universidad nacional experimental de los llanos occidentales

Transcripción

universidad nacional experimental de los llanos occidentales
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS OCCIDENTALES
“EZEQUIEL ZAMORA”
LAS OCUPACIONES URBANAS EN LA BARINAS DE LA PRIMERA DÈCADA
DEL PRESENTE SIGLO: UN ESTUDIO ETNOLÒGICO DESDE LA
PERSPECTIVA CRÌTICA
Prof. Francisco Hernández
Barinas, Marzo 2013
1
INDICE
Agradecimiento………………………………………………………………3
Introducción………………………………………………………………….4
Capítulo I.…………………………………………………………………….11
Marco Conceptual y Proceso Histórico de las Ocupaciones en Barinas…..11
Construcción de marco conceptual sobre las ocupaciones urbanas………11
Capítulo II.-------------------------------------------------------------------------------23
Complejidades Sociopolítica y Cultural de las Ocupaciones……………….23
Conflictos en la ciudad por la conquista y control de los suelos urbanos…..23
Capítulo III. …………………………………………………………………….51
Análisis etnográfico de un estudio de caso…………………………………….51
Etnografía de un asentamiento por ocupación en Alto Barinas……………..51
Comentarios y consideraciones finales. ………………………………………65
Bibliohemerografìa…………………………………………………………….67
2
AGRADECIMIENTO
Este trabajo, es verdad, se inició bajo una forma individual y personal de creación
intelectual, pero en el camino tuvimos el acompañamiento y la solidaridad de importantes
instituciones y personalidades del territorio barinés.
En este sentido agradecemos a las siguientes instituciones públicas: Archivo Histórico del
Consejo Municipal, la Oficina del Cronista de la Ciudad de Barinas, Instituto Nacional de
Estadística (INE), Instituto Geográfico de Venezuela por abrirnos sus puertas y brindarnos
información documental de mucha importancia para nuestro trabajo.
A los profesores Baudilio Mendoza, Oscar Rodríguez, a la economista Gloria Caballero, al
Ingeniero Edwin Buitriado, al licenciado Alberto Larrarte, al economista Oswaldo
Gualdròn y al dirigente comunitario García Sosa por brindarnos asesoría y poyo técnico; y
a los diferentes informantes de los parcelamientos en proceso de ocupación, entre ellos a
Hernán Salazar, y a la llamada “comandante” Cotizo
3
Introducción
.Las ocupaciones o tomas de tierras en las grandes urbes, a pesar de ser una práctica de hace
décadas propiciada por parte de los sin techo, muy poco ha sido estudiado por las ciencias
sociales; en especial, la sociología urbana la ha tratado muy tangencialmente. Esta disciplina
tradicionalmente ha reducido el tratamiento de este fenómeno a sus consecuencias sociales
y culturales, como la marginalidad, la miseria, la delincuencia, la “cultura urbana”, y no al
proceso en sí de las ocupaciones de donde ha surgido una nueva etnia urbana, denominada
“los sintecho” que se ha venido desplazando desde los centros no-urbanos a ciudades
complejas. Manuel Castell es uno de los pocos estudiosos de la problemática urbana
durante de los decenios sesenta y setenta en sociedades dependientes latinoamericanas
(Chile, Perú y México). Su tesis central plantea la crisis de la vivienda dentro de una crisis
general: la crisis urbana. El sociólogo español observa el fenómeno de “las invasiones
ilegales de terrenos urbanos en casi todas las sociedades latinoamericanas y con particular
preocupación el surgimiento de los movimientos urbanos y su conexión potencial con las
luchas políticas. (cfr. Sus libros más destacados, La cuestión Urbana, Siglo XXI, 1986;
Crisis urbana y cambio social, Siglo XXI, Madrid, 1981; Sociología de los movimientos
sociales urbanos, Alianza, Madrid, 1986).
Para finales del siglo XX la crisis urbanas en nuestros países de la región se agrava,
razón por el cual científicos/as sociales y sobre todo antropólogos y antropólogas han
mostrado interés por el estudio de esta problemática que comienza con la profundización
de la crisis habitacional en nuestros países latinoamericanos, crisis enmarcada dentro del
contexto del desarrollo capitalista neoliberal, caracterizada por la aplicación de severas
políticas de ajuste, lo cual ha incidido para que los grupos sociales ubicados en las
posiciones más bajas de la estructura social sean sujetos de intensos procesos de migración
hacia las grandes y medianas urbes, trayendo como consecuencia el empeoramiento de su
situación social, primeramente en su nueva condición de pertenecer al grupo de los sin
viviendas, y posteriormente por ser constructores y habitantes de periferias urbanas (o
ciudades ocupadas/segregadas), ciudades que como su nombre lo dice no son planificadas,
sino producto de ocupaciones en lugares terrenos problemáticos y difíciles para ser asistidos
por el Estado.
Esta crítica realidad que atraviesan la mayoría de nuestras ciudades latinoamericanas
compromete a los y las científicos/as sociales del continente a no dejarla pasar por alto. De
este modo los temas de hábitat, vivienda, surgimiento y construcción de nuevas ciudades,
entre otros, van a ser tratados en distinguidos eventos académicos internacionales que
reúnen a estudiosos de la sociología y antropología. Así por ejemplo en el X Congreso
Argentino de Antropología Social en diciembre de 2011 (XCCAS de 2011) se destinó una
mesa exclusiva denominada “Antropología y Ciudades: procesos de autogestión de la
vivienda, el habitad y el derecho a la ciudad”. (Ver xcaas.org.ar). De igual modo
importantes instituciones académicas reconocidas internacionalmente, a saber
universidades estatales e instituciones de Altos Estudios Académicos de Ciencias Sociales
como la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y el Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) muestran interés en publicar ediciones
4
bibliográficas referidas a dicha temática. Para 2012, estas dos últimas instituciones más el
Instituto de la Ciudad de Ecuador, bajo la coordinación de los docentes investigadores
Teolinda Bolívar y Jaime Erazo Espinosa publican un trabajo titulado “Dimensiones del
hábitat popular latinoamericano”, en donde aparecen una interesante gama de
investigaciones relativa a la problemática en las metrópolis producto de las ocupaciones por
parte de los sintecho en busca de un pedazo de terreno, unos para construir sus viviendas y
otros para comercializarlos.
En algunas universidades venezolanas ciertos investigadores se interesan por esta
temática. María Teresa Ontiveros, Antropóloga, Doctora en Sociología, DocenteInvestigadora de la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela ha
estado investigando acerca del problema de los barrios y la exclusión en Venezuela
(CUADERNO URBANO. Espacio, Cultura, Sociedad - VOL. 9 - Nº 9 (Octubre 2010). Por
su parte Teolinda Bolívar, también investigadora de la Universidad Central de Venezuela
ha venido trabajando sobre los “Barrios autoproducidos” en Caracas Venezuela (Bitácora
2008:55-76. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá).
En la Universidad de Los Andes (ULA- Mérida) se crea en 1991 el Grupo de
Investigaciones de Socioantropología de la Ciudad (GISAC) coordinado por la Doctora
Carmen Teresa García y conformado con profesores del Departamento de Antropología y
Sociología de la Facultad de Humanidades y Educación, desde sus inicios orienta sus
esfuerzos a la comprehensión y explicación de los procesos, relaciones y fenómenos
socioculturales de la ciudad de Mérida, vale decir, la comprehensión de las condiciones
objetivas y subjetivas de los grupos sociales, sus prácticas pasadas y presentes, el proceso
contemporáneo de crecimiento y transformación de la ciudad de Mérida, y cómo las
mismas han generado una realidad social, espacial y cultural muy particular que casi no ha
sido abordada desde la perspectiva socioantropològica. Las líneas de investigación
desarrolladas por este grupo abarcan desde Problemas urbanos de la ciudad,
Caracterización de los diferentes tipos de familias presentes en el territorio merideño,
Socioantropología de los movimientos sociales,
Caracterización de la educación formal en Mérida y el Estado, hasta la Evolución de la
población económicamente activa femenina en el siglo XX, y más ampliamente género,
educación
y
trabajo
(cfr.
www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/.../revista2pag_20y21_N.pdf
En la ciudad de Barinas, lugar donde realizamos esta investigación, son muy pocas las
instituciones universitarias que se dedican al estudio de la problemática urbana. No
obstante en la actualidad, docentes e investigadores (as) de la Universidad de los Llanos
Occidentales Ezequiel Zamora (UNELLEZ) y de la Universidad Politécnica José Félix
Ribas (UPTJFR) adelantan discusiones para la creación del Centro de Estudios de la ciudad
de Barinas, cuyo objetivo es precisamente el estudio sobre la ciudad y sus problemas
concomitantes.
En lo particular, desde hace poco, hemos inscrito nuestros trabajos dentro de la línea de
investigación “Sociedad y comunidad”, vinculada a la problemática urbana,
específicamente al problema de la vivienda y al de las ocupaciones de tierras urbanas en la
ciudad de Barinas.
Al adentrarnos en la presente investigación nos encontramos con muy pocos trabajos
científicos con el título de “ocupaciones urbanas” y en consecuencia ninguna
conceptualización académica sobre esta temática, de este modo surgió la necesidad de
5
proceder a elaborar nuestro propio marco conceptual sobre las ocupaciones urbanas, así
como el proceso histórico en el que se contextualizan.
En este orden de ideas definimos las ocupaciones urbanas como “tomas de terrenos
ociosos” dentro de los espacios urbanos y periurbanos de las ciudades por parte de grupos
humanos carentes o no de techo propio, los cuales en su gran mayoría provienen de
familias victimas del sistema de explotación imperante y generalmente migrantes del
campo y de pequeños centros poblados, algunas veces desplazados y otras veces
alumbrados por la ideología modernista y/o desarrollista que empezaba a instalarse en las
medianas y grandes ciudades latinoamericanas.
En efecto, el proyecto desarrollista del capitalismo “moderno” (entendiendo éste como
el centro del “capitalismo moderno”, la producción y el consumo de mercancías)
Postulaba como una de sus tesis teóricas que el “campo” (lo rural) era un rezago de la
evolución histórica de la sociedad, de allí que se le impuso a los gobiernos la activación de
planes para provocar las grandes concentraciones urbanas en los centros poblados. Desde
luego el capitalismo neocolonial (tardío en Venezuela) requería para su extensión y
reproducción la aglomeración de gente en un espacio físico determinado. También un
ejército de mano de obra barata y otro disponible para el consumo que sólo puede
encontrarse justamente en las grandes concentraciones humanas.
El imaginario social predominante, aun, en estos tiempos- al confundir el proyecto de la
modernidad capitalista con el mito de la civilización, entendido como el mundo de la cultura
y del progreso humano- proporciona el sustrato cultural para la activación de políticas
públicas que redundaban directamente en éxodo campesino y en los procesos migratorios del
campo a la ciudad y, en consecuencia, en el poblamiento acelerado en las grandes urbes
donde no había vivienda ni empleos formales.
.
De este modo la ciudad tenía que convertirse necesariamente en una especie de “sol
planetario”, poseedora de una inmersa fuerza gravitatoria para atraer a todos los
actores/sectores del conglomerado social y ponerlos a orbitar alrededor de su eje. Esta
visión modernista de la sociedad concomitantemente encadena en la praxis el
acometimiento de un conjunto de políticas oficiales y acciones privadas tendientes a
encaminar las ciudades por la vía modernizadora y centro del consumismo
.
No es de extrañar entonces la manía de funcionarios públicos (denominados “gerentes
del municipio”, o “burgomaestres) y actores económicos, en convertir la oscuridad de la
noche en un eterno atardecer, al mantener encendida las bombillas en las principales calles
y avenidas de la ciudad y a través de su permisologìa a los establecimientos comerciales
para la colocación de enormes avisos luminosos a partir del anochecer hasta el día siguiente
y centro del consumismo
De acuerdo a este proyecto de sofisticada “magia” urbana ¿cuántos hombres y mujeres
del campo, en su etapa de juventud, podían resistir ante semejante embrujamiento de la
ciudad? Aquellos(as) que ya estaban “disfrutando de los placeres de la ciudad”
difícilmente se irían al campo a “morirse de aburrimiento”, y mucho menos a ser víctimas
de zancudos y mosquitos. La ciudad así, se convirtió en el “paraíso” terrenal en donde los
y las desplazados del campo buscarían el refugio y la “salvación”, y en donde toda la gente
6
supuestamente “civilizada”, “racional” y “consciente” se sentía realizado(a) por ser
ciudadano(a). “No hay nada como estar en la ciudad”, es una frase que suele oírse de boca
de mucho de los parceleros-ocupantes.
Desde luego no sólo la “ideología urbanística”- para Castell (1985), la occidentalización
de la sociedad- ha sido la causante de que la ciudad en si misma atrajera a todos los
migrantes no-urbanos y periurbanos; también, de acuerdo a mi experiencia como sociólogo
en los campos de los Módulos de Apure, el desplazamiento de familias campesinas se
explica por el acoso y demás practicas de sometimiento y explotación por parte de la clase
de terratenientes y empresarios del campo.
En el mismo orden de ideas, el encanto de y hacia la ciudad también nos permite
comprender por qué la eterna disputa o pelea por los llamados “ejidos municipales”, es
decir; por qué grupos económicos poderosos (inmobiliarias, constructoras, terratenientes
urbanos, entre otros) que aún teniendo tierra siguen monopolizando las tierras ejidales; por
qué aquellos sectores sociales empobrecidos carentes de techo se arriesgan y se “juegan el
todo por el todo” por un pedazo de terreno en la ciudad, y también el por qué de los
llamados “ocupantes profesionales”, andan de ocupación en ocupación y por otro lado, por
qué los “predios rurales” son convertidos rápidamente en “suelos urbanos” y éstos en
mercancía.
En Venezuela, fundamentalmente en la ciudad de Caracas, las ocupaciones urbanas
consensuadas y forzosas1 más o menos masivas comienzan a producirse a partir de los
cuarenta y cincuenta, luego de un poco más de una década en que las clases dominantes
adoptan las políticas desarrollista del proyecto de capitalismo moderno que ya se habían
estado aplicando en el resto del continente latinoamericano, a partir de mediados del siglo
XX. En otras partes de América Latina, como Chile y Brasil el proceso de conformación de
las grandes aglomeraciones urbanas por ocupaciones fue un poco antes que en nuestro país.
Barinas, testifica la historia, comenzó a ser poblada por nuestros ancestros originarios
mucho antes de la llegada de los invasores españoles, pues algunas de estas etnias antes de
finalizar el siglo XVI, luego de haber dejado el nomadismo, asumieron el sedentarismo
como una forma de vida de su praxis cotidiana, así fueron construyendo pequeñas
comunidades hasta diseminarse por todo el territorio barinés de hoy.
No obstante en 1758 los barineses (criollos como provenientes de España) deciden, por
orden de las autoridades españolas, decretar la fundación de la ciudad de Barinas, cuyo
espacio urbano para aquel tiempo es lo que hoy se conoce como el centro histórico de la
capital del municipio Barinas.
De esa fecha hasta los primeros años de la década del cuarenta del siglo XX, no hubo
grandes cambios significativos de orden demográfico, dado que Barinas se convirtió en uno
de los teatros de la guerra más importantes tanto en la lucha por la independencia, como en
la guerra de la federación. Luego de ser quemada varias veces la ciudad esta quedó
completamente abatida, por lo que su proceso de recuperación urbana fue tardío y lento.
Empero esa imagen macilenta y pueblerina va a esfumarse rápidamente con el
advenimiento de un nuevo modelo productivo basado en la exploración del petróleo. Es así
que para 1945 cuando se instalan las transnacionales petroleras. Barinas se convierte, a
1
A fin de entender ese trabajo, recomendamos a los amigos lectores interesados/as leer el marco conceptual a
principio del trabajo
7
juicio del poema Manuel Pérez Cantor (1986), en un rio con muchos afluentes tributarios,
capaz de albergar gente de todas partes (extranjeros y criollos), razón por la cual el poeta la
considera como un estado de “vientre hinchado”.
En Venezuela, a inicios del 2000 del presente siglo la capital de Barinas fue una de las
principales ciudades de que se convirtió en foco de atención pública debido al auge del
movimiento de los y las sin techo por su lucha de obtener una vivienda propia. Como
consecuencia de esta lucha se pudo observar una “oleada” agresiva de ocupaciones de
terrenos en las periferias de la ciudad, lo que motivó a que seleccionáramos esta
problemática urbana como nuestro trabajo investigativo. De allí el titulo de nuestro
primer trabajo: “Filosofía y Praxis de los sintecho. Barinas-Venezuela 20001- 2008.
Algunas razones que inducia a los y las sin techo a la ocupación forzosa de una parcela, su
organización social y relacionamiento con los factores de poder público y privado, forma de
vida y convivencia social entre ellos, fueron algunos de los aspectos que indagamos en este
trabajo.
A pesar de los esfuerzos del gobierno nacional para atacar la evidente crisis de la
vivienda en el país, el fenómeno de las ocupaciones- a nivel nacional y específicamente en
la capital del municipio Barinas- no se detienen. En la actualidad el movimiento
ocupacionista sigue el rumbo hacia la zona suroeste de la ciudad, lugar donde poseen los
intereses las clases dominantes y en donde viven las familias aburguesadas, situación que
generó y sigue generando fuertes conflictos sociales, debido a la imposición de la ideología
racista y clasista contra las llamadas clases y “razas inferiores”. Tales circunstancias
contribuyeron a mantenernos en dicha línea de investigación, de allí que nos planteamos un
segundo proyecto denominado “Las ocupaciones en la Barinas de la primera década del
presente siglo”.
Este proyecto es limitado “tempo-espacialmente” a partir de la primera década del
presente siglo y sólo a las ocupaciones ocurridas en la zona denominada Alto Barinas. No
obstante para abordarlo teóricamente desde la perspectiva del materialismo histórico se
debía abrir brecha a estas limitaciones, así lograr una concreción histórica del fenómeno y
una visión más compleja del mismo, era menester no sólo considerar el proceso de
estructuración económica y socio-histórica, sino el conjunto de la totalidad de los espacios
urbanos y remitirnos a la génesis histórica del fenómeno a investigar. En otras palabras
acudimos al análisis transdiciplinar, eliminando la tradicional distinción entre el
nomotético propio de la antropología, economía, ciencias políticas y el método de análisis
ideográfico propio de la historia y sociología.
En este orden de ideas al contextualizar como un “todo” al proceso de las ocupaciones
pudimos descubrir cómo se iniciaron las primeras ocupaciones y la modalidad de oleadas”
en que éstas se presentaron; más exactamente pudimos descubrir tres “olas” y diversas
formas o tipos de ocupaciones, a saber: permitidas
o permisivas,
consensuadas/consentidas, forzosas, fallidas, por custodias (vigiladas) y autorizadas y cada
una de ellas determinadas en cierta forma por las condiciones socio económicas y políticas
del momento histórico en que se realizan.
Así por ejemplo el primer tipo de estas ocupaciones que encontramos (las “ocupaciones
permitidas”) no fueron reprimidas porque, además del bajo índice de densidad demográfico
registrado en la ciudad para ese entonces, no existía una clase social interesada o
motivada en concentrar groseramente la tierra o los suelos urbanos y extraer su plusvalor
de éstos, toda vez que las fuerzas productivas del momento y la incipiente “ideología
8
urbana” no llegaban a influir en la revalorización y clasificación de los suelos urbanos
según su ubicación en la ciudad.
Es importante destacar que el primer trabajo (Filosofía y praxis de los sintecho…) fue
conducido con los conocimientos de la sociología y ahora el segundo (Las ocupaciones
urbanas en Barinas…) se inclina por utilizar herramientas de la disciplina antropológica
(antropología “en” la ciudad y “de” la ciudad), pues este problema (el de las ocupaciones y
la de las y los sin techo) va mas allá de la problemática urbana para convertirse en una
problemática de la ciudad como un todo, por tanto la sociología y la antropología por sí
misma no bastan para abordar dicha problemática.
De acuerdo a las bases epistémicas y metodológicas antes expuestas recurrimos al
empleo de una “retrospectiva del contexto” porque en el transcurso de la investigación,
tras descubrir un alto porcentaje de familias apureñas y andinas 2 asentadas en el
parcelamiento las Brisas de Corozal de la Arenosa (lugar donde concentramos el trabajo
etnográfico), consideramos necesario trascender los límites de la investigación planteada y
así trasladarnos a la región apureña (lugar donde proceden la mayoría de los habitantes de
dicho asentamiento) a fin de recoger información elemental sobre el modo de vida de estos
inmigrantes, conocer la situación social y económica que explican el éxodo de pequeños
poblados y áreas campesinas hasta la ciudad de Barinas, recabar algunos testimonios de
familiares sobre el proceso migratorio y tomar algunas imágenes de viviendas de las
zonas de procedencia para contrastarlas con las que actualmente construyen. De allí que
este trabajo es más que un mero estudio de caso.
Tanto en el primer como el segundo proyecto investigativo asumimos la investigaciónacción-participación (IAP) como herramienta idónea para compenetrarnos con la
problemática de estudio, y como tal es lógico involucrarse con las y los principales actoras
y actores del movimiento de los/as sin techo que luchan por la ocupación del terreno y
luego como activo observador de los procesos allí ocurridos, situación que nos coloca en
una posición muy peculiar. Por un lado, el papel en esta investigación en ningún momento
será la asumida por un extraño profesional que viene desde lejos a estudiar un fenómeno
desconocido (exótico) pero, por otro lado, se requiere tomar distancia y apartarse por
momentos del papel militante asumido desde el principio en el movimiento ocupacionista.
Es decir, mi vinculación, más o menos directa con la historia de este asentamiento, me
convierte en sujeto/objeto de la investigación.
Con esta breve introducción metodológica los lectores pueden percatarse de la relativa
facilidad con que cuento para obtener y manejar información primaria o de primera mano.
Pues como cofundador del movimiento ocupacionista “Brisas del Corozal”, conozco su
historia, sus principales protagonistas, cómo se organizó la lucha (entiéndase de la
ocupación de los terrenos de la Arenosa, y del parcelamiento Renacer Bolivariano
fundamentalmente), las respuestas del Estado, de allí la facilidad de poder obtener una
visión amplia y general del asentamiento.
No obstante lo anterior, los conocimientos que hemos podido obtener con nuestra
participación en esta lucha a favor de las y los sin techos, no son suficientes para
profundizar respecto a los objetivos planteados en esta actividad investigativa. Conocer la
2
Nos estamos refiriendo al estado llanero Apure y a los estados andinos (Táchira, Mérida y Trujillo)
colindantes con el estado Barinas donde se ubican los asentamientos urbanizados (Ver Mapa al final del
trabajo )
9
génesis de las ocupaciones pasaba por la necesidad de remontarnos a la historia e indagar
el proceso de formación de la ciudad de Barinas, lo que ameritó, además de una obligada
consulta bibliográfica al respecto, una serie de entrevistas a personas de la tercera edad,
profesionales de la historia, etnografías, textos de cronistas, escritores entre otros.
