Sensibilidades villeras - Centro de Investigaciones y Estudios

Transcripción

Sensibilidades villeras - Centro de Investigaciones y Estudios
ISSN 2362-2598
N° 06
MARZO - 2016
Sensibilidades villeras hoy:
una búsqueda
Adrián Scribano (Dirección)
Diego Benegas Loyo – Julia Bertone – Aldana Boragnio – Ana Lucía Cervio
Florencia Chahbenderian – Andrea Dettano – Victoria D’hers
Romina del Monaco – Juan Ignacio Ferreras – Mariela Genovesi
Jeanie Herrera – Claudia Gabriela Reta – Rafael Sánchez Aguirre
Vida Cotidiana, espacio-temporalidad y Sensibilidades Sociales
Documentos de Trabajo del CIES
ISSN 2362-2598
N° 06
MARZO - 2016
Publicación electrónica Trimestral
Director del CIES:
Adrián Scribano
Edición y coordinación general:
Claudia Gandía
Editor responsable:
Estudios Sociológicos Editora
Centro de Investigaciones y Estudios Sociológicos
[email protected] – www.estudiosociologicos.org
Comité Editorial
Adrián Scribano
Gabriela Vergara
Ana Cervio
Horacio Machado Aráoz
Claudia Gandía
Pedro Lisdero
Los textos publicados en Documentos de Trabajo del CIES son sometidos al referato de evaluadores
internos y externos, a quienes agradecemos su participación.
Diseño de tapa: Romina Baldo
Documentos de Trabajo del CIES
Documentos de Trabajo del CIES es una publicación electrónica del Centro de Investigaciones y
Estudios Sociológicos, donde las y los investigadores del ámbito de las Ciencias Sociales tienen la
oportunidad de socializar los avances relativos a sus investigaciones como así también las actividades
académicas y científicas en las que participan difundiendo su labor.
Es la intención al generar este espacio que, quienes estamos abocados a la tarea de construir
conocimiento científico desde el Sur, nos encontremos en él para escribir acerca de las indagaciones
realizadas en el marco de las indagaciones individuales y colectivas vinculados a los campos temáticos
propios de las áreas que convocan:
Ambiente y Sociedad, Vida Cotidiana, Espacio-temporalidad y Sensibilidades Sociales, Conflicto
y Estructura Social e Innovaciones Metodológicas.
Constituye esta otra oportunidad para dejar constancia del interés -compartido por muchas y
muchos-, y del convencimiento que una de nuestras tareas es la de difundir las voces de quienes tienen
mucho que decir sobre las realidades sociales, ambientales, cotidianas y sobre los modos de abordarlas
científicamente.
En este sentido los objetivos de esta publicación recuperan las intenciones del CIES de dialogar
e indagar sobre la sociedad desde caminos interdisciplinarios vinculados a la Teoría Social y a formas de
indagación concretas.
Particularmente la creación de este espacio se realiza con el propósito de dar a conocer los
proyectos y líneas de trabajo a la comunidad científica, académica e interesados en las temáticas en estudio
que se desarrollan en dicho Centro.
Centro de Investigaciones y Estudios Sociológicos
Las múltiples y complejas transformaciones que se están evidenciando en el inicio de la segunda
década del siglo XXI en Latinoamérica, el Sur global y el mundo se presentan a todos los científicos
sociales como una fuente de desafíos y preguntas. Por ello, el Centro de Investigaciones y Estudios
Sociológicos (Asociación Civil – Leg. 1842624) es un espacio que se propone compartir, dialogar e
indagar la sociedad -más allá de la adjetivación desde la sociología- desde caminos interdisciplinarios que
giran alrededor de la Teoría Social y las prácticas de indagación concretas.
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Presentación: Esperar sin esperanza
“¿Qué se siente?” Encapsulada en esta pregunta está una dificultad crucial de las ciencias sociales,
especialmente en el abordaje de las sensibilidades ¿Cómo dar cuenta de la sensibilidad del otro? ¿Cómo
atravesar las fronteras sociales que nos separan para poder entender lo que se siente del otro lado? ¿Cómo
contar lo que vemos, dando cuenta de la mirada con la que percibimos? ¿Encontramos sólo lo que
esperamos, deberíamos esperar un tiempo más? Este Documento de Trabajo del CIES sobre “Sensibilidades
Villeras” nos trae momentos de una labor que va registrando parcialidades. Ningún gran mapa que nos
diga “usted está aquí”, más bien recorridos particulares que muestran aspectos específicos. Así, la
indagación por las sensibilidades villeras se acerca en los textos a la pregunta autorreflexiva, que evidencia
el efecto de la resistencia de su esquivo objeto – y la complejidad del trabajo con sus sujetos. Leyendo los
textos se sienten las inquietudes y tensiones de ese encuentro: ¿Cómo informar de un sentir ajeno si no
desde una perspectiva propia? Y en el despliegue de esas preguntas tres hilos recorren los escritos: la
mirada, el borde, la espera.
Los textos arriban a la pregunta por el propio lugar de los sociólogos, de estos sociólogos que
investigan sensibilidades de la villa. “¿Qué le deja a la hija de la vecina una tesina…?”, editorializa la revista
La Garganta Poderosa, y los escritos nos hablan de “dificultades” en sus entrevistas, la gente de la villa no
quiere “ser espectáculo para nosotros”. Los autores muestran los signos de una tensión y con ello
cuestionan su lugar y la ética de la investigación, o de su funcionamiento sobre ese “fetiche académico”
que son los sujetos villeros. Y allí la crítica a ciertas prácticas de la investigación social de las que buscan
diferenciarse, las que denuncia Adrián Scribano (2015) como una especie de “avistaje de pobres”. Pierre
Bourdieu (2002) define a los intelectuales como un sector dominado de la clase dominante. Vemos en
nuestros textos cómo el sociólogo se descubre parte del fenómeno que estudia, ya que los informes
arriban a un punto de duda, preguntándose por “nuestras sensibilidades”. ¿Hasta qué punto somos parte
de ese entramado de sensaciones donde construimos una y otra vez relatos de la villa? ¿Con qué efectos?
¿Por encargo de quién? Pero para ello, los escritos dan cuenta de un borde.
¿Dónde empieza y dónde termina la villa? Podemos leer los textos en clave de las prácticas del
sentir que dan materialidad a este borde. La realidad de esa frontera llega a tener consistencia mediante
ciertas prácticas: de violencia, de distanciamiento y de marginalización. Por ejemplo el forcejeo entre el
intento de erradicarlos y la oposición de los pobladores, intentando radicarse. La “erradicación” intenta
arrancar de raíz, para que no vuelva a crecer – se entiende, la hierba mala. Confrontándola, está la
persistencia en “radicarse”, echar raíces, tener un suelo, ancestros, una historia. Las dos son metáforas
1
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
botánicas si se quiere, pero remiten a usos muy distintos. Un término ubica a los sujetos como “plaga” y
mediante el otro ellos mismos se humanizan. Humanizar y deshumanizar un colectivo de personas. Los
escritos nos traen imágenes de un programa televisivo, Corte Rancho. La gente pasa en colectivos
atravesando la villa, “mirando por el vidrio, como si fuéramos… unos bichos” (66). La idea de plaga sigue
ahí, pero ahora en la mirada.
Nos recuerda aquella imagen de Frantz Fanon (1974), “Mamá, mirá, un negro”. La mirada define
al otro, lo congela. La idea de “bichos” evidencia una lectura de esa mirada: nos miran como una plaga a
erradicar. Las prácticas del mirar comunican, y construyen subjetividades a ambos lados, edifican ese
borde, aquí los lados del vidrio. La mirada encuentra aquello que con temor esperaba. Recibe lo que
anticipaba en esa incursión a lo temido. Esta configuración de relaciones sociales no se inventa
rápidamente. La relación de la ciudad con sus villas está cargada de historia: la historia de la lucha de
clases, de las luchas de la conquista, de la experiencia de la esclavitud, escenas del conflicto sobre quién
define los términos de ese mirar. El encuentro con el otro extranjero repite un guión ya aprendido.
La extranjeridad es central en esta experiencia, por la procedencia migrante de gran parte de la
población, pero también porque ese “afuera interior” que son las villas, resiste constantes intentos de
expulsión a la vez simbólica y concreta. Por un lado, los intentos de negarlos, borrarlos de la historia y
por otro los muchos intentos, muy concretos, de demolición de sus casas, de expulsión de sus cuerpos.
No es casual que gran parte de este Documento aborde la identidad villera: lo discuten pobladores,
legisladores, y otras voces de la sociedad. Si necesitan afirmar que sí existen, que sí están allí, es porque
grandes fuerzas dicen que no están donde están, que no son lo que son, y a manera de una nueva
“conquista del desierto”, en la misma forma imposible de “vaciar el vacío”, se llevan a cabo
“erradicaciones” de terrenos “baldíos”.
Pero el cuerpo resiste, insiste en ocupar un lugar, la materialidad de sus cuerpos está allí. Entonces
la dinámica de la ciudad se las ve con la materia – no con las sensibilidades, ni con las personas, ni con
sus derechos – la materia de sus cuerpos que ocupa un lugar inconveniente. Y allí la semejanza con aquella
fórmula que Mary Douglas (2001) trabaja como “materia fuera de lugar”: lo sucio. Los testimonios dan
cuenta de esto: “No somos la porquería del mundo” concluye el testimonio de la televisión (66). Bichos
y porquería, esto está en la mirada que mira hacia la villa. El borde toma una consistencia a veces muy
concreta. En una novela aquí analizada, la construcción de un muro de cemento promete ocultar imagen
de la villa porque es “desagradable” a los ojos de los demás ciudadanos. Entonces fuera de lugar,
desagradable, palabras que deshumanizan. Pero esto no es un proceso de un solo lado.
2
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Los sujetos dicen que acá están “mejor que afuera” (63). Y esa expresión habla de una experiencia.
Porque no hay un “mejor” o peor sin un cuerpo que lo determina. Es un “mejor” corporizado. Estos
cuerpos son tratados peor afuera. El borde está hecho de violencias. Violencias sobre el cuerpo y a
propósito de los cuerpos. Y la mirada carga gran parte de esa violencia. Las caras, como pasaportes y
estigmas, aseguran a sus portadores el maltrato en el mundo de afuera, así se siente la “rostrocidad de
clase” (Scribano 2010a).
Ese rostro, donde se lee la clase social, tiene efectos en los demás, y es construido en el juego con
las miradas de los demás. Y entre uno y otro lado de esta mirada aparece el miedo como afecto que une
y separa. El miedo, donde el cuerpo del otro, su presencia, se vivencia como amenaza. Por un lado, la
amenaza que ven las clases medias en estos rostros y por el otro en la amenaza que vivencian los que son
mirados como “bichos”, como “la porquería del mundo”. Pero también, en la amenaza que asumen las
organizaciones villeras, por ejemplo, que se plantean como tarea “salir a pegar con un solo puño” (48),
expresión que denuncia la violencia cotidiana que padecen y a la vez muestra cómo toman una posición
de conflicto habitando justamente el lugar de amenaza. Se van constituyendo, van emergiendo a la
existencia, uno y otro lado de ese borde y juntos le van dando realidad a la frontera. Si allí son colocados,
entonces los villeros habitarán ese lugar. Así llegamos a una agencia de modelos que solicita que los dejen
“trabajar de pobre” (55). ¿Qué implica “trabajar de pobre”? Tal vez sea ocupar activamente el lugar que
es impuesto por fuerza.
Y vemos que ese “ser” está también legislado, como en el día de la identidad villera, ley que
consagra al buen villero: humilde, bueno, solidario, pero sobre todo paciente. Los textos de este Documento
muestran cómo la paciencia, consagrada en ley, marca un punto central en la experiencia villera. Hay que
ser, hay que hacerse paciente para poder esperar, como muestra Scribano (2010b). Y aquí “esperar” no
define una expectativa sino una temporalidad. Como el Bourdieu de las Meditaciones Pascalianas (1997),
preguntándose por la distribución social del tiempo y la espera, estos documentos exploran cómo se
siente el tiempo dentro de la villa. Cómo transcurre, cómo se transita ese devenir entre un pasado en otra
parte, un pasado en disputa, con raíces negadas y siempre a punto de ser “erradicadas” y un futuro sin
esperanza. Los sujetos de la villa, esos “de los que poco se espera” dice la televisión (60). De ellos se
espera poco. Pero ellos esperan. Esperan una espera de tiempo. Porque no parece asomar una espera de
sueños e ilusiones, una espera de esperanza. “No me hago ilusiones” (43), dice uno de los personajes de
la novela de 1957, una obra que describe una pobreza distinta en lo material, con casi pleno empleo y sin
hambre. Corte Rancho le contesta en 2015, no somos desperdicios, nos miran como bichos. Las ilusiones
siguen sin aparecer y parece que ahora se lucha por el carácter de humano.
3
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Los textos de este Documento de Trabajo muestran resistencias, ofensivas, insistencias,
desplegándose siempre en el eje entre uno y otro lado de una mirada. Son dos polos de una línea, con
muchos reflejos, idas y vueltas, pero siempre en el mismo eje. En efecto se extraña algo, algún elemento
que proponga una salida de ese juego de dos polos. Quizás lo más crudo de estos documentos es que no
aparece. Y sin embargo, uno sigue esperando, quizás por sus propias marcas de clase, que en algún lado
asome la esperanza. Bourdieu comenta que es parte de la ideología de los intelectuales creer que existe la
movilidad social. Tal vez eso es lo que más echamos de menos en nuestro encuentro con la villa: es que
falta ese, nuestro querido espejismo. Y que sin eso, entonces, hay que aprender a esperar, pero esperar
sin esperanza.
Diego Benegas Loyo
Referencias
BOURDIEU, Pierre (1997) Pascalian Meditations. California: Stanford.
BOURDIEU, Pierre (2002) Campo de poder, campo intelectual. Buenos Aires: Montressor.
DOUGLAS, Mary (2001) Purity and Danger [1ª ed., 1966]. London: Routledge.
FANON, Frantz (1974) Piel negra, máscara blanca, G. Charquero y Anita Larrea (trads.). Buenos Aires:
Schapire editor.
SCRIBANO, Adrián (2010a) “Narrando por un sueño: rostricidades segregacionistas y prácticas
intersticiales” en: A. Scribano y E. Boito (comps.), El Purgatorio que no fue. Acciones profanas entre la
esperanza y la soportabilidad. Buenos Aires: Ediciones CICCUS, pp. 249-263.
SCRIBANO, Adrián (2010b) “Primero hay que saber sufrir…!!! Hacia una sociología de la “espera” como
mecanismo de soportabilidad social”, en: A. Scribano y P. Lisdero (comps.), Sensibilidades en juego:
miradas múltiples desde los estudios sociales de los cuerpos y las emociones. Córdoba: CEA-CONICET.
SCRIBANO, Adrián. (2015) “Una aproximación al estado de las sensibilidades en Argentina desde la(s)
Política(s) de la Perversión”, en: Sánchez Aguirre, R. (comp.), Sentidos y Sensibilidades. Buenos
Aires: Estudios Sociológicos Editora.
4
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Sensibilidades villeras hoy: una búsqueda
Adrián Scribano (Director)
Juan Ignacio Ferreras y Mariela Genovesi (Editores)
Autores
Adrián Scribano
Jeanie Herrera
Romina del Mónaco
Juan Ignacio Ferreras
Andrea Dettano
Rafael Sánchez Aguirre
Julia Bertone
Ana Lucía Cervio
Aldana Boragnio
Florencia Chahbenderian
Victoria D’hers
Mariela Genovesi
Claudia Gabriela Reta
5
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Presentación
En el contexto del trabajo de campo de PIP-CONICET “Construcción de sensibilidades, subjetividades
y prácticas colectivas en Argentina” haciendo entrevistas en diferentes villas de la Ciudad de Buenos Aires
percibimos e hicimos crítico ciertas “dificultades” en el contactar y el “hacerlas”. En ese marco pensamos
que un buen punto de partida era al menos, aproximarnos mejor, a la constitución de las sensibilidades
en las villas.
El siguiente material de trabajo colectivo tiene por objetivo intentar efectuar una pequeña
aproximación al campo de la sensibilidad, vivencialidad y sociabilidad villera a través de diferentes vías y
corpus de análisis, al tratarse éste de un fenómeno caracterizado por una trama material, teórica, histórica
y discursiva densa que requiere de un tipo de abordaje múltiple. En ese sentido, lo que encontramos a
continuación son tres tipos de miradas que, a grandes rasgos, podrían agruparse de la siguiente manera:
* La descripción y el análisis material, socio-económico y estructural de los asentamientos y villas,
sus condiciones de vida y las características histórico-culturales de su surgimiento, expansión y
transformación (texto 2 y Anexo) junto con un análisis antropológico y mediático-discursivo de “la
identidad villera” y su singularidad en el marco de “la marginalidad” y los mecanismos de diferenciación
y exclusión social (textos 2, 3 y 4)
* La mirada propiamente “sociológica” de la problemática en cuestión (textos 5, 6 y 7) a partir de
un trabajo de investigación que se ha centralizado en ver si la sociedad argentina se ha tornado o no
menos desigual (Kessler); y del foco puesto en los procesos de integración y urbanización social desde
un análisis socio-histórico y estructural que comprende criterios de base económica y psicoanalítica –en
cuanto a la estructuración de los comportamientos, valores, conductas y normas de los sujetos sociales(Germani). Es decir, si los trabajos de Germani nos permiten atisbar al fenómeno de la marginalidad y la
exclusión a partir de su surgimiento y expansión -junto con la investigación realizada por José Luis de
Imaz Los hundidos (1974)-; el trabajo de Kessler –atravesado por una coyuntura y perspectiva política
puntual- intenta arribar al mismo fenómeno pero partiendo de un supuesto diferente: ya no de su
composición e integración al entramado social, sino de su descomposición en tanto fenómeno signado y
constituido por la desigualdad material.
* Los análisis literarios y discursivos de las representaciones literarias, mediáticas, políticas y
comunitarias que se han efectuado sobre el “ser”, la identidad, los valores, los pensamientos, las
sensibilidades y las vivencialidades “villeras” (textos del 8 al 13). Aquí encontramos desde textos clásicos
y fundantes dentro de la literatura dedicada a este tipo de temática -Villa miseria también es América.
Bernardo Verbitsky. 1957- como revistas producidas por movimientos “villeros” autogestionados (La
6
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Garganta Poderosa), series televisivas “narradas en primera persona” (Corte Rancho), experiencias
artísticas, comerciales y expresivas (la agencia de modelos Guido Models), corrientes de trabajo y lucha
por valores, reivindicaciones y demandas “propiamente” villeras (Corriente villera), y proyectos escolares
que apuntan a la reconstrucción y documentalización de demandas y bases históricas de carácter barrial
(el libro “El barrio obrero conocido como Villa 21-24 y Zavaleta realizado por alumnos del CENS N°75).
Por este motivo, este conjunto de textos nos permiten acceder tanto a la narratividad del “otro” como a
la narratividad “propia” –que por ser “propia” no deja de estar atravesada y configurada por las marcas
y registros del otro-. Se tratarían éstas, entonces, de representaciones y auto-representaciones que nos
ofrecen un corpus de diálogos, descripciones, opiniones, creencias, etc que nos permiten acceder a las
huellas discursivas de la sensibilidad: qué esquemas sensibles se encuentran detrás de esas palabras, de
esos pensamientos, de esas manifestaciones; cómo se comunican y cómo emergen en la expresión verbal,
escrita o visual las estructuras sensibles. Puesto que, la forma de acceso que tenemos al entramado de
este tipo de estructuración subjetiva y social se juega en la configuración de redes prácticas y discursivas
que el ojo del analista debe intentar poner en relación.
Por último, amerita decir que los textos aquí incluidos -más allá de la problemática general que
han intentado abordar- tuvieron como objetivo puntual responder algunos de estos interrogantes para
circunscribir la temática abordada a estos ejes:
1. ¿Cómo se caracteriza el lugar del que estamos hablando? ¿Quién lo hace?
2. ¿Cuál es la caracterización de los sujetos? ¿Desde quién?
3. Adentro-Afuera, ¿cuál es la relación del sujeto con esto?
Por consiguiente, cada texto desde su objeto y corpus particular de análisis, ha intentado dar
cuenta de cómo se caracteriza al “espacio villa” y al “sujeto villero” desde una mirada vincular del tipo
adentro-fuera (el qué habla, describe, narra… desde dónde lo hace, quién es) siempre para tratar de
desentrañar las estructuras sensibles y vivenciales que movilizan y soportan las prácticas subjetivas en
cuestión. En ese sentido, la introducción de Adrián Scribano sirve como marco y como base de
interpretación: la tríada compuesta por la precariedad, la fragilidad y la fugacidad en tanto aristas que confluyen
con lo incierto, con la incertidumbre, sirven para entender la vivencialidad, la sensibilidad, la sociabilidad, la
identidad y los modos de asentamiento “villeros” como un fenómeno signado por la particularidad y la
confluencia de esos cuatro rasgos. Por eso, más que de un diagnóstico, el siguiente trabajo intenta
entramar una postal del mismo.
Mariela Genovesi
7
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Índice de Textos
1 Introducción
Adrián Scribano
2 Construcción histórica de la identidad villera: contraposición de sentidos
Jeanie Herrera
3 La “Identidad social villera” trabajada por Rosana Guber
Romina del Mónaco
4 Sobre el “Día Nacional de la Identidad Villera”
Juan Ignacio Ferreras
5 Retomando los aportes de Gino Germani para pensar las villas de la Ciudad de Buenos Aires
en la actualidad
Andrea Dettano
6 De abajo y marginales
Rafael Sánchez Aguirre
7 Gabriel Kessler, una mirada matizada.
Julia Bertone
8 Las “villas miseria”, en clave literaria. Ciudad Buenos Aires, década del ’50
Ana Lucía Cervio
9 Corriente Villera Independiente. Organizándose social y políticamente
Aldana Boragnio
10 La Garganta Poderosa: Revista sobre la cultura villera
Florencia Chahbenderian
11 Primero tienen que pagar impuestos… Guido Models y sus repercusiones
Victoria D’hers
12 Corte Rancho: lenguaje, pensamiento y sensibilidades villeras
Mariela Genovesi
13 Indagando las sensibilidades “villeras” a partir de la reconstrucción de la historia de un
“barrio”
Claudia Gabriela Reta
 Anexo estadístico. Villas y Asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires
Jeanie Maritza Herrera Nájera y Claudia Gabriela Reta
8
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Introducción
Adrián Scribano
La intención aquí es hacer, más que un cierre1, una introducción, a partir de tres ejes que he ido
pensando. Y pensarlo, más que como rasgos de las villas, como postales.
Antiguamente, cuando no había redes sociales la postal tenía, entre otros, tres lugares en el
imaginario social. La primera es que era la postal un medio para dar noticias. Uno viajaba a algún lugar, y
enviaba una comunicación corta al anverso de una foto, una pintura del lugar donde uno estaba. Pero
este dar noticia estaba orientado, justamente, en comunicar el estado de la sensibilidad de uno: qué
vivencia estaba teniendo, qué sociabilidad estaba conociendo, qué sensibilidades le despertaban los
lugares.
La otra función que cumplía la postal era que el otro compartiera lo que uno estaba conociendo
mediante la foto. Por eso las postales de las ciudades están llenas de lugares comunes -el obelisco,
caminito, la avenida Rivadavia, la cancha de Boca, etc.- porque el otro tiene que conocer los rasgos
sobresalientes que también se puedan transmitir, por lo tanto el otro conoce a través de uno.
Y la otra función es que la postal sirve para dar cuenta de una travesía, de un viaje. Por eso cuando
uno se iba decía “hoy estuvimos en la cancha de Boca”, y le mandaban la de la cancha de Boca, como un
modo de ir dando cuenta de la travesía. Claro que las postales más impactantes eran cuando cambiabas
de país, o cuando conocías accidentes geográficos importantes, etc.
En ese sentido, a modo de introducción, podríamos decir lo siguiente: una narración actual sobre
la situación de villa, o las situaciones de villa, o los contextos de villa, o las estructuras de sociabilidad,
vivencialidad y sensibilidad de villa, se puede hacer a partir de armar postales. Que no son, en todo caso
como cualquier postal, no tienen pretensión de ser fotos, es decir, fiel reflejo, ni tampoco son una
estructura procesual, no son una filmación: las postales son posibles piezas de un puzzle que va armando
el que las envía pero también el que las recibe. Y creo que lo mejor que podemos hacer, en honor a la
verdad y la complejidad de la situación, los contextos, los escenarios de villa hoy, sería mantenernos en
este carácter de parcialidad, de lo multívoco, de la cuestión que se puede armar de un modo o de otro,
sin querer, como para decir de una forma, pontificar, ni terminar, ni redondear, ni hacer nada exhaustivo.
Entonces lo que voy a proponer es articular tres reflexiones a modo de estas postales, que estarían
en torno a la noción de este modo que tiene la ciudad, el propio gobierno de la Ciudad y la manera
La charla que da origen al texto se realizó en una reunión del GESSEC que tuvo lugar tiempo después que los textos bases
del presente Documento de Trabajo pero que ya se había planificado para que ocupara el lugar que aquí se le da.
1
9
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
estandarizada de decirles a estos tiempos/espacios como villas, asentamientos precarios o barrios pobres.
Este es el modo como se le dice, y yo quería reflexionar sobre la noción de la precariedad y la incerteza,
en relación a la villa. Sobre la idea de asentamiento precario, preguntándome si lo precario es lo que lo
caracteriza, o qué significa hoy lo precario o, para decirlo de otra manera, si es solamente el asentamiento
lo que es precario.
I.
Y ahí encontramos una primera tríada que se forma que está por el lado de qué significa lo precario,
con lo incierto, pero en una tensión dialéctica con lo indeterminado. ¿Todo lo precario es incierto y por tanto
indeterminado? ¿Todo lo incierto es precario y por tanto indeterminado? ¿O al revés, es indeterminado
porque es precario y termina siendo incierto? Me parece que hay una cuestión en estas postales nuevas
sobre la situación, el contexto, el tiempo/espacio villa hoy, que está alrededor de la incorporación, en
hacerse cuerpo en el Siglo XXI de la categoría de incertidumbre, de incierto, como una especia de
aceptación sistemática de la precariedad. El “hombre” del Siglo XX luchó, peleó, murió con una fuerte
tentación, convencimiento, fe, de que él era un objeto, un sujeto, una especie para toda la vida y esta idea
es la que se fue horadando durante los últimos cincuenta años del siglo, y me parece que la precariedad
ha trascendido lo que denominábamos asentamiento. Me parece que la precariedad trascendió lo que
significaba estar localizado, era como “acá hay precariedad, acá no”, “acá está la muralla, por donde uno
puede trazar el recorrido de lo que sería precario e indeterminado, y acá no”, por decirlo de alguna manera.
Una idea de que, con la idea de barrio pobre, villa, asentamiento precario, trazábamos como los puntos
cardinales de la precariedad. En el norte precario, en el sur no, en el este precario, en el oeste no. Me
parece que eso también tiene que ver con las viejas reflexiones de por qué la precariedad tenía que ver
con el no acceso a los bienes culturales y materiales de la ciudad, y cómo en todo caso esa precariedad
tenía que ver con el acceso a los bienes y servicios de esa ciudad. Y creo que una cosa interesante, para
esta primera triada de precariedad, incertidumbre, indeterminación: es que la indeterminación, en
términos de la incertidumbre, se ha hecho cuerpo en el actor del siglo XXI.
Los colectivos sociales, ONG, movimientos sociales, partidos políticos, talleres creativos,
comedores, grupos de danza, no están hechos para durar toda la vida, están hechos, justamente, para lo
puntual, el aquí ahora, una especie de reconstitución, una especie de aferrarme para que haya algo
permanente, sabiendo que no es permanente. Hay identidades que se van a ir haciendo cada vez más
indeterminadas. De hecho, es lo que hemos aprendido durante todo el Siglo XXI: que a contrario de lo
que uno podría pensar en el Siglo XIX, las identidades no son más que una travesía en un tiempo/espacio
10
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
donde lo que vamos haciendo es conectar puntos de anclaje con lo real que tienen esas subjetividades en
tránsito.
Y me parece que la primera postal que se va armando de esta tríada, tiene que ver con una segunda
tríada, que también están relacionadas: que es la relación entre frágil, inseguro e incierto. Me parece que no
todo lo que entendimos recién como precario es frágil, pero que la fragilidad, entendiendo a ésta como
una vivencia que no puede ser atrapada, no se puede asir, que se escapa entre las manos, esta idea de que
en estos tiempos/espacios, la vida se vive todos los días de una manera casi definitiva: así como “día por
día”. La fragilidad significa no que (“la vida”) se rompa, sino que está asociada a la idea anterior de
precario como algo que no está hecho para durar para siempre, pero también armada con materiales que
posibilitan, o permiten, o dejarían -tengo la tentación de decir producir, pero no producen- el
resquebrajamiento, la ruptura. Uno cuando vive en estos tiempos/espacios, o cuando se vive, o cuando
la gente nos narra que vive, o las vivencias que nos dice la gente tener, generalmente está como muy a
flor de piel el hecho de por donde usted toque se puede quebrar, que por donde usted observa se puede
resquebrajar. Esta idea de que el tiempo/espacio, tiene como hilos muy delgados donde cualquier acción
puede cortar, desvincular, algún “lugar” o a otro. Por eso ésta segunda tríada de esta primer postal, sería
como algo bien interesante para rescatar en palabras de lo que los sujetos nos dicen en términos de “sentir
como inseguro”. Me parece que si decíamos que “la indeterminación se ha hecho cuerpo”, en todo caso, a
partir de que hay una sistemática precarización en la vida, pero no ya como asentamiento, no ya como
lugar, sino como tiempo/espacio, la fragilidad es parte, no solamente de lo desarmable, cortable,
resquebrajable que es el ser humano, sino también una situación sobre la cual no hay nada más que hacer
que esperar que uno se quiebre. No hay mucho más que hacer. Hay que vivir como si no se fuera a
quebrar, pero sus características y consecuencias materiales es que se va a quebrar.
Y ahí me parece que vuelve la incertidumbre. Así como la incertidumbre estaba asociada a la
precariedad, lo frágil es aquello que decimos con narración en el sentido común, “si lo mirás, se rompe”.
Esta idea de que incluso la mirada, que es algo inmaterial, puede hacer que eso se quiebre. Esta idea de
que no son las casas, no es el hecho de que tengan gas o no tenga gas, no es el hecho de que roben luz o
no se roben luz, no es el hecho de que no tengan trabajo, o empleo -para reconstituir las dos categorías, no es el problema de que sean asalariados, fijos, estables, o no, sino que, me parece, son las estructuras de
fragilidad que estos sujetos tienen, ante la mínima ocasión de desventaja o de cuestión accidental, o de
momento que parece advenir sin ser esperado. Un choque, la enfermedad de un chico, la muerte del
padre, la estructura de ese colectivo del que hablábamos antes. Por eso parece ser que las iglesias de todo
tipo, los partidos políticos asociados al Estado, son los que van quedando. Como esos dos mojones:
“¿Dónde vivís vos?, de la iglesia para allá”, o “del lugar donde está la cosa estatal para el otro lado”.
11
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Parece ser que hay como una fragilidad asociada a cualquier evento que no pueda ser calculado por las
instituciones más fuertes lo deja a uno en la pampa y la vía. Por eso más que una cuestión de asentamiento
–que de hecho es también una cuestión de asentamiento-, uno podría decir de vivencialidades que se van
teniendo en esos asentamientos.
También esto está asociado a una tercera tríada que tiene que ver con esta primera postal, que es
la noción de lo fugaz, de lo inestable, y de lo incierto. Si uno se pone a pensar, o a escuchar las narraciones de
la gente -de las mujeres sobre todo, porque son ellas las que más hablan, a las que más acudimos- parecería
ser que uno pasa por la situación de estar en la villa, con la expectativa de que sea fugaz. Para mucho,
parecería ser lo ideal que fuera fugaz, pero me da la sensación que más que lo fugaz, que significaría que
de algún momento a otro uno se va, es lo inestable lo que caracteriza el paso por ahí, el no saber si uno
se va o no de un día para el otro. Más que “me voy apenas pueda”, que sería el anverso de lo fugaz. No
es “estoy acá de paso y mañana me voy”, “me voy cuando pueda”: es me voy tal vez después de mucho
tiempo, porque eso tiene que ver con lo frágil que uno esté viviendo, y eso tiene que ver con la precariedad
que uno esté viviendo. Por lo que se enfatiza el “cuando pueda” y no el “me voy”, ese popular “provisorio
para siempre” Entonces, en estas situaciones que nosotros hemos ido viendo, me parece que uno podría
tomar esta idea de fragilidad, fugacidad, inestabilidad, y precariedad como en tensiones que conforman
la primera postal.
II.
Hace muchos años, en la década del ´50, ´60 o ´70 del siglo pasado, cualquier teoría de la
marginalidad que usted tomase -la teoría de la marginalidad elaborada por Miguel Murmis, o por José
Nun-, que tenía que ver con la pertenencia al ejercito de reserva ,que hacía alusión a lo que Ana Cervio
referencia del libro de Verbitsky, estos trabajadores que pertenecían a un oficio de baja calificación que
se asentaban en algún lugar- sea esa la característica de la marginalidad, sea definida como “no acceso”,
el estar afuera de los bienes y servicios de la ciudad, o sea la marginalidad entendida a la Vekemans. Me
parece que cualquiera de las tres teorías de la marginalidad la de Germani2, la de Vekemans 3, y la de
Marin, Murmis y Nun4, básicamente tenían que ver con la territorialidad, y por eso la noción de
asentamiento precario, de una situación de vida frágil e inestable. Pero me parece que si uno se concentra
Germani, Gino 1973 El concepto de marginalidad (Buenos Aires: Nueva Visión).
