LA PENINSULA DEL SINAÍ

Transcripción

LA PENINSULA DEL SINAÍ
“LOS INTERESES Y AMENAZAS DE LA
FRONTERA EXTENDIDA PARA ESPAÑA”
Resumen:
La “frontera extendida” se define como aquel espacio de
confrontación donde desplegar una serie de capacidades militares,
para hacer frente a unas amenazas y riesgos, tanto presentes como
futuros.
La búsqueda de un espacio de confrontación no significa
enfrentamiento, al menos todavía. Buscar los escenarios de
confrontación es un ejercicio de prospectiva para encontrar la acción
preventiva antes del enfrentamiento. Se trataría de una actuación
previa, que podría formar parte de la polemología del futuro y del
hipotético conflicto.
Por tanto, no se refiere a un estudio geográfico de los conflictos
actuales, sino de una zona donde las amenazas y riesgos
contemplados en la Estrategia de Seguridad Nacional 2013 influyen
en gran medida sobre los intereses españoles.
Palabras clave:
narco-yihad, inmigración, yihadismo, frontera extendida.
Fco. Antonio Olivares Narváez
Ejército de Tierra
[email protected]
El autor es Oficial del Ejército de Tierra y Diplomado en Estado
Mayor. Tiene experiencia en misiones internacionales en Irak,
Afganistán y Líbano. Es autor de artículos en la Revista Ejército,
Legión y Memorial de Infantería. Ha sido ponente en las VI Jornadas
de Estudios de Seguridad, celebradas en mayo del presente año en el
Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de Madrid.
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN………………..……………………….
…………….
2. EL
ESPACIO
DE
CONFRONTACIÓN….
……………………………
2.1. La búsqueda de un espacio de confrontación..………...……………...
2.2. El escenario marítimo………………………………………….……....
2.3. El escenario terrestre…………………………………………..………
3. LAS
FORMAS
DE
LA
AMENAZA…………………………………….
3.1. Las amenazas transnacionales….……...………………………………
3.2. “Narco-yihad”, el crimen organizado y terrorismo...………………….
3.3. Los flujos migratorios…….…………………………………………...
3.4. Potenciadores de las amenazas transnacionales.......…………………..
3.4.1.
Los Estados fallidos…………………………………………...
3.4.2.
Los desequilibrios demográficos……..……………………....
3.4.3.
El concepto de Estado y las fronteras porosas………………..
1
2
2
3
5
6
6
6
8
1
0
1
0
1
1
1
2
4. LOS INTERESES EN LA “FRONTERA EXTENDIDA”…….
1
……..
4
1
4.1. Los intereses nacionales……………………………..………………...
5
1
4.1.1.
El suministro energético…..………………………………….
5
1
4.1.2.
Otros intereses comerciales. Los bancos pesqueros………….
8
1
4.2. Los intereses de otros países…..………………………………………
9
5. CONCLUSIONES……………………………………………………
2
….
2
2
5.1. Una estrategia integral de intervención……………………………….
3
2
5.2. Dos aproximaciones para intervenir….……………………………….
4
2
5.2.1.
La aproximación indirecta….………………………………….
5
2
5.2.2.
La aproximación directa……………………………………….
6
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1 INTRODUCCIÓN.
En el año 2003, Robert Kagan levantó la polémica entre EEUU y Europa cuando en
su obra “Poder y debilidad. Europa y Estados Unidos en el nuevo orden mundial”,
explicaba cómo los países europeos preferían las soluciones diplomáticas y la
negociación en foros multilaterales; frente al punto de vista americano de una política
de fuerza, habiendo evolucionado Europa hasta su estado presente bajo el manto de la
seguridad estadounidense (Kagan 2003, 110).
Es decir, Europa quería hacerse la ilusión de vivir en un mundo “kantiano”, donde
era posible la paz perpetua, basada en acuerdos racionales; mientras los Estados Unidos,
en cambio, estaban condenados a vivir en un mundo “hobessiano”, lleno de amenazas y
violencia. En definitiva, quizás, la confianza en el derecho internacional y en la
negociación pacífica era una consecuencia de que Estados Unidos se hubiera hecho
cargo de la seguridad en Europa durante décadas.
Pero, esta situación parece que se ha revertido hoy en día, mientras el tradicional
aliado americano ha cambiado su centro de gravedad y busca el nuevo equilibrio
mundial en la región Indo-Pacífico, los países europeos deben asumir la responsabilidad
de su propia seguridad, incluida España.
La configuración de la escena geopolítica mundial, con la irrupción de nuevos
poderes regionales, está afectando a los conflictos a lo largo y ancho del globo. Estas
nuevas formas y escenarios de conflicto multipolares generan unas “zonas de influencia
regionales” que tienen efectos a nivel mundial. En ellas, la globalización ha propiciado
la actividad de actores no estatales, la aparición de Estados fallidos o la expansión de
acciones terroristas vinculadas al crimen organizado.
Ante este panorama, España y las organizaciones a las que pertenece ven
continuamente alterada su capacidad de acción exterior y sus focos de atención
(señalados en sus diferentes estrategias de Seguridad), como consecuencia de las
principales amenazas y riesgos que afectan a sus intereses.
Asimismo, hay que destacar la importancia que tiene España como único país de la
Unión Europea con fronteras terrestres en el Magreb (Ceuta y Melilla), y cercanía,
mediante las islas Canarias, a un Sahel en ebullición constante. Por lo tanto, nada de lo
que ocurra en este escenario regional en términos de seguridad puede serle ajeno a los
intereses españoles.
Bajo esta situación, los grupos yihadistas afines a Al Qaeda en el Sahel, el terrorismo
de Boko Haram en Nigeria o Al Shabaab en Somalia, los crecientes actos de piratería en
el golfo de Guinea y factores desestabilizadores en países como Libia y Siria, que
empujan la presión migratoria hacia el Mediterráneo, se han convertido en las
principales preocupaciones en materia de seguridad para España, cuya Estrategia de
Seguridad Nacional de 2013 reconoce estas zonas como prioritarias.
Mientras esto sucede, las Fuerzas Armadas españolas se encuentran en un proceso de
transformación que les permita adaptarse al entorno, ese mundo “hobessiano”, y en un
momento, de escenario económico y presupuestario de crisis y con una sociedad que, en
su mayoría, no tiene conciencia de lo que verdaderamente ocurre más allá de nuestras
fronteras.
Por tanto, teniendo en cuenta el contexto anterior, ¿qué estrategia de intervención
debe desarrollar España y sus Fuerzas Armadas ante las amenazas y riesgos de la
“frontera extendida” para preservar los intereses y la seguridad de la sociedad española?
El presente estudio busca proponer ideas para una estrategia de España en la
“frontera extendida”, donde se recogen cuatro de las doce amenazas de la Estrategia de
Seguridad Nacional (ESN) de 2013, y se analiza también, tres potenciadores a las
mismas.
Merced a este análisis, se ha realizado un ejercicio de prospectiva, desarrollando una
estrategia que permitiría diseñar las posteriores capacidades militares necesarias para las
Fuerzas Armadas españolas en este espacio de confrontación.
Siguiendo el recorrido lógico del análisis efectuado, las propuestas finales avalan una
estrategia tanto directa como indirecta de actuación, quizás, ambiciosas, pero que otros
países de nuestro entorno y con intereses similares están ya acometiendo.
