tu nacionalidad, aspecto o creencias religiosas. Pero eso iría en contra de nuestra naturaleza, todo sería automatizado y vivir sería parte de una rutina aburridísima y superflua. Si el universo quisiera que eso sucediera, así hubiera sido desde el principio. Pero estamos aquí para evolucionar y la única manera de hacerlo es enfrentándonos a un mundo que no es como uno quiere. Un mundo que plantea constantemente una dificultad para permanecer en él y en el que se necesita obtener habilidades para lograr la supervivencia y encontrar un lugar en él. Pero sobre todo, un mundo con más de 6 mil millones de maestros que incesantemente nos dan lecciones para alcanzar la evolución si aprendemos a vernos a través de ellos. La evolución es un proceso personal. Evolucionar significa avanzar, crecer, desarrollarse pasando de un estado a otro. Si bien hemos evolucionado como raza humana, nuestra tarea es pasar de un estado a otro de manera individual. Por lo tanto la existencia se basa en el cambio y todo cambio implica movimiento. Si todos fuéramos iguales las posibilidades de evolucionar serían muy limitadas. En cambio, fuimos dotados por un libre albedrío para decidir si vemos al resto de seres humanos como un freno o como un impulso en la ruta hacia la evolución. Si te detienes en el refrigerador de los yogures en el supermercado, encontrarás que puedes elegir entre una extensa variedad el que mejor se adapte a tus necesidades inmediatas. Todos son yogur, casi nada los diferencia entre sí. Comúnmente, se consume durante el desayuno o durante el día a manera de colación. Salvo el sabor, parece que no hay mucha diferencia entre ellos. Su precio es muy similar y las presentaciones también. Pero si te fijas más detenidamente, encontra- rás que alguno está enriquecido con minerales y hierro, otro con vitaminas y otro con fruta natural. Alguno de ellos viene en un envase con colores muy llamativos y otro en uno de diseño más moderno. Quizás alguno ofrecerá una promoción que consiste en darte 20% más de producto por el mismo precio, mientras que otro te regala una pieza extra o la oportunidad de participar en un sorteo para ganar un automóvil. Habrá alguno que acompañe al yogur con un poco de cereal y una cuchara, mientras que otro asegure que es bajo en grasas y otro que sirve como auxiliar para combatir el estreñimiento. Como consumidor, tienes la oportunidad de elegir entre una diversa variedad de artículos aparentemente iguales. Su esencia es casi la misma, pero las empresas que los fabrican han favorecido alguno de sus componentes internos o externos al analizar minuciosamente las fortalezas y debilidades propias y de los productos competidores, a fin de diferenciarlo de los demás y lograr tu preferencia. Pero eso se dará hasta el momento en el que puedas decidir por ti mismo, mientras tanto tomarás el yogur que lleva tu madre a casa y punto. Quiero enfocar este concepto de diferenciación a tu “yo-marca” desde una perspectiva interior e individual. No necesitas aplicar la publicidad en tu persona para ser diferente a los demás y lograr su reconocimiento, para eso sirve la imagen pública y eso no garantiza una transformación inmediata y permanente de tu conducta. Lo que busca este apartado del libro es brindarte las herramientas para que seas auténtico. Eres diferente por naturaleza, pero por grandes lapsos de tu vida no has sido tú realmente. Ser auténtico es ser natural. Es decir, estar en contacto permanente con la naturaleza de tu ser y actuar con base en ella. Simplemente ser tú… Aunque en esto encuentres una gran dificultad. No existe libro, método, doctrina, religión, filosofía, lugar o maestro que te diga quién eres. Es tu interior el único lugar donde puedes encontrarlo, aunque al intentarlo te encuentres con una gran confusión al tratar de dilucidar la idea que tienes de ti mismo. ¿Eres lo que quieres ser o eres lo que otros quieren que seas? Conocerse parece algo tan obvio, pero es realmente un misterio para quien no ha intentado interiorizar buscando respuestas a una pregunta tan obvia como “¿quién soy?”. El maestro alemán Fritz Perls, fundador del enfoque psicoterapéutico de la Gestalt, garantizó que “sin entendernos a nosotros mismos jamás podremos esperar lograr entender lo que estamos haciendo, jamás podremos esperar resolver nuestros problemas, jamás podremos vivir plenamente.” No hay duda de que “eres”. Hasta hoy “has sido” y te has comportado de cierta manera, te han regido ciertos parámetros, has realizado ciertas elecciones que, de una u otra forma, determinan tu personalidad o tu conducta, pero no necesariamente tu ser. El gran filósofo danés Sören Kierkegaard, aseguraba que se puede conocer a una persona por medio de las elecciones que ha tomado en su vida. “Elegir es elegirse”, sentenció. Cada que tomas una decisión estás determinando el rumbo de tu existencia. Es por ello que conocer el origen de tus decisiones resulta una parte esencial del auto-conocimiento y los cimientos de la autenticidad. ¿Tus decisiones son realmente tuyas? ¿Eres lo que tú has decidido ser? En su obra El enfoque guestáltico (2007), Perls asegura que todos aquellos “conceptos, datos, patrones de conducta, valores morales, éticos, estéticos y políticos, provienen del exterior. No hay nada en nuestras mentes que no provenga del ambiente.” Esto quiere decir que en tus primeros años de vida, absorbiste de las personas que te rodeaban la imagen que hoy tienes del mundo. Esas ideas que corresponden a la experiencia de otras personas, son las que determinaron tus valores, definieron tu personalidad e influyen en tu comportamiento actual. Incluso, es muy probable que la imagen que tienes de ti mismo, corresponda a la imagen que otros tengan de ti y te han hecho creer durante toda tu vida. Es muy común que los hijos adopten la personalidad de sus padres, son sus modelos primarios: apoyan al mismo equipo de futbol, se expresan igual, visten siguiendo el mismo estilo, votan por el mismo partido, les gusta la misma música, buscan al mismo tipo de parejas… Popularmente se le conoce a esto como “repetir patrones”, aunque en realidad va más allá: se trata de ideas que han sido interiorizadas en la mente y que tienen un fuerte significado para el sujeto. Más allá de una imitación, se trata de la asimilación de las ideas de otros que no han sido verificadas en la experiencia del propio individuo y que forman parte de su sistema de creencias. Por ejemplo, el que un padre reprenda a su hijo mientras llora argumentando que “los hombres no lloran”, es una enseñanza que se manifestará durante la vida de ese niño al reprimir sus emociones cada vez que aparezcan. La anorexia y la bulimia son una muestra de la gran influencia que ejercen los medios de comunicación sobre las niñas que buscan aceptación social a través de la delgadez extrema. “Si no eres talla cero nadie te va a querer, te vas a quedar sola, no le atraerás a ningún chico y serás completamente infeliz”. Estas ideas no necesariamente tienen que ser palabras o frases expresadas por medio de la comunicación oral, también lo son la actitud y el comportamiento que se transmiten por medio de la conducta y la comunicación no verbal. Perls explicó el proceso de interiorización de estas ideas o conductas del exterior por medio de una metáfora con el proceso digestivo: Supongamos que te sientas a comer una hamburguesa. Una vez que das un bocado, lo masticas y lo tragas. El alimento llega a tu estómago y comienza un proceso de asimilación de los nutrientes que pasarán a formar parte de tu sangre, músculos, huesos y otros tejidos; mientras que lo que no sirva será expulsado de tu cuerpo. ¿Imaginas qué pasaría si tragaras completa la hamburguesa? ¿Si no la masticaras? En tu cuerpo se provocaría una revolución, te indigestarías, tendrías un malestar terrible y buscarías sacarlo de tu interior a como diera lugar. De no lograr vomitar, terminarías por digerir la hamburguesa dolorosamente y hasta podrías intoxicarte. Bueno, pues lo mismo pasa con conceptos, datos, patrones de conducta o valores morales que, al igual que la hamburguesa, provienen del exterior, pertenecen al ambiente, a otras personas, no a ti. Cada vez que tomas algo del ambiente comienza un proceso interior de “digestión”. Primero masticas y luego tragas la información. Ésta pasa a ser parte de tus ideas propias y de tu personalidad únicamente si la digieres y la asimilas plenamente, si tiene que ver con tu forma de interpretar el mundo y tus valores. Pero si aceptas de buenas a primeras lo que otra persona diga, si lo tragas completo sin pasarlo por el filtro del análisis, de la duda o de la crítica, se convertirá en parte de tu personalidad pero seguirá siendo un cuerpo extraño que tu mente querrá expulsar a como dé lugar. Este proceso se da a nivel inconsciente, igual que la digestión, no te das cuenta de lo que sucede en tu organismo. Solamente cuando te duele el estómago te percatas de que algo anda mal. Igual pasa en la mente, no te percatas del momento en que una idea proveniente del exterior se aloja en tu mente hasta que comienza a darte problemas. La mayoría de estas ideas se absorben durante la niñez, pero mientras una persona no sea