CAPÍTULO 6 ______

Transcripción

CAPÍTULO 6 ______
CAPÍTULO
________
6
ARO, ARO, ARO...
ME GUSTA EL COLOR VERDE
PORQUE ES COLOR DE ESPERANZA
PERO MÁS ME GUSTA LA HUMITA
PORQUE ME LLENA LA PANZA.
ARO, ARO, ARO...
CUANDO DIOS FORMÓ ESTE MUNDO
HIZO A LOS HOMBRES HERMOSOS
PERO CON VOS SE DURMIÓ
Y QUEDASTE COMO UN OSO.
ARO, ARO, ARO...
AYER PASÉ POR TU CASA
ME TIRASTE CON UNA FLOR.
LA PRÓXIMA VEZ QUE PASE,
¡SIN MACETA, POR FAVOR!
Conversen:
•En fiestas tradicionales de nuestro país, entre una canción y otra, los asistentes
dicen: “Aro, aro, aro”, antes de recitar una copla. ¿Alguna vez escucharon un
“Aro, aro, aro”? ¿Dónde?
•¿Cómo es la ropa de Nina, Mateo y Tiberius? ¿Por qué se habrán vestido así?
•¿Qué parecen hacer Nina y Mateo al decir esas coplas?
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¿Para qué usarían
un jarrito?¿Qué
podría caber en él?
• Escuchen este cuento.
Todo ca be en un jarrito
La Viejita de un solo diente vivía lejos, lejos, a orillas del río Paraná.
Su rancho era de barro, y el techo de paja tenía un flequillo largo que apenas
si dejaba ver la puerta y las dos ventanas del tamaño de un cuaderno.
Vivía sola, pero su casa siempre estaba llena. Si no venían los perros, estaban las
gallinas, estaban el loro y la cotorra, que era más entendida que el comisario. Si no
estaba la cotorra, estaba algún vecino viajero. Y no se podía pasar por la casa de la
Viejita sin parar a tomar unos mates, porque ella siempre tenía algo para convidar
al cansado. Algunas veces sucedió que en las tardecitas calientes se juntaban todos:
perros, gatos, loros, chicharras, vecinos de a pie o a caballo, vaquitas de San Antonio
que se dormían en la higuera y malones de mosquitos que cantaban y querían comer.
Entonces la Viejita sacaba agua fresca del pozo para convidar y cebaba mate
mientras canturreaba junto al brasero:
–Todo cabeee
en un jarrito
si se sabeee
a-co-mo-dar.
Por eso tenía tantas visitas.
Pero una tarde empezó a llover. Y dale lluvia, dale lluvia; no se podía ni mirar para
arriba porque uno se ahogaba de tanta agua.
Hasta los patos se inquietaron y, medio mareados, se metieron en el rancho
sacudiendo las colas y haciendo cuac y que-te-cuac. Y se acurrucaron entre los perros
que hacía rato habían tomado posición de lluvia debajo de la mesa.
Cuando llegaban esas tormentas el río se ponía enorme y rebalsaba como un plato
de sopa, desparramando camalotes, ramas y perros y vacas nadando.
Por eso nadie se sorprendió cuando entraron al rancho la vaca color café, el ternero
manchado y un burro.
–Todo cabe en un jarrito si se sabe acomodar –dijo la Viejita y los empujó hacia
un rincón.
Y así fueron llegando el pavo, el chancho, la chancha y los chanchitos, un tatú
mulita, dos ovejas y todos los socios más chicos: pulgas, piojos y garrapatas.
–Todo cabe, todo cabe… –iba diciendo la Viejita mientras los acomodaba para
que la vaca no pisara al gato, ni el gato al cuis, ni el cuis a la iguana.
Además iba poniendo al cuis lejos del gato para que a este no se le ocurriera
cazarlo. Y a las gallinas lejos de las orugas.
–Todo cabe, todo cabe… –canturreaba acomodando a los animales como en las
estanterías de un negocio.
Estaba muy ocupada con el acomodo, mientras el agua subía y nadie se quedaba
quieto. Los patos y las gallinas se treparon sobre la vaca y el burro. Los perros estaban
sobre la mesa y el jarro de lata de tomar mate cocido había empezado a flotar como
una canoa, porque el agua también había trepado a lambetear la mesa.