2 EL ESPACIO DE CONFRONTACIÓN.
2.1. La búsqueda de un espacio de confrontación.
La búsqueda de un espacio de confrontación no significa enfrentamiento, al menos
todavía. Buscar los escenarios de confrontación es un ejercicio de prospectiva para
encontrar la acción preventiva antes del enfrentamiento. Se trataría de una actuación
previa que podría formar parte de la polemología del futuro y del hipotético conflicto
(Martínez 2011, 12-13).
Por tanto, no se refiere a un estudio geográfico de los conflictos actuales, sino de una
zona donde las amenazas y riesgos influyen en gran medida sobre los intereses
españoles.
Si en los años de bonanza económica el esfuerzo de Defensa se justificaba en la
necesidad de contribuir a la seguridad internacional, desplegando fuerzas lejos de las
fronteras españolas, en las actuales circunstancias parece más difícil sostener esa
legitimación con un escenario presupuestario austero.
En este contexto, se deben interpretar los escenarios de actuación en función de los
intereses a proteger y de los recursos disponibles. La Estrategia de Seguridad Nacional
de 2013 recoge unos escenarios “vitales”: el Sahel, el Cuerno de África y el Golfo de
Guinea, como prioritarios para los intereses de España (ESN 2013,17).
Sin embargo, en este estudio se ampliará la zona que conforma los riesgos
principales y que afectan a la seguridad española, a lo que denominaremos “frontera
extendida”. Con este término, se acuña las primeras definiciones que el Ejército de
Tierra español ha considerado como “frontera avanzada” (Calderón 2014) dentro de sus
posibles intervenciones, y como consecuencia de su estrategia de actuación en África.
El concepto de “frontera extendida” conllevará unos escenarios de actuación tanto
marítimos como terrestres, donde las fuerzas militares españolas deberán tener unas
capacidades militares para enfrentarse a las amenazas y riesgos que pongan en peligro la
seguridad de España. Todo ello bajo una estrategia de intervención bien diseñada.
2.2. El escenario marítimo.
Dentro de los escenarios marítimos, se considerarán las aguas entre las Islas Canarias
y la costa africana, el Golfo de Guinea, el Golfo de Adén y el Mar Mediterráneo. Estas
son las principales zonas marítimas donde España tiene unos intereses económicos y
geoestratégicos que debe proteger.
Las aguas entre Canarias y Marruecos son fundamentales para la seguridad
energética de España, las primeras prospecciones petrolíferas patrocinadas por
Marruecos han dado resultados positivos (ABC 2014), por ello, también se cree que las
prospecciones que realice Repsol a finales de 2014 tengan éxito.
La no existencia de un acuerdo bilateral con Marruecos que delimite las zonas
económicas exclusivas (ZEE)1, podría suscitar algún tipo de litigio por la pretensión
marroquí de fijar la línea de equidistancia, no desde la costas de África, sino desde su
talud continental (subsuelo marino que se extiende más allá de las 12 millas del mar
territorial), por lo que estaría su delimitación más próxima a las costas de las Islas
Canarias, perdiendo España subsuelo para su explotación.
Asimismo, la realización de una prospección horizontal2 de las bolsas de petróleo por
parte de Marruecos, sería otra cuestión a considerar y origen de posibles futuras
disputas.
Figura 1: Área del proyecto de prospección de petróleo en aguas de Canarias.
Fuente: ABC.
También, las aguas entre Canarias y las costas africanas de Mauritania y Senegal
tienen su importancia, ya que albergan intereses pesqueros y son ruta del tráfico ilícito
de inmigrantes hacia las islas españolas.
Con respecto al Golfo de Adén y al Golfo de Guinea, la piratería es una amenaza
para el tráfico marítimo y por ende, al comercio con la región.
El primero de estos escenarios es lugar de paso del suministro energético de petróleo
que abastece a España proveniente del Golfo Pérsico, y además, las aguas donde faenan
1
Según la convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, una ZEE es una zona especial de
200 millas náuticas en el que el Estado ribereño tiene derechos soberanos para explorar y explotar los
recursos naturales, y en el que otros Estados tienen el derecho de ejercer la libertad de navegación,
incluyendo la realización de actividades militares.
2
La prospección horizontal consistiría en una explotación desde aguas consideradas marroquíes pero la
extracción sería de una bolsa situada en zona española.
pesqueros españoles que abastecen el 40 por ciento de la industria conservera de atún 3
de la nación. (Hernanz 2010).
El segundo escenario es el Golfo de Guinea, donde los intereses españoles subyacen
en el petróleo que se importa 4 (Ortega 2013) y en los recursos pesqueros de sus aguas.
Sin embargo, hay un trasfondo de seguridad más importante, esta zona del Atlántico
sirve de paso al tráfico de drogas y armas hacia los escenarios inestables del África
Subsahariana, por tanto sirve de vía de financiación del terrorismo y crimen organizado.
Como último escenario, las aguas del mar Mediterráneo sirven de barrera geográfica
a Europa y África; los tráficos ilícitos de drogas y personas cruzan este mar, financiando
las futuras actividades terroristas. Además, los principales gaseoductos con España se
comunican a través del lecho marino y podrán ser fundamentales no sólo para nuestro
país, sino para Europa en su conjunto en un futuro cercano.
2.3. El escenario terrestre.
El escenario terrestre viene conformado por los países que se encuentran dentro de la
cuadratura imaginaria formada por los cuatro espacios marítimos mencionados
anteriormente.
En este espacio, la franja del Sahel se puede considerar la “autopista” que sirve de
paso a las principales amenazas que se describen en la ESN 2013; crimen organizado,
terrorismo y flujos migratorios tienen su lugar en esta zona que se encuentra en el centro
del triángulo (Rono 2013) formado por las tres organizaciones terroristas más
importantes de África: Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Boko Haram en
Nigeria y Al Shabaab en Somalia.
Figura 2: Áreas de influencia de grupos terroristas en la “frontera extendida”.
3
Allí capturan en torno a 200.000 toneladas de atún tropical, lo que supone el 40 por ciento de la demanda
de la industria conservera en España y un volumen de negocio de 150 millones de euros anuales. Además,
genera 1.500 empleos directos.
4
España importa de Nigeria casi un 14 por ciento de petróleo, como mercado alternativo a los países del
Golfo o norte de África a los que se le impusieron sanciones (Irán) o se encuentran con graves problemas
de desgobierno (Libia).
Fuente: Elaboración propia.
Asimismo, se ha considerado también a Ansar Bayt al-Maqdis en la península del
Sinaí, ya que este grupo yihadista tiene cada vez más presencia en Egipto, y se relaciona
y financia con los tráficos ilícitos que recorren todo el Sahel.
En este contexto, los estados fallidos e incluso narco-estados sirven de sostenimiento
logístico y económico a los actores de estos grupos, propiciando las actividades ilegales
que les permiten continuar amenazando la seguridad.
3 LAS FORMAS DE LA AMENAZA.
3.1. Las amenazas transnacionales.
La delincuencia transnacional será una cuestión prioritaria para los políticos del siglo
XXI, como la Guerra Fría fue para el siglo XX y el colonialismo para el XIX. Los
terroristas y los grupos delictivos transnacionales proliferan, debido a que estos grupos
son los principales beneficiarios de la globalización (Hesterman 2013, 7).
A los fines del presente trabajo, se entiende como amenaza al conjunto de
circunstancias, que integradas constituyen un factor potencial de daño cierto y que bajo
ciertos parámetros puede producirse. El término transnacional se refiere a la interacción
entre distintos actores gubernamentales y no gubernamentales más allá de sus fronteras
nacionales (Pérez 2002).
