colegio militar “leoncio prado”

Transcripción

colegio militar “leoncio prado”
NOMBRE DE LA UNIDAD:
COLEGIO MILITAR “LEONCIO PRADO”
FECHA DE CREACION:
27 DE AGOSTO DE 1943 (COMO COLEGIO NACIONAL MILITAR)
DISPOSITIVO LEGAL:
DECRETO SUPREMO DEL PRSIDENTE MANUEL PRADO
UGARTECHE
FECHA DE MODIFICACION:
18 DE ENERO DE 1944, POR EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA, LEY
N° 9890 ARTÍCULO ÚNICO SE LE OTORGA EL NOMBRE DE:
COLEGIO MILITAR “LEONCIO PRADO”
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ESCUDO
Forma acorazonada simbolizando la Nobleza del
sentimiento de amor y lealtad a la patria.
COLOR ROJO
Representa la decidida entrega de nuestra sangre
en defensa de los sagrados intereses de nuestra
querida Patria.
ANTORCHA
Significa luz de la energía puesta al servicio de los
grandes ideales y la permanente superación
cultural, buscando siempre el éxito y el progreso del
Perú.
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AUTORES :
LETRA
:
Dr Anaximandro Vega Matiola
MUSICA
:
Mons. Pablo Chávez Aguilar
CORO
Leonciopradino :
Alto el pensamiento como una bandera
Encendida el alma como azul hoguera
Recio el corazón, hagámonos dignos
del
nombre
que lleva
nuestra institución
Leonciopradino, leonciopradino
E S T RO F A S
Leoncio Prado, vivo y claro ejemplo de virtud de altivez y decisión
sed el guía de nuestras ansias jóvenes
Y el astro que les de valor y fe sean
nuestros sus lauros hazañosos, el,
fulgor de su gloria inmarcesible su
encendido ideal de libertad, su
patriótica, unción,
su lealtad.
II
amor al trabajo y al honor : volquemos
la potencia de la raza, lancemos al
futuro nuestra voz y veremos que en
todos los confines se yergue solo el
nombre del Perú y para ello a luchar,
fuerte a luchar, Cadetes del Colegio Militar.
3
DISCIPLINA, MORALIDAD Y TRABAJO
Por el Gral Div José del Carmen Marín en 1944
DISCIPLINA
No en el sentido de simple obediencia y menos aún de obediencia ciega, que mucha gente
inadvertida da erróneamente a este concepto; sino de disciplina en el más alto significado de
predominio del espíritu sobre la materia.
Nosotros los humanos, por nuestra animalidad, somos egoístas, egocéntricos, nos atraen
preferentemente los valores materiales y somos amantes de la vía de menor esfuerzo. Por
eso no pensamos en nuestros semejantes sino en cuanto puedan ser útiles a nuestra
vanidad o a nuestros intereses, considerándolos como medios a nuestro servicio; somos
imprevisores, nos preocupa el presente y poco o nada el futuro y, defendemos nuestra
existencia física a todo precio.
En cambio, por nuestros atributos espirituales, podemos ser altruistas; sentir el dolor y la
miseria de nuestros semejantes y acudir en su ayuda con lo que somos o con lo que
tenemos; consideramos los valores materiales como medios al servicio de los valores
superiores del espíritu y de la cultura; podemos sacrificar deliberadamente la vida por la
honra, la dignidad, el amor a la patria y al servicio de nuestros semejantes.
Enfrentados a la vida, quedamos como los únicos jueces, con capacidad de decisión
absoluta, para seguir una u otra de estas incitaciones contrarias. Si en la mala nos arredran
las consecuencias materiales de nuestros hechos, alentados por nuestra imprevisión, pronto
nos habituamos a prescindir de ellas. En esta encrucijada, nuestra existencia se vuelve
eminentemente conflictiva y allí se plantea el problema humano, en el recóndito recinto de la
propia conciencia; problema que sólo uno mismo y nadie más debe resolver, y que no lo
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solucionaremos dignamente sino por el predominio del espíritu sobre la materia, imponiendo
a ésta la verdad, la justicia, la entereza, el bien y el respeto a todos los seres humanos, por
el hecho de serlo y de ser exactamente idénticos a nosotros mismos. En suma,
señalándonos la senda por donde debemos ir y la ley que debemos observar en todo el
recorrido de la propia existencia.
Esa es la disciplina a la que se refiere nuestro lema y no cabe duda, es el camino de la
propia felicidad, la que conduce el aprecio de los demás y, a veces, a su gratitud
Sin duda, la disciplina implica obediencia y sanciones a quienes contravengan sus normas;
pero obediencia a principios y a través de los actos por los cuales aquellos adquieren
existencia real en la vida; y sanciones justas, racionalizadas, no como martirio sino como
medio de educar.
Y la práctica diaria de ésta disciplina creará las convicciones y los hábitos saludables que
permitirán a los egresados del Colegio Militar Leoncio Prado resolver con dignidad ese
problema humano al que me he referido.
MORALIDAD
Tan venida a menos entre nosotros desde hace mucho tiempo. La quiebra de los valores
morales es la peor crisis que puede afrontar una nación; máxime cuando ella da lugar a
delitos contra el bien público, que repercuten en el hambre, la miseria, el desamparo y el
sacrificio de los menos favorecidos.
Jamás podrá exaltarse debidamente la formación moral de los ciudadanos, ni tampoco la
patriótica necesidad de que algún día en nuestro ordenamiento jurídico se tipifique y
sancione como merece ese delito contra el bien común, que es de lesa humanidad,
inmensamente más grave que cualquier otro.
TRABAJO
Es la ley natural de la vida. El ser humano adquiere jerarquía sobre sus semejantes por la
calidad de lo que hace; y no llegará a ser lo que en potencia es o sea una posibilidad de
conocimiento y de acción abierta al infinito – sino por el esfuerzo que consagre su propio
perfeccionamiento, que es la fuente de las más puras satisfacciones.
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RESUMEN EJECUTIVO
El Colegio Militar fue creado oficialmente por el Presidente de la República don Manuel Prado
Ugarteche, un 27 de Agosto de 1943, en las instalaciones del Cuartel de la “Guardia Chalaca” ubicado
en La Perla – Callao, . Finalmente el 18 de Enero de 1944 mediante la Ley No 9890 se designó con el
nombre de Leoncio Prado al Colegio Militar.
Su primer Director fue el Crl José del Carmen Marín Arista, quien pronunciara su famoso discurso el
15 de Julio de 1944, día de la inauguración oficial del colegio, en conmemoración del aniversario del
fusilamiento de nuestro patrono, después de haber participado en la batalla de Huamachuco el 10 de
Julio de 1983. Explica aquí, que se había promulgado la Ley Orgánica de Enseñanza, donde se
reconocía la necesidad de preparar a las nuevas generaciones para regir los destinos de la patria. En el
Ejército se había producido grandes cambios en la Escuela Militar, en la Escuela Superior de Guerra y
ahora con la creación de un Colegio Militar donde se formaría lo mejor de la juventud del país.
Correspondía también potenciar la educación en el colegio militar: Fortalecer en el alma, el amor a la
patria y que mejor que este colegio lleve el nombre de Leoncio Prado,.
Un 27 de Agosto de 1942, el Crl Juan Mendoza Rodríguez, en un discurso pronunciado en el local del
Círculo Militar del Perú, reconocía que el Gral Felipe de la Barra, era de la idea que la selección de un
candidato a las escuelas militares, solo sería posible si éste provenía de un centro de instrucción donde
haya podido recibir una instrucción secundaria sólida. Este sería un colegio militar y que podría
funcionar en el cuartel de La Guardia Chalaca. Aquí se disciplinaría a la juventud, se formarían las
reservas, se mejoraría las condiciones de preparación a los centros superiores y serviría de estimulo a
los demás alumnos y colegios. La dirección del colegio debería situarse en un plano elevado de
autoridad, de prestigio y de responsabilidad moral y profesional. El cuerpo docente sería seleccionado
a nivel nacional de San Marcos, La Católica y de las Escuelas Militares, para que desde su inicio
estuvieran revestidos de prestigio y de autoridad. Este Coronel fue su segundo Director.
