TRABAJOS DE ARQUEOLOGÍA EN LA

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TRABAJOS DE ARQUEOLOGÍA EN LA
TRABAJOS DE ARQUEOLOGÍA EN LA RESTAURACIÓN DE LA
GIROLA DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE CASTRO URDIALES
Javier Marcos Martínez1
En el momento de escribir este artículo, todavía no han concluido los
trabajos de conservación de los paramentos exteriores de la girola de la Santa
María de la Asunción de Castro Urdiales. Es por ello, que aún no se han
acabado las labores de seguimiento y control arqueológico de la fase de
ejecución de dicho proyecto. Si bien, puede afirmarse que el desarrollo de la
arqueología de subsuelo se encuentra prácticamente ultimada; en cambio,
todavía se mantiene en curso los trabajos de arqueología de la arquitectura.
El presente artículo entronca con la disposición de formación e
información social promovida por el Museo Diocesano “Regina Coeli”, en pos
del conocimiento y valoración de nuestro patrimonio cultural religioso. En este
caso, un inmueble de elevado interés, como uno de los ejemplos de la
introducción y cristalización del gótico en la Península Ibérica, se corteja de un
enriquecedor depósito arqueológico. Los atrayentes resultados arqueológicos
obtenidos hasta el presente, en uno de los templos más singulares de la región,
ha impulsado su publicación en primicia. No obstante, los datos publicados y su
interpretación deben considerarse provisionales. Igualmente, en su exposición
ha prevalecido la función divulgadora sobre la corrección académica, que
esperamos se supla con las referencias en el apartado de bibliografía.
La presencia de criterios arqueológicos en la actuación de restauración
de la girola de la iglesia de Santa María ha estado presente desde los
momentos iniciales de la fase de ejecución del proyecto, dirigido por el equipo
de Alonso y Barrientos Arquitectos, S.C.
En primer lugar, por la realización de tres sondeos con sistemática
arqueológica, localizados extramuros, con el objeto de caracterizar el subsuelo,
determinar su estratigrafía y fertilidad arqueológica, así como evaluar el estado
de conservación de los mismos, con el objeto de suministrar información a la
1
Arqueólogo profesional (colegiado nº 1.550),
[email protected]
1
Dirección de Obra, para la toma de decisiones en la fase de ejecución del
proyecto.
Esta actuación previa informó sobre la elevada alteración del terreno,
fruto de los continuos movimientos de tierra realizados a lo largo de los siglos.
El espacio ha funcionado como cementerio durante la Edad Media y la Edad
Contemporánea (fines s. XVIII y XIX); así mismo, ha conocido intensas
remociones como consecuencia de la construcción del templo, a lo que hay
que sumar las sucesivas restauraciones del edificio y el acondicionamiento de
su exterior (finales del siglo XIX-XX).
Se comprobó, asimismo, que el desarrollo de la cimentación posee un
escaso desarrollo, descansando prácticamente los muros sobre la roca caliza.
La superficialidad del roquedo incide en la circulación de las corrientes hídricas,
así como, la litología influye en el fenómeno de la capilaridad por los muros del
templo. La roca caliza por sus características litológicas es muy permeable, por
lo que tiende a desaguar. La incidencia es por tanto positiva, en cuanto a la
ascensión de la humedad procedente del subsuelo; salvo que por la existencia
de paquetes de arcilla de descalcificación (asociados al karst) cuya incidencia
ha podido ser negativa en la conservación de los paramentos por su elevada
impermeabilidad.
La dinámica laboral (se debe tener presente que nuestra presencia se ha
enmarcado dentro del ámbito de la denominada arqueología de gestión o
profesional) y la
investigación emparejada a estos trabajos técnicos se ha
desarrollado en un ejercicio continuo de interdisciplinariedad con la Dirección
Facultativa de Obra.