En este contexto, el terrorismo, el narcotráfico, los procesos migratorios, los
fundamentalismos religiosos y algunos tipos de delito de criminalidad organizada, como
el contrabando de armas, materiales, e incluso personas, se consideran amenazas
transnacionales y ponen en riesgo la seguridad más allá de donde se producen.
Por ende, unos desequilibrios demográficos junto con la ausencia de gobernanza en
los estados fallidos o “débiles”5 (Fukuyama 2004), favorecen el movimiento de
5
Se define “estado débil” como un nivel de falta de estatalidad y falta de funciones para actuar en el
territorio. La estatalidad es la medida en la cual cumple el Estado con sus funciones jurídicas y de
seguridad básicas, y de funcionalidad como la capacidad del Estado en interceder en la vida cotidiana en
el país.
personas y bienes a través de sus fronteras porosas, potenciando las amenazas y
aumentando el radio de acción de sus efectos. Ante este panorama, España no puede
inhibirse frente a las amenazas transnacionales provenientes de la “frontera extendida”.
3.2. “Narco-yihad”, el crimen organizado y terrorismo.
Los terroristas y los grupos delictivos transnacionales proliferan unidos cada vez más
con la globalización. Éstos aprovechan el comercio y el movimiento rápido de dinero,
mediante las nuevas tecnologías de la informática y de las telecomunicaciones, para
financiarse, expandir su narrativa, captar adeptos y aumentar su poder.
El narcotráfico, antes marginal en la región, hoy está generalizado de Oriente a
Occidente y de Norte a Sur6 (Navarro 2013). El Atlántico se ha convertido en un
facilitador del tráfico de drogas (Michaletos 2013), en lugar de ser un obstáculo, es la
puerta de entrada, sirviendo de modo de vida a delincuentes y terroristas que operan en
la “frontera extendida”.
Figura 3: Mapa de rutas de tráficos ilegales en el Norte de África.
Fuente: UNDOC
Asimismo, para financiar la compra de armas, los yihadistas se han implicado en el
negocio, asociándose con cárteles suramericanos que introducen cocaína en los
mercados europeos a través de los países del Sahel y África Occidental (Valcárcel
2013).
Para los cárteles suramericanos, las “escalas” más interesantes de África Occidental
son las zonas costeras, tal como Guinea-Bissau, donde las autoridades estatales son
débiles y la corrupción está generalizada (Champin 2010, 19).
Además, la “frontera extendida” es ideal para los traficantes de todo el mundo, ya
que por su vasta parte atlántica posee lo que se denomina una “zona gris”. La expresión
“zona gris”, prestada de la jerga aeronáutica, se refiere a las zonas no cubiertas por los
radares. También, según su nuevo uso en geopolítica, indica los territorios que se
6
Es preciso recordar que por el Sahel circulan el 40 por ciento del tráfico de drogas del mundo.
escapan del control estatal; denominándose “zonas de no-derecho” (Moreau 2003, 5970).
Independientemente de su denominación, estas zonas son favorables a la aparición de
varias formas de criminalidad y a la proliferación de grupos armados, siendo un lugar
perfecto para el nexo entre terroristas yihadistas y grupos de narcotraficantes, y que a
efectos de este estudio se denominará “narco-yihad”.
Si bien dentro del comportamiento yihadista no hay unanimidad en el asunto de la
venta de estupefacientes, los grupos terroristas buscan cada vez más la forma de
financiarse mediante los tráficos ilícitos que les permitan seguir combatiendo.
Aunque algunos yihadistas consideran cualquier tipo de droga como prohibida, es
decir, contraria a los preceptos del Islam. Hay otros más pragmáticos, los cuales
consideran que la droga está destinada a los occidentales, y por tanto debe ser adquirida,
transportada y comercializada, directamente o indirectamente (bajo la forma de un
impuesto). Por tanto, sobre esta base, algunas redes locales más o menos yihadistas
tienen una participación en el apoyo a los traficantes de droga, sirviéndoles de
financiación para sus actividades. Es decir, se convierte en fundamental la colaboración
de los grupos terroristas en el transporte de la mercancía de los grupos de
narcotraficantes, facilitando así que la droga llegue a su destino. Las pérdidas en el
negocio de la droga se producen por el número de incautaciones no por el coste del
transporte.
En este sentido, la asociación con terroristas e insurgentes bien equipados permite a
los narcotraficantes reducir significativamente las pérdidas debidas a las incautaciones
efectuadas en las rutas. Una progresiva implicación de las organizaciones terroristas e
insurgentes en el narcotráfico aumentará su potencial desestabilizador dentro y fuera del
África Subsahariana (IEEE 2013, 3).
En conclusión, la nueva amenaza está vinculada entre sí, el crimen organizado y el
terrorismo se unen para tener una mayor resiliencia en la “frontera extendida”. Combatir
los tráficos ilícitos será el mayor desafío para desarticular las redes terroristas, y por
ende, la mayor amenaza proveniente de este escenario de confrontación.
3.3. Los flujos migratorios.
Si la amenaza terrorista es evidente, el riesgo que supone la inmigración ilegal y el
tráfico de seres humanos continúa en aumento, ya que es en España, y sobre todo en
Italia7 (Signo 2014), donde acaban las rutas que provienen de los países de la “frontera
extendida”.
El fenómeno que ocurre en estos países, con una gran parte de su población joven y
que han fracasado en sus políticas de industrialización y desarrollo, conlleva a una
emigración forzada. Además, la situación que se vive actualmente en Libia, donde, a
diferencia del resto de países, no hay un control férreo de la inmigración ilegal por parte
del Estado, está agravando el problema humanitario.
La “frontera extendida” alberga tres de las rutas tradicionales8 de inmigración ilegal,
que tienen su origen en el sur de África y como último escalón el cruce marítimo a
7
Se cree que hay entre 300.000 y 600.000 inmigrantes esperando en Libia su oportunidad para cruzar el
Mar Mediterráneo.
8
La ruta de África Occidental ha sido tradicionalmente utilizada por ciudadanos de Mali, Mauritania y
Guinea Bissau, mientras que la del Mediterráneo Occidental es la elegida por la mayoría de marroquíes y
Europa (Gil 2011). Sólo la denominada ruta del Mediterráneo Occidental finaliza (en
una de sus variantes) en la frontera terrestre de Ceuta y Melilla, de especial importancia
para España, ya que se vienen registrando asaltos continuos de inmigrantes.
Figura 4: Mapa de rutas de flujos migratorios en África.
Fuente: Frontex9
El aumento de la frecuencia y el número de personas que intentan cruzar las vallas
fronterizas comienza a preocupar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Si
bien, la relación con Marruecos se ha incrementado con objeto de impedir nuevos
asaltos masivos; el flujo no cesa y en breve, se deberá considerar la aportación de todo
tipo de capacidades militares para reducir los intentos por entrar en el territorio
nacional. Además, se hace prioritario una estrategia de intervención indirecta de
inversiones económicas y colaboración con los países africanos de origen.
3.4. Potenciadores de las amenazas transnacionales.
3.4.1. Estados fallidos.
La expresión “Estado fallido” fue introducida por Steven R. Ratner y Gerald B.
Helman para quienes, la misma, se refiere a aquellos estados que no están en
condiciones de mantener la ley y el orden por la violencia existente y, por tanto, de
proveer a sus ciudadanos de los beneficios del Estado, por lo que necesitan ser ayudados
desde el exterior (Ratner y Helman 1992-93, 3-20).