capaz de digerir las ideas de otros y formar su propio criterio, seguirá siendo tierra fértil para que los demás hagan de ella lo que quieran. Cada vez se alejará más de su ser y su vida estará llena de insatisfacción y contrariedades. familia La familia como la principal figura de introyección No sólo la publicidad siembra imágenes en nuestra mente encaminadas a reproducir el estilo de vida y a consumir los productos que nos muestran, en general lo hacen también los maestros, la religión y los medios de comunicación y, por supuesto, los padres. Estos últimos son los más eficaces y, lastimosamente, la mayoría de ellos desconocen la trascendencia de sus palabras y acciones al formar la personalidad de sus hijos. Cuántas veces has escuchado, recibido o dicho frases como “Si no compartes tus cosas te vas a quedar solo y nadie te va a querer”, “te ves horrible cuando te enojas”, “eres un tonto, ya volviste a derramar el agua sobre la mesa”, “te ves muy gorda con esa falda”, “dame eso, tú no vas a poder”, “no hagas eso porque te vas a caer”, “te va a castigar Dios”, “te vas a ir al infierno”, “eres una mala persona”, “eres la más bonita de todas, mira la envidia que te tienen”, “tienes que ser el mejor”, “escúchame, yo te voy a decir qué hacer”… Cada persona tiene una idea muy particular sobre cómo pueden ser felices sus hijos. Esa idea está condicionada a su historia personal, a sus logros y a sus frustraciones. Si tus padres te enseñaron a ser de determinada manera, es porque, quizás, fue lo que ellos aprendieron de sus padres y sus padres de sus padres; por tanto, sería inútil culparlos. ¿Cambiaría la historia el hecho de reclamar que no respetaran nuestra individualidad, que intentaran realizarse a través de nosotros, que buscaran a toda costa impedir que cometiéramos los errores que ellos cometieron o que lográramos lo que ellos nunca pudieron lograr? La respuesta es un contundente “no”. Lo único que puede cambiar la historia —y no la pasada, sino la futura—, es encontrarse interiormente con el “yo” auténtico, no con el que, para bien o para mal, te hicieron creer que eres. Pero esto no es tarea fácil. Los seres humanos mostramos una gran resistencia ante el reto de descubrirnos por miedo: a lo desconocido, por un lado, y al rechazo, por otro. Es decir, descubrir lo que no eres te lleva a darte cuenta de que entonces tampoco sabes lo que eres, de allí surge la necesidad de definir lo que eres y eso puede ser motivo de rechazo de quienes te rodean que, por lo general, son quienes se benefician de que seas lo que no eres. Este conflicto existencial es retratado magistralmente en la película de Darren Aronofsky que lleva por título El cisne negro. El filme trata de la vida de Nina, una bailarina de ballet de 26 años que vive reprimida por su madre y “obligada” a realizar los sueños frustrados de ésta. Es introvertida, tímida, insegura, habla como niña, su cuarto está lleno de muñecos de peluche, no hace otra cosa que ensayar y estar en casa con mamá y no tiene interés en experimentar lo que otras mujeres de su edad: salir, divertirse, aprender, conocer lugares y personas, explorar su sexualidad, etcétera. Parece que Nina, a pesar de ser una mujer cuyo comportamiento corresponde al de una niña, no se inmuta y vive de acuerdo con el rol impuesto por su madre. El conflicto se desata en el interior de la protagonista, en el momento en que le dan el papel principal en la obra El lago de los cisnes, donde, a diferencia del montaje original, la misma bailarina tiene que interpretar los dos roles principales: el cisne blanco —sinónimo de inocencia y gracia—, y el cisne negro —que encarna la astucia y la sensualidad—. Cuando interpreta el cisne blanco es capaz de transmitir con gran naturalidad todo aquello que acabo de mencionar, se trata de un lugar cómodo para ella, es “su mundo” (o el que su madre le dijo que debía ser). Sin embargo, el coreógrafo y director de la compañía de danza, la obliga a explorar su lado oscuro para poder interpretar al cisne negro. Mediante métodos poco ortodoxos, comienza a despertar en Nina la conciencia de que existen en ella una gran cantidad de deseos y necesidades reprimidas. Por medio de la coreografía, logra ir contactando con ellos y a descubrir que existe —“atrapada en su interior”— una Nina que no conocía y que representa todo lo contrario a lo establecido por mamá. En circunstancias normales, este conflicto es natural en el ser humano. Ya he hablado de que cuando somos pequeños interpretamos el mundo de acuerdo a la perspectiva de nuestros padres, ellos nos dicen qué es “lo bueno y lo malo”. Debe ser en la adolescencia cuando comenzamos a cuestionarnos si esa también es nuestra manera de interpretar el mundo y el lugar que queremos ocupar en él. Interiormente nos desestructuramos y volvemos a estructurarnos de acuerdo a lo que consideramos “yo”. Esta perspectiva nos permite desechar las ideas que no son nuestras y comenzar a decidir lo que nos define como individuos. Si durante la adolescencia se interrumpe o se reprime este proceso, no nos desarrollaremos adecuadamente y tendremos graves problemas en la vida adulta. Tal y como le pasó a Nina en la película, tarde o temprano, la vida nos ofrece la oportunidad de definir lo que somos. Pero ese no es un proceso nada sencillo, ya que al explorar nuestro “cisne negro” podemos hallar cosas que van completamente en contra de lo establecido por la moralidad y las costumbres familiares, como le pasó a ella, por lo que corremos el riesgo de ser rechazados y avergonzarnos y sentirnos culpables por ello. Es, precisamente, esa lucha interior la que nos da la estructura psíquica para enfrentarnos a los problemas de la vida sin desmoronarnos. En el caso de Nina, durante este proceso, un tanto tardío, su débil estructura psíquica se fractura en la lucha entre “lo que le dijeron que tenía que ser” y “lo que quería ser”, y sencillamente pierde la razón. Se sumerge en las aguas donde no se distingue entre la fantasía y la realidad, para no salir nunca de ellas. En una de las últimas escenas de la película hay una dura pelea entre el cisne blanco y el negro. Uno de ellos quiere matar al otro y así, simbólicamente, ser la “personalidad que domine a Nina”. El final es muy representativo: uno no puede vivir sin el otro, ambos cisnes forman parte del “yo”. La mayoría de nuestros conflictos están ocasionados por esta lucha sin cuartel que emplea a nuestra mente como campo de batalla. Vivimos discutiendo mentalmente entre lo que es correcto para los padres y lo que es correcto para uno mismo. Pero esta polarización —o es blanco o es negro—, es lo que termina dejándonos insatisfechos, frustrados y visiblemente fatigados después de tomar una decisión importante: “¿Me quiero casar y formar una familia o no?, mis padres dicen que eso hacen las personas de bien pero yo no estoy seguro(a)… ¡¿Qué hago?!”. Un ejemplo de los cisnes peleando a todo lo que dan. La autenticidad no radica en la represión de uno de ellos, sino en el conocimiento que tengas de ellos y la facilidad de ponerlos a negociar a fin de ser tú quien tome la decisión final, no ellos. Toma lo mejor que te hallan enseñado tus padres e intégralo a tu visión del mundo. El negro y el blanco son absolutos, busca matizar, existen millones de tonos de gris entre ellos. En vez de emplear energía psíquica en alimentar la batalla entre estos dos cisnes, dedícala a explorarlos, contactarlos y vivenciarlos. Será la experiencia y la mediación entre ambos lo que te convierta en un funcional “cisne gris” y evite que termines como Nina, víctima de una guerra sin cuartel contra ella misma. b b) Percepción Para que la publicidad sea congruente y verdaderamente conecte con el público, debe identificarse qué piensa éste sobre la marca para modificarla o reforzarla por medio de la publicidad. Por lo general, la mercadotecnia proporciona a su agencia de publicidad información sobre el público que puede ser un buen punto de partida, pero que no favorece la detonación de ideas. Más allá del sexo, la edad, el nivel socioeconómico o cultural, el creativo publicitario debe conocer conductas de aceptación o rechazo del producto o alguno de sus componentes, hábitos de compra y consumo, la opinión sobre nuevos usos del producto, la percepción sobre la competencia, etcétera. Esto representa una fuente de inspiración importantísima para generar los mensajes que conforman una campaña. Esta es una parte muy delicada en la elaboración de la estrategia creativa, porque se corre el riesgo de obtener opiniones tanto positivas como negativas de un producto, servicio o marca. Entenderás que no es fácil para la empresa que produce un bien que sus clientes se expresen de él de manera negativa. Pasa lo mismo que con los hijos, los padres los ven como lo mejor de lo mejor y no aceptan fácilmente opiniones negativas sobre sus angelicales vástagos. O bien, aquellos servidores públicos o personas del espectáculo que abren una cuenta en las redes sociales más concurridas a fin de tener mayor contacto con el público general, pero que terminan cancelando una vez que el foro es utilizado para expresar todo tipo de insultos y agresiones hacia su trabajo