Año 6 - Edicion 16 - Mayo 2016 - Colegio de Generales de la Policia
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Año 6 - Edicion 16 - Mayo 2016 - Colegio de Generales de la Policia
Estrella Policial publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Año 6 / edición 16 / MAYO DE 2016 / bogotá d,c. - colombia / “La credibilidad y confianza en nuestras instituciones, es un invaluable patrimonio moral que ha significado la sinergia y la estabilidad de nuestro Estado de Derecho.” issn 1909-0269 Una cúpula con grandes retos E sta foto ilustra el día en que fue nombrado y reconocido como Director General de la Policía Nacional el señor Mayor General Jorge Hernando Nieto Rojas con la misión concreta de recuperar la dignidad y el buen nombre de la institución salpicada por varios escándalos. “El nuevo director se enfrenta a una misión pues es hoy por hoy más exigente que nunca, tiene que recuperar la unidad, el buen nombre, la respetabilidad y la confianza de la Policía ante los ojos de la ciudadanía. Pero además debe avanzar eficazmente en la cruzada que se ha emprendido contra el crimen que agobia a los ciudadanos”. También tiene como reto seguir trabajando por la convivencia y seguridad ciudadana, por el mantenimiento de las condiciones de libertad y orden tal como lo promulga la Constitución Política de Colombia en la misión que le fuera otorgada por su naturaleza al cuerpo de Policía. Según el General Nieto el propósito institucional será consolidar cuatro pilares de éxito, contenidos en el plan estratégico institucional, como el fortalecimiento de la seguridad rural y urbana, optimizar la investigación criminal y dinamizar la cooperación internacional con rapidez y eficacia. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 2 La unidad y la identidad de propósitos: una necesidad Estrella Policial “Caballerosidad, gratitud y afecto” publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Edición Nº 16 ISSN 1909-0269 Av. Boyacá No.142A-55 Bogotá, D.C. Web. www.colgenerales.com.co Correo Electrónico: [email protected] DIRECTOR GENERAL MG. (RA) Héctor Darío Castro Cabrera Presidente Junta Directiva JUNTA DIRECTIVA Vicepresidente BG. (RA) Gustavo Socha Salamanca Vocales principales MG. (RA) Carlos Alberto Pulido Barrantes BG. (RA) José Laureano Sánchez Guerrero Vocales Suplentes MG. (RA) Jaime Augusto Vera Garavito BG. (RA) Guillermo Julio Cháves Ocaña Fiscal BG (RA) Jorge Alirio Barón Leguizamón Secretario Ejecutivo BG. (RA) Héctor García Guzmán CONSEJO DE REDACCIÓN General (RA) Víctor Alberto Delgado Mallarino General (RA) Miguel Antonio Gómez Padilla BG. (RA) Fabio Arturo Londoño Cárdenas BG. (RA) José Domingo Murcia Florián BG. (RA) Pablo Elbert Rojas Flórez EDITOR BG. Guillermo León Diettes Pérez FOTOGRAFÍA Estrella Policial Archivo Revista Policía Nacional DISEÑO E IMPRESIÓN Editorial La Unidad S. A. El Nuevo Siglo 4139200 - Ext. 124 NOTA: Los artículos no reflejan el pensamiento del Colegio de Generales de la Policía Nacional, son de exclusiva responsabilidad de sus autores, y por razones de espacio podrán ser editados. Foto portada: El Mayor General Jorge Hernando Nieto Rojas, asumió la Dirección General de la Policía Nacional de Colombia el pasado sábado 20 de febrero en el campo de ceremonias de la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”. E Por: Mayor general (RA) HECTOR DARÍO CASTRO CABRERA Presidente del Colegio de Generales de la Policía Nacional n los últimos días hemos conocido opiniones y conceptos que demuestran que muchos de nuestros conciudadanos consideran que están desinformados o mal informados sobre las acciones y decisiones del gobierno respecto de las proyecciones sobre los temas de mayor trascendencia para nuestro Estado de Derecho, para nuestra nación y para nuestra Patria. Esta situación es sin duda alguna delicada y preocupante, pues los colombianos deben conocer los detalles que se constituyen en las bases de lo que será el futuro de toda la nación. Las especulaciones o dar rienda suelta a la imaginación en temas de tanta importancia, no son para nada convenientes en un proceso tan importante, al contrario deben analizarse con gran profundidad y eliminar las imprecisiones o ligerezas. Cualquiera que sea la causa de la incertidumbre que parece existir, debe ser revisada para generar seguridad y transmitir optimismo. Hace algunos pocos días asistí a una conferencia sobre la incertidumbre y las consecuencias que de ella se derivan. Sin duda alguna la incertidumbre se genera por el desconocimiento del futuro o por la inseguridad ante una situación en que la solución propuesta para un problema no aparece como la respuesta más adecuada o porque consideramos que esa solución no nos corresponde a nosotros, no nos sentimos capacitados para tomar las decisiones, no nos consideramos representados por quienes las toman o porque los resultados esperados se presentan confusos e inciertos. Las diferencias profundas entre algunas personas que se pronuncian, a título individual y a veces institucional, confunden a la comunidad, hacen que la gente se considere desinformada y quizás manipulada, al no encontrar suficientemente convincentes los argumentos y llegan a considerar que las apreciaciones que se hacen sobre temas de especial interés general, corresponden a ligerezas o caprichos, al no aparecer claro que exista un consenso en torno de un objetivo que se observa como esencial para la sociedad. En una palabra, una gran mayoría de nuestros conciudadanos considera que no saben para donde vamos y que desconocen los verdaderos propósitos que inspiran las acciones que se adelantan para lograr acuerdos que deben significar un mejor futuro para la nación y que a juicio de muchos se interpretan desde diferentes ángulos, aparentemente imbuìdos por intereses personales y no generales. Esa incertidumbre produce ansiedad y la ansiedad genera actuaciones o conductas producto de impulsos y no de una sana y lógica reflexión. Desde luego que cuando el ser humano actúa atendiendo a la impulsividad y no a la reflexión inteligente, el resultado es el error, la equivocación y el desacierto. Desde esta tribuna lo hemos dicho, pero vale la pena repetirlo, que la falta de acuerdos ante las diferentes tendencias de la clase dirigente, sobre lo esencial, o lo fundamental, como lo afirmara el doctor Álvaro Gómez, nos ha generado consecuencias desastrosas. Las voces discordantes desde diferentes sectores respecto a temas que concentran la atención nacional, hace que se generen dudas sobre las verdaderas intenciones que animan a unos y a otros, lo cual crea esa situación de Estrella Policial incertidumbre. Las expresiones de falta de confianza en los gobernantes deben ser una voz de alerta para quienes están manejando los temas vitales y buscar la manera de llegarle al pueblo, con la información convincente que lo lleve a la confianza y la certeza sobre la bondad de los proyectos en discusión. Como lo expresa el novel Mario Vargas Llosa: “La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar”. Pero como lo que se requiere es coincidir y buscar el consenso en el logro de los propósitos, no debemos caer en la situación que expone Víctor Hugo cuando nos dice: “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”. Tuve también la oportunidad de escuchar del señor expresidente Samper, hace ya varios años en Cartagena, que todas las sociedades necesitan tener unos factores de unidad y de identidad que hagan que cada uno de sus integrantes se sienta involucrado en todos los propósitos y comprometido en el logro de los objetivos comunes. En el mundo hay muchos ejemplos de esos factores de unidad que identifican a las comunidades y que reciben el respaldo consiente y generalizado de todos los asociados. Esta sinergia es lo que les ha permitido superar graves crisis y convertirlas en oportunidades, es decir, para seguir a Víctor Hugo, debemos promover la valentía para que todos veamos el futuro como una oportunidad, en medio de unas circunstancias que compartimos y defendemos por convicción y que al final se convierte en el mejor mensaje de optimismo hacia todos los integrantes de la comunidad”. La necesidad de unirnos en torno de un propósito común es urgente e inaplazable, no podemos buscar entendimiento, armonía y comprensión en medio de una convulsionada situación, entre despiadados ataques que solo dejan el sabor de falta de tolerancia y entendimiento ante situaciones que comprometen un interés supremo nacional. El llamado es, entonces, a la cordura, a la sensatez, a la aceptación de las diferencias, a la comprensión y el entendimiento entre todos los sectores, con lo cual se enviaría un mensaje de seguridad sobre la conveniencia y bondad de los propósitos, que así y solo así pueden recibir el apoyo y el aval de todos los colombianos y que se termine con esa incertidumbre que está generando ansiedad a gran parte de nuestros conciudadanos, que los está llevando a obrar por impulsos y, en consecuencia, a equivocarse con frecuencia, lo que genera un mayor grado de confusión. Todos los hechos desafortunados que se han presentado, que han generado alarma, temor y descontento, impactan al más desprevenido ciudadano que se siente desconocido o excluido, por desinformación. Es urgente e importante que se adelante una gran campaña de información para que las gentes dejen” de pensar que se está aplicando una injustificable reserva, lo que es causa de especulaciones, sobre temas de tanta trascendencia como la estabilidad de nuestro estado de Derecho. Aunque la incertidumbre hace parte de la vida existe un evidente rechazo hacia ella, generalmente preferimos manejar las noticias malas que vivir la incertidumbre, quizás por eso hay tantas tendencias que buscan adelantarse para conocer el futuro o los resultados de nuestras actuaciones; también es cierto que nuestra naturaleza nos ha protegido dotándonos de fortalezas para enfrentar situaciones o eventos adversos; sin embargo, no han sido suficientes para vencer ese temor que se deriva de la innegable realidad humana de desconocer cómo terminan las acciones que hemos emprendido o en aquellas que sin emprenderlas nosotros mismos, sí llevan inmersos nuestros intereses y expectativas. Es por esta especial circunstancia por lo que se requiere mantener a las personas interesadas, que en este caso somos todos los colombianos, suficientemente informadas de los detalles y evolución de la situación para disminuir la incertidumbre, evitar especulaciones y generar un sólido ambiente de confianza. Estrella Policial publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 3 Análisis de la pertinencia de los egresados en Colombia Por: Jaime Zafra Bueno Economista M.P. N° 2556 C.N.P.E - Docente Universitario P ara tratar con propiedad el tema de la Pertinencia, se requiere de los necesarios conocimientos y las experiencias, con la finalidad de proporcionar credibilidad a las IES que las quieran aplicar en los diferentes programas y así conocer si sus egresados son competitivos en el mercado laboral colombiano y, por qué no decirlo, en el mercado internacional. Cabe mencionar que una de las tareas de la Educación Superior es precisamente analizar que el mundo está cada vez más internacionalizado y en el cual las ventajas dinámicas, son el resultado de complejas construcciones, en las que la política pública desempeña un papel central. Se hace necesaria, entonces, la construcción de un sistema, sobre el cual se permitan movilizar a los diferentes actores sociales, sin olvidar que los programas considerados como estratégicos, comprenden, además del mundo de la producción, los campos de lo social y de lo político. En el sector de la producción, se requiere la acumulación de competencias, el desarrollo de habilidades, con el ánimo que los egresados de las universidades del país enfrenten, sin sobresaltos, los cambios bruscos del mundo de hoy. La sociedad actual se encuentra en proceso de cambios constantes que afectan e interaccionan con las costumbres, los patrones de conducta y los modos de vida de los grupos sociales (ANUIES, 2000). Entre los principales fenómenos detonadores de las alteraciones de la vida social, están, entre otras: la globalización económica, la mayor interdependencia mundial, la problemática cultural, política y ambiental; las bases técnicas de producción, distribución y consumo de bienes, servicios y mercancías; las nuevas formas de la organización del trabajo y la presencias de innovaciones continuas. En tal escenario, el dominio del saber se constituye en un factor relevante de desarrollo. Como lo mencioné al inicio de este artículo, el tránsito de la sociedad hacia una etapa basada en el conocimiento, ofrece nuevos horizontes a las IES de alto nivel superior, comprometiéndose, por consiguiente, a formar profesionales investigadores y tecnólogos especializados, para contribuir, de alguna manera, al desarrollo económico del país. Las universidades colombianas inmersas en un contexto social, en que persistan tasas de empleo, pocas vacantes, sueldos escasamente competitivos y una sobre-oferta de profesionales, técnicos y tecnólogos, que terminan por subemplearse en actividades que poco o nada tienen que ver con su formación profesional. Las IES pretenden reforzar, de manera desordenada, los programas que conforman su oferta educativa, como también la formación de cualidades y competencias profesionales, que reclama el mercado laboral, bien sea privado o del sector público. Es bueno que las IES colombianas, tengan en cuenta esta observación: los empleadores tienden, por lo general, a valorar como deficiente la formación de profesionales, técnicos y tecnólogos; es decir, consideran que el perfil del egresado carece de los conocimientos y las capacidades ligadas al aprendizaje de habilidades, razonamiento y la solución de problemas, que sus empresas requieran. Por lo tanto, la problemática referida a la vinculación y pertinencia social de las universidades colombianas, viene a originar dos problemas: por una parte, que las IES no incluyen la formación de conocimientos y capacidades de los egresados que el desarrollo integral del país requiere, y por la otra, que tampoco logran ajustarse a las necesidades y requerimientos de las multinacionales, mipymes y pymes colombianas. En lo que tiene que ver con el factor de pertinencia en la formación de profesionales, la Educación Superior (ES) se enmarca en un fenómeno social, que, para su estudio y análisis, requiere puntos de equilibrio entre las demandas de los diferentes sectores de la sociedad, y las necesidades del individuo como ser humano, dentro de un contexto histórico, social y cultural. Cuando se otorgan los títulos a los profesionales, técnicos, tecnólogos egresados de los diferentes programas académicos de las IES, es precisamente para definir que la educación es un factor determinante, para conocer la congruencia entre las Instituciones de Educación Superior y el “factor de pertinencia”, con el cual los docentes comprometidos han debido preparar a sus discentes de acuerdo a las necesidades que el mercado laboral requiera. La meritocracia en la selección de profesores, es precisamente para que actúen con ética, principios morales y pertenencia por las IES, comportamiento que redundará en elevar el factor de pertinencia y la competitividad de los egresados, en este mundo globalizado. La Unesco (1998 a) en “Políticas para el Cambio y Desarrollo de la Educación Superior”, establece que la “pertinencia” de la educación, depende de la función de su cometido y su puesto en la sociedad, de sus funciones con respecto a la enseñanza, la investigación y los servicios conexos, así como con los nexos en el mundo del trabajo. El Ministerio de Educación Nacional, establece una política de seguimiento y vinculación a los egresados en las IES en el país, razón por la cual se crea, en el año 2005, observatorio laboral del MEN, que permite conocer sus condiciones laborales y la demanda de los egresados en el país. Se trata pues, de un sistema de información que brinda herramientas para analizar la pertinencia de la educación, a partir del seguimiento a los egresados y su empleabilidad en el mercado laboral para contribuir de esta manera, al mejoramiento de la calidad y de la pertinencia de los programas académicos ofrecidos. En respuesta a esta política, las IES han incorporado a sus estructuras orgánicas y en función de sus quehaceres académicos, una dependencia (Oficina de egresados), que asuma el deber y la gran responsabilidad administrativa - académica, de adelantar la gestión propia de desarrollar planes, programas y proyectos, en el orden de hacer el seguimiento a los egresados, con el fin de evaluar realizaciones del mismo en el mercado laboral colombiano; de otra parte, corresponde a esta dependencia la labor de estudiar los impactos, que tiene el egresado en el medio socio - laboral. Pero brilla por su ausencia, en la mayoría de las oficinas de egresados del país, un programa de actividades, que no sólo busquen el beneficio de los egresados, sino que apunten también al mejoramiento de la Institución de sus afectos, con la finalidad de fortalecer los lazos de cooperativismo solidario en materia académica, que debe impartir la oficina de egresados, de acuerdo con su retroalimentación y experiencia de quienes optaron un título profesional. Cabe resaltar que las IES están enfocadas en procesos dirigidos hacia la calidad, entendida esta última como la satisfacción al cliente. Sus funciones y cada una de las acciones que se realizan al interior de ellas, están descritas en un mapa, esquema o documento que contempla factores internos o externos, que puedan intervenir en el flujo de actividades desarrolladas, para prestar el servicio indicado. Las IES pretenden reforzar, de manera desordenada, los programas que conforman su oferta educativa, como también la formación de cualidades y competencias profesionales, que reclama el mercado laboral, bien sea privado o del sector público. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 4 La cuarta revolución industrial Un compromiso del hoy con el mañana La Fuerza Pública ya se ha incursionado en la Cuarta Revolución Industrial: drones, comunicaciones de alta gama, cámaras especializadas, instrumentos de última generación para el control del terrorismo. E Por: William R. Fadul Dirigente gremial l futuro es un compromiso ineludible: construir el mañana desde este momento. Valga decir, es un mandato que nos obliga a emprender desde hoy las acciones que habrán de condicionar el futuro ambicionado. El pasado, la historia con su acerbo de sabiduría, y que tanto pesa en nuestro comportamiento, es una responsabilidad por lo que hicimos, cuyas consecuencias nos condujeron a donde estamos. Ante el compromiso del mañana cito una frase que leí en la Revista Semana de marzo 13 de 2016: “ …el 80% de los millenneals, los nacidos entre 1980 y 2000, la primera generación nativa digital (referido a los Estados Unidos de América, acota el autor), para el año 2020 no pisarán una oficina bancaria en su vida, pues realizarán por medio del teléfono móvil toda su relación con esas entidades financieras. Por ello, todos los bancos se están ajustando a la nueva realidad digital.” Pues bien. Esa realidad ha sido motivo de preocupación en el seno del más influyente encuentro global entre el mundo corporativo y la dirigencia gubernamental. El evento se convoca en el pueblito de Davos, Suiza, bajo el sugestivo rótulo de Foro Económico Mundial. A él asisten los primeros mandatarios de muchos países, los ejecutivos de centenares de empresas y un total de 3.000 personas, entre miembros del organismo, observadores, periodistas y demás. Su director, el señor Klauss Schwab, ha definido así lo que ellos ven en el más allá y que han dado en llamar la Cuarta Revolución Industrial: “Se trata de un cambio fundamental en la forma en la que producimos, consumimos y nos relacionamos unos con otros, impulsado (dicho conglomerado, acota el autor) por la convergencia del mundo físico, el mundo digital y los seres humanos”. El propósito de los anteriores comentarios y citas no es otro que llamar la atención sobre lo que está por llegar, premonición que casi siempre ponemos a un lado en favor de la realidad mediática que los medios de comunicación priorizan en nuestra mente y que nos lleva luego a concentrar en lo de ahora nuestro pensamiento, nuestros esfuerzos y nuestras estrategias como personas, empresarios, ciudadanos y a veces como conductores del Estado. Así, víctimas de la anestesia mediática, descuidamos lo que se debe hacer en el presente para lograr lo que queremos en el futuro. Me explico: l Obras y cambios institucionales para aumentar la productividad y mejorar la competitividad de la economía; l Medidas para equilibrar el reparto de esa riqueza, valga decir el traído y llevado PIB. En otras palabras, mejorar el reparto para corregir poco a poco la inequidad social. Y no al revés, como nos está aconteciendo. l Acciones para mejorar la educación y los desarrollos en ciencia y tecnología, materia en la cual Colombia como Estado resulta ser un penoso ejemplo de atraso y desidia. Hago la salvedad de acciones institucionales como las de la Cámara de Comercio de Bogotá y el Congreso Global del Emprendimiento, GEC 2016, en Medellín, que tiene el apoyo de diversas entidades (Sena, Cámara de Comercio, Andi, Bancolombia, otros). l Acometida, en fin, de las diversas necesidades que los economistas y los pensadores de la ciencia política reclaman a diario en la prensa nacional. ¿Entonces, hacia dónde voy con esta larga digresión? Nada más ni nada menos que a formular un lamento e invocar nuestro compromiso ciudadano. El lamento se confina en que las pocas acciones estatales que se han planteado en el campo de la ciencia y la tecnología se han diluido en vórtice de la política. Para nadie es un secreto que la conducción de los programas que se realizan con los recursos del 10% del presupuesto de las regalías –asignado a ese propósito– lo controla el Departamento Nacional de Planeación y no, como debía ser, Colciencias, entidad relegada a una ser una cuota burocrática más. En cuanto al compromiso ciudadano de elegir bien a sus gobernantes, no cumplido por demás, circunscribo el hecho, por razones de espacio en esta nota, al deber que todos tenemos con el futuro del país y al adeudo electoral de escoger con criterio sano a nuestros representantes en los organismos de elección popular. Pongo un ejemplo: Barranquilla hace unos pocos años, menos de diez, parecía un caso perdido de gestión municipal. Hoy por hoy, luego de un pacto entre ciudadanía, empresarios, universidad y clase política, el país entero mira hacia ese experimento con admiración y hasta con envidia. Créanlo o no, esos cuerpos cívicos de la ciudad le está apostando al desarrollo de la otra ribera del río Magdalena, la oriental, como lo hicieron en Buenos Aires, Argentina, en el entorno de Puerto Madero. Claro que no menos puede decirse de Medellín, el departamento de Antioquia, Montería, Cali, Bucaramanga y otras localidades y regiones. ¿Entonces, si se puede hacer regionalmente, por qué no en el orden nacional? Es materia de liderazgo y reacción ciudadana. Confieso que cuando incursiono en esas divagaciones, me pregunto, con nostalgia y saudade patrioteras: ¿Será que Bogotá y el estado central colombiano son irredimibles? Ojalá que la realidad futura derrote mi inquietud pesimista. Eso es lo que anhelo, mi querido alcalde Peñalosa y mis respetados funcionarios del gobierno nacional. Dado que esta nota es para el periódico Estrella Policial, debo acotar que en este cuerpo de la Fuerza Pública ya se ha incursionado en la Cuarta Revolución Industrial: drones, comunicaciones de alta gama, cámaras especializadas, instrumentos de última generación para el control del terrorismo y, en fin, tantas otras innovaciones que -como ejemplo- deberían copiar el resto de las dependencias del estado, mucha parte del sector empresarial y la gran mayoría de las universidades-negocio que pululan de manera precaria en el inquietante mundo de la educación superior. Termino como empecé, haciendo un llamado para que un día –más adelante- seamos un país desarrollado, justo y en paz verdadera: Las acciones del presente constituyen una obligación de hacer ahora, y bien, lo que condiciona el futuro. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 5 Cruzada internacional por la protección infantil en la web Por: Brigadier General William René Salamanca Ramírez Director de Protección y Servicios Especiales Policía Nacional L a Policía Nacional de Colombia, miembro de Virtual Global Taskforce (VGT), se constituye como pionera en Latinoamérica en la lucha contra crímenes cibernéticos infantiles. La Policía Nacional de Colombia, institución con 124 años de existencia utiliza un enfoque multidisciplinario para garantizar la seguridad y la convivencia de todos los habitantes de Colombia. Desde la década de 1950, cuenta con un servicio especializado encargado de brindar protección a los niños, niñas y adolescentes que en un principio se llamó “Policía Infantil”. Sin embargo, en el año 2006 al promulgarse el Código de Infancia y Adolescencia, la Institución adopta esta denominación para identificar a la Policía de Infancia y Adolescencia, siendo un proceso misional de la Dirección de Protección y Servicios Especiales (DIPRO). La Policía de infancia y adolescencia cuenta hoy en día con 2.508 hombres y mujeres policías en todo el país que desarrollan la Estrategia de Protección Integral de la Infancia y Adolescencia (EINFA) a través de tres componentes: la prevención, la vigilancia y control y la investigación criminal, para garantizar la protección de los 15,5 millones de menores de 18 años en Colombia, especialmente en la explotación sexual en sus diversas formas. Con la emisión del Código de la infancia y Adolescencia, a la DIPRO le fue otorgada la función de policía judicial y en consecuencia asumió la investigación penal en los casos en que las víctimas son niños, niñas y adolescentes, así como de aquellos delitos cometidos por los adolescentes o donde son instrumentalizados por adultos para la comisión de delitos, en una acción interinstitucional e interagencial tanto a nivel nacional como internacional integrando los esfuerzos del sector público y privado en la lucha contra la violación de los derechos de los niños. En 2011, DIPRO crea la Unidad de Investigación Criminal de Infancia y Adolescencia, especializada en la Por: Mayor General José Ángel Mendoza Guzmán Director de Antinarcóticos Policía Nacional E l aumento demográfico en nuestro país y la concentración de la gente en centros poblados junto a otras circunstancias sociales que incluyen el desempleo, las desigualdades, las migraciones y la falta de oportunidades, entre otros, han traído consigo un aumento paulatino y paralelo de las dificultades de convivencia, tranquilidad y hasta de seguridad ciudadana en nuestra patria, a pesar de los grandes esfuerzos que hacen las autoridades de seguridad y en particular la Policía Nacional. Adicional a lo anterior desde la institucionalidad y en particular desde la fuerza pública y con una muy buena participación de la Policía Nacional se ha combatido la subversión, el terrorismo, el narcotráfico, la minería criminal, temas en donde aún queda una ardua tarea por cumplir. Como una manera de adaptarse a las circunstancias cambiantes del entorno y buscando lograr una descen- investigación de delitos en contra de niños y adolescentes, unidad que ha desarrollado importantes operaciones contra los depredadores sexuales. El 13 de mayo del 2.014 en Bruselas (Bélgica), la Policía Nacional de Colombia participó en una reunión para explicar la labor que se adelanta en la protección de niños, niñas y adolescentes en atención a una invitación del consejo directivo de VGT; posteriormente el 4 de noviembre del año 2.014 en Ámsterdam (Holanda), el Consejo Directivo por votación unánime acepta que la Policía Nacional de Colombia hiciera parte de esta élite mundial de fuerzas de Policía, constituyéndose en el primer país latinoamericano que es aceptado para hacer parte de esta alianza. Nuestra participación en Virtual Global Taskforce ¿QUE ES VGT? Virtual Global Taskforce (VGT), es una alianza internacional de cuerpos de policía, agencias estatales de apoyo a la justicia y organizaciones privadas; cuyo objetivo es el intercambio de Las regiones de Policía tralización del mando que ayude al nivel central a orientar, dirigir, liderar, supervisar y evaluar constantemente el servicio policial y los requerimientos ciudadanos a lo largo y ancho del país, se reestructuró la institución policial en el tema mediante la resolución 010 del 05 de enero de 2006 emanada de la Dirección General de la Policía Nacional creándose dentro de la nueva organización LAS REGIONES DE POLICIA, cuya jurisdicción y competencia se definieron teniendo en cuenta la división político administrativa, la idiosincracia de nuestro pueblo - país de regiones-, la problemática criminal, la densidad poblacional, la mejor posibilidad de conexión en los territorios etc. información para fortalecer la lucha contra crímenes cibernéticos infantiles. La Policía de Colombia es anfitriona de la primera junta bianual para 2.016 realizada en Cartagena los días 4, 5 y 6 de abril, escenario en el que se discutieron maneras de fomentar el papel de la VGT en la lucha contra los delitos de abuso sexual infantil. En esta ocasión se buscaron nuevas estrategias que permitan combatir la explotación sexual infantil en línea y otras formas transnacionales de explotación sexual de menores de edad. “Es de gran orgullo que entidades internacionales se reúnan en nuestro país para tratar temas que permitan atacar y contrarrestar ese tipo de actos delictivos que afectan el bienestar de nuestros niños, niñas y adolescentes” refirió el Director de Protección de la Policía Nacional, Brigadier General WILLIAM RENÉ SALAMANCA RAMÍREZ, quien a su vez invitó a toda la comunidad en general a vincularse a la campaña #YoMeCuidoEnLaWeb, que busca entregar herramientas para que los padres de familia puedan detectar situaciones de vulneración en contra de sus hijos y denuncien este tipo de hechos. Estas dependencias fueron creadas con el ánimo que cada Comandante de Región fuera una especie de Director General de la Policía Nacional en su jurisdicción, aunque con relativa autonomía administrativa y ninguna atribución de ejecución presupuestal ni de ordenador del gasto; esto último con la conciencia de no aumentar burocracia y en cambio sí fortalecer la calidad del servicio policial. Esa primera experiencia de la existencia e implementación de las Regiones de POLICIA, personalmente la viví en virtud a que durante los años 2012 a 2015 fui por momentos encargado y la mayoría de este período titular del comando de las Regiones cinco y seis (nororiente y noroccidente de Colombia) y por tanto soy testigo presencial de la evolución positiva y mejorada que ha venido dándose a esta figura administrativa y organizacional de nuestra Policía Nacional a través de la constante evaluación y seguimiento institucional y buscan entregar cada vez mayor empoderamiento y responsabilidades a los Comandantes de estas unidades, por lo que en conclusión se considera que debe seguir su funcionamiento y proceso de mejora continua para beneficio de la actuación institucional en favor de los colombianos. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 6 Redefinición de roles en las instituciones con la fuerza pública L Por: Mayor General (r) Alberto Ruiz García Un policía se forma para atender prioritariamente los conflictos individuales y los motivos de policía que surjan en el escenario de su natural desempeño: la calle. os pronunciamientos de algunos militares, columnistas y funcionarios públicos en los últimos días, así como de algunos mandatarios y dirigentes políticos respecto de reemplazar la Policía Nacional por Ejército en algunas regiones y poblaciones del país, me han inducido a participar de la discusión sobre el tema de las funciones y responsabilidades de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional en el mantenimiento de la convivencia (seguridad, tranquilidad, moralidad, y ecología públicas), no desde el punto de vista doctrinal, sino desde la óptica de la objetividad y el sentido práctico para aprovechar el conocimiento que sobre la materia se dispone. Al respecto la Constitución Nacional es clara y precisa en definir taxativamente, qué le corresponde a cada fuerza realizar para cumplir los mandatos de la seguridad en general y la defensa nacional. Los artículos 217 y 218 son más que dicientes en este sentido. Como la mayoría de los colombianos y los integrantes de las entidades con fuerza pública en actividad y en retiro ya conocen su contenido, obviaré su cita. Vale la pena, entonces, analizar somera pero rigurosamente, algunas de las manifestaciones y comunicaciones que se vienen ventilando por los diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales, sobre la participación del Ejército Nacional en tareas que son del resorte político, social y científico de la Policía Nacional. En primer término, se expresó y difundió por los medios de comunicación a inicios del año en curso, por parte del alcalde de Barranquilla, que iba a disponer de los efectivos militares de la región para atender las demandas de la inseguridad en la ciudad. La verdad sea dicha me quedé esperando la respuesta inmediata del alto mando policial, para hacerle entender al dignatario en comento, de lo perjudicial y desatinado de su propuesta, pues él como alcalde es el jefe de policía en su jurisdicción, y por lo tanto resulta contradictorio que le asigne esta responsabilidad al Ejército Nacional así sea compartida, cuando la Constitución demarca claramente a quién corresponde esta indelegable responsabilidad. Prácticamente la institución no respondió a esta inconveniente propuesta. Si lo hizo, no se notó. Pero sí tuvo eco la propuesta en otros mandatarios como el de Cartagena, quien según nota radial de Estrella Policial la emisora la W del 29 de marzo solicitó el servicio de la Infantería de Marina para mejorar, según su parecer, la seguridad pública en su localidad. Otra cosa hubiera sido que los mandatarios de las capitales del Atlántico y de Bolívar, solicitaran la asistencia militar, para enfrentar el problema de inseguridad que viven sus localidades. Como el tema es de vital importancia, solamente me remitiré a explicar los siguientes aspectos de carácter general sobre la inconveniencia de colocar a los militares a cumplir funciones de policía: l Un hombre policía se forma para atender prioritariamente los conflictos individuales y los motivos de policía que surjan en el escenario de su natural desempeño: la calle. l Un militar, además del cumplimiento del mandato constitucional, colabora con la Policía, como integrante con fuerza pública, en la atención de las situaciones graves de desorden público que sobrepasen la capacidad de la Policía Nacional en materia de recursos humanos o logísticos; no para dilucidar los conflictos individuales que surgen de la trasgresión de los parámetros de la convivencia, excepto en caso de flagrancia. l El miembro de la Policía es formado para la convivencia, y por ello es el amable componedor de las disputas y motivos de policía al actuar en forma preventiva, a través de la convicción y el convencimiento de las personas, agotando todos los recursos posibles para causar el menor daño a las personas y a los bienes. Para el efecto, utiliza medios o elementos disuasivos (revólver, pistola, bastón de mando, gases, escudos antimotines, agua, entre otros). Las armas siempre serán su último recurso. l Un militar es formado para enfrentar la guerra, y por eso utiliza armas de largo alcance, de artillería y de sofisticada tecnología, para atacar o defenderse del enemigo y así proteger la soberanía, la independencia y la integridad del territorio nacional. l La Policía tiene asignadas por mandato constitucional, funciones de policía judicial. Esto no ocurre con los militares. l Las personas esperan y reclaman al policía para que, los escuchen y atiendan debidamente y en especial, que le solucione su conflicto. Si el militar actúa en la calle tendrá que acudir a la policía por desconocimiento de los procedimientos, lo cual entraba la atención oportuna al necesitado y facilita la acción del delincuente que sí sabe hasta dónde puede llegar haciendo uso de sus derechos. l El policía tiene autonomía para proceder, pues no está supeditado al principio de obediencia debida, sino reflexiva. El militar debe, simplemente, acatar la orden superior, por ello hasta para emplear las armas, debe esperar que su superior lo ordene. En los casos de solución de conflictos individuales en sitios públicos, abier- Estrella Policial tos al público o inclusive privados, cuando trascienden a lo público, un militar, no preparado para el efecto, no es garantía para las gentes en la solución a sus problemas, y en el caso que nos ocupa de la ciudad de Barranquilla, finalmente quien actuará será la Policía Nacional. l Los militares al asumir el rol de policías podrían incurrir en procesos penales y disciplinarios por desconocimiento e inexperiencia, además de contribuir a incrementar la impunidad y las demandas al Estado, por indebido manejo de la escena del crimen y de las pruebas, entre otras falencias. Los resultados en los avances de la criminalidad en las ciudades de Barranquilla y Cartagena, en el primer semestre, indican que la determinación no fue la mejor. Los homicidios pasaron de 135 a 138 en la primera y de 50 a 49 en la segunda; las lesiones personales y el hurto al comercio, de igual manera tuvieron incrementos interesantes en la ciudad de Barranquilla. Lo anterior con base en las estadísticas aún en proceso del primer semestre del 2016, aportadas por la DIJIN. Lo que sí está claro es que en Colombia, por razón del conflicto interno y la lucha denodada de los gobiernos y de los organismos con la fuerza pública, por vencer los fenómenos graves de la criminalidad como el narcotráfico, la subversión, el paramilitarismo y las mafias de la delincuencia organizada de todo orden, la policía y el ejército nacionales han tenido que asumir roles que no son de su naturaleza, dando margen a una confusión en su accionar, de tal magnitud, que una parte significativa de la clase dirigente de este país, y de la población, tienden a asimilar lo militar con lo policial, y a tratar a unos y otros como si fueran los mismos, pues hasta sus uniformes, prendas e inclusive grados , armas y equipos, se confunden. Es por ello, quizá, y en un segundo plano, que del análisis de un importante exministro de Hacienda, ahora esté diciendo en su columna de “El Tiempo” del 10 de abril del año en curso, “que como el Ejército está rediseñando su estrategia, el gobierno ha decidido que asuma responsabilidad sobre la seguridad pública y la seguridad y convivencia ciudadanas”. En tercer lugar, como elemento de análisis según información publicada en el periódico El Colombiano el 06 de marzo de 2016, indicó que los líderes militares colombianos, han identificado las siguientes áreas para las operaciones del Ejército en un escenario de acuerdo posterior a la paz: l Defensa Nacional; l Seguridad pública; l Seguridad ciudadana; l Gestión de riesgos y atención de desastres; l Contribuir al desarrollo nacional; l Cooperación internacional; y l Protección del ambiente y recursos naturales. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 7 Lo anterior agrava más la posición de la Policía ante la proximidad de un acuerdo de paz, y aunque se nos ha reiterado por parte del señor Presidente de la República y del señor ministro de defensa, que no se van a producir modificaciones de esta magnitud en la institución, todo coincide y parece indicar, que va a ser una realidad este cambio de roles, que implicarán necesariamente, una reforma constitucional. De otra parte, en la reciente gira presidencial por algunos países de Centroamérica, que ya han vivido las experiencias de procesos de paz, como Guatemala, El Salvador y Honduras, el mandatario colombiano manifestó que se prepara la creación de un organismo nuevo dentro de las instituciones con fuerza pública, apenas esté listo y confirmado el proceso de paz con las FARC. Se trata de la policía de fronteras, que estaría integrada por cerca de 15000 hombres, en su mayoría provenientes del Ejército de quienes hoy enfrentan a las guerrillas colombianas. Ello implicaría, de acuerdo con lo manifestado por el señor Presidente de la República, desmontar la actual Policía fiscal y aduanera. Como puede observarse el futuro institucional es incierto, y lo peor es que no se escuchan las voces autorizadas e idóneas, que aclaren estas afirmaciones que provienen de altos funcionarios del gobierno. La decisión del burgomaestre de Barranquilla, la columna periodística de un exministro de Hacienda, y las declaraciones del Gobierno Nacional, resultan, además de contraproducentes, peligrosas, pues sencillamente están dando a entender que la Policía es ineficiente y que hay que sustituirla. Todo lo anterior a escasos meses de que se firme un acuerdo de paz, en el cual las FARC han sostenido que a la policía hay que reformarla, lo cual considero viable para solucionar algunos de sus más graves problemas, pero nunca al amaño y gusto de los oportunistas, que insisten en que la Policía debe ser desmembrada del Ministerio de Defensa, para ubicarla en otro ministerio y así poder politizarla, sindicalizarla y adaptarla a sus protervos intereses. ¿Qué hacer entonces? Por lo menos efectuar un seguimiento a estas intenciones para actuar en calidad de retiro policial en su oportunidad, pues la historia dirá que no hubo pronunciamientos drásticos y contundentes, de quienes teníamos la obligación moral de hacerlo. Lo que sí resulta urgente es realizar un estudio serio y visionario de cuál será el papel primordial de la Policía del futuro, ad-portas de una inminente reforma, en donde el tema de la redefinición de roles de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, sea prioritario, para así acabar de una vez por todas con esas dualidades, sustituciones, entrometimientos y paralelismos actuales, en que los miembros de policía hacemos de tímidos militares y los militares de soberbios policías. Otra cosa muy diferente ha sido y será la colaboración armónica y decidida de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, para enfrentar la cruenta lucha armada que ha agobiado al país y la tortuosa criminalidad que le espera. No hay que olvidar que a partir de 1991 a la Policía Nacional interpretando el sentir de la sociedad por los logros obtenidos en la lucha en el mantenimiento del orden y la seguridad, se le otorgó Estatus Constitucional por parte de la Asamblea Constituyente de la época, eliminando de tajo la inveterada costumbre de estar al vaivén de intereses políticos, de clases sociales o de la conveniencia de particulares para su desarrollo y evolución. Lo mínimo que debemos exigir es que se cumpla la constitución y la ley, y que seamos invitados a cualquier tipo de reforma que se proyecte de nuestra institución. Ya que muchos callan, permítasenos, sin que no se nos tilde de enemigos de la paz, ni mucho menos de estar alimentando una áspera relación con nuestras apreciadas y reconocidas Fuerzas Militares, poder desfogarnos y sincerarnos para defendernos de una sistemática y soterrada estrategia orientada a sacrificar la policía de los colombianos que, dígase lo que se diga, no ha hecho nada diferente a defender la democracia de este querido y martirizado país. Un proceso de paz, por trascendental que sea, no borra la sangre de los policías que entregaron su vida convencidos de su causa y de que sus principios no iban a ser negociados, y menos de unas familias desprotegidas y desconcertadas que observan con indignación y tristeza, que el sacrificio de sus progenitores y seres queridos fue en vano. Nuevamente hago la invitación a que nos integremos para defender nuestras convicciones, principios y virtudes. La solución política también puede ser nuestro mecanismo de defensa. Crear un partido no es una idea descabellada, es una oportunidad irrepetible. No es la mejor opción, pero no nos dejan otra alternativa. Un militar, además del cumplimiento del mandato constitucional, colabora con la Policía, como integrante con fuerza pública, en la atención de las situaciones graves de desorden público que sobrepasen la capacidad de la policía nacional en materia de recursos humanos o logísticos. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 8 Estrella Policial ¿El glifosato es perverso contra la producción de cocaína y heroína y muy útil en cultivos lícitos? Por: Brigadier General (r) Gustavo Socha Salamanca Vicepresidente Colegio de Generales La política de reducción de los cultivos ilícitos, mediante la erradicación aérea ha hecho parte, no sólo de una estrategia de control de la oferta de las drogas, sino ha constituído una forma de quebrar las finanzas de los grupos insurgentes, como parte de la cadena criminal y de apoyo a la violencia. E I. INTRODUCCIÓN s bien conocido que un importante grupo de países que hacen parte de las Organizaciones de Naciones Unidas (ONU) y de los Estados Americanos (OEA) y sus órganos de control, han venido trabajando intensa y conjuntamente para hacerle frente a uno de los más devastadores problemas que presenta el crimen organizado como delito transnacional, el cual ha generado globalmente efectos catastróficos en el orden socioeconómico, cultural y político para las naciones afectadas: el flagelo del narcotráfico. También es clara la relación entre cultivos ilícitos, drogas psicoactivas, pobreza, violencia y guerra, que sólo puede entenderse como un sistema integral. Al igual que la cadena de conductas criminales del narcotráfico: cultivos ilícitos, delitos ambientales, contrabando y desvío de precursores químicos, transporte criminal de sustancias controladas, comercialización de la droga, lavado de activos y delitos conexos como: el enriquecimiento ilícito, el testaferrato, blanqueo de capitales y aquellos que la legislación penal colombiana ha tipificado como delitos relacionados con la producción, distribución y uso de “drogas prohibidas” o “sustancias prohibidas”. Somos conscientes que en la lucha contra el narcotráfico a nivel mundial, Colombia es el Estado que más se ha comprometido con los propósitos y responsabilidades fijadas en las diferentes convenciones mundiales y regionales suscritas por los países miembros y ha implementado diversas y costosas estrategias de orden jurídico-judicial, operativo, preventivo y de control para reducir la oferta y la demanda de productos psicoactivos que atentan contra la salud de la humanidad, con enormes sacrificios en la vida de héroes policías y militares, y autoridades políticas y judiciales, y con efectos nocivos en la riqueza ambiental de nuestro patrimonio. Dentro de las tácticas desarrolladas por Colombia para combatir los eslabones del narcotráfico, todas pueden ser consideradas exitosas; de lo contrario, Colombia sería un estado fallido y paria ante los ojos del mundo. Nadie puede negar que las operaciones de interdicción para incautar cocaína, precursores químicos, enormes sumas de dinero y joyas, o destruir la- boratorios de procesamiento, entre otros; contra los grupos guerrilleros, paramilitares, clanes, BACRIM y narcotraficantes, han contribuido efectivamente en la guerra contra el terrorismo y narcotráfico. Tampoco se pueden desconocer: la extinción de dominio, la neutralización de los enormes capitales acumulados con el narcotráfico o la extradición y las reformas legales y penales, como formas de lucha válida para atacar y debilitar estas mafias criminales. Todas esas formas de lucha se deben integrar a la erradicación de cultivos ilícitos, que ha sido una herramienta eficaz en el control de la producción de marihuana, cocaína y heroína y cuando se ha debilitado por cualquier causa o circunstancia esa erradicación, la producción de estas drogas ilícitas se ha incrementado de manera ostensible, como lo han podido comprobar recientemente, las oficinas respectivas de Naciones Unidas y de la CIA de los EE.UU.; razón por la cual, le dedicaré un rápido análisis a las decisiones del Gobierno Nacional, de suspender esa erradicación de cultivos ilícitos por medio de la aspersión aérea. II- DE LA ERRADICACIÓN CULTIVOS ILÍCITOS A. GENERALIDADES: Los cultivos ilícitos han tenido varias clasificaciones a través de la historia en el mundo, pero en Colombia esa denominación se le ha dado a los cultivos de marihuana, coca y amapola y su erradicación se ha argumentado por la necesidad de prevenir o reprimir las secuelas relacionadas con la producción y tráfico de drogas ilícitas, los graves daños al medio ambiente y el ingreso de otras especies vegetales destinadas a la extracción de compuestos psicoactivos. La política de reducción de los cultivos ilícitos, mediante la erradicación aérea ha hecho parte, no sólo de una estrategia de control de la oferta de las drogas, sino ha constituído una forma de quebrar las finanzas de los grupos insurgentes, como parte de la cadena criminal y de apoyo a la violencia. Estrella Policial Para combatir la producción y tráfico de drogas, la principal estrategia tal como se ha manifestado, fue la aspersión aérea de los cultivos de coca. Lamentablemente se tomó la decisión de suspenderla. En el país se han empleado diferentes métodos de erradicación de las plantas ilícitas. La erradicación manual, que consiste en la eliminación de cultivos ilícitos de una manera artesanal, mediante la fuerza física, a partir de la creación de grupos de policías, militares, campesinos, familias guardabosques y desmovilizados. La erradicación mecánica, que consiste en crear barreras perimetrales que impiden el acceso a los lugares de cultivo con telas metálicas, cercas con alambre de púas, o barreras humanas, con personal de la fuerza de seguridad, etc., muy costoso esfuerzo y nada práctico para el objetivo deseado. La erradicación por quemas en zonas de muy difícil acceso y con agentes biológicos, consistente en utilizar organismos vivos (virus, bacterias, hongos, nemàtodos, etc.) para que a través de su actividad biológica destruyan el cultivo al utilizar por ejemplo mariposas elorianoyesi, diurnas y nocturnas, cuya larva consume solamente la hoja de la planta y el gusano denominado broca, de color amarillo, del tamaño de la broca del café, y al que han bautizado con el nombre de “gringo”, que tuvo en jaque, hace algunos años, a los cultivadores de hoja de coca en el Putumayo; el animalito ataca el tallo de la mata de coca secándola por completo. Y, la erradicación por aspersión aérea usando sustancias como el glifosato reducido con 1% de “Cosmo flux”, 025% de “Cosmo Inn” y 55% de agua. Por la situación de desorden público que ha afectado al país, durante varias décadas, el método más efectivo y de menor riesgo ha sido el de la erradicación de los cultivos ilícitos por medio de la aspersión aérea, dado que los demás métodos no se han podido realizar eficazmente por los ataques de grupos de armados ilegales o de bandas del narcotráfico que atacan a los operadores manuales con las minas quiebrapatas, la activación de explosivos a control remoto o la ubicación estratégica de francotiradores, con resultados lamentables en los cuales han perdido la vida varios servidores pertenecientes a la Policía Nacional, a las Fuerzas Militares y campesinos erradicadores. B. LA ASPERSIÓN AÉREA: Después de estudiar diferentes documentos sobre este tipo de operaciones, puede definirse el proceso por el sistema de aspersión aérea, como una modalidad de operaciones de riego de una mezcla de glifosato limitado, dirigidas a eliminar o reducir los cultivos de coca y amapola en forma de “lluvia”, debidamente localizados, tendentes a evitar la producción de sustancias psicotrópicas. C. DELITO DE LOS CULTIVOS ILÍCITOS: Nuestra legislación penal contempla varias conductas relacionadas con este problema y san- publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 9 ciona a quien “cultive, financie o conserve plantaciones de marihuana o cualquier otra planta de las que pueda producirse cocaína, morfina, heroína o cualquiera otra droga que produzca dependencia, o más de un (1) kilogramo de semillas de dichas plantas, quienes incurrirán en prisión de seis (6) a doce (12) años y en multa de doscientos (200) a un mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales mensuales vigentes”. Pero, además, sanciona con prisión a quienes destinen muebles e inmuebles a estas actividades criminales y a la extinción del dominio. D. ESPECIFICACIONES TÉCNICAS DEL PROCESO DE ASPERSIÓN AÉREA: La Policía Nacional, responsable de estas delicadas operaciones cumple con esta misión de manera muy profesional y responsable, con respeto a las normas constitucionales y legales, mediante las siguientes fases: 1. Fase detección y georreferenciación: El objeto del proceso de detección es identificar, caracterizar y ubicar con exactitud, mediante coordenadas geográficas, las áreas afectadas por los cultivos ilícitos al prestar especial atención al tratamiento diferencial que se debe aplicar a las zonas de exclusión del programa que hacen parte del sistema nacional de parques, zonas de reserva, zonas de protección ambiental, áreas de interés ecológico, fuentes de agua y franjas urbanas. Esta caracterización precisa, siempre ha estado fundamentada con las imágenes satelitales “Landsat, Ikonos, Astery Spot image” especialmente, acompañadas de verificaciones aéreas realizadas con ingenieros agrónomos y forestales y soportada con fotografías aéreas y cartografía que alimentan el sistema integrado de monitoreo de cultivos ilícitos – SIMCI.; además, se adiciona la información suministrada sobre cultivos ilícitos encontrados en patrullajes de miembros de la Policía, el Ejército y de campesinos. Posteriormente, se realiza el trabajo de campo por parte del personal de la Dirección de Antinarcóticos con el objeto de identificar los usos del suelo, la presencia de asentamientos humanos y la delimitación de las áreas del “Sistema Nacional de áreas Protegidas”, zonas ecológicamente frágiles, ambiental, social y económicamente sensibles, para efecto de adelantar la zonificación ambiental básica para cada operación. Toda esa información es utilizada para planear y ejecutar cada una de las operaciones de aspersión con exactitud y los cuidados que corresponden. 2. Fase de la aspersión: Por razones de seguridad, ubicación y acceso a los lotes de cultivos ilícitos, las aspersiones se hacen desde aeronaves “Turbo Thrush”, acondicionadas específicamente para tal fin, de acuerdo con los requisitos técnicos de navegación y de aspersión, como la altura de vuelo, velocidad del viento, tamaño de las gotas, dosificación y el efecto de la deriva, en que se procura siempre, minimizar los riesgos potenciales. 3. Fase de verificación: Corresponde al seguimiento de las diferentes actividades realizadas en la aspersión aérea por parte del personal responsable de la Dirección de Antinarcóticos, para lo cual deberá contar con los registros de los resultados logrados en las operaciones de aspersión. La información de zonificación ambiental de las áreas asperjadas normalmente, han estado auditadas por expertos del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, del I.C.A., del Ministerio de Agricultura, del Ministerio Público y de una auditoría ambiental contratada por Naciones Unidas y el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, con el fin de establecer la verdad ante denuncias, demandas y quejas, sin resultados de alarma. Continúa en la próxima edición Por razones de seguridad, ubicación y acceso a los lotes de cultivos ilícitos, las aspersiones se hacen desde aeronaves “Turbo Thrush”, acondicionadas específicamente para tal fin, de acuerdo con los requisitos técnicos de navegación y de aspersión publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 10 Estrella Policial Semblanza Brigadier General Fabio Arturo Londoño Cárdenas Por: Brigadier General (r) Guillermo León Diettes Pérez Presidente de la Academia Colombiana de Historia Policial N Antecedentes os complace de manera especial presentar en esta entrega la semblanza correspondiente al señor Brigadier General Fabio Arturo Londoño Cárdenas, quien además de su dedicación total al servicio institucional, ha sobresalido como un verdadero estudioso y maestro de las ciencias de policía. En el año de 1960 terminó sus estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Libre. En el año 1961 contrae matrimonio con doña Consuelo Fernández R., en cuyo hogar, nacen sus hijas Constanza, Jimena y Marcela. Biografía breve Don Fabio Arturo nació en la ciudad de Medellín, detrás de la Iglesia de Buenos Aires, el 21 de febrero de 1929. Son sus padres don Arturo Londoño Londoño y doña Judith Cárdenas de Londoño. Este hogar estuvo conformado además por otros siete hermanos. Adelantó estudios primarios en esa ciudad y su bachillerato en el Liceo Antioqueño. Culminó estudios secundarios en el año de 1948 y salió a recorrer el país, por lo que viajó a Bogotá, luego a Puerto Carreño en el Arauca y regresó a la capital de Antioquia, donde se incorporó como aspirante al curso de oficial de la Policía Nacional. Ingresó a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander en el mes de marzo de 1950 y se graduó como “Subcomisario a prueba” (hoy correspondiente al grado de Subteniente) el 17 de diciembre de 1950 como parte del curso número 8, promoción “Coronel Juan José Rondón Delgadillo”, conocido como “El Curso de los Sabios”. En el año de 1960 terminó sus estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Libre. En el año 1961 contrae matrimonio con doña Consuelo Fernández R., en cuyo hogar, nacen sus hijas Constanza, Jimena y Marcela. Su carrera Policial El servicio policial lo llevó a trabajar en las siguientes unidades: Bogotá; Antioquia y laboró en vigilancia, tránsito y operaciones conjuntas contra los bandoleros; regresa a Bogotá como oficial de vigilancia en varias estaciones; en 1952 fue enviado al Chocó para trabajar en vigilancia y luego es nombrado como Alcalde de Quibdó; regresa a Medellín y de allí se le destina a prestar servicios en el Departamento de Policía Bogotá y en la Dirección General de la Policía; en Medellín asume como Director de la Cárcel de la Ladera, y pasa, más tarde como Comandante de los Departamentos de Policia Norte de Santander, Tolima y Bogotá. Fue Inspector Delegado, Jefe de la Rama de Personal y de la de Servicios de Policia. Después de haber ejercido como Agregado de Policía ante el Gobierno de Venezuela y cumplir su tarea en el servicio diplomático, a su regreso a Colombia asume la Dirección de la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander. En la Escuela, Alma Mater de la Policía Nacional, se convierte en uno de los herederos del legado que dejaron los grandes Policiólogos de nuestra institución doctores Miguel Lleras Pizarro, Álvaro Castaño Castillo y Roberto Pineda Castillo donde se preocupó por transmitir sus enseñanzas y criterios. Este trabajo conjunto los ha hecho reconocer como los padres de una nueva ciencia: “EL DERECHO DE POLICIA”. Lo que hoy es la escuela, con sus programas y planes de estudio para las diferentes modalidades de la función pública de policía, se debe a las enseñanzas que ellos dejaron sentadas en el departamento académico del instituto; Lleras Pizarro aceptó la formación militar como elemento para la disciplina de los