Al mismo tiempo, estos autores distinguían, dentro de la categoría general, tres
grados o situaciones posibles: Estados fallidos, cuyas estructuras gubernamentales
argelinos. La ruta del Mediterráneo Central tiene su origen en el Golfo de Guinea y en el Cuerno de
África y como destino final Malta y las islas Pelágicas, principalmente Lampedusa.
9
Frontex es la Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de
los Estados miembros de la UE.
habrían sido sobrepasadas por las circunstancias (Somalia); estados en declive o en
proceso de descomposición, cuyo colapso no es inminente, pero puede ocurrir en poco
tiempo (Libia); y Estados recientemente independientes cuya viabilidad es difícil de
valorar (Sudán del Sur).
En este contexto, la “frontera extendida” incluye una serie de Estados, algunos de
ellos con evidentes síntomas de estar en una situación fallida en cuanto a
gobernabilidad. El concepto frontera, antes referencia del establecimiento de una
determinada soberanía, ha perdido su valor para detener, contener e incluso coordinar la
defensa contra las amenazas.
Un ejemplo de ello ha sido el conflicto libio, el cual ha servido de potenciador a los
grupos terroristas y de crimen organizado de la franja del Sahel. Libia tiene cuatro
problemas principales (Argumosa 2014).
- La proliferación de milicias armadas que vagan por el país, principalmente en la
región oriental, sin ningún control gubernamental, ocasionando todo tipo de atrocidades.
- La potencial división territorial del país, con el autoproclamado primer ministro
de Cirenaica, partidario de la independencia de dicha región oriental.
- El tráfico de armas hacia y desde Libia, dominado por agentes no estatales, y
favorecido por la porosidad de las fronteras.
- El control por parte de las milicias insurgentes de la mayor parte de los pozos de
petróleo junto con los puertos exportadores.
Estas causas ponen de manifiesto como Libia está a punto de convertirse en
un Estado fallido que puede producir una falla de seguridad estratégica entre
Egipto y Túnez, aparte de entre otros estados vecinos, que afectaría gravemente a la
estabilidad del Mediterráneo, de la Unión Europea y en consecuencia, de España.
3.4.2. Los desequilibrios demográficos.
La tendencia en los países del escenario considerado es que continúen con una tasa
de fecundidad por encima del nivel de reemplazo 10, que implica un crecimiento de la
población. Si además, la tasa de mortalidad cae y la esperanza de vida crece, el
crecimiento de la población puede ser explosivo.
Este fenómeno incrementará la urbanización, que será ayudada por un flujo
migratorio muy significativo desde las zonas rurales11.
Asimismo, se pasará de ser una sociedad rural y agrícola a ser una sociedad industrial
y urbana en menos de una generación. Cuando una sociedad predominantemente rural
10
Es la medida que indica si una población está reemplazándose a sí misma de forma efectiva o no. Este
fenómeno se produce cuando un contingente demográfico es capaz de reemplazar a todos sus miembros
mediante su crecimiento vegetativo, es decir, mediante el balance de nacimientos-fallecimientos. Por lo
general hace falta que cada mujer en edad fértil tenga entre 2,2 y 2,5 hijos para que dicho reemplazo
generacional se produzca.
11
Este proceso es debido a que las personas que tienden a abandonar el campo por la ciudad son los más
jóvenes, y en edad fecunda, dejando a sus padres atrás. Esto impide el aumento natural de la población
rural.
pasa a ser una sociedad urbana, se producen también cambios en las instituciones del
país12 (McNicoll 1984 y Lowry 1990).
En el caso de este escenario, la economía está pasando de ser eminentemente
agrícola a estar dominada por la industria y los servicios en unos países, o incluso en
otros, al tráfico ilegal (Bloom y Freeman 1986). En otras palabras, estos países no sólo
están experimentando una transición demográfica, sino que también se enfrentan a una
transición económica.
La historia muestra que las transiciones económicas, especialmente las marcadas por
la industrialización, están cargadas de un alto potencial para generar conflictos entre
ganadores y perdedores del nuevo orden social y económico (Goldstone 1986). En
algunos países la transición ha llevado incluso a la rebelión y a la guerra civil (Kuznets
1973).
Además, la escolarización, el desempleo y una urbanización rápida son los
ingredientes esenciales para el florecimiento del islamismo extremista (Fargues 1993,
15-17). Sin embargo, no son suficientes. Para que surja este fundamentalismo tiene que
estar presente también una coexistencia prolongada de generaciones subsiguientes,
provocada por un marcado declive en la mortalidad. Esto último, crea un choque intergeneracional, en el cual, por primera vez, a la generación más joven se le niega la
sucesión natural de sus padres al alcanzar la madurez.
La combinación de estos factores crea una generación de jóvenes frustrados, mejor
formados que sus padres, pero económicamente dependientes de ellos como
consecuencia de la precariedad económica que conlleva la vida en la ciudad. Esta
generación frustrada rechaza la ideología de sus padres y se refugia en el
fundamentalismo religioso.
En resumen, el desafío más importante al tratar de adaptar una sociedad a los efectos
de una transición demográfica y económica es absorber el crecimiento explosivo de la
población en edad activa, al cual deberán hacer frente en la región desde este mismo
momento.
3.4.3. El concepto de Estado y las fronteras porosas.
Buscando los antecedentes a la situación actual, la imagen siguiente refleja el
auténtico origen de gran parte de los males que aquejan a África. Al realizarse la
descolonización del continente a mediados del siglo XX, el concepto tradicional de
frontera entre Estados, basada, en términos generales, en accidentes geográficos, que
separaban entidades culturales y sociales homogéneas, no siempre se aplicó. De hecho,
se arrastra todavía, en una estrategia imitada por todas las potencias coloniales, se buscó
disminuir el poder de la etnia dominante en los distintos territorios apoyando a otra u
otras etnias, normalmente minoritaria y subyugada hasta entonces. Estas etnias
favorecidas proporcionaron las élites, formadas en la metrópoli, que heredaron el poder
tras el proceso revolucionario (Berenguer 2013, 115).
Se establecieron en muchos casos límites fronterizos entre etnias afines, dejando a
grupos con características físicas, culturales y sociales comunes, separados por estas
líneas de manera artificial.
Por tanto, las antiguas colonias africanas, al completarse el proceso descolonizador,
se convirtieron en varias docenas de países diferentes, con fronteras que en muchos
12
La rápida urbanización y la redistribución de la población hacia áreas urbanas, tiene consecuencias
económicas y políticas muy significativas para la sociedad.
casos no coinciden con la identidad social y cultural de sus poblaciones. En definitiva,
se puede decir que donde se observa un “línea” en el mapa, en la práctica no existen
auténticas fronteras en el sentido que se entiende este concepto.
Asimismo, desde que comenzaran las “independencias africanas” en el siglo pasado,
y a pesar de la conocida artificialidad y el origen colonial de las fronteras de sus países,
sólo se han producido dos actos de secesión con resultado de un país independiente13.
Mientras en Europa los estados han ido creciendo y entraron en conflicto por la
demarcación de sus límites, en África, fue la demarcación de las fronteras por las
potencias coloniales, lo que dictaminó la existencia de un estado moderno, tras lo cual,
éstos fueron gobernados mejor o peor.
En este contexto, no se observan insurgencias que luchen por demarcar nuevas
fronteras, pero en cambio, si insurgencias que marchan hacia la capital para hacerse con
el control del país14.
Figura 5: Mapa del África colonial.
Fuente: geografiahistoriasanmartin.blogspot.com
13
Eritrea se declaró independiente de Etiopía en 1993 y más recientemente, Sudán del Sur hizo lo mismo
de Sudán.