Vekemans, Roger y Venegas Carrasco Ramón 1966 Marginalidad y promoción popular. Mensa .je (Santiago de Chile) (149):
218-222. Julio de 1966.
4 Marín, Juan Carlos; Murmis, Miguel y Nun, José 1968 “La marginalidad en América Latina: Informe Preliminar” en
Documento de trabajo (Buenos Aires: Instituto Torcuato Di Tella. Centro de Investigaciones Sociales) N° 35.
2
3
12
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
en la estructura de la sensibilidad, uno se da cuenta de la capacidad en el tiempo de haberse producido
eso. Si uno se fija solamente en la “infraestructura arquitectónica mobiliaria”, en lo “plantado y clavado”,
como dicen los escribanos, por eso la noción de tenencia es una noción de apropiación. La pregunta por
la precariedad, por la fugacidad, por lo frágil, reenvía a esto: a una redefinición de lo que significaría
apropiarse en esos tiempos/espacios. De hecho, en Buenos Aires las villas no están en los márgenes
literalmente, sino que han ido quedando en lugares más de litigio, más de disputa con eso. Tampoco están
en los lugares donde se recolecta, o tiene que estar la mano de obra de servicio de las clases altas y las
clases medias. A mí me parece que ahí hay una forma interesante de la redefinición de lo que significa
asentarse, a partir de un conjunto de sensibilidades que están alrededor de la precariedad, la fragilidad, la
fugacidad. Por eso, hace un tiempo cuando debatíamos sobre esto, decíamos “qué interesante las miradas
de algunos de los sujetos con los que hemos hablado nosotros, de semejanza y diferencia, de proximidad
y distancia con los conventillos”. Es como que si se hubieran transformado estos lugares, en lugares
donde uno podría advertir al menos alguna continuación y discontinuidad con aquellos conventillos.
Y esto me lleva a la segunda postal de Buenos Aires, y si tendría que incorporar la postal
mostrando lugares, asentamientos de precariedad, lo dibujaría, lo bosquejaría, lo pintaría a partir de estas
tríadas, o con un esqueleto, o con un eje, atravesado por la precariedad, la fragilidad y la fugacidad: asociadas a
la extranjeridad. Ahora, esto mismo que estaba diciendo antes, respecto a esto que trasciende el mero estar
ocupando un espacio, me retoma –y en conexión directamente con lo que estaba diciendo de los
conventillos- me reenvía y retoma al tema de por qué nos encontramos con migrantes, con inmigrantes.
Por qué los que viven ahí vienen de: vienen del interior del país, vienen de países muy lejanos, vienen de
países fronterizos. Y me parece que, en el mundo, está claro que hay como toda una especialidad de la
sociología, de la antropología, de los estudios sociales sobre migraciones, pero mucho de lo que han
escrito ustedes, de lo que hemos hablado, traen este juego entre migraciones e inmigraciones, a tres
tópicos bastante discutidos, que estos lugares son desanclajes tiempo/espacio. Uno va a estos lugares, y
parece estar en una especie de pequeña Paraguay, pequeña Bolivia, pequeña Perú. Este desanclaje tiempo/
espacio es como que, en realidad, uno reconoce muchos rasgos de otros lugares, que no son menos
precarios, no son menos frágiles, pero son otros lugares. Porque esto también hay que verlo: una de las
cuestiones sobre las que creo hay que pensar, es que si saco una foto del territorio, este parece (¿podría
ser?) cualquier… cualquier parte de América Latina o del sur global. No es que esa villa es Argentina,
puede ser en Lima o La Paz, por ejemplo.
Desde la mirada del ayer y el hoy a través de postales, si ustedes se ponen a ver las diferencias que
existen entre esa foto, entre favelas, villas miserias, poblaciones, callampas -para recorrer los distintos
nombres que en América Latina se les ha dado-, aquella foto era mucho más diferente que las actuales,
13
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
justamente porque esta idea de migrar ha hecho que esos tiempo/espacio se desanclen de la estructura
particular. Antes claramente la villa miseria era Argentina. Hoy, tal vez un poco por lo que decíamos de
las tres tríadas, esos lugares -y ahora hablando sí de la materialidad del territorio- sí se parezcan mucho
más de lo que uno pueda suponer... Hay mucho trabajado sobre esto, pero me parece que no es menor,
el recorrido procesual… el ayer y el hoy de una foto posible …en tanto paisajes de lo “marginal”.
Me parece que la globalización de la precariedad tiene que ver con la vivencialidad de un
asentamiento precario. Y tiene que ver con el hecho de que el que viaja es un precario. No solamente
porque es un precario, en un sentido de triple relación: es un sujeto que está en situación de fragilidad,
de inestabilidad, en una lógica de la inseguridad, de lo incierto. Es el sujeto este que se desplaza. Por eso,
hoy en día –hace más de veinte años-, se viene discutiendo la idea de biografía transnacional.
Nosotros…aquí en nuestro grupo bueno, acá Paola, Rafael, Jeanie, nosotros mismos y otros que han
pasado por aquí… Cuando tengan que narrar sus vidas, van a tener que narrar “parte de vidas argentinas”,
que tal vez nunca se hubieran pensado. Y en ese sentido, cuando ellos llegaron acá, en las condiciones
precarias que llegan –no precario por el hecho de tener o no dinero, que también lo es, y sobre eso voy
a volver, sobre las condiciones materiales de existencia en términos de qué clase uno pertenece, por
supuesto que vivir en una villa es una cuestión de clase, y estar fuera o adentro es una cuestión de clasepero me parece que también acá la cuestión consiste en aquella vieja discusión si las biografías
transnacionales se podría decir que son parte de “un portar de donde viene”, o asumir donde uno está. Estos
cuerpos, estas grafías hechas cuerpo, ¿cómo se cuentan?, ¿Qué se cuentan?
Recién hablábamos de la idea de lo que es la lluvia para las clases medias, algo romántico,
bucólico… no hay nada más alejado de eso: es terrible la lluvia, el agua es imparable, lleva y arruina todo.
Claro, para los que no tenemos problemas en nuestras habitaciones… por eso, me parece que la antigua
idea de biografía transnacional –antigua porque viene siendo discutida fuertemente desde la década del
90, sin olvidar los pioneros trabajo de Thomas- me parece que acá tiene que ver con que el señor que
limpia casas en California, la persona que está atendiendo en un bar acá en Palermo, o los argentinos que
trabajan en Miami o en Barcelona, comparten esta lógica de pasar por la primera postal. Si esta postal,
decíamos que hay unos desanclajes tiempo espacio que territorializan, entonces uno pone una foto y saca
esa foto, esa foto es de cualquier lado, de Bs As, Bogotá, San Pablo. Si esa postal podría convertirse en
un video, y viéramos a los personajes actuar, se podría dar cuenta de la multiplicidad, en términos de que
actuarían varios con biografías totalmente distintas. Justamente por los lugares de donde vienen, y a
donde van, a donde quieren irse, a qué lugar se quisieran ir.
Ahora, me parece que esos asentamientos precarios, las villas, son formas sociales del trasladarse.
Y en esto me gustaría detenerme en términos de las migraciones que hemos visto. ¿Qué significa
14
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
trasladar? Es un verbo interesante, que proviene del latín, pero que está asociado al verbo transferre, que
tiene dos partes: una que es trans, que es “llevo al otro lado”, lo traslado, y otra parte que es ferre, que es
“llevar, producir, soportar”. Por lo tanto, trasladarse es llevar. Y yo lo llevo hecho cuerpo.
Por eso me parece que una postal sobre la villa, el asentamiento precario, el barrio pobre, es una
postal sobre cómo los sujetos van llevando la precariedad. Por eso son forma social del trasladarse, de
irse de un lado hacia el otro, pero no solamente en el espacio y el tiempo, no solamente con lo geográfico,
sino con la trayectoria de clase, diría Bourdieu. No solamente con la trayectoria de clase y lo geográfico,
sino con lo que significa establecer un campo. Por eso cuando uno está en otro país, generalmente intenta
no preocupar al que quedó, porque no se puede trasladar todo, entonces el que traslada es un señor que
oculta, casi siempre, oculta algo. (Por eso cuando hacemos las valijas para irnos a un lugar, siempre
tenemos un lugar para que la Aduana no lo vea). Hay una relación ahí, entre lo que es obvio y evidente,
de lo que yo porto, esta parte de la palabra que es ferre, que es llevar, porque es producir: el traslado es
producir algo, es producir una situación.
Me parece que una de las cuestiones que tienen estos lugares, estas postales de estos asentamientos,
es que justamente son grafías, son encarnaciones, son cuerpos que evidencia lo que portan. Uno no es
que “me vengo con valijas”, uno, cuando traslada, con el solo hecho de estar frente al otro traslada. Esta
idea de percepción de amenaza que tiene esta historia, como hemos hecho durante todos estos días, la
historia de la percepción de amenaza es justamente qué me traslada el otro, qué me porta el otro, como
amenaza. El indio, como esta especie de lógica entre la barbarie, que se materializa luego en el gaucho,
que luego se va estructurando en su sucesor el cabecita negra, y que se hace un ícono en el negro de
mierda.
Entonces, ¿qué es ser villero hoy? Más allá de los valores villeros, todo esto que hemos discutido.
Es siempre estar frente a otro sabiendo que produzco, traslado, llevo en mi cuerpo, una percepción de
amenaza, pero que también es a la inversa. Por eso estos asentamientos son formas sociales de trasladar,
de migrar. Fíjese que hay una cosa interesante, que por supuesto lo estoy diciendo de una forma muy
analógica. Cuando uno piensa en esa idea platónica de transmigración del alma, en esta cuestión
básicamente idealista, donde las almas significaban con el cuerpo a qué clase o a qué estructura social yo
pertenecía, en una Grecia ideal, por decirlo de alguna manera, en una polis. Creo que hay una cuestión
ahí, si uno sigue la historia del alma de los negros de mierda va a encontrar qué traslada. En qué
transmigración… de pasar a formar parte de. ¿Cuál es el alma del indio? La amenaza, el pasar a degüello,
el gaucho, los vagos, el ser borracho, todas estas cosas que discute el Martín Ferro. Y luego estos tipos
que meten las patas en las fuentes, el sujeto que al lado de los alemenes y yugoslavos, que habían venido
en las primeras migraciones, españoles, italianos, llegan estos otros de pelos duros, el cabecita negra. Se
15
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
va transformando en hedor progresivamente, mientas mayor centralidad va cobrando. De hecho, es
interesante porque tanto españoles como italianos como yugoslavos, como polacos, como alemanes, eran
los precarios, los fugaces, los frágiles de su lugar. Y portaron, trasladaron, trajeron esa misma relación, y
por eso esta especie de descontento, o desilusión de la generación del ´80, luego de haber promovido la
inmigración extranjera, haber traído estos socialistas y anarquistas, en lugar de haber traído lo que se
pretendía traer.
Más allá de lo geográfico, nosotros estamos interesados en hablar de esos cuerpos que están desde
otro lado, que traen otras cosas. Yo veo un pibe chorro, un tipo disfrazado de pibe chorro, vestido al
estilo pibe chorro, y me trae, porta, la amenaza, la relación es la que porta y esa es la cuestión. Por eso
me parece que ahí hay un tema interesante para pensar: si uno tiene que sacarle una foto en un desanclaje
tiempo/espacio, estas estructuras temporales espaciales, se parecen mucho. Si uno le pone play,
transformándolo en video, ve biografías transnacionales dando vuelta. Como es toda esta ciudad, que es
muy cosmopolita. Uno podría decir que ese video se podría hacer acá mismo, y por lo tanto no está
relacionado con el asentamiento. Justamente, una de las cosas que quiero discutir es si es el asentamiento
lo que produce esto, la condición de estar en la villa, o son los sujetos y las prácticas, y las prácticas de
los sujetos hecha cuerpo, y las narraciones de estos sujetos hechas cuerpo, las que van produciendo esta
narración del villero contemporáneo, el villero del siglo XXI, es justamente esto que estamos tratando de
hacerle conocer a los sujetos a partir de estas postales.
III.
Finalmente, una tercera postal, acerca de las narraciones que hemos tenido, las conversaciones,
está esta cuestión de que estar en la villa es convivir. La primera idea. Lo vuelvo a atar al conventillo, es
un lugar donde se convive. Y la vivencia sigue siendo particular, pero hay una sociabilidad de villa. El
pasillo no es lo mismo que la calle. Le estructura colectiva de la distribución de la energía, las formas
sociales del deshecho de la mierda, la estructura del deshecho de la basura. Eso arma convivencias, que
significan justamente una redefinición de las sociabilidades aprendidas, porque por más que sea precario,
frágil, el que llega ahí, en realidad tiene otras formas de sociabilidades. El que viene migrando de una
situación rural, estas tres o cuatro cosas se resuelven de una manera distinta: donde arrojar las heces,
donde poner la basura, donde sacar la electricidad, la luz artificial, o para calentar.
Ahí hay un eje interesante: cuando el año pasado veíamos la política de los sentidos, referíamos a
su enclasamiento, y en una de ellas señalamos lo que es la división social del acceso a la mirada, a través
de la luz. Hay clases que ven más, porque tienen más luz a disposición. Hay clases que miran en las
16
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
tinieblas, porque no hay este acceso. ¿Cuál es la definición “clasemediera” porteña de un buen
departamento? Luminoso. ¿Cuál es la definición villera de un lugar? Que no tiene luz. Porque la
distribución de la luz es parte de la distribución desigual de una de las políticas más importantes, que es
la política de la vista. No solamente el ojo, sino la distribución de la luz, con ello de la energía. Pero esas
son co-vivencialidades distintas, que vos decís acá hay también sociabilidades distintas y también
sensibilidades. De ahí el famoso mito que justamente un migrante, un italiano planta en la historia de
Mataderos, el famoso mito de quemar los parquets. Es un migrante el que escribe eso. ¿Por qué? Porque
fíjese que interesante: ¿el sujeto qué está diciendo ahí? Dejemos de lado la verdad histórica... es interesante
que al sujeto este se le haya ocurrido escribir esto como u símbolo, que es: para qué sirve algo que no sé.
Uno traslada sociabilidades. Ahora, todas las formas de co-vivencialidades –de hecho los
conventillos fueron redefiniciones sucesivas de maneras de convivir, en base a códigos que compartían
esos genoveses, esos napolitanos, adaptados a esa sociedad que le daba ciertos recursos. A mí me parece,
que una de las cosas que no se tienen en cuenta muchas veces cuando se piensan esos asentamientos
precarios, las villas en Argentina, es que estas especies de biografías transnacionales, esta manera de si
uno mira, mira lo paraguayo, lo peruano, etc., mira en realidad formas de convivir que han portado
sociabilidades y vivencialidades distintas. Una cosa es como pueda yo definir, o darle sentido a la
convivencialidad, a la sensibilidad. Marca muchas cosas, entre otras, la comensalidad. Hasta que
aprendemos nosotros los de acá, que la sopa paraguaya no se toma con cuchara, hasta que se desmitifica
que nosotros comemos todo el día carne, etc., me parece que ahí hay una cosa interesante para ver la
política de los sentidos y la lógica que hay de expropiación, exclusión, de distribución desigual de la
política de los sentidos en estos espacios. Porque ahí sí, la precariedad, la fragilidad, esta primera postal
que yo había construido, empieza a tener un sentido distinto.
Ahora, cuando uno entra a estos espacios, uno se da cuenta que hay una tensión con destituir de
valor a la mirada clasista. La mirada clasista es la mirada del que va de afuera, es “yo vengo acá a organizarle
la vida a usted”, entonces hay una tensión. Cuando uno va a estos lugares, y a muchos nos ha pasado, uno
no sabe si hay curiosidad o miedo, o si la amenaza la porta uno, o el otro es la amenaza. Me parece que
hay una lógica disputa de institución/ destitución de la rostrocidad de clase. Una lucha por eso, un
producirse un evento, un batallar. Porque en todo caso la rostrocidad de clase me porta, me lleva, el otro
me mira, como diría Sartre, esta idea de que el otro cuando me mira me congela, me cosifica, me pone
en un lugar. Yo lo miro con desconfianza, entonces yo ya no puedo estar en esa convivencia que
nombrábamos antes.
Entonces una cosa interesante que hay en este comienzo de Siglo, y voy a decir una barbaridad
absolutamente incorrecta políticamente, es que la gente que está ahí se quiere quedar ahí: lo que no quiere
17
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
es que vayamos nosotros. El extranjero es uno. Y ahí hay un eje de trama muy interesante. Todos
dependemos del espectáculo, pero “ellos” no quieren ser un espectáculo para nosotros. La idea de “vivir
en el espectáculo” se hace cuerpo en las aguas de la disputa por la rostrocidad de clase. Los procesos de
segregación racializante han devenido en procesos de defensa por parte de ciertos sectores de clase, que
ya “ni quieren ni verlas a las clases medias”, haciendo el (¿acostumbrado?) avistaje de pobres, en una
situación absolutamente pornográfica de la distribución desigual de las energías de convivencia. No es
que nosotros no podamos entrar: es que ellos no quieren que entremos. Y está bien que así sea. No es
que no quieren que entremos porque nos van a robar, no porque somos “la autoridad”. Por eso la
sensación de que solo nos reciben cuando vamos para darles algo. He ahí una tensión dialéctica de las
topologías del rechazo.
Me parece que la villa se ha transformado en un “poner en común entre diversos”, se ha
radicalizado a ser eso. Antes llegaba el tucumano, el santiagueño, hoy llegan los distintos migrantes, hoy
llegan los de clase media-baja que ya no pueden pagar el alquiler, hoy llegan los jóvenes que no se pueden
quedar a vivir en la casa de sus padres, por más que estos tengan su jubilación. Me parece que la villa se
ha transformado en un espacio de sociabilidades entre diversos, y por eso también esto tan naturalizado
para nosotros de que nos acercamos a un lugar, y nos dicen que en ese lugar están los de tal nacionalidad,
los que están acá son los más viejos, etc., que incluso tal vez ni se conocen, ni se contacten.
Me parece que hay una fuerte intención por parte de la gente que habita esos espacios -ahora
hablando del territorio y de la distribución desigual como lo venimos haciendo en esta tercera postal-,
hay un momento donde opera con ritmos a contrapelo de lo social aceptado y aceptable conformando
nuevas sensibilidades de lo “políticamente correcto”… Los ritmos son distintos… Me parece que está
interesante que los ritmos sean distintos, porque los ritmos tienen que ver con las sensibilidades.
Entonces… llueve, y esta ciudad que es un lío siempre, con la lluvia parece peor… bueno los ritmos son
esos. Esa cosa demencial. A nosotros nos sale mucho en las entrevistas bailadas y los diálogos sonoros5,
que la gente que produce danza y música, se refieren a la ciudad en esa lógica de amontonamiento, mucho
ruido. En cambio uno llega a una villa, y el ritmo es otro. No porque sea más o menos rápido -tal vez sí
estaría tentado a decir que es menos rápido y menos vertiginoso- pero no menos intenso, que es una cosa
distinta. Pero se empieza y se termina a otra hora. Para propios y ajenos. Uno no va a ir a la 1-11-14 a las
once de la noche a darse una vueltita. ¿Qué significa esto? ¿Significa que te van a hacer algo? No, significa
saber que hay cosas que se hacen a una hora, y cosas que se hacen a otra. Porque la lógica, que nosotros
CFR 10. Scribano, A. (2014) “Entrevista Bailada: Narración de una travesía inconclusa”. Intersticios Vol. 8, Nº 2, pp. 103-112.
Disponible en línea en: http://www.intersticios.es/article/view/13778/9056; y Scribano, A., Ferreras, J. y Sánchez. (2014)
“Diálogos sonoros”. ASRI - Arte y Sociedad. Revista de Investigación Nº 7, ISSN: 2174-7563, Málaga, España, pp. 1-10.
5
18
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
portamos como clase, “che ahí venden, transan, a esa hora te puede pegar un tiro cualquiera”. Es como decir no
pases por Juan B. Justo, de jueves a sábado a las 6 de la mañana, porque puede haber cualquier idiota que
te pisa, en Niceto Vega y Fitz Roy, han muerto 5 personas en lo que va del año. Y es un barrio de clase
media, pero no pases a las 6, 7 u 8 de la mañana. Es el ritmo lo que cambia. Al ser el trabajo el armador,
el organizador de la vida del Siglo XX por lo menos hasta la década del 70, en la villa se era/vivía de sol
a sol el ritmo, salías para trabajar, volvías de trabajar. Hoy donde el consumo compensatorio es el
ordenador de la vida eso se ha transformado radicalmente.
Me parece que también hay una estructura por parte de muchos de los que habitan en la villa –y
también voy a decir algo muy incorrecto políticamente- de querer espantar. Fíjese que espantar, lo
espantoso, el espantapájaros, salir despavorido, es una acción de defensa. “Bueno, mirá, el chico no te come,
viene el viejo de la bolsa…” La estructura fantasmática es una estructura defensiva, por eso “mirá que vuelve el
2001”, “mirá que vuelven los militares”, “te van a sacar el plan”: hay un manejo de la estructura fantasmal como
una estructura de defensa. Y por eso que “te espanta”.
¿Qué es lo que se ha ido modificando? Algunas de las cosas que podemos ver que se han ido
modificando son los estilos. Es una palabra complicada la noción de estilo… cuando comencé la charla,
dije “así tipo pibe chorro”, porque me parece que la vestimenta significa… eso que hace indiferenciado
el conurbano con las villas, y muchos sectores de barrios pobres… que transforman eso en grandes
extensiones, porque hay una idea… por eso la idea de erradicación de los milicos: si vos extirpas, eso no
se reproduce. En el siglo XXI, no hay posibilidad de pensar erradicación alguna, porque las
reproducciones son a gran escala.
A mí me da la sensación, que una cosa interesante es esa idea de que se ha formado, como sentido
común, en la que uno dice, por ejemplo, “Quilmes está mal porque hay muchas villas, a diferencia de Berazategui
que no hay muchas, porque pusieron asfalto”. Esta idea de que si vos metés la ciudad -el ritmo, el acceso, la
distribución de los lugares- desaparece la condición. Y no desaparece la condición. Porque la posición se
mantiene: la distribución desigual de esas energías y de las condiciones materiales de vida. Me da la
sensación de que eso es una cuestión importante, para que nos demos cuenta, de qué sentido tiene en
estos sujetos el espanto, la estructura fantasmática, “acá no entres, no es bueno ir a la villa”. El efecto inmediato
y “piola” para ellos, es que por lo menos nadie va a disputar un lugar donde la habitabilidad es más barata,
porque quién quiere ir a un lugar que tiene mala fama. Y eso está bueno, porque el otro día veía que
estaba el texto de Cortázar, “De Cronopios y de famas”, y me colgué sobre la noción de fama y de mala
fama. Y me parece bien interesante cómo hay todo un juego, una disputa, si quieren una disputa semiótica
en la ciudad, sobre lo que significa tener, vivir, habitar, convivir un espacio de mala fama. Todos estos
fantasmas que dispara, y también todas las cosas que hace posible.
19
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Repasemos un poco: me parece que hay, en esta tercera postal, esta cuestión de distanciar, de destituir,
de convivir o re convivir, convivenciar, una cuestión interesante respecto primero a la distribución desigual de
las energías y de los recursos. Esta especie de desactivación de la idea matriz de que si uno desactiva la
condición, la posición se modifica. Siendo, que en todo caso, lo mandante en el Siglo XXI, es la condición
y no la posición. Porque tal vez medido por ingreso, en esos lugares que llamamos villas éste sea mayor
con respecto al conurbano. Y en esa tensión, es donde uno empieza a preguntarse qué significa hoy vivir
en esa circunstancia.
A mí, sinceramente, me da la sensación que mucha gente dice conocer, pero que hay poco
conocido. Me parece que son lugares que han ido acumulando una serie de miradas externas, clasistas,
rostrocidades de clase, de imposiciones y por lo tanto que tensan, juegan, sufren con eso, pero a la vez lo
tejen de otro modo. En la distancia que se crea con aquel que trae, que traslada, que porta una sociabilidad
distinta, me parece que se mojona, se jaquea una posición de defensa. Con esto de “salir espantado” si
vas a una villa, esta idea de que todo está manejado por un “ente” que es externo incluso a la propia
voluntad de los agentes. Ahí me parece que es interesante discutir.
Por supuesto que dejo afuera de estas postales, (tanto de su conexiones con la convivencia como
lo de las formas sociales del traslado, de la idea de la fragilidad, fugacidad, la precariedad), un fenómeno
que sin dudas deberíamos discutir, que es el así llamado narcotráfico, crimen organizado, pero a mí, hoy,
aquí/ahora “no me da la cabeza” para pensar las consecuencias convivenciales y las sensibilidades que
eso trae aparejado para la gente, salvo para decir que a ellos les produce tanto miedo como a nosotros.
Miedo en un sentido radical de la palabra. La percepción de amenaza está más orientada a eso que decía
de la defensa: el miedo es un productor de prácticas, que es “o me defiendo a trompadas, o me voy”, o “me
acostumbre a los corchazos…”, pero me parece que sería un punto crucial para retratar sensibilidades. Esto
creo que lo veo desde el 2001 en adelante, que se enhebra, que es tan clasista y que por eso es tan
dificultosa la relación con estos espacios. El miedo a perder el trabajo, el miedo a perder el subsidio, el
miedo a que no te den más la beca para el chico, el miedo para que te cobren la luz, el miedo sobre el
otro, miedo a que te roben, miedo a que se baje el precio de la propiedad. La sensación transclasista: el
miedo
Fíjese qué interesante, que más allá de la diferencia ideológica que nosotros podamos tener con los
sujetos que han disputado las últimas elecciones PASO a nivel nacional, es que si hay una cuestión que
une a los tres más importantes, es haber hecho énfasis en el miedo. Uno, en el miedo a perder el trabajo
y todo lo logrado en los últimos doce años, otro el miedo a seguir en el autoritarismo, el otro el miedo a
la inseguridad. Es muy interesante que algo a lo cual todas las clases respondan de un modo u otro sea el
miedo. Y que entonces, más aún, me parece que uno no puede decir que si quiere caracterizar la situación
20
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
de la villa de hoy podría decir que hay un organizador que no sea la sensibilidad, y que esa sensibilidad
no sea esta relación entre la distancia y la proximidad que provoca el miedo clasista. Y por eso digo, que
es transclasista: son todos los miedos juntos. Por eso es fácilmente operable lo fantasmático, y también
pleno de toda fantasía social: “sí, yo ahora voy a estudiar, y después voy a ir a una escuela, y de acá voy a salir, etc.”.
Porque como me decía la primera entrevistada mía, “todo por bendición de Dios”. Si es todo por bendición
de Dios, está claro que lo que no hay es autonomía del sujeto. Entonces ahí hay algo bien interesante
para seguir pensando, que es, en todo caso, lo que conserva la estructura de vivir en una situación como
la que estamos tratando de esclarecer, es esta idea central que sí compartiría cualquier teoría sobre una
apropiación colonial de la ciudad, que ahí es donde se disputa al menos una parte importante de las
batallas por las autonomía personal de los sujetos, y ahí van los que pierden. Y que no es fácil decir que
los que pierden solamente están ahí, pero que van ahí, sí. Es como decir quién va al hospital público, a la
escuela pública, quién toma el transporte público. Y si uno a eso lo va estratificando, se da cuenta que es
una estratificación de los que pierden. Los que ganan no tienen nada que ver con eso. Me parece que son
postales que se nos han ido armando, como para mirar el tema este de con qué nos encontramos.
Hay algo que voy a decir muy rápidamente, y que me gustaría luego discutirlo en otra oportunidad.
Hace muchos años, uno de los motivos por los cuales me peleé con mi disciplina de origen que fue la
Ciencia Política, fue que Lipset uno de los politólogos norteamericanos más importantes que tuvo la
década del sesenta, que primero anduvo dando vueltas por Uruguay, escribió un libro muy grande que se
llama “El hombre político”, y una de las explicaciones del populismo y especialmente del peronismo, es
que la idea de que los sectores populares en América Latina tenían en sí mismo una estructura autoritaria,
con lo cual se volvían muy tolerantes a los castigos de clase que le infringían las otras clases. O sea que
había como una demanda, como esa especie de “pégame y llamame Marta”, por parte de los sectores
populares. A mí eso siempre me horrorizó, en términos de que me encolerizó y me dio mucha bronca,
porque era una cosa explicativa totalmente parcial, y muy “Tótem y tabú”, pero leído muy linealmente.
Eso que hablan los psicoanalistas de los procesos de identificación con el líder. Pero sí me da la sensación
de que hay algo sobre la tolerancia… así como antes se podía haber hablado de la tolerancia al ajuste,
etc., me parece que hay como una especie de tolerancia a las políticas del miedo por parte de ciertos
sectores, que también me imagino puede ser una imagen transclasista, me da la sensación de que entre el
miedo, la amenaza, el espanto, hay una especie de tríada que hace que la gente haga lo que hizo en las
elecciones nacionales PASO 2015: que los siga votando. A todos. Hasta acá llego.
21
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Construcción histórica de la identidad villera: Contraposición de sentidos
Jeanie Herrera
Para comprender las sensibilidades villeras en la actualidad, es importante indagar la construcción
histórica de la categoría “villero”, así como los elementos que influyeron en la conformación de la
“identidad villera”. Para el efecto, se analiza el texto “Las transformaciones en la identidad villera… la conflictiva
construcción de sentidos” de María Cristina Cravino (2002), el cual reconstruye el uso/circulación y
corrimientos de sentido de ambos conceptos durante entre los años 50 y los años 90.
Estas categorías se inscriben de manera diferenciada, desde “dentro” y desde “afuera” de las villas,
con lo cual se contraponen entre sí percepciones, prácticas y emociones que generan distintas
sensibilidades respecto del lugar que ocupan dentro de la ciudad y la relación con sus habitantes. De esta
forma, la mirada desde los actores gubernamentales, medios de comunicación y los propios habitantes
de la villa, conforman una triada que permite comprender “lo villero” desde distintas aristas.
El presente análisis está dividido en dos partes. En la primera, indaga dos elementos que permiten
entender el contexto en el que se inscriben las villas: Por un lado, la procedencia de sus habitantes y por
el otro la pertenencia territorial. En la segunda parte, se reconstruye y aborda la articulación de la palabra
“villero” a través de los años.
1. El contexto de la villa –en la villa y sobre la villaEntre la década de los años 50 y la década de los años 70, y de la mano con los procesos de
industrialización, se conformaron las villas en la Ciudad de Buenos Aires, integradas principalmente por
migrantes internos a quienes se les denominaba de manera negativa “cabecita negra”, dando paso a una
connotación étnica. Dicho elemento se fue transformando con el pasar de los años en el apelativo “negro
villero”, el cual articulaba las mismas características negativas de la primera categoría, pero transformando
el contexto de los campesinos a los “pobres urbanos”. Posteriormente, se da una integración poblacional
de las villas a partir de movimientos migratorios que se dieron/de la época, principalmente por migrantes
de países limítrofes, particularmente de Paraguay y Bolivia.
En este contexto, las villas se constituyeron como espacios territoriales diferenciados, cuya
delimitación de fronteras fueron utilizadas a conveniencia en los distintos momentos de la sociedad
argentina. “Desde fuera”, las villas fueron históricamente concebidas como un elemento que debía ser
erradicado. Durante la última dictadura militar, se dieron una serie de desalojos a los habitantes en las
22
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
villas, con lo cual fueron desplazados de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), hacia las áreas pobres del
Gran Buenos Aires o enviados a sus lugares de origen, principalmente en el caso de los extranjeros
(Clichevsky, 2003: 28). Actualmente, la mayoría de las villas se encuentran localizadas en el área sur de
CABA, las cuales fueron repobladas por grupos anteriormente desplazados.
Estas fueron organizadas y clasificadas por el Estado mediante numeraciones. No obstante, algunas
de ellas fueron renombradas de manera extra oficial “desde afuera”, con lo cual se generaron
sobrenombres basados en un rechazo y/o desvinculación del espacio territorial, algunas veces relacionado
a la procedencia de los habitantes de las villas. Tal es el caso de la Villa 15 denominada “Ciudad Oculta”,
cuyo verdadero nombre es Barrio General Belgrano, o la Villa 21-24 ubicada en Barracas, denominada
“Villa de los paraguayos”. Ambos nombres se presentan con una connotación peyorativa y orientada
establecer una distancia del “otro”.
Las villas se conforman como una especie de ghettos cuyas particularidades vistas “desde dentro”
permiten establecer procesos de sociabilidad y vivencialidad particulares al contexto, los cuales en
contraposición con el “afuera” se encuentran en un constante proceso de reinvindicación social y lucha
por el reconocimiento de derechos. Por otro lado, “desde afuera”, las villas adquieren otra particularidad,
por un lado fortalecen criterios de exclusión basados en el distanciamiento con “los otros”, y a su vez, se
convierte en una suerte de “tranquilidad” para los sectores medios y altos “que los delincuentes estén
territorialmente localizados”; por lo que son más vulnerables a los controles sociales (Cravino, 2001:36).
Puede observarse como desde la perspectiva externa, se rechaza de manera peyorativa y diferencial
a las villas, generando un distanciamiento cultural y de clase frente a “los otros”, el cual al ser potenciado,
puede convertirse en un proceso de exclusión y discriminación; mientras desde la mirada interna, se
revaloriza y reapropia el territorio como una forma de reivindicación y toma de distancia de lo
históricamente establecido e impuesto. En la construcción de reivindicaciones los pobladores presentan
su identidad como unívoca y la levantan como una “bandera”, esto como parte de una estrategia de lucha
(Cravino, 2002: 31).