El Crl Marcial Romero Pardo, fue su tercer director, su comando duro ocho años, hasta 1955, fue el
continuador de la obra ya diseñada por sus antecesores, su labor pedagógica rebasó el límite propuesto,
se abocó al proceso de enseñanza y de aprendizaje que debían seguir los instructores militares, el
cuerpo docente y los alumnos para cimentar la mística leonciopradina tan arraigada hoy en día y que
perdurará por siempre en nuestros corazones, reafirmando los valores morales de disciplina,
moralidad y trabajo, perennizados en nuestro lema.
Finalmente el profesor Anaximandro Vega y el Monseñor Pablo Chávez Aguilar, ambos de la planta
orgánica, supieron interpretar esta mística leonciopradina y compusieron un majestuoso, donde al
analizar cada palabra y cada línea, denotan un profundo significado primero al cadete y luego al héroe,
para invocar en su segunda estrofa que la dedicación y el esfuerzo sea solo por nuestra patria, el Perú.
El trabajo productivo y silencioso, a lo largo de 65 años, del personal civil y militar que ha laborado
en este prestigioso colegio, así como por los logros individuales y colectivos de los ex cadetes, ha sido
reconocido por el estado, hecho materializado mediante una resolución ministerial en donde
incorporan al Colegio Militar al Programa Nacional de Recuperación de las Instituciones Publicas
Emblemáticas y Centenarias.
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BIOGRAFÍA DEL CORONEL
“LEONCIO PRADO GUTIÉRREZ”
(1853 – 1883)
Leoncio Prado fue un destacado militar, su amor a la patria fue la guía durante toda su vida, desde
su niñez, recibió la educación en su casa, al lado de su madre, quien le inculcó valores como la
gratitud, este hecho esta demostrado en las diversas cartas que envía a su madre. En su infancia
recibe la instrucción a través del ejemplo que le inculca su padre, entonces Teniente Coronel del
Ejército cuando comandaba el Regimiento Lanceros de la Unión, de la cual era el Comandante de
Unidad, también de las vivencias diarias con el personal de oficiales y la propia tropa, formándose
valores como la disciplina, el orden, el respeto.
Cuando sucede la guerra hispanoamericana, la armada española estuvo en las costas del
pacifico y amenazó con bombardear los puertos del Callao y Valparaíso y una vez declarada la guerra
a España, con la formación que había recibido Leoncio Prado, era de esperarse que tome la decisión
de participar directamente en el combate, y vaya de que manera fue su participación cuando solo
contaba con 12 años de edad.
Por su valentía mostrada en combate fue condecorado con dos medallas, una por el combate de
Abtao y la otra por el Combate del Dos de Mayo. El Almirante montero le otorgó su propia espada. Fue
incorporado a la Escuela Militar y Naval de ése entonces y al término de su formación fue reconocido
como Sub Teniente de Infantería y como Alférez.
Siempre fue decidido y solidario, cuando sucede el motín en el Colegio Guadalupe, Leoncio Prado
no estaba presente, pero enterado del hecho ingresa al colegio y se une a sus compañeros, no rehúye
las consecuencias y se hace responsable de los hechos, el ser hijo del Presidente de la República, no
fue motivo para eximirse de la falta. Fue separado del colegio, como debía ser. Pero el ejemplo de
solidaridad y camaradería quedaría demostrado.
A los 15 años pide a su padre, que lo envíe a una expedición organizada por el gobierno para
explorar la ruta de los Ríos Pachitea, Ucayali y Amazonas. La experiencia que aquí asimila es
indescriptible, primero por la edad que tenía en ése entonces y otro por la ruta de dicha expedición,
remontando la cortadura del Río Rímac hasta Cerro de Pasco y bajar por el Río Huallaga hasta
encontrar el Pachitea. Una ruta inhóspita, no descubierta aún, llena de vicisitudes. Cuantos valores
asimilados en la soledad de la familia, pero a cambio de muchos otros recibidos por el almirante Tucker
y sus expedicionarios, de Antonio Raimondi que lo rescata de los Campas y lo embarca hacia Iquitos.
Su amor por el Perú se acrecentaría mucho más.
Pero no todo es alegría y gozo por ser el hijo de un presidente, hasta aquí no vemos
engreimientos sino todo lo contrario, una decidida formación para que cuando sea todo un joven pueda
decidir por si mismo lo mas conveniente de acuerdo a todos los valores morales que ha recibido.
De Iquitos regresa a Lima, su padre ya está en el exilio y vive con su madre, termina sus estudios
en el Real Convictorio de San Carlos y por sus méritos es becado a EEUU. Aquí demostraría su sólida
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formación, al identificarse con la causa de Cuba y Filipinas por su independencia de España.
Realizaría operaciones típicas de comandos, el hecho de tomar un barco español e izar la bandera de
Cuba, le valieron el reconocimiento con el grado de Coronel. Hoy su retrato figura en el Palacio de los
Capitanes Generales de la Habana.
Hasta que sucede la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia por el salitre, regresa trayendo armas
y municiones que le encarga el gobierno, que gran responsabilidad, bien pudo mantenerse al margen,
pero no, una vez más, su sólida formación de amor a la patria inculcada por sus padres, por la vida de
cuartel, por el conocimiento de nuestro suelo patrio, reclama un puesto en el combate en la avanzada,
tuvo una destacadísima actuación, primero como jefe de división de Torpedos en la Isla Alacrán y luego
en la dotación del Monitor Manco Capac, durante el Combate de Arica, según la versión del
Comandante José Sanchez Lagomarsino, en el que muere el Comandante del Huáscar ya en poder
de Chile, el Comandante Thompson. Acaso no sería una recompensa por la muerte de Grau en el
mismo buque.
Comanda los Guerrilleros de Vanguardia en Tacna, misión asignada por su habilidad, destreza,
osadía e intrepidez, valores que los pone de manifiesto por más de seis meses en las alturas de Tacna
hasta que es capturado y enviado a Chile. Bien pudo permanecer allí hasta que termine la guerra, pero
Leoncio Prado estuvo predestinado para morir con mucho honor, finge aceptar no empuñar las armas
contra Chile, regresa al Perú y lo primero que hace es plegarse al Ejército del Mariscal Cáceres, a los
breñeros, a los que nunca se rindieron, aún en las condiciones mas adversas.
Huamachuco marca el final de la vida terrenal de nuestro héroe, pero marca el inicio de una vida
ejemplar, digna de ser imitada por nuestra juventud, cuantos hoy día estamos a la altura de lo que
Leoncio Prado había hecho hasta ese entonces, cuanto acierto tuvo el Coronel José del Carmen Arista,
primer Director del Colegio Militar Nacional en escoger a Leoncio Prado para que este colegio lleve su
nombre.
Cuanto acierto tuvo el autor de la letra del himno del Colegio Militar Leoncio Prado, el profesor
Anaximandro Vega, para componer una estrofa dedicada a Leoncio Prado de manera magistral:
“Leoncio Prado vivo y claro ejemplo, de virtud, altivez y decisión. Sed el guía de nuestras
ansias jóvenes y el astro que les de valor y fe. Sean nuestros sus lauros hazañosos, el fulgor
de su gloria inmarcesible, su encendido ideal de libertad, su patriótica unción, su lealtad.”
En mi opinión el Perú aun no le ha dado el sitial que se merece, Leoncio Prado significa mucho
mas. El ejemplo que deja, particularmente a la juventud es aun no muy reconocido. Por lo que
hizo, merece mucho mas. Esta obra pretende contribuir en ese sentido, de difundir la vida del
héroe cargada de valores, que mucha falta nos hacen hoy en día. es para la juventud un ejemplo
digno de imitar, en este sentido el Colegio Militar leoncio Prado es quien cumple este rol con
mayor intensidad permanentemente a lo largo de todo el año. La legión de Leoncio Prado
pretende lo mismo, deseo que tenga éxito en su difícil tarea.