14
El hecho más reciente fue cuando los grupos terroristas en Malí quisieron tomar la capital Bamako en
enero de 2013, precipitando la Operación Serval. Otros ejemplos fueron, la guerrilla Museveni en Uganda
o los rebeldes del Frente Revolucionario Unido (RUF) en la guerra civil de Sierra Leona.
Por último, además de la concepción distinta de estado que poseen los países
africanos, donde no hay unas causas profundas históricas de reivindicación de fronteras;
existen otras dos razones que explican la ausencia de movimientos secesionistas.
Primero, la decisión de la Organización de la Unidad Africana de no permitir el
cambio de la fronteras existentes durante la descolonización, y de reconocer como jefe
del Estado a aquel que controlase la capital, una decisión que se explica precisamente
porque, dada la artificialidad de las fronteras, los líderes allí reunidos temían perder su
poder y encontrarse como “presidentes sin país” (Shauzeri 2010)15.
La segunda razón es que, dada la artificialidad y porosidad de muchas de las
fronteras del continente, su existencia es en cierto modo, relativamente irrelevante para
aquéllos que viven en su proximidad. Numerosos grupos étnicos y culturales se
extienden a través de fronteras, y antiguas rutas comerciales, las cuales atraviesan los
límites dibujados a principios del siglo XX.
De estos razonamientos se desprenden dos consecuencias negativas fundamentales.
Por un lado, la relativa porosidad de las fronteras africanas, y el hecho de que existen
numerosos movimientos de bienes y personas a través de ellas, implican la idoneidad de
este escenario para los tráficos ilícitos, especialmente el de la droga. Además, su
situación geográfica encarna el sueño de cualquier traficante, ya que presenta una
“encrucijada” entre tres continentes: Asia, América y Europa (IEEE 2013, 42) 16. Por
otro, se hace muy difícil la existencia de un sentimiento nacional entre la población, que
no siente la pertenencia a un país creado sobre estas bases artificiales.
4 LOS INTERESES EN LA “FRONTERA EXTENDIDA”.
Para las Fuerzas Armadas es fundamental conocer cuáles son las regiones que
pueden ser objeto de disputas por sus recursos, ya que en ellas es más probable que se
produzcan conflictos armados en las que se podrían ver implicadas. La definición de los
intereses nacionales es lo que da lugar al estudio de los riesgos y amenazas que habrá
que afrontar y, por tanto, a la configuración de los ejércitos (Gómez 2013, 118).
Las sanciones económicas o la inestabilidad política de algunos países condicionan
los precios de los hidrocarburos. Otros, como los ciberataques, el terrorismo y las
catástrofes ecológicas por los vertidos de petróleo, afectan también a su suministro. Sin
olvidar, los nuevos descubrimientos de yacimientos que acaparan los intereses de las
potencias para su explotación y por tanto su seguridad.
En este sentido, no existe ningún sistema de exportación o importación de petróleo o
gas que pueda considerarse seguro. Los fallos técnicos, los desastres naturales o los
sabotajes hacen que su suministro tenga que hacer frente a una serie de desafíos, tanto
de carácter técnico como de seguridad.
15
Un resultado de esto – apoyado también por las
Naciones Unidas – es el mantenimiento de Somalia
como un estado unitario, y el no reconocimiento de Somaliland y Puntland como países, pese a ser
territorios donde existe algo parecido a un estado viable.
16
En lo que concierne al tráfico de la cocaína, África subsahariana ocupa una situación ideal entre los
productores de América latina y los consumidores europeos. En lo que concierne a los opiáceos,
representa una escala entre Asia y América. En lo que concierne a la producción y al tráfico de cannabis,
sustancia más consumida en el continente africano, disfruta de un sitio particular para su cultivo.
En definitiva, la seguridad en el suministro energético se ha convertido en el siglo
XXI en una cuestión internacional de gran calado, debido a la incesante demanda de
energía y la dependencia de la mayoría de los países a estas materias primas. La
perspectiva de este mercado energético ha configurado un escenario en el cual es
necesario, no sólo fortalecer las fuentes de energía actuales, sino incrementar su
búsqueda y explotación (Carpintero 2010, 93-119).
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la industria de los hidrocarburos se
proyecta en un mercado globalizado, lo que afecta a una parte, afecta intrínsecamente al
todo. Y como una parte de ese todo, aparecen las Fuerzas Armadas, uno de los actores
garantes de la seguridad en su transporte y explotación, y donde se puede encontrar esta
misión como un cometido implícito dentro de la defensa de los intereses nacionales
(ESN 2013, 29)17.
Es por ello que, los riesgos derivados de las posibles interrupciones en el suministro;
las incertidumbres asociadas al acceso y distribución de los recursos energéticos a largo
plazo; o la participación en el juego geopolítico de actores no estatales, cuya estrategia
de violencia suponga una grave amenaza para los intereses de seguridad energética de
España, ponen en juego la intervención futura de nuestras Fuerzas Armadas y el
desarrollo de sus capacidades militares para afrontar las mismas bajo una estrategia
directa de intervención.
4.1. Los intereses nacionales.
4.1.1. El suministro energético.
España, se enfrenta a una situación de dependencia y vulnerabilidad energética; su
posición geoestratégica junto con su dependencia respecto de los combustibles fósiles,
que representan más del 80 por ciento del consumo de energía primaria, la sitúan
también cerca del 80 por ciento en dependencia energética exterior (Segoviano 2011,
15).
Para paliar estos efectos, en estos últimos años, se ha estado trabajando en varias
líneas de acción centradas en cinco grandes ejes estratégicos: diversificación del origen
de las importaciones; fomento de las interconexiones de gas y electricidad; impulso a
las medidas de ahorro y eficiencia energética; fomento de las energías renovables y por
último, el desarrollo de los recursos energéticos propios y aumento de capacidad de
almacenamiento de stocks (Segoviano 2011, 8).
Desarrollando este último punto, las explotaciones de gas “shale”18 en las cuencas
del norte de España o las futuras prospecciones frente a las costas de las Islas Canarias
17
Contempla como las Fuerzas Armadas son garantes de la seguridad de los intereses nacionales y en el
ámbito de actuación de la Seguridad energética se refleja como objetivo: “…garantizar la seguridad del
transporte…”, es decir, una de las formas implícitas de asegurar el transporte es mediante la disuasión y
defensa por parte de nuestras Fuerzas Armadas.
18
El shale gas (también conocido como gas de esquisto o gas pizarra) es sencillamente gas natural. Se
denomina gas no convencional no porque sea un hidrocarburo con características nuevas sino porque se
encuentra atrapado en formaciones rocosas y arcillosas de muy baja permeabilidad. Por lo tanto, para que
el shale gas aflore a la superficie se requieren técnicas no convencionales de extracción. De ahí el nombre
de gas no convencional
(Sánchez de Rojas 2013, 29)19, son un impulso para reducir la dependencia energética
del exterior y mejorar la situación económica nacional. El interés nacional por estas
plataformas, traerá consigo una presencia de las Fuerzas Armadas españolas en estos
escenarios, especialmente, frente a Canarias, donde Marruecos también ha comenzado
sus prospecciones.
Esta dependencia de las importaciones de gas y petróleo de los países de la “frontera
extendida” será uno de los motivos del aumento de interés por lo que suceda en la
región. En este contexto, hay que resaltar cómo las amenazas de los grupos terroristas y
de crimen organizado están afectando a los países productores:
- El escenario de coalescencia del yihadismo procedente del Sahel con el
movimiento Boko Haram y la reactivación de los ataques a instalaciones energéticas de
los grupos secesionistas del Delta del Níger, están planteando ciertas dudas sobre la
evolución de Nigeria y su producción de hidrocarburos.
