diciembre de 2015

Transcripción

diciembre de 2015
EL ESCORIAL MADRID ESPAÑA
Oriflama nº 27
Año XV -Julio-Diciembre 2015
Oriflama no es un título casual, la palabra lleva al oro y a la llama, como la
Poesía, metal brillante y luz hermosa. También es modestamente compañía
de vida. Nos acompaña y sabe de nuestras congojas. Merece nuestro
esfuerzo. Como decía Don Quijote: “nos podrán quitar la aventura, pero no
el esfuerzo”.
Leopoldo de Luis, para Oriflama nº 7
Cualquier estandarte que se despliegue al viento.
R.A.E
Así nuestro estandarte de fuego que se incorpora a ese viento para llegar a
los cinco continentes, a todos los amigos o no, poetas, escritores, lectores
desconocidos, deseamos llegar a sus hogares, introducir nuestra Poesía,
nuestra palabra, por sus chimeneas o ventanas y caldear el ambiente de las
tardes de invierno o refrescarlas en verano, allá donde se encuentren.
Sedienta de palabras hoy me asomo
al cielo que se posa en mi ventana.
Oh, luz, dorada luz, es de noche.
No duermo. Préstame tus sílabas.
I. Díez
El Escorial – Madrid – España
Corr:el: [email protected]
pág. web: www.oriflama.es
Blog: isabeldiez.blogspot.com
Dep. Legal: M17935
ISSN: 1699-6062
“Premio Vasconcelos 2015”
En este número:
POESÍA
Jerónimo Castillo. Argentina
Francisco Fenoy. España
José Regalado Núñez. Rep. Dominicana
Francesca Lo Bue. Italia
Elsa Septién Alfonso. España-Cuba
Sol de Diego. España
Beatriz Villacañas. España
Mariano Rivera Cross. España
Emilio Rodríguez. España.
Milagros Salvador. España
Soledad Cavero. España
José María Muñoz Quirós. España
Mª Carmen Prada Alonso. España
Isaura Díez Figuereido. España
Rafael Bueno Novoa. España
Israel Leyva Luján. Ecuador-Cuba
Natividad Cepeda. España
Andrés. R. Blanco. España
Juan Calderón Matador. España
María Jesús Lozano Cáceres. España
Luis Ricardo Furlan. Argentina
José Luis Mejía. Perú
Reynaldo Armesto Oliva. Cuba
Andrés Tello Arránz. España
Celia Martínez Parra. España
Gustavo Fajardo y Mora. España
Isabel Díez Serrano. España
NARRATIVA:
Rosa Jaén. España
Pablo Villa. España
Gonzalo Salesky. ???
Javier Bueno Jiménez. España
COLABORACIÓN ESPECIAL.
Rosamarina García. Perú
GALERÍA DE ARTE:
Joan Coloma. España
José Manuel Chamorro Chamorro. España
José María Calvo. España
HABLEMOS DE:
Vida sobrenatural. “La misteriosa voluntad de Dios”
Por: Fray Julián de Cos. España
Lourdes Royano. “La reina Dido y el Héroe Enéas “
Por: Jerónimo Castillo. Argentina
Luis Ángel Casas. Cuba
Por: Lorenzo Suárez Crespo. Cuba
Isabel Diez Serrano. España. “La llamaban loca”
Por: Leonora Acuña de Marmolejo.
Juan Calderón Matador. España. “ Cuando duerme Guardamar”
Por: Angela Reyes. España
Frente de Afirmación Hispanista – Fredo Arias de la Canal. México
Por Raúl Tapanes. Revista Arique. Cuba
Dolores Etchecopar. Argentina
Por Rolando Revagliatti. Argentina
NOTICIAS:
Isabel Díez Serrano. España
Celia Martínez Parra. España
PERLAS MAESTRAS:
Eckhart de Hochheim, Anatole France, Jorge Luis Borges, Jules
Renard. San Agustín. Proverbio Malayo. Anónimo. Diego Luis
Córdoba.
POESÍA
Jerónimo Castillo. Argentina
Esquema
Cuando la mueca se transforma en rito
dejando el rictus del cansancio al lado,
cuando ese lado suma en el costado
la lobreguez que surge en mudo grito,
cuando es buscado el límite infinito
en las secuencias que no se han hallado,
infiere un halo casi inusitado
de oscura fase en que se encuentra ahíto.
En este juego de mirar distinto
hacia la esencia en modo subyacente,
se hace palpable antiguo laberinto.
Agobia al cielo en su fulgor creciente
y torna luz con que la sombra pinto,
dilucidando enigmas de la mente.
Francisco Fenoy. España
Fabio.
Nada hay más hermoso que una hermosa
cuando sutil despliega interesante
su hechizo, adonde anima, incesante
al gusto virgen, ciego a la mimosa.
Representaba a Venus, en capciosa
astucia de lascivia, excitante.
Me ofrece dulce brega y, enervante
su sexo, -brasa oscura- ardiente acosa.
Mi nido a sus espasmos, feliz era.
Lujuria desatada iba creciendo
y se excede. Mi fuego se hizo hoguera
en sádica dichosa. ¡Oh! rendida,
grité… tu sangre mía… Ingiriendo
con ardor todo el fluido de la vida.
José Regalado Núñez. Rep. Dominicana
Nácar
No eres luz aún, y alumbras mis manos,
Iluminas el sendero que se niega,
soy quien retiene la mirada
que de tus ojos no sale,
tus brazos se deslizan
entre los fierros de mi alma,
como un carbón enardeces, te quemas
te abismas en tus lágrimas inexistentes,
se mitiga tu luz, y te apagas,
no llegas, y te vas,
desfalleces, y ni si quiera naces,
apenas brillas…
nácar...
Francesca Lo Bue. Italia
Flor de azul
Voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro
Octavio Paz
Un dios amargo con sed azul,
recorre los caminos que bifurcan sin paz.
recorridos áridos y cisternas disecadas.
Flor de arena,
espejismo quieto en los oleajes de la canícula,
en el sol borracho de la tarde que declina.
Flor de ceniza,
en el aire de los caminos que se interrumpen.
He visto tu sueño renacer entre las letras
agotadas,
¡tu sueño!,
reflejo que azulea en los estanques.
Elsa Septién Alfonso. Cuba-España
Zapateo cubano
Se escucha a lo lejos
música campesina
también los cortejos
del gallo y la gallina.
Hay fiesta en el caney
en la finca de Casimiro
se vistió como un rey
toma café en su güiro.
El cu cumblico cu cum
por todas partes retumba,
el zapateo y tum tum
y la música que tumba.
Zumba que zumba y zumba
sobre sombrero de yarey
taconeo que cual rum
no tiene reglas ni ley.
Zapateo muy querido
con el ritmo bien sonado
desde lejos te bendigo
porque contigo he soñado.
Sol de Diego. España
Atravieso la tierra del olvido.
Premio: “Duendes de amor 2015”
Suspendida en la memoria del beso,
perdida en la frontera de sus caricias,
puesto a resguardo el frágil corazón
en el laberinto de los recuerdos,
vivo el prodigio de amar en silencio.
Veo así la pasión como una ruta,
olvidando los restos del naufragio,
poniendo a flote placer y sentimientos.
Y, cerrando los ojos, mi cuerpo
se extiende en tu paisaje,
se dilata el pulso hacia tus manos
y el alma se recoge en soledad.
Rescato la emoción de los recuerdos,
y atravieso con ellos la tierra del olvido.
Mariano Rivera Cross. España
Defensio Recordationis
A la Poesía de Ana Rosseti.
DE CÓMO SOLO QUEDA
UNA PUNZADA AGRIA EN LA MEMORIA.
Y qué me importan tus devaneos
o las caricias veletas de tus amantes,
si quisiste rasgar los cielos con tu llanto
o si te repones con los versos de Horacio
o con un viaje al otro lado del otoño.
O si tus noches las llevas cogidas
por los pelos para no caer al vacío,
si a la postre, solo ha de quedar
una punzada como agria en la memoria.
Emilio Rodríguez. España
Tratado mínimo
Todas las consonantes
quisieron algún día
ser vocales
y marcharse de la frase
al diccionario.
Todo lo que quisimos
se desliza
por el hueco del sueño,
persiste en el deseo
de dejarnos.
Beatriz Villacañas: España
Haikus. (de Testigos del asombro)
Aquí la rosa:
un misterio visible
en cada hoja.
Néctar adentro
liba el lenguaje el lirio
del pensamiento
Senda hacia el cielo
nos enseña el poeta
que va de vuelo.
Luz que se acerca
bañando la palabra;
llega el poema.
Hizo una trampa
para atrapar palabras,
se le escaparon.
Milagros Salvador. España
de: “Pájaro solitario de la tarde”
La muerte siempre se aproxima
con sus ojos bodoque,
sin aljaraz alguno
pero con todo el luto que le prestan las sombras,
como una negación inevitable
que deja a la intemperie nuestra historia.
Subimos los peldaños de la vida
escalera invisible que a los infiernos sube
porque el cielo se oculta
bajo la huella que dejamos.
Emilio Rodríguez.
Soledad Cavero. España
de: “Saharazad”
Te digo de verdad que son los pájaros
el canto más antiguo que puebla este planeta.
Vinieron en anillos musicales
en vuelo pastoral hacia esta jungla,
rompiendo cada tramo de distancia
a fuerza de trinar entre los hombres.
Y nosotros al ver tanta proeza
intentamos volar en ese canto
con vagas sensaciones de infinito.
Y fletamos felices unas alas,
alas de amor a media noche,
a medio sol, a media lluvia.
Como ellos, deseamos ser en vuelo
ráfagas en los cercos de esta tierra,
tangentes en el ombligo de unos dioses
que nos dejan terriblemente solos
después de haber volado un corto trecho.
Pero los pájaros, amor, más rápidos,
emblema son de libertad perenne,
con su canto triunfal en resonancia,
unidos en baladas inmortales
hacia el lejano ocaso de la vida.