y, muchas veces, hacia su persona. Cuando no se tiene claro lo que se es ni lo que se vale, la opinión que otras personas tienen de uno puede ser devastadora. La inseguridad y una autoestima baja pueden lograr que un comentario negativo desate una depresión o un pleito, y un comentario positivo recibido con poca objetividad altere la imagen propia al grado de creer ser algo que en realidad no se es. Ante el riesgo de ser juzgadas —y por ende, rechazadas y abandonadas—, muchas personas prefieren aislarse y relacionarse con personas frágiles a quienes consideran inferiores y a quienes puedan manipular fácilmente. Estas personas, temerosas de sí mismas, carecen de elementos para manejar la crítica y reaccionan muy violentamente, ya sea contra el supuesto agresor o contra ellas mismas por medio de conductas compulsivas como beber, comer, fumar, comprar, apostar, fornicar, navegar en internet, etcétera. Otro tipo de personas, igualmente inseguras de sí mismas y faltas de identidad, buscan el protagonismo como una forma de construir su identidad. Llamando la atención de otros, buscan recibir opiniones favorables sobre su físico, su forma de pensar, su trabajo, su conducta, etcétera. A través de estas opiniones construyen un criterio sobre sí mismas bastante distorsionado, ya que lo conforman opiniones externas que califican una pose por encima del ser. Por su parte, aquella persona que conoce sus orígenes, que se ha reconciliado con su pasado, que se busca y se reafirma continuamente, que se adapta a los cambios y que tiene un proyecto de vida propio, es menos susceptible a la crítica, se ríe de sí misma y hace de sus “defectos” una verdadera área de oportunidad al reconocerlos y aceptarlos como parte de su naturaleza e, incluso, de su propia identidad. “Aquel viejo mito (¿o realidad?) de conquistarlos por el estómago nos pone en un gran peligro a las que se nos quema hasta el agua”; asevera con gran sentido del humor y seguridad propia una encantadora Dolly Mallet (Mallet, 2010). El Atlético de Madrid es el tercer club de futbol más importante de la Liga Española y famoso por ser un equipo con mala suerte y poca consistencia. Los aficionados rojiblancos se jactan de estar acostumbrados a sufrir con el equipo. La multipremiada agencia de publicidad que trabaja para el club, planteó la posibilidad de mostrar esa realidad en la publicidad del club. Aficionados y no aficionados, perciben al Atleti como el “pupas” (en España ser un pupas significa tener mala fortuna); de tal suerte que mostrar campañas publicitarias que sugirieran la grandeza del club no sería un argumento consistente para lograr una verdadera identificación del público con el equipo, del aficionado con la marca. Una de las estrategias más confiables y auténticas de diferenciarse de los demás consiste en apelar a la verdad, de esa manera se reduce la posibilidad de una interpretación incorrecta por parte de la audiencia, se genera confianza y se refuerza una identidad. Así que el Atlético de Madrid apostó por retratar en la publicidad el verdadero sentir de la tribuna: “Hazte de un club que es, ha sido y será así toda la vida”. Los anuncios fueron de un alto nivel creativo y lograron una alta captación de socios y notoriedad de marca en una ciudad donde el rey es el Real Madrid y en una liga dominada por el Barcelona en los últimos años. CLUB ATLÉTICO DE MADRID SPOT DE TELEVISIÓN VER VIDEO Para Carlos Navarro, un destacado publicista español, “no es suficiente con detectar el pensamiento del consumidor, hay que tener luego el valor de denunciarlo en los anuncios. La creatividad da miedo cuando se enfrenta a la verdad.” Pero no hay otro camino si buscamos una filiación adecuada con nosotros mismos y con los demás. Una persona que conozco me dijo que le llevó años reconocerse como una persona “cachonda” (refiriéndose a su alto apetito sexual), ya que su mamá insistía con frecuencia que “las niñas decentes llegan vírgenes al matrimonio”. Reprimir su deseo sexual por temor al rechazo de la madre, no sólo impidió que viviera su juventud libre y plenamente (con la responsabilidad que esto implica), sino que además se sentía una mujer fea, que no valoraba sus capacidades y destinada al fracaso. Sabemos que la belleza física no era, precisamente, el mayor atractivo de Albert Einstein. Él mismo lo reconocía y hacía bromas de ello. Se dice que en un evento social coincidió con la hermosa actriz Marilyn Monroe y ésta, con la vanidad y el engreimiento que la caracterizaban, le sugirió casarse para tener un hijo que tuviera la belleza de ella y la inteligencia de él, a lo que Einstein contestó: “Desafortunadamente temo que el experimento pudiera salir a la inversa y nuestro hijo tuviera su inteligencia y mi belleza.” Dudo que alguien rechazara a Marilyn Monroe un ofrecimiento de ese tipo, y menos con tal confianza y delicadeza. El científico inglés Stephen Hawking, fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica a los 21 años, una enfermedad neuronal motora que provoca una parálisis muscular progresiva que impide el movimiento y causa la muerte. Los médicos no le daban dos años más de vida y hoy suma casi 70. A los 40 años perdió la voz por una traqueotomía y tampoco fue un impedimento para obtener 12 doctorados Honoris Causa, la Orden del Imperio Británico, el Premio Príncipe de Asturias y la Medalla Copley. La vida de este extraordinario ser humano se hubiera derrumbado de haberse enfocado a luchar contra la adversidad. En su lugar, aceptó la realidad tal y como es, se concentró en fortalecer su voluntad y en desarrollar aquellas áreas de su ser que no estuvieran afectadas por la enfermedad. La evolución de su mente fue mucho mayor que la de su cuerpo y su éxito reside en que nunca negó la verdad ni se aferró a modificarla. En su lugar enfocó su energía a adaptarse a sus nuevas circunstancias y a tener actividades que dotaran de sentido su existencia. Ya lo decía el filósofo grecolatino Epicteto de Frigia, “la verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad”. Uno de los más grandes futbolistas de la historia fue el brasileño Garrincha. Campeón del mundo y mejor jugador de los mundiales de Suecia 1958 y Chile 1962, que se ganó ese apodo por su parecido con un ave torpe, fea e increíblemente veloz del mismo nombre que vive en la selva del Mato Grosso en Brasil. Garrincha tenía los pies desviados hacia adentro, una pierna 6 centímetros más larga que la otra y la columna vertebral torcida. Nadie en su sano juicio pensaría que una persona con estas características físicas, que además padeció poliomielitis, podría practicar algún deporte. Sin embargo, aprendió a jugar futbol y sacó partido a sus supuestos defectos. Nadie driblaba como él y nadie le pegaba al balón con tanto efecto como el gran astro del Botafogo. Cuando desbordaba por la banda, no lo alcanzaba nadie. Su debilidad mental lo convirtió en la estrella más inocente que amó el juego como pocos. Dicen que cuando terminó el partido final del mundial de Suecia que proclamaba a Brasil como campeón del mundo, no entendía por qué tanta algarabía en la cancha. Cuando sus compañeros se lo explicaron, se enfureció porque todo había terminado y ya no podría seguir jugando futbol. Ese tipo que fumaba y bebía como cosaco, se divertía en una cancha de futbol tanto como lo hace un niño en la playa de Copacabana. Tu percepción de ti mismo tiene un impacto, positivo o negativo, en los demás. Percibir implica interpretar. Una interpretación objetiva de tus fortalezas y debilidades, de tu historia personal y de tus metas en la vida, puede reforzar tu identidad y favorecer tu estancia dentro de ti mismo. c) c) Beneficio y evidencia Toda campaña publicitaria promete al consumidor un beneficio exclusivo y trata de darle los mejores argumentos para que lo crea. A este beneficio que ningún otro producto puede ofrecer se le conoce como “promesa básica”; y a los argumentos que la dotan de credibilidad se les llama “evidencia”. Las promesas ofrecen beneficios que resuelven problemas, satisfacen necesidades y deseos: “Me duele la cabeza, ¡qué bueno que hay Saridon!”