La aplicación de esta técnica metodológica resultó idónea para descubrir la existencia de
varias ciudades en una. Así por ejemplo el surgimiento de la “ciudad colonial Tradicional”
y la “ciudad ocupada” (producto de las diferentes “oleadas” de ocupaciones) pudieron ser
determinadas a través del paseo de una revisión bibliográfica desde el siglo XVII, cuando
ocurre la “fundación” y la “re-fundación” (y antes de ella) de la ciudad de Barinas hasta
mediados del siglo veinte, época en que puede apreciarse claramente como la antigua
ciudad comienza a desfigurarse y a reestructurarse a partir que la misma se complejiza con
el inicio de las primeras “ocupaciones permitidas” en 1945. Autores reconocidos que han
escrito importantes obras sobre la historia de Barinas como Virgilio Tosta, Ruiz Guevara
(“Arañazos al tiempo, 2005) y José León Tapia (Los años del Olvido. Cuando se alarga la
Esperanza, 1989), resultaron de mucha utilidad para nuestros hallazgos. Entretanto las
revisiones hemerogràficas así como el trabajo etnográfico (entrevistas selectivas sostenidas
con los personajes antes señalados) pudieron darnos cuenta sobre las transformaciones
urbanas - llámese el surgimiento de la “ciudad enclave petrolera”, la “ciudad global”, los
conflictos urbanos producto de las ocupaciones- ocurridos a partir de mediados de la
década del siglo pasado hasta finales del 2000. Y sobre el conocimiento del proceso
ocupacionista del 2003 hasta el presente ha sido posible abordarlo, mediante la
Investigación Acción Participante y también mediante el trabajo etnográfico (observaciòn
y observación participante). .
A continuación presentamos la forma de exposición del material investigado.
En el capítulo I exponemos el marco conceptual, el cual consiste en la cconstrucción de un
conjunto de conceptos sobre las diversas formas de ocupaciones urbanas, a saber
ocupaciones permitidas, conflictivas, consensuadas, fallidas, autorizadas u oficializadas, de
igual modo abordamos el proceso histórico de cómo se ha conformado “la ciudad
ocupada /segregada”, es decir como se ha venido dando el proceso en si de las ocupaciones
en la ciudad de Barinas mediante un fenómeno que hemos denominado “oleadas
ocupacionistas”.
En el capítulo II abordamos las Complejidades sociopolítica y cultural de las ocupaciones,
los Conflictos en la ciudad por la conquista y control de los suelos urbanos.
En el capítulo III realizamos un análisis etnográfico de un estudio de caso en el
parcelamiento Brisas del Corozal en la zona norte de Alto Barinas. Allí exponemos los
siguientes resultados: a) .la metodología utilizada para dicho estudio; b) el abordaje desde
la socioantropología; c) sus luchas pro-ocupacionistas, d); su procedencia: de expulsados
de los campos a tomistas de la/s ciudad/es; e)- imaginarios culturales de hábitat /vivienda
antes y después de la ocupación; y finalmente presentamos el análisis conclusivo del
trabajo.
10
Capítulo I.
MARCO CONCEPTUAL Y PROCESO HISTÓRICO DE LAS OCUPACIONES EN
BARINAS.
Construcción de marco conceptual sobre las ocupaciones urbanas
El termino ocupación simple y llano, en absoluto, no nos ayuda a profundizar el estudio
hacia esta problemática, por cuanto es una herramienta conceptual muy genérica, y por
tanto no sirve para aprehender procesos sociales específicos y singulares de tomas de
tierras urbanas.. En este sentido proponemos el siguiente sistema conceptual sobre esta realidad
urbana.
Las Ocupaciones urbanas.
Son aquellos procesos ocupacionistas o “- re-tomas de tierras” públicas o privadas
ejecutadas dentro de la poligonal urbana de la ciudad con cierto acceso a los servicios
públicos básicos por parte de sectores sociales (grupales, familiares, individuales)
organizados o no, con el propósito declarado de resolver problemas habitacionales.
Las ocupaciones urbanas pueden ser de seis tipos: permitidas o permisivas,
consensuadas/consentidas, forzosas, fallidas, por custodias (vigiladas) y autorizadas. No
incluimos la categoría de “tomas ilegales”, porque históricamente todas las ocupaciones
(incluyendo las permitidas) siempre han llevado el sello de “ilegales”, que no solo las han
realizado los sectores populares sin techo, sino también por otros sectores sociales. Ademàs,
muchos latifundistas han sido en su momento invasores que van corriendo la cerca, como dicen
coloquialmente. Esta práctica invasora dejó a muchos campesinos sin tierra y los desplazó hacia las
ciudades.3 En efecto, nuestro trabajo empírico reporta que el grueso de los “ocupantes” de
hoy, generalmente coinciden con inmigrantes campesinos sin tierras de campos y pueblos
aledaños y hombres y mujeres que por su condición social de explotados carecen de un
pedazo de tierra para construir sus viviendas.
Las Ocupaciones permitidas/permisivas.
Son aquellos procesos ocupacionistas en donde el Estado con conocimiento o no del hecho
no usa el poder para reprimirlos, por el contrario se convierte en un importante cooperador
para formalizar la ocupación por la vìa institucional.
Generalmente el procedimiento es el siguiente: Tan pronto que las familias (o individuos)
tomistas se convierten en pisatarios, es decir ocupan un determinado espacio o parcela
acuden a las autoridades del ente municipal a fin de realizar el debido acto protocolar
necesario para formalizar la apropiación o legalización de la parcela ocupada.
Este tipo de ocupaciones por lo general procedieron en décadas pasadas, antes de dispararse
el crecimiento poblacional en la ciudad. Es oportuno resaltar que la ciudad de Barinas se
fue construyendo a partir de esta modalidad de ocupación, desde 1945 hasta 1966, y
3
Para conocer a cerca del origen del latifundio y de usurpación de las tierras de los campos venezolanos,
luego del hecho independentista, recomendamos la lectura de Salvador de la Plaza: El problema de la tierra.
Volumen V. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. División de
Publicaciones. Caracas 1976 y a Miguel Acosta Saignes en su obra: Latifundio. Editorial El Perro y la Rana.
Caracas, 2009.
11
“casualmente ocurrían intempestivamente en tiempo electoral, la cual fue manejada por el gobierno
de turno y por los partidos políticos (en el gobierno o de oposición), ocasionalmente se llegaban a
producir conflictividad social entre las y los ocupantes y el Estado.
Ocupaciones consensuadas
Son aquellas que se producen en terrenos privados o públicos en donde las partes
afectadas llegan a acuerdos a través del dialogo y las negociaciones. Este tipo de ocupación
suele ocurrir cuando el propietario legal del suelo o inmueble no tiene mayores
oportunidades de recuperar el bien, por lo que opta por la vía de negociación política o
transacción del mismo. Este tipo de ocupación se hizo muy frecuente desde el momento en
que los factores políticos descubrieron en los eventos ocupacionistas una forma de hacer
proselitismo político en períodos electorales.
En algunos casos, la política, entendida como forma consensual de gobernar, fue utilizada
por el Estado como un mecanismo de llegar acuerdo por la vía del dialogo para hacer
justicia sin llegar a la utilización de la represión y de la violencia, como se materializó en la
primera década del siglo XX en nuestra ciudad.
Ocupaciones forzosas o conflictivas.
Aquellas ocupaciones llevadas a cabo por la vía de facto y al no permitirla el
propietario/a (o supuesto/a propietario/a) se genera el enfrentamiento, generalmente
violento. Puede ser que medien procesos de diálogo, pero ninguno de los/las actores está
dispuesto de ceder, hasta que al final los y las ocupacionistas logran su objetivo. Que el
objetivo se logre depende mucho de su número y del nivel organizativo y político del
movimiento social ocupacionista. Cuando el enfrentamiento entre las partes no llega a
niveles conflictuales graves (muertes, heridos, enfrentamientos fuerzas represivas vs.
ocupantes, entre otros), preferimos hablar de ocupaciones consensuadas.
Ocupaciones vigiladas.
Aquellas ocupaciones se caracterizan por que los/as sin techo organizados se dan a la tarea
de custodiar el terreno tal cual como lo establece la Ley de Tierra Urbana en su Artículo
36º, ordinal 24 la cual prohíbe la ocupación directa por parte de los necesitados de
viviendas. La naturaleza pacifica de este método explica el largo tiempo de espera por
resultados concretos, y no siempre resulta eficaz. En la ciudad de Barinas este tipo de
ocupación no es usual. Una vez en los terrenos de Prados de Alto Barinas (Diciembre 2010)
se intentó muy brevemente mas no dio resultados positivos para los/as tomistas custodios,
por eso no fue reflejado en el cuadro que registra el tipo de ocupaciones. (Ver cuadro nº 1)
Ocupaciones fallidas.
Aquellas ocupaciones en las que los/las tomistas, luego de un proceso de lucha activa por
obtener una parcela de tierra, no pueden lograr los objetivos planteados. Este tipo de
ocupaciones se presenta frecuentemente cuando las tierras o parcelas ocupadas pertenecen
a tercero, toda vez que los afectados hacen respetar el derecho de propiedad privada. No
obstante, suelen presentarse ocupaciones de este tipo cuando las tierras ocupadas son
objeto de algún proyecto de interés social para la colectividad. Este tipo de ocupaciones
comienzan a presentarse desde los 80 en adelante.
Ocupaciones autorizadas.
Son aquellos procesos de recuperación de tierras urbanas en donde el Estado es el principal
protagonista. Esta dinámica ocupacionista es radicalmente opuesta a todas las tipificaciones
esbozadas anteriormente, toda vez que se evita la anarquía y la violencia que es
generalmente característica en casi todas las ocupaciones. Últimamente este tipo de
12
ocupación ha prevalecido dado al ‘plan nacional de construcción de viviendas anunciado
por el gobierno en el 2010 y de acuerdo a los instrumentos jurídicos, tales como la Ley de
Tierras Urbanas (capítulo IX De los Procedimientos para la Regularización de la Tenencia
de la Tierra Urbana o Periurbana pública y privada, artículos 60º al 70º) y el decreto
numero 20º de la gobernación del Estado Barinas (año…). Este tipo de ocupación es muy
utilizada en la Ciudad de Mérida (Venezuela) mas no en la ciudad de Barinas.
Ciudad Enclave petrolera.
Lo que hoy conocemos como La Móvil- lugar perteneciente a la zona Alto Barinas, donde
actualmente se encuentran las instalaciones de PDVSA, algunos organismos estadales
como FONCREBA, organizaciones civiles (como Centro de profesionales, colegios de
médicos, ingenieros, abogados, entre otros), clubes sociales, establecimientos comerciales
(líneas de taxi, areperas, pequeños restaurantes)- décadas atrás, en los ‘40 se enclavó en
estos espacios la compañía petrolera Socony Vacum Oil Company. Allì se diseñò un
complejo urbano arquitectónico de funciones administrativa y también residencial, salud y
hasta recreativas reservadas al uso exclusivo y diferencial entre el personal de la compañía
petrolera.
Pero el conjunto de estos elementos por si mismos no llegan a definir la categoría de una
Ciudad Enclave Petrolera, sino el hecho de haberse en la praxis la configuración de un
territorio extranjero dentro del territorio nacional, la marcada diferencia urbanística con
respecto al resto de la ciudad, la existencia de unidades diferenciadas de la población
( esto es: la arquitectura de las viviendas de los jefes extranjeros era diferente a la de los
criollos, llamados “pitiyanquis” y los obreros de menor rango se le estaba prohibido
llegarse a los lugares de residencia, comedor, entre otros), y el impacto social de una
determinada forma de vida cotidiana fundada en la cultura del petróleo. (Quintero, 1985.
. Con la nacionalización de la industria petrolera en la de cada del ‘70 las propiedades,
plantas y equipos de las compañías concesionarias extranjeras pasaron a ser
pertenencia del Estado, y es la República de Venezuela la que, desde ese momento y
mediante un grupo de empresas de su propiedad, la encargada de su operación. A
principios del ‘80 corpoven fue la responsable del manejo operativo. Sin embargo el
comportamiento social y los valores, formas y formas de vida transmitidos y
aprehendidos de la cultura petrolera siguieron reproduciéndose en el transcurso
histórico. Privilegios odiosos y exclusivistas se mantienen encubiertos en la
(re)producción de nuevos hábitos y rezagos neocoloniales durante las llamadas vida
moderna y posmoderna. Incluso luego de la re-nacionalizaciòn de nuestra industria
petrolera bajo la administración del gobierno bolivariano, no ha cesado la impronta
cultural transmitida por las compañías petroleras extranjeras. Como se sabe PDVSA
es la empresa con mas obreros tercerizados en el país y es hasta hace poco, el 1º de
mayo de 2012 con la aprobación de la nueva Ley del Trabajo que se prohíbe esta
práctica económica humillante y vejatoria de los derechos humanos.
Es cierto que con el tiempo la Ciudad Enclave Petrolera ha venido desdibujándose, sus
fronteras borrándose para ser absorbida por la Ciudad Global, no obstante hoy ese sitio es
a la misma vez un lugar de encuentro y desencuentro. Si en décadas pasadas la gente
se agolpaba en las puertas de la compañía en busca de un “chance”, en la actualidad
cientos de personas y trabajadores cesantes lo siguen haciendo todos los días en busca
de contratos y/o de una “chamba” laboral y muchos ni siquiera pueden lograr ser
atendidos. En cierta forma todavía sigue siendo un complejo urbano- administrativo y
13
recreativo de uso y aprovechamiento exclusivista. Ya no se exige la ficha de “cobre
negro” para entrar a las instalaciones Administrativas de PDVSA, como en la antigua
compañía, sino un identificador o carnet de visitante y solo los vehículos con placa de
la estatal petrolera tienen derecho a estacionamiento.). La entrada a clubes privados
(Club de Leones, club Árabe, entre otros espacios recreativos) está reservada
exclusivamente a los socios y determinados familiares.
Aun se conservan viejas estructuras arquitectónicas del antiguo “campamento
gringo” y los nuevos urbanismos son conjuntos cerrados y fortificados, llamados
enclaves urbanos, una propuesta habitacional excluyente y segregadora. La
conjugación de todos estos elementos le imprimen un código muy particular que la
identifica, en cierta manera, a la antigua Ciudad Enclave Petrolera. Uno se siente
extraño cuando anda por esos lados, dice el amigo Baudilio Mendoza, habitante de Alto
Barinas.
Ciudad Global.
Lo que en un principio (décadas del 70 y 80 del siglo pasado) sólo era una zona residencial
en la meza de Alto Barinas, a finales de los noventa se convirtió en otra ciudad dentro de la
tradicional ciudad de Barinas. Este tipo de ciudad nos remite a una ciudad contentiva de un
gran centro de centros: estético, comercial, económico, financiero, tecnológico,
comunicacional, residencial que la interconecta culturalmente con la economía y el
llamado mundo globalizado. Este gran centro de centros de los que hablamos constituye
especies de nodos espaciales claves (o enclave) de la economía global, puntos de base para
la acumulación del capital. En el caso de la ciudad de Barinas, lo que llamamos Ciudad
Global, territorialmente está claramente definida y delimitada: corresponde exactamente a
las zonas residenciales o urbanizaciones Alto Barinas Norte, Alto Barinas y Las Colinas
Country Club; y a la zona económica productiva, recreativa y de servicios (centros
comerciales y franquicias). Si bien es cierto este espacio geográfico es residencia
generalmente exclusiva para sectores sociales más o menos privilegiados con mediana y
alta capacidad de gasto, también es un espacio abierto para el acceso de otras identidades
sociales y culturales, fundamentalmente en calidad prestadores(as) de servicios (albañiles,
servicio domestico, obreros, trabajadores propio, incluso trabajadores “informales” (o
“descentrados”, según Balaguera s/f.) y como consumidores y/o expectantes.
Ciudad Colonial-Tradicional.
Su nombre se le debe a la memoria de refundación de Barinas por parte de las autoridades
del régimen colonial español a un poco mas de mediados del siglo
XVIII. El ámbito
geoespacial de esta ciudad pudo expandirse a un radio muy pequeño alrededor a los
espacios aledaños de la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar) y a los de la antigua calle real
(hoy calle Bolívar). De su fecha de refundación hasta los primeros años de la década del
cuarenta del siglo XX no hubo grandes cambios significativos de orden demográfico y
tampoco arquitectónico, quizá por ello es que esta ciudad vieja- pero sin el olor a bosta de
ganado- aún vive en el imaginario de los barineses, hasta el punto que en la actualidad
instituciones importantes de la sociedad y del estado defienden una “barinidad”, que para
muchos se fue perdiendo a partir de 1940 del siglo pasado con la inauguración de un
modelo minero o petrolero exportador que favoreció llegada de capitales extranjeros con el
supuesto encargo de modernizar y desarrollar nuestra ciudad. La invasión de la actividad
comercial se encargó de barrer aquella añorada toponimia y arquitectura colonial de aquella
añeja y añorada ciudad pueblerina. Muy poco queda de esas legendarias costumbres,
14
patrones culturales y valores que modelaron actitudes y formas de vida por mucho tiempo.
En fin detrás de la Ciudad Colonial Tradicional se ha venido gestando otra ciudad con
rasgos neocolonial moderna. Sobre esta disyuntiva vale la pena profundizar en una futura
investigación, por ahora utilizamos.la primera acepción. .
Ciudad Ocupada Segregada.
Es el espacio geográfico en donde los pobres (calificados intencionalmente como el
“populacho” y la plebe) ven como alternativa para construir su mundo de fantasías en las
barriadas ubicadas en las periferias de la parte “baja” de la ciudad. En Barinas –Venezuelaeste tipo de ciudad no ha sido producto de un crecimiento poblacional que se ha
irradiado/desplazado históricamente de adentro hacia la periferia. Las generaciones de
familias de los años 50-90- que vivían en el antiguo casco o centro histórico de la ciudad,
en su mayoría buscaron residencias y habitación en urbanizaciones públicas o privadas,
mientras que las grandes masas populares – la mayoría empobrecidas- provenientes de los
campos y pueblos cercanos iniciaron las “tomas” de tierras periurbanas y se acomodaron
de forma improvisada y espasmódica. Este proceso de conformación de la Ciudad
Ocupada/segregada que arrancó a mediados del siglo pasado coincide en un momento
histórico en que el Estado inauguró un nuevo modelo económico denominado “minero
exportador” en el marco del capitalismo desarrollista dependiente. Gente venida de todas
partes del país y en especial de poblaciones llaneras vecinas llegaron a la ciudad atraídos
por el símbolo del progreso representado por las compañías petrolera que se habían
instalado en la meza de Alto Barinas (o Mòbil, como fue llamada posteriormente).
En la actualidad- en el marco de un orden mundial globalizador del capitalismo patriarcaldicho proceso ocupacionista continúa, a pesar que el gobierno revolucionario bolivariano se
propuso implantar desde 2011una agresiva política de construcción masiva de viviendas. La
pobreza, mal estado de las viviendas, la predominancia de una impronta fenotipo étnicooriginario de la población y el pésimo funcionamiento de los servicios públicos en los
lugares de esta ciudad abonan los prejuicios clasista y racista de la ideología capitalista. Es
bueno señalar que el tono segregativo se ha reemarcado con mayor énfasis a finales del
siglo XX, justo cuando empieza a emerger y definirse la Ciudad Global.
.
Proceso histórico de conformación de la ciudad de Barinas
Génesis y formación de la Ciudad ocupada /segregada.
La primera transformación urbana del siglo XX.
15
Plano 1. Fuente: www.gov.ve. Ubicación nacional, estadal y local del estado Barinas y sus
estados limítrofes con las que mantiene estrecha relación migratoria.
Las décadas del 40 y 50 del pasado siglo marcan el inicio de una nueva faceta de la
historia urbana de la ciudad de Barinas. En esta época ocurren varios hechos, económicos,
políticos y sociales que disparan el crecimiento urbano de la ciudad y con ello la
transformación de la misma en otra ciudad, no solo más grande sino más compleja; “de la
vieja ciudad colonial solo quedaba la Calle Real de grandes casas de tierras pisadas y los
alrededores de la Plaza Bolívar, con la cárcel y el Palacio del Marqués como recuerdos”
4
(Tapia 1989: 167).
El primero de estos hechos es el cambio estructural del modelo económico basado en la
agricultura, históricamente (desde la época de la colonia) basado en la exportación. Es
bueno resaltar que este modelo llamado por los economistas como “crecimiento hacia
fuera”, no expulsó a los campesinos del medio agrícola, empero la implantación del nuevo
modelo económico de industrialización sustitutiva5- auxiliado o basado en la explotación y
exportación petrolera si provocó una estampida de hombres y mujeres del campo a la
ciudad.
A la bienvenida a la ciudad de la industria petrolera se le sumó la del cemento,
favoreciendo la llegada de inmigrantes extranjeros- sobre todo españoles e italianos-, los
cuales contribuyeron a transformar la estructura arquitectónica de la antigua ciudad.
Muchos de ellos establecieron una gran diversidad de comercios, contribuyendo con el
auge económico de la región barinesa. En ese auge económico en que se desenvolvía la
4
Ver plano 2.
Entiéndase el surgimiento de algunas industrias con capital nacional que utilizaban materias primas e
insumos producidos en el país5
16
ciudad, fue aumentando el tránsito automotor y muchos de los nuevos barrios o sectores
urbanos se convirtieron en una zona de gran demanda comercial.
En este mismo contexto socioeconómico ocurre otro fenómeno urbano: la sustitución
paulatina de la construcción de las casas de Bahareque por las de bloque y cemento, la
ampliación de la red de cloacas de la ciudad, la sustitución de las letrinas por sanitarios de
loza, la pavimentación por el sistema de concreto y comenzaron a desaparecer las calles
polvorientas de la Barinas rural, y la construcción de un sistema de vialidad entra y extra
urbanas terminaron de transformar la imagen pueblerina en una ciudad compleja. (Larrarte,
2012).
Si bien es cierto esta modernización que experimentaba la ciudad desde el punto de
vista arquitectónica- sobre todo en el casco histórico de la ciudad- y además de que el país
obtenía inmensos ingresos fiscales, producto del desempeño comercial de la industria
petrolera; pero a pesar de las regalías obtenidas, los sectores campesinos venidos en bruto
o a la ciudad -atraído por la ideología del progreso y del desarrollo- no encontraron las
condiciones mínimas urbanas para ser recibidos como nuevos inquilinos de la ciudad. No
habiendo, entonces, infraestructura de alojamiento y equipamiento, entiéndase viviendas y
urbanismo y ninguna planificación o proyección del crecimiento de las ciudades para
cubrir las contingencias de un fenómeno inmigratorio, se generó una nueva ciudad, pero
segregada, al recodo de la antigua ciudad colonial-tradicional, producto de ocupaciones (en
primer momento permitidas, y luego consensuadas o forzosas)6.
A partir de entonces (comienzo de los años cincuenta, pleno ejercicio de la
dictadura perezjimenista) vamos a observar la presencia colateral de un nuevo fenómeno
urbano: el desmembramiento de extensos territorios y terrenos pertenecientes a fincas,
hatos, haciendas o fundos- que circundaban lo que hoy comúnmente se conoce como
“centro histórico” de la ciudad- para pasar violentamente a conformar el espacio físico
que le daría asiento a las diversas barriadas que conformaría la ciudad ocupada/segregada.
Lo novedoso y particular de esta ciudad ocupada/segregada, a diferencia de la ciudad
colonial-tradicional -y de otras como la ciudad enclave petrolera y de la ciudad global-7, es
su forma improvisada y no planificada en que la construyen. Esta fue transformándose a
través del tiempo y extendiéndose de una manera vertiginosa, acelerada y su crecimiento
desordenado, permitiendo la formación de barriadas.
De esa manera, poco a poco fueron consolidándose nuevos núcleos urbanos, hasta
emerger la ciudad ocupada/segregada que sustituiría casi de modo violento a la antigua
Ciudad Colonial Tradicional y con ello el advenimiento de una sociedad más compleja y
más acelerada y con crecimiento más acelerado.