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EL COLEGIO MILITAR LEONCIO PRADO, LA HISTORIA DE SU CREACION
Trascripción de la Conferencia sobre “Selección de la Juventud Militar” sustentada
por el entonces Crl EP Juan A. Mendoza Rodríguez, en el local del Círculo Militar del
Perú de la Plaza San Martín, de fecha 27 de Agosto del año 1942.
Los que hemos visto pasar delante de nuestros ojos centenares de rostros juveniles
que manifiestan su deseo de llegar a ser oficiales, muchos de los cuales resultaban
parcial o totalmente eliminados frente a los jurados de los concursos de admisión de
la Escuela de Oficiales, no podemos olvidar el contraste de emociones tan profundas
y especiales que hemos experimentado al observar a una juventud indudablemente
buena, pero que adolecía, sin embargo, de ciertas deficiencias educativas y culturales
muy lamentables.
Al final del concurso de admisión, una minoría, tan reducida como el número de
vacantes, lograba sus aspiraciones; los restantes, es decir, la mayor parte, no solo no
habían alcanzado la nota de aprobación, sino que habían merecido calificaciones que
los colocaban, en muchísimos casos, en situaciones muy penosas.
Es justamente el triste resultado por la mayor parte de los candidatos lo que ha
constituido una de mis mayores preocupaciones.
Pienso que a las Escuelas Militares no se debe ir únicamente por simpatía juvenil a
definir en ellas una vocación; creo que el candidato debería ir con una vocación ya
definida, en el amplio sentido de la idea, para desarrollarla, depurarla, tonificarla y
elevarla en los moldes puros de la dedicación profesional. La confirmación de la
vocación en el seno mismo de los institutos armados es indudablemente halagadora y
de óptimos resultados.
La decisión de los que se rectifican oportunamente,
abandonando el uniforme, es también provechosa para ellos individualmente y
también para la institución; pero, ¿sabemos cuántos se resignan a la carrera militar?
Considero que la selección debe de hacerse fuera de las escuelas militares
propiamente dichas, a las cuales a los jóvenes aspirantes van a recibir una formación
perfectamente definida, debiendo poseer una educación militar básica que los
capacite para seguir el ritmo de una instrucción técnica de especialización. En las
escuelas militares sólo cabe hacer depuración de personal, es decir, eliminación de
aquellos, muy pocos, que por razones éticas, intelectuales o físicas no deben seguir la
carrera.
Pienso que antes de abordar los estudios propiamente militares debemos hacer frente
a la formación moral, a la educación del carácter, a la exaltación de las virtudes
militares y de las condiciones materiales en que se desarrolla la vida de un militar,
todo esto completado con la cultura intelectual correspondiente a la Instrucción
Secundaria.
Para atender sus necesidades inmediatas de preparación de un número limitado de
cadetes, cada una de las escuelas de Aviación, Militar y Naval, tiene una planta
particular de profesores de los mismos cursos y hacen un despliegue paralelo de
elementos de instrucción, como gabinetes, laboratorios e impresión de cursos: tres
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gabinetes de Química, tres de Física, tres juegos de profesores, tres tirajes de las
mismas obras elementales de matemáticas y de letras. Este método constituye un
derroche de medios, sin enfocar el problema básico de la selección de la juventud
militar, pues todos los medios se dispersan en la labor obstinada de formar oficiales
que no han sido previamente seleccionados sobre bases amplias de selección
vocacional.
El conjunto de estos medios, constituidos por profesores, gabinetes y libros, dirigido
a la educación preparatoria de un considerable número de candidatos a la carrera de
las armas, tendría una explicación más provechosa y permitiría echar las bases para
una selección técnicamente organizada, para una selección de calidad, que repartiría
por igual sus beneficios a la Marina, a la Aviación y al Ejército.
Parece innecesario insistir en que tratándose de una repetición de materias en
distintos institutos, con fines exclusivamente locales, tal repetición constituye una
lamentable pérdida de tiempo, que podría ser mejor empleado, con vistas más
profundas sobre el futuro, en una disciplina orientada sobre horizontes más amplios,
que permita educar el carácter y despertar la vocación de un gran número de jóvenes,
que permita estimular las simpatías de la juventud por la profesión militar, aunque
elija una profesión liberal, contribuyendo así a ligar a las elites de la juventud civil y
militar en una comunidad de ideales, de aspiraciones, de sentimientos y de amistad.
Es necesario, pues, que un centro polarizante de preparación de cultura superior,
realice la fusión de las futuras élites civiles con las élites militares, uniendo así desde
el principio a los hombres que tendrán el honor de compartir la responsabilidad de
dirigir los destinos de la Patria.
Es preciso pues, que las elites dirigentes, civiles y militares se encuentren
íntimamente compenetradas en los mismos ideales superiores en la defensa de la
Patria mediante una educación en común y un acercamiento espiritual tan estrecho
como sea posible para poder alcanzar los objetivos políticos y militares de la guerra.
Es preciso que esta educación no quede en el plano de la literatura académica, sino
que nazca de un mismo regazo materno, es decir, que las elites de la juventud civil se
eduquen codo a codo en las aulas y bajo un mismo techo, en significativa y doble
comunión, con las elites de la juventud militar, para tender desde temprana edad los
lazos del idealismo, de la mística nacional, de la camaradería y de la amistas.
La organización de un Colegio Militar o de un Instituto Técnico de preparación
Superior, de régimen militar, está llamada a proyectar incalculables beneficios para el
futuro, tanto en el orden moral y patriótico, como en el orden exclusivamente técnico;
se puede decir que un instituto de la naturaleza del que tratamos tendría un valor
nacional y sus frutos no tardarían en manifestarse elocuentemente, en primer término,
en cada uno de los institutos militares, enseguida en el grado de preparación
profesional y más tarde en el ambiente general de solidaridad y camaradería que se
iría afianzando más aún entre los miembros de los Institutos Armados y entre éstos y
la sociedad.
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Podemos decir que la organización de un centro de instrucción de preparación
superior es una solución de calidad, que se dirige francamente a levantar el nivel de la
preparación profesional y a irradiar desde una misma fuente una corriente noble y
cristalina de educación moral, utilizando la pureza de una juventud ávida de adquirir
las virtudes superiores del espíritu y preparada para asimilar la gloriosa tradición de
nuestros antepasados, que si no pudieron ganar todas las batallas, supieron siempre
demostrar con su determinación y heroísmo su fe en los destinos de nuestra Patria.
Es a una juventud numerosa y selecta, que excede las necesidades de la Marina, del
Ejército y de la Aviación a la que se va a infundir una educación común, inspirada en
los más puros ideales, para contribuir en forma efectiva y duradera a dar vida a los
principios de unidad institucional y de solidaridad nacional.
Del análisis de los factores determinantes, expuestos en las consideraciones de base,
así como del examen de las condiciones que ofrecen las diferentes soluciones que se
podrían adaptar para resolver de una manera provechosa para el país y en particular
para las Institutos Armados, el problema de la selección de la juventud, he llegado a la
conclusión que un Colegio Militar de la estructura que paso a indicar más adelante,
tendría considerables ventajas y se encontraría a tono con nuestras posibilidades, es
decir, sintonizando con nuestra realidad.
Conviene que aproveche la oportunidad para declarar que no soy el autor de la idea de
crear un Colegio Militar entre nosotros. Esta idea la encontré cuando me hice cargo
del Comando de la Escuela de Oficiales, pero debe expresar también que quedé
completamente persuadido de su conveniencia después de dirigir el tercer concurso
de admisión en el año 1941.
Desde entonces decidí estudiar más a fondo este problema, hasta encontrar los
fundamentos auténticos que permiten sustentar la idea del Colegio Militar ante
nuestros altos Jefes, que tienen en sus manos la responsabilidad de dirigir los
destinos de nuestros Institutos Armados con clara visión de futuro.
De allí que, en la primera oportunidad que tuve, ante la Comisión encargada de
estudiar la organización de la nueva Escuela Militar expuse en un memorándum lo
siguiente: “La preparación del candidato, sobre la base del conocimiento completo de las
materias que son objeto en la Instrucción Secundaria, como base de toda formación
superior, nos hace ver la conveniencia de crear un Colegio Militar, que serviría no solamente
para seleccionar a los candidatos a las Escuelas de Oficiales, Militar de Marina y de
Aviación, sino que permitiría seleccionar a los candidatos a las universidades y escuelas
superiores, con positivo beneficio para dichos centros y para el país”.