José María Muñoz Quirós. España
Luz breve. (Papeles del Martes)
Quiere el humo volar y ascender,
perdido entre las nubes, disperso, libre
como los pensamientos cuando fluyen disueltos
en la memoria,
y después descansar entre los brazos suaves
de la tarde, humo desnudo, y mantener
en la forma que aborda su estela
la música del viento que viene a derramarse
en brisa, en niebla, en alas, en un desierto
lúgubre de arena, en una plaza de cristal,
en cada brazo de las aguas de este río, en el silencio
de la noche cuando deja apaciaguada la memoria
y muere en la boca callada de los pájaros libres,
en el desdén del frío, en la premura de la nieve
blanca hoy. Quiere el humo
volar como mi alma.
Mª Carmen Prada Alonso. España
Instante místico.
Respiro cipreses
y tañeres de campanas, mientras la piedra
calienta mi carne.
Me dejo mirar sin pudor
por los ojos amarillos
que lo ven todo,
escondidos bajo las coronillas
que los beatifican.
Siento en mis dedos jugar
alientos de siglos
que ya no son,
que sucumbieron atrapados
en muertes y ferias.
Me aroma el incienso del silencio
que se desmaya sobre mi piel,
y me unto avariciosa
en los óleos que manan
del momento sublime.
Detengo la diáspora
del chorro mutilado
de mis esperanzas,
y acaricio las crines sedosas
del instante que ansío perpetuo,
burlándome de las sombras
que, durante segundos,
he alejado de mí,
con la osadía de una victoria
que sé, efímera.
Isaura Díez Figuereido. España
Buscando el comienzo
“Donde duermen las horas”
CASA I
Sumergida en el cuenco olvidado
de fríos y escarchas,
escucho el fantasmal tañer de la campana,
lilas petrificadas perfuman con su aliento el otero,
el prado duerme entre mallas de silencios,
rocas desoladas en la
silenciosa noche gimen,
y la lluvia se mece
en las frágiles hojas amarillas.
¡tantos sueños dormidos bajo
el cielo de mármol!
Aguas irisadas acarician mi desconchada piel
y el alma ebria de ayeres sueña
entre cenizas,
que no es demasiado tarde,
para liberarse del lazo ahogante
que confunde en la profundidad del invierno los mensajes,
¡hablo!, ¡hablo, como si me escucharas!
Rafael Bueno Novoa. España.
Me confieso.
Hoy que ya no me intimida el pudor quisiera confesarme,
ante ti, para que escuches esta voz quebrada por el vino
que se avinagra cuando las despedidas se aproximan.
Estoy solo, apurando el fracaso de la madrugada,
ahora que saben a hiel los besos que la soledad nos roba,
que el deseo cubierto de escarcha en la sangre tirita
y en la esquina el desamparo hay mujeres que te ofrecen
a precio de saldo, un chute de placer mezclado con
(ternura.
Confía en mi que ya no voy de farol, porque
no arriesgo apostando al amor con cartas suicidas.
Hazme caso, tú que has sido una amante a la que abracé
lo mismo que hace el mar cuando, después de su cortejo
se aferra a un cuerpo desnudo con celo adolescente.
Si en la posada que hay detrás de la memoria quieres
(alojarte
en el corazón no me tatúes una cicatriz de sombras;
continúa siendo una herida de luz abriéndose en mi carne
Ven esta noche conmigo, brindemos con el aguardiente
que la pasión destila y emborrachémonos de vida,
antes de que la mañana entierre al cadáver de la luna
y sobre la resaca del amanecer nos devore el olvido.
Israel Leyva Luján. Ecuador-Cuba
Jardín
El jardinero es aquel
que poda la planta verde,
que de las rosas se acuerde
y del hermoso clavel.
Que haga de su vergel
un sitio bien cultivado,
que se sienta enamorado
de toda su plantación,
y que obtenga producción
de este jardín encantado.
Natividad Cepeda. España
Atributo
(Por todas las mujeres ignoradas)
Mujer, los nombres, todos; se expanden
frente al cielo. Se llenan de tus sueños
borrando el desencanto.
Ven, contempla tu belleza cuando la tarde
marcha a dormir con el sol detrás de las montañas.
Ven, mujer, dame a comer manzanas:
no temas, ni tú, ni ellas sois culpables…
Los nombre de las mujeres menospreciadas,
ignoradas, vejadas, tiñen el horizonte
de color cada día.
Y no pidas permiso para plantar manzanos.
No mendigues perdones, no grites, no llores…
sigue plantado árboles y levanta la frente
al cielo de la tarde porque sin tus raíces,
mujer, la vida no tendría horizontes.
Y cuando, algún iluso e ilustrado te diga
que así está escrito, dile, que no todo lo escrito
es verdad absoluta.
A veces hay que dudar de leyes obsoletas
para cambiar la Historia.
Y cuando caigas, levántate y prosigue.
Mujer, eres crepúsculo tiñendo de penumbra
los ribazos; hoguera que recibe a la noche
viajando hacia el poniente.
Sin esa magia última de los atardeceres,
ni las tardes ni tú, tendrían su infinita belleza.
Andrés T. Blanco. España
Amiga.
Paredes de tristeza
se elevan en tu frente,
un hueco en la memoria
que arrecia con la lluvia.
Evita esa penumbra,
que la tristeza azul
no haga de tu rostro
un nido de silencio
para llantos perdidos,
un oscuro refugio
para el amor sin casa.
Evita esa penumbra.
Lloraría contigo.
Tu lágrima salobre
quisiera transformar
en zafiro de sueños.
Que en tus ojos se abriese
un puente hacia la rosa.
Lloraría contigo
entre sombras azules,
ese cielo minúsculo
de tu melancolía.
Juan Calderón Matador. España
Definición.
Porque me pones alas
en aquellos momentos
en los que dejo de sentirme pájaro,
y eres frescor de lluvia
cuando mi voz se agosta
entre los pentagramas
de tristes melodías
o llegas como epístola
para poner calor
en el iglú de mi buzón vacío,
porque te sientas a tejerme abrigos
con madejas de besos,
y me abrazas de frente
cuando sabes que el mundo
pretende asesinarme por la espalda,
he decidido que tu nombre
aparezca en mi propio diccionario
como definición de la más bella
de todas las palabras: Amistad.
María Jesús Lozano Cáceres. España
Soneto XI
Temblé cual hoja al viento y tu caricia
desbordó de placer mi gran lirismo;
mi cuerpo fue un derroche de erotismo
que se entrega a su dios como novicia.
Recorriste mi piel, con avaricia
haciéndome llegar al paroxismo;
anegado mi cuerpo por el deísmo
de tus manos, que obraron tal delicia.
También temblabas tú con mis abrazos
que rompió mis esquemas en pedazos
al verte jadear, cual novio en celo.
Eras mi luna que alumbró la noche;
como punto final, en un derroche
me desnudé ante ti, rasgado el velo.
Luis Ricardo Furlan. Argentina
El llanto.
Según los lacrimólogos, el llanto
se desborda en cascada:
una más otra lágrima ensartada
en el ojal del íntimo quebranto.
Gota fluyente que ha pesado tanto
con su angustia roedora, lacerada
vagante de la arteria, la posada
oscura, ciega y fiel del desencanto.
Pila del caudaloso o el reseco
penar donde el dolor su tul descorre,
la aventura falaz de ser el eco
de la constelación que se dispersa,
el hontanar en la cautiva torre
o el surtidor de la razón conversa.
José Luis Mejía. Perú
De: Correo de la Poesía.
Dos soledades, ¿son amor acaso?
Como dos aguas van formando un río,
¿puede un inmenso corazón vacío
--junto al abismo-- ser menos fracaso?
¿Son dos tristezas flor de una alegría?
Dos tentaciones, ¿son una virtud?
Una pregunta junto a una inquietud,
¿son –enlazadas-- más sabiduría?
¿Soy menos isla por beber tus olas?
¿Eres menos naufragio en mis orillas?
¿Esconden infinitas maravillas
dos almas juntas pero siempre solas?
En la sangrante línea del ocaso
somos absurdo y fe –triunfo y fracaso-.
Reynaldo Armesto Oliva. Cuba
Reflejo
Soy reflejo en un cristal
donde miro y me detengo,
una luz donde sostengo
gota a gota su caudal.
Tengo a bien, pensar a mal
qué me ata, qué me enreda,
al llevar mientras se pueda
de este tiempo lo debido;
si el camino ya he torcido
es lo poco que me queda.
Andrés Tello. España
La fuente
Fuente de los Arrabales
donde el tordo se bañaba
y cerrándose las luces
a mi amor allí esperaba.
De flores llegó su aroma
porque ella se acercaba
y en su carita traía
rubor cuando me miraba.
Qué rojos eran sus labios
y en sus ojos reflejaba
la luz de la luna llena
que a la noche se asomaba.
De pronto, llegó la lluvia,
el tordo no se bañaba,
se apagaron los reflejos
y la luna se ausentaba.
Yo desperté de aquel sueño
que mis noches embargaba,
¿fue realidad o ilusión
lo que en mis sueños soñaba?
El agua de aquella fuente
su recuerdo se llevaba.
Celia Martínez Parra. España
En la sombría estancia
abandono mi cuerpo.
Mi mente flota ágil.
Perdido el vértigo
explora el infinito.
Gustavo Fajardo y Mora.
Lo que tú tienes
Si solamente inspiración buscara
--ese sueño de todo gran poeta-con acudir a contemplar tu cara
en ese instante alcanzaría la meta.
Porque posees gracia sin medida
belleza sin igual y tolerancia,
juventud, un tesoro de la vida
y deseos de amar en abundancia.
Procura cultivar lo que tú tienes
y ofrécelo a quien sea afortunado,
esos tan grandes y apreciados bienes
serán para el que sea tu enamorado.
Isabel Díez Serrano. España
Porque ya te sueño: te llevo conmigo.
Ven por la ventana de la vida, asómate al balcón de las
incertidumbres, verás que sigo aquí, recordándote, hablándote en
silencio como tú bien hacías. Y bien cierto será que no te ponga
flores, crisantemos, caléndulas o rosas. Sabes, que a mí la
piedra me causa calofríos, prefiero estar contigo en el sueño y el
rezo, mas no vengas cargado de angustias ni de espadas, tus
páginas se fueron cargadas con la cruz, esa cruz que llevamos
desde que amanecemos, germinados de sol o de alba en plena
noche.