Barinas y sus tres olas de ocupaciones.
Plano 2. La ciudad de Barinas 5 años antes de la primera oleada de ocupciones
6
La sociología positivista, como la sociología del desarrollo denominó este fenómeno social como
“marginalidad social o los marginales alojados en las periferias urbanas, conformando los cinturones de
miseria; desde otras perspectivas hoy llamamos a este fenómeno las ciudades segregadas/ocupadas.
7
En el capítulo II, pág. 27-29explicamos la definición de cada una de estas ciudades
17
Elaborado por Edwin Buitriago (2013).
La ciudad de Barinas, que para mediados del siglo pasado conformara un espacio urbano
apenas raquítico, comenzará a hincharse por sus cuatro costados, esta vez mediante las
ocupaciones de tierras en forma de oleadas. La primera oleada desde 1945 hasta 1970, la
segunda desde 1971 hasta 1999 y la tercera desde el 2000 en adelante. Precisamente
nuestro trabajo investigativo consiste en desarrollar las ocupaciones urbanas,
fundamentalmente las del siglo XXI en adelante.
Dividimos las ocupaciones en tres oleadas porque cada una de ellas se identifican a partir
de procesos históricos y sociales comunes y peculiares entre si.
La primera ola (1945-1965)
Si bien es cierto no es descartable que antes de 1945 se hayan dado algunas ocupaciones
en las adyacencias del poblado de Barinas, no obstante, es a partir de esta fecha en que las
mismas aparecen en bruto y en forma continua, como consecuencia de las migraciones del
campo hacia la capital del municipio Barinas. Entre los migrantes se encuentran personas y
familias de diferentes ciudades del país, pero fundamentalmente de campesinos del llano
venezolano- especialmente del llano apureño- y también de tierras colombianas
desplazados por la violencia y el enfrentamiento militar. (cfr. Las migraciones y los
Desplazamientos forzados, 2002. Análisis comparativo e integral desde un
Enfoque de derechos humanos)
Estas migraciones se producen justo en que el Estado venezolano inicia en toda la
naciòn un plan de inversión pública (a raíz del incremento fiscal experimentado en el país
producto de la renta petrolera comienza) y también debido a llegada de la Socony Vacum
Oil Company, la cual comienza a operar en el estado Barinas desde 1944, cuyas
18
instalaciones administrativas y residencial se ubicaron en la Meza Alta a unos 5 kilómetros
de la ciudad. Para esta fecha la ciudad de Barinas aun tenía una alma aldeana con muy
pocas casas, la mayoría de bahareques, techo de palma y piso pisoneado, se cocinaba con
leña y raras veces con kerosene, porque el gas ni remotamente se conocía, el servicio
eléctrico muy pobre y se prestaba hasta las seis P.m, las calles a base de granzón y muy
pocas aceras de cemento (Ruiz Guevara, 2005). A pesar de las insuficiencias y limitaciones
de los servicios públicos, la sociedad civil aun no alcanzaba introducir elementos
conflictivos en la ciudad. Por supuesto la población a un no era representativa desde el
punto de vista numérico, ésta permanecía estancada en menos de 10 mil habitantes.
No obstante el aspecto aldeano de la antigua ciudad colonial tradicional va a ser
transformado y/o transfigurado en la medida en que el fenómeno de las migraciones
urbanas se traduce en la práctica en un proceso sostenido de ocupaciones urbanas, que se
profundizaran en la segunda y tercera oleadas.
De este modo surge o nace una nueva ciudad (la ciudad ocupada/segregada). Una
primera oleada de siete ocupaciones terrenos ubicados en el noreste y noroeste del centro
histórico o ciudad colonial tradicional que hoy conocemos como los barrios de San Juan,
San Jancito, San José, Bomba Lara, Unión, Majagua I, La Carolina entre otros.
De acuerdo a nuestros/as entrevistados/as, en Barinas, desde 1940-45 hasta mediados de
la década del 60 los/as necesitados/as de vivienda tomaban un pedazo de terreno cercano a
las inmediaciones de la ciudad tradicional, y luego solicitaban ante las autoridades
municipales su legalización del predio a través de una licencia o permiso de ocupación
otorgada por las autoridades de la municipalidad. De acuerdo a esta realidad es que hemos
denominado a esta ocupación como “permisiva”, descartando el término de invasión8.
Plano 3. Primera ola de ocupaciones. (Barinas 1945).
8
El termino de invasión toma vigencia en la consciencia colectiva o se populariza, justo desde el momento
en que las elites económicas y políticas se pusieron de acuerdo para legalizar la mercantilización de los suelos
urbanos y en consecuencia santificar la propiedad privada de los mismos, mientras que al mismo tiempo se
“sataniza” la apropiación social de tierra por parte de los/as sin techo.
19
Elaboración ingeniero Edwin Buitriago (2013). El plano muestra la ciudad de Barinas
registrando un crecimiento urbano significativo, producto tanto de la primera ola
ocupacionista, y de la creación de la Ciudad Enclave Petrolera (llamada popularmente
mobil), como de un conjunto de urbanizaciones construidas entre los años de 1950 a 1970
por el Estado en la parte Este-sur de la ciudad (entre estas urbanizaciones se encuentran: La
candelaria, Andrés Bello, Simón Bolívar y Francisco de Miranda).
La segunda ola (1966- 1999)
A mediados de los sesenta en adelante van a estar dominados por el proyecto
modernista. La meta es reencantar la ciudad para convertirla en un gran mercado, cambiar el
uso social. De este modo, los terrenos de la ciudad de Barinas ubicados alrededor del centro
histórico de la ciudad antigua de Barinas - que durante siglos no tenía mucho peso en la
escala de valores- comienzan a revalorizarse. A partir de esta época se hace sentir la
inversión privada de grupos económicos nacionales e internacionales mediante la
instalación de importantes negocios9, y de la inversión social a través de la construcción de
obras educativas, de salud, vialidad, etc. Por supuesto en la medida en que los suelos
catalogados y clasificados como urbanos se revalorizaban, éstos a su vez se convertían en
bienes codiciados por la terrofagia urbana.
A nuestro juicio esto último fue el motivo por el cual las ocupaciones, que en un principio
eran permisivas/permitidas, luego éstas a partir de la segunda ola devinieron forzosas, es
decir logradas mediante duras luchas y organización social.
9
Para esa fecha se inaugura en Barinas dos de los comercios más emblemáticos: Tiendas Roni, (1968) la
primera tienda de vestir por departamento, propiedad de Giuseppe Ruggeri y CADA, la primera tienda
moderna de venta de víveres, propiedad de Rockefeller
20
La ciudad ocupada/segregada que se inició con la primera ola ocupacionista extiende su
radio de acción con una segunda ola que alcanzó a mas de 40 tomas de terrenos entre 1966
y 1999 en la parte este y oeste de la Ciudad Colonial Tradicional los sectores denominados
La Federacion, Independencia (I y II), El Cambio, Los pozones, Los próceres, Negro I,
Corocito, Cuatricentenaria, Mijaguas II, Vista Hermosa, Raúl Leoni, Los Marqueses,
Dominga Ortiz de Páez, Las Colinas (I y II), Las mercedes, Altamira, Mariscal Sucre,
Cinqueña I,II y III, Primero de Diciembre ( las 5 etapas), La Hormiga, La floresta, Mi
Jardín (las 5 etapas), 24 de Mayo, terrenos detrás de Macro, 24 de Abril, Luis Beltrán Prieto
Figueroa, El Valle, El Industrialito, Guanapa, Santiago Mariño, La Paz, San Juan, San
Juancito, Coromoto, San José. ).
Plano 4. Segunda ola de ocupaciones. (Barinas 1999)
Fuente: Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar (IGVSB. La ciudad creciendo y
complejizándose.
La tercera ola (2000- 2010)
Para esta época observamos un resurgimiento masivo de las ocupaciones, tanto en
espacios de las zonas Sureste y Suroeste de la ciudad, muy cercano y colindante a Alto
Barinas. En el 2000-2001 por los lados de los territorios de Campo La Mesa (cerca de las
inmediaciones de Alto Barinas Sur) aproximadamente unas 40 hectáreas de terreno son
ocupadas por más de mil personas distribuidas en tres parcelamientos, a saber: Hugo
Chávez Frías, Rosa Inés, y Renacer Bolivariano, y un poco más tarde (en el 2005-2006) los
sintecho organizados ocupan una loma (que luego es bautizada como “Lomas de Renacer”)
de 10 hectáreas en terrenos- que desde el punto geográfico pertenecen a la jurisdicción de
Campo La Meza. Para esa misma fecha, unas doscientas familias ocupan los terrenos
21
denominado la “Floresta”, y al igual que la anterior ocupación, la ubicación de los mismos
está muy próxima a los predios de Alto Barinas, con la ventaja estratégica de estar situados
a unas de las avenidas más importantes de la ciudad, (la avenida Guaicaipuro y la avenida
23 de enero). Esta última es la más transitada vehicularmente, por tanto considerada como
la más estratégica de todas.
Para el 2009, cercano también a la jurisdicción de Campo La Meza, al lado de la Bomba de Don
Samuel, unas cincuenta personas ocupan un pedazo de terreno. En el primer intento de la toma de
los terrenos no se materializa la ocupación, pero es retomada posteriormente a finales del
2011. En el 2009, ya propiamente en Alto Barinas Sur, al lado del sector las Terrazas y
de Terracota, terrenos privados- un poco más de una hectárea- son tomado por unas 350
personas, pero la toma no es exitosa a mi juicio, porque los tomistas, carentes de techo, en
su mayoría eran habitantes de esa zona, y no provenientes de la zona de abajo o del sur que
si tienen la experiencia y la valentía necesarios en toda lucha ocupacionista. Para esa
misma fecha en Alto Barinas norte, detrás del circuito judicial, unas 40 familias ocupan
consensuadamente (es decir sin que se produjera mayores conflictos políticos como otras
ocupaciones que han desencadenados procesos violentos) una parcela vacía o en
condiciones de abandono de aproximadamente media hectárea. En septiembre del 2010
unas treinta hectáreas de la antigua finca la Arenosa son ocupadas por más de mil
parceleros.
Plano 5. (Barinas 1999).
Fuente: Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar (IGVSB)
Con la tercera ola
ocupacionista la ciudad de Barinas (entiéndase el conjunto de todas las ciudades) completa
la actual morfología urbana en toda su totalidad, quedando Alto Barinas (entiéndase la
ciudad global) prácticamente cercada por la ciudad ocupada/segregada. (Ver plano 5)
22
Capítulo II.
COMPLEJIDADES SOCIOPOLÍTICA Y CULTURAL DE LAS OCUPACIONES.
Conflictos en la ciudad por la conquista y control de los suelos urbanos
“Las formas ideológicas implícitas en las teorías
Sobre la ciudad que vienen haciendo fortuna
desde finales del siglo pasado pretenden, de una
forma más o menos velada, legitimar la propiedad
privada del suelo urbano y la especulación sobre el
mismo” Fernando Ramón (1974)
Abordar los conflictos por la tierra significa hablar de la conformación de las ciudades
desde el inicio de la colonización que arrebató las tierras a los pueblos originarios para el posterior
establecimiento de villas o ciudades y a la par se instituyó un aparato de sujeción y gobierno para la
defensa de las usurpaciones obtenidas por la fuerza. En otras palabras
las ciudades
latinoamericanas, y en especial la nuestra, tuvieron su origen en el despojo de las tierras y el
sometimiento de nuestros primeros habitantes.
Plano 6. (Fundación de la ciudad de Barinas, año 1759)
Fuente: archivo de la oficina del Cronista del Municipio Barinas.
Algunos antecedentes históricos sobre formas de repartimientos y dominio
sobre la tierra
En el periodo colonial con las capitulaciones se implantaron las primeras normas, el
encargado o jefe de la expedición le correspondía, además de fundar ciudades, también se
23
le facultaba para repartir tierras y solares, no existió ninguna legislación que regulará esta
potestad del jefe invasor, sino hasta 1573.
Para justificar la conquista material, esto es el despojo de las tierras y el sometimiento de
nuestros pueblos originarios, la Corona apeló a importantes instituciones, a saber la Iglesia y las
Encomiendas. De acuerdo con Virgilio Tosta (1977; pp. 10) “el fundador Varela, quien además
ostentaba el título de teniente de Gobernador y el Alcalde mayor de la Ciudad de Cáceres,
procedió a otorgar solares y encomiendas a los nuevos vecinos. Repartió los indios de aquellos
parajes a los soldados de su expedición”.
La tradición de estas instituciones fue legitimando poco a poco el acaparamiento de tierra
por parte de representantes de la Iglesia y los encomenderos. No obstante, la tierra pudo ser
poseída a título personal mediante merced real, aunque su extensión debía ser moderada.
De acuerdo a los grados de desarrollo económico, para los españoles el concepto de
dominio agrario era distinto del de los indígenas: tendía al individualismo y al
acaparamiento por su afán de riqueza y poder; en cambio, para los indígenas de regiones
densamente pobladas, la tierra era la base esencial de su existencia y trataron de preservar
el régimen de propiedad comunal.
Otras de las vías o mecanismos empleados por los colonos fueron Las Mercedes,
que consistían en donaciones reales de bienes (de su patrimonio y el de la corona) y títulos
a cambio del apoyo dado a la alta nobleza o del clero en pago de algún servicio). Este
mecanismo tiene su origen en Castilla y fueron aplicados a las colonias.
También, El Repartimiento, fue otro de los mecanismos de dominación empleados por la
Corona, que consistió en la asignación de indígenas como fuerza de trabajo gratuito para
los encomenderos de la América española o para la Corona, que tuvo lugar durante la época
de dominio colonial español (siglos XVI-XIX). Aunque no debe confundirse con la
encomienda, que era propiamente un reparto de tierras que se efectuaba entre los
conquistadores y colonos españoles, uno y otro estaban estrechamente unidos y tenían
origen en el sistema utilizado para repoblar el valle del Guadalquivir (península Ibérica) a
partir del siglo XIII.
Todo lo dicho, en forma bastante resumida, es sólo un ápice de lo que fue el proceso de
usurpación original que derivó en el posicionamiento y manejo de la tierra por parte de los
conquistadores o invasores españoles, extendiéndose su dominio hasta en la deformación
cultural de nuestros pueblos ancestrales, lo que a través del tiempo fue copiado de modelo
para imponerse en la formación de las nuevas ciudades y su cultura.
Como hemos afirmado para la década del sesenta del siglo pasado empieza a conocerse en
la ciudad las primeras “retomas de tierras” u ocupaciones de tierras urbanas por parte de los
usurpados y ultrajados de ayer, hoy convertidos en los sin techo. Como era de esperarse
estas ocupaciones ocasionaron los primeros conflictos sobre la posesión de la tierra,
generado por los factores económicos, políticos y sociales, quienes alegaban la propiedad
de los suelos urbanos de la ciudad de Barinas.
Conflictos urbanos en Barinas por el derecho a la tierra y a la ciudad
Los ochenta en América latina y en Venezuela dejaron una huella imborrable. Algunos
economistas bautizaron este periodo como la “década perdida”, por tratarse por un periodo
caracterizado por una asfixiante deuda externa impuesta por los grandes grupos de poder
financiero (entiéndase FMI, Banco mundial) que trajo importantes consecuencias
económicas y sociales. Una de estas consecuencias sociales fue el estallido social conocido
24
como la “Década caliente”, protagonizado por los actores universitarios (estudiantes,
empleados, obreros y profesores) en contra, precisamente, de algunas medidas
gubernamentales que conspiraban contra la soberanía nacional, el bienestar de la población
y las libertades ciudadanas.
En la ciudad de Barinas los conflictos que protagonizó el movimiento universitarioestudiantil en los ochenta, fueron relevados por los sintecho. En esta década el movimiento
de los sin techo inician una lucha por la vivienda que los llevó a la ocupación de los suelos
urbanos de la ciudad10. Es bueno señalar que los conflictos estudiantiles cesaron para
siempre a partir de la década siguiente (1990 hasta el presente), mientras que los segundos
(conflictos de los sin techo) se prolongan hasta el presente
Aunque los primeros conflictos generados por las ocupaciones urbanas surgen a partir de
los mediados de la década de las sesenta (primeras olas de conflictos), los mismos se
generalizan y se radicalizan a partir de los ochenta y noventa (segunda ola de conflictos) y
se prolongan en la década de 2010 hasta nuestros días (tercera ola de conflictos).
La ciudad aquella de calles y avenidas tranquilas y apacibles fue interrumpida
violentamente por los sin techos para expresar sus justas protestas por el reclamo de
viviendas y sus correspondientes demandas por el derecho a la ciudad, entiéndase no sòlo
el derecho a “sobre-vivir” en la urbe, sino el derecho a un “buen vivir”, esto es satisfacer
las necesidades profundas y nuevas que plantea la civilización urbana, por ejemplo la
necesidad de la apropiación del espacio urbano para el disfrute no sólo material sino
espiritual (Cfr Lefebvre, 1975).
Aunque los conflictos por el derecho a la vivienda y a la ciudad quedan registrados como
una expresión sociopolítica de un sector importante de la sociedad, en el fondo éstos tienen
una fuerte implicación de carácter económica. Esta hipótesis queda suficientemente
fundamentada si estudiamos cuidadosamente la historia de las ocupaciones urbanas en
nuestra ciudad.
En efecto desde una concepción materialista de la historia encontramos que las ocupaciones
de tierras urbanas ociosas en la ciudad de Barinas (sean éstas de carácter públicas o
privadas)11 por parte de la población carente de techo, van a desencadenar fuertes conflictos
sociales justo en momento en que empiezan a adquirir valor económico los suelos urbanos
y periurbanos.
Para ser más exacto los conflictos urbanos producto de las “tomas de tierras” por los sin
techos comienzan en el año 1966 con la ocupación de los terrenos donde hoy está situado
el barrio La federación. Esa época concuerda con las inversiones (sociales, económicas)
hechas tanto por el sector público estatal como por el privado en el casco histórico y en
zonas aledañas de la ciudad, provocando a su vez un inusitado crecimiento urbano que
daría pie para el desarrollo de la actividad comercial e industrial.
Tales inversiones en el ámbito urbano van a estar condicionados por la existencia y la
necesidad de uso del factor suelo, a nuestro juicio, uno de los elementos que explican el
origen y fortalecimiento de una estructura de poder de orden político institucionalizado,
entiéndase el poder político (en sus tres niveles: local, regional y nacional) y el poder
10
Cfr., “Francisco Hernández (2012). La historia del movimiento estudiantil de los ochenta”. Ediciones de la
Universidad Ezequiel Zamora. Cuadernos de Discusión Sociopolítica. Nº3).
11
Sobre todo las parcelas de carácter privadas son las que han generado grandes conflictos, mientras que las
públicas (entiéndase ejidos municipales o tierras de la nación) se prestan para llegar a acuerdos consensuales
menos traumáticos que las primeras
25
económico-financiero con gran influencia en los negocios correspondientes a los ramos de
la construcción y al promotor de viviendas e inmobiliario.
A modo de resumen, esta estructura de poder formada para el control y manejo de los
suelos urbanos quedaría conformada de la siguiente manera: actor político institucional:
Alcaldía y sus órganos funcionales (sindicatura, oficina de tierra, entre otros), Concejo
Municipal (concejales, comisión de ejidos, el gobierno regional y sus órganos funcionales
(procuraduría regional, policía regional), gobierno central o nacional (procuraduría
nacional, Fiscalía, Defensoría, Guardia nacional, ejercito, partidos políticos); actor
económico-financiero: empresas constructoras, empresas inmobiliarias, empresas
financieras, terratenientes urbanos (o tierracogientes) y el actor social: población
migratoria y crecimiento poblacional sin techo.
Esta estructura de poder asociado (el político más el económico), movida por su
lógica de organizar, ordenar y hacer crecer y modernizar la ciudad chocará a su vez con
otro poder (el tercero), que funge como el poder popular y/o como el poder social, que no
es otro que el inmanente crecimiento de la población local y migratoria que también
necesitaría del factor suelo para su debido asentamiento y sobrevivencia en la ciudad. Esta
contradicción es lo que va explicar los constantes y sostenidos conflictos producido en la
capital de Barinas desde mediados de la década del 60 del siglo pasado y su profundización
a finales de la década del noventa hasta nuestros días. Esta lucha consistirá entonces, unos,
por el interés de concentrar, controlar y manejar los suelos urbanos en función de
acrecentar capital y, los otros, por re-tomarlos, ocuparlos para construir sus techos, y
también comercializarlos para su respectivo sustento.
Más adelante daremos a conocer el papel que juegan estos tres actores o estructura de poder
(poder político institucional, poder económico- financiero y poder popular y social) en la
producción y solución de conflictos por la toma de tierras urbanas.
26
Foto. 1. Tomada del Periódico “El Espacio” el 15 de Abril de 1.994. El reportaje
periodístico acusa a las autoridades por su incapacidad para evitar las ocupaciones
anárquicas en la ciudad
Primera ola de conflictos (mediados del 60 y finales del 80 del siglo pasado)
Como ya hemos dicho, si bien es cierto que las ocupaciones de tierras urbanas
empezaron en el cuarenta y cinco del siglo pasado, es a mediados de la década del 60 y
principios del 70 cuando se produce la primera ola de conflicto de envergadura. Nos
referimos a la ocupación de los terrenos que hoy le dan asiento a los barrios de “La
Federación” y “El cambio”, pertenecientes ambos a la parroquia El Carmen
La ocupación de la Federación. Un 20 de marzo de 1966, tres hombres, uno venido del
llano adentro, Andrés Jiménez, otro de los Andes, Sabino Araque y el tercero Manuel
Burgos.
“con la luz de la luna” clandestinamente empezaron a demarcar sus linderos con
cuatro palos enterrados y cuatro más que sostenían un techo de 6 o 7 retazos de zinc que
compraban o les regalaban (o los se los agarraba escondido), además estos fundadores se
les unió pronto un grupo de personas, que aguardaban esperando la oportunidad para
sumarse por la conquista de un pedacito de tierra donde cobijarse con sus familias.