2. (Re) nombrando “lo villero”
La palabra “villero” fue modificando su sentido con el correr de las décadas y tiene una valoración
diferente en ámbitos sociales distintos (Cravino, 2002: 43). Tal como se mencionó con anterioridad, en
los inicios de conformación de las villas, a sus habitantes se les denominada “cabecitas negras” con un
carácter peyorativo, elemento -que fue transformado por el peronismo, dándole sentido positivo desde
23
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
el Estado-. En la década del 70, con el Plan de Erradicación de los Barrios 6, impulsado por la dictadura
militar, se intensificó la construcción negativa y una visión de rechazo de las villas desde “afuera”, se pasó
de la construcción social del villero militante político de la primera mitad de los convulsionados años 70
al villero erradicado cual “basura” humana en la segunda mitad de la misma década y que era un obstáculo
para “embellecer la ciudad” (Cravino, 2002: 33). De esta forma, “lo villero” adquirió nuevas características
que incidieron en la estigmatización del término, en la cual sus habitantes aparecían como “marginales
voluntarios”, como seres indolentes y deshonestos (Oszlak, en Cravino, 2002: 34).
A partir de la década de los 80, emergió como actor social el villero que reivindicaba como hábitat
permanente su barrio y para el que reclamaba la titularidad de la tierra y mejoras urbanas (Cravino, 2002:
34). De esta forma, “desde adentro”, se buscó instalar una visión positiva de las villas y de las relaciones
interpersonales, cual construcción de “vecindad” con la finalidad de proyectar una imagen positiva desde
los propios actores, la villa se conforma como un lugar para permanecer.
En los años noventa, dicho elemento dio síntomas de debilitamiento, principalmente ante
denuncias de inseguridad al interior de las villas, incidiendo en el incremento de la violencia horizontal y
la desaparición de la solidaridad. Se da un quiebre de la idea de vecindad y se vuelve a lo inmoral-ilegal
como signo que marca o condiciona a la villa y “lo villero. Los medios de comunicación juegan un papel
central en la construcción de percepciones “desde afuera” de la villa, con lo cual se les proyecta muchas
veces como sitios de delincuencia. Se presenta a los villeros como oportunistas, víctimas de la negligencia
estatal, manipulables por actores externos (partidos políticos, iglesia, etc.) o como portadores de una
biografía trágica, etc. (Cravino, 2002:40).
3. Construcción de sensibilidades
El lapso entre la década de los años 50 y los años 90, presenta altibajos en la construcción de la
noción de “las villas”, sin embargo se mantiene constante una noción negativa y estigmatizante
El Plan de Erradicación de los Barrios en 1977 planteaba (1) Al villero le gusta vivir en la villa, una especie de
“ghetto” donde “nadie entra” y donde se integra a una estructura socioeconómica particular, con leyes internas
especiales. (2) Se trata de gente de muy bajo nivel laboral, generalmente extranjeros de países limítrofes, que poseen
una formación cultural diferente y trasladan al ámbito urbano las pautas de sus lugares de origen. (3) Tienen medios
suficientes para acceder a otras formas de vivienda ya que muchos poseen autos, comercios, terrenos y casas. (4)
Obtienen beneficios y privilegios de los que no gozan otros habitantes de la ciudad: no pagan impuestos ni
servicios, explotan comercios clandestinos o forman parte de “mafias” organizadas. (5) Muchos de ellos son
delincuentes, que encuentran en la villa cómodos “aguantaderos”. (6) Son una clientela política fácil para partidos
y movimientos populares, que movilizan a esta población con promesas demagógicas (Cravino, 2002: 34).
6
24
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
(fantasmagórica)7 “desde afuera” y una posición de lucha y reivindicación dirigida a un rompimiento de
la construcción social (fantasiosa)8 “desde adentro”.
De esta forma, la categoría “villero” y la identidad villera, están atravesadas fuertemente por el
sentido histórico asignado por parte de los sectores hegemónicos a los habitantes de las villas y al espacio
territorial que las conforma. Las prácticas y significados establecidos por el Estado y los medios de
comunicación hacia “lo villero” establecen estigmas que conforman un cuerpo social basado en la
pobreza, el miedo y el rechazo “desde afuera”, con lo cual se les considera como sujetos peligrosos, con
desviaciones y adicciones, como delincuentes cuya presencia territorial debe estar focalizada para poder
resguardarse y controlarse (estar dentro de perímetros establecidos).
Por otro lado, desde adentro “lo villero” busca (re)significarse, los actores buscan trasladar una
imagen positiva del espacio territorial, se reafirma una “identidad villera” ajena y en contraposición al
sentido asignado desde “los otros”, elemento en el que prevalece la idea de lucha, el reclamo de derechos
y una actitud defensiva.
Asimismo, siguiendo a Cravino, a partir de los años 90, se observa un debilitamiento de los lazos
de solidaridad a lo interno de las villas, y surge el miedo como elemento presente no sólo “desde afuera”,
sino aunado a un miedo “desde dentro” de los propios habitantes. Se resalta un sentido de ilegalidad y
delincuencia por parte de algunos grupos específicos que conviven en las villas, lo cual no implica una
homogenización de la acción, más una lucha por el distanciamiento a lo interno de estos grupos
minoritarios y a distinción de elementos positivos dentro de la villa.
De esta forma, el régimen de sensibilidad respecto de la “identidad villera” y “lo villero” se
conforma sobre la base de los estímulos externos cual impresiones-institucionalizadas, en los que influye
el Estado y los medios de comunicación; y las percepciones internas que buscan romper con un estigma
e imagen a través de la cual no se sienten representados. El distanciamiento, el miedo, la impotencia, la
reivindicación y lucha constante, son algunos de los elementos que influyen en la conformación del
cuerpo social y los mecanismos de soportabilidad social de los habitantes de las villas.
Los fantasmas repiten la pérdida conflictual, recuerdan el peso de la derrota, desvalorizan la posibilidad de la
contra-acción ante la pérdida y el fracaso (Scribano, 2012:11).
8 Las fantasías ocluyen el conflicto, invierten (y consagran) el lugar de lo particular como un universal e
imposibilitan la inclusión del sujeto en los terrenos fantaseados (Scribano, 2012:11).
7
25
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Referencias
CLICHEVSKY, N. (2003) “Pobreza y Acceso al suelo urbano. Algunas interrogantes sobre las políticas
de regularización de América Latina”. Chile: CEPAL.
CRAVINO, M.C. (2002). “Las transformaciones en la identidad villera… la conflictiva construcción de sentidos”,
Cuadernos de Antropología Social Nº 15, pp. 29-47, ISSN: 0327-3776, Buenos Aires: FFyL - UBA.
SCRIBANO, A. (2012). “Sociología de los Cuerpos/emociones” en: Revista Latinoamericana de Estudios
sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad – RELACES Nº 10, Año 4. ISSN: 1852.8759. pp. 93-113. Disponible
en: http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/224. Fecha de consulta, 22/03/2016.
Anexo
Tabla 1. Evolución de la palabra villero
Período
Referencia
Descripción
1950-1970
Cabecita negra Migración interna, campesino que busca trabajo en la urbe
– connotación étnica
Negro villero
Trabajador pobre urbano, migrantes de países limítrofes
1970-1975
Villero
militante
político
Primera mitad de la década de 1970
1975-1985
Villero
erradicado
A partir de la dictadura se busca erradicar las villas y se
considera a los habitantes de las villas como “marginales
voluntarios”, indolentes, deshonestos. Se asigna carga
negativa
1985 – 1990
Reivindicación Se da repoblamiento de villas, se busca permanecer en las
de villas
mismas. Se reclama titularidad de la tierra y mejoras urbanas.
Se busca proyectar desde dentro proyectar imagen positiva
de las villas.
1990- 1999
Habitantes de
las Villas –
evitar palabras
“villas
y
villeros”
La palabra villa conlleva una carga valorativa negativa por lo
que se busca evitar. Se quiebra idea de vecindad, se vuelve a
lo inmoral-ilegal como signo de la villa reforzado por
medios de comunicación. Organizaciones fragmentadas –
palabra villa carga valorativa negativa
Fuente: Elaboración propia con datos Cravino (2002).
26
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
La “Identidad social villera” trabajada por Rosana Guber
Romina Del Monaco
El encuentro con Laura era para charlar sobre sus dolores crónicos de cabeza y los modos de
convivir con este malestar a partir de una investigación sobre migraña y vida cotidiana. En un momento
de la charla, hablando de las cosas que le gustan dice: “No necesito mucho en mi vida, viste, más que eso, más que
tranquilidad. Y en mi caso, viste, yo tengo trabajo, tengo... aparte cobro la beca. El año que viene ya voy a tener un trabajo
en blanco. Bah, voy a procurar tener un trabajo en blanco”
Luego de hacer referencia a “la beca”, Laura agregó “Sí, tengo beca de estudio, programa de ayuda social.
Tengo todo. O sea... soy, viste, de los que critican de vago…o sea, si yo quisiera, si fuera una vaga, podría vivir de toda esa
plata que...¿Pero yo por qué lo hago? Porque no tengo tiempo. O sea, no tengo tiempo de trabajar. Yo antes trabajaba a la
noche, trabajaba el fin de semana y... Te digo porque viste que es muy conocido, que dicen: ‘los vagos de mierda’”.
Laura hace referencia a los modos en que dice ser vista por otros. Más allá de cada una de las
nociones empleadas y los modos de hacer referencia a esos otros, interesa analizar en este escrito cómo
a partir de modos de nombrar y decir se forman sensibilidades en torno a ciertas cuestiones y experiencias
que son modeladas por unos y por otros, y al mismo tiempo en esa conjunción pasan a ser formar parte
de “identidades” que aparecen como categorías fijas.
Algunas de las definiciones del diccionario de la Real Academia Española sobre la categoría
“identidad” dice: 1) conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los
demás. 2) Conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás (RAE, 2015).
Ambas definiciones refieren a las particularidades de una persona/grupo que lo/s caracterizan
frente a otros. No obstante, lo que se pone en evidencia en una serie de estudios sobre la “identidad” en
las villas es que el conjunto de particularidades y valores están dados por diversos relatos en los que
intervienen no sólo esos actores sino, en especial, otros sujetos.
De este modo, estudios sobre las emociones y sensibilidades se convierten en una herramienta
central para explorar y dar cuenta de las conjunciones entre distintos sentidos dados a un conjunto de
personas al punto de constituir una “identidad” que aparenta cierta estabilidad e inmutabilidad.
En cambio, explorar las “identidades” como resultado de las dinámicas sociales, económicas,
políticas, entre otras, requiere tener en cuenta los modos en que los sujetos perciben/sienten y dicen que
sienten/perciben distintas situaciones de la cotidianidad y de las interacciones con otros.
27
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
En este sentido, las percepciones, sensaciones y emociones constituyen un trípode que permite
entender donde se fundan las sensibilidades. Los agentes sociales conocen el mundo a través de sus
cuerpos. Dichas impresiones de objetos, fenómenos, procesos y otros agentes estructuran las
percepciones que los sujetos acumulan y reproducen (Scribano, 2009: 6).
A modo de ejemplo, en el año 1984 Rosana Guber publica un trabajo titulado “Identidad social
villera” en la revista Enía. Una de las ideas centrales de la autora es enfatizar la noción “villera” para hacer
referencia a esta población. Al comienzo de su trabajo describe las principales características que rigen a
las “villas miseria” (nombre utilizado recurrentemente en la época)9 como objeto de estudio de la
“marginalidad social” pero que al no adoptar categorías más locales se desdibujan los factores que le dan
origen y, al mismo tiempo, que entran en contradicción. Por eso, el análisis de las experiencias de la
población “villera”10 le permite a la autora identificar una serie de paradojas que se encierran en las
vivencias cotidianas de estos actores tanto en su relación con el “afuera” como con los vínculos próximos
del lugar.
Si bien en el trabajo se distinguen las condiciones socio-históricas que dieron lugar a la “identidad
villera”, los estereotipos de las diferentes clases en torno a estos grupos, las características principales de
esta identidad, cómo el “villero” conceptualiza su identidad y el papel que se le da a las personas que
habitan las villas como parte de la constitución de la identidad social, en este escrito el interés será
centrarme en dos cuestiones recurrentes del texto que se articulan con lo mencionado al inicio. En primer
lugar, las caracterizaciones del “villero” y también cómo el “villero se ve a sí mismo”. En ambos casos,
se trata de atributos que permiten tanto la interacción con el “adentro” como con el “afuera”.
Guber señala que en Capital Federal y Buenos Aires los sectores hegemónicos (clases medias y
altas) caracterizan a la población villera por su anomia, inmoralidad y pobreza. Este es un aspecto
recurrente que se asocia con la falta de reglas, moral, orden.11
Teniendo en cuenta las diferencias en los relatos y contextos, tanto el análisis realizado en 1984
como las palabras de Laura hace algunos años tienden a coincidir en la atribución de ciertos aspectos a
determinados sectores. Interesa señalar que en estos casos se combinan tanto lo que los “villeros” dicen
Para ampliar información sobre las características de los asentamientos ver el escrito de Cervio, Ana: “Las ‘Villas
miseria’, en clave literaria”.
10 La decisión de no hablar de marginalidad (y si de villeros) reside en que su objetivo es ver las condiciones
estructurales que producen la exclusión y que el término “marginalidad” no permite visualizar.
11“Sucio, promiscuo e indigente, se abandona a la vida fácil y se dedica al robo; si trabaja, lo hace para satisfacer las
necesidades del día y para pagar algunos vicios, pues se dedica especialmente a la bebida” (Guber, 1984: 117).
9
28
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
sentir que los demás piensan de ellos como (a partir del trabajo de Guber)12 las características que los
sectores dominantes y hegemónicos atribuyen a estos sectores modelando un conjunto de sentidos que,
finalmente y por distintos motivos, en algunos casos se terminan adoptando como “propios”.
En el análisis realizado por Guber, “la identidad es socialmente operativa cuando transmite sentidos
(valores, pautas, criterios) relevantes para las distintas partes de la interacción” (1984: 115). Al mismo
tiempo, las explicaciones13 en torno a las situaciones de quienes viven en villas no son excluyentes, sin
embargo, en cada una de ellas se encuentran elementos que dificultan concebir cambios, salidas y al
mismo tiempo se tienden a cristalizar y pasan conformar parte de la “identidad” de estos sectores.
A través de su estudio es posible identificar una articulación entre la identidad de los “villeros”,
cómo ellos la “constituyen” y al mismo tiempo como ese aspecto está mediado tanto por los sentidos
dados a dicha identidad de los sectores medios y altos, de las autoridades políticas y de la sociedad en
general.14
De este modo, explorar cuáles son esos valores asociados a los “villeros” permite indagar y analizar
las sensiblidades y emociones que entrecruzan, relacionan y, también, entran en contradicción al
momento de (auto) definir/se.
Siguiendo a Scribano (2009), las emociones entendidas como consecuencias de las sensaciones
pueden verse como el puzzle que adviene como acción y efecto de sentir o sentirse. De esta forma, las
emociones se enraízan en los estados de sentir el mundo que permiten vehiculizar formas socialmente
construidas (Scribano, 2009: 7).
Hacer referencia a nociones asociadas con la suciedad, inmoralidad, pobreza, vagancia, carencia
(no sólo de alimentos y bienes básicos) pero al mismo tiempo conjugarlas con otras categorías como
Asimismo, De acuerdo con Guber, el “villero” desarrolla vínculos con otras clases que se resumen en:
“asistencialización” y “marginalización” del pobre. A través de la asistencia, como operación de la ideología
dominante que se instrumenta para su sujeción, la sociedad niega el momento positivo de la producción de la
pobreza: “Según esta operación, los villeros participan del proceso social desde su exclusión de las oportunidades
de consumo. El Estado y las organizaciones asistenciales se autoerigen en agentes activos mientras que los pobres
son relegados a un papel pasivo y dependiente; el Estado y sus agentes son los dadores; el pobre es un mero
receptor” (Guber, 1984: 123).
13 Guber señala que algunas explicaciones del villero en torno a su situación son variadas, heterogéneas e incluyen
desde la afirmación de que “siempre hubo pobres y ricos”, “Dios decide quién es rico y quién no”, “como pruebas
que pone Dios en el camino”, “las sucesivas gestiones oficiales, sumada a la arbitrariedad de los políticos y la
ambición de los ricos”. También, otra cuestión que se resalta son las referencias de los reiterados engaños a los
que se encuentran expuestos por distintas autoridades y personas (Guber, 1984).
14 El villero desarrolla un rol activo en la construcción de su estigmatizada identidad, una de las manifestaciones
de este rol es la resignificación del estigma en función de las posibilidades que le brinda la interacción e intereses
concretos” (Guber, 1984:123).
12
29
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
pasividad, dependencia, recepción da cuenta de las distintas variables posibles de intervenir en la
conformación de esas “identidades” y como de acuerdo a los sectores, sujetos y momentos operan unas
u otras apelando a distintos estados emocionales.
Por último, al final del trabajo seleccionado se hace referencia a la “adaptación” como una
capacidad de la “identidad villera”. La posibilidad de “adaptarse” ante situaciones inesperadas permite a
través de un aparente círculo vicioso un doble juego. Por un lado, mantener una situación de manera
crónica apelando a esa “adaptación” y, al mismo tiempo, esencializar una serie de sentidos atribuidos a
estos sectores asociados con la “resolución de problemas” ante eventos (no) esperados.
Retomando la pregunta del inicio de escrito, ese conjunto de valores aparentemente inamovibles
son resultado de sensibilidades y emociones que modelan y al mismo tiempo son modeladas por
experiencias y vivencias que se encuentran enmarcadas en condiciones sociales que dan forma e
intervienen en los modos en que los distintos actores tienen de nombrar/sentir y cómo eso se articula
con lo que dicen que piensan, lo que escuchan, lo que unos y otros dicen que sienten.
Referencias
Diccionario de la Real Academia Española, fecha de consulta octubre de 2015
GUBER, Rosana (1984) “Identidad social villera”. Revista Enía N° 32, julio-diciembre.
SCRIBANO, Adrián (2009) “Ciudad de mis sueños. Hacia una hipótesis sobre el lugar de los sueños en
las políticas de las emociones”. Estudio Introductorio a Levstein, Ana y Boito, Eugenia (comps.), De
insomnios y vigilias en el espacio urbano cordobés: lecturas sobre ‘Ciudad de mis sueños’ Córdoba: Editorial Jorge
Sarmiento Editor, CEA/UE-CONICET.
30
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Sobre el “Día Nacional de la Identidad Villera”
Juan Ignacio Ferreras
Contexto
En mayo del 2014 legisladores kirchneristas, curas, artistas y dirigentes sociales propusieron que el
7 de octubre, aniversario del asesinato del padre Carlos Mugica, sea declarado Día de los Valores Villeros.
En noviembre del mismo año se le dio media sanción en Diputados –con 122 votos afirmativos, 41
negativos y 25 abstenciones– y, finalmente, el 17 de diciembre del 2014 se aprobó en el senado por 36
votos afirmativos ante 27 negativos, –cambiando el nombre– el proyecto de ley del “Día Nacional de la
identidad villera”.15
El proyecto fue redactado por Andrés Larroque y co-firmado por Juan Cabandié, María Luz
Alonso, Marcos Cleri, Ana Gaillard, Mayra Mendoza, Jorge Barreto, Eduardo De Pedro, Horacio
Pietragalla, María Teresa García, Edgardo De Petri y el presidente de la Cámara de diputados, Julián
Domínguez. Hubo opositores como Ricardo Alfonsín que votaron a favor; y diputados del PRO y del
massismo que se opusieron.
Andrés Larroque afirmó que el proyecto fue una iniciativa de los vecinos de las villas, y remarcó la
necesidad de “reivindicar la identidad villera, tantas veces denostada y estigmatizada”. Esta
“reivindicación” supone la creación de la identidad villera a través de una serie valores “positivos”.
En la presentación del proyecto, Juan Cabandié destacó el sentido de “colaboración y de
hermandad” entre los habitantes de las villas, y lo contrapuso con el de "muchos de los que viven en
edificios, que en el ascensor ni siquiera se saludan con sus vecinos; y ni hablar de cuando discuten para
darles aumentos a los encargados o para hacer algún arreglo en el edificio". Por su parte, César González,
poeta y cineasta de la Villa Carlos Gardel, de El Palomar, afirmó que era bueno estar en la presentación
del proyecto ya que "en este Congreso por lo general se sancionan leyes para estigmatizar a los villeros".
En la Prensa Obrera del 20 de noviembre de 201416 Gabriel Solano afirma que lo que se pretende
con la declaración del Día Nacional de la Identidad Villera es “naturalizar las villas e incluso embellecerlas.
La ’identidad villera’ supone la preservación de las propias villas (…) supone, además, una identidad de
intereses entre los habitantes de las villas, que no existe”.
Disponible en: http://contintanorte.com.ar/wp-content/uploads/2014/11/D%C3%ADa-Nacional-de-laIdentidad-Villera.pdf.
16 Disponible en: http://www.po.org.ar/noticia/la-identidad-villera-se-ve-mejor-desde-puerto-madero.
15
31
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Sobre el cambio de nombre de la ley,17 que en principio había sido redactada como “Día Nacional
de los Valores Villeros”, y terminó siendo aprobada como “Día nacional de la Identidad Villera”,18
Larroque aclararía que “los colegas diputados plantearon que quizás era equivocada la definición de
valores villeros porque sostenían que eran absolutos (…) Los valores que plantea el proyecto de ley son
la solidaridad, el compromiso, el optimismo y la abnegación. Dichos valores seguramente no son
exclusivos de aquellos que viven en las villas o en otros lugares con circunstancias difíciles (…)”.
Resulta interesante pensar qué puede llegar a significar el cambio de nombre de la ley. El paso de
los “valores villeros” a la “identidad villera” fue aceptado por el oficialismo, según lo afirma Larroque,
para lograr mayor consenso, ya que los opositores al proyecto afirmaban que los valores son “absolutos”.
¿Cuál es, entonces, el concepto de identidad sobre el que están pensando quienes votan por el proyecto?
¿Cuál es la diferencia entre los conceptos de valores e identidad? ¿Tiene sentido, hoy, hablar de una
“identidad villera”, teniendo en cuenta que este sea acaso un concepto más esencialista, y que se posa
sobre un actor social que se encuentra en una situación de desprotección e incertidumbre que difícilmente
le permita “asentarse” bajo características estables?
Algunos disparadores: acerca de la espera y la paciencia
Dada la brevedad del presente escrito, nos centraremos solo en algunas particularidades del caso,
a modo de disparadores que potencialmente podrán ser objeto de un análisis más profundo y detallado.
Nos proponemos, por lo tanto, indagar sobre cómo son las sensibilidades de quienes son definidos desde
el Estado, mediante una ley que define su identidad, y los caracteriza como sujetos que valoran lo
colectivo, solidarios, optimistas, esperanzados, generosos y humildes.
Disponible en: http://www.perfil.com/politica/Larroque-En-la-Argentina-se-vota-el-Dia-del-Panadero-y-nogenera-tanta-polemica--20141113-0030.html.
18 El artículo 2 de la ley afirma que “El Ministerio de Educación de la Nación, en el marco del Consejo Federal de
Educación, promoverá la incorporación de la fecha mencionada en el artículo precedente en el calendario escolar
e implementará actividades tendientes a difundir entre los alumnos el conocimiento y el significado de la
conmemoración”. Las actividades buscarán resaltar “los valores que componen la identidad villera como tal”.
Continúan los fundamentos del proyecto de ley, afirmando que: El Padre Mugica es un fiel representante de los
"Valores Villeros", tales como: Solidaridad: que los lleva a preocuparse por los problemas del otro como si fueran
los propios, sin cuestionar, y con la intención de ayudar / Optimismo y esperanza: que les permite ver soluciones
donde otros sólo ven barreras insuperables / Generosidad: El poder ayudar a un vecino sin pedir o necesitar nada
a cambio. Compromiso con la realidad que viven sus barrios y sus vecinos / Humildad: La misma vida los pone
en una actitud en la que se está siempre aprendiendo para poder, junto a sus pares, sobrellevar los obstáculos que
se presentan / El Valor por lo colectivo: que los lleva a trabajar día a día y en comunidad para transformar su
realidad porque comprende que es comunitariamente como puede cambiar el mundo en el que vive.
17
32
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Esta definición por parte del Estado de una “identidad villera”, supone la substancialización de una
serie de características que son arbitrariamente atribuidas a unos sujetos que habitan y transitan un espacio
distinto a quienes suponen conocerlos y deciden definirlos.
Los “valores que componen la identidad villera como tal” aparecen como una serie de lugares
comunes, erigidos desde una perspectiva miserabilista, plagada de lugares comunes. Esta supuesta
“descripción” que se realiza desde el Estado, este modo de atribuir una identidad a determinados sujetos
–quienes habitan en las villas son generosos, humildes, etc.– no es más que la generación de una
sensibilidad adecuada, de los modos que estos sujetos deben aprehender ciertos modos de sentir, a lo largo
del tiempo, mediante los mecanismos de soportabilidad social (estructurados alrededor de una serie de prácticas
hechas cuerpo, se encargan de evitar el conflicto social) y los dispositivos de regulación de las sensaciones (los
cuales consisten en procesos de selección, clasificación y elaboración de las percepciones socialmente
determinadas y retribuidas). Estos actúan sobre el cuerpo de los agentes sociales, el cual es el locus de la
conflictividad y el orden (Scribano, 2007). Así comprendemos que se rescate el valor por lo colectivo y
la generosidad, cuando en realidad, actualmente, huelga la acción colectiva y organización vecinal en las
villas.
Cuando desde la ley se nombra a la humildad como una característica que conforma la “identidad
villera”, podríamos pensar, en cambio, que las sensibilidades que emergen desde los dispositivos de
regulación de las sensaciones y los mecanismos de soportabilidad social parecieran estar signadas por la
erección de la espera como una actividad cívica, y la paciencia como una virtud: “se configuran en –y a
través– de las emociones y los cuerpos la espera y la paciencia como sociabilidades adecuadas” (Scribano,
2010: 170).
Tomando a la paciencia como un nodo central de la ciudadanía, Scribano la define como “una
poética del aguantarse, del morderse, del bajar la cabeza, del ni siquiera chistar… es un modo de narrar
la pasividad como política de los cuerpos. La paciencia tiene que ver con la pasión interiorizada,
domesticada, des-activada” (Scribano, 2010: 180). Un aspecto de la identidad villera es la solidaridad, la
cual “los lleva a preocuparse por los problemas del otro como si fueran los propios, sin cuestionar, y con
la intención de ayudar”. ¿Qué significa ese “no cuestionar”? ¿Lo que no se cuestiona es sólo el hecho de
ayudar, sí o sí, al otro en sus problemas? ¿O no se cuestiona tampoco el por qué de sus problemas, el
cómo se ha llegado a esa situación “problemática”?
En esta línea, es igual de cuestionable cuando se afirma, por ejemplo, que “la misma vida los pone
en una actitud en la que se está siempre aprendiendo para poder, junto a sus pares, sobrellevar los
obstáculos que se presentan”. El tener que estar “siempre aprendiendo”, el hecho de que “la vida misma”
33
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
los obligue a esto, habla de cierta tolerancia que deben tener los habitantes de las villas, estrechamente
ligada a lo que hemos mencionado sobre la paciencia y la espera.
Palabras finales
La idea de paciencia, de inacción, de iteratividad de ciertos comportamientos que tienden a evitar
el conflicto social, a aceptar ese “deber ser” humilde, generoso, optimista y, por qué no, obediente, se
erigen tácitamente en la Ley de la Identidad Villera. El villero no debe moverse, debe esperar, y ser
paciente. No debe cuestionar, debe aceptar. Debe agachar la cabeza y afrontar con optimismo los
problemas cotidianos.
Por otro lado, podemos entender que aquello que pasa a ser parte del Estado, pasa a ser parte de
la dominación. Una ley de la “identidad villera” se encarga de identificar y establecer ciertas cualidades,
“fosilizándolas” para que pasen a formar parte de esa dominación.19
Se genera así un círculo vicioso donde, a través de las prácticas de la espera y la paciencia, se le dan
sentido y nombran una serie de aspectos que se terminan convirtiendo en “valores”, se le da forma desde
el Estado a la identidad de una serie de sujetos habitan un mismo espacio, signado por la fragilidad y la
incertidumbre.
Referencias
SCRIBANO, Adrián (2007) “La Sociedad hecha callo: conflictividad, dolor social y regulación de las
sensaciones”, en: Mapeando Interiores. Cuerpo, Conflicto y Sensaciones. CEA-UNC – Jorge Sarmiento Editor.
pp. 118-142.
SCRIBANO, Adrián (2010) “Primero hay que saber sufrir…!!! Hacia una sociología de la “espera” como
mecanismo de soportabilidad social”, en: A. Scribano y P. Lisdero (comps.), Sensibilidades en juego: miradas
múltiples desde los estudios sociales de los cuerpos y las emociones. Córdoba: CEA-CONICET.
Según Bourdieu, “El orden simbólico se asienta sobre la imposición al conjunto de los agentes de estructuras
cognitivas que deben una parte de su consistencia y de su resistencia al hecho de ser, por lo menos en apariencia,
coherentes y sistemáticas y de estar objetivamente en consonancia con las estructuras objetivas del mundo social.
Esta consonancia inmediata y tácita (en todo opuesta a un contrato explícito) fundamenta la relación de sumisión
dóxica que nos ata, a través de todos los lazos del inconsciente, al orden establecido. El reconocimiento de la
legitimidad no es, como cree Max Weber, un acto libre de la conciencia clara. Está arraigada en la consonancia
inmediata entre las estructuras incorporadas, que se han convenido en inconscientes, como las que organizan los
ritmos temporales (por ejemplo la división en horas, absolutamente arbitraria, de la agenda escolar), y las estructuras
objetivas”. Disponible en: http://pierre-bourdieu.blogspot.com.ar/2008/04/dominadores-y-dominados-pierrebourdieu.html.
19
34
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Retomando los aportes de Gino Germani para pensar las villas de la Ciudad de Buenos Aires en
la actualidad
Andrea Dettano
El presente escrito considera la perspectiva de Gino Germani acerca del desarrollo de la
urbanización en América Latina como un insumo para reflexionar sobre la población actual de las villas
de la ciudad de Buenos Aires y su vinculación con la acción colectiva y la percepción de Programas
sociales.
Este fragmento intenta releer una perspectiva socio-histórica sobre la Marginalidad Urbana desde
los Estudios Sociales de los Cuerpos y Emociones. En tanto recorte teórico, implica observar los procesos
de movilidad hacia las grandes ciudades y el modo en que estas se conforman, diagraman, albergan y
expulsan desde mediados del siglo XX, constituyendo sensibilidades específicas. El sujeto que está
tratando de definirse/ tratarse en estos escritos citados es el proletario urbano, como sujeto social cuya
composición consiste en una numerosa población proveniente del interior del país, cuya “pauta cultural”
–en términos de Germani, es diferente y no se adapta a las formas modernas. De este modo se puede
observar también la pregunta- preocupación acerca de la influencia de la estructura social –con énfasis en
la económica- sobre la vida subjetiva.
Además de considerar los temas mencionados se busca aportar en la reflexión sobre que significa
hablar de las villas de la ciudad como objeto de indagación sociológica y la forma en que las propias
prenociones sobre lo que se quiere investigar pueden interferir/obstaculizar la mirada hacia el fenómeno,
suceso, proceso que se quiere abordar.
A partir de aquí se consideran tres trabajos de Gino Germani. El primero es el prefacio del libro
de Erich Fromm El miedo a la Libertad (1980). Para Germani la obra de Fromm es parte de la influencia
del psicoanálisis en el estudio de lo histórico-social. Es el comienzo de la inclusión de la sociedad, los
valores y normas en el estudio de la personalidad, en simultáneo con un intento por “dejar a un costado”
explicaciones biologicistas sobre lo social. La cultura empieza a cobrar lugar como una fuerza “capaz de
moldear a los hombres”, nos dice Germani, a propósito de la obra de Fromm.
En este prefacio, Germani sostiene la existencia de un cuerpo socialmente determinado, la
influencia del ambiente y la cultura en la constitución tanto biológica como sensible de los sujetos. En
este sentido, describe un momento de transformación en la concepción del sujeto social, ya no como un
35
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
universal sino producto de múltiples determinaciones, de la naturaleza y la cultura 20, de forma que su
trabajo es un aporte –no menor- a los estudios sociales sobre Cuerpos y Emociones.
Además, este escrito exhibe varias de las preocupaciones de Germani: los cambios en la sociedad,
las “actitudes subjetivas”, las “formas cristalizadas”, la dinámica del cambio social y las formas que asume
en “la mente de los hombres”. El aporte de Fromm es para Germani la posibilidad de analizar las
relaciones entre lo que denomina fenómenos estructurales, por un lado y fenómenos Psicosociales por
otro. En su perspectiva en particular, los fenómenos estructurales responden a las transformaciones
económicas –siendo las de mayor peso en cuanto a las posibilidades de transformación social- y los
fenómenos psicosociales a como las primeras repercuten en la conciencia y en la conducta de las personas.
Esto implica que está pensando, si bien pondera la importancia de un elemento sobre otro, el problema
del cambio social, de las transformaciones subjetivas a partir de la relación entre estructura social y lo que
él denomina aspecto psicosocial.