- En los países del norte de África, las revueltas árabes y la caída de Gadafi
produjeron un aumento de precios, además, la inestabilidad se podría extender también
a Argelia (Dalil 2014), principal socio energético español.
- En Egipto, como resultado de la situación convulsa que vive el país, se suceden
los ataques contra el gaseoducto que transporta gas hacia Jordania y se podrían extender
al oleoducto SUMED, causando un mayor daño al comercio con los países europeos
(Olier 2013). Además, con respecto a los intereses españoles, continua parada la planta
de gas licuado de Repsol en Damietta.
- En el escenario somalí, la prevención de la piratería es fundamental para el
tránsito de buques gasistas y petroleros provenientes del Golfo Pérsico. Los éxitos
cosechados por la misión militar en la zona, sirven de ejemplo para extrapolar futuras
misiones de este tipo a otros lugares.
Estos ejemplos demuestran los numerosos intereses energéticos en juego,
considerando que el conjunto de países del Norte de África más Nigeria supuso en 2012
casi el 25 por ciento de las importaciones españolas de crudo, y más del 63 por ciento de
las de gas (Escribano 2012). Estos datos mantienen la tendencia según los gráficos
adjuntos, y se observa, por parte de España, una dependencia energética de países de la
“frontera extendida”, corroborando el interés por lo que aquí suceda.
Figura 6: Gráficas importaciones de gas y petróleo en España.
19
Las estimaciones hablan de una bolsa de mil millones de barriles, lo que supondría contar con una
fuente de hidrocarburos para los próximos 25 o 30 años, que podría abastecer entre el 11 y el 15 por
ciento del consumo de España.
Fuente: Elaboración propia. (CORES 2013, 14-18)
Por otro lado, los últimos acontecimientos en Rusia y las sanciones impuestas por la
anexión de la península de Crimea, han hecho recapacitar a la Unión Europea en su
política de diversificación del suministro energético (Serbeto 2014).
Para ello, España considerada una “isla energética” (Llarden 2008), donde no llega al
diez por ciento de interconexiones energéticas (actualmente un seis por ciento en
interconexión eléctrica), podría convertirse a largo plazo y con las inversiones
necesarias en exportador de gas (Sánchez de Rojas 2013, 24).
En este sentido, se continuaría importando gas argelino, pero para llevarlo hacia
Europa, y mientras tanto, desarrollar la infraestructura necesaria para la extracción del
gas “shale”, los primeros informes apuntan a que nuestro país tiene un potencial enorme
que permitiría convertirnos en productores y exportadores (González y Arrechederra
2013).
Sin embargo, para acometer esta quimera de producción y transporte se necesita
convencer a las autoridades europeas de invertir en este proyecto. Si se compara la
entrada de gas por gaseoducto a la Península Ibérica, se puede contrastar que no supone
ni un 10 por ciento de lo que entra a Europa de Rusia (Ruiz 2013), ante lo cual, este
proyecto es difícil que sea considerado por la Unión Europea y por tanto, sea acometido.
En definitiva, el gas y el petróleo son intereses vitales para la economía española, ya
que afectan a la balanza comercial, si se disminuyeran las importaciones aumentarían
las exportaciones, permitiendo de esta manera elevar el Producto Interior Bruto (PIB), y
mejorar de esta forma, la economía y presupuestos públicos.
Por tanto, es clave la seguridad en la “frontera extendida”, donde espacios marítimos
y terrestres no deben escapar al control de nuestras Fuerzas Armadas, pues de su
estabilidad dependerá el bienestar de los ciudadanos españoles.
4.1.2. Otros intereses comerciales. Los bancos pesqueros.
Los intereses comerciales de España en el mundo aumentan cada vez más; la crisis
económica ha traído la salida y búsqueda de negocio en el extranjero de las empresas
españolas. En este sentido, el auge en la expansión de pequeñas y medianas empresas en
la “frontera extendida” para invertir y vender comienza a ser una realidad (Blázquez
2013).
Un ejemplo es la pesca, que constituye uno de los sectores más desarrollados
actualmente, y donde muchos de los caladeros se encuentran dentro de los espacios de
confrontación considerados.
La necesaria protección de nuestros intereses pesqueros y de los miembros de las
tripulaciones españolas pone de manifiesto el uso de barcos de guerra, patrullando
cualquier escenario marítimo que pueda convertirse en inestable. Este ejemplo del
sector pesquero podría también extenderse a otros sectores de negocios dentro del
escenario terrestre.
Figura 7: Principales caladeros de la flota española.
Fuente: Anacob3.
Las inversiones en los países de la “frontera extendida” provocarán el movimiento de
personal nacional hacia la zona para la dirección y gestión de sus negocios. La
seguridad de nuestros conciudadanos en estos países africanos irá en aumento en los
próximos años. La inestabilidad repentina en alguno de estos Estados pudiera
desencadenar operaciones de evacuación de residentes; y en el caso de secuestrados
nacionales, la posibilidad de una intervención puntual de las Fuerzas Armadas españolas
para liberarlos.
La conducción de este tipo de operaciones hace necesario un punto de apoyo sobre el
terreno, desde el cual se tenga la suficiente logística y capacidad militar para llevarlas a
cabo, necesitando asimismo, una potente red de inteligencia en el lugar.
4.2. Los intereses de otros países.
Los intereses de posibles socios u otros países en la región deben ser conocidos para
desarrollar una estrategia de intervención en la “frontera extendida”.
En este sentido, China u otras potencias emergentes son un ejemplo de cómo están
llevando una aproximación indirecta, aunque con el objeto de conseguir los recursos
naturales de los países africanos. Por tanto, ¿es China una potencia neocolonial en
África? El objetivo continúa siendo el mismo: abastecerse de materias primas a un buen
precio y en gran cantidad, pero el modus operandi ha cambiado. Lo que actualmente
está ocurriendo entre China y África no es la explotación colonial del siglo XIX, sino
una forma de abastecerse a través de la cooperación bilateral. El gobierno chino recibe
materias primas por valor de miles de millones, pero a la vez realiza cuantiosas
inversiones y pone en marcha proyectos que ayuden al desarrollo de los países con los
que comercia. De esta forma China está financiando la construcción de autopistas,
centrales hidroeléctricas, viviendas sociales o aeropuertos (Pérez 2012). Es decir, este
neocolonialismo mediante el desarrollo mancomunado aumenta el bienestar de la
población, pero a la vez la esquilma de sus recursos. Sin embargo, esto no ha
conseguido reducir las amenazas mencionadas en este trabajo.
Figura 8: Inversiones de China en África desde 2010.
Fuente: Stratfor 2012.
Si bien, China parece centrada en los recursos energéticos e incluso en la importación
de alimentos. Hay otros actores que tienen más intereses en la región y que se detallan
en el cuadro adjunto, haciendo una posterior reseña a los mismos.
Figura 9: Cuadro de intereses de países en la “frontera extendida”.
*Datos obtenidos de: McKinsey´s Globe Growth Model: Stockholm International Peace Research
Institute.
Fuente: Elaboración propia.
Desde el punto de vista de la seguridad, la estrategia directa francesa parece que ha
reducido la amenaza, aunque el aumento de un mayor número de frentes (actualmente
República Centroafricana) limita su capacidad para cosechar más éxitos.
Por otro lado, EEUU y su Mando para África (AFRICOM), también desarrolla una
estrategia directa de intervención en su lucha contra el terrorismo, principal amenaza
que preocupa al resto de actores que tienen una relación directa (son vecinos próximos o
tienen numerosos intereses energéticos en el área).