El río subía y subía y los animales estiraban los cogotes y se ponían en puntas de
pie. Chapoteaban, pataleaban y hacían ruido.
Entonces, en medio del alboroto, la gallina se acercó al jarrito de lata que pasaba
flotando y pácate, se metió adentro, haciendo saltar también a los pollitos.
–¡Vamos, vamos, suban! –cacareó, para poder salir de allí y navegar hasta donde
estaban las lanchas que venían a sacar gente del río durante la creciente.
–¡Adentro! –gritó con su voz gruesa la vaquita de San Antonio.
Todos empezaron a meterse en el jarrito. Los perros, el gato, el loro y la cotorra,
la vaca, el burro. Y se acomodaban, se acomodaban. Por ahí había mordiscones,
plumas perdidas, arañazos.
Pero finalmente todos se metieron en el jarrito de lata, casi sin respirar. Tenían que
quedarse muy muy quietos para no desacomodar el amasijo de pelos, patas y colas,
porque si uno movía una pestaña saltaban todos los demás.
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Comprensión lectora.
Interpretación del lenguaje metafórico.
En medio del batifondo de relinchos, gruñidos y mugidos, el jarro iba acercándose
a la puerta para salir y meterse en la correntada. De pronto la cotorra gritó, abriendo
apenas el pico por la falta de lugar:
–¿Dónde está la Viejita? ¡No veo a la Viejita!
Era terrible, porque en el jarro ya no entraba ni el pelo de un gato. Y nadie sabía
dónde estaba la Viejita.
–La perdimos –lloraban en susurros apretados.
–Con lloror no gonomos nodo –dijo la vaca moviendo apenas el hocico.
Todos empezaron a moverse de a poquito, de a poquito hasta que chas, como un
corchazo, salió una ristra de patos que se zambulleron para buscar a la Viejita de un
solo diente.
Entonces, se oyó un sonido que salía del fondo, pero bien del fondo del fondo. Era
una voz medio amordazada que decía:
–Todo cabe en un jarrito si se sabe acomodar.
Y ese fondo era el fondo del jarro de lata.
Todos se alegraron con alegrías grandes pero con sonrisas apretaditas. Los patos se
metieron de nuevo y cada cual se enroscó, se aplastó, hizo lugar y el jarro de lata salió
por la puerta del rancho.
Y navegó, navegó con su carga, en busca de las lanchas que sacan a la gente del
río cuando llega la creciente.
Laura Devetach, Todo cabe en un jarrito, Buenos Aires, SM, 2012.
Conversen:
• ¿Qué problema tuvieron los personajes del cuento? ¿Ellos se sorprendieron cuando
ocurrió o parecían estar acostumbrados? ¿Cómo se dieron cuenta de esto?
• ¿Qué hizo que los personajes se salvaran? Esta pregunta tiene dos respuestas.
¿Cuáles son?
• ¿Qué significa la frase “el agua también había trepado a lambetear la mesa”?
• ¿Por qué los animales “se alegraron con alegrías grandes pero con sonrisas
apretaditas”, cuando supieron que la Viejita estaba con ellos?
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Participación en una comunidad de lectores.
El marco del relato: la descripción del lugar y de los personajes.
Un cuento en un jarrito
1. Vuelvan a leer el inicio del cuento, conversen y luego respondan:
• ¿Dónde ocurre la historia?
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• ¿Cómo se describe la casa de la Viejita? ¿Qué es ese flequillo que tiene el techo? _________________________________________________
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2. Una viejita con un solo diente puede ser una bruja. Pero el personaje de “Todo
cabe en un jarrito” no lo es. Describí a las dos viejitas. Después, compartan sus
descripciones.
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3.Conversen:
• ¿Qué es lo único que tienen en común los personajes que describieron?
• ¿La bruja podría ser la protagonista de “Todo cabe en un jarrito”? ¿Por qué?
• ¿Por qué es importante saber dónde transcurre una historia y cómo es ese lugar?
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Escritura de un cuento coherente con el marco del relato
y las características de los personajes.
¡Saquen punta al lápiz!
A Nina, Mateo y sus compañeros les encantó cómo Laura Devetach describió el lugar
donde transcurre “Todo cabe en un jarrito”. El maestro les mostró estos cuadros del
pintor argentino Xul Solar. Entonces, ellos eligieron el lugar donde sucedería el cuento
que iban a escribir.