No podría seguir adelante sin destacar las ideas expuestas por el General Felipe de la
Barra en una interesante conferencia que pronunció en el Círculo Militar del Perú , en
uno de cuyos párrafos finales dice “Una profunda meditación sobre el particular me lleva a
este convencimiento: que la obra de selección del candidato, ya en el aspecto intelectual
como principalmente en el aspecto moral, solo puede cumplirse si él procede de un centro
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de instrucción donde se haya podido seguirlo desde los primeros años de adolescente y
donde haya podido recibir una Instrucción Secundaria sólida”.
Y este sería el Colegio Militar, o sea un establecimiento de Instrucción Secundaria
pero con organización militar y del cual pasarían sin más requisitos que el orden de
mérito y naturalmente la vocación definida del candidato a la Escuela Militar, a la
Naval, a la Aviación o a la Policía. Debo decir que el proyecto sobre el particular está
ya estudiado y en manos de la Superioridad y si no se ha llevado a la práctica ha sido
por falta de un local aparente, el local indicado sería el Cuartel “Guardia Chalaca”,
actualmente en construcción”.
La idea de establecer en el Perú un Colegio Militar para el alumnado interno de
instrucción secundaria se abre paso desde algún tiempo, felizmente sin gran esfuerzo,
precisamente porque su necesidad se encuentra respaldada por la experiencia, al
observar las condiciones de preparación de los candidatos a los centros de
enseñanza superior. La falta de disciplina escolar, en gran parte del alumnado civil, no
solo ha disipado a los alumnos de su verdadera función que es dedicarse al estudio,
sino que ha dejado a la juventud a merced de vientos doctrinarios que han envenado
el espíritu de los menos preparados para combatirla, precisamente porque no habían
tenido todavía el tiempo suficiente para templar sus espíritu con una sólida educación
moral que los inmunizara contra la propaganda demagógica.
El Colegio Militar está destinado a consolidar la instrucción secundaria, a disciplinar a
la juventud, a formar reservas seleccionadas, a mejorar las condiciones de
preparación para los centros superiores, a servir de estímulo a los demás centros de
segunda enseñanza, a difundir en el medio civil elementos que nos conozcan, que nos
comprendan, que nos estimen. Por encima de todo esto, el Colegio Militar está
destinado a cimentar debidamente ante el país la autoridad y el prestigio del Ejército,
como centro educativo y de acendrado sentido nacionalista.
La Dirección del Colegio Militar debe situarse desde su nacimiento en un plano
elevado de autoridad, de prestigio y de responsabilidad moral y profesional. Por lo
mismo, que se trata de la formación de la elite de una juventud que ha de estar
preparada para ingresar a las escuelas militares de los institutos armados o a los
centros de enseñanza universitaria.
La dirección del Colegio Militar considero que debe encomendarse a un General, el
que dispondría de una secretaría, teniendo a su disposición inmediata: al Director de
Estudios, al Jefe del Batallón de Cadetes y al Jefe de Servicio Administrativo.
El cuerpo docente, alma del Colegio Militar, sería debidamente seleccionado entre los
mejores profesores de Lima, tomando principalmente los catedráticos de San Marcos,
de la Universidad Católica, de las Escuelas Militares y de la Escuela Nacional de
Ingenieros de Lima. En estas condiciones el profesorado sería revestido desde el
principio del prestigio y autoridad que corresponde a un centro de preparación
superior, rodeando así de todas las garantías de éxito su funcionamiento y
asegurando el eficaz cumplimiento de su elevada misión.
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Disciplinaria y administrativamente los cadetes de estos dos años estarían
organizados en cuatro compañías, constituyendo un Batallón lo que requiere: un
mayor, un teniente adjunto, cuatro capitanes instructores, dieciséis tenientes
instructores. Estos Oficiales serían cuidadosamente elegidos entre los mejores de su
grado.
La educación nacionalista y de elevado temple moral, de un núcleo importante de
jóvenes, en un centro polarizante de las elites de juventud escolar, que aspiran a la
carrera militar y a las profesiones liberales, creo que constituirá el primer paso por dar
en esta trascendental obra de preparación la unidad espiritual de los futuros
elementos representativos de la vida del país. Es esta idea la que me he esforzado en
destacar en el presente trabajo, basándome en las observaciones que me ha brindado
la investigación y la experiencia.
El Colegio Militar, destinado a ligar a las elites de la juventud civil y militar en un noble
y vigoroso abrazo, está llamado a contribuir eficazmente y en forma casi inmediata a
la integración de la unidad espiritual de la nacionalidad; de allí que su creación
considero que excede los límites de las necesidades puramente escolares de los
Institutos Militares, para revestir la trascendental significación de una necesidad
nacional.
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OBJETIVO: “FORTALECER EN EL ALMA EL AMOR A LA PATRIA….”
Discurso del Coronel Director del Colegio Militar,
Sr Crl José del Carmen Marín, el día de su
Inauguración: 15 de Julio de 1944
Vuestra presencia da su máximo relieve a esta ceremonia inaugural del “Colegio
Militar Leoncio Prado”, el que se ha convertido en realidad gracias al tesonero
esfuerzo y a los desvelos que consagráis a todo lo que contribuye al
engrandecimiento espiritual y material de la Nación.
Con la elocuencia inobjetable de los hechos y de las cifras, se ha puesto ya de relieve
el formidable impulso que habéis dado a la Educación Pública y que la ha convertido,
como lo expresasteis al promulgar la Ley Orgánica de Enseñanza, “el órgano capaz de
llevar a cabo la trascendental obra de preparar a las nuevas generaciones para que
ocupen, con eficiencia, su puesto en la vida; asuman con plena conciencia su propia
responsabilidad, y realicen, con fe y optimismo, en la esfera de su acción y de sus
posibilidades, los destinos de la Patria”.
Por el previsor convencimiento de que el eficiente empleo de los medios materiales de
que han sido dotadas las Fuerzas Armadas, depende de la justeza de las
concepciones del comando y de la pericia de los ejecutantes, habéis dado igual
impulso al perfeccionamiento técnico y profesional de unos y otros. Para no referirme
sino al Ejército, la Escuela Superior de Guerra ha recibido una nueva orientación, que
eleva y multiplica la categoría de sus estudios, dando así acceso a Jefes de todos los
grados, para que se dediquen al estudio y reflexión de los complejos problemas que
plantea la lucha moderna; se ha reorganizado la enseñanza de nuestra Escuela Militar,
dentro de una nueva concepción pedagógica y orgánica, que asegurará no solamente
la eficiente formación de los oficiales de todas las Armas sino también la continuidad
de su perfeccionamiento, labor que ha de facilitarse por los nuevos y modernos
locales que, terminados en breve, constituirán un verdadero orgullo nacional.
Como parte de esta obra constructiva de conjunto, cuyos beneficios para el país han
de acrecentarse con el tiempo, y como concreción de los conceptos vuestros, que
defienden con exactitud admirable los fines por alcanzar en la formación moral e
intelectual de la juventud, ha sido creado este colegio bajo la advocación del nombre
de quien fue héroe desde niño y bajo el régimen de la honrosa carrera de las armas,
bella conjunción que ha de recordar a la juventud que se eduque en el deber ineludible
de prepararse, tesonera y concienzudamente, para ser un día la primera en el servicio
y defensa de la Patria.
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Para servir una causa, es condición indispensable convertirla en una aspiración del
espíritu, basada en profundas convicciones y capacitarse moral e intelectualmente
para la acción que ella demande.
El deber de instructores y maestros, será por consiguiente:

Fortalecer en el alma de nuestros alumnos el amor a la Patria y el ideal de consagrar
su vida al servicio de ella, mediante la evocación de los hechos gloriosos, el culto a
nuestros héroes y el conocimiento de los valores actuales del país y de sus
posibilidades futuras, para infundirles orgullo de ser peruanos, optimismo en el
presente y fe en el porvenir.