Y te he soñado, padre, ya me quedo tranquila, pues veo que te
llevo como se lleva a Dios, tan dentro de mi alma, de mis
entrañas dentro, que sé que has alcanzado el sendero de amor y
desde allí contemplas el temblor de la arcilla, la arcilla que ya
sabe tu mágica emoción. ¿Ves el mar que me canta?, ¿ves mi
rostro observándote? No quiero que deambules por áridos
desiertos, sangrando aún tu herida, tu fiebre, tu delirio.
Cangilones del viento van ahogando tu grito, ése que se quedó en
mi pecho horadado. Por eso quiero, padre, que cantes hoy
conmigo por todos los océanos por donde navegamos. Tus ojos,
hoy lumínicos, desandan el cansancio, que te llevó sin duda al
fondo del abismo. Pero yo te rescato con mi amor, padre mío, y
seguiré soñando para tenerte cerca. Mis pupilas dormidas en la
noche, se encienden, y vuelan las oníricas playas donde tú ya
relumbras.
Y hablas, padre, hablas, te escucho adormecida. Escucho al fin tu
voz que se fue cielo-adentro.
NARRATIVA
Rosa Jaén. España
El rumor de la tormenta.
El viento arreciaba y las nubes parecían precipitarse sobre los
árboles del jardín, las hojas parecían montículos de ropajes
desechados y las ramas silbaban al quedar desnudas,
entonando canciones fantasmagóricas. Se asomó al exterior y
una ligera brisa movió las páginas del libro abierto sobre la
mesa, leía: “Caminas con los naipes del otoño a la vista. Con
candidez aprehendida recibías el tacto del vestido y se
inventaba el mudo lenguaje de los gestos...”
La lluvia comenzó a dejar su huella de arroyuelos en los
cristales, maquinalmente, separó los visillos, empañó de vaho
el interior y dibujó un corazón sobre el cristal. El ruido de la
tormenta se mezcló con el rumor de unos pasos que se
acercaban. Tensó el busto y borró precipitadamente el corazón.
El atardecer había sido tragado por la negrura y gruesos
goterones impedían vislumbrar el exterior. Fue hacia el
interruptor de la lámpara y una respiración entrecortada se
interpuso, los latidos se aceleraron al percibir un murmullo de
palabras inconexas en el oído.
La
frase
quedó
cortada:
Has
vuelto,
otra
vez...
El rumor de un “no, no”, quedó apagado entre los labios
vibrantes. Las facciones se iluminaron con fuertes destellos
amarillos, la oscuridad se hacía visible a intervalos de las
ráfagas que hacían aparecer como espectros los muebles, los
libros, los cuerpos. Las bailarinas de Degás se iluminaban con
violentos matices. Los brazos atraían, rechazaban sin
convicción, hacían crujir los tejidos. Singulares luces de colores
erizaban las minúsculas células de la piel, describían pequeños
ríos, sensaciones largo tiempo aletargadas. Recordó: “Y el ácido
placer se entrega, con caricias de preámbulos...”
Se estaba bien así, en el mullido sillón que amortiguaba el
fragor de los latidos, el zumbido de los susurros
entretejiéndose, formando un extraño dialecto de frases
inacabadas. Trató de no moverse, de fijar la mirada en las
palabras escritas: “Fue mucho más tarde que supiste de la
entrega de la lluvia en tu corteza...”
Las brumas se disiparon con el chasquido de la llave en la
cerradura. Un sobresalto se precipitó en la sala, una
imprecación siguió al ruido de una silla al caer, inundó todos los
demás sonidos. El sortilegio se había quebrado. Una voz aguda
sonó en el vestíbulo.
- ¡Vaya golpe que me he dado! ¿Qué haces con las luces
apagadas?
- Estaba leyendo.
La luz de la pantalla iluminó el libro.
- Deberías haber encendido el farol de la puerta. ¿Has pasado
miedo?.
- ¡Oh, no! No estuve sola.
- Tú y tus libros
Una sombra se deslizó hacia el jardín. El rumor de la tormenta
se alejaba.
Pablo Villa. España
Los viajes a la fuente.
Cada vez que un coche subía hasta aquí, hasta Tiempo,
constituía una novedad. Lo era para todos, para la Agripina era
además un motivo de esperanza. De modo que cuando oía el
ruido de un motor, se echaba el cántaro a la cadera y se
encaminaba a la fuente. Tenía el sentido del oído tan alerta,
tan entrenado para percibir el más mínimo ruido, que no se le
escapaba un coche sin que fuera a libar a la fuente, como una
abeja liba en cada flor en que se posa. Una vez allí, daba en
ser, no ya solo la abeja, sino la propia flor, así se comportaba:
se abría y se mostraba, se ofrecía a la mirada del forastero
recién llegado.
En el pueblo se sentía tan invisible como el aire, tan
ignorada como un guijarro. Y lo que ella quería era ser flor, no
piedra. Quería ser luz, no penumbra.
Era feliz si el forastero se fijaba en ella. Si le hablaba,
aunque llevaran una profunda carga de malicia, las palabras le
sabían a miel, porque las interpretaba a su manera y las
embellecía. Luego se daba importancia, y hacía así como unos
arrumacos de señorita bien educada, que nadie sabía dónde,
cómo o de quién los había aprendido.
Cuando el agua se desbordaba por la boca del cántaro,
simulaba que debía irse, fingía prisas y quehaceres, pero se
quedaba otro ratito con la esperanza de escuchar más palabras,
el corazón desbordándosele igual que el agua del cántaro. Al fin
se le cargaba de nuevo a la cadera y se alejaba, murmurando
para sí palabras deshilvanadas que no entendía nadie, porque
no era esa la intención con la que eran pronunciadas. Tras de sí
dejaba la huella recientísima de una historia de amor. Quedaba
en el aire algo como un temblor, el que queda en la flor un
instante después de que la abeja que ha estado posada sobre
ella, haya tomado impulso hacia otra flor.
Al llegar a su casa lo primero que hacía era verter el agua
que había transportado en el cántaro. En las macetas, si era el
tiempo de las flores; y si no había flores que regar, lo
derramaba en el corral asegurándose de que nadie la viese.
Después posaba el cántaro vacío en la cantarera con
delicadeza, con mimo, como si lo que quisiera fuese acariciarlo.
Por último, se quedaba un buen rato mirándolo.
Como
cualquier mujer mira el vestido de fiesta colgado en el armario.
Gonzalo Salesky.
Finalista I Premio de Narrativa nacional breve Villa de
Madrid.
Cuando supo que se acercaba la hora, se decidió a escribir su
epitafio. Para ser recordado en el lugar donde vivió siempre,
para plasmar algún pensamiento agradable o simplemente para
despedirse. Quería dejar algo. Lo necesitaba. Como una especie
de consuelo ante su inminente partida.
No sabía qué le esperaba allí, del otro lado. Por más leyendas o
historias que supiera, lo aterraba el hecho de comenzar su último
viaje sin saber el destino.
Al fin tuvo la frase exacta entre sus labios y sólo en ese momento
sintió que podía partir. Tranquilo, ligero de equipaje y sin cuentas
pendientes. Cerró los ojos, y luego de esos nueve meses que le
parecieron eternos, nació.
Javier Bueno Jiménez. España
La casa de las amapolas.
Nunca olvidaré septiembre. Fue en ese mes, en el que finaliza
el verano, cuando cambió mi vida por completo.
"House of poppies" era un pequeño hotel rural, rodeado de un
generoso campo de amapolas del que partía un sendero que
llegaba hasta la costa. No era frecuentado por muchos turistas.
Las personas que allí se alojaban eran, casi siempre, seres
solitarios, bohemios, en busca de sí mismos o de la apacible
naturaleza. Por todo el hotel se exhibían cuadros, fotografías, y
objetos de decoración en los cuales estaban representadas las
amapolas.
Permítanme que me presente: me llamo Medea; y aunque ese
nombre pueda parecer raro en una irlandesa, me encanta
llamarme así. Fue un capricho de mis padres, que quedaron tan
impresionados al ver la obra de Eurípides en un teatro de Dublín,
poco tiempo después de conocerse, que decidieron que si tenían
un hijo se llamaría Jasón, y si fuera una niña... pues ya saben mi
nombre. Soy hija única desde hace treinta y dos años. Al
comienzo del verano empecé a trabajar en el hotel de la señora
Sheridan como camarera, recepcionista, y lo que hiciera falta. El
establecimiento sólo tiene seis habitaciones para huéspedes; la
mejor es la de John Wayne. Bueno digo de John Wayne porque
encima de la cómoda hay una gran foto de la película "El hombre
tranquilo", en la que John abraza a Maureen O'Hará. Cada vez
que la miro me parece un sueño.
Pero, sin más preámbulos, quiero contarles mi historia. El hotel
había quedado vacío después del verano. Esperábamos sólo a un
huésped, un escritor llamado Madison, que pasaría una semana
para tratar de ordenar las notas de su próximo libro. Cuando
llegó, al abrir la puerta vi a un hombre corpulento de unos dos
metros. Llevaba un jersey blanco de cuello alto, una gorra
marrón, y en su mano izquierda sostenía una voluminosa
mochila. Se presentó y, tras entregarle la llave de su habitación
no pude dejar de mirarle hasta que desapareció escaleras arriba.
Quedé impresionada, aunque la verdad es que no sé muy bien
por qué. Por muy alto y fuerte que fuera no era John Wayne, que
era el hombre que más me gustaba. Los días, sin embargo,
fueron pasando sin que yo pudiese dejar de pensar en él, aunque
la verdad es que no me hacía ningún caso, y las conversaciones
que compartíamos eran las estrictamente relacionadas con el
servicio de la habitación y el horario de sus comidas. No sé cómo
ese mínimo contacto pudo hacer que me enamorara de forma tan
profunda e irracional. Por el contrario, tenía la impresión de que
Madison no reparaba en mi existencia. Deseaba hacer algo que
cambiara la situación, pero mi profunda timidez me lo impedía.