En el segundo, El surgimiento del Peronismo: el rol de los obreros y de los migrantes internos (1973), se trata
de precisar la composición de la base social del electorado peronista. La cuestión reside en que hace una
revisión de varios trabajos donde esto se releva y remarca que los análisis no son certeros porque no se
tiene en cuenta a los trabajadores provenientes de otras provincias, siendo que estos representan a más
de la mitad de los trabajadores manuales y que tuvieron gran peso en el voto21 (difieren en representación
según el grado de calificación). Todos los errores que presentan los trabajos recuperados por Germani
en ese artículo, parten de la omisión del porcentaje de extranjeros que vivían en la Ciudad de Buenos
Aires, que para 1946 era del 26%. La proporción de los mismos es mayor en la población adulta y en la
PEA. Por su parte, el porcentaje de migrantes internos también ha sido subestimado “…el indicador
adecuado de la migración interna con respecto a la composición del electorado y de la población que
tiene relevancia política, es el porcentaje de argentinos (en edad de votar) que han nacido en otra provincia
y viven en Buenos Aires (u otra ciudad grande) sobre el total de residentes nativos (en edad de votar)”
(Germani, 1973: 447). Lo que aporta, en esta línea es que tres cuartos de los obreros no calificados
residentes en la Ciudad, son migrantes internos, así también tres quintos de los semi- calificados y menos
del 50% entre los calificados.
“Hoy, el efecto convergente de muy distintas corrientes de pensamiento y desarrollos científicos nos ha llevado
a abandonar esa imagen universal y a considerar en su lugar al hombre histórico y socialmente diferenciado, dotado
de una constitución biológica extremadamente maleable y susceptible de adaptarse a los más distintos ambientes
naturales y culturales, a través de su propia modificación y de la del ambiente mismo.” (Germani,1980: 12)
20
36
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
En conclusión, estas enormes proporciones de votantes migrantes, necesariamente hace pensar
que estos últimos fueron un componente central del voto peronista. (Germani, 1973) Lo que se puede
ver en el texto es un intento por precisar además, las características de la población de la ciudad, una
ciudad que atraviesa un proceso de fuerte heterogeneidad en su composición, debido a la atracción que
representa en tanto polo industrial. Sin entrar en detalles sobre los errores metodológicos en los que han
incurrido los trabajos que Germani revisa, lo que interesa recuperar y se vuelve relevante a los fines de
nuestra propia indagación es la forma en que se puede estar haciendo omisión de ciertos aspectos del
fenómeno a estudiar, como en este caso es el origen. Recuperar este trabajo cumple la función de
advertencia metodológica, a la hora considerar en nuestros análisis aspectos que no eran esperados ni
considerados.
Por último, se considera el texto La ciudad como mecanismo integrador, publicado en 1967 en la revista
Mexicana de Sociología. Aquí refiere a como el patrón en América Latina ha sido el aumento de la
concentración urbana ligado al surgimiento de una economía que depende del crecimiento internacional esto también lo dice Paul Singer (1973)-, de la exportación de unas pocas mercancías primarias. Las
ciudades son utilizadas como punto de contacto entre el transporte marítimo y terrestre, para el traslado
de estas mercancías. La pregunta que se hace es hasta qué punto este tipo de urbanización, que después
denominará “sobre-urbanización”, puede considerarse un factor de integración nacional. En este, al igual
que en el texto anterior está hablando de una ciudad conformándose como polo industrial, recibiendo
población de varias provincias del país, cuestionando acerca de sus consecuencias en términos de
“desarrollo”.
Aquí recupera una mirada pesimista y una optimista sobre el fenómeno. La pesimista consiste en
considerar que esta urbanización atenta en contra del desarrollo nacional, ya que los recursos materiales
y humanos se concentran de manera desproporcionada. Para esta mirada “La creación de un sector pseudo–
terciario es una expresión de transferencia de la desocupación o subocupación de las áreas rurales a las
ciudades” (Germani, 1967: 388). En segundo lugar puede visualizarse como se hace referencia a la
población nacional, a los trabajadores del interior del país sin ocupación, que no provienen de centros
urbanos.
Por su parte, la visión más optimista sostiene que los recursos escasos pero concentrados resultan
más eficientes que si se encontraran diseminados en el territorio nacional. En este sentido: “La función
positiva de la ciudad como un centro dinámico para la educación y la innovación técnica y social, bien
puede compensar los costos –económicos y sociales- de la sobre-urbanización” (Germani, 1967: 388)
37
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Lo que verdaderamente preocupa al autor es el proceso de integración a la sociedad moderna. En
otros trabajos, asocia quizá más directamente la marginalidad con cuestiones culturales de adecuación o
no al medio urbano en tanto espacio de la modernización y persistencia de formas tradicionales, que
retarda el ¨inicio del cambio económico¨.
Se trata de un proceso de integración que implica el traspaso de una pauta cultural tradicional a una
moderna. Este traspaso el autor lo describe en una secuencia temporal de tres pasos: 1) liberación o
disponibilidad; 2) movilización; 3) integración a las estructuras modernas. Todo esto debe ser tenido en
cuenta para hacer un análisis de la marginalidad. Lo que va a decir es que la misma, no es una cosa
unidimensional, sino que presenta muchas diferencias cualitativas. Así, podemos hablar de una
marginalidad intra-urbana: “En consecuencia, existen muchos tipos de marginalidad, desde la marginalidad
casi total de aquellos que viven en las regiones periféricas o atrasadas, o en comunidades tradicionales
aisladas dentro de la Nación, hasta la marginalidad de los migrantes urbanos segregados en sus arrabales
o cinturones de tugurio, pero que participan en algunas actividades y tienen mucho más contacto con los
medios de comunicación que el inmigrante aislado de las áreas periféricas” (Germani, 1967: 390)
En este proceso de integración, el autor menciona la persistencia de patrones rurales, que operan
como un obstáculo para el proceso de esos migrantes y de sus descendientes. Esto puede originar lo que
denomina como una “sub-cultura”, que no pertenece a la sociedad “moderna”. Esto se denomina como
“marginalidad persistente”, “…los individuos que pertenecen a estos sectores se encuentran ajustados e
integrados dentro de sus grupos, pero son todavía marginales” (Germani, 1967: 393). Para explicar esto
por una parte hace referencia a lo que Lewis denominó “la cultura de la pobreza”, como una traba para
la integración y por otro lado se pregunta si esto constituye un proceso de transición que con tiempo
generará el surgimiento de un “Proletariado Industrial moderno”.
Si bien esto no puede ser respondido, se afirma a la ciudad como poseedora de mecanismos de
movilización y de integración. La distinción entre unos y otros no está claramente delimitada. Los
mecanismos de movilización más importantes de la ciudad son la educación y los medios de comunicación,
cuyo impacto se da sobre las actitudes y los valores. De este modo “Originan cambios en las aspiraciones,
facilitan la liberación de los individuos de los patrones tradicionales y los convierten en disponibles para
desempeñar nuevos papeles, nuevas formas de participación y consumo” (Germani, 1967:394). La ciudad
es, en palabras del autor: “un centro de irradiación de modernidad, un mecanismo para la movilización
de la población marginal…” (1967:394) En este sentido, la ciudad provee de los mecanismos para la
integración, para la incorporación por parte de los sujetos de la pauta de vida urbana, lo que no significa
necesariamente que haya integración. Esta última implica cambios en la estructura de la sociedad, aquellos
originados por el crecimiento económico. Este será el único capaz de modificar la estructura ocupacional
38
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
y la composición y cantidad de consumo de bienes y servicios, dando lugar a una verdadera movilidad
estructural.
En resumen, los mecanismos de movilización constituyen una “puesta a punto”, una introducción
a los valores y actitudes de la urbe moderna, pero para que haya participación efectiva, o integración, es
necesario que haya desarrollo económico. Dicho desarrollo traerá aparejada una mayor diferenciación
ocupacional, una gradación ocupacional y por ende una ampliación de los estratos medios. Por último,
habrá un acceso por parte de los estratos más bajos a bienes y servicios que pertenecían a las clases altas,
lo que originará una transferencia de símbolos de status, una movilidad psicológica ascendente (Germani, 1967).
Con este segundo escrito del autor es posible decir que si bien la ciudad se constituyó –en el marco de
un proceso de industrialización- como un polo de atracción, para la población del resto del país, lo hizo
en tanto se fue estructurando una sensibilidad social ligada a la posibilidad urbana del ascenso económico
y social.
Referencias
FROMM, E. (1980) El miedo a la Libertad. Barcelona: Paidós.
GERMANI, G. (1967) “La ciudad como mecanismo integrador”. Revista Mexicana de sociología N° 3.
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. México.
GERMANI, G. (1973) “El surgimiento del peronismo: el rol de los obreros y de los migrantes internos”.
Desarrollo Económico Nº 51. Buenos Aires.
39
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
De abajo y marginales
Rafael Sánchez Aguirre
En línea con los trabajos de Gino Germani, el sociólogo José Luis de Imaz propone adentrarse en
la caracterización de un sector de la sociedad que denomina “los hundidos”, expresión que sirve como
título de su libro publicado en 1974. Este trabajo de Imaz se basa en el relevamiento de fuentes
secundarias, específicamente de datos estadísticos obtenidos de dos formas: una correspondiente a los
censos y documentos de diagnóstico de corte oficial, y otra relativa a los estudios sociológicos que
intentan aproximarse sobre el tema. Dicha labor investigativa fue financiada –de acuerdo al autor– por la
Iglesia Católica Alemana, en el marco de las actividades académicas del Centro de Investigaciones
Sociológicas la Universidad Católica Argentina en Buenos Aires. La pesquisa se concentra en los primeros
años de la década de los 70 a nivel nacional, aunque también hace referencias a datos de los años 60.
De entrada encontramos una inquietud acerca de quiénes pueden ser considerados como
marginales, hundidos y de abajo (socialmente hablando). Ya que con ello se intenta precisar el objeto de
estudio a caracterizar. La categoría analítica “población marginal” es aprovechada para describir a una
población que se encuentra anclada en un sentido de precariedad: muy abajo, que vive un fuerte
hundimiento. Dichos rasgos son considerados como estructurales y correspondientes a un sector social
sobre el que recae el peso de unas dinámicas sociohistóricas de dominación. En esta línea, por ejemplo,
en las zonas urbanas del país los marginales hacen parte de generaciones que migraron desde el ámbito
rural con una herencia de amplias desventajas.
El autor reconoce que, a pesar de haber existido algunos antecedentes relacionados con este tipo
de trabajo investigativo –como son los avances de Palacios (1900), Massé (1904) y Bunge (1940)–, este
tema desde una perspectiva sociológica se encuentra inexplorado. Los trabajos mencionados tuvieron un
énfasis principalmente sanitario cuya intención se encaminaba al desarrollo de una especie de “medicina
social”. En cambio, en lo que corresponde al libro Los Hundidos, se trata de un aporte provisorio e
instrumental con el que se buscaba evidenciar unas verdades matemáticas (estadísticas) de una realidad
social nacional. Claro, sin desconocer que tal tarea podía y debía ser completada a la luz de más y mejores
estadísticas.
Volviendo al concepto de “marginales”, Imaz resalta la existencia de una pequeña tradición
sociológica (conectada con Germani) dentro de la cual se buscaba desmarcar dicho concepto de su
parentesco casi exclusivo con “problemas de tipo de personalidad, o de subcultura de migrantes no bien
integrados” (1974: 12). Con ello no se negaba la existencia de diferentes grados de marginalidad, más bien
40
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
se replanteaba una conceptualización que podía funcionar bien para precisar cuántas personas estaban
por debajo de un “minimun” vital. Los problemas concretos de una población hundida eran evidentes
(estructuralmente hablando) a través de sus techos, sus paredes, sus pisos de tierra, sus condiciones
sanitarias, sus actividades, su educación, sus orígenes.22
Con un escueto marco teórico, propuesto como un ‘documento de trabajo’, el autor elaboró junto
a su equipo de investigación una serie de indicadores que también fueron discutidos con diferentes
investigadores de diversos lugares del país. El proceso de construcción de los indicadores estaba
permeado por tres factores analíticos: uno social, otro cultural y uno más personal. Todo esto hacía parte
del ejercicio de clarificación del objeto de estudio. Así, en relación con lo social se estaba hablando de
aquellos que no ejercían roles relevantes en la sociedad, no participaban en la toma de decisiones, carecían
generalmente de bienes y servicios, evidenciaban una desorganización social permanente. En términos
de lo cultural, eran grupos que disentían respecto a las normas y valores sociales establecidos,
“incongruentes en la percepción de los símbolos y sus significados… [aquellos] que evidencian falta de
comprensión y utilización de los distintos bienes instrumentales” (Imaz, 1974: 23). En lo personal, los
problemas individuales debían entenderse como parte de una desintegración colectiva y como efecto de
la marginalidad antes que como puros problemas de corte psicológico.
Con estos elementos, los indicadores se concentraban principalmente en el ámbito social y cultural
para ir perfilando modos en que históricamente los marginales han sido ‘integrados’ a la sociedad. Esta
presunción no desconocía que allí se ponían en juego unas relaciones de poder y dominación: que
económica y socialmente “determinan quiénes y qué consumen. Y que las relaciones de poder –pero muy
particularmente las políticas– son las que configuran para quién, y quiénes deciden” (Imaz, 1974:25). De
tal manera, los marginales pueden entenderse como una especie de los dominados, al igual que las
personas que componen una villa pueden entenderse como una especie de los marginales (existen varios
tipos de marginalidad que pueden superponerse). Por ejemplo, representan otros tipos de marginalidad
los enfermos analfabetas concentrados en hospitales públicos provinciales, las mujeres que sirven en
“casas de familia” sin garantías laborales, o las mujeres embarazadas que no tienen acceso a servicios
médicos en la zonas rurales donde viven (recordemos que estamos hablando de los años próximos a
1970).
Volviendo al tema de los indicadores, que fueron pensados no solo con un enfoque académico
sino como un llamado de atención y herramienta para la acción gubernamental, cubrieron cinco
Los textos de Ana Cervio y Andrea Dettano, incluidos en este libro, ofrecen rasgos complementarios sobre esta
breve caracterización.
22
41
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
dimensiones: a.) del estatus personal, b.) ocupacional, c.) educacional, d.) de vivienda y equipamiento
colectivo, y e.) sanitaria. De acuerdo a estas dimensiones fueron desarrollados los diferentes capítulos del
libro de Imaz. De forma (muy) panorámica podemos mencionar algunos aspectos de la población
marginal en conexión con los indicadores. Se trata de personas que duraron más de un año sin inscripción
en el Registro de Nacimientos (19% de los registrados en Corrientes en 1970, 7% en Chubut el mismo
año), algunos de ellos con 40 o más años sin ningún tipo de documento; unos de ascendencia aborigen
o con raíces campesinas, otros provenientes de países fronterizos; desempleados (4.9% del total de la
población económicamente activa en Capital Federal, 10.6% en Tucumán), algunos subempleados (3.9%
del total de la población económicamente activa en Capital Federal, 13% en Rio Negro), otra parte
dedicada al trabajo doméstico (femenino), un tanto más agricultores pobres, todos con baja calificación
profesional y con pocos estudios.
En el capítulo V de Los Hundidos, bajo la dimensión de vivienda y equipamiento colectivo,
encontramos una alusión explicita a las villas, asunto que nos interesa resaltar –dejando por ahora de lado
los detalles estadísticos, al igual que la descripción de todos los indicadores–. Imaz habla de “villas
miseria” y las define como aquellas “erigidas sobre terreno fiscal, o de propiedad de terceros (contra la
voluntad de esos terceros)… que carecen de servicios públicos y de trazado urbanístico acorde con las
disposiciones provinciales y/o municipales” (1974: 83). Igualmente son zonas que él entiende con una
alta densidad poblacional, que viven hacinados en casas de materiales precarios y sin servicios sanitarios,
conformadas por una población no integrada con sus vecinos urbanos.
La investigación asumía que las villas estaban conformadas por más de 50 casillas (viviendas), pero
igualmente reconocía bajo la misma denominación a los conglomerados con 20 a 49 casillas o a los focos
conformados por un máximo de 19 casillas. Así, de acuerdo al Censo de Población de 1970 y a la
Comisión Municipal de Vivienda existían en Capital Federal un total villero de 106.197 habitantes
repartidos en dichas unidades urbanas23. La villa con mayor número de personas era la 31 con 24.385
habitantes y le seguía la 1/11/14 con 19.912. En la villa 31 el 23.5% de su población era analfabeta y en
la 1/11/14 lo era el 9.5%; en la primera el 4.9% tenía o realizaba estudios secundarios (este dato refiere
solamente a mayores de 14 años) mientras que en la segunda este ítem correspondía al 3.7%; en la 31 el
46.1% de las viviendas tenían televisión y en la 1/11/14 lo tenían el 68.5%; en la primera (de la población
económicamente activa) el 16.3% estaba desocupada y en la segunda el 9.4%.
23
La ciudad estaba habitada en aquel entonces por 2.972.453 personas.
42
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Estos datos (panorámicos) nos ofrecen pistas inquietantes sobre una población que en la ciudad
ha sobrevivido bajo el peso de la exclusión; para Imaz el total de marginales en Capital Federal asciende
a 127.815 personas –es así que más del 80% de ellas son de la villa–. A nivel nacional dicho total asciende
a 2.527.516 marginales, es decir un 10.8% de la población total. Debido a que en el país se vivían fuertes
dinámicas de urbanización y de migración interna, no es de extrañar que buena parte de esos marginales
fueron engrosando el número de habitantes de las villas en su búsqueda de mejores oportunidades y
condiciones de vida. Esos herederos de la marginalidad aún hoy son la evidencia de una “aberración
histórica” –así lo señala Imaz– que reafirma una impotencia aceptada, el peso de una estructura, que no
nos permite dar fácilmente aquellos pasos en favor de su emergencia, convirtiéndolos más bien en un
fetiche académico o en juguetes oportunos de la politiquería (Scribano, 2015).
Referencias
BUNGE, Alejandro. (1940) Una nueva Argentina. Buenos Aires: Kraft.
IMAZ, Juan Luis de. (1974) Los Hundidos. Buenos Aires: La Bastilla.
MASSÉ, Bialet. (1964 (1904)) El estado de las clases obreras argentinas a comienzos del siglo. Córdoba:
Universidad Nacional de Córdoba.
PALACIOS, Alfredo. (1900) La Miseria. Universidad de Buenos Aires. Tesis Doctoral rechazada.
SCRIBANO, Adrián. (2015) “Una aproximación al estado de las sensibilidades en Argentina desde la(s)
Política(s) de la Perversión”, en: Sánchez Aguirre, R. (comp.), Sentidos y Sensibilidades. Buenos Aires:
Estudios Sociológicos Editora.
43
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Gabriel Kessler, una mirada matizada
Julia Bertone
Poniendo de relieve al conocimiento y la producción científica reciente sobre las villas nos
abocaremos a examinar un libro académico del sociólogo Gabriel Kessler24 sobre la desigualdad
Argentina en la década 2003-2013, quien interroga al período político: ¿década ganada? Consideraremos
las guías demarcadas en éste texto colectivo: cómo es caracterizada la villa como espacio social, al sujeto
villero como actor social y desde dónde se narra dicha caracterización, manteniendo la clave analítica de
la sensibilidad.
Gabriel Kessler en Controversias sobre la desigualdad. Argentina 2003-2013 (2014) se propuso conocer
si la sociedad argentina se ha tornado menos desigual que en el pasado reciente y, en tal caso, en qué
medida lo ha hecho. En referencia metodológica el libro se basa en un análisis de trabajos académicos y
datos producidos en el período 2003-2013, donde recopila miradas diversas de investigaciones e
indicadores elaborados por especialistas, organismos públicos, universidades y centros de investigación.
Por otra parte, Kessler propone articular una mirada multidimensional de la desigualdad con conceptos
como exclusión, pobreza, bienestar y condiciones de vida en general.
Ante la pregunta desigualdad ¿de qué?, el autor consideró diferentes esferas de análisis que fue
desarrollando minuciosamente en los capítulos de su escrito, ellas son: distribución del ingreso y mundo
del trabajo, educación, salud y vivienda, desigualdades territoriales, infraestructura, cuestión rural,
inseguridad y delitos. Tanto en Argentina como en otros países de la región, es difícil caracterizar el estado
de igualdad o desigualdad a partir de una sola variable que sintetice toda la situación, por ello Kessler
elige en cada caso una variedad de indicadores, y reconoce que en las esferas estudiadas existen
temporalidades y dinámicas propias ya que no todas las desigualdades siguen un ciclo similar.
La hipótesis que se plantea Kessler para el período 2003-2013 es que se debe reconocer una
desigualdad multifacética y la existencia de “tendencias contrapuestas”, uno de los aportes significativos
del texto. El autor considera que en Argentina “hubo claros movimientos hacia una mayor igualdad en
ciertas dimensiones, pero también la perdurabilidad, o en ciertos casos el reforzamiento, de desigualdades
en otras” (2014: 18). Por ello es difícil realizar un balance unívoco de la Argentina entre 2003-2013. Su
lectura en clave analítica de tendencias contrapuestas le permite escapar a una postura dicotómica en el
Gabriel Kessler es Doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de París,
e investigador independiente de CONICET.
24
44
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
sentido de Argentina “más” o “menos” desigual, comprendiendo dialécticamente los conceptos igualdad
y desigualdad.
En referencia a las villas y asentamientos Kessler afirma que un indicador central de desigualdad es
la persistencia de las formas de hábitat más precarias, donde en el área metropolitana viven más de un
millón de personas. El autor señala las problemáticas que persisten en éstos hogares: hacinamiento, calles
sin pavimentar, falta de alumbrado público, déficit de agua corriente y de acceso a desagües cloacales y
pluviales. Las sensaciones, sentimientos y emociones en las interacciones sociales de sus habitantes no
son objeto de estudio en Controversias sobre la desigualdad. Sin embargo, en clave de las sensibilidades y los
cuerpos, sabemos que la disponibilidad espacial es un factor importante. En éste sentido, y en clave
relacional, Kessler señala una gran desigualdad en la apropiación del espacio entre “los más pobres
viviendo en zonas cada vez más densas junto a nuevas urbanizaciones con gran disponibilidad de espacio
por persona. En efecto, en el AMBA, la densidad promedio es de 38 habitantes por hectárea, cifra que
se sextuplica en el caso de las villas” (Kessler, 2014: 186).
Tras la transformación del espacio urbano con el subsiguiente saldo del acotamiento del espacio
disponible para los más desfavorecidos, nos resta pensar cómo se vivencian los márgenes de nuestra
sociedad capitalista contemporánea por quienes viven en las villas y asentamientos, cómo se dan sus
experiencias de vida como “modos de estar en el mundo”. En éste sentido siguiendo a Adrián Scribano,
quien hace tiempo viene desarrollando un entramado entre campos de estudio de los cuerpos y las
emociones, la crítica ideológica, y la acción colectiva y el conflicto, destaca que “adquiere importancia la
estructura sacrificial de una sociedad que, bajo la cobertura de una economía política de la moral ofrece
a los millones de sujetos en los altares del consumo. El sacrificio adviene en la fuerza de lo innombrable:
desechar cuerpos, depredar energías corporales” (Scribano 2015: 146). La posición y condición de clases
del villero delimita las multiplicidades posibles del sentir y estar.
Siguiendo con el desarrollo de Kessler, la dificultad del acceso a la vivienda tras el aumento de la
población en las villas es una de las controversias que el autor encuentra y remarca para el período 20032013, resultado de distintos procesos como el incremento de la renta urbana junto a una pérdida de la
capacidad del salario para tener un acceso a la vivienda. Para analizar la ocupación del espacio en el
período Kessler presenta tres categorías analíticas y sus matices. Una es segregación socioespacial, utilizada
“para dar cuenta del grado de homogeneidad social de poblaciones que habitan en el mismo territorio,
así como de la disminución de contactos con otros sectores de diferentes estratos” (Kessler, 2014: 187).
Otra es la de falso mix socioeconómico, donde la continuidad espacial no remite a la social, “algunos
indicadores clásicos de segregación estarían señalando una coexistencia de clases en espacios contiguos
cuando, en realidad, a pesar de la cercanía, habría fuertes límites físicos y sociales entre ellos” (Kessler,
45
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
2014: 188). También señaló la idea de ciudades archipiélagos, “en la medida en que la disponibilidad de tierras
aptas lleva a que los desarrollos urbanos se expandan estableciendo más cercanía geográfica pero más
distancia social y urbanística con los sectores populares (por muros y dispositivos de seguridad)” (ídem).
Estas categorías consiguen dar forma a un escenario urbano donde los sujetos quedan a merced de los
límites de una relación cuerpo lugar que diluye las posibilidades de su contacto interclase y acción.
Sin embargo, y sin ignorar las tendencias contrapuestas, Kessler concluye respecto al período de
estudio e incluso en perspectiva a la década de los noventa que “vista en general, la sociedad es menos
desigual” (Kessler, 2014: 350), y lo es porque entiende que en Argentina la igualdad está instalada como
una demanda creciente en gran parte de la sociedad. No obstante, señala que “es pronto para saber si éste
período será un paréntesis entre un ciclo largo de aumento de las desigualdades, o por el contrario el
comienzo de otro nuevo, con todos sus contraluces, pero de signo inverso” (Kessler, 2014: 352). Como
sea, Kessler deja en claro bajo un matizado signo positivo de la década 2003-2013, que cuando señalamos
y hacemos foco en villas y asentamientos el signo es negativo.
Referencias
KESSLER, Gabriel (2014) Controversias sobre la desigualdad. Argentina, 2003-2013. Buenos Aires: Fondo de
cultura económica.
SCRIBANO, Adrián (2015) “Consumo, Disfrute Inmediato y Desechos: hacia una caracterización
metonímica de unas sociedades depredatorias”, en: Gabriela Vergara (comp.), Recuperadores, residuos y
mediaciones. Análisis desde los interiores de la cotidianeidad, la gestión y la estructuración social. Buenos Aires: Estudios
Sociológicos
Editora.
pp.
135-156.
Disponible
en:
http://issuu.com/cieseditora/docs/pdf-
recuperadores/1?e=2959578/1295488. Fecha de consulta, 22/03/2016.
SCRIBANO, Adrián (2015a) “Comienzo del Siglo XXI y Ciencias Sociales: Un rompecabezas posible”.
Polis N° 41. Disponible en: http://polis.revues.org/11005. Fecha de consulta, 22/03/2016.
46
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Las “villas miseria”, en clave literaria
Ana Lucía Cervio
En 1957, Bernardo Verbitsky publica la novela Villa miseria también es América. A partir de allí, tanto
ámbitos de gestión como académicos comenzaron a apropiarse del término “villa miseria” para aludir
genéricamente a las urbanizaciones pobres de las ciudades argentinas. La nueva designación enfatizaba el
rasgo estructural de estos espacios, en contraste con el carácter transitorio que se desprendía de la
denominación “barrios de emergencia” acuñada oficialmente hasta entonces.
Se trata de una novela más bien “austera” en términos de recursos literarios, lo que la acerca más a
un reporte periodístico o a una crónica de época. Así, la condición de “denuncia” que asume este relato
ficcional es escogida por Verbitsky como un medio para develar aspectos sociales, económicos y políticos
que han contribuido al surgimiento y consolidación de estos “barrios de las latas”, unos pocos años antes
del golpe de Estado de 1955. En esta línea, a lo largo de la narración puede intuirse cómo el autor percibe
a la ciudad desde las tensiones de clases. Las trayectorias particulares (de vida y muerte) de personajes
que son “devorados” por la metrópolis cobran sentido en el marco de un contexto de pobreza que no
solo “des-ciudadaniza” –negando a estos sujetos derechos básicos como una “vivienda digna” o una
jornada laboral más acotada– sino que también “des-humaniza”.
El relato se ubica en Buenos Aires a mediados de la década del ’50, inmediatamente antes del
derrocamiento del gobierno de Juan Domingo Perón. Pone en evidencia las características de los
asentamientos precarios que, como consecuencia de un proceso de industrialización intenso y desigual,
comienzan a multiplicarse en los contornos de la ciudad, tanto por dentro como en las inmediaciones de
la Avenida General Paz.
Dado el crecimiento económico que supuso el proceso de industrialización por sustitución de
importaciones (ISI) que se desplegó durante el peronismo,25 las grandes ciudades argentinas comenzaron
a experimentar un creciente proceso de urbanización. De este modo, oleadas de migrantes internos y
muchos otros provenientes de países limítrofes arribaron a los centros urbanos en busca de trabajo.
Concretamente, los habitantes de estos “caseríos inmundos” o de estas “ciudades enanas” –designaciones
utilizadas por Verbitsky para hacer referencia a las miradas externas hegemónicas que en aquellos años
De acuerdo con Basualdo (2005, 2006), la segunda etapa del modelo ISI se despliega entre 1958 y 1975. Se
caracteriza por la producción de bienes intermedios y de consumo durables, a diferencia de la primera fase del
modelo, en el que la industria sustitutiva se limita a la producción de bienes de consumo.
25
47
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
se posaban sobre estos espacios de la pobreza y sus habitantes– eran provincianos (Santa Fe, Santiago
del Estero, Entre Ríos, Misiones, Chaco, Salta, Formosa, etc.) e inmigrantes limítrofes (especialmente,
paraguayos) que fueron expulsados de sus lugares de origen por la pobreza, el hambre, el desempleo y la
persecución política.
A diferencia del estado de situación que se observa en las villas de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires (CABA) hoy,26 60 años antes los villeros eran, mayormente, trabajadores formales, y muchos de
ellos estaban agremiados. El desempleo era más bien la excepción. Esta última afirmación se deriva de
varias descripciones presentes en la novela que señalan que solo los feriados o días domingos la villa
estaba abarrotada de gente. Entre los personajes más salientes del relato se destaca un enfermero, algunos
mecánicos de establecimientos frigoríficos, operarios de fábricas, albañiles, vendedores ambulantes,
estibadores y empleadas del servicio doméstico. Asimismo, la narración muestra que los habitantes de las
villas de mediados de los ‘50 eran la segunda generación de trabajadores industriales y/o rurales.
A pesar de la “prosperidad” (real e imaginada) que supone la llegada a la ciudad, los personajes, es
decir, los habitantes de “Villa Miseria”, no dejan de vivenciar las desigualdades y distancias que los separan
de la gran ciudad (“impoluta”, “digna”, “espléndida”). En tal sentido, así describe el autor la re-acción de
Marcelo, un niño de 9 años recién llegado desde del interior del país, cuando arriba a la villa junto a su
familia:
Marcelo dormía. Era un chico movedizo y lleno de curiosidad, pero el cansancio lo había
rendido. En el trayecto último se había descompuesto y vomitado. Había bajado medio
De acuerdo con datos relevados por la Encuesta Anual de Hogares (DGEyC-GCBA), en 2011 la tasa de actividad
de la población residente en las villas de CABA ascendía al 55%. Particularmente, los niveles de actividad de los
jefes de hogar de estas urbanizaciones superaba en 9 puntos porcentuales la registrada en los jefes de hogar que
residían por fuera de estos asentamientos (82% contra 73%). La misma fuente muestra que el 31% de la población
económicamente activa (PEA) de estos barrios tiene una participación “marginal” en el mercado de trabajo
(servicio doméstico, trabajadores por cuenta propia no calificados y asalariados no calificados en empleos asistidos
o en actividades de subsistencia); valor 2,5 veces superior al registrado en el resto de la Ciudad en el mismo año
(12%). Asimismo, el Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina ofrece, entre
otros, datos actualizados al tercer trimestre de 2014 sobre la situación laboral en el país. En tal sentido,
contabilizando personas que se encuentran en situación de subempleo inestable en el país, el 26.1% habita en villas
y asentamientos precarios, al tiempo que el 20% de los argentinos desempleados reside en esta clase de
urbanizaciones. En adición, la misma fuente revela que 7 de cada 10 hogares pobres localizados en villas y
asentamientos precarios de la Argentina perciben alguna transferencia mensual de ingresos (78.6%) que les
posibilita acceder al mercado de bienes para satisfacer necesidades básicas. Si bien estos últimos datos no se
restringen exclusivamente a la CABA, son ilustrativos de la situación de marginalidad, informalidad y asistencia
que persiste en la actualidad como forma de reproducción de la vida de quienes habitan en villas y asentamientos
precarios.
26
48
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
dormido del ómnibus caminando como sonámbulo. Luego, desde allí, en el tren eléctrico,
había venido durmiendo con un sueño inquieto, cabeceando a ratos, sobresaltado. No miró
ni vio nada en medio de su aturdido sopor. Ni se despertó cuando Paula y Eloísa se acostaron
en la misma cama. A la mañana siguiente ya estaba bien. Enseguida salió a explorar el lugar
[Villa Miseria]. Una vecina le indicó dónde estaba el baño que necesitaba, una casillita de
arpillera deshilachada. Volvió a su vivienda y desde la puerta contempló el amontonamiento
de casillas de madera, ranchos y casuchas de lata. Desilusionado, dijo a la madre y a las
hermanas, ya despiertas: “¿Y esto es Buenos Aires? (Verbitsky, 1966: 34).
La novela se inicia con la descripción de una “razia” efectuada por la policía durante una noche.
Un grupo de hombres es llevado, sin ningún tipo de explicación, a la comisaría. Se les toman los datos
personales y, varias horas después, son dejados en libertad. Como una forma de explicar el accionar
intempestivo de la policía, entre los detenidos ronda el fantasma del “desalojo”, o del “incendio
intencional”, tal como había ocurrido tiempo atrás en un sitio semejante: “Villa Basura”. En efecto, los
terrenos sobre los que se erige la villa son privados. El propietario ha iniciado un trámite judicial para
expulsar a los “usurpadores” y localizar allí un complejo fabril. Frente a esta situación, algunos vecinos
dirimen estrategias colectivas para enfrentar el futuro desalojo, mientras otros solo “sueñan” con salir de
allí.