Fueron más o menos 26 personas, entre hombres y mujeres de escasos recursos
económicos, quienes tomaron ilegalmente un lote de terrenos baldíos municipales
( potreros comunales), cercados con palos de alambres, por lo que se hacían llamar
dueños, que no eran otros que oligarcas latifundistas que los tenía como si fuera su
ganado de engorde y quienes se sentían guapos y apoyados por un sistema anacrónico,
manejados por burgos maestres políticos y anárquicas instituciones mal tratadoras de las
clases desposeídas Anteriormente le llamaban Barrio Las Tablitas, porque todo el mundo
hacia sus casa de tablitas y zinc, luego por la inauguración del parque La Federación
tomo este nombre”. Javier (octubre 2012)
. Nos cuenta la señora Josefina Rondón (Diciembre, 2012) que fue partícipe de la
ocupación del Barrio La Federación:
“ la mayoría de los invasores venían de Santa Catalina, población ubicada entre
los Estados Apure y Barinas, y algunos del Estado Guárico entre ellos mi persona, la
lucha fue muy fuerte, el gobierno de esa época trataba por todos los medios de no permitir
invasiones frente a la Gobernación del Estado, la policía apenas veía que levantaban los
ranchos, se los tumbaba los palos que sostenían los ranchos con peinilla “desde la
patica”, sin importar las personas que allí estuvieran durmiendo, fueron tiempos de
conflicto, las personas se agruparon para defender sus ranchos, hasta que las autoridades
no pudieron hacer mas nada, los pobladores con su insistencia y necesidad de vivienda
lograron adueñarse de esos terrenos, que hoy en día muchos de ellos aun los conservan,
han divididos y le han dado un pedazo de terreno a sus hijos y nietos”
La ocupación de El Cambio: este Barrio se vino formando desde 1968, las personas
poco a poco fueron cercando sus parcelas con alambre. Cuenta esta señora María que “los
ocupantes venían de muchas partes: de Apure de San Cristóbal, algunos Colombianos,
otros de Mérida, Altamira de Caceras. Nosotros construíamos las viviendas (o ranchos)
de tablas que traíamos del Aserradero Santa Rita cerca de la avenida Industrial, pero fue
27
en el 69/70 cuando el gobierno decidió reprimir porque éramos más de 500 familias
pobres sin vivienda, al igual que en la Federación la policía tumbaba los ranchos de
tablas, hubo muchas personas presas por construir los Ranchos, porque un señor
contratista de origen extranjero (de apellido Mendoza) alegaba que los terrenos invadidos
eran suyos y la Doctora Odilia Traspuesto en representación del Gobierno municipal
estaba de acuerdo con él, y decían que en esos terrenos se iba a construir una
urbanización como la Rodríguez Domínguez y entonces nos querían mandar para la parte
baja por allá en la Chupa chupa”, y nosotros no queríamos porque allí se anegaba, pero
la gente se agrupo para presionar, pues esos terrenos no eran de ningún señor Mendoza
sino del IAN, como lo demostró el abogado, un funcionario de ese organismo. Este
funcionario dijo que no se podía permitir que personas humildes fueran desocupados, y
así al final la señora traspuestos tuvo que ceder y nos legalizo los terrenos”
Otra ocupación no menos importante ocurrida en esta oleada fue la de Los Pozones en el
año 1973 (actual urbanización José Antonio Páez), en el año 1973 , cuenta Gonzalo
Gualdròn (Entrevista 22-20 2010) que esta ocupación “se realizó tanto en las casas que el
gobierno de entonces ya habían comenzado a edificar, como en algunos terrenos vacios y
enmontados, al intervenir la policía para efectuar el desalojo se produjo el enfrentamiento
entre piedras y bombas lacrimógenas, recuerdo que a los lideres los persiguieron
detuvieron algunos de ellos”.
Segunda ola de conflictos (finales del 80 y finales del 90 del siglo pasado)
Después de la ocupación de lo que hoy es el barrio “El Cambio” se produjeron en la
misma zona y en otras, nuevas ocupaciones, pero de tipos consensuadas, es decir no
violentas. Es a finales de la década del 80 y a mediados de los noventa del siglo pasado,
cuando se produce una segunda ola de ocupaciones que van a ser reprimidas por el
gobierno de turno, correspondiente al presidente Jaime Lusinchi. Tales ocupaciones a las
que nos referimos fueron llamadas por sus ocupantes como Dominga Ortiz de Páez y
Primero de Diciembre, pertenecientes a la Parroquia Ramón Ignacio Méndez y la
ocupación de la Cinqueña III, ubicada en la parroquia el Carmen, estas ocupaciones
ocurrieron exactamente entre 1987 y 1999. Y la cuarta ocupación ocurre a mediados de la
década de los 90 del siglo pasado, fue protagonizada por las asociaciones civiles
proviviendas Ezequiel Zamora y San José en los terrenos ubicados por la avenida Elías
Cordero y la avenida cuatricentenaria (parroquia El Carmen).
Luis Catillo (Entrevista, 11-12-2011) Uno de los ocupantes del barrio Dominga Ortiz nos
narra:
“ los días de conflictos fueron muy duros para nosotros, porque después de pasar
bastante trabajo construyendo los ranchos para meternos, nos mandaron la policía a
tumbarnos los tranchos, pero como nosotros volvíamos a construirlos, entonces nos
mandaron la guardia a echarnos mas bomba y peinilla Nos querían desalojar porque esos
terrenos eran del INAVI y que supuestamente tenían un proyecto para construir viviendas
dignas, pero nosotros no aceptamos el desalojo y al final nos quedamos después de tanto
lucha”
Gerardo Ramírez (entrevista, 10-11-2011), uno de los fundadores de la Cinqueña
III, nos cuenta:
28
“en esta ocupación participaron muchos estudiantes de la UNELLEZ, ello le dio un
espíritu bastante aguerrido a las manifestaciones, en una de ellas cuando la guardia
intervino y nos echó bombas lacrimógenas, les reventamos los vidrios a INAVI. Una de las
manifestaciones más importantes que yo recuerdo es la que hicimos las tres asociaciones
civiles de Dominga Ortiz, Primero de Diciembre y la Cinqueña III, la marcha la dirigimos
a la gobernación, en compañía del movimiento estudiantil y nuevamente nos reprimieron.
Después que fuimos varias veces a Caracas para hablar con las autoridades nacionales
del INAVI”.
Para el 6 de septiembre de 1989 se realizó una manifestación en conjunto de estas
tres asociaciones hasta la Gobernación del estado para exigir el derecho a la vivienda, la
propuesta del gobierno (a cargo del ingeniero Paz) consistía en que los/as ocupantes
debían desistir de la toma de los terrenos para construir primero las viviendas y luego
entregarlas a través de un sorteo, la gente se enardeció por considerarla un insulto y una
ofensa (El Espacio 14 de septiembre, Barinas, 1989, Pp. 3.)
En relación con la ocupación de los terrenos de la avenida Elías Cordero, a pocos metros
del terminal de pasajero, esta fue la más conflictiva desde el punto de vista simbólico y
mediático, pues el Alcalde del municipio Barinas (Miguel Ángel Rosales Aparicio) fue
detenido y puesto en prisión por pocos días por presentarse como supuesto defensor de los
ocupantes del parcelamiento antes ocupado, su detención se produce en parte en parte
porque que tales terrenos eran propiedad privada de un italiano de apellido Verveccio. Este
hecho no deja de causar sorpresa y asombro en tanto que cuando se suponía todo estaba
arreglado, en el sentido que los ocupantes ya estaban asentados en el parcelamiento, esto es,
los ranchos levantados con las familias adentro y de haber trazado un urbanismo
improvisado con sus respectivas calles y espacios destinados para los servicios
comunitarios, en este momento el proceso de asentamiento fue interrumpido por los
organismos represivos del gobiernos regional: el desalojo fue brutal, sin ningún reparo de
violentar los derechos humanos de los ocupantes, hasta el punto que la Cámara Municipal
acordó en pleno “exhortar al Gobernador del estado Gehard Cartay Ramírez el retiro de la
policía estadal y otros organismos de seguridad de los Parcelamientos en conflicto,
ubicados en los sectores San José y Ezequiel Zamora en la Avenida Elías Cordero y
Cuatricentenaria de esta Ciudad” (Acuerdo Municipal, nº 09/95, fechado el 16//05/95). No
obstante el poder económico del supuesto propietario de los terrenos logró que el poder
judicial fallara a su favor, y lógicamente en contra de los/as ocupantes. Fue a nuestro juicio,
la derrota moral más grande que hayan recibido tanto los/as ocupantes como el poder
municipal en la figura del Alcalde del municipio capital.
29
Foto 2. Tomada del Periódico “El Espacio” el 17 de Septiembre de 1988. En la imagen se
aprecia evidencia la represión policial contra los ocupantes del parcelamiento Dominga
Ortiz de Páez
Tercera ola de conflictos (finales del siglo pasado hasta el 2010 hasta el 2012 y 2013)
La tercera ola de conflictos ocurre en la parroquia de Alto Barinas a finales de la
década del 90 del siglo pasado hasta el 2010. Cerrando el primer milenio (octubre de
1999) y abriendo el segundo la ciudad de Barinas nuevamente se ve impactada por tres
ocupaciones en un mismo sector denominado la Hormiga. Las asociaciones proviviendas
denominadas Rosa Inés, Hugo Chávez Frías y Renacer Bolivariano tomaron el
parcelamiento contentivo de más de treinta hectáreas una vez que los supuestos propietarios
(urbanizadora 255 C.A) no plasmaron en la realidad el proyecto de urbanismo que
propusieron a la cámara municipal desde 1993.
“Al conocer que estos terrenos estaban solos y abandonados nos metimos unos
pocos y empezamos a construir los ranchitos y a los 10 días éramos más de 600 familias
los/ las ocupantes. Pero no paso mas de una semana cuando nos visitó la policía a
tumbarnos las construcciones y nos desalojaron por la fuerza, pero nosotras/os resistimos
y nos replegamos por un tiempo, pero luego volvimos a invadir, soportando todo tipo de
calumnia y agresiones por encargo que dirigieron los supuestos dueños, y por la otra parte
las fuerzas represivas del estado siempre nos hostigaban. Pero nunca flaqueamos, por el
contrario volvimos con mas bríos, trancábamos la avenida cada vez que queríamos con el
fin de hacernos sentir y que nos escucharan los líderes del gobierno; mas de una vez
tomamos la alcaldía con saldos positivos a nuestro favor” (Nelly Moreno presidenta del
Parcelamiento Renacer Bolivariano. Entrevista 22-11-2010).
En un trabajo de investigación realizado en el parcelamiento Rosa Inés por parte de
estudiantes de Sociología dejaron la evidencia de la agresión por parte de la Disop
30
(organismo de inteligencia policial del estado Barinas) y de los/as supuestos/as dueños de
los terrenos en cuestión. Al preguntársele a los ocupantes sobre los problemas que
enfrentaron en el proceso de ocupación y todos manifestaron el hecho de la agresión
policial y del hostigamiento (Yesifa Aldana Situación en que viven las familias del
parcelamiento Rosa Inés, Enero 2011)
Un año y unos meses más tarde de las ocupaciones referidas se produce la de La Floresta
Bolivariana (ubicada por la avenida 23 de Enero y la Guaicaipuro, detrás del centro
comercial Fórum, parroquia El Carmen, límite con Alto Barinas). Este lote de terreno (unas
tres hectáreas aproximadamente) según los propios ocupantes estaba destinado al engorde
por el supuesto dueño, ya que “este estuvo abandonado y sin ningún rastro de bienhechuría
urbanística sobre el terreno, motivo por el cual nos atrevimos de tomarlo para construir
nuestras viviendas” (Alfina, 12/04/ 2011). El hecho de que las tierras eran reclamadas
propiedad privada por parte de un supuesto dueño y de estar bastante expuestas a los
espacios públicos estratégicos de la ciudad, esta ocupación fue intervenida inmediatamente
por los órganos de orden público del Estado. “…” (Entrevista a Luis Gallardo ocupante,
entrevista 20/10/2011). Los intentos de desalojo nunca cesaron, nos prometían reubicarnos
a otras zonas en la parte baja, pero nosotros acordamos en reunión no aceptar esa
reubicación, y no dimos marcha atrás a nuestra lucha, soportamos todo tipo de represión y
hostigamiento, hicimos varias tomas a la avenida 23 de Enero (la artera vial más
importante de la ciudad), visitamos cada vez más a los medios para exigir nuestros
derechos
La ocupación de La Floresta, como el resto de la tercera ola (entiéndase Rosa Inés, Hugo
Chávez y Renacer Bolivariano) duraron más de cinco años en continuos conflictos, pues las
primeras ocupaciones logran para el 2006 el consentimiento de la parte oficial (gobierno
regional) para que se queden en el asentamiento y además se les construye una cantidad
importante de viviendas, y para esta misma época el gobierno municipal decide comprar las
tierras al propietario de las mismas para adjudicárselas a los ocupantes de La Floresta,
resolviendo en gran parte la situación conflictiva en cuanto a la tenencia de la tierra.
Al poco tiempo -unos tres años después- los terrenos de la arenosa ubicados en Alto
Barinas Sur son ocupados por gente fundamentalmente de los barrios del Este (parroquia
Ramón Ignacio Méndez). “Para finales de septiembre llega al parcelamiento La Arenosa –
sector Brisas del Corozal- una comisión de la guardia nacional queriéndonos intimidar,
diciendo que tienen orden de detenernos por haber invadidos terrenos sin los
procedimientos legales para tal fin, fuimos citados los dirigentes Hernán Salazar, Ángel
Barrios, Carlos Pérez Briceño y el profesor francisco Hernández, quien nos acompañaba
en la lucha; a los siguientes días la policía estadal llego en dos patrullas con tonos
amenazadores, pretendiendo llevarnos a la comandancia, todos nos agolpamos,
protestamos enérgicamente y no permitimos que se llevaran a nadie de nosotros” (Hernán
Salazar, 12/10/10).
De acuerdo a registro de prensa escrita de la región dicha ocupación se le puede considerar
la más agredida mediáticamente, durante un mes consecutivamente declaraciones públicas
por parte de vecinos y del sector gubernamental se pronunciaron de modo contundente
contra las familias ocupantes12.
12
Desde el 02 de octubre hasta el 01 de noviembre de 2010, los diarios De Frente, La Prensa y el Diario de
Barinas publicaron declaraciones en donde diferentes actores (vecinales y gubernamentales ) incriminan la
acción de las familias sin techo
31
Fotografía 3. Tomada del Periódico “La Prensa” de Barinas el 28 de Septiembre de
2009. La imagen habla por sí sola.
Fotografía 4. Tomada del periódico “La Prensa” de Barinas el 27 de Octubre de 2009. Las
imágenes muestran por sí mismas la situación conflictiva de la época.
32
Fotografía 5. Imagen tomada del Periódico “La Prensa” de Barinas el 30 de Marzo de 2012.
Cuadro 1.
ocupaciones por parroquias, según fecha y tipo de ocupación en la ciudad de
Barinas desde 1945 al 2012
Ocupaciones
De 1945 a
1965
Unión
Coromoto
La Candelaria
El pilar
De 1966 a
1999
La Federación
Independencia
El Cambio
El molino
Los Próceres
Negro Primero
Carlos Márquez
Corocito
Cuatricentenaria
Mijaguas
Vista Hermosa
Raúl Leoni
Los Marqueses
Dominga Ortiz
de Páez
33
El
Carmen
Ramón
I.
Méndez
Rómulo
Betancourt
Corazón
de
Jesús
Fecha de
ocupación
Tipo
de
ocupación
X
X
1947
1948
1950
1958
Permitida
Permitida
permitida
permitida
X
X
1966
1968
1968
1970
1979
1980
Conflictiva
Conflictiva
Conflictiva
conflictiva
conflictiva
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
catedral
Alto
Barina
s
1980
1980
1980
1980
1981
1982
1983
1985
consensuada
Consensuada
consensuada
consensuada
consensuada
consensuada
consensuada
consensuada
conflictiva
Las Colinas
La Esperanza
Las Mercedes
19 de Abril
Altamira
Mariscal sucre
Cinqueña III
1ero
de
Diciembre 1ra
etapa
1ero
de
Diciembre 2da
etapa
1ero
de
Diciembre 3ra
etapa
La Hormiga
La Floresta
Mi jardín las 5
etapas
Betania
1ero
de
Diciembre
4ta
etapa
Corralito
1ero
de
Diciembre
5ta
etapa
24 de mayo
Invasión
San
José
24 de Abril
Luis B. Prieto F.
El Valle
Del 2000 en
adelante
La Orquídea
Alfa y omega
Florentino
Mi futuro
Renacer
Bolivariano
El Rubí
Floresta
Bolivariana
José Félix Ribas
Los Araguaney
Las torres
12 de Febrero
Virgen
del
valle
Invasión 4 de
febrero
Brisas
del
llano
Sabana
Grande
Lomas
de
Renacer
Invasión
al
lado
Don
Samuel
Invasión
detrás de la
Santa María
34
X
X
1987
1987
1988
1989
1989
1990
consensuada
consensuada
Consensuada
Consensuada
consensuada
Conflictiva
conflictiva
conflictiva
X
1990
conflictiva
X
1991
conflictiva
1991
1992
1992
consensuada
X
1992
1995
consensuada
consensuada
X
X
1995
1995
conflictiva
consensuada
1998
1996
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Conflictiva
X
X
X
1999
1999
1999
Consensuada
ConflictivaFallida
Consensuada
Consensuada
Consensuada
X
X
X
X
2000
2000
2001
2001
2001
Consensuada
consensuada
consensuada
consensuada
conflictiva
X
3001
2002
consensuada
conflictiva
X
X
x
X
2002
2003
2004
2005
2005
Consensuada
consensuada
consensuada
consensuada
consensuada
X
2006
consensuada
X
2007
consensuada
X
2007
conflictiva
2008
consensuada
2008
Fallida
2009
Fallida
X
X
X
X
X
Invasión frente
a Prados de
Alto.Barinas
Asentamiento
el Canal
Altos de la
arenosa
Linda barinas I
Linda Barinas
II
Brisas
del
Corozal
X
2009
Fallida
2009
Consensuada
X
2008
consensuada
X
X
2010
2010
Fallida
Fallida
X
2010
consensuada
X
Fuente propia en colaboración con alumnos del 5to semestre del programa de
sociología de la UNELLEZ
Cuadro 2.
Resumen Tipo de ocupaciones
Ocupaciones
N°
permitidas
4
conflictivas
17
consensuadas
37
fallida
5
s/i
1
Total
64
Elaboración propia
Análisis e interpretación de cuadros (1 y2).
Nivel macro.
Es importante resaltar que aunque en los cuadros (1 y 2) aparecen registradas sólo 64
ocupaciones, reconocemos que desde el punto de vista real y cuantitativo son mucho más
de las que aparecen anotadas. Sólo que consideramos apuntar aquellas más relevantes o
principales. Pues encontramos que dentro de una ocupación suelen producirse otras
ocupaciones secundarias, derivadas de las primeras, es decir pequeñas ocupaciones
internas dentro del mismo parcelamiento que a veces se identifican con otro nombre, pero
en esencia pertenecen al mismo proceso ocupacionista, de allí su no inclusión en este
trabajo.
No obstante el número señalado es bastante elevado, si lo relacionamos con otros
fenómenos urbanos de este tipo, producidos en el país. Aunque no hay cifras del número
de ocupaciones registradas en cada ciudad del territorio nacional – porque no se han hecho
esos estudios-, la ciudad de Barinas es la que registra más ocupaciones de todo el espacio
urbano del territorio llanero venezolano.
Por tanto el grueso número de ocupaciones en el territorio de la ciudad de Barinas dice de
un dato de gran importancia para el análisis sociológico y antropológico. Así por ejemplo
35
nos permite rebatir el mito bastante difundido de que la actual ciudad de Barinas ha sido
producto de un proceso un crecimiento y evolución natural de adentro hacia la periferia.
Nuestro estudio empírico muestra, por el contrario, que no existe un tal crecimiento de una
legendaria ciudad exclusiva, antigua, que hemos denominada ciudad Colonial Tradicional.
Lo que ha ocurrido en realidad es que el fenómeno de ocupaciones ha dado lugar a la
formación de otra gran ciudad, denominada Ciudad Ocupada /Segregada. Es la ciudad
donde reside la gran masa de pobres procedentes fundamentalmente de pueblos vecinos de
la misma entidad barinesa, como de otros pueblos vecinos llaneros y andinos del país, como
también procedentes del hermano pueblo colombiano.
Nivel micro.
En un nivel más especifico y concreto de análisis encontramos que el escaso número de
ocupaciones con la categoría de “permitidas”- solo cuatro (4) del total absoluto- obedece a
que éstas ocurrieron en un contexto histórico determinado en donde la sociedad barinesa
aún no había experimentado ninguna crisis urbana importante. O mejor dicho, este tipo de
ocupaciones se iniciaba con la primera transformación urbana en la ciudad. Las cuatros
ocupaciones señaladas representaron las primeras semillas que dieron nacimiento a la
llamada Ciudad Ocupada/segregada.
Respecto a las ocupaciones conflictivas y consensuadas no sorprende que el número de
ellas sea el más alto (54 entre las dos). Como ya se ha dicho, la crisis urbana, realmente
comienza a materializarse a finales de la década del ‘60, seguidas en las décadas ‘70 y ‘80,
justo con el protagonismo de importantes actores en el desarrollo del construccionismo en
la ciudad, a saber grupos privados y el Estado.
Tales actores no permitirían que los terrenos urbanos fueran cedidos o tomados por el
pueblo con necesidad de viviendas. Ello explica el fin de las ocupaciones permitidas, pues
se imponía la necesidad de un rígido control tanto de los suelos como de los sectores
sociales (los sin techo). De allí que cualquier ocupación producida cercana o alrededor de
la ciudad iba a ser repelida por la fuerza pública y también privada.
Sin embargo este método por ser violento se volvía en contra de los intereses políticos
de las autoridades gubernamentales de turno. Se pensó entonces, no en la vía conflictiva,
sino en otra alternativa metodológica para resolver los conflictos derivados por la toma de
tierra: el diálogo y la solución política. Por ello el término de ocupaciones consensuadas.
Si bien es cierto este tipo de ocupaciones prevaleció entre la segunda y tercera oleada
ocupacionista, no significó de modo absoluto el fin de las ocupaciones conflictivas. Estas
siguieron produciéndose en menor cantidad. Incluso, cuando ya suponíamos que los
métodos de fuerza (entiéndase desalojos y represión), a principios de febrero de 2013 la
fuerza pública estadal efectuó un desalojo forzoso con saldos de varios heridos (Ver El
Diario de Barinas, pp. 1 y 3).
Finalmente, en los cuadros se aprecia el registro de cuatro (5) ocupaciones fallidas. Este
tipo de ocupación ocurrieron a partir de la segunda y tercera ola ocupacionista, y
36
generalmente suelen presentarse cuando
los terrenos provisionalmente ocupados
pertenecen a “propiedad privada” de terceros, o sencillamente cuando es débil la
organización pro-ocupacionista de los sin techo.
La Ciudad global: Dialéctica entre integración urbana y racismo.
Génesis y proceso de la formación de la Ciudad Global.
Plano 7.
Elaborado por Gecsa (2013). La Ciudad Global: parte más reciente de la ciudad de Barinas
Desde mediados del siglo XX hasta la década del 70 del siglo pasado, la ciudad de
Barinas, aún se concentraba fundamentalmente en lo que se ha conocido históricamente
como el casco urbano, el cual hemos denominado Ciudad Colonial-Tradicional. La
llamamos de esa forma por ser históricamente la ciudad aun presente en el imaginario
37
barinés, es decir la ciudad del recuerdo, a pesar de ciertas transformaciones arquitectónicas
en el urbanismo de la ciudad es todavía la ciudad diseñada por la colonia y rediseñada por
las generaciones posteriores, muy recordada gratamente por instituciones oficiales, y
también por un importante movimiento promotor y defensor de una atmósfera cultural
llamada “barinidad”. Vale la pena enfatizar que hasta 1950 el Estado sólo había construido
una urbanización, denominada “Barrio obrero (construida entre 1943 y 1945).
A partir de la primera década de la “democracia representativa- 1959-1970) si bien se
construyeron algunas urbanizaciones residenciales para las clases medias y populares- a
saber: las urbanizaciones “La Candelaria” “Simón Bolívar” “Andrés Bello” (construidas
entre 1950 y 1970) que en cierta medida constituyeron soluciones habitacionales (Mendoza,
2012)- lo que marcaba la pauta del crecimiento y complejidad urbana de la ciudad fueron
las diferentes oleadas ocupacionistas, las cuales dieron origen a la formación de un
conjunto de barrios alrededor de la Ciudad Colonial-Tradicional.
Para esta fecha (1970), aún no se había urbanizado por completo la parte alta de la ciudad.