Ciudad Lagui.
Barrio.
1. De a dos, elijan ustedes también uno de los cuadros y escriban un cuento.
• Estas preguntas los guiarán para hacerlo. Respóndanlas.
Si eligieron “Ciudad Lagui”: ¿Qué problema pudo tener el habitante de un lugar
donde había escaleras que llegaban al sol? ¿Quién era? ¿Cómo era su carácter?
Si eligieron “Barrio”: ¿Qué problema pudo tener el habitante de un lugar con casas
de formas tan extrañas? ¿Quién era? ¿Cómo era su carácter?
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• Escriban el borrador del cuento en hoja aparte, comenzando con la descripción del
lugar donde transcurrió la historia y del personaje principal.
• Al finalizar, vuelvan a leerla y corrijan lo necesario. Cuando escriban la versión final,
compártanla con sus compañeros y peguen una copia en el cuaderno.
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La biografía.
Una escritora maravillosa
1. Nina y Mateo querían saber quién era Laura Devetach y encontraron esta información
en Internet. Leela vos también.
Laura Devetach nació en Reconquista, provincia de Santa Fe, el 5
de octubre de 1936. Estudió Letras en la Universidad de Córdoba y
fue maestra en el nivel primario y profesora en el secundario y en la
universidad.
Su carrera como escritora de literatura infantil y juvenil comenzó
en 1966, con el libro de cuentos La Torre de cubos. En esa misma época,
escribió libretos para programas infantiles de la radio y televisión
cordobesa.
Desde entonces hasta ahora, publicó más de setenta títulos en
Argentina, Cuba, Estados Unidos, Alemania, México y la República
Checa, entre los que se destacan El paseo de los viejitos, Todo cabe en un
jarrito, Cuentos que no son cuento, Las aventuras de Pinocho, Coplas de la
humedad, Canción y pico y Una caja llena de…
Recibió muchos premios. Entre ellos, el Pregonero de Honor de la Fundación El Libro (1998) y
el Premio Konex Diploma al Mérito (2004).
Sus libros más recientes son Noche de luna llena (2006), Avión que va, avión que viene (2007),
Cositos (2007) y Secretos en un dedal (2010).
Desde hace muchos años, vive en Buenos Aires.
2. Marcá con una X qué conociste de la vida de Laura.
Dónde nació.
Qué escribió.
Qué premios obtuvo.
Cuál es su música preferida.
Dónde estudió.
Dónde vive.
Cuál es su mascota.
Una biografía es un texto en el que se cuentan los hechos más importantes de la vida
de una persona en forma ordenada, desde que nació hasta la actualidad o hasta el
momento en que murió. Si es la misma persona quien cuenta sobre su vida, ese texto
se llama autobiografía.
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La autobiografía.
Laura, contada por ella misma
Los chicos siguieron investigando y encontraron esta autobiografía de Laura.
1. Lean qué cuenta ella sobre su vida.
“Me recibí de maestra con guardapolvos de tablas
impecables y buenas notas. En 1956 fui a trabajar a
un pueblo del norte de Santa Fe. Tenía un segundo
grado con 56 alumnos que oscilaban entre los siete
y los diecisiete años. Daba clases, según el día, en la
sala de música, en ritmo de Febo asoma, o en una
iglesia vieja que se había convertido en palomar. Y las
palomas eran comilonas. Y nosotros estábamos abajo.
En esa época escribía lo que me saliera en
papelitos sueltos o en un cuaderno de tapas duras
que después se me perdió. Los papelitos jamás se
pierden. Estudiaba Letras en Córdoba, así que viajaba
casi veinticuatro horas para rendir. Eso no le gustaba
nada al director.
Mis alumnos trabajaban casi todos en la cosecha
del algodón y de la caña. Y nosotros teníamos la
obligación de darles deberes. Un día reté a un gordito
de rulos por no cumplir. Yo los perseguía, porque una
maestra de verdad tenía que ser severa, qué tanto. Pero el gordito me dijo: ¡Qué deberes! Yo trabajo
en el campo. A la escuela hay que venir a descansar.
Entonces inauguré los cuentos. Pero no podía usar la biblioteca porque el dire decía que los libros
se gastaban. Llevé mis libritos de infancia, muchos, queridos, ajados. También les pedí a los chicos
que contaran los cuentos que sabían. Y ese contar fue glorioso porque salieron el lobizón, el zorro, el
Pombero […].