Los hallazgos arqueológicos han sido prolíficos:
Se ha descubierto una necrópolis cristiana compuesta principalmente
por sepulturas excavadas en roca o de tipología olerdolana: 21 tumbas de
tipología olerdolana y 2 de tipología de lajas (una de ellas es más bien mixta:
excavada en roca y cistas) -Plano I-. Dentro del conjunto de tumbas excavadas
en roca siete poseen planta antropomorfa; y dos tienen planta tipo “bañera”.
Para el resto de sepulturas (12 inhumaciones) no tenemos suficientes
2
elementos de reconocimiento como para adscribirlo a una determinada
tipología de tumbas excavadas en roca -Figuras 1 y 2-.
Las evidencias documentadas se encontraban muy alteradas. Los
vestigios del cementerio principalmente han quedado conservados en las
labores de talla de la roca caliza, apareciendo el horizonte estratigráfico
alterado y la mayoría de las sepulturas violadas, junto con restos óseos
humanos en desarticulación anatómica.
La necrópolis atiende a las características tradicionales de los
cementerios cristianos medievales. Las sepulturas se orientan hacia el oriente,
reconociéndose, por ejemplo, un desnivel en el interior de las tumbas para
facilitar que la cabeza del difunto se encuentre más elevada que los pies, con el
objeto de reforzar la postura de espera del Día del Juicio Final. Asimismo,
algunas sepulturas disponían de encaje craneal para reforzar dicha posición
funeraria.
Se ha documentado un laborioso trabajo de cantería patente en la talla
de la roca calcárea, caracterizado por buena factura -Figura 1-. Se debe
reseñar la singularidad de una necrópolis excavada en roca en la zona de La
Marina. Asimismo, otros elementos como la superposición estratigráfica de
sepulturas olerdolanas, una posible estela (o apoyo) labrada en la propia roca;
reconocimiento de una sepultura como reservorio de suelo funerario -Figura 1-.
La necrópolis olerdolana posee una antigüedad mayor que la fábrica
gótica de Santa María. Son varias las sepulturas que tienen un desarrollo por
debajo de la cimentación del edificio. Se ha constatado que la construcción
gótica trunca las sepulturas, colmatando parcialmente parte de algunos
sepulcros -Figura 1-.
A falta de una datación absoluta, la cronotipología del cementerio puede
ser enmarcada en tiempos altomedievales. Diversos argumentos sugieren que
las sepulturas se asocian a un posible edificio parroquial situado bajo la actual
planta de la iglesia de Santa María.
3
En principio, se ha descartado la posibilidad de que ese edificio fuese la
iglesia de San Pedro (articulando dicho cementerio), por distintas razones:
Disminución de la densidad del número de tumbas en las proximidades de San
Pedro. Escasa entidad arquitectónica y artística del edificio de San Pedro con
respecto a la población plenomedieval de Castro Urdiales. Contraste entre la
cuidada factura de la necrópolis excavada en roca calcárea y el gasto de
trabajo empleado en la construcción de San Pedro. Localización marginal de la
ermita con respecto al cerro. Desarrollo de la necrópolis hacia el septentrión.
La cronología del comienzo de la construcción tardo-románica de San Pedro se
ha enmarcado a finales del siglo XII o principios del XIII (García Guinea, 1996)
y el posible inicio de las obras góticas de Santa María en un marco temporal
muy próximo. Estas conclusiones, desde nuestro punto de vista, concuerdan
con la información suministrada en anteriores intervenciones arqueológicas en
esta ermita (Bohigas et alii, 1990; Rasines del Río, 2006).
Las fuentes escritas referidas a Castro Urdiales para los tiempos
altomedievales son extremadamente parcas, por no decir, silentes. La primera
referencia a una iglesia se retrotrae al año 1178, en el que el rey Alfonso VIII
dona al Monasterio de San Juan de Burgos los diezmos de las rentas reales de
la villa, incluyendo a la iglesia de San Pedro de Castro Urdiales “y cuantas en
los sucesivo se levanten…” .