. La evidencia muestra razones explicitas o implícitas que apoyan la promesa: “Ayuda a aliviar tu dolor de cabeza rápidamente por su fórmula compuesta a base de Paracetamol DC 90”. c) La publicidad utiliza este método para obtener tu credibilidad y confianza, con la evidente finalidad de que compres lo que te ofrece. Estos mensajes van dirigidos a tu razón y a tus emociones, se graban en ellas y se convierten en deseos. Los deseos pasan a ser objetivos y, en ocasiones, alcanzarlos se convierte en una obsesión. Y para muestra los cientos de miles de personas que pasan el día y la noche formados en una tienda departamental esperando ser los primeros en comprar el nuevo gadget de la marca Mac. No me atrevo a generalizarlo, pero creo que nuestros actos —casi siempre— implican la obtención de algún beneficio. Incluso aquellas conductas que pudieran parecer filantrópicas como ayudar a un anciano a cruzar una calle, rezar por alguien o dar de comer a los hambrientos, se sostienen del “hoy por ti, mañana por mí”, o de la esperanza de “hacer méritos para entrar al cielo”, o simplemente de un poco de paz interior. Aunque en algunas culturas y para algunas religiones esto puede ser sinónimo de egoísmo, es muy importante tener consciencia de que la voluntad se fortalece cuando se tiene claro el beneficio que se obtendrá al realizar determinada actividad. El tema central es tener muy claro el beneficio que perseguimos al plantearnos metas y la viabilidad de alcanzarlo. c) Si una persona compra ampolletas de alcachofa pensando que al consumirlas obtendrá la figura esbelta que nunca ha tenido, está muy equivocada. El resultado es frustración y desconfianza, no sólo en el producto, sino en la aptitud de alcanzar las metas que se traza. La legítima necesidad de bajar de peso puede motivarla a comprar el producto, pero los resultados serán contraproducentes al carecer de objetividad el planteamiento inicial del beneficio que busca. Probablemente las ampolletas servirán de algo si se combina con una dieta balanceada y ejercicio, pero si se deja todo el trabajo al producto, la evidencia que queda registrada en la mente de esa persona es su incapacidad para bajar de peso y la ineficacia de una marca. De allí la importancia de que beneficios y evidencia trabajen en paralelo. La mejor evidencia que se puede obtener de cualquier acto, es aquella que se obtiene como resultado de la propia experiencia. Sin embargo, tomar la experiencia de otros como enseñanza resulta por demás positivo al plantear con mayor ecuanimidad los beneficios esperados de determinada acción. Es verdad que “nadie experimenta en cabeza ajena”, pero tener consciencia de la experiencia de los demás puede ser de gran utilidad para aprender nuevas rutas de acción y para evitar, en la medida de lo posible, tomar caminos equivocados. Ahora bien, en el capítulo dos expliqué cómo es que se forma un sistema de creencias. Una creencia se fortalece en la mente en la medida en la que se repite el mismo resultado ante una misma conducta, por ejemplo: el hijo de un alcohólico se dio cuenta de que bebía porque era la única manera que tenía de acercarse a su padre; algo que sobrios les parecía imposible. Este hombre tenía claro el beneficio que le representaba dejar de beber, pero la evidencia era contundente: “si dejo de beber, pierdo a mi padre”. Se puede tener claro el beneficio de una conducta, pero si la evidencia resulta ser más poderosa que el beneficio mismo, la creencia en la mente empuja hacia el lado contrario. Anteriormente mencioné que el gran impedimento para tu realización personal, profesional, espiritual, social, sentimental, etcétera; no es lo que eres, sino lo que crees que eres. Existen creencias que te incapacitan y otras que te afirman. Cualquiera que sea el caso, es necesario asociar conscientemente beneficios y evidencias a cada creencia, de manera que éstas se ajusten al “yo-marca” en que quieres convertirte. d) d) Aplicación práctica de los conceptos de la estrategia creativa He insistido a lo largo del documento la importancia de llevar las ideas al terreno de la experiencia. En este punto trato de brindarte una guía para comenzar a aterrizar todos los conceptos y estrategias que he apuntado hasta el momento. No pretendo “descubrir el agua tibia” con esta aportación, sino compartir una especie de método muy concreto para alcanzar el éxito, sea esto un logro o un aprendizaje, en todo aquello que te propongas. Honestidad para determinar la línea de salida Antes de definir el punto de llegada es necesario determinar el punto de salida. El mundo gira muy rápido, pero es importante detenerse a examinar las herramientas y provisiones interiores con las que se cuenta antes de lanzarse a la aventura de cambiar. Al principio el camino es sinuoso y lleno de obstáculos: resistencia al cambio, creencias limitadoras, ganancias secundarias, miedo a lo desconocido, inseguridad frente a las propias capacidades, un entorno al que no le conviene que se concrete un cambio, etcétera. Los participantes en las reuniones de Alcohólicos Anónimos comienzan sus intervenciones aceptando su condición con un categórico “me llamo fulano de tal y soy alcohólico”. Realizar esta afirmación les impide negar la existencia del problema y aceptar que padecen una enfermedad llamada alcoholismo. La negación es un mecanismo de defensa de la mente contra aquello que puede inestabilizar nuestro equilibrio psíquico. Es común que en las familias disfuncionales no se hable de los problemas entre los miembros, ya que estos provocan vergüenza al interior del sistema familiar. De allí la tendencia de negar, esconder o minimizar el consumo compulsivo de alcohol de alguno de ellos. La negación permanente de esta condición implica un riesgo muy alto, ya que mientras no se acepte la enfermedad y el daño que provoca al individuo que la padece y a su entorno, ésta se fortalece y resiste a cualquier intento de cambio emprendido por el sujeto. Cualquiera que sea tu situación debes aceptarla ante ti mismo, sin importar lo dolorosa que esta pueda ser: te sientes incapaz, tienes una adicción, sientes que no puedes, tienes miedo, te hace falta capacitación o adiestramiento para desarrollar una tarea específica, nadie cree en ti, no te gusta la soledad, te consideras desidioso, estás deprimido, etcétera. Tomar consciencia de ello arroja información muy valiosa para comenzar a determinar tus objetivos. Supongamos que tienes un empleo que no te satisface personal y profesionalmente, que tu ingreso económico es insuficiente para soportar el nivel de vida que deseas y que tus niveles de estrés y frustración son cada vez más altos. Pareciera que la solución al problema radica en cambiar tu empleo actual por uno que te permita hacer lo que te gusta y ganar más dinero, sin embargo apuntar en esa dirección puede resultar inoperante a la hora de convertir tus ideas en acciones. Es probable que intentes contactar a tus conocidos para informarles que estás en busca de empleo y sólo hagas una llamada de vez en cuando bajo el pretexto de que no tienes tiempo. O que cuando entras a las bolsas de trabajo publicadas en la red, sientas que no cumples del todo con los requisitos solicitados por las empresas. O bien, que des gran peso al rumor de que tu jefe dejará el área y alimentes falsas expectativas sobre tu futuro en la organización. Si bien resulta viable en este caso pensar en cambiar de empleo, no se está reconociendo el verdadero punto de arranque, es decir, tu mente, en el afán de protegerte, presenta una natural resistencia al cambio que te “protege” de alguna situación que pudiera ponerte en riesgo. Para descubrirla y hacerla consciente, te invito a que te preguntes ¿qué estás obteniendo de tu situación actual? En el caso del ejemplo anterior, ¿qué podrías obtener al no realizarte como persona y como profesionista y al no tener un mayor ingreso económico? Evita caer en la tentación de contestar “nada”, porque de no estar obteniendo “algo”, en verdad, no estarías en esa posición. Conocí a una persona que al cuestionarse esto, se dio cuenta de que saboteaba sus propios intentos de cambiar de empleo llegando tarde a las entrevistas, poniéndose visiblemente nerviosa, “bloqueándose” al contestar los exámenes, etc. H Humildad El origen de esta conducta aparentemente inexplicable, era el miedo al rechazo, a no ser aceptada por un equipo de trabajo nuevo, a fracasar… Por su parte, otra persona se hizo consciente de que no hacía lo necesario para buscar trabajo porque tenía miedo de ser exitosa, ya que tenía la creencia de que el éxito profesional y económico representaba soledad, algo a lo que temía enormemente por circunstancias de su pasado. Considerando los casos anteriores, reconocer el verdadero origen de su situación plantea la posibilidad de trazar una meta prioritaria y objetiva que permita enfrentar con éxito el proceso de cambio. Humildad para determinar la meta Tomando como ejemplo a la primera de las personas mencionadas anteriormente, tendría que fijar su primer objetivo en lograr sentirse más segura de sí misma. De esta manera compensaría su miedo al rechazo y las posibilidades de obtener éxito en una entrevista de trabajo se incrementarían considerablemente. Pero ¿qué podría darle seguridad en sí misma? Podría comenzar a poner su atención en lo que hace bien y no en lo que hace mal; a atreverse a hablar más de sus virtudes sin caer en la trampa de la arrogancia o la soberbia; a destacar la parte de su físico que más le gusta; a reírse de sus defectos; a pedir las cosas sin miedo a recibir un “no” como respuesta, entendiendo con humildad que es parte de la vida que eso suceda ocasionalmente sin que represente el fin del mundo; a fijar límites; a no ofrecer su ayuda sin que nadie se la pida; a alejarse del juicio y de la crítica de personas nocivas; a decir “no” cuando así lo desee; a salir de la rutina y permitirse conocer otras personas y lugares, etcétera. la meta Visualización Plantear correctamente un objetivo es crucial para tener éxito en aquello que se emprende. Las personas que buscan ayuda en Alcohólicos Anónimos, reconocen que su consumo inmoderado de alcohol es sólo un síntoma originado por otro tipo de problemas, la mayor parte de las veces, de carácter emocional. En