Lo que yo quiero es irme de acá, ¿me entiende? Yo tengo un hijo y –iba a decir: y quiero
tener otro, pero solo agregó– y me gustaría verlo en una casa como la gente y jugando, no en
el barro, sino en un patio embaldosado, o enladrillado como el patio en que me crié de chica.
Usted no tiene por qué saberlo, pero mi marido –miró a Ramos que escuchaba en silencio el
diálogo– no debiera olvidarlo. Ya sé que estoy condenada a quedarme aquí y no me hago
ilusiones, pero no será por mi gusto ni porque renuncie a mi sueño (Verbitsky, 1966: 174).
En cuanto a las condiciones de habitabilidad que rigen y definen a “Villa Miseria”, como a otros
espacios similares de la ciudad de mediados del siglo XX, Verbitsky destaca las siguientes:
●
La mayoría de las casas son de madera y lata, siendo relativamente escasas las viviendas de
material.
49
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
●
Las casas no poseen baños internos ni sistema de agua; situación que obliga a utilizar los baños y
picos comunitarios ubicados en el centro de la villa.
●
Las fuertes lluvias y las posibles inundaciones son una de las más activas amenazas que deben
enfrentar los habitantes.
●
Se verifican procesos de ayuda mutua para la edificación de las viviendas, para la construcción de
otra bomba de agua comunitaria, así como para mantener higienizado el lugar (por ejemplo, la quema de
basura).
●
Frente a la falta de disponibilidad de viviendas y de espacios vacíos para levantar nuevas
“casuchas”, se observan prácticas de solidaridad intrafamiliares, ilustradas en el alojamiento temporario
de nuevas familias que arriban a la villa, por lo general a cargo de parientes próximos. Esta situación,
suele redundar no solo en un creciente hacinamiento en las viviendas sino también en la tendencia a
compartir los escasos recursos económicos que se disponen al interior de las unidades domésticas.
●
Respondiendo al déficit habitacional reinante y a las imposibilidades de alquilar otros espacios en
la ciudad, en Villa Miseria tiene lugar una situación que podría denominarse “ranchos calientes”,
consistente en la permanente ocupación de los pocos sitios habitables disponibles sin que medie tiempo
alguno. Por lo general, los habitáculos que se desocupan están destinados a (o esperan el arribo
programado de) parientes o conocidos de los habitantes que llevan más años residiendo en el lugar.
Respecto a las relaciones que los habitantes de Villa Miseria mantienen con el “afuera”, éstas se
limitan a cuestiones laborales. Con la ciudad de Buenos Aires solo mantienen vínculos ligados a su
condición de fuerza de trabajo, quedando prácticamente excluidos lazos referidos al ocio o al consumo
de mercancías y experiencias. La excepción la constituyen los niños que salen de la villa para asistir a
escuelas cercanas, o las conexiones políticas que para varios protagonistas supone formar parte de algún
sindicato o partido político.
En este contexto, los vínculos con la ciudad prácticamente se diluyen, en contraste con los fuertes
lazos comunitarios/vecinales que emergen como elemento significativo de las maneras de habitar y ser
parte de Villa Miseria. Tal situación se comprende si se la observa a la luz de algunos rasgos que
constituyen la “mirada de los otros de la ciudad” sobre los pobladores del barrio en cuestión. En efecto,
al decir de Verbitsky, desde “afuera” los habitantes de la villa son etiquetados con el estigma del alcohol,
la violencia, la vagancia, la mugre y la falta de moral; rasgos que los convierten en sospechosos y
potenciales amenazas para la vida “aséptica” y moralmente aceptada que se desarrolla por fuera de dicho
entorno.
50
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Además de habitar en “una inmunda aglomeración de casuchas”, el ser calificados socialmente
como “vagos” y “gente de mal vivir”, redunda en el acecho permanente de la amenaza del desalojo. En
la práctica de los personajes, esta situación refuerza las tensiones que instala el saberse “usurpadores” de
un terreno que no les pertenece y, por tanto, en la sensación de incertidumbre que supone la reproducción
de la vida en condiciones de sujeción respecto a otros.
Por su parte, estos barrios “congestionan” la Buenos Aires “renovada”, es decir, esa ciudad con
construcciones modernas destinadas exclusivamente a los sectores más acomodados. Incluso, los “barrios
miserables” contrastan con las viviendas de alquileres congelados en las que se mantiene la clase media
de la época. También se distancian de las vecindades y conventillos que en los años ’30 ocuparon
trabajadores migrantes provenientes interior, así como de las sencillas casas de ladrillo levantadas por
inmigrantes europeos.
En este juego de contrastes y distancias, las aglomeraciones precarias conformadas por estos
“excedentes humanos que en torrente iban afluyendo” a la ciudad (Verbitsky, 1966: 43), afeándola, era
mejor que no fueran vistas. Aunque su presencia en la Buenos Aires de los años ’50 es evidente, (también)
es preciso ocultarlas, es decir, invisibilizarlas frente a los ojos que podían detectarlas, incluso, desde lo
alto. En esta línea, en uno de los pasajes de la novela el autor narra la construcción de un muro de cemento
lo suficientemente alto para ocultar Villa Miseria ante la mirada de quienes habitan los altos edificios de
la zona. Lógica de encierro y encapsulamiento de cuerpos pobres que –sin metáforas– seis décadas
después persiste como rasgo insoslayable de múltiples ciudades latinoamericanas.
Ahora bien, ¿qué es y cómo se identifica lo miserable en la trama de la novela? En tanto calificativo
que da nombre al sitio donde se desarrolla la historia, la “miseria” opera argumentativamente como un
denominador común de las maneras en que los personajes habitan la ciudad en general, y el barrio en
particular. El barro, las moscas y la basura escenifican el espacio para la reproducción de la vida,
torsionados con la humillación y la degradación humana que supone transitar el presente y observar(se)
en un futuro que solo puede pintarse con colores repulsivos. En este sentido, uno de los personajes
compara el escenario despreciable que devuelve la vida en Villa Miseria con la degradación humana que
supuso ser víctima de torturas por razones políticas:
Cuando se encontró en el barrio de las latas admitió que el mundo había sido degradado
como lo fuera él mismo por las torturas (…) Pensaba a la gente entre los excrementos que la
inundación lanza entre las casillas, en la falta de porvenir para estos chicos, en el destino de
esas mujeres que deben ver a sus hijos donde están, y pensaba que la humillación que le
51
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
habían causado a él aplicándole la picana a los genitales era la misma que soportaba esa gente
diariamente (Verbitsky, 1966: 103-104).
En Villa Miseria se vive entre la basura, las alimañas y el fantasma de las inundaciones. Sin embargo,
más allá de forjar su cotidianeidad en ese “enorme pantano” humillante y degradante, un dato significativo
es que los habitantes tienen trabajo y el hambre no es un problema.27
De esta forma, la miseria se equipara con la mugre, con las inmundicias, con lo repulsivo de un
mundo heterodoxo respecto a las lógicas dominantes. La basura, el hacinamiento, el barro, la inexistencia
de casas “decentes”/ “como la gente”, los baños compartidos, la falta de privacidad, y un permanente
estado de sujeción respecto a las decisiones y arbitrariedades de otros (los patrones, el dueño del terreno,
la policía, etc.) son algunos de los indicadores de lo miserable que forma y llena de contenidos las historias
de vidas narradas por el autor.
En tal sentido, la miseria no es sinónimo de desocupación, ni de hambre. Implica y es la resultante
de la degradación ambiental, de la des-posesión acumulativa de las capacidades del habitar, y de un juego entre
diferencia-desigualdad (de clase) que pone a los sujetos a disposición y en condiciones de disponibilidad para otros,
aun cuando se encuentren insertos en el mercado laboral.
Referencias
BASUALDO, D. (2006) Estudios de historia económica argentina desde mediados de siglo XX a la actualidad.
Buenos Aires: FLACSO-Siglo XXI.
DIRECCIÓN GENERAL DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS (2011) Encuesta Anual de Hogares 2011.
Ciudad de Buenos Aires. Síntesis metodológica. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
OBSERVATORIO DE LA DEUDA SOCIAL ARGENTINA (2015) Barómetro de la Deuda Social
Argentina. Serie del Bicentenario (2010/2016)/Año V: “Progresos sociales, pobrezas estructurales y
desigualdades existentes: ilusiones y desilusiones en el desarrollo humano y la integración social al quinto
año del Bicentenario (2010-2014)”. Buenos Aires: Universidad Católica Argentina.
VERBITSKY, B. ([1957] 1966) Villa miseria también es América. Buenos Aires: Eudeba.
“Esta gente que estaba a su alrededor, comía. Vivían en la basura, pero había trabajo y el salario alcanzaba para
comer” (Verbitsky, 1966: 105).
27
52
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Corriente Villera Independiente. Organizándose social y políticamente28
Aldana Boragnio
Organización, integrantes y objetivos
La agrupación Corriente Villera Independiente (CVI) se forma en 2012 como una organización
social que se propone como espacio para la articulación de las distintas experiencias de lucha de las villas
de la Ciudad de Buenos Aires. Sus integrantes se encuentran organizados territorialmente y son habitantes
con diferentes grados de antigüedad como vecinos de los diferentes barrios de la ciudad.
Como organización barrial comenzaron trabajando en los problemas específicos locales y
rápidamente se organizaron con el fin de tener propuestas que engloben a todas las villas de la ciudad.
Con esta misma lógica es que las asambleas de base ser realizan manteniendo la territorialidad, logrando
así una implicación local específica en cada villa. Manteniendo esta primera división, se busca priorizar el
trabajo en cada barrio, respetando las especificidades de cada sector de la ciudad.
Entre los manifiestos de acción, la organización se centra en “trabajar y luchar por la urbanización
con radicación de las villas” y en realizar todo lo necesario para avanzar en ello. Políticamente se
reconocen de izquierda, independientes de los gobiernos de turno y con un discurso anticapitalista,
antiimperialista.
Luego de tres años de funcionamiento, hoy, la CVI está presente en varias de las villas de la ciudad:
Villa 31 y 31 bis, Retiro; Villa 1-11-14, Barrio Rivadavia y Barrio Los Pinos, Bajo Flores; Villa 21-24 y
Zavaleta, Barracas; Villa 20 y Barrio Bermejo, Lugano; Playón de Fraga, Chacarita; Villa 6, Cildanez;
Parque Avellaneda; Los Piletones, Barrio Ramón Carrillo y Villa 3-Fátima, Villa Soldati; Villa 15-Ciudad
oculta, Lugano.
Acciones
En este camino de conformar un espacio para compartir experiencias y organizarse para “cambiar
todo lo que deba ser cambiado”, el 05 de mayo de 2012 se realizó el primer Congreso Villero. El objetivo
que guió el encuentro fue “que los vecinos pudieran debatir problemáticas comunes”, y los temas que se
Para elaborar el presente escrito se tomó como fuente la página de Corriente Villera Independiente:
http://www.mpld.com.ar/#!corriente-villera-indpendiente/c1hr1 y la página de Facebook de la organización:
https://www.facebook.com/corrientevillera.
28
53
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
abordaron fueron: vivienda, urbanización e infraestructura, salud, educación, seguridad y derechos
humanos, género y contaminación ambiental.
Con el eje puesto en los problemas que compartían entre todos los barrios, también se buscó
ampliar el conocimiento a experiencias particulares de las mismas problemáticas pero en distintos
contextos. Para ello se desarrolló un panel sobre experiencias latinoamericanas, en donde participaron
integrantes del Movimiento de Pobladores en Lucha de Chile, del centro social Galpón de Corrales de
Uruguay, del Instituto de Investigación Pedagógica Plurinacional de Bolivia, así como Vicente Zito Lema
y Raúl Zibechi y el cónsul de Bolivia.
Luego de esta jornada la organización comenzó a trabajar con el fin de agrupar bajo sus consignas
a todas las villas de la ciudad. Como resultado de esta nueva propuesta, el 26 y 27 de julio de 2013 se
realizó el segundo Congreso Villero.
En este encuentro los temas a tratar fueron más concretos y específicos: la basura en las villas, las
leyes incumplidas por el gobierno (Ley 1770, cementerio de autos en lugano y saneamiento de la
contaminación de la tierra y las napas de agua; relocalización de 1300 familias desde 2011, camino de
sirga de la villa 21 y 24); urbanización; la consolidación de la organización social como organización
política; la juventud y la falta de espacios recreativos; genero; salud; educación, entre otros.
Ejes de acción
Desde la CVI se busca realizar una revitalización de lo que eran los movimientos villeros en los
años 70. En este sentido se toma como ejemplo la militancia del Padre Mugica29 quien luchaba por los
derechos de los habitantes de las villas. Se hace especial hincapié en los movimientos de los años
anteriores en donde los vecinos estaban unidos para encarar la lucha por la titularidad de la tierra y las
mejoras urbanas. Estos ejemplos son el eje de la discusión presentándose como horizonte en pos de
recuperar esa unidad; ya que la unidad de los habitantes de las villas es lo que falta “para poder mirar para
adelante” (Documento difusión 2° Congreso Villero).30
29Carlos
Francisco Sergio Mugica Echagüe fue un sacerdote y profesor argentino vinculado al Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares de la Argentina de las décadas de 1960 y 1970. La mayor
parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la Villa 31 de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero. Mugica
murió asesinado a balazos, después de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano, en Villa Luro, el 11 de
mayo de 1974.
30 El Documento de difusión del 2° Congreso Villero, recopila resúmenes de las jornadas y desgrabaciones textuales
de delegados, vecinos y referentes territoriales que participación en cada comisión.
http://www.youblisher.com/p/692360-Please-Add-a-Title/.
54
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
En relación a la infraestructura de las villas se discute en torno al incumplimiento de las promesas
de mejora que había realizado el jefe de gobierno durante la primera campaña electoral, y cuya puesta en
marcha fue casi nula (Especiales MPLD, Primer Congreso Villero de la ciudad de Buenos Aires).31 La
mejora de la villa y la urbanización se mantiene como el eje central y se remarcan estas necesidades como
el objetivo principal de lucha. Los integrantes de la organización dejan en claro que “entendemos que,
con las particularidades de cada barrio, compartimos problemáticas similares y por eso nos unimos para
salir a pegar con un solo puño” (Documento difusión 2° Congreso Villero, 3).
Autopercepción
En todos los documentos de difusión la organización busca definirse a sí misma y a sus integrantes
de forma clara y concreta. Los sujetos habitantes de la villa se identifican a sí mismos como trabajadores
solidarios pero que, en este momento, perdieron el proyecto en común que les permitía reconocerse y
darle sentido a la lucha (Especiales MPLD, Primer Congreso Villero de la ciudad de Buenos Aires y
Documento difusión 2° Congreso Villero).
En esta misma lógica de las auto-definiciones, en los documentos de la organización se define a la
villa como un barrio de laburantes que por la acción de los diferentes gobiernos de turno se encuentra
con los vecinos divididos y con una fuerte pérdida de su identidad. Los mismos vecinos dicen que “hubo
un tiempo [en que] ser villero era símbolo de solidaridad, de lucha y sobre todo de resistencia (…) [pero]
todo esto sigue latente, que sería imposible sobrevivir en el barrio sin estas cualidades.” (Especiales
MPLD, Primer Congreso Villero de la ciudad de Buenos Aires).
La villa es definida y nombrada como ‘barrio’ porque la “primera aspiración es trabajar y luchar
por la urbanización de las villas”32. Al mismo tiempo los vecinos que participan de la CVI cuentan que
“hoy los barrios no son lo que eran, fueron corrompidos” por los políticos que sólo se encargaron de
usar los habitantes de las villas, prometiéndoles cosas que nunca cumplieron, pero sacando provecho de
ello, utilizándolos para ir a actos y movilizaciones, y reclutando a los más jóvenes (Documento difusión
2° Congreso Villero).
Como consecuencia de estas manipulaciones por parte de los gobiernos y políticos de turno, no
sólo se refuerza la división de los vecinos, sino que lleva a los vecinos “por dos caminos; uno el de la
resignación (…) y en generar acciones que tienden a no posibilitar el cambio, la transformación del
Documento, Primer Congreso Villero de la ciudad de Buenos Aires.
http://www.mpld.com.ar/#!especiales---congreso-villero/ctx1.
32 Inicio de página oficial: http://www.mpld.com.ar/#!corriente-villera-indpendiente/c1hr1.
31
Disponible
en:
55
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
primero. Tienden a dividirnos, a que prevalezcan las mezquindades” (Especiales MPLD, Primer
Congreso Villero de la ciudad de Buenos Aires), quedando así reforzada la división: “de un lado, el temor
a los engaños institucionalizados, [y] por otro, la expectativa de cambio en función de estrategias
conocidas” (Scribano, 2006:9).
Una última cuestión que aparece fuertemente en otros trabajos es la del espacio, presentado como
afuera-adentro. Esta dicotomía no es tratada tanto desde los sujetos individuales, sino que está explicitada
desde la organización. El afuera aparece puesto en juego desde la movilización política, desde el hecho
de llevar a la organización social, al movimiento que se da dentro de las villas hacia afuera. Desde la
realización del segundo Congreso, se conformó como objetivo principal hacer de Corriente Villera
Independiente una organización social y política, que tenga como proyecto lograr ingresar en la política
nacional a través de legisladores propios, a la vez que salir a dar pelea desde otros ámbitos, sabiendo que
las reivindicaciones “sólo se consiguieron y conseguirán a través de la lucha” (Documento difusión 2°
Congreso Villero, 3). Dicho en palabras de la organización misma: “…sabiendo que nuestro poder está en
la organización y en la lucha de todas y todos los vecinos que estén dispuestos a poner el cuerpo y las ideas
para cambiar todo lo que deba ser cambiado”33 (Documento de difusión 2° Congreso villero, 1).
Referencias
Corriente Villera Independiente http://www.mpld.com.ar/#!corriente-villera-indpendiente/c1hr1.
última fecha consultado: 02 de noviembre de 2015
Documento Segundo Congreso Villero (2013) http://www.youblisher.com/p/692360-Please-Add-aTitle/. última fecha consultado: 02 de noviembre de 2015
Especiales
MPLD,
Primer
Congreso
Villero
de
la
http://www.mpld.com.ar/#!especiales---congreso-villero/ctx1.última
ciudad
fecha
de
Buenos
consultado:
Aires
02
de
noviembre de 2015
SCRIBANO, A. (2006) “Cuando las aguas bajan: la mirada de los pobres sobre las consecuencias de la
crisis argentina del 2001 en la ciudad de Córdoba”, en: Masse Narváez, C. (coord.) Poderes locales y desarrollo
municipal. Actores sociales e institucionales. México D.F.: El Colegio Mexiquense, AC. Zinacantepec. Ed.
IEEM UAEM. pp. 139-160.
33
Cursivas propias
56
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
La Garganta Poderosa: Revista sobre la cultura villera
Florencia Chahbenderian
La Garganta Poderosa34 es una revista del movimiento social llamado La Poderosa, fundada en
2010 por dos periodistas luego de un viaje a Cuba, y actualmente conformado por voluntarios y habitantes
de las villas organizados en diferentes puntos del país. Desde La Poderosa se articulan diversas
actividades, como campañas de alfabetización y talleres culturales en distintas villas de la Capital Federal:
Fátima (Villa Soldati), Zavaleta (Nueva Pompeya), Villa 21-24 (Barracas), Rodrigo Bueno (Costanera Sur),
Villa 31 Bis (Retiro), y en otras partes del país. Si bien La Poderosa es una organización independiente,
tiene una sede en la Ex ESMA y realizó almanaques para distribuir en las escuelas junto al Ministerio de
Educación de la Nación. En 2013, La Poderosa se escinde en una facción llamada El Hormiguero.35La
Garganta nace en la Villa Zavaleta de la Ciudad de Buenos Aires y tiene un alcance nacional que ronda
los 10 mil ejemplares. En la actualidad, se posiciona en la escena local como un “medio alternativo” por
excelencia.36
El lugar en el que se ubican desde la Revista Garganta Poderosa se caracteriza como un espacio de
miseria, un ambiente siempre postergado, a donde no llegan las ambulancias y donde las lluvias inundan.
Son los barrios sin caños, los “núcleos habitacionales transitorios”37 de hace más de cincuenta años.
Además, es posible evidenciar la sobre-intervención de estas poblaciones cuando se preguntan “¿quién
interpreta nuestra realidad? ¿Qué le deja a la hija de la vecina una tesina que nos toma como objetos inanimados?”.
Los sujetos de enunciación en ese espacio se describen en relación a como los ve el “afuera”: son
villeros, pibes chorros, maleducados, degenerados, atrevidos, indocumentados, negros, analfabetos, los
excluidos, los de abajo, los anormales, los pobres, que se reproducen como conejos, que (cada tanto) dan
ternura a los académicos, que tienen malos modos, dicen malas palabras, y que cargan con el estigma de
la vagancia. Se definen a sí mismos como “la clase desclasada, la cultura despreciada y la cuenta pendiente de
cualquier década ganada, perdida o empatada”.
Se tomó como fuente para elaborar el presente: “Daño Moral” escrito por La Garganta Poderosa en Blog El
País.
Disponible
en:
http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2015/06/da%C3%B1o-moral-la-gargantapoderosa.html, web oficial de La Poderosa. Disponible en: http://lapoderosa.org.ar/ y publicaciones en Facebook
de
La
Poderosa.
Disponible
en:
https://www.facebook.com/pages/La-GargantaPoderosa/213440425391495[consultado el 22/06/2015].
35 http://www.elhormigueroorg.com.ar/ [consultado el 22/06/2015].
36 http://www.vecinosycomunas.com.ar/la-voz-corre-y-la-poderosa-crece/ [consultado el 22/06/2015].
37 Para consultar más sobre este tema ver: Zapata (2012).
34
57
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Así, es posible observar una sensibilidad vinculada con lo políticamente incorrecto, que se
transforma en políticamente correcto: hablar desde el villero es correcto políticamente. El sujeto tiene
que pasar por ese discurso (siempre “desde abajo”, “haciendo el aguante”) para explicar cuál es su
situación.
Las narrativas de las imágenes de las tapas de la Revista Garganta Poderosa nos permiten encontrar
algunas pistas sobre la estructuración de sensibilidades sociales en torno a las villas en la actualidad. La
tapa siempre está protagonizada por algún personaje famoso (al que se entrevista en ese número) que
está abriendo la boca, como si gritara.38 Es posible pensar en una sensibilidad asociada con que la única
forma de decir algo de la villa es gritando.
Además, para cobrar visibilidad o efectuar una demanda acuden al rostro de un personaje famoso.
No son los rostros de ellos, de los sujetos que habitan en las villas. Son los rostros de otros, personajes
reconocidos por la sociedad, los que gritan por ellos. Aquí subyace una lógica de la impotencia: no tengo
voz porque no tengo garganta, tengo que usar la de otro para que grite por mí. Se establece así una
relación inter-clase fundada en la desigualdad.
Esto contribuye a re-producir sensibilidades vinculadas con la impotencia39. Pero de forma
disfrazada como su anverso: ¡miren que fuerte gritamos! Pero los que gritan no son ellos, no es su voz la que
se alza. La rostricidad40 villera resulta tan horrorífica que se revierte y se expresa como una rostricidad
especular. Además de la violencia institucional que sufren cotidianamente estos sectores, se agrega la
violencia epistémica y semiótica/simbólica que implica pensar en rostrocidades horribles y culpabilizantes
(Scribano, 2007b). En esta lógica de la impotencia se da “[u]na circunstancia que al repetirse deja sin
potencia” (Scribano, 2007b). Entonces solo queda gritar, no hay potencia de acción donde el grito es el
último recurso.
Así, se observa una disposición narrativa ajustada al marketing, donde los sin rostro deben recurrir
a “la máscara de un rostro cotidianamente otro, de una “otrorización” de la propia cara” (Scribano, 2010:
257). Aquí parece operar una lógica de la seducción – presente en muchos ámbitos de una sociedad
basada en la espectacularización de la vida (Scribano, 2013) – que promueve el consumo de “organización y
cultura popular” a través de la Revista Garganta Poderosa.
Según la Real Academia Española, gritar significa manifestar en un espectáculo la desaprobación o desagrado
con demostraciones ruidosas.
39 Sobre el concepto de impotencia consultar, por ejemplo, Scribano (2007b) y Scribano (2010).
40 Sobre las rostricidades segregacionistas consultar la introducción de Adrián Scribano del presente y Scribano
(2010).
38
58
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
A su vez, el “afuera” es lo que, por contraposición, define a la villa. Emerge cómo el “afuera”
intenta adiestrarlos, disciplinarlos, controlarlos, constituyendo un orden impuesto frente al cual
desobedecer es la regla. En las declaraciones de la organización podemos notar una tonalidad
confrontativa y desafiante hacia las clases medias/altas, donde se busca inspirar miedo como una forma
de vincularse y “ganarse” el respeto del otro. Tal como señala Adrián Scribano en la introducción, se
observa una sensibilidad anclada en el miedo. Estos son cuerpos portadores de la amenaza. Se registra
así una demarcación de la propia condición y posición de clase en contraposición con las clases altas y
medias.41
Desde la Revista, la principal reivindicación que plantean es la urbanización de las villas.42 Pero
¿qué significa este reclamo? ¿Qué es la urbanización en estos contextos de expulsión? ¿Qué implicancias
tiene? Cabe resaltar que no se menciona nada sobre los procesos de estructuración social que generaron
dicho estado de cosas ni se busca quebrarlos. Es evidente que este planteo omite las discusiones
estructurales que pretendan superar la segregación racializante, la desigual distribución de energías y
recursos, así como los modos de producción que generan procesos de estructuración social basados en
la diferenciación y estigmatización.
¿Estas omisiones no nos hablan a las claras de arraigados procesos de “des-afección”?43 Frente a
una sistemática precarización de la vida, se da una naturalización del vivir en permanente caída libre y no
poder hacer nada para cambiar la situación (Scribano, 2007a). Entonces cabe preguntarse si el asfalto en
las calles cambiaría las condiciones materiales de existencia de su condición y posición de clase.
En esta línea, parece “como si” existiera una ““pobreza digna”, una adjetivación que deja a los
sujetos en condiciones de soportabilidad de la desigualdad” (Scribano, 2006: 12), atestiguando una
“cultura del aguante” que hay que sostener y reivindicar. ¿Cómo? Llevando las “lógicas urbanas”
hegemónicas a la villa. En este punto resulta pertinente retomar el desarrollo planteado al inicio del
presente por Adrián Scribano: emerge la fantasía44 de que si se “urbaniza” entonces desaparece la
condición (de villero), pero la posición se mantiene en tanto persisten fuertes desigualdades en sus
condiciones materiales de existencia. De este modo, esta “contra-cultura” no hace más que reforzar y
“Sin egoísmo, ni pesimismo, la realidad se transforma, pero van a tener que hacernos un lugar en la misma
plataforma. Porque el desarrollo social no se trata de cambiarnos los olores, ni de calmarnos los dolores, ni de
corrernos con los codos del presupuesto, para que la coartada no huela mal: nuestros modos son el impuesto a su
tan preciada moral”.
42 En los trabajos de Aldana Boragnio sobre la Corriente Villera Independiente y de Juan Ignacio Ferreras sobre el
Día Nacional de la Identidad Villera, incluidos en el presente libro, también emerge el reclamo de urbanización,
aunque no es el único.
43 Sobre este concepto ver: Scribano (2007a).
44 En relación a los fantasmas y fantasías sociales, consultar: Scribano (2007b).
41
59
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
legitimar la cultura hegemónica y sus respectivos valores45. Frente a la fatalidad de las condiciones de
existencia en que están inmersos y la evitación conflictual, emerge el grito de una garganta legitimada.
Referencias
SCRIBANO, Adrián (2006) “Cuando las Aguas Bajan: La Mirada de los pobres sobre las consecuencias
de la crisis argentina del 2001 en la Ciudad de Córdoba”, en: Carlos Masse Narváez (coord.), Poderes Locales
y Desarrollo Municipal. Actores Sociales e Institucionales. El Colegio Mexiquense, AC. Zinacantepec. Ed. IEEM
UAEM, pp. 139-160.
SCRIBANO, Adrián (2007a) “La Sociedad hecha callo: conflictividad, dolor social y regulación de las
sensaciones”, en: Mapeando Interiores. Cuerpo, conflicto y sensaciones. Buenos Aires: Universitas.
SCRIBANO, Adrián (2007b) “Vete tristeza…. Viene con pereza y no me deja pensar! Hacia una
sociología del sentimiento de la impotencia”, en: Luna, R. y Scribano, A. (comps.), Contigo
Aprendí…Estudios Sociales de las Emociones. CEAUNC –CUSCH-UdeG ISBN 978-987-9357-74-3, pp. 2142.
SCRIBANO, Adrián (2010) “Narrando por un sueño: rostricidades segregacionistas y prácticas
intersticiales” en: A. Scribano y E. Boito (comps.), El Purgatorio que no fue. Acciones profanas entre la esperanza
y la soportabilidad. Buenos Aires: Ediciones CICCUS, pp. 249-263.
SCRIBANO, Adrián (2013) “Una aproximación conceptual a la moral del disfrute: normalización,
consumo y espectáculo”. RBSE – Revista Brasileira de Sociologia da Emoção Vol. 12, N°. 36, p. 738-750, ISSN
1676-8965. DOSSIÊ. Disponible en: http://www.cchla.ufpb.br/rbse/Index.html. Fecha de consulta,
11/08/2015.
ZAPATA, C. (2012) “Respuesta local a un déficit habitacional local”. Astrolabio N° 8.
Notas periodísticas
“Daño Moral” escrito por La Garganta Poderosa en Blog El País. Disponible en:
http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2015/06/da%C3%B1o-moral-la-garganta-poderosa.html. Fecha
de consulta, 11/08/2015.
Este es un aspecto de lo que señala Mariela Genovesi en su trabajo sobre Corte Rancho, donde refiere a las
tensiones entre la “cultura” y “contra-cultura” que, en definitiva, instalan aún más la cultura dominante.
45
60
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Páginas web
http://www.vecinosycomunas.com.ar/la-voz-corre-y-la-poderosa-crece/.
Fecha
de
consulta,
11/08/2015.http://lapoderosa.org.ar/ [consultado el 22/06/2015].
https://www.facebook.com/pages/La-Garganta-Poderosa/213440425391495. Fecha de consulta,
11/08/2015.
http://www.elhormigueroorg.com.ar/. Fecha de consulta, 11/08/2015.
61
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Primero tienen que pagar impuestos… Guido Models y sus repercusiones
Victoria D’hers
El presente escrito aspira a continuar con la mirada sobre lo que sucede en ese afuera que es la villa
dentro de la ciudad, a partir de las notas periodísticas acerca de la Agencia de Modelos Guido Models, de
Villa 31. Este es un ejemplo del funcionamiento de un espacio artístico/expresivo organizado por los
mismos villeros, tal como se ve en otra experiencia descripta en este volumen (La Garganta Poderosa), y
algunas como la experiencia de Julio Arrieta, representante de artistas en Villa 21,46 o Mundo Villa.47 Por
cuestiones de espacio no las analizamos aquí.
Tomamos entonces su recepción a partir del documental Guido Models, estrenado este año 2015 y
reseñado así: “Guido es diseñador de ropa y una estrella para la villa 31 en Buenos Aires, donde anima
desfiles con su grupo de modelos. El artificio de la moda se vuelve en este documental espectáculo
surrealista, en antagonismo con sus entornos remendados, hechos de chapas...” (Anna Dodier).48 Este
“espectáculo surrealista” es visto como “aparente paradoja”, dado el hecho de ser Guido Fuentes el
fundador de una agencia de modelos en plena villa. “El contraste era ineludible: ¿cómo una modelo iba
a salir de un asentamiento, cómo iba a encajar en el mundo de la moda? Hoy, un documental sobre
(Guido) Fuentes y su agencia, el debut cinematográfico de la directora Julieta Sans, se convierte en una
de las películas más significativas estrenadas en el último BAFICI.” (Infobae, 2015).
Según Julio Arrieta explicaba, “Quiero que toda la gente pueda trabajar, trabajar de pobre, de lo que somos.
Queremos que nos dejen trabajar de pobres… como si fuéramos artistas que hubiésemos estudiado en un
conservatorio. Somos portadores de cara… nosotros aparecemos como ladrones, hombres rudos, pero en ningún
momento aparecemos como héroes, abogados… porque somos portadores de cara. Podemos hacer de malos,
guardaespaldas, ladrones. Por un lado está bien, porque si ellos ven que nosotros somos así, páguennos por eso… No
contraten a otras personas para hacer lo que sabemos hacer nosotros”. Extraído del Documental Estrellas, de
Federico León y Marcos Martínez, sobre la agencia de representantes de artistas en Villa 21, Barracas. Al día de
hoy él falleció. Disponible completo en: https://www.youtube.com/watch?v=oPWNX_7dyIs. Referido por la
prensa
escrita
como
“una
suerte
de
productora
artística”,
véase
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-8621-2007-12-13.html. Aquí, como también
en lo sostenido por Guido Models, se ve este solapamiento entre el ser/hacer, mostrar-se cómo son, hacer de sí
mismos y valorizar esa hexis particular en un ámbito dominado por otro tipo de “caras”.
47 Mundo Villa es un multimedio villero compuesto por un periódico mensual, una radio, una señal de televisión y
una página web; fue creado por Adams Ledezma, el periodista asesinado. Véase
http://mundovilla.com/indexMV.php;
https://www.facebook.com/mundovilla;
http://www.lanacion.com.ar/1436233-mundo-villa-el-multimedio-de-las-villas.