hombres con uniforme, pero dando prelación al trato respetuoso y amable a la comunidad; Castaño Castillo, investigó la historia de los cuerpos de policía en el mundo; Pineda Castillo se preocupó y predicó siempre la diferencia entre lo militar y lo policial, como parte fundamental para el acercamiento y la comprensión entre la comunidad y los ciudadanos con uniforme. A esta escuela del pensamiento policial pertenece el señor Brigadier General Fabio Arturo Londoño Cárdenas; no vacilamos en decir que es su discípulo más destacado y el continuador de su filosofía. Como testimonio, ahí están las múltiples conferencias, las traducciones del inglés, del francés y del alemán, sus versiones sobre distintos temas policiales y sus escritos siempre elaborados de manera cuidadosa, con el estricto empleo de las reglas gramaticales y, naturalmente, el pulimento del contenido. Su paso por la Escuela General Santander, fue transcendental; generó cambios en la estructura académica y por mandato suyo se creó la “Revista de la Escuela de Cadetes de Policía General Santander” aprobada mediante resolución número 01407 del 30 de abril de 1975, emanada de la Dirección General de la Policía Nacional. Implantó normas de disciplina y conceptos filosóficos para aplicación por parte de los futuros oficiales de la institución e incluso en los oficiales que en ese momento adelantaban curso de ascenso (cuando este requisito académico se cumplía en las instalaciones del barrio Muzú). Estrella Policial Publicaciones Uno de los campos en que más se ha distinguido el señor Brigadier General Londoño Cárdenas es el de las continuas publicaciones sobre textos de filosofía, ciencia y doctrina policiales, de los cuales presentamos un breve resumen: l “Cuestiones policiales”. De la serie de publicaciones que tuve la fortuna de crear con el título de “Biblioteca policial” en la Editorial Plaza & Janés; obra publicada en dos ediciones. Define la Policía, analiza la terminología de Naciones Unidas, de la Policía de Alemania y otros conceptos de policía en el mundo; de otros Estados especialmente Alemania; sus análisis rigurosos permiten diferentes enfoques del concepto policial y avanzar en investigaciones sobre la ciencia policial. En un capítulo sobre la Escuela de Cadetes General Francisco de Paula Santander, nos deleita con unos apuntes sobre la misma y un homenaje al “Hombre de las Leyes”. Los servicios de policía, la Defensa Civil y las calamidades públicas, anteceden a unas reflexiones policiales sobre don Quijote, la prevención, los derechos del hombre, el Código de Policía y el terrorismo. (Dos ediciones, agotadas). l “Evolución del Derecho de Policía y planteamientos contemporáneos”. Libro escrito en secuencia histórica del derecho de policía; otra visión sobre la teoría general del derecho de policía y su importancia en el campo jurídico social; hay planteamientos claros sobre los motivos de policía y propuestas de reforma al código nacional de policía; luego expone el tema de la nueva tesis sobre “seguridad democrática”, los mitos en policía y la policía del futuro. l “Analectas para una filosofía policíaca”. Empieza por analizar las categorías de seguridad e inseguridad; continúa con la evolución histórica de la filosofía desde el pensamiento griego hasta nuestros días; pasa por la escolástica, la modernidad, el racionalismo, el empirismo, el positivismo, el marxismo y el pensamiento actual. Recuento similar hace sobre la metafísica. La tercera parte de este libro, se refiere a las ciencias jurídico-policiales y a tres temas fundamentales para nosotros: el derecho de policía, el poder de policía y el régimen de policía. l “Nociones de ética general y deontología policial”. Tratado que fundamenta y enseña las reglas del buen vivir y del buen actuar para el hombre policía. Nos recuerda las nociones de la ética en general, la moral, los actos humanos, la ley eterna, la ley moral y la ley natural, la sociedad, el bien común, la familia, la deontología, el concepto de deontología policial y las virtudes del hombre policía. Además de las anteriores, enumeramos los siguientes libros: publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 11 y con el pueblo, como reza el juramento que hacemos al quedar investidos de autoridad; y para que sepan defender y enaltecer lo que diariamente van a desarrollar como actividad, imprimiéndole la calidad de una verdadera profesión. Condecoraciones Ha sido reconocido con todas las condecoraciones señaladas para un oficial que, con sus condiciones y cualidades ha prestado sus servicios a través de los 30 años como oficial de vigilancia y en cargos administrativos desempeñándose además de manera especial como docente y conferencista. No conforme con haber portado el uniforme durante tanto tiempo en la institución ha continuado por más de 20 años preocupado por el devenir de ella. 3 Introducción a la filosofía policial. 3 Microenciclopedia policial. Complementación y edición de una serie de definiciones del derecho de policía, elaborada por el doctor Roberto Pineda Castillo. 3 Recopilación de los artículos publicados por el doctor Pineda Castillo, en distintos órganos de policía con el título de “Doctrina del Derecho de Policía en Colombia”. 3 Excerpta de la convivencia (fin de la ciencia y el derecho policial). 3 Reedición de las “Nociones de ética general y deontología policial”. 3 Esbozo de una teoría general de la ciencia de policía. 3 La nacionalización de la Policía (folleto publicado como un número más de la antigua “Biblioteca policial”). Esta es una recopilación de las obras y del pensamiento filosófico y doctrinario de lo policial, que nuestro ilustre general y maestro de policía Fabio Arturo Londoño Cárdenas, ha plasmado con tinta indeleble y de obligatorio estudio para quienes abrazamos esta profesión; es sin duda, el escritor más prolífico de nuestra institución; en todas estas obras están las bases para que los jóvenes que hoy se forman como cadetes de la Escuela y de todos los centros de estudio policial, conozcan, entiendan y sepan cuál es el verdadero sentido de nuestra profesión, del compromiso que se adquiere sagradamente con Dios, con la patria Epílogo Su retiro del servicio activo de la institución se produjo a solicitud propia en el año de 1980. Pasó a ocupar el cargo de Director Administrativo de la Universidad de la Sabana donde cumplió una tarea reconocida por directivos y estudiantes de esa casa de estudios superiores; en 1987 fue nombrado Director de la Caja de Sueldos de Retiro de la Policía Nacional hasta el año de 1989. Es Cofundador de la Academia Colombiana de Historia Policial y actualmente ocupa el cargo de Director del Centro de Estudios en Ciencias de Policía, donde transmite sus enseñanzas en la Academia Superior de Policía, todos los cursos de ascenso y a los coroneles que adelantan el curso para oficiales generales de la Policía Nacional. Es Cofundador de la Academia Colombiana de Historia Policial y actualmente ocupa el cargo de Director del Centro de Estudios en Ciencias de Policía. “Promociones de Oficiales” El Coronel Norberto Mujica Jaime, Director de la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander” en coordinación con la Academia Colombiana de Historia Policial, se propone actualizar el libro “Promociones de Oficiales” que publicamos en el año 2010. Invitamos a los señores Generales y demás Oficiales para que nos hagan llegar sus observaciones y correcciones a los listados y fechas de los diferentes cursos que aparecen en el anterior texto. Agradecemos enviar sus comunicaciones, dentro del menor tiempo posible a: Academia Colombiana de Historia Policial Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander (Calle 45 A Sur No. 50 A 91 Teléfono 7246407 Bogotá D.C.) ([email protected]) ([email protected]) publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 12 Estrella Policial La Policía Nacional de Colombia y su constante preocupación por la actualizacion de la legislacion del Derecho de Policía Por el doctor GUSTAVO GÓMEZ PORRAS Abogado. Catedrático universitario A nte las recientes y reiteradas declaraciones expresadas en los medios de comunicación, por parte de los corresponsables de la conservación del orden público recién posesionados (gobernadores, alcaldes, secretarios de gobierno local) en el sentido de que por arte de magia y gracias a su efectiva gestión es inminente la aprobación por parte del Congreso de la República de la Ley que reemplace el Decreto 1355 de 1970, considero oportuno y necesario hacer algunas precisiones históricas, y actuar en legítima defensa institucional, actividad con la cual se aspira a dejar en claro y sin lugar a controversias que la Policía Nacional de Colombia, desde su misma creación por el Decreto 1000 de 5 de noviembre de 1891 ha sido la institución del Estado, que en forma permanente ha liderado los procesos de innovación y actualización en la legislación sobre el Derecho de Policía. Algo de historia Por razones de espacio y por la precisión de este sencillo escrito no nos remontaremos a la prehistoria de la legislación de policía y nos concentraremos en las normas aún vigentes pero susceptibles y que con nota de urgencia reclaman su actualización, actividad que se realiza en los siguientes términos. La Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander desde su fundación (16 de mayo de 1940), a través de sus Directores y profesores ha promovido el estudio del derecho de policía y la elaboración de un Código Nacional de Policía. En desarrollo de esa actitud, mediante la Ley 16 de 1968 expedida por el Presidente de la República, se creó el Comité de Normas de Policía y fue, precisamente el ordinal 13 del artículo 20 de la mencionada Ley, que se autorizó al gobierno para determinar las contravenciones y procedimientos y la competencia para sancionarlas como también para conceptuar acerca de la situación de los estados llamados antisociales o inadaptados a la sociedad. El Decreto 2366 de 1968 integra los comités de especialistas con el fin de estudiar las normas pertinentes a cada una de las materias que señalaba la Ley 16 de 1968. El comité de Normas de Policía estuvo integrado, entre otros, por los siguientes profesionales: doctores Miguel Antonio Lleras Pizarro y Roberto Pineda Castillo, exdirector, tratadistas y profesor de Derecho de Policía de la Escuela, así como el doctor Alfonso Reyes Echandía para la época profesor de la Escuela. También hacían parte el coronel Jacinto Nicolás Ríos Mesa en ese preciso momento Director del Instituto, el coronel Víctor Alberto Delgado Mallarino y el doctor Alfredo Iriarte. Todos ellos se distinguieron por los planteamientos trazados en el seno de dicha comisión. El Decreto que concretó el proyecto elaborado por el comité fue el #1355 de 5 de agosto de 1970, obra legislativa denominada Código Nacional de Policía, ampliamente difundido y colocado como modelo en la materia, a nivel suramericano. La estructura básica del Código Nacional de Policía (Decreto # 1355 de 1970) es la siguiente. Título Preliminar: consta de seis artículos, allí se concreta la razón de ser de la Policía. Se define el concepto de orden público interno y los elementos que le conforman. Igualmente hace referencia a la libertad y sus límites, se prohíbe a la Policía el empleo de medios incompatibles con los principios humanitarios. Se contempla la división entre Policía Administrativa y Policía Judicial, cuando dice que las normas y los servicios de estas son medios para prevenir la infracción penal. Menciona el artículo sexto del capítulo preli- minar con absoluta precisión el límite de la actividad de policía: “que no puede contrariar a quien ejerza su derecho, sino a quien abuse de él”. Libro primero: de los medios de policía. Libro Segundo: del ejercicio de algunas libertades públicas. Libro Tercero: de las contravenciones nacionales de policía. En el título I se ocupa de las medidas correctivas y las autoridades encargadas de aplicarlas. El Título III habla del procedimiento, cuando se trata de las denominadas contravenciones nacionales. Algunas de las razones que señalan la necesidad de modificar el actual Código Nacional de Policía, son entre otras las siguientes: 1. La norma vigente en la actualidad (Decreto 1355 de 1970), no corresponde hoy, a la realidad que vive el pais después de promulgada la Constitución de 1991. 2. En el marco del ordenamiento jurídico colombiano con relación al derecho de policía, es imperativa su adecuación a los desafíos que impone el siglo XXI. Estrella Policial 3. Dentro de la dinámica de la misma sociedad, se presentan cambios de comportamiento y circunstancias especiales que razonan la absolución de algunas normas o parte de ellas, por desuso o simplemente porque no son aplicables. 