Solo se había establecido la Mobil, que preferimos llamarla Ciudad Enclave Petrolera por
pretender ser un modelo de ciudad de las compañías petroleras instaladas en la ciudad a
mediado de los 40 del siglo pasado, una especie de guetto o urbanismo encerrado exclusivo
para el personal clasificado de la petrolera. La actividad comercial también era incipiente y
muy poco desarrollado, solo existía un solo centro comercial de reconocida importancia,
denominada CADA. Igual de menguada la nomenclatura vial. Las avenidas con mayor
circulación vial se encontraban las avenidas “23 de Enero”- para ese momento solo
llegaba hasta CADA), “Agustín Codazi”, “Elías Cordero” y la “Andrés Varela”. La ciudad
se concentraba básicamente: de Noroeste a Sureste, desde la plaza Zamora hasta la penal y
de Norte a Sur desde caseríos situados a la orilla del rio Santo Domingo a las adyacencias
de CADA.
De este modo no era posible distinguir claramente las divisiones sociales y mucho
menos el comportamiento racista de la época13, quizás porque la mayoría de la población
que habitaba la ciudad era de origen mestiza/criolla, y además, por tratarse de una zona de
poca densidad demográfica y el pequeño espacio físico habitado se observaban sólo las
formas solidarias de habitar la ciudad, mas las luchas clasistas y racistas quedaban más o
menos ocultas, jugando un cuadro un poco más cerrado.
El presente diagnóstico urbano habla por sí mismo de una “ciudad pueblerina”, como la
han llamado señores de la tercera edad, con una incipiente actividad comercial, con escaso
tránsito vehicular- y en consecuencia muy poco congestionamiento-, en una palabra se
trataba de una ciudad tranquila y apacible, donde la ciudadanía podía apropiarse de los
espacios públicos para materializar en la praxis cotidiana su condición humana.
.No obstante, la ciudad de Barinas es una de las ciudades venezolanas que para finales del
siglo XX y principios del XXI comienza a transformarse velozmente en una ciudad con un
13
No obstante, de acuerdo a las versiones de la señora Shila, en aquella época- hablase de la `década del 5060- el clasismo y el racismo era más cerrado. Si bien es cierto para aquella época en Barinas no había colegio
privado y todos los niños estudiaban en la escuela pública, a los niños de la gente adinerada eran tratados
con consideración y distinción tanto por los maestros como por sus compañeros de clase, siempre sacaban
las mejores notas. Cuenta que las alianzas matrimoniales eran más selectivas y estrictas, un negro no podía
casarse con una mujer blanca. Una vez, cuenta la señora, en una fiesta de familia de la alta sociedad, en
medio del baile se apareció una pareja de baile infiltrada (posiblemente gente que iba a ayudar a organizar la
fiesta: asadores de carne, ayudantes de cocinas) y al reconocerlos que no eran de sus clase todos se retiraron
de la pista y se sentaron, también los músicos dejaron de tocar.
38
dinamismo urbano sorprendente y con una alta densidad demográfica, por tanto con miras a
transfigurarse y reestructurarse radicalmente desde el punto de vista urbanístico.
Como consecuencia de esta transformación urbana el llamado “casco central” de la
ciudad de Barinas, a partir de la década del 90, aumenta significativamente el proceso de
destrucción/desconfiguraciòn (a la misma vez de reconfiguración), signado por : una
rezonificación del sector residencial, esto es, el desplazamiento de un número importante de
habitantes, tanto de pobladores de provincias del estado, como del casco central de la
ciudad a otras zonas residenciales de reciente fundación; la apropiación casi generalizada
del espacio urbano por parte de sectores económicos- tanto de la economía llamada
“informal”, como la “formal” - y financieros, no sólo de connacionales sino de procedencia
de capital extranjero (principalmente asiática, europea, Estados Unidos y colombiana),
convirtiendo dicho espacio en un territorio exclusivo del y para el mercado; el creciente y
rápido congestionamiento peatonal en las aceras y vehicular en las calles; la progresiva
muerte nocturna en virtud de la eliminación/extinción de importantes sitios y lugares de
entretenimientos y distracción como cines y teatros; como plazas, sitios históricosculturales; la esfumación y desaprovechamiento de pequeños y antiguos de espacios
recreativos y de encuentros tales establecimientos económicos de servicios alimenticios
tales como, heladerías, juguerìas, areperas, dulcerías, así como la muerte absoluta de
centros de diversión nocturno: discotecas, tascas, y otros lugares adecuados para el
encuentro de géneros y sexos diferentes..
Además de factores como el crecimiento natural de la población- influido por las
migraciones rurales e interurbanas- y del desarrollo comercial, y económico en general, el
fenómeno urbano que recién ha impactado severamente a la tradicional ciudad barinesa
(antiguo casco de la ciudad), desestructurando y reestructurando sus elementos fundantes
del paisaje arquitectónico urbano y del territorio urbano, está
el surgimiento y
consolidación de una nueva ciudad, fundamentalmente residencial denominada en un
principio “Alto Barinas”. y posteriormente en los albores del 2000 se convertirá en una
especie de “ciudad global”
Alto Barinas, recibe este nombre porque desde el punto de vista geográfico y topográfico
se encuentra en el Sur y en la superficie mas empinada de la ciudad. En esta zona fue
construida por los dueños de la Empresa CAFINCA – Casas Financiadas Compañía
Anónima- , y se funda a partir de mediados de los setenta con el mismo nombre . Pero es
importante dejar claro que a mediados del siglo XX la transnacional petrolera Móvil
construye en la zona de Alto Barinas, un pequeño complejo residencial- administrativo
(entiéndase Ciudad Enclave) para fijar el hospedaje de su personal adscrito a dicha
empresa, no obstante esta zona aparece registrada en el plano de ordenamiento de la ciudad
como Campo de la Meza y no Alto Barinas.
Es bueno señalar que hasta principio de la década del 70, según personalidades de la
época, toda la superficie de lo que hoy se denomina Alto Barinas (norte y sur) estaba
destinada al aprovechamiento agrícola, fundamentalmente ganadero, perteneciente a la
sucesión de Eugenio Gallardo, luego de Pompeyo Alverlo Torrealba y posteriormente
pasaron a manos del Estado (Blonval López, 1957).
Otros personajes menos optimistas llegaron a sostener que Alto Barinas, para esa entonces
era solo “monte y culebra”. (Solo una pequeña área urbanizada es la perteneciente a
Campo de La Meza o Ciudad Enclave petrolera - considerada como la antesala de Alto
Barinas, y suele confundirse con este lugar- es donde la Petrolera Socony Vacum Oil
39
para principio de la década del 50 edificó sólo 30 viviendas en una superficie de 10
hectáreas aproximadamente y también allí se construyó, entre 1952-1958)- periodo de la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez- el antiguo “Hotel Llano Alto”, que para el 1977
pasaría a ser la sede principal las universidad Ezequiel Zamora (UNELLEZ). La mayoría
de las casas construidas eran más o menos diferentes a las construidas en el casco de la
ciudad (Ciudad Colonial Tradicional), tanto a las pertenecientes antes del ‘60 como a las
posteriores a esta década: techo de dos aguas, adornados con teja, pero más alto que las
del pueblo en la ciudad colonial tradicional, y el espacio destinado al patio se aprovechaba
para jardín y grama.
Este tipo de vivienda estaba reservada para la clase trabajadora, su diseño arquitectónico
muy parecidas a las que construía la compañía inglesa para la peonada en los hatos del
llano apureño, como en el Hato San Pablo Paeño allá en Achaguas; así mismo, el complejo
móvil contempló la construcción de algunas viviendas para el personal calificado
(administradores, ingenieros, entre otros profesionales, estas viviendas se distinguían de las
primeras por la incorporación de un diseño artístico de corte estético en la fachada de la
vivienda, el cual consistía en una construcción de un semitecho con la forma de “v”
invertida, lo cual hacia las funciones de porche, lo que las diferenciaba tanto de las
viviendas de los trabajadores de la móvil como las de la ciudad tradicional . Sin embargo,
dado el poco número de viviendas construidas en esta parte alta de la ciudad no nos
permiten hablar de un urbanismo extenso, pero si de una ciudad que hemos denominado
“ciudad enclave petrolera”.
Ahora bien, quienes si van a traer dentro de sus carpetas un ambicioso diseño urbanístico
para construir otra ciudad14 en la parte alta de Barinas son los dueños de la empresa
urbanizadora CAFINCA. La referida empresa apertrechada de un equipo técnico de
profesionales afines de la construcción, entre ellos topógrafos, arquitectos, ingenieros
civiles, elaboraron los planos originales en el que contemplaba la construcción de 500
viviendas, espacios físicos para escuelas, áreas verdes y de esparcimiento, área comercial,
vías de comunicación interna, incluyendo amplias avenidas con proyección para la
interconexión con la ciudad tradicional.
En síntesis se trataba de un diseño urbanístico moderno: por una parte funcional para el
surgimiento de una nueva clase media profesional y un nuevo tipo de familia nuclear 15
requerida por el avance del capitalismo patriarcal, y por la otra racional, en tanto que
privilegia la utilización de materiales de construcción ofertadas por el mercado industrial
de la época, así el cemento, hierro, y vidrio, reemplazarían por completo a los antiguos
materiales autóctonos de construcción de siglos pasados como el barro, las caña, bloques
quemados.
La justificación de este cambio arquitectónico respondía supuestamente a la necesidad de
brindar mayor seguridad y protección a la vivienda, así, por ejemplo, el techo de zinc fue
14
Tal como señala Castells (1991), la ciudad vista desde esta perspectiva, se refiere a la expresión espacial de
diferentes canales de articulación entre mercados laborales, segmentos sociales y representación política, que
conducen no solamente a localizaciones y formas urbanas específicas, sino también a mecanismos concretos
de prestación y gestión de servicios urbanos como la vivienda, las escuelas, la salud, el bienestar social
15
. El diseño de las viviendas contemplaba tres dormitorios: uno con dimensiones mayores para la pareja ,
que los dos restantes, mientras que los dos restantes, pensado para hijos e hijas
40
sustituido por el del hormigón armado. No obstante, sabemos que la lógica capitalista solo
puede expandir su mercado en la medida que logra cambiar patrones culturales en la
sociedad, a saber en las formas de representación social, estilos y modos de vida. Ello
explica el discurso odioso, apelando argumentos “sanitarista” contra toda una tecnología
popular de construcción de la vivienda popular en la zona llanera del país16.
La racionalidad de este modelo arquitectónico también se hace sentir, por una parte por el
método de construcción prefabricada (método de producción en serie), y por la otra en el
aprovechamiento al máximo del área total proyectada para el urbanismo en función de
producir el mayor número de viviendas posibles. De allí la explicación del por qué el
tamaño relativamente pequeño de los ambientes internos construidos de las viviendas (sólo
42mts de construcción), si los comparamos con el área construida de los ambientes (tantos
internos como externos) de las casas típicas tradicionales, la cual tendía a ser de mayores
dimensiones.
La empresa CAFINCA construyó la urbanización, mejor dicho la ciudad Alto Barinas por
etapas (en cuatro etapas), la primera disponía parcelas de 600mts cuadrados (de 20X30), el
resto eran de tamaño más reducidas (de 14X20), sin embargo estas parcelas eran pequeñas
si es comparado con las dimensiones de las casas construidas en la Ciudad Colonial
Tradicional, que generalmente poseían patios, salas, corredores y dormitorios inmensos. No
obstante las urbanizaciones (entre ellas Prados de Alto Barinas, y Terracotas) que se
construyeron a finales de los noventa contemplaron pequeñas áreas de superficie, hasta de
120 metros por vivienda. En cuanto al diseño de la forma externa- y también interna- de la
vivienda, si bien no están dominadas por un característico código artístico como las
viviendas de las clases media, si marcaban diferencia con las viviendas populares de la
Ciudad tradicional, debido a la incorporación de una ligera innovación estética,
fundamentalmente en la fachada.
7. Modelo de las primeras casas de
Alto Barinas.
8. Viviendas reconstruidas y convertidas en
lujosas casas quintas.
Este mismo tipo de modelo de arquitectura, al transcurrir cinco años después (1980), va
a replicarse posteriormente al norte de la misma zona, llamada Alto Barinas Norte. 17 (Ver
16
. Recomiendo en este punto la lectura de La vivienda popular en Barinas por Miguel Acosta Saignes.
Separata del Nº. 5-6 de “Cuadernos Universitarios”. Biblioteca Nacional. Colección Bibliografía General17
A partir de la construcción del urbanismo en la parte norte , Alto Barinas, entonces, ya no solo es un sector
geográfico, sino dos en uno: Alto Barinas Norte y Alto Barinas Sur.
41
foto 7.) No obstante, los proyectos urbanísticos desarrollados posteriormente a dicha fecha
si van a tener algunos cambios de matices, por ejemplo, urbanismos de viviendas
unifamiliares pero con paredes divisorias/compartidas, así como en el tamaño más
reducido de superficie de las parcelas. No obstante con el tiempo, muchas de estas
viviendas van a ser transformadas en hermosas y lujosas quintas, algunas de dos plantas, así
mismo en parcelas que estaban en venta fueron construyéndose modernos complejos o
conjuntos urbanos, con pent-houses, entre otros, incluyendo mansiones18. (Ver foto 8)
Ahora bien, la puesta en boga de esta nueva arquitectura moderna importada desde las
grandes metrópolis europeas y norteamericanas, el tipo de propiedad privada de las
viviendas, y sobre todo, el nuevo lugar de ubicación de esta nueva zona residencial,
conformaron un sistema semiótico capaz de enviar mensajes a la colectividad de la
existencia de una “buena” y “bonita” zona residencial para vivir. Oportunidad que fue
aprovechada inmediatamente por las clases privilegiadas para colocar, de una buena vez,
un marcador de clase y étnico-racial respecto a la otrora sociedad “homogénea” y
consensual. Así, gente con más o menos poder económico, entre ellas, familias pudientes
que habían heredado fortunas, producto de su linaje, comerciantes, dueños de hatos,
terratenientes; gente con más o menos poseedores de títulos meritocraticos y detentadores
de cierto estatus social, a saber: egresados universitarios, entre ellos : políticos, egresadas y
egresados universitarios, entre ellos profesionales de la docencia, derecho, medicina,
ingeniería), algunos/as de procedencia extranjera), inician un proceso de migración interna
(procedentes de la ciudad tradicional y de otros poblados cercanos y también fronterizos
del municipio) hacia esta nueva zona residencial “dorada”.
Este proceso de reconfiguración socio-espacial de la vida urbana, va a traer aparejado
una patética segregación residencial. De modo más explicito, la ciudad en general, va a
quedar atrapada en un evidente desequilibrio o fragmentación geoespacial y territorial,
expresado en forma dualista: la parte “alta” de la ciudad, llamada Alto Barinas, donde
residirán y van a querer residir las clases hegemónicas y capas medias aburguesadas, y los
pobres ( calificados intencionalmente como el “populacho” y la plebe) no les quedaría otra
alternativa que construir su mundo de fantasías en las barriadas ubicadas en las periferias de
la parte “baja” de la ciudad, denominada Ciudad Ocupada Segregada.
Por tanto buscar, gestionar residencias o viviendas en la zona de Alto Barinas, no significa
implícitamente una decisión vinculante a resolver una necesidad material de vivienda19.
18
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) para el 2001 en Alto Barinas existían 50 mansiones. Las
características de una mansión según el personal del INE-sección Barinas, son las siguientes: casas-quintas
individuales (construcción apartada no colindante con vecinos), construidas con materiales de primera,
incluyendo decoraciones exteriores distintivas y jardinera.
19
En efecto, para mediados del 70 cuando comienza el urbanismo en Alto Barinas por parte de la Empresa
CAFINCA, todavía no se podía hablar de una verdadera crisis de la vivienda. Aún no existía una alta
densidad demográfica, tampoco existía presión social de los llamados “sin techos”, pues, si bien es cierto,
éstos comienzan a manifestarse por primera vez en el 45, cuando ocuparon los terrenos de la parte noroeste
de la ciudad, solo se produjeron dos ocupaciones (ver cuadros nº 1 y 2), que si bien marcan el inicio de las
oleadas conflictivas por la toma de terrenos urbanos, el Estado inteligentemente pudo mediar las vicisitudes
generadas. Incluso antes de esta fecha, las familias que necesitaban de una vivienda sólo tenían que construir
sus bienhechurías y posteriormente tramitaban ante el síndico del Consejo Municipal la legalización formal
del terreno ocupado y del inmueble construido. De acuerdo a esta modalidad de ocupación – que he
denominado ocupación permitida- se fundaron los barrios “El Pilar y San José”, entre otros. Las ocupaciones
forzosas propiamente dichas se van a presentar a partir de la década del 60.
42
En todo caso, de acuerdo a nuestro trabajo arqueológico, encontramos que la migración
interna del casco histórico y de otros lugares hacia Alto Barinas responde, en cierto modo,
a los a valores culturales que el capitalismo, tardíamente iniciado en Barinas, tenía
necesidad histórica de impulsar.20 Así, el carácter utilitario de la vivienda, queda
subordinado a la necesidad de una “buena” colocación dentro del sistema de significación
social de la ciudad. En efecto la estampida de la pequeña burguesía comercial y demás
grupos de familias aburguesadas hacia una conquista silenciosa de Alto Barinas no podía
concretarse sin la construcción paralela de un discurso ético y también inmoral.
Ahora bien ¿cuál es la sustancialidad del discurso de parte de estos provincianos
inmigrantes? ¿Cuáles son sus argumentaciones para dejar un lugar de residencia de muchos
años por otro nuevo o desconocido? Al respecto hablan algunos informantes.”Me vine a
vivir aquí porque me parecían unas casas bonitas, además era una oportunidad de
adquirir una propiedad, porque las casas eran privadas, no las construía el gobierno”. Me
gustaron las casas como eran y sobre todo la zona, porque era un lugar apartado del
pueblo, rodeado de arboles. Además debe tenerse en cuenta que generalmente los centros
se deterioran y los que tienen posibilidades tienden escoger sitios exclusivos para
distinguirse del resto de la sociedad.
En estos discursos y en estas praxis, ciertamente, encontramos algunos elementos
reales, pero también subjetivos, “justificatorios” del proceso inmigratorio interurbano. Por
ejemplo algunos de estos elementos reales es el referido al importante crecimiento
demográfico que experimentaba la ciudad para la época, La población en Barinas comienza
a registrar un aumento significativo a partir de la época del sesenta en adelante, toda vez
que para 1.950 el censo determino 79.944 habitantes con una densidad de población de 2,3
habitantes por Km2. Sin embargo para el 26 de noviembre de 1961 la población casi se
duplica a 139.261 habitante con una densidad de de 4,0 habitantes por km2. Entre tanto
para el siguiente censo realizado el 22 de noviembre de 1.971 la población aumentó a
326.166 habitantes, con una densidad de población de 6.6 habitantes por Km2. Es de
considerar que la ciudad de Barinas siempre concentraba más o menos el 50% de la
población del estado (cfr. Raúl Vivas. Por los caminos de Barinas. S/f). Por otro lado, en
la ciudad ya era posible observar la formación incipiente de pequeños cinturones de
pobreza alrededor del casco de la ciudad, un indicador que el espacio físico de la antigua
Ciudad Tradicional resultaba insuficiente para albergar a más población inmigrante. .
No obstante los elementos predominantes que explican el surgimiento de una nueva ciudad
en la zona alta de la ciudad, son las subjetividades o aspectos simbólicos esgrimidos por
sus habitantes, a saber: “buena zona”, “bonitas casas”, “sitios más tranquilo”, “gente
20
Robert Fishmann en Burgeois Uthopias (1989) . Relata cómo en las principales ciudades de Inglaterra y
Estados Unidos durante el siglo XX la burguesía se fue alejando residencialmente del centro financiero y
comercial de la ciudad –o sea de su propio producto, la expresión territorial del capitalismo y del poder
político-dejando la inner city habitada por elementos de la clase obrera y baja, con las consecuencias
negativas (perjuicios) propias de un sistema en el cual ellos (los pobres, obreros, etc.) no eran los
protagonistas ¿Burgueses rehusando del burgo? En la mentalidad del burgués anglosajón, según Fishmann, se
fue formando una imagen utópica de residencia: lejana de los vicios y consecuencias negativas de la
modernidad (la delincuencia, la aglomeración, y el trato impersonal y utilitario con desconocidos), con
amplios jardines cuyo propósito era asemejar una vida como en el countryside, “con lo mejor del campo y de
la ciudad”, en que se “protege” a la mujer y a los hijos de esta modernidad, manteniéndolos en un ambiente
“sano”, mientras el padre de familia acude a trabajar día adía en automóvil a la “jungla de cemento”.
43
profesionales y de bien”. Como puede apreciarse, tales argumentaciones estéticas, si las
interpretamos desde una perspectiva dialéctica, son propias de una racionalidad
clasista/racista. Al tomar algunas de estas expresiones, como la de catalogar a Alto Barinas
una zona buena, es porque se supone la existencia de una “zona mala” u otra mas o “menos
mala”, y si también se afirma que los habitantes de dicha zona son consideradas “gente de
bien”, es porque se pretende dar a conocer que en los otros lugares vive gente con vicios y
con problemas de comportamientos.
Empero este lenguaje “esteticista”, pero en el fondo racista y clasista nunca debe verse
como un “saco de palabras huecas”. Por el contrario, poco a poco éste discurso semiótico
va dándole sentido a la praxis cotidiana. Hasta tal punto de que no es posible observar en
Alto Barinas (Norte y Sur) la proliferación de bodegas ni pequeñas pulperías porque,
precisamente, pues de acuerdo a las mentalidades aburguesadas, ello reproduciría la
imagen de pueblos del pasado ya aborrecidos o de barriadas de “mala muerte”, habitadas
por familias empobrecidas.
En la nueva ciudad de Alto Barinas, que hemos denominado “Ciudad Global”, estos viejos
y malos recuerdos (que a veces brotan como fantasmas) necesariamente tienen que ser
olvidados y erradicados para siempre y fumigados para que desaparezcan por arte de
magia, pues la presencia de estos empañaría la nueva y bella ciudad emergente: la Ciudad
Global. Sólo un código de honor de clara impronta neocolonial puede explicar tales
formas endoracistas de habitar la ciudad.
De acuerdo a una de las fundadoras de la urbanización Las Terrazas. No fue sino hasta
mediados de la década del 90 (es decir 20 años luego de la fundación de Alto Barinas),
cuando aparece la primera bodega en la urbanización Las Terrazas 21, ubicada en la calle 9.
María Alba Rondón (entrevista, 10-02-2013). Por supuesto esta bodega es “montada” no
sin la queja y la crítica de la mayoría de los vecinos. Por esos mismos años aparece la
primera Bodega o tienda de víveres en Alto Barinas norte, en la urbanización “Los
Jardines” (Marlenis de Hernández, entrevista 19-09-2010), que al igual que las terrazas,
también es catalogada una urbanización de mediano rango o abolengo, por su ubicación
marginal, casa pegadas, pequeño espacio físico, residentes de clase media, entre otros
indicadores de categorización residencial. Del mismo modo dentro del imaginario colectivo
de los Alto barineses no es permisible instalación de servicios públicos prestados por
cooperativas o por el Estado, así por ejemplo, servicios de taxi22, dispensarios de salud,
operativos comunitarios, entre otros, (como el servicio de seguridad ciudadana que fue
funcionaba en Alto Barinas norte fue suspendido por solicitud de los vecinos). La
naturaleza de este comportamiento habla por sí mismo de una simbología que se esfuerza
21
Es oportuno dar a conocer que esta urbanización (Las Terrazas) desde un principio fue discriminada y
vejada mediante un lenguaje soez por parte de los vecinos de otras urbanizaciones de mayor categoría social
(entiéndase CAFINCA I, II, III y IV). Así, estos le endilgaron el calificativo por demás de peyorativo de
“Tierrazas” ,” y en consecuencia sus residentes/habitantes recibieron el apodo de “tierrosos”, precisamente
porque estos últimos provenían de clases sociales con bajas oportunidades de tener acceso al sistema de
distribución de riquezas del sistema social.