palabras de un alcohólico, para ellos el objetivo no es dejar de beber, sino dejar de sufrir. Dejar de beber será una consecuencia de su sanación emocional. Visualización de los beneficios de emprender el cambio Una vez que descubriste de dónde arrancas y a dónde quieres llegar, tendrás que reflexionar en lo que vas a obtener durante el trayecto y, evidentemente, cuando alcances tu objetivo. Si bien obtienes un beneficio de tu situación actual, debes dar a tu mente la certeza de que encontrará mayores beneficios en lo que planeas hacer y la motivación suficiente para que deje de resistirse al miedo por lo desconocido. Tener presente en la conciencia una idea clara de todos los beneficios que obtendrás, fortalecerá tu voluntad cuando las cosas se pongan difíciles. La manera más efectiva de visualizar con efectividad un beneficio es recurriendo a la memoria. Por ejemplo, hay días en los que la acumulación de trabajo y la falta de horas de sueño me pasan la factura y me cuesta mucho trabajo levantarme de la cama para salir a correr. Esos días representan un reto para mi voluntad al sentir que todo mi ser pide que permanezca acostado una hora más. beneficios n emprender La forma que encontré para salir airoso de esos momentos es, primeramente, dejar de tratar de convencerme de que es positivo salir a correr; eso ya lo sé y aún así en ese momento no puedo, ni quiero, moverme. En su lugar me acuesto boca arriba, cierro los ojos, me relajo y traigo a mi mente la imagen de alguna carrera en la que haya participado. No sólo represento la imagen en mi mente, sino que trato de comenzar a replicar las sensaciones corporales y las emociones que surgen de forma natural al reproducir la escena. Es decir, intento “vivir” esa escena mental, emocional y corporalmente. Sucede algo curioso, la mente no sabe distinguir entre fantasía y realidad, así que para ella realmente está ocurriendo lo que imagino en ese momento. La culminación de este ejercicio es cuando logro contactar con la emoción de cruzar la meta y la satisfacción personal que me provoca saberme capaz de haber cumplido con el objetivo. Una vez orientada mi mente hacia lo que quiero lograr y los beneficios que incorporaré a mi ser durante el trayecto, el siguiente paso es casi automático: levantarme de la cama y ponerme en acción. En los últimos años se han popularizado algunos métodos que incluyen la visualización como parte de su “fórmula del éxito”, pero dejan de lado lo más importante: la acción. Estos métodos, mercadológicamente tan atractivos como los llamados “productos milagro”, ofrecen resultados a cambio de una suma de dinero, no a la suma de acciones y esfuerzo: “sigue comiendo en exceso y llevando una vida sedentaria, con esta crema bajarás 15 kilos en una semana”; “visualiza que quieres tener 20 millones en tu cuenta de banco y siéntate en tu sillón favorito a esperar a que el universo te los deposite”; etcétera. Esto resulta prácticamente imposible, sin embargo estos productos tienen mucho éxito en los mercados actuales. El ser humano de esta época está acostumbrado a saciar la mayor parte de sus caprichos realizando el menor esfuerzo, basta con entrar a Google y teclear lo que buscamos para obtener millones de resultados en segundos. cambio La mente trabaja por medio de asociaciones. Estas asociaciones pueden ser imágenes, emociones, sensaciones y conducta que se aprenden por medio de la experiencia. Si tu objetivo es realizar una inversión exitosa en bienes raíces y nunca antes has realizado una, en tu mente no hay una referencia previa con la cual asociar imágenes, sensaciones, etc. Por lo tanto, tendrás que buscar en tu mente alguna sensación que puedas asociar a una imagen. Por ejemplo: puedes recordar un momento en el que lograste algo por lo que te sentiste seguro de ti mismo, orgulloso, satisfecho o realizado. Trae la escena a tu mente y trata de contactar con las sensaciones y emociones que experimentaste en ese momento. Intenta vivirlo en tiempo presente, como si estuviera pasando ahora mismo. Una vez que lograste contactar con esas emociones y sensaciones corporales que asocias con un momento de éxito, incorpora a tu mente la escena en la que estás firmando el contrato del inmueble que buscas adquirir. Siente el apretón de mano con el que cerraste el trato con el vendedor, escúchalo felicitarte por tu nueva adquisición, mira tu firma en el contrato y camina por el lugar permitiéndote percibir aquellas emociones y sensaciones que vayan surgiendo de tu interior. Por medio de esta visualización tu mente asocia ideas, pensamientos y deseos a determinadas sensaciones y emociones, las cuales preparan el terreno para pasar a la parte más importante del proceso: la acción. creación Pasar de la “creación” a la “acción” eligiendo correctamente Un alto porcentaje del fracaso de las personas que intentan alcanzar sus metas, se deriva de la inviabilidad para transformar sus ideas en acciones. Pareciera que saben cuál es la tarea que tienen que realizar, pero que al momento de hacerlo, algo inexplicable sucede que les lleva a tomar un camino distinto al previsto. He escuchado a quien lo describe como “una fuerza superior a mí que tiene el control de mis actos”. Tal “fuerza” habita la propia mente y, como lo he mencionado anteriormente, son todas aquellas ideas de minusvalía que alberga nuestro inconsciente y que nuestro aparato psíquico —ante su incapacidad de distinguirlas como “buenas” o “malas”, “positivas” o “negativas”—, busca proteger a toda costa saboteando nuestra conducta. Tomar consciencia de ellas es la forma más efectiva de evitarlo. Tener presente en dónde estás, a dónde vas y lo que obtendrás por ello, resulta fundamental a la hora de tomar una elección consciente que implique reconocer las consecuencias que implica tomar alguno de los probables caminos. La clave está en decidir en función de la meta. Por ejemplo: en esas mañanas en las que me cuesta trabajo levantarme a correr y en las que el sueño me impide realizar una visualización, sólo me queda un camino: decidir si quedarme en la cama me acerca a mi objetivo o me aleja de él. Si decido quedarme en la cama, tendré que hacerme responsable de las consecuencias negativas que ello pudiera traer a mi entrenamiento y de las consecuencias positivas que pudieran beneficiar a mi cuerpo con un poco más de descanso. Al plantearte la posibilidad de elegir, eres tú quien toma las riendas de tu vida y tu destino. Ya no hay a qué o a quién responsabilizar si no logras concretar tus metas, eres tú el único responsable. Inevitablemente se produce un diálogo interno al plantearte la posibilidad de decidir. Y, precisamente, ese diálogo permite el surgimiento de una negociación contigo mismo. Por ejemplo: “Está bien, elijo levantarme a correr, pero no puedo negar que en verdad estoy muy cansado y eso me puede generar una lesión; por lo tanto, sólo correré la mitad de lo que tengo programado para hoy y el fin de semana repongo el tiempo que dejé pendiente.” Decidir con base en “blanco” o “negro” es demasiado radical, pero es evidente que hay ocasiones en que sólo existen esos dos caminos. Sin embargo, entrar en un diálogo interno permite ver los “grises” que representan otras oportunidades, probablemente menos rigurosas, y/o algunas otras alternativas de acción. Aquí ejemplifico únicamente la decisión de levantarme de la cama o no, pero no es la única que tendría que tomar durante el día: tengo que decidir entre desayunar fruta o una torta de tamal, entre habituarme a tomar refresco o agua, entre comer demasiados carbohidratos o preferir las proteínas, en desvelarme o procurar horas de descanso, beber alcohol y fumar o no hacerlo, etcétera. Al final, es la suma de estas decisiones la que da como resultado cumplir o no la meta establecida. Tomar decisiones mayormente positivas u orientadas al logro de objetivos, nos da autoestima y un mejor concepto de nosotros mismos. Nos hace sentir libres al reconocer nuestra capacidad de escribir nuestra propia historia, de fincar nuestra propia existencia. En general, las personas esperan a incrementar su baja autoestima para tomar decisiones: “una vez que me sienta más segura, me divorcio”, “ahora que sea más fuerte, pido un aumento”, etcétera. Lo que no saben es que funciona justo al revés: tomar decisiones y transformarlas en acciones es lo que fortalece la autoestima. Se tiene que dotar a la mente de la evidencia necesaria para que disminuya su resistencia al cambio y pierda el miedo de emprender nuevas experiencias. La toma de decisiones se da de manera progresiva, no es de un día a otro. Primero se comienza por decisiones de menor importancia o que impliquen un riesgo menor. En vez de pedir el aumento hoy mismo, puedes comenzar por enfocarte en llegar puntual a tus labores. Cada vez que llegues a tiempo hay que validarlo en la mente, dándote el reconocimiento o la “palmada en el hombro” que te gustaría recibir de otros. Acostúmbrate a celebrar contigo tus logros, es la mejor manera de que no pasen desapercibidos en tu mente y una excelente manera de sentirte bien contigo mismo. Una vez que tu mente y tú ya se dieron cuenta de que puedes lograr lo que te propones, puedes