48 https://www.facebook.com/GuidoModelsDoc/timeline.
46
62
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
A los ojos del “adentro”, los espectadores en este caso, el villero siempre genera atracción. ¿Qué
es lo que llama la atención? ¿Cuál es el imaginario que circula en la ciudad legal sobre estos espacios
propios de la ciudad, y a su vez externos a ella?49
Para Guido es claro que lo que atrae es el contraste, lo inesperado de ver al mundo de la moda en
ese contexto; lo que en la nota es caracterizado como “micromundo” de 50 mil habitantes, es
generalmente identificado con la precariedad y la inmigración. En dicho marco, continúa la nota de
Infobae, “Guido Models", entre pasillos de villa y paredes sin revoque, ni siquiera denuncia una realidad
social, sino que muestra una odisea.” (Infobae, 2015). Este Ulises precarizado toma la mirada proyectada
sobre ellos desde el adentro, y la potencia. Su propio relato de la idea de la agencia se basa en el contraste:
“Yo quería hacer un desfile. Desde los edificios de avenida Libertador se ve el barrio y la terminal de
Retiro...” (Infobae, 2015).
Repetidamente, en las opiniones de los villeros se reproduce dicha separación. En su propio
discurso se ve el lugar que le dan al encarnar este rol inesperado de representante de modelos.50 La
precariedad, antes que cuestionada se asume y se remarca; es lo que hace la experiencia incluso más
significativa dado el esfuerzo y la falta de recursos. Se incorpora como es la realidad y se avanza. En este
sentido, tomando ese lugar dado por la sociedad, continúa la descripción en el sitio: “Nuestra misión no
solo es revelar las bellezas y el talento que esconde la Villa 31, sino lograr que el hecho de vivir en una
villa no sea más discriminante a la hora de un casting.” Según relata una de las modelos, Delia, de 18
años, “Mis amigas me decían que estaba re loca. 'Modelo en la Villa, cualquiera', me repetían. Después
me vieron en la tele” (Infobae, 2015). En este vínculo entre el adentro y el afuera, la televisión termina
de legitimar lo que en un inicio era una locura, esa odisea marcada por el contraste. Nuevamente, ese
contraste no es algo inventado, sino reforzado a cada paso, en cada pasarela: “A veces nos critican porque
piensan que todas somos chorras o drogadictas por ser de la villa, ¡y no es así!", dice Delia, enérgica, ya
despojada del vestido de noche y con la ropa de todos los días: jeans, remera ajustada y zapatillas con
suela generosa. "Nosotros sabemos que se puede hacer algo más en la villa, no solo robar o drogarse”.
Se puede referir a la reciente nota en revista Anfibia, “Palermo villa”, como otro ejemplo de esta mirada que
combina rechazo cotidiano y cierta postura de fascinación hacia ese micromundo.
http://www.revistaanfibia.com/ensayo/palermo-villa/.
50 “Con el objetivo de demostrar que la vida en la villa puede ofrecer más perspectivas que la delincuencia y la
violencia, el proyecto tomó forma. (…) El encuentro entre estos 2 mundos en apariencia incompatibles: el de la
villa y el de la moda, fue tan fuerte como para generar mucha curiosidad y expectativa, afuera y adentro de la villa…
Allí, en un espacio de menos de un metro de ancho por siete de largo, enseña a pararse, a caminar, a mover las
caderas, a darse vuelta, a controlar la mirada...pero más que nada, transmite la seguridad en sí mismo y la "actitud"
con las cuales todo puede ser posible, aún en una villa.” (sitio http://guidomodels.wix.com/villa31;
https://www.facebook.com/pages/Guido-Models/215891915133251).
49
63
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
(La Nación, 2012). Sin embargo, se lee al final de la nota: “Debido a la gran cantidad de comentarios
ofensivos esta nota ha sido cerrada a comentarios.” Eso que saben, deben demostrarlo cada vez.
Podemos retomar lo dicho por Scribano en la introducción a este texto, “Entonces, ¿qué es ser
villero hoy?… Es siempre estar frente a otro sabiendo que produzco, traslado, llevo en mi cuerpo, una
percepción de amenaza, pero que también es a la inversa. Por eso estos asentamientos son formas sociales
de trasladar, de migrar. (…) Trasladamos bio-grafías, narraciones hechas cuerpo. ¿Por qué? (…)
justamente porque son grafías, son cuerpos las que lo portan. (…) el negro de mierda. Hay una historia
que traslada hedores, malos olores, cuerpos desajustados; hay unas historias contadas para meter miedo.”
Volviendo a la narrativa de una de las modelos: “¿Cómo es salir de la villa y presentarse en otros lugares?
‘Es mucho mejor’, sorprende Carla. ‘Son distintas personas las que nos ven; acá, sólo los vecinos. Aunque
en el último desfile nos fue mal porque nos dieron las ropas que sobraron, nos sentimos un poco desplazadas.
Por el hecho de mencionar la villa nos llaman villeras’, dice.” (La Nación, 2012). Según lo viven, ese ser
villeras no queda en la ropa o el contexto.
Tomando la idea de migración, estos espacios son concretamente vistos como sitios de migrantes,
en tanto algo negativo y criticable. Algunos comentarios a la nota referida de la revista Entre Mujeres, es
clara muestra de esto:
“Cobrar alquileres de habitaciones ilegales levantadas en terrenos usurpados a la Nación, sin pagar
impuestos de ningún tipo, te parece “ejemplo de superación”? Otro inmigrante vivo, me parece”.
“Los chilenos, por la patagonia, los bolivianos y peruanos por el noroeste, paraguayos por el
noreste, etc., lamentablemente los que menos aprovechan los beneficios que da el Estado son los
argentinos…”
“Nuevas mujeres para los narcos que viven en la villa... lindo negocio vio el bolita este…”
Vemos también la visión de “los villeros” como gente que roba o gente que no trabaja, que luego
ellos asumen como propio y lo que tienen que combatir. Si bien algunos comentarios son positivos, se
llega incluso a cuestionar su existencia… Por ejemplo:
“Por empezar tienen que pagar impuestos, electricidad, agua, como lo hace la gente normal y
encuadrada en las leyes fiscales”
64
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
“La de azul parece ser la más fina”
“Darle difusión a esto es darle la aceptación de su existencia”
“Que puedan conocer en su actual entorno. Bien por Guido Fuentes, su tarea es integrar y lograr
el sueño de muchas chicas que de otro modo no hubieran podido lograr, ¿por qué? porque fuera
de la villa estamos nosotros y miramos siempre para el otro lado”
“Extraordinario esfuerzo, humildad y perseverancia”
En esta traslación, teñida por las sobras, se debe insistir una y otra vez en que “Mi principal objetivo
con todo esto es que haya integración. Queremos darle un fin a la discriminación, y concientizar a la gente
para que sepan que somos gente de trabajo, que queremos salir adelante. … Fundar una escuela de
modelos en un asentamiento era de por sí osado. Animarse a desafiar los estereotipos y a luchar contra
la discriminación parecía una misión imposible.” (Guido Fuentes en Revista Entre Mujeres). Lo más
remarcado en estas notas periodísticas es que fueron llamados por diseñadores reconocidos
internacionalmente como Dolce&Gabbana, siendo ese factor lo realmente increíble desde la posición de
los periodistas.
En otros casos, esto se refiere como “identidad villera” y apunta a acercarse a ese “otro mundo”
de la ciudad, el afuera de la villa con sus códigos, pero valorizando lo propio, lo que era visto como
estigma. En la experiencia de Corte Rancho, el programa de TV “intenta dar cuenta de las
representaciones prácticas, mentales y simbólicas ‘propias’ de esta comunidad que se caracteriza como
‘villera’. Es decir, busca ‘mostrar’ las ideas, las creencias, las acciones, los sentimientos, los valores, el ethos
que sería ‘propio’ del ‘mundo villero’ en oposición al ‘mundo del otro’, del ‘civilizado’, del ‘que vive en la
ciudad’.” (Genovesi, p.31). En el caso aquí revisado, el foco está en mostrar-se, a sí mismas como modelos
en un contexto donde no es esperable encontrarlas. Esta relación de ajenidad de lo villero y el mundo de
la moda, de tan evidente se vuelve pornográfico. Es tan claro que no es un lugar donde pueda haber
“modelos”, que Guido insiste en que buscan diferenciarse de la villa: “Siempre lucho para que la gente
no nos señale, no nos generalice, no nos estigmatice. Hay muchísima gente de trabajo” (Infobae, 2015).
Una forma más de funcionamiento de los mecanismos de soportabilidad social, tolerando lo dado
a nivel estructural, asumiendo la villa como espacio vital, y a la vez un escape a eso. La aspiración es ser
como cualquier joven, normalizarse y entrar en la estructura dominante. Se reafirma el lugar que se ocupa
socialmente, y a partir de allí se maximizan las posibilidades dentro de la estructura dada. Podemos
preguntarnos, ¿Se afirma según la mirada de quién? En estos casos, más que en ningún otro se “oculta
65
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
mostrando” y se muestra ocultando, dándose por momentos invisibilidad y visibilidad diferencial
(Scribano, 2010: 175-176), sin modificar lo dado a nivel estructural.
Estos lugares son pensados en términos de lo incierto, la incertidumbre y sus metamorfosis. A su
vez, es interesante pensar en qué certezas sí hay… La certeza de no poder, de no acceder por las vías
dadas. Entonces, estas experiencias ¿son fantasías de igualdad? ¿Son modos a través de los cuales los
sujetos encuentran alternativas a lo ofrecido por la estructuración social vigente?
Foto extraída de la página de Facebook de la Agencia Guido Models
Afiche del Documental Guido Models
66
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Referencias
SCRIBANO, Adrián (2010) “Primero hay que saber sufrir…!!! Hacia una sociología de la “espera” como
mecanismo de soportabilidad social”, en: A. Scribano y P. Lisdero (comps.), Sensibilidades en juego: miradas
múltiples desde los estudios sociales de los cuerpos y las emociones. Córdoba: CEA-CONICET.
Notas periodísticas
- “La Historia detrás de la agencia de modelos de la villa 31.” Infobae, 26 de abril de 2015. Ver en
http://www.infobae.com/2015/04/26/1724838-la-historia-detras-la-agencia-modelos-la-villa-31
- “La escuela de modelos de la Villa 31.” La Nación, 2 de febrero de 2012. Ver en
http://www.lanacion.com.ar/1445157-las-modelos-de-la-villa-31
- Revista Entre Mujeres. Ver en http://entremujeres.clarin.com/moda/lo-mas-trendy/Guido_ModelsDelia_Caceres-Sonia_Leon-villa_31-Dolce_-_Gabbana-Milan_0_1353464943.html
67
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Corte Rancho: lenguaje, pensamiento y sensibilidades villeras
Mariela Genovesi
Corte Rancho es un programa micro –de una duración aproximada de 13 minutos- dirigido por César
González y producido por Canal Encuentro y Todo piola Producciones51. La serie, a lo largo de sus 4
emisiones –emitidas por Encuentro y por la TV Pública-, tiene por objeto acercar al espectador “a las
diferentes villas de Buenos Aires, intentando romper con los estereotipos que circulan en los medios de
comunicación” “ya que sus habitantes no se parecen en nada a como se los suele presentar en televisión”,
al “poner de manifiesto la sabiduría presente en estos barrios”52 “en un marco en el que nada bueno se
espera y el sufrimiento es habitual y cotidiano”53.
Su director y conductor, César González54 es un muchacho de 26 años que vive en la villa Carlos
Gardel, que pasó por 4 institutos de menores y estuvo 5 años preso55. En el Programa N°1 del ciclo –
“Pim, pam, pum el lenguaje en nuestras vidas”- además de presentarse a él mismo como “un pibe de una
villa que también estuvo preso”, presenta al programa y algunas de sus ideas centrales:
“Estamos en la TV Pública para presentarles Corte rancho, un programa realizado por villeros,
por aquellos sujetos siempre sometidos a análisis, aquellos sujetos de los que poco se espera, siempre discriminados,
marginados y sometidos a la más cruel de las discriminaciones. En este primer programa, abordaremos
cuestiones como el lenguaje y las redes sociales, veremos cómo los villeros reflexionan, filosofan y aparecen
en la pantalla para demostrar que no somos violentos, salvajes, incultos, ignorantes y bárbaros como siempre la
televisión acostumbra a presentarnos”.56
Disponible en: https://m.dateas.com/es/bora/2014/02/07/todo-piola-srl-774842
Disponible en: http://www.tvpublica.com.ar/programa/corte-rancho/
53 Disponible en: http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?rec_id=121073
54 Además, César González es autor de los libros de poesía "La Venganza del Cordero atado" y "Crónica de una
libertad condicional", director de los cortometrajes "Guachines" y "Truco" y de los films: "Diagnóstico Esperanza"
(2013)
y
“¿Qué
puede
un
cuerpo?”
(2014)
(que
se
pueden
ver
en:
https://www.youtube.com/watch?v=6YAXS3ST0Ew y https://www.youtube.com/watch?v=k52IBXUbCJ0)
55 En este enlace se puede ver un testimonio en primera persona de su vida, como parte del ciclo “Historias
debidas” emitido también por la señal Encuentro:
http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/ver?rec_id=100606
56Programa completo en: http://www.tvpublica.com.ar/articulo/pim-pum-pam-el-lenguaje-en-nuestras-vidas/
51
52
68
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
En esta presentación, González no sólo da cuenta de la manera a través de la cual “los medios” o
“los otros” dicen/manifiestan/piensan acerca de “ellos” – “los villeros”- sino de la forma mediante la
cual “ellos” pueden manifestar sus “potencialidades” o cómo ellos pueden ser “como los otros”, al
“filosofar y reflexionar” y al no ser ni “violentos, ni salvajes, ni incultos”. Es decir, están manifestando lo
que no son a partir del modelo negativo que de su imagen impone del “otro hegemónico”. Para decirlo
en términos de Bourdieu, esta se trataría de una de las dos facetas de la “paradoja de los dominados”, al
intentar definir “la lengua dominada” en función de la lengua dominante”:
Lo que se llama “lengua popular” son modos de hablar que desde el punto de vista de la lengua
dominante, aparecen como naturales, salvajes, barbaros, vulgares. Y aquellos que, por la
preocupación de rehabilitarla, hablan de lengua o de cultura populares son víctimas de la lógica
que lleva a los grupos estigmatizados a reivindicar el estigma como signo de su identidad
(Bourdieu, 1988: 156).
Esto mismo que Bourdieu enfatiza, se observa como parte del contenido explícito tanto del
capítulo 1 “Pim, pam, pum el lenguaje en nuestras vidas”- como del 4 –“Lo que vence la muerte con el
arte”- cuando se describe a “los berretines” como un “código de palabras propio, autónomo y autóctono
que sobrevive al paso de los tiempos” y que aparece tanto en la jerga cotidiana como en el lenguaje
empleado para la composición de raps –estilo de música que “ellos” también asumen como el mejor para
poder representarse a ellos mismos y a sus vivencias- (de hecho, toda la música que acompaña y se escucha
durante el programa tiene que ver con hip hop y raps).
(Narrador) ¿El lenguaje puede identificar a una clase social? ¿Hay una sola forma de hablar bien?
Y, acaso, ¿qué es hablar bien? Los berretines son el título que surgió en el mundo marginal para definir el
idioma y código de valores propios de ese mundo.
Pibes que asisten a un taller de hip-hop en la villa Primero de Mayo de Ensenada y presos de la
unidad cuarenta y ocho de San Martín nos muestran y nos enseñan cómo la palabra nunca será algo
propiedad de unos pocos.
69
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
(Esteban el As57) Hoy vamos a hablar de qué son los berretines. La pregunta es: ¿Qué son los
berretines? Vieron que siempre, en el taller, hablamos del lenguaje, de lo que significa nuestro lenguaje, que es
tumbero y de los barrios, y de cómo nos representa. El lenguaje representa una banda de lo que somos, y el lenguaje
que tenemos, en particular, lo entendemos. Quizás gente de otro lado no lo entiende, pero nosotros sí. Por ahí,
en el tiempo en el que usted era joven había lunfardo. Bueno, los berretines serían algo parecido
hoy en día.
(Esteban El As) En todos los barrios y en todas las villas entienden. A nosotros nos critican, pero porque no
saben lo que pasamos, dónde nos criamos, todas esas cosas, por eso nos critican. Y los berretines tienen que ver
con eso: con lo que vivimos, con lo que pasamos. Nos criamos en la calle y en la calle es así. La gente piensa:
"Me está por robar este".
(Otro testimonio) Yo, el día de hoy, hablo con gente y hablo normal. Con ustedes estoy
hablando de manera bastante correcta, pero, hace un rato, estábamos "plagueando" allá y estaba:
"Eh, guacho, ¿qué onda?" porque es mi forma.
(Esteban El As) Que te cambien el lenguaje es que te conquisten, ¿me entendés? Es algo parecido lo que está
pasando hoy con el tema de los berretines y del lenguaje tumbero a lo que pasó cuando los españoles conquistaron
América, conquistaron a los indios, ¿no? Los tipos vinieron y dijeron: "Esta es tu religión, este es tu lenguaje y
vos tenés que hacer esto.58
El berretin es el lenguaje de la calle, de sus vivencias, de su crianza, el lenguaje que “mejor los
representa” pero que al mismo tiempo, es el lenguaje que se les critica, el lenguaje que los “estigmatiza
como chorros” frente al resto, frente a “esos otros” que “no lo entienden”. Al respecto, llama la atención
la metáfora que “Esteban el As” usa para hacer referencia a los berretines en tanto “conquista”. Ellos, tal
como Bourdieu señala como propio de la paradoja, se “resisten” ante esa “conquista” del “otro
hegemónico” y al hacerlo revalidan, confirman el estigma que los “separa”, los hace ser “un otro
negativo” ante esa mirada dominante.
Valores e identidad villera: de las huellas discursivas a las marcas corporales
Si lo anterior formaba parte del “lenguaje propio” mediante el cual se recrea cierta “identidad”
considerada como “villera” y “marginal”, lo que se muestra en el capítulo 2 del programa – “En busca
57
58
Uno de los más conocidos cantantes de hip-hop y rap de los barrios.
El subrayado es nuestro.
70
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
del pensamiento villero”- tiene que ver con una profundización de esta cuestión. De hecho, la pregunta
que recorre el armado y la estructura del programa es: “¿qué significa ser villero y cuáles son los elementos
que caracterizan la cultura villera?” Tratándose ésta de “debates y reflexiones que traslucen el
pensamiento villero en el marco de proyectos que tienen lugar en dos villas de la Ciudad de Buenos Aires:
la 31, en Retiro, y la 21, en Barracas”. Y acá nos topamos con dos problemas; la nominación de la “cultura
propia” como “cultura villera” (y ya no como “cultura popular” – lo cual nos haría pensar en un subgrupo dentro de ésta que posee elementos y características particulares para poder ser definida como tal)
y del “pensamiento” como “pensamiento villero”. En consecuencia, el programa intenta dar cuenta de
las representaciones prácticas, mentales y simbólicas “propias” de esta comunidad que se caracteriza
como “villera”. Es decir, busca “mostrar” las ideas, las creencias, las acciones, los sentimientos, los
valores, el ethos que sería “propio” del “mundo villero” en oposición al “mundo del otro”, del “civilizado”,
del “que vive en la ciudad”. Al respecto, se rescatan varios testimonios presentes a lo largo del capítulo:
(Testimonio 1) A veces, veo los programas y, cuando pronuncian la palabra "villa", muestran
directamente todo lo que piensan de la villa, o sea, robar, matar, todo lo malo, lo hacen
directamente.
Hay mucha gente que piensa que las villas son los peores lugares en el mundo, donde se matan
a tiros todos los días, donde la gente que vive ahí es la que vende drogas, la que le hace mal a la
sociedad, pero creo que muchas personas que viven en las villas son mejores, son más humildes y son más
honestas que la gente que vive en los mejores barrios de acá.
(Testimonio 2) La verdad es que me encanta ser villero porque-- La verdad, me encanta. La
verdad es que sí.
(Testimonio 3) Hay mucha libertad, pero libertad en el sentido de que no siente miedo. Cuando sus hijos
salen a jugar, uno los mira, pero tranquilo. No estás como muy pendiente, sabes que, no sé, no
es tan peligroso que los dejes sueltos y que jueguen un rato. Aparte, afuera, está como muy dividido,
o sea, hay cosas para cada sociedad. Los que tienen mucha plata van a ciertos lugares y no van a los
otros. Los que son de clase media tienen lugares específicos.
(Testimonio 4) Esas plazas, esos barrios, y los más carenciados, por ejemplo, nosotros, los que
vivimos en la villa, tenemos esto, que, para nosotros, es lo mejor que hay porque es muchísimo mejor que lo que
encontramos afuera.
71
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Nunca se interesaron en mostrar algo bueno de lo que están haciendo, por ejemplo, lo que
hacemos en el apoyo escolar, ayudar a los chicos, hablar con ellos. Las cosas buenas que se hacen en
el barrio, en una villa, son muchísimo mejores que afuera, pero esas cosas no las muestran.
Lo que estos relatos nos permiten deslumbrar es una serie de creencias y de patrones morales,
culturales y actitudinales que se construyen de manera dicotómica. Lo que resaltan es la solidaridad, la
unión, la mancomunión, la humildad, la generosidad, la tranquilidad de los vecinos que viven en el barrio
en oposición a la indiferencia, la desunión, la aceleración, la miserabilidad, el prejuicio del habitante
“común”, “medio” o “rico” de la ciudad.
Al respecto, y para recrear la lógica de la construcción discursiva de este esquema identitario, vale
la pena mencionar a Stuart Hall, a Walter Mignolo y a Ernesto Laclau debido a que a la hora de construir
los relatos y discursos sobre cuestiones identitarias, se ponen en juego diferente tipos de saberes,
prácticas, estrategias, posiciones y planteos a menudo cruzados y antagónicos. Por ese motivo, tanto o
más importante que el enunciado producido resulta ser el proceso de enunciación que desoculta el contexto,
el marco y la localización de aquello que lucha por ser reconocido dentro de la red de la semiosis social.
Algo similar supone Hall al hablar de las identidades y de su proceso inacabado de producción basado en
“el juego de la diferencia” y la imbricación de instancias imaginarias, simbólicas y reales. En palabras de
Hall:
Precisamente porque las identidades se construyen dentro del discurso y no fuera de él, debemos
considerarlas producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos en el interior de
formaciones y prácticas discursivas específicas, mediante estrategias enunciativas específicas”
(…) que “emergen en el juego de modalidades específicas de poder y, por ello, son más un
producto de la marcación de la diferencia y la exclusión que signo de una unidad idéntica y
naturalmente constituida (Hall, 1996: 18).
Esto significa que en tanto práctica significante y discursiva, la construcción de identidades es un
proceso que depende de una enunciación localizada (en términos de Mignolo) anclada en situaciones y
lugares epistémicos, éticos y políticos de enunciación que remiten a un otro, a un exterior constitutivo
indispensable para “suturar”, “cerrar”, “estabilizar” momentáneamente su unidad. La identidad es
diferencial y relacional, en el sentido de que ni ella como totalidad (abierta e incompleta) ni sus elementos
72
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
discretos tienen una significación intrínseca e inmanente. Para definir lo que es, necesita construir un otro
antagónico que sea aquello que no es. Mediante límites simbólicos conforma una unidad estableciendo,
justamente, una diferencia crucial con un exterior fundacional, el exterior constitutivo. Dicha unidad se
produce además por la articulación de una serie de elementos -mediante la lógica de la diferencia y la
equivalencia (siguiendo a Laclau) que conforman una cadena discursiva e identitaria. La formación de
esta cadena privilegia la dimensión de la equivalencia que subvierte, anula las diferencias privativas de
cada elemento en pos de una significación de índole sistémica.
El exterior constitutivo sigue siendo el “discurso dominante y hegemónico” que marca tanto los
límites como las condiciones de posibilidad del “discurso identitario villero”.59 Al respecto, es menester
rescatar cómo este discurso se articula en consonancia con el proyecto de Ley del “Día de la identidad
villera” debido a que parte de los diputados y senadores que lo impulsaron utilizaron el mismo tipo de
argumento discursivo para avalarlo.60 A su vez, dentro de los “valores” que en la fundamentación del
proyecto se destacan como “villeros”, aparecen los de: Solidaridad, optimismo y esperanza, generosidad,
humildad y valor por lo colectivo.61
Esto nos coloca ante otra problemática que Bourdieu caracteriza muy bien en “Describir y
prescribir: las condiciones de posibilidad y los límites de la eficacia política” en dónde sostiene y afirma
que una de las astucias del poder hegemónico y simbólico es imponer “el orden de construcción social”
a nivel práctico y representativo, puesto que a través de ellos se instituyen los esquemas de clasificación
práctica y cognitiva de los sujetos (y acá habría que agregar, a los esquemas afectivos, algo que Bourdieu
no incluye). Es por eso que para una verdadera “ruptura” del “orden imperante”, el “dominado” debe
romper con el poder no sólo simbólico sino también material, corporal y económico. No se trata de
“resistir” sólo a partir de la “posesión de un lenguaje propio” o de una “identidad con valores y con un
ethos propio” porque éstos se encuentran construidos a la luz de la naturalización que emana del poder
hegemónico quien “neutraliza” las diferencias materiales de clase que operan como base de su sistema de
dominio y los “agrega a la doxa común” que “reproduce” la injusticia social como si no lo fuera. Es decir,
le niega su carácter de injusto, al incorporarlo como parte del “discurso justo”.62
Esto se encuentra en consonancia con los escritos de Florencia Chahbenderian, Aldana Boragnio y Victoria
D´hers.
60 Juan Cabandié, “Destaca el sentido de colaboración y de hermandad entre los habitantes de las villas, y lo
contrapone con el de "muchos de los que viven en edificios, que en el ascensor ni siquiera se saludan con sus
vecinos; y ni hablar de cuando discuten para darles aumentos a los encargados o para hacer algún arreglo en el
edificio".
61 Para más datos, ver el texto de Juan Ignacio Ferreras
62 “Estamos profundamente convencidos de que el "Día Nacional de los Valores Villeros", contribuirá a rescatar
no sólo al Padre Mugica y su obra, sino también su ejemplo de coherencia entre las ideas y la acción, que constituye
59
73
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
En este sentido, y ya para concluir, esto nos conduce al vínculo que la discursividad mantiene con
los dispositivos de regulación de las sensaciones y los mecanismos de soportabilidad social, en tanto formas de la
dominación que buscan la “naturalización” y la evitación de los conflictos sociales (Scribano: 2007a). El
sujeto social no sólo es un “sujeto” cognitivo, discursivo, sino que, en lo fundamental es un “cuerpo”:
un cuerpo individuo, un cuerpo subjetivo y un cuerpo social.
Un cuerpo individuo que hace referencia a la lógica filogenética, a la articulación entre lo
orgánico y el medio ambiente; un cuerpo subjetivo que se configura por la autorreflexión, en el
sentido del “yo” como un centro de gravedad por el que se tejen y pasan múltiples
subjetividades y, finalmente, un cuerpo social que es (en principio) lo social hecho cuerpo (sensu
Bourdieu) (Scribano: 2007a).
Estas maneras de entender el cuerpo son formas entre-cruzadas y superpuestas que nos conducen
a entender ciertas prácticas básicas de los sujetos desde esa lógica corporal: cómo me veo y cómo me
ven; cómo nos situamos y posicionamos dentro de las condiciones materiales de existencia; y cómo nos
relacionamos con los otros. Estas tres prácticas corporales básicas, se estructuran y son estructuradas por
los dispositivos de regulación de las sensaciones que consisten en “procesos de selección, clasificación y
elaboración de las percepciones socialmente determinadas y distribuidas” (Scribano: 2007a). La
regulación implica la tensión entre sentidos, percepción y sentimientos que organizan las formas a través
de las cuales los sujetos se “aprecian-en-el-mundo”, por eso constituyen “uno de los caminos de
apropiación de las energías corporales” y una de las lógicas de conexión cuerpo-sensaciones que
mantienen a los sujetos “neutralizados” bajo la doxa de la dominación.
De esta manera, se produce la configuración de una bio-grafía “que presenta, representa y
auto-presenta su corporalidad como natural e incuestionable”. Un rasgo de esa narración, es
decir, de esa grafía designante, lo constituye su conexión directa con las condiciones
materiales de vida, las formas de distribución de posiciones y condiciones en las gramáticas
de la acción y geometrías corporales (Scribano: 2007a).
Los sujetos “villeros”, reproducen en ese “sentir”, este tipo de gramática al “auto-percibirse” y al
“auto-apreciarse” como “mejores”, “más humildes”, “más solidarios”, “más humanizados” o como
un modelo a seguir para todas las personas que, a través de su trabajo cotidiano en los barrios más postergados de
nuestro país, continúan levantando las banderas que él predicaba con el objetivo de generar la organización de la sociedad
en defensa de sus derechos y lograr la justicia social”
74
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
“prejuzgados” ante el “otro” “civilizado”; pero estas formas, no sólo se manifiestan en la superficie
discursiva sino que se encuentran arraigadas, ancladas en el cuerpo en tanto mecanismos de
soportabilidad social y regulación de las sensaciones. Esto significa que frente a las más obvias de todas
las preguntas “¿por qué toda esa gente soporta la situación descripta? ¿Por qué no reacciona? ¿Por qué
parece aceptarla sin resistirse?” (Scribano: 2007b), es decir, por qué no reaccionan ante la precariedad, la
fragilidad, la miserabilidad del “sistema” que los coloca en esa posición de “sujetos otros” teniendo que
“resistir” buscando alternativas estigmatizantes a través de la lengua (los berretines) o la reivindicación
de valores “moralizantes” y de una identidad acorde con ellos…¿por qué no reaccionan desde el
“cuerpo”, desde el “sentir”, desde la “acción”, desde el “conflicto”? Y la respuesta está ahí; antes de que
su lenguaje y sus representaciones fueran “formados” por la matriz discursiva dominante, ésta ya actuó
previamente en las formas corporales de aprehensión de sensaciones, percepciones y sentimientos. En
las formas de “la espera”, “la conformidad”, “la abnegación”, “la resignación” que se manifiestan,
discursivamente, bajo la formas opuestas del sentimiento de orgullo, la reivindicación y la superación ante
al otro “opresor”.
(Testimonio 5) Somos todas personas iguales, solo que tenemos la condición de vivir en otro
barrio, en un barrio muy distinto, donde las casitas-- Bueno, ya saben cómo son las casitas. Son
casitas muy precarias en un barrio muy precario. Está como más humanizada, la gente se interesa por los demás.
Si vivís en un edificio, no sabés quién es tu vecino. Si yo estoy mal, mi vecina me toca el timbre y pregunta: "Che,
¿estás mal? ¿Te hace falta algo?", o, si mi vieja no tiene plata para viajar, la vecina le presta. Es otro mundo,
es un mundo muy distinto al de afuera para mí. Yo vivía afuera y, después, por motivos personales, terminé
viviendo en el barrio. Al principio, tenía miedo, y, después, descubrí un mundo muy lindo. Es muy solidaria la
gente. Encontrarse con otra persona, hablar, como que hay más cosas para hacer. Podés salir e
invitar a alguien a tomar un mate o algo, pero, afuera, si salís a la calle, encontrás que están todos
acelerados, van para acá y para allá.
(Testimonio 6) Cuando cortan las avenidas y los colectivos tienen que pasar por adentro del barrio, la gente
pasa así, mirando por el vidrio, como si fuéramos, no sé, unos bichos. Te juro. A veces, nosotros mismos le damos
la oportunidad a la gente de afuera de que entre y que conozca. Nosotros le damos la posibilidad a toda
persona que quiera entrar acá y conocer el lugar. Va a cambiar eso que tenía en la cabeza porque
es todo lo que ve, todo lo que dice, y, sin embargo, entra y ve otra cosa totalmente diferente a
la que le mostraban en la tele. Si el barrio se entiende y se une, va a ser más fácil romper con el prejuicio de
que esto va para atrás, de que vivir en una villa es ir para atrás en la sociedad, y de que no estamos incluidos en
75
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
un mismo sistema. Sin embargo, el sistema también somos nosotros. Nosotros estamos dentro de un sistema, no
somos la porquería del mundo.
Avanzar entonces hacia el terreno de una sociología de los cuerpos y las emociones nos hará hacer
ver cómo la identidad discursivamente positiva está anclada en soportabilidades corporales de carácter
opuesto frente aquello que se manifiesta. Porque, tal y como afirma la mujer de este último testimonio:
“el sistema también somos nosotros. Nosotros estamos dentro de un sistema, no somos la porquería del
mundo”. El “sistema” somos todos, pero ese “todos” se divide en un “ellos” y “nosotros”, en un
“adentro” y un “afuera” que corporalmente se evidencia entre los que “ejecutan”, “hacen” y los que
“resisten” creyendo que “no resisten” sino que “viven” y que viven siendo “mejores”.
Referencias
BOURDIEU, P. (1981) “Describir y prescribir. Notas sobre las condiciones de posibilidad y los límites
de la eficacia política”. Actes de la Recherche en Sciences Sociales N° 38, pp. 69-73.
___________ (1988) “Los usos del “pueblo”” en: Cosas Dichas. Barcelona: Gedisa. pp. 152-157.
HALL, Stuart (1996) “Introducción: ¿quién necesita “identidad”?, en: Cuestiones de identidad cultural.
Buenos Aires: Amorrortu.