22
Existen cinco líneas de taxi: las cooperativas “El Dorado”, Miami, Universidad, Alto Barinas y Chiguirito
Estas dos agencias de taxis, de acuerdo a la opinión del colectivo de usuarios, son las más reconocidas de
toda la ciudad por su prestancia con “eficiencia” y “calidad”. Los requisitos o normativas de estas
cooperativas establecen que los vehículos tienen que estar nuevos y en buenas condiciones, deben estar
equipados con servicios de radio, con sus respectivos cascos; los choferes debidamente uniformados, y otros
requisitos que hagan la diferencia con el resto de cooperativas que están instalado en el resto de la ciudad.
44
por mostrar y dejar claro que los habitantes de esta zona no son dignos de ser usuarios de
estos tipos de servicios, y si los habitantes de barriadas y comunidades pobres.
No obstante es importante destacar algunas contradicciones observadas. Una de ellas es
que va a ser aceptado, a duras penas, el servicio de transporte masivo o busetas (prestado
por cooperativa), el cual fue solicitado por algunos habitantes de los Jardines y de Las
Terrazas, lo que demuestra de la existencia de un porcentaje importante de personas y
familias que carecen de medios económicos para adquirir vehículos o pagar servicios de
vehículos por puesto. Otra observación recogida son las largas colas hechas por personasgeneralmente de habitantes de Prados de Alto Barinas y también de las Terrazas- para
comprar en los constantes operativos de ventas de alimentos subsidiados (entre ellos
PDVAL) realizados por el gobierno.
Ello nos hace pensar del enorme efecto alienante sobre las conciencias de clases sociales
que aunque proletarias y explotadas que sub-viven en esta zona, por nada del mundo
quieren irse a vivir a la llamada parte baja de la ciudad, o Ciudad Ocupada Segregada) en
donde existen políticas asistencialistas y el costo de vida no es tan elevado. Pues una
decisión de esta naturaleza sería considerada, como un suicidio urbano o por lo menos un
salto hacia atrás, hacia un estadio regresivo de la “civilización”.
Este imaginario cultural, en cierta forma, es determinante para que los hombres y mujeres
de la nueva Ciudad Global vean la necesidad de divorciarse, alejarse, distanciarse
culturalmente, de una ciudad tradicional “premoderna”, convulsionada por el caos
comercial, y de las barriadas (entiéndase “Ciudad Ocupada/Segregada”). Así que van a
apostar por una codificación que los/las identifique con nueva imagen de ciudad elitesca, lo
que va a explicar que el emplazamiento de nuevos mercados de abastecimientos en su
zona esté signado por los siguientes criterios: “establecimientos de lujo”- o “cacherosos”
como ellos/as suelen decir- “productos de marca”, “atención de primera”, “ambiente
agradable” y “presentación de lujo”, “lugar exclusivo”, entre otros patrones culturales.
La confección de este sistema codificatorio para el debido emplazamiento de centros de
abastecimientos de bienes y servicios en Alto Barinas, va a coincidir perfectamente con la
aceleración del proceso de globalización en nuestra ciudad, caracterizado por una gran
expansión del mercado, de la mano con la explosión mediática de modernas políticas de
marketing. de allí la asimilación cultural a la proliferación de grandes, medianos y
pequeños centros de consumo a partir del 2000, a saber negocios, tales como panaderíascafé, restaurantes, discotecas, laboratorios, farmacias, clínicas privadas, colegios privados,
peluquerías, oficinas contables, institutos para la enseñanza de lenguas e idiomas
extranjeros (inglés, francés, portugués y alemán), agencias de vehículos, festejos y
modelajes, televisoras. Pero los negocios y comercios que no solo son aceptados y
admitidos por el sistema de código antes referido, sino aplaudidos y recibidos como la
ultima “novedad”, son las diferentes franquicias y grandes centros de consumos, a saber
McDonald (1983), “El Dorado” (2004), el “CIMA” (2005), “Burguer King” (2010), el
Hotel Eurobuilding, uno de los más lujoso en el país, tiendas express, tiendas de ferretería
para venta de productos sofisticados para embellecer, cocinas y demás ambientes. (Ver
plano 6.)
En esta zona - Alto Barinas – y fundamentalmente dentro de los citados centros
comerciales- están instaladas las oficinas bancarias más importantes del sistema financiero
nacional e internacional (las mismas entidades bancarias que se encuentran en el resto de la
ciudad), así mismo se localizan la diversidad de tiendas comerciales: tiendas de vestir,
45
librerías, restaurantes, juegos, tiendas de telecomunicaciones, ventas de artefactos
electrónicos, cines, presentaciones de eventos artísticos y folclóricos, entre otros servicios y
mercancías “exquisitas” de alto consumo juvenil, debido a una campaña publicitaria
agresiva por parte de los instrumentos ideológicos del mercado. Por otra parte la extensión
del tiempo en el horario hasta las 10 de la noche y durante toda la semana en los servicios
de alimentación y entretenimiento- ofertados por dichos centros comerciales convierte a
Alto Barinas en una ciudad “buscada”,” necesaria”, e “indispensable” para todos los grupos
humanos (diversos étnica y sexualmente), por cuanto en estos lapsos de tiempo en los
demás espacios de la ciudad (entiéndase Ciudad Colonial Tradicional y la Ciudad
Ocupada/Segregada) en sus mayoría están cerrados o muy pocos en funcionamiento, lo que
podría explicar que sea Alto Barinas, la zona que más contribuye al pago de impuesto al
fisco del municipio por su ventajismo comercial.
La instalación o colocación de estas reconocidas franquicias internacionales
y
supermodernos centros comerciales,
a mi juicio, van a producir una de las
transformaciones urbanas más importantes de la ciudad en los últimos tiempos. Se trata de
un fenómeno urbano que recién ha impactado severamente a la tradicional ciudad barinesa
(centro histórico de la ciudad), desestructurando y reestructurando los elementos fundantes
de la mencionada arquitectura urbana, ha sido el surgimiento y consolidación de una nueva
ciudad dentro de la misma ciudad de Barinas, denominada “Alto Barinas”.
Esta ciudad que tres décadas atrás era apena una modesta zona residencial, a partir de los
primeros años del presente siglo, se ha convertido en una “Ciudad Global”. Efectivamente,
desde 2003 y 2005 cuando se instalan en Alto Barinas importantes franquicias como Mac
Donald y los dos supermodernos centros comerciales – el “Cima” y el “Dorado”-, aquella
(la Ciudad Colonial Tradicional) al caer la tarde comienza a metamorfosearse: de ciudad
agitada y convulsionada imperante durante el día, a una ciudad tenebrosa sitiada por el
aciago y la penumbra durante la noche. Plazas, calles y aceras quedan totalmente “libres” y
vacías, desaparece el tránsito vehicular, también los transeúntes (fundamentalmente las
mujeres), todos los establecimientos son cerrados, excepcionalmente aparecen personas
limpiado las calles, y rara vez algunos “transformistas” sorteando alguna compañía.
Este oscuro panorama urbanístico de la Ciudad Colonial Tradicional proporciona las
condiciones (quizás más subjetivas que objetivas) para que se imponga con facilidad la
cultura del miedo en la ciudadanía, en especial las mujeres, las familias, las personas de la
tercera edad, los niños y adolescentes barineses, y también turistas encuentran
argumentos y/o excusas para preferir la parte alta de Barinas en busca de diversión,
entretenimiento y demás placeres que ofrece la vida urbana nocturna.
No obstante lo que encuentran estos ciudadanos/as es una ciudad mercado o ciudad global
que presta o vende sus servicios de diversión a todo el público, especialmente a la llamada
población juvenil.
En concreto Alto Barinas pasó a ser de una modesta zona o ciudad residencial a una
imponente y suntuosa zona mercadolàtrica o Ciudad Global, por cuanto ella nos remite a
una ciudad contentiva de un gran centro de centros: comercial, económico, financiero,
tecnológico, comunicacional, residencial (más o menos exclusivo para sectores sociales
más o menos privilegiados con mediana y alta capacidad de gasto) que la interconecta
culturalmente con la economía y el llamado mundo globalizado. Ese perfil hegemónico en
lo cultural y económico la ha convertido en el gran motor del dinamismo de la vida
46
urbana diurna y nocturna barinesa, y sobre todo en el eje geográfico sobre el cual van a
girar el resto de los agregados urbanos que se encuentran en la ciudad. (Ver plano 6.)
Multiculturalismo, integración urbana vs lucha de clases y racismo en la Ciudad
Global.
Fotografía 6. En la imagen se aprecia actitudes endoracistas de habitar la ciudad. (Crédito
fotográfico de Iris Caballero año,,,,)
Mientras en un determinado espacio de la ciudad (polo sur) se alza un posmoderno centro
urbano (la Ciudad Global), también sobre sus sombras observamos como toda una legión
de pobres (hijos de campesinos expulsados de sus tierras, hombres y mujeres inmigrantes
de pueblos vecinos, y demás tribus urbanas sin techo) construyen la ciudad de los
arrabales.
En efecto nuestras observaciones confirman que para la década del 80 en adelante y
fundamentalmente a principio de los primeros años del presente siglo- fecha en que Alto
Barinas empieza su marcha triunfal hacia la coronación como ciudad global- se reinicia
una nueva oleada de ocupaciones (la tercera de ella)23 producidas Noreste, se desplaza
ininterrumpidamente, en forma coherente y sostenida y en dirección inequívoca al Este-Sur
y Oeste-Sur, hasta cercar casi por completo tanto a la Ciudad Colonial Tradicional como la
Ciudad Global para terminar de conformar una nueva ciudad de pobres: la ciudad
ocupada/segregada) o periférica. (Ver planos 1, 2, 3, 4, 5,6 y 7)
23
Recapitulando: la primera oleada se produce a parir de la segunda década del siglo XX hasta mediados de la
década del 60. La segunda comienza desde esta fecha hasta finales del 2000. Y la tercera oleada se produce
desde principios de la primera década del siglo XXI hasta la fecha (2012).
47
Ahora bien de todas las ocupaciones producidas (entre forzosas, fallidas y consensuadas)
-tanto en Alto Barinas como cercano a sus inmediaciones- las más importantes, son las
efectuadas en predios de la antigua finca denominada La Arenosa, a saber los
parcelamientos La Arenosa y Brisas del Corozal. Precisamente esas ocupaciones
conforman un eslabón de la cadena que conformará una conurbación entre la ciudad
ocupada/segregada con el resto de la ciudad (entiéndase las ciudades tradicional y global.
Las ocupaciones se producen nada menos que en los terrenos de expansión urbanística de
Alto Barinas sur, específicamente detrás del conjunto residencial Santa Clara – uno de los
más distinguidos de dicho sector24. Justo por el medio del parcelamiento (asentamiento) La
Arenosa está proyectada la continuación de la Avenida universidad hasta la troncal 5,
carretera nacional que permitirá integrar el sistema de comunicación vial entre el estado
Barinas con el Táchira.
Así mismo de todas las ocupaciones ocurridas en la ciudad de Barinas, justamente las de la
Arenosa- siendo Brisas de Corozal la más simbólica de ellas por ser la mas impactante
mediaticamente-, toda vez que se producen sorprendentemente en la parroquia Alto Barinas
y por ubicarse a poca distancia de TRAKI, la tienda más gigante y populosa de venta de
productos de hogar y prendas de vestir, y del CIMA y el DORADO, los dos “malls” más
espectaculares y modernos de toda la ciudad y su conjunto.
Empero, como ya hemos dicho, esta “integración” urbana de la ciudad ocupada/segregada
con la ciudad global es parcial, es decir, solo desde el punto de vista geoespacial, y no de
orden socio cultural. Es como pensar que por fin se ha llegado a la ciudad soñada pero sin
ser aceptados por los habitantes de ésta. Una ilusión difícil de lograr. Por ejemplo,
cuando por equis causa, le preguntamos la dirección de habitación a uno de los residentes
de la ocupación Brisas de Corozal, sin ningún tipo de ambages afirman que viven en Alto
Barinas Sur. Del mismo modo, en algunos casos en que las autoridades educativas (casos
muy contados) acuerdan la inscripción de niños residentes de los terrenos ocupados antes
mencionados, lo registran con la dirección de Alto Barinas Sur. Es decir tanto como los
recién inmigrados como los remotos habitantes del sector, aceptan que comparten el mismo
espacio físico (geográfico), más no comparten en armonía el mismo espacio público
(ámbito geoespacial) ni el mismo territorio.
Precisamente producto de este des-encuentro se ha producido una verdadera lucha intraracial entre los grupos humanos en cuestión. Impotencia, cólera, repulsión, indignación es
lo que llegan a sentir los vecinos aburguesados de Alto Barinas al observar un nuevo
paisaje geohumano en los espacios altobarineses: “ahora ya no se puede salir a caminar
como antes, hay mucha gente rara en motos haciendo bulla, otros con carros viejos que
botan humos y también gente caminando que vienen y van para las invasiones, desde que
llegaron las invasiones aquí se acabo la tranquilidad hay que vivir con los portones
cerrados. Esto es la pura verdad dice Yadalis”. Otros vecinos (as) más viscerales cuando
se dirigen a la personalidad de los nuevos inquilinos de la Arenosa, lo hacen con
expresiones despectivas ofensivas al género humana: “chusmas”, “tierruos”, etc.
La realidad es que en la actualidad es posible observar la incorporación/presencia de
variados rasgos socioculturales y comportamientos humanos que han contribuido a un
rediseño del paisaje urbano en Alto Barinas. Colocar foto)
Precisamente en nuestro recorrido etnográfico logramos poner en evidencia que Alto
Barinas a partir de los primeros años del `presente siglo asiste a una de las
24
Se trata de uno de los 15 conjuntos cerrados de todo el sector de Alto Barinas Sur denominado Santa Clara.
48
transformaciones más importantes de sus historia local, pues se convierte en otra ciudad
que acertadamente la hemos llamado ciudad global. Lo global aquí también cobra sentido
por la presencia y convivencia de múltiples y variadas etnias y culturas en casi todos las
espacios públicos de esta pequeña porción geográfica del territorio barinés, localizada
específicamente- según el plan rector de desarrollo urbano local del municipio Barinasnada menos que en terrenos por donde está proyectado la prolongación de la avenida
universidad25 (plano avenida universidad)
La expresividad multicultural en la ciudad global es reflejada en dos ámbitos: 1.) En el
modelo arquitectónico urbanístico de los parcelamientos ocupados y 2.) En la praxis
sociocultural de sus moradores u ocupantes.
En el primer ámbito observamos un urbanismo prácticamente improvisado (o “urbanismo
pirata” como suele denominársele en Colombia), es decir diseñado y organizado en plena
acción de la ocupación. Así el plano urbanístico de Brisas de Corozal fue levantado a mano
alzada por el mismo comité pro vivienda, a cada familia beneficiada se le iba midiendo con
una cinta métrica y también sobre el terreno se proyectó “al ojo” las áreas recreativas,
educativas y de producción. Improvisadas también son las edificaciones de las viviendas,
con el conocimiento mínimo de albañilería los parceleros autoconstruyen “poco a poco y
como pueden” sus propios techos, es decir los fines de semanas, en momentos libres, con la
ayuda de la mano de obra familiar y cuando hay algo de recursos se contrata a un albañil
del mismo parcelamiento, que seguramente les hará un cobro solidario. No obstante ese
modelo autoconstructivo puede ser que resulte el más expedito y el más económico, mas no
el ideal para vivir dignamente, pues en su mayoría se trata de construcciones con un diseño
sumamente elemental; pequeños módulos cuadrados y rectangulares, generalmente con un
solo ambiente, pero a la vez multifuncional, ya que este microespacio es utilizado a la
misma vez como dormitorio, cocina, sala, entre otros. Estas semiconstrucciones, como su
nombre lo indica, supone que no todas están ni frisadas ni mezclilladas sus paredes
(exteriores e interiores) y mucho menos pintadas, como tampoco decoradas. La
denominación que en Venezuela que recibe este tipo de “vivienda”, se conoce
popularmente con el nombre de “rancho”. Simplemente un techo para escapar de la
desgracia de vivir arrimados o alquilados. Exactamente un rancho es lo que materialmente
las clases más pobres pueden edificar dado que el sistema de explotación en las que están
inmersos no les permite construir un tipo de vivienda más digna.
Desde luego, ese modelo urbanístico conocido popularmente como el “rancho”, con el que
no va a tolerar de buenas a primeras los vecinos de Alto Barinas (sur), pues contrasta
radicalmente con sus expectativas de vivir en una ciudad estéticamente “bella”,
“moderna”, apartada/separada .de los tugurios y barriadas como las que abundan en la
ciudad ocupada/segregada. Ello explica, en cierto modo, el porqué la oposición férrea a las
ocupaciones en La Arenosa (ver imagen…), porque a leguas “enchimbaria” (entiéndase
desmejoramiento desvalorización) la ciudad global.
En el segundo ámbito, respecto a la presencia y comportamiento de los moradores, en su
mayoría provenientes de las ocupaciones del parcelamiento de La Arenosa observamos una
tolerancia (pasiva), más no voluntaria. Así, en las calles, en las aceras, en las obras de
25
Esa avenida es una de las mas estratégicas de todo el Estado por cuanto sirve para comunicar las
parroquias más grandes del estado: Corazón de Jesús y Ramón Ignacio Méndez con la ciudad global y por
otra parte es la vía comunicacional terrestre mas expedita para el trasporte vial entre la cupial del estado
Apure con el estado Táchira Y Mérida
49
construcción, en los centros comerciales, en las tiendas express, frente a los bares (venta
publicas de cervezas) observamos a menudo multitudes de piel morena y oscura con
rasgos fenotípicos de procedencia originaria y afrodescendiente, vestidos de jean y franela,
zapatos deportivos de marca no reconocida y en mal estado, descoloridos, viejos, rotos.
También es frecuente ver a los famosos “grameros” cortadores de grama en sus
“carruchas”, a hombres y mujeres en motos y vehículos de antigua data y hasta
conduciendo “chatarras”. Vendedores ambulantes, buhoneros ya no sólo están enclavados
en los espacios de la ciudad tradicional y ocupada/segregada, también los encontramos en
los semáforos vendiendo variedad de frutas secas y naturales: bolsas de maní, pistacho,
obleas, avellana, lechosa, naranjas, guayabas, mandarinas, entre otras.
La incorporación de estas praxis socioculturales de sobrevivencias humanas, como es
lógico, van a traer a colación una nueva reconfiguración del paisaje geohumano en estos
espacios. La arrollante estética postmoderna es “empañada” por nuevas-otras
sensibilidades, gustos, olores. Los símbolos, iconos asociados con la “alta civilización” se
cruzan, ahora, con los de los llamados “mundos bajos”. Tenemos entonces que el mundo
psicodélico de la ciudad global va a diferenciarse muy poco con el de la Ciudad Ocupada
Segregada. “Ya Alto Barinas se ha convertido en un Barrio más, es una expresión que se
escucha a menudo por parte de los propios habitantes del sector. “Gente de color”,
tarantines, carros anticuados y viejos se expandió a lo largo y ancho de todos los confines
del espacio urbano barinés. Como sabemos las clases dominantes y privilegiadas necesitan
diferenciarse, distinguirse de las y los otros, razón que explica el desempolvo de un
discurso clasista/ racista manifiesto y encubierto, contra las clases y “razas inferiores”.
A modo de síntesis, la Ciudad Global en su empeño de ejercer el dominio sobre la
totalidad social ha ejercido una influencia decisiva para integrar y/o interconectar a toda la
ciudad en su conjunto (entiéndase a todas las ciudades), especialmente a la Ciudad
Ocupada/Segregada por ser ésta la que aporta la mano de obra requerida para su
consolidación hegemónica, pero excluyéndola y discriminándola a la misma vez. Se trata
de una lógica compleja que caracteriza en estos tiempos al desarrollo del capitalismo
globalizante.
Capítulo III.
Análisis etnográfico de un estudio de caso.
50
Etnografía de un asentamiento por ocupación en Alto Barinas
El presente estudio etnográfico es realizado en el Sector la Arenosa, parcelamiento
denominado Brisas del Corozal, zona norte de la ciudad de Barinas - Venezuela. En el
mismo se presentarán los siguientes resultados: a.- metodología: cómo abordar esta realidad
desde la socioantropología; b.- sus luchas pro-ocupacionistas, c.- su procedencia: de
expulsados de los campos a tomistas de la/s ciudad/es; d.- imaginarios culturales de
hábitat /vivienda antes y después de la ocupación: contradicción “casa imaginada/casa
habitada”; e.- las mujeres. “amas de casa”, pero no “amas de la casa y algunas actividades
que realizan, Estado, formas de ocupación del espacio y algunos hallazgos “no buscados”
en la investigación y para finalizar algunas conclusiones. Con toda esta información se
busca fortalecer nuestra premisa que presupone la existencia de una crisis material,
simbólica y de género de la vivienda en Venezuela.
LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA DEL ÁREA DE ESTUDIO
El asentamiento Brisas del Corozal en la Arenosa está localizado en el Municipio
Barinas, Estado Barinas, Parroquia Alto Barinas, en las adyacencias de la Urb. Alto
Barinas Sur, sector la Arenosa. Los límites son los siguientes: Norte. Urb. Alto Barinas
(Conjunto Res. Los Pomelos), Sur, Conjunto Multifamiliar La Arenosa, por el Este, la
Urbanización (C.R Terracota y C.R Santa Clara y el Centro Turístico Recreacional la
Arenosa por el Oeste. (Ver plano 1. Ubicación nacional, estadal y local de esta zona al
final de este escrito)
LUCHAS PRO-OCUPACIONISTA.
En general las luchas por ocupación de suelos urbanos se caracterizan por presentar
episodios un tanto conflictivos y violentos, sobre todo, si dichos suelos pertenecen a
propietarios privados, o lo que es lo mismos si éstos dicen presentar documentos de
propiedad privada sobre los suelos; pero el grado de conflictividad también depende del
lugar donde se ejecuta la ocupación. Esta última aseveración la verificamos en el caso de
Brisas del Corozal- La Arenosa-, pues los terrenos siendo de carácter público- porque
pertenecen a la municipalidad, dicha ocupación generó una guerra de tipo mediática, jamás
conocida en la historia de las luchas ocupacionistas emprendida por las y los sin techo de
Barinas. Es cierto que no hubo muertos ni heridos físicamente, pero si hubo
acribillamiento desde el punto de vista moral. He aquí algunos titulares de declaraciones
públicas emitidas por ciertas autoridades municipales locales entre ellos Concejales y
gobernantes del municipio y del estado:
“Alarma en Alto Barinas por invasiones en la Arenosa”, La Prensa de Barinas, 28/09/09;
“Invasiones y crimen ecológico se producen en Ato Barinas Sur”, El Diario de los Llanos
28/09/09; “El estado debe evitar las invasiones”, El de frente de Barinas 24/10/09;
“Invasores siguen en la Arenosa”, El de frente de Barinas 27/10/09; “Alcalde Abundio
Sánchez advirtió que invasores serán sancionados”, La prensa de Barinas 11/01/2010;
“Asociaciones Civiles serán evaluadas y las invasiones están prohibidas”, La prensa de
Barinas 14/01/10.