Una noche, los cielos crujieron y se formó una violenta
tormenta, las contraventanas golpeaban con fuerza contra los
cristales y la lluvia era torrencial. Tuve que salir a sujetarlas sin
que me diera tiempo a ponerme algo de abrigo. Vistiendo
únicamente un camisón me lancé al exterior, y al instante quedé
empapada de cabeza a pies. Al correr, buscando la protección de
la casa, resbalé y caí. Mi cuerpo estaba cubierto de barro, y un
sabor salobre en mi boca me advirtió que me había partido el
labio inferior. Entré en la casa a toda velocidad buscando el baño
para asearme. Quise dar la luz pero no se encendió, la tormenta
nos había dejado a oscuras. Entonces advertí la potente claridad
proveniente de un antiguo quinqué, que sostenía Madison en su
mano derecha. Su torso, musculoso como el de un guerrero,
estaba desnudo y brillaba con el resplandor. Al verle me quedé
sin palabras. Se acercó y, sin decir nada, lamió la sangre de mis
labios. Después sacó un pañuelo y limpió mis pechos, que
afloraban desde dentro del camisón, me tomó en sus brazos y en
ese mismo instante perdí el sentido. No recuerdo nada más de
aquella noche. Desperté en mi lecho con los primeros rayos del
sol, limpia y sin rastro de barro. Mi labio inferior no sangraba
pero exhibía una pequeña costra. Cuando le hablé a mis otras
tres compañeras del hotel sobre la enorme tormenta de la noche
anterior, éstas, extrañadas, dijeron no tener ni idea de lo que les
estaba diciendo.
Los siguientes días, previos a la partida de Madison, evitaba
encontrarme con él, aunque lo deseaba con todas mis fuerzas. Al
despedirse sentí mucha tristeza y un deseo inmenso de besar sus
labios, pero tuve que conformarme con escuchar sus palabras de
agradecimiento, exentas de ternura, pasión, o algún interés por
mí. Le vi hacerse pequeño en la lejanía, tan diminuto como sentía
mi corazón dentro del pecho.
Al cabo de unos meses, mi abdomen comenzó a crecer y
empecé a sentir algunos desarreglos. Estaba convencida de que
la semilla de Madison crecía dentro de mí, conformando un nuevo
ser. Era tan feliz que no me importaban las habladurías ni las
sonrisas maledicientes de mis compañeras. Fui a ver al doctor
para que confirmara y vigilara mi embarazo. Mi sorpresa fue
demoledora cuando me dijo que no estaba embarazada, que era
virgen, que mi himen estaba intacto. El diagnóstico fue de
embarazo psicológico e hipoplasia uterina; vamos, que mi matriz
era como la de una niña de diez años. Al escucharlo grité y lloré
con desesperación. No es posible, no puede ser, me decía, yo
siento al niño dentro de mí. ¡Es su hijo!, es mi hijo.
Pero una noche yo le vi frente a mí, como si flotara, y dijo: No
les hagas caso, mami, yo estoy contigo y nunca te abandonaré.
Desde aquella noche he vuelto a ser feliz, lo único malo es que
no soporto las paredes tan blancas que me rodean y estas
ataduras que ciñen mis manos.
COLABORACION ESPECIAL
Rosamarina García Munive. Perú
Currículo
Breve de Rosamarina García Munive.
Abogada, egresada de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos-Lima –Perú.
Profesora Honoris Causa por la Akademie ST. Lucas Antwerpen.
Actual Senadora del Parlamento Mundial para Seguridad y PazLegación Diplomática Peruana.
Premio Internacional Juegos Florales Siglo XXI MontevideoUruguay año 2005.
Premio Internacional Sonetos a Juana Inés de la Cruz otorgado
por el Frente de Afirmación Hispanista A,C. Año 2008.
Premio Internacional Sonetos a Mercedes Matamoros otorgado
por el Frente de Afirmación Hispanista A, C. Año 2008.
Premio Internacional
Medalla de Oro “José Vasconcelos”
otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista A,C. Año 2010.
Dirección: Calle Nueva Castilla 153- Urb. Higuereta-Surco. Lima
33 –Perú.
E-mail : [email protected]
ARS CONFIDENTIA
La ilusión de vivir y soñar, ilumina el vibrar del Sol y la Luna en
mis arterias, donde soy presa inevitable en el rictus de la vida.
La vida, soplo de luz en mi garganta, tiene la sagrada
connotación de mirarme, desde la imagen y el reflejo de mí
misma. La actitud de mi ser, es volver a la memoria astral para
entenderme y absolverme de la tiniebla que amordaza mis
principios, mientras una línea constelada me reedita en otro
círculo del viento.
La vida es un círculo concéntrico, programado por los astros,
donde se vislumbra un escenario compartido con otros seres
humanamente dialécticos, apresados en la angustia más pura y
disímil.
Sólo, entenderemos el gesto de la vida como irrealidad, cuando
retornemos a una nueva gestación de ser el primer grito en la
tiniebla. Sé, que emerjo de las aguas intrincadas del misterio;
allí, mi piel astral, hace milenios cargó el tatuaje de un nombre,
donde alguien me aguardaba, y sé, que tuve el amor en plenitud
al alcance de mi hoguera, como cuando se abre una flor en el
ventrículo celeste de la noche, y se convierte en palabra de
espuma y llamarada.
La teoría del rostro que trasmuta, se hace evidente cuando
sueño, y me contemplo en la estación onírica del espejo, y
descubro que soy viento en la tilde amurallada del silencio. Soy
como soy, exhalación de vaho ardiente, donde las estrellas
comulgan en mi cuerpo de espasmos y semillas. ¿Cómo explicar,
el letargo que produce la caricia y el beso del viento? ¿Cómo
apresar con mis labios el conjuro del Verbo, cuando se revuelve
fieramente en el licor ancestral de los sentidos?
Llena de espuma y llamarada, extiendo en el rubor de mis
arenas, esta sed inapelable de mis muslos y mis labios; me
envuelve el yodo que desviste mi sombra; sé, que soy la soledad
de un mar inagotable en el rescoldo de la noche ebria, donde
busco mi rostro tumultuoso como plegaria de incógnita marea.
Amo el amor, amo la vida, que pretende explicarme la otredad
disonante del tiempo y la memoria, y el por qué de la serpiente
de esmeraldas enroscándose al enigma de mi nombre.
¿Cuál es mi nombre? ¿Cómo me llamo?
En mi rostro se refleja el infinito, aspirando la fragancia de las
cosas que nacen y desnacen. !Veo, el rostro de Dios en el tuyo,
Yo soy el Mundo!
ETERNIDAD CASTÁLIDA
Te espero Nair,
golpeando
la evasión imposible que blasfema y maldice
mientras el viento bifurca
el último despliegue del silencio.
Nair
¿No ves la marea insumisa de las cosas profundas
y un naufragio de sierpes en vocablos que huyen?
Mil veleros arpegian
esta sed invisible que devora y constriñe,
quiébrase tu nombre
en crepúsculos de espejos y diamantes
vuelvo a ser mito
lengua multiforme de los astros.
Nair
te espero,
en el límite suicida de las horas
sin el muro calcinante del segundo
allí, la vendimia quemadura de hogueras retorcidas
demudará esta carne
humus sangrante de tu boca.
REINVENTO LO VIVIDO EN LO SOÑADO
Reinvento lo vivido para amarte,
separo de la arcilla el pensamiento
fulgor donde no existe el escarmiento
erranza que la carne pudo darte.
Esencia sensitiva es para el arte
el arte del poeta, alumbramiento
marea existencial, renacimiento
en páginas de piel al alcanzarte.
Reinvento lo vivido en lo soñado,
para vestir mi cuerpo enmarañado
crepúsculo, caverna, alondra pura.
Hoy sé que la distancia es insaciable
epíteto de fuego incomparable,
¡Cuánta raíz sangrando en la escritura!
Y TODO LO QUE INVENTAN LOS SENTIDOS
Púlsame Amor, cúmplase en mí el destino
del viento acariciando mis praderas
enjambre de serpientes siempre arteras
colmándose en mi Averno clandestino.
-Dejad rizar el alba en ese pino
aljibe de cristal sus cabelleras
tan negras y lascivas cordilleras,
más allá de su savia lo divinoPúlsame Amor, desgaja tu plantío,
tu greda ensortijando el sueño mío
y todo lo que inventan los sentidos.
-Debajo de la piel la bestia impura
retórico gusano que perdura
en pulsos de la Vida repartidos-
BREVA TU CUERPO POR MI LUZ SERENA
Breva tu cuerpo de agua por mi arena
espejo piel en bruma desatada
cresta de ola sutil y remontada
gaviota por el pubis se enarena.
Breva tu cuerpo por mi luz serena
soplo de algas en luna ornamentada
estrella en roca viva, diamantada
caricia que se oculta tras la vena.
Arde un sudor azul entre mis manos
libélulas ardiendo en mis veranos,
y son tus dedos de agua por mis senos,
colmando la espesura que desgasta
la página de piel, ardida , casta
gaviota derramada en mares plenos.
AMO TU CUERPO EN VÉRTIGO DE LLAMAS
Amo tu cuerpo en vértigo de llamas
cósmica elevación para la orgía,
unicidad total de la energía
crepúsculo sediento cuando me amas.
Vorágine insaciable tú reclamas
pues sólo al respirar en tu medida
baste la sed en sombra detenida,
dejad que el sol fermente sus escamas.
Estaré con las manos elevadas
sabiéndome tan vida en movimiento
y callaré las voces nunca halladas,
allí, donde las piedras sojuzgadas
por las voces angélicas del viento
transforman sus astillas en lamento.
AMO LA SOLEDAD, LA MEDIANOCHE
Amo la soledad, la media noche
danzando en un fulgor evanescente
en explosión salobre, diferente
tu cuerpo de marfil era mi noche.
Las sienes refulgentes en derroche
dibujan una cruz fosforescente
y el alba en un fulgor iridiscente
me sella entre tus muslos con su broche.
Anduve por la noche de la historia,
lasciva en un efluvio de colores
océano del mundo, viento, imperio.
Y al impulso sedienta, sin temores
la media noche ardía en su victoria
frente al marfil del gozo, su misterio.
DUÉRMETE AMOR, MIENTRAS EL MUNDO GIRA
Duérmete amor, mientras el mundo gira
hacia el reposo oculto de la muerte
mañana es el ayer, y viene a verte
como un eterno rio , hoy, respira.