pensar en el segundo objetivo: no dejar ningún correo electrónico sin contestar. Y así sucesivamente hasta que reúnas la suficiente evidencia de que eres capaz de decidir adecuadamente con base en tus proyectos. Cada paso que des fortalece tu autoestima y tu autoconcepto, sin importar si tienes éxito o no en todos tus intentos. Si las cosas salen como tú esperabas, ya ganaste. Si no salen como estimabas, tienes la valiosa oportunidad de aprender de tus errores, por ende, también ganaste. El dividendo viene cuando evalúas lo que hiciste bien y lo que debes evitar hacer o no hacer la próxima vez que lo intentes. Ya lo decía Oscar Wilde: “Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones.” Así que nunca dejes de intentar, la vida es movimiento, es cambio, es acción; y la enseñanza que se obtiene producto de la experiencia directa es la que mejores dividendos da a lo largo de la vida. PASO 5 REALIZACIÓN EL “YO-MARCA” EN PLENITUD En publicidad, “realizar” significa “ejecutar”. Una vez que se define el rumbo estratégico de las ideas, éstas tienen que materializarse, es decir, hay que bajarlas de la mente para adaptarlas a los diversos formatos que se utilizarán para comunicar el mensaje (televisión, radio, impresos, internet, etcétera) y, finalmente, publicarse. R REALIZACIÓN Ya he hecho suficiente referencia a la relevancia existencial de “hacer”, por tanto en este último capítulo aludiré a otra de las acepciones del verbo “realizar” permitida por la Real Academia de la Lengua Española: “Sentirse satisfecho por haber logrado cumplir aquello a lo que se aspiraba.” (www.rae.es) Si te pidiera que definieras con una sola palabra lo que ha sido tu vida desde el día que naciste hasta el momento presente, ¿qué palabra utilizarías? La suma de todos los recuerdos que aparecieron en tu mente al hacer esta reflexión, dan como resultado lo que eres hoy. No puedes hacer nada para modificar aquello que te lastimó o que te hizo desdichado, pero sí para aprender de ello y tratar de evitarlo en tu vida futura. Ahora, ¿qué palabra utilizarías para describir lo que te gustaría que fuera tu vida a partir de este momento y hasta el día de tu muerte? La respuesta de la mayor parte de las personas a quienes hago esta pregunta es “felicidad, me veo feliz.” No obstante, pareciera que muy pocos saben determinar si la felicidad es la meta o una constante entre los dos puntos, el tiempo presente y el momento de morir; es decir, el camino. En una nota publicada por el diario mexicano El Economista en noviembre de 2008, se dieron a conocer los resultados de una encuesta realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en los países de Latinoamérica; en la cual se investigó el nivel de felicidad, en una escala del uno al 10, de los habitantes de la región. Una muestra representativa de habitantes de cada país evaluó su calidad de vida en términos de salud, educación, alimentación, vivienda, empleo, seguridad y desarrollo personal. La calificación que otorgaron los mexicanos fue de 6.6 puntos, únicamente por debajo de Costa Rica y Panamá. Como resultado, el BID nos otorgó la categoría de “satisfechos”. Es probable que los encuestados realmente se encuentren satisfechos con su vida, pero también podría ser que hubieran mentido o, peor aún, que se encontraran atrapados en las redes del conformismo. PLENITUD Existen más de 35 millones de referencias de la palabra “felicidad” en el buscador Google y 178 millones de la palabra happiness. Esto es un reflejo de que la felicidad representa un tema muy importante para el ser humano, sin embargo, la influencia de la cultura distorsionó su significado para beneficiar los intereses de unos cuantos. En la época actual, felicidad significa poseer todos los bienes materiales deseados, inteligencia, seguridad, salud, belleza, amor, simpatía, liderazgo y reconocimiento; una familia unida, amigos leales, ideales inquebrantables, etcétera. Todo aquel que no cumpla estos requisitos, es decir, que no sea “perfecto”, está condenado a la infelicidad. Quizás por ello en las últimas dos décadas ha crecido exponencialmente la venta de antidepresivos y ansiolíticos en todo el mundo. Los gestores de la marca Dove tomaron una decisión estratégica muy importante para comunicar los beneficios que ofrecen sus productos: prescindir de las modelos y mostrar a “mujeres normales” en su publicidad. La medida tuvo un fuerte impacto en las consumidoras, ya que las imágenes lograron establecer un vínculo basado en la confianza y no en la aspiración. Aceptar nuestra imperfección, vulnerabilidad y falibilidad, es la base de la felicidad. Reconocer que apenas hace algunos millones de años andábamos en cuatro patas y cubiertos de pelo, facilita la comprensión de nuestra propia naturaleza en constante transformación y adaptación al ambiente. Tener presente que la finalidad de la vida es la evolución de la especie, es importante para valorar si nuestra conducta es realmente una aportación individual para el futuro de la raza humana y de la vida en general en el planeta Tierra, o sólo obedece al estímulo de nuestros instintos primitivos de la sobrevivencia del más fuerte. Tal parece que nuestra idea de progreso es absolutamente contraria a la idea de evolución, ya que si bien nuestra facultad de razonar ha sido el motor para construir lo que hoy conocemos como civilización, parece que no se apeló a ella para evitar la depredación del planeta como consecuencia del desarrollo. La lucha por la sobrevivencia mutó en el sometimiento del prójimo y del resto de las especies, lo que dio pie al surgimiento de todo tipo de ideologías, religiosas, gubernamentales, corporativas o una combinación de ellas, que mutilan “la facultad humana de formular principios”, como definió Immanuel Kant a la razón (Atkinson y Field, 2004). Los más fuertes, determinados en función del poder que les otorga la riqueza, imponen al resto una idea de “evolución” más orientada al ascenso en el escalafón social que a la trascendencia existencial. La felicidad, por tanto, resulta una consecuencia de todo aquello que favorezca el “tener” por encima del “ser”. A cambio de privilegiar el “tener”, la cultura nos ofrece “placer”. El polémico escritor británico Mark Ravenhill afirmó que “comprar y follar son las dos únicas cosas que motivan a las generaciones más jóvenes; comprar es lo que les hace sentirse vivos” (Nordstrom, 1999). El sexo y el dinero producen placer, pero es muy complicado encuadrar a la felicidad en este esquema, ya que la verdadera felicidad no se limita al sonido de la caja registradora o a los segundos que dura un orgasmo. La búsqueda del placer esclaviza, la de la felicidad libera. Pero hay que tener cuidado de confundirla con una meta o un estado permanente, la felicidad 1. real es un camino cuya temporalidad está determinada por la cantidad de acciones orientadas a satisfacer necesidades interiores que van más allá de los deseos. La felicidad es la variable con la que se mide el éxito de un proyecto de vida, éste, a su vez, es el medio a través del cual un individuo alcanza su realización personal. Un proyecto de vida acorde al contexto de vida actual, debe considerar los siguientes aspectos: La vida interior Establecer una conexión con uno mismo es la base de cualquier proyecto, de ahí parte cualquier proyecto. Tener consciencia de la historia personal, ayuda a manejarla adecuadamente y a adueñarse del propio destino. Monitorear, validar y filtrar racionalmente las emociones favorece el conocimiento de uno mismo que deriva en una conducta funcional. Creer en un ser superior y procurar una relación cercana con él, dota de una trascendencia universal hasta la más trivial de las decisiones. 2. La vida tiene sentido cuando se logra equilibrar interiormente los siguientes conceptos: Autoconocimiento: es la base del conocimiento personal. Aprender a conocerse es existir. Autoconcepto: lo forman el conjunto de creencias que se tienen acerca de uno mismo. Estas creencias favorecen el desarrollo personal o lo limitan. Autoevaluación: es el proceso mediante el cual el individuo determina lo que es bueno y malo para su ser, así como el resultado de sus acciones. Autoaceptación: es la actitud del individuo hacia sí mismo y el aprecio por todo aquello que conforma su ser. Autorespeto: atender y satisfacer las necesidades propias, haciéndose responsable de las consecuencias de ello. Autoestima: percepción emocional profunda que se tiene de uno mismo. La salud Todo proyecto de vida se ve truncado ante la ausencia de salud. Un proyecto de vida exitoso debe considerar tiempo y recursos para incorporar y promover hábitos positivos, tanto mental como físicamente. Realizar disciplinadamente una rutina de ejercicio tomando en cuenta tus capacidades y limitaciones; tener una dieta balanceada con sus respectivos “gustitos” de vez en cuando; efectuar un análisis interior por medio de la meditación o con la guía de un especialista; descansar y dedicar tiempo al ocio, son algunos de los hábitos que impulsan cuerpo, mente y espíritu hacia la consecución de las metas trazadas. La salud es el resultado de una serie de elecciones que se realizan cotidianamente, por lo tanto, todas