Arraigar profundamente en las conciencias juveniles, el sentimiento de la
responsabilidad que les incumbe en toda obra de bien nacional, para extirpar el
indiferentismo suicida, vivificar el espíritu de colaboración abnegada y formar
hombres más celosos de sus deberes por cumplir que de derechos por hacer valer;

Desarrollar sus sentimientos humanitarios que les impulse a acudir en ayuda de los
menos afortunados; para borrar asperezas, diferencias y luchas de intereses que
perjudican la sagrada unión de todos los peruanos, hoy tan felizmente realizada.
Para que esta educación cívica, dé todos los frutos que de ella se espera, es
necesario cimentarla en una sólida formación moral que convierta en imperativo
de conciencia: el cumplimiento austero y abnegado del deber, la honradez a toda
prueba, el sentido de responsabilidad, el profundo respeto de sí mismo y el culto
de las virtudes dignificatorias del hombre.
En suma, inculcarles elevados ideales nacionalistas y patrióticos, que son los que
permitirán a la Nación poseer sentimientos e intereses comunes; cultivarlos en la
práctica, porque el nivel moral de un pueblo, unido a sus ideales, marca su lugar
en la escala de la civilización.
Pero esto no basta es preciso, además, capacitar a esa juventud para que
convierta sus ideales en realidades promisorias y como la aptitud realizadora del
individuo depende más de las cualidades de su carácter que de su grado de
instrucción, la enseñanza ene. Colegio tendrá por finalidad esencial fortalecer
esas cualidades, por la aplicación inmediata de todo conocimiento adquirido, a la
resolución de problemas concretos, que ejerciten el juicio, el raciocinio, el espíritu
de observación, la iniciativa y la voluntad perseverantes de los educandos.
Obtendremos así las ventajas de grabar mejor esos conocimientos en su espíritu;
de hacerles sentir la utilidad del esfuerzo que se les impone, condición necesaria
para estimular su amor el estudio y al trabajo; y, finalmente, la ventaja de
desarrollar su espíritu de decisión y confianza en sí mismos, que les permitirá
afrontar, sin vacilaciones, los problemas que encuentren al ponerse en contacto
con las realidades de la vida o al abordar estudios superiores.
15
De este modo, elevando el nivel moral de los ciudadanos de mañana,
inculcándoles nobles ideales, fortaleciendo su carácter y capacitándolos para la
acción, los pondremos en condiciones de servir a la Patria en la paz y de
defenderla en la guerra, porque si ésta se presenta, esos ciudadanos se levantarán
como un solo hombre, conscientes de sus deberes, preparados para cumplirlos y
después de haber creado, por esfuerzo conjunto, armónico y abnegado, las
fuerzas materiales, base del bienestar general y también fuente de donde
provienen los ingentes medios que necesitan los combatientes para conquistar la
victoria.
Para una juventud que aspiramos a formar en estos principios, ningún ejemplo más
digno ni más cerca de ella que el de la vida y acciones heroicas de Leoncio Prado, el
héroe que atrae y fascina por su juventud y gallardía, que alterna las horas de estudio
con las de la lucha por la justicia y la libertad, exponente máximo del valor de nuestra
raza, ejemplo sin par de abnegación y de sacrificio por la Patria.
Héroe desde niño, pues a los trece años tiene ya en su haber toda la campaña de
la Restauración, en la que se inicia participando en la captura del “Tumbes” por un
audaz golpe de mano; es ya vencedor de Abato y de la gloriosa jornada del 02 de
Mayo de 1866, en la que se bate, a borde de ese mismo “Tumbes”, con tal
denuedo, que su jefe el Contralmirante Montero, no puede hacer menos que
desprenderse de su propia espada para ceñírsela al cinto, “en premio y honor por
su sereno comportamiento”, como dejara constancia en su parte de guerra.
En el período que transcurre entre la consolidación de nuestra Independencia
junto con la del continente, y los luctuosos días del 79, pasa por las aulas de la
Escuela Naval y Militar, explora los ríos de nuestra selva, ingresa a la Academia
de Ingeniería de Richmond que abandona casi al término de su carrera, para
ponerse al servicio de la libertad de Cuba, con esa audacia y decisión que le son
características, pues con un puñado de valientes, realiza la proeza de apoderarse
por asalto del barco español “MOCTEZUMA” para abrir la ruta marítima a la
revolución libertadora.
El análisis más profundo, la investigación más acuciosa, serían impotentes para
encontrar un instante de su vida que carezca de la historia, que no lo haya
consagrado al servicio de la Patria, ¡ Cuál no sería, pues su ansia de acción al
verla en peligro, en la infausta guerra del 79! Defiende Arica contra el ataque de la
escuadra chilena en febrero de 1880; combate en el Campo de la Alianza, acosa al
enemigo victorioso después del fracaso, hasta que aniquilados todos sus
guerrilleros, en desigual combate, es hecho prisionero en Torata.
Cuando el adversario estima que su victoria es definitiva, le otorga la libertad.
Intento vano el de querer condenar a la contemplación pasiva del desgarramiento
de la Patria, a quién no podría vivir sino por la acción y para el servicio de aquella.
Al grito de “las balas del enemigo no matan” reúne a los dispersos, infunde fe a
los descreídos, optimismo a los pesimistas; atrae a la juventud, crea, organiza y
16
prepara las fuerzas con las que se unirá al Ejército del Centro, puñado de valientes
a quienes anima otra alma heroica, el inmortal Brujo de los Andes.
Es a las órdenes de él, el 10 de julio de 1883, que se batirá en Huamachuco,
lanzándose denodadamente al ataque, a la cabeza de los batallones de la 1ª
División que arrastra con su heroico ejemplo. El enemigo se ve forzado a a
replegarse a las alturas del Sazón, su caballería abandona el campo de batalla; es
el comienzo de la victoria, cuya trágica transmutación en derrota, por falta de
municiones, no presenciará ya el héroe herido en la mano y en el pecho, con una
pierna destrozada por una granada de artillería ha sido evacuado del campo de la
acción.
El destino que no siempre nos fue adverso, no quiso que muriese en el fragor de
la lucha, para depararnos el sublime ejemplo de su estoico sacrificio en un dia
como hoy.
Par poner en relieve la grandeza de su valor y de su serenidad ante la muerte
basta la fría exposición de los hechos: ni los horribles sufrimientos que le
ocasionaban sus heridas, ni la lenta agonía a la que le condena su implacable
adversario durante más de 4 días, pueden abatir su espíritu, al aproximarse la hora
suprema, solo puede morir en la plaza del pueblo, cara al sol, pedido que turba a
su vencedor, quien no sabe ni negarle o concederle.
Y, cinco minutos antes de esa hora, escribe esa memorable carta a su padre
donde hay tanta altura de miras y tan hondo amor filiar, que constituye el más
grande pedestal que el mismo se erigió para alcanzar allí la gloria.
Grabadas en el bronce y e el sitio de honor de este plantel, sus ultimas palabras
serían el símbolo del valor y de las virtudes guerreras de nuestra raza y las que
nos inspiren orgullo de nuestro pasado.
“Las balas del enemigo no matan”, verdad profunda que supo hacerla tangible a las
generaciones futuras, porque las descargas que él mismo hizo partir desde su
lecho, no le dieron la muerte: ellas fueron la salva de honor con la que sus
vencedores saludaron su entrada en la inmortalidad.
A los 61 años de su heroico sacrificio, la gratitud nacional perenniza su memoria
en este bronce y le rinde el más significativo de sus homenajes, al poner bajo el
amparo de su nombre los cadetes de este colegio, que como símbolo de unión
nacional, provienen de todos los ámbitos del Perú, y que como toda juventud,
encarna las esperanzas del mañana.
Desde allí, ha de ser el alma de esta casa, el que inspire todos nuestros actos, nos
reconforte en las horas de prueba y nos impulse al trabajo y a la acción, que nos
haga dignos de esta Patria, que él sirvió con todas las energías de su ser.