Duérmete amor, la noche se retira
bajo la piel del alba ya se advierte
lo puro, lo salvaje, de tal suerte
enróscanse sus aguas y transpira.
La arcilla cuaternaria de repente,
con furia iridiscente es transparente
serpiente de la noche en mi cintura.
En lenguas de tus aguas, me desnudo,
duérmete amor, a protegerte acudo
en mis muslos de Mayo hay calentura.
DESDE SU GRUTA ABIERTA SULAMITA
Desde su gruta abierta Sulamita,
Amaromada en un coral ardiente
transfigurada y lívida su frente
orgásmica resbala en dulce ermita.
No de espuma sino de movimientos
orilla del zarpazo cuando danza,
es Salomón Arcángel de los vientos
en un orbe de música la alcanza.
Lasciva miel en poderío embriaga
el filo de su gozo es una daga
al gozo de la mano sometido.
Ella, engolfa sus muslos en revuelta
cual un montón de trigo que se suelta
amaromando el Tiempo desvestido.
De: Sonetario Mayor
Hoguera de palomas se ha vertido
con hambre sideral sobre mi mano,
cuatro letras de fondo, tan humano
cataclismos de luz ha permitido.
El tiempo y la locura se han metido
al fondo de este abismo sobrehumano,
caótico, espectral, casi inhumano
que el amor transfigura y da sentido.
Este abismo de horror, nosotros mismos
ocultos en oráculos y sismos
rozamos el dintel de muchas puertas,
forzando lejanías siempre yertas
en círculos escritos con guarismos
que cierran al arder, siete compuertas.
GALERÍA DE ARTE
Joan Coloma. España
Rio Quirós (Asturias)
José Manuel Chamorro Chamorro - España
Don Quijote – Cap. I -Óleo sobre lienzo
José María Calvo Andrés , España - Óleo sobre lienzo
Árbol junto al río
HABLEMOS DE:
VIDA SOBRENATURAL.” La misteriosa voluntad de Dios.”
Por: Fray Julián de Cos. O.P. España
Siendo un joven universitario, Jaime asistió a una charla
informal que un misionero dio en su parroquia a los
catequistas, hablándoles de lo que le había movido a irse a las
misiones y de lo feliz que era dirigiendo en una pequeña isla de
la Polinesia un colegio en el que se educaba a niños de familias
muy pobres.
En aquella charla, Jaime sintió como el Espíritu de Jesús le
llamaba a ser “pescador de hombres”. Desde entonces supo que
debía ingresar en la Congregación de los misioneros que
llevaban su parroquia. Aunque él hubiera querido hacerlo en
ese momento, el sentido común le animó a acabar la carrera
que estaba estudiando, que era Ciencias Económicas, pero, una
vez que acabó los estudios, pidió el ingreso en la Congregación,
soñando en ser un gran misionero.
Pasados los años, cuando hubo hecho los votos y fue
ordenado sacerdote, su corazón ardía en deseos de ser
ordenado aun país lejano y pobre. Pero la cosa no fue así. El
Provincial le dijo que sería más útil ocupando el cargo de
ecónomo del colegio que la Congregación tenía en la capital,
en un barrio de clase media-alta, pues la buena gestión
económica de ese colegio permitiría enviar mucho dinero a las
misiones. Estas fueron las palabras del Provincial: “ P. Jaime:
haces más falta en la retaguardia”.
Al principio estuvo contento, pues comenzó a ejercer de
sacerdote y las actividades del colegio en ayuda de las misiones
le satisfacían mucho. Pero poco a poco, empezó a sentir que
no encajaba allí. Por una parte, la comunidad estaba compuesta
por religiosos mayores cuya forma de ver la realidad distaba
mucho de la que él tenía. Y, sobre todo, lo que más le pesaba
era que su labor en el colegio poco tenía que ver con lo que a él
le movió a entrar en la Congregación, pues se trataba de una
labor burocrática que, además, podía ser ejercida por un
seglar.
Cada vez con más fuerza, oscuros y lúgubres pensamientos
le rondaban por la cabeza: “Se dice continuamente, que hacen falta
“obreros para la mies”... pero a mí me tienen comprobando facturas,
hablando con distribuidores y asistiendo a reuniones en el
Ayuntamiento?... ¿ Para esto he dejado yo todo?...¿Qué sentido tiene mi
vida?...” Todo esto se lo expresó al Provincial, pero nada cambió.
El Padre Jaime eran tan buen ecónomo que la Congregación no
podía prescindir de él enviándole a misiones.
Y así, el P. Jaime se veía cada vez más “enjaulado” en una
vida que no quería, y aquellas oscuras preguntas que le
perseguían comenzaron a tener terribles respuestas. “Quizás
debería acomodarme, disfrutar de las ventajas de vivir en un barrio rico y
buscarme amigos que compartan conmigo su buena vida... O quizás,
mejor, debería dejar la Congregación, buscar una mujer y dedicarme a
ser ecónomo de otro colegio: total iba a hacer la misma labor que hago
ahora, pero, al menos mi vida cobraría mucho más sentido teniendo una
familia a la que cuidar y amar”.
Viendo que su vida estaba “al borde del precipicio”,
aprovechó un fin de semana para visitar a su antiguo Maestro
de Novicios y contarle su gran pesar. Se trataba de un anciano
que había pasado la mitad de su vida en una pobrísima
parroquia de un suburbio centroafricano. Por su sangre corría el
espíritu misionero del fundador de la Congregación y su
corazón estaba lleno de Sabiduría. Conocía muy bien al P.
Jaime, y sabía que era un buen religioso. Pero también
comprendía los motivos por los que el Provincial y sus
consejeros le retenían en la capital.
Ante una situación tan complicada, el anciano misionero
llevó al P. Jaime a la capilla del noviciado y allí, delante del
Sagrario, le preguntó qué es lo que hizo Jesús cuando, en el
Huerto de los Olivos, sintió que su futuro no tenía sentido. “Le
pidió al Padre que se hiciera su voluntad”, respondió el P. Jaime. El
Maestro, siguió preguntando: “Y qué hizo nuestro fundador cuando
sus padres le pidieron que renunciara a su sueño de ser misionero porque
solo él podía hacerse cargo de la empresa familiar?”. Bajando la
cabeza, dijo el P. Jaime: “Él también se puso en manos de la voluntad
de Dios”, El Maestro le puso la mano sobre la espalda y le dijo
dulcemente: “Entonces ya sabes qué es lo que tienes que hacer:
regresa al colegio , y pídele a Dios que se haga su voluntad y no la tuya”.
Con el corazón tranquilo y sosegado, el P. Jaime siguió el
consejo de su Maestro. Todas las noches acudía a la capilla para
suplicar a Dios: “Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa,
pero no sea como yo quiero, sino como quieras Tú ”. (Mat. 26-39).
Aquello le ayudó mucho a dar sentido a su trabajo en el
colegio.
Pasado un año, el Provincial le pidió que acudiera a su
despacho para comunicarle que el Consejo y él habían decidido
nombrarle Provincial. Querían que se desplazase a todas las
misiones de la Provincia para que ayudase a los misioneros a
gestionar mejor sus recursos. También querían que idease un
plan Provincial para fundar una ONG para que los laicos
pudiesen colaborar activamente en las misiones. El Provincial le
dijo: “Gracias a tu magnífico trabajo en el colegio, estamos seguros de
que
sabrás
misioneras.”
.
llevar
a
cabo
estas
importantes
tareas
El P. Jaime, echándose las manos a la cara, se llenó de una
gran alegría, porque, por fin, iba a poder colaborar
directamente en las misiones y, además, lo iba a hacer junto a
los laicos amigos de la Congregación.
Todos los que le conocen, notaron que el P. Jaime cambió
mucho desde entonces, se le veía lleno del Espíritu de Dios. Su
Maestro decía a menudo; “Nuestro Jaime ha resucitado”.
Así dijo el Señor a sus discípulos: “He bajado del cielo, no para
hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn 6,36).
Lourdes Royano Gutíerrez. España. La Reina Dido y el
héroe Enéas.
Por Jerónimo Castillo. Argentina
La Dra. Lourdes Royano Gutiérrez nos envía desde Potes,
Cantabria, el estudio “La Reina Dido y el héroe Enéas”, en una
impecable edición del Frente de Afirmación Hispanista, A.C.
México, 2015 y Casa de Cultura de Potes, Cantabria, España, con
el sello bibliográfico del Museo Cartográfico “Juan de la Cosa”.
El estudio de la Dra. Royano Gutiérrez se ve engalanado desde lo
visual por un soberbio paratexto en el acostumbrado formato A4
que Casa de la Cultura de Potes acostumbra, y el delicado diseño
de Sergio Martínez Martínez.
Desde la ilustración de portada, con la reproducción del cuadro de
Marcantonio Franceschini, 1677, titulado “Desesperación de la
reina Dido de Cartago, ante la noticia del abandono de Enéas de
Troya”, ya hay una invitación a la lectura.
El estudio está dividido en dos partes. La primera es la recreación
que la autora realiza sobre la legendaria historia de la fundadora
de Cartago, Elisa de Tiro, hija del rey Mutto y hermana de
Pigmalión, mujer de extraordinaria belleza, que la posteridad
conoció como Dido, lo que reproduce Lourdes Royano de J.
Repollés: “Las mejores leyendas mitológicas”. Editorial Óptima,
Barcelona, 1999, pág. 225. “… mientras que Dido se casaba con
su tío Sicharbas, sacerdote de Hércules y el hombre más
importante de Fenicia, después del rey. Pasó el tiempo y cuando
el ambicioso Pigmalión fue mayor, hizo asesinar a su tío y cuñado
Sicharbas para apoderarse de sus tesoros. Entonces su hermana
Elisa decidió huir. Hizo cargar las riquezas de su marido en varios
barcos y escapó de Tiro seguida de cuantos descontentos
quisieron acompañarla”.
La autora de este estudio ha tenido especial cuidado en la
búsqueda de referencias sobre los hechos de la llegada de la
reina Dido al norte de África, lugar donde reinaba Jarbas, un rey
respetuoso de la tradición que había construido cien templos y
cien altares en los que ardía el fuego sagrado en honor de los
dioses, quien accede a brindar refugio a la reina errante y
otorgarle un lugar para asentarse con sus pertenencias y su
corte.