aquellas actividades que la produzcan deben ser parte permanente del proyecto de vida. Conocí la historia de un empresario muy exitoso que durante todo un año se entregaba en cuerpo y alma a todos los excesos imaginables, y los siguientes seis meses se internaba en una clínica de desintoxicación. Murió víctima del cáncer antes de cumplir 60 años. Existe una idea generalizada: las cosas que más daño nos hacen son las que más se disfrutan. La pregunta es: si sabemos que nos hacen daño ¿para qué las hacemos? Algunos podrían argumentar que es por placer, pero eso es pasajero y después de un tiempo obstaculizan un proyecto de vida. En cambio, identificar los malos hábitos y modificarlos a base de disciplina y amor propio, templa el carácter, robustece la autoestima y afianza el compromiso con uno mismo y el proyecto elegido. La familia 3. La familia En relación con la familia, un proyecto de vida debe incluir tanto la relación que se desea tener y mantener con la familia de origen (padres y hermanos), como el tipo de familia que se pretende construir en un futuro. La familia es un sistema que opera a través de pautas que establecen el vínculo entre sus miembros. La familia es la encargada de favorecer el desarrollo físico, cultural, social, emocional e intelectual de los integrantes, así como de dotarlos de identidad pero también de los elementos necesarios para encontrar su propio “yo”. Cuando esto no ocurre, el individuo ve truncado su desarrollo y la relación familiar se torna tensa. Una familia debe promover la separación como una forma de individualización de sus miembros. En México, la cultura fomenta la dependencia a la familia y castiga duramente los intentos de autonomía. De allí surge la duda existencial que atormenta a muchas personas: buscar ser uno mismo, cualquier cosa que esto represente para cada quien, o limitarse a ser lo que la familia ha determinado. El proyecto de vida debe estar orientado a la búsqueda de uno mismo, del lugar en el mundo en el que se quiere encajar y a la forma de realización individual, pero en ocasiones la familia representa un obstáculo muy importante para lograrlo. Al reflexionar en ello, descubrirás qué tipo de relación buscas establecer con tu familia, de manera que te permita encontrar disfrute en la convivencia con ellos sin dejar de ser tú mismo. Esto representa un reto muy importante, ya que la disfunción de algunas familias constituye un foco de infección para algunas personas que, ante la incapacidad de encajar en las pautas del sistema familiar, optan por alejarse aunque sea con cierta culpa. En ocasiones la distancia sirve para aprender a fijar límites y a decir “no”, para desintoxicarse de un ambiente nocivo, para replantear las pautas de relación y para fortalecer el “yo” que se pretende construir tomando lo positivo de lo aprendido en la familia y desechando lo negativo. Es común que las personas que crecen en ambientes disfuncionales los repliquen al momento de formar su propia familia. Muchas de ellas ni siquiera se han cuestionado para qué estar en pareja y el deseo de tener hijos. La cultura nos educa para esperar al “príncipe azul” o para ser uno de ellos. Por lo general esa creencia se usa como una salida airosa para evitar estar en soledad o para darle gusto a los demás, sin tener los suficientes argumentos para sustentar la idea de compartir momentos o etapas de la vida con alguien más, menos la responsabilidad y el compromiso de por vida que se adquiere al concebir un hijo. Si bien el proyecto de vida debe ser flexible para adaptarse a las diferentes etapas de la vida y las transformaciones propias de la edad, tener claro de inicio lo que se busca puede ser un auxiliar importante al momento de elegir pareja y establecer un vínculo de intimidad con ella. Las parejas funcionales están conformadas por dos individuos, no por dos mitades que juntas forman la unidad. Son seres que encuentran objetivos en común en sus proyectos individuales y que acuerdan en qué y cómo puede aportar a ese proyecto la inclusión de una pareja. Estos individuos saben qué están dispuestos a compartir y qué no, qué están dispuestos a negociar y qué no, cómo manejar el conflicto y cómo llegar a acuerdos equitativos. Están dispuestos a desarrollar un proyecto de pareja y a tomar decisiones en pareja considerando las prioridades y los beneficios de ambas partes. Son capaces de hablar de lo que funciona y lo que no con absoluto respeto por su persona y por la de la pareja, están dispuestos a escuchar y establecer una relación de intimidad sin renunciar a la individualidad. Pero sobre todo, tienen clara la subjetividad que representa pensar en que una pareja es “para toda la vida” y están dispuestos a construir el mañana, aprendiendo del pasado y disfrutando el hoy. 4. La vida profesional Los ámbitos de realización personal son aquellos que implican actividad y relación en función de la mejora individual y social. El trabajo se ha constituido como un área obligada de realización personal, ya que es donde se advierte más fácilmente el espíritu de la palabra “realizar”: transformar las ideas en realidad. No sólo debe ser visto como un medio para subsistir, sino como una fuente inagotable de creatividad y conocimiento. El trabajo demanda el desarrollo de todo tipo de competencias —entendiendo por competencia un “saber hacer” frente a una tarea específica—, que supone conocimientos, saberes y habilidades que emergen en la interacción de un individuo con la tarea que realiza. Es decir, el trabajo es una expresión creativa del individuo y un medio de “perfeccionamiento” personal y social. En la actualidad, se confunde el éxito profesional con la realización personal. Sir Winston Churchill lo advirtió al asegurar que “la falla de nuestro tiempo consiste en que los hombres no quieren ser útiles sino importantes.” Cuando adolescente, escuché decir a un adulto que las dos elecciones más importantes en la vida de una persona son a qué se dedica y con quién se casa, ya que ambas “son para siempre”. Lo que no recuerdo haber escuchado es si especificó el número de intentos que podemos hacer para elegir adecuadamente. Algunos necesitamos más de uno para dar en el clavo, ya que ambos casos demandan cierta madurez emocional que permita definir con claridad lo que se es y lo que se quiere. En mi trabajo con universitarios observo con frecuencia que eligen su carrera en función de los beneficios que obtendrán en un plazo determinado: a corto plazo buscan que su estancia en la universidad sea corta, divertida y con poca responsabilidad. A mediano plazo, su carrera debe ser el pasaporte para ingresar al mundo laboral en empresas importantes sin la penosa necesidad de tener que comenzar desde abajo trabajando mucho y ganando poco. A largo plazo su carrera debe ser el medio para ser ricos y famosos, sin importar lo que tengan que hacer para lograrlo. Su meta está en el dinero y el reconocimiento, no en el trabajo mismo y la satisfacción y desarrollo que puedan obtener de él. Confucio afirmó que “quien elige un trabajo que le gusta, no tiene que trabajar ni un día de su vida.” El problema está en la elección, ya que ésta se ve afectada por la inexperiencia propia de la edad a la que un individuo debe decidir por un oficio y/o profesión, por las inestables condiciones políticas, sociales y económicas de la mayor parte de los países del mundo y por las elevadas exigencias de la economía de mercado y la cultura. De allí que las empresas están repletas de personas que padecen angustia, elevados niveles de estrés y desarraigo. El mejor trabajo al que puedes aspirar es aquel que realizarías gratis. Buscar un trabajo “de lo que sea” con tal de tener un ingreso, implica un grado terrible de frustración que no beneficia en nada al concepto que tienes de ti mismo y tus capacidades. En el único escenario en el que se justifica es cuando ese trabajo es temporal y sirve como un medio para alcanzar un fin predeterminado. Ese es el caso de varios de mis alumnos que tienen trabajos de medio tiempo con los que financian sus estudios universitarios. Realizar un análisis FODA personal como el descrito al principio de este capítulo, favorece tu autoconocimiento y la elección legítima de tu misión en esta vida. Puedes descubrir dicha misión al conocer tu temperamento (la parte de tu personalidad que está determinada por la genética y almacenada en todas las células de tu cuerpo), es decir, por tu naturaleza única. El carácter es la parte de tu personalidad formada a través de tu historia de vida, de tu experiencia. Junto con el temperamento determina tu disposición para realizar determinadas tareas y realizarte a través de ellas. Recuerdo que en una ocasión pregunté a mi padre si el destino de las personas estaba escrito en una especie de expediente archivado en el cielo. Su respuesta estuvo impregnada de simplicidad y sabiduría: “Lo único predestinado es el momento, el lugar, la época y la familia en la que naces; el resto dependerá de cada quien.” Con la reflexión posterior me pude dar cuenta de que las variables que consideró verdaderamente condicionan la “misión” de cada persona en este planeta, conocida también como “vocación”. Otro