EEUU está firmemente comprometido con la lucha contra el terrorismo. Ya poco
después del 11-S, en el marco de la “Guerra Global contra el Terrorismo”, inició una
estrecha cooperación con los gobiernos de la zona, instruyendo a personal de las
Fuerzas Armadas de Mauritania, Malí, Níger y Chad, en tácticas contraterroristas. En
2005 puso en marcha un ambicioso plan denominado Iniciativa Contraterrorista TransSahariana, a la que ha incorporado, además de los países mencionados, a Marruecos,
Argelia y Túnez (Carson 2013).
El objetivo es contrarrestar la influencia terrorista en la región y ayudar a sus
gobiernos a un mejor control del territorio, para impedir que se convierta en santuario
terrorista. Además de ayuda militar, el 40 por ciento del importante presupuesto
dedicado a esta iniciativa es destinado a ayuda al desarrollo y la gobernabilidad de estos
países, conociendo que si sólo se utilizara la presencia militar podría causar
precisamente un efecto contrario al deseado.
Sin embargo, el conocido giro norteamericano hacia Asia-Pacífico, ha dejado la
puerta abierta a la entrada de nuevos actores. En este sentido, Rusia manifestó en su
Concepto de Política Exterior que: “Rusia ampliará su interacción multifacética con
los Estados africanos de manera bilateral y un enfoque en la mejora del diálogo sobre
políticas y la promoción de beneficio mutuo, el comercio y la cooperación económica,
para facilitar la solución y la prevención de los conflictos regionales y situaciones de
crisis en África. Una parte importante de esta línea es el desarrollo de alianzas con la
Unión Africana y las organizaciones sub-regionales.” (Arkhangelskaya y Shubin 2012,
22).
Rusia será en el futuro un nuevo actor a considerar en la región, de hecho, ya ha
iniciado movimientos diplomáticos en Túnez, Argelia y Marruecos en busca de
estrechas relaciones, y a Egipto la está proveyendo de material militar en sustitución de
la ayuda americana, que estuvo parada casi un año desde el golpe militar de Al-Sisi y
que poco a poco se está desbloqueando (Rosas 2014).
Por último, como se observa en la tabla anterior, también los intereses ideológicos,
muchas veces unidos a los religiosos, tienen lugar en los países de la “frontera
extendida”. Turquía, Arabia Saudí y Catar mantienen un pulso por influir en muchos de
los países árabes de la región. Turquía buscando su “hegemonía” en el Mediterráneo
como país árabe de referencia, y Arabia Saudí y Catar desarrollando su particular
“guerra fría” en cualquier país con debilidades, pues su influencia económica, mediante
créditos para el desarrollo, y con ello, las asociaciones estratégicas, tendrán su
repercusión en el tablero de juego de la geopolítica mundial, no estando el escenario
considerado ajeno a ello.
En definitiva, la “frontera extendida”, es una zona de oportunidades para muchas de
las grandes potencias militares del globo. El interés por la seguridad de lo que allí
ocurra no sólo será vital para España sino también para otros actores.
5 CONCLUSIONES.
Una vez se ha identificado el escenario y analizado los principales factores; la base
de las decisiones políticas, para implicarse o no en el escenario propuesto,
corresponderá a la voluntad política del Gobierno de España, influenciado por la
sociedad y el panorama económico actual y futuro.
Figura 10: Factores de influencia, amenazas e intereses en la “frontera extendida”.
Fuente: Elaboración propia.
5.1. Una estrategia integral de intervención.
Bajo estos factores condicionantes, se hace prioritaria la creación de una estrategia
integral de intervención, donde las Fuerzas Armadas (FAS) estén incluidas y con un
órgano gubernamental capaz de planear, supervisar y evaluar los resultados, el cual se
financie a través de recursos tanto nacionales como europeos, y mantenga asociaciones
estratégicas con países con mismos intereses y capaces de contribuir a ello. En este
sentido, los países de la zona y las organizaciones regionales serán los actores claves en
esta búsqueda de unas relaciones más estrechas por parte de España.
Dentro de los países con similares intereses, aunque su número es limitado,
cuantitativamente se encuentran socios con los que España mantiene excelentes
relaciones (Estados Unidos, Francia, Reino Unido e Italia) y las dos organizaciones
(Unión Europea y OTAN) a las que se pertenece. Éstos serán los actores con los que
España deberá buscar una asociación mayor en la “frontera extendida” en lo referente a
intereses compartidos y capacidad para contribuir a ello. España puede llevar a cabo
acciones puntuales unilaterales, pero es más factible que busque el apoyo de estas
organizaciones y socios, y dentro del amparo de la legalidad internacional, para obtener
el inequívoco refrendo del Parlamento y de la sociedad española.
Sin embargo, la debilidad mostrada por el sistema regional de seguridad existente en
la “frontera extendida” para solucionar las amenazas transnacionales, debe también
obligar a España a mostrar un interés mayor por su participación y colaboración con las
organizaciones de la zona (Unión Africana, Comunidad Económica de Estados de
África Occidental,…), ya sea a través de acuerdos bilaterales con los países más
relevantes del escenario considerado (Argelia, Marruecos,…) o también, mediante la
Unión Europea y su Servicio de Acción Exterior, alineando de esta forma los intereses
europeos a los nacionales.
España no tiene una tradición de presencia en la zona y por tanto, la aproximación
deberá ser progresiva y pragmática hacia los posibles socios estratégicos, los cuales
también nos desconocen. Mientras esto sucede, los ámbitos de colaboración en los que
ya se trabaja, como la Iniciativa 5+5, y una proyección de la Diplomacia de Defensa o
la Cooperación Española deben servir de primeros cimientos para sentar las bases de
una futura estrategia de intervención.
Las grandes líneas de esta actuación de España en materia de paz y seguridad para la
“frontera extendida” son la gobernanza democrática, los mecanismos de prevención y
gestión de conflictos y reconstrucción postconflicto y, finalmente, la cooperación en la
lucha contra el crimen organizado, terrorismo, piratería, tráficos ilícitos y en Defensa.
España considera además que la capacitación nacional es básica para avanzar con
eficacia en el marco de la cooperación entre los Estados ribereños. En consecuencia, la
Reforma del Sector de Seguridad es una pieza esencial de su política de prevención de
conflictos violentos y de consolidación de la Paz (Hornero 2011, 6).
Sin embargo, este concepto de Seguridad Nacional y pragmatismo de intervenir, que
se irá imponiendo ante las amenazas y riesgos en la “frontera extendida”, no deben ser
solo una responsabilidad del Ministerio de Defensa. El futuro vendrá marcado por una
agenda de intereses donde todas las Administraciones del Estado tendrán cabida y las
necesarias estructuras que se creen contendrán personal de todos los campos y ramas de
la sociedad.
El Mando de Ciberdefensa puede servir de ejemplo a esa transformación adaptada a
las necesidades. Este enfoque integral, da un valor añadido a fomentar esta interrelación
entre todos los actores nacionales, para lograr alcanzar unos objetivos comunes dentro
de la Seguridad Nacional, y donde la participación de las Fuerzas Armadas es
primordial para llevarla a cabo, compartiendo gastos con otros ministerios implicados.