La leyenda, nos cuenta Lourdes Royano, es que Jarbas le
condiciona la dimensión del asentamiento a Dido a una superficie
de terreno que pudiera abarcar con el cuero de un toro, a lo que
el ingenio de la receptora manda cortar el cuero en finísimas
lonjas y tener así una demarcatoria más amplia.
No cabe aquí seguir el relato de los acontecimientos históricomitológicos de la fundación de Cartago por la reina Dido, lo cual
ha llegado a nuestros días por diversas fuentes que son
minuciosamente citadas por la autora del estudio, en forma
especial por el poema de Virgilio, La Enéida, que en sus cuatro
libros cuenta el desarrollo de los hechos comenzando con la
fundación de Cartago, la llegada de Enéas de Troya con su gente,
el encuentro del héroe con la reina que pide le cuente las
desventuras de la pérdida de Troya y peripecias vividas en el mar,
el enamoramiento de la reina, correspondido por el héroe, su
posterior casamiento, el abandono de Enéas que la deja para ir a
cumplir la misión impuesta por los dioses que le mandaron a
Italia a fundar Roma, la súplica de Dido que al ser desoída por el
troyano le impele a una extensa rogatoria en una carta de amor
que se considera modelo de la expresión amatoria, la decisión de
quitarse la vida con la espada que el propio Enéas le había
entregado, terminando el poema en el libro que cuenta el
desconsuelo de Ana, la hermana de la reina ante la muerte de
Dido.
Incluye Lourdes Royano en este magnífico estudio, la mención de
los lejanos acontecimientos por el rey Alfonso X “El Sabio”, en el
siglo XIII, en un fragmento de la Estoria de Espanna.
Es aquí donde la obra adquiere su punto relevante, y que
constituye la segunda parte, ante transcripción del Fragmento de
la Estoria de Espanna de Alfonso X el Sabio, donde vuelven a
relatarse los acontecimientos cartagineses, pero narrados
utilizando el vocabulario con que fue escrita la obra de Alfonso X,
para llegar a la transcripción textual de la carta rogatoria que
Dido le escribe al héroe ante su partida hacia Italia, antes de
tomar la fatal decisión.
Entendemos que más allá de la dificultad de la lectura de esta
segunda parte del estudio de la Dra. Lourdes Royano Gutiérez,
tanto por la terminología como la construcción gramatical, este
fragmento tiene el valor documental por haber citado la fuente en
su versión original, lo que hace que el estudio no sea ya una
simple transcripción, sino que permita al lector indagar el
contenido del documento como, con toda seguridad, hubo de
hacerlo la autora, determinando que su decisión de compartir la
vivencia de leer tan magno acontecimiento en forma que se
consignó por Alfonso X El Sabio, ha sido un generoso acto de
entrega que destacamos y aplaudimos.
Todo ello, a no dudarlo, tiene un valor superlativo que hace del
trabajo de Lourdes Royano un magnífico aporte al conocimiento
de parte de la historia universal, enraizado con el nacimiento de
la lengua española que el rey Alfonso X decide propiciar, atento a
que el pueblo y los soldados de la península se manejaban con
esta forma dialectal que poco tenía que ver con el latín de los
ilustrados de la Espanna.
La autora nos ha llevado de la mano por el bellísimo contenido de
la carta de amor de la reina Dido, con un introito de solvente
calidad literaria inserto en la primera parte del estudio que tiene
la delicadeza de hacernos conocer. El lector no puede menos que
conmoverse por la fuerza del contenido en la referida carta, y
esta elección hace que debamos justipreciar en la obra de
Lourdes Royano.
Este acto de amor de una reina que escribe desesperada ante la
partida del hombre que ama, hace volar la imaginación. Por ello
nos permitimos transcribir el poema de la Dra. Beatriz Villacañas
Palomo, titulado “Carta de Eneas”, que también hace poco hemos
conocido.
CARTA DE ENEAS
Beatriz Villacañas Palomo
He dejado las costas de tu reino,
las costas de tu cuerpo
salvador de los náufragos niños de mi pecho.
Dido, ¿me llamas?
Mil sirenas tus voces en este mar sin tregua.
Y yo no quiero oírlas, cada ola
de este universo en que navego
es un paso hacia el deseo de los dioses.
Hacia su voluntad dispuesta si es preciso
a aplastar cada músculo incendiado de amor
de los mortales.
Miserables mis manos, miserable
este tronco humano
que alberga el corazón abisal de los deseos.
Nada puedo hacer, Dido,
en este mar de dioses y blancas agonías,
en este mar aterrador y bello,
culpable soy
de no haber sido un dios,
sino tan sólo un hombre que ahora te abandona.
Y este mar, este dolor, esta deidad de agua,
es un cuchillo líquido que llega
al hueso más recóndito.
Este mar es el nuestro, este mar, Dido,
es cuna y es sepulcro de todas las historias
que cuentan estas olas. Y contarán la nuestra
en el incendio azul
de cada amanecer sobre sus aguas.
Luis Ángel Casas. Cuba.
Por Lorenzo Suárez Crespo. Cuba
Quizás como una forma inusual, pero con un profundo
sentido, antes del tema musical,
los poetas del Ranchón
iniciaron su espacio de presentación el pasado sábado 11 de
julio de 2015 al ritmo de las cuerdas enarbolando en la
improvisación sus cánticos a la estrofa mágica, raíz y
continuidad de lo más auténtico y representativo de la poesía
cubana.
Esta vez, precedidos por la presentación de plegables y hojas
sueltas con obras de uno de los grandes poetas de Cuba: Luis
Ángel Casas, el parnaso decimístico pinareño se une al
reconocimiento que toda Hispanoamérica le debe de forma
permanente a este intelectual cubano que nos ha dejado en su
obra narrativa y lírica tesoros inolvidables, pero sobre todo su
defensa, apego, creación y promoción de la viajera peninsular.
No podíamos dejar de citar, entre otras apasionadas y
rigurosas apreciaciones críticas, las palabras del poeta y director
de Carta Lírica, Francisco Henríquez (Premio José Vasconcelos,
2005) en relación con este amigo de la estrofa nacional:
El poeta Luis Angel Casas es uno de los más ilustres y
prolíficos de los poetas clásicos de Cuba, de América y del
mundo, y cultor-creador de los más difíciles metros del verso
castellano, tuvo la humilde grandeza de abrazar y amar a esa
dulce novia del campo cubano: “la décima criolla”. Y no solo la
amó, sino que la cantó en su forma más típica, de ahí que el
criollismo de sus décimas tenga una sonoridad, un tinte, un
sabor, una sencillez, que las hace aún más criollas, sin que por
ello pierdan elevación, perfección, maestría…”
De manera que a 87 años de su natalicio (10 de julio de
1928) y a un año de su desaparición física, no hay una forma
más gratificante que recordarlo con sus propios versos que jamás
perderán vigencia, porque están hechos con la sustancia vital del
patriotismo cuando, en sus décimas criollas, se nos define en
estos vuelos líricos:
LA DECIMA CRIOLLA-FragmentoEn la décima que Cuba/ devuelve a la madre España,/ van la
esbeltez de la caña, /la redondez de la uva,/ la perfección que se
incuba, la lengua que no se empaña,/ los diez soles de la
entraña,/ y, para que el verso suba/ el vino que en una cuba/
junto al guarapo se baña.
AL HIMNO NACIONAL DE CUBA
Cuando en el aire tremola/tu bandera musical, /una emoción
sin igual/ mis recuerdos enarbola;/ me yergo como la ola/ frente
a nuestro litoral; /y en tu música triunfal,/ que mis sueños
acrisola,/ se enciende una estrella sola/ y alienta un solo ideal.
Carta Lírica ha sido una de las principales revistas que ha
mantenido vigente la voz de este poeta y de quien, en otras
apreciaciones del propio Francisco Henríquez, a propósito de las
dos décimas anteriores de profunda cubanía, ha expresado:
…el poeta que nos ocupa ha empleado de manera magistral
dos rimas, y aún conserva toda la belleza y sonoridad que hace
de su décima una verdadera joya literaria.
Cuando transitamos con la vista por este bello jardín de las
“décimas criollas” de Luis Ángel Casas, uno experimenta un
íntimo regocijo espiritual y auditivo, porque al leerlas nos parece
que son verdaderas cajitas de música poética, que extasían al
alma de manera arrobadora.
El don de la palabra en este poeta le hizo incursionar en los
más variados metros y su importancia principal radica en que no
desdoró, sino que alzó sus pendones desde los predios clásicos
como cuando, en un alarde de erudición y sentido de pertenencia,
fue La palabra poética su discurso de ingreso a la Academia
Cubana de la Lengua y que escribiera en 70 octavas reales, en
1965.
El Ranchón del Guamá se enorgullece de atesorar una parte
sustancial de la obra de Luis Ángel Casas que, como patrimonio
universal, nos une e identifica en toda Hispanoamérica.
Otros espacios de participación colorearon de espiritualidad la
noche sabatina entre tonadas, pies forzados, diálogos poéticos y
otras vertientes del verso improvisado, así como la música
tradicional campesina como elemento rítmico de regocijo para los
lugareños.
Aunque las aguas de mayo y junio no le han dado todo el
impulso que podría beneficiar las arterias del Guamá, este
emblemático río que bordea el Ranchón, vistió de seda
octosilábica sus afluentes con los versos de nuestros poetas y,
¿por qué no?, de otro de los grandes de Cuba, Luis Ángel Casas,
que ahora, más que antes, forma parte de nuestro templo donde,
como fieles devotos, le rendimos culto permanente a la estrofa
salmantina devenida malárica, espineliana y universal.
Isabel Díez Serrano. España “La llamaban loca”
Por Leonora Acuña de Marmolejo. EE.UU – Poeta, Escritora
Periodista, Pintora. Levitown. N. York
Ha llegado a mis manos el maravilloso poemario “La llamaban
loca” de la autoría de la prolífica poeta escritora sevillana Isabel
Díez Serrano.