Nuestro pizarrón era la tierra del patio o la arena. Aprendí mucho. El guardapolvo planchado se
me fue derritiendo con el viento norte y algunas lágrimas. A los chicos les dejé mis libros de infancia.
Me fui a Córdoba a terminar los estudios. Allí vinieron amigos, amores, hijos, profesión”.
http://www.imaginaria.com.ar/02/1/devetach1.htm (fragmento).
2. Conversen:
• ¿Qué les llamó la atención de la historia de Laura?
• ¿Qué anécdota les resultó graciosa?
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Lectura de coplas tradicionales argentinas.
Producción colectiva de una copla.
Coplas provincianas
Durante la conquista, los españoles trajeron sus coplas. Esas coplas se quedaron
en América y fueron cambiando, hasta formar parte de nuestras tradiciones.
1. Lean algunas de ellas.
Ya viene el carnavalito
por la quebrada de Salta.
Dicen que trae al diablito
para el domingo sin falta.
Chacarera, chacarera,
chacarera de Santiago,
cuando estés en Buenos Aires
no te olvides de tus pagos.
¡Adiós, Jujuicito, adiós,
te dejo y me voy llorando!
La despedida es muy corta,
la ausencia quién sabe cuánto.
En el medio de aquel cerro
hay una piedra filosa,
la que pisó mi caballo
entre San Juan y Mendoza.
2. Respondé:
• ¿Cuántos versos tiene cada copla? _____________________________
• ¿Qué palabras riman en las cuatro coplas? ________________________
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3.Entre todos, elijan una copla y cambien algunas palabras para transformarla en la
copla de su provincia, su ciudad o su pueblo.
• Cuando esté lista, copiala acá.
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Leé en la Antología
“La baguala de
Juan Poquito”
y “La milonga del
hornero”, de María
Elena Walsh.
Los verbos en la oración.
¿De dónde venimos? ¿Dónde estamos? ¿Adónde iremos?
1. Leé qué dicen Nina y Mateo.
¿VISTE, MATEO? TODOS
LOS ANIMALES ENTRARON
EN UN JARRITO.
EN SAN PEDRO,
LAS LANCHAS SOCORREN
A LA GENTE.
Y A SUS
MASCOTAS.
SÍ, Y SEGURO
QUE LA LANCHA
LOS ENCONTRÓ.
SI ESTE AÑO
EL PARANÁ SUBE,
¿RESCATARÁN A
TIBERIUS?
Los verbos son las palabras que indican acciones. Por ejemplo, encontró,
socorren y rescatarán.
2. Tachá el verbo incorrecto para que el relato quede bien escrito.
chilló
La cotorra
ve
de contenta, cuando
chillará
suben
apareció
a la lancha, subieron
aparece
acomodar”.
sabe
cabe
la Viejita repitiendo: “Todo
sabía
en un jarrito si se
acerca
salieron
Cuando todos vio
a del jarrito, uno por uno.
que la lancha se saldrán
rescatarlos. Los animales
acercaba
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cabrá
Los tiempos verbales:
pasado y presente.
1. Pintá de
los verbos que indican acciones que sucedieron antes y de
los verbos que indican acciones que suceden ahora. Si lo hacés bien, te vas a dar cuenta
muy fácil.
salto
comían
estudié
caminó
salías
habla
usaron
aplaude
visita
escribió
levanta
camina
lavás
plancho
cantaba
cose
reviso
ayudé
tapo
camino
cerramos
abre
visitó
lustro
escribe
sacaron
lee
caminás
gatea
compra
lustró
amasan
leemos
nadaste
planchás
muerde
susurra
sumo
hacían
entran
pinta
abrías
compré
corría
sumaste
avisa
revisé
dicen
rompo
visitás
amasamos
corremos
trabajaste
escapo
leíamos
trabajan
agrega
planchan
cosemos
bajás
salabas
leen
nadé
pesco
cocina
vuela
paso
pasea
jugaba
trotan
saltaste
subís
ayuda
muevo
pasás
beben
pintaban
restan
jugaron
guardás
nadan
mordía
arrugué
solté
peinó
busca
dividía
luché
¡ Yo ya
terminé!
¡Qué suerte!
Después iremos
a la plaza.
Pinto el último
y termino.
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