La insólita toma de La Tuna
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La insólita toma de La Tuna
REPORTAJE LUNES 20 de Junio de 2016 facebook: medios obson twitter: @mediosobson Cd. Obregón, Son., Méx. PÁG. 13 La insólita toma de La Tuna El sábado 11, un comando de al menos 150 hombres, encapuchados y fuertemente armados, irrumpió en el poblado La Tuna, Badiraguato, en busca del hermano mayor de Joaquín El Chapo Guzmán: Aureliano Guzmán Loera, El Guano. Había cuentas pendientes con los Guzmán, que se remontan a 2008, cuando Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, fue arrestado, pero que se recrudecieron con la muerte de Ernesto Guzmán Hidalgo, medio hermano de El Chapo, en abril de 2015, muerte supuestamente aprobada por El Guano, lo que generó que viejos rencores explotaran ese sábado. Como respuesta a la toma del pueblo, los Guzmán Loera enviaron al menos a 200 hombres, traídos de distintas partes del país, para que enfrentaran a los invasores y recuperaran La Tuna, el pueblo que durante décadas blindó y controló el antiguo jefe del Cártel de Sinaloa, hoy en día prisionero en el Cefereso número 9, en Ciudad Juárez. CONTRA LOS GUZMÁN La Tuna, Badiraguato, considerada por muchos como el corazón del territorio de Joaquín El Chapo Guzmán. Lo que parecía ser el sitio más seguro de la sierra, La Tuna, Badiraguato, considerada por muchos como el corazón del territorio de Joaquín El Chapo Guzmán, se convirtió en el más cruel de los infiernos, cuando más de 150 hombres tomaron por asalto el poblado. Murieron al menos siete hombres en enfrentamientos y ejecuciones. De acuerdo con varias fuentes consultadas por Ríodoce, al momento del asalto casi 80 de esos hombres, todos vestidos de negro, con chalecos antibalas y gorras negras donde se leían las insignias “DEA” e “Interpol”, se dirigieron a la casa de Consuelo Loera, madre de Joaquín Guzmán, en busca de El Guano; simultáneamente otros 50 pistoleros tomaron por asalto una casa de adobe, que está a lado del camino que conduce a San José de El Barranco, en busca de Ángel Guzmán, uno de los principales operadores de Aureliano. Los sicarios intentaron responder, pero Ángel se había parapetado dentro de su domicilio, y sus agresores fueron por gasolina a la abarrotería de enfrente y prendieron fuego a la casa, para luego, armas en mano, esperar a que Ángel saliera. Pasaron cinco minutos y la vivienda ardía en llamas, cuando intempestivamente Ángel Guzmán apareció por una de las puertas del frente y con una metralleta AK-47 en cada mano, disparaba a diestra y siniestra a sus enemigos. No alcanzó a vaciar todos los tiros, cuando fue acribillado por los gatilleros, que tenían rodeada la casa y andaba desarmado, y no había necesidad de matarlo. Cerca de ahí, otro de los pistoleros de El Guano, identificado como El Chuy, habría salido del pueblo rumbo a San José del Barranco, pero al escuchar los disparos que cobraron la muerte de El Rayo, regresó a La Tuna a ver de qué se trataba. Fue lo último que hizo en su vida; entrando al pueblo fue acribillado con disparos de rifles AK-47. Fueron precisamente esos disparos los que habrían de alertar a Ángel Guzmán antes de que entraran por él. POLVOS DE VIEJOS LODOS Consuelo Loera Pérez, de 87 años, estaba dentro de su casa cuando los pistoleros irrumpieron violentamente en busca de su hijo Aureliano. lo esperaba. De nada sirvió la pechera antibalas que se había puesto para jugarse la vida ni las granadas que le colgaban del chaleco, pero alcanzó a llevarse a otro más antes de ser acribillado. Los dos que se llevó por delante eran de Huixiopa, según se dijo. A pocos metros de ahí, Consuelo Loera Pérez, de 87 años, estaba dentro de su casa cuando los pistoleros irrumpieron violentamente en busca de su hijo Aureliano. Según se relató, eran casi las 10 de la mañana al momento del asalto, hora que Consuelo aprovecha para orar. Por eso, cuando escuchó los disparos y a varios hombres entrar en su domicilio, salió a ver lo que ocurría. Dicen las mujeres que ayudan a doña Consuelo en los quehaceres domésticos, que la madre del capo no movió ni un dedo para detener a los asaltantes, sólo se les quedó mirando con una Biblia en sus manos mientras los pistoleros revisaban cada rincón de la casa en busca de El Guano, pero al no encontrar nada, sólo se llevaron una Razer y cuatro motos todoterreno. Cinco minutos antes, uno de los empleados de Consuelo, a quien sólo se identificó como El Rayo, había salido corriendo a la abarrotería, pero cuando casi llegaba a la tienda, se encontró con la gente de Huixiopa, que rápido lo reconoció, y como si se tratara de uno de sus enemigos, fue ultimado a tiros. Según se explicó después, El Rayo En 11 de abril de 2015, Ernesto Guzmán Hidalgo fue levantado, torturado y asesinado por un comando en Bacacoragua, una comunidad anclada en la sierra de Badiraguato, 20 kilómetros antes de llegar a La Tuna. Según información de gente familiarizada con el caso, el asesino de Ernesto fue un individuo identificado únicamente con el primer nombre “Cristóbal”, alias El 02, –antiguo jefe de sicarios de Aureliano Guzmán–, y el motivo aparente de la ejecución fue porque Ernesto “estaba poniendo a El Guano para que lo arrestara el gobierno”. Pero al escapar El Chapo de la prisión, el 11 de julio de 2015, éste comprobó que Ernesto nunca intentó traicionar a El Guano. Ocho meses después del crimen de Ernesto, El 02 fue ejecutado junto con siete de sus hombres en las afueras de San José del Barranco. Fue el 18 de diciembre de 2015. Pero la muerte de El 02 no sirvió para apaciguar el deseo de venganza de los familiares ni socios de Ernesto, y por esa razón fue que se tomó a La Tuna. OSCURIDAD EN SOMBRAS El pueblo de La Tuna siempre ha estado blindado, y entrar a esa comunidad sin permiso es casi jugarse la vida. Por eso, los más de 150 hombres que entraron a tomarlo lo hicieron de noche, y para ello tuvieron que atravesar caminando cerros y brechas hasta llegar a su objetivo; la mayoría de ellos lo hicieron por la parte norte del pueblo, según se dice, “de lado de Chihuahua”. En La Tuna nadie se esperaba el asalto, y como El Guano y su gente no se hallaban en el pueblo, los asaltantes, encabezados por gente de los Beltrán Leyva, y otros socios de Ernesto Guzmán, no batallaron para hacerse del pueblo y despojar a sus habitantes de varios vehículos, incluyendo Razers, motocicletas todo terreno, y camionetas 4x4.