Se propone una hipótesis en la que se interpreta el actual edificio de San
Pedro como un templo provisional construido en el impás de la construcción de
la fábrica gótica de Santa María. También, no se debiera descartar la existencia
de varios templos cristianos en el interior del propio cerro, aunque en éste caso
San Pedro no ejercería la función de parroquia. Es, por tanto, perentorio sugerir
la necesidad de extender los estudios arqueológicos en el interior del templo de
Santa María, en el caso hipotético (por otra parte, muy probable en el futuro)
que se realicen obras intramuros.
Aunque debe ser manejado con muchas reservas (habida cuenta de la
distancia cronológica), las referencias a dos centros religiosos primigenios de la
población de Castro Urdiales, bajo las advocaciones de San Martín de Campijo
y Santa María Magdalena citados por el escritor Lope García de Salazar (s.
4
XV), en su celebérrima obra “Bienandanzas e Fortunas”, tal vez, posea algo de
certeza.
Todas las sepulturas se han encontrado dentro de un contexto alterado,
excepto la tumba inventariada con el número 9. En su interior se registró una
inhumación compuesta por restos óseos humanos correspondientes al menos
a dos individuos. La tumba excavada en roca se encuentra afectada por los
cimientos de la fábrica de la iglesia gótica. Aproximadamente, la mitad de la
sepultura queda interceptada y rellenada por dicho firme. La disposición de los
restos del principal inhumado es singular. Las extremidades inferiores aparecen
en posición de decúbito prono y recordando la postura natural de la disposición
de la articulación ósea -Figuras 4, 4 y 5-. Esta apariencia funeraria escapa a la
costumbre canónica generalizada del rito del enterramiento medieval (Decúbito
supino). No obstante, la bibliografía arqueológica informa de este modo de
enterramiento en otras estaciones, estableciéndose diversas teorías al respecto
(condena de actitudes desviadas o como acto penitencial).
En los extremos de la sepultura (dos en su cabeza y otra en los pies) se
disponen tres vasijas tipo jarro (se trata de cerámica de menaje común) en las
que se han practicado unas perforaciones. Los jarritos poseían en su interior
depósitos de carboncillo, que se interpretan como incienso -Figuras 6 y 7-.
La tumba se cubría con losas de piedra granítica. Es reseñable que
aprovechen piedras con una litología exótica. La cantera de origen de estas
piedras procedería, tal vez, de regiones lejanas. Su llegada a la localidad de
Castro Urdiales es difícil de esclarecer si se sugiere un traslado por vía
terrestre; mientras que tal vez, posea una explicación más razonable si se
maneja una explicación por medio del transporte por vía marítima. ¿Acaso, su
llegada al puerto de Castro Urdiales pudo ser como lastre de barco?. Lo que
podemos vislumbrar es que este tipo de roca (extraña a escala regional) llamó
la atención como para ser empleada con un sentido funerario y trascendental
(lajas y estelas).
Las vasijas cerámicas poseen paralelos en piezas para servir o consumir
alimentos. Según la bibliografía manejada, su cronología ha sido enmarcada
desde el siglo IX hasta la primera mitad del XII. En este caso han conocido un
5
proceso posterior a su factura, con el fin de agujerear las vasijas (por
percusión), para construir incensarios.
El rito funerario descubierto posee un elevado interés, ya que se maneja
la hipótesis que se trata de un gesto ajeno a la tradición funeraria local. Este
rito posee escasos paralelos peninsulares, mientras que si existen elevadas
referencias al Norte de Europa. Concretamente, con fuerte arraigo al norte del
río Loira en Francia. Este rito es comentado en textos de literatura litúrgica de
la época como “Rationalis Divinorum Officiorum” de Guillaume Durandus, (s.
XII; Obispo de Paris); se encuentra representado en el Libro de Horas de
Angers (1440) o en la tumba del Príncipe Luis del museo de Carnavalet (Paris);
así como, en la bibliografía arqueológica de países noreuropeos –Figuras 8 y
9).