51
Pero, el acribillamiento moral no fue sólo desde las trincheras de la prensa escrita, sino
también por medio audiovisuales (radio y televisión), de forma ininterrumpida por más de
tres meses y como si fuera poco, mediante grafitis en los carros propiedad de los dueños y
dueñas de la viviendas de las urbanizaciones de clase media cercana al asentamiento
(fundamentalmente las urbanizaciones Santa Clara, Las Terrazas y Terracota), entre otros
p.e., “No a las invasiones de la Arenosa” ( en este momento todavía no se le había
colocado el nombre de “Brisas del Corozal” al parcelamiento) se podían leer en los vidrios
traseros de los automóviles que circulaban en diferentes partes de la ciudad.
Por otra parte, el terrorismo psicológico por parte de las fuerzas de seguridad del estado fue
otra de las batallas que tuvieron que enfrentar las y los ocupantes de “Brisas del Corozal”
del sector la Arenosa al día siguiente en que se ejecutó la ocupación, es decir, el 01/09/
2009. Cuenta uno de los ocupantes fundadores “Fuimos citados, tanto por el comando de
la guardia nacional, como por la Secretaría de Seguridad ciudadana del Estado, allí
estuvimos dando la cara, para hacerles saber que no éramos ningunos “invasores”, como
ellos nos llaman, y decirles que necesitábamos un espacio para construir una vivienda,
como hijos de Bolívar y venezolanos que somos y que gracias a Dios tenemos un gobierno
que respeta los derechos humanos y ellos los subalternos no nos pudieron reprimir, porque
las órdenes del presidente Chávez no son las de reprimir al pueblo”.
Es importante resaltar las estrategias inteligentes que tomaron las y los ocupantes, en
primer lugar buscaron conversaciones/negociaciones con la clase política dirigente
oficialista, es decir del partido de gobierno, llamado partido socialista unido de Venezuela
(PSUV), para demostrarle que la mayoría de los ocupantes militaban o sino eran todos
simpatizantes del partido y de la revolución bolivariana, y en segundo lugar, se trató de una
negociación no menos importantes, dicha negociación consistió en consensuar una forma
de convivencia de acuerdo a las normas establecidas, previsible en el formato cultural de
las clases pequeñas burguesas dominantes en la zona de “Alto Barinas”. Por tanto, las y
los ocupantes acordaron en las asambleas que nadie podía levantar ranchos de lata o de
cartón, así que se permitía sólo la construcción con bloques de cemento y cabillas, de
modo de no darle argumento (o excusa) a la vecindad de Alto Barinas y así evitar el
repudio y la discriminación por parte de la opinión pública dominante. Cuentan: “Ellos nos
veían como ciudadanos de segunda que venimos de las barriadas a afear la su ciudad
donde vivía la gente decente, a nosotros nos llamaban la “chusma” y “tierruos”, ahora ya
no se meten con nosotros. En otras palabras, la lucha finalmente desembocó en una especie
de asimilación mutuamente acordada por ambos sectores. Algo así como decir, bueno vivan
allí, pero bajo nuestras normas y nuestras reglas.
Ahora bien ¿cuáles podrían ser las consecuencias de esta “mezcla urbana”, respecto al
problema de la vivienda en nuestro estado o municipio? Sobre el particular será motivo
para profundizarlo posteriormente
LA PROCEDENCIA: DE EXPULSADOS DE LOS CAMPOS A TOMISTAS DE
LA/S CIUDAD/ES
Quien iba a pensar que los y las que ayer- hablemos de siete u ocho décadas atráshijos/as de peones, conuqueros, explotados, despojados por los terratenientes, hoy estarían
cercando, mediante tomas de terrenos, a toda la ciudad de Barinas. Pero mucho menos
podría pensarse que los/as “ocupacionistas” (o “tomistas”, como también suele decírseles)
52
se atreverían a fundar sus campamentos cercano al corazón del sitio donde se asientan la
pequeña y alta burguesía, nos referimos a la muy distinguida parte alta de la ciudad
(llamada elegantemente, Alto Barinas).
Este sitio- originalmente concebida como una ciudad residencial- conocido como Alto
Barinas fue diseñada y construida inicialmente por parte de una empresa privada
(CAFINCA) a partir de 1971, hace unas 4 décadas, cuando apenas Barinas llegaba a ser un
pueblo grande. Cuando el dólar se valoraba a 4.30, muchas familias profesionales del
sector universitario y medianos comerciantes pudieron adquirir viviendas en esta zona, pero
con el transcurso del tiempo, en la medida en que los grandes finqueros, los grandes
empresarios, contratistas del estado, políticos corruptos, descubrieron que esta loma era un
“paraíso”, alejado de la Ciudad Colonial Tradicional, se vinieron a vivir en ella. Poco a
poco esta zona se fue distinguiendo y “separando” del resto del pueblo, hasta el punto que
hoy se conoce como el lugar “high” donde viven las familias privilegiadas de la ciudad.
Sin embargo la complejidad de este fenómeno está en que las últimas ocupaciones- la
tercera ola- fueron atraídas precisamente por el surgimiento de esta ciudad hight, que
últimamente se ha convertido en toda una metrópolis moderna, a la que hemos denominado
Ciudad Global.
Basta echar un vistazo superficial a un plano de la ciudad (ver específicamente planos
5) o cuando nos aproximamos a aterrizar en el aeropuerto local, para darnos cuenta que el
área urbana, está prácticamente tomada por una red de barrios y asentamientos, todos o casi
todos, producto de ocupaciones por parte de un ejército de personas sin viviendas,
originario de zonas campesinas donde prevalece el latifundio, cercanas a esta entidad
geográfica en estudio, en el que se incluyen fundamentalmente los campesinos del bajo
Apure y también los del lado de Colombia. Esta red de barrios y asentamiento es lo que
hemos denominado a lo largo de esta investigación en Ciudad Ocupada/Segregada
En efecto, la Barinas, que se viene formando a mediados del siglo XX, se fue poblando de
masas campesinas, provenientes, fundamentalmente de los poblados vecinos llaneros y
andinos ( pueblos del Alto y Bajo Apure) y de las regiones, también llaneras del hermano
país colombiano (ver cuadro3).
Llegaban a esta ciudad, unos porque los terratenientes y dueños de hatos los acorralaban y
cercaban, hasta expulsarlos del pequeño predio en el que habían vivido históricamente,
otros porque estaban fundados en zonas inundables, dificultándosele ejercer la actividad
agrícola y pecuaria, otros por ser víctimas del terrorismo latifundista y también del
Estado26, producto de las luchas por el control y posesión de las tierras, otros aterrorizados
producto de la guerra psicológicas para que vendieran o abandonaran sus granjas, y
algunos- muy pocos- fueron seducidos por el proyecto de la modernidad que ya comenzaba
a sentirse en pequeñas ciudades como la Barinas de fin de siglo XX y principios del XXI.
Para ser más concreto, el trabajo etnográfico realizado en nuestro asentamiento de estudio,
“Brisas de Corozal” (sector La Arenosa), puede fácilmente darnos elementos convincentes
para apoyar el discurso que hemos venido desarrollando a lo largo de este capítulo.
26
Ejemplos de estos tipos de terrorismos puede mencionarse el caso de los 14 campesinos asesinados, en El
Amparo Estado Apure, el 29 de octubre de 1988 por parte de miembros del Comando Específico “José
Antonio Páez” de las fuerzas de seguridad del Estado integradas por tropas del Ejército durante el gobierno de
Jaime Lusinchi; también la masacre de la Rubiera en Arauca en enero de 1968, fueron asesinados 16
indígenas,
entre
ellos
varios
niños
por
parte
de
terratenientes.
(ver
http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/nm/z7/ZonaSiete01.html)
53
Nuestro primer entrevistado, un hombre de piel más oscura que morena, con una edad
aproximada de 55 años, talla medianamente alta, físicamente fornido, de rostro
inequívocamente indígena, razón porque sus vecinos lo llaman el indio Bayo. Bayo en una
breve y resumida historia nos cuenta de vida da sus razones por la que vino a parar en el
asentamiento Corozal: “mi padre murió a temprana edad, sin llegarlo a conocer en vida
sino en fotografía, conocí sólo a mi padrastro, quien en todo caso se comportaba como un
caporal, obligándome a trabajar duro el trabajo de llano desde que apenas era un niño,
por eso no estudie nada. Ya hombrecito, que me sentía en edad para formar una familia
quise tener unas “tierritas”, pero mi padrastro no quiso. Ahí fue que me dedique a
recorrer el país de cabo a rabo, hasta que aterricé finalmente en Barinas, viví un tiempo
en Corocito (un barrio situado a los márgenes de la ciudad, también producto de
ocupación), y finalmente me fundé en Brisas de Corozal”. Bayo ahora tiene su casita,
construida por el mismo porque aprendió la albañilería durante su sacrificada vida.
Semejante a esta triste historia encontramos muchas, pero conformémonos con una
más, la del señor Jacinto Pérez de procedencia Apureña, específicamente del Samán
(estado Apure)27, el color de piel oscura, delgado, de estatura pequeña, vivía con sus padres,
criadores de ganado, pero tuvieron la mala suerte de toparse con un vecino italiano que
durante años los fue acorralando, quitándoles terreno y su ganado empezó a morir por
sobrepastoreo, finalmente, hicieron lo que aquel hombre poderoso buscaba desde hace
años, comprarles las tierras a un precio irrisorio, de allí prácticamente salieron obligados,
sobre todo él comenzó a recorrer ciudades como Caracas, Valencia, Barquisimeto, pasando
necesidades como solo los pobres y desposeídos de este mundo saben llevar la amarga vida,
hasta que por fin tuvo la oportunidad de ocupar una porción de este terreno donde el mismo
y gracias a la colaboración de sus vecinos, ha levantado una humilde vivienda, manifiesta
tener una paz y una tranquilidad de saber que tiene su propia vivienda, su bien deseado toda
la vida, es una vivienda humilde con poca comodidad, pero es su techo preciado.
Nuestra tercera persona entrevistada, una mujer colombiana, color trigueña, también de
origen campesina, llegó a Barinas, como ella misma dice con “una mano adelante y otra
atrás”, esquivó hablar de los problemas sociales y políticos que confronta el hermano país
colombiano, pero sí dejó claro haber sobrellevado una vida dura y difícil, en la que le ha
tocado ejercer el papel de padre y madre a la vez de dos hijos y una hija. Dijo haber
logrado su parcela ella sola, luchando fuerte, durmiendo al principio en un campamento
colectivo, al aire libre y en época de invierno. “Pero todo ese sacrificio valió la pena,
porque hoy ya tengo mi ranchito que no lo vendo por nada ni a nadie”, terminó diciendo
la señora colombiana.
Alerto que no está dentro de nuestros propósitos (u objetivos) teóricos metodológicos reconstruir una identidad colectiva de los pobladores del asentamiento en referencia, más no
se puede obviar la existencia de un grupo bastante grande de personas procedentes de zonas
campesinas, tanto del bajo Apure venezolano como de los llanos de Colombia, lo curioso
de todo, es que muy pocas son propiamente de Barinas, incluso las que manifestaron ser
barineses, lo eran pero de segunda generación, es decir nacieron en esta ciudad, empero sus
27
El estado Apure es una de las regiones situadas en el Sur de Venezuela, (fronteras con el hermano país
colombiano) reconocida como una de las zonas llaneras en la que ha predominado históricamente un modo de
producción latifundista para cultivar la tierra, y con una población fuertemente arraigada a una cultura
campesina. Para muchos paisanos, “el apureño se conoce hasta en el caminao”.
54
descendientes, madres, padres y abuelos son originarios de lugares campesinos tanto de las
regiones apureñas y de Barinas.
Así mismo advertimos de la existencia de unas cuantas viviendas confortables, incluso de
dos plantas (pisos) que sobresalen con las casitas semiconstruidas que se encuentran a su
alrededor; no obstante son muy pocas comparadas con el total de las construcciones que
hasta ahora se han levantado en las 30 hectáreas de terreno ocupadas. Además debo añadir
que los “dueños” de esas grandes edificaciones, no son los verdaderos ocupantes (no son
fundadores del asentamiento). Son personas, a juicio del señor Hernán, que siempre andan
buscando un pedazo de tierras para tener una inversión y luego venderlas al mejor postor
prueba de ello, es que éstas están casi culminadas y aún no han sido habitadas, lo que nos
da a pensar que no están o no estaban tan necesitados de techo, como si los primeros que
viéronse obligados a habitar sus viviendas a medio construir.
Es importante resaltar que en Venezuela el negocio de las parcelas urbanas es uno de los
más rentables (o mejor dicho lucrativo), por cuanto éstas no ameritan mucha inversión
monetaria, sólo cercándose con alambre gallinero, zinc o cemento basta para ponerse a
engordar y luego sacarle provecho mediante ventas jugosas.
A modo de ir concluyendo esta parte, los campesinos de ayer, es decir los conuqueros,
peones y/o trabajadores del campo- que de acuerdo al antropólogo venezolano Miguel
Acosta Saignes son la continuación directa de nuestros indígenas- hoy están pateando y
dejando sus huellas en las ciudades28, pero no solo en los llamados “barrios bajos” (donde
sobreviven en condiciones miserables las clases más pobres), sino también en la zonas
“altas” (donde viven las llamadas clases medias aburguesadas y el “nuevo riquismo”
pequeñoburgués) resistiendo a través de una lucha frontal por la re-toma de terrenos para
seguir existiendo humanamente. Este es el caso del asentamiento “Brisas de Corozal”
localizado en el sector La arenosa29, (un terreno hasta hace poco concebido como un predio
baldío, recuperado por el Estado y ocupado recientemente por los grupos de campesinos
expulsados y desplazados en busca de techo y también de renta), un sitio que empieza a
poblarse en un espacio urbano distinguido, apetecido por las grandes inmobiliarias y
franquicias transnacionales para sus suculentos negocios y, también, sitio selecto donde las
clases dominantes han venido construyendo otro tipo de ciudad, diferente a la Ciudad
Colonial Tradicional, apartada (pero interconectada) de las barriadas pobres (Ciudad
Ocupada/Segregada), pero sobre todo a imagen de las ciudades neoglobalizadas,
28
Nuestro estudio etnográfico desmienten aquella tesis universalista que afirma que los campos y los pueblos
pequeños -semirurales- están desapareciendo/extinguiéndose (uno de los autores que sostienen esta tesis es
Marc Zimmerman, en sus artículo denominado “Fronteras latinoamericanas y las ciudades globalizadas,
dispuesto en internet en www.insumisisos.com/…/…), lo que ellos no ven es que los pobladores de estos
espacios han sido expulsados, desplazados unos y emigrados otros, a retomar los espacios de las ciudades. El
campo, si podría estar en vía de extinción, mas no los campesinos, por el contrario hoy –como lo ha dicho
Lacarrieu (2007)- ya no están “allá” en el campo, sino que están “aquí” en la ciudad, en una clara disputa por
el control del espacio público (que en un tiempo atrás les perteneció) y también produciendo transformaciones
urbanas contrarias a los intereses del orden social dominante. Por todo lo antes expuesto podríamos aseverar
que los tomistas de las tierras urbanas por parte de los/as sin techo, no son un mero reflejo de una situación
determinada, sino que también participan activamente en los procesos de transformación urbana que ocurre en
nuestras sociedades latinoamericanas.
29
¡Qué curiosidad!, este parcelamiento hasta mediados del siglo pasado era un hato y después una finca,
mayoritariamente poblada por peones, hoy nuevamente está siendo retomada por los mismos grupos étnicos y
sociales históricamente explotados en las regiones del sur de Venezuela.
55
neocolonizadas como las que hoy existen en el Este de la ciudad de Caracas, como es el
caso de Chacao.
Este sitio (Alto Barinas) ha estado físicamente o geográficamente apartado desde hace
unas tres década (hasta que “Brisas de Corozal se fundó en el sector La Arenosa) del resto
de las grandes barriadas -llamada parte baja de la ciudad-, pero no de sus cuerpos, toda vez
que estos sitios constituyen los espacios urbanos donde se concentra el grueso de la
población activa y también consumista, y en consecuencia son clientes potenciales de los
grandes centros comerciales que existen en la parte norte de Alto Barinas. En una visita que
realizamos a unos de estos mall (“El dorado”) de cincuenta personas que se encontraban
cenando, todas mostraban rasgos fenotípicos muy familiares a los que poseen nuestros
campesinos expulsados y en general personas procedentes de dichas barriadas o ciudad
ocupada/segregada. Además el grueso de la mano de obra barata, como son las
“trabajadoras domésticas”, albañiles, y trabajadores proletarizados en general, que
contratan los dueños de los puestos o locales comerciales de estos mall, provienen,
precisamente, de las barriadas pobres. Empero además de ello, las ocupaciones ultimas que
se han producido (la tercera ola), han formado una conurbación hasta integrarse
geoespacialmente con la ciudad global (ver capitulo anterior
Las constantes estampidas de desplazamientos/migraciones de familias campesinas
procedentes de las regiones apureñas, barineses y también colombiana se suman cada vez
más a la disputa por el control de los espacios urbanos en las ciudades dada la plusvalía de
los suelos urbanos “urbanizados”, creando de este modo, un des-orden al tipo de ciudad
imaginada por las clases dominantes, es decir una ciudad en donde se respire paz y
felicidad y, cuanto sea posible, alejada de los pobres; de igual modo, plantea al Estado una
situación bastante difícil a la hora de cumplir las ofertas de políticas habitacionales.
Cuadro 3.
Muestra porcentual sobre el lugar de origen y procedencia de los ocupantes de
Brisas del Corozal (La Arenosa)
Procedencia(comun
Lugar
de
Observación
idad de residencia
%
origen/naci
%
previa
a
la
miento
ocupación)
Barrios Pobres
90,3
Urbanización
Pobre
Urb. Clase Media
(Alto Barinas)
56
10,7
0
Pueblos
campesinos
de
Apure
Pueblos
campesinos
de
Barinas
Pueblos
campesinos
Colombia
Algunas personas que en la
60 entrevistas dijeron nacer en
Barinas, resultaron apureños de
segunda generación (es decir
nacidos en Barinas pero hijos
26,6 de padres apureños por
nacimiento), es una muestra
bastante evidente que casi la
totalidad de los/as parcelero/as
de esta comunidad tienen
13,4 afinidad con las costumbres y
tradiciones
campesinas
y
llaneras
Fuente. Elaboración propia 2011.
Imaginarios culturales de hábitat/vivienda antes y después de la ocupación:
contradiccion “casa imaginada/casa habitada”
En nuestro estudio etnográfico pudimos apreciar que los hombres y mujeres asentados
en el parcelamiento “Brisas del Corozal” en su mismidad asoman su alegría al sentirse
poseedores de una “vivienda”, aunque extraña a aquella en donde vivieron su infancia,
aunque semiconstruida, visiblemente precaria, y aunque sin contar con las condiciones
mínimas de habitabilidad, es decir sin contar con baños apropiados, sin sistema de aire
acondicionado (necesario por el clima de este estado). A este tipo de alegría se le conoce
en mi pueblo como “alegría de tísico”, es decir alegría por un “rato” ¿Cómo explicar esto?
Quizás la respuesta nos la de Freud (2002) al establecer que el ser humano pueda que se
estime feliz por el mero hecho de haber escapado a la desgracia. En efecto, vivir
arrimados, alquilados, pertenecer eternamente a la etnia de los sin techo, es lo más parecido
a una desgracia en la vida. De allí que en lo inmediato sólo parece importarle satisfacer la
imperiosa necesidad de sobrevivir humanamente.
No obstante, al avanzar en la conversación-entrevista, conseguimos que todos/as sin
excepción en el fondo, en un futuro mediato, fantasean con una “casa” muy distinta a la
que suele tener como casa, buscando cierta semejanza a la casa donde nacieron y tal vez
crecieron. Pues la vida -como dicen por allí- es demasiado corta para que podamos escapar
fácilmente de nuestro pasado.30 A continuación una de las tantas opiniones que confirma
esta tesis.”Si yo tuviera dinero y la madera al alcance, no lo pensaría dos veces para
construir mi casa con madera, yo la sé construir y quedan bien bonitas, lo que pasa es que
la madera aquí es muy cara. Una casa de madera es un lujo y solo la pueden tener los
ricos”31
Otras de nuestras entrevistadas, una señora colombiana, que vivió su infancia y adolescente
en una casa típica campesina de su país comentó que “si no fuera por la inseguridad
dejaría el corredor (ahora se habla es de porche) descubierto, solo con un pretil, para que
entre aire fresco y no quede tan encerrada la casa”. La casa que está construyendo la
señora colombiana es más o menos parecida, al menos en cuanto a la forma o diseño, a la
casa campesina y pueblerina de los países latinoamericanos -especialmente Venezuela y
Colombia- nos referimos a las casas rectangulares de zinc, pequeño alero y con corredor
30
Al respecto Freud (2002) suponía, en su obra “El malestar en la cultura” que en la vida psíquica nada de lo
que una vez formado puede desaparecer jamás; todo se conserva de alguna manera y puede volver a surgir en
circunstancias favorables. Precisamente hace poco me convencí de ello, cuando asumí la responsabilidad de
paternidad, llevándome a mis hijos/as a convivir junto conmigo, la menor de los tres, tenía 10 años, los otros
dos tenían doce y trece, y no pude cambiar casi nada de sus costumbres que traían originalmente en su vida de
infancia
31
En los tiempos en que se propagó la fiebre neoliberal por toda Latinoamérica, en Barinas el asunto de la
madera se convirtió en un negocio redondo, controlado, fundamentalmente, por mafias de italianos,
radicados en el estado y algunas familias originarias de la región a la que apodaron “los bachacos de la
madera”. Así, desde estos tiempos, esta mercancía de lujo se exporta hacia al exterior (Europa y
Norteamérica), mientras que las y los sin techos construyen ranchos de bloque, cabilla y cemento y con
tecnologías foránea. (Ver fotos 1, 2 y 3)
57
largo y corrido, o que la hace un poco diferente a las demás construcciones prácticamente
uniformes.
Las familias provenientes de la región andina mostraron sus simpatías con las casas de
adobe y guafa y de un solar para cultivar hortalizas, entre tanto las de orígenes campesinos
recordaban y añoraban (algunos) las viviendas de bahareque (hechas con materiales
también del medio: madera, barro, paja, palma, bejuco, pìritu, caña, guafa entre otros), con
suficiente patio para la cría de gallinas y patos, rodeado de árboles y conviviendo con
animales domesticados como el perro y el gato.
Como puede apreciarse estos imaginarios culturales sobre el tipo de viviendas tradicionales
que ellos una vez habitaron, aparentemente son borrados por la ideología alienante que
produce el modo de vida citadina o burguesa, pues, éstos siempre están allí presentes en
nuestros recuerdos y en nuestros sueños; he aquí la contradicción entre “casa imaginada” y
“casa habitada”; no obstante éstos se desvanecen justo cuando comienzan a construir sus
viviendas, así a la hora de echar las bases no lo hacen sino con cabilla, arena y cemento, al
momento de levantar las paredes no lo hacen sino con bloques de cemento y para techar
están condenados a utilizar láminas de zinc. A esta limitante a la diversidad arquitectónica
y cultural de las viviendas, se añade la reducida dimensión física que inicialmente
construyen para empezar a habitar las viviendas. Es bueno resaltar que las mayorías de las
casas semiconstruidas oscilan entre 16 a 30 mts cuadrados de construcción (como máximo),
y estén habitadas fundamentalmente por las familias más pobres del asentamiento. Desde
luego existen construcciones de mayor metraje, incluso casas de dos plantas, pero
escasamente están habitadas. Este tipo de modalidades de construcción lo alejan cada día
más de su nicho etnológico.