LACLAU, E. (1995) “¿Por qué los significantes vacíos son importantes para la política?”, en: Laclau, E.,
Emancipación y diferencia. Barcelona: Ariel.
SCRIBANO, Adrián (2007a) “La Sociedad hecha callo: conflictividad, dolor social y regulación de las
sensaciones”, en: Adrián Scribano (comp.), Mapeando Interiores. Cuerpo, conflicto y sensaciones. Argentina:
Universitas.
SCRIBANO, Adrián (2007b) “Vete tristeza… Viene con pereza y no me deja pensar! Hacia una
sociología del sentimiento de la impotencia”, en: Luna, R. y Scribano, A. (comps.), Contigo Aprendí…
Estudios Sociales de las Emociones. CEAUNC –CUSCH-UdeG ISBN 978-987-9357-74-3, pp. 21-42.
WALSH, Catherine: “Las geopolíticas del conocimiento y colonialidad del poder. Entrevista a Walter
Mignolo”, en: C. Walsh, F. Schiwy y S. Castro-Gómez (eds.), Indisciplinar las ciencias sociales. Geopolíticas del
conocimiento y colonialidad del poder. Perspectivas desde lo Andino. Quito; UASB/Abya Yala, en prensa.
Disponible en: http://www.oei.es/salactsi/walsh.htm. Fecha de consulta, 22/03/2016.
76
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Indagando las sensibilidades “villeras” a partir de la reconstrucción de la historia de un
“barrio”
Claudia Gabriela Reta
El libro “El barrio obrero conocido como Villa 21-24 y Zavaleta: Una historia de dificultades,
luchas y conquistas”, fue realizado por alumnos del CENS n°7563 junto con sus profesores. A partir de
entrevistas a habitantes antiguos de la villa, así como otras fuentes documentales,64 el mismo busca
reconstruir la historia de luchas y de organización del barrio frente a lo que se considera como el período
más oscuro de la historia de las mismas: la época de la dictadura militar.
Esta publicación que propone aportar a “la identidad barrial y a la vinculación entre la escuela y el barrio”65
, está situada como señalamos en la villa 21-24 (Barracas - Comuna 4) la de mayor superficie y población
de la ciudad de Buenos Aires66. En ese sentido, la tomamos como fuente para realizar un ejercicio de
reflexión sobre cómo un grupo de alumnos jóvenes y adultos que residen en la villa reflexionan sobre su
condición a partir de elaborar una reconstrucción histórica de su propio barrio. Consideramos que más
allá del plano narrativo histórico que nos ofrece el libro, las elecciones de los hitos que se rescatan, así
como la descripción y caracterización del espacio social de la villa y de sus habitantes, nos brindan pistas
para poder construir un boceto que trace los contornos o los puntos más significativos desde los cuales
podamos acercarnos a las sensibilidades villeras (en construcción). A su vez, interpelaremos a este texto
a partir de las relaciones que podemosestablecer entre las sociabilidades que se constituyen en las acciones
rememoradas, a partir del uso estratégico de “la villa” y “el barrio” como modos de definir su espacio
geográfico-social de pertenencia. Es relevante en ese sentido, prestar atención al título de la publicación,
sobre el cual sus autores señalan: “le pusimos barrio obrero para dejar en claro que es un barrio de gente trabajadora”.67
El libro narra la historia de la villa desde su surgimiento, que se remonta hacia el año 1952. En él,
se señalan a partir de un eje temporal los diferentes hitos históricos en la misma, con una serie de
Ubicado en Iguazú 1110, el establecimiento se encuentra justo sobre el cruce entre la Av. Amancio Alcorta y Av.
Iriarte, lindando la villa 21-24 y el Núcleo Habitacional Transitorio (NHT) Zavaleta.
64 Entre ellas se encuentra el ciclo documental “Nacionalidad Villera”, producido por Stagnaro, B. Zarza, J. y
Ramos, V. emitido por Canal Encuentro en 2010.
65
Transcripción de presentación del libro que se hizo en Chapadmalal. Extraído de
https://www.youtube.com/watch?v=QNKafInbDs4
66El Ceno Nacional de Población, Hogares y Viviendas (INDEC) del 2010, indica que la villa 21-24 cuenta con
una población de 29.782 personas, en una superficie de 66 ha. Si se le suma el NHT Zabaleta, tenemos 2.906
personas y 2.8 ha más.
67
Transcripción de presentación del libro que se hizo en Chapadmalal. Extraído de
https://www.youtube.com/watch?v=QNKafInbDs4
63
77
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
caracterizaciones acerca de cómo era la villa y sus habitantes, haciendo énfasis en la precariedad de las
condiciones materiales de vida y las dificultades cotidianas. Un entrevistado señala que en 1961 habían
35 casas que eran “ranchos hechos de lata, de cartón” (Castañeda, et ál, 2012:6). Principalmente se usaban los
tres galpones abandonados de los ferrocarriles cuyos terrenos pertenecían a la cuenca del riachuelo, y
gran parte de ellos estaban ocupados por “La Usina”, un espacio donde los camiones municipales tiraban
la basura y la quemaban. EN 1969 se creó el NHT Zavaleta, en un terreno aledaño a donde estaba la villa
21, para alojar provisoriamente a poblaciones erradicadas de las villas, afectados por inundaciones y por
obras públicas (como la ampliación de la 9 de Julio). Eran 560 viviendas con baño en el exterior y puertas
de chapa, cuya reglamentación impedía que los residentes realicen modificaciones en las mismas en pos
de que “’sentir el rigor’ los obligaría a buscar una alternativa mejor” (Castañeda, et ál, 2012:12). En ese sentido,
eran pensados desde una lógica disciplinadora que pretendía enseñar “las formas correctas de vida” y el “sentido
de propiedad”; había vigilancia y un control administrativo.68
Una parte central del libro, y sobre la que nos centraremos para el análisis, refiere a las
organizaciones dentro de la villa, surgidas a modo de sociabilidades entre vecinos en sus inicios para
sobrellevar las condiciones de vida, y devenidas luego en organizaciones sociales y políticas para hacer
frente a la violencia institucional. Siguiendo a Scribano, “Las formas de sociabilidad y vivencialidad se
tensionan y torsionan en tanto cinta de moebio con las sensibilidades que emergen desde los dispositivos
de regulación de las sensaciones y mecanismos de soportabilidad social.” (Scribano, 2010: 174); por lo
que pretendemos reflexionar brevemente sobre estos modos de interactuar y relacionarse a partir de la
adscripción socio-espacial de la villa, para poder vislumbrar ciertas características relacionadas a las
sensibilidades en juego.
A lo largo del relato, se mencionan las primeras organizaciones políticas surgidas a raíz de los
planes de erradicación.69 Se remarca también la organización en relación a las conquistas alcanzadas, tales
como conseguir agua y luz, y en las actividades cotidianas, como las ollas populares, las compras colectivas
y la quema de basura. Como podemos ver en la cita del libro que presentamos a continuación, señalan
principalmente que antes de la última dictadura militar existía una fuerte organización, solidaridad vecinal
Se cita el Boletín de Villas n°1 de 1968, en el cual se proclama la lucha “contra los campos de concentración” en
relación a los NHT’s y a la persecución en las villas por parte de la dictadura de Onganía.
69 Entre otros hitos organizacionales, se menciona en 1958 la primera organización: la Federación de Villas y
Barrios de emergencia, vinculada al Partido Comunista y posteriormente a militantes de la resistencia peronista
como Juan Cymes. Se señala a su vez en 1966 la Coordinadora Intervillas, 1978 la Comisión de Demandantes que
aglutinaba reclamos frente a las políticas de erradicación de villas y las cooperativas de autoconstrucción durante
la década del 70. La mayoría de ellas presentaban formas organizativas que provenían del sindicalismo de base en
las fábricas; evidenciando de este modo la asociación con la clase trabajadora
68
78
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
y de clase que caracterizaría a las villas como espacio social, así como a los villeros en cuanto a adscripción
identitaria:
La villa fue uno de los lugares más intensamente perseguido, no solo porque allí se
encontraban vecinos solidarios, organizados con proyectos de una sociedad más justa e
igualitaria, sino también porque su modo de habitar la ciudad fue despreciado por los
militares (Castañeda et ál., 2012: 27).
En relación a esto, denuncian las estrategias de difamación que emplearon junto a los medios de
comunicación, en donde se los vinculaba a la delincuencia y malvivir. En ese sentido, las caracterizaciones
de los villeros realizadas en el libro las entendemos como parte de las estrategias simbólicas de
transformación de la valoración negativa frente a los “no villeros”. El énfasis en las luchas, la
organización, la solidaridad y ayuda de los vecinos, da forma a un particular modo de presentarse ante
los “otros”. En esa estrategia, la alternancia de los términos “barrio” o “villa” como sinónimos, operan
en el texto como estrategias de acercamiento o distanciamiento, de identidad singular o compartida. En
esta línea, tomamos nota del uso de la categoría “villero” cuando se hace referencia a las luchas y
organizaciones, mientras que para el título o instancias en las que se quiere generar una complicidad o
cercanía con el lector se reserva el término “barrio”. Estos modos de nombrarse son luchas por el
reconocimiento, que son a la vez identitarias y políticas, por lo que podemos arriesgar que en tanto “la
villa” es nombrada en cuanto a su potencial político cimentado en los hitos organizacionales narrados,
“el barrio” lo es en cuanto posicionamiento frente a los prejuicios actuales y reconocimiento en contra
de la desposesión de derechos.
A lo largo capítulo en el que se aborda la época de la última dictadura militar, así como en el que
se centra en el período posterior, se relatan por un lado violencia institucional y estigmatizaciones en
contraposición a la organización, militancia y solidaridad de los vecinos de la villa. Si bien no hay una
caracterización explicita de las relaciones con el resto de la ciudad (ya que se centra en los hechos
ocurridos dentro de la villa), se señalan vínculos con las otras villas y asentamientos de la Capital Federal
y el Gran Buenos Aires. Se señalan también las características que definen la lucha de las organizaciones
villeras, y los sentimientos frente al atropello de la dictadura militar como compartidos por los otros
sectores de la sociedad, si bien se tiene presente que las condiciones habitacionales de las villas y el estigma
que recaía sobre ellos eran un elemento que marcaba una diferencia.
79
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
El énfasis del libro en la actividad política y de organización, recordatorio de las épocas en las que
el conflicto social se vivenciaba en la villa, generando asociaciones y sociabilidades entre vecinos, nos
presentan un contrapunto frente a ciertos mecanismos de soportabilidad social que tienden a anular la
conflictividad y abortar la capacidad de acción en respuesta a ésta; como ser la espera y la paciencia70
propias de la resignación frente a una situación que se naturaliza. Si a su vez consideramos a la impotencia
como “la permanencia de un estado de minusvalía frente a las condiciones de existencia” (Scribano,
2007:29) que tiende a volver heterónoma la acción, podemos preguntarnos si el retomar las experiencias
políticas y de acción colectiva por parte de “los villeros” para reinscribirlas dentro del recorrido histórico
de la villa, no puede ser una forma de establecer un contrapunto a la situación actual. Estas prácticas
narradas, que establecen asociaciones entre vecinos, redes de ayuda y contención con objetivos tanto
programáticos y cotidianos, como relacionados a políticas de derechos y reconocimiento, pueden ser
pensados como “prácticas del querer”71 (Boito, Cervio, y Paz, 2010) que se construyen como prácticas
de cuidado “de base barrial –territorial”. Como señalan las autoras:
El querer-poder-hacer cuidados, aún siendo el cansancio del (en el) hacer sedimentado en el
cuerpo, se entrama en estas vivencias como un vector de resistencia próximo/cercano que
reactiva la posibilidad de ser y estar para el otro y con el otro, en tanto primer intento para el
resurgir/visibilización de sociabilidades en potencia, alejadas de la resignación incondicional
que supone la actual fase de acumulación del capital (245)
El énfasis en estas experiencias, que se rememoran desde la historia pero que se actualizan desde
la propia inter-textualidad que ofrecen los testimonios de los entrevistados, evidencia una intención de
distanciarse de la incapacidad de transformar la realidad, entendida como una de las situaciones que
caracterizan a los sentires actuales. En ese sentido, las entrevistas realizadas por los autores a antiguos
pobladores de la villa que relatan su experiencia, nos hablan de una historia tan real y actual como los
cuerpos con los que los entrevistadores interactuaron.
“La espera es un acto de violencia epistémica que mapea cognitiva y sensorialmente las posturas posibles de
cuerpos cuya capacidad de disposición y disponibilidad de energía pierde relacionalmente autonomía. Su par en
la dialéctica de las sensaciones es la paciencia que a la vez se presenta como efecto y causa de la capacidad de
espera” (Scribano, 2010: 184)
71 En “El purgatorio que no fue. Acciones profanas entre la esperanza y la soportabilidad”, las autoras identifican
como “prácticas del querer” una serie de prácticas de cuidado, redes de contención o ayuda dentro de espacios
cercanos, que “contribuyen amorosamente a cementar los hiatos que la “topadora social” deja a si paso” (2010:
243), recuperando la capacidad de hacer y posibilitando afectividades que se alejan de la “rendición incondicional”.
70
80
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Este libro a partir del cual reflexionamos, entendido no solo como producto literario sino como
experiencia vivencial desarrollada por un grupo de jóvenes y adultos de la villa, se puede pensar
transversalmente con otras de las estrategias (también narrativas como experienciales) desarrolladas por
diferentes colectivos abordados en la presente publicación. En ese sentido, a modo de un cierre que abre
interrogantes nos preguntamos, ¿Cuáles son las vivencialidades a partir del involucramiento de las
personas que viven en las villas en cada una de estas experiencias? ¿En qué medida y en qué sentido éstas
son parte de estrategias que nos hablan de sensibilidades que discuten la aceptación de la realidad como
algo dado? ¿Cuánto hay de estrategia política coyuntural en las acciones y narraciones con las que “los
villeros” se presentan al resto de la población “no villera” (incluidos los autores del presente escrito entre
otros)? ¿Cómo podemos adentrarnos en las sensibilidades villeras siendo a su vez críticos de nuestras
propias sensibilidades para abordar el fenómeno?
Referencias
BOITO, E., CERVIO, A. y PAZ, A. (2010) “Territorio, política y prácticas del querer”, en: Scribano, A
y Boito, E (comps.), El purgatorio que no fue. Acciones profanas entre la esperanza y la soportabilidad. pp. 219-248.
CASTAÑEDA, V. et al. (2012) El barrio obrero conocido como Villa 21-24 y Zavaleta: Una historia de dificultades,
luchas y conquistas. Buenos Aires: Espacio Memoria y Derechos Humanos.
SCRIBANO, A. (2007) “Vete tristeza…. Viene con pereza y no me deja pensar! Hacia una sociología del
sentimiento de la impotencia”, en: Luna, R. y Scribano, A. (comps.), Contigo Aprendí…Estudios Sociales de
las Emociones. Buenos Aires: CEAUNC –CUSCH-UdeG ISBN 978-987-9357-74-3, pp. 21-42.
___________ (2010) “Primero hay que saber sufrir…!!! Hacia una sociología de la “espera” como
mecanismo de soportabilidad social”, en: Scribano, A. y Lisdero, P. (eds.), Sensibilidades en juego: miradas
múltiples desde los estudios sociales del cuerpo y las emociones. Córdoba: CEA- CONICET. pp. 169-194.
81
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Anexo estadístico. Villas y Asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires
Jeanie Herrera Nájera y Claudia Gabriela Reta
I.
Presentación
El presente anexo pretende reunir y presentar información actualizada sobre las villas en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (CABA). Si bien estas urbanizaciones presentan realidades complejas y
diversas entre sí, Una aproximación cuantitativa a ellas permite un acercamiento a sus características más
relevantes, al tiempo que ofrece un panorama que posibilita contextualizar diversas problemáticas. De
esta forma, en lo que sigue se analizan informes provenientes de fuentes oficiales, de organismos no
gubernamentales y de una universidad privada.
En lo que respecta a las fuentes oficiales, encontramos al Censo Nacional de Poblaciones, Hogares y
Viviendas del año 2010 (INDEC), y la Encuesta Anual de Hogares (EAH) del año 2012, de la Dirección
General de Estadística y Censos del Ministerio de Hacienda (DGEyC), como los generadores de datos
más importantes en esta línea. Estos relevamientos asumen como unidades de análisis las comunas de la
ciudad, por lo que los datos relativos a las villas propiamente dichos fueron rastreados en informes
técnicos focalizaos en dichas áreas urbanas
En ese sentido, el informe de Victoria Mazzeo (2013) y el Informe de Resultados Provisionales del
Ministerio de Hacienda de GCBA sobre el Censo Nacional de Población Hogares y Viviendas 2010 en
la Ciudad de Buenos Aires, presenta datos desagregados sobre villas. De esta forma, consideran por un
lado a las villas, y por otro al conjunto de villas y asentamientos como unidad de análisis. En este mismo
sentido, tomamos como fuente de información un informe de Diagnóstico socio-habitacional de la
Comisión de Vivienda del Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (2014) que aborda
en un apartado especial a las villas y asentamientos.
Por otro lado, se analizó una serie de informes de organismos no gubernamentales, que si bien parten
de los datos brindados principalmente por el Censo 2010 (INDEC) y las EAH (GCBA), generan sus
propios datos a partir de diversas herramientas metodológicas. En estos informes Se encontraron
distintas definiciones conceptuales de “villas”, por lo que en ciertos casos los datos que presentan se
distancian de los oficiales. Dentro de este espectro, se destaca el informe de la ONG Techo
“Relevamiento de asentamientos informales” (2013) y el documento “Las villas de la Ciudad de Buenos
Aires: territorios frágiles de inclusión social”, de la Universidad Católica Argentina (UCA) (2014).
En cuanto a la información cuantitativa, Se detectaron dos problemáticas que afectan directamente
la generación y fiabilidad de los datos: en primer lugar, no hay una definición consensuada de las villas y
asentamientos precarios, lo que conduce a discrepancias a la hora de contabilizar el número de estas
urbanizaciones en la ciudad, condicionando en consecuencia la información estadística presentada por
los distintos informes. Por otro lado, tanto documentos oficiales (Mazzeo, 2014) como de ONG
(TECHO, 2013) concuerdan en la dificultad de censar a las poblaciones residentes en las villas por
dificultades de acceso, y porque en muchas ocasiones los habitantes de estos espacios se niegan a
participar de las consultas.
Teniendo en consideración estos elementos, a continuación se presenta una síntesis de cada uno de
los informes seleccionados, especificando en cada caso los objetivos del mismo, la metodología empleada,
y la definición de la unidad de análisis. Seguidamente, se presenta una caracterización posible de las villas
y asentamientos precarios de la CABA, utilizando como insumos algunos datos cuantitativos ofrecidos
por los documentos mencionados.
82
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
II. Documentos analizados:
1.
Documento n°1: Mazzeo, Victoria (2013) Una cuestión urbana: las villas en la Ciudad.
Población de Buenos Aires, vol. 10, núm. 18, octubre, pp. 73-81. Dirección General de
Estadística y Censos, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
a. Descripción: Es un informe técnico de la Dirección General de Estadística y Censo del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, publicado en la Revista Población de Buenos Aires (2013,
vol.10, núm. 18). Su autora es la Jefa del Departamento de Análisis Demográfico (DGEYC –
GCBA). Concibiendo a las villas como una manifestación paradigmática de la marginalidad y la exclusión
social en la ciudad (Mazzeo, 2013:73), el informe se propone trazar un perfil actualizado de cuántos
y quiénes son sus habitantes.
b. Metodología: Se basa en los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas
(INDEC, 2010) y de la Encuesta Anual de Hogares (EAH) del 2011, que releva anualmente la
Dirección General de Estadística y Censos de la CABA.
c. Definición y conceptualización de las villas: El informe define a las villas como parte de un
proceso histórico que se inició en la década de 1930, un crecimiento poblacional asociado a la
migración interna rural-urbana en las décadas de 1940 y 1950, y con la migración de países
limítrofes a partir de la década de 1960. El documento señala que son ocupaciones de tierra urbana
vacante que producen tramas urbanas irregulares (Herzer et al, 2008 citado en Mazzeo, 2013: 74), que
responden a la suma de prácticas individuales y diferidas en el tiempo, con viviendas de diferentes grados de
precariedad, de alta densidad poblacional y que cuentan con buena localización en relación con los centros de
producción y consumo (Cravino, del Río y Duarte, 2008 citado en Mazzeo, 2013: 74).
2.
Documento n°2: Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
(2010). Resultados Provisionales del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas
2010 en la Ciudad de Buenos Aires. Documento elaborado por la Dirección General de
Estadística y Censos, Buenos Aires.
a. Descripción: El documento es un informe con resultados provisionales de la Dirección General
de Estadística y Censos del Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
en el que se vuelcan los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (INDEC,
2010)72, que traslada un análisis demográfico de la población residente en villas y asentamientos
precarios en la Ciudad de Buenos Aires. Realiza una contextualización en relación a los censos
nacionales anteriores, en orden de poder situar la evolución poblacional en un marco de larga
duración.
b. Metodología: Los resultados provisionales del total de población surgen de la lectura de las
planillas R2 “Resumen del Jefe de Radio” y R2F “Resumen de Viviendas Colectivas a nivel
fracción”, y de los totales de las planillas F2 “Resumen del Jefe de Fracción” y D2 “Resumen del
Jefe de Departamento”. Por su parte, los resultados provisionales de la población residente en
villas y asentamientos provienen de los totales de las planillas R2 y C2 “Resumen del Censista de
Viviendas Particulares”. Se presentan los resultados provisionales del último censo y se los
Se analizaron los dos tomos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (INDEC, 2010), pero no
contempla desagregación de datos de villas y asentamientos tal como lo traslada el Informe de Resultados
Provisionales.
72
83
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
compara con los de censos anteriores. La evolución de la población por comuna se analiza para
los últimos tres censos, para lo cual fue necesario adecuar los resultados de los Censos de 1991 y
de 2001 a una agregación por comuna, división política de la Ciudad que no existía en aquellos
años.
c. Definición de la unidad de análisis: El documento no brinda ninguna definición de las villas,
a las que toma, junto con los “asentamientos precarios”, como eje de análisis, los cuales tampoco
son definidos. Sin embargo, cuando contempla la población residente en villas y asentamientos
precarios reproduce los datos del censo 2010 (INDEC).
3.
Documento n°3: TECHO (2013) Relevamiento de asentamientos informales. Buenos
Aires,
citado
en:
http://www.mapaasentamientos.com.ar/downloads/Relevamientos_de_asentamientos_
2013_BAJA.pdf [Fecha de consulta: 15/08/15]
a. Descripción: Es un relevamiento que TECHO realiza cada dos años por medio del Centro de
Investigación Social (CIS). El objetivo general es determinar los asentamientos informales
existentes al primer semestre de 2013, en la provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, así como en la provincia de Córdoba, el Gran Rosario, el Alto Valle de Río Negro
y Neuquén, el departamento Capital de la provincia de Misiones, y parte de la provincia de Salta
(Orán, Rosario de la Frontera, Gran Salta y Tartagal), en relación a su localización geográfica y
ciertas características socio-urbanas de los mismos.
b. Metodología: Se adoptó una estrategia cuantitativa cuyo instrumento de recolección de datos
fue una ficha semi-estructurada que se aplicó a los principales referentes de los asentamientos
(particularmente vecinos involucrados en las Juntas Vecinales u organizaciones locales). El
tiempo promedio que demandó la administración del cuestionario fue de una hora. La aplicación
estuvo a cargo de un grupo de 700 voluntarios capacitados por el equipo profesional de TECHO.
En los casos de asentamientos extensos y antiguos, dada la dificultad de identificar un referente
confiable que conozca la compleja situación del asentamiento, se acudió a datos del Censo
Nacional de Poblaciones, Hogares y Viviendas (INDEC, 2010), así como a diferentes
representantes de gobiernos municipales y provinciales, y organizaciones de la sociedad civil que
pudieran aportar información. A su vez, se realizó una entrevista estandarizada por medio de un
cuestionario, que permitió comparar las respuestas dadas a la misma pregunta, por los referentes
seleccionados de cada uno de los asentamientos informales, así como también cuantificar los
resultados.
c. Definición de la unidad de análisis: El informe toma como unidad de análisis los
“asentamientos informales”, entre los que incluye a villas, asentamientos y barrios populares
informales. Los asentamientos informales son definidos conceptualmente como “barrios informales
que se constituyeron mediante distintas estrategias de ocupación del suelo, que presentan diferentes grados de
precariedad y hacinamiento, un déficit en el acceso formal a los servicios básicos y una situación dominial irregular
en la tenencia del suelo” (TECHO, 2013: 10-11). Empíricamente, se los define como un conjunto de
un mínimo de ocho familias agrupadas o contiguas, en donde más de la mitad de la población no
cuenta con título de propiedad del suelo, ni acceso regular a al menos dos de los servicios básicos:
red de agua corriente, red de energía eléctrica con medidor domiciliario y/o red cloacal.
Por su parte, las villas son definidas en el informe como barrios cuyos conjuntos de viviendas, que
presentan diferentes grados de precariedad y hacinamiento, forman una trama urbana irregular, conformadas a
través de diversas estrategias de ocupación del suelo. Se caracterizan por presentar deficiencias en el acceso formal a
los servicios básicos y una situación dominial irregular en la tenencia del suelo. No cuentan con suficiente
infraestructura de ciudad como espacios verdes o de recreación, calles en donde puedan circular automóviles,
equipamiento público, paradas de colectivo, entre otros. Son barrios a los cuales se accede por medio de pasillos
estrechos y tienden a crecer en altura ya que la disponibilidad de suelo es escasa o nula. Presentan una alta densidad
poblacional y generalmente se encuentran localizadas cercanas a centros de producción y de consumo y en terrenos
84
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
cercanos a vías del ferrocarril y cursos de agua” (TECHO, 2013: 29). La diferencia con los asentamientos
estriba en que estos últimos mantienen una continuidad con la ciudad formal, en el sentido que
presentan calles amanzanadas, mantienen espacios verdes, y registran una menor densidad
poblacional. Por último, los barrios populares son similares a los asentamientos, con la diferencia
que fueron creados por el Estado a partir de un loteo.
4.
Documento n° 4: Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (2013).
Diagnóstico Socio-habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, citado en:
http://www.consejo.gob.ar/dictamenes/Informe%20Vivienda%20Final.pdf [Fecha de
consulta 15/08/15] .
a. Descripción: El Informe de la Comisión de Vivienda del Consejo Económico y Social de la
Ciudad de Buenos Aires, aborda la problemática del hábitat y la vivienda social dentro de la
CABA. En la segunda parte del informe, se realiza un diagnóstico en el que las villas son ubicadas
dentro de un grupo, y se analizan las condiciones de vida de algunos sectores sociales “sensibles”,
dado su nivel de ingresos y perfil habitacional.
b. Metodología: La estrategia metodológica que se implementa utiliza tanto fuentes secundarias
como primarias. En cuanto a las fuentes secundarias, se recurre al procesamiento de información
proveniente de informes de coyuntura, informes técnicos, informes de auditorías, estudios
producidos por la academia (universidades públicas y privadas), artículos periodísticos,
información estadística de páginas oficiales del Estado (Censos de Población, Hogares y
Viviendas del Instituto de Estadística y Censo producidas por el INDEC y Encuestas Anuales de
Hogares –EAH- y la Encuesta Permanente de Hogares -EPH- de la Dirección Estadística y Censo
del Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) y bibliografía sobre las
temáticas abordadas. A su vez, estos datos fueron contrastados con fuentes primarias, para salvar
subestimaciones estadísticas, mediante la realización de 5 entrevistas en profundidad semiestructuradas (con ejes centrales de indagación) a informantes clave (funcionarios públicos,
integrantes de organizaciones sociales, ONG´s, asociaciones gremiales y sindicales, expertos de
la academia). Con base en la información cuantitativa recolectada se realizó un análisis de tipo
estadístico de los datos, y se efectuó un análisis temático a partir de los datos cualitativos
recolectados.
c. Definición de la unidad de análisis: Las villas y asentamientos precarios son definidos como
la unidad de análisis del informe, definidas como “una de las diversas modalidades de hábitat popular
que las familias despliegan para acceder, residir y vivir en la Ciudad de Buenos Aires.” (Consejo Económico y
Social de la Ciudad de Buenos Aires, 2013: 108)
5.
Documento No.5: Suárez, A. L., Mitchell, A., Lépore, E. (eds.) (2014). Las villas de la
Ciudad de Buenos Aires: territorios frágiles de inclusión social [en línea]. Buenos Aires:
Educa. Disponible en: http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/libros/villasciudad-buenos-aires.pdf [Fecha de consulta 10/08/15]
a. Descripción: Documento publicado por el Programa Interdisciplinario sobre Desarrollo
Humano e Inclusión Social, de la Universidad Católica Argentina. Se abordan las villas de
emergencia del sur de la CABA, específicamente a las villas 1-11-14 de Bajo Flores, la 21-24Zavaleta de Barracas, la N° 6 Cildáñez, la N° 9 INTA, la N° 3 Fátima, Los Piletones y el barrio
precario Ramón Carrillo. En la primera parte, el documento hace referencia a la producción de
las condiciones de vida y a los circuitos de satisfacción de necesidades que se van estructurando
en torno a la villa. La segunda parte alude a la diversidad de modos y expresiones de vida.
b. Metodología: Las fuentes primarias de datos para el estudio de las condiciones de vida en las
villas de la Ciudad de Buenos Aires, identifican 3 líneas metodológicas principales: la primera,
85
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
estructural-sistémica, cuya unidad de análisis son los asentamientos informales toma como
insumos datos provenientes de los Censos Nacionales de Población y Viviendas, la Encuesta
Anual de Hogares de la Ciudad de Buenos Aires y un relevamiento cualitativo sobre la base de
informantes calificados. Este último consistió en un relevamiento territorial, realizado mediante
7 recorridos presenciales de mapeo y caracterización socio-ambiental. Involucró 21 entrevistas a
referentes barriales y a 15 especialistas del sector gubernamental y de la sociedad civil.
Una segunda parte, referida a lo organizacional-institucional, tuvo como unidad de análisis
las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) y su fuente de información principal fue un
relevamiento a OSC que operan en los asentamientos informales, compuesto por un Directorio
de Organizaciones y la implementación de una encuesta de OSC. De esta forma, el relevamiento
consistió en la realización de 97 entrevistas con referentes de las villas de Barracas y Bajo Flores,
y otras 83 entrevistas con referentes de las de N° 6 Cildáñez, la N° 9 INTA, la N° 3 Fátima,
Ramón Carrillo y Piletones.
Por último, la tercera línea de indagación, referida a “Actor-capacidades y agencia”, toma
como unidad de análisis los hogares y los habitantes de los asentamientos informales. Su principal
fuente de información es la Encuesta de Condiciones de Vida Familiares (ECVF), cuya aplicación
implicó la realización de 319 encuestas en las villas de Barracas y Bajo Flores, y 331 en la Villa N°
6 Cildáñez, la N° 9 INTA, la N° 3 Fátima , Ramón Carrillo y Piletones .
c. Definición de la unidad de análisis: De acuerdo con ONU-Hábitat73, el documento define a
los asentamientos precarios como hogares que viven en un área urbana, privados de una o varias
de las siguientes condiciones: vivienda construida con materiales duraderos, con suficiente
espacio, acceso a fuentes mejoradas de agua y a instalaciones de saneamiento, y sin riesgo de
desalojo. Los grados de consolidación de estos asentamientos, el tipo de carencias y de
problemáticas que presentan son diversos, pero suelen estar privadas total o parcialmente de
servicios básicos. Para el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) distingue dos tipos de
asentamientos precarios: las villas de emergencia y los asentamientos propiamente dichos. Para
definir estas urbanizaciones, el informe retoma conceptualizaciones similares a las expuestas para
el caso del Relevamiento de TECHO (2013). En términos de la cantidad de población, el
documento señala que en la CABA prevalecen las villas por sobre los asentamientos, mientras
que en el caso del Conurbano bonaerense la situación es inversa.
6.
Documentos No. 6 y 7: Ministerio de Hacienda (2011, 2015). Mapa de Villas y
Asentamientos por Comuna. Dirección General de Estadística y Censos, Buenos Aires.
a. Descripción: Actualización cartográfica censal de las Villas y Asentamientos de la Ciudad de
Buenos Aires, realizadas por la Dirección General de Estadística y Censos para los años 2011 y
2015.
b. Metodología: Se realiza una actualización cartográfica de las Villas y Asentamientos de la Ciudad
de Buenos Aires, durante los años 2011 y 2015.
c. Definición de la unidad de análisis74: Los documentos efectúan una distinción entre
asentamientos, villas, núcleos habitacionales transitorios y barrios municipales. Los asentamientos
comprenden, grupos de personas asentadas irregularmente sobre predios estatales o privados que
no pueden ser urbanizados, ni destinados a un uso residencial. Se localizan, en su mayoría, debajo
de un puente, a la vera de las vías del ferrocarril, en una plaza pública, en un predio baldío, en
terrenos inundables, etc. Las construcciones son muy precarias y no cuentan con servicios
urbanos. Las condiciones habitacionales son transitorias. Por su parte, las villas hacen referencia
ONU-Hábitat Por un Mejor Futuro Urbano (http://www.onuhabitat.org/index.php, 63.
Definiciones tomadas de la página del Ministerio de Hacienda, Dirección General de Estadística y Censos:
http://www.estadisticaciudad.gob.ar/eyc/?page_id=813.