5.2. Dos aproximaciones para intervenir.
El futuro pasa por una estrategia militar orientada principalmente hacia estos
escenarios, y donde el tiempo para imponerla será largo. En esta estrategia, ante la
situación económica que vive España, una combinación de medidas “hard power” y
“soft power”20 (Nye 2003) parece la opción más viable; ambas solapadas en el tiempo y
necesaria la una de la otra, recordando que cualquier iniciativa de cooperación o incluso
ayuda humanitaria, pasa por la eliminación o neutralización de la amenaza.
20
“El ´soft power´ es la capacidad de obtener lo que se quiere seduciendo y persuadiendo a los demás
para que adopten nuestros objetivos. Se diferencia del ´hard power´, que es la capacidad de utilizar las
zanahorias y los garrotes de la potencia económica y militar para que los demás se plieguen a nuestra
voluntad. Ambos son importantes en la guerra contra el terrorismo, pero la atracción es mucho más barata
que la coacción y un activo que necesita ser alimentado”.
El terrorismo y crimen organizado cada vez más están incardinados en un solo actor,
al cual se debe hacer frente con estrategias directas e indirectas. Por un lado
combatiéndolo allá donde se encuentre, pues el no hacerlo supondría un avance del
mismo y por otro, desarticulando su red de financiación que le permita continuar con
sus actividades.
Asimismo, como se ha visto anteriormente, los potenciadores de amenazas sólo
parecen que puedan ser reducidos creando estabilidad en el territorio africano. Para ello,
las acciones en la Reforma del Sector de Seguridad en estos países y un aumento de la
credibilidad y adiestramiento de sus fuerzas militares y policiales son claves, en una
estrategia indirecta de no involucrar directamente a grandes contingentes de soldados y
medios militares.
En este sentido, son prioritarios el intercambio de información y el alcanzar acuerdos
en materia de seguridad. España ha comenzado firmando acuerdos de este tipo con
Mauritania (ABCb 2014), Senegal y Malí (Acuerdo West Sahel II), donde participará la
Guardia Civil con instructores sobre el terreno (Guardia Civil 2014). Este acuerdo de
formación y asistencia a las fuerzas de seguridad locales, sirve como ejemplo de una
estrategia indirecta en la “frontera extendida”, debiendo ser seguido por otros donde
participen las Fuerzas Armadas (El Mundo 2014).
La vulnerabilidad del sector energético, frente a la permanente amenaza que
representa la voluntad de acción terrorista de los grupos violentos contra
infraestructuras físicas y virtuales, constituye un auténtico desafío para las fuerzas de
seguridad del Estado, civiles y militares, enfrentadas al riesgo que supone una grave
interrupción en el suministro de los flujos energéticos. Por ello, será clave garantizar el
control, la estabilidad y la seguridad de las zonas de origen de los recursos energéticos,
y no solo por tierra, mar y aire: también en el ciberespacio, ya que hoy en día los
sistemas de suministro y distribución se configuran en red.
De este modo, las misiones del tipo Atalanta parecen efectivas para reducir la
amenaza en los mares, en este caso, una nueva misión en el Golfo de Guinea permitiría
además, hacer frente al tráfico ilegal de drogas, principal financiador de los grupos
terroristas asentados en la “frontera extendida”.
5.2.1. La aproximación indirecta.
La aproximación indirecta, en la cual se aplicarán muchas de las medidas “soft
power”, viene determinada, entre otras, por una narrativa desde todas las instituciones
gubernamentales hacia la población española, fundamentada en explicar una cultura de
seguridad en vez de defensa, y donde las FAS tengan nuevos roles que desempeñar
fuera de nuestras fronteras. Preservar la seguridad de nuestros ciudadanos en el
extranjero y de nuestros intereses deben ser también, las razones para explicar a la
sociedad la necesidad de unas FAS mejor dotadas presupuestariamente. Es decir, una
voluntad política proclive en aumentar la política exterior de España (Ley 2/2014) 21,
donde sociedad, medios de comunicación y FAS se den la mano para actuar.
Salvados los escollos políticos y económicos, se deben iniciar los acuerdos en
materia de cooperación y especialmente, en seguridad. Los sobrevuelos de aviones no
tripulados, el despliegue de nuestros militares para acciones de cooperación militar, la
venta del material militar necesario que potencien incluso nuestra industria, son
21
Artículo 8.1: “Las Fuerzas Armadas son un pilar básico en la Acción Exterior del Estado, garantizan la
seguridad y la defensa de España y promueven un entorno internacional de paz y seguridad.”
ejemplos todos ellos, que facilitaran el desarrollo del país receptor y permitirán incluso
a nuestras empresas, del sector seguridad o cualquier otro, asentarse también en estos
espacios.
Con respecto a los multiplicadores considerados en el estudio, las medidas políticas y
económicas serán claves para paliar sus efectos, aunque de poco servirán las ayudas sin
reformas estructurales para mejorar la gobernabilidad de los Estados (Valcárcel 2014)22.
5.2.2. La aproximación directa.
La aproximación directa pasa por las acciones militares tácticas23 siguientes:
- Acciones de guerra no regular, incluyendo contrainsurgencia (COIN), control de
zona, de estabilización, etc.
- Acciones de intervención limitada.
- Acciones de asistencia militar.
- Acciones de control del mar.
Estas acciones, al igual que en la estrategia indirecta, deberán llevar asociadas una
serie de capacidades militares necesarias, teniendo en cuenta que éstas vendrán
determinadas por los medios, infraestructura, recursos humanos, adiestramiento,
doctrina y organización. La compra de materiales, la construcción de instalaciones, la
aplicación de procedimientos o la modificación de organizaciones, contribuirán, entre
otras acciones, a alcanzar, mejorar o mantener las capacidades militares necesarias para
este escenario de confrontación.
En primer lugar, el ciclo de planeamiento de la defensa debe ser capaz de adaptarse
al entorno. Si el entorno actual está cambiando con mayor rapidez y dinamismo, se debe
acortar y flexibilizar este ciclo. El principal desafío es adelantarse a la situación,
detectar sus riesgos e identificar las posibles amenazas antes que se produzcan.
En segundo lugar, la adquisición o desarrollo de un amplio abanico de capacidades
militares que harán transformarse las FAS hacia una nueva estructura; éstas están siendo
impulsadas en el seno de nuestras FAS en mayor o menor medida, como son: la
proyección estratégica y sostenimiento logístico conjunto; la inteligencia y
reconocimiento junto con gestión de blancos y targeting; el apoyo a la acción de Estado;
la interoperabilidad; la vigilancia submarina y en superficie. Todas ellas, orientadas a
un terreno desértico o selvático, según el país donde se intervenga, y ante un enemigo
asimétrico, al cual será fundamental limitarle sus actividades de financiación para
reducir su capacidad de actuación.
Por último, parece obvio proponer una base avanzada en el terreno desde donde
llevar a cabo una mejor estrategia. Desde esta base logística avanzada, que serviría
como “portaaviones” en tierra firme, se debería proporcionar la capacidad de acción
exterior sobre el terreno. El número de medios y militares allí presentes tendrían la
capacidad de proyección inmediata a otro teatro de operaciones cercano, similar al
modelo actual francés.
Anteponerse hoy a los acontecimientos que ocurran en la “frontera extendida”, será
no tener que sobreponerse mañana a los mismos.
22
“Ahora habrá que ver cómo se aplica y se canalizan los 2.800 millones de euros comprometidos para el
período 2014-17. Todavía no se sabe bien cómo se gastaron los 14.000 millones de euros de ayudas al
desarrollo de la UE a la región entre 2007 y 2013 y cuál ha sido su impacto real.”
23
Denominación doctrinal PD1-001. Empleo de las Fuerzas Terrestres, p. 6-6.
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