Dignaos, señor presidente, declarar inaugurado este Colegio, bajo la advocación
del Coronel Leoncio Prado, a quién estáis ligado por los vínculos de su sangre y
por sus altos ideales americanistas.
17
METAS Y EXPERIENCIAS EN PROCESO DE ENSEÑANZA –
APRENDIZAJE
El Crl Marcial Romero Pardo fue el tercer Director del Colegio Militar
Leoncio Prado. Y quien ejerció mayor número de años tan honroso
cargo: 1948 – 1955.
Una autoridad sin par para hablar de los objetivos y planes de
nuestro querido CMLP. Falleció el año 1985 pero su mensaje
perdurará siempre.
El Proceso de enseñanza – aprendizaje en el Colegio Militar Leoncio Prado fue
pródigo en experiencias y realizaciones de carácter pedagógico, referidas tanto a
la planta docente (el maestro) cuanto al elemento educando (el alumno), razón de
ser y de actuar de toda la maquinaria administrativa y pedagógica de una Nación.
La acción directiva se orientó hacia la consecución de un fin principista que
otorga a todo el proceso educativo unidad de doctrina y cohesión de esfuerzo, a
fin de crear una mística leonciopradina, en torno de la cual girara el impulso
volitivo de los educandos, reafirmando valores individuales al servicio de su
superación profesional; de su sentido de responsabilidad frente al hogar; de su
concurso positivo en el seno de la sociedad y, finalmente, de su integridad
fecunda y promisora al proceso socioeconómico del Perú.
El doble factor profesor y alumno, se encauzó al logro de esos fines a base de una
permanente interrelación emanada de la Dirección del Colegio, con el propósito de
mantener expectante, tanto la función docente, cuanto el rendimiento estudiantil.
LA JERARQUIA EN LA DOCENCIA
La creación de la jerarquía Docente, conquista magisterial que se implantó a
través del Estatuto Orgánico del Magisterio Peruano el año 1949, transformó la
organización tradicional de los colegios y sorprendió , por decirlo así, al docente,
desprovisto del instrumento doctrinario que le diera las bases para regular su
conducta profesional dentro de la nueva modalidad, para asegurar su éxito. Cupo
a la Dirección del Colegio Militar , señalar los principios doctrinarios de esa
Jerarquía Docente, estableciendo las atribuciones y relaciones de los distintos
escalones, basándose en los principios universales de la distribución del trabajo y
la especialización de funciones. El entonces Director del Colegio, expuso ante los
directivos docentes de la República, reunidos en una magna concentración en
Lima, los principios doctrinarios de los nuevos dispositivos legales. En el Colegio
Militar, y en repetidas reuniones de mesa redonda, quedaron definitivamente
establecidas las normas funcionales que inmediatamente fueron puestas en
práctica. De este modo, el Colegio Militar Leoncio Prado fue el primero, no sólo en
esbozar la nueva doctrina funcional, sino en madurarla y aplicarla con cumplido
éxito, señalando el rumbo renovador en la política educacional del país.
18
SEMINARIO DOCENTE
El trabajo de Seminario Docente fue permanente, diariamente, por el sistema de
equipo, de 11 á 12.30 de la mañana, bajo la inmediata dirección del Coronel
Director del Colegio. En dichos seminarios, fecundos desde todo punto de vista,
se establecieron normas de validez permanente. De ellos nació, en primer lugar, la
fundamentación filosófica de la doctrina pedagógica aplicada al colegio; una
reestructuración de planes y programas con el fin de asegurar unidad,
homogeneidad y ritmo a la enseñanza; la creación del método de preinvestigación
para adiestrar a los alumnos en la técnica de la investigación personal; una
información precisa a los docentes sobre los alcances y responsabilidades de la
tarea educativa y sobre todo, tuvo la virtud de mantener permanentemente, en los
docentes, un nivel de preocupación por la propia superación en el conocimiento y
de rendimiento en el trabajo.
SUPERACION DEL MAESTRO
La Dirección del Colegio consideró necesario, como tarea específica de su acción,
el adoctrinamiento del personal docente, despertando en él, un sentimiento
comunitario de adhesión y colaboración a los fines perseguidos. El personal
respondió generosa y entusiastamente a este planteamiento, secundando en todo
momento y con gran eficacia, las iniciativas formuladas. Esta actividad que
enaltece al profesorado leonciopradino, posibilitó la obra directiva culminando en
logros axiológicos de profunda trascendencia social.
La doctrina leonciopradina se robusteció y arrraigó sinceramente en la acción
conjunta de profesores y alumnos. Los maestros al servicio del Colegio Militar,
recibieron el espaldarazo de la opinión pública que los ubicó por antonomasia,
como maestros superados. En aquellos seminarios se vigorizó la voluntad de
cumplimiento del deber, sentimiento que derivó hacia una estrictez equilibrada,
que se observó en el desarrollo planificado de sus cursos y en una clarísima
noción de previsión y responsabilidad social. La formación moral del maestro
leonciopradino cumplió así, un importantísimo papel complejo social.
DIRECTIVAS ANUALES
Infatigable en el adoctrinamiento ideológico, la Dirección del Colegio, en la
iniciación de cada año escolar e independientemente del funcionamiento cotidiano
de los Seminarios Docentes, impartía normas y directivas en folletos pulcramente
editados, con referencias y concordancias a dispositivos legales y a los acuerdos
adoptados en dichos Seminarios Docentes.
PLANES Y PROGRAMAS
En el aspecto de los planes y programas de estudio, se realizó una importante
reestructuración adaptándolos a las inclinaciones vocacionales del alumnado, es
decir, ubicando el programa en función del alumnado. Se consideraron, en cada
19
asignatura, dos tipos de conocimientos: una parte básica y otra complementaria.
Esta medida se juzgó indispensable, en razón de que no todos los alumnos, por
razones vocacionales, deben ser obligados a captar la misma cantidad de
conocimientos.
Esto fue complementado con la Ficha de Trabajo en la cual se consignaban siete
aspectos en el dictado de cada clase; a saber: el número de la lección según el
programa – plan; el tema de la clase; la finalidad perseguida con el dictado de
dicha clase; la motivación empleada y el material didáctico utilizado.
SECRETARIA DOCENTE
El gran volumen de trabajo que toda esta actividad representó, obligó a la creación
de un organismo técnico: la Secretaría Docente, destinada a tomar parte directa en
la preparación, conducción y control del proceso educativo. La Secretaría
Docente creada por el Colegio Militar, funcionó a partir del año 1952. Su
fundamentación ideológica y sus juicio para la decisión del Director de Estudios;
traducción de esas decisiones en medidas de orden práctico y control de la
realización, fueron expuestos por el Director del Colegio, junto con las adecuadas
directivas y cuadros expositivos sobre la dinámica de este nuevo organismo.
Dichas directivas fueron difundidas para su conocimiento y aplicación en otros
centros educativos.
EL EDUCANDO EN LO INTELECTUAL
No menos fecunda y valiosa fue la acción directiva, en el terreno mismo de las
realizaciones estudiantiles. Los cuatro aspectos fundamentales de la educación:
el intelectual, el moral, el artístico y el físico, fueron escrupulosamente
preparados, conducidos y evaluados, siempre dentro de los mismos criterios
doctrinarios pre-establecidos como norma y meta de la actividad docente.
LA PREINVESTIGACION
En el aspecto intelectual fue especialmente notable la adopción del método de
preinvestigación, creado en e Colegio Militar, como una ampliación del concepto
genérico de la “carpeta de trabajo” y una racionalización del “estudio dirigido”.
Este método satisfizo, en todas sus partes, el ideal de un tipo de trabajo de
carácter investigatorio a fin de que el alumno se ejercite en un esfuerzo personal,
dentro de criterios de disciplina y método, importantísimo desde el punto de vista
de su formación, para abordar estudios superiores. La preinvestigación no
significó el ambicioso proyecto de incursionar en la investigación propiamente
dicha, campo especulativo de la ciencia en pos de nuevos hitos y
descubrimientos. Justamente, por eso, fue llamada “preinvestigación” porque
trataba, simplemente, de que el alumno redescubriera él solo, lo que ya estaba
descubierto y era del dominio del maestro.