El caso es que los maestros arquitectos de la girola de la iglesia de
Santa María de Castro Urdiales muy posiblemente procedían de Normandía,
como ha sido señalado por varios autores de reconocido prestigio (p.e. E.
Campuzano o M.A. Aramburu-Zabala) atendiendo, entre otras razones, a las
enormes similitudes formales con las iglesias de la catedral de Bayeaux (12301245) o Le Mans (iniciada hacia 1220), la iglesia de San Pedro de Lisieux o los
planos y diseños elaborados por Villard de Honnencourt (circa 1200-1250).
En principio, se ha descartado que la tumba se corresponda con un
personaje notable de la localidad. Se cree que este rito con fines penitenciales
y de asistencia al difunto, fue practicado en todas las sepulturas afectadas por
la nueva construcción, con el objeto de apaciguar su eterno descanso.
Las tres vasijas poseen una conservación integral de sus formas. Este
hecho singular dota a las tres piezas de un elevado valor museístico. No solo
por el infrecuente hecho de encontrar tres jarras intactas, sino también por su
interés como expresión de un ritual cristiano enmarcado en los siglos
plenomedievales y de origen extra-peninsular. Las vasijas son un síntoma del
flujo cultural en la Europa medieval.
Se ha recuperado una colección de material mueble durante las labores
de seguimiento arqueológico. Piezas que, aunque localizadas fuera de su
6
contextualización estratigráfica, poseen una función
vinculada
con el
funcionamiento de la necrópolis cristiana. Se puede destacar:
- Siete (7) estelas funerarias cristianas de cronología medieval. Cinco de
ellas con decoración. Se trata de estelas discoideas con motivos de cruz
y círculos (este ornato parece ser una tradición funeraria local castreña
en la Edad Media) -Figuras 10 y 11-. Dos estelas son anepigráficas y sin
decoración, destacando por su litología alóctona (granito) -Figura 12-.
- Dos hebillas de bronce de cronología medieval, con claros paralelos en
los siglos XIV y XV (una de ellas con forma de “D” -Figura 13- y otra con
forma arriñonada y decorada) –Figura 14-. Pueden relacionarse con la
práctica de la “inhumación vestida”, atestiguado en estos elementos de
adorno personal y relacionado con la vestimenta funeraria. La
confirmación de estas hipótesis aportaría evidencias de una cierto
mantenimiento de la inhumación habillée.
-Dos laudas sepulcrales que se relacionan con cajas de sarcófagos
desaparecidos. Han sido reaprovechados como material constructivo en
la cimentación de dos contrafuertes de la capilla del Sagrado Corazón de
Jesús o “Carasa”.
Asimismo, el seguimiento y control arqueológico de la ejecución de la
obra ha logrado recuperar toda una serie de materiales de interés: Fragmentos
cerámicos, piezas metálicas (clavos, ¿martillo trinchante de filo recto?). Un
fragmento en piedra de tracería gótica de un vano de la iglesia (muy
interesante porque nos informa del grosor de las piezas originales de la vidriera
-Figura 15-. Dos monedas, una Blanca de la Banda de Enrique IV (1454-1471)
y ocho Maravedís de Felipe IV, acuñada en el año 1641. Varias lascas de sílex
de probable cronología prehistórica (estos hallazgos se deben relacionar con el
horizonte paleolítico detectado en la cercana ermita de Santa Ana). No se han
localizado materiales reseñables adscribibles al periodo cronológico de la Edad
Antigua o periodo romano; salvo un posible fragmento de borde de cerámica
común romana o tardo-antigua (pieza nº 34 del inventario de materiales).
7
Se ha reconocido en la cimentación de la fábrica gótica una fase anterior
-Plano II-. Este firme por su morfología (posee un trazado de planta absidial,
bajo el Santísimo Cristo de la Agonía o “La Blanca”, la capilla con la orientación
más ortodoxa. La piedra de sillería empleada posee una regularidad – pseudoisodoma- que puede interpretarse dentro de los esquemas del estilo artístico
románico. Sin embargo, la interpretación de estos restos arquitectónicos ofrece
-Figura 1- diversas lecturas.