gallo nos cantaría si en la primera parte de nuestra vida recibiéramos la guía para descubrir nuestra vocación y el resto a ejercerla. Sin embargo, la evolución comienza —sin importar la edad y/o etapa que se atraviese—, en el momento en que se presta atención al llamado interior y se dedica tiempo y esfuerzo a descifrar los mensajes que el universo dispuso en el único lugar donde tenemos acceso directo, ilimitado y sin restricciones: nuestro interior. La vida 5. La vida social Para Alfred Adler, “toda conducta es social porque nos desenvolvemos en un ambiente social y nuestra personalidad se forma socialmente” (Adler y Brett, 1993). Además de que resulta imposible vivir aislado del resto de seres humanos, las relaciones sociales permiten al individuo descubrir y/o experimentar su verdadero “yo”. Carl Rogers aseveró que “nuestra personalidad se torna visible a nuestros ojos a través de la relación con los demás.” (Rogers, 1985) De allí que en tu proyecto de vida debes considerar a qué tipo de personas evitar y con cuáles deseas establecer contacto o relaciones de intimidad. Ya que resulta inevitable estar rodeados de personas y éstas son un camino para descubrirnos interiormente, será mejor que procuremos la compañía de aquellas que consideremos positivas y aprendamos a convivir con aquellas que creemos que no lo son. Las relaciones sociales tienen una importancia central a lo largo de nuestro desarrollo. En las primeras etapas, las relaciones con los padres, la familia y los contemporáneos influye en gran medida el surgimiento de la identidad. Más adelante, se es capaz de establecer relaciones sociales más profundas con amigos, parejas y compañeros de escuela y trabajo, y posteriormente, se da la capacidad de cuidar y educar a los más pequeños, más débiles y que tienen menos conocimientos. Para Erik Erikson, “la personalidad procede en fases determinadas por la preparación del organismo humano para avanzar, estar conciente e interactuar con una gama mucho más amplia de personas e instituciones significativas.” (Frager y Fadiman, 2007) social Si bien es cierto que las relaciones interpersonales revisten una gran importancia, la mejor compañía a la que podemos aspirar es a la propia, pero se da únicamente cuando logramos establecer un vínculo positivo con nosotros mismos. Con esto no quiero decir que lo ideal es estar sólo, sino que sentirse bien estando con uno mismo es la base para poder establecer relaciones funcionales con otros. En este sentido, D. H. Lawrence aseveró que “todos nuestros problemas se deben a que no podemos estar solos, y qué bueno que así sea. Debemos adquirir la capacidad de estar solos, pues de otra forma nos condenamos a ser víctimas. Sin embargo, cuando podemos estar solos, descubrimos que lo único que queda por hacer es iniciar una nueva relación con otro, o incluso el mismo, ser humano.” A pesar de todo el apego con el que nos crían en México, a la familia, a la tierra, a la comida, a las tradiciones, etcétera, quienes nacimos en este país tenemos una cierta predisposición a la soledad. En palabras de Octavio Paz, “entre la realidad y su persona (el mexicano) establece una muralla, no por invisible menos infranqueable, de impasibilidad y lejanía. El mexicano siempre está lejos, lejos del mundo y de los demás. Lejos también de sí mismo.” Y no sólo eso sino que “nos avergüenza renunciar a nuestra soledad.” La construcción de una “yo-marca” y la aplicación práctica de los conceptos que integran este libro están centrados en la importancia del autoconocimiento, pero firmemente orientados a establecer una vinculación más funcional con el mundo. Para los budistas, las relaciones sociales brindan oportunidades cruciales para poner en práctica los ideales y principios budistas. El mundo real, el contacto con otras personas, representa el campo para poner en práctica lo aprendido mediante las prácticas meditativas. Para Adler, la evolución humana se manifiesta cuando ponemos interés en los otros, cuando tenemos un “interés por el interés” de los demás y no únicamente en propósitos personales. Por tanto, un proyecto de vida congruente debe nacer en lo individual y poder proyectarse a lo social. Una visión de la felicidad muy singular A lo largo del libro utilicé la publicidad como acicate para el conocimiento interior. Dejando de lado las ciencias de la salud, pocas disciplinas conocen tan a fondo al ser humano y su conducta individual y social. La publicidad seguirá empleando ese conocimiento para persuadirte a elegir satisfactores que prometen tu realización como persona, esa es su “misión”. No obstante, ahora tienes mayores elementos para tomar consciencia de tus hábitos de compra y consumo. Ahora tú puedes desarrollar tu “yo-marca” y decidir qué tipo de experiencias, de consumo y de vida, incorporas a tu vida. Tienes el discernimiento para emprender el camino hacia tu interior que te llevará a la realización personal y eso no implica un divorcio forzado con el consumo de aquellos bienes necesarios para asistirte en el camino, sino el entendimiento de que dichos bienes son un complemento de la realización y no la plenitud per se. visión Como hemos visto a lo largo del proceso, la creatividad y la estrategia son las dos herramientas más importantes que tiene la publicidad para persuadir. Un personaje que se convirtió en una lovemark y que ha puesto la creatividad al servicio de la exploración de su ser, es el chileno Alejandro Jodorowsky. Este escritor, filósofo, dramaturgo, poeta, actor, director de cine, guionista de cómics, tarotista, mimo, psicoterapeuta y quién sabe qué tantas cosas más, tiene una idea muy particular sobre la felicidad (y sobre la vida misma). La definió como “estar cada día menos angustiado” y desarrolló el siguiente decálogo, eminentemente creativo y estratégico, para obtenerla y conservarla: 1 12345678 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Cuando dudes de actuar, siempre entre “hacer” y “no hacer”, escoge “hacer”. Si te equivocas tendrás al menos la experiencia. Escucha más a tu intuición que a tu razón. Las palabras forjan la realidad, pero no la son. Realiza algún sueño infantil. Por ejemplo: si querías jugar y te hicieron adulto antes de tiempo, ahorra unos 500 euros y ve a jugarlos a un casino hasta que los pierdas. Si ganas, sigue jugando. Si sigues ganando, aunque sean millones, sigue hasta que los pierdas. No se trata de ganar sino de jugar sin finalidad. No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que se es. Desde la infancia nos endilgan destinos ajenos. No estamos en el mundo para realizar los sueños de nuestros padres, sino los propios. Si eres cantante y no abogado como tu padre, abandona la carrera de leyes y graba tu disco. Hoy mismo deja de criticar tu cuerpo. Acéptalo tal cual es sin preocuparte de la mirada ajena. No te aman porque eres bello. Eres bello porque te aman. Una vez por semana, enseña gratis a los otros lo poco o mucho que sabes. Lo que les das, te lo das. Lo que no les das, te lo quitas. Busca todos los días en el diario una noticia positiva. Es difícil encontrarla. Pero, en medio de los acontecimientos nefastos, siempre, de manera casi imperceptible, hay una. Que se descubrió una nueva raza de pájaros; que los cometas transportan vida; que un nene cayó desde un quinto piso sin dañarse; que la hija de un presidente intentó suicidarse en el océano y fue salvada por un obrero del cual se enamoró y se casaron; que los jóvenes poetas chilenos bombardearon con 300 mil poemas, desde un helicóptero, a La Moneda, donde fue eliminado Allende, etc. Si tus padres abusaron de ti cuando pequeño, confróntate calmadamente con ellos, en un lugar neutro que no sea su territorio, desarrollando cuatro aspectos: “Esto es lo que me hicieron. Esto es lo que yo sentí. Esto es lo que por causa de aquello ahora sufro. Y esta es la reparación que pido”. El perdón sin reparación no sirve. 5678910 9. 10. Aunque tengas una familia numerosa, otórgate un territorio personal donde nadie pueda entrar sin tu permiso. Cesa de definirte: concédete todas las posibilidades de ser, cambia de caminos cuantas veces te sea necesario. Se dice que detener la inversión en publicidad con el fin de ahorrar dinero, es tan absurdo como detener el reloj con la finalidad de ahorrar tiempo. Nunca dejes de intentar trascender por miedo a fracasar o por evitar dolor. Para Bill Bernbach, “no importa el número de veces que pongas un anuncio, sólo se recuerda la impresión que dejas”. Cuando mueras nadie contará las veces que intentaste evolucionar, sólo recordarán si lo lograste o no. Embárcate en la aventura de crear la mejor versión de ti mismo y disfruta del proceso tanto como puedas. Las marcas exitosas no se construyeron de la noche a la mañana y tuvieron que aprender de sus errores para ser comercialmente exitosas. Sé auténtico, no separes la vista de tu objetivo y procura que la mayor parte de tus elecciones te acerquen a él, sólo así encontrarás tu lugar en el mundo y justificarás tu estancia en él. 0 Bibliografía Bibliografía Aaker, D. (1996) Building strong brands. Nueva York: The Free Press. Adler, A. y Brett, C. 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