4. Por efecto de la evolución social se aprecia de manera clara el ambiente de conductas que afectan la convivencia ciudadana y el surgimiento de otras que no han sido objeto de regulación legal y que por ello demandan una urgente actualización del Código de Policía, con un alcance mayor, el de convivencia con el fin de establecer en forma objetiva, principios, comportamientos, medidas, medios de policía y procedimientos conformes El legislador a lo largo de 46 años, en ejercicio del poder que posee, habiéndose incrementado a partir de 1.991, con motivo de la vigencia de la nueva Carta Política, en su afán de introducir un marco legal efectivo, se ha preocupado por regular los diferentes comportamientos que afectan la convivencia ciudadana; no obstante, estas disposiciones carecen de una lógica normativa sistémica, coherente y dinámica. Tema de actualidad Dentro de los múltiples intentos de reforma al Código Nacional de Policía, la Policía Nacional no ha sido indiferente y ajena a este noble propósito sino que por el contrario ha asumido una posición de apoyo, colaboración y compromiso, actividad que se ha reflejado en la presentación publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 13 de proyectos preparados por las diversas unidades académicas de la Institución, tales como la Escuela de Estudios Superiores de Policía, Centro de Pensamiento Policial, Academia Superior de Policía y la Dirección Nacional de Escuelas. Esta gestión se expresa también con la redacción de obras jurídicas pertinentes y en artículos en revistas institucionales, boletines, directivas, periódicos y demás medios de comunicación escritos y verbales nacionales, simposios, foros y conversatorios, con la intervención de profesores de la Institución, tratadistas, magistrados y la oficialidad en todos sus niveles. Todos estos eventos son dirigidos tanto a jefes de policía, Policía Nacional, comunidad académica y público en general, expresión de esta gestión y actividad de la P olicía Nacional en el sentido de comprometerse con el presente y futuro del Derecho de Policía. Socialización del proyecto actual Con motivo de un proyecto de reforma al Código Nacional de Policía presentado al Congreso de la República en los años 2007 y 2008 con el apoyo de la Institución Académica Buen Gobierno y obviamente de la Policía Nacional, una comisión integrada por los señores Brigadier General Edgar Orlando Vale Mosquera, para la época Director Nacional de Escuelas, el General Miguel Antonio Gómez Padilla Exdirector de la Policía Nacional y el Brigadier General Guillermo León Diettes Pérez, Presidente de la Academia Colombiana de Historia Policial, emprendieron una correría por las principales ciudades del país (Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Barranquilla, Ibagué) con el propósito de difundir el contenido del proyecto de Código ante Jefes de Policía, miembros de la Policía Nacional, comunidad académica en general, profesionales, estudiantes y líderes de la comunidad. Además de la difusión del proyecto del Código los integrantes de la comisión, escucharon y tomaron nota atenta de las sugerencias, observaciones, recomendaciones y críticas planteadas por los estamentos mencionados. Frente al proyecto del Código Nacional de Policía que cursa en el Congreso de la República la Policía Nacional no ha sido ajena al proceso pues algunos Oficiales y Profesionales no uniformados de la Institución como los generales Miguel Antonio Gómez Padilla, Guillermo León Diettes Pérez y Carlos Alberto Pulido Barrantes y los profesores Leonel Olivar Bonilla, Gustavo Gómez Porras y Juan Carlos Cardona González, le han hecho un seguimiento y entrado en contacto con algunos miembros de la Comisión Primera Constitucional permanente del Senado de la República donde actualmente cursa el Proyecto de Ley No 99 de 2014 “Por el cual se expide el Código Nacional de Policía y Convivencia” entre otros, los Honorables Senadores Germán Varón Cotrino y Paloma Valencia, con quienes se han intercambiado ideas, propuestas e iniciativas en procura de perfeccionar y agilizar el trámite legislativo. Por lo anteriormente expuesto y ante la intempestiva aparición de mecenas y héroes de turno que se quieren abrogar la autoría del Derecho de Policía y la urgencia e impulso de la expedición del Nuevo Código Nacional de Policía, hago válidas las palabras que utilicé en la introducción del texto de Derecho de Policía, Seguridad y Convivencia Ciudadana, que con los auspicios de la Escuela de Cadetes de Policía y de la Academia Colombiana de Historia Policial y de mi autoría, lanzamos ante la comunidad académica en agosto de 2013, a saber: “…se envía un llamamiento angustioso de la comunidad, la academia, la Policía Nacional, profesionales, funcionarios de Policía con destino al Gobierno Nacional y al Congreso de la Republica para que expida el Código Nacional de Policía y Convivencia que ha de reformar el Decreto 1355 de 1970 (Código Nacional de Policía) que se reciente de vetusto, desactualizado y desvertebrado por la vigencia de la Constitución de 1.991 y por las múltiples sentencias de la Honorable Corte Constitucional”. “Derecho de Policía, Seguridad y Convivencia Ciudadana” Autor Gustavo Gómez Porras Publicación de la Academia Colombiana de Historia Policial Broker Ediciones S.A.S. Primera Edición julio de 2013. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia Estrella Policial 14 ¿Diálogos de paz: Traspiés cronológico… ¿Renovación de la esperanza? Por: Brigadier General (r) Jairo Rolando Delgado Mora1 Nuevas preocupaciones Que la presión de Timochenko, utilizando la carta que envió a sus estructuras, termine haciendo ceder al Gobierno en el aumento del número de “Zonas de ubicación temporal”. Se considera que en los actuales momentos se estaría estudiando la posibilidad de crear entre 25 y 30 zonas de concentración en el país. l Que las FARC exija la conformación de una “Fuerza de Seguridad Provisional” integrada por guerrilleros para verificar y hacer cumplir los protocolos que en esta materia se acuerden para las zonas de concentración insurgente. l Que la veeduría de las Naciones Unidas carezca de instrumentos de control eficientes, para exigirle a la guerrilla unas normas de comportamiento que garanticen el respeto y la protección a la población civil en estas zonas y en su periferia. F inalmente, se cumplió la crónica de una expectativa incumplida. El esfuerzo que hizo el Presidente Juan Manuel Santos por llegar al epílogo de las conversaciones de paz con las FARC en un día específico -el 23 de marzo- fracasó. Algunas de las lecciones aprendidas fueron las siguientes: l La presión y el respaldo internacional no son determinantes para decidir una fecha final para los diálogos. l Los buenos anhelos y el clamor de paz de la “sociedad civil” no constituyen un factor de influencia en la voluntad de la guerrilla para hacerla cumplir fechas. l Tratar de sacar el proceso de diálogos de coyunturales monotonías, anunciando con demasiada antelación fechas para la culminación de ciertas fases, es un error político. l Los gestos del Gobierno y de las FARC -o de cualquier sector- sobre tiempos para firmar el Acuerdo, marchas por la paz, visitas especiales, pedagogías en uno u otro sentido, son intrascendentes y se convierten en cargas simbólicas, mientras la negociación se estanca en temas especialmente sensibles, como las características y condiciones de las denominadas Zonas de Ubicación Temporal, entre otros. l Debe resolverse la conflictividad “blanda”, propia de las discusiones sobre los temas acordados para desarrollar en el proceso de terminación del conflicto. De esta manera, se descontaminan los ánimos y se puede obrar con sensatez, cuando haya notificaciones sobre “avances”, para evitar que luego se incumplan y terminen en una cadena de excusas que deterioran la credibilidad ante la opinión pública. l La madurez de los diálogos no se demuestra únicamente en el volumen de lo que se acuerda parcialmente, ni en el tiempo prolongado de las conversaciones; la verdadera madurez se refleja en el consenso auténtico o en la coincidencia plena de las partes en negociación, sobre cada aspecto fundamental de la temática de la Agenda. Ésta característica reviste de mayor legitimidad el proceso de paz. l Hay que centrarse en la Agenda de diálogos hasta superar totalmente las discrepancias y preocuparse menos por introducir en la mesa una especie de teoría de juegos, donde las probabilidades de acertar en fechas son muy remotas mientras se mantengan diferencias sustanciales. Por otro lado, la cuestión de la pedagogía “insurgente”, demostró la visión que las FARC tendría de su futura des- sucia” y solicitarle al primer mandatario enviar a Enrique Santos a La Habana para “fijar la posición” insurgente. Enrique Santos debió, por lo tanto, viajar a Cuba y, asumiendo un rol transitorio de Alto Comisionado para la Paz ad hoc, actuó como el mediador principal del proceso de diálogo para encontrar alternativas de solución, empezando por aclimatar el inconformismo de Timochenko y por recuperar la capacidad negociadora de las partes, siendo superado parcialmente el escollo. l movilización y participación política. El experimento de la dirigencia subversiva en el corregimiento de Conejo, jurisdicción del municipio de Fonseca, Guajira (18 de febrero de 2016), donde en aras de informar a sus bases los resultados parciales de las negociaciones en Cuba, la guerrilla realizó un sorpresivo despliegue militar, trajo a la mente de la opinión pública nacional el fantasma de la “paz armada”2 No se trató de una equivocación del grupo insurgente; fue una acción debidamente planificada cuyo objetivo fue mostrar la vigencia como “Ejército del Pueblo” de las FARC e insistir en su capacidad militar. El desconcierto fue grande y la incertidumbre mayor en relación con las verdaderas intenciones de las FARC, sobre la forma de hacer política. La retórica del grupo subversivo sobre la voluntad de paz quedó nuevamente opacada. El caso de Conejo evidenció que para los insurgentes aún es compatible la actividad política con la presión armada, situación que la mayoría de los colombianos rechaza. En consecuencia, surgieron las correspondientes tensiones en La Habana, que aumentaron cuando alias Timochenko envió el 7 de marzo una carta a sus estructuras en la que reconoció que el proceso estaba “ante una situación crítica”. La razón principal fue el cambio que se habría producido en el documento inicial que se preparó conjuntamente con la subcomisión técnica militar-policial, sobre el procedimiento de concentración de las FARC una vez se diera por iniciado el cese bilateral y definitivo de hostilidades. Llama la atención, además, dos aspectos: una fuerte desconfianza de las FARC hacia el presidente Santos, cuando manifiesta “no permitirle que nos haga una jugada Implicaciones de política Los gobernadores y alcaldes no tienen definida aún su función, responsabilidad o actividad en relación con las Zonas de ubicación temporal que se instalarán en sus territorios. Es importante en consecuencia que se definan, desde el gobierno nacional, las condiciones para determinar si los mandatarios locales harán parte del sistema de transición de la guerrilla hacia su desmovilización o si estarán marginados hasta la reintegración de toda la insurgencia y el inicio formal del proceso de construcción de paz desde las regiones. Recomendaciones Es oportuno evaluar si la carta de alias Timochenko a sus estructuras, en efecto produjo en los colombianos un síndrome de la expectativa incumplida, acarreando un alto costo político para el Gobierno Nacional y el aumento de la desconfianza con las FARC. l Evitar que el escollo de marzo signifique o se interprete como una estratagema de las FARC para obtener concesiones del Gobierno y de esta manera se vuelva a generar temor en la opinión pública nacional por las desfavorables implicaciones políticas, económicas, sociales y de seguridad que traerían estas condiciones para la población civil. l Establecer si la carta de alias Timochenko a los guerrilleros fue solo una táctica de endurecimiento en las negociaciones o se trata de nuevos inamovibles aportados por las FARC, que aumentarán las dificultades del proceso y dilatarán más el tiempo de los diálogos. De ser así, se generará gran incertidumbre y mayor incredulidad sobre las reales posibilidades de llegar al acuerdo final. l 1. Investigador principal, Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga. 2. El Jefe negociador del gobierno Nacional, doctor Humberto de la Calle fue enfático en advertir a los colombianos que no habría paz armada. Intervención en un foro sobre el proceso de paz realizado en la Universidad del Rosario de Bogotá el 3 de agosto de 2015. Estrella Policial publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 15 Un centenario El maestro Luis A. Calvo es gloria musical de Colombia Por: doctor Antonio Cacua Prada Numerario de las Academia de Historia y de la Lengua, y Honorario de la de Historia Policial de Colombia. A un sencillo caserío de cerca de mil almas, denominado por nuestros antepasados chibchas “Gámbita”, o “Pueblo de las flores”, construido en un idílico valle sobre la cordillera oriental, como último baluarte de la Provincia Comunera, en las ariscas breñas del Departamento de Santander, llegó en las huestes del general charaleño Leónidas Torres, a mediados del mes de diciembre de 1881, el corneta Félix Serrano, nativo de la ilustre villa de Zapatoca. El músico del batallón se dedicó a enamorar y a festinar a la joven Marcelina Calvo, hija de Fernando Calvo y Teresa Rondón, cuya casa de habitación estaba situada en la esquina noroeste de la plaza principal de la simpática población, donde tenían y atendían una tienda. El galanteo concluyó en un aguinaldo, que después de las nueve lunas, el lunes 28 de agosto de 1882, trajo Marcelina a este mundo, convertido en un precioso bebé. Diez días después, el 7 de septiembre, siguiente, el presbítero Wenceslao Serrano, con el padrinazgo de Andrés Acevedo, cristianó en la iglesia parroquial, y lo llamó Luis Antonio Calvo Rondón. Así lo escribió el propio Luis Antonio, en un texto autobiografiado en Agua de Dios, en abril de 1924: “En el año de 1882 se meció mi cuna al suave impulso de las brisas perfumadas y fui arrullado por el lejano rumor de la cascada de Santa Fe de Gámbita, pequeño pueblecito del sur de Santander. Muy niño aún, me extasiaba en la contemplación de la naturaleza, libro divino donde se muestra el Dios omnipotente con toda su magnificencia. Al mismo tiempo sentía grande inclinación hacia la música, la que fue objeto de mis primeras lágrimas y mis largos desvelos”. La joven panadera Marcelina Calvo, con su labor de amasijo y la ayuda del padrino Andrés Acevedo, se dedicó por entero a la crianza del pequeño quien desde niño dio pruebas de su amor y afición a la música. Con solo tres meses de escuela pública primaria, madre e hijo se trasladaron a vivir a Tunja, donde Luisito recibió clases de música del profesor Pedro Gómez León, quien lo transformó en el Beethoven colombiano. Su rendimiento admirable lo llevó a los coros de las principales iglesias de la capital boyacense y a la Banda departamental de Boyacá. En 1905 se radicaron en Bogotá y Luis ingresó al Conservatorio Nacional de Música, donde estudió armonía y contrapunto, y alcanzó numerosos éxitos. Cuando en el Conservatorio se glorificaban sus triunfos, el martes 14 de marzo de 1916, le dictaminaron que padecía el mal del “rey de los espantos”. El domingo 14 de mayo se internó en la ciudad de Agua de Dios, en el leprocomio atendido por los Padres Salesianos, fundados por San Juan Bosco. Esta infausta noticia sacudió todos los estamentos artísticos nacionales, hace exactamente cien años. En “la Ciudad del Dolor” junto con los doctores Adolfo León Gómez y José María Marmolejo, adelantó la construcción del “Teatro Vargas Tejada”, y dirigió la Banda de Música Municipal. Sus composiciones son numerosísimas. Todavía se escuchan, en el bello piano que le obsequió la sociedad capitalina, sus sentidos “Intermezzos”; el No. 1º compuesto en Bogotá en 1908 y el No. 2 “Lejano Azul”, en 1916. Además “Anhelos”, “Amor Humilde”, “Eclipse de Belleza”. Las danzas: “Adiós a Bogotá”, “Carmiña”, “Betty”, “Simpatía”, “María Helena”, “Qué Delicia”. Los pasillos: “Arroyito que murmuras,” “Emmita”, “Noel”, “Muchachita en flor”, “Trébol agorero”, “Navidad”, “Acuatizando”. Los Bambucos: “El republicano”, “Yerbecita de mi huerto”, “Por un querer”, “Rosas de alborada” y “Ricaurte”. Valses: “Chavita”, “El despertar del Ruiseñor”, “Mi primer vals”, “Amor de artista”, “Flor de ilusión”, “Soñando amores”, “Ruth”. Fox Trot: “Mariposita mía”, “La róndela”, “Princesita de Ávila”, “Por qué bajas los ojos”. Opereta: “Una noche en París”. “Encenas Pintorescas de Colombia”, “Entre naranjos”, ronda. “Arabesco”. “Mazurca No. 4”. “Capricho Cartagena”. La romanza, “La Orden de Lázaro”, la danza, “Libia”, y el vals, “Anhelos”, para solo citar algunas de sus célebres piezas. Escribió varias obras para la Banda de la Marina de Estados