Esta fase edilicia se corresponde con los restos de un proyecto inicial de
la iglesia de Santa María, que posteriormente fue rectificado. Ambos procesos
constructivos se enmarcan dentro de la corriente estilística gótica procedente
del Norte de Europa. Los vestigios de cimentación absidial encontrados se
interpretan como producto de un esquema plenamente gótico en el que los
muros de la cabecera de la girola fueron trazados describiendo un semicírculo.
Este diseño sería similar a las plantas dibujadas por Villard de Honnecourt
(circa 1200-1250) en su famoso cuaderno de diseños. Este plan primigenio
seria rectificado, adoptando la capilla una planta hexagonal.
La hipótesis expuesta encaja, asimismo, con la intrusión de la
cimentación en las sepulturas y la práctica de un rito funerario de posible origen
franco-normando. También se ha manejado la hipótesis que se traten de los
vestigios
(en
este
caso,
cimentación)
del
edificio
conocido
por
la
documentación escrita como el “Palacio del Rey”.
Asimismo, existen algunas piezas reutilizadas en la fábrica gótica que
nos informan sobre la existencia de construcciones previas. En concreto, nos
referimos a dos piezas pétreas labradas. Una es una basa que estilísticamente
puede ser adscrita a un románico rústico; o más bien, (con grandes reservas) a
un estilo prerrománico.
Como consecuencia de los trabajos de excavación inherentes al
proyecto se ha logrado exhumar la superficie de la roca. Se han documentado
evidencias que nos informan sobre el modo constructivo y metodología de
cimentación del edificio.
8
Se ha registrado una labor de desmoche y rebaje del cerro calizo. Es
difícil encontrar una superficie natural del lapiaz, la mayoría se encuentra
regularizada. Se maneja la tesis que el cerro fue moldeado (en una labor
ímproba), regularizando los pináculos y promontorios kárstico para obtener una
superficie llana donde asentar la construcción. Esta tesis se confirma por el
mayor desarrollo en altura del lapiaz de la península contigua o en la cota que
posee la roca en la cimentación del castillo. No se puede precisar cuando se
ejecutó esta labor de cantería. Las tumbas excavadas en roca son anteriores a
la fábrica gótica. En el momento de funcionamiento de la necrópolis olerdolana
ya se había ejecutado la principal regularización del cerro de Santa María.
Asimismo, ha resultado de sumo interés el registro una serie labras
regulares y huecos en la roca. Son interpretados como puntos de apoyo para el
asiento del andamiaje y grúas para la construcción de la iglesia gótica.
La calidad final del trabajo urdido desde el mundo profesional de la
arqueología de gestión se enmarca en el ámbito de la investigación de los
tiempos medievales y modernos. Desde nuestro punto de vista, se trata
aportaciones indispensables que deben ser integradas en el método de
actuación sobre edificios antiguos. La disciplina arqueológica se confiere en
una herramienta fundamental a la hora de acometer una intervención en un
inmueble de interés patrimonial.
A día de hoy, los trabajos de registro arqueológico e investigación, junto
con los anhelados trabajos de consolidación del testero del templo siguen su
itinerario. Es todavía probable que la iglesia de Santa María de Castro Urdiales
nos desvele sus tesoros. Esperemos que así sea. En la localidad de Cartes, a
20 de Enero de 2013.
Colofón
Se ha realizado una propuesta de estudios complementarios. Se sugiere
la realización de análisis científicos específicos con el objeto de documentar los
vestigios encontrados en una sepultura (nº 9 del inventario de la necrópolis de
Santa María de Castro Urdiales). El recurso a disciplinas auxiliares nos
ofrecerá distinta información sobre el origen y evolución del inmueble. Se
plantea la realización de los siguientes análisis complementarios: Cronología
9
absoluta (2 muestras), estudio de antropología física (dos individuos de la
sepultura nº 9) y un análisis antracológico de los depósitos de las vasijas
incensario.