Avanzando (degustando diría yo) página por página del libro,
se observa que los poemas que lo conforman, vienen a ser una
forma de crónica histórica sobre la andadura del gran personaje
de la corona española, llamada Juana la Loca (1479-1555),
reina de Castilla en 1504, hija de Fernando y de Isabel, esposa
del archiduque de Austria Felipe el Hermoso y madre de Carlos
Quinto. La crisis emocional que padecía se agravó tras el dolor
por la muerte de su esposo, y terminó perdiendo la razón. De
ahí el apelativo de Juana la Loca.
Los poemas de esta obra reflejan el acopio del admirable y
concienzudo estudio biográfico (hecho por la autora) del
personaje que los origina, y que Díez Serrano con gran pericia
presenta más que todo en verso libre: “el mar no quiere diques,
quiere playas”, como dijera la uruguaya Delmira Agustini en su
poema “Rebelión”; y dicho sea de paso ya que el meollo de este
libro envuelve la locura, la poeta también uruguaya, Eugenia
Vaz Ferreira la mejor amiga de Agustini murió en estado de
demencia.
Solo dos sonetos hay en este libro: “Hoy quisiera rendirme a
tus antojos” (con estrambote) pág. 27, y “Yo no sé cual ha sido
mi pecado” (pág. 65).
En los primeros poemas, la autora presenta a Juana, la
protagonista, luego a su esposo Felipe, a Leonor, su
primogénita; más adelante al primogénito Carlos I, y así a sus
seis hijos y al resto de la familia hasta presentar a toda la
dinastía.
Se ha dicho que todos tenemos un poco de locos, igual que
estar borracho, drogado, o segado por una pasión o fanatismo;
y así suele decirse: “Cada loco con su tema” y, sobre este
particular se han escrito muchos libros, entre éstos: El Loco, de
Khalil Gibrán y la importante obra clásica: El Elogio de la
locura” (1510), de Erasmo (Desiderio) de Roterdam que entre
otras cosas concluye que la genialidad está al borde de la
locura, y que mucha gente que parece loca no lo es sino que
justamente es superior. Sobre este tópico precisamente la
autora de esta reseña tiene un poema titulado: “No está loco el
poeta”, en su libro Brindis por un Poema, Plaza & Janés 1995.
Es de anotar que la constante subyacente, el leitmotiv en los
poemas del libro en cuestión, son en este caso el amor, y la
locura como una consecuencia. La vehemencia en el
comportamiento de la singular protagonista Juana quien llega
a la locura: “Y la locura le ganó el terreno” (pág. 74), pone un
mojón en la historia de España. No es fácil escribir tan
exitosamente en versos en forma de crónica (como lo ha hecho
Isabel), la historia de toda la vida de este personaje. De aquí
que se haga Sine Qua Non, decir que de esa chispa inspiradora
de su estro cargado de gran lirismo e imaginación, y como un
reflejo de la impronta de ese joie de vivre que palpita en sus
venas, junto a la sensualidad y a la sensibilidad que la
caracterizan, brotan sus versos magistrales. A tal punto de
apasionamiento poético llega nuestra poeta, que a veces parece
instalarse anímicamente en el cerebro de la protagonista y en
su ámbito personal, para así interpretar su sentir, y tratar de
entender su locura.
Yo diría que aunque Isabel Díez Serrano, nuestra querida
poeta hispalense en su honestidad y modestia no lo reconozca,
bien podemos considerar este libro como el Chef-D`evre de su
obra poética.
En su poema: “Mi corazón” (pág. 26) del grupo Del amor
ausente, brotan estos versos un tanto dolidos: Me falta mucha
fuerza para esta soledad,/ sin madre, sin esposo,/ sin cayado
que pueda sostenerme.
El soneto: “Hoy quisiera rendirme a tu mirada” (pág. 27),
ya rendida en su batalla por el amor, reconoce su derrota: (…)
El as de corazones he perdido (…) Amor, amor, porque probé lo
pido.
Se repite en sus poemas los vocablos: alocadamente, locos,
locos como en el poema “Aquí me quedo, amor, entre barrotes”
(pág. 28): Ay de mis noches/ noches como espadas/
juguetonas caricias tan subidas/ de almas que se aman y
desbocan/ y alocadamente deslizan por las sábanas/ sus
cuerpos lacerados, sudorosos/ locos, locos de amor, casi
animales.
El poema; “Te quiero bajo el sol” (pág. 29), desgrana estos
versos: Ay, mira soy, alta mar y montaña/ y ya nunca podrás
deshabitarme/. Y más adelante prosigue: Y en la mañana,
amor, te quiero aún/ aunque siga callada/ que ya nada del
mundo ni del reino que herede/ alcanzarán la ruta que mi
locura anida.
El poema titulado: “Encinta de nuevo doña Juana” (pág.
46), habla del sexto hijo, tras de lo cual Felipe el Hermoso
falleció; entonces vienen estos versos de lamento: Ay, Felipe el
Hermoso/ Ay, locura de Juana/ Ay, de los enamorados/ no
pudiendo escalar tanta desdicha. Tal como se ha considerado, la
muerte del esposo fue un factor consecucial que desencadenó
la locura de Juana.
En la pág 52 el poema “Caballero de mi vida en horas
fértiles” hace referencia a la extensión de sus raíces por otros
puntos geográficos de Europa, cuando dice: Nuestra savia
recorrerá los campos/ de España, de Alemania, en nuestros
hijos/ hijos que dio la vida/ a dos enamorados, llamado tú el
“Hermoso”.
El título del poema de la pág. 60: Juntaremos el “polvo
enamorado”, hace alusión al famoso soneto “Amor más allá de
la muerte” del insigne escritor y poeta Francisco de Quevedo y
Villegas, y se expresa así: Espérame tú ahora, amado mío/ yo,
tu reina, hoy riego con mis lágrimas/ tu voz, o tus deshechos
huesos.
En los versos de la pág. 73, nos damos cuenta de cuando
Juana fue internada en un reclusorio: Comoquiera que de
grado suyo/ nunca hubiera salido de Arcos, Juana/ Don
Fernando tomó la decisión/ de internarla en Tordesillas/
aduciendo que, dados sus desvaríos/ era muy peligrosa para el
reino.
En “El encuentro del ya rey, Carlos I (Pág. 92) podemos
observar el protocolo palaciego de aquella época en estos
versos: Entraron al salón donde estaba Juana/ con las tres
obligadas reverencias/ ante su Majestad, siendo inferiores a
ella.
Casi al final, el poema “¡Ay, locura de amor!” pág. 101) está
cargado de inquietudes y misteriosos interrogantes: Viviste
siempre presa con la raíz quebrada/ nacida para reina y para
amar, nacida/ tu vientre caracola que albergara tus ríos,/ ¿Fue
el amor?, ¿el destino?, ¿tus genes mal pagados?/ Una vida
tronchada y en plena adolescencia (…) Tus reinos, Juana, tuyos,
cruelmente arrebatados/ como si tu durmieras/ como si te
dejaran/ temblando las estrellas cuando cortabas rosas/ del
jardín de tu cárcel, tu eterna fortaleza.
Como un epílogo, con los versos del poema “Y tus hijos
latiendo, lejos -Juana de Hierro- (pág. 102) nuestra poeta cierra
su poemario diciendo: Ya no habrá más intrigas, más engaños,
secretos/ ahora reinan tus hijos, aquellos que latían/ en tu
vientre de trova para calmar tus hambres./ Tu locura, oh luna
de los vientos, nueva/ fue una brecha en la Historia que
recuerda tu grito//...) Húndete lentamente en el espacio y
danos/ tu clavel para el mundo/ adolescente incierto,/ que
España te recuerda como “la reina loca”/ que perdió la cabeza,
la razón, la cordura/ ¡y, fue por amor!.
Mucho más podría decirse de este bello libro, mas por las
comprensibles razones de espacio, se hace perentorio ser
breve....
Tras de recorrer las páginas de este maravilloso poemario,
no podemos menos que sentir admiración hacia su autora y con
reconocimiento y agradecimiento, decirle:
Gracias querida
Isabel por este nuevo aporte a nuestras letras que viene a
poner una estrella más en el firmamento poético. ¡Qué Dios
siga alumbrando tu excelso estro.
Juan Calderón Matador. España. “Cuando Guardamar
duerme” Por: Angela Reyes. España
CUANDO GUARDAMAR DUERME EL ESCRITOR ESCRIBE SUEÑOS
LA NARRATIVA EN JUAN CALDERÓN empezó con La noche que murió
Paca la tuerta: una colección de graciosos cuentos, con original
portada diseñada por el propio autor y que, a pesar de los
aciertos que el libro contenía, muchos creímos que este género
literario estaba solo de paso en el poeta y, que por tanto, no
tardaría en marcharse. Pero luego llegaron otras narraciones
como El señorito Antonio, Veinte historias amables más un
garbanzo negro, publicaciones que por sí mismas vinieron a
confirmar que el gusto por la narrativa no era pasajero en Juan
Calderón, sino que desde un principio había llegado para
quedarse definitivamente en él.
La actividad artística y literaria de este autor, nacido en
Alburquerque, Badajoz, es digna de tener en cuenta por lo
diversa y abundante que es. Podríamos decir que Juan Calderón
ha sabido diversificar la única vida que nos dan en varias otras a
cuales de ellas más interesantes, más emprendedoras, más
generosas y abiertas a los demás. No sabemos si lo primero que
emergió de él fue la poesía, llegando a publicar diez poemarios, o
fue la pintura, arte que cultivó y que le llevó a convertirse en
galerista en Madrid. No sabemos tampoco si el amor que sentía
por la música fue antes o después que la palabra y el pincel pero
el caso es que también era compositor y cantante y director
artístico. Además de esto ahora es codirector de la Plataforma
Cultural Raíces de Papel y codirector de la tertulia literaria de
Guardamar.