Se trata de construcciones con un diseño sumamente elemental; pequeños módulos
cuadrados (la mayoría de ellos) y rectangulares, generalmente con un solo ambiente, pero a
la vez multifuncional, ya que este microespacio es utilizado a la misma vez como
dormitorio, cocina, sala, entre otros. Estas semiconstrucciones, como su nombre lo indica,
supone que no todas están ni frisadas ni mezclilladas sus paredes (exteriores e interiores) y
mucho menos pintadas, como tampoco decoradas. La denominación que en Venezuela que
recibe este tipo de “vivienda”, se conoce popularmente con el nombre de “rancho”.
Simplemente un techo para escapar de la desgracia de vivir arrimados o alquilados.
Exactamente un rancho es lo que materialmente las clases más pobres pueden edificar dado
que es el modo imperante de monoproducción de vivienda que ha impuesto el sistema de
explotación en que están inmersos.
No es difícil comprender entonces, que si las familias denominadas de clase media y
pequeñas burguesas no soportan estar más de un día entero en sus quintas y lujosos
apartamentos equipados y decorados estéticamente o en sus modernos townhouse
diseñados por arquitectos extranjeros porque son invadidos inmediatamente por el hastío
provocado por el encierro y de la monotonía, más rápido y grande es el desencantamiento
en los cuerpos y los espíritus de unos seres humanos que subviven prácticamente
enclaustrados y hacinados32 en una pequeña pieza, y sobre todo en franca contradicción
con sus manifestaciones culturales ancestrales. “Aquí en la ciudad es incómodo tener en la
32
A mi juicio podemos hablar de hacinamiento cuando más de tres (3) personas “viven” en un cuarto o
ambiente de 4x4, como es el caso de “Brisas de Corozal” que todas las casas están a media construcción y
viven en ella no menos de cuatro(4 personas) x casa
58
casa algunos animales (se refieren a perros, gatos, loros, algún porcino, etc.), no se puede
sembrar uno de esos árboles frondosos que de bastante sombra como un samán o un
almendro”
¿Qué podría esperarse, entonces, sino un gran malestar cultural en una gente infraviviendo
en pequeñas casas (a mi juicio son “ranchos” o “barracas”) construidas a base de cemento y
cabillas, cuando en ellos ha mediado toda una larga historia de arraigo a una cultura
campesina y pueblerina - desde tiempos remotos que datan del origen de nuestros primeros
ancestros, los pueblos originarios- cuya costumbre siempre ha sido la de vivir en una casa
amplía, autoconstruida, con materiales propios de la naturaleza, con suficiente espacio para
producir su sustento apta para vivir una vida con estrecha armonía con el cosmos?. Es
bueno tener presente, entonces, que una vivienda, desde el pensamiento levisstrausiano, es
mucho más que bloque, arena y cemento, ésta representa un espacio en el que los sujetos
que la habitan la dotan de una armadaza de sentido; claro, siempre y cuando el diseño
denotativo de la vivienda sea capaz de inspirar y trascender un sentido connotativo a
nuestras verdaderas raíces etnológicas. En efecto, nos referimos a una construcción
etnocientifica de un diseño de vivienda amplia, espaciosa y muy en contacto con la
naturaleza
La situación simbólica arriba planteada nos lleva a la siguiente reflexión: la solución al
problema de la vivienda no se resuelve solo mediante la construcción material de un techo,
también el problema es de orden cultural, el del cómo habitan los grupos humanos dentro
del mismo. Sabemos de lo costoso que resultan para los pobres la compra de los materiales
de construcción dentro del mercado de la monoproduccion de viviendas, pues
generalmente les permite a los más pobres construir sólo pequeñas barracas o ranchos. Pero
el problema mayor que se les presenta a los ocupantes es que luego de autoconstrir sus
ranchos es su poca identificación con estos “habitas”.
Esto último lo pudimos demostrar mediante una operación fenomenológica, con entrevista
profunda, porque de buenas a primera, ellas y ellos en su inconsciencia -parodiando a
Marx, viven una vida consciente pero con una conciencia falsa- manifiestan estar felices
con el techo que tienen, pero como dijimos a principio, en todo caso felices por escapar de
la desgracia de ser un/a eterno/a “arrimado/a”.
Foto 9. Casa campestre o Rancho
Campesino según la denominación del
Antropólogo Venezolano Miguel A.
Saignes
59
Foto 10. Casa tradicional
Pueblerina
apureña
Foto 11. Uno de los “ranchos urbanos” construido con materiales modernos en donde
ahora habitan muchas familias de “Brisas del Corozal”
Las mujeres: “amas de casa”, pero no “amas de la casa”
Las mujeres, aunque no estuvieron el primer día de la ocupación ya el segundo eran
mayoría. Las veíamos llegar, en su gran proporción cargadas de niños, luego las vimos con
palas y machetes ayudando a limpiar el parcelamiento, en las reuniones era quienes más
tomaban la palabra y quienes se enfrentaban a las medidas de desalojos por parte de las
fuerzas represivas del Estado y de los gobiernos locales, no dejando ningún tipo de dudas
de que las más aferradas a un techo son las mujeres. Al respecto, es bastante apropiado el
comentario suministrado por el señor Hernán Salazar: “los primeros que ocupamos este
sitio éramos cinco, todos hombres, pero al siguiente día en adelante usted lo que veía más
que todo era pura mujeres acompañada de muchachitos, muy pocas con sus esposos. Usted
las veía todos los días en las reuniones, que eran diarias, participan activamente en las
tareas acordadas para ir a los organismos públicos, iban a la prensa, hacían carteleras,
60
realizaban censo, etc. y los fines de semanas desde tempranito se venían preparadas para
limpiar su parcela asignada. Limpiaban a palas y con machetes cortaban palos para
dividir su área. Pero con el tiempo, una vez parado el ranchito ahora no se les mira mucho
afuera como antes, debe ser que se quedan adentro haciendo los oficios”.
En una segunda fase de la ocupación, luego que la misma ya se había “oficializado” 33
con la asignación de parcelas a cada familia, empezó la mudanza en estampida de hombres
al parcelamiento. Los hombres llegaron para construir las casas, asegura el señor Hernán y
yo digo, no solo eso, porque también se encargaron de hacer el respectivo diseño. A ellos,
a menudo, se les observaba pegando bloques, frisando, techando y algunas veces
maqueteando en el terreno por donde y como iban a echar las bases en donde iría el cuarto
principal, la sala, la cocina, etc. De forma paralela al trabajo de construcción desarrollado
por los hombres, las mujeres andaban metidas en la cocina preparando la comida para toda
la familia o si no lavando la ropa, dándole tetero o amamantando a su bebé, barriendo el
patio, sembrando y/otras tantas actividades mal denominadas domésticas e infravaloradas
por el hombre y por la sociedad patriarcal capitalista en la que nos encontramos.
En esta segunda fase de la ocupación, justo que las mujeres dan un giro de 180º en su
quehacer social, de un ser humano público-proactivo a una persona dedicada a la vida
semiclandestina (”domestica”), pierden, de inso-facto, el control y el dominio del espacio
público dentro de la casa y también de sí mismas. En una palabra, desde el momento que
éstas (las mujeres) asumen seriamente la profesión o el oficio de “amas de casa”, desde ese
mismo instante pierden (curiosamente) la condición “amas de la casa” o jefas del hogar.
¿Qué significa esta paradoja? A nuestro juicio es que se produce un cambio de papeles
sociales muy drástico, al punto que las convierte en una especie de inquilina o alquilada en
su propia vivienda. Fenómeno como este complejiza aún más la situación crítica de la
vivienda en Venezuela, dado que las mujeres, que son la mitad de la población, resuelven,
no completamente, sino a medias su problema de carencia de techo propio.
Actividades que realizan, estado, formas de ocupación del espacio y algunos hallazgos
“no buscados” en la investigación.
Cuando recorríamos “calle arriba, calle abajo” el asentamiento nos encontramos algunos
hombres ejerciendo la albañilería, unos “autoconstruyendo” y otros contratando su mano
de obra, generalmente de forma solidaria por tratarse de ser vecinos quienes los
contrataban. Observamos algunos trabajadores del volante (también llamados taxistas), que
llevan y traen pasajeros al asentamiento, este oficio, según el señor Hernán lo
complementan con el de albañilería, sobre todo en tardes o en la “nochecita”. Según la
vocera del Consejo Comunal, comandante “cotizo”, hay muy poca gente trabajando en el
gobierno-es decir en las instituciones públicas-, porque la mayoría sobre todo las mujeres
33
El Estado (en sus niveles local y regional) terminó, como casi siempre, convalidando o reconociendo
públicamente la ocupación, después que en un principio la despotricó con un lenguaje soez y agresivo. Ver la
prensa regional (La prensa, De frente y El Diario) a partir de la tercera semana de la ocupación hasta el cuarto
mes de la misma.
61
están “desempleadas”, por lo que se dedican al trabajo de la casa. Ciertamente a las
mujeres las vemos a diario lavando y extendiendo la ropa, limpiando el monte del patio,
pero generalmente están metidas en la cocina.
En un diagnostico entregado por dicha vocera del consejo comunal aparece que el 61% de
los encuestados/as no cuenta con un trabajo formal, es decir se dedican a la venta de
mercancía seca, alquileres de teléfonos-móvil, comidas ligeras, entre otros34 Esta
información nos confirma la clase social a la que pertenecen la mayoría de las y los
ocupantes del mencionado asentamiento, cuya condición de masas o sectores explotados se
les dificulta materialmente construir una vivienda digna, de allí se explica que dada sus
limitaciones económicas solo pueden construir pequeñas barracas (ver imagen de casa nº
3)
Por otra parte nos encontramos en el recorrido un dato muy curioso que, por cierto, no
estaba dentro de nuestros planes de arqueo empírico, pero dado su peculiar significancia
decidimos incorporarlo- es el reducido número de familias fundadoras (u ocupantes
iníciales) que se encuentran actualmente habitando en el parcelamiento. “De unos
trescientos que nos reuníamos los domingos, a pena unos cincuenta están viviendo aquí,
opinaba una señora. Casi todos se fueron, suponemos, pero una vez que vendieron sus
parcelas. Estos actores son los que se conocen popularmente con el nombre de “invasores
profesionales”. Otro dato o hallazgo encontrado (igualmente curioso, es que de 1058
familias censadas inicialmente -hace unos tres años aproximadamente- con la
denominación de “sin techo”, sólo 150 de ellas (15,57%) se quedaron a vivir en el
asentamiento (ver cuadro Nº 3) 35
. Cuadro 4.
Estado y Formas de ocupación de la vivienda
% vivienda
% vivienda iniciada
%
semiconstruída
% parcela
parcela
abandonada
en
limpia
abandonada
Sola habitada
enmontada
proceso
36,88
26,2
10,65
15,57
4,91
5,73
Fuente Elaboración propia. 2011
Es cierto que las mayorías de las parcelas están en vías de construcción, unas iniciadas, sólo
con las bases echadas y algunas con bloques, y otras semiconstruidas que representan un
34
Ver diagnóstico comunidad Brisas del Corozal” sector la Arenosa”
Leyenda del cuadro 2. Llamamos “vivienda iniciada abandonada” a aquella parcela en donde se ha iniciado
un proceso de construcción (por ejemplo construcción de bases, unas y otras más adelantadas con paredes de
bloques a media), empero visiblemente se observa que la obra está paralizada. En cambio la “vivienda
iniciada en proceso”, como su nombre lo indica la obra no está detenida sino en proceso. La “vivienda
semiconstruída” es aquella que ya tiene al menos un ambiente más o menos adecuado para que la familia
ocupante empiecen a habitarla. De allí que si la misma no está habitada, como es lógico, la denominamos
“vivienda semiconstruida sola" y si hay gente viviendo en ella, la denominamos “vivienda semiconstruidas
habitada”. El tercer renglón corresponde a las parcelas en donde existe nada de constricción y estas pueden
estar con monte o limpias, a las primeras las llamamos “parcelas enmontadas” y las segundas las llamamos
“parcelas limpias”
35
62
total de 36,85%, pero no están habitadas. Ahora bien ¿qué deducciones podemos hacer al
respecto? Aquí se pueden hacer varias lecturas. La primera es que se confirma la tesis que
venimos manejando sobre la lucha cada vez más incisiva por el control y el dominio de los
solares urbanos dado la suculenta renta que genera su mercantilización, procedimiento
muy propio en las ciudades intermedias, en tránsito a las llamadas metrópolis urbanas. En
esta lucha se manifiesta la activación de grupos humanos procedentes de barriadas (pero en
su mayoría familias campesinas desplazadas/migrantes) que popularmente se les ha
calificados con la denominación de “invasores profesionales”, son aquellos/as que se
dedican a la vigilancia y caza permanente de solares o parcelas urbanas o semiurbanas
solas, preferiblemente que no lleven el registro de propiedad privada sino públicas (baldíos,
o ejidos municipales a fin de evitar conflictos gratuitos). Son grupos “indisciplinados” o
“población flotante”, según algunos antropólogos (ver Lacarrieu, 2007), que no se
estabilizan en un solo sitio, andan de ocupación en ocupación, contribuyendo de esta forma
a la organización- o desorganización- del espacio urbano en la ciudad. Por ejemplo, el área
geográfica, donde actualmente se localiza Brisas de Corozal, estaba planificada según la
Oficina de Planeamiento Urbano-OPU- de la Alcaldía del Municipio, una zona residencial
de clase media y comercial, sin embargo este “plan de desarrollo urbano local” no pudo
materializarme en la práctica. De allí que hemos considerado a los grupos antes señaladoslos llamados “invasores profesionales”- incluyendo a los verdaderos grupos sin techos que
si andan en busca de una vivienda digna, como entes activos en la transformación
geoespacial y socioespacial de las ciudades y no meros entes pasivos, reflejo del
crecimiento “natural” de las mismas, que llegan a la ciudad y se radican/residencian para
siempre en un lugar determinado. Son tan dinamizadores del espacio urbano, como los
grandes capitales, porque, como sabemos, estos últimos se mueven paralelamente al
consumo de la población, siendo precisamente, los pobres urbanos los grandes consumistas.
Es de lógica, de una ciudad movida debe esperarse que sus actores estén en constante
movimiento.
Nuestra segunda afirmación, muy conectada con la primera, es que queda claro la
existencia en el asentamiento de un grupo o sector de familias pobres más urgidas que
otras, que en realidad si les corresponde la figura de sin techo, dado que se han instalado a
vivir en sus precarias viviendas semiconstruidas, por tanto deben ser sujetos prioritarios de
los planes oficiales de vivienda, estos son apena un pequeño porcentaje (15%) mientras que
el otro grupo restante -quizás porque considera que ya tienen asegurada la parcela, por el
hecho de haber clavado algunas cabillas y pegado algunos bloques- se ausentan del
asentamiento, lo que a nuestro juicio no están necesitados, o sencillamente las tienen
engordando para venderlas posteriormente. Este grupo de personas, hay que diferenciarlos
de los llamados “invasores profesionales”, porque estos no suelen engordar parcelas, su
operación es más o menos rápida, justo al momento que se percibe el triunfo de la lucha
por la toma de terrenos, distribuyen las parcelas y se van, en cambio existe otro grupo
importante que compra parcelas con fines de inversión a futuro, conocido popularmente
como engorde, a este grupo de personas que ejercen esta práctica lo podemos denominar
“oportunistas de oficio”. Este tipo de situaciones –o vicios de malas praxis ciudadana que
se repiten en casi todas las ocupaciones, unas más que en otras, le echan más leña al fuego
a la crisis de la vivienda en nuestro país.
Con todo ello no queremos que se entienda que estoy insinuando o abogando por la
criminalización y la represión de estas prácticas sociales, para nada, en todo caso
63
proponemos es que se eviten estas prácticas con una acertada y oportuna intervención
estatal
Plano 8. Localización geoespacial del asentamiento
La Arenosa (Brisas del corozal)
Elaborado por Gecsa (2012)
Comentarios y consideraciones finales.
De acuerdo al método adoptado en esta investigación presentamos las siguientes
consideraciones finales:
1º Al penetrar en profundidad sobre el estudio de la problemática en cuestión encontramos
que existen varias formas o tipos de ocupación, a saber: permitidas, consensuadas, forzosas
o conflictivas, vigiladas, fallidas y autorizadas. Con ello se supera una herramienta
conceptual muy genérica, como es el término simple y llano de “ocupación”, el cual no
ayuda en absoluto, aprehender procesos sociales específicos y singulares de tomas de
tierras urbanas.
2º Al descubrir el proceso de formación de la Ciudad Ocupada/Segregada (la que se ha
formado producto de las constantes ocupaciones y otras (Ciudad Colonial Tradicional,
Ciudad Global, Ciudad Enclave Petrolera), consideramos que la actual ciudad de Barinas
no ha sido producto de un proceso un crecimiento y evolución natural de adentro hacia la
64
periferia, sino de grandes transformaciones urbanas, signadas por el fenómeno de las
ocupaciones.
3º Las ocupaciones han podido cercar y superar en número poblacional a la ciudad
colonial-tradicional y a la global, empero estas dos últimas dominan al resto, incluyendo la
ciudad ocupada, en el sentido que utilizan la mano de obra que conforma la ciudad
ocupada, mas son explotados socialmente y discriminados culturalmente.
4º las masivas ocupaciones está lejos de resolver la crisis de la vivienda, habida cuenta que
existen de por medio variables o situaciones, problemáticas de tipo socioantropològica que
complejiza tanto el estudio como el tratamiento a dicha crisis habitacional. Algunas de estas
situaciones son las siguientes: a) el fenómeno de la histórica violencia suscitada en el
medio rural –apureño, barinés, colombiano- no ha dejado de producir constantes
desplazamientos o migraciones de familias campesinas a la ciudad capital de Barinas, b) la
insatisfacción o no identificación simbólica con las “casas” que los campesinos desplazados
o migrantes autoconstruyen -o mandan a construir- explica en cierta forma su constante
movilidad de un lugar a otro en búsqueda permanente de techo adecuado a sus costumbres
o sencillamente más vivibles, c) la permanencia de la ideología/cultura patriarcal en
nuestra sociedad impide que las mujeres (o muchas mujeres) no sean en la práctica dueñas
o copropietarias de la casa, toda vez que quien diseña y domina en las relaciones sociales
dentro del hogar son los hombres y d) la inmanente lucha o pugna entre varios sectores
sociales (llámese “ocupantes”, “invasores profesionales”, “oportunistas de oficio”, “los
terratenientes urbanos”, dueños de empresas constructoras, franquicias transnacionales e
incluso funcionarios públicos) por los espacios urbanos, lucha que se acrecienta cada vez
más con el avance del capitalismo en su fase neoliberal, generando a su vez escasez y
encarecimiento del precio de los solares urbanos.
5º El desencadenamiento de fuertes conflictos sociales, por concepto ocupaciones de tierras
urbanas ociosas en la ciudad de Barinas (sean éstas de carácter públicas o privadas),
aparecen vinculados a las siguientes situaciones: a) Al momento en que comienza la
revalorización económica y /o especulación de los suelos urbanos y periurbanos. b) Al
déficit de viviendas, generado entre otros factores, por crecimiento natural de la población,
por la población migratoria de pueblos y países vecinos. c) Al interés de los organismos
estatales (Gobierno municipal y estadal) en mantener tanto el control de sus bienes
inmuebles (suelos urbanos) como al control del orden público en la ciudad, y d) Al interés
de los grupos económicos (terratenientes urbanos, constructoras/urbanizadoras) de acaparar
terrenos con fin utilitarista. Todo ello va a explicar las permanentes pugnas o luchas de
ciertos actores por el control y la posesión de los terrenos que están dentro - o cerca- de los
límites de la poligonal urbana de la ciudad.
6º Los distintos actores o protagonistas responsables de las diferentes oleadas conflictivas
son los siguientes: a) los actores políticos, llámense partidos políticos, quienes sus
dirigentes se valen de las necesidades de techo y también de aquellos negociantes y
“politiqueros de oficios”, valiéndose también de los llamados “invasores profesionales”,
con la intensión de ganar adeptos o prebendas políticas, b) los actores institucionales, que
son aquellos representados por alcaldías, concejos municipales, gobernaciones, consejos
legislativos y demás poderes conexos han mostrado impotencia para corregir la injusta
comercialización y distribución de los suelos públicos urbanos . c) el poder social
organizado en busca de soluciones de techo y también los individuales que son aquellos
llamados invasores profesionales o mercantilistas para el usufructo personal y d) el poder
65
económico representado en inmobiliarias, terratenientes urbanos y constructoras privadas,
su interés lucrativo los conduce a involucrarse en la lucha por la conquista y control de los
suelos, su práctica consiste en la venta especulativa de los espacios urbanos, el engorde de
los terrenos y el negocio oneroso de la construcción y venta de viviendas.
Una conclusión más globalizante, dentro de una perspectiva compleja es la siguiente: las
ocupaciones no solo son consecuencia de la crisis de la vivienda, sino que también son sus
causas. Ello complica la solución de dicho problema, toda vez que en la medida que
aumentan las ocupaciones en la misma medida crece el número de familias registradas
como “sinvivienda”. Todos los decretos oficiales “antiocupacion” han sido invalidados por
la misma dinámica social. Ni siquiera la política agresiva y ambiciosa del gobierno nacional
con la “Misión Vivienda” ha resultado del todo eficaz para erradicar esta praxis
sociopolítica emprendida por un importante sector de la sociedad que lucha por resolver
una necesidad de vivienda, pero por otro lado también esta lucha debe ser vista como una
forma de vida para garantizar su subsistencia en una sociedad que lo llama a integrarse,
pero a su vez lo excluye. Realidad esta que nos hace pensar de una cuarta oleada de
ocupación que contribuirá engrosando cada vez más la Ciudad Ocupada/Segregada. En
efecto, cuando me encuentro ultimando los últimos detalles para entregar esta investigación
a las autoridades de la Universidad Ezequiel Zamora (UNELLEZ) se produce una
ocupación de grandes dimensiones frente de la urbanización Ciudad Varynà.
En la actualidad el movimiento ocupacionista sigue el rumbo hacia la zona suroeste
de la ciudad, lugar donde poseen los intereses las clases dominantes y en donde viven las
familias aburguesadas, situación que generó y sigue generando fuertes conflictos sociales
debido a la imposición de la ideología racista y clasista de las clases dominantes contra las
llamadas clases y “razas inferiores”. No obstante, la ciudad global en su empeño de ejercer
el dominio sobre la totalidad social ha ejercido una influencia decisiva para integrar y/o
interconectar a toda la ciudad en su conjunto (entiéndase a todas las ciudades),
especialmente a la Ciudad Ocupada/Segregada por ser ésta la que aporta la mano de obra
requerida para su consolidación hegemónica, pero excluyéndola y discriminándola a la
misma vez. Se trata de una lógica compleja que caracteriza en estos tiempos al desarrollo
del capitalismo globalizante
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HUGO CHAVEZ FRIAS .Presidencia de la República
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