Se propone la ejecución de dos dataciones referidas a dos muestras
procedentes de la tumba referida. Un análisis realizado a una muestra ósea de
los restos humanos encontrados en esta inhumación. Este estudio nos puede
aportar una fecha del funcionamiento de la necrópolis excavada en roca. Un
cementerio (posiblemente de cronología altomedieval (ss. VII-XII) que es previo
a la construcción de la cimentación de la iglesia. Un segundo análisis se
aplicaría sobre una muestra de carboncillo (incienso) de uno de las vasijas
incensario. Se maneja la hipótesis que estos jarritos se pueden corresponder
con el momento de la construcción de la cimentación del templo. Se trata de un
ritual funerario que se celebró en un momento coetáneo con dicha construcción
o en un episodio posterior. El cruce de información ofrecida por las dos
fechaciones absolutas puede aquilatar la cronología del inicio de la
construcción de la iglesia. Tema que todavía no se encuentra definido,
existiendo varias datas posibles, según la opinión de los investigadores que
han tratado los orígenes de la fábrica de Santa María de la Asunción.
En principio tenemos unos depósitos de carboncillos que se presupone
que es incienso (madera impregnada de incienso). No se tiene una
caracterización científica; al igual que tampoco se conoce si existe algún tipo
de diferencia entre los depósitos de cada uno de las vasijas-jarritos. Este
estudio es de suma importancia, si partimos de la base de que nos
encontramos ante un hallazgo singular a escala peninsular. Asimismo, este
análisis nos ofrecerá datos sobre el ecosistema y las especies arbóreas o
leñosas que existían en el entorno de Castro Urdiales en la Edad Media.
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11
12
Figura 1
Vista de la zanja de excavación. Sepulturas nº XIV, XV y XVI. También se
aprecia el muro de cimentación de una fábrica previa al diseño gótico con
capillas hexagonales.
13
Figura 2
Sepultura excavada en roca y murete (nº XXIII), con planta antropomorfa.
14
Figura 3
Plano de la tumba nº IX. Se trata de una inhumación excavada en roca caliza
con lajas tapadera elaboradas en litología granítica.
Figura 4
Interior de la sepultura nº IX. Restos óseos humanos con una disposición
intencionada y tres vasijas-incensario.
15
Figura 5
Fotografía del aspecto de la tumba IX, en el momento de levantar las lajas de
tapadera del sepulcro.
Figura 6
Vasijas de menaje común (tipo jarro), con perforaciones para su uso como
incensarios. La cronotipología de estas cerámicas se ha enmarcado en los
siglos XI-XII.
16
Figura 7
Dibujo de la vasija incensario (nº de inventario 56).
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Figura 8
Oficio de la Muerte. Libro de Horas. Paris Pierpont Morgan Library, Nueva
York, (c 1485-90). Ms M 231, Fo 137.
Figura 9
El relieve de la tumba del príncipe Luis de Francia, (circa 1260) Museo
Carnavalet (Paris).
18
Figura 10
Estela discoidea. ¿Posee hueco labrado para soporte de una cruz de madera o
posiblemente un tejadillo?.
Figura 11
Estela discoidea con decoración (anverso: cruz griega y reverso: círculos motivo ornamental de tradición local-).
19
Figura 12
Estela realizada aprovechando un canto de roca granítica (litología alóctona).
Tiene labrada su base.
20
Figura 13
Hebilla de bronce (ss. XIV-XV). Posible evidencia de “inhumación vestida”.
Figura 14
Hebilla de cinturón en bronce (conserva la aguja). Forma arriñonada.
Posiblemente decorada. Posee paralelos enmarcados en la Baja Edad.
21
Figura 15
Pedazo de tracería interior de los vanos de los ventanales de la iglesia. La
anchura de la hendedura indica el grosor de la vidriera: plomo, bastidor en
madera y vidrio.
22
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