Conseguir el conocimiento, poniendo en juego recursos psicotécnicos a fin de
que el educando se familiarizara con los procesos de la búsqueda metódica, la
20
observación atenta y la reflexión sistemática, pasos o etapas de la investigación
propiamente dicha. Con esto, se trató de brindar al educando la oportunidad de
aprender a servirse de su inteligencia como instrumento para encarar un
problema, trazarse un plan de trabajo, documentarse y resolverlo; en una palabra;
aprender a pensar, reflexionar y trabajar.
Se realizó una verdadera cruzada, por divulgar la doctrina e este método
incidiendo en los aspectos formativos sobre la conciencia del educando, a saber:
 Iniciación en métodos de trabajo personal de búsqueda de datos.
 Adquisición de una disciplina mental.
 Ejercitación en el uso y aplicación sistemática de la bibliografía
 Capacitación suficiente en el dominio del lenguaje para permitirle una
expresión clara y concisa.
La técnica y doctrina de este nuevo método, así como su didáctica, fueron
Ampliamente difundidos en el magisterio nacional a través de un folleto impreso
que alcanzó varias ediciones (Método de preinvestigación. Directivas impartidas
por el Coronel Director, Imprenta del Colegio Militar –Lima, 1950). Muchas
unidades escolares y colegios nacionales de la República, ensayaron con notable
éxito el nuevo método de enseñanza. Una vez más, el Colegio Militar Leoncio
Prado señaló así rumbos a la educación nacional.
FORMACION MORAL
El aspecto moral se suele confundir con lo religioso por ser la religión Católica
una de las más depuradas formas éticas. En el Colegio Militar, hubo una
constante preocupación por establecer, nítidamente, los campos de la práctica y
conocimiento religiosos, con el ejercicio de la conducta inspirada en normas y
principios de sólida moral.
Dos grandes departamentos absorbían, por decirlo así, la formación integral del
alumnado. El Departamento Pedagógico, con su estructura, sus problemas de
orden académico y el complejo enseñanza- aprendizaje de las diversas
asignaturas y el Departamento Formativo, a cargo de la educación y formación
axiológica del educando.
Tanto más importante este departamento, cuando que la condición de internado
coloca al colegio en la obligación de asumir la responsabilidad que atañe al hogar
en la educación integral. Las directivas de la Dirección del Colegio, señalaron la
obligación de “una acción vigilante y conductora que convierta en actos, las
teorías morales escuchadas en las clases o contenidas en los libros”,
constituyendo este imperativo docente, un programa de formación moral y de
naturaleza práctica y efectiva. La vida cotidiana del cadete era así, una
permanente lección de trascendencia ética, con la afirmación de los valores de la
honradez, la dignidad humana, el respeto al derecho ajeno y el culto a los
principios de la Patria.
21
Múltiple y completa fue la obra educativa a través de los cuatro aspectos
fundamentales de la educación integral; la acción directiva del colegio se orientó,
por encima de todo, hacia la vigorización de una conciencia estudiantil, dueña de
su conducta, de sus costumbres, de sus aptitudes, capaz de realizar por cuenta
propia y en la etapa profesional su participación de dignidad y progreso en
beneficio de la nación peruana.
Puede decirse con justificado orgullo que los éxitos del Colegio Militar Leoncio
Prado, no fueron ni esporádicos ni obra de la casualidad.
Hay un hecho curiosísimo que se repita en cualquier otro lugar del mundo. Las
escuelas de formación militar y de fuerzas auxiliares, son la Escuela Naval, la
Escuela Militar; La Escuela de Aeronáutica, la Escuela de Policía; todas ellas
otorgan como galardón especial una espada de honor al alumno que se haya
distinguido con el puesto N°1 durante los cuatro años de su estadía como cadete.
Además, en la Escuela Militar hay una especialidad que no se premia con espada,
sino con diploma: la de Maestros de Educación Física y Esgrima; y en la Escuela
de Policía hay otra especialidad que tiene también un diploma de honor, que es la
Policía de Investigaciones.
Pues bien, entre el año 52 y 54, los cuatro espadas de honor y los diplomas de
honor fueron conquistados por cadetes ex leonciopradinos. Y ni que decir de las
profesiones liberales, de baca, de la industria, de las artes y las letras en donde
se advierte la presencia activa y fecunda del ex cadete leonciopradino.
Este es el mejor MENSAJE que puede llegar desde el tiempo y la distancia como
una concreción efectiva de hechos, para quienes hicieron de la docencia en el
Colegio Militar Leoncio Prado una mística de peruanidad y una proclamación de
fe y las posibilidades de la juventud peruana, que ha comprobado, por
experiencia propia, que la disciplina no mata la voluntad; que el orden no atenta
contra la libertad; y que la jerarquía no disminuye la personalidad del individuo.
22
Adolfo Winternitz
(Viena; 1906 - † Lima, 17 de Junio de 1993)
Fue un destacado pintor y vitralista austriaco radicado en
Lima, Perú.
Biografía:
Adolfo Winternitz nació en Viena, Austria, el 20 de Octubre de 1906. Hizo estudios en
la Academia de Viena. De raíces judías y pertenecientes a una familia luterana, se
convertiría luego al catolicismo. Hombre místico y de gran decisión y empeño.
En 1939, huyendo de la guerra, viaja a América, llegando al Perú con su esposa y 3
hijos.
Su primera exposición en Lima, la realiza en la Sala Entre Nous.
Vinculado permanentemente a la docencia artística, fue el gestor de la Escuela de Artes
Plásticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, cuyo origen se encuentra en la
Academia de Arte Católico afiliada a dicho centro superior.
Obras:
Su obra pasó por diferentes periodos y estilos, manteniendo al final una posición
independiente de los movimientos de cada época.
Vitrales:
- Capilla del Centro de Asesoría
Pastoral Universitaria de la PUCP.
- Templo Parroquial Santa Rosa de
Lima del Distrito de Lince.
-Templo Parroquial San Francisco de
Borja del Distrito de San Borja.
- Imagen de Jesús en la Capilla del
Colegio Militar "Leoncio Prado" en
1947 (La Perla-Callao).
23
RELACIÓN DE DIRECTORES
DEL COLEGIO MILITAR “LEONCIO PRADO”
01.
Crl Ing
DEL CARMEN MARÍN ARISTA José
(01 Octubre 1,943 al 31 de Agosto de 1,945)
02.
Crl Inf
MENDOZA RODRÍGUEZ Juan
(01 Septiembre 1,945 al 31 Diciembre 1,947)
03.
Crl Inf
ROMERO PARDO Marcial
(01 Enero 1,948 al 31 Diciembre 1,954)
04.
Crl Cab.
BELAUNDE RAMÍREZ Rodolfo
(01Enero 1,955 al 31 Diciembre 1,956)
05.
Crl Inf
BLONDET GOICOCHEA Wilfredo
(01Enero 1,957 al 31 Diciembre 1958)
06.
Crl Inf.
VEGA CASTRO Eduardo
(01Enero 1,959 al 31Diciembre 1,959)
07.
Crl Inf
SALINAS ESCOBAR Jorge
(01 Enero 1,960 al 31 Diciembre 1,961)
08.
Crl Cab.
ARTOLA ASCARATE Armando
(01 Enero 1,962 al 31 Diciembre 1,963)
09.
Crl Inf.
DE SOUZA FERREIRA FIGUEROA Carlos
(01 Enero 1,964 al 31 Diciembre 1,964)
10.
Crl Inf.
DIEZ CANSECO RUIZ Cesar
(01 Enero 1,965 al 31 Diciembre 1,965)
11.
Crl Inf.
RIVERO WINDER Alfonso
(01 Enero 1,966 al 31 Diciembre 1,967)
12.
Crl Inf.
SIERRALTA MOROTE Alfonso
(01 Enero 1,968 al 31 Diciembre 1,969)
13.
Crl Inf.
SÁNCHEZ MACHIAVELLO Reynaldo
(01 Enero 1,970 al 31 Diciembre 1,971)
14.
Crl Inf.