73
74
86
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
a un asentamiento poblacional no planificado, de trazado irregular, surgido de la ocupación ilegal
de terrenos fiscales, cuyas viviendas originalmente de materiales de desecho son mejoradas a lo
largo del tiempo por sus habitantes y van incorporando servicios públicos y equipamiento
comunitario por la acción del Estado y/o de instituciones de la sociedad civil. Las villas de la
CABA se encuentran, en su mayoría, en proyecto de urbanización e incorporación a la trama
urbana y poseen saneamiento básico (provisión de agua potable, disposición de excretas y de
residuos), sin las condiciones y calidad del servicio del resto de la ciudad. En el caso de los Núcleos
Habitaciones Transitorios (NHT) son definidos como un conjunto de viviendas multifamiliares
que surgen para dar una solución habitacional transitoria a los habitantes de las villas, mientras se
edifican los departamentos o casas definitivas que se adjudicarán en propiedad. Si bien éstos
fueron construidos como respuestas transitorias, en algunos casos terminaron siendo
emplazamientos definitivos cuyos hogares registran condiciones habitacionales precarias.
Finalmente, los barrios municipales son definidos como viviendas multifamiliares, en su
mayoría de varios pisos, edificadas por el Estado con el sistema de construcción tradicional, que
tiene por objetivo brindar una solución habitacional definitiva a los hogares adjudicatarios. La
falta de escrituración y otros problemas hacen que, en algunos casos, no se puedan conformar los
consorcios, lo que obliga al gobierno municipal a cumplir dichas funciones.
III. Análisis de los datos
1.
Las villas en la ciudad
El Informe de Mazzeo (2013), señala para el año 2012, un total de 194.228 personas viviendo en
villas75, es decir un 6,4% de la población total de la ciudad. Si bien el informe no menciona las villas
consideradas, la autora utiliza la información oficial del Gobierno de la Ciudad. Por otro lado, el
Documento de Resultados Provisionales del Censo de Población y Vivienda del año 2010, identifica
163.587 personas que vivían en villas y asentamientos, contabilizando un total de 1576 villas, sin mencionar
un número exacto de asentamientos (en algunos casos se considera a la Villa 31 y 31 bis como una sola).
Por su parte, el Mapa de Villas y Asentamientos por Comuna, de la Ciudad de Buenos Aires para
el año 2011 (Ver Mapa 1), identifica 15 villas, 24 asentamientos77, 2 NHT’s78 y 2 villas urbanizadas79. En
cuanto a la distribución en la ciudad, más de la tercera parte se ubica en la Comuna 8, representando el
32% de la población de esa comuna. En ella se localizan 8 villas (Calacita, Piletones, Villa N°3, N°20,
N°19, N°15, N°17 y N°16). También tiene una participación importante la Comuna 4: allí se asienta cerca
de una cuarta parte de la población que reside en villas (Villas N°21-24 y N°26).
75 Según
datos del Dirección General de Estadística y Censos (Ministerio de Hacienda GCBA) sobre la base de datos
censales y EAH 2012.
76 Calacita, Villa Piletones, villa 1-11-14, villa 3, villa 6, villa 13 bis, villa 15, villa 16, villa 17, villa 19 , villa 20, villa
21-24, villa 26, villa 31, villa 31 bis.
77 Barrio Obrero, Barrio Saldías, Bermejo, Biarritz y Espinosa, Bosh, Charlone, Fraga, El Pueblito, El Triangulo, Ent.
Paraguay, Hubac, La Carbonilla, Lamadrid, Los Pinos, Magaldi, Mar Dulce, María Auxiliadora, Pdon. Lacroze,
Portela, R. Bueno, San Pablo, Scapino, Warnes, Yerbal
78 NHT Av. del Trabajo y NHT Zabaleta
79 Sector Bonorino – ex villa 1-11-14-, Sector Polideportivo- ex villa 1-11-14
87
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Mapa No. 1. Villas y asentamientos por Comuna.
Ciudad de Buenos Aires, Año 2011
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (Ministerio de Hacienda GCBA), 2015.
No obstante, al comparar el Mapa de villas y asentamientos por Comuna del año 2011 frente al
Mapa del año 2015, se observan algunas diferencias (Ver Mapa 2). El mapa actualizado presenta la
unificación de la villa 31 y la 31 bis, no figuran cinco asentamientos que sí figuraban en el mapa del 2011
(Charlone -V. Ortuzar, C15-, Ent. Paraguay -Palermo, C14-, Mar Dulce -Nueva Pompeya, C4-, Warnes
-Chacarita, C15- y Yerbal -Caballito C6-) y aparecen a su vez tres nuevos asentamientos (Bartolomé Mitre
en C3, La Esperanza en C8 y Barrio San Martín en C1). De igual forma, no aparecen en el mapa del año
2015, los dos sectores urbanizados de la villa 1-11-14 (Sector Bonorino y Polideportivo).
88
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Mapa No. 2. Localización de villas, asentamientos y NTH por Comuna.
Ciudad de Buenos Aires, Año 2015
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (Ministerio de Hacienda GCBA), 2015.
Por su parte, el informe de TECHO (2013), señala un total de 56 asentamientos informales, es
decir un total de 73.300 familias. Dentro de este número, se registran 49 villas, 5 asentamientos y 2 barrios
populares80. La comparación de estos datos con los del resto del territorio nacional abordado en el
relevamiento, explica que la primacía de las villas (87,5%) frente a los asentamientos (9%), se debe a la
carencia de terrenos vacantes que hace que los nuevos habitantes tiendan a concentrarse en las villas ya
Son señaladas dentro de la comuna 1: B° Gral San Martin, Rodrigo Bueno / B° Costanera Sur, Villa 31 y Villa 31
bis. Comuna 2: Saldia / Estación Saldia. Comuna 4: 19 de Octubre (Lamadrid), 2 de Abril (Villa 21-24), Agustin
Magaldi, Alegre Pavimentos (Villa 21-24), Anexo Villa 26, El Campito, El Pueblito, La Canchita (Villa 21-24) / La
toma, La Marmolera (Villa 21-24), La Robustiana (Villa 21-24), Lamadrid / Pedro de Mendoza 1245, Loma Alegre
(Villa 21-24), Luján 2364, Manzana 8 (Villa 21-24) / El Triángulo, Olavarría (Lamadrid), Pedro de Mendoza (Bajo
autopista) Puente Barracas / El Puente, Riachuelo / Villa 26, San Blas (Villa 21-24), Sin Nombre 1 / Agustin de
Vedia, Tierra Amarilla (Villa 21-24), Villa 21-24, Zavaleta / NHT Zavaleta. Comuna 7: Villa 13 bis, Villa 1-11-14.
Comuna 8: B° Fátima / Villa 3, B° INTA / ex Villa 19, B° Obrero, Bermejo, Calacita, Del Trabajo / NHT Del Trabajo,
Emaus / Villa 16, La Esperanza, Los Piletones, Los Pinos, Maria Auxiliadora / Bermejo, Pirelli / Villa 17, San
Cayetano, San Pablo, Santa Lucia, Scapino, Villa 15 / Ciudad Oculta, Villa 20. Comuna 9: B° Parque Avellaneda /
Chascomus 4400/4454, Cildanez / Villa 6, Lacarra / Lacarra 2025. Comuna 14: Villa Hollywood. Comuna 15:
Chacarita / La cueva negra, La Carbonilla, Playon de Chacarita / Ex Ferrocarril Urquiza, Sin Nombre 2.
80
89
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
existentes, provocando su densificación. A medida que los cordones del Conurbano se alejan de la
Ciudad, el porcentaje entre estos dos tipos de urbanizaciones se invierte.
En cuanto a las estrategias de poblamiento, el informe de TECHO (2013) señala que un 67%, se
realizaron por medio de “ocupación hormiga” frente a un 30% fruto de una ocupación colectiva. En
relación al tamaño de los mismos, señala un 36% de villas y asentamientos pequeños (8 a 100 familias
estimadas), un 21% medianos (101 a 500 familias estimadas), un 27% grandes (5001 a 1500 familias
estimadas) y un 16% macro (1500 familias y más). Es interesante poner en relación estos números con
los relevados por el informe para el resto del país, en donde el porcentaje de asentamientos informales
de pequeño y mediano tamaño alcanza un 85%, y los macro un 2,3% en la provincia de Buenos Aires y
un 3% en el Gran Rosario.
En el caso del Informe de la UCA (2014), toma los datos oficiales en cuanto a la cantidad de villas
y su distribución espacial. En cuanto a la cantidad de población que reside en las villas, el documento
recupera datos del Censo Nacional de Población de 2010, lo que representa el 5,7% de la población total
de la Ciudad en ese año. Asimismo, hace una comparación con los datos de TECHO (2013) y un informe
de la Sindicatura General de la Ciudad de Buenos Aires, que hacía referencia para el año 2009 a 16 villas,
26 asentamientos precarios, 19 conjuntos habitacionales y 2 núcleos habitacionales transitorios en la
ciudad. (SGCBA citado en Suárez, A. et Al, 2014).
A continuación, se presenta la cantidad de villas y asentamientos por comunas relevados por los
documentos seleccionados.
Tabla No. 1:
Comuna y número de Villas y Asentamientos por fuente de información
Mapa de Villas y Informe
Asentamientos por TECHO
Comuna (2011)
(2013)
Mapa 2015
Comuna 1
3
4
3 (a)
Comuna 2
1
1
1
Comuna 3
0
0
1
Comuna 4
9
23
8
Comuna 5
0
0
0
Comuna 6
1
0
0
Comuna 7
4
2
2
Comuna 8
17
18
18
Comuna 9
1
3
1
Comuna 10 0
0
0
Comuna 11 0
0
0
Comuna 12 0
0
0
Comuna 13 0
0
0
90
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Comuna 14 1
1
0
Comuna 15 6
4
4
Total
56
38
43
Fuente: Elaboración propia en base a Dirección General de Estadística y Censos (Ministerio
de Hacienda GCBA, 2011, 2015) y TECHO (2013).
(a) El mapa de Villas y Asentamientos toma la villa 31 y 31 bis como una sola.
Asimismo, en la Tabla No. 2 se introducen los datos desagregados de cada una de las villas
oficiales, con su población y superficie (ha.)
Tabla No. 2
Villas y Asentamientos Ciudad de Buenos Aires
Zona
Población Superficie (Ha)
Villas
1
Villa 1-11 14
Bajo Flores
25,973
30.9
2
Villa 3 (Fátima)
Villa Soldati
10,144
17.1
3
Villa 6 (Cildañez)
Parque Avellaneda 9,511
10.8
4
Villa 13 bis
Flores
482
0.5
5
Villa 15 (Ciudad Oculta)
Villa Lugano
15,568
30.6
6
Villa 16
Villa Riachuelo
162
0.4
7
Villa 17
Villa Lugano
471
0.5
8
Villa 19 (INTA)
Villa Lugano
4,010
6.5
9
Villa 20
Villa Lugano
19,195
28.9
10 Villa 21-24
Barracas
29,782
70.7
11 Villa 26
Barracas
636
1.1
12 Villa 31 y 31 bis
Retiro
26,492
32
14 Los Piletones
Villa Soldati
5,218
4.7
15 Calacita
Villa Soldati
499
1.1
NHT
1
NHT del Trabajo
Villa Lugano
1,836
2.4
2
NHT Zabaleta
Barracas
2,906
2.8
91
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Asentamientos
1
Bermejo-María Auxiliadora-Barrio Obrero
1,402
3.9
4
Barrio Saldías
482
1.9
5
Pedro Luján (Bosch)
200
0.6
6
Charlone
91
0.1
7
Fraga
1,787
2.2
8
Mar Dulce y El Pueblito
623
0.9
10 El Triángulo/Lamadrid
923
1.6
12 Hubac
402
0.6
13 La Carbonilla/Biarritz
570
2.1
15 Los Pinos/Portela
1,079
1.0
17 Agustín Magaldi
487
1.2
18 Rodrigo Bueno
Reserva Ecológica 1,795
19 Scapino
Nuevos Asentamientos (a)
816
Chacarita y otros
1.5
0.9
8,907
Fuente: Elaboración propia en base a Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires (2010), Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (2013).
(a) El R-P Censo no específica el número ni nombre de los asentamientos que contempla en esta
categoría.
Si se observan los mapas oficiales de las villas y asentamientos, se verifica cómo la distribución
espacial de estas urbanizaciones, tiende a concentrarse en la zona sur de la ciudad, principalmente en las
comunas 8 y 1. El relevamiento de Techo (2013), si bien refiere a todo el territorio nacional, brinda un
panorama general sobre las problemáticas de la vivencialidad en estos espacios urbanos. Un dato
interesante se desprende de la constitución de los nuevos núcleos familiares. En efecto, a partir de la
pregunta de dónde se instalan las nuevas familias, un 28% respondió que efectúa una ampliación y se
ubica en la misma vivienda, un 26% arma una nueva vivienda pero en el mismo territorio, un 25% se
mantiene en la misma vivienda, un 14% busca una nueva vivienda en el mismo barrio y solo el 7% restante
se muda de barrio. Si bien estos datos son tomados de las diferentes partes del territorio nacional donde
se relevaron villas y asentamientos, es significativo para comprender la densificación de los barrios, que
lleva al hacinamiento y al crecimiento a partir de construcciones precarias en altura (verticales).
La tabla 3 muestra el porcentaje de población residente en las villas y asentamientos por comunas,
de acuerdo a los datos del Documento de Resultados Provisionales del Censo 2010.
92
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Tabla No. 3
Porcentaje de población de villas y asentamientos por comuna
Comuna
Barrio
Comuna 1
Constitución - Monserrat - Puerto Madero – Retiro- San Nicolás – 14.3
San Telmo
Comuna 2
Recoleta
0.3
Comuna 3
Balvanera – San Cristóbal
-
Comuna 4
Barracas – Boca – Nueva Pompeya – Parque Patricios
16.3
Comuna 5
Almagro – Boedo
-
Comuna 6
Caballito
-
Comuna 7
Flores – Parque Chacabuco
12.1
Comuna 8
Villa Lugano – Villa Riachuelo – Villa Soldati
32.9
Comuna 9
Liniers – Mataderos – Parque Avellaneda
5.5
Comuna 10
Floresta – Monte Castro – Vélez Sársfield – Versalles – Villa Luro – Villa Real
Comuna 11
Villa del Parque – Villa Devoto – Villa General Mitre – Villa Santa Rita
Comuna 12
Coghlan – Saavedra – Villa Pueyrredón – Villa Urquiza
-
Comuna 13
Belgrano – Colegiales – Nuñez
-
Comuna 14
Palermo
-
Comuna 15
Agronomía – Chacarita – Parque Chas – Paternal- Villa Crespo – Villa 1.3
Ortúzar
Total
Porcentaje
5.7
Fuente: Elaboración propia con datos de la Dirección General de Estadística y Censos
(Ministerio de Hacienda GCBA), sobre base de datos censales, 2010
2.
Evolución de las villas a lo largo de la historia
El Informe de Mazzeo (2013) siguiendo datos consignados en la Dirección de Estadística (1963),
indica que para el año 1956 existían en la Ciudad 21 villas habitadas por 33.930 personas, mientras que
para el año 1962 se identificaron 42.462 personas en 30 villas, según el censo de la Dirección de
Estadística de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.
Asimismo, la autora señala que la evolución de la población residente en las villas de la Ciudad
presenta tres periodos. El primero transcurre entre las décadas de 1960 y 1970 y es de un notorio aumento de la
población: la tasa de crecimiento anual llegó al 114 por mil, agrupando en 1970 al 3,4% de la población de la Ciudad. A
partir de la política de erradicación de villas de emergencia que se inició en 1977, se reduce sensiblemente la cantidad de
villas (se erradican 17 villas) y su población (Mazzeo, 1991 y 2004 citado en Mazzeo, 2013: 74).
93
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
El tercer periodo comienza en la década de 1990 y su crecimiento conlleva que para el año 2012
las villas concentraran más del 6% de la población de la Ciudad. Mazzeo menciona, además, que entre
1960 y 2012 se quintuplico el tamaño de la población residente en estos espacios, al igual que su
participación en la población total.
Por su parte, el Documento del GCBA que recupera datos del Censo de 2010, señala cuatro
períodos que van desde el año 1960 y 2010. Las principales características de estos períodos son el
aumento constante entre 1960 a 197681 y una reducción significativa de población entre el período de
1976 y 1980, influenciada por la política de erradicación de villas en 1977 en la que se redujo la población
en un 84%. Para el período 1980 y 2010, se da un incremento de población del 380%, el cual no iguala el
número absoluto de personas viviendo en villas registrado en 1976.
La desagregación de la década del 70 en ambos documentos, busca dar cuenta del punto máximo
de densificación poblacional que se produjo antes de los programas de erradicación instrumentados por
el Gobierno Militar. En este sentido, el informe de la UCA también hace alusión a la población registrada
en 1976, la cual representaba un 7,3% de la población total de la ciudad de Buenos Aires.
A continuación la tabla No. 4 muestra la evolución de la población residente en villas de la ciudad
durante el periodo 1960-2012.
Tabla No. 4
Evolución de la población residente en villas. Tasa de Crecimiento anual (por mil) y
participación en la población total (por ciento) y variación relativa porcentual (VR %) Ciudad
de Buenos Aires
Años 1960, 1962, 1970, 1976, 1980, 1991, 2001, 2010, 2012
Población
Tasa
Participación en Variación
la población total Relativa
1960
34,430
--
1.2
--
1962
42,462
--
--
23.3
1970
101.000
113.6
3.4
137.9
1976
213,823
--
--
111.7
1980
34,068
-103.0
1.2
-84.1
1991
52,608
40.3
1.8
54.5
2001
107,422
74.0
3.9
104.2
2010
185,418 (a)
62.5
6.4
--
163,587 (b)
--
--
52.3
194,228
23.5
6.4
--
2012
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos (Ministerio de Hacienda GCBA) sobre la
base de datos censales y relevamientos del Instituto Municipal de la Vivienda y la EAH, 2012,
citado en Mazzeo (2013) y en RP-Censo (2010).
81
Durante 1960 y 1976 se contemplan dos períodos. El primero entre 1970 y 1976 con un crecimiento anual del 19.3%
y el segundo período de 1976 a 1980 con un incremento del 18.6% anual.
94
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
(a) Mazzeo (2013)
(b) Datos 2010 son provisionales proporcionados por el RP-Censo, 2010
En relación al crecimiento demográfico, el informe del GCBA elaborado en base a resultados
provisionales del Censo 2010 (INDEC), señala que en el último período intercensal, el crecimiento para
el total de la ciudad fue del 4%. De este modo se observan incrementos significativos de la población
residente en villas y asentamientos precarios de las Comunas 1, 7, 8 y 9. Particularmente el crecimiento observado
en la Comuna 8 (22,3%) es explicado por el aumento de la población residente en esta clase de urbanizaciones, mientras
que la disminución relativa poblacional registrada en la Comuna 2 (20,3%), se vincula con el cambio en el trazado de sus
límites: parte de la Villa 31-31bis que antes estaba en el Barrio Recoleta pasó al Barrio Retiro (INDEC, 2010: 4).
Cuando se observa la cantidad de población viviendo en villas y asentamientos precarios por comunas, los resultados de la
evolución histórica destacan altos crecimientos entre los años 2001-2010 en las Villas 1-11-14, 3, 20, 21-24, 26 y 3131 bis. Ubicadas, con excepción de la última, en la zona sur de la ciudad (INDEC, 2010: 5).
La tabla No. 5 presenta los datos desagregados relativos a la evolución poblacional de estas
urbanizaciones en la CABA, en base a últimos tres censos nacionales.
Tabla No. 5
Datos históricos de la evolución de la población residente en villas
Años 1991, 2001 y 2010
Villa o asentamiento
1991
2001
2010
Villa 1-11 14
4,894
21693
25,973
Villa 3 (Fátima)
3,503
7090
10,144
Villa 6 (Cildañez)
5,604
7993
9,511
Villa 12
1,943
-
-
Villa 13 bis
266
621
482
Villa 15 (Ciudad Oculta)
5,167
9776 (b)
15,568
Villa 16
110
118
162
Villa 17
554
784
471
Villa 19 (INTA)
2006
3343
4,010
Villa 20
7460
16323
19,195
Villa 21-24
10822
16108
29,782
Villa 26
220
456
636
Villa 31 y 31 bis
5668
12204
26,492
Los Piletones
-
2328
5,218
Calacita
-
640
499
Barrio Calaza
174
-
-
95
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
Villa Dulce
280
NHT del Trabajo
1645
1735
1,836
NHT Zabaleta
2572
4814 (b)
2,906
Bermejo-María
Auxiliadora-Barrio Obrero
-
-
1,402
Barrio Saldías
-
-
482
Pedro Luján (Bosch)
-
-
200
Charlone
-
-
91
Fraga
-
-
1,787
Mar Dulce y El Pueblito
-
-
623
El Triángulo/Lamadrid
-
-
923
Hubac
-
-
402
La Carbonilla/Biarritz
-
-
570
Los Pinos/Portela
-
-
1,079
Agustín Magaldi
-
-
487
Rodrigo Bueno
-
356
1,795
Ciudad Universitaria
-
76
-
EX AU7 (La Carra y Avenida Roca)
547
-
EX Foa Morixe
-
137
-
Honduras
-
-
45
Scapino
-
-
816
Nuevos Asentamientos
-
-
8907
Total
52,608
107,422
163,587
Fuente: Ministerio de Hacienda, Dirección General de Estadística y Censos (2010).
El informe de TECHO (2013) relevó para la CABA que un 30% de las villas y asentamientos
registrados, surgieron antes de 1973, un 9% entre el período 1974-1983, un 21% entre los años 19841993, un 17% de las viviendas precarizadas entre 1994 y 2003, y finalmente un 23% cuyo surgimiento se
dio entre el año 2004 y el 2013.
96
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
3.
Estructura de la población:
En cuanto a la estructura de la población, por sexo y edad, el informe de Mazzeo (2013) muestra
que en general en las villas, habita una población relativamente joven con una edad media de 24 años82.
La pirámide poblacional dentro de las villas presenta una base ancha, con lo cual los menores de 15 años
representan el 37% de la población, mientras que los mayores de 59 años constituyen sólo el 4%. Por
otro lado, el índice de masculinidad dentro de las villas es alto, con 96 varones por cada cien mujeres,
mientras que en el resto de CABA este índice es menor a 90. Asimismo, los índices de fecundidad
registran en promedio 4.3 hijos al final de la vida reproductiva de las mujeres duplicando la tasa reportada
en CABA.
Otro elemento a tomar en consideración es la migración, Mazzeo (2013) sostiene que más de un
tercio de los residentes de villas y asentamientos ubicados en la CABA son migrantes (principalmente,
provenientes de países limítrofes y del Perú), los cuales son potencialmente activos. No obstante, también
resalta que existen varias generaciones que han nacido y crecido en villas.
Por su parte, la ECVF (Encuesta sobre condiciones de vida familiares) registrada en UCA (2014),
identifica una base dentro de la pirámide poblacional, un poco más ancha de niños pequeños de sexo
femenino83. Además, hace referencia a una edad promedio dentro de las villas de 24 años, en donde solo
el 2% de su población sobrepasa los 65 años y el 44% son niños y adolescentes menores de 17 años.
4.
Características socioeconómicas de la población:
El informe de Mazzeo (2013) señala que en las villas y asentamientos precarios de la escolarización
es escasa en personas que superan los 49 años. No obstante, el acceso a la educación primaria se observa
en el 80% de la población de 15 años y más y cerca de una cuarta parte por lo menos el nivel secundario.
Por otra parte, observa que la asistencia escolar de la población de 5 a 17 años es alta (92%), aunque se advierte una
deserción temprana: la asistencia escolar se reduce al 79% en el grupo de 15 a17 años (Mazzeo, 2013:77).
En las villas relevadas, el informe de la UCA (2014) identifica que la tasa de escolarización del
nivel primario es del 95%, mientras que la del nivel secundario es del 88%. Por su parte, el 34.4% de
hogares con menores de 25 años asisten a la escuela en el barrio, mientras que el 7.5% no obtuvieron
vacante escolar.
En el área de salud, en las villas del Sur de la CABA según UCA (2014) sólo un 22.7% de la
población posee alguna cobertura médica, y un 53.1% se atiende en un centro de salud barrial84.
Respecto a la ocupación, Mazzeo (2013) establece que en los varones de las villas y asentamientos
se observan participaciones similares a los del resto de la ciudad (61,1% ocupados), mientras que las
mujeres de estas urbanizaciones registran mayores niveles de inactividad y desocupación (37,1% de
ocupadas). Considerando la categoría ocupacional se observa, para ambos sexos, una alta participación
de asalariados (más del 70%) y de trabajadores por cuenta propia (cerca del 25%). Comparando estos datos
con el total de la ciudad de Buenos Aires, las villas y asentamientos precarios registran un mayor porcentaje de
cuentapropismo y una menor proporción de asalariados (Mazzeo, 2013:78).
A la luz de los datos ofrecidos, la autora del informe señala que “los pobladores de las villas se
caracterizan por la naturaleza informal de su inserción laboral, que se traduce en diversos modos de ‘trabajo en negro’, con
remuneración jornalizada, sin cobertura médica ni de seguridad social. De esta manera, quedan supeditados a los paliativos
que implican las políticas asistencialistas del Estado y de otros organismos” (Mazzeo, 2013:79).
En este mismo sentido, el informe de la UCA (2014) identifica que un 77.7% de los principales
sostenes del hogar posee una ocupación informal, y un 43% una ocupación en el barrio.
Como indicador proxy de bienestar, Mazzeo (2013) señala también el ingreso per cápita familiar.
Éste incluye inserción laboral, sumado al tamaño y la cantidad de proveedores del hogar. La participación
de la población de las villas en la distribución de quintiles, muestra que el quintil más pobre concentra el 78% de los hogares
82
En CABA se registra 40 años como edad media poblacional.
Para el efecto, toma como referencia datos de la EVCF (2011-2012) y la EAH (2011).
84
No se obtuvieron más datos de salud en los documentos mencionados al inicio del anexo estadístico.
83
97
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
de las villas, y que los dos primeros quintiles agrupan el 95% de los hogares. Es decir, en el 40% de la población con
menores ingresos de la CABA se ubica el 95% de la población que habita en las villas (Mazzeo, 2013:79).
5.
Condiciones de habitabilidad
El Informe de Mazzeo (2013) refiere a una serie de condiciones de habitabilidad que rigen en las
villas de la CABA durante el año 2011, a saber: a) del total de hogares, el 53% tiene pisos de cemento,
ladrillo o tierra; b) en el 35% de los casos, la cubierta exterior del techo es de materiales inconvenientes;
c) el 10% de las viviendas posee inodoro o retrete sin descarga de agua, o no dispone del mismo d) el
19% comparte el baño con otro hogar; e) el 49% cohabita en 1 o 2 cuartos; f) existe hacinamiento en el
37% de los hogares relevados.
Asimismo, el 18% de los hogares que reside en villas alquila su vivienda, mientras que en el total
de la Ciudad los inquilinos llegan al 30%. En cuanto a la composición porcentual y tamaño de hogares,
se observa que prevalecen los hogares nucleares (70%) y extendidos y compuestos (22%), ambos registrando un
significativo número de núcleos incompletos: el 19% de los nucleares y el 30% de los extendidos y compuestos. En contraste
con las 2,5 personas por hogar del total de la Ciudad, el tamaño medio del hogar en las villas es alto: llega a ser 6 personas
por hogar en los hogares extendidos y compuestos (Mazzeo, 2013:76).
Por su parte, el informe de la UCA presenta datos en relación a las 7 villas relevadas en el Sur de
la Ciudad85. Entre ellos, se señala un 38.9% de viviendas con condiciones de hacinamiento, un 74.9% con
tenencia irregular de la vivienda, un 29.8 con inseguridad de la vivienda y un 63.2% de propietarios
informales.
5.1.
Luz eléctrica
Sobre a las características habitacionales, el informe de TECHO (2013) señala que en relación a
los servicios, en el 84% de las villas y los asentamientos predomina la conexión irregular a la red pública
de energía eléctrica. Este porcentaje es desigualmente distribuido por las diferentes villas y asentamientos;
presentando las conexiones irregulares un total de 100% en la comuna 1; 94,4% en la comuna 8, 82,6%;
en la comuna 4; y un 63,6% en las comunas 2, 7, 9, 14, 15. El informe de la UCA advierte que son los
barrios precarios Ramón Carrillo e Inta los que tienen mayor acceso a conexión eléctrica formal, mientras
que las villas Los Piletones (comuna 8) y 21-24 (comuna 4) son las que presentan mayores deficiencias
para dicho acceso.
5.2.
Eliminación de excretas
En relación a la eliminación de excretas, el informe de TECHO establece que en el 57% de las
villas y los asentamientos existe conexión irregular y/o deficiente de desagües cloacales (ya sea vertidas
en la zanja, en cloacas de fábricas o barrios formales contiguos, a un río, canal o arroyo, a la calle, o que
la conexión se encuentre unida al desagüe pluvial). Asimismo, el relevamiento establece que el 28% de
estas urbanizaciones cuentan con acceso a cloacas, mientras que el 11% los residentes eliminan excretas
a través de pozo ciego. Sólo el 4% de los referentes consultados por la ONG, indicó que en su barrio la
mayoría de las familias cuenta con cámara séptica.
Por su parte, el informe de la UCA identifica las villas 21-24 y la 1-11-14 como las que presentan
mayores problemas de acceso a conexión a red cloacal, mientras que en el barrio Ramón Carrillo y las
villas 6 y 3, el porcentaje de hogares que dispone de desague a la red pública supera el 90%.
5.3.
Agua
Respecto del acceso al agua, el informe de TECHO (2013) señala que un 93% de las villas y los
asentamientos cuenta con una conexión irregular a la red pública de agua. Sólo en el 5% de los casos, la
mayoría de las familias cuenta con conexión formal al agua corriente. El 2% de los barrios se abastece de
Es preciso mencionar que el Informe de la Universidad Católica hace referencia al Barrio Ramón Carrillo como
parte de las Villas relevadas.
85
98
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
agua a través de un camión cisterna u otros métodos. En este punto, el relevamiento de TECHO muestra
variaciones entre las comunas, a saber: la 1, 4 y 8 registran un 100% de conexión irregular, mientras que
en las comunas 2, 7, 9, 14 y 15 un 73% de sus residentes se hallan en estas condiciones. Por su parte, el
informe de la UCA (2014) identifica un 96.3% de hogares en viviendas con acceso a agua de red, no
especificando la naturaleza de la conexión.
5.4.
Gas
Según TECHO (2013), prácticamente la totalidad de las familias residentes en villas y
asentamientos de CABA (96%) utilizan gas licuado en garrafa como principal fuente de energía, tanto
para cocina como para calefacción. El pequeño porcentaje con conexión a la red de gas (4%) se ubica en
la comuna 8. En sintonía, el informe de la UCA señala que la conexión a red domiciliaria de gas es casi
nula en las villas en estudio, con la única excepción del barrio Ramón Carrillo.
5.5.
Pavimento, recolección de residuos y alumbrado público
El Informe de TECHO (2013) identifica que un 30% de las villas y los asentamientos de la CABA,
cuenta con asfalto en todas o casi todas las calles. El 19% dispone de asfalto sólo en algunas calles, y el
15% sólo en la calle principal.
La mayoría de las villas y los asentamientos (62%) cuenta con servicio formal de recolección de
residuos (provista por el Estado), sin embargo este servicio sólo cubre algunos puntos del barrio. Sólo el
16% de estas urbanizaciones cuenta con recolección formal en todas las calles del barrio. En el 13% de
los casos, el servicio es informal (es decir, organizado y financiado por los vecinos del barrio) y en el 9%
directamente no cuenta con servicio de recolección de residuos.
En relación al alumbrado público, en un 38% de los asentamientos informales se verifica que la
luminaria fue construida por los vecinos; en un 27% fue realizada por el Estado en algunas calles; en un
16% fue construida por el Estado en todas las calles del barrio; y un 18% de estas urbanizaciones carece
de alumbrado.
IV. Bibliografía
● Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires (2013). Diagnóstico Sociohabitacional de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, citado en:
http://www.consejo.gob.ar/dictamenes/Informe%20Vivienda%20Final.pdf [150815].
● Mazzeo, Victoria (2013) Una cuestión urbana: las villas en la Ciudad. Población de Buenos Aires,
vol. 10, núm. 18, octubre, pp. 73-81. Dirección General de Estadística y Censos. Buenos Aires,
Argentina.
● Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2010). Resultados
Provisionales del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 en la Ciudad de
Buenos Aires. Documento elaborado por la Dirección General de Estadística y Censos, Buenos
Aires.
● Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2010a). Censo Nacional de
Población, Hogares y Viviendas 2010 en la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires (Tomo 1).
● Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2010b). Censo Nacional de
Población, Hogares y Viviendas 2010 en la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires (Tomo 2).
● Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (2015). Cartografía de la
Ciudad, Dirección General de Estadística y Censos, Buenos Aires, consultado en
http://www.estadistica.buenosaires.gob.ar/areas/hacienda/sis_estadistico/cartografia.php?men
u_id=33523.
● Suárez, A. L., Mitchell, A., Lépore, E. (eds.) (2014). Las villas de la Ciudad de Buenos Aires :
territorios frágiles de inclusión social [en línea]. Buenos Aires: Educa. Disponible en:
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/libros/villas-ciudad-buenos-aires.pdf [100815]
99
DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES – ISSN 2362-2598 – Marzo 2016
● TECHO (2013) Relevamiento de asentamientos informales. Buenos Aires, citado en:
http://www.mapaasentamientos.com.ar/downloads/Relevamientos_de_asentamientos_2013_
BAJA.pdf [150815]
100

Documentos relacionados