Unidos que le valieron grandes elogios del Presidente Roosevelt, entre ellas “Ay negra” y “Elegía”. En Italia imprimieron un álbum con su música religiosa: “Arpa Mística”. El inspirado compositor santandereano, fue el autor de la música del himno de la ciudad de Sonsón, laureado, en el concurso nacional abierto con motivo de la celebración del centenario del natalicio del “armonioso poeta geórgico de Colombia”, Gregorio Gutiérrez González, el 9 de mayo de 1926. La incomparable San José de Ezpeleta de Sonsón le otorgó al maestro Calvo una “Lira de Oro”, por la célebre marcha “Apolo”, que le dedicó al destacado municipio antioqueño. La música, como lo anotó Enrique Heina, es “la patria del alma”. Una de las predilecciones del maestro consistió en ponerles música a las poesías de varios aedas colombianos. Los seleccionados fueron: Adolfo León Gómez, Ismael Enrique Arciniegas, Diego Uribe, Abel Marín, Nicolás Bayona Posada, para solo citar algunos. Al maestro Luis Antonio Calvo lo llamaron: “El Artista de los Intermezos”. El muy conocido Número 1º se lo dedicó a su progenitora, doña Marcelina, el jueves 23 de enero de 1908, a la edad 28 años. La letra la compuso el Presbítero doctor Luis Eduardo Ardila, nacido en Chima, Santander, el jueves 19 de agosto de 1880, cuyo texto dice: INTERMEZZO No.1 “Adiós, mi dulce madre, amada madre mía, la suerte abre un abismo entre nosotros dos; enfermo está mi cuerpo, mi alma en su agonía; te da el último beso y el postrimer adiós”. “Adiós, edén bendito de perfumadas flores, marchitas esperanzas, fantástica ilusión; no llores madre mía, amor de mis amores, doquiera que tu vayas, irá mi corazón”. La perfecta comunión de sentimientos de las almas del músico y del sacerdote. “La Perla del Ruíz”, danza, en honor a Manizales, fue la primera creación que estampó en Agua de Dios y “Mi copetoncita y yo”, pasillo, la última, dedicada a su amorosa y solícita esposa, doña Ana Rodríguez Rodríguez de Calvo, con quien contrajo matrimonio el domingo 18 de octubre de 1843, en Anolaima. Ella le sobrevivió hasta el martes 18 de diciembre de 1990, cuando se marchó para acompañarlo en la gloria de los cielos. El domingo 22 de abril de 1945 el Maestro Luis A. Calvo, pronunció en Agua de Dios, sus últimas palabras “Un final que nunca acaba”, y expiró. La Universidad Industrial de Santander U.I.S., nominó su magnífico Auditorio “Luis a. Calvo”, para recordar al gran compositor y músico gambiteño. El maestro Luis A. Calvo es uno de los grandes compositores colombianos, quien tradujo en el pentagrama de su música los más bellos sentimientos atesorados en las reconditeces de su alma. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 16 Estrella Policial Injusto penal o infracción de deberes en la legislacion especial Por: Alexandra Casas Piñeros Abogada. Magister en Derecho Penal y Criminología. La Policía Nacional es un cuerpo armado permanente, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y el aseguramiento del orden colectivo, para que los colombianos vivan en paz. F rente al criterio de si se trata de una verdadera violación de bienes jurídicos o, por el contrario de un derecho penal de infracción de deberes respecto de las conductas penales ocasionadas por miembros de la Fuerza Pública, es menester partir de la afirmación de que estamos frente a unos verdaderos bienes jurídicos, en contraposición a lo sostenido por parte de algunos doctrinantes, que los determina más en la órbita del derecho disciplinario. Los bienes jurídicos pueden ser: constitutivos del sistema jurídico (aquellos directamente provenientes de derechos fundamentales reconocidos en la Carta Política), o instrumentales, esto es, aquellos a través de los cuales se genera una protección de los primeros. Los bienes jurídicos en materia de derecho penal militar hacen parte de los instrumentales, puesto que su consagración en un Estado Social y Democrático de Derecho responde específicamente a la necesidad de contar con una Fuerza Pública capaz de garantizar el cumplimiento de los fines del Estado, y sobre todo de los intereses y derechos fundamentales de las personas. La importancia de la organización y mantenimiento de las Fuerzas Militares y todo su aparato funcional, se hinca en que sólo cuando una asociación política reclama con éxito para sí el uso exclusivo y soberano de la coacción física, puede ser llamada, en términos sociológicos, Estado.1 ¿Cómo pueden concebirse, entonces, derechos fundamentales y su efectividad misma, sin la existencia de una Fuerza Pública debidamente organizada? La respuesta a este interrogante no puede ser generada por persona alguna, puesto que cualquier explicación al respecto sería tautológica, o no pasaría más allá de la retórica. El Estado moderno, entendido no como Estado de Derecho, sino desde su perspectiva social, exige que las instituciones ejerzan funciones y centren su existencia en el cumplimiento y garantía cabal de los intereses de los coasociados, pues no es viable una entidad estatal paquidérmica y sin función alguna. Este carácter de antropocentrismo constitu- cional (e institucional), genera una gran importancia de los derechos subjetivos, en especial los consagrados en el contrato social (Constitución Política), y de allí que podamos inferir que el servicio es un bien jurídico instrumental. Se reconoce que puede generarse confusión sobre el carácter disciplinario y el carácter penal de algunas conductas, pero en estricto sentido jurídico, no existe tal. El doctrinante Christian Donayre Montesinos, aclara: Al hablar de la potestad administrativo-sancionadora se hace alusión a aquella capacidad de la Administración (conjunto de personas, instituciones -órganos u organismos- y canales procedimentales a través de los cuales el Estado cumple sus objetivos) que le permite castigar la conducta de aquellos funcionarios y servidores que a pesar de formar parte de ella, se comportan de tal manera que desvían a ésta de sus fines.2 Definición realizada por el jurista peruano que resulta un gran aporte, pues nos pone en el panorama la solución al problema de caracterización de los delitos contra el servicio, puesto que no podrían confundirse con faltas disciplinarias, en tanto no desvían de sus fines a la Fuerza Pública, sino que anulan la acción de éstas con comportamientos que, en últimas, ponen en peligro la vida de los asociados de un Estado Determinado. En el espectro jurídico colombiano, es claro y evidente que: La Carta Política dispone la integración de un pie de fuerza, compuesto por dos aparatos institu- cionales: las Fuerzas Militares y la Policía Nacional. Las primeras encargadas de la defensa nacional, se encuentran a su vez integradas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, teniendo como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional. Por su parte, la Policía Nacional es un cuerpo armado permanente, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y el aseguramiento del orden colectivo, para que los colombianos vivan en paz. Lo que responde, sin lugar a dudas, a una concepción del Estado moderno y contemporáneo, que al tiempo que rodea de garantías al hombre para su realización en los distintos ámbitos de su existencia, le encarga, en la dimensión de los deberes autoconstructivos, de las cargas de autobeneficio, del cumplimiento de un conjunto de deberes, la mayoría de los cuales con alcances solidarios, cuando nó (sic) de conservación de los principios de sociabilidad, que permitan realizar una civilización mejor o hacer más humanos los efectos del crecimiento económico, y de los desarrollos políticos y sociales.3 Interpretación que debemos tomar al tenor del artículo 2 de la Carta Política, que señala que las autoridades están instituidas para el cumplimiento de unos fines estatales y la efectividad de los derechos fundamentales e intereses de los ciudadanos colombianos. Pues bien, la Corte en alguna de su jurisprudencia ha dado indicios de esta especial situación, dispersando cualquier hesitación al respecto: Estrella Policial Así las cosas, el legislador al excluir del beneficio de la ejecución condicional de la sentencia, de la libertad provisional, de exceptuar de la posibilidad de prestar caución juratoria o prendaria y de establecer la procedencia de la detención preventiva para los delitos contra la disciplina, contra el servicio, contra el honor, en bienes del Estado destinados a la seguridad y defensa nacional y contra la seguridad de la Fuerza Pública o de inutilización voluntaria, buscó como finalidad desestimular la comisión de estos delitos en los miembros de la Fuerza Pública, dada la misión constitucionalmente otorgada a las Fuerzas Militares, la cual exige una alta calidad operativa, de suerte que se puedan verificar los fines esenciales del Estado como son, entre otros, defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.4 No podemos limitar la existencia de bienes jurídicos a su identidad con derechos fundamentales de las personas, en tanto De la protección de intereses de marcado contenido individualista (tutelas de los derechos subjetivos) en sus comienzos, parece haberse llegado a la admisión de bienes jurídicos difusos, sin titular determinado (delitos sin víctima) en aras de la preservación de la armonía social, como entidad superior5, sino que debemos abrirnos al paradigma de la protección de los derechos fundamentales mediante la imposición de penas por conductas que puedan alterar las condiciones básicas del Estado Social de Derecho. En este contexto, el profesor GÒMEZ PAVAJEAU cita a la Corte Constitucional: publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 17 Por sentencia de noviembre 24 de 1993 vuelve la Corte Constitucional a precisar que (sic) objeto de protección de la norma penal son los derechos fundamentales y recientemente se ha consolidado tal posición, en fallo claro, explícito e inequívoco sobre la materia: “Las leyes penales protegen los bienes jurídicos esenciales de las personas que integran la comunidad. Los derechos fundamentales consagrados en la Constitución y en los tratados internacionales suscritos por Colombia, corresponden justamente a esas condiciones básicas de la vida individual y colectiva, cuya tutela reforzada asumen las leyes penales, pues en ellos se traducen y proyectan con toda su intensidad la igualdad, la libertad y la dignidad de la persona humana, objeto y fin del derecho […] El derecho penal se justifica y torna imperioso como una de las formas más importantes de protección de todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, derechos y libertades (C.P., art. 2°)”6 De esta manera, el derecho penal, incluso penal militar, se torna relevante para la protección de bienes jurídicos propiamente dichos y no de infracciones de deber, en tanto el buen funcionamiento de la Fuerza Pública (a través de un correcto comportamiento de sus miembros, sin poner en riesgo a terceros), nos lleva precisamente a unas acciones positivas dentro del Estado, para garantizar el cumplimiento de los fines estatales. Y es que en un Estado de derecho las prohibiciones legislativas sólo deben recaer en comportamientos que resulten socialmente dañinos por su efecto negativo en los presupuestos básicos de la pacífica convivencia. Esos presupuestos básicos de la pacífica convivencia son, indudablemente, los derechos fundamentales. Con ello se le suministra substantividad a la teoría del bien jurídico. No existe ningún tipo de confusión posible en relación con el carácter de bien jurídico del servicio, puesto que sólo a través de una buena prestación del mismo por parte de los miembros de la Fuerzas Militares y la Policía Nacional en cualquiera de sus rangos, es posible la materialización de los derechos fundamentales y de la pacífica convivencia. De otra manera, estaríamos ante un Estado de caos, configurante de otro tipo de derecho. Nota del Editor: De acuerdo con el Derecho de policía colombiana, la fuerza pública no es un órgano o varios, sino una facultad de fósiles, de obligar a cumplir con una norma o deber de la persona, en consecuencia la policía y las fuerzas militares; tienen fuerza pública, no son fuerza pública; y tampoco son las únicas entidades con esa facultad, porque también la tienen: el CTI, el INPEC y las superintendencias. 1. WEBER, Max. Economía y Sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, 1987. 2. DONAYRE MONTESINOS, Christian. La justicia militar en el Derecho comparado en general y en América Latina en particular. Algunos elementos a tomar en cuenta para determinar la fórmula aplicable en el Perú. Revista Derecho y Sociedad N° 001, 2004. 3. Corte Constitucional, Sentencia C-511 de 1994. MP Fabio Morón Díaz. 4. Corte Constitucional, Sentencia C-709 de 2002. MP Alfredo Beltrán Sierra. 5. GÓMEZ PAVAJEAU, Carlos Arturo y Otro. Bien Jurídico y Derechos Fundamentales. Sobre un Concepto de Bien Jurídico para Colombia. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1996. 6. Ídem. ¿Por qué somos indiferentes? C Por: Brigadier general (r) Mauricio Gómez Guzmán on profunda indignación y repugnancia, percibí la publicación, por vía “WhatsApp” de la imagen que ultraja el escudo de nuestra Policía Nacional; en ella alteran la estrella y más grave aún, el escudo de la República de Colombia, símbolos que ratifican el significado de la Institución Policial para la Nación, por una imagen morbosa que no vale la pena recordar ni describir, porque la gran mayoría de los colombianos y de manera especial los Policías, visualizamos. JK. ROWLING, dijo: “A veces, la indiferencia y, la frialdad hacen más daño que la aversión declarada”. La Indiferencia recobra actualidad al ver que se determina con esta al individuo que ni siente, ni padece, que está asociado a la insensibilidad, al desapego y a la frialdad. Ser Indiferente implica que nada nos importa, que no sentimos nada, que todo nos da igual. ¿Será posible que podamos aislar nuestras emociones de aquellas circunstancias que de algún modo nos afectan? Lo visto no es más que una transgresión a la Ética y a la Moral, es un atentado contra el honor y la dignidad de un País y de la Policía Nacional. Valorar los irreparables daños causados por quien ideó y transmitió, a través de dicha red social, en cierta forma desmoraliza, mina el prestigio y atenta contra la majestad Institucional. Conocer quién fue el creativo y qué lo motivó a hacerlo, sería interesante; cuán bueno sería que empleara esas capacidades para construir y para enaltecer a las Instituciones que bien le sirven a la sociedad. Este episodio merece toda la censura y genera preocupación por la Indiferencia de muchos que no manifiestan rechazo alguno acerca de esos memes pornográficos, aberrantes, groseros, burdos, baratos y simplones. Las virtudes humanas que son universales, en nuestra sociedad están deterioradas. Cuando hablamos de lo Ético y lo Moral, nos referimos a las pautas de comportamiento que regulan las conductas, que se adquieren durante el desarrollo individual, pero que brillan por su ausencia, porque quienes carecen de estos creen que a nuestra Policía la pueden irrespetar con los argumentos de que está permeada por la corrupción, por la inoperancia, la falta de mística o algunos aislados malos comportamientos. Están muy equivocados y no pueden creer que con imágenes, escritos y videos en las redes sociales van a menoscabar nuestra imagen. ¿Será que detrás de esto existen intereses perversos para debilitar la Institución Policial con la anuencia de oscuros intereses de diferente orden y que pretenden reformarnos? Que lo publicado nos sirva para reflexionar y para pensar que ahora, más que nunca, tenemos un gran compromiso: recobrar el respeto, dejar a un lado el mal gusto, no hacer juego con los reenvíos y sobretodo con la Indiferencia. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 18 Estrella Policial Las crisis del Cuerpo Institución Policial Por: el General Miguel Antonio Gómez Padilla Exdirector General de la Policía Nacional “La policía Nacional de Colombia debe ser motivo de orgullo de nuestro país ante el continente y ante el mundo. Desde 1992 está en un proceso de renovación, modernización y de profesionalización que no se ha detenido. Ello le ha permitido ganarse el respeto de la población, el temor de la criminalidad y estar a la vanguardia del desarrollo tecnológico. Esta institución ha pagado un precio enorme que ningún colombiano puede olvidar. La vida de oficiales, agentes, de suboficiales ha sido cobrada en inmensas cantidades”. Francisco Santos Exvicepresidente de Colombia E s ya recurrente que al Cuerpo Institución Policial le inventen “crisis”, algunas reales, pero siempre magnificadas; otras, muy artificiales. Todas definitivamente terminan en reformas (de ellas nos referiremos más adelante) para satisfacer intereses políticos. Indudablemente ha cometido o le hicieron cometer muchos errores, pero también ha tenido inmensos aciertos. “También los policías son padres de la patria, pero anónimos, abnegados y silenciosos”.1 Cada vez que quieren le inventan crisis. Es como si quisieran revolver el agua del estanque, para que no se vea el fango del fondo. Esas crisis las podemos clasificar de acuerdo con sus causas; así: 3 Por las guerras civiles; 3 Como fruto de la violencia partidista; 3 Generadas por la corrupción social en auge. l Las guerras civiles. La Policía en estos lapsos (1839-1842; 18991902-1909) se adscribía, invariablemente, al Ministerio de Guerra, con los nombres de Gendarmería o Guardia Nacional y quedaba totalmente militarizada, desvirtuándole su objeto, su fin y su naturaleza. l La violencia política partidista. Los gobiernos de turno, rojos y azules, utilizaban a la Policía como aparato coercitivo contra sus enemigos políticos; de allí los nombres despectivos de “Popol” y “Chulavitas” entre otros, lo que hacía difícil hablar de profesionalización. El 15 de julio de 1943, fue muerto el boxeador Francisco A. Pérez (alias “Mamatoco”) quien fungía de periodista, publicaba un pasquín y a quien se sindicaba de conspirador. La investigación concluyó en que hubo participación directa de miembros de la Policía y de la División cercana al Palacio Presidencial. Todos los oficiales superiores fueron relevados por esta razón, hecho que más tarde tuvo gravísimas consecuencias para la institución policial. El 9 de abril de 1948, es asesinado el líder popular liberal Jorge Eliécer Gaitán. Se acusa a la V División de armar a las turbas y de participar en la revuelta. Lo cierto es que la Policía estaba bastante “politizada” (pues había tomado posición partidista) y los mandos eran los abogados ascendidos a comandantes, después de un curso superficial en la Escuela de Policía General Santander y quienes habían reemplazado a los oficiales de carrera retirados por el suceso “Mamatoco”. Estos comandantes, como se dijo anteriormente, carecían de liderazgo, eran desconocidos por sus subalternos y a los primeros fogonazos abandonaron sus puestos de mando. La Policía Nacional fue disuelta en todo el país. Era evidente que el gobierno de turno no confiaba en ella. En la sección “Hace 50 años -1954- de El Tiempo” se registra: “Sigue depuración en la Policía. Dentro de la campaña de depuración en que viene empeñada la Policía Nacional, el Comando del Valle destituyó a más de 80 agentes, por haber contemporizado con quienes en días pasados asolaron el Municipio de Caicedonia y otros del norte del departamento.” Estrella Policial A finales de 1958, un gran número de agentes son trasladados de Boyacá a Bogotá por un hecho baladí: sesionaba la Asamblea y una multitud coreaba en las afueras “vivas” al general Gustavo Rojas Pinilla. Uno de los manifestantes, hace varios disparos al aire. El teniente responsable de la seguridad de los diputados captura al revoltoso y lo libera cuando descubre que el arma era de juguete. El traslado se realiza porque a los policías los sindicaban de conservadores y “rojistas”. El doctor Luis Carlos Galán, dijera que, el conflicto entre la población y el Estado, se inició con la Policía política. (2) La intransigencia, el fanatismo religioso y político afectó a toda la nación; además, con mandos que no eran policiales, era muy difícil que pudiera la Policía sustraerse del morbo politiquero, amén si gobernadores y alcaldes nombraban sin formación alguna como oficiales, suboficiales y agentes a sus seguidores sectarios. Además, de la interpretación errónea del principio de confianza, que lo entendían como la fidelidad a las personas del presidente, gobernadores o alcaldes y a sus partidos políticos; difícil y penosa situación. Sólo después de un largo proceso, los policiales entendieron que la fidelidad es a la Constitución, a las leyes y al Jefe del Estado, liberándose así del mal politiquero que deterioró a la institución y al país. l La corrupción. La explicación que se da acerca que el narcotráfico enlodó a todas las instituciones, no puede ser válida totalmente en lo policial. Entre 1989 y el 2000, más de 15.000 funcionarios entre oficiales, suboficiales y agentes fueron retirados del servicio por mala conducta y por múltiples causas que van desde el abandono del lugar de servicio, hasta delitos gravísimos. “Tolerancia cero”, es un programa que viene aplicándose desde la publicación del Decreto No 2010 de 1989, en el gobierno del doctor Virgilio Barco Vargas. Definitivamente ella ha sido creada para batirse en las tempestades, pero siempre ha salido airosa. Nunca le ha fallado a Colombia. Post nubila Phoebus (Después de las tinieblas, la luz). LAS REFORMAS Las reformas del Cuerpo-Institución, siempre siguen a las llamadas crisis, inventadas algunas, exageradas otras y con marcada frecuencia, en la mayoría de los casos, para atender exigencias e intereses políticos soterrados. En la medida en que se torna independiente, adquiere fama y prestigio y se convierte en el fiel de la balanza y no simplemente en el soporte del “statu quo”, no faltan quienes sueñen con doblegarla. l Las primeras reformas históricas. Disuelto el cuerpo de “Serenos” y en ejercicio la nueva Policía organizada por el Comisario Mar- publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 19 celino Gilibert, éste debió afrontar su primer reto: el “clientelismo”. “Fuertemente armados con recomendaciones de políticos influyentes, empezaron a ingresar a la Policía elementos por lo general indeseables y que distaban en mucho de presentar las especificaciones que exigía el reglamento. Según informó el Comisario, “el cuerpo se llenó de ebrios, holgazanes e incluso delincuentes.” En 1895 el Presidente Caro, con el pretexto de la guerra, sacó a la Policía del Ministerio de Gobierno y la adscribió al de Guerra, con los consecuentes efectos nocivos para la incipiente Institución, acción que se repetía en cada guerra civil. En 1909, la policía recobra su naturaleza civil al disolverse la Gendarmería. l La ley 15 de 1935. El gobierno de la “Revolución en marcha”, en su espíritu renovador expidió la ley 15 de 1935. En desarrollo de la misma se dictaron varios decretos así: 3 2014 de 1935: Que reestructuró la Dirección General y el Departamento de Vigilancia 3 1994 de 1935: Que creó el Departamento Administrativo 3 1715 de 1936: Que dispuso la nacionalización de los Cuerpos departamentales y municipales 3 1277 de 1937: Por el cual se funda la Escuela Nacional de Policía Francisco de Paula Santander. l Los comandantes abogados. Varios policiales fueron declarados responsables del asesinato de “Mamatoco”. El gobierno procede a destituir a todos los comandantes y dicta el Decreto 1718 de 1943, por medio del cual se ordenan cursos especiales y extraordinarios. En la Escuela General Santander, se realiza un curso extra rápido para abogados que son nombrados comandantes de las divisiones y como sus asesores en policía, les asignan capitanes del ejército. Los resultados de esta nefasta decisión se apreciarán el nueve de abril. l El nueve de abril. El gobierno aprovecha los hechos de aquel funesto día y licencia a todos los policías. Se organiza para la vigilancia, la Policía Militar (decreto 2244 de 1948), que recibe entrenamiento, en la Escuela General Santander, por parte de oficiales de la policía reincorporados para tal efecto. El decreto 2136 de 1949, como estatuto orgánico, reorganiza la institución policial. l La cuarta fuerza armada. Mediante el decreto No 1814 de 1953, se modifica la estructura del Ministerio de Guerra y dispone que “las Fuerzas Armadas están constituidas por las Fuerzas Militares y las Fuerzas de Policía”. Para la institución hubo un renacer: 3 Se reorganizó la carrera de oficiales.( Decreto 2295 de 1954) Igualmente la de suboficiales (Decreto2687 de 1959) 3 Se reorganiza la Caja de Sueldos de Retiro de la Policía Nacional (Decreto 417 de 1955) 3 Se crearon las escuelas: Eduardo Cuevas, Antonio Nariño, Alejandro Gutiérrez y Simón Bolívar 3 Los grados, regímenes salariares y prestacionales se equiparan a los de las Fuerzas Militares. El peligroso morbo de la política partidista comienza a desaparecer, con lo cual se afianza el proceso de profesionalización. l La Ley 62 de 1993. Esta ley, se adecúa a lo preceptuado en la Carta Magna de 1991 y establece: 3 El control social positivo; 3 La dependencia de la autoridad político administrativa; 3 Las obligaciones y deberes de los comandantes respecto a los gobernadores y alcaldes; 3 Las atribuciones y obligaciones de los gobernadores y alcaldes en relación con los comandantes de Policía; 3 Crea el Consejo Nacional de Policía y seguridad ciudadana; 3 Crea el Comisionado de Policía; 3 Crea el “Instituto de Seguridad Social y Bienestar Social” para la Policía Nacional 3 Reconoce que la función policial es una profesión. l La contra reforma. Suprime el “Instituto de Seguridad Social y Bienestar Social”, para atender intereses personales y políticos. REFLEXIÓN. Post nubila phaebus - Después de la tormenta, la luz… 1. Carlos Castro Saavedra. El elogio de los oficios. 2. Alape Arturo. La paz, la violencia – Testigos de excepción. Edit. Planeta 1985. Las reformas del CuerpoInstitución, siempre siguen a las llamadas crisis, inventadas algunas, exageradas otras y con marcada frecuencia, en la mayoría de los casos, para atender exigencias e intereses políticos soterrados. publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia 20 Estrella Policial Tutelando nuestra Policía Por: General (r) Luis Ernesto Gilibert Vargas L La Reserva policial honra las declaraciones del señor Ministro de Defensa el pasado 18 de febrero, al confirmar la permanencia de la Policía Nacional en el Ministerio de Defensa. os horrores a que ha sido expuesta la Policía Nacional por los deslices verdaderos o no, de sus hombres, (pero, por fortuna hoy en proceso de investigación en diferentes entidades de control y justicia), han generado una serie de percepciones negativas al interior de la sociedad, corporaciones, asociaciones y en las fuerzas vivas del país. Situación triste y vergonzante que obliga a buscar claridad para tratar de hacer entender a todos estos ciudadanos, que no es la institución la responsable de tales acciones, y que urge marginarla de responsabilidades por actividades venidas de los hombres, nunca de su filosofía, doctrina, discernimiento, ni organización; y, menos justo es, señalar a la policía y no a los individuos, como comprometida en irregularidades. Convenientes resultan, los pronunciamientos de la reserva institucional, como el Consejo de ex directores, el Colegio de Generales, el Colegio de Coroneles y la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro, quienes guiados por el dolor institucional dejan en un comunicado la constancia de su sentir. Manifestaciones de cuyo texto me permito transcribir algunos apartes, así: “Que la Policía Nacional es una institución acogida y apreciada por la comunidad colombiana, no solo por su función y gestión, sino por el servicio que los vecindarios aprecian y las comunidades locales apoyan. Que desde su incorporación, hace sesenta y tres años, al Ministerio de la Defensa, la Policía Nacional ha logrado escalar hasta obtener muchos reconocimientos nacionales e internacionales, dada su estructura, organización y doctrina policial, que merece ser fortalecida y no exponerla a un riesgo evidente. Que pretender menoscabar la buena imagen de la Policía Colombiana con las naturales excepciones humanas que la misma institución castiga, es asumir una irresponsabilidad y un tremendo Condolencias Encontrándose en prensa esta edición, el día 4 de mayo falleció en Bogotá la señora Betsabé Peña, esposa del señor Brigadier General José Laureano Sánchez Guerrero. El Colegio de Generales de la Policía Nacional de Colombia acompaña a nuestro colegiado, a sus hijos Laura, Julio y Andrés. desconocimiento de la historia institucional antes de su paso al Ministerio de Defensa. Que someter a la institución a la dirección de personas que no han sido formadas para la disciplina y espeto jerárquico, es lanzar un cuerpo armado al devenir político y a los intereses partidistas de los cuales da buen testimonio la historia de los años anteriores a 1953, hechos en la vida nacional enmarcados en incalificables actos de violencia partidista. Que la Policía Nacional sufre de situaciones de desconcierto, generadas, no por su tipo de organización, sino por problemas de tipo presupues- tal y administrativo, que no han podido solucionar desde hace ya muchos años, como es el caso del escalafón del personal del Nivel Ejecutivo en que no se evidencia responsabilidad de sus cuadros de mando. Que la Reserva policial honra las declaraciones del señor Ministro de Defensa el pasado 18 de febrero, al confirmar la permanencia de la Policía Nacional en el Ministerio de Defensa, hasta que mejoren definitivamente las condiciones de seguridad y el país se normalice, ratificando de esa manera lo expresado por el señor Presidente de la República”.