Este año, y siguiendo con la narrativa, Juan Calderón nos
ofrece Cuando duerme Guardamar. Se trata de una antología
formada por treinta y seis cuentos y dividida en cuatro apartados
totalmente diferentes unos de otros, aunque todos ellos llevan el
denominador común de estar dedicados a ese grupo de gente
preterida por la sociedad. Entre sus páginas aparecen historias
donde la fabulación propia del cuento se sustituye por lo
autenticidad, lo real, lo verídico al hablarnos de hechos actuales
como es el rechazo y la marginación que sufren algunas personas
por el simple hecho de ser judío u homosexual, sumándose a
ellos la mujer relegada en la empresa y maltratada en su propia
casa. Y sin embargo, a pesar de la temática que aborda, delicada
y comprometida, cada una de las situaciones están tratadas
armoniosamente; algunas van envueltas en la chispa propia de la
narrativa de Juan Calderón, otras poseen su pizca de cinismo.
Esto es, el lenguaje sube o baja de intensidad dependiendo del
caso que aborde, pudiendo pasar de la comunicación sencilla a la
mordacidad, a la rebeldía, llegando al cabreo y dejando en todos
estos estados un poso de tristeza. En la primera parte titulada
Playas de mar abierto, dedicado a Guardamar, hay una graciosa
historia en la pág. 55 que guarda celosamente un final
sorpresivo.
El libro está dividido o, si se quiere, agrupado en historias
que encierran cuatro clases de amores: el amor en pareja, el
amor erótico, el amor entre homosexuales, y el amor perdido y
por tanto perteneciente al recuerdo, a la nostalgia o, lo que es lo
mismo, el amor del dolor. Los personajes de Cuando duerme
Guardamar son gentes sencillas, trabajadoras, jóvenes cargados
de humanidad, que viven en positivo y que están cualificados
para cumplir su función en la vida y ser felices si la sociedad no
se empeñara en intentar hacerlos diferentes a los demás. Por
esta circunstancia, es un libro de cuentos que encaja en la
llamada “narrativa social”, por compararla con aquella Poesía
Social que en los años 50, 60 y 70 surgió en España o si se
quiere, dicho de otra manera, narrativa reivindicativa. De todas
formas, en un caso u otro, Juan Calderón ha escrito treinta y seis
historias dedicadas a la marginación, a la xenofobia, a la
intransigencia y demás injusticias que padecen tantas criaturas
en el que hoy llamamos primer mundo.
Todos los cuentos llevan muy marcados los tres tiempos
propios de la narrativa: inicio, desenlace y final. Ello quiere decir
que los personajes están muy bien presentados y sus vidas
contadas con todo lujo de detalles. Algunos relatos nos recuerdan
el género de “novela negra” simplemente por estar ubicados en
garitos nocturnos, con la imponente cantante lánguidamente
contoneándose, mientras suena la orquestina en el rincón oscuro
del local. En estos cuentos y en algunos otros de corte erótico es
donde la pluma de Calderón se vuelca y recrea su mejor clímax.
Un acierto de esta antología es que las historias están
contadas indistintamente en primera, segunda o tercera persona,
lo que quiere decir que el autor, alma nerviosa, cuando se cansa
de guiar a sus personajes desde fuera del papel como creador
omnisciente o como simple espectador, en el siguiente relato
salta dentro de él y se inmiscuye en la historia. Y es bueno que
haya esta diversidad en narrativa, es bueno acercarse e
implicarse en los mundos de ficción como también es conveniente
alejarse de ellos y que sean los personajes quienes guíen sus
destinos, cosa que a la postre siempre lo hacen, con o sin la
autorización del autor.
Cuando duerme Guardamar es una antología de cuentos que
Juan Calderón ha escrito para contarnos, más que historias
fabuladas, historias reales, hechos por todos conocidos. Y es que,
volvemos a lo mismo, no hay mayor ficción que la propia vida.
Frente de Afirmación Hispanista-Fredo Arias de la Canal
-MéxicoCosecha y reconocimiento. Por: Raúl Tápanes López. Rev.
Arique-Cuba
Recientemente –en la primera quincena de mayo- tuvimos la
oportunidad de llevar a cabo lo que D. Fredo Arias, Presidente del
Frente de Afirmación Hispanista (FAH), llamara “una gira poética”.
Durante algunos días fuimos al encuentro de poetas, músicos,
literatos y profesores, unidos todos por la defensa de la cultura
cubana y sus raíces hispánicas. Recorrimos cientos de
kilómetros,fueron jornadas agotadoras, pero la cosecha fue
reconfortante.
En La Habana tuvimos el privilegio de grabar una verdadera
disertación del Prof. Emilio Caraballo Vázquez acerca de la labor
cultural del FAH en la isla, que abarcó desde problemáticas
actuales hasta el hispanismo y la relación con él de figuras claves
de la cultura cubana, desde el trabajo del desaparecido Centro de
Estudios Hispánicos José Ma. Chacón y Calvo, hasta los primeros
pasos del Frente en Cuba. Conocimos de la labor de habilitación
de la extensa biblioteca del fallecido Dr. Salvador Bueno –Premio
Vasconcelos en 1998- y nos admiramos ante un joven pianista
como Franco Rivero Bueno, que realiza un interesante trabajo de
rescate de la música de Ernesto Lecuona.
Desde la Casa de la Décima en Pinar del Río, donde conversamos
con Lorenzo Suárez Crespo –otro Premio Vasconcelos-, hasta
Guáimaro –en el otro extremo de la isla- donde Odalys Leyva
Rosabal también cultiva la décima cantada y escrita por mujeres,
pudimos apreciar una fuerte labor de promoción cultural
propiciada por el FAH.
Poetas como Ileana Alvarez nos hablaron de cómo conocieron del
FAH, de cuánto le agradecen, de cómo interactúan con él. Otros a
cuyos lugares no pudimos llegar por problemas de tiempo y de
logística, nos enviaron sus consideraciones por correo electrónico.
En Holguín sentimos la presencia del FAH en todas partes, desde
el bronce monumental del Mural Orígenes, hasta las Fiestas de la
Hispanidad que se celebran cada año. Desde el apoyo del Frente
a los jóvenes músicos hasta el profundo sentimiento de gratitud y
reconocimiento que tienen allí por esa institución. Y sentimos la
casa del guitarrista Eliezer Travieso como la nuestra propia y la
del Frente.
Nuestra gira terminó en Matanzas, casi al medio de la isla, en una
infaltable cita con la poeta y Premio Vasconcelos Carilda Oliver
Labra. En Tirry 81, hoy convertido en Centro Cultural,
escuchamos sus anécdotas, vimos la emoción en sus ojos al
hablar de Don Fredo y conversamos con su esposo Raidel
Hernández y el periodista Hugo García de los retos culturales, y
del deber que tenemos en Cuba de ampliar el reconocimiento que
se debe a la labor del FAH. Un viaje a las raíces hispanas que nos
confirmó la necesidad de escribir la historia de la labor cultural
del Frente en Cuba, criterio compartido por algunos estudiosos
como Vivian Vila Morera -que nos acompañara en el trabajo-,
Emilio Caraballo Vázquez y Joaquín Osorio Carralero.
Dolores Etchecopar. Argentina - Entrevista y poemasPor: Rolando Reviaglati. Argentina
http://eurasiahoy.com/02102015-dolores-etchecopar-sus-respuestas-ypoemas/
NOTICIAS
Isabel Díez Serrano:
Participa en el V Encuentro
Internacional de Poetas en la Casa de Cultura de San Lorenzo
de El Escorial, organizado por Mariano Rivera Cross.
Distribuye la Revista Oriflama en su nº 26, cumpliendo los 15
años de su fundación: www.oriflama.es
Presenta en el Area de Las Letras del Ateneo Escurialense al
poeta y periodista Manuel Quiroga Clérigo. Directivo de la
Asociación Colegial de Escritores en Madrid.
El día 7 de Julio le comunican la concesión del Premio Medalla
de Oro “José Vasconcelos” 2015 otorgado por el Frente de
Afirmación Hispanista A.C de México, “por su excelente obra
lírica así como la difusión de la lengua española a través de
poetas de diferentes países de habla hispana en la Revista
Oriflama desde hace quince años” Dicho premio que consiste en
una Medalla de Oro y una elocuente aportación económica le
será impuesta en la ciudad de Potes (Cantabria) el día de la
Hispanidad (12 de Octubre de 2015) por el Director del Frente
de Afirmación Hispanista: Fredo Arias de la Canal. (Ver
aparte: suplemento a Orif. 27). Y
http://www.valledeliebana.info/noticias15/octubre/vasconcelos.html
Publica y presenta el poemario: “La llamaban loca” el día 5 de
Agosto de 2015 en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El
Escorial. Presenta y colabora en la lectura el Doctor José Nicás
Montoto.
Manuel Quir0ga -Isabel Díez S.
Sede del Ateneo Escurialense
Presenta este mismo libro en la Asociación de Castilla la
Mancha el día 27 de Octubre, siendo acompañada entonces por
su Vicepresidente: Alfredo Villaverde Gil. Presentada y apoyada
en la lectura por el Catedrático en Literatura y poeta: Mariano
Rivera Cross.
Dr. José Nicás Montoto
Casa de Cultura S. Lorenzo
de El Escorial. 5-8-2015
Alfredo Villaverde Gil y
Alfredo -Isabel -Mariano
Mariano Rivera Cros
Isabel Díez Serrano – Mariano Rivera Cross
El día 12 de Noviembre, presenta a la escritora y poeta: Mª
Rosa Jáen en el Area de Cultura del Ateneo Escurialense. Su
ponencia: “Mujeres hispano-árabes de ayer y de hoy”
Maria Rosa Jaén – Isabel Díez Serrano
Ateneo Escurialense 12 de Noviembre 2015
Celia Martínez Parra, asiste a los famosos cursos de verano
de El Escorial, Universidad Complutense. Del 20 al 24 de Julio.
Curso elegido: “Lo breve interminable”: El poema, el cuento,
el aforismo, el artículo y la canción.
Dr. Carlos Marzal. Intervinientes y Mesas Redondas: Miguel
Angel Arcas, Editor, aforista, poeta... Andrés Trapiello, Editor,
Luis Alberto de Cuenca: Premio Nacional de la Crítica.
PERLAS MASTRAS
Sólo la mano que borra puede escribir la verdad.
Eckart de Occheim
El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños.
Anatole France
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de
formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
Jorge Luis Borges
Cuanto más se lee, menos se imita.
Jules Renard
En la caridad, el pobre es rico; sin caridad, todo rico es pobre.
San Agustín

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