RIOS GAMARRA Augusto
(01 Enero 1,972 al 31 Diciembre 1,972)
24
15.
Crl Inf.
PASTOR BUSTAMANTE Arturo
(01 Enero 1,973 al 31 Diciembre 1,974)
16.
Crl Inf
ARIZMENDI CARMONA Carlos
(01 de Enero 1975 al 31 Diciembre de 1975)
17.
Crl Inf
MOROTOTE SOLARI Fernando
(01 de enero de 1976 al 31 de Diciembre de 1977)
18.
Crl Inf
SALAZAR BERTA Gustavo
(01 de Enero de 1978 al 31 Diciembre de 1979)
19.
Crl Inf
GALVEZ AULESTIA Miguel
( 01 de Enero de 1980 al 31 de Diciembre de 1981)
20.
Crl Inf
VINATEA VALDERRAMA Manuel
(01 de Enero de 1982 al 31 de Diciembre de 1982)
21.
Crl Inf
URRELO CORREA Jaime
(01 de Enero de 1983 al 31 de Diciembre de 1984)
22.
Crl Inf
GARCIA GARCIA Juan Eduardo
(01 de enero de 1985 al 31 de Diciembre de 1986)
23.
Crl Inf
SCHEGGIA FLORES Carlos Enrique
(01 de Enero de 1987 al 31 de Diciembre de 1988)
24.
Crl Inf.
MONDEJAR PETROVICH Héctor
(01 de enero de 1989 al 31 de Diciembre de 1989)
25.
Crl Inf
MARTÍNEZ URIBE RESTREPO César
(01 de Enero de 1990 al 31 de Diciembre de 1991)
26.
Crl Inf
CASTILLA BENDALLAN Carlos
(01 de enero de 1992 al 31 de Diciembre de 1993)
27.
Crl Inf
HOYOS DE VINATEA Rafael
(01 de Enero de 1994 al 31 de Diciembre de 1994)
28.
Crl. Inf
VALLE CEVALLOS Rubén
(01 de Enero de 1995 al 31 de Diciembre de 1996)
29.
Crl Inf
FOX CALLE Abilio
(01 de Enero de 1997 al 31 de diciembre de 1998)
30.
Crl Inf
MAROU VILLEGAS Carlos
(01 de Enero de 199 al 31 de Diciembre de 1999)
25
31.
Crl Inf
PAGAZA BOBADILLA Wilber
(01 de enero del 2000 al 31 de Diciembre del 2000)
32.
Crl Inf
PEREZ FATTORINI Manuel
(01 de Enero del 2001 al 31 de Diciembre del 2002)
33.
Crl Inf
VEGA YÁNEZ Jorge Jesús
(01 de enero del 2003 al 31 de Diciembre del 2004)
34.
Crl Inf
SANGUINETI SMITH José Luis
(01 de Enero del 2005 al 31 de Diciembre del 2005)
35.
Crl Inf
PITOT GUZMAN Richard
(01 de Enero del 2006 al 31 de Diciembre del 2007)
36.
Crl Inf
ESTRADA PORTOCARRERO Víctor Andrés
(01 de Enero del 2008 al 31 de Diciembre del 2008)
37.
Crl Inf
QWISTGAARD SUAREZ José Manuel
(01 de Enero del 2009 al ………………………………)
26
RELACION DE DEPORTISTAS LEONCIOPRADINOS DESTACADOS
01. MIGUEL LEON PIZARRO
02. GUSTAVO CESTI ACKERMAN
03. LUIS ALVARADO CONTRERAS
04. ALBERTO “TOTO” TERRY
05. EDUARDO BARRAGAN SCHENONE
06. LUIS HUARCAYA ALZAMORA
07. LUIS OKADA TOYAMA
08. FELIPE TIZOC VELAZCO
09. ELULOGIO GOMEZ DE LA TORRE
10. JULIOMADALENGOITIA ENRIQUEZ
11. RODOLFO DWORZAK ESTENS
12. ARMANDO ROMERO ACCINELLI
13. HECTOR LADRON DE GUEVARA
14. JAIME CHAVEZ DIAZ
15. ROBERTO ABUGATTAS ABOID
16. GERARDO DI TOLLA BARRAZA
17. ALFREDO DEZA FULLER
18. LUIS MEJIA BARBA
19. DANTE YORGES VILLASANTE
20. RAUL PARRAGA CORREA
21. OSCAR CANQUI GOMEZ
22. LUIS ARBULU ALCAS
23. GUILLERMO CANALES PIANA
24. RONALD RABOR PIEENNIG
25. GARY REYNA QUEZADA
26. PABLO GRASSO CHACON
27. ITALO GRASSO CHACON
28. SANDRO GRASSO CHACON
29. VICTOR PRADO MAGLIOCHETTI
:
:
:
:
:
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:
:
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:
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:
:
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:
:
:
:
:
27
ATLETISMO
I PROM
WATER POLO Y NATAC I PROM
AUTOMOVILISMO I PROM
FUTBOL
II PROM
NATACION
V PROM
ATLETISMO
VII PROM
FUTBOL
VII PROM
ATLETISMO
IX PROM
ATLETISMO
X PROM
ATLETISMO
X PROM
MOTOCICLISMO XI PROM
ATLETISMO
XII PROM
FUTBOL
XIII PROM
ATLETISMO
XIV PROM
ATLETISMO
XV PROM
ATLETISMO
XV PROM
ATLETISMO
XVI PROM
ATLETISMO
XVII PROM
ATLETISMO
XVIII PROM
FUTBOL
XIX PROM
ATLETISMO
XX PROM
ATLETISMO
XXIV PROM
ATLETISMO
XXVI PROM
ATLETISMO
XXIX PROM
LUCHA LIBRE
XXXI PROM
LUCHA LIBRE
XXXI PROM
LUCHA LIBRE
XXXII PROM
LUCHA LIBRE
XXXVI PROM
ATLETISMO
XXXVI PROM
BIOGRAFIA DE DULIO POGGI GOMEZ
Nació en Lima el 23 de Marzo de 1930, hijo de Don Enrique Poggi Reinoso y de Doña Lucía
Gómez de Poggi. Desde la edad de dos años vivió en Magdalena Vieja (Pueblo Libre) y fue
aquí donde se desarrolló y cultivó con cariño sus nobles sentimientos de afecto y amistad.
En el Colegio Claretiano cursó estudios distinguiéndose siempre por su buena conducta y
aplicación al estudio obteniendo los más altos calificativos y recompensas. A los quince
años, en 1945, y satisfaciendo uno de sus caros anhelos ingresó al Colegio Militar Leoncio
Prado, integrando la II promoción, por el que rápidamente cobró gran afecto. Decía con
frecuencia: "Me siento muy feliz de pertenecer al Colegio".
Sólo dos años estuvo en el plantel y basto ese tiempo para que sus superiores, instructores
y compañeros supieran valorar sus dotes de buen alumno y gran amigo. En nuestras aulas
se fue forjando un hombre de honor y responsabilidad que no esquivaba ante el
deber, como lo demostró la noche del 28 de diciembre de 1946, en el Campo de Marte, en
que cumplió con el Código de Honor del Cadete.
Duilio en la sociedad fue todo un caballero, en su hogar fue tierno hijo, cariñoso hermano y
siempre gran camarada, amigo integro, franco y leal. Su muerte súbita en manos de un
delincuente al que la justicia aún no ha descubierto, truncó todas las ambiciones de su vida
llena de promesas e ilusiones, porque en Duilio se vislumbraba ya lo que sería mas tarde,
porque en tan corta edad 16 años supo afrontar con increíble coraje el peligro.
Después de su sepelio, que constituyó una sentida manifestación de pesar a la que se
sumó toda la ciudadanía, Duilio recibió una serie de homenajes que honran su
memoria. En 1947, siendo Director el Coronel Juan Mendoza Rodríguez, se inauguró el
Pabellón Duilio Poggi, que hoy alberga a los cadetes del Quinto Año. En 1962, se
inauguró la Plazuela que lleva su nombre entre las avenidas Salaverry y del Ejercito en
Magdalena del Mar. Allí se le erigió un monumento.
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